LEY DE CAUSA Y EFECTO. Claves para usarla a tu favor El universo es un sistema perfecto gobernado por leyes universales inquebrantables que rigen su funcionamiento. El hecho de ignorar dichas leyes no te libra de estar bajo sus efectos de forma permanente. Por tanto, vale la pena hacer un esfuerzo para conocerlas mínimamente. La ley de causa y efecto es una de estas leyes universales, tal vez la más fundamental de todas. Por ese motivo, hoy quiero hablarte de ella. En este artículo entenderás su importancia y, tal vez, empezarás a ver y a vivir la vida desde otro punto de vista. La ley de causa y efecto siempre ha sido comprendida y aplicada por todos los grandes maestros y corrientes de pensamiento Hace varios siglos, Newton fundamentó las leyes de la física clásica. Entre ellas, se encontraba la ley de acción-reacción: “Toda acción, recibe una reacción opuesta y de igual magnitud”. Lógicamente, si le das un puñetazo a la pared, la pared impactará contra tu puño con la misma intensidad; y, probablemente, te harás daño. Éste es un ejemplo de la ley de causa y efecto aplicada al mundo físico tridimensional. Pero esto es sólo el principio. Algunas corrientes religioso-espirituales, como el budismo, utilizan el concepto de karma. La ley del karma afirma que las acciones de las personas acaban repercutiendo, tarde o temprano, en su propia vida. Si nuestras acciones son buenas, recibiremos consecuencias positivas; pero, si son malas, acabaremos recibiendo también nuestro merecido. La ley del karma no es más que una interpretación más espiritual y filosófica de la ley de causa y efecto. Además, esta ley va más allá de la vida física. El budismo, por ejemplo, afirma que las lecciones no aprendidas en esta vida deben ser reexperimentadas y superadas en la próxima. De hecho, existen varias disciplinas alternativas (o esotéricas, new age…) alineadas con esta ley y con la idea budista del karma. Tenemos la terapia regresiva, por ejemplo, que estudia y trata algunos problemas de nuestro presente que tienen origen en una vida pasada. O pensemos en las constelaciones familiares, una técnica que nos muestra cómo los traumas o conflictos familiares originados en una generación pueden, incluso, afectar a las generaciones siguientes. Puede que creas o no en estas corrientes terapéuticas, pues asumen principios espirituales como la vida después de la muerte y la reencarnación. En cualquier caso, son disciplinas que hacen una lectura metafísica y espiritual de la misma ley universal: la de causa y efecto. La ley de causa y efecto en el plano emocional, sentimental e interpersonal Pero aún hay más. La ley de causa y efecto es una ley universal y, como tal, es omnipresente; es decir, está en todas partes y se manifiesta en múltiples planos de la realidad, incluyendo el emocional, el sentimental y el interpersonal. De esta forma, el enfado, el resentimiento, el odio, la alegría, la cordialidad o el amor también se ven afectados por ella. ¿Te suenan frases como…? “No hay mejor forma de recibir amor que dándolo antes” o “la violencia genera violencia”. Efectivamente, si quieres empezar una discusión, sólo tienes que empezar a gritarle a alguien para obtener lo mismo. Y, si quieres empezar una pelea, o una guerra, sólo tienes que dar un puñetazo, o lanzar una bomba. De nuevo, se trata de la ley de causa y efecto; esta vez, aplicada a las relaciones humanas e interpersonales. Jesucristo, a través de la Biblia, acuñó frases y enseñanzas como: “No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti”. ¿Por qué? Entre otras cosas, porque acabarás recibiendo lo mismo. Al igual que Newton o Buda, Jesucristo también conocía y aplicaba la ley universal de causa y efecto. ‒Bueno, ¿y a mí que me importa todo esto? ‒te preguntarás. Cómo mejorar tu vida conociendo y aplicando la ley de causa y efecto Si te he pegado todo este rollo es porque, conociendo y aplicando esta ley de forma inteligente, puedes sacarle el máximo partido a tu día a día y mejorar tu vida. ¿Cómo? Muy fácil. Basta con asimilar lo anteriormente dicho y sacar algunas conclusiones prácticas. Por ejemplo, 1. Asume que no puedes librarte de la ley de causa y efecto Como dije antes, la ley de causa y efecto es omnipresente; está en todas partes y, por tanto, no puedes librarte de ella. Todo lo que haces o has hecho en el pasado repercute, ha repercutido o repercutirá en tu vida. ¿Obvio no crees? Si te has excedido tomando alcohol o tabaco a lo largo de tu vida, probablemente tu hígado estará afectado y tus pulmones ventilarán peor al estar llenos de alquitrán. Si eres una persona social que se ha relacionado muy bien con su entorno, es muy posible que, cuando tengas un problema, sepas a quién acudir para pedirle un favor y obtener ayuda. Si tienes un estilo de vida en el que has robado, agredido, extorsionado, defraudado, engañado, matado…y te mueves en ambientes afines a todo ello, probablemente seguirás experimentando agresión, engaño, violencia y muerte en tu presente y tu futuro; incluso si, en un momento dado, dejas esta forma de vida. Si has pasado años estudiando y practicando idiomas, cuando viajes al extranjero, podrás comunicarte en inglés, francés, alemán o cualquiera de las lenguas que domines. Si has dedicado tu vida a ayudar a los demás, a dar buenos consejos, a establecer relaciones cordiales y a ser justo y honesto con las personas que te rodean, entonces es más posible que recibas reconocimiento, cariño, amor por parte de ellas. Y también es más probable que construyas relaciones sanas y verdaderas con personas afines; tanto en tu presente como en tu futuro. 2. Ten presente esta ley y sé coherente con ella, vivirás la vida con ventaja En la vida, como en todo juego, conocer las reglas te da ventaja. Si conoces la ley de causa y efecto y la pones en práctica, serás mucho más eficaz a la hora de obtener los resultados que deseas en tu día a día. Si tienes en cuenta que uno recibe lo que da, que obtenemos las consecuencias de nuestros propios actos y que, por lo general, acabamos teniendo aquello que realmente merecemos; el siguiente paso lógico es preguntarse: “¿qué es lo que realmente quiero en mi vida?” Y entonces elige. Lo que sea. Lo que quieras. Pero se coherente con esta ley. Por consiguiente… Si quieres ser cirujano, o ingeniero, difícilmente vas a lograrlo si no estás dispuesto a hincar los codos de forma regular. Si quieres crear una empresa, necesitarás tomar riesgos y tener muchas ganas de trabajar duro. Si quieres que te traten con cariño y respeto, no menosprecies, maltrates, grites o agredas a las personas. Te irá mejor si te muestras amable, paciente, tierno y conciliador con ellas. Si quieres tener un cuerpo sano y fuerte que responda ante las exigencias de la vida, ingerir comida basura, excederte en el consumo de tabaco y alcohol o tener una vida sedentaria no es el mejor camino. ¿Obvio, verdad? Pues, hagas lo que hagas, piénsalo dos veces; porque muchas de las personas que conozco parecen no entenderlo. ¿Qué beneficios obtendrás? Cuando hayas comprendido la importancia de la ley causa efecto, asumas que no puedes liberarte de ella y actúes en consecuencia para conseguir aquello que desees, obtendrás múltiples beneficios. ¿Cuáles? 1. Vivirás un paso por delante y de forma alineada con tus propios objetivos Cuando tengas presente la ley de causa y efecto, vivirás un paso por delante; porque te acostumbrarás a pensar de forma anticipada a los efectos de cada causa y, por tanto, ajustarás tus actos para obtener lo que deseas. Ello implica un acto de reflexión y de planificación sobre tu vida que no todo el mundo es capaz de llevar a cabo. Como consecuencia, vivirás de forma alineada con tus propios objetivos. 2. Serás un protagonista activo de tu vida, en lugar de un observador pasivo Cuando integres la ley de causa y efecto plenamente en tu vida, serás consciente de que ésta no depende del azar, ni de la suerte, sino que depende de ti mismo. Muchas personas esperan que las cosas vayan bien por sí solas. Esperan mejoras y cambios de forma espontánea. Y, cuando ello no ocurre, acaban culpando de su fracaso al universo, a Dios, o a factores externos a sí mismas. La ley de causa y efecto te hace consciente de que tu vida depende de ti. Y sí, hay cosas que dependen de factores externos; pero no subestimes tu poder, tal y como hace la mayoría de personas. Muchas más cosas de las que crees dependen de ti. Tenlo en cuenta y conviértete en protagonista activo de tu vida en lugar de un observador pasivo, porque tu vida es responsabilidad tuya, y de nadie más. 3. Sabrás revertir aquello que no te conviene Como ya dije anteriormente, por la ley de causa y efecto, el amor genera amor, la violencia genera violencia; y toda causa, lógicamente, tiene su efecto. Cuando aprendas a ver la vida desde estos parámetros, sabrás analizar cualquier situación y revertirla cuando preveas que las cosas no van a producir los efectos deseados. ¿Algún ejemplo? Si sabes que tu pareja reacciona con ira frente a un reproche o a una crítica, aprenderás a tratarla con dulzura y asertividad cuando la situación lo requiera. Si has visto o te han demostrado que el trabajo duro es la clave para cumplir con éxito cualquier objetivo o proyecto, sabrás que ése es el camino a seguir cuando empieces tus estudios o fundes tu propia empresa. Si has comprobado que la falta de comunicación acaba por deteriorar las relaciones, sabrás en qué punto exacto tienes que reunirte con tu pareja, o con tus compañeros de trabajo, para hablar abiertamente de aquello que no está funcionando. Si sabes que la violencia genera violencia, tal vez empieces a gestionar los conflictos de otra forma. ¿Recuerdas qué líder espiritual afirmaba que ante una bofetada ponía la otra mejilla? Eso es dominar la ley de causa y efecto rompiendo el círculo vicioso de la violencia. No te digo que hagas lo mismo, pero tal vez empieces a priorizar el diálogo, el humor y la empatía frente a los gritos, las amenazas y la agresión. 4. Te darás cuenta de que cada día es una oportunidad para empezar de cero He dicho anteriormente que todo el mundo acaba recibiendo las consecuencias de sus propios actos. También he comentado que los actos de tu pasado condicionan tu presente y tu futuro. Y así es. Ello puede sumirte en el pesimismo. Y puede desanimarte, o hacer que te rindas si tu vida ha sido un desastre y un cúmulo de desgracias hasta el día de hoy. Nada más lejos de la realidad; porque todas las realidades y afirmaciones tienen siempre una doble lectura. Y porque todo inconveniente lleva siempre asociado una oportunidad. Y la ley de causa y efecto es una oportunidad constante. Puede que hayas actuado mal. Puede que durante toda la vida no hayas hecho más que calamidades. Y puede que tu futuro pinte negro por culpa de todo ello. ¿Y qué? Sólo tienes un único momento, sólo vives una sola realidad: la del presente. Y ahora mismo, mientras lees estas líneas, tienes frente a ti la oportunidad de cambiar tu vida. Porque todo efecto tiene una causa, incluyendo el hecho de estar leyendo estas palabras. Por tanto, este preciso momento es una oportunidad. La oportunidad de pensar, la oportunidad de empezar a hacer algo diferente, y la oportunidad de actuar en tu beneficio desde ya mismo. Aprovéchala. La ley de causa y efecto es una bendición que te permite hacer cada día algo excepcional. Es un milagro que hace que, mediante cada uno de tus actos, puedas hacer algo que mejore tu vida. Es la posibilidad constante de sembrar hoy mismo algo bueno que puedas recoger el día de mañana. La ley de causa y efecto te permite hacer cada día algo que mejore tu vida Click To Tweet También puede ser lo contrario, pero eres tú quien decide. Y sabes muy bien qué es lo que te conviene, especialmente si llevas haciendo las cosas “mal” desde hace tiempo. Así pues, ¿a qué esperas? Usa esta ley, ya que, quieras o no, está actuando en todo momento. Úsala para tu propio beneficio, úsala para mejorar tu vida. Y úsala también para mejorar el mundo y hacer felices a los demás. Ahora es el mejor momento. ##### Y, por hoy, creo que ya he hablado bastante. Ahora es tu turno…