Subido por eduard yens mosquera murillo

CARTA DE UN SOLDADO

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2 de mayo de 1918
Cariño mío
Ahora, si no hay problemas, vas a saber todo sobre lo que pasa aquí. Sé que te llevarás una
gran sorpresa cuando te llegue esta carta (espero que te llegue sin contratiempos). ¡Si alguna
autoridad la ve...! Claro, tú has supuesto bien dónde tendría mi primera experiencia en la línea.
Sí, fue en el saliente de Yprès... Oh!, el de aquella noche fue un encantador "bautizo de fuego".
Teníamos que excavar y temprano en la mañana comenzó el ametrallamiento. Oh Señor, si
alguna vez alguien tuvo miedo, absolutamente aterrorizado, a la muerte, ese alguien era el
muchacho que yo soy. Uno de mi sección se asustó al ver una granada caer a dos metros de
nuestra trinchera justo cuando alguien con instinto de líder iba hacia una cima; yo, sin
embargo, me quedé quieto como una roca: éramos doce hombres cuando entramos en
combate; salí con tres... Oh! Eso fue horrible.
Supongo que te gustará saber cómo está aquí el ánimo de los hombres. Bien, la verdad es que
(y como te dije antes, me fusilarán si alguien de importancia coge esta misiva) todo el mundo
está totalmente harto y a nadie le queda ya nada de lo que se conoce como patriotismo. A
nadie le importa un rábano si Alemania tendrá Alsacia, o si la tendrá Bélgica o Francia. Lo único
que cada uno quiere es acabar con esto e irse a casa. Ésta es honestamente la verdad, y
cualquiera que haya estado aquí en los últimos meses te dirá lo mismo. De hecho, y esto no es
una exageración, la mayor esperanza de la gran mayoría de los hombres es que los disturbios y
las protestas en casa obliguen al gobierno a acabar con esto como sea. Ahora ya sabes el
real estado de la situación.
Yo también puedo añadir que he perdido prácticamente todo el patriotismo que me quedaba,
sólo me queda pensar en los que estáis allí, en todos a los que amo y que confiáis en mí para
que haga el esfuerzo que sea necesario para vuestra seguridad y vuestra libertad. Esto es lo
único que me mantiene y me da fuerzas para soportarlo todo. En cuanto a la religión, que Dios
me perdone, no ocupa ni uno entre un millón de todos los pensamientos que cada
hora inundan la mente de los hombres.
Dios te bendiga, cariño, y a todos los que amo y me aman, porque sin su amor y confianza,
desfallecería y fracasaría. Pero no te preocupes corazón mío porque seguiré hasta el final, así
este sea amargo o dulce, con el amor siempre como mi primer pensamiento y cuidado, mi guía
inspiradora y mi aliciente.
Au revoir mi amor, y que Dios te mantenga segura hasta que amaine la tormenta, con el amor
más profundo de todo mi corazón. Tu amor,
Laurie
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