Patologías de la Evaluación. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. Sólo se evalúa al alumno. Se evalúan solamente los resultados. Se evalúan sólo los conocimientos. Sólo se evalúan los resultados directos preestablecidos. Se evalúan los efectos observables. Se evalúa principalmente la vertiente negativa. Solo se evalúa a las personas. Se evalúa descontextualizadamente. Se evalúa cuantitativamente. Se utilizan instrumentos inadecuados. Se evalúa de forma incoherente con el proceso de enseñanza-aprendizaje. Se evalúa competitivamente. No se evalúa estereotipadamente. No se evalúa éticamente. Se evalúa para controlar. Se evalúa para conservar. Se evalúa unidireccionalmente. No se evalúa desde afuera. No se hace autoevaluación. Se evalúa distemporalmente. No se hace meta evaluación. Otras Patologías. 1. No se hace paraevaluación. 2. No se aclaran las condiciones de evaluación. Sólo se evalúa al alumno. En este sentido sí es protagonista el alumno. Se le examina siguiendo una temporalización determinada. Se le dan los resultados, prácticamente inapelables y, en general, se le considera único responsable de los mismos. se persiste en la idea que el resultado es producto de su capacidad o su falta de esfuerzo, si fracasa sólo él deberá cambiar. Se le compara con otros , sin saber si se evalúan sus capacidades. Se dejan fuera muchos responsables del proceso Tratamiento Aplicar permanentemente la DIVERSIDAD evaluativa, asumiendo posturas convocantes y democráticas. /*******************************************************************************/ Se evalúan solamente los resultados. Los resultados han de ser tenidos en cuenta dentro del proceso evaluador. Pero no solamente los resultados. Los presupuestos de los que se parte, las condiciones que se tienen, las estrategias que se ponen en marcha, los procesos que se desencadenan, los ritmos de consecución, la proporción rendimiento/esfuerzo..., son también elementos que deben evaluarse. Una evaluación que analiza sólo resultados va acompañada de imprecisión, imparcialidad y malversaciones. Tratamiento Es necesario también tomar en cuenta el cómo, a qué precio, con qué ritmo, con qué medios, con cuántos esfuerzos, a qué costa, para qué fines. Se evalúan sólo los conocimientos. No se puede rechazar el aprendizaje de conocimientos porque son necesarios para articular el pensamiento, para adaptarse a la realidad y poder manejarla. Sin embargo existe otra serie de pretendidos logros que no se contemplan en el proceso evaluador: actitudes, destrezas y valores, que constituyen aspectos educativos relevantes. Tratamiento Evaluar actitudes, destrezas y valores Sólo se evalúan los resultados directos preestablecidos. La puesta en marcha de muchos proyectos curriculares que siguen un criterio de encadenamiento lineal (objetivos propuestos-contenidos-métodos-evaluación de objetivos propuestos) no tiene en cuenta la evaluación de aquellos efectos laterales, secundarios, imprevistos. Tratamiento La evaluación debe tener en cuenta tanto los resultados que se buscaban como los que se hayan provocado a lo largo del desarrollo curricular. Se evalúan los efectos observables. Se podría objetar que no es posible evaluar los efectos no observables. No es así. Lo no observable no es equivalente a lo no existente. Ni a lo no relevante. Ni, por supuesto, a lo no evaluable. Al menos, desde una concepción del proceso evaluador que pretenda profundizar en la entraña educativa. Tratamiento El uso de técnicas de exploración adecuadas para llegar a descubrir e interpretar lo oculto del currículo y de sus resultados. Se evalúa principalmente la vertiente negativa. La práctica evaluativa del docente está marcada por las correcciones. Esto supone un desequilibrio de perspectiva que lleva a los responsables de la evaluación a describir problemas y deficiencias, más que a resaltar valores y logros. Tratamiento Mirar más los aciertos que los errores, más valores y logros que problemas y deficiencias. Tener presente el fin supremo de la evaluación: Mejorar el hecho evaluado. Solo se evalúa a las personas. Es un error someter a los alumnos, profesores o coordinadores a una evaluación que tenga carácter conclusivo, sin tener en cuenta las condiciones, los medios, los tiempos, los contextos, pues no sólo los individuos son los responsables de un proceso o un resultado. Tratamiento Se debe evaluar también los medios con se cuenta, las condiciones de trabajo, los márgenes de autonomía real que se tiene, los instrumentos, las circunstancias de aplicación. Se evalúa descontextualizadamente. Pretender dar significado a la actuación de un alumno desde la óptica y el código del evaluador, prescindiendo de las claves de interpretación del contexto, es vaciar de contenido la realidad Tratamiento Se deben establecer los criterios respetando la realidad, los fenómenos complejos y la dinámica de integrar todo , sólo así los resultados tendrán auténtico significado. Se evalúa cuantitativamente. Se nos ha programado para pensar que una nota alta o baja es un indicador claro , de cuánto ha progresado el alumno, pero deja fuera varios aspectos . Tratamiento Se debe considerar cómo aprende el alumno, cómo relaciona lo aprendido, para qué le sirve, cómo integra los nuevos conocimientos a los ya asimilados, cómo es su actitud hacia el aprendizaje, etc. Se utilizan instrumentos inadecuados. Un instrumento de valoración con la pretensión de ser objetivo generalmente está cargado de subjetividad y arbitrariedad. Los instrumentos en curso para realizar evaluaciones son casi en su totalidad estáticos, cuantificadores y descontextualizados. Tratamiento Los instrumentos deben recoger información como: ¿Lo que aparece en el currículo como contenido es realmente importante?, ¿Lo que ha seleccionado el profesor para el examen es significativo?, ¿Lo que pregunta el profesor es realmente lo que quiere saber si el alumno aprendió?, ¿ Lo que interpreta el profesor es lo que el alumno realmente ha expresado? Se evalúa de forma incoherente con el proceso de enseñanzaaprendizaje La incoherencia se establece cuando se quiere realizar un aprendizaje por comprensión y se realiza luego una prueba de carácter memorístico, rígido y repetitivo. Tratamiento Se recomienda: Asumir la evaluación como proceso científico, buscando la coherencia teórico – práctica, Identificar los ritmos y estilos de aprendizaje de los estudiantes. Se evalúa competitivamente. La evaluación habitual del alumno parece cobrar sentido en la comparación y la competencia, la valoración cuantitativa es propensa a la comparación. Tratamiento No desviar la atención del auténtico proceso del aprendizaje y de la Pedagogía que consiste en la Formación Integral del estudiante para vincularse exitosamente con la sociedad. No se evalúa estereotipadamente. Los profesores repiten una y otra vez sus esquemas de evaluación. Cada año los alumnos se preocupan de saber cuál es la costumbre evaluadora del profesor. De forma casi automática, el profesor repite sus fórmulas. Ni siquiera negocia con los alumnos el planteamiento habitualmente practicado. Tratamiento Se recomienda: Someter a evaluación el sistema evaluativo empleado. Negociar con los estudiantes los mecanismos de evaluación. Analizar permanentemente la actividad desempeñada. Se evalúa para controlar. La evaluación en educación, paradójicamente, no suele ser educativa. No repercute en la mejora del proceso. La evaluación se cierra sobre sí misma, constituye un punto final. Tratamiento Renunciar al carácter sancionador de la evaluación. No confundir control con evaluación. Explicar a los estudiantes de donde proceden sus calificativos. Planificar nuevos procesos en función de aquello que es considerado como acierto o fracaso. Se evalúa para conservar. La utilización de la misma para justificar el statu quo del profesor, de la dirección del Centro, de la Administración Escolar. Si los malos resultados o el mal funcionamiento del proceso se pueden atribuir libremente (arbitrariamente) a quien se quiera con la apariencia de la objetividad, del rigor científico y del argumento de autoridad del que maneja la evaluación, el «interesado en no cambiar» que, a la postre, tiene en su poder la interpretación de la evaluación, podrá mantener tranquilamente los mismos planteamientos. Tratamiento La evaluación debe impulsar el cambio, y no justificar el statu quo del profesor. Se recomienda. Abandonarla rutina evaluadora. Romper viejos esquemas. Tomar decisiones de cambio / mejora. Se evalúa para controlar. La evaluación en educación, paradójicamente, no suele ser educativa. No repercute en la mejora del proceso. La evaluación se cierra sobre sí misma, constituye un punto final. Tratamiento Renunciar al carácter sancionador de la evaluación. No confundir control con evaluación. Explicar a los estudiantes de donde proceden sus calificativos. Planificar nuevos procesos en función de aquello que es considerado como acierto o fracaso. Se evalúa unidireccionalmente. La evaluación tiene sentido «descendente». El Ministerio «evalúa» a inspectores, los inspectores «evalúan» a los directores escolares, los directores «evalúan» a los profesores, los profesores «evalúan» a los alumnos. Si bien es cierto, que en la parte más baja es donde más se nota el peso de esa función. Tratamiento se recomienda: Asumir un modelo de evaluación democrática. Vivir los acontecimientos y conocer la diversidad de interpretaciones. La evaluación es “descendente”, cuando debería ser ascendente y horizontal. No se evalúa desde afuera. El evaluador externo goza de un punto de vista privilegiado, en cuanto tiene: Una distancia afectiva de la dinámica y del resultado, unos criterios de independencia respecto al resultado, unos puntos de referencia más amplios y complejos y una mayor disponibilidad en el tiempo y la dedicación. Tratamiento Abrir los horizontes o fronteras de la evaluación externa. No se hace autoevaluación. La autoevaluación es un proceso de autocrítica que genera unos hábitos enriquecedores de reflexión sobre la propia realidad. Dice Popper que realizamos más progresos al reflexionar sobre nuestros errores que al descansar en nuestras virtudes. Tratamiento Asumir la autoevaluación como proceso autocrítico, por cuanto las reticencias, miedos y conflictos que puede provocar una evaluación externa/impuesta, desaparecen ipso facto con la autoevaluación Se evalúa distemporalmente. Cuando se habla de «evaluación continua» se quiere decir algo que casi nunca se hace. Más bien, ha tenido el efecto contrario como apuntábamos anteriormente. El deseo de eliminar una mala forma de evaluar (anecdótica, memorística, superficial...) llevó a multiplicar las veces en que esto se hacía. Porque el núcleo del concepto está más en el cómo que en el cuándo, más en el fondo que en la forma. El concepto exigía una actitud distinta, unos métodos diferentes, un enfoque Tratamiento nuevo. Realizar una buena evaluación sincrónica respecto al proceso del aprendizaje. Realizar una evaluación diacrónica, a través del tiempo con perspectiva temporal que ofrezca nuevos elementos de referencia No se hace meta evaluación. Es decir no se somete a evaluación la propia evaluación. El proceso de evaluación es tan complejo que ha de ser necesariamente evaluado para poder atribuirle un valor. Tratamiento Se recomienda: Evaluar la evaluación para poder atribuirle un valor real por el rigor que este proceso implica y tomar decisiones eficaces.