EL NARCISISMO Diapositiva N° 1 Podemos concebir al narcisismo no solo como un trastorno psicológico, sino también cultural. En el plano individual, denota un trastorno de la personalidad caracterizado por una dedicación desmesurada a la imagen en detrimento del yo. A los narcisistas les preocupa más su apariencia que sus sentimientos. Al actuar con frialdad tienden a ser seductores y manipuladores, luchan por conseguir poder y control. Desde el punto de vista cultural se puede entender como una pérdida de valores humanos. Una sociedad que sacrifica su medio natural para obtener dinero y poder, no tienen sensibilidad para las necesidades humanas. Cuando la riqueza material está por encima de la humana, la notoriedad despierta más admiración que la dignidad y el éxito es más importante que el respeto a uno mismo. La propia cultura está sobrevalorando la imagen. Pero, al fin y al cabo, ¿no estamos todos preocupados por nuestra imagen y no invertimos todos un mucho de energía en tratar de mejorarla?, muchos gastan una considerable cantidad de tiempo y dinero en seleccionar ropa que contribuirá a crear la imagen que queremos proyectar de nosotros. Estamos convencidos de que la apariencia es importante, y a menudo vamos muy lejos con tal de ofrecer un aspecto favorable. Deseamos parecer más jóvenes, más guapos, más viriles, más elegantes, etc. Algunas personas inclusive recurren a la cirugía plástica para tales fines. Entonces ¿somos todos unos narcisistas? ¿Acaso el narcisismo es un aspecto normal de la personalidad humana? Yo creo que no, hay una distinción entre la sana preocupación por el aspecto físico, basado en un sentido del yo, y el desplazamiento de la identidad de ese yo hasta la imagen, que es característico del narcisista. Esta visión coincide con el mito clásico de Narciso. Diapositiva N° 2 I. DESARROLLO HISTÓRICO DEL CONCEPTO NARCISISMO: Dinámica del narciso En la tradición griega, se llamaba narcisismo al amor a sí mismo. La leyenda y el personaje de Narciso se hicieron célebres gracias al libro tercero de las Metamorfosis de Ovidio. Narciso era tespio, hijo de la ninfa azul Liríope, a la que el dios fluvial Cefiso había envuelto una vez con los remolinos de sus corrientes y luego violado. El vidente Tiresias le dijo a Liríope, la primera persona que le consulto: “Narciso podrá vivir muchos años a condición que nunca se conozca a sí mismo”. Cualquiera podría haberse enamorado justificadamente de Narciso, incluso cuando era niño. Con dieciséis años su camino se encontraba sembrado de amantes de ambos sexos cruelmente rechazados; tal era el obstinado orgullo que sentía de su propia belleza. Entre los amantes estaba la ninfa Eco, que ya no podía hacer uso de su voz excepto para repetir tontamente los gritos de otros, un castigo por haber estado entreteniendo a Hera con largos relatos mientras las concubinas de Zeus, las ninfas de la montaña, eludían su mirada celosa y conseguían huir. Una hermosura así, ya sea en un hombre o en una mujer, a menudo tiene más de maldición que de bendición. Uno de los peligros es que la persona sea consciente de su belleza y se le suba a la cabeza, con lo que acabe convertida en un egotista. Otra posibilidad es que esa belleza haga surgir en otras personas violentas pasiones movidas por el deseo y la envidia, y acabe todo en tragedia. La historia y ficción relatan muchos casos de finales desgraciados para las vidas de gente hermosa. La historia de Cleopatra es una de las más conocidas. Diapositiva N° 3 Havelock Ellis usa el término “narcisismo” en 1892 por primera vez en un estudio psicológico sobre el autoerotismo, describiendo la raíz mitológica y literaria del mito de Narciso, y extendía el término narcisismo al comportamiento no manifiestamente sexual. Freud en una nota de sus Tres ensayos de la teoría sexual agregado en 1920 dice que se equivocó al afirmar en Introducción al narcisismo que el término “narcisismo” fue introducido por Näcke, y que debería haberlo atribuido a Havelock Ellis. Sin embargo en mismo Ellis escribió posteriormente en 1927, un breve artículo donde corrigió la corrección de Freud y sostuve que, en verdad, la prioridad debía dividirse entre él y Näcke, explicando que el término fue usado por él como descripción de una actitud psicológica, y que Näcke lo introdujo para describir una perversión sexual. En 1911 Otto Rank presenta el primer escrito dedicado específicamente al narcisismo asociándolo a fenómenos no sexuales como la vanidad y la auto admiración: “amar el propio cuerpo es un importante factor de la vanidad femenina” (donde se puede interpretar que Rank está anticipando en muchos años, el concepto de “narcisismo sano” de Kohut), y entrevé por primera vez una posible naturaleza defensiva del narcisismo, como en el caso de aquella mujer que “se refugia en el amor de sí misma herida por un hombre malo y con incapacidad de amar” (ejemplo en el cual ya se observa el “retiro narcisístico” frente a la herida objetal, osea el desenlace del encierro en sí mismo debido a la frustración en la relación interpersonal, temática que será retomada y teorizada por Freud). 1914, Introducción del narcisismo, en esta obra Freud dio categoría oficial al concepto del narcisismo en el psicoanálisis. La idea del narcisismo como fase evolutiva al tratar de explicar la esquizofrenia aplicando la teoría de la libido. Compara los parafrénicos a los neuróticos y observa que ambos pierden su relación con la realidad. Pero mientras en los histéricos se conserva el vínculo erótico con los objetos en la fantasía, los parafrénicos parecen haber retirado su libido del mundo exterior sin realizar sustitución alguna. El destino de esta libido sustraída lo constituye el yo, surgiendo de este modo un estado narcisista, se genera así las manías de grandeza. La pauta de una conducta neurótica en un momento determinado refleja la influencia de fuerzas culturales en acción. Por ejemplo, durante el período victoriano, el tipo de neurosis más frecuente era la histeria. La reacción histérica es el resultado de condenar la excitación sexual. Si las fuerzas represivas mantienen su dominio e impiden la expresión de cualquier sentimiento, lo más probable es que la persona en lugar de llorar o gritar se desmaye, como les sucedía a muchas mujeres de la época victoriana ante cualquier manifestación pública de sexualidad. Fue a través de su trabajo con pacientes histéricas como Sigmund Freud empezó a desarrollar el psicoanálisis y sus teorías sobre la neurosis. Con todo, es importante no perder de vista el marco social de la época en que él inició sus observaciones. La cultura victoriana se caracterizaba por una rígida estructura de clases. La moral sexual y la mojigatería eran las normas establecidas; y la represión y la conformidad, las actitudes aceptadas. La manera de hablar y vestir era cuidadosamente controlada y vigilada, especialmente en el seno de la sociedad burguesa. Las mujeres llevaban corsés apretados y los hombres cuellos duros. El respeto a la autoridad era lo que exigía el orden establecido. Todo ello tuvo como efecto que se desarrollase en muchas personas un superego estricto y severo, que limitó la expresión sexual y creó ansiedad e intensos sentimientos de culpa acerca de la sexualidad. Actualmente el contexto cultura ha dado un giro de 180 grados. Nuestra sociedad se caracteriza por una crisis de autoridad fuera y dentro del hogar. Las costumbres sexuales parecen mucho más relajadas. La mojigatería ha sido reemplazada por el exhibicionismo y la pornografía. Hoy en día hay muchas menos personas que sufren de ansiedad o se sienten culpables por cuestiones que tienen que ver con el sexo. En su lugar, mucha gente se queja de impotencia, de temores o de insatisfacción en la esfera de lo sexual. Los narcisistas no sufren a causa de un superego severo y estricto. Faltos de un sentido de los límites tienen a exteriorizar sus impulsos. No solo en el comportamiento se ve el contraste histérico y narcisista, ocurre algo similar respecto a los sentimientos. A menudo se describe a los histéricos como personas hipersensibles, que exageran sus sentimientos. En cambio, los narcisistas los minimizan; su objetivo es ser fríos. En la histeria se da un temor más o menos consciente a que se desborden los sentimientos, en cambio en los narcisistas este miedo es mucho más inconsciente. Diapositiva N° 4 El narcisismo y Freud El narcisismo es una fase de la maduración del yo según Freud, que consiste en que el niño ya reconoce a la madre, pero no la siente como algo separado de él mismo, sino como una prolongación suya y para superar esta etapa el niño no tiene más remedio que aceptar la ansiedad de separación, es decir cuando la madre no está que pasa, tiene que haber algo que permita introyectar está tranquilidad como la presencia misma. Cuando el niño reconoce que la madre es algo separado de sí mismo y se supera la ansiedad de separación se establecen las relaciones objetales y entonces el niño de alguna manera tiene que construir un vínculo con esa madre que ya no está, y ese vínculo se llama amor. Amor, ¿Qué es el amor? El amor es una herida del narcisista, por eso cupido va con un arco y con una flecha, y te hiere a la distancia. ¿Por qué? Porque el amor supone haber asumido que uno no es Dios, y haber asumido de alguna manera que tienen que perder algo de aquí para ganar algo de allá. Diapositiva N° 5 Narcisismo: orgullo y envidia “El que ama se vuelve humilde. Aquellos que amor tienen, por así decirlo, empeñaron una parte de su narcisismo”. (Sigmund Freud) De la frase de Freud ya podemos deducir que amor y narcisismo son conceptos apuestos: el amor (hacia otros) socava el amor propio por así decir. En efecto el amor nos vincula con el otro, algo que tiene sus riesgos, mientras que el narcisismo es un repliegue sobre nosotros mismos. Los narcisistas no pueden amar, el amor no les interesa, más que eso: han renegado del amor. Pero el narcisismo tiene otros efectos secundarios y que dependen de la grandiosidad del Yo narcisista. Uno de ellos es la envidia. Usualmente solemos pensar que la envidia es un sentimiento que afecta sobre todo a los deprivados de afecto. Identificamos la deprivación afectiva con la comprensión de la envidia. La envidia es un sentimiento muy complejo y mal comprendido, se trata de algo retorcido y que afecto tanto al envidioso como al envidiado. La primera confusión procede del hecho de confundir la envidia con codicia. El codicioso anhela lo que el otro posee y trata de robárselo para apropiárselo. Tanto la codicia como la envidia son comparativas, es decir necesitan un principio de realidad que dirija el deseo hacia aquello que no tenemos o que tememos perder. Efectivamente la envidia afecta sobre todo a los narcisistas, a los egocéntricos, a los orgullosos o a los soberbios. ¿Cómo es posible que algunas personas que parecen que vayan “sobrados” sean a la vez tan envidiosas? Lo cierto es que todos tenemos ejemplos en nuestro entorno para ponerles cara a este tipo de personas que combinan el orgullo con la envidia. Veamos el caso de Caín ¿De qué tiene envidia Caín? Caín mato a Abel por envidia, porque aun siendo Caín el primogénito y el que heredaría la autoridad de ser la cabeza de familia junto con el legado patrimonial… llevaba realmente mal que el padre tuviera predilección por su hermano, por Abel. Y la envidia, a veces, más que una carencia o falta sufrida por algo que no se tiene y que conocemos como codicia, contiene otros elementos más subterráneos y quizás más poderosos como influencias que empujan mucho más que esa carencia o falta observada. Y estos elementos bien pudieran ser la soberbia y la codicia, pues el orgullo del que se estima grandioso, que lo quiere todo para sí, llega a desear incluso lo que no tiene o concibe como estimable o apreciable, y de esa soberbia nace la envidia, la acaparación, el goce de sustraerle a ese otro que sí sabe apreciarlo, sólo por el goce de arrebatárselo para seguramente repudiarlo y despreciarlo una vez obtenido. Es el goce en el robo, en la sustracción, y ojo, en un robo con violencia, y cuando no se puede robar el cariño, se quita del horizonte al sujeto que era ese objeto de predilección, y el hecho está consumado. Dicho de otro modo: la envidia de Caín se parece mucho a la codicia, puesto que en ella puede observarse una carencia: el amor del padre se ha decantado definitivamente por Abel. Caín odia y mata a Abel precisamente por esta razón: cambia muerte por un cariño, el del padre al que no puede acceder. Una envidia que tan importante papel desempeña en algunas cosmogonías y mitologías, incluidas las de la tradición judeo-cristiana: por envidia, nacida de la soberbia (de quien a menudo es hermana), se rebela Lucifer contra Dios, deseando, no ya equipararse a él, sino suplantarlo (no se debe hacer mucho caso de quienes afirman que el pecado del Diablo fue de lujuria, al sentir deseo carnal de las hijas de los hombres, porque no hay que pensar que un ángel incorpóreo pueda experimentar deseos corporales, y, sobre todo, porque cuando se consumó la desgracia del ángel caído todavía no había hombres que tuviesen hijas). Y por envidia (nos enseña el Catecismo) tentó (bajo la forma de serpiente, animal asociado desde entonces a este vicio) a Eva, introduciendo, así –eso se nos dice–, la muerte en el mundo. De modo que no es extraño que la envidia fuese considerada por San Agustín como el «pecado diabólico por excelencia». Y también por envidia se consumó el primer homicidio de la especie humana; sí, mas también por celos (en los que aquélla nunca falta): porque la verdad es que Caín debía de estar un poco harto de que Dios no tuviese ojos más que para Abel, pareciéndole sólo excelentes las ofrendas de éste y desdeñando a cada paso las suyas. Diapositiva N° 6 La envidia pasa San Agustín La “superbia”, la “arrogantia” tiene su consecuencia en la “invidia”, que es la aniquilación de los éxitos y alegrías de los demás, eran casi sinónimos en la antigüedad, y se oponían a su antídoto la “humilitate”, que no implicaba la anulación de la propia personalidad, sino respeto por la ajena. En absoluto la envidia es hija del fracaso o deficiencia, de un sentimiento carencial, sino todo lo contrario, de ahí que sea tan difícil identificarla, tanto en uno mismo como en el prójimo. La envidia parte de la excelencia, de un elevado estatus (intelectual, social) cuya exclusividad el envidioso está dispuesto a sostener a casi cualquier precio, porque en ella radica su esencia, su ego, el origen inconfesable de su oscura felicidad. Sin tener esto presente es imposible acercarse al retorcido sentimiento de la envidia. El envidioso no está contento con lo que tiene, que es mucho o bastante, quiere que el otro no tenga, eso forma parte de su placer. En cierto modo el envidioso es un sádico al que le divierte ser envidiado. Lo que resulta abominable, y no estamos hablando de un simple pecado de catálogo moralista cristiano, es interponerse, actuar para mantener forzadamente en la perpetua tiniebla a todos para así aumentar nuestro brillo, no querer el progreso ajeno porque atenuaría nuestra luz. El afortunado envidioso siente alegría por la desgracia ajena, o lo que es lo mismo, tristeza por la alegría de otros, por su progreso, por la simple razón de que disminuye su gloria y excelencia al acortar la distancia que los separa de él. Era este el parecer de San Agustín, que sabía muy bien lo difícil que es sustraerse del innoble sentimiento de soberbia que suelen experimentar las personalidades que destacan y son excelentes, pero mucho más grave que la soberbia considerada a su hija la envidia, pues con ella el soberbio daba un paso hacia el abismo, pues comenzaba a medir su gloria por la infelicidad de los demás. “Cum igitur superbia sit amor por excellentiae propiae, invidia sit odium felicitatis alienae”. El soberbio, amando su propia excelente, envidia a sus iguales, porque se alienan con él, o a los inferiores, temiendo que se puedan equiparar con él, o a los superiores, viendo que no se puede equiparar con ellos. De este modo, siendo soberbio se convierte en envidioso. De todo esto se puede fácilmente que los envidiosos fueran aquellos afortunados con dones y habilidades que tendía a exhibir y a complacerse al máximo y en esa situación de crédito ajeno temían ser desplazados por otros de igual o mayores dones y esplendores. Diapositiva N° 7 La negación de los sentimientos Donde más se evidencia la negación de los sentimientos de los narcisistas es en su forma de comportarse con los demás. Pueden actuar de manera cruel, explotadora, sádica o destructiva con otra persona, porque son insensibles al sufrimiento o a los sentimientos de ésta. Tal carencia de sensibilidad se deriva de la insensibilidad hacia sus propios sentimientos. Por ejemplo pueden ser implacables con sus empleados y los someten a una política de terror basada en la indiferencia, dejando al margen los sentimientos de la gente. Por supuesto, son igual de duros consigo mismos; su meta de alcanzar el poder y el éxito les exige idéntico sacrificio de su propia sensibilidad y sentimientos. Una de las formas de favorecer el narcisismo que tiene nuestra cultura es exagerar la importancia de ganar. Vencer es lo único que importa, tal actitud minimiza los valores humanos y subordina los sentimientos de los demás a un objetivo. Pero solo una máquina podría funcionar sin absolutamente ningún sentimiento o conciencia. Aunque algunas personas funcionan como máquinas, con fría eficacia y aparente ausencia de sentimientos, hay que reconocer que, aun así, los sentimientos están potencialmente presentes, si bien de manera distorsionada. La expresión de los sentimientos en los narcisistas suele tomar dos formas: la rabia irracional y la sensiblería o sentimentalismo. La rabia e una forma distorsionada de dejar salir el enfado y la sensiblería un sucedáneo del amor. Actuar sin sentimientos es ser un monstruo; los monstruos humanos se caracterizan por la rabia irracional, por el sentimentalismo y por la falta de sensibilidad hacia los demás. Las demostraciones de ira en estas personas están exentas de sentimiento. Más que la expresión de una emoción genuina, es una maniobra defensiva para asustar a la otra persona. Además, al actuar coléricamente, la persona niega su propio miedo. Comunmente se describe a Hitler como una persona sin sentimientos, pero se conocían sus ataques de rabia. Podríamos decir que su amor por el pueblo alemán era puro sentimentalismo. Diapositiva N° 8 – 9 II. LAS MODALIDADES DEL NARCISISMO Los restos narcisistas que tenemos todos, todos los que estamos aquí que somos personas normales tenemos restos narcisistas. Porque hemos sufrido, todos hemos sufrido, la ausencia de mamá, de papá, los gritos, el abandono, la traición, el desamor, todos tenemos restos narcisistas que se quedan ahí como guardias de la vida, es decir, primero yo, luego tú. Ese primero yo que es fisiológico que es normal, primero como yo luego los demás, ese es el narcisismo guardián, el narcisismo normal. Hay otra cosa que es el narcisismo patológico, lo que ahora lamamos la organización límite de la personalidad. Luego el narcisismo maligno, el narcisismo de la psicopatía, del psicópata. Si nos desplazamos a lo largo del espectro narcisista, al acercarnos a la personalidad psicopática se podría esperar encontrar un grado todavía mayor de fantasías de grandeza en estas personas. Se consideran a sí mismos individuos superiores a los demás y muestran un grado de arrogancia que raya en el desprecio por los seres humanos corrientes. Al igual que otros narcisistas, niegan sus sentimientos. Actúan impulsivamente, pero esto no es exclusivo de los psicópatas, los narcisistas y los limítrofes también lo hacen pero hay una diferencia: “La actuación impulsiva del psicópata, comparada con la del narcisista o la del limítrofe es más a menudo antisocial y habitualmente de larga duración”. Algunos son brillantes, no tienen remordimientos, su inteligencia es fría como el hielo, son incapaces de sentir amor o culpabilidad, y tienen malas intenciones con respecto al resto del mundo. Diapositiva N° 10 Otra forma de ver al narcisismo es a través de la metáfora de las diversas clases sociales dominantes a través de la historia: aristocracia (el gobierno de los nobles), meritocracia (el gobierno de los excelentes) y plutocracia (el gobierno de los ricos) en referencia a las formas a través de las cuales espera el sujeto obtener un reconocimiento social. Estas modalidades deben ser entendidas como dimensiones que pueden establecerse entre dos extremos: el del valor innato y el adquirido. Narcisismo aristocrático Estas personas atribuyen su valor a los orígenes mismos de su nacimiento. Estas personas provienen de alta cuna, lo que les otorga por derecho propio la pertenencia a la casta de los mejores en contraposición al pueblo o vulgo, que carece de nobleza en sus orígenes. Su valía es un derecho no es preciso ganarlo ni comprarlo. a) Exclusivista: no necesita de ninguna validación externa personal o interpersonal, puesto que le basta el reflejo de la propia imagen en el espejo real o proyectivo de sí mismo. Millon denomina a este tipo de narcisismo como elitista o exclusivista: se siente un privilegiado. Se refugian en una torre de marfil, mostrándose inaccesible a los demás, puestos que constituyen una amenaza potencial a su indiscutible superioridad. En sus relaciones con los demás, particularmente las amorosas, los elitistas se comportan de modo absorbente y excluyente. b) Seductora: corresponde a la modalidad amorosa (con rasgos histriónicos), el síndrome de Don juan, seductor, intrigante, fascinante, mentiroso, evita la intimidad y está dominado por la búsqueda de placer. En la modalidad seductora Narciso sale de palacio para frecuentar otros salones de la nobleza donde lucir sus encantos. Están enamorados de su capacidad de seducir: es en esos momentos cuando saca lo mejor de sí mismo y, pudiendo contemplar en el reflejo del otro, se enamora perdidamente. En estas condiciones es capaz de ser sumamente amable, simpático, atento, imaginativo, original, sorprendente, cuidador, divertido. Pero en cuanto la pareja, por cualquier circunstancia, deja de hacer la función de reflejo, el enamoramiento se apaga. Les encanta el tonteo con el sexo opuesto, les cuesta pasar del Eros a la Philia por un problema de empatía, por un exceso de amor a sí mismos. c) Despótica: surge como una defensa protectora frente a la posible invalidación del narcisista. Sin principios, amoral, fraudulento, desleal, arrogante, se aprovecha de los demás. Convencido de que la mejor defensa es el ataque, el narcisista despótico instaura la ley del terror como método para asegurarse el reconocimiento de los demás: “La fuerza reside no en la defensa sino en el ataque” afirmaba el Führer. Parte de una sensación casi paranoide de continua amenaza al propio reconocimiento. Por eso está siempre en vela, como la madrastra de Blancanieves, comprobando a través del espejo continuamente que nadie amenace su supremacía; y cuando esto sucede, ordena eliminar a la posible causante de esta pérdida. La modalidad despótica resulta particularmente peligrosa en las relaciones interpersonales, pero puede alcanzar su máxima potencialidad destructiva cuando se encarna en personajes con poder de liderazgo sobre las masas. Tal es el caso de Adolf Hitler y tantos otros personajes de la historia, les invito a leer las revisiones biográficas que realiza Ian Kershaw. Carecen de un sentido de culpa y apenas tienen conciencia social, oportunistas, charlatanes disfrutan del proceso de engañar al prójimo. Se burlan de ellos y les desprecian por la facilidad con que han sido seducidos. d) Elusiva: Intenta plasmas a través de la fantasía la representación de grandeza o superioridad que el narcisista no consigue proyectar en la vida real. A través de la realización simbólica eluda o evita tener que confrontarse con el fracaso que podría suponer intentar a cabo las demostraciones públicas de su valía personal. e) Despectivo: su estrategia se basa no en la negación del otro, sino en su desprecio. Al colocar a los demás en una posición inferior se evita que ensombrezcan la propia valía, haciendo posible continuar considerándose entre el grupo de los mejores. Empequeñecimiento o destrucción de los rivales. Son esas personas que siempre hablan de lo mal que lo hacen los otros, de lo fatal que está el mundo, de lo injusta que es la vida o la sociedad. Diapositiva N° 11 Narcisismo meritocrático Tanto en la antigua Grecia, como en el Renacimiento y más tarde en la revolución industrial, las clases o familias dominantes, hijas de terratenientes, fueron sustituidas poco a poco por grupos emergentes de fabricantes y mercaderes industriales, comerciantes y financiero que basaban su poder e influencia social en la producción de riqueza fruto de su ingenio o esfuerzo. Ya no contaba el abolengo o la procedencia, algunos oficios que eran antes ejercidos por artesanos pasaron a adquirir un prestigio social que los elevaba a la categoría de artistas. Por ejemplo, se me ocurre el caso de Michelangelo Buonarroti, llego a ser un gran escultor, pintor y arquitecto, a pesar de los prejuicios y la oposición de su padre, que siendo un noble no podía aceptar que su hijo tenga un trabajo de artesanos. La tenacidad de Michelangelo consiguió, aunque a costa de desarrollar una personalidad con rasgos claramente anancásticos, alcanzar la cúspide del arte de todos los tiempos. Todo su empeño parecía dirigido a conseguir por sus méritos lo que la nobleza le negaba. Un excelente renacentista, no en la base de un Dios cristiano imaginario, sino al mérito de los humanos. En su forcejeo con Julio II, el papa, representante máximo de la aristocracia, terminó por vencer con su talento y esfuerzo. Vemos como estas personas no parten de algo elevado, sino de una situación de inferioridad. a) Mística: basa la capacidad de contrarrestar el complejo de inferioridad, que en términos religiosos sería el estado de pecado o “depravación universal” de la que habla el calvinismo, en la supremacía de la gracia divina, de la que se cree beneficiaria. Se ejerce a través de dos maniobras, el desprecio del mundo y la elección divina. De esta forma se forja una propia superioridad inexpugnable, que asegura la pertenencia al círculo de los elegidos. b) Ascética: aunque difícil de disociar de la estrategia mística, la modalidad ascética se distingue fundamentalmente por su insistencia en la negación o desprecio del cuerpo y del mundo. Renegando de su corporalidad han renunciado a su humanidad; pero esto no les perturba, al contrario, les conforta y confirma: son seres casi espirituales, han alcanzado un plano superior. El asceta renuncia a escuchar sus propias necesidades y deseos para guiarse exclusivamente por normas o ideales externos, como el buen soldado que tiene un elevado motivo por el que morir… pero ninguno por el que vivir. c) Idealista: versión atea del misticismo y ascetismo. En la versión atea la perfección se constituye en el sustituto de la divinidad como camino para la excelencia. Ésta exige entrega total y continua en cualquier campo de aplicación: el saber, el orden, la justicia, la integridad moral, la pureza, etc. Son el equivalente a la salvación conseguida a través de las obras, frente al criterio de la salvación por la fe. De ahí el carácter obsesivo del narcisismo meritocrático. Rehúyen del contacto con el mundo “vulgar” de la materia y la carne. Su discurso está lleno de datos precisos, de citas de grandes filósofos, de certezas y fría racionalidad. Se definen como personas en las que las relaciones siempre se les han dado mal, con dificultades en la intimidad. Se aíslan, se sienten a gusto con su tranquilidad y soledad. Diapositiva N° 12 Narcisismo plutocrático Intentan compensar los déficits personales con la adquisición de bienes apreciados socialmente. A la falta de nobleza de estirpe o de méritos contraídos, una tercera alternativa para conseguir la exaltación frente al resto del mundo es la distinción que procura la acumulación de los bienes materiales o sociales. a) Material: los bienes materiales no solo dan seguridad, sino también prestigio social y sirven para ensalzar a su poseedor: negocios, coches, casas, veleros, joyas, ropa de marca, etc. No siempre la riqueza ha acompañado a la nobleza, con frecuencia arruinada, sino que ha dado lugar a la aparición de una nueva casta, “Los nuevos ricos”, los cuales carecen de abolengo. Es el glamour, que para otras personas puede ser fama, éxito o reconocimiento social, aunque sea acumulando amigos en Facebook. b) Social: rodeándose de personas o contextos que mejoren el prestigio social como por contagio. Incluso los reyes más absolutos necesitan hacerse acompañar de una corte de nobles que exalten su belleza. c) Virtual: otras personas buscan una personalidad virtual con la que identificarse, bebiendo de su inspiración y mimetizando sus atributos, a fin de hacer aceptable su propia imagen. A veces llegan a crear una identidad sustitutoria, particularmente a través de las redes sociales, identificándose con algún personaje real o ficticio o suplantado su personalidad. Diapositiva N° 13 Otto Kernberg y Erik Erickson Después de Freud vino la guerra, la 2da guerra trajo muchas novedades a la psicopatología porque dejo huérfanos a muchos niños, estos niños fueron acogidos en orfanatos, y en estos orfanatos tuvieron la suerte de tener pediatras, médicos y psiquiatras psicoanalistas, ¿se imaginan que hubiera pasado si en ese entonces hubiera habido antidepresivos? Probablemente hubiera sido un desastre, Fluoxetina para todos. El caso es que aquellos psicoanalistas que estaban en esos equipos se dedicaron por primera vez a observar las interacciones entre los niños y sus mamas, cuando había mamas, y cuando no las había pues con monjas, enfermas y demás. Tomaron nota de lo que pasaba, hubo una generación de psiquiatras, Anna Freud por ejemplo, que formaron los cimientos de la teoría del apego, de la teoría del vínculo, de qué pasa cuando la mama se va, que pasa cuando el niño sabe que ya no va a volver nadie, con cuidadores impersonales, que pasa con todo eso y que repercusiones tienen con la salud mental. Después de estos psicoanalistas vinieron una tercera generación de psicoanalistas entre los cuales está Erickson y Kernberg, una nueva generación que se pusieron a trabajar con niños y a teorizar sobre lo que Freud llamaba las neurosis narcisistas. Freud pensaba que el psicoanálisis no se podía aplicar a los trastornos narcisistas porque no establecían transferencia, estos nuevos psicoanalistas se empelaron en demostrar que si eran analizables, y que de alguna manera las neurosis narcisistas establecían transferencia. Entones estos dos terapeutas pues hicieron una serie de aportaciones que creo importantes. El concepto de difusión de identidad de Erickson y la organización defensiva que propone Kernberg. La difusión de la identidad quiere decir que el individuo es incapaz de integrar lo bueno y lo malo de las personas, todos tenemos algo bueno y malo, en nuestra relación con el otro tenemos luces y sombras, lo que hacemos es sintetizar, cogemos lo malo y olvidarlo a través de la represión y coger lo bueno y ponerlo delante, es lo que hacemos las personas normales, ignoramos lo malo, hasta un cierto punto, hasta donde se pueda ignorar, sintetizar, lo acepto como es: es decir que a pesar de que tengas muchos defectos yo soy capaz de esa síntesis. La difusión de la identidad seria cuando la persona no puede hacer esa síntesis, no puede interactuar. Kernberg propone que hay una serie de defensas. Diapositiva N° 14 Calidad de las defensas Hay ciertas defensas que tienen más calidad que otras. Ya sabemos que es una defensa psicológica, lo que usamos para eludir la ansiedad que nos produzca algo, generalmente un proceso inconsciente. Hay como tres niveles de organización defensiva, bajo, medio y alto. La represión, formación reactiva y sublimación están al alcance de todos, personas normales, neuróticas comunes, corrientes y silvestres; el aislamiento, proyección, negación, transformación en lo contrario defensas de estilo medio, con una organización neurótica severa de la personalidad y la escisión, identificación proyectiva, omnipotencia y regresión son defensas de bajo nivel, los que utilizan la patología narcisista grave. Diapositiva N° 15 La personalidad según Kernberg Como veis divide la personalidad según si hay introversión o extraversión. Cada uno tiene tendencia a ciertos desarrollos. Como ven hay organizaciones neuróticas comunes de la personalidad, lo que vemos en casa, en los consultorios. Hay una organización limítrofe alta de la personalidad como vemos, al final de todo hay un desarrollo que entendemos como cluster B: histérico, narcisista y antisocial. El desarrollo antisocial o psicopatía es lo que se entiende como narcisismo maligno, lo que interesa es ver como las flechas señalan los distintos desarrollos que se pueden ir agrupando entre sí. Por ejemplo es muy difícil que un antisocial sea hipocondriaco ¿verdad? Diapositiva N° 16 El narcisismo maligno Se caracteriza por una condición clínica que se llama grandiosidad, es algo que no se puede ver, es un metatipo, tenemos que suponerlo, pero la vemos en los psicópatas, de alguna manera la podemos observar y espiar a través de otros signos que son más fáciles de ver. Diapositiva N° 17 Características dinámicas de la estructura narcisista maligna: psicopatía (Leer diapositiva) La escisión narcisista maligna está destinada a taponar las vivencias de vulnerabilidad: miedo, odio y sobre todo la vivencia de abandono (separación), pues la pérdida no ha podido ser transformada en falta y por lo tanto el otro simplemente no existe. Para expulsar lo que nos resulta perturbador. Las personas normales dividimos las cosas buenas de las malas, el placer del dolor. Pero hay personas que no hacen esto, hay personas que lo que hacen es escindir, y en lugar de escindir lo bueno de lo malo es escindir mi vulnerabilidad de mi grandiosidad. Yo no te necesito para nada, lo que expulso al inconsciente no es lo malo, sino mi deseo de que me hagan caso, mi deseo, mi vulnerabilidad, eso lo expulso y lo que me queda es yo soy, yo valgo mucho, yo soy un héroe. La identificación proyectiva es interesante, el paciente te inyecta veneno, te inyecta malestar, te inyecta seducción, erotización, incertidumbre, malestar, de manera que cuando acaba la consulta decimos, vaya que fregada esta tía, ya me la quite de encima, porque te ha inyectado, eso que el límite, que el psicópata no soporta en sí mismo se encarga de inyectárselo a los demás, se ve en la contratransferencia. Yo solo puedo con un psicópata a la semana, si me vienen dos pues me comen. Hay como un veneno que va más allá que las botellas. Qué pasa cuando un paciente te está amenazando continuamente que se va a suicidar, lo ingresas o no lo ingresas, si lo ingresas cedes, si no la ingresas te la juegas, es un juego constante de poder a ver quién puede más es una cosa insoportable. Habría que ser un santo para ser terapeutas de TBP. Inyecta en ti ese sentimiento de vulnerabilidad, osea te sientes derrotado, y le pasas de un paciente a otro. La incapacidad de la sublimación, otro rasgo típico de este tipo de pacientes, el narciso maligno no tiene interés por nada, solamente le interesa fastidiar a la gente, sin embargo este tipo de personas son muy envidiosas. ¿Por qué tendrían envidia? Basta que tu tengas interés por algo para interesarme por ese interés. Desprecian pero en el fondo envidian, la envidia no se puede trabajar si esta oculta, el destino de la envidia es transformase en admiración. Que me falta a mí para interesarme por esto. Maquiavelismo Manipuladores, el buen manipulador no se nota, el mal manipulador es el que no tiene inteligencia, todos lo notan y ya nadie le hace caso. El maquiavelismo consiste en esconder las razones por las que uno manipula. Un psicótico no puede planear nada, un psicópata sí. Seducción, viene del latín seducere, que significa apartar. Hay gente a la que seducen para que abandone su fe, sus principios o lealtades. La apartan del estrecho y recto camino de la virtud. Se dice que un hombre seduce a una mujer cuando, sabiendo que ella está por principios en contra del sexo sin amor, la arrastra a una relación sexual diciéndole que la ama aunque no sea cierto. La seducción se podría definir como el uso de una afirmación o promesa falsa para conseguir que otra persona haga algo que de otro modo no haría. La seducción sólo se produce en aquellas relaciones donde existe un cierto grado de confianza. A los estafadores se les llama artistas del timo, porque lo primero que hacen es ganarse la confianza de la víctima. Para llevar a alguien por el mal camino, primero hay que conseguir que se fíe. Por tanto, la seducción siempre es una traición. ¿Cuáles son las cualidades que destacan en estas personas? Una lista sencilla incluiría: 1) “Puedo hacer cualquier cosa” (omnipotencia). 2) “Se me ve en todas partes” (omnipresencia). 3) “Lo sé todo” (omnisciencia) y 4) voy a ser objeto de adoración. Estos son los atributos de un dios, en el fondo los narcisistas, y en especial los psicópatas se consideran a sí mismos pequeños dioses. Por desgracia muchas veces sus seguidores también los ven así. Se creen especiales. Todo el mundo ama, odia, se enfada, tiene miedo, etc. La persona especial tiene que estar por encima del cuerpo y de los sentimientos que se derivan de él. Creerse especial aparta a una persona de los demás. Los demás son gente común y corriente, vulgacho. La gente común y corriente se tiene los unos a los otros. Pertenecen a la raza humana. Comparten una lucha común. La persona especial se vincula inicialmente a aquella otra que la hace sentirse así, y después a otras personas que también la ven como especial. La persona especial imagina una vida. Y de esta forma crea su propio destino especial –ver como su imagen se derrumba- al igual que le pasó a Dorian Grey cuando tuvo que afrontar la realidad. Aunque los psicópatas graves a veces puede cometer delitos absurdos, extremadamente crueles o gratuitos que para la opinión pública son sinónimo de locura, en realidad existe una línea roja que los psicópatas no cruzan jamás, ese paso de la psicopatía a la psicosis o a la depresión espontáneamente sería en realidad un signo de buen pronóstico. Es por eso que algunos autores han propuesto la psicotización como método de tratamiento para algunos psicópatas graves. Diapositiva N° 18 - 22 III. DIAGNÓSTICO (Leer diapositiva) Diapositiva N° 23 – 27 IV. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL (Leer diapositivas) Diapositiva N° 28 – 29 V. EL TRATAMIENTO DE LOS TRASTORNOS NARCISISTAS Kernberg dice que el narcisismo maligno no tiene tratamiento, es inútil hacer terapias transferencial con este tipo de personas, sobretodo en régimen de liberta, es imposible. Paulina Kernberg. El ingreso psiquiátrico tiene un rol fundamental, y es el de quitar a los enfermos el beneficio secundario de sus actos, todo lo demás es literatura, lo que importa es diseñar un entorno reglado, reglamentado, como un cuartel, donde el paciente puede ejercer su derecho de acumular beneficios secundarios. En algunas cárceles están haciendo estos experimentos que comenta Paulina Kernberg. El castigo y la recompensa no tengan que ver nada con lo que haga, te castigo y te premio independientemente de lo que hagas. Diapositiva N° 30 La extensa laguna de hielo, como se sabe, se llama Cocito. El genio de Dante le permitió asociar la congelación con la traición. El amor es fuego. Lucifer, “portador de la luz” el más alto Serafín enclavado en hielo, emerge, gigantesco en lo oscuro, y ya no merece nombre. En las tres caras de Lucifer se ven representadas la Ira (roja), la Avaricia (negra) y la Envidia (la amarillenta). Lucifer representa la negación de la vida divina, el fracaso de la vida, la aniquilación, la última muerte del ser y que es odiar, sólo odiar. El desamor de los narcisistas. Gracias.