Subido por Ines Betancur

NORM3.

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3. LAS CIENCIAS VALORATIVAS Y LA INFORMACION
Delimitado el campo de la informaci—n y su actual concepci—n como la materia de nuestro estudio,
fijaremos ahora el ‡ngulo desde el cual procederemos a observar:
Entre las diversas perspectivas desde las que puede contemplarse la informaci—n como objeto de
conocimiento, est‡ la jur’dica y la Žtica, cuando se tiene el prop—sito de someterla a una cr’tica a travŽs de
las ideas del bien o de la justicia. Segœn el profesor Desantes, esto ofrece la ventaja de contemplar la
fenomenolog’a informativa de una manera global, pues tanto el derecho de la informaci—n como la Žtica de
la informaci—n, son ciencias de s’ntesis en su aspecto cr’tico.32
Este encuadre valorativo y necesario que se obtiene de todos los fen—menos que originan o constituyen las
comunicaciones de masas y sus efectos, revela en ambas ciencias su funci—n configurante: al decir lo que
debe ser, hacen ver lo que no debe ser.
TambiŽn tienen una funci—n ordenadora, porque de la diversidad de elementos, el derecho y la Žtica dirigen
hacia un fin œnico dando direcci—n y unidad al caos.33
3.1. DERECHO DE LA INFORMACION
Dice Desantes que la labor del hombre (sujeto de la Žtica y el derecho) no es crear ex-nihilo (de la nada s—lo
crea Dios), sino ordenar lo creado y actuar en profundidad sobre aquello que va ordenando. Y al profundizar
en aquello que ordena, en las causas, el hombre y el derecho llegan al campo de la ciencia jur’dica. Pero
cuando no se profundiza, o aplicamos los principios de la ciencia sin profundizar en las causas, estamos en el
mundo de la tŽcnica jur’dica. La tŽcnica jur’dica hace posible el derecho, pero es la ciencia la que determina
las causas y los fines del derecho: la tŽcnica est‡ subordinada a la ciencia.34
(El derecho tampoco crea nada: lo que hace es ordenar la realidad, y el legislador va muy por detr‡s de la
realidad. La realidad es la que hace que se vayan configurando las doctrinas jur’dicas que a su vez la
ordenan.)
Entendemos entonces que el derecho en cuanto ciencia, es una ciencia valorativa, y en cuanto tŽcnica, es
normativa.
En Žste punto, se hace necesario distinguir el derecho a la informaci—n, por un lado, que es un derecho
natural derivado que tiene todo ser humano a ser informado de la verdad para poder juzgar por s’ mismo sobre
su entorno, y que es subjetivo y constitutivo de un valor humano, de lo que se ha llamado el derecho de la
informaci—n, que estudia la legislaci—n informativa y los principios que hay que configurar conforme al
derecho a la informaci—n, y que por lo tanto es un derecho objetivo que debe constituir una ciencia.
-Respecto al derecho objetivo de la informaci—n como ciencia, tenemos que en Žste aspecto, tampoco la
funci—n de la ciencia jur’dica es crear sino que, conociendo el mundo de las causas para establecer el deber
ser, debe encauzar la normatividad informativa hacia su fin, promocionando Žste derecho humano y
organizando la actividad en s’-.
En cuanto a la tŽcnica jur’dica, ella no actœa en profundidad en el mundo informativo, en parte, porque lo
desconoce, y en parte porque s—lo pretende regular conductas, no organizar la actividad: regula el ser sin
una referencia al deber ser. Por esto, no es propio del derecho poner obst‡culos a un derecho humano; eso
cuando mucho, ser’a propio de la ley, porque el poder pœblico tiende a limitar otros poderes y las facultades
en que consisten los derechos.35 Sin embargo, las leyes no pueden limitar el Derecho a la Informaci—n,
sino que deben garantizarlo: el fin de la legislaci—n de las comunicaciones y la informaci—n ha de ser
constituir un Derecho de la Informaci—n; y el fin de Žste derecho, es la realizaci—n efectiva del Derecho
Humano a la Informaci—n y, por consiguiente, a la Comunicaci—n.
As’ entonces, como no todo lo que est‡ regulado es derecho, hemos de concluir que en Colombia existe una
legislaci—n tŽcnica sobre la informaci—n -materiales jur’dicos de diverso origen-, pero no un Derecho, en
raz—n de que la especificidad de su objeto -la informaci—n- tiene planteado un problema de fundamentaci—
n cient’fica.36
Segœn JosŽ Mar’a Desantes, hasta ahora el Derecho de la Informaci—n parece haber quedado reducido a un
"derecho disciplinario", porque no ha encontrado el eje alrededor del cual se constituya lo que podr’amos
llamar la relaci—n jur’dica informativa que integre fundamentalmente el derecho del hombre como individuo
y como comunidad, a la informaci—n.37
Encontrar dicho eje significar’a la autonom’a para el derecho de la informaci—n o al menos, establecer las
l’neas que aconsejar’an su estudio sistem‡tico independiente. En su libro La informaci—n como derecho, el
tratadista38 sostiene que, as’ como otras ciencias jur’dicas que se han ido formando y consolidando, han
hallado su nœcleo de cristalizaci—n en un sujeto, o en la categor’a deferenciada de unos sujetos, o en su
objeto jur’dico, para la ciencia jur’dico-informativa, Žste eje se encuentra en el derecho de autor, pues en su
concepto, toda la sustancia informativa tiene tambiŽn una naturaleza jur’dica evidente: Žste derecho de
autor:
La estructura de la informaci—n se sustenta en unas instituciones jur’dicas que el tiempo ha decantado o en
otras que fluyen nuevas en un proceso de integraci—n universal de tŽcnicas y saberes. La primera de ellas en
un orden l—gico, es el derecho de autor que corresponde al llamado sujeto activo inmediato de la
comunicaci—n social en todas las f—rmulas ideogr‡ficas que, de un modo o de otro, es el autor. La
conexi—n jur’dica del sujeto activo y del sujeto receptor se efectœa a travŽs de este flu’do constante,
sustancioso y sustantivo que es el derecho de autor. Esta elevaci—n del derecho del autor a la categor’a de
elemento fundamental constitutivo de la informaci—n, nos da una primera deducci—n que nace de que sea el
hilo conductor entre el creador del intelecto y su destinatario masivo: el derecho de autor se sitœa en una
posici—n de equilibrio, tan alejado del esp’ritu individualista como del masificador.39
Ahora; es notable que en Žste derecho 'disciplinario' se cruzan pr‡cticamente todas las 'disciplinas' del
Derecho, pues hay materias civiles, penales, internacionales, constitucionales, procesales y can—nicas que
normatizan las comunicaciones y la informaci—n (su objeto material) segœn su propio interŽs jur’dico, en
aspectos que pasan a configurar una base doctrinal que fundamenta este derecho-encrucijada.
Esta es una raz—n para aprovechar el bagaje cultural que proporcionan los principios generales del derecho
civil, del penal, del procesal, del administrativo, del constitucional y hasta del can—nico, los cuales cobran
sentido cuando se interpretan desde el punto de vista del derecho a la informaci—n.40
La incoherencia que hallamos en Žsta legislaci—n es producto de las aportaciones sucesivas y yuxtapuestas de
la historia, de las incertidumbres epistemol—gicas respecto del concepto mismo de informaci—n, de las
contradicciones del poder, y de las voces inconciliables de una cultura acelerada y en muchos sentidos,
deshumanizante.41 En este contexto, las reformas que se hagan a ella ser‡n insuficientes mientras no estŽn
comprendidas dentro de una concepci—n Žtico-jur’dica de la informaci—n, a partir de unos principios
doctrinales.
Habr‡ que tener en cuenta adem‡s, que si el derecho de la informaci—n es todo el ordenamiento jur’dico que
se refiere y tiene por objeto la informaci—n, entonces el derecho subjetivo a la informaci—n es su principio
jur’dico m‡s importante; y todos los problemas que se presenten en la ciencia del derecho de la informaci—n
se resuelven en tanto se logre la efectividad del derecho a la informaci—n, como valor. Y una informaci—n
que no comprende s—lo a la informaci—n period’stica, sino la de todo tipo: redes y bancos de datos,
comunicaci—n por satŽlites, etc, que tambiŽn requieren reglamentaci—n jur’dica, y que plantean nuevos
problemas tanto jur’dica como Žticamente, aunque en Žste estudio nos limitaremos s—lo a la period’stica.
3.2. ETICA DE LA INFORMACION
La cuesti—n Žtica, que encierra tambiŽn la justicia, plantea que no se trata ya s—lo de dilucidar en quiŽn
reside el derecho, sino en averiguar en quiŽn reside la responsabilidad, puesto que el ciudadano comœn
tambiŽn tiene responsabilidades -si no jur’dicas, Žticas- frente a la informaci—n.
La persistencia de los conceptos hace necesario admitir que en el derecho de la informaci—n coexisten
actualmente dos manifestaciones: la tradicional libertad de prensa situada en el momento emisor, y el actual
derecho a la informaci—n que se encuentra a nivel del receptor. Esto hace que Žticamente, sea necesaria una
consagraci—n de la libertad contra la prensa desde el derecho a la informaci—n, pues la presi—n invisible
que determina la orientaci—n period’stica hacia el sensacionalismo y la homogeneidad como factores de
venta, y que exagera lo que une al pœblico tasando por un nivel intelectual y moral bajo, exige desplegar un
proceso educador dirigido a acentuar el sentimiento de responsabilidad social de los informadores y los
informados.42
El derecho de la informaci—n resulta as’, ineludiblemente unido a la Žtica, porque un derecho social y
universal ha de hacer responsables a todos. Y tambiŽn, es a travŽs de Žsta noci—n de responsabilidad que la
conducta humana establece contacto con la Žtica y con el derecho.
En Žste punto, el asunto consiste en delimitar los dominios de la libertad de prensa -donde la responsabilidad
del emisor ha sido en su mayor parte una responsabilidad jur’dica-, de los dominios del derecho humano a la
informaci—n - donde la responsabilidad del emisor y el receptor puede llegar a ser tanto Žtica como jur’dica-.
Habr‡ que crear en el ciudadano la convicci—n de que la formaci—n y la profesi—n de la opini—n pœblica
le compete a Žl en raz—n de su cualidad de miembro de la comunidad social y en funci—n de un derecho y
de una obligaci—n inenajenables: la de contribuir al bien comœn y a los medios que son necesarios para que
Žste bien comœn se consiga.43
A partir de Žstos supuestos intentaremos -fundados en la Žtica-, establecer los principios configurantes del
derecho de la informaci—n que dimanan de su principio rector: el derecho a la informaci—n.
32 DESANTES. La informaci—n como derecho. Op. Cit., p.p. 167-172
33 DESANTES, El derecho de la informaci—n. Conferencia. Bogot‡: Universidad de la
Sabana. Sep. 20 de 1991. (sonoregistro)
34 Idem. (Estas ideas, y las que las desarrollan, fueron expuestas por el profesor
Desantes durante la citada conferencia.)
35 Idem.
36 DESANTES GUANTER, J.M. Aspectos jur’dicos de la informaci—n. Curso. Bogot‡:
Colegio Mayor de Nuestra Se–ora del Rosario. Sep. 30 de 1991. (sonoregistro)
37 DESANTES. La informaci—n como derecho. Op cit. p.33.
38 Idem.
39 Ibid., pag. 33-34
40 DESANTES, Curso aspectos jur’dicos de la informaci—n. Op cit. (s.p.i.)
41 DESANTES, La informaci—n como derecho. Op. cit. p.p. 218-222
42 XIFRA HERAS, Op cit. p. 235-238
43 BENITO, Angel. La libertad de informaci—n. En: Revista Arco. Bogot‡: N¼. 68 y 69.
Jun/Jul., 1966. p. 535.
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