Presidencialismo Conceptos El sistema presidencial esa que el sistema político en el que la misma persona ocupa el cargo de jefe de Estado y de gobierno. Un sistema presidencial suele ser una forma de gobierno en un Estado republicano, sin embargo, sus orígenes históricos y antecedentes teóricos se encuentran en el gobierno monárquico. El presidencialismo con una forma de gobierno nace como una alternativa tanto la monarquía como el parlamentarismo. La forma presidencial de gobierno es una subespecie de la democracia moderna, es decir, un sistema en el cual el jefe de gobierno se renueva periódica e institucionalmente a través de elecciones populares. También, el presidencialismo es una alternativa al parlamentarismo, siendo su principal diferencia que la separación de poderes es una de las características esenciales de una constitución presidencial no teniendo que ser así en el parlamentarismo. Por otra parte, ambos son sistemas democráticos. Ciertamente, en la medida en que el poder se concentra en las manos de un órgano unipersonal, el presidencialismo puede conducir fácilmente a desviaciones autoritarias. Pero de la misma manera, puede responder a expectativas democráticas. Esto ocurre porque encuentra su legitimidad en la legalidad y esa legitimidad se encuentra su base en las elecciones populares. En comparación con las fuentes tradicionales y carismáticas de legitimidad, la fuente de legitimidad presidencial es impersonal. Y a diferencia de sus alternativas autocráticas, la legitimidad presidencial fluye de abajo hacia arriba como una expresión de la autonomía política de los ciudadanos. La fuente de legitimidad del poder presidencial si encuentra en un conjunto de reglas que corresponden ampliamente a las formas de la democracia moderna y establece en el reemplazo necesario, periódico del jefe del poder ejecutivo a través del voto popular. Así, el presidencialismo se caracteriza por la renovación periódica de las ramas del poder a través de procesos presuntamente democráticos. Cada vez que un líder político se mantiene en el poder por un tiempo indefinido, el sistema ya no es presidencial sino dictatorial. El presidencialismo se apoya en uno de los pilares conceptuales e institucionales del constitucionalismo liberal, la separación de poderes. Éste pilar constituye la base de otros dos principios fundamentales: - el principio de legalidad: requiere una separación entre las funciones principales del Estado y concede prioridad a la función legislativa sobre las funciones ejecutivas y judiciales. - el principio de imparcialidad: requiere la separación de los órganos autorizados para llevar a cabo estas funciones estatales, teniendo en cuenta de que se garantice la independencia del poder judicial. En el presidencialismo, los ciudadanos eligen directamente a los miembros de cada una de las ramas de poder, siendo unos independientes del otro. Es un gobierno con doble legitimidad ya que cada rama del poder puede reclamar su propia fuente independiente de legitimidad. Cada uno de ellos goza de un considerable grado de independencia política con respecto al otro. En consecuencia, surge un complejo sistema de controles y balances institucionales. Entre el parlamentarismo y el presidencialismo son posibles otras formas intermedias de gobierno como el semipresidencialismo o el semiparlamentarismo. Éstos también observan las reglas democráticas y reconocen el principio de la separación de poderes, pero la relación entre legislador y el ejecutivo adopta diferentes modalidades. Si el poder legislativo es preeminente, la forma de gobierno se llama semiparlamentarismo. Si el poder ejecutivo tiene una posición privilegiada entonces es semipresidencialismo. Historia y evolución El presidencialismo como forma de gobierno nace en los Estados Unidos en 1787. El modelo presidencial parece ser especialmente adecuado para países que enfrentan las complejas tareas de la construcción y el desarrollo independientes de la nación. Por otro lado, el surgimiento de gobiernos autoritarios o dictatoriales en la mayoría de los países que antes eran presidenciales, parece ser un efecto secundario frecuente. 1. El lugar de nacimiento del presidencialismo: Los Estados Unidos de América 1787 La forma presidencial de gobierno fue concebida por la convención constitucional de Filadelfia de 1787. Las formas esenciales marcadas fueron que el presidente fuera a la vez el jefe de Estado y el jefe de gobierno, y es elegido por un periodo fijo que es independiente del de la legislatura o del cuerpo representativo nacional. El presidente tenía que ser independiente de la legislatura para poder servir como control y contrapeso del poder legislativo. A diferencia del ineficiente poder ejecutivo creado por los estados después de la declaración de independencia en 1776, estaba claro que el presidente tenía que poseer legitimidad, energía y una capacidad de decisión propia. Al mismo tiempo, era necesario evitar que el presidente se convirtiera en un poder opresivo y tiránico, o un demagogo que estaba sujeto a las demandas y los caprichos de las masas. Poco después de la entrada en vigor de la nueva constitución, surgen dos concepciones divergentes sobre el papel de la institución presidencial y el alcance de sus poderes: - La visión de Hamilton era de un presidente como líder de un gobierno nacional vigoroso, conferida a todos los poderes necesarios, incluso implícitos. - La visión de Jefferson era dirigida a circunscribir y limitar el papel de los poderes gubernamentales nacionales y en particular los del presidente. Esta última visión triunfo cuando Jefferson fue elegido presidente en 1800. Muchos presidentes de aquellos tiempos lucharon duramente para restaurar los poderes de la presidencia y ganaron muchas victorias sobre el congreso. No obstante, el predominio del congreso y el propio ejercicio del poder presidencial sufrió grandes transformaciones durante el siglo XIX. Tales transformaciones sentarían las bases para las nuevas tareas que asumiría la institución presidencial en el siglo XX. Los cambios más significativos se encuentran en el surgimiento de los partidos políticos como organizaciones centrales y preeminentes en los Procesos políticos, así como en las crecientes conexiones y la capacidad de respuesta del presidente hacia las demandas y expectativas de una ciudadanía dinámica y en expansión. Los presidentes llegaron a la convicción de que ellos serán los verdaderos representantes de la nación y esta creencia lesiva buscar un contacto directo con los ciudadanos, reflejándose en las primarias para seleccionar a los candidatos presidenciales y las campañas de elección dirigidas por los medios. Los cambios producidos durante las últimas décadas del siglo XIX, impulsarán a la presidencia hacia el centro de acción política y se convertirá en el vehículo del activismo gubernamental orientado hacia la regulación del cambio, en particular el cambio económico, así como el árbitro de conflictos entre grupos sociales y clases. Actualmente, el presidente sigue siendo la figura más destacada y poderosa en la vida política de los Estados Unidos y del mundo. Sin embargo, las complejidades cada vez mayores de la sociedad y de los intereses que el gobierno contemporáneo debe regular hacen que la negociación, la aprobación y la implementación de reformas internas, en un contexto de crisis financiera persistente, sean cada vez más difíciles y dolorosas. 2. La primera expansión del presidencialismo: américa Latina en el siglo XIX Entre 1809 y 1830, América Latina logró su independencia de los imperios español y portugués, adoptando una forma republicana de gobierno y en particular el presidencialismo. Los estados latinoamericanos introdujeron cuatro modelos de gobierno en el momento de la independencia y en el periodo inmediatamente posterior: - El primer modelo se materializa en proyectos monárquicos. - El segundo modelo adoptado por las primeras constituciones latinoamericanas fue el ejecutivo plural. Sin embargo, las fallas e inconvenientes de esta forma de gobierno surgen y provocan su abandon. - El tercer mundo es la presidencia de por vida sugerida inspirada por Simón Bolívar. La introducción del presidencialismo no resultó en un equilibrio de poderes ni en una democracia, sino el caudillismo. Los caudillos eran hombres fuertes, que dominaron la vida política de sus respectivos países durante largos periodos. Se esforzaron por convertirse en los constructores de sus naciones pero muchos de ellos se convirtieron en dictadores. Es actores que condujeron al caudillismo fueron pon un lado la estricta separación de poderes que acabo obstruyendo el control del congreso sobre el ejecutivo y los factores sociales y culturales que exigieron y favorecieron la concentración de poder en manos del presidente de la República. A medida de que estos factores retrocedieron gradualmente y las estructuras estatales ganaron fuerza, los caudillos abandonan. En el siglo xx, las constituciones presidenciales latinoamericanas evolucionaron hacia un régimen declaro dominio presidencial sobre las otras ramas del gobierno. En la década de 1998, los países latinoamericanos bajo el régimen militar comenzaron lentamente a restablecer sus gobiernos civiles. Ninguno de los países de la región abandonado el presidencialismo aunque se han introducido mecanismos constitucionales de origen parlamentario para fomentar la relaciones ejecutivo legislativas más estables y suaves. 3. La lucha contra el colonialismo y los desafíos del desarrollo: África, el Medio Oriente y Asia en el siglo xx Con el fin de la Segunda Guerra Mundial, y el proceso de descolonización en África, Oriente medio y Asia, hace comenzar un nuevo periodo de expansión del presidencialismo. Pero al igual que la experiencia latinoamericana, los nuevos sistemas presidenciales africanos pronto se transformaron en autografías personales o en dictaduras absolutas. Las causas pueden ser las tareas pendientes de integración nacional y desarrollo socioeconómico de las zonas, junto con la falta de un respaldo liberal y parlamentario, que llevan a la centralidad del Estado y de la administración ejecutiva.En la década de 1986 la década de 1990, en respuesta a la crisis económica y social, y a las demandas democráticas de la sociedad civil respaldadas por la opinión pública mundial, se restauran los sistemas multipartidistas y se introducen reformas de mercado. 4. El compromiso entre pasado y presente: la antigua URSS y los países exsocialistas después de 1989 La tercera ola de democracia a finales de los años 80 y principios de los 90, trajo una cuarta ola de constituciones presidenciales en la mayoría de las antiguas repúblicas soviéticas después de la disolución de la URSS en 1991. Entre 1988 y 1990, Gorbachov promovió una serie de Nen’as a la Constitución de 1977 dando lugar al establecimiento de un sistema presidencial. La Constitución de 1993 de la Federación rusa estableció una presidencia fuerte, que se asemeja a una constitución semipresidencial, pero finalmente refuerza la supremacía presidencial. Con la excepción de los estados bálticos de Lituania, Letonia y Estonia, el resto de las antiguas repúblicas soviéticas en Europa y Asia central han establecido sistemas de gobierno locales en los que el presidente es a la vez jefe de Estado y jefe de gobierno, pero bajo una de las tres modalidades básicas: el gobierno está únicamente en manos del presidente. - el presidente nombra un primer ministro y un gabinete de ministros que son los únicos responsables ante él. - el presidente nombra un primer ministro y un gabinete que requieren el apoyo de la Asamblea Nacional, o deben ser nominados por la asamblea. En la mayoría de estas repúblicas, la falta de una tradición democrática y una separación efectiva de poderes ha dado lugar a gobiernos autoritarios e incluso dictatoriales. No se perciben diferencias con respecto a la trayectoria de otros sistemas presidenciales por lo que se espera un proceso hace una forma de gobierno más democrática. Debates 1. Son el presidencialismo y la democracia compatibles entre sí.? En principio, el presidencialismo está relacionado con aquellas formas autocráticas en las que el poder político se concentra en la cima de la pirámide de la autoridad. Si la democracia evoca el ideal de una distribución del poder legitimada desde abajo, el presidencialismo sería incompatible con la democracia. Sin embargo, desde nuestra perspectiva, tal incompatibilidad no existe. Aunque los orígenes y la trayectoria del presidencialismo no son necesariamente democráticos, Y sus características alientan a la concentración del poder en manos del presidente, se prevé la renovación necesaria y periódica de los cargos políticos y se incorpora la separación de poderes. Esto es la causa principal por la cual el presidencialismo la democracia son compatibles. Ambos muestran una tendencia a distribuir y limitar el poder. 2. Un sistema presidencial aumenta el riesgo de inestabilidad en las instituciones democráticas, y en consecuencia, la degradación autocrática? - Se señala que los regímenes presidenciales son más frágiles que los sistemas parlamentarios en tiempos de crisis política. Su causa principalmente es los mandatos inflexibles. Un mandato fijo para el presidente hace que sea más difícil encontrar soluciones institucionales para la crisis económica y política repentina. El sistema presidencial parece gozar de una estabilidad considerable en comparación con la frecuente rotación de primeros ministros en los sistemas parlamentarios, pero no cuenta con los instrumentos adecuados para enfrentar una crisis política - El presidencialismo tiende a la inmovilidad, especialmente en situaciones de gobierno dividido, es decir, si el presidente no tiene el apoyo de una mayoría en el congreso. Por esta razón, se apoya la introducción de mecanismos diseñados para garantizar una mayoría legislativa al partido del presidente. - Además, los presidentes pueden engañarse fácilmente con respecto al significado de su mandato público en una elección basada en el principio de el ganador se lleva todo. Esto puede hacer que el presidente ganador ignore la necesidad de construir alianzas con otras fuerzas políticas. - Además, el presidencialismo suele favorecer las condiciones en las que los personajes con poca experiencia política logran ser elegidos presidentes. Se puede decir que esto está latente en ambas formas de gobierno. 3. El federalismo Solo algunos de los sistemas presidenciales existentes han adoptado una organización Federal. El federalismo implica una doble separación de poderes: una separación horizontal de las tres ramas tradicionales del poder y una separación vertical entre los diversos niveles de gobierno. En este contexto, el federalismo significa que el presidencialismo también se reproduce a nivel de las entidades constitutivas de la unión, es decir, los estados o provincias han de elegir gobernadores y legislaturas. Por lo tanto, la organización Federal puede servir con un control adicional al poder del presidente de la República. Pero estos efectos positivos, pueden ser compensados por consecuencias adversas, en la medida en que el liderazgo político nacional se debilita y la inestabilidad se vuelve más probable. 4. En cuanto a la gobernabilidad democrática Si el parlamentarismo parece ser más favorable a la consolidación del gobierno democrático, el presidencialismo puede proporcionar una mejor ancla para la gobernabilidad. Así, el parlamentarismo suele asegurar mejor la democracia, pero puede llevar a una capacidad sin control, mientras que por el contrario, el presidencialismo parece ser un mejor garante de un gobierno estable, pero tiende a desestabilizar las instituciones democráticas. Para estabilizar el presidencialismo y evitar que se convierta en un régimen autocrático, es necesario aumentar las capacidades de gobierno del poder ejecutivo sin desequilibrar las instituciones democráticas. Se puede fortalecer la capacidad del presidente para influir en el trabajo legislativo o reforzar la capacidad de los miembros de la legislatura para influir en el funcionamiento del gobierno. El dilema ahora radica en fortalecer al ejecutivo o aumentar el poder del parlamento. Tendencias y posiciones Existe una tendencia de los sistemas presidenciales a partir de la década de 1990 de intentar destituir a presidentes impopulares, o presidentes acusados de corrupción y otros abusos, a través de procedimientos de juicio político ante la legislatura, así cayeron presidentes que se vieron obligados a dejar el cargo antes de que terminaran sus mandatos como consecuencia de la presión popular y los medios de comunicación. Ciertamente, podemos uno calificar esta tendencia como una nueva forma de inestabilidad, pero el juicio político parece ser un control efectivo del poder ejecutivo. De hecho, la principal tendencia perceptible que se ofrece indicadas puede llamarse la parlamentarista Cion de los sistemas presidenciales, es decir, el abandono del presidencialismo puro y la adopción de mecanismos de origen parlamentario con el fin de hacer que las raciones ejecutiva legislativa sean más estables. La tendencia hacia la parlamentarizacion de los sistemas presidenciales implica que, a pesar de la introducción de instituciones y mecanismos de control parlamentario, se conservará estructura básica de la Constitución presidencial receptora. Esto pretende fomentar una mayor estabilidad del sistema constitucional en su conjunto, sin abandonar por completo el presidencialismo. La tendencia hacia la parlamentarizacion implica ampliar la capacidad de la legislatura para controlar al ejecutivo. Esto se manifiesta mediante el establecimiento de reglas que permiten al parlamento confirmar el nombramiento de los miembros del gabinete o emitir un voto de confianza con respecto al gobierno. Otra esfera en la que se puede observar la parlamentarizacion de los sistemas presidenciales es la dinámica operativa de las relaciones ejecutivo legislativas que pretende mantener canales de comunicación abiertos, así como intercambios de información entre el parlamento y el gobierno Otra tendencia visible en las últimas décadas ha sido la proliferación de constituciones que establecen sistemas de gobierno que pueden clasificarse como semi presidenciales. En la práctica, muchos operan como sistemas parlamentarios. La razón por la que los creadores de estos sistemas no adoptan simplemente un sistema parlamentario completo desde el principio es la creencia de que un presidente elegido popularmente puede actuar como adjudicador de conflictos políticos y un líder que no está sujeto a los caprichos de la mayoría es un control efectivo sobre el poder del parlamento. Las bases para un modelo que permite periodos en los que el sistema enfatiza sus características presidencialistas y periodos en los que el sistema opera bajo parlamentarios locales fueron el sufragio universal como fuente de legitimidad, la separación de poderes y la responsabilidad del gobierno ante el parlamento, así como la distinción entre jefe de Estado y jefe de gobierno. Esto permite alternar entre un sistema con fuertes características presidencialistas y otro con tendencias parlamentarias. En circunstancias particulares, el presidente y el primer ministro se pueden encontrar en situaciones de rivalidad política que activan los controles institucionales existentes, debilitando las características presidencialistas del modelo, mientras que en otros momentos, el presidente puede tener una mayoría parlamentaria situándolo efectivamente por encima del jefe de gobierno. Perspectiva comparativa y recapitulación Desde finales de la Segunda Guerra Mundial, un buen número de países recién independizados, adoptan el presidencialismo. Una nueva ola de constituciones presidenciales surge después del colapso de la URSS y sus aliados. En su aria primaria de adopción, los países latinoamericanos que habían estado experimentando con el parlamentarismos, regresan a las formas presidenciales. En la actualidad, más de 75 países tienen un sistema de gobierno presidencial. Sin duda, la historia y el desarrollo del sistema presidencial en los Estados Unidos ha sido completamente diferente de eso evolución y funciones en otras regiones del mundo. Sin embargo, todos parecen compartir la necesidad de construir Un liderazgo político decisivo capaz de garantizar la defensa de la independencia nacional y la soberanía, y llevar a cabo las tareas de desarrollo económico integración social. El presidencialismo parece estar mejor equipado y otros sistemas de gobierno para enfrentar con éxito estos desafíos. Por otro lado, las mismas capacidades que hacen atractivo al presidencialismo ocultan la tentación de la supremacía presidencial sobre las otras ramas de gobierno, especialmente en países que carecen de una tradición democrática y los medios para controlar el poder presidencial. Y la supremacía presidencial puede dar paso a gobiernos dictatoriales y corruptos. Sin embargo, se pueden encontrar algunos instrumentos que se consideran adecuados de los sistemas parlamentarios y su adopción por parte de los constituciones presidenciales ha llevado a la creación de sistemas híbridos. Finalmente, el presidencialismo es compatible con el gobierno democrático, pero también hemos afirmado que cargado de considerables complejidades y dificultades.