Ficha-resumen MONTOLÍO, E. (2003) Manual de escritura académica, Volumen II. Barcelona: Ariel. EL TEXTO ACADÉMICO El texto científico – y académico- suele tener, en primer lugar, carácter expositivo, esto es, se utiliza para exponer, mostrar, enseñar al lector cierta información, datos o situaciones que antes no conocía. Y, en algunos casos, estos textos son también argumentativos, es decir, intentan convencer al lector de algo, de las teorías y puntos de vista que el escritor defiende. Básicamente, por lo tanto, un texto –de esta naturaleza- tiene dos funciones: informar y convencer. El rasgo definitorio del texto académico que transmite información… es el hecho de que el emisor dispone de un saber que, en principio, parece carecer el lector. Por medio del texto se busca aproximar los conocimientos del emisor al receptor… Para conseguir este equilibrio el emisor se ve obligado a seleccionar cuidadosamente la información y a utilizar un estilo claro, objetivo y preciso: debe conseguir hacer inteligible al lector la materia que está exponiendo. Los textos académicos producidos por estudiantes deben sujetarse a las mismas convenciones estilísticas que se observan en los textos de los manuales. La diferencia entre unos textos y otros radica en que los escritos de los estudiantes no tienen como objetivo primario transmitir conocimiento sino demostrar que se han adquirido esos mismos conocimientos… FASES DEL PROCESO DE CREACIÓN 1. La planificación 2. La redacción 3. La revisión y corrección de lo escrito 1. PLANIFICACIÓN Proceso de REFLEXIÓN previo a la escritura. Implica considerar: 1.1 Contextualización (circunstancias que rodean al texto): para quién se escribe, por qué se escribe, qué género va a usarse en el escrito y cuáles son las secuencias textuales asociadas a él. 1.2 Documentación: recolección de información (artículos, libros, revistas científicas), relación de los datos, extracción de conclusiones, valoración de la información (percepción de los datos relevantes) 1.3 Selección: selección de un tema central, desecho de la información que no tenga que ver directamente con el tema central. 1.4 Organización de las ideas: selección de subtemas, esquematización de la información 2. REDACCIÓN Se recomienda: 2.1 Uso de un léxico preciso y elaborado. 2.2 Abstención de la anteposición de adjetivos valorativos, es decir, elementos lingüísticos que acompañan a los sustantivos y expresan una valoración del hablante. Ejemplo: simpático, tímido malvado. 2.3 Uso apropiado de elementos que expliciten las relaciones de significado que mantienen las oraciones y las partes del texto entre sí (conectores y marcadores discursivos) 2.4 Utilización de un conjunto de mecanismos lingüísticos destinados a OBJETIVAR, es decir, a distanciar, a alejar el objeto o tema analizado del receptor, del propio autor y de la realidad concreta. 2.4.1 Abstención de marcas de primera y segunda persona (pronombres como me, mí, nos, nosotros, tú, te, ti… o formas verbales conjugadas en estas personas). 2.4.2 Uso de construcciones con formas no personalizadas: Verbos en tercera persona para no aludir ni a emisor ni a receptor Estructuras con se (tercera persona + se) para lograr generalización Estructuras pasivas perifrásticas (verbo ser conjugado en cualquier tiempo + participio) Estructuras con verbos copulativos ( ser, estar, parecer, resultar, etc) + adjetivo Uso de sujetos no personales. 3. REVISIÓN 3.1 Revisión del contenido: pertinencia informativa, ambigüedades, redundancias, progresión temática. 3.2 Revisión de la redacción: longitud de las oraciones, uso del gerundio, oraciones inacabadas, anacolutos, etc.