{Memorias de Barrancas} “MEMORIAS DE LAS BARRANCAS Y LO PRADO” Los orígenes, el pasado y el presente. Rescate de la Memoria Lopradina desde la Historia de los Barrios. Proyecto Clubes Sociales y Culturales e Historia de Lo Prado FNDR 2011, GORE. Departamento de Cultura Municipalidad de Lo Prado. 1 | {Memorias de Barrancas} • Texto e investigación historiográfica: Araucaria Rojas Sotoconil, Proyecto Clubes sociales y culturales e Historia de Lo Prado • Coordinación general y orientación temática general: Patricia Requena Gilabert, Encargada Departamento de Cultura. Municipalidad de Lo Prado. • Diseño y Diagramación: Marcello Cariaga Departamento de Prensa Municipalidad de Lo Prado • Corrección de texto y transcripción de entrevistas: Hernán Adasme Herrera • Impresión: Imprenta Gráfica Loreto •Primera Edición: Septiembre 2012, 1000 ejemplares ®Todos los derechos reservados. 2 | {Memorias de Barrancas} Indice Presentación Pag. 4 ...8 Capítulo I. Introducción: Las memorias de Lo Prado Pag. 9 ... 12 Capítulo II. “Vamo`a tomar el coche pa` las Barrancas”: Breve introducción a la historia de las Barrancas Pag. 13 ... 24 Pag. 25 ... 34 2. “El sueño de toda una vida”: Las villas Kennedy, Ecuador y Parque Alameda (1961- 1971) Pag. 35 ... 40 3. “Después postulé a casita y me dieron el subsidio”: Poblaciones Manuel Rodríguez y Pudahuel (1965-1970) Pag. 41 ... 46 4. “Sitio o Muerte ¡Venceremos!”: Tomas y formación de campamentos Che Guevara y Bernardo O`Higgins (1970-1973) Pag. 47 ... 54 5. “Tiempos de cambios, ya no era lo mismo”: El periodo de la dictadura militar (1973-1989) Pag. 55 ... 60 Capítulo IV. “Para mí, Lo Prado es la vida”: Reflexiones actuales. Pag. 61 ... 66 Bibliografía Pag. 67 ... 71 Agradecimientos Pag. 72 Capítulo III. Lo Prado, la cuna de mi vida 1. “Todo se hizo con la fuerza de la gente”: Loteos y surgimiento de las Poblaciones Lautaro, Blanqueado y Jardín Lo Prado (1930-1960) 3 | {Memorias de Barrancas} Presentación Reconocer nuestra raíz... entre todos! “Clubes Sociales y culturales para fortalecer la identidad lopradina” ha sido el lugar desde donde los lopradinos han vuelto a reconocer la importancia de vivir juntos, de disfrutar y mejorar la experiencia de la comunidad, creando espacios de convivencia y aprendizaje, compartiendo la cultura del juego, el baile y la alegría, de este modo fortaleciendo los grupos humanos que habitan esta comuna y sus territorios, con sedes y plazas, plenas de música y bailes, sedes abiertas a la diversidad y al juego, a la diversión, a compartir y soñar, reconvirtiendo sedes silenciosas y cerradas, en espacios para el encuentro y la convivencia. Es así como este proyecto, financiado por el FNDR 2011 y realizado por el Departamento de Cultura de la Municipalidad de Lo Prado conjuntamente con dirigentes y vecinos, logró la instalación de clubes sociales con identidad Lopradina en los cuatro territorios de la comuna. En paralelo, el proyecto se propuso recoger la memoria de la comuna a través de entrevistas recopilando la historia por las calles a la manera tradicional, con una mirada mas allá de las fechas y los personajes históricos que conocemos; rescatando lo común lo cotidiano, al protagonista de esa historia humana, heroica y también colectiva, que con sus penas y alegrías, con sus esfuerzos y sueños construyeron poblaciones, villas, barrios y condominios, logrando finalmente la comuna de Lo Prado. Al desentrañar estas historias con jornadas de conversación, recopilaciones y entrevistas, logramos comprender como fue posible generar, calles y pasajes, vías de circulación con iglesias, plazas y parques, lugares de encuentro y sedes vecinales, espacios en los que hoy convive el autentico lopradino como una suma de voluntades y decisiones producto del día a día y del quehacer de las primeras generaciones. Nada surgió espontáneamente, ni de héroes y personajes lejanos; todo lo contrario, todo fue realizado por, vecinos y vecinas que han sido parte de esta gran 4 | {Memorias de Barrancas} familia, allí está la raíz; en los relatos y en lo que diariamente hicieron para construir la vida comunal, su propia identidad, el valor de lo propio, lo que hace la diferencia con otras comunas, la identidad propia del habitante de esta comuna. Destacamos en primer lugar que Lo Prado es una comuna bella, rica en memoria y de una diversidad extraordinaria. Desde los relatos, los archivos, las fotos, los recortes, las reuniones, los cuentos..., descubrimos que fuimos un caserío rural; fue cuando nacían y crecían Santiago y Valparaíso, viendo pasar a las personas que transitaban el camino en sus lentas carretas entre estos dos poblados. Ese caserío fue habitado por inquilinos, de los cuales heredamos el valor del trabajo y el cariño por la tierra. También de ellos se heredó la lucha; quienes se organizaron en forma destacada, logrando mejores vías de transporte, mejoramiento en sus condiciones de vida y trabajo, junto a otra serie de reivindicaciones. Destacamos también que Lo Prado es producto de soñadores que nacieron del anhelo de habitar una casa decente y digna, sueños desde los cuales surgieron los loteos, las poblaciones, las villas, las tomas, las erradicaciones, los campamentos mas emblemáticos de nuestro país, Podemos decir hoy, que todos fue hecho con unión y esfuerzo, nada fue gratis. También es claro que en medio de esas luchas se gestó una forma especial de seres humanos, aguerridos, solidarios, con una sensibilidad especial con la tierra, con sus calles y su vida social. También Lo Prado huele a dolor, a las penas de las pérdidas y la violencia social que afecto a muchos de sus hijos; hoy se intenta sanar, pero apenas se profundiza mas allá de las heridas, aparece una paz donde lo valioso es el recuerdo de muchos hombres y mujeres que por diversas razones murieron luchando por la dignidad para todos. Una sorpresiva característica de la memoria de los lopradinos, surge de sus sonrisas al recordar desde Barranca, sus fiestas, ramadas y fondas comunales. Estas actividades duraban varios días tal como se describe en el Capítulo II de este libro. Así, podemos decir que es maravilloso descubrir bajo las 5 | {Memorias de Barrancas} cortinas, aun con el sonido de las rancheras en las antiguas picadas como el Colo Colo o el Curicó; ahí se asentaron vecinos que traían en su memoria, la idea de las cantinas y los bares del norte chileno para instalar en esta tierra su alegría y provisión. Curiosamente, a pesar de que algunas autoridades y medios de comunicación se opusieron a esos espacios de sociabilidad y alegría, ellos sobrevivieron y se transformaron incluso en formas organizadas de celebración; los lopradinos aun recuerdan y añoran los clubes deportivos y sociales en los que se juntaban todos como iguales, algunos incluso con tiempos para educarse, leer, disfrutar de la vida social y cultural de la época. Así, el rescate que presentamos en este documento recuerda especialmente a los Centro Social Selecta, Club de tiro al blanco Patria i Libertad (sic); Clubes de fútbol como Francisco Gerrer, Mares unidos, Prat Star, Buenos Aires Atlético, Garibaldi, Juan de Dios Morandé Vicuña; de Chueca, Lautaro Chueca Club; además de otros de boxeo y billar. Junto a los Clubes, estuvieron las recordadas Quintas de Recreo, espacios llenos de alegría y vecindad, formas de ser un poco olvidadas, que aun añoramos recuperar. En las entrevistas y las jornadas realizadas para desarrollar esta investigación, participaron muchos vecinos que verán reflejados sus recuerdos y esperanzas en estas páginas. Sin embargo queda mucho por descubrir y sobre todo que compartir. El compromiso municipal es continuar, profundizar y difundir la memoria que aún falta con sus detalles y coloridas diferencias. Necesitamos aquel espejo de la vida, que nos vuelva a decir que somos una colectividad fuerte, orgullosa, y soñadora, luchadora y por sobre todo Lopradina Gonzalo Navarrete Muñoz Alcalde Municipalidad de Lo Prado 6 | {Memorias de Barrancas} • Lienzo pintado por: Cristian Ferrada, Muralista Lopradino 7 | Autor Fotografía Patricia Requena {Memorias de Barrancas} • Restaurant Colo Colo, Villa Jardion lo prado, 2012. Autor fotografía Araucaria Rojas 8 | {Memorias de Barrancas} Capítulo I. Introducción Las Memorias de Lo Prado 9 | {Memorias de Barrancas} Si bien la comuna de Lo Prado se constituye como tal el año 1984, cien años antes su territorio ya había sido ampliamente dotado de vida y sociabilidad. Esta breve investigación, nace de la inquietud por realizar una aproximación hacia la historia de este territorio, utilizando como fuente principal la voz de sus vecinos. Para ello, se han realizado una serie de entrevistas, cuyo objetivo principal ha sido develar desde dónde migraron sus habitantes para radicarse en la comuna, cómo labraron sus luchas por la vivienda y cuáles han sido sus espacios de encuentro. Hallar asimismo, el lugar donde la intimidad de sus vidas se empalma con hitos de una historia nacional, generando muchas veces cambios y dolores. Nos hemos servido además de la realización de Jornadas de Memoria, en las cuales se propició una conversación con los vecinos en torno al recuerdo y descripción del espacio que habitan. Se generaron mapas donde fueron destacados los lugares más significativos: escuelas, canchas de fútbol, quintas de recreo, mataderos, etc. Se ha pretendido además, dar cuenta de una búsqueda bibliográfica que narrase en términos históricos, el lugar que ocupaba Barrancas en el Santiago del siglo 19 y comienzos del 20. Las Barrancas y Pudahuel, han sido nombres dados a un territorio en el que acontecieron historias múltiples y extensas, que cristalizan en la denominación actual de Lo Prado. Se ha creado aquí un espacio eminentemente diverso, compuesto por distintos actores sociales que terminaron por coincidir en sus experiencias y luchas. Esta composición plural no ha estado exenta de conflictos, pues ha requerido comprender y aceptar la diferencia que lo conforma. Muchos de esos elementos, tienen disímiles proveniencias: migrantes de todos los lugares del país, en búsqueda de un mejor porvenir. Distintos hitos a nivel nacional, marcarían la fisonomía de este espacio, poblado por obreros de toda índole, mineros salitreros desempleados y sureños cuyo hogar fue destruido tras el terremoto de 1930 y 1960, respectivamente. Todos ellos estamparían un sello perdurable y profundo, vinculado al tesón y firmeza con que cimentaron su entorno. 10 | {Memorias de Barrancas} De modo silencioso e invisible, la migración mapuche ha dado a la comuna una riqueza particular de larga data, expresada en sus conocimientos medicinales, la educación bilingüe y la práctica de sus deportes tradicionales como el palín. Clubes deportivos de comienzos del siglo 20, ya daban cuenta de esta importante presencia, ejercitando muchos de ellos lo que por entonces denominaron chueca. Junto a las Quintas de Recreo, los Clubes Sociales y Deportivos proliferaron en todos los espacios de la comuna, volviéndose una de las formas de sociabilidad más relevante entre los habitantes. Los modos de convivencia situaron a esta diversidad de actores en espacios donde encontrarse, posibilitando su coexistencia y asociación. Los testimonios recopilados, aportan sobre todo en el reconocimiento de múltiples lugares, trazando una verdadera geografía de la comuna. Allí, se valoran profundamente los espacios públicos, como canchas de fútbol, ferias libres y paseos. Con un aura mítica perduran también los recuerdos del matadero: “El Matadero era extraordinario, porque los animales jugaban con los cabros, los correteaban y qué sé yo. Cuando estábamos cabros nos íbamos a meter a los corrales del Matadero Blanqueado a jugar y ahí se veía cuando mataban a los animales ¡sangre por todos lados!” 1 Otra característica frecuentemente recordada por los entrevistados, está relacionada con el suelo y el entorno que ocupa este territorio. Muchas historias cuentan sobre las inmensas lagunas que habrían existido antes de poblarse la comuna, además de la gran cantidad de chacras cultivadas, que ofrecían parajes verdes y fecundos. El suelo compuesto por caliza -remanente de actividades industriales y mineras- es otra particularidad de esta zona, que sus habitantes reconocen profusamente. Además, fiestas locales, cines, circos y plazas, configuran todo un imaginario de los lopradinos, que los identifica y constituye como tal. En ningún caso se ha realizado una investigación que homogenice los relatos recopilados, pues precisamente un punto de atención, ha sido registrar la diversidad que los cohabita. Todas las memorias que se exponen a continuación, se articulan en relación con la comunidad, con pensarse en colectivo y realizar batallas conjuntas. Los recuerdos que aquí se plasman, hablan de los espacios donde ellos se encontraron y aún encuentran; sitios donde la lucha, la solidaridad y el compañerismo se han hecho carne, permaneciendo vivos, concretos y actuales. 11 | 1 Entrevista a Octavio Osorio, Población Lautaro, abril 2012. {Memorias de Barrancas} • ferrocarril oeste feso, 1964, san pablo. Fotografía aportada por vecino villa lautaro, juan carlos ibacache 12 | {Memorias de Barrancas} Capítulo II. “Vamo`a tomar el coche pa` las barrancas” Breve Introducción a la Historia de las Barrancas 13 | {Memorias de Barrancas} Hace ciento cincuenta años atrás, Santiago era una ciudad muy diferente a la que hoy conocemos. Las familias más acomodadas habitaban casonas ubicadas en un pequeño espacio urbanizado, colindantes con edificios institucionales, cafés y clubes más prominentes. Como contraparte, existieron cientos de ranchos y conventillos donde residía la población obrera en condiciones de hacinamiento e insalubridad. En 1872 el intendente Benjamín Vicuña Mackenna tomó una serie de medidas para remodelar Santiago, con el fin de embellecerlo y ordenarlo según el modelo que encarnaba la Europa de entonces. Se emprendió la canalización del Mapocho y la creación de nuevas calles, lo que tuvo como resultado la limpieza y modernización de la ciudad. Con ello, se pretendió erradicar de una vez las prácticas de recreación propias del pueblo santiaguino, como carnavales, chinganas y fondas. Por esos años, asomaban distanciadas del centro las grandes y vivaces “periferias” de la cuidad: hacia el norte, La Chimba emplazada en la ribera norte del Mapocho; hacia el sur, el Matadero en los alrededores de Franklin; y el barrio Chuchunco, circundando la Estación Central. Ellas constituían los límites de la urbe, organizadas en torno a un eje de trabajo muy relevante para el funcionamiento del resto de la ciudad. Las estaciones ferroviarias, con su intenso ajetreo; los grandes mercados, con sus colores y bullicios, caracterizaban estos márgenes urbanos como lugares privilegiados de la sociabilidad del siglo 19. Barrios bulliciosos y dinámicos, recreaban sus prácticas festivas en torno a la música, las carreras de caballo y los juegos de azar, generando verdaderos circuitos de vida popular. 14 | {Memorias de Barrancas} Barrancas estaba definida como un caserío rural, por el que transitaba todo viajero que emprendía su periplo por el camino a Valparaíso (hoy calle San Pablo)1. Debían pasar por las chacras de Pudahuel y Blanqueado ; además de rodear la célebre cuesta Lo Prado, donde la cantidad de habitantes visibles era relativamente mayor. Se encontraba fuera de los límites reconocidos y aún más distante del centro, siendo descrito como “un lugarejo” 2 muy remoto y agreste, circundado por inmensas haciendas, viñas y chacras. La parroquia San Luis Beltrán inaugurada en 1868, era uno de los puntos de reunión más importante de la zona, alrededor del cual se fueron instalando pequeños caseríos. Fue descrita como un lugar “en los que la paja y el adobe se mezclaban con la chapa de lata” 3; caracterizando así las construcciones del barrio y su rústica apariencia. Los residentes que habitaban Barrancas eran por lo general inquilinos, que con sus extensas familias se empleaban de forma permanente en labores agrícolas o, también, trabajadores ocasionales que alzaban eventualmente sus viviendas. En el año 1897 4, Barrancas es fundada oficialmente como comuna, por orden del gobierno liberal de Federico Errázuriz Echaurren. Un año después, según el censo, la comuna de Barrancas estaba dividida en dos subdelegaciones: Pudahuel y Mapocho. La primera, compuesta por los fundos El Peralillo, Pudagüel, La Punta, Lipangui, Peralito, El noviciado, en los que vivían un total de 1384 personas. La segunda, compuesta por las poblaciones Santa Lucía, San Antonio, Vargas, Portales, Villasana, Bueno Aires, Acequia Los Pérez (Tropezón), Garín, Resbalón y los fundos Lo Prado (comprendidos Lo Prado Arriba y Lo Prado Abajo con 568 habitantes, entre ambas), Carrascal, Blanqueado, Lo Gamboa, El Arenal, Besa y Villa de Barrancas, haciendo un total de 9227 5 personas . Otras aldeas consideradas similares 15 | por lo “pinto- 1 Romero Luis Alberto ¿Qué hacer con los pobres? Elite y sectores populares en. Santiago de Chile 1840-1895., Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 1997, p. 50. 2 Recaredo Santos Tornero, Chile Ilustrado, Santiago, Eds. El Mercurio, Valparaíso, 1872, p.48. 3 Luis Alberto Romero, op. cit., p. 50 4 Armando de Ramón, Santiago de Chile 1541- 1991 Historia de una sociedad urbana, Ed. Sudamericana, Santiago, 2000, p. 168. 5 Comuna de las Barrancas, Año I, n°1, 1 de septiembre de 1898, p. 9 {Memorias de Barrancas} fertilidad” 6 eran Macul, Apoquindo, el Salto, el Resbalón, El Blanqueado, entre otras; todas con un promedio de 350 habitantes 7. A medida que culminaba el siglo 19, el sector de Barrancas fue creciendo y haciéndose cada vez más populoso, poblándose los intersticios de sus inmensos predios. En 1907 el centro administrativo de la comuna fué trasladado a la Acequia de los Pérez (hoy José Joaquín Pérez), y en 1915 el sector de Quinta Normal se transformó en una comuna autónoma. En ese mismo año, se realizó la parcelación exacta entre la comuna de Barrancas y la de Maipú, por petición del empresario minero del sector de La Farfana, Adolfo Freudenburg. La Dirección de Obras enuncia: “Se declara que el límite sur de la subdelegación 13, Pudahuel, del departamento de Santiago, es una línea que parte de la cuesta de Prado en dirección al Naciente, siguiendo el cordón que divide las haciendas “Rinconada de Espejo” de “Lo Aguirre” hasta cortar el río Mapocho, pasando por el cerro Lo Aguirre y terminando en el cerro Chico (...)” 8 6 Enrique Espinoza, Jeografía descriptiva de la República de Chile. Arreglada según las últimas divisiones administrativas, las más recientes esploraciones i en conformidad al censo jeneral de la República levantado el 28 de noviembre de 1895, Encuadernación Barcelona, Santiago, 1897, p.220. 7 Idem. 8 Ministerio del Interior, Vol. 4400. 9 René León Echaíz, Historia de Santiago: La República, Tomo II, Santiago, Ed. I. Municipalidad de Santiago, Santiago, 1975, p. 173. 10 Ministerio de Obras Públicas, Vol. 5046. Otros espacios colindantes eran el fundo Pudahuel de la sucesión de Vicente Dávila, los Pajaritos de Alejandro Vial, La Laguna de Federico Errázuriz, Las Rejas de Felipa y Carmen Ossa y el fundo Las Barrancas de Adela Camino10. Con la radicación de nuevos habitantes se estableció un cordón comercial variopinto, que con el tiempo se fue desarrollando e incrementando. Talabarterías, quintas, un matadero y una variedad de almacenes se dispusieron a lo largo de las calles Mapocho, San Pablo y Buenos Aires (hoy Las Rejas), complementando la intensa explotación agrícola característica de este perímetro. El sector de Lo Aguirre contaba con una serie de minas de cobre; además de situarse en sus proximidades una fábrica de sombreros, otra de vidrios y conservas, junto a la célebre cervecería 16 | {Memorias de Barrancas} Ebner. Todo esto, combinaba su condición eminentemente rural con un futuro productivo más amplio y auspicioso. Con el correr del tiempo, las Barrancas fue asumiendo una forma más definida, marcada por la llegada del ferrocarril de San Pablo a Blanqueado en 190711 y la inauguración en 1913 del ferrocarril a vapor de Yungay a Barrancas12, significando una parcial mejora a su histórico relego y aislamiento. Las “viviendas miserables” 13 de un comienzo, pasan a establecerse como nuevas poblaciones, iniciándose el loteo correspondiente, por lo general problemático e irregular. I. 1. Contratiempos y dificultades El aislamiento en que estaba sumida la comuna de Barrancas era un problema evidente para sus residentes y defensores. Muchos cronistas se agruparon en torno a periódicos locales, con el objetivo es plantear los conflictos y carencias de la zona, demandando a las instituciones la pronta llegada de la modernidad. El desarrollo comunal se veía impedido por la escasez de servicios básicos, la inmensa distancia del centro y todos los problemas de salud pública que ello acarreaba. Su condición predominantemente rural, alejaba fuertemente sus modos de vida, de los progresos y adelantos visualizados en la ciudad. Tan cerca, pero tan lejos de Santiago, Barrancas sufría un retraso significativo en la instalación e implementación de servicios y asistencia básica. La distancia respecto del núcleo urbano no se manifestaba únicamente en el ámbito territorial, sino que se traducía en un patente abandono por parte del gobierno central. Ejemplo de ello, fueron los habituales desbordes de las acequias hacia las calles sin pavimentar, además de la transformación de las lagunas de agua descompuesta en “grandes barrizales” 14 que inundaban todo el entorno. Asimismo, las calles oficiaban como depósito de basura comunal que, mezclada con los extensos barriales, se convertían en vías insalubres e intransitables. A las dificultades para la evacuación de desperdicios se sumaba la venta indiscriminada 17 | 11 De Ramón, Santiago de Chile..., p. 158. La Lei, Año I, n°VI, 12 enero 1913, p. 2. 13 Luis Alberto Romero, Qué hacer..., p. 50. 14 La Lei, Año I, n° 21, 15 junio de 1913, p. 1. 12 {Memorias de Barrancas} de carne putrefacta de todo tipo (bovinos, equinos) y el azote de las epidemias de viruela, cólera y tifoidea. El desplazamiento entre la comuna debía realizarse en carros, carretelas y tranvías de caballo, lo mismo si se deseaba viajar a Santiago. Los carros funcionaban de manera imperfecta, no respetaban los paraderos indicados y los pasajes requerían de un esfuerzo monetario que por entonces “la población de Barrancas no puede permitirse” 15. Es por esta razón que el requerimiento de electricidad se tornó una cuestión fundamental los residentes, quienes veían en ello la posibilidad de transportarse en tranvías eléctricos, mucho más veloces y cómodos. Como en todas las áreas semiurbanas y rurales de fines del siglo 19 y comienzos del 20, el bandidaje se presentaba como un problema habitual, siendo las múltiples cuadrillas de bandoleros y sus andanzas, un flagelo cotidiano. El área de Barrancas fué afamada por esta razón, siendo paraje de las peripecias de célebres forajidos como el “Huaso Raimundo”, “el Matón” o el “Flaco Manuel”. La instalación de luz eléctrica –se pensaba- libraría a los habitantes de los asaltos, mitigaría los escándalos en las cantinas, los crímenes pasionales y el robo de animales, fechorías acontecidas en la “oscuridad tenebrosa”16 a la que estaban sometidos. Por lo visto, los vecinos consideraban que la falta de vigilancia policial, la sinuosidad y penumbra de los senderos de la zona, eran el escenario perfecto para quienes obraban desde la transgresión de la ley. Por estas razones fueron explícitos al exhortar: “¡Señor Alcalde! Usted que es justo, no negará, que en su comuna se ve de día, pero de noche ¡no se ve ná’!” 17 15 El Comercio, Año I, n° 1, 24 de octubre de 1909, p.1. 16 La Lei, Año I, n° IV, 29 de diciembre de 1912, p.3. 17 El Comercio, Año I, n° 5, 31 de octubre de 1909, p. 1. 18 La Lei, Año I, n° 21, 15 de junio de 1913, p. 1 La desolación y precariedad con que vivían los barranquinos, hizo temprano eco en la forma de organización que adoptaron para denunciar las carencias materiales y conseguir el mejoramiento de su entorno. Las deficiencias que la entidad municipal presentaba, estaban materializadas en sus oficinas, las que “jamás han estado bien organizadas, ni atendidas” 18, reclamándosele que “Barrancas la mas estensa i rica de las comunas de Chile, con una entrada de más 18 | {Memorias de Barrancas} de 160 mil pesos, no tiene ni para dotar a sus habitantes de los servicios a los que tiene derecho” 19. En 1910, mientras el gobierno central buscaba la forma de celebrar el Centenario de la República, existió una polémica dualidad edilicia, que sólo conseguía deslegitimar aún más el operar municipal. Hacia 1913 los vecinos alzaron sus voces para pedir alumbrado eléctrico, pavimentación, ferrocarril y un matadero, en un gran meeting comunal que protestaría “de una vez por todas, en contra del desgobierno, la negligencia y abandono” 20. I.2 Espacios de sociabilidad popular en Barrancas El Santiago popular fué el sitio preferencial para realizar bailes y chinganas; juegos, carreras y cantos festivos. La cantidad de fondas y cantinas, sin patente ni registro oficial, se multiplicaron en las grandes periferias: La Chimba, Chuchunco, Matadero, el Resbalón y Las Barrancas eran los espacios donde obreros y peones convivían en torno a sus propias formas de celebrar. El escritor Antonio Acevedo Hernández ha dicho que justamente en esos lugares de festejo popular, “se encontraban en la cúspide del entusiasmo la criolla bravía con el roto diablo en toda la extensión de la palabra” 21 . Las casas de remolienda, la chicha, la poesía popular y la cueca, se reproducían porfiadamente, lejos de los mandatos oficiales que exigían orden y silencio. La comuna de Barrancas, ostentaba un paisaje que ha sido minuciosamente descrito por la viajera inglesa María Graham en su peregrinar por Chile: “llano arenoso, salpicado de mimosas y calentado por el reflejo del sol en la tersa y árida superficie” 22. Esta aparente desolación, se conjugaba con la carencia de vigilancia policial, lo que invitaba a reproducir espontáneamente cantinas y lugares de esparcimiento. El carnaval de febrero y las fiestas del 18 de septiembre, eran hitos vivamente celebrados en ramadas y fondas comunales que duraban varios días, siendo descritos en palabras del diario local El Comercio: 19 | 19 La Lei, Año I, n°26, 20 julio 1913, p. 1. La Lei, Año I, n° 19, 1 de junio de 1913, p. 2. 21 Antonio Acevedo Hernández, Los cantores populares chilenos, Ed. Nascimento, Santiago 1953, p. 27 22 María Graham, Diario de su residencia en Chile (1822) y de su viaje a Brasil (1823), Ed. América, Madrid, 1910, p. 249 20 {Memorias de Barrancas} “La animación y entusiasmo no decayeron ni un solo momento; pues, el jarabe de uvas, ponía alegres a los tristes, a los de paso grave i mesurado, les ponía las piernas en disposición de bailar en una patita (...) Por último las fiestas de las Barrancas resultaron espléndidas salvo uno o dos accidentes ocasionados por el cuchillo” 23 La relación de las instituciones con estas formas de sociabilidad tan arraigadas en los barranquinos era muy ambigua, pues por un lado la Municipalidad extendía innumerables patentes a cantinas y despachos, esgrimiendo al mismo tiempo contra ellas duras críticas. La proliferación de fondas y despachos clandestinos significó, en opinión de muchos cronistas de la época, un obstáculo para el desarrollo y crecimiento virtuoso de los habitantes de la comuna. Diario El Comercio decía al respecto: “Barrancas, parece que ha sido tomada como por asalto por una cantidad de jentes que viven solo de la chingana i de la remolienda diaria con acompañamiento de desórdenes donde salen a relucir puñales i revólveres, con las consiguientes funestas consecuencias” 24 Se creía que los juegos de azar y la concurrencia a las cantinas, evitaba el correcto desempeño de los vecinos como trabajadores y esposos, generándose una alarma en la comunidad e interpelando la atención de las autoridades: “¿No han visto los alcaldes, centenares de individuos, que en bares y cantinas pasan sábado, domingo y lunes envueltos en la nebulosa de asquerosa borrachera?”25 El periódico radical “LaLei” fue un firme portavoz de una campaña moralizadora de las Barrancas, leyéndose en una de sus páginas: 23 El Comercio, Año I, n°1, 3 de octubre 1901, p. 1 24 El Comercio, Año I, n° 28 , 1° abril 1910, p. 1 25 La Lei, Año I, n° 21, 15 junio 1913, p. 1 “La Lei se ve nuevamente obligada a llamar la atención del señor Alcalde hacia las numerosas casas de tolerancia que vienen instalándose impunemente en la comuna. El vecindario se siente alarmado i con justa 20 | {Memorias de Barrancas} razón, pues esta plaga viene a fomentar mas el pillaje i la embriaguez. Ojalá el señor Alcalde no desoiga esta petición” 26. El municipio, por su parte, al mismo tiempo que recaudaba importantes impuestos por funcionamiento de cantinas, decretaba la clausura de estos lugares de esparcimiento, indicando el inspector municipal en 1913: “Debo también hacer presente a ud. que tengo orden terminante del señor Alcalde i un decreto vijente al respecto para clausurar toda casa de remolienda o de juego que se establezca en esta comuna” 27 Todos estos lugares de recreación, considerados escandalosos tanto por la autoridad como por las editoriales de los periódicos locales, debían ser permutados por otras actividades más decorosas y ordenadas. Es así como se dispone en el períme-tro el teatro Biógrafo de San Pablo y se crean una serie de clubes deportivos y sociales, ampliamente fomentados. Los Clubes sociales y Deportivos, fueron un espacio de sociabilidad local organizado, que proliferó en muchos espacios de Santiago, sobre todo en la primera mitad del siglo 20. Ellos, eran muy distintos en cualidades a lo que representaban cantinas y casas de remolienda, ya que reunían socios que debían cancelar una cuota para practicar diversos deportes, participar en bailes y salir fuera de Santiago. Muchos de ellos tenían también el fin de ilustrar al pueblo implementando en ocasiones, un proceso de alfabetización y una sala de biblioteca. La comuna de las Barrancas tuvo decenas de clubes en cada territorio y de todo tipo. Algunos de ellos fueron el Centro Social Selecta, Club de tiro al banco Patria i Libertad; Clubes de futbol como Francisco Gerrer, Mares unidos, Prat Star, Buenos Aires Atlético, Garibaldi, Juan de Dios Morandé Vicuña; de Chueca, Lautaro Chueca Club; además de otros de boxeo y billar. Los registros muestran también muchos juegos callejeros que espontáneamente reunían a los vecinos. El juego de las chapitas, las carreras de ranas, además de los juegos de azar, eran los pasatiempos predilectos por niños y adultos, agrupados día a día en torno a estos divertimentos. Sumado a todo ello, en los sitios aledaños se 21 | 26 La Lei, Año I, n° 10, 23 de marzo 1913, p. 4 27 La Lei, Año I, n°VI, 29 enero 1913, p. 3 {Memorias de Barrancas} instalaba la popular Cancha Hípica San Pablo, cuyos eventos eran ampliamente anunciados en los periódicos comunales: “Grandes i bonitas carreras, topeaduras, arrastraduras i una infinidad de entretenciones que hacen pasar un rato por demás agradable al numeroso público que acude a esta cancha. Las empanadas como siempre, riquísimas”. Las Quintas de Recreo, así como los clubes sociales, fueron escenario característico de la convivencia popular propia de la primera mitad del siglo 20. Generalmente eran galpones amplios y abiertos, con paseos circundantes al aire libre, adornados de guirnaldas, ramas y con gran pista de baile. Los parroquianos se reunían alrededor de la música y cantores, quienes estaban a cargo del despliegue de la fiesta y que por lo general se extendía durante largas horas. Las quintas barranquinas más célebres de la época, eran la Quinta Garay, Los Robles y Los Sauces, circundadas por amplias parras, lagunas y paseos; “cantina surtida” y “espléndidas empanadas de horno”. Como puede observarse, la sociabilidad era intensa en Barrancas. El canto, el baile y las casas de remolienda tan atacadas por las autoridades, constituyeron las formas de recreación propias de la comuna. Su condición de extremo citadino, las historias de bandoleros que la envolvían y la precariedad de vigilancia policial, hicieron de ella un espacio privilegiado para perpetuar en la memoria de los versos populares chilenos: Cuando me estarán cantando con arpa guitarra y piano con una niña en parada con el pañuelo en la mano. Cuando el piano tocaba la Julia Díaz le acompaña al pandero la Flor María la Flor María, sí dijo la Blanca vamo’ a tomar el coche pa’ las Barrancas. 28 Los Chileneros, “Cuándo me estarán cantando”, La Cueca Centrina, Odeon, 1967. Vamos a remoler dijo la Ester. 28 22 | {Memorias de Barrancas} • Mapa de Lo Prado Fotografía Biblioteca Nacional 23 | {Memorias de Barrancas} • Cementerio Barrancas, Ubicado en Avda Victoria. Aporte Fotogrfía de Vecina Marcela Soto 24 | {Memorias de Barrancas} Capítulo III. Lo Prado, la cuna de mi vida. Distintas etapas de una larga historia 25 | {Memorias de Barrancas} • Maestranza heredia a hijos. Aporte Fotografía Familia Guerra Veas 26 | {Memorias de Barrancas} Primera Parte “Todo se hizo con la Fuerza de la Gente” Loteos y Surgimiento de las Poblaciones Lautaro, Blanqueado y Jardín Lo Prado (1930-1960) 27 | {Memorias de Barrancas} Uno de los muchos segmentos que componían la comuna de Barrancas era la hacienda Poange , terreno que a comienzos del siglo 18 habría tomado el nombre de Lo Prado en honor a su dueño, el estanciero Pedro de Prado31 . En el siglo 19, esta inmensa superficie fue subdividida en Lo Prado arriba, de Ricardo Vial y Alejandro Vigoroux; y Lo Prado abajo, de José Guzmán Riesco32. Hacia 1930, Barrancas, junto a San Miguel y Ñuñoa33, es una de las comunas receptoras de santiaguinos migrantes, que se trasladan del centro hacia los márgenes de la ciudad, en búsqueda de la solución a su problema habitacional. La profunda crisis económica, producto del cierre de las salitreras en el norte y el encarecimiento de los arriendos, habrían atraído miles de desempleados a ocupar las nuevas posibilidades que presentaba la zona. 29 Entrevista a Octavio Osorio, Población Lautaro, abril 2012. 30 Benjamín Vicuña Mackenna, Historia Crítica y social de la Ciudad de Santiago, desde su fundación hasta nuestros días (1541- 1868) Imp. Del Mercurio, Valparaíso, 1869, p. 190. 31 Benjamín Vicuña Mackenna, De Valparaíso a Santiago datos, impresiones, noticias, episodios de viaje, Imp. De la librería del Mercurio, Santiago, 1877, p. 305. 32 Ministerio de Obras Públicas, vol. 5046 33 De Ramón, Santiago de Chile... p. 202. 34 El defensor de las Barrancas. Año I, n°2, segunda quincena abril 1951, p.1. Prontamente, los nuevos pobladores de las Barrancas se congregan en torno a la Unión de Poblaciones y al Block de las Barrancas, con el fin de solicitar los adelantos necesarios, como posta, pavimentación y agua potable. Se alzan asimismo contra una serie de irregularidades surgidas en torno a la modalidad de arrendamiento y venta de viviendas en la comuna. A pesar del paso de los años, la contaminación, el robo de animales, la falta de luz, continuaban siendo los problemas denunciados por los vecinos, quienes tenían conciencia de que aún “quedan muchos problemas que atender en la comuna” 34. Los loteos –subdivisión de terrenos- ocurridos en Barrancas, acarrean un sinfín de problemas vinculados a engaños, estafas e ilegalidades cometidas por parte de los vendedores. La antigua hacienda Lo Prado, el fundo Blanqueado y la chacra Santa Elisa fueron parceladas según este mecanismo para dar origen, desde 1920, a las poblaciones Lautaro, Blanqueado y Anexa Lautaro. Estas ofrecían a 28 | {Memorias de Barrancas} peones, obreros y afuerinos, la oportunidad de fundar una nueva vida, con un hogar a su medida, precios accesibles y aparentes facilidades de pago. Los grandes fundos y haciendas, antiguas propiedades de las familias notables del siglo anterior, comienzan a dividirse en pequeños territorios según una nueva normativa y planos respectivos. Santiago extiende su territorio, cambia su fisonomía y en 1920, ya tiene más de 500.000 habitantes 35. Lautaro es la primera población de la comuna de Barrancas, situada al nororiente de la actual Lo Prado y loteada a partir del fundo La Lora y de la Chacra Santa Elisa de Zenobia Zamudio de Petterson. A partir de 1935 hasta 1943, comenzaron a erigirse, en los 600 sitios concebidos36, una serie de viviendas autoconstruidas por los más de 7.000 obreros que allí se asientan. Las casas inicialmente fueron precarias, levantadas con material ligero, tabiquería y, en el mejor de los casos, ladrillos. El perímetro de los sitios era generalmente amplio y cada hogar tenía una pequeña chacra donde cultivaban lo necesario para el consumo familiar. La población estaba rodeada por extensos fundos, chacras y potreros, donde ocasionalmente se emplearon sus residentes. Los habitantes de la población Lautaro han sido reconocidos por su temprana organización y la probidad de sus dirigentes. En el periódico local La voz de las Barrancas, se da cuenta ampliamente de la lucha mancomunada que libraron en pos de la urbanización y limpieza: “Gracias a la enérgica iniciativa del campesinado de Barrancas pudo levantar cabeza, exigiendo en numerosos casos, aumentos de sueldos mejores condiciones de trabajo. Pero, la Población, a pesar de toda su lucha, ha ganado muy poco en algunos casos esta igual, sin haber obtenido otra garantía que legalizar la venta de sus sitios y otras cosas que se han hecho últimamente.”37 El deporte era una diversión importante y frecuente en la población. No comportaba únicamente un pasatiempo sino que, muy por el contrario, era un sitio de encuentro, articulación y sociabilidad de los habitantes. Muchas veces, era la 29 | 35 Vicente Espinoza, Para una historia de los pobres de la ciudad, Ed. Sur, Santiago, 1988, p. 50. 36 Luis Becerra, Breve historia de Lo Prado, inédito, p. 19. 37 La voz de las Barrancas, Año I, n°5, segunda quincena de diciembre de 1949, p. 4. {Memorias de Barrancas} única oportunidad de recreación de los vecinos, quienes acondicionaron los espacios colindantes como canchas de fútbol o clubes de boxeo. Al respecto, Octavio Osorio recuerda: “Y después ya con el tiempo se hicieron campos deportivos y la gente se dedicaba eso nomás, al deporte, en cuanto a entretención, porque no había otra entretención más barata que el fútbol. Si hablamos del ciclismo en esos años, las bicicletas eran todas importadas y los ciclistas que habían tenían que tener un tremendo esfuerzo, porque las bicicletas eran caras, era un deporte de élite” 38 La Unión Lautaro fue uno de los primeros equipos de fútbol y uno de los más emblemáticos, pues reunía a los vecinos en torno a una motivación que resaltaba una identidad local. Las contiendas con el club Arturo Prat, eran generosamente publicitadas por los periódicos locales, donde se señalaba: “Por la competencia oficial de la asociación Las Barrancas se llevará a efecto el domingo 23 del presente en el Estadio Alamiro Correa. Este importante encuentro, entre los punteros de la presente temporada, como son Unión Lautaro y Arturo Prat, dos poderosos equipos que se aprestan para vender muy cara su derrota, puesto que los muchachos del A. Prat están dispuestos a defender el football de Barrancas” 39 38 Entrevista a Octavio Osorio, Población Lautaro, abril 2012. 39 La voz de las Barrancas, Año I, n° 2, segunda quincena octubre 1949, p. 4. Otras diversiones remembradas por los vecinos, eran las fiestas realizadas por los Comités de Adelanto. Éstas los reunían en torno a las demandas de mejoras básicas en alcantarillado y pavimentación, propiciando también una instancia de asueto y convivencia. Las fiestas vecinales, animadas por bailes de moda como el mambo y el cha-chachaa; formándose muchas parejas en el fragor y cercanía de la danza. A su vez, los cines de Barrancas fueron otro lugar de esparcimiento relevante para los vecinos. Siendo muchas veces construcciones precarias y casi improvisadas, los biógrafos constituyeron un espacio privilegiado de entretenimiento y contacto con la cultura de masas. Los más recordados son el Maipo (San Pablo con José Joaquín Pérez) y Diana (de San Pablo con Las Rejas), panoramas predilectos de niños, jóvenes y adultos de la comuna. 30 | {Memorias de Barrancas} La población Lautaro fue construida con el inmenso afán de sus habitantes, quienes tempranamente se aglutinaron en torno a blocks y comités. Allí, se generaron espacios de lucha; como también valiosas instancias de convivencia y sociabilidad. La modalidad de autoconstrucción la dotó de una diversidad plasmada en sus viviendas y también de la experiencia de autonomía en su organización. Según las palabras de Armando Osorio, la residencia en la Lautaro ha sido “toda una vida de esfuerzo y en base a ese sacrificio, la gente se fue conformando, después, haciendo sus casas”40. Hacia 1943 se realizó un nuevo proceso de loteo en Punta de Lo Prado, lugar que pasaría a llamarse posteriormente Villa Blanqueado41. Allí se ofertaron terrenos con importantes facilidades de pago, atrayendo a muchos compradores, quienes muchas veces no exigían la escritura de la propiedad. Un periódico local describe a los habitantes de Blanqueado, señalando que: “Visitando esta población uno siente la sensación de encontrarse en la pampa salitrera y cosa curiosa sus dirigentes máximos tienen la estampa de esos incorruptibles obreros que forjaron la lucha del proletariado en el Norte” .42 Los vecinos de la población Anexa Lautaro fueron víctimas también de este procedimiento, que evidenciaba las falencias en el sistema de acceso a la vivienda. A través de organizaciones vecinales trabajaron por la urbanización y el agua potable, denunciando firmemente a loteadores por estas carencias: “Hemos sido víctimas de la falta de habitaciones donde se puedan desarrollar nuestros hijos y de la perfidia del hombre irresponsable que nos llenó de ilusiones aprovechándose de la ignorancia y desesperación del padre y de la madre la madre que no encuentran un techo para cobijar a sus hijos” .43 Este dramático conflicto que aquejó duramente a trabajadores y obreros residentes en Barrancas, se materializó con fuerza en la población Jardín Lo Prado creada en 1952. Ubicada al norponiente de la actual comuna, constituyó el último 31 | 40 Entrevista a Armando Osorio, Población Lautaro, abril 2012. 41 Luis Becerra, op. cit., p. 19. 42 La voz de las Barrancas, Año I, n°5, segunda quincena de diciembre de 1949, p. 14. 43 La voz de las Barrancas. Año I, n°2, segunda quincena de octubre de 1949,. P.2. {Memorias de Barrancas} terreno de la comuna subdividido como loteo, distinguido por su lucha y participación activa en instancias de organización comunal y nacional44. Luis Becerra en su Breve historia de Lo Prado, apunta sobre las dificultades de los loteos: “existieron sitios que se vendieron siete veces a la misma persona, sitios que se vendieron cinco veces a personas distintas”45. Respecto a ello, el dirigente José Oportus relata su experiencia: “Un señor Cohen era el que loteaba este terreno. Cuando yo terminé de pagar mis letras, fui a buscarlo para firmar la escritura de mi propiedad. Mi señora y yo, estuvimos quince días buscándolo por todas partes, hasta que la señora que trabajaba en su casa me dio el dato de dónde trabajaba (...) Fuí a esperarlo fuera de su estudio fotográfico y ahí me propuso que antes de ir a la notaría, quemáramos las letras que yo tenía, para hacerlo <<todo más fácil>>. Ahí me di cuenta cuál era su engaño y menos mal que rechacé lo que me dijo. Llegamos a la notaría y el entró a una oficina, esperé horas, pero no salió nunca más. Hablé con la secretaria, que me vio muy afligido...le conté quién era yo, en qué trabajaba y ella se conmovió. Yo le dije que le hacía un mueble gratis si ella me conseguía la firma del señor Cohen. Una semana después, volví y ella me tenía la firma. Conseguí por fin la escritura de mi casa. Ya era el dueño legalmente” 46 44 Marcelo Robles, Historia de los pobladores de Las Barrancas : autonomía, participación política, politización, ideologización, resistencia y desobediencia civil de la organización de los pobladores de Las Barrancas, Tesis para optar al grado de Lic. en Historia, Universidad ARCIS, Santiago, 2007. 45 Luis Becerra, op. cit.,p.10 46 Entrevista a José Oportus, Población Jardín Lo Prado, julio 2012 En este insólito relato, se da cuenta cruda y vívidamente del flagrante engaño del que los potenciales compradores eran víctimas. Revela además la colusión entre notarías y loteadores, implicados en un verdadero sistema de loteos brujos. Las irregularidades y aprovechamiento de loteadores se sostenían muchas veces en el desconocimiento que tenían los compradores del proceso de venta, siendo muchas veces el azar, su única esperanza para adquirir la propiedad. Como se señaló, el problema del acceso a la vivienda en Barrancas era conflictivo y dificultoso. Además de la serie de loteos brujos ocurridos en la 32 | {Memorias de Barrancas} formación de las poblaciones Lautaro, Anexa Lautaro, Blanqueado y Jardín Lo Prado, algunas familias se vieron obligadas a habitar cuevas y hoyos47, ante la falta de una solución habitacional mejor. Como se consignó, los pobladores del sector norte de la actual Lo Prado se organizaron pronta y activamente en reclamo de las carencias que los aquejaban, pero también en torno al interés de generar espacios propios de recreación y encuentro. El Club deportivo Barrancas, Unión Blanqueado, Club de Rayuela Los Defensores e Independiente y el Club Deportivo Jardín Lo Prado, son sólo algunas instancias de sociabilidad surgidas en esta zona; conjugándose con la célebre Quinta el Torito de Clarisa Sandoval (matriarca de la familia Parra), El Parrón48 y las clásicas picadas aún en funcionamiento como la Colo-colo, de 1953 y Curicó, de 1967. 47 Ana María Farías, Urbanización, política de vivienda y pobladores organizados en las Barrancas: el caso de la Población Neptuno, 1959-1968, Tesis para optar al grado de Lic. en Historia, Pontificia Universidad Católica, Santiago 1992, p. 11. 48 Luis Becerra, op. cit., p. 9. 33 | {Memorias de Barrancas} • Aporte Fotográfico Vecina Villa María Luisa Bombal. 34 | {Memorias de Barrancas} Segunda Parte “El sueño de toda una vida” Las Villas Kennedy, Ecuador y Parque Alameda (1961- 1971) 35 | {Memorias de Barrancas} Las villas son una modalidad de habitación muy diferente a las adquiridas vía loteo, CORVI o tomas de terrenos. En ellas residen generalmente empleados de una determinada empresa, quienes obtienen sus casas mediante una cooperativa; situadas en espacio completamente urbanizado y con todos los servicios básicos en funcionamiento. Los casos de Parque Alameda, Villa Ecuador y Villa Kennedy son emblemáticos, en tanto matizaron la fisonomía del área y le entregaron diversidad. El conjunto habitacional Parque Residencial Alameda habría comenzado su construcción en 1962, como una subdivisión de la hijuela del fundo La Laguna50. En adelante su poblamiento se llevó a cabo a través de distintas constructoras, tal como recuerda Orieta Ojeda: “Llegué el año 1968, cuando estos lugares eran parcelas. Se creó esta Villa a través de la constructora Avalos y González. Mi esposo lo hizo a través de la Caja de Ahorro y préstamo llamada Calicanto. Nos gustó el lugar, era en ese entonces el término del poblado” 51 En dicha villa se radicaron particularmente empleados ferroviarios, quienes adquirieron sus viviendas en el sector suroriente de la actual comuna de Lo Prado. Otro conjunto habitacional de similares características es la Villa Ecuador, formada, a partir de 1967, mayoritariamente por trabajadores gráficos de distintos periódicos. Pese al origen y vinculación gremial de los beneficiados, el acceso a servicios básicos no estuvo libre de obstáculos, como recuerda Norma Rivera: 49 Entrevista a Pilar Ferrero, Villa Kennedy, marzo 2012. 50 Marcelo Robles, op. cit., p. 163. 51 Entrevista a Orieta Ojeda, Jornadas de Memoria , Parque Alameda, junio 2012,. 52 Entrevista a Norma Rivera, Jornadas de Memoria, Villa Ecuador, junio 2012. “El sufrimiento que tuvimos cuando nos cortaban el agua en el día, no teníamos agua para lavar pañales...nos daban la una de la mañana lavando porque el agua llegaba a las 12 de la noche...teníamos que ir a pedir el agua para el día a los vecinos de las Rejas. Salíamos a tomarnos las calles que iban al aeropuerto y así logramos el agua” 52 36 | {Memorias de Barrancas} En ese entonces aquella zona de la ciudad se encontraba todavía lejos del centro, estando latente el temor a la toma de sus casas entre los vecinos. Las dificultades experimentadas por los habitantes de aquella villa fueron múltiples, como evidencia el testimonio de Juan Cabello: “¡¿Cuánto costaba tomar la micro Colón Oriente, la El Golf?! ¡Una verdadera odisea! Había sólo dos almacenes en la Villa...Nos organizábamos los vecinos para cuidar nuestras casas, especialmente de noche, nos comunicábamos por medio de pitos. Muchas veces no teníamos agua y salíamos con baldes y botellas a juntar en los grifos más cercanos, que también eran muy pocos... Muy sufrida nuestra vida, pero hoy muy feliz”. 53 La Villa Kennedy, situada en el sector surponiente de la actual comuna de Lo Prado, nació en 1966 a través de una iniciativa desplegada por las cooperativas Agesa, Davis y LAN Chile54, encauzadas por la fundación INVICA. Los trabajadores de LAN tuvieron el rol más significativo, en tanto fueron ellos quienes poblaron mayoritariamente la Villa. Hacia 197o las casas estaban terminadas, mas no así el complejo habitacional concebido en las primeras versiones del proyecto. Estando por entonces muchos funcionarios dueños de casas fuera de Chile y quedando sus inmuebles desocupados, organizaciones de choferes de autobuses protagonizaron la toma de viviendas. Pilar Ferrero, propietaria, recuerda el acontecimiento: “Bueno, aquí como había habido demasiados rumores de que se iban a tomar la Villa, los papás se organizaron, y hacían turnos, entonces fracasaron como 3 veces, en la toma. Un día llegaron a las 10 de la mañana y finalmente se produjo. No habían hombres, porque estaban trabajando, entonces para nosotros fue terrible...”55 53 Tal acontecimiento generó un costo importante para los propietarios, quedando tanto el precio devaluado como el proyecto truncado, pues este incluía la construcción de otras instalaciones, como piscinas, áreas verdes y recintos deportivos. Melchor González señala que, a consecuencias de esta toma: 37 | Entrevista a Juan Cabello, Jornadas de Memoria, Villa Ecuador, junio 2012. 54 Entrevista a Luis Jordán, Villa Kennedy, abril 2012., 55 Entrevista a Pilar Ferrero, Villa Kennedy, marzo 2012. {Memorias de Barrancas} “INVICA se desentiende, de la toma, entonces toma la cartera vencida de las viviendas y se la pasa al Estado... y ahí nosotros, que en ese tiempo no sé porque los papás no apelaron (...) por estos individuos los tomadores se frustró un objeto, se malogró un producto, entonces eso también yo podría reclamarlo ante tribunal, como heredero que somos” 56 Desde entonces la Villa aparece escindida, debiendo cohabitar forzosamente en ella tanto “tomadores” como “legítimos propietarios”. En tal contexto, la convivencia no siempre fue armoniosa, generándose diversos conflictos a raíz de esta la división entre ocupantes y propietarios originales. Sin embargo, esta palpable fractura de la comunidad fue poco a poco diluyéndose, dando paso a una relación de relativa colaboración. La conciliación entre vecinos demoró tiempo en articularse, sostenida y fundada en el inevitable encuentro cotidiano a través del uso de los espacios comunes. Uno de esos lugares de encuentro fue El Cumbión, restorán fundado en 1971, cuya fama excede los lindes comunales. Hugo Godoy, su dueño, narra sus inicios: “Yo puse una hojas de palmera, corrimos la voz que teníamos permiso, compramos media pipa de chicha, pusimos un mesón, vendíamos completos y pollo asado. Yo puse música y sacábamos a bailar a las viejas y el 17 nos fue súper bien y el 18 compramos otra pipa de chicha. ¡17, 18 y 19 vendimos todo! Es que acá habían canchas y como habían parcelas allá al frente, los que trabajaban allá venían todos pa’ este lado. Empecé con 4 mesas; después empecé a vender vino, pisco y de todo, con mi cuñada cocinábamos, venían del aeropuerto y yo decía ‘maestra, corre un pollo al cognac’ ”57. 56 Entrevista a Melchor González, Villa Kennedy, marzo 2012. 57 Entrevista a Hugo Godoy, Villa Kennedy, abril 2012. Contrariamente a lo que podría pensarse, la creación de estas villas no estuvo exenta de dificultades. Sus residentes visualizaron en ellas las expectativas y proyectos de una vida serena, que en muchas ocasiones se vio interrumpida por los conflictos en la coexistencia, la distancia respecto de sus lugares de trabajo y la carencia de urbanización. Con todo, estas dificultades fueron superándose a través de una vida compartida y un cohabitar que les confirió unión e identidad territorial. 38 | {Memorias de Barrancas} 39 | • Procesión voluntariado Parroquia Nuestra Sra. de la Guadalupe Archivo Fotográfico Familia Guerra Veas {Memorias de Barrancas} • Erradicación en terrenos de Barrancas. Aporte Fotográfico de Luis Almonacid 40 | {Memorias de Barrancas} Tercera Parte “Después postulé a casita y me dieron el subsidio” Poblaciones Manuel Rodríguez y Pudahuel (1965-1970) 41 | {Memorias de Barrancas} En 1964, bajo el gobierno de Eduardo Frei Montalva, la Corporación de la Vivienda (CORVI) implementó un programa de solución habitacional conocido como “Operación Sitio”. En palabras del historiador Mario Garcés, éste habría consistido en “la entrega de sitios urbanizados, una instalación sanitaria mínima y mediaguas u otro tipo de vivienda económica a familias de escasos recursos y en extrema necesidad de habitación”59. El contexto crítico que experimentaba la cuestión de la vivienda a nivel nacional se intensificó entre los años 1947 y 195260, materializándose en la proliferación de callampas y campamentos. En 1960, las Barrancas contaba con 78.402 habitantes61, quienes se habían organizado en diferentes instancias a fin de resolver el hacinamiento y precariedad en la que estaban sumidos. La implementación de la Operación Sitio en la comuna distó mucho de la idea con la que fue concebida en primera instancia. Prontamente, tanto las falencias que presentaba, la falta de equipamiento básico y la segregación de las áreas asignadas62, terminaron por rebautizarla como Operación Tiza. 58 Entrevista a Sonia Espinoza, Población Los Héroes (ex Manuel Rodríguez), marzo 2012 59 Mario Garcés, Tomando su sitio: El movimiento de pobladores de Santiago 1957-1970, Ed. LOM, Santiago 2002, p. 301. 60 Manuel Castells, “Movimiento de pobladores y lucha de clases en Chile”, EURE, Vol. 3, N° 7, Santiago, 1973, p. 316. 61 Ana María Farías, op. cit, p. 130. 62 Mario Garcés, op. cit., p. 313. En 1967 fueron asignados, a través de cuotas CORVI, los sitios de la población Pudahuel (hoy María Luisa Bombal) y, en 1968, aquellos correspondientes a la población Manuel Rodríguez (hoy Los Héroes). Diversos partidos políticos organizaron comités para poblar los terrenos conferidos de formas muy diversas, con preponderancia en ambas poblaciones de la Democracia Cristiana. Unos como autoconstrucción, otros vía autotoma y algunos en forma de departamentos, dieron a vida a estas dos poblaciones de la actual comuna de Lo Prado. Si bien los sitios de la población Manuel Rodríguez fueron asignados en 1968, su acondicionamiento demoró un par de meses hasta hacerlos habitables. En 1969 42 | {Memorias de Barrancas} se entregaron los documentos que acreditaban a los propietarios la tenencia de su sitio, sin existir aún ningún avance de urbanización. No obstante, algunos propietarios llegaron a ocupar sus terrenos en esas circunstancias, por temor a que fuesen tomados. Así lo relata Manuel Carvallo: “Me quedé sin trabajo yo ahí en el año 69. Igual venía a ocupar el sitio, ¡si no, se los tomaban! El 22 de octubre del año 69 yo no tenía nada, nada, con unas latas que me habían regalado, vinimos a cuidar el sitio, porque había que cuidarlo, si no, los quitaban” 63 Otros vecinos recuerdan el sacrificio que significó ese primer tiempo, colmado de precariedad y dificultades para conseguir servicios básicos. No existía alcantarillado, servicio de agua potable y luz eléctrica, por lo que cada habitante tuvo que construir sus propios baños y levantar sus casas con el material que estuviera disponible. Algunas casas fueron inmediatamente construídas de concreto, firmes y amplias, mientras que otras, debieron erigirse primero “con frazadas y las frazadas eran las murallas. Yo llegué con una casetita de tres por tres que la compré en el Hogar de Cristo”64. Muchos comités esperaron que se concretara el compromiso de urbanización para continuar pagando sus cuotas, siempre de modo firme y aglutinado. Algunos vecinos habrían cultivado un vínculo de larga data con este territorio, como rememora Florinda Cortés: “Mi madre se crió en este fundo, conoció a mi padre y se casó aquí. Nos tuvo a nosotros aquí en este fundo, La Laguna, que arrendaba don Alamiro Correa, porque la dueña era “misiá” Helena Errázuriz. Él arrendaba el fundo y era el patrón de todos nosotros, hartos inquilinos. Y yo dije <<como no me voy a hacer un sitio yo ahí, que me gustaba tanto, donde yo nací>>” 65 Se manifiesta una relación profunda y emotiva con la población, volviéndola parte fundamental de sus experiencias, alegrías y recuerdos. Al ser interpelados por el 43 | 63 Entrevista a Manuel Carvallo, Población Los Héroes (ex Manuel Rodríguez),, abril 2012. 64 Entrevista a Sonia Espinoza, Población Los Héroes (ex Manuel Rodríguez), abril 2012. 65 Entrevista a Florinda Cortés, Población Los Héroes (ex Manuel Rodríguez),, abril 2012. {Memorias de Barrancas} significado de la población en sus vidas, no titubean en contestar: “Yo me siento tan orgullosa de todo lo que hice, porque es una vida de lucha, de sacrificio.”66 La población Pudahuel tuvo su origen en circunstancias similares a las que vieron nacer la población Manuel Rodríguez. Vía cuotas CORVI y mediante Operación Sitio, fueron asignados cerca de 2000 sitios desde 1966 en adelante. Ello significó levantar viviendas en medio de un terreno sin ningún atisbo de urbanización, debiendo los vecinos construir sistemas de alcantarillado, levantar escuelas y conseguir electricidad67. Hasta entonces, los hogares eran iluminados con chonchones y velas, mientras que el agua se conseguía en los pilones y grifos comunes68. Durante el gobierno de Salvador Allende se concretó la edificación de casas de ladrillos -como originalmente proponía el proyecto- implementándose en 1972 el servicio de luz eléctrica para cada una de las casas69. A medida que se instalaban constructoras y se entregaban nuevas viviendas, las chacras y la apariencia rural fue desapareciendo, dando lugar a un paisaje más urbanizado. Ello significó un cambio radical en la vida de los vecinos, quienes debieron acostumbrarse a sus nuevas viviendas: “Nos entregaron las llaves y entrabamos felices todos. Como a las cuatro de la mañana tuvimos que salir todos pa` fuera, todos en la calle porque como estábamos acostumbrados a las mediagua que entraba harto viento, nos estábamos ahogando adentro, estábamos todos ahogados”70 66 Entrevista a Sonia Espinoza, Población Los Héroes (ex Manuel Rodríguez), abril 2012. 67 Marcelo Robles, op. cit., p.480. 68 Ilustre Municipalidad de Lo Prado, Historias de Barrio, Ed. I. Municipalidad Lo Prado, Santiago, 2007, p. 29. 69 Entrevista a Virginia Abarca, Población María Luisa Bombal ( ex Pudahuel), mayo 2012 70 Entrevista a Virginia Abarca, Población María Luisa Bombal (ex Pudahuel), mayo 2012 Con el correr del tiempo, las luchas compartidas devinieron en la necesidad de agruparse en torno a otras instancias. Remembradas son las pascuas celebradas en las calles y las onces colectivas, además de la creación de los clubes deportivos Godfrey Stevens y Club Deportivo Unión Municipal Santiago. Si bien en ambas poblaciones los sitios fueron entregados en procesos regulares e institucionales, ello no significó que fuese una experiencia sin contratiempos ni adversidades. Muy por el contrario, en la formación de estos territorios se devela una vida de múltiples luchas, libradas siempre de manera organizada y colectiva. Las demandas se encauzaron en virtud de de lograr una mejor oportunidad 44 | {Memorias de Barrancas} • Construcción Villa Lautaro. Fotografía Archivo Familia Guerra Veas. 45 | {Memorias de Barrancas} • Campamento Che Guevara. Aporte Fotográfico Sonia Valdivia 46 | {Memorias de Barrancas} Cuarta Parte “Sitio o Muerte ¡Venceremos!” Tomas y Formación de Campamentos Che Guevara y Bernardo O`higgins (1970-1973) 47 | {Memorias de Barrancas} A fines del la década de los sesenta, el déficit de habitación que se experimentaba en todo el país, tenía su expresión crítica en Barrancas. Las diversas versiones implementadas de la Operación Sitio parecían ser insuficientes en relación a la inmensa cantidad de ciudadanos que carecía de una vivienda. Los pobladores de distintas zonas de Santiago se congregaron en diversos tipos de organizaciones, interpelando algunas al marco institucional, procurando otras, generar espacios de lucha autónoma. Los Comités de Adelanto y luego, los Sin Casa, son hitos reconocidos en una articulación de larga data, que decantó en las tomas de terreno en el sector de la Legua Nueva en 1947 y de La Victoria en 1957. Ambas, se inscriben en un trazado extenso y múltiple de demandas por habitación, que obedecen a las necesidades de protagonistas que Cecilia Urrutia caracterizó hacia 1972: “Venidos del fondo de las minas de los campos ajenos, caravanas de compatriotas han vagado a lo largo del país, desde el comienzo del siglo, buscando un sitio para llamarlo hogar” 71. En medio de la coyuntura electoral que se libraba en 1970, los pobladores asumen una posición fundamental. Al asumir el gobierno de la Unidad Popular, deben adoptarse una serie de medidas que tendrían por objeto terminar con el dramático déficit de vivienda, descrito en palabras del historiador Mario Garcés: “la Unidad Popular se propuso realizar la mayor hazaña en la historia de la vivienda popular: iniciar la construcción en 1971 de 79.250 viviendas”72. 71 Cecilia Urrutia, Historia de las poblaciones callampas, Ed. Quimantú, Santiago 1972, p. 8. 72 Mario Garcés, “Construyendo las poblaciones: El movimiento de pobladores durante la Unidad Popular, en Cuando hicimos historia: La experiencia de la Unidad Popular, Ed. LOM, Santiago 2005, p. 64. Esta proyección, fue combinada con Planes de Ahorro Popular, Operación Invierno y Trabajos Voluntarios, los cuales lograron implicar a diversos actores de la sociedad en el propósito de mejorar la vivienda. Desde los inicios del poblamiento de Barrancas fueron concebidas una serie de organizaciones de distinta índole, que batallaron por urbanización, pavimentación y mejoras generales para la comuna. Tanto en los loteos, villas y casas adquiridas 48 | {Memorias de Barrancas} vía CORVI, se observan tempranas experiencias de sociabilidad y construcción de espacios comunes, en finción las demandas por una mejor calidad de habitación. El área de Barrancas registra algunas de las tomas más emblemáticas de la historia del movimiento de pobladores. La más célebre de ellas, es Herminda de la Victoria de 1967, que adquiere su nombre de una niña muerta en el proceso de ocupación de terrenos. Para el relato histórico, este acontecimiento tuvo mucha relevancia, pues con él se habría abierto “el más significativo ciclo de tomas de terreno”73 que no se detendría hasta 1973. Juan Araya, connotado dirigente de la zona, recuerda este hecho: “Los carabineros arrastraban a las mujeres del pelo, les quitaban los niños de los brazos y los lanzaban lejos; las carpas y casuchas que habíamos levantado en la noche las hicieron pedazos y las quemaron” 74. La brutalidad de la que los pobladores fueron objeto, fue inmortalizada en los versos del cantautor Víctor Jara en el disco La Población: “Hermanos se hicieron todos, hermanos en la desgracia peleando contra los lobos peleando por una casa. Herminda de la Victoria nació en el medio del barro creció como mariposa en un terreno tomado” 75. En la actual comuna de Lo Prado, existieron dos amplias tomas de terreno: el Campamento Che Guevara en agosto 1970 y el Campamento Bernardo O`Higgins, en noviembre del mismo año. Ambas experiencias dan cuenta de una firme organización, compartimentada y distribuida en distintos comités ocupados en resolver cada una de las necesidades de los pobladores. En los dos, se erigieron centros provisorios de educación, salud, defensa y tribunales populares; los cuales fueron puliéndose hasta adquirir un carácter permanente. 49 | 73 Mario Garcés, Tomando su sitio..., p. 350. 74 Citado en Cecilia Urrutia, op. cit., p. 69. 75 Víctor Jara y Alejandro Sieveking, “Herminda de la Victoria”, La Población, DICAP, 1972. {Memorias de Barrancas} La expropiación de la Chacra Santa Anita, comandado por las Juventudes Socialistas y el Ejército de Liberación Nacional, tendrá como resultado el alzamiento del Campamento Che Guevara en el sector nororiente de la actual Lo Prado. Éste, tendría una relevancia a nivel nacional, en tanto el presidente Salvador Allende se presenta allí en varias ocasiones claves y de gran visibilidad: “Mientras el presidente Allende trabajaba en el Campamento Che Guevara junto al propio padre del Che, sus ministros se distribuían en poblaciones, campamentos y fábricas” 76. Gente proveniente del sector de Serrano, Quinta Normal y de la población Violeta Parra, son recogidas en distintas micros en dirección a la toma77. El terreno donde se instalan era propiedad de Margarita del Canto, estaba por entonces abandonado y en condiciones de total improductividad. Francisca Alcayaga, pobladora, recuerda los primeros momentos del asentamiento: “Cuando nosotros llegamos hicimos una especie de iglú como de indio, con frazadas, pero cuando ya nos dimos cuenta que iba a ser algo más definitivo, de a poquito se compraba cuatro palitos y se hacía de cartones....no con techo plástico, sino con fonolita” 78. Todos los pobladores que participaron de la toma, debían estar inscritos en una libreta de ahorro, con previo pago de determinadas cuotas. Durante el levantamiento del campamento, se habilitó atención de salud con la ayuda de médicos voluntarios; grupos de guardia del campamento, además de una significativa experiencia de educación popular: los buses- aula. Félix Vargas, profesor que ejerció allí sus funciones, los define: 76 Citado en Mario Garcés, Construyendo...op. cit., p. 68. 77 Villa Santa Anita: “El Campamento Che Guevara”, I. Municipalidad de Lo Prado, Noviembre 2007. 78 Idem. 79 Entrevista a Félix Vargas realizada por Soraya Muñoz, Población Santa Anita, junio 2007. “eran micros adaptadas a una sala de clases y funcionaron desde abril del año 1971 hasta septiembre de 1973. Hoy es el colegio Ciudad de Caracas” 79. Luego de haber franqueado los avatares del invierno y la trágica nevazón de 1971, por fin en 1972 se hizo entrega de mil departamentos, construcción en la que se emplean los mismos residentes del campamento. Las viviendas definitivas significaron la materialización de un sueño, 50 | {Memorias de Barrancas} manifestado en su consigna fundamental: “Campamento Che Guevara ¡Presente! Sitio y muerte ¡Venceremos!” El Campamento Bernardo O`Higgins, se funda en los terrenos surorientes de lo que hoy es Lo Prado, tras la toma de agosto de 1970. Comandados por el dirigente Juan Araya, los pobladores fueron trasladados en distintas micros a la zona del fundo expropiado. Juan Navarro recuerda esa hazaña, manifestando la posición política que los aglutinaba: “Ese 30 de agosto llegamos a las 11 de la mañana, entramos por la que es hoy Av. Neptuno, donde se rompió el cierre bulldog del predio y se llamó la puerta número 1. El primer comité que ingresó fue Universidad de Chile y posteriormente se fueron agregando hasta llegar a 13 comités. Dentro de todos estos quehaceres no dejamos de trabajar por la campaña presidencial del Doctor Salvador Allende, el que el 4 de septiembre de ese año fue electo presidente de nuestro país” 80 Con mucha antelación, se organizaron trece comités Sin Casa en distintos lugares de Santiago. Los inscritos debían tener cierta cantidad de cuotas CORVI pagadas, además de sus papeles de antecedentes limpios. Las primeras viviendas de los primeros días fueron carpas, como recuerda Rosa Rodríguez, dirigente del comité primero de mayo: “Cada uno tenía que tomar su bulto de la carpa y correr por lo menos media cuadra para adentro y empezar a parar los palitos y poner la carpa, que eran sábanas o era un frazada, porque no se podía traer una cosa más grande. Luego, poner la bandera arriba...” 81 Se instalaron allí alrededor de dos mil familias82, quienes luego de alzar sus precarias viviendas, debieron organizarse para conseguir agua, cocinar e iluminar el campamento. Una de las preocupaciones principales era cuidar las puertas al campamento, para que nadie se introdujera sin permiso. Aún así, existía en estos momentos de adversidad, la oportunidad de festejar colectivamente, como señala Jimena Faúndez: 51 | 80 Entrevista a Juan Navarro, Jornadas de Memoria, mayo 2012. 81 Entrevista a Rosa Rodríguez, Población Cañada Norte, junio 2012. 82 Marcelo Robles, op. cit.,p.287 {Memorias de Barrancas} “Teníamos que hacer ronda todas las noches en diferentes turnos. Nosotros pertenecíamos a un conjunto folklórico, hacíamos muy amenos nuestros turnos, sobre todo los fines de semana” 83 Es interesante destacar que en ambas experiencias, se acondicionaron buses como aulas, con objeto de educar de forma autónoma y voluntaria, a los niños del campamento. En los dos casos se exigieron una cantidad de cuotas CORVI previamente canceladas, además de la pertenencia regular a un comité Sin Casa. Se constata in situ una organización disciplinada, lo que les permitió compartimentar las tareas y resolver la carencia de servicios básicos. Todo ello, se combinaba con la firme solidaridad que sostenía los campamentos, erigidos con el afán inquebrantable de “conquistar la vivienda y no vivir de limosna” 84 83 Entrevista a Jimena Faúndez, Jornadas de Memoria, mayo 2012. 84 Cecilia Urrutia, op. cit., p. 74. 52 | {Memorias de Barrancas} • Campamento Bdo. O´higgins, Buses Aula. Aporte Fotográco Sonia Valdivia 53 | {Memorias de Barrancas} • Carniceria San Pedro, lo prado, fotografía Roberto Guerra 54 | {Memorias de Barrancas} Quinta Parte “Tiempos de Cambios, ya no era lo Mismo” El Período de la Dictadura Militar (1973-1989) 55 | {Memorias de Barrancas} Con el advenimiento del golpe militar, las importantes experiencias de organización de los pobladores de Barrancas, viven un truncamiento violento y de profundas consecuencias. Se tendieron a desarticular las instancias de encuentro populares, locales y espontáneas, para ser cooptadas en una nueva estructura institucional. Las juntas de vecinos y clubes deportivos, fueron prontamente intervenidas, instalándose en muchas ocasiones, directivas designadas por el nuevo gobierno. Relevante en este sentido, fué el cambio de nombre de Barrancas a Pudahuel en el año 1975, borrándose antojadizamente más de cien años de identidad forjada en el alero de esa denominación. El cambio en el modelo económico y la aguda crisis que vivía el país en los primeros años de los ochenta, dejaron hondas huellas en las memorias de nuestros entrevistados, quienes recordaron esos tiempos de precariedad y cesantía. Melchor González, residente de la villa Kennedy relata: “LAN Chile hace reducción de personal y sale un montón de gente expulsada. Montón de gente, de papás que quedaron cesantes...yo te voy a decir que casi la mayoría de la villa quedó en un momento que se tuvieron que ir a trabajar al PEM y al POJH. ” 86 Muchos de los vecinos, se vieron en la necesidad de insertarse en Programa de Empleo Mínimo (PEM) y el Programa Ocupacional de Jefes de Hogar (POJH) implementados por el gobierno a través de las municipalidades, durante gran parte de la dictadura. Estos programas se caracterizaron por los escasos sueldos que ofrecían, siendo Moisés Moreno de la Población Lautaro, quien recuerda su experiencia: 85 Entrevista a Rosa Rodríguez, Población Cañada Norte, junio 2012. 86 Entrevista a Melchor González, Villa Kennedy, marzo 2012. “Yo al principio tuve problemas y lo pasamos bien duro. Mi señora trabajaba en el PEM, yo estuve trabajando en el POJH y nos ayudábamos, yo recogía zapatos de la calle, a veces la gente que recogía cosas también, le compraba zapatos, los traía para acá, los lavaba, los limpiaba, les ponía 56 | {Memorias de Barrancas} suela, los pintaba y los iba a vender al Persa BíoBío, donde llegaban comerciantes a comprar harta cantidad, lo que uno tuviera .Y así nos ayudábamos y mi señora trabajando en el PEM, como le digo y yo en el POJH y más ayuda de familia mía, hermanas mías que siempre me apoyaron y nos apoyaron a todos. Entonces, no teníamos un buen pasar pero tampoco podíamos quejarnos porque la comida no faltaba y las cuentas se pagaban” 87 Junto con las dificultades y carestías experimentadas por los vecinos, el clima de temor a causa del despliegue de los aparatos represivos, se hacía carne en las poblaciones y villas de la comuna. Rosa Rodríguez rememora su historia y la de Cañada Norte en el contexto de dictadura: “Hacíamos reuniones, yo era dirigente del Partido Socialista en ese tiempo. Tenía los carnet de los militantes y el estandarte. Vinieron a allanar mi casa y cuando me di cuenta que estaban cerca, hice un hoyo debajo de la artesa y enterré todos los carnet y el estandarte. Le puse parafina y le prendí fuego. Menos mal que no me revisaron el techo, porque tenía un cuaderno con la lista de militantes. Aquí hubo varios desaparecidos, hubo detenidos, un montón...” 88 Historias de allanamientos y persecuciones, son ampliamente rememoradas por los pobladores, quienes no necesariamente tenían para entonces una militancia política. Es el caso de Cristina Quiñones, quien desde sus recuerdos de niña, relata: “Yo a pesar de que era chica, me acuerdo una vez que pasaron los milicos por aquí corriendo, me acuerdo otra vez que hicieron un allanamiento y se llevaron a todos los hombres pa’ la cancha... De todas maneras, acá siempre fue muy tranquilo, no así en los alrededores, nosotros nos enterábamos que habían puesto bomba pa` allá, este otro lado, barricadas” 89 En otras poblaciones, la represión se tornó más descarnada, materializándose en la desaparición de personas y detenciones. Las Villas Santa Anita, Lautaro 57 | 87 Entrevista a Moisés Moreno, Población Lautaro, mayo 2012. 88 Entrevista a Rosa Rodríguez, Población Cañada Norte, junio 2012. 89 Entrevista a Cristina Quiñones, Villa Kennedy, abril 2012. {Memorias de Barrancas} y Manuel Rodríguez tuvieron experiencias traumáticas 90, de represión, las cuales tubieron connotación nacional. Moisés Moreno, lo constata: “Llevaron a mucha gente detenida, yo los nombres no los sé ahora, también que desaparecieron y a otros que volvieron, pero ya cambiados totalmente que ya no quieren participar en nada y con mucho resentimiento hacia toda la gente, no sé si porque no tuvieron ayuda o los dejaron solos, no sé, porque el caso mío también tengo eso, que a mí me dejaron solo” 91 Se observa cómo estos acontecimientos tienden a la desvinculación del entramado local, generando alejamiento y fracturas en los espacios comunes. Ello se ve intensificado con el fenómeno del soplonaje, medida consistente en delatar a otros pobladores, profundizando así el hermetismo y la desconfianza. Sin excepciones, este tema sale a la luz en cada entrevista situada en esta época, reconociéndolo como causa de roces y fisuras: “A mí me sapearon, porque había gente que llegó tan pobre, tan mísera, y que después eran momias, denunciando, porque yo siempre he estado en reunión, siempre he sido dirigente. Me habían denunciado que era comunista, que andaba haciendo reuniones clandestinas. Un día yo salgo a comprar y había un jeep parado al frente, el tipo se me tira encima y no sé cómo, me subo a la vereda arriba y me protejo en un poste de luz” 92 90 Marcelo Robles, op. cit., p. 316. Entrevista a Moisés Moreno, Población Lautaro, mayo 2012. 92 Entrevista a Sonia Espinoza, Población Los Héroes (ex Manuel Rodríguez), marzo 2012. Muchos testimonios relatan que si bien ellos no fueron víctimas directas de amenazas, estaban al tanto de los acosos ejercidos contra otros vecinos. Otros, tuvieron la desventura de vivir en carne propia la persecución, como es el caso de Pilar Ferrero: 91 “Aquí denunciaron a muchas personas y en uno de ellos era mi hermano. Lo estuvieron siguiendo ocho meses, de la casa al trabajo y del trabajo a la casa. Mi hermano no pertenecía a ningún partido político, o sea, teníamos 58 | {Memorias de Barrancas} nuestra ideología pero no estaba inscrito en el partido. Gente de aquí de la villa denunció a sus vecinos.” 93 Adicionado al problema mismo que implicaba el sapeo, más conflictivo aún era que los vecinos reconocían perfectamente quiénes eran los delatores. El destacado muralista Marcelo Gacitúa, dice categórico: “Sí, se sabía quiénes eran los sapos, dónde vivían, qué decían” 94. Se evidencia cómo ese quiebre en la convivencia, impulsó a los vecinos a congregarse en espacios que les devolvieran la confianza y con el tiempo, la energía y fortaleza para volver a manifestarse colectivamente. Las iglesias de la entonces Pudahuel, cumplieron un rol fundamental en la recomposición de los lazos comunitarios, pues en torno a ellas fueron acercándose y reencontrándose los vecinos. Según los testimonios, la Parroquia San Gabriel operó como núcleo articulador de los vínculos entre pobladores, coordinándose desde allí, conversaciones y nuevos encuentros. Desde comienzos de la década de los 80, la incubación de la sociabilidad política tuvo su punto cúlmine en las protestas callejeras de toda índole, que desembocaron en el paro comunal de 1984. Según palabras del historiador Marcelo Robles, el significado de esta manifestación se habría diluido con el tiempo: “Sin duda que este hecho no tuvo la traducción relevante en el periodo siguiente, el protagonismo de miles de pobladores anónimos, no lograron articular y mantener en el tiempo, un sello que se materializara hacia la transición política de los años posteriores, una actitud más democrática y participativa desde lo local a lo nacional” Por medio de estos testimonios, es posible observar de qué modo las prácticas de asociación tan arraigados en los habitantes de Barrancas, experimentaron un significativo rompimiento. Tanto la crisis económica y la precariedad que ello conllevó; como los conflictos dados en el tejido social a cusa de la represión y soplonaje, dejaron hondas huellas en el modo de organización. Si bien existió una re ocupación parcial de los espacios públicos en época de las protestas y otras manifestaciones públicas, es posible constatar la fragmentación del cuerpo colectivo. La individualización de los vecinos, la desconfianza y la escasa participación en instancias de reunión son expresiones patentes de esta fractura. 59 | 93 Entrevista a Pilar Ferrero, Villa Kennedy, marzo 2012. 94 Entrevista a Marcelo Gacitúa, Villa Arturo Prat, mayo 2012 {Memorias de Barrancas} • Organillero, fotografía Roberto Guerra 60 | {Memorias de Barrancas} Capítulo IV Para mi Lo Prado es la Vida. Reflexiones Actuales 61 | {Memorias de Barrancas} La comuna de Lo Prado fué fundada bajo Decreto con Fuerza de Ley Nº1-3260 en 1981, conformándose con segmentos de Maipú, Quinta Normal y Pudahuel. Si bien su municipio comienza a operar en 1984, el territorio que comprendía se habría poblado muchos años antes. La gente que se asentó en la antigua Barrancas, fueron migrantes de todos los lugares del país: mineros salitreros luego de la crisis del ‘30; chillanejos sin casa tras el terremoto de ‘39; y mapuche de todos los rincones del sur. Ellos, portaban el deseo de re fundar un hogar e iniciar una nueva vida, colmados de ímpetu y esperanzas. Como indica Gladys Cisternas: “Lo Prado está constituido por gente obrera, por eso somos así, si usted va a Jardín Lo Prado, va a la Lautaro, a la Che Guevara, a la Cañada Norte, son pura gente de esfuerzo. Aquí no hubo ricos hacendados, sino gente del sur que venía desempleada, gente del norte que venía desempleada, que vino a buscar una esperanza de vida a Santiago, en Barrancas” 96 En este espacio se conjugaron diversos actores, quienes colectivamente, debieron luchar para conquistar un mejor habitar. Dicho emprendimiento no estuvo exento de dificultades de diversa índole. María Huaiquipán, vecina dedicada a la poesía, narra los conflictos acontecidos con la importante migración mapuche y su compleja inserción en la comuna: 95 Entrevista José Oportus, Población Jardín Lo Prado, julio 2012. 96 Entrevista a Gladys Cisternas, Población Jardín Lo Prado, julio 2012. 97 Varios autores, Epeümapu, epeümonguén.Historias de la tierra, historias de la vida, Ed. PRODEMU, Santiago 2001. “Ayer tenía vergüenza Y antes de ayer, también Y es por eso, Que me quiero desahogar. Hoy quiero gritar, Hoy quiero enseñar, Hoy quiero decirle a Chile y a Lo Prado Que la vergüenza se terminó. 97 62 | {Memorias de Barrancas} Es posible observar también, que las redes organizacionales mencionadas, han quedado en gran parte desarticuladas como consecuencia del gobierno autoritario. Con nostalgia, relata Rosa Rodríguez: “Ahora la gente se metió en sus casas, les importa un comino el que sufre o el que necesita ayuda, ¡nada! Se olvidaron de la lucha que dimos, que estuvimos metidos en el barro, que pasamos hartas peripecias, no teníamos agua pa’ bañarnos, andábamos con la misma ropa todos los días. Hoy tienen la suerte que les ha ido mejor, pero luchemos por los demás, cooperemos con los demás, no nos olvidemos, no nos encerremos!” 98 Además de los quiebres ocurridos en los lazos comunitarios, existe una conciencia de las modificaciones espaciales, que se manifiestan con añoranza y sentido de pertenencia: “San Pablo se extendía de oriente a poniente con su ruido ensordecedor plagado de discotecas, bares y peluquerías dignas de un film de Almodóvar, sólo la feria de las Torres el día sábado me traía de vuelta a la vida de barrio, al oloroso aroma de la fruta fresca, al viento que revoloteaba entre los pasajes y calles de la Villa” 99 El lugar, los nombres de sus calles y la vida allí desplegada, han quedado dotadas de cientos de recuerdos, guardándose con ellas un profundo vínculo emocional. En la actualidad, existe un inmenso afecto por el barrio habitado, entendido como espacio de reconocimiento y de construcción colectiva. El destacado cantante lírico José Quilapi define su experiencia de vivir en Lo Prado con gran orgullo: “Después de vivir afuera, tú tienes otra visión. Algunos me dicen que yo vivo en la lejos, porque para quienes viven ‘allá arriba’, vivir ‘acá abajo’ es como vivir en la Quinta Región. Para algunas personas, vivir en Lo Prado, es donde viven los pobres y es por ello que hay discriminación en muchos aspectos, pero a mí no me afecta, porque para mí todo esto es Santiago. A mí nunca me ha pasado nada, estoy feliz de vivir aquí” 100 63 | 98 Entrevista a Rosa Rodríguez, Población Cañada Norte, junio 2012 99 I. Municipalidad de Lo Prado, Historias de Lo Prado...s/n. 100 Entrevista a José Quilapi, Jardín Lo Prado, mayo 2012 {Memorias de Barrancas} Los testimonios dan cuenta de la honda identificación con su población o villa, consideradas una extensión material de sus sacrificios, proyectos y finalmente, de sí mismos. Por lo general, los testimonios expresan una valoración positiva sobre los cambios ocurridos en el entorno, asumidos como mejoras para sus hijos y nuevas generaciones: “Sí, yo me acuerdo que cuando niña, había mucha pobreza y poca ayuda, muy poca ayuda. Yo recuerdo que a mí me costó mucho estudiar, porque no tenía la situación para hacerlo, en cambio ahora los niños tienen el apoyo del colegio, de la municipalidad, hay ayuda, o sea el que quiere salir adelante ahora lo puede hacer, antes no, era difícil” 101 Las dificultades experimentadas por los primeros residentes de Barrancas se tienden a comparar con las de las generaciones posteriores. Con frecuencia los vecinos señalan los cambios en las condiciones de vida: si ellos debieron acudir a pilones distantes para conseguir agua, sus hijos cuentan hoy con agua potable en las casas; si ellos tuvieron que construir sus primeras viviendas con sábanas y algunos palos, sus hijos nacieron en viviendas sólidas, hechas de concreto. Estos cambios son ampliamente reconocidos y estimados, pues hacen contrastar sus experiencias colmadas de rigor y dificultades, con otras más recientes donde la vida parece ser más cómoda y libre de obstáculos. 101 Entrevista a Teresa Maldonado, Población María Luisa Bombal ( ex Pudahuel), mayo 2012 Esta breve aproximación ha procurado revisar las formas de extensa sociabilidad de los pobladores de Barrancas, Pudahuel y hoy, Lo Prado. Se destacan de todas ellas, la diversidad de proyectos emprendidos colectivamente, siempre en pos de un mejoramiento del entorno. En la época inicial de asentamiento, los pobladores lucharon contra los engaños de los loteadores y por conseguir iluminación y pavimentación. Realizaron además, una serie de publicaciones periódicas, las cuales operaron como voz de denuncia a los 64 | {Memorias de Barrancas} problemas que los afectaban. En un segundo momento, los habitantes de Barrancas se reunieron en torno a instancias institucionales reguladas por CORVI o cooperativas, para conseguir un hogar. Allí, emprendieron batallas por urbanizar y proteger sus viviendas, concebidas como el sueño de toda una vida. En la década de los setenta, cuando la cuestión de la vivienda experimentaba un momento crítico a nivel nacional, se sucedieron en Barrancas una serie de tomas de terrenos. Allí, pobladores agrupados en comités sin casa crearían un tipo de organización disciplinada y firme, basada en una consistente solidaridad. Esas historias trenzadas en torno a la ayuda mutua y la construcción mancomunada, tuvieron una importante inflexión en el contexto de dictadura. Los firmes lazos sociales que habrían sido cultivados por años, se vieron diluidos ante la presión del temor y el soplonaje. A pesar de ello, la mayoría de los testimonios registrados, dan cuenta explícitamente de la satisfacción por todo lo realizado, adicionada a las ganas de proseguir el trabajo comunitario. Se identifican muchos logros en urbanización y acceso a servicios, los que consideran resultado de sus propias y significativas luchas. En todas estas experiencias, se generaron instancias donde recrearse y festejar en torno al deporte, la música y el ocio. Quintas de recreo, cantinas, clubes deportivos y sociales, se instalaron en todos los rincones de las poblaciones y villas en formación, convirtiéndose con el tiempo, en su sello más sobresaliente. Los habitantes de Lo Prado, forjaron un ambiente de reconocimiento común desde donde apropiarse conjuntamente del espacio. Estas pequeñas hazañas y proyectos comunes, se fraguaron en torno al deseo de congregar y construir, confiriendo sentido a su vida y a su habitar. Todos ellos manifiestan un cariño y profundo arraigo con su territorio, que al momento de significarlo, lo describen sin espacio a dudas, como su vida. 65 | {Memorias de Barrancas} • Rogativa en Feria Criolla Lo Prado, 2011, Foto Patricia Requena 66 | {Memorias de Barrancas} Bibliografía › Becerra, Luis, Breve Historia de lo Prado, Inédito › Bozzo, Scarlet, et. al., Mujeres mapuche migrantes: Recorridos del campo a la ciudad, Santiago, Ed. FONDART 2006. › Castells, Manuel. Movimiento de pobladores y lucha de clases en Chile. EURE Vol. 3, núm. 7 abril de 1973. › Dak, Plano de Santiago IV Centenario 1541-1941, Santiago, Impr. Universitaria, 1941. › De Ramón, Armando, Santiago de Chile 1541 -1991, Historia de una sociedad urbana, Ed. Sudamericana, Santiago 2000. › Espinoza, Enrique, Geografía descriptiva de la República de Chile. 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Municipalidad de Pudahuel, Santiago 2007. • Artículos › De Ramón, Armando, “La población informal. Poblamiento de la periferia de Santiago de Chile. 1920-1970”. En Rev. EURE Vol. XVI, N° 50, Santiago 1990. › Romero, Luis Alberto. Urbanización y sectores populares: Santiago de Chile 1830-1875. En Rev. EURE Vol. XI, núm. Santiago 1984. • Entrevistas Armando Osorio Población Lautaro Arturo Flores, Dueño Restorán “Louta” Betsabé Pinto, Restorán Chanco Mío Catalina Rojas, Pudahuel Cristiane Cornejo, Villa Manuel Rodríguez Cristina Quiñones Villa Kennedy Domingo Quiñones, Villa Kennedy Hugo Vásquez, Dueño Restorán “El Cumbión” Ernestina Paredes, Villa Los Copihues Fernando Olmos, Villa Kennedy Florinda Cortés, Villa Manuel Rodríguez Gladys Cisternas, Jardín Lo Prado Jaime Molina, Restorán Colo -Colo José Oportus , Jardín Lo Prado José Quilapi, Jardín Lo Prado Juana Pirquil, Villa Los Lagos Lucinda Muñoz, Villa Manuel Rodríguez Luis Jordán, Villa Kennedy Manuel Amigo, Profesor de música Marcelo Gacitúa, Muralista, Villa Arturo Prat María Huaiquipán, Club Deportivo de Palín Bolonto Mapu Mario Carvallo, Villa Manuel Rodríguez Melchor González, Villa Kennedy Moisés Moreno, Población Lautaro 69 | {Memorias de Barrancas} Octavio Osorio, Población Lautaro Orlando Castro, Villa Manuel Rodríguez Orlando Ruiz, Villa Los Copihues Pilar Ferrero, Villa Kennedy Rosa Ortiz, Restorán Curicó Rosa Rodríguez, Cañada Norte Sonia Espinoza, Villa Manuel Rodríguez Veneranda Illanes, Villa Kennedy Virginia Abarca, Villa María Luisa Bombal • Jornadas de Memoria Orieta Ojeda Norma Rivera Juan Cabello Juan Navarro • Tesis › Farías Ana María, Urbanización, política de vivienda y pobladores organizados en Las Barrancas: El caso de la Población Neptuno. 1959-1968, Tesis para optar al grado de Licenciado en Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Inédito. Santiago 1992. › Loyola T., Manuel, Los pobladores de Santiago; 1952-1964: su fase de incorporación a la vida nacional, Tesis, Facultad de Historia Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, 1989. › Robles Manuel, Historia de los pobladores de Las Barrancas : autonomía, participación política, politización, ideologización, resistencia y desobediencia civil de la organización de los pobladores de Las Barrancas, Tesis, Facultad de Historia Universidad ARCIS, Santiago 2007. • Periódicos Comuna de Las Barrancas El Comercio La Voz de Barrancas La Lei La Justicia. 70 | 1898 1909 1910 1912 1913 {Memorias de Barrancas} El Deber. La Voz de las Barrancas El Defensor de Barrancas La Voz del poblador Pudahuel 1914 1949 1951 1953 1959 • Videos › Pudahuel Memorias de las barrancas. Capítulos de una historia. I.Municipalidad de Pudahuel, Santiago 2007. › Villa Santa Anita: “El Campamento Che Guevara “, I. Municipalidad de Lo Prado, Santiago 2007. • Fonografía Jara, Victor, La Población, DICAP, 1972 Chileneros, Los, La Cueca Centrina, Odeon, 1967. • Documentos de Archivo CORVI (Corporación de la vivienda), v. 14 52, v. 1338, v. 330. MINT (Ministerio del Interior) , v. 2334, v.17701, v.4400, v. 7147. MBIN (Ministerio de Bienes Nacionales), v. 6731. MOP (Ministerio de Obras Públicas), v. 2495, v. 5046, v. 7206. MVIV (Ministerio de Vivienda), v.3776, v. 181, v. 2933, v. 214, v. 1760, v. 1774. 71 | {Memorias de Barrancas} Agradecimientos: Este trabajo se ha hecho carne gracias a la sensibilidad, la memoria y la apertura de muchas personas. Se han abierto de corazón para contar pedacitos de sus vidas, de sus luchas..., para entregar documentos, brindar apoyos y contactos las siguientes personas: Dioscoro Rojas Guaripola Guachaca, por su entusiasmo e inspiración para el proyecto"clubes sociales e identidad lo pradina " • Entrevistados Armando Osorio Población Lautaro Arturo Flores, Dueño Restorán “Louta” Betsabé Pinto, Restorán Chanco Mío Catalina Rojas, Pudahuel Cristiane Cornejo, Villa Manuel Rodríguez Cristina Quiñones Villa Kennedy Domingo Quiñones, Villa Kennedy Hugo Vásquez, Dueño Restorán “El Cumbión” Ernestina Paredes, Villa Los Copihues Fernando Olmos, Villa Kennedy Florinda Cortés, Villa Manuel Rodríguez Gladys Cisternas, Jardín Lo Prado Jaime Molina, Restorán Colo -Colo José Oportus , Jardín Lo Prado José Quilapi, Jardín Lo Prado Juana Pirquil, Villa Los Lagos Lucinda Muñoz, Villa Manuel Rodríguez Luis Jordán, Villa Kennedy Manuel Amigo, Profesor de música Marcelo Gacitúa, Muralista, Villa Arturo Prat María Huaiquipán, Club Deportivo de Palín Bolonto Mapu Mario Carvallo, Villa Manuel Rodríguez Melchor González, Villa Kennedy Moisés Moreno, Población Lautaro Octavio Osorio, Población Lautaro Orlando Castro, Villa Manuel Rodríguez Orlando Ruiz, Villa Los Copihues Pilar Ferrero, Villa Kennedy Rosa Ortiz, Restorán Curicó Rosa Rodríguez, Cañada Norte Sonia Espinoza, Villa Manuel Rodríguez 72 | {Memorias de Barrancas} Veneranda Illanes, Villa Kennedy Virginia Abarca, Villa María Luisa Bombal • Jornadas de Memoria Orieta Ojeda Norma Rivera Juan Cabello Juan Navarro Rosario Guerra Luis Almonacid Juan Carlos Ibacache • Funcionarios municipales Marion Assis Luis Robles Patricio Salinas Omar Fernandez Alejandra Sandoval Rosa Osorio Angel Aguilera Valeska Ahumada • Dirigentes vecinales Maria Isabel Ayala Emilio Morales Luis Silva Ivan Verdugo Patricia Ramírez Marta Navarro Mónica Reyes María Victoria Fuentes Guillermina Cortés Sonia Ramírez Carlos Figueroa Sonia Valdivia Quizás se quedaron en el tintero, algunos que involuntariamente olvidamos, pero simple y sencillamente ellos y nosotros sabemos que este libro les pertenece...} a todos.... hasta la proxima!! 73 | {Memorias de Barrancas} • Fotografía Recreacion en Metro Barrancas. Aporte de Roberto Guerra 74 | {Memorias de Barrancas} Colofón En esta primera edición se terminó de imprimir en el mes de Septiembre del año 2012. Se imprimieron mil ejemplares en papel Bond ahuesado de 80 grs. Para el interior y papel Hilado de 180 grs. Para envolver la tapa. La encuadernación es rústica. Para la composición de los textos se utilizó la tipografía Australis Romans, italic, con sus variantes small caps, swash italic y mayúsculas. Los títulos y destacados fueron compuestos con la típografía Autralis Bold en sus variantes de peso: media y pesada. Ambas fueron diseñadas en Santiago de Chile. 75 | {Memorias de Barrancas} • Campamento Che Guevara. Aporte Fotográfico Sonia Valdivia 76 |