Maslow define el self como la sustancia interior o la naturaleza inherente del individuo, es decir, los gustos, los valores y las metas que posee cada humano. Para entender la propia naturaleza interior y actuar de acuerdo con sus dictados, es necesario actualizar el self. 3.El yo en la terapia transaccional A nivel funcional, el Análisis Transaccional busca facilitar el análisis de las formas en que las personas interactúan entre sí mediante transacciones psicológicas, con sus estados del (ego) yo Padre, Adulto y Niño, aprendiendo a utilizar cada uno en el contexto adecuado: el Padre para dar cuidados, reprender y todo lo referente al aspecto normativo y ético. El Adulto para el aspecto racional y de tratamiento de datos, y el Niño para lo ligado a lo espontáneo, los sentimientos, los deseos. Cada uno de ellos refleja todo un sistema de pensamiento, sentimiento y comportamiento que determinan nuestra expresión, nuestra interacción con los demás, y la comprensión de nosotros mismos. El objetivo del AT es crecer en el logro de una personalidad integradora de las tres partes principales de nuestra personalidad. El terapeuta de AT trabajará directamente en el aquí y ahora la resolución de problemas de comportamiento, al tiempo que ayuda a los clientes a desarrollar herramientas para encontrar soluciones creativas (/constructivas). El objetivo final es asegurar que los clientes recuperen la autonomía absoluta sobre sus vidas. Eric Berne define esta autonomía como la recuperación de tres capacidades humanas vitales: la espontaneidad, la sensibilización y la intimidad. 4.El yo en el psicodrama Para Jacob Moreno y otros profesionales del psicodrama: “El desempeño de roles es anterior al surgimiento del yo. Los papeles no surgen del yo, sino que yo surge de los roles.” Antes e inmediatamente después del nacimiento el niño vive en un universo no diferenciado llamado “matriz de identidad”. Esta matriz es existencial, pero no es experimentada. Se le puede considerar el lugar de donde emergen en fases graduales el yo y sus ramificaciones, los roles. Los roles son los embriones, los precursores del yo, y tienden a agruparse y unificarse. Se distinguen roles fisiológicos o psicosomáticos, como los del sujeto que come, que duerme y que tiene actividad sexual; roles psicológicos o psicodramáticos, como los fantasmas, hadas y roles alucinados; y roles sociales, como los del padre, policía, doctor, etc. Los que primero aparecen son los fisiológicos o psicosomáticos. Sabemos que entre el papel sexual, el del sujeto que duerme, el del que sueña y del que come se desarrollan “vínculos operacionales” que los asocian y los integran en una unidad. El yo en cierto momento podemos considerarla una especie de yo fisiológico, un yo “parcial”, un racimo de roles fisiológicos. En el curso del desarrollo los roles psicodramaticos comienzan a agruparse y forman una especie de yo psicodramático, y finalmente sucede lo mismo con los roles sociales, que constituyen una especie de yo social. Los yo fisiológico, psicodramático y social son meros yo “parciales”; el yo total, realmente integrado, de años posteriores, todavía no ha nacido. Tienen que desarrollarse vínculos operacionales y de contacto entre los tres racimos para que podamos identificar y experimentar, después de su unificación, lo que denominamos nuestro “yo”. 5.El yo en la Terapia Rogeriana La teoría de Carl Rogers está construida a partir de una sola “fuerza de vida” que llama “la tendencia actualizante” que puede definirse como una motivación innata presente en toda forma de vida dirigida a desarrollar sus potenciales hasta el mayor límite posible. La parte nuestra que encontramos en la tendencia actualizadora, seguida de nuestra valoración organísmica*, de las necesidades y recepciones de recompensas positivas para uno mismo, es lo que Rogers llamaría el verdadero yo (self). Valoramos la recompensa en positivo de nosotros mismos, lo que incluye la autoestima, la autovalía y una imagen positiva de uno mismo. *vean el concepto de teorías organísmicas Por otro lado, dado que nuestra sociedad no está sincronizada con la tendencia actualizante y que estamos forzados a vivir bajo condiciones de valía que no pertenecen a la valoración organísmica, y finalmente, que solo recibimos recompensas positivas condicionadas, entonces tenemos que desarrollar un ideal de (uno/) sí mismo (ideal del yo). En este caso, Rogers se refiere a ideal como algo no real; como algo que está siempre fuera de nuestro alcance; aquello que nunca alcanzaremos. El espacio comprendido entre el verdadero self y el self ideal; del “yo soy” y el “yo debería ser” se llama incongruencia. A mayor distancia, mayor será la incongruencia. De hecho, la incongruencia es lo que esencialmente Rogers define como neurosis: estar desincronizado con tu propio self. 6.El self en la Gestalt La Terapia Gestalt estudia las relaciones que se dan en la frontera entre el organismo y su entorno, esta relación es el contacto. Según Perls, Hefferline y Goodman (1951): el contacto es la realidad más simple e inmediata, es la consciencia inmediata y el comportamiento motor hacia la novedad asimilable y también el rechazo de la novedad no asimilable. Al complejo sistema de contactos necesarios en el campo, lo llamamos ‘self’. Se sitúa en la frontera del organismo y del entorno y pertenece a ambos, al entorno y al organismo. No es una institución fija, sino que existe en donde y cuando existe una interacción en la frontera. El self también se conoce como el pequeño factor que integra la experiencia y que hace que la persona la sienta como una única realidad, una realidad constante, a lo largo de su vida, que le pertenece a cada quién y que le da individualidad y singularidad. Perls, Hefferline y Goodman nos cuentan que el self es el sistema de respuestas, es la función de contactar, es el sistema de contactos, es el poder que forma la Gestalt en el campo. Pero, por encima de todo insisten en dos puntos: el self no existe como una institución fija, sino que es un proceso temporal que existe en donde y cuando existe, de hecho, una interacción en la frontera, y que es la frontera-contacto en actividad, perteneciendo a ambos, al entorno y al organismo.