Universidad Autónoma de Sinaloa Facultad de arquitectura Licenciatura en arquitectura Reporte de investigación. Título: Nuevas centralidades. Sistema arquitectónico para un mercado contemporáneo. Unidad: Metodología de la investigación. Asesores: Dr. en Arq. Melchor Peiro Guerrero. Alumno: Joel Eduardo López Gastélum. 9° semestre Grupo 1. 1. INTRODUCCIÓN. 1.1. Introducción. Es necesario, antes de partir con la introducción del contenido, constatar ciertas aclaraciones sobre la forma de éste. Una parte fundamental de la investigación tiene cabida ya dentro de un planteamiento esquemático que es establecido por el sistema que se pretende formular. Esquemático en la manera de trabajar con diversos conceptos delimitados por un interés común, que entre ellos reproduzcan un sentido o significado particular. Aun siendo desde un inicio el punto de partida de la investigación, tal sistema es sólo la parte central, situada entre la partida teórica y el proyecto arquitectónico. Muy aparte de justificaciones académicas, esta estructura de tres partes dota de un balance a la investigación en la que el aparato sistemático recibe el contenido por parte del espectro teórico para traducirlo en la materia proyectual llevada al diseño arquitectónico. Primeramente, todo el desarrollo de la investigación hace referencia al formato propio en que se resuelve. Al momento de delimitar la problemática, resulta que los aspectos generales de ésta se separan de los específicos que el sistema arquitectónico demanda resolver, como una operación que trabaja asimismo el mismo marco conceptual en distintos niveles. Lo que más interesa definir, para bien de la legibilidad de la investigación a desarrollar, gira en torno a los puntos clave escogidos de entre tantos otros que la temática sopesa. Esto habla de la forma con que se está tratando esta investigación, dado que, a fuerza de comparación, en otras investigaciones en que se enfocan de lleno en la planeación de un mercado o cualquier obra, el contenido se maneja en perfiles más definidos y cuantitativos. Ello depende del contexto desde el que la investigación se plantea. Los aspectos llanos y datos concretos se abordan cuando no hay una discusión sobre la condición de los conceptos, observándolos antes de definirlos, operando así en escalas concretas, sobre una base teórica ya resuelta dentro de un marco ideológico prestablecido, apartadas de aquellas anteriores, correspondientes a esquemas mayores. Ahora, ¿qué supuestos sugieren el planteamiento de un sistema? Dicho ya en el primer párrafo, el planteamiento del sistema se convirtió en el inicio de la estructura total de la investigación, pero sólo bajo los antecedentes de suposiciones sin formular, que ocupaban de una idea fija para resolverse. Este planteamiento parte del gran esquema de la falta de equipamiento y la distribución desigual del ya provisto, hacia un paréntesis que envuelve las necesidades puntuales del individuo que abastece un mercado. La falta de atención a éste y demás llamamientos de necesidades es un nombrar concisamente la causa de las periferias. Por esto, no es obligada una referencia de ubicaciones a intervenir tanto como de condiciones. El cometido propio de la investigación se centra en el desarrollo de centralidades por medio de un sistema arquitectónico que resulte en una tipología adaptable según el panorama que se presente. Se dice centralidades en plural dado a que los esfuerzos están dirigidos hacia la aplicación extendida de un sistema base. Lo que lo vuelve un razonamiento orgánico, opuesto a las reducciones de formulaciones prácticas, es la comprensión de las fuerzas pertenecientes a realidades que se presentan a lo largo y ancho de la ciudad. Finalmente, la idea del sistema vino a componerse por nociones que hablaban de cómo un mercado puede funcionar bajo la forma de cualquier construcción o espacio público donde el comercio se desempeñe e hipotéticamente pudiera desempeñarse. Esto es: tomando en cuenta los “espacios vacíos”, esos lugares que se definen en sus características propias, y reduciendo los espacios públicos a un repertorio de formas y tipos, que respondan a las características principales del contexto. 2. DESARROLLO. 2.1. Problema. Al desarrollar la problemática, nos adentramos al mismo tiempo en la parte central de la temática presente y aportamos sentido al sistema arquitectónico. En este punto, se define tanto un concepto importante dentro del aparato sistemático con el cuál trabajar las condicionantes ulteriores, como las situaciones de las cuales partir a la definición más amplia de la problemática. La problemática se desprende de la condición vigente de los términos de mercado y centralidad (siempre en función al sector al que corresponde el terreno a intervenir), funcionando en conjunto. En cada caso individual, el contexto varía al momento de identificar el conjunto de las problemáticas particulares. Así, un contexto común se encuentra en la fuerza pública del mercado como objeto arquitectónico y de las centralidades como un sistema de actividades y espacios. Para cada caso se puede definir una problemática objetiva y una problemática intertextual. Los mercados sufren del desuso y la pérdida de valor simbólico, que conllevan a su deterioro físico y sobre todo al estancamiento de sus condiciones desfavorables como órgano público; tal efecto, por otra parte, se refleja a nivel intertextual en la incompatibilidad de las actividades comerciales con la tipología arquitectónica vigente que causa su falta de integración: el mercado debiera componerse según las pautas de su actividad y no de su construcción física, capturando su carácter espontáneo de la misma manera que los espacios públicos sirven a los comerciantes, lo cual pone en evidencia la falta de utilidad del modelo popular, de nulas referencias y carácter cívico, resuelto solo a través de sus dimensiones construidas. En cuanto a las centralidades, su problema objetivo es la carencia dentro del sector de espacios propicios que generen un foco de actividades que lleve a concretarlas e integrarlas dentro de un sector, promoviendo extensiones desprovistas de condicionantes para su desarrollo, y la saturación de las ya habidas debido a la concurrencia; en el discurso intertextual, las centralidades son un fundamento dentro de la imagen de la ciudad que finalmente conlleva a condiciones de identidad, donde el problema principal es su limitada identidad y sus agotados paisajes. Se tiene que la problemática para los propósitos del sistema, se desglosa en sus facetas principales y se vuelve la constante del planteamiento del proyecto arquitectónico. El sistema busca apropiarse de las condicionantes actuales del contexto urbano para formular el espacio que mejor resuelva el entorno y funciones de un mercado, basándose en un repertorio tipológico de espacios públicos. Entonces, aquí cabe partir desde la insuficiencia de espacios de carácter público en el sector a intervenir, específicamente lugares de esparcimiento como jardines, parques, andadores, y cívicos como las plazuelas, explanadas y alamedas. 2.2. Método. Para investigación directa se estuvo en convivencia constante con el terreno propuesto y el contexto urbano de su sector, que abarca los fraccionamientos de Los Ángeles, Zona dorada, Maralago, y Floresta, principalmente, observando las condicionantes y las características, en lo que se señalan las condiciones periféricas del contexto de las que sobresalen los espacios baldíos y extensiones de suelo virgen, fronteras como las pronunciadas bardas que sitian los fraccionamientos, el fuerte eje vial de la carretera hacia Imala, la carencia de espacios públicos o de un motivo espacial que conjugue la densidad urbana presente, por mencionar unos, además de la falta de carácter civil forzado en los usuarios. Se tuvieron de primera mano diversas referencias de varios tipos por parte de los mercados dentro de Culiacán y otros sitios, y las vendimias o puestos ambulantes, como realidades en el entorno urbano de Culiacán, por hablar de las condiciones y las actitudes actuales en torno a ellos, y como casos dentro del desarrollo del esquema conceptual. Un ejemplo es haber interpretado la interacción del comercio en la vía pública como un tipo de mercado en sí mismo, que prescinde de las distancias como un valor para su definición y se inscribe en las trazas de los espacios urbanos, unificándolos como la vegetación lo hace en el paisaje. Tal resultado ofrece múltiples variaciones conceptuales. La investigación indirecta se debe a las diversas fuentes bibliográficas empleadas ya fuera para propósitos específicos dentro de la temática o para propósitos afines, secundarios al planteamiento. Los temas que impactaban directamente en la temática versaban dentro de la arquitectura y el urbanismo, mientras que los demás consistían en tópicos propios de la sociología, filosofía, arte, política, e historia, concretamente. Para el método de investigación histórica resulta útil tratar el desarrollo de la tipología de los mercados como un hecho en la historia que aporta una definición concluyente para el análisis de los mercados, en su problemática y en su interpretación. 2.3. Discusión/Análisis. Los temas fundamentales son la reformulación del concepto de mercado y el desarrollo de una centralidad para el sector de Los Ángeles, unidos por los términos de tipología y sistema arquitectónico. Para ello intervienen teorías que sirven de fuentes principales y aparecen en el desarrollo de la investigación, así también teorías secundarias que ayudaron a delimitarla. La investigación es la forma que une todos los conceptos y les da un valor particular, expresado finalmente en el proyecto arquitectónico, es en sí la manera en que los conceptos se conectan en una solución que recoge la vitalidad de cada uno. Las centralidades parten desde su estado crítico, su ausencia y su saturación, hasta conceptos de consolidación y multiplicación de una imagen casi agotada de la ciudad; el sistema arquitectónico se pretende como la solución a áreas sensibles de la ciudad que compiten próximamente con características similares dentro del potencial que ofrecen en un nivel ya de intervención, recogiendo las características y cualidades principales en esquemas de acción específicos, con el fin de producir una tipología que exprese la flexibilidad necesaria para integrarse y adaptarse al entorno a través de la reinterpretación de su contenido, apoyándose en un repertorio tipológico de espacios públicos donde el mercado mantiene sus propiedades intemporales, prescindiendo de modelos constructivos, dependiendo sólo de tales espacios que afinen el valor simbólico del intercambio de bienes dentro de los márgenes de la interacción humana. El mercado se define según las soluciones formales basada en una confección técnica, punto de encuentro en que se explica su compatibilidad con los demás tipos arquitectónicos que son los invernaderos y edificios de exposiciones; antes se trataron las mudanzas de las funciones del mercado dentro de la estructura urbana general, previo a su vigencia como tipo, es decir, previo al surgimiento de necesidades propias. En otro punto de vista, así también como su integridad técnica-formal, su posición dentro del repertorio del libro viene a decir algo, a darle su valor dentro del eje de organización cívica de la ciudad, uno de los reguladores del núcleo de la ciudad, a darle cabida en una concepción partiendo de la unidad primitiva comunitaria (Bohigas, 1979). Siegfried Giedion coincide en su texto que trata las etapas de la concepción del espacio, por otra parte, con un análisis detallado del mercado trajano, cuyas dimensiones tienen una correspondencia que no se limita solo a hablar de mercado sino referenciar las líneas fugadas de la trama urbana contenidas en el edificio (Giedion, 1975). La descripción de la problemática de condicionamientos exteriores relacionados a los mercados tiene cabida en los escritos de sociología urbana de Jordi Borja (Borja, 2013), donde forman parte en el esquema teórico del fenómeno de los espacios públicos. Partir de métodos interpretativos más complejos ayuda a explicar los sistemas de objetos relacionados al tiempo y al individuo, tal como el urbanismo y la arquitectura, desde la sociedad y la política, evitando el énfasis exclusivo en los análisis formales y la síntesis creativa de los autores. Tomando en cuenta las aportaciones de Kevin Lynch, una forma fundamental y simple de la centralidad no se ofrece textualmente, sino que se percibe en las amplias dimensiones de sus textos. Podemos remitirnos a tres aproximaciones distintas y distantes propias del autor: desde la objetividad, ya fundamental, de la ciudad a través de las percepciones visuales los conceptos referentes a la centralidad, como base estructural de una gramática delimitada, o centralidades, tomando como ejemplo la lectura de una ciudad o, a lo menos, de ejemplos hipotéticos, así sea desde aperturas en la correspondiente lectura mencionada o la propia natural a los esquemas e ideas (Lynch, La imagen de la ciudad, 1984); de la planificación del sitio (Lynch, La planificación del sitio, 1996); y en el área de los análisis del deterioro, de donde se retoma su discurso sobre las áreas huecas de la ciudad. (Lynch & Southworth, 2015) El repertorio histórico de tipos de Pevsner, compendio tipológico de los edificios (Pevsner, Historia de las tipologías arquitectónicas, 1996), sirve para entender la centralidad desde la totalidad del discurso del libro. Una interpretación conduce a hablar sobre los ejes de una organización cívica de la comunidad en sus formas primigenias, lo cual es el primero de tres criterios generales propuestos del libro. Se menciona una “partogénesis del núcleo primitivo comunal comunitario” (Bohigas, 1979). Curiosamente Pevsner no es quien sugiere subrayar tales afirmaciones, al menos no superficialmente, tanto como Oriol Bohigas en el prólogo de la edición castellana. Sirve partir de esta interpretación (por otra parte dada como la única válida) para desprender del texto alguno de los varios estratos que lo formulan. La historia de las tipologías arquitectónicas en su papel como teoría pone sobre la mesa la idea de que la arquitectura avanza conforme a las innovaciones tecnológicas y los nuevos lenguajes que se aprenden del uso de nuevos materiales. De esa manera, el texto corresponde al estudio de una tipología en específico, basado en dichos preceptos, que son las causas de sus limitantes y su rigidez. En el texto de Pevsner devienen dos perspectivas aquí útiles: la bien puntualizada, centrada, de categorías específicas, del mismo Pevsner: el contenido plantado según la coherencia tematizada de su historiografía, y la del autor del prólogo, Bohigas, en la extensión interpretativa de los valores del texto medidos con criterios rescatados de éste. Es válido también un segundo enfoque al registro histórico de Pevsner: el desarrollo histórico de los tipos bajo el análisis estilístico, tomando los materiales y función desde la coherencia de ella; un estudio del proceso del contagio estilístico entre tipos. Cabe señalar, por demás, gracias a Solá-Morales, que las formas de representación de la experiencia urbana no constan así sencillamente de innovaciones técnicas, tanto como a la representación artística y filosófica de una época (Solá-Morales Rubio I. d., 2002), de los modos de ver que unifican el arte y el pensamiento (Berger, 1972). Eisenman funciona como teórico en sus propios méritos y como vitrina de un número de demás autores con los que coordina sus visiones a la par de la filosofía. Su vocación práctica, antes que nada, es el fundamento más sólido de sus ideales, y en parte para el ejemplo y análisis correspondientes a este texto. Peter Eisenman en El fin de lo clásico se extiende en el concepto de clásico, sus intrincaciones y redefiniciones; la ruptura como razón; propone los cimientos para una arquitectura maquinista; sustenta la disociación del contenido de la arquitectura como repertorio de experiencia y conocimiento humano, del contenido del edificio, o sea el contenido discontinuo de la forma, de una lectura directa; una arquitectura antifuncionalista, antihumanista, en contra de la idea de lugar. Los antecedentes a su teoría son un tema aparte, para abrir paso a su concepción visionaria y a la actividad proyectual que le dio vida. La arquitectura como ficción presencia la destrucción sistemática precisamente de los ejes de la arquitectura expresamente clásica, que se resumen en la posibilidad de la representación, la actividad de la razón, y el sentido de la historia (Eisenman, The end of the classical: the end of the beginning, the end of the end, 1984). La búsqueda de la interioridad hace a un lado la aplicación de formas basada en conocimientos acumulados y la noción de una disciplina que incorpore los paradigmas emergentes; más bien se revela como el proceso dedicado a producir emergencias y afiliaciones accidentales para interceptar potenciales latentes, en vez de satisfacer los requerimientos de una demanda emergente. Todo esto de tal manera que no signifique una retracción a la posibilidad del conocimiento, en tanto que la arquitectura generada no obedezca ni se oponga a los órdenes naturales dominantes, como lo son los órdenes estructurales, funcionales, simbólicos, lingüísticos, económicos, entre otros (Zaera, 1997). Uno de los fundamentos de la arquitectura de Eisenman es la fecunda aportación de Gilles Deleuze y Felix Guattari de la conceptualización de las formas rizomáticas. El rizoma carece de estructura alguna y se explica en las realidades caóticas, subterráneas, de fugas, propias de la maleza que brota erráticamente. (Deleuze & Guattari, 1980). La expresión de esta idea se extrapola en escalas como campos y temas diversos. A gran escala, encierra la esencia mutante y violenta del mundo a través del siglo XXI, con hechos rizomáticos como las favelas, el internet, o, a lo más, una especia de tercera guerra mundial difusa, subterránea y esparcida, que salpica todos estratos, que actúa en la presión israelí sobre Gaza y Taba, los focos del fundamentalismo islámico violento, las secuelas del narcotráfico y de los paramilitares en México, Colombia, y Guatemala, la plaga de enfrentamientos internos de Uganda, Congo, y Angola, la descomposición de la Unión Soviética y sus consecuentes guerrillas internas, etc. (Muxí & Montaner, 2011) Otros fenómenos rizomáticos a menor escala y competentes en las intenciones de la investigación son las favelas, ya mencionadas, y las agobiantes cantidades y formas del comercio informal, que se toma como la célula del mercado como tal. Ultimadamente, los asentamientos rizomáticos son organismos que se establecen con viva autonomía y fungen posteriormente como un entorno para el sustento de condiciones materializadas, como los mercados, nacidas de sus mismas necesidades. Un antecedente con un parentesco relativamente amplio es la visión activista de Jorge Mario Jauregui. Los proyectos emergentes en las favelas de río de Janeiro por Jauregui testifican la apertura de un sistema que desvela la lógica de dicho organismo --en mi caso específico los mercados dentro de sí y la dinámica del espacio público-- para trazar líneas de intervención dotando de equipamiento y espacios que favorecen la movilidad interna, redirigen la conexión con la ciudad, trabajan los límites, y propician lugares de encuentro. Nacen del uso de la interpretación diagramática de un medio cambiante y caótico, como registros de mapas previos para figurar acciones y estrategias. Al mismo tiempo, Montaner clasifica la línea de acción de Jauregui como un paradigma dentro de una de cuatro maneras de afrontar el mapeo contemporáneo (Montaner, 2011). Dentro de una línea interpretativa similar, el quehacer artístico de Helio de Oiticica ofrece motivación suficiente a Paola Berenstein Jacques para componer un libro figurando una arquitectura propia de las favelas, dentro de un hecho artístico (Jacques, 2001). Al diálogo con el dinamismo de las energías propias de un entorno especifico, Ignasi de Solá-Morales lo captura para exponer el término de arquitectura líquida (Solá-Morales Rubio, 2002). Dentro de esta concepción, el afán de durabilidad y permanencia está ahora ubicado en la fluidez propia de la forma física del tiempo, amalgamado a las modificaciones que éste produce en las cosas. Ni siquiera consiste, por su naturaleza, en abdicarse absolutamente a la sola primacía del tiempo en cambio por la del espacio, como en lenguas clásicas. El medio de la fluidez es el desplazarse, está destinada a moverse repetidamente entre el espacio y el tiempo buscando una forma, apunta más al verbo que a un sustantivo. Una arquitectura así no ordena extensiones de una dimensión, sino los movimientos y los lapsos temporales (Ídem). Aldo Rossi plantea la problemática de las periferias italianas, dando cuenta de las consecuencias de prescindir de las centralidades para llegar a una definición de periferia. Las periferias, dice, es el rostro que representa en gran parte la ciudad contemporánea, que muestran signos y laceraciones de un crecimiento demasiado veloz (Rossi, 1956-1972). Rossi en sus artículos señala que el problema base a tratar de las periferias consiste en la conjugación de las fuerzas de la vida de la ciudad en un desarrollo armónico del tejido urbano, replanteando los fragmentos de espacios (con énfasis en los barrios pobres y aislados) las zonas degradas como franjas de aislamiento, en vistas de que las periferias representan el futuro de la ciudad, y es donde se reúnen las fuerzas de trabajo artífices del desarrollo humano (Ídem). El problema como tal es de alcance general, ya que dentro se formulan todos los aspectos a considerar al momento de intervenir. La distinción y clasificación de periferias se inscribe en los esquemas principales de la operación, reduciendo el análisis a las zonas infradesarrolladas, linderos, la franja de barrios-dormitorio, hasta zonas ya insertas en la ciudad que se degradaron por motivos diversos (Ídem). Por medio de un crecimiento organizado y de un orden adquirido, los barrios de periferia no serían sino partes de la ciudad, en las que se sostiene una tradición, una estructura, una vida urbana propia (Ídem). Hablamos, ahora, de límites y obstáculos que refrenan los desplazamientos activos de las partes de la ciudad, que por medio de estos mismos debieran estar relacionadas. En el libro Una frontera caliente: La arquitectura americana entre el sistema y el entorno (Caveri, 2002) se muestra la consciencia del predominio y aumento de las fronteras y exclusiones en sociedades cada vez más dualizadas que se resguardan con muros que pueden ser visibles o invisibles, que se manifiestan como guetos, urbanizaciones cerradas para ricos, villas miseria, centros comerciales, centros de ocio, resorts, campos de golf, hoteles exclusivos, vías rápidas, entre otros. La crítica más puntual a la problemática viene de la mano de las conclusiones de Jordi Borja, en una escala más amplia en la que este tema tiene asomos: “Los actuales territorios metropolitanos cuestionan nuestra idea de ciudad: son vastos territorios de urbanización discontinua, fragmentada en unos casos, difusa en otros, sin límites precisos, con escasos referentes físicos y simbólicos que marquen el territorio, de espacios públicos pobres y sometidos a potentes dinámicas privatizadoras, caracterizada por la segregación social y la especialización funcional a gran escala y por centralidades “gentrificadas” (clasistas) o “museificadas”, convertidas en parques temáticos o estratificadas por las ofertas de consumo. Esta ciudad, o “no ciudad” (como diría Marc Augé) es a la vez expresión y reproducción de una sociedad a la vez heterogénea y compartimentada (o “guetizada”), es decir mal cohesionada. Como se expone al inicio de este trabajo las promesas que conlleva la revolución urbana, la maximización de la autonomía individual especialmente, está solamente al alcance de una minoría. La multiplicación de las ofertas de trabajo, residencia, cultura, formación, ocio, etc., requieren un relativo alto nivel de ingresos y de información así como disponer de un efectivo derecho a la movilidad y a la inserción en redes telemáticas. Las relaciones sociales para una minoría se extienden y son menos dependientes del trabajo y de la residencia, pero para una mayoría se han empobrecido, debido a la precarización del trabajo y el tiempo gastado en la movilidad cotidiana.” Jordi Borja, 2013. 3. CONCLUSIÓN. 3.1. Resultados. El desarrollo de la parte proyectual vendría a ser el método de comprobación de la teoría propuesta: un sistema (interpretado como una estructuración entre principios y elementos dados) con apoyo en instrumentos teóricos (como los medios de organización de datos y recursos dispuestos). La prueba de la compatibilidad sistema-proyecto se da comparando la manera de hacer interdependiente propuesta, con una manera de hacer directa que no ofrezca ni competición ni resistencia a un modelo desgastado carente de referencias o adepto indiferentemente a ellas. El resultado probable de un esfuerzo inconsistente traería consigo a la larga distintas dolencias, además de dejar en pendiente la solución original propuesta; empezando por el abandono o desinversión, fenómenos ya experimentados en casos vigentes. El resultado deseado versaría sobre un modo nuevo de operar basado en todos los datos posibles de diferentes niveles: correspondientes a la morfología del terreno, el repertorio de tipologías disponibles, las funciones y dinámicas internas de sus referentes como espacios públicos, etc. Los problemas discutidos son de talla social, en su más grande exposición, en su forma física y más válida, a la que responde el proyecto construido; y su asentamiento teórico, desarrollado como un sistema que responde a las demandas existentes y a teorías en conjunción, busca cabida entre esquemas específicos de la arquitectura, con la intención de ser un planteamiento de referencia. La investigación se apoya en temas expuestos en el campo de la arquitectura y ofrece a estos tópicos ya planteados una perspectiva dentro de una problemática específica. El alcance máximo a considerar, con el afán de atestiguar la validez del sistema, sería la propuesta de escalas opuestas, problemáticas y soluciones diferentes que coincidan y se contengan dentro de las fronteras teóricas a delimitar. La correspondencia de la arquitectura y el urbanismo se da naturalmente, con la mínima influencia, cualquier acción de ambas entre sí. Así, operar en las muchas caras de la problemática obliga a repetidas correspondencias entre esquemas de la arquitectura y el urbanismo. Es competente recalcar la relevancia social de la intervención, distinguiéndola en varias partes. Primeramente, los servicios básicos comerciales de un mercado favorecen la compactación de los desplazamientos urbanos y representa un medio de sustento a una población específica; la actividad en sí, como activo de su contexto regional, incentiva el carácter cultural y la identidad comunitaria; tomando en cuenta la forma de los espacios públicos que se propone instalar, se presenta el acondicionamiento digno de la vida de la comunidad a través de espacios apropiables que construyan un lugar definitivo en el área de la ciudad en que habitan. El conocimiento planteado aquí se piensa como una ruta a seguir para ejercer la arquitectura bajo un enfoque con motivos específicos. La teoría que respalda el carácter práctico vendría a ser un aporte dentro del lenguaje de la arquitectura, donde se retoman conceptos establecidos y se establecen dentro de una manera de pensar flexible. Aunque el tema esté enfocado al desarrollo de mercados, ciertamente en cierta medida pueden salvarse los instrumentos de investigación, dependiendo de las particularidades del género arquitectónico. 4. Fuentes de referencia: Berger, J. (1972). Ways of seeing. Hardmondsworth: Penguin Books. Bohigas, O. (1979). Prólogo a la edición castellana. En N. Pevsner, Historía de las tipologías arquitectónicas (págs. 1-3). Barcelona: Gustavo Gili. Borja, J. (2013). Revolución urbana y derechos ciudadanos. España: Alianza Editorial. Caveri, C. (2002). Una frontera caliente. La arquitectura americana entre el sistema y el entorno. Buenos Aires: Syntaxis. Deleuze, G., & Guattari, F. (1980). Mille plateaux. París: Éditions de Minuit. Eisenman, P. (1984). The end of the classical: the end of the beginning, the end of the end. Perspecta, 21. Eisenman, P. (1997). Procesos de lo intersticial. El croquis, 83, 21-35. Jacques, P. B. (2001). Estética da Ginga: a arquitectura das favelas através da obra de Hlio Oiticica. Brasil: Casa da Palavra. Ledrut, R. (1976). Sociología urbana. Madrid: Instituto de estudios de administración local. Lynch, K. (1984). La imagen de la ciudad. (E. L. Revol, Trad.) México: Gustavo Gili. Lynch, K. (1996). La planificación del sitio. (J. F. Caleya, Trad.) España: Gustavo Gili. Lynch, K., & Southworth, M. (2015). Echar a perder: un análisis del deterioro. España: Gustavo Gili. Montaner, J. M. (2008). Sistemas arquitectónicos contemporáneos. Barcelona: Gustavo Gili. Montaner, J. M. (2011). Del diagrama a las experiencias, hacia una arquitectura de la acción. Barcelona: Gustavo Gili. Muxí, Z., & Montaner, J. M. (2011). Arquitectura y política. Barcelona: Gustavo Gili. Pevsner, N. (1996). Historia de la tipología arquitectónica. España: Gustavo Gili. Pevsner, N. (1996). Historia de las tipologías arquitectónicas. Barcelona: Gustavo Gili. Plazola Cisneros, A. (1996). 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