Subido por Everardo Pérez Sánchez

CONFERENCIAS 2019

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DEBER DEL JUEZ FAMILIAR ESCUCHAR A LOS MENORES
Si hubiere conflicto en las convivencias con los padres o por el cambio de guarda y custodia,
se debe escuchar a los menores con la asistencia personal del asistente de menores designado
por el sistema de desarrollo integral de la familia de la localidad, hipótesis que se actualiza
en el artículo 417 de la legislación en comento, que ordena:
“En caso de desacuerdo sobre las convivencias o cambio de guarda y custodia, en la
controversia o en el incidente respectivo deberá oírse a los menores. A efecto de que el menor
sea adecuadamente escuchado independientemente de su edad, deberá ser asistido en la
misma por el asistente de menores que para tal efecto designe el Sistema para el Desarrollo
Integral de la Familia del Distrito Federal.”
DEBERES DEL ASISTENTE DE MENORES
Por la trascendencia en la patria potestad y sus efectos, el artículo 417 bis del reiterado cuerpo
normativo civil determina las facultades legales del asistente de menores expresando: “Se
entenderá por asistente de menores al profesional en psicología, trabajo social o pedagogía
exclusivamente, adscrito al DIF-DF u otra institución avalada por éste, que asista al menor,
sólo para efecto de facilitar su comunicación libre y espontánea y darle protección
psicoemocional en las sesiones donde éste sea oído por el juez en privado, sin la presencia
de los progenitores. Dicho asistente podrá solicitar hasta dos entrevistas previas a la escucha
del menor, siendo obligatorio para el progenitor que tenga la guarda y custodia del menor dar
cumplimiento a los requerimientos del asistente del menor.”
PARIENTE QUE SUSTITUYE A LOS PADRES; SIN SER TUTOR
En cuanto a la custodia del menor y las obligaciones, las facultades y las restricciones para
los tutores, se aplican por analogía al pariente custodio del menor, de acuerdo con el precepto
418 del Código Civil que mandata lo siguiente: “Las obligaciones, facultades y restricciones
establecidas para los tutores, se aplicarán al pariente que por cualquier circunstancia tenga la
custodia de un menor. Quien conserva la patria potestad tendrá la obligación de contribuir
con el pariente que custodia al menor en todos sus deberes, conservando sus derechos de
convivencia y vigilancia. La anterior custodia podrá terminar por decisión del pariente que
la realiza, por quien o quienes ejercen la patria potestad o por resolución judicial.
OTROS EFECTOS EN EL EJERCICIO DE LA PATRIA POTESTAD
Cuando se trata de un hijo adoptado la ley restringe el ejercicio de este derecho sólo a los
adoptantes, según reza el numeral 419 que mandata: “La patria potestad sobre el hijo
adoptivo, la ejercerán únicamente las personas que los adopten”.
Si hubiere fallas o impedimentos para ejercer la patria potestad debe de seguirse del numeral
420 que estatuye: “Solamente por falta o impedimento de todos los llamados
preferentemente, entrarán al ejercicio de la patria potestad los que sigan en el orden
establecido en los artículos anteriores. Si sólo faltare alguna de las dos personas a quienes
corresponde ejercer la patria potestad, la que quede continuará en el ejercicio de ese derecho.”
Otro efecto es prohibir al menor que deje la casa de quienes la ejercen según lo ordena el 421
que dice: “Mientras estuviere el hijo en la patria potestad, no podrá dejar la casa de los que
la ejercen, sin permiso de ellos o decreto de la autoridad competente”.
Finalmente también son efectos que recaen en el hijo cuando se trata de su educación y la
intervención del ministerio público según el artículo 422 que prescribe lo siguiente: “A las
personas que tienen al menor bajo su patria potestad o custodia incumbe la obligación de
educarlo convenientemente. Cuando llegue a conocimiento de los Consejos Locales de
Tutela o de cualquier autoridad administrativa que dichas personas no cumplen con la
obligación referida, lo avisarán al Ministerio Público para que promueva lo que
corresponda.”
Profesor de Carrera, con 52 años de Cátedra ininterrumpida en Derecho Civil y Derecho
Familiar, en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México.
La adopción en el Código
Napoleón de 1804

“La adopción no es un contrato civil ni un acto judicial. Dijo Napoleón, -¿Qué es,
entonces? Una imitación por la cual la sociedad quiere remedar a la naturaleza. Es
una especie de nuevo sacramento: No puedo encontrar en la lengua una palabra
que sea capaz de definir este acto. Sigue afirmando Napoleón: El hijo de la carne y
la sangre de uno pasa, por voluntad de la sociedad, la carne y la sangre de otro. Es
el acto más grande que se pueda imaginar. Da sentimientos de hijo de papá a
quienes no los tenía. Entonces, ¿de dónde tiene que partir este acto? De lo alto,
como el rayo, ‘tú no eres el hijo de este hombre -dice el Cuerpo Legislativo-; pero
vas a tener sentimientos de hijo´.
El legislador, como un pontífice, impartirá el carácter sagrado. Supongamos, continúa afirmando napoleón- que hay disputas entre el hijo natural y el hijo
adoptivo. Éste responderá: ‘la misma autoridad fue la que certificó el matrimonio del
que naciste; la ley misma es la que me hizo tu hermano’. Se ha objetado que la
adopción es irrevocable; pero yo -ratifica Napoleón- no querría que fuera revocable.
Se cita el divorcio como ejemplo. ¿Cómo se puede comparar lo que disuelve con lo
que crea?.
Cuando un cuerpo político ha declarado una adopción, ciertamente no se puede pensar en
permitir su revocación. Sería diferente si la declaración procediera de un Tribunal. No sería
más que una sentencia. Hay que sacudir fuertemente la imaginación; si hay discusiones entre
el padre natural y el padre adoptivo; si, estando en el mismo barco, ambos se encuentran en
peligro de perecer, el hijo debe decidirse a favor del padre adoptivo. Sólo la voluntad del
soberano puede imprimir este sentimiento.
El vicio de nuestras legislaciones modernas es no tener nada que le hable a la imaginación.
No se puede gobernar al hombre más que por ella; sin imaginación, el hombre es un bruto.
Si los sacerdotes establecieran la adopción, la harían una ceremonia augusta. Es un error
gobernar a los hombres como si fueran cosas. No se está tratando entonces la cuestión, sino
haciendo geometría. Se le enfrenta como legisladores y no como hombres de Estado.
La imaginación debe considerar la adopción en el contexto de las desgracias de la vida. Si el
padre natural del hijo adoptivo su vuelve rico, éste abandonará a su padre adoptivo. Debe
estar ligado a él para siempre; de otra manera no es más que un heredero. ¿Quién ocupa el
lugar de Dios en la tierra? El legislador. ¿Quién es hijo de su padre? Nadie está seguro. Es la
voluntad del legislador. El hijo adoptivo debe ser como el hijo de la carne y la sangre. Si hay
la menor diferencia, concluye Napoleón -habéis fallado el blanco, y yo ya no entiendo nada.”
Profesor de Carrera, con 52 años de Cátedra ininterrumpida en Derecho Civil y Derecho
Familiar, en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Regulación jurídica del
concubinato de personas
del mismo y de diferente
sexo
DIFERENCIAS ENTRE EL CONCUBINATO Y EL MATRIMONIO
El concubinato es una de las formas jurídicas que reconoce el Código Civil para el
Distrito Federal, de formar la familia. A diferencia del matrimonio, es un hecho
jurídico que produce consecuencias sin acudir al Juez del Registro Civil para que
sancione esa unión. Esa figura ha pasado por diferentes etapas en la historia;
incluso, en la época de los romanos, se consideraba a la concubina como una
“poellex”; es decir, una prostituta.
De entonces a la fecha, la ley ha recogido los hechos, les ha dado fuerza legal y hoy
encontramos un concepto jurídico que determina cuándo hay concubinato y qué efectos
produce. Enseguida, nos referiremos a este importante hecho jurídico, que actualmente en
nuestro país tiene tales semejanzas que se puede casi equiparar a un matrimonio.
REFORMAS JURÍDICAS
De 1932 al 31 de mayo del 2000, el concubinato en México, ha sido objeto de diversas
reformas, que lo han tratado dándole efectos sucesorios, sólo para la concubina.
Posteriormente, en 1983, para el concubino, y siempre con una falta total de técnica
legislativa, porque desconociendo su naturaleza jurídica –que es la de hecho jurídico– se le
denominó matrimonio de hecho, equiparándolo incluso a esta unión, con graves
consecuencias al haber establecido que el supuesto para heredar en sucesión legítima también
daba derecho a alimentos y otras prestaciones. Esto ya no es así, el Código Civil para la
Ciudad de México lo trata de una manera distinta.
¿CÓMO LO REGULA EL CÓDIGO CIVIL PARA LA CIUDAD DE MÉXICO DEL
SIGLO XXI?
En primer lugar, se ha agregado el Capítulo XI, denominado Del Concubinato y en cuatro
artículos regula sus efectos, protegiendo sobre todo a la mujer y a los hijos. En comparación
a la legislación del siglo pasado, se establece el término de dos años o tener hijos en común
y no de cinco años, aclarando, sobre todo, que el concubinato como hecho jurídico produce
consecuencias de Derecho y no como ocurría anteriormente, en que apoyados en la hipótesis
de que se requerían cinco años de convivencia o haber tenido hijos, servía para heredar, si
cualesquiera de los concubinos moría en los cinco años precedentes inmediatos a la relación,
que debe entenderse bien, era sólo para la sucesión legítima y ordenaba que los concubinos
tenían derecho a heredarse recíprocamente, con las mismas reglas que los cónyuges.
Profesor de Carrera, con 52 años de Cátedra ininterrumpida en Derecho Civil y Derecho
Familiar, en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Consecuencias jurídicas
del reconocimiento
voluntario o forzoso de
un hijo
¿CÓMO DEBE HACERSE EL RECONOCIMIENTO DE UN HIJO?
Debemos insistir en que antes se hablaba del hijo nacido fuera de matrimonio y que
ahora sólo se le hace referencia sin especificar y se permite reconocerlo a través de
la partida de nacimiento, como estaba anteriormente, por acta especial ante el juez
también del Registro, por escritura pública, por testamento o por confesión judicial
directa y expresa. A esto se agrega, para protección de los menores, que si hay un
reconocimiento de una manera distinta a las que hemos comentado, no producirá
efectos; sin embargo, ese reconocimiento puede servir como indicio, respecto a un
juicio, sea para investigar la paternidad o la maternidad. Si el padre o la madre
reconocen en forma separada a un hijo, en los supuestos distintos a los
mencionados en el artículo 324, que habla de los que nacen dentro del matrimonio
o dentro de los trescientos días a que se haya disuelto, debe solamente asentarse
en el acta el nombre de quien comparece. Así quedan a salvo los derechos sobre
la investigación de la paternidad o la maternidad. En otras palabras, no puede, quien
comparezca, decir que el padre es tal persona o la madre es aquélla, sino que es
necesario que éstos vayan, pero de no ser así se asienta el nombre de quien
compareció y el otro podrá intentar una investigación en ese sentido. El texto
anterior decía que no se podía revelar al reconocerse quién era el padre o la madre,
y que si se hacía debían testarse las palabras para que quedaran ilegibles, lo que
obviamente cae en supuestos, que no son los más adecuados para salvaguardar la
filiación.
DERECHOS DEL RECONOCIDO
Por otro lado, el Código Civil agrega que cuando el hijo ha sido reconocido por el padre, la
madre o por ambos, además de tener derecho a llevar el apellido paterno de ellos o los dos
de quien lo reconozca, deberá ser alimentado por quienes lo han reconocido y a percibir la
porción hereditaria. Lo que adiciona el legislador es lo demás que se derive de la filiación.
En este sentido es bastante trascendente lo agregado porque todo lo referido al capítulo de la
filiación será aplicable a ese hijo reconocido. En otras palabras, tendrá relación con su
situación, además lo que disponen los artículos del 324 al 389 o Código Civil, así como los
del Registro Civil, que van del artículo 35 al 76.
RECONOCIMIENTO DE LOS HIJOS
En este tema también debemos insistir en la trascendencia del nuevo Código Civil, porque se
eliminó del código respectivo lo que antes se refería al reconocimiento de los hijos nacidos
fuera de matrimonio. Esto ya no existe.
En el siglo XXI se habla de que la filiación puede surgir porque la madre, el padre o ambos
lo reconozcan o por una sentencia ejecutoriada que así lo declare. Antes, respecto a la madre,
había la norma discriminatoria, basada en el derecho romano "mater semper certa est" -la
madre siempre es cierta-, ahora la ley dice que ella lo reconozca voluntariamente o si hay
conflicto a través de una sentencia. Respecto al padre, se igualó la situación porque antes
procedía sólo si lo reconocía voluntariamente, lo que a la mujer se le imponía por el solo
hecho del nacimiento y al padre, si no lo hacía por su voluntad, si se investigaba la paternidad
y había una sentencia que lo condenara, tenía que aceptar esa paternidad.
Profesor de Carrera, con 52 años de Cátedra ininterrumpida en Derecho Civil y Derecho
Familiar, en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Distintas formas de
constituir el patrimonio
familiar
Es importante distinguir las diferentes hipótesis que pueden surgir de acuerdo con
lo que el nuevo Código Civil ordena, en cuanto a que cada familia sólo puede
constituir un patrimonio, y si habiéndolo se formaran otros, no producirán efecto
legal alguno. Se determina que sólo puede constituirse con bienes ubicados donde
esté el domicilio de quien lo ha constituido.
Respecto a este tema debe subrayarse que podrá haber problemas atendiendo a
que la ley establece que sólo puede constituirse un patrimonio, ya que si una misma
persona de las anteriormente citadas crea el patrimonio, verbigracia la madre, con
sus hijos, con su cónyuge o con su compañero, supongamos que se integra por
cuatro personas. Si la madre tuviera otro señor, otros hijos y con otros bienes
quisiera constituir un patrimonio familiar, puesto que la ley expresa el procedimiento
y sus características, seguramente podrá hacerlo en el que ella esté participando
como copropietaria.
Incluso al haber proporcionado el bien para su repartición entre los miembros de la familia,
encontraríamos que a pesar de que ya hubiera constituido uno respecto a una familia podrá
hacerlo con la otra, si se satisfacen los requisitos que la ley exige.
Entre las características principales del patrimonio familiar mexicano, según los 24 códigos
civiles y ocho códigos familiares, todos locales, que rigen en la República Mexicana y el
Código Civil Federal, subrayan que sea de orden público e interés social, inalienable,
imprescriptible, inembargable e ingravable, que sólo personas jurídicas físicas no morales lo
pueden constituir; que los bienes se afectan con la copropiedad en favor de quienes integran
esa familia con el propósito de protegerla económicamente y que sirva de sustento y
fundamento al hogar. Su objeto puede ser múltiple, siempre y cuando no rebase el valor
máximo que la ley ordena; el representante legal de la familia copropietaria del bien o bienes
que integran el patrimonio familiar será el nombrado por la mayoría de los miembros —
copropietarios— de esa familia que la constituyen. El patrimonio familiar también tiene
como característica que los bienes objeto del nuevo estén ubicados en el domicilio donde
habita quien lo constituya; la ley sólo permite crear un solo patrimonio familiar. Ratificando
que, según el numeral 728 del código analizado, “Sólo puede constituirse el patrimonio de la
familia con bienes sitos en el lugar en que esté domiciliado el que lo constituya
La verdadera protección jurídica, económica, social y familiar que se puede brindar a las
familias mexicanas que constituyan un patrimonio familiar es que éste tenga un valor en
dinero, que sea suficiente para otorgar y garantizar a cada una de ellas en particular el sustento
material que representa ser dueños, como copropietarios de un bien inmueble, que esté libre
de gravámenes, que sea imprescriptible, no enajenable, les pertenezca íntegramente, hasta
que no lo necesiten y entonces decidan libremente y de acuerdo con lo que ordena la ley qué
hacer con él.
Profesor de Carrera, con 52 años de Cátedra ininterrumpida en Derecho Civil y Derecho
Familiar, en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México.
¿Cuál es la trascendencia
del interés social respecto
a las familias mexicanas?

Es función esencial del Derecho, proteger los intereses básicos de las personas y
los de los grupos sociales y de manera prioritaria los de la familia. De esta forma, el
interés social es un conjunto de principios morales y normas jurídicas, cuyo objetivo
es salvaguardar a la familia y a sus miembros, a la sociedad en general o a un sector
determinado de ésta, que por sus características intrínsecas, debe ser protegido y
tutelado por el Estado.
El Derecho Familiar, que no es Público ni Privado, es un tercer género, delimita la
organización de la familia frente al Estado y el propio individuo. Tiene principios
propios y por ello garantiza la protección de la familia frente al Estado, impidiendo
la intervención de éste en el núcleo familiar; posición que con toda claridad se ve en
el Derecho Familiar mexicano, si acudimos al Derecho humano establecido en la
Carta Fundamental, en el artículo 4º, que entre otras situaciones garantiza al
hombre, a la mujer, a la pareja, al matrimonio, el respeto a su voluntad para
determinar el número y espaciamiento de sus hijos. Ejemplo éste de protección y
no intervención del Estado en el núcleo familiar.
Por su especial naturaleza jurídica, distinta al Derecho Privado, al Civil y al Público, el
Derecho Familiar debe regular correctamente las consecuencias del nacimiento, crecimiento
y disolución de la familia; así como el destino adecuado de los bienes, cuando se dejan en
sucesión legítima o testamentaria a los miembros de esa familia.
El Derecho Familiar representa un interés social superior, que debe repercutir en la fortaleza
del Estado y de la sociedad. El Derecho Familiar persigue fines superiores que no pueden
dejar su cumplimiento al libre arbitrio de los particulares, sino confiarlos al Estado para
conseguirlos a como dé lugar. La autonomía y la exteriorización de la voluntad, pilares del
Derecho Civil, son inoperantes en el Derecho Familiar, dada la especial estructura y
naturaleza jurídica de éste.
El Derecho Familiar contiene normas imperativas, inderogables, eficaces, que ordenan, aun
en contra de la voluntad particular de los miembros de esa familia. Se imponen para que los
fines de la familia se logren, en muchas ocasiones, aun en contra de la voluntad de sus
integrantes. El Derecho Familiar a diferencia del Civil y del Privado, ordena, no discute. Se
impone. Ejecuta, no pregunta. Obliga, aun en contra de la voluntad particular.
El Derecho Familiar va más allá de los fines particulares. Sus instituciones básicas esenciales
son matrimonio, familia, divorcio, alimentos, estado familiar, concubinato, parentesco,
filiación, adopción, patria potestad, tutela, emancipación, Consejos de Familia, –aun no
presente en todas las leyes familiares– personalidad jurídica de la familia, –todavía no
reconocida como tal en la gran mayoría de los ordenamientos civiles o familiares del país–
protección de inválidos, niños, ancianos, alcohólicos, adictos, incapacitados y
discapacitados, patrimonio familiar, planificación familiar, control de la fecundación y la
sustitución materna, así como el registro del estado civil –para nosotros debería llamarse del
estado familiar, como existe en algunas entidades de la República con legislación familiar, y
porque lo que se registra es precisamente la información familiar– de este modo subsisten,
producen sus efectos jurídicos, en ocasiones imponiéndose, en otras, aun en contra de la
voluntad de los miembros.
El Derecho Familiar, dada su naturaleza jurídica de lograr los fines de la familia, se funda
más en obligaciones por cumplir, que derechos a exigir. Impone más deberes que facultades.
Sanciona aun en contra de la voluntad de los miembros de la familia, cuando aquéllos atentan
contra ésta.
El Derecho Familiar no permite el abuso o el mal ejercicio de los derechos que otorga, porque
entonces interviene y sanciona de manera tal, que en ocasiones hace perder, suspender o
limitar la patria potestad a sus titulares o les impone sanciones, considerando que primero
está la familia y después, sus miembros en lo particular.
Profesor de Carrera, con 52 años de Cátedra ininterrumpida en Derecho Civil y Derecho
Familiar, en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México.
El patrimonio familiar y
la pluralidad
En realidad ha sido muy importante la evolución que ha tenido la familia. En el siglo
XXI debemos hablar de ella en plural, porque hay tantos actos jurídicos, como el
matrimonio o la adopción; hechos jurídicos, como el concubinato; o los hechos
materiales, como la inseminación artificial cuando origina la filiación, que crean
diferentes clases de familias; así como el matrimonio de personas del mismo sexo
y el concubinato; todas en igualdad de derechos, deberes y obligaciones.
¡LAS FAMILIAS ESTÁN EN EVOLUCIÓN, NO EN CRISIS!
Afirmamos categóricamente que en el siglo XXI el concepto de familia ha tenido tal
evolución —no está en crisis— que debemos hablar de las familias, en plural. Colacionar el
punto de vista tan importante de que en México y en el mundo hay tantas familias como actos
jurídicos, hechos jurídicos o hechos materiales las originen.
PATRIMONIO FAMILIAR PROTECTOR ECONÓMICO Y JURÍDICO DE LAS
FAMILIAS
En cuanto al patrimonio familiar hemos insistido durante décadas que son muy importantes
los deberes del papá y la mamá o en quienes recaiga la obligación de dar alimentos, de
proveer, de dar lo que sea necesario para que vivan en mejores condiciones y, sobre todo,
como lo hicimos ya en el Código Civil de la Ciudad de México del año 2000, transmitir con
la figura jurídica de la copropiedad, la posibilidad del derecho real de propiedad para que
cada uno de ellos tenga un sustento, un apoyo, y que no queden como estaban o como están
la mayoría de las legislaciones civiles del país, en que expresamente se dice que no se
transmite la propiedad del patrimonio familiar a la familia. Esto para nosotros es un grave
error, incluso lo hemos subrayado y colacionado las normas que creamos en 1983 en el
Código Familiar de Hidalgo que, con modificaciones, sigue siendo en el siglo XXI, el que
mejor protege a las familias, con su complemento que es el Código de Procedimientos
Familiares.
CONCLUSIÓN
En esas condiciones, que el avance del Derecho Familiar, que es de orden público e interés
social, debe abarcar toda esta parte patrimonial para que las familias estén mejor protegidas,
mejor resguardadas desde el punto de vista de la ley, y sobre todo no olvidar que es
importante que sea con recursos económicos, materiales, casa-habitación, con una industria
familiar, con un comercio que se explote en las familias y que puede ser su sustento.
Hoy en la Ciudad de México el patrimonio familiar puede tener un valor de tres millones de
pesos.
Profesor de Carrera, con 52 años de Cátedra ininterrumpida en Derecho Civil y Derecho
Familiar, en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Efectos del divorcio en
relación con las hijas y
los hijos
El Derecho Familiar mexicano siguiendo el Código Civil de los franceses expresa
en esta materia que: “la guarda de los menores no es más una recompensa
acordada al esposo o a la esposa que ha triunfado, ya que el magistrado debe ante
todo inspirarse en el interés de los niños”.
El interés de los hijos es el elemento fundamental para atribuir la guarda y custodia
en un divorcio al padre o a la madre. Debe tomarse en cuenta la conducta de los
esposos, su manera de vivir, elementos que permiten apreciar si es conveniente
dejar la vigilancia y educación de los niños en manos de uno u otro cónyuge. “En
esta materia es importante dejar al Juez una libertad total de apreciación, porque
cada caso tiene circunstancias particulares que exigen soluciones diferentes”.
Ambos padres continuarán ejerciendo la patria potestad hasta que lleguen a la
mayoría de edad, y mientras eso ocurra, los progenitores se pondrán de acuerdo en
quién tendrá la guarda y custodia de los menores; el otro tendrá derecho a las visitas
de convivencia en días determinados durante la semana, siempre y cuando estas
actividades no afecten el tiempo de los hijos dedicado a la escuela, a sus deberes
escolares, a actividades extraescolares o a su descanso. Además, le corresponderá
al progenitor compartir parte de las vacaciones y de los días feriados que se
presenten durante el año. Los hijos recibirán su pensión alimenticia de uno o de
ambos progenitores, según lo ordene el juez familiar, que les cubrirá todos los
gastos que este derecho implica legalmente.
MEDIDAS PROVISIONALES
En el artículo 282 del Código Civil referido, se regulan las medidas provisionales pertinentes,
deberes, obligaciones y responsabilidad del juez familiar. Facultad de los divorciantes y
responsabilidad del Juez Familiar en cuanto al cuidado, depósito y custodia compartida del
menor, quien atendiendo a su interés superior tiene el derecho de ser oído en el juicio
respectivo. Derecho de la madre a que los menores de doce años se queden bajo su cuidado,
en los siguientes términos: - “Desde que se presenta la demanda, la controversia del orden
familiar o la solicitud de divorcio y solo mientras dure el juicio, se dictarán las medidas
provisionales pertinentes; asimismo en los casos de divorcio en que no se llegue a concluir
mediante convenio, las medidas subsistirán hasta en tanto se dicte sentencia interlocutoria en
el incidente que resuelva la situación jurídica de hijos o bienes….”
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