Algunas recomendaciones para prevenir conductas disruptivas en el aula Llega al aula relajadamente, si es posible, antes de que llegue el alumnado. No es recomendable comenzar la clase pidiendo silencio, es preferible mantenerse en un lugar visible hasta que el ambiente se vaya calmando y empezar a hablar con naturalidad. Planifica cuidadosamente las clases, evitando dar apariencia de desorganización. Comienza recordando brevemente lo que se hizo y las conclusiones de la clase anterior, para reenganchar contenidos y dar continuidad a los temas tratados. Es recomendable tratar en primer lugar temas de interés para el alumnado, preguntándoles acerca de ellos y relacionándolos con lo que se va a ver. Favorece la participación, escuchando a los alumnos, ofreciendo la posibilidad de dar opiniones y sugerencias para la clase, asignando responsabilidades, etc. Utiliza tu creatividad y el elemento sorpresa para captar la atención y prevenir el aburrimiento. Es aconsejable moverse por la clase con cierta frecuencia, llevando a cabo una supervisión activa de la tarea y ayudando al alumnado. Es importante cumplir lo pactado. Esto genera en tus alumnos, sentimientos de confianza y de seguridad. Evita considerar la conducta como una agresión personal. Es muy positivo mostrar control de las emociones, una actitud relajada y de confianza en uno mismo a la hora de restablecer el orden. Practica la asertividad. La Hiperactividad / hiperquinesia Es el primer nivel, y el menos complejo, de los problemas de conducta en el aula; como lo indica el vocablo hiper es un exceso de movimiento, generalmente ocasionado por las inadecuadas pautas de crianza, la falta de límites y los modelos adultos permisivos que no han desarrollado la socialización primaria y los hábitos básicos de vida social o grupal en el niño. Se tiene evidencia de que el 1% de los casos de niños reportados con hiperactividad o hiperquinesia están asociados a una pequeña disfunción neurológica que ocasiona los excesos de conducta y movimiento. Tal disfunción se relaciona generalmente con antecedentes perinatales patológicos como parto prolongado, hipoxia neonatal o presencia de convulsiones por fiebre durante el primer año de vida. Nota: Si no se tienen pruebas neurológicas avaladas por un especialista certificado, se recomienda abstenerse de etiquetar al niño como enfermo o con una patología como el “Trastorno por Déficit de Atención con hiperactividad” (TDA+H), ya que eso solamente estigmatiza al niño y dificulta su aceptación e integración al grupo escolar. Si se ha comprobado que tiene una disfunción debe ser atendido, de no ser así ni mencionarlo. De cualquier forma: ¡ese niño ya es tu alumno y estará en tu grupo los próximos 200 días hábiles! En muchas escuelas es común que se ponga como pretexto de que el niño es “hiperactivo” y se le deja de atender, la consecuencia lógica es que este chico va a ser etiquetado y se va a ir fraguando el fracaso escolar en un futuro no muy lejano. seguimiento del compoRtamiento del niño y elogio de las conductas apRopiadas Practicar la técnica del elogio con vuestros hijos o con los alumnos, especialmente con aquéllos que muestran mayores problemas de comportamiento, para ello: 1. Piensa en las tres conductas más problemáticas del niño, que serían las conductas inapropiadas. 2. Piensa en las tres conductas opuestas que serían las conductas apropiadas. 3. Durante la semana observa y registra estas conductas. 4. Elogia al niño cada vez que muestre indicios de las respuestas apropiadas opuestas a aquellas que indicio de acercamiento a esas conductas. 5. Como detectives debemos estar muy atentos y “pillar al niño siendo bueno”. cómo elogiaR a tu hijo, o, alumno • Presta atención cuando el niño se porte bien. No reserves tus elogios para conductas perfectas. • No te preocupes de que vayas a darle demasiados elogios. • Dale más elogios a los niños más difíciles de controlar. • Elógiate a ti mismo como ejemplo. • Elogia con entusiasmo, sonrisas y miradas de aprobación. • Elogia de forma inmediata a la conducta. • Cuando elogies hazlo acompañado de palmadas, abrazos y besos. • Elogia de forma consistente, siempre que aparezca la conducta a elogiar. • Dale elogios delante de otras personas. ¿Qué es el Trastorno en el Espectro del Autismo (TEA)? Es difícil dar una única definición para el concepto de TEA. Las clasificaciones que se realizan están en continua modificación y, con frecuencia, la información que se encuentra en las diversas fuentes se refieren al autismo clásico. Sin embargo, hay todo un espectro de trastornos con diferente gravedad que se engloban dentro de los llamados TEA. El autismo es un espectro de trastornos caracterizados por graves déficits del desarrollo, permanentes y profundos, que afectan a la socialización, la comunicación, la imaginación y la conducta, entre otras cosas. La incidencia es de unos 60 casos por cada 10.000 niños. El Síndrome de Asperger y el Trastorno Generalizado de Desarrollo, son alteraciones dentro de los TEA. La Confederación de Autismo de España destaca que cuando hablamos de autismo y de personas que lo sufren estamos hablando de un conjunto de alteraciones semejantes, pero la manifestación varía mucho en grado y en forma en función de cada individuo. Por lo tanto, la idea de tomar el autismo como un espectro continuo, más que como una categoría única, nos ayuda a entender que estamos empleando términos comunes para hablar de personas muy diferentes. Podemos decir que, si en otros trastornos ya hay grandes diferencias entre los diferentes pacientes, en el autismo ocurre mucho más. Así, se puede decir que hay “autismos”, ya que cada paciente es singular. El autismo es pues un espectro de trastornos caracterizados por graves déficits del desarrollo. Afectan a la socialización, a la planificación y a la reciprocidad emocional, y a veces provoca conductas repetitivas o inusuales. El término TEA fue empleado por primera vez por Lorna Wing, quien en 1988 expuso que las personas situadas en el espectro son aquellas que presentan: 1- Trastorno en las capacidades de reconocimiento social. 2- Trastorno en las capacidades de comunicación social. 3- Patrones repetitivos de actividad, tendencia a la rutina y dificultades en imaginación social. En España, con una estimación de 13.000 niños afectados, las estadísticas constatan que existen entre uno y dos casos por cada 1.000 niños. Debido a este aumento, la vigilancia y evaluación de estrategias para la identificación temprana, podría permitir un tratamiento precoz y unos mejores resultados. Su origen se halla en una anomalía en las conexiones neuronales que es atribuible, con frecuencia, a mutaciones genéticas. Sin embargo, este componente genético no siempre está presente, ya que se ha observado que los trastornos que sufre una persona autista pueden tener diversos factores, dado que se ha descrito la implicación de varios elementos de riesgo que actúan juntos. El grado de severidad del autismo varía mucho. Los casos más graves se caracterizan por una completa ausencia del habla de por vida y comportamientos extremadamente repetitivos, inusuales, autodañinos y agresivos. Este comportamiento puede persistir durante mucho tiempo y es muy difícil de cambiar. Así, se convierte en un reto enorme para aquellos que deben tratar y educar a estas personas. Las formas más leves de autismo pueden ser casi imperceptibles y suelen confundirse con la timidez, la falta de atención y la excentricidad. Síntomas de un niño con autismo Hasta la fecha una de las mayores dificultades a la que se enfrentan los médicos es un habitual retraso en el diagnóstico.Aunque cada vez hay una mayor sensibilización por parte de los médicos y de la sociedad en general, hay ciertos factores que dificultan el diagnóstico precoz como son la variabilidad individual de cada niño, la variabilidad a lo largo del desarrollo, el miedo de los médicos a equivocarse (son niños de aspecto normal e incluso algunos niños tienen habilidades hipertróficas) y la ausencia de criterios diagnósticos consensuados para niños muy pequeños (menores de tres años). Además muchos profesionales de la pediatría no tienen formación especializada en estos rasgos y necesitan de una mayor familiarización con las herramientas diagnósticas. Hablaremos de algunos signos precoces que pueden hacer sospechar del diagnóstico en este artículo. Primeros meses de vida Los niños nacen ya con algunas habilidades. Les gusta mirar las caras, imitar, presentan cierta sincronía motora y un llanto que resulta informativo de lo que les ocurre. Se dice que los niños pequeños son “comunicativos antes que intencionales” y son sociales por naturaleza. Los niños antes de nueve meses ya pueden seguir la mirada de su madre. En estas edades tan precoces ya hay unos signos tempranos de autismo. Los más tempranos son el pobre contacto ocular, es un contacto visual reducido, la sonrisa es escasa, no responden a su nombre, no hay un seguimiento visual... con frecuencia son niños “muy tranquilos”, “no demandantes”. Más adelante aparecen signos como la no imitación o simbolización (dar de comer a los padres, a los muñecos, ponerlos a dormir…), la ausencia de atención compartida (disfrutar, por ejemplo, de que un cuento se lea con la madre o el padre), la ausencia de juego con los demás (compartir con otros niños) o el dedicar pocas miradas a las personas. Se trata de unos déficits tempranos que persisten en el tiempo, probablemente porque tienen que ver con el aprendizaje social que está alterado. Entre los 18 y los 36 meses de edad Así, entre los 18 y 36 meses de edad se pueden percibir signos como Sordera aparente, no responde a llamadas o indicaciones. Parece que oye algunas cosas y otras no. No persigue por la casa a los miembros de la familia ni alza los brazos cuando está en la cuna para que le cojan. Parece que nos ignora. Cuando se le coge de la cuna o el parque no sonríe ni se alegra de ver al adulto. No señala con el dedo y mira al adulto para comprobar que éste está también mirando donde él señala. No señala con el dedo para compartir experiencias ni para pedir. Tiene dificultades con el contacto ocular, casi nunca lo hace y cuando mira hay veces que parece que "atraviese con la mirada", como si no hubiera nada delante de él. No mira a las personas ni lo que están haciendo. Cuando se cae no llora ni busca consuelo. Es excesivamente independiente. Reacciona desproporcionadamente a algunos estímulos (es muy sensible a algunos sonidos o texturas). No reacciona cuando se le llama por el nombre. Prefiere jugar solo. No dice adiós. No sabe jugar con los juguetes. A partir de los 36 meses Tiende a ignorar a los niños de su edad, no juega con ellos ni busca interacción. Presenta un juego repetitivo y utiliza objetos y juegos de manera inapropiada; como por ejemplo gira constantemente los objetos, juega con trocitos de papel delante de los ojos, alinea objetos,... Puede presentar movimientos esteriotipados o repetitivos como aleteo con las manos, saltitos, balanceo, caminar de puntillas,… Ausencia de lenguaje, o este es repetitivo y sin significado aparente, con tono de voz inapropiado. No dice cosas que antes decía. No existe imitación. Evita la mirada y el contacto. Parece cómodo cuando está solo y tiene problemas para aceptar cambios en su rutina. Tiene apego inusual a ciertos objetos. Tiene muchas rabietas. Está en su mundo. En caso de presentar uno de los siguientes síntomas, es necesario consultar con el especialista: No balbucea o no hace gestos de interacción con 12 meses. No dice palabras aisladas con 16 meses. No dice frases completas con 24 meses. Cualquier regresión o pérdida de habilidades adquiridas a cualquier edad. Por último, FAROS recomienda la película «María y yo», una historia de un padre que se va junto a su hija autista de vacaciones a las Islas Canarias y en la cual, de una forma original, con sentido del humor y con un toque de sinceridad nos relatan cómo se convive con una discapacidad. El autismo, en términos generales, es un trastorno neurológico que afecta principalmente a la capacidad de comunicación verbal y relación con otros individuos , de una forma más o menos intensa. Es bastante más frecuente en niños que en niñas, y no tiene nada que ver con clases sociales ni etnias. El autismo leve se asocia, normalmente, con el conocido Síndrome de Asperger, y los niños no suelen mostrar ningún síntoma hasta aproximadamente los tres años. Los niños que tienen este tipo de autismo, a diferencia de los casos más severos de TEA, desarrollan a menudo la inteligencia y el lenguaje de forma normal, aunque ambas capacidades se pueden ver reducidas o ampliadas. No en vano, las personas con Síndrome de Asperger a menudo demuestran una inteligencia específica superior a la medida, y en algunos aspectos se les suele considerar "genios", si bien suelen tener muchas dificultades para integrarse en entornos sociales convencionales, y otra serie de síntomas que detallaremos seguidamente. (Te interesa: Autismo: Todo lo que debes saber) Es importante que los padres sepan detectar correctamente los síntomas de autismo leve para que, en caso de que el niño presente el trastorno, reciba un tratamiento adecuado que le ayude a superar muchas de las dificultades a las que podría verse sometido en caso contrario. ¿Cuáles son los síntomas del autismo leve? Los niños con autismo leve no suelen iniciar conversaciones o hacer amistades con otros niños, y tienen dificultades para mantener discusiones por mucho tiempo. Suelen involucrarse mucho cuando juegan con los juguetes, tanto, que podrían olvidarse del resto del mundo. Además, pueden quedarse mirando un juguete en particular durante mucho tiempo. En muchas ocasiones, los niños con autismo leve pueden presentar mucho interés y curiosidad por detalles sin importancia para su edad. Algunos niños con autismo leve hablan mucho, repiten ciertas palabras insignificantes una y otra vez, sin saber, a menudo, qué significan realmente. A veces pueden decir cosas que no tienen ningún tipo de relación con lo que se está hablando. Cuando sus rutinas quedan interrumpidas o se presenta alguna situación fuera de lo normal, muchos se agitan o se balancean hacia delante y hacia atrás, sobre todo, cuando no entienden esas emociones. Una de las características más comunes de niños con autismo leve, es que suelen repetir las frases de una película de animación, conversación o las líneas de un libro. Los niños con autismo leve evitan el contacto visual, o no suelen mantenerlo durante mucho tiempo. Puede parecer que están en su propio mundo, y tienen problemas para comprender las emociones y percibir los sentimientos de otras personas. Tampoco les gusta que les toquen, les den abrazos o les sostengan en brazos. Esto se debe a que son muy sensibles a las personas. A los niños con este trastorno neurológico, les puede resultar muy difícil interpretar el lenguaje corporal. Además, no suelen tener unas habilidades motoras muy desarrolladas. Cuando un niño presenta síntomas de autismo leve, puede ser blanco de burlas o algún tipo de acoso más o menos acusado por parte de sus compañeros y otras personas de su entorno. Por eso, se hace muy importante que los padres detecten si su hijo sufre este trastorno para que sea tratado por un especialista lo antes posible. Si se descuidan este tipo de actitudes, el autismo puede llegar a ser severo. (Te interesa: Señales de autismo en niños) Test para detectar el autismo leve En la actualidad, existen algunos tests que permiten a los padres poder intuir si su hijo sufre algún tipo de autismo. Estas herramientas no sirven bajo ningún concepto como una forma de diagnóstico, pero son útiles para que, en caso de sospecha, podamos quitarnos la preocupación de encima o bien confirmar lo que pensábamos. Cuando los resultados muestran que el niño podría sufrir autismo, será el especialista quien realice un diagnóstico precoz para iniciar las terapias adecuadas que ayuden al pequeño a relacionarse más y mejor. Existe un cuestionario para bebés de entre 6 y 24 meses, que permite identificar los distintos aspectos del desarrollo del bebé y el niño pequeño. Los resultados nos ayudarán a saber si se trata de algo preocupante o no. Para puntuarlo e interpretar los datos, se puede utilizar esta guía. Cuando los niños tienen de 4 a 11 años se utiliza el cociente del espectro autista, que en realidad es un test para los adultos pensado para autoevaluarse. Se puede hacer online desde este enlace de la página web, y el rango es de 0 a 150, siendo 0 la ausencia absoluta de TEA y 150 el valor máximo. El corte se establece en 76 puntos, es decir, a partir de este número, sería necesaria la valoración de un profesional. Para niños de 7 a 16 años, se puede realizar este cuestionario de Cribaje para el Espectro Autista (ASSQ), y lo pueden realizar tanto padres como profesores de escuela. Es muy útil para aquellos estudiantes muy inteligentes que parecen no encajar con ninguno de sus compañeros. Es muy sencillo de hacer, tan solo 27 preguntas. Una puntuación mayor a 19 indicaría la necesidad de un estudio más profundo por parte de un profesional. ¿Cómo se trata el trastorno del espectro autista? Cuanto antes se inicie el tratamiento en un niño con TEA, mucho mejor. En función de las necesidades del niño, su tratamiento puede incluir terapia de conducta, terapia del habla (logopedia), terapia ocupacional, medicación y ayudas adicionales en el aprendizaje escolar. La meta del tratamiento consiste en ayudar a los niños a: comunicarse mejor jugar con los demás y desarrollar sus habilidades sociales reducir comportamientos como las conductas agresivas o repetitivas mejorar el aprendizaje saber estar seguros y cuidar de su propio cuerpo Antes de los 3 años Hasta los 3 años de edad, algunos niños se pueden beneficiar del tratamiento a través del programa de intervención precoz de su estado. Las familias trabajan junto con un equipo de expertos en un Plan de Servicio Familiar Individualizado (IFSP, por sus siglas en inglés). Este plan define las metas del tratamiento y desarrolla un plan de tratamiento. Un equipo de terapeutas puede proporcionar terapia a domicilio a aquellas familias que cumplan los requisitos para beneficiarse de este servicio. También puede haber servicios disponibles en clínicas asociadas a hospitales o en centros de la comunidad. Los seguros médicos pueden reembolsar muchos de estos servicios. A partir de los 3 años Los niños de entre 3 y 5 años con TEA que cumplan los requisitos, se pueden beneficiar de servicios de educación preescolar gratuitos gracias a la ley de educación para individuos con discapacidades (IDEA, por sus siglas en inglés). Los servicios de terapia y educación adicional se ofrecen a través de los distritos escolares de cada localidad o de otros centros educativos, sea en el domicilio del niño o en el aula. Una vez que los niños comienzan Kindergarten, los padres pueden solicitar un cambio a un programa educativo individualizado (IEP, por sus siglas en inglés) a través del distrito escolar de su localidad. Un IEP puede incluir objetivos educativos, así como objetivos sociales, de comportamiento y de cuidado personal. Existen servicios de educación especial hasta que la persona cumple 21 años. Los hospitales, los centros médicos y las clínicas que ofrecen servicios de salud a la población infantil suelen disponer de servicios para niños con TEA. Tanto las clínicas de salud conductual públicas como las privadas pueden disponer de servicios específicos para niños con TEA. Centros independientes para tratar el autismo ofrecen servicios de los que se pueden beneficiar los niños con TEA. A veces se usan medicamentos para tratar síntomas como la agresividad, lahiperactividad, la falta de atención, la ansiedad, la depresión y los problemas relacionados con el sueño. No hay muchas investigaciones que muestren los efectos beneficiosos de muchos enfoques para tratar el TEA, como los cambios en la dieta; los suplementos; la música, el arte y las terapias con animales. Informe al médico y a otros miembros del equipo de su hijo sobre cualquier otro tipo de terapia o tratamiento que esté siguiendo o que se esté planteando seguir para comentar con ellos sus riesgos y sus posibles efectos beneficiosos. Las necesidades educativas de los alumnos con TEA Precisamente por la existencia de estas grandes diferencias en cuanto a nivel de inteligencia, capacidades y potencial de los chicos con autismo, resulta difícil establecer unas estrategias educativas, pautas y patrones metodológicos que sean válidos y eficaces para todos los alumnos diagnosticados de TEA. Los expertos consideran que lo más beneficioso para estos niños, a excepción de los casos más severos, es que realicen su educación en el aula ordinaria. Para los maestros, tener entre sus alumnos a un chico con autismo constituye todo un reto personal y profesional, mientras que para sus compañeros puede suponer una experiencia única de convivencia con una persona diferente, ejemplo de la diversidad con que se van a encontrar en el futuro en sus relaciones laborales y sociales. Tanto el maestro como el centro no deben olvidar que todos los chicos y chicas con autismo forman parte del grupo de alumnos con necesidades educativas especiales (NEE) y que, independientemente de su potencial e inteligencia individual, siempre va a presentar, en mayor o menor grado, problemas en las siguientes áreas: Problemas de interacción social, consistentes en un cierto grado de aislamiento y falta de contacto social y afectivo con las personas, así como carencia de empatía e incapacidad para expresar sus propios sentimientos. Alteraciones de conducta, conductas repetitivas o disruptivas y obsesión por ciertos temas normalmente de escaso interés para el resto, como series de números o las posición de estrellas y planetas. Alteraciones cognitivas, que afectan principalmente a aspectos relacionados con la abstracción, la función simbólica, el lenguaje, la atención y la memoria. Déficit en la comunicación y el lenguaje (verbal o no verbal), que puede ser inexistente o presentar importantes anomalías en la intencionalidad o el significado. Problemas motrices, con grandes variaciones entre un caso y otro se observan problemas de movimiento y coordinación. Estos problemas derivan en unas necesidades educativas específicas que tengan como objetivo principalpaliar, potenciar y mejorar en la medida de lo posible las alteraciones en el plano cognitivo, intelectual y social de estos alumnos. Para conseguirlo, el profesor cuenta con tres herramientas básicas: adaptación del currículo, criterios metodologías especiales y actividades específicas. Estrategias educativas para niños con diferentes grados de autismo Objetivos Los objetivos generales de las estrategias educativas en niños autistas deben estar dirigidos a laconsecución de las siguientes metas: Potenciar al máximo la autonomía e independencia personal de los chicos y chicas. Desarrollar el autocontrol de la propia conducta y su adecuación al entorno. Mejorar las habilidades sociales de los alumnos, fomentando su capacidad de desenvolvimiento en el entorno y de comprensión y seguimiento de las normas, claves y convencionalismos sociales y emocionales. Desarrollar estrategias de comunicación funcionales, espontáneas y generalizadas. Fomentar la intención comunicativa y la reciprocidad en la comunicación. Desarrollar procesos cognitivas básicos como el pensamiento abstracto, la atención y la memoria. Adaptación curricular En base a estos objetivos, el equipo docente del centro debe realizar una adaptación personalizada del currículo en función de los siguientes aspectos: El grado y tipo de autismo del alumno y sus características y potencialidad. Las posibilidades de desarrollo funcional de cada niño. La evolución del alumno. El entorno familiar y social del chico o chica. El contexto educativo en el que se encuentra inmerso el muchacho: capacidades en personal e infraestrucutra del centro, posibilidad de que reciba atención y apoyo extraescolar, etc. Criterios metodológicos La metodología de aprendizaje utilizada debe, por un lado, adaptarse al ritmo y las dificultades en el plano cognitivo, comunicacional y social del niño y, por otro, incidir en la experimentación y el contacto con los demás y el entorno, ya que es la mejor forma de romper el hermetismo que caracteriza a estos chicos y facilitar el aprendizaje funcional. Algunas acciones metodológicas en esta línea que la experiencia ha demostrado muy eficaces son: El aprendizaje en contextos naturales. Tomar los propios intereses del alumno como punto de partida. Prediseño de situaciones que favorecen o desencadenan actos comunicativos. El típico sistema de aprendizaje de ensayo-error no funciona con niños autistas. En estos casos, es mejor que el profesor le facilite los apoyos necesarios para que pueda realizar la tarea y luego se los vaya retirando poco a poco. Prestar mucha atención a la expresión y comprensión de los estados emocionales propios y ajenos. Establecer rutinas y situaciones muy estructuradas. Evitar elementos de distracción. La organización espacio-temporal también debe estar muy estructurada, facilitando la predictibilidad y la anticipación. Usar agendas para que el alumno pueda tener muy bien organizado el tiempo, pueda predecir situaciones y le sea más fácil controlar su conducta. Actividades Las actividades enfocadas a niños autistas deben ser muy funcionales, estar muy bien organizadas y estructuradas y destacar por la claridad y la sencillez. En cuanto a los materiales, se debe procurar que por sí solos muestren al niño las tareas que debe realizar. Los apoyos visuales (dibujos, fotos, carteles) son muy útiles en niños autistas como guía y elemento no solo recordatorio, sino también de refuerzo motivacional de las acciones y tareas diarias. Los trabajos en mesa deben ser repetitivos, bien estructurados, procurando que el niño interactúe con sus compañeros y donde predominen los elementos visuales (pictogramas, puzzles) y con los que pueda experimentar (ceras de colores, juegos de construcción, plastilina, etc.). Para facilitar la integración, el tutor puede: Promover el contacto directo con sus compañeros, creando oportunidades para que participe en juegos y tareas compartidas y colaborativas. Permitir que aunque sea con la ayuda de los compañeros, el alumno con autismo tenga las mismas responsabilidades que el resto de niños de la clase, por ejemplo encargado de borrar la pizarra, colgar su mochila, subir las sillas al terminar, etc. Fomentar las relaciones positivas con el fin de mejorar la percepción y aceptación del niño/a por sus compañeros. Reforzar positivamente a los alumnos que ayuden al niño/a de algún modo en las tareas. Reforzar positivamente a los alumnos que inicien interacciones con el niño/a, o le propongan participar en sus juegos. Para evitar problemas de conducta, sería conveniente tener un panel visual recordatorio de las normas de clase en una zona visible del aula y de fácil acceso. Es conveniente hacerles ver a los niños que el alumno con autismo tiene dificultades para comunicarse y entender cómo se debe actuar y que a veces hace las cosas mal porque aún está aprendiendo, por lo que ellos tienen la suerte de poder guiarle y recordarle cuando lo necesite las normas del aula. Reforzar positivamente a los alumnos que hagan esto, favorecerá la reaparición de este tipo de actitudes. Cuando tratemos con conductas problemáticas hemos de actuar impidiendo su refuerzo, interviniendo con conductas alternativas y/o incompatibles. Facilitar la creación en el aula de un espacio llamémosle “santuario”, (puede ser por ejemplo, un cojín en una esquina de la clase con un apoyo visual para otorgarle sentido a ese espacio y con algunos objetos que propicien tranquilidad y relajación (juegos de manipulación, bolsas o botellas sensoriales, etc.), para que tanto el niño/a, como todos los alumnos, siempre que lo necesiten, puedan ir allí a relajarse cuando sea necesario, puede resultar un estrategia muy efectiva para evitar problemas de conducta, o al menos, extinguirlos cuando se perciba que van a suceder. Para favorecer la concienciación del alumnado, existen multitud de recursos de los que disponer. Cómo son los cuentos o cortos que tratan sobre la diversidad. Como por ejemplo, el cuento El Cazo de Lorenzo (disponible en Internet), que ayuda a los niños a valorar la importancia de su apoyo y ayuda en la vida de los niños con dificultades. El que el alumno con autismo se sienta querido y comprendido por sus compañeros reducirá drásticamente los posibles problemas de conducta. Una estrategia a adoptar podría ser el nombrar encargados “ayudantes”(variando el alumnado cada poco tiempo) y premiar a estos alumnos con alguna pequeña recompensa como un chupa chups, reforzando lo bien que lo han hecho ayudándole, y recordándoles la suerte que tiene el niño o niña en cuestión, por tener a unos compañeros tan buenos. Entre las cosas que deben hacer los ayudantes, está el intentar ayudar al niño en sus actividades; decirle a al niño/a con TEA, cuando está haciendo las cosas bien; recordarle las normas cuando sea necesario; ayudarle llevándolo al rincón de la calma cuando lo vean nervioso; incluirlo en sus juegos en el patio. No castigar ni reprender cuando estos alumnos no cumplan con su labor de ayudante, deben entenderlo como un privilegio, una oportunidad, no como una obligación impuesta, por lo que si no lo hacen, no se les reprochará, pero, por el contrario, se reforzarán claramente las conductas de ayuda. Es posible que el alumno con autismo presente dificultades o alteraciones sensoriales, (hipersensibilidad al tacto, ansiedad ante los ruidos fuertes, necesidad excesiva de movimiento, etc.), y es importante hacer entender al resto de alumnos la necesidad de respetar las necesidades de su compañero. Ante situaciones de conflicto sería conveniente proporcionar a todos los miembros de la clase un feedback, es decir, verbalizar la información de lo sucedido, tanto desde el punto de vista del alumno con autismo, como del alumno o alumnos implicados en el conflicto. Poner nombre a sus acciones, asociando esas acciones a las diferentes emociones. De esta forma se anima a sus compañeros a interactuar con él y a comprenderle mejor, y promoverá el desarrollo social y emocional del alumno con TEA y de todos los alumnos. Esta estrategia se puede aplicar con todos los conflictos que se den en el aula, de hecho, mejor si es así. “No solo soy autista. También soy un niño… comparto muchas cosas de los niños a los que llamáis “normales”. Me gusta jugar, divertirme, y quiero a mis padres y a las personas cercanas, me siento satisfecho cuando hago las cosas bien. Es más lo que compartimos que lo que nos separa”. Ángel Riviére Cómo tratar un niño autista en el aula Es necesario que los docentes aprendan cómo tratar a los niños con autismo, ya que probablemente en algún momento tendrán que lidiar con uno y el desconocer cómo entenderlo o tratarlo podría traerle consecuencias al niño(a). Algunos de los consejos para saber cómo ayudar a un niño con autismo en la escuela son: Promover que el niño(a) tenga más contacto con sus compañeros. Esto puede hacerse por medio de juegos organizados y tareas en grupo. Es importante que se promueva previamente el respeto entre cada uno. El ambiente educacional debe de estar muy bien organizado y estructurado, así como también deben de evitarse los cambios bruscos. Para que acate más fácilmente los horarios y las normas establecidas en clase, es necesario el uso de apoyos visuales. Por ejemplo, se pueden hacer tarjetas o letreros con las normas, utilizar temporizadores para respetar los tiempos de manera adecuada, etc. Prestar mucha atención a las fortalezas y debilidades del niño. Esto será de gran utilidad para poder aprovechar esas fortalezas para motivarlo a estudiar y/o a terminar tareas. Adapta el entorno escolar para facilitar el aprendizaje del niño. Por ejemplo, se puede verificar si la ubicación de su mesa es la que mejor se adapta a sus necesidades, qué tanto ruido hay en esa zona y si es apropiado para el niño, si tiene buena luz en su lugar, entre otras cosas. Recibir apoyo de profesionales en la materia para poder ofrecer una mejor educación a los niños con este tipo de padecimiento. Reforzar positivamente las conductas del niño en caso de que estas sean positivas. Tratar con respeto al alumno(a) y brindarle todo el apoyo posible para que pueda adaptarse de la mejor manera al entorno escolar (con sus compañeros y en la realización de sus tareas) Practicar y reforzar las conductas sociales apropiadas por medio de los juegos de rolesen donde el niño pueda observar y participar constantemente en las conductas sociales aceptadas. Promover el uso de mapas e imágenes en donde se describan los conceptos que tiene que aprender de manera comprensible. Hay que recordar que los niños con espectro autista aprenden mejor por medio del contenido visual. Consultar con un profesional Es aconsejable que los padres que sí tienen problemas con la educación de su hijo(a), sienten que la manera en la que se comportan con ellos no es la más adecuada y tienen problemas para controlarla, pidan ayuda de un profesional. El profesional se va a encargar de evaluar la situación particular del niño(a) y, dependiendo de ella, va a determinar cuáles son las pautas más adecuadas que se deben seguir para saber cómo ayudar a un niño autista y de que no salga perjudicado por sus actos. Hay que recordar que no se puede generalizar y que muchas veces los consejos que funcionan bien con unos, no funcionan igual con los otros. Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu caso en particular. 6 tips para trabajar con estudiantes con autismo por Liz Manolis, profesora de Ed. Básica, autora blog https://www.theautismvault.com … Recuerdo claramente las caras de incomodidad de la gente con que me encontraba cuando era un niño y les decía que tenía un familiar con autismo. Esto cambió notoriamente cuando entré a la universidad y me embarqué en una carrera en educación especial. En la última década ha habido mucha mayor exposición y conciencia sobre el autismo y sus particularidades. Con la siempre creciente población de niños y niñas con autismo, es muy importante que todos los educadores estén bien capacitados en sus necesidades. Aquí hay 6 tips para ayudar a que los estudiantes con autismo florezcan en las salas de clases: 1. Evita la sobrecarga sensorial Muchas cosas inesperadas pueden estar distrayendo a los estudiantes con autismo. Luces fluorescentes, olores y ruidos pueden dificultarles la concentración. Usar colores fríos y calmos en la sala de clases pueden ayudar a crear una atmósfera más relajante. Evita cubrir las murallas con muchos afiches u otros elementos que puedan distraer la mirada. Algunos estudiantes pueden verse beneficiados al contar con un espacio especial en el que puedan pasar tiempo lejos de cualquier posible distracción. . 2. Usa apoyos visuales Incluso los individuos con autismo que pueden leer se benefician del uso de apoyos visuales. Los materiales visuales pueden permitirles recordar las reglas de la sala de clases, dónde se ubican los materiales de uso de los alumnos. Usar fotos e imágenes pueden significar más para estos estudiantes que una larga explicación. . 3. Sé predecible Tener previsibilidad en la sala de clases disminuye la ansiedad de los niños y jóvenes con autismo y los ayuda a evitar las distracciones. Los estudiantes están menos inquietos acerca de lo podría ocurrir, y así pueden concentrarse mejor en el trabajo que están desarrollando en el momento. Dar a los estudiantes un calendario o programación que pueden ir siguiendo. Si es que llegan a ocurrir cambios no previstos, se puede aprovechar como momento educativo para modelar cómo manejar . apropiadamente 4. Mantén el los cambios. lenguaje concreto ¿Viste la serie “El mundo de Bobby” durante los ’90? Si lo viste puedes recordar que cuando Bobby escuchaba a los adultos usando lenguaje figurativo, se ponía a soñar despierto en locos escenarios y situaciones sobre lo que él se imaginaba que significaba lo que había escuchado. Muchos individuos con autismo tienen problemas para entender el lenguaje figurativo y tienden a interpretarlo de manera muy literal. Esto puede servir como una buena oportunidad pedagógica para enseñar acerca de los significados ocultos o secundarios de algunos términos. . 5. Enseñar directamente habilidades sociales Este curriculum oculto puede estar muy oculto para algunos individuos con autismo. Hay ciertas cosas que puede ser necesario enseñarlas de manera explícita (como las analogías). Modelar apropiadamente las habilidades sociales y discutir cómo las conductas pueden hacer sentir a otros. . 6. Trata a los estudiantes como individuos Aunque pueda ser innecesario repetirlo, no hay que olvidar que es importante modelar la paciencia, la comprensión y respeto al trabajar en una sala de clases con estudiantes con habilidades diferentes. Es importante tener claridad de que el autismo afecta de diferentes maneras a cada niño, niña y joven, por lo que estas recomendaciones pueden no ser muy útiles para todos los casos, y es necesario ir ajustándolos caso a caso. Cómo saber si un niño es autista: Síntomas o indicadores Algunos de los síntomas del autismo en niños que nos pueden hacer sospechar que podemos estar ante posible un trastorno del espectro autista o que nos pueden ayudar a descartar aquellos niños que parecen autistas pero no lo son, son los siguientes: Rechaza el contacto físico o se muestra incómodo con él. No emite vocalizaciones o gestos comunicativos al llegar al año. No produce ninguna palabra espontánea a los 16 meses de edad. No ha generado ninguna conducta de juego simbólico a partir de los dos años. No muestra interés por los juguetes. Evita el contacto ocular, físico, comunicativo con los niños y niñas de su clase o con educadores y familiares. Realiza actividades repetitivas o movimientos estereotipados y reiterados sobre sí mismo. Cómo tratar a un niño autista: Pautas qué podemos adoptar para ayudarle en su día a día Para empezar es bueno tener presente que el autismo no se trata de una enfermedad, sino un conjunto de síntomas y signos que indican una alteración de las funciones esenciales en el desarrollo de la persona. Podemos contribuir en la mejora de la calidad de vida de la persona autista de formas muy variadas, enseñándole nuevas habilidades con la intención de hacerla más autónoma e independiente. Importancia de la intervención temprana en niños autistas El primer paso importante y esencial es que se realice el diagnóstico y se planifique la intervención educativa lo más tempranamente posible. A menudo, transcurre un tiempo excesivo entre que la familia y el entorno educativo del niño se dan cuenta de los primeros síntomas y se deriva al profesional adecuado para el diagnóstico e intervención correctos. Este tiempo es clave para ayudar a los niños con TEA a tener un desarrollo lo más armónico y óptimo posible dentro de sus capacidades y poder inserirse en su entorno social de la forma más adecuada. ¿Qué hacer si detectamos estos indicadores del autismo en el aula? Si somos educadores infantiles o trabajamos con niños y nos percatamos de estos síntomas, es conveniente que traslademos nuestras observaciones al resto de miembros del equipo educativo. Especialmente, al director del centro educativo y a los padres del niño o niña para que consideren oportuna la realización de un proceso de evaluación psicopedagógica. El objetivo de este evaluación es identificar, evaluar y determinar el tipo de necesidades educativas específicas que pueda precisar el niño. ¿Cómo tratar a un niño autista en el aula? En el contexto educativo de una aula, siempre y bajo las indicaciones del psicopedagogo o profesional que esté atendiendo al niño, deberemos adecuar el espacio educativo a las características individuales de él o ella. Es bueno que tengamos presente que cada niño autista es único. Por lo tanto, deberemos dedicar un tiempo para conocerle: ¿Qué actividades le gustan más? ¿Qué otras no tanto? ¿Hay objetos o situaciones que le molesten especialmente? ¿Qué estímulos le sobrepasan y le causan ansiedad?, etc. Además, hay una serie de pautas que a nivel general suelen ser útiles para planificar actividades para niños con autismo y hacer posible su aprendizaje en el aula en las mejores condiciones: Planificar actividades dirigidas, no libres, ya que los niños autistas no aprenden de forma espontánea sino que necesitan unas pautas claras y sencillas. Ayudarnos de refuerzos materiales y sociales para compensar su falta de interés hacia el entorno y algunos posibles déficits cognitivos que pueda tener. Reforzarle aquellas habilidades en las que sea más competente, para potenciar respuestas adaptativas, de forma que iremos retirando progresivamente los refuerzos a medida que el niño logre lo que se espera, con el fin de no desviar el objetivo a conseguir y crear dependencias. Aprovechar sus capacidades visuales y espaciales utilizando soportes visuales en el aprendizaje, con pistas visuales que le ayuden a estructurar y prever los sucesos de su entorno. Como hemos comentado anteriormente, dado que cada niño es único, utilizaremos unos u otros recursos en el aula o escogeremos unos más que otros en función de cómo reaccione cada niño o niña. Por ejemplo, uno de los recursos que se utiliza con frecuencia en el aula escolar en el caso de un niño autista que no se comunica verbalmente o lo hace con serias dificultadas es el tablero de comunicación. Tablero de comunicación: pictogramas para niños autistas El tablero o plafón de comunicación se trata de un sistema aumentativo y alternativo de comunicación basado en pictogramas que expresan necesidades, acciones básicas, estados anímicos, etc. El objetivo de este sistema alternativo de comunicación es que el niño con serias dificultadas para comunicarse y expresarse oralmente, pueda hacerlo mediante un soporte alternativo. En este enlace dispones de un ejemplo de plafón de comunicación con varios pictogramas para niños autistas para que lo podáis imprimir en casa. Estos pictogramas están pensados para una niña o niño con autismo moderado de unos 4 años. ¿Cómo comunicarse con un niño autista en casa? Pautas generales que sirven de ayuda para niños con autismo En una de sus conferencias, la doctora Temple Grandin, diagnosticada de autismo desde niña y reconocida autoridad en el tema, da una serie de pautas a los familiares de niños con autismo para ayudarles a que sean cada vez más autónomos y funcionales. Mencionamos algunas de ellas: Evitar gritarles o hablarles con alaridos Esta pauta debería aplicarse en el caso de cualquier niño, pero en el caso de niños autistas todavía deberemos tener mayor cuidado. Dar instrucciones claras y precisas La doctora lo explica con el siguiente ejemplo, si el niño está comiendo puré de guisantes con las manos, en lugar de decirle “no, no comas con las manos” es mejor darle la instrucción clara de cómo deseamos que coma. En su lugar podemos decirle: “usa el tenedor”. Para la doctora Temple Grandin enseñar a un niño con autismo es cómo enseñarle a alguien que visita un país extranjero por primera vez. Tratar de ampliar su zona de confort progresivamente Generalmente, los niños autistas acostumbran a tener intereses reducidos y suelen preferir quedarse jugando en entornos seguros que ya conocen, como la habitación de su casa, y que les proporcionan seguridad. Para evitar que el niño se aísle, es aconsejable tratar de ampliar su zona de confort. Podemos probar a que juegue en una habitación distinta de la casa, realizar una ruta alternativa de casa a la escuela o ir a comprar a un supermercado diferente. Eso sí, deberemos tener en cuenta que los cambios deberán ser progresivos, ya que si le exigimos demasiado, le provocaremos pánico o temor. Empujarles con demasiada insistencia hacia una dirección puede causarles sobrecarga y obstaculizar su progreso Como hemos comentado en el anterior apartado, deberemos proponer pequeños cambios de forma que el niño o niña pueda ir asimilándolos y no se vea sobrepasado. Para ello, es recomendable que estemos atentos a sus reacciones. Evitar las sorpresas repentinas Los niños autistas necesitan rutinas o acontecimientos que conozcan o puedan prever. Las sorpresas inesperadas les pueden causar miedos o rabietas. Es recomendable alentar a que prueben cosas nuevas y a que sigan aprendiendo Esta pauta es especialmente importante en el caso de adolescentes o adultos. Motivándoles a que encuentren nuevos temas en los que interesarse o nuevas habilidades a aprender, les estamos ayudando a que no se estanquen en unos pocos intereses reducidos. Crear oportunidades para que los niños usen el lenguaje La doctora ha observado que con frecuencia muchos padres tienden a hablar por su hijo autista, de forma que no les permiten expresarse por ellos mismos. Para evitarlo, es conveniente proporcionar al niño situaciones en las que le incentivemos a utilizar el lenguaje y en las que le demos el tiempo suficiente para que pueda expresarse a su ritmo. Mantener una comunicación constante entre la escuela y el hogar Es aconsejable que haya una comunicación diaria entre la escuela y el hogar. Así nos aseguramos que las normas entre ambos ámbitos sean coherentes y estamos garantizando al niño o niña una educación continuada y homogénea. Incentivarlo con aquellas actividades que más le gusten o en las que más destaque Si por ejemplo, la niña o el niño es bueno sumando cifras de números y ésta es una actividad que le causa gozo o bien le calma cuando está ansioso, podemos facilitarle juegos de aritmética o elaborar con él un juego en el que tenga que hacer uso de los números. Una propuesta puede ser la de crear juntos un supermercado casero, en el que haya varios artículos – en función de cada niño adecuaremos el tipo de artículos que vamos a seleccionar, el color de los mismos, etc -. Por ejemplo, si es un niño con una sensorialidad visual extrema que no tolera los colores fuertes, pondremos artículos y decoraremos nuestro supermercado con colores pastel más suaves. Con esta actividad aprovechamos la habilidad y el disfrute del niño, orientándolo a una actividad práctica de la vida real y ayudándole a socializarse, ya que en este juego es necesario que haya una persona que ejerza el rol de compradora y otra de vendedora. Como esta propuesta, podemos planificar unas u otras en función del perfil, necesidades y preferencias de cada niño autista. Acostumbrar al niño a tolerar aquellos estímulos que no soporta bien y que no son perjudiciales para él Muchos niños diagnosticados de autismo tienen una sensibilidad sensorial extrema, especialmente a nivel visual y/o auditivo, de forma que se saturan rápida y fácilmente ante estos estímulos o reaccionan desproporcionadamente. La doctora Temple Grandin lo ejemplifica explicando el caso de un niño autista que teme los globos porque lo que le da miedo de ellos es el ruido que hacen cuando estallan. En este caso, propone exponerle progresivamente al estímulo que teme: los globos. El primer día, podemos presentarle un globo deshinchado Al segundo; le presentamos el mismo globo y lo hinchamos ligeramente delante de él. Al tercero; le permitimos que lo estalle o lo hacemos nosotros para que se vaya habituando. El ritmo y la exposición va a depender del grado de sensibilidad de cada niño. Cuando no es posible desensibilizarlo, la doctora sugiere que podemos estar ante un caso de extrema sensibilidad sensorial. En estos casos, aconseja comprobar la capacidad auditiva de la niña o niño llevándolo a un médico especializado para conocer si existe algún problema auditivo. En caso que exista un problema, el médico especialista nos ayudará a remediarlo y a comunicarnos con él o ella de la forma más adecuada. Dar el tiempo suficiente para que el niño con autismo pueda responder Los niños autistas no acostumbran a cambiar fácilmente su foco de atención; algunos lo desplazan lentamente mientras que otros sencillamente no lo hacen. Es habitual observar que al mirar películas se centran más en la zona de la boca que en la de los ojos, a causa del problema que tienen con los detalles auditivos. Por este motivo, cuando les preguntemos y esperemos de ellos una respuesta o acción, la doctora aconseja que les hablemos lentamente y les demos el tiempo suficiente para que puedan acceder a su memoria y responder ESTRUCTURA Y MEDIDAS GENERALES EN EL CENTRO ESCOLAR Las recomendaciones que anotaré a continuación resultan aplicables para niños con TEA verbales, buen nivel de funcionamiento-adaptación y que están llevando un currículo con adaptaciones o sin ellas pero que están en un modelo de inclusión escolar plena. Es decir no son aplicables a todos sino a una proporción de los niños con TEA y TDAH. Las acomodaciones en el aula son un conjunto de medidas que pretenden mejorar el funcionamiento general. Para su implementación se requiere: 1. Que la autoridad escolar y los profesores reciban la solicitud de aplicación de medidas generales de apoyo. 2. Es importante que la autoridad escolar y los profesores tengan conocimientos básicos sobre los diagnósticos formulados al igual que las recomendaciones, para lograr esto se requiere del apoyo del departamento de psicología y orientación del centro escolar. Si la institución no dispone de estos servicios entonces el psicólogo tratante (externo) es la persona indicada para orientarles. 3. Alcanzar un acuerdo entre padres y colegio, también con los profesionales involucrado para apoyarse en la aplicación de las acomodaciones solicitadas. Incluyen, entre otras, las siguientes sugerencias generales que se anotan a continuación: Ubicación dentro del aula Esto se refiere al área geográfica que ocupa dentro del aula, es uno de los aspectos más fáciles de modificar y el impacto de pequeñas modificaciones puede ser muy positivo. – Próximo al escritorio de sus profesores pero no aislado del resto del grupo – Alejarle de puertas, ventanas o paredes muy cargadas de estímulos porque pueden servir como distractores – Ubicarle en un espacio en donde la supervisión sea más fácil. Grupo de trabajo No solamente se refiere al trabajo cooperativo, sino al trabajo individual (los compañeros del alrededor pueden tener influencia muy importante en la atención y conducta) – Rodearle de compañeros con buenas habilidades atencionales, no necesariamente de alto rendimiento porque puede no ser conveniente – Preferir el trabajo individual o en grupos pequeños de dos o tres miembros, en grupos mayores pueden terminar dispersándose. Cuando se realiza trabajo en grupo (cooperativo) es conveniente indicarle el papel que desempeñará, lo que se espera que haga e incrementar la frecuencia de supervisión. Es recomendable no armar los grupos por afinidad para evitar exclusiones sino buscar que el grupo tenga beneficios al proveerle de compañeros que ayudan a regularizar su conducta. Instrucciones – Establecer contacto visual antes de formular la instrucción – Formular una sola instrucción por vez – Luego de formulada la instrucción pedir que la verbalice para verificar que ha sido comprendida – Supervisar con frecuencia el seguimiento de la instrucción. Proporcionar muchas instrucciones de manera simultánea puede provocar que se disperse en las mismas y no logre el cumplimiento de las tareas asignadas o la eficiencia que se demanda. Asignación de tarea – Tareas fragmentadas, es decir divididas en partes más pequeñas – Exámenes impresos solo al anverso y con una serie por página, de preferencia con instrucciones muy sencillas apropiadas al nivel escolar – Entregar cada parte al finalizarla y calificarla de manera inmediata a fin de que pueda corregir los errores, en el caso de los exámenes es mejor no calificarlos inmediatamente para evitar la ansiedad en el resto de la prueba. Lo que se recomienda es trabajar por períodos de acuerdo al umbral de atención estimada o medida. Intentar trabajar más allá de eso en la misma tarea hará que el tiempo sea utilizado con menor eficiencia. De manera gradual puede incrementarse el tiempo en el que se le demanda persistir en una determinada tarea. Supervisión – Es conveniente ubicarle en un lugar en donde se facilite la supervisión constante. – Instruirle en buscar de sus profesores ayuda al momento de reconocer un problema en su trabajo. – Revisar con frecuencia el trabajo que está realizando de manera que se realicen las correcciones oportunamente. – Al detectar un error ayudarle, en forma positiva, a percatarse del mismo y hacer las correcciones. La supervisión estrecha es el elemento fundamental de estructura que se requiere en el manejo de niños o adolescentes que presentan alguna disfunción atencional. Es importante que los padres comprendan que la atención individualizada-personalizada es imposible de proveer en aulas muy pobladas, de manera que el apoyo de los profesores es necesario agradecerlo cuando en el aula hay más de quince estudiantes. Tareas El volumen de tareas que quedan para realizar en casa debe ser razonable. Es importante tomar en cuenta que aunque la relación en casa sea uno a uno, los niños llegan cansados después de la jornada escolar diaria. Las tareas pueden resultar siendo una fuente de conflicto entre padres e hijos, este aspecto es importante de tomarse en cuenta porque se deteriora la relación familiar. Muchas tareas no implican que se aprenderá más, de hecho los sistemas escolares más exitosos dosifican de manera razonable el volumen de tareas académicas. Por las tareas nunca debe perderse el tiempo de juego o práctica deportiva y mucho menos el tiempo de sueño. Si el volumen de tareas está provocando problemas, como los anteriormente anotados, es conveniente discutir la situación con la autoridad escolar que corresponda. En casa deben fragmentarse los períodos de trabajo de acuerdo al umbral de atención estimado y alternarlas con tareas más sencillas o períodos en los que se realicen otras actividades. También es importante vigilar el ambiente en el que se realizan procurando que los distractores sean mínimos. Ayudar a organizar las tareas y a distribuirlas en el tiempo es una forma adecuada de instruirles en la administración del mismo enseñándoles que el tiempo es un recurso no renovable, muy valioso que no puede ser malgastado. Evaluaciones – Realizarlas en un ambiente más tranquilo. – Evitar crear una atmósfera de tensión alrededor de las evaluaciones. Los profesores deben presentarla como una actividad de aprendizaje. – En algunas oportunidades puede dejarse espacio a la evaluación oral o por otros mecanismos. Tiempo adicional Algunos niños presentan velocidad lenta de procesamiento de información como única manifestación o como manifestación asociada al TDAH. – Brindar tiempo extra para completar tareas o exámenes. -Es conveniente colocar una señal del trabajo completado en el tiempo originalmente asignado de manera que se pueda verificar el porcentaje trabajado a tiempo y el trabajado fuera de tiempo. Recursos adicionales – En algunas oportunidades puede ser necesario disponer de material que presente las tareas en una forma diferente al resto de sus compañeros – Al observar que resulta difícil centrar su atención es mejor recurrir a alguno de los recursos siguientes: 1. Permitirle cambio de actividad 2. Asignarle alguna tarea que le distraiga: llevar un recado a dirección, devolver un libro a la biblioteca, borrar el pizarrón, recoger los trabajos de sus compañeros, etc. 3. Asignarle una actividad de contenido diferente, para esto es conveniente pedir a los padres que envíen al colegio material seleccionado (adicional) para cada uno de los curso 4. Cuando la situación resulte difícil de controlar por los mecanismos anteriores puede recurrirse a alguna de las siguientes opciones: Trabajar en otro sector del colegio bajo supervisión individual. Ingerir un snack con contenido de proteínas Gestión de zonas Cada institución educativa tiene sus reglamentos y deben seguir lineamientos de las autoridades de educación. Si las circunstancias lo ameritan podría considerarse la posibilidad de cambios en las proporciones de zona o permitir la realización de trabajos adicionales para completar punteos de evaluaciones escritas, etc. PUNTO FINAL: Las acomodaciones en el aula y adecuaciones curriculares (a esto último no me he referido en este artículo) no son un beneficio que el colegio da, sino un derecho de los niños.