¿Transmitir es un arte? O, ¿el arte se trata meramente de transmitir? Con el pasar del tiempo lo que se conoce como arte no ha cambiado su significado, pero sí se le han agregado más palabras a este, así como integrantes al grupo que lleva el título de artista. Sin embargo, esto no va más allá de una denominación, e incluso autodenominación, que en los tiempos actuales cada vez se hace más común, además de que con el nacer de más seres, también nacen más ideas y opiniones que pueden ser tan similares como diferentes a las existentes, es decir, cada vez es más sencillo crear la noción de genio incomprendido tal como la de ser capaces de entenderlos, en ambos casos buscando una aceptación, o el resaltar sobre los demás siendo llamados diferentes. Como resultado, se ha perdido la esencia de su significado real y se le llama arte a lo que puede ser mejor definido como simple entretenimiento. Un entretenimiento que busca puramente el satisfacer a una multitud influenciada más por la moda que por el amor. Y esto no significa que el arte no entretenga, sino que es importante diferenciar el arte que fue concebido con el destino de serlo, así como el que adquiere esta condición por azar, de algo que simplemente busca una aceptación. El arte no busca ser aceptado, es más, acepta a quien lo percibe, transmite sin importar su origen o su destino en un mutuo acuerdo donde ambas partes vibran a la misma frecuencia. Al buscar una aceptación se pierde la esencia de lo que inicialmente se quiso transmitir. Se puede dar una idea de esto, más no puede hacer que se sienta. El arte real se basa en la capacidad de hacer posible el transferir sentimientos, o experiencias que los recreen, emanados por alguien o algo, que es recibido por alguien más con los sentidos como medio. No nace de la nada, se origina de estos sentimientos, y así como los sentimientos no pueden ser forzados a darse, tampoco el arte lo puede ser. Podría decirse que no nace arte como tal, sino que empieza como una representación de la esencia de lo que se siente en el momento, por esto, algo que no buscaba ser arte puede terminar siéndolo, ya que se basa en la mera acción de plasmar algo y cómo repercute esto en quien lo aprecia. Esto es lo que resalta al verdadero artista, porque si bien es verdad que el arte se origina de los sentimientos, no basta sólo con sentirlos, sino tener la capacidad de materializarlos, ya sea mediante sonidos, imágenes, palabras y demás. Incluso cada vez existen más formas de plasmarlo, que pueden ser tan parecidas como diferentes a las que ya conocemos. Se trata de poner un pedazo de alma en algo y regalárselo al mundo, sin esperar nada a cambio. Estos sentimientos abarcan todo lo conocido y por conocer, desde la felicidad que puede generar oír la risa de una madre hasta la tristeza que puede ocasionar su pérdida, desde la nostalgia que genera recordar los buenos tiempos de la niñez, hasta la alegría de ver todo el camino que se ha recorrido para ser la persona que se es hoy en día, desde la euforia que puede producir un solo de guitarra eléctrica hasta la calma que produce la clave de sol producida por una guitarra acústica, desde lo ya descrito hasta lo que no se ha podido plasmar aún, y estas son sólo algunas de las formas en las que puede llegar a darse. Pueden existir tantas emociones como personas en el mundo, e incluso mucho más que estas, porque es de mencionar que los sentimientos que conocemos en el presente no son más que los que se han representado por medio de palabras, y es importante saber que no necesariamente estos son los únicos, y que cada uno puede tener un significado abstracto. Es por esto que el límite del arte se encuentra meramente en la posibilidad de recibir esta esencia, que puede originarse y recibirse de una forma tan directa como subjetiva, es decir, lo que en una persona puede producir una emoción, puede producir en otra algo que puede ser muy similar basándose primordialmente en la capacidad empática del receptor, o que a su vez puede llegar a ser totalmente diferente al ser recibido por alguien más. Ahora bien, se sabe que anteriormente sólo era reconocido como arte lo basado en la mímesis, esto por tener la capacidad de recrear lo que se quiere transmitir demostrando la escena exacta por la que se dio su origen. No obstante, en la acción de imitar algo, no necesariamente se recrea una copia de ese algo, ya que es imposible que todas las personas sientan lo mismo, teniendo en cuenta que cada uno entiende las cosas dependiendo de las experiencias que ha vivido a lo largo de su vida. A causa de esto, el arte real no puede considerarse como una copia, porque al momento de sentir, estos sentimientos pasan por el filtro del alma del que lo aprecia, lo que inclusive puede llegar a transformar la premisa inicial, e igualmente transformar una relativa producción posterior basada en esta misma premisa. Es por esto que hasta lo que no buscaba ser arte puede terminar siéndolo, producto de la mera esencia de su existir. Dicho lo anterior, podría considerarse que todo lo hecho con el alma constituye una de las formas de representar el arte, incluso cuando este no fue su propósito inicial, ya que en muchas ocasiones no vemos la verdadera esencia de lo que tenemos en frente, es decir, unos son más generales que otros, esto sin ser unos más que los otros. Así como una canción puede producir emociones, el diseño arquitectónico y la construcción de un edificio puede producir estas mismas u otras emociones basado no sólo en su estética, sino en el esfuerzo y la dedicación que se necesitó para llevarlo a cabo. No obstante, en la actualidad esta premisa ha tomado rumbos muy distantes. El arte moderno está pasando de ser esta expresión de sentimientos a ser simplemente una expresión del estatus que ha tergiversado la expresión que dice que todo puede ser arte. Porque si bien es verdad que todo puede serlo, no por eso a todo lo que se denomine así resulta siéndolo. Es significativo el impacto de la decadencia del arte en una época en la que el recurso principal está pasando a ser el dinero y que ha convertido el recibir una esencia en conseguir un bien económico que otorgue una posición superior con respecto a los demás. La intención principal de lo que se está conociendo como arte está dejando de ser el transmitir, para pasar a ser un simple vender y comprar en el que no interesa el entender, sino el poseer, es decir, no importa lo que produce en una persona una obra, sino en ser la persona que la posee, que, a su vez, si es auténtica de un artista famoso se valoriza más. Así, por ejemplo, como ya no es posible que se creen nuevas obras de Van Gogh o de Velázquez, se está poniendo como intención principal el ser quien tenga las ya existentes, generando con esto un estatus de conocedor sobre los demás. De igual modo, en el afán de ser considerado como artista se está dejando a un lado el sentido artístico. En la actualidad más que querer hacer un regalo al mundo, se quiere ser reconocido por ser quien dio este regalo. Y esto no quiere decir que esté mal querer que lo reconozcan por las obras que son de su autoridad, sino que se está pasando a crear cualquier cosa simplemente buscando generar un impacto en la mayoría de personas que se pueda, es decir, se está pasando de crear arte por azar, a crear cosas por azar esperando que se consideren como arte. En consecuencia, se está convirtiendo en una necesidad el evitar que continúe esta decadencia del arte, es imprescindible crear una conciencia más crítica y entender que el arte en su estado más puro puede llegar a materializar la esencia del alma de alguien o algo, pero que el obligar o simplemente esperar que esto suceda pasa a convertirlo en una monetización. Cada vez el arte real se aleja más de las vitrinas y de los reflectores y pasa a ser reemplazado por creaciones en las que solo importa el nombre de quien las realizó, así como ser quien las entendió, sin importar la verdad de ello. No obstante, está en cada uno comprender que el verdadero arte no cambia, pero que sí nos puede llegar a cambiar. Sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos. Wbeimar Steven Balta Aguilar C.C. 1152223383 Estudiante de ingeniería civil