Subido por Christian Ezequiel Lopez

Obligaciones - Ossola (2016)

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JULIO CÉSAR RIVERA
GRACIELA MEDINA
Obligaciones
FEDERICO A, OSSOLA
Autor
ABELEDOPERROT
Ossola, Federico Alejandro
Obligaciones / Federico Alejandro Ossola; dirigido por Julio
César Rivera; Graciela Medina - 1 a ed. - Ciudad Autónoma de
Buenos Aires: Abeledo Perrot, 201 6.
1264 p.; 24x1 7 cm.
ISBN 978-950-20-2784-5
1. Derecho de las Obligaciones. 2. Responsabilidad Civil. 3.
Derecho Civil. l. ~iver; Julio César, di. II. Medina, Graciela,
dir. III. Título.
CDD 346
O Ossola, Federico Alejandro
O de esta edición, AbeledoPerrot S.A., 2016
Tucumán 1471 (C1050AAC) Buenos Aires
Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723
Todos los derechos reservados
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without permission in writing from the Publisher and the author.
Tirada: 500 ejemplares
ISBN 978-950-20-2784-5
SAP 41977911
CNDICE
Abreviaturas
GENERAL
.......................... XLVII
CONCEPTO, CARACTERIZACIÓN Y ESTRUCTUW
DE LA R E L A C I ~ N
DE OIBLIGACI~~N
NOCIONES INTRODWCTORIAS
1. La "Relación de Obligación" (u "Obligación"), especie de relación
jurídica ..........................................................................................
Ej 1.Noción preliminar de Relación de Obligación. La definición
del Código Civil y Comercial de la Nación ..............................
Ej 2. Relaciones y situaciones jurídicas; derechos y deberes jurídicos ...........................................................................................
11. Origen y evolución del concepto de Obligación hasta la sanción
del Código Civil y Comercial de la Nación ....................................
Ej 3. La génesis de las obligaciones ...............................................
. Ej 4. La obligación en el Derecho Romano ...................................
Ej 5. La Edad Media y el Derecho Canónico ................................
Ej 6. El siglo XIX y el individualismo. La importancia del..Cód.
L.'
Civil francés ............................................................................
Ej 7. El siglo XX y un cambio de rumbo: del individualismo al
solidarismo ..............................................................................
FEDERICO A . OSSOLA
X
111. El Código Civil y Comercial de la Nación.'Fin de una etapa. e
inicio de una nueva .......................................................................
Ej 8 .Los intentos de reforma del Cód . Civil y 'del Cód .Comercial '
Ej 9.El Código Civil y Comercial de la Nación ............................
Ej 10. Sus lineamientos generales ..................................................
..
.
1 Concepto y caracterizacion ............................................................
Ej 11.El concepto de "Relación de Obligación" u "Obligación" y
su definición en el Código Civil y Comercial ...........................
Ej 12.Análisis de la definición legal ..............................................
Ej 1 3.Nuestra opinión acerca de la definición legal ......................
Ej 1 4.Naturaleza jurídica .............................................................
Ej 15.Terminología ......................................................................
Ej 1 6. Caracterización de la relación de obligación .......................
Ej 1 7. La particular situación de las obligaciones generadas en las
relaciones de consumo .............................................................
Ej 18. Importancia actual del derecho de las obligaciones y su
teoría general...........................................................................
Ej 19. Los perfiles de la relación de obligación en la actualidad ....
Ej 20 .El contenido de la Relación de Obligación .........................
11. Relaciones y comparación con otras figuras ..................................
Ej 21. Deber Jurídico y obligación.Deberes jurídicos relativos no
obligacionales..........................................................................
Ej 22 . Obligaciones y derechos reales ...........................................
Ej 23.Deberes jurídicos no obligacionales que gravan a los titulares de derechos reales, poseedores y tenedores .........................
Ej 24. Las relaciones de obligación que emergen por ser una persona titular de derechos reales o relaciones de poder ...............
111.El método del Código Civil y Comercial La unificación del Derecho
de las Obligaciones Civiles y Comerciales ...................................
Ej 25 Introducción. El método del Cód . Civil...............................
Ej 26.El Código Civil y Comercial ...............................................
Ej 27.La unificación de las obligaciones civiles y comerciales.......
.
.
~ N D I C GENERAL
E
LOS ELEMENTOS ESENCIALES D E LA RELACIÓM
DEOBLICACI~M
1.Aspectos generales..........................................................................
$ 28 . Las diversas "etapas causales" que experimenta la relación
..
de obligacion ...........................................................................
$ 29 .Proyecciones e importancia de estas cuestiones...................
$ 30.Los elementos esenciales de la relación de obligación .........
$ 31. Los elementos "accidentales" de la relación de obligación ..
11.El elemento externo. La causa fuente ............Í...............................
$ 32. Causa "fuente" y causa "final" ............................................
$ 33. La causa fuente de las obligaciones.....................................
$ 34.Las diversas fuentes de las obligaciones en particular .........
$ 35. La causa final .....................................................................
$ 36. Los actos abstractos ...........................................................
111.Elementos estructurales . Los sujetos ............................................
$ 37.Dos situaciones jurídicas: acreedor y deudor ......................
$ 38 Unidad o pluralidad de sujetos ...........................................
39 . T.os siljetos de las relaciones de obligaci6n. Los supiiestos
controvertidos .........................................................................
$ 40 .Requisitos ...........................................................................
41.Transmisión de la calidad de sujeto de una relación de obli.
gacion ......................................................................................
$ 42 .Responsabilidad obligacional por el hecho ajeno ................
IV. Elementos estructurales (cont.). El objeto .....................................
.
$ 43.Una distincion necesaria .....................................................
$ 44 El objeto de los actos jurídicos (y los contratos en particular) ..........................................................................................
$ 45 .El objeto de las relaciones de obligación.Las diversas posi..
ciones ......................................................................................
$ 46 .El art.725 del Código Civil y Comercial.Sus antecedentes ...
$ 47 Interpretación de la norma .La prestación como "conducta
proyectada" Caracterización y elementos constitutivos ..........
$ 48 El interés del acreedor como elemento constitutivo del objeto de la obligación. La importante proyección de dicha con.
cepcion ....................................................................................
.
.
.
.
C
.
.
.
.
XII
FEDERICOA. OSSOLA
49. Requisitos del objeto ..........................................................
V. Elementos estructurales (cont.). El vínculo jurídico ........................
. .,
50. Concepto y caracterizaclon ................................................
51. Pluralidad de vínculos jurídicos en las obligaciones de sujetos múltiples ............................................................................
S 52. La especial situación de las "obligaciones recíprocas" .........
130
134
134
135
135
SEGUNDA PARTE
CLASES DE OBLIGACIONES
CR~TERBOS
DECLASIFICACI~N.PRINCIPIOS
QUE RICEN EL CUMPLIMIENTO
S 53. El método ...........................................................................
S 54. Importancia ........................................................................
S 55. Los diversos criterios ..........................................................
141
142
143
56. Principios y reglas básicos que rigen el cumplimiento de las
obligaciones............................................................................. 147
CAP~TULO
V
OBLIGACIONES PRINCIPALES Y ACCESORIAS
5 57. La accesoriedad en el ámbito de las relaciones jurídicas ..... 151
58. Obligaciones principales y obligaciones y derechos accesorios .......................................................................................... 152
S 59. Efectos.............................................................................. 155
S 60. El "cargo" o "modo" .....................;.................................... 158
OBLIGACIONES CIVILES, OBLIGACIONES NATURALES
Y DEBERES MORALES O DE CONCIENCIA RELATIVOS
S 61. Planteo del problema ..........................................................
171
~ N D I C GENERAL
E
Xlll
$ 62. Obligaciones civiles y naturales en el Cód . Civil ................. 172
$ 63.Nuestra opinión ................................................................. 176
$ 64.La cuestión en el Código Civil y Comercial ........................ 178
OBLlGAClONES CON MODALIDADES
$ 65. Modalidades de los actos jurídicos y modalidades de las
obligaciones.............................................................................
.. .......................................................................................
. Condicion
.1
$ 66.Distintos usos del vocablo ..................................................
. . . ..................................................
$ 67. Concepto.Caracter~acion
68 Condición y hecho condicionante .......................................
$ 69 . Requisitos del hecho condicionante ....................................
$ 70. Diferencias con otras figuras...............................................
$ 71. Forma y prueba ..................................................................
$ 72 . Clases .................................................................................
$ 73.Validez e invalidez de las condiciones y de los actos jurídi..........................................
c ~ s~metidcs
s
2 c~fidici6
~ ..........................................
$ 74. Cumpliiniento e incumplimiento de la condición ................
.
$ 75.Efectos de la condicion .......................................................
ii. Plazo .............................................................................................
$ 76. El tiempo en las relaciones jurídicas ...................................
$ 77. Concepto ............................................................................
$ 78. Caracterización ..................................................................
$ 79.Cómputo de los plazos .......................................................
$ 80. Clases de plazos ..................................................................
$ 81.Plazos determinados e indeterminados f ..............................
$ 82.Beneficiario del plazo ..........................................................
$ 83 Efectos de la ejecución voluntaria antes del vencimiento del
plazo .......................................................................................
$ 84.Efectos del plazo ....................................:
............................
$ 85.Caducidad de los plazos .....................................................
.
.
.
XVI
FEDERICO A: OSSOLA
OBLIGACIONES DE DAR DINERO
1.Aspectos generales..........................................................................
5 128. Concepto.Autonomía de la categoría ...............................
S 129.Importancia ......................................................................
S 130.El dinero .Nociones básicas ..............................................
-j 131.La inflación y sus consecuencias en las obligaciones de dar
dinero ......................................................................................
132.Nominalisrno y vaiorismo .................................................
133.La distinción entre "obligaciones dinerarias" y "obligaciones de valor" ...........................................................................
S 134. Sinopsis de la historia del régimen de las obligaciones de
dar dinero en la Argentina .......................................................
11. Obligaciones en moneda nacional ................................................. 316
A. Obligaciones dinerarias ............................................................
S 135. Concepto ..........................................................................
136. Régimen nominalista ........................................................
S 137.Las obligaciones dinerarias ante la inflación .....................
316
316
316
317
B . Obligaciones de valor ...............................................................
S 138. Concepto ..........................................................................
139. Casos ................................................................................
F; 140. La determinación del "valor" ............................................
141. Efectos de la determinación: la obligación adquiere calidad de dineraria . El "valorismo atenuado" ..............................
S 142. La especial situación de las prestaciones de valor periódicas ...........................................................................................
5 143. Cuantificación sólo en moneda de curso legal ...................
F; 144. Los intereses en las obligaciones de valor.Remisión .........
C . Los intereses ............................................................................
5 145. Concepto ..........................................................................
146. Caracterización ................................................................
S 147. Clases de interés .....:.........................................................
148. Interés y tasa de interés .....................................................
F; 149. Intereses y actualización monetaria . La vía indirecta ........
150.Intereses cornpensatorios ................................................
322
322
323
324
325
326
328
/NDICEGENERAL
Ej 151. Intereses moratorios .........................................................
Ej 152. Intereses punitorios ..........................................................
$ 153. Coexistencia y acumulación de los intereses compensato-
r i o ~y los intereses por mora ....................................................
Ej 154. Intereses por mora en las obligaciones de valor ................
Ej 155.Anatocismo ......................................................................
$ 156. Morigeración de los intereses ...........................................
Ej 157. Cumplimiento de la obligación de dar dinero . Extinción
de los intereses.........................................................................
III. Obligaciones en moneda extranjera .............................................
$ 158.Un nuevo y complejo sistema .......;!..................................
Ej 159. Naturaleza jurídica de la moneda extranjera y de la obligación de darla en el Código Civil y Comercial .......................
Ej 160. Caracterización del régimen "general" ..............................
Ej 161. Las excepciones .............:..................................................
Ej 162. Consecuencias: limitada aplicación del art. 765 del CCyC
Ej 163. ¿Imposibilidad de cumplimiento? .....................................
CAP~TULO
XII
QRL!G*C!QNFS DE H.ACERY N O HACER
1. Obligaciones de hacer ....................................................................
A.Régimen general ......................................................................
$ 164. Concepto ...........................................................................
$ 165. Trascendencia de las obligaciones de hacer en la actuali1..........................................
dad ................................................
Ej 166.Fuentes.La necesidad de una parte general........................
$ 167.Aplicación de estas normas a deberes de hacer no obligacionales ...................................................................................
Ej 168. Especies ............................................................................
Ej 169 Reglas generales del cumplimiento ...................................
$ 170. Prestaciones de servicios y obras ("hechos") .....................
Ej 171. Cumplimiento por tercero ................................................
$ 172. Incumplimiento ................................................................
.
B.Algunas obligaciones de hacer en particular .............................
Ej 173. Obligaciones y deberes de informar ..................................
XVI l
.
FEDERICO A . OSCOLA
XVIll
$ 174. Obligación de rendir cuentas ............................................
$ 175. La obligación de seguridad.Remisión...............................
176.La obligaci6n de ínstrurnentar un acto en la forma previSta
por la ley ("obligación de escriturar") .....................................
11. Obligaciones de no hacer ..............................................................
$ 177 Concepto ..........................................................................
$ 178.Diferencias con otras figuras.............................................
$ 179. Fuentes ...................................................
:.........................
...
$ 180. Régimen ...........................................................................
S; 181 Cumplimiento e incumplimiento ......................................
.
.
CAP~TULO
Xlll
OBLIGACIONES ALTERNATIVAS
.
$ 182. Concepto Caracterización................................................
$ 183. La alternatividad en las relaciones jurídicas . Su justsca.
cion .........................................................................................
$ 184. La elección ........................................................................
$ 185.Riesgos de las prestaciones. Las diversas situaciones .........
186.Aumentos, mejoras y frutos ..............................................
$ 187. La alternatividad en las modalidades o circunstancias de
. ........................................1....................................
la obligacion
$ 188.Las obligaciones de género limitado .................................
.
.
bL
395
396
399
402
406
406
407
C A P ~ U LXIV
O
OBLIGACIONES FACULTATIVAS
S 189. Concepto . Caracterización..............;................................. 411
$
$
$
$
190.Casos................................................................................
191.El ejercicio de la opción por el deudor ...............................
192 Extinción de la obligación facultativa ...............................
193. La existencia de facultades en las modalidades o circunstancias de la obligación ..........................................................
.
413
413
414
415
XIX
ÍNDICE GENERAL
i
i
1
ir
I;
-2'
3-
CAP~TULO
XV
OBLIGACIONES DE MEDIOS Y DE RESULTADO
7.
194. Introducción. Justificación metodológica ..........................
$ 195. Los orígenes .....................................................................
$ 196. Auge y crisis del planteo ..................................................
S 197. Su reformulación. El verdadero quid de la distinción ........
$ 198. La cuestión en el marco del Cód. Civil..............................
$ 199. El Código Civil y Comercial: recepción de la distinción
entre obligaciones de medios y de resultado ............................
417
418
418
419
423
I
CAP~TULO
XVI
OBLIGACIONES DE SUJETOSÚNICOSY SUJETOSPLURALES.
OBLIGACIONES DIVISIBLES E INDIVISIBLES
1. Obligaciones de sujetos únicos y sujetos plurales. Aspectos generales. ................. ...... ................... .......... .. .. .:.................... ......
$ 200. Planteo del problema ........................................................
$ 201. Las obligaciones de sujetos únicos ....................................
$ 202. Las obligaciones de sujetos múltiples emanadas de una
misma causa fuente .................................................................
$ 203. Las obligaciones de sujetos múltiples emanadas de diferentes causas fuentes (obligaciones concurrentes) .........................
.j 204. ~eca~ituiacitin.
Ei régimen legal en cada caso .................
$ 205. Metodología .....................................................................
$ 206. Quid de las obligaciones disyuntivas ................................
11. Obligaciones divisibles ..................................................................
.. ..
...
...
...
:
.,
A. Caracterizacion ........................................................................
.
.
$ 207. Concepto ..........................................................................
$ 208. Prestaciones divisibles ....'........................................:..........
B. La situación en las obligaciones de sujetos únicos ....................
$ 209. El principio general :.........................................................
S 210. Las excepciones ...............................................................
C. La divisibilidad en las obligaciones de sujetos plurales .............
.j 211. El fraccionamiento de la prestación en las obligaciones de
sujetos múltiples ......................................................................
423
FEDERICO A. OSSOLA
XX
$ 212 .Pago en exceso .................................................................
$ 213.Las relaciones "internas" entre deudores y acreedores en la
divisibilidad............................................................................1
$ 214 .Aspectos procesales ..........................................................
$ 215 . Muerre de un codeudor o de un coacreedor. Remisión......
. Obligaciones indivisibles..............................................................
..
A . Caracterizacion ........................................................................
$ 216 . Concepto ..........................................................................
$ 217. Prestaciones indivisibles ....................................................
$ 218 .Renuncia a la indivisibilidad .............................................
B . La indivisibilidad en las obligaciones de sujetos plurales ..........
219 .Normativa aplicable.Un cambio trascendente ..................
$ 220 .Exigibilidad y pago ...........................................................
221.Efectos del pago ...............................................................
$ 222 .Muerte de un codeudor o de un coacreedor Remisión ......
223 . Responsabilidad por incumplimiento obligacional ...........
$ 224 . Relaciones internas entre codeudores (contribución) ........
$ 225 .Relaciones internas entre codeudores (participación)........
$ 226 . La propagación de efectos en los modos extintivos de las
obligaciones.............................................................................
. del crédito .............................................................
S 227. Cesion
N Obligaciones de indivisibilidad impropia .....................................
.j 228 .Concepto.Su incorporación en la legislación positiva .......
$ 229 . Casuística .........................................................................
230 . Efectos..............................................................................
.
.
OBLIGACIONES SIMPLEMENTE M A N C O M U N A D A S
Y SOLIDARIAS
1. Obligaciones simplemente mancomunadas .....................................
231. Concepto ........................................1.................................
$ 232.Pluralidad de vínculos y fraccionamiento de relaciones jurídicas ......................................................................................
$ 233.Metodología .....................................................................
.j 234. Efectos...............................................................................
CNDICE
GENERAL
S 235. Casos de sbligaciones simplemente mancomunadas .........
11. Obligaciones solidarias .................................................................
A.Aspectos generales ...................................................................
236. Concepto.Insuficiencia de la definición legal ....................
S 237. Caracterización ................................................................
S 238 . Solidaridad activa, pasiva y mixta ....................................
5 239. Fuentes de la solidaridad ..................................................
S 240 . Prueba de la solidaridad ...................................................
241.Fundamento de la solidaridad ..........................................
S 242 . Consecuencias de la pluralidad vincular
contigua .............
*
B . Solidaridad pasiva ....................................................................
S 243.Exigibilidad y pago ...........................................................
S 244.El reconocimiento de la deuda por un codeudor.Ausencia
de efectos expansivos .Excepciones..........................................
245 . Modos extintivos de la obligación ....................................
246 . Extinción de la solidaridad pasiva por renuncia a la solidaridad ....................................................................................
S 247.Responsabilidad por incumplimiento ...............................
248 . Muerte de un codeudor. Remisión ....................................
$ 249. Relaciones internas en la solidaridad pasiva (contribuci6n) ........................................................................................
C. Solidaridad Activa ....................................................................
S 250.Exigibilidad ......................................................................
S 251.El principio de prevención ................................................
252 .Una omisión del codificador: regular los efectos del incumplimiento imputable a los acreedores .......................................
S 253 .Modos extintivos de la obligación ....................................
S 254 . La extinción de la solidaridad activa . ¿Imposibilidad de
renunciarla?.............................................................................
S 255.Muerte de un coacreedor.Remisión ..................................
256 . Relaciones internas en la solidaridad activa (distribución)
D. Situaciones comunes a la solidaridad activa y la pasiva ............
S 257. Muerte de un coacreedor o un codeudor. La situación en
las obligaciones de sujetos plurales ..........................................
258 . Defensas oponibles en juicio .............................................
2.59. Los efectos de la cosa juzgada ..........................................
XXI
.
xxll
FEDERICOA. OSSOLA
OBLIGACIONES CONCURRENTES. OBblGACIONES~
DISYUNTIVAS
1. Obligaciones concurrentes ..............................................................
$ 260. Concepto .............,............................................................
Ej 261. Caracterización ................................................................
262. Principales diferencias con otras obligaciones de sujetos
múltiples ............................................................................... :..
$ 263. Algunos supuestos ............................................................
$ 264. Efectos..............................................................................
11. Obligaciones disyuntivas...............................................................
$ 265. Concepto y caracterización. La "pluralidad disyunta" ......
$ 266. Especies y régimen aplicable .............................................
$ 267. La elección como acto que hace cesar la disyunción. Ca. .,
racterlzaclon ................................................................... ........
$ 268. Efectos ..............................................................................
$ 269. Disyunción pasiva ............................................................
., activa .............................................................
Ej 270. Disyuncion
.
.
TERCERA
PARTE
DINAMICA
DE LAS OBLIGACIONES
ASPECTOS GENERALES
CAPITULO
XIX
LOS EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES
Ej 271. La dinámica funcional y extintiva de la relación de obliga-
ción. Aclaración metodológica ................................................
$ 272. Efectos de los contratos y efectos de las obligaciones........
Ej 273. Efectos temporales de las obligaciones ..............................
$ 274. Efectos respecto de los sujetos ........................................
$ 275. Los efectos de las obligaciones en general. Contenido del
derecho de crédito. Remisión. Plan de exposicíón ....................
547
548
549
549
,553
XXlll
~NDICE
GENERAL
RECONOCIMIENTO DE LAS OBLIGACIONES
5 276. Concepto ............................... .......................................... 555
;
277. El reconocimiento declarativo o causal de una relación de
.,
obligacion por el deudor .......................................................... 556
5 278. Reconocimiento y promesa autónoma de deuda ............... 561
CAPITULOXXI
CUMPLlMlENTO (PAGO) E INCUMPLIMIENTO
OBLIGACIONAL. CONCEPTUACI~NY CARACTERIZACI~N
...
5 279. Consideraciones preliminares ........................................... 563
.
1. El pago o cumplimiento .................................................... 5
6
5 280. El concepto legal de pago. Su pertinencia ......................... 563
.j 281. Sus notas tipificantes ......................................................... 564
5 282. El rol definitorio de la distinción entre obligaciones de me- . . dios y de resultado para determinar si ha existido o no cumplimiento. Las nuevas directrices del Código Civil y Comercial...... 566
. .
11. E;1 incumplimiento obligacional..................................................... 571
5 283. Advertencia metodológica .................................................. . 5 7 1
5 284. Conceptuación ................................................................ 572
.,
$ 285. Breve caracterizacion ........................................................ 572
5 286. Metodología del Código Civil y Comercial....................... 574
'
CUMPLIMlENTO DE LAS OBLIGACIONES
REGIMEN
GENERAL DELPACO O CUMPLIMIENTO
1. Aspectos generales..........................................................................
. .........................................................
5 287. Concepto. Rernision
5 288. Usos del vocablo .............................................................
5 289. Importancia del pago ........................................................
5 290. Naturaleza jurídica ...........................................................
.
..
577
577
577
578
578
FEDERICO A . OSSOLA
XXlV
S 291. Presupuestos y requisitos del pago ....................................
Ii. Sujetos del pago ...........................................................................
S 292 . Sujeto activo (solvens) y pasivo (accipiens). Otros intervi-
nientes .....................................................................................
S 293. Sujetos activos. El deudor .................................................
S 294 . Sujetos activos (cont.). Los terceros ..................................
S 295 . Sujetos activos (cont.). Capacidad de ejercicio ..................
S 296 . Sujetos pasivos. El acreedor ..............................................
S 297.Sujetos pasivos (cont.). Pago efectuado a terceros .............
Ej 298 . Sujetos pasivos (cont.).
Capacidad para recibir pagos y
..
pago a terceros no legitimados ................................................
IíI.Objeto de1 pago ...........................................................................
299 . El particular objeto de un acto jurídico . Sus requisitos y
vicisitudes................................................................................
300.Principio de identidad .......................................................
301. El principio de integridad .................................................
302. Propiedad de la cosa con que se paga ...............................
Ej 303. La "disponibilidad" de la cosa ..........................................
N.Forma del pago ............................................................................
$, 304. Regla general: libertad de formas .....................................
305.Algunas situaciones especiales ..........................................
V.Lugar de pago ...............................................................................
F; 306.Importancia ......................................................................
S 307. Consideraciones generales ................................................
308. Pacto de partes .................................................................
Ej 309 . Las previsiones de la ley ...................................................
310. La regla supletoria: el domicilio del deudor .......................
311. Mora y lugar de pago . Remisión .......................................
VI.Tiempo del pago ..........................................................................
S 312.Tiempo del pago y mora ...................................................
313. Las reglas generales del CCyC. Remisión .Plazos legales ...
S 314. Caducidad de los plazos .Remisión ...................................
315. Pago a mejor fortuna ...................................................... 1.
316.Pago antes del vencimiento del plazo . Remisión ...............
W . Gastos del pago ..........................................................................
.
Ej 317.Sobre quien pesan .............................................................
..
.
~NDICE
GENERAL
XXV
VIII. Prueba del pago . Presunciones legales .......................................
$ 3 18. Normas procesales ...........................................................
$ 319 .Cuestiones
. .probatorias.Normas relativas al cumplimiento
y al incumpl~miento.................................................................
$ 320 . Carga de la prueba . La regla general .................................
$ 321 . Qué debe probarse y quién debe hacerlo ..........................
$ 322 . Medios de prueba . Consideraciones generales ..................
$ 323 . Medios de prueba (cont.). El recibo de pago .....................
$ 324 . Medios de prueba (cont.). Las presunciones legales ..........
IX .Efectos del pago ..........................................................................
$ 325 .Efecto esencial: extinción de la obligación ........................
$ 326 .Efectos secundarios entre partes .......................................
$ 327 . Otros efectos ....................................................................
.
X .Imputacion del pago .....................................................................
$ 328 . Concepto.Requisitos ........................................................
$ 329 .Imputación por el deudor .................................................
$ 330 .Imputación por el acreedor ...............................................
$ 331 .Nulidad de la imputación .................................................
.
$ 332 . La impu,tacion legal ..........................................................
$ 333 .Modificación de la imputación .........................................
.
.
CUMPLIMIENTO FORZADO DE LAS OBLIGACIONES
A lNSTANClAS DEL ACREEDOR
$ 334 . Consideraciones preliminares. La tutela satisfactiva del
crédito .....................................................................................
$ 335 .La responsabilidad del deudor es sólo patrimonial ...........
$ 336 .Los límites del derecho de crédito .....................................
.
1.La ejecucion forzada directa ...........................................................
. . .
$ 337 . Caracter~zacion..........;.....................................................
$ 338 .Los diversos procedimientos .............................................
$ 339.La ejecución de la sentencia en contra del deudor .............
$ 340 .Los procedimientos urgentes ............................................
.
11. La ejecucion por terceros ..............................................................
$ 341 . Caracterización .Remisión ................................................
.
.
FEDERICO A. OSSOLA
XXVl
111.Acciones directas .........................................................................
S 342. Concepto ..........................................................................
S 343.Antecedentes.....................................................................
Ej 344.Caracterizacióil ................................................................
S 345. Requisitos de ejercicio ......................................................
346. Efectos ..............................................................................
. revocatoria .......................................................................
IV.Accion
347.Acto fraudulento . Caracterización ...................................
S 348.Acción revocatoria . Requisitos..........................................
349.Aspectos procesales ..........................................................
350. Efectos..............................................................................
S 351. Los actos fraudulentos en el proceso concursa1.................
V. Derechos de los acreedores ante la muerte del deudor ...................
.
352.Remision ..........................................................................
VI .~jecuciónforzada colectiva...................... ...................................
S 353.Ejecuciones individuales ...................................................
S 354 Los procesos concursales ..................................................
VII.Medios tendientes a forzar el cumplimiento ...............................
.................................................
355 . Noción .....................
.
.
356.Enunciación ......................................................................
VI1 Medios tendientes a forzar el cumplimiento (cont.). Astreintes ...
357.Loncepto ..........................................................................
Ej 358. Metodología .....................................................................
S 359 . Origen .Ambito de aplicación ...........................................
S 360.Finalidad ..........................................................................
361. Comparación con otras figuras .........................................
.S362. Su naturaleza: relación de obligación.Estructura ..............
363.Caracterización . Régimen general .....................................
Ej 364.Liquidación, ejecución, y aspectos procesales....................
.
.
;
.
.
n
CUMPLIMIENTO DE LAS OBLIGACIONES A INSTANCIAS
DEL DEUDOR EL PAGO POR CONSIGNACION
.
1. Consideraciones generales .............................................................
683
XXVlI
ÍNDICEGENERAL
Ej 365.El contenido de la relación de obligación respecto del deu.
dor. Remision .......................................................................... 683
366.Las diversas situaciones y las posibilidades.con que cuenta
el deudor ................................................................................. 683
Ej 367.El pago por consignación . Concepto................................ 685
.
368 . Caracterizacion ................................................................ 685
Ej 369. El vocablo "consignación" y su significado preciso en el
..
"pago por consignacion" ......................................................... 687
Ej 370 . Casos en que prtcede ....................................................... 688
371. Requisitos que debe cumplimentar el deudor .................... 690
. . .judicial ....................:............................................... 692
.Consignacion
.
Ej 372. Introduccion ..................................................................... 692
692
Ej 373. Competencia ....................................................................
Ej 374. Modos de realizar la consignación .................................... 693
Ej 375.Vicisitudes procesales y efectos ......................................... 695
Ej 376. Desistimiento del actor ..................................................... 697
.
.
.
..
.
. . .
...........................................................
III Consignacion extra~udicial
Ej 377.Una nueva figura ..............................................................
Ej 378 Caracterización ................................................................
5 379. C ~ Y QenI q l e nc procede ..................................................
380.Trámite inicial .................................................................
381.Depósito ...........................................................................
5y 302.Actitiidcs que p ~ d r í aasumir el acreedcr TrI efectos en cada
caso .........................................................................................
.
699
699
700
7nl
702
702
703
SECCI~N TERCERA.
lNCUMPLlMlENT0 DE LAS OBLlGAClONES
CAP~TULO
XXV
.
INCUMPLIMIENTO OBLIGACIONAL TEOR~AGENERAL
8
!
Ej 383. Concepto y caracterización .Remisión ..............................
Ej 384 El método del Código Civil y Comercial...........................
Ej 385 Cuestión preliminar: los principales cambios en compara.
cion al sistema anterior ............................................................
.
..
707
708
708
XXVlll
FEDERICO A . OSSOLA
$ 386. Configuración del incumplimiento obligacional como hecho jurídico . Presupuesto inicial .............................................. 711
$ 387. Configuración del inc~unplimientoobligacional (cont.).
Sus diversas maneras ............................................................. 711
$ 388. Configuración del incumplimiento obligacional (cont.). La
atribución de responsabilidad (o "imputabilidad") ................;. 714
lNCUMPLlMlENT0 OBLICACIONAL
ilMBUTABLE AL DEUDOR
1. Incumplimiento absoluto................................................................
$ 389. Concepto . Remisión .........................................................
$ 390. Efectos..............................................................................
II. Cumplimiento parcial y pretensión de cumplimiento parcial .........
$ 391.Efectos..............................................................................
111.Cumplimientos defectuosos .........................................................
$ 392. Efectos de la imposibilidad de ejecución de la prestación
por detrimentos cualitativos ....................................................
5 343. Efectos de la imposibilidad de ejecución de ia prestación
por mejoras cualitativas.Remisión .....................;....................
N .'La mora en general ......................................................................
$ 394.Los textos legales..............................................................
Fj 395.Advertencia metodológica ................................................
$ 396.Un concepto general de mora ...........................................
$ 397. Caracterización ................................................................
$ 398. Especies ............................................................................
$ 399 . Presupuestos de la Mora ...................................................
Fj 400 .Condiciones para la generación del estado moratorio (elementos esenciales de la mora) ..................................................
V.Mora del deudor ...........................................................................
$ 401.El retardo del deudor. Efectos de la simple demora ...........
$ 402 . Imputabilidad del deudor .................................................
$ 403. Constitución en mora del deudor. Un cambio trascendenFj 404 .La regla general hoy reforzada: mora automática .............
~NDICE
GENERAL
405.Casos en donde es necesaria la interpelación.Una omisión
del legislador. Nuestra interpretación .......................................
Ej 406.El plazo indeterminado propiamente dicho ......................
S 407
Mora del deudor y lugar de cumplimiento de la obliga. . .........................................................................................
cion
$ 408 . Efectos de la mora del deudor ..........................................
Ej 409 . Cesación de la mora del deudor o de sus efectos...............
.
INCUMPLIMIENTO OBLIGACIONAL
IMPUTABLE AL ACREEDOR
. .
1.Incumplimiento absoluto................................................................
Ej 410 . Concepto.Remisión .........................................................
Ej 411.Determinación ..................................................................
Ej 412 . Efectos ..............................................................................
II Mora del acreedor ........................................................................
Ej 413.Su regulación en el Código Civil y Comercial ...................
Ej 414 Conceptuación y caracterización ......................................
J 413. LOSpresupues~osde ia mora áei acreeáor .........................
Ej 416 .Requisitos para que se configure la mora del acreedor ......
Ej 417..Efectos de la mora del acreedor ........................................
Ej 418 Cesación de la mora del acreedor .....................................
.
.
4 . -
.
INCUMPLIMIENTO OBLIGACIONAL
NO IMPUTABLE A LAS PARTES
1. Consideraciones generales .............................................................
Ej 419 . Caracterización ................................................................
II.La causa ajena ....................... :......................................................
A. La relación de causalidad en la autoría del incumplimiento
obligacional ..............................................................................
Ej 420 .Noción . Causalidad material y causalidad jurídica ...........
Ej 421. La determinación de la causalidad jurídica .......................
422 . "Causa", "condición" y "ocasión" ....................................
FEDERICO A. OSSOLA
XXX
Ej 423.El sistema de nuestro ordenamiento civil y comercial .......
Ej 424 .La problemática en el incumplimiento obligacional ........I.
B.Caso fortuito o fuerza mayor ...................................................
Ej 425. Concepto ..........................................................................
$ 426 . Caracterización ................................................................
Ej 427.Prueba del caso fortuito.Remisión ...................................
Ej 428 . Efectos generales del caso fortuito en las relaciones de
. ................................................................................
obligacion
Ej 429 . Efectos excepcionales. Responsabilidad del deudor mediando "caso fortuito" .............................................................
.
C . Hecho del damnificado y hecho del tercero ..............................
Ej 430 El hecho del damnificado. Remisión .................................
Ej 431.Hecho del tercero .............................................................
.
D. Mejoras naturales en la cosa ....................................................
Ej 432 Efectos de la. imposibilidad
de ejecución de la prestación
.
por mejoras cualitativas ...........................................................
.
E Imprevision ..............................................................................
Ej 433.El problema ......................................................................
Ej 434 .Perfiles de la figura ...........................................................
.
Ej 435. Su recepcion legislativa.....................................................
Ej 436.Derecho comparado .........................................................
1$ 437. Contratos alcanzados por la Teoría de la Imprevisión ........
Ej 438 . Requisitos para invocar la Teoría de la Imprevisión ..........
Ej 439 . Efectos..............................................................................
.
.
.
.
S E C C I ~CUARTA
N
TUTELA CONSERVATORIA DEL CRÉDITO
CAP~ULO
XXlX
LA CARANT~APATRIMONIAL DEL ACREEDOR
1. El patrimonio del deudor. garantía común de los acreedores .......... 799
Ej 440 . Formulación del principio ................................................ 799
Ej 441 El "patrimonio general" y los "patrimonios especiales" de
800
una persona .............................................................................
.
~NDICE
GENERAL
XXXl
Ej 442. La doble función del principio ..........................................
Ej 443. Metodología. Remisión ...................................................
Ej 444. La regla general y las limitaciones y excepciones del prin-
..
cipio ........................................................................................
445. Bienes excluidos de la garantía común ..............................
Ej 446. Igualdad de los acreedores, preferencias y privilegios........
11. Las diversas medidas de tutela preventiva del crédito ....................
. .,
Ej 447. Caracterizacion. Especies ..................................................
CAP~TULO
XXX
1. Medidas cautelares.........................................................................
Ej 448. Concepto .........................,................................................
Ej 449. Naturaleza .................................?......................................
Ej 450. Requisitos.........................................................................
. .,
Ej 451. Breve caracterizacion ........................................................
Ej 452. Las medidas cautelares en particular ................................
Ej 453. Otras medidas cautelares. La expansión cautelar ..............
5 454. Las medidas cauteiares respecto ai Estado Xacionai .........
H. El principio precautorio. Las medidas precautorias judiciales ......
.,
. .,
Ej 455. Nocion. Remision .............................................................
III. Medidas de precaución extrajudiciales y judiciales .......................
Ej 456. Concepto. Casos ...............................................................
iV.Medidas de garantía. Aspectos generalec......................................
Ej 457. Las garantías de la obligación. Noción .............................
Ej 458. La problemática de la accesoriedad de las garantías .........
Ej 459. Clases de garantías ............ .';.............................................
V. Medidas de garantía (cont.). El derecho de retención ....................
Ej 460. Concepto ..........................................................................
Ej 461. Caracterización ........,...;....................................................
Ej 462. Requisitos para su ejercicio ..............................................
Ej 463. Casos previstos en la ley ...................................................
Ej 464. Efectos del derecho de retención entre partes ....................
Ej 465. Efectos respecto de terceros ....................... :......................
Ej 466. Otros efectos ....................................................................
803
803
804
804
808
810
810
FEDERICO A. OSSOLA
XXXIl
$ 467 .Extinción del derecho de retención ................................... 841
CAP~TULO
XXXl
MEDIDAS DETUTELA PREVENTIVA DEl. cR~ÉQ~~To
(CONT.).
ACCIONES DE INTEG~RACI~N
DEL PATRIMONIO DEL DEUDOR
.
. subrogatoria .......................................................................
1.Accion
$ 468 . Concepto ..........................................................................
$ 469 .Las diversas situaciones jurídicas ......................................
$ 470 . Caracterización .......;........................................................
471.Naturaleza jurídica ...........................................................
$ 472 . Fundamento e importancia ...............................................
$ 4 7 3. Condiciones de ejercicio respecto del acreedor subrogante
y su crédito ..............................................................................
$ 474 . Condición de ejercicio respecto del deudor subrogado .....
$ 475. Condiciones de ejercicio respecto del derecho de titularidad del deudor subrogado .......................................................
$ 476.Ejercicio de la acción subrogatoria y sus efectos ...............
$ 477.Diferencias entre la acción subrogatoria y la acción direc..
..
11.Accion de sirnulacion ....................................................................
$ 478 El acto simulado. Concepto ..............................................
$ 479 . Caracterización.Elementos...............................................
$ 480.Clases de simulación.........................................................
$ 481. Comparación con otras figuras .........................................
$ 482 .La acción de simulación ...................................................
.
.
PRIVILEGIOS PREFERENCIA DEL EMBARGANTE
1. Privilegios .....................................................................................
A .Teoría general ........................................................................
$ 483. Introducción . Importancia de la teoría general .................
$ 484.Concepto ..........................................................................
$ 485 .Fundamento ....................................................................
$ 486 .Metodología .....................................................................
869
869
869
870
870
872
~ N D I C GENERAL
E
XXXIll
$ 487.Naturaleza jurídica ......................................:.................
$ 488 .Los diversos "sistemas" que disponen sobre los privilegios
en nuestro ordenamiento .........................................................
.
$ 489 . Clasificacion .....................................................................
.
$ 490 . Caracterizacion ................................................................
$ 491. Cómo se computan ...........................................................
$ 492 .Extinción de los privilegios ...............................................
$ 493. Créditos privilegiados y quirografarios .............................
.
.
872
872
874
875
879
880
881
B.Los privilegios especiales en el Código Civil y Comercial .........
882
.
$ 494.Introduccion ..................................................................... 882
$ 495. Los créditos con privilegio especial y su extensión ............ 882
496 .El conflicto de privilegios y las reglas que lo rigen ............ 886
.
C. Los privilegios en la Ley Concursa1.......................................... 889
.
$ 497.Nocion ............................................................................. 889
11.Preferencia del embargante .......................................................... 892
$ 498 . La norma legal ................................................................. 892
$ 499 Caracterización ................................................................ 892
$ 500 Régimen ........................................................................... 892
.
.
.
S E C C I ~QUINTA
N
MODIFICACIÓN Y TRANSMISIÓNDE LAS OBLIGACIONES
CAP~TULO
XXXlll
MODIFICACIÓNDE LAS OBLIGACIONES EN GENERAL
$ 501.Los hechos jurídicos modificatorios ..................................
$ 502. Concepto y caracterización ...............................................
$ 503. Evolución de la figura .......................................................
$ 504.Diversos casos .................................................................
1.Aspectos generales.........................................................................
$ 505.Transmisión de los derechos.Remisión .............................
895
896
897
898
903
903
xxxlv
FEDERICO A. OSSOLA
.
Ej 506.Las modificaciones no extintivas de la obligación por cam-
bios de sujetos ............................................................i .............
11. Transmisión de las obligaciones por causa de muerte ....................
Ej 507.Remisión .....................................................:....................
LTI .Transmisión de la calidad de acreedor. Cesión de créditos ............
Ej 508 . Cesión de derechos y cesión de créditos ............................
Ej 509.Normas aplicables ............................................................
Ej 510. Caracteres del contrato .....................................................
$ 51 1. Capacidad de ejercicio ......................................................
Ej 512. Objeto ..............................................................................
513.Efectos ..............................................................................
IV.Transmisión
de la calidad de acreedor (cont.). El "pago por subro. ..........................................................................................
gacion"
.
A . Consideraciones generales.........................................................
.j 514. Concepto ..........................................................................
Ej 515 . Caracterización ................................................................
Ej 516.Naturaleza jurídica: modificación de la obligación ...........
Ej 517.Especies y efectos ..............................................................
. legal .....................................................................
B. Subrogacion
Ej 518 . Concepto ..................................:.......................................
Ej 519.La norma legal .................................................................
.520. Debe existir conocimiento del soluens de la situación .......
. . .
Ej 521. Codeudoreu y responsab!es subsidisrios .....................
Ej 522. Terceros interesados y terceros no interesados. Casos in-
.
.
cluidos y excluidos de la subrogación legal..............................
C Subrogación convencional .......................................................
Ej 523.Subrogación convencional por el acreedor ........................
Ej 524. Subrogación convencional por'el deudor ..........................
D Efectos .....................................................................................
Ej 525 .Transmisión
de todos los derechos del acreedor en igual
. ..................................................................................
situacion
.j 52'6. Momento en que se produce la transmisión . Notificación
al deudor subrogatario ............................................................
.j 527 Límites .............................................................................
Ej 528 .Comparación con la cesión de créditos .............................
V. Transmisión de la calidad de deudor .............................................
.j 529 . Consideraciones generales ................................................
.
.
.
' ~ N D I C GENERAL
E
xxxv
.,
$ 530. Cesion de deudas ..............................................................
.,
$ 531. Asuncion de deudas ..........................................................
.
$ 532. Promesa de liberacion .......................................................
.
.
., del contrato .............................................................
VI. Transmision
$ ,533. Concepto ..........................................................................
$ 534. Especies: convencional y forzosa ......................................
$ 535. Cesión de la posición contractual .....................................
$ 536. Transmisión forzosa de la posición contractual ................
$ 537. Otras transmisiones que producen la transmisión de los
contratos .................................................................................
EXTINCIQNDE LAS OBLIGACIONES
CAP~TULO
XXXV
LA EXTIMCIÓNDE LAS OBLIGACIONES.
ASPECTOS GENERALES
. . .. . ..
$ 538. Conceptuación .................................................................
$ 539. Extinción, pérdida y liberación .........................................
1$ 540. Modos de extinción .................................................... ....
$ 541. Clasificaciones..................................................................
$ 542. Modos extintivos a desarrollar. Aclaración metodológica.
Remisiones .............................................................................
., ..............................................................................
1. Caracterizacion
$ 543. Concepto ..................... ....................................................
544. Especies ...........................................................................
$ 545. Importancia de la compensación ......................................
. $ 546. Fundamento jurídico de la compensación .........................
$ 547. Los sujetos de la compensación ........................................
$ 548. Diferentes causas fuentes ..................................................
943
944
944
950
951
953
953
954
954
955
955
956
FEDERICO A . OSSOLA
XXXVI
Ej 549.El efecto de la compensación ............................................
. legal ................................................................
II. Compensacion
J .....
.
Ej 550.Concepto ..........................................................................
5 551. Naturaleza jurídica ...........................................................
Ej 552. Los requisitos para que opere la compensación legal ........
Ej 553. Créditos no compensables ................................................
Ej 554. La cuestión de la liquidez de los créditos. La eliminación
..
de un requisito . Nuestra opinion .............................................
$ 555.Efectos de la compensación legal ......................................
Ej 556.Renuncia a oponerla .........................................................
Ej 557. Casos especiales de compensación legal.La compensación
automática .............................................. ...............................
. convencional........................................................
III. Compensacion
...
Ej 558. Caracterizacion ................................................................
.
N. Compensacion Facultativa ...........................................................
$ 559. Caracterización ................................................................
5 560.Limites .............................................................................
$ 561.Algunos casos ...................................................................
Ej 562.Efectos..............................................................................
. . . . . ..................................................................
'J. Coiilpinsaci~n~~idicial
<S 563.La compensación judicial en el Cód . Civil ........................
Ej 564.La figura en el Código Civil y Comercial de la Nación .....
.
.
..
$ 566 . Concepto ..........................................................................
$ 567. Metodología .....................................................................
Ej 568 .Naturaleza jurídica: modo extintivo de la obligación .......
$ 569. Condiciones de procedencia .............................................
$ 570. Confusión y causa de la confusión ....................................
..
$ 571.Causas de la confusion .....................................................
Ej 572.Situaciones en las que no hay confusión ...........................
Ej 573.Efectos ..............................................................................
Ej 565. Introduccion .....................................................................
XXXV~I
[NOICE GENERAL
574.Concepto ......................................................................... 989
. convencional .................................................................. 989
1.Novacion
.
.
;
A Aspectos generales ...................................................................
$ 575 Naturaleza jurídica ...........................................................
576.Importancia ......................................................................
$ 577.Especies ............................................................................
...
578.Elementos.Enunciacion .........A ............................... :........
$ 579 Existencia de dos obligaciones sucesivas ...........................
$ 580. Sujetos del acto novatorio ................................................
5 581. Causa final La "voluntad de novar" . consecuencias ........
$ 582.Prueba de la novación ......................................................
$ 583.Novación y modificaciones de la obligación. Remisión .....
.
.
.
B.Novación por cambio de deudor ..............................................
. . ...............................................................
$ 584. Caracterizacion
$ 585. Las figuras afines y su diferencia esencial con la novación
$ 586.Modalidades. de
la novación por cambio de deudor. Dele.
gacion y expromision ............................................................
$ 587. La manifestación de voluntad del acreedor .......................
5 588. La eventual insolvencia del deudor de la nueva obligación
$ 589. Los efectos particulares ...................................................
998
998
999
iUUU
1001
1001
1001
C.Novación por cambio de acreedor ........................................... 1002
$ 590. Condiciones y modalidades de la figura ............................ 1002
$ 591. Comparación con otras figuras ......................................... 1003
D.Efectos de la Novación ............................................................ 1003
$ 592. El doble efecto del acto novatorio ....................................
$ 593. La supresión de una norma polémica . Imposibilidad de
mantener los privilegios ...........................................................
$ 594.Otros efectos .....................................................................
$ 595.Ineficacia del acto novatorio .............................................
.
11.Novaclon legal................................................................................
. ........................................................... ;
$ 596.Caracterizacion
$ 597. Principales supuestos ........................................................
.
.
....
1003
1003
1005
1005
1006
1006
1006
FEDERICO A . OSSOLA
XXxVll
DACIÓN EN PAGO .
.
$ 598.Concepto .......................................................................... 1011
$ 599. Naturaleza jurídica ........................................................... 1012
S 600. Caracterización y elementos ........................................ 1015
601. Comparación con otras figuras ......................................... 1017
$ 602.Las reglas que
rigen la dación en pago .............................. 1018
............
$ 603. Capacidad de hecho y de derecho ..................................... 1019
604. Otorgamiento.del acto por representante ......................... 1019
$ 605 Forma y prueba ................................................................ 1020
$ 606.Efectos entre acreedor y deudor ........................................ 1020
607. Efectos en los supuestos de obligaciones de sujetos múlti.
ples .Remision ......................................................................... 1022
608. Efectos respecto de terceros .............................................. 1022
$ 609 .Dación en pago por un tercero.Efectos. El caso de la quiebra ...........................................................................................
.
.
1024
$ 610 . La dación en pago en ¡a Ley de Concursos y Quiebras
24.522 .....................................................................................1024
.
.
I. Los actos abdicativos ..................................................................... 1027
.
. ............................. ;..................................... 1027
611 Introduccion
$ 612.Voluntad abdicativa y actos abdicativos ............................ 1027
11 La renuncia a los derechos en general ........................................... 1029
613. Concepto .........:................................................................ 1029
$ 614.Metodología ..................;..............;.................................. 1030
$ 615. Caracterización ................................................................ 1030
616. Renuncia a los derechos y "remisión de la deuda" .Aclara.
. . .
cion metodologica ........................... ;....................................... 1031
$ 617.La causa final ................................................................... 1031
$ 618 . El objeto de la renuncia a los derechos. El Orden Público
como límite infranqueable ....................................................... 1032
.
.
.
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~NDICE
GENERAL
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Ej 619. Especies; ........................................................................... 1035
620. Otorgamiento de la renuncia ............................................ 1037
Ej 621. Retractación de la renuncia .............................................. 1040
S 622. Interpretación, forma y prueba ......................................... 1043
g 623. Efectos de la renuncia ....................................................... 1045
. .
111. Renuncia al derecho de crédito .................................................... 1046
Ej 624. Concepto .....;................................................................... 1046
5 625. Antecedentes en el Cód. Civil............................................ 1047
Ej 626. La "remisión de la deuda" como una de las maneras en
. que puede otorgarse la Renuncia al Derecho de Crédito .......... 1047
Ej 627. La cuestión de los "efectos" de la remisión de la deuda. Su
aplicabilidad a toda renuncia crediticia ................................... 1048
Ej 628. Terminología .................................................................... 1048
629. Caracteres de la renuncia al crédito (y de la remisión de la
deuda) ..................................................................................... 1048
Ej 630. La libertad de renunciar. Quid de la mal llamada "remi., forzosa" .......................................................................... 1049
sion
,631. El objeto de la renuncia al crédito .................................... 1049
Ej 632. Remisión de la deuda por entrega del documento original 1050
Ej 633. La entrega de un instrumento protocolizado .................... 1052
634. Efectos.............................................................................. 1053
Ej 635. El legado de liberación ..................................................... 1056
636. Concepto ..........................................................................
637. Importancia y contenido...................................................
638. Naturaleza jurídica ...........................................................
639. Clases .................................................... .........................
640. Elementos esenciales.........................................................
Ej 641. El elemento particular de la transacción: las concesiones
recíprocas ...............................................................................
Ej 642. Efectos de la transacción entre las partes ..........................
Ej 643. Efectos respecto de terceros ..............................................
Ej
Ej
Ej
Ej
1059
1059
1060
1063
1064
1071
1072
1073
FEDERICO A . OSSOLA
XL
Ej 644 . Ineficacias funcionales en la transacción ........................... 1075
Ej 645.Nulidad de las transacciones ............................................. 1076
1.Aspectos generales........................................................................ 1083
Ej 646. El tiempo y las relaciones jurídicas ................................... 1083
Ej 647. Concepto .......................................................................... 1083
648 . Método del CCyC.La existencia de dos clases de prescrip. ........................................................................................ 1085
cion
Ej 649. Elementos de la prescripción liberatoria ........................... 1086
Ej 650 .Presupuestos de la prescripción liberatoria ....................... 1087
Ej 651. Fundamento ................................................................... 1088
Ej 652. Caracteres ........................................................................ 1090
653 Sujetos de la prescripción ................................................. 1093
Ej 654. La prescriptibilidad como regla . Acciones y derechos im~rescriptibles........................................................................... 1093
11. Efectos. Aspectos procesales ...........................................................1094
Ej 655.Efecto extintivo ................................................................ 1094
Ej 656 ~lcancessubjetivos del efecto extintivo ............................ 1094
Ej 657. Quid del pago de una obligación prescripta ..................... 1094
Ej 658 La prescripción opera de pleno derecho, pero debe ser
invocada por el interesado.No es declarable de oficio ............. 1095
Ej 659.Vías procesales.................................................................. 1096
Ej 660.Quienes y cuándo pueden oponerla .................................. 1096
Ej 661.Modo de oponerla ............................................................ 1097
Ej 662. La oposición de la prescripción y el principio iura curia
novit ..................................................................................... 1097
...
Ej 663.Renuncia a la prescripcion ................................................. 1097
111.Iniciación de la prescripción liberatoria ....................................... 1100
Ej 664 . La regla general ...................... ;......................................... 1100
Ej 665. Los casos particulares ....................................................... 1100
IV.Suspensión e interrupción de la prescripción ................................ 1102
Ej 666. Conceptuación Distinción entre ambas figuras ................ 1102
.
.
.
.
.
~ N D I CGENERAL
E
XLI
$ 667. Suspensión de la prescripción ........................................ 1103
$ 668.Interrupción de la prescripción ........................................ 1106
. ........................................................... 1110
V.Dispensa de la prescripcion
$ 669 . Concepto ..........................................................................1110
670. Caracterización ................................................................ 1110
$ 671.Requisitos ......................................................................... 1111
$ 672. Causales .......................................................................... 1111
$ 673.Momento de la existencia del obstáculo ........................... 1113
$ 674.Plazo de caducidad ........................................................... 1114
$ 675.Aspectos procesales ................;......................................... 1114
$ 676.Efectos.............................................................................. 1114
VI.Plazos de prescripción liberatoria ................................................ 1115
$ 677.Las modificaciones del CCyC. El plazo general ................. 1115
678 .Plazos de diez años ..........;................................................ 1116
$, 679 .Plazos de cinco años ......................................................... 1116
$ 680.Plazos de tres años ........................................................... 1117
$ 681.Plazos de dos años ............................................................ 1117
$ 682.Plazos de un año ............................................................... 1118
$ 683.Plazos de seis meses .......................................................... 1118
5 684.La particuiar situación de los Tributos .............................. 1119
685 La prescripción en las relaciones de consumo ................... 1119
VI1.Modificaciones normativas y aplicación de la ley en el tiempo ... 1119
$ 686 Planteo del problema .Su importancia .............................. 1119
$ 687. La situación en la prescripción ......................................... 1120
$ 688. Los plazos de prescripción ............................................ . . 1121
$ 689 Otras situaciones de relevancia ......................................... 1122
.
.
.
.
CAP~TULO
XLlll
CADUCIDAD DE LOS DERECHOS
690. Concepto y caracterización ...............................................
S( 691.Metodología .....................................................................
692.Quid de la caducidad (o perención) de la instancia ...........
S 693 Acciones judiciales y facultades que caducan . Plazos de
caducidad ................................................................................
.
1127
1133
1133
1134
FEDERICO A . OSSOLA
XLll
Ej 694. Funcionamiento de la caducidad de las facultades de obrar
y las acciones judiciales ....................................................... 1137
QuII~TA
PARTE
LA CAUSA FUENTE DE LAS OBLIGACIONES
LAS DIVERSAS FUENTES
Ej 695.Introducción. Metodología ............................................... 1145
. .
1. Enriquecimiento sin causa .............................................................. 1145
5 696. El enriquecimiento injusto. principio general del derecho.
Terminología .......................................................................... 1145
.
Ej 697. Origen y evolucion ........................................................... 1146
Ej 698. Las nuevas normas ........................................................... 1148
Ej 699 Distinción entre el principio general de las acciones que se
regulan en el Código Civil y Comercial. Fundamentos y conse. .
cuencias .....................;............................................................ 1149
Ej 700.La acción general por enriquecimiento sin causa .............. J. l ~ r
II.Pago indebido .............................................................................. 1158
Ej 701.Introducción . Los antecedentes del Cód .Civil .................. 1158
Ej 702.El pago indebido en el Código Civil y Comercial.Caracte.
rizacion y efectos generales ...................................................... 1159
Ej 703.Los diversos supuestos y sus efectos y específicos ............. 1163
. de negocios .................................................................... 1167
III.Gestion
Ej 704. El "principio de no injerencia" .......................................... 1167
Ej 705. Concepto legal.Requisitos ................................................ 1167
Ej 706.Naturaleza jurídica ........................................................... 1170
.............................. 1171
Ej 707.Régimen legal ...................................;
Ej 708 . Los sujetos involucrados.................................................. 1171
Ej 709.Deberes del gestor ............................................................ 1171
Ej 710.Efectos entre las partes en ausencia de ratificación del due1172
ño del negocio .........................................................................
Ej 711.Efectos entre las partes en luego de la ratificación del dueño del negocio ......................................................................... 1174
.
.
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.
.
~ N D I CGENERAL
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XLlll
.
$ 712 Efectos respecto de terceros .............................................. 1174
.j 713 . Extinción de la gestión de negocios. Fallecir@ento ............ 1175
.j 714. Casos expresamente contemplados en el Código Civil y
Comercial ................................................................................ 1175
V.Empleo Útil .................................................................................... 1176
. ............................................................................. 1176
715.Nocion
.
$ 716 Caracterizac~on................................................................ 1177
Fj 717. Efectos .............................................................................. 1179
.
.
.
VI. La declaración unilateral de voluntad ....;..................................... 1179
$ 718 . Introducción al problema .Delimitación ........................... 1179
$ 719. Las diversas posturas en la doctrina . La cuestión en el
Código Civil y Comercial ........................................................ 1180
.
$ 720. ~aracterizacion................................................................ 1183
$ 721. La promesa de pago y el reconocimiento .......................... 1184
$ 722. Las cartas de crédito ..................:...................................... 1185
Fj 723.La promesa pública de recompensa .................................. 1185
$ 724. Concurso público ............................................................. 1187
.$ 725 .Apuestas y sorteos públicos .............................................. 1189
$ 726. Garantías unilaterales .Remisión ...................................... 1190
I4 an
y 727.La c;fcr:a c ~ i i t i ü ~ ........................................................
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Ej 728 .La oferta en el derecho del consumo ................................. 1191
$ 729.Promesas unilaterales para la constitución de fundaciones ..... 1191
.
A A/
Bibliografía general ........................................................................... 1193
A Gustavo Vallespinos y Daniel Pizarro, verdaderos
Maestros del Derecho, y por sobre todo Amigos
y compañeros de muchos caminos,
en los buenos momentos de la uida pero
-especialmenteen los otros
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ADC: Anuario de Derecho Civil.
Art.: artículo.
Cám.: Cámara
CCyC: Código Civil y Comercial de la Nación (ley 26.994 y sus
modificatorias).
CNCiv.: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil.
CNCom.: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial
Cód. Civil: Código Civil (ley 340 y sus modificatorias).
Cód. Comercial: Código de Comercio.
Const. Nac.: Constitución de la Nación Argentina.
CPCCN: Código de Procedimientos Civiles y Comerciales de la
Nación
USJN: C a t e S ~ p r r ~de
n~
J I s, t i r i l de 11 X1ri6n.
DJ: Revista "Doctrina Judicial", Editorial La Ley.
ED: Revista El Derecho.
Fallos: Revista ccFallosde la Corte Suprema de Justicia de la Nación".
LL: Revista Jurídica Argentina La Ley.
LLBA: Revista Jurídica Argentina La Ley Buenos Aires.
LLCba.: Revista Jurídica Argentina La Ley Córdoba.
LLGran Cuyo: Revista Jurídica Argentina La Ley Gran Cuyo.
LLLitoral: Revista Jurídica Argentina La Ley Litoral.
LLNoa: Revista Jurídica Argentina La Ley Noroeste Argentino.
LLPatagonia: Revista Jurídica Argentina La Ley Patagonia
p.: página.
ps.: páginas.
RDCO: Revista del Derecho Comercial y de las Obligaciones.
RTDC: Revue Trirnestrielle de Droit Civil.
RCyS: Revista Responsabilidad Civil y Seguros.
SS.: siguientes.
T.: tomo.
Trad.: traducción.
Vol.: volumen.
PRIMERA PARTE
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CAP~TULO
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NOCIONES INTRODUCTORIAS
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La noción vulgar de obligación alude a todo vínculo o sujeción
de. la persona, cualquiera sea su origen y contenido,'en tanto deber
de actuar impuesto por la moral, los usos y conveniencias sociales, o
por normas jurídicas de cualquier naturaleza. En el lenguaje común,
deber y obligación son sinónimos, y trasuntan imposición o exigencia,
constituyendo imperativos de conducta (LLAMB~AS).
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El Derecho es el instrumento que permite la convivencia civilizada de los hombres en su devenir existencial, ante el inevitable conflicto de intereses que la vida misma presenta. Hay un orden jurídico
natural, que es propio de la esencia del Hombre; y también normas
jurídicas positivas instituidas por el Estado, en razón del Contrato Social, a través del cual las personas delegaron en aquél la regulación de
'las reglas de la convivencia, evitándose así el caos que se produciría
si cada persona actuara exclusivamente según sus propias conveniencias, intereses y creencias.
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La libertad (uno de los derechos fundacionales) no es absoluta,
ni puede serlo. La presencia del otro naturalmente la limita, y es allí
en donde el ordenamiento adquiere su rol protagónico circunscribiéndola, en tensión constante y permanente, donde los confines van
4
FEDERICO A. OSSOLA
mutando a la par de la vida misma. Como todaobra humana, el
camino no se encuentra exento de idas y vueltas, excesos y dqfectos,
en la constante búsqueda de la concreción de la Justicia, que es una
verdadera Lucha por el Derecho, como lo expusiera el inmortal VON
IIIERING,quicn nus dicc quc'ningún derecho, tanto el de los individuos como el de los pueblos, está fuera del cambio y la variación, y la
lucha ante la lesión o la sustracción de un derecho puede verificarse
en todas las esferas del Derecho, desde las bajas regiones del Derecho privado, hasta las alturas del Derecho público y del Derecho de
gentes, concluyendo: '"qué son sino escenas de un mismo drama, la
lucha por el Derecho?"
En este marco, el ordenamiento jurídico impone a las personas
obrar de las más variadas maneras, para disciplinar las relaciones
entre ellas, mediante la asignación de deberes jurídicos y de derechos
(en sentido amplio, esto es, facultades de obrar y de exigir).
b) Significado est'ricto o técnico
Una de esas relaciones es -ya en sentido técnico y preciso- la
"Relación de Obligación", que está definida en el art. 724 del CCyC
como '"na relación jurídica en virtud de la cual el acreedor tiene el
derecho a exigir del deudor tina prestación destinada a satisfacer un
interés lícito y, ante el incumplimiento, a obtener forzadamente la
satisfacción de dicho interés". Se trata, en definitiva, de la exigencia
impuesta por el ordenamiento jurídico de obrar una conducta a favor
de otro (u otros) de contenido económico; cuya enorme trascendencia
social impuso, desde los albores de la civilización, la necesidad de
regularla; y cuya complejidad y contenido fue acrecentándose en función de la evolución de las relaciones económicas entre las personas.
Su capital importancia es más que evidente, y trasciende las fronteras del Derecho Privado, para emplazarse como una de las Instituciones fundantes del Orden Social.
Si bien cabe hacer referencia a la "Relación de Obligación" (pues
comprende el fenómeno jurídico en toda su dimensión), tanto el ordenamiento como la tradición histórica emplean el vocablo "Obligación" (a secas) como sinónimo; y también se utiliza para la situación
subjetiva de aquél sobre quien pesa el deber jurídico nuclear emergente de aquella relación jurídica.
NOCIONES INTRODUCTORIAS
5
2. Relaciones y situaciones jurídicas; derechos y deberes jurídicos
tj
En el Diccionario de la Lengua, el vocablo relación (en sus mucl~asacepciones) denota mayoritariamente conexión, enlace, vínculo
o correspondencia entre dos o más entes; en taritcj que sitziacióz indica
posicionamiento, modo de ser o de estar frente a algo o alguien.
a) Situación jurídica
En el ámbito del derecho, la situación jurídica es un modo de ser o
de estar de las personas o de los bienes regulado por el ordenamiento
jurídico (ser mayor de edad, ser dueño de una cosa, ser acreedor o
deudor, estar privado transitoriamente de la razón, etc.; que una cosa
esté afectada al dominio público, o embargada, etc.).
b) Relación jurídica. Conexiones internas y externas
La relación jurídica es el vínculo regulado por el derecho entre
dos o más personas entre sí, o entre personas y cosas. Esto último
se encuentra discutido, ya que para algunos las relaciones jurídicas
en tanto que
sólo pueden establecerse entre personas (DÍEz PICAZO),
mros distinguen dos tipos de conexiones que emergen de las relaciones jurídicas: las externas, que traen aparejado el nacimiento de un
deber jurídico a cargo de toda la comunidad de respetar una relación
jurídica ajena (de mayor o menor intensidad, según el caso); y las
internas, que pueden presentarse entre personas (como en el.caso de
una relación de obligación), o entre personas y cosas (como en el caso
Participamos de esta
de los derechos reales) (PIZARRONALLESPINO~).
última opinión.
C)
Relaciones entre ambos conceptos
Toda relación jurídica provoca la existencia de situaciones jurídicas diversas y particulares de los diversos entes que la integran. En
la relación de obligación, una. persona se encuentra en la situación
jurídica de deudor, otra en la de acreedor, y el bien debido integra el
objeto de la relación.
,
Pero no toda situación jurídica se encuentra inmersa de manera
directa y actual en una relación juridica, aunque potencialmente ello
siempre está latente (una persona mayor de edad tiene dicha situación
6
FEDERICO A. OSSOLA
jurídica, asignada por el ordenamiento, con independencia de que se
encuentre efectivamente vinculado por una relación jurídica determinada).
A su vez, respecto a las personas, la sitz~aciórzjzirídica asigna un
efecto de derecho a quien está allí emplazado: lo faculta a obrar o
a exigir para la satisfacción de los intereses jurídicos que el ordenamiento le reconoce al colocarlo en ese lugar; o lo posiciona en estado
de sujeción frente a otra u otras personas, gravándolo con un deber
jurídico. La intensidad de estos poderes y ataduras depende de las
finalidades que el ordenamiento pretende concretar para la vida en
sociedad.
Las Relaciones de Obligación son, pues, una de las muchas especies de relaciones jurídicas, y colocan a las personas y a los bienes en
diversas situaciones jurídicas, con los efectos recién indicados.
d) Clases de relaciones jurídicas
Existen múltiples relaciones y situaciones jurídicas de la más variada índole y naturaleza. Los criterios para clasificarlas son también
variados, y no es posible aquí efectuar un análisis detallado. Pero en
lo que ahora interesa (precisar el concepto de Relación de Obligación), dos -al menos- son los criterios relevantes a considerar.
(i) Patrimoniales y extrapatrimoniales. Las patrimoniales tienen contenido
eioííóiííico; las extrapatrimoniales, un ccntenido rse?zcial~entemorc! (A. ALTERINI/AMEAL/L~PEZ
CABANA).
(ii) Absolutas y relativas. Las absolutas no reconocen un sujeto pasivo determinado, y -en razón de las conexiones externas- se proyectan hacia toda
la comunidad, que tiene el deber de respetarlas.
En tanto que las relativas, si bien también tienen dicha proyección externa
(aunque de manera diferente a las primeras, como se verá más adelante), en la
conexión interna vinculan de manera directa a dos o más sujetos determinados
o determinables, en dos posiciones jurídicas claramente diferenciadas: la titularidad de un derecho o facultad, frente a un deber jurídico de obrar una conducta
determinada.
(iii) Las especies. De la combinación de ambos criterios, surgen cuatro especies de relaciones jurídicas: a) patrimoniales absolutas (por ej., los derechos
reales); b) patrimoniales relativas (las relaciones de obligación); c) extrapatrimoniales absolutas (los derechos personalísimos); d) extrapatrimoniales relativas (las relaciones de familia).
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NOCIONES INTRODUCTORIAS
7
Debe aclararse que en algunos casos, de ciertas relaciones o situaciones
jurídicas se derivan otras que no responden a su naturaleza originaria (como los
derechos patrimoniales emergentes de los derechos personalísimos); y también
algunos supuestos en los que la situación o la relación jurídica tiene una naturaleza sui generis o especial (como es el caso de los derechos intelectuales, que si
bien son de naturaleza extrapatrimonial, también tienen contenido económico).
11. ORIGEN Y EVOLUCIÓNDEL CONCEPTO DE OBLIGAC~ÓN
HASTA LA SANCIÓNDEL CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL
DE LA NACIÓN
5 3. La génesis de las obligaciones
En los comienzos de la humanidad, el Hombre satisfacía sus,necesidades básicas de alimentación y vestido de la propia naturaleza.
A medida que la evolución fue perfilando nuestra propia esencia, diferente a la de los otros seres vivos, y la aptitud de razonar se elevó a
la característica esencial y definitoria de la naturaleza humana, dichas
necesidades aumentaron y se complejizaron.
Lo primero en emerger fue el concepto de propiedad. Lo "mío",
y su defensa, pareciera ser algo connatural a las personas, a punto tal
que los niños muy pequeños lo evidencian con las cosas que suelen
tomar entre sus manos, sean propias o ajenas, llevándolas hacia sí en
actitud de apropiación, y buscando evitar que otros se las quiten.
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Ex una segrinda etapa srirgló !a necesidad de acudir a los otros,
para enriquecer el acervo propio mediante el trueque (intercambiando
recíprocamente cosas propias de la que el otro carecía), o para valerse
del esfuerzo o la habilidad ajenos. Allí "tuvieron nacimiento los derechos creditorios, cronológicamente ulteriores a la propiedad, puesto
que la presuponen, al igual que un estadio de cultura más adelantado,
cierta frecuencia en el trato, necesidades menos rudimentarias, y la división del trabajo, siquiera en forma simple y primitiva" (LAFAILLE).
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El origen del comercio a partir de la agricultura (a finales del período Neolítico) constituyó el verdadero puntapié inicial de la vinculación económica entre las personas y la división del trabajo. La evolución fue lenta y sostenida, a medida que fueron naciendo diversos
pueblos y civilizaciones, basadas esencialmente en el trueque, hasta
que en un estadio superior en la evolución apareció la moneda como
medio de cambio y medida del valor de las cosas.
8
FEDERICO A. OSSOLA
Las obligaciones en Egipto, como se ha dicho, se presentaron
en un "estado de,infancian,derivado de la mezcla de los preceptos
jurídicos, morales y religiosos, la rígida institución de las castas, y
la reglamentación del trabajo; existen también situaciones análogas
--con sus propios matices- en India, el Pueblo Hebreo y Grecia
(D'AGuANo).
Sin embargo, no fue sino hasta Roma en donde comenzó a perfilarse con rasgos identitarios propios lo que hoy concebimos como
Obligación; concepto que, si bien en este tiempo mantiene inmutables
algunas de sus características esenciales, ha sufrido un importante
proceso evolutivo.
5 4. La obligación en el Derecho Romano
El concepto de Obligación en Roma fue producto de una evolución de siglos y que llegó a su cenit en el Corpus Iuris Civilis, desde
donde se proyectó a todos los ordenamientos jurídicos de occidente.
Como lo señala PETIT,la teoría de las obligaciones es la que los
romanos llevaron al más alto grado de perfección, siendo la obra de
la razón misma de los jurisconsultos, cuya influencia permitió sustreerse mLly pronto al form~~lismo
primitivo, amplián?o!z+ a! pl'znto'
de acabar por construir un fondo común, aplicables a pueblos de
costumbres y civilizaciones diferentes.
En los comienzos, la situación de obligatus habría surgido en materia delictual, a propósito de la expiación debida por la comisión de
un delito (delictum), esto es, un acto antijurídico con el que se irroga
un daño a una persona, ejerciéndose la venganza privada sobre el
responsable. Con posterioridad, se habilitó al autor del daño a liberarse de la venganza proponiendo una "composición" en concepto de
pena (poena),mediante un acuerdo entre víctima y victimario, lo que
transformaba al delincuente en deudor. Esto último luego fue reemplazado por la ley, que disponía las penas (ARGUELLO).
Luego surgió la idea de obligación contractual, desde que en un
principio el intercambio económico se materializaba mediante el
trueque. Cuando los plébeyos empobrecidos solicitaban dinero a los
patricios, comprometían su persona en garantía del pago de la deuda.
Surgió allí la figura del nexum mediante el procedimiento de la mancipatio, que importaba la responsabilidad del deudor con su misma
persona.
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El vocablo obligación proviene de ob-ligatum, y trasunta sin ambages lo que fue la esencia de la figura en aquellos tiempos, particularmente los primitivos: un estado de sujeción o sumisión del deudor al
poder del acreedor, que limitaba su libertad, y con gravísimos efectos
si finalmente no c~zrnplía:el deudor garantizaba e! ccmplimiento con
su propia persona. En la Ley de las XII Tablas (Tabla II), el deudor
incumplidor quedaba sujeto a nexum (esto es, anudado o ligado al
acreedor), y si finalmente no cumplía quedaba fisicamente sometido
al poder del acreedor, quien mediante la manus injectio lo capturaba,
tomaba su libertad y podía venderlo como esclavo, o -inclusomatarlo. La palabra obligación no se encuentra en ningún fragmento de
las XII Tablas ( O R T O L ~ ) .
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Ésta es la razón por la que -mucho tiempo después- se caracterizó a la obligación como un derecho personal, por oposición
a los derechos reales, que se ejercen sobre cosas (res-rei: cosa). En el
derecho romano primitivo, la persona respondía con lo que era, con
sí misma, frente al acreedor.
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PETITindica que son mal conocidas las consecuencias del nexum,
pero que se sabe que eran muy rigurosas. Las luchas entre patricios
y plebeyos por esta grave situación, plagada de abusos, culminó en
el año 326 A.C. (428 de Roma) en la ley Poetelia Papiria que intervino a favor de los nexi, declarándolos libres, prohibiendo su encadenamiento y estableciendo que el deudor no comprometía más su
persona, sino sus bienes. Luego otras leyes fueron amortiguando los
rigores formales de las obligaciones, en razón de la intervención del
pretor, cuya actuación fue espiritualizándolo cada vez rnás.
Pese a ello, los romanos no llegaron a estudiar ni a legislar a la
obligación en sí misma, sino siempre vinculada a la causa fuente que
le daba origen, adquiriendo cada obligación sus notas identitarias
particulares, lo que luego tuvo importante influencia en varios de los
códigos civiles del Siglo XIX, en especial el francés, qye no distinguió
a la obligación de una de sus fuentes, el contrato. VELEZSARSFIELD,
.por el contrario, hizo el distingo, regulando la obligación en general,
y las fuentes en particular, lo que importó un notable avance metodológico.
La evolución de la cuestión se materializó a través de modifiGAYOen sus Institutas
caciones sucesivas e ingeniosas (ORTOLAN).
(siglo 11D.C.) había desarrollado en el Libro ID (a partir del S 88) las
fuentes de las obligaciones, "cuya división fundamental se reduce a
dos especies, pues toda obligación, o nace de un contrato (ex con-
1O
FEDERICO A. OSSOLA
tractu nascitur) o nace de un delito (ex delicto)", con un detallado
análisis de cada una de ellas, los casos en particular e iqcluso los
modos extintivos.
Sin dudas que el punto de máximo desarrollo se produjo con
las Institutas de Justiniano (Título XIII del Libro DI), en la que se
formula el concepto "clásico" de Obligación, y que quedó plasmado
para siempre en la historia: "Obligatio est juris vinculum, quo neccesitate adstringitur alicujus solvendae rei, secundum notrae civitatis
jura" ("la obligación es un vínculo de derecho formado según nuestro
derecho civil, y que nos obliga a pagar alguna cosa a otro, según
nuestro derecho civil").
En su comentario, ORTOLAN
señala que se trata siempre de una
ligadura, de un vínculo (juris vincult~m),que sujeta una persona a
otra: 1)El sujeto activo, que se llama creditor o acreedor (de credere,
creer, confiar), trasunta esta confianza en su deudor, ya que en vez de
exigir el inmediato cumplimiento, se ha fiado hasta cierto punto de él,
a futuro; término que luego fue aplicado a los acreedores involuntarios. 2) El sujeto pasivo es el debitor o deudor, que se halla enlazado
con el primero en una especie de dependencia para la ejecución del
derecho en que es pasivo.
El concepto no nace de la pura razón, sino por lo que el derecho
civil dispone. De allí que fuera de los casos reconocidos de manera
estricta por el derecho civil, no había vínculo jurídico o efecto de
derecho; sin embaxgo, ello permitió el nacimiento de las obligaciones
natumies a ias que se ies fue reconociendo una fuerza menor a las
obligaciones civiles.
En el Digesto, PAULOse concentra en el contenido de la obligación: "la substancia de las obligaciones no consiste en que se haga
nuestra una cosa, o una servidumbre, sino en que otro se constriña
hacia nosotros, a darnos, a hacer o a prestarnos una cosa" (Dig. 44,
7 , 3 pr.) (DI PIETRO).
Como puede observarse, surge con claridad la situación de sujeción del deudor frente al acreedor. Los vocablos obligatio (obligación), adstringere (constreñir), nectere, de donde proviene nexum
(ligar, anudar), importan una atadura desigual entre dos personas,
una con un importante poder frente a otra, que ve disminuida su
libertad, y frente a la cual pesa un deber de obrar una conducta determinada. A punto tal que el pago importa la liberación del deudor,
NOCIONES INTRODUCTORIAS
11
la disolución (solutio) del vínculo existente; esto es, la recuperación
de la libertad.
Cabe resaltar que en los más de mil años que transcurrieron en
esta etapa, se produjo una profunda transformación de las obligaciones en varios aspectos: 1)el vínculo, en el origen absolutamente
personal, impedía su transmisión (salvo por causa de muerte) lo que
fue mutando hasta permitir la transmisión por actos entre vivos,
aunque con limitaciones; 2) de la responsabilidad personal se pasó a
la responsabilidad patrimonial, aunque sin quedar despojada absolutamente de aquella característica; 3) La rígida tipicidad de las fuentes
de las obligaciones, abrió paso -por una necesidad insoslayable- a
la atipicidad, por el creciente rol de la voluntad de las personas en la
creación de obligaciones.
Lo señalado constituyó el basamento a partir del cual se regularon las relaciones de obligación entre las personas, hasta nuestros
días, en particular en lo que hace a la estructura obligacional. Es que
"la claridad de vista en la materia, la precisión del lenguaje y la justicia de sus soluciones jurídicas, aseguran a la teoría romana de las
obligaciones y contratos una influencia secular" (SALVAT).
Pero no así
en su contenido, en donde el espíritu del derecho ,de las obligaciones
fue mutando, y de manera considerable.
f) 5. La Edad Media y el Derecho Canónico
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L C C ~ J V1 ~ 1Cvd1,
1 ~ si biea se iiiaiitiüvie~ua!as bases del sistema romano, circunstancias de tipo económico produjeron cambios
de importancia en el esquema originario de la Obligación: la paulatina pérdida de su original tipicidad; acentuación decisiva de la responsabilidad patrimonial y decaimiento de la personal; la posibilidad
de condenas específicas de dar, hacer o no hacer; y la clara patrimonialización y comercialización de las obligaciones, abriéndose d e h i tivamente las puertas a la posibilidad de transferirlas ( D f ~ PICAZO).
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Por otra parte, en esta época la influencia de la Iglesia Católica
fue determinante en casi todos los ámbitos de la vida social; y las relaciones jurídicas experimentaron dicho fenómeno.
El Derecho Canónico aportó al derecho de las obligaciones --en
términos generales- la "regla moral" que impregna a la norma jurídica, mediante el aporte de los principios de la moral cristiana. Esto
produjo un viraje importante en la orientación de la cuestión, mate-
12
FEDERICO A. OSSOLA
rializado mediante la introducción de elementos tales como el Principio de Buena Fe, la Teoría de la Causa y la Exceptio Non Adimpleti
Contractus (excepción del incumplimiento propio fundada en el de
la otra parte), la prohibición de la usura, el eizsanchamiento de la
responsabilidad extracontractual, y la incorporación de las figuras del
Abuso del derecho y la imprevisión (CASEAUX).
Como bien se ha dicho, "la elaboración del derecho canónico se
lleva a cabo bajo una doble influencia: la de la teología, que plantea
los problemas de la ley, del derecho y de la justicia desde una perspectiva ética, y la del aristotelismo, con cuya difusión se renuevan los
principios de la política y el derecho" (NIARTÍNEzPAZ).
§ 6.
El siglo XIX y el individualismo. La importancia
del Cód. Civil francés
Luego de la Revolución Francesa de 1789, y con la sanción del
Cód. Civil de 1804, se ingresa en una nueva etapa en la que predominó una concepción individualista fundada en la creencia incondicional en el individuo y en las libertades individuales, a los que se les
atribuye un valor absoluto: no se trata de un sistema filosófico, sino
de una serie de conceptos básicos acerca del hombre, del Estado, de
la sociedad, del derecho, de la política y de la religión; elaborados en
función del ejercicio de la libertad (IMARTINEzPAZ).
El respeto a la propiedad privada y a la autonomía de la voluntad de las personas constituyen los ejes centrales del derecho de
esta nueva etapa, y la influencia del Cód. Civil francés se proyectó con
inusitada fuerza en todo los ordenamientos occidentales de tradición
romana, que también quedó reflejado en el Cód. Civil redactado por
VÉLEZSARSFIELD.
Los lineamientos básicos del sistema pueden resumirse en lo sil )La consagración del principio de la autonomía
guiente (CASEAUX):
de la voluntad en materia contractual (arts. 1134 del Cód. Civil
francés y 1197 del Cód. Civil argentino), que parte de la premisa de
que el contrato se celebra con absoluta libertad, y por ende, la palabra empeñada es ley para las partes; 2) El ejercicio de los derechos
sin más límites que los establecidos de manera expresa en la ley, aun
cuando ello fuera abusivo; 3) La responsabilidad basada de manera
exclusiva en la idea de culpa, que debía ser acreditada por el afectado,
corolario de la prevalencia de la libertad del individuo para actuar.
A ello cabe agregar el rechazo a toda intervención judicial frente a
NOCIONES INTRODUCTORiAS
13
Contratos desquiciados Por factores imprevisibles y extraordinarios
(PIZARRONALLESPINOS).
La prevalencia de lo privado sobre lo público garantizaba la libertad individual; y desde lo metodológico, se pretendió agotar y sintetizar las relaciones jurídicas en códigos, cuerpos normativos autosuficientes. La supremacía absoluta de la ley era la garantía de dicha
libertad individual, y brindaba seguridad jurídica.
5 7. El siglo XX y un cambio de rumbo: del individualismo
al solidarismo
a) Los cambios sociales del Siglo XX. Crisis de la autonomía
de la voluntad
La aceleración de los tiempos históricos produjo la crisis del esquema individaalista-liberal sobre el que se asentó la construcción del
Derecho de las Obligaciones a partir del Cód. Civil francés.
Como siempre ocurre, no se produjo de un día para el otro, siendo
fruto de un Droceso evolutivo aue deió en evidencia la insuficiencia
e inconvenitncia social de la pietensión de predominio absoluto de
la libertad individual. Los cambios en la economía, el imparable progreso tecnológico, las guerras, la aparición de la sociedad de masas,
los movimientos políticos y filosóficos, y otros fenómenos sociales,
fueron generando la necesidad de revisión de aquellos postulados, en
apariencia perennes, pero que no respondían a las nuevas realidades.
En las últimas décadas .del
- Siglo XIX, en Europa, comenzaron a aparecer las primeras maniiestaciones.
La cuestión hizo eclosión luego de la Segunda Guerra Mundial,
y -restablecido el orden internacional- los cambios normativos comenzaron de manera vertiginosa, en especial a partir de los tratados
sobre Derechos Humanos que fueron producto de los horrores de la
guerra. La solidaridad se elevó a uno de los valores fundantes de la
nueva sociedad, y su reflejo no tardó en hacerse sentir en todos los
ámbitos de las relaciones jurídicas. El Estado comenzó a adquirir un
rol protagónico y con vocación intervencionista.
Entró en crisis el dogma sagrado de la autonomía de la voluntad,
posicionándose de manera creciente la protección de la vulnerabilidad negocial, esto es, la tutela de los débiles (por razones culturales o económicas) que eran víctimas de abusos en sus relaciones de
14
FEDERICO A. OSSOLA
obligación, mediante instrumentos de corrección de los contratos. La
función social del derecho abrió paso a las limitaciones en,el ejercicio
de los derechos individuales, a fin de evitar los abusos y excesos. La
responsabilidad por daños comenzó un camino de expansión a supuestos antes impensados, en especial en el terreno extraconti-actual,
mediante la consagración de los factores objetivos de atribución y la
ampliación de las fronteras de la ilicitud; como así también en el terreno de las responsabilidades profesionales. La contratación en masa
motivó un replanteo absoluto de las bases conceptuales existentes,
que estaban destinadas a regular otra realidad. De manera incipiente,
comenzó el fenómeno de la globnlización, rompiéndose -mediante
la tecnología de las comunicaciones- las fronteras que antes existían
entre los diversos pueblos.
6) La situación en Argentina
La doctrina y la jurisprudencia del Derecho Civil y el Derecho
Comercial fueron de a poco abriendo las puertas a esta nueva realidad, mitigando los rigores de los códigos, interpretándolos y aplicándolos en función de este diferente marco contextual.
En el Tercer Congreso Nacional de Derecho Civil (Córdoba,
1961),los grandes juristas.de aquel momento redamiron !i incorporación de nuevas figuras, para adecuar las normas a los tiempos que
corrían, lo que finalmente se produjo en el año 1968 con la reforma
introducida por la ley 17.711, mediante la cual se modificaron más
de 200 artículos del Cód. Civil, incorporándose al derecho positivo
figuras tales como el abuso del derecho, el principio de buena fe, la
lesión, la responsabilidad objetiva por riesgo o vicio de las cosas, la
mora automática como regla, la prodigalidad, y otras que remozaron
y dotaron de mayor dinamicidad, flexibilidad y actualidad al código.
A partir de allí comenzó una ingente tarea de la doctrina y la
jurisprudencia, que en el marco de cambios posteriores aún más vertiginosos que los anteriores, permitieron una fecunda aplicación de
las nuevas reglas que, en parte importante, cambiaron la fisonomía y
el espíritu del Derecho Privado.
En los años 80 se'inició una nueva etapa, y que coincidió con el
advenimiento de la Democracia en nuestro país. La revolución tecnológica lo cambió todo (comunicaciones,producción de alimentos,
medicamentos, etc.,. etc.), y muy especialmente con la llegada de la
Internet, que se masificó en el tránsito del siglo pasado al que estamos
NOCIONES INTRODUCTORIAS
15
viviendo. La aparición del consumidor como un nuevo sujeto de relaciones jurídicas provocó un cimbronazo en las estructuras, incluso
las remozadas por la ley 17.711. La consagración definitiva de la
Dignidad de la Persona Humana como epicentro de todo el ordenamiento, en especial luego de la trascendente reforma constitucional de
1994, elevó su tutela como fin supremo del Derecho (en materias tales
como la protección de la salud y la integridad psicofísica, la autonomía progresiva de las personas, su protección ante las afecciones
mentales y frente a la discriminación, entre otras). La aparición de
nuevas formas de dañosidad, impensadas poco tiempo atrás, acentuó
aún más el replanteo del rol de la responsabilidad civil, no sólo mediante la ampliación de los supuestos resarcitorios, sino con la aparición de las funciones de prevención del daño y sanción de los autores
de dichas conductas. La globalización abrió paso a la mzrlticulturalidad, y al respeto por las diferencias. También terminó de perfilarse
una propia identidad continental, la Latinoamericana.
Muchísimas leyes especiales fueron sancionándose, en las más
variadas temáticas, ante la insuficiencia de las normas del Cód. Civil.
111. EL CÓDIGO ClVlLY COMERCIAL DE LA NACIÓN.
FIN DE UNA ETAPA, E INICIO DE UNA NUEVA
5 8. Los intentos de reforma del Cód. Civil y del Cód. Comercial
A poco de sancionado el Cód. Civil, algunas voces comenzaron a reclamar
reformas, totales o parciaies, cuestionando aspectos metodológicos y de conquien escribiera una de las primeras obras generales
tenido. Alfredo COLMO,
sobre Obligaciones a la luz del Cód. Civil, también redactó la "Técnica Legislativa del Código Civil Argentino" (del año 1917), en la que ponía en evidencia
los enormes méritos de VÉLEZ SARSFIELD,
y también varias inconsistencias de
aquella magnífica obra.
Comenzó así un largo derrotero de intentos de modificación del Cód. Civil,
y de unificación de las obligaciones civiles y comerciales, plagado de intentos
en 1926; el
fallidos: el Anteproyecto redactado por Juan Antonio BIBILONI,
en
Proyecto de 1936; el Anteproyecto redactado por Jorge Joaquín LLAMB~AS
1954; el Proyecto de Unificacióa de la Legislación Civil y Comercial de 1987,
de la Cámara de Diputados de la Nación, que fue sancionado y luego vetado
en 1991; el Proyecto de la Comisión de Legislación General de la Cámara de
Diputados de la Nación (1993); el Proyecto de la Comisión designada por el
Poder Ejecutivo de la Nación, por decreto 46811992; y el Proyecto de 1998, de
autoría de la Comisión creada por el decreto 68511995 del Poder Ejecutivo de
la Nación.
16
FEDERICO A. OSSOLA
5 9. El Código Civil y Comercial de la Nación
Mediante el dec. 191 del año 2011 dictado por la Presidente de
la Nación, se designó una Comisión de Reformas encabezada por
I , HIGHTONDE NOLASCO
los Dres. Ricardo Luis L O R E N Z E ~Elena
DE CARLUCCI,
quienes cometieron la tarea de
y AÍDA KEMELMAJER
proyectar un nuevo código. Con la coordinación del Dr. Miguel Federico DE LORENZO,
se convocó a una centena de juristas argentinos
y a algunos extranjeros, y luego de una ardua labor el Anteproyecto
fue presentado al PEN el 27 de marzo de 2012.
ElPoder Ejecutivo (que era quien tenía la iniciativa legislativa),
introdujo una serie de modificaciones al texto originario, y el día 8 de
junio de 2012 fue ingresado al Senado de la Nación.
Se creó una Comisión Bicameral, se realizaron audiencias públicas, y finalmente, con modificaciones introducidas por dicha Comisión, el día lode octubre de 2014 se sancionó la ley 26.994 (promulgada el 7/10/2014, y publicada en el BO el 8/10/2014), instaurándose
un nuevo ordenamiento normativo, el Código Civil y Comercial de la
Nación, cuya entrada en vigencia fue inicialmente prevista para el 1"
de enero de 2016, adelantándose luego (por ley 27.077) al día 1" de
agosto de 2015, que fue cuando comenzó a regir.
5 10. Sus lineamientos generales
a) Caracterización
Se trata de un cuerpo normativo que unificalos Códigos Civil y
Comercial (S 24 a 26), a la vez que incorpora muchas instituciones
reguladas en leyes especiales, que han sido derogadas. Sin perjuicio
de las muchas modificaciones que se producen, no es un Código de
ruptura", sino que se recogen y sistematizan, en su gran mayoría,
no sólo los principales lineamientos establecidos en diversas leyes especiales y en tratados internacionales (en particular en función del
notable cambio cualitativo que importó la reforma constitucional de
1994); sino también los notables y profundos aportes de la doctrina y
la jurisprudencia argentinas que, sin duda alguna, fueron delineando
- c o m o se expuso- varios caminos acordes a los nuevos tiempos
que vivimos.
El nuevo código pretende adecuarse, desde lo conceptual y lo metodológico, a lo que el Derecho de esta época reclama: normas que
NOCIONES INTRODUCTORIAS
17
contengan Principios, de manera que pueda flexibilizarse su interpretación y aplicación en función de los vertiginosos cambios sociales; y
un articulado más breve.
En el imbito patrimonial, continuidad, actualización y sistematización podrían ser los vocablos que lo describan. Continuidad pues
-como los mismos autores del Anteproyecto lo señalan en reiteradas
oportunidades en sus "Fundamentos"- muchísimas de las soluciones del Cód. Civil y del Cód. Comercial se han mantenido, como
no podía ser de otra manera. Asimismo -y no menos irnportantepues las "nuevas" normas no son sino reflejo de los criterios imperantes a nivel doctrinario y jurisprudencia1 al tiempo de la redacción
del nuevo código.
Actualización, ya que no sólo se recogieron innumerables soluciones existentes en normas especiales, sino que en no pocas situaciones se adaptó el cuerpo normativo positivo a las nuevas realidades
contextuales que hoy nos circundan.
Sistematización, pues en lo metodológico se han producido cambios de importancia en comparación con los dos códigos derogados,
y se ha empleado adrede un lenguaje más llano, con normas -como
se dijo- dotadas de flexibilidad para adecuarse al cambio social, en
-2 númerc r!urumrr,te izfcdvr a fa !egislaci6~ianterior.
b) Principales notas distintivas
Sin perjuicio del análisis puntual que se efectuará en el Capítulo
siguiente, específico en la caracterización de la Relación de Obligación en este nuevo marco, enumeramos cuáles son a nuestro criterio
las notas más salientes del CCyC: 1)El "diálogo de fuentes" (art. '1
CCyC) pretende una interpretación y aplicación armónica y dinámica
del ordenamiento jurídico, concebido como un todo unitario y coherente, y no parcelado; 2) Se recepta el fenómeno de la constitucionalización del Derecho Privado; 3) Los Principios de Buena Fe y Ejercicio
Regular de los Derechos quedan emplazados en el Título Preliminar,
como directrices que iluminan todo el ordenamiento; 4) La Dignidad
de la Persona (art. 51 CCyC) constituye el epicentro de la protección; 5) Se tutela la autonomía de las personas en materia de capacidad de ejercicio, razón por la cual las restricciones son de carácter
excepcional; 6) Las relaciones de familia se emplazan en el marco
de la multiculturalidad, regulándose diversas maneras de vivirlas y
desarrollarlas; 7) Se reconocen los derechos individuales y los colec-
18
FEDERICO A. OSSOLA
tivos; 8) Se unifican las obligaciones civiles y comerciales; 9) Existe
un importante avance del orden público, y que se mznifiesta en
ciertos ámbitos por una mayor limitación a la actuación de la autonomía de la voluntad; 10) La tutela de la debilidad negocia1 (tanto
en lo patrimonial como en lo extrapatrimonial) se plasma en varias
normas protectorias; 11)Se regulan con detalle varios contratos comerciales; 12) Los Derechos del Consumidor quedan ahora emplazados en el código, con un rol pivotal en las relaciones jurídicas patrimoniales; 13) Se ha remozado notoriamente la parte general de los
contratos, no sólo adecuándose los clásicos institutos a las 'necesidades actuales, sino también incorporándose figuras construidas por
la doctrina y la jurisprudencia, de vigencia indiscutible (entre otras,
la conexidad contractual, los contratos por adhesión, etc.); 14) Se
ha simplificado y modernizado la regulación de los derechos reales,
consagrándose nuevas figuras; 15) El Derecho de las Obligaciones
ha experimentado el mismo efecto, con la simplificación de la prescripción, los privilegios, la incorporación de las obligaciones concurrentes, etc.; 16) El Derecho Sucesorio también, con la reducción de
la legítima, modificaciones en el estado de indivisión, etc.; 17) Se ha
incorporado una regulación orgánica de las normas de Derecho Internacional Privado; 18) La responsabilidad civil ha sido sistematizada y
regulada con detalle, incorporándose la función preventiva como uno
de sus ejes centrales.
c) La especial situación del Estado y los funcionarios públicos
En el Anteproyecto del CCyC se había contemplado, en las cuestiones pertinentes, las situaciones que atañen al Estado y los Funcionarios Públicos en el marco de las relaciones jurídicas civiles y
comerciales.
Sin embargo, cuando el Poder. Ejecutivo Nacional presentó.el
Proyecto eliminó (con sustento en parte de la doctrina juspublicista)
todas aquellas disposiciones que, de alguna manera, comprometían
la responsabilidad del estado y los Funcionarios Públicos, -mitiendo
a las normas de derecho administrativo nacional o local, "según corresponda"; y algunas que de manera casi directa comprometían una
eventual responsabilidad estatal.
Entre otros, cabe citar los siguientes casos: la eliminación de los
derechos individuales homogéneos (art. 14 inc. b] del Anteproyecto);
se dispuso que las astreintes no son aplicables a las autoridades públicas (art. 804 CCyC); la supresión de las reglas para el resarcimiento
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NOCIONES INTRODUCTORIAS
de daños a los derechos de incidencia colectiva o individuales homogéneos (arts. 1745 a 1748 del Anteproyecto); la de las normas sobre
responsabilidad del Estado y los Funcionarios Públicos (arts. 1764 a
1766 del Anteproyecto), disponiéndose la inaplicabilidad de las del
CCyC a este caso, y que la cuestión deberá ser regida por las normas
del derecho administrativo nacional o local (arts. 1764 a 1766 CCyC).
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l. CONCEPTO Y CARACTERIZACIÓN
11. El concepto de "Relación de Obligación" u "Obligación"
y su definición en el Código Civil y Comercial
a) Las diversas tendencias
Desde lo estructural el concepto de obligación formulado en las
Institutas de Justiniano fue el que sentó las bases de todos los desarroiios posteriores. Kevela claramente la existencia de tres de los
elementos esenciales (los sujetos, el vínculo y el objeto), y en nuestra
opinión la locución "según nuestro derecho civil" (si bien ha perdido
actualidad) puede ser entendida en el sentido de que hace referencia
a la causa fuente que válidamente, en aquellos tiempos, originaba las
obligaciones.
Sin embargo, el espíritu del Derecho de las Obligaciones ha ido
experimentando importantes mutaciones al compás de los cambios
sociales, con avances y retrocesos, como ya se ha analizado.
En términos generales, todos los autores que abordan la materia
brindan su propia definición, siempre partiendo de las directrices de
la romana, aunque algunas cuestiones trascendentes (por ej., la circunstancia de que el vínculo obligatorio constituye una relación juridica) han sido objeto de una lenta pero interesante evolución, en la
búsqueda de desentrañar qué es, en verdad, la obligación.
La coincidencia general gira siempre sobre lo mismo: el poder
jurídico del acreedor frente al deudor; en la actualidad, la inexistencia
de un derecho sobre el patrimonio de este úitimo; y el contenido de la
22
FEDERICO A. OSSOLA
conducta que el deudor debe desplegar. En algunos casos se talla más
respecto del derecho del acreedor, y en otros sobre el deber juridico
que pesa sobre el deudor, que no son sino dos caras de una misma
ilioneda y, como tal, inescindibles, aunque claramente distinguibles.
Las diferencias, según los tiempos y el posicionamiento del intérprete (desde lo filosófico, lo político o lo económico), giran fundamentalmente en torno a los alcances y corztenido de las dos situaciones jurídicas relativas a los sujetos (la de crédito y la de deuda); y
en algunos casos las definiciones que se proponen son más o menos
extensas, según se'grafiquen o no en ellas varios de los efectos que la
obligación produce.
Una de las críticas más profundas es la de GIORGIANNI,
quien señala que la amplitud de aquel concepto lo lleva a confundirse con el
de "deber jurídico". De allí que propone incorporar dos variables que
son las que definen a la obligación y la distinguen de otros deberes
jurídicos: el contenido patrimonial del comportamiento del deudor, y
el interés del acreedor respecto al cual está orientado, que puede o no
ser de naturaleza económica.
En este marco de discusión conceptual, la definición normativa
qzíle se ha incorporado en el CCyC (art. 724) constituye toda una novedad legislativa en el derecho comparado.
Resulta desusada la definición de la Obligación en un Código, y
de hecho casi ninguno la tiene. VÉLEZSARSFIELDexpresamente desechó su formulación en la nota al art. 495 del Cód. Civil, señalando
que sólo deben existir cuando "estrictamente contengan una regla
de conducta, o por la inmediata aplicación de sus vocablos, o por
su influencia en las disposiciones de una materia especial". En otras
palabras, entendió innecesaria una toma de posición sobre algo que
consideraba indiscutido (el concepto mismo de Obligación).
Sin embargo, la Comisión que elaboró el Anteproyecto del CCyC,
justifica la definición legal, señalando que "pone de manifiesto los
rasgos más relevantes de la figura y remarca, además, la verdadera
estructura institucional de la obligación, en la que, armónicamente,
aparecen el débito y la responsabilidad como tramos de una misma
relación obligatoria. Tiene implicancia normativa en cuanto conduce
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no son verdaderas obligaciones por defecto de exigibilidad".
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El art. 724 del CCyC reza: "La obligación es una relación jurídica
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una prestación destinada a satisfacer ztn interés lícito y, ante el incumplimiento, a obtener forzadamente la satisfacción de dicho interésJ'.
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5 12. Análisis de la definición legal
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a) Se trata de una "relación jurídica": la "relación de obligación"
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Una de las dificultades intrínsecas en la definición de "obligación"
radicó siempre en que, o bien se lo hacía desde el lugar del acreedor,
o desde el del deudor, lo que provocaba un cierto "desequilibrio", al
no reflejarse de manera equivalente ambas situaciones jurídicas. Ello
ahora queda superado. En efecto, de lo que aquí se trata es de la "Relación de Obligación", que no es sino una relación juridica (S 1,2), y
que vincula a dos o más sujetos en posiciones jurídicas contrapuestas,
de tanta importancia una como la otra, en compleja interacción.
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b) El vínculo jurídico queda patentizado al aludirse a una "relación
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un nexo entre personas o cosas (en la conexión interna), razón por
la cual el "vínculo de derecho" al que se hace alusión en la definición
justinianea se encuentra aquí contemplado.
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c) También la causa fuente queda evidenciada al aludirse
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Si liien en la mayoría de las conceptuaciones que proponen los diversos autores se hace referencia'a la necesidad de la existencia de una
causa válida que engendre la relación de obligación, entendemos que
ello queda sobreentendido al aludirse a la "relación jurídica". Es que
no puede haberla sin un hecho jurídico (art. 257 CCyC) idóneo para
hacerla nacer. De todas maneras, en el art. 726 del CCyC se dispone
sobre lo recién indicado.
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24
FEDERICO A. OSSOLA
d) Existen dos situaciones jurídicas claramente diferenciadas respecto
a los sujetos vinculados
De manera equilibrada, queda graficada la existencia de las dos
situaciones jurídicas principales que la relación de obligación genera:
la del acreedor, titular de un derecho subjetivo; la del deudor, gravado
con un deber jurídico frente al primero.
e) El contenido patrimonial de la conducta que debe desplegar
el deudor
El vocablo prestación, en cuanto conducta exigible al deudor,
tiene un sentido jurídico específico que se encuentra explicitado en el
art. 725 del CCyC. La "prestación" es una conducta que debe ser material y jurídicamente posible, lícita, determinada o determinable, y
susceptible de valoración económica. Queda en claro que si no reúne
dichos requisitos, la conducta a obrar por un sujeto podrá eventualmente ser el objeto de un deber jurídico, pero diferente al emergente
de la relación de obligación.
fJ El "interés" del acreedor en las relaciones de obligación
Se trata de un elemento teleológico y, como se verá (S 48),es uno
de los componentes del objeto de la obligación (la prestación); y, en
definitiva, la razón de ser de la obligación considerada en sí misma. El
único requisito es que sea lícito, con lo cual - c o m o se sostuvo desde
la genial formulación de VONIHERING- la utilidad que la obligación
le reporte al acreedor puede o no tener contenido patrimonial, lo cual
es irrelevante a la hora de determinar si se está o no frente a una obligación; y sin perjuicio de otros efectos que ello pueda traer aparejado.
g) Se postula al "débito" y la "responsabilidad" como los dos 'tramos"
siempre existentes en la relación de obligación
En la definición legal surgen estos dos "momentos", que según
parte de la doctrina son: el primero, en el que el deudor se encuentra
en puro "'estado de deuda" y cumple de manera espontánea; y el segundo en el que, ante el incumplimiento, se activan los mecanismos
legales para que, de manera coactiva, el acreedor obtenga el cumplimiento. De todas maneras, esta afirmación requiere de algunas
aclaraciones que efectuaremos (S 14.d y e), sin perjuicio de que este
posicionamiento (la coexistencia de ambos elementos) lleva a con-
cluir que en todos los casos, para que exista una obligación, ha de
verificarse la existencia del elemento coactivo del vínculo jurídico;
lo que lleva a descartar, por vía de consectiencia, la juridicidad de las
obligaciones naturales.
tj 13.
Nuestra opinión acerca de la definición legal
a) Su pertinencia
Casi como una verdad indiscutible se ha postulado de manera
inveterada la innecesariedad de la definición de obligación en un
cuerpo normativo, pues se concebía como un concepto sobre entendido. Sin embargo, creemos que constituye un avance, y de impor.
tancia.
Primero, pues queda en claro qué es una "obligación" en sentido
técnico estricto, para quien no está vinculado al quehacer jurídico.
Debe recordarse que la misma Comisión señala que se ha empleado
un lenguaje más sencillo, en la búsqueda de la comprensión de las
normas por la población en general. Si bien el concepto es rigurosamente técnico, de todas maneras su lectura permite avizorar de manera inmediata de qué se trata la cuestión, y las eventuales dudas
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Además, se ha tomado posición respecto de la no juridicidad de
las obligaciones naturales. Ello es polémico, pero de todas maneras,
constituye un elemento que justifica la definición legal.
El definitivo emplazamiento de la obligación como "relación jurídica" tiene valor dogmático y didáctico, pues con claridad permite
al instante determinar su posicionamiento en el ordenamiento: no se
trata nada más que de un derecho subjetivo del acreedor, que obviamente existe, pero emplazado en un contexto mucho más complejo.
Por último, se acentúa el derecho del acreedor como valor preeminente, reflejando su naturaleza jurídica de manera adecuada, luego
de un largo proceso de depuración conceptual que se analiza a continuación.
b) Algunas observaciones
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(i) Los deberes de conducta. Se ha excluido toda consideración
explícita a la existencia de múltiples deberes de conducta que emergen
26
FEDERICO A. OSSOLA
de una relación de obligación, que están a cargo de ambas partes y
de manera recíproca, de trascendental importancia para el adecuado
cumplimiento (Ej 20.b).
I
(ii) La liberación del deudor. Como derivación de esto último, el
ordenamiento establece las posibilidades con que cuenta el deudor
para excluir su responsabilidad o -inclusoliberarse, en caso de
faltar el acreedor a sus deberes, por no querer o por no poder hacerlo.
Las dos figuras son la mora del acreedor (art. 886 CCyC) y el pago
por consignación (arts. 904 y SS. CCyC). Tampoco se encuentra contemplada esta cuestión.
(iii) Pluralidad de sujetos. Se hace referencia al deudor y al
acreedor en singular, cuando las obligaciones de sujeto plural son hoy
una constante;
De todas maneras, estos tópicos surgen con claridad del ordenamiento, como se analiza en esta obra. Incluir todos y cada uno de
los aspectos, complejos de por sí, que la relación de obligación comprende, hubiera atentado contra la buena técnica legislativa, y tales
omisiones no son dirimentes.
(iv) Los límites del derecho del acreedor. No se efectúa referencia
a los límites del derecho del acreedor a obtener forzadamente el cumpliiiiientv, cuestión que es harto trascendente, y q ~ : :se refieju. en mr!tiplicidad de nuevas normas en el CCyC, en las que se veda el ejercicio
disfuncional de 10s derechos, y se potencia el Principio de Buena Fe
(arts. 9", 10,729,744, etc., CCyC).
(Y) N o se trata siempre de la satisfacción del interés del acreedor.
La conducta que debe desplegar el deudor, siempre ha de estar orientada a la satisfacción de un interés del acreedor.
Pero no en todos los casos le es exigible al deudor alcanzar dicho
interés: en las obligaciones de resultado el deudor se encuentra obligado a hacerlo, y no podrá liberarse acreditando que actuó con diligencia; pero en las obligaciones de medios el deudor se encuentra
compelido a desplegar una conducta diligente, y cumple actuando de
esa manera, logre o no la satisfacción del interés del acreedor (Ej 282).
5 14. Naturaleza jurídica
Un breve repaso de las teorías que han buscado desentrañar la naturaleza jurídica de la relación de obligación, permitirá comprender
su esencia actual.
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Las dos teorías clásicas, compendiadas por todos los autores de
la materia, son consecuencia de las dos concepciones que originariamente se formularon respecto al Derecho Subjetivo. Es que esencialmente la obligación era mirada desde la faz activa, en relación al
cJPrecho del acreedor. Este posicionamiento -vistas las cosas con el
criterio actual, luego de la larga evolución que hemos referido- importaba un cierto desequilibrio en detrimento de los derechos que
asisten al deudor en cuanto tal. La tensión luego se hizo evidente, y
aún continúa, con reflejos legislativos y jurisprudenciales variables,
algunos no del todo ajustados.
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siglo XM, postula el Derecho Subjetivo como el poder de obrar o de
exigir reconocido por el Derecho, atribuido a la voluntad de la persona, situación en la que dicha voluntad es s o b e r a n a : ' W í ~ ~ s c ~ ~ ~ ~
completa y desarrolla esta concepción, señalando que el titular del
derecho está facultado para exigir del otro (según quien designe la
norma) obrar determinada conducta, y en su caso, de hacerlo por los
medios compulsivos que el ordenamiento le otorga. La voluntad del
LLAMBÍAS).
titular, es pues, el valor prevalente y absoluto (RIVERA,
Trasladado el concepto a las Obligaciones, éstas otorgan un señorío sobre determinados actos de la conducta del deudor, que queda
sometido a la voluntad del acreedor (SAVIGNY),
en donde el vínculo
es esenciaimente personal: conecta de esta manera ai acreedor con el
deudor.
Surge evidente al instante que tal concepción facilitaría (como de
hecho, lo hizo) notorios abusos del acreedor; y que "no es posible hablar de señorío sobre actos del deudor, cuando su realización depende
de su exclusiva vbluntad. Trasladar las relaciones de dominación, que
son establecidas sobre las cosas, al campo de la personalidad importa
una idea inaceptable" ( P I ~ A R R ~ ~ ! A L L E S P I N O ~ ) .
b) La teoría objetiva
Respecto al derecho subjetivo en general, VONIHERINGcriticó
la doctrina de la voluntad, señalando que lo sustancial del derecho
subjetivo reside en la utilidad que brinda al hombre, y por ello son
intereses jurídicamente protegidos, siendo el derecho la seguridad de
su goce, su "cubierta protectoria" (RIVERA,
LLAMB~AS).
Una de las
críticas que se le hace es que si bien ello es cierto, no lo es del todo,
pues indispensablemente se requiere de una voluntad para hlacer efectiva esa garantía de seguridad que el derecho implica (LLAMB~AS).
En relación a las obligaciones, si bien hay varios matices, el interés
del acreedor se logra mediante el sometimiento no ya de la persona
del deudor, sino de su patrimonio, para lo cual se le otorgan todos
los instrumentos necesarios para el logro de su interés; llegando algunos a asimilar este derecho sobre el patrimonio del deudor a los
derechos reales (CASEAUX).
Incluso se afirma que la obligación no es
una relación entre personas, sino entre patrimonios, en una suerte de
fenómeno de "despersonalización" de la obligación.
C) La moderna concepción del Derecho Subjetivo. La aparición
de los intereses legítimos y los intereses difusos
Las críticas a ambas teorías, fundadas, llevaron a los modernos
intérpretes a advertir que, en rigor de verdad, no existía una contraposición entre los postulados de SAVIGNY
y VONIHERING,sino que
había una clara complementariedad entre ambas: el derecho subjetivo concede un poder a la persona, de obrar o de exigir, para la satisfacción de sus intereses jurídicos.
Pero, además, la concepción netamente individualista subyacente
comenzó a variar, como ya se vio, mutando por una solidarista. Es
que el ejercicio a ultranza de los derechos subjetivos conlleva, inevitablemente, al conflicto con otros intereses jurídicos, que por ser tal,
son dignos de tutela por el ordenamiento. Por esta razón fue consolidándose el criterio de que, sin perjuicio de que el reconocimiento
de un derecho subjetivo a una persona importaba asignarle un poder
del máximo calibre, éste no era absoluto, y reconocía límites. Ello,
incluso, está así consagrado en nuestra Constitución Nacional, en
el art. 28: las leyes que reglamentan el ejercicio de los principios,
garantías y derechos constitucionales, encuentran como límite el no
alterarlos; pero hasta ahí, la reglamentación puede establecer límites.
Es lo que se ha denominado el "principio de razonabilidad de las
limitaciones de los derechos constitucionales". Va de suyo que si ello
ocurre en el terreno de los derechos fundamentales, con mayor razón
en los de menor grado.
Por otra parte, en este proceso evolutivo, en el ámbito del derecho
público, surgió el concepto de interés legítimo, de menor rango que el
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derecho subjetivo, y que se trata de supuestos en los que el individuo
no petende la satisfacción inmediata de un interés propio, aunque
mediatamente sí puede beneficiarlo, siendo el Estado el garante de la
legalidad (RIVERA);
como podría ser por ej., el "derecho" a participar
de un concurso para ingresar a la administración pública.
Finalmente, se elaboró también el concepto de interés difuso, en
donde la comunidad en general o una amplia colectividad de personas (y no un individuo en particular, o un grupo determinado)
tienen un interés que les asiste en cuanto tales (como integrantes de
ese universo), y de ello se derivq la posibilidad de exigir su tutela,
beneficiando al conjunto (por ej., el medio ambiente, o los derechos
del consumidor).
Todas estas situaciones, y la orientación actual del concepto 'del
derecho subjetivo como un poder con límites ínsitos, se encuentran reflejadas en el CCyC, en varias normas generales (buena fe -art. 9"abuso del derecho y abuso de posición dominante -arts. 10 y
11- derechos individuales y de incidencia colectiva -art. 14-), y
también, como se analiza en esta obra, en casos particulares.
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d) La teor;a del débito y la responsabilidad
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NECCERUS y VONTUHR),y de fuerte predicamento en Italia, España
y en nuestro país, postula la existencia de dos elementos en la obli- gación: 1) La deuda (schuld) que es un estado de puro deber que
comienza cuando la obligación nace y termina con el cumplimiento
voluntario del deudor, caracterizado por la existencia de un "estado
de presión psicológica" en éste, y la legítima expectativa de cobro del
acreedor; 2) La responsabilidad o garantía (haftung), que se activa
ante el incumplimiento y habilita al deudor a ejercer todo el poder de
agresión patrimonial (CASEAUX).
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Es una derivación de lateoría objetiva de la obligación, en el sentido de que reformula y refuerza (en cierta manera), aunque en base
a otros presupuestos, la noción de que la obligación es una relación
netamente patrimonial, orientada a satisfacer el interés del acreedor.
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Aquí se plantea una suerte de disociación en la obligación, en
estos dos elementos o momentos (débito y responsabilidad), y que
podrían -se dice- existir el uno sin el otro (haber deuda sin res-
3O
FEDERICO A. OSSOLA
ponsabilidad -en las obligaciones naturales-,
deuda -por ej., en la fianza-).
y responsabilidad sin
GIORGIANNI,
en Italia, indica que la teoría ha tenido "por lo
mérito
de
salir de las vaguedades, especificando cuál es el
menos, el
contenido de la posición del acreedor y, sobre todo, dando una solución perfectamente consecuente al problema, incluso respecto de
la posición del deudor, ya que ha estructurado la posición de éste
como sujeción a la expropiación forzosa, de manera perfectamente
correlativa al acreedor, considerada como derecho a la satisfacción
de su interés sobre los bienes del deudor". Pero critica que sea posible
que el estado de puro débito (la deuda) pueda vivir de modo autónomo sin estar acompañado de una relación de responsabilidad. Desechando por completo la juridicidad de las obligaciones naturales,
advierte que el puro débito no tiene carta de ciudadanía en el mundo
del derecho, ya que aquí se trata de la existencia de un deber jurídico
(el de cumplir la obligación) y, por ello, no sólo coercible, sino cuyo
incumplimiento lleva las cosas al terreno de la ilicitud.
Débito y responsabilidad, pues, inciden sobre el mismo sujeto en
convivencia, y no pueden concebirse el uno sin el otro; de hecho, la
responsabilidad es común a todo deber jurídico, y no sólo los obligacíonales; y esta última no tiene en la actualidad la función del sometimiento de la persona de! deudor del antiguo derecho romano, y
mucho menos justificarse con ello "la transposición del punto de incidencia del derecho del acreedor, de la persona a los bienes del deudor,
lo que
realizada decididamente por la teoría que aquí criticarn~s'~,
tampoco puede explicarse cuando el acreedor obtiene in natura ei
cumplimiento de hechos del deudor, aún por la vía coactiva, pero sin
afectar de manera directa su patrimonio.
e) La teoría del deber libre
Tiene dos variantes. Para BINDERno hay un deber de pagar,
sino que en caso de que el deudor no pague, el juez -por imperio
de la norma- ordena la ejecución forzada; por ende la obligación
sólo concede una potestad para reclamar jud~cialmente,debiendo el
deudor sólo soportar .la ejecución. BRUNETTI,
por su parte, postula
que sólo hay obligación jurídica cuando una conducta determinada
está garantizada con una sanción, y en las obligaciones civiles ello no
sucede, pues la ejecución de los bienes del deudor no es una sanción
ni coarta la libertad del deudor de elegir entre cumplir o sufrir la ejecución; por ende, la obligación es un deber libre (Busso).
La teoría no resiste el'análisis. La norma jurídica es coactiva, ello
es de su esencia; y la indemnización, desde cierta óptica, es una sanción, en el sentido de que constituye una reacción del ordenamiento a
la violación de sus preceptos.
0 La concepción actual
Cada una de las doctrinas señaladas, brevemente compendiadas,
han efectuado valiosos aportes que han desembocado en lo que hoy
se concibe como "Relación de Obligación", y en la definición del
art. 724 del CCyC.
(i) El derecho subjetivo del acreedor. N o se trata de un ",poderm
absoluto del acreedor, ni sobre su persona, ni sobre sus bienes. Pero
existe un derecho subjetivo instituido a su favor, que tiene un sujeto
pasivo determinado, que es el deudor, sobre quien pesa un deber jurídico de obrar cierta conducta .a favor del primero. En otras palabras, la relación de obligación emplaza al acreedor en una posición de
poder frente al deudor, y que es una situación jurídica, que lo faculta
a obrar y a exigir no "sobre" el deudor, sino "contra" éste (PIZARRO~
VALLESPINOS).
(ii) El deber jurídico del deudor. Por su parte, el deudor se en-
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del derecho subjetivo, lo que no mengua su calidad de sujeto de derecho, aunque sí limita su libertad, ya que debe obrar cierta conducta.
E l o sucede p o r q ~ elo ha querido (criando se obliga voluntariamente),
o porque la ley se lo impone.
(iii) El derecho a exigir la ejecución forzada. Si el deudor no
cumple espontáneamente con dicho deber, por causas a él imputables, se activan para el acreedor toda una serie de instrumentos jzirídicos, que estaban latentes desde el momento mismo del nacimiento
de la obligación, tendientes a lograr el cumplimiento por la vía compulsoria, ya sea en especie, o por equivalente económico; y si ello se
frustra, el deudor debe resarcir los daños ocasionados.
La garantía del acreedor es el patrimonio del deudor, y no su persona, que la ley afecta a tal fin, para que el acreedor pueda satisfacer
su interés, o ser resarcido ante el incumplimiento imputable. Incluso,
previo al momento crucial en que el deudor debe cumplir, el acreedor
está facultado a adoptar ciertas medidas de resguardo patrimonial
(por ej., una garantía hipotecaria), lo cual revela que lejos se está
32
FEDERICO A. OSSOLA
dentro de una situación de "puro deber"; por el contrario, se trata de
un deber jurídico. .
(iv) Limites de los derechos del acreedor. A la vez, esta situación de "sometimiento" del deudor, no significa "sumisión": no sólo
porque la responsabiiidad es netamente patrimonial, sino porque
además ésta se encuentra limitada, ya que no todos los bienes del
deudor se encuentran afectados por el ordenamiento para responder
por las obligaciones.
En efecto, ante el conflicto de intereses jurídicos de titularidad
del acreedor y del deudor, en ciertos casos prevalecen unos u otros,
privilegiando el ordenamiento al que considera más valioso.
Ello se refleja, por ejemplo (y entre muchos otros supuestos) en la
nómina de bienes inembargables (art. 744 CCyC), en donde se privilegia el derecho a la dignidad del deudor (art. 51 CCyC) por sobre el
derecho del acreedor; en que el acreedor debe ejercer regularmente
su derecho, obrando de buena fe (arts. 9", 10,729 y 743 CCyC); en
las limitaciones de responsabilidad que la ley permite a priori, como
ocurre con las Sociedades Comerciales que limitan su responsabilidad a cierto capital, y los patrimonios de afectación, cuestión que
responde a la necesidad de sopesar los derechos del acreedor con
otros intereses jurídicos en juego, que incluso trascienden al propio
deudor.
Como puede observarse, la cuestión no se agota sólo en la
"deuda" y la "responsabilidad", sino que comprende un fenómeno
de contenido mucho más complejo: se trata de una relación jurídica,
de la cual nace (como elemento nuclear) un derecho sztbjetivo de
una persona frente otra, que no es absoluto (como ningún derecho
subjetivo lo es).
5 15. Terminología
Es virtualmente imposible encontrar una única locución que permita aglutinar las dos caras de la moneda que de manera indefectible
nos presenta esta relación jurídica: la presencia necesaria del crédito
(situación jurídica activa) y la deuda (situación jurídica pasiva), que
son contrapuestas, y que no pueden existir la una sin la otra.
Por elio es que algunos de los términos empleados refieren a la
primera ("derechos de crédito", o "derechos creditorios"), también a
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la segunda ("deuda", ccobligación","derecho de las obligaciones"); y
se hace referencia a los "derechos personales", por oposición a los derechos reales, en razón de la tradición marcada por el derecho romano.
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La palabra "Obligación", a secas, no grafica adecuadamente la
complejidad del fenómeno, pero es universaimenre aceptada no sólo
para hacer referencia al deber jurídico del deudor, sino como expresiva de esta relación jurídica de complejo contenido, que no se agota
sólo en un derecho y un deber jurídico.
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En nuestra opinión, la locución que más se ajusta a la esencia de
la figura es la de Relación de Obligación, pues se trata de una relación jurídica, de la que emanan dos sitziaciones jurídicas (respecto de
los sujetos) claramente diferenciadas: el crédito y la deuda. De todas
maneras, y como es universalmente aceptado, empleamos la locución
"Obligación" como sinónimo.
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Por cierto que existen usos impropios (desde el concepto técnico
que ahora nos ocupa) del vocablo "ObligaciónJJ.No sólo para hacer
referencia a los deberes jurídicos en general o a algunos específicos,
sino también como sinónimo de "contrato", para reflejar exclusivamente la situación del deudor, a veces para hacer referencia al lado
activo del crédito, e incluso como sinónimo de cctítulo"o "causa" (por
ej., las Obligaciones Negociables). De todas maneras, en el CCyC se
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rj 16. Caracterización de la relación de obligación
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a) Bipolaridad
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Se trata de una relación jurídica necesariamente contiene dos situaciones jurídicas contrapuestas: el crédito y la deuda. Por ende, al
menos han de existir dos sujetos, el acreedor (sujeto activo, titular del
derecho subjetivo), y el deudor (sujeto pasivo, gravado con el deber
jurídico correlativo); por cierto que en cada polo obligacional puede
haber más de un sujeto, lo cual presenta la situación de las denominadas obligaciones de sujetos múltiples, que tiene sus particularidades específicas (S 200 y ss.).
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Lo señalado se proyecta en algunas situaciones de importancia,
ya que nadie puede ser acreedor y deudor de s í mismo; pero en tanto
y en cuanto ello sea por propio derecho, y se trate del misrno patri-
34
FEDERICO A. OSSOLA
Así, no puede nacer una obligación si no hay sujetos diferentes (por ej.,
si un abogado actúa por derecho propio en una causa judicial y es condenado
en costas, no se le regulan honorarios -art. 12, ley 21.839 de (Aranceles de
Abogados y Procuradores-). Igualmente, si luego de nacida una obligación,
por alguna razón confluyen en una misma persona las calidades de acreedor j r
deudor, ésta se extingue por co7zfzisióri (arts. 931 y 932 CCyC).
Pero es posible -aunque de manera excepcional- otorgar actos jurídicos
que engendren obligaciones con "uno mismo", cuando quien actúa lo hace por
una parte por derecho propio, y por la otra, como representante de un tercero
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(,art. 368 CCyC). .
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b) Temporalidad
Las relaciones de obligación no tienen vocación de perpetuidad,
sino que su esencial razón de ser estriba en la finalidad de satisfacer
un interés jurídico del acreedor, lo que logrado, produce su inmediata
extinción, a través del pago o cumplimiento.
Existen además otros modos de extinción, algunos con efecto solutorio, esto es, que importan en cierta manera la satisfacción del
interés del acreedor, aunque de otras maneras a la originariamente
prevista (por ej., la compensación); y otros sin aquél (como la remisión de la deuda). Asimismo?si el tiempo transcurre sin actividad de
las partes, la obligación se extingue por la prescripción liberatoria.
En síntesis, la obligación supone una situación temporaria,
transitoria, pe;-ecedei-a, en la que está implicada el orden público,
a punto tal que en última instancia prescriben, salvo contadísimas
excepciones. Es que el vínculo de sujeción patrimonial del deudor no
puede ser perpetuo. Lo señalado no obsta a que las partes puedan
pactar plazos para el cumplimiento, o que los fije la ley, más o menos
extensos según los casos; pero no de suerte tal que desnaturalicen la
esencia de esta relación jurídica.
C)Afipicidad
Como bien se ha señalado (PIZARRONALLESPINOS)
es posible hoy
predicar la existencia de una categoría única, abstracta y universal de
ccobligación",en contraposición con las obligaciones "típicas" que
emergían taxativamente en el derecho romano.
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d) ~utonomía"estructural" de la obligación respecto
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Los autores tradicionales han recalcado siempre la "autonomía"
de la obligación, en el sentido de postular que es "independiente de su
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esto es, de la causa que les da origen.
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La insistencia, tal vez, se debió al enorme acierto de VÉLEZSARSFIELD,
de
regular a la obligación con carácter general, y no en el marco de los contratos
(una de las causas fuentes de las obligaciones), como sí ocurría (y sigue aconteciendo) en el Cód. Civil francés. Vale recordar que el codificador advirtió en
una nota especial puesta en el acápite de la Parte Primera, Sección Primera del
Libro Segundo del Cód. Civil ("De las Obligaciones en general") que todos los
códigos de aquel momento regulaban conjuntamente las obligaciones ,con los
contratos, "equivocándolos" (esto es, confundiéndolos entre sí), "lo que causa
una inmensa confusión en la jurisprudencia, y produce errores que no pueden
corregirse", ya que una cosa es el contrato que da nacimiento a la obligación, y
otra esta última, que no es sino un efecto causal del primero.
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Sin perjuicio de esto último, y de su trascendencia (se ha seguido
el mismo camino en el CCyC), lo cierto es que esta autonomía es
"estructuralyyy no ccfuncional". En otras palabras: cualquiera sea
la causa de las obligaciones, éstas siempre tienen sus tres elementos
estructurales constitutivos (sujetos, objeto y vínculo jurídico); y las
rigen, desde esta óptica, las directrices establecidas para toda obligacion respecto a ia determinación de sus caíidades e11 I u l ~ ~ i 8de
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clasificación, las reglas generales que disponen sobre el cumplimiento
y el incumplimiento (y sus efectos), y sobre los modos de extinción.
De allí la "autonomía estructural" a la que hacemos referencia,
algo que constituyó una de las mayores genialidades de VÉLEZ a nivel
metodológico y conceptual.
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e) Incidencia "identitaria" y "funcional" de la causa fuente
en la obligación
Sin perjuicio de lo anterior, cabe afirmar que la causa fuente que
da origen a la obligación tiene directa influencia en dos cuestiones:
la conformación de las características particulares de cada elemento
estructural, y su dinámica funcional.
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No es lo mismo adeudar $100 en concepto de tributos, por haber
causado un daño, en razón de un préstamo, o en contraprestación por
una compraventa de un bien, o por haber contratado un servicio tu-
36
FEDERICO A. OSSOLA
rístico. Es claro que la "obligación", desde lo estructural, reconoce al
acreedor al deudor, y la prestación en cuestión, que el ordenamiento
regula como "Obligación de Dar Dinero", aplicándose lag reglas que
surgen de las normas sobre la relación de obligación en general.
Aliüra Litin, las cliltiitiiiteb causas a las que hemos hecho referencia, nos presentan heterogéneos tipos de vínculos entre diversos
st~jetosde otras tantas relación jurídicas (Estado-Contribuyente, dañador-víctima, mutuante-mutuario, vendedor-comprador, proveedorconsumidor). De allí que la confornzación de la particular identidad
de la obligación depende del rol y la situación jurídica de los diversos
elementos de la causa fuente, que luego asumen un rol específico en
las obligaciones que se ella se derivan. Asi, por ejemplo, "vendedor"
y ''c~mprador'~,
pasan a ser, respectivamente, "acreedor" y "deudor"
del pago del precio. Son las mismas personas, en momentos diferentes;
y el segundo, es causalmente consecuencia del primero.
Además, la misma causa fuente incide de manera directa en lo
que se ha dado a llamar la dináinica funcional de la obligación; esto
es, la "obligación en movimiento". Una vez que es generada, y como
la obligación nace para ser cumplida, pueden presentarse múltiples
vicisitudes tributarias de la causa que les dio origen. El tiempo, el
modo de cumplimiento, la determinación de los deberes accesorios
de conducta, las eventuales ineficacias funcionales del acto que les dio
origen si fue tai (que se proyectan hacia ias obiigaciones), los plazos
de prescripción, las consecuencias del incumplimiento, los alcances de
los derechos del acreedor, y tantas otras cuestiones, se derivan indefectiblemente de la causa fuente.
Esta característica es la que, en definitiva, ha permitido la evolución del derecho de las obligaciones a la que ya hemos hecho referencia.
5 17. La particular situación de las obligaciones generadas
en las relaciones de consumo
La consagración en nuestro ordenamiento de los Derechos del
Consumidor con rango constitucional (art. 42 de la Const. Nac.), ha
provocado un verdadero cimbronazo en nuestro ordenamiento. Nos
encontramos frente a un nuevo Sistema cuya naturaleza, ámbito de
aplicación y alcances están dotados de perfiles propios y distintivos;
de una particular fisonomía e identidad.
Se trata, en definitiva, de un nuevo Paradigma, con reglas y priny -en varias situaciones- ajenos a los clásicos
cipios
postulados del Cód. Civil, del Cód. Comercial, y de las demás normas
que hasta ese momento regían diversas relaciones jurídicas patrimoniales.
La antigua y dicotómica división del derecho en Público y Privado cede notablemente por la intromisión del Estatuto del Consumidor que, a modo de lanza, los atraviesa en sentido transversal y
obliga a reformular algunas bases, otrora inconmovibles.
La debilidad negocia1 del consumidor frente al proveedor, de
tipo económico y cultural, encuentra su adecuada tutela mediante
la consagración del Estatuto en la Carta Magna en directa derivación del Principio Protectorio. Como en tantas otras instituciones,
su aparición conformando parte del elenco normativo de los nuevos
Derechos y Garantías de raigambre Constitucional, provoca una inocultable y profunda mutación en.la propia naturaleza de la situación
jurídica generada a partir de la relación de consumo.
En el art. 42 de la Const. Nac., se dispone: "Los consumidores y
usuarios de bienes y servicios tienen derecho, en la relación de consumo, a la protección de su salud, seguridad e intereses económicos;
a una información adecuada y veraz; a la libertad de elección, y a
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a la protección de esos derechos, a la educación para el consumo, a
la defensa de la competencia contra toda forma de distorsión de los
mercados, al control de los monopolios naturales y.legales, al de la calidad y eficiencia de los servicios públicos, y a la constitución de asociaciones de consumidores y de usuarios. La legislación establecerá
procedimientos eficaces para la prevención y solución de conflictos,
y los marcos regulatorios de los servicios públicos de competencia
nacional, previendo la necesaria participación de las asociaciones de
consumidores y usuarios y de las provincias interesadas, en los organismos de control".
La norma fue fruto del incansable aporte de la doctrina civilista argentina, que con especial ahínco trabajó incansablemente en la temática, primero a
partir de la responsabilidad por daños causados por productos elaborados y la
cuestión de las cláusula abusivas en los contratos.varios de los más importantes
juristas argentinos hicieron invalorables aportes, destacándose el del Dr. Gabriel
STIGLITZ,que fue una de las principales fuerzas que impulsaron no sólo.la sanción de la ley 24.240 en 1993, sino el art. 42 de la Const. Nac., lo que abrió paso
a una nueva era en el derecho argentino.
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38
FEDERICO A. OSSOLA
a) La situación antes de la sanción del Código Civil y Comercial
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Es indiscutible la aparición del ccconsumidor"en el siglo pasado
como figura autónoma, dotada de perfiles propios, distinta de los restantes sujetos de las diversas relaciones jurídicas. Los tiempos cambian, y el derecho debe adecuarse y regular lo que acontece. Se trata
de una modificación existencia1 que quiebra los moldes clásicos de
las relaciones jurídicas patrimoniales, y ello encuentra hoy su adecuada recepción en la norma constitucional. Como bien se ha dicho,
"estamos ante una situación histórica cuya trascendencia social así lo
amerita, fundamento de por sí suficiente para la revisión de la normativa vigente aplicable y el tratamiento específico de las cuestiones en
juego" (PÉREZBUSTAMANTE).
(i) ;Sistema, microsistema o subsistema? En el marco de la legislación anterior, algunos postulaban que constituía un microsistema
legal que giraba alrededor del Cód. Civil y del Cód. Comercial. Nosotros sosteníamos que se trataba de un verdadero sistema autónomo.
Es que la ley 24.240 conformaba, junto al art. 42 de la Const. Nac.,
el marco normativo general de este nuevo Sistema con principios propios, reglas particulares y soluciones especiales, como ocurría -por
ej.-, con la declaración de nulidad de ciertas cláusulas contractuales
consideradas abusivas ab initio por el legislador, iure et de iul-e; y
también con la consagración de Responsabilidad Objetiva en función
de lo establecido en el art. 40 de la ley 24.240, con todo lo que ello
implica.
A tal conclisión no obstaba e! hecho de que en muchus situaci~nes
debiera recurrirse a las normas y principios del derecho común, para
llenar eventuales lagunas normativas, que debían ser reinterpretados
y adecuados a tan especial situación jurídica.
Es que el Estatuto del Consumidor transita por la "singularidad
asistemática", como se señalaba antes de la reforma de la ley 26.361
(LORENZET~I),
y así continúa siéndolo.
Aún en este caso, la interpretación de estas normas supletorias
del sistema debía realizarse a la luz de los Principios que rigen la
Relación de Consumo, que conforman el verdadero epicentro del sistema y que trascienden las fronteras del contrato clásico, ya que-se
encuentran alcanzados por el concepto de Relación de Consumo (e
incluso amparados por sus normas tuitivas) aquellos consumidores
no contratantes.
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A partir de la reforma constitucional de 1994 la protección
de los derechos del consumidor -reconocida previamente de manera expresa en una ley especial integrada al sistema del derecho
ha ascendido a la categoría de Norma Fundamental de
nuestro ordenamiento. Se trata de un Derecho Constitucional de Tercera Generación, de los reconocidos con posterioridad a la Segunda
Guerra Mundial frente a la aparición de nuevas realidades (SAGUÉS).
La amplitud con que se consagran los diversos derechos del consumidor (protección de la salud, seguridad, intereses económicos, información, libertad de elección, asociación, educación, control, prevención, etc., etc.) llevan a postular un cambio cualitativo que trasciende
holgadamente las fronteras del Derecho Privado, para situarse como
unode los ejes centrales del nuevo sistema constitucional.
(ii) Consecuencias. Así las cosas, a partir del art. 42 de 'la
Const. Nac., las relaciones jurídicas patrimoniales (de derecho público o privado), reconocen dos grandes especies: las de consumo y
las que no lo son. Las primeras se'encuentran regidas por el Estatuto
del Consumidor. Las segundas -derivadas esencialmente del derecho
de Propiedad, de primera generación- por sus normas privativas,
cualquiera sean éstas: el Cód. Civil, el Cód. Comercial (en su momento), las Leyes Especiales, o las normas de Derecho Público aplicables al caso en particular (por ej., en un contrato de concesión).
Ello no es óbice para que ei Estatuto deba ser integrado con las
normas y principios emergentes de otros cuerpos normativos, pues
una de sus características es que no agota por completo (pues sería
ir,~üsiSlc)tüdas y cada una de Izs situaciznes que se generan 2 partir
de la relación de consumo.
(iii) Los efectos del sistema de protección de los consumidores.
De cara a este nuevo "Sistema", su expresa consagración con rango
constitucional trae aparejados los siguientes efectos:
(iii.1) Norma iusfundamental. Adquiere la categoría de Norma Iusfundamental de nuestro Ordenamiento Jurídico (LORENZET~I),
en el sentido de que se
emplaza como uno de los pilares en los que se asienta su construcción.
(iii.2) Dos tipos de relaciones jurídicas. La naturaleza jurídica de las relaciones patrimoniales engendradas a partir de la relación de consumo es cualitativamente diversa de las nacidas al amparo de las normas del Derecho Público y
el Derecho Privado: se trata ahora de "Relaciones de Consumo".
(iii.3) Rango normativo. Por tal razón, está dotado de jerarquía superior a
las leyes dictadas por el Congreso de la Nación, lo cual incluía -obviamente-
40
FEDERICO A. OSSOLA
al Cód. Civil, el Cód. Comercial, y los demás microsistemas legales que regulan
situaciones en particular. La ley 24.240 conforma, junto con el art. 42 de la
Const. Nac., el epicentro del Estatuto. Es -si se quiere- la norma "general",
el "derecho común" de las relaciones de consumo que, por ende, tiene un rango
cualitativo especial frente a los diversos ~~~icrosistemas
legales que regulas ciertos
aspectos puntuaies de las relaciones de consumo. Es así posible afirmar que en
las relaciones de consumo el art. 42 de la Constitución y la ley 24.240 cumplen
el mismo rol que el Cód. Civil respecto a las relaciones entre los particulares.
(iii.4) Adaptación normativa. Las normas ya existentes, y las que se dictaren con posterioridad al citado art. 42 deben adecuarse al mandato constitucional, so riesgo de ser tildadas de inconstitucionales;
(2.3) Interpretación. Los conflictos "ley generalíley especial", y "ley anteriorlley posterior" deben ser resueltos tomando especialmente en cuenta el
rango normativo superior del Estatuto del Consumidor. En consecuencia, todas
las normas anteriores a la vigencia constitucional del Estatuto del Consumidor
quedan derogadas en cuanto se opongan o contradigan las soluciones generales
establecidas por el art. 42 de la Const. Nac., y la ley 24.240.
(iu) Orden público. La imperatividad de las normas es producto
del Orden Público Protectorio que impera en la temática, reconocido
incluso en la propia ley 24.240, art. 65.
Es incuestionable que la protección del consumidor se ha constituido en una de las primeras prioridades de nuestro sistema iurídico. La propia naturaleza de la relación de consumo la coloca como
algo evidentemente distinto, aunque afín, a las restantes relaciones
patrimoniales entre las personas, lo cual también es confirmado por
la férrea enunciación de principios y derechos en el art. 42 de la
Const. Nac.
La elevada nómina de derechos obrante en este articulo da cuenta
del amplio espectro que comprende el mandato constitucional: el
consumidor, en cuanto tal, está tutelado por la Carta Magna en todos
los aspectos de la relación de consumo. Prácticamente no queda situación sin contemplar, en particular frente al precepto de protección de
los "intereses económicos" del consumidor, fórmula suficientemente
amplia y comprensiva.
El Estatuto, ahora de rango Constitucional, tiene vocación de plenitud y totalidad, alcanzando cada uno de los derechos y deberes de
las partes en la relación de consumo.
El sistema, para ser tal, debe guardar coherencia interna. La necesidad de la inexistencia de antinomias en el ordenamiento, posiciona
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al Estatuto del Consumidor como una norma superior en relación a
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(u) La ley 26.361. Por último, la reforma producida por la
ley 26.361 del año 2008 fortalecií, mascadamente tal criteriu interpretativ~,al ampliar notablemente el ámbito de aplicación de la ley,
tanto en lo que hace a los sujetos de la Relación de Consumo, como
a su objeto (nuevos arts. loy 2"). Asimismo, se incorporaron nuevos
Institutos, como los Daños Punitivos, el Daño Directo, las Acciones
Colectivas, la mayor reglamentación de los créditos para consumo,
etc. También, se ha receptado en la ley figuras jurídicas y criterios que
ya venían siendo aplicados por la Jurisprudencia y postulados por la
doctrina, interpretando de manera adecuada la ley (como por ej., la
teoría de las cargas dinámicas de la prueba, o la contratación gratuita
con miras a consumir). Una de las reformas más trascendentes ha sido
la incorporación legal del concepto de "Relación de Consumo", que
si bien se encontraba ya en el art. 42 de la Const. Nac., de manera
expresa quedó emplazado también en la ley 24.240, mediante la reforma de la ley 26.361.
b) El Código Civil y Comercial
Se ha seguido y acentuado notablemente la tesitura que hasta
aquí se ha apuntado.
(i) Su emplazamiento en el texto legal. Como bien se ha señalado
"el Derecho del Consumidor ha visto sus normas encaramarse en las
jerarquías más elevadas del ordenamiento jurídico argentino: comenzando por la principal: la Constitución Nacional (arts. 42 y 43); y
ahora, un nuevo Código para complementar el sistema de protección
jurídica del consumidor, dentro del marco legislativo más trascendente del Derecho privado: el Código Civil y Comercial de la Nación,
en diálogo con el régimen especial vigente (ley 24.240 y normas concordante~)"(G. STIGLITZ).
En el Libro 111 (ccDerechos,Personales"),
se encuentran regulados
los Contratos a partir del Título 11 ("Contratos en general"); y en el
se dispone todo lo atinente a los "Contratos de consumo"
Título
(a partir del art. 1092), estableciéndose en la primera norma el concepto de "Relación de Consumo", y en el art. 1093 el de "Contrato
de Consumo", como comprendido dentro de la primera.
m,
42
FEDERICO A. OSSOLA
Existen también muchas normas diseminadas en varias partes del
CCyC que disponen sobre aspectos puntuales de las relaciones de
consumo (arts. 7", 1384 y SS., 1505,2654, etc.).
(ii) La "relaciólz de c ~ n s t ~ i i iLa
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. piecisa el concepto mismo
de la relación de consumo al ubicarla como aquel vínculo jurídico
entre el proveedor y el consumidor o usuario y también sitúa al mismísimo contrato de consumo como emplazado dentro del concepto
de relación de consumo, reiterándose 10 ya sancionado mediante la
reforma del año 2008.
Así, el acto de consumir es el que emplaza al sujeto en calidad de
consumidor y genera la relación de consumo con el proveedor contemplada en la ley, haya existido o no un contrato entre ambos.
En apoyo de esta postura -en el marco de la ley 26.361- se ha
señalado que "el artículo habla de 'vínculos jurídicos' en un sentido
técnico, propio de la ciencia jurídica, que implica la obligación de
una o ambas partes de cumplir con aquellos deberes, impuestos por el
derecho, que consisten en dar,.hacer o no hacer algo por una persona
a favor de otra. Una de las fuentes del vínculo jurídico es el contrato;
mas este vínculo puede derivar de comportamientos observados por
las partes, de los que pueden resultar perjuicios o detrimentos de los
derechos del consumidor" (FA-F-ENA).
Así pues, el vínculo se genera desde el acto de consumir, con prescindencia de una relación previa entre consumidor y proveedor; cuestiSn que, entelidemos se ajusta sin dificultades al sistema que ahora
se presenta.
En el art. 1092 del CCyC se dispone: "Relación de consumo. Consumidor.
Relación de consunzo es el vínculo jurídico entre un proveedor y u n consumidor.
Se considera conszrmidor a la persona humarza o jurídica que adquiere o utiliza,
en forma gratuita u onerosa, bienes o servicios como destinatario final, en beneficio propio O de szt grupo familiar o social. Queda equiparado al consumidor
quien, sin ser parte de una relación de consumo como consecuencia o en ocasión de ella, adquiere o utiliza bienes o servicios, en forma gratuita u onerosa,
como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social".
El art. 1093 del CCyC reza: "Contrato de consumo. Contrato de consumo es
el celebrado entre un consunzidor o usuario final con una persona humana o
jurídica que actúe profesional u ocasionalmente o con una empresa productora
de bienes o prestadora de servicios, pública o privada, que tenga por objeto la
adquisición, USO O goce de los bienes o servicios por parte de los consumidores
o usuarios, para su uso privado, familiar o social".
En tanto que en la ley 24.240, se dispone: "Objeto. Consumidor. Equiparación. La presente ley tiene por objeto la defensa del consronidor o usuario. Se
considera constrmidor a la persona física o jurídica que adquiere o utiliza, en
fama gratuita u onerosa, bienes o servicios como destinatario final, en beneficio
propio o de su gruko fotriiliili o sociül. Que& equipciissdo al cotisurriidoi. quieri,
sifz ser parte de trna relación de consunzo como consecuencia o en ocasión de
ella,
o utiliza bienes o servicios, en forma gratuita M onerosa, como
destinatario final, en beneficio propio o de su grzrpo familiar o social" (art. lo);
" ~ ~ o v e e d oEs
r : la persona física o jurídica de naturaleza pública o privada, que
desarrolla de manera profesional, aun ocasionalmente, actividades de producció~z,montaje, creaciÓ7z, co7zstrucciÓn, transformación, inzportación, concesión
de nzarca, distribzición y conzercialización de bienes y servicios, destinados a
consumidores o usuarios. Todo proveedor está obligado al c~7nplimientode la
presente ley. No están comprendidos en esta ley los servicios de profesionales
liberales que requieran para szt ejercicio título u?ziversitario y matrícula otorgada por colegios profesionales reconocidos oficialmente o autoridad facultada
para ello, pero sí la pzrblicidad qzre se haga de su ofrecimiento. Ante la presentación de denuncias, que no se vincularen con la publicidad de los servicios,
presentadas por los usztarios y conszrmidores, la autoridad de aplicación de esta
ley informará al denunciante sobre el ente que controle la respectiva matrícula
a los efectos de su tranzitació7z" (art. 2'); "Relación de conszrmo. Integración
normativa. Preeminencia. Relación de consumo es el vínculo jurídico entre el
proveedor y el constrmidor o usuario. Las disposiciones de esta ley se integran
Con las no;rnas generales y especiales aplicables a las relaciones de consumo,
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Lealtad Comercial o las que en el futuro las reemplacen. En caso de duda sobre
la interpretación de los principios que establece esta ley prevalecerá la más favorable al constmzido~:Las relaciones de consumo se rigen por el régimen establecido en esta ley y szts reglanzentaciones sin perjuicio de que el proveedor,
por la actividad que desarrolle, esté alcanzado asimismo por otra normativa
específica" (art. 3 O ) .
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(iii) Consecuencias. En el art. 1094 se dispone "Interpretación y
prelación normativa. Las normas que regulan las relaciones de consumo deben ser aplicadas e interpretadas conforme con el principio
de protección del consumidor y el de acceso al consumo sustentable.
En caso de duda sobre la interpretación de este Código o las leyes especiales, prevalece la más favorable al consumidor"; y en el art. 1095
se establece: "Interpretación del contrato de consumo. El contrato se
interpreta en el sentido más favorable para el consumidor. Cuando
existen dudas sobre los alcances de su obligación, se adopta la que
sea menos gravosa".
Como puede observarse, claramente la reforma proyectada ratifica la interpretación y aplicación que mayoritariamente se propugnaba antes de la sanción del CCyC, y va en una dirección claramente
44
FEDERICO A. OSSOLA
definida, habiéndose acrecentado la protección de los consumidores,
no sólo en estas normas generales, sino también en varios supuestos
específicos (por ej., lo contratos bancarios, arts. 1384 y SS. CCyC).
Desde lo metodológico el cambio es trascendental: los derechos del
consumidor han quedado emplazados, en forma explicita, no sólo en
la Constitución Nacional y en la ley especial, sino en el Código Civil
y Comercial.
C)
Los derechos de los consumidores
Gabriel STIGLITZ
resume adecuadamente la nómina de los derechos esenciales de los consumidores:
(i) Derechos fundamentales de carácter primario. Se encuentran
en relación con el propio posicionamiento del consumidor como sujeto activo del mercado: el derecho de acceso al consumo, libertad de
elección, sin discriminaciones ni arbitrariedades, trato equitativo y
respeto a la dignidad del consumidor como ser humano, y derecho a
la educación para el consumo.
(ii) Derechos sustanciales de los consumidores. Derecho a la seguridad, a la vida, a la salud e integridad, protección del medio ambiente
y prevención de daños; derecho a la información sibre !es preductos
y servicios; derecho a la protección de sus intereses económicos; a
la calidad de los productos y servicios; a la justicia contractual; a la
reparación de daños.
(iii) Derechos de carácter operativo o instrumental. Son los que
tienden a dotar al consumidor de mecanismos de implementación que
hagan efectivos los derechos sustanciales: a la organización en grupos
o asociaciones para la defensa de sus intereses; a participar, individual
o colectivamente, en los procesos de decisión de la administración en
cuestiones que afecten sus intereses; de acceso a la solución de conflictos y de acceso a la justicia, en procedimientos judiciales y administrativos rápidos y eficaces.
$18.
i Importancia actual del derecho de ias obligaciones
y su teoría general
En función de todo lo señalado hasta aquí, la trascendencia del
Derecho de las Obligaciones es más que evidente.
Se trata del "derecho del cotidiano comercio de la vida", en la
inmortal frase de ASCOLI,tomado el vocablo "comercio" en' el sentido de intercambio de servicios y valores (CASEAUX).
Constituye uno
de los instruilzentos esenciales para permitir la cooperación entre
las personas, con un capitai, función económica y sociai (BETTI);y
también -agregamos nosotros- para la adecuada composición de
los conflictos de intereses patrimoniales que, de manera inevitable,
surgen entre las personas.
Debe recordarse que el contrato es una de las principales fuentes
de las obligaciones, pero no la única. La circulación de bienes de todo
tipo encuentra como vehículo a las obligaciones; no sería posible hoy
la vida en sociedad sin ellas, pues hasta en nuestras necesidades más
elementales, de alguna manera nos vinculamos con otro mediante relaciones de obligación, aún sin tener plena conciencia de ello. Todos
10s días en el mundo se celebran millones de contratos de las más
diversas maneras, habiéndose ello potenciado por la tecnología de
las comunicaciones; se causan daños; se generan vínculos que la ley
estatuye y que traen aparejado el deber de cumplir una conducta
hacia otro con valor económico. La complejidad va de lo mínimo
a lo máximo, desde el más simple contrato de compraventa (de un
alimento), hasta negocios internacionales, y vínculos crediticios entre
todos los sujetos de derecho, incluidos los Estados, y -asimismolos organismos internacionales de crédito.
Pero también la causación de daños, las situaciones de enriquecimiento sin causa, las relaciones con el Estado, y tantas otras situaciones, que inciden de manera directa en lo que las personan tienen,
o les aslste el derecho a tener.(siempre en el campo' patrimonial), se
resuelven mediante la constitución de una relación jurídica de obligación.
No se trata, pues, de una cuestión exclusivamente atinente al
"Derecho Civil", o al "Derecho Comercial", pese a que el desarrollo
más profundo y definitivo de la Teoría de la Obligación se materializó en esos ámbitos. Concierne a todas las relaciones patrimoniales,
cualquiera sea su naturaleza, lo que las hace tributarias de la Teorh
General ahora contenida en el Código Civil y Comercial, sin perjuicio
-como es lógico- de principios y reglas especiales, en atención a las
particularidades y propia identidad que cada relación juri&ca presenta.
Por tales razones, no se ha mantenido inalterado desde su primigenia formulación sino, como se vio, ha experimentado una notable
46
FEDERICO A. OSSOLA
evolución. Se encuentra estrechamente vinculado íntimamente a la
economía -en cuanto ciencia-, es parte de ella, y fiel reflejo del sistema económico que cada Estado ha decidido para sí.
En no pocas situaciones, ciertos vaivenes políticos y sociales, terminan por
definir modificaciones al régimen de las obligaciones (como ocurrió, de manera
dramática, en el año 2002 en Argentina). Los cambios sociales provocan la
necesidad de mirar los fenómenos bajo otros prismas, como acontece -por
ej.- en la mayor protección que ahora se ha dado a los deudores, o al intervencionismo estatal en ciertas relaciones patrimoniales (como las de consumo). Se
trata de fhcttiaciones, a veces abruptas, otras no tanto, que no sin dificultades
van perfilando un sistenza.
Así como la ley poetelia papiria, en Roma, fue causa de un estallido social,
lo propio aconteció en la crisis del año 2002 en nuestro país, o también la que
se generó a fines de los años '80 y provocara la sanción de la Ley de Convertibilidad 23.928. El derecho de las Obligaciones regula uno de los aspectos
más importantes de la vida nzisma, y es un reflejo de ella, y a veces -lamentablemente- de intereses sectoriales, o de ideologías extremas; pero felizmente,
aparecen siempre los mecanismos correctivos, en especial por la noble función
conferida a los Jueces, que tanto protagonismo tienen ahora en la interpretación
y aplicación del CCyC.
5 19. Los perfi-lesde la relación de obligación en la actualidad
En función del proceso evolutivo que hemos estado analizando, y
de manera sumamente esquemática, las principales notas distintivas
de la relación de obligación en ia actuaiidad, y a la luz de las normas
y principios del CCyC, son las siguientes:
a) La constitucionalización del derecho privado
Este fenómeno, que principió con la reforma de 1994, y ahora
consagrado mediante el diálogo de fuentes que se estatuye en primeros
artículos del CCyC, han derribado de manera definitiva las barreras
entre las diversas "ramas" del Derecho. Sin perjuicio de las notas distintivas de cada relación o situación jurídica, ellas están regidas por
el Ordenamiento en su totalidad, que tiene vocación de unicidad y
coherencia, con toda la incidencia que ello tiene en la interpretación y
aplicación del derecho, no sólo en el ámbito extrapatrimonial (donde
es, tal vez, más visible), sino también en las relaciones económicas.
b) El rol del Estado
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Existe un mayor intervencionismo estatal en las relaciones de
obligación, fundado ello en una concepción diferente del orden público, concepto que es e:ástico y que iiiuLa eii funcióii de 10s caiilbios
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sociales. La aparición de la debilidad negocia1 (económica y cultural)
no sólo está hoy institucionalizada en materia de derechos del consumidor, sino también en cualquier otro tipo de relación jurídica patrimonial,
como es el caso de los contratos por adhesión (arts. 984 y
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La buena fe y el abusodel derecho
Los principios de Buena Fe y de Ejercicio Regular de los Derechos han quedado ahora emplazados en el valioso Título Preliminar
(arts. 9" a 11 CCyC), como una directriz de toda conducta en las
relaciones jurídicas, cualesquiera sean.
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d) La dignidad de persona humana, eje de toda la construcción
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La tutela de la Dignidad de la Persona constituye uno de los epicentros de la protección (art. 51 CCyC), y constituyen un valladar
a la actuación de las partes en la relación de obligación, tanto en su
generación, como a la hora del cumplimiento.
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e) La protección del buen deudor
Corolario de los dos tópicos anteriores, observamos un mayor
proteccionismo hacia los deudores, plasmado en la consagración de
nuevos bienes inembargables (en el art. 744 del CCyC), y de algunas
limitaciones explícitas al poder de agresión patrimonial del acreedor,
que antes estaban sobre entendidas (por ej., que el acreedor sólo
puede ejecutar los bienes de su deudor "sólo en la medida necesaria
para satisfacer su crédito" - art. 743 CCyC-).
De todas maneras, debe advertirse que ello no implica alentar
el incumplimiento o la irresponsabilidad del deudor, sino buscar un
equilibrio, protegiendo al buen deudor y al buen acreedor. Al resque
pecto advertía el recordado Maestro Augusto Mario MORELLO
debe existir un equilibrio entre acreedores y deudores, que permita a
48
FEDERICO A. OSSOLA
éstos últimos poder liberarse sin abusos de parte del acreedor, pero
agrega: "claro es que sin que ello importe resquebrajar, la buena fe,
la incolumidad de los derechos del acreedor, o soliviantar al obligado
a que se convierta abusivamente en un incumplidor que, atrincherado en la sinrazón, bloquee o iilipida mateiializar el débito". Propugnaba "buscar, desde el plano normativo y el de la interpretación,
un nuevo equilibrio que rescate los atributos y los valores que anidan
en 'el interés' del deudor, con lo cual, dándose muestras ciertas de
la exteriorización del solidarismo social, cada parte tenga derechos,
cuyo ejercicio está resguardado y se cobijan, como los del acreedor,
de manera adecuada, con razonabilidad y gozan de la garantía de
la seguridad jurídica, equiparada constitucionalmente al derecho de
propiedad y que es deber de los jueces preservar".
f ) La errática "conducta patrimonial" del Estado
Lamentablemente, el Estado, quien debería tener una conducta
ejemplar (por lo que significa socialmente), no la tiene. Se han'dictado en estos últimos años multiplicidad de leyes de consolidación
de deudas, diferimiento de pagos, etc. Incluso, todas las normas del
Anteproyecto que de alguna manera establecían la responsabilidad
del Estado o de los Funcionarios Públicos, fueron suprimidas y amputadas (dercchos iiidividrrclfes Iiumugcíiieos, astreiiites, re~~onsaoiiiaad
por daños, etc.). Todo'ello ha generado un fenómeno sumamente particular, y en nuestra opinión pernicioso: más allá de las diferencias
que existen entre el estado y los particulares respecto a sus relaciones
económicas, en los hechos, en no pocas situaciones, se ha insolventado, generándose un régimen especial sumamente limitado, y que
atenta contra el interés general.
1 .l. 1
g) Ampliación del fenómeno resarcitorio
Existe una tendencia creciente a la reparación de los daños injustarne,nte causados, que se ha ampliado y ajustado en varios aspectos
en el CCyC. Este lamentable fenómeno, que sigue en crecimiento,
impone nuevas soluciones y miradas.
h) La prevención de los daño como una necesidad insoslayable
La irreparabilidad material de ciertos daños, y la pérdida económica que todo daño reporta para la sociedad (ACCIARRI),
más allá de
que el costo sea luego soportado por el responsable, ha colocado en
un sitial de privilegio la prevención de los daños como instrumento
basa1 del sistema (arts. 1710 y SS. CCyC), situación en la cual las
de obligación tienen alto protagonismo, en razón de las facultades j~idicialesde disponer su cumplimiento'-inciuso de oficiopara hacer efectiva dicha prevención (art. 1713 CCyC).
i) La pluralidad subjetiva en las relaciones de obligación
.
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SALVAT
señalaba que "ordinariamente" las obligaciones tienen un
solo acreedor o un solo deudor, pero puede ocurrir que existan varios
acreedores o varios deudores y, aun, que existan a la vez varios acreedores y varios deudores. Hoy podemos afirmar que el fenómeno se ha
invertido, o al menos ha mutado sustancialmente, merced al avance
tecnológico en general, y las comunicaciones en particular, tanto en el
ámbito negocial como en el fenómeno de la causación de daños: por
lo general involucran a más de dos sujetos en las relaciones de obligación que se generan en consecuencia. La vinculación obligacional
plural es el signo de estos tiempos.
En el terreno negocial, muchísimos actos jurídicos involucran a varios sujetos, de manera inmediata o mediata. Las necesidades actuales del tráfico, la
aparición de nuevas figuras contractuales Y modalidades de cornercializarirín, pl
crecimiento exponencial de la economía de servicios, la producción de bienes en
serie, y el consumo masivo, por citar los fenómenos más notables, necesitan de
manera indefectible para su concreción de la intervención simultánea o sucesiva
de varios protagonistas.
En materia de daños, ello se manifiesta en los más variados ámbitos, en especial por la aparición de nuevas formas de dañosidad y la simultánea o sucesiva
participación de varios sujetos en la situación dañosa: en materia ambiental; en
las relaciones de consumo; en la responsabilidad profesional (particularmente la
de los profesionales de la salud y de la construcción); en los accidentes de tránsito; ante los incumplimientos contractuales donde se encuentran vinculados
varios sujetos; en la lesión a los derechos personalísimos y a los derechos de
raigambre constitucional; etc.
j) Definitiva patrimonialización de la responsabilidad del deudor
La responsabilidad del deudor es exclusivamente patrimonial;
esto es, económica. Sus bienes (y no todos ellos) se encuentran afectados al cumplimiento de las obligaciones a su cargo. Desde hace muchos años la prisión por deudas ha quedado desterrada. Sin embargo,
50
FEDERICO A. OSSOLA
otras razones (además de un incumplimiento obligacional, que es un
presupuesto necesario), pueden ser causa de la responsabilidad penal
del deudor. Ello acontece en los casos de estafa, en materia de leyes
penales tributarias o incumplimiento de los deberes de asistencia familiar. Es claro que aquí no se trata del interés jurídico del acreedor,
sino de la violación, por el deudor, de un interés público, sancionado
por la ley penal.
8 20. El contenido de la Relación de Obligación
a) El contenido nuclear o esencial: el derecho subjetivo del acreedor
Individualmente considerada, la relación de obligación en su conexión interna vincula a dos personas (o una pluralidad de ellas en
cada polo), con intereses jurídicos contrapuestos. Cada una de ellas se
encuentra en una situación jurídica definida. Y de manera inmediata
surgen la existencia del derecho subjetivo del acreedor y del correlativo deber jurídico del deudor, que constituyen lo que llamamos
el contenido "nuclear" o "esencial" de la relación de obligación, en
torno a lo cual gira todo lo demás.
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~a expansión áei contenido obíigacionai: {osóeLeres
accesorios de conducta
(i) bMoción. Si bien !a obligación (individualmente considerada)
existe por y para la satisfacción del interés del acreedor, su contenido
no se agota sólo en lo nuclear; sino que emergen de manera recíproca
una serie de derechos y deberes que pesan sobre ambas partes, y también algunas "cargas" (en cabeza del acreedor), de menor entidad jurídica que el derecho subjetivo del acreedor, pero en la mayoría de los
casos de indispensable observancia para que la obligación finalmente
se cumpla. Constituyen la concreción de los Principios de Buena Fe
y el Ejercicio Regular de los Derechos en este escenario en concreto.
Se trata de los denominados deberes accesorios de conducta, que
tienen su carta de ciudadanía ahora en razón de lo establecido en la
parte final del art. 856 del CCyC, en el que se dispone que las obligaciones principales son aquellas cuya existencia, régimen jurídico,
eficacia y desarrollo funcional son autónomos e independientes de
cualquier otro vínculo obligacional; y se agrega que los derechos y
obligaciones son accesorios a una obligación principal cuando de-
LA R E L A C I ~ NDE OBLIGACION
51
n de ella en cualquiera de los aspectos precedentemente indicuando resultan esenciales para satisfacer el interés del
La cuestión es muy compleja ya que "los deberes secundarios de
conducta se explican en la distinción existente entre las prestaciones
y aquellas otras que las complementan, que les son accesorias o instrumentales y que se fundan en la ejecución de la expectativa de1 crédito" (R. STIGLITZ).
--
La determinación, en concreto, de tales deberes accesorios de
conducta muchas veces dependerá del marco contextual de la situación jurídica en particular; lo que es especialmente frecuente en el
marco de las obligaciones de hacer, en las que por lo general es poco
lo que se pacta expresamente. Entre otros, cabe mencionar el deber de
apersonarse al lugar de pago, el de conservar las cosas que deben ser
entregadas, el de informar, el de brindar seguridad, etc.
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(ii) Cómo se originan. El escenario expuesto constituye una derivación directa de la incidencia "identitaria" y ccfuncional"de la causa
fuente en la obligación, a la que hemos hecho referencia (S 16.e).
Como lo postularemos más adelante (S 48), el interés del acreedor en
cada obligación individualmente considerada es su elemento finalista
(si bien está metodológicamente emplazado en el objeto de la obligación, y no es autónomo).
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Cuando la obligación tiene como causa fuente un acto jurídico, el
interés del acrecdvr cn cada una de las cb!igaciones que de é! emergen
y constituye una de las cccélulas"(valga la expresión) que integra la
causa final de dicho acto jurídico. Por cierto que el contenido de esta
causa final es mucho más complejo, y no sólo es la "sumatoria" de
las "finalidades" o "intereses" de cada obligación, sino algo de mayor
envergadura.
Si la obligación no proviene de un acto jurídico (por ej., en el
caso de una obligación resarcitoria), el interés del acreedor no forma
parte de un andamiaje superior, sino que se particulariza en función
solamente de la obligación, inmersa siempre dentro de un marco contextual; y desde allí se generan los derechos, deberes y cargas a cargo
del acreedor y el deudor.
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(iii) Su regulación. En ciertos casos, por su importancia, la ley
dispone sobre ellos de manera expresa, como ocurre con los deberes
de brindar información y seguridad. En el marco de los contratos,
muchas veces las partes pactan la observancia de ciertos deberes es-
52
FEDERICO A. OSSOLA
pecíficos. Pero también adquieren un rol trascendente los principios
de Buena Fe y Ejercicio Regular de los Derechos, de los que se derivan -ya en cada caso en concreto- estos deberes accesorios de
conductas, aun cuando no hayan sido expresamente establecidos, o
no surjan de la ley.
(iv) Los deberes tipificados. Cuando la relación jurídica se origina
en un acto jurídico, y particularmente en un contrato, es común que
se establecen de manera expresa múltiples deberes accesorios de conducta, que adquieren tipicidad.
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Así, por ej., en el contrato de transporte oneroso de personas, las prestaciones nucleares son el traslado y el pago del precio (art. 1280 CCyC). Pero
la propia ley impone al transportista "proveerle el lugar para viajar que se ha
convenido o el disponible reglamentariamente habilitado", "garantizar su seguridad" y "llevar su equipaje" (art. 1289 CCyC).
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En la compraventa se impone al vendedor -entre otras cosas- '"poner a
disposición del comprador los instrumentos requeridos por los usos o las particularidades de la venta, y a prestar toda cooperación que le sea exigible para
que la transferencia dominial se concrete" (art. 1137 CCyC); y al comprador
recibir la cosa y los documentos vinculados con el contrato, lo que consiste en
realizar todos los actos que razonablemente cabe esperar del comprador para
que el vendedor pueda efectuar la entrega, y hacerse cargo de la cosa (art. 1141
inc. b] CCyC).
Todas estas obligaciones, de origen legal, son esenciales para la
satisfacción del interés nuclear del contrato; y pueden tener -en
ciertos casos- tanta intensidad como la prestación principal; pero
no dejan de ser accesorias, pues no existen sino para el logro de la
finalidad primordial (por ej., en el contrato de transporte, si el pasajero no se presenta, no existirá la obligación de llevar un equipaje que
antes dejó depositado).
(u) Los deberes accesorios "calificados": brindar información y
seguridad. Debe advertirse que muy especialmente en el terreno contractual (pero la situación puede presentarse en cualquier obligación,
sea cual sea su causa fuente), además de las obligaciones "típicas" de
cada figura, emergen otras obligaciones o deberes jurídicos que adquieren una suerte de vida propia, sin perjuicio (reiteramos) de que la
razón de su existencia se encuentra en la causa final del acto jurídico
que les dio origen (art. 281 CCyC).
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Se encuentran -valga la expresión- "al lado" de las obligaciones nucleares, y pese a su importancia y entidad cualitativa, no
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LA R E L A C I ~ NDE O B L I G A C I Ó N
53
dejan de ser deberes jurídicos U obligaciones accesorios, en función
de lo dispuesto en el art. 856 del CCyC; pero tienen un mayor rango.
A veces surgen derechamente de la causa final del acto; en otras
emergen de manera inmediata de la obligación icdividualmente considerada, pero tclmbién están orientados en función de
dicha causa final. Según la situación en concreto, el ordenamiento los
consagra de manera expresa, o existen por derivación del principio
de bctena fe.
Si bien las desarrollaremos al tratar las obligaciones de hacer
($, 173 y 175), señalamos aquí que en nuestra opinión, y sin lugar
a dudas, brindar la información adecuada y prestar seguridad constituyen dos obligaciones inelzidibles en todo vínculo negocial, que
pueden estar a cargo de una o ambas partes en forma recíproca, exista
o no previsión legal específica al respecto.
Por cierto que cuando la bay,'la cuestión de su existencia no presenta dudas, y en muchos casos se encuentra reglamentada con detalle
(como el caso del art. 59 CCyC). Pero en ausencia de previsión legal,
no dudamos en afirmar que ambas obligaciones por lo general existen,
inclusive la de brindar seguridad, pese a una calificada opinión en
contrario en el marco del CCyC (PICASSO),
ya que entendemos que en
la actualidad es inconcebible el adecuado cumplimiento ohligacional
sin información y sin seguridad. Constituyen ambos un soporte de
apoyo de las prestaciones nucleares, sin los cuales difícilmente estas
últimas lleguen a concretarse de manera adecuada; y han adquirido
una importancia tal en el marco de la contratación moderna, que no
se concibe el cumplimiento de la obligación "principal" sin el cumplimiento de estos deberes ccaccesorios'~.
Entendemos que son mucho mds que meros deberes accesorios
de conducta de la obligación principal, y se encuentran anejos a ella
(pues en muchos casos el cumplimiento de la prestación medular es
de imposible concreción sin información y seguridad), y que son típicas obligaciones de hacer.
Existe hoy lo que podría llamarse un fenómeno de expansión
prestacional (ETIENOT),
en el sentido de que el cr~mplimientodeviene de imposible concreción sin información y seguridad. Hoy no
se discute su carácter obligacional, y entendemos que si bien -en
función de la definición relativa a la accesoriedad que se adopta en
el CCyC- deben ser consideradas obligaciones accesorias, de todas
54
FEDERICO A. OSSOLA
maneras constituyen deberes jurídicos cualitativamente superiores en
comparación con otros deberes accesorios de conducta. ,
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c) La situación jurídica de/ acreedor
(i) Contenido esencial. El crédito "es un verdadero derecho subjetivo. El acreedor tiene mucho más que una expectativa de conducta
futura del deudor. Dispone, desde la gestación misma de la obligación,
de un poder jurídico de actuación para la satisfacción de su interés"
(PIZARRONALLESPINOS).
Este es su "núcleo central": la facultad de
exigir la prestación (a través de los medios que el ordenamiento le
brinda) y el poder de ejecución sobre los bienes del deudor, como meque surgen del art. 730 CCyC,
dida complementaria (DÍEz PICAZO),
que reza, en lo que aquí interesa: "Efectos con relación al acreedor.
La obligación da derecho al acreedor a: a) emplear los medios legales
para que el deudor le procure aquello a que se ha obligado; b) hacérselo procurar por otro a costa del deudol;. c) obtener del deudor las
indemnizaciones correspondientes".
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(ii) Otras facultades. Pero no se agota sólo en lo recién indicado,
sino que de esta situación jurídica se derivan muchos otros derechos y
facultades. Tiene el acreedor facultades de disponer de su crédito (por
ej., i+ansl?iitir!u, rcmnciarlv, afect~rlven garantia al pago de süc prcpias deudas); adoptar medidas de de reguardo patrimonial, mediante
las garantías, desde el momento mismo de su nacimiento; cuenta con
acciones conservatorias, como la de simulación, o la acción subrogatoria; puede hacer valer, en ciertos casos, la caducidad de los plazos,
para tornarlo exigible anticipadamente. Está habilitado para exigir la
reparación de los daños derivados del incumplimiento obligacional.
En el marco de un contrato, puede resolverlo por incumplimiento de
la otra parte.
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(iii)Los límites. Ninguna de estas posiciones activas del acreedor
es absoluta, pues ningún derecho lo es. Los límites están marcados
por el ejercicio regular de los derechos (art. 1 0 CCyC); el deber de
obrar de buena fe, no sólo consagrado de manera general (art. 9"
CCyC), sino replicado y enfatizado en al comienzo de la regulación
de las obligaciones (art; 729 CCyC); y las restricciones que la misma
ley establece en situaciones puntuales, resolviendo un conflicto de
intereses jurídicos en concreto (los bienes excluidos de la garantía
patrimonial -art. 744 CCyC-, la razonabilidad en la ejecución de
los bienes del deudor -art. 743 CCyC-, la imposibilidad de ejercer
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violencia sobre la persona del deudor en las obligaciones de hacer y
de cualquier manera afectar la dignidad del deudor -arts. 51 y 52
CCyC-; la limitación en la responsabilidad del deudor por el pago
de costas -art. 730 CCyC-; etc.).
(iv) Los deberes juridicos a cargo del acreedor. También pesan
sobre el acreedor deberes jurídicos.
El más relevante es el de liberar al deudor cuando éste cumple
adecuadamente la obligación (art. 731 CCyC), lo que generalmente
se materializa mediante el recibo de pago.
Pero también existe un derecho del deudor anterior al cumplimiento, y que es el derecho a pagar. Algunos concebían la recepcián
de la prestación como carga del acreedor, pero ahora en el CCyC
claramente se consagra el "derecho" a pagar del deudor en las obligaciones indivisibles (art. 817 CCyC), y en las solidarias (art. 834
CCyC), lo que es trasladable claramente a las obligaciones de sujetos
únicos.
El acreedor, claramente, tiene un deber jurídico de recibir la prestación, lo que en nuestra opinión es adecuado de ser calificado como
tal, pues el deudor no tiene sólo una expectativa de liberación, sino
-valga la expresión- un interés en ello. De allí se deriva el derecho
a la liberación por vía coactiva, mediante el pago por consignación
(arts. 904 y SS. CCyC).
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cargas". Pcr ÚItimc, pesan tzrnbién cargas svbrc cl
acreedor (DIEZPICAZO);esto es, conductas que no le son exigibles
por el deudor, pero que si no cumple queda impedido de ejercer ciertas
facultades o, incluso, el derecho subjetivo mismo; y que pueden llevarlo a colocarlo como el sujeto imputable (en el sentido amplio del
término) de un eventual incumplimiento obligacional.
Entre otras, las cargas de colaboración (apersonarse en el lugar de
pago, acondicionar sus instalaciones si debe recibir alguna cosa que lo
requiera, etc.), las cargas de información (por ej., las múltiples cargas
de comunicar que existen en el contrato de seguro), y las cargas cuya
inejecución trae aparejada la caducidad de u n derecho en expectativa
(por ej., en el caso de la entrega de cosa mueble cerrada bajo cubierta,
en donde el acreedor cuenta con un plazo de caducidad de tres días
desde la tradición, para reclamar por defectos de cantidad, calidad o
vicios aparentes -art. 749 CCyC-).
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FEDERICO A. OSSOLA
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d) La situación jurídica del deudor
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(i) Contenido esencial. El deudor tiene a su cargo el deber jurídico
nuclear de cumplir la prestación a favor del acreedor, de manera fiel y
cxacta. E! plan dc conducta, que es el objcto de la obligación, que está
en potencia, se vuelve acto al tiempo del cumplimiento. Es el "deber
central y primario" del deudor ( D f ~ PICAZO).
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(ii) Los deberes accesorios de conducta. Por lo general, el adecuado cumplimiento de la prestación, el deudor necesariamente deberá otras conductas que coadyuven y apuntalen lo que es su tarea
esencial: los deberes accesorios de conducta, derivados del principio
general de buena fe y el deber de comportamiento, de acuerdo con
los usos del tráfico, y que provocan un ensanchamiento del deber de
prestación (DÍEz PICAZO).
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Pueden surgir de la ley (por ej., el deber de conservar la cosa
-art. 746 CCyC-, o de entregar el manual de uso de un bien
-art. 6", ley 24.240 de Defensa del Consumidor-); de la voluntad
de las partes (por ej., se pacta que se entregará un automotor higienizado); de los usos y costumbres (por ej., en cosas frágiles adoptar
medidas de resguardo para que no se quiebren por el sólo hecho de
su traslado por el acreedor, luego de recibidas); o.también
de las cir.
cunstancias concretas que el caso prese~te( ~ oe;.,
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cosa que puede quedar afectada por el agua, acondicionarla si es en
un día de lluvia intensa).
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(iii) Los derechos del deudor. El deudor tiene también derechos o
facultades, correlativos a los deberes jurídicos del acreedor: de pagar
(sea que el acreedor reciba la prestación de manera espontánea o
no, caso en el cual puede consignar), y de obtener la liberación si
cumple de manera adecuada; de hacer valer los límites de los derechos del acreedor; de sustraerse al cumplimiento para el caso en que
el acreedor no cumpla con ciertas cargas; de hacer valer los derechos
que en concreto se le asignan ante ciertas situaciones (por ej., si se
pactó un pago anticipado con deducción de intereses compensatorios, o de imputar el pago en las condiciones del art. 900 CCyC) y
las presunciones legales que jueguen a su favor (invocar como lugar
de pago su domicilio, en el caso del art. 874 CCyC); y, por cierto,
uno más extremo, que es el de "agrupar y colectivizar a sus acreedores" en caso de insolvencia, mediante el proceso concursa1 ( D f ~ z
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En el art. 731 del CCyC se dispone: "El cumplimiento exacto de
.laobligación confiere al deudor el derecho a obtener la liberación y el
de rechazar las acciones del acreedor".
(Z.L~)L.iw?:tesde 20s derechos del devdo~.Al igcal que respecto 31
los límites de estos derechos y facultades están fijados por el
regular y la buena fe. En el art. 729 CCyC, el deber de actuar
de buena fe se impone tanto al acreedor como al deudor.
5 21. Deber Jurídicoy obligación. Deberes jurídicos relativos
no obligacionales
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Las relaciones y situaciones jurídicas, en razón de lo que dispone
el ordenamiento, generan diversos deberes jurídicos en cabeza de
ciertos sujetos.
Como lo indica VON THUR,"el concepto de deber jurídico responde a una idea común al derecho y a la moral: a saber, que el
hombre puede y debe ajustar su conducta a determinados preceptos.
El deber jurídico es, metafóricamente hablando, un orden, un imperatiyo nile el orden ji.ridicq dirige 21 inr'i~,ridri~
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Mas, se distingue del deber moral en que su acatamiento puede imponerse, generalmente -aunque no siempre- de un modo eficaz,
empleando los medios coactivos de que dispone el Estado (ejecución
forzosa, resarcimiento de daños, penas)".
Por ende, la naturaleza, características, contenido e intensidad de
los deberes jurídicos en concreto, dependen de la relación jurídica o
la situación jurídica en la que se encuentran emplazados, y de la que
emanan.
!
La obligación, vista desde la perspectiva del deudor, le asigna un
deber jurídico, de particular fisonomía e identidad, como se ha visto,
con rasgos propios que lo distinguen de otros deberes jurídicos.
Así, cabe diferenciarlos claramente de los deberes jurídicos que
generan las relaciones de familia, de contenido no patrimonial, aún
cuando compartan -ambosla calidad de relativos.
1
De todas maneras, debe aclararse que las obligaciones no emergen
sólo de las relaciones jurídicas ccciviles"o cccomerciales",sino de cualquier vínculo de derecho. Ya hemos señalado que existen obligaciones
58
FEDERICO A. OSSOLA
tributarias, derivadas de contratos celebrados por el Estado, entre los
Estados entre sí, con organismos de crédito multinacional~s,etc. Las
reglas de la coparticipación impositiva, y los recurrentes conflictos
entre las Provincias y la nación en nuestro país por la asignación
de recurccs, constituyen también relaciones de obligación. Lo propio
también con los subsidios, y tantas otras cuestiones económicas que
se canalizan mediante la entrega de recursos económicos.
En el ámbito del derecho de familia, la obligación de prestar alimentos es, esencialmente, una relación de obligación, emanada de la
ley, en razón de los vínculos de parentesco. Tanto para su conformación, como para su cumplimiento (y, en su caso, la ejecución forzada),
reviste especial interés el contexto jurídico subyacente, esto es, la relación jurídica en la que se origina; pero no deja de ser una obligación,
tributaria de las reglas generales, sin perjuicio -como ocurre en toda
relación de obligación- de la incidencia "identitaria" y "funcional"
de la causa fuente en la obligación, a la que hemos hecho referencia
más arriba.
5 22. Obligaciones y derechos reales
Una de las cuestiones que reviste especial trascendencia es la distinción entre !=S Dcrcchos Rcalcs y 13s RcIacio::c,r de 9Y!igc~Z'6n.
Su trascendencia radica en varias cuestiones. Son ambos derechos phtrimoniales, y de vieja data, fundacionales de las relaciones
juridicas. Existen importantes conexiones y diferencias entre ambos.
Interactúan, ya que la circulación de la riqueza, de la "propiedad",
se materializa a través de la generación de relaciones de obligación.
Estas cercanías, han llevado a los doctrinarios a postular posiciones
que los asimilan, como aquélla que los distingue, pese a sus tangencias. La cuestión no es baladí ya que tanto el Cód. Civil, como el
CCyC, se encuentran estructurados -en materia de derechos patrimoniales- sobre la base de la distinción entre derechos reales y personales, lo que constituye la base de todo el sistema.
a) Doctrinas "monistas"
Identifican ambos derechos como una sola categoría, aunque con
dos variantes.
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(i) Monismo obli&cionista. Postula que en rigor de verdad los derechos
reales no tienen existencia autónoma, sino que son también relaciones de obligación, en donde el sujeto pasivo es toda la comunidad, sobre quien pesa el
deber jurídico de respeto al derecho ajeno.
Las críticas que se le han efectuado han sido demoledoras. Esta posición
confunde, en primer lugar, el deber jurídico general de abstención y respeto,
de los derechos reales, con el deber jurídico particularizado y específico
que es la obligación, en donde el deudor se encuentra determinado, y la conducta que debe desplegar tiene un valor económico per se; lo que no se presenta
en los derechos reales.
(ii) Monismo realista. Sostiene que en rigor de verdad las "obligaciones"
generan un derecho de propiedad del acreedor sobre el patrimonio del deudor,
razón por la cual existe una asimilación completa a los derechos reales,
Tampoco es de recibo esta postura, que lleva al extremo la concepción
objetiva de la obligación. E1 acreedor no es titular de un derecho "sobrey' el
del deudor (mucho menos, como ya se vio, sobre su persona), sino
que tiene en su haber "un derecho am,queel deudor cumpla una conducta económicamente valorable a su favor, y en el caso de incumplimiento imputable al
deudor, a procurárselo, por los medios legales, llegando en última instancia a
ejecutar el patrimonio del deudor.
Aún en este caso, nunca tiene un derecho "directo e inmediato" sobre el patrimonio del deudor, como el que conceden los derechos reales sobre las cosas;
además, esta teoria no puede expiicar cómo es ía cuesrión en ei caso de ias
obligaciones de hacer y -más aún- en las de no hacer, en donde (salvo ciertas
situaciones en las primeras), las cosas no integran la conducta del deudor, sino
sólo su mera actividad, o conducta inerte.
No cabe dudar de que el "crédito" integra el "derecho de propiedad" del
acreedor, y tiene protección constitucional (art. 17, Const. Nac.). Pero ello, en
manera alguna, permite afirmar que el acreedor sea titular de un derecho real.
Ambas teorías, en definitiva, no brindan respuestas satisfactorias,
y confunden de manera perturbadora los conceptos y la verdadera
esencia de cada uno de estos derechos.
b) La doctrina doalista
Es la que distingue a los derechos reales y las obligaciones como
dos derechos de contenido patrimonial, pero de diferente naturaleza,
estructzrra y efectos.
Como ya se dijo, VÉLEZSARSFIELD
estructuró el Cód. Civil en
base a esta distinción, señalando en el art. 497 del Cód. Civil: "A
60
FEDERICO A. OSSOLA
todo derecho personal corresponde una obligación personal. No hay
obligación que corresponda a deleechos reales". La norma debe entenderse en su recto sentido: el derecho real, per se, no hace nacer
obligación alguna.
En la extensa nota a este artículo explica con claridad qué es un derecho
real y qué es un derecho personal (obligación). Luego, en la también larga nota
al Título IV del Libro Tercero ("De los derechos Reales"), contrapone claramente ambas figuras, citando a Demolombe: "derecho real, es el que crea entre
la persona y la cosa una relación directa e inmediata, de tal manera que no se
encuentran en ella sino dos elementos, la persona que es el sujeto activo del derecho, y la cosa que es el objeto. Se llama, al contrario, derecho personal aquél
que sólo crea entre la persona a la cual el derecho pertenece, y otra persona que
se obliga hacia ella, por razón de una cosa o de un hecho cualquiera, de modo
que en esa relación se encuentren tres elementos, a saber: la persona que es el
sujeto activo del derecho (el acreedor), la persona que es el sujeto pasivo (el
deudor) y la cosa o el hecho que es el objeto".
Si bien, con el tiempo, se han ido efectuando algunos ajustes y
precisiones de no menor importancia a algunas de estas cuestiones
conceptuales, lo cierto es que en lo básico la situación se ha mantenido inalterada, y responde a la verdadera naturaleza de las cosas.
Tal es la orientación que, con muy buen criterio, se ha mantenido
en el CCyC.
C) La definición de derecho real en el Código Civil y Comercial.
Caracterización
En el art. 1882 del CCyC se introduce (de la misma manera que
en las obligaciones) un concepto legal de Derecho Real, en los siguientes términos: "El derecho real es el poder jurídico, de estructura
legal, que se ejerce directamente sobre su objeto, en forma autónoma
y que atribuye a su titular las facultades de persecución y preferencia,
y las demás previstas en este Código". Su antecedente inmediato es el
art. 1815 del Proyecto de 1998.
(i) Derecho subjetivo. Se trata de un poder jurídico, en el sentido de que
constituye un derecho subjetivo.
(ii) Lo dispone la ley. Tiene "estructura legal", en el sentido de que, como
están impregnados de orden público, es la ley la que lo vertebra en número,
GAT~I,
J. ALTERINI
contenido, adquisición, transferencia y extinción (COSSARI,
-art. 1884 CCyC-).
j
1
(iii) Relación directa e inmediata con el objeto. se ejerce "directamente
sobre su objeto", esto es, sin intermediarios. Y no solamente sobre cosas (arts. 1 6
y 225 y SS. CCyC), sino también sobre otros bienes que la ley de manera taxativa señale (art. 1883 CCyC), como es el caso de la prenda sobre créditos instru.mentados (art. 2219 CCyC).
(iv) El "titular". La mención del "titzrlar", deja de lado la clásica consideración del "sujeto activo", desde que existía una profunda discusión respecto de
cuál era el "sujeto pasivo" que dicha locución, por definición, suponía. Si bien
puede calificarse como sujeto "pasivo" a toda la comunidad, respecto del deber
de respetar los derechos reales ajenos, la fórmula empleada disipa toda duda
que pudiera presentarse al respecto.
(u) Facultades que de él emergen. La expresa mención a las facultades de
persecución y preferencia (art. 1886 CCyC), revelan la conexión externa de esta
relación jurídica, en el sentido de que devienen oponibles a toda la comunidad
(aunque existen limitaciones, claro está), superando a la doctrina clásica, en
tanto la definición se detiene tanto en el aspecto interno como en el externo
(KIPER).
La referencia a las demás facultades, remite, en cada derecho real en particular, a las que el ordenamiento otorga, y que son el contenido del derecho
subjetivo.
d) Las principales diferencias y notas distintivas de los derechos
reales y las obiigaciones
Sin ánimo de agotarlas, las principales son:
(i) Creación y régimen. Los derechos reales sólo nacen de la ley (nzrmenrs
clausus), no teniendo cabida la voluntad de las partes (art. 1884 CCyC), y todas
las cuestiones relativas a su funcionamiento, estructura y extinción las dispone
la ley (art. 1884 CCyC).
Las obligaciones pueden surgir de la ley o de la voluntad de las personas,
con los límites impuestos por el orden público, la ley, la moral y las buenas
costumbres (arts. 726 y 958 CCyC), lo que también se predica de su régimen.
(ii) Carácter absoluto o relativo. Los derechos reales son absolutos, en el
sentido de que no tienen un sujeto pasivo determinado, sino que pesa sobre toda
la comunidad el deber jurídico de respetarlos. En la conexión interna no existe
un sujeto, s h o una relación directa con el objeto.
Las obligaciones, en la conexión interna, tienen un sujeto pasivo determinado. Por ello son relativos.
(iii) Adquisición o nacimiento (causa'ftrente). Los derechos reales se adquieren de diversa.manera, que constituyen hechos jurídicos específicamente es-
52
FEDERICO A. OSSOLA
tablecidos por la ley: 1)El dominio, por modos originarios (apropiación, transformación y accesión de cosas muebles, accesión de inmuebles -arts. 1947 a
1963 CCyC-, y por prescripción adquisitiva -arts. 1897 y SS. CCyC-); 2) Por
título y 7nodos suficientes, esto es: por un acto jurídico de acuerdo a las condiciones que establece la ley, y por un hecho que puede ser la tradición posesoria,
la inscripción registra1 --cuando está legalmente prevista- y por el primer uso
en las servidumbres positivas (art. 1892 CCyC); 3) Por el sólo imperio de la ley,
en los casos del art. 1894 CCyC. 4) Por el juez, excepcionalmente, sólo cuando
la ley lo establece (art. 1896 CCyC), lo que no encontramos en el CCyC.
Las obligaciones nacen si se produce un hecho jurídico que la ley también
prevé (art. 726 CCyC), aunque aquí la situación es más vasta, en razón del amplio margen de actuación de la autonomía de la voluntad.
(iv) Sujetos. En los derechos reales es el Titular (art. 1882 CCyC), que
puede ser una persona humana o jurídica, con excepción del uso y la habitación,
en donde sólo son titulares las personas humanas (arts. 2154 y 2158 CCyC).'
Puede existir cotitularidad en los derechos reales, por porciones indivisas.
En las obligaciones están el sujeto activo (acreedor) y el sujeto pasivo
(deudor) -art. 724 CCyC-, pudiendo cada polo obligacional estar integrado
por más de una persona.
(u) Objeto. En los derechos reales pueden ser cosas u otros bienes que la ley
contemple (arts. 1882 y 1883 CCyC).
En las obligaciones es la prestación: que es tina conducta (de dar, hacer n
no hacer) que el deudor debe desplegar a favor del acreedor (art. 725 CCyC).
(vi) Oponibilidad. Publicidad. Los derechos reales son oponibles a terceros,
mediante la publicidad posesoria o registra- según el caso (art. 1-193 CCyC).
Las obligaciones en principio vinculan exclusivamente a las partes, pero
pueden eventualmente ser oponibles a terceros en diversas circunstancias de
conflicto (privilegios -arts. 2573 y SS. CCyC-; concurrencia de varios acreedores en las obligaciones de dar -arts. 756 a 758 y 760, 761 CCyC-; etc.).
(uii) Posesión. Los derechos reales se ejercen por la posesión, con excepción
de las servidumbres y la hipoteca (art. 1890 CCyC).
Las obligaciones son extrañas a la posesión, aunque la entrega del título
puede tener ciertos efectos, como por ej., la remisión de la deuda (art. 950
CCyC).
(vii) Derecho de persecztción (ius persequendi). Los derechos reales confieren a su titular, en razón de su oponibilidad, el derecho a accionar para el
reconocimiento del derecho y el recupero de las cosas (si ha sido desposeído),
mediante las acciones reales (arts. 1882 y 2247 y ss. CCyC).
'LA R E L A C I ~ NDE O B L ~ G A C ~ ~ N
63
Las obligaciones son ajenas a esta cuestión.
(ix) Preferencias que otorgan. Los derechos reales confieren el izrs prefe(art. 1882 CCyC), esto es, SU prevalencia sobre cualquier otro derecho
incompatible que se haya constituido con posterioridad sobre la misma cosa.
En las obligaciones, los conflictos de preferencias de los diversos acreedores
frente al deudor común, se resuelven por las reglas de los privilegios (arts. 2573
y SS. CCyC), las de la prioridad que genera el embargo (art. 745 CCyC), las ya
citadas en el conflicto de acreedores de las obligaciones de dar, etc.
(x) Prescripción. Los derechos reales se adquieren por la prescripción adquisitiva; esto es, la posesión por el tiempo que la ley establece y la inacción de
10s interesados (arts. 1897 y ss. CCyC).
Las obligaciones se extinguen por la prescripción liberatoria; esto es,
por el transcurso del tiempo que marca la ley y la inacción de los interesados
(arts. 2532 y SS. CCyC).
(xi) Duración. Los derechos reales por regla tienen vocación de perpetuidad;
esto es, no se extinguen por el mero transcurso del tiempo (en la prescripción
liberatoria, es necesaria la posesión de quien adquiere por dicho modo). También existen derechos temporarios (por ej., usufructo, derechos reales de garantía, etc.).
Las obligaciones son esencialmente temporales: nacen para ser cumplidas,
o bien se extinguen por otros modos establecidos por la ley.
(xii) Extinción. Los derechos reales se extinguen por la pérdida del bien
que constituye su objeto, por su abandono, y por la consolidación en los derechos reales sobre cosa ajena (art. 1907 CCyC), y también por el transcurso del
tiempo cuando son temporarios (por ej., anticresis -art. 2214 CCyC-).
En las obligaciones el modo normal de extinción es el pago (arts. 865 y SS.
CCyC); la imposibilidad del objeto (esto es, de la conducta de dar, hacer o no
hacer) puede causar su extinción (art. 955 CCyC); además, existen otros modos
de extinción (compensación, novación, confusión, renuncia, prescripción, etc.).
(xiii) Competencia. Los Códigos Procesales establecen reglas diferenciadas
para el ejercicio de las acciones reales y las personales (art. 5' CPCCN). En el
ámbito del derecho internacional privado, los jueces argentinos son exclusivamente competentes para entender en materia de derechos reales sobre inrnuebles
situados en la República (art. 2609 inc. a] CCyC), en tanto que existen varias
reglas en las otras cuestiones (arts. 2601 y SS. CCyC).
(xiv) Ley aplicable en las relaciones de Derecho Internacional Privado.
Existen soluciones diferentes según se trate de obligaciones (arts. 2650 a 2662
CCyC), derechos reales (arts. 2663 a 2670 CCyC).
64
FEDERICO A. OSSOLA
e) Noción de "relaciones de poder"
Como se ha indicado, gran parte de los derechos reales se ejerce
por la posesión. Conviene, pues, brindar una breve noción de lo que
tradicionalmente se ha denominado relaciones reales. v que ahora
en el CCyC se llaman "relaciones de poder", ya que hay no pocas
situaciones en las relaciones de obligación que tienen alguna vinculación con aquéllas (el derecho de retención, las reglas para resolver
conflictos entre acreedores en las obligaciones de dar, las obligaciones
propter rem, etc.).
El concepto de relación de poder (o relación real), hace referencia
a un poderío o señorío material o fáctico (de tipo fisico) sobre las
cosas; y que tiene importantísimas consecuencias en el mundo del
derecho.
En el art. 1908 del CCyC se dispone que las "relaciones de poder"
del sujeto son la posesión y la tenencia, conceptuándose ambas en los
dos artículos siguientes: "Hay posesión cuando una persona, por si
o por medio de otra, ejerce un poder de hecho sobre una cosa, comportdndose como titular de un derecho real, lo sea o no" (art. 1909
CCyC); "Hay tenencia cuando z.rna persozza, por si o por medio de
otra, ejerce un poder de hecho sobre una cosa, y se comporta como
representante del poseedor".
Como puede observarse, el poseedor puede ser o no titular de un
derecho real (por ej., no lo es quien está poseyendo animus domini
para usucapir un bien, sin que el plazo se haya cumplido); el tenedor
siempre reconoce la posesión en otra persona (por ej., el comodatario, o el locatario). Si bien la posesión y la tenencia colocan a sus
titulares en especiales situaciones jurídicas y, como tales, engendran
ciertos derechos a favor de quienes las ejercen, en s i mismas no son
un derecho subjetivo, como -por el contrario- lo es el derecho real.
S 23. Deberes jurídicos no obligacionales que gravan a los titulares
de derechos reales, poseedores y tenedores
Ningún derecho ni situación jurídica son absolutos; los límites
siempre existen. En el ámbito de los derechos reales y las relaciones
de poder, la situación jurídica del sus titulares está más o menos limitada, según lo dispone el ordenamiento; y de diversas maneras.
ES harto trascendente determinar la naturaleza jurídica de dichas
limitaciones, ya que en ciertos casos se generan relaciones de obligación; y en otros (los más) deberes jurídicos no obligacionales. El
problema esencial, radica en que en el Cód. Civil ello no estaba claro,
especialmente porque el vocablo obligación se empleab:! en ciertes
casos en sentido amplio, como deber jurídico, y no en su acepción
técnica; en el CCyC, si bien se ha producido alguna depuración conceptual, el problema dista de estar convenientemente resuelto.
este marco, las diversas figuras de deberes jurídicos que no
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son relaciones de obligación que pueden enunciarse son las siguientes.
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a) Cargas o gravámenes reales
De conceptuación dificultosa y naturaleza controvertida en el
Cód. Civil, en el art. 188 8 CCyC se dispone: "...Con relación al dueño
de la cosa, los derechos reales scibre cosa ajena constituyen cargas
o grauámenes reales. Las cosas se presumen sin gravamen, excepto
prueba en contrario. Toda duda sobre la existencia de un gravamen
~aeal,su extensión o el modo de ejercicio, se interpreta a favor del titular del bien gravado".
Además, en el art. 1946 CCyC se establece que "el dominio es
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Compartimos la opinión de que el concepto se ha limitado, en
el CCyC, en lo siguiente: "son los derechos sobre cosa ajena vistos
desde el lado de quien los soporta" (KIPER),como es el caso de las
servidumbres (desde la perspectiva del fundo sirviente, por ejemplo),
o del usufructo (desde la posición del nudo propietario).
Importa, en definitiva, una limitación del dueño de una cosa que
debe soportar la existencia de un derecho real de titularidad de un tercero, que incluso puede transmitirse con dicha carga, y que lo grava
el deber jurídico de respetar dicho derecho real y no interferir en su
ejercicio turbándolo (art. 2180 CCyC). Como se había señalado con
anterioridad al CCyC, "no se trata, pues, más que de la obligación
pasiva universal, pero tan sólo cuando es el correlato de un de un
derecho real sobre la cosa ajena, y con referencia solamente al dueño
de ella (y a sus causahabientes) y no para los terceros en general,
integrantes del sujeto pasivo universal", ya que en nada esta última se
modifica con el gravamen (GAT~I).
66
FEDERICO A. OSSOLA
También el poseedor (no titular de un derecho real) y el tenedor
"deben respetar las cargas reales", además de las medidas judiciales
inherentes a la cosa, y los Iímites impuestos en el capítulo 4, Título
111 del Libro Cuarto (art. 1933 CCyC).
6) Las restricciones y límites a los derechos reales
y las relaciones de poder
Entre los arts. 1970 y 1982 del CCyC se dispone sobre los "límites al dominio", que también alcanzan a las relaciones de poder,
por la remisión del art. 1933 del CCyC.
Estos límites, por ser tales, imponen deberes jurídicos, algunos
de abstención, y otros de actuar. En todos los casos, e incluso cuando
exista eventualmente un sujeto activo determinado, no se trata de
relaciones de obligación, sino de deberes jurídicos no obligacionales,
ya que -he aquí el meollo de la cuestión- la conducta impuesta al
gravado por el deber jurídico, no tiene en s í misma valor económico,
ni genera zin derecho de "propiedad" del beneficiario como s í lo hace
la relación de obligación respecto del acreedor (por ej., molestias por
ruidos -art. 1973 CCyC-).
No se trata, pues, de un crédito, sino de una situación jurídica
üctiuü, de sujetos deteminados o deierminables, que en su caso estarán facultados para exigir su cumplimiento (por ej., el afectado
'por árboles o arbustos del vecino que causen molestias que exceden
la normal tolerancia, puede exigir que sean retirados -;irt. 1982
ccyc-).
Además, estos deberes jurídicos son continuados, en tanto subsista el derecho real o la relación de poder, y se transmiten a los sucesores universales o particulares; por ende, nunca se extinguen por
pago, "liberándose" al gravado, contrariamente a lo que ocurre con
las obligaciones. Además, en caso de incumplimiento por causas imputables al gravado, no existe la posibilidad de la indemnización por
equivalente del art. 955 del CCyC.
Ello no obsta a que si se generan daños por esta conducta, sean
resarcibles; pero se trat,a de una situación diferente, de otra obligación
(la resarcitor~a),emanada del incumplimiento de este deber jurídico
no obligacional y, por ende, fuera del terreno de la responsabilidad
contractual u obligacional.
rj 24. Las relaciones de obligación que emergen por ser una persona
titular de derechos reales o relaciones de poder
Existe una diversidad de obligaciones (en sentido estricto
-art. 724 CCyC-1 que se generan debido n la existencia de zsrn
derecho real o de una relación de poder en cabeza de tt7za persona,
y otro u otros sucesos (que conforman, en compleja amalgama, la
Causa fuente de dicha relación de obligación), posicionándola como
acreedor o como deudor y con los más diversos efectos, según los
casos. Siempre por imperio de la ley.
La sola ocurrencia de la existencia del derecho real o la relación
de poder, por s i misma, no engendra obligaciones (de allí el aserto
de VÉLEZ en el art. 497 del Cód. Civil), siendo necesario 'otro suceso,
conformando ambos el hecho juridico generador de la obligación
(arts. 257 y 726 CCyC). Pero, al mismo tiempo, la primera circunstancia es de importancia capital, ya que de lo contrario, la obligación
no se habría generado.
Se trata, en definitiva, de relaciones de obligación, de un origen
peculiar, y con algunas reglas propias, pero a las que les es aplicable la
teoría general de las obligaciones, salvo disposición especial en contrario. Por ejemplo, están sometidas a la prescripción liberatoria (en
el caso de la medianería, art. 2020 CCyC).
Tan variado es el fenómeno que resulta virtualmente imposible
incluirlas en una sola categoría.
El intento más esforzado ha sido el de predicar, como género,
las denominadas obligaciones propter rem, ob rem o ambulatorias
(preferimos la primera), también llamadas obligaciones reales, expresión sumamente equívoca, pues lleva a una peligrosa confusión con
las cargas reales y las limitaciones al dominio, cuando hay un sujeto
activo determinado. Y a poco que se avanza en su estudio (existían
algunas de ellas en el derecho romano!, y se analizan las opiniones
doctrinarias y los diversos supuestos que la ley regula, lejos se está de
arribar a un criterio uniforme. Hay casi tantos tipos de obligaciones
"propter rem", como obligaciones individualmente consideradas. Los
autores, si bien llegan a ciertos consensos, terminan todos admitiendo
(con diversos matices), excepciones a los postulados que se enuncian
como generales, dependiendo -ademásde la mirada que se tenga
respecto a esto último.
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FEDERICO A. OSSOLA
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En el CCyC no se las ha regulado de manera orgánica, y --como
se analiza más abajo- existen supuestos de lo más heterogéneos
(la doctrina sobre el CCyC tampoco se pone de acuerdo sobre la
cuestión), aunque en todos los casos se encuentra un único elemento
común: en latín, p ~ c p f ~Yem
? significa "a causa de las cosas"; y puede
afirmarse que "a causa de las cosas" (y -reiteramosde otro suceso
interactuante) nacen relaciones de obligación, muchas de las cuales
no calzan en la conceptuación más generalizada de la "obligación
propter rem". Ello ha motivado una discusión inacabada, y que si se
la mira desde esta óptica, nunca ha de terminar.
Por tales razones, en nuestra opinión cabe adoptar un concepto
jurídico sumamente acotado de obligación propter rem; y diferenciarla de otras obligaciones que igualmente se generan, a "causa de
las cosas", con las que guarda distancias más o menos cercanas.
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a) La "obligación propter rem" en sentido estricto
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(i) Concepto. Son relaciones de obligación que se originan exclusivamente por imperio de la ley, en razón de la vinculación del sujeto
con una cosa por ser titular de un derecho real o una relación de
poder, sea como acreedor o como deudor; y que tienen dos características esenciales y constantes.
La primera es la nmbulatoriedad. Significa que la calidad de
acreedor o deudor la reviste quien actualmente es titular del derecho
real o la relación de poder; y si se transmite el derecho real o la relación de poder (por la causa que sea), la obligación, por imperio de la
ley, también se transmite, con independencia de todo acto voluntario;
e incluso, aunque se pacte lo contrario. La obligación, como se dice,
"sigue a la cosa".
La segunda es la posibilidad del deudor actual de liberarse mediante el abandono del derecho real o la relación de poder. Esto es:
mediante a la renuncia del derecho real, o del poder de hecho ejercido
sobre la cosa, también por imperio de la ley queda desobligado. Ello
podría o no traer aparejada la extinción de la obligación, pero lo
cierto es que el abandonante deja de ser deudor.
Asimismo, siempre surgen de la ley. Las partes no podrían válidamente pactarlas como tales, pues a ello se opone el principio de
relatividad de los contratos (arts. 959 y 1022 CCyC), en tanto se tata
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de obligaciones destinadas a proyectarse sobre terceros extraños a la
relación contractual (I<IPER).
(ii) Supuestos legislados. Los casos del muro medianero y del cerramiento forzoso rural son los únicos que hemos encontrado en el
CCyC que engastan con la caracterización que acabamos de realizar.
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no obsta a que, eventualmente,.pudiera generarse por vía legal
otra obligación que reúna tales condiciones (en el Cód. Civil la tenía
la obligación de los condóminos, pero ahora ha sido modificado).
(ii.1) Cerramiento forzoso trrba7zo. En el art. 2007 del CCyC se dispone que
cicadauno de los propietarios de inmuebles ubicados en un núcleo de población
o en SUS arrabales tiene frente al titular colindante, el derecho y la obligación
recíprocos, de construir un muro lindero de cerramiento, al que puede encaballar en el inmueble colindante, hasta la mitad de su espesor"; en tanto que en el
art. 2014 del CCyC se establece: "Cobro de la medianería. El que construye el
muro de cerramiento contiguo tiene derecho a reclamar al titular colindante la
nzitad del valor del terreno, del muro y.de sus cinzientos. Si lo construye encaba[lado,sólo puede exigir la mitad del valor del muro y de sus cimientos".
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(ii.2) Cerramiento forzoso rural. Está contemplado en el art. 2031 del
CCyC: "El titular de un derecho real sobre cosa total o parcialmente propia, de
un inmueble ubicado fuera de u71 núcleo de población o de sus aledaños, tiene
el derecho a levantar o excavar un cerramiento, aunque no sea zrn muro en los
térnzinos del cerramiento forzoso. También tiene la obligación de contribuir al
cerramienso si su predio queda compieramenre cerrado"; se considera siempre
"medianero" aunque sea excavado, y quien lo realiza tiene derecho a reclamar
del condómino la mitad del valor que corresponde a un cerramiento efectuado
conforme a los estándares del lugar (art. 2032 CCyC),aplicándose subsidiariamente las normas sobre medianería en cuanto a los derechos y obligaciones de
los condóminos entre sí (art. 2033 CyC).
(iii.3) Aplicación de estas reglas a los poseedores. Se dispone en el art. 1939
del CCyC que el poseedor debe cumplir con la obligación de cerramiento.
(iii) N o t a s tipificantes d e la categoría. Tomemos el supuesto del
m u r o encaballado (es el lindero que sz asienta parcialmente en cada
uno de los inmuebles colindantes -art. 2006 inc. b) CCyC-). A
partir de allí, podemos establecer las notas tipificantes de la obligación propter r e m en sentido estricto:
(iii.1) Causa fuente. El hecho jurídico que origina la obligación
está dado por la titularidad del bien (inmueble, en el caso), s u m a d o el
hecho de la construcción por uno de los dos colindantes a su exclusivo costo de un muro medianero encaballado; contemplado como tal
en el art. 2014 del CCyC.
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FEDERICO A. OSSOLA
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(iii.2) Naturaleza de la obligación. La obligación que nace es la de
pagar el valor de !a mitad del valor del muro y sus cimient;os. Es una
obligación de dar dinero, de valor, regida por los arts. 2019, y 765 a
772 del CCyC (en particular este último).
(iii.3) Sujetos de la obligación. El acreedor. es quien construyó el
muro a su exclusivo costo, en ejercicio del derecho a hacerlo que le
otorga el art. 2007 del CCyC; debiendo ser propietario del inmueble.
E1 deudor es el dueño del inmueble colindante.
(iii.4) Transmisión del dominio. Si cualquiera de los dueños de
los dos inmuebles colindantes transmite el dominio, el adquirente
queda emplazado como nuevo acreedor o deudor de dicha obligación (ambulatoriedad).El anterior dueño siempre queda desligado de
la obligación; salvo pacto en contrario que necesariamente debe ser
celebrado por los tres interesados. Cualquier pacto entre enajenante
y adquirente es inoponible al otro colindante. Por tales razones, se
indica que existe una cierta indeterminación de los sujetos, que no
es inicial (pues la titularidad del bien se encuentra establecida), sino
en razón de que puede ir variando en tanto y en cuanto la obligación
continúe insoluta, y se produzca alguna transmisión de la cosa.
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(iii.5) Responsabilidad. El deudor originario (esto es, quien era
titular del inmueble colindante al tiempo en que se tornó exigible la
obligación de dar dinero -art. 2020 CCyC-), en tanto y en cuanto
mantenga la cosa en su poder, responde con todo su patrimonio por
la deuda. No existe, pues, responsabilidad limitada en el sentido de
que sólo este afectado al pago del crédito el inmueble de su
Por ello, ante la falta de pago, el acreedor puede ejecutar cualquier
bien del deudor, de los no excluidos de la garantía patrimonial en
general (art. 744 CCyC).
Los deudores subsiguientes en calidad de sucesores particulares,
responden solamente con el inmueble colindante. En efecto, en el
art. 1937 del CCyC se dispone que el sucesor particular "sucede a su
antecesor en las obligaciones inherentes a la posesión sobre la cosa;
pero el sucesor particular responde sólo con la cosa sobre la cual
recae el derecho real". En tanto que los sucesores universales, responden frente al acreedor con la masa indivisa, en función de las
reglas propias del derecho sucesorio (arts. 2316 y SS. CCyC).
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(iii.6) Abandono. Efectos. El deudor tiene el derecho de abandonar (abdicar) la medianeria y ello trae aparejada su liberación respecto de la obligación (arts. 2028 y 2029 CCyC). Esto significa que
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En el caso de la medianería, su abdicación importa enajenar al colindante
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el derecho sobre el muro y el terreno en que se asienta" (art. 2029 CCyC).
Por lo cual, en lo atinente a la obligación, su extinción se produce por confusión,
ya que el colindante -acreedorpasa a ser deudor de sí mismo, al constituirse
(por imperio de la ley) en dueño de la porción abdicada (arg. art. 931 CCyC).
De todas maneras, la misma ley le permite "readquirirla" pagando al colindante
el valor. Algunos postulan que este abandono a favor de persona determinada
importaría una "prestación facultativa'' para el deudor, en el sentido de que la
ley le permite optar por pagar en especie, o mediante el.abandono de la cosa
(PIZARRONALLESPINO~).
En nuestra opinión, se produce una extinción por confusión, ya no hay pago, sino "liberación" por causa del abandono.
Fuera ya del caso de la medianería, si el abandono de una cosa no
se produce a favor del acreedor (cuando la ley así lo dispone), y pasa a
ser res nullius (en el caso de los muebles), la obligación se extinguiría,
aunque luego alguien se apropie de ella, ya que se trata de un modo
originario de adquirir el dominio (art. 1947 CCyC). En el caso de los
inmuebles, el dominio revierte al Estado, por lo cual entendemos que
éste sería un sucesor particular, y en consecuencia asumiría la calidad
de nuevo deudor, con la limitación del art. 1937 CCyC.
b) Obligaciones en las que el abandono de la cosa no produce
la liberación del deudor
Se trata de obligaciones en las que existe ambulatoriedad, pero
no la posibilidad del deudor de liberarse de la obligación por el abandono de la cosa. Para algunos se trata de una propter rem, aunque sin
la posibilidad de liberación por el abandono.
Debe advertirse que aquí no es aplicable el art. 1937 del CCyC,
respecto a la liberación del deudor, ya que en dicha norma se prevé el
caso de la sucesión particular. Aquí, por el contrario, lo que ocurre es
el abandono del derecho (sin perjuicio de la adquisición por imperio
de la ley, por un tercero). Ante ello, cabría preguntarse cuál es la regla:
{el abandono libera o no al deudor? En nuestra opinión, al no existir
una norma general que habilite la liberación de la obligación por
abandono (cuestión que debe considerarse excepcional, por la gravedad dé tal efecto), la regla que debería postularse es que, si existe
una obligación en estas- circunstancias, el abandono no produce la
72
FEDERICO A. OSSOLA
liberación del deudor. De todas maneras, en ciertas situaciones, la ley
lo dispone.
(i) Condominio en general. Se ha producido una reforma de trascendencia.
En el Cód. Civil si un condómino pagaba gastos de conservación y mejoras en
la cosa común en exceso de su porción indivisa, tenía un crédito en contra de
los restantes condóminos; del cual estos últimos podían liberarse mediante el
"abandono de su derecho de propiedad" (art. 2685). Ahora en el art. 1991 de1
CCyC se dispone que el condómino en tal situación es deudor de quien realizó
los gastos (en proporción a su porción indivisa), y que "no puede liberarse de
estas obligaciones por la renuncia a su derecho". En otras palabras, puede abdicar el derecho de condominio, pero igualmente seguirá obligado.
(ii) Deudas por expensas comunes. En la propiedad horizontal, respecto a
las deudas por expensas comunes, se dispone en el art. 2049 del CCyC: "Los
propietarios no pueden liberarse del pago de ninguna expensa o contribución
a su cargo aun con respecto a las devengadas antes de su adquisición, por renuncia al uso y goce de los bienes o seruicios comunes, por enGnacióiz-voluntaria o forzosa, ni por abandono de su unidad funcional". En consecuencia,
responde con todo su patrimonio por las deudas generadas mientras fue titular
o poseedor (arg. art. 2050 CCyC), no pudiendo liberarse por el abandono de
la unidad funcional, que sí puede practicar. Si la enajena, no responde por las
deudas que desde allí se generen, pero s í por las devengadas en el periodo en
que fue titular o poseedor, de manera concurrente con el adquirente; sea que la
transferencia haya sido voluntaria, o por subasta en una ejecución individual
((111 el caau de la quiebra, rige la iey cspciiál). E: adquireiiie, por :as dcüdas áiiteriores, responde sólo con la cosa (art. 1937 CCyC).
Lo propio sucede en materia de conjuntos inmobiliarios (arts. 2075 y 2081
CCyC), y en los cementerios privados (art. 2108).
(iii) Superficie. Se dispone en el art. 2123 del CCyC que "la transmisión
del derecho comprende las obligaciones del superficiario"; pero no en el caso
de abandono, caso en el cual sigue obligado: "La renuncia del derecho por el
superficiario, szi desuso o abandono, no lo liberan de sus obligaciones legales o
contmctuales".
C)
Las deudas por tributos que gravan una cosa, y por obras públj=as
que la benefician
Va de suyo que el propietario de la cosa es deudor de estos rubros;
pero también lo es el poseedor. En efecto, se dispone en el art. 1939
del CCyC que "a menos que exista disposición legal en contrario, el
poseedor debe satisfacer el pago total de los impuestos, tasas y contribuciones que graven la cosaJ'. En nuestra opinión (y por aplicación de
la.regla general antes enunciada), si la ley tributaria no dispone que el
liberará al contribuyente, éste seguirá obligado.
(i) Transferencias voluntarias. En este caso, y por aplicación del art. 1937
del CCyC, somos de la opinión que el antecesor queda siempre liberado, salvo
disposición legal en contrario.
Cuando se dispone que el escribano debe retener lo adeudado y pagarlo al
Fisco, si no lo hace, y si hay norma que libera al enajenante, sólo el escribano
quedará obligado, pero por incumplir su función de agente de retención. Va de
suyo que el adquirente responde, por las deudas anteriores, sólo con la cosa.
(ii) Subasta judicial. En el caso de subasta judicial del bien en una ejectrción
individual, y aunque la cuestión es polémica, somos de la opinión que el adquirente responde con el bien, ya que es un sucesor particular del deudor ejecutado,
por lo cual es aplicable el art. 1937 del CCyC, y no existe norma en contrario;
y la solución es análoga al caso de las expensas en la propiedad horizontal
(art. 2049 CCyC). En el caso de la quiebra, rige la ley especial.
d) El caso del tíallador de una cosa perdida
En el art. 1956 del CCyC se dispone: "La restitución de la cosa
a quien tiene derecho a reclamarla debe hacerse previo pago de los
gastos y de la recompensa. Si se ofrece recompensa, el hallador puede
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de la recompensa, el dueño de la cosa puede liberarse de todo otro
reclamo del hallador transmitiéndole su dominio". Como el hallador
"asume las obligaciones del depositario a título oneroso" (art. 1955
CCyC), nacen los derechos emergentes de dicha situación jurídica
(arts. 1357 y 1360 CCyC).
En este caso, es por demás evidente que la .situación de deuda es
la única que tiene vinculación con el dominio de la cosa, y solamente
la liberación de las obligaciones a favor del hallador se producirá si
le transfiere el dominio. Por ende, si transmitiera la cosa a un tercero,
somos de la opinión que no quedaría liberado ya que la norma limita
1a.liberación en el caso indicado (arg. art. 1937 in fine CCyC); y, por
cierto, el sucesor particular responde con la cosa.
e) El caso del donatario y la obligación de prestar alimentos
al donante
En el art. 1559 del CCyC se dispone: "Excepto que la donación
sea onerosa, el donatario debe prestar alimentos al donante que no
74
FEDERICO A. OSSOLA
tenga medios de subsistencia. Puede liberarse de esa obligación restituyendo las cosas donadas o su valor si las ha enajenado'?.
i ) N caso dei usufructuario
En el art. 2148 del CCyC se dispone que "El usufructuario debe
pagar los impuestos, tasas, contribuciones y expensas comunes que
afectan directamente a los bienes objeto del usufructo". Esta obligación tiene como acreedor a un tercero (el Fisco o el Consorcio), y
no al nudo propietario, que es un obligado concurrente con el usufructuario. Si eventualmente los abonare el nudo propietario, por la
aplicación de la regla general, no podría liberarse el usufructuario
renunciando (abandonando) el derecho de usufructo.
Si se transmite, rigen las mismas normas que las indicadas para
los tributos y las expensas.
En el caso de las mejoras a cargo del nudo propietario y del usufructuario, somos de la opinión que por aplicación de la regla general,
no sería viable el abandono para liberarse de las obligaciones.
Al igual que en el Cód. Civil (aunque con algunos ajustes), el
dueño y el guardián son responsables concurrentes del daño causado
por las cosas (arts. 1757 a 1759 CCyC). A esta responsabilidad no
es posible trasladarla a un tercero, mediante la entrega de la cosa; o
desligarse de la obligación de reparar el daño causado a través de su
abandono.
III. EL METODO
DEL CÓDIGO CIVILY COMERCIAL.
LA UNIFICACION DEL DERECHO DE LAS
OBLIGACIONES CIVILES Y COMERCIALES
§ 25.
Introducción. El método del Cód. Civil
En un cuerpo normativo tan vasto como es un código, el método
es esencial. Se trata de la sistemática en el tratamiento de las diversas
relaciones y situaciones jurídicas que comprende, cuestión de mayor
o menor complejidad según el número de materias, y su contenido.
uede ser observado desde dos perspectivas: la "exteima", que hace
a la ordenación de las diversas materias; y la "interna", referida a la
sistemática particular de cada una de ellas.
Los códigos decimonónicos, en 10 que cihorñ interesa, se divion en civiles y comerciales, regulando por separado ambos tipos
e relaciones. El Cód. Civil, redactado por VÉLEZSARSFIELD,tuvo
avances metodológicos de importancia, en comparación con las Institutas de Justiniano y el Cód. Civil francés, los antecedentes más
mportantes en esta materia.
a) Método externo
En lo atinente al método externo (esto es, la ubicación de las diversas materias sobre las que versa el derecho civil -A. A L T E R I N I / A M E A ~CA~PE~
B ~ A - ) , las Institutas se dividieron en cuatro libros: 1)Personas; 2) Derechos
reales, donaciones y testamentos; 3) Sucesiones intestadas, obligaciones y contratos; 4) Hechos ilícitos y acciones. El Cód. Civil francés es más caótico aún,
ya que tiene sólo tres libros: 1)Personas; 2) Bienes y derechos reales; 3) De las
diferentes maneras como se adquiere la propiedad. Este último contiene, de
forma desordenada, multiplicidad de figuras.
VÉLEZindicó que siguió a FREITAS,que dividió su obra en: 1)Elementos de
tos derechos (sujetos objeto y causaj; ¿j "Derechos personales" (familia, obligaciones en general y fuentes de las obligaciones); 3) Derechos reales; 4 ) Sucesiones (este último libro no fue redactado, pues falleció).
Sin embargo, no siguió al pie de la letra, ya que la "parte general" de FREno existe como tal, encontrándose diseminada en tres de los cuatro libros
del Cód. Civil: 1)El Libro 1 trata sobre las "personas" (en general, y las relaciones de familia); 2 ) El libro 11 sobre "los derechos personales en las relaciones
civiles", comprendiendo las obligaciones en general, los hechos y actos jurídic~s
(teoría general y actos ilícitos) y los contratos; 3) El Libro III trata sobre los
derechos reales (la regulación de las cosas está en el primer título); 4) y el Libro
IV sobre "disposiciones comunes" a los derechos reales y personales (sucesiones,
privilegios, derecho de retención y prescripción). Existen además dos Títulos
Preliminares ("De las leyes" y "Del modo de contar los intervalos del derecho")
y un Título complementario ("De la aplicación de las leyes civiles).
ITAS
b) Las obligaciones
E
En materia de obligaciones (sobre las que se dispone en gran parte en la
sección Primera del Libro 11-arts. 495 a 895 del Cód. Civil-), lo más notorio
76
FEDERICO A. OSSOLA
(y encomiable) fue la sistematización de las obligaciones "en general", esto es,
separada de la de sus fuentes. Un avance metodológico trascendental.
Sin embargo, en lo atinente al método interno, reguló las modalidades
(condición, cargo y plazo) en este libro, cuando --como se vera- pueden serio
de los actos jurídicos en general; también otras cuestiones que son propias de los
contratos, influjo al que no pudo escapar por la fuerte incidencia del Cód. Civil
francés (la regulación de la causa, la dispensa de responsabilidad); los privilegios y el derecho de retención, en aquel momento, presentaban fundadas dudas
respecto de su naturaleza, y de allí que quedaran en el Libro IV.
Sin perjuicio de estas observaciones, algunas otras más puntuales que cabría efectuar en las diversas instituciones en particular, lo cierto es que la pretensión de depuración conceptual de la obligación y su deslinde de las fuentes,
constituyó un sólido punto de apoyo que permitió, durante más de 140 años, el
desarrollo del derecho de las obligaciones en nuestro país.
Comenzó hace más de un siglo una corriente que postulaba la
necesidad de la unificación de las obligaciones civiles y comerciales,
en razón del tronco común de ambas, y sin perjuicio de sus particularidades. En la Argentina, la reforma de la ley 17.711 unificó de hecho
algunas cuestiones (por ej., el pacto comisorio), y todos los proyectos
de los años '80 en adelante producían tal unificación.
Se han producido avances de suma importancia, comparativamente con el Cód. Civil. Tenemos, empero, algunas observaciones que
formular en materia obligacional.
a) Método externo
El CCyC está dividido en seis libros.
Se destaca el Libro 1, "Parte General", en donde con excelente
sistemática se regulan los tres elementos esenciales de las relaciones
jurídicas: los sujetos, el objeto y la causa fuente, además de la transmisión de los derechos.
En el libro 11 se regulan las relaciones de familia.
En el libro 111 ("Derechos personales") hay cinco Títulos. El primero se refiere a nuestra materia, casi en su totalidad ("Obligaciones
en general" -arts. 724 a 956 inclusive-), y mantiene la acertada
LA R E L A C I ~DE
N OBL~GACI~N
77
sistemática del Cód. Civil, en orden a distinguir a la obligación de
us fuentes, que están reguladas en los cuatro Títulos subsiguientes
contratos en general, contratos de consumo, contratos en particular
y otras fuentes de las obligaciones).
En el Libro TV se regulan los Derechos Reales, y en el V la sucesión por causa de muerte.
mente, el libro VI tiene un contenido heterogéneo: manteel método de VÉLEZ (aunque con alguna variante interna
en materia de usucapión), se dispone aquí sobre la prescripción, los
y el derecho de retención. Se incorpora en el Título 1 la
regulación general de la caducidad (antes no existía); y finalmente, el
extenso y final Título IV está destinado a las disposiciones de Derecho
Internacional privado, que estaban diseminadas, de manera irregular
y caótica, en cada parte del Cód. Civil.
b) Método interno. Algunas observaciones
"-
-
En el Título 1 del Libro Tercero hay algunas innovaciones metodológicas de importancia, como son los dos primeros Capítulos (Capítulo l: "Disposiciones Generales" -arts. 724 a 735-; Capítulo 2:
'cAccionesy garantía común de los acreedores" -arts. 736 a 745-1.
En ei tercero se dispone sobre las clases de obligaciones (arts. 746 a
865), de modo similar al Cód. Civil, aunque también con algunos .
agregados; el cuarto trata sólo sobre el Pago, y sus diversas vicisitudes
(arts. 865 a 920); en tanto que el quinto y último sobre los restantes
modos de extinción de las obligaciones (arts. 921 a 956). Debe recordarse que la prescripción liberatoria, la caducidad y el derecho de
retención están reguladas en el Libro Sexto.
En nuestra opinión, caben las siguientes observaciones:
(i) El incumplimiento obligacionnl. En nuestra opinión hubiera
sido deseable un capítulo especial destinado al incunzplimiento
obligacional en general (imputable y no imputable al deudor o al
acreedor), luego del capítulo del pago o cumplimiento.
Puede observarse -emperoque las disposiciones sobre mora
integran la Sección 2" del capítulo del pago (arts. 886 a 888), en
tanto que las de la imposibilidad de cumplimiento (imputable o no
al deudor) constituyen la sección 6" del capítulo de los modos extintivos (arts. 955 y 956). Además, por cierto, existen en el Capítulo de
la Responsabilidad Civil (arts. 1798 1780) multiplicidad de dispo-
78
FEDERICO A. OSSOLA
siciones vinculadas no sólo al resarcimiento de los daños derivados
del incumplimiento obligacional sino -como es lógico-, al incumplimiento obligacional en cuanto causa fuente de la obligación de resarcir daños. A ello deben agregarse las normas sobre cláusula penal,
(arts. 790 y- SS.).
La metodología es, en este punto, cuestionable; ya que más allá
de la unificación de la responsabilidad contractual con la extracontractual, plasmada en el art. 1716, lo cierto es que las normas de
la Teoría General del Incumplimiento Obligacional debieron quedar
emplazadas en un único capítulo.
(ii)'Las Materias del Libro Sexto. En ese Libro, intitulado "Disposiciones comunes a los Derechos Personales 31 Reales" (arts. 2532 a
2671), se encuentra dividido en cuatro Títulos.
El primero, trata sobre la Prescripción y la Caducidad, regulándose las disposiciones comunes a la prescripción liberatoria y la adquisitiva; en tanto que a continuación únicamente se regula la prescripción liberatoria, ya que la adquisitiva se encuentra emplazada en
el Libro Cuarto, en el capítulo sobre adquisición, transmisión y extinción de los derechos reales (arts. 1897 y SS.).
En los dos Títulos siguientes se dispone sobre dos cuestiones netamenre obiigacionaies: los privilegios (arrs. 2573 a 258bj y ei Qerecho de retención (arts. 2587 a 2593), situaciones que claramente
constituyen parte de la tutela conservatoria del crédito y, en nuestra
opinión, debieron estar emplazadas en e! Titil!o destinado a !as 0b!igaciones en general, en el Capítulo 2 antes citado, su lugar natural.
El último Título del Libro Sexto se refiere a las disposiciones de
Derecho Internacional Privado, que claramente exceden las disposiciones "comunes" a los derechos Reales y Personales.
Ante ello, entendemos que lo único qiie se justificaba era la regulación de la prescripción en un libro separado, tanto la adquisitiva como la liberatoria, en razón de que sus normas generales son
comunes a ambas. Sin embargo, se ha mantenido en esta cuestión el
método del Cód. Civil (el viejo Libro IV), aunque trasladando ahora
al Libro de los Derechos Reales las normas sobre usucapión; y el
agregado de las normas de DIP que bien podrían haber integrado un
Libro final de un'Título único.
En otras palabras, en e¡ Libro Sexto se regulan cuestiones netate obligacionales, que bien podrían haber quedado incluidas en el
tulo 1 del Libro Tercero.
ii) Las modalidades. Las normas sobre modalidades (condición,
y plazo) se trasladan a la Parte General, en el Libro Primero, en
parte destinada a los actos jurídicos (arts. 343 a 357), tomándose
sición al respecto; aunque -cabe aclarar- tanto el plazo como la
dición (no así el cargo) pueden constituir modalidades no ya de
n,,actojurídico, sino de una obligación.
(iv) La transacción. La Transacción, emplazada en el Cód. Civil
en los modos extintivos de las obligaciones, se ha reubicado, de manera adecuada, al ámbito de los contratos (arts. 164-1 a 1648).
(v) Modificaciones de la obligación. No existe tampoco un capítulo especial destinado a las ~nodificacionesde la obligación, aunque
sí se regula al pago con subrogación (dentro del capítulo del pago
-arts. 914 a 920-), y en la parte de los contratos, se dispone sobre
la cesión de derechos, la cesión y la asunción de deudas, y la cesión de
posición contractual (arts. 1614 a 1640).
-
(vi) Las relaciones de consumo. Por último, vale reiterar que si
la obligación tiene su causa en una relación de consunzo, las normas
-..,. !as rigca UcUcrin ser .ap!icadas e inteiíjietadas cl :a luz de lus
principios y reglas de las relaciones de consumo, tal cual se dispone
en el art. 1094 del nuevo Código y el art. 3 O de la ley 24.240, que se
.mantiene inalterado.
9 27. La unificación de las obligaciones civiles y comerciales
La tan reclamada unificación de ambas materias, se ha producido
en la Parte General,.en los Contratos y en las relaciones de obligación.
Subsisten, naturalmente, las leyes especiales que regulan situaciones
ajenas a la ~roblemáticade la unificación (sociedades comerciales,
concursos y quiebras, etc., etc.).
Sin embargo, algunas voces -especialmente de comercialistas- han formulado severas críticas al modo en que se ha efectuado la unificación, en el
sentido de que, por ej., ha desaparecido la categoría jurídica de "comerciante",
y algunas figuras privativas de las relaciones de comercio.
De todas maneras, varias cuestiones se han trasladado de manera expresa,
como lo es la de la contabilidad y estados contables (arts. 320 a 331), la obli-
80
FEDERICO A. OSSOLA
gación de rendir cuentas (arts. 858 a 864, habiéndose ahora elaborado una
teoría general), algunas normas en particular en materia obligacional (por ej., el
art. 748 que regula la entrega de cosa mueble bajo cubierta), y m~l'ti~licidad
de
normas particulares en los contratos regulados por el Cód. Comercial (por ej.,
en la compraventa); además de la incorporación de múltiples figuras del derecho
comercial que no tenían regulación expresa (agencia,'concesión, franquicia,
etc.), y otros que sí lo estaban (transporte, cuenta corriente). Se incorporaron,
además, contratos que estaban regulados en leyes especiales (fideicomiso, leasing, etc.), y se elaboró una interesante "parte general" relativa a los contratos
bancarios, los celebrados en bolsa o mercado de comercio, entre muchas otras
innovaciones.
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CAP~TULO
111
LOS ELEMENTOS ESENCIALES D E L A ~ ~ ~ ~ 6 3 1 1 6 ~
D E OIEE~~GAC~ÓN
l. ASPECTOS GENERALES
'
.
5 28. Las diversas "etapas causales" que experimenta la relación
.-
de obligación
i l i s
t5E
L
a) Planteo del problema. Importancia
La Obligación constituye siempre un eslabón dentro de una
. .,cacnzcn! de ciertz cem~!rjidad. Es i;idkpeíisuV!e s¿t dcscrzpczon,
aunque elemental, previo ingresar al estudio de los elementos esenciales y accidentales de la obligación. Ello nos permitirá ubicar "toográficamente" a la relación de obligación de' manera exacta, en !c
ue luce a primera vista como un entramado de figuras jurídicas, y en
onde muchas veces los mismos bienes y las mismas personas asumen
diferentes roles, esto es, diversas situaciones juridicas.
.--.&n
El punto de arranque es la distinción de la obligación de szis
como antes se expusiera, lo que constituyb uno de los grandes
del Cód. Civil para la regulación y el correcto desarrollo de
Partimos de un ejemplo sencillo, despojado de los variados matices que siempre se presentan en la realidad negocial. En un contrato,
enta de un inmueble, Juan (vendedor) lo vende a Pedro
r) por $ 100.000. Se trata -en este caso- de un acto
Nacen de él, básicamente, dos obligaciolzes: pagar el precio (obligación de dar dinero) y entregar la cosa vendida (obligación de dar
84
FEDERICO A. OSSOLA
una cosa cierta). En cada una de ellas, Juan y Pedro revisten roles diferentes, y los dos bienes indicados integran el objeto de la conducta
a desplegar.
Finctlmente, cada uno de ellos cwnple de manera adecuada la
obligación que, en concreto, tienen a su cargo. Ello se materializa mediante un acto juridico extintivo, que es el pago, en el que los mismos
sujetos ahora tienen otro rol, ya emplazados dentro de dicho acto
jurídico; y en donde también los mismos bienes asumen una situación
jurídica particular.
En ciertas situaciones estos sucesos acontecen en pocos instantes,
como el caso de una compra de contado en un comercio minorista.
En otros casos, la formación del contrato constituye todo un proceso
en sí mismo, y el cumplimiento de las obligaciones se dilata en el
tiempo de manera notoria, por las más diversas circunstancias. Situaciones análogas se presentan cuando la fuente de la obligación en
concreto no es un contrato, sino cualquier otra, como podría ser la
causación de un daño. Las causales de extinción, por supuesto, no se
agotan sólo en el pago, que es sólo una de ellas.
De todas maneras, y esto es 10 que ahora interesa, intelectualmente es posible distinguir con claridad, al menos, tres "momentos" o
etapas causales: 1)La generación de una obligación; 2) La obligación
considerada en s i misma, como un efecto del hecho anterior; 3) Su
extinción.
Podríamos agregar una etapa más, anterior a la extinción, que
puede o no presentarse: alguna vicisitud que provoque alguna modificación de la obligación originaria (por ej., que las partes pacten un
reajuste en el precio).
De manera invariable, la secuencia siempre se produce en ese
orden, y mínimamente con las tres fases antes enunciadas. Y se trata
de un orden causal.
b) Las diferentes acepciones del vocablo "causa"
La cuestión de la "causa", como en todas las relaciones jurídicas, es de
capital importancia en las obligaciones. Por ello corresponde, a esta altura, y
de manera muy somera, sentar algunos lineamientos básicos, de tipo filosófico,
que facilitarán enormemente la comprensión de varias cuestiones puntuales que
analizamos a lo largo de toda esta obra.
LOS ELEMENTOS ESENCIALES DE LA RELACIÓNDE OBLIGACIÓN
85
La problemática referida a la "causa" ha preocupado al hombre desde los
mismos comienzos de la civilización. El estudio del "ser" en cuanto tal (objeto
de la metafísica) se encuentra indisolublemente unido al de sus causas.
El voc~hlo"cazlsa" es nzzfltívoco. Se atribuye a ARTST~TECFS
la id~ntifics?ción y ordenamiento de 10s distintos tipos de causa, aunque todos ellos apuntan
hacia un objetivo común: para el Estagirita, "las causas son los posibles sentidos
en que se puede preguntar por qzfé" ( W Í A S ) .Indagar en las causas es esencial,
pues "no tenemos ciencia de una cosa sino cuando hemos conocido la causa"
(VIGO).
SANTOTOMASDE AQUINO,que adapta la filosofía de ARIST~TELES
al pensamiento cristiano de la Escolástica, complementa la noción de las diversas
"causas". Podemos decir que, aunque la Filosofía del Derecho ha indagado
desde sus múltiples vertientes el problema de las causas, las bases han sido sentadas por la filosofía artistotélico-tomista.
Así pues, la causa es "aquello de lo que una cosa depende en cuanto a la
existencia" (JOLIVET).Sin embargo, distintos son los modos de existencia de la
y de allí la diversidad de causas.
cosa (los posibles "porqué" de ARIST~TELES),
C)
Especies
Existe consenso en identificar cuatro especies de causas: la "causa eficiente'), la "causa final", la "causa material", la "causa formal"; y, con algunas
discusiones, ia "causa ejempiar", rraicia por SANTO- i o ~ A s .
ARIST~TELES
define las cuatro primeras: "La causa material es la materia,
aquello de que algo está hecho. La causa formal o forma es lo que informa un
ente y hace que sea lo que es. La causa eficiente es el principio primero del movimiento o del cambio, es quien hace la cosa causada. Por último, la causa final
es el fin, el para qué. Por ejemplo, si tomamos una estatua, la causa material es
el bronce de que está hecha; la causa formal es el modelo; la eficiente, el escultor
que la ha hecho, y la final, aquello para lo que se ha esculpido; por ejemplo, el
Por SU parte, la causa ejemplar sería,
adorno o la conmemoración" (MAR~As).
según SANTOTOMAS,la "forma que imita la obra y dirige la acción del agente
que se propone como fin". Producto del influjo platónico, se trataría del "modelo" que se ha seguido; es el ser que luego es "imitado" por el que ahora analizamos (VIGO).
d) La causa eficiente
Existe una incesante sucesión, un constante devenir encadenado de causas
Y efectos, que son los producen la adquisición, modificación o extinción de los
derechos. Cada uno de estos eslabones, desde esta óptica filosófica, reconoce las
cinco "causas" que hemos enunciado, lo que a veces se plasma en la regulación
jurídica.
86
FEDERICO A. OSSOLA
Aquello que "es" o que "deja de ser" reconoce necesariamente un "algo"
que ha originado su existencia o producido su extinción. Ese "algo" es la causa
fuente o eficiente, definida por Aristóteles como "absolutamente la que hace lo
hecho" y por SANTOTOMAScomo "aqueI10 por lo cual algo es hecho" (VIGO}.
El porqué?" de ARI'ST~TELES,
tiene aquí un sentido particular y determinado: hace referencia a lo que es.origen del fenómeno, ente o situación bajo
examen.
En general suele hacerse referencia a la causa fuente como "generadora".
Todo lo que existe lo es porque algo lo ha hecho existir. Una persona, tiene
como "causa eficiente" a sus padres; éstos, a su vez, a los suyos; y así sucesivamente. Lo mismo ocurre con las cosas, con los fenómenos de la naturaleza y con
los sucesos humanos.
Sin embargo, no debe dejarse de lado que el concepto de causa eficiente
puede también ser aplicado a aquello por lo cual algo "deja de ser". En efecto,
aunque luego de su extinción el "ser" ya "no es", ese actual "no ser" debe necesariamente haberse producido por "algo". Aqu< la cama eficiente ha producido
el efecto inverso: ha extinguido el "ser'" Por otra parte, debe tenerse en cuenta
de que la causa eficiente es un elemento externo del ser o del no ser. No lo
integra, como sí lo hacen la causa material, la formal, la final y la ejemplar, que
son sus elementos constitutivos.
S 29. Proyecciones e importancia de estas cuestiones
La "cadena causal", desde la óptica recién apuntada, luce infmita.
En lo que ahora nos interesa contemplamos -como si se tratara
de una película- tres o cuatro "cuadros" o "eslabones" de esta cadena causal, que se nos presentan de manera secuencia1 y ordenada:
lo) El hecho juridico que genera la obligación; 2") La obligación considerada en si misma, que es un efecto del hecho jurídico anterior;
3") Las eventuales vicisitudes que puedan llegar a presentarse, y que
reconocen la
de la obligación en cuestión; 4") El hecho
jurídico que extingue la obligación.
Este análisis no es irrelevante, sino todo lo contrario. Es que, como
ya se indicara, en gran parte de estos cuatro "momentos" causales, los
mismos bienes y las mismas personas intervienen; pero su situación
jurídica es diferente, según la etapa causal en que se los observe.
En el ejemplo antes dado, en el primer momento (desde la óptica de los
sujetos) nos encontramos ante un '~omprador"y un "vendedor"; en el segundo
momento, frente a dos obligaciones en las cuales cada uno de los sujetos es
"acreedor" de una y "deudor" de la otra, de manera recíproca; finalmente,
LOS ELEMENTOS ESENCIALES DE LA RELACIÓNDE OBLIGACIÓN
87
ambas obligaciones se cumplen, ante un "solvens" (pagador) y "acci'piens" (receptor del pago). Repárese que si en el decurso de este proceso no se
presenta alguna sustitución de los sujetos (por muerte, cesión, etc.), siempre
trató de las 7nismns personas, pero en situaciones jurídicas diferentes, con
propios en c a h caso.
5 30. Los elementos esenciales de la relación de obligación
Si bien existe alguna discusión al respecto, la opinión mayoritaria,
que suscribimos, postula la existencia de cuatro elementos esenciales
en toda obligación: uno externo, y que es la causa fuente que les da
origen (art. 726 CCyC); y tres elementos estructztrales o internos de
la obligación que surge en razón de dicha causa eficiente, y que son
los sujetos (acreedor y deudor); el objeto (la prestación); y el vínculo
jurídico (y que surgen de los arts. 724 y 725 CCyC).
En rigor de verdad, todas las relaciones jurídicas tienen estos tres
elementos estructurales. Lo que ocurre es que en cada una de ellas, adquieren notas identitarias que dotan a la relación jurídica en concreto
de una particular fisonomía, y permite distinguirlas de las restantes.
En materia de obligaciones, especííicamente, se discute la existencia de
otros elementos esenciales: el "contenido" de la obligación; la "compulsión" y
ia "causa finai':. Como io anaiizamos en este capítulo, el contenido integra el
objeto; la compulsión es parte del vínculo; y la locución "causa final", desde la
óptica jurídica, debe entenderse referida como el elemento teleológico del acto
jurídico que da origen a la obligación, cuando ésta proviene de dicha causa
fuente. Sin embargo, y conio lo vemos a continuación, existe en la obligación
un elemento finalista ("causa final" en sentido filosófico), y que es el interés del
acreedor, que es un elemento constitutivo del objeto.
§ 31.
Los elementos "accidentales" de la relación de obligación
Se denominan tales a aquéllos que pueden o no estar presentes, y
en.cuya ausencia la obligación no deja de ser tal; pero que, cuando la
integran traen aparejados efectos particulares.
En el marco del Cód. Civil, de manera invariable se señalaba que
eran tres: la condición, el cargo y el plazo. Ello se debía a que se
encontraban regulados en la parte destinada a las obligaciones en
gerieral (entre los arts. 528 a 573), uno de los ccdeslices"de VÉLEZ
en materia metodológica, por aquello de no "confundir" las obligaciones con sus fuentes.
88
FEDERICO A. OSSOLA
En el CCyC, las tres figuras se han trasladado a la Parte General,
Y ("Hechos y
y se encuentran emplazadas en el Cap. 7 del Título I
actos jurídicos"), bajo el título "Modalidades de los Actos Jurídicos"
(arts. 343 a 357).
En lo atinente al cargo, ello es lo adecuado. Se trata de una obligación accesoria a un acto jurziiico, y no de una "modalidad" de las
obligaciones (S 60)
En tanto que el plazo y la condición pueden constituir modalidades de un acto jurídico (por ej., un contrato de locación, que necesariamente ha de estar sujeto a un plazo resolutorio), y también, individualmente, de una obligación en particular (por ej., la obligación de
pagar el canon locativo que vence mensualmente).
En definitiva, los verdaderos elementos accidentales de las obligaciones son el plazo y la condición.
Es importante aclarar que ambos pueden integrar la estructura obligacional
a6 initio, esto es, desde la generación misma de la obligación; o también pueden
eventualmente ser incorporados con posterioridad, mediante una modificación
de la obligación (S 502 y SS.), sea porque se establezca un plazo o se modifique
uno preexistente, o porque eventualmente (aunque no es lo usual) se incorpore
una condición que antes no existía. Los analizamos en el Capítulo 7 (Ej 65 y SS.).
11. EL ELEMENTO EXTERNO. LA CAUSA FUENTE
$5 32. Causa "fuente" y causa "final"
La pluralidad de significados del vocablo "causa" antes expuesta
tiene su correlato en las relaciones jurídicas. Podemos afirmar, sin
temor a equivocarnos, que es factible encontrar las diversas "causas"
en todas las relaciones jurídicas, los actos jurídicos, y los bienes (como
entes que son). Sin embargo, en nuestro ordenamiento las locuciones
"causa fuente" y "causa final" se emplean para asignar dicho rol a
situaciones jurídicas puntuales.
a) Sobre la causa fuente
Por lo general, cuando se trata de la causa fuente o eficiente, se
hace referencia a los hechos jurídicos (art. 257 CCyC), esto es, los
acontecimientos que producen el nacimiento, la modificación o extinción de relaciones o situaciones jurídicas. En materia obligacional
LOSELEMENTOS
ESENCIALESDE LA RELACIÓN DEOBLIGACIÓN
89
1 .correlato es perfecto: en el art. 726 del CCyC se identifica a la
..causande las obligaciones con su hecho generador.
De todas maneras, también se emplea el concepto de causa eficiente para
tras situaciones que revisten tal rol, desde la óptica fenomenológica. Así, por
n materia de "pago indebido", se dispone que es repetible si "la causa de
deber no existe, o no subsiste" (entre muchos otros supuestos, art. 1796 CCyC),
lo que constituye una clara referencia a la obligación que debe preexistir al pago.
En otras palabras: el hecho jurídico es causa de la obligación; y ésta, a su vez, es
causa del pago, en el encadenamiento causal al que hemos hecho referencia. Y
obligación ya se pagó, es evidente que lo que luego se entregue en virtud de
es repetible, por no haber causa (eficiente)para el pago (-j 702 y SS.).
6) Sobre la causa final
En materia de "causa final" sucede un fenómeno similar. Existe
una profunda discusión respect0.a qué se refiere el ordenamiento
cuando regula lo que denomina "causa final" (ya en sentido jurídico).
Algunos autores postulaban, en el marco del Cód. Civil, la existencia de la "finalidad" como uno de los elementos esenciales de la
~ B A N A ) en
, especial en razón
obligación (A.ALTERINI/AMEAL/LÓPE
de lo dispuesto en el art. 502 del Cód. Civil, que disponía sobre dicha
causaj en 18 Parte Uenera! de 1.2s ihlipciinei,
Sin embargo prevaleció otro criterio que, advirtiendo que aquí estaban reguladas conjuntamente cuestiones obligacionales y contractuales, postulaba que la "causa final" debía reservarse al elemento
teleológico de los actos jurídicos, causa fuente -a su vez- de las
obligaciones.
-- -
Esta última posición ha sido la plasmada en el CCyC: en el ámbito
de las obligaciones sólo se hace referencia a la causa fuente (art. 726
CCyC); y la "causa del acto jurídico" es "el fin. inmediato autorizado por el ordenamiento que ha sido determinante de la voluntad"
(art. 281 CCyC), esto es, su causa final. Por ende, a esta causa final se
refiere el ordenamiento cuando emplea el concepto.
Lo señalado no obsta, empero, a que existan causas finales diferentes, y con sus propios efectos jurídicos. Así, si la causa final del
acto es ilícita, el acto jurídico no es válido. Y, como se analiza en este
capítulo, la causa final (fenomenológicamente hablando) de las obligaciones, existe e integra su objeto.
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5 33. La causa fuente de las obligaciones
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a) El art. 726 del Código Civil y Comercial
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Allí se dispone: "Causa. 2\70 hay obligación sin causa, es deciv, sin
qzte se derive de algún hecho idóneo para producirla, de conformidad
con el ordenamiento jurídico". Se trata, en definitiva, de que los hechos jurídicos son la causa eficiente de las relaciones de obligación.
El artículo es de impecable factura técnica, y es el fruto de una larguísima evolución, que analizamos a continuación en sus principales
aspectos.
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b) Antecedentes
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(i) El Derecho Romano. En el Derecho Romano las obligaciones eran tí-
picas, en el sentido de que sólo podían generarse si se producía el hecho específicamente contemplado por el ordenamiento con la virtualidad suficiente para
generar una obligación. Se señala, al respecto, que "siendo la obligación una
restricción a la libertad del deudor, se comprende que no puede uno encontrarse en ese estado de dependencia sino en razón de causas bien determinadas"
(PETIT).La evolución fue desde una tipicidad sumamente rígida, a una mayor
flexibilidad.
GAYO,
en sus Institutas (III.88) señaló que la división fundamental de las
obligaciones se reduce a dos especies, pues toda obligación, o nace de un contrato (ex contractu nascitur) o nace de un delito (ex delicto). Esta es la primera
PIETP.O),
ciasificación que se conoce respecto a las luenies de las obligacioncis (EX
aunque también cabe agregar que en el mismo cuerpo señala que el pago indebido (que evidentemente no es un contrato, ni menos un delito), hace nacer
la obligación de restituir mediante la "condictio" (111.91). A renglón seguido
(III.89) indica que hay cuatro géneros de obligaciones nacidas ex contractus:
por la cosa, por la palabra, por escrito o por el consentiiniento, las que desarrolla de manera exhaustiva. Más adelante (III.182), analiza las obligaciones
que nacen de un delito (ex delicto), tales como la de quien cometiera un furtzrm,
la de quien arrebatara violentamente los bienes (rapina), las de quien causara
un daño, la de quien cometiera una injuria. Agrega que todas ellas forman un
género único de obligación, mientras que las obligaciones nacidas de un contrato se agrupan en los cuatro géneros antes expuestos. También las desarrolla
a continuación.
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De todas maneras, ya el mismo GAYO(por la evolución que se había experimentado hasta ese momento) reconoció la insuficiencia de esta clasificación bipartita, y en otra obra (los Aurei), del que existen sólo fragmentos en el digesto,
hizo referencia a "otras causas" que no son contratos ni delitos, pero que se les
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LOS ELEMENTOS ESENCIALES DE LA RELACIÓNDE OBLIGACIÓN
91
parecen, haciendo referencia a variae causarum figurae, con lo cual, según PETIT,
GAYOreconoce de manera implícita cuatro causas de obligaciones, ya que al
lado de las emergentes del contrato coloca las quasi ex contractu, y respeto
del delito, las quasi ex delicto. Según otros (ARGUELLO),
en rigor de verdad se
trataba de una clasificación tripartita, por la consagración de las variae causae
fgurrre.
Así las cosas, esta clasificación en cuatro fuentes se plasma con absoluta
claridad en las Institutas de JUSTINIANO
(Inst. 3,13,2), en donde se indica claramente que las obligaciones nacen de un contrato, de un cuasi contrato (quasi i x
- contractu, relación lícita semejable al contrato), de un delito y de un cuasi delito
(qtlasi ex maleficio, hechos que no encajaban en los delitos, pero que generaban
la obligación de indemnizar).
(ii) Avances posteriores. Los Glosadores agregaron como fuente a la ley,
y ello se reflejó en el art. 1730 del Cód. Civil francés, que consagró la "clasificación pentapartita" (TRIGOREPRESAS):
contrato, cuasi contrato, delito, cuasi
delito y la ley.
(iii) El Cód. Civil. Lo recién indicado pasó directamente el Cód. Civil, ya
que si bien la redacción del art. 499 del Cód. Civil no lo reflejaba textualmente
("no hay obligación sin causa, es decir, sin que sea derivada de uno de los hechos, O de uno de los actos lícitos o ilícitos, de las relaciones de familia, o de
las relaciones civiles"), VVÉLEZsí lo hace en las profundas notas que glosan los
primeros artículos de las Obligaciones.
-. Deja en ciaro, en ia nora ai arr. 499 ciei Cóci. Civii, que no hay que confmdir la causa de las obligaciones con la causa de los contratos (en abierta y
acertada crítica al Cód. Civil francés); y en la primera nota que encabeza el
acápite de la Parte primera, con cita de ZACHARIE,indica las cinco fuentes de
las obligaciones.
Se ha señalado que el art. 499 del Cód. Civil es "una de las columnas maes'tras del edificio del código" (DÍAz BIALET).
(iv) Las normas sobre "causa" en el Cód. Civil. Entre los arts. 499 y 502
del Cód. Civil se regulan cuestiones que no tan claramente se refieren sólo a las
obligaciones, sino también a sus propias fuentes. El análisis de estas normas,
llevó a los autores a profundas polémicas respecto a qué causa VÉLEZhacía
referencia en ellas.
El consenso general (y en nuestra opinión no podía ser de otra manera) era
que el art. 499 del Cód. Civil hacía referencia a la causa fuente; en tanto que
en el art. 502 ("La obligación fundada en una causa ilícita es de ningún efecto.
La causa es ilícita, cuando es contraria a las leyes o a l orden público") versaba
sobre la causa final de los contratos, ya que es por demás evidente que los "actos
ilícitos" eran causa fuente idónea de las obligaciones.
92
FEDERICO A. OSSOLA
Mayores discusiones existían respecto a los arts. 500 (presunción de la existencia de causa) y 501 (causa simulada), aunque llegó por prevalerer el criterio
que postulaba que podía predicarse de ambas causas (la generadora de obligaciones, y la causa final de los contratos).
A partir de allí, la opinión predominante fue postular que en rigor de
verdad, como ocurre en toda relación jurídica, su cazrsa fuente son los hechos
jurídicos (art. 896 del Cód. Civil), de los cuales existen múltiples especies, algunas típicas (como los contratos, los actos ilícitos, y distintas figuras), y también otras ntípicas.
Por tal razón, la asignación de "la ley" como "fuente" de las obligaciones
actuaba como una suerte de "válvula de cierre", en el sentido de que si un hecho
no se encontraba regulado en el ordenamiento, pero éste hacía nacer una obligación, porqí.te el ordenamiento así lo prevé, constituye una causa fuente idónea
de la relación crediticia. En otras palabras, siempre debía existir un szrceso, captado por el derecho, para hacer nacer una obligación; que no es, sino, un hecho
jurídico (art. 896 Cód. Civil).
(u) La especial situación de las denominadas obligaciones ex lege.
LLAMBÍAS,
señala que los hechos que tienen energía jurígena son tres:
los actos de la voluntad particular, los hechos ilícitos y la norma jurídica. Respecto a los dos primero, dice que la ley puede condicionar
o limitar la eficacia de ambos, pero 'no desconocerla, tratándose -en
definitiva- de una cuestión de derecho natural. N o así en la norma
legal o consuetudinaria, en donde el hecho carecería de energía jurídica si no se la hubiera otorgado la ley o la costumbre.
Pese a tan calificada opinión hemos tomado posición respecto a
que los hechos jurídicos son la causa fuente de las relaciones de obligación, existiendo fuentes típicas y atípicas. Pero siempre en razón de
que es el ordenamiento el que contempla dichos sucesos y les asigna
la virtualidad de generar una relación de obligación. La norma, en
el sentido amplio del término, invariablemente es la que le asigna
efectos jurídicos a un suceso, constituyéndolo en causa fuente de las
obligaciones, en este caso en concreto.
Sobre estas bases, comenzó un ingente derrotero por determinar
la existencia de "otras" fuentes de las obligaciones al lado de las típicas, como el caso del enriquecimiento sin causa, el pago indebido, la
voluntad unilateral, las denominadas "obligaciones ex lege", el abuso
del derecho, la equidad, etc., generándose no pocas diferencias sobre
el sentido y alcances que cabía asignar a cada figura.
LOS ELEMENTOS ESENCIALES DE LA R E L A C ~ ~DE
N OBLIGACIÓN
93
,-LOS "hechos jurídicosí causa fuente de todas las relaciones
.'
.jurídicas
El art. 726 del CCyC refiere a los hechos jurídicos (regulados
entre 10s zrts. 257 a 397 CCyC).
En la Parte General se regulan tres de los cuatro elementos esenciales de las relaciones jurídicas: los sujetos (personas humanas y personas jurídicas, en los dos primeros Títulos), el objeto de los derechos
El Título V (arts. 398
(Título III), y la causa eficiente (en el Título N).
a 400 CCyC) dispone sobre la transmisión de los derechos, que es
también, desde nuestra óptica, causa fuente de la adquisición; y no
se encuentra un Título destinado a la extinción de los derechos, que
debería comprender el caso fortuito, la consolidación, la renuncia y
la caducidad.
No se regula, de manera específica, el vínculo jurídico, que es
también un elemento esencial de' toda relación jurídica, aunque en
rigor de verdad poco es lo que podría disponerse con carácter general, ya que éste es el .elemento que mayores características identitarias particulares tiene en cada relación jurídica en especial.
(i) Concepto. En el art. 257 del CCyC se dispone: "El hecho jurídico es el acontecimiento que, conforme al ordenamiento juridico,
produce ei nacimiento, modificación o extincion de reiaczones o sttuaciones jurídicas". Es relevante advertir que se introduce en la definición una modificación conceptual de importancia: el hecho jurídico
ya no es el suceso susceptible de producir la mutación jurídica (la fattispecie, esto es, una descripción abstracta de hechos que no ha acontecido), sino el que efectivamente la produce (el suceso que se verifica
en la realidad, asignándosele de manera categórica su efecto jurídico).
(ii) Clases. La clasificación de los hechos jurídicos del Cód. Civil
se mantiene.
Son naturales o humanos (si bien no se encuentra ahora explicitada, como sí lo estaba en el art. 897 del Cód. Civil y explicados en la
nota al art. 896 del Cód. Civil), en tanto provengan de la naturaleza
o de la acción del hombre, en cuanto tal, esto es, con un mínimo de
participación subjetiva, haya o no voluntad (BUERES).
Los humanos pueden ser voluntarios o involuntarios, según que
hayan sido o no obrados con discernimiento, intención y libertad (y
manifestados mediante un hecho exterior).
94
FEDERICO A. OSSOLA
Y, en ambos casos, pueden ser lícitos o ilícitos, según que se
ajusten o contravengan el ordenamiento jurídico, considerado éste
como un todo unitario y coherente. Por cierto que la licitud o ilicitud
del acto resulta de un contraste objetivo de la conducta con el ordenamiento, y con independencia de la existencia o no de voluntariedad
DE GONZÁLEZ).
(ZAVALA
Los actos jurídicos (art. 259 CCyC -una de cuyas especies es el
contrato-) y los simples actos lícitos (art. 258 CCyC), son los dos
arquetipos de hechos humanos voluntarios lícitos.
A partir de estas bases, establecidas con carácter general y omnicomprensivo en el CCyC, se desarrollan en particular las diversas
causas fuentes de todas las relaciones jurídicas, no sólo en el CCyC,
sino en todo el ordenamiento.
d) Prueba de la existencia d e una relación deobligación. Presunción
de existencia d e causa
En el art. 727 del CCyC .se dispone: "La existencia de la obligación n o se presume. La interpretación respecto de la existencia y
extensión de la obligación es restrictiva. Probada la obligación, se
presume que nace de fuente legítima mientras n o se acredite lo contrario".
(i) Las obligaciones n o se presumen. Criterio restrictivo para
determinar su contenido. Sin antecedentes normativos (aunque sí
doctrinarios y jurisprudenciales), se dispone la ausencia de presunción legal alguna de existencia de una obligación. Por ende, quien lo
invoque tiene la carga de acreditarlo, asumiendo en caso contrario las
consecuencias negativas de la incerteza.
Complementario de lo anterior (también sin antecedentes) es
el criterio hermenéutica para determinar la existencia y alcances de
una obligación: al no presumirse, la prueba debe ser apreciada con el
mayor rigor; y en caso afirmativo, el mismo juicio debe imperar para
establecer su contenido. Es que importando la obligación una situación jurídica de sujeción patrimonial del deudor, la limitación de su
libertad debe ser lo menos restrictiva posible, como también ocurre
en el caso de reconocimiento (art. 735 CCyC).
Empero, existen en una obligación múltiples deberes accesorios
de conducta, que fluyen en función del interés del acreedor, que en
cada caso en particular se concretan en función de las circunstancias
'
LOS ELEMENTOS ESENCIALES DE LA R E L A C I ~ NDE OBLIGACI~N
95
propias de cada obligación, emergentes esencialmente de los principios de Buena Fe y Ejercicio Regular de los Derechos. Incluso a veces
la ley asume el criterio inverso, como en el caso de los contratos por
adhesión y los de consumo (art. 1092 CCyC). La cuestión, pues, es
sumamente delicada.
(ii) Probada la existencia de la obligación, se presume iuris
tantum la de su causa. Por último, se replica la solución del art. 500
del Cód. Civil, con la presunción iuris tantum de existencia de causa
fuente, acreditada (claro está) la de la obligación, y con algún ajuste:
se indica "fuente legitima", esto es, admitida por el ordenamiento,
sea lícita o ilícita (como en el caso de la obligación de indemnizar).
Es por una cuestión de lógica elemental: si algo,existe (la obligación)
es porque algo lo ha generado (la causa fuente). De allí la presunción
legal establecida.
La carga probatoria de la inexistencia de la causa pesa sobre quien
aduce, lo cual se traduce (por vía'de consecuencia) en la inexistencia
de la obligación. Si bien se trata de un hecho negativo, la presunción
rige, pero -en ciertas circunstancias- podrá exigirse al acreedor que
aporte ciertos elementos probatorios, por encontrarse en mejor condición procesal para hacerlo, por imperio de la Teoría de la Carga
Dinámica de las pruebas.
ieiidl~sepul cuá:qitiei mediü, exigi¿.ndúsé cii
j.>~ueÚa
contraprestación que el criterio de apreciación de tales pruebas sea
muy severo, atento el mantenimiento de la eficacia de la presunta
obligación.
La
r
La ausencia de causa determina la inexistencia de la obligación,
por la carencia de uno de sus elementos esenciales. Por ende, pagada
una obligación que no existió, nace para el soluens el derecho a la
repetición, bajo las reglas del pago indebido (art. 1796 CCyC). Debe
aclararse que éste es sólo uno de los casos en que se activa dicha figura, ya que también procede cuando se paga una obligación válida
previamente extinguida, entre otros supuestos.
e) lrielevancia de la causa fuente en ciertos procesos
En determinadas situaciones, la ley establece que la determinación de la existencia de la causa fuente es irrelevante, lo que no significa -claro está- que no exista. Es lo que acontece con los títulos
de crédito (cheques, letras de cambio, pagarés), y con todos los títulos
96
FEDERICO A. OSSOLA
'cejecutivosyy,
procesos en los cuales la indagación causal no es procedente, pues gozan dichos títulos de presunción de legitimfdad, por ser
tales (entre otros, los de los arts. 523 y 524 del CPCCN, que describe
varios títulos ejecutivos).
En tales casos, la cuestión causal debe ventilarse en un juicio de
conocimiento posterior.
De todas maneras, existen algunas excepciones. Una de ellas es si las partes,
en el proceso ejecutivo, coilsienten la discusión causal. La otra, si la ilicitud,
inmoralidad o inexistencia de la causa surge, irrefutablemente del mismo título, o de las constancias de expediente, pues en tal caso despachar la ejecución
importaría negar la verdad jurídica objetiva, incurriendo en un exceso ritual
manifiesto, por más que el juicio sea teóricamente provisorio (PODETTI).En
estos últimos tiempos, aunque no sin discusiones, se ha comenzado a admitir
la discusión causal en procesos ejecutivos relativos a títulos de crédito en los
que subyace una relación de consumo, declarándose la nulidad del "pagaré de
consumo".
f) La simulación en la causa fuente
En el CCyC no se ha replicado el art. 501 de¡ Cód. Civil, que se
refería a la 'kausa simulada" (sí, en cambio, se lo hace en materia
de causa final -art. 282 CCyC-); y ello es de toda lógica, pues
se trataría de un caso de simulación en el acto jurídico fuente de la
obligación, ineficacia que se encuentra regulada en la Parte General
(arts. 333 y SS. CCyC).
Si la simulación es relativa, esto es, si esconde otro acto verdadero, este último será válido (y engendrará las obligaciones que le
son propias) en tanto y en cuanto concurran los requisitos propios de
su categoría, no siendo ilícito, ni perjudicando a un tercero (art. 334
CCyC) (S 478 y SS.).
34. Las diversas fuentes de las obligaciones en particular
a) El método
En lo atinente a .las relaciones de obligación, existe una importante depuración metodológica que grafica de manera clara la problemática. La ya citada distinción entre la obligación de sus fuentes está
plasmada en el Libro Tercero, ya que en el Título 1 se dispone sobre
las obligaciones en general, en tanto que en los restantes cuatro Tí-
LOS ELEMENTOS ESENCIALES DE LA R E L A C I ~ NDE OBLIGACI~N
97
tulos se regulan sus fuentes: los Contratos (Títulos 11, 111y N),
y en el
Título V sobre "otras fuentes de las obligaciones" (la responsabilidad
civil -Capítulo 1-, la gestión de negocios -Capítulo 2-, el empleo
útil -Capítulo 3-, el enriquecimiento sin causa -Capítulo 4-, la
declaración unilateral de voluntad -Capítulo 5- y los títulos valores -Capítulo 6-).
La nómina, empero, no agota todos los supuestos, ya que en
innúmeras situaciones se estatuyen hechos o actos jurídicos en particular que provocan el nacimiento de relaciones de obligación (por ej.,
la obligación alimentaria -arts. 537 y SS. CCyC-; la obligación de
contribuir al mantenimiento de la cosa común -art. 1191 CCyC-,
etc., etc.).
Aquí, en todo caso, se trata de las tipificadas, y que por su trascendencia y emplazamiento metodológico requieren de una regulación específica.
b) Los contratos
(i) Concepto. En el art. 957 del CCyC se dispone: "Definición.
Contrato es el acto jurídico mediante el cual dos o más partes manifiestan su consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o
1
.
extinguir rsbo'
lurLes
iuii'ili¿~¿spL?~í'~i.?i~iiikl~~".
(ii) Breve caracterización. No se trata solamente de una causa
jurígena (esto es, que,produce el nacimiento de derechos y obligaciones), sino también modificatoria y extintiva. Siempre por acuerdo
de partes (personas con intereses jurídicos contrapuestos), y siempre
relativo a relaciones jurídicas patrimoniales. Por ende, la gran mayoría de los actos jurídicos bilaterales con contenido patrimonial
pueden ser calificados como contrato (por ej., el pago no lo sería,
como se analiza más adelante, .j 290), cerrándose así un arduo debate
sobre la cuestión.
. La regulación del fenómeno contractual en la legislación civil y
comercial ha experimentado un importantísimo golpe de timón en
el CCyC. Se han receptado normativamente nuevos criterios que, si
bien eran propugnados por la doctrina y la jurisprudencia, no estaban
exentos de fuertes contrapuntos. Como bien se ha dicho, estamos
frente a un nuevo orden contractual en el CCyC (R. STIGLITZ)en el
que el dogma de la autonomía de la voluntad, si bien continúa siendo
la regla general, se encuentra limitada por la ley, el orden público,
98
FEDERICO A. OSSOLA
la moral y las buenas costumbres" en los contratos discrecionales
(art. 958 CCyC); en tanto que los límites son mayores en la contratación por adhesión (arts. 984 a 989 CCyC). El contrato siempre tiene
fuerza vinculante entre las partes, y su contenido puede ser modificado o exting-.ido por acuerdo entre ellas, o en los supuestos que la
ley prevé (art. 959 CCyC), que ahora no son pocos, ya que incluso
los jueces pueden hacerlo, aunque sólo cuando la ley lo autoriza o de
oficio cuando el contrato afecta de modo manifiesto el orden público
(art. 960 CCyC).
Se han incorporado, tanto en la parte general como en los contratos en particular, múltiples deberes accesorios de conducta a cargo
de ambas partes, edificándose la figura esencialmente en torno al
principio de buena fe (art. 961 CCyC). De allí se deriva una serie de
importantes principios y deberes que de ellos se derivan, plasmados
en varias soluciones en particular, y que son (R. STIGLITZ):
proporcionalidad, razonabilidad, cooperación, lealtad, coherencia en el comportamiento de las partes, y tutela de la dignidad de las personas.
(iii) Metodología del Código Civil y Comercial. En el Título 11 se
dispone sobre los Contratos en general, esto es, la Teoría general de
los Contratos, una de las fuentes más importantes de obligaciones.
Luego, en el Título 111, sobre la Teoría General de las Relaciones de
Consumo (que incluye a los contratos de dicha naturaleza). En el
Título TV se encuentra la profusa regulación de los contratos en particular, en 31 capítulos, muestra elocuente de la importancia de los
contratos como fuente de las obligaciones.
(iv) La cuestión de los contratos de consumo. Remisión. Es una
de las modificaciones más trascendentes. Existe una parte general de
los contratos, y una parte general de los contratos de consumo. En
un contrato en concreto, necesariamente deberá determinarse si se
trata o no de un contrato de consumo. De ser así, priman las normas
y principios que disponen soluciones más favorables para el consumidor, interpretándose el contrato en dicho sentido (arts. 1094 y 1095
CCyC). Hemos analizado las proyecciones de esta nueva regulación
en el 17.b, a donde remitimos.
C) La
responsabilidad civil. Remisión
La responsabilidad por los daños causados por el incumplimiento
de una obligación preexistente, o por la violación del deber de no
LOS ELEMENTOS ESENCIALES DE LA RELACIÓN
DE OBLIGACIÓN
99
causar daños a otros tiene un lugar preponderante, y --como se analiza en esta misma obra- ha experimentado una notable evolución,
desde aquella primera formulación de los romanos como causa fuente
idónea de obligaciones.
Tradicionalmente la obligación de resarcir un daño c a ~ ~ s a dseo
originaba en un delito (acto doloso) o un cuasidelito (acto culposo),
especies del "acto ilícito", una de las más importantes causa fuente de
las obligaciones. En la actualidad el fenómeno se ha expandido, de lo
que es fiel reflejo la regulación orgánica existente entre los arts. 1708
a 1780 del CCyC.
El hecho jurídico que hace nacer la obligación de reparar el daño
puede provenir del incumplimiento de una obligación, o de la violación del deber genérico de no dañar a otro (art. 1716 CCyC). Este
hecho jurídico (que es un acto), debe reunir tres requisitos: nexo de
causalidad (autoría o atribución c,ausal en el suceso), antijuridicidad
de la conducta, y un factor de atribución. Además, como cuarto requisito, debe haber provocado un daño resarcible. Verificadas dichas
condiciones, el hecho jurídico es idóneo para generar la obligación de
reparar ese daño. Incluso, en ciertas situaciones excepcionales, aun en
el caso de actos lícitos dañosos, existe responsabilidad.
.. Pero además el peligro de daño también habilita acciones tendientes a su prevención (arts. 1710 a 1713 CCyC), esto es, a evitar su
causación, en cuyo marco el juez puede disponer (incluso de oficio),
conductas de dar, hacer o no hacer (art. 1713 CCyC).
.. ..-. .,
-
F
.
--
Analizamos la problemática en Responsabilidad Civil.
d) Quid de los "cuasicontratos"
términos generales, se denomina tal al hecho voluntario lícito,
aminado a la producción de un efecto jurídico, del cual la ley
eriva obligaciones, soliéndose enunciar como tales a la gestión de
negocios, el empleo útil y al pago indebido (LLAMBÍAS).
Agrega el
autor citado que la ciencia jurídica de nuestro tiempo ha pulverizado
la' noción, que comprende supuestos heterogéneos, constituyendo un
"cajón de sastre" en el que se encuentran las más variadas figuras.
.Su origen se encuentra en el derecho romano, en aquellas figuras
en las que al no existir propiamente contrato, se generaban obligaciones como si se tratara de un contrato (cuasi ex contractu). En la
,
1 O0
FEDERICO A. OSSOLA
actualidad, a la luz del CCyC, LÓPEZMESAdefiende fervientemente
la existencia y pertinencia de la categoría (lo califica cpmo un hecho
voluntario, lícito, no convencional o contractual y que es fuente de
obligaciones), ilustrando su recepción en varios países del derecho
moderno (Francia, sobre todo), afirmando que se ha elevado su categoría, y que comprende a la gestión de negocios, el empleo útil, el enriquecimiento sin causa, el pago indebido y la declaración unilateral
de voluntad, todas reguladas en el CCyC.
En nuestra opinión no existe obstáculo para predicar la existencia de la categoría, en cuanto figura opuesta al acuerdo de voluntades como causa generadora de las obligaciones; aunque todas
las especies que comprende tienen, en algunos casos, profundas diferencias entre sí.
e) Gestión de negocios, empleo Útil, enriquecimiento sin causa
y voluntad unilateral. Remisión
Analizamos estas figuras (reguladas entre los arts. 1781 a 1814
del CCyC) en el Capítulo 44 (S 685 y SS.), desde que una vez estudiada la teoría general de la relación de obligación, más sencilla será
su comprensión y abordaje.
f ) Títulos valores
Se ha incorporado entre los arts. 1815 a 1881 del CCyC una regulación completa y exhaustiva de los "Títulos Valores" en general,
que son aquellos que incorporan una obligación incondicional e irrevocable de una prestación, y otorgan a cada titular un derecho "autónomo", en el sentido de que quien lo adquiere de acuerdo a su ley de
circulación, tiene un derecho de tal característica, siéndole inoponibles las defensas personales que pudieran existir respecto de los portadores anteriores (arts. 1815 y 1816 CCyC). Se trata de una verdadera
<c
parte general", antes inexistente en nuestro ordenamiento, y que se
había formulado por inducción a partir -esencialmentede la letra
de cambio y el pagaré (dec.-ley 596511963), ofreciéndose ahora "un
punto de partida apropiado para la elaboración por la doctrina del
concepto de título valor" y de todo el régimen jurídico general, sin
perjuicio de las reglas particulares en cada caso (PAOLANTONIO).
LOS ELEMENTOS ESENCIALES DE LA RELACION DE OBLIGAC~ON
1O1
sentencia judi,cial
Se discute desde antaño si la sentencia judicial puede ser o no
usa fuente de las obligaciones.
En términos generales, la respuesta debe ser negativa, desde que
el juez resuelve una controversia declara (si admite total o
- aicialmente la demanda) el derecho preexistente del pretensor. No
bsta a esta conclusión el hecho de que, desde que la sentencia queda
rme, nazca un plazo de prescripción para exigir su cumplimiento
vía compulsiva, si el obligado no lo hace de manera espontánea
(la ejecución de la sentencia), 'situación que se denomina prescripción
de la actio judicata.
.
Algunos autores niegan de manera absoluta la posibilidad de que
la sentencia sea una fuente autónoma de obligaciones, sino sólo una
fuente mediata de ellas, constituyendo un canal por el cual las fuentes
de las obligaciones transmiten el agua de sus principios generales y
abstractos a hechos particulares y concretos de cada caso fallado
( L ~ P EMESA).
Z
De todas maneras, en nuestra opinión, en casos excepcionales las
sentencias pueden tener efecto constitutivo, si bien ello no se deriva
exclusivamente
de la voluntad del sentenciante. Es el caso, por ej., de
-- - la obligación de pagar honorarios profesionales, que el juez regula al
dictar una resolución. Lo hace, claro está, en razón de que la ley contempla un supuesto de hecho (la actividad profesional del abogado, o
de los peritos), y le impone al juez regular honorarios, determinando
en primer lugar la existencia del derecho, y -en caso afirmativoestableciendo su monto y el obligado al pago. Su resolución constituye el título de la obligación en cuestión. Es por demás evidente que
la actividad del sentenciante es una condición causal necesaria para
el nacimiento de esta obligación, sin la cual no puede predicarse su
existencia.
Situación similar se presenta ahora (J. ALTERINIII.ALTERINI),
con la posibilidad de que el juez, de oficio, disponga medidas de prevención del daño, aun cuando no hayan sido solicitadas (art. 1713
CCyC); también cuando el juez, excepcionalmente (y sólo si la ley
se lo permite) puede constituir un derecho real o imponer su constitución (art. 1896 CCyC); e igualmente cuando impone astreintes
(art. 804 CCyC). Pero no lo hace de la nada: existe un supuesto de
hecho previo, contemplado por el ordenamiento, que es necesario e
indispensable, y que se integra con la actividad del juez.
1 O2
FEDERICO A. OSSOLA
h) El abuso del derecho
Según algunos, el abuso del derecho constituiría una'fuente autónoma de obligaciones. Sin embargo, bien mirado el problema, la cuestión transita por otros carriles. Como bien se ha señalado, "el abuso
del derecho es una especie de acto ilícito, por lo que no se justifica la
inclusión de aquel hecho en la enunciación de fuentes de las obligaciones si se ha comenzado por consignar el género -acto ilícito- al
cual esa especie pertenece" (LLAMBÍAS).
En efecto, el ejercicio disfuncional o abusivo de los derechos
(art. 10 CCyC), se emplaza en la problemática de la antijuridicidad,
en cuanto elemento de la responsabilidad civil (arts. 1717 y 1718
CCyC). De hecho, en esta última norma, se indica que el acto es justificado si, pese a haber causado un daño, ha sido obrado "en ejercicio
regular de un derecho" (inc. a]).
Queda entonces definido que la problemática del abuso del derecho es una cuestión de antijuridicidad, y no constituye per se.una
fuente autónoma de obligaciones. La conducta abusiva es ilícita y, por
tales razones, puede tener la virtualidad de hacer nacer relaciones de
obligación. Analizamos la antijuridicidad en Responsabilidad Civil
(5 27 y SS.).
i) La equidad
L,T,AMR~AS
postulaba a la equidad como fuente de las obligaciones
en el caso de las obligaciones naturales, e indicaba que el caso de la
indemnización del daño causado por actos involuntarios del art. 907
del Cód. Civil (en donde los jueces, por razones de equidad, podían
conceder una indemnización a la víctima) constituía un supuesto de
obligación ex lege.
En el CCyC, como se analizará (Capítulo 6), las denominadas
obligaciones naturales han perdido su juridicidad (art. 928 CCyC).
En el dano involuntario (arts. 1750 y 1742 CCyC), se dispone
que su autor responde por razones de equidad, y en-nuestra opinión
la responsabilidad es plena, pero puede ser atenuada también por
razones de equidad (art. 1742 CCyC).
En materia de arbitraje, en el art. 1652 del CCyC se establece que
puede autorizarse expresamente a los árbitros a decidir la controversia según equidad.
a equidad se encuentra contemplada también como parámetro
ra el reajuste en caso de lesión (art. 332 CCyC), en la interprede los contratos (art. 1068 CCyC), en la retribución de las
y servicios por el juez (art. 1255 CCyC), en la reducción de la
ad en el caso de desistimiento unilateral del contrato de obra o
io (art. 1261 CCyC), en la compensación al contratista por la
tarea efectuada en caso de imposibilidad de ejecución de la obra sin
a o destrucción o deterioro por caso fortuito (arts. 1267 y 1268
yC), en la indemnización por daños causados en estado de nece(art. 1718 inc. c] CCyC), en la remuneración en la gestión de
ios (art. 1785 inc. d] CCyC).
Como puede observarse, en vario' casos, la equidad funciona
como una fuente de obligaciones, y en otros como una causa de limitación o atenuación de ellas.
S 35. La causa final
En el CCyC se ha adoptado una posición claramente definida:
la causa final se predica, fundamentalmente, de los actos jurídicos y
constituye uno de sus elementos esenciales.
eza el art. 281 del CCyC: "La causa es el fin inmediato autori-
zado por el ordenamiento jurídico que ha sido determinante de la voluntad. También integran la causa los motivos exteriorizados cuando
sean lícitos y hayan sido incorporados al acto en forma expresa, o
tricitamente si son esenciaies para ambas partes".
Por ende, en las relaciones de obligación la causa final no es un
elemento esencial autónomo.
Lo que no quiere decir que no exista: lo está pero, como se verá
al estudiar el objeto, integra a este último elemento, en intrincada
interacción con la conducta que debe desplegar el deudor (art. 725
CCyC). Todo ello ha sido la resultante de una larga evolución con~e'~tua1,
que corresponde compendiar en breves líneas, para poder
comprender acabadamente el rol trascendente de la causa final.
a) La conducta de las personas y sus motivaciones
La cuestión parte de considerar al hombre como un ser dotado
de razón -lo cual lo distingue de los demás seres vivos- la que po-
104
FEDERICO A. OSSOLA
demos conceptuar con MARÍAScomo "la aprehensión de la realidad
en su conexión". El hombre, pues, es un ser racional: qn virtud de
ello conoce y luego actúa; puede elegir su destino, puede decidir qué
quiere hacer con lo suyo.
Ahora bien: ¿cómo es que conoce y actúa? La psicología y la
psiquiatría buscan dar las respuestas a tan complejos fenómenos. A
partir de principios del siglo XX se postuló que la psicología científica
debe estudiar sólo las manifestaciones externas (motoras, glandulares
y verbales), o sea, aquellas que pueden ser sometidas a observación
y registro riguroso, tanto como a verificación. A dicha corriente se la
denomina conductista. Sin embargo, las modernas tendencias proclaman no sólo la necesidad de este análisis, sino también de la investigación de aquellas causas que las originan (BLEGER).
Tal afirmación nos lleva directamente al análisis de las motivaciones, o sea, a aquellos "avances e impulsos, biológicos, sociales y
psicológicos, que vencen nuestra pereza y nos mueven, ya sea de manera vehemente o con renuencia, a la acción" (BUTLER/MC.
MANUS).
Se trata del estudio de los diversos "por qué" de las conductas de las
personas, pues los fenómenos psicológicos -según ha demostrado
FREUD- tienen carácter causal. Es que "el primer problema es el del
cómo del proceso de comportamiento, el segundo pregunta por qué
e! hornbre o e! anima! acttia -jr hace ta! o cual c o s ~
E! estudio de
la motivación se relaciona con esta pregunta del por qué o de las
'causas' inmediatas del comportamiento. Se habla en este contexto de
motivos, móviles, tendencias y necesidades" (NUTTIN).
Las motivaciones tienen la más diversa naturaleza y no siempre
son conocidas conscientemente por el mismo sujeto en que se presentan.
Muchas conductas se originan en razón de la necesidad más básica (y natural) de alimentación, vestimenta, bebida, calor y refugio; otras en razón de
la convivencia con las demás personas (por amistad, misericordia, amor, etc.);
algunas sólo por autoestima, o en razón de actividades cognitivas; a la vez que
multiplicidad de factores endógenos y exógenos inciden tanto en las motivaciones, como en la realización final de la conducta impulsada por aquéllas. Se
trata entonces de la actuación conjunta de factores fisiológicos y cognitivos que
condicionan a la persona, y que en muchos casos son difíciles de identificar con
absoluta precisión y claridad.
El ser humano practica a diario múltiples elecciones; dispone qué quiere y
qué no quiere; resuelve incorporar algo a lo que es suyo o rechazarlo, cuando
le es ofrecido; se desprende de lo que ya no le interesa, o lo conserva. Para
LOS ELEMENTOS ESENCIALES DE LA R E L A C I ~ N
DE OBLIGACI~N
105
todo ello cuenta con un cúmulo determinado de información que es valorada
rnensurada, buscando siempre llegar a la decisión más conveniente, según los
intereses que pretenda proteger y lograr; aun cuando pueda no llegar a conocer
o medir todas las consecuencias de sus acciones.
Corno señala NUTTIN,las motivaciones se conciben "como un esfuerzo
para escapar a un estado desagradable de necesidad", no son necesariamente
ecbnómi~aso materiales, pudiendo ser de las más diversas.
El origen fenomenológico de la causa final: la voluntad psicológica
del sujeto. Su inicial emplazamiento en la "intención"
(elemento de la voluntad interna)
Lo recién señalado nos lleva a concluir que las motivaciones de
las conductas (que claramente son los fines de un acto -art. 281
cCyC-), tienen su origen en la psiquis de las personas.
Ya dentro del plano jurídico, debe buscarse inicialmente en el
ámbito de la intención, considerada esta última en su sentido técnico
jurídico de elemento de la voluntad interna (art. 260 CCyC).
Como lo señala BREBBIAcon acierto, en el Cód. Civil no se receptaban teorías psicológicas sobre la voluntad, no existiendo por
ende un criterio psicológico puro para clasificar los distintos actos. Se
habla entonces de voluntad jurídica, en contraposición a la voluntad
psicológica. Lo propio cabe afirmar en el marco del CCyC, aunque
con otros matices, ya que en materia de capacidad de ejercicio, la
cuestión del discernimiento tiene otra mirada y regulación: se pretende privilegiar la autonomía de las personas en la toma de decisiones y otorgamiento de actos, enfocada la cuestión esencialmente
sobre dicho elemento interno de la voluntad.
Pero, en materia de intención, el criterio se ha mantenido de la
misma manera que en el Cód. Civil. Es claro que la multiplicidad de
complicados fenómenos someramente descriptos con anterioridad no
se,proyectan en su totalidad al plano de las relaciones jurídicas, sino
sólo en sus rasgos más generales.
Siendo el discernimiento la 'aptitud general de razonar, de poder
conocer, la intención consiste en "el propósito de la voluntad en la
realización de cada uno de los actos conscientes" (LLAMBÍAS).
Se trata
- e n síntesis- en el poder conocer el acto concreto que se está otorgando, y querer lograr los fines propuestos. Así las cosas, la voluntad
106
FEDERICO A. OSSOLA
real -psicológicade la persona constituye la base fenomenológica
sobre la que se asienta su regulación jurídica, y de allí su,importancia.
Lo que ocurre en el ámbito del Derecho es que éste -por una
nccesidad insoslayable- ge~ercrlizalos aspectos más relevantes y comunes del querer ("intencion", como se lo denomina en el art. 260
CCyC), establece el principio rector y con igual criterio dispone y
regula luego cuáles son las causas que obstan su existencia (error y
dolo).
La presencia de discernimiento hace presumir la intención, motivo por el cual quien alegue su falta deberá acreditarlo (BREBBIA),
a través de la prueba de la existencia de error o dolo; y siempre y
cuando se verifiquen los requisitos establecidos por el propio ordenamiento para considerar la presencia de tales vicios. Ello con independencia de que psicológicamente (desde lo fenomenológico) haya
habido error espontáneo o provocado; pues aquí también no cualquier error invalida la intención, sino aquél que el Derecho considera
relevante. Se mantiene pues el criterio de la voluntad juridica.
C) El desprendimiento de la causa final de la voluntad del sujeto,
y su emplazamiento como elemento autónomo del acto jurídico
(i) Se trata de un elemento autónomo de los actos jurídicos.
BUERES,con claridad meridiana (luego de analizar el problema y
las distintas posiciones con la profundidad que le es característica),
arriba a la conclusiGn de que la causa fiiial existe corno elemcntc
autónomo de los actos jurídicos, asumiendo una posición que califica de sincrética o dualista, y que entiende a la noción de causa final
como compuesta por una doble significación.
Desde una perspectiva objetiva, la causa final se evidencia como
el propósito del agente del acto de los plalies prestacionales supuestos
ab initio. Se trata de obtener la efectiva realización del resultado empírico y jurídico perseguido, que colme necesidades y satisfaga intereses. Desde una perspectiva stibjetiva (finalidad concreta, propia o
individual), la causa está conformada por los móviles o motivos determinantes de la voluntad jurídica, que son extrínsecos a la figura,
mudables en cada caso, y hasta pueden ser varios (pluralismo), a diferencia del riguroso unitarismo que se observa en la finalidad objetiva.
Ahora bien: para que un móvil sea causalizado, tendrá que revestir
carácter de esencial, exteriorizarse, e incluso resultar común a ambas
partes si el negocio es bilateral o unilateral oneroso. De no concurrir
LOS ELEMENTOS ESENCIALES DE LA RELACIÓN
DE OBLIGACIÓN
107
as exigencias, la causa solamente estará configurada por la finaad objetiva o inmediata, que siempre debe existir.
Finalmente, y luego de analizar la cuestión en la órbita de los
actos de última voluntad, concluye~que"la noción de causa que hemos
enunciado hasta aquí, bien que con las adaptaciones que reclaman las
ariables de circunstancias, es válida para regir en todos los actos o
egocios jurídicos en general".
(ii) El Código Civil y Comercial. Este pensamiento es el que se ha
receptado en el art. 281 del CCyC, como claramente surge de su texto.
lii) Las dificultades en su conceptuación. La cuestión reviste
inusitada trascendencia y repercusiones prácticas innegables, más allá
de su complejidad conceptual y dogmática; lo que ha provocado que
(que fiüeroii :os que
todos los juristas a partir de P ~ T K I EyREC~Y~AT
antearon el problema) se sumergieran en colosales polémicas.
.
En nuestra opinión la principal dificultad para extraer del acto
rídico este elemento esencial (en cuanto tal) y aislarlo del objeto
de los sujetos, estriba en que la formulación primigenia de la Tesis
ominada causnlis~noclásico, y que postulaba la existencia de una
a e inmutable finalidad para cada acto) adolecía de precisiones
ue fueron el blanco de la acerba crítica de PLANIOL,que calificó de
1sa e inútil la construcción, señalando que ellas eran sus vicios fun-
,:.
Con relación a la falsedad señaló que en los contratos sinalagmáticos (por
ej., en la compraventa) existe una imposibilidad lógica: las dos obligaciones
derivan del mismo contrato, nacen al mismo tiempo, y es imposible que alguna
de ellas sea la causa de la otra, cayéndose en un círculo vicioso. En los contratos
S, lo que se menciona como causa de la obligación no es otra cosa que el
O generador de la obligación, por lo cual decir que la prestación es la causa
108
FEDERICO A. OSSOLA
de la obligación, implica asignarle a lo mismo un doble sentido, con el mote de
"causa". En las liberalidades, y partiendo de la circunstancia de que DOMAT
ve la causa de una liberalidad en el motivo que la ha inspirado, indica que los
autores más recientes que quieren distinguir la causa y el motivo, no han encontrado como caiisa más que la voluntad de donar, considerada de una manera
abstracta e independiente de los motivos que la han hecho nacer.
Respecto a la inutilidad de la noción, señala que en los contratos reales la
ausencia de causa se confunde con la ausencia misma del contrato, con la forma.
En las donaciones "la ausencia de causa será la ausencia de motivo", agregando
que "una donación sin causa será el acto de un tonto, de una persona privada de
razón", lo cual importa confundir la causa con el consentimiento. Por último, en
los contratos bilaterales, la noción de causa se confunde.con la de objeto pues
"si la cosa vendida no existe, la obligación del vendedor es nula por falta de
objeto"; agrega que "se puede arribar al mismo resultado sin hacer intervenir la
idea de causa, por la simple naturaleza sinalagmática del contrato que supone
de las prestaciones recíprocas".
(iv) La concepción actual. Nuestra posición. Pero luego, y haciéndose eco de tales críticas, fundadas y verdaderas, el denominado neocnusalismo (en sus vertientes objetiva, subjetiva y sincrética), pudo
finalmente concretar la cuestión, desentrañando su naturaleza e identidad propia y distinta tanto del objeto como del sujeto.
Con ello se logró posicionarla como un elemento del acto jurídico
que se encuentra -desde esta Óptica- en un pie de igualdad con íos
restantes elementos esenciales.
Corresponde despejar los interrogantes que se pueden presentar,
prima facie, en orden (especialmente) a los aspectos subjetivos de la
causa final, que son los nzóviles concretos, propios e individuales del
acto; los que, como tales, tienen su origen en el querer del otorgante;
y por ende, podrían considerarse emplazados en la intención como
elemento de la voluntad; en otras palabras, dentro del sujeto.
No caben dudas que en su origen los móviles (finalidades)forman
parte de la intención, uno de los elementos internos de la voluntad;
y que desde esta óptica, correspondería su análisis en la órbita del
sujeto, en particular en lo que respecta a la determinación de la existencia de los vicios de la voluntad, error o dolo.
Pero como lo señala BUERES,si "se la enfoca en su faz abstracta
o categórica (fin típico), la causa se distingue de la voluntad jurídica,
pues ésta se evidencia y se agota genéticamente, al constituirse el acto,
mientras que la causa, funcionalmente asida, permanece inalterada
durante toda la etapa de producción de efectos del negocio".
.
u
LOS ELEMENTOS ESENCIALES DE LA RELACIÓNDE OBLIGACIÓN
109
La clatidad del distingo es tal, que n o deja lugar a resquicio alguno de duda.
En otras palabras, puede decirse que, efectivamente, la causa final
tiene su origen en el querer del agente del acto, "querer" que se emplaza en u n primer momento en el ámbito de la ~niención,pues tiene
su origen en la voluntad del agente.
Pero ese "querer" (reiteramos, suscitado siempre en la voluntad
del
agente),
se manifiesta en dos ámbitos distintos.
--El primero, desde la consideración de la "sanidad" o "plenitud"
de la voluntad del sujeto al momento del otorgar el acto, aquí en
orden al conocinziento que el agente debe tener en el acto concreto
que está celebrando ("Intención J jurídicamente hablando).
Esto es, la cuestión puramente fenomenológica que el ordenamiento regula, estableciendo las bases o requisitos -valga la expresión- biológicos o psicológicos del problema, que son considerados
por el ordenamiento como relevantes para considerar que el acto es
"voluntario". De allí el "agotamiento genérico" al que hace referencia
BUERES,en la reflexión antes citada: si hay error o dolo, la voluntad
estará viciada, y el acto será nulo.
El segundo, en orden a que dicho " q ~ e r e r "nh
~ initio, trasciende e1
aspecto antes señalado, para "objetivizarse" (valga la expresión) y ser
considerado por el derecho de manera autónoma respecto al mismo.
Ello en orden a establecer en primer lugar si tales finalidades (por
más que la intención se encuentre plena) son admitidas por el Derecho; ya que en caso contrario, el acto sería rtulo por tener finalidad
ilícita, como se disponía en el art. 502 del Cód. Civil y ahora -de
manera velada- en el art. 281 del CCyC, ya que el fin debe estar
"autorizado por el ordenamiento jurídico".
Pero también -y ésta es una de las cuestiones más inzportantesporque dichas finalidades perviven más allá del momento en que el
acto se otorgó, para proyectarse durante todo el decurso del acto y su
cumplimiento (la consideración ccfuncioilal"de BUERES).
d) La trascendencia de la causa final
C o m o puede observarse, la cuestión es harto dificultosa de precisar en lo conceptual, pero tiene innegable importancia.
110
FEDERICO A. OSSOLA
El acto puede ser nulo si la intención se encuentra viciada (por
error o dolo); pero también puede serlo si, pese a la exiqencia de una
intención "sana" (sin vicios), la causa final es repudiada por el ordenamiento, caso en el cual "aparece en todo su vigor el sentido de la
distincibn y la justificación del carácter autónomo de 12 causa como
ESCALADA).
elemento del acto jurídico" (VIDELA
Pero además, toda una serie de cuestiones que pueden suscitarse
con posterioridad al nacimiento del acto de manera válida, vinculadas con la causa final, pueden no sólo llegar a variar el camino que
originariamente estaba planificado, sino incluso ser la razón de ineficacias funcio?zales del acto.
Esto último ocurre con la denominada fiustmción del fin del
contrato, ahora expresamente regulado en el art. 1090 del CCyC, en
los siguientes términos: "La frustración definitiva de la finalidad del
contrato autoriza a la parte perjudicada a declarar su resolución, si
tiene su causa en una alteración de carácter extraordinario de las circunstancias existentes al tiempo de su celebración, ajena a las partes
y que supera el riesgo asumido por la que es afectada. La resolución
es operativa cuando esta parte comunica su declaración extintiva a
la otra. Si la frustración de la finalidad es tempomria, hay derecho a
resolución sólo si se impide el cumplimiento oportuno de una obligación cuyo tiempo de ejecución es esencial".
Asimismo, la utilidad de la figura es incuestionable, sobre todo
para determinar en muchos casos cuáles son los deberes, derechos y
facultades de cada una dc las partes (tanto los principales c o n o asi
también los deberes accesorios de conducta), y su contenido y extensión.
Por todas las razones indicadas, es que en lo cualitativo la causa
final reviste una inusitada importancia en estos días, de cara a la actual concepción del Acto Jurídico y a la función de la Autonomía de
la Voluntad, y que se manifiesta en muchísimas cuestiones, como lo
resumen PIZARROy VALLESPINOS:
(i) Tiene una función caracterizadora del acto jurídico; a partir de ella es
posible distinguir lo que merece ser considerado como acto jurídico, y aquello
que no; entre los negocios verdaderos o simulados; entre los actos lícitos e ilícitos; etc.
(ii) El negocio jurídico debe tener una finalidad lícita; la causa final permite
poner coto a situaciones en las que existen negocios formalmente lícitos, pero
desviados en sus fines.
(iv) En el aspecto objetivo, es eficaz para proteger el equilibrio negocia1
almente querido por las partes; no sólo el genético u originario, sino durante
a su existencia, cuando los efectos del acto se proyectan en el tiempo.
(vi) Es relevante para calibrar el cumplimiento e incumplimiento contrac(vii) Brinda fundamento a la resol~iciónpor incumplimiento (arts. 1077 y
(viii) Justifica la exceptio non adimpleti contractus, ahora denominada
"suspensión del cumplimiento" (art. 1031 CCyC).
5 36. Los actos abstractos
-.1-.
-
a r ~ 28
; 7 del K y C : sr diipnni:
c A q f n~h o t r g q t ~ L.g
,
hg.yi.+
tencia, falsedad o ilicitud de la causa n o son discutibles en el acto abstracto mientras n o se haya cumplido, excepto que la ley lo autorice".
..
. Se incorpora, así, la categoría del ÜCLO ü b ~ i r ~ crespecto
io
al que,
si bien no se encontraba en el Cód. Civil, se postulaba su existencia,
aunque con varios matices.
En nuestra opinión (y máxime en razón del emplazamiento de la
norma, esto es, en el terreno de la causa de los actos jurídicos, o sea, la
a final) se trata aquí de actos jurídicos que "son válidos con presncia de la finalidad que hayan tenido las partes, el efectuarlos"
(LLAMBÍAS); en otras palabras, se hace abstracción(de allí su nombre)
de cuáles hayan sido las intenciones de las partes en su otorgamiento.
c o i ello queda descartado.
el concepto cuando se hace
abstracción de la causa fuente de una obligación, y que es algo diferente. En concreto: como lo acabamos de señalar, en ciertos procesos
os ejecutivos) se encuentra vedada la discusión causal, referida esto
ausa fuente (aunque también comprende a la causa final).
112
FEDERICO A. OSSOLA
En cambio aquí no se está haciendo referencia a una obligación,
sino a un acto jurídico en el cual lo que las partes qui?ieron al celebrarlo es irrelevante, y no obsta a su validez. En otras palabras, la
causa final no es un elemento estructural de estos actos jurídicos.
Ello no significa que la causa no exista; lo que ocurre es que aquí
no computa como elemento estructural, siendo de todas maneras plenamente eficaz. De lo contrario, el acto sería nulo por vicios en la
causa final.
En términos generales, en el marco del Cód. Civil, se señalaba que
dichos actos tutelaban a terceros, en el sentido de que estas cuestiones
vinculadas a la causa final no les eran oponibles. Por ej., se entrega
un pagaré en pago de una deuda ilícita, y el documento es endosado
a favor de un tercero; a este último, no se puede oponer la ilicitud de
la causa del negocio primigenio.
Pero en el CCyC no se distingue entre partes y terceros, lo que nos
lleva a pensar que en todos los casos no puede plantearse la discusión
vinculada a la causa final, aunque sí entre partes con posterioridad al
cumplimiento de lo adeudado en razón del acto.
Participamos de la opinión que sólo son tales los que la ley declara (ToBÍAs),
y que las partes no pueden crear actos abstractos,
salvo solo ios iegaimente reconocidos. Se trata be casos en ios que ia
ley asigna eficacia por sí mismo al acto, en función de su literalidad
(BENAVENTE).
Entre otros, se señala que pertenecen a esta categoría los títulos
cartulares (pagaré, letra de cambio, cheque, y el aval cambiario); se
suele mencionar también a los contratos de garantía (fianza, garantías
reales, garantías a primer requerimiento).
Compartimos la opinión que sostiene que si la ley permite la discusión causal -como lo señala la parte final del artículo- es incompatible con la calificación de negocio abstracto (ToBÍAs).
111. ELEMENTOS ESTRUCTURALES. LOS SUJETOS
5 37.
Dos situaciones jurídicas: acreedor y deudor
En toda relación de obligación, la bipolaridad (S 16.a) es de su
esencia. Se trata de un derecho relativo, lo que significa que existen
itbiacionesjurídicas perfectamente definidas: la del titular del deo subjetivo (el acreedor), y la de quien se encuentra gravado con
er jurídico frente al primero (el deudor).
ad, previo al pago, ambas calidades confluyen en la misma perla obligación se extingue por confusión (arts. 931 y 932 CCyC
El vocablo acreedor proviene del latín credere, que significa creel:
Esta raíz tiene un profundo significado, incluso en la actualidad. El
creedor tiene .una legítima expectativa, confía en que el deudor honu deuda. Por cierto que ello'es más palpable cuando la génesis
ligación se produce por un acuerdo voluntario, pero también
e con menor y distinta intensidad) en las situaciones en
que se genera una obligación sin el concurso de su voluntad (por ej.,
se causa un daño). El trasfondo ético del derecho de crédito
able y, en nuestra opinión, es lo que fundamenta el Principio
cena fe que debe imperar en toda relación de obligación (art. 729
C), del cual se deriva toda una serie de conductas espembles, por
Repárese, por ej., en el caso en que se vende un inmueble por una suma
importante. La transferencia del dominio y el pago del precio (dos obligaciones,
en donde ambas partes del contrato son acreedores de una de ellas respectictos sucesivos, aunque medien iristantes, ya
ué se hace primero? N o hay reglas pre estademás evidente que luego de cumplida una
da necesariamente deberá confiar (aunque
la restante también se cumplirá. Lo propio
sucede cuando se entrega cualquier bien a cambio de otra cosa, o se paga una
obligación de dar dinero y luego se entrega el recibo de pago. Ello no se obra, de
manera sincrónica, "con una mano" para una obligación, y "con la otra" para
la restante. Ese mínimo irreductible de confianza, pues, siempre está presente.
De hecho, la gran mayoría d i l a s obligaciones que a diario nacen
en
todos
los pueblos se cumplen de manera espontánea; las obliga. ..
ciones, como decía BETTI, son uno de los instrumentos más valioso
para la colaboración entre las personas. El incumplimiento no es sino
una mínima porción, y constituye la faz patológica de la obligación.
114
FEDERICO A. OSSOLA
De todas maneras, no estamos aquí frente a un mero deber moral,
sino ante un deber jurídico. Con independencia de la lonfianza del
acreedor, el deudor sabe que si no cumple, aquél cuenta con todo
un arsenal jurídico para hacerse de la prestación; que -por ciertopacde !legar Y ser efectivc 3 no,pues n h ctlandc se adopten to&s !as
garantías posibles, en ciertos casos el cumplimiento puede frustrarse.
6) El deudor
Del otro lado de la relación de obligación está el deudor. El vecablo, también de origen romano, *proviene de debitor-debitoris
("deudor"), y los sustantivos son debitio-debitionis y debi;zts-a-um
(deuda). Importa, claramente, un estado de sz~jeción,una traba, una
atadura. Por ello, también se emplea como sinónimo el vocablo obligado, que proviene de obligatzts (obligado),y e1 verbo obligo significa
atar, sujetar, comprometer. Definitivamente, se denota con claridad
una situación de ccsometimiento", que cesa con la liberczción, que
se produce cuando la obligación se extingue. El medio normal es el
pago, esto es, la sol~ttio,que significa liberar, desatar un nudo.
5 38. Unidad o pluralidad de sujetos
Las
de "2:igacita puiJtn ;ixvG:ü,iai
u,x
&Z
cada polo, o más. Se habla entonces de obligaciones de sujetos tini~os
o de sujetos rn&ltiples.En los tiempos que corren, la plt~rtrlida~i
subjetkja es una carzcterísticu muy frecuente, y por las más vzri~dasrazones (S 19).
Tanto la unidad como la pluralidad pueden ser origirrarias (al
tiempo del nacimiento de la obligación) o deriz~adas(por un suceso
posterior). Por ej., se genera una obligación entre Juan y Pedro, y
luego el acreedor cede su derecho a dos sujetos (cesionarios); p también a la inversa.
Las variantes son inconrables, cada una con sus propios rnarices.
Pero algo es constante: cuando se esta en presencia de pbralidad, se
presenta una situación jurídica diferente, con períiles propios; existen
tantos vínculos jurídicos como sujetos haya involucrados (si hay dos
acreedores y tres deudores, se presentan seis vínculos jurídicos); y se
presenta el problema de establecer qué actos o situaciones obrados
personalmente por un solo sujeto se proyectan a los que integran el
mismo polo obligacional (ello se denomina "relaciones internas"), y
a los del polo contrapuesto ("relaciones externas"). Las reglas de las
LOS ELEMENTOS ESENCIALES DE LA RELACIÓNDE OBLIGACIÓN
115
bligaciones divisibles e indivisibles, y solidarias y simplemente manbunadas (arts. 805 y SS. CCyC) resuelven varias de esas cuestiones,
lo,que será analizado más adelante con detalle (5 200 y SS.).
9. Los sujetos de las relaciones de obligación. Los supuesibc
controvertidos
Por tratarse de una relación jurídica que en su conexión interna
esde siempre vincula a personas, las obligaciones sólo se establecen
.entre sujetos de derecho y no entre patrimonios. El patrimonio es
objeto de los derechos, y no goza de personalidad.
Por ello, los sujetos de la obligación son las personas humanas
(arts. 19 y SS. CCyC) y las personas jurídicas (arts. 141 y SS. CCyC).
La metodología del CCyC en este punto es mucho más depua que la del Cód. Civil. En lo atinente a las personas jurídicas, en
rt. 146 se dispone cuáles son las personas jurídicas públicas, en
tanto que en el art. 148 se enumeran las privadas.
Históricamente han existido discusiones respecto a ciertas situaciones particulares, en las que claramente se está en presencia de
una relación de obligación, pero no luce tan claro si el acreedor o el
... l.. - .1 .
ueuuor so11personas jurídicas.
a) El consorcio
Uno de esos casos era el consorcio de la propiedad horizontal,
cuestión que ha quedado resuelta en razón de que ahora es una persona jurídica privada (art. 148 inc. h] CCyC).
La "sucesión"
-
Respecto a la sucesión indivisa existía polémica similar; en especial, pues puede ser concursada, y es sujeto pasivo de obligaciones
tributarias (por ej., el impuesto a los bienes personales).
En nuestra opinión, en el CCyC la problemática está también
zanjada. Cuando fallece una persona, sus bienes se transmiten a
sus herederos, pero quedan en estado de indivisión (arts. 2323 y SS.
CCyC), el que es transitorio, y que culmina con la partición (se pagan
las deudas, y el activo remanente se distribuye entre los sucesores).
116
FEDERICO A. OSSOLA
En todo ese interregno, los herederos son propietarios de los bienes
indivisos (art. 2280 CCyC), y esta porción patrimonial se encuentra
escindida del patrimonio propio del heredero. Tan es así, que sólo se
responde con dichos bienes (art. 2317 CCyC), y cuando el heredero
respcndepersonalmente ciri !m s i ? y ~ s? r n ~ i n s ,-!!o se dehe a actos
que ha otorgado en perjuicio de los acreedores (art. 2321 CCyC). En
otras palabras, se trata aquí de un patrimonio escindido o "de afectación".
El principio de "universalidad del.patrimonio" ("cada sujeto de
derecho sólo puede tener un único patrimonio") ha cedido notablemente por razones de necesidad del tráfico y protección de los diversos intereses en juego. Así, pues, una misma persona puede tener
más de "un patrimonio", pero no deja de ser el titular de todos ellos.
A la luz de lo indicado, es claro aue "la sucesión" (como comúnmente se la llama) no es una persona jurídica, ni un sujeto diferente,
ni deudor o acreedor. Se trata de un patrimonio de afectación indiviso, de titularidad de una o más personas, quienes si revisten la calidad de acreedores y deudores de los créditos y deudas del causante,
aunque sólo responden con los bienes indivisos; salvo la excepción
del art. 2321 del CCyC.
&
C) Fideicomiso
Situación análoga se presenta en el fideicomiso. El patrimonio
fideicomitido no es una persona jurídica, ni sujeto de derecho. Lo es
el titular del dominio fiduciario (arts. 1701 y SS. CCyC), en una situación análoga a la anterior, en lo que ahora estamos analizando, sin
perjuicio de sus propias reglas.
En todas estas situaciones, y en otras más o menos similares
(fondo de comercio, etc.), siempre hay un sztjeto emplazado en la calidad de acreedor o deudor. Lo propio sucede en los procesos concursales, sin perjuicio de la particular situación en que se ve i.nvo1ucrado
el deudor.
(3 40.
Requisitos
a) Capacidad
(i) Capacidad de derecho. La capacidad de derecho es un atributo que se predica tanto de las personas humanas (art. 22 CCyC)
LOS ELEMENTOS ESENCIALES DE LA R E L A C I ~ NDE OBLIGACIÓN
117
,copo de las jurídicas (art. 141 CCyC). Es un requisito indispensable
ra poder "ser titular de derechos y deberes jurídicos", esto es, para
uedar emplazado en la calidad de acreedor o .deudor, tanto cuando
bligación se. ,constituye, como así también durante su - decurso,
,a su extincion. E2 materia de perscnas humanas, 1~ regla es la
capacidad de derecho, salvo las limitaciones que la ley establezca;
en tanto que las personas jurídicas gozan de dicha capacidad para el
cumplimiento de su objeto y los fines de su creación.
ii) Capacidad de ejercicio. La capacidad de ejercicio es nn atriprivativo de las personas humanas, para ejercer por sí mismas
erechos de los que es titular. La regla es la capacidad (art. 23
CCyC), la que puede ser limitada por razones de edad o de salud
mental (art. 24 CCyC). Cuando esto último acontece, los derechos se
ejercen a través de los representantes legales, o -en su caso- mediante los sistemas de apoyo al ejercicio de la capacidad.
En lo atinente a la constitución de una obligación, las reglas
enunciadas son aplicables para el caso en que se generen por actos
voluntarios; en tanto que cuando surgen de la ley, ésta dispone las
condiciones para que una persona quede emplazada en la calidad de
acreedor o deudor. Por ej., cuando se causa un daño, la propia ley
termina quien es el acreedor y el deudor, con independencia de su
pacidad de ejercicio. Así, quien carece d e ella y es a a t o r de i ~ dañn
n
antijurídico, es responsable y, por ende, deudor de la obligación de
repararlos, en las condiciones establecidas en el art. 1750 del CCyC.
En tanto que en lo que respecta a la dinámica funcional de la obligación, si la persona pierde su capacidad de ejercicio, p,ara otorgar
actos válidamente (por ej., pagar), deberá hacerlo a traves de sus representantes legales, o según el sistema de apoyos que se le haya ins-
b) Deterrninabilidad
Para que una obligación sea tal, no es indispensable que los sujetos
estén determinados desde el momento mismo de su constitución, sino
que deben ser -al menos- determinables. Esto significa que, como
mínimo, deben estar fijadas en el momento constitutivo las pautas
para la individualización de los sujetos, aunque no se produzca en ese
momento; y la indeterminación absoluta obsta a la existencia misma
de la obligación (PIZARRONALLESPINOS).
118
FEDERICO A. OSSOLA
En términos generales sucede que, al tiempo en que nace la obligación, se
conoce quiénes son el acreedor y el deudor (por ej., en un contraro de compraventa); o pueden ser individualizados mediante alguna indagación (por ej., la ley
atribuye responsabilidad al dueño o guardián de una cosa dañosa -art. 1758
CCvC-, cuya identidad puede no ser conocida en el momento mismo en que se
causa el daño, pero luego puede ser dilucidada). De todas maneras, esta situación no es inmutable. El crédito se puede transmitir, inter vivos o por causa de
muerte; y puede también variar la persona del deudor.
Pero además existen situaciones en las que, desde el nacimiento
de la obligación, la identidad de los sujetos puede no estar definida,
aunque -reiteramosdeben existir pautas en la misma obligación
para establecerla. En todos los casos, empero, al tiempo del cumplimiento los sujetos deben estar individualizados.
Es el caso de las obligaciones disyuntivas (arts. 553 a 855 CCyC), los títulos
valores al portador (art. 1837 CCyC); las promesas de recompensa (arr. 1956
CCyC); las ofertas al público (en la posición que se ha oprado en el CCyC); el
contrato a favor de tercero (art. 1027 CCyC); el contraro por persona a nornbrar (arts. 1401 a 1405 CCyC), entre otros (TRIGO
REPRESAS).Las obiigaciones
propter rem, y todas aquéllas que emergen en ocasión de ser una persona titular
de derechos reales o relaciones de poder (S 24), consrituyen rambien un claro
supuesto de indeterminación inicial de los sujetos.
5 41. Transmisión de Ba calidad de sujeto de urna relación de obiiigacibn
En sus albores la obligación fue una relación es~ricrai~;~ntc
persona:, que viiiculah a 10s ~ u j e entre
t ~ ~quienes ;e habia estaL.!ec:as,
siendo impensable su ~ransmisióiia otros sujetos. Sin embargo tl
avance de la civilizacion y el comercio impusieron otras necesidades,
y comenzó un lento proceso que hoy permite afirmar la regla contraria. En principio, si bien bajo ciertos requisitos, tanto los créditos
como las deudas son transmisibles; salvo que la naturaleza misma de
la relación jurídica lo impida (por ej., Lina obligación de hacer en la
que la persona del deudor es esencial, como el caso de una obra artística), las partes lo hayan pactado, o al ley lo disponga (S 505 y SS.).
9
5 42.
1
Responsabilidad obligacional por el hecho ajeno
En el CCyC se ha incorporado una regla antes inexistente a nivel
normativo, pero cuya pertinencia la doctrina y la jurisprudencia
aceptaban. En e1 art. 732 se dispone: '~4cttlccióízde auxiliares. Prin-
cipio de eqtripamción. El inctiwtplimiento de las personas de las que
udor se sirve para la ejecución de la obligación se equipara al
T2Zlado
del propio hecho del obligado".
La denominada responsabilidad obligacional indirecta, deriva
hecho de los ccauxiliares"del deudor, lato sensu: cualquiera sea
condición (no solamente "dependientes"), incluso colaboradores
ustitutos (PIZARRO).Pero siempre se considera que es el propio
eudor es quien actúa.
En el Cód. Civil la responsabilidad indirecta estaba contemplada en el ám'e~tracontractual(art. 1113, texto originario), y no en el contractual. Ello
no impidió la construcción de una sólida doctrina sobre el problema, fruto de
una
diferente a la existente en el siglo XIX: en la fenomenología negocial actual, es común (y hasta necesario) que el deudor no obre individualmente,
sino que se valga de otras personas para cumplir su obligación. En términos
enerales, se extendió la solución del art. 1113 del Cód. Civil a los casos de
sponsabilidad contractzral u obligacionnl, postulándose la inexistencia de una
ferencia real entre ambos regímenes, y.con fundamento en varias normas del
Cód. Civil que la consagraban en ciertos casos: arts. 626, 1516, 1561, 1563,
1631, 1118, 1119, 2230 (TRIGO
REPRESAS);
y también en el Cód. Comercial
(arts. 127, 199). El campo más fecundo fue el de las responsabilidades profe-
Si bien se ha producido una importante unificación de la responcontractual y extracontractual (art. 1716 CCyC), algunas
ias subsisten, en especial en lo reierente a los elementos de
la causa eficiente, ya que se trata de situaciones ontológicamente diversas: cuando existe una obligación previa, el plan prestacional dota
de mayor precisión al abanico de conduc;as que debiera haber desplegado quien causa un daño (por ejemplo, la previsibilidad contractual
-art. 1728 CCyC-). De todas maneras, cabe postular (al igual que
en el ámbito extracontractual), el mismo factor de atribución objetivo: la gamntía. Tal solución se encuentra en el art. 1753 del CCyC,
claramente aplicable al ámbito obligacional, como así también la
esponsabilidad concurrente consagrada en la misma norma, ya que
no se trata de codeudores.
(V. ELEMENTOS ESTRUCTURALES (CONT.). EL OBJETO
§ 43. Una distinción necesaria
Como se indicara al comienzo de este capítulo (S 27), el "devenir
causal" del que forma parte una relación de obligación suele involucrar a los mismos bienes y a las mismas personas en roles diferentes,
según la etapa que se contemple en concreto.
120
FEDERICO A. OSSOLA
Por ello deben deslindarse el objeto de los actos jurídicos y el
objeto de Ea obligación.
Como ocurre con los vocablos que son de uso común, y que se
emplean en multiplicidad de situaciones, las acepciones del vocablo
"objeto" en el Diccionario de la Lengua son muchas: 1)Todo lo que
puede ser materia de conocimiento o sensibilidad de parte del sujeto,
incluso este mismo; 2) Lo que sirve de mareria o asunto al ejercicio
de facultades mentales; 3) Término o fin de los actos de las potencias; 4) Fin o intento a que se dirige o encamina una acción u operación; 5) Materia o asunto de que se ocupa una ciencia. 6 ) Cosa. 7) Objeción, tacha o reparo.
Al respecto, DÍEZ PICAZOapunta que la oscuridad y la complejidad en la concepción jurídica del objeto, obedece "acaso al sentido
de la palabra 'objeto', que no sólo es multívoca, sino que es además
un concepto no jurídico aplicado a realidades y esquemas jurídicos".
De todas ellas se puede extraer que, esencialmente, se emplea en
dos sentidos principales: para hacer referencia a un ente que es motivo de observación, consideración o análisis; o bien en el sentido de
@nulidad,como sinónimo de "objetivo7', entendido como orientación
de la conducta motivada; aunque muchas veces, en el empleo del vocablo, ambos significados se encuentran a la vez. En lo que aquí nos
interesa, es el primer sentido apuntado ei que cobra reievancia.
5 44. B
f objeto de los actos jurídicos (y los contratos en particular)
a) Planteo del problema
En el art. 279 del CCyC la cuestión luce aparentemente resuelta
pues.surge claro que el objeto de los actos jurídicos son los bienes y
los hechos (entendidos no como causa fuente, sino como conductas
a obrar).
Pero a poco que se indague sobre el tema, surgen algunas preguntas: ¿la noción de objero del "acto" es la misma que la de objeto de los "derechos" (O las ccrelacionesjurídicas")?; ¿el objeto de 10s
actos que hacen nacer obligaciones es el mismo de éstas?; ¿las obligaciones constituyen el objeto de dichos actos, o son sus efectos?; ¿qué
es el objeto de los contratos, y de otros actos jurídicos en particular, y
cuáles son sus relaciones con la norma general?.
Las consecuencias e n el ámbito de las relaciones jurídicas son oblas: existe una notable imprecisión y múltiples pensamientos sobre
BUERESagrupa las distintas posiciones e n tres teorías: las amas, las intermedias y las restringidas.
orías amplias. En ellas, algunos sostienen que "el objeto del acto está
por las obligaciones que él crea, modifica, o extingue" (GIORGI,
D, LAFAILLE,
ALTERINI,AMEAL,LÓPEZ CABANA
y SAVIGNY).
Para
ZAVAL~A,
e1 objeto son las relaciones jurídicas, los derechos sobre
os que incide, en cuanto objeto invrzediato; en tanto que las prestaciones serían
el objeto mediato. Por su parte, MOSSET
ITURRASPE
señala que el objeto del
trato (lo que se proyecta al negocio) es "la operación jurídica considerada,
1
u ~ t c s i d iconcrc:v
j
c h t c g i ~ de!
! PLU$I~V, vziiab:t hásie e: h~r~tliiu
gracias al
principio consensuaiista".
(ii) Teorías intermedias. Por su parte, las teorías intermedias el objeto del
sería la prestación, en cuanto plan o proyecto de conducta a observar por
dor, con miras a satisfacer el interés del acreedor (SALVAT).
Los errores
de tal postura son evidentes pues, por un lado, importan reducir únicamente la
cuestión al objeto de los contratos (excluyéndose los restantes actos jurídicos),
además que tal afirmación implica equiparar el objeto del contrato con el objeto
la'obligación,que (aunque vinculados), son realidades diferentes (BUERES).
Teorías restringidas. Por úItimo, para las teorías denominadas "res1 objeto del acto es su materia, o la realidad o unidad pasiva de
rencia, o la materia social o realidad social acotada como base (BUERES,
SCALADA, ALBALADEJO,
CARIOTA
FERRARA,
DÍEZPICAZO,DE CASTRO
posición. La necesaria distinción entre objeto de los actos
s y objeto de las obligaciones
El objeto de los actos jurldicos. Con fundamentos a nuestro
efutables, BUERESconcluye que "el objeto de los actos ju-
122
FEDERICO A. OSSOLA
rídicos está constituido por su materia, es decir, por los hechos (positivos o negativos) y los bienes (cosas y derechos)". LLAMBÍAS
también
es partidario de estas ideas, señalando de manera terminante que "el
objeto es la materia sobre la cual recae, o a la cual tiende, la voluntad
del sujeto. Consiste en una cosa o en un hecho". Es lo que se ha receptado en el art. 279 del CCyC.
Sin embargo, en nuestra opinión cabe efectuar algún ajuste no ya
desde lo conceptual (el objeto es la materia), sino respecto a que entes
deben ser considerados comprendidos en este concepto de materia,
como veremos a continuación; ello desde que en algunos casos las
relaciones jurídicas también pueden ser objeto de los actos juridicos,
constituyen su materia.
Pero retomando la cuestión conceptual, es claro que en esta noción el vocablo materia no es empleado como antónimo de lo inmaterial, sino también comprensivo de esto último, en cuanto bienes
(en sentido amplio). De allí que este concepto que se propugna comprenda las cosas (en sentido estricto), y los derechos, con prescindencia de su nzaterialidad fisica.
(ii) Distinción con la causa final. BUERES
agrega que hacer referencia a intereses resulta eq~zívoco,pues puede llevar a la confusión
con la cuestión relativa a las aspiraciones o motivaciones de las personas. Por tales razones prefiere referirse a la materia, lo que además
"es congruente con nuestro criterio en orden a la causa final. Es así
que, al tenor de la amplitud que acordamos a este elemento, resulta
lógica la postura reductora asumida respecto del objeto del acto, pues
la causa se encuentra en relación cuantitativa inversa con el objeto".
Estas últimas expresiones demuestran la estrecha vinculación que
existe entre los conceptos de objeto y causa final, y que deben ser adecuadamente deslindados. Es que mirado el objeto en la concepción de
fin concreto (que se compadece con las acepciones de tipo finalista del
Diccionario de la Lengua), la causa final se diluiría como concepto
autónomo, y pasa necesariamente a integrar el objeto.
(iii) Las obligaciones, efectos causales del contrato. Así las cosas,
las obligacionesno son el objeto del contrato, sino sus efectos causales.
Aquellos que sustentan la posición desechada, en nuestra opinión, no
pueden brindar una respuesta satisfactoria cuando se inquiere qué rol
jugaría la obligación cuando su causa fuente no es un acto jurídico;
porque no puede afirmarse -por ej.- que el objeto del acto ilícito
sea la obligación de indemnizar que de él surge.
uesta, mucho más sencilla y clara, consiste en señalar que,
te, la obligación es un efecto de la causa fuente, .y ello
era exacta con el concepto legal del acto jurídico: su fin
aso-' es establecer relaciones jurídicas, y crear
.
,
echos. La L~ÜCIVIIse c<~~;s~-.i.fcctü
se encuentra plasmade de ur,a
(iv) Las "relaciones jurídicas" pueden también ser objeto de los
tos,jurídicos. Sin perjuicio de lo recién indicado, cabe advertir que
s--innegableque una vez que la relación jurídica es generada por el
acto jurídico C O ~ ~causa
O
fuente ( y aquí si la relación jurídica es un
efecto del acto), para a constituir una realidad ("materia") que se encuentra integrada por hechos (positivos o negativos) o bienes (cosas
y de~ecl7os)que, por ser parte del mundo del ser, pueden a su vez
constituir -en las claras palabras de D f ~ PICAZOz
"unidad pasiva
eferencia" del acto.
n concreto: en los actos jurídicos que causan la extinción o la
pérdida (entre ellos, la renuncia a los derechos), en muchos casos
el objeto no es un hecho o un bien en particular, sino una relación
jurídica integral, cuya extinción arrastra -co7no es natural- a los
hecl7os o bienes que la integran.
5 45. El objeto de Izs relaciones de obligaci6n.
Las diversas posiciones
Despejada la cuestión anterior, cabe señalar que como bien se ha
dicho, hay Tres grandes líneas de pensamiento respecto de la conceptuación del objeto de las obligaciones: la primera, que postula que
se trata del co77zportamiento debido por e1 deudor (la prestación); la
segunda, que sostiene que es el bien debido (las cosas o los servicios),
con diversas variantes; la tercera, revisionista, que también con varios
matices diferenciaíes "procuran llevar la cuestión a planos más equilibrados y realistas, aglutirrando ambos componentes, aunque con alcances y denominaciones srari~bles"(PIZARR~NALLESPINOS).
a) La doctrina del "comportamiento debido por el deudor"
.
De innegable filiación con las teorías subjetivas de la obligación
(S' 14.a), aunque con muchos matices diferenciales, en lo sustancial
para esta postura el objeto de la obligación es "el comportamiento, la
124
FEDERICO A. OSSOLA
acción o la omisión que debe cumplir el deudor" (CASEAUX).
GIORGIANNI -en
sentido similar- señala: "que la obligación, del deudor
tenga como punto de referencia la prestación y que ésta consista
en un co17zzportaínient0,esto es, en una actividad personal, a que el
deudor está consrreñido, no debería haberse puesto nunca eil duda ...
todo el sistema de la ley demuestra que el deudor está obligado a un
comportamiento". Agrega además que el bien debido no es el objeto del derecho del acreedor, ya que -inclusopuede llegar a no
obtenerlo (cuando se lo indemniza). Según algunos autores, cuando
existen bienes, éstos a su vez son el objeto del objeto (esto es, el objeto
de la prestación).
b) Las doctrinas patrimoniales
Rechazan que el objeto esté constituido por una conducta, ya que
-en crítica a la posición anterior- indican que ésta es incoercible,
no pudiendo el acreedor ejercer señorío alguno sobre ella. Constituye,
pues, una derivación de la doctrina objetiva de la obligación (S 14.b),
y postula que en rigor de verdad el objeto es el bien debido (por ej.,
la cosa); o la utilidad procurada para el acreedor (lo que permite
explicar el objeto en las obligaciones de hacer y no hacer, cuando no
hay cosas involucradas).
e) La doctrina que postula la distinción entre "objeto"
y "contenido"
Sostenida en Europa por BARBERO
y MESSINEO,
y adoptada en
la Argentina por calificados autores, se postula que el objeto de la
obligación es "el bien apetecible para el sujeto activo, sobre el cual
recae el interés suyo implicado en la relación jurídica (A. ALTERINI~
AMEAL/LÓPEZ
CABANA);O "el bien o la utilidad que satisface un
interés del acreedor, del sujeto activo de la relación" (ZANNONI);
en
tanto que la conducta del deudor (la prestación), es una actividad que
éste debe cumplir para que el acreedor obtenga dicho bien o utilidad,
integrando ésta el contenido de la obligación. En otras palabras, el
contenido de la relación obligatoria "resulta de la correlación entre
el deber del deudor y el poder del acreedor (sujetos de la relación) en
punto a la obtención del objeto de la relación" (ZANNONI).
Como
puede observarse, esta postura también le asigna relevancia a la conducta humana, aunque sacándola del objeto, y emplazándola en el
'ccontenido" (PIZARRONALLESPINOS).
-,,-
LOS ELEMENTOS ESENCIALES DE LA RELACIÓN
DE OBLIGACIÓN
125
l
d) La docirina.de la conducta (prestación) y el interés,
. . corno elementos que conforman el objeto
PIZARROjr VALLESPINOS,
se postula que
Sostenida por BUERES,
el'bbjeta de la obligzción se er,cuentrz dzdc por el c=mporto.,~,ie.t=
conducta del deudor (prestación) p por el interés perseguido por el
que debe ser satisfecho a través de aquélla.
Señalan estos autores que no es posible separar ontológicamente
ande conducta del interés que la inspira, por tratarse toda obligaclan de una 'herramienta para encauzar fines. La prestación es mucho
más que la mera conducta del obligado, ya que debe satisfacer el
interés del acreedor, que es un elemento esencial, tanto en la estructura corno en el funcionamiento de la obligación, integrándose de ma- .
riera armónica j7 equilibradamente a la hora de configurar el objeto
de la obligación. Tan es así, "que los mecanismos sucedáneos que el
ordenamiento reconoce en caso de incumplimiento del deudor, orientados a satisfacer ese interés, en reemplazo de la conducta del deudor
(ejecución forzosa, ejecución por tercero, daños y perjuicios), parten
de la base de aquella conducta debida como presup?desto previo 31
necesario para que el ree~nplasoopere. Es respecto de dicho comportamiento debido que opera la sustitución" (PIZARRONALLESPINOS).
--
- .
S 46. El art. 725 del Código Civil y Comercial. Sus antecedentes
En el marco del Cód. Civil, únicamente se señalaba que las obligaciones eran de dar, hacer y no hacer (art. 495), lo que habilitaba
una amplia discusión respecto del objeto. Cabe recordar que en el
art. 725 del Cód. Civil, el pago era definido como "el cumplinziento
de la prestación que hace el objeto de la obligación".
Ahora, en el art. 725 del CCyC se dispone: "Requisitos. La prestación que constituye e1 objeto de la obligación debe ser material y
jurídicamente posible, lícita, determinada o determinable, susceptible
de valoración económica 31 debe corresponder a un interés patrimonial o extrapatrimonial del acreedor". Además, se define al pago de
la siguiente manera: "Pago es el cumplinziento de la prestación que
constituye el objeto de la obligació7z" (art. 865 CCyC).
La Comisión que elaborara el Anteproyecto señaló que "no se define el
objeto del acto ni de las obligaciones ni del contrato, ya que es una labor doctrinal". Con relación al art. 725 del CCyC, se indica que sus fuentes son el ya
126
FEDERICO A. OSSOLA
citado art. 1174 del Cód. Civil italiano, el art. 675 del Proyecto de 1998 y el
art. 714 del proyecto de 1992.
En el art. 1174 del Cód. Civil italiano se dispone: "Carácter patrimonial de
la prestación. La prestación que constituye el objeto de la obligación debe'ser
susceptible de unluación económica y debe corresponder a un interés, azinqzre no
sea patrimonial, del acreedor".
Sin perjuicio de que de dicha norma no cabe dudar en que el interés del
acreedor puede o no ser patrimonial, GIORGIANNI
(quien postula que el objeto
de la obligación es la co?zdtrcta del deudor), indica que el artículo contiene dos
preceptos normativos, en cuanto el legislador utiliza dos veces el verbo debe,
habiendo querido el legislador disponer, por una parte, sobre la patrimonialidad
de la prestación, y además respecto de la correspondencia de la prestación a un
interés del acreedor; lo que también resulta de los antecedentes del artículo, que
transcribe. Que existen, en definitiva, dos disposiciones, y que la prestación (que
es el objeto de la obligación), debe tener carácter patrimonial, para que se esté
en presencia de una obligación.
En el proyecto de 1998, se dispone en el art. 671: "Definición. Se denomina
obligación a la relación jurídica en virtud de la cual una persona tiene el deber de
czrmplir tina prestación a favor de otra. La prestación puede ser de dar, de hacer
o de no hacer". En tanto que el art. 675 reza. "Reqtiisitos de la prestución. La
prestación debe reunir estos requisitos: a) Tener contenido patrimonial. b) Corresponder a un interés del acreedor, aunque sea extrapatrimonial. c) Ser fisica
y jifr~dicnmenteposible. 4 N o configurar un hecho ilícito. e ) Ser determinada o
determinable". Citan sus autores también al art. 1174 del código italiano.
Por último, en el art. 714 del proyecto de 1992 se establece: "Se denomina
obligación al uíilciilo eíí ¿ti;.t~iddel cual t::za persona debe o otra rinn prest~ción
que constituye szr objeto, trátese de dar, hacer o no hacer. La prestación que
constituye el objeto de la obligación debe ser susceptible de ualomción económica y corresponder a zin interés, aún cuando no sea patrimonial del acreedor".
Sus redactores indican que "la cuestión es importante pues se identifica sin duda
a la prestación con el objeto. De tal modo se zanja una cuestión doctrinal que
más tarde se traduce en determinadas consecuencias", agregándose que se recoge la norma del art. 1174 del Cód. italiano.
§ 47.
Interpretación de la norma. La prestación como "conducta
proyectada". Caracterización y elementos constitutivos
La innegable filiación del art. 725 del CCyC con el art. 1174 del
Cód. Civil italiano, permitiría dejar abierta la discusión.
Según algunos, se habría abrazado en esta nueva norma la posición que postula que conducta e interés constituyen los componentes
eto de la obligación (así lo sostienen, por ej., SILVESTREIMAR ~ o s / h d A ~ ~ ~ ~ / Msegún
Á . ROtros,
~ ~ ~ la
~ )distinción
;
entre
y Lccontenidoy'
se mantiene (GAGLIARDO).
y
vocablo deriva del latín praesto, que entre otras cosas significa
lir", ccproporcionar","dar": Sin lugar a dudas que se refiere
Es por demás evidente que no se trata aquí, como lo postulaba
z-concei;ción sUbjraia de !a ob~igzri~n,
de EL, seEcrie de! 2crrr=cr
sobre la voluntad del deudor. Una cosa es un derecho "sobre", y otra
Pero el problema no se agota sólo en esto, sino que la situación es
mucho más compleja, pues se trata de un concepto jurídico preciso,
de intrincada conformación, de una identidad propia:
o se trata de una conducta actual, sino potencial
Esto es, un "plan de conducta futura", c un "comportamiento
simplemente proyectado" ( D f ~ zPICAZO).Lo indicado surge claramente de la definiciún misma.de obligación (art. 724 CCyC), en
donde se indica que e1 acreedor tiene derecho a exigir del deudor
una prestación; y no que el deudor cunzple con una prestación. Esta
exigencia es futura, y aún cuando la obligación nazca y se cumpla en
un mismo instante, es posible deslindar intelectualmente ambos "momentos" (o etapas causales). San es así que -ahora sí- el pago es el
cur7zpli71zierzto de la prestación.
128
FEDERICOA. OSSOLA
b) El "bien debido" integra la conducta proyectada
No es posible aislar "quimicamente" la conducta de los bienes
que ella necesariame~ztecomprende.
Se señala, en pgsición que no compartimos, que "cualquier otra
referencia o complemento resulta innecesario y concierne tan solo al
contenido o materialización de la prestación, nunca a su concepto o
caracterizaciór~"(CRIST~BAL
MONTES).
Por el contrario, somos de la opinión que el bien debido (material
o inmaterial) forma parte de la co?zdz~cta
que del deudor debe cumplir,
la qz,ie no se explica sin aquél. En efecto: ;Cómo podría justificarse, si
no, la extinción de la obligación por la pérdida por caso fortuito de
la cosa debida, en las obligaciones de dar? Si no hay qué entregar, no
habrá conducta alguna que sea posible.
El bien debido (para algunos "el objeto del objeto") en rigor de
verdad es parte constitutiva de la conducta. Y tanta incidencia tiene,
que define la natztralexa de la prestación y, por ende, la de la obligación. No es lo mismo dar, que hacer o que no hacer. Y no es lo mismo
dar una "cosa cierta" o dinero. Los límites del poder de agresión patrimonial del acreedor varzirn según cuál sea dicha conducta.
En efecto, la circunstancia de q i eventualmente no sea el deudor
quien obre la conducta, sino un tercero, no enerva ni diluye la sustancia del problema.
En priízcipio es el deudor (o eventualmente quien lo suceda) el
gravado a cumplir la prestación; pero si no lo hace, en ciertos casos
podrá obrarla un tercero, o se podrá forzar (jurídicamente) al deudor
a hacerlo. No compartimos -para quienes distinguen entre objeto y
contenido- que cuando lo hace un tercero "no hay prestación que
haya sido cumplida, porque el tercero no tenía el deber de realizar
ningún comportamiento" (A. ALTERINI/AMEAL/L~PEZ
CABANA);
ya
que ello importa asignarle un carácter personalísimo a la obligación
que hoy no lo tiene, salvo contadas excepciones (cuando se trata de
obligaciones intuitu personae).
d) El interés del acreedor forma parte de la conducta
La locución "debe corresponder a un interés patrimonial o extrapatrimonial del acreedor", permite afirmar que la conducta proyec-
48. EI interés del acreedor como elemento constitutivo del objeto
de la obligación. La importante proyección de dicha concepción
istinción y relaciones con la causa final del acto jurídico
En nuestra opinión, el interés del acreedor en la obligación es,
desde el punto de vista filosófico, su causa final ( S 28), su "para qué",
en el concepto aristotélico. H a sido definido como "una necesidad,
objetivamente valorable de bienes o servicios que la prestación del
eudor debe satisfacer" (BIANCA,
PIZARRONALLESPINOS).
Pero no debe ser confundido con la causa final del acto jurídico
que le da origen, en el caso en que la obligación tenga como causa
eficiente u n acto jurídico. Si esto último acontece, es por demás evidente que el interés del acreedor en una obligación individualmente
considerada es tributario de la causa final del acto que le dio origen,
y actúa en intrincada interacción con los otros intereses existentes en
.-.A..!as.resta.ntesobligaciones provenieotes de !a misma caliia.
Pero si la obligación no tiene su origen en un acto jurídico (por
ej., al causarse un daño, o porque la ley la genera -como el caso de
la obligación alimentaria-), por más que no pueda predicarse que
dicha causa fuente tiene "causa final" propia (en sentido jurídico),
es evidente que el interés del acreedor en la obligación en concreto
también se encuentra condicionado por la naturaleza misma de su
causa fuente.
- --
En otras palabras: siempre la causa fuente tiene incidencia directa
en el interés del acreedor en las obligaciones en concreto que de ella se
derivan, aunque la influencia es superlativa en el caso de que la causa
eficientesea un acto jurídico.
b) No es un elemento autónomo: integra el objeto de la obligación
¿Es esta "causa final" de la obligación (en el concepto filosófico)
un elemento diferente del objeto? Pareciera que, jurídicamente, es
130'
FEDERICO A. OSSOLA
inconveniente escindirlos. Es que la conducta del deudor, para ser tal,
~zecesariamentedebe estar direccionada a "algo".
I
En el diccionario de la lengua, en su concepto cLpsicológico",la
conducta es el "conjunto de las acciones con que un ser vivo responde
a una sltuacion',. k ya hemos visto que la conducta ¡?unzanri necesariamente respojzde a una 77zotiuación ( S 34.a). Se sostiene que lo que
se denomina "el interés del acreedor" ocupa un lugar relevante, junto
al comportamiento del deudor, en la estructura F~zternadel objeto
obligacional ( P I ~ A R R O ~ ~ L L E S P I N O S ) .
En nuestra opinión, la cuestión es aún más intensa: si el interés
integra. dicha estructura interna del objeto, debe concluirse que la
prestación (que es el "objeto" de la obligación) n o es sólo Ea conducta
del deudo?;sino la corzducta de éste "orientada" a satisfacer el interés
del acreedor.
En definitiva: conducta e interés constituyen la prestación.
Este derrotero argumenta1 no es intrascendente, sino todo lo contrario: esta concepción es la que permite distinguir las obligaciones
de medios de las de resultado, que se ha i n c o r p r a d ~a! CCyC en !^S
arts. 774, 775, 1723 y 1768, entre otros, como se analiza más adelante (S 194 y SS.). Conducta e interés, al tiempo del nacimiento de la
obligación (in obligatione), coexisten en inti.i?zcada iízteracción. Pero
al tiempo del cumplimiento (in solufione),en las obligaciones de medios el deudor cumple si despliega la conducta proyectada, aunqUe no
alcance el interés; en tanto que en las de resultados el cumplimiento
sólo se logra si se satisface el interés.
:
fí 49. Requisitos del objeto
En el art. 725 del CCyC se establecen las condiciones que debe
reunir el objeto de la obligación al tiempo de su constitución. En
otras palabras, si falta alguna de ellas, este defecto congénito trae
aparejado que no haya obligación por carencia de objeto, cualquiera
sea su causa fuente. En otras palabras, será inexistente.
Cuando la obligación proviene de un acto jurídico, suele de manera impropia hablarse de nulidad de la obligación. En rigor de verdad, aquélla es un
vicio de los actos jurídicos (arts. 382 y SS. CCyC), y cuando se está frente a un
LOSELEMENTOS ESENCIALES DE LA RELACI~NDE OBLIGACI~N
131
ulo, no hay causa fuente válida, y por ende, n o nace'obligación alguna.
conveniente, pues, predicar la nulidad de una obligación (como,por ej., se
en materia de novación -art. 938 inc. a] CCyC-). Lo que estará afectado
dad, en tal caso, será el propio acto jurídico.
Sin embargo, la buena fe y el ejercicio regular de los derechos
puede habilitar ciertas excepciones, como podría ser el caso en que
na persona impedida físicamente se obligue a cumplir una conducta
-1
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Por ello, se dice que la imposibilidad debe ser originaria, objetiva, y absoluta. Esto último significa que no debe tratarse de una
era dificultad, sino que debe ser algo insuperable. Si se presenta con
posterioridad al nacimiento de la obligación se producirán las consecuencias del incumplimiento (arts. 955 y 956 CCyC).
Por último, si la prestación comprende la entrega de cosas, es váque verse sobre cosas que aún no existen, cosas futuras (art. 1007
yC), caso en el cual se considera que .el acto está sometido a una
condición suspensiva.
6) Posibilidad jurfdica
.
.
132
FEDERICO A. OSSOLPi
C) Licitud
La conducta, si es posible materialmente, no debe Bstar sancionada o prohibida por el ordenanziento. La ilicitud consiste en la
violación del ordenamiento jurídico, c~ncetridoéste como un tc?do
unitario y coherente y comprensivo no sólo de la ley, sino de los Principios Generales del Derecho, la Moral, las Buenas Costumbres y los
legítimos intereses de terceros. Por tales razones, no habrá obligación
si se ha pactado como prestación obrar cualquier hecho repudiado
por el ordenamiento (matar a una persona, rohar algo, injuriar a otro,
etc.), o la entrega de un bien que se encuentra fuera del comercio.
d) Determinada .o determinable
De manera análoga a lo que sucede con los sujetos, la prestación
puede estar perfectamente individualizada desde el nacimiento de la
obligación, o puede precisarse con posterioridad, siempre antes del
cumplimiento, y cuando se encuentren establecidos "los criterios suficientes para su individualización'' (art. 1005' CCy-C). Pero no hay
obligación si la indeterminación es absoluta.
(i) Obligaciones de hacel; no hacer y de dar cosas ciertas. En todas ellas, la
prestación nuclear (esto es, la conducta esencial) siempre esrá determinada ab
initio.
(ii) Obligaciones de género 31 de dar dinero. En estas dos especies existe
siempre una indererrninación inicial, que luego cesa con la individualización de.
las cosas que deben ser entregadas. Puede observarse que la distinción de las
tres clases de obligaciones de dar tiene su razón de ser en la existencia o no de
indeterminación inicial de lo que debe suministrarse, y su naturaleza.
(iii) Obligaciones alternatiuas 3) facubatiz~as.Situación análoga, aunque por
otras razones, acontece en las obligaciones alternativas y en las facultativas. En
las primeras, se debe una prestación entre varias independientes entre'sí, una de
las cuales debe ser elegida (art. 779 CCyC); en las segundas, el deudor puede
liberarse cumpliendo otra prestación, que es accesoria, y sólo a su voluntad
(art. 786 CCyC).
(iu) Los deberes accesorios de conducta. Por último, cabe tener presente
que los deberes accesorios de co~zductaa cargo de ambas partes pueden no estar
explicitados ab initio.
'
A veces sí lo están, como en el caso del deber de conservación de las cosas
(art. 746 CCyC), o si las partes los han previsto). Cuando ello no ocurre, y
ante el incumplimiento, existe una suerte de juicio de valor retrospectivo, a
e establecer que debieron obrar las partes, y ello también integra .el plan
algunos casos, la conducta posterior de las partes al nacimiento de la
ación puede generar dichos deberes accesorios de conducta. Q u e no se
ntren explícitos, no significa necesariamente que no estén determinados.
~ ~ ~ c e p t ide
b l valoración
e
económica
nialidad es de la esencia de la obligación, y se predica
prestación, indefectiblemente, debe ser mensurable en
La norma es producto de una profunda discusión, entre SAVIGNY
(quien postuló la necesidad de la patrimonialidad de la prestación y
el interés del acreedor), y VONIHERING
(quien deslindó las cuestiones,
señalando que también son dignos de tutela los intereses morales,
afectivos etc., y no sólo los económicos), seguido luego por gran parte
En el art. 1174 del Cód. Civil italiano, fuente directa del art. 725
del CCyC se distinguió entre la prestación (siempre de contenido patrimonial) y el interés del acreedor (que piiede serlo o no), sigiiiendo
,... la.-opinión de SCXALOJA.
Aunque ya no estaba discutido en el marco del Cód. Civil, ahora
la cuestión está expresamente regulada en el CCyC: la prestación debe
ser valorable en términos económicos, para lo cual el ordenamiento
debe asignárselo. Por ello, las partes no podrían pactar darle un valor
de tal naturaleza a una conducta que el ordenamiento no se lo atribuye, cuestión que en ciertos casos requerirá los mayores análisis. Si
no tiene este valor, podrá existir un deber jurídico, pero diferente al
que emerge de La relación de obligación.
f ) El interés del acreedor
Como la norma lo indica, puede o no ser patrimonial. En no pocas
situaciones el interés del acreedor es netamente económico. Pero, de
hecho, los intereses extrapatrimoniales están mucho más presentes
de lo que se piensa, y en no pocos casos -como se ha visto- ello se
.deriva de la causa final del acto jurídico que les da origen a las obligaciones, cuando éstas derivan de aquél. Un viaje de vacaciones, la
compra de un libro, una obra de arte o un disco, cualquier contrato
134
FEDERICO A. OSSOLA
que se celebra para el esparcimiento personal, o con fines altruistas,
están imbuidos de intereses ajenos a lo económico. Y no por ello las
obligaciones no dejan de ser tales, ni pierden contenido patrimonial.
La distinción entre el contenido patrimonial de la prestación, y el
interés de! acreedor es, pues, urra de Izr m2s importantes creacicnes
del derecho de las obligaciones.
V. ELEMENTOS ESTRUCTURALES (CONT.). EL V~NCULOJUR~DICO
9 58. Concepto y caracterizaciáin
a) El vínculo jurídico en general
Toda relación jurídica, por ser tal, importa necesariamente la
existencia de una conexión, enlace, vínculo o correspondencia entre
dos o más entes, reglada por el derecho (S 2). El vínculo jurídico es,
pues, en general, el elemento de derecho, inmaterial (los sujetos y
el objeto son elementos nzateriales, desde esta óptica) que enlaza o
conecta, de las más diversas maneras, a los otros elementos de la relación, en su conexión i~zterna.Es -valga la expresión- una suerte de
fuerza gravitatoria o de atracción creada por el derecho entre dos o
más entes. En cada relación jurídica en particular, el vínculo jurídico
tiene sus propias noras idenrirarias.
b) El \~íncuiojurídico en las relaciones de obligación
En las relaciones de obligación se produce una especial situación.
Si bien la co?zexiónes por esencia entre los sujetos involucrados, también e1 nexo se puede predicar entre e1 acreedor y el patrimonio de1
deudor (PI~ARRONALLESPINOS).
En la concepción romana, la obligación era un vínculo netamente
personal entre acreedor y deudor (ccObligatioest juris virzc1~1~7?z...",
reza la definición de las Institutas de Justiniano - S 4).
El avance.de los tiempos permitió espiritualizar el derecho de las
obligaciones, no siendo las personas en cuanto tales las directamente
vinculadas, sino sus actos.
Pero también, al quedar afectado el patrimonio del deudor al
cumplimiento de la obligación, es por demás evidente que existe una
conexión entre el acreedor y dicho patrimonio, diferente a la anterior,
LOS ELEMENTOSESENCIALESDE LA R E L A C I ~ N
DE O B L I G A C I ~ N
135
e 10 habilita (porque el ordenamiento así lo autoriza) a ir contra
a masa (y no sobre ella) para lograr el cumplimiento, aún de mapreventiva, mediante las medidas de garantía.
'
Pero no se trata de poderes absolutos. Las limitaciones -también
llamadas atenuaciones del vínculo jurídico- existen, como en todas
las relaciones jurídicas, y aquí con particulares características, como
ya se ha analizado en el capítulo anterior (S 20).
Como también se ha indicado (S 12), en el CCyC este elemento
se encuentra patentizado en el concepto de relación de obligación del
art. 724, al señalarse que es una "relación jurídica".
-
9 51. Pluralidad de vínculos jurídicos en las obligaciones
de sujetos múltiples
Si bien existía una profunda discusión en el marco del Cód. Civil
(y también en el derecho comparado, en especial el derecho francés,
fuente primordial en esta materia), en el CCyC se ha adoptado una
clara posición, y que compartimos pienamente: cuando la obligación es de sujetos múltiples (esto es, más de un deudor o más de un
acreedor vinculados por una obligación derivada de una causa fuente
única), existe pluralidad de vínculos, y no vínculo único; incluso en
las obligaciones solidarias, que son aquéllas en donde la cercanía
entre los integrantes de cada polo es más intensa (S 232).
--
§ 52.
La especial situación de las "obligaciones recíprocas"
Los contratos bilaterales son aquellos en los que las partes "se
obligan recíprocamente la una hacia la otra"; esto es, aquéllos que
generan obligaciones a cargo de ambos contratantes, aplicándose dichas normas a los contratos plurilaterales (art. 966 CCyC). El ejemplo
típico es la compraventa: el vendedor debe entregar la cosa; el comprador, pagar el precio (art. 1123 CCyC).
136
FEDERICO A. OSSOLA
De una sola causa fuente emanan -al menos- dos obligaciones,
que tienen a las partes del contrato en roles contrapuestos: en una "A"
es acreedor de "B"; y en la otra, "BB"es acreedor de "A". H a y -en este
caso- dos vínculos jurídicos, uno por cada obligación; pero el caso
es claramente diferente al anterior de pluralidad de vínculos, cuando
se trata de obligaciones de suj'etos múltiples.
En este marco, en el art. 1031 del CCyC se dispone: "Suspelzsiólz del cumplimiento. En los contratos bilaterales, cuando las partes
deben cumplir sinzultáneamente, una de ellas puede sztspender el cumplimiento de la prestación, hasta que la otra cumpla u ofiezca cum.plir. La suspensión puedeser deducida judicialnzente como acción
o como excepción. Si la prestación es a favor de varios interesados,
puede suspenderse la parte debida a cada uno hasta la ejecución conzpleta de la contraprestación".
Se trata, con ajustes, de la solución que imperaba en el Cód.
Civil, en los arts. 510 y 1201. En concreto: una parte se encuentra
autorizada a paralizar el cumplimiento de la obligación a su cargo,
mientras la otra parte no cumpla la suya, u ofrezca cumplirla (LEIVA
FERNÁNDEZ);por ende, la que se valga de esta herramienta no caerá
en mora ( S 408.f). En el marco de la legislación anterior, la figura se
denominaba exceptio n o n adinzpleti contractus; esto es,,excepción de
iíi~umplimieiitü,y derivebc; de! derechu rUiceiiu. E! CZLLIU~Uqüc uc ha
producido es que la suspensión no sólo puede ser articulada como
excepción (al igual que antes), sino como acción.
Por último, si una de las partes no cumple, la otra tiene la facultad de resolver total o parciaimente el contrato, en las condiciones
y con los efectos establecidas en los arts. 1083 a 1088 de1 CCyC.
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CSJN, 161611993, "Banco Shaw SA v. BCRA", La Ley Online.
CLASES DE OBLBGKHlONES
CAP~TULO
IV
CRITERIOSDE C L A S I F B C A C ~ ~PRIINCBPIIOS
N.
QUE RIGEN EL CUMPLBMBIENTO
En dicho cuerpo normativo existe un criterio de clasificación algo errático, ya que en la parte que trata las "Obligaciones en general" (Parte primera,
Sección Primera, Libro Segundo - desde el art. 495), se desarrollan en Títulos
independientes las obligaciones naturales (Tít. 2), las obligaciones principales
y accesorias (Tít. 4), las obligaciones condicionales y con cargo (Tít. 5) y las
-LI:---:
i'r:+ c\ 1 ,.-*,.
.,:...l
-1 a* -CSa- :y *A- L c rcUí:!BS üV!igü~Iüii~~
COZ
uuutjabiuiica ;i y-la..,.
au*u (
u/. iL.uCSv,
a su objeto", se regulan las de dar, de hacer y no hacer, alternativas, facultativas, con cláusula penal, divisibles e indivisibles (Títs. 7 a 12).Finalmente,
en las obligaciones "con relación a las personas", se regulan las solidarias y las
simplemente mancomunadas (Títs. 13 y 14).
----
AilL.
CI
b) En el Código Civil y Comercial
(i) Emplazamiento. En el CCyC, en el Capítulo 3 del Título 1del
=-LibroTercero, nominado "clases de obligaciones", se dispone sobre
todas las especies, en 11 Secciones, entre los arts. 746 a 864: de dar;
de hacer y no hacer; alternativas; facultativas; con cláusula penal y
sanciones conminatorias; divisibles e indivisibles; de "sujeto plural"
(simplemente mancomunadas y solidarias); concurrentes; disyuntivas; principales y accesorias; rendición de cuentas.
(ii) Inexistencia de "criterios". No se enuncian 'ccriterios" de clasificación, salvo para las de ccsujetoplural" (Sección 7"), lo que en
..nuestraopinión es adecuado, ya que se las puede clasificar de varias
142
FEDERICO A. OSSOLA
formas, y tratar de encasillarlas en algunos de ellos, no es lo que aconsejaría la buena.técnica legislativa.
De hecho, y como se analizará, es erróneo entender que sólo las obligaciones solidarias y simplemente mancomunadas son de sujetos plurales, ya que
puede existir pluralidad en la divisibilidad e indivisibilidad (y de hecho allí hay
muchas reglas para el caso de pluralidad, pese a que la divisibilidad/indivisibilidad sea un criterio derivado de la posibilidad o no de fraccionar el objeto de
la obligación).
(iii) La situación de la cláusula penal y las astreintes. Se mantiene
en esta parte la regulación de la cláusula penal, lo que en nuestra opinión no es lo adecuado, ya que se trata -en rigor de verdad- de una
situación (la existencia de cláusula penal) que hace al cumplimiento e
incumplimiento obligacional, y que no debería quedar emplazada en
esta parte; mucho menos las sanciones conminatorias.
(iv) Nuevas clases de obligaciones. Por otra parte se incorporan
como novedad las obligaciones concurrentes y las disyuntivas, que
antes no estaban reguladas.
(u) Las obligaciones de medios y de resultados. No existen disposiciones generales sobre las obligaciones de medios y de resultados,
pese a que -entendemosla distinción se ha incorporado en el
ccyc.
(vi) La situación de la obligación de rendir cuentas. Llama la
atención la regulación de la obligación de rendir cuentas dentro de
este capítulo dedicado a las "cIases" de obligaciones, desde que se
trata de una obligación particular y específica, de hacer; y no de.una
"clase" que admita incluir obligaciones diversas dentro de ella.
Si bien su presencia se justifica ampliamente (estaba en el Cód. Comercial, y
ahora se ha plasmado una adecuada normativa general sobre la figura), lo cierto
es que debió, tal vez, quedar emplazada en otra parte (probablemente luego de
este capítulo, o en una sección especial), en la que se dispusiera -también con
carácter general- sobre ciertas obligaciones que se presentan de manera más
o menos constante en varias relaciones jurídicas, como 10 son la obligación de
informar, la de brindar seguridad, y la que ahora analizamos.
54. Importancia
En el ámbito de la Ciencia del Derecho, y con prescindencia de
que deben ser verdaderas y ajustadas a la realidad de las cosas, las
sistematizaciones se justifican especialmente cuando reportan benefi-
concretos en su aplicación. Para los juristas, desde siempre, crear
nceptos y se complican las soluciones.
Existen múltiples criterios para clasificar las relaciones de obliació.n; y cada una de las "clases" de obligaciones que se regulan
xcluidas la de rendir cuentas, las con cláusula penal y las sanciones
natorias, e incluyendo las de medios y de resultados) se "com-en términos generales- entre sí. Por ej., una obligación de
'.hacerpuede ser de medios o de resultados; a la vez de sujetos únicos
o-múltiples;divisible o indivisible; principal o accesoria; erc.
De todas maneras, tampoco la cuestión es exacta, al menos como
esentada legislativamente: las obligaciones son de dar, de hacer
acer, y no es posible una "combinación" entre estas tres cateLos criterios generales parten de los elementos esenciales de la
ón (clasificaciones según los sujetos, el objeto, la causa y el
); y se incorporan otros (el tiempo de cumplimiento, la exisencia o no de eiementos accidentaies, etc.1.
.Revisten suma utilidad. Es que no sólo permiten emplazar debiamente las diferentes categorías, sino que los efectos privativos de
cada ccclase",al "combinarse" en una obligación en concreto le dan
su particular fisonomía, resultando e:aremadarnente útil identificar
de qué tipo de obligación se trata (si es de medios o de resultados;
principal o accesoria; etc., etc.).
.
S 55. Los diversos criterios
La cuestión puede enfocarse desde varios ángulos, de los cuales
tomamos los que consideramos más trascendentes.
Según el objeto
(i) Por la naturaleza del objeto. Son de Dar, Hacer y No hacer,
iendo ésta la más antigua clasificación de las obligaciones, que se ha
144
FEDERICO A. OSSOLA
mantenido inalterada en su formulación y sustancia desde el derecho
romano.
La obligación de Dar es aquella cuyo objeto consiste en la entrega
de una cosa; en !a de Hacer, se trata de una actividad (un hecho o
un servicio), y si resulta de ésta una cosa que debe ser entregada, se
aplican a la entrega las reglas de las obligaciones de dar (art. 774 in
fine CCyC); en la de No Hacer la prestación es una abstención del
obligado.
(ii) Por la determinación del objeto en las obligaciones de dar.
Pueden ser de dar cosas ciertas (cuando está individualizada desde
el inicio, o en un momento ulterior, de manera necesaria -S 49.d-;
arts. 746 y SS. CCyC); de género (si recae sobre cosas determinadas
sólo por su especie o calidad -arts. 762 y SS. CCyC-); y de dar dinero (arts. 765 y SS. CCyC).
(iii) Por la finalidad juridica perseguida en las obligaciones de
dar. Pueden ser obligaciones de dar para constituir derechos reales
(arts. 750 y SS. CCyC); para restituir (arts. 759 y SS. CCyC); y para
transferir el uso o la tenencia (art. 749 CCyC).
(iv) Por la complejidad del objeto. Como se ha señalado (PIZARRO~
VALLESPINOS),
son de objeto singular o simple, cuando la prestación
es única; y de objeto plural o compuesto si coiltiei~edus ii íiiás picstaciones, sea de manera conjuntiva (deben cumplirse todas) o disyuntiva (sólo alguna de ellas). En este último caso quedan emplazadas
las obligaciones alternativas (arts. 779 y SS. CCyC) y las facultativas
(arts. 786 y SS. CCyC). También éstas pueden quedar emplazadas en
las que inicialmente se encuentran indeterminadas, ya que en ambos
casos es necesario un acto ulterior de individualización de la prestación.
(u) Por la índole del interés comprometido. Serán obligaciones
de medios, aquellas en las cuales el deudor se libera cumpliendo la
conducta debida, sin que sea necesaria la satisfacción del interés del
acreedor; y de resultados cuando el cumplimiento se logra sólo alcanzando el interés del acreedor (art. 1723 CCyC).
(vi) Por la posibilidad de fraccionar el objeto. Son divisibles aquellas obligaciones susceptibles de cumplimiento parcial (arts. 805 y SS.
CGyC); e indivisibles aquellas que deben ser cumplidas por entero
(arts. 813 y SS. CCyC). Como se analiza más adelante (S 201 y SS.),
esta clasificación guarda estrecha relación con la distinción entre obli-
ones solidarias y simplemente mancomunadas, cuando la obligan es de sujetos múltiples.
(i) Por su naturaleza. En el Cód. Civil, se distinguía entre las oblicione~civiles y naturales. Las primeras eran las que conferían acion para exigir su cumplimiento, en tanto que las segundas no. Si
existe alguna controversia, somos de la opinión que esta cateoria'ie ha eliminado (art. 728 CCyC).
(ii) Por su interdependencia estructural. Son principales o accesorias, según no dependan o sí de cualquier otro vínculo de obligación
o derecho (arts. 856 y 857 CCyC).
(iii) Por la interdependencia funcional. Son autónomas o recías (S 52), según no guarden relación con otras obligaciones estaidas entre los mismos sujetos y por la misma causa, o sí lo hagan.
C)
Según los sujetos
(i) Por la cantidad de personas integrantes de cada polo oblial. Se clasifican en obligaciones de s u j ~ t o síÁ.n!'c~s[ i n snln
or y un solo deudor) o sujetos múltiples (más de un acreedor o
un deudor, o ambas situaciones a la vez).
r la índole de la pluralidad subjetiva. Corresponde aquí
(iii.1). Obligaciones derivadas de causa única. Pueden ser simplemente mancomunadas o solidarias, según que los vínculos sean
ndientes entre sí, o estén coligados. En ambos casos su objeto
ser divisible o indivisible.
(iii.2) Obligaciones derivadas de varias causas fuentes. Integran
sta categoría las obligaciones concurrentes.
(iii) Por la existencia o n o de alternatividad subjetiva. Se clasifican
en obligaciones dis~untivas(cuando se está en presencia de una oblición de sujetos alternativos), y n o disyuntivas.
En estas últimas, todos los integrantes del polo obligacional
deben cumplir o recibir la prestación colectivamente, y se denominan
"de indivisibilidad impropia" (art. 824 CCyC).
146
FEDERICO A. OSSOLA
d) ~onexidadde diversas obligaciones emanadas de causas fuentes
diferentes
,
En el CCyC se ha incorporado la categoría de las obligaciones
concurrentes jarts. 850 y SS.) que son aquellas en las que varios deudores deben el mismo objeto, pero en razón de causas difeientes. Esto
presenta una situación distinta a la de la solidaridad.
e) Según la causa
(i) Nominadas e innominadas. Según su causa fuente tenga una
regulación legal específica (contratos, causación de daños, etc.), o no
(A. ALTERINI/AMEAL¡L~PEZ
CABANA)
.
(ii) Obligacionales o no obligacionales (contractuales o extracontractztales). ~n materia de responsabilidad civil, cabe distinguir las
obligaciones de resarcir .daños de fuente contractual u obligacional
(cuando existe una obligación preexistente), o extracont~ctual
(cuando la responsabilidad proviene de la violación del deber de no
dañar a otro) (art. 1716 CCyC).
0 Según tengan o no elementos accidentales o "modalidades"
Se subdividen en puras y simples (cuando no cuentan con ellos),
o modales (si están sometidas a condición -arts. 343 y SS. CCyC- o
plazo -arts. 350 y SS. CCyC-). Debe advertirsee.
e! cmgo es una
modalidad de los actos jurídicos, no de las obligaciones (arts. 354 y
SS. CCyC).
g)Según el tiempo del cumplimiento
(i) Por el tiempo de la exigibilidad de la prestación. Son de ejecución inmediata (si deben ser cumplidas al tiempo de su nacimiento) o
de ejecución diferida (si tienen un plazo para ello).
(ii) Respecto de la "duración" del acto de cumplimiento. Con
independencia de lo anterior, se clasifican en obligaciones de ejecución instantánea se el acto del pago se desarrolla en un solo intervalo
temporal; y de ejecución continuada o de tracto sucesivo, si el cumplimiento requiere de un lapso mayor a un solo intervalo temporal,
de manera periódica o continuada (por ej., un contrato de suministro
.-art. 1176 CCyC-).
CRITERIOS DECLASIFICACI~N. PRINCIPIOS QUE RIGEN...
'
.
147
principios y regias básicos que rigen el cumpiimiento
de las obligaciones
o1ssET DE ESPANÉS
señala -al comenzar el estudio de las Oblide Dar- que para facilitar la ulterior compresión de todos
lemas que se presentan en dichas obligaciones, "es convete enunciar una serie de principios básicos, cuya adecuada comción inspira todas las soluciones contenidas en las numerosas
mas del Código que se ocupan de solucionar los problemas que se
entan en caso de pérdida, deterioro, aumentos, mejoras, percepon de frutos, etcétera". PIZARROy VALLESPINOS
también los enunSomos de la opinión que dichos principios pueden ser postulados
con carácter general, y no sólo para las obligaciones de dar, sino tame hacer y no hacer; como se observará más adelante, en cada
e obligación en particular existen normas que son tributarias
principios básicos, según los casos, y a veces en especial se
n reglas de responsabilidad privativas de alguna categoría
lar (en las alternativas, en las facultativas, en las solidarias,
demás, el notable casuismo del Cód. Civil se ha resuelto en el
ormas mucho más escuetas que, precisamente, reflejan dicipios generaies. Sin perjuicio de su desarrollo ulterior, enndemos que resulta sumamente útil enunciarlos y esbozarlos a esta
tura de nuestro estudio, a la luz de algunas importantes modificaciones y üjustes qae se han przdacidz en el nuevz Código.
Observancia de los principios de buena fe y ejercicio regular
de los derechos
e tanta trascendencia es el deber de obrar de manera leal, hoy con ~robidad,que no sólo el Principio de Buena Fe se enra consagrado en el Título Preliminar (art. 9" CCyC), sino tamie~es~ecíficamente
en materia obligacional, en el art. 729 del CCyC,
ue reza. "Deudor y acreedor deben obrar con cuidado, previsión y
según las exigencias de la buena fe". Entre muchas otras situaciones,
se refleja en las reglas que rigen la concurrencia de varios acreees en las obligaciones de dar (arts. 756 a 758 y 760 y 761 CCyC)..
tro tanto sucede con el ejercicio regular de los derechos y su contra,el Abuso del derecho (art. 1 0 CCyC).
148
FEDERICO A. OSSOLA
b) Las cosas se pierden, deterioran, aumentan o mejoran
para so dueño
6
La regla res perit et crescit domino tiene directa incidencia ,en
las obligaciones de dar. En el Cód. Civil estaba indicada en la nota
al art. 578; ahora, de manera parcial, se refleja en el art. 755 del
CCyC en el que se dispone que "el propietario soporta los riesgos de
la cosa".
C)
Los derechos reales no se adquieren sólo por tradición
(entrega de la cosa)
En el art. 750 del CCyC se dispone: "Tradición. El acreedor no
adquiere ninghn derecho real sobre la cosa antes de la tradición,
excepto disposición legal en contrario". En rigor de verdad, cuando
se trata de transmisión entre vivos, se requiere de título y modo suficientes, siendo la tradición posesoria dicho modo cuando el derecho
real se ejerce por la posesión, salvo que la ley disponga la inscripción
registra1 constitutiva como modo suficiente para transmitir o constituir derechos reales (art. 1892 CCyC). Existen también los modos
originarios de adquisición del dominio (arts. 1947 y SS. CCyC, y la
prescripción adquisitiva -arts. 1897 y SS. CCyC-); además de la
"ado,uislción legal" contemplada en el art. 1894 CCyC.
d) La propiedad de los frutos se adquiere por la percepción
En el art. 755 CCyC se establece dicha regla para el caso de las
obligaciones que tengan por finalidad constituir derechos reales; en
tanto que en los arts. 1934 y 1935 del CCyC están las reglas para el
caso de obligaciones de dar para restituir.
e) La posesión de buena fe de una cosa mueble a título oneroso, hace
presumir su propiedad
Ello surge de los arts. 757 y 895 del CCyC).
f) El género nunca perece
Esto significa que antes de la individualización de una cosa, el
caso fortuito no libera al deudor (art. 763 CCyC), aunque existen
algunas excepciones.
CRITERIOS DE CLASIFICACI~N. PRINCIPIOS QUE RICEN...
149
g) Efecfos de la individualización de la prestación
~ndividualizadala prestación, se aplican las reglas de las obligaones de dar cosas ciertas (para las obligaciones de dar -art. 763
cyC-), y las de la obligación elegida en las alternativas (art. 780
cCYC)y en las facultativas (art. 786 CCyC).
h) Nemo plus iur¡S
Como regla general, nadie puede transnzitir u72 derecho mejor o
más extenso que el que tiene, salvo que la ley disponga lo contario
t. 400 CCyC).
i) Los presupuesfos de la responsabilidad civil
Para que se genere la obligaci,ón de indemnizar los daños causados, deben concurrir los cuatro ''presupuestos" de la responsabilidad civil, que son: a) Antijuridicidad de la conducta (arts. 1717 y
CCyC), sin perjuicio de la existencia de supuestos de responsabiad por actos lícitos; b) Un factor de atribución, subjetivo u objetivo
arts. 1721 a 1725 CCyC); c) Relación causal entre la conducta y el
50 causado (arts. 1726 a 1733 CCyC); d) y un daño resarcible
-s. 1757 a 1743 CCyCj. Se traca aquí de una obligación de indempor el incurnplirniento obligacional, acto éste que debe reunir
es requisitos enunciados en primer término, y cuya consecuencia
haber sido la causación de un "daño resarcible".
C A P ~ U LVO
OBLICACBONES PRINCIPALES Y ACCESORBAS
5 57. La accesoriedad en el ámbito de las relaciones jurídicas
a) Respecto a las cosas y bienes
,
Existen las cosas principales y accesorias, con un régimen particular y específico, y cuyos conceptos reflejan claramente la realidad
fenomenológica subyacente.
h.
En el art. 229 del CCyC se define a las primeras como "las que pueden
existir por sí mismas"; en tanto que las segundas son "aquellas cuya existencia y
..----. .
naturaleza
son dctrrtni~iadaspur utra cosa de la cual dcpperideii u a la cual tssiá~i
adheridas" (art. 230 CCyC), estableciéndose a continuación su régimen legal,
y la solución a ciertas situaciones particulares que.pueden presentar algunas
dudas. Estos conceptos son aplicables también a los bienes que no son cosas
(arg. arts. 16,17, y 279 CCyC).
,
La accesoriedad en el ámbito de los bienes tiene importantes proyecciones,
que pueden reducirse al siguiente enunciado: cuando debe entregarse un bien,
quedan comprendido también sus accesorios, salvo disposición legal o convencional en contrario. En varias' normas se dispone de esta manera (entre otros,
los arts. 349,746,908,1041,1110,1502,1505,1536 inc. e), 1818,1894,1945,
2004,2192,2253,2499 CCyC).
. .
b) Respecto a los derechos
Existen también los derechos principales y accesorios, cuestión
que no sólo concierne a las obligaciones, sino a todos los derechos
subjetivos. Sobre ellos trata este Capítulo.
152
C)
FEDERICO A. OSSOLA
Cláusulas y actos accesorios en los contratos
También el fenómeno de la accesoriedad se presenta' en materia
contractual, mediante el empleo de las denominadas cláusulas accesorias, o también actos acceso~ios,y que se encontraban contemplados
con carácter general en el art. 526 del Cód. Civil, norma que no se
replica en el CCyC. En algunos casos, se trata de verdaderos derechos
obligacionales accesorios, y en otros casos de meras cláusulas. Pese
al vacío legal no cabe dudar de su existencia, e incluso se encuentran
contemplados en los arts. 1016 y 1017 del CCyC, en la parte destinada a la forma de los contratos. El primero dispone sobre la forma
de las modificaciones del contrato (estableciéndose que no es necesaria la misma formalidad si se trata de cláusulas accesorias), y en el
segundo respecto a que los actos accesorios de aquéllos que deben
otorgarse en escritura pública, deben revestir igual formalidad.
d) El efecto general de la accesoriedad
La regla general es la misma, y de manera invariable: lo accesorio
sigue la suerte del principal, salvo las excepciones que marca la ley.
9 58. Obligaciones principales y obligaciones y derechos accesorios
En el art. 856 CCyC se hace referencia a las obligaciones principales, y a los derechos y obligaciones accesorios, motivo por el cual
no contempla únicamente a las obligaciones accesorias, sino también
a los derechos no obligacionales que pueden acceder a un crédito,
como ocurre con los derechos reales de garantía.
a) Obligación principal
Su nota tipificante es la autonomía e independencia de otra obligación, en los cuatro aspectos que se contemplan en la norma: existencia, régimen jurídico, eficacia y desarrollo funcional. Se amplía notablemente, desde el punto de vista del derecho positivo, el catálogo
de situaciones que determinan la calidad de principal de la obligación,
antes limitada aparentemente a sólo a la existencia, cuando en rigor
de verdad estos otros aspectos también debían ser considerados. Determinar cuándo una obligación es principal y cuándo no, en ciertos
casos puede resultar harto sencillo, pero en otros no tanto.
OBLIGACIONES PRINCIPALESY ACCESORIAS
153
b) ~ccesoriedadcontractual y conexidad contractual
Hace muchos años, Busso advertía que el concepto de acce-
seriedad del Cód. Civil era extensible a los contratos, y que los autores
solían calificar a los contratos en principales (o independientes) y accesorios (o dependientes). Pero agregaba: "no siempre, empero, resulta fácil comprobar en cada caso concreto, si verdaderamente se
trata de dos contratos distintos, uno principal y otro accesorio, o en
cambio de un contrato único, con un contenido más o menos complejo (contratos innominado5 y mixtos)".
En estos últimos tiempos se ha producido un profundo replanteo
de esta cuestión, en razón de la evolución de la negociación, y las
diversas modalidades que se han ido adoptando a fin de dar mayor
fluidez y celeridad a los contratos.
Ya no se trata, solamente, de contratos "principales" y ccaccesorios" (que los hay), sino de otras forrrias más complejas, en donde se
difuminan esas calidades, o al menos resulta dificultoso establecer
cuál es el principal y cuál el accesorio.
Aparece entonces la figura de la conexidad contractual, en la que
existen dos o más contratos autónomos (esto es, principales), pero
e n !^E q v e existe entre e!1es 9112 fn~!ids_dc e ~ i C t np e ~ i ~ m e n este
tablecida, que los vincula de manera inexorable (arts. 1973 a 1075
CCyC). En este marco, la conexidad contractual puede dar lugar a
la existencia de ciertos vínculos, interdependientes los unos de los
otros, en donde la calidad de principal o accesorio no sea de sencilla
dilucidación.
En muchos casos los diversos contratos se encuentran conexados
entre sí cual eslabones de una cadena; alguna vicisitud en uno de
ellos puede, eventualmente, afectar al otro, aún cuando -desde una
óptica general del negocio de que se trate- el contrato afectado
pueda incluso considerarse accesorio. Se produce una propagación de
efectos entre ellos en lo que hace al cumplimiento, el incumplimiento,
e incluso la frustración de la finalidad. La determinación, en estos
casos, dependerá de la situación concreta. La cuestión no es baladí, ya
que en no pocas situaciones de ello dependerá la eficacia o ineficacia
de un complejo negocio jurídico, integrado por múltiples actos.
En definitiva, ello emplaza el problema en el ámbito de las fuentes
de las obligaciones, además del específico de los derechos creditorios.
154
FEDERICO A. OSSOLA
c) El criterio de accesoriedad. Fuentes
I
En el art. 856 del CCyC claramente se indica cuándo un derecho,
un deber o una obligación son accesorios: en el caso en que dependan
de una obligación principal en cualquiera de los cuatro aspectos mencionados. Basta con que exista dependencia en uno solo de estos aspectos, para que la obligación se considere accesoria.
Únicamente se indican las circunstancias objetivas que provocan
la presencia de accesoriedad, y nada se señala respecto de las fuentes,
pero no cabe sino afirmar que éstas son dos: la voluntad de las partes,
0 la ley (A. ALTERINI/AMEAL/L~PEZ
CABANA).
d) Obligaciones accesorias
Existen en el código varias obligaciones accesorias de origen
legal. Entre otras:
(i) Fianza. En el art. 1574 del CCyC se define a la fianza como el contrato
por el cual una persona se obliga accesoriamente por otra a satisfacer una prestación para el caso de incumplimiento.
(ii) En la Unión Transitoria. En el art. 1463 del CCyC se establece que en el
contrato de unión transitoria, las parces pueden desarrollar o ejecutar !as obras
y servicios complementarios y accesorios al objeto principal.
(iii). En el leasing. En el art. 1233 del CCyC se establece que pueden
incluirse en el contrato de leasing los servicios y accesorios necesarios para el
diseño, la instalación, puesta en marcha y puesta a disposición de los bienes
dados en leasing, y su precio integrar el cálculo del canon.
(iv) El cargo o modo. En el art. 354 del CCyC se define al cargo como una
obligación accesoria.
(u) La obligación faczrltativa. La obligación facultativa es accesoria de la
principal (art. 786 CCyC).
(vi) La cláuszila penal. La cláusula penal es considerada como una obligación accesoria, frente a la obligación garantizada (arts. 799, 801 y 802 CCyC);
ello se predica también de la cláusula penal compensatoria, ya que su existencia
no se concibe sin la de la obligación principal (BORDA).Sin embargo, también se
sostiene que la cláusula penal es una "obligación subsidiaria", que son las que
nacen a consecuencia del incumplimiento, y no acceden a la principal, sino que
vienen a satisfacer el interés del acreedor en tal caso (salvo que a la vez revista
ambas calidades -accesoria y subsidiaria- como la cláusula penal moratoria)
(A. ALTERINI/AMEAL/¡.,~PEZ
GBANA).
OBLIGACIONES PRINCIPALES Y ACCESORIAS
155
. (vii) Obligación principal indivisible. Si la obligación principal es indivisible, en el art. 815 inc. d ) del CCyC se indica que igual naturaleza debe tener
la accesoria.
.
(viii) Obligación de pagar intereses. En las obligaciones de dar dinero, la
obligación de pagar intereses es accesoria a la principal (arg. arts. 870 y 767 a
769 CCyC) (GSEAUX).
Por otra parte, en algunos casos -ante la ausencia de un criterio
legal- dependerá de las concretas circunstancias que se presenten,
para determinarse si se está o no frente a una obligación accesoria,
como ocurre en el caso de los honorarios regulados en un proceso,
que en principio no serían accesorios, y siguen su suerte independientemente de la del crédito que se ha debatido en la causa, aunque la
opinión no es unánime.
- -"-
-,
--
e) Derechos accesorios
Por otra parte, existen derechos accesorios tanto a obligaciones
principales como a otros derechos principales.
Entre los primeros, el caso paradigmático es el de los derechos
reales de garantía (BORDA).Claramente se dispone en el art. 1889 del
CCyC que "los derechos reales son principales, excepto los accesorios
de u n crédito e n función de garanth. Son accesorios la hipoteca, la
anticresis y la prenda". Pueden existir también derechos accesorios,
como las servidumbres accesorias que son las que hacen posible y son
indispensables para el ejercicio de la priucipal (ari. 2174 CCyC).
f) Deberes accesorios de conducta
En nuestra opinión la última parte del art. 856 del CCyC importa
dotar de carta de ciudadanía a los comúnmente denominados deberes
accesorios de conducta, ya que se establece que ciertas obligaciones
(o también -agregamos nosotros- deberes que de por sí no constituyen una obligación) son accesorios cuando resultan esenciales para
satisfacer el interés del acreedor, y que ya hemos desarrollado (S 20).
§ 59. Efectos
a) El principio de la accesoriedad
La regla general es clara: cualquier causal de ineficacia del acto
que origina la obligación principal, o cualquier causal de extinción de
FEDERICO A. OSSOLA
la obligación principal, acarrea -por vía de consecuencia- la de la
COMPAGNUCCI
DE CASO).
Además, y
obligación accesoria (CASEAUX,
contrario sensu, si igual situación se presenta en el derecho accesorio,
ello no afecta al principal. Existen varias normas que constituyen una
aplicación de esta regía.
(i) En el pago. En el caso del pago, se dispone que, salvo prueba en contrario, "si se extiende recibo por el pago de la prestación principal, sin los accesorios del crédito, y no se hace reserva, éstos quedan extinguidos" (art. 899
inc. c] CCyC).
(ii) En los derechos reales de garantía. En el art. 2186 del CCyC se establece
que los derechos reales de garantía "se extinguen con el principal, excepto en los
supuestos legalmente previstos. La extinción de la garantía por cualquier causa,
incluida la renuncia, no afecta la existencia del crédito". Así, por ejemplo, si ha
prescripto la obligación principal.
(iii) En la nourrción. La novación extingue las garantías y accesorios de
la obligación primitiva, salvo que quien las constituyó participe del acuerdo
novatorio y continúen vigentes para la segunda obligación (art. 940 CCjrC).
Tal es, también, la solución en el contrato de fianza (art. 1597 CCyC), salvo la
excepción del segundo párrafo de esta última norma.
(iu) En el cargo o modo. Cuando el cargo es prohibido se tiene por no escrito, pero de todas maneras no provoca la nulidad del acto (art. 357 CCyC).
Asimismo, si luego de otorgado el acto, e1 cargo se torna imposibie por causas
ajenas al adquirente, la adquisición queda incólume sin cargo alguno, por aplicación de los principios generales.
(u) En la clíusula penal. En el ámbito de la cláusula penal, se dispone en el
art. 801 del CCyC que si ésta es inválida, el efecto no se traslada a la principal;
y que en el caso en que la principal lo sea, por vía de consecuencia también lo
será la cláusula penal, salvo una excepción: "si la obligación con cláusula penal
fue contraída por otra persona, para el caso que la principal fuese nula por falta
de capacidad del deudor". No se trata, en rigor de verdad, de una alteración de
las reglas de la accesoriedad. Es que el supuesto de hecho de la norma es, precisamente, la declaración de nulidad del acto por el que se contrajo la obligación
principal, sólo para el caso en que ello fuera por causa de la incapacidad del
deudor (de hecho o de derecho), y siempre y cuando quien se obligue al pago
de la cláusula penal sea un tercero (si fuera el deudor, rigen los principios generales). Se trata, más bien, de una condición suspensiva.
Por otra parte, si la óbligación principal se extingue sin responsabilidad del
deudor, queda también extinguida la cláusula penal (art. 802 CCyC).
(vi) En la nulidad. En materia de nulidad de los actos jurídicos, se dispone
en el art. 389 del CCyC que la nulidad de una disposición no afecta a las otras
disposiciones válidas, si son separables; y, que si no son separables porque el
acto no puede subsistir sin cumplir su finalidad, se declara la nulidad total.
Debe, en consecuencia, determinarse el carácter principal o accesorio de la disposición para establecerse si la nulidad es total o parcial.
(vii) En la competencia. Como regla general, la doctrina y la jurisprudencia
son contestes en afirmar que "el juez competente para entender en ¡as cuestiones
judiciales que se provoquen con respecto a la obligación accesoria, es el competente para entender en las que atañen a la obligación principal" (CASEAUX,
BORDA).
iii) En el pago con subrogación. El pago con subrogación transmite al
nuevo acreedor el crédito principal con todos sus accesorios (art. 917 CCyC).
b) Excepciones y casos dudosos
Aunque no son muchas, existen algunas soluciones que escapan a
la regla general, o al menos así luce; anomalías que "encuentran justificación en la mayor eficacia jurz'dica, económica o funcional de las
obligaciones accesorias en ciertos y determinados supuestos; o bien
en la diferente naturaleza de aquéllas respecto a la principal, lo cual
puede determinar un régimen jurídico diferenciado", o por normas
legales que expresamente consagren la excepción (PIZARRONALLESPINOS). De todas maneras, en muchos casos las excepciones no son
. . ... sino que 'las soluciones responden a otras razones, conexas,
tales,
pero ajenas propiamente ai fenómeno de ia accesoriedaci.
(i) La cláu~ulapenal de una "obligación no exigible". Se establece que puede
pactarse una cláusula penal para garantizar el cumplimiento de una "obligación
.no exigible" (art. 803 CCyC), esto es, a las obligaciones naturales del Cód. Civil,
que ahora han sido derogadas como tales, aunque no como deberes morales
(art. 728 CCyC). Entendemos que, en rigor de verdad, como se ha eliminado la
categoría de las obligaciones naturales, la norma no tiene razón de ser (Ej 64).
(ii) Constitución de garantías para el caso de una eventual nulidad. La constitución de garantías para el caso en que una obligación fuese nula, en nuestra
opinión no constituye una excepción a las reglas de la accesoriedad, como se ha
analizado previamente.
(iii) Plazos de prescripción diferentes. Asimismo, el plazo de prescripción de
los intereses es de dos años (art. 2562 inc. c] CCyC), y el del capital puede ser
mayor (el plazo general es de 5 años -art. 2560 CCyC-).
(iv) Cláusula penal e individibilidad. En el art. 815 del CCyC se establece
que si la obligación principal es indivisible, también lo es la accesoria. Sin embargo, en el art. 799 del CCyC, en la cláusula penal, se dispone que la naturaleza
divisible o indivisible de la obligación principal no condiciona la de la solidaria
(v. Responsabilidad Civil Ej 163.e).
158
FEDERICO A. OSSOLA
(u) Derechos reales de garantía de una obligación divisible. A la inversa,
aun cuando la obligación principal sea divisible, los derechos reples de garantía
no lo son, salvo los casos establecidos en el art. 2191 del CCyC.
(vi) En la fianza. La fianza no se extingue por la novación producida por
el acuerdo preventivo homologado del deudor, aun cuando no se haya hecho
reserva de las acciones o derechos contra el fiador (art. 1597,2O párrafo CCyC),
solución que concuerda con el art. 5 5 de la ley de Concursos y Quiebras 24.522.
5 60. El *'cargofro "modo"
a) Concepto
En el art. 354 del CCyC se define al "cargo" (o "modo") como
"una obligación accesoria impuesta al adquirente de un derecho".
Por ej., en un legado de un importante bien inmueble rural, el testador impone al legatario construir una escuela en un sector determinado, y donarla al Municipio.
Se adopta un criterio sumamente amplio en dicha conceptuación (que resuelve varias discusiones existentes en el marco del Cód. Civil), la que se circunscribe a lo siguiente: el "cargo" es siempre una relación de obligación accesoria, que surge de un acto jurídico por el que se transmite un derecho y que
se impone al adquirente; dicho acto puede ser inter vivos (oneroso o gratuito)
o mortis causa; y la obligación no integra el elenco de deberes u obligaciones
propios del acto al cual accede.
Si bien aquí su significado es técnicamente preciso, el vocablo es multívoco,
y tiene otros usos en el CCyC: como 'Vunción" que asume una persona (el
"cargo" de tutor, por ej., art. 105 CCyC); y también como sinónimo de'estar
obligado o gravado por un deber jurídico (por ej., en la compraventa, los gastos
de la entrega de la cosa están "a cargo" del vendedor, art. 1138 CCyC).
b) Metodología
(i) En el Cód. Civil. La condición, el plazo y el cargo estaban regulados
dentro de la parte destinada a las "obligaciones en generai", pese a que los tres
constituyen modalidades de los actos jurídicos; y el plazo y la condición pueden
también ser modalidades de las obligaciones.
(ii) En el Código civil y Comercial. Las tres figuras se han trasladado adecuadamente a la Parte General, en un Capítulo relativo a los actos jurídicos
(arts. 343 a 357).El cargo no es, ni fue, una modalidad de las obligaciones, sino
sólo de los actos jurídicos. De allí la pertinencia de su nuevo emplazamiento, y
lo inadecuado de su análisis en el marco de las obligaciones con modalidades
OBLIGACIONES PRINCIPALESY ACCESORIAS
159
que efectuamos en el Cap. 7, donde sólo corresponde tratar el plazo y la condición. De todas maneras, guarda importantes conexiones con la condici.óón.
Lo estudiamos en esta parte, como una especial obligación accesoria, atento
su trascendencia, pues puede presentarse en importantes actos jurídicos.
C) Ámbito
de aplicación
(i)
. . En el Cód. Civil. En el marco del Cód. Civil se discutía si el cargo sólo
podía imponerse en actos a titulo gratuito, o también en los onerosos. Los que
sostenían lo primero, señalaban que en los onerosos el "cargo" integraría la contraprestación debida por una de las partes del contrato (MOISSET
DE ESPANÉS,
CASEAUX,
PIZARRONALLESPINOS,
BUERES);en la otra postura, se señalaba que
nada lo impedía, y que incluso ello estaba contemplado en la nota al art. 558
del Cód. Civil (COLMO,
A. ALTERINI/~EAL/LÓPEZ
ChBANA, BOFFI BOGGERO).
(ii) En el Código Civil y Comercial. En el CCyC nada se indica
al respecto, y la amplitud del concepto del art. 354 lleva a concluir
que también pueden incluirse cargos en los actos a título oneroso
(Tosí~s).
Sin embargo, y para que haya "cargo", en dicho caso no
sólo ha de tratarse de una obligación accesoria, sino -como se dijoextraña a la naturaleza del contrato, esto es, que no se derive ordinariamente de éste.
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específica regulan cuestiones vinculadas al cargo versan sobre actos a
título gratuito.
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(iii) Reglas q ~ los
e rigen. En ambos casos, las normas generaies
sobre el cargo (arts. 354 a 357 CCyC) se aplican en defecto de disposición especial para los casos particulares en que exista una solución
especial. La cuestión reviste especial importancia en la donación, en
los legados y en la institución de herederos, en donde existen algunas
reglas específicas.
d) caracterización
(i) Es una obligación. Es siempre una relación de obligación, que
debe reunir todos sus elementos esenciales, y los requisitos de estos
últimos:
(i.1) Sujetos. Deben ser determinados o determinables. La particularidad,
en este caso, radica en que el acreedor del cargo puede ser el propio imponente
160
FEDERICO A. OSSOLA
del cargo (el transmitente del derecho) o sus herederos; o un tercero designado
a tal efecto.
(i.2) Objeto. Puede ser dar, hacer o no hacer, bajo los requisitos generales,
especialmente el de la patrimonialidad.
(i.3) Causa fuente. Es el acto de transmisión principal al que accede, por lo
cual debe revestir la fornza de este Líltinzo.
En consecuencia, si se impone un deber jurídico no obligacional,
no se está en presencia de un cargo. La cuestión tiene especial relevancia para los casos en que se asignen conductas que no tienen contenido económico alguno, o es imposible determinar al acreedor (por
ej., dejar las cenizas del causante en el campo de su propiedad, lo que
no implica gastos). En tales casos, podrá, eventualmente, tratarse de
una condición.
(ii) Es una obligación accesoria. Se encuentra vinculada al acto
jurídico principal al cual accede bajo las reglas de la accesoriedad
(arts. 856 y 857 CCyC).
(iii) Genera una relación subjetiva conzpleja. Ante la presencia
de esta obligación accesoria, surgen tres roles juridicos que deben ser
deslindados:
(iz'i.2) In?ponunte LrI cargo. YF quirr, trunsmite e! derech~pir:
cipal.
(iii.2) Gravado con el cargo. Es el deudor de la obligación accesoria, y adquirente del derecho principal.
(iii.3) Beneficiario del cargo. Es el acreedor de la obligación accesoria; puede ser el propio imponente o sus herederos, o un tercero.
En este último caso, se aplican las reglas de la estipulación a favor de
tercero (art. 1027 CCyC).
(iv) Es una modalidad del acto jurídico. Esto es, un elemento accidental, que no integra su estructura constitutiva, que puede o no
estar presente, pero que cuando existe, altera los efectos normales o
comunes del acto al que accede.
(u) Es excepcional y de interpretación restrictiva. Importa una imposición que produce limitación extra de los derechos del adquirente.
Por tal razón, sus alcances deben interpretarse de manera acotada y
limitada sólo a aquello que surge rigurosamente de su contenido; lo
que es también una consecuencia de lo dispuesto en el art. 727 del
OBLIGACIONES PRINCIPALES Y ACCESORIAS
161
CCyC, "la interpretación 'respecto de la existencia y extensión de la
obligación es restrictiva" (S 34.e).
(vi) Puede ser de origen convencional o legal. Por lo general el
cargo es fruto de una imposición del transmitente por acto voluntario.
Pero en ciertos casos, excepcionales, la ley los impone como tales:
(vi.2) Atribución del establecimiento. Art. 2380 CCyC: "Atribución preferencial de establecimiento. El cónyuge sobreviviente o un heredero pueden pedir
la atribtcción preferencial en la partición, con cargo de pagar el saldo si lo hay,
del establecimierzto agrícola, comercial, indzrstrial, artesanal o de servicios que
constituye una unidad económica, en cuya formación participó".
(vi.2) Institución de herederos y legatarios. Art. 2485 CCyC: "La institución a favor de simples asociaciones se entiende hecha a favor de las autoridades
superiores respectivas del lugar del último domicilio del testador con cargo de
aplicar los bienes a los fines indicados por el causante. La institución a los
pobres se entiende hecha al Estado nzzrnicipal del lzrgar del último domicilio
del testador o la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en su caso, con cargo de
aplicar los bienes a fines de asistencia social. La institución a favor del alma del
testador o de otras personas se entiende hecha a la autoridad superior de la religión a la cual pertenece el testador, con cargo de aplicar los bienes a sufragios
y fines de asistencia social".
(vi.3) Albacea legatario. Art. 2530 CCyC: "Si el albacea es un legatario, se
entiende que el desempeño de ¿a ficncron constitzrye un cargo dei iegc~du,b i r ~~ M L :
corresponda otra remuneración excepto que deba entenderse, segzín las circunstancias, que era otra la voluntad del testador".
(vii) Su objeto es extraño al del acto al que accede. No integra el
repertorio de obligaciones que surgen de la naturaleza del acto principal. Esta nota distintiva reviste especial importancia en los actos
onerosos, a fin de determinar si existe o no un cargo, o si se trata de
una de las obligaciones propias del acto.
(viii) Es de naturaleza onerosa. Efectos. Al tratarse de una obligación, el cargo importa asignar la situación de deudor al adquirente
del derecho, lo que trae aparejada su responsabilidad patrimonial.
Por ello, es oneroso.
En consecuencia, en el caso de una donación, si hay equivalencia de valores entre la cosa donada y los cargos impuestos, la ley lo considera un acto
a título oneroso; salvo que exista un excedente (esto es, que el valor donado
sea superior al de los cargos), respecto al cual se le aplican las normas de las
donaciones (art. 1564 CCyC). Además, en este caso, el donante responde por
evicción (arts. 1556 y 1557 CCyC).
162
FEDERICO A. OSSOLA
Respecto al legado, en el art. 2496 del CCyC se dispone que "El legado
con cargo se rige por las disposiciones relativas a las donaciones strjetas a esa
modalidad".
En los actos a título oneroso, el cargo integrará el conjunto de prestaciones
a cargo del adquirente del derecho, razón por la cual le seiáil aplicables, a iiiás
de las normas especiales para dicha obligación en concreto, las generales del
acto al que acceda.
e) Especies
Del art. 354 del CCyCsurgen las diferentes clases de cargos, cada
ima con un efecto esencial diferente:
(i) Cargo ccsimple". El acto jurídico produce sus efectos, con
independencia del cumplimiento o no del cargo, quedando expeditas
-para los diversos interesados-'las respectivas acciones tendientes
a lograr el cumplimiento del cargo, o la revocación del acto principal
por incumplimiento'de esta obligación accesoria.
(ii) Cargo "condicional". En este caso, el cumplimiento del cargo
está puesto como condición suspensiva (en cuyo caso, el acto principal no produce efectos hasta que se cumpla la obligación accesoria)
o su incumplimiento como condición resolutoria (el derecho principal
se adquiere, pero puede resolverse ipso iure si la obligación accesoria
es incumplida).
Es importante señalar que aquí el cargo no se "transforma" en
. .,
!ina condlaon, sino qy "ur cempcrta" como c2!a (Tasf~s),
poi lo
cual interactúan: se esta aquí frente a un acto sometido a un cargo,
que no deja de ser tal. Pero, al ser puesto como "condición", no se
presenta el efecto central del cargo simple:.si el cargo importa una
condición suspensiva, no hay adquisición pura y simple del derecho,
y aquél debe ser cumplido para que ello suceda; y si está configurado
como una condici,ón resolutoria, su incumplimiento derechamente
trae aparejada la resolución de la adquisición, sin necesidad de ejercer
acción alguna.
(iii) .Situaciones dudosas. En caso de no poder determinarse
con claridad, se entiende que el cargo es simple y no condicional,
porque importa una menor restricción de los derechos del adquirente.
Además, debe tenerse en cuenta que la existencia de una obligación
no se presume (art. 727 CCyC).
163
OBLIGACIONES PRINCIPALES Y ACCESORIAS
f)Casos en los que está vedado imponer cargos
Como regla, y sin perjuicio de los efectos particulares, las Aodalidades pueden ser establecidas en cualquier acto jurídico. Sin embargo,
en ciertas situaciones el derecho las veda en forma total o parcial, en
atención a la tutela de otros intereses jurídicos que se consideran más
valiosos.
Así, por ej., en el art. 408 del CCyC se dispone: "Consentimiento
puro y simple. El consentimiento matrimonial no puede someterse a
modalidad alguna. Cualquier plazo, condición o cargo se tiene por no
expresado, sin que ello afecte la'ualidez del matrimonio".
En otros casos se aclara que es válido imponer cargos, cuestión
que si bien es tributaria de la regla general, permite despejar cualquier
duda que se genere al respecto. Por ej., en el art. 2136 del CCyC se
establece que el usufructo puede ser establecido pura y simplemente,
sujeto a condición o plazo resolutorios, o con cargo.
g) Reglas relativas al funcionamiento de los cargos simples
Debe recordarse que se trata de una obligación, en la que el
adquirente del derecho principal reviste el rol de deudor, frente al
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caso), o un tercero.
(i) crImponente-acreedor''J y "tercero-acreedor". En el primer
caso, la celebración del acto juríd~coprincipal activa la obligación accesoria, bajo las reglas con que fue impuesta. En el segundo, para que
ello suceda es necesaria la aceptación del tercero (art. 1027 CCyC).
(ii) Tiempo del cumplimiento. En el Cód. Civil se establecía que si
las partes no habían pactado un plazo, debía fijarlo el juez (art. 561).
Se dispone ahora en el art. 355 del CCyC que para esta cuestión rigen
los arts. 350 y concordantes del CCyC; esto es, las normas generales
sobre el plano (el cargo podrá ser a plazo cierto, incierto, tácito o
indeterminado propiamente dicho, o sin plazo, caso en el cual será
inmediatamente exigible); las específicas respecto al tiempo del pago
de las obligaciones (arts. 871 y 872 CCyC); y las de la mora (arts. 886
a 888 CCyC).
(iii) Cargos prohibidos. Efectos. En el art. 357 del CCyC se dispone que "la estipulación como cargo en los actos jurídicos de hechos
que no pueden serlo como condición, se tiene por no escrita, pero no
164
FEDERICO A. OSSOLA
provoca la nulidad del acto". La remisión es al art. 344 del CCyC, en
el que se establece que no son válidas las condiciones qye contengan
"un hecho imposible, contrario a la moral y a las buenas costumbres,
prohibido por el ordenamierzto jurídico, o que depende exclusivamente de lc! z~o!~ntc!d
de! obligrrdo".
El efecto del cargo prohibido ha sido modificado en el CCyC:
antes (art. 564 Cód. Civil), en el caso de un cargo prohibido, su invalidez arrastraba la del acto al que accedía. Ahora, el cargo se tiene por
no existente, pero ello no provoca la nulidad del acto. Es una aplicación, razonable, de las reglas de la accesoriedad; que se replica en
materia testamentaria: se dispone en el art. 2468 del CCyC que "las
condiciones y cargos constituidos por hechos imposibles, prohibidos
por la ley, o contrarios a la nzoral, son ~zulospero no afectan la validez
de las disposiciones sujetas a ellos".
Diferente es el efecto en la condición: si es prohibida, el acto es
nulo (art. 344 CCyC, la parte), salvo el caso recién apuntado del
art. 2468 CCyC, y algunos otros supuestos que analizamos más adelante (S 73).
(iv)Transrnisibilidad del cargo. Se dispone en el art. 356 del CCyC
que "el derecho adquirido es transmisible por actos entre vivos o por
causa de muerte y con él se traspasa la obligación de cumplir el carEo,
excepto que solo pueda ser ejecutado por quien se obligó inicialmente
a cumplirlo".
Por ende, si la obligación accesoria es intuitu personae (por ej.,
pintar un cuadro), el derecho principal no será transmisible hasta
que el cargo se haya cumplido, quedando expeditas las acciones de
cumplimiento o las de ineficacia del acto principal. Cuando sea transmisible, necesariamente será necesario el consentimiento del acreedor,
ya que ello importará la transmisión de la calidad de deudor del cargo
(arts. 1632 y 1633 CCyC).
(vi) Efectos de la imposibilidad sobrevenida del cargo, no impzttable al deudor gravado. Como regla general, si la obligación accesoria se torna imposible de manera absoluta y definitiva por causas no
imputables al deudor ésta se extingue sin responsabilidad (arts. 955
y 956 CCyC), ello no arrastra al acto principal, que queda incólume,
Es una aplicación de las reglas
de manera pura y simple (Tosf~s).
generales de la accesoriedad, que estaba contemplada en el art. 565
del Cód. Civil.
OBLIGACIONES PRINCIPALES Y ACCESORIAS
165
(vii) Una situación especial: muerte del deudor en los cargos
intuitu personae. En este caso, y si fallece el obligado, "la adquisición
del derecho principal queda sin efecto, volviendo los bienes al titular
originario o a sus herederos. La reversión no afecta n los terceros
la CO;Z&CZ'~:Z
ro"s~!zttorig" (2~-t.356
en cuanlo pudies~!úfe¿t'~~Ios
CCyC), efectos que se regulan en el art. 348 CCyC. En nuestra opinión, no se trata aquí de una excepción a las reglas de la accesoriedad,
sino de que la, para este supuesto, considera a1 cargo como impuesto
bajo condición resolutoria.
(viii) Mora del deudor en el cumplimiento del cargo. Derechos
y acciones que nacen para los interesados. Cabe distinguir entre la
situación jurídica del imponente del cargo, y del beneficiario.
(viii.l) Acción de cumplimiento del cargo. Cuando el beneficiario
es un tercero, respecto al imponente, todo pareciera indicar que no
debería ser titular de una acción de cumplimiento del cargo, al no
revestir la calidad de acreedor. Sin embargo en la donación (art. 1562
CCyC) se establece que tanto el donante, sus herederos y el beneficiario del cargo (si es un tercero) "pueden demandar su ejecución".
Esta norma también es aplicable a los legados (art. 2496 CCyC).
La solución luce anómala respecto del "imponente-no beneficiario", va que se legitimaría a quien no es acreedor a promover una
acción de cumplimiento. En nuestra opinión, debe ser entendida como
un derecho a exigir dicho cumplimiento sólo bajo apercibimiento de
revocar el acto principal. Es impredicable que el imponente fuerce al
acreedor (un tercero) a recibir la prestación, sin perjuicio de que esté
habilitado a intimarlo (por vía' judicial o extrajudicial) a cumplir.
La misma solución, en consecuencia, cabe predicarse de los actos
a título oneroso, ya que en tal caso el cargo integra la contraprestación asumida, por más que sea un tercero quien la reciba.
(uiii.2) Ineficacia del acto principal por incumplimiento del
cargo. Si se trata de una donación, sólo el imponente o sus herederos cuentan con la posibilidad de revocarla por inejecución del
cargo (art. 1562 CCyC), lo que también se predica de los legados
(art. 2520, inc. b] CCyC).
En los actos a título oneroso, el imponente contará con la posibilidad de resolver de1 contrato por incumplimiento (arts. 1083 y SS.
CCyC).
166
FEDERICO A. OSSOLA
(ix) Responsabilidad del deudor. En principio, y por tratarse de
una obligación (aunque accesoria), el deudor gravado, con el cargo
debería responder con todo su patrimonio frente al acreedor, por
aplicación de las reglas generales, y no sólo con el bien transmitido.
En los actos a título oneroso no cabe ninguna duda de ello.
Sin embargo, en la donación se dispone en el art. 1563 del CCyC
que "el donatario sólo responde por el cumplimiento de los cargos
con la cosa donada, y hasta su valor si la ha enajenado o ha perecido
por hecho suyo. Queda liberado si la cosa ha perecido sin su culpa.
Puede también sustraerse a esa responsabilidad restituyendo la cosa
donada, o su valor si ello es imposible". La misma solución cabe predicar de los legados, por la remisión del art. 2496 CCyC, aunque
cabe aclarar que "la renuncia de un legado ízo puede ser parcial. Si se
han hecho dos o más legados a una misma persona, uno de los cuales
es con cargo, no puede renunciar a éste y aceptar los legados libres"
(art. 2522 CCyC).
(x) Efectos del incumplinziento definitivo por causas imputables
al deudor. En tal caso la obligación accesoria se torna imposible
(arts. 955 y 956 CCyC), quedando únicamente expedita para el imponente del cargo (o sus herederos) la acción de revocación en los
actos a título gratuito, y la de resolución por incumplimiento en los
actos a título oneroso.
(xi) Efectos especiales de los cargos puestos en las donaciones.
(xi.1) En el art. 1549 del CCyC se dispone que "para aceptar donaciones se
requiere ser capaz. Si la donación es a una persona incapaz, la aceptación debe
ser hecha por su representante legal; si la donación del tercero o del represeíztante es con cargo, se requiere autorización judicial"; lo cual es de toda lógica,
ya que coloca al donatario incapaz en la situación de deudor.
(xi.2) "Si el tercero ha aceptado el beneficio representado por el cargo, en
caso de revocarse el contrato tiene derecho para reclamar del donante o, en su
caso, de sus herederos, el czrmplimiento del cargo, sin perjuicio de szrs derechos
contra el donirttzrio" (art. 1562 CCyC).
(xi.3) En caso de revocación, el donante debe reembolsar el valor de los
cargos eventualmente satisfechos por el donatario (art. 1569 CCyC),si hubiera
varios y alguno se hubiera cumplido.
(xi.4) "La donación puede ser revocada por inczimplimierzto de los cargos.
La revocación no perjudica a los terceros en cuyo beneficio se establecen los
cargos. Los terceros a quienes el donatario transmite bienes gravados con cargos
OBLIGACIONES PRINCIPALESY ACCESORIAS
167
sólo deben restituirlos al donante, al revocarse la donación, si son de mala fe;
+,/?YO úueden impedir los efectos de la revocación ofreciendo ejecutar las obligar'
cienes impuestas al donatario si las prestaciones que constituyen los cargos no
deben ser ejecutadas precisa y personalmente por aquél. El donatario que enajeria 10s bienes donlzndos, o imposibilita SU dev~luciónpor su culpa. debe resarcif
al donante el valor de las cosas donadas al tienzpo de promoverse la acción de
con SUS intereses" (art. 1570 CCyC).
(xii) Efectos especiales de los cargos en materia sucesoria. Además
de los casos ya citados de los cargos impuestos por imperio de la ley
(arts. 2380,2485 y 2530 CCyC), existen algunos efectos en particular
en mat-eria sucesoria:
(xii.1) Pueden pedir la partición de la sucesión indivisa, por vía de subrogación, los beneficiarios de legados o cargos que pesan sobre un heredero
(art. 2364 CCyC).
(xii.2) Los legados pueden ser revocados, a instancia de los interesados,
cuando media "incumplimiento de los cargos impuestos por el testador si son
la causa final de la disposición. En este caso, los herederos quedan obligados al
cumplimiento de los cargos" (art. 2520 CCyC).
(xii.3) El albacea, "debe demandar a los herederos y legatarios por el cumplimiento de los cargos que el testador les haya impuesto".
(ziii) ?r~ccr$ciÓn. S- establece en el art. 355 del CCyC que
"desde que se encuentra expedita, la acción por cumplimiento prescribe seghn lo establecido en el art. 2559". .
¿a soiución sólo se explicaria eii el caso cn cl que !a ~bligzcijn
accesoria estuviera sometida a plazo indeterminado, y no a plazos
determinados o plazo tácito, ya que la primera parte del art. 355 del
CCyC -precisamentedispone la remisión a las normas generales
sobre los plazos para determinar el tiempo del cumplimiento de los
cargos. Y como la prescripción comienza a correr desde que la obligación es exigible (art. 2554 CCyC), caben dos interpretaciones: a) Postular que en todos los casos (sea cual sea el plazo) es necesario promover una acción de fijación de plazo en los términos del art. 2259
del CCyC; b) Entender que sólo en el caso de plazo indeterminado en
el cargo, dicha norma es aplicable, rigiendo para los otros supuestos
las reglas generales. Participamos de esta última opinión.
h) Reglas relativas al funcionamiento de los cargos condicionales
Debe recordarse que en este caso, el cargo condicional importa la
configuración de una especial situación jurídica: se trata de un cargo
168
FEDERICO A. OSSOLA
pero que se comporta como condición. El imponente del cargo así lo
ha querido, y de allí que la cuestión se rija, en importantes cuestiones,
por las reglas de la condición, pese a que lo estructural la situación se
rija por las reglas generales del cargo.
(i) Cargo condicional suspensivo. El derecho principal que se
transmite no se adquiere sino hasta que el cargo se cumpla (art. 354
CCyC), sin perjuicio de los derechos del adquirente a solicitar medidas conservatorias (art. 347 CCyC), y los que se derivan del cumplimiento o no de la condición suspensiva (arts. 348 y 349 CCyC). Se
trata aquí, en rigor de verdad, de una condición suspensiva en donde
el hecho condicionante es el cumplimiento de una obligación a cargo
del adquirente del derecho.
(ii) Cargo condicional resolutorio. En este caso, el derecho principal se transmite, con las limitaciones que surgen para todo derecho
sometido a condición resolutoria pendiente (art. 347 CCyC).
(ii.1) Incumplimiento imputable al deudor. En tal caso, entendemos que éste ingresa de manera automática en situación de incumplimiento definitivo, sin necesidad de declaración judicial alguna.
Vale recordar que en el art. 559 del Cód. Civil se establecía que, en
el caso en que el cargo fuera impuesto como condición resolutoria,
era "necesaria la sentencia del juez para q-.e e! benefridu pierd? e!
derecho adquirido", 10 que ahora no se ha replicado en el CCyC.
Somos de la opinión que en este caso, el tiempo establecido para
el cumplimiento del cargo debe reputarse esencial pues, de lo contrario, no existiría sustancialmente diferencia alguna con el cargo
simple: en ambos casos, estaría habilitada la acción de cumplimiento
(para el acreedor), y también en ambos casos sería necesario el acto
del imponente tendiente a activar los efectos del incumplimiento del
cargo ya acontecido (revocación en los actos a título gratuito, resolución en los actos a título oneroso, o -en su caso- manifestación de
que la condición "se ha cumplido" y ha operado la resolución).
No tendría, pues, autonomía, la figura del cargo resolutorio, ya
que en definitiva en el cargo simple su incumplimiento opera de manera análoga a la condición resolutoria (en contra BENAVENTE,
para
quien es necesaria la promoción de la acción judicial, dictando el juez
una sentencia declarativa).
El efecto es, pues, ipso iure, y ésta es la diferencia más importante
con el cargo simple. Los efectos de esta situación se rigen por las reglas del cumplimiento de la condición resolutoria (art. 348 CCyC), y
OBLIGACIONES PRINCIPALES Y ACCESORIAS
169
por las especiales qae se establecen en ciertos casos concretos, para el
caso de incumplimiento imputable al deudor.
(ii.2) Incumplimiento n o imputable al deudor. Si el cargo se torna
imposible por causas ajenas al deudor, la ley no resuelve expresamente
la cuestión. Yero entendemos que, como en ei art. S54 deí CCyC no
se distingue, se deberá tener por cumplida la condición resolutoria, y
se producirán los efectos pertinentes, con excepción de aquéllos que
se derivan de la atribución de responsabilidad en el incumplimiento
e los cargos.
ARMELLA, Cristina M., "Contratos conexos", Sup. Esp. Nuevo Código Civi1.y
Comercial de la Nación. Contratos del 25/2/2015, p. 203.
BENAVENTE, María Isabel en LORENZETTI,
Ricardo Luis (dir.)- DE LORENZO,
Miguel Federico (coord.), Código Civil y Comercial de la Nación comentado.
TOB~AS,
Jorge W., en ALTERINI,
Jorge Horacio (dir. gral.), Código Civil y Comercial comentado. Tratado exegético.
'
OBLlCACIlONES CIVIILES, OBLIGACIONES NATURALES
Y DEBERES MORALES O DE CONClENCllA RElLAB!VOS
tj 61. Planteo del problema
Se ha producido en el CCyC una importante modificación, y se ha
generado una seria divergencia entre los autores que puede resumirse
en lo siguiente: c.se han eliminado o no las "Obligaciones Naturales"?
La distinción entre obligaciones ccciviles'~
y "naturales" radica
-esencialmente, y sin perjuicio del análisis que efectuaremos- en
eras' son las que confieren al acreedor el derecho para
S vías que el ordenamiento concede) su cumplimiento;
as segundas, carecen de dicha "acción" pero, cumplidas
ente por el deudor, éste queda autorizado a retener lo
En el marco del Cód. Civil su existencia legal era indiscutible, estaban reguladas entre los arts. 515 y 518, y la mayoría de la doctrina
acordaba con la categoría y su pertinencia, aunque existían algunas
voces en contra, y varios matices en las diversas opiniones.
Ahora, no sólo se indica en el art. 724 del CCyC que la obligación (para ser tal) permite al acreedor, ante el incumplimiento, obtener forzadamente la satisfacción de su interés; sino que además se
establece.en el art. 728 del CCyC: "Deber moral. Lo entregado en
cumplimiento de deberes morales' o de conciencia es irrepetible". Los
autores del Anteproyecto claramente hacen referencia a la derogación
de la categoría, y su reemplazo por la norma recién transcripta. Sin
embargo, existen algunas soluciones propias de las obligaciones naturales (o, al menos, así luce a primera vista) en algunas situaciones particulares: la posibilidad de pactar una cláusula penal para una "obli-
.
172
FEDERICO A. OSSOLA
gación no exigible" (art. 803 CCyC); la irrepetibilidad de lo pagado
"en concepto de alimentos" (art. 539 CCyC), en los juegos de apuesta
y puro azar (art. 1611 CCyC), de intereses pagados voluntariamente
en un mutuo gratuito (art. 1527 CCyC), y del pago espontáneo de
una obllgaciin prescripta (art. 2.538 CCyC).
S 62. Obligaciones civiles y naturales en el Cód. Civil
a) El concepto legal. Caracterización
En el art. 515 del Cód. Civil se disponía: "Las obligaciones son civiles o
meramente natttrales. Civiles son aquellas que dan derecho a exigir su cumplimiento. Naturales son las qzce, fundadas sólo en el derecho natural y en la
equidad, no confieren acción para exigir su czimplirniento, pero que cztmplidas
por el deudor, autorizan para retener lo que se ha dado en razón de ellas". Lo
esencial, pues, fincaba en el vínculo jurídico.
(i) El vínculo en la obligación civil. La concepción dominante señalaba que
en la obligación civil, el vínculo era perfecto o completo, en el sentido de que el
acreedor gozaba plenamente del derecho de exigir el cumplimiento y, en su caso,
de lograrlo por la vía compulsiva; esto es, la "acción" en sentido sustancial,
y no meramente procesal. De hecho, en el art. 505 del Cód. Civil (hoy replicado en el art. 730 del CCyC), el principal efecto consagrado por la ley a favor
del acreedor es el de emplear los medios legales para que el deudor le procure
aquello a que se ha obligado.
(ii) El vínculo en la obligación natural. En tanto que en la obligación natural, pese a tratarse de una relación de obligación, el acreedor carecía del derecho de hacer valer su crédito por la vía coactiva; por ello, se decía que el, vínculo estaba atenuado, por la ausencia del elemento coactivo. Sin embargo, si el
deudor cumplía, el acreedor podía retener lo entregado. El fundamento de ello
eran razones de equidad, o el mismo derecho natural, que constituían la causa
válida de este pago.
(iii) Cuándo se estaba en presencia de una obligación natural. Para determinar la existencia de una obligación natural (al menos, en el marco del Cód.
Civil), las claves eran esencialmente: la preexistencia de una relación jurídica
que por alguna razón no había llegado a perfeccionar se,^ que se había extinguido sin ser cumplida, o algún tipo de relación jurídicáo de hecho que per se
no engendraba obligaciones civiles; y en tales situaciones, y pese a la inexistencia de derechos "exigibles", de todas maneras la equidad o el derecho natural
imponían a un sujeto una conducta a observar, que quedaba reservada sólo a su
conciencia, consistente en cumplir una prestación.
(iv) Su cunzplimiento constituía un pago "con causa". De lo recién señalado, la consecuencia era que debía descartarse la existencia de pago sin causa
OBLIGACIONES CIVILES, OBLIGACIONES NATURALES Y DEBERES...
173
(desde que la causa existía, y era la situación anterior subyacente).Tampoco era
viable afirmar que el "cumplimiento" en cuestión lo era por un mero ánimo de
liberalidad o beneficencia (como en la donación) ya que, aun cuando éste existiera, podía también no estarlo, produciéndose igualmente los efectos previstos
en la ley. NO se trataba, pues, de un acto a título gratuito. Por último, y aun
se hubiera "pagado" por error (esto es, Qesconociéndose que se trataba
de una obligación natural), dicho error no revestía la calidad de esencial para
enervar la validez de dicho pago (art. 791 Cód. Civil). En otras palabras: se
estaba pagando una "obligación" (relación jurídica) que carecía del elemento
coactivo en el vínculo.
..
b) Los casos comprendidos
Si bien en el art. 515 del Cód. Civil se enuncian algunos supuestos de obligaciones naturales, tanto la doctrina como la jurisprudencia coincidieron en
señalar que la enumeración era sólo enunciativa y no taxativa.
(i) Obligaciones emergentes de actos celebrados por incapaces, dotados de
discernimiento (inc. lo).
Si bien el supuesto fue derogado por la ley 17.711, la
doctrina postuló su pervivencia, ya que de todas maneras, respondía a la esencia
del concepto de obligación natural. Por ej., el caso de un contrato celebrado
por un menor de 1 5 años, sin capacidad de hecho para obligarse. Es claro que
el pago debía ser efectuado una vez cesada la incapacidad y -por cierto- habiendo mediado declaración de nulidad del acto, ya que de lo contrario operaría
. u n supuesto de confirmación del acto nulo.
(ii) Pago de obligaciones prescriptas (inc. 2O), situación en la cual una vez
operada la prescripción, el deudor cumple con la obligación, y sin que se renuncie a la prescripción ya ganada por éste. En otras palabras, sólo se otorga un
pago sin otro aditamento, habiéndose ya producido la prescripción liberatoria.
(iii) Obligaciones emergentes de actos nulos por vicios de forma (inc. 3O),
en los casos en los que la forma es consustancial al acto (de lo contrario, si la
formalidad era relativa, nacía la acción para elevar al acto a la forma adecuada).
(iv) Obligaciones no reconocidas en juicio, en razón de falta de pruebas,
dolo o malicia del juez (inc. 4"), pero que en rigor de verdad existían.
(u) Las deudas de juego. Obligaciones a las que la ley, por "razones de
utilidad social", les ha denegado acción, pese a emerger de actos que reunirían las condiciones propias para hacerlas nacer, como el caso de las deudas de
juego (inc. so),que la doctrina precisó comprende a los denominados "juegos
tolerados", quedando excluidos de este caso los juegos "permitidos" por la ley
(que hacen nacer acciones civiles) y los prohibidos (que no hacen nacer acción
alguna).
174
FEDERICO A. OSSOLA
A más de estos casos, la doctrina y la jurisprudencia habían identificado.
otro, algunos de suma importancia:
(vi) Alimentos. El pago de alimentos ente parientes que no estaban legalmente obligados, o el pago en exceso de lo establecido convencionalmente o
por el juez;
(vii) Obligaciones del fallido. Se trata del pago de obligaciones insolutas del
fallido, luego de su rehabilitación.
(viii) Indemnizaciones. El pago de indemnizaciones por daños a sujetos no
legitimados para reclamar (por ej., en materia de daño moral), o por consecuencias no resarcibles, de acuerdo a las reglas imperantes en la materia.
(ix) Intereses. El pago de intereses.de sumas de dinero no debidos, o superiores a los que corresponde pagar.
c) Orígenes
Advierte D f ~ zPICAZOque la idea de obligación natural nació en Roma,
respondiendo a las especiales características de aquel sistema, en donde se llamaron obligaciones naturales determinados supuestos donde el favorecido se
encontraba desprovisto de toda acción, para la obtención coactiva de lo que se
le debía, sin perjuicio de lo cual producía ciertos efectos jurídicos, siendo el más
notable la soluti retentio, o sea, la facultad de retener lo entregado en razón de
ellas, sieildo por ello invulnerable a cualquicr acción dc rci;c:iciói,.
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.d;
Agregan PIZARROy VALLESPINOS
que alcanzaron una sistematización
mayor en las Partidas, y luego por los canonistas las dotaron de fundamento
ético, con sustento en el derecho natural, la equidad y la buena fe. Eíi el Cód.
Civil francés, se encuentran contempladas en el art. 1235, al vedar la acción
de repetición cuando su pago fue voluntario. De allí se propagaron a varios
códigos latinoamericanos (Chile, Ecuador, Colombia, etc.). Sin embargo, en el
Cód. Civil alemán -siguen diciendo los autores citados- se establece que no es
repetible el pago que corresponda a un deber moral, lo que se reflejó entre otros,
en el Código italiano de 1942, y en el de Perú de 1984.
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d) Las diversas posturas
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Las posiciones relativas a las obligaciones naturales, aunque existen variados matices, pueden resumirse en lo siguiente:
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(i) Inexistencia de vínculo obligacional. Para algunos no se trata de una
obligación, ya que al carecer de exigibilidad no puede haber relación jurídica
alguna. Se trataría de una obligación "no obligatoria", lo cual encierra una contradicción insalvable (GIORGI,PLANIOL,BONFANTE);
y, en rigor de verdad, la
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OBLIGACIONES CIVILES, OBLIGACIONES NATURALESY DEBERES...
175
irrepetibilidad se funda en que se ha cumplido un deber mora1 o de conciencia,
esti& ajena a los deberes jurídicos (COMPAGNUCCI
DE OSO)
(ii) Obligaciones de vínculo atenzfado; Otros señalan que se trata de una
verdadera obligación, aunque "imperfectas", o de "vínculo atenuado" ya que
de la exigibilidad, pero ello i i G obsta a *e se estí eíi pi-csezcia d. verderos deberes jurídicos, diferentes a los deberes morales o de conciencia, que
no suponen un vínculo jurídico previo que deba ser cumplido (MOISSETDE
ESPANÉS); se agrega, en una variante de esta posición, que sólo se fundarían en
el derecho natural y la equidad, en razón de una exigencia de justicia o de conciencia (LLAMB~AS,
A. ALTERINI/AMEAI..&~PEZ
-ANA).
(iii) Justas causas de atribución pntrirnonial.'~orúltimo, se señala que no
serían ni lo uno (mero cumplimiento de deberes morales, sin reposar en una relación de obligación) ni lo otro (obligaciones de vínculo atenuado), sino "justas
causas de atribución patrimonial" establecidas por la ley, y derivadas de los
principios generales del derecho de no dañar a otro, y de no enriquecerse a costa
de otro (AZAR).
e) La situación en el Cód. Civil
Es por demás evidente que VÉLEZadscribió a la postura que propugna la
existencia de una relación jurídica obligatoria, aunque con e1 vínculo atenuado.
Claramente lo expresa en la nota al art. 515 del Cód. Civil, indicando
'@e "hay obiigacion naturai siempre que, según ei jus gentiurn, existe un vínculo obligatorio entre dos personas. Este vínculo, a menos que la ley civil no
lo repruebe expresamente, merece ser respetado; pero mientras no esté positivamente sancionado, no hay derecho para invocar la intervención de los tribunales, institución esencialmente civil, es decir, que el acreedor no tiene acción
para demandar la ejecución de su derecho".
O Efectos
En el Cód. Civil se regulan con claridad los efectos de las obligaciones naturales, y son los siguientes: lo pagado es irrepetible, tratándose de un verdadero
pago (art. 516), siendo éste irrepetible; el pago debe ser voluntario, y el error no
lo invalida (art. 791), por lo cual más que "voluntario" se entiende que el pago
debe ser "espontáneo"; cumplida parcialmente una obligación natural, no nace
derecho alguno para el acreedor respecto al saldo insoluto (art. 571); la obligación natural puede ser novada por una obligación civil (nota al art. 802); no es
compensable legalmente, pues es requisito de este modo extintivo la exigibilidad
de ambas obligaciones a compensar (art. 818); puede constituirse garantías para
el cumplimiento de la obligación natural (art. 518).
176
FEDERICO A. OSSOLA
5 63. Nuestra opinión
a) Inexistencia de relación jurídica de obligación
Nosotros entendemos que, en primer lugar?no es factible postular
la juridicidad de las denominadas "obligaciones naturales".
Al no ser exigibles, mal puede predicarse la existencia de un derecho subjetivo de titularidad del "acreedor". Como aguda y terminantemente lo señala DÍEZPICAZO:"sin derecho subjetivo de crédito
y sin deber jurídico de prestación, ¿es posible hablar de relación obligatoria? Parece evidente que no. La conclusión entonces es cabalmente ésta: en las llamadas obligaciones naturales no hay relación
obligatoria".
Pero también existe otro escollo insuperable: en casi todos los
casos en los que se predica la existencia de una "obligación natural",
falta la relación de obligación, sea porque no existe al no estarse en
presencia de una causa fuente idónea (por ej., si se brinda alimentos
a un no legitimado, o se indemniza a quien no le ha sido asignado el
derecho, o se pagan intereses no pactados); o porque se ha extinguido
un vínculo previo (en el caso de las obligaciones prescriptas, o las que
se han extinguido al rehabilitarse al fallido); o porque no pudo nacer
pese a u n "intento frustrado" (en el caso de los actos nulos).
¿Cómo puede, entonces, predicarse válidamente la existencia de
una obligación de vínculo atenuado, si no hay obligación alguna?
Tal vez el único supuesto en el
rigor de verdad, haya una
relación de obligación existente y válidamente constituida, es en el'de
las obligaciones que no han sido reconocidas en juicio pues si bien
los efectos de la cosa juzgada son definitivos, de todas maneras la
realidad subyacente es otra.
b) No se trata sólo del cumplimiento de un deber moral
o de conciencia
Por otra parte, no nos convence plenamente la postura que señala
que el fenómeno bajo análisis constituye sólo del cumplimiento de un
deber moral o de conciencia, sin más; ya que en no pocas situaciones
se genera una zona gris, insoluble, con los actos de pura liberalidad
derivados de dichos deberes. Por ej., no estamos tan seguros de que
dar "alimentos" a un no legitimado constituya estrictamente el cumplimiento de una "obligación natural".
OBLIGACIONES CIVILES, OBLIGACIONES NATURALESY DEBERES...
177
Es claro que quien cumple una ccobligaciónnatural" lo hace generalmente motivado en la existencia de un deber moral o de concie'ncia;
en última instancia, en tales casos obra de tal manera porque "se
siente deudor", pero no lo es, al menos en sentido jurídico. Aunque
ello no siempre ocurre pues, en aigunas situaciones puede ignorar que
no está obligado y, sin embargo cccumplir".Y en ambos casos, no hay
acción de regreso.
No estamos en presencia de un pago (en sentido jurídico), porque
nada se adeuda; tampoco donación, pues no se trata de una mera
liberalidad con el exclusivo ánimo de beneficiar.
C)
La "situaciónpreexisten fe" que justifica la atribución patrimonial
que el Derecho reconoce
Es evidente que hay algo más que subyace, y que es lo que motiva esa acción "espontánea": la previa existencia de una situación de
hecho o de derecho en cztya generación ha intervenido causalmente,
de alguna manera, el sujeto que luego, sin estar obligado ante otro,
cumple una conducta en su favor "como si 1o.estuuiera".
Creemos que es éste el quid de la cuestión, y que aleja, en parte,
a--la llamada ccobligaciónnatural" de otros deberes morales, como
-.
podría ser -por ej.- el que mueve a una persona a dar dominicalmente una limosna a un menesteroso, o ayudar a una persona con
problemas de salud mediante un depósito bancario, o una transferencia online.
En todos los casos que antes hemos contemplado, calificándolos
de "obligaciones naturales", es por demás evidente esta suerte de contribución causal (voluntaria o no) del sujeto a la situación de hecho
o de derecho que luego motiva la conducta posterior, sea porque era
deudor y ahora no lo es, o porque -tal vez- debió serlo, pero el derecho no lo emplazó en tal situación. Y siempre frente a tina persona
determinada.
Con estas aclaraciones, nuestra posición se acerca a la propugz
quien ubica el problema en lo que denomina
nada por D f ~ PICAZO,
una "vía intermedia, que es acaso la más exacta. Lo que la ley nos
dice es que una determinada atribución patrimonial, realizada con
ánimo de cumplir un deber social, moral, o de conciencia es considerada por el Derecho como un acto válido y completamente eficaz.
No es un pago, porque falta la preexistencia de relación obligatoria,
178
FEDERICO A. OSSOLA
pero no es donación tampoco porque falta la pura gratuidad, el mero
ánimo liberal. La llamada obligación natural, que carece por completo de sentido considerada como tipo especial de obligación o de
relación obligatoria, cobra en cambio todo su significado cuando se le
considera como justa causa de atribución patrimonial ".
Pero tenemos un matiz diferencial. Se trata, sin lugar a dudas, de
una justa causa de atribución patrimonial, pues el Derecho la habilita
impidiéndole a quien la obra ejercer acción de regreso alguna y, correlativamente, permitiendo a quien fue el beneficiario de esa conducta
retener lo entregado. Pero, además, el acto en cuestión debe reconocer
una situación previa de hecho o de derecho en cuya causación intervino quien ahora "czrmple", frente a un sujeto determinado, pese a la
cual no se está "obligado". No ha existido violación de deber jurídico
alguno, o enriquecimiento indebido; de lo contrario, habría una obligación (y, por ende, exigible).
d) Irrelevancia del error no provocado
Por último, no es indispensable que se esté "cumpliendo" a sabiendas un deber moral o de conciencia (pese a que en la gran mayoría de los casos sea así): basta con que el acto sea "espontáneo",
esto es, uSrada c m discrrnimientu, libert~d,y s i n de!^ de 12 Otra
parte, aun cuando se incurra en un error no provocado. DÍEZPICAZO
sostiene, respecto a esta cuestión, que debería presumirse "objetivamente" de la situación que se está cumpliendo con dicho deber moral
o de conciencia, lo que nos genera algún reparo; máxime cuando en
algunas situaciones puede resultar claro lo contrario. Por otra parte,
somos de la opinión que no es necesario un catálogo taxativo de estas
justas causas de atribución patrimonial, sino que bastaría con la determinación legal de sus notas identitarias, para alcanzar cualquier
supuesto que, pese a no estar contemplado de manera expresa, pueda
quedar emplazado en la figura.
5 64. La cuestión en el Código Civil y Comercial
Se ha producido una importante modificación en este tema, y
que involucra a los arts. 539, 724, 728, 803, 1611, 1527 y 2538 del
CCyC, cuyo contenido esencial hemos reseñado en el S 60, y en donde
en art. 728 es la norma central: "Lo entregado en cumplimiento de
deberes morales o de conciencia es irrepetible".
OBLIGACIONES CIVILES, OBLIGACIONES NATURALESY DEBERES...
179
a) Las diversas interpretaciones
:
S
Se han formulado, a poco de la entrada en vigencia del C C y C ,
posiciones claramente contrapuestas.
(i) Doctrina negatoria. Están quienes sostienen que se ha abrazado la doctrina que niega juridicidad a las obligaciones naturales, y que en rigor de verdad
n constituidas por simples deberes morales o de conciencia, "y ello porque
erativos éticos, O convicciones íntimas, o por costumbres más o menos arraiS, se puede llegar al cumplimiento", lo que explica la solutio retentio (COMUCCI DE CASO).
(ii) Doctrina que postula szr pervivencia. Por otro lado, se sostiene que "no
lis desaparecido verdaderamente del todo, sino que quedan resabios o retoños
de ella, en los denominados 'deberes morales', acogidos por el art. 728 CCyC.;.
se ha querido denominar de otro modo a las obligaciones naturales, buscando
no llamarlas obligaciones y reemplazarlas por un deber moral", concluyéndose
que luce insuficiente la noción de deber moral de dicha norma para justificar
la retención de un pago, "por lo que entendemos que, maguer la terminología
utilizada, estamos en presencia de una verdadera obligación natural en esas
normas, con lo que sigue en pie, aunque muy menoscabada, la dicotomía entre
obligaciones naturales y obligaciones civiles" ( L ~ P EMESA).
Z
En sentido análogo, aunque con un matiz diferencial, TRIGOREPRESAS
indica
que la fórmula ahora utilizada "deber moral" está empleada en el sentido
,...,,.... . 2.. irUUII~PCIUII
-Ll:---::_.-L._...- 1 w
- - ucriva
A- .
I S ~ L A I C L ~ V U
IIPLUL~~
que bc
de la clasiGcaciGn Útt P ~ . ~ . H I ~ K ,
y que así también debe entenderse en los códigos que, como el alemán, aluden
a la irrepetibilidad de lo pagado en cumplimiento de deberes morales o de conciencia; concluye que los deberes del art. 728 del CCyC "se corresponden o
adecuan perfectamente con las obligaciones naturales' del Código Civii de Véiez
Sarsfield", pues el deber moral es el género, y la obligación natural una de sus
especies (también J. ALTERINII1. ALTERINI).
UC.
--
(iii) Doctrina intermedia. En una posición que podríamos denominar eclécZ que de manera adecuada se "adopta la teoría que niega el
tica, M ~ R Q U Eseñala
carácter autónomo de las obligaciones naturales, y determina la regla general de
que toda atribución patrimonial realizada en cumplimiento de deberes morales
o de conciencia es irrepetible, adoptando así una fórmula amplia en la cual podrán caber diversas situaciones (entre las que podrán encuadrarse las previstas
por el código derogado como obligaciones naturales) en las que se encuentren
razones suficientes para decretar la irrepetibilidad de la atribución".
Estas opiniones revelan que se ha generado una polémica que
lejos está de encontrar una clara solución, y que seguramente generará jurisprudencia contradictoria, pues definitivamente la cuestión
no ha quedado lo suficientemente aclarada.
180
FEDERICO A. OSSOLA
b) Una nueva figura: los "deberes morales o de conciencia relativos"
que pese a
Sin perjuicio de las calificadas opiniones que
la nueva normativa continuaría existiendo, entendemos que no cabe
1ü catzgoría de las oblig~cionernarrdrdes,
dudar que se /la ellr~zti.iüd~
en cuanto "relaciones jurídicas de obligaciónJ'. Esto es, han quedado
fuera del ámbito de las relaciones jurídicas.
Ello no sólo surge del texto del art. 728 del CCyC (que, sin dudarlo, se contrapone con las disposiciones de los arts. 515 a 518 del
Cód. Civil), sino también del art. 724 del CCyC, en donde se dispone
que la obligación, para ser tal, debe conferir al acreedor la posibilidad
de exigir forzadamente el cumplimiento.
Pero, a la vez, se ha incorporado otra figura, novedosa en nuestro
ordenamiento, ya que para el mismo supuesto de hecho de las "obligaciones naturales" se ha previsto mantenerlo, aunque mutándose
su naturaleza: ahora, en estos casos, existirá un "deber" moral, no
jurídico; y que podría nominarse como ccobIigación"moral o de conciencia, ya que de la misma manera en que media una relación de
género-especie entre el "deber jurídico" y la "relación de obligación",
nada impide postular que en este otro ámbito el género sean los "deberes" morales o de conciencia, y que una de sus especies sea esta
ccobligaci6r,",también mora! o de conciencia.
En el Diccionario de la Lengua, en su segunda acepción, el vocablo ccobligación"significa. ccImposicióno exigencia moral que debe
regir la voluntad libreJ'.
,
Esto es: las "obligaciones" pueden o no ser "jurídicas". ~ Q u íde
lo que se trata, es de una "exigencia moral" o "de conciencia".
Sin embargo, y para evitar equívocos con la relación de obligación, es preferible referirse a ellos como "deberes morales o de conciencia relativos".
¿Cuál es la clave para identificarlos como tales, y distinguirlos
(tal vez, lo más importante) de los actos de cumplimiento de los otros
deberes morales o de conciencia?
Entendemos que ello radica en que aquí (al igual que en las obligaciones jurídicas) se trata de sujetos determinados, y que existe una
conducta específica a desplegar; lo que ocurre es que no hay vínculo
jurídico, ni causa fuente idónea para hacer nacer una relación jurídica
de obligación.
OBLIGACIONES CIVILES. OBLIGACIONES NATURALESY DEBERES...
181
Y, como hemos señalado, en la "causa fuente" (en sentido filosófico) de este deber moral particularizado, el sujeto que lo cccumple"(y
cabe hablar, con propiedad, del 'kumplimiento" de un deber moral)
ha tenido alguna intervención que lo coloca en la situación de sentirse
a hacerlo frente: a1 beneficiaria, por iiiás que ésie iio tenga
en su contra.
Por todo ello, es que entendemos que es inapropiado postular que
las "obligaciones naturales" (que son relaciones jurídicas) perviven
en el CCyC. Lo que se ha hecho es mutar su naturaleza, que es algo
no menor, y se ha mantenido su efecto esencial (la irrepetibilidad del
beneficio recibido).
De allí es que propugnamos su denominación como "deberes rnorales o de conciencia relativos", pues denota una situación de deber,
aunque de manera inmediata surge que no es jurídico, sino -precisamente- de esta otra naturaleza.
,
c) El supuesto al que se refiere el art 728 del Código Civil y Comercial.
Su insuficiencia
La norma es, definitivamente, de vago contenido, ya que permitiría incluir en ella a cualquier deber moral o de conciencia que es
cumplido. Debe ser interpretada en su recto sentido: se trata, aquí,
de un deber moral o de conciencia particular, establecido entre dos
o más sujetos determinados o determinables, y de contenido patrimonial; con los mismos requisitos que los sujetos y el objeto de las
relaciones de obligación, pero con diferencias sustanciales en la causa
fuente y en el vínculo, que aquí no es "jurídico".
d) El "cumplimiento"
Cabe postular la existencia de "cumplimiento", como se dispone
en el art. 728 del CCyC, de manera análoga a lo que sucede en las
relaciones de obligación; lo que sucede es que no se trata del cumplimiento de un deber jurídico, sin.o de uno de diferente naturaleza.
e) Voluntariedad o espontaneidad? El "criterio objetivo"
que debe emplearse
En el art. 728 del CCyC nada se indica respecto a si el pago debe
ser "voluntario" o "espontáneo". Como ya se indicó, la "esponta-
182
FEDERICO A. OSSOLA
neidad" deja de lado la consideración de si hubo o no error en quien
cumple, que sería irrelevante. Tal era la solución en el, art. 791 'del
Cód. Civil, y que no se ha replicado; salvo únicamente -aunque con
otras palabras- en el art. 2538 del CCyC, en el que se dispone que
"el pago espontáneo de una obiigación prescripta no es repetible".
En este marco, {qué ocurriría si alguien incurre en un error, y
no cumple a sabiendas de que se trata de un deber moral o de conciencia? Ya hemos señalado que es cuestionable presumir el "cumplimiento" de dichos deberes; y, en última instancia, ¿qué sucedería
si quien intenta la repetición produce prueba que acred~teque no lo
hizo de tal manera? Por ej., en el caso de un acto nulo por vicios de
forma.
Entendemos que la solución del art. 2538 del CCyC, debe extenderse a todos los "deberes morales o de conciencia relativos", haya o
no existido una voluntad específicamente dirigida a cumplir un deber
moral o de conciencia. Si la hubo, mejor aún; pero, a los fines del
efecto juridico que se consagra (la irrepetibilidad), ello deviene irrelevante.
No se trata, entonces, de presumir una voluntad orientada en tal
sentido; sino de considerarse de manera objetiva que el deber moral
existe. En otras palabras: se trctta aquí de deberes morales que regulan conductas que están destinadas a producir efectos sobre otras
los que si bien son incoercibles,
personas (MOISSETDE ESPANÉS),
de todas maneras vienen "impuestos" desde fuera del sujeto. No se
trata, pues, de una mera valoración subjetiva y personal (fundada en
los propios valores y concepciones), sino de una valoración social
general, externa al sujeto que obra (y tan variable como lo son los
cambios sociales). La moral y las buenas costumbres se encuentran
contempladas, con esta mirada, en varias normas del CCyC (arts. 10,
55,56,279,344,386,398,958,1004,1014,1796,2047,2468).
Y en nuestro caso la situación calza de manera exacta: la situación causal previa que motiva la conducta es la que impone considerar la existencia de dicho deber moral, bajo el prisma indicado.
De allí que, en definitiva, si el deber moral existe, el cumplimiento
"espontáneo" permite invocar los efectos 'del art. 728 del CCyC. Tan
es así que si, por una cuestión de "conciencia" se produjera un "pago"
entre dos personas, pero en el marco de una situaciónrepudiada por
el ordenamiento (por ej., iin ladrón que, habiéndose quedado con
todo el botín, luego entrega "su parte" al cómplice, porque entiende
OBLIGACIONES CIVILES, OBLIGACIONES NATURALESY DEBERES...
183
ue es "lo que corresponde"), los efectos son diferentes: no hay dea la repetición por haber obrado con torpeza quien pagó, y
su caso, el producido tiene el destino de las herencias vacantes
ts. 1797 inc. d] y 1799 inc. c] CCyC).
(i) Irrepetibilidad de 'lo entregado. Es claro que el único efecto
e:.produceel cumplimiento de los deberes morales o de conciencía
es la i~repetibilidadde lo entregado o del beneficio recibido
(si la conducta fuere de hacer o no hacer), en razón de considerar el
ordenamiento que se trata de una justa causa de atribución patrimoDe lo contrario, habría derecho a la repetición, ya que en el
6 del CCyC se dispone que el pago es repetible, si: "a) la causa
r no existe, o no subsiste, porque no hay obligación válida;
esa causa deja de existir; o es realizado en consideración a una causa
futura, que no se va a producir; b) paga quien no está obligado, o no
lo está en los alcances en que paga, a menos que lo haga como terro; c) recibe el pago quien no es acreedor, a menos que se entregue
como liberalidad; d) la causa del pago es ilícita o inmoral; e) el pago
es-obtenido por medios ilícitos ",
'
(ii) Efectos del "cumplimiento parcial". Al igual que en el Cód.
i se presentara'un caso de cumplimiento parcial del deber
o de cbncieíicia, en inanera alguila nace para el benenciario un
a reclamar un eventual saldo. Ello pues los deberes morales
de conciencia son incoercibles.
ii) Inexistencia de otros efectos. La irrepetibilidad y la ausencia
echo a reclamar el cumplimiento absoluto (en caso de un cumimiento parcial) son los únicos efectos que produce el cumplimiento
1 deber relativo moral o de conciencia, debiendo descartarse los ress que se establecían en el Cód. Civil para las viejas obligaciones
urales (y que, por cierto, en los hechos no se presentaban).
(iv) La cláusula penal. Una norma inaplicable. Por ello es-que'lo
puesto en el art. 803 del CCyC carece de todo sentido: es inviable
arantizar" mediante una cláusula penal una obligación que no
como tal en el ámbito de las relaciones jurídicas. Se trata de una
ra .antinomia, que debe ser resuelta postulando la inaplicabilidad
art. 803 del CCyC.
184
FEDERICO A. OSSOLA
g) Los diversos supuestos
En el CCyC se han contemplado, de manera expreSa, sólo cuatro
supuestos específicos. Tal vez hubiera sido aconsejable dejar plasmados, de manera enunciativa ( y con los ajüstes pertiilentes), los casos
más relevantes, como los que estaban contemplados en el art. 515 del
Cód. Civil, o algún otro de trascendencia.
(i) Casos no contemplados de manera expresa. Entendemos que la amplitud del art. 728 del CCyC permite establecer que, siempre que se cumpla una
"obligación moral o de conciencia", se producirá el efecto allí previsto. Serán
de mucha utilidad los viejos supuestos del Cód. Civil, y también los que la jurisprudencia ha establecido; sin perjuicio de lo cual, deberá valorarse en cada caso
concreto si se está o no en presencia de un caso que pueda quedar emplazado en
la norma, a la luz de las pautas que hemos antes indicado.
(ii). Alimentos. En el art. 539 del CCyC se establece, en su parte final,-que
"No es repetible lo pagado en concepto de alimentos". Ello aun cuando pudiera
luego determinarse su falta de derecho, en un nuevo juicio, lo que ccresultade
la especial naturaleza de la prestación alimentaria que deroga los principios
generales sobre el pago de lo indebido y enriquecimiento sin causa, salvo que
mediare dolo del alimentado" (HERRERA).
Comprende, por cierto, los alimentos
entregados en exceso de lo que se haya establecido.
(iii) Intereses en el mutuo gratuito. En el art. 1527 del CCyC se dispone, en
su parte final, que "Si se ha pactado la gratuidad dei mutuo, ios intereses que
haya pagado el rnutuario volzrntariamente son irrepetibles". La solución legal
es conveniente, ya que de no existir, podrían presentarse fundadas dudas acerca
de la existencia o no de pago sin causa. Se sobreentiende que el deudor, que no
debe intereses, los paga en cumplimiento de un deber moral o de conciencia.
Repárese, por otra parte, que la misma solución podría predicarse en el
caso de una obligación de dar dinero con intereses, en donde el deudor pagare
una tasa de interés superior a la establecida. Pero no en el caso en que el juez redujera una tasa de interés abusiva y resultare un saldo: en tal caso, "los intereses
pagados en exceso se imputan al capital y, una vez extinguido éste, pueden ser
repetidos" (art. 771 CCyC), desde que no puede predicarse aquí cumplimiento
espontáneo de deber moral o de conciencia alguno, sino todo lo contrario. Al
determinarse que se trató de una tasa de interés abusiva, la situación se traslada
al terreno de la ilicitud, y por ello nace la acción de regreso.
(iv) Deudas de juego. En el art. 1611 del CCyC se establece: "Juego y
apuesta de puro azar. No hay acción para exigir el cumplimiento de la prestación prometida en un juego de puro azar, esté o no prohibido por la autoridad
local. Si no está prohibido, lo pagado es irrepetible. Sin embargo, es repetible
el pago hecho por persona incapaz, o con capacidad restringida, o inhabilitada". Se trata aquí de los casos en que la ley no reconoce la existencia de una
bligaciÓn, pero tampoco la veda (por estar prohibido el juego). La excepción
repetibilidad tiene una razón de ser que es trasladable a todos los Casos: el
plirniento del deber moral O de conciencia presupone, siempre, la existencia
e capacidad de ejercicio.
.
(U) Pago de una obligación prescripta. En el art. 2538 del CCyC se establece
"el pago espontáneo de *ina.obligación prescripta no es repetible". La lo-
BIBLIOGRAF~AESPECIAL DEL CAP~TULO
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CAP~TULO
VI1
OBILBCACQONE!, CON M089BLI1DADES
cj 65. Modalidades de los actos jurídicos y modalidades
de las obligaciones
Como ya se indicara (S 26.b), la condición, el plazo y elcargo, reguladas
en el Cód. Civil en laparte destinada a las "Obligaciones en General", se han
trasladado en el CCyC a la parte destinada a los actos jurídicos.
El método del Cód. Civil es criticable, y constituye uno de los desajustes
de VÉLEZrespecto a que pese a distinguir la obligación de sus fuentes, reguló
teoría general de las obligaciones cuestiones propias de los actos jurídicos,
iaime'nte de ios contratos, por ei influjo dei Cod. Civii írances (deí que, de
maneras, se apartó brillantemente, como ya se estudió).
No cabe dudar de que las tres figuras pueden ser modalidades de los actos
uridicos, y que ei cargo sóio puede predicarse de estos úitimos y no de las obiiaciones, pues es en sí mismo una obligación accesoria ( S 60).
Pero tanto la condición como el plazo pueden afectar a obligaciones individualmente consideradas, y no de manera directa al acto jurídico que las origina,
cuando la causa fuente de la obligación es de tal naturaleza.
n ejemplo sencillo es el del contrato de locación: su vigencia siempre ha
e estar sometida a un plazo resolutorio (arts. 1197 y SS.. CCyC); y la obligación
e pagar el precio (a cargo del locatario) en el caso de los inmuebles es mensual
art. 1208 CCyC), tornándose exigible cada periodo al cumplimiento del plazo
.
suspensivo que se haya previsto.
También ello se puede presentar con la condición. En las épocas de los
undiales de Fútbol, suelen ponerse en venta televisores en cuotas, y - c o m o
trategia de mercado- se suele indicar que "si Argentina obtiene el campeo,Ud. no pagará tantas cuotas"; lo que importa la existencia de una condiresolutoria de la obligación de pagar el precio, pero no -claramente- del
ontrato de compraventa de consumo celebrada.
188
FEDERICO A. OSSOLA
5 66. Distintos usos del vocablo
En el Diccionario de la Lengua, ia palabra condición riene once
acepciones, y varias de ellas son empleadas en el lenguaje jurídico.
Se hace referencia a ciertos requisitos de validez o circunstancias indispensables para la existencia de otra situación (acepción So),
como en el caso de las "condiciones" que deben reunir ciertos actos
o situaciones jurídicas para ser tales (por ej., las "condiciones" para
que un asociado participe en los actos de gobierno de una asociación
civil -art. 175 CCyC-; o las "condiciones" de la comercialización
que deben ser informadas al consumidor -art. 1100 CCyC-).
Es usual que las partes en un contrato denominen "condiciones"
a las cláusulas que lo integran ("el presente contrato se regirá por las
siguiente condiciones...").
También en cuanto se trata de un "estado, situación especial en
que se halla alguien o algo" (acepción 3"), como la "condición" de
asociado del art. 179 del CCyC en la asociación civil; la cccondicióny
fortuna" de los progenitores en orden a sus responsabilidades de alimentación y cducaci6n de Ics hijci (grt. 568 CCYC.); la cccondición"
de hijo que se asigna en la adopción plena (art. 620 CCyC); la condición de mejor posicionado para probar (art. 710 CCyC); etc.
Igualmente, se hace referencia a "aptitud o disposición" (acepción lo0),como cuando se dispone que "el progenitor a cargo del hijo
puede delegar a su cónyuge o conviviente el ejercicio de la responsabilidad parental cuando no estuviera en condiciones de cumplir la función en forma plena por razones de viaje, enfermedad o incapacidad
transitoria, y siempre que exista imposibilidad para su desempeño
por parte del otro progenitor, o no fuera conveniente que este último
asuma su ejercicio" (art. 674 CCyC).
5 67. Concepto. Caracterización
En nuestra opinión, y en su significado estricto, la condición es
una cláusula puesta en un acto jurídico, o una disposición de la ley,
por la cual se supedita a un hecho futur0.e incierto la plena eficacia o
la resolución de un acto jurídico, o una relación o situación jurídica.
Sus notas distintivas son las siguientes.
OBLIGACIONES CON MODALIDADES
189
,),Origen voluntario o legal
La doctrina mayoritaria postula que las condiciones sólo pueden
emerger de actos jurídicos (unilaterales o bilaterales), pudiendo afectar-~ e s su totalidad, o a algún derecho G re!acijii jüridicá eii particular. Sin embargo la ley también, en varios casos, instituye condiciones (en el significado ahora estudiado) a tenor de las cuales los
derechos pueden tornarse plenamente eficaces o resolverse, o les
aplica los efectos de las condiciones:
(i) Personas por nacer. Los derechos recibidos por la persona por nacer
quedan irrevocablemente adquiridos si nace con vida (art. 19 CCyC).
(ii) Donaciones a los novios. "Las donaciones hechas por terceros a uno
de los novios, o a ambos, o.por uno de los novios al otro, en consideración al
futuro, llevan implícita la condición de que se celebre matrimonio
(art. 452 CCyC).
(iii) locación de bienes del hijo. "La locación de bienes del hijo realizada
por los progenitores lleva implícita la condición de extinguirse cuando la responsabilidad parental concluya" (art. 691 CCyC).
(iv) Contrato sujeto a conformidad. "El contrato cuyo perfeccionamiento
depende de una conformidad o de una autorización queda sujeto a las reglas de
la condición suspensiva" (art. 999 CCyC).
..
(u) Contratos sobre cosas futuras. "Los bienes futuros pueden ser objeto
de los contratos. La promesa de transmitirlos está subordinada a la condición
de que lleguen a existir, excepto que se trate de contratos aleatorios" (art. 1007
CCyC); y "se entiende sujeta a la condición suspensiva de que la cosa llegue a
existir" (art. 1131 CCyC).
(vi) Contrato por cuenta de quien corresponda. "El contrato celebrado por
cuenta de quien corresponda queda sujeto a las reglas de la condición suspensiva. El tercero asume la posición contractual cuando se produce el hecho que
lo determina como beneficiario del contrato" (art. 1030 CCyC).
(vii) Condición suspensiva en la compraventa. "La compraventa está sujeta
a la condición suspensiva de la aceptación de la cosa por el comprador si: a) el
comprador se reserva la facultad de probar la cosa; 6) la compraventa se conviene o es, de acuerdo con los usos, !a satisfacción del comprador"' (art. 1160
CCyC).
(viii) Pacto de reventa. "El pacto de reventa es aquel por el cual el comprador se reserva el derecho de devolver la cosa comprada. Ejercido el derecho,
el vendedor debe restituir el precio, con el exceso o disminución convenidos.
Se aplican las reglas de la compraventa bajo condición resolutoria" (art. 1164
CCyC).
190
FEDERICO A. OSSOLA
(ix) Pacto de preferencia. "Pacto de preferencia es aquel por el cual el vendedor tiene derecho a recuperar la cosa con prelación a cualqrier otro adquirente si el comprador decide enajenarla. El derecho que otorga'es personal y no
puede cederse ni pasa a los herederos... Se aplican las reglas de la compraventa
bajo corrdicióí: resolzitorin" (art. 1165 CCyC).
(x) Dominio revocable. "Dominio revocable es el sometido a condición o
plazo resolutoríos a cuyo cumplimiento el dueño debe restituir la cosa a quien
se la transmitió. La condición o el plazo deben ser impuestos por disposición
voluntaria expresa o por la ley" (art. 1965 CCyC).
Se postula que se trataría en tales casos de cccondiciones"extrínsecas al acto o situación jurídica, en las que no tiene cabida la autonomía de la voluntad (ni para modificarla o renunciarla), y que
constituirían ccpresupuestos"de su eficacia o existencia (PIZARRONALLESPINOS, A. ALTERINI/AMEAL/LÓPEZ
CABANA,
LAFAILLE,
TOBÍAS).
En nuestra opinión, conviene no exagerar las diferencias apuntadas que, aunque existen, no enervan los efectos sustanciales de las
conditio iuris, que son idénticos a los de las condiciones de origen
voluntario (salvo disposición especial, en cualquier caso); a lo que
cabe agregar la remisión que se efectúa en el mismo CCyC, en las
condiciones de origen legal, a las reglas de la condición suspensiva o
resolutoria, pese a que en el art. 343 se la define como una 'ccláusula
de los actos juridicos". Incluso m&: er, e! zrt. 2 / 6 5 de! CCjC (dcminio revocable), se indica que la condición puede ser impuesta "por
la ley". En tanto y en cuanto se esté frente al mismo supuesto (que se
trate de un hecho futuro e incierto del que dependa la plena eficacia
o la resolución del derecho de que se &ate), habrá ccc6ndición",de
origen legal o convencional (SALVAT).
b) Excepcionalidad
Cuando tiene origen convencional no constituye un elemento
esencial ni del acto jurídico, ni de la obligación; pero su presencia
modifica de manera importante los efectos ordinarios que aquéllos
producen. Por ende, es excepcional, y su existencia no se presume,
estando su prueba a cargo de quien la invoca.
C.
Es incoercible
Si el hecho condicionante depende de alguna actuación del
hombre (puede también ser absolutamente externo), no es posible ob-
OBLIGACIONES CON MODALIDADES
191
ner el cumplimiento de la condición por medio de una acción judi1, ni por cualquier otro medio de compulsión (una intimaci611, por
ya que no constituye un deber juridico. En cambio, si el hecho
dicionante previsto es una obligación, se estará en presencia de un
rgo coildici~nal,con efectvc prvpivs ( S 60.g).
68. Condición y hecho condicionante
S importante distinguir la "condición", qus es la cláusula pues'ta
en los actos jurídicos, del "hecho condicionante" que es el sttceso previsto al cual las partes supeditan los efectos del acto (ToBÍAs).
Este último es un hecho juridico (art. 257 CCyC), que puede
estar constituido por uno o más sucesos individuales, y que funcionen
todos en conjunto como condición, o sólo alguno de ellos. Además,
como se analiza más abajo, el hecho puede ser positivo o negativo, y
ello tiene una particular incidencia (si sucede o no) en la determinación del cumplimiento (o no) de la condición.
Asimismo, y aun cuando el hecho condicionante reúna sus reqqisitos propios de validez, la condición puede no serlo, como en los
casos en que el ordenamiento veda estipular condiciones.
---- -
Todo ello justifica etectuar esta distinción, que surge ahora del
CCyC, pues el art. 343 se refiere a la condición en cuanto cccláusula",
y el art. 344 al "hecho condicionante".
S 69. Requisitos del hecho condicionante
--
a) Debe tratarse de un "hecho futuro'! Quid de los hechos
"presentes" o pasados"
El acontecimiento previsto como condición debe ser, en principio,
futuro, esto es, formar parte del porvenir (art. 343 CCyC).
Se ha incorporado, sin embargo, la posibilidad de prever hechos
pasados o presentes, pero desconocidos por las partes, a los cuales les
son aplicables las reglas sobre la condición "en cuanto fueran compatibles" (art. 343 CCyC). Se trata de las llamadas cccondicionesimpropias", cláusulas por medio las que "los efectos negociales vienen
supeditados a la subsistencia o insubsistencia de una circunstancia
de hecho, presente o pasada, ignorada por quien cumple el negocio",
192
FEDERICO A. OSSOLA
como por ej., supeditar un acto a que una persona esté con vida, lo
que está contemplado en el Cód. Civil francés (Tosl~s),;
o si se establece que una compraventa de un bien se celebrará si el Estado no ha
restringido la importación de ciertos insumos necesarios para su funcionamiento (hecho anterior, pero que las partes -siempre de bueízí¿ii
fe- desconocen al momento de la celebración del acto).
En sentido estricto no se trata de una "condición" (de hecho el
CCyC no las asimila),pero tampoco puede dudarse de su utilidad, y mal
podría vedarse el empleo de este tipo de cláusulas en un acto jurídico.
b) Él hecho futuro debe ser "incierto"
Esto es, contingente, no forzoso, eventual. Esta característica es
de la esencia de la condición (art. 343 CCyC). Si el hecho sucederá
con seguridad, no se está en presencia de una condición, sino de un
plazo. Aunque existen algunas zonas grises en el denominado plazo
indeterminado propiamente dicho, que analizamos más adelante
(5 78.b, y 81.b). De todas maneras, deben analizarse detenidamente
cada caso concreto. Hay hechos necesarios (por ej., que llueva) que
pueden ser contingentes si, por ej., a la vez se someten a un plazo (."si
llueve en el próximo mes").
C)
El hecho debe ser posible, lícito y no depender exclusivamente
de la voluntad del obligado
Estos requisitos surgen del art. 344 del CCyC, y los analizamos
más adelante, pues sus efectos tienen algunos matices especiales, en
función de otras variables.
5 70. Diferencias con otras figuras
a) Con el plazo. Caso de duda
La condición es un hecho futuro contingente, que puede o no
ocurrir; el plazo es un hecho futuro necesario, esto es, acontecerá en
la realidad material o física. Si bien conceptualmente es claro, en los
hechos a veces es dificultoso distinguir si lo que se ha establecido es
un plazo o una condición; y en el plazo indeterminado propiamente
dicho las fronteras entre ambas figuras se difuminan. Ahora en ambos
casos el cumplimiento del plazo o la condición tiene efecto no retroactivo, pero en la condición puede pactarse el efecto retroactivo
OBLIGACIONES CON MODALIDADES
193
(no así en el plazo). En caso de duda, deberá entenderse que hay plazo
y no condición, ya que el plazo es menos gravoso para el derecho.
b) Con el cargo. Caso de duda
El cargo es una obligación accesoria, en tanto que la condición no
constituye deber jurídico alguno (y, por ende, es incoercible). Además,
el cargo simple no impide la adquisición del derecho (deben entablarse las acciones correspondientes para revocarlo), en tanto que
la. condición lo pone en juego y opera ipso iure, por el sólo hecho de
producirse, con todos sus efectos. Cuando el cargo es condicional, las
diferencias -en nuestra opinión- prácticamente no existen, salvo
la circunstancia de que el hecho condicionante está constituido por
un deber jurídico (obligación) que grava al adquirente del derecho
(S 60.g). En caso de dudas, deberá entenderse que el cargo es simple y
no condicional, ya que es lo menos gravoso para el derecho.
C) Con las obligaciones alternativas y facultativas
En estas obligaciones, existe una indeterminación inicial del objeto que cesará con la elección que se efectúe, según corresponda. Hay
una obligación plenamente existente, y resta el otorgamiento de un
acto que concrete la prestación. Cuando hay una condición suspensiva, la obligación no es plenamente eficaz, y puede llegar a no serlo
(si el hecho condicionante no se cumple); cuando es resolutoria, si
acontece, el derecho se extinguirá por la resolución. Se trata de situaciones claramente diferentes.
d) Con el pacto comisorio (resolución por incumplimiento)
Como bien se ha indicado (PIZARRONALLESPINOS),
la condición
resolutoria y el pacto comisorio producen el mismo efecto: la resolución del contrato. Pero la condición opera ipso iure, y en cambio
el pacto comisorio siempre debe ser alegado (aun cuando se haya
previsto su producción de pleno derecho); además, este último tiene
un régimen propio para quedar configurado como tal, y efectos diferentes a la condición.
§ 71.
Forma y prueba
Las condiciones de origen voluntario (en las legales esta situación no se presenta) pueden ser expresas o tácitas, aunque en estas
194
FEDERICO A. OSSOLA
'z-g
".";
-"
últimas debe resultar con certidumbre (art. 264 CCyC). En el caso de
ser expresa, deben asumir la forma del acto al que acceden. Existen
casos en los que sólo se habilita la forma expresa, como en el dominio
revocable (art. 1865 CCyC).
No se requieren fórmulas sacramentales, lo que puede generar
dificultades a la hora de interpretar la voluntad de las partes, no sólo
en orden a determinar su existencia, sino si se está frente a una condición, un cargo o un plazo. Como se trata de un elemento accidental,
su existencia no se presume; y en caso de dudas, se estará frente a un
plazo o un cargo. Debe ser acreditada por quien la invoca.
1
2
5 72. Clases
4
b
.
;,-,,<2
Existen criterios diferentes que determinan diversas clases de condición, de cuya combinación surgen efectos particulares, en orden a
determinarse si hay o no condición, o si el acto al que accede tiene
o no validez (cuando la condición tiene origen vol.untario). Las analizamos ahora conceptualmente, y a continuación estudiamos los
efectos en concreto.
a) Suspensiva y resolutoria
(i) Suspensiua. La condición suspensiva es aquella a la cual está
subordinada la plena eficacia del acto, de la relación, o de la situación
jurídica. Por ej., si durante la vigencia del contrato de seguro contra
robo se produce el hecho, se genera la obligación de resarcir de la
aseguradora a favor del asegurado; si la cosa futura vendida llega a
existir, el contrato (ya válido) se torna plenamente eficaz (art. 1130
CCyC); se pacta en un contrato que si termina un trabajo encomendado antes de tiempo, se abonará una suma extra.
(ii) Resolutoria. La condición resolutoria tiene el efecto inverso.
Un acto jurídico, un derecho o una situación jurídica plenamente eficaces se resuelven si acontece la condición. Por ej., se pacta en un
contrato de compraventa que si se pagan 8 cuotas del precio en término, no se deberán las dos restantes; se cumple la condición resolutoria prevista en el dominio revocable, y en consecuencia cesa para
el titular dicho derecho, debiendo restitu~rlaa quien se la transmitió
(art. 1965 CCyC). La consecuencia del cumplimiento de la condición resolutoria es que los derechos y situaciones jurídicas se extinguen (perdiéndose para su titular), en tanto que los actos jurídicos se
tornan ineficaces, operándose una ineficacia funcional.
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ensiva par-a una de las partes y resolutvriéi para la otra. Por ej.,
caso del dominio revocable, en donde para quien lo pierde (de
ucirse la condición) sería resolutoria, en tanto para quien lo adere sería suspensiva.
De todas maneras, y para despejar dudas, en algunos casos la ley define la
tuación: si se vende cosa futura, se entiende sujeta a la condición suspensiva
de que la cosa llegue a existir (art. 1130 CCyC). También, en caso de duda, la
venta condicional se reputa hecha bajo condición resolutoria, si antes del cumplimiento de la condición el vendedor hace .tradición de la cosa al coniprador
(art. 1168 CCyC); hecha la tradición (o la inscripción registral, en su caso), se
transmite el dominio revocable de la cosa (art. 1169 CCyC).
b).Positiva y negativa
La condición positiva es aquella en la que el hecho condicionante
produce un cambio o mutación de la realidad circundante en la situación prevista. Poi ej., en e1 citado caso del robo. La negativa es
aquella en la que la pura inercia está prevista como hecho condicionante; esto es, el mantenimiento inalterado de una situación de
hecho preexistente, que no se modifica. Por ej., prometer en venta
un inmueble si no se modifica el régimen de edificación vigente, que
,permite construir tantos pisos (PIZARRONALLESPINOS).
Lo importante es, pues, no los términos lingüísticos en que se formule (esto es, en sentido afirmativo o negativo), sino que se prevea un
suceso que modifique o no el estado de cosas existente.
C)Posible o imposible (física y jurídicamente)
El hecho jurídico condicionante debe ser factible, materialmente,
-art. 344
'o sea, ajustado "a las leyes de la naturaleza o física" (TOBÍAS
CCyC-); y también jurídicamente.
196
FEDERICO A. OSSOLA
En los hechos naturales, por ej., no podría preverse como condición que una persona respire en el espacio exterior, aun cuando pueda
llegar hasta allí en una nave.
Cualido se tiaid de hechos humanos, h caracterización es la
misma que la ya realizada respecto del objeto de las obligaciones
( S 49); ya que en ambos casos, en definitiva, se trata de un hecho
jurídico, aunque diferentes en su naturaleza jurídica y función. De
todas maneras debe recordarse que el objeto de las obligaciones es
un hecho del deudor, y el hecho condicionante puede ser cualquier
hecho. Siempre, en principio, la imposibilidad debe ser objetiva y absoluta, aunque la buena fe en ciertos casos pueda imponer una solución diferente.
d) Lícita e ilícita. Los distintos supuestos
En el art. 344 del CCyC se veda como hecho condicionante al
"contrario a la moral y las buenas costumbres" y al "prohibido por
el ordenamiento jurídico". Por otra parte, en la parte final, se contemplan ciertos hechos lícitos, pero que puestos como condición la
invalidan.
ji) FIZC!~O
co;zdicio;zantc ilícito. Se trata, n.identexe,nte, de hechor
humanos, ya que los de la naturaleza son ajenos al juicio de licitud o
ilicitud, sólo predicable de la conducta de los hombres. El juicio.de
valor resultará de contrastar el acto con el ordenamiento, concebido
éste como un todo unitario y coherente, comprensivo no sólo de la
ley positiva, sino de las prohibiciones por implicancia, los principios
generales del derecho e -inclusiveLa "moral y las buenas costumbres" (valoradas objetivamente, en el marco del tiempo y el espacio
-no en abstracto- y en base al criterio de la "moral social media").
Debe tratarse siempre de hechos posibles materialmente, y que el
ordenamiento repudia.
(ii) Actos licitos que no pueden ser puestos como condición. Denominadas por LLAMBÍAScomo "ilegítimasyy,y antes contempladas
en el art. 531 del Cód. Civil, se trata de hechos condicionantes que
son lícitos, pero que estipulados como condición el ordenamiento los
repudia, tornando ilícita a la condición (y no al hecho condicionante).
En el art. 344 del CCyC se establece que "Se tienen por no escritas las condiciones que afecten de modo grave las libertades de la
OBLlCAClONES CON MODALIDADES
197
ersona, como la de elegir domicilio o religión, o decidir sobre su
tado civil".
-
La prohibición no es absoluta, sino que la afectación de la libertad
personal y el d e r e c h ~a la ailtodeterrinacijn (derechv de rsigsmbre
debe producirse "de modo grave". La fórmula es razonablemente abierta (por ej., comprende también el cambio de sexo,
realizar acciones que atenten contra la dignidad personal -art. 51
CCyC-, etc.).
e) Potestativa y no potestativa
--
- --
La no potestativa es aquella que es absolutamente ajena a la c m ducta de las partes, pudiendo ser un hecho natural, u obrado por terceros (por ej., el caso en que Argentina gane el campeonato mundial
de fitbol ya citado). La potestativa es aquella en la que el hecho condicionante depende, total o parcialmente, de la conducta de alguna
de las partes involucradas (por ej., cumplir en el término pactado la
obra para tener derecho al plus económico; o ganar un campeonato
de fútbol para obtener el "premio" que se les suele ofrecer a los jugadores de un club profesional, además de lo que les corresponde en
razón de los contratos que los vinculan).
Cuando el hecho depende de manera exclusiva de una de las
partes, se llama puramente potestativa.
-
5 73. Validez e invalidez de las condiciones y de los actos jurídicos
sometidos a condición
-.
Cuando la condición tiene origen voluntario, en ciertos casos su
estipulación puede traer aparejada invalidez de la condición (manteniéndose incólume el acto jurídico, como puro y simple), o incluso la
invalidez del acto jurídico que integra. La situación no es lineal, pues
depende, en cada caso, no sólo de la violación por las partes de las
reglas que imperan en la formación de las condiciones, sino también
de los intereses jurídicos en conflicto. Incluso, en ciertos casos, condiciones que son válidas (objetivamente consideradas) están vedadas
para ciertos actos.
La situación siempre debe valorarse al tiempo de la formación
del acto jurídico. Con posterioridad, si la condición fue válidamente
constituida, pero deviene luego inviable (por ej., si el hecho condicio-
198
-
FEDERICO A. OSSOLA
nante se torna imposible a posteriori), habrá frustraciófz de la condición, situación que tiene efectos propios, diferentes a los que ahora
analizamos.
a) Condiciones puramente potestativas del obligado.
Invalidez del acto
En el art. 344 del CCyC se dispone que es nulo el acto "que depende exclusivanzente de la voluntad del obligaclo".
Se trata aquí de una condición puramente potestativa para el
deudor: "te pagaré si quiero". En tal caso, el acto jurídico es nulo
y, por ende, no hay obligación válida; situación contemplada en el
art. 542 del Cód. Civil, y es la consecuencia de que, jurídicamente, no
puede predicarse la existencia de relación de obligación si el cumplimiento queda librado de manera exclusiva a'la voluntad del deudor.
Pero que acontezca el hecho condicionante puede depender -y
la condición será válida- parcialmente de un hecho del deudor. Por
ej., una persona ofrece en un contrato de obra (unos arreglos en su
inmueble) pagar un plus si el contratista la termina antes del plazo
pactado. Es por demás evidente que tiene que franquearle el acceso
al contratista en el inmueble, para que el hecho condicionante se
cumpla, pero no se trata sólo de eso, sino también de que la otra parte
actúe lo que le corresponde.
Además, es valida una condición que dependa exclusivarnentc de
la voluntad de quien resulte acreedor o beneficiario del derecho. Por
ej., en el caso de la compraventa sujeta a la condición suspensiva de la
aceptación del comprador, si se reserva la facultad de probar la cosa,
o se conviene ''a satisfacción del comprador" (art. 1160 CCyC).
b) Situaciones que se derivan de las condiciones imposibles
Si bien la regla general es que es nulo el acto sujeto a un hecho
imposible (art. 344 CCyC), se dispone en la misma norma que "La
condición de no hacer una cosa imposible no perjudica la validez de
la obligación, si ella.fuera pactada bajo modalidad suspensiva".
Cuando la condición es imposible, se combinan dos variables:
debe analizarse si es suspensiva o resolutoria, y además si es positiva
o negativa. Como bien se ha señalado, la situación funciona de "ma-
OBLIGACIONES CON MODALIDADES
199
era inversa" en la condición suspensiva y en la resolutoria (PIZARRO/
(i) Condición suspensiva, iínposible y positiva. El acto es inválido, por la
("te regalo mis discos de los Eeat!es si vuelas só!o con tus brazos).
regla
(ii) Condición suspensiva, imposible y negativa. El acto es válido, pese a la
de la manifestación de voluntad constitutiva de la condición, la que
tiene por no escrita; situación prevista en el art. 344 CCyC ("te regalo mis
i i cde~los
~ Beatles si no caminas sobre el agua"). Aquí la imposibilidad de la
ición no se proyecta al acto jurídico, que es puro y simple.
(iii) Condición resolutoria, imposible y positiva. El acto es, válido, pese a
la invalidez de la constitución de la condición, la que debe tenerse por no escrita ("te regalo mis discos de los Beatles, y si vuelas sólo con tus brazos me.los
devuelves"). Si bien este supuesto no está contemplado expresamente, fluye de
manera indubitada de la contraposición de los criterios antes enunciados. El
suceso nunca ocurrirá y, por ende, el acto se reputa puro y simple.
(iv) Condición resolutoria, imposible y negativa. El acto es inválido, en
función de la regla general ("te regalo mis discos de los Beatles, y si no caminas
sobre el agua me los devuelves").
E-2-;
'
c) Situaciones que se derivan de las condiciones ilícitas
-..
Del art. 344 del CCyC surgen casos que presentan matices sutilmente diferentes, ya que no en todos los casos de condiciones ilícitas
el acto constitutivo adolece de nulidad, sin perjuicio de que la regla es
que nadie puede obtener beneficio alguiio por loineiitar la coiiiisióii
de actos contrarios a la ley, la moral o las buenas costumbres, o por
enervarlos ofreciendo pagar por ello. En este supuesto, y a partir de
la ilicitud de la .condición, se deben combinar tres variables: debe
analizarse si es suspensiva o resolutoria, si es positiva o negativa, y si
depende del hecho de las partes o de un tercero.
(i) Condición suspensiva ilícita, positiva o negativa, de autoría de los interesados. En principio no pueden ser puestos como condición, y ello arrastra
la invalidez del acto constitutivo, por imperio del principio general (por ej., si
un sujeto promete a un amigo darle parte de un botín producto de un robo de
autoría del promitente; o si alguien ofrece una suma de dinero para que no se
cometa un delito).
Debe advertirse que en ciertos casos la situación no se tratará de una condición, sino derechamente de un contrato de objeto ilícito, como cuando alguien
-por una suma de dinero- encarga a otra la comisión de un delito ("mata a
tal persona, y te pagaré x suma de dinero"). De todas maneras, el ordenamiento
200
FEDERICO A. OSSOLA
puede -excepcionalmentehabilitar esta posibilidad, como sucede en el contrato del seguro de responsabilidad civil: el asegurador se compromete con el
asegurado a indemnizar al tercero "si" el asegurado comete un acto ilícito.
(11) Condicio~zsusyensiva iiícim, positiuu, út: L Z U L O Y ~ Ú
de iei.ce;.os. Como
regla tampoco pueden ser puestos como condición, y el acto es nulo (por ej.,
"te pagaré $ 100 si alguien mata a tal o cual personaje"). Sin embargo, el ordenamiento también -por excepción- puede habilitarlo. Es, por ejemplo, el
caso del contrato de seguros, cuando se prevé que el asegurador indemnizará al
asegurado por robo, incendio, etc.
(iii) Condición strspensiva ilícita, negativa, de autoría de terceros. Somos
de la opinión que en tal caso el acto jurídico será válido, ya que se trata de un
suceso absolutamente ajeno a la voluntad de los interesados (por ej., y como
estrategia de mercado, podría un asegurador ofrecer una mejora en las condiciones contractuales, para el periodo posterior a la vigencia 'del contrato, "i"
el asegurado no sufre daño alguno causado por terceros -acto claramente ilícito- durante el primer período).
(iv) Condición resolutoria ilícita, positiva, de autoría de los interesados. Si
bien la situación no se contempla de manera expresa, cabe concluir que en el
caso del titular del derecho sometido a condición resolutoria, la condición es
válida y, por ende, integra el acto ("te dono mi casa, pero tu derecho se revocará
si delinques" -PIZARRONALLESPXNOS-).
De hecho, ello se encuentra expresamente contemplado en el caso de la revocación de las donaciones por ingratitud
(arts. 1569 y 1571 CCyC). No así en la situación inversa: no es válido pactar
que el propio hecho ilícito beneficiará a su autor restituyéndosele lo que entregó.
(u) Condición resolutoria ilícita, negativa, de atitoría de los interesados.
En el caso del titular del derecho sujeto a resolución, el acto es nulo, pues la
condición es inválida ("te dono mi casa, pero tu derecho se revocará si no delinques"); al igual que en el del beneficiario de la resolución ("te dono mi casa,
pero tu derecho se resolverá si yo no delinco").
(vi) Condición resolutoria ilícitn, positiva, de autoría de terceros. En este
supuesto, habrá que analizar el caso concreto, aunque en tanto y en cuanto la
condición resolutoria no instigue de alguna manera la comisión de un ilícito,
será válida y, por ende, también el acto ("te dono mi automóvil viejo, pero esta
donación se revocará si alguien hurta o roba mi automóvil nuevo" -~IzARRo/
VALLESPINOS-)
.
(vii) Condición resolutoria ilícita, negativa, de autoría de terceros. Entendemos que en tal caso la condición es inválida, y el acto nulo, ya que es inadmisible moralmente prever, como causa de pérdida de un derecho, que un tercero
no obre ilícitamente; con lo cual, el derecho quedaría irrevocablemente adquirido si obrare de tal manera (por ej., "te dono mi casa, pero esta donación se
OBLIGACIONES CON MODALIDADES
201
si no matan a tal persona", donde, por ende, si la matan el derecho se
consolidaría de manera definitiva).
d) La especial situación de las condiciones "'ilegítimas"
Para el caso en que se establezca como condición un hecho lícito,
pero que afecte "de modo grave" las libertades de las personas, en
el art. 344, parte final, del CCyC se dispone que "se tiene por no escrita". Todo aquí parece indicar que la condición será invrilida, pero
no el acto, que deberá considerarse puro y simple.
e) El caso particular del testamento
En el art. 2468 del CCyC se dispone que "las condiciones y
cargos constituidos por hechos imposibles, prohibidos por la ley, o
contrarios a la moral, son nulos pero no afectan la validez de las disposiciones sujetas a ellos".
Como se ha indicado, esta norma importa una modificación sustancial del régimen del Cód. Civil, donde la condición inválida (y también el cargo) arrastraba al acto, y "se salva la liberalidad, retornando
así a la tradición del derecho romano y del Código Civil francés, de
!a.c~a! si)ayart6 'Icí!ei;. L a rü!idád s Ó se~ cxplica Cu1u.u perla para ei
culpable, y no siénclolo el beneficiario, la disposición debe ser válida,
y nula la condición ilícita, inmoral o imposible de cumplir, acto repudiable cometido por el testador" (FERRER).
En definitiva, estamos en presencia aquí de una solución que va
en contra del principio general del art. 344 del CCyC.
9 Casos en los que está prohibido estipular condiciones,
- -
.- -
o las limita a ciertas situaciones
Existen algunos supuestos en los que el ordenamiento veda imponer condiciones, sin perjuicio de que el hecho condicionante reúna
todos los requisitos de validez recién enunciados; en otros, indica
cuándo está permitido y cuándo no hacerlo. Cuando no es viable, se
trata de no condicionar la eficacia o la resolución de un acto, derecho
o situación jurídica, en protección de otros intereses que se consideran más valiosos; lo que se hace de diversas maneras y con disímiles
efectos (a veces el acto es inválido, y en otras sólo la condición).
2 02
FEDERICO A. OSSOLA
(i) Consenti?nientomatrimonial. "El consentimiento matrimonial no puede
someterse a modalidad alguna. Cualquier plazo, condición o cargo se tiene por
no expresado, sin que ello afecte la validez del matrimonio" (art. 408 CCyC).
(iQ Donnciones con condición st~spensiva. "Están prohibidas las do&ciorzes hecl~asbajo la condición sz~spensivade producir efectos a partir del fallecimiento del donante" (art. 1546 CCyC).
(iii) Títulos Valores. "Los títulos valores incorporan una obligación incondicional e irrevocable de una prestación y otorgan a cada titular un derecho
autónomo" (art. 1815 CCyC),y "cualquier condición puesta al endoso se tiene
por no escrita. Es nulo el endoso parcial" (art. 1840 CCyC).
(iv) Usufrt~cto."El usufracto puede ser establecido pura y simplemente,
sujeto a condición o plazo resolutorios, o con cargo. N o puede sujetarse a condición o plazo suspensivos y si asíse constituye, el usufructo mismo se tiene por
no establecido. Cuando el testamento subordina el usufructo a una condición o
a plazo suspensivos, la constitución sólo es válida si se cumplen antes del fallecimiento del testador" (art. 2136 CCyC).
(u) Porción legítima de los herederos forzosos. "El testador no puede imponer gravanzen ni condición alguna a las porciones legítimas; si lo hace, se
tienen por no escritas" (art. 2447 CCyC).
(vi) Reversión en la donación. "En la donación se puede convenir la reversión de las cosas donadas, sujetando el contrato a la condición resolutoria de
que el donatario, o el donatario, su cónyuge y sus descendzentes, o eí donarario
sin hijos, fallezcan antes que el donante. Esta cláusula debe ser expresa y sólo
puede estipularse en favor del donante. Si se la incluye en favor de él y de sus
!?ó>j.edej.osO de terceros, sólo z~olerespecto de aquél. Si la reversión se ha pactado para el caso de muerte del donatario sin hijos, la existencia de éstos en el
momento del deceso de su padre extingue el derecho del donante, que no renace
aunque éste les sobreviva" (art. 1566 CCyC).
5 74. Cumplimiento e incumplimiento de la condición
a) Cumplimiento del hecho condicionante y cumplimienfo
de la condición
Debe distinguirse entre ambas situaciones.
El cumplimiento del hecho condicionante es su verificación o
realización en la realidad fáctica (al constituirse la condición se encuentra en potencia, y cuando sucede se vuelve acto); si ello no acontece, el hecho condicionante debe tenerse por incumplido.
OBLIGACIONES CON MODALIDADES
203
Ante ello, y en términos generales, la condición se tendrá por
cumplida O no, con sus efectos pertinentes.
Pero puede suceder que el ordenamiento asigne un efecto diferente
a la realidad fáctica: pese a que no suceda el hecho condicionante, se
tenga a la condición por cumplida; o aunque acontezca, se la tenga
por incumplida. Ello se presenta cuando alguno de los interesados
interviene en la situación de hecho, torciendo indebidamente (valga
la expresión) la secuencia fáctica que naturalmente debía producirse,
y frente a la cual debía estar expectante, como mero "observador",
aun cuando alguno de ellos debiera intervenir en el cumplimiento de
la condición. Por ej., en el ya citado caso de la persona que ofrece en
un contrato de obra (unos arreglos en su inmueble) pagár un plus si
el contratista la termina antes del plazo pactado; y ante la inminencia
del cumplimiento de la condición le impide acceder a la vivienda, con
lo cual el hecho condicionante no se produce.
Como se analiza a continuación, el ordenamiento repudia estas
inconductas, resolviendo la situación a favor de quien obró de manera adecuada.
b) Cumplimiento "efectivo" de la condición
-.
Es e! 11-le se ~ ~ O C I U C Pc ~ a n e!d hecho
~
condicionante s i .cleiii?cg en
los hechos (esto es, que suceda en la realidad material o fenomenológica), sea la condición positiva o negativa, y sin que los interesados
alteren indebidamente el decurso de la realidad fáctica.
(i) Tiempo del cumplimiento.
(i.l.)Reglas generales. Necesariamente plazo y condición interactúan. Toda condición debe verificarse dentro de un lapso, ya que no es
viable que el estado de pendencia se mantenga sine die. Como se trata
de un hecho futuro, es impredicable la existencia de una condición sin
un plazo para que acontezca.
En el Cód. Civil se disponía en el art. 541 que "sí no hubiere
tiempo fijado, la condición deberá cumplirse en el tiempo que es verosímil que las partes entendieron que debía cumplirse". No existe
ahora norma similar, y la cuestión (adecuadamente) debe regirse por
las normas generales relativas al plazo: deberá establecerse frente a
cuál de ellos se está (determinado cierto o incierto; o indeterminado
tácito, o propiamente dicho), y en el último caso, los interesados deberán acudir al juez para que fije el plazo (art. 887 CCyC).
204
FEDERICO A. OSSOLA
(i.2) Dominio revocable. En algunos casos, la ley dispone un tiempo en
el que debe cumplifse la condición, como el caso del dominio rev7cable: "as
condiciones resolzrtorias impuestas al dominio se deben entender limitadas al
término de diez años, aunqzre no pzreda realizarse el hecho previsto dentro de
aquel plazo o éste sea mayor o incierto. Si los diez años transcurren sin haberse
producido la resolución, el dominio debe quedar definitivamente establecido. El
plazo se computa desde la fecha del título constitutivo del dominio imperfecto"
(art. 1965 CCyC).
(i.3) Compraventa sujeta a aceptación del comprador. "El plazo para
aceptar es de diez días, excepto que otro se haya pactado o emane de los zrsos.
La cosa se considera aceptada y el contrato se juzga concluido cuando el comprador paga el precio sin reserva o deja transcurrir el plazo sin pronunciarse"
(art. 1160 CCyC).
(ii) Modo de cumplinziento. Tampoco se replica en el CCyC el
art. 533 del Cód. Civil en el que se establecía que "las condiciones,
deben cumplirse de la manera en que las partes veroslmilmente quisieron y entendieron que habían de cumplirse", pero la regla se mantiene por una cuestión de pura lógica, y por aplicación de los principios generales, en especial la Buena Fe. Como importa un suceso en
potencia, que al realizarse se vuelve acto, debe existir identidad absoluta entre lo proyectado y lo acontecido, con todos los problemas
que ello podría presentar, sobre todo cuando en las condiciones de
origen convencional las partes no han sido precisas a! establecerla.
Para resolver este conflicto, deben aplicarse las reglas de interpretación de los contratos en las condiciones voluntarias (arts. 1061 a
1068 CCyC), y las generales de la ley, en las de origen legal.
(iii) En la condición negativa. No sólo se reputará cumplida efectivamente si la inercia se mantiene en el lapso correspondiente, sino
también si antes de ello se tiene por cierto que la conducta negativa
es irreversible.
(iv) Efectos. Si se trata de una condición suspensiva, el derecho se
tornará plenamente eficaz; si es resolutoria, se producirá su extinción
por resolución.
(u) Cumplimiento parcial o defectuoso de la condición. ¿Qué sucede si el hecho condicionante no acontece exactamente como estaba
previsto, en lo cualitativo y en lo cuantitativo? "Cumplida en parte
la condición, no hace nacer en parte la obligación", se disponía en
el art. 535 del Cód. Civil, norma que no se ha replicado, pero que se
mantiene por ser de toda lógica: el hecho condicionante, tal cual estaba previsto, no sucedió; por ende, mal puede concluirse que la con-
OBLIGACIONES CON MODALIDADES
205
dición se cumplió. Es lo que se denomina indivisibilidad de las condiciones. Salvo, claro está, que las partes pacten lo contrario, dentro de
10s márgenes de la autonomía de la voluntad.
c) ~rustracióno incumplimiento de la condición
En este caso, el hecho condicionante no sucede (reiteramos, sin
la intervención indebida de los interesados) por causas ajenas a la
responsabilidad de los interesados, y, por ende, la condición no se
cumple. Si bien no se replican algunas normas del Cód. Civil sobre
esta cuestión (arts. 539,540 y 541), las diversas situaciones y efectos
correspondientes surgen de aplicar las reglas de la lógica. *
(i) Condición positiva fizrcasada. Será en el caso en que el hecho
no suceda dentro del lapso correspondiente (en el caso de la obra, el
contratista no la realiza en el tiempo estipulado); o sea defectuoso (el
contratista se apresura a terminar la obra, pero lo hace de manera
deficiente); o si antes es indudable que el hecho no se producirá (por
ej., fallece).
-..
(ii) Condición negativa fracasada. Dentro del lapso previsto, sucede el hecho que estaba vedado (en el caso de la promesa en venta un
inmueble "si no se modifica el régimen de edificación vigente, que per,-.--...-... I a l l L u b p b u b , ~ L I L C ucl
3 - 1 ---.-:ii.!i.i..i
1 . 1 ..l .. .
.
I I I ~ L CL U I I ~ L L U ~ L
~
VCIILIIIIICIILU U C ~
plazo, dlclia
reglamentación se cambia).
L..
L
LiiiL....
-:---3>
---Lii
(iii) Efectos. Si se trata de una condición suspensiva, el acto se
tornará plenamente ineficaz (hasta ese momento tenía eficacia parcial), o el derecho (también de eficacia parcial) se perderá. Si es resolutoria, la frustración de la condición torna al acto plenamente eficaz,
o al derecho como irrevocablemente adquirido.
d) Cumplimiento "ficto" y frustración "ficta" d e la condición
Como lo anticipáramos, quienes pueden verse afectados (favorable o desfavorablemente) en sus intereses jurídicos por la existencia
de una condición, tienen vedado alterar de manera voluntaria el decurso causal de los hechos, sea para provocar indebidamente que la
condición se cumpla, o que se frustre. Si lo hacen, el ordenamiento
reacciona a favor del perjudicado, haciéndolo del beneficio que le
hubiera reportado el cumplimiento o incumplimiento de la condición.
Ésta es la regla, invariable en todos los casos, más allá de los matices
que se presenten: se protege a quien actuó adecuadamente.
206
FEDERICO A. OSSOLA
En el Cód. Civil la situación estaba prevista en los arts. 537 y
538, de manera casuística, y la solución sustancial se ha plasmado,
con ajustes, en el art. 345 del CCyC que reza: "Inejecución de la
condición. El incumplimiento de la condición no puede ser invocado
por la parle que, de mala fe, impide su reulizaciód"' La norma es algo
confusa, aunque resuelve adecuadamente la situación, y corresponde
efectuar algunas precisiones.
(i) El deber de abstención de los interesados. La situación en las
condiciones potestativas. La condición no sólo es incoercible (no se
puede exigir su cumplimiento), sino que además pesa sobre los involucrados un deber juridico de abstención: deben permanecer como
meros "espectadores" de la situación, y no pueden interferir para provocar que se cumpla o que se frustre.
Si se está frente a una condición potestativa (con excepción de las
puramente potestativas del obligado, que no son válidas), quien debe
obrar no sólo debe hacerlo de buena fe, sino que los restantes interesados deben abstenerse de obstruir su conducta, actuando también
de buena fe, según las circunstancias del caso. Es el ya citado ejemplo
de la obra encomendada al contratista (con la condición de que si
termina antes del tiempo previsto recibirá un pago extra), en donde
el dueño del inmueble debe franquearle el paso para que cumpla. Por
cierto que si el contratista no se apersona, el incu?1plimientn de !E
condición suspensiva se producirá, sin responsabilidad alguna de la
otra parte.
(ii) Las conductas indebidas y su calificación. En ei marco del Cód.
Civil, la doctrina interpretaba que de la conjunción de los arts. 537
y 538, la conducta impropia podía ser obrada con dolo o con culpa,
para producir el efecto en cuestión.
En el art. 345 del CCyC se hace referencia a la conducta de "mala
fe", que trasunta sólo dolo. En nuestra opinión, debe quedar también
ya que de lo contrario se podrían
incluida la culpa (también TOBÍAS),
presentar situaciones verdaderamente injustas: por ej., si en el caso
del contrato de obra, el dueño del inmueble por un descuido olvidara
apersonarse en el lugar, impidiendo al contratista realizar su tarea.
(iii) El efecto en la condición suspensiva. Cumplimiento "ficto".
Cuando el hecho condicionante se impide por quien obra con dolo
o culpa, la ley tiene por cumplida la condición. Si, en el ejemplo del
contrato de obra, el dueño del inmueble impide e1 paso al contratista
(y éste no la termina), el ordenamiento reputa cumplida la condición
ndose plenamente exigible el derecho en cuestión (en el caso, el
del ,plus prometido).
(iv) El efecto en la condición resolutoria. Frustración "ficta".
el hecho condicionante se provoca indebidamente, !a ley
¿lene IZO producida la condición (esto es, frustrada) y en consecuencia
1 derecho queda irrevocablemente adquirido.
cuencia, a sus herederos).
(v) Quid de la actuación de los terceros. Se ha eliminado la previsión del art. 537 del Cód. Civil, en donde se disponía que las condiciones se juzgan cumplidas "cuando, dependiendo del acto voluntario
de un tercero, éste se niegue al acto o rehúse su consentimiento". La
solución legal era criticada, ya que, precisamente, podría establecerse
como condición que un tercero realice un acto. Ahora ello es viable,
sin perjuicio de una eventual responsabilidad del tercero (si actúa con
dolo o con culpa), o de las partes si interfieren indebidamente en su
conducta.
-.
-.
En algunos casos, empero, la ley asigna otros efectos diferentes. Por ej., en
el art. 1134 del CCyC (fijación del precio de la compraventa por un tercero),
se dispone que "si el tercero no quiere o no puede realizar la determinación, el
precio lo fija el juez por el procedinzierzto más breve que prevea la ley local". En
el Cód. Civil, de manera incoherente con el "cumplimiento ficto" del art. 537, se
establecía en el art. 1350 que la compraventa "quedará sin efecto", y sin discutirse que se estaba ante una condición.
La nueva solución del CCyC es importante: no se trata en el caso de una
ición, pues en manera alguna quedael acto comprometido en su existencia
itiva pues, en última instancia,el juez determinará el precio.
-
d) La "renuncia" a la condición
En el CCyC no se h,a previsto el caso contemplado en el art. 537
del' Cód. Civil: "Las condiciones se juzgan cumplidas, cuando las
'partes a quienes su cumplimiento aprovecha voluntariamente las renuncien...". Se trata de la renuncia a invocar la condición, otorgada
por quien resultará gravado con un deber jurídico, de producirse o
208
FEDERICO A. OSSOLA
no ésta. El acto es válido, en los términos de los arts. 944 y SS. del
CCyC, donde se dispone con carácter general sobre la renuncia a los
derechos.
En la condicijn szupensiztn, la condición se juzgzrá cumplida (por
ej., en el caso del contrato de obra, el dueño del inmueble renuncia
a la condición y paga el plus, aunque la obra no se complete en el
tiempo previsto para hacer nacer el derecho al excedente).
En la condición resolutoria, la condición se juzgará frustrada (por
ej., el donante de un bien bajo dominio revocable, renuncia a la condición y, en consecuencia, el donatario adquier.e definitivamente el
dominio pleno del bien donado).
5 75. Efectos de la condición
a) Efecto ipso iure de su cumplimiento o incumplimiento
....
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Sea que la condición se cumpla o no, ello se produce de pleno
derecho, esto es, sin necesidad de intervención judicial o de las partes
para que la situación se tenga por acontecida, con los efectos propios
de cada caso.
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b) Efecto retroactivo y no retroactivo
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(i) En el Cód. Civil. Retroactividad. El cumplimiento o incumplimiento de
la condición tenía en el Cód. Civil efectos retroactivos (arts. 543,548 a 552, y
555 a 557).
La retroactividad siempre reposa sobre una ficción, en el sentido de que
pese a que el tiempo no puede volverse atrás, el ordenamiento establece soluciones que, en definitiva, importan tener por sucedidos hechos que no han
acontecido, y viceversa; y con importantes consecuencias jurídicas. Se trata de
un efecto no querido, pero en muchos casos inevitable, debido a la necesidad de
componer los diversos intereses jurídicos que entran en conflicto.
El cumplimiento de la condición suspensiva producía el efecto de reputar
adquirido el derecho desde su constitución, como si no hubiera existido la condición; su incumplimiento, el de considerar que el derecho nunca había existido.
En la resolutoria, el efecto era inverso: cumplida, el derecho se extinguía y debía
considerarse que nunca había existido; frustrada, el derecho quedaba irrevocablemente adquirido, como si nunca hubiera habido condición.
De todas maneras, el efecto retroactivo estaba bastante relativizado, en
particular por la protección de los terceros que de buena fe hubieran adquirido
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OBLIGACIONES CON MODALIDADES
209
ecllo~estando pendiente el cumplimiento de la condición (y que luego el
recho se perdiera); y también existían algunas reglas en orden a la restitución
lo que las partes se hubieran entregado, sus frutos, etc.
(ii) En el Código Civil y Comercial. La irretroactividad como
egka. La excepción. En el art. 346 del CCyC se dispone que "la condición no opera retroactivame7zte, excepto pacto en contrario". Es la
modificación más importante en la materia, en respuesta a la doctrina
e había criticado el efecto retroactivo del Cód. Civil, y cuya consencia es dejar en pie todo lo sucedido hasta el momento en que la
condición se cumpla o se frustre, operando sus efectos para el futuro,
in la necesidad de acudir a ficciones o a soluciones de excepción
para tutelar los derechos de los terceros o de las partes, generados
mientras estaba pendiente el cumplimiento de la condición.
Sin embargo, las partes pueden pactar la retroactividad, lo que
descarta de plano instituirla en un acto unilateral (por ej., en un tesento).
",
(iii) Proyecciones en la novación. Como se analiza más adelante
(S 579), la existencia o no de retroactividad tiene directa incidencia
en materia de novación (arts. 938 y 939 CCyC).
C)
Condición suspensiva pendiente
(i) Existencia del derecho. Limitaciones. El beneficiario del cumplimiento de la condición es titular de un derecho, pero relativamente
eficaz: está a la expectativa del cumplimiento de la condición, y no
tiene un derecho pleno; de hecho, es muy limitado su margen de actuación, siendo lo más relevante que le está vedado ejercer actos de
cumplimiento, y no existe deber u obligación correlativa de la otra
parte en tal sentido.
Puede, sin embargo, solicitar "medidas conservatorias" (art. 347
CyC), esto es, hacer uso de todos los instrumentos tendientes a mantener la garantia de cumplimiento de su derecho; lo que se replica en
varias normas.
En el a a . 2187 del CCyC (en los derechos reales de garantía) se dispone
concordanternente que "se puede garantizar cualquier crédito, puro y simple, a
plazo, condicional o eventual, de dar, hacer o no hacer".
(ii) En materia sucesoria, Los herederos sujetos a condición suspensiva sólo tendrán los derechos del causante (de manera indivisa)
desde el cumplimiento de la condición, "sin perjuicio de las medidas
210
FEDERICO A. OSSOLA
conservatorias que corresponden" (art. 2280 CCyC):Además, "los
herederos instituidos bajo condición suspensiva IZO pu,eden pedir la
partición mientras la condición no está cumplida, pero pueden pedirla los coherederos, asegurando el derecho de los herederos condicionalesJJ(art. 2366 CCyC).
'
(iii) Buena fe. Además, quien constituyó el derecho debe comportarse de buena fe, de modo de no perjudicar a la otra parte.
(iv) Transmisión del derecho condicional. Si se verifican los requisitos legales (según el caso), el derecho puede ser transmitido a
terceros (inter vivos o mortis causa), pero en calidad de condicional,
ya que nadie puede transmitir un derecho más extenso que el que
tiene (art. 399 CCyC).
(u) Pago anticipado. ¿Cuál es la situación del deudor que paga
antes del cumplimiento de la condición suspensiva? Si bien "la repetición del pago no está sujeta a que haya sido hecho con error"
(art. 1797 CCyC) y aunque no se replica el art. 784 del Cód. Civil (en
donde la figura del pago por error tenía algunas sutiles diferencias
con el error como vicio de la voluntad en general), entendemos que
si se acreditan los requisitos generales (que sea esencial y reconocible
-art. 265 CCyC-), el solvens tendrá derecho a la repetición.
Pero si paga voluntarlamente antes del cumpiimienro de ia collúición, ello importará una renuncia tácita a dicha condición (S 703.e).
d) Condición suspensiva frustrada
Cuando el efecto es no retroactivo, se produce la extinción del
derecho hasta ese momento existente, aunque relativamente eficaz,
privándose10 de sus efectos jurídicos (ToBÍAs).Cesan las medidas
conservatorias que se hubieran arbitrado.
Se dispone en el art. 349 del CCyC que en el supuesto de que el
acto se hubiese ejecutado previo a dicha situación, debe restituirse
lo entregado (bajo las reglas de las obligaciones de dar con el fin
de restituir), pero no los frutos percibidos, aunque sí los pendientes
(art. 1935 CCyC). Esta cuestión debe observarse con cuidado, ya que,
eventualmente, este cumplimiento anticipado podría configurar una
renuncia tácita a la condición.
Si se estableció el efecto retroactivo, los efectos no varían.
OBLIGACIONES CON MODALIDADES
21 1
condición suspensiva cumplida
Cuando el efecto es no retroactivo, el derecho o el acto se tornan
enamente exigibles desde el momento del cumplimiento de la conciba, y se activan los deberes jurídicos emanados de cada situaión en concreto: cumplir con las obligaciones según su naturaleza y
fectos propios, o el mantenimiento y el respeto de los derechos que
c ~ r r e s ~ o n d a(art.
n 348 CCyC). Nace en ese momento el plazo de
rescrip~iónde las respectivas acciones (art. 2554 CCyC).
bidos (art. 348.CCyC).
En materia sucesoria, si el heredero ha sido instituido bajo condición suspensiva, la intimación para aceptar o renunciar la herencia
sólo puede hacerse una vez cumplida la coadición (art. 2289 CCyC).
%,e;<.
f)Condición resolutoria pendiente
.-;...-2
.- El derecho o el acto surten plenos efectos, aunque pesa sobre
ellos la posibilidad de su resolución, al estar sometidos a condición.
Por tales razones, la otra parte está habilitada a solicitar medidas
conservatorias (art. 347 CCyC). Se dispone también en dicha norma
el deber de obiai de buena le de la parte que transmitió ei derecho,
a fin de no perjudicar a la otra. En materia sucesoria, los herederos
instituidos bajo condición resolutoria pueden pedir la partición de la
herencia, pero deben asegurar el derecho de quienes los sustituyen al
cumplirse la condición (art. 2366 CCyC).
-c.
El derecho adquirido bajo condición reso1utoria.e~también transmisible, con la limitación del art. 399 del CCyC.
-.-___
g) Condición resolutoria frustrada
No sucedida la condición resolutoria, el derecho se adquiere plenamente, considerándose al titular como tal desde dicho momento
(si el efecto es no retroactivo), o desde el momento de la celebración
del acto (si el efecto es retroactivo), aunque ello no se manifiesta en
diferencia alguna entre ambas situaciones.
212
FEDERICO A. OSSOLA
h) Condición resolutoria cumplida
Si el efecto es no retroactivo, el derecho se extingu'e por resolución para su titular, y para el futuro, debiendo considerarse que revistió tal carácter hasta el cumplimiento de la condición resolutoria;
y en caso de haberse entregado alguna cosa, ésta debe ser entregada
o restituida (en su caso) al beneficiario del cumplimiento de la condición, quedando en pie todo lo actuado en el tiempo de pendencia de
la condición.
Si el efecto es retroactivo, debe considerarse que el titular del derecho sujeto a condición nunca lo fue, y la otra parte tiene el derecho
a la entrega. de lo que le habría correspondido al tiempo de Ia celebración del acto, aunque quedan en pie los actos de administración
otorgados y los frutos percibidos por la otra parte (art. 348 CCyC).
11. PLAZO
76. El tiempo en las relaciones jurídicas
El tiempo, uno de los grandes problemas de la Filosofía, se encuentra regulado de las más diversas maneras por el Derecho, como
no podía ser de otra manera. La "existencia" del hombre, que importa
necesariamente yn comienzo y un fina!, se deslrr^!!l inmersa en dos
dimensiones: el tiempo y el espacio. Las relaciones jurídicas que por
ello se generan, no pueden escapar a dichas variables contextuales, y
de allí que el derecho necesariamente ha de regularlas, en función del
conflicto de intereses juridicos que se presente en cada situación.
El transcurso del tiempo, per se, trae aparejado sus efectos jurídicos, como ocurre -por ej.- en la adquisición de la mayoría
de edad. En innumerables situaciones la ley dispone respecto de los
efectos del tiempo sobre las más diversas relaciones y situaciones jurídicas: algunos derechos son temporales (como el usufructo); la sanción de una nueva ley asume reglas propias en orden a su aplicación
en el tiempo; la normativa está plagada de plazos para el ejercicio de
los derechos; y en la prescripción y la caducidad, algunos derechos
pueden adquirirse o perderse por el transcurso del tiempo, aunque no
sólo por ello, ya que debe añadirse una conducta omisiva del titular
del derecho, además de otros aditamentos en ciertas situaciones.
Las personas también pueden disponer sobre el tiempo, cuando
-por ej.- establecen plazos para el cumplimiento de sus obligaciones.
OBLIGACIONES CON MODALIDADES
tj 77.
21 3
Concepto
En el Diccionario de la Lengua, plazo es un "término o tiempo señalado para algo". En las relaciones jurídicas, el "plazo" es una unidad
de tiempo, 2 cuyo vencimiento se pueden pr~ducirdos efectes: a) se
limitan o extinguen los efectos de un acto jurídico, o la subsistencia
de una relación o una situación jurídica (plazo resolutorio); b) se posterga o difiere la producción de los efectos de un acto jurídico, o el
nacimiento o constitución de una situación jurídica o una relación
jurídica (plazo sztspensivo).
La problemática excede notablemente a los actos jurídicos en
particular (está regulada en el CCyC entre los arts. 350 a 353), y concierne a todas las relaciones jurídicas, de cualquier naturaleza.
~ uexigibilidad
e
o la extinEn el art. 350 del CCyC se d i ~ ~ o n e ' "la
ción de un acto jurídico pueden quedar diferidas al vencimiento de
un plazo ".
A veces se emplea, en sentido sinonímico, el vocablo "término"
que, en rigor de verdad, y en sentido estricto, se refiere a un único momento temporal individualizado, en tanto que el plazo es una "unidad
temporal" o un conjunto de ellas (DÍEz PICAZO).
S 78. Caracterización
El plazo es una unidad temporal que tiene un principio (se denomina dies a quo) y un final (dies a quem). Su "vencimiento" se produce
en el momento en que llega a "término", suceso éste que constituye
un hecho jurídico (art. 257 CCyC) que es natural, ya que el hombre
no puede evitar el paso del tiempo, ni interferirlo. Lo que hace es
disponer sobre los efectos del devenir temporal en las relaciones jurídicas, y en este ámbito asume las siguientes notas distintivas:
a) Es un hecho futuro
Los plazos jurídicos' se establecen para el porvenir, y no para el
pasado. Necesariamente debe culminar luego de celebrado el acto jurídico, o de constituida la relación o situación jurídica.
b) Es un,hecho "cierto'! Las diversas maneras en que puede fijarse
El tiempo se sucede de manera inexorable por lo cual es inevitable que los plazos se cumplan. Se trata, suele decirse, de un hecho
214
FEDERICO A. OSSOLA
fatal, necesario, no contingente, imperioso, ineludible; aun cuando no
pueda conocerse cuándo sucederá.
Por tales razones, puede establecerse de variadas formas: en un
dia detcrrninado (7 de zgesto de trrl año); a ''tantos días de la fecha"
en que se otorga el acto (por ej., ello se hace en los depósitos bancarios a plazo fijo); en una "fecha cierta" (se pacta que en la "Navidad"
de tal año se cumplirá una obligación, lo que significa el 25 de diciembre); o teniéndose en cuenta un "hecho cierto", esto es, un suceso que indefectiblemente sucederá ("cuando muera Juan", "cuando
llueva en esta Ciudad").
Ésta es la diferencia esencial con la condición, en donde el hecho
futuro es contingente o incierto (S 69.b). Pero en los plazos indeterminados existe una zona gris con la condición, que analizamos más
adelante y que, en caso de duda, debe resolverse a favor de la existencia de plazo.
c) Efecto no refroacfivo
Cumplido el plazo, sus efectos (suspensivo o resolutorio) se producen para el futuro (ex nunc), quedando en pie todo lo sucedido con
anterioridad.
d) Es una modalidad de los actos jurídicos o de las obligaciones
No se trata de un elemento esencial, sino accidental de los actos
jurídicos o de las obligaciones: puede o no estar, sin que su ausencia
afecte estructuralmente al acto. Cuando no lo hay, el acto -o las
obligaciones, en su caso- son puros y simples, surtiendo sus efectos
de manera inmediata.
$j79. Cómputo de
los plazos
En el art. 6 O del CCyC se dispone: "El modo de contar los intervalos del derecho es el siguiente: día es el intervalo que corre de medianoche a medianoche.
En los plazos fijados en días, a contar de uno determinado, queda éste excluido
del cómputo, el cual debe empezar al siguiente. Los plazos de meses o años se
computan de fecha a fecha. Cuando en el mes del vencimiento no hubiera día
equivalente al inicial del cómputo, se entiende que el plazo expira el ultimo día
de ese mes. Los plazos vencen a la hora veinticuatro del día del vencinziento
respectivo. El cómputo civil de los plazos es de días completos y continuos, y
OBLIGACIONES CON MODALIDADES
215
o se excluyen los días inhábiles o no laborables. En los plazos +dos en horas,
Contar desde una hora determinada, queda ésta excluida del cómputo, el cual
ebe empezar desde la hora siguiente. Las leyes O las partes pueden disponer que
el cómputo se efectúe de otro modo".
Si bien no se indica [como en el Cód. Civii, art. 23), continúa rigiendo en
fiuestro ordenamiento el Calendario Gregoriano, lo cual debe así concluirse por
loque podríamos llamar un "silencio" de la nueva ley frente a una disposición
sa de la anterior, por no adoptarse otro calendario (lo que, por cierto, caa de todo sentido). En el peor de los casos, la vieja usanza, de origen legal
vigente durante los más de 140 anos de vigencia del Cód. Civil), podría hoy
entenderse como "práctica, uso y costumbre", y por ende válida por imperio del
art. lodel CCyC.
La nueva norma conjunta y ajusta las soluciones del Cód. Civil (arts. 24 a
29), y es de clara redacción.
Si está fijado en días, en el comienzo del cómputo debe excluirse el día o la
hora inicial. Por ej., si el lode marzo una persona se obliga a entregar una cosa
en el plazo de "diez días7', éste comienza a correr a las cero horas del 2 de marzo
y vence a las cero horas del día 11 de marzo. Si se determina que un plazo vence
el día 18 de Junio, su cumplimiento se producirá en la medianoche de ese 18 de
junio. De manera análoga si se ha fijado en homs.
La regla es que se computan "días corridos", esto es, incluyendo los días
inhábiles
por cualquier causa; salvo, claro está, que la ley disponga lo contrario
-- .-,.
(por ej., ios piazos procesaies corren durante los días hábiles), o las partes lo
pacten dentro de los límites de la autonomía de la voluntad, lo que puede versar
sobre cualquier aspecto vinculado a la cuestión (por ej., establecer que la enEn defecto de
trega de una cosa se efectuará el día 9 de octuhre a las 12:00 h.).
ello, imperan las reglas aquí indicadas.
§ 80. Clases de plazos
a) Suspensivo y resolutorio
Es la distinción contemplada en el art. 350 del CCyC.
El suspensivo, también llamado inicial,es aquél en el que a su término el acto jurídico surte plenos efectos (por ej., el día 27 de enero
se celebra un contrato de locación, y se pacta que entrará en vigencia
desde el día 1" de febrero); o se tornan exigibles las obligaciones,
cualquiera sea su fuente (si en el contrato indicado se pactó que el
día 5 de cada mes debe abonarse el canon locativo, ese día se torna
exigible la obligación, sin perjuicio de la plena vigencia anterior del
21 6
FEDERICO A. OSSOLA
contrato); o comienzan a producirse los efectos de alguna situación
jurídica en particular.
El resolutorio, también llamado final, es aquél en el que a su término un acto jtirídico deja de producir sus efectos (por ej., se cumple
el plazo de vigencia del contrato de locación), o se extinguen derechos o situaciones jurídicas (por ej., se cumple el plazo de vigencia de
u n dominio revocable -art. 1965 CCyC-). En el caso de los actos
jurídicos, no se produce propiamente su c'extinciónJy,sino más bien
cesación de la producción de sus efectos (Tosf~s).
b) Convencional, legal o judicial
Según su origen, puede ser voluntario, esto es, establecido por
los otorgantes de un acto jurídico, siempre dentro de los límites de
la autonomía de la voluntad, de modo expreso o tácito. En materia
obligacional el ámbito de actuación de las partes es vastísimo.
Las leyes disponen innumerables plazos. Cuando está presente el orden público son inmodificables por las partes (por ej., no es viable reducir el plazo de
diez días del art. 34 de la Ley de Defensa del Consumidor 24.240, para revocar
la aceptación en los contratos celebrados por medios electrónicos), pero no en
caso contrario (nada impediría ampliar dicho plazo a favor del consumidor).
En otras situaciones, la ley permiiz a las partes c!egir p!azcs, dci,tm de !hiíe$
máximos o mínimos (por ej., la locación de imuebles con destino habitacional
no puede ser mayor a veinte años, ni inferior a dos años - arts. 1197 y 1198
CCyC). También pueden funcionar de manera supletoria a la voluntad de las
partes (si la locación carece de plazo expreso, se considera celebrado pro el
plazo mínimo legal de dos años, salvo excepciones -art. 1198 CCyC-).
Por último, los jueces deben establecer plazos, cuando las leyes así se los
imponen, y bajo las reglas de cada caso en concreto (por ej., fijar el plazo en las
obligaciones a plazo indeterminado propiamente dicho -art. 887 CCyC-; o
debe fijar el plazo de la atribución de la vivienda familiar ante el cese de la unión
convivencia1 -art. 526 CCyC-) ; o también en situaciones no previstas legalmente pero cuya necesidad se imponga (por ej., si ordena realizar medidas de
prevención del daño no peticionadas originariamente en un proceso ambiental
-art. 1713 CCyC-).
c) Expreso o tácito
El primero es aquél en el que el hecho en virtud de cual el plazo se
cumplirá se ha manifestado al otorgarse el acto jurídico con claridad,
de manera positiva e indubitable.
BLlGACiONES CON MODALIDADES
~1 segundo, aquél en el que las partes nada han manifestado, o
puede establecerse del tenor de sus expresiones, pero que' surge
la naturaleza y circunstancias del acto jurídico, o de la obligao situación jurídica particularmente considerada. En no pocas
ciones las partes se manifiestan con oscuridad o ambigüedad,
incluso- omiten establecer plazos, y la ley nada dispone al res-
El primero es aquél en el que el cumplimiento del deber jurídico
(obligacional o no) debe necesariamente verificarse, vencido el cual
(y aun cuando sea factible materialmente obrar la conducta debida),
~ e s 2 p 2 r ~ r Pe! interés de! t-tn!lr de! derrcl,c. Es e! c!Ssicc
de
J
"la torta de la boda", que debe ser entregada por el proveedor antes
de la celebración de la fiesta. Son innumerables los casos que pueden
presentarse, y ello puede ser pactado, o surgir de las circunstancias
del caso, que es lo más común (por ej.'en un régimen comunicacional, que un progenitor deba llevar al hijo al aeropuerto pues parte
de vacaciones con el otro, y no llegue a tiempo).
En caso de no cumplirse en el tiempo establecido, el deber juriingresa en estado de incumplimiento absoluto o definitivo, sin contemplada en el art. 956 del CCyC para las obligaciones,
ue es predicable de cualquier deber jurídico: "La imposibilidad
sobrevenida, objetiva, absoluta y temporaria de la prestación tiene
efecto extintivo cuando e1 plazo es esencial, o cuando su duración
frustra el interés del acreedor de .modo irreversible".
Así, cuando el plazo es esencial, ante la falta derechamente se
produce el incumplimiento definitivo. Cuando no. lo es (plazo accidental), el cumplimiento tardío será viable, siempre y cuando subsista
el interés del acreedor, y sin perjuicio de los efectos propios de la
mora.
21 8
FEDERICO A. OSSOLA
S 81. Plazos determinados e indeterminados
I
Los analizamos separados de las restantes clasificaciones, por, su
importancia.
Existe una gran polémica a la hora de conceptuar los plazos "determinados" y los "indeterminados", y en especial para precisar la noción, los supuestos y las diferencias entre el plazo "tácito" y el "indeterminado propiamente dicho", clases que surgen de los arts. 871,
886 y 887 del CCyC y con trascendentales efectos: no sólo se dispone
en cada caso desde cuándo la obligación se torna exigible, sino también el régimen de la mora (que es algo diferente a lo anterior, aunque
ambas pueden coincidir en el mismo momento - S 403.b).
a) Plazos determinados
En nuestra opinión, y en función de lo que surge de la letra de la
ley, el plazo determinado es aquél en el cual se encuentra establecido
con precisión y exactitud el hecho que constituye el cumplimiento
del plazo, aún cuando se desconozca cuando sucederá. Admite dos
especies, y siempre la mora es automática (se produce por el sólo
vencimiento del plazo, art. 886 CCyC - S 404).
(i) Plazo "determinado cierto". Si bien ahora no se lo caracteriza como en el Cód. Civil (art. 567), la categoría surge del art. 871
inc. b) del CCyC, y se corresponde con los supuestos del viejo código:
es el que vence eii un día precisado (el 25 de lebreio ¿e caí aso); o a
tanto tiempo desde la fecha de constitución de la obligación; o en una
fecha cierta (la Navidad de tal año).
(ii) Plazo "determinado incierto". Tampoco se lo define (sí en el
art. 568 del Cód. Civil), pero igualmente surge del art. 871 inc. b) del
CCyC: debe tratarse de un hecho futuro necesario. Lo "incierto" aquí
es cuándo sucederá, lo que marca una clara diferencia con la condición ("cuando muera x persona", "cuando llueva").
6)Plazos indeterminados
Se trata de dos supuestos en los que existen importantes imprecisiones para establecer el plazo en concreto, lo que motiva la adopción
de medidas posteriores a la celebración del acto o a la constitución
del derecho para poder determinarlo con exactitud.
OBLIGACIONES CON MODALIDADES
21 9
(j) Plazo "indeterminado tácito". El plazo tácito antes opuesto
cexpres~"
debe reputarse además como "indeterminado". Aquí, el
azo adolece de vaguedad e imprecisión en orden a su hecho constio, pese a lo cual puede establecerse mediante un juicio de valor
rior al otorgamienro del acto, en función de la naturaleza y cirnstancias de la obligación, y también conforme los usos y costumbres, y la buena fe. Por ej., se contrata el traslado de mercaderías de
a ciudad a otra, sin indicarse el plazo en que debe ser cumplido; en
art. 1284 del CCyC se dispone que el plazo se fija "de acuerdo a los
el lugar en que debe iniciarse el transporte". Es en ese momento
en el que la obligación se torna exigible.
Pero, además, si bien existen discusiones por alguna oscuridad
en las normas, entendemos que para constituir en mora al deudor, el
acreedor deber2 interpelarlo (5 405 y 406).
(ii) Plazo "indeterminado propiamente dicho". Su denominación
surge del art. 887 inc. b) del CCyC, aunque luego se indica "si no hay
plazo", lo que -pese a la oscuridad de la norma- debe entenderse
como expresiones sinonímicas, ya que es una transcripción del mismo
supuesto establecido en el art. 509 del Cód. Civil (antecedente del
art. 887 del CCyC).
.,
Aquí la imprecision es de mayor cntirlx! y x!mitr (rvncep:~a!mente) dos variantes: no se ha indicado el plazo, y tampoco es viable
inferirlo de la naturaleza y circunstancias de la obligación (por ende,
no puede calificárselo como tácito); o bien se ha señalado el hecho futuro, pero no puede afirmarse objetivamente si sucederá o no (por ej.,
la denominada obligación a mejor fortuna, que es pagadera cuando
el deudor tenga medios para hacerlo -arts. 889 a 891 CCyC-, en
donde expresamente se remite a las reglas de las obligaciones a plazo
indeterminado).
a trascendencia de esta categoría radica en que el plazo debe
do judicialmente, y el deudor queda constituido en mora en la
dicada por la sentencia para el cumplimiento de la obligación
1 inc. c] y 887 CCyC - 5 40'5 y 406):
(iii) Caso de duda entre plazo "indeterminadotácito" e "indeterminado propiamente dicho". Ante la falta absoluta de indicación del
plazo, la ley ahora dispone que, en caso de dudas, deberá entenderse
ue el plazo es tácito (art. 887 in fine CCyC), solución que se justifica
orque es menos gravosa (no es necesario acudir al juez para la determinación del plazo).
220
FEDERICO A. OSSOLA
En nuestra opinión, existe desde lo conceptual una clara divisoria de aguas:
el plazo tdcito, por ser tal, es el que "no se entiende, percibe, oye Q dice formalmente, sino que se supone e infiere", como define a dicho adjetivo el Diccionario
de la Lengua; en cambio, en el plazo indeterminado propiamente dicho por lo
general se manifiesta de forma expresa e¿ hecho futuro (aunque incierto), coiilo
acontece en el ya citado ejemplo de la obligación a mejor fortuna; o a veces,
derechamente, nada se indica y nada puede inferirse del marco contextual de la
obligación. Sin embargo, pueden existir situaciones en las que lo que las partes
han manifestado es sumamente confuso u oscuro, y en tales supuestos, el código
instituye zt?z nuevo criterio herntenéutico: en caso de duda el plazo es tácito.
Con anterioridad no existía tal criterio, y la opinión generalizada era que
resultaba necesario indagar en forma exhaustiva en la voluntad de las partes,
aunque ello no era unánime. Compartimos plenamente la solución de la ley,
ya que --como se señalaba en el marco del Cód. Civil- ello es lo que "mejor
responde a la dinámica negocia1 moderna (y, por lo general, también a la voluntad de las partes) pues es un hecho evidente que los contratantes sólo en
raras ocasiones procuran integrar un contrato con una actividad judicial futura" (PIZARRO).
(iv) Caso de duda entre plazo "indeterminadopropiamente dicho"
y "condición". Si el hecho está identificado, no cabe tal presunción,
pues nada hay de 'ctácito". El problema que aquí surge es diferen(eíi
ciarlo de la condición, pues obietivamente ei hecho no IU~ZUSÜ
el ejemplo, puede suceder que el deudor nunca mejore de fortuna).
La diferencia tiene su origen en la causa final del acto jurídico en
el que se constituye, o en la situación de interés del acreedor, cuando
la obligación es de fuente legal: el objetivo de no es condicionar el
acto o la obligación a este suceso futuro e incierto, sino diferir su
exigibilidad hasta tanto el hecho ocurra.
De allí que existe una verdadera zona gris entre ambos conceptos,
y la cuestión siempre debe ser analizada en el caso concreto, a la luz
de los elementos con que se cuente, en función de las circunstancias
que rodean al acto o a la obligación, sus elementos finalistas, y la
conducta que han desplegado las partes con posterioridad a su nacimiento.
No se ha sancionado una norma similar al art. 569 del Cód. Civil,
en el cual se establece que en caso de duda se estará por la existencia
de un plazo y no de una condición, pero la solución se mantiene,
y puede extraerse del art. 1066 del CCyC, en el que se consagra el
denominado "principio de conservación" de los contratos, en los si-
OBLIGACIONES CON MODALIDADES
221
gientes términos: "Si hay duda sobre la eficacia del contrato, o de
alguna de sus cláusulas, debe interpretarse en el sentido de darles
Si esto resulta de varias interpretaciones posibles, corresponde
con el alcance más adecuado al objeto del contrato".
(u) Algunos casos de "plazo indeterminado propiamente dicho".
(v.1) Algunos hechos contingentes. Tosf~scita una serie de supuestos que
entiende emplazados en el plazo "tácito", en opinión que no compartimos, ya
que en todos los casos se indica el hecho futuro; sin perjuicio de que resulta
más gravoso (hay que solicitar al juez la fijación del plazo), somos de la opinión
que en todos ellos se trata de un plazo indeterminado propiamente dicho, a
saber: que la escritura traslativa de dominio (caso muy usual) se oíorgará "tan
pronto como sea posible", "cuando el escribano del Banco tal lo indique", a
"tantos días de la obtención del certificado final de obra"; o que se cumplirá con
una obligación "con los fondos que se obtengan de tal juicio en trámite", "tan
pronto como sea posible", "cuando se perciban los fondos de la sucesión", etc.
(v.2) Obligación a mejor fortuna. Se encuentra regulada ahora en los
arts. 889 y 890 del CCyC (.j 315).
(vi) Casos de plazo tácito. La doctrina y la jurisprudencia han
puntualizado varios casos de plazos tácitos, los que también existen
en la legislación, aunque en algunos supuestos pueden presentar-.
dudas.
L....
(vi.1) Comodato. En el art. 1539 del CCyC se prevé la posibilidad de solicitar la restitución anticipada en caso de urgencia.
(vi.2) Depósito. "si se conviene un plazo, se presume que lo es en favor del
depositante. Pero si el depósito es gratuito, el depositario puede exigir del depositante, en todo tiempo, que reciba la cosa depositada" (art. 1359 CCyC). Este
último es un caso de mora del acreedor. Va de suyo que el depositante puede
exigir la restitución de la cosa en cualquier tiempo (con independencia de la
onerosidad, aunque en dicho caso deberá pagar lo convenido, aunque la retire
antes), y deberá constituir en mora al depositario por medio de la interpelación
(MOISSET
DE ESPAN~S).
(vi.3) Donación. En la donación,'el donante "debe entregar la cosa desde
que ha sido constituido en mora" (art. 1555 CCyC). Si no se fija un plazo, la
mora se constituirá vía interpelación.
(vi.4) Pagos "sin demora" o "inmediatos". Obligación pura y simple.
Existen algunos casos en los que la ley obliga a cumplir ciertas obligaciones o
deberes "sin demora" o "inmediatamente", lo cual puede llevar a dudar si se
222
FEDERICO A. OSSOLA
trata de situaciones en las que hay plazo tácito, o el deber jurídico es puro y
simple (entre muchos otros, los casos de los arts. 1108,1153,1~54,1157,1324
inc. c], 1782 inc. a], 116, 1139,1256 inc. c]).
En el art. 871 inc. a] del CCyC se establece que si la obligación es de exigibilidad inmediata, el pago debe hacerse en el momento de su nacimiento. Con
sustento en esta última norma, entendemos que todos los casos aquí contemplados no deben considerarse obligaciones de plazo tácito, sino puras y simples;
es que "sin demora" significa "inmediatamente", y esto último es "ahora, al
ptrnto, al instante", como se indica en el Diccionario de la Lengua. No cabe
dudar, pues, que se trata de obligaciones y deberes jurídicos puros y simples.
rj 82.
Beneficiario del plazo
a) Una nueva presunción a favor del deudor
En el art. 570 del Cód. Civil se establecía la presunción de que
el plazo se establecía a favor de ambas partes, salvo que resultare
(por diversas circunstancias) que fue puesto a favor del deudor o del
acreedor.
En el CCyC se ha producido una modificación de importancia.
En el art. 351 se dispone que "El plazo se presume establecido en
beneficio del obligado a cumplir o a restituir a su vencimiento, a n o
ser que, por la naturaleza del acto, o por otíus ¿ ~ ~ . L Í ~ L ~ Z S ~ M ;YZ C ~S GZ S: ,~
que ha sido previsto a favor del acreedor o de ambas partes". En sus
Fundamentos, la Comisión que elaboró el Anteproyecto señala que se
cambia 12 solución de! Cód. Civil siguiendo la tendencia dominante
en el derecho comparado.
La presunción legal no es absoluta, y las partes, o la ley, pueden establecer
las otras dos maneras previstas en la norma. En el caso de actos voluntarios,
los límites de la validez de una cláusula en tal sentido transitarán por los de
la autonomía de la voluntad, en especial en materia de contratos por adhesión
(arts. 984 y SS. CCyC) y las relaciones de consumo (arts. 1117 y SS. CCyC),
en protección de la parte débil de la relación, sea acreedor o deudor. Pero aún
cuando la parte fuerte sea el deudor, si nada se indica, gozará de los beneficios
de la presunción legal, lo que nos lleva a preguntarnos por la pertinencia de esta
nueva solución: tal vez hubiera sido más conveniente establecer la res unción a
favor de la par;e débil, y no del deudor.
b) Consecuencias
El tema reviste enorme importancia práctica, ya que si el plazo
está puesto a favor del deudor, éste tiene el derecho de pagar antici-
ente (e incluso de constituir en mora al acreedor o consignar,
aso); si lo es a favor del acreedor, puede exigir el cumplimiento
clpado (y también acudir a las vías de ejecución forzada); y si es
ver de ambas partes, ambas deben esperar al vencimiento para
$ir o exigir, segU.n e! caso.
'El cumplimiento anticipado puede presentar serios problemas
ará la otra parte, en especial si debe cumplir (es lo usual) otros deeres accesorios de conducta, O adoptar ciertos recaudos para matelizar el cumplimiento (por ej., que el acreedor deba acondicionar
Por ello, las partes deberán ejercer los derechos que le confiere
la norma de manera regular (art. 10 CCyC) y, muy especialmente,
brando con buena fe (art. 9" CCyC), conducta cuya observancia en
arti&lar está impuesta tanto al deudor como al acreedor en el ámito obligacional, de manera explícita (art. 729 CCyC).
Por otra parte, si el acreedor goza del beneficio, entendemos que
la prescripción liberatoria comienza a correr al vencimiento del plazo
por más que se trate de un derecho exigible con anterioridad: se trata
de-. una facultad concedida al acreedor, que razonablemente puede
--elegir no ejercer sino hasta ei vencimiento dei piazo, y cuya inacción
no puede perjudicarlo.
C) Casos especiales
En algunos supuestos la ley establece reglas particulares.
(i) Contrato de Suministro. "El plazo legal o conve?zcionalpara el cztmplinzierzto de las prestaciones singulares se presume establecido en interés de ambas
partes, excepto pacto en contrario" (art. 1180 CCyC).
(ii) Contrato de depósito. "Si se conviene un plazo, se presume que lo es
en' favor del depositante. Pero si el depósito es gratuito, el depositario puede
exigir del depositante, en todo tiempo, que reciba la cosa depositada" (art. 1359
CCyC).
(iii) Contrato de comodato. "El comodante puede exigir la restitución de,
la cosa antes del vencimiento del plazo: a) si la necesita en razón de una circunstancia imprevista y urgente; o 6) si el comodatario la usa para un destino
distinto al pactado, aunque no la deteriore" (art. 1539 CCyC).
224
FEDERICO A. OSSOLA
(iv) Contrato de fianza. "Subsistencia del plazo. N o puede ser k i g i d o el
pago al fiador antes del vencimiento del plazo otorgado al deudor principal, aun
cuando éste se haya presentado en concurso preventivo o haya sido declarada su
quiebra, excepto pacto en contrario" (art. 1586 CCyC).
r) 83. Efectos de la ejecución voluntaria antes del vencimiento
del plazo
En el art. 352 del CCyC se dispone que "el obligado que cumple
o restituye antes del plazo no puede repetir lo pagado".
El caso supone que quien goza del beneficio del plazo, actúa de
manera voluntaria antes de su vencimiento (un obligado que paga
anticipadamente; o el titular de un dominio revocable que restituye la
cosa también anticipadamente).
La solución es lógica, ya que, en definitiva, se trata de un derecho
que necesariamente en un momento posterior o se tornará exigible, o
se resolverá. Ello marca una clara diferencia con la condición, por los
efectos que puede tener el incumplimiento de la suspensiva, en el caso
de pago anticipado (art. 349 CCyC - 75.d).
El acto siempre debe ser volz~ntario,razón por la cual si ha sido
obrado con error esencial y reconocible (art. 265 CCyC), podrá ser
ailuladü, cüiliii todo aciü jurídico.
En caso de ser válido, en nuestra opinión importa una renuncia tácita al beneficio del plazo. Por último, el pago anterior al
vencimiento del plazo no da derecho al deudor a exigir descuentos
(art. 872 CCyC), como, por ej., de los intereses compensatorios que
se hubieran pactado por una financiación en un contrato de mutuo
dinerario. La solución es de toda lógica, pues en tal caso el plazo ha
sido puesto a favor del acreedor, y no existen razones para privarlo
de tales beneficios. Sin embargo, las partes pueden pactar lo contario
(suele hacérselo, para alentar el cumplimiento, mediante una quita
parcial de los intereses devengados).
r) 84. Efectos del plazo
a) Efecto no retroactivo
El cumplimiento del plazo tiene siempre efecto no retroactivo. La
retroactividad es una excepción que debe estar consagrada en el ordenamiento, y ello aquí no sucede por la naturaleza misma del plazo,
OBLIGACIONES CON MODALIDADES
225
que difiere la exigibilidad o la limita en el tiempo. Esto marca una diferencia con la condición, si bien el efecto general es similar, las partes
pueden establecerla con efecto retroactivo (art. 346 CCyC).
b) Plazo suspensivo pendiente
La ausencia de exigibilidad del derecho, trae aparejado que éste
o sea ejecutable, ni que pueda ejercer cualquier vía de compulsión
or ej., está vedada la acción directa -art. 737 CCyC-); la presipción liberatoria no corre (art. 2554 CCyC); no es posible oponer
compensación legal (art. 923 CCyC); tampoco imputar el pago a
,
una deuda no exigible (art. 901 inc. a] CCyC).
El titular del derecho puede solicitar medidas conservatorias,
como promover la acción subrogatoria (art. 739 CCyC), o constituirse garantías reales (art. 2187 CCyC); el plazo puede ser renunciado; el derecho es transmisible '(si se verifican los requisitos que la
ley dispone); el deudor tiene a su cargo el deber de conservación de
las cosas (art. 746 CCyC); también debe abstenerse de menoscabar
de cualquier modo la garantía del acreedor, o poner en riesgo el cumplimiento, caso en el cual éste cuenta con la posibilidad de invocar la
caducidad del plazo (art. 353 CCyC); puede compensarse la obligación por un acto voluntario; y la obligación puede ser cumplida por
anticipado (art. 352 CCyC).
C)
Plazo suspensivo cumplido
El derecho se torna plenamente eficaz, y sin efecto retroactivo.
Ante el incumplimiento del deudor, se activan todos los instrumentos
legales para obtener la ejecución forzada; el deudor queda automáticamente constituido en mora en las obligaciones de plazo determinado, y se lo puede constituir mediante interpelación en el caso de
plazo tácito (arts. 886 y 887 CCyC); el deudor puede constituir en
mora al acreedor, y acudir al pago por consignación; comienza a correr la prescripción liberatoria; ,puede operar la compensación legal;
y computarse el crédito en una.imputación de pagos.
d) Plazo resolutorio pendiente
El acto jurídico o el derecho producen plenos efectos, los que se
prolongan hasta el vencimiento del plazo, pudiendo las partes acudir
.
i:i r ,
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..
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,
226
FEDERICO A. OSSOLA
a todos los medios legales para el acabado cumplimiento de los deberes jurídicos que pesan sobre la otra.
e) Plazo resoluforio cumplido
Al vencimiento del plazo, y sin efecto retroactivo, se produce la
extinción de los efectos del acto, o de los derechos; quedando en pie
todo lo actuado con anterioridad, y sin que exista derecho alguno
a repetir lo que eventualmente se hubiera pagado (por ej., el precio
en el contrato de locación), lo que marca también una diferencia
con la condición resolutoria con efecto retroactivo (art. 348 CCyC).
Además, del cumplimiento de un plazo resolutorio pueden surgir
obligaciones de restituir (como en el caso del dominio revocable
-art. 1965 CCyC-, o al vencimiento de la locación -art. 1223
CCyC-), que -en rigor de verdad- son per se obligaciones sujetas
a un plazo suspensivo, constituido por el vencimiento del plazo resolutorio previamente existente.
5 85. Caducidad de los plazos
a) Concepto
El vocablo caducidad, que indica extinción, cesación, pérdida de
eficacia o virtualidad, es empleado en varios sentidos en el ámbito de
las relaciones jurídicas.
En los arts. 2566 a 2572 del CCyC se dispone sobre la "caducidad de los
derechos", que -en nuestra opinión- consiste en la extinción definitiva y absoluta de una facultad de obrar O de exigir, o excepcionalmente de una acción
judicial, emanadas de una relación o situación jurídica, por el paso del tiempo
y la inacción de las partes, y que trae aparejado que no nazca o no se consolide
el derecho subyacente en dicha relación o situación jurídica, de manera irremediable, como sucede en las acciones de estado de familia (arts. 558,589,590 y
591 CCyC), la de revocación de la donación por ingratitud (art. 1573 CCyC),
la de la carga de denunciar los vicios ocultos (art. 1054 CCyC), entre muchos
otros supuestos. También se la usa como sinónimo de extinción, como el caso de
la caducidad de la oferta contractual (art. 976 CCyC) o del legado por perecimiento y por transfor-ción de la cosa (art. 2519 del CCyC). Analizamos estas
cuestiones en el Capítulo 43 (S 690 y SS.).
Cuando se trata de la caducidad de los plazos (o decaimiento), el
significado es preciso: en virtud de un suceso establecido por la ley
o por las partes, se considera vencido el plazo (suspensivo o resolu-
rio), sin que haya transcurrido aún .el tiempo originariamente preo, y se producen todos sus efectos. En otras palabras, se lo tiene
or cumplido de manera anticipada.
Por ej., cuando el deudor cae en quiebra, y existen obligaciones
e plazo no vencido, las que se tornan exigibles de manea inmediata.
i;) E/ Código Civil y Comercial
Eliminándose el casuismo del Cód. Civil, y disponiéndose con
rácter general, en el art. 353 del CCyC se establece: "Caducidad
el plazo. El obligado a cumplir no puede invocar la pendencia del
plazo si se ha declarado su quiebra, si disminuye por acto propio las
seguridades otorgadas al acreedor para el cumplimiento de la obligación, o si no ha constituido las garantias prometidas, entre otros
supuestos relevantes. La apertura del concurso del obligado al pago
no hace caducar el plazo, sin perjuicio del derecho del acreedor a verificar su crédito, y a todas las consecuencias previstas en la legislación
concursal". La norma peca por defecto, ya que sólo se contempla
la situación del deudor ante una obligación sometida a plazo suspensivo, cuando también la situación puede acontecer en los plazos
-.-.
C)
Caracterización
(i) Perjudica al beneficiario del plazo. Ello pues su efecto es la
privación de los beneficios del plazo, antes de su vencimiento, adelantándose sus efectos.
(ii) Origen legal o convencional. Las causales de caducidad del
plazo no sólo surgen de la ley, sino también las partes pueden establecerlas. Una cláusula contractual de uso corriente es la de caducidad
de los plazos de las cuotas aún no vencidas, para el caso en que se
produzca la mora en una o algunas.
(iii) Carácter condicional. Vista la situación desde otra óptica, es
posible afirmar que el hecho previsto como causa de la caducidad
de los plazos tiene carácter condicional, de tipo resolutorio, pues si
acontece, se pierde el beneficio del plazo que estaba corriendo.
(iv) Por regla es una "sanción" ante una inconducta. Excepciones.
Los hechos que la ley establece o las partes deben prever como causa
de caducidad de los plazos, han de ser inconductas de su beneficiario,
228
FEDERICO A. OSSOLA
que lo coloquen en la situación de "indigno de la confianza que se le
ha dispensado" (Busso). Esto es, por causas a él imputqbles (a título
de dolo, culpa, o un factor objetivo, en su caso). Por ej., disminuir
garantías, caer en mora, no constituir garantías prometidas, etc.
En el caso de la quiebra, la insolvencia podría producirse por
causas ajenas al deudor (por ej., una grave crisis económica), caso en
el que -entendemosdesaparece la conducta impropia como causal
de caducidad de los plazos.
Cuando la caducidad es legal, éste es el único supuesto en tal
sentido (por ej., la destrucción por caso fortuito del bien afectado a la
garantía, per se, no será causal de caducidad de los plazos).
En la convencional, en principio una cláusula de dicho tenor sería
válida (por ej., que caduquen los plazos si el Estado prohíbe importar
ciertos productos), aunque debe interpretarse en sentido restringido,
en orden a no afectar la libertad de actuación del deudor (pese a las
limitaciones que le impone su situación de tal), y en particular en función de no generarse una situación jurídica abusiva (art. 10 CCyC), o
constituir una cláusula nula por tratarse de un contrato por adhesión
o de consumo.
(u) Es facultativa de quien tiene derecho a invocarla. En efecto,
quien resulta favorecido con la caducidad de los plazos, puede hacerla valer o no. En este último caso, la obligación se mantiene en los
mismos términos.
d) Caducidad legal
En el art. 353 del CCyC se enuncian con carácter ejemplificativo
algunos casos, "entre otros supuestos relevantes". Conceptualmente
puede afirmarse que en tanto el beneficiario del plazo perjudique o
ponga en riesgo de alguna manera, con su accionar imputable (salvo
el caso de la quiebra), los derechos de la otra parte, podrá ésta invocar
la caducidad de los plazos: porque menoscaba la garantía patrimonial, porque no cumple con sus deberes accesorios de conducta poniendo en riesgo el cumplimiento, porque su actitud vulnera la confianza razonablemente desplegada en la otra parte. De todas maneras,
cuando se trata de un caso no contemplado de manera expresa por la
ley, el criterio de valoración deberá ser estricto. El principio de Buena
fe juega un rol central en la materia.
LOS
casos que se contemplan en la ley, son:
(i) Disminución por acto propio de garantías o seguridades. Por ej., deriorar el bien hipotecado; no renovar o no pagar el seguro del automotor
endado; no denunciar ante el seguro un siniestro que afecte el bien dado en
a;antía; abandonar el bien hipotecado, o no promover las acciones correspondientes en caso de ser usurpado; etc.
(ii) No constituir las garantías prometidas. Es viable pactar la constitución
arantías luego de celebrado un acto, o reemplazar una existente en ciertos
0s. (es usual, por ej., pactar en los contratos de locación que si un fiador
muere, el locatario deberáreemplazar la garantía con otro fiador). En estos
casos, y para que la caducidad del plazo acontezca, el incumplimjento de este
deber jurídico deberá ser imputable al obligado.
(iii) Subasta de bienes gravados. En el art. 2197 del CCyC (en la parte
ral de los detechos reales de garantía) se dispone que "Si el bien gravado
ubastado por un tercero antes del cumplimiento del plazo, el titular de la
rantía tiene derecho a dar por caduco el plazo, y a cobrar con la preferencia
(iv) Quiebra del deudor. La situación del Concurso Preventivo. La declaración en quiebra del deudor provoca la caducidad de los plazos de las obligaciones que tiene a su cargo, solución que replica el art. 128 de la ley 24.522 de
Concursos y Quiebras, que reza: "Las obligaciones del fallido pendientes de
I n i n . .,c o r n w c ; r ! o r n w i--...-.-.-.*
~ a $ * r ; i f n cdo r!c?3c
o?? !n ,feche de !C!p.rtrri2 de
,
L
.
*
"
En cambio, la apertura del concurso preventivo no es causal de caducidad
os plazos, si bien supone 'kstado de cesación de pagos" (art. lo,ley 24.522),
lo cual es insuficiente la "insolvencia de hecho" (ToB~As),
que había geneepancias en el marco del art. 753 del Cód. Civil, en el que se disponía
que la "insolvencia" hacía caducar los plazos.
-..I.i
-
-
r
e) Caducidad convencional
Las partes pueden también pactar la caducidad de los plazos, situación que es de lo más usual. Entran aquí a jugar, entonces, los
límites a la autonomía de la voluntad, el ejercicio regular de los derechos y la buena fe, en especial en el marco de los contratos por
adhesión y los de consumo. En ciertos casos se establecen cláusulas
sumamente gravosas para el deudor, respecto a los efectos de la caducidad de los plazos (por ej., el pago de intereses aún no devengados, o
cláusulas penales exorbitantes para estos supuestos).
230
FEDERICO A. OSSOLA
Entendemos que, ante dichas situaciones, podría eventualmente
declararse la nulidad parcial de la cláusula (art. 389 CCyC) de ia
cláusula, manteniéndose el efecto de dar por caduco el plazo (si en la
causal contemplada, en sí misma, no existe nulidad alguna), e invalidándose lo iestante, con los efectos que coiiespoiida, segúii el caso
(por ej., morigerar la cláusula penal, etc.).
Por otra parte, y ante una cláusula válida de caducidad de los
plazos, quien la invoque deberá también obrar de manera regular y
buena fe.
f) ~ f e c t o sde la caducidad
(i) Cumplimiento o extinción del plano. Como se ha indicado,
el plazo (sea suspensivo o resolutorio) se tiene por cumplido, produciéndose las consecuencias propias de cada caso. En el caso de las
obligaciones sometidas a plazo suspensivo, éstas se tornan plenamente exigibles.
(ii) Debe ser invocada. Si se produce el suceso previsto, no es necesaria declaración judicial alguna para tener por caducos los plazos.
Sin embargo, quien pretenda valerse de ella, debe invocarla, haciendo
saber a la otra parte que se vale de la caducidad de los plazos.
(iii) Puede ser renunciada. Sea de origen legal o convencional, y
en tanto no se vulnere el orden público (art. 944 CCyC), la caducidad
de los plazos y e d e ser renunciada, manteniéndose la situación en los
términos originarios, lo que no puede presumirse del mero silencio.
Entendemos que en materia obligacional, el otorgamiento de actos
incompatibles con la caducidad previamente operada importa una
renuncia tácita (por ej., recibir el pago de una cuota vencida, habiéndose previsto la caducidad de los plazos de las restantes en caso de
falta de pago de una de ellas).
(iv) En las obligaciones de sujetos múltiples. Si se trata de obligaciones
solidarias, los efectos se propagan a los restantes codeudores y a favor de los
coacreedores, salvo el caso de dolo (art. 838 CCyC); en las obligaciones indivisibles, el efecto de la caducidad es personal, y n o se propaga a los restantes
codeudores (art. 819 CCyC).
(u) En la fianza. Se dispone en el art. 1586 del CCyC: "Subsistencia del
plazo. N o puede ser exigido el pago al fiador antes del vencimiento del plazo
otorgado al deudor principal, aun cuando éste se haya presentado en concurso
preventivo o haya sido declarada su qtriebra, excepto pacto en contrario". Como
B
~ ESPECIAL DEL
~ CAP~TULO~
~
~
TOBIAS,JoséW. en ALTERINI, Jorge Horacio (dir. gral.), Código Civil y Comercia/ comentado. Tratado exegético.
FERRER,
Francisco A. M., en ALTERINI,Jorge Horacio (dir. gral.); Código Civil
y Comercial comentado. Tratado exegético.
JURISPRUDENCIA
CSJN, 41811 988, "Automóviles Saavedra SA v. Fiat Argentina SA", DJ 1988-
~
CAP~TULO
Vlll
OBBiGAC8ONES DE DAR COSAS CIERTAS
1. ASPECTOS GENERALES
5 86. Concepto de obligación de dar
En el art. 574 del Cód. Civil se disponía que "la obligación de dar
es la que tiene por objeto la entrega de una cosa,~muebleo inmueble,
con el fin de constituir sobre ella derechos reales, o de transferir solamente el uso o la tenencia, o de restituirla a su dueño". En el CCyC
dicha norma n o se replica (en el art. 746 se ingresa de manera directa
.al tratamiento de las obligaciones de dar "cosas ciertas"!, y el concepto se ha extendido.
.
..i
La obligación de dar es aquella cuya prestación consiste en la
entrega, por el deudor,.de una o varias cosas, o de bienes que no son
cosas (art. 764 CCyC), siempre con valor económico (art. 724 CCyC).
a) Bienes comprendidos y excluidos
. .-
.,
,,
En el art. 15 del CCyC se dispone que "las personas son titulares de los derechos individuales sobre los bienes que integran su
patrimonio conforme con lo que se establece en este Código"; y en el
art. 16 del CCyC se establece: "Bienes y cosas. Los derechos referidos
en el párr. 1" del art. 15 pueden recaer sobre bienes susceptibles de
valor económico. Los bienes materiales se llaman cosas. Las disposiciones referentes a las cosas son aplicables a la energía y a las fuerzas
naturales susceptibles de ser puestas al servicio del hombre". La regulación especial está entre los arts. 225 a 241 del CCyC.
Se trata aquí,.en definitiva, de la entrega de bienes materiales con
valor económico, o de bienes inmateriales que también tengan dicho
234
FEDERICO A. OSSOLA
valor económico. Sin perjuicio de lo cual, para aquellos bienes (materiales o inmateriales) que no tengan valor económico,, puedan ser
aplicables algunas reglas de las obligaciones de dar, aunque debiendo
dejarse en claro que no se trata de una relación de obligación, pues
falta una de s~zsnotas identitarias fundamentales: la patrimonialidad
del objeto (S 127).
6) La energía y las fuerzas naturales
Con algún ajuste, se reitera en lo sustancial el agregado al art. 231 1
del Cód. Civil por la ley 17.711, que rezaba: "las disposiciones referentes a las cosas son aplicables a la energía y a las fuerzas naturales
susceptibles de apropiación".
Se trata de englobar bajo el concepto de cosa a todo lo que tenga
materia (concepto propio de la flsica, en nuestro caso), esto es, en
tanto y en cuanto existan átomos o moléculas. Si bien en un primer
momento la referencia inmediata fue a la energía eléctrica, con el paso
del tiempo se fueron incorporando otros supuestos. Es por demás evidente las diferencias entre este tipo de fuerzas materiales, y los otros
entes (también materiales), y se podría justificar una regulación especial. Pero se ha mantenido la solución anterior.
., . l . l l "ue
l
La cla-ve, que se mailtieile eil lo sustancial, es la poslvilluau
ser apropiadas o de un dominio real o efectivo por el hombre", como
sucede con la informática (por ej., el nuevo fenómeno de las monedas
virtuales - 130.c), la señal de televisión por cable o internet (TiBÍAS), todo lo cual justifica, entre otras cosas, la posibilidad de ser
objeto de una obligación emergente de un contrato (la provisión del
servicio de cable, por ej., que comprende la entrega de la señal), de la
comisión de un delito (el hurto de dicha señal), o de responsabilidad
objetiva (por el hecho de la cosa -art. 1757 CCyC-).
En el CCyC las diversas especies de las obligaciones de dar
son: a ) dar cosa cierta; b) género; c) de dar bienes que no son
cosas; d) de dar dinero.
Se asimilan en. una sola categoría las obligaciones de género
("dar cosas inciertas no fungibles", en los términos del Cód. Civil
-arts. 601 y SS.-) y las de "dar cantidades de cosas" (arts. 606 y SS.
del Cód. Civil).
235
OBLlGAClONES DE DAR COSAS CIERTAS
La razón de ser de estas categorías es, en esencia, la mayor o menor
eterminación de la cosa in obligatione, al tiempo de la constitución
e la obligación; lo que trae aparejado un régimen diferenciado antes
de la individualización, si se produce su pérdida o deterioro.
Por otra parte, la especial naturaleza, función social y económica
del dinero; y las particularidades que por ello se proyectan en las relaciones juridicas, motivan la necesidad de un régimen diferenciado del
de las obligaciones de género, con las que comparte la fungibilidad.
g 88. Distinción con las obligaciones de hacer y no hacer
,
Las obligaciones de dar y las de hacer entrañan una conducta
positiva, una actividad que requiere de un despliegue de energía del
deudor, una acción; en las de no hacer, la prestación consiste en la
pura inercia del deudor, una omisió.n, un abstenerse de actuar que, de
no existir la obligación, podría ejecutar sin limitación alguna.
Si bien existen aristas difusas (A. ALTERINI/AMEAL~~PEZ
ala diferenciación entre dar y hacer tiene bases ontológicas.
BANA),
En la obligación de dar la mirada y el interés están puestos fundamentalmente sobre la entrega de la cosa, sin perjuicio de lo cual
puedan exisrir múiripies deberes accesorios de conducxa que se sean
de hacer, pero que no varían la naturaleza y la esencia de la obligación: tales deberes existen por y para la exitosa concreción de la
conductz medular, la entrega.
En las obligaciones de hacer, por el contrario, la cuestión reposa
esencialmente en una actividad del hombre que es diferente o ajena en
sí misma a la entrega de una cosa, una acción que puede ser incluso
meramente intelectual, o agotarse en un despliegue de energía físico
del deudor (por ej., brindar un recital de rock, limpiar un inmueble,
un abogado que asesora a un cliente, etc., etc.). Si de esa actividad
resultan cosas que deben ser entregadas (un dictamen, una obra edilicia, etc.) sólo a tales fines se aplicarán las reglas de las obligaciones
de dar (art. 774 in firie CCyC) coexistiendo ambos regímenes en lo
que a cada acción concierne. El deber de entregar será una derivación
de lo primero, esto es, de la actividad desplegada previa a la entrega,
lo que constituye el centro de la atención en las obligaciones de hacer.
En lo atinente a las omisiones, el no dar o el no hacer se manifiestan a través de un mismo hecho exterior: la pasividad del deudor.
236
FEDERICO A. OSSOLA
Por tales razones, no se justifica un tratamiento jurídico diferenciado
de ambas situaciones.
5 89. CabligaciBn de dar cosa cierta. Concepto e importancia
Es aquella que consiste en entregar una cosa específica, esto es,
perfectamente determinada o individualizada en su singularidad (por
ej., el automóvil dominio EVE013; el inmueble inscripto en el Registro General de la Propiedad en la Matrícula 131183).
Esta situación (la determinación perfecta de la identidad de la
cosa) puede ser originaria, al tiempo de la constitución de la obligación, caso en el cual tiene este único régimen. O producirse luego,
pero siempre antes del pago, o concomitantemente con éste.
En las obligaciones de género, la individualización provoca la
existencia sucesiva de dos regímenes jurídicos: la del que corresponda
en función de la indeterminación inicial, y luego de que la cosa se
..
individualice, el de las cosas ciertas (art. 763 CCyC).
Sin embargo, puede ocurrir que las cosas se individualicen en el
momento mismo del pago, como ocurre con el dinero (que es también una obligación de género, pero con un régimen particular). En
r í f i r nde Las obligatal caso, deviene inaplicable todo el régimen e s.=n ~-.---ciones de dar cosas ciertas que resuelve las v~c~situdes
que puedan
suceder con la cosa en el lapso que corre entre el nacimiento y el
cumplimiento.
.
Su trascendencia es capital. Tarde o temprano, toda obligación de
dar termina por ser una obligación de dar cosa cierta, siendo -como
decía COLMO- la "más común" de todas.
S 90. La prestación nuclear: la entrega de la cosa
El pago de esta obligación (art. 865 CCyC) se materializa con
la entrega de la cosa por el deudor al acreedor, esto es, la tradición
(art. 1924 CCyC).
a) Debe entregarse la cosa y sus accesorios
En el art. 746 del CCyC se establece que la cosa debe ser dada
"con sus accesorios, aunque hayan sido momentáneamente separados
de ella ".
OBLIGACIONES DE DAR COSAS CIERTAS
Se mantiene el principio de la accesoriedad, consagrado -en
teria de cosas- en los arts. 229 y 230 del CCyC.
237
ma-
En la gran mayoría de los casos, determinar cuáles son las cosas accesorias
será una cuestión de hecho (SALVAT),
valorada a la luz de lo dispuesto en las
normas generales sobre accesoriedad, y también escudriñando en ia intención
de las partes, y los usos y costumbres (art. loCCyC). Se trata, en definitiva, de
una cuestión ''cuyos contornos se dibujan con una cierta vaguedad ... a falta de
concreción o de puntualización en este extremo, hay que entender que el deudor
debe entregar todo aquello que la buena fe y los usos del tráfico impongan como
necesario para que la cosa entregada pueda serle útil al acreedor de acuerdo con
su destino económico" (DIEZPICAZO).
Si al momento de contraerse la obligación existía alguna cosapue se encontraba juntamente con la principal, aunque no siendo esencialmente accesori.a,
pero que razonablemente debe entenderse que formaba parte de aquélla, queda
también comprendida en la entrega.
Asimismo, puede ocurrir que in obligatione alguna cosa accesoria no se
encuentre (por ejemplo, la rueda de auxilio de un.automóvil), lo que no obsta
a que deba entregarse conjuntamente con la principal, pues debe entenderse
como una cosa accesoria. La separación momentánea, "implica el propósito de
reintegrar las cosas separadas al todo que complementaban y quedar así comprendidas dentro de la entrega que debe cumplirse", aunque la prueba puede ser
muy dificultosa (GALLI).
A veces las leyes indican, en forma especial, qué cosas deben entenderse como accesorias y, por ende, tienen que quedar comprendidas en la entrega. Entre otros:
(i) El "manual" de instrucciones. En el art. 6O de la ley 24.240 (cosas y
servicios riesgosos), se dispone que "en tales casos debe entregarse un manual
en idioma nacional sobre el uso, la instalación y mantenimiento de la cosa o
servicio de que se trate y brindarle adecuado asesoramiento".
(ii) Compraventa. En el art. 1146 del CCyC se establece la obligación del
vendedor de entregar los documentos relacionados con las cosas vendidas; en el
artículo anterior, se dispone sobre la entrega de la factura.
(iii) Inrnuebles. Respecto a los inmuebles, cabe destacar que en el art. 226
del CCyC los inmuebles por accesión son ahora hnicarnente aquellos muebles
inmovilizados por su adhesión física al suelo con carácter perdurable, descartándose en forma expresa la categoría de los "inmuebles por accesión moral"
(art. 2326 del Cód. Civil) que en el CCyC "no se consideran inmuebles". Por
lo tanto la accesoriedad - e n materia inmobiliaria- únicamente es la física,
y se evidencia un pequeño matiz diferencial con el código derogado, ya que el
art. 226 del CCyC se refiere al "carácter perdurable" y no al "carácter de perpetuidad", como se indica en el código derogado.
238
FEDERICO A. OSSOLA
En principio nada impide que las partes modifiquen la solución
del artículo, pactándose -por ej.- que ciertos accesorios no integran la compraventa de una cosa, con los límites impuestos por el
orden púbIico, la buena fe, el abuso del derecho; y siempre y cuando
no se desnaturalice el contrato. La cuestión debe ser apreciada con
mayor severidad en el ámbito de las relaciones de consumo (ait. 1095
CCyC), si bien es válida la venta de cosas deficientes o reconstituidas
mediando la debida información sobre tales circunstancias (art. 10 de
la ley 24.240), y a fortiori también lo es la de cosas que no contengan
todos sus accesorios (podría considerarse como una especie de las
cosas deficientes).
b) Derecho de contralor
En el art. 747 del CCyC se establece que "Cualquiera de las
partes tiene derecho a requerir la inspección de la cosa en el acto de
su entrega. La recepción de la cosa por el acreedor hace presumir la
inexistencia de vicios aparentes y la calidad adecuada de la cosa, sin
perjuicio de lo dispuesto sobre la obligación de saneamiento en la
Sección 4 ) Capítulo 9, Título II del Libro Tercero".
En la compraventa existen varias reglas especiales (arts. 1147 a
1162 CCyC); entre otras, el adquirente no está obligado a pagar el
precio si no tiene la posibilidad de examinar la cosa vendida, salvo
que las modalidades de entrega o de pago pactadas por las partes
sean incompatibles con esa posibilidad (art. 1152 CCyC).
La recepción sin reservas importa una manifestación tácita de
voluntad (art. 264 CCyC) en relación a las dos cuestiones indicadas
en la norma (inexistencia de vicios aparentes y calidad adecuada de
la cosa); lo que no obsta a la aplicación de la responsabilidad por
evicción y vicios redhibitorios, según sus propias reglas (arts. 1033 y
SS. CCyC).
En las relaciones de consumo rige el art. 11 de la ley 24.240, en
el que se dispone que la garantía legal (de 3 meses en cosas usadas,
y 6 meses en las restantes) se extiende a los defectos o vicios de cualquier índole, aunque hayan sido ostensibles o manifiestos al tiempo
del contrato, cuando afecten la identidad entre-lo ofrecido y lo 'entregado, o su correcto funcionamiento.
OBLIGACIONES DE DAR COSAS CIERTAS
239
Entrega de cosa niueble cerrada o bajo cubierta
En el art. 748 del CCyC se establece que "cuando se entrega una
sn mueble bajo cubierta y sin inspeccionar al tiempo de la tradición,
(i) Caracterización. Se trata de cosas que se encuentren cubiertas,
acadas o embaladas, o de cualquier otra manera que impida la
inspección in situ al momento de la tradición; y se otorga al acreedor
~ i plazo
n
de caducidad para el reclamo por cuestiones qué, de ser posible sin dificultades la facultad de inspección prevista en el art. 747
del CCyC, no tornarían necesaria la solución de la norma.
Son situaciones que razonablemente no permiten a simple vista
comprobar, a quien recibe la cosa, Si las cosas son de la calidad convenida, o si se remiten en menor cantidad o peso (ZAVALA
RODRÍGUEZ).
En la práctica comercial y de consumo, sobre todo, es usual que la
entrega se produzca bajo la modalidad aquí prevista, lo que justifica
que en un plazo breve quien recibe la cosa pueda cuestionar los defectos aquí aludidos. La solución se extiende, ahora, a cualquier caso
en eicuai ia enrrega se produzca en las condiciones aquí indicadas.
(ii) Negativa del acreedor. Si el deudor exige el reconocimiento
y el acreedor se niega a hacerlo, en principio se pierde el derecho
consagrado en la norma, desde que "bastaría que ei comprador se
negara, por cualquier causa, a efectuar el reconocimiento, para que
el vendedor se viera privado del derecho de liberarse de toda responsabilidad", lo que atenta -en el caso de la compraventa, por
ej.- con el carácter conmutativo del contrato (ROUILL~N-ALONSO).
De todas maneras,.la'situación debe ser evaluada teniendo en cuenta
las particulares circunstancias que presenta el caso concreto, ya que
puede ocurrir que la inspección in situ sea de dificultosa realización,
y siempre a la luz de los principios de buena fe y abuso del derecho.
(iii) Entrega de varias cosas. En este caso, la apertura de una de
ellas de la que surja que se encuentra en condiciones, no impide la
reclamación por las restantes, pues nada cabe presumir.
(iv) Comienzo del plazo de caducidad. Se produce en el día de
la tradición de la cosa, que debe ser la entrega efectiva y -en principio- no la tradición efectuada por otras formas (art. 1925 CCyC),
240
FEDERICO A. OSSOLA
desde que aquí de lo que se trata es de la posibilidad material de
poder inspeccionar la cosa, y efectuar su reconocimien~o.
(v) Prueba. Si hay negativa del deudor, la prueba de la falta de
adecuación pesa, en principio, sobre el acreedor, lo que no obsta a
acudir a las presunciones hominis. En no pocos supuestos, la prueba
pericia1 será dirimente.
(vi) Responsabilidad por vicios ocultos. Se encuentra excluida la
cuestión vinculada a la responsabilidad por evicción y vicios ocultos,
que rige de la misma manera que en el supuesto del artículo anterior.
Es que "un defecto oculto o 'interno' (esto es, un vicio 'redhibitorio')
no podrá ser conocido por las partes al momento del reconocimiento
de la mercadería y, por ende, no se encuentra comprendido en la
Es que se trata aquí, en definitiva, de
norma" (ROUILL~N-ALONSO).
- GÓMEZLEO).
un simple reconocimiento (FERNANDEZ
(vii) En la compraventa. En este contrato (art. 1155 CCyC) el
plazo de caducidad es de diez días, agregándose que el comprador
tiene el derecho de exigir en el acto de la entrega el reconocimiento
íntegro de la cosa, caso en el cual se extingue el derecho a tal reclamo.
(z~iii)Relaciones de consumo. En el art. 11 de la ley 24.240 se
dispone la garantía legal se mantiene aunque los vicios o defectos de
cualquier índolt: "C~aydt8sidv ciseensibbs o rnunifissius al ;kmpü dsl
contrato, cuando afecten la identidad entre lo ofrecido y lo entregado,
o su correcto funcionamiento".
d) Tiempo y lugar de la entrega
Se han suprimido las normas especiales del Cód. Civil emplazadas en las reglas de las obligaciones de dar, y la cuestión se rige por
las reglas generales del pago (arts. 871 a 874 CCyC), a donde remitimos (.j 306 y SS., y 312 y SS.)
5 91. Deberes accesorios de conducta
Como lo hemos señalado (Ej 20), al lado de la prestación nuclear
se generan varios deberes accesorios de conducta, que en las obligaciones de dar se particularizan.
OBLIGACIONES DE DAR COSAS CIERTAS
241
conservación
El deudor se encuentra "obligado" a conservar la cosa en el
mismo estado en que se encontraba cuando se contrajo la obligaión (art. 746 CCyC). S: ir,c=rpara asi en furma expesa c! deber de
reservar el estado material de la cosa en esta "parte general" de las
obligaciones de dar, que en el c6digo derogado indudablemente fluía
de múltiples normas (LLAMBÍAS),
aunque no de la manera categórica
e aquí se señala.
La conservación no importa el mejorar el estado de la cosa, sino su mantenimiento material, evitando que sufra detrimentos, y sin producirle cambios
respecto al estado en que se encontraba al nacer la obligación (COMPAGNUCCI
DE CASO),
O bien de acuerdo a la que se hubiera pactado (BORDA).Es un deber
de resultado. Puede materializarse de las más variadas maneras, y va de suyo
que por tratarse de gastos necesarios, son en principio a cargo del deudor sin
derecho a reembolso alguno (arg. arts. 753 y 1934 inc. d] CCyC).
+.
k-
De todas maneras tal deber no es absoluto, cuestión que se manifiesta en
caso de mora del acreedor, o algún otro supuesto que habilite el pago por consignación. En tal supuesto, "si las cosas debidas no pueden ser conservadas o su
custodia origina gastos excesivos, el juez puede autorizar la venta en subasta, y
ordenar el depósito del precio que se obtenga" (art. 906 inc. c] CCyC).
,-\
Información
Si bien no existe una norma específica en esta parte, ni una general, no cabe dudar que el deber de informar en muchos casos es
de importancia capital (Cj 173 y SS.). Se trata de hacer saber a la otra
parte lo que ella desconoce, y que resulta esencial para el debido cumplimiento de la obligación (en particular, la satisfacción del interés del
acreedor), y de los fines del contrato, si éste es su causa fuente.
--
Pueden surgir de la ley, o de la naturaleza y circunstancias de la obligación. Entre otros, se dispone sobre las condiciones, efectos y consecuencias de
la información y publicidad dirigida a los consumidores (arts. 1110 a 1116
CCyC); en materia de depósito oneroso, "si para la conservación de la cosa
es necesario hacer gastos extraordinarios, el depositario debe dar aviso inmediato al depositante; y realizar los gastos razonables causados por actos que no
puedan demorarse" (art: 1360 CCyC); "el viajero que lleve consigo efectos de
valor superior al que ordinariamente lleuan los pasajeros debe hacerlo saber al
hotelero y guardarlos en las cajas de seguridad que se encuentren a su disposición en elestablecimiento. En este caso, la responsabilidad del hotelero se limita
a l valor declarado de los efectos depositados" (art. 1372 CCyC).
242
C)
FEDERICO A. OSSOLA
Otros deberes accesorios
Existen varios, a cargo de ambas partes o una de ellas, como por
ej., concurrir al lugar de pago, efectuar las gestiones administrativas
que imponga la ley (por ej., en ciertos casos es necesario obtener autorizaciones para el traslado de ciertos bienes), etc.
La ley establece algunos. En la compraventa, se impone al vendedor~"poner
a disposición del comprador los instrumentos requeridos por los usos o las particularidades de la venta, y a prestar toda cooperación que le sea exigible para
que la transferencia dominial se concrete" (art. 1137 CCyC), y al comprador
recibir la cosa y los documentos vinculados con el contrato, lo que consiste en
realizar todos los actos que razonablemente cabe esperar del comprador para
que el vendedor pueda efectuar la entrega, y hacerse cargo de la cosa (art. 1141
inc. b] CCyC).
11. OBLIGACIONES DE DAR COSA CIERTA PARA CONSTITUIR
DERECHOS REALES
5 92. Introducción
Esta obligación comprende no sólo la de transferir el dominio,
sinc cualquier derecho real que se ejerza por la posesión, como el
MAYO).
usufructo, el uso y la habitación (LAFAILLE/BUERES,
Son tres las grandes problemáticas que se presentan, y que están
tratadas en el CCyC: a ) las reglas que determinan cómo se constituyen o transfieren los derechos reales; b) las que resuelven los efectos
de las alteraciones materiales y jurídicas de la cosa, sucedidas entre
el nacimiento y el cumplimiento de la obligación; c) las que regulan
los efectos que se producen si el deudor, eventualmente, se obliga
con varios sujetos por la misma cosa (transfiriéndola o no), lo que
plantea un conflicto entre los diversos acreedores que debe ser resuelto a favor de uno de ellos.
=-
La comprensión de las soluciones de la ley (que, en lo general, son
de toda lógica), reposan sobre un punto de partida ineludible: aquí,
el deudor reviste la situación jurídica de ~itulardel derecho real sobre
la cosa.
$-
u
2 43
OBLIGACIONES DE DAR COSAS CIERTAS
A. TRANSMISIÓNO CONSTITUCI~N
DE LOS DERECHOS REALES
3. Los diversos sistemas
Existen tres grandes métodos de transmisión de los derechos
reales en el derecho comparado, y es necesaria su exposición a grandes
rasgos para la adecuada comprensión del sistema que se ha adoptado
a) Sistema del derecho romano. El título y el modo
,
La adquisición de la propiedad a título particular en el derecho romano
asumió varias modalidades, y en la época clásica (Institutas de Gayo) los modos
de adquisición se dividían en dos grupos: a) Los establecidos por el derecho civil
(mancipatio, in iure cessio, usucapio, adjudicatio y la lex); b) Las que procedían
del derecho natural o el derecho de gentes (ocupatio, traditio, y varias otras
especiales) (PETIT).
En particular la mancipatio era un acto revestido de muchas for~alidades,
por el que los ciudadanos romanos transmitían las res nzancipi, intercambiando
cosas por una suma de dinero de manera solemne, y que fue variando con el
tiempo; pero, esencialmente, las formalidades
hacer cognoscible la
.-.trgnsmisirín de In propiedad n ln cnrnr~n.i&d~0 sea, c!~tar!~> p i ~ ! i c i & ~ .
De todas maneras, "el negocio transmisivo usual y ordinario del derecho
acto no formal que consistía
romano lo constituyó la tradición" (ARGUELLO),
eIi la entrego m ~ t e r i ode
l la cosa, que si bien surgió en e! derecho natural, se h e
aplicando a todas las cosas y actos, llegando finalmente a ser el acto transmisivo
por excelencia, desplazando a los demás. Debía existir la intención de enajenar y
de adquirir y manifestarse por un signo exterior: "la entrega de la posesión, que
es una señal de propiedad" (PETIT),que luego también se espiritualizó al aceptarse formas abreviadas (como la traditio brevi manu o el constituto posesorio).
Pero además de la entrega material, era necesaria una iusta causa traditionis, esto es, una causa que justificara la tradición.
Fue así perfilándose el sistema, con varios matices y cambios en el tiempo,
pero que esencialmente se basó en estos dos elementos: una causa (el "título"),
y un hecho, la entrega efectiva (el "modo"). Pero también, ya en las últimas
etapas, los registros comenzaron a cobrar virtualidad, en incluso en el derecho
justinianeo se hizo depender de la inscripción la adquisición de la propiedad.
Como puede observarse, la cuestión giraba en torno a la .existencia real del
acto de transmisión, pero además a su publicidad, para poder así determinarse
(para la sociedad) la titularidad de los bienes. La tradición, si bien necesaria, en
244
FEDERICO A. OSSOLA
muchos casos llegó a ser insuficiente, no sólo porque funcionaba de manera más
o menos adecuada en comunidades poco desarrolladas, sino pprque se presta
a la clandestinidad por su carácter fugaz (PI~ARRONALLESPINOS),
por lo que
fue perdiendo su rol central, dejando paso a otros sistemas que buscaron paliar
estas falenciar.
b) Sistema del derecho francés. La transmisión por el solo
consentimiento. Morigeraciones
En el art. 1138 del Cód. Civil francés se introdujo una norma novedosa,
pese a que en términos generales el sistema del título y el modo era el empleado
en dicha comunidad: "La obligación de entregar la cosa es perfecta por el solo
consentimiento de las partes contratantes. Hace al acreedor propietario y pone
la cosa a SUS riesgos desde el instante en que debió entreghrsele, aun cuando no
se haya verificado la tradición, a menos que el deudor se hubiera constitzrido
en mora en su entrega, en cuyo caso la cosa permanece bajo el riesgo de este
último".
En otras palabras, la transmisión de la propiedad opera -como reglapor la sola manifestación de voluntad de las partes. La desprotección a los terceros es más que evidente, pues - c o m o señaló VÉLEZen la nota al art. 577 del
Cód. Civil, con cita de FREITAS- "por Ia naturaleza de las cosas, por una simple
operación lógica, por un sentimiento espontáneo de justicia, por el interés de
la seguridad en las relaciones privadas a que se liga la prosperidad general, se
comprende desde el primer momento que el derecho reai debe manifestarse por
otros caracteres, por otros signos que no sean los del derecho personal, y que
esos signos deben ser tan visibles y tan públicos como sea posible. No se concibe
que una sociedad esté obligada a respetar un derecho que no conoce". Ésta es
la razón filosófica del gran principio de la tradición que la sabiduría de los romanos estableció, y que las legislaciones posteriores reconocieron".
Sin perjuicio de ello, la regla se fue morigerando, estableciéndose luego que
en materia de muebles debía operar la tradición, y un régimen de publicidad
registral declarativa para los inmuebles, entre otros ajustes.
C)Sistema del derecho alemán. Inscripción registral constitutiva
en ciertos bienes
Para la transmisión de las cosas muebles es necesaria la tradición (sistema
del título y modo), en.tanto que para los inmuebles se estatuyó un sistema de
inscripción registral constitutiva: la publicidad registral cumple "la función de
la investidura y otorgará al adquirente la titularidad", con independencia de la
efectiva tradición de la cosa e -incluso- aunque el derecho le haya sido transmitido por quien no era dueño (MOSISSET
DE ESPANÉS).
Con independencia,
pues, de la causa de la transmisión, lo relevante es el acto abstracto de transfe-
OBLIGACIONES DE DAR COSAS CIERTAS
245
rencia que es la inscripción (PIZARRONALLESPINO~),
lo que termina por purgar
cualquier vicio en el título.
derecho argentino hasta el Código Civil y Comerci3l
Como se indicara, en el Cód. Civil VÉLEZrepudió explícitamente (y con
ancés, consagrando el romano: título y modo constituyen las
S necesarias para que opere la transmisión del derecho real. El
Cód. Civil reza: "antes de Zn tradición el acreedor no adqztiere sobre
ún derecho real".
Incluso rechazó instituir un sistema de registros para el caso de los derechos reales que no se ejercen por la posesión, como la hipoteca, en una extensa
nota al final del Título respectivo (cuyo artículo final es el 3203), señalando que
"en un país como el nuestro, donde el dominio de los inmuebles no tiene en la
mayor parte de los casos títulos incontestables, la necesidad del registro público
crearía un embarazo más al crédito hipotecario", entre otras dificultades que
advertía.
Sin embargo, a partir de la primera mitad del siglo pasado las Provincias
comenzaron a crear registros de la propiedad con normas que dotaban de oponibilidad la transmisión de inmuebles (en lo que BIELSA llamó una "feliz anomalía institucional", pues se trata de una cuestión de derecho de fondo), hasta
..
1 ... . I n c o .- .. 1 . 1 .
que iii ¿-1 aGu 1700, C U I ~ va 1cy I .I I A , sc estatuyó para los inrnuebies ia inscrip,ción registral declarativa para su oponibilidad a terceros (art. 2505 del Cód.
Civil, y luego la ley 17.801).
-t O "4
g;=.
8::.
6
.7.
m-.F.-.
--
.
4
En materia de bienes muebles, en algunos casos se instituyó el sistema
de inscripción registral constitutiva (automotores y motovehículos -dec.ley 658211958-; y caballos pura sangre de carrera -ley 20.378-; palomas
mensajeras -ley 12.913-); y en otros declarativa (buques y aeronaves -leyes
20.094 y 17.285-; semovientes -ley 22.939-).
Algunas normas del Cód. Civil no fueron actualizadas en función de estos
cambios, lo que motivó la necesidad de ingentes esfuerzos para lograr una interpretación armónica.
Sin perjuicio de varios matices, y en razón de las finalidades del presente
análisis, a grandes rasgos el sistema del derecho argentino hasta la sanción del
CCyC es el siguiente:
246
FEDERICO A. OSSOLA
(i.1.) Título. El título (acto voluntario) debe estar sometido a las formalidades previstas por la ley, debiendo ser otorgado en escritura pública (art. 1184,
Cód. Civil).
Si cl acto fue otorgado en instrumento privado (el "holeto de compraventa") nace para las partes la "obligación de escriturar" (arts. 1185 y 1187,
Cód. Civil), y sin perjuicio de la validez del contrato de compraventa (doctrina
mayoritaria) éste no es título suficiente para la adquisición del dominio.
(i.2) Modo. Es la tradición, la entrega de la cosa, salvo para los derechos
reales que no se ejercen por la posesión, como la hipoteca, en donde queda
constituido sólo Dor el título revestido de las formalidades de la lev. En todos los
casos, la inscripción registra1 es sólo declarativa, esto es, torna oponible a terceros la transmisión del derecho real. Además, existen "formas abreviadas" de
tradición, cuando cambia la causa por la que una persona tiene la cosa, siendo
innecesaria (e impráctica) una entrega y una nueva restitución (traditio brevi
manu, donde quien tenía la cosa a nombre de otro pasa a poseerla como dueño,
por ej., el tenedor de un inmueble que lo compra -art. 2387, Cód. Civil-;
o el constituto posesorio, donde el dueño transmite a otro la cosa, y se mantiene en ella como poseedor a nombre del adquirente, por ej., en una compraventa donde el vendedor permanece unos meses como comodatario -art. 2462
inc. 3O, Cód. Civil-).
A
(ii) Inmuebles. Transnzisión por actos entre vivos. Efectos respecto de terceros. La oponibilidad de la transmisión ya operada se logra mediante la inscripción en el registro de la propiedad correspuiidierire, que es iiieiaiiieiitc 2;clarativo (esto es, la inscripción 720 es constitutiva de la transmisión del derecho,
que ha operado fuera del registro, mediante el título y el modo -art. 2505,
Cód. Civil-). De todas maneras, dicha transmisión aún no registrada es oponible a quienes hayan tenido efectivo conocimiento de ella (por ej., el escribano
que labró al escritura traslativa de dominio, testigos, etc.).
(iii) Muebles no registrables. Transmisión por actos entre vivos. Efectos
entre partes y respecto de terceros. Se requiere sólo título y tradición como
modo. La publicidad posesoria es la única causa de oponibilidad.
(iv) Muebles registrables de inscripción constitutiva. Transmisión por actos
entre vivos. Efectos entre partes y respecto de terceros. En los casos antes indicados (automotores y motovehícuIos, caballos pura sangre de carrera y palomas
mensajeras) tanto entre partes como respecto de terceros la transmisión de los
derechos reales opera mediante la inscripción en el registro correspondiente.
Por ende la entrega no surte dicho efecto (sin perjuicio de que con ella quede
cumplida la obligación de dar correspondiente).
(v) Muebles registrables de inscripción declarativa. Transmisión por actos
entre vivos. Efectos entre partes y respecto de terceros. La situación es análoga
a la de los inmuebles: entre partes, basta con el título y el modo; la oponibilidad
frente a los terceros se logra mediante la inscripción registral.
OBLIGACIONES DE DAR COSAS CIERTAS
247
(vi) Transmisión sucesoria. En el art. 3265 del Cód. Civil se disponía que
*todo los derechos que una persona transmite por contrato a otra person'a, sólo
pasan al adquirente de esos derechos por la tradición, con excepción de lo que
se dispone respecto a las sucesiones". La transmisión de los derechos por muerte
se pioduce en el mismo instante de la mueite (art. 3222 C j d . Gyil),eii.iiaildo
los herederos (ascendientes, descendientes y cónyuge) en "posesión" de la herencia sin necesidad de otro acto (art. 3410, Cód. Civil), salvo los casos en que
10s otros herederos deban solicitarla, aunque otorgada tiene efecto retroactivo
al día de la muerte (arts. 3412 a 3415, Cód. Civil). Desde que entran en la posesión de la herencia, el heredero es "propietario, acreedor y deudor de todo
10 que el difunto era propietario, acreedor o deudo?; con excepción de aquellos
derechos que no son transmisibles por sz~cesión" (art. 3417, Cód., Civil.). Pero
para otorgar actos de disposición sobre inmuebles a título oneróso, debe haberse dictado la resolución judicial de declaratoria de herederos o aprobación
del testamento (art. 3430, Cód. Civil).
9 94. El sistema del Código Civil y Comercial
En el nuevo código, tanto en los actos entre vivos como en las
transmisiones por causa de muerte, se ha mantenido en lo sustancial
el régimen imperante hasta su sanción, con algunos ajustes de importancia.
"
-.
r-,7
Ei epicentro está constituicio por ei arr. / > u Qei CCyC, en ei que
se establece que "el acreedor n o adquiere ningún derecho real sobre
la cosa antes de la tradición, excepto disposición legal en contrario";
y debe ser aplicado en concreto con las normas específicas que correspondan, según el tipo de bien de que se trate y la naturaleza de la
transmisión del derecho real.
a) La transmisión entre las partes por actos entre vivos
En el CCyC, se combina el tradicional sistema de adquisición
de los derechos reales mediando título y tradición, con las restantes
situaciones en las que se dispone que la entrega de la cosa no produce per ser la adquisición del derecho real, sino que es necesario
otro acto distinto. Cuando el derecho real se ejerce por la posesión es
ineludible, para que opere la adquisición del derecho real, que existan
tanto el título como el modo; aunque este último puede asumir diversas formas.
(i)Titulo. El título está definido como el acto jurídico revestido de
las formas establecidas por la ley, del que surge la voluntad de trans-
248
FEDERICO A. OSSOLA
misión del derecho real por su titular, y la consecuente y correlativa
adquisición por otra persona (art. 1892 CCyC). Por ej., el contrato de
compraventa, en el que deben observarse las formas establecidas para
casos especiales, como los inmuebles (la escritura pública -art. 1017
ccyc-).
(ii) Modo. Es el acto que materializa el desplazamiento patrimonial que surge del título, y que además lo hace cognoscible por terceros.
No se agota en la tradición (que es la entrega de la cosa -art. 1924
CCyC-), sino que también quedan emplazados en aquella categoría
la inscripción registral (cuando se trata de bienes en los que la registración es constitutiva, o cuando el tipo de derecho así lo requiera) y
el primer uso en el caso de la adquisición de una servidumbre positiva
(art. 1892 CCyC).
Se indica en esta última norma que no es necesaria la tradición en los casos
de la denominada tradición abreviada, que en rigor de verdad son supuestos en
los que, si bien debe entenderse que existe jurídicamente tradición (pues, en los
casos en que se transmite la posesión, se adquiere el derecho real), no se presenta
en los hechos la entrega material y efectiva de la cosa, que sigue permaneciendo
bajo el poder de quien tenía, con anterioridad al título, una relación real diferente.
En materia de compraventa, puede pactarse que la puesta a disposición de
la mercadería en tránsito o el endoso de OS documentos de transporte, surta ios
efectos de la entrega (art. 1149 del CCyC).
b) La transmisión por actos entre vivos respecto de los terceros.
Publicidad de la adquisición
La adquisición de los derechos reales es oponible a terceros desde
que tenga "publicidad suficiente" (art. 1893 CCyC), lo que importa
que éstos la hayan conocido o podido conocer.
(i) Publicidad registral. Cuando se encuentra dispuesta la inscripción registral, su concreción en los términos y condiciones que
establecen las leyes respectivas dota de oponibilidad la adquisición
del derecho. Vale aclarar que en esta situación no incide que la inscripción sea declarativa o constitutiva, desde que aquí no se trata de
determinar el efecto inter partes, sino respecto de terceros, que en
ambos casos es idéntico.
De todas maneras, la ausencia de inscripción declarativa es oponible a aquellas personas que conocieron o pudieron conocer la adquisición del derecho real, como son, por ejemplo, los testigos del
OBLIGACIONES DE DAR COSAS CIERTAS
249
acto (no sólo los instrumentales, sino cualquier persona que efectivamente haya tomado conocimiento), personas que hayan intervenido
en la formación y celebración del título, sucesores, etc.
Cuando es constitutiva, lo oponible habrá sido la entrega que
se haya efectuado, O el conocimiento del acto celebrado, que también surte un importante efecto: quien los conoció, no puede invocar
buena fe si luego adquiere un derecho incompatible.
(ii) Publicidad posesoria. La posesión de la cosa, que es un hecho
.
material
y efectivo, en los casos en que no está impuesta la inscripción
registral, es elemento suficiente para la publicidad de la adquisición,
como ocurre en el caso de las cosas muebles no registrables.
Como se verá, en el caso de subadquirentes de cosas que no sean
hurtadas o perdidas, la posesión de buena fe es suficiente para la
adquisición de los derechos reales, salvo que lo haya sido a título
gratuito. En este último caso, en el conflicto de intereses, se privilegia
el derecho del verdadero dueño por sobre el del subadquirente, pero
no en razón de que este último experimente un enriquecimiento sin
causa (desde que la causa, lícita, es la transmisión a título gratuito),
sino porque al no sufrir detrimento alguno, se privilegia el principio
nemo plus iuris (art. 399 CCyC).
F-2- ..
C) Valoración
Se mantiene en nuestro ordenamiento el sistema de adquisición
entre vivos de los derechos reales, cualquiera sea la naturaleza de la
cosa (mueble o inmueble) mediante el título y el modo. Este último
puede asumir varias modalidades, no agotándose únicamente en la
tradición, quedando también dentro de esta categoría la inscripción
registra1 constitutiva y, en algunos casos, primer uso.
Se desecha, en consecuencia, la opción, en materia de inmuebles,
de instituir un sistema de inscripción registra1 constitutiva, manteniéndose el declarativo. Además, se conserva - c o r n o en el código
derogado- el rechazo hacia el sistema de constitución de derechos
reales por el mero consentimiento de las partes, de origen francés, y
que si bien se ha morigerado con el pago de los años, ha sido objeto
de las más variadas críticas.
En definitiva, y con algunos ajustes que dotan al sistema de coherencia interna, se replica la solución sustancial antes existente.
250
FEDERICOA. OSSQU
cl) La 6anmisi6n por causa de mue&
252
FEDERICO A. OSSOLA
Pero en otros casos la ley requiere formas especiales para el título (en los inmuebles, la escritura pública -art. 1017 CCyC-), y si
ésta no se otorga, pero la cosa se entrega, la obligación de dar (individualmente considerada) se deberá tener por cumplida, quedando
pendiente la de transferir el derecho real, en el caso, mediante el otorgamiento de la escritura pública. Además, también deberá inscribirse
la transmisión en el Registro de la Propiedad, para ser oponible a
terceros.
Por último, en el caso de la inscripción registra1 constitutiva (por
e j . los automotores), si bien la entrega de la cosa importará el cumplimiento de la obligación de dar, no será suficiente para transmitir
el derecho real entre partes (y menos respecto de terceros): será necesaria la inscripción.
B. ALTERACIONES EN LA COSA
5 96. Planteo del problema
Cuando la obligación de dar cosa cierta no se cumple en el mismo
momento del nacimiento de la causa fuente que le da origen (por ej.,
una compraventa de cosas muebles cuyas obligaciones se efectivizan
i
uez. pye&
inmediatamente), y la entrega se difiere pur !E c ~ u s rn,l~e
suceder que la cosa experimente modificaciones en su matertalzdad,
en szt misma estructura constitutiva, que sean positivas, o que le produzcan un detrimento, o bien la destruyan. Además, puede acontecer
que la cosa desaparezca, produciéndose su pérdida; o también que
sea puesta fuera del comercio.
Estos sucesos tienen directa incidencia en la obligación que se encuentra en estado de cumplimiento pendiente. El punto de partida es
el principio res perit et crescit domino (art. 755 CCyC), en el sentido
de que el dueño de la cosa (en nuestro caso, el deudor) será quien se
beneficie o perjudique por estas razones. Pero, además, se afecta de
manera directa el objeto de la obligación, que ya no puede ser cumplida de manera idéntica (si aún es posible). Por último, si alguna de
las partes de la obligación es responsable de la situación, también
pueden producirse otros efectos jurídicos.
OBLlCAClONES DE DAR COSAS CIERTAS
rj 97.
253
Régimen de las mejotas que experimenta la cosa
En el art. 751 del CCyC se dispone que "Mejora es el aumento del
lor intrínseco de la cosa. Las mejoras pueden ser naturales o artificiales. Las artificiales, provenientes de hecho del hombre, se clasifican
en necesarias, útiles y de mero lujo, recreo o suntuarias".
Las mejoras constituyen modificaciones de tipo estructural,
que traen aparejado un aumento del valor de la
pierda (es el caso de las tareas de conservación
que, como se verá, son una mejora necesaria). Son dos sus grandes
especies: aquellas producidas por obra y gracia de la naturaleza (naturales),y las hechas por la mano del hombre (humanas o artificiales).
(i) Naturales. En el ámbito de los derechos reales se dispone sobre
diversos casos en los que la naturaleza produce tales efectos en materia de inmuebles: aluvión(art. 1959 CCyC) y avulsión (art. 1961
CCyC).
(ii) Artificiales. La conceptuación de las diversas mejoras artificiales surge de lo dispuesto en el art. 1934 del CCyC (incluido en el
capítulo que dispone sobre los efectos de la posesión y la tenencia):
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necesaria, y la útil y la suntuaria.
(iii.1) Mejoras de mero mantenimiento y mejoras necesarias..Las
primeras consisten en la reparación de aquellos deterioros de escasa
entidad que se producen por el uso ordinario de la cosa, como podría
ser tapar la hendidura que un clavo deja en una pared, removiendo
un poco de pintura y concreto. En otras palabras, se trata de los arreglos comunes que no acrecientan el valor de la cosa.
Las segundas tienen una mayor entidad, y aunque comprenden en
muchos casos a las anteriores, aquí se trata -dice la norma- indispensable para la conservación de la cosa, que puede hacerla aumentar
d e valor (LLAMB~AS).
La línea divisoria entre ambas es la circunstancia de que si la
mejora necesaria no se practica, la cosa puede sufrir deterioros de
importancia, en tanto que en el caso de la de mero mantenimiento la
cosa sufre una minoración, pero no le impide ser usada de acuerdo a
su naturaleza. Determinarlo, en muchos casos, será una cuestión de
hecho no exenta de dificultades.
254
FEDERICO A. OSSOLA
(iii.2) Distinción con las "expensas necesarias". Deben diferenciarse dichos conceptos del de expensas necesarias, que son las que no
aumentan su valor y no inciden materialmente en la coSa, si bien el no
erogarlas puede traer aparejados otros riesgos, como ocurre con los
impuestos que la gravan (PIZARRONALLESPINOS).
Estas situaciones
no se encuentran contempladas, las rigen las reglas generales: quien
sea el dueño al tiempo en que se devenguen, será el obligado, sin perjuicio de lo que las partes puedan pactar al respecto.
(iii.3) Mejoras útiles. Son las que benefician "a cualquier sujeto de
la relación posesoria" (art. 1934 inc. e] CCyC). Se definen, en cierta
manera, por exclusión. No son necesarias, pero tampoco suntuarias
(por ej., cambiar los pisos de un inmueble, por unos de calidad media,
porque los que estaban puestos tenían ya varios años).
(iii.4) Mejoras suntuarias. Las de mero lujo, recreo o suntuarias,
son las de "provecho exclusivo para quien las hizo" (art. 1934 inc. fl
CCyC), concepto en el cual, además de su consideración objetiva, se
encuentra un claro elemento finalista. Un ejemplo sería la instalación
de un estudio de grabación en el sótano de un inmueble, pues su actual dueño es un amante de la música.
1
-,=4
b) Mejoras naturales
Se establece en el art. 752 del CCyC que "la mejora natural autoriza a l deudor a exigir un mayor valor. Si el acreedor no lo acepta, la
obligación queda extinguida, sin responsnbilidnd pnra nlng~dnade los
partes ".
(i) Caracterización. La mejora natural produce una modificación
intrínseca en la cosa que se traduce en un aumento de su valor. Ello
acontece, por ejemplo, en el aluvión y la avulsión (arts. 1959 y 1961
CCyC). Tales acrecentamientos pertenecen al dueño del inmueble
(res crescit domino) y por tal razón lo benefician. Se trata de hechos
externos, que son extraordinarios e imprevisibles, en el sentido de
que si bien podría llegar a anticiparse la existencia de un tornado, un
terremoto o algún otro fenómeno natural de importancia, lo cierto es
que es imposible de prever sus consecuencias, en lo que aquí interesa.
En otras palabras, as como un caso fortuito pero con efecto inverso:
se produce una modificación pero ésta no trae aparejada la desaparición o el deterioro de la cosa, sino lo contrario, la beneficia.
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OBLIGACIONES DE DAR COSAS CIERTAS
255
(ii) El problema que surge. Ante esta situación, la regla de la identidad del pago (art. 868 CCyC) se desvanece, pues el deudor ya no
odrá entregar lo ~nismoa lo que se obligó.
De otro costado, y como la cosa ha aumentado para su dueño,
antener la obligación de entregar algo que tiene un mayor valor, por
circunstancias ajenas a su accionar, importaría consagrar un enriquecimiento sin causa a favor del acreedor, ya que estaría incorporando
a su patrimonio más de lo que se le debe.
(iii) Efectos. La solución del artículo es, pues, permitirle al acreedor
a exigir la diferencia entre lo debido y el actual valor de la cosa. El
deudor, por su parte, y por las mismas razones, no sólo no tiene derecho a exigir la entrega de la cosa sin pagar por el mayor valor, sino
.
que tampoco puede ser obligado a recibirla pagando por éste.
En consecuencia, en caso de desacuerdo, la obligación se extingue
con los mismos efectos de la i77zposibilidad de cumpli7niento (arts. 955
y SS. CCyC), si bien vale aclarar que en esta última figura se dispone
sobre los detrimentos y pérdidas, y no .respecto a las mejoras naturales.
- .
Si las partes están de acuerdo en mantener la obligación, pero no
en el valor de la mejora, la cuestión debe ser resuelta en sede judicial,
.nnr
l i v p ~ t sI F ~ ~
de!c
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lCi~
dPc~
~ n c e r . r ~ ~ cde
i S n!oi c^ntrarQs
rV- r--"--*r------r-(art. 1067 CCyC).
La extinción de la obligación por esta causa trae aparejado que
¡as partes deban restituirse lo que mutuamente se hubieran entregado.
C)
Mejoras artificiales
En el art. 753 del CCyC se dispone que "el deudor está obligado
a realizar las mejoras necesarias, sin derecho a percibir su valor. No
tiene derecho a reclamar indemnización por las mejoras útiles ni por
lqs de mero lujo, recreo o suntuarias, pero puede retirarlas en tanto
no deterioren la cosa".
La cuestión no se encontraba de manera clara en el Cód. Civil, desde que
únicamente se disponía en el art. 582 respecto a las mejoras naturales. La do/
trina y la jurisprudencia, aplicando esta última norma para las mejoras necesarias, o también las diversas disposiciones existentes en materia posesoria (que
trataban el supuesto opuesto: los efectos en el caso en que el poseedor deba
restituir la cosa) y de compraventa, llegaron mayoritariamente a la solución
que ahora se encuentra plasmada en este artículo, aunque no sin contrapuntos.
/
256
FEDERICO A. OSSOLA
(i) Mejoras de "mero mantenimiento" y "necesarias". Con relación a las mejoras necesarias quien está obligado a entregar para
constituir o transferir un derecho real las tiene a su carg'o y costo, no
pudiendo exigir reembolso alguno. Con mayor razón, en el caso de .:
las de mero mantenimiento, que son cualitativamente inferiores.
' ,
La cuestión había suscitado un interesante debate en la doctrina
y la jurisprudencia, en particular por la interpretación del art. 582
del Cód. Civil, y la distinción (ahora aceptada legalmente) entre la
mejora de mero mantenimiento de la mejora necesaria.
Sin embargo, la ley no distingue, y claramente se refiere a las mejoras necesarias. Por lo cual debe concluirse que, en principio, todos
los gastos de mantenimiento de la cosa son a cargo del deudor: la
solución legal es consecuencia de la existencia del deber de conservar
la cosa que pesa sobre el deudor de toda obligación de dar (art. 746
CCyC).
Es que debe partirse de la premisa referida a que la cosa debe ser
mantenida en el mismo estado material en que se encontraba, y la
conservación de la cosa no debería aumentar su valor.
De todas maneras, podrían presentarse situaciones excepcionales en las
cuales una mejora necesaria se traduzca en un aumento sustancial del valor de
1 1
lu cosu. Por cj., cl caso c n quc por iina ciiestióii de stgu~idadUc uii iiiiiiucuic,
por la existencia de inundaciones, se imponga por la Autoridad la construcción
de un importante cerco protector, en un inmueble de grandes dimensiones que
tenía un cerco de alambres y plantas. En tal caso, no cabe dudar de que se trata
de una mejora ~zecesnria,por definición (sirve para la conservación de la cosa,
y no puede considerarse meramente como una mejora útil), y ante tal situación,
luce injusto negarle al deudor algún reembolso. En tal supuesto, el juez debería
resolver la cuestión equitativamente.
(ii) Mejoras útiles. Claramente la norma veda derecho alguno al
deudor que voluntariamente ha introducido mejoras útiles a la cosa.
Es que es éste quien, en definitiva, provoca una situación que
puede derivar en el incumplimiento de la obligación, y por causas a él
atribuibles cambia la identidad del objeto a cuya entrega se ha obligado. Además, una s.01ución opuesta facilitaría la comisión de conductas contrarias a la buena fe. Debe, pues, retirar la mejora, en tanto
y en cuanto no afecte a la cosa, pues también de esta manera mutaría
la identidad del objeto.
OBLIGACIONES DE DAR COSAS CIERTAS
257
En caso de no ser posible tal retiro, y debido a que el acreedor no
tá obligado a recibir algo distinto a lo que se le debe, se encuentra
cultado a resolver el contrato por incumplimiento (art. 1083 del
código), con todos 10s efectos que conlleva tal ineficacia funcional,
uida 12 indemnización de los daños'ocasionados por la frustración
Si acepta recibirla, debe abonar el mayor valor que haya adquirido la cosa, O el costo de la mejora, el que sea de menor entidad (PI~-Z~RO¡VALLESPINOS,
BOFFIBOGGERO),
por aplicación de las reglas
del enriquecimiento sin causa.
Si la mejora útil es introducida por una causa ajena e inevitable,
deben aplicarse las reglas indicadas para las mejoras necesarias en
igual condición (por ej., si se dispone la conexión de una red de agua
potable en un barrio en el que está situado el inmueble que debe ser
entregado).
(iii) Mejoras suntuarias. Imperan idénticas reglas que en el caso
de las mejoras útiles introducidas voluntariamente por el deudor. La
solución se explica por sí sola, y con mayor razón que en las útiles.
§ 98.
-......-. .
El aumento (o pérdida) del valor intrínseco de la cosa
sin la realización de me~oras
En el CCyC se ha precisado el vago concepto de "mejora" o
"aumento" del Cód. Civil (arts. 582 y 591), expresiones que en este
último son sinónimas, aclarándose ahora que la mejora es el aumento
del valor irztrínseco de la cosa, producida por un hecho que la modifica en su materialidad, desde que en todos los casos previstos, la
consecuencia del aumento de valor es en razón de tal circunstancia.
Quedan descartados, por ende, los supuestos en los cuales el
aumento de valor de la cosa (pendiente el cumplimiento de la obligación) se debe a circunstancias externas que no la modifican materialmente, como podría ser por ej., la construcción de una obra vial
DE ESPANES).
cercana a un inmueble que la revaloriza (MOISSET
En este sentido, COLMOindica que "la valorización no puede ser
invocada por el deudor para exigir un mayor precio o la anulación
de la operación; la desvalorización no puede serlo por el acreedor
para pretender un menor precio o la anulación". Tal sería el caso, por
258'
FEDERICO A. OSSOLA
ejemplo, de que antes de entregado un inmueble se elimina una gran
construcción vecina que le daba gran valor (BOFFIBOGGERO).
De todai maneras, la buena fe juega aquí un rol central: si alguna
de las partes conocía de una eventual circunstancia en este sentido,
y ío ocuító a ía otra para obtener una ventaja inicua, el acto jurldico
podría ser anulado por estar la voluntad viciada.
5 99. Régimen de los frutos
Pendiente la entrega, la cosa puede haber producido frutos, y
éstos haber sido o no percibidos por el dueño (deudor de la obligación de dar). La cuestión se regula en el art. 754 del CCyC: "Hasta
el dzá de la tradición los frutos percibidos le pertenecen al deudor; a
partir de esa fecha, los frutos devengados y los no percibidos le corresponden al acreedor".
a) Concepto y clases
En el art. 233 del CCyC se define a los frutos como los objetos
que un bien produce de modo renovable, sin que se altere o disminuya su sustancia. Existen tres clases de frutos. Los naturales, son las
producciones espontáneas de la naturaleza. Los industriales, los que
se producen por la industria del hombre o la cultura de la tierra. Los
civiles, las rentas que las cosas producen, asimilándose a esta última
categoría las remuneraciones provenientes del trabajo.
b) Frutos 'percibidos" y frutos "pendientes"
Rige el principio que postula que la propiedad de 20s frutos se adquiere con su percepción. Cabe distinguir, entonces, el fruto percibido
del fruto pendiente (art. 1934 incs. a] y b] CCyC).
(i) Frutos naturales e industriales. En este caso, la percepción acontece
cuando es materialmente separado de la cosa fructuaria, pasando a ser objeto
de una nueva relación posesoria (art. 1934 inc. a] CCyC). De lo contrario, esto
es, mientras no haya sido retirado, el fruto forma un todo con la cosa, es parte
de la cosa, y se lo considera frtlto pendiente (art. 233 in fnze CCyC).
(ii) Frutos civiles. Se dispone ahora que la percepción se materializa con
el cobro (art. 1934 inc. a] CCyC): el fruto civil es percibido si se ha devengado
y cobrado. Por tales razones, rigen las reglas generales del pago en materia de
OBLIGACIONES DE DAR COSAS CIERTAS
259
bligaciones de dar dinero. En tanto que el fruto civil es pendiente si se ha dee n g a d ~pero
,
no se ha cobrado (art. 1934 inc. b] CCyC).
La propiedad d e los frutos en estas obligaciones
Cuando la obligación es de dar cosa cierta con el fin de constituir
un derecho real, el momento de la entrega 17zaterialmarca la divisoria
e aguas: los frutos hasta allí percibidos pertenecen al deudor (dueño
e la cosa); desde ese momento, los frutos devengados y los no percizdos son para el acreedor (nuevo dueño de la cosa).
(i) Frutos naturales e industriales. La cuestión aquí no presenta
mayores inconvenientes.
(ii) Frutos civiles. En materia de frutos civiles, y como los frutos
percibidos hasta la tradición le pertenecen al deudor, para ser tales
deben haber sido efectivamente .cobrados (arg. art. 1934 inc. a]
CCyC). Y en el caso en que no hubieran sido cobrados, como no
puede considerarse percibidos, se trata de frutos pendientes (arg.
art. 1934 inc. b] CCyC).
De acuerdo a lo que se dispone en el art. 754 del CCyC, "los
frutos devengados y los no ~ercibidosle pertenecen al acreedor", motivo por el cual cabría concluir que los devengados con anterioridad a
la tradición, pero que no han sido cobrados, por revestir la calidad de
pendientes, pasan a ser de propiedad del acreedor (por ej., los alquileres impagos adeudados al momento de la entrega al primer dueño
, que traiisfiere el irimueble a un tercero). Las partes,
.-locadorclaro está, pueden disponer lo contrario.
Cabe preguntarse, de cara a esta nueva norma, cuál sería la solución para
en el caso en que el deudor de la obligación de dar (acreedor del fruto civil)
haya activado los mecanismos de la tutela satisfactiua del crédito, a fin de lograr
el cumplimiento forzado de la obligación; o bien, por ejemplo, si ha arribado
a un acuerdo con el deudor concediendo algún plazo, u otro tipo de facilidad
para el pago. ¿Debe entenderse que este fruto es percibido? La cuestión presenta
algunas dudas, desde que la calidad de percibido, para los frutos civiles, se adquiere con el cobro, según lo que ahora se dispone. Lo señalado tiene directa
incidencia en el tema que nos ocupa, y luce razonable concluir que si ha existido
alguna gestión tendiente a lograr el pago, judicial o extrajudicial, debiera considerarse que dicho fruto pertenece al deudor.
La cuestión había suscitado posiciones encontradas ante la ausencia de una
norma categórica, aunque mayoritariamente en el sentido opuesto al del CCyC,
desde que "esta tesis no encuadraría con el instituto de la tradición ya que con-
2 60
FEDERICO A. OSSOLA
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feriría el derecho sobre los frutos de una cosa a quien todavía no era propietaria ;g$$
de ella", y porque el crédito ya devengado integra el derecho de propiedad :$$@
del acreedor (art. 17 de la Constitución Nacional) (BOFFI BO~GGERO,
BORDA).
Entendemos que es verdaderamente inconveniente, y afecta el derecho de pro- :$&j
piedad del acreedor, ya que los créditos claramente lo integran.
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-ha-!
el profuso casuismo.de1Cód. Civil, se dispone en el
Eliminándose
. . . ..
art. 755 del CCyC: "E¡ piopietario soporta los riesgos de la cosa. Los
casos de deterioro o pérdida, con o sin culpa, se rigen por lo dispuesto
sobre la ccimposibilidadde cumplimiento".
a) Consideraciones generales
",A
.
2)
+al*
El principio res perit et crescit domino adquiere consagración
legal, y de él se deriva la circunstancia de que si luego de la constitución de la obligación y antes de la entrega la cosa se pierde o se deteriora, en lo atinente a la cosa el perjudicado será el deudor (el dueño)
y no el acreedor. En orden a los efectos que ello trae aparejado respecto .de la obligación de dar, para determinar la consecuencia en con. . . . .deben
. . . . . conjuntarse varias normas relativas al 'incumplimiento
creto
obligacionai, por causas iIllpütabies a alguna de ias partes o no, io
que no se agota en lo dispuesto en los arts. 955 y 956 del CCyC.
(i) Debe distinguirse la pérdida del deterioro de la cosa. Son dos
situaciones diferentes, ya que la pérdida (por,destrucción, desaparición, o que haya sido puesta fuera del comercio) trae aparejada la
imposibilidad de cumplimiento sobrevenida; en tanto que el deterioro
es un menoscabo material, de mayor o menor tenor, lo que plantea
una situación diferente.
(ii) Debe determinarse sobre quien pesa la responsabilidad. La
asignación de la responsabilidad en el incumplimiento es indispensable, ya que surgen efectos diferentes. Sin perjuicio de los eventuales
daños que se puedan haber ocasionado, lo que aquí corresponde establecer es !a autoría en la conducta (nexo causal), su,antijuridicidad,
y el factor de atribución de la responsabilidad.
(ii.1) Nexo causal. El incumplimiento debe ser de autoría del
deudor, o de sus auxiliares (art. 732 CCyC). El hecho ajeno irresponsabiliza al deudor. En el art. 955 del CCyC se hace referencia al
caso fortuito o a la fuerza mayor, pero también deben entenderse
OBLIGACIONES DE DAR COSAS CIERTAS
'
-
261
comprendidos el hecho de la víctima y el de un tercero por quien
no se debe responder, ya que se quiebra el nexo causal, al no existir
autoría del deudor en la situación e incumplimiento que se ha generado (arts. 1729 a 1732 CCyC). Además, en los casos del art. 1733
'del CCyC el deudor es igualmente responsable, aún mediando caso
fortuito.
(ii.2) Factor de atribución. Cabe preguntarse respecto al factor de
atribución del incumplimiento de la obligación de dar. De acuerdo a
-- lo que surge del art. 755 del CCyC, la responsabilidad sería subjetiva.
Sin embargo, en el art. 1723 del CCyC se dispone que cuando de las
circunstancias de la obligación o de lo convenido por las partes, surge
que el deudor debe obtener un resultado determinado, su responsabilidad es de naturaleza objetiva. En el caso de las obligaciones de
dar, la doctrina se encuentra dividida en orden a esta cuestión, que,
en función de las normas citadas, permanece aún abierta. Nosotros
entendemos que se trata de una responsabilidad objetiva, pues toda
obligación de dar es de resultados (S 199).
(iii) Eventuales ineficacias funcionales. Por otra parte (y aunque
no se trata de una cuestión específica respecto de los riesgos de la
cosa) en caso de mora del deudor, podrá eventualmente resolverse
el contrato por incumplimiento. Además, habrá que analizar si el
-- plazo es esencial (S 80.d), caso en el cual, cumplido éste, debe entenderse que también existe imposibilidad de cumplimiento. Lo propio
acontece si se frustra el interés del acreedor "de modo irreversible"
(art. 956 CCyC), elemento teleológico que en el ámbito de las obligaciones nacidas de un contrato encuentra emplazamiento en la figura
de la frustración del fin (art. 1090 CCyC).
b) Efectos en caso de pérdida de la cosa
(i) Responsabilidad. El equivalente dinerario. Cuando esta situación acontece sin responsabilidad del deudor trae aparejada la extinción de la obligación por imposibilidad absoluta (art. 955 CCyC).
En tanto que si es por causas imputables a aquél, se dispone en dicha
norma que la obligación modifica su objeto y se convierte en la de
pagar la indemnización de los daños causados, debiéndose el equivalente dinerario de la prestación. Analizamos la cuestión en el 389
y SS.
(ii) Posibilidad del acreedor de exigir una "cosa equivalente". Si
bien, por definición, la cosa cierta es única e individualmente irre-
2 62
FEDERICO A. OSSOLA
.,:&3$&
petible, existen no pocos cacos en los que puede existir una cosa si-.$p
milar o equivalente. Esto Gltimo es sinónimo de fungibilidad (art. 232.;$#
CCyC), aunque en el caso que nos ocupa puede llegar a no ser per-:m
fecta. El supuesto más visible se presenta cuando se ha producido la
individualización en las obligaciones de género (art. 762 CCyC), caso '.?m
12%~
en el cual es perfectamente factible la existencia de una cosa similar. <;,;
Pero también podría hablarse de un equivalente no dinerario en algunos casos de cosas cieitas (BuEREs/~VIAYO).
.>:.,%4;
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.7~,,.,.&sz
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En el Cód. Civil la situación estaba contemplada, o b v i a m e n t e 3
para el caso de incnmplimiento de responsabilidad del deudor pero ',!3
algunos sostenían que el ccequivalente"era el dinerario, y no otra'cosa 2
8..,-.
,::.L.'
...-,*
.
similar (COLMO,BORDA).
:.
..,&
.>2:
-4-
....
, .
Ahora nada dispone al respecto. Entendemos que deberá valorarse en el caso concreto si razonablemente el deudor se encuentra en
condiciones de proporcionar tal equivalente, siempre a la luz de los
principios de buena fe y abuso del derecho.
m - .
Existen, empero, casos en los cuales la cuestión se encuentra iexpresamente prevista.
.m
..t-
(ii.1) Solidaridad pasiva. Si el cumplimiento se hace imposible por causas
imputables a un codeudor, los demás responden por el equivalente de la prestación debida y la indemnización de daños y perjuicios (art. 838 CCyC)' que e
sentido amplio puede entenderse como "equivalente dinerario", o una prestación similar.
(ii.2) Obligación de saneamiento. El acreedor'tiene varias opciones, entre
ellas "reclamar un'bien equivalente, si es fungible" (art. 1039 inc. b] CCyC).
(ii.3) Relaciones de consumo. En la ley de Defensa del Consumidor 24.240,
en el art. 10 bis se consagra, entre las opciones que tiene el consumidor a su
libre elección ante el incumplimiento de la oferta o del contrato, a "aceptar otro
producto o prestación de servicio equivalente" (inc. b]).
. .
C) Efectos en caso de deterioro de la cosa
La situación es sutilmente diferente. La cosa deteriorada no deja
de existir, pero es inidónea para el cumplimiento de la obligación: el
detrimento (análogamente a lo que ocurre en caso de mejoras) afecta
la identidad del objeto. Si bien se ha eliminado el casuismo del Cód.
Civil, entendemos que las soluciones sustanciales se mantienen por
aplicación de los principios generales.
-
OBLIGACIONES DE DAR COSAS CIERTAS
2 63
(i) Deterioro sin responsabilidad del deudor.
(iii.1) Extinción de la obligación. En primer lugar, el acreedor no
ser forzado a recibir la cosa en este nuevo estado, razón por la
iii.2) Recepción de la cosa con disminución del precio. Entens que nada obsta a que ello suceda, mediando -claro estáacuerdo de partes. Es que el acreedor no puede ser forzado a recibir
Tal es la solución prevista para la compraventa:.si la cosa ha dejado de existir parcialmente, el comprador puede demandar la parte
existente con reducción del precio (art. 1130 CCyC). Puede trasladarse, por analogía, a todo tipo de obligación de dar con el fin de
constituir un derecho real (arg. art. 1124 CCyC).
EL4,-
(ii) Deterioro por responsabilidad del deudor.
.l).,Extinción de la obligación y responsabilidad por daños.
ás del efecto antes indicado para el caso de deterioro sin responsabilidad, el deudor será responsable de los daños causados al
acreedor por su incumplimiento (art. 955 CCyC).
(2'2'
Recepción
2)
de !a cosa con dismin7-lción del precio y responsabilidad por daños. Lo propio acontece en este supuesto. Podría el
acreedor estar interesado en recibir la cosa, pero tiene derecho además
a la reparación de los daños sufridos.
(ii.3) Posibilidad del acreedor de exigir una cosa ccequivalentey
responsabilidad por daños. Nada obsta, entendemos, a que el acreedor
pueda valerse de esta posibilidad, de manera análoga a lo señalado en
caso de pérdida.
.
2 64
FEDERICO A. OSSOLA
C. CONCURRENClA DE VARIOS
ACREEDORES
() 101. La situación a resolver
Se trata del siempre dificultoso conflicto entre varios pretensores
de una cosa, cuando el deudor se ha obligado a transferirla a todos
ellos (lo haya consumado o no), y de establecer quien tiene mejor
derecho a la cosa, por lo que en rigor de verdad la cuestión esencial
transita por determinar la oponibilidad entre los contendientes de
las distintas situaciones individuales que los vinculan con el deudor
común (art. 396 CCyC).
En otras palabras: cada uno invoca una obligación que tiene con
el deudor (que es común a todos), y revisten recíprocamente la calidad de terceros en la obligación ajena que se les pretende hacer valer,
o con la cual entran en contienda.
Los que quedan relegados, si son de buena fe, tienen derecho a reclamar los daños derivados del incumplimiento obligacional (art. 758
CCyC), sin perjuicio de la eventual comisión del delito de estafa por
parte del deudor infiel (art. 173 inc. 11 del Código Penal).
$j 102. Reglas generales
Los puntos de partida para abordar las diversas situaciones son:
a) El sistema de adquisición de los derechos reales
Constituye una de las bases del sistema, antes estudiado en este
mismo Capítulo. Aquí cobra especial importancia la oponibilidad
respecto de los terceros.
b) La oponibilidad de los actos jurídicos
Los actos jurídicos también se pueden hacer valer frente a terceros, cuando adquieren fecha cierta (art. 317 CCyC).
C) La necesaria buena fe de los pretensores
Cualquiera sea la situación de los diversos acreedores en contienda, el que es de mala fe no puede invocar derecho alguno.
OBLIGACIONES DE DAR COSAS CIERTAS
265
Así las cosas si, por ej., se acreditare que una persona toma conocimiento
de que el deudor ha celebrado una compraventa por instrumento privado con
un tercero, y ofrece al dueño un mejor precio, otorgándose la escritura, entregándose el inmueble e inscribiéndose la adquisición, de todas maneras no
triunfará en el conflicto con el primtr adquirente. La pruebr, clarc estS, es hartc
dificultosa. Pero si estos hechos fueran debidamente establecidos, la solución es
la indicada.
El actuar de mala fe no otorga dereclios, salvo contadísimas excepciones
(por ej., el poseedor vicioso que es titular de la acción de despojo -art. 2241
CCyC-). La mala fe, pues, consiste en el conocimiento efectivo (por la vía que
sea) de la existencia del otro acto (u otros). E incluye el poder haberlo conocido,
cuestión que cobra altísima relevancia cuando existe emplazamiento registral.
Cuando existe posesión la buena fe se presume iuris tantunz, salvo
los casos de mala fe presumida del art. 1919 del CCyC.
d) Actos a título oneroso y a título gratuito
La protección es mayor (siempre mediando buena fe, claro está)
a quien ha otorgado un acto a título oneroso.
e) Naturaleza de la acción
Para algunos sería la reivindicatoria (LAFAILLE);
otros piensan
que es la revocatoria (SALVAT);
y la mayoría, la de nulidad, por tratarse de un acto de objeto o fin ilícito (entre otros, A. ALTERNINI/
~EAL/LÓPE
CABANA,
Z
COMPAGNUCCI
DE CASO,BOFFIBOGGERO).
En nuestra opinión, depende del caso concreto, pudiendo ser o bien
de nulidad (si hay mala fe) o de Inoponibilidad si el demandado es de
buena fe (arts. 396 y 397 CCyC).
§ 103.
has normas del Código Civil y Comercial
Con una técnica legislativa más depurada, y en dos artículos (uno
relativo a los bienes muebles, y otro a los bienes inmuebles), se unifica
la problemática derivada de la concurrencia de varios acreedores que
invocan el derecho de recibir la cosa, a quienes el deudor se comprometió a transferírsela.
'
La doctrina y la jurisprudencia, en general, titulaban la problemática como "efectos respecto de terceros", locución algo equívoca,
desde que, en rigor de verdad, si bien cada pretensor de la cosa puede
266
FEDERICO A. OSSOLA
considerarse un tercero respecto de los otros, todos asumen el rol de
acreedores del deudor, aunque por causas fuentes diferentes.
Se conjuntan, con vocación de unicidad, las diversas formas
de publicidad de la adquisición (posesoria y i-egistral); esto es, las
normas relativas a la tradición y a la inscripción registral declarativa
(en materia de inmuebles) y la constitutiva (para los bienes muebles
registrables).
En el Cód. Civil, los arts. 592 a 599 habían quedado en parte
desactualizados en función de la sanción de la ley 17.801 y de las
adquisiciones por registración constitutiva, y motivaban un ímprobo
esfuerzo hermenéutico para armonizar las soluciones de esta parte del
código derogado, con las restantes normas imperantes en la materia.
Por tratarse aquí de obligaciones de dar con el fin de constituir
derechos reales, quedan fuera del análisis otros casos de conflicto
ajenos al problema que nos ocupa, como podría ser el de la oponibilidad de la transferencia por boleto de compraventa respecto de los
embargantes, que se rige por lo dispuesto en el art. 1170 del CCyC.
5 104. Concurrencia de varios acreedores. Bienes inmuebles
Se dispone en el art. 756 del CCyC: "Si varios acreedores reclaman la misma cosa inmueble prometida por el deudor, son todos
de buena fe y a título oneroso, tiene mejor derecho: a) el que tiene
emplazamiento registrai y tradición; 6 ) el que ha recibido la tradición; c) el que tiene emplazamiento registra1 precedente; d) en los
demás supuestos, el que tiene título de fecha cierta anterior".
a) Las adquisiciones a título gratuito
Se excluyen de las reglas que resuelven el conflicto las adquisiciones a título gratuito, lo cual lleva a concluir que éstas serían inoponibles para los adquirentes a título oneroso y de buena fe.
De todas maneras, la cuestión debe ser analizada en el caso concreto, ya que es por demás evidente que si -por ej.- se donó un
inmueble y el acto fue inscripto, no podrá alegar el nuevo adquirente
la buena fe requerida para invocar la protección que le concede la
norma.
OBLIGACIONES DE DAR COSAS CIERTAS
267
Más dificultosa es la cuestión en el caso en que, pese a haberse
torgado la donación en debida forma (que, bajo pena de nulidad
bsoluta, es por escritura pública -art. 1552 del CCyC-) el acto no
haya inscripto. En tal caso, la publicidad posesoria, si es que se enla cosa al donatario, volcará Las cosas a su favor. De io contrario
es, sólo existe la escritura de donación, pero no se ha entregado
inmueble), la solución debe regirse por lo establecido en el art. 756
1 CCyC, privilegiándose el derecho de los terceros de buena fe y
a título oneroso, y sacrificándose el derecho del donatario (también
legítimo, pero perdidoso en el conflicto de oponibilidad).
8,
1
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b) Las reglas para determinar el mejor derecho
En la norma bajo análisis se establece un orden de prioridad para
determinar la mayor fuerza de oponibilidad, según la situación de
los diversos pretensores (siempre de buena fe y a título oneroso), la
que debe ser determinada a fin de establecer en cuál inciso quedan
emplazados.
(i) Acreedor con título, modo e inscripción. Tiene el mejor derecho quien cuenta con emplazamiento registral y tradición, lo que
importa necesariamente la existencia del título otorgado en debida
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U I I U L I L L O YLJQ
labras, este adquirente cuenta con todos los elementos necesarios, no
sólo para adquirir el derecho real sobre el inmueble, sino para tornarlo oponible a terceros: título, modo e inscripción.
(ii) Acreedor que ha recibido la tradición posesoria. A falta de
dueño con título inscripto, quien ha recibido (de buena fe) la tradición de la cosa es preferido a los demás; incluso, frente a quien tenga
emplazamiento registral. Ahora bien: si al momento de la tradición, o
de la celebración del acto, existía emplazamiento registral en cabeza
de otra persona, somos de la opinión que no podrá invocarse la buena
fe que requiere, de manera general, el artículo. La sola fecha cierta del
instrumento que documenta la venta no tendrá fuerza suficiente para
vencer a quien ha recibido, de buena fe, la cosa.
(iii) Acreedor con emplazanziento registral sin tradición. Si no ha
habido entrega de la cosa, pero el título se ha inscripto (lo cual es
posible), vence a los demás el que ha logrado el emplazamiento registral. La oponibilidad es respecto de quienes tengan título aún con
fecha anterior (necesariamente no inscripto, pues no podría invocarse
la buena fe), o instrumento privado con fecha cierta, también ante-
268
FEDERICO A. OSSOLA
rior. Como se indicó precedentemente, si se produce la tradición a un
tercero después del emplazamiento registral de nuestro aareedor, éste
triunfa en el conflicto.
(iv) Acreedores sirz tmdicióíz iii iízscripcióiz registml. Por último,
de no haber existido tradición ni inscripción registral, la ley otorga
preferencia a quien tiene título de fecha cierta anterior. Esta locución
debe entenderse tanto como cctítulo"en sentido propio (escritura pública u otro equivalente, en razón de las circunstancias de la transferencia, como en el caso de una subasta), o bien un instrumento
privado que tenga fecha cierta (art. 371 CCyC), desde que el boleto
de compraventa también puede ser oponible (art. 1170 CCyC). De lo
contrario, en el artículo se debería haber indicado cctítulosuficiente",
desde que éste siempre tiene fecha cierta.
5 105. Concurrencia de varios acreedores. Bienes muebles
Se dispone en el art. 757 del CCyC que "si varios acreedores reclaman la misma cosa mueble prometida por el deudor, son todos de
buena fe y a título oneroso, tiene mejor derecho: a) el que tiene emplazamiento registral precedente, si se trata de bienes muebles registrables; b) el que ha recibido la tradición, si fuese n o registrable; c) en
los demás supuestos, ei que tiene títuio de fecha cierta anterior;;.
a) Consideraciones generales
El conflicto de derechos es el mismo que en el artículo anterior,
pero ahora en materia de bienes muebles. Las reglas se adaptan en
función de la naturaleza de la adquisición (por tradición o por inscripción registral constitutiva). Son aplicables las mismas consideraciones que las efectuadas en el 102.
s
b) Las adquisiciones a título gratuito
Respecto a las adquisiciones a título gratuito, en materia de
bienes muebles son aplicables mutatis mutandi las reglas enunciadas
respecto de los inmuebles, sean o no registrables, desde en estos ú1timos que el efecto de la inscripción respecto de los terceros no varía
según la naturaleza de la cosa.
--
OBLIGACIONES DE DAR COSAS CIERTAS
269
C) Las reglas para determinar el mejor derecho
Se propone un sencillo esquema para la resolución del conflicto
de intereses, que impone distinguir entre cosas registrables y no registrables.
(i) Cosas registrables. El emplazamiento registra1 precedente al
acto otorgado con el tercero, otorga prioridad al adquirente, sea la
registración constitutiva o declarativa ya que ello es irrelevante respecto de terceros. El tercero no puede invocar la buena fe.
Si, tratándose de bienes muebles registrables, el tercero ha recibido la cosa antes de la inscripción por el otro pretensor (siempre
de buena fe, claro está), la publicidad posesoria definirá las cosas a
favor de quien ha recibido la cosa. Es que, aún en el caso de los bienes
muebles de registración constitutiva, no podría alegar buena fe aquél
que desconozca que otra persona posee la cosa. De lo contrario, esta
maniobra podría constituirse en un útil instrumento para burlar derechos de terceros.
(ii) Cosas no registrables. En el caso de bienes muebles no registrables, triunfa quien ha recibido la cosa, siempre de buena fe. No
interesa, aquí, si hay o no título con fecha cierta anterior, privilegiándose la seguridad jurídica y la apariencia que surgen de la posesión de
buena fe de una cosa mueble. Si no ha existido tradición, tiene prioridad quien cuenta con un título de fecha cierta anterior (instrumento
público, o bien instrumento privado en los términos del art. 371 del
S 106. Derechos del acreedor frustrado
Se establece en el art. 758 del CCyC que "el acreedor de buena
fe que resulta frustrado en su derecho, conserva su acción contra el
deudor para reclamar los daños y perjuicios sufridos".
a) El derecho a ser resarcido
Cualquier acreedor pretensor de la cosa (siempre de buena fe)
que no ha podido hacerse de ella, en razón de la existencia de otro
acreedor con derecho preferente o por cualquier otra causa, puede reclamar todos los daños y perjuicios derivados del incurnplirniento, si se
270
FEDERICO A. OSSOLA
verifican los presupuestos de la obligación de indemnizar (arts. 1716
y SS. CCyC).
También podría hacerlo si, pese a haber recuperado la cosa por
haber triunfado en el conflicto de oponibilidad con los restantes
acreedores, ha sufrido algún dafio por esta razón. Se trata, en definitiva, de un acto ilícito que, si reúne los restantes presupuestos de la
acción resarcitoria, la habilita.
b) Posibilidad de pedir una cosa "equivalente"
Aunque en lo sustancial se mantiene la solución del art. 595 del
Cód. Civil, se elimina la referencia al equivalente, lo que no obsta a
que, en su caso, puedan ser de aplicación las reglas que emergen del
art. 755 del CCyC para el caso de pérdida, desde que la reparación
también puede solicitarse en especie (art. 1740 CCyC).
Como ya se ha señalado, la cuestión no se encuentra exenta de polémicas,
aunque es de recibo el criterio que postula que "la solución no debe aferrarse
mucho a las palabras empleadas. La protección del acreedor debe llevar siempre
a preferir la solución que más se aproxime a la ejecución directa, esto es, al cumplimiento de la prestación convenida. Si la variedad de circunstancias y matices
del mundo de las transacciones, permite configurar cosas o cumplimientos equivalentes a los que en principio y por JeELliciún aoil ú ~ l i ~ oy a110 iic~ieítsub~t~tiütü
en especie, nadie podría sostener que la solución no sea legal" (GALLI).
De todas maneras, esta cuestión deberá ser valorada a la luz del principio
de buena fe y del ejercicio regular de los derechos.
C)
Legitimados pasivos. Solidaridad
Serán el deudor y, eventualmente, el tercero adquirente si es que
ha actuado de mala fe (en el caso, por ej., de haber triunfado en lograr
obtener la cosa, pero de todas maneras habiéndosele causado daños).
En tal caso, la responsabilidad es solidaria (art. 1751 CCyC).
III. OBLIGACIONES DE DAR COSA CIERTA PARA RESTITUIR
C
j 107. Introducción
En el art. 759 del CCyC se establece que "en la obligación de dar
para restituir, el deudor debe entregar la cosa al acreedor, quien por
su parte puede exigirla". A su vez, en el capítulo de los efectos de las
OBLIGACIONES DE DAR COSAS CIERTAS
271
de poder, se establece que "el poseedor y el tenedor tienen
el deber de restituir la cosa a quien tenga el derecho de reclamarla,
aunque no se haya contraído obligación al efecto".
Se trata aquí, entonces?de la obligación de restituir al dueño, sea
ue surja de un acto ~oluntarioo por imperio de la ley (por ej., una
persona vencida en un juicio de reivindicación). La situación jurídica
del acreedor y del deudor, en estas obligaciones, es la inversa a las de
las obligaciones de dar con el fin de constituir derechos reales.
La norma contempla así a todos los casos en que, por la razón
que sea, una persona debe entregar (restituir) la cosa al dueño. De
acuerdo a la calidad que detente el deudor, se aplicarán las normas de
la posesión o la tenencia; y si el deudor se obligó a entregar la cosa a
más de un acreedor, debe entregarla al dueño, con citación fehaciente
a los otros que la hayan pretendido (art. 759 CCyC).
Cabe recordar que siempre, en nuestro. caso, el acreedor debe
ser el dzteño de la cosa. Si no lo es (por ejemplo, el locatario que
subloca, y la cosa le tiene que ser devuelta), se aplicarán para la restitución las normas privat'ivas de la transferencia del uso o la tenencia
(art. 749 CCyC).
En cambio, si un tenedor debe restituir la cosa al dueño (por ej.,
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on las relativas a la tenencia, en razón del art. 749 CCyC, aunque
priman las soluciones especiales (como ocurre, por ej., en el caso de
la locación en donde las meioras de mero mantenimiento son a cargo
del locatario, y las necesariás a cargo del locador -arts. 1207 y 1211
c c yC-).
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A. ALTERACIONES EN LA COSA
5 108. Ubicación de las normas que rigen la situación
,
:
No se incluyen en el parágrafo que trata las obligaciones de dar
para restituir las reglas. relativas. a la pérdida, deterioro, mejoras o
frutos de la cosa a devolver, que si estaban en el Cód. Civil (arts. 584
a 590). Metodológicamente es lo acertado, pues en el Cód. Civil se
reiteraban las soluciones (y a veces con matices diferenciales) en el
ámbito de las obligaciones, y luego en el de la posesión y la tenencia,
con las complejidades interpretativas que ello traía aparejado. Ahora,
.
2 72
FEDERICO A. OSSOLA
entre los arts. 1932 a 1940 del CCyC, en el capítulo de los "efectos de
las relaciones de poder", se dispone sobre la problemáti~a.
ñ Cs. E! principio general
La cuestión es diferente a la de las obligaciones de dar para constituir derechos reales y, en algunos aspectos, más sencilla. La inversión
de roles (en comparación con la otra categoría), trae aparejado que
como el acreedor es el dueño de la cosa, como regla, y por aplicación
del principio res perit et crescit domino, todas las vicisitudes materiales que experimente la cosa beneficiarán o afectarán al acreedor,
sin perjuicio de la eventual responsabilidad por los daños en la que el
deudor incurra.
De todas maneras, corresponde diferenciar entre los poseedores o
tenedores de buena fe y los de mala fe.
Lj 3 1 O . Mejoras naturales
Por aplicación de la regla general, beneficiarán al dueño, sin derecho alguno para el deudor.. Se
. dispone en el art. 1938 del CCyC
que "los acrccr:ztar~ziríztosorzgz~zadospc:. hrchzs dr kz :zatzim!ru¿? si!
ningún caso son indemnizables".
5 11 1. Mejoras artificiales
El régimen surge del art. 1938 del CCyC, que reza: "Indemnización y pago de mejoras. Ningún sujeto de relación de poder puede
reclamar indemnización por las mejoras de mero mantenimiento ni
por las suntuarias. Estas últimas pueden ser retiradas si al hacerlo n o
se daña la cosa. Todo sujeto de una relación de poder puede reclamar
el costo de las mejoras necesarias, excepto que se hayan originado por
su culpa si es de mala fe. Puede asimismo reclamar el pago de las mejoras útiles pero sólo hasta el mayor valor adquirido por la cosa. Los
acrecentamientos originados por hechos de la naturaleza en ningún
caso son indemnizables".
a) B.uena fe del poseedor o tenedor
Corresponde distinguir según el tipo de mejora.
OBLIGACIONES DE DAR COSAS CIERTAS
273
(i) Mejoras de mero marztenimiento. No son indemnizables. La
solución es razonable, ya que se trata de la reparación de los .deterioros menores originados por el uso de la cosa, y hacen al deber de
conservación.
(ii) Mejoras necesarias. Son, por regla, indemnizables por el
acreedor, ya que exceden el deber de conservación básico, y terminan
por beneficiar al dueño. Esto marca una clara diferencia con las oblipciones de dar con el fin de constituir derechos reales, en donde el
deudor está obligado a realizarlas, sin derecho a percibir su valor
(art. 753 CCyC).
Excepcionalmente el deudor no tiene derecho a su pago, en el
caso en que se hayan originado por su "culpa". Por ej., arreglo de las
cañerías de cloacas si el poseedor, advirtiendo su deterioro, no lo hizo
a tiempo.
(iii) Mejoras útiles. No puede reclamar su costo, sino el mayor
valor que la cosa haya adquirido en razón de ellas. Es una aplicación
concreta del principio de enriquecimiento sin causa.
(iv) Mejoras suntuarias. No son indemnizables, pero pueden ser
retiradas si al hacerlo no se daña a la cosa. Cabe preguntarse, empero,
si en ciertos casos -sobre todo mediando buena fe del'deudoryüc.c ,..ignarsc cr!&
dcrcchvp. incfeiznización de! mayui
qUi
la cosa haya experimentado, o algún porcentaje (siempre por razones
de equidad), como podría ser -por ej.- el caso de una pileta de natación construida en un inmueble.
b) Mala fe del poseedor o tenedor
Corresponde distinguir según el tipo de mejora.
(i) Mejoras de mero mantenimiento. No son indemnizables, de la
misma manera que en el caso anterior.
(ii) Mejoras necesarias. No son indemnizables, aun cuando la
cosa adquiera un mayor valor. La solución es razonable, pues se trata
de un poseedor de mala fe.
(iii) Mejoras útiles. En el art. 1938 del CCyC no se distingue entre
poseedor de buena fe y mala fe para estas mejoras; por lo cual todo
parece indicar que la solución es la misma que en el caso anterior: no
puede reclamar su costo, sino el mayor valor que la cosa haya adqui-
2 74
FEDERICO A. OSSOLA
rido en razón de ellas. Es la misma solución que se establecía en el
art. 2441 de1 Cód. Civil.
(iv) Mejoras suntuarias. N o son indemnizables, pero pueden ser
retiradas si al hacerlo n o se daña a la cosa. En este caso, entendemos
que n o cabe ningíin derecho (como así l o postulamos e n el caso del
poseedor de buena fe), ya que la situación del poseedor de mala fe
le impide invocar derecho alguno. C o m o se decía en el art. 2441 del
CCyC, "pierde las mejoras voluntarias".
!j 112. Frutos
En el art. 1935 del CCyC se establece: 'cAdquisición de frutos o
productos según la buena o mala fe. La buena fe del poseedor debe
existir en cada hecho de percepción de frutos; y la buena o mala fe
del que sucede en la posesión de la cosa se juzga sólo con relación al
sucesor y n o por la buena o mala fe de sn antecesor, sea la sucesión
universal o particular. El poseedor de buena fe hace suyos los frutos
percibidos y los natzirales devengados n o percibidos. El de mala fe
debe restituir los percibidos y los que por su culpa deja de percibir.
Sea de buena o mala fe, debe restituir los productos que haya obtenido de la cosa. Los frutos pendientes corresponden a quien tiene
deí.e~!70~1 la í'cstit~~ció?~
CllC la GC)SCI".
5 113. Pérdida o deterioro de la cosa
En el art. 1936 del CCyC se establece que "Responsabilidad por
destrucción según la buena o mala fe. El poseedor de buena fe n o
responde de la destrucción total o parcial de la cosa, sino hasta la
concurrencia del provecho subsistente. El de mala fe responde de la
destrucción total o parcial de la cosa, excepto que se hubiera producido igualmente de estar la cosa en poder de quien tiene derecho a su
restitución. Si la posesión es viciosa, responde de la destrucción total
o parcial de la cosa, aunque se hubiera producido igualmente de estar
la cosa en poder d e quien tiene derecho a su restitución". Cabe aquí
distinguir los siguientes supuestos:
a) Poseedor de buena fe. Ausencia de responsabilidad
Sea que la cosa se pierda o deteriore, por causas imputables o no
al deudor, la cosa perece para su dueño, sin responsabilidad alguna
---
el poseedor. SolameAte, si de ello obtiene algún provecho, está obliado a indemnizarlo.
poseedor de mala fe "simple"
s la mala fe en la posesión (arts. 1918 a 1920 CCyC), exenta
posesión de mala fe). De todas maneras, debe advertirse la excepción que aquí se contempla, y que calza 'en el inc. c) del ,art. 1733
el CCyC, aplicable en lo sustancial: no se responde, aún estando
mora cuando ésta es "indiferente para la producción del caso fortuito o de la imposibilidad de cumplimiento" (por ej., el caso de un
inmueble que sufre una inundación).
g* ~- -
F
E',
C)
Poseedor de mala fe "viciosa"
.
La figura está contemplada e n el art. 1921 del CCyC: "La posesión de mala fe es viciosa cuando es de cosas muebles adquiridas
por hurto, estafa, o abuso de confianza; y cuando es de inmuebles,
ú¿qvii'í.idos por triolenciüJ clandestinidd, o LIÓC~SOde confianza. Los
vicios de. la posesión son relativos respecto de aquel contra quien se
ejercen. En todos los casos, sea por el mismo que causa el vicio o por
sus agentes, sea contra el poseedor o sus representantes".
En tal supuesto, el poseedor debe indemnizar en todos los casos,
aún en el caso en que fuera inevitable el suceso si la cosa hubiera estado en poder del acreedor.
2 76
FEDERICO A. OSSOLA
B. CONCURRENCIA DE VARIOS
ACREEDORES
g 114.
La situación a resolver
Se trata aquí de que el deudor, que debe restituir al dueño de la
cosa, o bien se compromete con terceros, o bien se las transmite, sean
éstos de buena o mala fe.
Nuevamente aquí (como en las obligaciones de dar para constituir derechos reales) cada pretensor invoca una obligación que tiene
con el deudor (que es común a todos), y revisten recíprocamente la
calidad de terceros en la obligación ajena que se les pretende hacer
valer, o con la cual entran en contienda. De todas maneras, las reglas
aquí son más sencillas, desde que siendo el dueño el acreedor de la
obligación, un alto porcentaje de los casos se resuelven en su favor.
También aquí la buena fe y la onerosidad (en algunos supuestos, para
este último caso), juegan un rol central para determinar la solución
en concreto.
5 115. Entrega de la cosa a quien no es propietario.
Bienes muebles no registrabies
En el art. 760 del CCyC se dispone: "Con relación a terceros,
cuando la obligación de dar cosas ciertas tiene por fin restituirlas a
su dueño, si la cosa es mueble no registrable y el deudor hace, a título
oneroso, tradición de ella a otro por transferencia o constitución de
prenda, el acreedor no tiene derecho contra los poseedores de baena
fe, sino solamente cuando la cosa le fue robada o se h a perdido. En
todos los casos lo tiene contra los poseedores de mala fe".
a) Solución a favor del tercero adquirente. Requisitos
Como excepción al principio nemo plus iuris (art. 399 CCyC), y
por una indudable cuestión de seguridad jurídica (replicándose, en lo
sustancial, el art. 2412 del Cód. Civil), en materia de bienes muebles
si el deudor transmite o constituye derechos reales a favor de un tercero, en general, el conflicto de intereses entre el dueño y el tercero
se resuelve en principio a favor de este último siempre y cuando se
verifiquen los siguientes requisitos:
OBLIGACIONES DE DAR COSAS CIERTAS
277
(i) Tradición. Tiene que haberse entregado la cosa al tercero
(art. 1924 CCyC).
(ii) Titulo oneroso. El acto debe haber sido otorgado bajo esta
modalidad.
(iii) Buena fe del tercero adquirente. El tercero debe ser de buena
fe, esto es, que haya ignorado o no debido conocer que la cosa no le
a quien se la entregó. La buena fe se presume, por lo cual
quien alegue.la mala fe deberá probarla.
(iv) Cosa n o robada o perdida. La cosa no tiene que haber sido
robada, ni perdida.
b) Solución a favor del dueño
Si no concurren todos los req.uisitos recién indicados, la ley privilegia al dueño en el conflicto de intereses, y le concede el derecho a
exigir la entrega de la cosa.
En el conflicto entre el adquirente a título gratuito (de buena fe,
claro está) y el dueño, se privilegia a este último; en razón de que
si bien la causa de enriquecimiento del primero es legítima, es justo
priorizar la regla general desde que quien nada entregó por lo que
recibió no se perjudica, patrimonialmente, por la restitución. Tal situación, en definitiva, cccontrastacon la del verdadero propietario que
experimenta un daño efectivo" (PIZARRO/VALLESPINOS).
En tal caso,
y para el recupero de la cosa, regirán respecto a él las reglas relativas a
los poseedores de buena fe (arts. 1932 y CCyC). La acción del dueño,
en este caso, es la reivindicatoria (arts. 2252 y SS. CCyC).
5 116. Entrega de la cosa a quien no es propietario. Bienes registrables
(muebles o inmuebles)
En el art. 761 del CCyC se establece que "si la cosa es inmueble
o mueble registrable, el acreedor tiene acción real contra terceros que
sobre ella aparentemente adqui~ieronderechos reales, o que la tengan
en su posesión por cualquier contrato hecho con el deudor".
Como nadie puede transmitir un derecho mejor que el que tiene
(art. 399 CCyC), cuando se trate de bienes registrables (muebles o
inrnuebles) en manera alguna el tercero que ha recibido la cosa podrá
2 78
FEDERICO A. OSSOLA
alegar la buena fe, pues el transmitente no será, en lo que a él respecta, su dueño.
,
En materia de inmuebles, con anterioridad a la sanción de la
ley 17.801 (y a la incorporación del art. 2505 del Cód. Civil), se señalaba que esta solución (consagrada en art. 599 del Cód. Civil) se
fundaba en "que debiendo constar en escritura pública todos los derechos referentes a cosas inmuebles, el tercero, aunque sea de buena
fe, ha incurrido en culpa al no exigir de sus causahabientes el título
respectivo" (SALVAT).
Luego de la incorporación al código derogado del art. 2505, la
solución del art. 599 se mantuvo invariable, aunque ahora justificada
en los efectos de la inscripción declarativa: el adquirente no puede
invocar buena fe. Idéntica solución cabía postular, incluso antes de
esta circunstancia, con motivo de la incorporación de la inscripción
constitutiva para la adquisición de automotores (dec.-ley 658211958).
El dueño, en consecuencia, es titular de la acción reivindicatoria
(arts. 2252 y SS. CCyC).
IV. OBLIGACION D E DAR COSAS CIERTAS PARA TRANSFERIR
EL U S O O LA TENENCIA
3 11 7. La situación jurídica
En el art. 749 del CCyC se dispone que "cuando la obligación
de dar una cosa determinada tenga por objeto. transferir solanzente
el uso o la tenencia de ella, se aplican las norlnas contenidas en los
titulos especiales".
En la parte del CCyC destinada a las obligaciones de dar únicamente se dispone sobre las que tengan como finalidad la constitución
de un derecho real y la restitución de cosas al dueño; quedando por
ende excluidos de estas disposiciones todos aquellos casos en los que
debe producirse la entrega de una cosa en el marco de situaciones jurídicas diferentes, como son la transferencia del mero uso o la tenencia.
Entre otras normas o situaciones en particular, encontramos las relativas a la locación (arts. 1687 y SS. CCyC), Depósito (arts. 1356 y SS.
CCyC), Comodato (arts. 1533 y SS. CCyC), Leasing (arts. 1227 y SS.
CCyC), Transporte de Cosas (arts. 1296 y SS. CCyC).
OBLIGACIONES DE DAR COSAS CIERTAS
-
27'3
g 118. Eventual confluencia de normas
--
_
Cabe aclarar que en el caso en que un tenedor o usuario deba restituir la
cosa al dueño (un depositario, un locatario, un comodatario, entre otros), concurren dos situaciones.
El tenedor o el usuario únicamente pueden transferir el derecho que tienen
(art. 399 CCyC), y la relación de poder que ostentan puede haberles sido transmitida por un dueño o no (piénsese el caso del locador que no es el dueño de
la cosa).
En el caso de que el tenedor deba restituir al dueño, se produce la confluencia de las normas que contemplan ambas situaciones jurídicas (transferencia del uso o la tenencia por restitución, y restitución al dueño), aunque
rigen en primer término las normas especiales dispuestas para cada situación
en particular.
En otras palabras, lo que se encuentra excluido régimen general de las obligaciones de dar son las reglas de la transmisión del uso o la tenencia (que se
aplican al depositante, al locador, al comodante, etc.), sea para constituir la
relación de poder, o para restituir la cosa.
Acreditada la entrega, si existe duda sobre su finalidad, el art. 1911 del
CCyC resuelve las cosas a favor de la posesión, en cuanto relación de poder que
vincula al detentor con la cosa.
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I u i c ~ Ii I I V V ~ U CIU CUIItrario deberá acreditarlo, por cualquier medio de prueba.
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CNCiv., sala 1, 12/8/1997, "Plank, Alfredo v. Municipalidad de Buenos Aires", LL 1997-F-651.
5 1 1 9. Concepto. Caracterización
a) Concepto legal
En el art. 762 del CCyC se dispone que "la obligación de dar
es de género si recae sobre cosas determinadas sólo por su especie y
cantidad".
6) El concepto jurídico de "género"
En el Diccionario de la Lengua, género es "conjunto de seres que
tienen uno o varios caracteres comunes" (laacepción), y "clase o tipo
a que pertenecen personas o cosas". Tales conceptos se trasladan a las
"obligaciones de género", aunque no sin inconvenientes, desde que
desde es una noción eminentemente relativa (BORDA).
La obligación puede comprender un solo individuo del género
(entregar un caballo), o bien varios (cien quintales de trigo), y el régimen jurídico en ambas situaciones es idéntico, pues se asimilan, si
bien pueden presentarse algunas diferencias ontológicas que, en no
pocos casos, presentan límites sumamente difusos.
El género o la especie puede tener una mayor o menor extensión (comprender un número m& o menos numeroso de individuos),
según el caso. No es lo mismo adeudar cinco guitarras marca Gibson,
a deber cinco guitarras marca Gibson modelo SG Special. De todas
maneras, en ambos casos existe la indeterminación inicial que requiere la categoría, y que no llega a constituirse en indeterminación
absoluta. Es que es de la esencia de este tipo de obligaciones que
282
FEDERICO A. OSSOLA
exista una indeterminación in obligatione respecto a la cosa indivi
dual que debe entregarse, o, como se ha dicho, en el m ~ m e n t oen qu
brota la obligación (BOFFIBOGGERO).
que debe ser determinado o determinable (art. 725 CCyC). Aquí n
encontramos dentro de esta última situación. . .
C) La "fungibilidad" de las cosas que integran.el genero
Respecto a la cosa -o cosas- que deben ser dadas, la fungibilidad es una característica constitutiva e identitaria de la obligación.
Las cosas fungibles son aquellas en que todo individuo de la especie
equivale a otro individuo de la misma especie y pueden sustituirse por
otras de la misma calidad y en igual cantidad (art. 232 CCyC).
Sin embargo, en el marco de estas obligaciones, la fungibilidad
adquiere algunos matices especiales. No sólo estaremos en presencia
de obligaciones de género cuando la fungibilidad sea, objetivamente,
indiscutible o perfecta (el caso de los quintales de trigo); sino también
cuando pese a que puedan existir diferencias entre ellas (estéticas, de
tamaño, de conformación genética, etc.) , algunas incluso de importancia (un caballo no es igual a otro), deba entenderse -porque es
valuntad dc !as partcs a porque surge de la ley- que todas integran
el género sin que quepa efectuar mayores distinciones. Como bien se
ha dicho, "el carácter fungible o infungible de la cosa no depende de
su naturaleza sino de la intención de las partes, intención que puede
ser inferida de la propia naturaleza de la relación obligatoria integralmente considerada e, inclusive, de la función económica que ésta
cumple" (PIZARRONALLESPINOS).
Pero aún en este caso, las inevitables diferencias ontológicas entre
las cosas (cuando la fungibilidad no es perfecta), tiene sus proyecciones en estas obligaciones: la elección debe practicarse sobre cosa
de calidad media, esto es, ni la mejor ni la peor.
d) La situación especial del dinero
Desde una óptica fenomenológica, el dinero puede considerarse
claramente un género, y de los más "puros": su fungibilidad y divisi-
;.
-
OBLIGACIONES DE GÉNERO
2 83
Sin embargo, la especial naturaleza del dinero,
ilidad son
us funciones económicas y sociales, lo posicionan como algo dinte, y de allí la necesidad de una regulación específica, que en el
yC se encuentra entre los arts. 765 y 772, con carácter general.
LOS
cambios introducidos por el Código Civil y Comercial
En el Cód. Civil se distinguía entre las obligaciones de género
&(i.darcosas inciertas no fungibles", en los términos allí empleados
-arts. 601 y SS.-)
y las de "dar cantidades de cosas" (arts. 606 y
ss.), en donde la distinción ccontológica"pasaba por considerar que
en las primeras la fungibilidad no era perfecta, en tanto que sí lo era
en las segundas. Además, en las de género el deudor tenía la facultad
de elección (art. 601, Cód. Civil), en tanto que en las de cantidad era
del acreedor (art. 609, Cód. Civil). El régimen de los riesgos, antes y
después de la individualización, era híper casuístico, y se trataba de
una concreción de las reglas generales.
Ahora en el CCyC se las ha asimilado en una única categoría, siguiendo a parte importante de la doctrina que criticaba la distinción,
por carecer de verdadero sustento ontológico, y porque las diferencias
de régimen estribaban sobre cuestiones accesorias, que no hacían a su
.... ...&se
nc.ii. ( ( ~ Q L M Q ) ,Ademásj en n c pcccr czrir, !a distinción -desde
la óptica de la. naturaleza de las cosas- entre "género" y "cantidades
de cosas" son algo difusas.
Se simplifica así el régimen de las normas del código derogado,
disponiéndose soluciones unidireccionales respecto de la elección, su
forma y el modo de practicarla.
Por ello, todas las referencias normativas a las obligaciones de dar
cantidades de cosas, deben entenderse direccionadas a estas normas
(como ocurre, en las obligaciones de dar dinero establecidas en moneda extranjera, art. 765 del CCyC).
5 120. Dos etapas
En las obligaciones de género existen dos momentos bien diferenciados: el que transcurre entre el nacimiento de la obligación y la
individualización de las cosas; y el que corre desde este acto hasta su
cumplimiento.
2 84
FEDERICO A. OSSOLA
5 121. Finalidades
Si bien el CCyC ahora no lo menciona, la obligación aquí regulada puede ser establecida tanto para constituir derechos reales, como
para restituir cosas a su dueíío. No es iiecesario explicitailo normativamente, desde que antes de la individualización los efectos (en concreto, la pérdida de la cosa) no varían según cuál sea la finalidad; y
una vez determinada la cosa su individualidad, rige lo dispuesto para
las obligaciones de dar cosas ciertas (art. 763 CCyC).
9 122. El acto de determinación de las cosas (individualización)
a) Caracterización. Naturaleza
El CCyC emplea el vocablo individualizar, suficientemente comprensivo de elección (destinado en el código derogado a las obligaciones de dar cosas inciertas no fungibles), y de contar, pesar o medir
(destinado en el código derogado a las obligaciones de dar cantidades
de cosas). Es un acto jurídico (art. 259 CCyC) en el cual su otorgante
fija el individuo de la especie, concretando -en definitiva- cuál es la
cosa que deberá entregarse en cumplimiento de la obligación de dar;
y unilateral, por lo que no es necesario para su formación el concurso
de la voluntad de ía otra parte, o de ambas (en ei caso en que quien
lo otorgue sea un tercero).
b) Sujetos
Se dispone en el art. 762 del CCyC que "la elección corresponde
al deudor, excepto que lo contrario resulte de la convención de las
partes". El principio favor debitoris justifica la solución de la norma,
que faculta al deudor a practicar el acto de individualización, sin perjuicio de que las partes pacten lo contrario. Esto último incluye no
solamente que pueda ser el acreedor quien lo haga, sino también un
tercero.
En el marco del Cód. Civil, se formularon varias teorías respecto
a cuándo la elección se debe tener por hecha: 1)Cuando se envía la
cosa; 2) Cuando se separa o individualiza la cosa; 3) Cuando se hace
su tradición; 4) Con la declaración, con el solo conocimiento de la
BLlGAClONES DE GÉNERO
tra parte; 5) Con la declaración de una parte y la aceptación de la
tra (BOFFIBOGGERO,
BORDA).
Si bien en el CCyC nada se indica, razonablemente debe entenderse que si bien el acto queda perfeccionado con su sólo otorgamiento, necesariamente debe llegar a conocimiento de los interesados,
quienes podrán -eventualmentecuestionarlo. La toma de razón
torna irretractable el acto de individualización. En otras palabras:
funcional del acto jurídico.
En el art. 762 del CCyC se establece que la elección "puede ser
hecha mediante manifestación de voluntad expresa o tácita". El acto,
por ende, es no formal, corolario del principio general de libertad de
formas (art. 284 CCyC), y se prevé que la manifestación de voluntad
sea expresa (oralmente, por escrito, mediante signos inequívocos o
por la ejecución de un hecho material -art. 262 CCyC-); o tácita
(esto es, cuando de un acto que no se encuentra direccionado inequívocamente a lo que aquí interesa, pueda de todas maneras conocerse
con certidumbre la voluntad de su otorgante -art. 264 CCyC-).
e) Tiempo de la individualización. Mora e incumplimiento
Como nada se prescribe en la norma, rigen las disposiciones generales. Las partes pueden pactar un plazo (cierto o incierto), o bien
éste surgir de la naturaleza y circunstancias de la obligación, o ser
aquél indeterminado propiamente dicho (arts. 350 y SS. y 886, 887
c c y C).
La constitución en mora de quien tiene a su cargo la individualización, pues, se rige por las normas generales, debiendo advertirse
que en ambos casos deudor o acreedor revisten la calidad de sujetos
pasivos del deber de elegir (raz6n por la cual no son aplicables aquí
las normas propias del régimen de la mora del acreedor).
Constituido en mora quien tiene el deber de elegir, compartimos
la opinión de quienes sostienen que se trate del acreedor o el deudor
debe aplicarse el procedimiento previsto en el art. 906 inc. b) del
CCyC, análogo al art. 766 del Cód. Civil. En ambas normas se con-
286
FEDERICO A. OSSOLA
templa únicamente la mora del acreedor en la elección, pero también
debe ser aplicable por analogía al caso del deudor (PISARRONALLESPINOS). Así, en tales supuestos, el peticionante deberá solicitar s
emplace judicialmente a la otra parte a practicar la elección, y si no lo
Iiace, podrá ser autorizado por el juez para hacerla (S 374.d).
f) Condiciones de la cosa elegida
(i) Regla general: la "calidad media". Se dispone en el art. 762
del CCyC que "la elección debe recaer sobre cosa de calidad media".
En caso de no existir mayores especificaciones, rige el denominado
"principio de la calidad media". Esto es, no puede escogerse ni la
cosa de peor calidad, ni la mejor de todas. La solución se funda en
la buena fe. Se trata de una cuestión de hecho que, en caso de controversia, debe ser resuelta en el caso concreto. En esta problemática,
sobre todo en la práctica comercial, tienen especial incidencia los usos
y costumbres, ahora expresamente receptados en el art. lo del CCyC
como fuente del derecho.
(ii) Excepciones. Existen, empero, algunas excepciones al principio.
(ii.1) Pacto de partes. Límites. La primera es el pacto de las partes, desde que
n o nos encontramos frente a normas de derecho imperativo. Sin embargo, en el
marco de las relaciones de consumo, la cuestión presenta algunos matices interesantes, ya que podría entenderse que una cláusula que permita al proveedor
optar por la cosa de peor calidad importaría una restricción de los derechos del
consumidor, x~edadapor el art. 37 de !a !ey 24.240. Lo propio en el ámbito de las
cláusulas abusivas en los contratos por adhesión a cláusulas generales predispuestas, desde que deben tenerse por n o escritas las que importan una renuncia
o restricción a los derechos del adherente (art. 998 inc. b] del CCyC). En ambos
casos, la restricción al derecho a la calidad media sería evidente.
(ii.2) Legado de género. En el art. 2502 de1 CCyC se establece que "si fa
elección ha sido conferida expresamente al heredero o al legatario, éstos pueden
optar, respectivamerzte, por la cosa de peor o de mejor calidad. Si hay una sola
cosa en el patrimonio del testador, con ella debe cumplirse el legado".
(ii.3) Compraventa sobre muestras. En la compraventa sobre muestras, el
comprador n o puede rehusar la recepción si la cosa es de igual calidad que la
muestra (art. 1153 CCyC).
5 123. Régimen del período anterior a la individualización
Se establece en el art. 763 del CCyC que "antes de la individualización de la cosa debida, el caso fortuito n o libera al deudor. Después
287
OBLIGACIONES DE GÉNERO
de hecha la elección, se aplican las reglas sobre la obligación de dar
cosas ciertas".
a) La regla: imposibilidad de liberación, aún por caso fortuito
---
El principio que reza "el género nunca perece" queda claramente
plasmado en la norma, y la divisoria de aguas es el otorgamiento del
acto de individualización. Previo a éste, el deudor no queda eximido
del cumplimiento de la obligación, ni aún por caso fortuito, pues se entiende que por definición las cosas que integran el género son infinitas,
que por definición siempre pueden ser conseguidas.
b) Excepciones y casos especiales
Sin embargo, pueden presentarse situaciones especiales que permitan un apartamiento de la regla general.
(i) Perecimiento del género. Pese al principio señalado, el género .
puede perecer, como ocurriría en el caso en que se deje de fabricar una
determinada mercancía, o quede discontinuada. Caso en el cual "el
deudor genérico puede eximirse por imposibilidad de la prestación"
(VONTHUR),O si se extinguiera una especie animal.
(ii) Posibilidad de invocar la Teoria de la Imprevisión. Es factible
también que se presenten situaciones en las que, pese a que materialmente las cosas existan, hacerse de ellas resulte sumamente difiC U ~ ~ O SoO excesivamente oneroso. Supóngase una epidemia que produce la muerte de un sinnúmero de animales en un vasto territorio,
lo que trae aparejado para el deudor la necesidad de procurárselos
efectuando gestiones y erogaciones que razonablemente no debían
quedar comprendidas en el marco de los deberes accesorios de conducta a su cargo (arts. 747 y 1137 CCyC). En tal caso, es aplicable e1
art. 1091 del CCyC, que prevé la posibilidad de rescisión o adecuación del contrato para el supuesto de imprevisión.
E
(iii) Imposibilidad de conseguir cosas existentes. También puede
suceder que, pese a que el género nunca perece, se torne virtualmente
imposible para el deudor hacerse de la cosa debida. Por ej., si por
disposición de la autoridad se prohíbe su importación, y el elemento
no se produce en el país.
(iv) Las denominadas "obligaciones de género limitadoJ'. En el
art. 785 del CCyC, en materia de Obligaciones Alternativas, se esta-
288
,
FEDERICO A. OSSOLA
blece: "Obligaciones de género limitado. Las disposiciones de esta
Sección se aplican a las obligaciones en las que el deudor debe entregar ztna cosa incierta pero comprendida dentro de u n número de
cosas ciertas de la misma especie". En tal supuesto, se está no ante
Un2 zbligaci6n de género pura, sino más acotadz, tratándose -en
rigor de verdad- de una obligación alternativa, cuyo régimen estudiamos más adelante (S 188).
C)
Efectos de la imposibilidad de elegir
En todos los casos en que devenga imposible materialmente practicar la elección (por desaparición no imputable de las cosas, inexistencia o dificultad fáctica insuperable de obtenerlas), se estará ante
un supuesto de imposibilidad de cumplimiento por imposibilidad de
la prestación (art. 955 CCyC), por lo cual la obligación se extinguirá
sin responsabilidad del deudor.
S 124. Régimen posterior a la individualización
Una vez individualizada la cosa, ésta pasa a ser cosa cierta. Por
ello cesa el régimen transitorio de las obligaciones de género, y pasa a
Imperar e! de las cosas ciertas, según cuál sea su finalidacl (constitiiir
un derecho real o restituir cosas al dueño).
Vale destacar que aquí la posibilidad de cumplimiento mediante
equivalente (que hemos postulado para las obligaciones de dar cosas
ciertas en general) se potencia notablemente, dependiendo -por
cierto- de la situación que el caso concreto presente.
BIBLIOCRAF~A ESPECIAL DEL CAP~TULO
Ver capítulo anterior.
OBLBGAC11ONES RELATIVAS A BIENES
QUE N O SON COSAS
5 125. Una disposición novedosa
En el art. 764 del CCyC se establece: "Aplicación de normas. Las
normas de los parágrafos 2 2", 3" y 4" de esta sección se aplican, era
lo pertinente, a los casos en que la prestación debida consiste en transmitir, o poner a disposición del acreedor, u n bien que n o es cosa". La
remisión es a las reglas de las obligaciones de dar cosas ciertas o de
género. Esta norma no registra antecedentes en nuestro derecho positivo.
O,
5 126. Bienes comprendidos en estas obligaciones
En el árnbito de las relaciones jurídicas, los bienes materiales
susceptibles de un valor se llaman cosas (art. 16 CCyC), y a ellas
se encuentra destinada la regulación contenida en el régimen de las
obligaciones de dar, cuando la prestación tiene contenido económico.
Pero las cosas no son sino una de las especies de un género: los
bienes. El Diccionario de la Lengua define a los bienes como "cosas
materiales o inmateriales en cuanto objetos de derecho" (acepción 6").
Las cuestiones terminológicas en el tema que nos ocupa presentan
aristas sumamente difusas, y los conceptos (y el lenguaje que se emplea) hunden sus raíces en la filosofía, para luego proyectarse a los
más variados campos existenciales. Uno de ellos es el Derecho.
Sin perjuicio de lo expuesto, para nuestro derecho los bienes constituyen una categoría que incluye "objetos" (entendida la locución en
290
FEDERICO A. OSSOLA
sentido amplio) materiales e inmateriales, en ambos casos te,ngan o
no valor económico. En este marco, un inmueble es un objeto material con valor económico; un cadáver, un objeto material sin valor
económico; un crédito, un objeto inmaterial con valor económico (en
nada incide quc sc encuentre instrumentado); y la intimidad de la persona (y cualquier otro derecho personalísimo), un objeto inmaterial
sin valor económico per se (con independencia de que pueda generar
ganancias, pero eso es harina de otro costal).
Estas diferencias de.naturaleza, .se proyectan indudablemente en
el campo de las relaciones jurídicas, pues los intereses jurídicos que
entran a tallar son de la más variada naturaleza.
La categoría que surge del art. 764 del CCyC se orienta la solución a las obligaciones cuyo objeto es la "entrega" de bienes inrnateriales con valor económico, en tanto y en cuanto ello no esté vedado
por el ordenamiento. Es, por ej., el caso de los créditos en cuanto objeto de una obligación, que naturalmente integran el derecho de propiedad (art. 17 de la Const. Nac.) y pueden ser transferidos, por ej.,
mediante un contrato de cesión de derechos (arts. 1614 y SS. CCyC).
La mención, en el artículo en con~entario,al "acreedor", como
sujeto activo de la obligación de entregar, y. ja conducta debida como
"prestación", permiten arribar a la conclusion de que la cuestión está
emplazada en el ámbito de las obligaciones (art. 724 del CCyC).
Existen deberes jurídicos (y derechos correlativos) en los cuales la prestación carece de valor económico y, por tal razón, n o pueden quedar emplazados
en la categoría de obligación (art. 725 CCyC).
Sin embargo, siempre y cuando el acto sea válido (por ej., no pueden ser
objeto de cesión los derechos personalísimos -art. 1617 CCyC-), y con las
adaptaciones del caso, puede también extenderse en forma supletoria la solución del presente artículo para el caso en que deba entregarse un bien sin valor
económico (aun cuando -se reitera- técnicamente no hay una "obligación"),
pues existen interesantes puntos de confluencia entre algunas situaciones, sin
perjuicio de las notables diferencias que presentan.
Por citar sólo un ejemplo, no es lo mismo entregar un automóvil que donar
un órgano, o recibir un corazón de un "donante cadavérico". Pero, sin perjuicio
de los innegables contrastes que se evidencian entre tales situaciones, lo cierto es
que -en última instancia- una persona entrega "algo", y otra la recibe.
OBLIGACIONES RELATIVAS A BIENES QUE N O S O N COSAS
291
En los supuestos apuntados, existe -también en forma genérica- un deber
de conservación (piénsese en materia de donación de órganos la multiplicidad
de recaudos que deben adoptarse, y las responsabilidades en caso de incumplimiento), sin perjuicio de las particularidades de cada caso.
Tambien algunas reglas similares -a
modalidades y tiempos para la entrega.
riive: de priiicipiüs-
respcctü a las
Además, si bien -por ejemplo- es de toda evidencia que en el complejo
proceso de donación de órganos intervienen varios sujetos, lo propio también
puede ocurrir en el caso de las cosas: Hasta se emplean términos comunes, como
"donación", tanto para el contrato de los arts. 1542 y SS. CCyC (que se refiere a
cosas), como para el caso de trasplantes de órganos (ley 24.193).
La situación del cadáver también presenta casos análogos, ya que se prevé
la posibilidad de disponer de él "con fines terapéuticos, científicos, pedagógicos
o de índole similar" (art. 6 1 CCyC).
En definitiva, existe un trasfondo,común en varias cuestiones; sin perjuicio
de sus notables diferencias.
Es por tal razón que debe entenderse que, como ahora se dispone que
cuando la conducta debida consista en "transmitir" o "pone'r a disposición" un
bien que no sea cosa, en lo pertinente, y en forma supletoria, pueden aplicarse
las reglas establecidas para las obligaciones de dar.
No puede afirmarse' pues la norma en esto es clara, que únicamente se trate
de constituir un derecho real o restituir una cosa al dueño, pues existen situaciones en las que ello no acontece (el donatario de un riñón no se transforma
la locución "poner a disposición", que
en su "dueño"), y se emplea'-inclusodebe ser interpietada con amplios alcances.
BIBLIOGRAF~AESPECIAL DEL CAP~TULO
TOBIAS,José W. en ALTERINI, Jorge Horacio (dir. grai.), Código Civil y Comercial comentado. Tratado exegético.
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l. ASPECTOS GENERALES
5 128. Concepto. Autonomía de la categoría
La obligación de dar dinero (tal es su denominación correcta, y
así ha sido receptada en el CCyC) es aquélla cuya prestación consiste
en la entrega de "cierta cantidad de moneda, determinada o determinable, al momento de la constitución de la obligación" (art. 765
CCyC).
Si bien es indudable que, desde lo fenomenológico, el dinero es
la cosa fungible y divisible por excelencia, y que por tal razón podría
quedar emplazada en las obligaciones de género (antes, en el Cód.
Civil, en las de dar cantidades de cosas), lo cierto es que su particular
naturaleza y sus funciones económicas, sociales y en las relaciones de
derecho, provocan la necesidad de u n régimen especifico, diferente
al de las restantes obligaciones que tienen por objeto la entrega de
cosas. Históricamente siempre ha sido así, y su justificación es más
que evidente.
En el CCyC la categoría se encuentra regulada entre los arts. 765
y 772, en lo que constituye su "Teoría General". Innumerables son
las disposiciones y regímenes particulares en todos los ámbitos de las
relaciones jurídicas económicas, de cualquier naturaleza.
5 129. Importancia
Señala D f ~ PICAZO
z
que "aunque en términos generales, las obligaciones pueden consistir en entregar una cosa o en hacer o no hacer
2 94
FEDERICO A. OSSOLA
algo, en una economía medianamente avanzada y fundada en la división del trabajo, el dinero opera como instrumento de inrermediación
en los cambios y por consiguiente como uno de los más importantes
objetos de las posibles prestaciones que se insertan en una relación
obligatoria". Dc hccho, no cabe dudar de que se trata de la obligacióii
más utilizada a diario, y su importancia es capital.
En muchas situaciones específicamente se dispone que alguna de las obligaciones emergentes ha de consistir en entregar dinero: el precio en la compraventa (art. 1123 CCyC) y en los contratos asimilables a ella cuando hay una
contraprestación en dinero, como la cesión de derechos (art. 1614 CCyC); como
regla, la prestación alimentaria entre parientes (art. 542 CCyC); el precio en la
locación (art. 1187 CCyC); los contratos de depósito, préstamo y descuento
bancario (arts. 1390, 1408 y 1409 CCyC); el precio en el contrato de factoraje
(art. 1421 CCyC); la renta en el contrato oneroso de renta vitalicia (art. 1602
CCyC).
Hay contratos que pueden o no contener obligaciones de dar dinero, como
el mutuo (arts. 1525 y SS. CCyC).
En ciertas situaciones, sólo si se entrega dinero pueden producirse algunos
efectos, como el caso de la subrogación convencional por el deudor (art. 917
CCyC);
En los derechos reales de garantía, su monto debe estimarse en dinero
(urt. 3189 CCyC).
La obligación de resarcir el daño causado puede ser cumplida "en dinero
o en especie" (art. 1740 CCyC), aunque lo más común es que se solicite lo pri~ncro.
En materia sucesoria, si la división de los bienes es antieconómica y no
son licitados, pueden ser adjudicados a uno o vados de los copartícipes que los
acepten, compensándose en dinero las diferencias (art. 2375 CCyC);,si los lotes
de cada heredero no pueden ser de igual valor, se los debe integrar con dinero
(art. 2377 CCyC).
El pago del salario del contrato de trabajo puede ser pagado "en dinero, especie, habitación, alimentos o mediante la oportunidad de obtener beneficios o
ganancias" (ley 20.744, art. 105); y "las remuneraciones que se fijen por las convenciones colectivas deberán expresarse, en su totalidad, en dinero" (ley 20.744,
l
art. 107).
En el ámbito del derecho previsional, administrativo, y tributario, en innumerables casos se establece el pago en dinero. Lo propio en las relaciones jurídicas de obligación internacionales entre los particulares y los Estados, que
tienen un régimen mucho más complejo, en razón de la coexistencia de monedas
diferentes.
OBLIGACIONES DE DAR DINERO
6j 130. El
295
dinero. Nociones básicas
a) Moneda y dinero
Señala L L ~ M B ~que
A S"el dinero es la moneda arztorizada por e!
Estado", lo que impone deslindar ambos conceptos, que en ocasiones
son empleados como sinónimos.
La moneda es una cosa que, en razón de un "acuerdo" entre los
integrantes de una comunidad, es utilizada como medio de pago y
medida de valor de las restantes. Si bien se trata de un concepto sumamente amplio, se ha mantenido -por así decirlo- inalterado desde
los comienzos de la civilización, desde que surgieron los intercambios
económicos entre las personas.
Primero se emplearon bienes escasos (que por ende, tienen mayor valor), en
especial los metales preciosos. Con el tiempo, se fueron acuñando las primeras
monedas que fueron hechas en pequeñas porciones metálicas, lo que permitía
su fácil traslado. Se trataba, en esta primera etapa, de bienes de valor intrínseco.
Con posterioridad, y por las dificultades que presentaba el traslado y el acopio
de monedas de valor intrínseco, surgieron las "monedas de papel", que eran
documentos emitidos por poseedores de monedas, que garantizaban su entrega
a quien los presentara, efectuándose los intercambios con dichos documentos.
Finalmente, cuando se conformaron los diversos Estados, éstos se arrogaron la
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Allí surge el concepto de dinero: es una moneda que el Estado
emite, autoriza e impone "con la finalidad primordial de servir como
unidad de medida de todos los bienes, como instrumento de cambio
y como medio de pago de relaciones patrimoniales" (PIZARRONALLESPINOS).
En la Argentina, su emisión y las cuestiones atinentes a su circulación son facultad exclusiva y excluyente del Congreso de la Nación
(art. 75, incs. 6" y 11de la Const. Nac.).
Se le asigna un nombre ("Peso", ccEuro",ccReal'y,
"Dólar", "Yen",
etc.), y se pone en circulación. Por ello es que en el mundo hay muchas
monedas (en plural), y por lo general cada país emplea una moneda
en particular como "dinero", la que el propio Estado emite. Pero hay
también sistemas "bimonetaristas" (como Cuba, que emite dos monedas diferentes que coexisten); países que no emiten su propia moneda y han adoptado la emitida por otro Estado (en Panamá, además
del "Balboa" el dólar estadounidense tiene curso legal), y otras variantes.
296
FEDERICO A. OSSOLA
E n consecuencia, la moneda extranjera, puede o no ser "dinero"
e n u n país determinado; l o será c u a n d o ese país le asigne curso for-
zoso.
Come se analizará más adelante, desde la sznción misma del
Cód. Civil l a obligación e n "moneda extranjera" fue válida, a u n q u e
s u régimen m u t ó e n varias oportunidades. Es importante advertir que para que sea aplicable el régimen de las obligaciones de dar dinero o, en su caso, las de dar moneda extranjera, debe tratarse
de la obligación no hayan perdido
de monedas que al tiempo de la constitució?~
su curso, esto es, que no hayan sido privadas de sus efectos esenciales. En algunos países (Argentina, lamentablemente, lo ha experimentado) las crisis económicas o también cambios socioeconómicos importantes (en Europa sucedió
en el Euro) provocaron la abrogación de algunas monedas y su reemplazo por
otras (por ej., hoy no existen más como moneda la lira, la peseta, el franco, etc.).
Eventualmente las piezas materiales (de valor intrínseco o de papel) que
fueron moneda, dejan de tener tal condición y pasan a ser nada más que cosas
que, generalmente, tienen valor histórico o numismático.
b) Funciones e importancia del dinero
((1 Funciones económicas. Esencialmente la moneda es una medida de valor
de los restantes bienes que pueden ser mensurados económicamente (hay bienes
que no, como por ej., los derechos personalísimos) y, como consecuencia de lo
anterior, es un instrumento de cambio "que permite a quien lo dispone adquiru
otros bienes y servicios idóneos para satisfacer sus necesidades" (PIZARRONALLESPINOS). Además tiene una función de ahorro pues su atesoramiento permite
la acumulación de valores económicos. Es también un claro instrumento de
política económica de los Estados, ya que éstos imponen oscilaciones en su
valor, la cantidad en que se emite, expansión o retracción del crédito, aumento
o disminución de las tasas de interés, medidas para alentar el consumo, cuestiones salariales y de producción, etc., etc. (TRIGOREPRESAS),
y otras medidas
macroeconómicas.
(ii) Funciones jurídicas del dinero. En lo atinente específicamente a las relaciones de obligación es, específicamente, un medio de pago, esto es, de cumplimiento obligacional, sea que se trate de obligaciones que en su origen se establecieron en dinero (y que se llaman dinerarias), o cuando un valor económico
determinado debe ser luego'traducido a una suma de dinero (en el caso de las
obligaciones de valor). Toda obligación, por definición (art. 725 CCyC), tiene
valor económico y, en última instancia se "resuelve" en el pago de una suma de
d'mero.
OBLIGACIONES DE DAR DINERO
297
(iii) Su significación social,. El dinero es un vehículo que permite a las
personas lograr la satisfacción de múltiples necesidades en su devenir existen'cial, desde las más básicas (alimentación y vestido), hasta las más suntuarias.
~1 poder económico que otorga el dinero, lamentablemente (y ha sucedido en
todas las épocas) suele torcer los espíritus, perdiendo muchas veces el hombre la
conciencia del verdadero sentido de su existencia;'en otros casos, por cierto, se
produce el fenómeno inverso. Las crisis económicas que azotan recurrentemente
a los países (de mayor o menor entidad, y más o menos recurrentes), suelen
tener origen, dentro de múltiples factores causales, en políticas monetarias equivocadas, y traen aparejados no 'pocos conflictos sociales y políticos. En estos
tiempos, también tiene un fortísimo valor simbólico, pGes una moneda "fuerte"
(esto es, apreciada internacionalmente) refleja sin lugar a dudas la situación
económica del Estado que la emite.
C)
Clases de moneda
La moneda es un objeto material, que ha ido variando a través de
los tiempos. Salvo -como se verá- el caso de la moneda metálica,
las restantes cosas que se utilizan como moneda no tiene un valor
intrínseco, sino que representan un valor, en tanto y en cuanto sean
auténticas; esto es, que sean las emitidas por el Estado. Por ello, sus
falsificaciones carecen de valor.
(i)Moneda metálica. Es la que está hecha de metales (oro, plata,
cobre, etc.), y que tiene valor intrinseco, en su mismo, en razón de su
propia materialidad. Como bien se ha dicho, "el valor intrínseco corresponde al valor representativo". Única moneda de la antigüedad,
en la actualidad ha perdido importancia, siendo reemplazada por las
otras ccmonedas"que analizamos a continuación. De todas maneras
aún existen, y pese a que su circulación es escasa (casi nula, en los hechos), suelen ser utilizadas como reserva monetaria. En la Argentina,
la moneda metálica se denomina "Argentino Oro", y está regulado
por la ley 1130, que analizamos más adelante.
(ii) Moneda de papel. Es un billete (o también las piezas de metal
sin valor intrínseco, llamadas "monedas") emitido por el Estado, y
que es convertible; esto es, el Estado garantiza que cada billete tiene
su correspondiente respaldo (generalmente oro, pero también puede
ser en moneda extranjera), y se obliga a cambiarla por dicho bien a
solicitud del portador en el banco oficial. Por ende, si el valor del respaldo fluctúa, correlativamente lo hace la moneda.
(iii) Papel Moneda. Es el billete (o las "monedas") emitido por el
Estado, que es inconvertible y, por ende, su valor de cambio reposa
298
FEDERICO A. OSSOLA
esencialmente en la confianza que la comunidad deposita en el emisor.
El estado la impone como medio de pago. Tiene un valor nominal,
que es el que se le asigna al billete; y su valor de cambio depende de
múltiples factores, entre ellos "la relación existente entre la cantidad
de circulante y de depjsitos bancarios, p el conjunto de bienes y cervicios por otro. Si el dinero circulante se multiplica -por ej., por vía
de emisión monetaria descontrolada- sin un adecuado crecimiento
de los bienes y servicios que se producen, su valor se diluye y se geEs la más
nera inflación. E inversamente" (PIZARRONALLESPINOS).
empleada universalmente en la actualidad.
(iv) Desmaterialización de la moneda. Como .bien se ha dicho,
"el dinero es una 'acumulación abstracta de valory;como objeto visible, el dinero es el cuerpo con el que se cubre el valor económico,
abstraído de los objetos valiosos, en un proceso similar a un texto,
que es un acontecimiento acústico y fisiológico y, sin embargo, toda
su significación, para nosotros reside en la representación interior que
. transmite o simboliza" (SIMMEL).
En la actualidad, y cada vez con mayor asiduidad, se efectúan
pagos de obligaciones de dar dinero a través de medios electrónicos,
mediante transferencias instantáneas de sumas depositadas en una
cuenta bancaria del pagador, a una cuenta del acreedor, o "tarjetas"
que no portan dinero, pero tienen "crédito" y que son pasadas por
un lector (como el caso del transporte público de pasajeros), u otras
formas.
Incluso, muchas veces estas suiilas iluilca han sido ?~iateí.i~l;ne;zte
tenidas "en la mano del deudor", sino que permanecen depositadas
en su cuenta, que luce como un estado contable dentro de un complejísimo sistema bancario de créditos, débitos y compensaciones; pero
que siempre reposan, en última instancia, en la existencia efectiva
del valor que la suma representa, y cuya moneda material que puede
ser retirada de dichas cuentas. La ley en ciertas situaciones impone
-inclusola adopción de tales mecanismos, como el caso de la
ley 25.345, y también en varias obligaciones tributarias.
La tecnología avanza a pasos agigantados en esta temática. Por
tales razones, es conveniente deslindar ambas cuestiones: el acto jurídico del pago, que puede ser obrado mediante estos mecanismos que
desmaterializan la moneda; de la moneda en s i misma, que constituye
una realidad necesariamente subyacente para que se pueda obrar de
la manera indicada.
OBLIGACIONES DE DAR DINERO
299
(v) Las "monedas" cread& por los particulares. Monedas electrónicas.
isten, o han existido, en varios lugares del mundo (Curitiba, Japón, incluso
10s EE.UU.) personas o comunidades que por distintas necesidades (en particular, en situaciones de crisis económicas) crearon "monedas" alternativas o
~~complementarias",
que obviamente no son emitidas por el Estado, pero que
aceptadas por un número más o menos importante de miembros de una
unidad determinada. Se trata, en definitiva, de "un acuerdo dentro de una
comunidad para aceptar como medio de pago una moneda que no tiene validez
(LIETAER).Su valor surge de las más variadas maneras. Por ej., en
un "club de canje7' cada sujeto ofrece alguna cosa, o prestar un servicio; a eso.
-se le asigna un "valor", y se le entrega un "billete" con el que puede "pagar"
por algún bien o servicio prestado por otro integrante del club. Se genera, así,
riqueza, en el sentido de que las personas ponen a disposición cosas o fuerza de
trabajo, y en lugar de efectuar intercambios directos, lo hacen a través de dicha
ccmoneda",lo que favorece notablemente la generación de una mayor actividad
Si bien este tipo de intercambios se producen en universos de personas más
menos numerosos, y "cara a cara", la irrupción de internet ha provocado un
nuevo cimbronazo.
O
Desde hace muy pocos años (en 2009) han comenzado a surgir las "criptodivisas" o "criptomonedas", siendo la primera el "Bitcoin". Es un nuevo tipo
de dinero, descentralizado (no está emitido por Estado alguno), global, y que
emplea la criptogra'fía como medio para garantizar el control. Está siendo cada
-vez más utilizada en todo el miindo, inclilsn en 1- Argentina. Siip~niinl nui\rl
problemática, muy compleja, ya que los Estados pierden aquí el monopolio en
la emisión de la moneda, con todo lo que ello implica. En Bolivia, por ej., su
Banco Central emitió el 6 de mayo de 2014 la resolución 044/2014, por la que
prohibió el uso del Uitcoin y otzas criptornonedas, en su coiidicióil de autoridad
monetaria de dicho país.
En la Argentina no existe regulación alguna al respecto, y es claro que en
ningún caso se trata de "Moneda" oficialj por más que su uso sea similar; y
somos de la opinión que en principio transacciones como las aquí descriptas
(sean con monedas alternativas o criptomonedas), deberán entenderse como
contratos atípicos, en tanto y en cuanto no vulneren el orden público.
(vi) Las "cuasimo~zedas"emitidas por el Estado. En las recurrentes crisis
económicas que han azotado nuestro país, algunas Provincias emitieron
"bonos", que tenían las características gráficas de un billete, e incluso nombre
propio. Fueron empleados como moneda, e incluso se exigió a ciertos acreedores a aceptarlos (en especial grandes empresas), varios de ellos lo hicieron
voluntariamente, y hasta se habilitó la posibilidad de efectuar depósitos bancarios. Se trataba, en rigor de verdad, de títulos de deuda emitidos por el Estado,
que garantizaban el pago de una suma determinada de dinero, de acuerdo a la
reglamentación específica, a su vencimiento.
3O0
FEDERICO A. OSSOLA
d) La forma del pago en las obligaciones de las obligaciones
de dar dinero. Remisión
8
La situación recién descripta, genera reglas particulares en ciertos
casos, a la hora de determinarse la forma y las diversas modalidades
en que se cumple una obligación de dar dinero, y que analizamos más
adelante (S 305.a).
e) Curso legal y curso forzoso
Son ca&dades de la moneda de papel y el papel moneda. En el
primer caso (curso legal) la moneda está impuesta por el Estado como
medio irrecusable de pago, siendo además convertible. En tanto que el
curso forzoso confiere a la moneda t a m b i é n - la calidad de medio
irrecusable de pago, pues tiene curso legal, pero es inconvertible. En
la Argentina, entre los años 1991 y 2002 la moneda tuvo curso legal;
en la actualidad tiene curso forzoso.
f)
El valor de la moneda
(i) Valor intrínseco. Es el de las monedas metálicas, cuyo valor es
el del metal que las compone.
(ii) Valor nominal. Es el que indica el Estado en el billete, el "número" impreso en él. Los billetes no valen por su materialidad (pese
al valor í n h o del papel del que están hechos), sino por el que le es
asignado.
(iii) Valor de cambio. Es el valor real de la moneda, en función de
los bienes y servicios que pueden adquirirse con ella. Se suele denominar poder adquisitivo, y puede coincidir o no con el valor nominal.
Depende de múltiples factores económicos y sociales, y en general
tiende a ser más estable en el caso de las monedas de papel (convertibles), en tanto que la fluctuación del valor de su respaldo (oro o
divisas extranjeras) suele ser menor.
En las economías modernas, donde por lo general se emplea el
papel moneda (inconvertible), la variación del valor de cambio (que
siempre ocurre, pues nunca es absolutamente estable) trae aparejadas
diversas problemáticas (que luego analizamos) en orden a determinar
qué es lo que debe pagarse cuando ha transcurrido un lapso entre el
nacimiento de una obligación de dar dinero y el tiempo del pago. Son
dos las respuestas: el nominalismo postula que debe pagarse el valor
OBLIGACIONES DE DAR DINERO
301
expresado en números, haya o no variado el poder adquisitivo de la
moneda; el valorismo, que deben entregarse la cantidad de piezas
necesarias que representen el mismo poder de compra.
g) Caracteres jurídicos del dinero
Cuando de obligaciones de dar dinero se trata, éste asume las
siguientes características:
(i) Cosa mueble. Es siempre un objeto material, y que tiene un
valor económico, regido en consecuencia por el art. 16 del CCyC.
Con excepción de la moneda metálica, la materialidad de la moneda
tiene carácter instrumental, en el sentido de que constituye un soporte
(que podría ser, como se vio, electrónico) que en tanto y en cuanto sea
auténtico, es representativo de un valor, el que se determina según las
reglas del valor nominal o de cambio.
(ii) Fungible. Puede ser intercambiada indistintamente por piezas
de la misma especie (art. 232 CCyC). Se trata de una fungibilidad perfecta, y por tales razones no es sino hasta el momento mismo del pago
en que se produce la individualización de las piezas que se entregan
(cuando el pago es en mano, y no por medios electrónicos).
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su plenitud la regla del art. 763 del CCyC, no siendo posible la liberación por caso fortuito.
-v..
Aunque en el caso de las obligaciones de dar moneda extranjera
(si tienen carácter dinerario) podrían verificarse situaciones cercanas
al caso fortuito (como sucedió en la Argentina luego del año 2012
con el control de cambios, que dificultaba el acceso a aquélla), que
motivaron las más variadas soluciones a fin de no extinguir las obligaciones por imposibilidad de cumplimiento. Ello es consecuencia de
la especial naturaleza del dinero: ser medida de valor, no un fin en sí
mismo.
(ii.2) Identificación de los billetes. En algunos casos, al tiempo
del pago, se deja constancia del número de los billetes, lo que no
convierte a la obligación en de dar cosa cierta, pues la razón es, eventualmente, evitar la entrega de billetes falsos, para que luego puedan
ser identificados, en su caso.
Distinto sería en el caso en que previo al pago se los identificara.
¿Se trata aquí de una obligación de dar cosa cierta? Entendemos que
3 O2
FEDERICO A. OSSOLA
no, salvo que las partes expresamente así lo dejen aclarado. Lo que se
pretende es, en todo caso, asegurar la existencia del dinero y su autenticidad; y si se perdiera por caso fortuito, el deudor debería igualmente responder, salvo que claramente se haya pactado lo contrario.
(iii) Consu17zible. Pues se extingue por el "primer uso" para su
titular (art. 231 CCyC), aun cuando materialmente siga existiendo.
(iv) Divisible. El dinero, por esencia, lo es (art. 228 CCyC),
aunque la divisibilidad adquiere algunas notas especiales.
Lo divisible no es la pieza de moneda (no se puede "partir" el
billete), sino el valor que está expresado en números, y que -por
ende- puede serlo hasta el infinito, aun cuando no exista la pieza
que con exactitud represente la resultante. Por ej., si dos personas
adeudan en forma simplemente mancomunada $50,25 la ley dispone
que cada una deberá $ 25,125 aun cuando no exista una sola pieza
que represente esta suma (de hecho, en la actualidad, la mínima es de
un centavo, y casi inconseguible). De todas maneras, la bancarización
y los pagos electrónicos, permiten la absoluta exactitud de las transacciones, aun cuando se trate de sumas ínfimas.
(u) Puede tener curso legal o forzoso. Depende ello del sistema
que se adopte. Por lo general la moneda tiene curso forzoso, es inconv c ~ ~ ~ bEn
l e la
. A.rgcntinzi tuvo curs= legü! só!: en lu iigenciu Se !I
ley de Convertibilidad 23.928 (entre 1991 y 2002). En los billetes
se indicaba el valor nominal (por ej., "Un peso"), y estaba impresa
la locución ccconvertiblesde curso legal", que fue eliminada en las
emisiones posteriores, aunque los billetes anteriores no dejaron de
circular, perdiendo -de todas maneras- la calidad de convertibles.
-.-..A:
h) La moneda en la Argentina
Las recurrentes crisis políticas y económicas que azotaron a
nuestro país, con la consiguiente pérdida del poder adquisitivo de la
moneda (y, por ende, la irrelevancia de su valor nominal), provocaron
varios cambios en la moneda sin valor intrínseco utilizada, creándose
ccnuevasyy
monedas en reemplazo de las anteriores, de manera sucesiva.
(i) Moneda metálica. El "Argentino Oro". Es una moneda de valor intrínseco que actualmente sigue teniendo vigencia. Fue creada por ley 1130 del 5 de
noviembre de 1881. En su art. l ose dispone: "La Unidad Monetaria de la República Argentina, será el peso de oro o plata. El peso de oro es 1 gramo 6.129 diez
milésimos de gramo de oro, de título de 900 nzilésinzos de fino. El peso de plata
es el de 25 gramos de plata, de título de 900 milésimos de fino". En el art. So se
OBLIGACIONES DE DAR DINERO
303
establece: "las monedas de oro'y plata, aczii?adasen las condiciones de esta ley,
tendrán curso forzoso en la Nación, servirán para cancelar todo c0ntrato.u obligación, contraída dentro o fuera del país y que deba ejecutarse en el territorio
de la República, a no ser que se hubiera estipzrlado expresamente el pago en una
&se de moneda nacional".
Pero luego, por ley 1354 (del año 1883), se modificó este sistema bimetálico, disponiéndose que todos los bancos sólo estaban habilitados a emitir
billetes pagaderos en pesos nacionales oro, dejándose sin efecto la moneda de
plata.
En la actualidad ha perdido vigencia efectiva, ya que no se siguen acuñando, y por ello el cumplimiento en especie es virtualmente imposible, lo que
-en consecuencia- llevaría a concluir que para su conversión debería recurrirse al valor de mercado del oro, lo que claramente colisiona con la prohibición de actualización de deudas de dinero que se estatuyó en el año 1991 con la
ley 23.928, y sigue vigente en la actualidad (PIZARRONALLESPINOS).
De todas maneras, en algunas normas se emplea, como medida de valor
para fijar indemnizaciones (en el Código Aeronáutico y en la Ley de Navegación), lo que -como se verá más adelante- es válido, pues constituye un parámetro para la determinación de las deudas de valor (art. 772 CCyC).
(ii) Moneda sin valor intrínseco. En términos generales, en la Argentina
siempre ha existido papel moneda, salvo el período en que estuvo vigente la Ley
de Convertibilidad 23.928: 1)Hasta el año 1970 nuestra moneda fue el "peso
nlvneda iiacioiiai" creado ~alii'uiEii
por ley li3G, que uri&có la 111oriadaíexis~íaii
varias circulantes), y que fue convertible en oro hasta 1885, siéndolo nuevamente por breves períodos; 2) En 1970 se creó el "Peso Ley 18.188", equivalente
a $ 100 moneda nacional; 3) En 1983, el "Peso Argentino" (ley 22.707), equivalente a $ 10.000 de los anteriores; 4) En 1985, el "Austral" (dec. 109611985),
equivalente a 1000 pesos argentinos; 5) Por ley 23.928 del año 1991, se dispuso la convertibilidad del austral; 6) El 1' de enero del año 1992 se instituyó
el "Peso", equivalente a 10.000 Australes (dec. 212811991), manteniéndose la
convertibilidad; 7) Por ley 25.561 del año 2002 se derogó la convertibilidad del
peso, que pasó a ser moneda de curso forzoso.
Este breve racconto grafica de manera elocuente lo que ha sido la errática
historia económica argentina.
-
§ 131. La inflación y sus consecuencias en las obligaciones
de dar dinero
a) Inflación y deflación
:
(i) Noción. Señala SAMUELSON:
"entendemos por i d a c i ó n un período de aumento general de los precios, y por deflación, una fase en
3 04
FEDERICO A. OSSOLA
la que la mayoría de los precios descienden. La causa originaria de la
inflación y la deflación es la variación en el total de gastos monetarios
en relación con la abundancia de bienes ofrecidos en venta. Si el total
de poder adquisitivo que llega al mercado no encuentra una cantidad
de bienes suficierites para satisfzcerlo, los precios tenderán a subir, y,
por el contrario, cuando los gastos totales disminuyan, los precios y
la cantidad real de producción tenderán a decrecer".
Dicha "causa originaria" reconoce, a sil vez, múltiples causas que
interactúan de la más variada manera: "las políticas monetarias, fiscales y cambiarias, la credibilidad de las autoridades económicas, la
acción de empresas formadoras de precios, la puja distributiva, las
expectativas inflacionarias, las negociaciones salariales, los ciclos económicos, la demanda y la oferta de bienes, la demanda y oferta de
dinero, entre muchos otros más" (UTRERA).
Uno de los factores que
incide de manera directa es la emisión monetaria, cuando ésta sale
de los parámetros razonables en función de la existencia de bienes y
servicios.
El impacto de la inflación es doble: los bienes y servicios aumentan
de valor (pero no por razones de fluctuaciones intrinsecas de su valor
de cambio, por las razones que sea, por ej., una mayor escasez del
bien porque la materia prima se está agotando), y la moneda pierde
poder adquisitivo. Es un fenómeno inevitable, dada la particular naturaleza del dinero, cuyo valor es siempre fluctuante, aún en las eco.nomias más estables.
(ii) Efectos básicos. Agrega SAMUELSON
que la inflación tiende a
favorecer a los deudores y a los preceptores de beneficios, a expensas
de los acreedores y preceptores de rentas fijas: si una persona presta
1000 pesos a devolver en un año, y durante ese lapso los precios se
duplican, el deudor sólo tendría que devolver la mitad aproximada
del poder adquisitivo real de lo que se le había dado.
Es por demás evidente que ello priva a la moneda de su efecto
esencial, cual es ser la medida del valor de todas las cosas y su consiguiente función cancelatoria de las obligaciones. La economía se
retrae, no se celebran negocios a largo plazo, y las personas buscan
protegerse mediante el atesoramiento de bienes de valor intrínseco, o
monedas más o menos estables (en la Argentina, el dólar estadounidense), y en las contrataciones se establecen mecanismos de lo más
variados (denominados en general cláusulas de estabilización) para
paliar dicho efecto, o se contrata en moneda extranjera.
OBLIGACIONES DE DAR DINERO
3 05
En tanto que en la deflación el efeito es el opuesto: los acreedores
y preceptores de ingresos fijos tienden a ganar a expensas de los deudores y preceptores de beneficios. Si los precios bajan en el mismo
lapso, el acreedor cobra una cantidad con mayor poder adquisitivo
que la que prestó.
(iii) Clases de inflación. Como se dijo, la inflación es un fenómeno
inevitable. Los problemas varían según cuán intensa sea.
(iii.1.) ~nfl¿rciónm o d e ~ a d aEs
. la que naturalmente puede suceder,
n función de las fluctuaciones normales que toda economía experimenta. Si bien no puede indicarse una cifra exacta, SAMUELSON
-por
ej.- indica que "si la subida de los precios pudiera mantenerse a un
bajo nivel, por ej., inferior a un 5 por 100 anual, esta suave inflación
constante no habría de causarnos grandes preocupaciones". Se trata,
en definitiva, de algo inevitable y que --como contracara- impide el
estancamiento rígido de la economía, siendo incluso considerada por
algunos (siempre con límites bajos) como positiva para el desarrollo
-
-
=.
(ii) Inflación galopante e hiperinflación. Agrega el genial economista: "pero si cada aumento de precios pasa a ser la señal para
aumentar los salarios y los gastos que, a su vez, impulsarán la subida
de precios, nos encontraremos en el centro de una dañina y galopante
hiperinflación". Las fronteras son siempre difusas, pero puede señalarse que entre la inflación galopante y la hiperinflación media una
relación de grado; y en esta última, las medidas que deben ser adoptadas para detenerla son más extremas, e importan un costo social y
económico severo.
(iv) Algunos antecedentes. En Alemania, entre 1920 y 1923, los precios
aumentaron un millón de veces, con efectos nefastos para la economía y la sociedad, y con consecuencias ulteriores aún más funestas. En los Estados Unidos
también se sucedieron períodos de inflación. La Segunda Guerra Mundial produjo estragos en Europa. En base a estas experiencias es que se elaboraron y
consolidaron las distintas doctrinas e instrumentos tendientes, por una parte, a
enervar sus efectos (la cuestión sustancial), y también a determinar cómo debían
cumplirse las obligaciones de dar dinero.
Argentina también ha padecido (y sigue haciéndolo) los efectos perniciosos
de la inflación, tanto galopante como la hiperinflación. Por ej., en el año 1989
fue del 4.924% anual. Entre 1900 y 2014 han sido pocos los años en que la
inflación ha sido inferior al 10% anual. En los Estados Unidos, entre 1914 y
2014, sólo en siete años se superó el 10% anual, y por lo general no era superior
al 5%.
.
306
FEDERICO A. OSSOLA
b) La problemática a estudiar: el cumplimiento de las obligaciones
de dar dinero
No debemos perder de vista que ahora nuestro interés se centra en
cúmo dehe?¿íi¿uiíipli'í.sel ~ obligaciones
s
de dar dinero, czimdo media
un lapso entre su gestación y el cumplimiento, habáéízdose prodzicido
una variación en el poder adquisitivo de la moneda: ¿debe entregarse
la misma cantidad originariamente debida, o la que represente efectivamente su poder adquisitivo al tiempo del pago?
Por ende, y sin perjuicio de su tremenda importancia, no es motivo ahora de estudio las causas y remedios de la inflación, como
tampoco las situaciones que se presentan frente a la pérdida de poder
adquisitivo de la moneda en las operaciones que se consuman en un
solo acto.
De todas maneras, vale advertir que las reglas que se establezcan
para la cuestión que nos interesa, también pueden integrar uno de los
múltiples factores que alienten o amilanen el fenómeno inflacionario.
fi 132. Nominalismo y valorismo
Son las dos respuestas posibles a la situación recién planteada,
y la distinción surgió a partir del desarrollo del vaIorismo en el
siglo XIX, especialmente por el influjo de SAVIGNY
(MOISSET
DE ESP A N É ~ / ~ ~ ~ A R R ~ ~ A L L E ~pues
P I Ncon
O Santerioridad
),
imperaba el nominalismo.
a) Nominalismo
A la luz del principio nominalista, "cada unidad monetaria es
igual a sí misma (un pero siempre es igual a un peso). El dinero emitido por el Estado tiene el valor que éste le fija, con total prescindencia de su aptitud adquisitiva; en consecuencia, el deudor de una
suma de dinero cumplirá entregando al acreedor una cantidad igual
a la prometida, cualesquiera sean las fluctuaciones que haya sufrido
el poder adquisitivo de la moneda" (MOISSETDE ESPANÉS~IZARRO/
VALLESPINOS).
Se parte de una ficción legal, en el sentido de que se considera
que el valor de la moneda no fluctúa, pese a que ello acontezca. Las
partes conocen absolutamente a cuánto asciende la obligación de dar
OBLIGACIONES DE DAR DINERO
307
que 'la cantidad expresada es la que, finalmente, debe
corriente, la obligación de dar dinero debe cumplirse
entregando la cantidad de moneda necesaria,que represente el mismo
oder adquisitivo que el que tenía al tiempo de constituirse la obliación. Por ej., si se entregó en préstamo $ 100, y al vencimiento se
rodujouna inflación del 27%, deberán entregarse $ 127. Aquí se
rescata la esencia del dinero: es una medida de valor, no un fin en sí
mismo, y de allí que la consecuencia necesaria deba ser la postulada.
c) Bondades e inconvenientes. Los sistemas mixtos
(i) El nominalismo en el marco de una economía estable. El nominalismo es el sistema más us,ado en el mundo (se lo consagra legislativamente). Brinda seguridad, en el sentido de que los interesados
pueden conocer con precisión el contenido de la obligación; y la
adopción de regímenes valoristas alienta la especulación, todo lo cual
puede constituir un factor generador de inflación.
Cuando ia infiación (o ia defiacionj son de escasa entidad, ei
sistema puede funcionar adecuadamente, pese a las pérdidas que se
produzcan, que son menores. En algunos casos, se utilizan correctivos, como por ej., la adición de alga: ptznto porcentual en la tasa
de interés, de manera convencional o judicial, que se denomina la
"vía indirecta". Si bien ello importa una contradicción lógica (no se
permite la actualización, pero se la habilita por esta vía), en tanto la
inflación sea baja es tolerada, para evitar el riesgo que subyace en la
cuestión: si, en términos de valores, se entrega menos o más de lo que
se debe, alguna de las partes experimentará un enriquecimiento sin
causa.
(3) El valorismo como respuesta a las flzictuaciones. Sin embargo,
cuando la inflación supera los ,límites que se entiendencomo razonables, por una razón de justicia se imponen soluciones valoristas.
Nuevamente, la razón última es evitar el enriquecimiento sin causa.
Pese a su innegable justicia intrínseca, las soluciones valoristas
extremas se proyectan por lo general a la economía de una sociedad.
Se genera un espiral, un círculo vicioso, en el que varios factores inter-
308
FEDERICO A. OSSOLA
vienen en compleja interacción, en situaciones que a veces terminan
en el desquicio. En un sistema nominalista, frente a pna inflación
galopante, son los jueces quienes por lo general comienzan a abrir
las compuertas (declarando la inconstitucionalidad de las normas,
o interj?retái~dolaspara eiicoiltrar alguna salida v~lorista),
y a veces
se establecen soluciones por vía legislativa o reglamentaria. Y si los
problemas económicos subyacentes no son abordados como corresponde, las consecuencias pueden ser nefastas.
(iii) Los sistemas mixtos. En algunos países, conviven normativamente el nominalismo y el valorismo para diferentes casos específicos,
lo que genera un equilibrio (o eso se busca) que, esencialmente, permita mantener medianamente estable el valor de la moneda (siempre
fluctuante), pero efectuando ajustes en casos en los que, se entiende,
son beneficiosos para la economía en general, y generan círculos virtuosos o de crecimiento.
Por ej., en Chile impera un sistema nominalista para las transacciones corrientes. Pero si un ciudadano quiere preservar el valor de sus ahorros, y efectúa
un depósito a plazo fijo por más de tres meses, éste se indexa con el índice de
costo de vida que elabora el Banco Central de Chile (lo que protege al ahorrista
de los efectos de la inflacion). Esto evita que los ahorristas recurran al dólar (que
actualmente tiene un 2% de inflación anual aproximado, y la tasa del plazo fijo
es superior). A su vez, el Banco también debe prestar el dinero a la misma tasa
(con indexación), pero ante ia existencia be gran iiquibez (hay muchos cirpbsitos), se ven forzados a reducir dicha tasa, lo que genera una espiral económica
positiva (CONESA).
d) Breve referencia la situación en la Argentina
A rasgos muy generales, los principales lineamientos son los siguientes.
(i) El régimen del Cód. Civil. En términos generales, se postulaba
que de la letra de la ley surgía que debía entregarse la misma cantidad
de dinero que la originariamente debida.
Si bien fueron muchas las opiniones, compartimos la de quienes
afirman que ello se debía a que el Cód. ,Civil "fue elaborado teniendo
en vista la existencia de una moneda estable y no se enroló, por ende,
ni en el nominalismo imperante en la época, que Vélez - e x i m i o economista y jurista- conoció perfectamente, ni en la doctrina valorista,
que también fue conocida por el codificador a través de la obra de
SAVIGNY" (MOISSET
DE ESPANÉSB-IZARRO/VALLESPINOS).
OBLIGACIONES DE DAR DINERO
3 09
(ii) La aparición de la distinción entre obligaciones "dinerarias"
y "de valor". Sin embargo, y por la existencia de inflación, comen-
zaron a postularse ya entrado el siglo pasado soluciones propias del
valorismo, con los más variados matices, en base a la distinción entre
ob¡iga&ones "dineiaiias" y "de vafor", para algunas obligaciones de
dar dinero; y que analizamos en el siguiente.
(iii) La actualización indiscriminada de todas las deudas de dar
dinero. Sucedida la grave crisis económica de mediados de la década
de los '70 (el tristemente recordado "Rodrigazo", que produjo l-iiperinflación), finalmente la Corte Suprema (en el caso "Vieytes de
Fernández") habilitó la actualización monetaria de toda deuda de dar
dinero, con el argumento central de que la actualización no hace a la
deuda más onerosa que en su origen, sino que se limita a recomponer
valores.
(iv) La Ley de Convel-tibilidad 23.928 y sus sucesivas modificaciones. Luego de más de qi~inceaños inmersos en un sistema valorista de hecho (jamás se dictó una norma general, sin perjuicio de algunas en particular), mediante la ley 23.928 se mutó la naturaleza de
nuestra moneda (se la tornó convertible en dólares, a razón de U$S 1
= A 10.000 - luego $ l),y se consagró expresamente el sistema nonzinalista, que pudo funcionar durante algunos años sin mayores prob!e_m-s, en r z z h de! ia!sr en&!:: U:: !a avncde (eiiclada a: Utiai).
De todas maneras, permanecieron los interrogantes respecto de
las deudas de valor, con varias posiciones contrapuestas. Luego de
la sanción de la ley 25.561 (en el año 2002), se derogó la convertibilidad, pero se rna~ztuvoel nominalismo de origen legal, el que. se
replica en el CCyC (art. 765).
5 133. La distinción entre "obligaciones dinerarias" y "obligaciones
de valor"
. Debe advertirse, de entrada, que no cabe identificar a las obligaciones "dinerarias" con el nominalismo.
a) Un concepto preliminar
Surgida la distinción en los comienzos del siglo pasado, en razón
de la recurrencia del fenómeno inflacionario, se postuló que una obligación era dineraria cuando desde su misma gestación el monto de
310
FEDERICO A. OSSOLA
la suma de dinero está perfectamente determinado. Se debe dinero
al tiempo del nacimiento de la obligación (in obligatione) y se paga
dinero al tiempo del cumplimiento (in solutione), porque eso es lo
debido. Por ej., el precio en una compraventa o en un contrato de
locación (YI~ARROTVALLESPINOS).
En tanto que la obligación de valor se define como aquella en la
que cuando la obligación nace se debe un valor abstracto o una utilidad, constituido por bienes, que habrá de medirse necesariamente en
dinero al momento del pago (MOISSET
DE ESPANÉSIPIZARRONALLESPINOS). Por ende, in obligatione se debe un valor, que se concreta en
una suma de dinero determinada in solutione. Por ej., la indemnización de daños y perjuicios.
Se trata siempre de obligaciones de dar dinero, que es el género
que comprende a estas dos especies.
b) Irrelevancia de la distinción si no hay inflación
Ante la ausencia de inflación, la distinción es inocua, desde que
sea cual sea el caso, siempre el deudor estará pagando (y el acreedor
recibiendo) el mismo valor que se adeudaba. La cuestión se activa, y
de manera notable, con la inflación.
C) La situación legislativa
l
la1 distinción no surgía del Loa. Civil (se loriiluli, m ü c h ~ saños
después de su sanción), y tampoco fue explícitamente acogida, lo que
motivó un ingente esfuerzo interpretativo de la doctrina y la jurisprudencia. Como se indicó en el S anterior, la distinción se activó ante la
presencia de inflación, .y sin que el Cód. Civil tuviera un sistema nominalista o valorista. En el CCyC ambas categorías se han receptado,
con alcances precisos (art. 772 CCyC).
T i ,
d) Las diversas "variantes"
Si bien desde lo conceptual la distinción surge clara, el devenir
de las obligaciones de valor (en especial en nuestro país) ha sido de
lo más variado, y se han generado fuertes contrapuntos en orden a la
determinación precisa de su naturaleza.
.
La cuestión, como es natural, surgió a partir de la existencia de
inflación.
OBLIGACIONES DE DAR DINERO
31 1
Comenzaron a "encontrarse" supuestos en los que in obligatione
existía una indeterminación absoluta de la suma de dinero debida,
como el caso del valor de la medianería, o de otras situaciones en las
que era imposible fijar un monto inicial, siendo inevitable una operación posterior, consistente en traducir en dinero -cuantificarlo
debido. Y dicha cuantificación debía ser efectuada al valor real y actual de la prestación. Un claro ejemplo es la indemnización por daño
moral.
Sin embargo, con posterioridad, y en la razonable búsqueda de
soluciones justas (frente al fenómeno infiacionario), también se postuló que si la prestación de dar dinero -aunque determinada en el
origen- tenía una contraprestación de un valor intrínseco, se estaba
en rigor de verdad ante una obligación de valor, como en el caso de la
compraventa, en donde el "valor de referencia" era la cosa vendida.
Si la moneda había perdido poder adquisitivo, se entendía razonable
"ajustar" el quantum de la obligación de dar dinero al valor correlativo. Cada vez más, de esta manera, fueron "apareciendo" obligaciones de valor que antes no eran tales.
A su vez, según algunos, una vez operada la cuantificación, la
obligación dejaba de ser de valor, para pasar a ser dineraria; según
otros, mantenía pese a ello su naturaleza .de obligación de valor, el
que debía iinaimente concretarse ai tiempo dei pago efecttuo.
e) L2 e ! i . ~ i . ~ a c i 6(de
o h e c h ~ de
) !í! d k t i n c i 6 ~rnnr
- . !z hiper!r?fi2rlSn
en los años '70; su resurgimiento luego de la ley 23.928
A medida que el tiempo avanzó (y también las crisis económicas,
de manera creciente), cada vez más se buscaban argumentos para actualizar deudas, y - c o m o se dijo- finalmente se habilitó por vía
jurisprudencia1 (y con una fuerte incidencia de la doctrina) la actualización de todo tipo de deuda. Repárese que, en el ya citado caso "Vieytes de Fernández", se trataba del precio de un contrato de locación,
típica obligación dineraria.
Sin embargo, luego de la instauración del nominalismo por vírr
legislativa (con la ley 23.928), nuevamente la distinción se activó,
y ha ido cobrando más protagonismo en razón de las nuevas crisis
económicas que nos han azotado, con los mismos contrapuntos conceptuales recién expuestos.
312
FEDERICO A. OSSOLA
f) i f i i ~ t una
e diferencia ontológica entre ambas categorías?
Nuestra opinión
,
Si bien los autores y la jurisprudencia, de manera ingente, han
buscado desentrañar la naturaleza de la obligacija de valor frente u la
dineraria, lo cierto es que en términos generales, y salvo u n supuesto
específico, cabe afinnar que la distinción carece de bases ontológicas.
El dinero n o es u n fin en simismo, sino un instrumento que sirve
como medida de valor de los restantes bienes; y exista o no un valor
directo de referencia (lo hay en la compraventa -la cosa vendida-,
y no lo hay en un préstamo de dinero), su esencia n o varia.
Ante ello, cabría afirmar que toda obligación de dar dinero, es
a la vez de valor. Tan es así que, como se dijo, el caso emblemático
que abrió las puertas a la actualización indiscriminada LO fue en el
supuesto de una típica obligación dineraria (el precio del contrato de
locación).
En rigor de verdad, en nuestra opinión, existe u n único caso en
donde se presenta una verdadera obligación "de valor": es aquél en
el cual, al tiempo del nacimiento de la obligación n o existe manera
alguna de establecer su quantum, siendo indispensable e ineludible
una operación posterior para cuantificarla, a cuyo fin debe tomarse el
valor real y actual de la prestación en dicho momento, o en el tiempo
que dispongan las leyes. El caso emblemático es el de la indemnización por da20 moral.
Una vez cuantificada, son dos los caminos: considerar que la
obligación muta a dineraria (pues ya está determinado el monto); o
postular que no pierde su calidad de obligación de valor, con lo cual
recién al tiempo del pago se establecerá su valor definitivo. Participamos de la primera opción: entendemos que la esencia de la obligación de valor es la ausencia de la determinación de la sima de dinero
que debe pagarse, lo que desaparece cuando esto último ocurre.
g)El art. 772 del Código Civil y Comercial
Se ha acogido la posición a la que adherimos, en el art. 772 del
Cód. Civil, que reza: "Cuantificación de u n valor. Si la deuda consiste en cierto valor, el moizto resultante debe,referirse al valor real
al momento que corresponda tomar en cuenta para la evaluación de
la deuda. Puede ser expresada en una moneda sin curso legal que sea
usada habitualmente en el tráfico. Una vez que el valor es cuantificado
OBLIGACIONES DEDAR DINERO
313
dinero se aplican las disposiciones de esta Sección". Analizamos su
gimen más adelante.
h) Relaciones entre las obligaciones dinerarias y de valor
con el nominalismo y el valorismo
Todo lo hasta aquí señalado, nos lleva a advertir una cuestión de
para evitar confundir ambos criterios:
(i) Obligaciones dinerarias. Nominalismo o valorismo. En estas
obligaciones, el régimen puede ser nominalista o valorista, según lo
dispongan las leyes, o lo resuelvan los jueces.
(ii) Obligaciones de valor. Valorismo. La propia naturaleza de
esta obligación, impone la operación de cuantificación con posterioridad a su nacimiento. Por regla, el cálculo deberá efectuarse a valores
del tiempo mismo de la operación;,sin embargo, la ley puede disponer
computar un valor anterior, como.sucede en el caso de la medianería,
en donde 'su valor cumputable es "el del muro, cimientos o terreno,
según corresponda, a la fecha de la mora" (art. 2019 CCyC).
5 134. Sinopsis de la historia del régimen de las obligaciones
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Para poder comprender acabadamente el sistema actual de las
obligaciones de dar dinero, es necesario efectuar un breve repaso de
lo sucedido en nuestro país desde la sanción del Cód. Civil.
a) Primera etapa: desde la sanción del código derogado hasta
.
la Ley de Convertibilidad 23.928 (años 1877 a 1991)
La obligación de dar moneda nacional se regía por el art. 619 del Cód.
Civil. La moneda extranjera no tenía carácter dinerario y se aplicaban las disposiciones de las obligaciones de dar cantidades de cosas (art. 617 del Cód. Civil).
En los períodos en que hubo inflación, se recurrió a la fijación de intereses impuros, que consideraban la compensación del uso del dinero más el deterioro de
la moneda, y a las cláusulas de actualización monetaria cuyo uso se generalizó.
b) Segunda etapa: vigencia de la convertibilidad (años 1991 a 2002)
Con la finalidad de combatir el deterioro de la moneda que se producía
por la inflación, se dictó la ley 23.938, que consagró el sistema nominalista
.
314
FEDERICO A. OSSOLA
(art. 619, Cód. Civil; art. 7O de la ley 23.928), prohibiéndose el uso de las cláusulas de actualización monetaria.
I
Se autorizó la contratación en moneda extranjera (modificación art. 617,
Cód. Civil) disponiéndose que debían considerarse como de dar sumas de dinero. La moneda extranjera no tenía curso legal ni forzoso, pero dejó de ser una
obligación de dar cantidades de cosas, para tener idéntico régimen que las de
curso legal.
C) Tercera etapa: la emergencia económica
(años 2002 a 2075 inclusive)
Con la sanción de la ley 25.561 (y un sinnúmero de normas complementarias) se produjo una enorme mutación, derogándose el régimen de convertibilidad.
El plexo normativo básico en esta etapa se componía de: 1)Código derogado
(arts. 616-624).2)Ley23.928 (modificadaporlaley 25.561).3) Ley25.561.4) Dec.
21412002. 5) Dec. 32012002. 6) Dec. 410/2002. 7) Dec. 76212002. 8) Dec.
1242/2002.9)Ley25.713.10)Ley25.796.11)Ley25.798.12)Ley25.820.13) Ley
26.084. 14) Ley 26.103. 15) Ley 26.167. 16) Ley 26.896. Mediante esta última
se prorrogó hasta el 31 de diciembre de 2015 la vigencia de la ley 25.561.
Por vía legislativa se crearon distinciones en base dos criterios: a) la fecha
de su constitución (antes o después del 6/1/2002), y b) la naturaleza del dinero
que debe entregarse (moneda nacional o moneda extranjera). El sistema, básicamente, quedó estructurado de la siguiente manera:
(i) Obligaciones en pesos nacidas con ~nterioridndn ln ley 25.561 (del
6/1/2002). No se produjo modificación sustancial alguna. Siguió rigiendo el sistema nominalista, con prohibición de actualización de cualquier naturaleza, por
vía directa (ley 25.561, arts. 3" y 5'; arts. 7 O y 1 0 de la ley 23.928, modificados
por ley 25.561; art. 619, Cód. Civil).
(ii) Obligaciones en moneda extranjera nacidas con anterioridad n 10
ley 25.561 (del 6/1/2002). La legislación de emergencia modificó sustancialmente el régimen del Cód. Civil vigente en aquel momento. Los principales
cambios ocurrieron en esta especie.
La regla general era que se "transforman" a pesos todas las obligaciones
en moneda extranjera, existentes a la sanción de la ley 25.561, haya o no mora
del deudor.
Se disponía una conversión diferenciada, según que la obligación se encuentre o no vinculada al sistema financiero y, en el primer caso, se distinguía
entre los creditos y deudas de las entidades financieras. Se establecía, además,
(iii) .Obligaciones en pesos nacidas con posterioridad a la ley 25.561 (del
002). Continúa rigiendo el principio noniinalista ( a r ~7"
. de ia ley 23.92ii
ificado por ley 25.561, y art. 619, Cód. Civil). Se mantiene la prohibición
Obligaciones en moneda extranjera nacidas con posterioridad a la
61 (del 6/1/2002). El sistema fue sustancialmente distinto. respecto a
aciones nacidas con anterioridad a la ley 25.561. Se mantuvo in totum
el régimen legal establecido originariamente por la ley 23.928: regía el art. 617
del código derogado, según la ley 23.928 (art. 5";ley 25.561; arts. 1" y 5",dec.
21412002; art. 2O, dec. 32012002).
Se trata de obligaciones de dar dinero en las que rige el sistema nominalista.
La moneda extranjera n o tenía curso legal. N o podía ser usada como cláusula
de actualización.
En síntesis, en esta tercera etapa se mantuvo el nominalismo para las obligaciones en pesos (cualquiera sea su fecha de nacimiento), y el régimen del
art. 617 del código derogado (t.o., ley 23.928) para las obligaciones en moneda
ra nacidas con posterioridad a la ley 25.561. En estos tres casos, la ación por vía. directa se encuentra legalmente vedada.
d) El anteproyecto de Código Civil y Comercial
L2 redacción original del Anteproyecto mantenía el sistema en los términos
en que estaba vigente (nominalismo y carácter dinerario de la obligación de dar
moneda extranjera).
En el art. 7 6 5 se establecía: "Concepto. 'La obligación es de dar dinero
si el deudor debe cierta cantidad de mone'da, determinada o determinable, al
momento de constitu,ción de la obligación. Si por el acto por el que se ha constituido'la obligación, se estipuló dar moneda que n o sea de curso -legal en la
RepIíblica, la obligación debe considerarse colno de dar sumas de dinero".
El art. 766 rezaba: "Obligación del deudor. El deudor debe entregar la
cantidad correspondiente de la especie designada, tanto si la moneda tiene ccrrso
legal en la República como si n o lo tiene".
- ,.
e) Cuarta etapa: El nuevo Código Civil y Comercial (arfs. 765 y 766)
31 6
FEDERICO A. OSSOLA
En el art. 765 del CCyC se establece: "Concepto, La obligación
es de dar dinero si el deudor debe cierta cantidad de mo,neda, determinada o determinable, al momento de constitución de la obligación.
Si por el acto por el que se ha constitztido la obligación, se estipuló
dar moneda que n o sea de curso legal en la Republica, la oúligiición
debe considerarse cowzo de dar cantidades de cosas y el deudor puede
liberarse dando el equivalente en moneda de curso legal".
En el art. 766 del CCyC se dispone: "Obligación del deudor. El
deudor debe entregar la cantidad correspondiente de la especie designada ".
11. OBLIGACIONES EN M O N E D A NACIONAL
A. OBLIGACIONES DINERARIAS
§ 135. Concepto
En función de lo dispuesto en los arts. 765 y 772 del CCyC,
obligación dineraria es aquella en la que su cantidad se encuentra
determinada o es fácilmente determinable (mediante una operación
aritmética) desde ei nacimiento cie la obligación (iiz obiigarione), o
bien cuyo valor ha sido determinado mediante la operación de cuantificación prevista en el art. 772 del CCyC.
§ 136.
Régimen mominalista
El deudor debe entregar la cantidad correspondiente de la especie
designada (art. 766 CCyC); es decir, que se mantiene el sistema nominalista.
Sigue vigente la prohibición de indexar por vía directa, que
emerge claramente del art. 7O de la ley 23.928 (t.o., ley 25.561): "El
deudor de una obligación de dar una sunza determinada de pesos
cumple su obligación dando el día de su vencimiento la cantidad nominalmente expresada. En ningzín caso se admitirá actualización monetaria, indexación por precios, variación de costos o repotenciación
de deudas, cualquiera fuere su causa, haya o no' mora del deudor,
con las salvedades previstas en la presente ley. Quedan derogadas las
disposiciones legales y reglamentarias y serán inaplicables las dispo-
OBLIGACIONES DE DAR DINERO
31 7
siciones contractuales o convencionales que contmvinieren lo aquí
dispuesto ".
5 137. Las obliigaciones dinerarias ante la inflación
Se trata aquí, de manera exclusiva, del régimen del capital de la
obligación dineraria. Como puede observarse, ante el férreo nominalismo impuesto, y de cara a una economía inflacionaria que en
términos reales (al tiempo en que se escriben estas líneas) lleva varios años superando el 20% anual, cabe preguntarse qué mecanismos
pueden adoptarse para paliar los efectos de la pérdida de poder adquisitivo del dinero.
a) Tasa de inferés con componente inflacionario
Aunque más adelante tratamos la cuestión, cabe aquí señalar que
el método más usado es el de aplicar a la tasa de interés el componente inflacionario, lo que se denomina "la vía indirecta". Ello importa una contradicción lógica pues, al fin y al cabo, se hace lo que la
ley prohíbe (actualizar)'. De todas maneras, es una solución justa en
atención a la realidad subyacente, y que se encuentra unánimemente
aceptada. Los problemas no son tantos si la inflación es baja; pero
c ~ z m d e$
i g a ! ~ g m t ela~tasa de interés termina yor ser "de actualización", confundiéndose ambos conceptos (el interés es una cosa y la
actualización es otra), y distorsionándose por completo la obligación.
Este mecanismo es útil sólo si se devengan intereses (compensatorios
o por mora); cuando no los hay, las partes quedan atrapadas en el
nominalismo.
b) Declaración de inconstitucionalidad de la prohibición ¿íe indexar
Si bien es la ultima ratio, estas normas pueden eventualmente ser
declaradas inconstitucionales por los jueces con sustento en la violación del Derecho de Propiedad del acreedor, reconocido en el art. 17
de la Carta Magna. Subyace aquí el principio de enriquecimiento sin
causa, y entendemos que si bien los derechos son limitados, cuando
la restricción excede la razonabilidad, se tornan inconstitucionales
(art. 28, Const. Nac.). De todas maneras ello importaría una situación harto delicada, de fuertes repercusiones sociales y económicas.
En general, los jueces y las partes se valen de otros argumentos para
recomponer valores (más o menos valederos), sin pronunciarse sobre
la cuestión.
31 8
FEDERICO A. OSSOLA
C) Renegociación de la obligación
Nada impide que las partes acuerden una modificación de la obligación, en razón de la situación apuntada. Si bien la prohibición de
indexar es de orden. público, entendemos que si a posteriori del nacimiento de la obligación llegan a unacuerdo en tal sentido, nada lo
impide. Diferente es el caso de una cláusula contractual en tal sentido,
como lo analizamos a continuación.
d) Cláusulas prohibidas
Son de nulidad absoluta (art. 387 CCyC) todas las cláusulas y
mecanismos que permitan una actualización por vía directa de la
obligación dineraria (llamadas también cláusulas de estabilixación),
como claramente se dispone en el citado art. 7' de la ley 23.928. Se
trata de una cuestión de orden público.
Entre otras, cabe citar las siguientes (PIZARRONALLESPINOS):
1)Las de ajuste
en función de la evolución de la cotización de una moneda extranjera (como el
dólar estadounidense); 2) Las de "escala móvil", estructuradas en base a índices
estadísticos elaborados por el estado o entidades privadas (costo de vida, índice
de la construcción, etc.); 3) Las que toman en cuenta la evolución del valor de
un producto de referencia (trigo, cemento, hierro); 4) Las cláusulas de pago en
oro O en valor oro.
Nosotros agregamos que si las partes pactan al nacer la obligación que
ante un cierto desfasaje inflacionario se obligan a renegociar el contrato, bajo
pena de resolución, la cuestión deberá ser valorada con sumo cuidado, a fin de
evitar abusos por parte de un contratante frente al otro, lo que cobra. especial
relevancia en los contratos por adhesión a condiciones generales y en las relaciones de consumo.
e) La situación en la Argentina
En términos generales, la inflación en los años anteriores a 2016
ha sido superior al 20% anual; no se ha declarado la inconstitucionalidad de la prohibición de indexar; las tasas de interés contienen
componente inflacionario; y cada vez más los jueces y las partes en
sus contratos idean mecanismos que de manera solapada, y en otros
abierta, vulnera la prohibición férrea de indexar que surge de la ley.
Todo ello es tolerado y aceptado, de manera más o menos espontánea,
en razón de la existencia de una realidad económica subyacente que
la norma n o contempla. De lo contrario, la economía quedaría para-
OBLIGACIONES DE DAR DINERO
31 9
lizada, ya que nadie se obligaría volsuntariamentea plazo. La solución
definitiva a esta problemática, está, pues, fuera específicamente .de las
normas jurídicas, ya que se trata de una situación vinculada esencialmente a la economía.
B. OBLIGACIONES DE VALOR
5 138. Concepto
En el art. 772 del CCyC se dispone: "Cuantificación de u n valol:
Si la deuda consiste en cierto,valor,el monto resultante debe'referirse
al valor real al momento que corresponda tomar en cuenta para la
evaluación de la deuda. Puede ser expresada en una moneda sin curso
legal que sea usada habitualmente en el tráfico. Una vez que el valor
es cuantificado en dinero se aplican las disposiciones de esta Sección".
Como ya lo hemos señalado (L; 133), se adopta aquí una posición
definida: In obligatione no se encuentra determinado el quantum de
la obligación, lo que debe ser motivo de un proceso de evaluación
posterior, que necesariamente ha de ser previo o concomitante al
pago. Siempre, al tiempo de cumplimiento, la suma de dinero a entregarse ha de estar determinada.
En rigor de verdad lo relevante, en el sistema que el CCyC actualmente consagra, parte de una 'circunstancia de hecho irrefutable: en
ciertos casos, al momento del nacimiento de la obligación, su monto
no se encuentra liquidado (por ej., el quantum de una indemnización
por daño moral), a diferencia de lo que ocurre en otros casos donde
a6 initio ya se conoce (por ej., el precio en un contrato de locación).
Desde esta óptica, poco importa que el régimen sea nominalista o
valorista, pues de todas maneras, es indispensable en tales supuestos
realizar el proceso de cuantificación de la obligación de dar dinero,
cuya suma se encuentra inicialmente indeterminada, pero es determia través de la operación de "evaluación de la
nable -precisamentedeuda".
5 139. Casos
Son innumerables las situaciones en las que en el CCyC se prevé
la existencia de obligaciones de valor, o de situaciones en las que debe
320
FEDERICO A. OSSOLA
establecerse un valor determinado, que luego tiene directa incidencia
en los derechos de los involucrados, y que puede derivar en el nacimiento de obligaciones.
Entre otros, cabe citar los siguientes: Recompensas entre cónyuges (art. 464,
.i51,Li93, 454). Alimentos (arts. 433,434,541). Mejoras (arts. 751 y SS., 1211,
1224, 1938). Obligaciones alternativas (arts. 781, 782). Obligaciones indivisib l e ~(arts. 820,821). Obligaciones solidarias (art. 847). Restitución por extinción
del contrato (arts. 1080,1081).Imposibilidad de devolución por el consumidor
(art. 1114). Evicción (art. 1174). Retribución en las obras (art. 1263). Destrucción de la obra (art. 1268).Transporte de cosas, cálculo del daño (art. 1311).
Custodia de títulos (art. 1420). Factoraje, imposibilidad del cobro del derecho
de crédito cedido (art. 1427). Obligación aiimentaria del donatario (art. 1559).
Responsabilidad del donatario por los cargos (art. 1563). Revocación de la donación (art. i569). Incumplimiento de los cargos (art. 1570). Cesión de derecho
inexistente (art. 1629). Indemnización de daños (arts. 1738 y SS.). Transformación (art. 1957). Construcción, siembra y plantación (art. 1962). Invasión
de inmueble colindante (art. 1963). Cobro de la medianería (arts. 2014,2015,
2017, 2025). Aceptación $orzada de la herencia (art. 2295). Aceptación por
incapaces (art. 2297). Colación (arts. 2385 y SS.). Porción legítima, perecimiento
de lo donado (art. 2455).
S 140. La determinación del "valor"
Se dispone en el art. 772 del CCyC que "el monto resultante debe
referirse al valor real al momento que corresponda tomar en cuenta
para la evaluación de la deuda". Dicho momento se presenta en una
única oportunidad. Puede ser el del pago, si antes no se hizo; el juez
lo hace al dictar sentencia (por ej., en el daño moral), aunque puede
computar un momento anterior (por ej., la fecha de la realización de
una pericia que se produjo en el proceso, donde se determinó la pérdida de valor de un bien); a veces la ley indica el momento que debe
tomarse en cuenta para determinar valores (por ej., en la medianería,
art. 2019 CCyC).
S 141. Efectos de la determinación: la obligación adquiere calidad
de dineraria. El "valorismo atenuado"
En la parte final del art. 772 del CCyC se dispone que "Una vez
que el valor es cuantificado en dinero se aplican las disposiciones de
esta Sección".
OBLIGACIONES DE DAR DINERO
321
Por ende, y como lo postulam~s,la obligación deja de ser de valor
y pasa a ser dineraria. Por ello, sucedido este hecho, la naturaleza del
,+tema (nominalista o valorista) tiene directa incidencia.
En consecuencia (y contrariamente a lo que sucedía con anterioridad en ciertos casos de obligaciones de valor), una vez que ei monto
se ha determinado la obligación pasa a ser indefectiblemente dineraria, y no existe más la posibilidad de actualizarla, rigiendo en toda
su plenitud los asts. 765 y 766 del CCyC.
La solución importa una toma de posición definida sobre el concepto de obligación de valor: "una vez operada la liquidación, el objeto de la deuda se transforma en la suma de dinero resultante, y de
allí en adelante, a la inversa de lo que sucedió hasta entonces, será la
suma de dinero adeudada -sometida por ello al principio del valor
nominal- la que permanecerá idéntica a sí misma, con prescindencia
de las fluctuaciones de valor". Ello importa desechar la otra tendencia,
que postula que una obligación de valor siempre es tal y no cambia su
naturaleza ni con la sentencia, ni con la liquidación del crédito, por
lo cual puede ser liquidada tantas veces como sea necesario hasta el
momento del pago, atendiendo a las ulteriores variaciones del valor
de la moneda (TRIGOREPRESAS).
Por tales razones lo calificamos corrio valorismo atenuado, y
-entendemosresponde de manera adecuada a ia na.curale~ajuiidica de las situaciones subyacentes.
5 142. La especial situación de las prestaciones de valor periódicas
El caso emblemático es el de la deuda por alimentos, típica obligación
de valor. Se dispone en el art. 541 del CCyC que 'claprestación de alimentos
comprende lo necesario para la sztbsistencia, habitación, vestuario y asistencia
médica, correspondientes a la condición del que la recibe, en la medida de sus
necesidades y de las posibilidades económicas del alimentante. Si el alimentado
es una persona menor de edad, comprende, además, lo necesario para la educación"; el art. 542 del CCyC reza: "La prestación se cumple mediante el pago
de una renta en dinero, pero el obligado puede solicitar que se lo autorice a
solventarla de otra manera, si justifica motivos suficientes".
Si la cuota alimentaria se establece en una suma fija de dinero (no un porcentual de ingresos), {se transforma en una obligación dineraria? Entendemos
que la respuesta adecuada es postular la afirnativa pero sólo para dicha cuota,
y las posteriores que se devenguen en tanto y en cuanto no se solicite su nueva
evaluación económica. No se trata, aquí, de una "actualización" de una obligación dineraria, sino que ante cada necesidad alimentaria, ése es e1 momento en
322
FEDERICO A. OSSOLA
que debe tomarse en cuenta para "la evaluación de la deuda", en los términos
del art. 772 del CCyC. Por ende, si se incrementó el valor de lo qye hasta el período anterior se entregó, una nueva cuantificación es viable para los períodos
posteriores, sin vulnerarse la última parte del art. 772 del CCyC.
9 143. Cuantificación sólo en moneda de curso legal
Si bien en el art. 772 del CCyC se indica que el quantum de la
obligación puede ser expresado "en una m o ~ d sin
a curso legal que
sea usada habitualmente en el tráfico", lo cierto es que de cara a las
modificaciones introducidas por el Poder Ejecutivo en los arts. 765 y
766 del CCyC, tal previsión es de imposible concreción. Es que de lo
que aquí se trata es de establecer el monto de una obligación de dar
dinero, y las obligaciones de dar moneda que no sea de curso legal
en la República son obligaciones de género. En consecuencia, siempre
la evaluación de la deuda deberá ser practicada en moneda de curso
legal, aunque existen opiniones que postulan lo contrario, entendiendo que se trata de una excepción a la regla, que no compartimos.
Es ésta una de las tantas inconsecuencias de la ley motivada por
la poco prolija modificación de las normas del anteproyecto, como lo
analizamos al tratar las obligaciones en moneda extranjera ( S 160).
5 144. Los intereses en las obligaciones de valor. Remisión
Analizamos el tema en el
154.
C . LOS INTERESES
9 145. Concepto
La noción de "Interés" se genera desde la economía. SAMUELSON
dice que "el interés es el pago que se efectúa por el uso del dinero",
agregando a renglón seguido que "el tipo de interés es la cantidad de
intereses pagada por unidad de tiempo expresado en porcentaje de
la cantidad recibida en préstamo. En otras palabras, los individuos
deben pagar por la posibilidad de pedir dinero prestado. El costo de
obtener dinero en préstamo, expresado en dólares anuales por cada
dólar prestado, es el tipo de interés".
OBLIGACIONES DE DAR DINERO
323
Los intereses se expresan en porcentajes medidos por unidades
de tiempo.
Desde la óptica económica, se distingue el interés nominal del
El primero mide el rendimiento anual expresado en la moneda,
por cada unidad invertida. O sea, "ei tipo de interés sobre el dinero
en dinero". El segundo "se corrige para tener en cuenta la
inflación y se calcula restando del tipo de interés nominal la tasa de
.
inflación" (SAMUELSON)
Trasladada al plano de las relaciones jurídicas, la cuestión adquiere algunos matices propios que deben ser puestos de resalto, pues
son también causa de las perturbaciones conceptuales y las diversas y
contradictorias soluciones que se proponen, y que se pretenden zanjar
con esta nueva regulación en el CCyC.
El concepto de interés no se limita al pago del "precio" de la
liquidez, sino que se extiende a otra situación, pues en ciertos casos
constituye la indemnización que el deudor debe pagar por no cumplir
en tiempo y forma con la obligación de dar dinero.
Por ello, Busso lo ha definido claramente como el aumento que
las deudas pecuniarias devengan en forma paulatina durante un
tiempo dado, sea como precio por el uso de un dinero ajeno, o como
J-.--:---:^vet.irrln pn
de una obligaiina Iliucilirli~a~iuii
--- e! ci-~mnlimi~nto
--ción dineraria.
--y
3,-
li.,LCiAuu
S
g 146. Caracterización
Como bien se ha indicado (PI~ARRONALLE~PINOS),
los intereses
tienen los siguientes rasgos distintivos:
a) Pecuniariedad
.
Se trata de moneda, en correspondencia estricta con la obligación
de dar dinero a la que acceden.
b) Porcentualidad
Son debidos en términos de proporcionalidad a la obligación
principal (capital)y al tiempo.
324
C)
FEDERICO A. OSSOLA
Periodicidad
Se van generando a medida que el tiempo transcurreYtenunidades
de riempo previamente establecidas.
d) Accesoriedad
Constituyen una obligación accesoria a la principal (la deuda de
dar dinero), y se rige por las reglas generales de dicha figura (arts. 856
y 857 CCyC),'además de normas que resuelven sobre cuestiones específicas.
rj 147. Clases de
interés
Existen muchas clasificaciones, particularmente en materia económica. Pero en lo que2ahora interesa, las más relevantes son las siguientes.
a) Según su naturaleza
En el CCyC se ha clarificado notablemente la cuestión.
(i) Intereses compensatorios. También llamados lucrativos o retributivos,
son los intereses que se deben por el tener el capital ajeno o que debe entregarse
a otra persona, en concepto de "precio" por gozar de liquidez (art. 767 CCyC).
(ii) Intereses por mora. Son los que el deudor debe por haber ingresado el
deudor en estado moratoria. Los intereses por mora, a su vez se subdividen en
moratorias (art. 768 CCyC) y punitorios (art. 769 CCyC). Ambos pueden tener
origen legal o convencional.
b) Según su origen
(i) Voluntarios. Se trata de la obligación de pagar intereses surgida de la voluntad de las partes al otorgarse un acto jurídico, sean bilaterales (es lo común,
y se denominan también convencionales), o unilaterales (los podría estatuir el
testador en un legado).
(ii) Legales. El ordenamiento en muchísimos casos establece la existencia
de la obligación de pagar intereses. Además del caso de los intereses por mora,
se deben intereses en los siguientes casos: saldos de la cuenta del tutor por
los gastos realizados (art. 133 CCyC); el saldo deudor de la cuenta corriente
(art. 1398 CCyC); intereses en el mutuo oneroso (art. 157 CCyC); en la obliga-
S
OBLIGACIONES DE DAR DINERO
325
ción de restituir en el caso de revocación de la donación por incumplimiento de
10s cargos (art. 1570 CCyC); etc.
C)
Según el origen de la tasa de interés
Cuando la obligación de pagar intereses existe (cualquiera sea su
origen), el origen de la determinación de la tasa de interés admite las
siguientes especies:
-.
(i) Tasa legal. Es la que establece el ordenamiento para supuestos específicos. Por ej., la tasa de interés rnoratorio cuando las partes no la han fijado
(art. 768 inc. c] CCyC); o en el caso de mora en la deuda de alimentos, en donde
se devenga "una tasa de interés equivalente a la más alta que cobran los bancos
a sus clientes, según las reglamentaciones del Banco Central, a la que se adiciona
la que el juez fije según las circunstancias del caso" (art. 552 CCyC).
9.
t
i
2-5.
v.--
-
-
(ii) Tasa convencional. Es la que fijan las partes, en uso y con los límites de
la autonomía de la voluntad.
(iii) Tasa jzidicial. Es la que establecen los jueces, cuando así la ley lo ha
dispuesto, como en el caso en que no se hubiera pactado o no surja de la ley la
tasa de interés compensatorio (art. 766 CCyC).
--
=--
T
..-
S 148. Interés y tasa de interés
El interés es la obligación accesoria considerada en sí misma,
y que puede ser compensatorio o por mora. La tasa de interés es
la concreta unidad de medida en función de la unidad de tiempo, y
se expresa en porcentuales. Por ej., un veinticinco por ciento (25%)
anual. Existen varios criterios que a su vez determinan diversas clases
de tasas de interés. En lo que ahora interesa, los relevantes son:
---.u-
a) Tasa "pura"y tasa con "escoria'! Los componentes de la tasa
de interés
La tasa pura es aquella que sólo está integrada por el valor neto
del interés compensatorio, o del interés por mora, sin otro aditamento.
Por otra parte, cuando el dinero es suministrado por los denominados "intermediarios financieros" (generalmente los Bancos Comerciales, las empresas de tarjetas de crédito, etc.), el costo de contar
con el dinero por ellos facilitado se acrecienta en razón de que se
incluyen en el precio otros rubros distintos del denominado interés
puro, también denominados "escorias o resacas", y que en general
326
FEDERICO A. OSSOLA
son: a) Prima por desvalorización de la moneda (o componente
inflacionario); b) Riesgo cambiario; c) Prima por seguro de insolvencia; d) Cargas tributarias y operativas; e) Costo financiero de la
tasa bancaria (PIZARRONALLESPINOS,
LORENZETTI).
En la actualidad, el ~ a n i Central
o
de la república Argentina, en materia de
operaciones de entidades financieras, obliga a informar a los clientes el "Costo
financiero total" (CFT), al que caracteriza de la siguiente manera: "El CFT está
compuesto por la tasa do interés nominal aízzdal (TNA) y por todos aquellos
costos asociados a la operación que impliquen la retribución de u n seruicio
efectivamente prestado o u n genuino reintegro de gastos".
b ) Tasa fija y tasa variable
La primera es aquella en la que se establece un interés no fluctuante, inmodificable per se con el paso del tiempo (por ej., un 25%
anual); la tasa variable es la que experimenta fluctuaciones por diversas razones de mercado o de otra índole, como sucede con algunas
tasas bancarias (por ej., la tasa pasiva, o la de las operaciones de
descuento).
c) Tasa pasiva y tasa activa
La piii~ieraes la que los baiicos pagan ri SUS clientes pc;r !es dcpósitos; la segunda, es la que cobran por prestar dinero, que por definición es superior a la pasiva. En la diferencia, está parte del lucro de
las entidades financieras.
d) Tasa simple y compuesta
La primera es la que se va devengando de manera directa o'lineal:
al tiempo del pago, se calculan sin más los intereses por todo el período
en que se han devengado. La compuesta (o "interés compuesto") es la
resultante de la capitalización de intereses o anatocismo: pasado un
tiempo, los intereses devengados se suman al capital (se capitalizan),
y la resultante es una nueva unidad que, a su vez, genera intereses.
S 149. Intereses y actualización monetaria. La vía indirecta
a) "Interés" y "actualización monetaria"
En las relaciones jurídicas emanadas de una obligación de dar
dinero deben distinguirse ambos conceptos. Aunque pueda afirmarse
OBLlGAClDNES DE DAR DINERO
327
que la pérdida del poder adquisitivo del dinero que debe ser entregad~
al acreedor forma parte del "interés" a abonar; un largo camino
de depuración conceptual llevó finalmente a considerar que jurídicamente los intereses y la actualización monetaria son rubros ontológi~~przelztc
diz~ersos.
Nuestra Corte Suprema de Justicia tiene dicho desde hace muchos años que la actualización monetaria no aumenta la deuda, sino
ue se limita a recomponer los valores de la prestación debida. Esto
: integra la cccuenta"del capital adeudado, y no la "cuenta" de los
En consecuencia, los intereses constituyen un rubro distinto de la
actualización monetaria
en principio debieran mandarse a pagar
por cuerda separada.
La cuestión adquiere ribetes particulares en el marco de un sistema nominalista, como es el nuestro (arts. 765 y 766 CCyC), al estar
vedada la actualización por la vía directa.
b) Los intereses como vía indirecta de actualización
---Como lo hemos adelantado (S 137),las tasas de interés contienen
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bwttL.pwt*T-r*CU * r * , r r r u * u , r * . >
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Desde los comienzos de la vigencia de la convertibilidad, en el
art. 8", párr. So del dec. 52911991 (agregado por el dec. 94111991), se
dispuso que "en oportunidad de determinar el monto de 1ú co~ideiiú
en australes convertibles, el juez podrá indicar la tasa de interés que
regirá a partir del 1O de abril de 1991, de modo de mantener incólume
el contenido económico de la sentencia".
Se trata, en definitiva, de un mecanismo indirecto de actualización, mediante el incremento de las tasas de interés. Son varias las
razones que llevan a tal solución, pero la más evidente (y justificada)
es la intención de proscribir el empleo indiscriminado de los mecanismos de repotenciación de deudas, pues su utilización autónorna es
también un factor que contribuye a generar y aumentar la inflación.
La incorporación del factor inflacionario en la tasa de interés,
que es ya una costumbre generalizada, presenta una situación que
es dilemática. Por una parte, desnaturaliza el concepto jurídico de
interés, incorporando un elemento definitivamente extraño dentro de
los rubros que comprende. Se termina cayendo en una contradicción
328
FEDERICO A. OSSOLA
lógica: no se permite la actualización por vía "directa", pero se la
acepta por la denominada vía "indirecta"; con lo cual, en,los hechos,
las deudas terminan actualizándose pese a la prohibición legal.
Pero de otro costado se advierte -también con razón- que la
aplicación de un férreo nominalismo de frente a la realidad denunciada, deviene en injusta para el acreedor, que ve lesionado su Derecho de Propiedad; situación ésta que beneficia injustificadamente al
deudor que, en los hechos, terminaría pagando una deuda de menor
valor a la contraída, lo cual es inaceptable. Se produce así el resultado
menos nocivo para todos los intereses jurídicos que se encuentran
en juego: el derecho del acreedor no se perjudica notablemente, y
las tasas de interés con componente inflacionario van a la saga de la
realidad económica, perdiendo así el rol protagónico que el uso de
los instrumentos directos de actualización tienen en la generación del
fenómeno inflacionario.
Los límites entre una y otra situación los establecen los jueces: resolviendo las situaciones que les son traídas a decisión confrontando
el contexto existente al momento de la decisión, y dejando en claro
qué la fijación de intereses -por esta razón- es siempre provisoria.
Se .dispone en el art. 767 del CCyC: "Intereses cornpensatorios.
La obligación puede llevar intereses y son válidos los que se han convenido entre el deudor y el acreedor, como también la tasa fijada para
su liquidación. Si no fue acordada por las partes, ni por las leyes,'ni
resulta de los usos, la tasa de interés compensatorio puede ser fijada
por los jueces".
a) Concepto y exigibilidad
La noción de interés compensatorio o lucrativo es la que responde
a la esencia del concepto económico de interés. Es el que se paga por
tener un capital dinerario que, o no es propio (porque nos ha sido
prestado), o debe ser entregado a otra persona (porque se lo debemos
por imperio de la leyj; y ello con independencia de la existencia de
mora del deudor.
En el primer supuesto, lo dicho no se presta a mayores comentarios. Quien ha recibido de otra persona una suma de dinero, goza de
OBLiCAClONES DE DAR DINERO
329
liquidez y por ende es razonable que se le pueda exigir una contraprestación por ello, que es el interés.
En el segundo caso, la cuestión requiere algunas precisiones. En
ciertas situaciones, y aunque no exista un préstamo de dinero. una
persona puede verse obligada a entregar a otra una suma determinada y contar con un plazo para ello, debiéndose además intereses lucrativos. NO hay aquí pacto alguno que haya originado la obligación
de dar dinero, sino que la ley misma lo establece. Y aunque no haya
mora, se deben intereses que, como es lógico, son compensatorios y
de origen legal.
Como regla los intereses compensatorios no se deben, ya que se
indica en el art. 767 del CCyC que la obligación "puede" llevar intereses compensatorios. Sin embargo, existen casos en los que la ley los
establece, que ya hemos señalado.
b) La Tasa de Interés. Su morigeración
En principio, las partes están facultadas para fijar la tasa de interés
compensatorio, con los límites impuestos por la buena fe y el ejercicio
regular de los derechos. Puede surgir también de la ley, o de los usos y
costumbres; las partes, en tanto no medie una ley de orden público o
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harto improbable, desde que por lo general las disposiciones que fijan
las tasas de interés son imperativas. En caso de no verificarse alguno
de estos supuestos, los jueces deben establecerla. Si resulta excesiva,
rige lo establecido en el art. 771 del CCyC.
5 151. Intereses rnoratorios
En el art. 768 del CCyC se dispone: "Intereses moratorios. A
partir de su mora el deudor debe los intereses correspondientes. La
tasa se determina: a) por lo que acuerden las partes; b) por lo que disp'ongan las leyes especiales; c) en subsidio, por tasas que se fijen según
las reglamentaciones del Banco Central".
a) Concepto. Diferencias con el interés punitorio
Los intereses por mora pueden ser o bien moratorios, o bien punitorios. Ambos se devengan cuando el deudor ingresa en estado moratorio; esto es, por no haber cumplido en tiempo su obligación.
330
FEDERICO A. OSSOLA
Pero aún compartiendo este origen genético común, tienen una
diferencia esencial: el interés moratorio constituye e~clusi~vamente
la
indemnización por el retardo injustificado en el cztmplimiento de la
obligación dineraria; en tanto que el interés punitorio -aunque también es eso- representa algo más: tiene u n componente punitivo, de
sanción que pesa sobre el deudor por n o haber cumplido. En otras
palabras, no es exclusivamente resarcitorio.
Se trata, pues, de una divergencia ontológica: el interés punitorio
tiene una doble función, como la de toda cláusula penal. Cuando es
de origen voluntario queda emplazado dentro de esta última; aunque
también puede tener origen legal, como sucede en materia tributaria
y previsional (PIZARRONALLESPINOS).
Estas notas características, que brindan a cada uno de ,ellos una
identidad propia, debe necesariamente verse reflejada en su quantum:
ese "algo mds" tiene que traducirse en una tasa nzayor que la del moratorio.
b) Exigibilidad. Componentes que lo integran
El resarcimiento debido al acreedor que se ve privado de contar
con e1 dinero que le es debido en razón de la mora del deudor, no
debe limitarse exclusivamente a compensar su iliquidez. Ello implicaría lisa y llanamente equiparar los conceptos de interés compensatorio y moratorio, perdiendo absoluta virtualidad este último. Lo
señalado se debe aplicar aún en el caso en que no se deban intereses
coinpensatorios.
Los intereses moratorios tienen un rasgo esencial: se devengan,
ipso iure a partir de la mora, por expresa disposición legal. En efecto,
en la norma se establece que el deudor moroso debe tales intereses.
Se trata de un daño presumido iure et de iure por el ordenamiento
(art. 1744 CCyC).
'
Pero la pregunta es: ;qué daño? Es que además de compensar
al acreedor por no contar con el dinero en la mano, debe resarcir
aquello que el deudor ha perdido también por tal razón.
En este punto, la conclusión a la que generalmente se arriba es
que por no contar con el dinero, el acreedor debe salir a pedirlo prestado, por lo que SU daño -en principio- se fija en aquello que le
hubiera costado hacerse de él (la Tasa Activa). Otros opinan que el
OBLIGACIONES DE DAR DINERO
331
se debería limitar a 1; que el deudor hubiera ganado al deposi(la Tasa Pasiva);
La jurisprudencia y la doctrina, en este punto, se encuentran sumente divididas. Ello tiene su origen en la causa de las diversas
igaciones de dar dinero, que imponen soluciones que se adapten al
caso concreto, siendo las respuestas innumerables.
La Tasa de interés moratorio
Se establecen tres criterios para determinarla, en forma subsi(i) Tasa convencional. Puede ser por acuerdo de partes, lo que no
debe inducir a asimilarlos al interés punitorio. Aunque por lo general
el interés por mora emanado de acuerdo de partes es el punitorio, de
todas maneras podría pactarse una tasa de interés moratorio (que
nace por imperio de la ley), esto es, sin el plus de sanción que es de la
esencia del punitorio.
(ii) Tasa legal. Las leyes especiales también pueden fijar la tasa y,
las partes podrían establecer una diferente, en tanto y en cuanto la
norma no sea de orden público.
(iii) Tasa legal subsidiaria. Se indica en el irt. 767 del CCyC que
en subsidio es el Banco Central quien debe establecerla mediante reglamentaciones. La Comisión expresamente indica - e n los F ~ ~ n d a mentos del Anteproyecto- que no se adopta la Tasa Activa en razón
de la multiplicidad y diversidad de supuestos de hecho que pueden
presentarse.
Se innova aquí respecto a la determinación de la tasa de interés.
En el art. 622 del Cód. Civil, en defecto del pacto de las partes o de
una disposición de la ley, era el juez quien debía establecerla. Ahora,
para tal supuesto, lo hace el Banco Central de la República Argentina.
Si bien algunas voces han señalado que, en rigor de verdad, estas
reglamentaciones constituirían una pauta más para el juez, quien podría seguir fijando la tasa de interés moratorio, nos parece que la
norma es sumamente clara, y no admite otra interpretación que la
indicada.
'
Pero es verdaderamente inconveniente, y rompe con una tradición que se ha mantenido invariable, y sin objeciones. Supóngase que
332
FEDERICO A. OSSOLA
válidamente se pactó una tasa de interés compensatorio, y que la moratoria (reglamentaria) es menor; sería un'contrasentido, ya que la
mora nunca puede mejorar la situación del deudor. O que la tasa de
interés reglamentaria sea sensiblemente inferior a la inflación real,
10 que en los hechos no alcanzaría siquiera para cubrir la pérdida
de poder adquisitivo de la moneda (nada habría, en puridad de conceptos, de interés moratorio). En tales casos, y otros que distorsionen
la esencia de este interés, los jueces o bien deberán declarar la inconstitucionalidad de la norma, o bien declararla inaplicable.
Por cierto, al tiempo en que se escriben estas líneas, no se ha dictado dicha reglamentación. Ante tal vacío, la norma no tiene virtualidad, y los jueces deben fijar la tasa.
dj Supuesto de existencia de un daño distinto al interés moratorio
establecido
Podría ocurrir que el acreedor demuestre en juicio que ha sufrido
un perjuicio mayor que el derivado de la presunción legal del art. 768
del CCyC. En tal caso, sería procedente conceder la mayor indemnización al afectado por el incumplimiento, siempre y cuando -claro
está- acredite debidamente todas estas circunstancias. Constituirían
estos otros daños consecuencias mediatas derivadas del incumplimiento, que son resarcibles (arg. arts. 1727 y 1728 CCyC).
.e) Morigeración de intereses moratorios. Remisión
La cuestión se rige por lo dispuesto en el art. 771 del CCyC
(S 156).
Cj 152. ~ntere'sespunitorios
Reza el art. 769 del CCyC: "Intereses punitorios. Los intereses
punitorios convencionales se rigen por las normas que regulan la
cláusula penal ".
a) Concepto
Los intereses punitorios, como se h a señalado, no se agotan
exclusivamente en el resarcimiento del daño derivado de la mora,
sino que además tienen un componente de sanción: castigar el incum-
OBLIGACIONES DE DAR DINERO
333
plimiento. Ello debe quedar reflejado en su tasa, que necesariamente
$a de ser mayor a la del interés moratorio.
Suele existir una tendencia a señalar que el interés punitorio es el
moratorio pactado, lo cual no es del todo acertado. Es que el interés
moratorio no nace de acuerdo alguno, sino que se aplica por imperio
de la ley, pudiendo las partes únicamente pactar su tasa en ciertos
casos, y tal cual ahora expresamente se prevé en el art. 768 inc. a) del
CCyC.
Además, el interés punitorio no deriva exclusivamente de fuente
convencional.
b) Especies. Régimen
(i) Interés pztnitorio convencional (cláusula penal). Cuando su
origen es voluntario se aplican las normas de la cláusula penal, pues
se trata de una de ellas (arts. 790 y SS. CCyC).
Remitimos a Responsabilidad Civil .(S 170 y SS.), donde desarrollamos la Cláusula Penal. Debe aclararse, empero, que en el caso
de existencia de un daño distinto al interés punitorio establecido
convencionalmente, el principio de inmutabilidad relativa propio de
1a.cláusula penal en nuestro ordenamiento rige en toda su plenitud
(art. 794 del CCyC).
(ii) Interés punitorio legal. Como surge de manera implícita del
art. 769 del CCyC, existen intereses punitorios de origen legal, siendo
su esencia idéntica a los emanados de convenciones: resarcen la mora
y ademds castigan el incumplimiento. Es el caso, por ej., de los punitorios que se establecen en materia tributaria. Se rigen por su normativa específica.
C)
Morigeración de intereses punitorios. Remisión
Los intereses punitorios legales pueden ser modificados de
acuerdo a lo dispuesto en el art. 771 del CCyC (S 156).
§ 153.
Coexistencia y acumulación de los intereses compensatorios
y los intereses por mora
Es por demás evidente que ambos tipos de intereses,están destinados a situaciones jurídicas diferentes. Por tales razones, si se deben
334
FEDERICO A. OSSOLA
intereses compensatorios, y el deudor luego cae en mora, de manera
sucesiva (desde lo conceptual) se deberán ambos interesps, y por el
período que a cada uno de ellos corresponde.
Los casos en concreto pueden presentar situaciones algo oscura
en especial por lo que las partes expresamente pactan, en espe
respecto de las respectivas tasas de interés.
El punto de partida radica en postular que el interés compens
torio sólo tiene el componente que lo define; el nzoratorio tiene dos
componentes: el compewntorio (ya que el deudor sigue en poder
dinero, aunque no haya debido intereses compensatorios) y el res
torio (el daño específico derivado de la mora); y el punitorio tiene t
componentes: el compensatorio, el resarcitorio y el plus de snnció
Así las cosas, por ej., si se pactó un interés compensatorio de un
10% y un interés punitorio del "50% del compensatorio" (es muy
usual), la tasa final del interés punitorio será del 15%.
Más dificultoso será el caso en que se establezca una tasa en concreto para cada rubro, y allí habrá que escudriñar en la voluntad de
las partes, e interpretar el acto. Así, si se pactó un interés compensatorio del 10% y un punitorio de1 8%, es por demás evidente que la
tasa final es del 18%; pero en el mismo caso, si el punitorio es del
-no1
20%, dudainos que pueda aliimarse qut: la basa 5nal es uel JU 10,
salvo que las partes expresamente lo manifiesten. De todas maneras,
el juez podrá revisar la cuestión a la luz de lo dispuesto en el art. 771
de! ccyc.
1
1
fí 154. Intereses por mora en las obligaciones de valor
Puede ocurrir que la obligación se torne exigible antes de su cuantificación, lo que es común.
El ejemplo típico es el del daño moral, en donde los intereses
(que son moratorios) comienzan a correr desde que se produjo el
perjuicio (art. 1748 CCyC). También en no pocos casos de daños patrimoniales el quantum de la obligación se determina en el marco de
la producción de la prueba en el correspondiente juicio (por ejemplo,
la pérdida de valor venal de un automotor, o el costo de los arreglos,
mediante la correspondiente pericia).
En tales supuestos, el juez al dictar la sentencia cuantifica el daño
moral (y al valor que este tiene en dicho momento, por imperio de lo
ahora establecido en el art. 772 del CCyC), o bien manda a pagar la
OBLIGACIONES DE DAR DINERO
urna cuyo monto s'e estableció con anterioridad (en el caso indicado
10s daños patrimoniales).
Como los intereses deben correr desde el momento en que se
jo el perjuicio, si éstos tienen entre sus componentes escorias
onarias, en el caso de las obligaciones de valor necesariamente
se impone aplicar dos tasas diferentes: una desde que la obligación se
hizo exigible hasta que se determinó el valor de la prestación; y otra
desde este último momento hasta su pago.
La primera no debe contener escorias inflacionarias. Es que la
razón de ser de estas últimas es, precisamente, compensar (por vía
indirecta) la pérdida de poder adquisitivo de la moneda, situación
que no se presenta hasta el' momento de la cuantificación, pues el
monto de la obligación se determina de acuerdo al valor que ella
reviste en dicho instante. No hay depreciación alguna. La tasa de
interés, pues, debe ser pura, pues de lo contrario se estaría mandando
a pagar dos veces lo mismo, con el consiguiente enriquecimiento sin
causa del acreedor.
Ahora bien, una vez determinado el valor de la obligación, si es
que usualmente se manda a pagar tasas de interés moratorio que contengan escorias inflacionarias, en el caso que nos ocupa éstas deben
-- .integrar dicha tasa. Es que como se aplican lisa y llanamente las reglas
que emergen a partir dei art. 76.5 deí K y C , ya no será posi'bíe una
nueva operación de cuantificación a valores reales y actuales.
Se dispone en el art. 770 del CCyC: ccAnatocismo.No se deben
intereses de los intereses, excepto que: a) una cláusula expresa autorice la acumulación, de los intereses al capital con una'periodicidad
no inferior a seis meses; b) la obligación se demande judicialmente;
en este caso, la acumulación opera desde la fecha de la notificación
de la demanda; c) la obligación se liquide judicialmente; en este caso,
1a.capitalización se produce desde que el juez manda pagar la suma
resultante y el deudor es moroso en hacerlo; d) otras disposiciones
legales prevean la acumulación".
,
a) Concepto y caracterización
El anatocismo, que "consiste en la capitalización del interés, que
pasa también a devengar intereses" (BORDA),es una práctica que, si
336
FEDERICO A. OSSOLA
bien impuesta por las necesidades del tráfico en ciertas circunstancias,
produce el efecto de acrecentar en forma notable la deuda de dar dinero. Es que, en definitiva, el interés se convierte en capital (Busso).
Por ello "se comprende, pues, el disfavor con que esta figura ha
sido tratada por la ley. Importa en realidad, uno de los medios más
refinados de usura" (CASEAUX).
Tal es, según se ha dicho, la verdadera
causa de prohibición de su uso, esto es, "el riesgo de que constituya en
manos de los acreedores un medio para sorprender a los deudores o
para extorsionarlos con anterioridad la entrega del dinero ..." (Busso).
Se trata, en definitiva, de un mecanismo que aplicado indiscriminadamente distorsiona la deuda de dar dinero. De allí que "la capitalización de los intereses no puede ser admitida cuando su aplicación -máxime cuando se efectúa en forma permanente por lapsos
breves- lleva a una consecuencia patrimonial que equivale a un
despojo del deudor, acrecentando su obligación hasta un límite que
excede los de la moral y las buenas costumbres -arts. 953 y 1071 del
Cód. Civil-", como lo ha señalado la Corte (2012).
De todas maneras, también es válido y, en muchos casos, necesario, ya que "la propia realidad económica impone esa solución,
pues en materia bancaria rige por lo general dicho principio para
las operaciones pasivas, razón por la cual no puede aplicarse un criterio distinto para las de carácter activo. La dinámica del tráfico, el
funcionamiento del sistema financiero, los parámetros actuales para
determinar el costo del dinero y su rentabilidad, operarían como factores decisivos para admitir la validez de los pactos anticipados de
capitalización de intereses" (PI~ARROA~ALLESPINOS).
b) Regla general: improcedencia
Como consecuencia de todo lo señalado, el principio es que no
se deben intereses de los intereses, salvo los supuestos expresamente
permitidos por la ley y que, en su caso, pueden también ser objeto de
revisión si la resultante fuere excesiva o distorsiva (art. 771 CCyC).
C) Las excepciones
(i) Voluntad de las partes. Se mantiene parcialmente la solución
de la modificación operada por la ley 23.928, que había modificado
el art. 623 del Cód. Civil (antes, el pacto de partes sólo podía ser posterior al nacimiento de la obligación): el pacto puede ser anterior o
OBLIGACIONES DE DAR DINERO
337
posterior al nacimiento dela obligación. Sin embargo, se limita fuertemente el lapso de la capitalización, estableciéndose que no. puede
ser menor a seis meses, lo que constituye un notable valladar para
evitar la comisión de conductas abusivas. La prohibición es de orden
úblico y, en ccnsecuenciz, será nula y de mlidad nbsv!ü:a una cláUla que la vulnere.
(ii) Notificación de la demanda. La segunda excepción reconoce
corno antecedente el art. 569 del Cód. Comercial (relativo al mutuo
comercial), en el que se disponía: "Los intereses vencidos pueden producir intereses, por demanda judicial o por una convención especial.
En el caso de demanda, es necesario que los intereses se adeuden a lo
menos por 1 año''. En el art: 771 del Proyecto de 1998 se establecía
una solución similar, aunque con algunas diferencias: "en defecto de
convención, si se deduce una pretensión ante un tribunal, desde la
fecha de notificación de la demanda, de una medida cautelar, o del
pedido de mediación obligatoria, la que sea anterior...".
En el CCyC la solución es general: sólo existe la posibilidad de
aplicar el anatocismo desde la fecha de notificación de la demanda
(en todos los otros casos se encuentra vedado); y no es requisito que
los intereses se adeuden por algún período determinado. La norma
nos parece inconveniente, ya que acrecienta artificialmente la deuda,
sin razhn val~dernnlgi~na;máxime p ~ i e sse mantiene la excepri6n qi.1~
tratamos a continuación.
(iii) Liquidación de la deuda en un proceso judicial.
(iii.1) Funcionamiento. Dictada la sentencia, si el deudor no
cumple de manera espontánea, el acreedor está habilitado a pedir
la ejecución de sentencia, para así lograr el cumplimiento forzado.
En tal situación, las normas procesales disponen la necesidad de formular una liquidación de la deuda (que ahora podrá contener la capitalización recién estudiada). Dicha liquidación debe ser notificada
al deudor. Tal notificación, en nuestra opinión, importa de manera
implícita una exigencia de pago. Si la liquidación es aprobada (por
no haber sido observada y haberse formulado conforme a derecho, o
luego de un incidente de impugnación), y si el deudor no cumple, al
formularse la próxima liquidación, el acreedor queda habilitado a capitalizar los intereses que se han devengado hasta la primera (aunque
también puede optar por no hacerlo).
(iii.2.) La "mora" del deudor. Si bien existen algunos contrapuntos, somos de la opinión que, como el deudor ya se encuentra en
338
FEDERICO A. OSSOLA
mora (ha sido condenado por sentencia firme y no ha cumplido espontáneamente), el vocablo mora del art. 770 del CCyC debe, entenderse
como intimación, que en nuestro caso es judicial. No son necesarios
términos sacramentales, y somos de la opinión que la notificación por
Ia que se corre "vista" de la liquidación, o la de su aprobación, bastan
para hacer nacer el derecho a capitalizar en la próxima oportunidad.
(iii.3) Plazo. La ley, a diferencia del caso del pacto de partes, no
ha establecido plazos mínimos para capitalizar, lo que hubiera sido
deseable. Deberá analizarse en el caso concreto si existe una conducta
abusiva (por ej., formular liquidaciones mensualmente); y,en nuestra
opinión los jueces terminarán por aplicar de manera analogica la solución prevista para la capitalización voluntaria (permitiéndola cada
seis meses).
(iv) Disposición legal. En casos particulares las leyes establecen la posibilidad de capitalizar intereses. En el CCyC existen algunas reglas especiales: en la
Cuenta Corriente Bancaria (art. 1398)y en la Cuenta Corriente (art. 1433).Vale
advertir que en el ámbito de las Tarjetas de Crédito, se dispone en el art. 18 de la
ley 25.065 que "Independientemente de lo dispuesto por las leyes de fondo, los
intereses punitorios no serán capitalizables". La norma ha pIanteado algunas
dudas, desde que se sostiene -por una parte- que ~ ó l oestaría vedado incluir
una cláusula que permita la capitalización periódica de los intereses punitorios;
en tanto que según otros, la prohibición incluye también a la capitalización ya
en el marco de un proceso judicial (WAYAR).
5 156, Morigeración de los intereses
En una sola norma se ha compendiado esta compleja problemática. Se establece en el art. 771 del CCyC: "Facultades judiciales. Los
jaeces pueden reducir los intereses cuando la tasa fijada o el resultado
que provoque la capitalización de intereses excede, sin justificación y
desproporcionadamente, el costo medio del dinero para deudores y
operaciones similares en el lugar donde se contrajo la obligación. Los
intereses pagados en exceso se imputan a l capital y, una vez extinguido éste, pueden ser repetidos".
a) Ámbito de aplicación del art. 777 del Código Civil y Comercial.
La situación del interés punitorio
Lo dispuesto en esta norma se aplica a los intereses compensatorios (art. 767 CCyC), a los intereses moratorios (art. 768 CCyC), a
OBLIGACIONES
DE DAR DINERO
339
S punitorios legales, y al resultado de la aplicación del anatocismo,
en los casos en que la ley lo permite (art. 770 CCyC).
En otras palabras, no sólo rige para los intereses de origen convencionnl, sino ~ambibnpnm los de origen legc!, si su zlerifica el prcsztpuesto de hecho previsto eíz la norma.
Con relación a los intereses punitorios convencio~zales,deben
aplicarse las reglas específicas para la morigeración de las cláusulas
abusivas (art. 794, 2" párr., CCyC), sin perjuicio de la adecuada vinculación que corresponde establecer entre ambas normas.
b) Intereses excesivos y usura'
Como bien se advierte, en razón de la libertad para acordar intereses compensatorios, moratorios y punitorios, aparece en el horizonte la figura de la usura, de antiquísima data, y que se traduce en
intereses exorbitantes por su elevado monto, en relación con el capital que los produce, situación reñida con el ordenamiento jurídico,
la moral y las buenas costumbres. El análisis siempre debe ser global,
considerando la operación jurídica en su totalidad (por ej., si se ha
previsto la capitalización de intereses), y a la luz de los resultados
concretos que arroja su entidad económica cuando se proyecta en el
tiempo (~'I~ARRONALLESPINOS).
-
-
C)
Condiciones de aplicación del art. 777 del Código Civil y Comercial
(i) Criterio de comparación. Se establece un criterio netamente
objetivo para proceder a la readecuación de la tasa de interés que
resulta excesiva.
La comparación se efectúa con "el costo medio" del dinero en
situaciones similares a la de la obligación bajo análisis, en el lugar
donde se contrajo la obligación.
. .
Estas circunstancias son trascendentes. Por una parte, pues fluye de la
norma que la reducción, en su caso, no debe hacerse a una tasa de interés que
la ley establece en abstracto. Muy por el contrario, y como las tasas de interés
varían según el tipo de obligación y su causa (tanto fuente como final), tal diversidad torna altamente desaconsejable reducirlo a una sola tasa o a algunos
tipos predeterminados. Por la otra, y como en nuestro país, sumamente extenso,
existen en ciertos casos escenarios muy diferentes en función de disímiles contextos socioeconórnicos, es la situación del lugar en donde se contrajo la obligación la que debe ser tenido en cuenta por el juez para establecer la medida de
340
FEDERICO A. OSSOLA
la reducción. La cuestión puede presentar algunas dificultades cuando el juez
competente no es el de dicho lugar.
(ii) Desproporción y ausencia de justificación de la tasa. Además,
la distorsión debe ser desproporcionada y sin justificación, dos calidades que deben confluir.
No basta con una diferencia menor, o incluso de cierta entidad,
en tanto no supere la razonable correspondencia que debe tener la
tasa de interés en razón de su naturaleza, sus componentes y su función, a la luz de la obligación a la que accede.
La ausencia de justificación importa la inexistencia de una razón
suficiente de la tasa de interés. Piénsese, por ej., en un interés punitorio legal de un tributo que resulte algo excesivo, pero en cuyo acto
de creación expresamente se haya dispuesto que la tasa aplicada tiene
su razón de ser en el destino que se le asigne.
De todas maneras, el criterio no debe ser extremadamente rígido, ya que existen circunstancias en las que in re ipsa pueden llegar
a aparecer tales circunstancias (por ej., en las tasas de financiación
-interés compensatorio- que perciben por obligaciones derivadas
del uso de tarjetas de crédito).
d) La morigeración de cláusulas penales abusivas
En el art. 794 del CCyC se dispone: "Ejecución. Para pedir la pena, el
acreedor no está obligado a probar que ha sufrido perjuicios, ni el deudor puede
eximirse de satisfacerla, acreditando que el acreedor no sufrió perjuicio alpmo.
Los jueces pueden reducir las penas cuando su monto desproporcionado con la
gravedad de la falta que sancionan, habida cuenta del valor de las prestaciones
y demás circunstancias del caso, configuran un abusivo aprovechamiento de la
situación del deudor".
La readecuación deberá también que ser efectuada teniendo en cuenta
todas las circunstancias que rodean la obligación principal incumplida, y no
hacer tabula rasa fijándose una única tasa de interés punitorio para todos los
casos. Es que no es lo mismo incumplir un contrato de mutuo dinerario, que el
pago de expensas comunes de una unidad de propiedad horizontal, desde que
en este último caso, en razón de las cuestiones de interés general que se ven involucradas en razón del mantenimiento del edificio (por razones de seguridad), se
justifica una tasa de interés punitorio de cierta entidad.
Así las cosas, el criterio de base que puede aplicarse es el establecido en el
art. 771 del CCyC para las restantes especies de intereses, en el sentido de que
OBLIGACIONES DE DAR DINERO
e,be tomarse como
341
de partida "el costo medio para deudores y opera-
Analizamos la cuestión en Responsabilidad Ciuil
s 3.64.
(i) Invalidez. La cuestión en las tasas de interés de origen legal.
Cuando se trata de tasas de interés de origen convencional, la sanción
de la ley surge con claridad: se tratará de una nulidad parcial, ya que
la consecuencia que se prevé es la reducción de la tasa .de interés a
límites razonables. .En tanto que si la reducción de intereses opera
respecto a tasas de origen legal, nos volcamos por considerar que se
trata de un supuesto de inaplicabilidad de la norma, en razón de los
resultados concretos que ella trae'aparejada.
(ii) Orden público. Aplicabilidad de oficio. Excepciones. En el
marco de un sistema nominalista, y en f~inciónde la fuerte potenciación del Principio de Buena Fe (art. 9" CCyC) y del Ejercicio Regular
de los Derechos (art. 10 CCyC), el adecuado funcionamiento del sistema monetario es una cuestión que excede notablemente el interés
.l-l..."
u c iua
-"-*:".-l"-o"
pal
rlLuiai~a.
La cuestión se potencia en el marco de los contratos por adhesión
a condiciones generales, y en las relaciones de consumo, en particular
por lo dispuesto en el art. 37 de la ley 24.240 en su inc. a), que fulmina de nulidad las cláusulas que desnaturalicen las obligaciones a
cargo del consumidor.
Por tales razones, y si bien la cuestión demanda la mayor prudencia, el juez no sólo puede (a pedido de parte) morigerar la tasa,
cuando las consino que también debe hacerlo, de oficio (CASEAUX),
diciones previstas en la norma surgen evidentes e irrefutables, ya que
estaremos en presencia de un caso de nulidad absoluta. Hemos visto,
por ej., tasas de interés del 150% anual en el marco de una inflación
del 25% anual, lo que es in re ipsa desmesurado.
Ello ya acontece, particularmente en el ámbito de los juicios por
cobro de pesos (pagarés, tarjetas de crédito, créditos personales, etc.)
que en su gran mayoría se sustancian en rebeldía del demandado, y
en donde se presentan tasas de interés.
3 42
FEDERICO A. OSSOLA
Así como en el caso de una cláusula penal los jueces de oficio
las morigeran, lo dispuesto en el art. 771 del CCyC (aplicable a los
restantes supuestos en los que existe la obligación de pagar intereses)
permite intervenir al juzgador para garantizar no sólo la concreción
de los Piii~cipiosantes señaladv, sino tainbién para evitar e! c r ~ i q a e cimiento sin causa del acreedor; cuestión que, de resultar evidente,
jamás puede ser avalada por un decisorio judicial.
De todas maneras, si el demandado comparece y no cuestiona la
tasa de interés, en nuestra opinión los jueces tienen allí vedado intervenir de oficio.
(iii) Consecuencias. Reducida la tasa de interés, si previamente
se había efectuado algún pago, la ley reimputa lo entregado a capital. Como subyace en la cuestión el principio de enriquecimiento
sin causa por el pago indebido (A. A L T E R I N I / A M E A ~ CABANA),
~~PEZ
si de la operación resulta que el capital se extinguió, nace una acción
de repetición para el solvens.
f) iPuede modificarse una tasa de interés mandada a pagar
por una resolución judicial que se encuentra firme?
Debe entenderse que, cuando contiene escorias inflacionarias, si bien la resolución que fija los intereses tiene autoridad de cosa juzgada, su cuanriñcación
se puede modificar a posteriori.
Ello es así, por la función que cumplen los intereses en la actualidad, y
en definitiva, la modificación de la tasa de interés no afecta la cosa juzgada,
debiendo entenderse provisional, y -por ende- permite ello a los jueces adecuarlos a las condiciones económicas imperantes, si es que se han producido
mutaciones de importancia.
Se trata de factores que no permanecen estáticos, y que de alterarse, modifican las bases que se tuvieron en cuenta para fijarlos. Mantener incólume la
tasa podría generar un enriquecimiento sin causa para cualquiera de las dos
partes: para el deudor, si es que el costo del dinero ha aumentado, porque en los
hechos pagaría menos de lo que debe; para el acreedor, si ha disminuido, ya que
estaría incorporando a su patrimonio más de lo que se le adeuda.
Cabe señalar que en caso de ser procedente, la modificación de los intereses
establecidos debe operar desde el momento en.que ello fue solicitado. Es que,
previo a dicho momento, si el interesado nada solicitó al respecto, debe entenderse que la tasa de interés vigente no afectaba a su derecho de propiedad.
OBLIGACIONES DE DAR DINERO
343
157. Cumplimiento de la obligación de dar dinero. Extinción
dé los intereses
Los intereses (cualquiera sea su clase) constituyen un accesorio
apital (art. 270 CCyC), y de ello se derivan varias situaciones y
os:
a) Para que haya pago deben incluirse los intereses
Como consecuencia de la accesoriedad, "si la obligació?~es de dar
una suma de dinero con intereses, el pago sólo es íntegro si incluye el
capital más los intereses" (art. 870 CCyC). En el ámbito del pago por
consignación, la solución es similar (art. 910 inc. b] CCyC).
b) En la imputación del pago
En relación a las reglas de imputación del pago (que suponen un
pago insuficiente de la deuda), cabe indicar que si imputa el deudor,
éste no puede hacerlo primero al capital y dejar insolutos los intereses, salvo que el acreedor lo consienta (art. 900 CCyC).
-
-
-- --
-.
Además, el "pago a cuenta" de capital e intereses, si no se especica en concreto a qué rubros se refiere, debe imputarse en prime; término a estos últimos ,(art.903 CCyC), lo que no es sino consecuencia
del principio de accesoriedad. Por cierto que la solución es inversa,
como se indica en la misma norma, si el acreedor da recibo por cuenta
C)Extinción
La extinción de la obligación principal por cualquier causa,
arrastra a los intereses por su carácter accesorio (art. 856 CCyC).
En el ámbito del pago existe un juego de presunciones en general,
que es aplicable a los intereses: si el acreedor otorga recibo por el
principal (el capital, en nuestro caso) sin los accesorios del crédito
(los intereses), y. no se hace reserva, tales accesorios quedan extinguidos (art. 899 inc. c] CCyC); en el inc. d) de la misma norma se dispone que si se debe daño moratorio (intereses moratorios, en nuestro
caso), y al recibir el pago el acreedor no hace reserva a su respecto,
la deuda por ese daño está extinguida. Esta presunción -como se
3 44
FEDERICO A. OSSOLA
indica en la misma norma- admite prueba en contrario, la que estará
a cargo del acreedor.
,
Los intereses, también, pueden ser renunciados (art. 944 CCyC),
lo que tambiéil es frecuente.
111. OBLIGACIONES EN MONEDA EXTRANJERA
9 158.
U n nuevo y complejo sistema
a) Los diversos regimenes sucesivos en nuestro ordenamiento
Como lo, señalamos más arriba ( S 134), las obligaciones de dar
moneda extranjera han experimentado importantes variaciones en su
régimen legal: en primer término, fueron consideradas obligaciones
de dar cantidades de cosas; con la sanción' de la Ley de Convertibilidad 23.928, pasaron a tener el régimen de las obligaciones de dar dinero (aunque la moneda extranjera no tenía -ni tiene- curso legal);
luego, con la ley 25.561 del año 2002 se produjo una abrupta modificación en las generadas antes del 6 de enero de ese año, pero se mantuvo para las nacidas luego de esa fecha el régimen de la ley 23.928;
finalmente, el CCyC lo modifica nuevamente.
b) El Anteproyecto del Código Civil y Comercial
En el Anteproyecto, se había previsto mantener el régimen de la
ley 23.928, consagrado en el art. 617 del Cód. Civil, cuyo rasgo medular es el carácter dinerario de la obligación de dar moneda extranjera, y las consecuencias que de ello se derivan: que pueda ser puesta
como precio en los contratos que lo requieren; y que se devenguen
@so iure los intereses moratorios. Además, toda una serie de normas
en el ámbito de los contratos, de manera armónica, consagraban soluciones específicas para el caso de estas obligaciones.
C) Las modificaciones del Poder Ejecutivo Nacional
El PEN, que tenía la iniciativa legislativa, modificó los dos artículos centrales sobre la cuestión: 765 y 766, que quedaron redactados
en los siguientes términos: "Concepto. La obligación es de dar dinero
si el deudor debe cierta cantidad de moneda, determinada o determinable, al momento de constitución de la obligación. Si por el acto
OBLIGACIONES DE DAR DINERO
345
or el que se ha constituidola obligación, se estipuló dar moneda que
ea de curso legal en la República, la obligación debe considerarse
o de dar cantidades de cosas y el deudor puede liberarse dando el
equivalente en moneda de curso legal" (art. 765 CCyC); "Obligación
del derddór. El deudor debe entregar la cantidad correspondiente de la
especie designada" (art. 766 CCyC).
Las razones son más que evidentes: se pretendió, por vía legislativa, desalentar la contratación en moneda extranjera. Cuestión que, si bien loable desde
la óptica económica (pues es de toda lógica que cada país emplee su propia moa a nivel interno), choca con una seria cuestión cultural: nuestra mente está
rizada, por la desconfianza en nuestra propia moneda, que al tiempo de la'
sanción del CCyC no pasaba por uno de sus mejores momentos.
Por otra parte, la sola modificación de esos dos artículos, y el mantenimiento de las normas especiales, produce una enorme distorsión, por la existencia de soluciones en apariencia contradictorias, que provocan la necesidad de
un ingente esfuerzo hermenéutico para,poder dar respuestas coherentes a algo
que, desde el vamos, se presenta como lo contrario.
La pauta básica para ello está, precisamente, en el art. 2' del
CCyC: "La ley debe ser interpretada teniendo en cuenta sus palabras,
sus finalidades, las leyes análogas, las disposiciones que surgen de los
tratados sobre derechos humanos, los principios y los valores jurídicos,
de modo coherente con todo el ordenamiento".
-. .-
--
9 159. Naturaleza jurídica de la moneda extranjera y de la obligación
de darla en el Código Civil y Comercial
La moneda extranjera no tiene carácter dinerario, como lo preveía la ley de Convertibilidad 23.928. Por el contrario, es una cosa no
dineraria y por lo tanto si la obligación se pacta en moneda extranjera, es considerada como de "dar cantidades de cosas".
Aquí yace un error: las obligaciones de dar cantidades de cosas
han sido subsumidas con las obligaciones de género, desapareciendo
la categoría autónoma del Cód. Civil. Debe entenderse, entonces, que
la remisión es a estas últimas, que se encuentran reguladas tres artículos atrás (arts. 762 y 763 CCyC).
La obligación en moneda extranjera no está prohibida, como
ocurre en otros países, sino que, por el contrario, puede ser usada y
así lo prevé el CCyC en numerosos supuestos, como en los contratos
bancarios.
5 160. Caracterización del régimen "general"
De la sola lectura del art. 765 del CCyC, y sin considerar múltiples
situaciones particulares en las que se establecen soluciones diferentes
(y coherentes con el texto oiiginai-io del art. 765, en el anteproyecto),
los rasgos del sistema son los siguientes:
a) No se trata de una obligación de dar dinero, sino de género
En efecto, la locución "debe considerarse" debe entenderse en el
sentido de que se le asigna la calidad de obligación de género (pese a
la defectuosa redacción de la norma).
b) No podría ser puesta como "precio" en un contrato ni constituirse
derechos reales de garantía
Ello pues el precio sólo puede ser puesto en dinero, y la moneda
extranjera no lo es. Además, al constituirse un derecho real de garantía, "el monto de la garantía o gravamen debe estimarse en dinero" (art. 2189 CCyC). Sin embargo, como analizamos al describir
los casos particulares, la cuestión dista de ser así.
c) No estarían sujetas al régimen de los intereses
Ello pues los intereses son p~opiosde las obligaciones de dar dinero. La consecuencia más importante es que no podrían devengarse
intereses moratorios. Pero en algunas situaciones los intereses se devengan, como se verá.
d) E/ deudor puede pagar en moneda de curso legal
'
Si bien el principio de identidad (art. 868 CCyC) impondría el
pago en la misma especie, la norma habilita el pago en moneda de
curso legal.
(i) El art. 766 del Código Civil y Comercial. La aparente contradicción del art. 766 del CCyC (en el que se dispone que debe entregarse la especie designada) con el art. 765 CCyC en lo que respecta a
la moneda extranjera (se habilita el pago en moneda de curso legal),
puede ser zanjada de la siguiente manera: el art. 766 del CCyC debe
entenderse aplicable sólo a las obligaciones de dar dinero (la moneda
OBLIGACIO~ESDE DAR DINERO
347
extranjera no lo es), y la locución "especie" debe ser interpretada
como referencia al Peso o al Argentino Oro, que son las dos monedas
vigentes. Va de suyo que la segunda opción, si bien teóricamente
viable, en los hechos es casi impracticable.
(ii) Lc! opción del deudor. Conforme con el nu&o régimen, la
regla es que el deudor tiene la opción de liberarse dando el equivalente en moneda de curso legal. La opción por el equivalente no la
transforma en una obligación facultativa, porque no hay una prestación priycipal y otra accesoria (art. 786 CCyC). No se indica el tipo
de cambio, pero en principio debería entenderse que es el oficial, salvo
pacto en contrario, en tanto se trate de un tipo de cambio permitido.
e) El régimen no es de orden público. Puede ser modificado
por actos voluntarios
Como se expone en el siguiente, son tantas las excepciones de
origen legal que establecen soluciones de carácter dinerario para estas
obligaciones, en el marco de los contratos, que queda claro que la
norma residual del art. 765 del CCyC no resulta de orden público
pues, si ése hubiera sido el objetivo de política monetaria, mal podría
haber adoptado el mismo legislador un criterio diverso para con las
obligaciones en moneda extranjera pactadas en los diferentes contratos nominados que canalizan habitualmente la dinámica de los negocios vinculados al crédito monetario.
-
En c~nsecuencia,d a d que
~ el zrt. 765 no resulta una norma h p e rativa, no habría inconvenientes en que las partes, en uso de la autonomía de la voluntad (arts. 958 y 962 CCyC) pacten que el deudor
debe entregar la cantidad correspondiente de la especie designada.
Como bien se ha indicado, la posibilidad de pagar en moneda de
curso legal no está impuesta de manera indefectible (se dice que el
deudor puede liberarse), y aquí entra a jugar como norma primera el
art. 962 del CCyC que en materia contractual dispone: "las normas
legales relativas a los contratos son supletorias de la voluntad de las
partes, a menos que de su modo de expresión, de su contenido, o de
su contexto, resulte su carácter indisponible". Así las cosas, no sólo la
conclusión surge del modo de expresión y del contenido de múltiples
normas: el contexto normativo "acredita que para el sistema jurídico
y económico reglado por el Código Civil y Comercial de la Nación
la cancelación de obligaciones dinerarias con moneda de curso legal
no afecta al orden público interno. A ello se añade que un pacto en
348
FEDERICO A. OSSOLA
contrario a la opción de cancelar la deuda en moneda extranjera por
el equivalente en moneda de curso legal, podría concluirse por múltiples medios" (AZAR).
f) La moneda extranjera no puede ser utilizada como un mecanismo
de actualización
En este caso, las partes utilizan la divisa extranjera como moneda
de cuenta, es decir, para contar, para medir el objeto de la obligación
cuando la moneda nacional se devalúa.
Se trata de una cláusula de actualización prohibida por la legislación vigente. Lo que está prohibido son las cláusulas de actualización monetaria, indexación por precios, variación de costos o repotenciación de deudas, cualquiera fuere su causa, haya o no mora del
deudor", conforme a los arts. 7" y 8" de la ley 23.928 y la ley 25.561.
Como no está prohibida la obligación de dar sumas de dinero en
moneda extranjera, bastaría que se pacte en esa moneda para dar a
la moneda extranjera una función estabilidad monetaria. Está prohibida la cláusula (por ej., que se entregará la cantidad de pesos equivalente a tantos dólares), pero no que sea objeto de la obligación.
Como ya lo hemos señalado (S 143)la especial naturaleza y función de las obligaciones de valor, torna inaplicable la norma que permite su cuantificación en moneda extranjera (producto, también, de
la sola modificación de los arts. 765 y 766 del CCyC respecto al Anteproyecto). Es por demás evidente que si la tarea corresponde a los
jueces, sólo puede hacerse en moneda de curso legal; pero si las partes
lo hicieran, en nuestra opinión ello encubriría una cláusula de actualización con referencia a una moneda extranjera, que sigue vedada.
5
161. Las excepciones
Existen multiplicidad de supuestos previstos en el mismo Cód.
Civil, y también en otras normativas, en donde derechamente no sólo
se le asigna carácter dinerario a la moneda extranjera (se la pone
como precio y devenga intereses), sino que además se establece el
pago en la misma especie; lo que genera perplejidad, pues la anti-
.
.
OBLICACIONÉS DE DAR DINERO
mis es palmaria. Lo propio puede suceder también de la voluntad
La mejor interpretación es postular que estos supuestos tienen
idad de excepcionales y que, por ende, se rigen por sus propias
mas, derogándose ia regla general del art. 765 del CCyC; pues
o contrario derechamente importaría la lisa y llana prohibición de
ligarse en moneda extranjera, lo que -como se vio- no se ha
Sta hermenéutica es la única posible dentro del sistema de1 CCyC,
que obliga a una interpretación coherente (art. 2 O CCyC).
a) Depósito irregular
En el contrato de depósito irregular, el banco depositario tiene la obligación
de devolverlo " e n la misma especie" (art. 1390 CCyC). N o se ha eliminado la
posibilidad de realizarlos e n moneda extranjera.
b) Préstamo bancario
--.
En el art. 1408 del CCyC se dispone: "El préstamo bancario es el contrato
por el cual el banco se compromete a entregar una suma de dinero obligándose
el prestarario a 5u ~ ~ U U I U C ~yÚUI
B pügü d e :OS iiiiereses e i i ú
: íiiüii~düd; !o
misma especie, conforíne con lo pactado". Puede observarse que n o sólo se trata
de la misma especie de moneda, sino también de sus intereses.
c) Descuento bancario
--- -
"El contrato de descuento bancario obliga al titular de un crédito contra
terceros a cederlo a u n banco, y a éste a anticiparle el importe del crédito, en la
moneda de la misma especie, conforme con lo pactado" (art. 1409 CCyC).
d) Apertura de crédito bancario
"En la apertura de crédito, el banco se obliga, a cambio de una remuneración en la moneda de la misma especie de la obligación principal, conforme
con lo pactado, a mantener a disposición de otra persona u n crédito de dinero, dentro del límite acordado y por u n tiempo fijo o indeterminado; si no se
expresa la duración de la disponibilidad, se considera de plazo indeterminado
(an. 1410 CCyC).
352
FEDERICO A. OSSOLA
tivó planteos de todo tipo de los deudores, que pretendían liberarse entregando
moneda de curso legal. En nuestra opinión, sólo sería viable admitir una pretensión de tal tenor en el caso en que el deudor acreditara la efectiva irriposibilidad
de hacerse de dicha moneda pues, si existiera algún mecanismo alternativo para
lograrlo (y los hay, como la compra de bonos, y otros más complejos a nivel
financieroj, aun cuando resultare más oneroso, en principio ei pago debería
efectivizarse en la especie correspondiente.
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,
CAP~TULO
XII
OBLIGAC18NES DE HACER Y N O HACER
OBLIGACIONES DE HACER
A. RÉGIMEN
GENERAL
5 164. Concepto
En el art. 773 del CCyC se dispone: "Concepto. La obligación de
CIA~Q
objeto ~on.si.s.steen la prestación de un servicio o
en la realización de u n hecho, en el tiempo, lugar y modo acordados
por las partes".
hace?.rs aqzic!!~
Como ya se ha indicado (S 00), el oxdenamiento regula, Ln
dos obligaciones diferentes, dos conductas positivas (acciones) que
guardan una importante diferencia ontológica (y de allí la existencia
de dos categorías), pero que a la vez tienen muchas conexiones.
Cuando la obligación es de dar, la conducta que se contempla y
regula es la entrega de una cosa (o de un bien inmaterial); cuando la
obligación es de hacer, la mirada está puesta en una actividad distinta
a la entrega material de una cosa, una acción que puede sor incluso
meramente intelectual, o agotarse en un despliegue de energía físico
del deudor.
De todas maneras, el resultado de esa actividad puede materializarse en una cosa que deba ser entregada. En ese caso, la entrega se
rige por las reglas de las obligaciones de dar (art. 774 in fine CCyC),
lo cual es adecuado y pertinente.
356
FEDERICO A. OSSOLA
3 165. Trascendencia de las obligaciones de hacer
en la actualidad
El código derogado, en materia patrimonial, se construyó esencialmente
sobre una economía en la que las cosas constituían los bienes de mayor valor.
De allí, comparativamente, la espartana regulación de las obligaciones de
hacer en general, y de los contratos que las generan en particular (las obligaciones de hacer en los arts. 625 a 631; los servicios, arts. 1623 a 1628; y al obra
-el supuesto más importante, muy vinculado a los inmuebles-, arts. 1629 a
1647 bis, Cód. Civil).
La realidad ha mutado notablemente: "los contratos de locació'n de servicios, de locación de obra, mandato, depósito, transporte, comisión, agencia
comercial ,concesión comercial, distribución, franquicia comercial, cuenta corriente bancaria, seguro, consultoría, de prestación de servicios informáticos,
de asistencia administrativa o managment, de publicidad, de viaje, de turismo,
de hotelería, por mencionar algunos, son fuentes relevantes de obligaciones de
hacer", a lo que cabe agregar los servicios públicos, los servicios profesionales,
transporte, educación, marketing, limpieza, seguridad, funerarios, belleza, esparcimiento, asesoramiento de todo tipo, y tantas otras cuestiones; que se han
potenciado en su empleo en el marco de las relaciones de consumo (PIZARRO~
VALLESPINOS).
En este último ámbito existe una regulación específica y sumamente detallada de múltiples cuestiones (ley 24.240, arts. So, 19,20, 23, 24, 2 5 a 31, 36,
etc.).
Asimismo, la reparación de los danos en especie también puede generar
obligaciones de hacer (art. 1740 CCyC).
En la actualidad la notable potenciación del principio preventivo, que
obliga a adoptar las medidas razonables para evitar que se produzca un daño
(art. 1710 inc. b] CCyC), puede llegar a imponer prestaciones de hacer, que el
juez puede ordenar en la sentencia (art. 1713 CCyC).
Donde la cuestión es evidente, tanto en la prevención, pero aún más en
la reparación, es en los temas ambientales, pues la recomposición ambiental
(ley 25.675), cuando es ordenada por los jueces, importa indudablemente trascendentes obligaciones y deberes no obligacionales de hacer.
Lo propio ocurre en no pocos casos en los que al Estado se lo condena a
cumplir obligaciones y deberes jurídicos no obligacionales de hacer.
La obligación de seguridad (arts. 54, 1032, 1289, etc., CCyC) y la obligación de informar (arts. 31, 58, 59, 1100, etc., CCyC), que son mucho mús
que meros deberes accesorios de conducta de la obligación principal, y se encuentran anejos a ella (pues en muchos casos el cumplimiento de la prestación
.
.
OBLIGACIONES DE HACER Y N O HACER
357
rnedular es de imposib'le concreción sin información y seguridad), son típicas
obligaciones de hacer. Lo propio acontece con la obligación de otorgar escritura
pública (art. 1018 CCyC).
Cabe también emplazar dentro de esta categoría a la promesa del.hecho
de un tercero, ia promesa de contrato, y la venta con pacto de retioveIi~a(aSEAUX).
Los casos, pues, son numerosísimos, y del más variado contenido.
(j 166.
~uhntes.La necesidad de una parte general
Las obligaciones de hacer pueden surgir tanto de la voluntad
de las partes, como de la ley..Por lo general, se celebran contratos
del cual emergen múltiples obligaciones de hacer (impuestas por las
normas que los rigen), aunque también, sin la existencia de un contrato previo, el ordenamiento puede imponerlas. El caso más evidente
es el de la reparación de daños en especie; también cualquier obligación impuesta por una sentencia judicial; las citadas obligaciones de
informar y de brindar seguridad en todo vínculo obligacional (y no
únicamente en el de fuente contractual); la obligación de un médico
en un hospital público de intervenir quirúrgicamente a un paciente;
etc.
Por ello se justifica plenamente esta Parte General dqui regulada,
sin perjuicio de las disposiciones específicas, sobre todo en materia
contractual. En este último ámbito, los contratos de Obra y Servicios
(arts. 1251 a 1279 CCyC) constituyen, a su vez, las normas que irradian una serie de principios a todo el terreno contractual, y que deben
ser tenidas en cuenta, de manera supletoria, para las obligaciones de
hacer de fuente-nocontractual.
F, 167. Aplicación de estas normas a deberes de hacer
no obligacionales
Nada impide además que ciertos deberes de hacer no obligacionales se
rijan, en forma supletoria, por las reglas aquí consagradas. Tal es el caso, por
ambiental en el marco de una acción coei..
, de un sunuesto de recomoosición
a
lectiva, en la que, eventualmente, la figura del acreedor puede verse, en ciertos
casos, algo difuminada; o los deberes accesorios de conducta del deudor en la
obligación de dar (art. 746 CCyC).
a
358
FEDERICO A. OSSOLA
5 168. Especies
a) Fungibles e infungibles
En las primeras, la prestación puede ser c~zmp!ida por e! deudor
o por un tercero; en la segunda es imperiosa, de manera exclusiva, la
conducta del propio deudor, sea porque se lo eligió o porque de la
naturaleza de la obligación resulta que fue elegido por sus cualidades
personales (por ej., un músico famoso contratado para un recital).
Ello tiene importantes proyecciones, reguladas en el art. 776 CCyC.
b) Obras (hechos) y servicios
La distinción está explicitada en los arts. 774 y 775 del CCyC,
que analizamos a continuación.
C)
De medios y de resultados
Si bien más adelante las analizamos (Lj 194 y SS.), cabe señalar
que la más fecunda aplicación de este distingo es en el terreno de las
obligaciones de hacer, y esencialmente reposa en lo siguiente: si el
deudor debe alcanzar el interés del acreedor, su responsabilidad es
objetiva (obligación d e resultados); si cumple obrando la conducta
debida, su responsabilidad es subjetiva (obligación de medios).
d) Instantáneas y permanentes
Según que la actividad se desarrolle en un solo acto de cumplimiento (por ej., reparar una cañería rota), o que demande un lapso de
cierta extensión o de manera fraccionada (por ej., el abogado que asesora a una empresa por lo que se le paga mensualmente; el cuidado de
un animal por el tiempo de vacaciones de sus dueños; o clases de guitarra los martes y jueves por la tarde, en un horario predeterminado).
5 169. Reglas generales del cumplimiento
Las circunstancias modo, tiempo y lugar de cumplimiento se
rigen no sólo por lo. que las partes hayan dispuesto, sino también por
lo que establezcan las normas imperativas en los casos en los que la
autonomía de la voluntad se encuentra vedada (.uncaso particular es
.
-
OBLlGAClONES DE HACERY NO HACER
359
a Ley 24.240 de Defensa' del ~onsumidor),y las supletorias a falta
previsión convencional. También, en su caso, por lo que.el juez
ermine en los casos concretos.
Tiempo de cumpíimiento
En 'este tema, gobiernan las disposiciones generales sobre el
tiempo del pago (arts. 871 y 872 CCyC), la mora (arts. 886 a 888
cCyC) y el incumplimiento definitivo (arts. 955 y 956 CCyC).
Las reglas generales se encuentran en los arts. 873 y 874 del
C)Modo de cumplimiento
Va de suyo que el cumplimiento debe ser en especie (BORDA),
en razón del principio de identidad del pago (art. 868 CCyC); y que
en caso' contrario el acreedor puede hacer valor los medios que le
otorga el art. 777 del CCyC, para la ejecución forzada. No se replica
!3.AispL?el=~ 2t-t. 631 de! C6.l. Civil, q ~ pre~~Pfa
e
q ~ e dPEdQ-EQ
podía desobligarse ofreciendo el pago de los daños y perjuicios. Diferente es la situación en que el deudor incumpla dolosamente y por vía
de ejecución forzada no pueda ser compelido a hacerlo; pero, nunca
puede ello resultar de un acto de mera voluntad del deudor, como si
se tratara de una obligación facultativa.
Las cuestiones más delicadas se vinculan con el modo de cumplimiento, pues en las obligaciones de hacer la identidad (art. 868) "perfecta" a veces no se alcanza (por ej., cuando se construye un inmueble).
De todas maneras, el incumplimiento debe ser relevante, ya que no
puede admitirse que ante cualquier falla o defecto menor se activen
en plenitud, y a rajatabla, los mecanismos de la tutela satisfactiva. La
cuestión debe ser analizada en el caso concreto, a la luz del principio
del ejercicio regular de los derechos.
En el art. 1256 del C C y C se dispone, :para las obras y . servicios en general: "Obligaciones del contratista y del prestador. El contratista o prestador
de servicios está obligado a: a) ejecutar el contrato conforme a las previsiones
contractuales y a los conocimientos razonablemente requeridos al tiempo de
su realización por el arte, la ciencia y la técnica correspondientes a la actividad
3 60
FEDERICO A. OSSOLA
desarrollada; 6) infornzar al comitente sobre los aspectos esenciales del cumpli
miento de la obligación compronzetida; c) proveer los materiales adecuados
son necesarios para la ejecución de la obra o del servicio, excepto que algo
tinto se haya pactado o resulte de los zrsos; d) usar diligentemente los mater
provistos por el comitente e informarle inmediatamente en caso de que esos
materiales sean impropios o tengan vicios que el contratista o prestador debiese.
conocel: e) ejecutar la obra o el seruicio en el tiempo convenido o, en su defecto,
en el qzre razonablemente corresponda segtín su índole".
3 170. Prestaciones de servicios y
obras ("hechos")
La cuestión se encuentra regulada en el art. 774 del CCyC que
reza: "Prestación de un servicio. La prestación de un servicio puede
consistir: a) en realizar cierta actividad, con la diligencia apropiada,
independientemente de su éxito. Las cláusulas que comprometen a los
buenos oficios, o a aplicar los mejores esfuerzos están comprendidas
en este inciso; b) en procurar al acreedor cierto resultado concreto,
con independencia de su eficacia; c) en procurar al acreedor el resuitado eficaz prometido. La cláusula llave en mano o producto en mano
está comprendida en este inciso. Si el resultado de la actividad del
deudor consiste en una cosa, para su entrega se aplican las reglas de
las obligaciones de dar cosas ciertas para constituir derechos reales".
a) Dos tipos de obligaciones de hacer
Se distingue claramente dos modalidades de la prestación de
hacer, cuya diversa naturaleza motiva una regulación diferenciada:
la prestación de un servicio y la ejecución de un hecho. En el plano
contractual, ello se refleja en dos tipos diferenciados: el contrato de
servicios y el contrato de obra (regulados a partir del art. 1251 del
c c yC).
En dicha norma se dispone: '%Inycontrato de obra o de sewicios cuando
una persona, según el caso el contratista o el prestador de servicios, actuando
independientemente, se obliga a favor de otra, llamada comitente, a realizar una
obra muterial o intelectual o a proveer un sewicio mediante una retribución".
En esta parte general de las obligaciones de hacer (que comprende
no sólo a las obligaciones que emergen de dichos contratos, sino a
cualquier obligación de actividad emanada de otras causas fuentes de
obligaciones) se define y califica a la prestación de "servicios", y a la
prestación de un "hecho". Esta última locución debe ser equiparada a
lo que se entiende por "obra" en el marco del contrato respectivo. El
.
.
361
OBLIGACIONES DE HACER Y N O HACER
cable "hecho" es más abarcativo, y permite -en cierta manera'plazarlo como un concepto general que, en el ámbito contractual,
e concreta en una "obra".
E/ concepto de "obra" ("hecho? y "servicio"
-
.**-.:.:
, ,
.
.*.>.:, . ..
(i) Servicio. Para el Diccionario de la Lengua, servicio (que es un
voca.blo multívoco) es, en su vigésima acepción, "prestación humana
que satisface alguna necesidad social y que no consiste en la producción de bienes materiales". El vocablo es aquí empleado en sentido
económico, y la noción que se adopta en el CCyC sigue tales linearnientos.
y+,,:!.,
-,
. :.
La Comisión, al explicitar los fundamentos de los contratos de obra y servicios, señala -luego de admitir las difusas fronteras conceptuales entre ellosque "un servicio es un hacer con un valor específico y un no dar", brindando
una función intangible al adquirente, que no incluye un producto. Cuando
existen bienes involucrados, o que deban incluso fabricarse o entregarse, ello no
quita al servicio su calidad de tal. El servicio -se agrega- L'esactividad intangible", y desde el punto de vista del receptor se agota con el consumo inicial y
desaparece.
(ii) Obra. En cambio la obra "es resultado reproducible de la ac~
c i i~1 - ~
ointvemo
Y S ~ V sc FTC~CZYI! ~m---* r g r-r e""-'
tado y no sólo la actividad: "el trabajo es un medio y el objeto propio
es la utilidad abstracta que se puede obtener". Gráficamente se indica
que "en el contrato de obra se contrata la utilidad de la persona, y
no a la persona en cuanto es útil", debiendo el producido de la actividad ser reproducible con independencia de su autor, lo que -precisamente- no ocurre en el servicio.
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u\r CIILI\-ba'y.
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---
(iii) Criterio de distinción. Si bien pueden presentarse algunas
zonas grises, lo cierto es que conceptualmente queda en claro cuál
es la posición que se asume en el CCyC para diferenciar ambas situaciones: en los servicios, por lo general, no se entrega un bien; y
cuando ello acontece la entrega es meramente accesoria y de carácter
instrumental para la adecuada prestación de la actividad, sin la intensidad cualitativa que tiene en la obra. En esta última, la actividad por
sí sola de nada sirve, pues su producido (material o inmaterial) es tan
importante como la actividad misma: no se concibe una sin la otra.
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Además, existe el elemento objetivo antes indicado: el servicio se
agota en sí mismo, y sólo puede ser brindado por el deudor. La obra
3 62
FEDERICO A. OSSOLA
queda en manos del acreedor, que puede reproducirla, emplearla, utilizarla.
Un simple ejemplo, en una misma situación, grafica los distintos conceptos.
En u11 casaiilieilto, el vestido dc novia que se encarga a un diseñador es una
obra (o un "hecho", en la locución general empleada en el artículo siguiente). El
servicio que, usualmente, se contrata para la recepción, incluye la provisión de
alimentos, vajilla, instalaciones, etc., pero no es una obra, ni una simple compraventa o locación, puesto que el conjunto de prestaciones incluye la provisión
del lugar, seguridad, atención de los comensales, etc. Existen allí cosas, pero es
de toda evidencia que son -aunque importantes y en muchos casos indispensables- de carácter instrumental. El grupo de música contratado para amenizar
la fiesta, o el dísc jockey que se ocupará de la música, prestan un servicio, y sin
entregar cosa alguna al acreedor.
c) Alcances de la responsabilidad del deudor según los distintos
casos
1
La norma diferencia tres niveles distintos de los alcances del deber
prestacional del deudor, y que indudablemente se proyectan en el
factor de atribución a tener en cuenta para el caso de incumplimiento.
En el art. 1723 del CCyC se establece que cuando de las circunstancias de la obligación, o de lo convenido por las partes, surge que
el deudor debe obtener un resultado determinado, su responsabilidad
es objetiva.
(i) Obligaciones de medios. Servicios. Zil el caso del inc. a) la
responsabilidad es subjetiva (obligación de medios), y únicamente es
aplicable a los servicios (por ej., la tarea del médico que tiene vedado
asegurar la curación del paciente -art. 1768 CCyC-), desde que en
las obras se persigue el logro de un resultado determinado.
(ii) Obligaciones de resultado. Servicios. En el caso del inc. b), el
factor de atribución es objetivo (obligación de resultados), y se aplica
sólo a los servicios. Es que en el art. 1252 del CCyC se dispone que
"si hay duda sobre la calificación del contrato, se entiende que hay
contrato de servicios cuando la obligación de hacer consiste en realizar cierta actividad independiente de su eficacia. Se considera que
el contrato es de obra cuando se compromete u n resultado eficaz,
reproducible o susceptible de entrega".
(iii) Obligaciones de resultado eficaz. Obras. El inc. c), por tratarse de un resultado eficaz, es aplicable a las obras, y su factor de
atribución -indudablementeobjetivo (obligación de resultados).
OBLIGACIONES DE HACERY NO HACER
3 63
Las consecuencias en cada caso son claras: para determinar si
hubo o no incumplimiento imputable, la prueba de la diligencia no
liberará al deudor en las obligaciones de resultado.
PIZARRO ha cuestionado la distinción entre ccobligacionesde
resultado" y "obligaciones de resultado eficaz", señalando que en
ambos casos debe alcanzarse un resultado que siempre debe ser eficaz,
tratándose en rigor de verdad -en el inc. c)- de un afinamiento del
resultado, que no justifica distinguir entre estos dos supuestos, ya que
en ambos el régimen es el mismo, sin perjuicio del resultado concreto
que debe alcanzarse. Concluye que en ambos casos se trata de obligaciones de resultado. Y, agregamos nosotros (de seguirse tal posición),
comprende a las obras y a los servicios en los que se debe alcanzar un
resultado.
d) Efectos cuando se produce una cosa que debe entregarse
En los casos en que de la actividad del deudor se produzca una
cosa, las cuestiones atinentes a su entrega y régimen jurídico, se rigen
por las reglas de las obligaciones de dar, con el fin de constituir derechos reales, lo que no es del todo exacto: también puede suceder
que surja una obligación de restituir la tenencia (como en el caso del
mecánico, que debe devolver el automotor). Existe, pues, una convivencia de ambos regimenes, aunque bien deiimitados -desde io
conceptual- en función de esta prestación recargada que se surge
de las obligaciones de hacer en tales circunstancias: no sólo debe el
deudor desplegar la actividad que Ir czrresponde, sinz que además
debe entregar la cosa.
5 171. Cumplimiento por tercero
a) Prestaciones de hacer fungibles e infungibles
Tradicionalmente la doctrina ha denominado prestaciones de
hacer fungibles a aquellas en las que "el interés del acreedor se satisface con la realización de la actividad debida, con total independencia
de quien sea el sujeto que las realiza", importando poco quien las
cumple, pues el interés del acreedor está orientado a la actividad en
sí misma, quedando en un plano secundario quien la ejecuta (por
ejemplo, desmalezar un terreno).
La infungible es tal cuando el interés del acreedor sólo se satisface si es el propio deudor quien la practica, por no ser indiferente
3 64
FEDERICO A. OSSOLA
su persona sino todo lo contrario (por ej., contratar los servicios de
un prestigioso abogado para llevar adelante una causa) (PIZARRONALLESPINOS). En tales casos, el comportamiento debido se llama "personal o personalísimo" (DÍEz PICAZO).
En un concepto análogo al que surge del art. 232 del CCyC para
las cosas fungibles, aplicado aquí las tareas.
b) Determinación de la infungibilidad de la prestación
Se establecen varios parárnetros para ello, y la situación depende
de varias circunstancias que, en caso de conflicto deberán ser evaluadas por el juzgador en función de las circunstancias que el caso
concreto presente, a la luz de la Buena fe y el Ejercicio Regular de los
Derechos. En las normas generales referidas al pago, se encuentra una
disposición similar (art. 881 CCyC).
(i) Pacto de partes. La prestación, objetivamente, puede ser perfectamente
realizada por un tercero, pero las partes (fundamentalmente el acreedor) tienen
especial interés en que sea el deudor, y no un tercero, quien la cumpla. De ello
se deriva que la fungibilidad no es un concepto netamente objetivo, sino que
también tiene un componente subjetivo o volu~ztario(por ej., en el caso de la
sustitución de la representación -art. 377 CCyC-).
(ii) índole y circunstancias de la obligación. En ausencia de pacto, también
la naturaleza misma de la obligación o las diversas circunstancias de personas,
tiempo, modo y lugar pueden configurar la infungibilidad, debiendo entenderse
-aún de manera implícita- que la persona del deudor fue la elegida en función de sus cualidades personales (por ej., cuando un renombrado músico se ha
comprometido a brindar un recital; o el obstetra que atiende a la mujer gestante,
debe ser quien la asista en el parto). Salvo, claro está, situaciones que enerven la
imputabilidad en el incumplimiento.
(iii) Confinnza especial. Es trascedente la parte final de la norma en cuanto
se dispone que la prestación también se presume infungible cuando en el contrato se supone una confianza especial.
Caso típico es el contrato de fideicomiso, aunque existen reglas especiales
que prevén la sustitución. También en muchos casos de contratos de servicios
profesionales.
,
En otros supuestos, ciertos extremos de hecho pueden llevar a cbncluir en
la existencia de esa confianza especial. Puede ser el caso, por ej., de un albañil
que efectúa arreglos en un inmueble, y que por ello naturalmente debe ingresar
a su interior. Generalmente el comitente tiene especialmente en cuenta tal circunstancia (además, claro está, de la idoneidad para la tarea), por lo que implica
OBLIGACIONES DE HACERY N O HACER
3 65
el ingreso de un extraño al hogar. La presunción es itrris tantum, pero debe ser
apreciada con severidad. Cuando existe esta confianza especial, la responsabilidad del deudor se agrava (art. 1725 CCyC).
Si existe una fianza, y la prestación es infungible, el fiador sólo queda obligado a pagar los daños que resultaren de la inejecución (art. 1575 CCyC).
(iu) Ineuitabilidad de la acttiació~zde un tercero. De todas maneras, aún
en ciertos casos, las circunstancias pueden imponer que se aun tercero quien
finalmente cumpla la prestación (en el caso de la parturienta, si se presenta una
situación pe emergencia y el obstetra no se encuentra presente), sin perjuicio de
las ulteriores responsabilidades que cupieran, de acuerdo a lo que se dispone en
las normas sobre incumplimiento.
C)
Facultad del deudor d e ser sustituido
Se establece en el art. 776 del CCyC: "incorporación de terceros.
La prestación puede ser ejecutada por persona distinta del deudor, a
n o ser que de la convención, de la naturaleza de la obligación o de
las circunstancias resulte que éste fue elegido por sus cualidades para
realizarla personalmente. Esta elección se presume en los contratos
que suponen una confianza especial".
.~liidad,
.,. (i) La situación del deudor. La norma otorga al deudor la posicuando ia presración es Íungibie, de reempiazar su persona
por la de un tercero. Por ej., si un Municipio fuera obligado a realizar
tareas de reconstrucción en un inmueble (por haber realizado una
obra que le causó daños) y, luego de haber comenzado las tareas por
sus dependientes las terciariza valiéndose de un contratista.
La situación puede presentar algunas aristas delicadas, pero en
tanto y en cuanto no se verifiquen los casos de infungibilidad (cuya
fórmula es sumamente amplia, y Fn los hechos deja poco margen para
que un tercero ejecute la prestacion), y el deudor ejercite regularmente
este derecho (art. 10 CCyC), nada impide su aplicación.
Si tal situación se encuentra prevista convencionalxnente, el
deudor no responde por el hecho del tercero. Si es el deudor quien
hace uso de la facultad, éste asume la responsabilidad por el incurnplimiento imputable.
(ii) La situación del acreedor. El acreedor tiene vedada tal facultad, pues una vez que ha aceptado la persona del deudor (en la
obligación de fuente convencional), o se le ha impuesto (en la de
fuente legal), no puede él por su sola voluntad separar al deudor y
3 66
FEDERICO A. OSSOLA
sustituirlo por u n tercero. Diferente, por cierto, sería el caso en que el
deudor no cumpliera adecuadamente, y por tales razones ~e~solicitara
el cambio, pero esta es una cuestión que no se encuentra comprendida
en el supuesto que la norma prevé, sino en el art. 777 del CCyC.
§ 172.
Incumplimiento
a) Prestación incumplida
El pago (o cumplimiento) concreta el objeto de la obligación.
Esto es: ese plan de conducta que es el objeto, es en potencia lo que
luego se transforma en acto al momento en que el deudor lo obra.
De allí la razón de los principios de identidad (art. 868 CCyC) e
integridad (art. 869 CCyC), pues, en definitiva, se trata de lo mismo
aunque en dos estadios evolutivos: potencia (objeto de la obligación)
y acto (pago).
Cuando ello no se observa, surge la situación de incumplimiento,
que adquiere muchos matices.
(i) Imputable o no imputable. Por una parte, puede ser imputable
o no imputable al deudor; en este último caso, no responde. El incum., p e existe r e r m t~!,y rnn
plimiento, e ~sí,
i es uil liecho, una situac~cn
independencia de quienes sean los sujetos a los que cabe atribuirles la
responsabilidad por haber generado tal situación.
(ii) Total o pa~ciai.Puede ser, además, totai o
mirado
desde lo cuantitativo (por ejemplo, debían construirse y entregarse
dos sillas, y sólo se hace una).
(iii) Defectuosidad. También, desde una mirada cualitativa, puede
ser defectuoso o no. Ésta es la cuestión más delicada, pues en no
pocos casos la determinación del rizodo de cumplimiento (calidad de
los materiales, tamaño, color, forma, etc., etc.) es de dificultosa determinación, pues en ciertas situaciones se demandan múltiples precisiones que se omiten al constituirse la obligaciísn. Esta es la fuente de
los mayores conflictos a la hora de determinar el cumplimiento obligacional, y demanda, en caso de no haber acuerdo, notables esfuerzos
para el juzgador para establecer qué era lo que las partes quisieron, o
estaban en condiciones de exigir.
(iv) Circunstancias del pago. Por otra parte, la omisión de concretar la prestación en el tiempo y lugar correspondientes (para esta-
OBLIGACIONES DE HACERY N O HACER
367
blecerlo,
. .
rigen las normas 'generales sobre estas cuestiones), también
son extremos que configuran incumplimiento del deudor.
En el art. 775 del CCyC, con carácter general, dispone que "si
de otra manera lo hace, la prestación se tiene por incumplida", por
lo cual deberán valorarse en conjunto todas las circunstancias apuntadas para arribar a la conclusión aludida, y el tenor del incumplimiento.
b) Efectos en general
Cuando la obligación ingresa en tal estado, las consecuencias dependen' d e la circunstancia que lo haya motivado y el tenor de la
situación. Podrá existir mora o incumplimiento definitivo. Si el cu'mplimientd'ha sido parcial, y el acreedor aún tiene interés en la prestación, podrá exigir que se complete. Podrá activar todos los mecanismos de la ejecución forzada (art. 777 CCyC), y solicitar los daños
y perjuicios que la situación le haya ocasionado (cualquiera sea el
tenor del incumplimiento).
Si la causa de la obligación es un contrato, y si se verifican los
restantes recaudos legales, podrá resolver el contrato (arts. 1083 y SS.
del CCyC) o, en su caso, la excepción de incumplimiento (art. 1031 del
riri
rii
LLYL).
También puede pedir la destrucción de lo mal hecho.
C) Posibilidad de rechazar el pago y solicitar la destrucción
de lo mal hecho
En el ámbito de las obligaciones de hacer, existe una disposición
específica, de suma utilidad, y que encuentra su razón de ser en que
-a diferencia de las obligaciones de dar- el fruto de la actividad del
deudor no sólo puede ser rechazado por el acreedor, sino que también
puede solicitar su destrucción.
(i) Tenor del incumplimiento. Como bien se ha dicho, "no cualquier incumplimiento autoriza al deudor a rechazar el pago y, menos
todavía, a destruir lo hecho; debe tratarse de un incumplimiento importante, grave, que perjudique seriamente el interés del acreedor"
(WAYAR).
La cuestión depende, pues, de las circunstancias concretas
que la situación presente.
368
FEDERICO A. OSSOLA
Es evidente que si se encargó la elaboración de un sistema de sofiware para
la gestión de las operaciones de un comercio, y éste es deficiente, le bastará al
comitente con rechazar su entrega. Pero existen otros casos en lok que la entrega es ineludible, ya sea porque el bien sobre el cual se ejecutó la prestación.
es de propiedad del deudor (por ejemplo, una computadora a repararse, o una
obra edilicia en un inmueble del acreedor, que pasa a ser de su propiedad por
accesión), o porque aunque no sea de su dominio, el acreedor de todas maneras
pretende -y tiene derecho a hacerlo- su entrega.
(ii) La destrucción de lo mal hecho. En tales casos, se prevé en la
norma que el acreedor puede exigir la destrucción de lo mal hecho;
sin perjuicio de que luego pueda exigir el cumplimiento específico o
no. En otras palabras, tiene derecho a que las cosas vuelvan al estado
anterior, en razón del incumplimiento del deudor. Los costos de esta
CABANA),
si
tarea son a cargo del deudor (A. ALTERINI/AMEAL/L~PEZ
el incumplimiento le es imputable.
(iii) Limites. Sin embargo existe un límite expresamente consagrado: el derecho no puede ser ejercido en forma abusiva (art. 10
CCyC). Es que en algunas situaciones, la destrucción puede resultar
disfuncional y antieconómica, causando -inclusomayores impactos negativos que el mantenimiento de la cosa tal cual ha quedado
luego de la actividad del deudor. La fórmula abierta de la norma permite la valoración de todas las circunstancias que rodeen la situación,
para la adecuada proteccióli y j u s ~ oequilibrio dc iudüs 1"s iíiteieses
que puedan entrar en conflicto.
(iv) Autorización judicial. El acreedor, si bien puede exigir directamente al deudor la destrucción, en caso de negativa deberá solicitarlo al juez, pues no puede proceder de propia autoridad (CASEAUX).
d) Ejecución forzada
Se encuentra regulada en el art. 777 del CCyC: "Ejecución forzada. El incumplimiento imputable de la prestación le da derecho al
acreedor a: a) exigir el cumplimiento especifico; b) hacerlo cumplir
por terceros a costa del deudor; c) reclamar los daños y perjuicios".
(i) Consideraciones generales. La ejecución forzada de la prestación supone aún la posibilidad de cumplimiento; caso contrario (esto
es, incumplimiento definitivo, imputable o no al deudor), se aplican
las reglas de los arts. 955 y 956 del CCyC.
Para activar los mecanismos de la norma, el incumplimiento debe haber
sido imputable al deudor, esto es, de su autoría, antijurídico, y en razón de un
.
.
OBLIGACIONES DE HACER Y N O HACER
3 69
factor de atribución subjetivo u objetivo. Estas tres circunstancias deben concurrir, ya que de lo contrario no existirá incumplimiento imputable (entendida
tal locución en sentido amplio), y el deudor aún no se encontrará en mora, por
lo que el acreedor no podrá activar los instrumentos de la tutela satisfactiva del
para procurarse, ya no por la vía espontánea, el cumplimiento por parte
del deudor.
La norma permite al acreedor optar, en forma alternativa, por
d6s variantes para lograrlo: el cumplimiento específico y el cumplimiento por tercero; además, puede reclamar el pago de los daños que
ello le ocasione. Además, puede también activar los mecanismos de la
tutela resolutoria, si la obligación es de fuente contractual.
(ii) El cumplimiento especifico. En este caso, es el deudor quien
será compelido, por las "vías legales" (art. 730, inc. a] CCyC) para
ejecutar la prestación en forma'personal.
(iii.2) Limites. De todas maneras, el poder de agresión (juridico)
del acreedor encuentra un límite bien definido, que normativamente
se ha trasladado a la Parte General: como la persona humana es
inviolable y tiene derecho al reconocimiento y respeto a su Dignidad
(art. 51 CCyC), no puede ejercerse violencia pica ni moml sobre
la persona del deudor, pues ello expondría su integridad psicofísica.
En el art. 52 del CCyC se dispone que no puede menoscabarse la
dignidad de la persona "de cualquier modo". Constituye ésre i.in vallidar infranqueable para el acreedor, privilegiándose, en el conflicto
de intereses jurídicos, el derecho a la dignidad del deudor por sobre el
derecho patrimonial del acreedor, que se verá relegado.
(iii.2) Efectos. Por cierto que las consecuencias, en caso de un
incumplimiento recalcitrante y obstinado serán más graves para el
deudor, ya que no podrá prevalerse del tratamiento más benévolo que
se dispensa a quien obra en forma culposa (por ej., las consecuencias
indemnizables en caso de incumplimiento de una obligación de fuente
contractual, art. 1728 CCyC; o la atenuación de responsabilidad del
art. 1742 CCyC). Aunque el factor de atribución de la obligación sea
objetivo, acreditada esta última circunstancia, la solución debe ser
similar.
Un instrumento de suma utilidad para lograr el cumplimiento en
estos casos, con las astreintes (art. 804 CCyC).
(iii) El cumplimiento por terceros.
(iii.1) Caracterización. El acreedor no puede quedar atado a la
voluntad del deudor, cuando el incumplimiento es imputable a este
3 70
FEDERICO A. OSSOLA
último. Máxime en razón de los límites que la ejecución forzada presenta. Por tales razones, puede a SU elección, obtener la sgtisfacción
de su interés mediante el cumplimiento por un tercero (ello también
surge del art. 730, inc. a] del CCyC), lo que deberá ser soportado
económicamente por el deudor incuni~lienie.Esta facultad debe efectuarse en el marco del ejercicio regular de los derechos (art. 10).
(iii.2). Autorización judicial. Excepciones. Intimación previa. En
principio el acreedor debe ser autorizado por el juez para concretarla.
Sin embargo, si las circunstancias del caso motivaran que no puedan
existir dilaciones (por ej., el obstetra no se presenta al parto, y el
acreedor elige a otro médico para que haga la práctica), o si ante el
incumplimiento el acreedor lo haga hacer por un tercero con conocimiento del deudor sin que éste se oponga, la autorización judicial
no será necesaria, y el deudor deberá cargar con las consecuencias
dispuestas en la norma. Será una cuestión de hecho, a determinar en
el. caso concreto.
Por otra parte, en no pocos casos se impondrá la necesidad de
fizti~.lzarpreviamente al deudor al cumplimiento (aún al deudor moroso), bajo apercibimiento de hacer cumplir la prestación por'un tercero. Tal recaudo dependerá también de las circunstancias del caso,
ya que por ejemplo, no será necesario si el deudor ha comunicado su
voluiitad de nv c-cü~plir,o existe ¿i!guna otra circunstancia similar que
permita concluir que no lo hará.
'
(iv) Los daños. Siendo que nos encontramos en el marco de la
ejecución [ ~ r z a d ala
, sitüzcijn presupone que la prestaiijn aún no se
ha tornado imposible y que puede ser cumplida, tanto por el deudor
como por un tercero.
El obligado, pues, se encuentra en mora, y debe resarcir los daños
derivados de su nueva situación jurídica, de acuerdo a las reglas generales (art. 730, inc. c] CCyC), indemnizándose las consecuencias
inmediatas y las mediatas previsibles (art. 1726 CCyC).
En el caso de obligaciones de fuente contractual, la responsabilidad adquiere matices especiales (art. 1728 CCyC), en razón del criterio de previsibilidad contractual allí establecido. Si existe una cláusula penal moratoria; se tornará exigible.
e) lncumplimiento definitivo
En tal caso, siendo imputable al deudor, deberá éste abonar los
daños ocasionados (art. 955,2" párr. CCyC).
E+.-.
S $ * .-
OBLIGACIONES DE HACER Y NO HACER
371
B. ALGUNAS OBLIGACIONES DE HACER EN PARTICULAR
cj 173. Qbligaciones y deberes de informar
La comunicación entre las personas como uno de los ejes centrales
del Derecho e n la actualidad
En el CCyC se encuentran cientos de normas que regulan, de las
más variadas maneras, actos jurídicos de comunicación con diversos
fectos, según los intereses jurídicos en juego en cada situación parcular. Las causas son múltiples: la creciente tutela de la autonomía
la persona humana; las necesidades del tráfico comercial en un
mundo globalizado; la notable aceleración de los tiempos producida
por el avance de las tecnologías; entre tantos otros fenómenos. Ello
ha producido la aparición, en nuestra opinión, de una nueva figura,
da de autonomía conceptual y de reglas generales, sin perjuicio de
articularidades ( y muy diversas entre sí) que cada caso presenta:
el "deber jurídico" o "los deberes" (en plural) de "informar".
El tema no es sino la concreción, en las relaciones jurídicas, del
proceso de comunicación entre las personas ,que constituye una disciplina autónoma, con métodos y reglas propias, y en la que confluyen
la filosofía, la psicología, la psiquiatría, la sociología, la economía, la
medicina, y otras ciencias. El Derecho sintetiza y ~esuelveel conflicto
de intereses jurz'dicos que puede llegar a presentarse, y el reflejo de
la fenomenología subyacente es por demás evidente, aunque a veces
pasa desapercibido para el operador jurídico.
b) La cuestión fenomenológica
Los estudios específicos sobre la temática de la comunicación han llegado
ance tal que muchos de ellos desde algún tiempo, predican la existencia
ciencia autónoma, con reglas y métodos propios, habiéndose formulado
una "teoría de la comu~zicación".Desde esta perspectiva la comunicación es el proceso que consiste en transmitir y hacer circular informaciones o
seaJ.un conjunto de datos todos o en parte desconocidos para el receptor antes
del acto de la comunicación.
(i) Elementos de la comzrnicación. Son los sujetos (emisor y el receptor); el
mensaje (la información que se transmite en el acto comunicacional, un contenido conceptual con significación); el código (el lenguaje empleado, verbal o
gestual); el canal (el soporte material por el que se transmite el mensaje); y el
contexto (las circunstancias de personas, tiempo, espacio, tecnología y lugar,
que condiciona inevitablemente a la comunicación).
3 72
FEDERICO A. OSSOLA
(ii) Requisitos de la inforniación. La interacción comunicacional debe ser
eficaz a fin de que una vez culminado su proceso el sujeto receptor pueda satisfacer su interés de obtener un conocimiento pleno de aquello que se le pretendió
transmitir.
Por ello la i n l ~ i ~ l i ~ idcbr.
c i t ~ncccsariarncntc
l
ser clb~rc,
prccisz, e.~zrtc,rompleta, verdadera y comprensible.
(iii) La comunicación exitosa. Se produce cuando el receptor aprehende el
mensaje transmitido, mediante lo que se denomina el proceso de descodificación.
(iv) Su importancia en las relaciones ju~ídicas.La adecuada comprensión
del fenómeno fáctico permite, sin lugar a dudas, arribar a las soluciones jurídicas adecuadas en cada caso concreto, en un contexto de normas generalmente
abiertas, más allá de su mayor o menor detalle en qué informar y cómo transmitirlo, que son los dos aspectos sobre los que se dispone por lo general.
C)
Obligaciones y deberes de informar. Caracterización
(i) Concepto. En materia contractual, y extensible a cualquier
otra situación, hemos conceptuado la obligación de informar en los
siguientes términos: "se trata de los deberes jurídicos, obligaciones o
cargas de informar que existen en cabeza de todas las partes durante
todo el iter contractual. Su fundamento es la Buena Fe. Su objeto es
comunicar debidamente determinada infornzación que la otra parte
desconoce, en algunos casos asesorando, aconsejando o advirtiendo.
Su cumplimiento, según el caso, es presupuesto necesario para una
debida formación del consentimiento y del contrato, y una completa
consecución de los fines que llevaron a las partes a contratarJy(VALLESPINOS/~SSOLA).
(ii) La causa fuente. En muchas situaciones (y, como ya hemos
dicho, en cientos de ellas en el CCyC) la legislación consagra de manera expresa deberes de informar o comunicar. Sin embargo, existen
casos en los que, pese a no existir un deber explícito, la Buena fe así
lo impone (arg. art. 9 O CCyC).
(iii) Accesorios o principales. Por lo general los deberes de
informar se emplazan en el ámbito de una relación contractual o
de otro tipo, constituyendo un instrumento de altísimo valor para
el logro de las finalidades de la relación jurídica. En este caso, cabe
considerarlos deberes accesorios de conducta, que en algunos casos
(como en las relaciones de consumo, o la rendición de cuentas) adquieren la categoría de obligación. No obsta ello a su accesoriedad
OBLIGACIONES DE HACER Y N O HACER
3 73
o colatemlidad en relación al negocio, pues no constituyen la prestación nuclear, aunque en la gran mayoría de los casos su importancia
es tal que el incumplimiento de los deberes de información sella irremediablemente la suerte del negocio principal. Le son aplicables, por
ende, !as reglas de !I acces~riedad(arts. 856 y 857 CCyC).
En otros casos (los menos) el transmitir información se erige como deber
u obligación principal, o integra las prestaciones nucleares. Por ej., en el caso
de un contrato de asesoramiento, o cuando se contrata a una persona para que
provea información (por ej., un detective).
(iv) Obligación de hacer. Si bien en algunos casos la prestación se
cosifica, ya que a veces. se exige la entrega de ciertos documentos, ello
no obsta a que su esencia sea la de una obligación de hacer. Es que se
trata de un comportamiento conzt~nicacional.
(u) El ordenanziento no sólo regtila deberes de comunicar, sino también de
auto infornzarse y de no conzunicar. Lo común es que la ley imponga deberes
jurídicos de informar a ciertos sujetos, en situaciones particulares, pero, en algunas situaciones, de manera expresa se consagran deberes de azrto informarse
a ciertos sujetos, cuyo incumplimiento trae aparejados efectos negativos. Es,
por ej., el caso del art. 167 del CCyC: en caso de liquidación de las personas
jurídicas, y si existen infracciones, "responden ilimitada y solidariamente sus
administradores y aquellos miembros que, conociendo o debiendo conocer la
situación y contando con el poder de decisión necesario para ponerle fin, omiten
adopcar ias medidas necesarias ai efecto". Esta situación debe ser distinguida
del deber de colaboración que importa el realizar el proceso de descodificación
de la información que ha transmitido alguien gravado por dicho deber jurídico.
Por otra parte, en algunas situaciones se impone el deber de guardar secreto
o de confidertcialidad, que no es sino un deber de contenido negativo. Por ej.,
en el art. 58 del CCyC se consagra el deber de confidencialidad respecto a la
información personal de quienes se someten a investigaciones médicas.
(vi) Deben distinguirse el deber juridico de informar del consentimiento informado. El coízsentimierzto informado es una declaración
de voluntad que se emite luego de haber recibido información (art. 59
CCyC, aplicable a toda obligación de informar). O sea, supone el
fiel cumplimiento del deber jurídico de informar, y trae como consecuencia que el receptor de la información emite su declaración de voluntad "debidamente informado", esto es, sin vicio de la voluntad alguno. Si se requiere, para prestar el consentimiento, que previamente
se haya cumplido con el deber de informar, dicho consentimiento
será, siempre, informado. Es lo que acontece, por ej., en las relaciones
de consumo (arts. 4" de la ley 24.240, y 1100 CCyC).
3 74
FEDERICO A. OSSOLA
d) Los elementos esenciales del deber de informar
Sea que se trate de deberes u obligaciones de informar, sus elementos esenciales son los siguientes.
(i) Los sz~jetos,la causa y el vínculo jurídico. Estos elementos
esenciales no adquieren características distintivas, desde la óptica jurídica, que en los restantes deberes jurídicos. El emisor asume el rol
de obligado a informar o de gravado con el deber jurídico no obligacional. El destinatario o receptor de la obligación es el titular del
derecho a ser informado. La causa fuente del deber de informar es
siempre un hecho jurídico (art. 257 del CCyC), en tanto que el uínculo jaridico no tiene aquí connotaciones particulares.
(ii) El objeto. Su inzportancia. Respecto a la conducta a desariollar, y como ya se indicara, se trata de una prestación de hacer, ya que
aquí se trata de un comportamiento conzunicacional.
(ii.1) Posibilidad. Respecto de los requisitos del objeto, la posibilidad se manifiesta en que debe transmitirse una información que
materialmente exista, y que además sea o deba ser conocida por quien
debe transmitirla.
(ii.2) Licitud. La licitud, por su parte, importa que la transmisión
de la información en cuestión no debe estar ray~übadapor c! vrdcnv
miento jurídico, lo cual se predica no sólo del contenido intrínseco,
sino también respecto a su circulacióil.
(iii.3) Deternzinación. La determinación del objeto es uno de los
temas más importantes. La necesidad de precisar el contenido del
mensaje es la cuestión central. El qué informar constituye la pregunta
clave, y las respuestas dependen de múltiples variables.
En ciertos casos la propia legislación lo establece, con mayor o menor detalle (por ej., en el art. 59 del CCyC;donde se dispone respecto al consentimiento informado para actos médicos en investigaciones en salud de las personas humanas); en otros supuestos, e incluso en casos como el recién indicado,
existe de todas maneras una norma abierta, en el sentido de que se exige que la
información sea integral, strficiente, adeczrada, etc., Io que importa dejar librada
la cuestión a lo que las circunstancias qzre el caso concreto requiere.
Por otra parte, cuando la ley consagra el deber de aconsejar, éste integra
la obligación de informar, como sucede -por ejemplo- cuando se requiere la
"opinión médica" que debe quedar plasmada en la historia clínica en el caso del
art. 14 de la ley 24.193 de Trasplantes de drganos y Materiales Anatómicos;
o incluso cuando las circunstancias del caso lo imponen (por ej., el abogado
OBLIGACIONES DE HACER Y NO HACER
que debe informar sobre las diversas alternativas de una estrategia de defensa,
y necesariamente debe brindar su parecer). No obsta a ello la circunstancia de
que el consejo sea una opinión subjetiva. Distinto es, por cierto, el mero consejo,
cuando no se impone ni por la ley ni por las circunstancias del caso. En tal supuesto, éste no integra el deber de informar.
e) El cumplimiento de los deberes y obligaciones de informar
(i) Factor de atribución. En nuestra opinión, cuando se trata de
deberes de informar a cargo de quien detenta una posición de fortaleza en la situación jurídica, no dudamos en afirmar que el deber
jurídico consiste en la obtención de ztn resultado concreto: comunicar
de manera adecuada la información a transmitir.
En tanto, que en principio, cuando es la parte débil quien debe
informar (por ej., un paciente que indica al médico los dolores que
sufre, para luego ser asistido), el deber tiende a ser de medios, debiendo valorarse la incidencia de esta conducta en lo que a la situación jurídica respecta bajo el prisma de la diligencia.
Por otra parte, si el deber de informar se limita a la remisión o
entrega de una serie de datos, claramente se está en presencia de la
exigibilidad de un resztltado concreto: la recepción de dicha información, mediante la entrega del documento portante.
(ii) ;Cuál es la conducta exigible al obligado a informar? Si bien
es claro que, en lo fenomenológico, el proceso de comunicación exitoso, para ser tal, requiere que el receptor de la información la haya
descodificado, lo cierto es que desde la íiptica jui-idica no es válido
pretender exigir al emisor que el destinatario efectivamente comprenda la información que se le transmite.
Ciertas situaciones particulares impondrán mayores recaudos,
como ocurre --claramente- en el caso de la relación médico-paciente.
Pero, de todas maneras, y aún en este último caso, es evidente
-valga la expresión- que el emisor no puede penetrar en la mente
del receptor, ámbito en el cual se realiza el proceso de descodificación. Por ello, en tanto se deterriine que el obligado a informar lo ha
hecho en función de todas las circunstancias impuestas por la ley y
la situación en el caso concreto, quedará liberado de responsabilidad,
en razón del hecho del damnificado (art. 1729 CCyC), en tanto y en
cuanto se determine que el receptor no ha aprehendido la información por circunstancias sólo a éste imputables.
376
FEDERICO A. OSSOLA
f ) Principales efectos del incumplimiento por causas imputables
al obligado a informar. Una nueva situación en orden al error
De manera sumamente esquemática, pueden reseñarse los principales efectos del incumplimiento imputable en los siguientes:
(i) Mora o incz~mplimiento.Puede existir mora (si es que aún es relevante la
transmisión de la información, pese a no haberse efectuado en tiempo propio) o
incumplimiento definitivo del deber de informar, con los efectos propios de cada
una de estas situaciones jurídicas.
(ii) En la etapa precontractual. En tal caso, el incumplimiento definitivo
habilita la acción de nulidad del contrato que se ha celebrado, y la de reparación
de los daños. Ello pues la función esencial del deber de información precontractual es asegurar la existencia de un consentimiento pleno y reflexivo.
(iii) En la etapa contractzral. El incumplimiento habilitará las correspondientes acciones por cumplimiento, o bien la acción de resolución por incumplimiento (arts. 1083 y SS. CCyC, y también, en ambos casos, la de reparación
de los daños.
(iv) En la etapa post contractual. Por ej., en un servicio de post venta. Quedarán habilitadas las acciones por cumplimiento de los deberes de informar, la
de daños e incluso -entendemos nosotros- una eventual acción (innominada,
ya que no se trata de ineficacia, ni estructural ni funcional) que permita dejar
sin efecto el contrato ya celebrado y ejecutado, en razón de resultar imposible la
consecución de los fines del contrato en esta situación tan especiai.
g) Los diversos deberes de informar o comunicar en el Cód. Civil
y Comercial de la Nación
Los deberes de comunicación se han incrementado de manera
notable en el CCyC, en consonancia con la potenciación del Principio
de Buena fe, el que no sólo se encuentra consagrado en el art. 9", sino
que se encuentra replicado en muchísimos artículos.
(i) Obligaciones y deberes de informar stricto sensu. Se trata de
transmitir una información a fin de que sea comprendida por su receptor (cualquiera sea éste), para luego otorgar un acto jurídico en el
que medie el ccconsentimientoinformado".
Entre otros: las personas con capacidad restringida tienen "derecho a recibir información a través de medios y tecnologías adecuadas para su comprensión" (art. 31 inc. d]); Para realizar investigaciones médicas en seres humanos,
debe contarse con "el consentimiento previo, libre, escrito, informado y específico de la persona que participa en la investigación, a quien se le debe explicar,
OBLIGACIONES DE HACERY N O HACER
377
en términos comprensibles, los objetivos y la metodología de la investigación,
sus riesgos y posibles beneficios; dicho consentimiento es revocable" (art. 58
inc. f]); en el art. 59 se dispone con sumo detalle, sobre la obligación de informar
y el consentimiento informado para actos médicos e investigaciones en salud;
deberes de informar en las simples asociaciones y en ias fundaciones (arts. 190
y 213 a 215); existen múltiples normas que disponen sobre diversos deberes de
información y consentimiento informado en materia de filiación (arts. 560 a
567,569, 570, 575, 577, 582, 583, 588, 589, 591, 592, 593). Para la declaración judicial de la situación de adoptabilidad, los padres deben haber tomado
"10 decisión libre e informada de que el niño o niña sea adoptado", después de
10s cuarenta y cinco días de producido el nacimiento (art. 607); en los arts. 1100
a 1116 se dispone sobre las condiciones, efectos y consecuencias de la información y publicidad dirigida a los consumidores; en múltiples contratos se imponen deberes específicos de informar (arts. 156,1264,1324,1347,1379 y SS.);
etc.
(ii) Notificaciones o simples comunicaciones. son aquéllos que
imponen únicamente transmitir una información "dura", materializándose con una notificación, la entrega de un documento o su publicación (arts. 70, 159, 176, 414, 780, 1112, 1165, etc.). De todas
maneras, entre esta situación y la anterior existen zonas grises, ya que
en muchos casos se trata de algo más que de comunicar un dato.
(iii) Deber de guardar secreto o confidencialidad. Entre otros:
Zn ias inves~igacionesen seres humanos, se debe "resguarciar la intimidad de la persona que participa'en la investigación y la confidencialidad de su información personal" (art. 58); el representante tiene
el deber de "fidelidad, lealtad y reserva" (art. 372); deber de confidencialidad durante las negociaciones en las tratativas contractuales
(art. 992); etc.
S 174. Obligación de rendir cuentas
a) Metodología. Antecedentes. Justificación de la figura
La ccObligaciónde Rendir cuentas" no es una "clase" o una "especie" de obligación, sino más bien una Obligación particular y específica. En el Cód. Comercial se encontraba regulada de manera
sistemática, en los arts. 68 a 74. En el Cód. Civil no existía una regulación general, si bien en varios casos estaba contemplada. Además
(y ello revela la importancia del tema), en los Códigos Procesales por
lo general existe una sección especial destinada a la cuestión (en el
CPCCN, arts. 652 a 657).
378
FEDERICO A. OSSOLA
Sin perjuicio de la objeción metodológica, la regulación de esta
particular obligación, con carácter general, se justifica ampliamente.
Es que no solamente la unificación de las obligaciones civiles y comerciales así lo imponía, sino porque s i presenta el deber jurídico de
"rendir cuentas" en ias más variadas situaciones.
b) La base fenomenológica de la problemática y su proyección
juridica
Con buen criterio se distinguen la "cuenta" de su "rendición", lo
que no es sino consecuenciaade la plataforma fenonzenológica en la
que reposa la cuestión: se está aquí frente a un acto de comunicación
entre dos personas, ya que quien debe rendir cuentas lo hace poniéndolas en conocimiento de su destinatario.
La "Obligación de Rendir Cuentas" es un deber jurídico que se
concreta con un comportamiento cornunicacional entre dos sujetos.
C)
"Cuenta" y "obligación de rendir cuentas"
Las cuentas son el conjunto de explicaciones respecto a lo que
se ha obrado, entendido ello conlo ulva disciipcióii dc !(;h e c k y
que comprende, como lo indica la norma, la exposición, de manera
adecuada, de la totalidad de los antecedentes, sucesos acontecidos,
iesultados ccon9micos y demás circunstancias relevantes de una gestión en la que un tercero tiene un interés jurídico. Por ello, desde el
punto de vista jurídico, presenta dos aspectos diferentes: como hecho
documentado (la declaración) y como documento (el instrumento
LEO).
portante) (FERNÁNDEZIGÓMEZ
Y la obligación de rendir cuentas es, pues, aquélla en la que el
sujeto que ha realizado tal gestión debe comunicar a esa otra persona
dicha información: efectuar un informe, explicativo, con la prueba y
la documentación correspondiente (ZAVALA
RODR~GUEZ).
d) Caracterización
(i) Es una "obligación". Ello no solamente surge del emplazamiento metodológico de la figura, sino de su propia naturaleza. Existe
un "obligado" a la rendición de cuentas (a quien se encomendó una
gestión determinada); un "acreedor" (el beneficiario del negocio); y
OBLlGAClONES DE HACERY NO HACER
3 79
una "prestación" (el comportamiento comunicacional y la eventual
entrega de documentación y otros bienes). La causa fuente de la obligación puede ser o bien la voluntad de las partes, o la propia ley
(art. 860 CCyC).
(ii) Constituye un deber accesorio de conducta anejo a una obligación principal. Su finalidad. La rendición de cuentas no es un fin en
sí mismo, sino un instrunzento para determinar el fiel cumplimiento
de los deberes impuestos a quien realiza una gestión económica en
beneficio de un tercero, brindando las explicaciones pertinentes respecto a todo lo actuado en dicho negocio.
Se trata, pues, de un deber obligacional accesorio al negocio principal (lo
encomendado), ya que su existencia y desarrollo dependen de este último (arg.
art. 856 CCyC). Tan es así que, incluso, puede ser renunciado (art. 860 CCyC),
y sin que ello afecte la eficacia del negocio principal. De hecho, la obligación
de rendir cuentas puede ser cumplida, pero lo actuado (si bien informado de la
manera debida) puede haber sido insuficiente, caso en el cual la obligación principal se tendrá por incumplida, con la consiguiente responsabilidad.
-,
..-
(z'ii)Es una obligación de hacer. La obligación se concreta con un
comportamiento conzunicacional -o inforrnativo- que, por ser tal,
constituye una obligación de hacer.
. .,
En concreto, se treta dc 1i? rc?n!!,?flc?c??
d~ m n ncti:~i&d v e n e r ~ r , z ! ~ e z t e
se cosifica, ya que la rendición de cuentas deberá materializarse mediante la entrega de un instrumento. Además, y como también puede comprender la entrega
de documentación (arts. 859 inc. c] y 864 inc. b] CCyC), u otros bienes, son
aplicables, ea lo pertinente, las reglas de las obligasioi~esde clclr (arg. art. 774
in fine CCyC).
(iv) ~Intuitupersonae? Si bien en general se sostiene que se trata
de una obligación que no es inherente a la persona y, por ende, transsomos de la opinión que hay que analizar
misible (COLOMBOBLCIPER),
el caso concreto. Es por demás evidente que, ante el incumplimiento
del deudor, sería inviable al acreedor recurrir a un tercero para que
ejecute la prestación (art. 776 CCyC). Pero cabe preguntarse qué sucedería si el deudor fallece o pierde su capacidad, pendiente el cumplimiento de la obligación. En tal caso, somos de la opinión que los
herederos o (en su caso) el representante legal, si bien no estarán obligados a "rendir cuentas" en sentido estricto, ello no los dispensará de
informar aquello de que puedan haber tenido conocimiento, y -por
cierto- de poner a disposición del acreedor todos los elementos con
que cuenten (especialmente documentación), a fin de determinarse si,
hasta que se presentó la imposibilidad, el obligado cumplió debida-
3 80
FEDERICO A. OSSOLA
mente su cometido. Va de suyo que en caso de falta de aprobación, el
Juez tomará la decisión final.
@
Por otra parte, nada impide, por cierto, que la presentación de las.
cuentas o la eiitiegü dc doc~mentaci6n~ ü e d a nser otorgadas pzr iin
representante.
(u) Es una obligación de resztltados. El obligado a rendir cuentas
debe concretar un comportamiento comzinicacional, y por ello el
factor de atribución de esta obligación es objetivo; se trata, por ende,
de una obligación de resultados. En consecuencia, el deudor únicamente podrá liberarse acreditando la causa ajena, no siendo suficiente
probar su diligencia.
(vi) Es una obligación renunciable. En principio, la obligación
puede ser dispensada por el interesado (art. 860 CCyC).
e) Obligados a rendir cuentas
Surgen del art. 860 del CCyC. Se amplía notablemente el ámbito
de actuación de la obligación de rendir cuentas, ya que en los dos primeros incisos se contemplas situaciones "generales" en las que, haya
o no expresa disposición legal, la obligación invariablemente existirá.
Por último, existen casos en donde específicamente la iey io disponga,
se trate o no de supuestos que podrían quedar emplazados en los anteriores. Sujeto pasivo de la obligación será quien realiza la gestión;
sujeto activo, la persona en cuyo interés se han realizado dichos actos
(ROUILLON/ALONSO).
(i) La actuación en interés ajeno. Una excepción relevante. Comprende
cualquier situación en que una persona efectúe gestiones o actos de administración en favor de un tercero, en exclusivo interés de este último o también
parcialmente (NEGRI);
y sea cual sea la naturaleza jurídica de dicha actuación;
esto es, se trate o no de un acto jurídico respecto al cual expresamente se haya
consagrado la obligación de rendir cuentas.
Como importante excepción, cabe hacer presente que en el caso de mandato entre cónyuges, no hay obligación de rendir cuentas respecto de los frutos
y rentas percibidos, salvo convención en contrario (art. 459 CCyC).
(ii) Las relaciones de ejecución contirzuada. Se trata de ctralquier supuesto
en el que se presente esta modalidad de vinculación. Debe existir un interés $4rídico relevante que habilite a exigir las cuentas.
OBLIGACIONES DE HACER Y N O HACER
381
(iii) Expresa previsión legal. Son varios, e importantes, los supuestos en
ue se establece de manera expresa la obligación de rendir cuentas en el CCyC
y en leyes especiales, muchos de los cuales quedan emplazados en los dos supuestos anteriores: Tutela (arts. 130 a 134); Curatela (art. 138); Comité Ejecutivo de las Fundaciones (art. 205); Frutos y rentas de los bienes indivisos
por uno de los ex cónyuges (art. 485); Los padres deben rendir
cuentas respecto de las rentas de los bienes de los hijos, en ciertas circunstancias
(arts. 697 y 698); El mandatario (art. 1324 inc. f] y 1334); Negocio en parcipación (art. 1451); Agrupaciones de colaboración (art. 1460); Consorcios
e cooperación (art. 1475); Fideicomiso (arts. 1675 y 1676); Tienen derecho
a solicitar las cuentas el beneficiario, el fiduciante y el fideicomisario; Gestión
de Negocios.(art. 1782 inc. e]); Administrador del Consorcio (art. 2067 incs.
e] y j]); Administrador del Tiempo Compartido (art. 2097 inc. h]); El acreedor
anticresista debe rendir cuentas de los frutos percibidos (art. 2215); El acreedor
prendari~debe rendir cuentas efectuada la venta del bien (art. 2230); Una de
las finalidades del proceso sucesorio es la rendición de cuentas (art. 2335); Administrador de la herencia (arts. 2355, 2361, 2362); Curador de bienes en la
Herencia Vacante (art. 2442); Albacea (arts. 2523 y 2526); El retenedor, si percibió frutos (art. 2591 inc. c]); En la Ley General de Sociedades 19.550 (entre
otros, arts. 58, 59, 208, 235, 271, 364, 366, 374); En la ley de Concursos y
Quiebras 24.522 (arts. 23,32,200,218); En el derecho Público, existen normas
especiales al respecto, con procedimientos y modalidades también particulares;
En e! CPCCX, en e! c?.sc de !E ~dmioistri.riSnji.dici~! ( ~ r t r776
. y 777).
--- -
f ) Modo de cumplimiento
En el art. 859 del CCyC se dispone: "Requisitos. La rendición de cuentas debe: a) ser hecha de modo descriptivo y documentado; b) incluir las referencias y explicaciones razonablemente
necesarias para su comprensión; c) acompañar los comprobantes
de los ingresos y de los egresos, excepto que sea de uso n o extenderlos; d) concordar con los libros que lleve quien las rinda".
(i) Integralidad. Es necesaria expresión gráfica, representativa y
y
detallada de lo sucedido, que refleje la verdad (LÓPEZ DE ZAVAL~A),
adecuada a la naturaleza del negocio; e, incluso, a las normas legales
y los usos que imperen en el caso concreto. En otras palabras, "integral", o sea, completa, suficiente, oportuna y veraz. Por ej., quienes
deben llevar contabilidad (art. 320 CCyC), deberán observar todos los
requisitos establecidos en las normas subsiguientes, como así también
cumplir las reglas propias de la contabilidad (FALc~N).
Asimismo se
indica en el inc. d] la necesidad de que el relato del obligado con-
3 82
FEDERICO A. OSSOLA
cuerde con los asientos de los libros que lleve quien las rinda (como se
establecía en el art. 68 del Cód. Comercial), siempre y cuando, claro
está, este último tenga a su cargo dicha obligación (art. 320 CCyC).
(ii) Doc~merit~~cióii
qite debe ~zcompaCar.se.Excepclorzes. N o sólo
debe indicarse, en el cuerpo de la rendición de cuentas (el relato descriptivo efectuado por el obligado), cuáles son los documentos en que
se funda lo explicitado, sino que además éstos deben quedar incorporados en tanto y en cuanto corresponda su entrega al acreedor de
las cuentas, lo que comprende también aquéllos de los que surjan
ingresos y egresos económicos.
Sin embargo, el obligado queda relevado de adjuntar aquellos
comprobantes de gastos e ingresos que normalmente no se emiten,
como podría ser, por ej., los de gastos de menor entidad y que deben
presumirse como erogados.
(iii) Se debe comunicar adecuadamente. El modo de comunicar
dependerá del caso concreto: las cuentas deben incluir las referencias
y explicaciones razonablemente necesarias para su compre~zsión,lo
que abre todo un abanico de posibilidades.
(iv) Momento en que se produce el cumplimiento. Somos de la
opinión que el pago o cumplinziento (art. 865 CCyC) es un acto bilateral que requiere no sólo la actuación del deudor de la conducta
debida, sino su recepción por el acreedor.
E e allí que sCIs habrg cz~mplinzientcde la ~bligaciónde informar
(en nuestro caso, de rendir cuentas), cuando la información haya sido
"aprehendida" por el receptor pues ello supone la satisfacción del
interés del acreedor. Prestado el deber de colaboración del receptor,
quien debe "tomar y procesar" la información que le es transmitida,
nos encontramos frente a la situación jurídica de cumplimiento, operando por ende la total extinción de la relación jurídica.
Lo señalado no importa señalar que el deudor no quede liberado
si el receptor no aprehende la información, en tanto y en cuanto sea
por un hecho atribuible al acreedor (destinatario de la información),
o un hecho ajeno a este último. En tales casos, la situación ingresará
a una situación jurídica diferente: el incumplimiento. Pero la misma
habrá sido por causas ajenas al deudor, motivo por el cual el informante quedará liberado al haber cumplido con la conducta debida.
(u) Tiempo del cumplimiento. Se dispone en el art. 861 del CCyC:
"Oportz~nidad.Las cuentas deben ser rendidas en la oportunidad en
OBLIGACIONES DE HACERY N O HACER
3 83
que estipulan las partes, o dispone la ley. En szr defecto, la rendición
de cuentas debe ser hecha: a) al concluir el negocio; b) si el negocio
es de ejecución continuada, también al concluir cada uno de los peTíodos o al final de cada año calendario".
(vi) Lzrgar del cumplimiento. No existe una norma, por lo cual
imperan las reglas generales: lo pueden designar las partes y, a falta
de ello, será en el domicilio del deudor (art. 874 CCyC).
g) Aprobación
Se dispone en el art. 862 del CCyC: "Aprobación. La rendición
de cuentas puede ser aprobada expresa o tricitamente. Hay apro.bación tácita si no es observada en el plazo convenido o dispuesto por
la ley o, en su defecto, en el de treinta días de presentadas en debida
forma. Sin embargo, puede ser observada por errores de cálculo o de
registración dentro del plazo de caducidad de u n año de recibida".
Por otra parte, "en relaciones de ejecución continuada si la rendición
de cuentas del último período es aprobada, se presume que también
lo fueron las rendiciones correspondientes a los periodos anteriores'"
(art. 863 CCyC).
--.-.
--
h) La obligación de rendir cuentas y el negocio principal
Deben deslindafse dos situaciones: una cosa es el cumplimiento
acabado de la obligación de rendir cuentas, y otra diferente es el cabal
cumplimiento de la gestión encomendada respecto a la cual se ha
rendido cuentas.
Si bien ambas circunstancias se encuentran intervinculadas, puede
ocurrir que se informe debidamente lo actuado, pero que esto último
haya sido insuficiente. Como la obligación de rendir cuentas es instrumental y accesoria, y -por ende- distinta al negocio entornendado, en l a situación apuntada el deudor habrá cumplido con dicha
obligación, pero será responsable de sus faltas por la mala gestión
llevada a cabo.
i) Mora e lncumplimiento de la obligación
En la gran mayoría de los casos el plazo para la rendición de
cuentas es determinado, y por ende, no sólo la obligación debe ser
3 84
FEDERICO A. OSSOLA
cumplida el día de su vencimiento (art. 871 inc. b] CCyC), sino que
además el deudor caerá en mora automática (art. 886 CCyC). Podrían existir, empero, casos en los que el plazo sea tácito; en particular, c ~ a n d sno ce encuentre establecido (ni por la ley, ni por las
partes) un plazo para la conclusión del negocio principal.
Pueden, eventualmente, presentarse casos de i~zcurnplirnientodefinitivo de la obligación, sea o no por causas imputables a las partes.
Por ej., si por un incendio el obligado pierde toda la documentación
respaldatoria, o alguna situación análoga. Entendemos que si ello es
por causas no imputables al deudor, habrá ,que analizar detenidamente la situación: el incumplimiento, para causar la extinción de
la obligación, debe ser objetivo, absoluto y definitivo; por ende, si
el deudor puede aportar aunque sea rzlgo -valga la expresión- no
quedará dispensado de hacerlo. Y si lo hace, quedará liberado de responsabilidad por aquello que lo excede.
Por cierto que si el incumplimiento se debió a causas a él imputables, cargará con la indemnización de todos los daños causados
(art. 955 CCyC), lo que expresamente está contemplado para el caso
de la tutela (art. 134 CCyC).
j) Derechos ciei acreedor d / l & e: ~~~ri¿'ü;;;p!:',~1e,~fo~
El acreedor cuenta con la posibilidad de activar los mecanismos de
la tutela satisfactiva del crédito, entre las cuales se encuentra -claro
está- la posibilidad de promover una acción judicial de rendición de
cuentas. La prescripción de la acción de rendición de cuentas, y de la
que nace para percibir el saldo resultante, se encuentran reguladas en
el art. 2555 del CCyC.
k) Derechos del deudor
Sin perjuicio de que el deudor puede colocar en mora al acreedor
de las cuentas cuando éste se niega a recibirlas infundadamente,
cuenta también con la acción judicial por aprobación de cuentas,
contemplada en el art. 657 del CPCCN, que reza: "El obligado a
rendir cuentas podrá pedir la aprobación de las que presente. De la
demanda, a la que deberá acompañarse boleta de depósito por el importe del saldo deudor, se dará traslado al interesado, por el plazo que
fije el juez, bajo apercibimiento de ser tenido por conforme si no las
OBLIGACIONES DE HACERY N O HACER
385
impugnare al contestar. Se'aplicará, en lo pertinente, el procedimiento
establecido en los artículos anteriores".
I ) Observaciones posteriores a la aprobación
Se prevé que pese a la aprobación, es posible observar las cuentas
"por errores de cálculo o de registración". En nuestra opinión, debería tratarse sólo de errores materiales sin incidencia alguna en la
sustancia de las cuentas, a fin de su rectificación; o, en el mejor de los
casos, la existencia de un error no imputable al acreedor al aprobar
las cuentas.
m) Obligaciones derivadas de la aprobación de las cuentas
Se dispone en el art. 864 del CCyC que "Una vez aprobadas las
cuentas: a) SU saldo debe ser pagado en el plazo convenido o dispuesto
por la ley o, en su defecto, en el de diez días; b) el obligado a rendirlas
debe devolver a l interesado los titulos y documentos que le hayan
sido entregados, excepto las instrucciones de carricter personal".
5 í75. La oblligación de seguridad. Remisión
Hemos señalado con anterioridad, al tratar el contenido de la
relación obligatoria (Ej 20.b), que éste se ha expandido, en el sentido
de que la obligación no comprende solamente lo que denominamos
la prestación nuclear (o esencial), sino que a su derredor se erigen
importantísimos deberes accesorios de conducta (por ej., conservar
la cosa, apersonarse al lugar de pago, etc.), algunos de los cuales, por
su valor cualitativo, tienen un valor tal que, en la gran mayoría de los
casos, constituyen una surte de soporte de apoyo de la prestación básica, y si no son observados difícilmente se pueda cumplir cabalmente
la obligación.
Uno de eUos, recién estudiado, es el deber de informar; el otro, es
la obligación de brindar seguridad.
Se trata de una obligación de hacer, consistente en adoptar todos
los recaudos necesarios a fin de evitar la causación de daños en aquellos bienes jurídicos (patrimoniales o no) que intervienen en la celebración o ejecución de un contrato, o en el cumplimiento de una obligación, ajenos a los que están involucrados en la prestación nuclear.
386
FEDERICO A. OSSOLA
Distinto es el caso de la lesión a los intereses directamente involucrados en el contrato: ello se vincula con el incumpliqiento obligacional o contractual específico, como en el caso del contrato de
locación, en donde la cosa que debe restituirse debe ser conservada
(PIZARRO).
El estudio de esta particular obligación se originó a partir de un
caso resuelto por la Corte de Casación francesa en el año 1.911,donde
se determinó la existencia de una "obligación tácita de seguridad" en
el contrato de transporte, estableciéndose que el transportista no sólo
se obliga al traslado del pasajero a destino, sino también a preservar
su incolumidad física, aún cuando ello no haya sido pactado de manera expresa. A partir de allí comenzó a expandirse, hasta transformarse en uno de los pilares esenciales del cumplimiento obligacional.
Existen -por una parte- múltiples obligaciones legales de seguridad: en la Ley de Contrato de Trabajo (ley 20.744, art. 75); en las
relaciones de consumo (art. 42 Const. Nac., y arts. 5" y 6" de la Ley
24.240 de Defensa del Consumidor, art. 1101 inc. c] CCyC); en materia de actos peligrosos (art. 54 CCyC); en el contrato de transporte
(art. 1289 CCyC); espectáculos deportivos (ley 24.192); etc.
Antes de la sanción del CCyC se construyó una doctrina de la
"obligación tácita de seguridad", encontrándosela en multiplicidad
de vínculos contractuales, aun cuando no estuviera expresamente
consagrada, emanada esencialmente de la Buena Fe: en los contratos
de enseñanza intelectual y deportiva; de práctica deportiva; contratos
médicos y de hospitaiizacion (por ej., ia cuestión de los virus intrahospitalarios); contratos de juegos y feria; espectáculos públicos; etc.
Con la sanción del CCyC se ha generado una polémica respecto
a si la obligación tdcita subiste o no. Remitimos a Responsabilidad
Civil 84, donde tratamos la cuestión.
5 176. La obligación de instrumentar un acto en la forma prevista
por la ley ("obligación de escriturar")
En el art. 1018 del CCyC se termina por consolidar un largo derrotero de la doctrina' y la jurisprudencia en relación a una especial
obligación de hacer: en ciertos casos, si al celebrar un acto jurídico las
partes no observan la forma-que la ley impone, nace para ellas -por
imperio de la ley- la obligación de otorgarlo en la forma debida.
OBLIGACIONES DE HACERY N O HACER
3 87
a) Antecedentes
La figura se construyó esencialmente en base al contrato de compraventa
de inmuebles otorgado por instrumento privado, el llamado "boleto de complaventa".
Se discutió (a la luz de las normas originarias del Cód. Civil) si la inobservancia de la forma impuesta (la escritura pública -art. 1184, Cód. Civil-)
acarreaba o no la nulidad del acto. Se abrió paso la postura que afirmaba su
validez (con varios matices), sin perjuicio de la necesidad del otorgamiento de
la escritura pública por las partes, como obligación de hacer. La doctrina y la
jurisprudencia se dividieron en torno a la posibilidad de compeler judicialmente
al renuente a escriturar (dada la limitación natural en las obligaciones de hacer,
en el sentido de que era inviable ejercer violencia en la persona del deudor
-art. 629, Cód. Civil-), y a la posibilidad de que el juez la otorgue en caso de
negativa del demandado (a la luz de los arts. 1185 y 1187, Cód. Civil). Con la
incorporación del art. 1185 bis del Cód. Civil (por la ley 17.711); se concluyó
que en caso de que el demandado no lo hiciera, el juez podía otorgarla.
La situación ha quedado definitivamente zanjada en el CCyC.
b) Las normas jurídicas en juego
Son varios los artículos del CCyC que tratan, desde diversas ópticas, esta cuesrión.
(i) En los actos jurídicos en general. En materia de actos jurídicos, la regla
es la libertad de formas, salvo que la ley imponga una determinada, o las partes
convengan una más exigente que la que la ley estatuye (art. 284 CCyC). E1
art. 285 del CCyC reza: "Forma impuesta. El acto que 720 se otorgo en la forma
exigida por la ley no q~tedaconcluido como tal mientras no se haya otorgado el
instrumento previsto, pero vale como acto en el que las partes se han obligado
a cumplir con la expresada formalidad, excepto que ella se exija bajo sanción
de nulidad".
(ii) En los contratos en general. A su vez, ya en materia contractual, el
art. 969 del CCyC también contiene una solución concordante: "Contratos formales. Los contratos para los cuales la ley exige una forma para SU validez,
so12 nulos si la solemnidad no ha sido satisfecha. Cuando la forma requerida
.para los contratos, lo es sólo para que éstos produzcan sus efectos propios, sin
sanción de nulidad, no quedan conclztidos como tales mientras no se ha otorgado el instrumento previsto, pero valen como contratos en los que las partes se
obligaron a cumplir con la expresada formalidad. Cuando la ley o las partes no
imponen una forína determinada, ésta debe constittrir sólo u n medio de prueba
de la celebración del contrato".
3 88
FEDERICO A. OSSOLA
El art. 995 del CCyC reza: "Pronzesa de celebrar u n contrato. Las partes
pueden pactar la obligación de celebrar un contrato ftrttrro. El fzrturo contrato
no puede ser de aqzrellos para los cuales se exige una forma bajo sanción de
nulidad. Es aplicable el régimen de las obligaciones de hacer".
Además, en el art. 1017 del CCyC se dispone: "Escritura pública. Deben
ser otorgados por escritura pública: a) los contratos que tienen por objeto la adquisición, nzodificación o extinción de derechos reales sobre inmuebles. Quedan
exceptuados los casos en que el acto es realizado mediante subasta proveniente
de ejecución judicial o administrativa; 6) los contratos que tienen por objeto
derechos dttdosos o litigiosos sobre iíznzuebles; c) todos los actos que sean accesorios de otros contratos otorgados en escritura pública; d) los demás contratos
que, por acuerdo de partes o disposición de la ley, deben ser otorgados en escritura pública".
Por último, el art. 1018 del CCyC reza: "Otorgamiento pendiente del instrunzento. El otorgarnie~ztopendiente de u n instrumeízto previsto constituye una
obligación de bacer si el fzrtzrro contrato no requiere una forma bajo sanción de
nzilidad. Si la parte condenada a otorgarlo es remisa, el juez lo hace en su representación, siempre que las contraprestaciones estén cunzplidas, o sea asegurado
su cumplimiento".
C)Actos a los que se aplica
Cüaild~se trata de actas f~~77zalcs,
debe distizpirse !ur sictir
formales solemnes (o de formalidad absoluta) de los no solemnes (o
de formalidad relativa): en los primeros la forma es consustancial
al acto, de suerte tal que si no se otorga bajo tales recaudos, la ley
prevé la sanción de nulidad, y que es absoluta. Por ende, no produce
efecto alguno ni puede ser saneado (art. 387 CCyC). Entre otros, se
prevé la escritura pública como solemnidad absoluta en la donación
de inmuebles, las de cosas muebles registrables y las de prestaciones
periódicas o vitalicias (art. 1552 CCyC).
Pero en los actos formales no solemnes o de formalidad relativa,
la inobservancia de la forma impuesta por la ley no causa su nulidad,
sino que le hace producir efectos, aunque diferentes, pero tendientes
a que -finalmenteel acto se concluya: el nacimiento del deber jurídico de otorgar el instrumento pertinente (LEIVAFERNÁNDEZ).
de la compraventa otorgada por instrumento
Tal es el caso
privado, comúnmente denominado "Boleto de Compraventa" (en los arts. 1170
y 1171 del CCyC expresamente se dispone sobre su oponibilidad); y de todos
aquellos actos cuya formalidad es relativa, entre otros: leasing sobre inmuebles,
buques o aeronaves (art. 1234 CCyC); agrupación de colaboración (art. 1455
CCyC); cesión de derechos hereditarios, de derechos litigiosos sobre inmue-
OBLIGACIONES DE HACERY N O HACER
3 89
bles y de derkchoi derivados de un acto instrurnentado por escritura pública
(art. 1618 CCyC); etc.
d) Efectos
Otorgado el acto, nace para todas las bartes un derecho y un
deber recíproco, cual es el de elevarlo a la forma prevista por la ley.
Se trata de una obligación de hacer, y de resultado, que emplaza en
situación de deudor y de acreedor a todos los contratantes.
En caso de incumplimiento, la otra parte puede exigirlo judicialmente. Es lo que usualmente se denomina "juicio de escrituración",
que es un proceso declarativo tendiente a determinar la existencia
de esta obligación, y de condenar al accionado a cumplirla. El juez,
si hace lugar a la demanda, fija un plazo para el otorgamiento de la
escritura pública, en los términos y condiciones establecidos en el
contrato base de la acción (se suele designar en él al escribano, y otras
circunstancias relativas al otorgamiento del acto, recaudos a cumplimentar, etc.).
Si el deudor hace caso omiso a lo resuelto por el juez, se inicia
la ejecución forzada, mediante el procedimiento de ejecución de sentencia. Debe recordarse que ante una sentencia condenatoria incumpiida, no es posibie ejercer fuerza física aiguna sobre ia persona del
deudor (S 172.d). Por tales razones, el ordenamiento habilita al juez
a otorgar el instrumento pendiente; apercibimiento que suele quedar
explícito en la parte resolutiva de la sentencia. Este se hace efectivo
siempre y cuando no solamente sea ello de factible cumplimiento (en
caso contrario, el contrato finalmente se resolverá, sin perjuicio del
derecho indemnizatorio del perjudicado); sino además en tanto la
otra parte haya cumplido con las contraprestaciones a su cargo, o
asegure su cumplimiento (por ej., el pago del saldo del precio).
En definitiva, se trata de una obligación de hacer fungible.
II. OBLIGACIONES DE NO HACER
5 177. Concepto
En el art. 778 del CCyC se dispone que la obligación de no hacer
"es aquélla que tiene por objeto una abstención del deudor o tolerar
una actividad ajena".
390
FEDERICO A. OSSOLA
Aquí, el deudor debe abstenerse de algo que, de no existir el deSe
recho creditorio, hubiera podido normalmente obrar (LLAMB~AS).
manifiesta de dos maneras: en la privación en el ejercicio de una conducta positiva, sea de hacer o de dar (de allí que el no dar es también
una manifestación de las obiigaciones de no hacer); o bien en soportar una actividad ejecutada por el acreedor.
9 178. Diferencias con otras figuras
Debe distinguirse de los deberes de abstención emanados de los
derechos reales en general, y las servidumbres en particular pues, si
bien en ambos existe una abstención, en las servidumbres hay un
derecho real y la obligación de no hacer es personal, "de lo que se
deduce que la servidumbre resulta anexa a la cosa con los caracteres
típicos del ius in rem" (AMEAL).
De todas maneras, y aunque en ciertas situaciones los límites
son algo difusos, "cabe, cuando menos, distinguir dos diferentes regímenes jurídicos. En el primero quedan vinculados únicamente un
acreedor y un deudor y, en su caso, los herederos de uno y otro. En
el segundo caso, en cambio, quedan vinculados quienesquiera que
sean en cada momento propietarios"; pQr otra parte, la obligación
negativa tiene una duración limitada, mientras que las servidumbres
son, por su naturaleza, perpetuas (DÍEzPICAZO).Sin perjuicio de esto
último, nada obsta que a otros deberes de abstención no obligacionales, supletoriamente se les apliquen las reglas de estas obligaciones.
9 179. Fuentes
Como toda obligación, pueden tener fuente convencionaI o legal.
a) Fuente convencional
Entre otros, encontramos el pacto de no competencia; el pacto de
no pedir el pago (pactum de non petendo); el pacto de no revelar un
secreto industrial; el pacto de no participar en un remate público; la
prohibición de sublocar; la obligación de no levantar una pared a más
de cierta altura (BUSSO).
b) Fuente legal
También las leyes imponen obligaciones y deberes no obligacionales de no hacer: las prohibiciones para el locador en la locación ha-
OBLIGACIONES DE HACERY NO HACER
391
bitacional (art. 1196 CCyC); la prohibición de cambiar el destino de
la cosa locada al locatario (art. 1206 CCyC); los proveedores deben
abstenerse de conductas que vulneren la dignidad del consumidor
(art. 1098 CCyC); el concesionario debe respetar los límites geográficos de actuación y abstenerse de comerciaiizar mercaderías fuera
de ellos, directa o indirectamente por interpósita persona (art. 1505
inc. b] CCyC); etc.
En el CCyC se tratan en conjunto con las obligaciones de hacer,
ya que si bien aquí la conducta prestacional es la contracara de la
obligación de hacer, ambas tienen una característica común: giran
en torno a un hecho del deudor (en el caso, de omisión), en donde la
mirada no está centrada en la entrega de una cosa (aunque en las obligaciones de hacer ello pueda ocurrir), sino en la actividad intangible
que debe desplegar.
De allí que todas las normas de las obligaciones de hacer sean
aplicables a las de no hacer, en forma supletoria y adaptadas a la situación que se presenta (CASEAUX).
§ 181. Cumplimiento e incumplimiento
E! deudor de no hacer incilrnple "haciendo" (por ej., quien instala
un negocio violando un pacto de no competencia). Se ha eliminado
el casuismo del Cód. Civil relativo a la imputabilidad del incumplimiento v sus efectos contenido en dichos artículos. aue
establecen una
.
respon&bilidad subjetiva que ahora no es tal.
a) Factor de atribución
El no hacer es, indudablemente, un resultado. De allí que el factor
de atribución, a fin de calibrar la imputabilidad del incumplimiento,
es objetivo (art. 1723 CCyC).
b) Prueba
Como constituyen un hecho negativo, la prueba del incumplimiento pesa sobre el acreedor (art. 894 inc. b] CCyC).
FEDERICO A. OSSOLA
392
c) Determinación. Efectos
Rigen, en su totalidad, las normas particulares de las obligaciones
de hacer, y las generales que disponen sobre el cumplimiento y el
incumplimiento obligacional y sus efectos.
(i) Incumplimiento definitivo. Si acontece la imposibilidad de
cumplimiento (por ej., incumplir la obligación de revelar un secreto
industrial), se aplica lo dispuesto en los arts. 955 y 956 del CCyC.'
(ii) Mora. Ejecución forzada. Cuando el incumplimiento es imputable al deudor, se puede promover la ejecución forzada, en tanto y en
cuanto ello sea materialmente posible, y el acreedor aún tenga interés
en la inactividad del deudor (por ej., que quien incumplió el pacto de
no competencia instalando un negocio, cese en esa actividad).
Por ello es que se mantiene la solución postulada por la doctrina,
en el sentido de que si pese a que el deudor incumplió haciendo, pero
se dan tales circunstancias, el deudor de la obligación de no hacer
ingresa en mora, y no directamente en incumplimiento definitivo (PIZARRO/VALLESPINOS).
(iii) Límites a la ejecución forzada. Los límites de la ejecución
f~rz-.c!-. son 10s mismos que en las obliyaciones de hacer (art. 777
CCyC), aunque pueden presentarse situaciones particulares. Por ej.,
en el caso del pacto de no competencia, podría el acreedor solicitar
la clausura del negocio, lo que se puede materializar por vía coactiva.
(iv) Destrucción de lo "hecho". La destrucción de lo hecho (una
modalidad de la ejecución forzada), si es que fuere posible, se rige
también por los mismos parámetros que los de la obligación de hacer
(art. 775 del CCyC), no debiendo ser abusiva o disfuncional.
(u) Indemnización de daños. Por último, en.todos los casos en
que el incumplimiento sea imputable, puede el acreedor solicitar los
daños y perjuicios ocasionados.
(Consultar, además, la bibliografía sobre derechos del consumidor citada
en el capítulo 2, y la relativa a obligaciones de medios y resultados en el capítulo 15).
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CAP~TULO
Xlll
OBbICACBONES ALTERNATIVAS
tj 182. Concepto. Caracterización
El art. 779 del CCyC reza: "Concepto. La obligación alternativa
tiene por objeto una prestación entre varias que son independientes
y distintas entre si. El deudor está obligado a cumplir una sola de
ellas". Alternar es sinónimo de cambiar, variar o reemplazar. En el
ámbito obligacional, y en el marco del CCyC, la obligación alternativa importa la existencia de una relación jurídica creditoria en
la cual su objeto se encuentra ab initio indeterminado de entre una
-.pluralidad de prestaciones determinadas, y qi-ic por nn acto p ~ r t e r l ~ r
á1 nacimiento -la elección- finalmente se concreta en una de ellas.
Estas obligaciones son válidas, desde que el objeto puede ser determinado o determinable (art. 725 CCyC), presentándose aquí esta última
- - circunstancia.
a) Es una sola obligación
Se trata de una obligación, y no varias, sin perjuicio de la diversidad originaria en el objeto. Por tales razones, existe unidad de vínculo y no pluralidad. Con ello se zanja una profundadiscusión doctrinaria, en el marco del Cód. Civil, donde la cuestión era discutida.
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b) Objeto
Existe pluralidad in obligatione, y unidad de objeto in solutione. Así, "esta pluralidad de objetos debidos en forma alternativa
constituye un dato esencial de estas obligaciones y resulta absolutamente compatible con la idea de vínculo único. La existencia de una
pluralidad de prestaciones no tiene por qué desvirtuar o, más aún,
FEDERICO A. OSSOLA
excluir la caracterización unitaria del vínculo disyuntivo" (PIZARRO~
VALLESPINOS).
c) Diferencias con otras figuras
(i) Con las obligaciones factfltativas. En las obligaciones faczrltativas, in
obligatiorze existe objeto tínico, y sólo el deudor, a su propio arbitrio, puede
reemplazar tal prestación por otra' (art. 786 CCyC).
(ii) Con las obligaciones de género. Si bien ambas tienen en común la indeterminación inicial de la prestación, difieren notablemente: las de género sólo
pueden comprender cosas de una misma especie; las rige el principio de calidad
media; y el caso fortuito no libera. Nada de ello ocurre en las alternativas (PI-
ZARRONALLESPINOS).
d) Determinación
La determinación o individualización del objeto se concreta mediante un acto jurídico que puede ser otorgado por el deudor (obligación alternativa regular), acreedor (obligación alternativa irregular),
o un tercero: la elección de una de las prestaciones existentes in obligatione (arts. 780 y 783 CCyC).
e) Prestaciones diferentes e it-iíiuepe~dientes
Cada una de las prestaciones, que deben ser diferentes entre sí, e
independientes las unas de las otras (CASEAUX).
f) Invalidez del objeto de una de ellas
Cada prestación debe reunir los requisitos generales del objeto de
las obligaciones (art. 725 CCyC) y en caso de que alguna carece de
ellos, se deben las restantes. Esto es: la inidoneidad originaria de una
prestación se proyecta únicamente sobre ella, y no arrastra a la obligación. Va de suyo que si todas las prestaciones tienen tal condición,
no hay obligación alguna por falta de objeto.
9 183. La alternatividad en las relaciones jurídicas. Su justificación
CRIST~BAL
MONTESse pregunta: "{qué resultados jurídicos estimables pueden derivarse del hecho de que constituida una obligación
el acreedor o el deudor pueda elegir entre uno u otro de los objetos
disyuntivamente contemplados? Ahí es donde se halla la prueba de
OBLIGACIONES ALTERNATIVAS
397
fuego de la figura, y por ese camino es por donde debe indagarse la
O no de títulos justificativos suficientes como para seguir
considerándola una categoría obligatoria de interés y entidad".
En la dinámica negocial actual se presentan múltiples casos de
obligaciones alternativas, lo que ievela su u-ciiiciaci. En primer lugar
para ambas partes, pues el deudor cuenta con más posibilidades para
liberarse, y el acreedor, correlativamente, ve restringido notablemente
(en comparación con las obligaciones de objeto único) el riesgo de no
poder cobrar.
Pero también ello favorece el intercambio patrimonial, brindando
a los involucrados la posibilidad de satisfacer sus necesidades de la
más variada manera, en el marco de una vida negocial cada vez más
compleja y variada. En definitiva, las obligaciones son un instrumento
para la satisfacción de intereses, y estos últimos asumen muchas veces
una diversidad tal, que se justifica otorgar la facultad de poder optar
entre varios caminos.
a) Relaciones de consumo
Lo señalado se torna evidente en el marco de las relaciones de consumo,
en donde, por ej., en el art. 10 bis de la ley 24.240, ante el incumplimiento
de la oferta o del contrato imputables al proveedor, el consumidor, "a su libre
elección", puede optar por a) Exigir el cumplimiento forzado de la obligación,
siempre que ello fuera posible; b) Aceptar otro producto o prestación de servicio
equivalente; c) Rescindir el contrato con derecho a la restitución de lo pagado,
sin perjuicio de los efectos producidos, considerando la integridad del contrato.
Además de ello, tiene en todos los casos el derecho a exigir los daños que el
incumplimiento le haya ocasionado.
Este sólo ejemplo, en el marco de las relaciones jurídicas que suponen una
desigualdad negocial congénita (como ocurre también en los contratos por
adhesión a condiciones generales fuera del marco de las relaciones de consumo,
y en otras tantas situaciones de asimetría negocial), agregan una razón más que
justifica la existencia de la categoría: la protección de la debilidad negocial. En
efecto, ésta es una proyección concreta del apuntalamiento que el Derecho instrumenta para el efectivo logro de los intereses de la parte débil de la obligación,
que podrían verse frustrado de no existir una gama de opciones que le permitan,
finalmente, concretarlos.
b) Convención de partes
En los casos de alternatividad convencional, si bien los ejemplos concretos
brindados en las obras clásicas revelarían una irrelevancia práctica de la cate-
198
FEDERICO A. OSSOLA
goría ("entregar dos caballos o una vaca"), lo cierto es que en el mundo del
comercio y el consumo, cada vez con mayor asiduidad, se acude a la figura. Las
empresas de Tarjetas de Crédito otorgan "puntos" a sus clientes (en función del
uso del plástico), que luego éstos pueden "canjear" por diversos productos, a su
elección. Las de aviación, efectúan una operatoria similar con sus clientes frecuentes, "regaiando" "lcilómetros", que iio es sino uii crédi~oque luego tarinbién
éstos pueden canjear por viajes o, a veces, por otras prestaciones, a su elección.
En los sistemas de crédito para adquirir automotores, suele otorgarse al adquirente la posibilidad, una vez que se produce la adjudicación, de optar por otro
modelo más avanzado.
C) ~ u e n t e
legal
Además del ya citado art. 10 de la ley 24.240, en él CCyC encontramos,
entre otras: las opciones del acreedor de la obligación por saneamiento (art. 1039
CCyC); las brindas en el caso de la extinción del contrato por declaración de
una de las partes (art. 1078 CCyC); evicción en el caso de permuta (art. 1174
CCyC); contrato de leasing (arts. 1227 y SS. CCyC); la posibilidad de la víctima de daños de optar por la reparación en dinero o en especie (art. 1740
CCyC); transformación (art. 1957 CCyC); defensas del derecho real (art. 2250
del CCyC); opción del legitimario en caso de constitución de usufructo, uso,
habitación o renta vitalicia (art. 2460 CCyC); etc.
d) Modalidades y circunstancias de la obligación
La alternatividad no sólo se predica de las obligaciones, sino también se sus
modalidades y demás circunstancias relativas a su cumplimiento, caso en el cual
rigen las reglas de esta sección (art. 784 CCyC).
e) Otras situaciones de alternatividad
También, aunque con un sentido mucho más amplio y con diferentes efectos
jurídicos, fuera del ámbito obligacional, ya que la posibilidad de elegir uno de
entre varios caminos a seguir es parte de la vida misma. Cuando se encuentran
implicados intereses jurídicos, el Derecho interviene y establece sus condiciones
de procedencia y límites (entre otros: opción de uso del apellido marital, art. 67
CCyC; opciones del cónyuge de buena fe en caso de matrimonio nulo, art. 429
CCyC; etc.).
En fin, las posibilidades son innumerables y favorecen notablemente el intercambio de bienes y servicios. Es que "lo que interesa
al futuro deudor alternativo, que es sin duda y en principio la parte
económicamente más poderosa, no es el contenido obligacional alternativo de cada contrato individual y aisladamente considerado, sino el volumen lo más amplio posible de contratos celebrados" (RAMS ALBESA).
OBLIGACIONES ALTERNATIVAS
'
399
5 184. La elección
Se encuentra contemplada en el art. 780 del CCyC, que reza:
"Elección. Sujetos. Efectos. Excepto estipulación en contrario, la facultad de elegir corresponde al deudor. La opción que corresponde a
varias personas requiere unanimidad. Si la parte a quien corresponde
la elección n o se pronuncia oportunamente, la facztltad de opción
pasa a la otra. Si esa facultad se ha deferido a un tercero y éste n o
opta en el plazo fijado, corresponde al deudor designar el objeto del
pago. E n las obligaciones periódicas, la eleccibn realizada una vez n o
implica renuncia a la facultad de optar en lo sucesivo. La elección es
irrevocable desde que se la conzunica a la otra parte o desde que el
deudor ejecuta alguna de las prestaciones, aunque sea parcialmente.
Una vez realizada, la prestación escogida se considera única desde su
origen, y se aplican las reglas de las obligaciones de dar, de hacer o de
no hacer, segtin corresponda".
a) Concepto
.
Es el acto que hace cesar la indeterminación inicial de la prestación y, en definitiva, la concreta, produciéndose la eliminación de las
restante$ prestaciones en cuanto objeto de la obligación. Su trascendencia, pues, es palpable. Es u n acto jz~rídico,unilateral y recepticio.
b) Sujetos
L a regla es que la elecciCn c~rrespsndeal dezldo;; s a l v ~estipulacióii
en contrario, pudiendo ser deferida al acreedor o, incluso, a u n tercero.
Ello responde a una arraigada tradición derivada del principio favor debitoris, aunque -de todas maneras- si de ello se generara una situación de
abuso del derecho (art. 10 CCyC), la cuestión podría ser objeto de revisión. Esta
situación se podría presentar, particularmente, en el ámbito de las relaciones
de consumo, aunque debe ser valorada con suma prudencia. Es que si bien no
son válidas las cláusulas que de alguna manera limiten o restrinjan los derechos
del consumidor (art. 37 de la ley 24.240), la sola existencia de alternatividad
con elección a cargo del deudor (el proveedor) no basta, per se, para considerar
que los derechos del consumidor se vean menguados. De hecho, a primera vista
la conclusión debería ser la opuesta: el consumidor cuenta, aunque a opción
del proveedor, con un abanico de posibilidades. De todas maneras, ello puede,
eventualmente, constituir una elegante y velada cláusula que, en los hechos,
vulnere la prohibición del art. 37 de la ley, lo cual deberá ser valorado en el caso
concreto.
400
FEDERICO A. OSSOLA
Cuando la elección se ha puesto en cabeza de varias personas,
constituye un acto que, si bien eventualmente podrá ser otorgada en
diferentes momentos por cada una de ellas (si las circunstancias lo
permitieran), de todas maneras requiere ununirnidad. En caso cont:ario, el CCpC claramente resuelve las cosas a favor del deudor, quien
queda a cargo de practicar la elección. La situación debe equipararse
al caso en que el tercero incurra en mora en la elección.
C)
Forma
Rige el principio de libertad de formas (art. 284 CCyC), y puede
ser expresa o tácita (arts. 262 y 264 CCyC). Una de las maneras de
manifestación (que debe interpretarse como un signo inequívoco) es
la ejeczición de una de las prestaciones por el deudor, sea en forma
total o parcial, tal cual se prevé en la norma.
También podría suceder que quien tiene a su cargo la elección,
comience a otorgar los actos preparatorios que corresponden a sus
deberes accesorios de conducta para el cumplimiento o la recepción
de la prestación (según quien sea el titular de la elección). En este
caso, si tales actos son comu~zicadospor la forma que sea a la otra
parte (esto es, si llegan a conocimiento de la otra parte) y han generado una razón suficiente para inducir que se ha tomado un camino
definido, debe considerarse que existe tal manifestación de voluntad
y por ende, la elección debe tenerse por otorgada. La cuestión debe
ser valorada a la luz del principio de buena fe y de confianza en la
apariencia desplegada (art. 1067 CCyC).
d) Tiempo de la elección. Mora. Efectos
El art. 780 del CCyC requiere que la elección sea producida
croportunamente",lo que motiva la necesidad de indagar en la existencia del tipo de plazo al que está sometida, con los consiguientes
efectos en cada caso (arts. 350 y SS., 886 y ss. CCyC). Producida la
mora en la elección, va no es necesaria la intervención iudicial: en el
caso en que haya esiado en cabeza de una de las partes, Pasa a la otra;
para el supuesto de que el designado hubiera sido un tercero, pasa al
deudor. Por ende. no se a ~ l i c alo establecido en el art. 906 inc. b) del
CCyC (mora del ;creedo; en la elección de una cosa indetermináda),
que únicamente rige para las obligaciones de género (art. 762 CCyC).
Tal solución es acorde con una mayor dinámica negocial, y evita judicializar una cuestión innecesaria.
OBLIGACIONES ALTERNATIVAS
401
d) lrrevocabilidad
La revocación es un acto excepcional, desde que importa un volver
atrás con lo hecho con anterioridad, lo cual puede (y normalmente lo
hace) afectar derechos de tercerss. Pvi tales razoiies, e1 Uerecho ia
mira con disfavor, y sólo la permite en casos puntuales, estableciendo
sus condiciones de procedencia y sus efectos.
En nuestro tema, la revocación de la elección puede tener lugar,
pero únicamente hasta el momento en que se la comunicó a la otra
parte, o hasta que se comienza a ejecutar la prestación (si la elección
está en cabeza del deudor). No es sino'una aplicación de la Teoria de
los Actos Propios.
e) Nulidad de la elección
Como en todo acto jurídico, si' existe algún vicio o defecto constitutivo, puede acontecer su invalidez (arts. 386 y SS. CCyC). La nulidad,
que por lo general será relativa, vuelve las cosas al estado anterior
(art. 390 CCyC), lo que significa que deberá practicarse nuevamente
la elección en las mismas condiciones establecidas en el origen, sin
perjuicio de las eventuales indemnizaciones que correspondan.
f) Efectos
(i) Concentración. El efecto esencial es la determinación de la
que produce
prestación adeudada, la concentración (RAMS ALBESA),
el automático descarte de las restantes. Por ello, "la prestación escogida se considera única desde su origen, y se aplican las reglas de las
obligaciones de dar, de hacer o de no hacer, según corresponda".
(ii) Evicción o vicios ocultos. Si se presenta un supuesto de evicción o vicios ocultos, la elección no queda sin efecto, y deben aplicarse
las reglas referidas a estas vicisitudes. De todas maneras, si la elección
fue practicada de mala fe por el deudor (conocedor de alguna circunstancia que invalidaba o, eventualmente, producía algún desequilibrio
importante no previsto), podrá dicho acto ser atacado de nulidad.
(iii) Prestaciones periódicas. En el caso de prestaciones periódicas
(ya no anuales como se indicaba en el código derogado), 1a.elección
para una etapa no condiciona a las restantes. Es un caso en el que la ley
entiende que no hay renuncia del derecho a elegir otra prestación en lo
sucesivo. Sin perjuicio de ello, las partes podrían pactar lo contrario.
402
FEDERICO A. OSSOLA
5 185. Riesgos de las prestaciones. Las diversas situaciones
a) Ámbito temporal de aplicación
En ios arts. 781 a 7'83 sc dispone respecto a !as vicisitudes que
pueden acontecer a las diferentes prestaciones desde el nacimiento de
la obligación, y hasta el momento en que se practica la elección. Esto
es, dztmnte la vigencia de la alternatividad.
Una vez producida la concentración entre las prestaciones posibles (si es que se produce algunas de las vicisitudes aquí previstas, y
corresponde no considerar alguna de ellas), rigen las normas específicas de cada tipo de obligación (de dar, hacer o no hacer), según lo
establecido en el art. 780 in fine del CCyC; y a partir de allí, las reglas propias en materia de las diversas modificaciones materiales que
las diversas prestaciones pudieran experimentar, en su caso (pérdida,
mejoras, deterioros y frutos). Se trata, pues, de dos etapas claramente
delimitadas, y con efectos diversos.
b) Los principios generales. La razón de las soluciones de la ley
Como primera medida, cabe señalar que rigen, para la consideración de estas alte~acio~zes
prestacionales, los principios generales
estabiecidos para las obiigaciunes de dar, hacer y i,: hucer, ~a!~racios
en forma individual. En otras palabras, diferente será determinar si
existe imposibilidad de una obligación de dar una cosa cierta, una de
género, o una de hacer
Por tales razones, debe determinarse en la prestación alterada si
la situación que se ha generado debe o no ser endilgada a la responsabilidad del deudor, sea cual sea el factor de atribución, y siempre y
cuando se verifiquen los requisitos que permiten asignarle la autoría
(relación causal) en el suceso. Lo propio acontece con las alteraciones
beneficiosas (las mejoras).
Pero, de todas maneras, aquí no se trata de una prestación única,
sino de varias que se adeudan. Por tal razón, y cuando acontece una
vicisitud en alguna prestación en particular, ésta se proyecta a la obligación alternativa en general, afectándola, pues se modifican las bases
sobre las que se cimentó.
La convivencia de las diversas prestaciones constituye, en definitiva, una situación jurídica diferente a la de la prestación única, y que
no se limita estrictamente a las cuestiones vinculadas con la elección.
OBLIGACIONES ALTERNATIVAS
403
O, visto de otra manera, las condiciones en que debía practicarse la
elección se ven modificadas, por hechos posteriores al nacimiento
(imputables o no a las partes). En definitiva: se trata de una situación
individual que se proyecta al conjunto.
C)Las diferentes alteraciones prestacionales
Si bien las normas únicamente disponen sobre la imposibilidad
de alguna de las prestaciones (imputable o no-a alguna de las partes),
ello no significa que las restantes vicisitudes queden fuera de consideración, o no produzcan efectos.
Lo que ocurre es que en el caso de deterioros, mejoras o frutos,
la elección siempre será posible, aunque la prestación deba cumplirse
de algunas maneras y con algunos efectos diferentes a los originariamente previstos. Así las cosas, y desde la óptica con que se observa
aquí la cuestión, si el deudor debe alternativamente dos cosas y una
de ellas ha experimentado una mejora, o un deterioro, o tiene frutos
pendientes, nada impide a que la elección pueda seguir practicándose
sobre la que se modificó (en comparación con su situación inicial);
sin perjuicio, claro está, de que se produzcan los efectos que, en cada
caso, ello trae aparejado.
Desde esta óptica, únicamente se justifica la regulación específica
de la única situación que varía.en forma sustancial a la obligación
alternativa: la imposibilidad sobrevenida de alguna o todas las presLüciortes a&es de la eleccióii.
d) Las reglas en caso de imposibilidad
En los arts. 780 y 781 del CCyC se prevén todas y cada una de
las situaciones que pueden presentarse para el caso de imposibilidad
de una o todas las prestaciones (sea o no por causas imputables a
algunas de las partes), considerándose por separado la obligación alternativa regular (elección a cargo del deudor), de la irregular (elección a cargo del acreedor). Cuando la elección ha sido conferida a un
tercero, las soluciones de los artículos anteriores se extienden a ellos
(art. 782 del CCyC).
Se hace referencia a la "atribución de responsabilidad", dejándose de lado las referencias a la culpa de alguna de las partes, desde
que, dependiendo del caso, el factor de atribución puede ser subjetivo
u objetivo.
404
FEDERICO A. OSSOLA
(i) El texto del art. 781 del CCyC. "Obligación alternativa regular. En los
casos en que la elección corresponde al deudor y la alternativa se da entre dos
prestaciones, se aplican las siguientes reglas:
a) si una de las prescaciones resulta inzposible por ca~isnsojenas a la responsabilidad de las partes, o atribuibles a la responsabilidad del deudor,
la obligación se concentra en la restante; si la imposibilidad proviene
de causas atribtribles a la responsabilidad del acreedor, el deudor tiene
derecho a optar entre dar por cumplida su obligación; o cumplir la
prestación que todavía es posible y reclamar los daños y perjuicios
emergentes de la mayor onerosidad que le cause el pago realizado, con
relación al que resultó imposible;
6) si todas las prestaciones resultan imposibles, y la imposibilidad es sucesiva, la obligación se concentra en esta última, excepto si la imposibilidad de alguna de ellas obedece a causas que comprometen la responsabilidad del acreedor; en este caso, el deudor tiene derecho a elegir con
cuál queda liberado;
C)
si todas las prestaciones resultan imposibles por causas atribuibles a la
responsabilidad del deudor, y la imposibilidad es simultánea, se libera
entregando el valor de cualquiera de ella; si lo son por causas atribuib l e ~a la responsabilidad del acreedor, el deudor tiene derecho a dar
pcr czunplidd su obligación con una y reclamar los daños y perjuicios
emergentes de la mayor onerosidad que le ocasione el pago reaiizado,
con relación al que resultó imposible;
d) si todas las prestaciones resultan imposibles por causas ajenas a la responsabilidad de las partes, la obligación se extingue"
(ii) El texto del art. 782 del CCyC. "Obligación alternativa irregular. En los
casos en que la elección corresponde al acreedor y la alternativa se da entre dos
prestaciones, se aplican las siguientes reglas:
a) si una de las prestaciones resulta imposible por causas ajenas a la responsabilidad de las partes, o atribuibles a la responsabilidad del acreedor,
la obligación se concentra en la restante; si la imposibilidad proviene
de causas atribuibles a la responsabilidad del dezrdor, el acreedor tiene
derecho a optar entre reclamar la prestación que es posible, o el valor
de la que resulta imposible;
b) si todas las prestaciones resultan imposibles y la imposibilidad es sucesiva, la obligación se concentra en la tíltima, excepto que la imposibilidad de la primera obedezca a causas que comprometan la responsabilidad del deudor; en este caso el acreedor tiene derecho a reclamar el
valor de cualquiera de las prestaciones;
OBLIGACIONES ALTERNATIVAS
405
c) si todas las prestaciones resultan imposibles por cazrsas atribz.ribles a
la responsabilidad del acreedor, y la imposibilidad es simrltdrzea, el
acreedor tiene derecho a elegir con cj~dlde ellas queda satisfecho, y
debe al deudor los daños 31 perjtlicios emergentes de la 7nayor onerosidnd qz:c Ir :.epo:.tr cl pago :.calizado; si lo s o ; ~20; caútsas ati?bz:iblcs a
la responsabilidad del deudou, el acreedor tiene derecho a elegir con el
valor de cztál de ellas queda satisfecho;
d) si todas las prestaciones resultan imposibles por cazrsas ajenas a la responsabilidad de las partes, la obligación se extingue
(iii) Bases sobre las que se asientan las soluciones. Ellas son:
(iii.1) La diversa situación jurídica en la que se encuentran, en
cada caso, el deudor y el acreedor titulares de la elección, motiva
soluciones diferentes cuando la imposibilidad de alguna o todas las
prestaciones se .debe atribuir a causas imputables al elector o a la otra
(iii.2) Existe un solo caso en que la solución es idéntica para
ambas situaciones: si todas las prestaciones resultan imposibles por
causas ajenas a la responsabilidad de las partes, no importa quién
tenía que elegir la prestación: la obligación se extingue indefectiblemente (arts. 781 inc. d], y 782 inc. d] CCyC).
(iii.3) En las restantes situaciones, existe una suerte de "efecto espejo'', si se permite la expresión, en las soluciones que la ley establece
según que la obligación alternativa sea regular o irregular. Por ello,
cuando el deudor elige, si una de las prestaciones se torna imposible
sin responsabilidad de las partes o por responsabilidad del deudor,
la obligación se concentra en la restante (art. 781 inc. a] CCyC). En
cambio, si el acreedor elige y una de las prestaciones se torna irnposible sin responsabilidad de las partes, o por responsabilidad del
acreedor, también la obligación se concentra en la que queda en pie
(art. 782 inc. a] CCyC).
(iii.4) Se contemplan, en consecuencia, los siguientes supuestos: 1)hposibilidad de una prestación (imputable o no) y supervivencia de las restantes (arts. 781 inc. a] y 782 inc. a] CCyC); 2) Imposibilidad sucesiva (imputable o no) de todas las prestaciones
(arts. 781 inc. b] y 782 inc. b] CCyC); 3) Imposibilidad simultánea
(imputable o no) de todas las prestaciones (arts. 781 inc. c] y 782
inc. c] CCyC).
406
FEDERICO A. OSSOLA
3 186. Aumentos, mejoras y frutos
I
Rigen las reglas especiales de cada obligación en particular, sin
que se afecte en sí la posibilidad de elección, aunque si se practica
respecto a una prestación que se ha alterado positivamente, deberán
observarse todas las consecuencias que la ley prevé. Por ej., si se trata
de una prestación de dar con el fin de constituir derechos reales, y
experimenta una mejora natural, el deudor puede exigir un mayor
valor, y si el acreedor no lo acepta, la obligación queda extinguida sin
responsabilidad (art. 752 CCyC).
5 187. La alternatividad en las modalidades o circunstancias
de la obligación
Se dispone en el art. 784 del CCyC que "Si en la obligación se
autoriza la elección respecto de sus modalidades o circunstancias, se
aplican las reglas precedentes sobre el derecho de realizar la opción y
SUS efectos legales".
Como bien se ha dicho, "en nuestro derecho, la indeterminación
característica de la alternativa puede existir entre prestaciones objetivamente diferentes... o entre dos formas o modos de deber una misma
prestación. Dichos modos pueden guardar relación con ei iugar de
pago ...,con el tiempo, etc." (Busso). Es que si es posible que existan
obligaciones de objeto inicialmente indeterminado, con más razón
debe también ser viable ia aiternatividad en las ies.iailtes cuestiones
que hacen al cumplimiento (facilita notablemente el pago), o incluso
a la adopción de ciertos mecanismos alternativos en razón del incurnplimiento (promover la ejecución forzada o resolver la obligación).
Además de la validez de las diversas posibilidades, es también requisito -Como en toda obligación alternativa- que las opciones sean
diferentes entre sí.
Pueden tener, también, origen convencional o legal. Pueden referirse al lugar de pago; al tiempo del pago; modo de ejecutar la prestación (sobre todo en las obligaciones de hacer); eventuales accesorios a
entregar con la cosa principal; extinción e ineficacias funcionales; etc.
La ley también dispone algunos casos: cláusula penal (art. 797 CCyC);
forma del pago en las obligaciones de dar dinero (ley 25.345, art. lo); modos de
rescisión de los contratos de consumo (ley 24.240, art. 10 ter); lugar de pago no
designado (art. 874 CCyC); opción del deudor por el trámite de consignación
OBLIGACIONES ALTERNATIVAS
407
extrajudicial (art. 910 CCyC); opción resolutoria en el contrato de locación
art. 1221CCyC); etc.
188. Las übligaaci~nrsd2 gjnei-u Iimitaílo
Aunque el código derogado guardaba silencio sobre el punto, la
mayoría de la doctrina y la jurisprudencia entendían que la categoría
de "Obligaciones de Género Limitado" estaba emplazada en el ámto de las Obligaciones Alternativas, y no como un caso especial de
S obligaciones de género. El CCyC recepta esta opinión, y las consagra en esta sección.
La norma define claramente lo que se entiende por "género limitado": se trata de prestaciones de dar en las que (contrariamente
a lo que ocurre en las típicas obligaciones alternativas), existe fungibilidad de las diversas cosas entre sí. Ahora bien: tal fungibilidad
no es perfecta (como ocurre con las cantidades de cosas en el código
derogado), desde que si así lo fuera (por ej., el deudor debe sin más
$ 100, o $ SO, o $ 300), existiría una falsa disyunción (PIZARRONA-
..,LLC<31~11YUJ/.
7
-
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.-".w..#-."\
En consecuencia, dichas cosas no son idénticas entre sí, pero de
todas maneras, forman parte de una misma especie, y por tales ra'zones se entienden intercambiabies. Además, es condición esencial
que las cosas que integran este lote estén identificadas. El ejemplo
típico es el de dar quince vacas de entre las cincuenta que son de
propiedad del deudor. En tal caso, y por encontrarse delimitado el
número y la identidad de las cosas, no puede predicarse con propiedad la existencia de una obligación de género, sin más, y por ello
lo razonable es entender que esta situación debe asimilarse a las obligaciones alternativas. Es que, en esencia, son eso: el deudor debe una
prestación (en el caso, todas las prestaciones son de dar), de entre dos
o más que están determinadas.
b) Cuándo hay obligación de género, y cuándo
de género limitado?
Advierten PIZARRO
y VALLESPINOS
que en la práctica pueden presentarse situaciones en las que sea dificultoso determinar si la obli-
-
408
FEDERICO A. OSSOLA
gación es de género, o de género limitado. LACRUZ
BERDEJO
señala
que "la cuestión más dificultosa es, a este respecto, la fijación de la
frontera entre género limitado y alternatividad cuando, como dice
Larenz, las existencias o reservas sean pequeñas".
DÍEZ PICAZOindica, ante la falta de declaración expresa de voluntad de las partes, por ej., "si un fabricante de cemento se obliga
a suministrar una tonelada,.<está o no implícito en el pacto que el
cemento objeto de contratacion es el producido por tal fabricante?".
El problema no es baladí, pues en si se trata de una obligación de
género, el caso fortuito no liberará al deudor. Si es de género limitado,
ocurrirá lo contrario.
Señala DÍEZ PICAZOque la cuestión no puede ser resuelta con
carácter general, siendo decisivos no sólo la voluntad implícita de los
contratantes, sino también el sentido general de los usos de los negocios. En tal sentido, en el art. lodel CCyC, los usos y costumbres son
fuente del derecho, motivo por el cual es factible acudir a ellos para
determinar la solución más razonable.
C)
Consecuencias
Dos son las consecuencias que se proyectan ante esta situación.
(i) Pérdida por caso fortuito de todos los integrantes del género.
Extinción de la obligación sin responsabilidad. Por no tratarse de
una obligación de género, no rige el principio el género nunca perece (art. 763 CCyC), sino las disposiciones sobre los riesgos de las
diversas prestaciones contenidas en esta sección (arts. 781 y 782
CCyC). Si todas las cosas que integran el lote perecen por caso fortuito, el deudor queda desobligado.
(ii) Inaplicabilidad del principio de la "calidad media". Tampoco
rige el principio de la calidad media que impera en las obligaciones de
BERDEJO)
(art. 762
género para la determinación de la cosa (LACRUZ
del CCyC), desde que en el art. 780 del CCyC nada se dispone sobre
tal circunstancia.
ALSINAATIENZA, Dalm iro, Obligaciones alternativas, Pedro M. Aquino y
Cía., Buenos Aires, 1929.
OBLIGACIONES ALTERNATIVAS
409
CRIST~BAL
MONTES,
Angel', Las obligaciones alternativas, Bosch, Barcelona, 1992.
RAMSALBESA, Joaquín, Las obligaciones alternativas, Civitas-Thomson Reuters, Madrid, 201 2.
JURISPRUDENCIA
CSJN, 1111/1983, "Empresa Constructora Provenzani SRL v. Dirección General de Fabricaciones Militares", LL Online.
CNCom., sala B, 1011011979, "Fernández, María E. v. Dicon SA", LL 1980A-7.
CAP~TULO
XIV
OBLBGACBOMIES FACULTATIVAS
g 189. Concepto. Caracterización
Reza el art. 786 del CCyC: "Concepto. La obligación facultativa tiene una prestación principal y otra accesoria. El acreedor sólo
puede exigir la principal, pero el deudor puede liberarse cumpliendo
la accesoria. El deudor dispone hasta el momento del pago para ejercitar la facultad de optar".
Las obligaciones facultativas son aquellas en las cuales el deudor
debe cumplir con una prestación (denominada ccprincipal'y),
pero que
al momento dei pago, o con anterioridad, y a su sola voíuntad, puede
extinguirla mediante el cumplimiento de una prestación diferente
(denominada "accesoria"). El acreedor no cuenta con tal posibilidad
(Tui~vísALDESA).
Como bien se ha dicho, "lo facultativo a que apunta la denominación legal no se refiere al objeto debido sino a la posibilidad de sustitución por otro objeto, indicado en el título de la obligación, según
el arbitrio del deudor" (LLAMBÍAS).
En otras palabras, existe una relación jurídica obligatoria, con la peculiaridad de que ad libitum el
deudor puede mutar la prestación.
a) Unidad de objeto
in obligatione, pluralidad de objeto in solutione
Existe unidad de prestación debida in obligatione y pluralidad de
prestaciones idóneas para satisfacer el interés del acreedor in solutione (PIZARRONALLESPINOS);
la que, por ello, es tan sólo una eventualidad durante la vida de la obligación (Busco). Si bien el interés
del acreedor puede ser satisfecho mediante la prestación facultativa,
412
FEDERICO A. OSSOLA
de todas maneras, en razón de la unidad in obligatione, sólo tiene
derecho a exigir la principal.
5) Requisitos de /a prestación facultativa
La unidad de objeto inicial no queda enervada por la circunstancia de que al momento de su constitución también deba determinarse la otra prestación.
No podría otorgarse al deudor la facultad de liberarse con una prestación
absolutamente incierta (por ej., que sin más se indique que podrá hacerlo "entregando otra cosa"), pues faltaría el requisito de la determinación o determinabilidad de la prestación (art. 725 CCyC). En tal caso (y en cualquier otro en el
cual la prestación accesoria no reúna los requisitos de validez), va de suyo que la
obligación será igualmente válida, aunque sin prestación facultativa, debiéndose
iínicamente la "principal". Por otra parte, si se dejara a la libre determinación
del deudor la determinación prestación facultativa, ello veladamente importaría
una cláusula de eximición de responsabilidad.
C) Distinción con la obligación alternativa
La diferencia esencial con las obligaciones alternativas es que en
estas últimas existe in obligatione pluralidad de objeto (que luego
deberá ser determinado por e¡ acreedor o el deudur), eii íancü que eii
las facultativas el objeto es únicamente el principal.
d) Caso de duda
Sin perjuicio de la clara distinción conceptual que existe entre
ambas categorías, en los hechos puede resultar dificultoso si se está en
presencia de una obligación alternativa o facultativa. Tales cercanías,
motivan que la ley se pronuncie por la existencia de una obligación
alternativa (art. 788 CCyC).
Algunos autores sostienen que ello es criticable, pues en la obligación facultativa la situación del deudor es más favorable que en la alternativa, siendo
"innegable que con el sistema adverso se facilita la exoneración, en beneficio del
deudor" (LAFAILLE).
Otros, en cambio entienden que es preferible la solución de la norma,
porque se favorece el cumplimiento si es que no hay duda que existe una obligación (GALLI),además de que la facultad de sustitución es excepcional y que
por ello necesita de consagración expresa por lo que, en caso de duda, se la debe
tener por no conferida ( B u E R E s / ~ ~ A Y o ) .
OBLIGACIONES FACULTATIVAS
41 3
tj 190. Casos
a) Origen voluntario
Las partes pueden pactar la existencia de una obligación faculta'"es más frecuente
tiva, aunque no es lo usuaí. Conlo indica LLAMB~AS,
en los testamentos, pues el testador para favorecer al heredero puede
hacer un legado a favor de un tercero, con facultad de sustitución por
parte de aquél".
b) Origen legal
La ley también es fuente de obligaciones y derechos facultativos.
(i) Señal. La señal o "seña" penitencial (art. 1059 CCyC) ha sido interpretada como una obligación facultativa, en el sentido de que el deudor puede
liberarse del pago de la deuda principal devolviéndola o duplicándola (COMPAGNUCCI DE CASO).
(ii) Donación. En el art. 1559 del CCyC se dispone que, salvo que la donación sea onerosa, el donatario debe prestar alimentos al donante que no tenga
medios de subsistencia. Puede liberarse de esa obligación restituyendo las cosas
donadas o su valor si las ha enajenado.
(iii) Cosas perdidas. En materia de cosas perdidas, "la restitución de la cosa
a quien tiene derecho a reclamarla debe hacerse previo pago de los gastos y de
la recompensa. Si se ofrece recompensa, el hallador puede aceptar la ofrecida
o reclamar su fijación por el juez. Sin perjuicio de la recompensa, el dueño de
la cosa puede liberarse de todo otro reclamo del hallador transmitiéndole su
dominio" (art. 1956 CCyC).
§ 191. El ejercicio de la opción
-. -
--
-
por el deudor
a) Tiempo y modo
Se indica en el art. 786 del CCyC que "hasta el momento del
pago" puede ejercitarse la facultad, lo cual lleva a considerar que es
posible otorgar dicho acto antes del acto solutorio, y el deudor no
podría variar el camino elegido.
La cuestión, sin embargo, no se encuentra exenta de polémicas.
Para algunos, cualquier anuncio anterior al pago sería irrelevante,
"pues no podría el deudor cambiar unilateralmente la índole de su
deuda, alterando el objeto debido por una manifestación de su voluntad, lo cual sería una novación objetiva inconcebible", por lo cual
41 4
FEDERICO A. OSSOLA
es necesario el pago para que haya legítimo ejercicio de la opción
(LLAMB~AS).
Otros, en cambio, sostienen que la facultad se rige por principios
similares a los de la elección en las obligaciones alternativas, por 10
que la opción quedaría configurada mediante la manifestación de
voluntad comunicada al acreedor, apegándose que "el deudor dispone hasta el momento del pago para ejercitar la facultad de optar.
Dado que nada le impide hacerlo asimismo con anterioridad a ese
momento, no vemos razones sólidas para postergar la virtualidad de
dicho acto hasta entonces" (PI~ARRONALLESPINOS).
Esta última es la solución que se ha adoptado, y que tiene también su razón de ser en el principio de buena fe y de ejercicio regular
de los derechos.
Piénsese, por ej., el caso en que el deudor comunique antes del pago la
opción, y ello traiga aparejados deberes de conducta accesorios por parte del
acreedor para la recepción de la prestación facultativa. O también que, por
la misma razón, pudiera eventualmente resultar disfuncional el ejercicio de la
facultad en el mismo momento de la opción, al imponerle al acreedor adoptar
medidas diferentes según lo demande una u otra prestación. La solución, pues,
conjunta debidamente todos los intereses en juego.
b) Forma
El acto jurldico de la opción es no formal (art. 284 CCyC), pues
Ic; ley no i m p n e s~lemnidades,y pilede ser inc!-.so tácito. Por eso,
"la opción se realiza cuando el deudor notifica al acreedor que pagará tal o cual prestación, cuando ha comenzado a pagar una u otra,
o cuando, como es obvio, paga íntegramente una de ellas" (BOFFI
BOGGERO).
C)
Renuncia
También puede el deudor renunciar a ejercer la opción (art. 944
CCyC).
5 192. Extinción de la obligación facultativa
Se dispone en el art. 787 del CCyC que "La obligación facultativa
se extingue si la prestación principal resulta imposible, sin perjuicio
de la responsabilidad que pueda corresponder".
OBLIGACIONES FACULTATIVAS
41 5
a) Accesoriedad
En razón del principio de accesoriedad (arts. 856 y 857 CCyC),
la extinción de la obligación principal por imposibilidad de cumplimiento ex post constitución de la obligación (ci.rt, 955 CCyC) trae
aparejada la de la prestación facultativa. Vale aclarar que si la prestación principal no podía ser objeto de una obligación ab iízitio, ello
arrastra -por causa de la accesoriedad- a la facultativa, desde que
esta última no accederá a obligación alguna.
b) Responsabilidad
En caso de que la imposibilidad de cumplimiento de la prestación principal sea imputable al deudor, éste deberá resarcir los daños
ocasionados al acreedor (art. 955 del CCyC), para cuya evaluación
únicamente deberá valorarse la situación de la prestación principal, y
no de la accesoria.
C) La extinción de la prestación facultativa en nada afecta
a la obligación principal. Una importante modificación
A la inversa, cualquier vicisitud que afecte a la prestación facultativa en nada aiecta a ia obiigación, que sigue su curso en ias mismas
condiciones, aunque desaparekiendo la posibilidad para el deudor de
efectuar la opción. Se elimina la. anómala solución del art. 648 del
UCd. Civil, en el cual se disponía que si la prestación principal sc
tornaba imposible "por culpa del deudor", el acreedor podía optar
por pedir el precio de la que había perecido, o el cumplimiento de
la prestación accesoria; solución que había merecido la crítica de la
doctrina (por todos, CASEAUX),
calificándosela -inclusode incoherencia (Busso).
'
5 193. La existencia de facultades en las modalidades o circunstancias
de la obligación
En el art. 789 del CCyC se establece: "Opción entre modalidades
y circunstancias. Si en la obligación se autoriza la opción respecto de
sus modalidades o circunstancias, se aplican las reglas precedentes.
La situación contemplada en la norma es análoga a la que surge
con la creación de una obligación facultativa, aunque no se refiera a
41 6
FEDERICO A. OSSOLA
la prestación en sí, sino a otros aspectos, no menos importantes, de su
cumplimiento; y de allí la justificación de la solución legal. ,
Señala LLAMB~AS
que "igualmente la facultad de sustitución puede
referirse 2 !as modalidades y circunstancias de la ejecución. v. gr., la
opción del pago al contado, o en cuotas periódicas con el recargo de
intereses, en tal o cual lugar". Siempre, claro está, tal potestad debe
ser de titularidad exclusiva del deudor, y no encontrarse in obligatiene (en caso contrario, regirá el art. 784 del CCyC, en el marco de
las obligaciones alternativas). Nada obsta a que estas circunstancias
puedan pactarse con posterioridad al nacimiento de la obligación.
Ésta es, tal vez, la mayor utilidad de la figura, pues si bien son
pocos los casos en los que se crea una obligación facultativa, la variedad de escenarios particulares que se presentan en el tráfico negocial motiva, en no pocas circunstancias, el empleo de diversas modalidades de la manera descrita.
CAP~TULO
XV
OBBllCACRONES DE MEDROS Y DE RESULTADO
5 194. Introducción. justificación metodológica
La distinción entre ccobligacionesde medios" y ccobligacionesde
resultado" es fruto de un largo derrotero de la doctrina y la jurisprudencia, en especial en nuestro país. Los contrapuntos y los matices
han sido de lo más variados, y finalmente -en nuestra opinión- ha
sido receptada en el CCyC, con un sentido claro y definido: es determinante para desentrañar el factor de atribución del incumplimiento
.&!igncl~~ln!:ruhjeti~oen 12s oh!igi.ci~ne- de m ~ d i 11~~i h~j ~ t pn
iv~
las de resultado.
t.
El distingo, de altísima trascendencia, no se encuentra -empero- emplazado normativamente en la parte del CCyC destinada a
la regulación de las "clases" de obligaciones, sino en el ámbito de la
responsabilidad civil, esencialmente en el art. 1723 del CCyC.
Sin embargo, como se analiza a continuación, otras normas también lo contemplan; y, bien visto el problema, no concierne únicamente al factor de atribución del incumplimiento obligacional (en
cuanto presupuesto de la responsabilidad civil), sino también a su
contracara: es esencial para determinar la existencia del.cumplimiento
obligacional.
Su proyección, pues, es de vital importancia. De allí que nos parece adecuado su estudio en esta parte, en donde nos encontramos
analizando las diversas clases de obligaciones, desde que toda la
teoría del cumplimiento y el incumplimiento obligacional se edifica a
partir de esta diferenciación.
41 8
FEDERICO A. OSSOLA
5 195. Los orígenes
Si bien los antecedentes de la clasificación entre obligaciones de medios y de
resultado son de larga data (se señala que fue presentida por Gayo e insinuada
por los autores del antiguo derecho francés, al igual que OSTIen Italia), corresponde a René DEMOGUE
el mérito de haber sistematizado aquellos esbozos con
una finalidad jurídica definida de indiscutibles proyecciones prácticas, en 1925.
Por entonces se libraba una batalla jurídica en torno a la llamada "prueba de la
culpa" la que era asignada a una u otra de las partes de acuerdo al carácter positivo o negativo de la prestación y sobre la base de la fuente de la cual provenía
la obligación (contractual o aquiliana). DEMOGUE,
dentro de tal contexto y restando importancia a dichos aspectos, propuso un criterio de clasificación diferente, basado en la distinción entre obligaciones de "resultado" (obligatión de
~ésultat)y de "medios" (obligatión de nzoyen): "Una obligación no es siempre
de la misma naturaleza puede ser una obligación de resultado o una obligació?~
de medios".
Señala que en las obligaciones de resultado -dando como ejemplo la
obligación de restituir un objeto prestado o depositado- el obligado cumple
cuando se verifica totalmente la prestación, ya que al deberse el resultado "...el
deudor es responsable si no se alcanza el nzismo salvo que pruebe la fuerza
nzayor.. .".
Por otra parte en las obligaciones de medios, el deudor se compromete solo
a las "actividades" y los "medios" que razonable y normalmente son capaces de
llevar cierto resultado, pero no asegura en forma definitiva su logro. Por ende,
el deudor cumple la prestación con el solo despliegue de "actividad diligente",
más allá de que dicha actividad conlleve al logro del consabido resultado, como
el caso del médico que no promete la curación sino sus "cuidados".
La principal proyección práctica del originario planteo de Demogue consistió en determinar a quién le debía corresponder la "carga" de la prueba.
En las obligaciones de resultado al acreedor le basta con acreditar la existencia del vínculo obligatorio y su exigibilidad en lo referente a plazo, sin tener
que probar la culpa del deudor con el consiguiente aligeramiento en la carga de
la prueba.
En las obligaciones de medios, el acreedor debe probar, por una parte, la
existencia de la obligación y su exigibilidad; y en segundo término la culpa del
deudor, consistente en acreditar que este último no puso de su parte, las diligencias y los medios que razonable y normalmente conducen a la obtención del
resultado.
5 196. Auge y crisis del planteo
Si bien el esquema de atribución de la carga de la prueba fue
receptado con entusiasmo por numerosa doctrina y jurisprudencia
OBLIGACIONES DE MEDIOSY DE RESULTADO
41 9
(en Francia, Italia, España y en nuestro país), también fue objeto de
las más variadas críticas. Elaborada en un contexto marcadamente
subjetivista (se trataba, al fin y al cabo, de determinar la carga de la
prueba de la culpa, con prescindencia de la naturaleza contractual o
extracontractual de la obligación), la contemporánea aparición creciente de los factores objetivos de atribución puso en evidencia su
poca flexibilidad.
Surgieron allí las críticas, orientadas a cuestionar la existencia de
una verdadera diferencia ontológica entre ambas categorías y la presencia de excepciones que, en definitiva, ponían en jaque el andamiaje
sobre el que se había elaborado. Algunos desecharon su utilidad, en
tanto que otros le asignaron una cierta eficacia, aunque relativa, para
la determinación de la carga de la prueba.
Sin embargo, aunque con diversos matices, la jurisprudencia la
acogió de manera entusiasta, en. especial en el campo de las responsabilidades profesionales, en donde más se desarrolló, a partir de la
distinción entre prestaciones de obra y de servicios, asignándose a las
primeras la calidad de obligaciones de resultado, y a las segundas la
de medios. De todas maneras, las críticas de fondo subsistían, y con
argumentos atendibles.
§ 197. Su reformulación. El verdadero quid de la distinción
En nuestro país,Alberto J. BUEREStomó el problema y lo redefinió.
Este destacado civilista parte del concepto def. objeto de lu obligacidn,
señalando que, estructuralmente, es un plan de conducta del deudor
para satisfacer un interés del acreedor. En consecuencia de ello tanto
el comportamiento como el interés integran dicho elemento. Sin embargo, funcionalmente la cuestión es distinta pues pese a que ambos
componentes (conducta humana más interés del acreedor) forman el
objeto, la relación entre ambos puede presentar diferencias según se
trate de un deber de medios o de resultado.
Esto es así porque al momento del cumplimiento uno de los dos
elementos que integran el abjeto adquiere mayor. relevancia.
a) Obligaciones de medios
En estas obligaciones (también denominadas como "de prudencia", "de diligencia", "de actividad"), su objeto "está formado
420
FEDERICO A. OSSOLA
por una conducta del deudor dirigida a alcanzar un resultado que no
es afianzado" (BUERES).
En otras palabras, el interés del acreedor (o sea, el resultado),
siempre se encuentra dentro del objeto tanto iiz obligatione (es un
componente estructural), y también in solutione, pues en este último
momento tiene el rol de cualificar la diligencia (o negligencia) si el resultado no se obtiene. Pero -como dice BUERES- el logro del interés
no está asegurado o "afianzado" por el deudor.
El ejemplo más gráfico es el del médico, que tiene vedado (por la
ley) obligarse a sanar al paciente, aun cuando se trate de una enfermedad curable.
(i) Cumplimiento de la obligación. Así, pues, sea la obligación de
fuente convencional o no (es irrelevante), lo exigible en las obligaciones de medios es que el deudor despliegue la conducta proyectada.
Por tales razones, el cumplimiento de esta obligación se verifica
-en la tesis de BUERES- cuando el deudor obra dicha conducta (si
nada actúa, derechamente hay incumplimiento), lo que es sinónimo de
diligencia; aunque el resultado final no se logre. Como consecuencia
directa de esto último, el deudor se podrá liberar de responsabilidad
acreditando -precisamenteque obró la conducta debida, esto es,
que h e diligente. 0,c=m= 19 sefidn, de maEera e!c;c~cr;:e: "e1 ~ ¿ E , - GES
la no culpa".
En nuestro ejemplo, el médico habrá cumplido si obró de manera
diligente, teniendo en cuenta las circunstancias de personas,tiempo
y lugar, y en función de las reglas que rigen el despliegue de su tarea.
Se ha señalado, empero, que en las obligaciones de medios, el
interés del acreedor también existe en toda su plenitud al tiempo del
pago, y su falta de consecución importa una lesión objetiva al derecho de crédito, pese a lo cual el deudor igualmente se libera; el
pago, pues, consistiría en la ejecución de la diligencia y la satisfacción del acreedor, siendo un concepto unívoco para las obligaciones
de medios y de resultado, sin perjuicio de la trascendente diferencia
puntada (AZAR).
En nuestra opinión; y siguiendo a BUERES,
el pago en las obligaciones de medios se produce con la prestacióp de la conducta diligente. El interés del acreedor existe in solutione, claro está (es el que
orienta toda la actividad del deudor), pero no debe ser alcanzado
OBLIGACIONES DE MEDIOS Y DE RESULTADO
42 1
para que haya pago en las obligaciones de medios. Analizamos con
más detenimiento esta cuestión más adelante (S 282).
(ii) Proyección: el factor de atribución es necesariamente subjetivo. Lo señalado lleva a una conclusión invariable. La determinación
de la existencia o no de cumplimiento, de manera necesaria, transitará
por evaluar la diligencia en la conducta desplegada. Esto no es sino
establecer si hubo o no culpabilidad. Por ello, concluye que el factor
de atribución en las obligaciones de medio es siempre subjetivo.
En nuestro ejemplo, el médico será responsabilizado si, por caso,
omitió prescribir el medicamento adecuado a la dolencia del paciente.
b) Obligaciones de resultado
En estas obligaciones (también llamadas "de fines"), in obligatione su objeto también está integrado por la conducta del deudor y
el interés del acreedor. Pero aquí, al concretarse el plan de prestación,
el deudor afianza o asegura el logro del interés, su satisfacción.
Por ej., el deudor de dar una cosa cierta.
(i) Cumplimiento de la obligación. Sea cual sea la fuente de la
obligación, al deudor le es exigible haber alcanzado con su conducta
la satisfacción del interés del acreedor.
Esto supone necesariamente que el deudor haya desplegado la
conducta adecuada (también aquí, si nada hizo, derechamente hay
incumplimiento), pero para determinar si hubo cumplimiento no se
valora dicha conducta, sino su resultado final: si se alcanzó, el deudor
cumplió; de lo contrario, no lo hizo.
En nuestro ejemplo, el acreedor debe recibir la cosa para que
haya cumplimiento.
(ii) Proyección: el factor de atribución es necesariamente objetivo.
Aquí también se produce una consecuencia invariable. Determinar si
se cumplió o no la obligación, dependerá si en los hechos se ha verificado o no la satisfacción del interés del acreedor.
Por ello, será irrelevante merituar si el deudor obró o no con diligencia. Es claro que si no lo hizo, por vía de consecuencia el resultado
no se logrará; pero aun cuando haya actuado con la mayor diligencia
posible, si no logró el resultado, de todas maneras la obligación se
tendrá por incumplida.
422
FEDERICO A. OSSOLA
De allí que queda fuera de juego el análisis de la culpabilidad
del deudor; y éste solamente podrá liberarse acreditando que no fue
el autor de dicho incumplimiento, en razón de la existencia de un
hecho ajeno (caso fortuito, fuerza mayor, hecho de la propia víctima,
o hecho de un tercero por quien no debe respoiidei). En otras palabras: sólo lo liberará la ruptura del nexo causal.
Por ende, concluye que el factor de atribución aquí es necesariamente objetivo, pues queda descartada la valoración de la conducta
efectivamente desplegada.
C) Valoración
Como ya lo hemos señalado (S 43 y SS.), hemos adherido a
quienes sustentan que el objeto de las obligaciones está constituido
estructuralmente por la conducta del deudor y el interés del acreedor,
elementos que coexisten en delicada interacción.
Ambos existen in obligatione (cuando la obligación se genera),
e in solutione (al tiempo del pago) uno de los dos adquiere mayor
relevancia.
En este marco, el genial razonamiento de BUERES,que descubre
el verdadero sentido y alcance de la distinción que nos ocupa a partir
del objeto de la obligación, lleva necesariamente a concluir que se
proyecta directamente en el factor de atribución: invariablemente será
subjetivo en las obligaciones de medios, y objetivo eíz las de ~esultadc.
El razonamiento, desde esta óptica, es impecable y no tiene fisuras. Es más: no es posible postular la existencia de otros géneros
o clases de obligaciones a partir de estos ranonamientos,~como en
algún momento se pretendió (obligaciones de medios "agravadas",
u obligaciones de resultado "atenuadas" o "agravadas"). Todos esos
razonamientos, en general, tenían un punto de partida diferente, pues
se orientaban a resolver los complejos problemas de la carga de la
prueba ante Ia existencia de factores subjetivos y objetivos de atribución, tanto en el marco de la responsabilidad contractual como
extracontractual.
,
Aquí, por el contrario, las bases de la discusión son otras, y no
dudamos en afirmar que, si se parte de ellas, la clasificación de las
obligaciones en "de medios" y "de resultado" es binaria; esto es, no
admite otras categorías o subcategorías (AZAR).
OBLIGACIONES DE MEDIOSY DE RESULTADO
tj 198.
423
La cuestión 'en el marco del Cód. Civil
El proceso evolutivo de la distinción, desde su formulación inicial hasta la
redefinición antes expuesta, no encontraba un marco normativo explícito en
nuestro ordenamiento, al menos con carácter general.
Existían normas especiales que vedaban al deudor (y siguen haciéndolo)
obligarse a alcanzar un resultado concreto, como en el caso de los profesionales
de la medicina, cuya normativa les impide asegurar la curación del paciente;
o en el caso de los abogados, donde las normas éticas de ejercicio profesional
también impiden asegurar el éxito en un proceso judicial.
Sin embargo, partiéndose de la distinción entre los contratos de obra y
servicios, se comenzó a construir la distinción, a lo que se agregó como fundamento último el principio de buena fe emergente del art. 1198 del Cód. Civil, y
de la compleja sistemática de la responsabilidad subjetiva
el análisis de BUERES
y objetiva en el Cód. Civil, en materia obligacional, a la luz de su concepción
sobre el objeto de la obligación, y las derivaciones antes señaladas.
La doctrina reaccionó de diversas maneras, existiendo detractores de la
distinción, quienes la relativizaron, y quienes la acogieron con entusiasmo. Las
discusiones partían, en varios casos, de lugares diferentes.
Fue, sin embargo, la jurisprudencia donde tuvo su desarrollo más fecundo,
en particular en el ámbito de las responsabilidades profesionales, donde de manera abrumadoramente mayoritaria se perfiló con las notas identitarias antes
indicadas.
5 199, E! Cbdigi Civil y Comercial: recepción d e la distinción entre
obligac~onesde medios y de resultado
Si bien -como ya se dijo- los autores del Anteproyecto manifiestan en sus fundamentos que han prescindido de valerse de este
criterio para diferenciar las obligaciones, por las controversias generadas a nivel doctrinario, a renglón seguido agregan que sin perjuicio
de que se siga utilizando de manera dogmática, en el plano normativo
"es claro que si el deudor promete u resultado determinado y éste no
se obtiene, no puede eximirse demostrando su falta de c~zlpa",siendo
en tales casos la imputación necesariamente objetiva, lo que también
es coherente con lo dispuesto en las obligaciones de hacer, en razón
de la distinción entre obras y servicios.
En rigor de verdad; de la conjunción de las normas del CCyC
vinculadas al tema debe concluirse que la distinción finalmente se
ha acogido, y con el sentido y alcances propugnados por BUERES,
474
FEDERICO A. OSSOLA
constituyendo -en consecuencia- el instrumento determinante para
establecer el factor de atribución de las relaciones de obligación.
a) Las diversas normas
Son varios los artículos que contienen normas que, en sentido
coherente, receptan la distinción entre obligaciones de medios y de
resultado.
(i) El objeto de la obligación. Luego de definirse la relación de obligación
en el art. 724 del CCyC, donde se identifica el interés del acreedor, en el art. 725
se dispone: "La prestación que constituye el objeto de la obligación debe ser
material y jurídicamente posible, lícita, determinada o determinable, susceptible
de valoración económica y debe corresponder a un interés patrimonial o extrapatrimonial del acreedor".
(ii) El factor de atribt~ciónobjetivo en materia obligacional. "Responsabilidad objetiva. Cuando de las circunstancias de la obligación, o de lo convenido
por las partes, surge que el deudor debe obtener u n resultado determinado, SU
responsabilidad es objetiva" (art. 1723 CCyC).
(iii) Las eximentes de los factores objetivos de atribución. "Factor objetivo.
El factor de atribución es objetivo cuando la culpa del agente es irrelevante a
los efectos de atribuir responsabilidad. En tales casos, el responsable se libera
demostra?zdo la causa ajena, excepto disposicion iegai en conirurrtriu" (ai-t. :y22
CCyC).
(iv) La nornzatiua sobre responsabilidades profesionales. "Profesionales
liberales. La actividad del profesional liberal estd sujeta a las reglas de las obligaciones de hacer. La responsabilidad es subjetiva, excepto que se haya comprometido un resultado concreto. Cuando la obligación de hacer se preste con
cosas, la responsabilidad no estd comprendida en la Sección 7,de este Capítulo,
excepto que causen z ~ ndaño derivado de su vicio. La actividad del profesional
liberal no está comprendida en la responsabilidad por actividades riesgosas previstas en el art. 1757" (art. 1768 CCyC).
(u) La normativa general sobre obligaciones de hacer. "Prestación de u n
seruicio. La prestación de un servicio puede consistir: a) en realizar cierta actividad, con la diligencia apropiada, independientemente de su éxito. Las cláusulas que comprometen a los buenos oficios, o a aplicar los mejores esfuerzos
están comprendidas en este inciso; 6) en procurar al acreedor cierto resultado
concreto, con independencia de su eficacia; c) en procurar al acreedor el resultado eficaz prometido. La cláusula llave en mano o producto en mano está
comprendida en este inciso. Si el resultado de la actividad del degdor consiste en
una cosa, para su entrega se aplican las reglas de las obligaciones de dar cosas
ciertas para constituir derechos reales" (art. 774 CCyC).
OBLIGACIONES DE MEDIOSY DE RESULTADO
42 5
b) Caracterización
De lo señalado, las principales notas distintivas de ambas categorías son las siguientes:
( i ) La distinción tiene una doble proyección: en el cumplimiento
y en el incumplimiento obligacional. En efecto, como permite determinar con precisión al objeto de la obligación, tiene relevancia para
establecer si hubo o no cumplimiento. Si bien el análisis por lo general se ha centrado en la determinación de la responsabilidad por
los daños derivados del incumplimiento obligacional, el tema excede
esta sola consecuencia y es de mayor entidad: se trata, en definitiva,
de establecer si existió o no pago, y en este último caso la atribución de responsabilidad ante el incumplimiento. La reparación de-los
daños es sólo una de las consecu.encias del incumplimiento imputable
al deudor, pues existen muchas otras (S 388).
(ii)La distinción sólo afecta a las relaciones de obligación, y n o
es predicable en la órbita extracontractual. Rectificando nuestra anterior posición, entendemos que la diferenciación que nos ocupa sólo
concierne a las obligaciones, cualquiera sea su fuente (legal o voluntaria), pero no rige respecto al deber genérico de no dañar, cuya violación acarrea responsabilidad civil (art. 1716 CCyC). En efecto, en
e s t ~ú ! t i m ~ritl-~rtciónes !a !e;; !! que establece e! factor de atrihici6n;
que puede ser subjetivo u objetrvo, y ante la ausencia de normativa el
factor de atribución es la culpa (art. 1721 CCyC). No existe, en este
terreno, "plan prestacional" alguno y, por ende, mal puede derivarse
la distinción que ahora nos ocupa; sin perjuicio de que varias reglas,
conceptos y efectos relativos a los factores de atribución sean comunes a ambas órbitas de responsabilidad.
(iii) Cumplimiento. En las obligaciones de medios habrá pago o
cumplimiento si el deudor despliega diligentemente la conducta que
integraba el plan prestacional in obligatione, por el que no afianza el
logro del interés del acreedor. En las de resultado, sólo habrá pago o
cumplimiento si dicho interés se alcanza.
(iv) Factor de atribución. En las obligaciones de medios es subjetivo; y en las de resultado es objetivo.
(u) Eximentes. Tanto en las obligaciones de medios como en las de
resultado, serán eximentes de responsabilidad por el incumplimiento
las vinculadas con la antijuridicidad de la conducta (esto es, las causas
de justificación -arts. 1717 a 1720 CCyC-), como así también las
42 6
FEDERICO A. OSSOLA
relativas al nexo causal (esto es, las que desplazan la autori'a en el
incumplimiento -arts. 1726 y SS. CCyC-). No es viable inivocar la
ausencia de culpabilidad (art. 1721 CCyC).
Peio, en las c71i~ig~í~liiíies
de ~ízedios,cl dcudor podrá liberarse
de responsabilidad, acreditando que obró de manera diligente aun
cuando no haya alcanzado el interés del acreedor, lo que es impredicable en las de resultado. Se trata de la prueba de la falta de culpa, o
la ''no culpa ",como se la suele llamar.
(vi) Carga de la prueba. No está condicionada por el factor de
(recuérdese que allí
atribución, como en la formulación de DEMOGUE
se trataba de la carga de la prueba de la culpa).
En las obligaciones de resultado, el acreedor deberá acreditar la
existencia de la obligación (que no se presume -art. 727 CCyC-) y
el incumplimiento objetivamente considerado, en lo que a él compete
(por ej., si no recibió la cosa, le bastará con invocarlo; si recibió una
obra defectuosa, deberá acreditar el defecto en cuestión). Existen, empero, varios matices que analizamos más adelante. Probadas estas circunstancias, el deudol; para liberarse de las consecuencias del incumplimiento, debe acreditar el hecho ajeno, o sea, que no ha sido su
autor. Si no lo hace, se le atribuye la responsabilidad.
En las obligaciones de medios, también deben acreditarse ambas
circunstancias, y en relación a la culpabilidad la carga de la prueba depende de la situación en concreto: por regla, quien invoca la culpa debe
probarla (art. 1734 CCyC), salvo q~ze:1)exista una presüficiGn lcga!,
que siempre admite prueba en contrario (iuris tantunz); 2) O bien que
se distribuya la carga de la prueba en quien está en mejores condiciones
de acreditar ciertos hechos (art. 1735 CCyC). En nuestro ejemplo, el
médico debe acreditar -por caso- que ha llevado la historia clínica
en debida forma, como uno de los elementos que pueden permitir concluir que ha cumplido adecuadamente con la conducta debida.
(vii) Ln distinción es binnria. Inexistencia de "terceros géneros".
Como bien se ha señalado, es inconveniente la distinción que se ha
plasmado en el art. 774 del CCyC respecto a las obligaciones de resultado y a las de resultado eficaz (también replicada en las disposiciones
generales sobre los contratos de obras y de servicios -arts. 1251'y
1252 CCyC-). En efecto, la última categoría es equívoca, desde que
"el régimen del cumplimiento, incumplimiento y responsabilidad atribuidos a una obligación de resultado eficaz remiten necesariamente al
régimen de las obligaciones de resultado o de las obligaciones de garantía, por lo cual se impone un factor objetivo de responsabilidad",
OBLIGACIONES DE MEDIOSY DE RESULTADO
427
y la distinción "carece de toda consecuencia práctica, dado que ambas
definen una misma modalidad de ejecución, incumplimiento y responsabilidad obligacional". (AZAR).
C)
La cuestión más ardua: determinar cuándo !a obligación
es de medios o de resultado
Si bien la cuestión sustancial ha quedado claramente resuelta, las
dificultades se presentan a la hora de determinar, en cada caso en
concreto, cuándo se está en presencia de una obligación de medios o
de resultado. Existen grandes zonas de consenso, aunque también algunas dificultades intrínsecas en ciertas situaciones, en donde entran
en conflicto algunos de los criterios que se postulan.
--
(i) Debe valorarse el plan prestacional en su totalidad. Es necesario advertir que el cumplimiento de una obligación por lo general
demanda toda una serie de actos y deberes jurídicos, que en ciertas
situaciones pueden ccdescomponerse", y considerárselos de manera
individual. Sin embargo, y sin perjuicio de que toda prestación puede
fraccionarse en resultado intermedios (por ej., las diversas tareas
de un abogado en el decurso de un proceso judicial), debe tenerse
presente que "cuando se postula un resultado, éste denota tanto al
InterPs p~rs~giliclo
por el acreedor al constituirse el vínculo: como a la
consecuencia del nexo causal programado entre la prestación ejecutada y ese interés ...debe distinguirse entre un resultado plural y un resultado fraccionado", y "este fenómeno difiere de aquella actividad o
conjunto de actividades que tienen por efecto un mismo resultado, ei
que es fragmentado según las instancias anteriores o posteriores a su
consecución", tratándose de un programa prestacional único (AZAR).
(ii) La ley. Cuando la normativa lo dispone de manera expresa,
en el caso concreto, el problema queda zanjado. Es lo que sucede, por
ej., en e! art. 20 de la ley 17.132, de "Reglas para el ejercicio de la medicina, odontología y actividad de colaboración de las mismasJJ(aplicaMe sólo a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y los territorios
nacionales, quedando excluidas las provincias), en donde se dispone
que "Queda prohibido a los profesionales que ejerzan la medicina:
lo) anunciar o prometer la curación fijando plazos; 2") anunciar o
prometer la conservación de la salud;...".
Lo propio también surge de algunas normas deontológicas, como
el caso de los Abogados, donde se les veda asegurar el res~zltadoen
un proceso judicial.
42 8
FEDERICO A. OSSOLA
(iii) La autonomía de la voluntad. Las partes también pueden
pactar la existencia de una obligación de medios o de resultado,
siempre dentro de los límites de la autonomía de la voluntad, que se
encuentra fuertemente limitada en materia de relaciones de consumo
y contratos por adhesión a condiciones generales.
(iv) Los usos y costu71zbres.Como lo indica PIZARRO,este criterio
de origen legal -art. lo CCyC- reviste suma utilidad, y puede ser
expreso o implícito, como en el caso de la locación de obra, ."donde
sólo a partir de la consecución del opus se considera cumplida la obligación del empresario (obligación de resultado)".
Advierte también sobre la importancia de los Principios de Unidroit, que
recepta la distinción en sus arrs. 5.1.4 y 5.1.5:
Art. 5.1.4: "(Obligación de resultado y obligación de emplear los mejores
esfuerzos) (1) En la medida en que la obligación de una de las partes implique
un deber de alcanzar un resultado específico, esa parte está obligada a alcanzar
dicho resultado. (2) En la medida en que la obligació7z de una de las partes
impliqzie un deber de emplear los mejores esfzierzos en la ejecución de la prestación, esa parte está obligada a emplear la diligencia que pondría en circzrnstancias similares una persona razonable de la misma condición".
Art. 5.1.5: "(Determinación del tipo de obligación) Para determinar en qué
m~didnlo obligación de una parte implica una obligación de emplear los mejores esfuerzos o de lograr un resultado específico, se tendrán en cuenta, entre
otros factores: (a) los términos en los que se describe la prestación e71 el contrato; (6) el precio y otros términos del contrato; (c) el grado de riesgo que suele
estar involucrado en alcanzar el resultado esperado; (d) la capacidad de la otra
parte para influir en el cumplimiento de la obligación".
(u) Los restantes criterios. En ausencia de previsión legal o convencional se han enunciado algunos criterios que deben ser analizados conjuntamente en el caso concreto y que, aunque no brindan
soluciones definitivas son sumamente útiles.
(u.1) El carácter aleatorio del resultado. El primero de ellos, es el
carácter aleatorio del resultado lo que, hace que la obligación tienda
a ser de medios. Es, tal vez, el más importante de todos, y el más empleado.
(v.2.) La buena fe: También la buena fe, la equidad, y la confianza, aplicadas a la situación en particular permiten determinar si la
obligación es de una u otra categoría.
(u.3). Intervención del acreedor. La idea de la mayor o menor
"participación del acreedor" en el cumplimiento de la prestación es
OBLIGACIONES DE MEDlOSY DE RESULTADO
42 9
otro factor determinante. Cuando en el que el acreedor es totalmente
'rajen~yy
se tiende a considerar la obligación como de resultado, en la
medida que la participación de aquel sea mayor se tenderá a considerarla de medios. Es lo que también surge de los Principios Unidroit.
(v.4.) Asegurabilidad del riesgo; Nuestra opinión. También se
acude para el distingo a la posibilidad de tomar seguro fiente al
riesgo. Este criterio indica que si existe seguro o conforme a los usos
el deudor debió haberlo tomado la obligación deberá considerarse
como de resultado, caso contrario la obligación será de medios (entre
En nuestra opinión, es
otros, ALTERINI-AMEAL- LÓPEZ CABANA).
cuestionable, ya que no incide en la naturaleza del plan prestacional.
---=
--
(V.S.) Valor del bien jurídico involucrado. Cuando se analiza la
consideración del bien jurídico involztcrado: a mayor valor del bien
jurídico (vida, integridad física, etc.), la obligación tiende a ser de resultado. Sin embargo, por sí solo no es determinante, como sucede en
el caso de los profesionales de la salud en donde, pese al alto valor de
los bienes jurídicos en juego, la obligación es de medios.
(v.6.) Condiciones de las partes. Ante la existencia de las cualidades de ccexperto"y 'cprofano" de las partes en el contrato, en la
relación de consumo, la obligación a cargo del primero necesariamente tenderá a ser de resultado, por su posición dominante. Aunque
también dicho criterio no es absoluto (como sucede en el caso de los
médicos o los abogados).
(vi) Las dificultades. Algunos de los principales criterios de distinción - c o m o lo es el alea de la prestación- no se mantienen constantes en su aplicación práctica, si no que constantemente se modifican o evolucionan con el avance tecnológico lo cual torna aún más
difícil su aplicación. Es lo que ocurre frente a los constantes progresos
de la ciencia médica que indican que lo que pudo ser hasta no hace
mucho tiempo una indiscutible obligación de medios hoy sea de resultado.
Estos problemas son frecuentemente invocados por los detractores de la
distinción, manifestándose en tal sentido que nadie sabe a ciencia cierta si su
obligación será calificada como de medios o de resultado, lo que generaría inseguridad jurídica. A esta crítica le ha respondido BUERESseñalando que "estimamos que en estos casos no hay ninguna inseguridad jurídica, pues colocar
los deberes en una u otra categoría es problema de axiología que compete a
la doctrina y a la jurisprudencia. En definitiva, es un quehacer intelectual para
determinar cuándo hay culpa y cuándo hay riesgo, garantía, tutela especial del
crédito, etcétera... de admitirse el argumento que ponemos en crisis, ¿cuál sería
430
FEDERICO A. OSSOLA
la tarea de los juristas y magistrados? <Acaso la de aplicar de forma mecánica
un Derecho construido sobre la base de fórmulas matemáticas inmutables?".
PIZARRO
enuncia, a la luz del CCyC, varios casos emplazados en
una u otra categoría. Como podrá observarse, en la gran mayoría de
los casos nos encontramos ante obligaciones de resultado.
(5) Obligaciones de resultado.
(i.2.) Obligaciones de dar. Todas las obligaciones de dar son de
.
resultado, ya que el deudor garantiza la entrega.
(i.2.) Obligaciones de hacer. En las de hacer, cuando el deudor
deba procurar un resultado concreto (eficaz o no), como la ejecución de una obra material o intelectual, las prestaciones de consumo
(servicios eléctricos, alimentos que no dañen a la salud, el deber de
seguridad), algunas prestaciones médicas (obtención de una plaza radiográfica, análisis de sangre, radiodiagnóstico, elaboración de prótesis), la obligación de seguridad de los establecimientos de salud,
en el contrato de transporte, las obligaciones que se derivan de los
contratos de comisión, agencia, franquicia; etc.
(i.3.) Obligaciones de no hacer. Por lo general son de resultado,
"ya que su cumplimiento suele depender exclusivamente del deudor,
siendo allí inexistente el margen de aleatoriedad" (PIZARRO).
(ii) Obligaciones de medios. Se encuentran en el terreno de las
obligaciones de hacer. El criterio general surge del art. 774 del CCyC,
en donde el deudor con~prometesu actividad "en si misma", con
independencia del resultado que el acreedor pueda esperar razonaEntre ellos, la mayor
blemente a través de su aplicación (PIZARRO).
parte de los servicios profesionales, como la medicina, la abogacía, el
asesoramiento profesional, la obligación del trabajador en el contrato
de trabajo, la de los .administradores de sociedades, etc.
(iii) Casos controvertidos. Se encuentran discutido si algunas
prestaciones de hacer son de medios o de resultado. Un caso es la
cirugía estética (entendemos que es de medios, sin perjuicio de un
mayor afinamiento en la valoración de la diligencia del galeno); otro
es el de la obligación de custodia que asume un banco en las cajas de
seguridad (no dudamos en afirmar que es de resultado); etc.
OBLIGACIONES DE MEDIOSY DE RESULTADO
43 1
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CAP~TULO
XVI
08s¿!GACiiONE§ DE SUJETOS ÚNBCOSY SUJETOS PILBIWAILES.
OtFgLUGAC%ONE§
DUVOSBBLES E QNDllVO§IIBLf§
l. OBLIGACIONES DE SUJETOS ÚNICOS Y SUJETOSPLURALES.
ASPECTOS GENERALES
.-.
.--,
.
---
9 200. Planteo del problema
El abordaje de la distinción entre obligaciones divisibles e indivisibles (por una parte) y entre obligaciones de sujetos únicos y plurales
(por la otra) requiere de un análisis preliminar derivado de la interaccihn 11-1" se Fr~dt-lceentre a m h ~ ' :criterics.
En concreto: la pauta 'distintiva entre divisibilidad e indivisibilidad radica en la posibilidad (o no) de fraccionar materialmente la
prestación, lo que se presenta tanto en las obligaciones de "sujetos
únicos" (un solo acreedor vinculado con un solo deudor), como en
las de "sujetos múltiples" (cuando hay más de un sujeto en alguno o
ambos de los polos obligacionales).
En ambos casos se presentan situaciones jurídicas diferentes, y
con efectos muy particulares cuando se trata de obligaciones de sujetos plurales, en donde las interrelaciones son más complejas.
9 201. Las obligaciones de sujetos únicos
Son aquellas en las que existe una sola persona tanto en el polo
activo como en el pasivo. Esta situación puede ser originaria (cuando
la obligación se constituye), o derivada (por ej., nace la obligación
con dos acreedores y un deudor, y uno de los acreedores cede su derecho al otro acreedor).
434
FEDERICO A. OSSOLA
La prestación puede ser divisible o indivisible. Los efectos entre
las partes tienen como epicentro el art. 807 del CCyC: si sPlo hay un
deudor y un acreedor, como regla la prestación debe ser cumplida por
entero, aunque su objeto sea divisible (por ej., una deuda de $ 100),
salvo algunas excepciones.
5 202.
kas obligaciones de sujetos múltiples emanadas
de una misma causa fuente
Son aquellas originadas en una sola causa eficiente, y en las que
existe más de una persona en el polo activo, en el pasivo o en ambos.
Esta pluralidad también puede ser originaria o derivada. Por ej., si
Juan y María deben a Pedro $100 en razón de un contrato de mutuo;
o si Juan y María deben a Pedro $ 1 0 0 en concepto de indemnización
por un daño que ambos le han causado, siendo coautores del acto
ilícito.
a) Imponen determinar la naturaleza del objeto (divisible
o indivisible) y la de los vínculos (simplemente
mancomunados o solidarios)
La existencia de una obligación de sujetos múltiples trae aparejado, dc ::za:zercr i~e!?diEI!e,establecer dos circunstancias: si su objeto
es o no posible de ser fraccionado (divisible o indivisible); y cuál es
la naturaleza de los vínculos (simplemente mancomunados o solidarios).
Ello se debe a un efecto jurídico harto especial que se presenta
ante la existencia de pluralidad subjetiva: en nuestro sistema existe lo
que podríamos llamar una suerte de energía centrífuga, en el sentido
de que la obligación (nacida de una causa fuente única, y en la que se
encuentran vinculadas más de dos personas) tiende necesariamente a
disgregarse en tantas obligaciones derivadm como vínculos existan.
Pero existen dos razones que lo impiden, que afectan a dos de
los elementos esenciales de la obligación, y que van en contra de esa
fuerza que la descompone: la indivisibilidad del objeto, y la solidaridad en los vínculos.
Se trata de fenómenos independientes uno del otro, y que pueden
presentarse de manera conjunta o indistinta, pues obedecen a razones
diferentes, que se proyectan sobre elementos esenciales de la obligación también disímiles: los vínculos en la solidaridad; el objeto en la
indivisibilidad.
OBLlGAClONES DE SUJETOSÚNICOSYSUJETOSPLURALES...
43 5
Así las cosas, la presencia de una o ambas causará el efecto
inverso al que impera en caso de pluralidad: actuarán como fuerzas
centrípetas, con secuela aglutinante, y con diversa intensidad según
sea por una u otra razón. Ello tiene directa incidencia en los efectos
que se p i ~ d ü ~ e ien
i , uno otio caso (que, a veces, puede~icoiilciclir),
con relación a las diversas vicisitudes que pueden acontecer tanto
durante la vida, como en la extinción de la obligación.
En tal situación, los sujetos del polo plural se encuentran -valga
la expresión- pegados, unidos por esos dos i~nanes,o uno de ellos,
lo que trae aparejado que algunas de las situaciones que protagonicen
de forma individual (por ej., la renuncia al crédito otorgada sólo por
un coacreedor solidario) se proyecten hacia sus compañeros de ruta
y los afecten (en el ejemplo, dicha renuncia afecta al otro coacreedor
que no la otorgó). Nunca serán todas, porque se trata de personas
diferentes, y de vinculos también individuales. Pero de todas maneras,
las fuerzas centrípetas inevitablemente los colocarán, en muchas situaciones, en el mismo lugar del barco en el que se encuentran, corriendo por ende idéntica suerte.
Esta situación se proyecta hacia el otro polo de la obligación, en
las relaciones externas; y cuando ello se verifica, la pluralidad lucirá
como una unidad frente a la contraparte.
b) Diversidad de vínculos. Naturaleza
En las obligaciones de sujetos plurales de causa fuente única, hay
tantos vínculos como personas involucradas en la relación jurídica.
Así, si existen dos acreedores y tres deudores, estaremos en presencia
de seis vínculos jurídicos (la cantidad siempre resulta de multiplicar
el número de acreedores por el de deudores).
Los vínculos podrán estar disociados (en las obligaciones simplemente mancomunadas) o coligados (en las solidarias). No hay en
la solidaridad un vínculo único ni vínculos "fusionados" (art. 830
CCyC). Tan es así que esa atadura puede desanudarse, desapareciendo la solidaridad, y pasando la obligación a ser simplemente
mancomunada.
C)Las razones de la "propagación de efectos" en la indivisibilidad
y la solidaridad. Consecuencias
La solidaridad y la indivisibilidad responden a distintos motivos,
y traen aparejada la "propagación de efectos" antes indicada. Si bien
43 6
FEDERICO A. OSSOLA
en algunos casos ciertos efectos son idénticos en ambas categorías (el
más evidente es el de la exigibilidad in totum de la obligación respecto de cada codeudor), en otros casos existen notables diferencias.
(i) En h ir~diuisibili¿l¿id.Desde Ic concepttcal, y en !o atinente al objeto, la
premisa es la siguiente: "la índole compacta de la prestación que constituye el
objeto de la obligación indivisible, impone la propagación de los efectos concernientes a ese objeto, de uno a otro acreedor o deudor. Pero cuando se trata
de efectos no necesariamente ligados al objeto debido, el régimen de la simple
mancomunidad que corresponde a la estructura de una obligación con pluralidad de sujetos recupera su predominio e impone soluciones semejantes a las de
las obligaciones divisibles", agregándose que "está en juego la suerte del objeto
debido y se comprende que no pueda subsistir un tratamiento desigual para los
cointeresados" (LLAMB~AS).
En consecuencia, sólo debieran propagarse los efectos que se relacionen
con el objeto (único y compacto) y su cumplimiento efectivo; y no aquéllos que
concernientes a las personas, lo que depende de la naturaleza de los vínculos
jurídicos. En sentido concordante, GALLIapunta que en la indivisibilidad sólo
dichos efectos se extienden a los demás, y los que "los efectos que son independientes de la prestación y que, por lo tanto, quedan fuera de su influencia, se
producen únicamente respecto del codeudor y del coacreedor entre quienes han
ocurrido y carecen de influencia respeto de los demás".
(ii) En la solidaridad. Cando existe solidaridad, y los vínculos -por endese encuentran coligados, la intensidad de la unibn es
@,,;e, y pür eiidc,
mayor la propagación de efectos.
El ejemplo que pone en evidencia esta diferencia ontológica es el de la responsabilidad de los deudores en el incumplimiento: es personal y no propaga
efectos en la indivisibilidad (art. 819 del CCyC); y ocurre lo contrario en la
solidaridad (art. 838 del CCyC).
Si bien la distinción, desde lo conceptual, luce clara, en los casos
concretos a veces existen dificultades, y los límites son algo difusos, ya
que las cuestiones atinentes a1 vínculo (y no directamente al objeto),
se proyectan hacia la prestación, aunque de diversas maneras. Incluso
en ciertas situaciones el legislador (tanto en el Cód. Civil, como en
el CCyC) ha plasmado soluciones que contradicen la naturaleza del
asunto, lo qué revela la complejidad del problema.
d) Relaciones
internas"^ relaciones "externas"
Cuando se está en presencia de una obligación de pluralidad activa, pasiva o mixta, pueden presentarse situaciones que motiven la
necesidad de determinar, dentro de cada polo obligacional, cuál es
OBLIGACIONES DE SUJETOSÚNICOSYSUJETOSPLURALES...
43 7
la medida del crédito o la deuda de cada uno de los intervinientes,
y cuáles son los efectos que produce el pago o el cobro en exceso
de dicha dimensión cuantitativa. Es lo que se denomina relaciones
internas, por oposición a las relaciones externas que son las que se
generan entre e! pclo activo jr el pasivo de la ob!igaciSn.
5 203. Las obligaciones de sujetos múltiples emanadas de diferentes
causas fuentes (obligaciones concurrentes)
Son obligaciones en las que, por diversas causas fuentes, varios
deudores deben al mismo acreedor idéntica prestación (art. S50
CCyC). Por ej., el dueño de un automotor y el conductor responden
por el daño causado a la víctima en un accidente de tránsito (donde
la responsabilidad en el hecho es del conductor), pero -por imperio
de la ley- no se trata de una misma obligación, sino de dos diferentes, ya que se asigna a cada una de ellas Üna ciusa fuente distinta
(art. 1758 CCyC).
No dudamos en considerar, pese a sus particulares características,
que estamos en presencia de obligaciones de sujetos plurales, autónomos y diferentes tanto de las simplemente mancomunadas como de
las solidarias; pero tributarias de la categoría indicada.
Es que, en el caso de no existir la pluralidad pasiva que se les
exige para integrar la categoría (y que trae aparejados efectos muy
especiales -art. 851 CCyC-), la figura no se justificaría.
Aquí el factor aglutinante es la unidad de de objeto debido (y no
su indivisibilidad), pese a que el deber de cada deudor se deriva de
una causa diferente.
§
204. Recapitulación. El regimen legal en cada caso
Sobre estas bases, en el CCyC se dispone de manera expresa cuál
es el concreto régimen que impera en cada uno de los subtipos de
obligaciones de sujetos múltiples.
a) Obligaciones de sujetos únicos
En tal caso, sólo es posible escudriñar la naturaleza del objeto, ya
que existe un único vínculo, lo que se rige por el art. 807 del CCyC.
438
FEDERICO A. OSSOLA
b) Obligaciones de sujetos plurales, de objeto divisible y vínculo
simplemente mancomunado
,
Para ellas, se dispone en el art. 826 del CCyC que rigen las normas
clc las obligaciones divisibles. La desi7ztegraciÓ7~es absolztta: los vín-
culos se disocian, y el objeto se divide.
No puede ser de otra manera, ya que en las obligaciones simplemente mancomunadas se produce el fraccionamiento de las diversas relaciones entre los
sujetos vincz~ladospor la obligación (y no de su objeto); o, dicho con mayor
propiedad conceptual, los vínculos no se coligan. Por ende debe determinarse
cuál es la naturaleza del objeto para conocer los efectos que se producen.
C) Obligaciones de sujetos plurales, de objeto indivisible y vínculo
simplemen te mancomunado
En este caso, el art. 826 del CCyC dispone la remisión a las normas
de la indivisibilidad. Si bien se mantiene el fraccionamiento de las diversas relaciones entre los sujetos vinculados por la obligación, de
todas maneras opera la fuerza centrípeta derivada de la imposibilidad
de dividir el objeto, con los efectos que ello trae aparejado.
Se establece en el art. 812 del CCyC que se aplican las reglas de
la solidaridad. La obligación no deja de ser divisible (es una cuestión
claramente diferente), sino que al existii vínculos coligados, tiene más
fuerza el efecto centrípeto derivado de la solidaridad.
e) Obligaciones de sujetos plurales de objeto indivisible
y de vínculo solidario
Aquí se produce la mayor fuerza centrípeta o concentráción,
desde que los diversos acreedores o deudores (según el caso), se encontrarán unidos con la mayor intensidad. Como bien se ha dicho,
"en tal supuesto prevalecerá la solidaridad, en lo que fuese incornpatible con el régimen de la indivisibilidad" (LLAMB~AS).
Si bien ciertos efectos en algunos casos son identicos tanto en la indivisibilidad como en la solidaridad (por ej., cada deudor debe toda la prestación
al acreedor), debe reiterarse que en cada caso la propagación es tributaria de
la razón de que le da origen: la naturaleza del objeto, o la naturaleza de los
OBLIGACIONES DE SUJETOS ÚNICOSY SUJETOS PLURALES ...
439
Luego, si cesa la indivisibilidad, regirán únicamente las reglas de la
solidaridad (art. 812 CCyC); y si se extingue la solidaridad, quedarán sólo subsistentes las reglas de la indivisibilidad (art. 826 CCyC).
f) Obligaciones concurrentes
En este caso, la existencia de diversas causas de deber, provoca
-una disociación vincular absoluta, semejante (pero no igual) a la de
ncomunación simple. Sin embargo, la unidad de prestación trae
jados efectos muy especiales, en el sentido de que en algunos
casos lo obrado individualmente puede proyectarse respecto de los
restantes involucrados (art. 851 CCyC).
5 205. Metodología
En el CCyC se regulan, por separado, los efectos propios de la
divisibilidad y la indivisibilidad; y a la vez también los efectos propios
de la mancomunación simple, la solidaridad y la concurrencia.
a) Obligaciones divisibles e indivisibles
(i) Obiigacio&s divisibies: dispone en primer lugar sobre las
cuestiones conceptuales y los supuestos que se emplazan en la categoría (arts. 805 y 806 CCyC); luego respecto al caso de obligaciones
dc s u j e t ~ súnicos (art. U07 CCyC); y finalmente, sobre el casG de las
obligaciones de sujetos múltiples (arts. 808 a 812 CCyC).
(ii) Obligaciones indivisibles. Se trata las cuestiones conceptuales
y las comprendidas en la categoría (arts. 813 a 815 CCyC); y se regula el caso de las obligaciones de sujetos múltiples (arts. 816 a 823
CCyC). Por último se dispone sobre la indivisibilidad impropia, una
variante dentro de las obligaciones de sujetos plurales, lo que constituye una novedad legislativa (art. 824 CCyC). Debe advertirse que
las cuestiones atinentes a las obligaciones de sujetos únicos ya se encuentran reguladas en el art. 807 del CCyC (en el parágrafo de las
obligaciones divisibles).
b) Obligaciones simplemente mancomunadas y solidarias
En la Sección siguiente, la 7", se contemplan las obligaciones simplemente mancomunadas y las solidarias.
440
FEDERICO A. OSSOLA
En nuestra opinión existe algún desajuste al emplazar a estas ú1timas bajo el nomen juris de ccObligacionesde Sujeto Plural:' (así se titula la Sección 7"),desde que en las ccdivisibles"e 'cindivisibles",como
se acaba de indicar, existen varias normas (la mayoría) que disponen
sobre casos de obligaciones de sujetos multiples.
Lo adecuado hubiera sido hacer referencia a las "obligaciones solidarias" y
"obligaciones simplemente mancomunadas", sin más. De todas maneras, se evidencian importantes mejoras, en comparación con el Cód. Civil: en la reducción
en la cantidad de normas; la depuración conceptual; la supresión de varias reiteraciones existentes en el Cód. Civil; y la eliminación de algunas contradicciones.
Empero, en la nueva regulación existen algunas inconsistencias.
C)
Obligaciones concurrentes
Se encuentran reguladas, de manera autónoma, en la Sección 8"
(arts. 850 a 852 CCyC).
5 206. Quid de las obligaciones disyuntivas
Reguladas en los arts. 853 a 855 del CCyC, estas obligaciones n o
participan de la categoría de las obligtlciortes de ~ ~ j t ? ii íi i)&~! t @ ! ~ SC
~.
trata de la existencia de alternatividad inicial en los sujetos de la obligación, la que cesa una vez individualizado el sujeto respectivo. No
hay, pues, sujetos plurales, sino indeterminación inicial por la causa
apuntada.
II. OBLIGACIONES DIVISIBLES
A. CARACTERIZACI~N
§ 207. Concepto
En el art. 805 del CCyC se establece: "Obligación divisible es la
que tiene por objeto prestaciones susceptibles de cumplimiento parcial". La divisibilidad o indivisibilidad no se predica sólo de las obligaciones, sino también de los derechos subjetivos en general, de los
actos, y de los bienes, con reglas particulares en cada caso.
'
OBLIGACIONES DE SUJETOSÚNICOSY SUJETOSPLURALES...
441
a) ~ivisibilidadmaterial de ¡a prestación
El concepto legal replica el criterio del Cód. Civil (art. 667) sin
modificaciones: para que una obligación sea divisible, su prestación
debe ser susceptible de cumplimiento parcial, lo que depende de la
posibilidad material o f2sica de fraccionarla (SALVAT).
se dispone en el art. '806 del C C ~ C :"Requisitos. La prestación
iuridicamente divisible exige la concurrencia de los siguientes requisitos:a) ser materialmente fraccionable, de mpdo que cada una de sus
partes tenga la misma calidad del todo; b) no quedar afectado significativamente el valor del objeto, ni ser antieconómico su uso y goce,
por efecto de la división".
Si bien los bienes que eventualmente integran la prestación no
son el objeto de la obligación (sino que este último es la conducta del
deudor: dar, hacer o no hacer), la naturaleza divisible o no de dichos
bienes determina que la prestación sea o no divisible; como ocurre en
el caso de las obligaciones de dar dinero (cosa divisible) o en el de las
obligaciones de dar cosas ciertas (indivisibles).Por ende, es aplicable
el criterio establecido para las cosas sobre esta cuestión, en el art. 228
del CCyC, en el que se siguen idénticos lineamientos.
L .
Sin perjuicio de esto último, cabe señalar que aun cuando la prestacion sea materiaimente divisibie, es posibie convenir ia inciivisibilidad, o la ley puede establecerla (art. 814 CCyC).
---.
-- --
7
-
-
Por otra parte, y aun cuando una cosa sea divisible, puede ocurrir
que la prestación de dar esa cosa no lo sea. Ello ocurre con los inmuebles, en los que si bien pueden ser divididos aunque con limitaciones
(art. 228 CCyC), si forma parte del objeto de una obligación de dar,
tal obligación es indivisible (art. 815 inc. a] CCyC).
b) lnviabilidad de pactar la divisibilidad de aquello que es indivisible
Pero lo contrario no es posible: si la prestación no puede ser fraccionada materialmente, la obligación siempre es indivisible, y no es
viable pactar la divisibilidad intelectual.
VÉLEZ SARSFIELDsabiamente adoptó este criterio, apartándose del Cód.
Civil francés, lo que ha sido motivo de elogio unánime de la doctrina, y que se
mantiene ahora en el CCyC.
En el código galo se siguió, en el art. 1217, el pensamiento de POTHIER,
estableciéndose tanto la indivisibilidad como la divisibilidad intelectual. VÉLEZ
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FEDERICO A. OSSOLA
SARSFIELD
refutó dicho criterio en la nota al art. 667 del Cód. Civil. También lo
DE FREITAS,quien indicó que "la divisibilidad, o indivisihabía hecho TEXEIRA
bilidad de las obligaciones de dar no resulta de los fines a que ellas propenden,
tiene por base la divisibilidad o indivisibilidad de las cosas que se debe entrega&
y estos atributos son inseparables de las cosas en todas las circunstancias, están
en su sustancia, no pueden cambiar por influencia de las causas de las obligaciones. Un caballo es materi
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