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biografia de numa pompilio llona

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BIOGRAFIA
DE
NUMA POMPILIO LLONA
NOMBRE DE LA ESTUDIANTE:
DANA MICHLLE CABANILLA GONZALEZ
MATERIA:
LENGUA Y LITERATURA
COLEGIO:
DR.MARIA LUISA MARISCAL DE GUEVARA
CURSO Y SECCION:
3 DE BGU “A”
TUTORA:
MARIA JARA
AÑO LECTIVO
2019-2020
NUMA POMPILIO LLONA
Nació en Guayaquil el 5 de marzo de 1832 y fue bautizado con los nombres de Manuel Pompilio que
luego cambiará por Numa Pompilio, más acorde con sus aspiraciones de grandeza. Nieto del noble
Hidalgo Don Manuel de Llona y Arechaga, de origen vasco, llegado en 1790 a Guayaquil procedente de
Bilbao, enviado por el Rey Carlos IV para ocupar el puesto de Alcalde Ordinario de la ciudad, e Hijo del
Dr. Manuel Leocadio de Llona y Rivera, notable abogado, perseguido en 1818 por el Gobernador
Mendiburo por sus ideas, expresiones y actitudes patrióticas. Prócer de la Independencia y firmante del
Acta del 9 de octubre de 1820, Síndico Municipal de Guayaquil y activista bolivariano en 1822, hizo
arriar el pabellón bicolor de Guayaquil Independiente del malecón de la ciudad para izar el tricolor
colombiano, acción que le atrajo el odio eterno de los elementos tradicionales de la ciudad que jamás le
perdonaron dicha ofensa; y de Mercedes Echeverri Llados, de la nobleza de Cali en Colombia, hija del
prócer Echeverri, flagelado por los españoles por ocultar en su casa a su amigo y compadre Darío
Micolta, uno de los más valerosos caudillos revolucionarios de ese país.
El Dr. Manuel Leocadio de Llona y Rivera después de
1822 sufrió el abandono social a causa de su acción
política, lo que influyó para que en 1828 se distanciara de
su cónyuge Antonia de Marcos y Crespo con quien había
casado ese año y de su tierno hijo Antonio, refugiándose
en el amor de la hermosísima Mercedes, de paso por
Guayaquil, acompañando a su padre, militar de los
ejércitos de Colombia. Con ella vivió en su quinta de la
esquina suroeste de las calles Chile y Luque donde les
nacieron varios hijos y entre ellos Numa Pompilio. Como
el escándalo social era grande, la familia Llona y
Echeverri viajó a Cali en 1836 y radicó en el valle del
Salado, donde los Echeverri eran dueños de una finca
que el poeta recordó con cariño llamándola mi Arcadia en
su Odisea del Alma y allí transcurrió su adolescencia.
Aguirre Abad, en su "Bosquejo Histórico", al referirse al
Dr. Manuel Leocadio de Llona y Rivera le dice: "Célebre
por sus talentos y más que por ellos, por su conducta
traviesa e inmoral" expresión que constituye una exageración sin lugar a dudas. El joven Numa Pompilio
realizó sus primeros estudios en el Colegio de Santa Librada de Cali, donde a los once años compuso
un poema en honor de Asunción Delgado, niña de catorce que le inspiró ternura. Su padre también
escribía mucho y bien y un primo lejano Juan Abel Echeverría y Llona resultó poeta en Ambato, de
donde se concluye que la vena poética les venía por Llona.
En 1846 viajó a Lima con sus padres y hermanos. Allí pasó por el dolor de perder a dos hermanos y a
una hermana menores, muertos en la infancia; ingresó al Real Convictorio de San Carlos y se graduó
de abogado en 1852. En su etapa estudiantil participó de la bohemia literaria de Lima y por un poema
erótico que publicó en un diario bajo el título de "Libertinaje", fue acusado, se recogieron los ejemplares
del impreso y su nombre se hizo conocido en todo el Perú.
OBRAS LITERARIAS
Doce años después
¡Todo se ha transformado en los lugares
que hoy recorro doliente y solitario,
y que fueron un tiempo el escenario
del drama de mi dicha y mis pesares!
Del corazón los ídolos y altares
juntos cubre del tiempo ya el sudario;
¡todo lo disipó su curso vario...
Como el viento la espuma de esos mares!
¡Ay, en tan vasta ruina y tal mudanza,
sólo inmóvil mi espíritu subsiste,
huérfano del amor y la esperanza!
Y fiel a sus dulcísimas memorias,
pensativo contempla, y mudo y triste,
la tumba de sus sueños y sus glorias!
Los arqueros negros
Tras el hombro el carcaj: un pie adelante;
con el brazo fortísimo membrudo
tendiendo el arco; y, con mirar sañudo,
inclinado el etiópico semblante,
así, en hilera, el batallón gigante
de dolores me acecha torvo y mudo;
y sus saetas clava en mi desnudo
ensangrentado pecho palpitante!...
¡Mas no de tus flecheros me acobardo
ante el airado ejército sombrío;
sus golpes todos desdeñoso aguardo!...
¡Manda a tu hueste herirme, oh Hado impío,
hasta que lancen su postrero dardo!
Hasta que se halle su carcaj vacío.
Desde mi estancia
Al eminente crítico y poeta argentino don Calixto Oyuela
Mi ventana, que se abre a la campiña
do se extiende fantástico paisaje,
cubre del huerto trepadora viña
con la tupida red de su ramaje;
entre su fronda, hasta la oscura estancia
filtra su blanca luz la luna llena
que, alumbrando los campos a distancia,
surge en el cielo fúlgida y serena;
dando tregua a misérrimas congojas,
contemplo yo, de la penumbra opaca,
el arabesco de las negras hojas
que en argentado fondo se destaca;
de la cumbre de próxima montaña
desciende el aura y el follaje agita;
¡y siento entonces emoción extraña,
ansiedad soñadora e infinita!...
¡Afuera, allá, las mágicas florestas,
dormidos valles, encantados montes!...
¡Y esos hierros, y ramas interpuestas
ante aquellos grandiosos horizontes!...
De la terrena cárcel tras la reja,
mira así el alma con dolor profundo
el infinito que su luz refleja
en los oscuros ámbitos del mundo;
¡y así contempla en la penumbra hundida,
el lejano ideal de su ventura,
por entre las malezas de la vida,
donde, a veces, de lo alto descendida,
la divina pasión sólo murmura!...
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