El régimen franquista. (1959-1975) 1.- La consolidación del régimen. La institucionalización del régimen fue lenta. Las Leyes Fundamentales fueron: - El Fuero del Trabajo (1938), que articulaba las relaciones del mundo del trabajo sin permitir las libertades sindicales. - La Ley Constitutiva de las Cortes, que fue promulgada en 1942. Con esta ley el franquismo establecía unas "Cortes Orgánicas" formadas por miembros natos por sus cargos y otros que eran nombrados directamente por Franco. Habrá que esperar hasta 1.967 cuando se regula que 1/3 de los procuradores en Cortes sean elegidos en representación de la familia, lo que suponía la primera forma de participación política de los ciudadanos. - El Fuero de los Españoles, que se promulgó en 1945, terminada la Segunda Guerra Mundial. En apariencia, era una declaración de derechos, pero el ejercicio de los mismos dependía siempre de la ‘autoridad gubernativa’. - La Ley de Referéndum (1.945). Que pretendía regular la participación del pueblo en las grandes decisiones políticas. Como es lógico, Franco disponía de plena discrecionalidad para convocarlo o no. - La Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado, sometida a plebiscito en 1947, por la que se confirmaba a Franco como jefe de Estado vitalicio y se le reservaba el derecho de nombrar sucesor. Don Juan de Borbón no aceptó esta ley, que tampoco dio satisfacción a algunos sectores de Falange, que se declaraban republicanos. - La Ley de Principios del Movimiento Nacional, promulgada por Franco en 1958. De acuerdo con ella, todos los cargos y funcionarios eran miembros natos del Movimiento, obligados a jurar sus principios fundamentales. - La Ley Orgánica del Estado, que, publicada y sometida a referéndum en diciembre de 1966, introdujo algunas novedades funcionales, como la separación de los cargos de jefe del Estado y presidente del Gobierno, aunque este último no se cubriría hasta 1973. A fines de los años 50 el régimen se encontraba plenamente estabilizado en el exterior y en el interior y la oposición aparecía completamente impotente para propiciar un cambio en la situación política. Desaparecido ‘el maquis’, desorganizada e inoperante la oposición republicana en el exilio, el PCE se configuraba como el principal partido en la clandestinidad. Olvidándose de la lucha armada hacía hincapié en el objetivo de la ‘reconciliación nacional’ y pretendía derribar la dictadura mediante una huelga general política. Para esta estrategia se quería crear una amplia "alianza de las fuerzas del trabajo y de la cultura" que acordasen un "Pacto por la Libertad" para España. 2.- El desarrollismo. Crecimiento económico y transformaciones sociales. El Gobierno de ‘tecnocrátas’ (economistas, administrativistas) constituido por Franco en 1957 se propone llevar a cabo una profunda liberalización de la economía española y una mayor integración en la economía internacional. Estos trascendentales cambios en el ámbito económico se llevaron a cabo manteniendo inalterable el sistema político de la dictadura. Para cumplir el objetivo de la liberalización económica, se necesitaba pasar antes por un Plan de Estabilización, que se pondría en marcha en julio de 1959. El Plan de Estabilización no es, en lo esencial, otra cosa que un programa de austeridad que, como no podía ser de otra forma, afectó de manera negativa a las clases populares: se recortó el gasto público, se restringió el crédito, se congelaron los salarios y se devaluó la peseta. Así mismo, se ponía fin a muchos controles comerciales e industriales internos y se favorecía las inversiones extranjeras. También se abordó una tímida reforma fiscal y se aplicaron medidas de persecución del fraude, lo que aumentó los ingresos ordinarios del Estado. Para suavizar los efectos negativos de la política estabilizadora, Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional v la Banca Privada concedieron a España importantes créditos. Aunque se contó con la ayuda de expertos internacionales, el cerebro de los planes fue el catedrático Laureano López Rodó, quien en 1962 estaba ya al frente de la Comisaría del Plan de Desarrollo. Entre 1962 y 1975, tres Planes de Desarrollo, de duración cuatrienal, señalan el camino que España sigue para abandonar el subdesarrollo y meterse en el club de los diez países más industrializados del mundo. Los Planes de Desarrollo señalaban las direcciones de inversión preferentes y estimulaban la iniciativa privada con ventajas fiscales y crediticias y preveían la creación de "polos de desarrollo" en siete ciudades: Burgos, Huelva, Vigo, La Coruña, Valladolid. Zaragoza y Sevilla. Las transformaciones sociales. Las migraciones internas produjeron una redistribución general de la población española. El gran fenómeno migratorio consistió en el traslado de millones de campesinos hacia los núcleos urbanos. En consecuencia, la población española se hizo cada vez más urbana: en el periodo comprendido entre 1960 y 1970 la población rural pasó del 42 al 25 %. La población se redistribuyó desde el punto de vista regional y se concentró en las regiones de la periferia de la Península mientras que el centro sufrió un fuerte despoblamiento. La población activa creció del 34 al 38 % y, además, se incorporó a ella la mano de obra femenina, aunque todavía en proporción inferior a la del resto de Europa. En lo que respecta a la distribución sectorial, el sector primario aún tenía un peso considerable (22 %) pero el sector servicios ocupaba ya a un 40 % de la población y el secundario al 38 %. El desarrollo económico hizo emerger unas nuevas clases medias, formadas por oficinistas, técnicos de grado medio y superior, obreros especializados, vendedores, etc. Por otro lado, el desarrollo hizo desaparecer el peso específico del mundo agrario y aumentó el papel del proletariado. 3.- Las oposiciones al sistema. El acontecimiento político más trascendente protagonizado por la oposición fue el llamado ‘contubernio de Munich’ (1.962), reunión en la participan más de un centenar de personas (J.M. Gil Robles, Salvador de Madariaga) procedentes del exilio y del interior. Este acto, en el que no participó el PCE, fue sentido como un gran peligro por el régimen porque ponía de manifiesto la existencia de una posible alternativa de recambio moderada. Como consecuencia de ello se decretó la suspensión temporal del Fuero de los Españoles y se decretó el exilio para los participantes ... que no estaban ya exiliados. Ese mismo año era fusilado el dirigente comunista Julián Grimau, lo que fue motivo de condenas y protestas internacionales. Con el anarquismo desaparecido y la UGT volatilizada, en la década de los 60 se va configurando un nuevo sindicalismo protagonizado por las Comisiones Obreras, organización surgida del asociacionismo católico pero pronto dominada por el PCE. El movimiento estudiantil y la actitud crítica de la Universidad hacia el régimen llegó a su momento de mayor tensión en 1965, cuando el Gobierno destituyó a varios prestigiosos catedráticos universitarios (Aranguren, Tierno Galván, García Calvo, Montero Díaz) por apoyar las manifestaciones estudiantiles. La actitud de la Iglesia fue un factor de creciente importancia en la pérdida de consenso en torno al régimen de Franco. Ya antes, pero en particular tras la celebración del Concilio Vaticano II, en la Iglesia se escuchan las primeras voces a favor de los derechos humanos y de los principios democráticos; además, sus organizaciones y asociaciones eran las únicas legales y una gran parte de la clase política de la democracia actual procede de los medios asociativos católicos, aunque después hayan perdido esa significación religiosa. Hacia comienzos de los 70 la inmensa mayoría de la Iglesia estaba desligada del colaboracionismo con el régimen y cada vez había más protestas en su seno por la situación política y social; las relaciones con el Vaticano (Pablo VI) empeoraron mucho. En la fase final del franquismo (1.970-75) se intensificaron las manifestaciones de oposición al régimen. Además del agotamiento físico de Franco y del surgimiento de sectores reformistas dentro de la clase dirigente, como causas estructurales de este fenómeno habría que señalar: -El creciente desarrollo económico, social y cultural de España, que impulsaba el cambio ideológico y la necesidad de libertades políticas, sentidas por amplias capas sociales. Surge una nueva prensa, que difunde ideas democráticas y de apertura política (el caso más conocido fue el del diario ‘Madrid’), al tiempo que se incrementó la oposición en la Universidad y entre los colectivos profesionales agrupados en Colegios (abogados, arquitectos, etc.), en cuyas juntas directivas aparecen grupos demócratas. - El desarrollo del movimiento obrero tuvo en esos años un crecimiento espectacular, duplicándose el número de horas de trabajo perdidas en huelgas entre 1970 y 1975. Se extendieron y consolidaron las Comisiones Obreras en todos los ámbitos laborales. - El creciente aislamiento político de la dictadura en la esfera internacional, sobre todo tras la caída de los regímenes dictatoriales de Portugal y Grecia. La crisis final del régimen autoritario. El 20 de diciembre de 1973, ETA asesinó en un atentado terrorista al jefe del gobierno Luis Carrero Blanco, la pieza clave que debía garantizar la continuidad del régimen. Franco nombró como sucesor a Carlos Arias Navarro, hasta entonces ministro de Gobernación. En su discurso programático ante las Cortes, el nuevo presidente anunció, entre otras medidas, la creación de un estatuto de asociaciones políticas, en lo que parecía un intento de iniciar una tímida apertura a partir del propio sistema (‘espíritu del 12 de febrero’), pero la oposición en el interior del régimen seguía siendo muy fuerte y pronto se dio marcha atrás. Por otra parte la salud de Franco se deterioraba a pasos agigantados y era ya evidente su incapacidad para tomar decisiones: en el verano de 1974, Franco fue hospitalizado y tuvo que ceder interinamente el poder al príncipe Juan Carlos. Por ello, la oposición, a pesar de las prohibiciones y de la represión, intensificó, diversificó y coordinó sus acciones y reivindicaciones, exigiendo la amnistía, la legalización de todos los partidos y sindicatos, la convocatoria de elecciones libres y el reconocimiento de las libertades y derechos democráticos de los ciudadanos y también de la personalidad política de los diferentes pueblos del Estado español. Con la finalidad de aunar esfuerzos para acelerar la caída de la dictadura se constituyeron organismos unitarios: en 1974 se formó la Junta Democrática, aglutinada en torno al PCE, y en 1975 se creó la Plataforma de Convergencia Democrática, constituida alrededor del PSOE. En Cataluña la oposición se había articulado bajo el lema «Libertad, Amnistía y Estatuto de Autonomía» en el marco unitario de la Asamblea de Cataluña. Por otro lado, los efectos de la crisis económica y de la inflación desatada a consecuencia de la subida de los precios del petróleo (1.973) se empezó a manifestar en toda su crudeza; la crisis política impediría durante unos cuantos años que los gobiernos de la nación adoptaran medidas para atajar sus efectos. Como es lógico, la crisis generaba malestar social y conflictividad laboral, exigiendo subidas salariales que compensaran la pérdida del poder adquisitivo. En este estado de cosas, tras una larga y penosa agonía, moría el general Franco en la madrugada del 20 de noviembre de 1975. El día 22, de acuerdo con las previsiones sucesorias, Juan Carlos I era proclamado rey de España. Con ello se iniciaba una nueva etapa de nuestra historia. . El régimen franquista. (1959-1975) 1.- Las instituciones y la consolidación del régimen. La institucionalización del régimen fue lenta. Las Leyes Fundamentales fueron: - El Fuero del Trabajo (1938), que articulaba las relaciones del mundo del trabajo sin permitir las libertades sindicales. - La Ley Constitutiva de las Cortes, que fue promulgada en 1942. Con esta ley el franquismo establecía unas "Cortes Orgánicas" formadas por miembros natos por sus cargos y otros que eran nombrados directamente por Franco. Habrá que esperar hasta 1.967 cuando se regula que 1/3 de los procuradores en Cortes sean elegidos en representación de la familia, lo que suponía la primera forma de participación política de los ciudadanos. - El Fuero de los Españoles, que se promulgó en 1945, terminada la Segunda Guerra Mundial. En apariencia, era una declaración de derechos, pero el ejercicio de los mismos dependía siempre de la ‘autoridad gubernativa’. - La Ley de Referéndum (1.945). Que pretendía regular la participación del pueblo en las grandes decisiones políticas. Como es lógico, Franco disponía de plena discrecionalidad para convocarlo o no. - La Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado, sometida a plebiscito en 1947, por la que se confirmaba a Franco como jefe de Estado vitalicio y se le reservaba el derecho de nombrar sucesor. Don Juan de Borbón no aceptó esta ley, que tampoco dio satisfacción a algunos sectores de Falange, que se declaraban republicanos. - La Ley de Principios del Movimiento Nacional, promulgada por Franco en 1958. De acuerdo con ella, todos los cargos y funcionarios eran miembros natos del Movimiento, obligados a jurar sus principios fundamentales. - La Ley Orgánica del Estado, que, publicada y sometida a referéndum en diciembre de 1966, introdujo algunas novedades funcionales, como la separación de los cargos de jefe del Estado y presidente del Gobierno, aunque este último no se cubriría hasta 1973. A fines de los años 50 el régimen se encontraba plenamente estabilizado en el exterior y en el interior y la oposición aparecía completamente impotente para propiciar un cambio en la situación política. Desaparecido ‘el maquis’, desorganizada e inoperante la oposición republicana en el exilio, el PCE se configuraba como el principal partido en la clandestinidad. Olvidándose de la lucha armada hacía hincapié en el objetivo de la ‘reconciliación nacional’ y pretendía derribar la dictadura mediante una huelga general política. Para esta estrategia se quería crear una amplia "alianza de las fuerzas del trabajo y de la cultura" que acordasen un "Pacto por la Libertad" para España. 2.- El desarrollismo. Crecimiento económico y transformaciones sociales. El Gobierno de ‘tecnocrátas’ (economistas, administrativistas) constituido por Franco en 1957 se propone llevar a cabo una profunda liberalización de la economía española y una mayor integración en la economía internacional. Estos trascendentales cambios en el ámbito económico se llevaron a cabo manteniendo inalterable el sistema político de la dictadura. Para cumplir el objetivo de la liberalización económica, se necesitaba pasar antes por un Plan de Estabilización, que se pondría en marcha en julio de 1959. El Plan de Estabilización no es, en lo esencial, otra cosa que un programa de austeridad que, como no podía ser de otra forma, afectó de manera negativa a las clases populares: se recortó el gasto público, se restringió el crédito, se congelaron los salarios y se devaluó la peseta. Así mismo, se ponía fin a muchos controles comerciales e industriales internos y se favorecía las inversiones extranjeras. También se abordó una tímida reforma fiscal y se aplicaron medidas de persecución del fraude, lo que aumentó los ingresos ordinarios del Estado. Para suavizar los efectos negativos de la política estabilizadora, Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional v la Banca Privada concedieron a España importantes créditos. Aunque se contó con la ayuda de expertos internacionales, el cerebro de los planes fue el catedrático Laureano López Rodó, quien en 1962 estaba ya al frente de la Comisaría del Plan de Desarrollo. Entre 1962 y 1975, tres Planes de Desarrollo, de duración cuatrienal, señalan el camino que España sigue para abandonar el subdesarrollo y meterse en el club de los diez países más industrializados del mundo. Los Planes de Desarrollo señalaban las direcciones de inversión preferentes y estimulaban la iniciativa privada con ventajas fiscales y crediticias y preveían la creación de "polos de desarrollo" en siete ciudades: Burgos, Huelva, Vigo, La Coruña, Valladolid. Zaragoza y Sevilla. Las transformaciones sociales. Las migraciones internas produjeron una redistribución general de la población española. El gran fenómeno migratorio consistió en el traslado de millones de campesinos hacia los núcleos urbanos. En consecuencia, la población española se hizo cada vez más urbana: en el periodo comprendido entre 1960 y 1970 la población rural pasó del 42 al 25 %. La población se redistribuyó desde el punto de vista regional y se concentró en las regiones de la periferia de la Península mientras que el centro sufrió un fuerte despoblamiento. La población activa creció del 34 al 38 % y, además, se incorporó a ella la mano de obra femenina, aunque todavía en proporción inferior a la del resto de Europa. En lo que respecta a la distribución sectorial, el sector primario aún tenía un peso considerable (22 %) pero el sector servicios ocupaba ya a un 40 % de la población y el secundario al 38 %. El desarrollo económico hizo emerger unas nuevas clases medias, formadas por oficinistas, técnicos de grado medio y superior, obreros especializados, vendedores, etc. Por otro lado, el desarrollo hizo desaparecer el peso específico del mundo agrario y aumentó el papel del proletariado. 3.- Las oposiciones al sistema. El acontecimiento político más trascendente protagonizado por la oposición fue el llamado ‘contubernio de Munich’ (1.962), reunión en la participan más de un centenar de personas (J.M. Gil Robles, Salvador de Madariaga) procedentes del exilio y del interior. Este acto, en el que no participó el PCE, fue sentido como un gran peligro por el régimen porque ponía de manifiesto la existencia de una posible alternativa de recambio moderada. Como consecuencia de ello se decretó la suspensión temporal del Fuero de los Españoles y se decretó el exilio para los participantes ... que no estaban ya exiliados. Ese mismo año era fusilado el dirigente comunista Julián Grimau, lo que fue motivo de condenas y protestas internacionales. Con el anarquismo desaparecido y la UGT volatilizada, en la década de los 60 se va configurando un nuevo sindicalismo protagonizado por las Comisiones Obreras, organización surgida del asociacionismo católico pero pronto dominada por el PCE. El movimiento estudiantil y la actitud crítica de la Universidad hacia el régimen llegó a su momento de mayor tensión en 1965, cuando el Gobierno destituyó a varios prestigiosos catedráticos universitarios (Aranguren, Tierno Galván, García Calvo, Montero Díaz) por apoyar las manifestaciones estudiantiles. La actitud de la Iglesia fue un factor de creciente importancia en la pérdida de consenso en torno al régimen de Franco. Ya antes, pero en particular tras la celebración del Concilio Vaticano II, en la Iglesia se escuchan las primeras voces a favor de los derechos humanos y de los principios democráticos; además, sus organizaciones y asociaciones eran las únicas legales y una gran parte de la clase política de la democracia actual procede de los medios asociativos católicos, aunque después hayan perdido esa significación religiosa. Hacia comienzos de los 70 la inmensa mayoría de la Iglesia estaba desligada del colaboracionismo con el régimen y cada vez había más protestas en su seno por la situación política y social; las relaciones con el Vaticano (Pablo VI) empeoraron mucho. En la fase final del franquismo (1.970-75) se intensificaron las manifestaciones de oposición al régimen. Además del agotamiento físico de Franco y del surgimiento de sectores reformistas dentro de la clase dirigente, como causas estructurales de este fenómeno habría que señalar: -El creciente desarrollo económico, social y cultural de España, que impulsaba el cambio ideológico y la necesidad de libertades políticas, sentidas por amplias capas sociales. Surge una nueva prensa, que difunde ideas democráticas y de apertura política (el caso más conocido fue el del diario ‘Madrid’), al tiempo que se incrementó la oposición en la Universidad y entre los colectivos profesionales agrupados en Colegios (abogados, arquitectos, etc.), en cuyas juntas directivas aparecen grupos demócratas. - El desarrollo del movimiento obrero tuvo en esos años un crecimiento espectacular, duplicándose el número de horas de trabajo perdidas en huelgas entre 1970 y 1975. Se extendieron y consolidaron las Comisiones Obreras en todos los ámbitos laborales. - El creciente aislamiento político de la dictadura en la esfera internacional, sobre todo tras la caída de los regímenes dictatoriales de Portugal y Grecia. La crisis final del régimen autoritario. El 20 de diciembre de 1973, ETA asesinó en un atentado terrorista al jefe del gobierno Luis Carrero Blanco, la pieza clave que debía garantizar la continuidad del régimen. Franco nombró como sucesor a Carlos Arias Navarro, hasta entonces ministro de Gobernación. En su discurso programático ante las Cortes, el nuevo presidente anunció, entre otras medidas, la creación de un estatuto de asociaciones políticas, en lo que parecía un intento de iniciar una tímida apertura a partir del propio sistema (‘espíritu del 12 de febrero’), pero la oposición en el interior del régimen seguía siendo muy fuerte y pronto se dio marcha atrás. Por otra parte la salud de Franco se deterioraba a pasos agigantados y era ya evidente su incapacidad para tomar decisiones: en el verano de 1974, Franco fue hospitalizado y tuvo que ceder interinamente el poder al príncipe Juan Carlos. Por ello, la oposición, a pesar de las prohibiciones y de la represión, intensificó, diversificó y coordinó sus acciones y reivindicaciones, exigiendo la amnistía, la legalización de todos los partidos y sindicatos, la convocatoria de elecciones libres y el reconocimiento de las libertades y derechos democráticos de los ciudadanos y también de la personalidad política de los diferentes pueblos del Estado español. Con la finalidad de aunar esfuerzos para acelerar la caída de la dictadura se constituyeron organismos unitarios: en 1974 se formó la Junta Democrática, aglutinada en torno al PCE, y en 1975 se creó la Plataforma de Convergencia Democrática, constituida alrededor del PSOE. En Cataluña la oposición se había articulado bajo el lema «Libertad, Amnistía y Estatuto de Autonomía» en el marco unitario de la Asamblea de Cataluña. Por otro lado, los efectos de la crisis económica y de la inflación desatada a consecuencia de la subida de los precios del petróleo (1.973) se empezó a manifestar en toda su crudeza; la crisis política impediría durante unos cuantos años que los gobiernos de la nación adoptaran medidas para atajar sus efectos. Como es lógico, la crisis generaba malestar social y conflictividad laboral, exigiendo subidas salariales que compensaran la pérdida del poder adquisitivo. En este estado de cosas, tras una larga y penosa agonía, moría el general Franco en la madrugada del 20 de noviembre de 1975. El día 22, de acuerdo con las previsiones sucesorias, Juan Carlos I era proclamado rey de España. Con ello se iniciaba una nueva etapa de nuestra historia.