MARÍA, MODELO DE FE Y VIDA PARA LOS JÓVENES Homilía de monseñor Marcelino Palentini, obispo de Jujuy en las fiestas patronales en honor de Nuestra Señora del Rosario de Río Blanco y Paypaya y peregrinación de los jóvenes (14 de octubre de 2007) Deut. 30, 12-16.20 "Hoy deben elegir lo que prefieren: ¿Quieren que les vaya bien o que les vaya mal? ¿Quieren tener vida o prefieren la muerte? Si aman a Dios y obedecen a todos sus mandamientos, Dios los bendecirá. Vivirán muchos años… Yo les aconsejo a Uds y a sus descendientes que elijan la vida y que amen a Dios y lo obedezcan siempre" Queridos jóvenes y queridos hermanos todos: la vida siempre exige una respuesta a una elección que hemos hecho y que repetimos todos los días. El Señor nos invita a elegir su amor, la vida que él nos da, los mandamientos que Él ha regalado a sus hijos por amor, porque quiere que vivamos. Quien está abierto a Dios vive feliz… Hemos escuchado las bienaventuranzas. Son la síntesis de la vida de Jesús. Y seguramente nadie puede dudar de que Jesús haya sido feliz. ¿Cuáles son sus criterios de vida? Dios bendice a los que confían totalmente en Él… a los que sufren… a los humildes, a los que desean la justicia, a los que son compasivos, a los que tienen un corazón puro, a los que trabajan para que haya paz en el mundo, a los que son maltratados por practicar la justicia… Dios los bendecirá a Uds cuando por causa mía la gente los maltrate y diga mentiras contra Uds. Alégrense ¡Pónganse contentos! Porque van a recibir un gran premio en el cielo. Así maltrataron a los profetas que vivieron antes que ustedes…" Jesús lo ha vivido y muchos hombres y mujeres, jóvenes y viejos, lo han hecho su criterio de vida a lo largo de los siglos. No es fácil pensar como Cristo en un mundo secularizado… No es fácil ir contra corriente, proponer un modo de vivir distinto al de muchos amigos, conocidos… No es fácil decir que la propaganda falsa de felicidad que escuchamos todos los días en la radio o tele es un engaño que hace enano nuestro corazón, que va lentamente anquilosando y endureciendo nuestro espíritu. No es fácil hacer entender que el mensaje de Jesús es muy actual, cuando muchos dicen que la Biblia es algo superado y que el mensaje de la Iglesia es anticuado, retrógrado y obsoleto… porque ahora los parámetros de la vida son distintos… No es fácil hablar de vida y de amor en plenitud en una sociedad donde todo es provisorio, pasajero, descartable; donde el sexo es un pasatiempo y los hijos no programados son un estorbo que tenemos que eliminar; donde la virginidad, la castidad y el celibato son ridiculizados y el amor libre sin responsabilidad viene propuesto como el nuevo modelo de libertad sin riesgos… donde todo pasa por el "me gusta o no me gusta" y no se buscan valores más profundos y criterios que hacen tomar decisiones para toda la vida; donde la fidelidad en el noviazgo y en el matrimonio es considerada un valor de otros tiempos y ahora es pasada de moda. Queridos jóvenes, el Santo Padre Benedicto XVI les ha dicho e insistido que no pierden nada dándose a Cristo. Repetimos sus palabras fuertes y serenas de la Misa de comienzo de su ministerio que los orientan hacia la verdadera felicidad, respetando por completo su libertad: "¡No tengan miedo de Cristo! Él no quita nada, y lo da todo. Quien se da a él, recibe el ciento por uno. Sí, abran, abran de par en par las puertas a Cristo, y encontrarán la verdadera vida". Confiamos en sus capacidades y en su deseo de desarrollar los valores positivos del mundo y de cambiar lo que es injusto y violento. Cuenten con nuestro apoyo y nuestra oración para que juntos nos enfrentemos con el reto de construir el futuro con Cristo. Son los "centinelas de la aurora" y los "exploradores del futuro". No dejen de beber en la fuente de la fuerza divina de la Sagrada Eucaristía para realizar las transformaciones necesarias. También a los jóvenes seminaristas, que se preparan para el ministerio sacerdotal y que comparten con su generación las mismas esperanzas para el futuro, les deseamos que su vida de formación esté impregnada de una auténtica espiritualidad eucarística." María, la joven fiel y generosa sigue siendo el modelo de vida del joven de hoy. Ustedes han venido a sus pies para ofrecerle su juventud generosa y entusiasta, sus sueños y proyectos, sus oraciones, peticiones y acciones de gracias. Ustedes han venido aquí para decirle a nuestra sociedad jujeña y argentina que es posible construir una patria nueva partiendo de los valores de las bienaventuranzas. Ustedes le dicen al mundo que quieren ser felices como María, la limpia de corazón, la mujer fiel a Dios y a José, la joven generosa en el servicio a Isabel y en la entrega a Dios, la mujer fuerte que estuvo con su hijo hasta el pie de la cruz y no renegó de Dios en el dolor. La joven que encontró en su entrega total a Dios en la virginidad el sentido profundo de la maternidad divina. Dios bendice hoy también a los jóvenes que tienen un corazón puro y no sabrán engañar para no engañarse Dios bendice a los jóvenes que saben ofrendar todos los días el esfuerzo de mantenerse vírgenes y castos, resistiendo a la tentación del sexo seguro y fácil, evitando las relaciones prematrimoniales. En su rostro se reflejará la serenidad de María Dios bendice a los jóvenes que saben luchar por la paz y la verdad y no quieren sacar ventajas personales de las circunstancias que se les ofrecen, porque prefieren trabajar por el bien común. Dios bendice a los jóvenes que saben dar la cara para defender siempre la Verdad que nos propone Cristo y no se dejan amedrentar por el "qué dirán", sabiendo que el juicio más importante sobre su vida es el de Dios. Dios bendice a los jóvenes que como María están dispuestos a consagrar su vida en el amor matrimonial o de la vida consagrada sabiendo que la mayor fecundidad es la del sentido de la vida ofrecido a los hijos o a los hermanos que Dios pone a su lado y a quienes sirven. Dios lo bendice a ustedes cuando en cualquier lugar sabrán testimoniar que su gozo es tenerlo a Él en el corazón. Que María, la joven entregada a Dios y a los hermanos, que creyó y se jugó por su compromiso de fidelidad los llene de su paz y de gozo por vivir. Mons. Marcelino Palentini, obispo de Jujuy