Un tema tan difícil como actual La Palabra de Dios ilumina todos los

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Génesis 2,18-24; Hebreos 2,9-11 y Marcos 19,2-16
Un tema tan difícil como actual
La Palabra de Dios ilumina todos los aspectos de la existencia, no solo lo referente a la oración
o a lo personal, sino también las dimensiones sociales, profesionales, familiares. Lo que se nos
propone hoy es el tema del amor y de la fidelidad en el matrimonio. “No está bien que el hombre
esté solo”. Por eso, Dios le presenta posibles ‘compañías’: aves del cielo, animales domésticos…
Pero no encontraba ninguno como él que lo ayudase… Adán acepta a Eva, su mujer, como la
compañera que Dios le ofrece.
Un tema que puede resultar difícil de tratar, dada la situación de deterioro e inestabilidad cada
vez mayor en la vida matrimonial.
Los dos una sola carne
Hemos escuchado cómo creó Dios a la mujer. El relato tiene un lenguaje poético, popular,
entrañable, pero expresa convicciones profundas. Dios es quien ha ideado la atracción de los
sexos; el amor es cosa de Dios: “No está bien que el hombre esté solo”. Adán no quedó satisfecho
con ser el señor de los animales; quedó entusiasmado con la mujer, igual que él, con el mismo
origen divino, “hueso de mis huesos y carne de mi carne”. Y que los dos están destinados en el
plan de Dios a ser “una sola carne”, llamados a engendrar nueva vida, el mayor milagro de la
creación, la mejor manera de colaborar con el Dios de la vida y del amor. Jesús, en el evangelio,
aparece bendiciendo y abrazando a los niños: “Dejad que los niños se acerquen a mí”.
Y… que no lo separe el hombre
Jesús apela a la voluntad original de Dios: el plan de Dios, no puede depender de las evoluciones
sociales o de los intereses personales. Por eso, nuestra opinión con respecto a esta cuestión, no
depende de estadísticas, o de costumbres aplaudidas por los medios de comunicación, ni de unas
leyes civiles que pueden ser, más o menos, permisivas. La indisolubilidad matrimonial no la ha
decidido la Iglesia sino Dios.
Afirmamos el máximo respeto a la conciencia y a las circunstancias de cada pareja, que pueden
ser difíciles. La dificultad para aceptar esta doctrina, tiene que ver con la sensibilidad que nos
transmite la sociedad de consumo: “usar y tirar”, cambio de sensaciones, de satisfacciones. Esto
deteriora la capacidad del amor, de la entrega, tanto en la vida matrimonial como en la vida
sacerdotal.
Nuestra postura es la de Cristo. Esta es una de las ocasiones en que ser cristiano es exigente,
porque propone valores superiores al mero hecho de satisfacer nuestros gustos. Tal vez por esto,
el matrimonio es presentado en la Biblia como un signo que refleja el amor de Dios a la
humanidad y de Cristo a su Iglesia.
Estamos ante una cuestión difícil, que exige un gran respeto por las situaciones, pero el
mensaje es claro: Dios lo ha querido así. Hombre y mujer se complementan para dar vida, para
hacer posible la familia de los hijos de Dios. Nos jugamos tanto en ello, que no es cuestión para
vivir con la ligereza que se observa en ciertos ambientes.
Danos tu bendición, Señor
Propuesta.El salmo de hoy nos invitaba a elevar al Señor nuestra oración pidiendo su bendición todos los
días de nuestra vida. Con esa intención presentamos nuestras necesidades e intenciones al Padre
diciendo: “Danos tu bendición, Señor”.
1. Señor, bendice y acompaña al Papa, a los obispos y sacerdotes para que, en este Año de la
Misericordia, descubran y vivan su vocación de portadores de la Buena Noticia a todos los
hijos e hijas de Dios. Oremos.
2. Señor, bendice e ilumina a los que tienen en sus manos los destinos de las naciones, para que
siguiendo tus caminos lleven a la humanidad a la prosperidad y a la paz. Oremos.
3. Señor, bendice y ayuda a nuestras familias y a todas las familias, especialmente a las que se
encuentran en dificultades por causa del trabajo, las enfermedades o por problemas de
relación. Oremos.
4. Señor, bendice y cuida de los esposos, llamados a aportar su testimonio de amor
incondicional; bendice, Señor, e ilumina a las nuevas parejas para que tomen con seriedad y
responsabilidad su decisión de “ser el uno para el otro”. Oremos.
5. Por último, Señor, bendícenos a nosotros, bendice a nuestra parroquia y bendice todas las
actividades que realizaremos a lo largo de este año, especialmente la catequesis que
acabamos de comenzar. Oremos.
Oración.Bendice, Padre, nuestras peticiones, y escucha lo que te hemos pedido con fe. Por JNS. Amén.
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