«¡JHffl- ,¿) Publicación Semanal ¡lustrada. Director Responsable: Rubén Guerrero Caballero. Director de la Obra: Vicente Casarrubias. Asesor:- Diego Arenas Guzmán. Coordinador: Enrique Rodríguez Zamacois. Redactores: Salvador de la Cruz, Gabriel Pereyra. Presentación Gráfica: Alberto Rabilotta, Jorge Hernández Osorio. Dibujantes: Enrique Velázquez Mora, Leopoldo Zabala S., Eladio Velarde, José Armida Velasco. Fotografías: Fernando Lipkau E., José Luis Monter M., Archivo de Agustín Casasola Z., Estudios Abitia. Grabados, caricaturas, testimonios periodísticos: Héctor D. Falcón, Fondo de Cultura Económica, Instituto de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, Hemeroteca Nacional, Taller de Gráfica Popular, A. C. Editada por Publex, S.A., Bolívar No. 154, México 8, D. F. Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial, A. C. Autorización como Correspondencia de 2a. clase (en trámite) (ü) Copyright by Piccadilly P. & N. S,. Montevideo, Rep. 0 . del Uruguay, año 1966. 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N U E S T R A P O R T A D A : El Presidente Porfirio Díaz en una de sus poses características, vestido de gran gala y rodeado de personajes de la aristocracia, en una deslumbrante ceremonia oficial. EN EL PRÓXIMO NUMERO: LA PAZ BAJO EL TERROR Los despojos y represiones del régimen porfirista contra los yaquis y los mayas; las luchas sangrientas de los obreros de Cananea y Rio Blanco y el gran aporte de la prensa independiente a la Revolución. PENSAMIENTO Y ACCIÓN DE ESTOS FASCÍCULOS ¿ Una nueva Historia de la Revolución Mexicana ? . . . No; pues carecería de objeto trascendente aumentar el acervo de los Ensayos y aun simples calendarios que, con el nombre de Historia, han sido publicados hasta hoy. Muchos de ellos, casi todos ellos, contienen, sin embargo, datos muy útiles para el auténtico historiador que a juicio mío, no hallará ambiente a su empeño sino pasadas una o dos de las actuales generaciones mexicanas, cuando la lejanía del tiempo haya depurado la crítica de historia, limpiándola de interpretaciones influidas por simpatías y antipatías faccionales. Entretanto, es tarea de alto mérito la de compilar selectivamente., pero en la mayor amplitud posible, testimonios, narraciones, juicios de personas que tomaron parte, presenciaron o han dedicado afán de investigación respecto a sucesos cuyo encadenamiento nos permite asomarnos al desarrollo dramático de ese gran fenómeno sociológico que tan profundamente conmovió a la nación mexicana, desde principios del siglo XX, hasta más acá del primer tercio de éste. La compilación, así emprendida, es acarreo de material indispensable a la construcción analítica y sintética que ha de realizar el historiador futuro, y tal contribución es la que da mérito indiscutible a la tarea que hoy inician los editores de Crónica Ilustrada de L· Revolución Mexicana. Por otra parte, estimo feliz la idea de componer las entregas en que será vaciada la compilación, conforme a una estructura que, en vez de académica, podríamos llamar periodística; pues en esta última hay ámbito más adecuado a la amenidad y a la explosión emocional, cualidades ambas- me lo han afirmado con singular énfasis los editoresque sólo estarán limitadas por este propósito inquebrantable: no adulterar los hechos, que es como quien dice, no sacrificar el respeto a la verdad histórica en aras del aspecto teatral de los episodios. Al honor que los editores de PUBLEX me han hecho al invitarme a colaborar en esta empresa, agrégase el gozo de ayudar a que la Revolución, en cuyo servicio gasté los empeños de mi juventud, sea mejor conocida en todos los países de habla española. DIEGO ARENAS GUZMAN PLAN DE. LA OBRA Todas las semanas aparecerá un fascículo de "Crónica Ilustrada Revolución Mexicana", profusamente ilustrado con un extraordinario acervo fotográfico. Cada cuatro números se incluirá la reproducción parcial o total, a todo color, de una obra de arte de la pintura mural mexicana, así como mapas, también a color, de las campañas militares. En las contratapas irán apareciendo corridos, grabados, personajes históricos, así como trajes y armas características de la época. Oportunamente se brindarán al público elegantes tapas-libro para facilitar la conservación de la obra. Con cada tapa-libro se obsequiará un disco de larga duración de canciones revolucionarias. ESPLENDOR Y MISERIA DEL PORFIRIATO Un Veinte de Noviembre L a revolución mexicana comenzó en el mejor escenario que podía corresponderá; ese escenario fue Chihuahua, el Estado más grande de México, donde se desarrollaron los primeros choques de la lucha que iba a envolver al país durante diez largos años. Lo que hoy se recuerda, al celebrarse el 20 de noviembre los aniversarios de esa revolución histórica, son esos primeros choques entre grupos dispersos de campesinos revolucionarios y guardias rurales que se encontraron en diferentes parajes del Estado al caer la noche de un domingo otoñal de 1910. Esos choques fueron el estallido desordenado de la primera revolución importante que registran los anales de América Latina en el curso de este siglo, y respondían a la consigna que unos meses antes había lanzado Francisco I. Madero. Porque al agotarse todos los recursos políticos y desahuciarse la esperanza de que en el gobierno de Porfirio Díaz prevaleciera el sentido común, Madero anticipó que el único camino que se le abría al pueblo mexicano para liberarse de la opresión que sufría hacía 30 años, era la lucha revolucionaria. Y la consigna tenía una fecha: domingo 20 de noviembre de 1910. Ese fue un domingo que comenzó como muchos otros. Porfirio Díaz salió de su casa en la calle de Cadena y, como todas las mañanas, hizo su paseo acostumbrado. Se le veía fatigado, mostrando el peso de sus 80 años, tal vez por las muchas fiestas del Centenario aue se habían sucedido en los últimos meses, tal vez por las preocupaciones que le causaban las noticias que llegaban desde el interior del país. Esas noticias se vinculaban todas con el nombre de Francisco I. Madero quien, súbitamente y en el plazo de poco más de un año y medio, se le había erigido en el opositor más enconado y serio que tuvo nunca; el mismo Madero que unos meses antes había tenido el atrevimiento de enviarle una carta personal que parecía tener el sentido de un ridículo ultimátum. Porfirio Díaz la había leído varias veces, siempre con más indignación. "La Nación -decía esa carta- está cansada del continuismo, y desea un cambio de gobierno. No obstante la desigualdad de la lucha, nosotros aceptamos y deseamos la lucha en los comicios. Pero si desgraciadamente se trastorna la paz, será usted el único responsable ante la Nación, ante el mundo civilizado y ante la Historia". (1) Esa advertencia de Madero parecía materializarse violentamente en una cantidad de sucesos aislados que se habían registrado en diversos lugares del país. Se suponía que en los diarios de ese domingo la noticia principal era la muerte de León Tolstoy, pero nadie se dejaba engañar; tampo- S AI inaugurar obra? públicas, tanto en la Capital como en los Estados, el Presidente Porfirio Díaz se presentaba vestido de rigurosa etiqueta y rodeado de gran aparato oficial. co importaba que sus Majestades Don Alfonso y la Reina Victoria se dispusieran a viajar a Sevilla para pasar allí el invierno o que el presidente Taft llegara a Cuba. Lo que importaba en ese día, eran las noticias de Orizaba y Tlaxcala, donde la policía había hecho numerosas detenciones y, más especialmente, los sucesos de Puebla. "El País" anunciaba en primera (1) Valadés, José C : Imaginación y Realidad de Francisco I. Madero. T. II, pág 62 (1960). SEMBLANZA DE PORFIRIO DÍAZ "El general Díaz unía a lo airoso de su figura, mucha y discreta fineza; a su mando, la perseverancia de sus designios; a su pasión, la frialdad de su voz. Como todo hombre de Estado, sabía encubrir sus propósitos, y si los señalaba a uno de los puntos cardinales, era para distraer o descubrir los designios de los cortesanos y dar, así, base y orden a los suyos propios. Exhibíase recatadamente, por saber que quien bastante se prodiga, pierde autoridad; y quien demasiado se oculta, se hace odioso. Nadie le vio colérico ni despótico en sus disposiciones; pero como daba largueza a la persuasión e imperio a las órdenes, no le contrariaban. "Aunque de frondosidad sexual -como espléndido tronco que ambiciona numerosos frutos- hasta el mediodía de su vida, después fue admirable en el sosiego doméstico, gracias a lo cual se le presentaba como impoluta persona. "Avanzando a la vejez, don Porfirio privadamente se hace más tierno y patriarcal; en público es otro: muéstrase erguido, sombrío ne de sobra para aparecer fastuoso y trabajador. Viste con pulcritud inglesa en los días hábiles, Pónese en pie, cotidianamente, a las seis de la mañana; y se dirige al Palacio Nacional en compañía del jefe de su Estado Mayor, general Ángel Ortíz Monasterio y, en seguida de dictar órdenes a su secretario particular, Rafael Chousal, recibe a los ministros. "El general come poco: consomé, carnes asadas, algún platillo especial de su tierra y legumbres, Una copa de vino tinto mezclado con agua, y para atender a sus visitantes, atraviesa el dintel de la puerta de su gabinete con una precipitación notable y, con paso militar, llega hasta su interlocutor. Lo hace sentar en un sofá que recibe luz directa y muy fuerte de una ventana, "Como sus amigos le llaman héroe o caudillo, el periódico El Tiempo responde que "no ha sido héroe en la guerra, porque ninguna hazana extraordinaria se registra en su vida militar... Tampoco es héroe de la paz..., porque la paz se ha impuesto por sí misma", „ , . . „ - . . . . - . P inrlifprPntP- auarHa sus malps Valadés, José C : El Porfinsmo. e inaiTerente, guaraa sus maies con extremo sigilo; y mañas tie- Historia de un Régimen. El Crecimiento. (1948) página: "Aquiles Serdán murió dentro de un sótano", aunque todavía no se entendiese que ése era el primer héroe de la revolución que en Puebla se había anticipado dos días a causa de sucesos imprevistos. El corresponsal de "El País", en Nueva York, había desmentido a la prensa de Estados Unidos que México estuviese envuelto en la anarquía y hubiese estallado una revolución, mientras en "El Imparcial" se informaba que habían ocurrido levantamientos en algunos lugares del país, anunciándose el acuartelamiento de las tropas en la ciudad y la prohibición de realizar reuniones públicas. Nada de eso, sin embargo, alteraba el aire amodorrado de paz dominical que envolvía a la ciudad de México ese día. Era un domingo que había empezado como muchos otros... Pero lejos de la capital, en los pueblos y las rancherías del Estado de Chihuahua, el anochecer de ese domingo señaló el amanecer cierto de la revolución anunciada por Madero. Esa noche, las mujeres encendieron la lumbre en las cocinas ahumadas, secándose las lágrimas con el rebozo, porque se habían quedado solas, aunque todavía parecía resonar en el aire el rumor de los caballos que se alejaban en tropel. Habían partido los esposos, los hijos, los hermanos, todos esgrimiendo los Win- chesters, todos con sus camisolas cruzadas de cananas bien repletas de balas. Esa fue la noche de los primeros choques. En las afueras del pueblo de San Isidro, Pascual Orozco reunía la fuerza improvisada que iba a atacar Ciudad Guerrero... En las estribaciones de la Sierra Azul, los campesinos armados se agrupan junto a Pancho Villa para bajar del monte... En el pueblo de Santo Tomás, José de la Luz Blanco, que era un minero, bajaba hacia la llanura a la cabeza de cuatrocientos rancheros... En la misma ciudad de Chihuahua, don Abraham González, quien tanto había influido en Villa y otros hombres para incitarlos a la lucha, veía llegar la noche con ansiedad, porque esa era la hora que Madero le había anunciado en un mensaje que apretujaba en el bolsillo: "El día 20 de noviembre, a las seis de la tarde, todos los ciudadanos de la República tomarán las armas para arrojar del poder a las autoridades que actualmente gobiernan . En esos momentos, el propio Madero con un grupo de amigos que ocultaban sus Winchesters dehaio de los abrieos salía de un najo ue ios aongos, sana ae un viejo molino junto al rio Bravo, en la frontera mexicana, donde habían pasado toda la larga noche anterior, con el plan de ocupar Piedras Negras al amanecer... <D Esa fue la noche de los primeros choques. Comenzaba la revolución que había estado latente muchos años, porque hacía muchos años que México era una nación sojuzgada por la injusticia. -^^^^^^^^—-^—>^^^^ Detrás del Estallido La historia de esa injusticia abarca un extenso período de la vida mexicana, que se envuelve en l a denominación de Porfiriato y q u e p e s ó durante tres décadas sobre el país. Por eso se hace indispensable examinar, aunque sea a m u v g ra ndes rasgos, el proceso del Porfiriato, antes de continuar acontecimientos que se c o n \os pusieron en marcha a fines de noviembre de 1910. ¿ a leyenda le adjudica a un p e o n d e c a m p o i a definición básic a y elemental de cómo era Mé^¿co e n j o s p r i m e r o s años de este s i g l o E 1 hombre había dicho: "El señor Don Luis Terrazas sí, ciertamente, es del Estado de Chihuahua, pero más bien diría yo e l E s t a d o d e Chihuahua es d D o n L u i g T e r r a z a s ». Aunque . an ¿ r Hota fuese falsa encerraba anécdota mese misa, encerraDa u n a g r a n v e r d a d que vaha no sol o e n Chihuahua, sino en todo el j l o s g r a n d e s terratem e n t e g g e h a b Í £ m a d u e ñ a d o de t o d a s l a g t i e r r a g c u l t i v a b l e s Con un sentido de propiedad feudal, El caso de Terrazas no era una excepción. Había otros latifundios no menos extensos ni menos productivos, como el de Los Patos, en el Estado de Coahuila, que sumaba siete millones de hectáreas -superficie equivalente a la del Estado de Veracruz- y otros como e ' Q ue ^a familia Escandón poseía en el Estado de Hidalgo, donde el ferrocarril recorría 145 kilómetros dentro de la propiedad. Ni las Leyes de Desamortización expedidas en 1856 para obligar a las corporaciones civiles y eclesiásticas, dueñas de fincas urbañas y rústicas, a adjudicarlas en propiedad a quienes las tenían arrendadas, ni las Leyes de Nacionalización y de Deslinde de Baldíos, con las que años después se pretendió poner en manos de los jornaleros del campo los t'errenos que eran propiedad de la Nación y que ni se usaban ni estaban deslindados, pudieron evitar el gran despojo agrario, El haber contratado a companías extranjeras para que realizaran los deslindes, originó que esas mismas compañías se adju... „ . al. .des J. c . r : „ . , . _ (1 Y f A T V; Historia GeneMexicana. T. ral de ,a Revo!uclón I, pág. 186 (1963). Imaginación y Realidad de Francisco I. Madero. T. II, pág. 83 (1960). GRAN NOCHE DE GALA "Penetramos al palacio de Delfín Sánchez, la noche del 13 de septiembre de 1889. "Al pie de la escalera de mármol, blanco como el tocado de una desposada, dos enormes bronces repartían mil rayos de luz. Al tín de la escalera el señor Delfín Sánchez hacía los honores a sus invitados; todo esto entre marmoles, plantas tropicales, murmullo de agua, vuelo de pájaros y torrentes de luz, colores, armonías, encantos... Cuanto de caprichos tiene la moda y de ¡ngente tiene el buen gusto se hallaba reunido allí... Tapicerías ...cristales, sedas, maderas predosas... Mil elegantes damas concurren a la fiesta... Allí estaban la bella señora de Mendoza, esposa del Ministro de Argentina, las señoras de Irigoyen, de Bulnes, Juárez de Sánchez, del ministro español, Alfaro de Garrido, K dicaran gran parte de aquellas tierras, bien para explotarlas por su cuenta o bien para revenderlas a los latifundistas, aprovechando las facilidades que para ello les daba el gobierno. En el año de 1910, cuando la población total de México era de 15.160.269 habitantes, había en toda la República 830 hacendados; 410.345 agricultores y 3.123.975 jornaleros del campo, que laboraban en 8.431 haciendas y 48.633 ranchos (1). Esto equivale a decir que eran cerca de 12 millones los mexicanos que en aquella época dependían del salario rural, o sea, el 80% de la población, con la advertencia de que estos campesinos ganaban de 18 a 25 centavos diarios, con una dieta alimenticia que consistía en tortillas (2), chile, frijoles, café y pulque (3). Y en cuanto a vestido, lo común era que usaran ropa de manta y huaraches (4). Estos campesinos ganaban de 18 a 25 centavos diarios, cuando -según los precios de 1908el kilo de arroz costaba 13 centavos y 10 el de frijol, para no citar más de dos estadísticas del hambre. El "capataz" de la hacienda, siempre a caballo y bien armado, era el terror de los infelices peones, cuyas espaldas muchas veces recibieron los latigazos que mandaba darles "el amo". m ) 1-5 de Chavero, de Torres Adalid, de Morquecho, de Ricoy, de Obregón, de Arrillaga, de Santacilia, de García... De improviso, atravesando el salón egipcio, aparece la cuadrilla del minuet... Isabel Sánchez y Platón Frisbie; Carmen Sánchez y Manuel Algara; Soledad Juárez y Bernabé de la Barra, Paz Barroso y Luis Grajales... Comenzó la danza y todos los concurrentes se sintieron transportados a las Tullerías y se sentían vivir en la segunda mitad del pasado siglo. Toda la elegancia de la corte de los Capetos se palpaba en el salón, se respiraba en la atmósfera, se sentía en las armonías de la orquesta... Allá, entre la felpa oscura de los tapices, se desprèndía como una aparición celestial el perfil maravilloso de Lola Redo... Después, como una creación animada de Murillo, apare' r En esa época, la característica típica del paisaje mexicano eran las haciendas, que en el Porfiriato acaparaban la producción agrícola y en las que la peonada cultivaba la tierra pródiga, propiedad de los amos, cuyos rasgos, acentuadamente europeos, contrastaban con las rudas facciones indígenas y mestizas de los peones. En medio de las extensas propiedades se levantaba el amurallado recinto del cía Paz Barroso, con su traje de la época de Luis XVI... ¿ Y Manuela Santacilia ? ¿ Qué podrá decirse de ese ángel que Dios ha puesto en nuestro planeta para animar en el hombre los deseos de ser bueno y alcanzar el Paraíso donde habitan los hermanos de esa Manuela celestial ?... Carlota, Beatriz y María hoy lucían, como su mejor adorno, la pura modestia que se abriga en sus almas vírgenes... María Luisa R. R. de Teresa con su distinción extremada... Cuando todo concluyó... nos absorbimos en nosotros mismos y, quitando toda traba al águila caudal de la Nusión, la hemos dejado surcar a su antojo los espacios ideales sin hacer el menor caso de la existencia humana", Crónica social que exhibe la curS l l e n a d e la a r i s t o c r a c | a porfirlana. ÎKîî, 00 J í 1 ^ ' 0 0 ' s ?,Pt iembre 2 ? J de 1899. Citado por Valadés, —* C : en El Porfirismo (1948) (1) Hacienda era una gran propiedad rural individual, que pasaba de mil hectáreas y que en el Porfiriato llegó a tener hasta tres millones de hectáreas. Rancho es u n a pequeña propiedad trabajada por el mismo dueño con ayuda de su familia. P o r rancherías, se entiende u n conjunto de ranchos. (2) P a n de maíz delgado, ancho y redondo. (3) Bebida fermentada obtenida del aguamiel del maguey. (4) Sandalia de cuero. casco de la hacienda (l) con sus habitaciones lujosamente amuebladas, donde el amo, con su familia y sus amigos, pasaba largas temporadas. El hacendado típico de la era porfiriana no era un hombre de campo, un agricultor, sino, simplemente, gente de la ciudad enriquecida con la fácil adquisición de las haciendas que los convertían en latifundistas. La hacienda era un lugar de veraneo o de paseo nada más, cuya productividad corría por cuenta de los administradores. Los hacendados eran, prácticamente, seres de otro mundo, si se confrontaba su vida con la existencia infrahumana que la miseria imponía en la peonada. Esa peonada era la densa masa de jornaleros, aparceros y medieros que habitaban los jacales de adobe, sin ventanas y con piso de tierra, disponiendo sólo de los LOS HÉROES Y EL HUARACHE Septiembre de 1910. El País, diario conservador, publicaba en primera plana la reseña de la inauguración de la columna de la Independencia, acto que, junto con el baile de Palacio y el Desfile Militar, constituiría lo más sobresaliente de las fiestas del Centenario de la Independencia. Era el tiempo, sin embargo, en que Porfirio Díaz decretaba que las personas que vistieran calzón y calzasen huarache, no circularan por las calles del primer cuadro de la ciudad. Simultáneamente, decenas de presos políticos se pudrían en el castillo de San Juan de Ulúa, y en el taller de la calle de Santa Teresa número 1, José Guadalupe Posada, el más grande artista de su tiempo, hacía grabados para La Gaceta Callejera. Testimonio Periodístico. Septiembre 17 de 1910. Los indios seguían siendo "tamemes", o sea cargadores, como estos nativos del Estado de Oaxaca, que sobre sus lomos conducen por difíciles caminos las literas en que viajan los señores. enseres más primitivos para cocinar, como el'metate, el comal, los jarros y las cazuelas que, por lo general, eran todos sus bienes junto con los petates, donde dormían el peón, su mujer y los hijos, que siempre eran numerosos. Muy de madrugada, y después de haber entonado el Alabado (2) y de haber consumido una ración de frijoles, tortillas y café, los peones salían en grupos a trabajar las tierras de la hacienda, hasta que el sol se ponía y sin que el domingo se les permitiera descansar. (1) Era la gran casona del propietario junto con las casas del administrador y de los empleados, la iglesia, la tienda de raya, la cárcel, las trojes, los establos y la huerta. Todo este recinto estaba amurallado. (2) Cántico religioso que los misioneros enseñaron a los indios. Cuando alguno de ellos protestaba por el mal trato de los Los peones de las haciendas eran obligados a trabajar, por salarios de capataces que, montados en bue- hambre y ÏÏ^ÍÏÏKi obS¿ ÍSftíÜ se les encerraba en la cárcel del casco de la hacienda, en ocasiones con procedimientos muy peculiares, como aconteció con el administrador de una hacienda del Estado de Hidalgo, que intentó meter en bartolinas de seis metros cuadrados a las familias de hs peones castigados; pero como se negaron a cambiar sus jacales (l) por las nuevas pocilgas, el administrador pidió el auxilio del ejército federal (2) . Los fines de semana la peonada, en masa, se apiñaba en la tienda de raya, donde se les pagaba el salario con mercancía: e n e) t e n d ¡ d o d e ,a v í a férreaj P"» mayor beneficio de las compañías extranjeras. aquellos productos eran de desey se les vendía a muy altos precios, los peones se endeudaban c a d a v e z mas > h a s t a Q u e algunos llegaban ao rdeber el jornal de todo un añ°. P l o Que se les encarcelaba S1 n o e r a a u » e a ntes habían escapado al monte para evitarlo, Por lo demás, los ochocientos treinta hacendados que en 1910 había en todo el país, recogían cho (1 > Choza de adobe con techo de paja. C o s í o Villegas, Daniel: Historia (2) de México, El Capital invertido en las Industrias de Transformación hacia 1910 frijol, maíz, jabón, m a n t a y aguar- Moderna Porfiriato, diente. Y como no pocas veces Vida Social, pág. 224 (1957). Hierro y acero Textiles Jabón Hule y Guayule Tabaco Empacadora Harina Dinamita Sal Papel Total 1 12 .2 $ 10.000.000 40.425.000 7.000.000 2 2 1 1 1 2 1 25 34.000.000 4.500.000 7.500.000 1.250.000 3.400.000 4.750.000 7.000.000 $119.825.000 La mayor parte del capital invertido en estas 25 grandes industrias de transformación era norteamericano, francés y español. Chávez Orozco, Luis: Historia Económica y Social de México. (1938) con creces los frutos de sus haciendas, aunque en la mayoría de los casos no se preocuparan por mejorar las técnicas agrícolas, que eran muy primitivas, lo que acábaba por agotar las tierras. La agricultura mexicana vino tan a menos en aquellos anos, que de 1903 a 1912 México importó maíz por valor de 27 millones de pesos, ademas de 94 millones gastados en comprar otros granos, también extranjeros, kso cuando no existía la explosion demografica de ahora y la moneda valia mas, mucho mas que la actual ( '• — i — • — • • « • • ^ ^ ^ — El Sudor de la Tierra • El sojuzgamiento del campesinado planteaba una cuestión crítica y dramática. Pero había muchas,otras más en el cuadro que ofrecía Mexico en esos días. En 1901, Weetman Pearson, un inglés, y Edward Doheny, ñor- El gran paso que dio el Porfiriato para -T" incorporarse al progreso, fue la ampliación g | de la red ferroviaria en el país, destinado, sobre todo, a unir el centro de la República con la frontera de Estados Unidos. t a b a n u n a c o n c e s i ó n para expíot a r e j p e t r 5 i e o e n México E s a s o l i c i t u d s e v i o favorecida considerablemente por el informe d i e r o n l o s g e ó l o g o s oficiales. g u d i c t a m e n s o s tenía, de acuerdo con lo investigado, que México no t e n í a p e t r o l e o explotable. Consecuentemente, el 24 de diciembre d e 1901> g e a p r o b ó u n a l e y p o r l a que el gobierno del general Díaz concedía a Pearson y a Doheny permiso de exploración y patentes de explotación petrolera, declarando libres de todo impuesto los productos naturales, refinados o elaborados, y concediendo la importación libre de derechos de las maquinas necesarias para la industria y otras franquicias (2) Se produjo entonces un impre- teamericano, después de un largo sionante auge petrolífero, Como viaje por la región del istmo de Tehuantepec, llegaron a la ciudad de Mexico, para entrevistarse con el Ministro de Fomento. Solici- consta por un testimonio del propió Doheny, que decía; Nuestro primer pozo (Casiano 6) surgió con una producción que creció gradualmente hasta llegar, diez días después, a 15.000 barriles diarios... En nuestro segundo pozo (Casiano 7, de septiembre 1910) el petróleo surgió como de sorpresa... manaba de 60 a 70.000 barriles diarios..., quedando su producción, al regularse con la válvula, en un promedio de 25.000 barriles por día..., mantenida hasta noviembre de 1919, cuando el pozo comenzó a dar señales de agotamiento, después de haber producido 85 millones de barriles O). L a standard Oil, "El Águila" Y la Royal Dutch Shell se repartieron los ricos yacimientos de los Estados de Veracruz y TamauliPas> donde la tierra exhumaba (l) La cotización actual es de doce P e s o s cincuenta centavos por dólar, S L ^ ^ . £ U Ï Ï 3 2 S L t e ° î fi p a r del peso. (2) Teja Zabre, Alfonso: Panorama Histórico de la Revolución Mexicana, pag " 150 ( 1939 )- (3) Mancisidor> ¡a Revolución (1965). José: Histona de Mexicana, pág. 26 LA "Arnulfo Arroyo, hijo de un modesto propietario de sastrería, habíase visto obligado a destroncar su vida de estudiante, por lo cual llevaba en él una honda amargura. Llamábase a sí mismo " u n náufrago", reciamando a sus antiguos condiscípulos ricos la causa por la cual le negabán el saludo. " A la mañana del 16 de septiembre de 1897, el general Díaz, acompañado de los miembros de su gabinete, de su estado mayor y de funcionarios y empleados del gobierno, salió del Palacio Nacional para dirigirse al pabellón morisco de la Alameda, en donde ¡ba a efectuarse una ceremonia en honor de los héroes de la independencia nacional, y al llegar frente a la Alameda, Arnulfo Arroyo rompió la fila formada por los cade tes del Colegio Militar, y se adelantó impetuoso, dando un puñetazo en la nuca a don Porfirio,. Rodó por tierra el sombrero del'Presidente, en tanto que la "confusión surgió mayor que la sorpresa, y el infeliz alevoso, recibió sobre el rostro un bastonazo del brigadier Monasterio y en la boca un puñetazo del general Pradillo", y el policía Florencio Cortés, que andaba disfrazado de cargador, pre- petróleo como si fuera el sudor del suelo mexicano. A los oídos del viejo dictador había llegado el canto de las sirenas en boca de los poderosos capitalistas extranjeros que, en la abundancia de materias primas mexicanas, ™ un rico filón, desaprovechado por la iniciativa privada porfmsta, atenida como estarja, al usutructo de lo que S S r w S n i ^ l·lf !ZÎaLI ± ^ modesta mano de obra que abundaba en armella énoca r«$A TS?Í %Irlt » loe -.o Cedio Don Porfirio a las instanc as de os acaudalados nversionistas extranjeros y en pocos años México se incorporó muy a la zaga desde luego a l a gran revolución industrial del siglo, con lo que el capital extranjero empezó a movilizar la economía del país, a crear industrias1 y a expíoter las materias primas, para lo cual fue indispensable establecer un vigoróse sistema arterial que vivificara los centros productivos: los ferrocarriles La minería/hasta entonces en manos de españoles y mexicanos, wuñhi* U nWrWin del canital recibió la inyección del capital extranjero y en poco tiempo se a^or^uS la ¿vnln+ación dp los funacentuo la explotación de los tun dos de oro de plata de cobre y de plomo. Asi, las ciudades proximas a las regiones mineras vieron PROFANACIÓN tendió matar a Arroyo. "Las amenazas se sucedieron y cada uno de los acompañantes de don Porfirio ponía su contingente de defensa y de castigo, y así, el teniente coronel don Fernando González le coloca a Arroyo el revólver en la sien y el coronel don Francisco H. García intenta envasarlo con su espada", hasta que intervino el general Díaz diciendo: "Que no se le haga nada, cuídenlo; ya pertenece a la justicia". "Siguió la comitiva "ordenada y tranquila, hasta llegar al Pabellón Azul, a escuchar las estrofas épicas de los poetas oficiales", mientras que el capitán Lacroix, con la espada desenvainada, conducía preso al agresor, entregándole al inspector general de policía, Eduardo Velázquez. "Sirvió el incidente, que no tuvo ma arrogancia", " Entretanto, Eduardo Velázquez, el inspector de policía, mandó comprar seis cuchillos y luego comisionó a un grupo de gendarmes para que mataran a Arroyo. Se les recomendó que " n o fracasaran en el golpe, que le dieran agua a Arroyo, que tuvieran mano firme..., que, al huir, hicieran escándalo, gritando vivas al general Díaz y mueras al anarquismo, y rompieran los vidrios, simulando un asal t o " . Pasada la medianoche, y con la algazara convenida, entraron los asaltantes al lugar en el que estaba detenido Arroyo. Este trató de defenderse, haciendo uso de un bastón; pero el policía Vicente Noriega le dio dos puñaladas en el pecho, con lo cual los otros cumplieron su criminal tarea. otro resorte sino el enojo que en los hombres produce la extinción de sus libertades, pata dar vuelo a la más abyecta adulación al general Díaz. Este, por la noche, presentóse en la cámara de diputados para asistir a la apertura del período de sesiones, Allí, los "senadores, los diputados y la concurrencia, querían cerciorarse de que el Presidente no había sufrido alteración, que caminaba con la mis- " E l jefe de la policía fue destituido y consignado a las autoridades judi cíales. En la prisión, Eduardo Veláz quez confesó con lentitud su crimen, y así que aceptó su culpa, se suicidó!' las chimeneas, quebrando el hasta entonces apacible horizonte del paisaje mexicano. I g u a l s u e r t e corrieron las fáb r i c a s textiles, en las que también pusieron la mira aquellos inversionistas, atraídos por el hecho d e que 'en el país el algodón se cultivaba espléndidamente, con lo c u a l quedaba asegurada la maten a p n m a necesaria para mantener en e s t a n t e producción los telar]p Pnpbla rP o He ln« fábn>a« í?i i % t a D n c a s <?e r u e D ' a > Tlaxcala Veracruz, Guanajuato, Jalisco, Michoacán y e Distrito Federa Estas fáhrieas aue en S f eran 146, p S S a r T $ 4,3.370.012.00, y ocupaban 32.229 obreros en el año de 1910 (U. . ., ,. 0 . Suprimidos los antiguos me¿ios de financiar negocios el ge,Cierno atendió la sugestión de Eduardo Noetzhn, agente de los banqueros franceses, quien mtrodu ' ° e n M e x i c o l a b a n c a extranJera, cuyas operaciones se consolidaron por ley el 16 de agosto de 1881, con la que se estableció el Banco Nacional Mexicano. A P°«>. empezaron a surgir más £ , i norteamericanantos, con capital norteamerica n0 > s™7.o, español e ingles. > ^ . * „ . , . Asi, en el ano de 1910 había 32 bancos federales con un capital pagado de $ 172.665.400.00 pesos Valadés, José C : El Porfirismo. Historia de un Régimen. El Crecimiento. (1948) , ^ ^ , ^ , ^ ^ |_3 HOTd d d T r e n ^ E] camü0 e l oetróleo la industrializacióA los ferrocarriles E n la estación los rieles se entre'chuzan b r f S o b a i ò el sol v oer diénlose en paralelas iníi^tas s o b r e e l altiplano mexicano. La locomotora resopla en esa etapa r u m b 0 al norte, después de haber arrastrado lentamente su cauda de J i vagones de pasajeros, a los que i b a n enganchados los carros reD i e t o s d e bolsas de a/úear v café • 5 t T * - i Yu • e T d T p e t o k í y d e t í a s mín" S e f c o f v e K argenteras, El maquinista es rubio y de q • j j , , ° y, u e ojos azules, y desde la locomotora habla en ingles con e jefe de la estación, que es norteamericano como el. • Y mucho mas atrás, uno de los guardias de rasgos indigenas -, a ^. ldo a l a P a s a r e l f d e u n vagón de carga, contempla al gruP° de mujeres y niños desharraP a d os que han llegado a "ver Pasar el tren y revolotean a lo largo de los vagones de pasajeros ofreciendo la humilde mercancía tortas ta a e fabricación casera fabricación casera tortas, taeos, fruta de la estación, agua de Hmo n a d i e compra... (]1 y (2 ) Te¡a Zahre, Alfonso alzarse en SUS inmediaciones las V fondos de reserva por Panorama Histórico de la Revolución plantas metalúrgicas coronadas por $61.461.425.00 pesos (2). Mexicana pág. m (1939). EL COLOR DE LA DECENCIA "No puede decirse que esa seudoaristocracia fuera culta y que le importara la cultura, excepción hecha de uno que otro profesionista inteligente y amante de las ciencias o de las bellas artes. Los demás sabían leer y escribir y conocían bien las reglas elementales de la Aritmética. Hombres y mujeres vestían con elegancia a la moda de Londres o París. Admiraban lo extranjero y, sobre todo, lo que venía de Francia o de Italia; más lo de Francia que lo de Italia. La influencia de los norteamericanos todavía no se hacía sentir en las costumbres y en los gusf j i, i i_ „„„; tos de aquella gente. Lo mexicano, lo auténticamente nuestro, ocupaba un segundo plano y era de mal tono admirar el arte indigena. Esa minoría afortunada y dichosa, tan dichosa y afortunada como se puede ser en la tierra en cuanto al goce de bienes naturales, se consideraba a-sí misma como la única depositaría de la decencia y de las buenas maneras. Se consideraba gente decente a las personas que vestían bien, que eran ricas y no demasiado morenas. Había relación entre la decencia y el color de la piel: una atenuada discriminación racial, herencia de los siglos pretéritos". . . _ „, u Si va Herzog, Jesús: Breve Hist o r i a d e |a R | v 0 | u c i ó n M e x i c a n a . (i960) Este cuadro resumió simbólicamente, y millares de veces, la clave del desarrollo ferroviario de México en esos años. Si en 1910 los ferrocarriles del país constituían una red de 24.559 kilómetros de extensión W -lo que le permitía a la gente del gobierno citar una estadística ampulosa-, ello fue el resultado de las concesiones que se hicieron a las compañías extranjeras, que de ese modo pudieron movilizar, con seguridad y rapidez, las materias primas que obtenían en el país a muy bajo costo. La fiebre constructora de ferrocarriles obedeció, rio a las pro(1) Teja Zabre, Alfonso: Histórico de la Revolución pág. 68 (1939). Panorama Mexicana, En la foto, señora María Luisa Romero Rubio de Teresa; don José Ma. Teresa y Miranda; señora Carmen Romero Rubio de Díaz, esposa del Presidente; Sentados: señora Sofía Rubio de Elízaga; señora Agustina C. de I Romero Rubio; Marujita R. Rubio Castellot l - y el general Porfirio Díaz. EL ÁRBOL DE LA PAZ. W La Paz Porfiriana, fue llamado por sus aduladores el régimen de don Porfirio Diaz; una paz que, como lo muestra esta caricatura, estaba bien carcomida. El Hijo del Ahuizote, febrero 18 de 1900. pías necesidades nacionales, sino a las exigencias del capitalismo inversionista. Los contratos firmados con los capitalistas nortéamericanos e ingleses obligaban al gobierno mexicano 1) a subvencionar a los inversionistas extranjeros con sumas que fluctuaban entre seis mil pesos por kilómetro de vía construido en terreno plano y veinte mil pesos por kilómetro cíe vía construido en terreno montañoso; 2) a ceder a los capitalistas contratantes el derecho a aprovechar gratuitamente las tierras indispensables para la construcción de las vías férreas; 3) a conceder a las empresas inversionistas la facultad de determinar el rumbo sobre el que los trazos ferrocarrileros debían verificarse; '.. . • , i Rodeado de algunos miembros de su gabinete y de damas de la aristocracia mexicana, el Presidente Porfirio Díaz, enfundado en traje de gala cortado en el extranjero, presencia unas maniobras .'. ,. . 4) a autorizar a los capitalistas extranjeros para valerse del trabajo obligatorio de las poblado- nes próximas a la construcción férrea con un salario que rara vez excedía de cincuenta centavos por jornada diaria de trabajo (1). ^_^^^__^^_^____^_^_ A u l l i la M Qf»l M g u l l q y OUI (2) El país era uno desde los balcones de las grandes mansiones que daban el frente al Paseo de la Reforma, y otro el que se mostraba en las llanuras y las serranías, donde los cascos de las haciendas señoriales y los rancheríos miserables documentaban el choque humano que sufría el pueblo mexicano. El drama se agudizaba en la ceguera del gobierno y la clase gobernante que formaba la "so°¡ , ,,i . {i, , TT j , ciedad de Mexico. Uno de los testimonios más elocuentes a este respecto se registró en 1908, cuan- do un periodista norteamericano llegó a la ciudad de México para entrevistar al general Porfirio Díaz. Este lo recibió en el Alcázar de Chapultepec, vestido de gran gala ^ luciendo sus condecoraciones m á s impresionantes. Era un hombre recio, de pronunciados rasgos mestizos, que tenía una presencia imponente. La entrevista se publicó semanas más tarde en "Pearson's Magazine" y Creelman la iniciaba explicando que había viajado a la ciudad de México, especialmente, para hablar con Porfirio Díaz y saber, de sus propios labios, cómo funcionaba la democracia en México. ~~ ~ ~T~,—T" £ > ¥ * ^ f e í ^ ® : jKfSSftí&J? Revolución Mexicana, pag. 22 (1965) (2) Expresión equivalente a "Cara v Cruz", "Es un error -le había dicho el presidente mexicano- suponer que el porvenir de la democracia en México se haya puesto en peligro por la continua y larga permanencia de un Presidente en el poder. Hemos conservado la forma de gobierno republicano y democrático; hemos defendido y mantenido intacta la teoría; pero hemos adoptado en la administración de los negocios nacionales una política patriarcal, guiando y sosteniendo las tendencias populares, en el convencimiento de que bajo una paz forzosa, la educación, la industria, y el comercio desarrollarán elementos de estabilidad y unión en un pueblo naturalmente inteligente, sumiso y benévolo. (l) Creelman anotaba que Porfirio Díaz tenía el tono de voz y las maneras del que está acostumbrado a mandar y ser obedecido. "He esperado con paciencia -seguía diciendo- el día en que la República de México esté preparada para escoger y cambiar sus gobernantes en cada período sin EL JOCKEY "Poseer carretela o faetón, o los mejores troncos de caballos, o demostrar habilidad y elegancia en el manejo de un coche, no era la suficiente prenda para significarse como señor de la sociedad oficial. Para adquirir esta categoría hacíase indispensable ser miembro del Jockey Club. " Subvencionado por el gobierno, el Jockey Club ocupaba la fastuosa Casa de los Azulejos, en la que había sala de armas, gabinetes para fumar y dormir la siesta, boliches, comedores, saIones de lectura, de conversación, de bacará, de whits, de poker, de billar y baños de agua caliente y fría ' "Teníase ai club como signo de esplendor del régimen porfirista, de lo que se hacía propaganda tanto en el pais cuanto en el extranjero. Sin embargo, de día y de noche era el centro del placer y de la soberbia. En el salón de juego sentábanse cotidianamente en torno de una mesa con los naipes a la mano, el viejo financiero Sebastián Camachi, Tomás Braniff, el astuto extranjero que labró una fortuna en el país, el banquero también extranjero Luis Lavie y Rafael David, profesor de esgrima de los jóvenes ricos mexicanos. "Con personajes como Guillermo Barrón, dueño de una grande CLUB quien, por su cuerpo erguido, sus "magníficas patillas y su aliño en el vestir, parecía, a quienes lo veían de lejos, un déspota intratable" y un "señor de horca y cuchillo", pretendíase dar al club un aire señorial; en tanto que con el estiramiento de Plácido Pastor, José Algara, Francisco Suinaga, Fernando Rubio y Pablo Escandón, se quería demostrar cuan difícil era ser socio del establecimiento. " N o teniendo los jóvenes de aquella sociedad otra ocupación que la de dilapidar los beneficios de las haciendas de sus padres, estimaban como muy austeras las costumbres y los usos en el interior del Jockey Club; pero como sus pretensiones de hacer de j establecimiento un centro de mas frivolidad, no encontraban eco entre los viejos apoderados d e la directiva, acudían, para el lo ro de sus g Proyectos, a recursos P r °P'° s d e su ignorancia y de su * extravagantes aficiones, Concediendo a lo estrafalario un on * ° de distinción a la vez que de desafio, Eustaquio Barron se Presentaba en el club llevando un tigre o bien hacia entra al P a t l ° d e ' a Casa de los Azulejos conducido por el mismo el mas estropeado carruaje de alquiler, cfr Vaiadés, José c. El Pobrismo. pero no limpia fortuna, y como Historia de un Régimen. Guíllermo miento, (i960) llanda y Escandón El Creci- peligro de guerras ni daño al crédito y al progreso nacionales, Creo que ese día ha llegado..." "Tengo firme resolución de separarme del poder al expirar mi período cuando cumpla ochenta años de edad, sin tener en cuenta lo que mis amigos y sostenedores opinen, y no volveré a ejercer la Presidencia... Si en la República llegase a surgir un partido de oposición, le miraría yo como una (i) james Creelman en Pearson's Magazine, Nueva York, 3 de marzo de 1906. bendición y no como un mal, y si ese partido desarrollara poder, no para explotar, sino para dirigir, yo le acogería, le apoyaría, le aconsejaría y me consagraría a la inauguración feliz de un gobierno completamente democrático... No deseo continuar en L· Presidencia. La nación está bien preparada para entrar definitivamente en la vida libre..." (1). (1) Valadés, José C : Imaginación y Realidad de Francisco I. Madero. T. I. pág. 188 (1960). Capital invertido en empresas mineras y petroleras hacia 1910 La sociedad porfirista no desaprovechaba ocasión de exhibirse luciendo las modas importadas de París, por más que con ello señalara su desprecio por lo que México producía. Capital americano inglés francés mexicano $ 499.000.000 " 87.200.000 " 10.000.000 " 29.400.000 $ 625.600.000 Chávez Orozco, Luis: Historia económica y social de México. (1938) En los últimos años de la dictadura, era general el desprestigio del Presidente Díaz. El pueblo, regocijado, lo ve bajar por la escalera de la impopularidad y pisar el escalón, ya rajado, de su quinta reelección. El Hijo del Ahuizote, julio 8 de 1900. Porfirio Díaz dijo muchas otras cosas, pero menos significativas, que el periodista incluyó en la entrevista, porque no estaba capacitado para discriminar la verdadera índole del grave conflicto que amenazaba a México. De no haber sido así, seguramente su entrevista a Porfirio Díaz se hubiera completado con otras que habría podido hacer cualquier noche en el café La Concordia, donde se reunían hombres jóvenes, con ideas nuevas, quienes comentaban con entusiasmo el credo político de don Francisco I. Madero, concretado en la siguiente afirmación terminante: "La única manera de que la República recupere su felicidad política, consiste en un cambio de gobernantes engreídos en el poder". (1) Seguramente James Creelman estuvo en el café La Concordia, que era un lugar de moda y que se hallaba en una de las calles famosas de la ciudad, la calle de Plateros. No es difícil que Creelman pasara junto a la mesa donde se hablaba de Francisco I. Made(1) Valadés, José C. : Imaginación y Realidad de Francisco I. Madero, T. I, pág. 147 (1960). LA NOTICEJX CONTEMRORA Su objeto primordial es ubicar al lector en el ambiente de la época en que se desarrollaban los sucesos narrados en la obra. Este tipo de noticia, que podríamos llamar coin- NEA cidente o contemporánea, forma ahora parte de la Historia, pero en aquellos momentos, en aquellos días, era palpitación vital en la prensa del mundo. INDEPENDENCIA DE CUBA La preferencia por las clases altas era notoria en el general Porfirio Díaz, quien acudía, con gran satisfacción, a entregar diplomas a las alumnas de la alta sociedad. ro, pero como sólo le interesaba entrevistar a Porfirio Díaz, se perdió lo que seguramente hubiera sido la mejor primicia de su carrera: buscar a Madero y entrevistarlo. Porque aunque eso ocurría en 1908, ya Madero era el hombre que, por sus inquietudes políticas, se perfilaba como una esperanza para el pueblo, que se iba a confirmar dos años más tarde, al iniciarse la Revolución. La "Sociedad Artificial"" En esos momentos James Creelman no se dio cuenta de quién era Madero, ni tampoco se hizo cargo del carácter curioso y anormal de la sociedad mexicana de esa época, cuyos rasgos predominantes, denunciaban, sin esfuerzo, su divorcio de la realidad social, económica y política del país. Ese carácter no era un fenómeno nuevo. En los últimos años del siglo pasado el tema que apasionó tanto a México, como al resto de América Latina, fue la pérdida, por parte de España, de los restos de su imperio colonial en el continente (Cuba y Puerto Rico). La segunda gran rebelión emancipadora del pueblo cubano, iniciada en 1895, daba lugar tres años más tarde a la intervención política y mílitar de los Estados Unidos. En efecto, el 19 de abril de 1898 el Congreso Americano, a sugerencia del presidente Guillermo Mac Kinley, aprobaba una Resolución Conjunta, proclamando que Cuba tenía derecho a ser libre e independíente. Presentado el 20 de abril un ultimátum en este sentido al gobierno español, y rechazada la ingerencia, estalló la guerra. Tras la derrota española en Santiago de Cuba, el 12 de agosto se firmaba en Washington el protocolo de la paz y el 10 de diciembre el Tratado de París, por el cual renunciaba España a todo derecho de soberanía y propiedad sobre la isla, quedando ésta militarmente ocupada por los Estados Unidos. Restablecída la paz, el 20 de mayo de 1902 el general Wood hacía entrega solemne del gobierno de Cuba al Congreso elegido por sufragio universal y a su primer presidente, Don Tomás Estrada Palma. Los Estados Unidos se reservaban tln embargo, el derecho de construir una base naval (Guantánamo) y el de intervenir en ios asuntos de la isla cuando lo creyeran necesario (Enmienda Platt). ¡ATENTADO La semana comprendida entre el 6 y el 14 de septiembre dé 1901, fue de verdadera conmoción mundial. La causa de esta excitación era corn prensible: se había atentado nuevamente contra la vida de un presidente norteamericano, en este caso Guillermo Mac Kinley. El día 5 de septiembre de 1901, el mandatario habia inaugurado una Exposición Panamericana en la ciudad de Búffalo, Nueva York, entre las aclamaciones de la multitud. Al día siguiente volvió a visitarla, pronunciando unas palabras. Su breve discurso había concluido con un estribillo al que era muy aficionado "Dios lo quiere, Dios lo quiere"...frase que ¡ba a considerarse minutos después como una premonición. En efecto, al descender de la ! tribuna y avanzar entre el público, escuchando aún aplausos y estrechando las manos que se le tendían, un individuo hacia el cual el presidente había avanzado como empujado por su destino, le disparó a quemarropa dos veces. El asesino, un anarquista de 28 años y aspecto débil y melancólico, llamado León Czolgosz, actuó sólo, nadie le respaldaba, y su declaración fue con cisa: "Lo he matado porque era un enemigo de los trabajadores. No lo lamento", Mac Kinley, partidario acérrimo de la expansión americana y rígido conservador, agonizó durante ocho días. El 14 de septiembre pronunciaba sus últimas palabras: "Todos nos vamos..." Un diario del año 1895, refiriéndose, por ejemplo, a la cursilería y a los convencionalismos a que tan afecta era la buena sociedad mexicana, comentaba: "Si se suprimieran los convencionalismos de "pase usted primero", "estoy a las órdenes de usted", ya se habría terminado la red ferrocarrilera, la administración pública sería perfecta y, en una palabra, la prosperidad nacional no estaría contenida en la crisálida del deseo, sino que sería una hermosa y viviente realidad" ( » . Era una buena sociedad , El pueblo recibía pan y atole en abundancia -Ten los días de las múltiples autorreelecciones p | de don Porfirio. obsesionada por la manía de exhibir títulos nobiliarios, que frecuentaba el exclusivo Jockey Club y que habitaba los suntuosos palacetes de mansardas, escalinatas de mármol y balaustradas que tan distinguido aire parisino daba a las zonas residenciales que flanqueaban al aristocrático Paseo de la Reforma Era una sociedad frivolamente afrancesada, que se ñama ¡VOX POPULI! Se preparaba en aquel entonces la tercera reelección de Porfirio Díaz, y el director de El Hijo del Ahuizote, don Daniel Cabrera, que había sido encarcelado más de 200 veces por su actitud combativa y revolucionaría, informaba de un acto contra el dictador. Una semana después, en el número 330, escribía triunfal: "Varias calles llenaba, de acera a acera, la columna antirreeleccionísta, yendo de tal manera apiñada la multitud, que no se distinguía el núcleo formado por los clubs, del resto del pueblo, Cada transeúnte se declaraba manifestante y engrosaba, con su persona, al movimiento antirreeleccionista y unía su voz al grito solemne y atronador de millares de labios, que prorrumpían en ¡ mueras ! a la reelección". Testimonio Periodístico. — Mayo 15 de 1892. separado más y más del pueblo, que la soportaba cada vez con mayor dificultad. En el tronco de la vida nacional, donde esa sociedad era un ramaje macilento que se adornaLa alta sociedad frecuentaba los sitios exelusivos de reunión, como el Jockey Club, vistiendo los extravagantes modelos de París. m. ^ , . (J^jjo ^ ¾ ^ ¾ ¾ ¾ ¾ ^ y¡¿a social, pág. 406 (1957). LAS CAUSAS DEL COMPL/CTO "Las principales causas de descontento que la opinión pública ha podido precisar, clasificadas según su origen aparente, son las siguientes: "EL CACIQUISMO: o sea la presión despótica ejercida por las autoridades locales que están en contacto con las clases proletarias, y la cual se hace sentir por medio del contingente, las presiones arbitrarias, de la ley fuga (l) y de otras múltiples formas de hostilidad y entorpecimiento a la libertad de trabajo. "EL PEONISMO: o sea la esclavitud de hecho o servidumbre feudal en que se encuentra el peón jornalero sobre todo, el enganchado o deportado del sureste del país, y que subsiste debido a los privilegios económicos, políticos y judiciales que goza el hacendado. "EL FABRIQUISMO: o sea la servidumbre personal y económica a que se halla sometido de hecho el obrero fabril, a^causa de la situación privilegiada de que goza en lo económico y en lo político el patrón, como consecuencia de la protección sistemática que se ha creído necesario impartir a la industria. "EL HACENDISMO: o sea la presión económica y la competencia ventajosa que la gran propiedad rural ejerce sobre la pequeña, a la sombra de la desigualdad en el impuesto, y de una multitud de privilegios de que goza aquélla en lo económico y en lo político y que producen la constante absorción de la pequena propiedad agraria por la grande. " EL CIENTIFICISMO: o sea el acaparamiento comercial y financiero y la competencia ventajosa que ejercen los grandes negocios sobre los pequeños, como con- secuencia de la protección oficial y de la influencia política que sus directores pueden poner al servicio de aquéllos, " E L EXTRANJERISMO: o sea el predominio y la competencia ventajosa que ejercen en todo género de actividades los extranjeros sobre los nacionales, a causa de la situación privilegiada que les resulta de la desmedida protección que reciben de las autoridades y del apoyo y vigilancia de sus representantes diplomáticos. " Urrea, Lie. Blas: Obras Políticas. (1921) Se d a e| n o m b r e d e L e y Fuga asesinato perpetrado por agentes del gobierno que conduciendo a un preso, tienen instrucciones de K r a q U p S d ^ S^U?o?S* c u a ! eMos s e v ¡ e r o n 0bi¡gados a disparar sus armas sobre él. a un En las opulentas mansiones del raseo de'T la Reforma, se celebraban frecuentes saraos, p | a los que las damas asistían con los más elegantes y estrambóticos atuendos. ba con los trapos de París, sólo había un brote, siempre prometedor y pujante. Era el pueblo auténtico que, aunque alejado por sucio y por indio de todo contacto con las altas esferas, se mantenía en sumisión aparente, pero alerta, esperando la voz y la hora de su reivindicación... Un poco a la sombra, pero siempre dinámica y generosa, alentaba la clase de los profesores, los artesanos, los pequeños comerciantes, los intelectuales, casi todos los mestizos, cuando no indios puros, y herederos de las mejores cualidades étnicas que definen a la nacionalidad mexicana. Pero esta otra clase social, orientadora espiritual y partícipe activa en los hechos más significativos de la Revolución, carecía de medios'económicos para hacer efectivos sus ideales y sólo esporádicamente, casi siempre arries- gando la libertad y la vida, pudo exigir justicia y defender sus derechos. Más abajo se hallaban los proletarios, con salarios que fluctuaban entre cincuenta centavos y un peso diario, segregados de las ocupaciones técnicas, para las que se prefería a los extranjeros, y privados de todo medio legítimo de defensa, como el contrato de trabajo, el sindicalismo, la huelga, Y, por último, en lo ínfimo de aquella estratificación social estaban los campesinos, despojados de las tierras que, desde tiempo inmemorial, habían heredado àe sus antepasados indígenas, afectados en su economía rural por las leyes de Desamortización de Baldíos que, mal aplicadas, los convirtieron en siervos de los hacendados. Don Porfirio Díaz, vestido a lo Juan Tenorio y con el nombre de "El Gran Gallo", empuñando "La Matona" recorre el panteón donde ha enterrado la No Reelección, las Garantías Individuales, la Constitución, la Democracia, el Pueblo, etc. y exclama: Que os levantéis no me arredra: ¡ Alzaos, fantasmas vanos ! Y os volveré con mis manos A vuestros lechos de piedra. La Caricatura Política, Fondo de Cultura Económica, 1955 Por otra parte, los bienes de la cultura estaban tan mal repartidos como los bienes de la fortuna, y aun cuando prosperaban los altos centros de estudio establecidos en las ciudades, la enseñanza elemental se vio muy descuidada en el Porfiriato, de manera que obreros y campesinos vivían nidas por intelectuales y literatos que se encastillaban en las caducas tesis del Positivismo o se deslumhraban con el decadente arte del modernismo, copiando gastados modelos europeos y despreciando el prodigioso acervo de las culturas autóctonas. ^ " , ... La ciudad de México padeció a causa de las inundaciones desde que fue reconstruida por los españoles sobre la parte desecada de la laguna de Texcoco, y por ello el régimen del general Díaz trabajó mucho hasta dar culmi- y a la delincuencia. La misma cultura superior perdio eficacia al confinarse en formas de refinamiento estéril, mante- La imagen de lo que era México en esa época se resumía, gráfica y dramáticamente, en la fisonomía de la propia capital. s ¡ o n e s e n q u e s e ree|ig¡ó, SUS parti^ H a r ¡l 0 S | p u a n t a r n n p<.tp a r r n p n i, W ° , ? V? , H J ¡ . . .• "^ ™ven|da Juárez de la Ciudad de Mexico. en la ignorancia, lo que los empujaba al vicio, a la superstición E s p l e n d o r V MlSeNa Para celebrar el "triunfo" de don Porfirio Díaz en una de tantas oca- nación a las obras de drenaje de la ciudad y al Canal del Desagüe, con lo que se evitaron las periódicas inundaciones de aquella época. Ya limpia y saneada, la Ciudad de los Palacios vio cómo el Porfiriato erigía, junto a las severas mansiones y templos coloniales, otros muy ostentosos, ornamentados de mármoles y bronces y que se alzaban airosos, imitando, casi a la perfección, los monumentos célebres de otras capitales del mundo. Tales fueron la Columna de la Independencia, el Palacio de Correos, el Teatro Nacional, los monumentos a Colón y a Cuauhtémoc. Así, brillante y hermosa, la ciudad de México recobró su merecido título de Ciudad de los Palacios, máxime que albergaba a una sociedad cosmopolita de refinados gustos, colmada de riquezas, dueña de casi toda la tierra cultivable del país y que, al mismo tiempo que le hacía la corte a don Porfirio, volvía la espalda a la masa popular que bullía en los alrededores de la metrópoli y que, como un mar sucio y silencioso, se extendía por las misérrimas rancherías y poblados del interior del país, donde los caciques y los jefes políticos, acatando el mandato de Don Porfirio, habían privado de sus más elementales derechos a los ciudadanos, porque ni la Constitución de 1857 se cumplía, ni se respetaba el voto popular. Por ello, el pueblo había denominado sarcásticamente a la espada gloriosa con que Don Porfirio ganó sus grandes batallas antes de apoderarse de la Presidencia de la República, con el oprobioso mote de "La matona". La espada y su mote, componían un símbolo del Porfiriato. El más expresivo; el más riguroso. La crónica lo documenta hasta el cansancio con un inmenso inventario de injusticias, violencias y crueldad, que en muchos casos originaron episodios históricos como el de la matanza de los indios yaquis y mayas. Porque ese episodio, junto con otros que se desarrollaron en la primera década del siglo y la última del Porfiriato -los disturbios de Cananea y la huelga de Río Blanco-, pasaron a ser momentos tan decisivos en la historia del país en esos años, que merecen ser considerados con cierto detalle. James Creelman, el periodista norteamericano que entrevistó a Porfirio Díaz en febrero de 1908 sobre su permanencia en el poder; esa entrevista, difundida ampliamente, dio ocasión a los más encontrados comentarios políticos. "LIBERTAD DE PALABRA" A fines del siglo pasado el régimen de Porfirio Díaz se había constituido en una sólida dictadura. Las reelecciones se sucedían, y el pueblo, cansado de las injusticias y el paternalismo gubernamental, daba muestras de descontento. En la capital, la "plebe intelectual", como la designaba Justo Sierra, hacia manifestaciones, mítines, y publicaba periódicos, mientras en la provincia, las contradicciones sociales se acentuaban y la falta de libertad cobraba continuamente nuevas víctimas. El general de división e ilustre revolucionario Marciano González Villarreal, descendiente del general González, ex-presidente de la República, nos cuenta una interesante anécdota de su adolescencia. —"Vivíamos entonces en Cerralvo, Nuevo León, y yo que apenas tenía trece años, asistía a la escuela. No obstante mi poca edad, la política me interesaba, y en las pláticas con mis compañeros me mostraba siempre apasionado antirreeleccionista "Esta fue la causa de que, cuando con motivo de las fiestas del Cinco de Mayo, me co_ Gral. Marciano González Villarreal misionó el maestro para que pronunciara un discurso oficial conmemorativo, yo, en lugar de una alocución, me lanzase a una arenga contra el general Díaz, Entre las muchas cosas que dije, recuerdo, palabra más o menos, las siguientes: "Tú tuviste para el hoy autócrata, palabras de disculpa en su bastarda ambidón; compadecido, le diste el triunfo de vivir; pero seamos viriles y no cantemos aleluya al crimen", "Y como se hablaba mucho, tanto en la prensa, como en las ceremonias públicas, de sus hazanas como soldado, añadí: "Hay en las páginas de la Historia nombres que deberían ser borrados, porque a la generación de aquéllos que supieron morir con heroísmo, ha sucedido Ia d . ,f l o s Que n o s a b e n s m o vivir". El publico me aplaudió vafias veces, y al final me acoma hasta la P ñ° P u uerta d e , m ' c a ' sa..., de donde horas mas tarde m e sac ° la policía. El jefe politlC0 > Domingo Arredondo, sin tomar en cuenta m i s P? c o s a n o s m e im Puso una sanción consistente en diez días de Cárcel o cuarenta pesos de multa Mi madre . , e n ' a <*ue v o c ° n j ' a b a para salir del apuro, se nego a pagar la multa y me amenazó diciendo: " ¡ Ay de tí, si pagas esa multa !". "El resultado fue que me pasé diez días en la cárcel". Testimonio Viviente. Julio de 1966 CORRIDO A DON PORFIRIO DÍAZ (Fragmento) Medio siglo d e la Historia trata d e este mexicano que, desde simple soldado, subió a Primer Ciudadano. El General Díaz se alzó cuando Juárez, reelegido, quiso ser el Presidente, otro período seguido. Radicó e n S a n Sebastián, en u n soberbio palacio q u e le dio el R e y d o n Alfonso, con jardín y grande espacio. Fue liberal d e principios y d e u n valor m u y notable, y m a n d a b a u n a brigada en fecha m u y memorable. Al terminar su período, Lerdo se hizo reelegir, pero Díaz se pronunció, y el triunfo fue a conseguir. E n Biarritz y e n su palacio, y en París, en ocasiones, pasó sus últimos días, muriendo sin desazones. En tres años d e combates, fue el terror d e los franceses, y limpió todo el oriente, triunfando todas las veces. Elegido Presidente, organizó a la Nación, q u e estaba muy descompuesta p o r esa revolución. Tuárez ocupó el Palacio de la Nación Mexicana, y d o n Porfirio se fue Desde el segundo período el Poder centralizó, Y por fuerza, o con dulzura, ' , . , a hacer vida campirana. a a lU^virr, pnrarrilr. Mexico encarrilo. A quien n o estaba contento, se lo atraía con promesas, y si no se doblegaba, usaba de otras destrezas. Tocó a d o n Porfirio Díaz celebrar el Centenario, haciéndose fiestas reales cuyo lujo fue palmario. Con u n gobierno t a n largo, ya el Pueblo se había cansado, y deseaba asegurar el bienestar ya gozado. El general Díaz tuvo faltas que nos hicieron gran daño, pues se creyó inmortal e hizo del Pueblo u n rebaño. Se formó u n partido opuesto, y como ya e r a lo justo, todos deseaban u n cambio que a la opinión diera gusto. Aunque ofreció garantías, al último n o cumplió: Cabrera mató a Serdán y a M a d e r o aprisionó. Luego, M a d e r o se huyó de su prisión d e San Luis, se pronunció contra Díaz y lo derrotó en u n tris. El triunfo fue t a n notable que, en cuatro meses d e guerra, se derrumbó su prestigio y emigró d e nuestra tierra. . . A r m a n d o de^ M a n a y Campos, L a . polución Mejana a traVeS d e loS Corridos Populares. r Manan. Publicación Semanal Ilustrada de la revista Documenta Americana. Editada por Publex, S. A.. Bolívar No. 154, México 8, D. F. Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial, A. C. Director Responsable: Rubén Guerrero Caballero. Director de la Obra: Vicente Casarrubias C. Asesor: Diego Arenas Guzmán. Coordinador: Enrique Rodríguez Zamacois. Redactores: Salvador de la Cruz, Gabriel Pereyra. Presentación Gráfica y Dibujos: Enrique Velázquez Mora, Jorge Hernández Osorio, Leopoldo Zabala Sánchez, Heladio Velarde, José Armida Velasco. Fotografías: Fernando Lipkau E., José Luis Monter M., Fotos Casasola. Estudios Abitia. Grabados, caricaturas, testimonios periodísticos: Héctor D. Falcón, Fondo de Cultura Económica, Instituto de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, Hemeroteca Nacional, Taller de Gráfica Popular, A. C. Autorización como Correspondencia de 2a. clase (en trámite) © Copyright by Piccadilly P. & N. S., Montevideo. Rep. 0. del Uruguay, año 1966. © Derechos reservados por Publex, S. A., México, D. F., Estados Unidos Mexicanos, año 1966. Registros en la Dirección General del Derecho de Autor de la Secretaria de Educación Pública de los Estados Unidos Mexicanos (en trámite). Reg. como Correspondencia de 2a. Clase en la Administración de Correos de Guatemala (en trámite). Distribuidores exclusivos: Distribuidora Publex, S. A.,Bolívar No. 154, México 8. D. F. 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Madero huye a los Estados Unidos, pero antes convoca al pueblo mexicano a que se levante en armas el 20 de noviembre. RESUMEN DE LO PUBLICADO El domingo 20 de noviembre de 1910, que comenzó como muchos otros, el General Porfirio Díaz, Presidente de la República, se manifestaba preocupado por las noticias inquietantes que llegaban del interior del país: aprehensiones de ciudadanos en Orizaba y Tlaxcala; la muerte de Aquiles Serdán en Puebla; la rectificación del corresponsal de "El País" en Nueva York, desmintiendo a la prensa de Estados Unidos que México estuviese envuelto en la anarquía y hubiese estallado una Revolución, así como de levantamientos ocurridos en algunas regiones del territorio nacional. Lejos de la capital, en los pueblos y las rancherías del Estado de Chihuahua, el anochecer de ese domingo señaló el amanecer incierto de la Revolución anunciada por Madero. Así, fue la noche de los primeros choques en que, el propio Madero, con un grupo de amigos, falló en su intento de ocupar la población de Piedras Negras. Detrás de esas manifestaciones violentas, que anunciaban el estallido de la Revolución, se agolpaban múltiples manifestaciones de injusticia; entre éstas, destacábanse la gran concentración de la tierra en unos cuantos propietarios, en perjuicio de la inmensa mayoría campesina; la vida miserable de jornaleros, aparceros y medieros, explotados por los grandes terratenientes; el endeudamiento de los peones con las "tiendas de raya"; la entrega de la riqueza petrolera y minera del país a los inversionistas extranjeros, en detrimento de la nación; las concesiones ferrocarrileras, que no obedecieron a las propias necesidades nacionalss, sino a las exigencias del capitalismo inversionista; las grandes desigualdades de la sociedad mexicana de entonces, integrada por una minoría privilegiada y por una masa de ciudadanos desposeídos y carentes de derechos; las represiones que el régimen del Porfirismo hacía contra los indígenas y a todo intento de oposición o simple protesta, etc. En 1908 un periodista norteamericano llegó a la ciudad de México para entrevistar al General Díaz. Este lo recibió en el alcázar de Chapultepec, vestido de gran gala y luciendo sus condecoraciones más impresionantes. La entrevista se publicó semanas más tarde en "Pearson's Magazine", y de ella se destaca lo siguiente: "Tengo firme resolución de separarme del poder al expirar mi período cuando cumpla ochenta años de edad, sin tener en cuenta lo que mis amigos y sostenedores opinen, y no volveré a ejercer la Presidencia... Si en la República llegase a surgir un partido de oposición, le miraría yo como una bendición y no como un mal, y si ese partido desarrollara poder, no para explotar, sino para dirigir, yo le acogería, le apoyaría, le aconsejaría y me consagraría a la inauguración feliz de un gobierno completamente democrático... No deseo continuar en la Presidencia. La nación está bien preparada para entrar definitivamente en la vida libre..." PLAN DE LA OBRA Todas las semanas aparecerá un fascículo de "Crónica Ilustrada Revolución Mex i c a n a " , profusamente ilustrado con un extraordinario acervo fotográfico. Cada cuatro números se incluirá la reproducción parcial o total, a todo color, de una obra de arte de la pintura mural mexicana, así como mapas, también a color, de las campañas militares. En las contratapas irán apareciendo corridos, grabados, personajes históricos, así como trajes y armas características de la época. Oportunamente se brindarán al público elegantes tapas-libro para facilitar la conservación de la obra. Con cada tapa-libro se obsequiará un disco de larga duración de canciones revolucionarias. LA P A Z A la Caza del Yaqui a matanza de los yaquis fue uno de los atropellos más inhumanos del Porfiriato. Los yaquis habitan, desde tiempo inmemorial, en las regiones vecinas al río Yaqui, en el Estado de Sonora. Se entendía que eran alrededor de 100.000 (D, pero la apreciación es dudosa, como lo era todo aquello que tuviese que ver con las estadísticas de esa época, y más cuando se trataba de indios. Lo único cierto es que cada vez eran menos, porque cada vez mataban más. L BAJO EL TERROR —¿ Los yaquis, dice usted ? Es una tribu más malvada que salvaje, como afirma un periódico de la capital, y debe ser exterminada por indigna de pertenecer a la gran familia humana. El gobernador Izábal acaba de hacer un gran escarmiento con ellos. Fue a buscarlos con sus tropas, y como los hombres se habían escondido en las cuevas, a las mujeres y a los niños les dio duro. Pero es lo que se merecen. Son tan bárbaros estos indios, que me han contado que en otra ocasión en que el gobierno quiso reducirlos al orden, las mujeres arrojaban al fondo de los barrancos a sus huercos (2) Un numeroso grupo de familias de indios yaquis, la mayoría niños y mujeres, con gran lujo de fuerza son deportados a Yucatán, en 1901, para trabajar en el henequén como esclavos. antes que entregarlos a las autoridades. Si será salvajismo... Y todo porque se han emperrado en quedarse con las tierras del Río Yaqui. (1) Turner, John Kenneth: Bárbaro, pág. 12 (1965). México (2) E n el norte de México, chamaco, criatura. LA "En el Estado de Sonora, los indios yaquis, en número de cerca de treinta mil, habían mantenido, durante siglos, un sistema de posesión agraria característica de los pueblos que han permanecido en el estado de comunismo primitivo. Bajo este sistema, la tierra pertenece a la comunidad entera, haciéndose uso de una parte de ella como agostadero, y dedicándose la otra parte a la agricultura. " U n día del año de 1880 el Gobernador del Estado de Sonora, Ramón Corral, despachó un pelotón de veinticinco rurales ebrios, con órdenes terminantes para el saqueo y destrucción de los pequeños pueblos a la orilla del río a la hora en que los hombres estuvieran trabajando en sus sembradíos. Cuando estos hombres volvieron a sus hogares, al oscurecer, y se encontraron con que estos habían sido arrasados y sus mujeres violadas, se dirigieron todos a Guaymas a quejarse a las autoridades, y no recibiendo allí satisfacción alguna, marcharon entonces a Hermosillo, la capital del Estado, para presentar Otro caudillo de los yaquis fue Juan Maldonado Tetabiate que al ser muerto Cajeme por los federales, empuñó la misma bandera de defensa de los indios, para morir él también en un combate. GUERRA DEL YAQUE su queja ante el Gobernador. En aquel lugar sólo recibieron insultos y amenazas por parte de Corral y de Luis Torres, Jefe de aquella zona Militar, volviendo a sus pueblos con la ¡dea de que sólo ellos personalmente podían defender sus tierras, sus hogares y el honor de sus familias, y cuando los ultrajes cometidos por los rurales se repitieron una y otra vez, emprendieron la resistencia con las armas en la mano. Esto era, precisamente, lo que los especuladores esperaban, e inmediatamente se ordenó el envío de tropas a la región del Yaqui con el objeto de suprimir la revuelta por medio del exterminio, efectuando, al mismo tiempo, el despojo de los terrenos. " Desde aquel momento comenzó una guerra en toda forma entre los yaquis y el Gobierno mexicano, guerra que se prolongara por cerca de treinta años. Ramón Corral, entonces Gobernador de Sonora y después Vicepresidente de la República, encontró en el mantenimiento de esta campaña una fuente inagotable, que le rendía ga- nancias magníficas, pues le proporcionaba el pretexto p a r a apropiarse de una gran cantidad de las contribuciones pagadas al tesoro del Estado, dizque para ser empleadas en el mantenimiento de supuestos cuerpos de policía rural local. En combinación con el General Luis Torres, Lorenzo Torres y otros Jefes militares, se cifraba la existencia en la campaña, cuando menos, en quince mil soldados. De éstos, ocho mil existían sólo en papel, yendo los gastos de pago y manutención a parar a los bolsillos de los que integraban la camarilla militar de Torres y Corral. Poco a poco, los yaquis fueron gradualmente empujados a la Sierra, o sometidos al peonaje. "En los últimos años del Gobierno de Porfirio Díaz, Félix Díaz, su sobrino, en combinación con Ramón Corral y con el Gobernador de Sonora, Rafael Izábal, mantuvo la trata de esclavos yaquis, negocio que les produjo abundantísimos rendimientos." GutiérFez de Lara, Lázaro: "El Pueblo Mexicano". —Bueno, pero esas tierras ¿ les pertenecen a ellos, o no ? -preguntó el fornido agricultor sonorense al jefe político . —¡ Y qué tierras, oiga usted ! Muy buenas pa sembrar algodón y caña de azúcar. Pero es lo que le digo, los indios yaquis no entienden lo que es la civilización. El general Díaz ya le había mandado decir al general Luis Torres cuando, hace años, vino también con muchas tropas a someter a los indios: No debemos estar tranquilos hasta que veamos a cada indio con su garrocha en L· mano, tras su yunta de bueyes, roturando los campos (1). ¿ Y qué pasó ? Que los indios huyeron a las cuevas de los montes y vinieron sobre nosotros en son de guerra, encabezados por Cajeme, primero, y luego por Tetabiate. Ya sabe usted que Cajeme fue su (1) Cosío Villegas, Daniel: Historia Moderna de México. El Porfiriato Vida Social, pág. 254 (1957). El caricaturista hizo alusión a la campaña del yaqui. tan desigual entre los federales y la tribu, tan prolongada en un régimen que preconizaba paz y tranquilidad. (EL AHUIZOTE JACOBINO, 19 de febrero, 1905). jefe allá por 1866. i Y qué bien lo obedecían ! Pero le gustó alebrestarlos y tuvimos que afusilarlo en Cócorit al año de que se volvió a sublevar. ¿ Y Tetabiate ? Ese fue pior. Peleó más duro que Cajeme a favor de los yaquis, porque a fuerza quería que los y oris (1) y las tropas se alejaran del Río Yaqui. Y ni modo, también a Tetabiate hubo que liquidarlo. (1) Los Blancos. El Porfiriato emprendió una campaña total para someter a los indios mayas, que como los yaquis sólo querían sus tierras. En la foto, el ferrocarril que se tendió para intensificar esa campaña. "Desde hace varios días un grupo de obreros mexicanos de los que trabajaban en la empresa minera allí establecida, sabedores de que su jornal —que juzgan inferior al que ganan sus compañeros americanos— iba a ser disminuido aún más, venían preparando la huelga". HUELGA DE CANANEA La población de Cananea, Estado de Sonora, estaba tan retirada de la capital, que las noticias de la huelga de mineros, que sería uno de los principales antecedentes del movi- miento revolucionario, llegaban a esta ciudad con 48 horas de retraso. Días después la agencia A.P. informaba lacónicamente: Dos semanas más tarde, el gobernador Izábal rendía un informe a Gobernación, en el que aseguraba: "la tranquilidad pública ha quedado firmemente restablecida en Cananea". La represión había causado decenas de muertos y heridos. Testimonio Periodístico. Junio 3 de 1906. El gobernador Izábal, llama a l o s T "rangers" para que lo ayuden. L e s É dice: "Si ustedes no me acompañan, no sé lo que voy a hacer; porque al pueblo de Sonora, lo tengo que defender" (EL COLMILLO PUBLICO, 24 de junio, 1906). Las tropas comandadas por el general Ignacio A. Bravo se concentran en los alrededores de Chan Santa Cruz, Yucatán, el centro de población indígena de donde expulsaron a los indios mayas. El agricultor sonorense se ladeó un poco el sombrero texano, carraspeó y comentó: — Será como usted dice, pero yo, que soy de aquí, sé bien que con los yaquis se han cometido muchas injusticias y que se les ha echado la tropa con mucha crueldad para quitarles sus tierras, alegando que ellos no saben cultivarlas y que quieren gobernarse solos. Óigame, a mí se me hace que ellos tienen sus derechos. ¿ O es que no son mexicanos también ? ¿ Por qué preferir a los extranjeros y darles esas tierras que son de nuestros indios ? (1) Como insisto en decirle, el gobierno les está quitando los baldíos, que son de ellos. Hace mucho oí decir a los indios viejos: "Juramos morir todos, antes que entregar las tierras, aunque para ello sea necesario matar a todos los yoris". Y a eso se debe que siempre anden alzados y que ellos también sean crueles, en represalia a todo lo malo que les ha hecho el gobierno. Dicen que el General Díaz no los quiere, porque dizque son enemigos de la civilización. A mí se me hace que más enemigos de la civilización son los federales que vienen a matarlos. Ora fíjese, no sólo eso, sino que hasta tropas norteamericanas han traído para exterminarlos, y cuando los agarran vivos, los mandan a Yucatán, como esclavos, pa que trabajen en las fincas henequeneras... El jefe político ya no contestó, ni el agricultor habló más con él. Así, que cada uno se marchó a su casa. En efecto, desde 1877 hasta 1908 el gobierno se empeñó en despojar a los indios yaquis y a los indios mayos, sus hermanos, de las productivas tierras que circundan el Río Yaqui en el Estado de Sonora, y de las que eran dueños legítimos. Alegaba que los indios eran bárbaros y que no se sometían al orden; pero es que jamás les cumplían las promesas que les hacían, de repartirles las tierras, dejando que ellos mismos se gobernaran. En esta cruel campaña contra los yaquis y los mayos, el Porfiriato utilizó cerca de ocho mil soldados, que eran la cuarta parte del ejército, y en los continuos encuentros de indios con tropas federales, que tuvieron por escenario los valles y cañadas del Estado de Sonora, muchas poblaciones de yaquis y mayos fueron arrasadas a sangre y fuego. Al yaqui renuente a someterse al gobierno, se le perseguía como (1) "Los grandes concesionarios de las tierras del Río Yaqui en aquella época fueron Carlos Conant, con 50.000 hectáreas; Lorenzo Torres y familia, con 400.000; Bule.con 14.250; F. McDonald, con 4.741; Brooks, con 2.055, etc. Lorenzo Torres y su familia se apoderaron "de una buena parte de la margen izquierda del río y de una extensión fantástica de la derecha". En 1904 se fraccionaron, los pueblos de Bácum y Cócorit, no para repartirlos entre los indios, como se dijo, sino para venderlos a los colonos o regalarlos a los militares". Cosío Villegas, Daniel: Historia Moderna de México. El Porfiriato. Vida Social, pág. 225 (1957) ROSANT A "En Yucatán me enteré de lo que hacían con los desterrados yaquis... Vi cómo los azotaban... Eran las 3.45 de la madrugada, inmediatamente después de pasar lista los peones. Había 700 bajo los débiles destellos de las linternas que alumbraban apenas las oscuras fisonomías y las siluetas de un blanco sucio. " ¡Rosanta Bajeca! "Este nombre, gritado por el administrador, hizo salir del grupo a un joven yaqui de cuerpo regular, nervudo, de facciones finas, cabeza bien formada sobre hombros cuadrados, con quijada prominente y firme, y ojos oscuros y hondos. " ¡Quítate la camisa !—ordenó ásperamente el administrador. "A otra voz del administrador, salió de entre los esclavos un gigantesco chino. Agachándose, cogió de las muñecas al silencioso yaqui y, en un instante, estaba derecho con el yaqui sobre sus espaldas. Entonces el extraordinario verdugo, llamado mayocol, un bruto peludo de gran pecho, sacó de una cubeta cuatro cuerdas que chorreaban agua, cada una como de un metro de largo, y que BAJECA parecían cuatro hinchadas serpientes a la escasa luz de las lámparas. Una vez mojadas, para hacerlas más pesadas y cortantes, resultaban admirablemente ajustadas para el trabajo de "limpia", como se denomina al castigo corporal en las haciendas de Yucatán. "El velludo mayocol midió la distancia, alzó en alto el brazo, y lo dejó caer rápidamente; el látigo silbó en el aire, y cayó, con un sonido seco, sobre los hombros bronceados del yaqui. "Todos los ojos eran atraídos por esa escena a la incierta luz del amanecer: el gigante chino con el cuerpo desnudo del yaqui sobre sus hombros; las largas, desiguales y lívidas cicatrices que señalaban los golpes de la cuerda mojada; el lento, deliberadamente lento mayocol; el administrador, con el reloj en la mano, indicando su aprobación; el sonriente mayordomo; los absortos capataces... "Los golpes se medían con reloj. Cayó el segundo latigazo, y el tercero... Al cuarto, la fuerte piel bronceada se cubrió de pequeños puntos escarlata que estallaron, dejando correr la sangre en hilillos. Al sexto, la reluciente espalda perdió su ri- Manuel M. Diéguez, uno de los líderes obreros que encabezaron el movimiento huelguístico en Cananea y quien después fue condenado a larga prisión en San Juan de Ulúa. / ///// a bestia salvaje, y cuando se le cazaba, se le deportaba a Yucatán, vendiéndolo a 65 pesos por cabeza, fueran hombres, mujeres o niños (1). Por eso don Francisco I. Madero, ya desde sus primeras campañas políticas, acusó a las autoridades de haber arrebatado sus tierras a los yaquis, para entregarlas a sus favoritos. También acusó a los hacendados yucatecos de disputarse a fos prisioneros yaquis, como si esos desgraciados estuvieran rematándose en pública subasta; pujan cada vez más, ofrecen más y más dinero, hasta gidez y empezó a estremecerse como una jalea. Al noveno azote, un gemido nació en las entrañas dsl yaqui. "Por fin, cesaron los azotes, que fueron quince. El administrador, con un ademán final, guardó su reloj; el gigante chino soltó las manos con que sujetaba las morenas muñecas del yaqui, y éste cayó al suelo como un costal. Quedó allí por un momento, con la cara entre los brazos y con su estremecida y ensangrentada carne al descubierto, hasta que un capataz se adelantó y le dio un puntapié en el costado... "Rosanta Bajeca tenía tres días de haber sido llevado al campo con una cuadrilla de macheteros, para cortar pencas de henequén. La cuota regular exigida a cada esclavo era de dos mil pencas diarias, y a Bajeca le concedieron tres días para adquirir la destreza necesaria para cortar esa cantidad de hojas; pero él no había cumplido. Esa era la causa de los azotes. No había cometido ninguna otra falta..." Turner, John Kenneth: México Bárbaro (1965). que, al fin, logran comprarlos y los transportan a sus haciendas para reducirlos a ía esclavitud (2). La "Pacificación" Bajo un cuadro alegórico en el que la ley se veía representada por una matrona, el Presidente de la Cámara de Diputados, señor Alfredo Chavero, habló así al Presidente Porfirio Díaz en sesión solemne del Congreso celebrada en la Ciudad de México el 15 de diciembre de 1905: En cumplimiento de la ley, voy a dar la honrosa condecoración que es absurdo no (1) Mancisidor, José: Historia de la Revolución Mexicana, pág. 77 (1965). (2) Cosío Villegas, Daniel: Historia Moderna de México. El Porfiriato. Vida Social, pág. 259 (1957). Los mineros de Cananea, en huelga s declarada, marchan decididos a exigir sus derechos a una empresa extranjera que los tenía sojuzgados. hubiéramos dado antes al vencedor de tantas batallas (1). El General Díaz se inclinó, y Chavero le impuso el Cordón del Mérito Militar, tejido en oro, del que pendían un águila y una estrella, también de oro. La estrella estaba tachonada de brillantes, rubíes y esmeraldas y llevaba esta inscripción: "Pacificó y Unificó a la Patria" (2). Cuando empezó Don Porfirio a lucir esa condecoración, ya el país estaba pacificado y unificado, los yaquis sometidos y sometidos también los "bárbaros mayas", que se habían obstinado en aferrarse a sus tierras, en las que ya se cul- tivaba el henequén. "Los capitalistas se dieron al empeño de adquirir tierras para dedicarlas al cultivo del henequén, por compra o, más sencillamente, por el despojo sistemático de los pueblos, y al de arrancar a los indios de sus cultivos agrícolas, para aumentar la oferta de trabajadores y disminuir, en lo posible, los salarios... (3) Bacalar y Chan Santa Cruz, los principales centros indígenas de la Península de Yucatán, fueron tomados con violencia por las tropas del general Vega y del general Ignacio A. Bravo y los mayas que las habitaban, ya sin tierras que cultivar, fueron deportados a Cuba. Lograda así la "pacificación", el general Bravo recibió una espada que le obsequió la sociedad de Mérida, a la vez que por los pueblos y rancherías comenzó a cantarse este corrido: Ignacio Bravo, el valiente, los indios hacía correr, y como buen combatiente nunca se le vio agobiado. Yo ya me voy, ya me voy, me voy para Veracruz, que ya perdieron los indios del pueblo de Santa Cruz. Yo ya me voy, ya me voy, por el tiempo del invierno, porque ya los indios mayas están minando el infierno. (1) y (2) Casasola, Gustavo: Historia Gráfica de la Revolución Mexicàno.T.I.pág. 68 (1964). (3) Mancisidor, José: Historia de la Revolución Mexicana, pág. 66 (1965). Descontento Campesino En la Huasteca Potosina, en Guanajuato, en Querétaro, en Michoacán, en Tepic, en Veracruz, en el Centro, en el Norte y en el Sur de la República fueron multiplicándose los alzamientos de peones y jornaleros, ante la estupefacta mirada de los capataces de las haciendas que aterrorizados veían acercarse en son de guerra a quienes antes les habían estado sometidos. Muestras muy significativas del descontento campesino fueron los alzamientos de Papantla y Acayucan.en Veracruz, y de Viesca y Las Vacas, en Coahuila, el primero de ellos ocurrido en 1896 y en el que participó un millar de indígenas que exigían la restitución de sus tierras, y que se mantuvieron al acecho hasta que fueron disueltos a sangre y fuego por los federales, nombre con que se conocía vulgarmente al ejército. En una refriega posterior ocurrida allí mismo, fue muerto el héroe popular, Santa Ana Rodríguez conocido como "Santanón", defensor de los menesterosos y de los peones de las haciendas. Los principios sustentados en el primer Congreso liberal de 1901, influyeron determinantemente en la revuelta encabezada en Acayucan en 1906 por Hilario C. Salas, que pedía les fueran devueltas sus tierras a los indígenas, lo que trajo por consecuencia que los federales incendiaran poblados y rancherías y colgaran a muchos de los insurrectos. Las mismas ideas progresistas alentaron a los revolucionarios de Viesca y Las Vacas, quienes en 1908 se alzaron en dichas poblaciones, proclamando el programa del Partido Liberal Mexicano, y declarando inoperante el poder de la dictadura. Pero también fueron perseguidos por los federales, lo que les hizo remontarse a las montañas, de donde bajaron después para sumarse a las nutridas huestes de la Revolución. La Gran Huelga Unas veces las matanzas eran de indios y otras de obreros. A más de la masacre de los yaquis y los mayas, se registraron infinidad de casos de maltratos, violencias e injusticias que, por reflejar justamente una modalidad habitual de la vida mexicana de esos años, se confundieron en la crónica global del sufrimiento del pueblo. Sin embargo, el drama que vivió la población de Cananea a mediados de 1906, tuvo gravedad particular, y se puede separar como uno de los hechos que afirmaban la inevitabilidad de la revolución que estallaría cuatro años más tarde. En la tarde del l 2 de junio de ese año, el gerente de la Cananea Consolidated Copper Co.,William C. Green, estaba en sus oficinas examinando los libros de la empresa. Esta era una filial de la Green Consolidated Mining, y las dos empresas habían sido organizadas en Cananea para explotar los ricos yacimientos cupríferos de la región. HUELGA DE Días antes, "El Imparcial" había informado a sus lectores que la huelga de las 93 fábricas textiles del país terminaba gracias a la intervención del señor Presidente Porfirio Díaz, llegando las partes en pugna al acuerdo de que el lunes, 7 de enero, se reanudarían las labores, sujetándose los obreros a Alguien interrumpió a Mr. Green para avisarle que cuatrocientos trabajadores de la mina Obersight se acababan de declarar en huelga y marchaban por la carretera con rumbo a las oficinas de la empresa. Green dio un brinco y corrió a mirar por la ventana; por el pedregoso camino se movía una larga fila de trabajadores que llevaban banderas, tricolores unas, y otras rojas, en las que habían escrito: CINCO PESOS DIARIOS, Y OCHO HORAS DE TRABAJO. Cuando los huelguistas pasaron bajo la ventana de Míster Green, le arrojaron un volante que decía: "Obreros mexicanos: un gobierno electo por el pueblo para que le guíe y satisfaga sus necesidades en lo que cabe: eso no tiene México. Por otra parte, un Gobierno que se compone de ambiciosos que especulan criminalmente fustigando al pueblo, electos por el peor de ellos, porque le ayudan a en- REO BLANCO los reglamentos de trabajo vigentes, al tiempo de iniciarse la huelga. Los trabajadores de la fábrica "Río Blanco", de Orizaba, Veracruz, no acataron el acuerdo, dando esto lugar a los sangrientos sucesos que habrían de conmover al país. Testimonio Periodístico. Enero 8 de 1907 riquecerse, eso no necesita México. Que el pueblo elija sus gobernantes para que lo gobiernen, no para que lo burlen y lo humillen, es la República. Pueblo, levántate y anda. Aprende lo que parece que olvidaste. Congrégate y discute El Pueblo minero de Cananea agredido y balaceado por los rangers y por el gobernador Izábal, en tanto que el jefe militar, general Luis Torres, obliga a los trabajadores a volver a las minas (EL COLMILLO PUBLICO, 10 de junio, 1906). ^ - ) Los líderes obreros que encabezaron la huelga de Cananea, entre ellos Manuel M. Diéguez, Esteban Baca Calderón, Javier Huitemea y otros; todos ellos fueron confinados en San Juan de Ulúa. PERSECUCIÓN DE RE VOL UCIONARIOS NICOLAS T. BERNAL Uno de los pocos sobrevivientes que conocieron íntimamente a Ricardo Flores Magón, es Nicolás T. Bernal, amigo de numerosos revolucionarios e implicado, desde la primera década de este siglo, en el movimiento social que asolaba al país. Al hablarnos de su com- pañero de lucha, nos dice: — F u e Ricardo Flores Magón uno de los revolucionarios más perseguidos, tanto por la dictadura de Porfirio Díaz, como por la policía de los Estados Unidos. Cuando se preparaba la tercera reelección del autócrata, se organizó un mitin en los patios de la escuela de Minería, con la intervención de Ricardo, que estudiaba leyes. "Tenemos que suprimir esta farsa que es una tragedia para México —dijo—. Vayamos por la ciudad; digamos al pueblo que tiene derechos, los cuales escupe el dictador; expliquémosle sus e r r o r e s y apremiémosle para que barra estas infamias. ¿ Cómo ? Obligando a Díaz a que abandone su odiosa idea de reelegirse. ¡ Marchando a Palacio, si es necesario !". —Después de ese discurso, fue encarcelado por primera vez en la prisión de Belén. Al salir, escribe en El Demócrata, y el 7 de agosto de 1900 funda Regeneración, que llegó a tirar 30 mil ejemplares, en los que exhibía el sistema político del país, y delataba los crímenes y despojos de los funcionarios. — Poco antes de morir su madre — Margarita Flores— y durante su larga agonía, recibió ésta un enviado de Porfirio Díaz, el que la conminaba para que hiciera jurar a sus hijos que desistirían de atacar al dictador. Contaba Ricardo que ella contestó: "Prefiero verlos colgados de un árbol o en la horca, antes de que se retracten o arrepientan". — Otro recuerdo que normaba su vida, eran las palabras que su padre les tenía dichas: "Que no les robe el tirano su hombría". Testimonio Viviente. Julio de 1966 tus derechos, exige el respeto que se te debe. Cada mexicano a quien desprecian los extranjeros, vale tanto o más que ellos, si se une a sus hermanos y hace valer sus derechos. Execración sin igual que un mexicano valga menos que un yanquee, que un negro o un chino, en el mismo pleno suelo mexicano. Esto se debe al pésimo gobierno que da las ventajas a hs aventureros con menoscabo de los verdaderos dueños de esta desafortunada tierra. Mexicanos, despertad, unámonos. La Patria y nuestra dignidad lo piden. Cananea, junio de 1906(1). — Esto es obra de esos agitadores Manuel Diéguez, Esteban Baca Calderón y Lázaro Gutiérrez de Lara, que han fundado aquí sus grupos socialistas—se dijo Míster Green, mientras redactaba un telegrama pidiendo ayuda al gobernador Rafael Izábal. El 7 de enero de 1907 señaló en la regiónfabril de Orizaba la fecha memorable en; que el obrerismo mexicano se rebeló contra' la injusticia de los patronos y se lanzó a una huelga violenta. Los guardias fronterizos (rangers) fueron llevados desde Douglas, Arizona, hasta la población de Cananea, por el gobernador de Sonora, para que abatieran a los mineros. UN CASO "WASHINGTON, D. C, junio 2 de 1906.- El Departamento de Estado recibió solicitud directamente del Gobernador del Estado de Sonora, México, para que del lado americano se le imparta ayuda. Este es un caso muy extraordinario. La petición fue objeto de una consulta diligente entre el Secretario de Estado, el Jefe del Estado Mayor, General Brigadier Bell y los oficiales consultores del Departamento de Guerra, planteando y discutiendo el aspecto jurídico En eso le llamaron por teléfono: "Los huelguistas incendiaron la maderería y mataron a los hermanos Metcalf y a Burth Bush, porque no los dejaron entrar al almacén para sacar a los demás trabajadores y que fueran con ellos a la huelga. Venga a ayudarnos". Green pidió su automóvil y, con tres de sus empleados, se parapetó tras los pilares del Palacio Municipal, desde donde" dispararon contra los mineros huelguistas, que ya se retiraban. J u n t o a los maderos calcinados, quedaron muertos diez trabajadores, un niño entre ellos. Las llamas subían muy (1) Cosío Villegas, Daniel: Historia Moderna de México. EL Porfiriato. Vida Social, pág. 318 (1957). INSÓLITO y de derecho de Estados Unidos, sobre enviar tropas que penetren a un Estado amigo: la decisión está en duda. Mientras tanto, los oficiales del Estado Mayor se hallan preparados para ejecutar cualquier mandato que pueda ser decretado por resolución del Secretario Roo. Tal acción del Gobernador Izábal, establece un nuevo precedente diplomático, desconocido hasta hoy". Díaz Cárdenas, León: Cananea. LA NOTICIA CONTEMPORÁNEA INDEPENDENCIA DE PANAMA El 22 de enero de 1903 se firmaba entre los representantes colombiano y norteamericano el Tratado Herran-Hay, por el que se autorizaba la cesión de las obras del Canal de Panamá, iniciadas hacia años por franceses, al gobierno estadounidense. Este hecho al cual el gran público no prestó en principio demasiado interés, había de provocar sin embargo, al paso de los meses, una gravísima tensión en todo el continente, debido al peligro de guerra entre los EE. UU. y la República de Colombia, de la cual el territorio panameño formaba parte. La causa de esta situación era la siguiente: a raíz del referido Tratado, que había de ser rechazado por el Congreso colombiano, los Estados Unidos fomentaron abiertamente las t e n d e n c i a s emancipadoras de la región. La situación, estacionaria en principio, se volvió dramática el 3 de noviembre, al sublevarse en la ciudad de Panamá el general Huertas al frente del batallón Colombia, mientras el batallón de Tiradores, con base en la ciudad de Colón, era inmovilizado por los americanos, y cruceros de la misma nacionalidad bloqueaban ambos puertos para impedir el desembarco masivo del ejército colombiano. Entretanto la municipalidad de Panamá había proclamado la indeoendencia el mismo día 3, creándose alto en la noche del cielo de Sonora. —Ya son seis mil los mineros que están en huelga y ha corrido la sangre -díjole por teléfono el presidente municipal de Cananea al Gobernador Izábal, y éste le contestó: —Yo mismo iré a aplacarlosAl día siguiente, por la pedregosa carretera que conducía a las instalaciones de la mina, llegó el gobernador de Sonora, Rafael Izábal, al frente de doscientos rangers (1) de Douglas, Arizona, EE.UU., que había pedido para que le ayudaran a someter a los huelguistas mexicanos. Los coroneles Thomas Rinning y Kosterlisky, al frente de los rangers, se apostaron delante de las oficinas de la Cananea Consolidated Copper Co., y como los huelguistas seguían en pie de lucha, Izábal dio orden de que dispararan contra ellos. al día siguiente una Junta de Gobierno para regir los destinos del país. Los Estados Unidos, actuando a marchas forzadas, establecían relaciones diplomáticas con la Junta el día 6 y el 13 del mismo mes, reconocían la existencia de la República de Panamá. GUERRA RUSO-JAPONESA El mundo se estremeció al leer el 7 de febrero, que el día anterior Japón había declarado la guerra a Rusia. Corría el año de 1904. Se dudaba de la capacidad militar de los japoneses y la creencia general era que el poderoso Imperio ruso doblegaría al del Sol Naciente y extendería aún más sus conquistas por las costas del Pacífico. Sin embargo año y medio después, a raíz del tremendo desastre naval del estrecho de Tsushima y de una serie de increíbles derrotas en tierra, Rusia firmaba la paz el 9 de septiembre de 1905. La guerra, breve, escaso año y medio, fue sin embargo en extremo sangrienta. El mundo contempló asombrado, día a día, el extraordinario espíritu de acometividad del soldado japonés y la dramática incapacidad del ejército ruso para hacerle frente. El Japón adquiría, como consecuencia de su abrumadora victoria, no solamente grandes ventajas territoriales, sino el status de potencia de primer ortien. En Rusia, entretanto, estallaban una serie de motines que hacían peligrar el régimen. Y en las calles del pueblo de Cananea cayeron veintitrés mineros abatidos por las balas de los rifles del gobernador. ¿ Qué pedían los huelguistas de Cananea ? se preguntaba la gente de México después de la matanza. Pedían un salario diario de cinco pesos por ocho horas de trabajo; la expulsión de dos inhumanos capataces; que el número de los trabajadores mexicanos fuera mayor que el de los norteamericanos, y que se les ascendiera. (1) Guardia fronterizo cano. norteameri- Las llamas devoran las instalaciones fabriles de Río Blanco, después de que los obreros, cansados de la explotación, entraron a sacomano en los comercios y luego incendiaron casas y factorías. $^-) RICARDO FLORES "En la madrugada del 21 de noviembre de 1922, detenía su acelerada marcha el corazón de un gigante de la Revolución: Ricardo Flores Magón. Lejos de los suyos y de su patria, cerraba los enfermos ojos el precursor, por antonomasia de la gesta libertaria mexicana del presente siglo. Todos los dones dieron brillo a su personalidad: periodista, escritor, orador, filosofo, revolucionario. Para perfeccionar laT figura, habrá que agregarle coraje, audacia, espíritu de sacrificio, tenacidad. Y si sus designios eran sufrir sin doblegarse, murió el gran ciudadano en obscura celda de la penitenciaría de Leavenworth, Kansas, Estados Unidos. "Ricardo Flores Magón había nacido en San Antonio Eloxochitlán, distrito de Teotitlán del Camino, Oaxaca, el 16 de septiembre de 1873. Su progenitor fue un indígena de raza pura, don Teodoro Flores. Su señora madre, doña Margarita Magón, fue una virtuosa mestiza. Con sus hermanos Jesús y Enrique, el futuro campeón de las libertades fue a la capital de la República a estudiar la primaria y la preparatoria. En 1893 pasó a la Escuela Nacional de Jurisprudencia, en cuyas aulas llegó al tercer año. "El 7 de agosto de 1900 se levanta una antorcha en el deprimente panorama nacional: Regeneración, periódico redactado por los Flores Magón. Su estilo es incendiario, demoledor. La cara de la dictadura queda exactamente retratada en cada número de esta tribuna de la MACÓN palabra escrita. "Del periodismo, Ricardo llega al agrupamiento político. En el mismo año se crea en San Luis Potosí el club liberal "Ponciano Arriaga". El 5 de febrero del año siguiente tiene verificativo en el mismo lugar el Congreso de clubes liberales. Asiste Flores Magón a la histórica reunión. "A mediados de mayo Ricardo y Jesús su hermano, son conducidos a la cárcel de Belén. En este lapso muere la madre de ellos. Hasta abril de 1902 recobran la libertad. "En julio, el gran líder se hace cargo del formidable periódico de oposición El Hijo del Ahuizote. Nuevamente a la cárcel hasta enero de 1903. En abril de 1903, otra embestida de los policías del porfirismo. Ricardo y Enrique Flores Magón, Juan Sarabia, Librado Rivera, Alfonso Cravioto, Humberto Macias Valadés, Manuel Sarabia, Luis Jasso, Santiago R. de la Vega y otros revolucionarios son detenidos y sentenciados en la horrenda cárcel de Belén. Como no obstante estas prisiones, El Hijo del Ahuizote, continuaba viendo la luz, los tribunales pronunciaron un fallo el 9 de Junio de 1903, por el que se prohibió su circulación. "El 28 de septiembre de 1905 instituyen la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano. El l o . de julio de 1906 se lanza el programa del Partido Liberal Mexicano. "Estalla la Revolución el 20 de Noviembre de 1910. Flores Magón escoge un camino diverso del seleccionado por don Francisco I. Madero. "Por un manifiesto fechado en marzo de 1918, Ricardo Flores Magón y Librado Rivera, fueron condenados, respectivamente, a 20 y 15 años de prisión'.' El diputado Antonio Díaz Soto y Gama dijo de Ricardo: "Fue un gran rebelde, un inmenso inquieto, un enorme hombre de carácter jamás manchado, sin una mancha, sin una vacilación". Morales Jiménez, Alberto: Hombres de la Revolución Mexicana (1960). PUNTOS BAS/COS DEL LIBERALISMO " 1 . Reducción del período presidencial a cuatro años.- 2. Supresión de la reelección para el Presidente y los gobernadores de los Estados.- 3. Supresión del servicio militar obligatorio y establecimiento de la Guardia Nacional.-, 4. Reformar y reglamentar los artículos 6o. y 7o. Constitucionales, suprimiendo las restricciones que la vida privada y la paz pública imponen a las libertades de palabra y de prensa.- 5. Multiplicación de escuelas primarias.- 6. Obligación de impartir enseñanza netamente laica en todas las escuelas de la República.- 7. Declarar obligatoria la instrucción hasta la edad de catorce años.- 8. Establecer un máximo de ocho horas de trabajo y salario mínimo.9. Obligar a todas las empresas o negociaciones a no ocupar entre sus empleados y trabajadores sino una minoría de extranjeros. No permitir en ningún caso que trabajos de la misma clase se paguen peor al mexicano que al extranjero en el mismo establecimiento, o que a los mexicanos se les pague en otra forma que a los extranjeros.10. Hacer obligatorio el descanso dominical.- 1 1 . El Estado dará tierras a quienquiera que lo solicite, sin más condición que dedicarlas a la producción agrícola, y no venderlas.- 12. Hacer práctico el juicio de amparo, simplificando los procedimientos.- 13. Supresión de los jefes políticos.- 14. Reorganización de los municipios que han sido suprimidos y robustecimiento del poder municipal.- 15. Protección a la raza indígena.- 16. Al triunfar el Partido Liberal, se confiscarán los bienes de los funcionarios enriquecidos bajo la Dictadura actual, y lo que se produzca se aplicará al cumplimiento del Capítulo de Tierras:' Silva Herzog, Jesús: Breve Historia de la Revolución Mexicana (1965). Pero el gobernador Izábal los conminó cutiéndoles que era absurdo que quisieran competir en sueldos y empleos con los norteamericanos. Y luego se les pidió que volvieran al trabajo sin discutir, si no querían ser llevados par la fuerza al ejército, a pelear contra los yaquis. Los instigadores de la huelga de Cananea, Manuel M. Diéguez, Esteban Baca Calderón y Javier Huitema, fueron enviados a las tinajas U) de San Juan de Ulúa, a pudrirse con el salitre de las aguas del mar, y el otro, Lázaro Gutiérrez de Lara, huyó a tiempo para Juntarse con Ricardo Flores Magon, sembrador en México de inquietudes revolucionarias. El presidente Díaz informó al Congreso de la Unión, en septiembre de 1906, que la huelga de Lananea fue reprimida con prontitud, energía y prudencia. Dijo complacerse en reconocer el derecho de ' o s obreros a asociarse, siempre 1uer respetaran todos los intereses legítimos. A fines de ese año se supo que la tranquilidad más absoluta dominaba en Cananea, gracius a la vigilancia de la policía en toscalles (2). ^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^ . v t - • i u j.» |_8 r 3 D N C 3 V e l MOtlfl d e l o s episodios que conhondamente al grueso del _ ,., T , , ÍZmT^f^^î^mtentl Puerto de Veracruz que, por hallar, se al nivel del mar, se llenaban de agua salada con la marea. ( 2 ) C o s i o Villegas, Daniel: Historia Moderna de México. El Porfiriato. Vida Social, pág. 322 (1957). 0 t r o movió LA MISEREA EN NUMEROS "Los 750.000 esclavos y los cinco millones de peones no monopolizan la miseria económica de México. Esta se extiende a toda clase de personas que trabajan. Hay 150.000 trabajadores de minas y fundiciones que reciben menos dinero por el trabajo de una semana que un minero norteamericano de la misma clase por un día de jornal; hay 30.000 operarios de fábricas de algodón cuyo salario da un promedio menor de 60 centavos diarios; hay 250.000 sirvientes domésticos cuyos salarios varían entre $ 2 y $ 10 al mes; hay 40.000 soldados de Frente a la fábrica de RÍO Blanco es- 1 nenie a id idunua uc IMU DIÚIIUJ, CÒ i Cenarlo de los sangrientos encuentros É en que perdieron la vida Cientos de obreros, las tropas federales desean- can Hocnuócrfohahor HknaraHn «nhro san después de haber disparado SObre los trabajadores. pueblo mexicano, se registró siete meses después de los sucesos de Cananea, afirmándose nuevamente la inclinación a la violencia que tenían las autoridades cuando se trataba de resolver los problemas del pueblo. El centro de este nuevo conflicto fue la fábrica de Hilados y tejidos de Río Blanco, en los aledaños de Orizaba, Estado de Veracruz, que a la sazón formaba parte de la que era región industrial más próspera de México. Los obreros se declararon en huelga 1-35 línea que reciben menos de $ 4 al mes, aparte del insuficiente rancho. Para los conductores de tranvías $ 1 diario es un buen promedio en la capital, donde los jornales son más elevados que en otras partes del país, excepto cerca de la frontera norteamericana. Y esta proporción es constante en las industrias. Una oferta de $ 1 como salario, sin duda, atraería a la ciudad de México a un ejército de 50.000 trabajadores sanos en el término de 24 horas", Turner, John Kenneth: México Barbaro (1965). el 7 de enero, y formando grandes grupos, rodeaban la fábrica. En uno de los grupos había una mujer envuelta en su rebozo y con un niño en los brazos. El hambre y la sed la tenían tan agotada que, sacando coraje de su debilidad, se separo de los demás, aproximandose a la tienda de raya_( 1 ) donde Víctor Garcm, un español, tras de su mostrador, les gritaba a los nueiguistas. —Tienen la cabeza dura y no entienden que ya con el laudo presidencial, en que se les ordena que vuelvan a su trabajo, no deben seguir armando motines, sino esperar que los patrones les den lo que convenga... - F í a m e un cuarterón de maíz P« las tortillas de mi prole,le pidió r , , , 5 ^ w.„„,¿1. Mar anta fcJSSÏ a Garcï S _,. e x L a n i e r o " l t ó l a r i s a di_ riendo Yo ^ bajaron cientos de obreros como rugientes oleadas y se entregaron al saqueo y a la venganza, F u e u n d í a m e m 0 r a b l e aquel 7 d e ener0 d e 1907) e n q u e los s e i s m i l o b r e r o s de Río Blanco, en Orizaba, por primera vez, desoyeron d Hamado ^ r o n c Q sffl)ato d e las fábricas en vezde reanu. labora «¡Pm'in SP lo nrdp d J ™ S A l r t a ¡S& g e l a n z a r o n a l a huelga, porque s u s peticiones de mejoría de salario habían sido burladas, j ^ , 8 o b. r e r o s c < s . ' £. . ' f «s mujeres y sus ^ijos, se apostaron resueltos a no dejarse intimidar por las ordenes del dictador, y asesorados por sus líderes Rafael Moreno y Manuel J uarez A ti ' ; Y lueeo CiendO. - 0 ÏO . 6 A ti . 6 i mego con qué me pagas, si no trabajas por andar de mitotera? ¡lodos sois unos perros hambrientos ! ¡ Y uste d eS U M S ^m0"ne"asl TUT n 0 a t uno los huelguistas empezaron a levantar la cabeza, con la mirada fiera y los puños cerrados y l u e S ° s e movieron como una muralla humana que se desplaza. p ero . Garcrn saco una pistola raPido, y disparó, hiriendo de muerte a un trabajador. La turba entonces se arrojó con furia sobre la tienda de raya y la saqueó y la incendió, mientras Garcín huía despavorido. Poco a poco, de los centros fabriles aledaños—Nogales y Santa Rosa— D e l a n t e d e la fábri intada g u i n t e r n i in a bles hide ventan de donde no , r u m o r ' d e log tela H J de , rían ' que h .°/ a s después paga- CQn s u g V l d a g f u s l l a d o s e n t r e l a g h u m e a n t e s r u i n a s d e l a tienda ¿e raya> e\ haber defendido a los obreros El motín fue creciendo, y al otro día ya era incontenible. Ardían muchas dependencias de las fábricas y muchas casas de los obreros adictos a la empresa. Los trabajadores sublevados habían asaltado comercios y casas particulares, y mientras unos escondían el botín en las cuevas cercanas a Río Blanco, otros pretendían destruir las presas y el sistema eléctrico de Orizaba. De pronto se escuchó el trote de la caballería, y el general Rosalino Martínez llegó al frente de 15 tres batallones. Lo primero que hizo fue mandar fusilar al teniente Gabriel Arroyo, comandante del cuerpo de rurales, porque se había negado a que sus hombres disparasen contra la multitud, diciendo: ¡Al pueblo no se le toca! Pero Rosalino Martínez no pensaba del mismo modo, sino que, con sus soldados, emprendió una cacería por las calles y los alrededores de Orizaba, dando muerte no sólo a los obreros rebeldes, sino también a sus mujeres y a sus hijos. A los que pretendían escapar en el tren, se les bajaba a culatazo limpio y junto a los rieles se les fusilaba; y a los Los obreros saquearon las fábricas y dejaron abandonados los objetos producto de su botín, cuando fueron perseguidos por los soldados que los balacearon al verlos huir a los montes. "CAJEME" "José María Leyva,"Cajeme", nació en Hermosillo, Sonora, y después de haber acompañado a su padre a la Alta California para buscar yacimientos de oro, regresó al Valle del Yaqui. En 1854 participó en un combate contra el filibustero francés Gas- ton de Raousset Boulbon, y en 1857 fue tomado de leva y formó parte de la guarnición del fijo de San Blas. Desertó al poco tiempo, y se dirigió a la sierra de Acaponeta, donde se puso a las órdenes del general Ramón Corona, para defender ía Constitución de 1857, amagada por los conservadores. "Más tarde perteneció a un batallón de yaquis, ópatas y pímas. Se licenció luego, para incorporarse después nuevamente a las filas liberales, con las que se halló en Querétaro a la caída del Imperio. Al fin, militó entre las fuerzas de Sonora, con el grado de capitán. "En 1875 los pueblos del Yaqui lo designaron su gobernante, cargo en el que desarrolló una labor benéfica para sus gobernados. Al terminar ese año, toda la región dominada por "Cajeme" estaba en rebeldía Y aunque el gobernador de Sonora, José J. Pesqueira, atacó a los yaquis y logró derrotarlos en algunos combates, sus victorías no fueron decisivas, y así, "Cajeme", robustecido su prestigio, dominó sin contrariedades, a los pueblos yaquis. "La región del Yaqui quedó sustraída a la obediencia del gobierno y "Cajeme" nombró gobernadores y alcaldes. Sobre la base de un sistema democrético, el caudillo indio adoptaba resoluciones de trascendencia g e n e r a l , convocando asambleas populares que decidían en definitiva y cuyo mandato obedecía él mismo. De ese modo, pronto se volvieron grandes centros productivos los poblados de Báhcum, Vícam, Cócorit, Tórim, Pótam, Huiviris, Belem y Ráhum. "Tiempo después el gobernador de Sonora le tendió una celada, lo que encendió de nuevo la guerra entre los yaquis y el gobierno, con resultados favorables para las fuerzas de "Cajeme". Sus proposiciones de paz fueron inútiles y, al fin, la guerra se decidió en su contra, no sin grandes sacrificios de vidas y dinero de la nación. "Los yaquis, derrotados, se dispersaron en guerrillas. Un día de 1887, "Cajeme" fue aprehendido en Guaymas, y después de ser exhibido como una bestia enjaulada por todos los pueblos indios, fue asesinado en Cocorit." Mancisidor, José: Historia de la Revolución Mexicana (1965). que habían huido al monte, se les asesinaba entre los breñales. Una calma fúnebre se extendió por toda la ciudad, semejante a la parda neblina que envuelve las serranías de Pluviosilla (l). Y mientras el general Rosalino Martínez era agasajado con un banquete por los industriales dueños de las fábricas, las campanas de las iglesias doblaban, sin cesar, y las mujeres enlutadas -viudas y huérfanas- recorrían las calles recogiendo a sus muertos. Los sucesos de Río Blanco, donde murieron ochocientos obreros, incluyendo muchas mujeres y niños, fueron la culminación sangrienta de un malestar nacional que en 1906 y 1907 tuvo muy serias repercusiones en la industria textil, ya que ante la obcecación de los patronos, que no aceptaban aumentar salarios ni disminuir el horario de trabajo, veintidós mil trabajadores de las fábricas textiles de Puebla, Veracruz y Tlaxcala paralizaron sus labores, hasta que no tuvieron más remedio que rendirse. Solamente los obreros de Río Blanco resistieron hasta el fin. El presidente Porfirio Díaz informó en abril de 1907 al congreso que los disturbios de Río Blanco se reprimieron con tanta prontitud como energía, y advirtió, amenazador, que si, contra sus antecedentes, la clase obrera producía nuevos trastornos, el gobierno haría respetar los derechos de todos y sabría mantener el orden público. Muchos de los obreros fueron enviados al Valle Nacional (2). y algunos centenares a Quintana Roo, formándose con ellos el Cuerpo de Operarios que recibía un trato muy rudo. El cónsul norteamericano en Veracruz aprobó con entusiasmo esta determinación, convencido de que las medidas severas eran las únicas de someter a los mexicanos, antes salvajes que pacíficos ciudadanos, y tranquilizó a su gobierno informándole que no había temor de que se repitieran sucesos de esa naturaleza (3). Ideas en Acción En Cananea y en Río Blanco se estremeció el Porfiriato ante la furiosa embestida de los mineros y obreros que no podían seguir viviendo con los salarios de hambre La huelga de Río Blanco: Los obre- -r Fue así como en 1906, desde TOS textiles se lanzan a la lucha. 7 É de enero de 1907. GRABADO DE FERNûiunn PAÇTRn PnPUFPn MANDO CASTRO PACHECO. San Luis, Missouri los hermanos Enrique y Ricardo Flores Magon, secundados por Camilo Amaga, Sarabia, Librado Rivera, Juan Antonio I.Villarreal y otros revolucionarios dieron a conocer el Programa del Partido Liberal Me*lcano V Manifiesto a la Nación, documento valiosísimo para entender la lucha pohtica y armada que se entabló después, pues este manihesto contiene, en germen, todas \as ideas renovadoras que estructuraron la Revolución Mexicana. que se les pagaban. Pero, desde luego, eran las ideas las que movían a los dirigentes de los trabajadores para que éstos unificaran su acción y protestaran con la violencia a falta de las armas de ja j e v Ese ideario había estado caldeándose en la ciudad de San Luis Potosí, donde un grupo de revolucionarios, encabezados por Camilo Arriaga, Juan Sarabia yAntonio Díaz Soto y Gama, fundaron el Partido Liberal Mexicano, (1 > 0rizaba - ( 2 ) E n el E s t a a o d e oaxaca, donde al que inmediatamente persiguió trabajadores forzados cultivaban el la policía; no obstante lo cual, pudo dicho partido reafirmar sus tabaco. ,3) Cosío postulados y actuar con eticacia Moderna de México. El Porfiriato. desde el extranjero. Vida Social, pág. 334 (1957). villegag D a n i e l : H¿síor¿a • I O u LUZ Gil 13 oOmbrd En la calle de Betlemitas (1) de la Ciudad de México funciónaba una imprenta que daba a Porfirio Díaz muchos quebraderos de cabeza, porque su dueño, elfogueado periodista Don Filomeno Mata había hecho del periódico que editaba: El Diario del Hogar, el mas firme defensor de la democracia en México. principios de 1900 llegó un hombre apasionado, Ricardo Flores Magón, con su pesado andar de oaxaqueño, corpulento, y su mirada inquisitiva tras los lentes de carey. Se acababa de fundar en S a n potos- d c l u b Ponciano Luis Arri F l o r e s M agón, enamo6 r a d o d e { i d e a d e d¿ v(d& a u n tido uti r e a lmente hi£ e r a e f £ t í v 0 8 £ s i d e a l e s r e v olu- cionarios de su tiempo, pensó que Revolucionario -escribía don Filomeno- es una característica que deben poseer todos hs hombres que deseen ver a la patria engrandecida y completamente li- t l & e T P & S ° d e b í a S&T U n PG " noaico. . A s i n a c i ° Regeneración, cuyos primeros números se imprimieron precisamente en el taller de don hre de tirnníns Filomeno Mata, quien hallo en nnrmio In nnlnhrn t>re ae uranias, porque la palabra "Revolución" no quiere decir revuelta, ni mucho menos guerras intestinas, sino, por el contrario, significa el progreso, la evolución de tos ideas, la transformación del pensamiento, que jamás debe ser estático, fijo, inmóvil, porque si tal fuera, el adelanto de h humanidad jamás se efectuaría (2). Con tales afirmaciones y arruliado por el monocorde traqueteo de su prensa de mano, don Filomeno Mata se pasaba las horas batallando desde aquella barricada del pensamiento, que era su imprenta, y a la que un día de Rj r a r do Flores MaVón el má« re Kicardo Mores Magon el mas resuel ™ coIefa, de la prensa mdependiente del Porfmato. Regeneración y El Diario del Hogar, junto con El Hijo del Ahuizote > <lue posteriormente dirigió el mismo Ricardo Flores Magón, fueron los tres arietes más contundentes que, día a día, atacaban al Porfiriato, y lo hacían en muy desfavorables, si scondiciones e ta Jas compara con las que disfru- *> an los periódicos gobiernistas, subvencionados por el régimen, c o m o l o eran > principalmente, La Libertad, El Universal y El Im- parcial, cuyas censuras al gobierno no pasaban de lamentar que los ferrocarriles llegaran con algunos minutos de retraso, que en los hospitales se sirviera en tazas de asa y no en tazas ovaladas y Que los expedientes de gobierno sen cosieran con cánamo amarillo * ° c ? n s e d a T0¡f- , Hubo een aquella época en MeX1 d fl 0 ?°dou n ue ¿ « ábrego y carco™ ' * había sido convento en loe tiempos de 1^ C o l o i ^ y <ïue cárcerTaTristemente^éTebr^Cáí rel de Belén destinada Dor Porc e l d e Belen > «estmaaa por r o r ü ) Esta calle lleva ahora el nomb r edel mismo ilustre periodista Fi- lomeno M a t a e n rfU M h a „ a eJ C l u b d e p e r i o d i s t a s d e México. (2) Morales Jiménez, Alberto: Hombres de la Revolución Mexicana, Pas- a *1MbU^ Mrra/ia La fábrica de Rio Blanco cerrada y custodiada por las tropas del gO- h¡erno federal, después de que los obreros fueron perseguidos V ametrannr haber exigido meiores conW »fOQS, por naoer exiglOO mejores con -adiciones de trabajo. firio Díaz para confinar a todos los que eran desafectos a su régimen. Nn fue nnn sínn murVinQ lns de Belén, contribuyeron a acelesu muerte, ocurrida en el Puerto de Veracruz en 1911. De t a n insigne defensor de la libertad rar iMo me una, sino muchas, las madrugadas en que la policía de don Porfirio, después de haber establecido una estrecha vigilancia en los alrededores de los hogares de Filomeno Mata y de Fiores Magón, los detenía y, sin mayores averiguaciones, los conducía a aquella cárcel en la que cada año se declaraba una incontrolable peste de tifo y en que los reos sobrevivían miserablemente. Don Filomeno Mata fue recluido allí cuarenta veces en menos de una década, y los malos tratos recibidos, asi como la insalubridad que reinaba en la Cárcel • México escribió el . P ren f a e£i meneo escriDio ei mismo don Francisco I. Madero: T Ochocientos obreros, contando tamÉbién mujeres y niños, murieron en la r e f r ¡ e g a p a s a d a , a c u a ) | QS a | r e d e d o r e s J A U IL ¡. de Orizaba presentaban un aspecto ae El incansable luchador por la causa del pueblo, señor Filomeno Mata, antes de morir, víctima de las injusticias de la Dictadura, tuvo la dicha de ver a su patria libre y triunfantes los principios que constituyeron el ideal de toda su vida y por cuyo triunfo estuvo dispuesto a todos los sacrificios ( 1 ). El homenaje era merecido, y nadie mejor que Madero tenia la autoridad apropiada para rendir- J»»„I„„¡/.„ de muerte y desolación. lo. Cuando murió Filomeno Mata, México vivía el espejismo del triunfo revolucionario. Porfirio Díaz había sido derrocado y Madero ocupaba la presidencia, sin qUe nadie sospechara, y menos él que nadie, el vuelco trágico que tendría la historia en los dos años inmediatos. Morales Jiménez, Alberto: Hombres de la Revolución Mexicana, pág. 31 (1960). (1) DOBLE BOLA DE LA HUELGA DE CAN ANEA (Fragmento) Año del seis de este siglo -ya mayo se petateaba-; la cosa fue en Cananea cuando junio principiaba. En la lejana Sonora, la Ley estimaba delitos mayores que se organizaran en sus sindicatos los trabajadores. Los patrones eran gringos y gringos los capataces, y más gringos ladrones, como las aves rapaces. Las demandas eran justas: derecho al ascenso, mínimo salario, jornada de ocho horas y trato a los nuestros más humanitario. Un pliego de peticiones se presentó ante la empresa, .y la empresa contestó que le causaba sorpresa. Los mineros se reunieron y, al verse negados con esa respuesta, lograron un mitin y se engolillaron en recia protesta. Pero al llegar hasta el mero taller de carpintería, los recibió una rechifla de larga fusilería. Pues los cobardes mandones con winchester dieron descarga cerrada, cayendo los nuestros igual que los patos al tronar l'armada. Muertos y pilas de heridos doblaron desde el principio; los rengos, tras la justicia, jalaron p al municipio. Allí dos nuevas descargas los pies les pararon, mochando sus alas; y allí se aguantaron balas contra piedras, piedras contra balas. Y tanto miedo sintieron el gobierno y el gerente, que pidieron de Arizona -con el carácter de urgenteun batallón de soldados, Los yanquis vinieron, mas la masa entera del pueblo indignado los largó, de plano, para su frontera. Y fue don Rafa il Izábal, cobarde y gobernador, el soplón que pidió ayuda para aplacar el furor del obrero organizado, Pero le quedó la mancha de pedir auxilio y el mucho cinismo de usar contra hermanos las armas y brazos del Capitalismo. Por fin, accedió la empresa a las muy justas demandas, mas el Tirano no andaba con blondas ni manos blandas; Y "pa" servir de escarmiento, los líderes presos, Calderón e Ibarra, Diéguez y De Lara, de San Juan de Ulúa sufrieron la garra, Y así se volvió a la Paz, al Orden y a los Progresos: ¡ A costa de sangre y viudas y de huérfanos y presos ! _Autor desconocido_ (1) Armando de Maria y Campos, La Revolución Mexicana a través de los Corridos Populares. Manon. Publicación Semanal Ilustrada de la revista Documenta Americana. Editada por Publex, S. A., Bolívar No. 154, México 8, D. F. Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial, A. C. Director Responsable: Rubén Guerrero Caballero. Director de la Obra: Vicente Casarrubias C. Asesor: Diego Arenas Guzmán. Coordinador: Enrique Rodríguez Zamacois. Redactores: Salvador de la Cruz, Gabriel Pereyra. Presentación Gráfica y Dibujos: Enrique Velázquez Mora, Jorge Hernández Osorio, Leopoldo ¿abala Sánchez, Heladio Velarde, José Armida Velasco. Fotografías: Fernando Lipkau E., José Luis Monter M., Fotos Casasola, Estudios Abitia. Grabados, caricaturas, testimonios periodísticos: Héctor D. Falcón, Fondo de Cultura Económica, Instituto de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, Hemeroteca Nacional, Taller de Gráfica Popular, A. C. Autorización como Correspondencia de 2a. clase (en trámite) © Copyright by Plccadilly P. & N. S., Montevideo, Rep. 0 . del Uruguay, año 1966. © Derechos reservados por Publex, S. A., México, D. F., Estados Unidos Mexicanos, año 1966. Registros en la Dirección General del Derecho de Autor de la Secretaría de Educación Pública de los Estados Unidos Mexicanos (en trámite). Reg. como Correspondencia de 2a. Clase en la Administración de Correos de Guatemala (en trámite). Distribuidores exclusivos: Distribuidora Publex, S. A.,Bolívar No. 154, México 8, D. F. Impresa por Compañía Impresora Simón, S. A., Poniente 150 No. 820. México 14, D. F. Printed in Mexico. Impreso en México. RESUMEN DE LO PUBLICADO El domingo 20 de noviembre de 1910, el Presidente de la República, se manifestaba preocupado por las noticias inquietantes que llegaban de varias regiones del País. En el anochecer de ese domingo, en los pueblos y las rancherías del Estado de Chihuahua se iniciaba, de hecho, la Revolución anunciada por Madero. Detrás de esas manifestaciones violentas se agitaban múltiples motivos de injusticia, de conflicto, de atentados a la libertad. En 1908, el general Díaz fue entrevistado por un periodista norteamericano y en sus declaraciones, ofreció separarse del poder y apoyar el surgimiento de un gobierno completamente democrático. Entre las muchas causas de descontento, la matanza de los indígenas yaquis y mayas fue uno de los atropellos más inhumanos del Porfiriato. En efecto, desde 1877 hasta 1908, el régimen se empeñó en despojar a los indios yaquis y a los indios mayos de sus tierras más productivas en las márgenes del río Yaqui, en el Estado de Sonora, y de las que eran dueños legítimos. AI yaqui renuente a someterse al Gobierno, se le perseguía como bestia salvaje, y cuando se le cazaba, se le deportaba a Yucatán vendiéndolo a 65 pesos por cabeza. Por lo que respecta a los mayas, Bacalar y Chan Santa Cruz, principales centros indígenas, fueron tomados con violencia por las tropas del general Vega y del general Ignacio. A. Bravo y los mayas que las habitaban, sin tierras que cultivar, fueron deportados a Cuba. SEPTIEMBRE 7 DE 1966 DISTRIBUIDORES Y AGENTES ARGENTINA: Agente de suscripciones: Publex, S. A., Maipú 43, Buenos Aires. Distribuidor de fascículos: Distribuidora Universal, S. R. L. Herrera 513, Buenos Aires; COLOMBIA: Distribuidora Tequendama, S. 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Ponce 1432, Montevideo; VENEZUELA: Distribuidora Guaicaipuro, C. A., Principal a Santa Capilla 4, Caracas; Distribuidora Continental, S. A., Ferrenquín a la Cruz 178, Caracas, Venezuela. N U E S T R A P O R T A D A : Don Francisco I. Madero, en plena campaña antirreeleccionista, recorría el país a principios de 1910, recibiendo en todas partes espontáneas muestras de simpatía y adhesión por parte del pueblo. EN EL PRÓXIMO NUMERO: ¡ Y TODOS FUERON HÉROES ! Los primeros alzamientos. Tumultos en la Ciudad de México en los días en que se celebraban las Fiestas del Centenario de la Independencia. Aquiles Serdán y su familia resisten heroicamente en Puebla a las fuerzas federales. Madero y Abraham González estimulan a los primeros guerrilleros norteños. Surgen Pascual Orozco y Francisco Villa. También se hizo a los trabajadores, víctimas de cruentas represiones. Con alarde de fuerza fueron sofocadas la huelga de los mineros de Cananea, en el año de 1906, como la de los obreros textiles de Río Blanco, en 1907. En Cananea y en Río Blanco se estremeció el Porfiriato, ante un hecho innegable: estaba gestándose un nuevo ideario social, impulsado por un grupo de revolucionarios, fundadores del Partido Liberal Mexicano, y quienes, en el año de 1906, dieron a la publicidad el programa del propio partido y un manifiesto a la Nación. A ese nuevo ideario contribuyeron las valiosas orientaciones de la prensa de oposición, como los periódicos Regeneración, El Diario del Hogar, El Hijo de Ahuizote, El Imparcial, etc. Los periodistas independientes, opositores al régimen fueron perseguidos y encarcelados. En esa forma el Porfiriato quería liquidar la voz de los mejores luchadores de México en contra de la dictadura. Hubo en aquella época un edificio lóbrego y carcomido, convento en tiempos de la Colonia y convertido, posteriormente, en cárcel. La tristemente célebre Cárcel de Belén, destinada por Porfirio Díaz para confinar a todos los que eran desafectos a su régimen. En ella fue recluido Don Filomeno Mata 40 veces en menos de una década. Los malos tratos recibidos, como la insalubridad de la prisión, contribuyeron a acelerar su muerte, ocurrida en el puerto de Veracruz en 1911. PLAN DE LA OBRA Todas las semanas aparecerá un fascículo de "Crónica Ilustrada Revolución Mexicana", profusamente ilustrado con un extraordinario acervo fotográfico. Cada cuatro números se incluirá la reproducción parcial o total, a todo color, de una obra de arte de la pintura mural mexicana, asi como mapas, también a color, de las campañas militares. En las contratapas irán apareciendo corridos, grabados, personajes históricos, así como trajes y armas características de la época. Oportunamente se brindarán al público elegantes tapas-libro para facilitar la conservación de la obra. Con cada tapa-libro se obsequiará un disco de larga duración de canciones revolucionarias. i SURGE EL CAUDILLO ! ~""")™^ Ull PolítiCO Pll6bl6rÍnO E l hombre que en 1911 y como presidente de la República, rendiría homenaje a la sacrificada vida de Filomeno Mata, era un hombre experto también en sacrificios. Había iniciado su vida política ocho años antes, cuando sólo tenía 30, movido por impulsos tan generosos como humanitarios. Era un hombre pequeño de estatura, de cabeza más bien grande y ojos vivos, enmarcados en espesas cejas. Se le puede imaginar en su despacho rodeado de libros y papeles, escribiendo con afán, cuando entra un mozo de la casa que deja un diario sobre su escritorio y se marcha silenciosamente. El cesa de escribir entonces y, abriendo el periódico, lee la noticia del día: En la mañana de ayer, 2 de abril ' en la plaza Zaragoza de la ciudad de Monterrey se congregó pacíf ico mente un numeroso grupo de individuos para expresar inconformi- torio para releer lo que había estado escribiendo. Era un proyecto para fundar allí, en San Pedro de las Colonias (2), donde a la sazón vivía, un club político independiente, por- dad hacia hs sistemas de autoridad personal y absoluta del gobernador de Nuevo León, don Bernardo Reyes, cuando fueron agredidos a balazos disparados por la policía apostada en a ^ azotea del palacio municipal y or P °tros servidores del gobierno local Y como del tiroteo hubo heridos V presos; y entre éstos estudiantes de jurisprudencia y gente importante de la ciudad, la alarma y la indignación del vecindario se hicieron un ° W> que como lo comprobaban los sucesos de Monterrey y las constantes represiones violentas del Porfiriato, un sutil veneno moral penetra en los poros de la patria; el ciudadano mexicano vive sin seguridades, puesto que depende de la voluntad de un poder personal; la debilidad del individuo ajeno al Estado irá en aumento, hasta hacerla incurable y, por lo mismo, se extinguirán las fuerzas para luchar contra alguna de las huracanadas tempestades que —— (1) Valadés, José ¡C: Imaginación y Realidad de Francisco I. Madero.T. I, p á g s 87 88 196 ' " ( °)(2) Población algodonera en el Estado de Coahuilá. de 1903 Don Francisco I. Madero arrojó al suelo el diario, se levantó con la ira reflejada en el semblante y comenzó a pasear por la estancia, acercandóse en cada vuelta a su escri- puedan poner en peligro a la patria mexicana (1). Las charlas políticas con sus paisanos, mientras la orquesta pueblerina tocaba valses de Campodonio y de Ricardo Castro en la Plaza de Armas; la lectura constante de la historia de México y de la prensa independiente que se oponía al Porfiriato; su misma experiencia en el trato con la gente de la alta clase social a que pertenecía y el contacto con los francotes rancheros que laboraban en sus propiedades agrícolas, habían ido convenciendo a don Francisco I. Madero de que era necesario efectuar un cambio de régimen político en México, aplicando las fórmulas legales del antirreeleccionismo, para evitar que los funcionarios se perpetuaran en el poder y lograr que el mismo pueblo eligiera a sus gobernantes. Tenía entonces treinta años, era un hombre rico, vivía administrando sus propiedades, impulsando los cultivos de la vid, el algodón y el guayule (2), colaborando en cuanta obra benéfica para el pueblo quedaba a su alcance. Ya casado con doña Sara Pérez, que fue la única mujer en su vida, don Francisco I. Madero disfrutaba apacible de los bienes materiales e intelectuales que le brindaban su posición privilegiada, su cultura madurada en Europa y en Estados Unidos, y su excepcional talento y generoso corazón, cuando cayó en la cuenta de que "un sutil veneno" emponzoñaba a su Patria; y entonces, descuidando sus negocios particulares y desanudando los lazos del parentesco y la amistad, empezó a gestarse como el Apóstol de la Democracia y Primer Caudillo de la Revolución Mexicana. La Patria Chica El Presidente Municipal de San Pedro de las Colonias se quedó estupefacto cuando vio ante sí a don Francisco I. Madero, uno de los más conspicuos vecinos de la población que llegó a decirle: "En uso del derecho establecido en el Artículo IX de la Constitución, voy a fundar, con un grupo de amigos, un club político que llevará el nombre de Benito Juárez". Reunió en el patio de su casa a varios amigos y con ellos se preparó para impedir un nuevo fraude electoral en las elecciones municipales y estatales de Coahuila, mas a pesar de que aquel flamante club político ganó las elecciones, salió de presi- dente municipal el favorito de los porfiristas, y lo mismo ocurrió cuando Madero y sus correligionarios intervinieron para evitar que continuara el mismo gobernador. Don Porfirio Díaz manifestó que estaba categóricamente resuelto a sostener 3) al licenciado Miguel Cardena $ < Para que siguiera gobernando Coahuila. Madero entonces empezó a combatir la dictadura desde las columnas de El Demócrata, un periódico que acababa de fundar y en el cual fue dando cuerpo a la idea central que movía su acción cívica: que solo con partidos políticos índependien¿ r L S t ó w O ^ t a d o ™* Vrfadés" J o s é c . Imaginacíón y Realidad di Francisco I. Madero. Tomo I, pág. 90 (i960) (2)3) Planta cauchera. <. ^ j f f f j ^ v S é s Jc*é C /mo'¡¡¡náctón y vialidad de Francisco I. Madero. T. I, pág. 112 (i960). FRANCISCO #. MADERO m Don Francisco I. Madero en el año de ^1910, cuando se convirtió en ídolo popular al enfrentar a la dictadura del general Porfirio Díaz. tes se lograría la democracia en México. Eso era precisamente de lo que había hablado el Presidente Díaz en su entrevista con el periodista Creelman : Si en la República llegase m' Era de estatura baja sin llegar a ser lo que nosotros los mexicanos llamamos muy expresivamente "chaparro". Si las personas que lo rodearon le decían el "chaparrito", ello era más bien por cariño y simpatía que precisamente por su estatura. Sin embargo, su estatura era en verdad más baja que la regular; sus facciones no eran hermosas, pero sí agradables. Diríamos que era de una fealdad muy varonil. Abultada y alta la frente; los ojos pardos, muy vivaces y expresivos. Desde su juventud dejó crecer su barba, hasta usarla al estilo francés, de piocha. Su pelo era de color castaño, sedoso y lacio. Desmedrado, de fuerte complexión, verdaderamente vigorosa. Muy ágil de movimientos y de tipo marcadamente castizo, predominante en su familia. Sus ademanes eran característicamente norteños; ásperos, bruscos, arrogantes. Su hablar era fuerte y claro; la espina dorsal, erecta, como de hombre no acostumbrado a las inclinaciones y genuflexiones. Su temperamento era nervioso, lo que percibían fácilmente los que lo trataban, y adolecía de un tic nervioso que consistía en levantar el hombro izquierdo. Gran caminante, gustaba de emprender largos recorridos. Jinete, a caballo, era incansable. Era además, un gran nadador. En este tipo vigoroso, enérgico y decidido, afloraba como sorprendente contraste, una expresión clara y nítida de bondad y dulzura. Si los ojos son la ventana del alma, los suyos dejaban ver un alma grande, noble, pura, capaz de todas las empresas, de las más sublimes decisiones, de ios más aquilatados sentimientos, de los más grandes ideales. Su rostro, en fin, transpiraba la expresión del amor a t o d o l o bueno, santo y puro. Su vigor corporal era la garantía completa de la fuerza de su bondad y pureza. El físico de Madero garantizaba el asiento de su alma iluminada. A toda virtud, a toda expresión espiritual, correspondía una cualidad física, excepto una: su corta estatura no correspondía a su alma de gigante (i). Blanco, barbado, pequeñito, enfebrecido de fe, bueno como el pan, humilde como San Francisco, siempre me ha recordado a David: su honda fue la que abatió a Goliat, gigante fue la Dictadura. Al servicio de la causa del pueblo puso sus caudales y la vida propia, y la de los suyos. De él lo que más se recuerda es la sonrisa, la palabra dulce y cariñosa, hasta para sus amigos. En su brega no faltaban, a su hora, los soles y los rayos, pero aun en su fuego había ternura de creación, calor de hogar. Nadie dijo del Dictador cosas más desapasionadas, más justas, y hasta el último momento, hasta el último límite, lo llamó a la verdad con la razón más serena, más lúcida, más cordial, a despecho de los violentos que no alcanzaban la mejor fuerza del hombre. Todavía no se ha visto bien cuánta sangre evitó, con haber habido mucha, ese juego milagroso entre la admonición y el combate, de la admonición que no frenaba sino fortalecía su combate. En éste nunca usó el odio, porque no lo sentía, porque no lo conoció, porque ¡o había dejado en los remotos orígenes del hombre común, ni en el poder la venganza porque había venido precisamente para desterrarla. Envuelto en la luz bienhechora, en ella cabalgó sin desmayos, en ella descansó sin temores y en ella murió sin flaquezas (2). (1) Adrián Aguirre Benavides, (2) Andrés Iduarte, tomado del libro Madero y Pino Suárez. Selección de Arturo Arnáiz y Freg. ( 1 9 6 3 ) . a surgir un partido de oposición, lo miraría yo como una bendición y no como un mal, y si ese partido desarrollara poder, no para explotar, sino para dirigir, yo le acogería, le apoyaría, le aconsejaría y me consagraría a la inauguración feliz de un gobierno completamente democrático (D. Y reflexionando sobre estos asuntos, estimulado por lo que Díaz hal l ) Creelman, James: Pearson's Magazine. Nueva York, 3 de marzo de 1908, citado por Valadés, José C: Imaginación y Realidad de Francisco I. Madero. T. I, pág. 188 (1960). / ///// Cinematógrafo Antirreeleccionista. La Fórmula Madero-Vázquez Gómez fue motivo de mofa para los dibujantes enemigos del antirreeleccionismo. (El Debate, 7 de Mayo de 1910). bía declarado a Creelman, Madero se dio a la tarea de estudiar a fondo la situación política de México y proponer la forma de enderezar la nave del Estado. Un Libro Básico Al cabo de cierto tiempo de estudio y de meditación, siempre leyendo, tomando apuntes y ordenando sus borradores en la silenciosa estancia de su casona, Madero terminó de escribir un libro: La Sucesión Presidencial en 1910, que por tres mil pesos le imprimió en aquel mismo pueblo don Serafín Alvarado, y cuyo primer ejemplar le entregó el 20 de diciembre de 1908. ¿ Qué decía el libro que Madero había escrito después de pensar y repensar en la cosa pública de México, valiéndose de ese estilo suyo, PROGRAMA DEL CENTRO A NTIRREELECCËONÊSTA "Los suscritos declaramos haber constituido una agrupación política que hemos denominado 'Centro Anti - reeleccionista de México'. "Los motivos que nos han lisvado a formarlo son los siguientes: "La consolidación de la nacionalidad mexicana sólo p o d r á conseguirse por medio de la participación del pueblo en el Gobierno. E s t a participación del pueblo no ha logrado obtenerse desde hace mucho tiempo, debido a la presión oficial y a la apatía de los ciudadanos, lo cual ha permitido que los funcionarios públicos permanezcan indefinida mente en el poder. "La reelección indefinida de los gobernantes da por resultado concentrar en sus manos tal suma de poder, que constituye una amenaza para las libertades de los pueblos. "El medio más eficaz de evitar la pérdida de los derechos políticos, es ejercitarlos. "Debido a las profundas raíces que el sistema absolutista de gobierno del General Díaz ha echado en nuestro país, la dictadura amenaza prolongarse con su sucesor. "Ante peligro tan inminente, y como único medio de conjurarlo, hemos creído de nuestro deber unirnos para luchar por el triunfo de los principios democráticos de la Efectividad del sufragio y no Reelección. "Para conseguir la gradual realización de estos propósitos, hemos adoptado el siguiente programa: l o . Hacer una amplia propaganda, con el fin de procurar que tan fogoso y sincero, que se refleja en su abundante literatura epistolar y en sus Memorias, siempre interrumpidas y siempre reanudadas ? Era un somero y a la par valiente estudio de las condiciones políticas de México en aquellos años. Desde las oficinas del combativo periódico El Hijo del Ahuizote los antirreeleccionistas protestaron por las violaciones a la Constitución. el pueblo ejercite sus derechos y cumpla con sus deberes de ciudadanía. 2o. Promover convenciones políticas para la designación de candidatos y discusión de los principios generales de gobierno a que éstos deban sujetarse. 3o. Organizar en toda la República el Partido Anti-reeleccionista, fundando centros locales que secunden nuestras miras. 4o. Excitar a los ciudadanos a tomar parte en las campañas electorales, y especialmente en las próximas elecciones de Presidente y Vicepresidente de la República, Diputados y autoridades Municipales, procurando la mayor alternabilidad de los funcionarios. 5o. En la ejecución de su programa, este Partido no tiene más miras que servir los grandes intereses de la Patria, y para lograrlo procurará aprovechar el contingente de todos los buenos mexicanos, y no vacilará en entrar en arreglos o celebrar alianzas con los demás Partidos Políticos Nacionales. "Tenemos la convicción de que aun en el caso de no obtener resultados inmediatos y palpables por medio de nuestros esfuerzos, con el solo hecho de habernos organizado y provocado una lucha democrática, habremos ayudado a salvar a la Patria del peligro con que la amenaza la prolongación de la dictadura. Emilio Vázquez, Presidente provisional; Francisco I. Madero, Secretario Provisional; Filomeno Mata, Secretario provisional;" (Siguen firmas). Urrea, Lie. Blas; Obras Políticas (1921) Los temas sociales y económicos apenas asoman en unas cuantas páginas de la obra. Madero se muestra defensor apasionado de la democracia y cree que la libertad política es la panacea para todos los males de la nación d i . En consecuencia, en La Sucesión Presidencial se proponía la formación (1) Silva Herzog, Jesús: Breve ria de la Revolución Mexicana. pág. 64 (1960). HistoT. I, Madero dio unos pasos y subió a la tribuna; aunque pequeño de cuerpo, sabía erguirse de manera que sobresalía; caminaba muy de prisa y parecía ver a través de sus espesas cejas; miraba no en entrega y sí en (1) Madero, Francisco I.: La Sucesión Presidencia! en 1910. pág. 293 (1911). (2) y (3) Manuscritos Alvarez, citados por Valadés. José C. : Imaginación y Realidad de Francisco I. Madero, T. I, págs.207 y 236 (1960). El Partido Nacionalista Democrático desarrolló gran actividad después que Don Porfirio habló de libre juego político. Sus miembros postularon al General Reyes para la Vicepresidencia, pero éste no aceptó. de un gran partido político nacional para despertar la opinión pública y para que el pueblo mexicano nombrara él mismo sus gobernantes, concurriendo a los comicios con plena libertad de sufragio. Enviado por su autor, el libro llegó a manos de los gobernadores y del Presidente Díaz, que allí leyeron: En las actuales condiciones un esfuerzo en el terreno de la Democracia podrá salvarnos todavía. Más tarde, sólo las armas podrán devolvernos nuestra libertad, y por dolorosa experiencia sabemos cuan peligroso es tal remedio... luchemos, pues, con resolución y serenidad para demostrar la excelencia de las prácticas democráticas, asegurar para siempre nuestra libertad y consolidar definitivamente la paz; la paz de los pueblos libres que tiene por apoyo la ley (i). Afirmaciones tan resueltas hicieron que don Evaristo Madero le escribiera a su nieto: No te andes metiendo en las patas de los caballos, pretendiendo meterte a redentor (2). Pero Madero se marchó a la ciudad de México con el libro bajo el brazo, dispuesto a interesar a los simpatizadores que de su causa tenía en la metrópoli, y a dar con ellos En las insalubres celdas del Castillo de San Juan de Ulúa, vieja fortaleza colonial situada junto al mar, en el puerto de Veracruz, pasaban largos años de condena los reos políticos del Porfiriato. los primeros pasos para la formación del gran partido político nacional que soñaba. ¡ A Juntar Gente ! La noche del 22 de mayo de 1909 llegó don Francisco I. Madero, con aquel su atildado modo que tenía en el vestir, a un vasto salón de actos públicos, propiedad de su amigo don Alfredo Robles Domínguez, sito en la calle de Tacuba de la ciudad de México, y cuando se percató de la amplitud del lugar, comentó: / Demasiado local para tan pocos políticos que somos .'(3). Y en efecto, sólo ochenta y nueve fueron los políticos de nuevo cuño empapados en la ideología antirreeleccionista de Madero, que concurrieron a aquella sesión en la que el ameritado periodista don Filomeno Mata, enemigo acérrimo del Porfiriato, expuso la razón que los congregaba: organizarse para fundar el Centro Antirreeleccionista. observación, a veces, a la manera de los desconfiados (1). Lo escuchaban, entre otros, un grupo de personas que no tardarían en figurar en el primer plano de la vida pública de México: Aquiles Elorduy, Roque Estrada, José Domingo Ramírez Garrido, Modesto C. Rolland, Eduardo Hay, Fernando Rodarte, Luis Cabrera, Filomeno Mata, Félix F. Palavicini, José Vasconcelos, Emilio Vázquez Gómez, Manuel Urquidi, Alfredo Alvarez, Paulino Martínez y Octavio Bertrand. E n aquella memorable asamblea se precisó que la consolidación de la nacionalidad mexicana sólo podría obtenerse por medio de la participación del pueblo en el gobierno; pero que esa participación popular no se- ría realizable mientras los funcionarios públicos permanecieran indefinidamente en el poder, en tanto los derechos públicos no fuesen ejercidos mediante el sufragio universal y efectivo y si no se cambiaba el sistema del derecho personal que ejercía el Presidente de la República, por el sistema de derecho popular (2). Por lo tanto, era necesaria la fundación de un centro antirreeleccionista, que más adelante debería convertirse en un gran partido nacional. Y era necesaria la adopción de un programa cuyos primeros principios serían la efectividad del sufragio y la no reelección, a reserva de que más adelante se formara el ideario completo del partido (3). La Primera Gira E n cuanto se despidió de sus amigos a las puertas del salón donde acababa de fundarse el Centro Antirreeleccionista, Madero empezó a planear una gira política por el interior de la República para atraer adeptos a la causa del antirreeleccionismo. Días después, con un paquete de ejemplares de La Sucesión (1) Alvarez, Alfredo: La Primera Reunión, citado por Valadés, José, C : Imaginación y Realidad de Francisco l. Madero, T. I, pág. 238 (1960). (2) y (3) Acta de fundación del Partido Nacional Antirreeleccionista, citada por Valadés, José C. : Imaginación y Realidad de Francisco I. Madero. T. I, pág. 239 (1960). SAISI JUAN DE ULUA "San Juan de Ulúa es una vieja fortaleza militar situada en el puerto de Veracruz, la cual se ha convertido en penal. Oficialmente es considerada como prisión militar; pero de hecho es una prisión política, esto es, para políticos sospechosos. Tan escogidos son sus residentes —los cuales cambian a menudo, porque mueren pronto— y tan personal es la atención que el Presidente Díaz otorga a este lugar, que en todo México se conoce a San Juan de Ulúa como 'la cárcel privada de Díaz' . "Es una construcción de manipostería cuyas celdas están bajo el mar; el agua salada se filtra hasta donde se hallan los prisioneros, algunos de los cuales permanecen echados medio desnudos y medio muertos de hambre, en oscuros calabozos, tan pequeños, que no permiten a un nombre corpulento acostarse sin quedar encogido. "Nunca se ha sabido de quienes son enviados a San Juan de Ulúa, porque a ningún prisionero político de los que son encerrados allí le está permitido comunicarse ni con sus amigos ni con nadie del mundo exterior. Cruzan el puerto en un pequeño bote, desaparecen dentro de los muros grises y eso es todo. Sus amigos nunca saben cómo la pasan, ni cuándo mueren ni de qué". Turner, John Kenneth: México Bárbaro (1965). Presidencial y los programas, manifiestos y actas de fundación del Centro Antirreeleccionista, abordó el tren acompañado de varios correligionarios y de su esposa, Sara Pérez de Madero, quien, abnegadamente, habría de seguirlo en toda su azarosa campaña política. Marchó primero a Veracruz y luego fue a Mérida, donde conoció a don José María Pino Suárez, periodista y hombre de letras, que habría de ser su compañero en la hora del sacrificio. Recorrió en seguida varias poblaciones de la Costa del Golfo y del Norte, pronunciando decenas de discursos ante las multitudes que abarrotaban las plazas de los pueblos y que ya empezaban a preguntarse: "¿ Quién es este hombre que así habla y así actúa en un país donde todo el mundo calla ? " A fines de 1909 Madero regresó a México y se encontró con que el Centro Antirreeleccionista andaba de capa caída y empezaban a enfriarse los ánimos, por lo que reunió a sus colegas, les habló de la generosa respuesta que había tenido en provincia y, después de informarles que emprendería otra gira, se refirió al acuerdo tomado con anterioridad, de convocar a una magna convención del Centro Antirreeleccionista, para lanzar candidatos a la presidencia y a la vicepresidencia de la República, porque 1910 sería año de elecciones y Porfirio Díaz no daba trazas de dejar el poder. Fue en esta segunda gira cuando Madero conoció en Ciudad Juárez a un hombre sesudo y respetable, don Abraham González, que por entonces sólo se dedicaba a atender sus negocios, aunque ya había demostrado mucho interés cuando sus amigos le hablaban de los Flores Magón y de Madero, que andaban agitando y fundando partidos de oposición para combatir a la dictadura. Ya estaba resuelto don Abraham a intervenir en la lucha política y al conocer a Madero y escuchar sus discursos, le dijo: Usted es el indicado para candidato a la Presidencia de la República. El Candidato En la mañana del 15 de abril de 1910, don Francisco I. Madero se Los correligionarios de Madero provenían de todas las clases sociales, no faltando los intelectuales como el orador Jesús Urueta, F.Villarreaí y Rafael Pérez Taylor. aprestaba para dirigirse a la convención de los antirreeleccionistas en el Tivoli del Elíseo, un parque de recreo con vastos salones para actos públicos que había en las arboladas calles de San Cosme, cuando llamaron a la puerta dos desconocidos. —Tenemos orden de aprehensión contra usted -dijéronle-, girada por las autoridades del Estado de Coahuila, que lo acusan de haber cometido un robo de guayule. Así que, de salir a la calle, le arrestaremos. Sin perder la entereza, Madero entendió que aquella falsa y calumniosa acusación no era sino la red que le tendía el gobierno para amedrentarlo en su actividad política, precisamente el mismo día y a la misma hora en que todos sus correligionarios lo estaban esperando en el Tivoli del Elíseo para elegir candidatos independientes. Y cauto como era, despidió con buenas maneras a los gendarmes y no salió a la calle, CARTA (Noviembre de 1909). "Creemos sinceramente que al país no le conviene la próxima reelección del general Díaz y, sobre todo, que sería una amenaza terrible para las instituciones republicanas la próxima reelección del señor Corral . . . Si el señor Corral llega a ser reelecto y sucede al general Díaz en el poder, está en la conciencia de todos los mexicanos que por ningún motivo lo dejará y hará lo posible por ocupar la Presidencia mientras viva, valiéndose para reelegirse de los mismos procedimientos que ha empleado en los Estados . . . DE MADERO A "Estamos, pues, amenazados de una revolución a la muerte del general Díaz, o de que se establezca prácticamente en nuestra patria una dinastía autocrática . . . Los antirreelecionistas, convencidos de tan grave peligro, hemos iniciado franca y lealmente la lucha. "Hasta ahora, aún predomina la ¡dea de aceptar cualquier arreglo con el gobierno con tal de que se asegure el establecimiento del régimen constitucional. Nuestro Partido Antirreeleccionista, el más radical en ¡deas, no tiene ninguna cláusula en sus bases LIMANTOUR constitutivas, ni en su reglamento para la convención, que impida algún arreglo para consolidar todos los intereses; pero si el gobierno sigue atrepellando los derechos de los ciudadanos y empleando el régimen de terror, todo arreglo será imposible; y quién sabe lo que podrá suceder, pues la historia nos demuestra lo funesto que ha sido siempre querer sofocar por la fuerza movimientos democráticos, que, como el actual, están sostenidos por la casi unánime voluntad del pueblo". Valadés, José C: Imaginación y Realidad de Francisco I. Madero (1960). sino que, en un momento oportuno^ fue a refugiarse en la casa de su amigo Federico González Garza. Como transcurriera el tiempo y don Francisco no llegara, los ciento veintitrés antirreeleccionistas abrieron la sesión y en eso estaban cuando alguien leyó un papel en el que don Filomeno Mata, preso en la Cárcel de Belén, enviaba este recado: Soy partidario en toda la extensión de la palabra de la alternabilidad administrativa, y si el voto de un preso político, como yo, puede ser computado a la hora de la votación definitiva de candidatos, se servirá emitir el mío de esta manera: Para Presidente: Francisco I. Madero; para Vicepresidente: Francisco Vázquez Gómez(\). El silencio reinó en la asamblea. Todos imaginaron las penalidades que estaría sufriendo don Filomeno Mata en algún oscuro y húmedo calabozo de la Cárcel de Belén y pensaron también que algo grave debía haberle ocurrido al precandidato para no asistir. Finalmente votaron por don Francisco I. Madero como candidato a la presidencia de la Re- (1) Morales Jiménez, Alberto: Hombres de la Revolución Mexicana, pág. 30 (1960J. / MU Del Aéreo Club Mexicano. Se conmina al Caudillo Madero, para que eche el lastre de las ambiciones, el bandidaje, las represalias y el caciquismo. (La Risa, 10 de Junio de 1911). NOS Lie. ROQUE ESTRADA El licenciado Roque Estrada, que fue uno de los correligionarios de don Francisco I. Madero cuando el caudillo preparaba la Revolución, cincuenta y cinco años después de -quellos sucesos nos habla de sus actividades: -A usted se le conoce como secretario particular del señor Madero, ¿ es cierto ? ENCARCELARON -No fui nunca su secretario; pero como a las gentes les gusta que los personajes tengan secretarios, me enjaretaron a mi el título de secretario particular. Ambos éramos miembros del Centro Antirreeleccionista. -¿ Cuándo inició usted su actividad política ? -Yo empecé a trabajar contra la dictadura en 1903, en la ciudad de Guadalajara, con las sociedades mutualistas que tenían los reboceros. De allí me ordenó salir el Jefe Político. -¿Y a Madero cómo lo conoció? -Fue en México donde conocí a don Francisco I. Madero. Durante la campaña, el Centro Antirreeleccionista nos nombró, a los dos, miembros propagandistas. De esa manera nos encarcelaron juntos, juntos huimos... -¿ Cómo fue lo de la fuga ? -La de San Luis Potosí, a donde nos llevaron de la cárcel de Monterrey, temiendo que por estar más cerca de la frontera nos escapáramos, la preparó don Rafael Cepeda. Para eso organizó con toda su familia una excursión a un pequeño rancho llamado Peñasco, que tenía una estación de JUNTOS "bandera" U). Don Francisco I. Madero disfrazado, subió al tren y huyó inmediatamente rumbo al Norte. Al otro día, otra excursión, y huimos juntos don Rafael Cepeda y yo. Nos unimos a Madero en San Antonio y se empezó a preparar la revolución. -¿ Entonces no fue colaborador de Madero, cuando él estaba en la presidencia ? -No, me separé de él después de los Tratados de Ciudad Juárez, cuando se comprometió a dejar intacto el ejército federal y disolver el revolucionario. "Nunca -le dije cuando me separé- haré nada contra usted". Y me retiré a Guadalajara. -¿ Qué otras actividades revolucionarias desarrolló ? -Cuando supe que lo había asesinado Victoriano Huerta, organicé rebeliones, grupos armados contra el usurpador. En ese tiempo caí prisionero... Más tarde fui secretario d e d o n Venustiano Carranza. (1) "Estación de bandera", donde sólo para el tren cuando hay pasaje. Testimonio Viviente. Julio de 1966. La Convención Antirreeleccionista del 15 de abril de 1910 en el Tivoli del Elíseo señaló el momento en que el pueblo de México recuperó su conciencia cívica. pública y por el doctor Francisco Vázquez Gómez para la Vicepresidencia. Libre y exenta de toda mácula fue la elección en favor del señor Madero, quien llevaría a la lucha electoral, no sólo su personalidad, sino también los ocho puntos principales del programa de su partido: el restablecimiento del gobierno constitucional, el principio de la no reelección y efectividad del sufragio universal, la reglamentación del artículo séptimo constitucional para hacer precisa la libertad de escribir, el desarrollo y modernización de ¡a instrucción pública, la expedición de leyes favorables a la clase obrera, la mexicanización del personal de los ferrocarriles y el respeto a la "raza indígena", el fomento a las obras de irrigación y el progreso de la pequeña agricultura, la mejoría a las condiciones del ejército unida a la obligatoriedad del servicio militar (1). La convención en el Tivoli del Elíseo duró tres días y en el último, Madero pudo salir a la calle, sin temor a que prosperara el designio de aprehenderlo, y asistir a la reunión final, en la que, ya como candidato a la presidencia de la República, habló a los antirreeleccionistas: Espero que el general Díaz nos dejará trabajar libremente y respetará la voluntad nacional, libremente manifestada en los comicios; pero si desgraciadamente el general Díaz, olvidando sus deberes para con la patria, olvidando que el puesto que ocupa lo debe al pueblo y desconociendo las ardientes aspiraciones de la Nación y los vehementísimos deseos del pueblo para reconquistar su soberanía, favorece o permite que se coarten L·s libertades concedidas por la Constitución y que se defraude el voto popular en los comicios, con objeto de imponer, por medio del fraude su candidatura y la del señor Corral, declaro solemnemente que en este caso defenderé vigorosamente los derechos del pueblo; y si el general Díaz, deseando burlar el voto popular, permite el fraude y quiere apoyar ese fraude con la fuerza, entonces, señores, estoy convencido de que la fuerza será repelida por ¿a fuerza, por el pueblo, resuelto ya a hacer respetar su soberanía y ansioso de ser gobernado por la ley... Com- MITIN ANTIRREBLECCIONISTA El periódico El Constituciónal, órgano oficial del Partido Antirreeleccionista, reseña la visita que hizo don Francisco I. Madero a la ciudad de Guadalajara el 6 de enero de 1910, y reproduce la carta que el caudilio de la Revolución envió al licenciado Emilio Vázquez Gómez, presidente del Centro Antirreeleccionista de la Ciudad de México, informándole de su cam- paña política en los Estados de Querétaro, Jalisco, Colima, Sonora y Chihuahua, Madero dedica la mayor parte de su carta a explicar las dificultades que tuvo para organizar un mitin en Guadalajara, al que, a pesar de la oposición del gobernador Ahumada, asistieron de cinco a seis mil personas. Testimonio Periodístico. Febrero 6 de 1910. prendo la gravedad de esta declaración, comprendo los peligros que pueda acarrear al país una révolución, pero sé que el pueblo no permitirá el establecimiento de una dinastía autocrática (2). ^^^^_^^___^-_^____—. • ~ , _ , La CaSa Cíe DiaZ En la ciudad de México, en la calle de Cadena, actualmente Ve,. .-, ' j dra, con pilastras y balcones, ante la que los vecinos pasaban de prisa, mirando los carruajes que había estacionados enfrente. En esa casa habitó el general Porfirio Díaz durante muchos de los años en que fue dictador de México. Allí estaba él precisamente aquel día de abril de 1910 en la sala, ornada con preciosas piezas de porce¡,, „_, ,. , , „ , . (1) Valades. José C : Imaginación y nustiano Carranza, y muy cerca de un viejo reloj que yergue sus descoloridos azulejos en medio de una Realidad de Francisco I. Madero. T. II. pág. 47 (i960). <^ V o l ,. T . n . 1m„„;„„^A„ „ j .j j descuidada \¿i Valades. José C Imaginación y Realidad de Francisco I. Madero. T. II, i i i. plazoleta, ii hubo i_ x hasta hace pocos años una casona de pie- pág. 42 (1960). Delante de los severos muros del Palacio Nacional se congregaban las multitudes invocando a la patria, para protestar contra el atropello de sus derechos. » - > lana, charlando con el gobernador del Estado de Chihuahua, don Enrique Creel quien, comentando los mítines que andaba organizando por el país don Francisco I. Madero, le decía: Como se lo he escrito a don Ramón Corral, Uz gente va a ver a Pancho Madero como podría haberlo hecho con la exhibición de un animal raro o de alguna compañía de cómicos de la legua (l). —A petición de don Teodoro Dehesa, gobernador de Veracruz, recibí al señor Madero precisamente en los días en que celebró su convención -repuso don Porfirio calmadamente- y después de haber hablado con él sobre sus pretensiones políticas, me pareció, simplemente, un vulgar ambicioso. Y ahora, que se ha lanzado como candidato a la Pre(1) Valadés, José C : Imaginación y Realidad de Francisco I. Madero. T. II, pág. 27 (1960). El que Teodoro Dehesa hubiera presentado a Madero con el General Diaz cuando aquél emprendió su campaña, lo consideraron los gobiernistas como algo ingenuo. (Los Sucesos Ilustrados, 8 de Mayo de 1910). M Una casilla electoral en la que, con todas las apariencias de la legalidad, fue burlado el sufragio el 26 de junio de 1910. UNA MANIFESTACIÓN ANTIRREELECCIONISTA ES DISUELTA Grabado de Alfredo Zalee sidencia, veo que ya tengo dos rivales: el señor Madero y don Nicolás de Zúñiga y Miranda 0 ) . Lo decían, precisamente, cuando ambos eminentes personajes de la vida pública acababan de leer en El Debate: El señor Madero con caletre perturbado por el espiritismo, cuyo libro es una obra de magna necedad y desgraciadísimo, ha tenido una nueva e intolerable audacia: se presenta como candidato a la Presidencia. Francisco I. Madero es un histrión que reclama un puntapié. Detrás de Francisco I. Madero están la rapiña, el atropello, el crimen... (2). Porfirio Díaz reunía con frecuencia en su casa a los miembros de su gabinete, pero, sobre todo, a los que se habían constituido en los brazos fuertes del régimen, don José Ivés Limantour, don Ramón Corral y don Bernardo Reyes, para quienes el principal negocio de Estado no era el bienestar del pueblo, sino el caso de la sucesión presidencial, particularmente en aquellos primeros meses que se desarrolló en México al influjo de los publicistas franceses de principios del siglo XIX y que formó una "sabiduría política" representada por Francisco Bulnes, Justo Sierra, Telésforo García y Emilio Rabasa, quienes pretendían "transaccional" o "evolutivamente" establecer los principios políticos de la inteligencia humana. Por esto se apellidaban a sí mismos "científicos", y a su partido "científico" y a su obra "científica" (3). Mucho se dijo entonces de que Limantour era su jefe, pero lo cierto es que el inteligente y hábil Ministro de Hacienda, protegió al inversionism o extranjero y, con los créditos obtenidos, impulsó la industria, la minería y el comercio.. Su colega, don Ramón Corral, quien después de s e r Ministro de Gobernación escaló \& vicepresidencia en el último mandato del General Díaz, fue por su d e 1 9 1 0 e n q u e l a s p r ó x i m a s elecciones abrían una temible interrog a n t e p a r a los científicos; porque j TI £• • i L J . ~ didato a la Presidencia de la República cada vez que había elecciones, prometiendo hacer bajar los precios de las telas, del maíz y del frijol en caso don Porfirio, a los ochenta anos, ya daba señales de decrepitud y se re- d e s e r el ' egido m o v í a c o n c a n s a n c i o e n la silla p r e sidencial. por Valadés, José C.: Imaginación y Realidad de Francisco I. Madero. T. II. Los científicos formaban el clan d) El licenciado don Nicolás de Zúñiga * fi^o^vesüdo^e"11 e d ° é n t r i c o ' a l t o mante°'JStatía ^ n T ^ z a r ^ c o ™ «n* i G J era n u n c a (2) El Debate. México, 1910, citado g f fa¿¡^0)josé p o l í t i c o q u e s o s t e n í a al r é g i m e n p o r - Realidad firista y eran una peligrosa peste pág. 202 (1960). y q ue n o c , lmaglnaclon de Feo. I. Madero. v Tomo i, parte, el más fiel intérprete d e la mentalidad política d e don Porfirio. E n cuanto al general Bernardo Reyes, era u n viejo militar q u e había mostrado mucho valor en los campos de batalla y q u e luego, como Ministro de Guerra y gobernador de Nuevo León, conquistó la voluntad popular, q u e quiso ver en él a un posible sucesor de don Porfirio, destinado a enmendar los muchos errores cometidos por el viejo d1C- ches de verano. Despuntando en el estrellado firmamento, u n cometa aparecía arrastrando su impresionante cabellera de azulados reflejos. Y la gente hacía comentarios sobre las nuevas calamidades q u e podría traer al país aquel huésped nocturno (1), pues se daba el caso q u e había u n a gran crisis económica en toda la República. E[ descenso en ei precio det he_ que constituía una de las mquén, exportaciones sustantivas del país, la inesperada limitación de los erédit °s bancarios, el decrecimiento de candidato a la Presidencia, imprimiendo en las conciencias de los ciudadanos el lema de "Sufragio Efectivo, N o Reelección", q u e años m á s tarde signaría todos los decretos emanados de los Poderes de la Ñ a ción. P o r ello ya empezaba a escucharse esta copla: Con tu sombrero en la mano entero en todo México soberano, grita pueUo ¡ Viva Francisco I. Madero ! Ciudad de MéxiCO COn muchas Obras de tZ^tert^reLZdÍtndt S> D í a z ^ L ^ r l o s : ornato. En la foto, aparece colocando M ¡SS' ¡?¡Tr^orZ freías la primera piedra de uno de eSOS monu- XmentOS públicos. industriales en México, El General Porfirio Díaz embelleció la extranjeras establecidas el alza de los precios de • — — (l) El Cometa Halley, que se dejó fiï LUnantour, ^¾^.¾ T. í pág. 159 (1960). (3) Barba recortada y puntiaguda. PENSAMIENTO p o t i n c o DE MADERO (lo. Don Porfirio se indignó al saber que el general Reyes condescendía con los del Partido Democrático, quienes le ofrecían la candidatura de vicepresidente de la República, y por más que Reyes publicó u n libro elogiando a Díaz, éste lo amenazó veladamente, le quitó el mando de Nuevo León y logró que se expatriase. ^ ^ ™ * " ~ o 6 n d l Gil Cl OIGIO El pueblo empezó a contemplar con pavor el cielo en las tibias no- materias primas importadas que produjo desempleos y cierres mercantiles y la reducción de las erogaciones en el presupuesto nacional, se presentaron como una época amenazante para el régimen porfirista y de infortunios económicos para la mayoría de los mexicanos (2). Pero también en aquellos días u n hombre bajito, d e tupida piocha (3 ^ y clásico bombín, acompañado de su esposa, elegante e impecable viajaba sin descanso, d e pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad, como de enero de 1909) "México pasa actualmente por una de sus crisis más serias, pues de la actitud de los mexicanos depende que se perpetúe el régimen de Poder Absoluto que será mortal para nuestras instituciones y para nuestra independencia, o bien que se imponga para siempre el radiante imperio de la Ley... Todo hace creer que se prepara una lucha formidable entre el pueblo ansioso de recobrar sus derechos y la Administración del General Díaz, que celosa cuida todas sus conquistas... Yo estoy resuelto a luchar con toda energía defendiendo la causa del pueblo, lo cual me pondrá en condiciones de ser actor principal de muchos acontecimientos, o por lo menos, espectador bien enterado... No tengo pretensión de ser un gran hombre, pero aspiro a imitar su ejemplo; para lograrlo, sólo se necesita considerar, más alto que los intereses particulares, los grandes intereses de la Patria, y abrazar una causa noble con entusiasmo y abnegación... Esa conducta tan bella ennoblecerá todos los actos de nuestra vida y aun cuando seamos víctimas de la intolerancia o de la ambición de los demás; aun cuando sucumbamos, nuestro esfuerzo no será estéril". Valadés, José C : Imaginación y Realidad de Francisco I. Madero (1960). La gente se juntaba en las calles e ¡m--p provisaba desfiles llevando carteles e n p | los que se alentaba el espíritu patriótico en contra de la dictadura. Las manifestaciones populares de adhesión a Madero se repetían ahora con mayor entusiasmo, en tanto que él, desde los balcones de los hoteles, desde los kioscos de las placitas de los pueblos, y aun desde las plataformas de los vagones de ferrocarril, hablaba así al gentío: Nuestros adversarios, no encontrando armas que esgrimir contra nosotros, porque -lo decimos con orgullo- somos hombres honrados, han querido ridiculizarnos, pretendiendo que ha sido osadía nuestra ponernos frente al señor general Porfirio Díaz. Pues bien, nuestra osadía está justificada, porque contamos con la ayuda decidida del pueblo y necesitaríamos ser muy cobardes o muy torpes para dejarnos derrotar U). (1) Manuscritos Valadés, citados por Valadés, José C : Imaginación y Realidad de Francisco 1. Madero, T. II, pág. 49 (1960). El 19 de julio de 1910, en la ciudad de San Luis Potosí, el juez de distrito de esa población decretaba la libertad de Don Francisco I. Madero, fijándole una fianza de ocho mil pesos y dándole la ciudad por cárcel. "El candidato antirreeleccionista fue desde la penitenciaría al juzgado a pie -informaba El País-, para hacer un poco de ejercicio, pues la estancia en prisión lo tenía inactivo y necesitaba caminar". Al salir del juzgado, el procesado fue vitoreado por grupos antirreeleccionistas, estudiantes en su mayor parte, En los meses siguientes sin embargo, el ambiente pseudolegalista desaparecía, dando paso a la violencia y la insurrección. Testimonio Periodístico. J u | ¡ 0 19 de 1910 Los ciudadanos fueron a votar el 26 de junio de 1910, pero la maquinaria imposicionista funcionó a la perfección, y Don Porfirio volvió a ser Presidente de la República. Sin embargo, el resultado final fue una derrota espectacular. En la elección del 26 de junio de 1910 se consumó el último gran fraude electoral del Porfiriato, cuando los "científicos" utilizaron el recurso de llevar a las urnas, bajo coacción, a los artesanos, los oficinistas y la gente de sociedad, para que votaran por don Porfirio Díaz y don Ramón Corral, que fueron elegidos presidente y vicepresidente para gobernar desde 1910 hasta 1916. En medio de la paz impuesta por el terror ganó Porfirio Díaz y perdió Madero, mas no porque éste hubiese sido derrotado realmente en los comicios, sino porque el continuismo y el imposicionismo seguía operando ante la mirada complaciente del Congreso que reconoció el "triunfo" de Porfirio Díaz y desoyó las protestas de los antirreeleccionistas que, ante los incontables atentados y fraudes, solicitaron fueran declaradas nulas las elecciones. A la Cárcel, por Agitador LA EXTRAVAGANCIA ELEGANTE El reino del ocio y de la alegria era nativo de la capital nacional. Cuando Jesús Valenzuela, uno de los más excelentes hombres dados a la luz en Sinaloa, y quien más que poeta y director de orquesta literaria, y más que personaje de riqueza y de esmeros era un filósofo, se propuso demostrar hasta qué altura llegaba la ciudad de México en el nivel del placer, que ya no constituía deleite del entendímíento sino extravagancia elegante, invitó a sus amigos a un banquete a la fonda de Montaudon, en el que tras "de los servicios preliminares, al tocarle su turno a la n¡P7a ríe rp«ic;tpnria anarpriernn pieza ae resistencia, aparecieron dos mozos soportando, con tra- bajo, una gran fuente de argentería, con su respectiva cubierta" ante la cual los comensales creían que "se trataba de una selle de jabalí o de un lechón relleno o de un gran pastel de venado"; pero "cuando puesta la enorme fuente en el centro de la mesa, el maestresala levantó la tapa" sobre el gran platon, "todo desnudo, desde la enorme cabeza hasta los diminutos pies, perfectamente dormido y comatoso, en el último período de la embriaguez", yacía el enano Florentíno Carbajal, el celebrado Pirrimplín del circo Orrín. ,. , , _ Tablada, José Juan: La Feria de la Vida y De M a r i a Toda esta bulla se debe a la obcecación turbulenta de Pancho Madero, a quien juzgo un poco extraviado... Todo lo que ha pasado no es más que el resultado natural que debía esperarse, después de tolerar -hasta el colmo- la osadía de ponerse en frente del gobierno hasta en tono de desafío, escribía el general Jerónimo Treviño, gobernador de Nuevo León, a don Ramón Corral el 6 de junio de 1910, a propósito del mitin que acababa de hacer Madero en la ciudad de Monterrey (l). Al día siguiente, por orden del mismo Corral, la policía detuvo a Madero en la estación de Monterrey, cuando en compañía de su esposa y del licenciado Roque Estrada, abordaba el tren que lo llevaría a San Pedro de las Colonias. Confinado en la cárcel de Monterrey, fue conducido, posteriormente, a San Luis Potosí, donde se le internó en la Penitenciaría del Estado. Dos meses después toda la na- campos, Armando: Los Payasos, citado por Valadés, José C : El Porflrismo. T. I (1958). (1) Manuscritos Garza, citados por Valadés, José C : Imaginación y Realidad de Francisco I. Madero, T. I I , pág. 59 (1960). "QUE L'lC. JESUS SILVA HERZOG Jesús Silva Herzog, es una de las personalidades más relevantes dentro de la vida intelectual del país. Maestro emérito de la Universidad Nacional, doctor Honoris Causa de diversas universidades, director de "Cuadernos HABLE Americanos", estuvo ligado a nuestro movimiento revolucionario desde la primera década del siglo XX, primero como observador acucioso y después como actor principal. —En la noche del 3 de junio de 1910, entre los estudiantes potosinos, corrió el rumor de que a la mañana siguiente, alrededor de las 8, pasaría por la ciudad en el tren, rumbo a Monterrey, don Francisco I. Madero. A la hora indicada nos reunimos un gruP ° d e jóvenes para ver y escuchar a Madero. Así sucedió, en efecto. A las ocho y media llegó el tren de la ciudad de México, y los muchachos allí reunidos comenzaron a gritar: ¡ Que salga Madero ! ¡ Que hable Madero ! Y don Francisco salió a la plataforma del "pullman". Pero antes de que MADERO" iniciara su perorata, un viejo que se había colado entre nosotros, increpó a Madero, diciéndole que por qué, en lugar de andar agitando al pueblo, no repartía sus millones, para remediar las necesidades de aquél, Madero pronunció un brillante discurso. Sabía tender un hilo de emoción entre él y su auditorio; y en uno de los párrafos, dirigiéndose al viejo impertinente, le dijo: "El pueblo no pide pan, pide libertad". Esas palabras nos sonaron bien, y le aplaudimos estrepitusamente. Esa firme convicción llevó el caudillo antirreelecse cionista. La misma idea había expuesto antes en la ciudad de Orizaba. Esa misma idea fue su g r a n equivocación como gobernante: No puede haber libertad s ¡ n p a n , ni pan sin libertad. Testimonio Viviente. Julio de 1966. ción vibraba de patriótico entusiasmo al celebrar el Primer Centenario de la Independencia. En el mes de septiembre, la ciudad de México parecía el más vistoso de los escaparates. Las calles estaban profusamente engalanadas, las multitudes, ávidas de espectáculos, se extasiaban contemplando los desfiles históricos y militares y se conmovían al paso marcial de los soldados de todos los países. El general Porfirio Díaz, rodeado siempre de mucha pompa y adulación, sin quitarse nunca el uniforme de gala, no se daba tiempo para inaugurar edificios, monumentos, exposiciones y congresos, y cuando se hallaba fatigado y se sentaba en un estrado que parecía un trono en cuyo dosel fulgían estas palabras doradas: Pax Lex, imaginaba oir como un sonoro cántico: / Porfirio Díaz ! Heroico (Caudillo del Oriente que fuiste, en otros tiempos, (el rayo de la guerra, y hoy de la Patria enciendes (la aurora refulgente, jamás ha de olvidarte la (mexicana tierra, y orgullo de la patria (serás eternamente. El recinto de la Cámara de Diputados, en el interior del Palacio Nacional, amueblado muy al gusto de la época. El Presidente Díaz, en el estrado, lee uno de sus informes de gobierno. !^-> LA CÁRCEL DE BELEN "Alguna vez, cuando aún era joven, fui internado durante semanas en un calabozo oscuro, tan oscuro, que me impedía verme las manos. Esto aconteció en la ciudad de México, durante aquel horripilante período en que Díaz imperaba con mano sangrienta. El calabozo carecía de pavimento y constituía el piso una capa de fango de tres o cuatro pulgadas de espesor, mientras que las paredes rezumaban un fluido espeso que impedía secar las expectoraciones que negligentemente habían arrojado sobre ellas los incontables y descuidados ocupantes anteriores. Del techo pendían grandes telarañas, desde las que acechaban enormes, negras y hornbles arañas. En un rincón abiertoen el albañal, había un agujero... "Era éste uno de los calabozos en los que el déspota acostumbraba arrojar a sus opositores con la esperanza de quebrantar sus espíritus, y fue de una de esas cámaras infernales, tan sagazmente calculadas para quebrantar, majar Carreón, el exquisito artista cuyas pinturas le conquistaron el reconocimiento de Europa y América, fue sacado agonizante y ciego, para morir pocas semanas despues en un hospital, presa de la tuberculosis, "En mi horrible morada pude soportar el viscoso contacto con las paredes; mis pulmones, entonees jóvenes y sanos, pudieron res istir el veneno de aquella tumba; sensibles, m ¡ s nervios, aunque pudieron ser amaestrados a mi voluntad, para responder con sólo u n | e v e estremecimiento, a los asaltos y mordiscos de las ratas e n \a oscuridad . . . Mi petate est a b a húmedo, así como mi vestido; ¿e v e z e n c u a n d o un golpe en el petate o en el fango o de mañana e n m ¡ c u e r p 0 i me'indicaba que una araña había caído y un estremecimiento recorría mi sistema nervioso. Pero puede soportar todo, menos la ausencia de la luz", R1caKjo F|ores Magón> c i t a d o p o r Silva y estropear la voluntad mas po- Herzog, Jesús: Breve Historia de la derosa, de donde Jesús Martínez Revolución Mexicana (1965). Las Fiestas del Centenario fueron celebradas en medio del regocijo popular; pero <en el trasfondo de aquellos oropelescos desfiles se gestaba la Revolución Fuga y Plan Gracias a una fianza y a la intervención de su padre ante el gobierno, don Francisco I. Madero salió de la Penitenciaría de San Luis Potosí para tener la ciudad por cárcel, lo que le permitía visitar a sus amigos, escribir y pasear a caballo por los alrededores de la bella capital potosina; aunque en todo momento bajo la mirada de sus guardianes. En aquellos largos paseos y en la soledad de su cuarto se dedicó a ordenar las ideas que había acumulado durante sus giras y a enriquecerlas con los proyectos democráticos y liberales de sus amigos. Se veía claro que era necesario emprender una acción inmediata, porque en todo el país había ya muchos millares de maderistas (D dispuestos a ir a la lucha armada por la libertad y la justicia; pero, antes que todo, lo que urgía era salir de aquel encierro. El cuatro de octubre, día de su onomástico, Madero salió, como era (1) Nombre dado a los partidarios de Francisco I. Madero. LA NOTICIA CONTEMPORÁNEA D/IDIC i n u n n r c tinonn rHKIò, LUNUKtO, MUbLU En 1907 se proclama a I ripie Entente entre Francia Inglaterra y Rusia. La palabra entente, ahora caída en desuso, significa entendimiento", "trato" (no alianza), entre dos o más países. Asi, poco a poco, se iban formando los dos enormes bloques de naciones que habrían de enfrentarse anos despues en la Primera Guerra lvlundiaL ADTC n m t En el transcurso también de 1907 la literatura mundial se enriquece con dos obras que habrán de resultar eternas: Los intereses creados, del dramaturgo español Jacinto Benavente, y La madre, de Máximo Gorki En el aspecto musical Isaac Albéniz. estrenará la suite' Iberia y Williams, el extraordinario músico británico, su Primera Sinfonía. LOS "JÓVENES TURCOS" J U , L · I '" u El Imperio turco, desde mediados del siglo pasado, fue liamado "el enfermo de Europa"; la causa era que mientras el resto su costumbre, a dar un largo paseo a caballo; sólo que ya no regresó. A galope tendido escapó de la mirada de sus guardianes y se dirigió a las cercanías de un poblado próximo, donde una familia amiga lo esperaba, simulando hallarse en una fiesta campestre. Rápidamente se disfrazó de ferrocarrilero y, al pasar el tren del Norte, lo abordó. Al día siguiente cruzó la frontera y se instaló en la ciudad de San Antonio, Texas, EE. UU., a donde llegó con los apuntes de su Manifiesto a la Nación, conocido como Plan de San Luis Potosí, y que sacudió a México entero con estas palabras: Se declaran nulas las elecciones para Presidente y Vicepresidente de Uno de los patios del Palacio Nacional, decorado profusamente con luces y ornamentos para la celebración del gran baile de gala con que culminaron las fiestas del Centenario, y al que asistió la flor y nata de la sociedad mexicana. del m u n d o evolucionaba, Turquía permanecía prácticamente igual que en el siglo XVI. Esto se tradujo en derrotas constantes, desprestigio, miseria y sangrientas represiones contra los inconformes. r£sta situación dio lugar a f¡pasado, al surgin e s del s ¡ g | 0 miento de una organización de carácter innovador llamada Joven Turquía. Debido a su tenacidad y b i e n encaminado proselitismo, s u influencia creció hasta aleanz a r en la primavera de 1908, 17.000 afiliados. Cuando en los primeros días de julio de 1908 las fuerzas de guarnición en Macedònia (actual™ e n t e , e s t a r*&on J a ^ p a r t e n Yugoslavia y Grecia) se rebelaron contra el sultan, el pian napia le ado a su ê culminación: Las + . . fuerzas traidas de la , P r °P ia J u r " quia se P a s a r o n a l o s sublevados, vanos generales fueron fusilados ^ millares de civiles se unieron a las tropas dispuestas a marchar S0D ^f ^onstantinopla El gobierno del sultan capitulo e 2 2 d e JU 0, ' '' P r o c l a m ándose y entrando en vigor la Constitución de 1876. En los meses siguientes, sin embargo, los elementos conservadores comenzaron a des.virtuarla, dando esto lugar a que los "Jóvenes Turcos" decidieran atacar la capital, que cayó en su poder el 24 de abril del año siguiente (1909). A esto siguió la abdicación del sultán y una sangrienta represión que asombró y horrorizó al mundo niCTUDDinc CM CCDAÍÜA UIÒIUKDIU5 LIN tòrHNH Debido a la salida de tropas donde se había p a r a Marruecos recrudecido la 'interminable guerra de guerrillas de los moros el 20 de julio de 1909, hubo una tumultuaria manifestación en Madrid. Días más tarde (26) se declaró la huelga general en Barcelona. Los sindicatos se echaron a la calle, quedando prácticamente dueños de la ciudad durante | o s días, 26, 27, 28 y 29. El 30 la guarnición de la plaza recibió refuerzos y el 31 quedó dominada militarmente la situación. r£sta COnmoción popular, a la q u e s e N a m o |a " S e m a n a T r a g i . c a " c a u s o j a m u e r t e de decenas de personas y la destrucción de numerosos edificios. Cuatro de los líderes, entre los que se hallaba Francisco Ferrer, fueron fusilados. La cruenta rebelión del proletariado barcelonés causó honda ¡mpresión en América. lé KNKIIO I»: 11110 El candidato (?) Maduro la República, magistrados a la suprema Corte de la Nación y diputa dos y senadores, celebradas en junio del corriente año. Se desconoce al actual Gobierno del General Díaz, así como todas fas autoridades cuyo poder debe dimanar del voto popular, porque además de no haber sido electas por el pueblo, han perdido los pocos títulos que podían tener de legalidad, cometiendo y apoyando, con los elementos que el pueblo puso a su disposición para la defensa de sus intereses, el fraude electoral más escandaloso que registra la historia de México . Asumo el carácter de Presidente provisional de los Estados Unidos Mexicanos con las facultades necesarias para hacer la guerra al Gobierno usurpador del general Díaz . El día 20 de noviembre, desde las seis de la tarde en adelante, todos los ciudadanos de la República tomarán fas armas para arrojar del poder a las autoridades que actualmente gobiernan. Si en el ánimo del general Díaz hubiesen pesado más los intereses de la Patria que los sórdidos intereses de él y de sus consejeros, hubiera evitado esta Revolución haciendo algunas concesiones al pueblo; pero ya no lo hizo..., ¡ tanto mejor !, el cambio será más rápido y más radical, pues el pueblo mexicano, en vez de lamentarse como un cobarde, aceptará como un valiente el reto, y ya que el general Díaz pretende apoyarse en la fuerza bruta para imponerle un yugo ignominioso, el pueblo recurrirá a esa misma fuerza para sacudirse ese yugo, para arrojar a ese hombre funesto 20 La policía montada intervenía en no poicas ocasiones para disolver las nutridas manifestaciones populares que en favor de Madero se multiplicaban en la capital y en la provincia. del poder y para reconquistar su libertad (1). Esos apuntes adquirieron forma definitiva durante el mes y medio que Madero vivió en la ciudad tejana de San Antonio. Ocupaba una modesta habitación en el Hotel Hutchins donde con Roque González, Garza, Roque Estrada, Juan Sánchez Azcona y Enrique Bordes Mongel, todos ellos exiliados como él, trabajaron febrilmente haciendo copias del texto final del manifiesto, y enviándolas por correo a los antirreeleccionistas prominentes de todo México. Pudiera decirse que el manifiesto contenía una parte dispositiva, cuya sustancia era la categórica incitación al alzamiento. Se resumía en aquel mensaje,que Abraham González guardó apretujado en un bolsillo, después de transmitirlo de viva voz a muchos amigos: "El día 20 de noviembre, desde las seis de la tarde en adelante ..." La cuestión era cómo respondería el pueblo de México a ese llamamiento y hasta dónde las primeras chispas que habían saltado en los últimos meses, bastarían para encender el fuego revolucionario... (1) Francisco I. Madero, Manifiesto a la Nación. San Luis Potosí, 5 de octubre de 1910 (Impreso en San Antonio, Texas, octubre de 1910). HOY El Eicmo. Br. D. Francisco I. Madero : En esta serie de imágenes, el dibujante puso de manifiesto cómo iba cambiando la suerte de Madero, y con ella el tratamiento que recibía. (Multicolor, 25 de Mayo de 1911). 1-60 SSÏffBEÏOLüaOB MEBSIB « Publicación Semanal Ilustrada de la revista Documenta Americana. Editada por Publex, S. A., Bolívar No. 154, México 8, D. F. Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial, A. C. Director Responsable: Rubén Guerrero Caballero. Director de la Obra: Vicente Casarrubias C. Asesor: Diego Arenas Guzmán. Coordinador: Enrique Rodríguez Zamacois. Redactores: Salvador de la Cruz, Gabriel Pereyra. Presentación Gráfica y Dibujos: Enrique Velázquez Mora, Jorge Hernández Osorio, Leopoldo ¿abala Sánchez, Heladio Velarde, José Armida Velasco. Fotografías: Fernando Lipkau E., José Luis Monter M., Fotos Casasola, Estudios Abitia. Grabados, caricaturas, testimonios periodísticos: Héctor D. Falcón, Fondo de Cultura Económica, Instituto de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, Hemeroteca Nacional, Taller de Gráfica Popular, A. C. Autorización como Correspondencia de 2a. clase (en trámite). © Copyright by Piccadilly P. & N. S., Montevideo, Rep. 0. del Uruguay, año 1966. © Derechos reservados por Publex, S. A., México, D. F., Estados Unidos Mexicanos, año 1966. Registros en la Dirección General del Derecho de Autor de la Secretaria de Educación Pública de los Estados Unidos Mexicanos (en trámite). Reg. como Correspondencia de 2a. Clase en la Administración de Correos de Guatemala (en trámite). Distribuidores exclusivos: Distribuidora Publex, S. A.,Bolivar No. 154, México 8, D. F. Impresa por Compañía Impresora Simón, S. A., Poniente 150 No. 820. México 14, D. F. Printed in Mexico. Impreso en México. SEPTIEMBRE 14 DE 1966 DISTRIBUIDORES Y ACENTES ARGENTINA: Agente de suscripciones: Publex, S. A., Maipú 43, Buenos Aires. 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No obstante, en 1910, el régimen cometió un nuevo fraude electoral ocasionando, consecuentemente, profundo malestar. A él se aunaban otras muchas causas de inconformidad. Entre ellas, fueron motivos de gran indignación popular la matanza de los indígenas yaquis y mayas, calificada como uno de los atropellos más inhumanos del Porfiriato, las cruentas represiones a los mineros de Cananea en el año de 1906 y a los obreros textiles de Río Blanco en 1907, el encarcelamiento y persecución de los periodistas independientes, muchos de los cuales fueron recluidos en la cárcel, no una vez sino varias, como en el caso de Filomeno Mata, prisionero cuarenta veces en menos de una década. El hombre que había anunciado la Revolución y cuyos primeros brotes se manifestaron en el anochecer del domingo 20 de noviembre de 1910, en el Estado de Chihuahua, había iniciado su vida política 8 años antes, cuando sólo tenía 30 años, movido por impulsos tan generosos como humanitarios. Combatió la dictadura desde las columnas de El Demócrata, periódico fundado por él y cuando se celebró la entrevista Díaz-Creelman, se dio a la tarea de estudiar a fondo la situación política de México, con la pretensión de enderezar la nave del Estado. Movido por tan noble propósito escribió un libro La Sucesión Presidencial en 1910, cuyo primer ejemplar apareció el 20 de diciembre de 1908. Con el libro bajo el brazo y dispuesto a interesar a los simpatizadores de su causa, Madero marchó a la Ciudad de México. La noche del 22 de mayo de 1909 fundó el Centro Antirreeleccionista. Inmediatamente después, inició una gira política en la que estableció relación con don José María Pino Suárez primero, y don Abraham González posteriormente. En la mañana del 15 de abril de 1910, se celebró la convención de los antirreeleccionistas en el Tivoli del Elíseo en la que fueron electos don Francisco I. Madero y el Dr. Francisco Vázquez Gómez como candidatos para la Presidencia y Vicepresidencia de la República, respectivamente. Ya como candidato, Madero realiza una fructífera campaña, en la que supo y pudo levantar el espíritu cívico de los ciudadanos. No obstante las manifestaciones populares de adhesión a Madero, en las elecciones del 26 de junio de 1910 se consumó el último gran fraude electoral del Porfiriato. Previamente, Madero fue aprehendido en la ciudad de Monterrey, y conducido a la cárcel de la población para ser trasladado, más tarde, a la penitenciaría del Estado de San Luis Potosí. Obtuvo su libertad condicionada y limitada a la propia ciudad, logrando, finalmente, el 4 de octubre del propio año, escaparse de San Luis Potosí. Cruza la frontera y se instala en la ciudad de San Antonio, Texas, Estados Unidos, desde donde habría de lanzar su conocido Plan de San Luis, que estremeció, violentamente, a la opinión pública del país. NUESTRA PORTADA: Carmen Serdán, heroína de la Revolución Mexicana, quien junto con sus hermanos y su madre se batió con los federales que atacaron su casa en la ciudad de Puebla. Crónica EN EL PRÓXIMO NUMERO: UN PUEBLO EN ARMAS. Pascual Orozco ataca Ciudad Guerrero. Primeras hazañas de Pancho Villa. La guerra de guerrillas en Chihuahua. Movilización total del ejército federal contra los revolucionarios. La resuólta actuación de los Flores Magón. Ilustrada R e v o l u c i ó n M e x i c a n a , c o n m o t i v o del 1 5 6 aniversa- rio de nuestra independencia, e n v í a u n c a l u r o s o s a l u d o al M é x i c o y hace votos porque cristalicen pueblo de en realidades concretas, todas y c a d a u n a d e las m e t a s q u e se ha p r o p u e s t o , a t r a v é s d e s u s t r a s c e n dentales luchas históricas. ¡Y TODOS FUERON HÉROES! ™"™~^^^^^ ChÍSD3S udfil lnC6ndÍ0 \y op o c IIIVCIIUIU as consignas revolucionarias de sólo tenía en cuenta la existencia resto del país para recoger los impuestos, favorecer con feudos a los gobernadores y a los presidentes municipales. A todo eso se agregaba codo con codo y empujados por los soldados que, desde la cárcel, los llevaban hasta Mérida, para enrolarlos por la fuerza en el ejército. —Es ese don Luis Felipe Regil, Madero y los Flores Magón comenzaron a germinar mucho antes de lo previsto, debido a la reacción espontánea dé la gente, golpeada por las violentas represiones del porfirismo, que se mostraba resuelto a desoír toda protesta popular que exigiera el cumplimiento de la ley. Esas represiones afectaban principalmente a los lugareños, la pobre gente que habitaba en los pueblos pequeños y en las comunidades indígenas donde los jefes políticos y los cuerpos de guardias rurales abusaban de la autoridad, apoyándose en ' a constante represión enérgica que, Vo* lo general degeneraba en cruel°-ad> d e t o o - a f o r m a °-e descontento °. ue s e atrevieran a expresar los obreros l o s > campesinos y los ciudadanos modestos, cansados de la continua explotación. Por eso, de junio a noviembre de 1910, en Yucatán, en Sinaloa, en Tlaxcala y en Puebla estallaron los primeros relámpagos de la tormenta 1ue> c o n nubarrones cada vez más espesos, iba cubriendo el cielo de México. • r\ . ^ I J - J J _ Dûrril el jefe político, el que comete todas estas tropelías. ¡Y qué malo y cruel es el hombre! Si hasta por ai dicen que andan queriendo tumbarlo y ojala y lo hagan—añadió el campesino. Entre imprecaciones, y el llanto de las mujeres, madres, hijas, esposas que quedaban en el desamparo, los presos siguieron rumbo a la salida del pueblo. No habían cometido más crimen que malquistarse con los ricos hacendados dueños del henequén (1) de Yucatán, pero esto L q u e al g o b i e r n o l e - p r e o c u p a b a pOCO O n a d a resolver l o s p r o b l e m a s q u e c „, . ,, ^ allí existían. Esa situación era el resultado de un centralismo férreo que, no obstante la vigencia de la Constitución Federal, fue impuesto por el Porfiriato para concentrar en la capital de la República los intereses políticos y económicos del régimen, y que L 3 V/lUGIUaU x r -, Q 6 rvCgll i (1) Nombre de una planta del género del agave, utilizada para u n a fibra textil que constituye la mayor riqueza —Ya van pa los reemplazos; ora d e l E ^ t a d o d e Yucatán. sí que les será difícil volver. Y con tanto hijo que tienen... Los obreros de las fábricas textiles proEl campesino yucateco, bajito y testaban contra los abusos de los Dadicharachero, habló así con sus ami. . ¡ tímirfa<t manifpctar-innpç tr ono s gos en una calle de la ciudad de . . * n a c , a n t i m i a a s manifestaciones, Valladolid, en Yucatán, al ver avan- M al mismo tiempo que en toda la Repuzar un grupo de presos amarrados X blica se iba gestando la Revolución. LA MUERTE DE LOS HÉROES El 19 de noviembre de 1910 El País dedicaba toda su primera plana a informar q u e varios miembros del Club Antirreeleccionista de Puebla, fortificados en la casa de su presidente Aquiles Serdán, habían resistido a las tropas del gobierno y que en la refriega había sido muerto Miguel Cabrera, el jefe de la policía poblana. Con un tono sensacionalista el periódico relataba los sangrientos sucesos y se refería también a otros hechos ocurridos el mismo día, en estrecha relación con los primeros alzamientos de los revolucionarios. Testimonio Periodístico. 19 de Noviembre de 1910 El Marqués de Polavieja, représentante^ plan definido de lucha armada dio del Rey de España a las Fiestas d e l à tiempo a que el gobierno del Estado ^^^^——^^—^—— LeVVa, e l P r o n u n c i a d o Centenario, fue testigo, del atropello de — la policía porfinsta, ejecutado en centricas calles de México, cuando los maderistas Vitoreaban a los héroes. i Las calles de la Ciudad de México empezaron a ser escenario de actos pú[ii J i n i-j M i A bhcos en favor del Partido Nacional An- tirreeleccioniSta que, desde SU fundación, se convirtió en el imán político de todos los ciudadanos libres. era causa más que suficiente para que Regil ordenara su captura y los enviara, como lo hacía, a engrosar el ejército porfirista. Las crueldades, y los arbitrarios despojos de terrenos comunales, le costaron la vida al todopoderoso jefe político de Valladolid. El 4 de junio de 1910 estalló una revuelta de campesinos, que se apoderaron de la ciudad y, por principio de cuentas, dieron muerte a Regil, a un sargento y a un policía. La falta de un C ^ S ^ T S T S U Î G ^ U que> q u e r e c u p eró Valladolid el 9 de junio. Días después fueron fusilados en el atrio del templo de San Roque los tres cabecillas del levantamiento: Atilano Albertos, Maximiliano Ramírez Bonilla y José E. KKantún an n ]^ ¿ía — d e s p u é s d e e s e t r i p l e fu . silamiento, ert Tlaxcala un grupo de trescientos indígenas aleccionados por el líder magonista (2) Hilario Salas, caía sobre el pueblo de San Bernar¿brio Confia y hacía prisionero al jefe político Nicolás Reyes. Pero como en los casos anteriores de levantamientos improvisados, tuvieron que retirarse cuando se hizo inminente la llegada de fuerzas federales a las que no podían oponerse. Encabezado por su jefe, Juan Cuamatzi, el grupo se retiró a las sierras, en espera de una oportunidad mejor que se presentó luego en noviembre, cuando atacaron con éxito algunos poblados de la región. Los levantamientos y los choques de los campesinos con los rurales salpicaban el mapa de México con los brotes espontáneos de una revolución latente que buscaba su[cauce Valladolid al sureste y Tlaxcala en el centro del país, a 900 kilóme- tros de distancia, servían de escenario a episodios similares, pero casuales. Ni esos ni otros casos parecidos fueron el resultado de un plan revolucionario, sino la consecuencia del mismo sentimiento de rebelión contra la injusticia que latía en todo el país. Los hombres tomaban las armas impulsivamente, de un instante para otro, sin sospechar que otros hombres en otros lugares hacían lo mismo por idénticas razones... (D Nombre dado a los soldados del gobierno. (2) Correligionarios de los hermanos Flores Magón. Don Gabriel Leyva, por ejemplo, no sabía nada con respecto a que se preparaba la insurrección de Valladolid, que ocurrió el 4 de junio, para que él determinara levantarse en armas dos días antes. Gabriel Leyva vivía en Sinaloa. Allí el continuismo porfirista se había burlado del sufragio al imponer como gobernador del Estado a Diego Redo, un rico hacendado, a pesar de que el periodista José Ferrel había ganado las elecciones en buena lid. Gabriel Leyva, que era el jefe del partido antirreeleccionista se indignó ante ese nuevo atropello. "Estoy decidido -dijo- a hacerles mejor la guerra con las armas que con la ley". Unió la acción a la palabra cogiendo un fusil y, poniendo otros en manos de sus amigos más resuel- tos, salió a recorrer los pueblos cercanos reuniendo un puñado de hombres para hacer la revolución. Días después, sorprendidos en un poblado, los federales, los atacaron y persiguieron, quedando Leyva mal herido. "Ahora es cuando necesito de la ayuda de mi fiel amigo Guillermo Peña", se dijo Leyva al acampar para reponerse del descalabro. Mandó llamarlo, y éste le dijo: "En Aguajito de Bainoro estarán más seguros; vayan allá". Mas en cuanto los perdió de vista, Peña se dirigió a Culiacán, la capital del Estado, para dar el pitazo (1) de que en Aguajito de Bainoro estaban los insurrectos. Los federales y los de la Acordada (2) cercaron a los hombres de Leyva que, a pesar de estar ham- breados y derrotados, pelearon bravamente logrando abrirse camino para poder huir. Gabriel Leyva, extenuado por sus heridas, ya sin fuerzas para intentar la fuga, quedó tirado bajo un árbol. Los federales se lo llevaron, casi a rastras, hasta Culiacán, donde lo arrojaron en un calabozo inmundo, Allí pasó la noche hasta que, a la mañana siguiente, vinieron a buscarie "para reconstruir los hechos y aplicarle todo el rigor de la ley". Su propósito era muy distinto. Al llegar a la carretera, le gritaron de pronto: "¡Corre, o te matamos!". (D s°Plo> denuncia. (2) Hermandad que hubo en México para perseguir salteadores. "REO PELIGROSO" El doctor Guillermo Gaona Salazar, general del ejército, fue revolucionario desde 1910. Fundó 23 clubes antirreeleccionistas, y es el único sobreviviente del que creara Aquiles Serdán en - E T ' Î S de julio de 1909, fu¡ por primera vez a la casa de Serdán en Santa Clara para fundar el Club Antirreeleccionista; eramos tan pocos que sobraron puestos en la mesa directiva. Realizábamos nuestra campaña propagandista en el teatro Vélez. Con música, cohetes y volantes antirreeleccionistas, invitábamos a la gente a que ingresara al club. —El gobernador nos permitió participar, como club organizado, en las fiestas patrias, en la categoría "Barrios y Artesanos". Pero esta actividad no se llevó a cabo. Unos policías se presentaron en casa de Serdán y pidieron verlo pretextando que eran gente que quería inscribirse en el club. Aquiles, que dormía la siesta, salió a recibirlos en el zaguán. "Dése preso", exclamó un guardia tomándolo del brazo. Serdán, que era zurdo, se desprendió con un tirón sorpresivo y les cerró la puerta en las narices. —Me mandó un recado para que lo fuera a ver, diciéndome: "Como necesitan una orden de cateo para entrar, y eso se tarda, puedo escaparme; ve a llamar a Inés Alatriste, a quien mucho quiere el gobernador, para que me saque inmediatamente". —Fui por Inesita y al regresar, Aquiles se vistió de mujer escapandose de la vigilancia policiaca. Lo llevamos a la casa de los hermanos Rousek, en la calle de los Loros. En la madrugada caminamos, hasta Pansacola (Estado de Tlaxcala) y allí tomó el tren rumbo a la capital. —Ya en México, Aquiles buscó refugio en la casa de su tío Velaquiel Alatriste, quien al saber las causas de la fuga le gritó: "Lárgate, yo soy amigo - Don Gabriel Leyva fue el alma de las I actividades revolucionarias en Sinaloa y fundador del Club Antirreeleccionista de Culiacán, cuyos miembros aparecen aquí rodeando a don Francisco I. Madero. —No doy un paso más, ¡ aquí mátenme ! —gritó el patriota y luego, cuando ya se sintió herido por los primeros disparos, volvió a gritar: —¡Remátenme! ¡Viva la libertad! —i^^^^^^^^—^^^^—^— CI U l i m n r t or* a\ T i i m n l l n d nHIIIIU e n el lUmUILU En una de las glorietas del Paseo de la Reforma, en la ciudad de México, erguía ya su esbelto fuste de cantera, sobre un basamento en el que se agrupaban las estatuas de Estandarte del Club Antirreeleccionista " L u z y Progreso" de Puebla, enarbolado incontables veces por los correligionarios de M a d e r o en defensa de sus libertades. Lo conserva el doctor Guillermo Gaona Salazar. los héroes, rematada por un ángel dorado, la Columna de la Independencia, el más bello monumento que Porfirio Díaz inaugurara en las fiestas del Centenario. Aún las cenizas de los grandes patricios no reposaban bajo la Col u m n a d e l a independencia, sino que se hallaban en las criptas de la Catedral Metropolitana, y hacia allá partió, el 11 de septiembre de 1910, desde el mismo Paseo de la Reforma, una manifestación organizada por los maderistas que, llevando coronas de Dr. GUILLERMO GAONA SALAZAR del general Díaz y no quiero tener ningún problema". No contento con haberlo corrido avisó a Félix Díaz, entonces jefe de la policía de la ciudad, para que aprehendiera a su sobrino, —Lo apresaron en el club antirreeleccionista de México y lo remitieron inmediatamente a la ciudad de Puebla bajo fuerte escolta, acusado de ser un "reo peligroso". —Como no había de qué inculparlo, lo acusaron de robo, porque durante la aprehensión que habían intentado realizar en su casa, él le quitó a un policía una pistola y nunca se la había devuelto. —Fui a verlo a la cárcel de San Juan de Dios y después de hablar con él, le busqué un defensor: visité a mi maestro de la Universidad, entonees Colegio del Estado, don Francisco Béistegui, erudito licenciado, pidiéndole que lo defendiera. "Yo —me dijo— lo saco inmediatamente siempre y cuando me firme un papel en el que se comprometa a no atacar al general Díaz". —Enterado de las condiciones del licenciado, Serdán me contestó: "No puedo aceptar eso. Recuerda que mi tío, el general Alatriste, murió fusilado en Matamoros por no traicionar la causa republicana y luchar contra el imperio. Si es preciso morir por el antirreeleccionismo,yo también moriré." —Por fin lo defendió el maestro Felipe T. Contreras, quien renunció a su cátedra en la Escuela Normal para poder hacerlo. Testimonio viviente. Julio de 1966. laurel y tupidos ramos de flores, marchaban ordenadamente para honrar a los héroes en aquellos días de alborozo nacional. "Don Francisco I. Madero está preso en San Luis Potosí-se decían-, pero los levantamientos que se suceden en la República nos dan alientos para insistir ante el general Díaz en que somos una fuerza que actúa en toda la nación. Y como cele- bramos el centenario de la Independencia, justo es que también rindamos un homenaje a los forjadores de la patria". Pero al salir del Paseo de la Reforma para seguir por la avenida Juárez, los manifestantes se toparon con un grueso cordón policial que les impedía el paso. Hubo cambio de palabras, insultos y conato de represión violenta; pero antes que la policía pudiera hacer maderistas pusieron sobre las coronas y los ramos que llevaban, convirtiendo algo, los el asfalto de flores la ancha — Don Francisco I. Madero y don Aqililes Serdán con los primeros miembros del C | fc A ñ t j r r e e | e c c ¡ o n ¡ s t a d e p u e b | a j e | d í a u _ ve n ue e l AI WoIsW -WIM« « I I .Q P t o 1 d e ? Democracia prevUsidiÓ la apertura de dicho club. EL CORO DE LOS ADULADORES Jjf..»«^cnl°??d¿ayay ~ . . . . , Dos semanas después del levantamiento de los hermanos Serdan, en Puebla el periódico El Imparcial del 5 de diciembre publicaba un desplegado a 8 columnas, que los editores habían titulado: ¿Cual es el Verdadero Sentir de la Nación ? fl En el, los Ayuntamientos y los clubes reeleccionistas protestaban contra la obra antipatriótica de los sediciosos", expresando "su plena confianza en que el ejecutivo reprimirá cual- todo procedimiento indigno de su « |a „ |t £ de su a m o r telegramas de E| t ' x t de , *disturbios t t se t| antipatrióticos e ilegales", "pro¿ e n é r g ¡ c a " hetmanes hijos t , b a r b 8 a r ¡ e .. - u n v o t o a , p ' r e . d ., 't adhesión al¡dente„ presidente", "Viva el ge' nera| g Testimonio Per¡odístico. 5 d e dicie mbre de 1910. calle en un túmulo improvisado. Y, acto seguido, entonaron a coro: Mvvinnnnc ni oritn tío ouorrn oí nnom nnroetnrl v ol hrirlAn y retiemble en su centro la tierra al sonoro rugir del cañón Mas apenas timos acordes la policía cargó A los primeros se esfumaron los úldel himno nacional, sobre los maderistas. instantes de confu- sión y desarticulación, sucedió un natural reactivo en el ánimo de L· multitud vapuleada por los sables de s "> polizontes. Unos cuantos tramos mas haciaJa avenida Juárez, la manifestación se reorganizo; pero ya no en forma de desfile cívico, pacifico y ordenado; sino de catarata humana, encrespada, arrolladura, mugiente y colérica. Por primera vez en muchos años, la quieta burguesía que se entregaba al habitual paseo dominguero en la Alameda Central, a lo largo de la avenida Juárez y de las calles de San Francisco y de Plateros escucho atónita el grito: Muera Porfirio Díaz , coreado por quince o veinte mil voces; pues la manifestación aratirreeleccionista fue engrosada córasiderablemente apenas tomó el aspecto de motín. Fue en una de las calles de Plateros, donde L· avalancha humana se abrió respetuosamente para dejar paso al carruaje que conducía al marqués de Polavieja, embajador de España a las fiestas del Centenario, quien regresaba de la ceremonia en honor de Pasteur (1). El representante del rey de España en las fiestas del Centenario, no salía de su asombro al ver cómo, entre gallardetes tricolores y patrióticos himnos, las fuerzas del general Díaz atacaban brutalmente a unos pacíficos ciudadanos que llevaban coronas a los héroes de la independa. Las puertas de la cárcel de Belén se abrieron para recibir a los complotistas y motineros. El saldo de la memorable manifestación, por lo que respecta a antirreeleccionistas presos, con o sin responsabilidad en los tumultos, fue el siguiente:Señoritas Dolores Jiménez y Muro y Manuela Peláez Pineda; señores J. Cruz Rodríguez, Leocadio Carrillo, Rafael Martínez, Francisco de A. Maya, Lucio Cabrera, Cesáreo Cabrera, José Hernández, Ángel Zozaya, Aparicio Sánchez, Juan Pineda, J. Mercedes Freyra, Adrián Romo, Eduardo L. Guerra, Diego Arenas Guzmán, Francisco M. Escobedo, Pablo Doria, Alfredo Reyes, Saúl Navarro, Enrique Lailson Banuet, Alberto Enríquez, Pedro Rosales, Francisco Hernández, Benigno Viñas Aguirre, Daniel N. Marín. Algunos de ellos salieron de prisión durante los primeros ocho días que sucedieron a la jornada del 11 de septiembre; otros, en el curso de los meses siguientes y otros más /<;m uní Los sucesos de Puebla conmovieron profundamente a la opinión pública y a raíz de los mismos, abundaron los testimonios populares; dramáticos unos, ingeniosos otros, con los que el pueblo repudiaba a los ejecutores del crimen. (1) Arenas Guzmán, Diego: ha Consumación del Crimen, pág. 119 (1935). En este escondite cavado en el piso de su recámara, Aquiles Serdán estuvo oculto muchas horas,y pasado el asalto en que toda la casa fue saqueada, trató de salir pero fue muerto allí mismo. m m \) en la cárcel de Belén I enruinecieron asta principios de mayo del siguiente año, en que ya el gobierno del general Díaz se resolvía a transar con la Revolución (1). Y Todos Fueron Héroes A muy temprana hora de la noche, las calles de la ciudad de Puebla de los Angeles se quedaban desiertas, y más en esos últimos meses de 1910, cuando el vecindario, cansado de tantas fiestas y desfiles y atemorizado por la noticia de que iba a haber revolución, se metía en casa temprano, encerrándose a piedra y lodo. Sólo se vio esa noche, a una mujer de edad madura, empujando una gran caja de madera, que acababa de sacar de un zaguán de la calle de Santa Clara. Al salir, casi atropella a una pareja de gendarmes, que estaban allí vigilando la casa. —Ustedes perdonen —les dice—, pero como los zapatos que van en esta caja ya están vendidos, tengo que llevárselos ahora mismo al señor que los compró, porque se va en el tren de Veracruz. Los gendarmes apenas le hacen caso y la mujer sigue empujando la caja. Al dar vuelta a la esquina, se detiene, acerca los labios a una rendija y dice: "No te impacientes, Aquiles, que ya llegamos". Y con un último empujón mete la caja en otro zaguán, cuando un reloj cercano da las once. Así escapó de su casa Aquiles Serdán, aquella noche del mes de Octubre de 1910. Lo buscaba la policía del general Mucio Martínez, el gobernador, informada de que Serdán ocultaba armas y municiones en su domicilio y de que allí se reunía gente complotada para un posible levantamiento. A salvo ya, en el tren de Puebla a México, y luego en el larguísimo viaje hasta San Antonio, Texas, Serdán se sumió en sus recuerdos. Se había alistado en la gran aven(1) Arenas Guzmán, Diego: La Consumación del Crimen, págs. 120-121 (1935). 'I VISTA A LA DERECHA "Ya es bien de día. En el cuartel de La Merced van a reanudar sus labores policiacas, comenzando por tomar declaración a la madre, la viuda y la hermana de Serdán. Les abren la puerta del calabozo. Penetran en el patio, y al llegar a cierto sitio, el oficial les manda en alta voz: " — ¡ Vista a la derecha ! La pobre madre, aturdida, agobiada, sigue caminando como autómata, con la vaga mirada puesta hacia adelante y en el suelo. Carmen, altiva, rebelde, enconada, vuelve rápidamente la vista hacia el lado contrario del que le mandaron. Sólo Filomena obedece: dirige la vista a la derecha, y mira los cadáveres de Aquiles y de Máximo. Lanza un grito y se desploma desmayada. "Allí mismo, en el patio, en l apretada fila, se hallan tirados en el pavimento, como cosa despreciable, doce cadáveres llenos de heridas y cubiertos de sangre. Para el gobierno de entonces fueron delincuentes; para la Revolución son héroes; pero héroes de quienes al cabo de veinte años no se conocen, bien a bien, ni sus nombres. "Para que se vea cómo la dictadura castiga a los rebeldes, el cadáver de Aquiles Serdán está expuesto en la calle, en las afueras del cuartel de La Merced. " Hierve el gentío. " Velasco Ceballos, R.: Aquiles Serdán . Episodios de la Revolución de 1910. Cuaderno No. 1. tura de los hombres libres de México desde hacía más de un año, cuando en la convención del Tivoli del Elíseo conoció a Francisco I. Madero, al que prometió, ya como miembro destacado del Partido Antirreeleccionista, trabajar en Puebla por la implantación de un gobierno legítimo. ¡En Puebla! Como si no supiera todo el mundo que esa ciudad era un baluarte del Porfiriato, con un gobernador—el general Mucio Martínez—impuesto desde hacía muchos años por el general Díaz, quien le había dado a Puebla por feudo para premiarle su adhesión en las campañas militares que juntos hicieron. En su largo viaje, Aquiles Serdán se decía que si no fuera por su madre, su mujer y sus hermanos, tal vez no habría aguantado tantas persecuciones por la causa, pues ya hasta la venta de calzado, de la que vivían, había sido descuidada, ya que toda la familia estaba dedicada a repartir propaganda, a comprar armas y esconderlas y a comprometer a los obreros de Atlixco, de Cholula y de Tlaxcala para que se Desde una de las recámaras de la familia, Aquiles Serdán, su hermano Máximo, su hermana Carmen y su esposa Filomena, dispararon sin descanso, hasta agotárseles las municiones y quedar imposibilitados físicamente para repeler a los mil soldados que el gobernador Mucio Martínez había enviado a que tomaran a sangre y fuego la casa de los conjurados. (Grabado de Fernando Castro Pacheco). les unieran en el levantamiento; todo ello daba origen a los frecuentes allanamientos que se hacían en la casa y a que la policía no dejase de vigilarla. —Ya hemos comprado muchas armas y muchas municiones, de lo mejor que hay en México, como que son del gabacho W Combaluzier, que tiene su armería en la calle de Plateros y que hasta es compadre de don Porfirio, según dicen... En el vestíbulo del Hotel Hut(i) Francés, despectivamente. LAMINA CENTRAL Fragmento del mural del maestro David Alfaro Siqueiros, denominado "La Revolución contra la Dictadura Porfiriana'.', ubicado en el Museo Nacional de Historia (Castillo de Chapultepec). La parte reproducida se refiere a la huelga de Cananea. El susodicho mural, obra de recia temática revolucionaria, fue comenzado el año de 1958 y aún no ha sido terminado, motivo por el cual no se exhibe al público. chins, de San Antonio, decorado con finas maderas talladas y amplios ventanales de vidrios de colores, don Francisco I. Madero, sentado frente a un escritorio, escucha la galopante charla del amigo que tiene adelante: frente despejada y calvicie prematura, bigote puntiagudo y ojos hundidos y vivaces, que le habla de lo que está haciendo en Puebla para preparar la revolución. Madero le indica que no se precipite, que proceda con cautela y espere el día y la hora indicados. Y entregándole un paquete con ejemplares del Pfon de San Luis, en el que se establece lo que deberá hacerse el 20 de noviembre, lo despide pidiéndole que le escriba, porque deben mantenerse en constante comunicación. Aquiles Serdán regresó a Puebla, a la casa de la calle de Santa Clara, rodeada de cúpulas de azulejos y de jubilosas torres, para seguir trabajare! o con entusiasmo por la causa revolucionaria. Animoso c o m o siempre, porque en la empresa lo ayudaban su madre, doña Carmen Alatriste, viuda de Serdán, su mujer Filomena, su hermano Máximo y su hermana Carmen, sobre todo Carmen, que tan valiente y resuelta demostró s e r . . . ¿ No se atrevía a salir sola a altas horas de la noche para pegar propaganda antigobiernista en las paredes, y luego regresaba tan campante, como si no supiera que si la descubrían la meterían para siempre en la cárcel ? En la tarde del 17 de noviembre, los conjurados de la casa de Santa Clara hicieron un recuento de los pertrechos bélicos que guardaban, y luego trazaron el plan de ataque a la ciudad. Había que apoderarse de las alturas de los templos vecinos y luego marchar sobre las casas del gobernador y del jefe de la zona militar, para tomarlos presos. En següida, con el auxilio de la gente que llegara de Atlixco, de Cholula y de Tlaxcala, se adueñarían de Puebla y saldrían a ocupar los poblados de los alrededores, para seguir luego hasta México, cuando ya hubiese liegado del Norte, en plan victorioso, don Francisco I. Madero. Del zaguán de la casa de la caile de Santa Clara habrían de salir, pardeando la tarde del 20 de noviembre, los conjurados, que ahora iban y venían entre las macetas de geranios y claveles del patio de la casa: Miguel Sánchez, Rosendo Contreras, Andrés Cruz, Manuel Velázquez, Manuel Paz y Puente, J. Clotil- El teniente Porfirio Pérez, quien en la ma- T drugada del 19 de Noviembre de 1910 p | asesinó a Aquiles Serdán cuando éste trataha HP Planar nara inrnrnnrarsp a } rasa t a D a d e • f · Ç P a r a incorporarse a > Huestes de Madero. . de Torres, Francisco Yepez, Miguel Patino, Fausto Nieto, Jesús Cano, Carlos Corona, Luis Teyssier, Franasco Sánchez, Epigmemo Martínez, Martín_ Pérez, Andrés Robles, Manu 1 ? Méndez y Vicente Reyes. Encabezados por Aquiles por Máximo v P o r Carmen, enarbolando las carabinas, man a juntarse con los otros revoluciónanos que en la Angelopohs (i) y en sus alrededores, seguramente aguardarían ya, ocultos e impacientes. Pero ocurrió algo inesperado. A las siete de la mañana del viernes 18 de noviembre llamaron con fuer- tes golpes a la puerta de la casa, Carmen se apresuró a abrir y, no b i e n lo h u b o hecho > recibió un manotazo en la cara y un empujón q u e ^ p r o p i n a b a mgad C a b r e r a , el temible jefe de la policía poblana que, al frente de treinta gendarmes armados, se metió al zaguán gritando: —Traigo órdenes del gobernad o r d e ii e v á r m e los a todos presos, porque... P e r 0 a n t e s d e a c a b a r de hablar, c a v o m u e r t 0 de un certero balazo q u e l e d i s p a r o Aquiles Serdán. E 1 desC oncierto reinó un moment o y en seguida se generalizó la bal a c e r a p o r a m b a s p a r t e s . Cayó otro policía, muerto de un tiro que salió empuñado p o r Carmen d e j r ¡fi e Serdán. _________________________ (1) N o m b r e d a d o a l a c i u d a d d e p o bla, porque, según la tradición, los ángeles señalaron su trazado. "NO PERMANEZCÁIS MAS DE RODILLAS" "El Lie. Vázquez Gómez nombró delegado del Centro Antirreeleccionista al C. Aquiles Serdán en el Estado de Puebla, que aceptó, y a renglón seguido tapizó las calles de la ciudad con unas hojas cuyo atrevido epígrafe decía: "No permanezcáis más de rodillas". "El texto contenía una requisitoria contra la dictadura y el gobierno local, y terminaba invitando al pueblo a una asamblea en la que se instalaría un club político, que se opusiera a las reelecciones porfiristas. " L a cita era para las cuatro de la tarde del día 18 de julio de 1909 en la antigua calle de La Caporala No. 10. Firmaba Aquiles Serdán. " E l primero en llegar, colocandóse frente al edificio, fue un piquete de la gendarmería montada al mando de Jacobo Galina; la policia secreta invadió la casa y local en que se iba a desarrollar la histórica reunión. Estaba el salón en un rincón del patio, al entrar a la izquierda. " E n el salón se había improvisado una plataforma en donde colocaron una mesa y los asientos, para los que debían presidir; adosado a la pared había un cromo de Don Miguel Hidalgo y Costilla, Padre de nuestra Independencia, como testigo. "Aquiles Serdán abrió la sesión y procedió a leer la credencial que lo acreditaba como delegado, desde el membrete hasta la firma de don Emilio Vázquez Góme2; en seguida pronunció un discurso de duros ataques a don Mucio Martínez y a la vigilancia de los policías, que habían ahuyentado al pueblo, terminó leyendo los artículos constitucionales que consagran el derecho de reunión y exposición de las ideas, procediéndose a elegir mesa d¡rectiva, que quedó como sigue: Aquiles Serdán, presidente; Francisco Panganiva, vicepresidente; Francisco Arroyo, secretario; Rafael Torres, tesorero; vocales: Sixto Vázquez, Rafael Zenteno Palacios, obrero de u n a fábrica; conferencistas titulares: Guillermo Gaona Salazar, estudiante; Francisco R. Díaz, estudiante y Gustavo Gaona Salazar, estudiante. En se- guida se procedió a discutir el nombre de la agrupación; el Sr. Panganiva propuso que se denominara "Club Luz y Progreso"; Luz, porque estaba llamado a iluminar el camino de la Democracia, y Progreso porque la No Reelección era un paso para conseguir mejores horizontes, lo que fue aprobado con aplausos. "Así terminó a las ocho de la noche del día 18 de julio de 1909 la modestísima sesión de los primeros nueve poblanos que se enfrentaban al martinismo y no querían vivir de rodillas, citándose para las siguientes reuniones el teatro "Vélez" del barrio de La Luz". Fragmento de un discurso del Gral. y Dr. Guillermo Gaona Salazar. Después de haber cumplido heroica- T mente con el deber patriótico que s e ^ impuso, de enfrentarse hasta la muerte a los esbirros del Porfiriato, Aquiles Serdán yace muerto, con un balazo en la frente. El cadáver de Aquiles Serdán se ve sobre una camilla de fierro en la Comandancia de Policía de la ciudad de Puebla, después de los trágicos sucesos de las calles de Santa Clara. v^m Los gendarmes huyeron mientras los Serdán y sus compañeros tomaban posiciones de defensa en toda la casa. Suben a las azoteas, se resguardan en las salientes de los muros, amontonan colchones, mantas y almohadas, para improvisar barricadas, porque bien saben que aquel patio lleno de macetas y pájaros, y las habitaciones con sus modestos muebles de bejuco y sus camas de latón amarilado, no tardarán en convertirse en un campo de batalla y que a ellos les espera lo peor en la refriega. Avisado el gobernador Mucio Martínez de que Cabrera había sido muerto por Aquiles Serdán y de que la casa de la calle de Santa Clara era un bastión, ordenó un imponente despliegue de fuerzas militares y policiales que cercaron la casa y se apostaron en los edificios más elevados que la rodeaban. SENTENCIAS A "Capturados los principales dirigentes del movimiento révolucionario de Valladolid, en la propia ciudad se les formó un consejo de guerra extraordinario, que se inició et 23 de junio. Comparecieron, acusados de rebelión, homicidio, robo y otros delitos, ante el consejo, que fue asesorado por el licenciado José María Lozano: Maximiliano R. Bonilla, Atilano Albertos, José E. Kantún, Bonifacio Esquivel, Valerio Sanchez, Juan Ojeda Medina, Feliciano Cervera, Tomás Cetina, Anastasio Osorio y Ramiro Osorio. "La noche del siguiente día, 24 de junio, el consejo de guerra dictó sus sentencias. "Bonifacio Esquivel, Feliciano Cervera y Juan Ojeda Medina, fueron condenados a quince anos de cárcel, inhabilitación de por REVOLUCIONARIOS vida y pago de una multa de un peso veinticinco centavos, como reos de los delitos de reuniones tumultuosas, robo en cuadrilla, ofensa de obra y resistencia a tropa armada. "Anastasio Osorio, Tomás Cetina, Ramiro Osorio y Valerio Sánchez, a tres años cuatro meses de cárcel por los mismos delitos que los anteriores y por el de sedición. "Maximiliano R. Bonilla, Atilano Albertos y José E. Kantún, como reos de todos los delitos señalados a los demás sublevados y del de homicidio, fueron sentenciados a muerte. " Y quedó pendiente el juicio en contra de Miguel Ruz Ponce, Claudio Alcocer, Nicanor Loria, Donato Bates y Teodoro Nunez. "Bonilla, Kantún y Albertos, YUCATECOS fueron fusilados al atardecer del 25 de junio, en el patio de una iglesia en la misma ciudad de Valladolid donde días antes dieron el grito de rebelión contra la tiranía del general Porfirio Díaz, "La persecución del gobierno contra los revolucionarios yucateeos no terminó con las sentencias y ejecución de los principales, siguió feroz en contra de todos los que habían participado en la sublevación,y en los días siguientes, las cárceles de Valladolid y Mérida se vieron llenas de rebeldes, algunos de los cuales fueron trasladados a la ciudad de México." d e His toria de la RévoluMexicana, Etapa Precursora, Barrera Fuentes, Florencio (1955). Tomado cion Soldados y policías, armados de rifles y pistolas, se parapetaron en las torres y cúpulas de los templos de Santa Teresa, Santa Clara, San Cristóbal y Santo Domingo, y desde allí, sin darse tregua, dispararon hacia el patio, las habitaciones y las azoteas de la casa de los Serdán, donde Aquiles y Carmen, iban y venían de un lado para otro, con la carabina humeante, dando voces de aliento, infundiendo valor a quienes no lo necesitaban porque también eran héroes, a la madre, a la esposa, al hermano, y a los demás conjuraaos que allí labraron la inmortalidad de sus nombres. Y en tanto llovían las balas, Carmen y Aquiles se asomaban al pretil de la azotea y a los baleones y le gritaban a la gente: — ¡Por ustedes lo hacemos, vengan con nosotros! ¡Esto es la Revolución! Pero nadie acudió, ni tampoco llegaron los refuerzos que se esperaban de los pueblos próximos. El vecindario, aterrado, pero conmovido por la suerte de aquellos que apreciaba y conocía, se alejaba de aquelia casa, blanco de cientos de disparos y desde la que se escuchaban vivas a la libertad, gritos y quejidos. Máximo Serdán fue bajado agonizante de la azotea y murió en los brazos de Carmen, su hermana, que también estaba herida. Cuando quisieron socorrerla, rechazó la ayuda: "Mi herida se curará con agua", declaró con pasmosa entereza. -Ya no hacían vendas la madre y la esposa, ni los pequeños hijos de Aquiles cargaban los rifles, ya nadie se defendía arrojando granadas de mano, hechas de prisa con las perillas de los catres, porque todos los hombres habían muerto. Y fue entonces cuando Joaquín Pita, el jefe político de Puebla, rodeado de soldados y policías, pudo entrar a la casa gritando: —Quiero ver a Aquiles . . . ¿ Donde está ? Yo no asesino a los vencidos . . . Díganle que v e n g a . . . Pero sólo se enfrentó al silencioso reto de tres mujeres que, con las faldas manchadas de sangre y tierra, rodeadas de muertos y de chiquilíos, se apoyaban en sus fusiles aún calientes. —A la cárcel con ellas y a buscar a Aquiles —gritóle Pita a sus gendarmes—. Hay que montar guárdias en esta guarida de L·trofaccior. ,, , , El pueblo se Congrego frente a la COmisaría de la ciudad de Puebla, para ver el cadáver de Aquiles Serdán, ignorando q u e e n m u c hos lugares de la República I V „ , „ u , „ i. n„„„i,,o;An X alboreaba ya la Revolución. LA NOTICIA CONTEMPORÁNEA REY Y EMPERADOR El 6 de mayo de 1910 sube al trono inglés Jorge Federico V. Nacido en 1865, contaba entonces ÍM af L° S <¡» S U C e d í a a SU P a d r 6 ' tauarao Vil. Al ano siguiente era coronado rey de la Gran Bretaña e Irlanda y emperador de la India. Desde el principio, tanto el rey como la reina demostraren en^ todos sus actos la dec,d,da voluntad de ejercer la función real del modo mas practico que les fuera posible. En base a ello, se consagraron en forma constante a la tarea de procurar que su influencia en a core se tradujese en bien, no solamente para la vida del país, sino para el s e n S n Çla r e a S ^ sentaban (la realeza). Comenzaron a aparecer asiduamente en publico, visitando desde minas, hasta exposiciones, pasando por hospitales y astilleros. Al estallar la Primera Guerra Mundial, Jorge V fue el rey que os ingleses esperaban En 1917 tomo para si y su familia el nombre de Windsor en lugar de de Sajonia-Coburgo-Gotha, que llevaran hasta entonces. Ejemplo de monarca moderno y liberal, su actitud y devoción a las causas de su patria le ganaron en el corazón de sus subditos, o por mejor decir de sus compatriotas un recuerdo pleno de cariño. Murió en 1936. • BTC En el transcurso de 1910, el novelista ruso Ivan Bunin, que más tarde alcanzaría el Premio Nobel, publica su extraordinaria obra La aldea; mientras Henri Matisse, el gran pintor francés, termina su friso La danza, auténtica joya de la pintura moderna. $URGE ^ UN|QN SUDAFRICANA Los primeros colonos del te rritorio de la actual República de Sudáfrica fueron primordialmente holandeses, cuyos descendientes habrían de recibir, al paso del tiempo, el nombre de boers. Cuand0 a Principios del siglo pasado Inglaterra se hizo ceder ,a c o | o n ¡ a a | e n t o | a emigración , a s ¡ t u a c i ó n s e f u e hacien¡n , d o t e n s a e n t r e ,os ¡nd¡v¡duos d e el resulambas naciona|idades; tado fue un B éxodo de h , , L a pre tensión de los boers era recuperar la independencia a base £ territorios. En de £ j n c ¡ ? ) n g | a t e r r a n 0 objetó el s J hech¿ a| y e r a, H ^ de| u |as peque ñas repSb|¡. p a s a b a n y s e enric a s boer£ quedan p i m i e n t o s de oro y diamantes), decidió "incorporar,a „ , | m ; ¡0 E| r e s u l t a d p 0 f u e |a s a ¡enta a ang|0.boer (isgg.fgcfc) y el triunfo británico, Inglaterra, con lo que podríamos ,«mar ..¡nspirac¡0^ ¡^rial", c o m p r e n d i ó la necesidad de unifi^ c a r m t e r e s e s y esperanzas, entre , ¿ ¡ ¿ e|, d e ,' £ £ ¡ , d¡entes de , fsar ,a Su act¡tU(j s fu¿ ¡ ¡ó d una' e n t ¡ d a d |ft¡ a u t o n o m a e n la que convivieran , H hasta ese m o m e n t o habían c o m b a t i d o e n tre sí. Y así presen, , transcurso & unos en cuantos añ c ¿ m o |as derrQta. d a s r e p ú b l i c a s b o e r s alcanzan la autonomía y los descendientes de ambas nacionalidades, unidos por un común y comprensible sentimiento de independencia, proponen al gobierno inglés la creación de una Unión con la categoría de Dominio; esto es, Constitución y Gobierno propios, El Imperio acepta. La Constitución es aprobada por el Parlamento y el monarca británicos el 20 de septiembre de 1909, y el 31 de mayo de 1910 queda establecida oficialmente la Unión Sudafricana. | a n d e s e s hac¡a e| jnterJor d sos (1). No, no puede haber escapado Aquiles. Las mujeres y los niños fueron conducidos a la Penitenciaría y Joaquín Pita llamó al teniente Porfirio Pérez y le dijo: —Apuéstese usted en esa recámara y no pestañee, mientras yo vigilo afuera con mis hombres. No creo que el pájaro haya volado todavía. Porfirio Pérez se metió a la recámara del matrimonio Serdán y quedóse contemplando los destrozos causados por la contienda. Sillas rotas, pedazos de un piano, cuadros y papeles regados por el suelo, espejos perforados por las balas. Sobre un mueble, cajas vacías de parque para los fusiles winchester y las pistolas parabellum, bastones con verdugillos, naipes y botellas vacías. La soldadesca lo había saqueado todo, y sólo quedaba la lámpara de porcelana suspendida del techo con sus cadenitas de metal dorado y una imagen de la Virgen,colgada de la pared. Las horas empezaron a transcurrir, pesadas, lentas. Porfirio Pérez comenzó a cabecear, sentado en uno de los catres, con la pistola al alcance de la mano. "El forajido no ha de volver por aquí", meditaba el (1) Así apodaban las fuerzas federales a los revolucionarios. La carabina que usó Aquiles Serdán en la refriega de la casa de Santa Clara, se conserva en el mismo lugar, que ha sido convertido en museo, y donde se Challan también muebles de la época y L objetos familiares de los Serdán. PLAN DE VALLADOLID Las armas con que no dejaron de dis- ' parar las veinte personas que quedaron 2 encerradas en la casa de Santa Clara, después de que la policía y los soldados federales la sitiaron para acabar con los sublevados. teniente. Pero alguien, muy cerca de él, pensaba: "No debe haber alma viviente en la casa. Los que no hayan muerto habrán sido llevados presos. Sólo Dios sabe lo que les pasó a mi mujer, a mis hijos, a mi madre, a mi hermana... "Ahora saldré con mucho tiento de aquí, y si la suerte me favorece escaparé al Norte para unirme a las huestes del señor Madero, que ya estará por empezar la Revolución..." Porfirio Pérez escuchó un ligero ruido, como de maderas que crujen. En un rincón, las tablas, del piso empezaban a levantarse suavemente. Del fondo de un socavón emergió un hombre, la camisa desabotonada, respirando con dificultad, con una pistola en la mano. El desconocido ya abandonaba su improvisado ataúd cuando el teniente le disparó una y otra vez. "¡ Yo soy Aquiles Serdán", gritó el héroe, desafiante, mientras sacudido por el impacto de las balas, apretándose el estómago, se iba doblando lentamente hasta quedar inmóvil, tendido otra vez en el hoyanco (1). El teniente Pérez se acercó y disparó el tiro de gracia sobre la frente del agonizante. En la mañana del 19 de noviembre, en el patio de la comisaría de la ciudad de Puebla, sobre una camilla de fierro, yacía el cadáver de (1) Hoyo. "Los que abajo suscribimos, ciudadanos mexicanos en el pleno ejercicio de nuestros derechos, nos hemos reunido espontáneamente para acordar las medidas indispensables y urgentes, a fin de evitar que el Estado sucumba en manos de un gobierno déspota y tirano, gobierno formado por una sola familia de esclavistas cuya única ambición es apoderarse de las principales riquezas del país, y reducir al sufrido pueblo a braceros de sus ricas propiedades. El actual gobierno no es legal, porque no ha sido ungido por el voto popular. Este pueblo que a diario siente en las espaldas el flagelo del caciquismo no puede soportar por más tiempo las arbitrariedades del terrible dictador que ha visto impávido su agonía y su miseria y se ha burlado de sus sagrados derechos por mantenerse en el poder; y considerando este pueblo que la desesperante situación actual sólo es creada por los que tienen la dirección de la cosa pública, es natural colegir que los hombres dignos se retiren de semejante gobierno, antes que ser instrumentos o verdaderos autómatas de seres tan mezquinos. "Considerando las grandes ¡mposiciones que ha treinta años pesan sobre las pequeñas fortunas de la generalidad de los yucatecos; impuestos y contribuciones onerosos que sólo han servido y sirven para enriquecer y consolidar en el poder a hombres indignos que escudados en su grandeza miran con desprecio e insolencia al sufrido pueblo . . . " Considerando por lo que va ^.^ „ „ r h , I I ^ O - X , i , uriZ ril dicho que ha • j llegado zla hora de hacer un poderoso esfuerzo para salvar al país y que aquel esfuerzo supremo debe hacerlo el pueblo para conjurar la tormenta que lo aninnila v ampna7a Hpstmirln nnr aniqu ia y amenaza aestruino por completo, hemos acordado el presente Plan que es la verdadera expresión, la verdadera conveniencia y única salvación de los . . j i r 4. J pueDIOS y del tstado: "Articulo I . Se desconoce al actual gobierno de Enrique Muñoz Aréstegui, por ilegal, en virtud de no haber sido sancionado por el pueblo soberano. "Artículo II. Se nombra una Junta gubernativa compuesta de siete individuos de reconocida capacidad, amor al orden y acrisolado patriotismo, para, salvar al Estado de la ruina que lo amenaza, por la actitud impotente y despótica de nuestros enemigos burócratas. "Artículo III. De la Junta indicada serán electos dos individuos de la capital, uno por la división de Oriente, otro por la división del Sur, otro por la división de la costa y dos por el llamado Terntorio de Quintana Roo, que creemos con justicia nos pertenece... "Artículo IV. Los componentes de la Junta serán nombrados por el Jefe de la Revolución, de acuerdo con los demás que lo acompañen en el lugar que más convenga. "Artículo V. La Junta dictará de preferencia las medidas más urgentes para hacer efectiva la libertad individual, para que de esta manera cesen los abusos, y todo lo demás que exijan las circunstancias, cuidando, en la administración, dejar incólume el crédito público, respetando los compromisos de los justos acreedores del Estado y arreglando del mejor modo posible la mejor manera de satisfacerlos, exceptuando las creencias que contraigan los gobernantes actuales para combatir este Plan, y con él a la opinión pública, ,,.1., ,¿ ~ j'n* ' '., A t,cu ' ° IX. Son caudillos de esta Revolución los coroneles Maximiliano R. Bonilla y José Crisan° C\ll-.a q u i e n e s s e conceden las facultades necesarias para sa var _» -#J# , U.»»¡«.„J« a. Ctstado hac endo ;„,„„...,.. moerar u a oDiiíón oublica " ""»""«" P ° P " Dado en el paraje Dzeikoop a los diez días del mes de mayo de mil novecientos diez anos. Coronel Maxim ¡ | ¡ a n o R . Bonilla, Coronel José Cr¡s a n t 0 C n ¡ . Teniente coronel Juan de Mata Pool. Mayor José Candelario May. Capitán Teodoro Núñez. Capitán José £ ec^ ¾ ^ u%SÍf n -ní? n - r S E P - Tenrente Momeo Tus. Teniente Lázaro Báez. Es copia del original que obra en esta secretaría. Capitán Ayudante y Secretario, M. Ruiz Ponce." + Tomado de pianes Políticos otros Documentos. Fondo de Cultura Económica (1954). Aquiles Serdán expuesto a la curiosidad pública. Estaba vestido con un traje color azul, semejante al que usaban los obreros y tenía el rostro apacible, sin ningún rictus de dolor, con un hilillo de sangre seca^ que le había escurrido de la herida en la frente. Tu Amigo es un Fusil El sangriento episodio de Puebla fue el anticipo de graves acontecimientos. Mientras en esta ciudad ocurrían los hechos descritos y el cadáver de Aquiles Serdán se exhibía, primero en la comisaría y luego en las calles de la Angelópolis, como el de un vulgar mitotero (1), don Francisco I. Madero acompañado de varios amigos había abandonado sigilosamente el Hotel Hutchins, desde el día 17 del mismo mes, dirigiéndose hacia la línea fronteriza donde acampó en las márgenes del río Bravo, para esperar una par(1) Alborotador. En el Museo Regional de la Revolución Mexicana, que fue la casa de Aquiles Serdán, aparece a la entrada este busto en mármol en el que el escultor ha perpetuado los nobles rasgos del héroe. UN IVIUSEO En el año de 1960, en ocasión del cincuentenario del inicio del movimiento armado de México, el Gobierno Federal dispuso, por intermedio de la Secretaría del Patrimonio Nacional y con la cooperación del Gobierno del Estado, que la casa que habitara la familia Serdán Alatriste en la ciudad de Puebla, se convirtiera en recinto de homenaje cívico que recordara con permanencia de valor histórico la heroica jornada del 18 de noviembre de 1910. Devolver el ambiente de la época, restituir muebles y objetos genuinos, dar nueva vida al marco en que estuvo colocado el lienzo de una escena trágica, formó parte del intento perseguido con los trabajos realizados. Convertir la casa de la familia Serdán en plantel educativo y formativo, es el propósito en acción, tomando por base la plataforma de cultura cívica en que el Museo Regional de la Revolución Mexicana quedó convertido. * * * En este museo se han reconsfruido las habitaciones de la familia Serdán: los muebles que recibieron los impactos, la máquina de escribir de Aquiles y el rifle que utilizó durante el combate. En la primera sala se encuentran los sillones donde tantas veces se sentó la familia Serdán y sus amigos, a conspirar; un espejo que conserva las huellas de los impactos de las balas disparadas por las fuerzas porfiristas : retratos de los hermanos Serdan: Carmen, Máximo y Aquiles. El despacho de Aquiles se ha reconstruido casi en su totalidad: sus tinteros, su máquina de escribir, la mesa donde redactaba sus documentos y en un panel, ampliado, el borrador del manifiesto q u e el mismo Aquiles escribió, con ánimo de hacerlo imprimir y circular el 20 de no- viembre. En él llamaba al pueblo a las armas para combatir la dictadura. Se ve también allí uno de los rifles que utilizó en la refriega. La recámara ha sido también reconstruida con objetos de la época: camas de latón, sillones tipo francés, lavamanos' que hoy s o n reliquias de coleccionistas, £ n e | sitio donde fue muerto Aquiles, hay una lámpara votiva y e n | a pared un cuadro al óleo q u e muestra su cadáver expuesto SOD re la camilla en que fue llevado a la inspección de policía, |_0 q u e e r a el comedor es el | u g a r en que se exponen todos | o s manifiestos antirreeleccionistas, las notas de los periódicos que comentaron "Los Sangrientos Sucesos de Puebla" y la correspondencia de Aquiles con Madero y los demás líderes, La cocina es una réplica perfecta de la cocina poblana: las ollas y cazuelas rojas, de distintos y seriados tamaños que cubren los rincones y las paredes, tida de revolucionarios con los que tomaría Ciudad Porfirio Díaz (actualmente Piedras Negras, Coah.). Esto lo hacía para demostrar a la nación que lo propuesto en el Plan de San Luis no era letra muerta, sino una palabra de honor empeñada para salvar a la patria, y sabedor también de que en muchos lugares de la República sus correligionarios estaban esperando el 20 de noviembre para caer, con las armas en la mano, sobre los pueblos y ciudades más próximos. Del 18 al 20 de noviembre, Madero y sus amigos permanecieron en el Rancho de El Indio, ya en territorio mexicano y en espera de los refuerzos que al fin no llegaron, por lo cual desistieron de tomar Ciudad Porfirio Díaz y con los cuarenta hombres que habían logrado reunir, volvieron al Hotel Hutchins, en San Antonio, eludieron la vigilancia de los guardias fronterizos americanos que ya les seguían los pasos, por considerarlos elementos perturbadores de las buenas relaciones mexicano-norteamericanas. En su refugio de San Antonio, Madero, sus hermanos Raúl y Gustavo, y sus amigos Gildardo Magaña y José María Maytorena, Francisco J . Múgica y César López de acentúan la decoración típica. El baño de azulejo azul y amarillo es el mismo. En el patio, un busto de mármol blanco de Aquiles Serdán recuerda la gesta heroica que él mismo protagonizara en la que fue su casa. * ## Con fecha 15 de enero de 1961, el Gobierno del Estado, con la colaboración técnica del Instituto Poblano de Antropología e Historia, se hizo cargo de la administración y conservación de este monumento, realizándose ininterrumpidamente trabajos de recopilación de material documental y de investigación. En la planta alta, se encuentra instalado el Centro de Documentación Histórica Regional, a cargo del Centro de Estudios Históricos de Puebla y del Instituto Poblano de Antropología e Historia, así como las oficinas centrales de estas dos instituciones filiales del Instituto N a c i o n a l de Antropología e Historia. AQUELES Aquiles Serdán es el clásico representante de la clase media que se incorpora a la conspiración sin titubeos y sin el menor asomo de claudicación. Había nacido en la Angelópolis el 2 de noviembre de 1876 y moriría en la misma ciudad en otro noviembre, el de 1910. En Puebla, la levítica y murmuradora ciudad, el peso del antiguo régimen se reconocía por doquier. A la llamada aristocracia poblana se le había subido la eternidad a la cabeza. No entendía que las cosas cambian, principalmente el poder y las riquezas. De allí su aplastante soberbia, la misma que se veía en los rostros de otros privilegiados de la República. Las fábricas de hilados y tejidos eran verdaderas tumbas de los obreros. En este ambiente social crece Aquiles Serdán. Cuando da definida trayectoria a sus inquietudes, había pasado de los treinta años. Por la ruta del antirreeleccionismo exterioriza su antiporfirismo. Cuando comienza a adquirir proporciones nacionales el nombre de Francisco I. Madero, madura la fe de Aquiles en la renovación social. El joven comerciante se vuelve maderista y político. Con varios parientes funda el club "Luz y Progreso", bajo cuyo patrocinio aparece el periódico semanario intitulado No Reelección, que se edita en la imprenta dé Gilberto Carrillo. En Tlaxcala y Puebla, en especial, los lectores abundan. Son los días de constantes encarcelamientos de Serdán. Le es familiar la entrada y salida del encierro. Los esbirros husmean por todos los rin- Lara, Juan G. Cabrai y Juan Andreu Almazán ardían de impaciencia al no recibir noticia alguna que les comunicara el estallido de la Revolución. Para colmo, por aquellos días el ministro de Relaciones de Porfirio Díaz, don Enrique Creel, anunciaba a Francisco León de la Barra, embajador en Washington: Madero, que según dicen consulta a hs espíritus, creyó en sus alucinaciones que el pueblo de México secundaría cualquier movimiento revolucionario que se iniciara y que el ejército defeccionaría ... pero al poner en práctica sus proyectos ha fracasado por completo... el pueblo no se ha levantado (1) Que el'pueblo no había respondido a su llamado, lo pensó también el mismo Madero, y resuelto a proseguir su empresa se aprestaba ya a salir rumbo a Nueva Orléans con un grupo de amigos, para embarcar- SERDÁN cones. La persecución de hombres l¡bres se agudiza. El terror baja del trono del dictador. Paz a toda costa, aunque deba suprimirse la libertad. Y paz sin libertad es tiranía, El señor Madero, de visita en Puebla, para dar consistencia al antirreeleccionismo, conoce los sufrimientos de sus amigos y correligionarios, La policía poblana, mandada por Miguel Cabrera, realiza una hazaña: descubre lo que por todos lados se ve: el descontento. Localiza a los conspíradores. La benemérita casa de Santa Clara 4 es vigilada día y noche. Contra toda ley, el 18 de noviembre preséntase el jefe de la policía, con objeto de realizar un cateo. Se sabe que adentro de la casa se guardan armas y parque, para la insurrección convocada por el Plan de San Luís. La resistencia se prolonga. Serdán es el último que hace fuego desde una de las ventanas de la casa, En la madrugada del día 19, a eso de las dos horas, un oficial de la montada le dispara sobre la cabeza. Cae muerto instantáneamente. Alguien, hasta la fecha, guarda reverentemente su generoso corazón. La consagración del héroe es inmediata. El 11 de Julio de 1911, en el teatro Arbeu, se lleva a cabo la primera ceremonia oficial en recuerdo del gran revolucionario poblano. Morales Jiménez, Alberto: Arreglo de la semblanza incluida en Hombres de la Revolución Mexicana (1960). hombres hasta entonces desconocidos se convertían en caudillos y en guerrilleros, como sacudidos por una fuerza telúrica que los sacaba de sus labores campesinas, de sus talleres y ocupaciones para lanzarlos a la bola (2) impulsados por consignas como esta: Mexicano, tu mejor amigo es un fusil, Cómprate. Que sea Winchester 30-30. ^ - ^u^ ^ - ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ - ^ ^ ^ Ñr\r Ahraham" muí rtUIQllallI La s carabinas 30-30, cuyos estrag°s en las filas federales darían tema a los corridos revolucionarios, habían empezado a ser distribuidas abundantemente en el Estado de Chihuahua por don Abraham González conocido mas bien como Ñor Abraham . Este no desperdiciaba (1)Enrique ciSCo León Creel, en carta a Frande la Barra, citado por s e hacia L a H a b a n a y d e allí, aprovisionado c o n p a r q u e , entrar a M é - Valadés, José C : Imaginación y Reaüdad de Francisco I. Madero. T . I I , xico por Veracruz, cuando recibió noticias de que el país ardía, de que pags - 85 " 86 ( 1 9 6 0 ) (2) Tumulto. LOS IDEALES DEL MÁRTIR AQUILES SERDAN, Tragedia histórica en tres actos, del literato y perk.dista poblano Agustín Haro y T., estrenada en el Teatro Guerrero, de la ciudad de Puebla, el 18 de noviembre de 1949. De ella presentamos ahora la escena VIII del cuadro 2». (Pequeño taller de zapatería. En una de las paredes, y entre las plantillas, sobre una repisa con flores de papel, una imagen de Cristo y una lámpara votiva apagada. Puerta a la calle La noche se anuncia). ' TAPIA (Trabajando) y después AOllllFS SERDAN (De la calle) AQUILES 5>tKUAiN (ue la cane;. Aquiles ¡Hola, querido amigo Tapia! Tapia ¡Don Aquiles! ¡Qué sorpresa! ¡Buenas tardes! Siéntese usted. Aquiles Gracias, me voy pronto. Ando recordando a los amigos que deben estar listos. Falta poco. Tapia Cuente con los zapateros del barrio de "La Luz". Ya me encomendé a mi santo patrón. (Por la imagen) Aquiles ¡Ah!, el gran Jesús de Galilea. También él fue revolucionario porque su doctrina es de amor universal; pero ni la sociedad de este siglo comprende su apostolado. ¡Si regresara, le matarían otra vez! Tapia sacaremos de la miseria al S K K S t i V edSSdóñ 'de" fos n i n 0 s y de ios adultos... Repartiremos la tierra... Tapia Aquiles Así lo he determinado para S ^ 5 ™ V Í L ^ cFÍSL68™ hb Le f r fa mmn sl »n ». i L ^ J Ï Ï 2 ^ 1 ° C¾ ^ n ' d™ m ° ?° n a ™ * J ^ í f T " - . ™JZ 5£„ J S Ï ,« l Ü T ' dado vence r v l u e nu lr . 8°. porque enviaran en nuestra contra gruesos contingentes, ^ L ^ o r o ^ ^ J »ÍL¡£Tw" bandoleros y asaltantes ; y a c a b a r e m o S | s¡ n o s v a b i e n colgados de un árbol. En cambio, si nos sublevamos en esta ciudad el suceso, cualquiera que sea el resultado, tendrá resonancia en todo el país, y esto solo, hará un daño efectivo al Gobierno. Tapia ocasión para hacer propaganda a las ideas de Madero, al que quería como a un hermano y a quien representaba en Chihuahua en las filas del Partido Antirreeleccionista. "Es muy bragao este Ñor Abraham", se decían los rancheros y los mineros que se juntaban por las Usted ya lo ha pensado, don Aquiles. Aquiles lEl día 20, en cuanto oigan os Primeros disparos, acudíran a su sitio. Les he traído esto- < Le obsequia una pistola y parque). Es la aportación de los hermanos Rousset ellos ; compraron pistolas V carabinas... Rellenando con explosivos unas perillas de caH13' n e m o s fabricado bombas d e rnan o. _ . Tapia Hay pánico general; no se habla más que de que "ya viene la guerra". Aquiles Lo ha querido el Gobierno, con treinta años de dictadura. Primero le pedimos solamente libertad electoral, cambio de Gobernadores picaros y un nuevo Vice-Presidente de la República, y no quiso. Ahora pugnamos por otros ideales; ¿No cree peligroso sublevarse dentro de la ciudad? .. ., , Si no me tiembla el pulso, voy a mandar al otro mundo a muchos "pelones". (Ensaya su puntería y se guarda el arma). Aquiles Cuando se sirve a un ideal, firme es la mano y fiel la mira para acertar en el corazón de la tiranía. ¡Me retiro! Tapia Adiós, don Aquiles. Estaremos listos a su orden. (Se estrechan las manos y Aquiles se dirige a la puerta). tardes en la Plaza de Armas de la ciudad de Chihuahua. "No deja de ir y venir a los pueblitos y a los ranchos, alebrestando a la gente pa que se vaya a la bola y tumbe a Porfirio Díaz. Dicen que con su mero dinero ha comprado el parque y las armas que anda distribuyendo..." "La Revolución está cerca", era la frase con que "Ñor Abraham" rubricaba sus pláticas en su casa o en las mismas bancas de fierro de la Plaza de Armas de Chihuahua, delante de grupos de hombres jóvenes y vigorosos, entre los cuales descollaba un mocetón fornido, que mucho impresionaba con sólo verlo, por su estatura, por su mirada, por sus ademanes resueltos y al que unos decían "el güero" (1) y otros, los más, Pancho Villa. Con Pancho Villa andaba por allí, a mediados de 1910, frecuentando la casa de don Abraham González, otro tipo también de alta estatura, moreno y musculoso, Pascual Orozco, arriero de profesión y tan dispuesto como Villa a seguir los consejos de "Ñor Abraham" y reclutar gente para irse a luchar con Francisco I. Madero. Llegó el 20 de noviembre y don Abraham González buscó a Pancho Villa y lo mandó a la sierra, donde debía tener lista a su gente mientras se le llamaba para atacar, en tanto que Pascual Orozco, junto con su padre que también se llamaba Pascual, asediaría los poblados pequeños, como las Lomas y San Isidro, con miras a caer después sobre Ciudad Guerrero, uno de los puntos más importantes de la región, asentada en las estribaciones de la sierra, con una fuerte guarnición de resguardo y de la que partía un importante ramal ferrocarrilero. Después, don Abraham González salió cautamente de Chihuahua rumbo al Norte, pasó la frontera y, al llegar a San Antonio, lo primero que hizo fue informar a Madero, al que indicó que ya en Chihuahua había muchos valientes acampados en los cerros, rondando los pueblos y apuntando con sus fusiles hacia los cuarteles donde los oficiales juntaban a la tropa precipitadamente y daban órdenes confusas, ante el alud revolucionario que ya se precipitaba incontenible. Días después ocurrirían los encarnizados combates de Pedernales, Cerro Prieto, Mal Paso, Ciudad Guerrero y Casas Grandes, en los que un ejército pertrechado con magníficas armas y conducido por elegantes generales de aire prusiano, se enfrentó a una legión, cada vez más numerosa, de hombres salidos del pueblo que, al fragor de los combates, aprendieron a vencer y a morir con heroica entereza. (l) Rubio. LAURELES A LA GLORIA DEL MARTER DE LA DEMOCRACIA AQUELES SERDAN w (Fragmento) Hijos de Puebla, de rodillas ofrecedles un homenaje con el más crecido afán, a los obreros y estudiantes que como héroes llenos de gloria sucumbieron con Serdán. ¡Vengan esclavos a pelear su libertad, que aquí en la casa tengo parque y carabinas sublime herencia que a sus hijos dejarán de bienestar, no de baldón ni de ignominia!. Hagan recuerdos del diociocho de noviembre año por gracia de mil novecientos diez cuando con sangre se escribió en páginas breves una epopeya muy gloriosa en honra y prez. Diciendo esto, y haciendo el primer disparo y abrióse el fuego sobre aquel bello edificio tomando luego las alturas los sicarios, para poder bien dominarlos a toditos. Cuando Madero bajó a hacer su propaganda se adhirió en Puebla mucha gente a su favor, los que sinceros exigían en su demanda otro gobierno que no fuera el dictador. I-a primer víctima fue Máximo Serdán, y así siguieron sucumbiendo uno por uno, hasta que el fuego extinguióse, porque a par de los patriotas no quedaba ya ninguno. Varios obreros y estudiantes se afiliaron al candidato con el más crecido afán, y como jefe del Partido designaron al invencible señor Aquiles Serdán. Al penetrar la soldadesca a aquella casa sólo encontraron los despojos inmortales, que sucumbieron en defensa de una causa como esforzados y valientes liberales. Lue Mucio Martínez, cuando tuvo la noticia, hizo sobre ellos una cruel persecución, porque el gobierno clerical y porfirista había triunfado en su burlesca reelección. § ° P^ieron una estrecha vigilancia Y. u n gendarme, cerca ya de la oración, vl ° u n a f l S u r a Y disparole sin tardanza, sm ver q u i e n e r a q u l s o h a c e r l a ejecución. El día dieciocho al nacer el nuevo día, Miguel Cabrera con una orden imperial llegó a la casa de Serdán y le exigía que se le abriera, pues traía orden de catear. Carmen Serdán al oir las amenazas abrió la puerta, mas la entrada le negó, y entonces él, como un esbirro del Tetrarca sin respetar el bello sexo, la golpeó. En ese 'instante salió Aquiles iracundo y al darse cuenta que a su hermana maltrataba le pegó un tiro, y a Fragoso su segundo preso en un cuarto, ordenó que se dejara. > e ! b r a v ° Aquiles que ^ salía escondite buscando una salvación era un a P°, s t o 1 °l u e ™ a s tarde se uniria a su P a r t l d o c o n t r a l a selección. Duerman en paz en sus tumbas silenciosas caros hermanos, estudiantes y obreros, glorificados como Ignacio Zaragoza Y ensalzados por un hijo de Morelos. Carmen Serdán que igual a Leona Vicario te hiciste grande por tu arrojo sin igual, a ti vendrán llenas de lauros y de hinojos las mexicanas vuestro nombre a venerar. Pocos minutos después de aquella escena llegaron tropas federales y gendarmes, para entrar a aquella casa tan famosa donde se hallaba un conjunto de titanes. En un balcón hacia la calle apareció Carmen Serdán portando un rifle con firmeza, la que ante un grupo de curiosos se expreso de esta manera, con un acto de nobleza ,Era Serdán d e su — Marciano Silva. — (1) Armando de Maria y Campos, La Revolución Mexicana a través de los Corridos Populares. Publicación Semanal Ilustrada de la revista.Documenta Americana. Editada por Publex, S. A., Bolívar No. 154, México 8, D. F. Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial, A. C. Director Responsable: Rubén Guerrero Caballero. Director de la Obra: Vicente Casarrubias C. Asesor: Diego Arenas Guzmán. Coordinador: Enrique Rodríguez Zamacois. Redactores: Salvador f e la Cruz, Gabriel Pereyra. Presentación Gráfica y Dibujos: Enrique Velázquez Mora, Jorge Hernández Osorio, Leopoldo ¿abala Sánchez, Heladio Velarde, José Armida Velasco. Fotografías: Fernando Lipkau E., José Luis Monter M., Fotos Casasola, Estudios Abitia. Grabados, caricaturas, testimonios periodísticos: Héctor D. Falcón, Fondo de Cultura Económica, Instituto de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, Hemeroteca Nacional, Taller de Gráfica Popular, A. C. Autorización como Correspondencia de 2a. clase (en trámite). © Copyright by Piccadilly P. & N. S., Montevideo, Rep. 0. del Uruguay, año 1966. © Derechos reservados por Publex, S. A., México, D. F., Estados Unidos Mexicanos, año 1966. Registros en la Dirección General del Derecho de Autor de la Secretaría de Educación Pública de los Estados Unidos Mexicanos (en trámite). Reg. como Correspondencia de 2a. Clase en la Administración de Correos de Guatemala (en trámite). Distribuidores exclusivos: Distribuidora Publex, S. A.,Bolívar No. 154, México 8, D. F. Impresa por Compañía Impresora Simón, S. A., Poniente 150 No. 820. México 14, D. F. Printed in Mexico. Impreso en México. SEPTIEMBRE 21 DE 1966 DISTRIBUIDORES Y AGENTES ARGENTINA: Agente de suscripciones: Publex, S. A., Maipú 43, Buenos Aires. 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RESUMEN DE LO PUBLICADO En el anochecer del domingo 20 de noviembre de 1910, en los pueblos y rancherías del Estado de Chihuahua, se iniciaba la Revolución anunciada por Madero. El hombre que había promovido tal movimiento, comenzó su vida política 8 años atrás, cuando sólo tenía 30 de edad. Combatió la dictadura desde las columnas del "Demócrata" y cuando se celebró la entrevista Díaz -Creelman, se dio a la tarea de estudiar a fondo la situación política de México, movido por el ideal de enderezar la nave del Estado. Impulsado por tan noble propósito escribió un libro: "La Sucesión Presidencial de 1910". Con el volumen bajo el brazo y dispuesto a interesar a los simpatizadores de su causa, Madero marchó a la Ciudad de México. La noche del 22 de mayo de 1909 fundó el Centro Antirreeleccionista, iniciando, inmediatamente, una fructífera gira política. Posteriormente, en la mañana del 15 de abril de 1910, se celebró la convención de los antirreeleccionistas en el Tivoli del Elíseo, en la que fueron electos Francisco I. Madero y el Dr. Francisco Vázquez Gómez candidatos a la Presidencia y Vicepresidencia de la República, respectivamente. No obstante las manifestaciones populares de adhesión a Madero, en las elecciones celebradas el 26 de junio de 1910 se consumó el último gran fraude electoral del porfiriato. Previamente Madero había sido encarcelado en la ciudad de Monterrey y trasladado más tarde a la penitenciaría del Estado de San Luis Potosí. Obtuvo su libertad condicional y el 4 de octubre del propio año escapó de esa ciudad, cruzó la frontera y se instaló en la ciudad de San Antonio, Texas, en Estados Unidos. Desde allí dio a conocer el Plan de San Luis, que conmovió a la opinión pública del país. Las consignas revolucionarias de Francisco I. Madero y las de Ricardo Flores Magón, comenzaron a germinar mucho antes de lo previsto, debido a la reacción espontánea de la gente, golpeada por las violentas represiones del porfirismo contra los que pedían el respeto y el cumplimiento de las leyes. Por eso, de junio a noviembre de 1910, en Valladolid, Yucatán: en Sinaloa, en Tlaxcala, en la propia ciudad de México y en Puebla, estallaron los primeros relámpagos de la tormenta que, con nubarrones cada vez más espesos, iba cubriendo el cielo de México. Particularmente el sangriento episodio de Puebla, en el que perdió la vida Aquiles Serdán, fue un anticipo de grandes acontecimientos, ya que a poco, ocurrirían los encarnizados combates de Pedernales, Cerro Prieto, Mal Paso, Ciudad Guerrero y Casas Grandes, en las que un ejército pertrechado con magníficas armas y conducido por elegantes generales de aire prusiano, se enfrentó a una legión, cada vez más numerosa de hombres salidos del pueblo, que al fragor de los combates, aprendieron a vencer y a morir con heroica entereza. PLAN DE LA OBRA Todas las semanas aparecerá un fascículo de "Crónica Ilustrada Revolución Mexicana", profusamente ilustrado con un extraordinario acervo fotográfico. Cada cuatro números se incluirá la reproducción parcial o total, a todo color, de una obra de arte de la pintura mural mexicana, así como mapas, también a color, de las campañas militares. En las contratapas irán apareciendo corridos, grabados, personajes históricos, así como trajes y armas características de la época. Oportunamente se brindarán al público elegantes tapas-libro para facilitar la conservación de la obra. Con cada tapa-libro se obsequiará un disco de larga duración de canciones revolucionarias. UN PUEBLO EN ARMAS . . _ . , El Prim6r TriUnîO E n la mañana del 20 de noviembre de 1910 circuló por Ciudad Guerrero el rumor de que por las afueras había sido vista una partida de hombres armados, que para unos eran revolucionarios y para otros forajidos (i). La noticia había llegado primeramente al cuartel de la ciudad. Y comentándola, el capitán Salvador Omachea le decía a don Urbano Zea, jefe político de la ciudad: — De aquí, de Ciudad Guerrero, es don Abraham González, el principal agitador de estos rumbos, el que armó a Villa y a Pascual Orozco, y porque es de aquí se nos quiere echar encima primero a nosotros. —Pascual Orozco —comentó don Urbano Zea— ¿ Quién no conoce a ese hombre ? Es el mismo diablo en persona y más que, como dicen, es tan bueno con el revólver, que casi no yerra un tiro. Pascual Orozco al centro, su padre, del mismo nombre, a la izquierda, y Marcelo Caraveo, a la derecha; tres hombres que hicieron historia en la guerra norteña —Pues yo voy a dar órdenes a los muchachos por lo que venga —anunció el capitán, dirigiéndose al encuentro del teniente Miguel Martínez y del subteniente Eduardo Arizmendi, quienes estaban al frente de la guarnición de la ciudad. Poco después empezaron a silbar las balas. La gente de Orozco formaba un contingente numeroso. Habían sido muy pocos al principio, cuando él se alzó en su pueblo, San Isidro, pero luego se le habían sumado nutridos grupos de hombres Que bajaban de los cerros y salían de las rancherías con las manos vacías y Que todo lo que pedían eran armas. Muy ocupado estaba Pascual Orozco en las afueras de Ciudad Guerrero buscando puntos estratégicos para atacar a la guarnición que la defendía, cuando supo que por la vía del ferrocarril se aproximaba un batallón de infantería al mando del capitán Manuel Sánchez Pasos. Saberlo y disponerse a marchar al encuentro del enemigo antes que éste llegara, todo fue u n o p a r a P a s - cual Orozco, que ya, por entonces comenzó a demostrar su habilidad y su instinto para salir de situaciones difíciles, Se hizo acompañar por un grupo de sus guerrilleros, mientras los demás seguían disparando sobre el cuartel que defendían los soldados del capitán Omachea y partió, siguiendo la vía del tren, hasta la estación de Pedernales, donde encontró un convoy militar que mostraba las huellas de haber sido tiroteado en el camino. El capitán Sánchez Pasos y sus soldados habían abandonado los vagonés y estaban parapetados en una bodega desde donde se trabaron, en nutrido tiroteo, con los hombres de Orozco. A poco rato, cayó muerto Sánchez Pasos de un balazo que le disparó Orozco, lo que dio lugar a la desbandada de los federales y a que Orozco recogiera muy buenos pertrechos de guerra, con los que regresó a Ciudad Guerrero. (l) Uno de los nombres despectivos que daban los gobiernistas a los revolucionarios. Fue Pancho Villa Los sucesos ocurridos el día CUNDE LA ALARMA EN EL PAIS 8 de ,,„ . Cuatrocientos a m o t i n a d o s atacaron ayer a Parral y fueron rechazados con pérdidas". "Trece cadaveres de revolucionarios quedaron en el campo Gómez Palacio esta en calma . Sangrientos combates en las inmediaciones de Torreón". Estos títulos llenaban la primera plana del periódico El Diario, el 23 de noviembre. de los periódicos a la expectativa d e |os nuevos brotes r e v 0 lucionarios L a s t r o p a s federales —se dec í a _ e s tán listas para sofocar , o s d ¡ s t u r b ¡ o s q u e han ocurrido y garantizar que en lo futuro no s e a |f e r e e | o r d e n ¿Î^SinTii".^ Testimonio Periodístico. Noviembre 23 de 1910. —¿ Y quién fue el que atacó primera a los pelones (l) que los dejó tan maltrechos ? —preguntaba a sus hombres Pascual Orozco, cuando volvían a seguir peleando en Ciudad Guerrero. —Pues, ¿ quién había de ser...? Pancho Villa —le contestaron. Pancho Villa había bajado de la Sierra Azul con trescientos jinetes perfectamente armados y montados, y después de apoderarse de los pueblos de San Andrés y Santa Isabel, el 21 de noviembre, decidió, con su congènita temeridad, ir a tomar Chihuahua, para lo cual le dijo a sus compañeros: "El enemigo está en la ciudad de Chihuahua, será nuestro deber ir a buscarlo..." Pero en el camino se encontró con un destacamento de 700 federales que le acorralaron en un (1) Nombre despectivo dado por los revolucionarios a los federales. En las afueras de Ciudad Guerrero, junto a las típicas casas de adobe, estos revolucionarios posan para la cámara antes M de iniciar el ataque que los llevó al I-triunfo. lugar montuoso llamado Tecolote. Villa peleó allí con fiereza, y cuando se percató de que eran ya muchas las bajas entre los suyos por la superioridad numérica del enemigo, les hizo descender por la cuesta del cerro oculto a los federales, que siguieron disparando contra los sombreros que, para engañarles, habían dejado los villistas entre las piedras. Ese mismo día Villa inició lo que sería uno de los aspectos más relevantes de sus campañas militares: el ataque a los trenes repletos de bastimentos de guerra y de soldados federales. Sobre ellos caería Pancho Villa como un huracán en infinidad de ocasiones, destrozando todo lo que no pudiera arrebatar al enemigo y marcando su paso en la árida llanura chihuahuense con la humareda de los vagones incendiados, las locomotoras volcadas y los rieles levantados... Eso fue lo que ocurrió en la estación de Pedernales, cuando Villa vio un largo tren cargado de tropas federales. Lo atacó sin pensarlo más, simplemente, porque era un tren militar del gobierno, sin sospechar que llevaba auxilios a la guarnición de Ciudad Guerrero, que en esos momentos atacaba su amigo Pascual Orozco. Ya desde sus primeras acciones y a pesar de la necesaria ferocidad ABRAHAM " E l Norte prodigó a la Revolución hombres de gran talla, que en visperas de 1910 vivían apacible y provinciano anonimato. Los destellos de su futura personalidad merecían atención solamente en las temidas reuniones en que se hablaba de la decadencia porfiriana. Uno de esos críticos era don Abraham González, avecindado largos años en la capital del enorme Estado de Chihuahua. "Atento a todo lo que se traducía en merecido desprestigio del antiguo régimen, a su persona convergían los preparativos de la inminente insurrección y él, a su vez, dispersaba en secreto la consigna revolucionaria de las últimas 24 horas. "Don Cástulo Herrera, don Manuel de la O, don Luis Moya y don Braulio Hernández escuchaban atentos su franca y ronca voz: "La Revolución está cerca", expresaba "Ñor Abraham". Solamente sus amigos sabían que este norteño cuarentón traía fuego y coraje. En la primavera del 10, don Abraham, asombrado y entusiasta estaba en la Convención del Tivoli; captando y recogiendo ideas. La figura de Madero le atraía. Y juró fidelidad a la causa ante el hombre de Coahuila. "Espléndido retrato de don Abraham na hecho el licenciado Isidro Fabela. Leamos: "Don Abraham era un fuerte varón; alto, robusto, un poco abultado el vientre, de ^ P ^ a s bien anchas, morena la tez pero no en demaS1a, GONZALEZ bigote tupido y entrecano que jamás descuidaba, frente espaciosa, nariz recta, boca bien dibujada y labios delgados, de ojos grandes, muy negros, de cejas espesas y mirada vivaz. El conjunto del rostro era interesante: denotaba a la par enérgico carácter y bondad; y en la mirada, siempre alerta, resplandecía una luz brilladora: la inteligencia. Su voz era grata, de tonos menores y modulaciones claras. Su risa pareciera de niflo por lofranca y sonora. Caminaba erguido y reposado, con el paso firme y seguro del hombre de mando", "Este era el don Abraham de 1910, cuando hacía acto de presencia en la formidable Convención del Tivoli del Elíseo. Se dice que él y Aquiles Serdan forjaron la candidatura de Francisco I. Madero a la presidencia de la República. "Natural es que se le vea muy cerca del seflor Madero en su gira de propaganda por Chihuahua. Inclusive, en algunos actos políticos hace uso de la palabra. Sus conceptos, vestidos con la sencillez del hombre de provincia, alarman a la policía, que lo vigilará, desde entonces, muy de cerca. Desde sus arrebatos del Tivoli del Elíseo, su vida peligra a cada momento. "Yo me muero en la raya", solía afirmar para dar testimonio de su inflexible decisión democrática." M o r a | e s J ¡ m é n e 2 > A | b e r t o : Hombres de , , R e v 0 | u c i o n Mex icana (1960). que requerían aquellas dramáticas circunstancias, Pancho Villa se mostraba como quien realmente fue, un hombre inculto, bronco, pero que emulando a los grandes conductores de hombres procede en sus actos tratando de que éstos sean aceptados como justos por los habitantes de los pueblos que va ocupando Por ejemplo tan luego como ocupa el pueblo de San Andrés, manda reunir a las personas mas capacitadas y de entre ellas y con acuerdo nombra la autoridad civil que vigile el orden y seguridad de los habitantes, a nombre de la Revolución. Prohibe el uso de bebidas embriagantes entre h tropa. Se afana en impartir justicia. Y, como es entre la gente humilde donde encuentra sinceridad, es a ésta a la que se ha de sentir siempre obugado. Apenas ha dado tiempo para nombrar la autoridad civil en Santa Isabel, cuando ordena a sus capitànes acuartelar L· tropa, dar pastura a la caballada y descanso a los soldados (i). . Al GritO d e ¡Viva Madero! ! Las armas que Orozco capturó en Pedernales, le sirvieron de mucho T El general Juan J. Navarro, el primer para dominar a la guarnición de P ¡efe m ¡|¡t ar derrotado por los revolucioCiudad Guerrero, donde entró el 30 ' ¡ anarprp anuí Pn ttiiHaH RiiPrrprn nari0S a p a r e de noviembre, después de varios días ; f a q "' .e" UU . da(l b u e / r e r o de lucha sangrienta. Inmediatamenrodeado de IOS OTICiaies de SU tStadO te tomó prisionero al jefe político, Mayor. don Urbano Zea, y a las demás autoridades porfiristas, procediendo a esd i a s e l c a r á c t e r de la Revolución al tablecer allí el primer gobierno mudecir n o e r a un oleaje de ruf¿a, nicipal de la Revolución. Al tiempo, nes y\andidos> sino Un¿ guerra ore ¿ada P 'nte s e acantonó, dispuesto a dominar ie nsa sabe desde allí la entrada de la Sierra % int¡nta obtener (2). d esJe Madre y tener una base para apodeLas hordas saiteadoras> que de. rarse de las vías férreas de la región. cían hs periódicos de Méx¡cl tuvie. „ „ j..J\, „„,„„„„„ „;„„„ „'t: „ r La caída de Ciudad Guerrero fue ° ^Í,lrÍ^°Zn¡^JfÍT, la primera embestida formal de los "» ^J^^Znlf'J^nfhTl £ res eto revolucionarios contra el régimen de P P°r decirl° asi a las balas de Porfirio Díaz. Se produjo en mo~ mentos en que todo el país estaba ^ R ^ d f T R e v o l é T% profundamente sacudido por la ímp ¿g 4 0 (i96i). presión que había provocado el he. . roico episodio que se desarrollara en ^ 1 ¾ ¾ ^ ¾ ¾ Puebla pocos días antes; cuando los mismos altos jefes del Ejército comenzaban a inquietarse a causa de £| y^ jg febrero de 1911 Don Francisco los pronunciamientos cada vez más . M.,a d . r • , . , r-. .. ... graves y frecuentes en toda la Repú'• e ° . C° m0 f*. ^ 1 Ejercito Llber- blica. Era evidente que ya no se trataba de grupos levantiscos y desSSSfSi rerÍextranS PaÏÏ W. Law, precisó con acierto en esos tador,enttó a territorio nacional, y junto a | R¡ 0 Bravo lo esperaban José Gari*>ald¡. Eduardo Hay, Raúl Madero y otros camaradas. ASI NACIÓ UN REBELDE "En el año de 1914, siendo Francisco Villa Jefe de la División del Norte, le dictó parte de sus memorias al señor Manuel Bauche Alcalde, que a la sazón era el director de Vida Nueva, periódico que se publicaba en la ciudad de Chihuahua. "He aquí parte de lo que Villa dictó: "Vivía yo, en 1894, en la hacienda de Gogojito, municipalidad de Canatlán, en el Estado de Durango, y era mediero de los señores López Negrete. Mi hogar, cuya jefatura ejercía desde la muerte de mi padre, estaba formado por mi madre Micaela Arámbula, mis hermanas Martina y Mariana, de doce y quince años, y mis hermanos Antonio e Hipólito. "El día 22 de septiembre de ese año había yo venido a mi casa de la labor, donde estaba quitándole la hierba, y al llegar se me presentó un cuadro que por sí solo me bastó para hacerme comprender el brutal atentado que se pretendía consumaren las personas de mi familia: mi madre abrazada de mi hermana Martina: ella por un lado y don Agustín López Negrete por otro. Frente a ellas se erguía impenoso don Agustín ¡ el amo !, dueño de honras y vidas de nosotros los p ° ,re , „ A c„eita0nJian3reaÍLgU^»aaiPae^ Z suelta, mi madre le decía al amo en aquellos momentos: — Señor, retírese usted de mi casa a m h Ja *Ñ£ «P2 L?*TZ^arSe ' ' • <• i lono ril #•«?• I,\i Vi. I . ~;~,, , rnrr^ ha<=ta la ^ r a n i IZhSJÍE'JL corrí hasta la cercana habitación de m. primo Romualdo Franco; descolgué una pistola que acostumbraba tener coleada de una estaca en la narerl v co gaaa ae una estaca en la parea, y volviéndome apresuradamente, le puse balazos a don Aeustín de los cuales le tocaron tres " A los gritos que daba aquel hombre pidiendo auxilio, cinco mozos armados acudieron apuntándome resueltamente. " — N o maten a ese muchacho—les gritó el amo—, llévenme a mi casa. "Obedecieron los mozos en silencio y tomando al herido en silla de manos le condujeron al carruaje y se lo llevaron rumbo a la casa grande de la hacienda de Santa Isabel de Berros, distante una legua de Gogojito. "Cuando en mi azoramiento me vi libre, sabiendo que aquel hombre iba muy mal herido, sólo pensé en huir; monté mi caballo y , sin más idea que alejarme, me fui a buscar un refugio en la Sierra de La Silla, que está frente a la Hacienda de Gogojito. " M i conciencia me decía que había hecho bien; el amo con cinco hombres armados, con todo el aparato de su poderío, había intentado poner a mi familia, a mi hogar, una contribución forzosa de la honra. "Aquel arrogante don Agustín era un enemigo menos, aunque me persiguieron como tenía que acontecer. "Nada me sorprendió, pues, al día siguiente, cuando al bajar cautelosamente de la sierra, me dirigí a la casa de mi amigo Antonio Lares y le pregunté: .."_¿ Q u é t i e n e d e n u e v 0 ? ¿ Q u é ha pasado^con los tiros quefe"di al señor d o n Agustín ? " - D i c e n que está muy grave, y y a h a n m a n dado de Canatlán hombres p a r a q u e t e persigan. " - D i l e a mi madrecita —agregué y». Pensando en las represalias^ que quedaba expuesta mi familia— que se vava c o nm i s hermana» al rancho Río Grande. nersecuciones contra mí se . L a s persecuciones contra mi se desataron formidab es. En todos os distritos del Estado se me señaló como aistritos ae tstaao se me senaio como criminal peligroso, y a todos ellos llegó I a °rden de que se apoderaran de mí, viv0 ° muerto, " Yo no tenía un instante de reposo. Forzado a emigrar sin descanso, me pasaba las semanas y los meses cruzando de la sierra de La Silla a la de Gamón. Comía lo que buenamente me deparaba la fortuna, y muchas veees mi alimento era sólo carne asada y sin sal, y acabé por quedarme casi sin ropa y sin zapatos, hasta que un día, en mi inexperiencia, me sorprendieron tres hombres armados a quienes no pude resistir, „_ . . . „™,„„„¡..« <*>" }°?a ¿^SùSSS^S^S^l L ° J 'mí « ™ ™ î , l « „ 2 * 2 ? ' S rt.î p ^ L I Z I eí nñl a, tc a? f r ¿ " " át??'l\7¾mándomt c e la l oscure c e r ei oía. "Inmediatamente dieron principio las gestiones de las autoridades para juzgarme. El caso, por lo demás, era senc ¡n 0 , sería irremisiblemente fusilado; ya era la orden que el gobierno de Durango había expedido en mi contra, Sabiendo cuál sería el remate de mi prisión, sólo pensé en fugarme y me decidí a vender cara mi vida y me fugué. «< Yn le manriaha rentavnc a m¡ ma Y e v ¿ X d r e ° a d a * * « aue S ,í¿Z?l,a f * „7¿ m i ^ „ m , y . . i ! " b"at¿ m i llenaba «te angustia v en 5 ¾ ^ ¾ a^pesaf d e V p e T secución que se me hacía, llegué a mi casa. No bien había yo llegado, apenas tuve tiempo de abrazarlas, cuando un amigo me gritó, que ya venían los rurales, di a mi madrecita los centavos que llevaba y me fui nuevamente a la sierra. Cuando el hambre me devoraba, me fui acercando a los ranchos con intenciones de buscarme algo de comer; pero en lu„mida encontré conioue habla gar aePcomiaa encontre con que naDia gente armada que me quena cazar • H H ¡nerata como IODO, nay gente muy ingrata, no saben dar la mano al ca.do1'. Calzadíaz Barrera, Alberto: Hechos Reales de la Revolución (1961). los federales y se convirtieron de pronto en tropas organizadas y temibles (D. Había sido don Abraham González, aquel "Ñor Abraham" de las juntas clandestinas en las oficinas que el Partido Antirreeleccionista tenía en Chihuahua, quien incitó a Villa y principalmente a Orozco, a dar comienzo a la Revolución. Ha llegado el momento de emprender la campaña-les había dicho en Chihuahua, en vísperas del 20 de Noviembre. Espero que sabrán cumplir con su deber hasta morir o hasta triunfar por la noble causa que perseguimos (2). "¡Mueran los Mismos!" Los informes que en aquellos días llegaban al despacho del presidente Porfirio Díaz no podían ser más desalentadores. Las bandas de "latrofacciosos", "forajidos", "salteadores" y "robavacas", como la prensa gobiernista había empezado a calificar a los revolucionarios, se multiplicaban alarmantemente, y lo que más indignación causaba a los funcionarios del Porfiriato era comprobar que el pueblo apoyaba a los alzados, como si por muchos años los hubiera estado esperando. En unas cuantas semanas Abraham González, Francisco Villa, Pascual Orozco, José de la Luz Blanco, Guillermo Baca, Maclovio Herrera, Jesús Agustín Castro, Orestes Pereyra, los Hermanos Arrieta, Tomás Urbina, Benjamín Hill, Gabriel Hernández, Práxedis Guerrero y Luis Moya se vieron seguidos por miles de soldados improvisados, que se prendían en la camisa o en el sombrero el listón rojo y azul, emblema entonces de la Revolución, y que con carabinas viejas, con machetes o con palos, se lanzaban sobre los cuarteles de los federales, sobre los trenes militares y sobre los edificios que albergaban a los caciques y a los jefes políticos, gritando: "¡ Mueran los Mismos !". Los mismos, porque por años y años, el jefe político había sido el mismo; los mismos eran el presidente del ayuntamiento, el (1) P . González, Antonio y Domènech Figueroa, J.: La Revolución y sus Héroes. Citado por Mancisidor, José: Historia de la Revolución Mexicana, pág. 116 (1965) (2) Guzmán, Martín Luis: Memorias de Pancho Villa, citado por Calzadíaz Barrera, Alberto: Hechos Reales de la Revolución. T. I, pág. 40 (1961). Tropas al mando de Francisco Villa, - r aguardan órdenes de su jefe a la e n - É trada de una población del norte de la República, en los primeros días de la Revolución, El indómito Francisco Villa bajó de la sierra de Chihuahua al llamado de Francisco I. Madero, para convertirse quizá en la figura más legendaria de la Revolución Mexicana. m \ llm 7 EL ULTIMO FRAUDE El Diario, del l o . de diciembre de 1910, informó que ese día protestaban ante el Congreso, para un nuevo sexenio, el general Porfirio Díaz como Presidente de la República, y don Ramón Corral como vicepresidente. Aparecen las fotografías de ambos personajes y en medio la del presidente de la Cámara, don Manuel Flores. La ceremonia se celebró a las 10 horas en el Palacio de Minería y posteriormente hubo recepción y felicita- Gobernación05 ^ ^ ° 5 ^ ° ^ * * Para ese día ya todo el norte del país estaba sembrado de revolucionanos que tomaban pueblos y ciudades y destruían las vías de ferrocarril. Los jefes eran Abraham González, Pascual Orozco y Francisco Villa. En San Antonio, Texas, don Francisco I. Madero se disponía a cruzar la frontera para ponerse al frente del movimiento armado. Testimonio Periodístico, Diciembre l o . de 1910. alcaide, el diputado, el gobernador, el presidente de la República (l). José de la Luz Soto esperaba en las riberas del río Bravo; José de la Luz Blanco salió de su pueblo natal, Santo Tomás, con veinte hombres para juntarse con numerosos maderistas que en aquel Estado se hallaban dispuestos a ir a la lucha armada; Guillermo Baca y Maclovio Herrera, al frente de cuarenta hombres y empuñando viejas carabinas asaltaron Parral, aunque no pudieron aprovechar su victoria porque fueron acosados rudamente por los federales que les obligaron a retirarse; el inspector de tranvías Jesús Agustín Castro, Orestes Pereyra, Arturo Barrera, Aurelio Hernández, Gregorio García, Mariano López y Enrique Adame, sencillos trabajadores duranguenses cayeron sobre la ciudad de Gómez Palacio e hicieron huir a los federales, aunque más tarde fueron expulsados por carnitas (2) del jefe político de Torreón, Ismael Zúfiiga; los cinco hermanos Arrieta, Domingo, Eduardo, Mariano, Andrés (1) Valadés, José C : Imaginación y Realidad de Francisco I. Madero. T . I I , pág. 93 (1960). (2) "Carnitas" llamábanse los cuerpos irregulares de la milicia estatal. Sus hombres vestían abigarradamente, poseían mal armamento, estaban miserablemente pagados y eran mal vistos por los soldados de la federación. PERIODISMO CLANDESTINO " A mí me parece que injustamente se acumula el mérito de la Revolución sobre Madero y sus amigos. Los revolucionarios verdaderos fueron los magonistas que no sólo se mantuvieron en posición constante, sino que lograron alzar a toda la frontera encendiéndola en odio contra el tirano Díaz, a quien aquellas gentes creían un verdadero aborto del infierno y hombre más perverso que todos los que habían leído en sus anales de historia y en sus balumbosos sunday papers. " Y para evitar que circulara el periódico Regeneración de los Flores Magón, se recurría al socorr\A~ oieVo,^-. Ao ^ ^ n o r ai no r¡A rrido sistema de detener el penodico en el correo; mas el arbitrio de nada servía. Valiéndose de no sé que medios que siempre son distintos, pero siempre son eficaees, el semanario se infiltraba por todas partes y aparecía de la manera más inopinada. Se ocurría a la introducción en latas que aparentemente tenían conservas, a colocarlo como papel de envoltura, a ponerlo hasta en las valijas diplomáticas. Bastaba que un número llegase a un pueblo para que pasara de mano en mano, se copiara o se refiriera el contenido a cuanto ser anima en cada vario clima. Nada podían contra esa propaganda el periódico ni la propaganda gobiernistas." «.,.., „• * Salado Alvarez, Victoriano: Memorias, „ T i e m p o N u e v o c ¡ t a d o p o r C u e Cá. novas, Agustín: Ricardo Flores Magón, los Estados Unidos y la Baja Canforn¡a (1958). y José, pelearon bravamente en la Mesa de Guadalupe, en el Estado de Durango; Ramón F. Iturbe y Juan Banderas iniciaron la Revolución en Culiacán; Rafael Tapia en Río Blanco, Cándido Aguilar y Rosendo Garnica en Paso del Macho, del Estado de Veracruz; Cesáreo Castro en Cuatro Ciénegas, Coahuila; Ramón Cepeda en San Luis Potosí y Francisco Cos, que se presentó en el pueblo donde nació Madero, Parras de la Fuente, para pedir la plaza a los federales... Estos hombres y otros muchos, cuya memoria venera el pueblo mexicano, formaban un cuadro de improvisados guerrilleros que tenía semejanza a una escena romántica, cuyos personajes parecían ser infantes o jinetes atrevidos y soñadores. ¡ Hermoso día, no obstante su grande responsabilidad patriótica y humana, fue el 20 de noviembre de 1910 ! Siéntese como si en tal fecha hubiese nacido en el mundo mexicano una generación incitada por lo heroico y lo ideal W. Un Ejército de Opereta "El general Díaz restablecerá, con su acostumbrada energía, la calma y el orden", clamaba a grandes titulares la prensa gobiernista al (1) Valadés, José C : Historia de la Revolución Mexicana. T. I, pág. 234 (1960). mismo tiempo que se dedicaba a desprestigiar a los jefes de la Revolución, con el coro que les hacían los grandes figurones del Porfiriato, entre ellos Limantour, que por entonces escribía: Madero es un hombre rico, nieto de un ex-gobernador de Coahuila y ha consagrado toda su fortuna a la propaganda anarquista y socialista en todos los grandes centros industriales de México, lo que explica la agitación de Puebla... (l). Cuando llegó al Castillo de Chapultepec la noticia de que había caído Ciudad Guerrero y de que los revolucionarios amenazaban Chihuahua y se estaban apoderando de las poblaciones próximas a la línea del ferrocarril, Porfirio Díaz se preocupó de la situación personalmente. Llamó a su hijo, el teniente coronel Porfirio Díaz, y al jefe de su Estado Mayor el general Samuel García Cuéllar, reuniéndose con ellos en un despacho donde se veía un gran mapa de México tendido sobre una mesa. Allí Porfirio Díaz, con el índice nudoso y velludo, fue señalando las zonas de movilización militar y las diferentes direcciones que debían seguir las tropas para sofocar la rebelión. Aquel brillante Ejército Federal, que tanta impresión había causado en quienes lo vieron desfilar marcialmente durante las ostentosas paradas de las fiestas del Centenario, se mostró entonces como lo que realmente era: Un ejército comandado por generales y oficiales cuya vanidad militar corría parejas con su ¡CONTRAATACA EL EJERCITO! Los voceadores del periódico El Diario, salieron la mañana del 10 de diciembre anunciando que Ciudad Guerrero sería atacada y recobrada por los federales. Hacía apenas 10 días que los revolucionarios habían tomado esa población y a la fecha continuaban en ella. La confianza que trataba de aparentar el ejecutivo era tal, que en la primera plana de El Diario, se publicaba un mapa del Estado de Chihuahua en el que se marcaban los puntos donde se había luchado, los que estaban en poder de los sediciosos y los lugares donde se encontraban las tropas federales. La información terminaba comunicando a los lectores que las tropas del general Navarro se dirigían a Ciudad Guerrero "actualmente en poder de los revoltosos" para batirlas. Testimonio Periodístico. Diciembre 10 de 1910. desprecio por la tropa y q u i e n e s , por lo d e m á s , n o p o d í a n dar u n a o r d e n si n o c o n s u l t a b a n con el centro (2), no»o „ „ « f„™.„ „ „ „ „ k „ J n ~ ~ . l~„ « „ para que fuera aprobada por los ancíanos decrépitos del gabinete presidencial. Un ejército Cuyos s o l d a d o s eran mexicanos de los más humildes y vejados, puesto que habían sido (1) Ramírez Planearte, Francisco: ¿ a Revolución Mexicana, Interpretación Independiente Citado por Manasidor, José: Historia de la Revolución Mexicana> pág. i n (1965). (2) El Gobierno Federal con sede en la ciudad de México, —. Parapetándose en los accidentes del terreno, los combatientes de la Revolución hacían nutrido fuego sobre los cuarteles de los soldados federales. reclutados en las odiosas levas y que, por lo mismo, nunca aprendieron el amor a las instituciones, sino sólo a cumplir con un deber que jamás se traducía en el disfrute de algún derecho. Entonces se vio con escándalo lo que el público ignoraba: que muchos batallones estaban sin tropa; que los regimientos se hallaban incompletos, que no había suficiente vestuario, que la tropa desconocía el manejo de sus propias armas, que faltaban transportes y ambulancias. No teníamos un estado mayor que coordinara las operaciones y evitara que la campaña se hiciese en el más lamentable desorden (1). Sin embargo, sería erróneo suponer que sólo a estas deficiencias se debió la derrota del Porfiriato y la victoria revolucionaria, puesto que sin subestimarlas, por lo que históricamente contribuyeron a la solución del conflicto armado, debe subrayarse que si la revolución alcanzó la victoria*se de(1) Calero, Manuel: Un Decenio de Política Mexicana. Citado por Mancisidor, José: Historia de la Revolución Mexicana, pág. 113 (1965). ¿ ///// \ m Al lado de los bravos guerrilleros revolucionarios, las mujeres del pueblo se convirtieron en "soldaderas" y "adelitas" y siguieron a sus "Juanes" con vistosos atuendos. Guardias rurales lanzadas por el gobierno del general Díaz para combatir a los revolucionarios, en los Estados del Centro y del Sur de la República Mexicana. "Santa Ana Rodríguez "Santanón" que enarboló la bandera del Partido Liberal de los Flores Magón, estuvo sublevado en Veracruz, tomando la hacienda de San Marcos el 6 de junio de 1910. El primero de julio entró a San Andrés Tuxtla. El 19 de julio se acercó a Cayuca, Ver., lugar en que se le reunieron Cándido Donato Padua y otros más, internándose en la sierra para seguir la lucha. "El poeta y diputado Salvador Díaz Mirón se lanzó en persecución de "Santanón" llegando has- EL POETA DISTRAÍDO ta Tlacotalpan, Ver., en donde refieren algunos escritores que el bardo jarocho, al estar descansando un día bajo un árbol, después de andar cazando venados, se le acercó un individuo de talla alta a pedirle la "lumbre" para encender un puro; le ofreció luego al vate uno que éste aceptó dando las gracias al recién llegado por la exquisitez del veguero; el sujeto se retiró en seguida de haberle hecho el obsequio al poeta. Uno de los hombres de Díaz Mirón, que había visto la escena desde una barda de piedra, y que no se atrevió ni a moverse, se acercó a Díaz Mirón y le preguntó: "¿Ya se fué?". —"¿Quién? —contestó Díaz Mirón—.si no ha salido nada'.' — " N o digo del venado ni de los perros, sino de ese nombre que estaba aquí". —Pero, ¿quién es ese tal por cual?", —preguntó el vate—. "Pues el mismo Santanón". "Santanón" había sido nombrado comandante militar de la zona del Istmo por los hermanos Flores Magón cuando éstos se dispusieron a realizar un nuevo levantamiento en la República Mexicana. "El bravo guerrillero jarocho, después de resistir a los soldados del 24 Batallón que mandaba el general Manuel Jasso, en un duro combate a las orillas del río Huasuntán, cantón de Acayucan, Ver. en el que tuvo a raya con sus pocos nombres a los federales, fué al fin derrotado y muerto por el cabo de rurales Francisco Cárdenas, el día 17 de octubre de 1910." Casasoia, Gustavo: Historia Gráfica de la Revolución Mexicana (1964). PUNTOS DEL l o . Se declaran nulas las elecciónes para Presidente y Vicepresidente de la República, magistrados a la Suprema Corte de la Nación y diputados y senadores, celebradas en junio y julio del corriente año. 2o. Se desconoce al actual Gobierno del general Díaz, asi como a todas las autoridades cuyo poder debe dimanar del voto popular, porque además de no haber sido electas por el pueblo, han perdido los pocos títulos que podían tener de legalidad, cometiendo y apoyando, con los elementos que el pueblo puso a su disposición para la defensa de sus intereses, el fraude electoral más escandaloso que registra la historia de México. . 3o. ...Abusando de la ley de terrenos baldios, numerosos pequeños propietarios, en su mayoría indígenas, han sido despojados de sus terrenos, por acuerdo de la Secretaría de Fomento, o por fallos de los tribunales de la República. Siendo de toda justicia restituir a sus antiguos poseedores los terrenos de que se les despojó de un modo tan arbitrario, se declaran sujetas a revisión tales disposiciones y fallos y se les exigirá a los que los adquirieron de un modo tan inmoral, o a sus herederos, que los restituyan T El general Pascual Orozco en los días É HP sus nrimpra* armas rnanrln <¡P r-nn ías ae sus primeras armas, cuanao se conVirtió en paladín de las proclamas reVOlucionanas de Francisco I. Madero. PLAN DE SAN LUIS a sus primitivos propietarios, a quienes pagarán también una indemnización por los perjuicios sufridos. Sólo en caso de que esos terrenos hayan pasado a tercera persona antes de la promulgación de este Plan, los antiguos propietarios recibirán indemnización de aquellos en cuyo beneficio se verificó el despojo. 4 0 . Además de la Constitución y i e y e s vigentes, se declara Ley Suprema ¿e ¡a República el principio de No Reelección del Presidente y Vicepresidente de la República, de los gobernadores de los Estados y de los presidentes municipales, mientras se hagan ) a s r e f o r mas constitucionales respectivas. _ , 5 ° Asumo el carácter de PresidenJ» provisional de ios Estados Unidos Mexicanos con las facultades necesarias P ar f nacer la guerra al Gobierno usurpador del general Díaz. Tan pronto como la capital de la República y más de la mitad de los Estados de la Federación estén en poder de las fuerzas del Pueblo, el Presidente provisional convocará a elecciones generales extraordinarias para un mes después y entregará el poder al Presidente que resulte electo, tan luego bió, sobre todo, a la energía del pueblo mexicano para enfrentarse con el ejército federal y ala gran presión que las masas populares ejercieron sobre el presidente Díaz hasta obligario a abandonar el poder (l). La primera operación militar que se imponía al gobierno era recuperar Ciudad Guerrero. Estuvo a cargo del general porfirista Juan Navarro, quien salió de la ciudad de Chihuahua el 10 de diciembre de 1910 al frente del 20 Batallón de Infantería. Hizo la marcha con sumas precauciones, a lo largo de la vía del ferrocarril, hasta un lugar llamado Cerro Prieto, donde fue recibido por nutridas descargas de fusilería. Eran los hombres de Pascual Orozco, de Francisco Villa y de José de la Luz Blanco los que desde las lomas disparaban contra los federales; sólo que éstos, más numerosos y mejor pertrechados, lograron imponerse, y al cabo de seis horas de intenso tiroteo por ambas partes, los revolucionarios fueron rechazados y se retiraron » n o s i n haber causado fuertes pérdidas a los gobiernistas villa y Orozco se retiraron a la sierra mientras que el general Nava- POTOS/ como sea conocido el resultado de la elección. 6o. El Presidente provisional, antes de entregar el poder, dará cuenta al Congreso de la Unión del uso que haya hecho de las facultades que le confiere el presente Plan, 7o. El día 20 de noviembre, desde las seis de la tarde en adelante, todos 'os ciudadanos de la República tomarán las armas para arrojar del poder a las autoridades que actualmente gobiernan. Los pueblos que estén retirados de las vías de comunicación lo harán desde la víspera, 8o. Cuando las autoridades presenten resistencia armada, se les obligará por la fuerza de las armas a respetar la voluntad popular. . . g 0 Las autoridades que opongan resistencia a la realización de este Plan serán reducidas a prisión para que se | e s j u z g u e por los tribunales de la República cuando la Revolución haya terminado . . . Francisco I. Madero San Luis Potosí, octubre 5 de 1910 Tomado de Romero Flores, Jesús: Anales Históricos de la Revolución Mexícana (1960). rro se instalaba en el pueblo de Pedernales, donde lo primero que hizo fue mandar fusilar a treinta ciudadanos, porque los juzgó sospechosos de ser maderistas. Esa acción determinó que poco después, en represalia, el jefe maderista de Ciudad Guerrero, don Abraham Oros, ordenara el fusilamiento del jefe político de dicha ciudad, don Urbano Zea, y de otros vecinos de reconocida filiación porfirista. Aquello fue como un preludio sangriento de lo que iba a ocurrir en el Cañón de Mal Paso, —_____^_____^____________ p _ ~A n p c f l l j l H p t ' n CM Cl L I C J I I I Q U C I U p o r el fondo del desfiladero de Mal Paso se mueven lentamente dos trenes militares. Van repletos de bastimentos bélicos, y los soldados que los ocupan lanzan miradas de desconfianza hacia las empinadas rocas que coronan las alturas, porque entre los reflejos del sol asoman bultos que parecen hombres. Al frente del convoy va el coronel Mar(i) Mancisidor, José: Historia de la Revolución Mexicana, pág. 114 (1965). SE/S DÍAS ANTES "Aunque la fecha señalada para iniciar el levantamiento era el 20 de noviembre en la tarde, la acción de las autoridades obligó a los antirreeleccionistas a precipitar los acontecimientos. En el pueblo de Cuchillo Parado, municipio de Coyame, Toribio Ortega, presidente del Club Antirreeleccionista, se anticipó seis dias a la fecha señalada para el levantamiento en virtud de haber recibido aviso de que el presidente seccional, Ezequiel Montes, trataba de aprehenderlo en unión de algunos de sus correligionarios. Frente a esta amenaza, procedió a reunir a sus adictos, acordaron desconocer al gobierno federal y, en número de sesenta, se lanzaron a la revolución en la mañana del día 14 de noviembre y se dirigieron a la sierra del Pegüis, con el propósito de completar sus preparativos. Mientras tanto Montes, presa del pánico, se dio a la fuga. "Los hombres que siguieron a Ortega en aquella aventura fueron los siguientes: Porfirio Órnelas que figuró como segundo jefe, Silvestre y Marcelino Juárez, Anastasio Leyya, Epifanio Villanueva, Manuel Benavides, Celso Rayos, José Jiménez, Ponciano Torres, Crispin Juárez, Marcelo Navarrete, Calixto Flores, Santacruz Sánchez, Jesús Rodríguez, Secundino Quiñones, Felipe Quiñones, Cruz Navarrete, Florencio Villanueva, Florencio Olivas, Macario Mendoza, Martín Olivas, Isabel Jiménez, Néstor Herrera, Susano Mendoza, José Morales, Ireneo y Rosalío Levario, Tomás Zubiate y Urbano Melitón y Cayetano Gabaldón. Días después este grupo se unió a la fuerza revolucionaria que levantaron don Abraham González y el Gral. José Perfecto Lomelín y operaron en la región de Ojinaga hasta el triunfo de la Revolución!' Almada R., Francisco: La Revolución en el Estado de Chihuahua (1964). tín Luis Guzmán, que ha sido enviado por la Secretaría de Guerra para auxiliar al general Juan Navarro que pretende recuperar la plaza de Ciudad Guerrero. Navarro está allí cerca, en el pueblo de Pedernales, esperando los refuerzos del coronel Guzmán. Pero esos refuerzos, antes de llegar a Pedernales, tienen que atravesar el desfiladero y Navarro sospecha que allí pueden ocultarse los ' forajidos" de Villa, de Orozco y de José de la Luz Blanco. Por esa razón decide Armados hasta los dientes, y en varonil reto, estos revolucionarios norteños empuñan el lábaro tricolor y rodean a su jefe, el general Antonio Nieto Macias. ///// ) enviar una columna de 600 hombres de infantería y caballería, al mando del coronel Fernando Trucy Aubert, para que desalojen a los revolucionarios que pueda haber en Mal Paso. Y la columna encuentra, efectivamente, a los revolucionarios, pero después de unas horas de combate, se ve obligada a retirarse en desorden. Entre tanto, el tren militar del coronel Guzmán sigue avanzando por la entrada opuesta al desfiladero. A la una y media de la tarde de ese domingo 18 de diciembre, los revo- lucionarios, apostados en lugares estratégicos, ven al primero de los dos trenes militares que avanzan casi a paso de hombre. Dos destacamentos de caballería, uno a cada lado, marchan al frente como medida de precaución que había adoptado el coronel Guzmán, más preocupado, por momentos, a causa de la tranquilidad ominosa del paraje... De esa manera, como nada se oponía al avance, los dos trenes militares fueron internándose más y más en el desfiladero, hasta quedar La descubierta de una columna de caballería del ejército del gobierno, hace un alto en el camino a la sierra de Puebla, adonde se dirige a perseguir a los revolucionarios maderistas. prácticamente metidos en una ratonera. Fue entonces cuando los revolucionarios apostados en las alturas abrieron un denso y certero fuego de fusilería, sin que los federales pudieran hacer mucho para defenderse. En realidad, sólo pensaron en huir, llevándose a sus heridos, pero abandonando toda la impedimenta militar que, poco después, caía en poder de los revolucionarios. Al día siguiente moría en Chihuahua el coronel Martín Luis Guzmán a causa de las heridas que había recibido, mientras el general Navarro quedaba embotellado en Pedernales. Sólo después de unos días pudo rehacer sus fuerzas y dirigirse a Ciudad Guerrero, adonde llegó 48 horas después de que abandonaran la ciudad las tropas de Villa y Orozco. Entraban y Salían Aquel tomar un pueblo y luego abandonarlo, aquel caer de improviso sobre los trenes militares, saquearlos y descarrilarlos y luego escapar; aquel sorprender al enemigo donde menos se lo esperaba —al subir o bajar una serranía, al cruzar un desfiladero, en pleno desierto o al pernoctar en una ranchería—, fue lo que dio los más espectaculares triunfos a los revolucionarios de Chihuahua, antes que se organizaran debidamente como un ejército formal. Se había iniciado así la guerra de guerrillas, que tanto desmoralizó al ejército porfirista y tanta fama dio a los que la dirigían: Pascual Orozco, Francisco Villa, José de la Luz Blanco, Abraham González, Guillermo Baca y José de la Luz Soto, particularmente al primero, que se había lanzado con ímpetu incontenible a la más enconada lucha, como si previera su futuro incierto y desconcertante. Pascual Orozco era un hombre rudo, sagaz y desconfiado, a quien no se le aflojaba el corazón si, para El ingeniero Manuel Bonilla, jefe del movimiento armado en contra del gobierno, en el Estado de Sinaloa, y el general Juan Banderas, "El Agachado". LA NOTICIA CONTEMPORÁNEA —•—""-———————^^—IflPflN ÇF flWFYfl PORFÛ j n r u i l OL H l l L A H v,ur\r_n El 29 de agosto de 1910 es solemnemente promulgada en Tokio, en forma de tratado, la anexión del reino de Corea al imperio japonés. El emperador coreano, trigésimo primer monarca de su dinastía, recibe el título honorífico de rey y una pensión. Así desaparece el último vestigio de independencia de una nación milenaria. La historia de la definitiva absorción del pequeño reino se inició en 1894, cuando 12.000 soldados japoneses ocuparon la capital y varios puertos. China, que hasta entonces lo había protegido, se mantuvo neutral. A raíz de un atentado fraguado por los nipones contra la familia real (1895), el monarca se refugió en la embajada rusa donde permaneció dos años; cuando al fin pudo recuperar el mando, la influencia moscovita sustituyó a la japonesa. Este status se desplomó sin embargo, al sobrevenir la guerra ruso-japonesa (1904-5) y salir triunfante el Japón. La resistencia popular fue aplastada y años después (1910) el país entraba a formar parte del Imperio del Sol Naciente. Corea, como cabeza de playa en el continente, permitiría la ulterior expansión nipona. CIENCIA médico ruso Juan Petrovich Pav' 0 v, que había alcanzado el Premio Mobel (fisiología y medicina) en 1904, efectúa investigaciones sobre los reflejos condicionados. Comentando la obra que sobre el tema habría de publicar tiempo después, uno de sus contemporáneos escribió: "Todo un panorama pavorosamente asombroso para el profano, de sublime, maravilioso interés para el facultativo, y del que sólo podríamos reproducir una idea con la imagen de una inmensa red de hilos metálicos". •»•»#»«• • •»••»•••«> • « • SE PROCLAMA LA REPÚBLICA _ . . nr»DTIlPfll EN r U K I U u A L Cuando el l o . de febrero de 1908 un grupo de terroristas asesina al rey y al príncipe heredero en Terreiro de Pazo, la dinastía de Braganza, que ocupa el trono portugués desde 1640, comienza a hundirse. Sube al trono Manuel II, hijo menor del monarca. Joven, inexperto, y sin la menor vocación para la peligrosísima tarea que el destino le imponía, trata de convertirse, sin conseguirlo, en árbítro de la tenaz pugna entre monárquicos y republicanos. Las indecisiones y balbuceos del gobierno real provocan en los años siguientes un notable incremento de las sociedades secretas, especialmente de la Carbonaria, donde afluyen elementos masónicos y todos los intelectuales que sin filiación definida aspiran a restaurar la República. Sus miembros, a mediados de 1910, se cuentan ya por millares y controlan prácticamente las fuerzas armadas. El alzamiento no necesita, en consecuencía, más que un pretexto. Y éste surge al quedar al descubierto graves irregularidades en la hacienda pública, La situación empeora a tal grado que e l rey disuelve el Parlamento y convoCa a elecciones... que ganan los republícanos, El movimiento, ahora ya inevitable, estalla en la madrugada del 4 de octubre (1910) y tras un breve combate alrededor del Palacio Real, el monarca huye y se proclama la República. ».*»•• unim DUELO M U N D I A L El 10 de noviembre (1910), fallece en Astapovo (Rusia) uno de los más grandes genios de la literatura de todos los tiempos: León Tolstoi. Entre su amplia producción ^mencionaremos "La guerra y la paz", "Ana Karenina", "Los cosacos" y "Resurrección". Místico, internacionalista y acendrado pacifista, con él desaparece una de las más brillantes personalidades de su tiempo. vencer al enemigo, debía recurrir a los medios de combate más brutales que pudiera imaginar. Era él quien había inventado las maquinas locas que los revolucionarios enviaban, a gran velocidad y sin tripulación, contra los convoyes militares del gobierno, provocando choques que los descarrilaban. Era i.él quien había • c J . J a sus u J. le i sentido Í-J infundido hombres tal de coraje, que nunca faltaba Aino que, en medio del combate, se desprendiera filas a toda carrera , de las para atrapar con su -, lazo una ametralladora del enemigo y regresar con ella en medio de la polvareda de las aufùJ if h S l s o S o " ^ quienes la habían disparado unos momentos antes... El sarcasmo era otra de las caractensticas de Pascual Orozco, por lo que le gustaba también ser retador y enfrentarse al enemigo con la provocación y el desprecio En una ocasión envío al presidente Díaz unos prisioneros federales con este recado: Ahí le envío unas hojas para sus tamales (1) — — • — — — — i — — • — ^ — Estado Mayor estudiaron largamente la situación que se les planteaba desde el 20 de noviembre en el norte del país, donde los revoluciónanos habían descendido de las montañas y los pueblos para atacar las ciudades y apoderarse de las vías ferrovianas. Luego de muchas cavílaciones, resolvió intensificar la - se -í-j. i • campana militar para exterminar a los alzados, encomendándoles la tarea de dirigirla a los generales Juan Hernández, Navarro, _ Juan i /iGarcia » <"i .«iGonzalo T Luque, oSamuel Cuéllar y a los coroneles Manuel Gorullo, Antomo Rabago y Trucy Aubert. E1 , « * * Î T S*"™* l' " coronel Trucy Aubert ya se habían batido con los revoluciónanos, sin mucha fortuna y también se amentaba ya la perdida de vanos jefes y oficiales, entre ellos el coronel Martin Luis Guzman Pero la orden de Porfino Díaz era terminante: acabar con la rebelión antes que se extendiera a todo el país y antes, también, que México siguiera desprestigiando* en el extranjero y creando proble- 'T* Con una abigarrada indumentaria, pero | | todos armados por lo menos COn viejas ¡ , , b ¡ rf fi v t ' ... . . ""«'F" raron por millares 3 IOS primeros ITIOVImientOS revolucionarios. b ¡ ^ de p rfM Díaz Washi . informaba aue L·s troDas mexi„„„'„.. *„,.„,„., ?,_ • „„ cordon j¿l. canas ¿¿ forman un ,inmenso . Bravo „erfecta gobre y e„ armonía con las trorms americanas visilan estrictamente Dor la neu*,„UJ„J J„ ;„ *,„„*„,.„ ¡o\ ¿ traUdaa ae La ',frontera. „ pnprflvi > Ah p<í a a r m i P i GaiâTÔSEr y Œ L^que Quienes al frente de vario* batallo S W A £ £ £ cXuer^de artillería, se acercaban cautelosament en j c o n voyes militares, r l a s v í a s | e f e r r o c a r r i i q u e C ong u c e n a l n o r t e d e l a R e pPú b h c a , para '/tan t a r a u x i H o a l a s tro desafortunadamente habían intentad o s o f o c a r l a iehe]ión d e l 20 de noviembre : (1) Tamal: masa de maíz, preparada ^ ¾ t K ^ y m a s al G o b i e r n o d e W a s h i n g t o n , q u e envuelta, generalmente, en hojas de f^onoraloc W fnfnriísloc ya maíz o de plátano. VaCI ICI d i c ; » y m o v i l i z a r fuerzas frontera - n ' i ti T% i x j i WUIUIICICO j i T> yii. Delante del mapa de la Repubhca, el general Porfirio Díaz y su estudiaba la conveniencia de a lo largo d e la i-. • Eran los días en que Francisco León de la Barra, embajador del go- (2) Ramírez Planearte, Francisco: ^a Rev°luci°n Mexicana. Interpretación Independiente. Citado por Mancisidor, José: Historia de la flevolución Mexicana, pág. 111 (1965). No podía ser más deprimente el espectáculo que se ofrecía a los jefes y soldados del gobierno a medida que se internaban en las calcinantes llanuras norteñas. En las estaciones de ferrocarril había desaparecido la animación y el bullicio propios de los días de paz, cuando los trenes llevaban pasajeros alegres y gastadores y, sólo a lo lejos, detrás de los jacales (1), se veían rostros huidizos y desconfiados, que se ocultaban, dejando ver en las paredes letreros pintarrajeados que decían: "¡ Viva Madero!", "¡Viva Villa!", "¡Mue- irían sucesos de extrema gravedad, que mostraron al régimen porfirista cómo ni la cárcel ni el vilipendio pudieron hacer mella en el ánimo de Ricardo Flores Magón, quien con sus hermanos Enrique y Jesús (3) y sus amigos Antonio I. Villarreal, Librado Rivera, Juan Sarabia y Práxedis Guerrero, desde el año de 1900 y agrupados en la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, venían luchando con la pluma y las armas por un principio: El Partido Liberal es un movimiento de la clase trabajadora. Si triunfa, procederá inmediatamente a devolver las tierras robadas del pueblo a sus legítimos poseedores (4). El empeño en lograr que el pueblo mexicano recuperara las tierras de que le habían privado los latifundistas, llevó a los Flores Magón y a sus correligionarios a encabezar los alzamientos de Palomas, Las Vacas, Viesca y Acayucan, mucho antes de que don Francisco I. Madero lanzara O) Choza de adobe con techo de paja. " P a r a mi contento, a fines de ese año recobraron Ricardo y Jesús la libertad. Cuando los aprehendieron no , . i e s d l Jeron por qué y cuando los r a el M a l G o b i e r n o !"• P e r o el p a n o r a m a se h a c í a m á s s o m b r í o t o d a v í a c u a n d o el l e n t o y Chirriante t r e n militar se i n t e r n a b a de la ( 2 ) Valadés José C- Historia Revolución Mexicana'. T. I , pág. 238 en la desértica explanada donde los (1963). t e m e r o s o s OJOS d e l o s f e d e r a l e s COnt e m p l a b a n , c o n e s p a n t o , los r a c i m o s q u e f o r m a b a n los a h o r c a d o s unifor2,- J „ „ „ „ „n„ _ i u J madOS c o m o ellos, q u e c o l g a b a n d e los p o s t e s d e l t e l é g r a f o c u y o s h i l o s h a b í a n s i d o c o r t a d o s p o r los g u e r r i Ueros T>' ii- u U Í J T» u P o r allí h a b í a n p a s a d o P a n c h o Villa y P a s c u a l OrozcO m o n t a n d o magníficos potros V seguidos de todo ui T ¡.i • u n p u e b l o . Los pueblerinos que ven en el régimen porfirista un nido del caciquismo despótico, de los hom- bres perpetuados en el poder, de los jefes políticos que disponen todos los negocios públicos sin la consulta popular, de los privilegios bancarios, mineros y mercantiles; esos pueblerinos que observan todo silenciosamente y que han esperado, con paciencia sin igual, la llegada del día conveniente para exterminar todos los males de que padecen, miran al maderismo como la tabla salvadora de todos sus infortunios, y creen que ha llegado la hora de los muchos remedios que el vulgo encuentra siempre a la mano para alcanzar la dicha que justamente merece el pueblo (2). Encarcelados y Vilipendiados Cuando los generales y los coroneles porfiristas marchaban al frente de miles de soldados rumbo a Chihuahua, en Baja California ocu- Don Abraham González, una de las más destacadas figuras de la Revolución Mexicana, que en la lucha armada y en la administración pública se mantuvo siempre leal y digno. B-) (3) Jesús, hermano de Ricardo FioMagón, lo había acompañado en luchas contra la dictadura porf i r i a n a h a s t a f i n es de 1901, fecha en que se retiró de la oposición. Enrique, el otro hermano que sí estuvo con Ricardo hasta los días de I a m u e r t e de éste, relató a Samuel Kaplan en Combatimos la Tiranía: "Con la ayuda de nuestro fiel camarada, Eugenio Arnoux, seguí pubhcando Regeneración hasta que la vengativa m i n o de Porfirio Díaz la suprimió. El último número apareció el 7 de octubre de 1901. res sus S Î ^ N ^ T ^ r ^ T S ^ dos rostros y enflaquecidos cuerpos daban una idea de lo que habían sufrido. Sin embargo, fueron más afortunados que otros miles. Salieron de Belén por su propio pie. "Fue entonces cuando declaró Jesus que no creía poder continuar en la lucha. E n vista de las torturas que había sufrido, era de comprender su posición. Además, quería casarse con Clara Hong, su novia desde hacía once años. Ricardo y yo le deseamos suerte... (4) Flores Magón, Ricardo: Regeneración, 17 de diciembre de 1910. UN PACTO El general Ramón Iturbe, nuestro testigo viviente, luchó al lado de Madero y de Carranza. Fue brigadier del Ejército Libertador y general de brigada del Ejército Constitucionalista. Tomó heroicamente el puerto de Topolobampo, en 1913, lo cual le valió que el pueblo bautizara como Cerro Iturbe el lugar donde se desarrollaron los combates más ¡mportantes. Estuvo en las primeras insurrecciones en el norte, las cuales rememora en esta entrevista. Respondiendo a nuestras preguntas de cómo se inició la revolución de 1910, nos dice: Fui de los primeros que se levantaron en Sinaloa y Durango. El pueblo tenía hambre y sed de justicia y quería terminar con su miseria a través de las reformas que proponía Madero. Además, deseaba un cambio de gobierno que acabara con la dictadura de Porfirio Díaz, causa de nuestra situación. En esos tiempos un peón del campo recibía, para toda su familia, un almud de maiz (unos diez kilogramos) y un cuarterón de " f r i j o l " (unos cuatro kilogramos para la semana. Su sueldo era de tres reales diarios (37 centavos), trabajando de sol a sol, en Sinaloa, y en Jalisco 18 centavos. Había días en que sólo comíamos tortillas con agua de " c h i l e " y cebollas. La pobreza era espantosa. Fue el motor de la revolución. Los peones eran tratados como animales por los ricos hacendados. — E l veinte de noviembre de 1910 debíamos dar el golpe en Culíacán, el que habla, junto con Juan Banderas, de Sinaloa; y Agustín Beltrán y Conrado Antuna, de Durango. El golpe fracasó a causa de una denuncia. su Plan de San Luis. Aquellos alzamientos prologaron también la discutida aventura en que se embarcarón los magonistas (i) a principios de 1911, al pretender apoderarse déla península de la Baja California para utilizarla, en razón de su posición geográfica que la aislaba del territorio nacional, como un baluarte desde el cual esperaban derrocar al gobierno de Porfirio Díaz y poner en práctica el programa del Partido Liberal Mexicano. Una vez que cayese en manos de los liberales la Baja California pensaban usarla como un gran campo de reclutamiento para refugiados mexicanos, y emplear el dinero del territorio para comprar fusiles y munición que poder enviar a puntos del interior donde son la única cosa que se necesita para llevar a cabo el deTrocamiento del régimen de Díaz (2). A la ejecución de estos planes se había anticipado Práxedis Guerrero, uno de los más resueltos magonistas, magnífico escritor también, quien la i J i nn j j . • i_ j ,«.„ noche del 30 de diciembre de 1910 atacó, con quince hombres,el pueblo CON EL DIABLO —Teníamos que reunimos en mi casa. El plan era que yo tomara la penitenciaría, echando afuera a los presos, para lo cual estaban comprometidos los celadores y la guardia. Los otros deberían capturar al gobernador del Estado, de apellido Redo, durante un baile. En mi casa escondíamos las armas. — A las once de la noche que yo llegué, noté que salía luz por la única puerta que daba a la calle. La casa debería estar cerrada y mi obligación era dar una contraseña. Cuando entré no había nadie, ni mis amigos ni el parque. Los habían aprehendido. De pronto se aparecieron en la puerta cuatro policías. Yo les apunté con la pistola y ellos se barrieron hacia afuera y escaparon. Cerré la puerta inmediatamente y le puse una tranca. Estaba rodeado. Había una salida por detrás, pero también estaba cubierta. Sin embargo escapé. Y de allí salió la leyenda de que yo tenia pacto con el diablo. Lo que pasó fue lo siguiente: había luna llena y se proyectaban las sombras muy oscuras. En el lado de atrás había una cocina, a cuya sombra brinqué. Los policías estaban pendientes de que yo saliera a la calle y yo decidi irme por el lado donde se formaba aquella sombra. Escapé protegido por la mancha negra, saltando bardas. Cuando ellos entraron a mi casa, yo ya no estaba. Me habia esfumado, misteriosamente, según ellos. — U n a vez lejos de mi casa, hui por el monte hacia Alcoyonque, donde tenía un compadre. Me perseguían por toda la zona y cuando llegué a Alcoyonque, ya me buscaban policías disfrazados. Mi compadre me escondio en el monte y desde el pueblo de Janos, en la región fronteriza de Chihuahua, pero en la contienda fue muerto por los federales. El 29 de enero de 1911, un mes después de la desventurada empresa de Práxedis Guerrero, diecisiete magonistas al mando de José María Leyva atacaron y ocuparon Mexicali y en unas cuantas semanas fueron apoderándose de otras ciudades importantes de Baja California, como Tecate, El Álamo y Tijuana y a punto estuvieron también de tomar Ensenada. Pero las constantes batidas de que los hizo objeto el coronel Celso Vega, gobernador de la península y, sobre todo, el que tanto el gobierno porfirista como la prensa subvencionada hubiesen desvirtuado aquel movimiento, presentandolo ante la opinión pública como una expedición de carácter filibustero, encaminada a entregar la Baja California a los Estados Unidos, debilitó completamente lo que parecía ser una gran avanzada de la Revolución, nque durante aquellos días •,-' . j i t cundía por todo el país. fos Los grupos armados que se mo- me llevaba la comida. Luego me dirigí hacia un río. Los miembros del Club Antirreeleccionista me enviaron una carabina y parque. Anduve escondiéndome cerca de un mes, hasta que conseguí un guía, a quien armé y seguimos viaje a Durango. Allí me encontré con mis compañeros: Banderas, Bertrán, Antuna y otros, —Ya en el Estado de Durango hicimos nuestro primer reclutamiento: 17 hombres. Con ellos tomamos Tamazula, Dgo., donde leí, junto a un kiosko y a manera de adoctrinamiento, el Plan de San Luis. Después tomamos Chacala, un pueblo minero. Ya entonces teníamos 180 hombres. Las damas de Chacala me regalaron una bandera que tenía de un lado la imagen de Hidalgo y del otro la de la guadalupana. Yo no era el jefe absoluto —no habíamos decidido quien debería mandar y éramos, en realidad, cuatro jefes— pero las damas me hicieron el regalo a mí. — J u a n Banderas era un hombre impulsivo y quiso tomar el mando absoluto. Tuvimos un disgusto y por poco nos damos de balazos. Le propuse que nos separáramos, cónsultando la voluntad de la tropa para que siguieran al que ellos eligieran. Así lo hicimos y todos se vinieron conmigo. Beltrán prefirió irse con Banderas, Antuna me siguió a m i . Tomamos rumbo a Topia. — A s í , con grandes sacrificios, heformando c n 0 s y leyendas, se fueron Eran las primeras sum ¡ s fuerzas. blevaciones. Testimonio Viviente. Agosto de 1966. vían por Baja California, dirigidos desde Los Angeles por la Junta del Partido Liberal Mexicano presidida por Ricardo Flores Magón, fueron disolviéndose paulatinamente, Además de las razones anunciadas que determinaron el infortunio de esta expedición, contribuyó a su fracaso la participación de aventureros y de miembros de la organización "Trabajadores Industriales del Mundo", de marcada ideología radical. Entre esos aventureros se haliaba un tal Dick Ferris, que tuvo la insolencia de pretender proclamarse presidente de una República establecida en la Baja California. En su periódico Regeneración, Ricardo Flores Magón declaró a Dick Ferris fuera de la ley, en tanto que el principal cabecilla del magonismo armado en Baja California, Jack _____^______^______ (1) Partidarios de los Flores Magón. (2) Turner Kenneth, John: The Commg Nation. Citado por Cue Cánovas. Agustín: Ricardo Flores Magon, Estados Unidos y la Baja California, pág. 23 (i960). EL GENERAL —Cuando íbamos a Topia, en un "mineral" (1) tuve malas noticias: por el frente venía una columna de federales y, por la sierra, se acercaban las tropas irregulares de Antonio Chaídes. Yo no podía combatir contra las dos columnas con mis pocos elementos. Pensé mircho y decidí valerme de una estratagema. Escribí una carta a Antonio Chaides, en la cual le decía que celebraba que hubiera decidido unirse a nosotros, y mandé un "propio", pero no adonde Chaides, sino por el camino que deberían traer Ios federales. Naturalmente, el mensajero fue capturado y el jefe federal leyó la carta que, supuestamente, iba dirigida a Chaides. Ante la "evidencia" de que Chaídes se había unido a nosotros, suspendió el avance de sus tropas, para retirarse a Topia. Yo les propuse que parlamentáramos y así lo hicimos. Les leí el Plan de San Luís. Los jefes federales se retiraron ofreciendo no luchar cuando atacáramos Topia, cosa que no cumplieron. —Chaides, por su parte, inocente de todo, fue llamado a Topia por los federales y fue aprehendido. Inmediatamente me comuniqué con sus tropas y les informé que Chaides iba a ser fusilado, ofreciéndome para irlo a liberar. Los serranos se unieron a mí y fuimos a "liberar" a Chaides. Primero tomamos Canelas, donde se nos incorporaron los Arrieta. Después ITURBE TOMA nos lanzamos sobre Topia, que estaba en una hondonada y había que bajar por las laderas descubiertas a los fortines de los federales. Un día, a las cuatro de la tarde, di dos veces la orden de avanzar, pero nadie se movio. Por un momento no supe qué hacer. Sin embargo, tenía una banda de música. La llamé y le mandé tocar el himno nacional. Me puse al frente con el abanderado y ordené el ataque. Todos me siguieron. —Tomamos Topia ya de noche, pero estábamos derrotados. Fue cosa de la inexperiencia. Nos apoderamos del pueblo, pero los federales conservaban los fortines. Se corrió la voz de que me habían matado, pero la verdad es que sólo estaba herido. Tuvimos que retirarnos. —Planeamos el segundo ataque. Domingo Arrieta —que se ¡ncorpo después— me dio la clave para el éxito. Conocía bien el lugar y tenía una intuición extraordinaria. Debemos entrar por el lado donde están las provisiones de agua y cortarlas, me dijo, y luego llegar hasta los cuarteles, no por las calles, sino rompiendo paredes, cruzando a través de las manzanas de casas. Así lo hicimos. Los federales se encontraron, de pronto, rodeados. Prendimos fuego a las puertas de sus fortines y tuvieron que rendirse. De esa manera tomamos To- TOREA pia, haciendo prisionera a toda la guarnición. Naturalmente, libertamos a Chaides, quien también se incorporó a nosotros. No fusilamos a nadie. En realidad, no sabíamos fusilar y cuando reclutábamos gente nunca lo hacíamos por la fuerza sino por convencimiento. El Plan de San Luis era nuestra arma ideológica, —Aquí surge una anécdota simpática: las muchachas más bonitas de la población, se habían refugiado en el consulado de los E. U. Los federales me habían dado la mala fama de que me robaba a las muchachas y estaban asustadas. Eso no era verdad. Nunca robé una muchacha. Iturbe era para ellas un bandido. El cónsul me las presentó. Así fue como ellas se dieron cuenta de que yo no era como decía la gente. Nos hicimos amigos y cuatro de ellas quisieron retratarse conmigo, tomando algunas armas para hacerlo. Total que por esa foto nació otra leyenda: que Iturbe, jefe rebelde, tenia un Estado Mayor femenino. La foto se hizo famosa en la capital, publicándose en revistas y periódicos. Quizá el cónsul de los E. U. la mandaría. General Ramón Iturbe (De una entrevista para Crónica llustrada Revolución Mexicana). (1) Pueblo minero. MANIFIESTO DE OROZCO " A las fuerzas republicanas maderistas en el Distrito de Guerrero, Chih., Méx., y a todos nuestros hermanos bajo la bandera de la Constitución de 1857 y demás leyes que de ella emanan. Sabed: que siendo tantos los atropellos y ultrajes que la tiranía oficial, llamada porfirista, ha venido desarrollando en todo el país con el mayor escándalo y cinismo, sin respeto a las leyes, a la moral y a las buenas costumbres sociales; que para ese grupo de déspotas y tiranos, responsables únicos de cuantos males se originen a México, sólo hay que oponerlis la fuerza y esa fuerza caprichosa y cínica en que ellos se apoyan para sostener tanta injusticia; que nosotros aunque amamos la paz, no queremos la paz de los esclavos, puesto que, si éstos no tienen libertad, tampoco tienen patria; es por eso que hemos venido a tomar la última resolución cual es, repeler con la fuerza justa a esa brutal fuerza causa de tanto mal y de injusticia tanto que sobre nosotros pesa, siendo nuestra acción la observancia de mejor orden posible y llevar por lema, salvar a México de tanta ignominia, de tanta tiranía y de tantos abusos, para lo cual ocurrimos a la unión de todos los que seamos buenos mexicanos, verdaderos demócratas y republicanos leales. Sufragio Efectivo. No Reelección." «..-..„„, H ! ^ m k , 0 c ^ i o i í i n C - Guerrero, diciembre 6 de 1910. Pascual El JeTe M j.**' K a s c u a l C£ZJ¿ urozco j r . Manifiesto de Pascual Orozco al recibir el mando de las fuerzas en Chihuahua, Tomado de Manifiestos Políticos, Fondo de Cultura Económica (1957). r Equipados con el mejor armamento de l i a época y en gran superioridad numérica, los soldados federales se enfrentaban a los guerrilleros revolucionarios. dividuos, con el aparente propósito de fomentar la colonización de aquel lejano territorio. Uno de los concesionarios, Hulle, adquirió desde la línea internacional hasta el paralelo 29*, o sea una superficie total de 5.394.900 hectáreas que cubrió en bonos a razón de 10 centavos la hectárea. Otro concesionario, Bulle, adquirió 702.270 hectáreas que transfirió poco después a Hulle. De este modo, Hulle acumuló la suma de 6.097.260 hectáreas, adquiriendo una propiedad que comprendía la parte norte de la Baja California y una porción del sur, que fue enajenada después a The International Co. of Mexico. En la parte norte, el Valle de Mexicali pasó a poder de The Colorado River Land (2). Mesby hizo la siguiente declaración oficial: No será creada ninguna nueva república en Baja California por los liberales. Dick Ferris no tiene absolutamente nada que ver con el movimiento revolucionario y su presenda en Tijuana no es deseable. El presente movimiento revolucionario en México está dirigido por el Partido Liberal Mexicano. La lucha no se realiza en beneficio de Dick Ferris ni de los capitalistas norteamericanos, sino exclusivamente en beneficio de la clase trabajadora. Baja California no será separada del resto de México, pero la Révolución continuará en todos los Estados de México, hasta que el pueblo mexicano se vea libre del presente despotismo militar y de la esclavitud; hasta que el peonaje sea abolido y las tierras robadas al pueblo por los capitalistas mexicanos y extranjeros, les sean devueltas (V. ———————————— /•», ,ofrrk n o KO al DanoH-n OUallU \3<X\a CI r\tî|JdflU Perseguidos y calumniados, los magonistas regresaron a sus refugios en los Estados Unidos, y no pasó mucho tiempo antes de que fueran recluidos nuevamente en los penales, algunos de ellos definitivamente, como fue el caso de Ricardo Flores Magón. Mas en la conciencia del pueblo estaba presente que en aquella península mexicana a partir de 1884, es decir, al inaugurarse el segundo periodo presidencial del general Díaz, la administración porfirista inició el reparto sistemático de la Península de Baja California entre cuatro in- La revolución se propalaba. Los caudillos chihuahuenses triunfaban en Ciudad Guerrero, en Pedernales y en Mal Paso y dominaban la vía de los ferrocarriles de Chihuahua. Fue entonces cuando don Francisco I. Madero, que seguía en el hotel Hutchins, de San Antonio, resolvió atravesar nuevamente el río Bravo, para ponerse al frente de las huestes revolucionarias que acaudillaban Pancho Villa, Pascual Orozco y Abraham González. (1) Cue Cánovas, Agustín: Ricardo Flores Magón, La Baja California y los Estados Unidos, págs. 48-49 (1960). (2) Cfr. The San Diego Union, 4 de junio de 1911. Citado por Cue Cánovas, Agustín: Ricardo Flores Magón. los Estados Unidos y la Baja California: pág. 32 (1960). MSHni. Publicación Semanal Ilustrada de la revista Documenta Americana. Editada por Publex, S. A., Bolívar No. 154, México 8, D. F. Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial, A. C. Director Responsable: Rubén Guerrero Caballero. Director de la Obra: Vicente Casarrubias C. Asesor: Diego Arenas Guzmán. 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Clase en la Administración de Correos de Guatemala (en trámite). Distribuidores exclusivos: Distribuidora Publex, S. A.,Bolívar No. 154, México 8, D. F. Impresa por Compañía Impresora Simón, S. A., Poniente 150 No. 820. México 14, D. F. Printed in Mexico. Impreso en México. SEPTIEMBRE 28 DE I9GE DISTRIBUIDORES Y AGENTES ARGENTINA: Agente de suscripciones: Publex, S. A., Maipú 43, Buenos Aires. Distribuidor de fascículos: Distribuidora Universal, S. R. L. Herrera 513, Buenos Aires; COLOMBIA: Distribuidora Tequendama, S. A., Carrera 13 No. 18-38, 3er. piso, Bogotá; COSTA RICA: Carlos Valerín Sáenz y Cía., Apartado 1924, San José; CHILE: Publichile, S. A„ Manuel Rodríguez 866, Santiago; ECUADOR: Muñoz Hnos., S.A., V. M. Rendón y 6 de marzo (esquina), Guayaquil; Librería Selecciones, S.A., Benalcázar 549 y Sucre, Quito; EL SALVADOR: Distribuidora Salvadoreña, Av. España 344, San Salvador; ESPANA: Distribuidora Europea de Publicaciones, S. A. 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Don Francisco I. Madero, al frente de sus tropas, sitia Ciudad Juárez. Llegan a su campamento los emisarios enviados por don Porfirio para entrar en arreglos de paz. La anunciada renuncia de Díaz hace que Madero modifique sus planes de campaña. RESUMEN DE LO PUBLICADO El 20 de noviembre de 1910, en el Estado de Chihuahua, se iniciaba la Revolución anunciada por Francisco I. Madero, el hombre que desde las columnas de El Demócrata había combatido al porfirismo y que ya entonces soñaba con enderezar la nave del Estado. La noche del 22 de mayo de 1909 fundó el Centro Antirreeleccionista de México, iniciando una fructífera gira política. En la mañana del 15 de abril de 1910, se celebró la Convención Antirreeleccionista en el Tivoli del Elíseo. Madero y el Dr. Francisco Vázquez Gómez, fueron elegidos para la fórmula presidencial. No obstante las manifestaciones populares de adhesión a Madero, en las elecciones celebradas el 26 de junio de 1910, se consumó el último gran fraude electoral del Porfiriato. Previamente, Madero había sido encarcelado en la ciudad de Monterrey y trasladado más tarde a la penitenciaría del Estado de San Luis de Potosí. Obtuvo su libertad condicional y el 4 de octubre de 1910 escapó, cruzó la frontera y se instaló en San Antonio, Texas, en EE.UU. Desde allí dio a conocer el Plan de San Luis, que conmovió a la opinión pública. Las consignas revolucionarias de Francisco I. Madero, y las de Ricardo Flores Magón, encontraron inusitado eco en el pueblo, golpeado por las represiones del porfirismo contra los q u e pedían el cumplimiento de las leyes. De junio a noviembre de 1910, en Valladolid, Yucatán; en Sinaloa, en Tlaxcala, en la ciudad de México, en Puebla, estallaron los primeros relámpagos de la tormenta. E n Puebla, el sangriento episodio que costó la vida a Aquiles Serdán, fue un anticipo de los acontecimientos. A poco ocurrirían los combates de Pedernales, Cerro Prieto, Mal Paso, Ciudad Guerrero y Casas Grandes. Un ejército pertrechado con magníficas armas y conducido por elegantes generales, se enfrentó a una legión, cada vez más numerosa, de hombres salidos del pueblo, dispuestos a morir con heroica entereza. El ataque a los trenes de bastimentos militares, o de soldados, destacó los nombres de Pascual Orozco y Pancho Villa. El 30 de noviembre de 1910, Orozco tomó Ciudad Guerrero, donde fundó el primer gobierno municipal de la Revolución. La Revolución se extendía por todas partes. Abraham González y muchos otros jefes se alzaban decididamente contra el oprobio porfirista. El ejército federal, ablandado y corrompido por una Dolítica estatal interesada, no respondió a las esperanzas depositadas en él. El general Navarro reconquistó Ciudad Guerrero, pero lo hizo 48 horas después que la abandonara Orozco y Villa, que iniciaron una guerra de guerrillas. En Baja California los hermanos Ricardo, Enrique y Jesús Flores Magón. quisieron convertir a la península en un baluarte contra el porfirismo. Pero los magonistas, acusados falsamente de querer declarar una República indenendiente o de pretender anexar la Baja California a los EE.UU., se vieron forzados a refugiarse en la nación vecina, donde fueron recluidos en penales. PLAN DE LA OBRA Todas las semanas aparecerá un fascículo de "Crónica Ilustrada Revolución Mexicana", profusamente ilustrado con un extraordinario acervo fotográfico. Cada cuatro números se incluirá la reproducción parcial o total, a todo color, de una obra de arte de la pintura mural mexicana, así como mapas, también a color, de las campanas militares. En las contratapas irán apareciendo corridos, grabados, personajes históricos, asi como trajes y armas características de la época. Oportunamente se brindarán a| público elegantes tapas-libro para facilitar la conservación de la obra. Con cada tapa-libro se obsequiará un disco de larga duración de canciones revolucionarias. CON MADERO HASTA VENCER O MORIR . . | , . U r § 6 V0IV6r 3 MéXICO _ que iba tomando cuerpo poco a poco. Ê s a responsabilidad correspondía a un mandato expreso. En el Plan de San Luis se puntualizaba cuál era l a m i s i n de ° ,Madero. D e c í a : Asum° el carácter deUmdos presidente provisional de l s Es ad os ° ¿ , Mexicanos con as facultades necesarias para hacer la S™™<¿ Gobierno usurpador del general Díaz (1). Las noticias de esa guerra se acumulaban en el despacho que Ma¿ero había improvisado en el Hotel Hutchins, donde se reunían diariamen e * sus más íntimos colaboradores, los hermanos Roque y Federico González Garza y los hermanos del A principios de 1911, cuando la Revolución era un hecho cada día más concreto y serio en la vida mexicana, el hombre que le servía de inspiración todavía se encontraba fuera del país Unos meses antes en noviembre 'Francisco I Madero había intentado reeresar a México pero tuvo que volver a San Antonio b a continuar desde allí la dirección espiritual y material del movimiento El Coronel Roque González Garza (Según- caudillo, R a ú l y G u s t a v o . A* A* ;-,„ , J „ \ „„„ „„ „,,„>,, A* ticias daban cuenta de que Francis- Esas no- do de izq. a der.), con un grupo de co Vill M a r c e l o Carav ^ 0 P a s c u a l revolucionarios, espera la llegada de Ma- ^ c-rozco dominaban las vías de los dero en la frontera con EE.UU. 4. ferrocarriles del Centro y el Noroeste en el Estado de Chihuahua, ayudados por Rafael Campa y por William Harrington, a quien apodaban "El Diablo Dinamitero", porque su especialidad era volar puentes y vías ferroviarias, _ Madero en esos días trabajaba intensamente, procurando enviar armas y dinero a los revolucionarios, al tiempo que se ocupaba de dificiles aspectos políticos, que tocaban intereses muy delicados, pues el gobienio de Estados Unidos se mostraba alarmado por los sucesos que se estaban desarrollando en México " ° r eso nombro agente confidencial ( l ) Madero, Francisco L: Manifiesto a 'a Nación, San Luis Potosí, 5 de octubre de 1910. atado por vaiadés, Frl^o ?aMa7e™ T n £ it (1960). EL EJERCITO RORFÈRISTA El jefe del Ejército Libertador junto COn T donde había derrotado a los corone- el general Félix Terrazas, que fue uno « l e s Antonio Escudero y Agustín Valde los primeros revolucionarios que acuí*és> . p e r V e , ^50^ c°n u n P ° c o d e dieron al llamado del Plan de San Uns. S^SffSJiïVSS inmediatamente a Ciudad Juárez, al frente de un ejército de mil hombres de la Revolución ante el gobierno de muy bien pertrechado... Washington al doctor Francisco VázLlegaban, además, otras noticias quez Gómez, y a un hermano de éste, no tan favorables. Se sabía que los el licenciado don Emilio, jefe de la generales Juan Navarro, Samuel GarJunta Revolucionaria en San Antocía Cuéllar y Gordillo Escudero, nio. De esa manera, Madero desearapoyados por los refuerzos que cogaba en hombres de toda su confíanmenzaban a recibir de la ciudad de za tareas de mucha responsabilidad, México, habían recuperado algunas con el fin de quedar en libertad de de las plazas tomadas por los revoacción cuando la lucha armada relucionarios, y que parecía inminente clamara su presencia en México. una gran acción militar ofensiva que Las noticias que llegaban de la había sido dispuesta por el propio Revolución eran cada vez más imPorfirio Díaz, para terminar con la portantes. Se comentaba con entuRevolución. siasmo la última victoria de Pascual Esas circunstancias le señalaron Orozco en las Sierras de Mojinas, a Madero que había llegado la hora El Estado de Chihuahua correspondía, en 1910, a la segunda Zona Militar de México y los efectivos de la región consistían en dos generales, trece jefes, sesenta y nueve oficiales y mil trescientos cuarenta soldados, que en el mes de diciembre llegaban a dos mil. Pero el comandante de la zona no puede dar órdenes de marcha para perseguir o castigar a los rebeldes sin instrucciones previas de la Secretarla de Guerra. Además, ¿qué hacer si no hay dinero para llevar adelante los planes trazados? Esto último es casi increíble, puesto que el secretario de Hacienda ha informado que la reserva del tesoro nacional es de sesenta millones de pesos. Sin embargo, como el engranaje de las tramitaciones administrativas establecido por el régimen porfirista para evitar los despilfarres y fraudes de los fondos nacionales, es tan lento y severo, tan inexpedito y minucioso, como consecuencia de un oficinismo de treinta años cargado con todas las mañas de la desidia, que no obstante las prontitudes de dinero que demanda la guerra y a pesar de las órdenes imperiosas que da el subsecretario del ramo por ausencia del ministro, un papel entorpece el movimiento de otro papel; una orden demora a la orden que sigue, y esto que fue notable en tiempo de paz, hoy, en tiempo de guerra, es rémora y amenaza para la estabilidad del gobierno y de las Instituciones. Como consecuencia de esa excesiva administración, de la que se decía que era exacta como un reloj, las remisiones de pesos para las más urgentes necesidades del ejército federal en el norte de la República, eran tan lentas, que cuando el dinero llegaba a las cajas pagadoras de las corporaciones militares o del cuartel general, ya no tenia los usos para los cuales había sido requerido. Valadés, José C : Historia de la Revolución Mexicana (1963). de dar un paso decisivo. A fines de la primera semana de febrero, les dijo a sus amigos: "Es necesario pasar a México inmediatamente, y ahora debemos hacerlo por un lugar que llaman La Ysleta, cerca de Ciudad Juárez, y el más apropiado por ser sitio seguro y poco vigilado", El 14 de febrero, muy de madrugada, Don Francisco I. Madero a quien acompañaban varios de sus colaboradores, vadeó el Río Bravo al sur del lugar donde se enfrentan El Paso y Ciudad Juárez. Apenas hubo pisado el territorio mexicano, en un paraje árido, lleno de arenales, le salió al encuentro don Abraham González, que estaba al frente de un pequeño grupo de hombres armados, para servir de escolta al jefe de la Revolución. En el pequeño poblado de Zaragoza, el presidente provisional de México pasó revista a su gente y confirmó el nombramiento al señor doctor Francisco Vázquez Gómez, como agente confidencial de la Revolución, en Washington, e hizo las designaciones de don Emilio Vázquez ÎSuS w r ï Ganbaldi, S h ï i * ¡AhM nación v y °der José el beh- coso guerrillero italiano, descendiente del célebre libertador del mismo nombre, como jefe de la vanguardia. , Quán grande y sincero júbilo de todos! Empezaba a vestirse la tierra con la luz del día. Los homdesfilando para estrechar, bres iban ia mano del caudillo. uno a uno¡ ¿que/ enlace entre fos rebeldes; madrugador que soplaaquei viento silencioso de indiba; aqud mover viduos; aquel rumoreo de voces; aquello todo, parecía electrizante. ' Cuando hubo pasado la alegría, e señor J. - MadeJ°de da ,òa las P^Tel dedisposiciones gobernante: creto autorizando la contratación de un empréstito de un millón de pesos oro americano para los gastos de la guerra; la orden para que se comunu a ra r . oportunamente a los jefes de misiones diplomáticas acreditadas ante el gobierno de Estados Unidos de la "** «*««<» , Revolución, asi com ° aue él> el senor Mader0> era e* Fl eiército madprista SP formó con hom ? e | e . r C t 0 maaeiïSta se Tormo con nom" r e s " e ' campo, que desde IOS barrancos y las serranías, CUyOS vericuetos COnocían perfectamente, no tardaron en venllcer fuerzas federales, desconocefáQm a las d e | t e r r e n Q q u e p ¡ s a ,; a n El vicepresidente don Ramón Corral se hizo Odioso al pueblo por SUS métodos violentos, usados para reprimir toda opo* » a! #m porfirista. presidente provisional de los Estados Unidos Mexicanos. Luego de escritos y firmados tales documentos, el señor Madero montó a caballo y, seguido de don Abraham González y de su estado mayor, abrió un nuevo camino de esperanzas para su patria (i), El grupo estaba compuesto en total por ciento treinta y dos hombres, de los cuales sólo la mitad iban armados convenientemente, con máuseres y winchester. Madero marchaba al frente, soportando como todos sus compañeros las inclemencias del tiempo invernal, vestido con cazadora, pantalón de montar, polainas de cuero, sombrero texano ornado con la CintaTOJOy azul, los colores de la Revolución. Los demás jefes van enfundados en gruesos abrigos, , j i • • • i • __;_ todos con la insignia revolucionaria. Don Abraham Gonzalez parece un ganadero catrín. Echado el fieltro No fueron pocos los extranjeros que en hacia la mitad de la cabeza, con cael norte del país pidieron armas y, esmisa de cuello almidonado corbata pontáneamente, se incorporaron a las! de salon, saco corto y alineado y filas de la Revolución. chaleco de hombre bien, no parece pertenecer a una columna militar, de no ser porque lleva el aparejo de los anteojos de larga vista terciado al p ° £ | ^ ^ d e ^ : Madero tomó el mando del pequeño ejército, y lo hizo muy a tiempo porque no tardaron en surgir pequeños pero molestos incidentes entre su tropa, que hubieran provocado \a desconfianza de sus subordinados de no haberles demostrado, desde un principio, que él no era solamente un experto conocedor de los problemas políticos de México, sino tambien un dirigente que sabía mandar y hacerse obedecer, En el pueblo de Guadalupe se unió a los maderistas el jefe magonista Prisciliano Silva, que llevaba ( 1 ) y ( 2 ) Valadés, José C: Imaginación y Realidad de Francisco I. Ma- dero, T. II, págs. 108-109 (i960). Caelegante, pulido, ataviado con exceso de lujo. Terciado: pendiente, J trín: d o sobre el El caudillo de la ¡ , Marf , . . ' cabalgadura para ciudad de Casas ho Revolución, don Fran{ { ,. .". , , dirigir el ataque a la Grandes más de cien hombres, pero cuando Madero dispuso que Silva fuera tido Liberal derrotará a la dictadura Madero trató de situarlo convenienarrestado, y cuando la mayoría de ya Madero ! (2). temente para una acción aparentelos hombres que lo acompañaban demente inevitable, Silva exclamó: Uscidieron seguir a los maderistas, fue _—; ted no es el jefe de la Revolución. puesto en libertad y, seguido de sólo Î^J[ ty ?f rra , 1 i°', T - F " : ^P^ocflos de El jefe es Ricardo Flores Magón Yo siete de sus correligionarios, se alejó ^ ¾ g ^ L c X ? ? £2solo obedezco a la Junta del Partido hacia las margenes del no Bravo, lidad de Francisco I. Madero, T. II Liberal W. gritando como despedida: ¡El Parpágs. 112-113 (i960). En aquella penosa marcha de 190 kilómetros, cuya meta era la importante ciudad de Casas Grandes, uno de los puntos básicos del Ferrocarril del Noroeste, los soldados de Madero comenzaron a expresar su resentimiento contra José Garibaldi. Este, a quien el señor Madero diera el grado de teniente coronel, había sido distinguido con el cargo de jefe de la vanguardia. Se consideraba que Garibaldi era responsable de las discrepancias que existían entre los oficiales, sin que dejara de influir en el antagonismo que provocaba, el hecho de que fuese un extranjero. Madero, temiendo que aquella situación pudiera degenerar en un motín, reunió a la tropa y a los oficiales e improvisó un pequeño discurso: El hecho de ser extranjero no es motivo para privarse de los servicios del señor Garibaldi, puesto que ninguna ley nacional ni internacional Con los arreos militares de los revolucionarios norteños, don Francisco I. Madero revista sus tropas antes del asalto a Casas Grandes. LA FRONTERA EN ARMAS Los cables que se recibían en la redacción del diario El Pafs informaban de las preocupaciones del gobierno de los Estados Unidos por la situación en México. El presidente Taft —declan, después de una reunión de ministros, habla decidido que la frontera americana fuera reforzada fuertemente por tropas de las tres armas, a fin de estar a la expectativa contra el posible evento de que los rebeldes mexicanos intenten cruzar la linea divisoria e intemarse en territorio americano. Por otra parte el gobierno de México daba a conocer que: "No ha pedido a Estados Unidos que mande tropas a territorio nacional ya que se han tomado las medidas necesarias para proteger los intereses extra njeros". El último cable que llegó la noche del 5 de febrero, anunciaba que el Departamento de Estado habla mandado doce escuadrones de caballería a la frontera, Testimonio Periodístico, Febrero 5 de 1911. LA CAMPAÑA FEDERAL El Presidente tomó en persona la dirección de la campaña y, asociado con su hijo Porfirio, manejó las operaciones desde el Palacio Nacional; el ministro de la Guerra y el Estado Mayor nada sabían, nada hacían tampoco. La concentración rápida de fuerzas en la zona de perturbación habría acabado con ésta en muy poco tiempo. Sin embargo, la movilización de algunos efectivos se hizo con inexplicable tardanza, en proporciones insuficientes y con elementos inapropiados para la naturaleza de las operaciones. No se pensó en organizar fuerzas volantes, aptas para emprender persecución tenaz y en todos los momentos contra los revolucionarios, a través de las montañas y de los desfiladeros, sino que se mandaban tropas pesadas de línea, que eran víctimas de emboscadas y acechanzas y que jamás podían dar alcance a los insurrectos. Menos aún se creyó necesario procurar e! aumento inmediato de los efectivos del ejército, de su armamento y material de guerra, de su servicio de información y de su organización general en todo el país, para prepararse a cualquier contingencia y prevenir que cundiera la insurrección. Es verdad que los jefes de columna, valientes y deseosos de ganar laureles y secundados por los oficiales y la tropa, se batían siempre bien y en todo encuentro sacaban ventaja a los rebeldes. Mas la dirección de la campaña desde la ciudad de México, sin conocimiento directo de sus condiciones, siempre extemporánea y en lo general desacertada; la deficiencia del servicio de informaciones y espionaje agravada por la hostilidad de los íncolas de la región; la carencia de elementos eminentemente movibles y agresivos que persiguieran a los sublevados hasta sus últimas guaridas; todo esto combinado hacía estériles las victorias, pues la insurrección persistía, los amagos a las poblaciones se multiplicaban, las sorpresas del sistema de guerrillas se sucedían y el ejército se veía condenado a la actitud pasiva y descorazonante de guarnecer ciudades. Vera Estañol, Jorge: La Revolución Mexicana, Orígenes y Resultados (1957). se opone a ello, y el hecho está sandonado por la historia... Lafayette luchó al lado de Washington para conquistar la independencia de los Estados Unidos; el general venezolaño Miranda, militó en el ejército francés en tiempo de la Revolución del 93; el gran poeta Byron fue de fos millares de extranjeros que fueron a ayudar a los griegos en su esfuerzo por sacudir el yugo otomano; en México, uno de los héroes cuya memoria honramos es Mina, subdito español que luchó en las fi¿as de los insurgentes mexicanos... Por último, el abuelo y aun el padre del señor Garibaldi, siempre han puesto su espada al servicio de los oprímaos (D. ción de Casas Grandes, circundada T Combatientes Contra los federales en por una serie de montículos que se llCasas Grandes El cuarto de la izq es identifican como "Moctezumas", por, , [rf ' A H : f A] £ ¿ d que bajo la tierra acumulada por . . AMA siglos se ocultan ruinas que señalan Mayor qe Madero. el paso de las primeras migraciones _, e s 0 s , nahoas. f ? f ¥ « * " » V" 3 m u J enr v e s t l d a c o n tra e d eh o m b r e En un paraje llamado Anchondo, J ? «> el jefe de la Revolución estableció su j Pedio cruzado de cananas pidiendole l a campamento para preparar el ata. incorporara a las tilas revoque a la ciudad, que estaba guarnelucionarias. be trataba de i'atrocim a cida por trescientos veintitrés soldaVázquez, que allí mismo quedo dos del 18o. batallón, más un grupo convertida en la precursora de todas las de rurales, comandados todos por el adelitas W de la Revolución, coronel Agustín Valdés. Madero enAl amanecer del 6 de marzo, y seña un mapa del Estado de Chidespues de haber instruido debidahuahua a don Abraham González y mente a su pequeño ejercito comanle dice: Hasta ahora no nos hemos , apartado del plan de campaña hecho JgJUfit %*£* TTa'derl — ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ — ^ ^ - ^ — ^ — Cyesnies o P o e o c ^vinAesc en El Paso, para cumplir el cual he resuelto dar la batalh de Casas Gran- —Carta de Francisco I. Madero a Rafael Aguilar, 28 de febrero de 1911— r r e n i e d UdSdS laidliaeS ¿ e s (2>. Y en seguida, dirigiéndose a sus soldados que ya limpiaban sus armas y se proveían de suficientes T. II, pág. 119 (1960). . . . , Vaja(jés j o s é Q . ., „ ,., , , A • ' , Al cabo de 20 días de marcha , •i - ., u , ., por las inhóspitas llanuras chihuahuenses, el pequeño ejército de don Francisco I. Madero avistó la pobla- , ,J l i l i A J cartuchos, les hablo asi: Acordaos que habéis prometido seguirme a vencer o morir (3). jmagina. í / f „j„„ cwn y Realidad de trancisco l. Madero, T Tj - 1 2 3 y 127 (i960) (4) Nombre dado a las mujeres que se unían a las filas revolucionarias. LA NOTICIA CONTEMPORÁNEA • REVOLUCIÓN La lenta desintegración del Imperio chino a lo largo del siglo pasado, se aceleró a partir de 1900, año en que estalla la sangrienta rebelión de los boxers. Esta agrupación de fanáticos nacionalistas pasó a cuchillo a varios millares de extranjeros en toda China y especialmente en Pekín y, acto seguido, atacó, con el apoyo del ejército, las embajadas. Las potencias europeas, Ñorteaméríca y Japón, se vieron obligadas, para evitar el total exterminio de sus representantes, a tomar la ciudad por asalto, mientras la emperatriz huía y el país era obligado a pagar una fortísíma indemnización y a hacer nuevas concesiones de tipo comercial. La muerte del emperador y la emperatriz, en 1908, la coronación de su sobrino, niño de dos años, y la instauración de una Regencia, apresuraron el derrocamiento de la dinastía manchú, al fín y al cabo, extranjera. Los elementos radicales no desperdicían oportunidad para desacreditar al gobierno imperial, exhíbiendo su interminable cadena de debilidades; promesas de liberalización incumplidas, continuas dado por José de la Luz Soto, José Garibaldi y Lázaro Gutiérrez de Lara, que acababa de llegar con Lázaro Alanís a colaborar con Madero, éste se apostó en uno de los "Moctezumas" y desde allí se aprestó a dirigir el ataque. Los maderistas ya entraban por las primeras calles de la población y derribaban las alambradas de púas que el coronel Agustín Valdés habia puesto para defenderse, y ya las bombas de mano fabricadas por los hombres de Garibaldi y José de la Luz Soto causaban graves daños entre los federales, cuando corrió el rumor de que había llegado apresuradamente un gran refuerzo de tropas del gobierno. Era el general Samuel García Cuéllar con quinientos soldados, bien aprovisionados de morteros de 80 milímetros y quien, parapetándose detrás de una espesa arboleda, empezó a disparar contra los revolucionarios. A poco los despojaban de las trincheras que habían hecho en varios canales de riego, al mismo tiempo que un dis- concesiones a las potencias extranjeras, sobre todo a Rusia, empréstitos ruinosos que hipótecan cada vez más al país, pérdida del Tibet a manos inglesas, discriminación en favor de los manchúes en los puestos gubernamentales, atraso, miseria. Ya en 1910 habían sido reprimidos, a duras penas serios desórdenes, pero cuando en mayo de 1911 estalla la rebelión en Sze-chwan, la situación empeora rápidamente. Ese mismo año, en otoño, varios regimientos proclaman en Wuchang la República y constituyen una Asamblea révolucionaria, eligiendo dictador al general Li-Yueng-Hong y presidente provisional al doctor Sun-Yat-Sen. Las tropas imperiales atacan a los sublevados, que se han apoderado de las ciudades de Hanokow y Wuchang, y aunque en principio la suerte es alterna, a la postre favorece al gobierno. La represión es terrible y, nada más en Hankow, 400.000 de sus habitantes quedan sin albergue al ser incendiada la ciudad. Sin embargo, la lucha apenas se iniciaba; la sublevación, que se había extendido ya a 14 provincias, proclama en Cantón la primera República independiente, ejemplo que no tardan en seguir otras seis provincias, con ánimo de crear una federación... Así comienza, llena de intrigas y de vaivenes, la penosa marcha del país más grande de la Tierra (en número de habitantes) hacia la consolidación de su independencia. CIENCIA . , _ _ Los qmmicos británicos Ernest Rutherford of Ne son, William Ramsay y Frederick Soddy, proSl u n & * s u s investigaciones en un problema que, años después, adquirirá una enorme trascendencia: ' a s .fabulosas posibilidades de la desintegración atórnica y los isoto P°s. radiactivos. Salvo para los estudiosos, este tipo de noticias, J u s t 0 e s reconocerlo, pasa un tanto inadvertido, SINDICALISMO «wwivm*wiw En 1911 el movimiento obrero mexicano, superando las implacables represiones gubernamentales, se fortalece y desarrolla. En ese año se constituye la "Unión de Obreros de Artes Gráficas" y el "Comité Organizador de la Confederación Nacional de Trabajadores", lanzando éste último un manifiesto en que asienta que: "las libertades, por hermosas y seductoras que sean, no bastan para labrar la felicidad de los pueblos". Un obús destrozó el brazo derecho del general Samuel García Cuéllar, a quien Porfirio Díaz envió a defender la plaza de Casas Grandes. paro hacía blanco en el montículo donde se hallaba Madero. Los maderistas siguieron combatiendo hasta después del mediodía, cuando se vieron obligados a retirarse; Madero había sido herido de bala en un brazo, y su jefe de Estado Mayor, Eduardo Hay, había caído prisionero, herido en un ojo, que perdió después. A la hora en que la lucha terminó, el general Samuel García Cuéllar era atendido de una seria lesión en un brazo que fue necesario amputarle. Madero, con su gente, se remontó a la sierra, y después de reorganizar sus fuerzas, bajó hasta la hacienda de Bustillos, donde estableció su cuartel general a mediados de marzo. Las Tenazas se Cierran Junto con la noticia de que Madero había vuelto a México y de que andaba combatiendo en Chihuahua, se difundió por el país otra, procedente de Estados Unidos. Se supo que el Departamento de Estado de Washington movilizaba veinte mil soldados a lo largo de la frontera con México, y que se disponía a enviar sus escuadras a las aguas territoriales de ambas costas mexicanas. El gobierno de Washington se halló inesperadamente frente a la necesidad de concentrar un ejército a lo largo de la frontera con México, para evitar la introducción de provisiones o envío de refuerzos a fos revolucionarios y para estar en situación de invadir México en caso de que la muerte del Presidente Díaz u otra circunstancia . ; .. precipitase j ' j a desordenes lucha general (l). o a una EL "El tren militar lo era todo: palacio, alcoba, sala de recepción, cuartel, banco, santabárbara, carcel y sanatorio. Acribillado a tiros, cubierto de banderas, henchido de canciones, iba y venía entre los puentes humeantes y los postes de los que colgaban los ahorcados. "Nadie sabía quién viajaba en los trenes. Unas veces se víslumbraba, detrás de los cristales, la barba blanca de Venustiano Carranza; otras, podía reconocerse a Los manejos del nuevo embajador de Estados Unidos en México, Henry Lañe Wilson, escogido precisamente para representar a su país en tan difíciles momentos, estaban a la vista y no tardarían en manitestarse en forma determinante. (D Rojas, Luis Manuel: La Culpa de el "eZy ta™ Wi^°tn/n G™ Pf*™* re de Mexico. Citado por Mancisidor, j o s e : Historia de ¡a Revolución Mexi- cana, pág. 112 (1965). TREN Emiliano Zapata por el ancho sombrero y los largos bigotes caídos, y otras más era posible ver, con una mezcla de terror y de esperanza, el macizo cuerpo de Pancho Villa sentado en el estribo, como un tigre en acecho. No importaba, Todos representaban una parte de | a Revolución y todos se fundían en el tren militar, un símbolo romántico de cambio y de renovación" Benítez, Fernando: El Rey Viejo (1962). Pascual Orozco, don Francisco I. Madero, y los coroneles Raúl Madero y José Garibaldi, reunidos después del frustrado ataque a Casas Grandes. Por su parte, el vicepresidente de la República, don Ramón Corral, había puesto todo su empeño y su reconocido rigor en perseguir a los revolucionarios, cualquiera que fuesen su filiación y el campo de sus actividades. Corral había dirigido la vigilancia y la persecución de los revolucionarios maderistas y magonistas refugiados en Estados Unidos; pedido después en consejo de ministrosla diligencia y fuerza del gobierno para llevarla contra los sublevados; ejercido más adelante el mando sobre los agentes consulares de México, en Texas, California y Nuevo México; ordenado al mismo tiempo la aprehensión de los partidarios o supuestos partidarios de Madero dentro de la República y movido, finalmente, el ataque directo para U INFORMACIÓN DIRIGIDA '« SWWt,» enlre las ... . .. . . Mientras en, la capital don Porfirio Díaz iniciaba su nuevo periodo presidencial rechazando la renuncia de sus leales colaboradores quienes, según la edicion de ' E l País del I a de diciembre, la habían presentado ' por razones de alta delicadeza el Norte mostraba un rostro cada vez mas sombrío, con los alzam.entos de Pascual Orozco y Francisco Villa. Los diarios porfinstas trataban de disimular la gravedad de momento con alguna noticia pintoresca —la de un americano confundido con Madero— o quitando importancia a columnas que reseñaban los actos en , Cá * de Diputados y m ^ ¡ / e| P a | a d a, «f a m ¡ cjaban d , | s t a d o ¡n* nera| Djaz hab¡an 5 mN o s e n r o p a s p a r a ,os po. , que la Catedral Metropobres H H ,¡t se . . t r a n s f o r m a r i a en un resplandeciente alcázar de luz", ^ forma todavía m e n o s desta. ¿ad h a b í a n i n g r e s a d o a ,a penitenciaría los amotinados de Brizaba... La información interesada cubria hum0 , con una rea|¡dad de , Testimonio Periodístico, Diciembre 1 ! de 1910. nube de hechos acabar, a través de todos los medios políticos y judiciales, con la fortuna de la familia Madero. Y sin détenerse en las consecuencias de esta última resolución, el señor Corral tuvo la osadía de pedir a M. Carboneau, agente del Banco Franco Español que buscara la manera de que don Gustavo A. Madero fuese acusado de fraude bancario, para que la Secretaría de Relaciones Exteriores pudiese fundar una petición de extradición al gobierno de Estados Unidos W. •D;»», , M „ , J „ U -D^^J^^ TV-_ , ™ . T ¡ÏÏ lîfiL qn , í ^ J S S L S f ™ «l ¿ L 2 K , ™JZ*îTi S L Í . S í Ï Ï S Ï ? ? J 3 f f i . £ í*l eí Œ r ¿evado a la V S S d l n d l de la^República a d i T E f f c S rral, al que el pueblo odiaba tal vez recordando sus procedimientos atrabinarios y crueles contra los yaquis cuando fue gobernador de Sonora; tal vez también porque en su alto puesto de secretario de Gobernación y de vicepresidente de la República, se mostraba implacable al castigar a quien se atreviera a enfrentarse al Porfiriato. Todo aquello movía al dictador a ir alejando paulatinamente de los negocios de Estado a don Ramón Corral, mas como en aquellos momentos cruciales de su vida le urgía tener cerca a personas de su mayor confianza y de reconocidos méritos, llamó a don José Yves Limantour y al general Bernardo Reyes, que fueron dos de sus mejores colaboradores Limantour, sempiterno ministro de Hacienda del Porfiriato, se hallaba P° r entonces en París, atendiendo ^ 8 8 , ¾ 1 ^ * cuida*do k Pacana salud de su esposa. BernarEl famoso coronel Eduardo Hav oerdió 2 . Ï en Î la^ Ï M Í T ' Ï J S J Ï Ï ? u °J° Dataiia de Uasas brandes. M No obstante, siguió prestando vaÜOSOS X servicios a la Revolución. do Reyes, por decisión del Presidente Díaz, había salido del país rumbo a Europa después de haber sido propuesta su candidatura para vicepresidente de la República, propuesta que se hizo sin su consentimiento (2). Fueron muchas las instancias que por escrito hizo el Presidente Díaz a Limantour para que regresara a México, y aun le urgía a que estuviera presente el lo. de diciembre de 1910, fecha en que el dictador volvió por cuarta vez al Congreso para hacerse cargo del poder, cumpliendo con el formulismo de una supuesta elección popular. Pero Limantour evadía el comP r o m i s 0 y d e s d e P a r í « l e ««** a l hcenciado Roberto Núñez, subsecretanode Hacienda, cosas como esta: ,, El ^ l " ™ ' 0 qU° ffi! T hace, y el deseo que manifiesta de ue Q regrese yo cuanto antes al país, están seguramente fundados en muy servas consideraciones cuyo alcance e importancia no se me ocultan. Me parece, sin embargo, que la idea que se ha formado usted sobre la influencia que pueda yo ejercer en el desarrollo de los acontecimientos políticos, si no del todo errónea, sí es evidentemente exagerada, y al expresarme así hago una concesión respecto de lo que estoy convencido que sucedería, pues si mi intervención en los asuntos de actualidad política no diera, como es de temerse, ningún resultado favorable, no me quedaría otra cosa más que salir con cierto estrépito del Ministerio, lo que quiero evitar a toda costa. Ni Limantour, ni San Limantour, harán variar ya al señor Presidente en sus ideas y tendencias (3) • Al parecer, Limantour hacía velada alusión a la pertinacia con que el presidente Porfirio Díaz trataba (1) Valadés, José C: Imaginación y Realidad de Francisco I. Madero. T. II, Págs. 135-136 (1960). (2) El general Reyes no volvió a México sino después de la caída de don Porfirio. En los meses cercanos a su derrumbe, don Porfirio lo llamó, creyendo que fortificaría a su gobierno, o cuando menos obtendría de los revolucionarios, con quienes ya había entablado negociaciones, arreglos menos severos que los propuestos a los delegados de Limantour; pero, ante la inconformidad de Madero en que Reyes viniera a combatirlo o a tratar con él, don Porfirio ordenó a su antiguo colaborador que se detuviera en La Habana. (3) Limantour, José Yves.: Apuntes sobre mi Vida Pública, pág. 180 (1965). de conservar invariable su sistema de gobierno, pese a que el oleaje sangriento de la Revolución ya casi golpeaba las puertas de la capital. Siguiendo un vericueto que abreviaba el camino, don Gustavo A. Madero y el coronel Francisco Villa galopan con rumbo a Ciudad Juárez, para asediarla. Al fin decidióse Limantour a regresar a la patria; pero antes se detuvo en Nueva York, donde entabló conversaciones con algunos prominentes maderistas, entre ellos el doctor Francisco Vázquez Gómez y don Francisco Madero, padre del caudillo, porque ya para aquellos días el régimen porfirista comenzaba a tomar en serio a la Revolución y a sus hombres. El doctor Francisco Vázquez Gómez se apresuró a decir a Limantour que la base de cualquier convenio o arreglo debía ser la renuncia inmediata del presidente Díaz así como la del vicepresidente Ramón Corral y de los gobernadores de Sonora, Chihuahua, Coahuila, Zacatecas, Yucatán, Puebla, Guerrero, Hidalgo, México y Guanajua- to, ademas de otras condiciones que después fue'ron presentadas firmemente en posteriores conversaciones con los representantes del general • Díaz. Nada se arregló, y Limantour emprendió el viaje por tren hasta la ciudad de México, a la que llegó unos cuantos días después de que el presidente Díaz había hecho que el Congreso aprobara un decreto suspendiendo las garantías constitucionales en toda la República. Este decreto iba dirieidp expíe: en contra de los rdyfjuciol pues según el propi Algo más importante hizo entonces el general Díaz; asesorado por el mismo Limantour, decidió hacer salir dé su gabinete a los científicos más connotados, y formó uno nuevo con personas tan identificadas con la mentalidad porfirista como los científicos que acababan de "ser renunciados". Pero quien siguió al frente del Ministerio, de Hacienda, fue el mismo Limantour que, a partir de entonces y hasta su definitivo confinamiento, otra vez en París, ejerció funciones que prácticamente ejarse a las de un vicela República, pese a reformador Limantour se apartaba un ápice de la mentalidad oficial, que tenía a don Porfirio como guía genuino de la patria y como.el único que podía mantener el orden, la paz y el progreso en la República; ni tampoco dejaba de pensar que los revolucionarios eran perturbadores del orden público. Y en medio de estas veleidades dejó escrito: Así por temperamento como por racio~ cinio me he inclinado siempre a .satisfacer la opinión pública, cuando se trata de cosas que no pugnan con la justicia o con el interés de la colectividad sin que para ello obste el que se hayan levantado en armas, con el objeto o pretexto de realizar(1) Ley de Suspensión de Garantía» Individúale*, Sala de Comisiones de la Comisión Permanente. México, D.F. marzo - 1911. Citado por Macana, Gildardo: Emiliano Zapata y el Agrdrismo <mft México, T. I. páK»- 103-104 (1951)JB* ' ^ f t p Ñ f f i P 3 ^ Pascual Orozco atravíe"""Pi las áridas llanuras ch¡huahuenseM||r' frente de su improvisado ejército, r u m w y •» a Ciudad Juárez -. • J¡H * V»-*^ quedaban sujetos q, Iqiley los salteadores de. camínaselos que detengan o descarrilen los trenes de las líneas férreas, los que disparen armas de fuego, lancen piedras u otros objetos sobre los trenes, o pongan explosivos destinados a destruirlos. TamJ&m&os que sim desecho cot$en interrumpan las ôvfytfjgeaciom Iquiefyjiprma Ti los que bajo •'-giPA.y eljt aéan el delito a las"pér. de robo con vio* iante ¿ti en despoblado '* una poblacii ellos agrian la pena de- muerte, término de ocho días y sin más requisitos que el levantamiento de un acta por el jefe de la fuerza aprehensora W. 14 .Ü9P9T I què no cesaba 1 clamar" que su permanencia al ladjjHerorfirio Díaz implicaba para él un gran sacrificio y una gran responsabilidad. tour se encargó de mejorar los pertrechos del ejército federal y de aumentfcí «l àúmero de soldados disponibles para combatir a los revolucionarios; «censejó al presidente Díaz acerca de las siempre . ..planeadas y râmirejpgspuestas re^Jiormas administrât!. y políticas y sondeó los ánimos de los funcionarios del- gobierno y del m p o dictador, para rJn^PRJçfcFaceptación de la plataforma política presentada por los revolucionarios en sus programas de gobierno. No por aparecer como un tímido VILLA Agustín Arango y Micaela Arámbula, cónyuges, vivían en el rancho de Río Grande, cerca de S. Juan del Río, en el Estado de Durango, República Mexicana. Tuvieron cinco hijos: dos mujeres y tres hombres, de los cuales el mayor fue Doroteo, quien nació el 5 de junio de 1878, según consta en la siguiente acta: "En San Juan del Río, a 7 de julio de 1878, ante mí, Jesús Quiñones, Juez del Estado Civil, se presentó Agustín Arango, en unión de los testigos Gregorio Acevedo e Ignacio Alvarado y expuso: Que a las tres de la tarde del 5 de junio anterior, nació en Río Grande, un niño que ha de llamarse Doroteo; que es hijo legítimo del exponente y de Micaela Arámbula y son sus abuelos paternos Antonio Arango y Faustina Vela y maternos Trinidad Arámbula y María de Jesús Alvarez, nativos todos de dicho punto. Y yo presente Juez mandé levantar esta acta que leí al interesado y testigos nombrados, quienes estuvieron conformes con su contenido, firmando conmigo uno de los testigos, sin hacerlo el otro ni el que se presentó por no saber. —Jesús Quiñones—. Una Rúbrica. T. —Ignacio Alvarado—. Es copia. —Jesús Quiñones". En 1894, la familia trabajaba la tierra en el rancho de Gogojito de Santa Isabel de Berros, municipio de Canatlán, Dgo., como medieros de uno de tantos hacendados omnipotentes "dueño de vidas y honras". Martina, una de las hijas, era bonita y despertó la codicia del amo que, el día menos pensado, se presentó acompañado de cinco sirvientes pretendiendo raptarse a la muchacha. Se trataba del cacique Agustín López Negrete, que venia a imponer sus fueros. La madre, angustiada, sale en defensa y grita: "Señor, retírese Ud. de mi casa... i por qué quiere Ud. llevarse a mi hija ? ¡ No sea Ud. ingrato I". El joven Doroteo, hijo mayor, frisando en los 17 años, se entera de aquellas escenas y loco de furor busca la pistola del primo que estaba colgada de una alcayata y enfrentándose a los invasores, dispara hiriendo a don Agustín en una pierna. Los acompañantes del cacique se abalanzan sobre el joven, pero don Agustín les grita: "i No maten a ese muchacho, llévenme a mi casa !". El amo don Agustín es conducido a la hacienda inmediata de Santa Isabel de Berros, mientras que el salvador de la honra de su hermana se dispone a huir a la montaña porque sabe bien que irán a aprehenderlo. Despidiéndose de la madre y recomendándoles a los suyos que se vayan a otras tierras, aquel adolescente cuya energía auguraba triste porvenir, pues lo perseguirían como criminal peligroso, se remontó a la sierra a vivir proscrito de la sociedad, alerta ante la asechanza del hombre y de las fieras, alimentándose de hierbas y raices o carne cruda de animales que abatía, durmiendo en el bosque o en la cueva. Y cuando el hambre arreciaba y no había animales que sacrificar para vivir o al robarlos se le oponían sus dueños, entonces, agredir y huir porque primero era la vida de aven- turas, asaltos y sorpresas si no se quiere ser pronto abatido. El cuchillo y la pistola coadyuvaban con la astucia y el arrojo. Y aquel joven, improvisado bandolero por fuerza de la necesidad, se fue desarrollando en la disciplina del que, solo o mal acompañado, ejercita la defensa personal con la habilidad del felino y el arrojo del desalmado. Fue así como, en uno de sus descuidos, lo aprehendieron y condujeron atado a la cárcel de San Juan del Río, de donde el comandante de la Acordada lo recogería para aplicarle "La Ley Fuga". Puesto a moler nixtamal mientras llegaban por él, se arma con la mano del metate, abate a su centinela y al carcelero y escapa de nuevo a la montaña. El mismo Villa explica que adoptó el nombre de Francisco Villa, para borrar sus huellas, pero que era el nombre que le correspondía en natural derecho porque era el legitimo de su padre. En vida trashumante y requerido por las autoridades del Estado de Durango como criminal peligroso, su carácter acabó por aceptar como norma de conducta desconfiar de todos, procurándose el sustento y la defensa por la violencia, si era necesario, y hasta haciéndose justicia por propia mano. Siempre piensa en su madrecita y trata de allegarle recursos; y cuando alguna vez logra acercarse al hogar llevándole dinero de dudosa procedencia, con la cabeza descubierta y baja recibe el duro reproche materno e ingenuamente confiesa: "Sentí que mi voluntad flaqueaba y apenas pude contestar a mi madre estas palabras: "Yo soy un hombre que seguramente nació para sufrir; este es el único destino que se me ofrece; mis enemigos me persiguen y Ud. sabe de dónde arrancan mis sufrimientos. ¡ Prefiero ser el primer bandido del mundo antes de dejarme ultrajar ! Écheme Ud. la bendición y encomiéndeme a Dios". Novelesca y azarosa fue, pues, por cinco años, la vida trashumante de aquel perseguido por la policía que un día recibe noticias de que su madre esta moribunda. Acercándose por la noche, vislumbra los cirios que rodean la mortaja materna, pero comprende que no puede llegar hasta allá; su presencia habría escandalizado. "Era yo un proscrito de mi hogar; y del lecho mortuorio de mi madre". Y arrendó otra vez su caballo hacia la aventura de sus correrlas. Villa tenía ya 22 años y su fama cundió por los Estados de Durango y Chihuahua. Acompañado de otros como él, que lo siguieron, sostuvo combates formales contra policías y rurales y fue formándose el bandolero guerrillero cuyo destino habría de procurarle redención cuando su experiencia de la lucha, su astucia, su valor personal y su don de mando lo llevaran a abrazar la noble causa de la Revolución. Cervantes M., Federico: Francisco Villa y la Revolución (1960). especie de osamenta que entorpecía el desarrollo de los órganos del cuerpo social; el prudente y equitativo fraccionamiento de las grandes propiedades rurales; la reorganización del ramo de justicia garantizando mejor la elección del personal y la independencia de los tribunales; la modificación de las leyes electorales para hacer más efectivo en las elecciones el voto de los ciudadanos que sean capaces de emitirlo con plena conciencia; y por último la aceptación del principio de la no reelección de los funcionarios del Poder Ejecutivo que deriven del sufragio popular, siempre que las Cámaras Legislativas juzgasen conveniente tomar la iniciativa de la reforma JN (1). Es posible que la alarmante debilidad mental de que ya por entonces daba constantes muestras el valetudinario dictador, hubiera sido la causa principal de que se hubiera atrevido a hacer ese género de promesas, en forma solemne, a todo un pueblo que ya se había levantado en armas contra él, precisamente porque tenía por costumbre no dar cumplimiento ni a la Constitución, ni a lo que, desde la- entrevista con Creelman, había ofrecido. De tiempo atrás venía dando el general Díaz señales evidentes de fatiga cerebral... Las deficiencias de la memoria y las frecuentes somnolencias durante el día eran las más aparentes... Para colmo de complicaciones, la grave enfermedad que una extracción de muelas mal hecha le originó, vino a crear una situación verdaderamente desesperada. En la cama, con una calentura elevadísima, teniendo toda la cabeza hinchada por una terrible infección, privado de alimentos y sin poder hablar más que por monosílabos, quedó de hecho inhabilitado durante muchos días. En opinión de los médicos, no desmentida por los hechos que presenciamos meses y años después, nunca habría recobrado el general Díaz, por franco que llegase a ser su alivio, la plenitud de las facultades indispensables para continuar rigiendo los destinos del país. La enfermedad adelantó lentamente y para siempre la obra destructiva de los años: en unos cuantos días acabó de apagar una excepcional actividad física e intelectual (2). (1) Limantour, José sobre mi Vida Pública, (2) Limantour, José sobre mi Vida Pública, Yves: Apuntes pág. 149 (1965). Yves: Apuntes pág. 257 (1965). Sr. JOSE MANUEL PÉREZ Encontramos al señor José Manuel Pérez trabajando como ayudante del licenciado Aarón Sáenz. A los 73 años, recuerda "como si fuera hoy" los hechos de Casas Grandes. Tenía entonces 17 años y, a' margen de cualquier idea política, su participación en el sector de los federales se debió al sentido de disciplina que le habían inculcado en el Colegio Militar, del que acababa de egresar. —Pertenecí a la columna de refuerzo al mando del general Samuel García Cuéllar. Cuando llegamos a Casas Grandes, el coronel Martín Luis Guzmán se había replegado, sólo quedaban en su poder el Cuartel General, el edificio del Cuerpo de Rurales, el Hospital, la Escuela y la Iglesia, en cuya torre se había montado una ametralladora. —Recuerdo muchos actos de valor en ambos bandos contendientes. Por ejemplo, tomamos una casa donde se parapetaba un grupo de revolucionarios. Murió la mayor parte, pero capturamos a siete. Ante el pelotón de fusilamiento las reacciones eran diferentes: unos empalidecían, a otros se les notaba el pánico. Pero había uno que demostraba u n a s e r e n i d a d asombrosa. Recuerdo solamente el apellido del hombre: Ortiz. Solicitó que le dieran una hoja de papel. Escribió, con mano firme, sobre un cajón de embalaje. Luego pidió que le sacaran las botas, y del forro interior de ellas extrajo algo más de doce mil dólares. Son el producto de la venta de mi rancho —explicó—, y no el producto del robo que los ricos hacen a los pobres. Le pido a usted, señor oficial, que lo entregue a mi mujer, y entregó después a cada uno de los hombres del pelotón de fusilamiento 10 dólares. Nunca he visto serenidad igual. VALIENTE —También del lado federal había hombres templados y valientes. Por ejemplo: Cuando ya habíamos llegado y contraatacábamos, el jefe del Estado Mayor gobernista, teniente coronel Rafael Agializ, envió un mensaje al general García Cuéllar indicándole que él y su gente presentaban un blanco demasiado evidente. En efecto, el general García Cuéllar, con su uniforme negro y sobre un caballo del mismo color, resaltaba en el dorado del campo de trigo en el que se encontraba. Hemos venido a que nos vean y no a escondernos, recalcó el general. —Ya cuando se habían retirado los revolucionarios y el general García Cuéllar recibía el parte de novedades, un francotirador voló la cabeza al caballo del mayor ingeniero Vito Alesio Robles. A pesar de este hecho, el general García Cuéllar no se inmutó y continuó recibiendo el parte que se refería al número de muertos y heridos, y al de prisioneros revolucionarios (unos sesenta), entre los cuales se encontraban el Jefe del Estado Mayor maderista, coronel Eduardo Hay. En eso estábamos cuando, desde una casa localizada a unos 6 u 8 metros, surgió un disparo. La bala, expansiva, dio en el brazo del general, destrozándoselo. El caballo cayó muerto. Allí, en el hospital, se le amputó el brazo. Yo guardé la manga, manchada de sangre, con esquirlas de huesos. La manga la llevé a Chihuahua. Se la regalé al ingeniero Federico García Cuéllar —que todavía vive—, hermano del general. —En cuanto al coronel Eduardo Hay, fuimos buenos amigos. Una granada le había vaciado el ojo. Yo se lo volví a colocar, con un pañuelo, en la cuenca. Luego pusimos a Hay en una litera. Era un hombre valiente. Después, ya en Chihuahua, solía ir yo al hospital a jugar ajedrez con él. Conversábamos mucho y simpatizábamos. Un día me dijo: —Usted es muy joven. Pérez, y no debe luchar del lado federal. Véngase conmigo. Tengo un plan para escaparme y le propongo que huya conmigo. —No, le contesté. Soy un militar profesional y mi deber es defender la constitución, según la tradición heroica del Colegio Militar. Yo termino de este lado. Lo que sí le puedo ofrecer, como amigo y como ser humano, es ayudarlo para que usted se vaya; y, es más, sé de alguien que podría irse con usted. Y así fue. Hay me explicó su plan. Yo le presenté al teniente José Sánchez Chávez, del 6o. batallón de infantería y procedente de la Escuela Militar de Aspirantes, y les proporcioné las llaves. Huyeron los dos. Yo había servido al ser humano, pues lo más probable era que fusilaran a Hay. Testimonio Viviente. Agosto de 1966. Don José Yves Limantour, ministro d e T Hacienda en el Porfiriato, quien se hz-M liaba en Europa, fue llamado por don Porfirio Díaz, para que le ayudara a sortear la crisis que precedió a su caída. Con Listón Azul y Rojo Aquel último tinglado que los porfiristas habían armado en la capital de la República, en nada impresionó a los revolucionarios del Norte. Don Francisco I. Madero, don Abraham González, Pascual Orozco y Francisco Villa, seguían fundiendo cañones y acopiando armas y caballos, y recibiendo más y más hombres de la ciudad y del campo que, presurosos y entusiastas, cogían sus winchester y montaban en sus caballos para enrolarse con los revolucionarios, anudándose al sombrero el listón azul y rojo y prendiéndose en la camisa el escudo de metal con la efigie de Madero. Cada día es mayor el apoyo moral que la clase rural da a hs alzados. Sucede, igualmente, que los ensueños, la ambición, la aventura, la guerra, tientan a la juventud. Los adolescentes se dan de alta en las filas revolucionarias apenas los grupos de alzados pasan o rozan L·s rancherías o los pueblos. Los jóvenes rústicos a la sola idea de desenvolverse en una nueva vida, que ya no fuese la del aislamiento y la oscuridad de los campos labrantíos o de las faenas de la arriería o del pastoreo de ganados, se incorporaban a la Revolución como quien se asocia a otro mundo. Por todo esto L· Revolución es incontenible. Está más allá de las fuerzas militares o políticas del gobierno, sin tener el poder político o militar del gobierno; y no es que se estuviera produciendo un milagro, sino que se estaba desarrollando un fenómeno característico de un pueblo rural, al cual el Estado no le daba el valor que potencialmente poseía tal pueblo (1). Arriba, José Yves Limantour, desesperado por la pérdida de su empleo. Abajo, se van los gobernadores porfiristas, porque: "Al canasto, viejos, se acabó el gobierno" (LA SÁTIRA, 23 de abril de 1911). Por eso fue en el campo donde prendió la chispa con mayor fuerza y campesinos eran los hombres que seguían a Jesús Carranza, a Emilio Salinas y a Cesáreo Castro, que por aquellos días amenazaban a la ciudad de Ojinaga, en Chihuahua. Y hombres que manejaban el arado eran también los que iban tras los sonorenses Severiano Talamante, Benjamín Hill y Juan Cabrai, quienes después de apoderarse de varios pueblos de Sonora, se unen con los revolucionarios sinaloenses R a m ó n Iturbe, Conrado Antuna y Juan Banderas. (1) Valadés, José C: Historia de la Revolución Mexicana. T. I , Pág. 285 (1963). A los campesinos se unieron muy pronto los mineros, sobre todo los del Estado de Durango, cuyos minerales fueron tomados, un día tras otro, por las gentes acaudilladas por Herculano de la Rocha, José Maciel y Martin Triana. Los eslabones de aquella cadena de hombres alzados contra la tiranía, se fueron multiplicando en los primeros meses a lo largo y a lo ancho de toda la República. A poco, vinieron los levantamientos en los Estados del Centro y del Sur del país. En Tepic, Martín Espinosa y Rafael Buelna se lanzaron contra los federales al frente de ciento cincuenta hombres, y en Jalisco Julián del Real combatía por la causa del maderismo. En el Estado de Guerrero, los hermanos Figueroa, Ambrosio, Francisco y Rómulo tomaron varios centros agrícolas, acuciados por la urgencia de hacerse justicia por sus propias manos ante las constantes vejaciones de los hacendados. Este fue también el motivo que hizo sublevarse en el Estado de Morelos a Pablo Torres Burgos, a quien pronto seguiría, en la más grande epopeya rural que se haya desarrollado en México, el caudillo del Sur, Emiliano Zapata. Antes que ellos, un hombre de edad madura, de los más convencidos antirreeleccionistas, don Luis Moya, se lanzó a la lucha armada en el Estado de Zacatecas, y durante tres meses, de febrero a mayo de 1911, consumó valerosas hazañas al apoderarse de varias poblaciones de aquel Estado. En un golpe de audacia, el coronel Luis Moya tomó la ciudad de Zacatecas el 8 de abril de 1911. Sus abigarradas tropas desfilan por las pintorescas calles. Su nombre adquiere fama rápibarba rubia y ojos azules, cuya simdamente. Su presencia es respetable: patía era arrolladura no sólo por sus largas barbas, corpulento, acerado el triunfos sino también porque con él carácter. Se cuenta que estando en no había lugar a desmanes ni atroChalchihuites en una fiesta torera (1) Morales Jiménez, Alberto: Homle anuncian la cercanía de fas fedebres de la Revolución Mexicana, pág. 82 (1960). rales. Calcula su tiempo con reloj en mano y a la hora fijada toma la El general Bernardo Reyes, uno de los ciudad de Zacatecas, un Domingo de más capaces colaboradores de don PorfiRamos. Los fieles lo ven pasar por las calles en actitud victoriosa W. W rio, se ausentó del país en los dias que Pero aquel hombre apuesto de -L precedieron a la caida del mandatario. LUIS MOYA Hay individuos q u e necesitan aguardar muchos años para cumplir un destino: a esa categoría corresponde Luis Moya. Ya empezaba a ser viejo cuando comenzó ¡a Revolución. La espesa barba cerrada que en un tiempo fuera rubia, como la de un principe austríaco, se había detenido y manchado de canas; los ojos azules, penetrantes, habían perdido mucho de su luz, como un cielo que comienza a nublarse, pero quedaba intacto el fuego interno, las impresiones que se graban desde la niñez y que son las postreras en borrarse. No fue nunca Luis Moya porfirísta ni figuró jamás en la política; hombre de campo, sus negocios fueron más bien de agricultura o minería en distintas comarcas. Llevaba el nombre de su padre y estaba emparentado con familias de ricos terratenientes; si hubiera sido codicioso hubiera medrado por la adquisición de terrenos, pero había en él un aventurero. Los peones y los caporales de San Agustín de Melilla vieron partir con dolor al "amo chico", el día en que se decidió a ir a correr el mundo. La juventud y la madurez de Moya fueron de alzas y bajas, abusaba de la suerte y la suerte lo acariciaba con largueza, lo protegía en los negocios pellos, pronto desapareció del escenario revolucionario. El 8 de mayo de 1911, al entrar triunfante a la ciudad de Sombrerete, una bala disparada furtivamente desde la torre de un templo, segó su vida. Sobre los adoquines de una calle de Sombrerete quedó el cuerpo sin vida de don Luis Moya, pero la Revolución seguía avanzando inconteniblemente. Por aquellos mismos días don Francisco I. Madero protagonizaba memorables hechos en Ciudad Juárez. A la vez, Emiliano Zapata preparaba sus fuerzas para apoderarse de la ciudad morelense de Cuautla, y otro inquieto revolucionario, Ambrosio Figueroa, se comunicaba con el señor Madero para informarle que con doce mil hombres sobre las armas tenía dominado al ejército federal, en el sur del país. Los miembros del Partido Científico se ven de duelo y en actitudes ridiculas ante la inminente desaparición del Porfiriato. (LA SÁTIRA, 23 de abril de 1911). y en los amores, pero le hacia mohines en los albures cuando llevaba sus ganancias a la mesa de juego para perderlas. Así perdió varias fortunas hasta quedarse arruinado de dinero, perc no de esperanzas de recuperarlo, aun cuando empezaba la vejez. En esa juventud espiritual, llena de experiencias y aprendizajes, lo encuentra la Revolución, viviendo provisionalmente en la ciudad de Chihuahua. Fue uno de los socios fundadores del Club Antirreeleccionista, amigo de Abraham González, del coronel Lomelín, de Cástulo Herrera, de Guillermo Baca y de otros muchos. A veces se le tenía desconfianza por su misma fogosidad. Pasa Madero por la ciudad de Chihuahua y en dos palabras se reconocen y se traba entre ellos un compromiso solemne. Moya es de los primeros en lanzarse a la lucha. Su sector iba a ser entre Parral y Jiménez, pero muerto Guillermo Baca, su compañero, y no encontrando oportuna cooperación se dirige al Estado de Zacatecas, que conoce como la palma de sus manos. Lo que Moya hace en unos cuantos meses es inaudito y tiene el tinte de la más alta hombría. Su aspecto sobre el caballo es el de un general boero, paternal y al mismo tiempo imperioso, león en el combate y sereno en la victoria. En Chalchihuites le anuncian la proximidad del enemigo cuando está presenciando una corrida de toros y espera que la fiesta termine para salir a batirlo. En Zacatecas pide la plaza hablando telefónicamente con el gobernador, fingiéndose un jefe federal, se le niega y anuncia que la tomará; y un Domingo de Ramos, a la hora que la gente sale de la Catedral, su columna atraviesa la población. Se hacen famosos en unos cuantos días, el valor la audacia y la rapidez de los movimentos de aquel guerrillero distinto a todos los otros por su conducta. Los miserables siempre se remedian cuando llega Moya a una plaza. Soñando en el advenimiento de otra época, llega a la ciudad de Sombrerete, que fuera el sitio de su cuna. El combate está en sus postrimerías, casi rendida la población, cuando sabe que el jefe político, Juan Bautista de la Parra, uno de sus amigos de la infancia, está en serio peligro, y él mismo se encarga de ponerlo a salvo con su familia. Realizado este deber de amistad, regresa a su cuartel ubicado en la casa paterna. La noche está serena y la ilumina una luna en creciente. Han cesado los tiroteos y la calle real por donde van atravesando está en completa calma; pero de improviso suena un disparo: el fogonazo sale de uno de los balcones del edificio que fuera antaño el Colegio del Cura Zubiria y le atraviesa la espalda destrozándole los pulmones. No hubo necesidad de más para terminar con su vida. Moría casi la víspera — 8 de mayo de 1911— en que se firmaban los tratados de Ciudad Juárez y que se declaraba por los mismos, un armisticio en todas las líneas del combate. Moría en plena apoteosis. Su cadáver se traslada al pueblo de Nieves para que se le dé sepultura junto al de su esposa, como había sido su voluntad, y es seguido por una multitud que se va engrosando en todas las rancherías. La marcha González Ortega del inolvidable maestro Villalpando hacía más solemne aquel cortejo. Biografía de Luis Moya, por Puente, Ramón; incluida por Daniel Moreno en Los Hombres de la Revolución (1960). FRANCESCO #. MADERO M E n mil novecientos once, diremos año primero, comenzó la oposición de don Francisco I. M a d e r o . El día dieciséis de abril ¡ Ah, qué día tan señalado!, a la u n a de la m a ñ a n a el fuego se h a comenzado. L a cuestión que trai M a d e r o con el señor don Porfirio es de defender la patria porque nos había vendido. El fuego duró dos días estuvo buena batalla más de varios pobrecitos se quedaron en la raya. Ya les vendió los terrenos a los que tienen dinero los pobres nos quedaremos haciendo aire con sombreros. Señor don Ricardo Estrada gritaban con muchas ganas muchachos suban arriba, y suénenle a las campanas. N o nos queda otra salida más que ayudar a M a d e r o . vamos a exponer la vida, ahí está Dios, lo primero. J u a n de Olague se arrojó nomás le llovían las balas a la torre se subió y repicó las campanas. Adiós Villa de Santiago tú eres la más afamada quién te vido quién te ve pareces depositada. C u a n d o estaba repicando le llovían por dondequiera esa fue la contraseña para terminar la guerra. T u s pueblos se te cambiaron todos en contra de ti los tendrías muy agraviados según m e parece a mí. El diecisiete en la noche la guerra se terminó dicen que ganó Madero y al capitán lo agarró. Decía don Ricardo Estrada, también su hijo Baldomero, al cabo morir es n a d a ayudándole a Madero. Lo han paseado por la calle que diga, viva Madero, y él decía, viva Porfirio, a u n q u e yo muera primero. Decía Antonio Nevares muchachos, no hay que temer, la Virgen de G u a d a l u p e nos ha de favorecer. M a d e r o levantó el grito y luego se fue a la guerra se fue a defender la patria y engrosar nuestra bandera. Francisco H e r r e r a Corral les dice a sus compañeros, es fuerza darle la m a n o a Jesús M a r í a Manqueros. Y se acabaron los versos ya acabaré por cantar la bola ha rodado mucho aquí se vino a parar. F. García. (1) Armando de María y Campos, La Revolución Mexicana a través de los Corridos Populares. RESUMEN Masan « Publicación Semanal Ilustrada de la revista Documenta Americana. Editada por Publex, S. A., Bolívar No. 154, México 8, D. F. Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial, A. C. Director Responsable: Rubén Guerrero Caballero. Director de la Obra: Vicente Casarrubias C. Asesor: Diego Arenas Guzmán. Coordinador: Enrique Rodríguez Zamacois. Redactores: Salvador de la Cruz, Gabriel Pereyra. Presentación Gráfica y Dibujos: Enrique Velázquez Mora, Jorge Hernández Osorio, Leopoldo Zabala Sánchez, Heladio Velarde, José Armida Velasco. Fotografías: Fernando Lipkau E., José Luis Monter M., Fotos Casasola, Estudios Abitia. Grabados, caricaturas, testimonios periodísticos: Héctor D. Falcón, Fondo de Cultura Económica, Instituto de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, Hemeroteca Nacional, Taller de Gráfica Popular, A. C. Autorización como Correspondencia de 2a. clase (en trámite) © Copyright by Piccadilly P. & N. S., Montevideo, Rep. 0 . del Uruguay, año 1966. © Derechos reservados por Publex, S. A., México, D. F., Estados Unidos Mexicanos, año 1.966. Registros en la Dirección General del Derecho de Autor de la Secretaría de Educación Pública de los Estados Unidos Mexicanos (en trámite). Reg. como Correspondencia de 2a. Clase en la Administración de Correos de Guatemala (en trámite). Distribuidores exclusivos: Distribuidora Publex, S. A.,Bolívar No. 154, México 8, D. F. Impresa por Compañía Impresora Simón, S. A., Poniente 150 No. 820. México 14, D. F. Printed in Mexico. Impreso en México. OCTUBRE 5 DE 1SG6 DISTRIBUIDORES Y AGENTES ARGENTINA: Agente de suscripciones: Publex, S.A., Maipú 43, Buenos Aires. Distribuidor de fascículos: Distribuidora Universal, S. R. L. Herrera 513, Buenos Aires; COLOMBIA: Distribuidora Tequendama, S. 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Ponce 1432, Montevideo; VENEZUELA: Distribuidora Guaicaipuro, C. A., Principal a Santa Capilla 4, Caracas; Distribuidora Continental, S.A., Ferrenquín a la Cruz 178, Caracas, Venezuela. N U E S T R A P O R T A D A : Ciudad Juárez ha sido sitiada por la Revolución, y su jefe, don Francisco I. Madero, estudia con don Venustiano Carranza los planes del ataque. EN EL P R Ó X I M O N U M E R O : ¡VIVA ZAPATA! Ambrosio Figueroa se levanta en armas en el Estado de Guerrero. Las primeras andanzas de los revolucionarios guerrerenses. Un campesino que protesta contra el despojo de las tierras y coge su fusil: Emiliano Zapata... DE LO PUBLICADO El 20 de noviembre de 1910, en el Estado de Chihuahua, se inició la revolución anunciada por Francisco I. Madero. El 22 de mayo de 1909 Madero había fundado el Centro Antirreeleccionista de México e iniciado una fructífera gira política que culminó en la Convención del Tivoli del Elíseo, donde se proclamó la fórmula presidencial Madero-Vázquez Gómez. Con todo, en las elecciones del 26 de junio de 1910 se consumó el último gran fraude electoral del porfirismo. Luego de su encarcelamiento en Monterrey y San Luis Potosí, Madero escapó el 4 de octubre de 1910 y se refugió en San Antonio, Texas, desde donde dio a conocer el Plan de San Luis. Las consignas revolucionarias de Francisco I. Madero, y las de Ricardo Flores Magón, encontraron amplio eco en el pueblo. De junio a noviembre, en Valladolid, Yucatán; en Sinaloa, en Tlaxcala, en la ciudad de México, en Puebla, estallaron los primeros relámpagos revolucionarios. En Puebla, la trágica muerte de Aquiles Serdán, precedió a los combates de Pedernales, Cerro Prieto, Mal Paso, Ciudad Guerrero y Casas Grandes. Un ejército pertrechado con magníficas armas se enfrentó a una legión en aumento de hombres salidos del pueblo, dispuestos a morir con entereza. El ataque a trenes militares dio fama a Pascual Orozco y a Pancho Villa. El 30 de noviembre de 1910 Orozco tomó Ciudad Guerrero, donde fundó el primer gobierno municipal de la Revolución. La Revolución se extendía por todas partes. Abraham González y muchos otros jefes se alzaron decididamente contra el porfirismo. El ejército federal no respondió a las esperanzas depositadas en él. El general Navarro reconquistó Ciudad Guerrero, pero lo hizo 48 horas después que la abandonaron Orozco y Villa. En Baja California los hermanos Ricardo, Enrique y Jesús Flores Magón, quisieron convertir a la península en un baluarte contra el porfirismo. Pero los magonistas, acusados falsamente de querer declarar una República independiente o de pretender anexar Baja California a los EE.UU., se vieron forzados a refugiarse en la nación vecina, donde fueron recluidos en penales. En el Hotel Hutchins, de San Antonio, Madero recibía las noticias de la Revolución. El 14 de febrero eiitró en territorio mexicano, se encontró con Abraham González, y con un grupo de 132 hombres se encaminó a Casas Grandes, punto clave del Ferrocarril del Noroeste, distante 190 kilómetros. Atacaron la ciudad el 6 de marzo y hubieran vencido a la guarnición de poco más de 323 hombres de no haberse producido la inesperada llegada del general porfirista Samuel García Cuéllar, quien con 500 hombres, los obligó a retirarse. Madero se refugia en la hacienda Bustillos, mientras los EE.UU. movilizaban sus tropas para proteger su frontera y Porfirio Díaz hacía aprobar por el Congreso una ley suspendiendo las garantías constitucionales en toda la República. En su mensaje del lo. de abril a las Cámaras, promete sustanciales modificaciones en la justicia y a la ley electoral. Parecía amedrentado por la subversión que ya cubría el país. El asesinato de Luis Moya, respetado líder de Zacatecas, avivó la hoguera. Emiliano Zapata se preparaba ya para lanzarse sobre Cuautla y Ambrosio Figueroa comunicaba a Madero que sus 12 mil hombres dominaban a las fuerzas federales del Sur... PLAN DE LA OBRA Todas las semanas aparecerá un fascículo de "Crónica Ilustrada Revolución Mexicana", profusamente ilustrado con un extraordinario acervo fotográfico. Cada cuatro números se incluirá la reproducción parcial o total, a todo color, de una obra de arte de la pintura mural mexicana, así como mapas, también a color, de las campañas militares. En las contratapas irán apareciendo corridos, grabados, personajes históricos, así como trajes y armas características de la época. Oportunamente se brindarán al público elegantes tapas-libro para facilitar la conservación de la obra. Con cada tapa-libro se obsequiará un disco de larga duración de canciones revolucionarias. LA CIUDAD SITIADA Al PÍA Hp la ÇÎPrra rtl T I C U C l a O í d l a B ustillos era una hacienda del Es- tado de Chihuahua en la que los revolucionarios norteños acampaban para reparar sus fuerzas después de los combates contra los federales. Hasta aquel sitio de difícil acceso, por hallarse en las primeras estribaciones de la Sierra Madre Occidental, llegó don Francisco I. Madero a mediados del mes de marzo de 1911, con el brazo todavía en cabestrillo y molesto aún por la herida que había recibido en Casas Grandes, donde los maderistas tuvieron que emprender la retirada ante el sorpresivo y abrumador ataque del general Samuel García Cuéllar. En la casa de la hacienda meditaba Madero sobre la urgencia de apoderarse de cualquiera de las dos plazas más importantes del Estado, la capital Chihuahua, o Ciudad Juá- ferroviarios y el mantener bajo su vigilancia las dos líneas que atraviesan el Estado de Chihuahua, el Ferrocarril del Noroeste y el Central, ambos convergiendo en Ciudad rez, y así se lo dijo al ingeniero Juárez. Rafael Aguilar, hablándole de sus Finalmente, don Francisco I. Maproyectos: Mi próximo plan consiste dero decidió hacer los preparativos en marchar sobre la línea del Ferropara avanzar sobre Ciudad Juárez, carril Central. En caso de que se operación militar que requería url encuentren trenes suficientes, ovanzar sobre Ciudad Juárez, y en caso (1) Aguilar, Rafael: Madero sin Máscontrario, tomar Chihuahua (1). cara, citado por Mancisidor, José: Porque el tren era el medio inHistoria de1965 la Revolución Mexicana, p a g 120 dispensable para acercarse a los gran' < )des centros de población en aquellas inconmensurables extensiones norteFrancisco Villa V Otros de SUS COmpañefias y a ello debíase también que los r „ flrmflrfn(! ¿cta ln< riipntp* ¿n ln<: revolucionarios tuvieran como una , ™S' J™. 8 ? 08 n a s t a 'OS aientes, en IOS de las principales miras de sus ata- W " i a s oeCISIVOS para la Revolución en el ques, el apoderarse de los convoyes X Norte de la República. gran esfuerzo, tanto por la distancia a recorrer, como también porque el camino debía hacerse a lo largo de la vía del Ferrocarril del Noroeste, donde muchas de las estaciones tenían guarniciones federales. De esa manera no se avanzaba en recta hacia Ciudad Juárez, sino dando un gran rodeo que significaba hacer un camino de unos 450 kilómetros aproximadamente, pero con la ventaja prevista de poder usar el ferrocarril en muchos tramos, cargando la tropa, la caballada y la impedimenta en los trenes que sorprendieran en el camino o cuyo personal se plegara a los revolucionarios. Madero se sentía confiado y optimista, porque a los pocos días se vio rodeado de un verdadero ejército, compuesto por dos mil quinientos hombres que comandaban los más arriesgados jefes revolucionarios de aquellos días, Raúl Madero, Pascual Orozco. Francisco Villa y J o s é Garibaldi. ~ Tocado COn Ull Sombrero texano }y rodea. . ... ... i D do de sus valientes soldados, Pascual Orozco aparece aquí en plena campana^ revolucionaria. -J-' ~ " " " ^ " ^ ^ F | FnCUGIltrO ^ - _ . , En uno de los últimos días del mes de marzo, llegaron a BustiUos. para reunirse con Madero, José de la Luz Blanco y Pascual Orozco, llevando con ellos varios centenares de hombres bien armados y pertrechados. Fue entonces cuando alguien comunicó a Madero que acababa de llegar también Pancho Villa, a quien los ayudantes del caudillo hicieron entrar a una sala de la hacienda improvisada como despacho. —Pero Pancho, qué joven te veo —le dijo Madero-—. Sé que te estás portando muy bien. Mañana iré a San Andrés a conocer a tu gente (l). Porque era en San Andrés, un poblado próximo a Bustillos, donde Francisco Villa tenía concentradas sus fuerzas. Y hacia San Andrés partió al día siguiente el señor Madero. Aquella histórica visita que el jefe de la Revolución hiciera al cuartel general de Pancho Villa, sirvió para que la fama de este tomara mayor arrai entre los revoiUcionarios chihuahuenses. Pancho Villa acababa de realizar una campaña contra los federales en la parte sur del Estado, teniendo a San Andrés como punto de partida. Había derrotado a los federales cerca de Santa Rosalía de Camargo, sosteniendo una serie de combates con los federales alternando entre triunfos y derrotas, pero siemia ofensiva, siempre tras el pre en enemigo. Atacándolo hoy por el frente> flaqueándolo por la noche y al amanecer por la retaguardia. El fue e\ creador de esa táctica: rapidez de movimiento, que tan magistralmente había de poner en uso, con sus divisiones motorizadas, el famoso "Zo¿ei Desierto" general Rommel, rro en su campaña legendaria de África ; o s an-os ¿e fa última guerra en mundial (2). Cuantos se hallaron presentes en aquella revista de tropas, quedaron sorprendidos de lo bien montada, armada, municionada y disciplinada q u e estaba la gente de Pancho Villa. Eran setecientos hombres cabalgando m U y buenos caballos, y en cuyos (i) Calzadíaz Barrera, Alberto: Hechos Reales de la Revolución, T. I, pág. 59 awi). ífLSfflta / ¾ ¾ ¾ 5 ¾ (1961). LA SOLUCIÓN "Madero, Pascual 0 r o z c o, Francisco Villa, Garibaldi, Eduardo Hay, Raúl Madero, Roque González Garza, Abraham González, otros muchos hombres de ideal, combatían con las armas por la Revolución. Otro hombre combatía acá en la capital por la misma causa, sólo con su pluma. Era Blas Urrea, seudónimo de Luis Cabrera. "No —escribía Blas Urrea ante las perspectivas de paz ofrecídas por el porfirismo—. Si queremos la paz, debemos buscarla por medios más prácticos y más expeditos. La sola adopción por parte del Gobierno, de la bandera enarbolada por la Revolución, no basta para desarmar a los rebeldes, ni podrá restablecerse esa paz que tanto necesitamos por medio de simples arreglos domésticos efectuados en el seno del partido que se encuentra en el poder, y sin tomar en cuenta a los que con razón o sin ella ya se han lanzado a las armas en persecución de sus ideales políticos. "La Revolución no puede concluir más que de tres modos: o por su completo aniquilamiento; o por su triunfo, o por una transacción. "El completo aniquilamiento de la Revolución por medio de la fuerza es obra larga, difícil e incierta; sin contar con que sus resultados son meramente transitónos. "El triunfo de la Revolución es de pronóstico exactamente igual al de su aniquilamiento, con más el peligro de una nueva dictadura. "La transacción franca y leal del Gobierno con los revolucionarios es la única solución rápida, patriótica y práctica, y tendría por efecto algo más trascendental, que es necesario no dejar de te- sus autores, se apaga antes d« comenzar a producir los nocivos resultados de todas las revoluciones. "El señor Limantour en nombre de la paz y de la independencia de nuestra patria ha exhortado a los mexicanos a unirse. Los que lo han escuchado no quieren entender esta exhortación más que como dirigida a los revolucionarios para que depongan las armas. "Yo por causa de esa misma paz que todos desean, en bien de esa patria que no amo menos que el señor Limantour, y en nombre de todos los que sienten ansias de justicia y de igualdad, pero que no han acudido a la armas para conquistar derechos por la fuerza, exhorto y conjuro al general Díaz y al Gobierno entero a deponer también las armas, a procurar la unión, a hacer a un lado la orgullosa rebeldía que se esconde tras de la frase vaga de la conservación del principio de autoridad y tratar franca y patrióticamente con los revolucíonarios sobre el restablecimiento de la paz. Y si ello no puede lograrse sino con el sacrificio de la personalidad política del mismo general Díaz, éste que siempre ha declarado que jamás ha perseguido más fines que el bienestar del país, deberá retirarse a la vida privada, haciendo el sacrificio de su amor propio de gobernante y de estadista en aras de la tranquilidad y de la independencia de México (26)". ner en cuenta- haría r n n r l u i r una Parágrafo final del artículo La Situa- ner en cuerna, nana concluir una revolución en el momento preciso ción en que no ha comenzado aún a producir jacobinismos, dando así al mundo el eiemnlo rarn ríe una Diario del Hogar, de 29 y 30 del mismo marzo y La Opinión, de Veracmz — P°rque el Diario del Hogar ha ai mu nao ei ejemplo raro ae una revolución que después de rendir los frutos que de ella esperaban b i a s ¡ d 0 s u s p e n d ¡ d o p o r e. Gobierno— correspondiente al 5 de abril del precitado año. (26) El Lie. Blas Urrea fue el primero que pidió públicamente la renuncia del general Díaz, 0bras Políticas del Lie. Blas Urrea. Po|ítica e n f í n e s d e m a r z o d e i g n , publicado en ios periódicos El semblantes rudos pero alegres asomaba la impaciencia por trenzarse en batalla con los soldados de un régimen que los había oprimido durante tantos años. Entre todos ellos sobresalía la figura de Pancho Villa, que en uno de los muchos desahogos sentimentales a que era tan afecto y en los cuales dejaba ver su franqueza campesina, hizo este comentario al ver a aquel hombre de pequeña estatura, que soportaba todos los rigores del tiempo y todas las incomodidades de la campaña militar sin mostrar el menor disgusto: Madero es un rico que pelea por el bien de los pobres. Yo lo veo chico de cuerpo, pero creo que es muy grande su alma. Si fueran como él todos tos ricos y poderosos de México; nadie tendría que pelear y los sufrimientos de los pobres no existirían, pues entonces todos estaríamos cumpliendo con nuestro deber. Porque, ¿ cuál ha de ser la ocupación de los ricos sino trabajar por sacar de su miseria a los pobres ? W. El Ejército Libertador Antes de salir de Bustillos, ya resuelto a atacar Ciudad Juárez, el presidente provisional de la República Mexicana y jefe de la Revolución, don Francisco I. Madero, nombró coroneles a Pascual Orozco y a Francisco Villa, expidió un decreto por el cual se establecía el pago de un peso diario a los soldados de aquel ejército al que se daba el nombre de Ejército Libertador, y dio otras disposiciones igualmente importantes a fin de que fueran pensionadas las familias de los revolucionarios que murieran en campaña; que los desertores comparecieran ante los consejos de guerra y que quienes hubieran prestado sus servicios a la causa de la Revolución fueran compensados con terrenos nacionales (2). Hecho esto, una mañana de principios de abril el Ejército Libertador empezó a movilizarse en la hacienda de Bustillos. Se trataba de ir despejando el peligroso y largo camino que conducía a Ciudad Juárez y a la vez de provocar la confusión y el desconcierto entre las tropas federa(1) Guzmán, Martín Luis: Memorias de Pancho Villa, citado por Cervantes M., Federico: Francisco Villa, y la Revolución, pág. 22 (1960). (2) Valadés José C : Imaginación y Realidad de Feo. I. Madero. T. II, pág. 140 (1960). les que, en número cada día más elevado, se concentraban en las principales ciudades y centros ferrocarrileros del Estado de Chihuahua, pero particularmente en la capital del Estado, porque el gobierno creía, equivocadamente, que los revoluciónarios atacarían esa ciudad. ¡NO SE VAYAN! ¡REGRESEN! !•••••• El anuncio hecho a las tropas de que "la Revolución habla terminado" causó mucha extrañeza y desconcierto. Madero se preparaba para dirigirse al Sur cuando recibió la noticia, no confirmada, de que el presidente Porfirio Díaz había anunciado su propósito de renunciar si era concertado un tratado de paz con los revoluciónarios. El caudillo envía prestamente mensajeros a los grupos La incertidumbre sobre los planes de los revolucionarios norteños se reflejaba en los comentarios y pronósticos que hacía la prensa gobiernista de la capital de la República, en donde el presidente Díaz, postrado en el lecho del dolor en su casona de la calle de Cadena, víctima de la de soldados dispersos, y a sus capitanes, que ya se alejaban, cada uno de regreso a su casa, para que volvieran sobre sus pasos. "¡No se vayan! ¡Regresen!", fue el grito que más se escuchó aquel día. Así, el domingo 7, vuelve a reiniciarse el sitio a Ciudad Juárez. El País, del lunes 8 de mayo de 1911, informó a la población de la capital de los sucedido. Un cable de El Paso, del día, decía que a las 2:14 A . M . , infección molar que lo había dejado medio sordo, se hacía leer noticias rj coronel Francisco Villa y los miembros r t A M n<;tentanrln In hipn « SU tseao Mayor, ostentanao 10 Dien W pertrechados que Se hallaban para atacar ^L Ciudad Juárez. ri Madero detenía su marcha ante un aviso de Vázquez Gómez, que acababa de recibir un telegrama de Washington, anunciándole la posible dimisión de don Porfirio, Al mismo tiempo, signo del descontento provocado por el porfirismo y del caos político en que había caído el partido gobemante, otra noticia informaba sobre el saqueo a la fábrica de hilos y tejidos de Metepec, empleando en el titular un lenguaje que no era habitual en las épocas anteriores: "La Compañía Industrial pedirá hoy al Gobierno Federal garantías que no puede o no quiere darle el Gobierno de Puebla". Testimonio Periodístico. Mayo 8 de 1911. UNA "Intimación hecha por Francisco Villa al comandante de las fuerzas federales de guarnición en Pilar de Conchos, Chih., para que entregue la plaza. "Marzo 5 de 1911. "Las fuerzas liberales maderistas sostenedoras de sus principios Sufragio Efectivo No Reelección, intiman a Ud. la rendición de esa plaza dentro del término de media hora y exigen de su patriotismo deponga las armas que la Nación ha puesto en sus manos para resguardar la integridad nacional, y no para que ese valiente ejército formado por el mismo pueblo se constituya en verdugo del mismo. "Esperamos que no le cegará a Ud. el capricho de militar pun- INTIMACIÓN donoroso para sostener la personalidad del déspota y tirano general Porfirio Díaz, que ha concentrado en sus manos un poder absoluto para oprimir al pueblo; arrancándole su libertad y ahogando sus virtudes cívicas; valiéndose del valiente ejército federal a quien tiene completamente engañado. Esperamos que no desatenderá Ud. los llamamientos de su patria que peligra y por conducto de nosotros sus hermanos le hace un llamamiento, imitando a muchos honorables generales que con sus batallones respectivos militan en estos momentos afiliados a nuestras fuerzas. "Si usted desatiende esta comunicación, haremos uso de las armas y en ese caso usted será responsable ante la historia y la Nación por el derramamiento de sangre hermana y será juzgado militarmente. Esperamos pues que si su capricho lo llega a cegar, salga al campo de honor; pero no queremos, por consideraciones altamente patrióticas, que la guerra se efectúe donde haya familias". Sufragio Efectivo. No Reelección. Pilar de Conchos, marzo 5 de 1911. El secretario, M. T. González. El jefe de Armas, Francisco Villa. Documentos Históricos de la Revolución Mexicana. Revolución y Régimen Maderista. Editados por la Comisión de Investigaciones Históricas de la Revolución Mexicana baje la dirección de Isidro Fabela. periodísticas como estas: Nótase de algunos días a esta parte en los insurrectos de Chihuahua, foco principal de la rebeldía, un movimiento de concentración que reclama ser atentamente interpretado... A nuestro juicio, esta conducta no obedece a un cambio reflexivo de táctica, no constituye un plan preconcebido: es una necesidad impuesta por la falta de elementos que hs impele a jugar el todo por el todo y fiar su suerte a un acto de desesperación. Y se entiende el motivo: cortado el camino por donde iban a los rebeldes toda clase de elementos, vigilada estrictamente la frontera, los revoltosos han de haberse visto privados de los recursos de que hasta hace poco les permitió vivir y luchar en L· forma que hemos dicho; en la actualidad, L·.escasez de esos recursos y de esos elementos los obligan a estrecharse (1). En la capital de la República se pensaba que los revolucionarios utilizarían el Ferrocarril Central para acercarse a Chihuahua o a Ciudad Juárez y, para evitarlo, había sido cortado en varios de sus tramos. Lo que no se imaginaban los estrategas porfiristas era que las huestes de Madero, Villa y Orozco no avanzaban por aquella línea férrea, sino que se En "La Casa Gris", sentados: Manuel Bonilla, Gustavo Madero, Francisco V. Gómez, Francisco I. Madero, Federico G. Garza, Venustiano Carranza, José M. Pino Suárez. De pie: Juan Dozal, Roque G. Garza, Juan S. Azcona, Pascual Orozco, Alfonso Madero, Garibaldi y R. Madero. movían a lo largo de la otra menos conocida, la del Ferrocarril d e l Noroeste, al pie de los imponentes picachos de la Sierra Madre Occidental, por entre lomas, valles y desfiladeros, hacia el norte siempre, esquivando al enemigo y recibiendo, en compensación, incontables muestras de simpatía y adhesión de los campesinos y pobladores de la región. Apenas salen de Bustillos, Madero hace que se le adelanten los coroneles Pascual Orozco y Francisco Villa, con José Garibaldi .y Raúl Madero, para despejar el camino y limpiarlo de federales; objetivo que se irá logrando en diversas jomadas, en las que recorren nuevamente los pueblos donde se han batido bravamente con las tropas gobiernistas: Mal Paso, Pedernales y Casas Gran(1) El Imparcial, 27 de marzo de 1911. FONDOS DE LA NACIÓN "Estado que manifiesta el monto de las existencias en efectivo, en las oficinas dependientes de la Administración Federal, así como la suma de los fondos del Gobierno depositados en los Bancos y Casas Bancarias que se mencionan, al separarse de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público el Ministro C. licenciado José Y. Limantcur, por renuncia que hizo de la cartera a su cargo. Agencia Financiera en Londres. Lbs. Ests 12.743.10.7 $ 124.407.50 Admínistraciones de Rentas de Tepíc. Baja Calífornia, Jefaturas de Hacienda, Pagadurías Civiles y Militares, Legaciones de la República, e t c . (Según pormeñor) 1.198.608.38 C o m i s i ó n de Cambios y Moneda 18.882.183.37 Aduanas Marítimas y Fronterizas 422.536.50 Dirección General de Correos y oficinas de su dependencia .. 1.341.894.86 Lotería Nacional 626.777.92 Casa de Moneda 76.784.79 Dirección del Timbre y sus Oficinas 495.878.79 Dirección de Telégrafos y sus Oficinas 135.888.07 Oficinas Consulares 39.633.61 Existencia en diversas oficinas: $ 23.344.594.29 (1) Tesorería de la Federación Billetes 605.195.00 Pesos fuertes .... 15.215.00 Tostones 15.224.00 Menudo 1.779.43 Centavos 120.00 Níquel 170.00 Moneda antigua y gastos menores por datar al fin del mes 391.80 Oro. Reserva 12.000.000.00 Existencia en la Tesorería $12.638.095.23 Resumen: Existencia en diversas oficinas $ 23.244.594.29 Existencia en la Tesorería 12,638.095.23 Existencia en Bancos y Casas Bancarias 27.162.184.44 Total $ 63.044.873.96 Este estado fue formado en presencia de los C. C. José Yves Limantour y Jaime Gurza, Secretario y Subsecretario de Hacienda, respectivamente. México, 25 de mayo de 1911." (1) N. del E. Si el lector se toma la molestia de verificar esta suma, adLimantour, José Yves: Apuntes sobre vertirá un error, por exceso, de cinmi Vida Pública (1965). cuenta centavos. des, hasta llegar a las proximidades de Ciudad Juárez. En 19 de abril —después de doce días de marcha— Madero y su ejército se apostan en las inmediaciones de esa ciudad fronteriza, y envían un propio al general Juan Navarro, comandante militar de la plaza, pidiéndole la rendición. El pliego no es contestado. "La Casa Gris" Ciudad Juárez extendía su caserío en una llanura sobre la que los rayos del sol de verano reverberaban implacablemente, sin que siquiera las misérrimas aguas del río Bravo del Norte proporcionaran la Don Francisco I. Madero arenga a sus soldados en los días dramáticos del asedio a Ciudad Juárez. Al fondo aparece Pascual Orozco. Los principales jefes de la revolución T Mérida fiel al llamado de la Revo- naciente: Francisco I. Madero, VenustianoÉ lució n T'arran?* Pasrnal flrn?™ e n el RnniiP finn , 9ue un hombre zalez Garza, reunidos con Otros COmpañeros. que "La Casa Gris" se llamó aquel recinto de adobe, envuelto en las tolvaneras del desierto, donde Madero ejecutó acciones definitivas para el porvenir de México, acompañado por su esposa doña Sara Pérez de Madero y por sus más fieles colaboradores, sus hermanos Raúl y Gustavo, los hermanos Roque y Federico González Garza, don Abraham González don Manuel Bonilla, Pascual Orozco, Francisco Villa, José Garibaldi, Castulo Herrera, el doctor Francisco Vázquez Gómez, el taquígrafo Elias de los Ríos, el doctor Ignacio Fernández de Lara y con ellos José María Pino Suárez, llegado desde * a convertirlo pronto vicepresidente legal; y también carranza, rascuai urozco, Koque bon- menor frescura al ambiente caldeado. Y allí, junto a las arenosas orillas del enjuto río, en tierra mexicana y teniendo a la vista los pocos edificios altos de la ciudad, que se alargaba en barrios pueblerinos de trazos irregulares, don Francisco I. Madero estableció el cuartel general del Ejército Libertador en dos cuartuchos de adobe en cuya entrada flameaban unas pequeñas banderas de México. ib barbudo, alto y severo, miraba con frialdad y fijeza a través de sus anteojos de oro, que había sido presidente municipal de su ciudad nativa, Cuatro Ciénegas, Coahuila, luego diputado federal y senador, y por breve tiempo gobernador de Coahuila, pese a lo cual se mantuvo siempre en la línea revolucionaria, como lo demostraba con su presencia en la "Casa Gris", dispuesto a contribuir con su esfuerzo a dar vigencia a los principios de la Constitución. Ese hombre era don Venustiano Carranza. Villa, Raúl Madero, Ganbaldi y Orozco empezaron a distribuir estratégicamente sus hombres detrás de montículos de arena, y a arrastrar los modestos cañoncitos, fabricados por ellos mismos, para instalarlos en las pequeñas alturas de aquella árida y desolada región. La cabaHería había sido dejada en la retaguardia, por haberlo dispuesto así el Estado Mayor de Madero, que juzgó inapropiado el uso de caballos en las mismas goteras U) de la ciudad, Madero, con su típica indumentaria de campaña, junto a su esposa Sara, vestida de negro, desde las (l) Cercanías, suburbios. PANCHO "Don Francisco I. Madero fechó una carta, el 24 de abril de 1911, en el campo de operaciónes, al oeste de Ciudad Juárez, que fue publicada por El Paso Morning Times al día siguiente y que textualmente dice: "Al coronel Francisco Villa equivocadamente se le atribuye haber sido un bandido en los tiempos pasados. Lo que pasó fue que uno de los hombres más ricos de esta región, quien, por consiguiente, era uno de los favoritos de estas tierras, intentó la violación de una de las hermanas de Villa y éste la defendió hiriendo a este individuo en una pierna. Como en México no existe la justicia para los pobres, aunque en cualquier otro país del mundo las autoridades no hubieran hecho nada contra Pancho Villa, en nues- VÊLLA VÊSTO POR tro país éste fue perseguido por ellas y tuvo que huir y en muchas ocasiones tuvo que defenderse de los rurales que lo atacaron y fue en defensa legítima de sí mismo como él mató a algunos de ellos. Pero toda la población de Chihuahua sabe que nunca robó ni mató a ninguna persona, sino cuando tuvo que acudir a la legítima defensa. "Pancho Villa ha sido muy perseguido por las autoridades, por su independencia de criterio y porque no se le ha permitido trabajar en paz, habiendo sido víctima,en muchos casos, del monopolio ganadero en Chihuahua, que está constituido por la familia Terrazas, quienes emplearon los métodos más ruines para privario de las pequeñas ganancias que él tenía explotando los mis- MADERO mos negocios, "La mejor prueba de que Pancho Villa es estimado por todos los habitantes de Chihuahua, en donde él ha vivido, es que en muy poco tiempo él ha organizado un ejército de más de 500 hombres, a los cuales él ha disciplinado perfectamente. Todos sus soldados lo quieren y lo respetan, "El Gobierno provisional le ha conferido el grado de coronel, no porque haya tenido absoluta necesidad de sus servicios, pues el Gobierno provisional nunca ha utilizado, en ningún caso, personas indignas. Por lo tanto, si se le ha expedido el nombramiento de coronel, es porque ha sido considerado digno de él . FRANCISCO I. MADERO!' (Firmado) . Cervantes, M. Federico: Francisco Villa y la Revolución (i960). puertas de la "Casa Gris" contemplaba con cierta tensión cómo su ejército se iba desplegando en orden de batalla delante de una ciudad defendida precariamente por un viejo general porfiriano, Juan Navarro; una ciudad que era como un polvorín, por hallarse en la misma frontera norteamericana, separada por un estrecho río de El Paso, Texas, en cuyas inmediaciones ya se avistaban las fuerzas norteamericanas resguardando la línea internacional. La Embajada del César En aquellas condiciones dramáticas y al borde de una inminente batalla, la tarde del 21 de abril, cuando Madero platicaba con Pancho Villa y con Pascual Orozco, que día a día, desde que fue sitiada Ciudad Juárez, lo importunaban con su ' belicosa impaciencia, deseosos de una vez por todas de lanzarse al ataque y apoderarse de la ciudad, vio venir hacia él, jadeantes, a dos hombres cuya indumentaria revelaba que no eran campesinos. Eran el potentado y senador porfirista Oscar Braniff y el licenciado Toribio Esquivel Obregón, abogado de pueblo e individuo de mucha suficiencia que había sido antirreeleccionista, separándose del partido poco después de la Convención del Tivoli del Elíseo (1) . Llegaban de Nueva York, donde habían hablado con el doctor Francisco Vázquez Gómez, agente confidencial de la Revolución para proponerle a nombre de Porfirio Díaz — por más que no fuesen enviados oficiales suyos, sino simplemente oficiosos— establecer un arreglo entre la Revolución y el Porfinato, a fin de terminar las hostilidades. El doctor Vázquez Gómez impuso su condición básica: la renuncia inmediata de Porfirio Díaz, lo que hizo desistir a Braniff y a Esquivel Obregón de seguir tratando con él. Por eso decidieron ir al propio Madero, alentados desde México por José Yves Limantour, que en aquellos críticos momentos se había convertido en la "eminencia gris" del régimen, sin que ocultara su interés ,,. ,. , ,, . , ~ „ , . , , ffiJSKf j&2¿, %T*t*¡ (1963). ^ d e ) o s m á s v a | e r o s o s revoluCÍO. . «-.»-_ D nanos, acompañaron a Pascual Orozco en las memorables jornadas guerreras que condujeron al triunfo de la Revolución. M MUJERES I' A nrilIDDC DCMfUlinrc LIC. A. H u U I K K t D t N H V I U t o El licenciado Adrián Aguirre Benavides, luchó al lado de don Francisco I. Madero. En 1911 fue nombrado por éste miembro de la Junta Consultiva de la Insurrección Nacional. Obtuvo el grado de general de brigada y asesor político de manos de Francisco Villa, a quien defendió como abogado cuando Huerta lo trajo preso a México, acusado de robo. Fue tambien apoderado de la familia Madero y primo segundo de don Francisco. Tiene actualmente 87 años de edad y 47 bisnietos. —Estuve con Madero operando en Eagle Pass (1), en la organización de efectivos para la Revolución; y comprando y pasando armas hacia territorio mexicano. Era la época de Casas Grandes y Ciudad Juárez. La compra y paso de armamentos requería una gran precisión y sincronización. Muchas veces eran las mujeres quienes pasaban el parque bajo sus faldas. Teníamos, además, todos los ferrocarriles mexicanos a nuestra disposición (por la cooperación de los trabajadores). Las armas viajaban entre el carbón, las maletas, etc. Luego eran arrojadas al campo para que los revolucionarios las recogieran. En esto había una sincronización que aún ahora me sorprende. En el sitio exacto, determinado con anticipación, estaban los revolucionarios. Entre las tropas que organicé en Eagle Pass se contaron las de hombres tan importantes como Mújica o Ildefonso Pérez. —Los éxitos revolucionarios se debieron, sobre todo, al apoyo popular. Los campesinos nos ayudaban: siempre encontrábamos agua y comida en los pequeños ranchos. Para nosotros HEROICAS todo, para los federales nada. Cuando llegaban éstos, las mujeres tiraban la comida y el agua. Preferían no comer ellas y sus hijos con tal de no darles nada a los federales. Casi podría decir yo que ellas ganaron muchas de las principales batallas, —La personalidad de Madero era un estímulo irreemplazable. Era un hombre de una bondad y una pureza increíbles. De allí nació el nombre de mi libro: Madero el Inmaculado. Recuerdo una vez -—durante su juventud— que paseábamos juntos. Iba con nosotros uno de sus hermanos menores. Era un niño y dijo alguna malacrianza de criatura. Don Francisco no podía soportar ni eso, a tal extremo llegaba su pureza. Que Dios te perdone por haberte dado la inteligencia para que la manches —le dijo al niño—. Su austeridad llegaba a la santidad, laica naturalmente, (1) Eagle Pass. En la frontera de Texas, frente a Piedras Negras, Estado de Coahuila. Testimonio Viviente. Agosto de 1966. Don Francisco i. Madero y don Venustiano Carranza discuten el ataque a Ciudad Juárez y observan un plano de la ciudad extendido en el suelo. por transar con los revolucionarios, guiado por su afán de preservar los intereses financieros del Porfiriato. Don Francisco I. Madero escuchó a Braniff y a Esquivel Obregón y en seguida llamó a consulta a los hombres más discretos y preparados que lo rodeaban, y a partir de aquel día, sentados en rústicas sillas dentro de la "Casa Gris" y escuchando los gritos de los guerrilleros de Villa y Pascual Orozco, que ya tenían cansados los brazos de tanto apuntar con sus armas hacia Ciudad Juárez, los caudillos de la Revolución conferenciaron repetidamente con los representantes del Porfiriato. Lo primero que Braniff y Esquivel Obregón propusieron a don Francisco I. Madero fue la celebración de un armisticio a fin de entablar durante el mismo conversaciones de paz, pero a esto, el caudillo de la Revolución replicó que no se entendería con ellos si antes no renunciaba Porfirio Díaz, se le entregaba Ciudad Juárez y se designaba presidente interino a don Francisco León de la Barra. Braniff y Esquivel Obregón comunicaron por telégrafo a Limantour la decisión de Madero en estos tér- LO HACÍAN POR AMISTAD "La actitud del general Díaz con relación a Limantour había cambiado, de la tirantez a la más absoluta, aun indiscreta confianza, en parte por presión de los otros ministros y en parte porque llegó a creer que, sin Limantour, el crédito de México se vendría al suelo. '.'Esto último el general Díaz se encargó de hacérmelo palpable a la vez que su modestia y su incomprensión de los fenómenos económicos con que México se tenía que enfrentar. "Después de pedirme hablara con Limantour, como para explicarme su exigencia, me hizo de este señor el elogio mas acabado, como el hombre a quien se debía todo el crédito de que los bonos mexicanos disfrutaban en los mercados europeos, y lo que para mí fue interesante fue la explicación que don Porfirio me dio de aquella su convicción. 'Usted sabe, me dijo, que Pepe se educó en los mejores colegios de Europa, que allí tuvo la oportúnidad de trabar amistad con jóvenes que ahora son los grandes banqueros del mundo y esos banqueros, naturalmente, nos han abierto sus cajas por la confianza que les inspira nuestro ministro de Hacienda.' "Seguramente los amigos de Limantour que rodeaban a don Porfirio se habían encargado de fomentarle aquella idea; pero qué error tan grande. Era a paz lograda por el general Díaz la que nos abría, no las puertas de las cajas de los bancos, que no nos han dado ni un solo centavo, sino la confianza de las clases que ahorran en otros pueblos y a quienes los banqueros siempre están en la mejor disposición del mundo para venderles bonos, no por amistad con el ministro, sino por las jugosas comisiones y por las mil socaliñas de que se valen en esas ocasiones para sacar ventajas, muchas veces indebidas. „Porfirio tenía va enton nrhPnta anns sus facultada comenzaban a decaer su memo ria iffallaba ooieba de que eTas fTcuftadefde^a an era oue îlama 5f ^ S ^ ~ Z t*ÍL^!J«^ Sas as riendas a aouef oue él b¡ |astimado E| 3on ' ¿ U ™ precavido y desconfia5 ™ g ^ g g h * „ Esquivel Obregón, Toribio: Mi labor en servicio de Mexico (1934). LA INTERVENCIÓN AMERICANA EN MEXICO "Tres casos históricos que se consideran precedentes. Aspecto jurídico de la cuestión. "(Artículo del New York Times que, traducido para La Lucha, de La Habana, fue publicado en español por este último periódico, el día 23 de abril de 1911). "El decreto del presidente Taft, enviando tropas a la frontera mexicana, ha sido más que justificado, por los recientes sucesos en Arizona. "Nunca se ha dudado en Washington de la buena voluntad del gobierno de Díaz, de sus deseos de extender debida protección a las vidas e intereses de los ciudadanos americanos en ese país, pero sí, y fundadamente, de su poder para ejercerla. En vista de la circunstancia agravante de haber sido alcanzados por balas disparadas por federales e insurrectos, en un combate efectuado cerca de la frontera, habitantes de una ciudad de los Estados Unidos, que penetren nuestros soldados en territorio ciclas nuestras tropas por el general Jackson, en el año 1817. "Habiéndose hecho fuertes los indios en dos fortalezas abandonadas, situadas en la Florida, que a la sazón, pertenecía a España, desde allí disparaban sobre nosotros, y sin titubear, marchó directamente hacia ellos Jackson, tomó ambas piezas, y pasó a degüello a los salvajes, "Como se comprende, hubo la protesta más enérgica por parte de los españoles, a la cual repuso nuestro gabinete, que, dado caso que las autoridades españolas en esa colonia no eran capaces de mantener el orden en \a misma, e impedir que indios en guerra abierta con nosotros, después d e correrías sangrientas en nuestro territorio, se guarnecieran en Florida, continuando las hostilidades, estabam o S i c o m o medida de protección, justificados en atravesar la frontera, y entrar en territorio extranjero, y se la invasión, por d io p o r justificada España, terminando el incidente. íieemDon0 W t a n S Ó '° C U e S t l Ó n ^ "Para realizar ese acto, nos sobra no sólo motivo, sino derecho, y en prueba de ello, han aducido tres casos célebres, que serán citados como precedentes, algunos jueces del tribunal supremo de la nación. "El primero ocurrió durante la rebelión de los canadienses contra Inglaterra. Los insurgentes ocuparon una isla en el río Niágara, que pertenecía a nosotros, y desde allí disparaban sobre las tropas reales en la costa del Canadá, habiéndose trasladado a dicha isla en un vapor el "Caroline", en el cual hablan instalado cañones. "Un pequeño crucero inglés, sin más ni menos, abordó dicho vapor, hizo prisioneros a los tripulantes, y continuando hacia la isla, desembarcó marinos, y se llevaron atados a los rebeldes. "Nuestro gobierno, por medio del entonces secretario de Estado, el gran Daniel Webster, exigió una reparación contestando Lord Ashberton, el embajador en Washington, según sus insducciones, que ese acto estaba explicado por la necesidad de obrar momentáneamente, y que el gabinete inglés había mirado el incidente desde ese punto de vista. "Con cuya contestación, expresada cortésmente, se conformó la administración americana. "El segundo sucedió durante nuestra guerra civil al intentar el barco de guerra federal "Kearsarge" acercarse al puerto de Cherbourg, en persecución del "Alabama", buque confederado allí anclado, el gobierno francés obligó a ambos, a alejarse unas diez millas, antes de romper fuego los cañones de las dos naves enemigas. "El tercero pasó, cuando la guerra contra los indios "seminóles", condu- " E s t e ú l t i m o c a s o r e v i s t e u n ca" rácter casi igual «I qué ha Preocupado Taft v sus . secrétanos en Méx.co, añora. « sobre todo, una circunstancia e n el . ejemplo éste, tiene importancia capital. "Ahora, como entonces, no tenemos que entendernos más que con el gobierno establecido, "Los indios entonces y los insurrectos de hoy, están en el mismo caso, y así como nuestros padres, sólo estimaron propio y necesario dirigirse a | 0 S representantes del monarca español, nosotros sólo debemos apelar a i gobierno mexicano, y si éste no está e n condiciones de hacerse respetar, de dominar la insurrección, de impedir que turbas de facinerosos armados atropellen, saqueen y maten, no sólo a los hijos del país, sino a ciudadanos americanos establecidos allí, a nosotros nos toca aplicar el remedio, y éste ha de ser tan rápido y drástico, como perjudicial es el caso que lo exige, "La protección de las vidas e intereses de nuestros compatriotas, es U n derecho nuestro, derecho eminente, supremo, que constituye una excepción, y e s superior al principio por respetable, que sea, de la inviolabilidad territorial, según la autorizada opinión de varios miembros del más augusto de nuestros tribunales. "Que mediten y tengan muy presente esto Díaz y sus ministros", a Documentos Históricos de la Revolución Mexicana. Revolución y Régimen Maderista. I. Editados por la Comisión de Investigaciones Históricas de la Revolución Mexicana, bajo la dirección de Isidro Fabela. Los enviados del Presidente Díaz: Rafael' Hernández, Toribio Esquivel Obregónj Oscar Braniff y Francisco Carbajal, conversan con el jefe de la Revolución. minos: Venimos de ver a Madero. Afírmase condiciones para armisticio entrega Ciudad Juárez, renuncia del señor Presidente. Presidente interino De la Barra. Madero manifiesta que con otras condiciones no será obedecido por la Revolución. Suspendido ataque Ciudad Juárez hasta mañana. ¿ Qué hacemos ? (D y Limantour repuso: Después de espontáneos y patrióticos esfuerzos de ustedes tan mal correspondidos por revolucionarios, nada veo que pueda hacerse por ahora (2). Y en efecto, nada se hizo por el momento sino exacerbar los ánimos de los dos bandos que se (1) y (2) Limantour, José Yves: Apuntes sobre mi Vida Pública, pág. 317 (1965). azuzaban desde las barricadas de Ciudad Juárez y desde las trincheras de costales de arena con que Madero había mandado cercar la plaza. Además la población civil de Ciudad Juárez empezaba a inquietarse cada vez más, día a día, con un ejército a sus puertas y otro adentro, a punto de entablar combate en un descuido, al tiempo que desde El Paso los norteamericanos amenazaban con intervenir con las armas para defender sus bienes y las vidas de sus conciudadanos en caso de que hubiese guerra en la misma línea divisoria internacional. . , Ante estas circunstancias y despues de haber estudiado concienzu- los partes de guerra entre ambos bandos. Para entonces el presidente Díaz, en uno de los pocos momentos lúci^os que tenía dentro de la gravedad d e los m a l e s Q u e , l e aquejaban, el mayor de los cuales era una persustente fluxion facial, ordeno a Limantour que designara como su representante personal ante los revolucionanos y lo enviara a Ciudad Juárez para tratar oficialmente con < 11 os a l h en ia( 0 r , ' .? ? } Francisco CarbaJd ale> magistrado de la Suprema Corte Justicia. Lle g ° Carbajal al campamento de Madero bien instruido por Limantour s o b r e lo q u e d e b í a h a c e r y s e r e a . _.^^__^^^__^___^_^_^ damente el caso, Madero decidió aceptar un armisticio de cinco días Doña Sara Pérez de Madero, su esposo, don Francisco I. Madero, y el coronel a partir del 23 de abril, durante el cual se procuraría llegar a un enten- „,-, « I - J . „ „„ i„ n„i,nL A~ I, -r^^ ^ü[ M a d e r o - e n a entr a. da & la„.Casa dimiento con los emisarios del dic- Gris tador, y para el efecto fueron girados Juárez. durante el asedio de Ciudad W-) / SÁLVESE QUIEN PUEDA "El barco ya estaba haciendo agua y el espanto, o cuando menos el desconcierto, iba adueñandose de la tripulación; el primero en asirse a un cable —necesidad de ir a Europa a curarse— fue el vicepresidente don Ramón Corral, que solicitó permiso a la Cámara de Diputados para ausentarse del país sin perder su investidura oficial. Fue en la sesión parlamentaria dedicada a discutir la concesión del permiso, cuando el diputado Diódoro Batalla pronuncio un discurso que en parte se reproduce a continuación: "El dilema es duro pero es implacable —dijo el diputado Batalla—: o se satisface a la nación o al señor Corral. Al señor Corral se le puede dejar satisfecho concediéndole la licencia, pero haciéndole ver, porque es un hombre accesible a los argumentos, porque es un hombre impregnado (así me lo han contado algunos amigos suyos) de patriotismo, de amor a la patria, se le puede demostrar la necesidad de que se despoje de su alta investidura; pero a la patria no se le puede satisfacer más que de una mañera: dándole lo que ella pide con voz lastimera, con voz llorosa, con voz gemebunda: la patria pide, señores, que haya en todo mo- mento una persona que sustituya sin duda alguna, sin discrepancia de ninguna especie, sin argumento legal que pueda oponerse, sin la menor bandería que pueda levantarse en su contra: que haya aquí, dentro del territorio, al alcanee de la representación naciónal, una persona que pueda sustituir al señor Presidente en caso de su ausencia y bien está, señores, que tengamos todo el respeto que se merece el señor Corral por su alto cargo, bien está que tengamos al señor Corral todos los respetos personales, pero no olvidemos los sagrados intereses de la patria. "Mucho se ha hablado de piedad, mucho se ha hablado de la situación grave por que atraviesa el país, pero el señor Corral es un solo individuo; yo recuerdo también, señores, haber leído durante mi infancia, novelas en que se pintaba la triste suerte de María Antonieta tras los muros de la Conserjería y se hacía una víctima del representante de la monarquía. En buena hora que tengamos todos estos miramientos para el señor Corral, pero también una mirada de piedad para todos esos infelices de uno y otro bando, porque todos son mexicanos; para todos esos cadáveres llamados a / abonar las estériles tierras de Chihuahua; pensemos, señores, en que se necesita asegurar la paz para hoy y para siempre y si dejamos un vicepresidente del otro lado del océano con su cargo, será el germen de una nueva revolución, de nuevos peligros; será una bandera para cualquier grupo político, será un amago para la patria. Pensemos, señores, en que los momentos actuales son solemnés y que mi voz será la primera en esta Cámara que llame nuestra atención sobre las madres desoladas, sobre los infelices que han muerto, sobre esos tiernos niños que llevados por su amor a la patria, han abandonado las aulas del Colegio Militar y han dejado los libros para tomar la espada e ir a morir por la patria en las abruptas serranías, "Los respetos y consideraciones por un hombre nada valen en contra del respeto y las consideraciones a la patria, los que pospongan I06 intereses de la patria por las consideraciones a un amigo tendrán un nombre muy duro y ignominioso en la historia que se escriba de estos tristes tiempos". D i ó d o r o Batalla, HueMa d e s u ^ , ^ , , y de su esfuerzo. Clementina Batalla de Bassols. nudaron con él las gestiones, en el curso de las cuales los revolucionarios exigieron nuevamente la renuncia de Porfirio Díaz y además: que se propusiera para cuatro secretarías de Estado y para gobernantes de catorce entidades federativas —entre ellas las del Norte— a personas de procedencia netamente revolucionaria y también que se hiciera efectivo y consciente el voto público; que se diese libertad a los presos políticos y se suspendiera toda persecución política y que se expidiera un decreto de amnistía para los revolucionarios, los cuales debían ser indemnizados (l). (1) Limantour, José Yves: Apuntes sobre mi Vida Pública, págs. 326 y 336 (1965). Dentro de Ciudad Juárez, la artillería del Ejército Federal instaló sus campamentos, en espera de la orden de repeler a los revolucionarios. El célebre cuartel general de las fuerzas i de Madero, "La Casa Gris", con un gran toldo en el que lucían banderolas tricolores. Los representantes del Porfiriato se negaron rotundamente a aceptar aquellas proposiciones, bien instruidos como estaban, desde México, por Limantour y por Jorge Vera Estañol —a la sazón encargado de la cartera de Gobernación— que diariamente celebraban consejo de ministros en la misma recámara donde el dictador seguía postrado atendido por sus médicos de cabecera. De aquella recámara donde el César parecía agonizar, había partido esta orden de Carbajal: Deben desecharse completamente las exigencias refotivas a la composición del ministerio, pues es asunto en que el señor Presidente no puede admitir la ingerencia de nadie (l). En la abundante correspondencia que se cruzó en aquellos días entre el' licenciado Francisco Carbajal y Limantour, puede apreciarse cuál era el pensar de los porfiristas respecto a los pretendidos arreglos con los revolucionarios: Se aprueba actitud de usted al negarse a discutir renuncia del señor Presidente, pues es punto respecto al cual el Gobierno (1) Limantour. José Yves: Apuntes sobre mi Vida Pública, págs. 326-336 (1965). FNTÍ1NPFÇ :FÇ PIFRTñ? tmuNuta...¿t5UtKiu.' ... „ . ,, El Diario periódico naciónal independiente , publico el 20 de abril de 1911, la noticia de que Madero había pedido al general Navarro la rendición de la plaza de Ciudad Juárez, en el término de veinticuatro horas". "El enviado especial de Madero, decía una información de prensa fechada en El Paso, fue el cónsul norteamericano Mr. Edwards, quien se encargó de entregar el documento al general Navarro". Enterado de que los revolucionarios estaban dispuestos a reiniciar la lucha en caso de que fracasaran las gestiones de armisticio, el general sitiado declaró al corresponsal de El Diario que "la plaza estaba perfectamente fortificada y sería muy difícil a los insurrectos apoderarse de ella". Sin embargo, la sorpresa y la inquietud que estas noticias producían a la población de la iudad de México, mal informada hasta entonces por una prensa dirigida según los intereses del gobierno, o temerosa de las represalias de éste, se traducen en otras noticias de la primera plana H de El Djari0 q u e s e ñ a , a n ¡r.. L a representación nacional interpelar á h o y a , g 0 b i e r n o sobre la situac i ó n d e , p a í s " , - F u e c i t a d o e, S r Ministro D. Francisco de la Barra", » T a f t r e i t e r a j a s seg uridades de su buena am¡stad para México». Testimonio Periodístico. Abril 20 de 1911. Desde sus puntos de ataque, el jefe de la Revolución y el general Pascual Orozco leen los partes militares sobre el asedio de Ciudad Juárez. B-> no puede admitir decorosamente_que se le impongan condiciones ... Preciso es que se convenzan los revolucionarios que la renuncia no puede ser materia de pacto y que deben atenerse a lo que el Presidente resuelva hacer sobre el particular... (1). Un Emotivo 5 de Mayo Al amanecer del cinco de mayo de 1911, un alegre toque de diana despertó a las fuerzas maderistas que se hallaban acampadas enfrente de Ciudad Juárez. Y a poco, en perfecto orden de formación, desfilaron uniformadas de la mejor manera posible, delante de una mesa puesta a campo raso y desde la cual don Francisco I. Madero y sus consejeros, entre ellos muy serios don Venustiano Carranza y don José María (1) Limantour, José Yves: Apuntes sobre mi Vida Pública, págs. 327-329 (1965). El general Pascual Orozco, rodeado de los miembros de su Estado Mayor y de otros camaradas revolucionarios, en los improvisados campamentos de los sitia-1 dores de Ciudad Juárez. LA NOTICIA CONTEMPORÁNEA OCUPACIÓN MILITAR El 2 1 de mayo de 1911 es ocupada por una columna de tropas francesas al mando del general • Moinier, la ciudad de Fez, capital del Imperio marroquí. El sultán Muley Hafid, atacado por sus subditos, ha pedido la ayuda extranjera para aplastarlos . . . Para disculpar esta actitud hay que remontarse a mediados del siglo pasado, en que comienza la penetración europea (francesa y española), penetración que en el caso francés, se halla reforzada por una intensa colonización. El país lenta, pero inexorablemente, va perdiendo su independencia, a cambio de la cual los invasores garantizan paz y tranquilidad, lo que da lugar a que una gran parte de la población, comenzando por la realeza, colabore con ellos. Ese mismo año Alemania renunciará oficialmente a toda reclamación sobre territorio marroquí. Teóricamente el imperio es todavía independiente; sin embargo, aun esta sombra de libertad la perderá muy pronto. En septiembre de 1911 el mundo se estremece al difundirse la noticia del robo de una de las más admiradas joyas del arte de todos los tiempos: la "Gioconda", el famosísimo cuadro de Leonardo de Vinci, ha desaparecido del Museo del Louvre, en París. No hay rastros; se habla, como es costumbre en estos casos, de un fanático enamorado de Monna Lisa, de una banda de expertos ladrones, de un complot organizado por empleados del Museo, de una maniobra de alta política para desacreditar a Francia . . . La verdad, escueta y confiden- Pino Suárez, presidían la conmemoración del cinco de mayo de 1862, fecha en que las tropas mexicanas se cubrieron de gloria al derrotar a las francesas en la memorable batalla de Puebla. Madero no había querido dejar pasar inadvertida aquella fecha, que celebró modestamente pero con gran emotividad, para fortalecer el ánimo de sus soldados. cial, es que se ignora todo. El cuadro simplemente ha desaparecido. Una notable escritora, la condesa de Pardo Bazán, escribe haciéndose eco del ambiente. "Está destinada la Gioconda a producir perturbadores efectos. Cuando no marea a los exquisitos con su sonrisa, vuelve loca a una nación entera, evaporándose. " A estas horas, ni noticia de la suerte que haya podido correr la célebre pintura. Ningún resultado positivo dieron las activas pesquisas iniciadas desde que, con bastante retraso, se advirtió que la habían robado del Louvre. Se ingora si va surcando los mares, hacia el Nusvo Continente, o sí la custodia en recóndito camarín — n o sabemos, naturalmente, en qué rincón de Europa— un fanático adorador de la belleza, que todas las mañanas la rodea de flores y todas las noches le enciende cirios, arrodi liándose ante la imagen de la incomparable m u j e r . . . " PESTE BUBÓNICA A fines de febrero de 1911 el gobierno chino informa que la epidemia se extiende incontenible; diariamente mueren de 200 a 300 personas y en la provincia de Shangtung y regiones aledañas el número de víctimas rebasa ya las 100.000. Por otro lado, noticias procedentes de la base naval rusa de Vladiovostock, en el Pacífico, informan que se han presentado ya varios casos fatales. Si el Imperio ruso, no contiene la epidemia, Europa se verá invadida de nuevo por la terrible "peste negra". Los Estados Unidos, por su parte, han impuesto severísimas medidas sanitarias en toda su cesta occidental. LITERATURA En 1911 aparecen, entre muchas otras, las siguientes obras: El candor del padre Brown, de Gilbert K. Ches terton; la admirable biografía del canciller alemán Bismarck, de Emíl Ludwig; El Pavo real y El oficial prusiano y otras historias, de David H. Lawrence y Primeras experiencias de Stefan Zweig. En el primer caso se trata de un autor consagrado, en los restantes, de hombres que habrían de alcanzar perdurable fama años después. Un improvisado trompeta vació sus pulmones con los aires de una marcha de honor, y los músicos tocaron el Himno Nacional. Y como el punto está colmado de esperanzas, el momento tuvo caracteres de solemnidad. De no pocos ojos brotaron lágrimas. Don Francisco, con la cabeza en alto, parecía como si lo aureolara la victoria (1). A esa misma hora, más o me- nos, en la ciudad de México, después que hubo terminado el desfile militar con que también se conmemoraba la batalla del Cinco de Mayo, el Presidente de la República mandó llamar a don José Yves Limantour y se dolió con él profundamente de la alarmante situación en que se hallaban las fuerzas federales en la frontera, y de la ineficacia de los esfuerzos que se hacían para aumentar el ejército. Me pidió que le redactara un proyecto de manifiesto a la Nación convocando al pueblo a tomar las armas en defensa del orden público, de las instituciones y del Gobierno (1) Sommerfeld, Félix: Remember The Casa de Adobe, citado por Valadés, José C: Imaginación y Realidad de Francisco I. Madero, T. II, pág. 160 (1960). establecido, en la inteligencia de que si la Nación no le dispensaba su confianza, como lo había hecho en otras ocasiones de su vida, dejaría la Presidencia (1). Limantour se dispuso a preparar el texto del manifiesto cuya parte sustancial se refería a la muy pensada renuncia. Para ello acudió a d o n Rosendo Pineda, destacado científico, quien redactó lo concerniente a la renuncia en e s t o s términos: El Presidente de la República, que tiene la honra de dirigirse al pueblo mexicano en estos solemnes momentos, se retirará, sí, del poder, y lo hará en la format decorosa que conviene a la Nación, y como corresponde a un mandatario que podrá, sin duda, haber cometido muchos errores, pero que también ha sabido defender a su Patria y servirla con lealtad (2). El texto no agradó del todo al dictador, así que hubo de hacérsele una enmienda, referente, desde luego, a la temida renuncia, habien- do quedado definitivamente así: SE RETIRARA, SI, DEL PODER CUANDO SU CONCIENCIA LE DIGA QUE AL RETIRARSE NO ENTREGARA AL PAIS A LA ANARQUIA (3). Y en tanto que el general Porfirio Díaz discutía con su conciencia cuál sería la hora apropiada para renunciar a la Presidencia de la República, los revolucionarios, que tenían cercada a Ciudad Juárez, comenzaban a dudar de la seriedad y limpieza de propósitos de los emisarios del dictador, y como los cinco días del armisticio ya estaban vencidos, la situación se hizo insoportable. Entre tanto, el calor agobiante embotaba a los guerrilleros que hacía más de quince días estaban apostados delante de Ciudad Juárez. A la inactividad se sumaba la falta de víveres y la reducida provisión de cartuchos, cosas que provocaban no pocas discusiones violentas entre los oficiales de Madero. Pesaba sobre En postura no muy cómoda, don FranP cisco I. Madero escucha atentamente la lectura que del armisticio le hace el licenciado Federico González Garza. las fuerzas revolucionarias una tensión evidente, que parecía resumirse y concentrarse en la figura del propio Madero, cuando iba y venía durante mucho rato frente a la "Casa Gris" con las manos a la espalda y mirando al suelo, como si su cabeza se doblara bajo el peso de enormes preocupaciones. El jefe de la Revolución tenía motivos para estar preocupado y aun sentir un creciente malestar. Porque las gestiones de paz se prolongaban estérilmente, y al mismo tiempo sus propios correligionarios tenían dificultades para ponerse de acuerdo con los términos del convenio que se quería negociar con los (1), (2) y (3) Limantour, José Yves: Apuntes sobre mi Vida Pública, pág. 298 (1965). porfiristas. Estos, por otra parte, habían demostrado que estaban dispuestos a impedir a toda costa que los revolucionarios llegasen a formar parte del gobierno, aun después de la renuncia de Porfirio Diaz. El Intransigente En una de aquellas noches de largas y tediosas conversaciones con Braniff, Esquivel Obregón y Carbajal, a las que asistían asesorando a don Francisco su padre, el señor Madero, el doctor Francisco Vázquez Gómez, don Venustiano Carranza y el licenciado José María Pino Suárez, Braniff se extendió sobre el peligro de la intervención americana, la que indudablemente sobrevendría si los revolucionarios atacaban Ciudad Juárez, pues las balas lloverían también sobre El Paso,- causando perjuicios a los ciudadanos del otro lado del río. Madero, alzando un pie sobre una silla y apo- yándose sobre el respaldo de L· misma lo interrumpió con vehemencia: —¿ La intervención ? ¡ También combatiremos a los invasores ! ¿ Por ventura ha de permanecer el pueblo mexicano esclavizado por déspotas, hijos de su propio suelo, por temor de que vengan tiranos extranjeros a arrebatarle una libertad de que no disfruta, y una irrisoria soberanía ? ¡ Si los Estados Unidos intervienen, ustedes y no nosotros serán los culpables y los que habrán acarreado mal tan grande a la República, pues nosotros únicamente buscamos nuestra libertad, en tanto que ustedes se aferran en mantener al pueblo en la esclavitud ! Alguien habló de la renuncia de los señores Díaz y Corral y de un gobierno mixto en. que la Revolución estaría representada por cuatro ministros y catorce gobernadores; y de improviso, un hombre como de cincuenta años, que desde el principio de la reunión se había situado UN GOBERNANTE ENCAPA CITADO "Agravaba enormemente las consecuencias de la agitación del general Díaz, la rapidísima desaparición de su memoria, que llegó a tal grado que, en circunstancias de las más difíciles, no se acordara ni de lo que se le había dicho, ni de lo que él mismo había ofrecido o resuelto hacer horas antes. Hubo casos en que tratando de provocar cambios de gobernadores, prometiera en un mismo día su apoyo a dos candidatos rivales, o pidiera como servicio personal a algún amigo que fuera a hacerse cargo del Gobierno interino de un Estado, cuando ya había recomendado otra persona para el mismo puesto. En el espacio de veinticuatro horas el Presidente rogó al Gobernador de Guerrero, por telégrafo, que viniese a México para hablar de la política local que convenía desarrollar, mandó llamar a un joven abogado residente en México, que nada ambicionaba, y a quien alentó a que saliera en el acto para Chilpancingo a preparar su elección para el Gobierno, y por último autorizó a un viejo intrigante de los más revottosos para que emprendiera su marcha también en la misma noche y moviera sus influencias en la Legislatura del Estado, con el fin de ser electo para el propio cargo. Y no se crea que estas tres determinaciones, casi simultáneas, fueran el resultado de un plan maquiavéllco o de un cambio de opinión debido a circunstancias supervinientes: acababa de hacer; cosa semejante pasó en otros muchos asuntos de importancia. "Para colmo de complicaciones, la grave enfermedad que una extracción de muelas mal hecha le originó al general Díaz a principios de mayo, vino a crear una situación verdadera mente desesperada. En la cama, con una calentura elevadísima, teniendo toda la cabeza hinchada por una te rrible infección, privado de alimentos y sin poder hablar más que por monosílabos, quedó de hecho inhabilitado durante muchos días para seguir atendiendo los apremiantes asuntos del momento. Su prodigiosa energía le permitía, sin embargo, ocuparse de las negociaciones de paz, con motivo de las cuales me recibia dos y tres veces diarias, pero sólo para eso le alcanzaron las fuerzas, y puede decirse, sin exageración, que la nación entró entonces en estado de verdadera acefalía. En opinión de los médicos, no desmentida por los hechos que presenciamos meses y años después, nunca habría recobrado el general Díaz, por franco que llegase a ser su alivio, la plenitud de las facultades indispensables para continuar rigiendo los destinos del país. La enfermedad adelantó violentamente, y para siempre, la obra destructiva de los años: en unos cuan tos días acabó de apagar una excepcional actividad física e intelectual", sólo deben atribuirse a un completo olvido de los actos o promesas que Límantour, José Yves: Apuntes sobre mi Vida Pública (1965). en un ángulo del local donde la luz de la lámpara no alcanzaba a iluminar, irguió su talla, mostrando su rostro de enérgicas líneas ornado por una barba luenga y entrecana: —Nosotros, los verdaderos exponentes de la voluntad del pueblo mexicano —exclamó aquel hombre con voz poderosa— no podemos aceptar las renuncias de los señores Díaz y Corral porque, implícitamente, reconoceríamos la legitimidad de su gobierno, falseando así la base del Plan de San Luis Potosí. La Revolución es de principios: la Revolución no es personalista, y si sigue al señor Madero es porque enarboló la enseña de nuestros derechos; y si mañana, por desgracia, este lábaro santo cayera de sus manos, otras cien manos robustas se apresurarían a recogerlo. Así nosotros no queremos ni ministros ni gobernadores, sino que se cumpla la soberana voluntad de la nación. ¡ Revolución que transa es Revolución perdida ! Las grandes victorias sociales sólo se llevan a cabo por medio de victorias decisivas. Si nosotros no aprovechamos la oportunidad de entrar en México al frente de cien mil hombres y pretendemos encauzar la reforma por la senda de un ficticia legalidad, pronto perderemos nuestro prestigio y reaccionarán los amigos de la dictadura. Las revoluciones, para triunfar de modo definitivo, necesitan ser implacables. ¿ Qué ganaremos con la retirada de los señores Díaz y Corral ? Quedarán sus amigos en el poder, quedará el sistema corrompido que hoy combatimos; el interinato será una prolongación viciosa, anémica y estéril de la dictadura; al lado de esa rama podrida, el elemento sano de la Revolución se contaminaría; sobrevendrán días de lucha y miseria para la República; el pueblo nos maldecirá porque por un humanitarismo enfermizo, por ahorrar unas cuantas gotas de sangre culpable, habremos malogrado el fruto de tantos esfuerzos y de tantos sacrificios. Lo repito: ¡ La Revolución que transa se suicida! (1). El hombre que hablaba con tal vehemencia era don Venustiano Carranza. Un sordo malestar va invadiendo las filas de los jefes revolucionarios ante tantas discusiones y puntos de vista diferentes. Para evitar que ocurran rompimientos que se(1) Hernández Güel, Rogelio: Episodios de la Revolución Mexicana, citado por Blanco Moheno, Roberto: Crónica de la Revolución Mexicana, T . I, págs. 21-23 (1965). rían de gravísimas consecuencias, y también a fin de no dar ocasión a que las tropas norteamericanas hagan violenta presión para impedir daños en su territorio, don Francisco I. Madero decide la mañana del 7 de mayo levantar el campamento y retirarse de las inmediaciones de Ciudad Juárez, para dirigirse hacia el sur, tal vez a atacar la ciudad de Chihuahua. Don Francisco está a caballo. Doña Sara aborda un guayín; la bordo del ferrocarril. Los últimos en despedirse del presidente provisional son don Venustiano Carranza, quien dirigirá la Revolución en Coahuila; don Manuel Bonilla, comisionado del gobierno de Sinaloa y don José María Maytorena, quien tiene instrucciones para dar vuelos a la revuelta de Sonora (1). Muy temprano aquel día, un ayudante personal de don Francisco I. Madero había andado por el campamento repartiendo muchas pro- ¿ Qué había ocurrido ? Que Madero, ya de salida, se enteró por los periódicos de El Paso, Texas, de que el presidente Díaz había publicado un manifiesto en el que habiaba de renunciar a la Presidencia de la República, lo que le hizo pensar que el camino se había allanado para el triunfo de la Revolución, Así pues, determinó volver a situarse frente a Ciudad Juárez a esperar que los emisarios de Porfirio Díaz vinieran con la noticia formal de la El Ejército Libertador Utilizó en el ataque -p a Ciudad Juárez una rudimentaria arti- m visiones entre la tropa y diciéndoles " ^ u e v a s e P ° d í a n retirar todos ca- renuncia, y con la aceptación de las condiciones puestas por los révolu- Hería, de la cual formaba parre este £ ^ ¾ ^ ¾ ¾ ¾ ¾ ¾ ¾ Ê e T ^ canon que uncen unos revolucionarios a una mula, para llevarlo al frente. —^————•———^^^—^— acompaña el señor Pino Suárez. Don Abraham González también calza espuelas. El coronel Francisco Villa marchará a la vanguardia. Pascual Orozco levantará sus fuerzas que están frente a Juárez, y tiene órdenes de concentrarse en un punto y vigilar los movimientos del enemigo. José Garibaldi y Roque González Garza, se han adelantado al señor Madero para organizar la transportación de revolucionarios a Extrañados y sorprendidos por lo que les acababan de informar, emprendieron la marcha, unos a cabailo y otros a pie, siguiendo un camino paralelo a la línea divisoria. Habrían caminado unos diez kilómetros cuando fueron alcanzados por unos emisarios de Pancho Villa, que les instaban a regresar porque ya se iba a comenzar el ataque:—¡No se vayan compañeros, regresen, ya vamos a comenzar la pelea contra los pelones. Villa nos llama, nos necesita; ahora sí es la verdad, ya vamos a pelear!... (3). Pero los acontecimientos se precipitaron en forma inesperada, afirmando, hasta el final y como lo ha comentado un autor, que "la toma de Ciudad Juárez es un remedo de la legendaria captura de Troya por los griegos". " " " " " ** ^ Sommerfeld, Félix: Remember The Casa de Adobe, citado por Valadés, Jos é C.: Imaginación y Realidad de T H ^163^(1960) Madero' págs' (2) y (3) Calzadíaz Barrera, Alberto: Hechos Reales de la Revolución. T. I, pág. 65 (1961). (1) SI'M™™ MEXEIB. Publicación Semanal Ilustrada de la revista Documenta Americana. Editada por Publex, S. A., Bolívar No. 154, México 8, D. F. Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial, A. C. Director Responsable: Rubén Guerrero Caballero. Director de la Obra: Vicente Casarrubias C. Asesor: Diego Arenas Guzmán. Coordinador: Enrique Rodríguez Zamacois. Redactores: Salvador de la Cruz, Gabriel Pereyra. Presentación Gráfica y Dibujos: Enrique Velázquez Mora, Jorge Hernández Osorio, Leopoldo Zabala Sánchez, Heladio Velarde, José Armida Velasco. Fotografías: Fernando Lipkau E., José Luis Monter M., Fotos Casasola, Estudios Abitia. Grabados, caricaturas, testimonios periodísticos: Héctor D. Falcón, Fondo de Cultura Económica, Instituto de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, Hemeroteca Nacional, Taller de Gráfica Popular, A. C. Autorización como Correspondencia de 2a. clase (en trámite) © Copyright by Piccadilly P. & N. S., Montevideo, Rep.'O. del Uruguay, año 1966. © Derechos reservados por Publex, S. A., México, D. F., Estados Unidos Mexicanos, año 1966. Registros en la Dirección General del Derecho de Autor de la Secretaría de Educación Pública de los Estados Unidos Mexicanos (en trámite). Reg. como Correspondencia de 2a. Clase en la Administración de. Correos de Guatemala (en trámite). Distribuidores exclusivos: Distribuidora Publex, S. A.,Bolívar No. 154, México 8, D. F. Impresa por Compañía Impresora Simón, S. A., Poniente 150 No. 820. México 14, D. F. Printed in Mexico. Impreso en México. OCTUBRE 12 OE1966 DISTRIBUIDORES Y AGENTES ARGENTINA: Agente de suscripciones: Publex, S. A., Maipú 43, Buenos Aires. 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RESUMEN DE LO PUBLICADO El 20 de noviembre de 1910, en el Estado de Chihuahua, se inició la Revolución anunciada por Francisco I. Madero. La campaña antireeleccionista de éste había culminado con la proclamación de la fórmula presidencial Madero-Vázquez Gómez. Pero en las elecciones del 26 de junio el porfirismo consumó su último fraude. Encarcelado, Madero logró huir de San Luis Potosí y refugiarse en San Antonio, Texas, desde donde dio a conocer el "Plan de San Luis", por el que se regiría la Revolución. Su consignas revolucionarias, y las de Ricardo Flores Magón, encontraron entusiasta eco en el pueblo. Estallaron los primeros relámpagos de la tormenta. En Puebla, la heroica muerte de Aquiles Serdán precedió a los combates de Pedernales, Cerro Prieto, Mal Paso, Ciudad Guerrero y Casas Grandes. La guerra de guerrillas, y el ataque a trenes con soldados y bastimentos federales, dieron fama a Pancho Villa y Pascual Orozco. El 30 de noviembre de 1910 Orozco tomó Ciudad Guerrero, reconquistada posteriormente por el general Navarro, cuando ya la habían abandonado Orozco y Villa. El ejército porfirista no respondió a lo que se esperaba de él. En Baja California los hermanos Ricardo, Enrique y Jesús Flores Magón trataron de convertir a la península en un baluarte antiporfirista. Pero fracasaron, y con sus partidarios, los magonistas, tuvieron que refugiarse en EE.UU.,donde fueron encarcelados. El 14 de febrero Madero entró en territorio mexicano, se encontró con Abraham González, y se dirigió, con 132 hombres, a atacar Casas Grandes. El ataque fue rechazado y Madero se refugió en la hacienda Bustillos. Porfirio Díaz, luego de lograr la suspensión de garantías constitucionales, envió al Congreso un mensaje prometiendo mejoras en la justicia y en la ley electoral. Pero la subversión no se contenía con promesas. El asesinato de Luis Moya avivó la hoguera. José de la Luz Blanco, Pascual Orozco y Pancho Villa se reunieron con Madero en Bustillos, para planear el ataque a Ciudad Juárez. El Ejército Libertador avanzó siguiendo la línea del Ferrocarril Noroeste y no la del Central, como creía el gobierno .y comenzó el sitio a Ciudad Juárez el 19 de abril. En la "Casa Gris", donde Madero estableció su cuartel general, en compañía de su esposa y principales colaboradores, recibió al senador Osear Braniff y al licenciado Toribio Esquivel Obregón, y posteriormente a la embajada de Francisco Carbajal, quienes venían a proponerle la cesación de las hostilidades en nombre del porfirismo. Las gestiones fracasaron, pues la exigencia de Madero era la renuncia inmediata de don Porfirio, y la participación de los hombres de la Revolución en puestos clave en la capital y en los Estados. El sitio a Ciudad Juárez se prolongaba y el malestar comenzó a cundir entre las fuerzas maderistas. El 7 de mayo Madero decide levantar el cerco y dirigirse al Sur. Pero a poco de iniciar la retirada se entera por los diarios de El Paso, Texas, que el general Díaz ha manifestado su proposito de renunciar. Vuelve sobre sus pasos, y espera la confirmación de la noticia, que tarda en llegar . . . PLAN DE LA OBRA Todas las semanas aparecerá un fascículo de "Crónica Ilustrada Revolución Mexicana", profusamente ilustrado con un extraordinario acervo fotográfico. Cada cuatro números se incluirá la reproducción parcial o total, a todo color, de una obra de arte de la pintura mural mexicana, así como mapas, también a color, de las campañas militares. En las contratapas irán apareciendo corridos, grabados, personajes históricos, así como trajes y armas características de la época. Oportunamente se brindarán al público elegantes tapas-libro para facilitar la conservación de la obra. Con cada tapa-libro se obsequiará un disco de larga duración de canciones revolucionarias. EL SUR REVOLUCIONARIO : M l lora ol H o n o r a i n í a * ! i m u c í a Cl VICI ICI d l XJYcXL·. C ompatriotas: Venid a estas mon- tañas que son y serán baluartes de la libertad! Ante la fuerza bruta de las armas con que nuestros tiranos han respondido a nuestras pacíficas manifestaciones de civismo,opongamos nosotros la del pueblo armado y omnipotente por su soberanía. ¡No más déspotas necesarios! ¡No más cacicazgos! ¡No más tiranía! ¡Muera el general Díaz! ¡Viva la libertad! ¡Viva Madero! (i). Era el grito del pueblo que quería vivir. Aquella proclama incitando a la rebelión abierta había sido escrita en un pequeño poblado del Estado de Guerrero, Huitzuco, el 12 de febrero de 1911 y llevaba las firmas de Ambrosio Figueroa, Rómulo Figueroa, Martín Vicario y Fidel Fuentes. Eran los mismos que exactamente una semana antes habían lanzado un manifiesto dirigido al general Díaz "con intenciones de hacerlo llegar a su destino por cuantos medios hubiera". Don Porfirio, si llegó a enterarse de la proclama, debió atusarse nerviosamente los bigotes al leer: El pueblo estupefacto os ha contemplado por más de treinta años esperando en vano el cumplimiento de las falaces promesas de vuestros audaces planes de La Noria y Tuxtepec. La nación sabe cómo habéis correspondido a su confianza. México todo ha observado vuestro desleal comportamiento. Releed vuestras sugestivas proclamas revolucionarias y preguntaos, con la mano en el corazón si lo que vos pedíais entonces no es lo mismo que lo que reclaman hoy nuestros valientes hermanos del norte de la República (2). El manifiesto y la proclama eran la culminación de la visita —y de las muchas que hizo después— del enviado maderista a Guerrero, Octavio Bertrand, el 26 de enero de 1910. En aquel entonces se había fundado el club político Juan Alvarez, en Huitzuco, y el Club Central, en Iguala. El general Emiliano Zapata, caudillo de la Revolución del Sur e incansable defensor de los derechos de los desposeídos, aparece aquí en una de sus características actitudes, en plena lucha armada. W-) Ambrosio Figueroa era el alma del primero y se le había nombrado, secretamente, "jefe de las fuerzas revolucionarias en gestación", título peligroso que lo enorgullecía. Tal vez el grito de "Muera el general Díaz!" lanzaba a la lucha correspondiendo al llamado de Madero. El pueblo de Huitzuco fue el úmco en el Estado que envió un representante a la convención que, reunida en el Tivoli del Elíseo de la ciudad fuera solamente una chispa, tal vez se perdería en la nada, se ahogaría en sangre; tal vez . . . Pero las chispas a veces provocan incendios y esto lo sabía muy bien Ambrosio Figueroa que abandonando bienes y familia, arrastrando a sus hermanos al peligro, se de México, eligió el 17 de abril la fórmula presidencial Madero-Vázquez Gómez. La burla en la elecciones del (i) Figueroa Uriza. Arturo: dudadanos en Armas, T. I, pág. 11 (i960). (2) Figueroa Uriza, Arturo: Ciudadanos en Armas, T. I, pág. 67 (1960). 26 de junio, y la prisión del candidato antirreeleccionista, convencieron a los miembros del Club Juan Alvarez de que el único camino era el de la lucha. Se comenzó a fabricar cartuchos y a esconder armas, recibiendo ayuda de la Junta Revolucionaria de México. El 5 y el 12 de febrero, el manifiesto y la proclama desconociendo la autoridad porfirista ponen a Ambrosio, Rómulo y Francisco Figueroa en actitud de rebeldía. Y con ellos, a los que los secundaban y compartían su amor por la libertad. El 21 de febrero pernoctan, ya convertidos en guerrilleros, en el cerro de San Lucas, y el 22, llega a ellos por primera vez una copia del Plan de San Luis, que les indica el camino a seguir. El 25 de febrero los Figueroa entraban con su gente a Atenango del Río, en cuya plaza Ambrosio leyó un manifiesto que iba todavía más lejos que la proclama de Huitzuco. Nadie se había atrevido, en treinta años, a decir tanto y tan fuerte contra el gobierno de don Porfirio Díaz. El viento se llevaba a la sierra el comentario de los puntos principales "Ha dicho que don Porfirio ha centralizado el poder infringiendo la Constitución Federal" . . . ¡Razón tiene! "Que el presidente ha establecido el cacicazgo . . . " ¡Y bien cierto es! "Que las reservas del tesoro nacional sólo se emplean en gastos de lujo y lucro del circulo de favoritos, en el sosten de la prensa servil y en lo construcción de lujosos palacíos . . . ¡Mientras la instrucción pubhca y la agncmtura están en el mayor atraso por falta de atención y de fomento!... # carrera, lo cual causó justa extrañeza entre los nativos, acostumbrados a la inalterable tranquilidad de la comarca. Minutos más tarde descubrimos una columna de caballería caminando de dos en fondo y al frente de ella al señor Ambrosio Figueroa, quien al lie- da clase de garantías. El pueblo entero respondió al llamado y llevó, además, frutas y golosinas que satisfacieren el paladar de aquellos bravos. Esa misma tarde los revolucionaríos abandonaron la población quedando sus habitantes enormemente entusiasmados. (2), Los coméntanos en los jacales eran interminables. Era imperioso desconocer al presidente Díaz por degal y arbitrario. Lo que antes se decía en voz baja, ahora se repetía en alta yoz: Que era importante urgentes reformas administrativas. Los odiados jefes políticos debían ser sustituidos por los ayuntamientos . . .(l). Ambrosio Figueroa y su gente, cuyo número aumentaba a diario, entraban en los poblados, en cuyas plazas leían el manifiesto de Atenango del Río y después de aprovisionarse, se marchaban a otro lugar. A las once de la mañana del 27 de febrero, la guerrilla entró en Chaucingo. Raymundo Figueroa, entonces de once años, contó más tarde aquel episodio. —Nos encontrábamos algunos muchachos jugando canicas bajo el techo del palenque de galhs, cuando advertimos un rumor que poco a poco fue definiéndose como tropel de cabollos y momentos después observamos diez jinetes con carabinas en ma- ai centro del poblado con voz graordenó hacer alto, y moviendo con destreza el caballo hàsta encabritar/ 0) se colocó delante de sus hombres dirigir las siguientes pafobras a para / o s vecinos que para entonces habían acudido en gran número a la novedad: ¡Soldados de la Revolución! ¡Pueblo de Chaucingo! Vamos a dar lectura a los motivos que existen para que empuñemos las armas a fin de derrocar la dictadura porfiriana. Fidel Fuentes leyó la proclama conocida por primera vez en Atenango del Río y se aclamó delirantemente la causa. El pueblo fue invitado a unirse a aquellos ciudadanos armados, y emodonante era ver el regocijo que con tanta evidencia manifestaban por todas partes. El jefe Figueroa hizo la súplica de que se acercaran alimentos para sus soldados y evitar así cualquier desorden puesto que él estaba animado de los mejores deseos para dar to- Se decidió entonces tomar Huitzuco. Pero las cosas no seguirían siendo tan fáciles. Hasta el momento apenas algún pequeño encuentro con la gente de la jefatura política, alguna fusilata rápida, había marcado a la "revolución en gestación". Pero llegaba la hora de la primera sangre, Entraron al pueblo sin contratiempos ni encuentros con los federales el 28 de febrero, La sorpresa del vecindario era mayor cada vez y los saludos se multiplicaban. De todas partes se tendían brazos ofreciendo agua y frutas jugosas para calmar la sed en esa hora de calor. En las calles del centro servíanse alimentos y hasta las humildes tortilleras ofrendaban su mercancía íntegra, porque anhelaban contribuir en algo al triunfo de los suyos(3). MUERTE DE TORRES BURGOS ^¾ Bajo el título: "Jojutla fue recupe rada por las tropas del gobierno y los cabecillas cayeron muertos", apareció en el periódico El Diario, el 26 de marzo de 1911 la noticia de aquel combate, uno de los principales.y más importantes acaecidos en el sur de la República, El matutino decía que el gobierno del Estado, al tener conocimiento que Jojutla había caído en poder de los insurrectos, ordenó que las fuerzas federales capitaneadas por Francisco Gálvez marcharan a recuperar la plaza. C a—, j0,y no a t0¿a gar ve tK»Í en el punto llamado Rancho Vieen ella perecieron el cabecilla Torres Burgos y su hijo." El Interés del público capitalino, atraído por la composición del nuevo gabinete nacional, se desvió por un momento hacía la recuperación de Jojutia por las tropas del gobierno, y hacia la noticia, proveniente de Wash¡ngton, de que el presidente Díaz "har ¡ a u n V j a ¡ e a Europa", Testimonio Periodístico. Marzo 26 de 1911. —• ,.. ,„.„. .. . . _. , danos en^Armus, 'T. 8 'I, para 80-84 (1960). EL SACRIFICIO DE JOVITO SERRANO "En Yautepec, el año 1902, por orden de los acaudalados propietarios de la hacienda de Atlihuayán (hijo de Antonio Escanden), se tendió una cerca doble, desde un punto denominado La Ceiba, cercano a dicho pueblo y limítrofe con la finca, la que llegó hasta Las Tetillas, pretendiendo así anexar a Atlihuayán siete caballerías de los terrenos comunales del pueblo, sin más fundamento que la "ley del fuerte contra el débil". El ganado de los ranchos brincaba sobre dicha cerca, derribándola en algunos tramos, por lo que se le retenía en la hacienda, la cual se hacía pagar crecidas multas. "Los afectados por tal medida se agruparon en gran número con objeto de defender sus derechos, y designaron para que los representara en sus reclamaciones al señor Jovito Serrano. "Se acordó entonces que una comisión de sesenta vecinos del lugar se trasladara a la capital de la República, donde entrevistaron al general Porfirio Díaz. El viejo gobernante los oyó con calma y les manifestó que él no tenía inconveniente en prestarles su ayuda. "Los comisionados regresaron a su pueblo confiados en que se les haría justicia. "El señor Jovito Serrano fue aprehendido en el hotel del Seminario donde se hospedaba, el día 11 de mayo de 1905, sosteniendo el siguiente diálogo con sus aprehensores: "—Jovito —dijo uno de ellos, venimos de parte de don Pablo Escandón para que vaya usted a verlo; tiene que entregarle un pliego. "A lo que contestó el señor Serrano: "—Yo no puedo ir a ver al señor Escandón, porque tenemos un litigio los de Yautepec contra la hacienda de Atlihuayán. "Los policías, que indudablemente deben haber tenido órdenes de proceder como lo hacían, lo condujeron al cuartel de Teresitas y de allí al de San José de Gracia, donde cambiaron su nombre por el de Genovevo Sánchez. "Fue deportado a Quintana Roo con treinta y cinco indígenas, quienes se habían opuesto a la inicua explotación de sus montes por los contratistas favoritos del Gobierno. "Al pasar los prisioneros por Veracruz, Serrano, burlando la vigilancia de los custodios, buscó la forma de escribir a su esposa, comunicándole cuanto le habia ocurrido. "El 29 de noviembre del mismo año el esforzado defensor de los intereses del pueblo de Yautepec, don Jovito Serrano, murió en el lugar de su destierro, Santa Cruz de Bravo, Quintana Roo, sin que, a ciencia cierta, hubiera sido conocida por sus familiares la causa de su muerte. "Y desde entonces la señora María de Jesús Espinosa, viuda de Serrano, y sus hijas, arrastran su miseria por las populosas calles metropolitanas". Magaña, Gildardo: Emiliano Zapata y el Agrarísmo en México (1951). El general Ambrosio Figueroa reunió en torno suyo a las fuerzas vivas descontentas con el imposicionismo político en el Estado de Guerrero, y logró restablecer la ley en aquella región. En este humilde jacal del pueblo de Ánenecuilco, en el Estado de Morelos, nació Emiliano Zapata, quien desde niño fue testigo de los despojos de tierras que sufrían sus familiares y coterráneos. Pero a la una de la tarde una columna de rurales avanza sobre Huitzuco, ignorando la ocupación de dos horas antes. Se organiza rápidamente una emboscada, en la cual caen las tropas del gobierno. Sin embargo, los federales reaccionan y contraatacan. Son ciento cincuenta soldados del Segundo Batallón de Infantería y dragones del Cuarto Cuerpo Rural. La lucha es enconada y hay actos de arrojo por ambos lados. Hasta las mujeres se exponen al peligro. Así, la esposa de Tranquilino Figueroa, a la que esa mañana Ambrosio le había entregado un morral conteniendo cartuchos. Al escuchar los primeros tiros, doña Modesta corrió de la ranchería al poblado y atravesó las calles sin cuidarse de las balas hasta que llegó al zócalo para entregar el morral al jefe, que estaba parapetado allí. Otra humilde vecina, Fortuna Villegas, ve que en el mando federal se recurre a la estratagema de disfrazar de mujer a los soldados. Fortuna, con valentía sin igual, recorre los sitios donde están refugiados los rebeldes para advertirles del engaño. Ernesto Castrejón, ex soldado de línea, descifra los toques del clarín con los que los federales daban sus órdenes. De este modo, Figueroa "contrarrestaba la acometida con movimientos antagónicos por estar al tanto del plan de ataque en su contra."(l). Se agotan los cartuchos y Figueroa ordena abandonar Huitzuco a las siete de la tarde y dirigirse a San Miguel de las Palmas, donde llegan tres horas después. Mientras tanto los federales siguen atacando Huitzuco, creyéndolo todavía ocupado, y causan lamentables pérdidas en la población civil. Doce horas dura el infierno hasta que Francisco Figueroa, hermano de Ambrosio y síndico municipal, envía un mensajero con bandera blanca para comunicar que los rebeldes ya han abandonado el pueblo. Hubo catorce civiles muertos y treinta y cuatro muertos federales, en tanto que los revolucionarios escaparon con solamente cinco heridos. La prensa porfirista anunció que los rebeldes habían sido batidos por las fuerzas federales: El Diario del 8 de marzo decía: "Muchos niños cayeron muer(1) Figueroa Uriza, Arturo: Ciudadanos en Armas, T. I, pág. 88 (1960). ESTADO DE LAS HACIENDAS El siguiente cuadro, formado con datos de los años de 1908 a 1909, da ¡dea de la importancia del Estado de Morelos en cuanto a la producción de azúcar, pero también demuestra el acaparamiento de la tierra por muy pocas personas: Haciendas Zacatepec y San Nicolás Cuahuixtla, Terinta y Acamilpa. Sta. Clara, Tenango y San Ignacio Hospital, Calderón y Chinameca . Tenextepango Propietario Juan Pagaza Manuel Araoz Luis García P. Prod .Az. Sup. Has. Kgs. 3.432 9.069.508 12.664 6.852.301 68.159 6.193.538 Vda. de V. A. 1.058 Ignacio de la Torre y Mier 15.682 Atlihuayán y Xochimancas . . . Hijos de Antonio Escandón 6.045 San Carlos Cocoyoc y Pantitlán Testamentaría de Tomás de la T. 2.825 Miacatlán, Acatzingo y Cocoyotla Romualdo Pasquel 17.336 San Vicente, Chiconcuac, Dolores, San Gaspar y Atlacomul- Testamentaría co Delfín Sánchez 8.312 San Gabriel y Actopan Emmanuel Amor 20.250 Santa Inés, Guadalupe y Bue- Vda. de Benito navista Arena 2.500 Oacalco y Michate Feo. A. Vélez 3.720 Temilpa Manuel Alarcón 4.973 Santa Cruz J. Pliego de P. 651 Casasano E. Vélez Goríbar 2.282 Temisco Concepción T. G. de Fernández 17.300 Cuachichinola Sixto Sarmina 1.881 4.951.370 Totales Magaña, Gildardo: Emiliano Zapata y el Agrarismo en México (1951). 4.177.668 4.206.033 2.674.277 2.274.196 2.241.321 1.859.735 1.695.385 1.660.738 1.358.767 1.297.538 1.249.484 1.118.359 385.917 189.070 52.266.135 tos en el sangriento combate de Huitzuco". En su informe al Congreso, el gobernador del Estado, Damián Flores, intentaba disimular su inquietud tratando despectivamente a los insurrectos al decir: Algunos malhechores se levantaron en armas encabezados por Martín Vicario, Rómulo Figueroa y Fidel Fuentes, individuos de malos antecedentes que han tenido que ver muchas veces con las autoridades del Estado No se atrevía el gobernador a atacar a Ambrosio, pero incluía entre los "malhechores" a Rómulo Figueroa. Los miembros del Congreso simularon desconocer a aquella gente, cono. Los hombres de sombrero ancho, calzón cida hasta por el último campesino del Estado. Haciendo una pausa,- y aclarando la garganta para ocultar »u turbación, don Damián Flores contm " ° c o n Ael mensaje: Sl "¡ embargo, como bien pudiera suceder que personas inquietas tratan e ™ J sorprender la buena fe délos habitantes del Estado el Ejecutivo recomendó a los prefectos políticos procedieran a reprimir, con actividad y energía, cualquier movimiento sedicioso que llegara a intentarse (l). ue , l¡Q legara a intentarse! Los emP . e a d o s d e l Congreso sonreían mahcrasamente . . . El gobernador, como fl a1 a avestruz, ocultaba la cabeza bajo rena L a subversion estaba en todas partes y era incontenible ya. blanco y huarache, capitaneados por Ernihano Zapata, brotaron por millares de las ú rancherías y poblados, para unificarse en N a œ UÍ1 C a u d i l l o • —Papá, ¿por qué llora? L SU lucha contra el mal gobierno. —Porque nos quitan las tierras. —¿Quiénes? —Los amos. —¿Por qué no pelean contra ellos? -Porque son poderosos. El padre dejaba correr amargas lagrimas. El nmo apretó los labios, e insistió. -Pues cuando yo sea grande haré que las devuelvan (2) La mano canosa de don Gabriel Zapata_ se poso sobre la cabeza_ del pequeno Emiliano. Coma el ano 1887. No olvido el niño aquel despojo, ni los muchos que vio después consumados por el poder arbitrario y ommpotente de los hacendados de Morelos, que quitaban a los campesinos y a las comunidades sus mejores tierras amparados por autoridades compli(11Figueroa Uriza, A r t u r o : ciudadanos \n Armas, T. I, pág. 97 (i960). (2)Sotók> incián, Jesús: Raíz y Razón de Zapata, pág. 170 (1964). tarea más ardua consistió en paleografiar (2) los códices en caracteres barrocos, que incluían palabras en náhuatl, para penetrar su sentido. Allí estaban inscritos los derechos que debía defender. Pero a pesar de la declarada admiración del general Díaz )or los bravos chinacates(S), sus apeaciones se estrellaron contra las dilaciones del gobernador o el mutismo del Presidente. La historia de las injustas expropiaciones de tierras y montes había comenzado, precisamente, en 1887, cuando la prolongación de los ferro- S (l)Jefe de campesinos. (2) Técnica de leer las escrituras antiguas. (3)Soldados de Morelos y Puebla adheridos al Plan de Tuxtepec, que lucharon con Porfirio Díaz. En un descanso dentro de la sangrienta y prolongada lucha para obligar a los terratenientes a que devolvieran las tierras a los campesinos, aparece el general Emiliano Zapata. IH Las fuerzas de E. Zapata, entablaron una " lucha cruel y sangrienta en la que, a pe- ^ sar de estar en inferioridad de condiciones, lograban triunfos apreciables. ces, agitando papeles y leyes frente a su ignorancia o confiada simpleza, o cortando el agua a los predios rústicos para comprarlos luego a bajo precio. Creció Emiliano, fuerte, y se hizo una reputación sólida como el mejor domador de caballos de toda la región. iNo había nadie como él! Los chiquillos lo seguían a respetuosa distancia cuando, con su traje de charro, cruzaba el poblado con aquel paso varonil y seguro, siempre muy seria la cara (donde parecían reunirse los rasde las estirpes que por siglos ta§os raron la tierra de Morelos). El domingo 12 de septiembre de 1909 hubo una reunión de vecinos en el corredor de portales de la iglesia de Anenecuilco, donde Emiliano había nacido, allá por 1877, y donde cursó la instrucción primaria. Alegando que se sentían sin energías suficientes para luchar con vigor por la devolución de las tierras de la comunidad, los antiguos dirigentes depusieron el mando. Emiliano Zapata resultó elegido presidente de la nueva Junta de Defensa. No fue un calpuleque (1) a la antigua usanza sino un líder agrario adaptado a los nuevos tiempos. Su DEPORTE Y REVOLUCIÓN En el aeródromo mexicano de Balbuena se iba á intentar batir, el sábado 4 de marzo de 1911 el récord de velocidad en avión (treinta kilómetros de vuelo), que tenía desde octubre de 1910 Graham White. Los "aeroplanistas", tripulantes de los "pájaros mecárneos, maravilla científica del siglo actual", apasionaban a la opinión pública tanto como los sucesos révolucionarios, según se desprende de la primera plana de El Diarlo de aquel día. Sin embargo, no dejaba de impresionar el rechazo del ataque hecho por Francisco Villa a Santa Rosalía, Coahuila, la mención a la toma de Chignahuapan, Alatriste, Puebla, o el ataque nocturno al tren "El Mexicano". Pero había otra noticia, poco destacada: "Intento de ataque a una pequeña villa cerca de Iguala." Se trataba de una de los primeros levantamientos en el Estado de Guerrero dirigidos por Ambrosio Figueroa. Los rebeldes pasaban de 200, mientras que las tropas del gobierno, al mando del teniente coronel Torrea, eran muy inferiores, informa El Diarlo, que agrega: "El gobierno del Estado ha dispuesto que los automóviles que conducían pasajeros y carga de Chilpancingo a Iguala se utilizarán para el transporte y provisiones de boca y guerra." Testimonio Periodístico. Marzo 4 de 1911. POR "Antes de salir Zapata de Anenecuilco, ya dispuesto para lanzarse a la Revolución a jugarse el todo por el todo en una carta arriesgada, escondió los documentos del pueblo, enterrándolos con su caja de hoja de lata, al pie de la escalera que lleva al coro y a las alturas de la iglesia. Allí quedaba enterrada la raíz y la razón que lo impulsaban, su íntima verdad, la historia de su pueblo y la prehistoria de su vida. "Estando ya en plena lucha, alguna vez los documentos se encontraron en peligro, pues las tropas federales merodeaban por ESTO RELEO Anenecuilco removiendo hasta las piedras. Emiliano temía por ellos y mandó a José Robles, uno de sus coterráneos y colaboradores de confianza, a sacarlos. "Robles se acercó al pueblo, pero no pudo entrar, por lo que Zapata mandó a Francisco Franco, quien sí pudo entrar y rescatar los papeles; pero como Franco tenía una comisión diferente que cumplir, Zapata los dio a guardar a Robles, diciéndole: " — S i los pierdes, compadre, te secas colgado de un casahuate. - "Una vez, estando en Pozo Colorado, Zapata recibió la visita de unos emisarios del Estado de Michoacán, que venían a convencerse de la sinceridad del caudillo, Zapata quiso entonces explayarse mostrando la razón primera y ditima de su rebeldía: pidió a Robles que trajera los documentos y los enseñó a los visitantes diciéndoles: "—Por esto peleo, "Pero claro que al decir 'esto', Zapata ya no sólo se refería a los derechos de Anenecuilco, sino a los de todos los pueblos." Sotelo Inclán, Jesús: Raíz y Razón de Zapata (1944). LA DESTRUCCIÓN DE PUEBLOS "Los que hayan viajado de México a Acapulco, hace como veinticinco años —escribía en 1915 el mismo señor Nicasio Sánchez—, recordarán que al atravesar el Estado de Morelos, entre la hacienda de Temisco y la de El Puente, se encontraba un pequeño poblado, encantador por su exuberancia. El camino real pasa al lado poniente del pueblo, y unos árboles grandes dan pródíga sombra a los viajeros que, calenturientos, sudorosos y llenos de sed, encuentran alivio y descanso a sus fatigas. "En Acatlipa, los viajeros hacían alto para tomar frugal refrigerio. Y míentras a mi compañero y a mí nos preparaban el almuerzo, nos dimos a recorrer el pueblo. "Entramos por la calle principal de aquel delicioso lugar. A la izquierda y a la derecha se contemplaban las arboledas: aquí, un árbol con las ramas cargadas de fruto; allá, flores, y más allá, las casas de palma y tlasol (1) de aquellos humildes labriegos. Los mangos de Manila, las limas, los mameyes, los granados y otras frutas de tierra caliente, como la naranja, daban vista encantadora a aquel pequeño paraíso. Admirado le dije a mi compañero: —-Corramos a almorzar y despues volveremos, pues tengo deseos de pasar aquí la tarde y la noche—. Luego que almorzamos nos dirigimos a una cantina, en donde apenas había lo indispensable para satisfacer las principales necesidades del pueblo, que tendría unos quinientos habitantes. (Cantina le llamaban donde vendían pan, café, chocolate, aguardiente, petróleo, etc., etc.) "—Buenos días, le dije a un hombre como de sesenta años de edad, de rostro afable, donde se caracterizaba la honradez. "—Los tengan ustedes muy buenos, pasen ustedes. ¿Qué se les ofrece? "—Deseamos que, si a usted no le es molesto, nos permita pasear en su huerta; nos quedamos en este lugar nada más para eso. carriles a Morelos y Guerrero obligó al gobierno de don Porfirio a concesiones retributivas a las compañías constructoras extranjeras. Se arrasaron bosques, y los terrenos que quedaron disponibles fueron alquilados a los antiguos dueños. Era inútil protestar. Vinieron después los despojos de las tierras de labor y de las tierras comúñales que circundaban a los poblados. Pagando sumas irrisorias, los hacendados "expropiaban" esas propiedades, excusados por la necesidad que tenían las haciendas de ganado vacu- "—Cómo no, señores, pasen ustedes; vamos, los acompañaré con mucho gusto, no sólo a la mía, sino a las demás que hay en el pueblo, "¡Qué horas tan deliciosas pasé en aquellos sitios perfumados por la vegetación! "La conversación de aquel pobre anciano fue amena; pero dejó de serla cuando me refirió que ese pueblo estaba llamado a desaparecer, "—¿Y por qué? Eso no puede ser; ¡eso es imposible! "—Pues sí, señor; no obstante que complacemos al amo de la hacienda de Temisco con ir a trabajar, se ha empeñado en comprarnos nuestros terrenos por precios insignificantes y nosotros nos rehusamos porque aquí nacimos. Según decían nuestros antepasados, la mayor parte de las tierras que tenía el pueblo y que eran de los ejidos, se las ha cogido la hacienda; y ahora el enviado que nos ha mandado el administrador, dice que si no le vendemos, nos quitará el agua y que, una vez que se sequen todas las huertas, no tendremos más remedio que venderle. "—Pero, ¿qué ustedes no han acudido a la autoridad para que los detienda de semejante tirano? "—Sí señor, hemos tocado todos los recursos que están a nuestro alcanee; pero no hemos conseguido nada. Si viniera una fuerte revolución, como la del padre Hidalgo, en favor de los pobres, entonces sí seria otra cosa; pero ¡sabe Dios cuándo el pueblo reclamará sus derechos! —dijo aquel anciano, suspirando . . . "—Tiene usted razón; yo creo que algún día cesarán esos abusos; pero para eso tendría que correr mucha sangre . . ." (1) Tlasol se le llama a la hoja seca de caña de azúcar. Magaña, Gildardo: Emiliano Zapata y el Agrarismo en México, (1951). no y caballar, útiles para la producción agrícola, y estimulados por los altos rendimientos que proporcionaba el cultivo de la caña y del arroz. En el curso de dos décadas, de 1887 a 1907, el Estado de Morelos se convirtió en el emporio azucarero más rico y compacto del país. Sus ingenios llegaron a ser los mejor equipados, sus plantaciones las mejor atendidas, y sus índices de productividad, en 1908, los más altos de la nación: producían la tercera parte de todo el azúcar del país. Para ese entonces se pagaba 27 pesos la hectárea que en El caudillo agrarista Emiliano Zapata, luciendo el atuendo característico de la; gente de campo en el sur de la República. 1874 apenas valía 2 pesos . . . Despues del Distrito Federal, las tierras de Morelos eran las que más valían en todo el país, Los diecisiete latifundistas del Estado disponían de regalías fiscales de jefes políticos y autoridades judiciales adictas, y como si esto fuera poco, el gobernador siempre era nombrado con acuerdo de los hacendados . . . A los campesinos desposeídos de sus medios de subsistencia agrícola les quedaban dos caminos: o someterse al trabajo asalariado en las haciendas, o emigrar. Los índices demográficos del Estado descendieron a partir de la época en que comenzó la prosperidad de los terratenientes. Los campesinos resistieron cuanto pudieron, hasta 1908, apelando al poder judicial mediante pleitos costosos que, dentro del marco de su economía autoconsuntiva(l), contribuían a empobrecerlos cada vez más, puesto que la defensa resultaba, aparte de estéril, sumamente costosa. La arcaica autoridad patriarcal de los calpuleques, encargada tradicionalmente de la defensa del grupo, y la parte ínfima de los agricultores que mantuvo su independencia económica gracias a la derivación comercial de sus actividades agropecuarias, constituyeron la última línea defensiva de los derechos del campesinado. La pureza tradicional de las comunidades, que vivían en buenas relaciones unas con otras, se vio pronto perturbada por la política insidiosa de los hacendados. Cuando éstos consumaban algún despojo, se reservaban el derecho de dar en arrendamiento, pagadero en especie, las parcelas arrebatadas. A veces las alquilaban a sus antiguos dueños, otras, cuando el reclamante pleiteaba y se ponía demasiado molesto, cedían a un pueblo, en perjuicio de otro, los derechos en litigio. Así creaban resentimientos, dividían para gobernar mejor y cometer cada día mayores abusos. Contra esto se opuso el jefe agrario de Anenecuilco cuando, a la cabeza de ochenta hombres, se presentó una mañana en la hacienda de El Cuajar para pedir cuentas a los habitantes de Villa de Ayala. —No quiero pelear con ustedes. Tenemos familias y amigos. En los dos pueblos hay Plascencias, Merinos y Salazares. Amistosamente quiero que reconozcamos lo nuestro. ¿Por qué están aquí? Melquíades Pineda y Manuel Chávez, bajo cuyo mando la gente de Villa de Ayala levantaba una cerca para rodear los terrenos disputados, se miraron uno a otro. —Nosotros aceptamos porque la hacienda nos ofreció— dijo Pineda. —Pero nosotros somos los dueños. (l)Tipo primitivo de economía según el cual lo que se produce no ingresa al mercado, sino que lo consume el propio productor. La ley de suspensión de garantías, aplicada a los Estados de la República donde eran más frecuentes los alzamientos, fue causa de que en Morelos los federales se ensañaran cruelmente con los revolucionarios. B-> Atrincherado junto a un maguey, esteT el ejército federal. No importaban soldado federal dispara su máuser contra É los zapatistas, en las inmediaciones de Otumba, durante Un enconado Combate. " " En eso llegó el guardatierras del hospital, el negro Reyes Palafox, quien dijo que sólo los de Ayala podían sembrar. —Pues como sembrar los de Ayala, sembramos nosotros— afirmó Zapata. —¿Con qué permiso? —Con el nuestro . . . Ante la actitud tan decidida de Emiliano y de sus hombres, los de Ayala optaron por retirarse. Lo mismo tuvo que hacer el negro Palafox no sin echar antes sus amenazas, diciendo que iba a dar cuenta al administrador. Quedó Emiliano con los suyos dueño del campo y empezó a repartir parcelas. Por primera vez se abría sobre el horizonte el brazo justiciero y rebelde que antes se había levantado humilde. Desafiante tomaba lo que era suyo porqueL·justicia de todo un pueblo estaba con él (i). Había nacido un caudillo. Amarga Experiencia f Z. L f l p e r s e c u c i ó n ( l o s a s e s inatos y el asalto a mano armada eran parte de i o s métodos directamente utilizados p a r a ablandar la resistencia de los campesinos a entregar sus tierras y su ganado, mediante ventas forzosas y usurarias. La policía, los jefes polítiCO s, los jueces, se hacían cómplices o cerraban los ojos. Y había, para completar aquel infiemo, dos recursos siniestros . . . La leva y la Ley fuga. Se les aplicaba a los campesinos demasiado rebeldes. La leva era el servicio forzado en abandonados8 3 1 ¾ SfSTSdSi^SSSS dados" eran arreados como ganado, a golpe de látigo. La Ley fuga era muy sencilla, muy simple, consistía en decir a alguno a quien ya no se quería vi v o : "Echa a correr", y cuando el desgraciado corría, se le tiroteaba para alegar, después, en el descargo, que había intentado desertar o fugarse . . . Si bien estas condiciones de vida de la población campesina se repetían en todo el territorio de la República, (l)Sotelo Inclán, Jesús: Razón y Raíz de Zapata, pág. 184 (1943). LAMINA CENTRAL Zapata. Mural del maestro Diego Rivera, uno de los tres grandes del muralismo mexicano, pintado en el tercer piso del edificio de la Secretaría de Educación Pública, entre los años 1923-28. El caudillo agrarista, rodeado de campesinos como él, enarbola un estandarte en el que aparece su famoso lema de lucha: "Tierra y Libertad". "Y NOS LLEVAMOS El general Manuel Sosa Pavón, descendiente del héroe de la independencia don José María Morelos y Pavón, nació en Chetla, pero vivió en Anenecuilco durante mucho tiempo. Conoció a Zapata, y fueron amigos, desde antes de la Revolución. Fue becerrero en una hacienda cerca de Villa de Ayala y luego conductor de trenes para el Ferrocarril Interoceánico. Se incorporó a las fuerzas de Zapata después de la muerte de Madero, con el grado de mayor. Ascendió por escalafón hasta general de brigada. Fue gerente de los Ferrocarriles de la Convención, por nombramiento de Zapata. Combatió a Carranza y se unificó con los obregonistas. El general Zapata me comisionó para que me apoderara de equipo ferrocarrilero. Villa y Carranza tenían trenes en abundancia, pero los surianos no. Nosotros solamente contábamos con las vías. Vine pues a México, de incógnito. Una vez aquí, convencí a algunos de mis compañeros de trabajo: conductores, maquinistas, garroteros, etc., para que me ayudaran. Asimismo coheche a la guarnición federal de Los Reyes para que no nos atacaran cuando pasáramos. El general zapatista Herminio Echevarría debería esperarnos, además, en los cerros de Reyes, con 1.500 hombres. Sobre esa base puse en marcha mi plan. Así, partí de San Lorenzo con 15 combatientes, una máquina fortificada, la 9 1 , que yo mismo conducía, y dos- 1T TRENES" cientos civiles desarmados que se nos habían unido. Nos salió al paso la caballería federal, pero me agazapé en la caseta de la máquina y, a todo vapor, me tiré sobre ellos. La 91 pasó entre ellos y también los demás trenes. Total: nos llevamos 17 locomotoras, cada una de ellas, excepto la 9 1 , que llevaba uno solo, arrastraba entre 20 y 30 vagones. Entre México y Los Reyes hay 18 kilómetros. Cuando llegamos al kilometro 9, encadené las vías y fui arrancandólas por espacio de unos 500 metros, para evitar la persecución. Una vez en Los Reyes, tuvimos que reparar un buen tramo de vía que estaba destruido. Trabajamos toda la noche. Al día siguiente partimos. Y aquí viene algo interesante: desde los cerros de Los Reyes, los zapatistas al mando de Echeverría nos atacaron. ¿Qué había pasado? Pues nada más que, viendo tantos trenes, creyeron que habíamos fracasado y que eran los federales los que llegaban. Al fin, con banderas blancas y señales, hicimos cesar el fuego y nos reconocieron. Les parecía mentira lo que estaban viendo: 17 locomotoras y centenares de vagones. La locomotora 9 1 , por cierto, tiene su historia. Hubo un momento en que se me agotó el agua y decidí ir a Texcoco —que estaba en poder de los federales— para proveerme. Lo hice audazmente, metiéndome a la población. Naturalmente, íbamos vestidos de ferroviarios. Gral. MANUEL SOSA PAVÓN Estábamos en la maniobra de tomar agua cuando se acercó un joven oficial federalista y me preguntó, con una inocencia digna de mejor causa: —¿No son ustedes zapatistas, de esos que se han robado unos trenes en México? A esa pregunta sólo podía contestar con otra cosa igual y que le siguiera la corriente. —No —le dije— más bien nos han mandado aquí para que embarquemos a las tropas federales y empecemos la persecución de los zapatistas. Avísele a su jefe v que se alisten los soldados, El oficial, muy diligente, fue a avisar al jefe de la plaza. Nosotros terminamos de llenar el tanque del agua y nos fuimos. A lo lejos vimos cómo las tropas federales se concentraban en la estación: nos despedimos de ellas haciendo que la 91 pitara varias veces, Testimonio Viviente. Agosto de 1966. los jefes políticos, se lo llevaron de leva a Cuernavaca, dondo quedó incorporado al Noveno Regimiento. Solamente la oportuna intervención del hacendado Ignacio de la Torre, que apreciaba sus cualidades de buen domador y que en ese momento lo necesitaba para sus cuadras en la ciudad de México, evitó que Zapata se convirtiera en carne de cañón. El horizonte de Zapata se agrandó cuando, consignado al ejército como revoltoso y recluido en un cuartel de Cuernavaca, pudo conocer por sus compañeros de cautiverio lo que pasaba en el resto del país.. Atropellos de los gobernadores y de los jefes políticos, aplicación brutal del inicuo sistema de la leva; esclavitud en las haciendas, míseros salarios a los trabajadores, apoyo incondicional a los terratenientes y a los capitalistas, represión brutal de las huelgas, absoluta falta de garantías en el trabajo, deportación de los insumisos y de los inconformes a las regiones más insalubres, aplicación de la ley fuga a quienes se atrevían a dar la menor señal de rebeldía; todo ese lúgubre panorama se fue descorriendo a la vista de Emiliano Zapata en el curso de las conversaciones y pláticas íntimas Los campesinos del Estado de Morelos habían sido despojados de sus tierras por la ambición de los hacendados que, protegidos por las autoridades, aumentaban sus riquezas a costa de la miseria del pueblo . . . EL AVANCE SURIANO "La toma de estas plazas y la aproximación de las fuerzas rebeldes a la capital de la República fueron décisivas para apresurar la renuncia del Presidente Porfirio Díaz, según se desprende de las valiosas informaciones qué contienen los interesantísimos artículos de don Manuel Amieva publicados por don Francisco Vázquez Gómez en sus Memorias Políticas. "Amieva hace notar, y en ello insiste repetidas veces, que al general Díaz le preocupaba, ante todo, el incremento que en forma vertiginosa, había tomado el Sur en la Revolución. "En el mensaje del 15 de mayo de 1911 decía Amieva a los dirigentes de Madero en El Paso, Texas: ' Desea (el general Díaz) vengan prestigiadas personas para contener avance suriano' (Pág. 214 de las citadas memorias). "Dos días después, o sea el 17, el general Díaz repite lo mismo a Amieva, pues le indica que: 'Urge órdenes directas de ellos (de los dirigentes de El Paso) a Pachuca, El Oro y demás lugares cercanos a la capital, para suspender los avances de los revolucionarios' (Pág. 217 de dichas memorias). "Estas informaciones, procedentes de quien estaba en directo contacto con don Porfirio en aquellos días crítieos, encuentran su confirmación en los apuntes de viaje " escritos a raíz de los sucesos, por don Ramón Corral, el que fuera candidato del general Díaz a la presidencia de la'República, apuntes que el periódico capitalino Excelsior publicó en sus ediciones de principios de agosto de 1958. "En estos apuntes nos da a conocer don Ramón Corral la plática que tuvo con Limantour que 'si el Presidente no hubiera renunciado, el resultado habría sido que las fuerzas revoluciónarias, en número de 16 mil hombres bien preparados que existían en los alrededores de la capital, habrían atacado a ésta, y aunque el gobierno se hubiera defendido derramando sangre,seguramente hubiera sucumbido al número, y la capital habría sido tomada a sangre y fuego en medio de un tre- mendo desorden, en el que hubieran perecido muchas gentes y la ciudad habría sido entregada al saqueo, en momentos en que en los bancos y en la tesorería había más de ochenta millones de pesos en metálico, que pertenecían al gobierno, a las instituciones de crédito y a muchos extranjeros, "En su plática explicó Limantour que para la defensa de la ciudad de México sólo había una guarnición de dos mil setecientos hombres (2.700), y que descontando los indispensables para reforzar las guardias de la cárcel y de la penitenciaría y para cuidar los establecimientos militares, sólo quedaban disponibles unos mil doscientos hombres, que resultaban 'insuficientes' para resistir a los revolucionarios que, aunque chusma sin organización, eran muchos y contaban con la ayuda del pueblo bajo, que ya había provocado motines", Díaz Soto y Gama, Antonio: La Revolución Agraria del Sur y Emiliano Zapata su Caudillo (1960). con los que compartían con él la ruda existencia de los confinados en el cuartel. Toda la República, de un rincón a otro, era presa de la tiranía y una sorda agitación presagiaba ya L· torménta (l). Días después que el gobernador de Guerrero calificara de "bandoleros" a los revolucionarios sureños, y disimulaba el temor que le inspiraban amenazando a la población con ejercer represalias si se les protegía, la ciudad de Cuautla, en Morelos, se vestía de fiesta celebrando la feria del Viernes de Dolores, el 10 de marzo de 1911. Allí, entre las delicias del jaripeo alegre y varonil, entre el cantar desafiante de los gallos, en medio de la alegría del palenque . . . cuatro hombres, Gabriel Tepepa, Pablo Torres Burgos, Emiliano Zapata y Rafael Merino decidieron la sublevación en favor del pueblo humilde (2). —¡Ya no puedo con eso!, exclamó Emiliano y se dirigó a su caballo que lanzó un relincho agudo, como reconociendo que había llegado la hora decisiva. I0 L d rVorli ilirlnrl rJol IMiñrt UTCMUIIOdU UCI mflU Zapata se dirigió a Villa de Ayala, donde lo recibieron con respeto y entusiasmo, y allí organizó un grupo de guerrilleros que ascendía escasamente a 70 hombres. El 11 de marzo de 1911 se incorporó decididamente al movimiento revolucionario, presidido por Francisco I. Madero, después de cambiar ideas y proyectos con sus amigos Gabriel Tepepa, un tablajero (3) nacido en el pueblo de Tlaquilte- i « n rnnm n> n r m u » 1 » < • • • . • * ! , , - ^ , . , ~ . . „ ~ . , - ^ , . . . LA JUVENTUD DE EMILIANO ZAPATA: LECCIÓN OBJETIVA (1) Díaz Soto y Gama, Antonio: La Revolución Agraria del Sur y Emiliano Desde la puerta de su jacal, el joven Emiliano Zapata contempla asombrado el contraste de los ricos terratenientes paseando en carruaje frente a la gran hacienda, con los peones y jornaleros fustigados por los capataces y agobiados por el peso de sus cargas. (Grabado de Mariana Yam- Zapata su Caudillo, pág. 82 (i960), ( 2 )M ñ G ildardo: Emiliano Zapata y el Agrarismo en México, T. I, pág. 98 (1951). polsky). (3) Carnicero. nango, cercano a Jojutla, y con el profesor Pablo Torres Burgos. Por la tarde, después de terminar las labores campestres, un grupo reducido de Anenecuilco se reunía frente a la iglesia del pueblo, debajo del frondoso árbol, encontrándose entre ellos el propio don Emiliano y allí, en apariencia de pacíficos labriegos, y en amena charla, se dedicaba el grupo a conspirar en contra del gobierno; haciéndolo otras ocasiones en un tendajón(l) propiedaddel señor Pablo Torres Burgos, en la población de Villa de Ayala, situada muy cerca de Anenecuilco y cuyo dueño era uno de los principales directores de la conspiración. Don Emiliano no cabía de gozo, pues al fin había llegado el momento por él tanto tiempo deseado (2). En diciembre de 1910, y antes que Zapata se plegara decididamente al maderismo, Pablo Torres Burgos había viajado al norte de la República para entrevistarse con Francisco I. Madero y recibir instrucciones respecto a los levantamientos que se promoverían en el Estado de Morelos, previa adhesión al Plan de San Luis. Como tardara en regresar, Gabriel Tepepa se alzó en armas el 7 de febrero, en Tlalquiltenango, iniciando una serie de escaramuzas. Cuando regresó Torres Burgos, se encontró con que las cosas habían cambiado. (1) Tienda pequeña, en los pueblos. (2) Robles, Serafín: Artículos publicados en El Frente Zapatista. Citado por Díaz Soto y Gama, Antonio: La Revolución Agraria del Sur '3ÊSmiliano Zapata su Caudillo, pág. S H H 1 9 6 0 ) . Debido a las peculiares características pográficas del Estado de Morelos, los patistas utilizaron preferentemente cuerno, en lugar del clarín, para dar órdenes de movilización y alertar a tropas. tozael las M lasX Casco semiderruido de la hacienda de ' San Juan de Chinameca, en el Estado de í Morelos, sitio célebre en la vida del general Emiliano Zapata y que aún conserva su ambiente histórico y legendario, F LA NOTICIA CONTEMPORÁNEA y decenas de carruajes se desplazan hacia los campos de Balbuena, y justo es decir que aunque la entrada general, incluyendo el transporte, es de un peso, el improvisado aeródromo se ve atestado. Según un periódico de la época: "La historia debe señalar a René Simon como el primer aeroplanista de verdadero carácter que hemos visto ascender en México. Sus vuelos tienen, como indiscutible, el mérito de la prioridad. Él abre la primera etapa de la aviación en México, sin que olvidemos, por cierto, las insistentes prue bas que buenos aficionados han ofrecido, aunque sin llegar al convencimiento". GUERRA ITALO-TURCA El 28 de septiembre de 1911 Italia envía un ultimátum a Turquía, exigiendo que se le permita ocupar Tripolitania (región situada en la costa norte de África, entre Egipto y Túnez). Af día siguiente, en vista de que el Imperio otomano no ha contestado, Italia le declara la guerra. El motivo de esta decisión es sencillo: Tripolitania es la única parte del África del Norte (región naturalmente próxima a Italia) que todavía no pertenece a una potencia europea. Por ese entonces, además, Francia, que acaba de consolidar su posición en Marruecos, ocupando la capital, se dispone a hacer lo mismo con el último resto del Imperio turco en África. La única forma de impedirlo es adelantarse . . . A pesar de la tenaz oposición turca, el ejército italiano ocupa rápidamente las poblaciones costeras: Trípoli, Homs, Benghasi, Derna y Tobruck; en el interior, sin embargo, la lucha prosigue, a pesar de lo cual Italia anuncia oficialmente la anexión del país el 5 de noviembre de ese mismo año. La escuadra italiana, entretanto, bombardea las costas turcas y ocupa unas cuantas islas (Astropalia, Rhodas, Karpathos, Cos, etc.) en el mar Egeo. Frente al peligro de una victoria total, Europa se inquieta, ¡ante todo debe mantenerse el equilibrio de fuerzas! DECESO Muere en París el notable filólogo colombiano Rufino José Cuervo que, como pocos, poseyó los secretos de la lengua castellana, en la que fue considerado como la primera autoridad de su época. Había escrito, entre otras obras, una Gramática Latina y el famoso Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, que no llegó a concluir. Su obra, fraseen dental en lo que respecta a nuestro idioma, fue llevada a cabo modesta y tenazmente. HOMBRES VOLADORES El domingo 26 de febrero de 1911, en presencia del señor presidente de la República, Porfirio Díaz, varios de los componentes de la "Moissant International Aviators", hacen una brillante y audacísima demostración aérea. El grupo, compuesto por cuatro franceses y tres norteamericanos, al mando de Moissant, procede de la ciudad de Monterrey, donde acaba de hacer varias exhibiciones, y se dispone a permanecer en la capital diez días. La expectación es enorme y el citado domingo más de 20.000 personas Si bien es indudable que los elogios a Simon son justificados, sus paisanos Roland G. Garros y René Barrier, no se quedan atrás; es más, el segundo de los mencionados no solamente alcanza la increíble altura de 150 metros, sino que cruza la ciudad en tres oca- siones (entre el Bosque de Chapultepec y Balbuena). Añadiremos que los arriesgados "aeroplanistas" han utilizado dos modernos aparatos Bleriot. Por su parte, los nacionales compiten valerosamente, pues según el diario de referencia: "El aficionado don Alberto Braniff, que en los días anteriores no había logrado sino un corto vuelo, mero ensayo de aprendiz valeroso, logró ayer dar una vuelta y elevarse a cosa de 20 metros. Su biplano Farman, que ofrece estabilidad por lo equilibrado de su armadura, es la máquina más poderosa de cuantas existen hoy en México. . ." Tanto ésta como las siguientes exhibiciones fueron magníficas y, a pesar de que la situación política empeoraba, dieron tema a animadas pláticas durante mucho tiempo. LAS CANCIONES DE LA REVOLUCIÓN "Una figura de mujer pasa por las canciones. A su conjuro el tema se hace fluido, tórnase fácil y armonioso; una elegancia natural de flor exorna la canción; y en ese nombre de mujer, que después llenará las calles de los pueblos, el juglar va dejando la placidez emocional más pura. "Esas fueron las canciones que se aprestaron a gritos de esperanza y de temores en todas las plazas del sur, enarboladas por los peones revolucionarios en el marco autóctono de un paisaje nuestro, paisaje nervioso de los cerros, paisaje agreste de los órganos vigilantes y rectos como 30-30 del sendero, paisaje de los magueyes crispados como manos invertidas hacia el cielo; paisaje, en fin, que decoraron las nopaleras, las palmeras y los maizales sobre la tierra morena, desigual, disputada y dramática de Emiliano Zapata. "Únese un ligero tono picaresco a la frase amatoria; únese a la misma picardía un sentido desvalorizado de la vida; y, lo que es más, encontramos en las canciones hímnicas del zapatismo el valor determinante y definitivo de la hidalguía popular campesina. Derivadas, seguramente, de ciertos procedimientos literarios del romancillo español del siglo XVIII, con disposición del tema literariomusical en cuanto aparecía directo e indirecto en un juego admirable y vigoroso del propósito fundamental; con giros musicales en los que había dado de características y de pasión la gente y la tierra, la tradición, la costumbre y el estado de ánimo puramente mexicano y complicadamente revolucionario llevado a la canción suriana. "Esa fue la música con que vibraron muchos miles de peones que peleaban, Neri, Salazar, Tepepa, Magaña y otros más, a las órdenes del general en Toluca, Puebla, Oaxaca, Guerrero, Morelos y México, inclusive en el Estado de Hidalgo, dispersos en guerrillas". Dromundo, Baltasar: Vida de Emiliano Zapata (1934). Diferencias surgidas . . . entre Pablo Torres Burgos, jefe del movimiento, por designación de la Junta Revolucionaria Maderista, y el viejo guerrillero Gabriel Tepepa, a quien muchos de los sublevados reconocían como jefe de hecho, obligaron a aquél a separarse del grupo y a marcharse, acompañado de sus dos hijos, David y Alfonso, por un rumbo distinto al que seguían las guerrillas que comandaban Zapata y Tepepa. Pablo Torres Burgos, honrado a carta cabal y enemigo de la violencia, protestó porque unos de los soldados de Tepepa habían saqueado e incendiado, al apoderarse de Jojutla, dos tiendas de españoles, enemigos de la causa popular. Impulsado por sus generosos sentimientos, pretendía hacer "una revolución ordenada", pero Tepepa se opuso y opinó que había que Los jefes zapatistas crearon una estampa guerrera de vigorosos perfiles en los que la mexicanidad adquirió un carácter pécul e liar, al mezclarse el atuendo campesino X con los arreos militares. Los cadáveres de las víctimas fueron exhibidos en el portal del palacio municipal de Cuautla; las armas del Gobierno se "cubrían de gloria" en hs "partes oficiales" y la prensa conservadora publicó los retratos del "victorioso" jefe que "en reñido combate" había dado fin al movimiento revolucionario de Morelos, al acabar con quien lo había iniciado (i). Pero Quedaba Zapata Los hospitales del Estado de Morelos 1 eran insuficientes para recibir a los mi- P llares de heridos en las diarias refriegas, y por ello muchos eran conducidos a México, para su atención médica. emprender un movimiento radical y hacer sentir el peso de la indignación popular en los intereses y en las personas de los expoliadores del pueblo. Por eso, en la junta que celebraron entre Torres Burgos, Tepepa, Zapata, Juan Sánchez y otros jefes de menor significación, no se pudo llegar a un acuerdo en el sentido que deseaba Torres Burgos, dando como resultado que el último se separara del grupo, dirigiéndose con sus hijos y su asistente por el camino que conduce a Moyotepec. Se detuvo en la barranca de Rancho Viejo, de donde envió a su pequeño hijo Alfonso, de doce años de edad, a que buscara en su casa, en Villa de Ayala, algunos alimentos. En el camino de este último punto a Tlaltizapán, el joven fue sorprendido y hecho prisionero por las fuerzas del capitán Gálvez. Era frecuente en el campo de Morelos el espectáculo de los trenes volados por los zapatistas. Esto lo hacían solamente con aquellos convoyes que llevaban escolta de soldados federales. ^_^ Con amenazas primero, y después con ofrecimientos de que ningún daño harían a su padre, el jefe de las fuerzas gobiernistas obligó al niño a que los condujera al sitio en que se encontraba oculto el autor de sus días y tan pronto como lo tuvieron a la vista, dos de wargas de fusilería segaron las vidas del iniciador del movimiento de Morelos y de David, su otro hijo. Por la vereda de un paraje cubierto de vegetación tropical marcha un grupo de hombres a caballo. Se dirigen a San Miguel Ixtlilco. Sus semblantes denotan el cansancio que les han producido las refriegas recientes con los federales en los pueblos y rancherías. Las cartucheras semivacías, las ropas desgarradas, las heridas sin curar, marchan con rumbo incierto. Después del asesinato de Torres Burgos ya no aciertan a saber quién es su jefe. Al frente de la columna van Emiliano Zapata, Amador Acevedo y Margarito Martínez. Gabriel Tepepa, Juan Sánchez y José Vergara se han quedado atrás, en Axoçhiapan, por unas horas. —¿Quién es ahora nuestro jefe?— pregunta este último. Nadie le responde. —Si fuera Amador Acevedo . . . —No —dice el aludido—; yo no (l)Magaña, Gildardo: Emiliano Zapata y el Agrarismo en México. T. I, págs. 99-100 (1951). PLAN POLÍTICO "Parte resolutiva del Plan Político Social proclamado por los Estados de Guerrero, Michoacán, Tlaxcala, Campeche, Puebla y el Distrito Federal. " I . Se desconoce al Presidente y Vicepresidente de la República, a los senadores y diputados, asi como a todos los demás empleados que son electos por el voto popular, en virtud de las omisiones, fraudes y presiones que tuvieron lugar en las elecciones pasadas; " I I . El general Diaz con sus ministros, Miguel Macedo, que desempeña el puesto de Subsecretario de Gobernación, los miembros de las comisiones unidas que votaron por la Suspènslón de Garantías, los jueces que, teniendo a su cargo los procesos de los llamados reos políticos, han violado la Ley por obedecer una consigna o han, por lo mismo, retardado una sentencia justa, los traidores a la causa y todos los jefes del ejército quedan fuera de la ley; se les juzgará según las disposicíones que ellos han tomado respecto a los insurrectos; "III. Se reconoce como Presidente provisíonal y jefe supremo de la Revolución, al señor Francisco I. Madero; "IV. Se proclama, como Ley Suprema la Constitución de 1857, el Voto Libre y la No Reelección; "V. Se reformará la Ley de Imprenta, de un modo claro y preciso, determinando los casos en que una persona puede quejarse justamente de difamadon, así como también los casos en que es un delito trastornar el orden público, atendiendo a las causas y files del hecho, para castigar debidamente al culpable, si el trastorno mencionado constituye efectivamente un delito' "VL Se reorganizarán las municipalidades suprimidas"VII. Queda aboiida la centralización de la enseñanza, estableciendo en su lugar, la federalización de la misma; "VIII. Se protegerá en todo sentido a la raza indígena, procurando por todos los medios su dignificación y su Drosoeridad"IX. Todas las propiedades que han sido usurpadas para darlas a los favorecidos por la actual Administración serán devueltas a sus antiguos duenos : puedo porque soy muy muchacho y porque no soy de aquí, soy de Puebla. —¿Gabriel Tepepa? Nuevo silencio. Se habían detenido, reuniéndose los jefes en grupo sin apearse del caballo. Alrededor, los campesinos, cabizbajos, esperaban la decisión. —¿Y Emiliano? Taciturno y casi inadvertido, Zapata pareció no escuchar su nombre. Las miradas estaban fijas en él. Al rato levantó la cabeza y dijo casi con voz de reto: Y SOCIAL "X. Se aumentarán los jornales a los trabajadores de ambos sexos, tanto del campo como de la ciudad, en relación con los rendimientos del capttal, para cuyo fin se nombrarán comisiones de personas competentes para a' caso, las cuales dictaminarán, en vista de los datos que necesiten Para esto; "XI. Las horas de trabajo no serán menos de ocho ni. pasarán de nueve; "XII. Las empresas extranjeras establecidas en la República emplearán en sus trabajos la mitad cuando menos de nacionales mexicanos, tanto en los puestos subalternos como en los superiores, con los mismos sueldos, consideraciones y prerrogativas que concedan a sus compatriotas; "XIII. Inmediatamente que las círcunstancias lo permitan, se revisará el va,or de las fincas urbanas, a fin de establecer la equidad en los alquileres, evitando así que los pobres paguen una renta mas crecida, relativamente al capital que estas fincas representan, a reserva de realizar trabajos postenores Para 'a construcción de habitaciones , higiénicas y cómodas pagaderas e n lar 8°s P'az°s Para ' a s clases obreras ; , ,„,w -r J , i * _• xlv - I o d o s l o s Propietarios que er, t San más terrenos que los que puedan ° quieran cultivar están obligados ? d a r ,'°f. terrenos incultos a los que H ? J S « C î f " ^ S n e JÍ 0 ,'.„ P S r ¿ ü JS2& derecho al rédito de un 6 por ciento anuaN , correspondiente al valor fiscal «Su n?'A~n „ K „ I : , W I „ . m — , „ „ „ ,. **• Quedan abo idos los monopo" " f t À f i " 2a ¾ .¾.¾¾ 1 2 5 , , ¾ . v ' . D l c t a d u r r a ! X? rtlrrîJ Nn ^ ¾ ° No Reelección Sierra de Guerrero, Marzo 18 de 1911. „ Ec ll . . . Los Representantes, original fue firmado, en representaclón del Estado de Guerrero, por J S ' L n ' ^ M i í ^ / n ^"r.XL ? n g " h | J°: de . Michoacán, por Carlos £,¾¾¾ » £ . ^ ¾ . ¾ ¾ X g ^ i % n ! f f i ^ . t o V J 2 ¡ 5 & nn Gab ie H I i . fmández; de Campeche, por Jos ^ P m e , o ; de Puebla, por Francisco v Fe, ¿Pe F ! e r r o : . v d e l ? j ? t r i t ° g * ¡ « ¡ ¡ P°,r Francisco Maya, Miguel Frías y FellDe Sánchez. Magaña, Gildardo: Emiliano Zapata y el Agrarismo en México (1951). —Si todos me quieren, acepto; pero han de ser todos, sin que falte uno, los que decidan. Así luego no habrá discusión . . . La reciente disputa entre Tepepa y Torres Burgos lo había hecho prudente. Fue nombrado por unanimidad. Emiliano Zapata había retardado su decisión de adherirse al maderismo hasta el 11 de marzo porque consideraba que no sería conveniente precipitarse para comenzar la lucha armada, pues primero debería saberse Tendidos a lo largo de la línea de combate y mostrando sus magníficos equipos militares, estos soldados del ejército federal disparan incansablemente contra las guerrillas zapatistas del Estado de Morelos. JBH por qué Íbamos a pelear; que pronto regresaría Torres Burgos del Norte y que si ese señor traía de parte de don Francisco I. Madero ofrecimientos que convenían al pueblo campesino; que era necesario que este último señor estuviera dispuesto a devolver sus tierras a los pueblos y que, al implantarse su gobierno, se comprometiera a resolver el problema del campo en toda la República; puesto que era una vergüenza que teniendo un territorio tan extenso, los mexicanos, especialmente los campesinos, se estuvieran muriendo de hambre en su propia patria; que era muy bueno el sufragio efectivo y la no reelección, pero que antes de pensar en política había que pensar en la tortilla para todos los mexicanos, y no solamente para una manada de lobos voraces que se habían apoderado de todas las riquezas; que esa bandera no era nueva, sino que ya antes la había enarbolado Morelos y que era natural que nosotros, los hijos del Estado que lleva su nombre, defendiéramos esos ideales (i). ¡A Pelear se ha Dicho! Las puertas de la hacienda de Chinameca permanecían clausuradas aquel miércoles 29 de marzo de 1911. Por debajo de ellas pasaban las rieles del pequeño ferrocarril que servía para la carga de caña de azúcar. De pronto, a las 7 de la mañana, cuando comenzaban las tareas del día, un formidable estruendo hizo volver la cabeza a todos. La puerta saltaba hecha pedazos, destrozada por una locomotora lanzada contra ella como singular ariete. Las tropas de Zapata atacaban la hacienda. Poca fue la resistencia que opusieron los vigilantes, sorprendidos por aquel asalto. Los guerrilleros se llevaron todos los caballos y las armas y municiones que encontraron en las cuadras que servían de arsenal: cuarenta rifles "savages" en total. Al alejarse de Chinameca, los zapatistas sonreían feli(l)Páez López. Joaquín: Cuatro Meses de Vacaciones con Zapata. Citado por Díaz Soto y Gama, Antonio: La Revolución Agraria del Sur y Emiliano Zapata su Caudillo, págs." 83-84 (1960). LOS "Demasiado lejos de la opulencia, tenían al iniciarse 1910 recursos suficientes de qué disponer para vivir con relativa holgura; su prestigio de hombres honrados, laboriosos, dinámicos, de buenas costumbres, de nivel cultural superior al medio existente, los colocaba en envidiable puesto, siendo en todas partes respetados y queridos. Animan su existencia conviviendo entre el fatigoso ajetreo de los ceñudos campesinos, que da vigor a sus músculos y fortaleza al espíritu. AMBROSIO "El que fuera rapazuelo incorregible de Incansable actividad, sediento de aventuras, tan pronto arrastrábase al fondo de las cuevas para turbar con el eco de su voz el impresionante silencio, o trepaba con pasmosa facilidad a las copas de los más gigantescos árboles o riscos de la montaña para hurtar de sus nidos los polluelos de los cuervos, se iba paulatinamente transformando en adulto. La vida del campo con sus asperezas e inclemencias, hace de él un hombre vigoroso, de recia musculatura, cuya juventud impetuosa lo impulsaba a vencer los más difíciles obsiSu i • •* Nacio en el pueblo de Huitzuco el 7 de diciembre de 1869. Ingresó a la Escuela Particular Hultzuquense, cuyo director era don Manuel Saenz. Durante cuatro años cultivó su mente y a la clausura de ese centro de enseñanza, en 1886, volvió a Quetzalapa a dedicarse por entero a la agricultura y ganadería. Su vocación decidida por las armas lo hace afiliar en el Cuerpo de Reservistas. En 1900 contrae matrímonio y se traslada al Estado de Morelos, donde a poco se coloca como adminis- General AMBROSIO FIGUEROA FËGUEROA trador de los molinos de arroz de El Higuerón. 'En 1908 regresó a Huitzuco para cultivar la tierra con independencia, instalándose en el paraje de Las Joyas, adquirido por él en propiedad, y del que hizo un verdadero vergel de opimos y abundantes frutos. FRANCISCO En 1906 la Secretaria de Instruc5 l l c a y Bellas Artes le otorgó, por conducto de su titular, señor l.cenciado Justo Sierra, el primer premio p 0 r haber escrito ¿xcelsa biografía de don Benito Juárez, para que sirviera de modelo en las conferencias que deberían sustentarse en todas las escue| a s de la República, con motivo del centenario del nacimiento del patricio. Asimismo, da a conocer en un opúscu| 0 sus observaciones sobre metodología de la lectura, escritura y reformas ortográficas, que mereció ser publicado en el Primer Congreso Científico Panamericano reunido en Santiago de Chile. En 1910 publica un folleto intitulado Reseña Histórica de la Escuela Particular Hultzuquense, para honrar ,a lat>or d e s u director, el maestro don Manuel Sáenz. Su inclinación literaria e s \a poesía donde expresa la sinceridad de sus convicciones, que revelan a | | ¡ b e r a | y a ( esc éptico; mas advertirém o s q U e nunca, en ninguna vez, las impuso sobre las creencias religiosas de sus discípulos, las cuales respetaD a humildemente. Nació en el pueblo de Huitzuco el 10 de octubre de 1870. Clón Pu ROMULO "Establece e incrementa, durante Prof. FRANCISCO FIGUEROA nueve años, bajo la razón social Rómulo Figueroa y Hermano, una fábrica de jabón, otra de hielo, y molino de nixtamal impulsado con gas pobre. Por sus propiedades en ganado y grano, sin ser las más cuantiosas en la reg¡6ri, puede considerarse como uno de los hombres más reposados e independientes del municipio. Fue electo varias veces comisario de Quetzalapa, donde ayudó a edificar la Escuela Mixt a y e) J u z g a d o . E n i898 es nombrado | ¡ d o r S e|undo; en 1902 Juez Menor, R eB y e n 1900, Síndico del Honorable Ayuntamientn Nar¡<s el fi rieiniin He 1M3 «miento. Nació el 6 de julio de 1863. ANDRÉS "Desde la segunda infancia empiezan a descubrirse en este varón de recia complexión, las características vivas que habrán de definir más tarde, hasta distinguirlo en el encrespado mar de la lucha por la vida, al hombre de carácter y de energía singulares, "En los umbrales de su juventud, y siendo componente de una prole dedicada a las faenas del campo, ve desi¡ za r su vida en íntimo y abierto contacto con la naturaleza en todo su es plendor, caracterizando al rancheroagricultor genuinamente guerrerense. En 1897, no obstante ser el menor de sus hermanos y contar escasos veinte años, se constituye en conductor de los destinos de la familia, en virtud de que sus padres habían fallecido repenfinamente. El 1 de enero de 1910 se le elige Regidor Tercero de Huitzuco. Nació en el pueblo de Chaucingo el 13 de enero de 1884." Figueroa Uriza, Arturo: Ciudadanos en Armas (1960). General ROMULO FIGUEROA ces de su triunfo, sin saber que al pasar los años Zapata cruzaría las puertas de esa hacienda para encontrar la muerte . . . Los encuentros se sucedían. El 5 de abril las tropas de Gabriel Tepepa fueron sorprendidas por los federales. Acudieron en su ayuda los de la columna principal, acampada a corta distancia. Los federales se refugiaron en Jonatepec, su cuartel, provistos de buenas armas y abundantes municiones. Los guerrilleros, protegidos El coronel Emiliano Zapata, tal era su grado entonces, se había convertido en la imagen de la justicia para los campesinos de la región. La gente del pueblo de Huehuetlán se le presentó en Chiutla para exponerle los sufrimientos que padecían bajo el poder del jefe político, —Se llama Andonegui —le dijeron—; y nomás por simple sospecha mató a muchos vecinos después de quemarles las casas . . . Zapata fue expeditivo: el cruel ca- En el pórtico de la hacienda de San Juan T de Chinameca, en el Estado de Morelos, É se alza este sencillo monumento en memoria del general Emiliano Zapata. r Prisioneros zapatistas que acaban de ser m bajados de los carros de carga del ferrnmrril He«ran«an hrpupmpntp uiailarin* rrocami, descansan Drevememe, vigilados celosamente por SUS guardianes, antes de ser llevados a la prisión militar de Tlatelolco. por Felipe Neri, prefirieron retirarse antes que iniciar un asedio a campo abierto. Tomaron entonces Chiutla, en el Estado de Puebla, donde se hicieron de ochenta rifles y de parque. Allí se quedaron tres días para reçuperar fuerzas. 20 cique pagó con la vida los atropellos cometidos. De tlán Chiutla pasaron a HuamuxchiY y a c o n t a b a con m é d i c o la columna: acababa de reunírseles el joven estudiante de medicina Juan Andreu Almazán. Cuando el 17 de abril las fuerzas de Zapata llegaron frente a Izúcar de Matamoros dispuestas a la pelea, no encontraron fuerzas federales. Habían huido los defensores . . . En esta plaza se hizo el recuento de efectos y de tropas. Mil hombres fue la cuenta exacta, mil hombres comandados por quienes con el tiempo serían ge- nerales: Jesús Morales, Jesús Navarro, Felipe Neri, Pioquinto Galis, Fermín Omaña, Jesús Jáuregui, Francisco Mendoza, Margarito Martínez, Ignacio Maya, Vicente Cadena, Emigdio Marmolejo, Pablo Brito y Amador Acevedo. Fue entonces cuando Zapata escuchó por primera vez el nombre de un jefe federal que ya tenía una fama siniestra: el del coronel Aureliano Blanquet. Este le infligió su primera derrota, el 18 de abrÜ, obligándolo a dejar Matamoros, reconquistada para los federales. Los zapatistas se dirigieron a Jolalpán para encontrarse con los jefes de la Revolución en el Estado de Guerrero, y concertar un ac " f ^ Con ?u.?s- A . El 22 de abril se reunieron Ambrosio Figueroa y Emiliano Zapata. Se dieron un abrazo cordial mientras sus hombres, mezclados y confundidos en un mismo entusiasmo, lanzaban gritos y disparaban sus armas al aire. Pero sus puntos de mira eran diferentes en cuanto a los fines nimediatos de la Revolución; la desconfianza, la traición misma, pronto separarían a aquellos dos hombres admirables, que no tardarían en lanzarse mutuas y tremendas acusaciones. 1160 Publicación Semanal Ilustrada de la revista Documenta Americana. Editada por Publex, S. A., Bolívar No. 154, México 8, D. F. Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial, A. C. Director Responsable: Rubén Guerrero Caballero. Director de la Obra: Vicente Casarrubias C. Asesor: Diego Arenas Guzmán. Coordinador: Enrique Rodríguez Zamacois. Redactores: Salvador de la Cruz, Gabriel Pereyra. Presentación Gráfica y Dibujos: Enrique Velázquez Mora, Jorge Hernández Osorio, Leopoldo Zabala Sánchez, Heladio Velarde, José Armida Velasco. Fotografías: Fernando Lipkau E., José Luis Monter M., Fotos Casasola, Estudios Abitia. Grabados, caricaturas, testimonios periodísticos: Héctor D. Falcón, Fondo de Cultura Económica, Instituto de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, Hemeroteca Nacional, Taller de Gráfica Popular, A. C. Autorización como Correspondencia de 2a. clase (en trámite) © Copyright by Piccadilly P. & N. S., Montevideo, Rep. 0. del Uruguay, año 1966. © Derechos reservados por Publex, S. A., México, D. F., Estados Unidos Mexicanos, año 1966. Registros en la Dirección General del Derecho de Autor de la Secretaría de Educación Pública de los Estados Unidos Mexicanos (en trámite). Reg. como Correspondencia de 2a. Clase en la Administración de Correos de Guatemala (en trámite). Distribuidores exclusivos: Distribuidora Publex, S. A.,Bolívar No. 154, México 8, D. F. Impresa por Compañía Impresora Simón, S. A„ Poniente 150 No. 820. México 14, D. F. Printed in Mexico. Impreso en México. OCTUBRE 19 DE 1S66 DISTRIBUIDORES Y AGENTES ARGENTINA: Agente de suscripciones: Publex, S. A., Maipú 43, Buenos Aires. Distribuidor de fascículos: Distribuidora Universal, S. R. L. Herrera 513, Buenos Aires; COLOMBIA: Distribuidora Tequendama, S. A., Carrera 13 No. 18-38, 3er. piso, Bogotá; COSTA RICA: Carlos Valerin Sáenz y Cía., Apartado 1924, San José; CHILE: Publichile, S. A., Manuel Rodríguez 866, Santiago; ECUADOR: Muñoz Hnos., S.A., V. M. Rendón y 6 de marzo (esquina), Guayaquil; Librería Selecciones, S. A., Benalcázar 549 y Sucre, Quito; EL SALVADOR: Distribuidora Salvadoreña, Av. España 344, San Salvador; ESPAÑA: Distribuidora Europea de Publicaciones, S.A. (Diseuropa), Córcega 414, Barcelona; GUATEMALA: De la Riva Hnos. 9a. Avenida 10-34, Guatemala; MEXICO: Distribuidora Publex, S.A., Dir. Responsable Rubén Guerrero Caballero, Bolívar 154, México (D. 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Primeros licénciamientos de las tropas maderistas. En México, Porfirio Díaz se resiste a renunciar. RESUMEN DE LO PUBLICADO El 20 de noviembre de 1910 se inició la Revolución en el Estado de Chihuahua, contra el general Porfirio Díaz. La campaña antirreeleccionista de Francisco I. Madero, que había proclamado la fórmula Madero-Vázquez Gómez, terminó con el triunfo de don Porfirio, en elecciones fraudulentas, previo encarcelamiento del candidato opositor. Madero logró fugarse de la prisión de San Luis Potosí y se refugió en San Antonio, Texas, desde donde dio a conocer el "Plan de San Luis", por el que se regiría la Revolución. El pueblo prestó amplio apoyo a sus consignas, y a las de los hermanos Flores Magón, cuyo alzamiento, semanas después, en Baja California, fracasó. El asesinato de Aquiles Serdán, en Puebla, fue el prolegómeno del movimiento. Pascual Orozco y Francisco Villa iniciaron la guerra de guerrillas. Federales y revolucionarios chocaron sucesivamente en los encuentros de Pedernales, Cerro Prieto, Mal Paso y Ciudad Guerrero. El 14 de febrero de 1911 Madero entró en territorio mexicano. Unido a Abraham González se dirigió a atacar Casas Grandes. Al ser rechazado se refugió en la hacienda Bustillos donde, juntamente con José Luz Blanco, Pascual Orozco y Pancho Villa, planeó el sitio a Ciudad Juárez. Porfirio Díaz prometía mientras tanto mejoras en la justicia y en la ley electoral. Pero la subversión ya era incontenible. El asesinato de Luis Moya avivó la hoguera. El ejército libertador avanzó siguiendo la línea del Ferrocarril Noroeste y llegó a Ciudad Juárez el 19 de abril. En la "casa gris!' Madero estableció su cuartel general, donde recibió las embajadas porfiristas de Oscar Branifï y Toribio Esquivel Obregón, y posteriormente de Francisco Carvajal, quienes venían a proponerle la cesación de las hostilidades. Las negociaciones fracasaron. El 7 de mayo don Francisco I. Madero decidió levantar el sitio a Ciudad Juárez, que se prolongaba demasiado, y dirigirse al Sur. Pero informado que el presidente Díaz había anunciado su propósito de renunciar, volvió sobre sus pasos para continuar el cerco. Mientras tanto, los hermanos Ambrosio, Francisco y Rómulo Figueroa se alzaban en armas en el Estado de Guerrero. En el vecino Estado de Morelos surgía otra figura de extraordinarias proyecciones: Emiliano Zapata, que se levantó para protestar contra los latifundistas que despojaban de las tierras a sus legítimos dueños, y contra el brutal sistema de leva, que convertía en forzados soldados a los campesinos que se atrevían a rebelarse contra los hacendados. El 11 de marzo de 1911 Zapata se incorporó al movimiento revolucionario iniciado por Madero. El 29 de marzo sus fuerzas lanzaron una locomotora contra las puertas de la hacienda de Chinameca, de donde se llevaron los caballos y gran cantidad de armas y municiones. Poco tiempo después, luego de tomar varias poblaciones pequeñas, la tropa de Zapata contaba ya con mil hombres de valor probado, al servicio incondicional del guerrillero . . . Fue el coronel Aureliano Blanquet quien les derrotó por primera vez; pero la fama de Emiliano Zapata crecía como el viento antes de la tempestad, convirtiéndolo en el defensor de los oprimidos . . . PLAN DE LA OBRA Todas las semanas aparecerá un fascículo de "Crónica Ilustrada Revolución Mexicana", profusamente ilustrado con un extraordinario acervo fotográfico. Cada cuatro números se incluirá la reproducción parcial o total, a todo color, de una obra de arte de la pintura mural mexicana, así como mapas, también a color, de las campañas militares. En las contratapas irán apareciendo corridos, grabados, personajes históricos, así como trajes y armas características de la época. Oportunamente se brindarán al público elegantes tapas-libro para facilitar la conservación de la obra. Con cada tapa-libro se obsequiará un disco de larga duración de canciones revolucionarias. Eufemio Zapata, que participó valientemente en la lucha agrarista de los guerrilleros de Morelos, formó, con su hermano Emiliano, una pareja casi legendaria hoy. / ///// K \\\\\ ZAPATA Y LOS FIGUEROA —^^—————^—^^^—^^^— r \ _ ~ l_l —,«%l»iM»a% r \ ! « t ! n 4 A « UOS nOlTlDreS UlSliniOS E l señor Madero comprenderá que antes de arreglar la política hay que pensar en la tortilla . . . Emiliano Zapata se volvió a contemplar la montaña, el Popocatépetl, al que comenzaban a cubrir nubes amenazadoras. Luego bajó la vista para mirar a su gente, campesinos desarrapados, a los que los hacenda- (j o s habían despojado de sus tierras, y Q u e 1° miraban a él, a don Emilian o , como al caudiUo que libertaría a los del Sur, a los surianos, de una opresión que ya duraba demasiado. Repetía, una vez más, lo que había dicho en varias oportunidades: que era necesario que el señor Madero estuviera dispuesto a devolver sus tierras a los pueblos y que antes de pensar en política, había que pensar en la tortilla (1). Devolver a quienes pertenecían las tierras municipales, devolver a cada uno el pedazo de terreno necesario para que pudiera vivir con dignidad, sin temor a la injusticia de los políticos o al yugo de los hacendados. ¡Basta de levas, de imponer el servicio obligatorio en el ejército federal! ¡Basta de "ley fuga" para los que tímidamente osaban protestar! Este era el ideal revolucionario que se había impuesto uno de los dos caudillos del Sur: Emiliano Zapata, defensor de los pobres de Morelos. Los principios revolucionarios del otro caudillo, el que dominaba ya el vecino Estado de Guerrero, eran muy diferentes: sus fines enderezaban más a un cambio de estructura política del país, que a un cambio social; pues Figueroa consideraba, como Madero, que el retorno_al respeto por las leyes y la Constitución necesariamente implicaría medidas justas para el campesinado explotado por el porfirismo. El zapatismo fue como un huracán devastador. La ira y el resentimiento acumulados de sus hombres, por tantos años de vejaciones, los llevaron a cobrar los agravios en todas las formas que les permitían las circunstancias. Eran los parias que emergían, incendiarios y violentos, al goce del desquite. Y esa reacción era perfectamente lógica y explicable. Ño podía esperarse menos de hombres expoliados, rudos, incultos —e incultos no por culpa de ellos sino del sistema social en que vivieron— cuyo odio ancestral contra sus explotadores tenía forzosamente que manifestarse como un estallido arrasador. Los hombres de Guerrero, que no habían sentido tan brutalmente el aguijoneo del hacendado abusivo e implacable, tenían la idea, en cambio, de que la lucha armada debía desarrollarse por medios violentos, pero no represivos al estilo zapatista. Repugnaba sin duda a su conciencia, forjada en otros moldes, los medios de venganza individual y colectiva que empleó el zapatismo en cada uno de los lugares y poblaciones que caían en sus manos. Al calor de esas diferencias Zapata y los suyos llegaron a acusar a los ( l ) P á e z López, Joaquín: Cuatro Meses de Vacaciones con Zapata, citado por Díaz y Gama, Antonio: La Revolución Agraria y Emiliano Zapata, su Caudillo, págs. 83-84 (1960). Figueroa de protegertosintereses de tos latifundistas. Figueroa y sus hombres, por su parte, les aplicaban a los zapatistas los calificativos de "bandoleros" y "salteadores". En realidad ni unos ni otros tenían razón. No hubo entosFigueroa el deseo preconcebido de conservar el latifundismo, y en cuanto a los adjetivos contra Zapata no expresaban sino la incomprensión de los Figueroa respecto a to raíz histórica de aquella violencia desbordada con que el personaje morelense reaccionaba frente a sus viejos verdugos(l). ——————•»—^—^^^—^^^ I I n DI a n l i i c + n Ull ridll JUaiU Un jinete se acercó al grupo de partidarios que rodeaban a Zapata. No faltó quién, por precaución no mas, encañonara su carabina. El recien Segado, sin decir palabra, sin apearse del caballo se caracoleó y resopló con brío, extendió a don Emiliano una hoja de papel. 71 TT-. " ¡ — ; :—; Un anticipo de lo que sena la gran campaña del antirreeleccionismo iniciada por Madero lo constituyó una preliminar organización estudiantil, fundada en 1892, cuyos sobrevivientes muestran al Caudilio el estandarte que enarbolaron tan an- l i tapadamente. >U Era una hoja mal impresa que andaba rodando, de mano en mano, por los cafés de la avenida Juárez, y en los clubes antirreeleccionistas de la ciudad de México. Cuando Zapata terminó la lectura, golpeó en el hombro del mensajero, Rodolfo Magaña, y sus ojos profundos relampaguearon de gusto: —¡Esto es precisamente por lo que peleamos, gordito, porque nos devuelvanlas tierras que nos han robado.'(2). Aquel documento, redactado por un a m u jer, la escritora Dolores Jimén e z y Muro, fue impreso clandestinamente, en las tinieblas de la noche, e n a ^ pequeña imprenta de Antonio Navarrete, en la ciudad de México. Se enviaron 3.000 ejemplares fuera de la capital y 2.000 se repartieron en el Distrito Federal. La valentía de los complotistas de Tacubaya, como los llamó la policía porfirista, era tanto más admirable cuando el 13 de marzo don Porfirio Díaz enviaba al Congreso un proyecto de ley suspendiendo los pocas garantías individuales de las cuales todavía se gozaba ' d i e n t e s Día*, Vicente: La ^ o r ción de 1910 en el Estado de Guerrero, págs 101 102 - (M*>)« f^A^^m^klÉ^™ ?°pága n o (1951). BAUTIZO DEL GUERRILLERO "La primera noche de nuestra vida de guerrillero se ha grabado en m¡ memoria y la considero de las más terribles que he pasado en mi larga vida. "Acampamos bajo las ramas de un árbol que sostenía endeble zacatera cubriendo parcialmente el firmamento. La naturaleza descargó esa noche un viento gélido y huracanado que nos impidió conciliar el sueño aunque fuera por instantes. Todos juntos, apretujados para disminuir la inclemencia del tiempo silenciosos, pensativos. . . "Mi mente hacía acopio de recuerdos agradables y pasaban desfilando en escenario mudo, mi hogar, mis intereses, modestos, pero que me permitían vivir con cierta comodidad. Al abandonar todo, desafiando peligros, sin recursos, sin esperanzas de ayuda, entre enemigos, expuestos a tantos sufrimientos, sentía estremecerme y meditar aún más. "Pasaban por mi mente la historia de los últimos treinta años de opresión y vergonzosa tiranía; treinta años de ver nuestros derechos ciudadanos ultrajados, de vivir un sistema de gobierno que no aceptaba nuestro espíritu rebelde, e infería: nuestra causa es justa, ¡sí, muy justa!, ¡firme en sus principios!, ¡adelante! "Por razón natural, otra vez pensaba que el nuevo estado de cosas iba a transformar nuestro antes relativo bienestar, y me hacia caer en confusión. Creo, estoy seguro de ello, que todos los ahí reunidos reflexionaban lo mismo. Nadie dormía, nadie hablaba, nadie daba señales de vida, y sólo el intenso frío y el viento que zumbaba cortando las salientes de las rocas e hiriendo las ramas de los árboles, nos revelaban que no era aquello una pesadilla, sino la realidad de la primera noche de guerrilleros." Escritos de Rómulo Figueroa. Citado por Figueroa Uriza, Arturo: Ciudadanos en Armas (1960). Las tropas victoriosas de Emiliano Zapata entran a la ciudad de Cuernavaca agrupadas en torno del estandarte de la Virgen de Guadalupe, bajo cuya advocación lucharon muchas veces. 1 H El "Plan Político-Social" lo habían suscrito revolucionarios procedentes de Guerrero, Michoacán, Tlaxcala, Campeche, Puebla y el Distrito Federal. En él se desconocía al Presidente Díaz en virtud de las omisiones, fraudes y presiones que tuvieron lugar en las elecciones pasadas; se declaraba fuera de la ley a los jefes del ejército; se proclamaba, como Ley suprema, la Constitución de 1854, el Voto Libre y la No Reelección; se reconocía como presidente provisional y jefe supremo de la Revolución a Madero; se proclamaba la federalización de la enseñanza y la reorganización de las municipalidades suprimidas y se afirmaba que se protegerá en todo sentido a la raza indígena, procurando, por todos los medios, su dignificación y su prosperidad. Pero lo que provocó el entusiasmo de Zapata fueron los últimos puntos, donde se decía que todas las propiedades que han sido usurpadas para darlas a los favorecidos por la actual administración, serán devueltas a sus antiguos y legítimos dueños; se aumentarán los jornales a los trabajadores de ambos sexos; las horas de trabajo no serán menos de ocho ni pasarán de nueve; las empresas extranjeras emplearán en sus trabajos la mitad cuando menos de nacionales mexicanos; todos ks propietarios que tengan más terrenos de los que puedan o quieran cultivar, están obligados a dar los terrenos incultos a los que hs soliciten(l). La Revolución debía estallar el 27 de marzo, en el cuartel de San Diego. Pero los conspiradores —nadie supo quién los traicionó— fueron recibidos allí por Patotas, como se llamaba a Ramón Castro, jefe de la Gendarmería Montada. Varios cayeron prisio- . neros pero la decisión de un obrero, Flavio Solís, salvó a otros, Solís disparó contra Castro y huyó, aprovechando la confusión y las sombras para prevenir a sus camaradas. Rodolfo Magaña —<rue había llevado el mensaje— se incorporó a las fuerzas zapatistas. Quizá por primera vez durmió aquella noche a la intemperie, cerca del jefe de los guerrilleros. A la mañana siguiente, Zapata, saludó al joven diciéndole: —Oye gordito; se conoce que tú. no eres ranchero y no estás acostum- brado a estas cosas porque casi no dormiste, nomás te estabas volteando de un lado para otro; ¿es duro el colchón-suelo, verdad? Ya te irás acostumbrando, verás (2). Gildardo Magaña y algunos de sus compañeros se refugiaron en Texas, donde se unieron a Madero. A la Penitenciaría del Distrito Federal fueron a dar Dolores Jiménez y Muro, Carlos Múgica, Antonio Navarrete y otros. Al salir de la cárcel, la señorita Jiménez y Muro se incorporó a la causa de Zapata, que supo apreciar el temple de aquella mujer excepcional. —————————^——^—^— Frf>ntP fl FrPfltP r I el I l e a r I CI l i e Axopiapán, Chinameca y muchos pueblos más habían quedado atrás en la marcha del zapatismo. El jefe suriano se preparaba para caer sorp r e s a m e n t e sobre el fértil valle de Jojutla, importante centro cañero y arrocero, cuando llegó Federico Morales, u n emisario e n v i a d o p o r A m - brosio Figueroa, proponiéndole una entrevista con la idea de planificar de común acuerdo sus acciones y no estorbarse en sus campañas militares. La iniciativa de la entrevista había sido sugerida por un enviado del señor Madero, don Guillermo García Aragón. La situación era delicada. Las tropas federales procedían enérgicamente en el Estado norteño de Chihuahua. Fusilamientos de simpatizadores del maderismo que vivían al margen del dinamismo bélico, y représalias de los revolucionarios en prisioneros federales, denuncian precozmente lo sangrienta y feroz que va a ser la lucha armada. Otros estados de la República secundan la agitación: en la primera semana de febrero de 1911, Luis Moya en Zacatecas, comienza su meteón c a carrera de triunfos; en Sonora, Son los señores Severiano Talamantes —T7TT7—-—~^T,—;—^—^~ ^ ¾ ^ ^ ¾ ¾ ^ ¾ ° 108-IIO (1951) ( 2 ) M a g a ñ a > G ü d a r d o . Emiliano Zapata y ei Agrarismo 108-110 (1951). en México, T . I, págs. Durante el mes de mayo de 1911 Porfirio Díaz se mantuvo recluido en la residencia de la calle de Cadena 8, que el pueblo comenzaba a rodear amenazadoramente, para exigirle la renuncia. JH y Juan Cabrai; en Durango, es Martín Triana con otros correligionarios, y en fin, todo el septentrión ilumínase con la hoguera de la contiendan). El 17 de abril, en Chaucingo, Ambrosio Figueroa constituye la "Columna Morelos", en la que se agrupan sus hombres como ejército revolucionario. Se le declara jefe nato del Ejército Libertador del Sur y General en Jefe de la "Columna Morelos". Los miembros del Estado Mayor, cuyas designaciones jerárquicas se aprobaron en el mismo acto fueron: general Rómulo Figueroa, coronel Martín Vicario, coronel Ernesto Castrejón, teniente coronel Odilón Figueroa, y mayor Fidel Fuentes. La rivalidad latente entre los jefes de Guerrero y Morelos comenzaba a ser visible. La designación de "Jefe del Ejército Libertador del Sur" acordada a Figueroa no podía menos que herir la susceptibilidad y la desconfianza de Zapata. El 18 de febrero regresa el enviado ante Zapata. La entrevista se realizará el 22 de abril, en el pueblo de Xolalpan, en el distrito de Chiutla, Estado de Puebla, cercano al límite con el de Guerrero. La división, que no tardaría en convertirse en discordia entre los Figueroa y Zapata, comenzó el día 20, en víspera de emprender la marcha. Informantes cuyo origen e identidad no quedó muy bien establecida, y cabe la posibilidad de que la policía porfirista quisiera sembrar discordia entre los guerrilleros, comunicaron a los Figueroa los desmanes de las tropas de Zapata en algunas poblaciones. La impresión de los hermanos Ambrosio, Francisco y Rómulo Figueroa, y las de los jefes que los secundaban, no pudo ser peor. Extremaron las precauciones para que sus tropas dieran la sensación de orden en su constitución y de respeto en su comportamiento. Dejan en Chaucingo una fuerza de cien hombres y se dirigen a Xolalpan, donde llegan a las diez de la mañana, con seiscientos dragones desfilando por escuadrones que formaron en la plaza y la calle de acceso. Zapata, al que Blanquet acababa de derrotar en Izúcar de Mata(l)Figueroa Uriza, Arturo: Ciudadanos en Armas, págs. 102 y 115 (1960). LOS TAMBORES ". . . por los primeros días del mes de marzo (de 1911) se esparció la noticia de que el profesor Rodríguez había desaparecido Ilevándose consigo los tambores y cornetas de la Escuela Oficial de Niños, de la que era director. Poco después corrieron rumores de que junto con el profesor Rodríguez se habían ido el señor Miguel Díaz, el señor F r a n c i s c o Miranda Bello, el señor Canuto García y su hijo Pablo, el señor Heladio Miranda y su hijo Ricardo, el señor Gregorio Castro, (a) 'El Chacate', Jesús Gatica, (a) 'Carne Fresca', Margarito Barrios y su hermano Jesús, (a) 'El Chapopote, y otros muchos cuyos nombres escapan a la memoria. A mediados de marzo se tuvieron noticias de que una partida de rebeldes merodeaba por el rumbo de los municipios de Copalillo y Atenango del Río. Inmediatamente el prefecto, señor Fidel Pineda, organizó una partida para batir a los rebeldes, integrándose la co- DEL PROFESOR lumna con la gendarmería, un p¡quête de 'Auxiliares de Guerrero', comúnmente llamados los 'cuerudos'. "Esta columna nunca tuvo contacto con los rebeldes, habiendo regresado con la creencia de que el movimiento carecía de importancia. "La madrugada del día 17 de marzo de 1911 fue la señal para el asalto a la plaza (Chilapa), detendida por un escuadrón de los 'cuerudos' al mando de un capitan de apellido Guido, y de la gendarmería municipal. . . Como a las cuatro de la mañana, el centinela apostado en la puerta de la cárcel municipal, al sentir un rumor, gritó el '¡quién vive!', contestándole el propio profesor Rodríguez Espinosa: '¡Madero!' la primera descarga hizo caer al citado profesor, siendo atravesado su pecho por una bala. Comenzó el tiroteo, que se intensificaba a medida que la guarnición se despertaba y se aprestaba a repeler el ataque (1). En las Calles de la Ciudad de México re- percutían los dramáticos sucesos que vi- vía la nación a mediados del año 1911: se hablaba con insistencia de la renuncia de Porfirio Díaz y de que los zapatistas amenazaban la capital. ^-^ moros, quedó sorprendido por la disciplina y armamento de los soldados guerrerenses. Zapata se apeó de su caballo y en compañía de Figueroa se dirigió al Juzgado Municipal, donde dieron principio las conversaciones. Fue acordado que ambos jefes realizarían sus operaciones de común acuerdo: cuando las mismas se verificaran en Morelos, el Jefe supremo sería Zapata, cuando operaran en Guerrero, lo sería Figueroa. A Zapata se le confirió el grado de general. De inmediato los jejes y sus estados mayores procedieron a cambiar impresiones sobre la primera operación guerrera que habrían de hacer mancomunadamente. El general Zapata opinó que fuera la ciudad de Puebla, pero le es objetada la gran cantidad de elementos necesarios para ello, por lo que aceptan, al final, la proposición del general Figueroa que expresó fuera la ciudad de Jojutla, acordándose sojuzgar la "La pelea duró desde las cuatro de la mañana hasta las cinco de la tarde, hora en que los atacantes tuvieron que retirarse ante la evidente superioridad del enemigo. Varios chilapenses dieron en este primer encuentro muestras de admirable valor, y algunos de ellos (Macedonio Barrios y Otilio Carretó entre otros) pagaron con su vida la audacia de aquel frustrado ataque. En el grupo insurrecto había muchos indígenas, que no llevaban más armas que un morral con piedras y una honda. Por parte de los defensores de la plaza hubo 14 muertos, "El 23 de abril Chilapa fue al fin ocupada por las fuerzas revolucionarias de Pedro y A t i l a n o Ramírez, Juan Ojeda y Lorenzo Díaz" (2). ¢,1) Lo® Héroes Anónimos de Chilapa. (2) Fuentes Díaz,Vicente-K Révolución de 1910 en el Estado de Guerrero (i960). mencionada plaza el 28 de ese mismo mes de aonl( ~V- /DÓnd© Está ZSDStâ? _^ " D o s hombres d e la C o l u m n a More. los, de Ambrosio Figueroa, se hallan apostados en un callejón que conduce a Jojutla. Mientras hablan, esperando la hora del ataque, vigilan la fría boca de una ametralladora que un soldado federal encañona en la azotea de una de las primeras casas de la población, —Ora que venga con nosotros el general Zapata, verá usted cómo todo V a a ser ganarles a los pelones. Ya dijo que nos ayudaría a tomar Jojutía y después, con él iremos sobre Cuautla y sobre Cuernavaca . . . Si hasta se me hace que no pararemos sino hasta México para echar fuera a Porfirio Díaz. "¡Ese general Zapata, qué buen cabailo montaba, ora que lo vimos en Xolalpan! Nomás que se ve medio triste, y medio callao . . ." —No, y deje usté, si parece tambien medio desconfiao . . . (DFigueroa Uriza, Arturo: Ciudadanos en Armas, T. I, pág. 122 (1960). LA TOMA DE CUAUTLA "En 1911, estuve en la toma de Cuautla. En esa población estaban el 5o. regimiento de federales y un c u e r p o de rurales. Totalizaban unos 600 hombres, aproximadamente. Nosotros eramos unos mil 800, mandados por numerosos jefes rebeldes. Claro que a todos nos mandaba Zapata. "Los defensores estaban muy biçn fortificados. Fueron cinco días de lucha, con sus noches, combatiendo casi todo el tiempo. Al tercer día estábamos dentro de la población, pero los federales conservaban algunos edificios importantes. Tuvimos que comenzar a horadar paredes para acercarnos a ellos. Nuestra fuerza era principalmente de i n f a n t e r í a y ellos dominaban algunos puntos altos de la población. "La lucha fue sangrienta, pero las mayores bajas fueron para ellos. Creo que murió la mayor capar, dirigiéndose a Cuernavaca. "Fue tal la magnitud de la derrota y tanta la desmoralización de los federales, que evacuaron Cuernavaca del puro susto. Claro que antes, el jefe militar de la plaza propició la llegada de Ambrosio Figueroa, quien ya andaba en pláticas con ellos. De todos modos, un par de días después llegó Emiliano Zapata con sus tropas, y quedó él como jefe máximo, "Este fue el comienzo del fin del porfiriato. El gobierno, en realidad, temía a la revolución del sur. ¿Qué podían importarle 2 mil maderistas en Ciudad Juárez, a dos mil kilómetros de distancia, teniendo 5 mil federales en Chihuahua? Su preocupación eran los surianos de Zapata, situados ya en las goteras de la capital. Fue esta presión lo que precipitó su caída." parte y sólo algunos lograron es- General Octavio Magaña Pasaron las horas, pero no se escuchó el clarín que anunciaría el momento de lanzarse al ataque. Había razones para ello: contrariamente a lo acordado en Xolalpan, Zapata no se había presentado en el sitio de Jojutla. Además, acababa de ocurrir algo inesperado: El defensor de la plaza, el teniente coronel Fausto Beltrán, después de haber parapetado a sus fuerzas en el centro de la población, salió secretamente de Jojutla, para sostener una entrevista con los hermanos Figueroa. El objeto de la entrevista era decirles que tenía conocimiento fidedigno de que en el norte de la República se habla celebrado un armisticio entre las fuerzas revolucionarias de Pascual Orozco y el Gobierno Federal, y exhibió al efecto documentos telegráficos acabados de recibir. Mostrados éstos, los rebeldes quedaron enterados de que el licenciado Francisco S. Carbajal, delegado de paz ante el señor Madero, verificaba en Ciudad Juárez conferencias de avenimiento. El teniente coronel Beltrán expuso, sincero o con dolosa finalidad, que L· cesación temporal de hostilidades en el norte era de carácter regional, y en nada consideraba los problemas guerreros en otras zonas del país, por lo que se permitía sugerir intentaran los Figueroa un pacto con el gobierno del Centro, similar al celebrado por Madero, mientras definían situaciones (1). Los hombres que en el callejón seguían apostados, vieron que manos ocultas retiraban la ametralladora que los amenazaba y a poco llegó la orden de desistir del ataque y concentrarse en unas rancherías cercanas, porque el general Zapata no se había presentado y los jefes Figueroa habían hablado largamente con el defensor de Jojutla, concertando con él un breve armisticio. —Ni modo, otra vez será —comentaron medio amoscados los guerrilleros que habían esperado largas horas el momento del combate . . . El general zapatista Manuel Asúnsolo tomó Cuernavaca luego de amenazar a la ciudad de México desde los altos del M Ajusco. Aparece con Emiliano Zapata en X el centro de este abigarrado grupo. _ . . , _ . . , Peligro de TraiCIOn ;—;— Zapata tenía sobrados motivos pan^^TJT^^JLJoA O por lo menos, creía tenerlos. Cuando ya iniciaba los preparativos para la partida, en la hacienda de Los Hornos, vio que Gabriel Tepepa venía a él con aire preocupado. Pausado, Zapata se sentó en un tronco a esperar lo que tenía que decirle su viejo amigo: —Lo sé de cierto, don Emiliano. Si va a Jojutla, lo escabechan. Entre la gente de los Figueroa anda mezclado un individuo al que le han ofrecido tres mil pesos por matarlo a usted. ¿Y sabe quién es? Dicen que Rodrigo Cabezón, el mismo que entregó a Pablo Torres Burgos para que lo mataran . . . La desconfianza de Zapata se acentuó al enterarse de que los hermanos Figueroa se habían entrevistado con el defensor Fausto Beltrán y que los federales no habían atacado a la co- El Palacio Municipal de la ciudad de T Cuautla fue incendiado por las tropas za- m patistas el día en que tomaron esa locali- da^ p ue s el edificio se había convertido > reducto de las fuerzas federales en ur . . . , , .., ,. . protectoras de los latifundistas. del vecino Estado habían entrado en tratos con las fuerzas que combatían, Habían entrado en tratos, era verdad; pero no anidaba la traición en el espíritu de los Figueroa, cómo podía sospechar Zapata que, al cortar con ellos, llevándose de sospechas no siempre confirmadas, perdía la ocasión de tener una explicación de las motivaciones que podían dirigir los actos y la conducta de éstos. Hubo entre ambos jefes un recelo mutuo que sólo es explicable por sus limitaciones políticas y por la forma tan distinta en que uno y otro conducían la contienda armada. Lo que hizo posible el distanciamiento de Zapata-Figueroa fue el lumna guerrerense ni ésta a los pelo- (l)Figueroa Uriza, Arturo: Ciudadanos nes. Parecía muy claro que los jefes en Armas, T. I, pág. 119 (i960). mismo factor, aunque lamentable mente acentuado en este caso, de It rivalidad entre los caudillos naciona les de la Revolución: el atraso políti co con que el pueblo había salido di la noche tenebrosa del porfirismo Ante la falta de partidos políticos y sobre todo, de un núcleo dirigenU único que asumiera la hegemonía de movimiento, el tumultuoso desperta: de las masas quedó en gran parte su jeto, por lo que respecta a la relaciót interna de las fuerzas y su direcciói práctica, a la inspiración personal di los caudillos. Y si en jefes como Madero, Ca rranza, Villa, Obregón, Angeles, Mur guía, etc., aun rodeados como estabaí por hombres de innegable talento, U ambición de mando, la pasión perso nal, el temperamento, la incompren sión y el recelo faccional no pudieroi siempre sacrificarse al interés supe ñor de la unidad revolucionaria, me nos se iba a producir ese fenómem en hombres de mentalidad provincia na, víctimas de la pobreza cultural j política del medio en que habíai crecido. Envueltos los jefes revolucionario, del Sur en sus tremendas limitado nes, pronto nació entre ellos la in El hombre de la cobija raída y el calzói blanco manchado de lodo es un emisarii zapatista, al que los rurales acaban di capturar y conducen a la cárcel del pue blo de Amecameca. 3§- EL TRIUNFO ESTA CERCA Las ocho columnas de El Imparcial del 19 de mayo de 1911 las ocupó la noticia de la toma de Cuautla. Chilpancingo e Iguala, por parte de las huestes revolucionarias de Emiliano Zapata y Ambrosio Figueroa. Los subtítulos sintetizaban los hechos: "La ocupación de Chilpancingo". "Francisco Figueroa fue nombrado por su hermano gobernador del Estado de Guerrero, después de ocupar la ciudad de Iguala". Los sucesos revolucionarios forzaban al gobierno federal a tomar medidas urgentes para calmar los ánimos. Así, El Imparcial anuncia una inmediata amnistía para los presos políticos. Pero ya nada podía detener la caída del porfiriato. Testimonio Periodístico. Mayo 19 de 1911. EMILIANO XAPAT A comprensión y el recelo. Y de h desconfianza al ataque verbal sólo había un paso, como lo había también del ataque verbal a la fricción armada. Tenían, para llegar al choque violento, los instrumentos a su alcance, más fácilmente manejables por el clima de euforia combativa que embriagaba a quienes, después de un largo periodo de sumisión, hallaban al fin el cauce liberador de la energía reprimida (l). Unos días después, el teniente coronel Fausto Beltrán notificó a Zapata qué ya en el Norte había habido un armisticio entre los revolucionarios y el gobierno, y que por lo mismo lo invitaba a deponer las armas. Zapata mandó llamar al hombre (l)Fuentes Díaz, Vicente: La Revolución de 1910 en el Estado de Guerrero, págs. 101-104 (1960). MI 1 CUATRO FUSILADOS ZAPATISTAS (Grabado de José Guadalupe Posada). "La biografía de Emiliano Zapata empieza muchos siglos antes de que él naciera, en-los estratos más profundos de la historia de México que es, en gran parte, la historia del problema agrario. Sus raíces ascienden ligadas a este problema desde una profundidad en el tiempo que va más allá de los treinta años de don Porfirio, de todos los del México independiente, y que ni siquiera arranca, como quisieran otros, de la gruesa capa de trescientos años de dominación española. Tampoco podría explicarse sólo por la conquista del blanco sobre el indio, sino por una antigua y dura injusticia que se ha abatido secularmente sobre las tierras de nuestra patria. "Nunca ha habido un hombre más intimamente ligado a la histona de su pueblo que Emiliano Zapata. Y cuando decimos pueblo, nos referimos lo mismo al grupo humano de que procede, que al lugar geográfico en que brotó. Este pueblo puede ejemplificar admirablemente la historia del agransmo; se llama Anene,9° • •• Zapata es digno hijo de su gran padre el pueblo. De el heredó una potencia concentrada a través de siglos, por eso no pudieron ni pueden entenderlo quienes quieren explicar su rebeldía como nacida en él mismo, y no C ? i " ° K e L p r 0 d u C t 0 d e ü n a SeleC' ciôn històrica. 'Zapata fue sólo uno de tantos que defendieron las tierras de sus padres. No es un iniciador ni un genial intuitivo. Esto no le quita j-a^Bfc'ew .. jtíSk, ,;.X p H ^ * j ^ ^ m. ""^S*| F ..,_ I \$ VÊÊÈÊ/^^^j '^Sr ^ W f "^S"' Ej&jilb» « ! • IlfctfW Wjí, AJ& ^ e W * ^ r T t . j ^ ' ^¾^ ^ \ ^ ^ ¾ ¾ ¾ . ''/ ' B ^ T m m 'NHOBÍ / i vm;i'- « v B H H H I / . . . . . .«2s«-*M¿J •_. grandeza, por el contrario, le res| a s u y a p r o p ¡ a i s e | a a c r ece y purifica. Le da una profunda dimensión humana e histórica y una maravillosa significación popular, Zapata e s u n destino de raza y tradición, un hombre surgido y sumergido.en la vida de su pueb | 0 q u e e s ejemplar en la historia d e México. El hecho de haber sido escogido por los suyos fue para é | i a ¡ m p o s ición de ese destino, S u v e r d adera, su personal y alta |or¡ f u e |a d e faber c u r ¿ p l ¡ d o * o ne | m a n d a t o * |e d j o ^ b| d e manera ¿ b , , costo ' £ , abso|uta ^ acr ¡f¡ c ¡o y no sólo redimió las tierras mártires de su pobre AnenecuMc0 sjn0 jas d e todos ,os pue. b , o s d e , a g r 0 mexicano." t¡tuye ,ndánr Jesús: Zapata (1944). Sotelo Ra(z y R M Ó n & que hacía las veces de su secretario y le dictó esta carta que al día siguiente publicó el diario El País: Obra en mi poder la carta en la que me dice exhortarme para conferenciar acerca del armisticio de los estados de Morelos y Guerrero y llegar a un arreglo de paz, poniéndome como muestra al señor Figueroa. Debo manifestar a usted que es necesario que desechen esa farsa ridicula que los hace tan indignos y tan despreciables, y que tuvieran más tacto para tratar con la gente honrada, pues deben ustedes saber que las negociaciones de paz se arreglan con los ciudadanos Presidente y Vicepresidente de la República, señores Francisco I. Madero y Doctor Francisco Vázquez Gómez, que son la cabeza y los únicos encargados de arreglar la paz, y no conmigo que soy un simple elemento en mi categoría de general, no sólo para los estados de Guerrero y Morelos, sino por toda la República. Ruego a usted y a todos sus secuaces se dirijan a la cabeza y no a los pies, para hs arreglos de paz, y no me confundan a mí con Figueroa, que no es más que un pobre miserable que sólo lo impulsa el interés y el dinero. Por último, diré a ustedes que yo me he levantado no por enriquecerme, sino para defender y cumplir ese sacrosanto, deber que tiene el pueblo mexicano honrado, y estoy dispuesto a morir a la hora que sea, porque llevo la pureza del sentimiento en el corazón y Zo tranquilidad en la conciencia. EMILIANO ZAPATA. P.D. Aprovecho la oportunidad que ya que usted se apura por la paz de una manera pacífica, me entregue la plaza de Cuautla, Morelos, en bien de los vecinos de la ciudad que serán las víctimas que sufran las consecuencias; que yo no necesito que me hagan favores, pues nunca he pedido clemencia más que a Dios, ni la necesito de nadie más que de Êl(l). El 29 de abril la columna de Emiliano Zapata abandonó Los Hornos y se dirigió a atacar Jonacatepec, a la que tomó después de varios días de violenta lucha. Luego de nombrar (1) Figueroa Uriza, Arturo: Ciudadanos en Armas T. I, pág. 130 (1960). Se metió a la Revolución y llegó a jefe de guerrilleros, pero un día los federales lo sorprendieron levantando la via del tren y lo ahorcaron en el primer poste que encontraron. Ni su nombre se conserva . . . THH En la cañada yace el último de los carros de un tren volado por los zapatistas en la vía férrea de Cuernavaca a México. Las ruedas separadas muestran el impacto de la explosión. / mu autoridades civiles en Jonacatepec, recorrió la zona del volcán Popocatépetl, donde hizo buena provisión de armas, ropas y artículos de primera necesidad. En Temoc tuvo una fuerte emoción: imprevistamente se presentó ante él su hermano Eufemio, que sería su gran camarada en los dramáticos sucesos que más tarde les tocaría vivir. UN COMPLOT Í» i A/i-raum unoncn tral. OCTAVIO MAGAÑA . . -., . , . ... , .. . , , ^ J t t £ t t t t & X & . de la edad de 16 anos. Es un estudioso de los problemas agrarios, cuya solución le apasiona. El general Magaña nos cuenta: —Con mis hermanos Gildardo, Melchor y Rodolfo, Camilo Arriaga y otros conjurados, fraguamos la confabulación que se conoce con el nombre de Complot de Tacubaya. Yo era el más joven y, por eso, me correspondió la labor de comprar armas, pues era el que menos sospechas podía despertar. El dinero me lo proporciónaba mi padre. Visitaba, en mis compras, las casas de empeño y las casas comerciales, con excepción de la Tampico News, que so- lia denunciar a sus compradores ante el gobierno. —Por desgracia, fuimos deseubiertos. Yo estaba en esos momentos en el campo, reclutando gente y llevando las armas. Estas las sacábamos de la ciudad en los carros de una fábrica de velas propiedad de un amigo. —Tenía yo 140 hombres armados. Cuando supe que habíamos sido descubiertos, comencé a vagar por el campo sin saber qué hacer. En ese trayecto, y ante la inminencia de choques con los federales, mucha de mi gente fue desertando. Era gente que no estaba acostumbrada a pelear, y no la culpo. —Cuando sólo me quedaban 40 hombres, debidamente.armados m e encontré con el entonces coronel Emiliano Zapata. —"¿Qué haces por acá, mu- chacho?" —me dijo. —Yo le conté todo. Zapata me oyó atentamente y aceptó mi incorporación. Por el aporte, importante por cierto, de 40 hombres armados, me dio el grado de capitan. Yo tenía 16 años de edad. —Emiliano Zapata me aconsejó volver a México, a averiguar lo que realmente pasaba y para saber si él podía ayudar en algo. Así lo hice, pero regresé muy pronto: todos los demás habían huido al ser descubiertos, para reagruparse, naturalmente. Mi padre le en- DESCUBIERTO tregó a mi hermano Rodolfo 10 mil pesos, para que se los diera a Zapata como su contribución a | a lucha. —Regresé, pues, con mi herm a n o . Rodolfo habló con Zapata y quiso entregarle los 10 mil pesos, Este se negó a recibirlos. Lo nombró en cambio pagador y le dijo qUe conservara el dinero en su poder para "socorrer a los muchachos". _Así era Zapata. Casi podría decir que el dinero le molestaba, Sus tropas no ganaban sueldo, —El general Zapata no era solamente un combatiente. Era un hombre que tenía dos objetivos fundamentales: solucionar el problema agrario y promover la educación d i los pVbres. —En el aspecto agrario es más conocido, pero como educador se | e desconoce. —Zapata luchaba y fundaba escuelas. Nunca pensó, aun en las m ás difíciles circunstancias de la lucha, que eran energías inútiles |as gastadas en fundar una escuela. Vivía obsesionado en sacar de la ignorancia a los campesin 0 S i a todos los hombres en general. —-Así luchaba Emiliano Zapata, repartiendo tierras y fundando escuelas, Testimonio Viviente. Agosto de 1966. . V l S l t S 31 D i C t d Q O r . . ix La incomunicación con las fuerzas uei XNorte ooügaoa mucnas veces a los jetes surianos a tomar iniciativas por su cuenta, con nesgo de equivocarse. Cuando el militar Fausto Beltran propuso una reunion a los Figueroa por ejemplo, coman ya por todas partes los rumores de la renund a de don Porfirio Díaz. Enterados por el jefe porfirista de las gestiones de los representantes de Limantour ante Francisco I. Madero, creyeron llegado el momento de firmar un armisticio con el gobierno de don Porfirio; allí mismo, en Tlaquiltenango, esbozaron los puntos que debían cumplirse para que pudiera producirse un entendimiento con el gobierno del Distrito Federal. Francisco Figueroa fue a México para conferenciar con el presidente Díaz Mientras esperaba la hora de la entrevista, gestionada por Beltrán por mediación de Limantour, el profesor Figueroa recordaba, en su habitación del Hotel Centenario, sus primeros T pasos en la lucha contra la dictadura. ^ e e s o s ^ a s e r a n l ° s versos que había escrito en contra de los opresores del país: • • • porque al contrario, mi afirmar " [redoblo, pues como Ocampo(l)en mis principios ^rme ¿oUo anteg me iebw nQ De jugtic& y h^QT Uegará d día cuenta os llamarán; temblad ti* 'L{ *"" La hora final de la tiranía estaba próxima. Las reflexiones de Francisco Figueroa fueron interrumpidas por un mensajero que le trajo un informe confidencial de sus hermanos. Le comunicaban que era imprescindible hacer saber a Francisco I. Madero que teman completamente dominada la situación del Sur, al grado de que sólo Iguala, Chilpancingo y Acapulco quedaban fuera de su control; que tenían doce mil hombres levantados en armas y que el primer requisito que debía imponerse a la federación para firmar la paz era la renuncia inmediata del general Díaz Los planteos, pues, que debía formular ante el Presidente eran muy distintos a los que se reseñaran en Tlaquiltenango. El ocho de mayo, al llegar a la casa de la calle de Cadena, Francisco Figueroa fue introducido por un mozo de librea a una habitación en penumbras, donde reinaba un silencio t o t a l . Sus acompañantes, los señores goto C a s t r e j ó n ) habían permaned d o / n d h o t d a la egper^ d e log acontecimientos, recordando sin duda el t e l e g r a m a q i ¿ con m o t i v o d e u n a qrwnpona HP ron<?ñiración hahía mang g J d œ n e Ï Ï m £ 3 eobenSdor g%££!?^SoroLdifiib?S g i bátalos en S e n t e " 6 ant semirrevueíto vacía E • , j fa hombre de edad avanzada Haue ' (1)Una de las figuras más relevantes del liberalismo mexicano, (2) Figueroa Uriza, Arturo: Ciudadanos en Armas, T. I, pág. 34 (i960). Un destacamento de tropas del ejército fuertemente armado, COnrfiiwTnnr i™ r a i| p < : A* M¿Y;rn 9 lin o m n n auce ponas canes ae WiexiCO a un grupo de zapatlStas que caminan a pie y descalzos, precedidos por una humilde SOldadera. de| g0D¡ern0 LA NOTICIA CONTEMPORÁNEA REFORMAS EN URUGUAY Cuando a su regreso de un largo viaje por Europa, José Batlle y Ordóñez toma posesión de la prestencia de la República Oriental del U r u g u a y , para el periodo 1911-1915, la ciudadanía le aciama delirantemente. Jefe e ideólogo del Partido Colorado, había ocupado ya la presidencia en dos ocasiones (1899-1903 y 19031907). Batlle y Ordóñez, enérgico, tenaz y anticaudillista (no obstante ser él mismo un caudillo), es el hombre que va a forjar el Uruguay moderno, civilista y democrático. Las leyes de toda índole del reelecto presidente tienen la virtud de conmover y asombrar, no solamente a América, sino al resto del mundo: Uruguay es el primer país en que se implanta la jornada laboral de ocho horas. A esta medida se unirán, en rápida sucesión: el salario mínimo para los obreros agrícolas, la Ley del retiro obrero forzoso, la Ley del divorcio, la Ley de protección a los respiraba con dificultad, mientras gruesos lagrimones escapaban de sus ojos enrojecidos por el insomnio y la enfermedad. El dolor que le causaba la fluxión facial era insoportable. Junto al lecho, la esposa del Presidente, doña Carmelita Romero Rubio de Díaz, se esforzaba inútilmente por convencer a su esposo de que bebiera una tisana que acababa de prepararle. Volviéndose al profesor Figueroa, cuya identidad desconocía, le dijo: —Señor, dígale que se la tome, que es un sedante nervioso . . . "Lo mejor sería que se muriera", debió pensar el profesor Figueroa, pero astutamente se unió a la súplica de la señora. —No necesito tomar nada; me siento bien —murmuró entre dientes el enfermo. Figueroa abordó luego el tema que lo llevaba allí: —Señor, los revolucionarios del Estado de Guerrero me han comunicado, en un oficio que recibí anteayer, su firme decisión de no deponer las armas mientras usted permanezca en la Presidencia de la República. hijos naturales, la reglamentación de la venta de alcoholes, la creación del Banco de Seguros y de Crédito Agrícola y Ganadero, y mucnas otras reformas, entre las que se cuenta la solución del problema de la enseñanza gratuita a base del impuesto sobre las rentas de los uruguayos ricos residentes en el extranjero. En ese año de 1911, un gran hombre al frente de un gran país, marca la ruta que, en el transcurso del tiempo, habrá de seguir el resto de América. CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA En junio de 1911 las Cortes Constituyentes de Portugal proclaman oficialmente la República y elevan a la presidencia a Manuel Arriaga; simultáneamente sanciónan todas las disposiciones del gobierno revolucionario: Disolución de las órdenes religiosas, ocupación de los conventos, supresión de la Cámara de los Pares y de los títulos nobiliarios, establecimiento del divorcio y separación de la Iglesia y el Estado. Poco después se promulga la nueva Constitución, inspirada en un El autócrata contestó con voz grave y enérgica: —Yo estoy ocupando este puesto por voluntad de la nación, y sólo h nación puede exigirme la renuncia, y ¡sus hermanos no son la nación! —General, no es sólo de los cabecillas Figueroa este deseo. Obreros, estudiantes, campesinos y todas las fuerzas armadas de la Revolución, que representan al pueblo, piden que abandone usted el poder. —No es capricho o voluntad personal el que yo permanezca en el poder. Me retiraré cuando mi conciencia me diga que al dejar la presidencia no entre el país a la anarquía y lo haré en forma decorosa, como corresponde. Al hacerlo ahora, dejaría la nación abandonada a todos los azares y peligros de unas elecciones que, efectuadas desde luego, según lo prescribe la ley, se harían en plena efervescencia de pasiones, con las consecuencias que son de imaginarse. Grandes esfuerzos he hecho para tener en las arcas nacionales sesenta millones de pesos, mismos que desaparecerán al hacerse cargo los révolu- liberalismo igualitario y descentralizador. El régimen republicano queda así firmemente establecido en Portugal. Ese mismo año es aplastado un pequeño levantamiento monárquico encabezado por el capitan Paiva Couceiro. PREMIO NOBEL En 1911, dos hombres hoy prácticamente olvidados, comparten el Premio Nobel de la Paz: el jurisconsulto y diplomático holandés Tobías Miguel Asser y el literato austríaco Alfredo H. Fried. El primero, catedrático de derecho mercantil y de derecho internacional en Amsterdam, ocupa elevados cargos en el gobierno de su país, al que representa en numerosos congresos, entre ellos el de la Paz, en La Haya (1899). El segundo se dedica a la propaganda pacifista, de la cual se convierte en campeón infatigable, desde 1891. Su labor, desinteresada y humanitaria, lucha con el exacerbado nacionalismo que va convirtiendo a Europa en un continente dominado por la suspicacia y el temor. cionarios del poder público. El poder, ahora más que nunca, no tiene sino sinsabores e inmensas responsabilidades. Confieso que he cometido errores, pero también he sabido defender a la patria y servirla con lealtad (1). El Presidente Díaz le dijo también al profesor Figueroa que había convenido con los insurrectos en permanecer algún tiempo en el poder, y que cómo iba a incluir en su gobierno a varios revolucionarios, había pensado en don Ambrosio Figueroa para el Ministerio de la Guerra . . . La entrevista terminó sin llegar a nada concreto, y tal vez se hubiera repetido de no haber aparecido ese mismo día, 8 de mayo, el Manifiesto a la Nación del Presidente Porfirio Díaz. Con ese documento, el viejo dictador lanzaba un reto a los revolucionarios al afirmar que el fracaso de las negociaciones de paz traerá consigo la renovación y la recrudescencía en la actividad revolucionaria, Si por desgracia fuera así, el gobierno (í)Figueroa Uriza, Arturo: Ciudadanos en Armas, T. í, pág 140 (1960). OPTIMISMO ANTICIPADO El Imparcial del jueves 4 de mayo de 1911 anunciaba el fusilamiento de dos criminales ase- sinos °. u e s e r f a n Pasados por las armas en virtud de la suspensión de la Ley de garantías, decretada por el gobierno. Informaba tambien sobre la v i o l e n t a toma de Yautepec por los rebeldes y el urgente envío a esa población de tropas federales. No faltaba en los titulares la nota pintoresca, que anunciaba que un "acaudalado doctor" había logrado escapar en un tren de carga, "consignado como mercancía". Pero la nota dominante era la llegada de los delegados de los revolucionarios del sur, Francisco Figueroa y Francisco Castrejón, para conferenciar con el presidente Díaz acerca de un posible entendimiento en Morelos y Guerrero. Los acompañaba el militar Fausto Beltrán, mediador porfirista. El Imparcial entrevistó cuatro veces a los líderes revolucionarios y deducía, con anticipado optimismo, que "la paz es un hecho efectivo". Testimonio Periodístico. Mayo 4 de 1911. por su parte, redoblará sus esfuerzos contando con la lealtad de nuestro heroico ejército para someter a la rebelión dentro del orden (l). Ya con el manifiesto del Presidente Díaz en la mano, en el que daba a entender que no era firme su propó- sito de abandonar el poder, y enterados también de que don Francisco I. Madero había ordenado el ataque a Ciudad Juárez, los revolucionarios guerrerenses se aprestaron a atacar la ciudad de Iguala "el puerto terrestrey el granero del Estado , localidad FIGUEROA " Huitzuco, 12 de mayo de 1911. Señor TRINIDAD SÁNCHEZ SANTOS. México. Muy señor mío: "En su simpático y popular periódico El País, de fecha 10 del actual, he leído una carta de mi correligionario y compañero de armas, señor general Emiliano Zapata, que creo de mi deber contestar para sincerar mi conducta y orientar debidamente la opinión pública, por lo que le suplico a usted se digne, si lo estima conveniente, dar publicidad a estas líneas en su verídico diario, anticipandóle por ello las más cumplídas gracias, "Comenzaré por declarar que, al entrar en arreglos de paz con el gobierno del general Díaz, sólo me ha impulsado el deseo de evitar que se siga derramando sangre de hermanos, cuando ya nuestro digno caudillo, el señor don Francisco I. Madero, trataba en el norte de la paz general de la República, por haber conseguido hacer triunfar los principios que proclamamos y creer factible el implantamiento de las reformas que pedimos, y no por fines bastardos y de lucro personal, como equívocadamente afirma el señor general Zapata, seguramente por no conocer a fondo a este humilde pero noble aliado. "Dice el expresado general que esas gestiones de paz son farsas ridiculas y que no debe confundirsele conmigo, que soy un pobre miserable que sólo me impulsa el interés y el dinero. "Yo creo que pretender la paz en condiciones decorosas para evitar la continuación de una guerra fratricida, la introducción de la anarquía y el desorden, y para implantar el gobierno del pueblo por el pueblo y para el pueblo, no son farsas ridiculas, sino actos de verdadera democracia, patriotismo y desinterés. "Respecto a mí, confieso que no soy rico y que tengo apenas lo CONTESTA A indispensable para vivir; pero es> lejos de degradarme, es mi may ° r satisfacción y mi legitimo orgüilo de ciudadano honrado, pues he administrado grandes negocios y manejado caudales donde he podido enriquecer por medios ilícitos; pero antes que mancharme con una riqueza indigna, he preferido tener una conciencia honrada y poder levantar la frente con orgullo, en medio de mis campos de cultivo, donde soy tan independiente, tan fuerte y digno, como los omnipotentes reyes del dinero. "Respecto al epíteto de miserable que se me aplica, protesto enérgicamente, porque no cabe la miseria de las bajas pasiones en quien, como yo, se ha lanzado a la lucha dejando familia e intereses por defender levantados principios y reconquistar derechos usurpados. No es miserable quien, como yo, con su propió esfuerzo, ha levantado un ejército, ha revolucionado con éxito y captándose las simpatías y confianza de todo un pueblo, que me ha aclamado su jefe, confiándome 'a conservación y garantía de sus intereses, del orden y de su futura organización política. "Si me guiara el interés ya hubiera iniciado la funesta política personalista o pactado secretos compromisos con el gobierno del general Díaz, a quien por la fuerza de la guerra, considero un respetable enemigo, pudiendo parlamentar con sus representantes sin desdoro de mi categoría militar, porque, después de todo, lo cortés no quita lo valiente. He podido también enriquecerme tomando para mí las riquezas que tengo el deber de respetar y garantizar, pero antes de merecer el calificativo de ambicioso, arbitrario y egoísta, prefiero vivir del favor y protección de mis patriotas amigos, y afrontar las dificultades y azares de la guerra con dignidad, honor y patriotismo. t0 perfectamente comunicada con la capital de la República y gran emporio comercial. ; ~ (l) Manifiesto a la Nación, del Preg£ SKFASS cZtdïZ £ Armas, T. I, pág. 142 (i960). ZAPATA "No censuro a mi compañero de armas su desconfianza con relación al enemigo; pero respecto a mí creo que tengo derecho a su plena confianza, toda vez que se ha aliado conmigo para hacer la guerra, teniendo la conciencia de no haber faltado a este compromiso, como lo probé en el proyectado ataque a Jojutla, estando con mi gente lista para entrar en acción, a la hora convenida y en el punto que se me señaló; siendo él quien debía dirigir el ataque, ni hasta hoy ha explicado su conducta. "Mis compromisos con el caudillo de la Revolución, don Francisco I. Madero, están perfectamente explicados con el mensaje que mis dignos representantes de paz le dirigieron, participándole lo que estaba gestionando, a fin de obrar de acuerdo con él y negociar la paz paralelamente, sin invadir su esfera de acción; pues lo que aquí se ha estado arreglando son nuestras dificultades locales, en relación con el Gobierno del Estado, y no las de la República, que son de la absoluta competencia del jefe de la Revolución, "Mi actitud, ante las dificultades que últimamente se han presentado, la explicarán mis hechos, que son y han sido siempre más elocuentes que las palabras. "Para concluir, manifiesto a mi aliado el señor general Zapata, que yo, al contrario de lo que él dice de mí, tengo buen concepto de su persona, y creo que la carta aludida es obra y producto de la gente que lo rodea, que por desgracia, no toda es de orden y moralidad, y espero fundamentalmente que un día, quizá no lejano, sellemos con abrazo fraternal esta controversia ante el completo triunfo de nuestra causa y despues de haber conseguido la libertad y la unión de nuestros hermanos. AMBROSIO FIGUEROA". Figueroa Uriza, Arturo: Ciudadanos en Armas (i960). Lucha E n c o n a d a El ataque a Iguala duró doce horas. Los dos mil hombres comandados por el general Ambrosio Figueroa lucharon denodadamente contra una plaza muy bien pertrechada y defendida por trescientos veinte hombres, al mando de los mayores Dámaso F. Ortega y Eduardo Ocaranza. El sitio se inicia el 13 de mayo de 1911 y fracasan las gestiones de paz. A las soldados Íl^ }^Z A T^t ^ZA?t s iet e e la n o c h e a l u n o s , , s 4 za c g s, vevo de la U se acercan mas de lo debido a la ciudad y se inicia un intermitente tiroteo al que pone fin un torrencial aguacero que hace más oscura la noche. La acción decisiva ocurre el 14 por la tarde. Los sitiados habían atrincherado con adobes las bocacalles de lo que constituye el segundo circuito de la población, dejando las aspilleras co- En vano los federales trataban de desalo¡ ar a | as huestes zapatistas de uno de sus más firmes baluartes, Jonatepec, en el . . . „ , ' . . ., v ' Estado de MorelOS, población fuertemente castigada por la artillería, r Estos federales barren con el fuego de mán<¡prp« lac fila« pnpm\oa<i FI an * us mauseres las Tilas enemigas, ti gobierno lanzo IOS mejores elementos del ejército en contra de Emiliano Zapata. ACTA DE LA ENTREVÊSTA DE XOLALPAN "En el pueblo de Xolalpan, a los veintidós días del mes de abril de mil novecientos once, reunidos en el local designado al efecto, el jefe de las fuerzas insurrectas que opera en el Estado de Morelos, Emiliano Zapata, y el jefe de la Columna Morelos, que opera en el Estado de Guerrero, señor Ambrosio Figueroa, acompañado cada uno de su Estado Mayor, hacen constar lo siguiente: "PRIMERO. Que a moción y a iniciativa del señor coronel GuiMermo García Aragón, delegado del Presidente Provisional señor Francisco I. Madero, el señor Figueroa hizo formal invitación al señor Zapata para una conferencia en que ambos jefes tratarían asuntos relativos a la actual guerra de insurrección. "SEGUNDO. Que aceptada la invitación por parte del señor Zapata, éste designó, este pueblo y el día de hoy para que la proyectada conferencia tuviera verificativo. "TERCERO. Que reunidos ambos jefes, juntamente con las personas que forman sus respectivos estados mayores, como se ha dicho, el delegado del Gobierno Provisional expuso el motivo de la junta expresando que creia muy conveniente y aun necesario, que las fuerzas que capitanean los dos jefes presentes, obraran de aquí en adelante de común acuerdo y en combinación bajo la base de protección y ayuda recíproca en todas sus operaciones. "CUARTO. Que previa la deliberación correspondiente, ambos jefes aceptaron la proposición del señor delegado, pactando que todas sus operaciones militares las practicarían en lo sucesivo con acuerdo previo entre ambos. "QUINTO. Que en tal virtud, se conviene: que las dos columnas operen libremente en cualquier punto de la república, encabezadas por sus respectivos jefes; pero cuando las operaciones se verifiquen en el Estado de Morelos, el jefe supremo de la columna aliada será el señor Zapata; cuando haya de operarse en el Estado de Guerrero lo será el señor Figueroa, y cuando deba operarse en otros estados diversos, previamente se acordará entre dichos jefes el que deba asumir el mando supremo. "SEXTO. Que la alianza que hoy se pacta entre las fuerzas de ambos jefes, es de combinación y protección recíprocas; por tal razón se acuerda: que cuando alguno de los jefes contratantes solicitare ayuda del otro, ya sea para | a ofensiva o bien para la defensiva, el solicitado tendrá obligación de impartirla inmediatamente y con todas las fuerzas de que pueda disponer. "SÉPTIMO. De común acuerdo, convienen ambas partes contratantes, que los nombramientos para jefes y oficiales de ambas fuerzas, los expedirá esta asamblea, que por tal razón, llevará el título de Asamblea de Honor. "Leídas que fueron todas las cláusulas que este convenio expresa, fueron ratificadas y en comprobación firman todos los que en él intervinieron." Emiliano Zapata, Ambrosio Figueroa . . . (siguen firmas). Figueroa Uriza, Arturo: Ciudadanos en Armas (i960). c¡tada por CHILPANCINGO Gral. J. TRINIDAD DELOYA El general J. Trinidad Deloya rememora, a los 86 años, algunos episodios que le tocó vivir durante las primeras horas de la Revolución. Nació en el Estado de Guerrero y comenzó a pelear como sargento hasta liegar a general. Estuvo ¡unto a Zapata desde 1910. Pertenece a la Legión de Honor Mexicana desde 1956. —Comencé la lucha revoluciónaria bajo las órdenes del coronel Julián Blanco, a quien le decíamos general (aunque yo vi el nombramiento de coronel que le había extendido el señor Madero). —Estuve en las zonas de Tierra Colorada y en parte de la Costa Grande. Participé en la toma de San Marcos. Tras tres días de sitio, el general Blanco no podía entrar a la población. Sólo cuando llegué yo con mis tropas cayó la plaza. —En Ayutla combatí junto a Ambrosio Figueroa, Julián Blanco, Abraham García y Francisco Figueroa, hermano de Ambrosio. Fui el primero en entrar, después de un asalto con mi gente, que era de caballería. Ambrosio Figueroa era un hombre algo violento, pero comprensivo y bueno, a pesar de que tuvo la debilidad de cambiar, después, de opiniones políticas. —Intervine en la toma de Chilpancingo. Venían refuerzos para nosotros desde la costa, al mando del coronel Manuel Meza y del capitán Isidoro Mora. Nos reunimos en Petaquillas y allí conferenciamos y planeamos el asalto a Chilpancingo. Las fuerzas con las que andaba eran las de Julián Blanco, quien fue nombrado jefe de las tropas unificadas, Teníamos, en total, unos 500 hombres. No recuerdo con seguridad cuántos serían los federales, pero sí sé que eran más que nosotros. —Un día antes de la toma los federales salieron a nuestro encuentro. Llovía torrencialmente y, en el primer choque, tuvimos que retirarnos hasta un ejido que tenía un corral de piedra, justamente donde terminaban las milpas de Chilpancingo. Los federales nos creyeron derrotados y se lanzaron a un ataque temerario. Entonces les salimos al frente y los derrotamos, haciéndolos correr. —Fue tan grande la sorpresa que se llevaron — y tan fuertes las pérdidas en hombres y en armas—, que se retiraron también -i„ i , n i a r a r n n n H r i llpcramrx; a * T .. l a D i a 2 a - C u a " £ V g ™ * •« Chilpancingo no había un solo soldado. Entramos pacíficamente, Nuestras pérdidas habían sido m u v D O C a s . «arios heridos V uno m u y Poods- variui " « r ! ° " f » 4 Í ' U que o t r o muerto que lamentar. Recogimos mucho parque, pues los federales, al huir desordenadamente, dejaron sus armas y municiones tiradas, —Esto que le cuento sucedió en los comienzos de la lucha en Guerrero y bajo las órdenes de Jul¡ án Blanco. En Tixtla hablé por primera vez con Zapata y le dije que quería ir con él a Morelos. Desde entonces anduve con las tropas del general De la O. —Conocí, pues, de cerca a Zapata. Tenía una virtud por sobre todas: nunca dejaba de hacer justicia, aunque ésta tuviera que ser dura y hasta le doliera, pues, además, era bueno y comprensivo. Su trato era siempre suave y humano. Los campesinos le querían mucho. —Su rectitud y sus principios eran inconmovibles. Y su finalidad central la de resolver el problema agrario. Constantemente repetía que la tierra es para el que la traDa a i Testimonio Viviente.Agosto de 1966. La caballada de la artillería federal d e trás de los cañones, después del comba-1 te. Dos humildes soldaderas se preparan a cocinar los alimentos de sus "Juanes" . . . Amor y heroísmo andaban juntos por aquellos días. En féretros hechos de tablas, los cadáveres de estos zapatistas fusilados por los federales muestran el último rictus de dolor ante los llorosos semblantes de sus deudos, que los rodean cerca del paredón donde cayeron. 1 H rrespondientes para sacar los cañones de sus armas y enviar el mortífero fuego. Los atacantes pensaron abrirse paso a través de los muros de las casas, y con herramientas prestadas por el vecindario, comenzaron a horadar las paredes, dado lo frágil del material de la construcción de que estaban hechas, pues en su totalidad eran de adobe. Las barretas cumplieron su cometido en poco tiempo. Hubo ocasiones en que al salir de algún predio para llegar a otro, ya los moradores habían taladrado las tapias de sus casas o facilitaban las escaleras e informes sobre el lugar exacto que ocupaban los federales. Es entonces cuando tuvieron la idea de desalojar al enemigo por medio de la acción de las bombas de mano, y el resultado no se hizo esperar: violentas y ensordecedoras explosiones estremecieron repentinamente el dantesco escenario. Los actos de temeridad, por ambas partes, provocaron estupor y admiración. Aún rememórase cuando al caer atinada bomba en las cercanías de cierto grupo reducido de defensores, un soldado se apresuró a devolver el explosivo que conservaba pequeña mecha encendida, pero calculando mal, al tener en la mano la máquina destructora, explotó ésta volándole el brazo e hiriendo su cuerpo con pedacería de hierro. Como a las tres de la tarde el clarín toca parlamento y el enemigo enarbola bandera blanca. Las campanas de la iglesia son echadas a vuelo obedientes a manos oportunas y anónimas. Los revolucionarios avanzaron con entusiasmo desbordante que vino a trocarse en ira incontenible y salvaje: al abandonar sus parapetos ocasionales, procedían a acercarse a los soldados, ya rendidos, para desarmarlos y considerarlos sus prisioneros de guerra, cuando dos nutridas descargas hechas a quemarropa, desde las aspilleras del cuartel derriban a racimos de hombres que caen heridos lanzando imprecaciones contra los traidores. El coronel Martín Vicario intimó rendición y al cabo de algunos momentos en que la cólera aumentaba con exceso, fue escuchado por segunda vez el toque de entrega incondicional (i). Al caer Iguala, pocas horas después, el mayor Dámaso Ortega, responsable de aquel falso toque de clarín, fue pasado por las armas: —Los hombres como usted no son acreedores a ser juzgados militarmente y deben morir en el acto, le dice el general Figueroa ante el pelotón de fusilamiento. Ortega murió con mucho valor, desabrochándose la guerrera y vitoreando al general Porfirio Díaz. Tres días después de la caída de Iguala, Julián Blanco, que junto con los Figueroa, Jesús Salgado y Silvestre G. Mariscal, encabezaba el gran movimiento maderista en Guerrero, marchó sobre Chilpancingo, la capital del Estado, a la que no llegó a atacar: en cuanto emplazó sus bate(1) Figueroa Uriza, Arturo: Ciudadanos en Armas, T. I, págs. 156 y sgs. (1960). rías, el gobernador Damián Flores y el jefe militar que la defendía, Juan Robles Linares, la abandonaron prestamente. Con estas victorias, a las que pronto se sumó la toma del puerto de Acapulco, a cargo de Enrique Añorve y de Silvestre G. Mariscal, todo el Estado de Guerrero quedó en poder de los hombres que comandaba Figueroa. Pero si Ambrosio Figueroa crecía en fama, no le iba en zaga su rival. En Morelos, Emiliano Zapata encendía sus hogueras en lo alto de los montes, cada vez más cerca del Distrito Federal . . . El mismo día en que se iniciaba el ataque a Iguala, el 13 de mayo, extraña coincidencia que marca dos triunfos de similar importancia, Zapata abría el fuego contra la ciudad de Cuautla, defendida por el 5o. regimiento al mando del coronel Eutiquio Mungía, un cuerpo rural y la policía lugareña. —Mientras tenga un cartucho y un soldado, resistiré —había respondido el coronel Munguía a la intimación de rendimiento que le había dirigido Zapata. Durante seis días, bajo el insufrible calor de los climas tropicales, y soportando por la noche los aguaceros que desencadenaba la ardorosa primavera, las tropas de Emiliano Zapata asediaron Cuautla, hasta que los federales huyeron faltos de víveres y de municiones. La lucha fue muy enconada, pues sólo de la parte de Zapata perecieron más de cuatrocientos hombres, lo que desbordó la ira de los zapatistas que, ya dentro de la ciudad recurrieron a enérgicas represalias. Vencidas militarmente las fuerzas porfiristas que había en Morelos, y Con resuelto ademán el jefe de la insurrección en el Estado de Guerrero, Ambrosio Figueroa —en primer término—, da la voz de mando a sus hombres en el ; ataque a la ciudad de Chilpancingo. r Luciendo aun en el combate SUS grandes impedir que llevara a cabo lo que pre- M sombreros, los rurales atrincherados detras de la barda de un huerto disparan sus fusiles contra los zapatistas, en la tendía (i), E n la ciudad de México comenzó a , cun « V t e m ° r c u a ? d ? s e + s u ? ° q u e ,, u . , rij Ji«' población de Amecameca, Estado de MeXÍCO. ——^—^————^^^^— siendo el general Zapata conocedor de la situación política y social del Estado, se negó a tratar con "delegados de paz"que le fueron enviados, pues por una parte estimó innecesario conferenciar con ellos, y por otra, los consideró con sobrada razón desafectos del movimiento popular. Ante te negativa del general Zapata, salió tz Xochitepec una comisión formada por los señores Germán Cañas, Manuel Dávila Madrid y Donaciano López para entablar pláticas con el general Manuel D. Asúnsolo quien, de acuerdo con dichos señores, ocupó pacíficamente la plaza de Cuernavaca el 12 de mayo, al frente de tropas guerrerenses que dependían del generál Figueroa. La actitud resuelta del general Za- ' a s chusmas s u p o ¿ e T to^0 zapatistas teman en ej Estado de Morelos y que la capital del mismo, Cuernavaca, separada de México sólo por las serranías del Ajusco, estaba amenaz a da por los "revoltosos". La gente "bien" de la metrópoli, la que concurría al distinguido Jockey Club instalado en el Palacio de los Azulejos (2), oyó correr la voz entre los meseros del establecimiento, con asombro primero, con espanto despues, de que desde la azoteas del hermoso edificio se veían por las noches multitud de fogatas que los "zapatístas" encendían en la cumbre del Ajusco (3). (l) Magaña, Gildardo:-Emiliano Zapata ^ ¢ . ^ ^ ° en MexK°' pág " 1 U (2)Palacio de los Azulejos, fue construido en la segunda mitad del siglo XVII porz a los señores Vivero Hurtado pata y sus ya manifiestas tendencias de Mend f/iici* j „1*0 j-u. .,^,^,^0^0_ ..0.1.^.0..^0 sociales, hicieron que SUS fuerzas fue- ka> y retando a los anos transcurridos desde su construcción, luce la magnifi- sen las que más temores despertaran entre el grupo conservador de More- ° : condes del Valle de Onza- cencía de los azulejos esmaltados que adornan su fachada y armonizan con los; fue lógico, por tanto que contra <1>SStó1&^7!ffiff-. la el se enderezaran todos los ataques y se hiciesen todos los esfuerzos para ciudad de México, y que separa al valle de México del de Cuernavaca. JUAN SOLDADO (i) El corrido del soldado se los voy a improvisar, ojalá y que suene fuerte, como rifle al disparar. Juan se llama este soldado. ¡ Qué bien que se llame Juan ! Juan es nombre proletario, y Juan nació en un jacal. Desde niño fue a los campos y ya tuvo que labrar, la escuela estuvo en la siembra, en roturar y en arar. Las manos se hicieron recias, se hizo triste su mirar; la tristeza de los indios empañó la oscura faz. Juan se llama este soldado. ¡ Qué bien que se llame Juan ! Juan es nombre proletario, y Juan nació en un jacal. Su grito de redención se ha escuchado resonar en tiempos del insurgente buscando su libertad. En la Reforma lo vieron de los montes descender, chinaco de las victorias contra el invasor francés. Obreros y campesinos, soldados en el cuartel, Juan provino de los campos o salió de algún taller. Las manos se estrechan fuertes, las tres un mismo fusil y un anhelo libertario en la arenga del clarín. Vuela, vuela, palomita, de mi saludo la voz. Malo es que no suene fuerte como rifle mi canción. José Muñoz Cota y Alfonso Esparza Oteo (1) Vicente T. Mendoza: y Corrido (1939). Romance MEXICSNK » Publicación Semanal Ilustrada de la revista Documenta Americana. Editada por Publex, S. A., Bolívar No. 154, México 8, D. F. Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial, A. C. Director Responsable: Rubén Guerrero Caballero. Director de la Obra: Vicente Casarrubias C. Asesor: Diego Arenas Guzmán. Coordinador: Enrique Rodríguez Zamacois. Redactores: Salvador de la Cruz, Gabriel Pereyra. Presentación Gráfica y Dibujos: Enrique Velázquez Mora, Jorge Hernández Osorio, Leopoldo ¿abala Sánchez, Heladio Velarde, José Armida Velasco. Fotografías: Fernando Lipkau E., José Luis Monter M., Fotos Casasola, Estudios Atutía. Grabados, caricaturas, testimonios periodísticos: Héctor D. Falcón, Fondo de Cultura Económica, Instituto de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, Hemeroteca Nacional, Taller de Gráfica Popular, A. C. Autorización como Correspondencia de 2a. clase (en trámite) © Copyright by Piccadilly P. & N. S., Montevideo, Rep. 0. del Uruguay, año 1966. © Derechos reservados por Publex, S. A., México, D. F., Estados Unidos Mexicanos, año 1966. Registros en la Dirección General del Derecho de Autor de la Secretaría de Educación Pública de los Estados Unidos Mexicanos.(en trámite). Reg. como Correspondencia de 2a. Clase en la Administración de Correos de' Guatemala (en trámite). Distribuidores exclusivos: Distribuidora Publex, S. A.,Bolívar No. 154, México 8, D. F. Impresa por Compañía Impresora Simón, S. A., Poniente 150 No. 820. México 14, D. F. Printed in Mexico. Impreso en México. OCTUBRE 26 DE 1966 DISTRIBUIDORES Y AGENTES ARGENTINA: Agente de suscripciones: Publex, S.A., Maipú 43, Buenos Aires. Distribuidor de fascículos: Distribuidora Universal, S. R. L. Herrera 513, Buenos Aires; COLOMBIA: Distribuidora Tequendama, S.A., Carrera 13 No. 18-38, 3er. piso, Bogotá; COSTA RICA: Carlos Valerin Sáenz y Cía., Apartado 1924, San José; CHILE: Publichile, S. A., Manuel Rodríguez 866, Santiago; ECUADOR: Muñoz Hnos., S. A„ V. M. 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NUESTRA PORTADA: El 10 de mayo de 1911 Ciudad Juárez cayó en manos de los revolucionarios, que partir de ese momento pudieron imponer condiciones al obstinado Porfirio Díaz. Pascual Orozco y Pancho Villa, fueron los héroes de aquella jornada. EN EL PRÓXIMO NUMERO: ¡TIEMBLA LA TIERRA! Uno de los episodios más apasionantes de nuestra Crónica. El pueblo, amotinado, obliga a renunciar a don Porfirio, terminando así treinta años de personalismo. La entrada triunfal de Madero a México, y su primer encuentro con Emiliano Zapata, inician una nueva etapa, gloriosa y sangrienta. RESUMEN DE LO PUBLICADO El 20 de noviembre de 1910 se inició la revolución anunciada por Francisco I. Madero. La campaña antirreeleccionista había consagrado la fórmula Madero-Vázquez Gómez. Pero en las elecciones del 26 de junio el porfirismo consumó su último fraude, una de cuyas faces fue encarcelar a Madero en San Luis, de donde huyó a San Antonio, Texas. Allí dio a conocer el Plan de San Luis. Las consignas revolucionarias de Madero, y las de los hermanos Flores Magón, encontraron eco entusiasta en el pueblo. La muerte de Aquiles Serdán en Puebla, los combates de Pedernales, Cerro Prieto, Mal Paso, Ciudad Guerrero y Casas Grandes, la guerra de guerrillas iniciada por Pancho Villa y Pascual Orozco fueron el comienzo de la gran tormenta. El asesinato de Luis Moya avivó la hoguera. El 14 de febrero de 1911 Madero entró en territorio mexicano, trató inútilmente de tomar Casas Grandes y se vio obligado a refugiarse en la hacienda Bustillos, donde se le reunieron José de la Luz Blanco, Pascual Orozco y Pancho Villa. Juntos decidieron atacar Ciudad Juárez. El ejército libertador avanzó siguiendo la línea del Ferrocarril Noroeste y no la del Central, como creía el gobierno, y comenzó el sitio el 19 de abril. En la "Casa Gris", donde estableció su cuartel general, Madero recibió varias embajadas de paz enviadas por Porfirio Díaz, con las que no llegó a, ningún acuerdo. El sitio de Ciudad Juárez se prolongaba. El 7 de mayo Madero decidió levantar el cerco y dirigirse al sur. Pero a poco de iniciar la retirada se entera por los diarios de El Paso, Texas, que el general Díaz ha manifestado su propósito de renunciar. Vuelve a cercar la ciudad a la espera de la confirmación de la noticia, que tarda en llegar. Mientras tanto la Revolución se extendía por los Estados de Guerrero y Morelos donde surgían los nombres de Ambrosio Figueroa y Emiliano Zapata. Ambos guerrilleros se entrevistaron en Xolalpan y decidieron realizar las operaciones de común acuerdo, pero no tardaron en surgir desconfianzas. Las malas comunicaciones con el Norte hicieron creer a los del Sur que se había llegado a un arreglo con los porfiristas. Mientras Zapata respondía al coronel Fausto Burgos que para concertar la paz se dirigieran "a la cabeza y no a los pies", Ambrosio Figueroa envió a su hermano Francisco a entrevistarse con Porfirio Díaz para solicitarle su renuncia en nombre de los revolucionarios de Guerrero. Ante el fracaso de la entrevista y sabedores que Madero se disponía atacar Ciudad Juárez, los Figueroa se apoderaron sucesivamente de Iguala, Chilpancingo y Acapulco. Zapata, por su lado, tomaba en 19 de mayo Cuautla y se convirtió en una directa amenaza para Cuernavaca. Desde la ciudad de México se veían arder las hogueras zapatistas en lo alto del Ajusco . . . Comenzaba a cundir el miedo. PLAN DE LA OBRA Todas las semanas aparecerá un fascículo de "Crónica Ilustrada Revolución Mexicana", profusamente ilustrado con un extraordinario acervo fotográfico. Cada cuatro números se incluirá la reproducción parcial o total, a todo color, de una obra de arte de la pintura mural mexicana, así como mapas, también a color, de las campañas militares. En las contratapas irán apareciendo corridos, grabados, personajes históricos, así como trajes y armas características de la época. Oportunamente se brindarán al público elegantes tapas-libro para facilitar la conservación de la obra. Con cada tapa-libro se obsequiará un disco de larga duración de canciones revolucionarias. EL CONVENIO DE CIUDAD JUÁREZ —————^-—^-^^——— La Batalla PrOVOCada M i0«+roc, pmiKor,r> 7»™*. „ A m íentras Emiliano Zapata y Ambrosio Figueroa extendían la Revolución por Morelos y Guerrero en el norte del país se registraban acontecimientos importantes. Madero había decidido abandónar el asedio a Ciudad Juárez, temeroso, entre otras causas, de provocar un conflicto internacional con los Estados Unidos que pudiera perjudicar a su causa (l). Pero tan pronto el caudillo se alejó de los médanos que rodean a Ciudad Juárez, supo que la prensa de todo el país, y también la de Estados Unidos, informaba que el presidente Porfirio Díaz había lanzado un manifiesto a la nación anunciando 4que se retiraría del poder La población de Ciudad Juárez se agitó inquieta al difundirse la noticia de que las tropas de Francisco I. Ma$??> q u e h a b í T i n i < ? a d o *.***&* 24 horas antes después de veinte días d® asedio, retornaban sorpresivamen- Ciudad Juárez en 1911. No era una c i u - f dad fortificada, pero sí tenía una guarní- à ¡ó wu , discip|inada y c o n fcd " ' c « c '»i uiowpmiaua j buenos . . . ». . J^J-J te vomenao a cercar la ciuoaa. J ¿ eSvSado S n f o s ^ S i S d f p ^ S ^ z volvió a ÏÏ3FÏÏ ¡ZJZbSrlmJSl;»1 Ftorita ttWar t e l eneral E ército ^ & " J obertaao • , Alh> rodeado de quienes más tarde señan los miembros de sujabuiete Y. de los más valerosos jefes révolucíonanos Madero esperaba confjrm a rla notlcia d e la renuncia del dictador. An¿,i _ _• T : » * * * * » ^ U 0 m i 6 n Z a 6 l IllOteO pertrechos, K **• « " • «* « « M « * ™ ' « « « ^ m í o bondad, estaba siendo víctima d « ^ artimañas del gobierno de MeX/CQ p o r d o g u ¿ g r a * e hablaba dd acercamiento del general Antonio fiáft C Q n / u e r í e s contingentes mi. mares Lag ^ íenfan Aam6rg g8tabm molest^ No pensaban sino ¿*, m ¿ombatÍK A miz tado ar. munido confidencial del 22 de abril, los señores Francisco Madero y don Oscar J. Branift habían proporcionado de su peculio algunos miles de dó- Cierto descontento provocado por falta de acción y las dilaciones de las pláticas de paz comenzó a cundir entre las tropas maderistas. La gran mayoría estimaba, y lo decía en voz (l)Ciudad Juárez se halla separada de % p af° P° r , el rio Bravo. Las tropas ^ ^ t ¿ S ^ T & ^ t t t gridad física y de bienes de los habitantes de ese país. Con valor y desprecio por sus vidas los toldados de Villa y Orozco inician el ataque a Ciudad Juárez el 9 de mayo de 1911, a pesar de la prohibición de Francisco I. Madero. lares para adquirir comestibles y algún vestuario para las tropas, habiendo conseguido a la vez que el general Navarro permitiera que esos elementos pasaran por el puente internacional. Pero, como era de esperarse, esas provisiones se agotaron rápidamente. La disciplina de un conglomerado armado de carácter netamente rovolucionario, laxa ya de por sí, tiende a relajarse cuando se le somete a un periodo de expectación demasiado prolongado . . . Garibaldi, Villa, José de la Luz Blanco y otros jefes, eran del parecer que la plaza se tomaría sin mayores dificultades, no obstante que la suponían en rae- Raúl Madero, hermano de don Francisco I. Madero, a quien acompañó durante la lucha armada, combatió —entre otras partes— en Casas Grandes y en Ciudad Juárez. Evoca, a nuestro pedido, los primeros episodios de la lucha revolucionaría. — M i hermano me dijo una vez: —No hay causa noble que no requiera ser fertilizada con sangre. —Eso me hace pensar que él tenía conciencia de su sacrificio futuro. —Cuando me habló así, era antes del combate de Casas Grandes. — " T ú eres el único de mi familia que me acompaña en este momento en la lucha armada —añadió—, y quiero que vayas siempre en vanguardia, pues no quiero que digan que la familia Madero escatima su sangre. Yo, por ahora, tengo que cuidarme, pero ya llegará mí momento." jores condiciones de defensa de lo que en realidad disponía. El armisticio confidencial terminó el 6 de mayo(i). Madero volvió a caer en la indecisión al mismo tiempo que seguía negándose a atacar la plaza. Llegó el 8 de mayo: Al mediodía mandó buscar urgenteniente a Pascual Orozco y a Francisco Villa, para no perderlos de vista. Sabía bien hasta dónde podía lievarios su impetuosidad y arrojo; pero ni Orozco ni Villa aparecieron por ninguna parte. A esa hora ambos se hallaban muy cerca de las fortificaciones de Ciudad Juárez, decididos a hacer algo en firme, Villa mandó liamar a dos muchachos que andaban por ahí, y les dijo: —Muchachitos, acerqúense a los "pelones" lo más que puedan y dispárenles unos cuantos tiros, y luego se regresan al campamentoi.2). Así lo hicieron los dos muchachos, pero sólo uno volvió. El otro fue alcanzado por las balas de los federales. A esa misma hora, por otro rumbo, varios hombres de los de Pascual Orozco, que andaban dispersos, se acercaron a unas huertas de la ciudad como para cortar fruta, aunque sólo lo hicieron para estar más cerca de los federales y poder gritarles insultos y amenazas, lo que provocó un tiroteo inmediato por ambas partes. Al anochecer Pascual Orozco y Francisco Villa llegaron a la Casa Gris y Madero les preguntó: —¿Qué sucede? —Nada —repuso Villa—, que ya se están tiroteando algunos soldados. —A ver qué se hace, hay que retirar esa gente inmediatamente —dispone el señor Madero. —Muy bien, señor presidente, como usted lo ordene —responden Villa y Orozco retirándose en el acto dizque a cumplir la orden de Madero; pero en realidad lo que hicieron fue mandar más gente a azuzar a los demás para que se arreciara el fuego. Cuando el señor Madero, en su desesperación, porque no se cumplían sus órdenes, se fue a buscar a Viüa y Orozco, en cuanto los encontró, les pregunta con tono que a las claras demuestra su disgusto: —¿Qué pasa, por fin retiran o no retiran a esa gente? Señor presidente, la retirada ya no es posible. Los ánimos entre la tropa ya están exaltados y no quie- 7ensueta^ZePoZcVyV^Ttar°n El señor Madero permanece serio, como si estuviera ajeno a toda decisión, y luego les contesta: —Pues si es así, ¡qué le vamos a hacer!(3). Serían las tres de la mañana cuando Pancho Villa cita a junta de jefes, que estaban bajo su mando. Y allí, en la penumbra de la madrugada, les da las últimas y terminantes órdenes: —Amiguitos: la plaza de Ciudad Juárez debe caer en poder de la Revolución. Yo sé que está muy bien defendida. Pero no tanto como para que con un poco de voluntad y audacia no la podamos rendir. Compañeritos, si somos capaces del arrojo que debe tener todo jefe leal y que sabe cumplir con su deber, no nos va a ser muy difícil. El enemigo no tiene tantas ganas de morir, como nosotros de dar batalla, que será decisiva para el triunfo de nuestra causa. Todo está en entrar duro y parejo. Sobre todo cuiden que no decaiga el ánimo de la tropa. ¿Entendidos?'(4). • -¡r\ i j • • IM%u_ / Z nOTSS Q6 LUClia D e g d e k < <Caga G r i g „ M a d e r o c o n . templaba angustiosamente cómo la • ge i b a e x t e n d i e n d o e n líne£ de f t o m o de Ciudad Juárez Enterado de l o s { e d e r a l e s a c a b a b a n de dar mu^rte al emisario d e paz q u e h a b í a env¡ado ^ al N£varro &0 la o r d e n {ormaf d e e n t r a r e n b a t a l l a y mandó al coronel José de la Luz Blanco a que reforzara con todos sus homb r e s a l o s d e p a n c h o Villa y Pascual Orozco. Los coroneles maderistas Marcelo Caraveo y Agustín Estrada habían detenido en Bauche, cerca de Ciudad Juárez, al general Rábago, quien se acercaba con una columna militar para auxiliar a la ciudad sitiada. En tanto, las fortificaciones que el coronel federal Manuel Tamborel levantara para defender la ciudad eran derribadas por los revolucionarios. —¡Arriba, muchachos, que ya se comienza a mirar el grano del rifle! ¡Adelante, muchachos, que ya mero f f „ n o s hac^! ~les gritaba Pancho Viua a sus huestes que no dejaban de repetir ellos también: ¡Viva la Revolución! ¡Abajo el mal gobierno! A P°co el coronel Francisco Villa s * presentó ante Madero y le dijo: ~E} Sfneral Juan Navarro con sus oficmles es * todas 8US fuerzas ' £\ pueblo acompaña a IOS soldados del ejército revolucionario con manifestació"<» <"e l ^ 1 ' 0 , el ^ . de M°- dia de > caída de la plaza. Ruinas y humareda indican lo rudo del combate. m) tan en poder de la Revolución y a disposición de usted. La plaza de Ciudad Juárez se ha rendido ante las armas de la Revolución. Si usted gusta, señor Madero, ya nos podemos ir a la ciudad. —¿Qué me estás diciendo, Pancho? —Que Ciudad Juárez está a disposición de usted, que ya es nuestra. Don Francisco I. Madero, emocionado profundamente, estrechó en fuerte abrazo al rudo PanchoVilla(5). Después de setenta y dos horas de un intenso combate Ciudad Juárez cayó en poder de la Revolución, el miércoles 10 de mayo. Fue éste el hecho de armas más significativo en (l)Sánchez Azcona, Juan: Apuntes para la Historia de la Revolución Mexicana, págs. 237-240 (1961). (2)Calzadíaz B., Alberto: Hechos Reales de la Revolución, T. I, pág. 67 (1961). (S)Calzadíaz B., Alberto: Hechos Reales de la RevoL·ción, T. I, pág. 69 (1961). (4)Calzadíaz B., Alberto: Hechos Reales de la Revolución. T. I, pág. 70 (1961). (S)Calzadíaz B., Alberto: Hechos Reales de la Revolución, T. I, pág. 71-72 (1961). EL ARMISTICIO Con un gran titular, en tinta roja, El Diario del 22 de mayo de 1911 anunciaba la firma del tratado de Paz: "La Revolución y el gobierno ordenan la cesación definitiva de hostilidades". Muy detalladamente, el enviado especial del periódico relataba cómo los delegados maderistas habían salido en tres automóviles de El Paso, luego de esperar inútilmente la llegada del señor Pino Suárez. En uno de los vehículos viajaba el padre de Francisco I. Madero. Al encontrar cerrada la aduana de Ciudad Juárez, la firma del tratado de paz debió firmarse en las escaleras de acceso a la misma, a la luz de los faroles de los tres automóviles. El doctor Francisco Vázquez Gómez, representante del maderísmo, y el licenciado Francisco Carbajal, en nombre del gobierno, leyeron por última vez el tratado, y también el duplicado, antes de proceder a su firma entre las aclamaciones y la emoción de los presentes. Esto ocurría a las 10:34 p.m. del domingo 21 de mayo. Testimonio Periodístico. Mayo 22 de 1911. CARTA ABIERTA A FRANCESCO f. MADERO "Las revoluciones son siempre operaciones dolorosísimas para el cuerpo social; pero el cirujano tiene, ante todo, el deber de no cerrar la herida antes de haber limpiado la gangrena. La operación, necesaria o no, ha comenzado; usted abrió la herida y usted está obligado a cerrarla; pero ¡guay! de usted, si acobardado ante la vista de la sangre o conmovido por los gemidos de dolor de nuestra patria cerrara precipitadamente la herida sin haberla desinfectado y sin haber arrancado el mal que se . • .. i -ipropuso usted extirpar; el sacrifid o habría sido inútil y la historia maldecirá el nombre de usted, no tanto por haber abierto la herida, sino porque la patria seguiría sufriendo los mismos males que ya daba por curados y continuaría además expuesta a recaídas cada vez más peligrosas, y amenazada de nuevas operaciones cada vez más agotantes y cada vez más dolorosas. "En otros términos, y para hablar sin metáforas: usted, que ha provocado la revolución, tiene el deber de apagarla; pero ¡guay! de usted si asustado por la sangre i i i , , , i derramada, o ablandado por los ruegos de parientes y de amigos, o envuelto por la astuta dulzura del Principe de la Paz, o amenazado por el yanqui, deja infructuosos los sacrificios hechos. El país seguiría sufriendo de los mismos males, quedaría expuesto a crisis cada vez más agudas, y una vez en el camino de las revoluciones que usted le ha enseñado, querría levantarse en armas para la conquista de cada una de las libertades que dejara pendientes de alcanzar." , . „ „ ..„ Bi...ni»..B^»iM./ioíri Urrea. Lie. Blas: Obras Políticas (1921). i o s Tratados de Ciudad Juárez. (Fragmento). Carta abierta c o n motivo de A poco de instalarse en la Aduana de Ciudad Juárez, don Francisco I. Madero formó un gabinete provisional, cuyos miembros le rodean en la foto, preocupado por dar asesoramiento civil al movimiento triunfante. la primera etapa de aquel movimiento libertario social de México. —————————^—— Polliron lac PictnluQ rceiucen las risroias El edificio de la Aduana de Ciudad Juárez se había convertido en el cuartel general del presidente provisional de México, cargo que tenía Madero desde que el Plan de San Luis recibió la adhesión del pueblo mexicano; y contando ya como capital improvisada a Ciudad Juárez, procedió a nombrar *su gabinete en ia forma siguiente: ministro de Relaciones Exteriores, don Francisco Vázquez Gómez; ministro de Hacien- da, don Gustavo A. Madero; ministro de Guerra, don Venustiano Carranza; ministro de Gobernación, don Federico González Garza; ministro de Justicia! don José María Pino suá- rez; ministro de Comunicaciones, don Manuel Bonilla, Aún humeaban los fusiles con los que se había ganado la plaza cuando el 13 de mayo de 1911, sábado, un incidente, que casi se convierte en motín, interrumpió la buena armonía de los jefes revolucionarios y mostró ingratas aristas en el carácter de algunos de ellos. Juan Sánchez Azcona relata así el episodio y sus derivaciones: Ese día iba yo acompañado de mi hijo Juan. Al llegar a la Jefatura nos sorprendió encontrar a su puerta gran hacinamiento de gente. El portal de entrada estaba resguardado por Juan Dosai y sus hombres. Abrímonos paso entre la muchedumbre para llegar a ese lugar, y alguien nos dijo: "Pasa algo grave; el Presidente y el general Orozco tienen una gran disputa". El mayor Dosai nos franqueó la entrada y al llegar al salón de juntas, oímos grandes clamores y vimos con sorpresa que un grupo de hombres se debatía forcejeando desesperadamente: Orozco con el brazo izquierdo tenía enlazado a Madero, mientras que en su diestra mano empuñaba una pistola; Madero exclamaba: "Yo soy el presidente" y Orozco rugía: "Pero no sale usted, señor Madero, no sale usted . . ." Don Abraham González y Gustavo A. Madero, éste también con pistola en mano, trataban de separar a Madero y Orozco; y así, forcejeando, Madero, completamente inerme, con la fuerza de sus músculos logró llegar hasta la puerta, la traspuso pasando frente a Dosai que permaneció atónito y salió hasta la calle. Nadie más que ellos dos pudieron salir. Estaban en la Jefatura todos los miembros del gabinete (con excepción del doctor Vázquez Gómez y de don Venustiano Carranza). Juan Dosai y sus hombres nos interceptaron el paso diciendo: "Nadie sale . . ." Oímos gritos de las tropas que aclamaban a Pascual Orozco Madero y su esposa visitan al general Juan J. Navarro, cuya vida salvó el futuro presidente llevándolo a El Paso, donde continuó siendo su prisionero "bajo palabra de honor". . . . Pino Suárez trepó sobre sillas para ver u oir lo que acontecía. Se había hecho un gran silencio, y Madero, desde lo alto de un automóvil, arengaba a las tropas, más de cien hombres, casi todos de las fuerzas de Orozco. Madero gritó: "Aquí estoy, matadme si queréis . . . O conmigo o con Orozco . . . ¿Quién es el Presidente de la República? . . ." El general Garibaldi gritó: "¡Viva Madero!" y toda la tropa secundó el grito, que fue repetido muchas veces. Orozco parecía anonadado. Entretanto, Villa se acercaba al coche y decía conmovido al Presidente Provisional: "Ajusíleme usted, señor Madero, castígueme, castigúeme . . . " Y Madero, que había recobrado su sonrisa habitual: "Qué te he de fusilar, si eres un bravo ..."Ya Orozco: "General todo ha pasado . . . Venga a tratar conmigo serenamente, dígame." Orozco expresó que no creía justo que las tropas sufrieran penalidades. Enérgicamente contestó Madero que la penuria de las tropas no era tanta como Orozco la presentaba, desde el momento en que había víveres en los almacenes, y qve muy pronto quedaría resuelta la inmediata situación económica, con el funcionamiento de la Aduana; que, por lo demás, en ningún caso estaba dispuesto a someterse a la fuerza bruta. Despidióse Orozco, al parecer calmado; Madero acordó lo más urgente con nosotros, y en seguida se marchó a poner a salvo al general Navarro, porque, después de lo acontecido, era de temerse algún atentado en su contra. Desde aquel momento data el "maderismo" de Pancho Villa, que perduró hasta su muerte, no obstante que estuvo preso durante la presidencia constitucional de Madero. Días después del motín, Villa nos decía a Pino Suárez, a Bonilla y a mí: "Cuando pienso en el mal que quise hacer al señor Madero, me siento el corazón entre dos piedras"(i). Con respecto a la situación del ex defensor de Ciudad Juárez, el general Juan Navarro, a quien se decía que Orozco y Villa insistían en hacer fusilar, acusándolo, juntamente con el coronel Marcelo Caraveo, de haber ametrallado en un panteón a los prisioneros y heridos revolucionaios que capturó en la batalla de Mal Paso, un boletín que hizo imprimir Madero aquel mismo 13 de mayo, dice lo siguiente: Como supe que algunos soldados, mal aconsejados, trataban de infligir alguna ofensa al general Navarro, lo tomé bajo mi custodia, desde un principio, en mi propia casa; pero como no podía estar siempre a su lado, con lo que pasó, concebí temores de que en mi ausencia podría ser molestado. Para evitarlo, lo conduje en persona a un lugar apropiado para que pudiera cruzar el río y refugiarse en el lado americano, en donde continúa siendo mi prisionero de guerra, bajo su palabra de honor. En honor de Orozco debo decir que él mismo propuso que podríamos hacerlo de este modo desde un principio, y el mismo Villa, cuando le comuniqué mi propósito de garantizar la vida de Navarro, me dijo que obrara como quisiera, con lo cual quedaría conforme. En consecuencia, no es verdad, como se asegura, que mis oficiales o soldados me hayan exigido la vida del prisionero, pues así como son (l)Sánchez Azcona, J u a n : Apuntes para la Historia de la Revolución Mexicana, pág. 261 (1961). "¡ENTREGAR LA ESPADA...!" (Fragmento de un discurso dicho por Jesus Umeta, el 17 de mayo de 1911, en txñitsssTmiSfi tre el gobierno porfirista y la Revolución fuese hecha por sometimiento de ésta.) "¿Queréis de veras la paz?, pues las puertas están francas todavía; ¡salid! Si se combatiera por la conquista del poder, la alianza sería fácil, porque las ambiciones personales mutuamente se seducen y acaban por entenderse; pero se combate por la conquista de la ley y la libertad, y la alianza con los enemigos de la libertad y de la ley es imposible. Las revolucfones no transigen; son fatales. ¿Cómo van a perdonar a sus enemigos, si devoran a veces hasta sus propios hijos? Conocemos muchos libertadores que se han convertido en tiranos, pero no conocemos ningún tirano que se haya convertido en libertador. En el supuesto más favorable, por buena voluntad que tenga el señor Limantour(l) en cumplir sus precipitadas, sus febriles promesas reL t . „ : « „ „ . . : „ , . „~ nnr4río /•iimniir volucionanas, no podría cumplirlas, sencillamente porque no se Después de la "Casa Gris", la Aduana de Ciudad Juárez, donde se firmaron los tratados de paz con los enviados porfiristas, fue el cuartel general maderista. B - > valientes en el combate, son generosos en la victoria(l). Nuevas Negociaciones El de Madero llevaba trazas de convertirse en un gobierno de derecho —si es que no lo era ya— y esto, unido al triunfo de Ciudad Juárez y al desprestigio cada día mayor en que iba cayendo el porfiriato, movió a sus agentes, Osear BranifE, Toribio Esquivel Obregón y Francisco Carbajal, a volver a la carga en cuanto a formalizar un pacto con la Revolución. Pero Madero y, más que él, el doctor Francisco Vázquez Gómez, ponían como primera condición la renuncia inmediata y efectiva de Porfirio Díaz. Madero insistía no sólo en que el general Díaz renunciara inmediatamente, sino también en que la mitad de los ministros del gabinete y de los (1) Sánchez Azcona, Juan: Apuntes para la Historia de la Revolución Mexicana, págs. 261-265 (1961). cambia de edad, ni de cerebro, de conciencia cuando se quie- guirá corriendo. El gobierno del señor Limantour no puede hacer cando las flotantes visiones de su juventud, son eternas; después del breve sueño en que contempla | a g r a c ¡ a de Margarita y la sonr ¡ s a de Helena, despierta con las mismas arrugas en la frente y los mismos dolores en el corazón, entre las telarañas y los pergaminos de su gabinete de estudio. » E I único gobierno posible es e | gobierno que emane de la Revolución, porque esa es la ley de \a Historia y la recompensa del heroísmo; y si os empeñáis en seg u ¡ r gobernando, a pesar de haber s ¡do vencidos, puede parecer que queréis aprovecharos del trabajo ajeno. Pretendéis invertir los papei e s y e s t 0 es contrario a la naturaleza y a la moral de la Histor i a . El gobierno del señor Limantour ha dicho que considera como u n deber patriótico no retirarse de su puesto hasta que su conciencia le diga que el país está pacificado; es decir, 'no retirarse i • * i nunca' porque mientras el gobierno no se retire, la sangre se- vélicas, ni con transacciones humulantes, ni con heraldos corruptores, ni por la fuerza de las armas, porque la Revolución, que está en todas las conciencias, es invencible, y arrollará fatalmente al que se levante contra ella. La sangre derramada es creadora; de ella nace la libertad en las realidades del mundo, como de la sangre de Urano nació Afrodita en la gloria de la leyenda. El deber de hacer la paz sólo corresponde, como digno remate de su obra, a la Revolución triunfante; y si el gobierno quiere contribuir a facilitar y a precipitar la concordia anhelada por todos, tiene aún un medio, el único: ¡entregar la espada, como el general Navarro!" n¡ íjíjfas,* asss/s \?*z ni-con rmesas- m a q r a i Sabido es que, para ese entonces, ±s^°L"Zl"^Z»^ ™ÍS!ÍÍ2d2 en su persona facultades superiores a | a s de cualquier primer ministro de monarquía. DICEN QUE RENUNCIA... ""Una foto histórica: Francisco I. Madero I firma el manifiesto al Ejército Libertador en Ciudad Juárez, donde reafirmó los principios que habían inspirado el Plan de San Luis. gobernadores de los Estados fueran hombres de extracción revolucionaria. A este propósito el 19 de mayo envió al presidente de la República el siguiente telegrama: Enterado renunciará usted este mes. Conforme con sus deseos acepto en Guerra general Rascón, Relaciones subsecretario que nombre De la Barra. Permítome indicar, para completar nuevo gabinete, en Hacienda, Ernesto Madero; Fomento, licenciado Manuel Calero; Gobernación, licenciado Emilio Vázquez Gómez; Justicia, licenciado Manuel Vázquez Tagle; Comunicaciones, ingeniero Manuel Bonilla. Además para obtener rápida pacificación permítome sugerirle insinuar legislatura respectiva nombrar antes finalice mes, gobernadores Chihuahua, Abraham Gonzalez; Coahuila, Venustiano Carranza; Zacatecas, licenciado J. Guadalupe González; Sonora, José María Maytorena, y vicegobernador de Sonora, ingeniero Eugenio Gayou. Los demás gobernadores arreglaránse después, previo conocimiento opinión pública sensata(l). (l)Vera Estañol, Jorge: La Revolución Mexicana. Orígenes y Resultados, pág. 185 (1957). Cuando el 17 de mayo de 1911 El Tiempo publicó la noticia de que los señores Díaz y Corral presentarían sus renuncias antes de finalizar el mes, una ola de incredulidad cundió por la ciudad de México. Las opiniones estaban divididas y a los más les parecía imposible que tal cosa ocurriera. Sin embargo, aquel rumor era consecuencia de los sucesos que se precipitaban en Ciudad Juárez. El anviado porfirista, Carbajal, había comunicado al gobierno las condiciones de paz que imponía Ma- dero. La primera, naturalmente, era la renuncia del general . . . El Diario, del 18 de mayo, daba como definitiva la renuncia y anunciaba cambios en el gabinete. "Recibirá la presidencia interina el licenciado Francisco León de la Barra, que se ha merecido y sigue mereciendo la confianza de todos". En su precipitación el periódico tomaba como armisticio lo que sólo era cesación de hostilidades . . . Testimonio Periodístico. Mayo 17 y 18 de 1911. MANIFIESTO (Fragmentos) 'CONCIUDADANOS: "Cuando, según el Plan de San Luis Potosí de 5 de octubre pasado, os invité a tomar las armas para reconquistar nuestras libertades y derechos políticos, todos acudisteis a mi llamado y en seis meses, debido a vuestro heroico esfuerzo, hemos derrocado el régimen dictatorial que por cerca de 35 años oprimió a nuestra patria. "El triunfo ha sido completo y en lo sucesivo la justicia será igual para el rico y para el pobre, para el poderoso y para el humilde; la Libertad cobijará con sus anchos pliegues a todos los mexicanos, y todos, unidos fraternalmente, trabajaremos por el engrandecimiento de nuestra patria. "De haberse continuado la Revolución hasta el fin, seria yo quien gobernara el país en calidad de presidente provisional . . . "Pero al reconocer como legítima la autoridad del señor Francisco L. de la Barra, puesto que llegó al poder por acuerdo mutuo entre ambos partidos contendientes, me es imposible seguir asumiendo el cargo de presidente pro- Don Francisco I. Madero, en acuerdo con T que ha merecido y sigue mereciendo su secretario particular, don Juan San- m la chez Azcona Segundo. En el nuevo gabinete quedará vacante la Secretaría de Relaciones de cuyo despacho se encargará el subsecretario que sea designado por el señor De la Barra. La Secretaría de Guerra será confiada al general Rascón, también designado por De la Barra, que presta garantías a todos los partidos políticos y podrá mantener unido al Ejército. Tercero. Para los otros seis ministerios Madero propondrá desde ahora Sin embargo, no logró su propósito, porque el consejo de ministros del presidente Díaz, temiendo dar entrada franca a la Revolución al formarse un nuevo gobierno, se habia anticipado enviando el 17 de mayo instrucciones precisas al licenciado Carbajal. Estas instrucciones dieron base a la firma del armisticio: Primero. Los señores presidente y vicepresidente presentarán sus res- pectwas renuncias a la Cámara de Diputados en los últimos días de este mes, y entrará interinamente a la Presidencia el señor Lie. De la Barra, confianza de todos. El descanso después de la batalla. El vie- ¡. „„=,£„ L , - l i m _i¡j„ „„ „,;<.:*„ „»,„ i„' ° ™0n h ? Cumplido SU misión pero ¡OS artilleros Vigilan IOS últimos reductos del enemigo. ~M~) DE MADERO AL TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN visional de la República, por cuyo motivo hago formal renuncia de él ante la nación. "El señor Francisco L. de la Barra, no tiene más apoyo en el poder que el de la opinión pública y como ésta unánimemente proclama los principios de la Revolución, podemos decir que el actual presidente de la República está enteramente con nosotros porque a ello lo llevan sus sentimientos de justicia y su alto patriotismo . . . "El pueblo ha demostrado ya su omnipotencia, y yo, antes de renunciar a la presidencia provisional, he concertado con el señor De la Barra las medidas necesarias que aseguren la satisfacción de las aspiraciones nacionales y que en las próximas elecciones generales la voluntad del pueblo será respetada, "Considero muy amplias las concesiones que el Partido Revolucionario ha hecho al régimen antiguo, y si en este documento lo hago constar así, es porque es conveniente que el nuevo gobierno, apoyado eficazmente por el partido emanado de la Revolución pueda obrar con libertad a fin de dar cumplimiento a las aspiraciones nacionales. "Algunos sacrificios reportará a la nación porque no se pueden satisfà- cer en toda su amplitud las aspiradones contenidas en la cláusula tercera del Plan de San Luis Potosí; pero las pérdidas por este capítulo serán muy inferiores a las que hubiese ocasionado la prolongación de la guerra, además de que, por los medios constitucionales, procuramos satisfacer los legítimo derechos conculcados a que se refiere dicha cláusula. "MEXICANOS"Cuando os invité a tomar las armas, os dije que fueseis invencibles en la guerra y magnánimos en la victoria. Habéis cumplido fielmente mi recomendación, causando la admiración del mundo entero. Pues bien, ahora os recomiendo, que así como habéis sabido empuñar las armas para defender vuestros derechos, los que sigáis con ellas, en calidad de guardias nacionales, os pongáis a la altura de vuestros nuevos deberes que consisten en guardar el orden y constituir una garantía para la sociedad y para el nuevo régimen de cosas; los que os retiréis a la vida privada, esgrimid la nueva arma que habéis conquistado: el voto. Usad libremente esta poderosísima arma y muy pronto veréis que ella os proporciona victorias más ¡mportantes y duraderas que las que os ha proporcionado vuestro rifle. "Al retirarme a la vida privada, y en mi calidad de simple ciudadano, seguiré considerándome como jefe del actual Partido Revolucionario, y colaboraré con el gobierno del señor De la Barra, poniendo a su servicio todas mis energías, pues comprendo que desde el momento que fui quien promovió la Revolución y que me considero como jefe del partido de ella emanado, tengo el sagrado deber de contribuir al restablecimiento del orden y de la paz pública y también el de seguir velando por los intereses del partido político que ha depositado en mí su confianza. "Lo único que pido a todos mis conciudadanos es que colaboren conmigo y con el actual gobierno, a fin de que todos unidos dediquemos nuestros esfuerzos a trabajar para el engrandecímiento y gloria de nuestra patria, . Sufragio Efectivo. No Reelección "Ciudad Juárez 26 de mayo de 1911 "Fr»nri«rn i Marier» " rrancisco i. Manera. Manifiestos Políticos F o n d o d e C u | t u r a Económica (1957). I LA NOTICIA CONTEMPORÁNEA PIIPPPÛ Fl\l MARRI IFPflQ u U I L m f n t l i IVIHI\l\UC,l#Ud Cuando el 24 de agosto de 1911 la comisión topográfica del estado mayor del Ejército español es atacada al acercaree al pequeño río Quert, el general García Aldave ordena el inmediato castigo de los agresores. Primero se trata de obtener, mediante negociaciones con los cades (jueces o gobernadores entre los moros) la entreea de los atacante!- fracasadas l a s B e X n e s Se fníc^ria ácc ón mHrtlr r l p S dor ' Tauriat-Zag, Ras Medua, llenan | a s planas de los periódicos. Constantemente nuevas fuerzas son embarcadas P a r a A f r i c a - mientras las bajas se cuentan por millares. RAVÍK PfKMIPnÇ KHTU5 b U d M I l U O F n 1 0 1 1 o l f l e í „ „ a l l c f r i a , . n virt™ -J* ¡ i ? , " f B J £ ^ M ^ J M £ £ Francis Hess inicia una interesantísima serie de experimentos acoplando un electrómetro a un globo-sonda. Queda inicia la acción miniar represiva. p enamente confirmado que Sin embargo, lo que parece que va a ser una operación de policía, se convierte en un sangriento forcejeo que ha de durar muchos meses. Los ata?nmle?a^LeSanr^añnB70dm,?frfnrafn como Larrea, Ordonez (muerto en combate), Orozco, Ros Manzano, etc., son rechazados con más o menos éxito por millares de moros que compensan su inferior armamento y falta de organización militar con un magnífico conocimíento del terreno y una acometívidad extraordinaria. Cada montaña, cada colina, es defendida desesperadamente, llegándose al cuerpo a cuerpo en numerosas ocasiones; el avance es lento y lo que se conquista hoy, se pierde al día siguiente. Nombres como Izhafen, Imarufen, Kalaia-Taxuda, Na- £ 6 cosmjca es más , ^ c o n forme la altura aumenta A Q OOO mptms oor 5¿™J™ es líete veces más intensa ^ T a l n í v e l del mar El^Sabte inves t¡ ad g or h a b r í a d e o b t e n e r Posterior5 investigaciones m t (1936) sobre los rayos cósmicos y y la influeng rfe é s t o | e n , v j d a h u m a n a j „ Premio Nobel ' .•-.#» ASESINATO El representante porfirista, licenciado Francisco Carbajal, presenciando desde El Paso, Texas, el ataque a Ciudad Juárez, grieta definitiva en el edificio del porfiriato. ^_) doce personas honorables y de representación entre las cuales el Lie. De la Barra está conforme en elegir en breve plazo los seis ministros. Cuarto. Los nuevos ministerios estarán prontos para entrar en funciones tan pronto como sean aceptadas por las cámaras las renuncias a que se refiera la base primera. Quinto. Entre tanto se iniciará la ley de amplia amnistía para los reos políticos. Sexto. Armisticio inmediato comprenderá toda la República obligándose Madero a dar orden desde luego por telégrafo a todos los jefes de fuerzas revolucionarias para suspender hostilidades y movimiento de tropas. Por acuerdo del señor Presidente queda usted autorizado para, si son aceptadas por Madero las bases anteriores, arregle detalles- de acuerdo con él y firmar el armisticio. Vera Es tañol-Limantour ( i ). (l)Limantour, José Yves: Apuntes Sobre mi Vida Pública, págs. 343-344 (1965). Alejandro II. Entre los acompañantes de la familia imperial figura el hombre fuerte de Rusia, el primer ministro Pedro Arkadjevich Stolypin. De pronto uno de sus propios guardaespaldas, llamado Dimitn Bogrof le dispara dos veCe f l < >. u . emarro P a; Stolypin gravemente herido, muere cuatro días más tarde tras una terrible agonía. Debido a su inflexibllidad V energ'a —había ordenado e ecutar a centenar e s d e revolucionarios y funcionarios venales— en agosto de 1906, a raíz a radia- El drama se desarrolla en la función de gala que se efectúa en el principal teatro de Kíev, capital de Ucrania, con motivo de haberse inaugurado ese día (14 de septiembre de 1911) un monumento en memoria del emperador rtp ePr nnmhraHn nrimer mini«trn ha. bfa Sufrido rtro ¿aítodo en a^e su B a sutnao otro^ atentado en que su T resultó henda y murleron veintl°c h o personas MIKIPA MUòllA » u, cl El notable compositor austríaco Arno d Scnonber g . defensor y practicante del atonalismo, da a conocer una de as o b r a s ' cumbres de la música moderna: Pierrot lunaire; simultáneamente sir Edward William Elgar, famoso compositor inglés, estrena su Sinfonía en mi bemol mayor; cuyo sencillo misticismo y agudo humorismo son típicamente británicos, si bien se advierten influencias de la escuela alemana en la composición. Antes del ataque. Sentados: Carranza, -fVázquez Gómez, Madero, González, May-á • n n Á L3 rdZ KrematUra in„.n« C......W .. n m , ^ n« „;«• \/;nó torena, Fuentes y Orozco De pie. Villa, Gustavo Madero y SU padre, Ganbaldl, González Garza, De la Luz Blanco, Sanchez Azcona y Alfonso Madero. sinceridad de los propósitos de Díaz, ambas partes firmaron los llamados Tratados de Ciudad Juárez, que a D e n t r o de aquellas maqumaciones tortuosas, teniendo como único móvil la urgente necesidad de suspender las hostilidades, y creyendo todos en la i a letra dicen: En Ciudad Juárez, Chih., a L·s veintiún días del mes de mayo de mil novecientos once, reunidos en el BAJAS Y DESCONTENTOS "El triunfo de la Revolución dio lugar a que se manifestara el entusiasmo popular con desfiles, discursos y n^aCr!lt^e?n^Sm^IntfHle ±ÍI: pero pasado aquel momento de rego- T ' r ^ ' ^ a*°lt d ™ T¡f*SS2T se comenzaron a quejar por la mezquina dotación de provisiones de boca que se les daba, y no estaban conformes con el trato que se estaba dando a la tropa. Sin embargo, los políticos, para comer bien y dormir a gusto, se pasaban al lado norteamericano. Por otro lado, y en verdad, se guardaban muchas más consideraciones a los prisioneros federales que a los maderistas. Así comenzaron, cosa que nunca debió haber sucedido, las dificultades entre la familia revolucionaria. "El <"* " <*« mayo, el señor Madeh en treea de los nombramientos de genera" a tóifoS " T .£ do, se quedó mirándolo y, en tono inquisitivo, le pregunta: "—¿Quién lo hizo a usted coronel? . "R°ias' c o n m u c h o aP|omo- le con" testa: "-£ -"hmo que lo hizo a usted pre- 3 Francisco Villa además de ™ £ entre'elíos a Marcea Cari veo! José María Caraveo, Juan Dosai, José Orozco Cenobio Orozco Toribio Orte g a A n t onio Rojas, Fidel Ávila, etcétera. sidente. E h " ! « " o r Madero le entregó su nombramiento. Antonio Rojas nunca mas volvió a pararse frente al señor Madero S e t o r n o s u e n m ¡ e g ° acérrimo." "El coronel Antonio Roj'as era un hombre muy joven, delgado y de facciones algo delicadas. Cuando se acercó el señor Madero, medio sorprendí- Calzadíaz Barrera, Alberto: Hechos Reales de la Revolución (1961). Cuarto. Que el nuevo gobierno estudiará las condiciones de la opinión pública en la actualidad, para satisfacerlas en cada Estado dentro del orden constitucional y acordará lo conducente a la indemnización de los perjuicios causados directamente por la Revolución, las dos partes representadas en esta conferencia, por las anteriores consideraciones, han acordado formalizar el presente convenio: Única. Desde hoy cesarán en todo el territorio de la República las hostilidades que han existido entre las fuerzas del gobierno del general Díaz y la Revolución; debiendo éstas ser licenciadas a medida que en cada Estado se vayan dando los pasos necesarios para restablecer y garantizar la paz y el orden público. Transitorio. Se procederá desde luego a la construcción o reparación de las vías telegráficas y ferrocarrileras que hoy se encuentran interrumpidas. El presente convenio se firma por duplicado. Licenciado Francisco S. Carbajal (rúbrica). Francisco Vázquez Gómez (rúbrica). Francisco Madero (rúbrica). José María Pino Suárez (rúbrica)(i). La Voz de la Historia Pascual OrOZCO y Francisco Villa el 13 de 1 mayo, momentos antes de SU intento de m ción de renunciar la Presidencia de la República antes que termine el sublevación contra el señor Madero. me —: edificio de la Aduana- Fronteriza, los señores licenciado Francisco S. Carbajal, representante del gobierno del general don Porfirio Díaz; don Francisco Vázquez Gómez, don Francisco Madero y licenciado don José María Pino Suárez, como representantes los tres últimos de la Revolución para tratar sobre el modo de hacer cesar las hostilidades en todo el territorio nacional y considerando: Primero. Que el señor general Porfirio Díaz ha manifestado su résolu- Segundo. Que se tienen noticias fidedignas de que el señor Ramón Corral renunciará igualmente a la vicepresidencia de la República dentro del mismo plazo, Tercero. Que por ministerio de ley, el señor don Francisco León de la Barra, actual secretario de Relaciones Exteriores del Gobierno del señor general Díaz, se encargará interinamente del Poder Ejecutivo de la nación y convocará a elecciones generales dentro de los términos de L· Constitución. 1 A <¡ en curso. Fue seguramente un serio error el compromiso de licenciar las tropas maderistas contraído por los plenipotenciarios de la Revolución. Los licénciamientos no obstante que sólo parcialmente se llevaron a cabo, produjeron hondo malestar y descontento entre los que habían arriesgado la vida para combatir al régimen porfi,rista, originando desde luego y poco más tarde, múltiples y graves problemas de muy difícil solución. Sea de ello lo que fuere, lo cierto es que después del triunfo de Ciudad Juárez crecieron, con explicable rapidez, numerosas fuerzas rebeldes improvisadas que tomaron fácilmente buen número de poblaciones importantes. La prensa del país, antes gobiernista, fue dando el viraje con rapidez sorprendente a favor de Madero y de su causa (2). El triunfo de las armas maderistas era un hecho en todo el país; el peso' de la opinión pública sobre un régimen caduco lo hacía desmoronarse, (1) Romero Flores, Jesús: La Obra Constructiva de la Revolución Mexicana, T. I I I , págs. 261-262 (1960). (2)Silva Herzog, Jesús: Breve Historia de la Revolución Mexicana, pág. 162 (1960). mengua de las vidas, de la propiedad y riqueza nacionales y aun del prestigio que el país había conquistado en el extranjero. El señor Madero, revolucionario y generoso hasta el sacrificio de su propia vida, no pudo pescindir, en determinados momentos, de los influyentes consejos de una familia numerosa de capitalistas. Además, el propio jefe de la Revolución, ignoraba por la censura telegráfica rigurosa que exis- tro de Relaciones en el gabinete del general Díaz, el que, como es de suponerse, no representaba a la Revolución, sino al régimen que la Revolución estaba obligada a destruir(2). ______________________^ • Q n i L3 r3Z MilTiaCIS tía, que en la segunda quincena de mayo todos los estados de la República estaban ya plenamente incendiados por el fuego revolucionario y que transar con el enemigo equivalía a "nadar y ahogarse en la orilla". Esto lo sabían don Porfirio y los suyos; por eso mismo procuraron sacar partido de su derrota. Transando con ellos, la Revolución estaba perdida(l). Los Convenios de Ciudad Juárez dejaron en pie toda la maquinaria política, militar y administrativa porfiriana, aceptando que la presidencia de la República quedara en manos de Francisco León de la Barra, minis- diata del general Porfirio Díaz y de la suspensión de las hostilidades por ambos bandos, o sea que se obtenía la paz, pero una paz precaria, de inmínente pérdida, pese a la confianza y optimismo con que Madero veía aquellos entendimientos. El plan que quiero seguir en las negociaciones de paz —había dicho el caudillo días antes— es obtener tales cambios y tales ventajas, que haga imposible Más que Tratados, lo que en dudad Juárez se firmó fue un armisticio sobre las bases de la renuncia inme- Los familiares de don Francisco I. Madero lo rodearon en Ciudad Juárez. Su madre, doña Mercedes González de Madero, alentó a su hijo en los momentos dramáticos que se vivían. ))))) ) Entrada de las tropas comandadas por el general Arrieta a la ciudad de Durango, en mayo de 1911. La lucha revolucionaria se extendía triunfalmente por el país. y ni los más fieles partidarios de aquella administración creían que fuera posible sostenerla por más tiempo. Pero los porfiristas, duchos en ardides y triquiñuelas políticas, pretendieron "ganar perdiendo", es decir, aprovecharse de cualquier circunstancia para malograr los frutos de la Revolución, haciendo que dentro de ella quedara el virus de su propia destrucción. Conocedores del carácter generoso y hasta sentimental del señor Madero, le insinuaron la conveniencia patriótica de evitar, por medio de una transacción, el que siguiera derramándose sangre mexicana con (l)Romero Flores, Jesús: Anales HistóMexwana ^ %\¿£v$%$n - T - *• (2)Mancisidor, José: Historia de la Re volición Mexicana, pág. 132 (1965). que Díaz siga en el poder, de tal manera que espero fundamentalmente gue logramos su retiro del poder más pronto que si llevamos la Revolución hasta el fin (l). Al hablar de cambios y ventajas, Madero pensaba seguramente en la necesidad de mantener el régimen constitucional y en que era conveniente hacer ver a todo el mundo que los sublevados de 1910 no llevaban otra finalidad que la de cumplir con el derecho de libertad(2).Por ellotambien, en cuanto estuvieron firmados los Tratados, dirigió un manifiesto a la nación en el cual anunciaba a sus correligionarios su renuncia a la presidencia provisional de la República y aceptaba el cargo de jefe del partido político revolucionario. Después de aquello, sólo quedaba decir a los chihuahuenses y sonorenses que habían combatido y triunfado en Ciudad Guerrero, en Mal Paso, en Casas Grandes, en Ciudad Juárez, en Mojinas, y a los que en todo el país seguían peleando y tomando ciu.... • ÍI L i J Mientras se desarrollaban los sucesos de Ciudad Juárez, la Revolución CUndía en dades; "La guerra ha terminado, la paz está firmada, vayanse a su casa". Sólo quedaba decir eso pese a que el ejército federal, el mismo que servía al régimen porfirista y que había combatido contra los revolucionarios, estaba en pie, y perfectamente pertrechado, porque apenas hacía un mes que el Congreso había aprobado una partida de ocho millones de pesos destinada a comprar en Alemania carros blindados de ferrocarril, cincuenta mil máuseres, y cinco millones de cartuchos. Al mismo tiempo se elevó el pago de la tropa y de los oficiales, para tenerlos más dispuestos a lo que el porfiriato llamaba "la pacificación del país". Carbajal,le dijera que no era converúente que se presentara por entonees en la capital, agitada ya por el anuncio de la renuncia del dictador y porque en las poblaciones campesinas las huestes de Emiliano Zapata cosechaban muy señalados triunfos, Antes de partir, el caudillo dispuso que el ya general Pascual Orozco, quedase como jefe de rurales en el Estado de Chihuahua con 650 hombres. Luego mandó llamar al coronel Francisco Villa y le obsequió diez mil pesos. Pero entonces, Villa interrumpe a Madero y le dice: —Yo no quiero alejarme de mis hombres hasta que ellos hayan recibido sus haberes. Todos son hombres que valen mucho, señor Madero. Yo . .. , . . ,,, rao quiero ser quien despida a mis L 3 HOTS Q6I A u l O S soldados y capitanes sin darles una merecida gratificación. Todos mis muchachos me han ayudado comporp . _ n „ a r ~ , í a m i e i„ w-mlnrirtn ^JSríJSrfSt \¿~L «- ^ í - S S tándose como verdaderos guerreros i K L Í " 2 L ? ^ L £ ^ f i™ ™ ~ £ T ! Í , V todos compartieron conmigo peligros y fatigas J ^ J h X a firSo el convenio v , > dejando <8U hog.ar?s, l S^ritoatosSsdfiJxSbreïï™ quehaceres y ¿por qué no decirlo? despedir a ios miles de nombres que ^ confianza que han tenido en mí. merodeaban por la ciudad, todavía 4z,„„„ j„li„. „.-„*;-„ „„„ „„ „™„;„ i j. J u i Añora darles su retiro con un simple l con sus cananas repletas de balas, __ g f » » 1 P«*°> ^ ¾ ^ 1 ¾ (l)Mancisidor, José: Historia de la Re- la República. En el mismo mes de mayo M el general Gabriel Hernández tomaba Tu- HSSE Madero debía ir a México, pese a volución Mexicana ' P ág - 132 <1965y >^JT'FratSco T&e^ô, T *n, •I* lancmgO, en Hidalgo. que Limantour había aconsejado a pág. 175 (1960). La octogenaria Maura Ruiz nos relata la epopeya de su amiga Juana Lucio, una de las mujeres que dieron realce a la Revolución en la amplitud del Bajío mexicano y en las estribaciones de las sierras guanaiuatenses. —Don Abraham González había encargado a Juana Lucio y a su marido Encarnación Olguín, trabajador en las Minas de Pozos, mina cercana a San Luis de la Paz (Estado de Guanajuato), que fueran agentes de enlace del movimiento en esa entidad. Las cartas de los hermanos Madero les afianzaban en su puesto. Juana y su marido salpicaban con manifiestos las mojoneras regionales y reunían la pólvora y las armas con que debían dar el golpe y apoderarse del palacio municipal, destruyendo los piquetes de soldados federales que vigilaban la población. Los grupos révolucionarios, convencidos por Juana, estaban dispuestos a atacar oportunamente. —Las cajas de dinamita se encontraban ya en su poder. —Un soplo dado por el traidor Francisco Benítez puso en advertencia a las autoridades. Juana y su marido, al frente de treinta hombres, abandonaron la población para tomar posiciones estratégicas. Los federales los cercaron y sus ametralladoras segaron muchas vidas. Juana disparó y disparó hasta agotar sus carrilleras. Una bala hizo estallar el cráneo de su marido. La desbandada fue inmediata. Los rebeldes huyeron, unos hacia Querétaro, otros a la hacienda de Ortega. Juana per- ¡muchas gracias! ¡No! ¡Esto no es justol(l). Entonces Miguel Samaniego, uno de los mejores compañeros de Pancho Villa y quien después se habría de distinguir en notables hechos de armas, interpeló a Villa para decirle: Queremos que nos diga el señor Francisco por qué no somos soldados del Ejército Libertador, sino simples ciudadanos armados que nos levantamos en armas para protestar contra un fraude electoral y no con el propósito de echar abajo a los tiranos, opresores de nuestro pueblo, porque como todos mis compañeros, yo creía que íbamos a pelear de verdad y sacar del engra- LA TRAGEDIA DE JUANA LUCID ^ , „ „ « „ : A :..^4.^ ~ i „..„..„„ j „ »... m a n e c i o j u n t o a l c u e r p o d e SU Encarnación Olguin. El sargento Esequiel Duran quiso vejarla. Juana respondió dándole un culatazo, partiéndole la frente. Los soldados le arrebataron el rifle. Del refajo, Juana sacó un revólver dispuesta a defender su vida. No le d i e r o n tiempo a dispararlo. La despojaron, también, de un puñal q u e ocultaba en las ropas chamuscadas por el plomo de la metralla, —Gritando con fuerza "¡Viva | a Virgen! . . . ¡Viva Madero!" Juan a recogió en su rebozo los sesos d e su marido, al que atravesaron e n el lomo de un caballo, —En el pueblo le fue impuesta U na terrible tortura: Asistir al fusilamiento de su padre, don Felipe Lucio, hacia las seis de la tarde de aquel día de noviembre. Por extraña coincidencia los disparos del pelotón no daban en el blanco . . . La muerte se resistía a llevárselo. Juana, al parecer impávida, lo contemplaba todo. Se tomó una decisión para terminar aquello y el coronel Tello disparó a quemarropa en el pecho del fusilado. El tiro no acabó con su vida. Le aplicaron entonces un certero golpe de daga en el corazón y expiró. Su cuerpo, junto con el de Encarnación y demás révolucionarios, fue colgado en la plaza, para escarmiento de todos. —Escarmiento inútil. Poco despues la revolución iniciada por Juana se apoderó del Bajío y de las montañas guanajuatenses, estremeciéndolas hasta la médula. naje del gobierno a todos los favoritos que han sido la causa de todas las desgracias y miserias en que se ha debatido nuestro sufrido pueblo. Ahora nos salen con que ya se acabó la Revolución y según se ve dejarán en el.poder a los hombres que sostenían a Porfirio Díaz{2). Aquella pregunta no obtuvo respuesta de momento, porque la hora de la dispersión había llegado y sólo quedaba acatar las órdenes del alto mando. El día 24 de mayo, en la ciudad de Chihuahua fueron licenciadas las fuerzas revolucionarias que habían operado en la región, y delante de Sra. MAURA RUIZ —Juana Lucio, años después, disfrutó de una pensión militar con carácter de oficial del ejército mexicano. En 1952, a los sesenta y ocho años, una trombosis puso punto final a su agitada vida. En sus últimos meses Juana evocaba todos aquellos sucesos pasados, y "se iba, se iba". . . Testimonio Viviente. Agosto de 1966. don Abraham González cada soldado entregó su rifle y recibió cincuenta pesos, Don Abraham González habló así a los revolucionarios: Señores, la Revolución ya terminó; ya podemos regresar a nuestros hogares. Una revolución es como, haciendo una comparación, si en un motor o en un trapiche se rompe o (l)Calzadíaz B., Alberto: Hechos ReaT n*«wo? ** Revolución' - *• p á g - 7 7 <(2)Caizadíaz B., Alberto: Hechos Rea¿es ¿e ¡a Revolución, T. I, pág. 78 (1961). Hércules. Pero bajo la curva y lisa placa del cabello lacio, bajo la frente pequeña y de estrecha bóveda, chispean unos ojos chicos también, pero enérgicos, potentes, tranquilos, por cuyas obscuridades pasan, de cuando en cuando, relámpagos de una voluntad inquebrantable. "Bajo el bigote escaso se tien- PASCUAL OROZGO "Un hombre entre todos se distinguía por su traje: mientras los demás estaban vestidos de amarilio, con las ropas amplias del ñorteño y tocados con sombreros de fieltro blando, aquél llegó vestido de charro, cubierto con un amplio sombrero jarano, de alta copa puntiaguda, bordada en plata; el pantalón, ceñido, untado a la pierna; la chaqueta, tan rabona que apenas bajaba de las costillas, y el sombrero, de ala anchísima, vuelta hacia arriba. "Era Pascual Orozco . . . un hombre alto y flaco, cuya construcción huesosa revela un vigor creado no por los juegos atléticos, sino por la vida ágil y robusta de los campos, por las tareas rusticas, por el trato incesante con el sol y el aire, por la espontánea vitalidad que da al hombre, como al árbol, el libre crecimiento en el seno de la Naturaleza. "No es grande, ni fiera, ni barbada la testa que se yergue sobre este cuerpo artañesco; no es una de una boca delgada y larga, siempre seria, siempre inmóvil, sin una sonrisa, sin un gesto; una boca entrecerrada que deja ver un fragmento de la recia y blanca dentadura. "Y todo este rostro enjuto, de vigorosas mandíbulas, de mejillas hundidas, de amplios planos, como trazados por una espátula rodeniana en pálida arcilla; todo ese semblante de músculos sin contraer y de relieves sin modelar es como una máscara de bravura serena, de terquedad indómita, de leal honradez. Cuerpo fornido y alto, cara grave y franca, "No es pródigo en hablar; es, por el contrario, avaro de voces, tímido y parco de ademanes, hurano de confidencias; pero los que lo han visto pelear, los que con él convivieron durante la Revolución, afirman que es rápido y seguro en el obrar, pujante y constante en la acción y que su valor es incansable y prudente." cabeza bravia como la de Segism u n d o , ni escultural como la de Muñoz, Rafael F.: Se Llevaron el Cañón para Bachimba (1964). "Villa y Orozco estaban muy inconformes. No había haberes para la tropa. Los soldados y jefes subalternos presionaban a Orozco y Villa . . . El día 13, por la mañana, estaban reunidos con el jefe Rascón Tena, con un grupo de revolucionarios de Namiquipa, en el campamento, cuando llegaron varios jefes con Pancho Villa, diciéndole: "—Pancho, a ti te escucha el señor Madero; debes, en nuestro nombre, hablar con él y que diga en qué situación vamos a quedar. Pues lo que no se aclare desde ahora, no se aclarará nunca. "—Veremos —les dijo Villa. desgasta un piñón, éstos dejan de funcionar normalmente, o bien parando su marcha por completo, y es pues, necesario quitar el piñón averiado y reemplazarlo con uno nuevo, y el motor vuelve a funcionar como si nada hubiera pasado. El general Porfirio Díaz, por haber permanecido tanto tiempo en el poder, se desgastó en la maquinaria gubernamental, y por eso fue necesaria la Revolución para quitarlo del poder y como ya pusimos en su lugar a un hombre nuevo, la maquinaria gubernamental volverá a tomar su curso normal, como si no hubiese sucedido absolutamente nada (l). También allí, en Chihuahua, Pancho Villa se despidió de sus hombres y solamente con cinco de ellos regresó a San Andrés de la Sierra donde el 29 de mayo contrajo matrimonio con la señorita Luz Corral. El cura Núñez, celoso en el cumplimiento de sus deberes, preguntó a Villa: "Coronel, ¿se va usted a confesar? Villa le contestó: "Mire, para confesarme necesita usted no menos de ocho días, y como usted ve, está todo arreglado para que la boda sea mañana. Además necesitaría tener un corazón más grande que el mío, para decirle todo lo que el Señor me ha dado licencia de hacer; pero, si gusta, póngale a montón que iguale, absuélvame y arreglado . . ." (2). (1) Calzadíaz B., Alberto: Hechos Reales de la Revolución, T . I, pág. 75 (1961). (2)Calzadíaz B., Alberto: Hechos Reales de la Revolución, T . I . pág. 27 (1961). / ///// El jefe de la Revolución en el Estado de Hidalgo, general Gabriel Hernández, rodeado de su Estado Mayor. El 24 de mayo de 1911, la toma de la plaza de Tepic por el general Martín Espinosa marcó otra etapa triunfal para el movimiento revolucionario maderista. \\\\\ \ Tmt7 EL PAGO DE LA TROP A "Ya en el cuartel general, Pancho Villa aprovecha aquella oportunidad para expresar al señor Madero su agradecimiento por las muchas atenciones y confianza que se le han dispensado, y sus deseos de retirarse a trabajar con su negocio de carne en la ciudad de Chihuahua . . . El señor Madero le obsequia $10.000.00 que, dada la situación, Villa no espera que se le haga el ofrecimiento por segunda vez; lo acepta, desde luego. Pancho Villa, angustiado, pero valeroso, le dice: "—Muy bien, señor Madero. ¿Y mi gente cómo va a quedar? Les debemos sus haberes. "—Todo se arreglará antes que se dé de baja a las fuerzas. "—Yo no quiero alejarme de mis hombres hasta que ellos hayan recibído sus haberes. Todos son hombres que valen mucho, señor Madero —le decía Villa—. Yo no quiero ser quien despida a mis soldados y capitanes sin darles una merecida gratificación. Todos mis muchachos me han ayudado, comportándose como verdaderos guerreros, y todos compartieron conmigo peligros y fatigas, dejando sus hogares y quehaceres y, ¿por qué no decirlo?, por la confianza que han tenido en mi. ¡Ahora!, darles su retiro con un simple ¡muchas gracias! ¡No! ¡Esto no es justo! "Estas fueron palabras de Pancho Villa. Parece que él, presintiendo que la Revolución no había terminado, sino que aquella ofuscación no era sino simplemente el preludio de la borrasca que se avecinaba, se cuida de que sus capitanes no le pierdan la confianza, Por eso es que, en cuanto se enteró de que se iba a licenciar a las fuerzas, con aquello de que ya se acabó la Revolución, se anticipa, y pide su retiro." Calzadíaz Barrera, Alberto: Hechos Reales de la Revolución (1961). Cuando Ciudad Juárez cayó en poder de las fuerzas revolucionarias, Francisco I. Madero nombró a Genaro B. Bernal comandante del Resguardo Fronterizo de la Aduana. Lo vemos en la foto rodeado por los empleados de esa institución, «A ))))) I Pancho Villa, que momentáneamente volvió a recuperar su verdadero nombre de Doroteo Arango, hizo un viaje de bodas a México y, al regresar, se instaló en Chihuahua donde se dedicó al comercio de ganado y a atender varias carnicerías, compradas con el dinero que le había dado Madero. La tranquilidad de esos días, sin embargo, no era más que aparente. El conflicto que había impulsado a tantos hombres a tomar las armas en defensa de la libertad, no estaba más que sofocado. El sentimiento popular contra el porfiriato volvía a reanimarse. Los gritos de la muchedumbre repetían una reclamación imperativa: "¡Que renuncie Porfirio Díaz! ¡Que renuncie Porfirio Díaz!" CORRIDOS DE LA REVOLUCIÓN LA TOMA DE CÈUDAD JUÁREZ Tiró la máscara el señor Porfirio [Díaz y a Madero quiso con sus esbirros [aprehender, mas don Francisco supo esta artería y de San Luis salióse, lográndose [esconder, Un reto al dictador lanzóle muy [valiente firmando allí ese Plan llamado de [San Luis, llegó hasta la frontera, siguióle mucha [gente y a la nación vecina pasóse sin desliz. De El Paso con sigilo comunicóse [luego con Villa y con Orozco que ya se [habían alzado, reunieron mucha gente, pasaron ar[mamen to y a Ciudad Juárez mandó fuese [atacado. Sitiaron esa plaza las fuerzas ma[deristas, y comenzó el asedio con saña sin [igual, combatiendo con brío a las fuerzas [gobiernistas, que eran soldados leales que no te[nían rival. Mandaba aquella plaza el general [Navarro, un viejo y entendido valiente militar, con cinco mil soldados muy bien [abastecidos que nunca se creía habían de derro[tar Combates se tuvieron a diario y t m u y unidos, que hacían a los sitiados perder se[renidad, mas cuando supieron que estaban ya , Lcortados de Chihuahua, Torreón y de esta |_capital. Sabiendo esto Madero, después de [consultar con Villa y con Orozco, deciden el [ataque, y un asalto formal se dispone esa [noche con cinco mil valientes, cargando [mucho parque. Navarro no se arredra y acude a [todas partes defiende muy valiente la importante [ciudad, pero los maderistas, peleando como [leones, avanzan con esfuerzo, gritando: ¡Li[bertad! Retroceden las tropas creídas iri[vencibles haciendo de la Aduana el último for[tín, y al acabar su parque quedaron pri[sioneros, y el general Navarro no se pudo ya [huir. Don Panchito Madero, magnánimo [y patriota a nadie quiso que hicieran ya morir, y tuvo que obligarles a Villa y a [Orozco a que a ningún vencido lo hicieran [sucumbir La toma de este punto hizo avivar [la hoguera, México entusiasmado alzóse de uno [a otro confín, Y e l presidente Díaz salióse de esta [tierra, P a r a e n P a í s extraño tener su triste Lfin. L ° s hombres poderosos no olviden [la lección ni crean que en este mundo nunca recuerden siempre a don Porfi[rio Díaz que un ^ de, Etemo lo hizo [t¡erra a caer Aquí termina esta corta y mala [narración j j e j a batalla mayor que hubo en la [guerra que obligó a caer a un gobierno de [treinta años y de ejemplo servirá a los tiranos de [ la tierra. E.G. (1) Armando de Maria y Campos, La Revolución Mexicana a través de los Corridos Populares. ¡SffiiMHEÏOLUCIOK IViEXICMS. Publicación Semanal Ilustrada de la revista Documenta Americana. Editada por Publex, S. A., Bolívar No. 154, México 8, D. F. Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial, A. C. Director Responsable: Rubén Guerrero Caballero. Director de la Obra: Vicente Casarrubias C. Asesor: Diego Arenas Guzmán. Coordinador: Enrique Rodríguez Zamacois. Redactores: Salvador de la Cruz, Gabriel Pereyra. Presentación Gráfica y Dibujos: Enrique Velázquez Mora, Jorge Hernández Osorio, Leopoldo ¿abala Sánchez, Heladio Velarde, José Armida Velasco. Fotografías: Fernando Lipkau E., José Luis Monter M., Fotos Casasola, Estudios Abitia. Grabados, caricaturas, testimonios periodísticos: Héctor D. Falcón, Fondo de Cultura Económica, Instituto de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, Hemeroteca Nacional, Taller de Gráfica Popular, A. C. Autorización como Correspondencia de 2a. clase (en trámite) © Copyright by Piccadilly P. & N. S., Montevideo, Rep. 0 . del Uruguay, año 1966. © Derechos reservados por Publex, S. A., México, D. F., Estados Unidos Mexicanos, año 1966. 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N U E S T R A P O R T A D A : Una abigarrada multitud proveniente de toda la República, festejó ruidosamente la llegada de Francisco I. Madero a la capital. Frente al Palacio Nacional el pueblo vitoreaba sin cesar al Caudillo de la Revolución. EN E L P R Ó X I M O N U M E R O : LA AMBICIÓN DEL PODER. El interinato de Francisco León de la Barra permitió la reacción antimaderista llamada "neoporfirismo". La calumnia, la adulación, la intriga, fueron sus armas. Madero visita a Zapata en Morelos para interiorizarse del problema agrario; pero la lucha electoral requiere pronto toda su atención. RESUMEN DE LO PUBLICADO El 20 de noviembre de 1910 se inició la Revolución. La fórmula del Partido Antirreeleccionista Madero-Vázquez Gómez había sido derrotada en elecciones fraudulentas el 26 de junio. Francisco I. Madero, encarcelado poco antes, logró huir a San Antonio, Texas, donde dio a conocer el Plan de San Luis. El pueblo acogió con entusiasmo las consignas revolucionarias de Madero y de los hermanos Flores Magón. La muerte de Aquiles Serdán en Puebla inició el incendio, y el asesinato de Luis Moya avivó la hoguera. Maderistas y federales se enfrentaron sucesivamente en Pedernales, Cerro Prieto, Mal Paso, Ciudad Guerrero y Casas Grandes. El 14 de febrero de 1911 Madero entró en territorio mexicano. Rechazado en Casas Grandes planeó, junto con José de la Luz Blanco, Pascual Orozco y Pancho Villa, el ataque a Ciudad Juárez. El Ejército Libertador avanzó por la línea del Ferrocarril del Noroeste y puso sitio a la ciudad el 19 de abril. En la "Casa Gris", donde estableció su cuartel general, Madero recibió varias embajadas de paz enviadas por Porfirio Díaz, con las que no llegó a ningún acuerdo. El 7 de mayo Madero levantó el cerco a Ciudad Juárez, convencido de que no tomaría la plaza, y decidió marchar hacia el sur. Pero a poco de iniciada la retirada se enteró de los rumores de la renuncia de don Porfirio y volvió sobre sus pasos. Así como Pancho Villa y Pascual Orozco, con su guerra de guerrillas, habían sido los héroes del levantamiento del Norte, Ambrosio Figueroa y Emiliano Zapata lo fueron en los estados de Guerrero y Morelos. Ambos no llegaron a entenderse y mientras el primero, creyendo que se había firmado un armisticio en Ciudad Juárez, entró en conversaciones con el gobierno enviando a su hermano Francisco a México para solicitar a Porfirio Díaz su renuncia —gestión en la que fracasó—, Emiliano Zapata respondió al coronel Fausto Burgos que si quería concertar la paz no se dirigiera a él sino a Madero, que era la cabeza de la Revolución. Sabedores de que Madero se disponía atacar Ciudad Juárez, los Figueroa se apoderaron de Iguala, Chilpancingo y Acapulco, mientras que Zapata, luego de tomar Cuautla el 19 de mayo, amenazaba a Cuernavaca, la capital del Estado de Morelos. Desde la ciudad de México se veían arder las hogueras zapatistas en lo alto del Ajusco . . . Zapata era tanto más temible cuanto que no luchaba como los demás por el voto libre y la no reelección sino para que se devolvieran las tierras a los campesinos despojados. Gracias a la decisión de Pascual Orozco y Pancho Villa, el 10 de mayo, luego de 72 horas de lucha, cayó Ciudad Juárez. Después de salvar la vida a Juan Navarro, defensor de la plaza, contrariando la opinión de sus hombres, Madero firmó con el enviado porfirista Francisco Carbajal los llamados Convenios de Ciudad Juárez, donde demasiado prematuramente y en base a la prometida renuncia del general Díaz, se comprometía a licenciar las tropas. Abraham González fue el encargado de comunicar la sorprendente noticia. El general Orozco quedó al frente de los rurales de Chihuahua, mientras que Villa se retiraba a San Andrés de la Sierra para casarse con Luz Corral. Pero en la capital, pasada la ilusoria confianza despertada por el triunfo revolucionario, el pueblo volvía agitarse. En la noche de México resonaba otra vez el grito impaciente: "¡Que renuncie Porfirio Díaz!" . . . PLAN OE LA OBRA Todas las semanas aparecerá un fascículo de "Crónica Ilustrada Revolución Mexicana", profusamente ilustrado con un extraordinario acervo fotográfico. Cada cuatro números se incluirá la reproducción parcial o total, a todo color, de una obra de arte de la pintura mural mexicana, así como mapas, también a color, de las campañas militares. En las contratapas irán apareciendo corridos, grabados, personajes históricos, así como trajes y armas características de la época. Oportunamente se brindarán al público elegantes tapas-libro para facilitar la conservación de la obra. Con cada tapa-libro se obsequiará un disco de larga duración de canciones revolucionarías. ADIÓS, PORFIRIO Y ¡QUE VIVA MADERO! "Fl PilPhIn v a ti rue™ ya nO me QUiere ÜSSStSiSSÜ'JlK ?«"• * •" >» **••*» « avedra, presidente en turno, acababa PorfinatO habían llegado a SU fin. Las ex- de abrir la sesión. La tensión nerviosa de tantos suce- presiones de júbilo se tradujeron erf manifestaciones callejeras, verbenas y acla- 24 de mayo de 1911. Las galerías del nuevo palacio legislativo, inaugurado el lo. de abril, cuando la apertura del segundo periodo de sesiones del XXV Congreso General, se veían abarrotadas de un público heterogéneo y ruidoso, que esperaba la confirmación de la noticia que circulaba desde la mañana: "En el transcurso del debate se leerá la renuncia presidencial." ¡La renuncia! ¡La renuncia! en que el pueblo, terminada su paciencia, reclamaba de viva voz sus derechos desde las galerías del recinto legislativo. El presidente no lograba dominar la confusión reinante. El diputado Calero comenzó a hablar para decirle al pueblo que la renuncia se presentaría en la sesión del día siguíente . . . pero ya no pudo terminar, porque los presentes, de pie, estallaron en una protesta tumultuosa al grito de ¡La renuncia! ¡La renun- El presidente de la Cámara levantó la sesión. En la esquina de las calles de Donceles y Factor, donde s e alzaba el edificio de la Cámara de Diputados, el pueblo se organizó en manifestación, enderezando rumbo al Palacio Nacional. Al llegar al hermo- U n a VOZ de adolescente dominó el cia!" E _ griterío y pareció estremecer los pris- TDespués de días de gran tensión el pue2 T íel peífdc¡ í 3 1 ^ 1 <&*<**&** Pblo capitalino se enteró, el 25 de mayo ran las 5 de la tarde del miércoles sos recientes culminaba aquella tarde maciones 3 Madero (1) N del E Afirman varios autores q u e aquel muchacho era el ahora ge- neral Adolfo León Ossorio. MANIFIESTO DE DÍAZ (Fragmentos) " M « ^ O „ . : « ^ ...» ™r,*, r.r. o i« Necesano es ya poner fin a la guerra fratricida que nos divide, 5„* ~~„w: t„ „ „ or,om¡«^o -;~r.^Á ^n?mlv?9Sn« níl^hM?» w Sí o v l f a ° £ H « i ¿ í la'J v^ i Z ' »Kjf ?H~~~ j» A< .k« , r , ^ ¡ . „,,« No tengo derecho a pedir nueS eS aue Cr síS n a 0m n E?r íoMa defSSsí A! El nrtm!r« H! a de la f««i¡2L¿ legalidad, mayor numero de AL EJERCITO "Al obrar así daréis una nueva prueba de virtud militar, y la his¡ • , recoeer en ' oáa¡nas ° r f ' ! uc °fn Jimilnlc v K serenas los acontecimientos actuales P ara analizarlos y valorarlos imparcialmente, para voso t r s u n a f r a s e dtendrá e admiración y u°n ejemplo qué ofrecer a los sold d ' d £, p^nenW c e a"VuesJantiguo diós os caudillo os diV n t r eestrecha las manos; „ ¿ g a e n g r a n p a r t e ,a P e ere" ayutPorrizPadoadaeS;es p e7arSI Z creo autorizado esperar que di ^ nsied a d * edl cPSsrExtear o e I f i a d o D O ! l a íe^a s u œ d T m ï ' t S l f a p ^ y fidelidad que a mi gobierno, entre tanto la nación hace saber su voluntad en las nuevas elecciones. var de ¡¡¡° w d de¿or d e la Re ú ,¡ °sabréis P * conser- P ó s i t o t a n sa e rado > e n m e " « ¡ " V e n t u r a s y males urrea.uc.Bias: Obras Poiíticas (1921). Citad0 por so Palacio de los Azulejos, sede del Jockey Club y reducto de la aristocracia porfiriana, se inició una pedrea contra la fachada del edificio. De la Casa de los Azulejos la multitud siguió por Plateros hasta desembocar en el Zócalo y situarse frente al Palacio Nacional. Llevaba adelante un retrato de Madero, arrebatado de un taller de fotografía, y coreaba al unísono: "¡Que renuncie Porfirio! ¡Que renuncie!" La policía no tardó en acudir y cargó contra los manifestantes, que sumaban varios miles. Fueron 12 los muertos y 20 los heridos. Un muchacho, quizá el mismo que había lanzado el primer grito en la Cámara, escaló entonces un barandal y desde allí grito con todas sus fuerzas: "¡A Cadena! ¡A Cadena!" Y la muchedumbre, que los testigos calculaban en cien mil personas, se dirigió a la residencia de don Porfirio, la el pueblo amotinado y amenazante frente a mi casa? —preguntó el mandatario con gesto adusto. —Señor, es porque el pueblo ya perdio la fe en usted . . . —replicó con voz firme el representante del antirreeleccionismo. Don Porfirio, con la mano en el carrillo inflamado, despidió al ingeniero Robles Domínguez, diciéndole: —Yo quiero entregar el país en manos de la Revolución, porque me t e convencido de que el pueblo ya no me quiere y no deseo ensangrentar al país por mi culpa. Dígale al señor Madero que no se vaya a rodear de personas que me estuvieron engañando y que ahora me quieren traicionar . . . (i) ^___—________^^^^^^^^^^ de 19 n y La Renuncia En la casa número 8 de la calle de Cadena la gente hablaba en voz baja, los sirvientes andaban de puntillas. Don Porfirio, reclinado en un canapé Victoriano, envuelto en un capote militar, se había sumido en un mutismo del que no se atrevían a sacario ni sus parientes ni sus colaboradores AHÍ ~~t~Uo.. „..„ „„„„_„i»„ „•„ „1 Alh estaban sus generales, sin el que encontraron convertida en una fortaleza: la defendía un batallón de zapadores, con la bayoneta calada; las azoteas de los edificios próximos se veían coronadas de soldados . . . Caía la tarde. En la residencia, el ingeniero Alfredo Robles Domínguez, delegado personal de Madero, se entrevistaba con el Presidente para solicitarle que concretara su renuncia, ya que él mismo, con todo su prestigio, apenas podía contener la impaciencia popular. —Pero si ya he prometido que renunciaré, entonces, ¿por qué sigue . Desde las primeras horas el pueblo volvió a reunirse en multitud abigarrada frente al Palacio Legislativo, donde se reiniciaba la sesión interrumpida el día anterior. Se levantó el diputado Benito Juárez Maza para reclamar: El pueblo está a la puerta de la Cámara; no sé con qué derecho se le impide la entrada (3). &*• (I) Aragón Leyva, Agustín: La Vida Tormentosa y Romántica del General León Ossorio y Agüero, págs. 76-77 (1962). Adolfo Don Porfirio Díaz permaneció varios días ,„, M . ., i •/ j • j i en VeraCrUZ alojándose en la Casa de la (2) Marquez Sterling, Manuel: Los Ultimos Días del Presidente Madero, pág. familia Pearson, donde recibió la visita Al día siguiente de su renuncia el ex prei sidente llegaba a Veracruz, bajo la protección de Victoriano Huerta. En la fotografía le acompañan, entre otros, los señores Iñigo Noriega, Teodoro Dehesa y los generales Joaquín Mass y Fernando González. oropel de entorchados y condecoraciones que lucían en las galas suntuosas del Jockey Club, dispuestos a pelear o morir para mantenerlo en su sitial tambaleante; allí estaba su mujer, digna y angustiada, dispuesta a seguirlo en la derrota, como lo había acompañado en el esplendor; y estaba también su ministro de Hacienda, el licenciado José Yves Limantour, eminencia gris del régimen, tratando de convencerlo de que era definitivamente peligroso postergar más tiempo la renuncia . . . El general Porfirio Díaz se decidió. Dispuso el papel, un pliego color de rosa, ornado con un monograma en oro, y dictó la renuncia. Ya sin vacilación, estampó al pie su firma, de trazo fuerte y rúbrica española (2). Alboreaba el jueves 25 de mayo 20 a. ,. .. , T ... <1960>- del gObemdOr del Estado, de lOS regido- (3) Aragón Leyva, Agustín: La res y de los cónsules de países extranje- M ros destacados en la ciudad portuaria. •¿· J — (1962). Vida ^ ¾ ¾ ¾ ¾ ^ ST» Los ujieres abrieron las puertas y el público abarrotó las galerías. El griterío era ensordecedor, pero se hizo el silencio como por arte de encantamiento cuando un secretario se dispuso a leer el texto de la renuncia tan esperada. Decía así: El pueblo mexicano, ese pueblo que tan generosamente me ha colmado de honores, que me proclamó su caudillo durante la guerra internacional, que me secundó patrióticamente en todas las obras emprendidas para robustecer la industria y el comercio de la República, fundar su crédito, rodearla de respeto internacional y darle puesto decoroso entre las naciónes amigas; ese pueblo, señores diputados, se ha insurreccionado en bandas milenarias armadas, manifestando que mi presencia en el ejercicio del Supremo Poder Ejecutivo, es la causa de su insurrección. No conozco hecho alguno imputable a mí que motivara este fenómeno social; pero permitiendo, sin conceder, que puedo ser un culpable inconsciente, esa posibilidad hace de mí la persona menos a propósito para reacdonar y decidir sobre mi propia culpabilidad. En tal concepto, respetando, como siempre he respetado, la voluntad del pueblo, y de conformidad con el artículo 82 de la Constitución Federal, vengo ante la Suprema Representación de la Nación, a dimitir sin reserva el encargo de Presidente Constitucional de la República, con que me honró el voto nacional; y lo hago con tanta más razón, cuanto que para retenerlo seria necesario seguir derramando sangre mexicana, abatiendo el crédito de la nación, derrochando su riqueza, segando sus fuentes y exponiendo su política a conflictos internacionales. Espero, señores diputados, que calmadas las pasiones que acompañan a toda Revolución, un estudio más concienzudo y comprobado haga surgir en la conciencia nacional un juicio correcto que me permita morir lleuando en el fondo de mi alma una justa correspondencia de la estimación que en toda mi vida he consagrado y consagraré a mis compatriotas. Con todo respeto. PORFIRIO DÍAZ, México, mayo 25 de 1911 (l). Al concluir la lectura, el entusiasmo fue delirante. Las aclamaciones a Madero llenaron el ambiente. Se levantó el diputado José R. Aspe para —,,. D ™ ;—:—:—;—r~r tt^SÍmlÍ" (i960). -—• —— En la mañana del 31 de mayo Porfirio Díaz se dirigió al muelle del puerto de Veracruz Camino del destierro. Se le rindiernn hnnnmç hiihn Uí1 una hanria He mil a leron nu . | C ^el1 1 0u¾ ? ° c,laa mDoa n d a droe mU " b l l C 0 lo S V. P ? ¡ P? e r a n ^P las Últimas demostraciones, casi un ho-l* menaje postumo . . . y la humildad; el reproche y el halago al pueblo que había gobernado despóticamente. Al general Porfirio Díaz, le faltó grandeza en el momento amargo de la derrota. No puede negarse que los mexicanos lo colmaron de honores, pero no es cierto que lo hubieran proclamado su caudillo durante la Íntervención francesa. „„,. J ; Í ; „ „ El fue uno de los „ „ „z ,Í„V„„ a„ .,;„»,„», „ Ï„ caudillos, no el único, be vienen a la "RAPA Tormentosa y Romántica del General Adolfo León Ossorio y Agüero, pág. 78 (1962). 2 (, ) Silva Herzog, Jesús: Breve Historia de la Revolución Mexicana, T. I, pag. - ^ (i960) GRANDE" Sra. LILIA DÍAZ DE VILMORAIN Los nietos de don Porfirio Díaz, ni- tal manera pensando en México, que se imaginaba que la avenida del Bois, en que vivíamos, era el Paseo de la Reforma, y al cruzar las bocacalles, levantaba el bastón para parar el tránsito, como lo hacía cuando era presidente. —Murió, rodeado de honores, el 2 de julio de 1915. Recuerdo, o me han contado, muchas cosas. De la vida en París, de su visita a Alemania, cuando el Kaiser Guillermo II lo invitó a su palco. Mi padre me relató un hecho que pinta el respeto que mi abuelo tenía por la palabra empeñada. Creo interesante repetirlo. —Cuando la entrevista TaftDíaz, en El Paso (Texas), el presidente Taft le había pedido que fuera a Washington para hablar con él. Mi abuelo no aceptó y a su vez lo invitó para que viniera a México. Los embajadores buscaron un punto que estuviera a la misma distancia de México y de Washington, y escogieron El Paso. "Papá Grande" se negó en princi- jos de Porfirito, regresaron al país y viven en México. Uno de ellos, Lilia, tenía seis anos cuando en el Ipiranga marchó al destierro voluntario junto con "Papá Grande". Sus ¡mpresiones, personales o recogidas de familiares, son de sumo interés. P>0 a ir allí, porque para llegar a El Paso tenia que atravesar el Est a ( j 0 de Chihuahua, del cual era onhernarinr rion I nis Tprrara* gODernaaor aon LUIS lerrazas, hombre que había derrotado a mi abuelo en una ocasión, tomando- ^ Las jóvenes de la sociedad veracruzana I llevaron flores a don Porfirio en el momento de la partida. Toda una época de injusticia, de diferencias marcadas en las clases sociales, se derrumbaba con el régimen aristocrático del dictador derrocado. referirse a lo que acababa de ocurrir y al concluir, alzando la voz, exclamó: El Presidente de la República, general de división don Porfirio Díaz, ha muerto. ¡Viva el ciudadano general Porfirio Díaz'.Cí). La renuncia de don Porfirio fue aceptada por 165 diputados, contra dos votos por su rechazo. El vicepresidente, don Ramón Corral, que se encontraba en París, había enviado ya su dimisión el 4 de mayo de 1911. La noticia de la renuncia del Presidente se extendió por toda la ciudad, que convirtió sus calles en escenario de verbenas populares, en tanto que la casa de Cadena mantenía sus puertas herméticamente cerradas. Parecía que de verdad, como había dicho el diputado Aspe, alguien había muerto detrás de sus muros. La renuncia no estuvo a la altura de las circunstancias; se mezclaban en ella la verdad y la mentira; el orgullo memoria los nombres de Benito Juarez, Ignacio Zaragoza, Mariano Escobedo, Santos Degollado y algunos ™ ás d,e Primera fila, de la misma cate ona Z ^e don Porfirio (2). —Cuando estábamos en París, Hnronto i* m.I^o J?r iQiyi «i XL durante la guerra de 1914 el ge*f E L K ; t t « ¿ X t X ï ï fe K a S Dues?o en las manos la le había puesto en las manos la espada de Napoleón, gobernador militar de la plaza, con sede precisámente en el Hospital de los Inváparte del frente de batalla con el mismo ordenanza que a el le legaba, para que "Papá Grande" le diera su opinión como estratega. o'S Í«c£ffiB ti e! —Recuerdo que durante SUS paseos matinales, se absorbía de L° P r i s i o " e r ?. v Perdonándole la vida a condición de que le entregara , prometiera que d nunca volverla a ese Estado. q ~ N i a u n s i e n d o P^idente de la República "Papá Grande" quiso ¡f promesa. Fue necesario «ue viniera a la caDital don Luis Corazas fe devoMe a su esoada invitándolo para que, cuanñ d d o v ¿ j t a r a E| P a s ¿ f u e ¿ s u h u é s . ¿c a s í ' s u c e d¡ó. K H i^^^T^A^ Testimonio Viviente. Agosto de 1966. El Adiós . . . Cansada del ardor de aquellas dos jornadas memorables, la población se durmió la noche del 25, satisfecha de que se hubiera concretado el anhelo de todo el país: deshacerse del hombre que desde el lo. de diciembre de 1884, durante 30 años, 3 meses y 18 días, había convertido en feudo personal toda la extensión de la República Mexicana: La rama no se movía en el árbol sin su permiso. Manejaba con destreza inverosímil los engranajes remotos de la maquinaria nacional. Su fluido llegaba a los confines del territorio. Y en L· noche profunda, se escuchaba su resuello alertad). Pero si la población metropolitana descansaba en una noche tibia y sosegada, en la residencia del general Díaz todo era agitación y sigilo. Temeroso de algún desmán o atentado al abandonar su casa, con ayuda de algunos de sus criados más fieles, don Porfirio subió a la azotea, saltó los pretiles y se metió en el establecimiento de Sylvain Daumont, de donde salió di- El momento supremo y amargo: el gene- -rral Díaz presentía seguramente que n u n - É ca más volvería a poner sus pies en el suelo mexicano. Las tablas del muelle que recorría entre las aclamaciones y los adioses, eran las que separaban el poderoso pasado del incierto porvenir. . . El hombre que con mano férrea había dominado al país durante más de tres décadas vio alejarse las costas de México desde el trasatlántico alemán "Ipiranga", cuyo nombre recordaba el momento en que el pueblo brasileño se había declarado libre de sus opresores. B-) simuladamente para coger un carruaje que lo aguardaba. El reloj otomano de la esquina dio la hora: eran las cuatro de la madrugada. En la estación del Ferrocarril Interoceánico lo aguardaban el general Félix Díaz y un numeroso grupo de amigos. En el vagón especial se ubi(1) Márquez Sterling, Manuel: Los Últimos Días del Presidente Madero, pág. 19 (1960). LA GRAN NOTICIA Parecía imposible que ocurriera, pero finalmente, después de años de espera y de meses de expectativa, El Diario del viernes 25 de mayo de 1911 publicó la gran noticia: ¡Porfirio Díaz había renunciado! "Grandioso regocijo en toda la capital", informa el periódico antes de dar cuenta de "algunos sucesos sangrientos" o c u r r i d o s durante la mañana. Era muy sintomático del espíritu reinante el titular "Ex Presidente de la República" que se colocaba encima del temido autócrata que por más de treinta años había gobernado con poder absoluto los destinos del país. Ese mismo día otorgaba la protesta de ley, como presidente i n t e r i n o , el licenciado Francisco León de la Barra, y se iniciaba uno de los más engañosos periodos revolucionarios. Detrás del optimismo.acechaban la traición y el crimen . . . Testimonio Periodístico. Mayo 25 de 1911. carón don Porfirio y su esposa, doña Carmen Romero Rubio; la hermana de ésta, doña Sofía Romero Rubio de Elízaga, con su esposo; el teniente coronel Porfirio Díaz hijo, con su esposa, y los señores Gonzalo Garita, don Fernando y don Manuel Gonzáles y los tenientes coroneles Armando Santacruz y José Espinosa Rondero. Una fuerte escolta protegía a los viajeros, al mando del general Victoriano Huerta; un nombramiento que se debió a una casualidad, pues el general Díaz jamás le tuvo confian20(1). A la media noche, cuando el convoy dejaba la Mesa Central y descendía por la vertiente del Golfo de México, unos disparos que procedían de los oscuros lomeríos fueron a rebotar contra el costado del vagón presidencial. El tren pasaba por la hacienda de Tepeyahualco, Estado de Puebla, muy próxima por cierto a las lomas de Tecoac, donde hacía treinta y cinco años el entonces protagonista (1) López Portillo Rojas, José: Elevación y Caída de Porfirio Díaz. Citado por Silva Herzog, Jesús: Breve Historia de la Revolución Mexicana. T. I, pág. 164 (1965). del Plan de Tuxtepec(i) había derrotado al presidente Sebastián Lerdo de Tejada, lo que dio origen a su ascenso a la primera magistratura del país. Los disparos en la solitaria noche removían recuerdos dolorosos en el ánimo de don Porfirio al comprobar que en el sitio donde él había ganado el triunfo decisivo para llegar a ser presidente de México, ahora le disparaban a mansalva, cuando iba rumbo al destierro. No pudiendo contenerse, )idió un máuser a uno de los oficiaes. Se asomó por una ventanilla del vagón y disparó entre las sombras, pero sólo el silencio le contestó . . . Sin embargo no faltaron honores al presidente depuesto al llegar a Veracruz: señoritas de la mejor sociedad le regalaron un cestillo de flores, lo visitaron los cónsules destacados en la ciudad portuaria, los de Francia, Rusia y Estados Unidos en primer lugar, y el gobernador del Estado y los regidores. Pero eran éstos los últimos destellos, las exequias de lo que se dio en llamar el Porfiriato. En la cálida mañana del 31 de mayo de 1911, el general Porfirio Díaz subió al trasatlántico alemán Ipiranga. Iba vestido con un traje negro y tocado con un panamá que agitaba continuamente, para agradecer las muestras de afecto de quienes lo despedían. La guardia presidencial y su escolta le rendían los últimos honores. Zarpó el barco. Y la costa, que nunca volvería a pisar, se fue alejando lentamente. Desde la borda, los ojos melancólicos del ex presidente vieron alzarse, velado por la bruma, el deslumbrante cono del CitlaltépetK 2) cuya estrella de nieves sempiternas hizo latir de emoción a los conquistadores españoles que desembarcaron en aquellas playas. Í En París, donde estableció su residencia, la vida se le agota en lenta y profunda angustia. Y en suelo distante del suyo, que tanto amaba, al (1) El Plan de Tuxtepec proclamó a Porfirio Díaz, en 1876, como general en jefe del Ejército Regenerador, contra el presidente Sebastián Lerdo de Tejada. (2) Pico de Orizaba, el volcán más elevado de México: 5.747 m. snm. El 26 de mayo, a las 12, Francisco León de la Barra rendía la protesta de ley como presidente interino de la República. Se le llamó "el Presidente Blanco" porque, presionado entre neoporfiristas y maderistas, poco o nada hizo en su administración. 1 H fin buscará resignado la hospitalaria tumba. Su vida revistió el tributo de la grandeza, real o verdadera, siempre solemne. Pero su herencia fue dolor; su legado de progreso el incendio y la nada. Y los tribunales de la historia, en sereno juicio, marcarán sus laureles con el sello indeleble de los errores y del vértigo, hundida, en oleajes de arena, su inmensidad(l). Don José Yves Limantour, don Guillermo de Landa y Escandón, y muchos otros altos representantes del FRANCESCO régimen derrocado se exiliaron poco después de la partida de don Porfirio. Quedaban flotando en el aire las palabras que el general Díaz dijo al despedirse de uno de sus amigos: Yo logré cerrar la jaula de los leones. Ya les abrieron la puerta. ¿Quién volverá a encerrarlos? (2). (1) Márquez Sterling, Manuel: Los Últimos Días del Presidente Madero, pág. 120 (1960). (2) Portes Gil, Emilio: Autobiografía de la Revolución Mexicana, pág. 104 (1964). LEON DE LA BARRA "De talento medio, reflexivo, elevado por la lectura y los viajes, podía apreciar una situación delicada y compleja y acertar con la solución adecuada; de temperamento esencialmente contemporizador, extremado por su larga carrera diplomática, no sólo era refractario a cuanto significara agresión o acometividad, sino que en caso de pugna, prefería la componenda, y aun el abandono, a la resistencia: diríasele un muelle hecho a ceder con suavidad más que un resorte templado para operar de agente motor. "Este conjunto de cualidades positivas y de factores negativos de la idiosincrasia del presidente De la Barra entra como coeficiente constante en la solución de los varios problemas que el interinato es llamado a resolver, durante sus seis meses escasos de actuación." "Al ascender a la presidencia provisional, De la Barra frisaba en los 50 años de edad; jamás había desempeñado puestos políticos, si se exceptúa el de secretario de Relaciones Exteriores en el último gabinete de Díaz, por lo que personalmente carecía de partidarios a la par que de enemigos políticos; su vida pública se había confinado en los últimos años a la representación diplomática de México en el extranjero, en cuyas cancillerías gozaba de general estimación. Por sus antecedentes de familia y educación refinada pertenecía a las clases superiores de la capital; por su credo religioso formaba parte de la comunidad católica; en materia política no había tenido oportunidad de dar a conocer sus convicciones, pero se le reputaba por liberal moderado y hombre respetuoso de la ley. Vera Estañol, Jorge: La Revolución Mexicana (1957). Francisco León de la Barra nació en Querétaro, en 1863 y murió en 1939. Abogado. Diputado al Congreso de la Unión en 1891. En 1892, representó al porfirismo en el Congreso Ibero-Americano. En 1901, en México, presidió el Comité Internacional de Jurisprudencia, en el Congreso Panamericano. En 1906 fue delegado a ese mismo congreso, reunido en Rio de Janeiro. En 1907 fue representan te ante el tribunal de La Haya y representante diplomático en Bélgica y Holanda. Embajador de Mé xico en Washington (1909) fue secretario de Relaciones Exteriores de Porfirio Díaz y presidente interino en 1911. Posteriormente fue secretario de Relaciones Exterio res bajo el gobierno de Victoriano Huerta y ministro de México en Francia. Murió en Biarritz. (N. del E.) Acompañado por el ministro de Instruc-^ ción Pública, doctor Francisco Vázquezp Gómez, el Presidente Interino visita la Escuela de Bellas Artes en agosto de 1911. La vida al estilo porfiriano continuó hasta que Madero asumió el poder. Î "El Presidente Blanco" "¿Y quién es ahora el Presidente de la República? Sí, ¿quién es?", se preguntaba la gran masa del pueblo, que desconocía los entretelones de la política nacional y los dictados de la Constitución Política. "Es ese señor tan pulcro y elegante que muchas veces salía retratado con don Porfirio", respondían los ociosos que tomaban el sol en la Alameda Central de la ciudad de México. "¿El Ucenciado De la Barra?" "¿El secretario de Relaciones Exteriores?" "Sí, el mismo" . . . Al día siguiente de la renuncia, don Francisco León de la Barra se pre- Licenciado Francisco León de la Barra, presidente constitucional interino, del 26 de mayo al 5 de noviembre de 1911. Aristocrático y neoporfirista por tradición, su conveniencia momentánea lo acercó a Madero; la traición nació bajo su interinato . . . IB sentó a las 12 horas ante la Cámara para rendir la protesta de ley como presidente interino de la República, en acatamiento a lo establecido por los Tratados de Ciudad Juárez. El gabinete, nombrado con acuerdo de don Francisco I. Madero, era el siguiente: Relaciones Exteriores, Bartolomé Carbajal y Rosas: Gobernación, Emilio Vázquez Gómez; Justicia, Rafael L. Hernández; Instrucción Pública, Francisco Vázquez Gómez; Fomento, Manuel Calero; Comunicaciones, Manuel Bonilla; Hacienda, Ernesto Madero; Guerra y Marina, Eugenio Rascón. Emilio y Francisco Vázquez Gómez fueron a integrar el gabinete por RENUNCIA DE RAMON CORRAL "Las dos veces que las convenciones nacionales me ofrecieron mi candidatura como vicepresidente de la República, para que figurase en las elecciones con la del señor general Díaz, como presidente, manifesté que estaba dispuesto a ocupar cualquier cargo en que mis compatriotas juzgasen útiles mis servicios, y que si el voto público me confería un puesto tan por encima de mis ningunos merecimientos, mis propósitos serían secundar en todo la política del general Díaz, para cooperar, en mi posibilidad, al engrandecimiento de la nación, que de manera tan portentosa se había desarrollado bajo su gobierno. Los que se preocupan de los asuntos públicos y han observado la marcha de ellos durante los últimos años, sabrán decir si he cumplido mi propósito. Lo que yo puedo asegurar es que procuraré siempre no crear el menos obstáculo, ni a la política del Presidente, ni a las formas de su desarrollo, aun a costa del sacrificio y de convicciones, tanto por eso la base de mi programa y porque así correspondía a mi deber y a mi lealtad, como por buscar prestigio a la institución de la Vicepresidencia, tan útil en los Estados Unidos como desacreditada en los países latinos. "Los sucesos que han conmovido al país durante los últimos meses, han hecho que el Presidente considere patriótico separarse del alto puesto que le designó el voto casi unánime de los mexicanos en los últimos comicios; y conviene, al mismo tiempo, a los intereses de la patria, igual acto de parte del vicepresidente, con el objeto de que nuevos hombres y nuevas energías s i g a n estimulando la prosperidad nacional; y siguiendo mi programa de secundar la política del general Díaz, uno mi renuncia a la suya, y en la presente nota hago dimisión del cargo de vicepresidente de la República, suplicando a la Cámara tenga a bien aceptarla al mismo tiempo que la del Presidente. "Ruego a ustedes, señores secretarios, se sirvan dar cuenta con esta solicitud que presento, con las protestas de mi más alta consideración. "Libertad y Constitución.—París, mayo 4 de 1911. "Ramón Corral." Romero Flores, Jesús: La Obra Constructiva de la Revolución Mexicana (1960). derecho propio, en razón de ser revolucionarios por convicción, al igual que Manuel Bonilla; Ernesto Madero y Rafael Hernández por ser parientes y gozar de la confianza del caudillo; Manuel Calero —hombre indeciso en sus ideas políticas, pues había sido partidario de Porfirio Díaz y después reyista—, porque se había convertido al maderismo. Don Bartolomé Carbajal y Rosas y el general Rascón pertenecían al cuerpo diplomático y al cuerpo del ejército porfirista, respectivamente. Por vocación espiritual y por su carrera como diplomático, el licenciado Francisco León de la Barra pertenecía a la "belle époque" parisiense del porfirismo. .Se decía de él que había dejado un retrato suyo en una sastrería de París para que sirviese de figurín a los embajadores que encargaran un uniforme. Le era difícil atender a otra causa que no fuera la de su persona. El pueblo dio en llamarle El Presidente Blanco, porque nunca dio color alguno a la política nacional, por lo menos en lo que trascendía públicamente. Aunque no estaba lejana la fecha señalada por la Constitución para convocar a elecciones definitivas, al asumir el poder don Francisco León de la Barra, dirigió un manifiesto a la nación en el que formulaba profesión de fe democrática y hacía al pueblo n llamamiento caluroso: Ajeno a ío3a ambición política y ansioso solamente del bien a mi pais, seré en el puesto que transitoriamente ocupo, un celoso defensor de las leyes, especialmente de las electorales, para que la voluntad del pueblo pueda manifestarse libremente en los próximos comicios, al renovarse los poderes federales y locales. El día más feliz de mi vida pública será aquel en que dentro del menor plazo que consienta la ley electoral y la situación por que atraviesa el país, pueda trasmitir el poder que hoy he recibido, al ciudadano que la República elija. Volin la madrugada del 7 de junio un violento temblor causó grandes daños en México. Un trueno sordo y el tañido inesperado de las campanas despertó a la población que, empavorecida, huyó ha-; cia la calle en busca de refugio . . . veré entonces a la vida privada con la tranquilidad que proporciona el deber cumplido y con L· satisfacción de ver a mi patria explotando de nuevo sus riquezas por el esfuerzo del trabajo y al amparo de la paz(l). Otro mensaje a la nación fue divulgado en esos mismos días por la prensa del país. Lo había escrito en Ciudad Juárez don Francisco I. Madero, en vísperas de abordar el tren del Norte, que lo conduciría a la capital de la República, a la que iba en calidad de caudillo victorioso de la Revolución. En ese mensaje, el hombre que hacía seis meses había despertado la conciencia cívica de México y puesto en armas a millares de mexicanos para arrojar del poder al viejo dictador, decía: El triunfo ha sido completo y en lo sucesivo la justicia será igual para el rico y para el pobre, para el poderoso y para el humilde; la libertad cobijará con sus anchos pliegues a todos los mexicanos y todos, unidos fraternalmente, trabajaremos por el engrandecimiento de nuestra Patria. De haberse continuado la Revolución hasta el fin, sería yo quien gobernara el país en calidad de Presidente Provisional y quien convocaría a elecciones generales, según lo estipulado en el Plan de San Luis; pero me pareció obrar de acuerdo con los altos intereses de la Patria, suspendiendo las (1) Ramírez Planearte, Francisco: La Revolución Mexicana. Interpretación Independiente, citado por Mancisidor, José: Historia de la Revolución Mexicana, pág. 143 (1965). hostilidades y poniendo punto final a la sangrienta guerra fratricida que tenía por campo de batalla el territorio entero de la República. Pero al reconocer como legítima la autoridad del señor Francisco León de la Barra, puesto que llegó al poder por acuerdo mutuo entre ambos partidos contendientes, me es imposible seguir asumiendo el cargo de Presidente Provisional de L· República, por cuyo motivo hago formal renuncia de él ante L· Nación. El señor Francisco León de la Barra, no tiene más apoyo en el poder que el de L· opinión pública y como ésta únicamente proclama los principios de L· Revolución, podemos decir que el actual Presidente de la República está enteramente con nosotros . . . (l) LA NOTICIA CONTEMPORÁNEA ATENTADO La noticia conmueve a América: El 19 de noviembre de 1911 el presidente de la República Dominicana, general Ramón Càceres, he sido asesinado por un grupo de jóvenes capitaneados por Luis Tejera. Càceres inicia su vida política acaudillando una rebelión contra el general Henreaux, presidente-dictador, al cual consigue dar muerte (1899); la ciudadanía, agradecida, le da el título de Héroe del 26 de Julio. A raíz de esta acción afortunada, ocupa diversos cargos: gobernador de provincia, ministro de la Guerra, Marina, Interior, y más tarde vicepresidente. En 1907 promulga una nueva Constitución y al año siguiente es electo para la primera magistratura del país. El presidente Càceres representa el deseo de progreso de un pueblo; hombre de ideas liberales, alienta las obras de utilidad pública, consigue reorganizar la hacienda nacional y pugna, en todos los órdenes, por impulsar el avance de la nación. Su muerte representa pues, un nuevo tropiezo en la marcha de la pequeña República. QUÍMICA El químico alemán Heinrich Otto Wieland, prosigue exitosamente sus experimentos sobre los alcaloides (compuestos nitrogenados, producidos por las plantas, que forman sales con los ácidos; la mayoría contienen, además de carbono, hidrógeno, nitrógeno y oxígeno). Aunque de extraordinaria utilidad en medicina, muchos de ellos son venenos activísimos: nicotina, cocaína, morfina, estricnina, etcétera. La maldad humana y los intereses bastardos, acrecentados por la caótica situación política que se iba a presentar, pronto habían de oscurecer con la perfidia y el crimen aquel amable panorama que Madero veía desde Ciudad Juárez. Pero, entre tanto, se aproximaba la apoteosis. Tiembla la Tierra Madero inició una marcha triunfal desde la frontera hasta la capital de la República, en la mañana del jueves primero de junio de 1911. A medida que el tren se internaba en territorio nacional, en las estaciones de los pueblos y ciudades las muchedumbres se volvían más compactas. Los vítores con que se le aclamaba resonaban con mayor intensidad junto a los viejos edificios de ladrillo, donde apenas ha- Por su brillante labor investigadora, Wieland alcanzaría en 1927 el Premio Nobel. ALPINISTA Fallece en Chamonix (Francia), Edward Whymper, famoso viajero, geógrafo y alpinista inglés. Las hazañas del gran pionero del montañismo se inician en 1861 con la conquista del monte Pelvoux (Alpes franceses), que es el primero en escalar, y prosiguen con la trágica ascensión al monte Cervino en 1865 (también es el primero en alcanzar la cumbre, pero en el descenso mueren varios de sus compañeros). Más tarde realizará otra serie de difíciles escaladas en Europa, reconocimientos en Groenlandia y en 1879-1880 numerosas ascensiones en América del Sur: Chimborazo, Cotopaxi, Antisana, entre otros. El ejemplo de Whymper impulsa, primero en Europa, más tarde en todo el mundo, el amor a la montaña y el deseo de explorarla y escalarla; gracias a él puede decirse que surge un nuevo deporte: el montañismo. LITERATURA El famoso literato galo Anatole France (su verdadero nombre era Jacobo Anatolio Thibault) publica una de sus obras más discutidas: Los dioses tienen sed. En ella subraya su terminante oposición a todos los fanatismos, inclusive el fanatismo de la razón. Para ese entonces France, que ha escrito ya, entre otras, El crimen de Silvestre Bonnard, La azucena roja, Vida de Juana de Arco, La isla de los pingüinos, es una de las mayores glorias literarias de su patria. Diez años después le será concedido el Premio Nobel. cía unos meses habían pernoctado las tropas federales armadas hasta los dientes. "¡Viva Madero!" "¡Viva Madero!" "¡Viva Madero!", era el clamor unánime de un pueblo que veía en aquel hombre pequeño, de sonrisa bondadosa, que recibía ovaciones acompañado de su esposa Sara, al salvador de la patria en una de las crisis más graves de su historia. En la noche del martes 6 de junio el tren en que viajaba Madero comenzó a ascender por las pronunciadas cuestas que dan entrada al valle de México. La antigua Tenochtitlan, la orgullosa Ciudad de los Palacios, dormía apacible en espera del caudillo. En el Paseo de la Reforma y en la avenida Juárez, en la calle del Cinco de Mayo y en la de Plateros, el viento agitaba las banderas y ador(1) Richkarday, Ignacio A.: 60 Años de L· Vida de México, pág. 123 (1962). nos que habían colocado los ciento veinte clubes antirreeleccionistas. Los principales hoteles de la ciudad estaban repletos de maderistas que habían llegado a la gran capital para asistir a la entrada del jefe de la Revolución . . . De pronto, a las cuatro de la madrugada, se alzó un grito aterrador: ¡Está temblando . . . ! El sismo fue intenso. Los viejos edificios coloniales crujían y el suelo aquí y allá se abría en profundas grietas. En las torres de las iglesias, las campanas sonaban solas y los más altos edificios, y la Columna a la Independencia, inaugurada nueve meses atrás, se bamboleaban y amenazaban desmoronarse. La gente, a veces en paños menores, se arrodillaba en mitad de la calle implorando la misericordia divina. Los fuereños (i)salían espantados de los hoteles en busca de lugares más seguros. La ciudad quedó a oscuras. De cuando en cuando se escuchaban, muy a lo lejos, en lo hondo de la tierra, que tiritaba, extraños ruidos, como de derrumbes, o sordos truenos . . . El temblor, uno de los más fuertes y prolongados que haya sufrido la capital de la República, dejó un saldo de cincuenta muertos y numerosos heridos. El Cuartel de Artillería de las calles de San Cosme se desplomó. En el salón de recepciones del Palacio Nacional hubo serias cuarteaduras. En uno de los parques de la ciudad, un ranchero maderista decía con aire compungido a todos los que pasaban: Hermanos míos, el cielo y la tierra se vuelven contra nosotros por haber hecho salir a nuestro viejo Porfirio Díaz (2). A la media mañana de aquel miércoles 7 de junio de 1911, un tanto repuesta de los horrores de la madrugada, la gente se preparaba a ir a la Estación Colonia a recibir al Caudillo de la Revolución. Allí, entre gallardetes y banderas, caracoleaban los caballos de un cuerpo de rurales, vestidos éstos con sus llamativos trajes de charro, guiados por su jefe, el mayor Francisco Cárdenas, el mismo que no hacía un año había dado muerte al bravo "Santanón", jefe de la insurrección revolucionaria en Veracruz. El tren en que viajaba don Francisco I. Madero se detuvo a las doce El temblor dejó un saldo de cincuenta T muertos y gran cantidad de heridos. Hu- É bo averías de consideración en el Palacio Nacional y, al derrumbarse el Cuartel de Artillería de San Cosme, murieron 33 soldados. A las 12:15 se detuvo en el andén de la Estación Colonia el tren especial en que viajaba Francisco I. Madero. Desde hacía largas horas una gran multitud aguardaba su llegada. 3~) y cuarto en punto en el andén de la Estación Colonia. Se abrió la puerta del pullman y se le vio asomar, bajito de estatura, moreno y de barba en punta, de bombín y chaqué negros y pantalón rayado. Le seguía la suave figura de su esposa, doña Sara Pérez de Madero. Los vivas atronaron los aires y llegó el repique de campanas y acordes de bombos y platillos. (1) Foráneos, provincianos. (2) Quevedo y Zubieta, S.: En Tierra de Sangre y Broma, T. I, pág. 92 (1956). ENTRE RUINAS Y VÍTORES Dos grandes acontecimientos publicaban los diarios capitalinos el 8 de junio de 1911: La entrada de Madero a la ciudad y un terremoto que estremeció una enorme extensión, dejando más de 50 muertos e incontables heridos. El Diario, informaba que más de cien mil personas habían aclamado al Jefe de la Revolución don Francisco I. Madero, al hacer su entrada triunfal a México. Y respecto a la otra noticia decía: "El formidable terremoto de México fue registrado en los Estados Unidos". Este periódico iniciaba su crónica de la llegada de Madero diciendo que había tenido lugar a las 12.45 horas, "en medio del entusiasmo más grande de que se tiene noticia en la historia de los grandes sucesos nacionales". Indicaba que ese acto "tuvo como prólogo la sangrienta tragedia de la calle de Santa Clara en Puebla, el 18 de noviembre de 1910, y por epílogo la toma de Ciudad Juárez, el 10 de mayo del año actual". Testimonio Periodístico. Junio 8 de 1911. Sonriente, amable, el Caudillo permitió que un grupo de empleados le pusiera una banda tricolor; luego su expresión cambió: entre las chisteras y las levitas, entre las sedas y los sombreros de plumas de las señoras, había una mujer distinta a las demás: era doña Filomena del Valle, viuda de Aquiles Serdán. Doña Sara Madero le dio un beso en la mejilla y recibió las sencillas flores que le entregaba la heroína de Puebla. La multitud, apenas contenida, pujaba entre gritos y vítores por llevar en vilo al héroe revolucionario hasta la elegante carroza que lo aguardaba, tirada por seis caballos blancos, cuyas bridas sostenían seis palafreneros de peluca blanca. Parecía una carroza olvidada por don Porfirio; alguien no había comprendido que las cosas ya eran definitivamente distintas. Más lejos, silenciosos y como engentadosd), estaban varios hombres que no llevaban el elegante traje caqui ni el sombrero texano de los norteños que llegaban con Madero, sino chaqueta y pantalones y unos sombreros de alta copa en forma de piloncillo. (1) M u y usado familiarmente en México por aturdirse, entontecerse el rústico o el forastero al hallarse entre personas distinguidas, o por el bullicio de una ciudad grande. EL VIAJE TRIUNFAL "Al iniciar su viaje triunfal hacia la capital de la República, ni el Jefe de la Revolución ni quienes le rodeábamos nos dábamos cuenta de los peligros que iba a correr la consolidación de nuestra victoria. Veníamos contentos y llenos de fe; nos parecía un sueño haber derrocado tan prontamente una dictadura que universalmente había sido considerada como invencible e inexpugnable; y si acaso, algunos de nosotros abrigábamos el temor de que el despecho de los vencidos nos sorprendiese en el camino con un atentado personal. Mas, como sabíamos que todo ese camino estaba bien cubierto por fuerzas revolucionarias que nos irían escoltando en los tramos de su ocupación, no era mayor nuestro desasosiego. Desde que, por Piedras Negras, volvimos a entrar en territorio nacional pacificado o en pacificación, palpamos la inmensa popularidad de Madero . . . "Piedras Negras, la tranquila y apacible población fronteriza, se había vestido de gala para recibir al Jefe de la Revolución. El flamante Gobernador revolucionario del Estado de Coahuila, don Venustiano Carranza, acompañado de gran comitiva, había venido desde Saltillo, para dar la bienvenida a Madero. También el pueblo limítrofe de Eagle Pass, en el lado norteamericano, ostentaba gran animación y revelaba entusiasta regocijo. A mitad del puente internacional, erguido y risueño, todo de gris vestido, esperaba el Gobernador Venustiano Carranza. Hondamente emocionados, el Gobernador y el Jefe de la Revolución se estrecharon en fuerte abrazo . . . "El Estado de Coahuila mostraba singular orgullo de que el Jefe de la Revolución triunfante hubiera visto la luz primera en su territorio. Para los coahuilenses. Madero no sólo era el Libertador, sino también el coterráneo. Se atrepellaba el pueblo y se apretujaba para acercarse a su ídolo y tomarlo entre sus brazos, y el "chaparrito" sudoroso y sonriente, tendía sus brazos también a pobres y ricos, a grandes y chicos, a amigos y a desconocidos. Los gritos de "¡Viva Madero!" se mezclaban a los de "¡Viva Coahuila!" El entusiasmo popular no tuvo límites cuando llegamos a San Pedro de las Colonias, cuna de Francisco I. Madero y sede de sus principales negocios agrícolas. Allí lo esperaron aquellos de sus familiares que no se habían adelantado a recibirlo hasta la línea fronteriza; allí estaban sus amigos de la infancia, sus condiscípulos de las primeras letras, sus compañeros de trabajo, sus empleados y peones. Entre éstos, Madero siempre fue adorado, porque los trató sin cesar con grandes miramientos, afectos y atenciones. Varias veces les había condonado sus deudas. Había fundado escuelas para los hijos de sus peones . . . "De los carros para tropa agregados al tren, se sucedían las escoltas de las fuerzas revolucionarias comarcanas, que se relevaban casi de estación en estación. Los jefes pasaban a saludar personalmente a Madero, y muchos de ellos eran sus antiguos conocidos, que temporalmente habían abandonado los instrumentos del trabajo normal, para empuñar el rifle libertario . . . Durante todo el trayecto Madero resolvía y despachaba asuntos de la Revolución, como si se hubiera encontrado en sus oficinas habituales . . . Como cada población reclamaba el derecho de aclamar y agasajar al Jefe de la Revolución a su paso, el viaje se hizo lentamente y el convoy se detenía en las paradas más tiempo que el normalmente acostumbrado. Para no lastimar a los habitantes de algunas poblaciones, se evitaba que el convoy pasara por ellas ya entrada la noche. Fuera la hora que fuera, en cada estación repercutían las aclamaciones, sonaban y resonaban las músicas, estallaban cohetes. A nadie le era posible, en semejantes condiciones, conciliar el sueño. Por tal motivo se decidió que el convoy pernoctase sin marcha, en lugares despoblados. Cinco días duró el viaje desde la frontera hasta la ciudad de México . . . En Torreón hubo gran recepción. Allí conocí a Emilio Madero, hermano del Jefe de la Revolución, que comandaba las fuerzas revolucionarias de La Laguna. En Zacatecas y en Aguascalientes, nos recibieron los respectivos gobernadores revolucionarios. En el primero de dichos puntos se efectuó un banquete, al que concurrió el Gobernador porfirista saliente. En Celaya tuvimos grandes emociones. Numerosos maderistas de México habían llegado en varios trenes especiales para recibirnos allí y acompañarnos a la Metrópoli. Hubo un banquete monstruo, ofrecido por los comerciantes, industriales y hacendados de la rica región guanajuatense. No bajaron de mil las personas que tomaron asiento en las mesas oficiales. Otra recepción emotiva fue la de San Juan del Río, cuna de la abnegada y valiente esposa del Jefe de la Revolución . . . "Se había calculado nuestra llegada a México para las primeras horas de la mañana del 7 de junio. ¡7 de junio! Exactamente un año antes, había sido aprehendido Madero en Monterrey. Pero bien pronto comprendimos que llegaríamos con gran retraso y bien entrado ya el mediodía, porque las detenciones del tren en el camino eran frecuentes e inevitables. "En la madrugada de ese día hubo un fuerte temblor de tierra, que para nada sentimos los que veníamos en el tren. El "folklore" recogió el fenómeno sísmico de ese día, en este cantar: "Unos decían que sí, otros decían [que no . . . "Y cuando llegó Madero, hasta la [tierra tembló." "En México, la dirección de la recepción estuvo a cargo del ingeniero Alfredo Robles Domínguez, quien desempeñó brillantemente la tarea. Toda la policía fue retirada y se confió al pueblo mismo la vigilancia del orden. No hubo el menor incidente desagradable y el pueblo dio una elocuente prueba de que empezaba a estar apto para la democracia." Sánchez Azcona, Juan: Apuntes para la Historia de la Revolución Mexicana (1961). La estatua al rey Carlos IV, el popular "Caballito", se veía materialmente asaltada por el público deseoso de ver pasar al Caudillo de la Revolución, símbolo de las esperanzas que todos alentaban después de la dictadura porfirista. El Zócalo de la ciudad de México, el antiguo centro de la grandeza indígena, flanqueado por la Catedral y el Palacio Nacional, se llenó de una multitud nunca igualada, que vitoreaba a los jefes de la Revolución. ^ 4 El que estaba en medio de ellos tenía los ojos grandes y profundos. Miraba toda aquella baraúnda de damas y caballeros entre confundido y desconfiado. Cuando vio aproximarse a Madero, se abrió paso hasta ponerse frente a él. Sin que mediara presentación alguna, ambos hombres se confundieron en un abrazo. Era el abrazo del instinto con la razón, de la fuerza con la inteligencia. "Espero que nos veamos pronto, don Emiliano —dijo Madero con voz emocionada—, por- que tengo muchas cosas de qué hablar con usted. Búsqueme mañana en mi casa. Lo invito a almorzar." La multitud los separó. Emiliano Zapata, seguido de los suyos, montó en su hermoso alazán para marchar, un poco alejado, detrás de la comitiva entusiasta. La Apoteosis ¡Has triunfado, señor! ¡Los que te llamaban visionario, te afirman héroe!, decían los titulares de los periódicos del día, y era verdad: cien, doscientas, trescientas mil personas se apeñuscaban en el Paseo de la Reforma, en la avenida Juárez y en la calle del Cinco de Mayo, desde la Estación Colonia hasta el Zócalo(l), tratando de ver, de aplaudir y de vitorear al Caudillo de la Revolución. La magnífica carroza que le conducía, junto con su esposa y su hermano Gustavo, pasaba lentamente . . . Aturdían las aclamaciones, el tañer de las campanas, las marchas de las bandas de guerra. Llovían flores. Grupos de gente humilde se arracimaban en las cornisas y salientes de los edificios, y se había trepado a los pedestales de las estatuas. La de Francisco I. Madero entra al patio central 1 del Palacio gubernativo para presentar P sus saludos al Presidente Interino, mientras el público lo rodea desbordante de entusiasmo. Años más tarde saldría del Palacio rumbo a la muerte. . . Francisco León de la Barra recibió al jefe de la Revolución y a su esposa, doña Sara Pérez de Madero, en los salones del Palacio Nacional. Al fotografiarse, se separó un poco en el asiento, como queriendo marcar distancias. m_4 Carlos IV, en el término del Paseo de la Reforma y principio de la avenida Juárez, estaba materialmente cubierta de curiosos, ávidos de aplaudir al triunfador desde las grupas de bronce del popular "Caballito", y entre los brazos y los hombros del monarca español. Hubo momentos en que la concurrencia ya no sabía en qué lugar colocarse, por lo que todos los árboles de la Avenida Reforma y de la Avenida Juárez quedaron ocupados por (1) Se llama así a la gran plaza de México donde se encuentra el Palacio Nacional, la catedral y otros imponentes edificios. LA CASA NUMERO 9 9 "Algunos han olvidado y muchos no han sabido nunca que la casa número 99 del Paseo de la Reforma representa un recuerdo histórico de los principios de la vida politica del maderismo, que es como decir de la Revolución convirtiéndose en gobierno. "En la planta baja de esa señorial mansión, que era propiedad del señor Garza Guerra, muy ligado en amistad con los Madero, se estableció la Secretaría Particular del Jefe de la Revolución. El dueño de la casa y su familia se concentraron para vivir en el piso alto. "A su llegada a la capital, el Caudillo de la Revolución se alojó en la residencia de sus padres, en la calle de Berlín de la Colonia Roma, un bello "chalet" que fue incendiado y destruido durante la Decena Trágica. El, siguiendo sus hábitos democráticos, recibía a todo el mundo sin distinción alguna y casi sin turno. Cuando tenía que salir a la calle para el desempeño de alguna diligencia urgente, la gente lo seguía y lo aclamaba con delirio . . . "Pero no toda esa gente acudía exclusivamente a saludar al ídolo; muchos iban al arreglo y definición de importantes asuntos de la Revolución y de la iniciada pacificación, o a tratar con el Jefe de asuntos muy importantes para ellos, atañederos a sus intereses personales que trataban de adaptar al cambio de régimen. El ir y venir era incesante, desde las primeras horas de la mañana hasta las últimas horas de la noche. "Por ello, Madero se vio constreñido a establecer oficinas de despacho fuera de su domicilio. En el 99 del Paseo de la Reforma se instalaron, pues, las oficinas del Caudillo. Recibí instrucciones de organizar la Secretaría Particular sobre bases de estricta disciplina y del mayor orden que fueran humanamente posibles en aquellos momentos y circunstancias. Hasta donde fue posible, organicé turnos y horas para las audiencias; pero muy a menudo aquellas gentes rompían mi disciplina, y se colaban de rondón a la sala de recibir del Jefe de la Revolución, sin querer esperar ser anunciados. Fue preciso poner una escolta de revolucionarios todavía armados, para guardar el orden entre los revolucionarios solicitantes de audiencias. "La Secretaria ocupaba un departamento compuesto de varias piezas, todas decorosamente amuebladas. Era tanto el trabajo que allí había, que se hizo necesario establecer un puesto telegráfico especial. Por más que el Gabinete del Presidente De la Barra había sido compuesto de pleno acuerdo con Madero y de que éste no cesa- ba de recomendar a sus partidarios que apoyasen al gobierno interino y con el mismo se entendiesen en todos sus asuntos, muchos revolucionarios no querían tratar sino con Madero mismo. "Allí, en el número 99 del Paseo de la Reforma, se trataron entonces muchas cosas, que fueran de gran trascendencia en el futuro nacional inmediato y mediato . . . Pasados los primeros momentos de estupor, los conservadores volvían a levantar cabeza . . . Ya el 5 de junio, es decir, dos dias antes de la llegada de Madero a la capital, el licenciado don Jorge Vera Estañol, que formara parte del último, efímero gabinete del general Porfirio Díaz, lanzó a la circulación un folleto con el programa del naciente "Partido Popular Evolucionista", en el que se trataba de congregar a los elementos jóvenes del antiguo grupo llamado "científico". Y en ese folleto, ya se hacían graves cargos al régimen de interinato que estaba apoyado por la Revolución. ¡Nueve dias después de haber tomado posesión de su alto cargo el Presidente De la Barra! El proposito de obstrucción era evidente." Sánchez Azcona, Juan: Apuntes para la Historia de la Revolución Mexicana (1961). jóvenes de la clase del pueblo para mejor presenciar la entrada del Libertadora). Rodeado de un pueblo que se le entregaba casi con fanatismo, don Francisco I. Madero llegó al Palacio Nacional a las tres de la tarde. Salió al balcón principal acompañado de su esposa y del presidente interino, don Francisco León de la Barra, para recibir el tributo de la multitud. Al caer la tarde, el Caudillo, su esposa y demás familiares, se retiraron a su domicilio de la calle de Berlín 21, para descansar. Entre la presente generación no se tiene memoria de un acontecimiento semejante, no se recuerda haber presenciado igual entusiasmo popular al que se desbordó por todos los ámbitos de la capital; la historia de México en sus páginas no registra recepción hecha a héroe alguno, tan espontánea, tan entusiasta, tan sincera, tan significativa, como la que el pueblo hizo al señor Madero (2). La noche cayó sobre los millares de capitalinos que habían vivido uno de los más agitados y emocionantes días de su existencia. En la duermeve(1) El País, 8 de junio de 1911. (2) Autor desconocido citado por Romero Flores, JesYjs: Anales de la Revolución Mexicana, T. I, pág. 193 (1960). El licenciado De la Barra ofreció una ele- T gantísima comida a Francisco I. Madero M y a su esposa en los salones del Centro Comercial, en julio de 1911. Había más neoporfiristas que "pelados" maderistas en aquella recepción... Î la, muchos guardaban aún vivas las imágenes del hermoso día de la apoteosis y parecían resonar todavía los gritos de "Viva Madero", entre miles de sombreros batiendo el aire . . . La tierra volvía a ser acogedora y pacífica, después de su estremecimiento pavoroso. . .Pero no todos los capitalinos confiaban demasiado en ella porque de pronto, impensadamente, podrían repetirse sus terríficas trepidaciones. De igual modo, tampoco dormían en paz algunos de los políticos que habían acudido a la capital para estar presentes en aquel día. Muchas ambiciones mezquinas, muchos desacuerdos, muchas maquinaciones se incubaban silenciosamente. Victoria- no Huerta, Francisco León de la Barra, Francisco Cárdenas, José María Pino Suárez, Emiliano Zapata, cada uno con sus pensamientos, miraban el cielo estrellado de aquella noche triunfal. Algo abominable comenzaba a nacer en las sombras, algo más terrible que el sismo que en la madrugada anterior había causado muertes y derrumbes en la gran ciudad . . . Al día siguiente, Francisco I. Madero y Emiliano Zapata almorzaban juntos en la residencia del primero. CORRIDOS DE LA REVOLUCIÓN ENTRADA TRIUNFAL DE MADERO A LA CIUDAD DE MEXICO Ven ¡oh, Patria, oh, Patria! gran[diosa que tus hijos se abrigan a ti; pues que tú eres del pueblo la diosa, que te adora con gran frenesí. ¡Redentor de mi Patria adorada!, tú, sublime serás en la Historia, porque siempre tu ardiente mirada será ejemplo de viva memoria. Ya penetra triunfante Madero, de la ruda campaña que tuvo, y en sus leyes se ve que es sincero y su noble estandarte sostuvo. Muchas calles se adornan con flolres, consulados con nobles escudos; te saludan con albos fulgores, y labriegos en trabajos rudos. Un banquete se ofrece a tu honor; y con mirtos y blancos azahares, con estrellas de vivo fulgor, se te rinde el cariño a millares. Una marcha triunfal te recibe, todo el pueblo con noble emoción; y con páginas de oro se escribe ¡oh, Madero!, tu gran convicción. Rasgue el cielo su comba azulada y asteroides albeantes te rieguen, porque tú eres el alma inspirada que con fe tu cariño mantienen. Recepciones se te hacen con gusto cuando llegas aquí a Buenavista venerado ha sido tu busto, coahuilense, grandioso y altruista. Te reciben de hacienda en ha[cienda tus amigos, tus nobles hermanos, porque fuiste en ruda contienda el dios santo de los mexicanos. Teberento, hortensia, amaranto, bugambilia, azucena y violetas, a tus plantas te sirvan de manto con las liras de todos los poetas. Se engalanan por todo tu paso estaciones de bellos mirajes, de cariño te dan un abrazo, las nereidas de blancos ropajes. El neosotis y bello agapando toda bella aromática flor, a tu paso te vayan dejando el cariño, la paz y el amor. ¡De Madero su grande figura se revela su acción y nobleza! ciudadano de grande cultura hombre estoico de viva firmeza. (1) Armando de Maria y Campos, La Revolución Mexicana a través de los Corridos Populares. RESUMEN 'MEXICM . Publicación Semanal Ilustrada de la revista Documenta Americana. Editada por Publex, S.A., Bolívar No. 154, México 8, D.F. Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial, A.C., Reg. No. 00007- Director Responsable: Rubén Guerrero Caballero. Director de la Obra: Vicente Casarrubias C. Asesor: Diego Arenas Guzmán. Coordinador: Enrique Rodríguez Zamacois. Redactores: Salvador de la Cruz, Miguel Donoso Pareja, Juan R. Campuzano y Gabriel Pereyra. Presentación Gráfica y Dibujos: Enrique Velázquez Mora, Jorge Hernández Osorio, Leopoldo Zabala Sánchez, Heladio Velarde, José Armida Velasco. Supervisión en asuntos militares y cartográficos: General de Brigada I.C., Miguel A. Sánchez Lamego. Compilación cartográfica y dibujo de mapas: Capitán 2o. fotogrametrista Ernesto Martínez Huízar. Fotografías: Femando Lipxau E., Fotos Casasola, Estudios Abitia, Archivo José Mendoza, Museo Casa de Carranza y Jesús Cruz R. Grabados, caricaturas, testimonios periodísticos: Héctor D. Falcón, Fondo de Cultura Económica, Instituto de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, Hemeroteca Nacional, Taller de Gráfica Popular, A.C. Autorización como Correspondencia de 2a. clase (en trámite). © Copyright by Piccadilly P. & N. S-, Montevideo, Rep. O. del Uruguay, año 1966. © Derechos reservados por Publex, S.A., México, D.F., Estados Unidos Mexicanos, año 1966. Registros en la Dirección General del Derecho de Autor de la Secretaría de Educación Pública de los Estados Unidos Mexicanos (en trámite). Autorizada por la H. Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas, según Oficio No. 1066. Reg. como Correspondencia de 2a. Clase en la Administración de Correos de Guatemala (en trámite). Distribuidores exclusivos: Distribuidora Publex, S.A., Bolívar No. 154, México 8 , D.F. Impresa por Compañía Impresora Simón, S.A., Poniente 150 No. 820. México 14, D.F. Printed in Mexico. Impreso en México. 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Aureliano Blanquet provoca una terrible matanza en la ciudad de Puebla, durante la campaña electoral de Madero. Zapata se niega a desarmar sus tropas, y aparece la figura siniestra de Victoriano Huerta. Triunfo aplastante de la fórmula Francisco I. Madero-José María Pino Suárez. DE LO PUBLICADO El 20 de noviembre de 1910 se inició la Revolución contra el continuismo de Porfirio Díaz. Derrotado en las elecciones fraudulentas del 26 de junio, Francisco I. Madero, líder del antirreeleccionismo, se refugió en San Antonio, Texas, lanzó el Plan de San Luis, donde exponía los puntos fundamentales de su movimiento. El pueblo acogió con entusiasmo sus ideas, así como las de los hermanos Flores Magón. La muerte de Aquiles Serdán simboliza el comienzo del fin. Se sucedieron los encuentros entre maderistas y federales en Pedernales, Cerro Prieto, Mal Paso, Ciudad Guerrero y Casas Grandes. El asesinato de Luis Moya avivó el fuego. El 14 de febrero de 1911 Madero entró a territorio mexicano. Rechazado en Casas Grandes, decidió poner sitio a Ciudad Juárez con la ayuda, entre otros, de Pascual Orozco y Pancho Villa. En la "Casa Gris", donde estableció su cuartel general, Madero recibió varias embajadas de paz enviadas por Porfirio Díaz. Así como Pancho Villa y Pascual Orozco, con sus guerrillas, habían sido los héroes del levantamiento en el Norte, Ambrosio Figueroa, en Guerrero, y Emiliano Zapata, en Morelos, lo fueron en el Sur. Profundos desacuerdos los dividían: mientras uno luchaba por el voto libre y la no reelección, el otro lo hacía para que se devolvieran sus tierras a los campesinos despojados . . . Ambrosio Figueroa envió a su hermano Francisco a entrevistarse con el general Díaz para solicitarle la renuncia, cosa que no ocurrió, mientras que Zapata se negó al contacto directo, remitiendo al emisario porfirista a tratar con Madero. Los Figueroa se apoderaron de Iguala, Chilpancingo y Acapulco, mientras que Zapata, luego de tomar Cuautla el 19 de mayo, amenazaba Cuernavaca. Desde la ciudad de México se veían arder las hogueras zapatistas en lo alto del Ajusco . . . Luego de la caída de la ciudad, el 10 de mayo, se firmaron los llamados Tratados de Ciudad Juárez, entre Madero y el enviado porfirista Francisco Carbajal. Demasiado prematuramente y en base a la prometida renuncia del general Díaz, Madero se comprometía a licenciar sus tropas, como así se hizo . . . En la capital arreciaban los gritos de "¡Que renuncie Díaz!" El 24 de mayo de 1911 hubo manifestaciones, con. muertos y heridos. El delegado de Madero, Alfredo Robles Domínguez, se entrevistó esa noche con don Porfirio. El jueves 25 de mayo se leyó en la Cámara la renuncia tan esperada. Porfirio Díaz había gobernado al país durante 30 años 3 meses y 18 días. Rodeado de honores, se embarcó en el trasatlántico alemán Ipiranga rumbo a Europa. El licenciado Francisco León de la Barra, secretario de Relaciones Exteriores del general Díaz, se convirtió en presidente interino. Se le llamó el "Presidente Blanco", por su ineficacia política, que más favoreció al naciente neoporfirísmo que a los revolucionarios. El miércoles 7 Madero hacía su entrada triunfal en la capital para enfrentarse con muy graves problemas. Al día siguiente almorzaba con Emiliano Zapata . . . PLAN DE LA OBRA Todas las semanas aparecerá un fascículo de "Crónica Ilustrada Revolución Mexicana", profusamente ilustrado con un extraordinario acervo fotográfico. Cada cuatro números se incluirá la reproducción parcial o total, a todo color, de una obra de arte de la pintura mural mexicana, así como mapas, también a color, de las campañas militares. En las contratapas irán apareciendo corridos, grabados, personajes históricos, así como trajes y armas características de la época. Oportunamente se brindarán al público elegantes tapas-libro para facilitar la conservación de la obra. Con cada tapa-libro se obsequiará un disco de larga duración de canciones revolucionarias. EL NEOPORFimSMO... Esa Cadena de Oro o se advertían aún los nubarrones de tormenta que pronto oscurecerían el horizonte luminoso que había rodeado la entrada apoteòsica de Francisco I. Madero a México, el miércoles 7 de junio de 1911. Sin embargo . . . El jueves por la mañana fue interminable la caravana de amigos sinceros e interesados, de políticos, de simpatizantes de todas las clases sociales de buscachambas (1), que desfilaron por la casa de la calle Berlín nú- N mero 21. A todos atendía el Caudillo con aquel gesto afable y enérgico a la vez que lo caracterizaba. De todos recibía la impresión que lo afirmaba en lo que él creía: la Revolución había terminado y comenzaba la reorganización nacional, que debía ser justiciera, respetuosa de los derechos de unos y de las necesidades de los demás. Llegó Emiliano Zapata invitado para el almuerzo. La presencia de ese hombre bien plantado, que conservaba en la ciudad sus ropas rurales, que miraba a todos con una autoridad que obligaba a apartar la mirada, produjo cierta impresión. Emiliano Zapata acudió a recibir a Fran- T cisco I. Madero, que lo invitó a un almuer- P zo en su casa, para discutir los problemas agrarios del Estado de Morelos. En la foto aparece junto a su hermano Eufemio, el general Manuel Asúnsolo y el licenciado Gabriel Robles Domínguez, entre otros. Ambos eran parcos en el comer. Humeaban las enchiladas, la cecina delante de don Emiliano, mientras que Madero se servía sobriamente sus platos vegetarianos . . . (1) Personas q u e buscan trabajo fácil y bien remunerado, sobre todo en la administración pública. El 9 de junio regresó a México el general "r Bernardo Reyes, demasiado tarde para i ayudar a Porfirio Díaz. Sus partidarios rodearon el automóvil que lo condujo hasta su residencia en la colonia Santa María. Terminado el almuerzo, pasaron al despacho del Caudillo. Madero comenzó por decirle a Zapata que era urgenj^ el licénciamiento de las tropas que comandaba, ya que con el triunfo de la Revolución no tenía caso —además de ser costoso— conservar hombres armados que no fueran los rurales o los soldados federales. Zapata no se negó a que sus tropas fueran licenciadas porque, dijo, tenía confianza en que él, Madero, cumpliría con lo prometido por la Revolución, principalmente en lo que se refería a la devolución de las tierras. Pero luego añadió: —Señor Madero, el Ejército Federal es nuestro natural enemigo. ¿O cree usted que por el hecho de que el pueblo derrocó al tirano, esos señores van a cambiar de manera de ser? . . . —No, general —repuso Madero—, la época en que se necesitaba de las armas, ya pasó; ahora la lucha la vamos a sostener en otro terreno . . . La Revolución necesita garantizar el orden, ser respetuosa de la propiedad . . . El líder suriano se puso de pie, y sin dejar la carabina (de la que no se UN REGRESO INQUIETANTE El domingo 4 de junio de 1911 el general Bernardo Reyes regresaba a México, por el mismo puerto que se había marchado el general Porfirio Díaz. El País del día siguiente destacó su regreso y sus declaraciones —"dice que viene en son de paz"—con grandes titulares señalando que había recibido el aplauso del pueblo de Veracruz. El regreso del famoso general, al que por momentos se había considerado el remplazante de don Porfirio, planteaba a Francisco I. Madero inquietantes interrogacio- nes. Se entrevistó con don Bernardo, en presencia del presidente interino, en el castillo de Chapultepec, y al pactar con él, cometió uno de los más grandes errores de su vida política. El general Bernardo Reyes se alzaría en su contra y ambos encontrarían la muerte, con pocos días de diferencia, durante la Decena Trágica. El País informa que el general Díaz había dejado La Habana y que el señor Madero fue recibido en Torreón con "himnos, vítores y aplausos". Prudentemente, el diario se mantenía equidistante en sus juicios. Testimonio Periodístico. Junio 5 de 1911. El Relojero Improvisado ; El caricaturista se refiere a la actuación de Madero en la cosa pública; esto es, al hecho de estar esa cosa como descompuesta y sin solución, por haber intervenido en su arreglo el caudillo revolucionario. (MULTICOLOR, lo. de junio de 1911). CEI general Reyes, por temor al encono de don Porfirio, consideró que era mejor exiliarse y renunciar a la candidatura a vicepresidente que le ofrecían... Aparece, en el balcón de su casa, recibiendo aclamaciones de sus partidarios. había separado ni durante la comida) se acercó a Madero y señalándole la cadena de oro que llevaba en el chaleco, le dijo: —Mire, señor Madero; si yo, aprovechándome de que estoy armado, le quito su reloj y me lo guardo, y andando el tiempo nos llegamos a encontrar los dos armados y con igual fuerza, ¿tendría usted derecho a exigirme su devolución? —¡Cómo no, general, y hasta tendría derecho a pedirle una indemnización por el tiempo que usted lo usó indebidamente! —le contestó el jefe de la Revolución. —Pues eso es justamente lo que nos ha pasado en el Estado de Morelos —replicó Zapata—, en donde unos cuantos hacendados se han apoderado por la fuerza de las tierras de los pueblos. Mis soldados, los campesinos armados y los pueblos todos, me exigen diga a usted, con todo respeto, que desean proceda desde luego a la restitución de sus tierras. Madero reiteró a Zapata que todas las promesas se cumplirían, que tu- viera fe en él y que todo se arreglaria satisfactoriamente; que además, se seleccionarían, entre los elementos revolucionarios, de distintas regiones del país, que estuvieran mejor organizados, algunos contingentes para integrar determinado número de corporaciones irregulares del Ejército. —Nosotros deseamos, señor Madero —dijo Zapata—, que usted visite nuestro Estado para que se dé cuenta de nuestras necesidades y cuanto antes se devuelvan las tierras a los pueblos. en mí han depositado los rancheros, que tienen fe en nosotros, pues creen que les vamos a cumplir lo que se les tiene ofrecido, y si abandonamos a ese pueblo que ha hecho la Revolución, tendría razan para volver sus armas en contra St quienes se olvidan de sus compromisos. Madero, sonriente, levantóse de su silla y le dijo: —No, general Zapata, entiéndame lo que le quiero decir; que lo ofrecido se cumplirá y además, a quienes han prestado valiosos servicios como us- diata. Le interesaba saber en qué disposición se hallaba el general Bernardo Reyes que acababa de regresar de Europa, por el puerto de Veracruz, en los días en que don Porfirio Díaz partía al destierro en el Ipiranga. El general Bernardo Reyes era un militar de mucho prestigio y popularidad. Un amplio sector popular había puesto en él sus esperanzas, con la intención de verlo en lugar del viejo —Le ofrezco ir y estudiar detenidamente el caso de Morelos para resolverlo con apego a la justicia. Y en atención a los servicios que ha prestado usted a la Revolución, voy a procurar que se le gratifique convenientemente de manera que pueda adquirir un buen rancho —dijo el Caudillo al suriano. Sin ocultar su disgusto, Zapata dio un paso atrás y golpeando el suelo fuertemente con su carabina, en tono respetuoso, pero con la voz un tanto alterada, dijo: —Señor Madero, yo no entré a la Revolución para hacerme hacendado; si valgo algo, es por la confianza que ted y muchos otros jefes, se les retribuirá debidamente. —Lo único que nosotros queremos, señor Madero, es que nos devuelvan las tierras que nos han robado los "científicos" hacendados —confirmó el suriano (1). Durante una ceremonia oficial, el gene-" ral Bernardo Reyes y el presidente interi-1 no, Francisco León de la Barra, conversan animadamente. Nada hacía prever en aquel momento el alzamiento del general en Tamaulipas y su dramático fin durante la Decena Trágica. Estos mineros del Estado de Zacatecas, que tomaron las armas para combatir a la dictadura, volvieron a presentarse a trabajar en junio de 1911. La desmovilización y el desarme de las tropas revolucionarias, y el pago a los guerrilleros, trajo graves problemas al gobierno. 1 H A río Revuelto . . . Madero quedó preocupado después que Zapata salió de su casa y se hizo la promesa de estudiar a fondo el problema suriano para resolverlo cuanto antes. Pero había otros asuntos que requerían su atención inme- (1) Magaña, Gildardo: Emiliano Zapata y el Agrarismo en México, T. I, pág. 133 (1951). "DAME "Daban las doce, pregonadas en la vecina torre de la Parroquia del Puerto de Veracruz con solemnes badajazos. El sol meridiano caldeando la calle hacía replegar bajo el techo a toda la humanidad en vagancia por las calzadas y aceras. Entre las mesas preparadas para el almuerzo, creció el hormigueo de ambulantes. Se distinguió una gitana de raro indumento. "Fue recorriendo los grupos. Llevaba una baraja, un rosario de amuletos con que solía prestigiar sus horóscopos, guiada por astuta perspicacia. Y cuando le dijeron: "—Ahí están el general Reyes y el general Huerta— se movió hacia ellos poco a poco, almacenando fluido, como si los midiese antes de abordarlos. "—Dame tu mano, padrecito. "A esta solicitud de la gitana respondió el general Reyes alar- TU MANO, RADRECITO" gando la siniestra, única de que podía disponer en su integridad funcional. Sin embargo, con la diestra contraída, se quitó el sombrero para darse frescura y quedó descubierto ostentado el albo copete que remataba el efecto imponente de la piocha blanca. María Petra contempló, por mera mímica, la línea de vida. Pensaba en otra cosa, en los letreros de "Viva Madero" y "Muera Reyes" que vio escarabajeados en una esquina, con carboncillo. "Abrió los ojos sobre aquel ceño inquieto que se arrugó, rebelde al contacto. ¿Fue azar o videncia? El caso es que de allí sacó la gitana su horóscopo. "—Cuídate, general, porque si no te cuidas, te van a herir en la frente. "Esta profecía condicional, como ciertos oráculos sibilinos, encendió un relámpago en los ojos de don Bernardo. Se produjo un silencio penoso; pero pronto triunfó sobre el mal agüero la guasa juvenil. Cayó un tostón en la jicara, con grata sorpresa de la oficiante que creyó malogrado el escote por tan mal presagio. Bien quiso ella prolongar la sesión a costo de Huerta; pero al primer ensayo fracasó la experiencia. El hombre tendió la mano por el dorso y no por la palma. Un malicioso descubrió cierto signo obsceno en la combinada flexión y extensión de los dedos; sólo se dejó entrever la corva nariz del huichola(l) amenazando sumergirse en el tequilawisky." (1) Los huicholas, según la lista de los grupos indígenas de México, formada por Orozco y Berra, habitan en algunas zonas del Estado de Jalisco. Quevedo y Zubieta, S.: En Tierra de Sangre y Broma (1956). autócrata. Pero éste no era de los que dejaban crecer a sus posibles enemigos. Prudentemente, el general Reyes se había visto forzado a rechazar su candidatura a la vicepresidencia de la República a la espera de mejores tiempos. Se había marchado a Europa a donde le llegó un llamado de don Porfirio para que volviese, pensando que en algo podría servirle el apoyo político de Reyes. Según decían sus correligionarios, regresaba con muchos bríos. En Veracruz había acogido con beneplácito no exento de vanidad los aplausos y vivas con que lo recibieron muchos mexicanos, seguramente los mismos ^ La pugna entre Bernardo Reyes y Francisco I. Madero, por causa de la presidencia, dio origen a esta caricatura con el siguiente verso: Dice el "leader": "No me dejo" / y a fe que tiene razón / porque el viejo del mechón / sabe huir como un conejo / y reclamar el sillón, / y para "Presi" está añejo / con su sable-pistolón. (LA SÁTIRA, 30 de julio de 1911). Cinco días después de su entrada triunfal don Francisco I. Madero salió de México en tren, para estudiar en el terreno los problemas de Morelos y Guerrero. Aquí lo vemos cuando llega a Tres Marías. MANIFIESTO "La Revolución alteró el orden de continuidad del Partido Anti-reeleccionista, por cuyo motivo en los actuales momentos ninguna agrupación política puede pretender legitimamente ser reconocida como Centro Directivo. Habiéndome reservado la jefatura del Partido emanado de la Revolución, al hacer la renuncia del Presidente Provisional de la República, me parece conveniente reorganizar el Antiguo Partido Anti-reeleccionista, sobre nuevas bases. "Desde luego, como las candidaturas mía y del señor Don Francisco Vázquez Gómez han sido lanzadas por numerosos Clubs de la República, deseo, por lo que a mi respecta, retirarme de la política activa, delegando mis facultades en un Comité Central, integrado por las siguientes personas: "Juan Sánchez Azcona, Gustavo A. Madero, Lie. José Vasconcelos, Líe. Luis Cabrera, Ing. Alfredo Robles Domínguez, Lie. Roque Estrada, Manuel M. Alegre, Enrique Bordes Mangel, Ing. Eduardo Hay, Lie. Jesús González, Lie. Adrián Aguirre Benavides, Dr. Ignacio Fernández de Lara, Pedro Galicia Rodríguez, Eusebio Calzado, Lie. Jesús limeta, Doctor Francisco Martínez Baca, Lie. Nicolás Meléndez, Lie. Jesús Flores Magón, Heriberto Frías, Rafael Martínez, Lie. Díaz Lombardo y Roque González Garza. que aplaudieron y vitorearon al presidente depuesto al despedirlo días antes. Y en sus declaraciones había afirmado: Encarnada ya la Revolución en la legalidad y siendo sus principios los que como ciudadano tuvo siempre, podía francamente declarar que venía para servir a esos principios, para ayudar en el lugar que le correspondiera a que México libre, ordenado y demócrata, llegara a la cúspide de su civilización (1). Tan bellas palabras, en boca de un milite que desde que fue gobernador del Estado de Nuevo León se había señalado su belicosidad, inclinaron a Madero a concertar una entrevista con él, la cual se celebró el sábado 10 de junio en el Castillo de Chapultepec, con la presencia, inevitable, del presidente interino. Díjose que los tres personajes habían convenido en que el general Reyes apoyaría la cani l ) El País, 10 de junio de 1911, citado por Casasola, Gustavo: Historia Gráfica de la Revolución Mexicana, T. I. pág. 331 (1964). En Tlaltenango, Morelos, la recepción del pueblo fue conmovedora. Ni el fuerte sol, ni las largas horas de espera, impidieron a la gente aguardar la llegada del Jefe de la Revolución con el mismo fervor que en el resto del Estado. DE DON FRANCISCO I. "Como ya los principios sostenidos por el Partido Antirreeleccionista han triunfado en la conciencia nacional, y muy pronto estarán consignados en la Constitución, no tiene ya razón de ser la antigua denominación del Partido, por cuyo motivo propongo que la nueva agrupación se llame "Partido Constitucional Progresista". "El principal papel que deberá representar este Comité, será de reorganizar el antiguo Partido Anti-reeleccionísta, bajo la nueva denominación; vigilar la completa realización de los principios sostenidos por el Partido Antí-reeleccionista y la Revolución, y preparar la lucha electoral, tomando parte en las cuestiones locales, pero muy especialmente en las elecciones generales. "Me permito sugerir que a este Comité se agrupe un representante del Club "Aquiles Serdán", otro del Club "Ley", otro del Club "Libertador Francisco I. Madero", y tres miembros más, representando otros tres Clubs de mayor importancia de esta-Capital. "Por último, deseo hacer conocer a este Comité y a las personas a quienes está dirigido este manifiesto, que el Doctor Vázquez Gómez y yo creemos haber contraído un compromiso solemne con la Nación, al publicar nuestro programa de gobierno, a raíz de la Convención del año pasado, supuesto que MADERO(l) las agrupaciones que nos han postulado, lo han hecho sobre la base de dicho programa. Por tal motivo, esperamos que las agrupaciones políticas que en io sucesivo nos postulen, lo harán bajo la misma inteligencia. "Las últimas adiciones que haremos a nuestro programa, serán para lograr por los medios constitucionales, la realización de las promesas que encierra el Plan de San Luís Potosí. "Conciudadanos: La lucha sostenida entre el pueblo y sus antiguos opresores ha tenido un glorioso desenlace. El pueblo ha reconquistado su soberanía, los ciudadanos el pleno ejercicio de sus derechos; pero no olvidéis que si no los ejercitáis con constancia y patriotismo, podéis perder el fruto de la victoria. Por tal motivo, nunca me cansaré de recomendaros que sigáis luchando sin descanso, siendo nuestros nuevos campos de batalla las urnas electorales, y nuestra arma más poderosa el voto. "Sufragio Efectivo. No Reelección. "México, D.F., Julio 9 de 1911. "FRANCISCO I. MADERO". (1) Nombrando al Comité Central del P a r t i d o Constitucional Progresista. Obras Políticas del Licenciado Blas Urrea (1921). didatura del señor Madero para la presidencia de la República, a cambio de lo cual se le daría la Secretaría de Guerra y Marina. Este fue, después del error de los Tratados de Ciudad Juárez, el segundo que cometió el Jefe de la Revolución, que por su excesiva buena fe y espíritu de conciliación pactó con su enemigo, que después sería el más vehemente en oponerse al éxito de su gobierno (1). Pero Madero no advertía aquellos nubarrones que ya parecían acumularse detrás de la proverbial transparencia del Valle de México. Se dedicaba en cuerpo y alma a colaborar con el gobierno del Presidente Blanco, con más buena voluntad que suerte, en la solución de los ingentes problemas que iban surgiendo como resultado de una Revolución que, sin haber madurado, había llegado al poder. De esta inmadurez aprovechaban aquellos que ya se comenzaba a llamar "neoporfiristas". Eran funcionarios y terratenientes que llenaban y obstruían la administración pública defendiendo, aun a costa de la vileza o de la traición, los privilegios que obtuvieron durante el Porfiriato . . . Mucha Gente Armada El problema de la desmovilización de las fuerzas revolucionarias era grave y delicado. En principio se creyó que los hombres en armas en todo el país eran 30 mil, pero en la hora del recuento la cifra ascendió a 60 m i l . . . A todos había que indemnizar y, lo que era más dificultoso, procurar trabajo (2). Con este tremendo problema se enfrentó el general Emiliano Zapata cuando Madero le comunicó que sus tropas estaban comprendidas entre las que había que desmovilizar. Los hacendados de Morelos se entendieron directamente con Madero, al que prometieron que darían trabajo a más de siete mil individuos, siempre que no dejara un solo maderista de los de Zapata sobre las armas (3). Pidieron, además, el nombramiento del general guerrerense Ambrosio Filin gran entusiasmo acogió la llegada del tren del Caudillo a la ciudad de Cuernavaca. Las fuerzas zapatistas escoltaron la comitiva, en medio de los vítores del pueblo, desde el momento mismo en que el héroe de la Revolución pisó el Estado de Morelos. IH gueroa como gobernador del Estado, pues le conocían de antiguo por haber sido administrador de los molinos de arroz de El Higuerón, y le tenían confianza . . . (1) Portes Gil, Emilio: Autobiografía de la Revolución Mexicana, pág. 106 (1964). (2) Informe oficial de la Secretaría de Gobernación ante la Cámara de Diputados, rendido en los primeros días de octubre de 1911, citado por Vera Estañol, Jorge: La Revolución Mexicana, Orígenes y Resultados, pág. 208 (1957). (3) Magaña, Gildardo: Emiliano Zapata y el Agrarismo en México, T. I, pág. 134 (1951). Madero y su esposa, en un coche de caballos, rodeados por sus allegados y escoltados por los soldados de Emiliano Zapata, atravesaron triunfalmente las calles de Cuernavaca rumbo al Palacio de Gobierno donde fueron recibidos por el gobernador, don Juan N. Carreón. I H Después de la caída de Ciudad Juárez en poder de los revolucionarios y mientras se discutían los tratados de paz, se multiplicaron los levantamientos armados en toda la República y aumentó de manera asombrosa el número de soldados de la Revolución. No fueron pocos los grupos de maderistas, mal montados y peor armados, que entraron a las poblaciones durante la última quincena de mayo, en actitud de guerrilleros victoriosos, sin disparar un solo tiro y sin haberlo disparado antes. Por supuesto que no faltaron generales y coroneles improvisados, reclamando granjerias por sus méritos en campañas imaginarias. Todo esto hizo difícil y muy costoso el licénciamiento de las fuerzas revolucionarias, no obstante que tal licénciamiento fue apenas parcial y no total como se había estipulado en los Convenios de Ciudad Juárez (1). (1) Silva Herzog, Jesús: Breve Historia de la Revolución Mexicana, T. I, pág. 177 (1965). BOMBAS DE TIEMPO Cada una de las varias noticias que figuraban en la primera plana del diario El Imparcial del miércoles 14 de junio de 1911 tuvieron consecuencias posteriores de importancia para el pais. Allí figuraba el anuncio, cuya resolución permanecía "en secreto", de un fallo respecto al pleito sobre El Chamizal, la noticia de una "Manifestación en honor del general Reyes" y la discusión en el Consejo de Ministros de "el Presidente Blanco" sobre la mejor manera de distribuir ocho millones de pesos. Asimismo, se hacía referencia a un motín de los soldados del general Navarro. Pero quizá la noticia que menos hacía prever consecuencias ulteriores era el anuncio del viaje de don Francisco Madero a Morelos y Guerrero, con una entusiasta recepción en Iguala. Solamente un subtítulo en letra más pequeña daba un indicio de los manejos que se tejían alrededor de la buena fe del Caudillo: "Los hacendados solicitan hombres". Estos habían ofrecido dar trabajo a los revolucionarios de Morelos, siempre y cuando se desarmara a Emiliano Zapata . . . Evidentemente, la primera plana de El Imparcial contenía una serie de bombas de tiempo que irían explotando una tras otra. Testimonio Periodístico. Junio 14 de 1911. Un Gobierno Bicéfalo Don Francisco I. Madero, con plena seguridad de que sería el futuro presidente de la República dado el consenso popular que había obtenido en todo el país, estableció sus oficinas en el Paseo de la Reforma. Su hermano Gustavo lo imita. Hay una situación imprecisa; hay dos autoridades, la de Madero y la del Presidente Interino. Se empieza a decir que fue una equivocación del Convenio de Ciudad Juárez, que debió haberse luchado hasta el fin (1). Desde luego, el interinato de De la Barra debió casi todo lo bueno que hizo a la intervención directa de don Francisco I. Madero. En aquellos cinco meses el nuevo gobierno, dirigido moralmente por don Francisco I. Madero, empezó su obra con mucha firmeza y realizó los primeros actos de las libertades y razones humanas: decretó el regreso de los yaquis, confinados en la península de Yucatán, a su suelo patrio, canceló los privilegios de enganche que tenían las haciendas de Valle Nacional y de toda la República y emancipó a los hombres que, forzados, servían como soldados en el ejército federal . . . Todo parecía tan fácil de realizar, que el señor Madero empezó a trazar un programa de trabajo para el gobierno que debería inaugurar en noviembre de 1911 : ferrocarriles, puertos, presas, canales, asilos, hospitales, comedores públicos, tal vez, era "necesario para el bien de la patria, el canal de Te(1) Silva Herzog, Jesús: Breve Historia de la Revolución Mexicana, T. I, pág. 179 (1965). Las fuerzas zapatistas acompañaron fielmente al Caudillo de la Revolución, no solamente para rendirle honores, sino para protegerlo de cualquier eventualidad. Los vemos aquí esperando la llegada de Madero a Iguala, Guerrero. Doña Sara P. de Madero, del brazo de don Francisco, sale del Palacio de Gobierno. Guerrilleros zapatistas le rinden honores y sus exclamaciones de entusiasmo hacen sonreír a la dama y a su esposo, felices de sentir el amor del pueblo a su alrededor. IH LAMINA CENTRAL La liberación del peón. Este gran fresco de Diego Rivera se encuentra en la planta baja del edificio de la Secretaría de Educación Pública, en la ciudad de México. Su planteamiento es rigurosamente objetivo: el peón, eterna víctima, el grupo de guerrilleros, y al fondo, símbolo del viejo orden destruido, la hacienda incendiada. Esta extraordinaria obra fue pintada entre 1923 y 1928. huantepec". En todo estaba Madero; Madero era todo (1). Y para cumplir con todo decidió, cinco días después de haberse instalado en la ciudad de México, ir a los estados de Morelos y Guerrero para cerciorarse por sí mismo de la situación que tan patéticamente le había planteado Zapata, y conocer de cerca la actuación del general Ambrosio Figueroa, a quien los hacendados querían como gobernador del Estado. Cuernavaca, la ciudad de la eterna primavera, tributó al Caudillo un caluroso recibimiento que culminó con un banquete que le fue ofrecido por la gente pudiente de la capital de Morelos, en el romántico Jardín Borda (donde aún vagaba la sombra de Maximiliano y de Carlota). Emiliano Zapata, que con sus hombres había escoltado a Madero hasta que entró al Jardín Borda, se quedó afuera, negándose a asistir al banquete. Sus buenas razones tenía: en la mesa aquella se sentaban el gober- nador del Estado, don Juan N. Carreón y muchos funcionarios públicos, sospechosos de porfirismo, así como también no pocos de los hacendados contra quienes, precisamente, Zapata se había levantado en armas. Pero los festejos continuaron sin tropiezos. Hubo un desfile de gran colorido en el que las tropas de Zapata marcharon en gruesas columnas mostrando sus atuendos campesinos sobre los que brillaban los metales de las carabinas y de las cananas (2), moviéndose como un mar de sombreros puntiagudos a los que habían prendido estampas religiosas. Eran cerca de cuatro mil los hombres que vio pasar el Caudillo de la Revolución. En el viejo Palacio de Cortés, Madero, preocupado por la ausencia de Zapata en el banquete, buscó hablar con él y le reiteró lo que ya le había ofrecido en México en su anterior entrevista: que si se hacía necesario, se nombraría un gobernador que garantizara los intereses revolucionarios del Estado, ratificándole a la vez sus instrucciones para que desde luego se procediera al licénciamiento de las fuerzas (3). "Pero de las tierras, nada . . ." se dijo a sí mismo Zapata, que se quedó callado por un largo rato, atusándose los largos bigotes y acariciando su carabina. Se retiró con sus amigos, a quienes ofreció una comida de camaradería en el hotel Moctezuma de Cuernavaca, donde tenía su cuartel general. Allí estuvieron varios de los firmantes del Plan Político Social de Tacubaya, cuyo contenido agrario tanto había entusiasmado a Zapata. A la hora de los brindis, el jefe de su Esta(1) Valadés, José C : Imaginación y Realidad de Francisco I. Madero, T. I, pág. 192 (1960). (2) Cananas: cartucheras cruzadas sobre el pecho. (3) Magaña. Gildardo: Emiliano Zapata y el Agrarismo en México, T. I, pág. 136 (1951). La llegada del señor Madero a Iguala, en compañía del gobernador maderista Ignacio Figueroa, significó nuevos homenajes y discursos. En la foto, el licenciado Eduardo Neri pronuncia una alocución de bienvenida, donde expresó el sentir auténtico de la gente de Guerrero. 1 H do Mayor, Abraham Martínez, los exhortó a que siguieran trabajando por llevar a la práctica los postulados que contenía el documento, sobre todo en lo relativo a la devolución de tierras a los pueblos; porque esta idea era la que alentaba todas las acciones de Zapata. Fue aquella una reafirmación de principios destinada a que no quedaran dudas sobre su inequívoco propósito de lograr los fines por los cuales él y su gente habían luchado. Era seguro que las palabras de Abraham Martínez llegarían rápidamente a los oídos de los hacendados y . . . también a los del señor Madero. Acompañado del gobernador de Guerrero, Francisco Figueroa, hermano de Ambrosio, Madero había partido a ese Estado para visitar Iguala primero y después Chilpancingo, la capital. En el trayecto les salió al paso un soldado que encabritando su caballo y quitándose el sombrero gritó: "¡Viva el dios de la guerra!", lo que hizo comentar a Madero: "Aquí me tienen convertido en Huitzilopochtli"(l). El extraño personaje que se daba a conocer ahí en esa forma era una mujer con el tipo inconfundible de la gente costeña: su manera de vestir era ambigua y rara: llevaba, blusa, pantalón charro, pañuelo de seda de color chillante al cuello, sujeto por un prendedor femenino y grandes aretes de oro pendían de sus orejas; completaba el atavío resonantes espuelas y sombrero de charro, que, al levantarlo para saludar, dejó escapar un par de trenzas mezquinas e hirsutas. Había hecho gala de valor temerario frente al enemigo y supo combatir con fiereza, pero si alguien le escondía alguna prenda o era objeto de mínima contrariedad lloraba como lo hacen muy bien sus compañeras de sexo. Respondía al nombre de Carmen (1) Deidad de la guerra de los antiguos mexicanos, a la que ofrendaban corazones humanos. Eclipse Parcial ^~^ El reyismo intruso se interpone entre Madero y el "Sol de la democracia", provocando un eclipse parcial en los tiempos del Caudillo, cuando éste recogía a plenitud el resultado de sus esfuerzos. (MULTICOLOR, 27 de julio de 1911). LA NOTICIA CONTEMPORÁNEA GUERRA CIVIL EN HONDURAS En 1911 la situación política de Honduras continúa empeorando; ya en marzo del año anterior el presidente Miguel R. Dávila se había visto obligado a solicitar la intervención extranjera para sofocar una revuelta inspirada, al parecer, por los revolucionarios nicaragüenses. Presionado por las circunstancias —difícil situación económica— el gobierno acepta el ofrecimiento del famoso banquero norteamericano Morgan, en el sentido de suscribir un empréstito de 7.000.000.00 de dólares, de los cuales 3.000.000.00 habrán de pagarse a los poseedores de bonos ingleses, 1.500.000.00 se destinarán a la amortización de la deuda y el resto a la construcción del puerto de la ciudad de Cortés y de un ferrocarril. El Congreso, en un principio, rechaza la oferta, pero más tarde la acepta. Entre tanto el ex presidente Manuel Bonilla (decisivamente derrotado por las tropas nicaragüenses en la corta guerra de 1907), contando en esta ocasión entre sus fuerzas con la ayuda de varios aventureros, Samuel Dreben, Guy Molony, Lee Chrismas, y otros, pugna por derrocar al presidente Dávila. Este, abrumado al fin por las constantes presiones de que es objeto, termina por renunciar (1911) a bordo del barco norteamericano Tacoma. Acto seguido toma el poder, provisionalmente, Francisco Bertrand, al que al año siguiente sucede el ex presidente Manuel Bonilla. Como consecuencia de esta serie de acontecimientos, la crisis se agudiza y la situación general de la República se vuelve aún más desfavorable. CIENCIA El físico holandés Heike Kamerling Onnes, que había ya conseguido tres años antes licuar el helio, comprueba en 1911 la superconductividad de los metales. Recibe este nombre la propiedad que presentan varios metales de adquirir una conductividad eléctrica casi perfecta al alcanzar cierta temperatura próxima a los 0° K (absolutos), temperatura que se llama de transición. Presentan esa propiedad, entre otros, el mercurio, el plomo, el estaño, etc.; así como determinadas aleaciones y sales (sulfuro de cobre). Por sus notables investigaciones sobre las propiedades de los gases licuados, Kamerling obtuvo dos años más tarde el Premio Nobel. AUTOBIOGRAFIA En 1911 L'Echo de París publica las interesantísimas memorias (Mes Souvenirs) del gran músico francés Julio Emilio Federico Massenet. Autor de numerosas óperas (Manon, Thais, Don Quijote, Werther, etc), cantatas, suites, oratorios, poemas sinfónicos, etcétera, su inspiración lírica, que es el principal encanto de todas sus composiciones, supera a veces a la del mismo Bizet, aunque no llega a igualarle en intensidad dramática. DECESO Fallece en Vícenza (Italia) el famoso poeta y novelista Antonio Fogazzaro, autor entre otras muchas obras, de Valsolda (poema), Malombra, Daniel Cortis, y la trilogía Mundillo Antiguo (excelente novela histórica sobre la lucha emancipadora en su patria), Mundillo Moderno y El Santo (1906); esta última provoca grandes polémicas y es incluida en el Indice por la Iglesia, sentencia que el autor acata. Su postrer obra (Leila), publicada en 1911, también es condenada por Roma. Desacuerdo Entre Candidatos En sus frecuentes idas y venidas por la ciudad de México, don Francisco I. Madero había pasado muchas veces frente a la casa de la calle Tacuba, donde apenas hacía dos años se echaran los cimientos del Partido Antirreeleccionista. Mas, para esos días, había dejado de ser el centro de reunión de sus antiguos partidarios: algunos de los que más sobresalían por su capacidad intelectual y su experiencia política, se habían distan- _ (1) nos (2) (3y nos Figueroa Uriza, Arturo:Ciudadaen Armas, T. I, pág. 205 (1960). Balsa. 4)Figueroa Uriza, Arturo:Ciudadaen Armas, T. I, pág. 205 (1960). Arcos florales con retratos de proceres, bandas de música, banderas, todo pareció poco a los habitantes de Iguala para agasajar al Caudillo. En la fotografía, las autoridades que lo recibieron. López pero mejor conocida por La China, siendo muy popular entre la tropa (1). El trayecto, en auto, a veces a pie, fue penoso por el calor agobiante que no dejaba a los visitantes disfrutar del espléndido paisaje tropical que se les ofrecía a la vista. Se hallaron delante del río Mexcala, y como fuera necesario esperar la panga (2) para pasar a la otra orilla, Madero dijo al gobernador Figueroa: —¿Por qué no pasamos a nado, general? —Si usted se echa, yo le sigo (3) —repuso don Francisco. Pero entonces intervino el licenciado Federico González Garza para decir en tono festivo: Aquí vienen varios reporteros de la Associated Press y mañana el encabezado de los periódicos dirá: El señor Madero y el general Figueroa pasaron el Mexcala en cueros delante de dieciséis mil almas (4). Muchas fueron las muestras de afecto popular que recibió el señor Madero en las principales poblaciones del Estado de Guerrero y mucha la experiencia que recogió con su visita a esos sitios. Pero le urgía regresar a México para atender a los asuntos del Partido Antirreeleccionista que había fundado a mediados de 1910 y que tan extraordinaria popularidad política le había proporcionado. ciado. Como era el caso de los hermanos Francisco y Emilio Vázquez Gómez, dos de los más preparados y entusiastas colaboradores que tuvo Madero en los primeros días de lucha. Sin embargo, errores de visión, ambiciones personales, el resentimiento de quienes, al igual que ellos, procedían de las más humildes capas sociales, junto con los compromisos que poco a poco fueron adquiriendo con los neoporfiristas, llevaron a los hermanos Vázquez Gómez a cometer una serie de equivocaciones de las que ellos mismos llegaron a arrepentirse con el andar del tiempo. El doctor Francisco Vázquez Gómez, médico eminente, es más realista, más culto y más inteligente que Madero; conoce mejor a los hombres También en Chilpancingo los homenajes se repitieron incesantemente. Cansados después de la llegada, los jefes revolucionarios que acompañaron o recibieron a Madero, descansan y leen los diarios con las noticias de las incidencias del triunfal viaje. FRANCISCO VÁZQUEZ "En el pueblo de Tula, Tamaulipas, nacieron Emilio y Francisco Vázquez Gómez; ambos fueron personajes centrales en la Revolución. Pasados los años y triunfantes en sus profesiones, con muestras de orgullo indicaban a sus amigos la choza en que transcurrieron los primeros años de su vida. Marchan a la ciudad de México a hacer estudios. Francisco decide estudiar la carrera de medicina; pero sin elementos para ello, trabaja como gendarme nocturno, oficio considerado vil en aquella época, y cuyo sueldo era de $0.75 diarios. El doctor Puente, que ha hecho una semblanza, recuerda: "Mal alimentado y peor vestido concurría a la escuela; tampoco lo recomendaba su tipo indígena ni su tez bronceada; pero lo salva su aplicación. Alguna vez su necesidad lo hace llegar a clase con un par de zapatos de distinto color, que unidos a lo raído de su traje le dan un aspecto misérrimo. Uno de los alumnos, notando ese detalle, expresa su disgusto, porque individuos tan pobres sean admitidos como estudiantes, 'deshonrando la profesión', Vázquez Gómez oye la crítica y se retira a un rincón del segundo patio para llorar la vergüenza o de rabia, dos sentimientos que se mezclan en el pobre cuando los mimados de la fortuna tratan de humillarlo; pero se consuela pensando que a pesar de su mala traza, es el primer lugar en la cátedra. "La novela de su martirio fue larga, las penurias sin cuento, hasta que llega la hora de obtener el título. Todavía de pasante se va a establecer al risueño pueblo de Coatepec, cercano a Jalapa, para juntar el costo de la recepción. La acogida favorable que tiene en ese pueblo lo decide a escogerlo para estable- GÓMEZ cerse como médico durante los primeros años de su carrera. Al cabo de tres o cuatro hace dinero y fama, emprende un viaje de estudio por Europa y regresa a la capital para abrirse camino. "Por haberse dedicado Vázquez Gómez a la especialidad de oídos y garganta, es llamado para atender a la esposa del presidente; y más tarde, al propio general Díaz, que comienza a padecer de una sordera justificada de sobra por su edad y que acaba por ser completa en sus últimos años. Quizás es de los primeros en darse cuenta del mecanismo y de la fragilidad de aquel régimen, así como de lo propicio que sería para un hombre resuelto, escalar el poder. Los reyistas lo invitan para pertenecer a su grupo y por la amistad que Vázquez Gómez lleva con el presidente, que con frecuencia lo invita a sus cacerías, es acogido para ir a poner en su conocimiento los trabajos políticos que tratan de emprenderse. El general Díaz desnuda ante Vázquez Gómez su miedo por el general Reyes, y como para disuadirlo de que siga siendo reyista, le dice en tono solemne "Si el pretendiente fuera un hombre como usted, que se ha formado a sí mismo, y que es todo un carácter, sería distinto. "La conducta de los hermanos Vázquez Gómez, es característica, frente a la Revolución, de los elementos de mayor preparación y que por sus ideas pudieron servir al maderismo. "Esa conducta, que al principio los llevó al antirreeleccionismo, al que sí se afiliaron con sinceridad, ocasionó su distanciamiento con Madero, y sobre todo con sus partidarios, que afrontaron la lucha. El doctor Vázquez Gómez no logró, al final de la lucha contra Diaz, ocupar el cargo de vicepresidente; pues el propio Madero se inclinó por Pino Suárez y realizó una gran labor para evitar que don Francisco figurase en tal cargo. Después vendrá la controversia abierta. Al pronunciarse Pascual Orozco contra el presidente Madero, se le acusa de connivencia. Aun contando con muchos partidarios para la presidencia, tanto el doctor, como su hermano el licenciado Emilio, no logran canalizar las corrientes favorables. Habían estado demasiado tiempo en situaciones difíciles y ahora se mostraban intransigentes. Tampoco con Carranza ni Villa se entendieron; y ni siquiera con Zapata, por quien mostraban simpatías ideológicas. El final es el destierro. "De regreso a México, Francisco Vázquez Gómez entrega sus Memorias, documento de primer orden para conocer tan contradictoria personalidad y muchos acontecimientos íntimos que el autor conoció perfectamente. Fallece el 16 de agosto de 1933, en la ciudad de México." Moreno, Daniel: Los Hombres de la Revolución (1960). Emilio Vázquez Gómez, postulado por elT Partido Antirreeleccionista para presiden-É te de la República, se había opuesto al liponoîamionïo A* loe trnnae Ajeria i Cn cenciamieruo ae las xropas aesae la oeCretaria de Gobernación. y tiene conciencia de su superioridad. Veía a Madero de arriba a abajo, con cierto desdén. Su hermano Emilio lo secunda en su actitud. Pero el uno y el otro son más radicales que Madero y saben bien que el problema de México no es sólo político, sino también económico y social. Francisco Vázquez Gómez, en las primeras semanas del interinato de De la Barra, le escribe a Madero una carta en la cual entre otras cosas le dice: "El problema de las tierras es tan urgente y tan grave, que si no se resuelve o trata inmediatamente, lo resolverá una nueva revolución por su propia cuenta, como de hecho, lo comienza a hacer B ya" ? *egur° Váza-uez, Gómez, al escnbir las ultimas palabras, pensaba en Emiliano Zapata que ya se había perfilado como un apasionado defensor del reparto de tierras. Además, don Emilio resultó demasiado radical en la Secretaría de Gobernación y desentona con el resto de sus colegas; don Emilio distribuía atenciones, dinero, armas y parque a los jefes maderistas con mando de tropas; se oponía terminantemente al licenciamiento y en cierta ocasión propuso en plena reunión del Gabinete que debía renunciar De la Barra y que ocupara desde luego la Presidencia el señor Madero. En tales condiciones la lucha entre los antiguos correligionarios parecía inevitable (1). Don Francisco I. Madero se vio enfrentado a un grave problema: era visible para su perspicacia que el can- En un discurso que pronunció en Cuautla, Ma-1 i6r ° condenó las actividades del general Reyes,$ lo que hizo al caricaturista representar a aquél como un buen beisbolista que lanza la pelota, simbolizada por el propio general, muy lejos. Todo ocurre ante el asombro del hijo de Reyes, el licenciado Rodolfo. (LA SÁTIRA, 27 de agosto de 1911). •—didato del partido a la vicepresidencia, postulado, desde 1910, se alejaba cada vez más de los ideales políticos que él, Madero, sustentaba. Las disensiones de fondo en la conducción revolucionaria se ahondarían seguramente cuando el doctor Vázquez Górnez fuera elegido por el pueblo con el triunfo de la fórmula presidencial, del cual no dudaba Madero. El Caudillo decidió entonces una medida drástica, [ „ T - R W m fin toriad^laRevoL·ión'MexkaZ, T.1* pág. 180 (1965). ÉXITO "Francisco Vázquez Gómez ya había encontrado también la companera de su vida, una mujer abnegada e inteligente a la que conoce de estudiante. Su éxito depende de una circunstancia casual. Por el hecho de estar recién llegado de Europa se le llama para opinar sobre un enfermo rico; estan en la junta las eminencias del Proto-Medicato. Vázquez Gómez, contrariando a todos, formula un dignóstico que dice estar seguro de comprobar con una operación. Se aplaza la prueba para el día siguiente y es aquélla su noche triste: o triunfaba para quedarse en México o perdía para tener que regresar a un pueblo. Pero cuando llega la hora la razón está ampliamente de su parte. Entonces, el doctor Car- que dejó estupefacta a la opinión pública y conmovió a sus partidarios con el primer gran cisma: el 9 de julio anunció la disolución del Partido Antirreeleccionista. Antes de dar lugar a posibles reacciones, con inusitada energía, el señor Madero designó un comité para la formación de una nueva agrupación política, que debía llamarse Partido Constitucional Progresista. La noticia, como previera el líder revolucionario al actuar con tal decisión y rapidez, provocó una conmoción dentro del ya caldeado ambiente político nacional. En las tertulias del Café Colón, situado en el Paseo de la Reforma, en las mesas del Café DE UN MEDICO mona y Valle, el médico más respetado por su sabiduría, tiene para él una frase de aliento: 'Esta ocasión el discípulo ha superado a su maestro'. "Pero todavía le falta a Vázquez Gómez otro paso para afianzar su estabilidad en la capital; tener una clase en la Escuela de Medicina, y el asunto es cuestión de una oposición: su contrincante va a ser el doctor Fernando López, famoso oculista, director del Hospital Militar y yerno de un ministro. Las pretensiones de Vázquez Gómez no son ganar, sino obtener al menos la mención honorífica que lo aboque para una vacante. Pero el destino determina otra cosa; durante la prueba, el doctor López se muestra muy por debajo de su fama; habla unos cuantos minutos JOVEN sobre la tesis que necesita desarrollar y enmudece. El presidente del Jurado, excediéndose de sus atribuciones, le dice que se reponga; pero no hay mañera de romper aquel silencio. Vázquez Gómez, por el contrario, está prolijo, demuestra conocer el punto con amplitud, y hay que indicarle, para callarlo, que ha pasado el tiempo reglamentario. El acontecimiento resulta muy sonado, porque los familiares del doctor López, seguros de su triunfo, tenían preparado un banquete, al que estaba invitado el general Díaz." Puente, Ramón: La Dictadura, la Revolución y sus Hombres (1938). Gambrinus, que se hallaba en la calle eleccionista, aunque sin mayor arrasPlateros, en el paseo dominical por el tre de caudal partidario, poniendo al Bosque de Chapultepec, por cuyas frente del mismo al repudiado doctor frescas avenidas circulaban los LanFrancisco Vázquez Gómez, a fines del dos y los primeros fordcitos (1), la mismo mes de julio. comidilla del día era al parecer la inexplicable decisión de Madero de (l) Nombre dado en México a los disolver el partido que lo puso en el primeros modelos de los automóviles umbral de la presidencia de la República. Se hablaba también, y con M . ta mucha pasión, de las intensas activiNO faltaron las damas que quisieron DTindades que desarrollaban otros partídar SU apoyo moral al triunfador. Un grudos políticos, nuevos unos, renovados po de jóvenes rodean a Madero a SU lieotros. ,-. . gada a Chilpancingo, y se fotografían junLos más leales correligionarios, f~ " ." '1\„ , ' L* ' ¡ * '.« 51 " » J„n quienes habían sido causa de la crisis, „ ¡° j> ' « revolucionarios que permitieron se segregaron de las filas maderistas W la derrota porflNSta y el advenimiento del y restructuraron el Partido Antirre- >L- maderismo. La escisión dentro del Partido Antirreeleccionista dio origen a la ordenación de otros partidos de tendencia liberal hasta entonces adictos a Madero, y que en adelante se reservarían su libertad de acción, aunque de momento apoyaban la candidatura del Caudillo. Surgió así reorganizado el antiguo Partido Liberal bajo la dirección de Fernando Iglesias Calderón, Camilo Arriaga, Antonio Díaz Soto y Gama, Juan Sarabia, Antonio I. Villarreal, Felipe Gutiérrez de Lara y Vidal Garza Pérez. También empezó a batallar el Partido Nacional Independiente, organizado en mayo anterior por Alfonso Cravioto, José Pallares, Fernando R. Galván y otros, con un programa más avanzado que el de los demás, pues abogaba por la libertad de imprenta; la no intervención estatal en las elecciones; el fraccionamiento de la gran propiedad; las leyes protectoras del trabajador; el mejoramiento de las condiciones de vida de la población indígena; la protección de los bienes de las comunidades; y la no reelección del presidente de la República ni de los gobernadores. Los grupos reyistas se agruparon en el Partido Liberal Rojo. Los miembros del desaparecido Partido Conservador se reagruparon para constituir el Partido Católico; y conservaron su independencia política a pesar de los esfuerzos que hicieron los maderistas, en un primer momento, para absorberlos. ___^^^__^^_^^^^^^^^^__ DottÓS UBI TsIÓl·l Sobre terreno tan inestable don Francisco I. Madero se desenvolvía con asombrosa naturalidad. Sus amigos recordarían después, pasado el torbellino sangriento, cómo don Pancho —como se le llamaba en la intimidad— se hallaba poseído de una especie de iluminación interior que lo llevaba a prodigarse en declaraciónes y discursos, a exteriorizar su penSarniento siempre rebosante de patriotismo y de claros principios. Pero, lo que escaseaba en él era el espíritu de camaradería, tan necesario en el trato de los negocios públicos. Y era ajeno al trato de la amistad y confianza, porque creía que sobre las relaciones cordiales estaban las reíaclones y compromisos de partido. Como hombre de grandes y brillantes talentos, don Francisco no fiaba fácilmente en el talento extraño a par de que tenía desdén por los políticos ignorantes; y lejos de ser corto de mando era muy autoritario (1). Este cúmulo de cualidades y defectos, tan propios de la condición humana, se agigantaron en cuanto don Francisco I. Madero fue el centro de I a curiosidad y del interés de toda la nación. Particularmente la gente de ^a c m d a d de México, donde un importante sector de la población se hallaba inficionado todavía por el Porfiriato y donde los ociosos y maledicentes formaban legión, se ensañó cruelmente en contra de aquel hombre al que se acababa de recibir apoteósicamente para colocarlo, a no dudar, en la dorada silla presidencial. Los ataques de la prensa servil, defensora de los intereses del Porfiriato disimulados en las personas del presidente interino y del mismo general Bernardo Reyes, revistieron singular agresividad. El semanario de carica;——-— (1) Valadés, José C: Imaginación y Realidad de Francisco I. Madero, T. ' pag' . LOS C3SC0S coloniales de mucnos revolucionarios del Norte Se confundieron COn los amplios sombreros charros, en una momentánea confraternidad satisfecha ¡ • <¡iirpñn<: rnn ln<5 nnrtpñns' QUeunia a IOS sureños con IOS norteños. M HaDia allí OrOZquiStas, zapatIStas y partl4^ darios de Ambrosio Figueroa. "Mi PALABRA DICE (Fragmentos) ../•> _•-,, • i rx Caudillo de la Democracia, Vahentes soldados del Sur, Señoras y señores: En el corazón de la Patria vivía el recuerdo de nuestros gloriosos antepasados, y por su frente que entristecía la desesperanza, iban pasando pensamientos de amargura y de martirio, . . . Y se alzo una voz de protesta en el Norte y, a su conjuro, se formó densa nube de tempestad. Esa voz nos señaló la senda de salvación. Cayeron sobre las fértiles tierras mexicanas las olvidadas semillas de la ley. que yacían marchitas en el seno fecundo de nuestra Constitución Política; de este libro inmortal que amamantaran las agrestes selvas yucatecas.y que mecieron en su cuna los arqueros del Sur. Hicisteis vibrar el sonoro clarín guerrero en San Luis Potosí, y ondeó en vuestras manos la bandera guadalupana, sobre la cumbre de presentidas victorias. Era la hora de las reivindicaciones. El pueblo de Guerrero oyó vuestra voz de predestinado y parecióle una revelación . . E irguiéndose como viejo león de combate, enarboló la bandera salvadora de Sufragio Efectivo , No Reelección", y se lanzó a la lucha: "Era la hora del peligro. "Y dio su primer zarpazo con los Figueroa y Vicario en Huitzuco; y rugió encolerizado en "Los Cajones", y supo de nuevas victorias con Andrew Almazan en Huamuxtitlán . . . LA VERDAD" "Señor Madero: Recibid estas palade bienvenida, leales y sinceras. E s , a sa | u tación del pueblo de Guerrero, i j de E é r c ¡ t o sur ¡ano, del Ayuntamiento de esta ciudad al Caudillo de la Revolución . . M ¡ ' p a | a b r a n o a d u , a d i c e ,a v e r . d a d L a a d u | a c i ó n e s t á proscrita de mis , a b i o s ; d e é s t o s b r o t a ,a v e r d a d p a r a esparcirla a los cuatro vientos de la Historia .. E s t a man ¡f es tac¡ón significa mucho e n m e d ¡ 0 d e s u s e n c ¡ n e z . N o sólo os r e c i b e e | p u e blo de Guerrero, también tienden sus brazos de granito al aband e r a d o d e l a Democracia estas cumb r e s q u e h a n s i d o b a | u a r t e de los gigantes de la idea, de los gigantes de la espada, de los caudillos de lejanos días, q u e s e h a n c u b ¡ e r t o de gloria bajo est o s ¡ nc0 mparables cielos guerrerenses. . . S e n o r M a d e r o : s ¡ e n adelante sois c o m o h a s t a a h o r a f ¡ e | a ,a c a u s a d e ,a Libertad, en cada suriano seguiréis ten i e n d o u r | s o | d a d o a v u e s tras órdenes. P e r o s¡ v o | v é i s a, b lo [ a s e s p a | d a s entonces, sobre vuestro pecho, hoy he| eremos estas armas en defen r o ¡ c o vo V s a d e nuestros ideales, si hubiere que destronar nuevos tiranos." Dras Discurso de bienvenida pronunciado por el Lie. Eduardo Neri el 13 de junio de 1911, en la estación de los FF.CC. en Iguala, Gro., al Megar don Francisco I. Madero. " Los estudiantes de las escuelas profesio1 nales trataron de convencer al general Bernardo Reyes, con quien aparecen en la foto, para que se postulara como candidato a la presidencia. turas Multicolor fue el que más contribuyó a menguar el prestigio de Madero. Los caricaturistas de dicho semanario, Santiago R. de la'Vega y Ernesto García Cabrai, muy pronto se hicieron famosos por. su ingenio y mordacidad; y el diario El País, que había ayudado al triunfo de la Revolución, pronto se revolvió virulento contra ella, su caudillo y el hermano de éste (don Gustavo), al cual llamaban "Ojo Parado" (1). En el cuadro de los descontentos que comenzaban a alzar cabeza estaba también el ejército federal, tan adulado por el general Díaz, que había dorado sus uniformes y ablandado su espíritu, humillado por su derrota frente a la Revolución. La enemistad entre los soldados revolucionarios y los del Ejército Federal el cual había quedado prácticamente intacto después de Ciudad Juárez, lo podía advertir en cualquier parte de la nación el observador me(1) Silva Herzog, Jesús: Breve Historia de la Revolución Mexicana. T. I, págs. 178-179 (1965). nos atento. Por una parte, el viejo ejército porfirista constituido con individuos de tropa bien disciplinados y equipados, a las ordenes de jefes y oficiales instruidos en la ciencia y en el arte de la guerra; por la otra, oficiales y jefes improvisados al mando de campesinos valientes pero sin instrucción militar bastante y con armas inferiores a las de aquéllos. Los federates despreciaban a los maderistas porque se sentían muy superiores a ellos y porque estaban seguros, completamente seguros, de haberlos derrotado si la paz no se hubiera hecho tan pronto como se hizo. Los maderistas odiaban a los federales porque para ellos, y con razón, eran los enemigos a los que habían combatido y los sostenedores del régimen dictatorial de Porfirio Díaz. De suerte que a menudo se recibían noticias de riñas sangrientas entre individuos y pequeños grupos de los bandos en pugna (1). En gran parte aquella situación anómala era el resultado del inesperado y profundo cambio que se había •jr , - J J 1 - ij operado en la vida del país con el deTrocamiento del Porfiriato y la instau- ración del régimen de la Revolución, pero también era a Francisco León de la Barra a quien le correspondía no poca responsabilidad de lo que estaba ocurriendo. El Presidente Blanco ya por haber sido siempre ajeno al conocimiento y trato de los políticos, ya por ser tímido y quebradizo, ya por sus ligas con los hombres del régimen caído, ya por sentirse obligado a reconocer la autoridad de Madero, envolvía los asuntos de Estado en muchos artiflcios y luego los endosaba a Madero, con lo cual, de un lado el señor De la Barra parecía una autoridad austera y grave y de otro L·do, el señor Madero daba la impresión de ser un hombre sin brújula ni carácter (2). En consecuencia, De la Barra se mostró incapaz, por inexperiencia o falta de capacidad de gobernante, de velar con eficacia por los intereses de la patria, que eran los del bien común. Se prestó a hacer el juego a los neoporfiristas, a los hacendados y a los políticos intrigantes, que tanto prohferaron por aquellos días en i • j j j irt • • ' i la ciudad de México; y quiza el mayor daño que hizo a la Revolución rf |_0S Candidatos del Partido CatÓÜCO a la T presidencia V vicepresidencia señor Fe- P ¡ g b , £' ¡ R ««»•*" w ™ ™ J s5"*1"1 " 6 B " ' . con - pretirieron no unirse a IOS maderistas y se mantuvieron políticamente ¡ndependientes. fue el haber creído que Emiliano Zapata eran un "bandolero" y que Francisco I. Madero no pasaba de ser un idealista soñador, sin sentido práctico. De este modo, De la Barra contribuyó, a que fuera tomando cuerpo en la ciudad de México y en las prósperas haciendas de Morelos la idea de que era necesario deshacerse, a como diera lugar, del caudillo dd Norte, Madero, y del caudillo del Sur, Zapata . . . L a traición se gestaba en la sombra. (i). Silva Herzog, Jesús: Breve His^yj^-Jo^0?^^1 Mexu:ana- T - *• ?of \r„io^¿D TZ,A n. T , „ • „ • - .. to rm , S W Valaaes, José C: Imaginación y Realidad de Francisco 1. Madero. T. I, pág. 187 (i960). MEXICO, DUEÑO DE TODOS SUS RECURSOS "Se ha dicho, y con razón, que la Revolución Mexicana fue y sigue siendo nacionalista. Sin embargo, este nacionalismo no es agresivo, está limpio de toda sospecha de hostilidad hacia otros países, ha buscado simplemente el progreso económico y cultural de nuestro pueblo, la defensa de nuestra soberanía y la afirmación de los más sagrados valores que heredamos de nuestros mayores." LIC. Asociación Nacional de Estudios de las Ciencias Políticas Díaz Oída? (1965). y Sociales, GUSTAVO DÍAZ ORDAZ A.C.: Pensamiento Político de Gustavo LOS PROBLEMAS DEL INTERINATO Complot y Matanza mi se me hace que algo se traen contra el señor Madero los huéspedes del cuarto de al lado. Los veo muy sospechosos y siempre están hablando en voz baja —dijo Antonio Rousset a sus hermanos al regresar al hotel San Agustín de la ciudad de México, donde habían concurrido como otros muchos maderistas para recibir al Caudillo y acompañarlo en los primeros momentos del triunío revolucionario. —Uno de ellos es el malvado Joaquín Pita, el que junto con Miguel Cabrera atacó la casa de Aquiles Serdán; y los otros son gente muy adicta al ex gobernador Mucio Martínez, que nos tiene ojeriza desde que supo que nosotros le ocultábamos armas a los Serdán. —Mejor vamos a decírselo a don Abraham Martínez, que es el jefe del Estado Mayor del general Zapata —repuso Guillermo—, no sea que ya después sea tarde . . . Los tres hermanos se fueron en busca de Abraham Martínez, al que no le gustó lo que le contaron. —Ahorita me repiten lo dicho delante del licenciado Emilio Vázquez Gómez, que es secretario de Gobernación y sabrá lo que se deba hacer —dijo Abraham Martínez. Vázquez Gómez lo escuchó muy preocupado. Sin duda temió que se repitiera el drama de Aquiles Serdán, mártir de la Revolución. —Estos señores son capaces de todo; necesitamos estar muy listos para cuidar la vida de "Panchito" (1). Y como "Panchito" irá a Puebla en estos días, esos complotistas tratarán de seguro de atentar contra su vida en aquella ciudad. Así que usted, señor Martínez, vayase cuanto antes para poner sobre aviso al gobernador Rafael Cañete. Las cosas no andaban del todo bien para los revolucionarios de Puebla debido a que el coronel Aureliano Blanquet, jefe del 29 batallón federal, de la guarnición de la capital poblana, era militar del antiguo régimen y les tenía mucha tirria. Se mostraba A El 13 de agosto de 1911 Francisco I. Madero llegó a Cuernavaca con intención de entrevistarse con Emiliano Zapata. Lo recibió Victoriano Huerta, encargado por De la Barra de reducir a los campesinos que se negaban a deponer las armas. (1) Magaña, Gildardo: Emiliano ta y el Agrarismo en México, pág. 170 (1951). ZapaT. I, MEMORANDUM "Las revoluciones generalmente van más lejos del punto a donde pensaban llevarlas sus iniciadores; porque una vez puestas en movimiento las masas del pueblo, es difícil sujetarlas. Esta Revolución ha sido excepcional, pues la hemos detenido en el momento que hemos querido . . . Deseo que usted comprenda que los revolucionarios, al admitir los tratados de paz que yo celebré, y someterse a ellos . . . esperaban disfrutar de las prerrogativas que en todos los países del mundo tienen los vencedores. Por esta circunstancia, causa grandísima indignación entre todos los elementos revolucionarios verse constantemente postergados . . . y ver cómo se les trata por el actual ministro de Gobernación, García Granados . . . para Victoriano Huerta deseaba infundir con-^ fianza al futuro presidente, aunque ya^ conspiraba contra él. Para halagarlo organizó un desfile de sus tropas. La bandera del 29o. batallón pasa delante del héroe de la Revolución. Huerta y el general más joven de la Revolución, Juan Andrew Almazán, acompañados de varios jefes y oficiales, celebran una conferencia de paz en la ciudad de Cuernavaca. R-) bastante agresivo y disgustado al ver tanto maderista por sus dominios. A pesar de ello, el coronel Benigno Zenteno había acuartelado en la plaza de toros a ochocientos partidarios del Caudillo, cuya llegada esperaban con estusiasmo. Al coronel Zenteno fue a ver Abraham Martínez en cuanto llegó a Puebla y ambos interesaron al gobernador Cañete, que les dio todo su apoyo. Abraham Martínez y sus amigos realizaron una severa investigación que dio por resultado que las autoridades aprehendieran a los diputados locales Emilio Bonilla y Enrique Orozco, al diputado federal Carlos Martínez Peregrina, hijo del ex gobernador Mucio Martínez y a la señora Angela Conchillos. Se comprobó que andaban complotados para atentar contra Madero. En el asunto andaban mezclados también el general Valle, el coronel Blanquet, y el mismo ex gobernador Mucio Martí- A LEON DE LA quien la peor recomendación es haber sido revolucionario . . . Usted se ha apoyado hasta ahora para gobernar en el partido revolucionario . . . De admitir la extraña teoría del actual ministro de Gobernación que a mí me la expresó, resultaría que muy pronto todos los gobernadores serían procesados como el de Tlaxcala . . . No tengo ningún inconveniente en no volver a inmiscuirme para nada en las cuestiones de gobierno; pero en este caso no puedo comprometerme a evitar que sean atacados sus ministros y hasta usted mismo . . . no puedo permitir que lo pactado por la Revolución vaya a quedar letra muerta . . . Tengo nruphas nlpnas rlp HIJP RPVPÇ ÇÍ P% prueDas pienas ae que Reyes si está preparando una Revolución . . . Reyes conspira c o n s t a n t e m e n - BARRA te . . . a usted mismo le han llevado testigos de la clase de propaganda que hace Reyes . . . en caso de un levantamiento, no será contra usted, sino contra mí . . . veo ese peligro muy grave . . . pero tengo la seguridad de que dominaremos . . . El ministro de Gobernación . . . ha dicho que antes de dos meses estaremos en manos de Reyes . . . dado el espíritu que reina en el ejército, que indebidamente se siente humillado por el triunfo de la Revolución." "FRANCISCO I. MADERO". Madero, F. I.: Memorándum sobre la Situación, Méx., 26 de agosto de 1911. M s A | v a r e 2 . C i t a d o p o r vaiadés, José C.: Imaginación y Realidad de Francisco I. Madero (1960). nez . . . La detención de los conspiradores ocurrió el 9 de julio, el mismo día en que Madero conmovía en México a la opinión pública disolviendo el Partido Antirreeleccionista. Los detenidos fueron conducidos a la plaza de toros, donde se hallaban acuarteladas las tropas maderistas, pues Abraham Martínez no se fiaba de nadie. Y tenía razón, pues no pasó mucho tiempo sin que recibiera un mensaje de México donde se le ordenaba, por parte del presidente De la Barra, que dejara en libertad a los prisioneros, a los que posteriormente se les abriría proceso . . . Los enemigos de la Revolución apoyados en el neoporfirismo y por la prensa antimaderista sabían moverse con rapi¡Lo rompo todo!, dice Madero, caricaturizado como un nuevo Moisés, que despedaza el Plan de San Luis Potosí, ante el enojo de la opinión pública que asoma tras el monte; todo causado por el distanciamiento político entre Madero y Píos Vázquez Gómez. (MULTICOLOR, 3 de agosto ide 1911). dez. Pero no contaron con la firmeza de carácter de Abraham Martínez que desacató la orden presidencial y salió con los prisioneros a México para ponerlos a disposición del secretaño de Gobernación. Se entrevistaron en la casa particular de este, en la esquina de las ca11P<! Mnrolns V RiimrpU proceder"de ustedes; han cumplido con su deber como revolucionarios /* WiV> V«™»*? ríómpr « Mnrtí —le di]o Vázquez (¿ornez a Martinez— pero el señor Presidente, a pee/rr Ao mío lo he orni.oetn el nsnntn sar de que le he expuesto el asunto tal cual es, está en completo desaruerdn mñ 1n* nnrehenvinne* v nr acuerdo con las aprehensiones y ordena que esos señores sean puestos e„ jihertnH en lioertaa . . . —Pero entonces, ¿la Revolución va a quedar burlada? '-exclamó sorprendido Martínez. —¿Y qué quieren que yo haga hijitosí —replico el licenciado— Ya son muchas las dificultades que he tenido con el señor Presidente De la Barra cuantío trato de defender los intereses de la Revolución, y es probable que, por esa causa, tenga que sepamrmo In secretaria <ioorotnrín rarme rio de la Y acatando las ordenes presidencíales, fueron puestos en libertad los deten M°s (1). Media hora después de esta conversación, cuando Abraham Martí- nez almorzaba con unos amigos en el café "El Palacio de Cristal", fue detenido por varios agentes de seguridad y enviado preso a Puebla . . . (2) N 0 iban mejor allí las cosas aquel 12 de julio, víspera de la llegada de Madero. Como a las 9 de la noche un earruaie naso delante de la Dlaza de carruaje paso aeianie ae ia piaza ae ¡ g * ffiff SSSilSlSSJSl maderistas muchos de ellos con sus maaenstas, mucnos ae euos_ con sus mujeres y sus pequeños hijos. Los a u e iban dentro del coche dispararon q loan aentro aei tocne uispararun muchos tiros sobre la guarnición que vigilaba la Dlaza Entre los atacantes viguaDa la piaza. rentre ios atacantes s e c r e y o reconocer a una de las pers o n a s aue acababan de ser deiadas sonas que acaDaoan ae ser aejaaas e n libertad, luego de ser acusadas de coniura contra la vida de Madero C J °« . y a vienen, ya vienen!'^gSó alguien con firme voz dentro de la plaz a . "¿Quiénes?", decían los soldados y s u s mujeres. "¡Los del coronel Blanquet, vienen a tirotearnos!" Además de Adame Macias y de los jefes Agustín del Pozo y Benigno N. Zenteno, se encontraba en la plaza el general Francisco A. t i • • Gracia, con fuerzas revolucionarias. Toda la noche hubo un tiroteo que n o ces¿ hasta la madrugada, por agotamiento del parque de los maderistas, quienes se vieron en la necesidad de abandonar la plaza de toros, que inmediatamente ocuparon las fuerzas de Blanquet, acribillando a balazos o a bayoneta a los insurgentes, a sus mujeres y a tres o cuatro niños que tuvieron la desgracia de no salir violentamente de aquel lugar ( 3 ) . refriega se generalizó ñor la L ** «anega se generalizo por la ciudad en unos cuantos minutos. Los S K t a S ÏÏhïïSSSTB'S ~T ¿ T í , y ,. t e rro de San Juan; pero nada pudieron hacer Dor falta de narnue AnesarHe nacer por taita ae parque. A pesar de ggjQ f u e n e c e s a r i 0 q u e a i a m a n a n a siguiente el mismo gobernador Cañesiguiente ei mismo goDernaaor oanete v a n o s m a denstas recorrieran las nrincinales nortnndo una hanca¿ caues principales portanao una oand e r a blanca, para hacer desistir a las ¡rentes de Adame Marías v dp Rían gentes ae Aaame Macias y ae uianq u e t d e COntmuar la refnega • (i) Magaña, Gildardo: Emiliano Zapata y el Agrarismo en México, T. I, pág 174 1951 ( )( 2 ) Dos años más tarde, en 1913, Martínez, preso en la Penitenciaría del Distrito Federal, fue puesto en libertad; S^°„ÍS|f S Í 2 E Í ? contra ÏÏXJÍMadero ÍSJÜÍS'Í, dos que K conspiraron en 1 9 H hicieron que volviera a ser aprehendido. Llevado a Zacatelco, Tlax., fue asesinado con lujo de crueldad. (3) M ña> G ü d a r d o . Emüiano Zapa. ta y e¡ Agrarismo en México, T. I, pág. 175 (1951). El jueves 17 de agosto, Madero fue a Cuautla para hablar con Zapata, y en un discurso a los hombres de don Emiliano, de acuerdo con los deseos de éste, prometió que la Revolución cumpliría todo lo ofrecido. El presidente interino, licenciado Francisco León de la Barra, miembros del gabinete, don Francisco I. Madero y el embajador de los Estados Unidos, Henry Lañe Wilson, durante la celebración de las fiestas del 4 de julio. Wh) El 4 de noviembre Francisco León de la Barra rindió su último informe al Congreso de la Unión. Al dia siguiente partía del Palacio Nacional el solemne bando |ipor el que se daba cuenta al pueblo de X l a elección de don Francisco I. Madero. CARTA A "En la atmósfera en que usted sirve no puede darse cuenta exacta, pero los que podemos tratar con todas las personas lo notamos claramente. Se le tacha a usted de debilidad y compla cencía con los enemigos y se cree que. de seguir así las cosas, esa debilidad y esa complacencia harán que los ideales revolucionarios fracasen. "Muy pocos, a decir verdad, quieren reconocer en usted la energía necesaria para guardar incólumes los principios revolucionarios, y quienes así piensan, ven con tristeza la opinión contraria, puesto que nadie como usted es más indicado para guiar la futura república. Esa corriente de opinión a que me refiero, va extendiéndose con mucha rapidez entre nuestros mismos correlígionarios. "Otra crítica, no carente de fundamento, es que se estima como una torpeza el licénciamiento rápido de las fuerzas revolucionarias, sin que se dé paso alguno para el licenciamiento de las fuerzas federales en lo que tienen de forzado, pues es opinión general que muchos de esos elementos forzados de las fuerzas federales, se irían gustosos a sus casas a la primera indicación. Dejar en pie al ejército federal en los momentos en que entran en acción los elementos no desaparecídos del antiguo régimen y hacer desaparecer las fuerzas revolucionarias, es tanto como abrir el camino v la victoria a la reacción. MADERO "Todos los que aman a usted, que constituyen la mayoría, ven con profunda tristeza la política seguida por usted y sus colaboradores inmediatos y ansian una reacción hacia la energía que debe sostener, a toda costa, la bandera revolucionaria, "Lo que he notado francamente es que lo que está jugándose en la política oficial y ante la mirada bondadosa de usted son los elementos políticos científicos y reyistas ya nuevamente en lucha, con exclusión casi completa de los verdaderos elementos revolucionarios, Mirando al Ministerio, se ve claramente el predominio del limantourismo (cientificismo), y que los elementos revolucionarios, apenas representados por el dignísimo y enérgico doctor Vázquez Gómez, están en minoría. De seguir así, sin que se reaccione con energía y sin temores ningunos, lo que no consiguieron los proyectiles federales lo conseguirán las intrigas políticas, "Yo quisiera, señor Madero, que usted pudiera disfrazarse un poco y que se pusiese en contacto con sus partidarios mismos para convencerse de °.He l a opinión que va haciéndose pulblica, acabará por mirar en usted, con profunda tristeza, solamente el apóstol V a1 caudMIo, pero nunca al gobernante . . . " Roque Estrada Portes Gil, Emilio: Autobiografía de la Revolución Mexicana (1964). "Y NO ERAN "En 1911 yo era civil, amigo de Zapata y partidario de sus ideas. Trabajaba como conductor de trenes, en el Interoceánico. Estaba en Puebla y se había anunciado la llegada de don Francisco I. Madero, de quien también era yo partidario, identificando la causa perseguida por él con la del general Zapata. "En la madrugada fue el tiroteo de la Plaza de Toros. El coronel federal Blanquet, por órdenes del ex gobernador» Mucio P. Martínez, TOROS" mató a un numeroso grupo de fuerzas zapatistas, desarmadas y listas para licenciarse, que dormían en la mencionada plaza de toros. Los asesinaron con ametralladoras emplazadas en las graderías. El pretexto fue que habían querido, la noche anterior, matar al hijo del ex gobernador. "Las tropas zapatistas que más sufrieron en el traicionero ataque fueron las del general Gracia." Gral. Manuel Sosa Pavón El jefe de la Revolución firma el acta de T un club político, que lo postuló candida- M to a la primera magistratura. El nuevo Partido Constitucionalista sostuvo la fórmula Madero-Pino Suárez. Durante el periodo préélectoral los clubes antirreeleccionistas tuvieron una activa participación, por eso causó sorpresa la decisión del Caudillo de disolver el partido que lo había llevado al triunfo revoie lucionario. La Convención del Partido Constitucionalista se efectuó entre los días 27 y 31 de agosto. Madero llega al Teatro Hidalgo para rendir la protesta como candidato a la presidencia de la República, en medio del entusiasmo popular. ^ - ) Los maderistas bajaron de las torres donde se habían refugiado con las carabinas en las manos, conteniendo apenas la ira y la indignación por la matanza de la noche anterior. Hombres y mujeres formaron una valla por la que horas más tarde pasó el Caudillo saludando a aquella gente que por un momento olvidó a sus muertos recientes para aclamarlo. Por la tarde del mismo día, a inidativa del señor Madero, las fuerzas federales y maderistas que habían combatido toda la noche del 12 al 13 formaron en el Paseo Nuevo, donde fas arengó, diciéndoles que ya no debían estar divididas, que la lucha de las armas había terminado, y por consiguiente, que se viesen como hermanos (1). Madero deseaba pacificar los ánimos para llevar la tranquilidad a toda la República. Así lo explicó a Emiliano Zapata cuando éste protestó por la detención de Abraham Martínez y del coronel Benigno N. Zenteno, acusados de desobedecer al presidente De la Barra. La prensa informó que habían sido trescientos los muertos, la mayoría de ellos eran maderistas. — — — — — ^ - ^ ^ — ^ — — DA' A D +" " r6rQI6llQ0 rTÔSTIglO Un triste recuerdo dejó en don Francisco I. Madero la recepción que le tributó Puebla el jueves 13 de julio de 1911. Las manifestaciones organizadas en su honor se ensombrecieron ante la matanza que los solda- dos del coronel Blanquet hicieron de sus correligionarios, en represalia urdida por quienes fueron aprehendidos por haber intentado asesinarlo. Para licenciar tropas maderistas y tomarse un descanso, salió de Puebla a Tehuacán (2), donde disfrutó por unos días de los baños termales. Y una tarde, al volver de su acostumbrado paseo a caballo, encontró en su escritorio una carta de México firmada por uno de sus más fieles seguidores, el licenciado Federico González Garza. Le dice a Madero (1) Magaña, Gildardo: Emiliano Zapata y el Agrarismo en México, T . I , pág. 177 (1951). (2) Balneario famoso en el Estado de Puebla. débil de gobernar, ahora que no estoy gobernando nada . . . (2). "Al presidente De la Barra, en comentario a la carta precitada, González Garza lo juzga con gran severidad al considerarlo desleal e hipócrita y al servicio de los intereses del régimen caído. Veamos lo que escribe: "El simple testaferro de calidad (3), pero al fin testaferro, se rebela contía el transitorio papel que las partes le han confiado enunaempresa en que se juega el bienestar o la desgracia de todo un pueblo, y allí donde el verdadero mandante, la Revolución, por voz de su caudillo, dispone lo que debe hacerse para favorecer la resolución de uno de sus postulados, el económico-social, sin necesidad de que se derrame una sola gota más de sangre mexicana, el simple intermediario, envanecido y envalento- que "aquel optimismo ha dejado de ser en usted una gran virtud para empezar a convertirse por el simple juego de las circunstancias en un gran defecto", y agrega: "Usted está perdiendo prestigio porque no se le considera bastante enérgico para dominar a los numerosos elementos anárquicos cuya agitación va siendo cada vez mayor . . ." (1). Madero apartó un momento el pliego para recordar lo que había comentado hacía poco con uno de sus amigos: Es curioso que se me juzgue nado por las adulaciones y el apoyo de la reacción que en realidad no ha sido aún arrojado del poder, equivoca trágicamente su papel, confunde la salud del pueblo con la estabilidad y prestigio de su efímera administración y lleno de arrogancia y vanidad, prefiere que el Estado de Morelos se convierta en un hacinamiento de ruinos humeantes antes que consentir se entablen negociaciones pacíficas para satisfacer, hasta donde sea posible, las demandas de aquel pueblo infortunado (4) . Madero regresó inmediatamente a la capital de la República donde, convencido de que no era la persona adecuada para ese cargo, picho su renuncia como secretario de Goberpación al hcenciado Emilio Vázquez "°i? e . z / . , ... „, , El licenciado Vázquez Gómez fue sustituidoo r en la Secretaria de Gobern aci n , ° P , e l ingeniero Alberto Gar« a Granados . el mismo de quien ff r a s *JO que había pronunciado esta e: ,^a h bala que 5)mate a Madero salmra atna P < ; Q• , « , •• r IS3Q3S 0 6 U3D3IIOS La denominación que se daba a los maderistas zapatistas de "pelados" y "bandidos" iba haciéndose común entre la gente distinguida de la ciudad de México. (i) González Garza, Federico: La Revolución Mexicana. Mi Contribución Político-Literaria pág. 299 (1936). & ,Y?ladés, José C: Imaginación y RealidadteFrancisco I. Madero, T..II, ' ' g ^ 1 P reside "te interino, León de la ,.. '., TT . , $ f e lh £ ^IZJn^MexicZl TI pág. 184 (1965). ( 5 ) valadés, José C: Imaginación y Realidad de'Francisco I. Madero, T. II, pág. 195 (i960). Don Francisco I. Madero, a su regreso de Tehuacán, se dedicó a buscar alguna solución al problema de Zapata, al que había calificado como símbolo del andrajoso de indumentaria, pero de tersura y grandeza de corazón (1). Zapata confiaba absolutamente en él, pero no había desarmado a su gente. El periódico del gobierno, El Imparcial, comenzó a aplicar al guerrillero el mote de "El Moderno Atila" y a atribuirle frases como esta: "No reconozco más gobierno que el de mis pistolas", al mismo tiempo que lo responsabilizaba de cuanto de malo ocurría en el Estado de Morelos. Llegó a decir que se había apoderado de toda la dinamita que había en Cuernavaca, y que en esta ciudad ya no había señoritas, pues "todas han emigrado temerosas de los atentados de Zapata" (2). El licenciado Francisco León de la Barra durante el acto eleccionario. Su administración protegió a los neoporfiristas, que M iniciaron una campaña de descrédito en X contra del líder revolucionario. Madero rompió con los hermanos Vázquez Gó- - í mez, y la primitiva fórmula para las elecciones: p Madero-Vázquez Gómez, fue cambiada por la de Madero-Pino Suárez, lo que dio lugar a esta caricatura con su correspondiente diálogo: Pueblo: —Oye Pancho, ¿y Vázquez Gómez? Pancho: —Qué Vázquez Gómez ni qué Vázquez Gómez, ahora ten-Pino. (LA SÁTIRA, lo. de septiembre de 1911). Un momento histórico: Francisco I. Madero deposita su voto con la satisfacción de quien está convencido de su triunfo y de que su elección significa el fin de tres décadas de gobierno demagógico y el retorno a los principios constitucionales.! Zapata se hallaba entonces en su pueblo natal, Anenecuilco, y allí supo el 9 de agosto que el presidente interino, Francisco León de la Barra, había enviado al general Victoriano Huerta al Estado de Morelos, al frente de una gruesa columna compuesta de caballería, infantería y artillería, para que procediera a licenciar las tropas zapatistas "a como diera lugar". También le informaron que el gobierno federal había designado gober(1) Valadés, José C : Imaginación y Realidad de Francisco I. Madero, T. I, pág. 183 (1960). (2) El Imparcial, 18 de junio de 1911, citado por Magaña, Gildardo: Emiliano Zapata y el Agrarismo en México, T. I, pág. 152 (1951). EL RIO REVUELTO El Diario del martes 15 de agosto de 1911 anunciaba con grandes titulares que E m i l i a n o Zapata "pretendía" imponer condiciones al gobierno, pidiendo la separación del gobernador del Estado, y que acababa de celebrar una conferencia telefónica con el señor Madero. El guerrillero había declarado a El Diario que no atacaría a las fuerzas federales, pero que se defendería "hasta morir". De igual r e p e r c u s i ó n en la opinión pública era la disputa de Francisco Vázquez Gómez con Francisco I. Madero, o la noticia de que la candidatura de "el Presidente Blanco" para la futura elección iba a ser discutida en las convenciones de los partidos Popular Evolucionista y Católico Nacional. Una semana más t a r d e , el martes 22, El Tiempo informaba que las tropas del general Huerta habían entrado a Yautepec, en manos de los zapatistas desde el jueves 4 de mayo. Era la guerra declarada contra Zapata, a pesar de los esfuerzos conciliadores de Madero y del anuncio de que se estaban licenciando las tropas maderistas en el Estado de Morelos. La noticia de la intervención de Victoriano Huerta, aunque destacada, aparecía rodeada de otras inofensivas, un homenaje al último emperador azteca, el anuncio del primer concurso de aviación militar en París, el viaje del Zar a Alemania, que parecían restarle importancia. Sin embargo, todo tenía importancia; como, por ejempío, la entrevista del general Reyes con el presidente De la Barra. El río estaba revuelto y los pescadores buscaban su provecho . . . Testimonio Periodístico, Agosto 15-22 de 1911. El ingeniero Hay se despidió rápidamente de Huerta y en el camino, cuando iba a comunicar a Madero lo que había ocurrido, recordó que allí mismo, en la plaza de Cuernavaca, había estado charlando con Victoriano Huerta, quien le había dicho: Soy un hombre honrado y un subordinado pundonoroso; desearía tener la oportunidad de ser presentado al señor Madero, cuyo valor admiro. Le juro a usted por mis pequeños hijitos —agregó señalándolos— que antes que nada, soy un soldado de honor y le ruego que convenza al señor Madero de que en mí tendrá un amigo fiel y un servidor hasta la muerte (3). Pero también recordó el ingeniero Hay que en otro momento de la conversación, Victoriano Huerta le había dicho: Mi norma de conducta es esta: Nunca siento lo que digo, ni nunca digo lo que siento (4). En el hotel donde se hospedaba, Madero se enteró por boca de Hay de lo que parecía ser una celada de Victoriano Huerta, tendida en el camino de Cuernavaca a Cuautla. Decidieron que la entrevista con Zapata se haría por teléfono. Intentan Entenderse Hubo un gran desfile de tropas révolu- T Cuernavaca el día 13 de agosto, acom- cionarias. Emiliano Zapata pasó al frenteÉ de sus hombres, riéndose en un mar P ^ í 1 0 d ^ Í n ?. e n Í e / 0 E d u a r d o Hav > i*ftff ^fTíopoman h . de sombreros puntiagudos, preguntandose si el señor Madero cumpliría con la promesa de devolver las tierras a los campesinos Cuautla. Horas antes de partir, cuando apenas clareaba el día, el ingeniero Hay salió a pasear por las afueras de Cuernavaca, por el camino que con- ' nador y comandante militar del Estado de Morelos al general Ambrosio Figueroa. De la Barra se mostró intransigente y autoritario al someter a Zapata, tal vez asesorado por su nuevo secretario de Gobernación, el ingeniero Alberto García Granados (quien, refiliándose a las demandas agrarias de los zapatistas, había afirmado que no estaba dispuesto a "tratar con bandidos"), Zapata protestó con gran energía por aquel despliegue de fuerza innecesario que agudizaría los problemas de su Estado natal, donde ya había entrado como una amenaza el coronel Aureliano Blanquet, con otro fuerte contingente militar. Pidió a Madero que fuera a Cuautla a hablar con él, a fin de que los dos buscaran remedio a la situación. El Caudillo llegó a ducía a Cuautla. Había llovido mucho la noche anterior y le llamó la atención numerosas huellas de caballos herrados. Supuso que Huerta había enviado alguna avanzada de su caballería para que protegiera el paso de Madero; mas no teniéndolas todas consigo, regresó de prisa a Cuernavaca, buscó al general y le preguntó: —¿Envió usted escolta a recorrer el camino de Cuautla, señor general? —No, coronel —respondió Huerta enérgicamente y un tanto enfadado—; no ha salido un solo hombre de mis fuerzas fuera de la plaza y debo advertirle que sin mi consentimiento no se mueve un "chivo" ( 1 ). Mi gente está perfectamente disciplinada y nadie se moviliza sin mi consentimiento. —Yo tenía entendido —dijo Hay, aparentando no dar mayor importancia al asunto— que usted había ordenado que se hiciera algún servicio de vigilancia en el camino . .. (2) Desde su cuartel general, situado en el callejón de la Tesorería, junto al Palacio Municipal de la ciudad de Cuautla, el general Zapata se puso al habla telefónicamente con Madero. El tema de la conversación era que en el sentir de los maderistas, las fuerzas federales deberían salir del Estado, pues no consideraba correcto su envío y menos los peparativos bélicos que ostensiblemente estaban haciendo; que los maderistas no habían dado motivo alguno que justificara la actitud de las fuerzas federales y la del Gobierno que las enviaba, pero que si había ese motivo, estaban dispuestos a discutirlo y a corregirse; (1) El soldado, por su emolumento o salario. (2) y (3) Magaña, Gildardo: Emiliano Zapata y el Agrarismo en México, T. I, págs. 201 y 202 (1951). (4) Magaña, Gildardo: Emiliano Zapata y el Agrarismo en México, T. I, pág. 202 (1951). Al llegar a Cuautla, Morelos, el señor Madero fue recibido por el general Eufemio Zapata, hermano de Emiliano, con quien se retrató. Eufemio aparece detrás del Caudillo, rodeado por jefes zapatistas y acompañantes de don Francisco. B - > LA CORONELA DEL MARIA ESPERANZA CHAVARRIA María Esperanza Chavarria. Zapatista, a S r d e R N U S S ? tos administrativos en las organizadones zapatistas. —En mayo de 1911 tenía yo trece años. En ese tiempo vivíamos con continuos sobresaltos porque las tropas federales perseguían a los zapatistas: entraban a un pueblo, buscaban a los que simpatizaban con la Revolución y los fusilaban. —El día primero de ese mes tomarón la plaza de mi pueblo las fuerzas del general Zapata, mandadas por Lucio Moreno y Román Castro. Yo, cansada de tanto sus- to, decidí incorporarme a las filas de los zapatistas y me fui con Roman Castro. Salimos para Cuautla, que a los pocos días cayó en nuestro poder; de allí nos fuimos a Ozumba; y así continuamos por todo el Estado de Morelos y Guerrero. —Por fin entramos a México junto con don Francisco I. Madero, pero como él no quiso repartir las tierras, nos volvimos a la sierra. —Me hirieron en Mexicaltzingo. - D e s p u é s de sanar, empecé a realizar una serie de pequeñas misiones entre los zapatistas, llevando parque, armas, mensajes. —Tenía yo un hermano, que era el general de brigada Herminio Chavarria. Cuando a él lo mataron, vine a México a recoger armas, serían como 250 fusiles y parque; no pude recoger todo, pero lo poco con que llegué al cuartel de Zapata, en Cuautla, Morelos, valió para que Benjamín Argumedo pidiera mi ascenso a coronela. —En una ocasión, Benjamín Argumedo, me había corrido del cuartel alegando que no quería CACHAZO "viejas" (1) en las filas, mandándome con las soldaderas. Pero una vez, peleando por San Antonio Coapa, vio cómjo le di de cachazos (2) a un federal, para que me entregara el parque, y desde entonees me tomó mucha estimación, —Cuando don Francisco I. Madero fue a ver a Zapata, nos vinieron a avisar que la gente de Victoriano Huerta se encontraba en el cerro de la Tetilla, esperando que saliera Madero para caer sobre nosotros Amador Salazar rodeó inmediatamente el hotel Urolo y mandó a Huerta un mensaje ávisándole que Madero no saldría hasta que él retirara las tropas, —Las tropas se retiraron y nuestra fuerza también dejó de sitiar el hotel. A las pocas horas, Madero, que parecía no haberse dado cuenta del incidente, salió rumbo a la ciudad de Cuernavaca, y de allí a México. {U Muchachas, ( 2 ) G o l p e c o n l a c u l a t a d e la pistola Testimonio Viviente. Septiembre de 1966. - que no tenían confianza en que los federales fueran a ser el sostén del nuevo orden de cosas; que el envío de fuerzas era una maniobra de loe hacendados, apoyados por el Gobernador provisional; que desde el momento en que eran clarísimas las intenciones de no permitir que el Estado se organizara conforme a los principios del Plan de San Luis Potosí; h presencia de las fuerzas federales vulneraba la soberanía de Morelos (1). La conferencia se prolongaba demasiado. El señor Madero no quiso interrumpirla, pero seguramente deseoso de cambiar opiniones con sus consejeros inmediatos, pasó la bocina a uno de sus ayudantes, quien, imprudentemente insinuó a Zapata que tal vez aquellas peticiones se debían al miedo que tenían los zapatistas a los federales. Entonces el Caudillo del Presidente electo, Madero llega a México 1 acompañado por Pascual Orozco la tarde i del 2 de noviembre. Sus partidarios lo recibieron en triunfo, deteniendo el automóvil a cada paso, al extremo que tardó varias horas en llegar a su casa. / ///// Candidato a la presidencia de la República, don Francisco I. Madero se retrata con su padre, cuyo primer nombre llevaba, y con su hermano Gustavo. El destino y la traición privarían al señor Madero de sus dos admirados hijos. Sur alzó la voz violentamente y dijo casi a gritos que cuando se había lanzado a la Revolución dejó en su casa, colgados en un clavo, unos pantalones viejos en los que se había quedado el poco miedo que en su vida tuvo (2). Zapata siguió insistiendo en lo mismo, en que no desarmaría a sus camÍ)esinos hasta que no fuera realidad a restitución de los ejidos a los pueblos. El jueves 17 de agosto Madero se decidió ir a Cuautla a hablar con Zapata. En el jardín central de Cuautla arengó a Zapata y a los millares de hombres de calzón blanco y sombrero de petate (3) que lo acompañaban: He venido aquí a traer la calma y la tranquilidad y no saldré hasta que no (1) y (2) Magaña, Gildardo: Emiliano Zapata y el Agrarismo en México, T. I, pág. 209-210 (1951). (3) Petate: Tejido en tiras de hojas de palma. tengáis la seguridad de que vuestros derechos serán respetados en todos sentidos (1). Y después, en la plática que tuvieron Madero y Zapata, éste le dijo: He querido, señor Madero, gue los representantes de hs pueblos estén aquí, para que oigan del Jefe de la Revolución lo que deben esperar ¿e él, pues por mi parte ya saben que no descansaré hasta que se cumplan las promesas que hizo la Révolución (2). Madero telegrafía a De la Barra pidiéndole que las fuerzas federales se reconcentren en Cuernavaca y regresen a la ciudad de México lo más pronto posible. Al día siguiente envía otro mensaje al presidente interino en el que le dice: Huerta y Blanquet son muy odiados en esta región, y como a mi me engañó el primero, estas gentes, en su desconfianza, llegan *** a temer que con cualquier pretexto desobedezcan al gobierno para provocar un conflicto, pues parece que es lo que Huerta desea (3). Y acto seguido se dirigió a los mismos jefes militares para hacerles comprender que al recurrir a la violencia, lo único que hacían era retardar y dificultar el licénciamiento de las tropas. Ya Zapata se disponía a licenciar sus tropas, confiado en que la intervención de Madero bastaría para lograr lo que justamente pedían los revolucionarios de Morelos, cuando se supo que el general Victoriano Huerta, acantonado en Cuernavaca, se dirigía contra el pueblo de Yautepec. Los esfuerzos de Madero por hacer volver la tranquilidad al Estado de Morelos se estrellaban contra la per- tinada del gobierno de De la Barra, resuelto ya a someter a Zapata por la violencia encarnada en Victoriano Huerta, no obstante que el Caudillo de la Revolución en uno de los muchos telegramas que desde Cuautla envió al Presidente Interino, le decía explícitamente: las noticias que usted ha recibido respecto a los desmanes de las fuerzas de Zapata, son grandemente exageradas y en algunos casos únicamente sospechas de que puedan hacer tal o cual cosa (4). Envalentonado por el apoyo tácito q u e continuaba recibiendo del Presidente Interino, y sabiendo por otra : G> Magaña, Gildardo: Emiliano Zapa£ » ¿ f$£?m0 en Mexlco' T" *• ' » ( 4 ) Magaña> Güdardo: Emi&,„„ zapata y el Agrarismo en México, T. I, págs. 222-224 y 238 (1951). LA NOTICIA CONTEMPORÁNEA TENSION FRANCO-ALEMANA Durante el verano y parte del otoño de 1911, Europa está al borde de la guerra, debido a una exacerbación de la interminable pugna germano-franeesa. En este caso el motivo de fricción es la ocupación de Fez, capital del imperio marroquí, en mayo de ese año; dicha ocupación consume la hábil labor de penetración que tanto franceses como españoles han llevado a cabo en Marruecos. El imperio alemán, sorprendido por la rápida acción gala, con el pretexto de proteger a sus subditos y respaldar su decisión de instalar una base naval y obtener una zona de influencia en la región, envía al cañonero Panther al puerto marroquí de Agadir. Cuando el pequeño barco - c i e n t o cincuenta hombres de tripulación— ancla el prlmero de julio en el referido puerto, se inicia una serie de semanas en que, no solamente Europa, sino el mundo, viven al borde de la éuerra T a s f arduas n e g o S n e s que culminan el 4 de noviembre con la firma de un tratado, Francia cede a Alemania unos 275,000 kilómetros cuadrados del Congo Francés, a cambio del reconocimiento por parte del Imperio alemán, de la influencia francesa en Ma rruecos. La opinion publica compren de, sin embargo, que se trata de un aplazamiento del choque inevitable. Tarde o temprano se llegará a la guerra ••••••.•AM ...•--*•-,......, MAURICIO M A E T E R U N K En 1911 recibe el Premio Nobel el escritor belga, en lengua francesa, Mauricio Maeterlínk. Su extraordinaria labor, Iniciada con La princesa Malena y ¡jtContinuada, entre otras muchas obras, &&^^tt¿ST¿ terlor, Monna Vanna y El pájaro azul, Permiten apreciar su espíritu cultisimo y sagaz, francés por la firmeza expresiva y flamenco por su atracción hacia los temas de misterio. Con fe en los arcanos de lo ignorado y a la vez delicada sensibilidad e imaginación poderosa adquiere una personalidad inconfundible entre los literatos de fines de siglo. Su original simbolismo es el mejor antidoto de la literatura realista. nos M I P D n f l N A I IÇIÇ MIUiwnlinLlOlo . _ , . . .aco _ . . „ , r a u „ J e' nl "e ' n™u e «° f ï Federico Pregl vos é a s en us , n v e s °^'. , * ? .?. Î!gaciones sobre el microanalisis cuantin s *SSS¡Jt J E J " ! ^ p u°Lîî '2* - fu T^X™**!?'?^?! t 0 eV p r á ^ * ' % , •*!» ^ 5 ¾ ^ V ™£^ m t d Í ca -,§i ï ? f t » M í ? w " 6 ? 1 e Pre ml d e ï'V^îmfJ^i rw L , ° l a Aca demia de Ciencias de Viena y d o s a ñ s m a s ta| de Premi ° - •» ° Nobel, p n i CDfl uULtnn Debido a la terrible epidemia procedente de Turquía y Grecia, en el transc u r s o del año se han presentado en Ita| ¡ a c a s ¡ 30.OOO casos de cólera, de los cuales más de la mitad, han tenido un desenlace funesto. El 5 de septiembre un periódico de la época asienta: "Se asegura que si el P ue blo italiano se niega a aceptar las medidas sanitarias dictadas para prevenir e impedir el avance de la enfermedad, es porque tiene la creencia de que el gobierno trata de envenenar a los pobres. Esta errónea creencia ha dado lugar a que se registren lamentables acontecimientos . . ." La víspera de la boda. Corrió el rumor de que^T iban a ser pospuestas las elecciones, lo que dio p motivo a esta caricatura en la que la Cámara de Diputados, representada por una matrona, le dice a Madero, que vestido a la usanza de Don Juan Tenorio, con la democracia como espada y un ramo de flores (las promesas), espera impaciente: —Pero hijo, hay que oir a los demás pretendientes. A lo que responde Madero: —Bueno, mamá, usted sabe lo que hace, ¿no?, pero si me aplazan la boda, yo no respondo de no raptarme a la niña, ¿no? Al fondo se ven los otros pretendientes: el general Reyes y el doctor Vázquez Gómez. (EL AHUIZOTE, 23 de septiembre de 1911). El 5 de noviembre, siguiendo la antigua-r tradición, se efectuó la procesión del s o - p lemne bando por el cual se declaraba presidente de la República al señor Madero y vicepresidente al licenciado José María Pino Suárez. Don Francisco I. Madero fue presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos del 6 de noviembre de 1911 al 22 de febrero de 1913, en que la muerte a traición interrumpió su mandato, que debía concluir el 15 de noviembre de 1915. parte que el general Bernardo Reyes, desde la ciudad de México, seguía alimentando la división y los rencores dentro de las mismas filas de la Revolución, Victoriano Huerta, haciendo gala de su violento proceder y de sus conocidas intemperancias alcohólicas, avanzó sobre las inermes poblaciones del Estado de Morelos con el pretexto de desarmar a los "bandidos". Pero los zapatistas, en cuanto veían que los federales eran muy superfores en número y armas, se internaban en los barrancos o bien escondían el rifle en el jacal, y luego salían con el morral del pacífico labriego y cogían el arado para seguir sembrando, pero con un ojo puesto en el surco y el otro en la mujer que les cuidaba el rifle. I g SfiDSTSCÎOfl ^ El miércoles 23 de agosto Victoriano Huerta ocupó la plaza de Yautepec y avanzó resueltamente sobre la ciudad de Cuautla, lo que hizo a Zapata ir a ver a Madero para preguntarle dónde estaba la autoridad del Jefe de la Revolución (1) y decirle a la vez: Acuérdese usted, señor Madero, de que al pueblo no se le engaña y si usted no cumple con sus compromisos, con estas mismas armas con que lo elevamos, lo derrocaremos. —No, general Zapata —contestó Madero—, voy a México y lo arreglaré todo. Esta actitud de Huerta ni yo mismo me la explico; pero tenga la seguridad de que el Presidente no la aprobará y creo que todo lo arreglaremos de acuerdo con la ley . . . —Se me hace que no va a haber más leyes que las muelles —contestó Zapata, mostrando su carabina—; mientras se siga desarmando a los elementos revolucionarios, se les dé el apoyo y la razón a los federales que continúan armados, la Revolución y usted mismo estarán en peligro (2). Apenas se había alejado Madero, Eufemio Zapata, que ya era coronel, le dijo a Emiliano: (1) y (2) Magaña, Gildardo: Emiliano Zapata y el Agrarismo en México, T. I, págs. 238 y 245 (1951). —Oye, hermano, yo creo que este chaparrito ya traicionó a la causa; está muy tierno para Jefe de la Revolución y no va a cumplir con nada; sería bueno "quebrarlo de atiro" (1), ¿tú que dices? El general Zapata quedó con la mirada fija en la de su hermano Eufemio, y después de unos segundos, enérgicamente contestó: —No, Eufemio, sería una terrible responsabilidad para nosotros, y no debemos cargar con ella. También creo que no cumplirá con nada porque todos juegan con él; pero es el Jefe de la Revolución y la mayor parte del pueblo todavía le tiene fe; que se vaya; que suba al poder si lo dejan, y si estando en él no cumple con los compromisos que tiene contraídos con el pueblo, ya verás que no faltará un palo en qué colgarlo (2). Zapata había comprendido que ni con la presencia de Madero en Mo(1) Darle muerte sobre la marcha. (2) Magaña, Gildardo: Emiliano Zapata y el Agrarismo en México, T. I, págs. 246-247 (1951). JOSE MARIA PINO SUÁREZ "El licenciado José María Pino Suárez desde muy joven fijó su residencia en Yucatán donde se le acogió con general simpatía. En la Ciudad Blanca' formó un hogar respetable, dedicandose entre otras actividades al ejercicio de la profesión de abogado. Caballero ejemplar, mereció el más alto concepto de propios y extraños. Como intelectual, escritor brillante, poeta de altura . . . fue objeto de distinguidos ho nores en el seno de las sociedades culturales que se ufanaban en escoger sus miembros. "Pino Suárez, poeta, como tropical auténtico, en sus producciones hace gala de sensibilidad artística, como se advierte en el aromoso racimo de poemas que denominó Melancolías; en tanto que en Procelarias, otro bello grupo de versos del mismo autor, palpita un temperamento revolucionario. En el haz de Composiciones Varias, abunda un sentido poético que encanta. Los versos del bardo tabasqueño revelan claramente su modo de ser franco, generoso, altivo y ponderoso según las circunstancias. "S¡ en las diversas actividades de su vida intensa, el licenciado Pino Suárez fue siempre un índice, como periodísta se mantuvo erguido en el campo de la prensa libre. Pregonaba sin ambages: 'Más vale ser simple expectante que actor en una representación de títeres'. Periodista de combate durante los días álgidos de la dictadura porfiriana, y siendo director del Peninsular, diario independiente de la ciudad de Mérida, afrontó con valor y dignidad las responsabilidades del delicado cargo, ya que en las columnas de aquel órgano memorable, jamás tuvieron taxativas los devotos de la 'Libre Expresíón', quienes habitualmente iban a dar con sus arrestos libertarios a los separos de la 'Penitenciaría Juárez', como los déspotas de aquellos tiempos apellidaron irónicamente dicho antro dantesco de reclusión. "Es evidente que a la sencillez patriarcal y demás virtudes humanas inherentes al licenciado Pino, se debió en gran parte su extraordinaria popularidad. Profesionistas, estudiantes, polítícos y aspirantes a la 'Buena Nueva', como calificábamos en las aulas a la Revolución en cierne, íbamos a escuchar sus pláticas, porque don Pepe, como le decíamos sus amigos, no era un demagogo, y sí un convencido de que 'no hay mal que dure cien años', "A todas esas razones tan difíciles de juntar en una sola personalidad, y a las relevantes virtudes cívicas del licenciado Pino Suárez se debió que sus partidarios y amigos nos fijáramos en él para gobernar constitucionalmente el Estado. Pero los malquerientes políticos del ilustre adoptivo del Mayab, denominaron lo que en los comicios había sido un legítimo ejemplo de democracia electoral, imposición del señor Madero. "En el breve lapso de quince meses, el licenciado Pino fue gobernador de Yucatán, ministro de Educación Pública y vicepresidente de la República, tiempo perentorio para poder juzgar con serenidad las capacidades de un hombre en tales puestos. Empero, muchos volúmenes podrían escribirse acerca de la solvencia moral, intelectual, política y revolucionaria del vicepresidente mártir. Aunque basta la síntesis que antecede para fijar una idea de quién puede servir de guia a los vacilantes o carentes de fe en los máximos embates, El camino que señaló el licenciado Pino Suárez, es definitivo: Ser integro, leal, por más que haya que pagar con la vida tan excelsas virtudes." Alonso Romero, Dr. Miguel: Semblanza de José María Pino Suárez. Tomado del libro Madero y Pino Suárez. Testimoníos históricos seleccionados por Arturo Arnáíz y Freg (1963). LA SOLEMNE PROTESTA Junto con la n o t i c i a de un complot antimaderista, con ramificaciones en varios lugares de la República, El Diario del lunes 6 de noviembre traía los detalles de la protesta del presidente Madero. La escolta que lo acompañó a la Cámara de Diputados estaba formada por los jefes revolucionarios más destacados —con excepción de Emiliano Zapata— y en el tra- yecto le rindieron honores el Colegio Militar y los batallones 3, 18 y 20. Se habían alzado arcos de triunfo. Luego de la protesta, el señor Madero regresó al Palacio Nacional donde recibió el saludo de práctica del Cuerpo Diplomático, por boca de Henry Lañe Wilson, embajador de E. U. Se efectuó la trasmisión del mando, pronunciando el señor León de la Barra un discurso que fue respondido por el nuevo presidente. El señor Francisco de la Barra, nombrado embajador especial ante el rey de Italia, fue acompañado hasta su domicilio por la misma escolta de revolucionarios que custodiara al señor Madero. Ese mismo día "el Presidente Blanco" partía en el Ferrocarril Mexicano para Veracruz. El primer consejo de ministros se efectuó en el Castillo de Chapultepec, el día 9 de noviembre, y en el mismo se resolvió enviar al licenciado Robles Domínguez a conferenciar con Zapata; y presentar a la Cámara eJ proyecto de supresión de la vicepresidencia de la República, por la impopularidad de ese puesto. El club "Aquiles Serdán" ofreció al señor Madero un banquete. A la hora de los brindis, el general Victoriano Huerta alzó su copa para decir: —Yo he tenido mala suerte siempre, fui, no hace mucho, sospechoso. Eso es injusto, señor Madero. El gobierno puede contar con el ejército . . . Testimonio Periodístico. Noviembre 6 de 1911. El día 6, martes, Madero rendiría su protesta presidencial. Los principales jefes revolucionarios lo escoltaron desde el Palacio Nacional a la Cámara de Diputados. /m) > Llegada de don Francisco I. Madero a la Cámara de Diputados a protestar como Presidente de la República. Un mar de gente aplaude al hombre en el cual se cifraban las esperanzas del pueblo mexicano. reíos se arreglaba nada, así que después de ordenar que se recogieran las armas que sus hombres habían empezado a entregar en Cuautla, le dijo al Caudillo de la Revolución, al despedirse entrambos: —Vaya usted a México, señor Madero, y déjenos aquí; nosotros nos entenderemos con los federales. Ya veremos cómo cumple usted cuando suba al poder . . . (1) El Nuevo Partido Instalado nuevamente en sus oficinas del Paseo de la Reforma en la ciudad de México, don Francisco I. Madero se entregó de lleno a los asuntos políticos y, fundamentalmente, a lo que se refería a la convención del nuevo Partido Constitucional Progresista que se efectuó del 27 de agosto al 2 de septiembre. La estrella de los hermanos Vázquez Gómez declinaba con gran rapidez. Don Emilio ya estaba fuera del gabinete, porque era un funcionario demasiado soberbio, autoritario, radical en sus ideas políticas, sociales y económicas (2). Y en cuanto a su hermano Francisco, el médico, aun cuando seguía al frente de la Secretaría de Instrucción Pública, pronto iba a recibir también otro rudo golpe, proveniente del nuevo Partido Constitucional Progresista. Esta agrupación política que tantas censuras acarreó a Madero cuando para fundarla disolvió el Partido Nacional Antirreeleccionista, convocó a una convención que se celebró en el Teatro Hidalgo el domingo 27 de agosto, y a la que asistieron 1.500 delegados. En la convención don Francisco I. Madero fue electo por aclamación candidato a la presidencia de ïat República, y candidato a la vicepresidencia ya no el doctor Francisco Vázquez Gómez, que sólo obtuvo 5.564 votos, sino don José María Pino Suárez —la nueva carta de Madero— con 10.245 votos. Fue esta asamblea una de las reuniones democráticas más importantes que se han realizado en la República, pues tanto al discutirse los puntos del programa político que serviría de norma a los futuros maderistas, como al discutirse las candidaturas, hicieron gala y derroche de erudición y galanura oratoria los tribunos de primer orden que demostraron que en la intelectualidad mexicana existían de sobra elementos debidamente preparados para opinar profundamente en todos hs puntos trascendentales de la administración y la política . . . L·l señor Madero, como político, tuvo pleno derecho para crear un partido cuyos elementos garantizaran completómente la acción que él se proponía desarrollar . . . (3) P u e d e a f i r m a r s e e n conclusión: 1 ? Q u e l a c o n v e n c i ó n del 27 de to íue c e i e brada en un ambiente d e c o m p l e t a libertad de los delegados sostener sus candidatos. 2, Q u e l a c a n d i d a t u r a del doctor J: (l) Magaña, Gildardo: Emiliano Zapita y el Agrarismo en México, T. I, págs 246 247 (1951). (2) silva Herzog, Jesús: Breve Historia de la Revolución Mexicana, T. I, Pás- i86 (1965). J e s Ú 9 . Anales de Revolución Mexicana, T. I, pág. 199 (i960). (3) \a Romero Flores Vázquez Gómez fue derrotada porque, eliminadas en votaciones sucesivas las candidaturas a la vicepresidencia de don Alfredo Robles Domínguez y de don Fernando Iglesias Calderón, los partidarios de una y otra, prefirieron votar por el licenciado Pino Suárez, en vez de hacerlo por el doctor Vázquez Gómez. n*\v* l o D o r t s J n T r Í A A l A v U O l l Id D a n a a I riCOIOr No obstante que el aura de popularidad obtenida por Francisco I. Madero en toda la República le vino de haber sido el fundador y jefe del Partido Nacional Antirreeleccionista, su exaltación a la primera magistratura del país la logró a través del Partido Constitucional Progresista. Las elecciones primarias se efectuaron el 1' de octubre, y las secundarias el domingo 15. Participaron, además del Progresista, los otros partidos de que ya se ha hablado. El cómputo de votos de las elecciones de segundo grado arrojó los siguientes resultados: Para la Presidencia Francisco I. Madero 19.997 Francisco L. de la Barra 89 Emilio Vázquez Gómez ... Varios 16 45 El visitante, viendo a un niño (De la Barra) en una andadera con la etiqueta: Francisco I. Madero, le dice a la señora: —Pues, ¡como me habían dicho que el nene andaba solo! Y la interpelada contesta: —Si, lo dejé sólito unos días; pero se dio tantos golpes, que tuve que volverle a poner las andaderas. El caricaturista aludía a las iniciativas que por su propia cuenta tomó el presidente León de la Barra, y que rápidamente fueron frenadas por don Francisco I. Madero. (MULTICOLOR, 2 de noviembre de 1911). IR / os ve¿nte mil no son votantes, que s ¿ n o electores que, representando ca¿a uno quinientos votos, resultan a favor de Madero, diez millones de votos, poco más órnenos (2). ' _ „ , v { Mexicana, Origenls'y Resanados] ci¿n pág. 231 (1957). (2) González Garza, Federico: La .Revolución Mexicana. Mi Contribució Político-Literaria, pág. 393 (1936). Para la Vicepresidencia José María Pino Suárez ... 10.245 Francisco L. de la Barra ... 5.564 Francisco V. Gómez 3.373 Varios _ 51 (1) En consecuencia, la Cámara de Diputados declaró presidente de la República a don Francisco I. Madero y vicepresidente al señor licenciado José María Pino Suárez, para el periodo comprendido entre el primero de diciembre de 1911 y el 30 de noviembre de 1915. En la mañana del lunes 5 de noviembre, se dio a publicidad en el Palacio Nacional el solemne bando en que se daba cuenta de la elección al pueblo libre y soberano. Como resultado del sufragio efectivo, el Caudillo de la Revolución sería el primer presidente de la República elegido democráticamente después de los treinta años de la dictadura porfirista. Francisco I. Madero y José María Pino La ley electoral que rigió las elecSuárez llegan a México en septiembre de ciones que dieron el triunfo al señor jgjj y s o n recibidos por el pueblo con Madero, divide los Distritos electoragranHPc arlamarinnes míe antirinan «¡u les en Secciones de quinientos habigranûes aclamaciones, que anticipan SU tantes cada una, correspondiendo un M inmediato triunfo en las elecciones preelector por cada Sección, de modo X sidenciales. Apenas habían transcurrido veinticuatro horas de promulgado el bando, cuando el martes 6, toda la ciudad de México se había vestido de gala para agasajar al hombre que a las once de la mañana de aquel día rendiría su protesta, en la Cámara de Diputados, como presidente de la República. Los balcones de las casas estaban adornados con banderolas y ocupados por millares de personas ansiosas de ver pasar a Madero al recinto parlamentario. Escoltándolo, junto con varios jefes revolucionarios, iban dos hombres cuyos nombres habían sonado mucho EL POETA QUE MURIÓ EN SILENCIO " U n poeta en la tormenta, un soñador constante, un idealista, firm e e n sus creencias, esto Tue H n o Suárez. Entre 1890 y 1894 publiCÓ 'atildados trabajos poéticos en el semanario Pimienta y Mostaza y en 1 8 9 6 publicó un librito de poemas que distribuyó entre sus amigos', informa Daniel Muñoz y —, ° J' 1 . 1 » ... , . — * Kerez. t n la antología titulada i r o vadores de México, impresa en Barcelona en 1898, se incluyeron algunas de SUS poesías. En 1 9 0 5 se publicó la primera edición de Melancolías, con prólogo del Meenciado Ancona Horruytmer y dediCada al licenciado don Manuel Sales Cepeda. Mn|n+a, lin La empresa ae explotar un rancho azucarero en el sur de Yucatán, el 'Pelyuc', lo llevó casi a la ruina. Allí escribió casi todos los sonetos de Procelarias. En 1 9 0 7 regresó a Mérida, empobrecido y triste y en 1908 publicó Proce.a^ rías. Allí se detuvo casi por cornpleto su Obra poética. La lucha v los rieheres r í v i r o s insumieron y ios aerjeres cívicos insumieron después todo su tiempo. En 1930, el licenciado Alfredo Pino Cámara, hijo del poeta mártir, volvió a edir . ' , . ' . tar en un solo volumen los poemas de su padre con el título de Melancolías V Procelarias. " Quiero en tus verdes <J*™S££iïr y q u e ¿e amor a los hermosos lampos se resbale la nave ya impelida P°r la mansa corriente de las serenas ondas de la vida. Y así vivir; y cuando llegue el dia de dar mi adiós postrero !j0Jl%r!*LmJ *Z^rL^%l!?' en el placido y dulce arrobamiento d e t u halago sincero para siempre exhalar mi último aliento. .. erl * ALMA DE LUCHA Para Isidro Mendicuti Ponce Combatir contra todos los tiranos y contra toda imposición injusta, defender la Verdad santa y augusta y d e l P a r i a l o s f u e r o s soberanos. sólo a hombres libres [extender las manos; a los serviles: descargar la fusta 0 ^ ¾ ¾ ^ ¾ ^ 8 ^ faue Contra el Error y la Injusticia alertas, montar la guardia austera y formidable de| Honor e| Deber ante |as puertas. Y en el suplicio siempre inacabable ™J ^ ' L ™ ' r ™ h n a b i e r t a s nuestras alas con rumbo [ a | 0 insondable . . . _., ., „ , . ,„„, Mérida, 12 de agosto de 1905 PAX ANIMAE A LA LIBERTAD ¡Oh mi ruiseño hogar!, playa bendita en cuya margen pura se detiene y jamás se precipita la onda arrolladura y engañosa. tan llena de amargura, de la vida intranquila y tormentosa. . ¡Oh mi plácido hogar!, [¡mi hogar querido!, de tiernos corazones de acerado broquel, caliente nido, cuyo ramaje con furor azotan las férvidas pasiones, y en la brega sus ímpetus agotan. Para Manuel Irigoyen Lara No eres, ¡oh Libertad!, [un nombre vano, ni en vano sirves de pretexto al crimen; que los que al hombre [ s ¡ n piedad oprimen el yugo sienten de tu férrea mano. Y cual las ondas del inmenso Océano las multitudes irredentas gimen, hasta que sopla el huracán y esgrimen su brazo vengador contra el tirano. Y ¡ay! de la raza de i . e v T e n ' t t t l ' ¿ S o r a , de odiosa esclavitud el tatuaje; como el mar en su furia arrolladura, ¡la arrasará con su tremendo oleaje la Libertad augusta y redentora! Mérida, agosto de 1907 inuruTiir» " JUVENTUD Para los jóvenes literatos de la sociedad "Lord Byron" D¡cn h vosotros, [ios que vivís soñando e n ideales de arte y en anhelos y poMIorfda'lénda penetráis ' K ra la historia a ( a t>eiieza augusta [y a la virtud cantando, Que como errantes pájaros td® ^ ! ° p ° 2 f L r o s o rilevando en la ¿UDila fulg ° S ^ l í r i'ia! °s Q" e el sol rutila; y en «cerebro, [empuje de océano proceloso, Que con la frente erguida miráis [la enhiesta cumbre donde el volcan desata » *„ E ^ V I T S * y en donde el rayo prende [su luz deslumbradora que ciega y que fulmina [ a ¡ g n a r a muchedumbre. ¡Oh juventud excelsa! [Bien haces, cuando, altiva, los insistentes ojos, elevas a la altura: la luz de los ideales muriente [ya fulgura, y a ti tan sólo toca salvarla rediviva, A 15 de mayo de 1908 _. „ . .. J. Ma. Pino Suárez. Melancolías y Procelarías. Tomado del libro Madero y Pino Suárez. Testimonios históricos seleccionados por Arturo Arnáiz y Freg (1963). Francisco I. Madero no quería el rompimiento definitivo con Emiliano Zapata y envió al licenciado Gabriel Robles Domínguez, en misión de paz, para tratar de lograr la tranquilidad en la República. / ///// en los últimos tiempos: Ambrosio Figueroa, el jefe de los revolucionarios del Estado de Guerrero, y Pascual Orozco, el indómito jefe de la Revolución de Chihuahua, que había llegado a la ciudad de México para asistir al triunfo de Madero. Pero había una ausencia que era casi una amenaza: Emiliano Zapata no estuvo presente. El presidente del Congreso, diputado Manuel Leví, tomó la protesta de rigor al nuevo mandatario. Madero se irguió de su asiento, acreciendo su estatura ante lo imponente del acto, y con voz firme exclamó: Protesto sin reserva alguna guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, sus adiciones y reformas, tos leyes de Reforma y hs demás que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, cuidando en todo por el bien y prosperidad de la Nación. Hubo un profundo silencio y luego, antes de que el presidente de la Cámara, según lo dispuesto por el ceremonial de protesta de los presidentes de la República, diera la respuesta de práctica, don Francisco I. Madero, ante la expectación de los millares de asistentes al acto, intervino para decir él mismo: Si así lo hiciera, la nación me lo premie, y si no, me lo demande (1). Afuera de la Cámara, el pueblo se desbordó en manifestaciones de júbilo; las campanas repicaban echadas a vuelo; el estallido de los cohetes se mezclaba con el lejano retumbar de las salvas de artillería y con los marciales sones de las bandas de música . . . El cortejo presidencial que marchaba al Palacio Nacional para el brindis con el gabinete, con el cuerpo diplomático y con los invitados de h o n o r . . . El pueblo no cesaba de aclamar a Madero. Pascual Orozco sonreía socarronamente al jefe de rurales Francisco Cárdenas, que se había unido al cortejo luciendo sobre su chaquetín bordado de lentejuelas una corbata roja, que brillaba al sol como una mancha de sangre . . . (1) Casasola, Gustavo: Historia ca de la Revolución Mexicana, pág. 414 (1964). GráfiT. I, RESUMEN MflfinL Publicación Semanal Ilustrada de la revista Documenta Americana. Editada por Publex, S.A., Bolivar No. 154, México 8, D.F. Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial, A.C., Reg. No. 00007. 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Ponce 1432, Montevideo; VENEZUELA: Distribuidora Guaicaipuro C.A., Principa] a Santa Capilla 4, Caracas; Distribuidora Continental, S.A., Ferrenquín a la Cruz 178, Caracas, Venezuela. NUESTRA PORTADA: El pensamiento de Francisco Ignacio Madero, iniciador y apóstol de la Revolución Mexicana, continúa todavía hoy, a cincuenta y seis años del movimiento que conmovió a América, inspirando a un pueblo que avanza definitivamente hacia la paz, el bienestar y la justicia social. EN EL PRÓXIMO NUMERO: EL PRESIDENTE PIERDE AMIGOS. El Plan de Ayala significó la definitiva ruptura entre Emiliano Zapata y Francisco I. Madero, contra quien se alzó asimismo el general Bernardo Reyes en la pintoresca "revuelta del tostón", que le costó la cárcel, y desde la cual continuó intrigando contra la fecunda labor del gobierno maderista. DE LO PUBLiCADO El 20 de noviembre de 1910 se inició la Revolución contra Porfirio Díaz. Derrotado en las elecciones fraudulentas del 26 de junio, Francisco I. Madero, jefe del antirreeleccionismo, escapó de la prisión de San Luis Potosí, donde había sido confinado, y en San Antonio, Texas, lanzó el Plan de San Luis, que contenía los puntos fundamentales de su movimiento. El pueblo acogió con entusiasmo sus ideas, así como las de los hermanos Flores Magón. Los asesinatos de Aquiles Serdán y de Luis Moya, los encuentros entre revolucionarios y federales en Pedernales, Cerro Prieto, Mal Paso, Ciudad Guerrero, marcaron el comienzo revolucionario. El 14 de febrero de 1911 Madero entró a territorio mexicano. Rechazado en Casas Grandes, inició el sitio a Ciudad Juárez el 19 de abril. Lo acompañaban, entre otros, José de la Luz Blanco, Pascual Orozco y Pancho Villa. Si Pancho Villa y Pascual Orozco fueron los héroes del levantamiento en el Norte, Emiliano Zapata y Ambrosio Figueroa, lo fueron en Morelos y Guerrero. Pero mientras aquél luchaba para que se devolvieran las tierras a los campesinos, Figueroa lo hacía por el voto libre y la no reelección. Sus actitudes eran disímiles: Ambrosio Figueroa envió a su hermano Francisco para solicitar a Porfirio Díaz su renuncia en tanto que Emiliano Zapata se negó a cualquier contacto directo con el porfirismo alegando que la paz debía firmarla Madero, cabeza de la Revolución . . . Los Figueroa se habían apoderado casi del Estado de Guerrero mientras que Zapata, luego de tomar Cuautla, el 19 de mayo, amenazaba Cuernavaca. Luego de la caída de la plaza, el 10 de mayo, se firmaron los llamados Tratados de Ciudad Juárez entre Madero y Francisco Carbajal, enviado por don Porfirio. Demasiado prematuramente, ante la promesa de la renuncia presidencial, Madero comenzó a licenciar sus tropas. Fue un grave error que debió costarle muchos sinsabores más tarde. El 25 de mayo, la agitada capital pudo escuchar la renuncia tan largamente esperada: luego de 30 años, 3 meses y 18 días, el general Porfirio abandonaba el gobierno y se embarcaba en el trasatlántico alemán ¡piranga, rumbo a Europa . . . Francisco León de la Barra se hizo cargo de la presidencia, en la que favoreció más al naciente neoporfirismo que el maderismo revolucionario. El miércoles 7 de junio Francisco I. Madero entraba triunfalmente a la ciudad de México. El problema del reparto de tierras planteado por Zapata preocupó a Madero. Decidió estudiar el caso personalmente e hizo una visita a Cuernavaca, donde Emiliano Zapata, viéndolo rodeado por hacendados y neoporfiristas, volvió a insistir en sus reivindicaciones. Madero debió interrumpir su viaje por el Estado de Guerrero para atender a las divergencias que sostenía con el candidato a vicepresidente, Francisco Vázquez Gómez. Con un golpe de efecto, disolvió el 9 de julio el Partido Nacional Antirreeleecionista. PLAN DE LA OBRA Todas las semanas aparecerá un fascículo de "Crónica Ilustrada Revolución Mexicana", profusamente ilustrado con un extraordinario acervo fotográfico. Cada cuatro números se incluirá la reproducción parcial o total, a todo color, de una obra de arte de la pintura mural mexicana, así como mapas, también a color, de las campañas militares. En las contratapas irán apareciendo corridos, grabados, personajes históricos, así como trajes y armas características de la época. Oportunamente se brindarán al público elegantes tapas-libro para facilitar la conservación de la obra. Con cada tapa-libro se obsequiará un disco de larga duración de canciones revolucionarias.