Subido por adrianml1963

01.-cronica-ilustrada--revolucion-mexicana

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«¡JHffl-
,¿) Publicación Semanal ¡lustrada. Director Responsable: Rubén Guerrero Caballero. Director
de la Obra: Vicente Casarrubias. Asesor:- Diego
Arenas Guzmán. Coordinador: Enrique Rodríguez Zamacois. Redactores: Salvador de la
Cruz, Gabriel Pereyra. Presentación Gráfica:
Alberto Rabilotta, Jorge Hernández Osorio. Dibujantes: Enrique Velázquez Mora, Leopoldo
Zabala S., Eladio Velarde, José Armida Velasco.
Fotografías: Fernando Lipkau E., José Luis
Monter M., Archivo de Agustín Casasola Z.,
Estudios Abitia. Grabados, caricaturas, testimonios periodísticos: Héctor D. Falcón, Fondo
de Cultura Económica, Instituto de Estudios
Históricos de la Revolución Mexicana, Hemeroteca Nacional, Taller de Gráfica Popular, A. C.
Editada por Publex, S.A., Bolívar No. 154,
México 8, D. F. Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial, A. C. Autorización como Correspondencia de 2a. clase (en
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a la Cruz 178, Caracas, Venezuela.
N U E S T R A P O R T A D A : El Presidente Porfirio
Díaz en una de sus poses características, vestido de gran gala y rodeado de personajes de
la aristocracia, en una deslumbrante ceremonia
oficial.
EN
EL PRÓXIMO
NUMERO:
LA PAZ BAJO EL TERROR
Los despojos y represiones del régimen porfirista contra los yaquis y los mayas; las luchas
sangrientas de los obreros de Cananea y Rio
Blanco y el gran aporte de la prensa independiente a la Revolución.
PENSAMIENTO
Y ACCIÓN DE
ESTOS FASCÍCULOS
¿ Una nueva Historia de la Revolución Mexicana ? . . .
No; pues carecería de objeto trascendente aumentar el acervo de
los Ensayos y aun simples calendarios que, con el nombre de Historia,
han sido publicados hasta hoy.
Muchos de ellos, casi todos ellos, contienen, sin embargo, datos
muy útiles para el auténtico historiador que a juicio mío, no hallará
ambiente a su empeño sino pasadas una o dos de las actuales generaciones mexicanas, cuando la lejanía del tiempo haya depurado la
crítica de historia, limpiándola de interpretaciones influidas por simpatías y antipatías faccionales.
Entretanto, es tarea de alto mérito la de compilar selectivamente.,
pero en la mayor amplitud posible, testimonios, narraciones, juicios de
personas que tomaron parte, presenciaron o han dedicado afán de
investigación respecto a sucesos cuyo encadenamiento nos permite asomarnos al desarrollo dramático de ese gran fenómeno sociológico que tan
profundamente conmovió a la nación mexicana, desde principios del
siglo XX, hasta más acá del primer tercio de éste.
La compilación, así emprendida, es acarreo de material indispensable
a la construcción analítica y sintética que ha de realizar el historiador
futuro, y tal contribución es la que da mérito indiscutible a la tarea
que hoy inician los editores de Crónica Ilustrada de L· Revolución
Mexicana.
Por otra parte, estimo feliz la idea de componer las entregas en
que será vaciada la compilación, conforme a una estructura que, en vez
de académica, podríamos llamar periodística; pues en esta última hay
ámbito más adecuado a la amenidad y a la explosión emocional, cualidades ambas- me lo han afirmado con singular énfasis los editoresque sólo estarán limitadas por este propósito inquebrantable: no adulterar los hechos, que es como quien dice, no sacrificar el respeto a la
verdad histórica en aras del aspecto teatral de los episodios.
Al honor que los editores de PUBLEX me han hecho al invitarme
a colaborar en esta empresa, agrégase el gozo de ayudar a que la Revolución, en cuyo servicio gasté los empeños de mi juventud, sea mejor
conocida en todos los países de habla española.
DIEGO ARENAS
GUZMAN
PLAN DE. LA OBRA
Todas las semanas aparecerá un fascículo de "Crónica Ilustrada Revolución Mexicana", profusamente ilustrado con un extraordinario acervo fotográfico. Cada cuatro
números se incluirá la reproducción parcial o total, a todo color, de una obra de arte
de la pintura mural mexicana, así como mapas, también a color, de las campañas
militares. En las contratapas irán apareciendo corridos, grabados, personajes históricos, así como trajes y armas características de la época. Oportunamente se brindarán
al público elegantes tapas-libro para facilitar la conservación de la obra. Con cada
tapa-libro se obsequiará un disco de larga duración de canciones revolucionarias.
ESPLENDOR Y MISERIA
DEL PORFIRIATO
Un Veinte de Noviembre
L a revolución mexicana comenzó en el mejor escenario que
podía corresponderá; ese escenario fue Chihuahua, el Estado más
grande de México, donde se desarrollaron los primeros choques de
la lucha que iba a envolver al país
durante diez largos años. Lo que
hoy se recuerda, al celebrarse el
20 de noviembre los aniversarios
de esa revolución histórica, son
esos primeros choques entre grupos dispersos de campesinos revolucionarios y guardias rurales
que se encontraron en diferentes
parajes del Estado al caer la noche de un domingo otoñal de 1910.
Esos choques fueron el estallido
desordenado de la primera revolución importante que registran
los anales de América Latina en
el curso de este siglo, y respondían a la consigna que unos meses
antes había lanzado Francisco I.
Madero. Porque al agotarse todos
los recursos políticos y desahuciarse la esperanza de que en el gobierno de Porfirio Díaz prevaleciera el sentido común, Madero
anticipó que el único camino que
se le abría al pueblo mexicano
para liberarse de la opresión que
sufría hacía 30 años, era la lucha
revolucionaria. Y la consigna tenía una fecha: domingo 20 de
noviembre de 1910.
Ese fue un domingo que comenzó como muchos otros. Porfirio Díaz salió de su casa en la
calle de Cadena y, como todas
las mañanas, hizo su paseo acostumbrado. Se le veía fatigado,
mostrando el peso de sus 80 años,
tal vez por las muchas fiestas del
Centenario aue se habían sucedido en los últimos meses, tal vez
por las preocupaciones que le causaban las noticias que llegaban
desde el interior del país. Esas
noticias se vinculaban todas con
el nombre de Francisco I. Madero
quien, súbitamente y en el plazo
de poco más de un año y medio, se
le había erigido en el opositor
más enconado y serio que tuvo
nunca; el mismo Madero que unos
meses antes había tenido el atrevimiento de enviarle una carta personal que parecía tener el sentido
de un ridículo ultimátum. Porfirio
Díaz la había leído varias veces,
siempre con más indignación. "La
Nación -decía esa carta- está cansada del continuismo, y desea un
cambio de gobierno. No obstante
la desigualdad de la lucha, nosotros aceptamos y deseamos la lucha en los comicios. Pero si desgraciadamente se trastorna la paz,
será usted el único responsable
ante la Nación, ante el mundo
civilizado y ante la Historia". (1)
Esa advertencia de Madero
parecía materializarse violentamente en una cantidad de sucesos
aislados que se habían registrado
en diversos lugares del país. Se
suponía que en los diarios de ese
domingo la noticia principal era
la muerte de León Tolstoy, pero
nadie se dejaba engañar; tampo-
S
AI inaugurar obra? públicas, tanto
en la Capital como en los Estados, el
Presidente Porfirio Díaz se presentaba
vestido de rigurosa etiqueta y rodeado
de gran aparato oficial.
co importaba que sus Majestades
Don Alfonso y la Reina Victoria
se dispusieran a viajar a Sevilla
para pasar allí el invierno o que
el presidente Taft llegara a Cuba.
Lo que importaba en ese día, eran
las noticias de Orizaba y Tlaxcala,
donde la policía había hecho numerosas detenciones y, más especialmente, los sucesos de Puebla.
"El País" anunciaba en primera
(1) Valadés, José C : Imaginación
y Realidad de Francisco I. Madero.
T. II, pág 62 (1960).
SEMBLANZA DE PORFIRIO DÍAZ
"El general Díaz unía a lo
airoso de su figura, mucha y discreta fineza; a su mando, la perseverancia de sus designios; a
su pasión, la frialdad de su voz.
Como todo hombre de Estado,
sabía encubrir sus propósitos, y
si los señalaba a uno de los puntos cardinales, era para distraer
o descubrir los designios de los
cortesanos y dar, así, base y orden a los suyos propios. Exhibíase recatadamente, por saber
que quien bastante se prodiga,
pierde autoridad; y quien demasiado se oculta, se hace odioso.
Nadie le vio colérico ni despótico
en sus disposiciones; pero como
daba largueza a la persuasión e
imperio a las órdenes, no le
contrariaban.
"Aunque de frondosidad sexual
-como espléndido tronco que ambiciona numerosos frutos- hasta
el mediodía de su vida, después
fue admirable en el sosiego doméstico, gracias a lo cual se le
presentaba como impoluta persona.
"Avanzando a la vejez, don Porfirio privadamente se hace más
tierno y patriarcal; en público es
otro: muéstrase erguido, sombrío
ne de sobra para aparecer fastuoso y trabajador. Viste con pulcritud inglesa en los días hábiles,
Pónese en pie, cotidianamente,
a las seis de la mañana; y se
dirige al Palacio Nacional en
compañía del jefe de su Estado
Mayor, general Ángel Ortíz Monasterio y, en seguida de dictar
órdenes a su secretario particular, Rafael Chousal, recibe a los
ministros.
"El general come poco: consomé,
carnes asadas, algún platillo especial de su tierra y legumbres,
Una copa de vino tinto mezclado
con agua, y para atender a sus
visitantes, atraviesa el dintel de
la puerta de su gabinete con una
precipitación notable y, con paso
militar, llega hasta su interlocutor. Lo hace sentar en un sofá
que recibe luz directa y muy
fuerte de una ventana,
"Como sus amigos le llaman héroe
o caudillo, el periódico El Tiempo
responde que "no ha sido héroe
en la guerra, porque ninguna hazana extraordinaria se registra
en su vida militar... Tampoco es
héroe de la paz..., porque la paz
se ha impuesto por sí misma",
„ , .
. „ - . . . . - .
P inrlifprPntP- auarHa sus malps
Valadés, José C : El Porfinsmo.
e inaiTerente, guaraa sus maies
con extremo sigilo; y mañas tie-
Historia de un Régimen. El Crecimiento. (1948)
página: "Aquiles Serdán murió
dentro de un sótano", aunque todavía no se entendiese que ése
era el primer héroe de la revolución que en Puebla se había anticipado dos días a causa de sucesos imprevistos. El corresponsal
de "El País", en Nueva York,
había desmentido a la prensa de
Estados Unidos que México estuviese envuelto en la anarquía y
hubiese estallado una revolución,
mientras en "El Imparcial" se
informaba que habían ocurrido levantamientos en algunos lugares
del país, anunciándose el acuartelamiento de las tropas en la ciudad y la prohibición de realizar
reuniones públicas.
Nada de eso, sin embargo, alteraba el aire amodorrado de paz
dominical que envolvía a la ciudad
de México ese día. Era un domingo que había empezado como
muchos otros...
Pero lejos de la capital, en los
pueblos y las rancherías del Estado de Chihuahua, el anochecer
de ese domingo señaló el amanecer cierto de la revolución anunciada por Madero. Esa noche, las
mujeres encendieron la lumbre en
las cocinas ahumadas, secándose
las lágrimas con el rebozo, porque
se habían quedado solas, aunque
todavía parecía resonar en el aire
el rumor de los caballos que se
alejaban en tropel. Habían partido
los esposos, los hijos, los hermanos, todos esgrimiendo los Win-
chesters, todos con sus camisolas
cruzadas de cananas bien repletas de balas.
Esa fue la noche de los primeros choques.
En las afueras del pueblo de
San Isidro, Pascual Orozco reunía
la fuerza improvisada que iba a
atacar Ciudad Guerrero...
En las estribaciones de la Sierra Azul, los campesinos armados
se agrupan junto a Pancho Villa
para bajar del monte...
En el pueblo de Santo Tomás,
José de la Luz Blanco, que era un
minero, bajaba hacia la llanura
a la cabeza de cuatrocientos
rancheros...
En la misma ciudad de Chihuahua, don Abraham González,
quien tanto había influido en Villa
y otros hombres para incitarlos a
la lucha, veía llegar la noche con
ansiedad, porque esa era la hora
que Madero le había anunciado
en un mensaje que apretujaba en
el bolsillo: "El día 20 de noviembre, a las seis de la tarde, todos
los ciudadanos de la República
tomarán las armas para arrojar
del poder a las autoridades que
actualmente gobiernan .
En esos momentos, el propio
Madero con un grupo de amigos
que ocultaban sus Winchesters dehaio de los abrieos salía de un
najo ue ios aongos, sana ae un
viejo molino junto al rio Bravo,
en la frontera mexicana, donde
habían pasado toda la larga noche
anterior, con el plan de ocupar
Piedras Negras al amanecer... <D
Esa fue la noche de los primeros choques. Comenzaba la revolución que había estado latente
muchos años, porque hacía muchos años que México era una
nación sojuzgada por la injusticia.
-^^^^^^^^—-^—>^^^^
Detrás del Estallido
La historia de esa injusticia
abarca un extenso período de la
vida mexicana, que se envuelve en
l a denominación de Porfiriato y
q u e p e s ó durante tres décadas sobre el país. Por eso se hace indispensable examinar, aunque sea
a m u v g ra ndes rasgos, el proceso
del Porfiriato, antes de continuar
acontecimientos que se
c o n \os
pusieron en marcha a fines de noviembre de 1910.
¿ a leyenda le adjudica a un
p e o n d e c a m p o i a definición básic a y elemental de cómo era Mé^¿co e n j o s p r i m e r o s años de este
s i g l o E 1 hombre había dicho: "El
señor Don Luis Terrazas sí, ciertamente, es del Estado de Chihuahua, pero más bien diría yo
e l E s t a d o d e Chihuahua es
d
D o n L u i g T e r r a z a s ». Aunque
. an ¿ r Hota fuese falsa encerraba
anécdota mese misa, encerraDa
u n a g r a n v e r d a d que vaha no sol o e n Chihuahua, sino en todo el
j
l o s g r a n d e s terratem e n t e g g e h a b Í £ m a d u e ñ a d o de
t o d a s l a g t i e r r a g c u l t i v a b l e s Con
un sentido de propiedad feudal,
El caso de Terrazas no era una
excepción. Había otros latifundios
no menos extensos ni menos productivos, como el de Los Patos, en
el Estado de Coahuila, que sumaba siete millones de hectáreas
-superficie equivalente a la del
Estado de Veracruz- y otros como
e
' Q ue ^a familia Escandón poseía
en el Estado de Hidalgo, donde
el ferrocarril recorría 145 kilómetros dentro de la propiedad.
Ni las Leyes de Desamortización expedidas en 1856 para obligar a las corporaciones civiles y
eclesiásticas, dueñas de fincas urbañas y rústicas, a adjudicarlas
en propiedad a quienes las tenían
arrendadas, ni las Leyes de Nacionalización y de Deslinde de
Baldíos, con las que años después
se pretendió poner en manos de
los jornaleros del campo los t'errenos que eran propiedad de la
Nación y que ni se usaban ni estaban deslindados, pudieron evitar
el gran despojo agrario,
El haber contratado a companías extranjeras para que realizaran los deslindes, originó que
esas mismas compañías se adju...
„ . al. .des J. c . r : „ . , . _
(1
Y f A T V; Historia GeneMexicana. T.
ral de ,a Revo!uclón
I, pág. 186 (1963). Imaginación y
Realidad de Francisco I. Madero.
T. II, pág. 83 (1960).
GRAN NOCHE DE GALA
"Penetramos al palacio de
Delfín Sánchez, la noche del 13
de septiembre de 1889. "Al pie
de la escalera de mármol, blanco como el tocado de una desposada, dos enormes bronces
repartían mil rayos de luz. Al
tín de la escalera el señor Delfín
Sánchez hacía los honores a sus
invitados; todo esto entre marmoles, plantas tropicales, murmullo de agua, vuelo de pájaros
y torrentes de luz, colores, armonías, encantos... Cuanto de caprichos tiene la moda y de ¡ngente tiene el buen gusto se
hallaba reunido allí... Tapicerías
...cristales, sedas, maderas predosas... Mil elegantes damas
concurren a la fiesta... Allí estaban la bella señora de Mendoza,
esposa del Ministro de Argentina,
las señoras de Irigoyen, de Bulnes, Juárez de Sánchez, del ministro español, Alfaro de Garrido,
K
dicaran gran parte de aquellas
tierras, bien para explotarlas por
su cuenta o bien para revenderlas
a los latifundistas, aprovechando
las facilidades que para ello les
daba el gobierno.
En el año de 1910, cuando la
población total de México era de
15.160.269 habitantes, había en
toda la República 830 hacendados; 410.345 agricultores y
3.123.975 jornaleros del campo,
que laboraban en 8.431 haciendas
y 48.633 ranchos (1).
Esto equivale a decir que eran
cerca de 12 millones los mexicanos
que en aquella época dependían
del salario rural, o sea, el 80%
de la población, con la advertencia de que estos campesinos ganaban de 18 a 25 centavos diarios,
con una dieta alimenticia que
consistía en tortillas (2), chile,
frijoles, café y pulque (3). Y en
cuanto a vestido, lo común era
que usaran ropa de manta y huaraches (4). Estos campesinos ganaban de 18 a 25 centavos diarios,
cuando -según los precios de 1908el kilo de arroz costaba 13 centavos y 10 el de frijol, para no citar
más de dos estadísticas del hambre.
El "capataz" de la hacienda, siempre a caballo y bien armado, era el terror de los
infelices peones, cuyas espaldas muchas veces
recibieron los latigazos que mandaba darles "el amo".
m )
1-5
de Chavero, de Torres Adalid, de
Morquecho, de Ricoy, de Obregón, de Arrillaga, de Santacilia,
de García... De improviso, atravesando el salón egipcio, aparece la cuadrilla del minuet...
Isabel Sánchez y Platón Frisbie;
Carmen Sánchez y Manuel Algara; Soledad Juárez y Bernabé
de la Barra, Paz Barroso y Luis
Grajales... Comenzó la danza y
todos los concurrentes se sintieron transportados a las Tullerías
y se sentían vivir en la segunda
mitad del pasado siglo. Toda la
elegancia de la corte de los Capetos se palpaba en el salón,
se respiraba en la atmósfera, se
sentía en las armonías de la orquesta... Allá, entre la felpa oscura de los tapices, se desprèndía como una aparición celestial
el perfil maravilloso de Lola Redo... Después, como una creación animada de Murillo, apare'
r
En esa época, la característica
típica del paisaje mexicano eran
las haciendas, que en el Porfiriato
acaparaban la producción agrícola
y en las que la peonada cultivaba
la tierra pródiga, propiedad de los
amos, cuyos rasgos, acentuadamente europeos, contrastaban con
las rudas facciones indígenas y
mestizas de los peones. En medio
de las extensas propiedades se
levantaba el amurallado recinto del
cía Paz Barroso, con su traje de
la época de Luis XVI... ¿ Y Manuela Santacilia ? ¿ Qué podrá
decirse de ese ángel que Dios ha
puesto en nuestro planeta para
animar en el hombre los deseos
de ser bueno y alcanzar el Paraíso donde habitan los hermanos de esa Manuela celestial ?...
Carlota, Beatriz y María hoy lucían, como su mejor adorno, la
pura modestia que se abriga en
sus almas vírgenes... María Luisa
R. R. de Teresa con su distinción
extremada... Cuando todo concluyó... nos absorbimos en nosotros mismos y, quitando toda
traba al águila caudal de la Nusión, la hemos dejado surcar a
su antojo los espacios ideales
sin hacer el menor caso de la
existencia humana",
Crónica social que exhibe la curS l l e n a d e la a r i s t o c r a c |
a porfirlana.
ÎKîî, 00 J í 1 ^ ' 0 0 ' s ?,Pt iembre 2 ?
J
de 1899. Citado por Valadés, —*
C : en El Porfirismo (1948)
(1) Hacienda era una gran propiedad
rural individual, que pasaba de mil
hectáreas y que en el Porfiriato llegó
a tener hasta tres millones de hectáreas. Rancho es u n a pequeña propiedad trabajada por el mismo dueño
con ayuda de su familia. P o r rancherías, se entiende u n conjunto de
ranchos.
(2) P a n de maíz delgado, ancho y
redondo.
(3) Bebida fermentada obtenida del
aguamiel del maguey.
(4) Sandalia de cuero.
casco de la hacienda (l) con sus
habitaciones lujosamente amuebladas, donde el amo, con su familia
y sus amigos, pasaba largas temporadas.
El hacendado típico de la era
porfiriana no era un hombre de
campo, un agricultor, sino, simplemente, gente de la ciudad enriquecida con la fácil adquisición
de las haciendas que los convertían en latifundistas. La hacienda
era un lugar de veraneo o de paseo nada más, cuya productividad
corría por cuenta de los administradores. Los hacendados eran,
prácticamente, seres de otro mundo, si se confrontaba su vida con
la existencia infrahumana que la
miseria imponía en la peonada.
Esa peonada era la densa masa
de jornaleros, aparceros y medieros que habitaban los jacales de
adobe, sin ventanas y con piso
de tierra, disponiendo sólo de los
LOS HÉROES Y EL HUARACHE
Septiembre de 1910. El País,
diario conservador, publicaba en
primera plana la reseña de la
inauguración de la columna de
la Independencia, acto que, junto con el baile de Palacio y el
Desfile Militar, constituiría lo
más sobresaliente de las fiestas
del Centenario de la Independencia.
Era el tiempo, sin embargo, en
que Porfirio Díaz decretaba que
las personas que vistieran calzón
y calzasen huarache, no circularan por las calles del primer
cuadro de la ciudad. Simultáneamente, decenas de presos políticos se pudrían en el castillo
de San Juan de Ulúa, y en el
taller de la calle de Santa Teresa número 1, José Guadalupe
Posada, el más grande artista
de su tiempo, hacía grabados
para La Gaceta Callejera.
Testimonio Periodístico.
Septiembre 17 de 1910.
Los indios seguían siendo "tamemes",
o sea cargadores, como estos nativos
del Estado de Oaxaca, que sobre sus
lomos conducen por difíciles caminos
las literas en que viajan los señores.
enseres más primitivos para cocinar, como el'metate, el comal, los
jarros y las cazuelas que, por lo
general, eran todos sus bienes
junto con los petates, donde dormían el peón, su mujer y los hijos,
que siempre eran numerosos.
Muy de madrugada, y después
de haber entonado el Alabado (2)
y de haber consumido una ración
de frijoles, tortillas y café, los
peones salían en grupos a trabajar
las tierras de la hacienda, hasta
que el sol se ponía y sin que el
domingo se les permitiera descansar.
(1) Era la gran casona del propietario junto con las casas del administrador y de los empleados, la iglesia,
la tienda de raya, la cárcel, las trojes,
los establos y la huerta. Todo este
recinto estaba amurallado.
(2) Cántico religioso que los misioneros enseñaron a los indios.
Cuando alguno de ellos protestaba por el mal trato de los
Los peones de las haciendas eran
obligados a trabajar, por salarios de
capataces que, montados en bue-
hambre
y
ÏÏ^ÍÏÏKi obS¿ ÍSftíÜ
se les encerraba en la cárcel del
casco de la hacienda, en ocasiones
con procedimientos muy peculiares, como aconteció con el administrador de una hacienda del
Estado de Hidalgo, que intentó
meter en bartolinas de seis metros cuadrados a las familias de
hs peones castigados; pero como
se negaron a cambiar sus jacales
(l) por las nuevas pocilgas, el administrador pidió el auxilio del
ejército federal (2) .
Los fines de semana la peonada, en masa, se apiñaba en la
tienda de raya, donde se les pagaba el salario con mercancía:
e n e) t e n d ¡ d o d e
,a v í a
férreaj
P"» mayor beneficio de las compañías
extranjeras.
aquellos productos eran de desey se les vendía a muy altos
precios, los peones
se endeudaban
c a d a v e z mas
> h a s t a Q u e algunos
llegaban ao rdeber
el jornal de todo
un
añ°.
P l o Que se
les encarcelaba
S1 n o e r a a u
»
e a ntes habían
escapado al monte para evitarlo,
Por lo demás, los ochocientos
treinta hacendados que en 1910
había en todo el país, recogían
cho
(1
> Choza de adobe con techo de paja.
C o s í o Villegas, Daniel: Historia
(2)
de México,
El
Capital invertido en las Industrias
de Transformación hacia 1910
frijol, maíz, jabón, m a n t a y aguar-
Moderna
Porfiriato,
diente. Y como no pocas veces
Vida Social, pág. 224 (1957).
Hierro y
acero
Textiles
Jabón
Hule y
Guayule
Tabaco
Empacadora
Harina
Dinamita
Sal
Papel
Total
1
12
.2
$
10.000.000
40.425.000
7.000.000
2
2
1
1
1
2
1
25
34.000.000
4.500.000
7.500.000
1.250.000
3.400.000
4.750.000
7.000.000
$119.825.000
La mayor parte del capital invertido
en estas 25 grandes industrias de
transformación era norteamericano,
francés y español.
Chávez Orozco, Luis: Historia
Económica y Social de México.
(1938)
con creces los frutos de sus haciendas, aunque en la mayoría de
los casos no se preocuparan por
mejorar las técnicas agrícolas, que
eran muy primitivas, lo que acábaba por agotar las tierras.
La agricultura mexicana vino
tan a menos en aquellos anos, que
de 1903 a 1912 México importó
maíz por valor de 27 millones de
pesos, ademas de 94 millones gastados en comprar otros granos,
también extranjeros, kso cuando
no existía la explosion demografica de ahora y la moneda valia
mas, mucho mas que la actual
(
'•
— i — • — • • « • • ^ ^ ^ —
El Sudor de la Tierra
•
El sojuzgamiento del campesinado planteaba una cuestión crítica y dramática. Pero había muchas,otras más en el cuadro que
ofrecía Mexico en esos días.
En 1901, Weetman Pearson,
un inglés, y Edward Doheny, ñor-
El gran paso que dio el Porfiriato para -T"
incorporarse al progreso, fue la ampliación g |
de la red ferroviaria en el país, destinado,
sobre todo, a unir el centro de la República
con la frontera de Estados Unidos.
t a b a n u n a c o n c e s i ó n para expíot a r e j p e t r 5 i e o e n México
E s a s o l i c i t u d s e v i o favorecida
considerablemente por el informe
d i e r o n l o s g e ó l o g o s oficiales.
g u d i c t a m e n s o s tenía, de acuerdo
con lo investigado, que México no
t e n í a p e t r o l e o explotable. Consecuentemente, el 24 de diciembre
d e 1901> g e a p r o b ó u n a l e y p o r l a
que el gobierno del general Díaz
concedía a Pearson y a Doheny
permiso de exploración y patentes de explotación petrolera, declarando libres de todo impuesto
los productos naturales, refinados
o elaborados, y concediendo la
importación libre de derechos de
las maquinas necesarias para la
industria y otras franquicias (2)
Se produjo entonces un impre-
teamericano, después de un largo
sionante auge
petrolífero, Como
viaje por la región del istmo de
Tehuantepec, llegaron a la ciudad
de Mexico, para entrevistarse con
el Ministro de Fomento. Solici-
consta por un testimonio del propió Doheny, que decía; Nuestro
primer pozo (Casiano 6) surgió
con una producción que creció
gradualmente hasta llegar, diez
días después, a 15.000 barriles
diarios... En nuestro segundo pozo
(Casiano 7, de septiembre 1910)
el petróleo surgió como de sorpresa... manaba de 60 a 70.000
barriles diarios..., quedando su
producción, al regularse con la
válvula, en un promedio de 25.000
barriles por día..., mantenida hasta noviembre de 1919, cuando el
pozo comenzó a dar señales de
agotamiento, después de haber
producido 85 millones de barriles
O).
L a standard Oil, "El Águila"
Y la Royal Dutch Shell se repartieron los ricos yacimientos de los
Estados
de Veracruz y TamauliPas> donde la tierra exhumaba
(l) La cotización actual es de doce
P e s o s cincuenta centavos por dólar,
S L ^ ^ . £ U Ï Ï 3 2 S L t e ° î fi
p a r del peso.
(2) Teja Zabre, Alfonso: Panorama
Histórico de la Revolución Mexicana,
pag
"
150
( 1939 )-
(3) Mancisidor>
¡a Revolución
(1965).
José:
Histona
de
Mexicana, pág. 26
LA
"Arnulfo Arroyo, hijo de un modesto propietario de sastrería, habíase
visto obligado a destroncar su vida
de estudiante, por lo cual llevaba en
él una honda amargura. Llamábase
a sí mismo " u n náufrago", reciamando a sus antiguos condiscípulos ricos la causa por la cual le negabán el saludo.
" A la mañana del 16 de septiembre
de 1897, el general Díaz, acompañado de los miembros de su gabinete,
de su estado mayor y de funcionarios y empleados del gobierno, salió
del Palacio Nacional para dirigirse al
pabellón morisco de la Alameda, en
donde ¡ba a efectuarse una ceremonia en honor de los héroes de la
independencia nacional, y al llegar
frente a la Alameda, Arnulfo Arroyo
rompió la fila formada por los cade
tes del Colegio Militar, y se adelantó
impetuoso, dando un puñetazo en la
nuca a don Porfirio,. Rodó por tierra
el sombrero del'Presidente, en tanto
que la "confusión surgió mayor que
la sorpresa, y el infeliz alevoso, recibió sobre el rostro un bastonazo
del brigadier Monasterio y en la boca un puñetazo del general Pradillo",
y el policía Florencio Cortés, que
andaba disfrazado de cargador, pre-
petróleo como si fuera el sudor
del suelo mexicano.
A los oídos del viejo dictador
había llegado el canto de las sirenas en boca de los poderosos
capitalistas extranjeros que, en la
abundancia de materias primas
mexicanas, ™
un rico filón,
desaprovechado por la iniciativa
privada porfmsta, atenida como
estarja, al usutructo de lo que
S S r w S n i ^ l·lf !ZÎaLI
± ^
modesta mano de obra que abundaba en armella énoca
r«$A TS?Í %Irlt
» loe -.o
Cedio Don Porfirio a las instanc as de os acaudalados nversionistas extranjeros y en pocos
años México se incorporó muy a
la zaga desde luego a l a gran
revolución industrial del siglo, con
lo que el capital extranjero empezó a movilizar la economía
del
país, a crear industrias1 y a expíoter las materias primas, para lo
cual fue indispensable establecer
un vigoróse sistema arterial que
vivificara los centros productivos:
los ferrocarriles
La minería/hasta entonces en
manos de españoles y mexicanos,
wuñhi* U nWrWin del canital
recibió la inyección del capital
extranjero y en poco tiempo se
a^or^uS la ¿vnln+ación dp los funacentuo la explotación de los tun
dos de oro de plata de cobre y
de plomo. Asi, las ciudades proximas a las regiones mineras vieron
PROFANACIÓN
tendió matar a Arroyo. "Las amenazas se sucedieron y cada uno de los
acompañantes de don Porfirio ponía
su contingente de defensa y de castigo, y así, el teniente coronel don
Fernando González le coloca a Arroyo
el revólver en la sien y el coronel
don Francisco H. García intenta envasarlo con su espada", hasta que
intervino el general Díaz diciendo:
"Que no se le haga nada, cuídenlo;
ya pertenece a la justicia".
"Siguió la comitiva "ordenada y
tranquila, hasta llegar al Pabellón
Azul, a escuchar las estrofas épicas
de los poetas oficiales", mientras
que el capitán Lacroix, con la espada
desenvainada, conducía preso al agresor, entregándole al inspector general
de policía, Eduardo Velázquez.
"Sirvió el incidente, que no tuvo
ma arrogancia",
" Entretanto, Eduardo Velázquez, el
inspector de policía, mandó comprar
seis cuchillos y luego comisionó a
un grupo de gendarmes para que mataran a Arroyo. Se les recomendó
que " n o fracasaran en el golpe, que
le dieran agua a Arroyo, que tuvieran
mano firme..., que, al huir, hicieran
escándalo, gritando vivas al general
Díaz y mueras al anarquismo, y rompieran los vidrios, simulando un asal
t o " . Pasada la medianoche, y con
la algazara convenida, entraron los
asaltantes al lugar en el que estaba
detenido Arroyo. Este trató de defenderse, haciendo uso de un bastón;
pero el policía Vicente Noriega le dio
dos puñaladas en el pecho, con lo
cual los otros cumplieron su criminal
tarea.
otro resorte sino el enojo que en los
hombres produce la extinción de sus
libertades, pata dar vuelo a la más
abyecta adulación al general Díaz.
Este, por la noche, presentóse en la
cámara de diputados para asistir a
la apertura del período de sesiones,
Allí, los "senadores, los diputados y
la concurrencia, querían cerciorarse
de que el Presidente no había sufrido
alteración, que caminaba con la mis-
" E l jefe de la policía fue destituido
y consignado a las autoridades judi
cíales. En la prisión, Eduardo Veláz
quez confesó con lentitud su crimen,
y así que aceptó su culpa, se suicidó!'
las chimeneas, quebrando el hasta
entonces apacible horizonte del
paisaje mexicano.
I g u a l s u e r t e corrieron las fáb r i c a s textiles, en las que también
pusieron la mira aquellos inversionistas, atraídos por el hecho
d e que 'en el país el algodón se
cultivaba espléndidamente, con lo
c u a l quedaba asegurada la maten a p n m a necesaria para mantener
en
e s t a n t e producción los telar]p Pnpbla
rP o He ln« fábn>a«
í?i
i % t a D n c a s <?e r u e D ' a >
Tlaxcala Veracruz, Guanajuato,
Jalisco, Michoacán y e Distrito
Federa
Estas fáhrieas aue en
S f eran 146, p S S a r T
$ 4,3.370.012.00, y ocupaban 32.229
obreros en el año de 1910 (U.
. .,
,.
0
. Suprimidos los antiguos me¿ios de financiar negocios el ge,Cierno atendió la sugestión de
Eduardo Noetzhn, agente de los
banqueros franceses, quien mtrodu
' ° e n M e x i c o l a b a n c a extranJera, cuyas operaciones se consolidaron por ley el 16 de agosto
de 1881, con la que se estableció
el Banco Nacional Mexicano. A
P°«>. empezaron a surgir más
£ ,
i
norteamericanantos,
con capital norteamerica
n0
> s™7.o, español e ingles.
> ^
. * „ . , .
Asi, en el ano de 1910 había
32 bancos federales con un capital
pagado de $ 172.665.400.00 pesos
Valadés, José C : El Porfirismo.
Historia de un Régimen. El Crecimiento. (1948)
,
^ ^ , ^ , ^ ^
|_3 HOTd d d T r e n
^
E] camü0
e l oetróleo la industrializacióA los ferrocarriles
E n la estación los rieles se entre'chuzan b r f S o b a i ò el sol v oer
diénlose en paralelas iníi^tas
s o b r e e l altiplano mexicano. La
locomotora resopla en esa etapa
r u m b 0 al norte, después de haber
arrastrado lentamente su cauda de
J
i
vagones de pasajeros, a los que
i b a n enganchados los carros reD i e t o s d e bolsas de a/úear v café
•
5 t T * - i Yu •
e T d T p e t o k í y d e t í a s mín"
S e f c o f v e K argenteras,
El maquinista es rubio y de
q
•
j j , , ° y, u e
ojos azules, y desde la locomotora
habla en ingles con e jefe de la
estación, que es norteamericano
como el. • Y mucho mas atrás, uno
de los guardias de rasgos indigenas
-, a ^. ldo a l a P a s a r e l f d e u n
vagón de carga, contempla al gruP° de mujeres y niños desharraP a d os que han llegado a "ver
Pasar el tren y revolotean a lo
largo de los vagones de pasajeros
ofreciendo la humilde mercancía
tortas ta
a e fabricación casera
fabricación casera tortas, taeos, fruta de la estación, agua de
Hmo
n a d i e compra...
(]1 y
(2 )
Te¡a Zahre, Alfonso
alzarse en SUS inmediaciones las
V fondos de reserva por
Panorama Histórico de la Revolución
plantas metalúrgicas coronadas por
$61.461.425.00 pesos (2).
Mexicana pág. m (1939).
EL COLOR DE LA DECENCIA
"No puede decirse que esa
seudoaristocracia fuera culta y
que le importara la cultura, excepción hecha de uno que otro
profesionista inteligente y amante de las ciencias o de las bellas
artes. Los demás sabían leer y
escribir y conocían bien las reglas elementales de la Aritmética. Hombres y mujeres vestían
con elegancia a la moda de Londres o París. Admiraban lo extranjero y, sobre todo, lo que
venía de Francia o de Italia; más
lo de Francia que lo de Italia.
La influencia de los norteamericanos todavía no se hacía sentir
en las costumbres y en los gusf
j
i,
i
i_ „„„;
tos de aquella gente. Lo mexicano, lo auténticamente nuestro,
ocupaba un segundo plano y era
de mal tono admirar el arte indigena. Esa minoría afortunada y
dichosa, tan dichosa y afortunada como se puede ser en la tierra en cuanto al goce de bienes
naturales, se consideraba a-sí
misma como la única depositaría
de la decencia y de las buenas
maneras. Se consideraba gente
decente a las personas que vestían bien, que eran ricas y no
demasiado morenas. Había relación entre la decencia y el color de la piel: una atenuada discriminación racial, herencia de
los siglos pretéritos".
. . _
„,
u
Si va Herzog, Jesús: Breve Hist o r i a d e |a R | v 0 | u c i ó n M e x i c a n a .
(i960)
Este cuadro resumió simbólicamente, y millares de veces, la
clave del desarrollo ferroviario de
México en esos años. Si en 1910
los ferrocarriles del país constituían una red de 24.559 kilómetros de extensión W -lo que le
permitía a la gente del gobierno
citar una estadística ampulosa-,
ello fue el resultado de las concesiones que se hicieron a las compañías extranjeras, que de ese
modo pudieron movilizar, con seguridad y rapidez, las materias
primas que obtenían en el país
a muy bajo costo.
La fiebre constructora de ferrocarriles obedeció, rio a las pro(1) Teja Zabre, Alfonso:
Histórico de la Revolución
pág. 68 (1939).
Panorama
Mexicana,
En la foto, señora María Luisa Romero Rubio
de Teresa; don José Ma. Teresa y Miranda;
señora Carmen Romero Rubio de Díaz, esposa del Presidente; Sentados: señora Sofía
Rubio de Elízaga; señora Agustina C. de
I Romero Rubio; Marujita R. Rubio Castellot
l - y el general Porfirio Díaz.
EL
ÁRBOL
DE
LA
PAZ.
W
La Paz Porfiriana, fue llamado por sus aduladores el
régimen de don Porfirio Diaz;
una paz que, como lo muestra esta caricatura, estaba
bien carcomida.
El Hijo del Ahuizote, febrero
18 de 1900.
pías necesidades nacionales, sino
a las exigencias del capitalismo
inversionista. Los contratos firmados con los capitalistas nortéamericanos e ingleses obligaban al
gobierno mexicano 1) a subvencionar a los inversionistas extranjeros con sumas que fluctuaban
entre seis mil pesos por kilómetro
de vía construido en terreno plano
y veinte mil pesos por kilómetro
cíe vía construido en terreno montañoso; 2) a ceder a los capitalistas contratantes el derecho a
aprovechar gratuitamente las tierras indispensables para la construcción de las vías férreas; 3)
a conceder a las empresas inversionistas la facultad de determinar
el rumbo sobre el que los trazos
ferrocarrileros debían verificarse;
'..
.
•
,
i
Rodeado de algunos miembros de su gabinete y de damas de la aristocracia mexicana, el Presidente Porfirio
Díaz, enfundado en traje de
gala cortado en el extranjero, presencia unas maniobras
.'. ,. .
4) a autorizar a los capitalistas
extranjeros para valerse del trabajo obligatorio de las poblado-
nes próximas a la construcción
férrea con un salario que rara vez
excedía de cincuenta centavos por
jornada diaria de trabajo (1).
^_^^^__^^_^____^_^_
A u l l i la M Qf»l
M g u l l q y OUI (2)
El país era uno desde los balcones de las grandes mansiones
que daban el frente al Paseo de la
Reforma, y otro el que se mostraba en las llanuras y las serranías, donde los cascos de las haciendas señoriales y los rancheríos
miserables documentaban el choque humano que sufría el pueblo
mexicano.
El drama se agudizaba en la
ceguera del gobierno y la clase
gobernante que formaba la "so°¡
,
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.
{i,
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TT
j
,
ciedad de Mexico. Uno de los
testimonios más elocuentes a este
respecto se registró en 1908, cuan-
do un periodista norteamericano
llegó a la ciudad de México para
entrevistar al general Porfirio Díaz.
Este lo recibió en el Alcázar de
Chapultepec, vestido de gran gala
^ luciendo sus condecoraciones
m á s impresionantes. Era un hombre recio, de pronunciados rasgos
mestizos, que tenía una presencia
imponente.
La entrevista se publicó semanas más tarde en "Pearson's Magazine" y Creelman la iniciaba
explicando que había viajado a la
ciudad de México, especialmente,
para hablar con Porfirio Díaz y
saber, de sus propios labios, cómo
funcionaba la democracia en México.
~~
~
~T~,—T"
£ > ¥ * ^ f e í ^ ® : jKfSSftí&J?
Revolución
Mexicana, pag. 22 (1965)
(2) Expresión equivalente a "Cara
v Cruz",
"Es un error -le había dicho
el presidente mexicano- suponer
que el porvenir de la democracia
en México se haya puesto en peligro por la continua y larga permanencia de un Presidente en el
poder. Hemos conservado la forma de gobierno republicano y democrático; hemos defendido y
mantenido intacta la teoría; pero
hemos adoptado en la administración de los negocios nacionales
una política patriarcal, guiando y
sosteniendo las tendencias populares, en el convencimiento de que
bajo una paz forzosa, la educación,
la industria, y el comercio desarrollarán elementos de estabilidad
y unión en un pueblo naturalmente inteligente, sumiso y benévolo. (l)
Creelman anotaba que Porfirio
Díaz tenía el tono de voz y las
maneras del que está acostumbrado a mandar y ser obedecido.
"He esperado con paciencia
-seguía diciendo- el día en que la
República de México esté preparada para escoger y cambiar sus
gobernantes en cada período sin
EL JOCKEY
"Poseer carretela o faetón, o
los mejores troncos de caballos,
o demostrar habilidad y elegancia en el manejo de un coche,
no era la suficiente prenda para
significarse como señor de la
sociedad oficial. Para adquirir
esta categoría hacíase indispensable ser miembro del Jockey
Club.
" Subvencionado por el gobierno, el Jockey Club ocupaba la
fastuosa Casa de los Azulejos,
en la que había sala de armas,
gabinetes para fumar y dormir la
siesta, boliches, comedores, saIones de lectura, de conversación, de bacará, de whits, de
poker, de billar y baños de agua
caliente y fría
' "Teníase ai club como signo
de esplendor del régimen porfirista, de lo que se hacía propaganda tanto en el pais cuanto
en el extranjero. Sin embargo,
de día y de noche era el centro
del placer y de la soberbia. En
el salón de juego sentábanse
cotidianamente en torno de una
mesa con los naipes a la mano,
el viejo financiero Sebastián Camachi, Tomás Braniff, el astuto
extranjero que labró una fortuna
en el país, el banquero también
extranjero Luis Lavie y Rafael
David, profesor de esgrima de
los jóvenes ricos mexicanos.
"Con personajes como Guillermo Barrón, dueño de una grande
CLUB
quien, por su cuerpo erguido,
sus "magníficas patillas y su
aliño en el vestir, parecía, a
quienes lo veían de lejos, un
déspota intratable" y un "señor
de horca y cuchillo", pretendíase
dar al club un aire señorial; en
tanto que con el estiramiento
de Plácido Pastor, José Algara,
Francisco Suinaga, Fernando Rubio y Pablo Escandón, se quería
demostrar cuan difícil era ser
socio del establecimiento.
" N o teniendo los jóvenes de
aquella sociedad otra ocupación
que la de dilapidar los beneficios
de las haciendas de sus padres,
estimaban como muy austeras
las costumbres y los usos en el
interior del Jockey Club; pero
como sus pretensiones de hacer
de
j establecimiento un centro de
mas
frivolidad, no encontraban
eco entre los viejos apoderados
d e la
directiva, acudían, para el
lo ro de sus
g
Proyectos, a recursos P r °P'° s d e su ignorancia y
de su
* extravagantes aficiones,
Concediendo a lo estrafalario un
on
* ° de distinción a la vez que
de
desafio, Eustaquio Barron se
Presentaba en el club llevando
un tigre o bien hacia entra al
P a t l ° d e ' a Casa de los Azulejos
conducido por el mismo el mas
estropeado carruaje de alquiler,
cfr
Vaiadés,
José c. El Pobrismo.
pero no limpia fortuna, y como
Historia de un Régimen.
Guíllermo
miento, (i960)
llanda
y
Escandón
El Creci-
peligro de guerras ni daño al crédito y al progreso nacionales,
Creo que ese día ha llegado..."
"Tengo firme resolución de separarme del poder al expirar mi
período cuando cumpla ochenta
años de edad, sin tener en cuenta
lo que mis amigos y sostenedores
opinen, y no volveré a ejercer la
Presidencia... Si en la República
llegase a surgir un partido de
oposición, le miraría yo como una
(i) james Creelman en Pearson's
Magazine, Nueva York, 3 de marzo
de 1906.
bendición y no como un mal, y
si ese partido desarrollara poder,
no para explotar, sino para dirigir, yo le acogería, le apoyaría,
le aconsejaría y me consagraría a
la inauguración feliz de un gobierno completamente democrático...
No deseo continuar en L· Presidencia. La nación está bien preparada para entrar definitivamente
en la vida libre..." (1).
(1) Valadés, José C : Imaginación y
Realidad de Francisco I. Madero.
T. I. pág. 188 (1960).
Capital invertido en empresas mineras y
petroleras hacia 1910
La sociedad porfirista no
desaprovechaba ocasión
de exhibirse luciendo las
modas importadas de París, por más que con ello
señalara su desprecio por
lo que México producía.
Capital americano
inglés
francés
mexicano
$ 499.000.000
" 87.200.000
" 10.000.000
" 29.400.000
$ 625.600.000
Chávez Orozco, Luis: Historia económica y
social de México. (1938)
En los últimos años de la dictadura, era general el desprestigio del
Presidente Díaz. El pueblo, regocijado, lo ve bajar por la escalera de la
impopularidad y pisar el escalón, ya rajado, de su quinta reelección.
El Hijo del Ahuizote, julio 8 de 1900.
Porfirio Díaz dijo muchas otras
cosas, pero menos significativas,
que el periodista incluyó en la entrevista, porque no estaba capacitado para discriminar la verdadera índole del grave conflicto que
amenazaba a México.
De no haber sido así, seguramente su entrevista a Porfirio Díaz
se hubiera completado con otras
que habría podido hacer cualquier
noche en el café La Concordia,
donde se reunían hombres jóvenes, con ideas nuevas, quienes
comentaban con entusiasmo el
credo político de don Francisco I.
Madero, concretado en la siguiente afirmación terminante: "La única manera de que la República
recupere su felicidad política, consiste en un cambio de gobernantes engreídos en el poder". (1)
Seguramente James Creelman
estuvo en el café La Concordia,
que era un lugar de moda y que
se hallaba en una de las calles
famosas de la ciudad, la calle de
Plateros. No es difícil que Creelman pasara junto a la mesa donde
se hablaba de Francisco I. Made(1) Valadés, José C. : Imaginación
y Realidad de Francisco I. Madero,
T. I, pág. 147 (1960).
LA NOTICEJX
CONTEMRORA
Su objeto primordial es ubicar
al lector en el ambiente de la época
en que se desarrollaban los sucesos
narrados en la obra. Este tipo de
noticia, que podríamos llamar coin-
NEA
cidente o contemporánea, forma ahora parte de la Historia, pero en
aquellos momentos, en aquellos días,
era palpitación vital en la prensa
del mundo.
INDEPENDENCIA
DE
CUBA
La preferencia por las clases altas era
notoria en el general Porfirio Díaz,
quien acudía, con gran satisfacción, a
entregar diplomas a las alumnas de
la alta sociedad.
ro, pero como sólo le interesaba
entrevistar a Porfirio Díaz, se
perdió lo que seguramente hubiera sido la mejor primicia de su
carrera: buscar a Madero y entrevistarlo. Porque aunque eso
ocurría en 1908, ya Madero era
el hombre que, por sus inquietudes políticas, se perfilaba como
una esperanza para el pueblo, que
se iba a confirmar dos años más
tarde, al iniciarse la Revolución.
La "Sociedad Artificial""
En esos momentos James Creelman no se dio cuenta de quién
era Madero, ni tampoco se hizo
cargo del carácter curioso y anormal de la sociedad mexicana de
esa época, cuyos rasgos predominantes, denunciaban, sin esfuerzo,
su divorcio de la realidad social,
económica y política del país. Ese
carácter no era un fenómeno
nuevo.
En los últimos años del siglo
pasado el tema que apasionó tanto
a México, como al resto de América
Latina, fue la pérdida, por parte de
España, de los restos de su imperio
colonial en el continente (Cuba y
Puerto Rico).
La segunda gran rebelión emancipadora del pueblo cubano, iniciada
en 1895, daba lugar tres años más
tarde a la intervención política y mílitar de los Estados Unidos.
En efecto, el 19 de abril de 1898
el Congreso Americano, a sugerencia
del presidente Guillermo Mac Kinley,
aprobaba una Resolución Conjunta,
proclamando que Cuba tenía derecho
a ser libre e independíente. Presentado el 20 de abril un ultimátum
en este sentido al gobierno español,
y rechazada la ingerencia, estalló la
guerra. Tras la derrota española en
Santiago de Cuba, el 12 de agosto
se firmaba en Washington el protocolo de la paz y el 10 de diciembre
el Tratado de París, por el cual renunciaba España a todo derecho de
soberanía y propiedad sobre la isla,
quedando ésta militarmente ocupada
por los Estados Unidos. Restablecída la paz, el 20 de mayo de 1902
el general Wood hacía entrega solemne del gobierno de Cuba al Congreso elegido por sufragio universal
y a su primer presidente, Don Tomás
Estrada Palma. Los Estados Unidos
se reservaban tln embargo, el derecho de construir una base naval
(Guantánamo) y el de intervenir en
ios asuntos de la isla cuando lo
creyeran necesario (Enmienda Platt).
¡ATENTADO
La semana comprendida entre el
6 y el 14 de septiembre dé 1901,
fue de verdadera conmoción mundial.
La causa de esta excitación era corn
prensible: se había atentado nuevamente contra la vida de un presidente norteamericano, en este caso
Guillermo Mac Kinley.
El día 5 de septiembre de 1901,
el mandatario habia inaugurado una
Exposición Panamericana en la ciudad de Búffalo, Nueva York, entre
las aclamaciones de la multitud.
Al día siguiente volvió a visitarla,
pronunciando unas palabras. Su breve discurso había concluido con un
estribillo al que era muy aficionado
"Dios lo quiere, Dios lo quiere"...frase que ¡ba a considerarse minutos
después como una premonición.
En efecto, al descender de la
!
tribuna y avanzar entre el público,
escuchando aún aplausos y estrechando las manos que se le tendían,
un individuo hacia el cual el presidente había avanzado como empujado por su destino, le disparó a
quemarropa dos veces. El asesino,
un anarquista de 28 años y aspecto
débil y melancólico, llamado León
Czolgosz, actuó sólo, nadie le respaldaba, y su declaración fue con
cisa: "Lo he matado porque era un
enemigo de los trabajadores. No lo
lamento",
Mac Kinley, partidario acérrimo
de la expansión americana y rígido
conservador, agonizó durante ocho
días. El 14 de septiembre pronunciaba sus últimas palabras: "Todos
nos vamos..."
Un diario del año 1895, refiriéndose, por ejemplo, a la cursilería y a los convencionalismos a
que tan afecta era la buena sociedad mexicana, comentaba: "Si
se suprimieran los convencionalismos de "pase usted primero",
"estoy a las órdenes de usted",
ya se habría terminado la red ferrocarrilera, la administración pública sería perfecta y, en una
palabra, la prosperidad nacional
no estaría contenida en la crisálida del deseo, sino que sería una
hermosa y viviente realidad" ( » .
Era una
buena sociedad ,
El pueblo recibía pan y atole en abundancia -Ten los días de las múltiples autorreelecciones p |
de don Porfirio.
obsesionada por la manía de exhibir títulos nobiliarios, que frecuentaba el exclusivo Jockey Club y
que habitaba los suntuosos palacetes de mansardas, escalinatas de
mármol y balaustradas que tan
distinguido aire parisino daba a las
zonas residenciales que flanqueaban al aristocrático Paseo de la
Reforma Era una sociedad frivolamente afrancesada, que se ñama
¡VOX POPULI!
Se preparaba en aquel entonces la tercera reelección de
Porfirio Díaz, y el director de El
Hijo del Ahuizote, don Daniel
Cabrera, que había sido encarcelado más de 200 veces por su
actitud combativa y revolucionaría, informaba de un acto contra
el dictador.
Una semana después, en el número 330, escribía triunfal: "Varias calles llenaba, de acera a
acera, la columna antirreeleccionísta, yendo de tal manera
apiñada la multitud, que no se
distinguía el núcleo formado por
los clubs, del resto del pueblo,
Cada transeúnte se declaraba
manifestante y engrosaba, con
su persona, al movimiento antirreeleccionista y unía su voz al
grito solemne y atronador de millares de labios, que prorrumpían
en ¡ mueras ! a la reelección".
Testimonio Periodístico. — Mayo 15 de 1892.
separado más y más del pueblo,
que la soportaba cada vez con
mayor dificultad.
En el tronco de la vida nacional, donde esa sociedad era un
ramaje macilento que se adornaLa alta sociedad frecuentaba los sitios exelusivos de reunión, como el Jockey Club,
vistiendo los extravagantes modelos de París.
m. ^
,
.
(J^jjo ^ ¾ ^ ¾ ¾ ¾ ¾ ^
y¡¿a social, pág. 406 (1957).
LAS CAUSAS DEL COMPL/CTO
"Las principales causas de
descontento que la opinión pública ha podido precisar, clasificadas según su origen aparente,
son las siguientes:
"EL CACIQUISMO: o sea la
presión despótica ejercida por
las autoridades locales que están en contacto con las clases
proletarias, y la cual se hace sentir por medio del contingente,
las presiones arbitrarias, de la
ley fuga (l) y de otras múltiples formas de hostilidad y entorpecimiento a la libertad de
trabajo.
"EL PEONISMO: o sea la esclavitud de hecho o servidumbre
feudal en que se encuentra el
peón jornalero sobre todo, el
enganchado o deportado del sureste del país, y que subsiste
debido a los privilegios económicos, políticos y judiciales que
goza el hacendado.
"EL FABRIQUISMO: o sea la
servidumbre personal y económica a que se halla sometido de
hecho el obrero fabril, a^causa
de la situación privilegiada de
que goza en lo económico y en
lo político el patrón, como consecuencia de la protección sistemática que se ha creído necesario impartir a la industria.
"EL HACENDISMO: o sea la
presión económica y la competencia ventajosa que la gran
propiedad rural ejerce sobre la
pequeña, a la sombra de la desigualdad en el impuesto, y de
una multitud de privilegios de
que goza aquélla en lo económico y en lo político y que producen
la constante absorción de la pequena propiedad agraria por la
grande.
" EL CIENTIFICISMO: o sea el
acaparamiento comercial y financiero y la competencia ventajosa
que ejercen los grandes negocios
sobre los pequeños, como con-
secuencia de la protección oficial
y de la influencia política que
sus directores pueden poner al
servicio de aquéllos,
" E L EXTRANJERISMO: o sea
el predominio y la competencia
ventajosa que ejercen en todo
género de actividades los extranjeros sobre los nacionales, a causa de la situación privilegiada
que les resulta de la desmedida
protección que reciben de las
autoridades y del apoyo y vigilancia de sus representantes diplomáticos. "
Urrea, Lie. Blas: Obras Políticas.
(1921)
Se d a e| n o m b r e d e L e y Fuga
asesinato perpetrado por agentes del gobierno que conduciendo
a un preso, tienen instrucciones de
K r a q U p S d ^ S^U?o?S*
c u a ! eMos s e v ¡ e r o n 0bi¡gados a
disparar sus armas sobre él.
a un
En las opulentas mansiones del raseo de'T
la Reforma, se celebraban frecuentes saraos, p |
a los que las damas asistían con los más
elegantes y estrambóticos atuendos.
ba con los trapos de París, sólo
había un brote, siempre prometedor y pujante. Era el pueblo auténtico que, aunque alejado por
sucio y por indio de todo contacto
con las altas esferas, se mantenía
en sumisión aparente, pero alerta,
esperando la voz y la hora de su
reivindicación...
Un poco a la sombra, pero
siempre dinámica y generosa, alentaba la clase de los profesores,
los artesanos, los pequeños comerciantes, los intelectuales, casi
todos los mestizos, cuando no indios puros, y herederos de las
mejores cualidades étnicas que
definen a la nacionalidad mexicana. Pero esta otra clase social,
orientadora espiritual y partícipe
activa en los hechos más significativos de la Revolución, carecía
de medios'económicos para hacer
efectivos sus ideales y sólo esporádicamente, casi siempre arries-
gando la libertad y la vida, pudo
exigir justicia y defender sus
derechos.
Más abajo se hallaban los proletarios, con salarios que fluctuaban entre cincuenta centavos y
un peso diario, segregados de las
ocupaciones técnicas, para las que
se prefería a los extranjeros, y privados de todo medio legítimo de
defensa, como el contrato de trabajo, el sindicalismo, la huelga,
Y, por último, en lo ínfimo de
aquella estratificación social estaban los campesinos, despojados de
las tierras que, desde tiempo inmemorial, habían heredado àe sus
antepasados indígenas, afectados
en su economía rural por las leyes
de Desamortización de Baldíos
que, mal aplicadas, los convirtieron en siervos de los hacendados.
Don Porfirio Díaz, vestido a lo Juan Tenorio y con el nombre de "El Gran Gallo",
empuñando "La Matona" recorre el panteón
donde ha enterrado la No Reelección, las Garantías Individuales, la Constitución, la Democracia, el Pueblo, etc. y exclama:
Que os levantéis no me arredra:
¡ Alzaos, fantasmas vanos !
Y os volveré con mis manos
A vuestros lechos de piedra.
La Caricatura Política, Fondo de Cultura
Económica, 1955
Por otra parte, los bienes de
la cultura estaban tan mal repartidos como los bienes de la fortuna, y aun cuando prosperaban los
altos centros de estudio establecidos en las ciudades, la enseñanza elemental se vio muy descuidada en el Porfiriato, de manera
que obreros y campesinos vivían
nidas por intelectuales y literatos
que se encastillaban en las caducas tesis del Positivismo o se
deslumhraban con el decadente
arte del modernismo, copiando
gastados modelos europeos y despreciando el prodigioso acervo de
las culturas autóctonas.
^ "
,
...
La ciudad de México padeció
a causa de las inundaciones desde que fue reconstruida por los
españoles sobre la parte desecada
de la laguna de Texcoco, y por
ello el régimen del general Díaz
trabajó mucho hasta dar culmi-
y a la delincuencia.
La misma cultura superior perdio eficacia al confinarse en formas de refinamiento estéril, mante-
La imagen de lo que era México en esa época se resumía,
gráfica y dramáticamente, en la
fisonomía de la propia capital.
s ¡ o n e s e n q u e s e ree|ig¡ó, SUS parti^ H a r ¡l 0 S | p u a n t a r n n p<.tp a r r n p n i,
W °
, ? V? ,
H J ¡ . . .•
"^ ™ven|da Juárez de la Ciudad de Mexico.
en la ignorancia, lo que los empujaba al vicio, a la superstición
E s p l e n d o r V MlSeNa
Para celebrar el "triunfo" de don
Porfirio Díaz en una de tantas oca-
nación a las obras de drenaje de
la ciudad y al Canal del Desagüe,
con lo que se evitaron las periódicas inundaciones de aquella
época.
Ya limpia y saneada, la Ciudad de los Palacios vio cómo el
Porfiriato erigía, junto a las severas mansiones y templos coloniales, otros muy ostentosos, ornamentados de mármoles y bronces
y que se alzaban airosos, imitando,
casi a la perfección, los monumentos célebres de otras capitales
del mundo. Tales fueron la Columna de la Independencia, el
Palacio de Correos, el Teatro Nacional, los monumentos a Colón
y a Cuauhtémoc.
Así, brillante y hermosa, la
ciudad de México recobró su merecido título de Ciudad de los
Palacios, máxime que albergaba
a una sociedad cosmopolita de
refinados gustos, colmada de riquezas, dueña de casi toda la tierra cultivable del país y que, al
mismo tiempo que le hacía la
corte a don Porfirio, volvía la espalda a la masa popular que bullía
en los alrededores de la metrópoli
y que, como un mar sucio y silencioso, se extendía por las misérrimas rancherías y poblados del
interior del país, donde los caciques y los jefes políticos, acatando
el mandato de Don Porfirio, habían privado de sus más elementales derechos a los ciudadanos,
porque ni la Constitución de 1857
se cumplía, ni se respetaba el voto
popular.
Por ello, el pueblo había denominado sarcásticamente a la
espada gloriosa con que Don Porfirio ganó sus grandes batallas
antes de apoderarse de la Presidencia de la República, con el
oprobioso mote de "La matona".
La espada y su mote, componían un símbolo del Porfiriato.
El más expresivo; el más riguroso.
La crónica lo documenta hasta el
cansancio con un inmenso inventario de injusticias, violencias y
crueldad, que en muchos casos
originaron episodios históricos como el de la matanza de los indios
yaquis y mayas. Porque ese episodio, junto con otros que se
desarrollaron en la primera década del siglo y la última del Porfiriato -los disturbios de Cananea
y la huelga de Río Blanco-, pasaron a ser momentos tan decisivos
en la historia del país en esos
años, que merecen ser considerados con cierto detalle.
James Creelman, el
periodista norteamericano que entrevistó a
Porfirio Díaz en febrero de 1908 sobre
su permanencia en el
poder; esa entrevista,
difundida ampliamente, dio ocasión a los
más encontrados comentarios políticos.
"LIBERTAD DE PALABRA"
A fines del siglo pasado el
régimen de Porfirio Díaz se había constituido en una sólida
dictadura. Las reelecciones se
sucedían, y el pueblo, cansado
de las injusticias y el paternalismo gubernamental, daba muestras de descontento.
En la capital, la "plebe intelectual", como la designaba Justo Sierra, hacia manifestaciones,
mítines, y publicaba periódicos,
mientras en la provincia, las
contradicciones sociales se acentuaban y la falta de libertad
cobraba continuamente nuevas
víctimas.
El general de división e
ilustre revolucionario Marciano
González Villarreal, descendiente del general González, ex-presidente de la República, nos
cuenta una interesante anécdota de su adolescencia.
—"Vivíamos entonces en
Cerralvo, Nuevo León, y yo que
apenas tenía trece años, asistía
a la escuela. No obstante mi
poca edad, la política me interesaba, y en las pláticas con
mis compañeros me mostraba
siempre apasionado antirreeleccionista
"Esta fue la causa de que,
cuando con motivo de las fiestas del Cinco de Mayo, me co_
Gral. Marciano González Villarreal
misionó el maestro para que
pronunciara un discurso oficial
conmemorativo, yo, en lugar de
una alocución, me lanzase a una
arenga contra el general Díaz,
Entre las muchas cosas que dije, recuerdo, palabra más o menos, las siguientes: "Tú tuviste
para el hoy autócrata, palabras
de disculpa en su bastarda ambidón; compadecido, le diste el
triunfo de vivir; pero seamos
viriles y no cantemos aleluya
al crimen",
"Y como se hablaba mucho,
tanto en la prensa, como en las
ceremonias públicas, de sus hazanas como soldado, añadí:
"Hay en las páginas de la
Historia nombres que deberían
ser borrados, porque a la generación de aquéllos que supieron
morir con heroísmo, ha sucedido
Ia d
. ,f l o s Que n o s a b e n s m o
vivir".
El
publico me aplaudió vafias veces, y al final me acoma
hasta la
P ñ°
P u uerta d e , m ' c a '
sa..., de donde horas mas tarde
m e sac
° la policía. El jefe politlC0
> Domingo Arredondo, sin
tomar en cuenta m i s
P? c o s a n o s m e im
Puso una sanción consistente en diez días de Cárcel o
cuarenta pesos de multa Mi
madre
. , e n ' a <*ue v o c ° n j ' a b a
para salir del apuro, se nego a
pagar la multa y me amenazó
diciendo: " ¡ Ay de tí, si pagas
esa multa !".
"El resultado fue que me
pasé diez días en la cárcel".
Testimonio Viviente. Julio de 1966
CORRIDO A DON PORFIRIO
DÍAZ
(Fragmento)
Medio siglo d e la Historia
trata d e este mexicano
que, desde simple soldado,
subió a Primer Ciudadano.
El General Díaz se alzó
cuando Juárez, reelegido,
quiso ser el Presidente,
otro período seguido.
Radicó e n S a n Sebastián,
en u n soberbio palacio
q u e le dio el R e y d o n Alfonso,
con jardín y grande espacio.
Fue liberal d e principios
y d e u n valor m u y notable,
y m a n d a b a u n a brigada
en fecha m u y memorable.
Al terminar su período,
Lerdo se hizo reelegir,
pero Díaz se pronunció,
y el triunfo fue a conseguir.
E n Biarritz y e n su palacio,
y en París, en ocasiones,
pasó sus últimos días,
muriendo sin desazones.
En tres años d e combates,
fue el terror d e los franceses,
y limpió todo el oriente,
triunfando todas las veces.
Elegido Presidente,
organizó a la Nación,
q u e estaba muy descompuesta
p o r esa revolución.
Tuárez ocupó el Palacio
de la Nación Mexicana,
y d o n Porfirio se fue
Desde el segundo período
el Poder centralizó,
Y por fuerza, o con dulzura,
'
,
. ,
a hacer vida campirana.
a
a
lU^virr, pnrarrilr.
Mexico encarrilo.
A quien n o estaba contento,
se lo atraía con promesas,
y si no se doblegaba,
usaba de otras destrezas.
Tocó a d o n Porfirio Díaz
celebrar el Centenario,
haciéndose fiestas reales
cuyo lujo fue palmario.
Con u n gobierno t a n largo,
ya el Pueblo se había cansado,
y deseaba asegurar
el bienestar ya gozado.
El general Díaz tuvo faltas
que nos hicieron gran daño,
pues se creyó inmortal
e hizo del Pueblo u n rebaño.
Se formó u n partido opuesto,
y como ya e r a lo justo,
todos deseaban u n cambio
que a la opinión diera gusto.
Aunque ofreció garantías,
al último n o cumplió:
Cabrera mató a Serdán
y a M a d e r o aprisionó.
Luego, M a d e r o se huyó
de su prisión d e San Luis,
se pronunció contra Díaz
y lo derrotó en u n tris.
El triunfo fue t a n notable
que, en cuatro meses d e guerra,
se derrumbó su prestigio
y emigró d e nuestra tierra.
.
.
A r m a n d o de^ M a n a y Campos,
L a
. polución Mejana a traVeS
d e
loS
Corridos Populares.
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Manan.
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Mercedes49. Santo Domingo; URUGUAY: Distribuidora Paysandú, S. A., Luis P. Ponce 1432,
Montevideo; VENEZUELA: Distribuidora Guaicaipuro, C. A., Principal a Santa Capilla 4, Caracas; Distribuidora Continental. S. A., Ferrenquin
a la Cruz 178. Caracas, Venezuela.
N U E S T R A P O R T A D A : Un ciudadano mexicano asesinado a media calle por haber sumado
su protesta a la de millones de hombres que
bajo el Porliriato, clamaban porque no fueran
conculcados sus derechos.
EN EL P R Ó X I M O N U M E R O :
SURGE EL C A U D I L L O
Quién es Francisco I. Madero. Sus actividades
políticas. El régimen porfirista se alarma ante
su popularidad y lo persigue. Madero huye a
los Estados Unidos, pero antes convoca al pueblo mexicano a que se levante en armas el
20 de noviembre.
RESUMEN
DE
LO
PUBLICADO
El domingo 20 de noviembre de 1910, que comenzó como
muchos otros, el General Porfirio Díaz, Presidente de la República, se manifestaba preocupado por las noticias inquietantes que llegaban del interior del país: aprehensiones de
ciudadanos en Orizaba y Tlaxcala; la muerte de Aquiles
Serdán en Puebla; la rectificación del corresponsal de "El
País" en Nueva York, desmintiendo a la prensa de Estados
Unidos que México estuviese envuelto en la anarquía y
hubiese estallado una Revolución, así como de levantamientos
ocurridos en algunas regiones del territorio nacional.
Lejos de la capital, en los pueblos y las rancherías del
Estado de Chihuahua, el anochecer de ese domingo señaló
el amanecer incierto de la Revolución anunciada por Madero.
Así, fue la noche de los primeros choques en que, el propio
Madero, con un grupo de amigos, falló en su intento de
ocupar la población de Piedras Negras.
Detrás de esas manifestaciones violentas, que anunciaban
el estallido de la Revolución, se agolpaban múltiples manifestaciones de injusticia; entre éstas, destacábanse la gran
concentración de la tierra en unos cuantos propietarios, en
perjuicio de la inmensa mayoría campesina; la vida miserable
de jornaleros, aparceros y medieros, explotados por los grandes
terratenientes; el endeudamiento de los peones con las "tiendas
de raya"; la entrega de la riqueza petrolera y minera del
país a los inversionistas extranjeros, en detrimento de la nación; las concesiones ferrocarrileras, que no obedecieron a las
propias necesidades nacionalss, sino a las exigencias del capitalismo inversionista; las grandes desigualdades de la sociedad mexicana de entonces, integrada por una minoría privilegiada y por una masa de ciudadanos desposeídos y carentes
de derechos; las represiones que el régimen del Porfirismo
hacía contra los indígenas y a todo intento de oposición o
simple protesta, etc.
En 1908 un periodista norteamericano llegó a la ciudad
de México para entrevistar al General Díaz. Este lo recibió
en el alcázar de Chapultepec, vestido de gran gala y luciendo
sus condecoraciones más impresionantes. La entrevista se publicó semanas más tarde en "Pearson's Magazine", y de ella
se destaca lo siguiente:
"Tengo firme resolución de separarme del poder al expirar mi período cuando cumpla ochenta años de edad, sin tener
en cuenta lo que mis amigos y sostenedores opinen, y no
volveré a ejercer la Presidencia... Si en la República llegase
a surgir un partido de oposición, le miraría yo como una
bendición y no como un mal, y si ese partido desarrollara
poder, no para explotar, sino para dirigir, yo le acogería, le
apoyaría, le aconsejaría y me consagraría a la inauguración
feliz de un gobierno completamente democrático... No deseo
continuar en la Presidencia. La nación está bien preparada
para entrar definitivamente en la vida libre..."
PLAN DE LA OBRA
Todas las semanas aparecerá un fascículo de "Crónica Ilustrada Revolución Mex i c a n a " , profusamente ilustrado con un extraordinario acervo fotográfico. Cada cuatro
números se incluirá la reproducción parcial o total, a todo color, de una obra de arte
de la pintura mural mexicana, así como mapas, también a color, de las campañas
militares. En las contratapas irán apareciendo corridos, grabados, personajes históricos, así como trajes y armas características de la época. Oportunamente se brindarán
al público elegantes tapas-libro para facilitar la conservación de la obra. Con cada
tapa-libro se obsequiará un disco de larga duración de canciones revolucionarias.
LA P A Z
A la Caza del Yaqui
a matanza de los yaquis fue
uno de los atropellos más inhumanos del Porfiriato. Los yaquis habitan, desde tiempo inmemorial, en las regiones vecinas al
río Yaqui, en el Estado de Sonora. Se entendía que eran alrededor
de 100.000 (D, pero la apreciación
es dudosa, como lo era todo aquello que tuviese que ver con las
estadísticas de esa época, y más
cuando se trataba de indios. Lo
único cierto es que cada vez eran
menos, porque cada vez mataban
más.
L
BAJO
EL
TERROR
—¿ Los yaquis, dice usted ? Es
una tribu más malvada que salvaje, como afirma un periódico de
la capital, y debe ser exterminada
por indigna de pertenecer a la gran
familia humana. El gobernador
Izábal acaba de hacer un gran escarmiento con ellos. Fue a buscarlos con sus tropas, y como los
hombres se habían escondido en
las cuevas, a las mujeres y a los
niños les dio duro. Pero es lo que
se merecen. Son tan bárbaros estos indios, que me han contado
que en otra ocasión en que el gobierno quiso reducirlos al orden,
las mujeres arrojaban al fondo de
los barrancos a sus huercos (2)
Un numeroso grupo de familias de
indios yaquis, la mayoría niños y mujeres, con gran lujo de fuerza son deportados a Yucatán, en 1901, para
trabajar en el henequén como esclavos.
antes que entregarlos a las autoridades. Si será salvajismo... Y
todo porque se han emperrado en
quedarse con las tierras del Río
Yaqui.
(1) Turner, John Kenneth:
Bárbaro, pág. 12 (1965).
México
(2) E n el norte de México, chamaco, criatura.
LA
"En el Estado de Sonora, los
indios yaquis, en número de
cerca de treinta mil, habían mantenido, durante siglos, un sistema de posesión agraria característica de los pueblos que han
permanecido en el estado de comunismo primitivo. Bajo este
sistema, la tierra pertenece a la
comunidad entera, haciéndose
uso de una parte de ella como
agostadero, y dedicándose la
otra parte a la agricultura.
" U n día del año de 1880 el
Gobernador del Estado de Sonora, Ramón Corral, despachó un
pelotón de veinticinco rurales
ebrios, con órdenes terminantes
para el saqueo y destrucción de
los pequeños pueblos a la orilla
del río a la hora en que los
hombres estuvieran trabajando
en sus sembradíos. Cuando estos hombres volvieron a sus hogares, al oscurecer, y se encontraron con que estos habían
sido arrasados y sus mujeres
violadas, se dirigieron todos a
Guaymas a quejarse a las autoridades, y no recibiendo allí satisfacción alguna, marcharon
entonces a Hermosillo, la capital del Estado, para presentar
Otro caudillo de
los yaquis fue
Juan Maldonado
Tetabiate que al
ser muerto Cajeme por los federales, empuñó
la misma bandera de defensa de
los indios, para
morir él también
en un combate.
GUERRA
DEL
YAQUE
su queja ante el Gobernador.
En aquel lugar sólo recibieron
insultos y amenazas por parte
de Corral y de Luis Torres, Jefe
de aquella zona Militar, volviendo a sus pueblos con la ¡dea
de que sólo ellos personalmente
podían defender sus tierras, sus
hogares y el honor de sus familias, y cuando los ultrajes cometidos por los rurales se repitieron una y otra vez, emprendieron la resistencia con las
armas en la mano. Esto era,
precisamente, lo que los especuladores esperaban, e inmediatamente se ordenó el envío
de tropas a la región del Yaqui
con el objeto de suprimir la revuelta por medio del exterminio, efectuando, al mismo tiempo, el despojo de los terrenos.
" Desde aquel momento comenzó una guerra en toda forma
entre los yaquis y el Gobierno
mexicano, guerra que se prolongara por cerca de treinta años.
Ramón Corral, entonces Gobernador de Sonora y después Vicepresidente de la República,
encontró en el mantenimiento
de esta campaña una fuente
inagotable, que le rendía ga-
nancias magníficas, pues le proporcionaba el pretexto p a r a
apropiarse de una gran cantidad
de las contribuciones pagadas
al tesoro del Estado, dizque para
ser empleadas en el mantenimiento de supuestos cuerpos de
policía rural local. En combinación con el General Luis Torres,
Lorenzo Torres y otros Jefes
militares, se cifraba la existencia en la campaña, cuando menos, en quince mil soldados. De
éstos, ocho mil existían sólo en
papel, yendo los gastos de pago
y manutención a parar a los
bolsillos de los que integraban
la camarilla militar de Torres y
Corral. Poco a poco, los yaquis
fueron gradualmente empujados
a la Sierra, o sometidos al
peonaje.
"En los últimos años del Gobierno de Porfirio Díaz, Félix
Díaz, su sobrino, en combinación con Ramón Corral y con
el Gobernador de Sonora, Rafael
Izábal, mantuvo la trata de esclavos yaquis, negocio que les
produjo abundantísimos rendimientos."
GutiérFez de Lara, Lázaro: "El Pueblo Mexicano".
—Bueno, pero esas tierras ¿ les
pertenecen a ellos, o no ? -preguntó el fornido agricultor sonorense
al jefe político .
—¡ Y qué tierras, oiga usted !
Muy buenas pa sembrar algodón
y caña de azúcar. Pero es lo que
le digo, los indios yaquis no entienden lo que es la civilización.
El general Díaz ya le había mandado decir al general Luis Torres
cuando, hace años, vino también
con muchas tropas a someter a
los indios: No debemos estar tranquilos hasta que veamos a cada
indio con su garrocha en L· mano, tras su yunta de bueyes, roturando los campos (1). ¿ Y qué
pasó ? Que los indios huyeron a
las cuevas de los montes y vinieron sobre nosotros en son de guerra, encabezados por Cajeme, primero, y luego por Tetabiate. Ya
sabe usted que Cajeme fue su
(1) Cosío Villegas, Daniel: Historia
Moderna de México. El Porfiriato
Vida Social, pág. 254 (1957).
El caricaturista hizo alusión a la campaña del yaqui. tan desigual entre los federales y la tribu, tan prolongada en un
régimen que preconizaba paz y tranquilidad.
(EL AHUIZOTE JACOBINO, 19 de febrero,
1905).
jefe allá por 1866. i Y qué bien
lo obedecían ! Pero le gustó alebrestarlos y tuvimos que afusilarlo
en Cócorit al año de que se volvió a sublevar. ¿ Y Tetabiate ?
Ese fue pior. Peleó más duro que
Cajeme a favor de los yaquis,
porque a fuerza quería que los
y oris (1) y las tropas se alejaran
del Río Yaqui. Y ni modo, también a Tetabiate hubo que liquidarlo.
(1) Los Blancos.
El Porfiriato emprendió una campaña
total para someter a los indios mayas,
que como los yaquis sólo querían sus
tierras. En la foto, el ferrocarril que
se tendió para intensificar esa campaña.
"Desde hace varios días un
grupo de obreros mexicanos de
los que trabajaban en la empresa minera allí establecida,
sabedores de que su jornal
—que juzgan inferior al que
ganan sus compañeros americanos— iba a ser disminuido
aún más, venían preparando la
huelga".
HUELGA DE CANANEA
La población de Cananea,
Estado de Sonora, estaba tan
retirada de la capital, que las
noticias de la huelga de mineros, que sería uno de los principales antecedentes del movi-
miento revolucionario, llegaban
a esta ciudad con 48 horas de
retraso.
Días después la agencia A.P.
informaba lacónicamente:
Dos semanas más tarde, el
gobernador Izábal rendía un informe a Gobernación, en el que
aseguraba: "la tranquilidad pública ha quedado firmemente
restablecida en Cananea". La
represión había causado decenas de muertos y heridos.
Testimonio Periodístico. Junio 3 de 1906.
El gobernador Izábal, llama a l o s T
"rangers" para que lo ayuden. L e s É
dice: "Si ustedes no me acompañan,
no sé lo que voy a hacer; porque al
pueblo de Sonora, lo tengo que defender" (EL COLMILLO PUBLICO, 24
de junio, 1906).
Las tropas comandadas por el general
Ignacio A. Bravo se concentran en los
alrededores de Chan Santa Cruz, Yucatán, el centro de población indígena
de donde expulsaron a los indios
mayas.
El agricultor sonorense se ladeó un poco el sombrero texano,
carraspeó y comentó:
— Será como usted dice, pero
yo, que soy de aquí, sé bien que
con los yaquis se han cometido
muchas injusticias y que se les
ha echado la tropa con mucha
crueldad para quitarles sus tierras,
alegando que ellos no saben cultivarlas y que quieren gobernarse
solos. Óigame, a mí se me hace
que ellos tienen sus derechos. ¿ O
es que no son mexicanos también ?
¿ Por qué preferir a los extranjeros y darles esas tierras que son
de nuestros indios ? (1) Como insisto en decirle, el gobierno les
está quitando los baldíos, que son
de ellos. Hace mucho oí decir a
los indios viejos: "Juramos morir
todos, antes que entregar las tierras, aunque para ello sea necesario matar a todos los yoris". Y a
eso se debe que siempre anden alzados y que ellos también sean
crueles, en represalia a todo lo
malo que les ha hecho el gobierno.
Dicen que el General Díaz no los
quiere, porque dizque son enemigos de la civilización. A mí se me
hace que más enemigos de la civilización son los federales que vienen a matarlos. Ora fíjese, no sólo
eso, sino que hasta tropas norteamericanas han traído para exterminarlos, y cuando los agarran
vivos, los mandan a Yucatán, como esclavos, pa que trabajen en
las fincas henequeneras...
El jefe político ya no contestó,
ni el agricultor habló más con él.
Así, que cada uno se marchó a
su casa.
En efecto, desde 1877 hasta
1908 el gobierno se empeñó en
despojar a los indios yaquis y a
los indios mayos, sus hermanos,
de las productivas tierras que circundan el Río Yaqui en el Estado
de Sonora, y de las que eran dueños legítimos. Alegaba que los
indios eran bárbaros y que no se
sometían al orden; pero es que
jamás les cumplían las promesas
que les hacían, de repartirles las
tierras, dejando que ellos mismos
se gobernaran. En esta cruel campaña contra los yaquis y los mayos, el Porfiriato utilizó cerca de
ocho mil soldados, que eran la
cuarta parte del ejército, y en los
continuos encuentros de indios
con tropas federales, que tuvieron
por escenario los valles y cañadas
del Estado de Sonora, muchas poblaciones de yaquis y mayos fueron arrasadas a sangre y fuego.
Al yaqui renuente a someterse
al gobierno, se le perseguía como
(1) "Los grandes concesionarios de
las tierras del Río Yaqui en aquella
época fueron Carlos Conant, con
50.000 hectáreas; Lorenzo Torres y
familia, con 400.000; Bule.con 14.250;
F. McDonald, con 4.741; Brooks, con
2.055, etc. Lorenzo Torres y su familia se apoderaron "de una buena
parte de la margen izquierda del
río y de una extensión fantástica
de la derecha". En 1904 se fraccionaron, los pueblos de Bácum y
Cócorit, no para repartirlos entre
los indios, como se dijo, sino para
venderlos a los colonos o regalarlos
a los militares". Cosío Villegas, Daniel: Historia Moderna de México.
El Porfiriato. Vida Social, pág. 225
(1957)
ROSANT A
"En Yucatán me enteré de
lo que hacían con los desterrados yaquis... Vi cómo los
azotaban... Eran las 3.45 de la
madrugada, inmediatamente después de pasar lista los peones.
Había 700 bajo los débiles destellos de las linternas que alumbraban apenas las oscuras fisonomías y las siluetas de un
blanco sucio.
" ¡Rosanta Bajeca!
"Este nombre, gritado por
el administrador, hizo salir del
grupo a un joven yaqui de cuerpo regular, nervudo, de facciones finas, cabeza bien formada
sobre hombros cuadrados, con
quijada prominente y firme, y
ojos oscuros y hondos.
" ¡Quítate la camisa !—ordenó ásperamente el administrador.
"A otra voz del administrador, salió de entre los esclavos
un gigantesco chino. Agachándose, cogió de las muñecas al
silencioso yaqui y, en un instante, estaba derecho con el
yaqui sobre sus espaldas. Entonces el extraordinario verdugo,
llamado mayocol, un bruto peludo de gran pecho, sacó de una
cubeta cuatro cuerdas que chorreaban agua, cada una como
de un metro de largo, y que
BAJECA
parecían cuatro hinchadas serpientes a la escasa luz de las
lámparas. Una vez mojadas,
para hacerlas más pesadas y
cortantes, resultaban admirablemente ajustadas para el trabajo
de "limpia", como se denomina
al castigo corporal en las haciendas de Yucatán.
"El velludo mayocol midió
la distancia, alzó en alto el brazo, y lo dejó caer rápidamente;
el látigo silbó en el aire, y cayó,
con un sonido seco, sobre los
hombros bronceados del yaqui.
"Todos los ojos eran atraídos por esa escena a la incierta
luz del amanecer: el gigante
chino con el cuerpo desnudo del
yaqui sobre sus hombros; las
largas, desiguales y lívidas cicatrices que señalaban los golpes
de la cuerda mojada; el lento,
deliberadamente lento mayocol;
el administrador, con el reloj en
la mano, indicando su aprobación; el sonriente mayordomo;
los absortos capataces...
"Los golpes se medían con
reloj. Cayó el segundo latigazo,
y el tercero... Al cuarto, la fuerte
piel bronceada se cubrió de pequeños puntos escarlata que estallaron, dejando correr la sangre en hilillos. Al sexto, la
reluciente espalda perdió su ri-
Manuel M. Diéguez, uno de los líderes obreros que encabezaron el movimiento huelguístico en Cananea y
quien después fue condenado a larga
prisión en San Juan de Ulúa.
/ /////
a bestia salvaje, y cuando se le
cazaba, se le deportaba a Yucatán, vendiéndolo a 65 pesos por
cabeza, fueran hombres, mujeres
o niños (1).
Por eso don Francisco I. Madero, ya desde sus primeras campañas políticas, acusó a las autoridades de haber arrebatado sus
tierras a los yaquis, para entregarlas a sus favoritos. También
acusó a los hacendados yucatecos
de disputarse a fos prisioneros
yaquis, como si esos desgraciados
estuvieran rematándose en pública subasta; pujan cada vez más,
ofrecen más y más dinero, hasta
gidez y empezó a estremecerse
como una jalea. Al noveno azote,
un gemido nació en las entrañas
dsl yaqui.
"Por fin, cesaron los azotes,
que fueron quince. El administrador, con un ademán final,
guardó su reloj; el gigante chino
soltó las manos con que sujetaba las morenas muñecas del
yaqui, y éste cayó al suelo como
un costal. Quedó allí por un
momento, con la cara entre los
brazos y con su estremecida y
ensangrentada carne al descubierto, hasta que un capataz se
adelantó y le dio un puntapié
en el costado...
"Rosanta Bajeca tenía tres
días de haber sido llevado al
campo con una cuadrilla de macheteros, para cortar pencas de
henequén. La cuota regular exigida a cada esclavo era de dos
mil pencas diarias, y a Bajeca
le concedieron tres días para
adquirir la destreza necesaria
para cortar esa cantidad de hojas; pero él no había cumplido.
Esa era la causa de los azotes.
No había cometido ninguna otra
falta..."
Turner, John Kenneth: México Bárbaro (1965).
que, al fin, logran comprarlos y
los transportan a sus haciendas
para reducirlos a ía esclavitud (2).
La "Pacificación"
Bajo un cuadro alegórico en el
que la ley se veía representada por
una matrona, el Presidente de la
Cámara de Diputados, señor Alfredo Chavero, habló así al Presidente Porfirio Díaz en sesión solemne del Congreso celebrada en
la Ciudad de México el 15 de diciembre de 1905: En cumplimiento
de la ley, voy a dar la honrosa
condecoración que es absurdo no
(1) Mancisidor, José: Historia de
la Revolución
Mexicana,
pág. 77
(1965).
(2) Cosío Villegas, Daniel: Historia
Moderna de México. El Porfiriato.
Vida Social, pág. 259 (1957).
Los mineros de Cananea, en huelga
s declarada, marchan decididos a exigir
sus derechos a una empresa extranjera que los tenía sojuzgados.
hubiéramos dado antes al vencedor de tantas batallas (1).
El General Díaz se inclinó, y
Chavero le impuso el Cordón del
Mérito Militar, tejido en oro, del
que pendían un águila y una estrella, también de oro. La estrella
estaba tachonada de brillantes,
rubíes y esmeraldas y llevaba esta
inscripción: "Pacificó y Unificó a
la Patria" (2).
Cuando empezó Don Porfirio
a lucir esa condecoración, ya el
país estaba pacificado y unificado,
los yaquis sometidos y sometidos
también los "bárbaros mayas", que
se habían obstinado en aferrarse
a sus tierras, en las que ya se cul-
tivaba el henequén. "Los capitalistas se dieron al empeño de adquirir tierras para dedicarlas al
cultivo del henequén, por compra
o, más sencillamente, por el despojo sistemático de los pueblos, y
al de arrancar a los indios de sus
cultivos agrícolas, para aumentar
la oferta de trabajadores y disminuir, en lo posible, los salarios... (3)
Bacalar y Chan Santa Cruz,
los principales centros indígenas
de la Península de Yucatán, fueron tomados con violencia por las
tropas del general Vega y del general Ignacio A. Bravo y los mayas que las habitaban, ya sin
tierras que cultivar, fueron deportados a Cuba.
Lograda así la "pacificación",
el general Bravo recibió una espada que le obsequió la sociedad
de Mérida, a la vez que por los
pueblos y rancherías comenzó a
cantarse este corrido:
Ignacio Bravo, el valiente,
los indios hacía correr,
y como buen combatiente
nunca se le vio agobiado.
Yo ya me voy, ya me voy,
me voy para Veracruz,
que ya perdieron los indios
del pueblo de Santa Cruz.
Yo ya me voy, ya me voy,
por el tiempo del invierno,
porque ya los indios mayas
están minando el infierno.
(1) y (2) Casasola, Gustavo: Historia Gráfica de la Revolución Mexicàno.T.I.pág. 68 (1964).
(3) Mancisidor, José: Historia de la
Revolución Mexicana, pág. 66 (1965).
Descontento
Campesino
En la Huasteca Potosina, en
Guanajuato, en Querétaro, en Michoacán, en Tepic, en Veracruz,
en el Centro, en el Norte y en el
Sur de la República fueron multiplicándose los alzamientos de
peones y jornaleros, ante la estupefacta mirada de los capataces
de las haciendas que aterrorizados
veían acercarse en son de guerra
a quienes antes les habían estado
sometidos.
Muestras muy significativas del
descontento campesino fueron los
alzamientos de Papantla y Acayucan.en Veracruz, y de Viesca y
Las Vacas, en Coahuila, el primero de ellos ocurrido en 1896 y en
el que participó un millar de indígenas que exigían la restitución
de sus tierras, y que se mantuvieron al acecho hasta que fueron
disueltos a sangre y fuego por los
federales, nombre con que se conocía vulgarmente al ejército. En
una refriega posterior ocurrida allí
mismo, fue muerto el héroe popular, Santa Ana Rodríguez conocido como "Santanón", defensor de
los menesterosos y de los peones
de las haciendas.
Los principios sustentados en
el primer Congreso liberal de 1901,
influyeron determinantemente en
la revuelta encabezada en Acayucan en 1906 por Hilario C. Salas,
que pedía les fueran devueltas
sus tierras a los indígenas, lo que
trajo por consecuencia que los
federales incendiaran poblados y
rancherías y colgaran a muchos
de los insurrectos.
Las mismas ideas progresistas
alentaron a los revolucionarios de
Viesca y Las Vacas, quienes en
1908 se alzaron en dichas poblaciones, proclamando el programa
del Partido Liberal Mexicano, y
declarando inoperante el poder de
la dictadura. Pero también fueron perseguidos por los federales,
lo que les hizo remontarse a las
montañas, de donde bajaron después para sumarse a las nutridas
huestes de la Revolución.
La Gran Huelga
Unas veces las matanzas eran
de indios y otras de obreros. A
más de la masacre de los yaquis
y los mayas, se registraron infinidad de casos de maltratos, violencias e injusticias que, por reflejar
justamente una modalidad habitual de la vida mexicana de esos
años, se confundieron en la crónica global del sufrimiento del
pueblo.
Sin embargo, el drama que vivió la población de Cananea a mediados de 1906, tuvo gravedad
particular, y se puede separar
como uno de los hechos que afirmaban la inevitabilidad de la revolución que estallaría cuatro años
más tarde.
En la tarde del l 2 de junio de
ese año, el gerente de la Cananea Consolidated Copper Co.,William C. Green, estaba en sus
oficinas examinando los libros de
la empresa. Esta era una filial de
la Green Consolidated Mining, y
las dos empresas habían sido organizadas en Cananea para explotar los ricos yacimientos cupríferos de la región.
HUELGA
DE
Días antes, "El Imparcial"
había informado a sus lectores
que la huelga de las 93 fábricas textiles del país terminaba
gracias a la intervención del señor Presidente Porfirio Díaz, llegando las partes en pugna al
acuerdo de que el lunes, 7 de
enero, se reanudarían las labores, sujetándose los obreros a
Alguien interrumpió a Mr.
Green para avisarle que cuatrocientos trabajadores de la mina
Obersight se acababan de declarar
en huelga y marchaban por la carretera con rumbo a las oficinas
de la empresa.
Green dio un brinco y corrió a
mirar por la ventana; por el pedregoso camino se movía una larga fila de trabajadores que llevaban banderas, tricolores unas, y
otras rojas, en las que habían escrito: CINCO PESOS DIARIOS,
Y OCHO HORAS DE TRABAJO.
Cuando los huelguistas pasaron
bajo la ventana de Míster Green,
le arrojaron un volante que decía:
"Obreros mexicanos: un gobierno electo por el pueblo para que
le guíe y satisfaga sus necesidades
en lo que cabe: eso no tiene México. Por otra parte, un Gobierno
que se compone de ambiciosos que
especulan criminalmente fustigando al pueblo, electos por el peor
de ellos, porque le ayudan a en-
REO
BLANCO
los reglamentos de trabajo vigentes, al tiempo de iniciarse
la huelga.
Los trabajadores de la fábrica "Río Blanco", de Orizaba,
Veracruz, no acataron el acuerdo, dando esto lugar a los sangrientos sucesos que habrían de
conmover al país.
Testimonio Periodístico. Enero 8 de 1907
riquecerse, eso no necesita México.
Que el pueblo elija sus gobernantes para que lo gobiernen, no para que lo burlen y lo humillen, es
la República. Pueblo, levántate y
anda. Aprende lo que parece que
olvidaste. Congrégate y discute
El Pueblo minero de Cananea agredido y balaceado por los rangers y
por el gobernador Izábal, en tanto que
el jefe militar, general Luis Torres,
obliga a los trabajadores a volver a
las minas (EL COLMILLO PUBLICO,
10 de junio, 1906).
^ - )
Los líderes obreros que encabezaron
la huelga de Cananea, entre ellos Manuel M. Diéguez, Esteban Baca Calderón, Javier Huitemea y otros; todos
ellos fueron confinados en San Juan
de Ulúa.
PERSECUCIÓN
DE
RE VOL
UCIONARIOS
NICOLAS T. BERNAL
Uno de los pocos sobrevivientes que conocieron íntimamente a Ricardo Flores Magón,
es Nicolás T. Bernal, amigo de
numerosos revolucionarios e implicado, desde la primera década de este siglo, en el movimiento social que asolaba al
país. Al hablarnos de su com-
pañero de lucha, nos dice:
— F u e Ricardo Flores Magón
uno de los revolucionarios más
perseguidos, tanto por la dictadura de Porfirio Díaz, como por
la policía de los Estados Unidos.
Cuando se preparaba la tercera
reelección del autócrata, se organizó un mitin en los patios
de la escuela de Minería, con la
intervención de Ricardo, que estudiaba leyes. "Tenemos que
suprimir esta farsa que es una
tragedia para México —dijo—.
Vayamos por la ciudad; digamos
al pueblo que tiene derechos,
los cuales escupe el dictador;
expliquémosle sus e r r o r e s y
apremiémosle para que barra
estas infamias. ¿ Cómo ? Obligando a Díaz a que abandone
su odiosa idea de reelegirse.
¡ Marchando a Palacio, si es
necesario !".
—Después de ese discurso, fue
encarcelado por primera vez en
la prisión de Belén. Al salir,
escribe en El Demócrata, y el
7 de agosto de 1900 funda Regeneración, que llegó a tirar 30
mil ejemplares, en los que exhibía el sistema político del país,
y delataba los crímenes y despojos de los funcionarios.
— Poco antes de morir su madre — Margarita Flores— y durante su larga agonía, recibió
ésta un enviado de Porfirio Díaz,
el que la conminaba para que
hiciera jurar a sus hijos que desistirían de atacar al dictador.
Contaba Ricardo que ella contestó: "Prefiero verlos colgados
de un árbol o en la horca, antes de que se retracten o arrepientan".
— Otro recuerdo que normaba
su vida, eran las palabras que
su padre les tenía dichas: "Que
no les robe el tirano su hombría".
Testimonio Viviente.
Julio de 1966
tus derechos, exige el respeto que
se te debe. Cada mexicano a quien
desprecian los extranjeros,
vale
tanto o más que ellos, si se une a
sus hermanos y hace valer sus
derechos. Execración sin igual que
un mexicano valga menos que un
yanquee, que un negro o un chino, en el mismo pleno suelo mexicano. Esto se debe al pésimo
gobierno que da las ventajas a
hs aventureros con menoscabo de
los verdaderos dueños de esta
desafortunada
tierra.
Mexicanos,
despertad, unámonos.
La Patria
y nuestra dignidad lo piden. Cananea, junio de 1906(1).
— Esto es obra de esos agitadores Manuel Diéguez, Esteban Baca Calderón y Lázaro Gutiérrez de
Lara, que han fundado aquí sus
grupos socialistas—se dijo Míster
Green, mientras redactaba un telegrama pidiendo ayuda al gobernador Rafael Izábal.
El 7 de enero de 1907 señaló en la regiónfabril de Orizaba la fecha memorable en;
que el obrerismo mexicano se rebeló contra'
la injusticia de los patronos y se lanzó a
una huelga violenta.
Los guardias fronterizos (rangers) fueron
llevados desde Douglas, Arizona, hasta la
población de Cananea, por el gobernador de
Sonora, para que abatieran a los mineros.
UN
CASO
"WASHINGTON, D. C, junio 2 de 1906.- El Departamento de Estado recibió solicitud
directamente del Gobernador del
Estado de Sonora, México, para
que del lado americano se le
imparta ayuda. Este es un caso
muy extraordinario. La petición
fue objeto de una consulta diligente entre el Secretario de
Estado, el Jefe del Estado Mayor, General Brigadier Bell y los
oficiales consultores del Departamento de Guerra, planteando
y discutiendo el aspecto jurídico
En eso le llamaron por teléfono:
"Los huelguistas incendiaron la
maderería y mataron a los hermanos Metcalf y a Burth Bush,
porque no los dejaron entrar al
almacén para sacar a los demás
trabajadores y que fueran con
ellos a la huelga. Venga a ayudarnos".
Green pidió su automóvil y,
con tres de sus empleados, se parapetó tras los pilares del Palacio
Municipal, desde donde" dispararon
contra los mineros huelguistas, que
ya se retiraban. J u n t o a los maderos calcinados, quedaron muertos diez trabajadores, un niño entre ellos. Las llamas subían muy
(1) Cosío Villegas, Daniel: Historia
Moderna de México. EL Porfiriato.
Vida Social, pág. 318 (1957).
INSÓLITO
y de derecho de Estados Unidos,
sobre enviar tropas que penetren a un Estado amigo: la decisión está en duda. Mientras
tanto, los oficiales del Estado
Mayor se hallan preparados para ejecutar cualquier mandato
que pueda ser decretado por
resolución del Secretario Roo.
Tal acción del Gobernador Izábal, establece un nuevo precedente diplomático, desconocido
hasta hoy".
Díaz Cárdenas, León: Cananea.
LA NOTICIA CONTEMPORÁNEA
INDEPENDENCIA
DE PANAMA
El 22 de enero de 1903 se firmaba entre los representantes colombiano y norteamericano el Tratado
Herran-Hay, por el que se autorizaba
la cesión de las obras del Canal de
Panamá, iniciadas hacia años por
franceses, al gobierno estadounidense. Este hecho al cual el gran público
no prestó en principio demasiado
interés, había de provocar sin embargo, al paso de los meses, una
gravísima tensión en todo el continente, debido al peligro de guerra
entre los EE. UU. y la República de
Colombia, de la cual el territorio
panameño formaba parte.
La causa de esta situación era la
siguiente: a raíz del referido Tratado,
que había de ser rechazado por el
Congreso colombiano, los Estados
Unidos fomentaron abiertamente las
t e n d e n c i a s emancipadoras de la
región.
La situación, estacionaria en principio, se volvió dramática el 3 de
noviembre, al sublevarse en la ciudad
de Panamá el general Huertas al
frente del batallón Colombia, mientras el batallón de Tiradores, con
base en la ciudad de Colón, era
inmovilizado por los americanos, y
cruceros de la misma nacionalidad
bloqueaban ambos puertos para impedir el desembarco masivo del ejército colombiano.
Entretanto la municipalidad de
Panamá había proclamado la indeoendencia el mismo día 3, creándose
alto en la noche del cielo de
Sonora.
—Ya son seis mil los mineros
que están en huelga y ha corrido
la sangre -díjole por teléfono el
presidente municipal de Cananea
al Gobernador Izábal, y éste le
contestó:
—Yo mismo iré a aplacarlosAl día siguiente, por la pedregosa carretera que conducía a
las instalaciones de la mina, llegó
el gobernador de Sonora, Rafael
Izábal, al frente de doscientos
rangers (1) de Douglas, Arizona,
EE.UU., que había pedido para
que le ayudaran a someter a los
huelguistas mexicanos.
Los coroneles Thomas Rinning
y Kosterlisky, al frente de los
rangers, se apostaron delante de
las oficinas de la Cananea Consolidated Copper Co., y como los
huelguistas seguían en pie de lucha, Izábal dio orden de que dispararan contra ellos.
al día siguiente una Junta de Gobierno para regir los destinos del
país. Los Estados Unidos, actuando
a marchas forzadas, establecían relaciones diplomáticas con la Junta
el día 6 y el 13 del mismo mes,
reconocían la existencia de la República de Panamá.
GUERRA RUSO-JAPONESA
El mundo se estremeció al leer
el 7 de febrero, que el día anterior
Japón había declarado la guerra a
Rusia. Corría el año de 1904. Se
dudaba de la capacidad militar de
los japoneses y la creencia general
era que el poderoso Imperio ruso
doblegaría al del Sol Naciente y extendería aún más sus conquistas por
las costas del Pacífico.
Sin embargo año y medio después, a raíz del tremendo desastre
naval del estrecho de Tsushima y
de una serie de increíbles derrotas
en tierra, Rusia firmaba la paz el
9 de septiembre de 1905. La guerra,
breve, escaso año y medio, fue sin
embargo en extremo sangrienta. El
mundo contempló asombrado, día a
día, el extraordinario espíritu de acometividad del soldado japonés y la
dramática incapacidad del ejército
ruso para hacerle frente. El Japón
adquiría, como consecuencia de su
abrumadora victoria, no solamente
grandes ventajas territoriales, sino
el status de potencia de primer ortien.
En Rusia, entretanto, estallaban una
serie de motines que hacían peligrar
el régimen.
Y en las calles del pueblo de
Cananea cayeron veintitrés mineros abatidos por las balas de los
rifles del gobernador.
¿ Qué pedían los huelguistas
de Cananea ? se preguntaba la
gente de México después de la
matanza. Pedían un salario diario de cinco pesos por ocho horas
de trabajo; la expulsión de dos
inhumanos capataces; que el número de los trabajadores mexicanos fuera mayor que el de los
norteamericanos, y que se les ascendiera.
(1) Guardia fronterizo
cano.
norteameri-
Las llamas devoran las instalaciones
fabriles de Río Blanco, después de
que los obreros, cansados de la explotación, entraron a sacomano en los
comercios y luego incendiaron casas
y factorías.
$^-)
RICARDO
FLORES
"En la madrugada del 21 de
noviembre de 1922, detenía su
acelerada marcha el corazón de
un gigante de la Revolución:
Ricardo Flores Magón. Lejos de
los suyos y de su patria, cerraba los enfermos ojos el precursor, por antonomasia de la gesta
libertaria mexicana del presente
siglo. Todos los dones dieron
brillo a su personalidad: periodista, escritor, orador, filosofo,
revolucionario. Para perfeccionar
laT figura, habrá que agregarle
coraje, audacia, espíritu de sacrificio, tenacidad. Y si sus designios eran sufrir sin doblegarse,
murió el gran ciudadano en
obscura celda de la penitenciaría
de Leavenworth, Kansas, Estados Unidos.
"Ricardo Flores Magón había
nacido en San Antonio Eloxochitlán, distrito de Teotitlán del
Camino, Oaxaca, el 16 de septiembre de 1873. Su progenitor
fue un indígena de raza pura,
don Teodoro Flores. Su señora
madre, doña Margarita Magón,
fue una virtuosa mestiza. Con
sus hermanos Jesús y Enrique,
el futuro campeón de las libertades fue a la capital de la República a estudiar la primaria y
la preparatoria. En 1893 pasó
a la Escuela Nacional de Jurisprudencia, en cuyas aulas llegó
al tercer año.
"El 7 de agosto de 1900 se
levanta una antorcha en el deprimente panorama nacional:
Regeneración, periódico redactado por los Flores Magón. Su
estilo es incendiario, demoledor.
La cara de la dictadura queda
exactamente retratada en cada
número de esta tribuna de la
MACÓN
palabra escrita.
"Del periodismo, Ricardo llega al agrupamiento político. En
el mismo año se crea en San
Luis Potosí el club liberal "Ponciano Arriaga". El 5 de febrero
del año siguiente tiene verificativo en el mismo lugar el Congreso de clubes liberales. Asiste Flores Magón a la histórica
reunión.
"A mediados de mayo Ricardo y Jesús su hermano, son
conducidos a la cárcel de Belén.
En este lapso muere la madre
de ellos. Hasta abril de 1902
recobran la libertad.
"En julio, el gran líder se
hace cargo del formidable periódico de oposición El Hijo del
Ahuizote. Nuevamente a la cárcel hasta enero de 1903. En
abril de 1903, otra embestida
de los policías del porfirismo.
Ricardo y Enrique Flores Magón,
Juan Sarabia, Librado Rivera,
Alfonso Cravioto, Humberto Macias Valadés, Manuel Sarabia,
Luis Jasso, Santiago R. de la
Vega y otros revolucionarios son
detenidos y sentenciados en la
horrenda cárcel de Belén. Como
no obstante estas prisiones, El
Hijo del Ahuizote, continuaba viendo la luz, los tribunales pronunciaron un fallo el 9 de Junio
de 1903, por el que se prohibió
su circulación.
"El 28 de septiembre de
1905 instituyen la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano. El l o . de julio de 1906
se lanza el programa del Partido Liberal Mexicano.
"Estalla la Revolución el 20
de Noviembre de 1910. Flores
Magón escoge un camino diverso
del seleccionado por don Francisco I. Madero.
"Por un manifiesto fechado
en marzo de 1918, Ricardo Flores Magón y Librado Rivera,
fueron condenados, respectivamente, a 20 y 15 años de prisión'.'
El diputado Antonio Díaz Soto y Gama dijo de Ricardo: "Fue
un gran rebelde, un inmenso inquieto, un enorme hombre de
carácter jamás manchado, sin
una mancha, sin una vacilación".
Morales Jiménez, Alberto: Hombres
de la Revolución Mexicana (1960).
PUNTOS
BAS/COS
DEL
LIBERALISMO
" 1 . Reducción del período
presidencial a cuatro años.- 2.
Supresión de la reelección para
el Presidente y los gobernadores
de los Estados.- 3. Supresión
del servicio militar obligatorio y
establecimiento de la Guardia
Nacional.-, 4. Reformar y reglamentar los artículos 6o. y 7o.
Constitucionales, suprimiendo las
restricciones que la vida privada
y la paz pública imponen a las
libertades de palabra y de prensa.- 5. Multiplicación de escuelas primarias.- 6. Obligación de
impartir enseñanza netamente
laica en todas las escuelas de
la República.- 7. Declarar obligatoria la instrucción hasta la
edad de catorce años.- 8. Establecer un máximo de ocho horas de trabajo y salario mínimo.9. Obligar a todas las empresas
o negociaciones a no ocupar
entre sus empleados y trabajadores sino una minoría de extranjeros. No permitir en ningún
caso que trabajos de la misma
clase se paguen peor al mexicano que al extranjero en el mismo establecimiento, o que a los
mexicanos se les pague en otra
forma que a los extranjeros.10. Hacer obligatorio el descanso dominical.- 1 1 . El Estado
dará tierras a quienquiera que
lo solicite, sin más condición
que dedicarlas a la producción
agrícola, y no venderlas.- 12.
Hacer práctico el juicio de amparo, simplificando los procedimientos.- 13. Supresión de los
jefes políticos.- 14. Reorganización de los municipios que han
sido suprimidos y robustecimiento del poder municipal.- 15. Protección a la raza indígena.- 16.
Al triunfar el Partido Liberal, se
confiscarán los bienes de los
funcionarios enriquecidos bajo la
Dictadura actual, y lo que se
produzca se aplicará al cumplimiento del Capítulo de Tierras:'
Silva Herzog, Jesús: Breve Historia
de la Revolución Mexicana (1965).
Pero el gobernador Izábal los
conminó cutiéndoles que era absurdo que quisieran competir en
sueldos y empleos con los norteamericanos. Y luego se les pidió
que volvieran al trabajo sin discutir, si no querían ser llevados
par la fuerza al ejército, a pelear
contra los yaquis.
Los instigadores de la huelga
de Cananea, Manuel M. Diéguez,
Esteban Baca Calderón y Javier
Huitema, fueron enviados a las
tinajas U) de San Juan de Ulúa,
a pudrirse con el salitre de las
aguas del mar, y el otro, Lázaro
Gutiérrez de Lara, huyó a tiempo
para Juntarse con Ricardo Flores
Magon, sembrador en México de
inquietudes revolucionarias.
El presidente Díaz informó al
Congreso de la Unión, en septiembre de 1906, que la huelga de Lananea fue reprimida con prontitud,
energía y prudencia. Dijo complacerse en reconocer el derecho de
' o s obreros a asociarse, siempre
1uer respetaran todos los intereses
legítimos. A fines de ese año se
supo que la tranquilidad más absoluta dominaba en Cananea, gracius a la vigilancia de la policía
en
toscalles (2).
^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^
.
v t - •
i u j.»
|_8 r 3 D N C 3 V e l MOtlfl
d e l o s episodios que conhondamente al grueso del
_
,., T
, ,
ÍZmT^f^^î^mtentl
Puerto de Veracruz que, por hallar,
se al nivel del mar, se llenaban de
agua salada con la marea.
( 2 ) C o s i o Villegas, Daniel: Historia
Moderna de México. El Porfiriato.
Vida Social, pág. 322 (1957).
0 t r o
movió
LA MISEREA EN NUMEROS
"Los 750.000 esclavos y los
cinco millones de peones no
monopolizan la miseria económica de México. Esta se extiende a toda clase de personas
que trabajan. Hay 150.000 trabajadores de minas y fundiciones que reciben menos dinero
por el trabajo de una semana
que un minero norteamericano
de la misma clase por un día
de jornal; hay 30.000 operarios
de fábricas de algodón cuyo salario da un promedio menor de
60 centavos diarios; hay 250.000
sirvientes domésticos cuyos salarios varían entre $ 2 y $ 10
al mes; hay 40.000 soldados de
Frente a la fábrica de RÍO Blanco es- 1
nenie a id idunua uc IMU DIÚIIUJ, CÒ i
Cenarlo de los sangrientos encuentros É
en que perdieron la vida Cientos de
obreros, las tropas federales desean-
can Hocnuócrfohahor HknaraHn «nhro
san después de haber disparado SObre
los trabajadores.
pueblo mexicano, se registró siete
meses después de los sucesos de
Cananea, afirmándose nuevamente la inclinación a la violencia que
tenían las autoridades cuando se
trataba de resolver los problemas
del pueblo.
El centro de este nuevo conflicto fue la fábrica de Hilados y
tejidos de Río Blanco, en los aledaños de Orizaba, Estado de Veracruz, que a la sazón formaba
parte de la que era región industrial más próspera de México. Los
obreros se declararon en huelga
1-35
línea que reciben menos de $ 4
al mes, aparte del insuficiente
rancho. Para los conductores de
tranvías $ 1 diario es un buen
promedio en la capital, donde
los jornales son más elevados
que en otras partes del país,
excepto cerca de la frontera
norteamericana. Y esta proporción es constante en las industrias. Una oferta de $ 1 como
salario, sin duda, atraería a la
ciudad de México a un ejército
de 50.000 trabajadores sanos
en el término de 24 horas",
Turner, John Kenneth: México Barbaro (1965).
el 7 de enero, y formando grandes
grupos, rodeaban la fábrica. En
uno de los grupos había una mujer envuelta en su rebozo y con
un niño en los brazos. El hambre
y la sed la tenían tan agotada que,
sacando coraje de su debilidad, se
separo de los demás, aproximandose a la tienda de raya_( 1 ) donde
Víctor Garcm, un español, tras de
su mostrador, les gritaba a los
nueiguistas.
—Tienen la cabeza dura y no
entienden que ya con el laudo
presidencial, en que se les ordena
que vuelvan a su trabajo, no deben seguir armando motines, sino
esperar que los patrones les den
lo que convenga...
- F í a m e un cuarterón de maíz
P« las tortillas de mi prole,le pidió
r
, ,
, 5 ^ w.„„,¿1.
Mar anta
fcJSSÏ
a Garcï
S
_,. e x L a n i e r o " l t ó l a r i s a di_
riendo
Yo ^
bajaron cientos de obreros como
rugientes oleadas y se entregaron
al saqueo y a la venganza,
F u e u n d í a m e m 0 r a b l e aquel
7 d e ener0 d e 1907) e n q u e los
s e i s m i l o b r e r o s de Río Blanco, en
Orizaba, por primera vez, desoyeron d Hamado ^
r o n c Q sffl)ato
d e las fábricas
en vezde reanu.
labora «¡Pm'in SP lo nrdp
d
J ™ S A l r t a
¡S&
g e l a n z a r o n a l a huelga, porque
s u s peticiones de mejoría de salario habían sido burladas,
j
^
, 8 o b. r e r o s c < s
.
'
£. .
'
f «s mujeres y sus
^ijos, se apostaron resueltos a no
dejarse intimidar por las ordenes
del dictador, y asesorados por sus
líderes Rafael Moreno y Manuel
J uarez
A ti ' ; Y lueeo
CiendO. - 0 ÏO . 6 A ti . 6 i mego
con qué me pagas, si no trabajas
por andar de mitotera? ¡lodos
sois unos perros hambrientos ! ¡ Y
uste d eS U M S
^m0"ne"asl
TUT n 0 a
t
uno los huelguistas empezaron a levantar la cabeza, con
la
mirada
fiera y los puños cerrados
y l u e S ° s e movieron como una
muralla humana que se desplaza.
p ero
.
Garcrn saco una pistola raPido, y disparó, hiriendo de muerte a un trabajador.
La turba entonces se arrojó
con furia sobre la tienda de raya
y la saqueó y la incendió, mientras Garcín huía despavorido. Poco a poco, de los centros fabriles
aledaños—Nogales y Santa Rosa—
D e l a n t e d e la fábri
intada
g u i n t e r n i in a bles hide ventan
de donde no
, r u m o r ' d e log tela
H J
de
,
rían
'
que h
.°/ a s después paga-
CQn s u g V l d a g f u s l l a d o s e n t r e
l a g h u m e a n t e s r u i n a s d e l a tienda
¿e raya> e\ haber defendido a los
obreros
El motín fue creciendo, y al
otro día ya era incontenible. Ardían muchas dependencias de las
fábricas y muchas casas de los
obreros adictos a la empresa. Los
trabajadores sublevados habían
asaltado comercios y casas particulares, y mientras unos escondían
el botín en las cuevas cercanas a
Río Blanco, otros pretendían destruir las presas y el sistema eléctrico de Orizaba.
De pronto se escuchó el trote
de la caballería, y el general Rosalino Martínez llegó al frente de
15
tres batallones. Lo primero que
hizo fue mandar fusilar al teniente Gabriel Arroyo, comandante del
cuerpo de rurales, porque se había
negado a que sus hombres disparasen contra la multitud, diciendo: ¡Al pueblo no se le toca!
Pero Rosalino Martínez no
pensaba del mismo modo, sino
que, con sus soldados, emprendió
una cacería por las calles y los
alrededores de Orizaba, dando
muerte no sólo a los obreros rebeldes, sino también a sus mujeres y a sus hijos. A los que pretendían escapar en el tren, se les
bajaba a culatazo limpio y junto
a los rieles se les fusilaba; y a los
Los obreros saquearon las fábricas y
dejaron abandonados los objetos producto de su botín, cuando fueron perseguidos por los soldados que los balacearon al verlos huir a los montes.
"CAJEME"
"José María Leyva,"Cajeme",
nació en Hermosillo, Sonora, y
después de haber acompañado
a su padre a la Alta California
para buscar yacimientos de oro,
regresó al Valle del Yaqui. En
1854 participó en un combate
contra el filibustero francés Gas-
ton de Raousset Boulbon, y en
1857 fue tomado de leva y formó parte de la guarnición del
fijo de San Blas. Desertó al
poco tiempo, y se dirigió a la
sierra de Acaponeta, donde se
puso a las órdenes del general
Ramón Corona, para defender
ía Constitución de 1857, amagada por los conservadores.
"Más tarde perteneció a un
batallón de yaquis, ópatas y
pímas. Se licenció luego, para
incorporarse después nuevamente a las filas liberales, con las
que se halló en Querétaro a la
caída del Imperio. Al fin, militó
entre las fuerzas de Sonora, con
el grado de capitán.
"En 1875 los pueblos del
Yaqui lo designaron su gobernante, cargo en el que desarrolló una labor benéfica para sus
gobernados. Al terminar ese
año, toda la región dominada
por "Cajeme" estaba en rebeldía Y aunque el gobernador de
Sonora, José J. Pesqueira, atacó
a los yaquis y logró derrotarlos
en algunos combates, sus victorías no fueron decisivas, y así,
"Cajeme", robustecido su prestigio, dominó sin contrariedades,
a los pueblos yaquis.
"La región del Yaqui quedó
sustraída a la obediencia del
gobierno y "Cajeme" nombró
gobernadores y alcaldes. Sobre
la base de un sistema democrético, el caudillo indio adoptaba resoluciones de trascendencia g e n e r a l , convocando
asambleas populares que decidían en definitiva y cuyo mandato obedecía él mismo. De
ese modo, pronto se volvieron
grandes centros productivos los
poblados de Báhcum, Vícam,
Cócorit, Tórim, Pótam, Huiviris,
Belem y Ráhum.
"Tiempo después el gobernador de Sonora le tendió una celada, lo que encendió de nuevo
la guerra entre los yaquis y el
gobierno, con resultados favorables para las fuerzas de "Cajeme". Sus proposiciones de paz
fueron inútiles y, al fin, la guerra se decidió en su contra, no
sin grandes sacrificios de vidas
y dinero de la nación.
"Los yaquis, derrotados, se
dispersaron en guerrillas. Un
día de 1887, "Cajeme" fue aprehendido en Guaymas, y después
de ser exhibido como una bestia
enjaulada por todos los pueblos
indios, fue asesinado en Cocorit."
Mancisidor, José: Historia de la Revolución Mexicana (1965).
que habían huido al monte, se les
asesinaba entre los breñales.
Una calma fúnebre se extendió por toda la ciudad, semejante
a la parda neblina que envuelve
las serranías de Pluviosilla (l). Y
mientras el general Rosalino Martínez era agasajado con un banquete por los industriales dueños
de las fábricas, las campanas de
las iglesias doblaban, sin cesar, y
las mujeres enlutadas -viudas y
huérfanas- recorrían las calles recogiendo a sus muertos.
Los sucesos de Río Blanco,
donde murieron ochocientos obreros, incluyendo muchas mujeres y
niños, fueron la culminación sangrienta de un malestar nacional
que en 1906 y 1907 tuvo muy serias repercusiones en la industria
textil, ya que ante la obcecación
de los patronos, que no aceptaban
aumentar salarios ni disminuir el
horario de trabajo, veintidós mil
trabajadores de las fábricas textiles de Puebla, Veracruz y Tlaxcala paralizaron sus labores, hasta
que no tuvieron más remedio que
rendirse.
Solamente los obreros de Río
Blanco resistieron hasta el fin.
El presidente Porfirio Díaz informó en abril de 1907 al congreso
que los disturbios de Río Blanco
se reprimieron con tanta prontitud
como energía, y advirtió, amenazador, que si, contra sus antecedentes, la clase obrera producía
nuevos trastornos, el gobierno haría respetar los derechos de todos
y sabría mantener el orden público. Muchos de los obreros fueron
enviados al Valle Nacional (2). y
algunos centenares a Quintana
Roo, formándose con ellos el Cuerpo de Operarios que recibía un
trato muy rudo. El cónsul norteamericano en Veracruz aprobó con
entusiasmo esta
determinación,
convencido de que las medidas
severas eran las únicas de someter
a los mexicanos, antes salvajes
que pacíficos ciudadanos, y tranquilizó a su gobierno informándole que no había temor de que se
repitieran sucesos de esa naturaleza (3).
Ideas en Acción
En Cananea y en Río Blanco
se estremeció el Porfiriato ante la
furiosa embestida de los mineros
y obreros que no podían seguir viviendo con los salarios de hambre
La huelga de Río Blanco: Los obre- -r
Fue así como en 1906, desde
TOS textiles se lanzan a la lucha. 7 É
de enero de 1907. GRABADO DE FERNûiunn PAÇTRn PnPUFPn
MANDO CASTRO PACHECO.
San Luis, Missouri los hermanos
Enrique y Ricardo Flores Magon,
secundados por Camilo Amaga,
Sarabia, Librado Rivera,
Juan
Antonio I.Villarreal y otros revolucionarios dieron a conocer el
Programa
del Partido Liberal Me*lcano V Manifiesto a la Nación,
documento valiosísimo para entender la lucha pohtica y armada que
se entabló después, pues este manihesto contiene, en germen, todas
\as ideas renovadoras que estructuraron la
Revolución Mexicana.
que se les pagaban. Pero, desde
luego, eran las ideas las que movían a los dirigentes de los trabajadores para que éstos unificaran
su acción y protestaran con la
violencia a falta de las armas de
ja j e v
Ese ideario había estado caldeándose en la ciudad de San
Luis Potosí, donde un grupo de
revolucionarios, encabezados por
Camilo Arriaga, Juan Sarabia yAntonio Díaz Soto y Gama, fundaron el Partido Liberal Mexicano,
(1
>
0rizaba
-
( 2 ) E n el E s t a a o d e
oaxaca, donde
al que inmediatamente persiguió
trabajadores forzados cultivaban el
la policía; no obstante lo cual,
pudo dicho partido reafirmar sus
tabaco.
,3) Cosío
postulados y actuar con eticacia
Moderna de México. El Porfiriato.
desde el extranjero.
Vida Social, pág. 334 (1957).
villegag
D a n i e l : H¿síor¿a
•
I O
u
LUZ Gil 13 oOmbrd
En la calle de Betlemitas (1)
de la Ciudad de México funciónaba una imprenta que daba a
Porfirio Díaz muchos quebraderos
de cabeza, porque su dueño, elfogueado periodista Don Filomeno
Mata había hecho del periódico
que editaba: El Diario del Hogar, el mas firme defensor de la
democracia en México.
principios de 1900 llegó un hombre apasionado, Ricardo Flores
Magón, con su pesado andar de
oaxaqueño, corpulento, y su mirada inquisitiva tras los lentes de
carey.
Se acababa de fundar en S a n
potos- d c l u b Ponciano
Luis
Arri
F l o r e s M agón, enamo6
r a d o d e { i d e a d e d¿ v(d& a u n
tido
uti
r e a lmente hi£ e r a e f £ t í v 0 8 £ s i d e a l e s r e v olu-
cionarios de su tiempo, pensó que
Revolucionario -escribía don
Filomeno- es una característica
que deben poseer todos hs hombres que deseen ver a la patria
engrandecida y completamente li-
t l & e T P & S ° d e b í a S&T U n PG "
noaico.
. A s i n a c i ° Regeneración, cuyos
primeros números se imprimieron
precisamente en el taller de don
hre de tirnníns
Filomeno Mata, quien hallo en
nnrmio In nnlnhrn
t>re ae uranias, porque la palabra
"Revolución" no quiere decir revuelta, ni mucho menos guerras
intestinas, sino, por el contrario,
significa el progreso, la evolución
de tos ideas, la transformación del
pensamiento, que jamás debe ser
estático, fijo, inmóvil, porque si
tal fuera, el adelanto de h humanidad jamás se efectuaría
(2).
Con tales afirmaciones y arruliado por el monocorde traqueteo
de su prensa de mano, don Filomeno Mata se pasaba las horas
batallando desde aquella barricada del pensamiento, que era su
imprenta, y a la que un día de
Rj r a r do Flores MaVón el má« re
Kicardo Mores Magon el mas resuel
™ coIefa, de la prensa mdependiente del Porfmato.
Regeneración y El Diario del
Hogar, junto con El Hijo del Ahuizote
> <lue posteriormente dirigió
el
mismo Ricardo Flores Magón,
fueron los tres arietes más contundentes que, día a día, atacaban al Porfiriato, y lo hacían en
muy desfavorables, si
scondiciones
e
ta
Jas compara con las que disfru-
*> an los periódicos gobiernistas,
subvencionados por el régimen,
c o m o l o eran
> principalmente, La
Libertad, El Universal y El Im-
parcial, cuyas censuras al gobierno no pasaban de lamentar que
los ferrocarriles llegaran con algunos minutos de retraso, que en
los hospitales se sirviera en tazas
de asa y no en tazas ovaladas y
Que los expedientes de gobierno
sen cosieran
con cánamo amarillo
* ° c ? n s e d a T0¡f- ,
Hubo een
aquella época en MeX1
d fl 0
?°dou n ue
¿ « ábrego y carco™ ' * había sido
convento en
loe tiempos de 1^ C o l o i ^ y <ïue
cárcerTaTristemente^éTebr^Cáí
rel de Belén destinada Dor Porc e l d e Belen
> «estmaaa por r o r
ü ) Esta calle lleva ahora el nomb r edel mismo ilustre
periodista Fi-
lomeno M a t a
e n rfU M h a „ a eJ
C l u b d e p e r i o d i s t a s d e México.
(2) Morales Jiménez, Alberto: Hombres de la Revolución Mexicana,
Pas- a *1MbU^
Mrra/ia
La fábrica de Rio Blanco cerrada
y custodiada por las tropas del gO-
h¡erno federal, después de que los
obreros fueron perseguidos V ametrannr haber exigido meiores conW »fOQS, por naoer exiglOO mejores con
-adiciones de trabajo.
firio Díaz para confinar a todos
los que eran desafectos a su régimen.
Nn fue nnn sínn murVinQ lns
de Belén, contribuyeron a acelesu
muerte, ocurrida en el
Puerto de Veracruz en 1911. De
t a n insigne defensor de la libertad
rar
iMo me una, sino muchas, las
madrugadas en que la policía de
don Porfirio, después de haber
establecido una estrecha vigilancia en los alrededores de los hogares de Filomeno Mata y de Fiores Magón, los detenía y, sin
mayores averiguaciones, los conducía a aquella cárcel en la que
cada año se declaraba una incontrolable peste de tifo y en que los
reos sobrevivían miserablemente.
Don Filomeno Mata fue recluido allí cuarenta veces en menos de una década, y los malos
tratos recibidos, asi como la insalubridad que reinaba en la Cárcel
•
México escribió el
. P ren f a e£i meneo escriDio ei
mismo don
Francisco I. Madero:
T Ochocientos obreros, contando tamÉbién mujeres y niños, murieron en la
r e f r ¡ e g a p a s a d a , a c u a ) | QS a | r e d e d o r e s
J A U
IL
¡.
de Orizaba presentaban un aspecto
ae
El incansable luchador por la
causa del pueblo, señor Filomeno
Mata, antes de morir, víctima de
las injusticias de la Dictadura, tuvo la dicha de ver a su patria libre
y triunfantes los principios que
constituyeron el ideal de toda su
vida y por cuyo triunfo estuvo
dispuesto
a todos los sacrificios
( 1 ).
El homenaje era merecido, y
nadie mejor que Madero tenia la
autoridad apropiada para rendir-
J»»„I„„¡/.„
de muerte y desolación.
lo. Cuando murió Filomeno Mata,
México vivía el espejismo del
triunfo revolucionario.
Porfirio
Díaz había sido derrocado y Madero ocupaba la presidencia, sin
qUe nadie sospechara, y menos él
que nadie, el vuelco trágico que
tendría la historia en los dos años
inmediatos.
Morales Jiménez, Alberto: Hombres de la Revolución Mexicana,
pág. 31 (1960).
(1)
DOBLE BOLA DE LA HUELGA
DE CAN ANEA
(Fragmento)
Año del seis de este siglo
-ya mayo se petateaba-;
la cosa fue en Cananea
cuando junio principiaba.
En la lejana Sonora,
la Ley estimaba delitos mayores
que se organizaran
en sus sindicatos los trabajadores.
Los patrones eran gringos y
gringos los capataces,
y más gringos ladrones,
como las aves rapaces.
Las demandas eran justas:
derecho al ascenso, mínimo salario,
jornada de ocho horas
y trato a los nuestros más humanitario.
Un pliego de peticiones
se presentó ante la empresa,
.y la empresa contestó
que le causaba sorpresa.
Los mineros se reunieron
y, al verse negados con esa respuesta,
lograron un mitin
y se engolillaron en recia protesta.
Pero al llegar hasta el mero
taller de carpintería,
los recibió una rechifla
de larga fusilería.
Pues los cobardes mandones
con winchester dieron descarga cerrada,
cayendo los nuestros
igual que los patos al tronar l'armada.
Muertos y pilas de heridos
doblaron desde el principio;
los rengos, tras la justicia,
jalaron p al municipio.
Allí dos nuevas descargas
los pies les pararon, mochando sus alas;
y allí se aguantaron
balas contra piedras,
piedras contra balas.
Y tanto miedo sintieron
el gobierno y el gerente,
que pidieron de Arizona
-con el carácter de urgenteun batallón de soldados,
Los yanquis vinieron, mas la masa entera
del pueblo indignado
los largó, de plano, para su frontera.
Y fue don Rafa il Izábal,
cobarde y gobernador,
el soplón que pidió ayuda
para aplacar el furor
del obrero organizado,
Pero le quedó la mancha
de pedir auxilio y el mucho cinismo
de usar contra hermanos
las armas y brazos del Capitalismo.
Por fin, accedió la empresa
a las muy justas demandas,
mas el Tirano no andaba
con blondas ni manos blandas;
Y "pa" servir de escarmiento,
los líderes presos, Calderón e Ibarra,
Diéguez y De Lara,
de San Juan de Ulúa sufrieron la garra,
Y así se volvió a la Paz,
al Orden y a los Progresos:
¡ A costa de sangre y viudas
y de huérfanos y presos !
_Autor
desconocido_
(1) Armando de Maria y Campos,
La Revolución Mexicana a través de los Corridos Populares.
Manon.
Publicación Semanal Ilustrada de la revista Documenta
Americana.
Editada
por Publex,
S. A., Bolívar No. 154, México 8, D. F. Miembro
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como Correspondencia de 2a. clase (en trámite)
© Copyright by Plccadilly P. & N. S., Montevideo, Rep. 0 . del Uruguay, año 1966. ©
Derechos reservados por Publex, S. A., México,
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de Autor de la Secretaría de Educación Pública
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Poniente 150 No. 820. México 14, D. F. Printed in Mexico. Impreso en México.
RESUMEN
DE LO
PUBLICADO
El domingo 20 de noviembre de 1910, el Presidente de la
República, se manifestaba preocupado por las noticias inquietantes que llegaban de varias regiones del País. En el anochecer de ese domingo, en los pueblos y las rancherías del
Estado de Chihuahua se iniciaba, de hecho, la Revolución
anunciada por Madero. Detrás de esas manifestaciones violentas se agitaban múltiples motivos de injusticia, de conflicto,
de atentados a la libertad. En 1908, el general Díaz fue entrevistado por un periodista norteamericano y en sus declaraciones, ofreció separarse del poder y apoyar el surgimiento
de un gobierno completamente democrático.
Entre las muchas causas de descontento, la matanza de
los indígenas yaquis y mayas fue uno de los atropellos más
inhumanos del Porfiriato. En efecto, desde 1877 hasta 1908,
el régimen se empeñó en despojar a los indios yaquis y a
los indios mayos de sus tierras más productivas en las márgenes del río Yaqui, en el Estado de Sonora, y de las que
eran dueños legítimos. AI yaqui renuente a someterse al
Gobierno, se le perseguía como bestia salvaje, y cuando se
le cazaba, se le deportaba a Yucatán vendiéndolo a 65 pesos
por cabeza. Por lo que respecta a los mayas, Bacalar y Chan
Santa Cruz, principales centros indígenas, fueron tomados con
violencia por las tropas del general Vega y del general Ignacio. A. Bravo y los mayas que las habitaban, sin tierras
que cultivar, fueron deportados a Cuba.
SEPTIEMBRE 7 DE 1966
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a la Cruz 178, Caracas, Venezuela.
N U E S T R A P O R T A D A : Don Francisco I. Madero, en plena campaña antirreeleccionista, recorría el país a principios de 1910, recibiendo
en todas partes espontáneas muestras de simpatía y adhesión por parte del pueblo.
EN
EL PRÓXIMO
NUMERO:
¡ Y TODOS FUERON HÉROES !
Los primeros alzamientos. Tumultos en la
Ciudad de México en los días en que se celebraban las Fiestas del Centenario de la Independencia. Aquiles Serdán y su familia resisten
heroicamente en Puebla a las fuerzas federales.
Madero y Abraham González estimulan a los
primeros guerrilleros norteños. Surgen Pascual
Orozco y Francisco Villa.
También se hizo a los trabajadores, víctimas de cruentas represiones. Con alarde de fuerza fueron sofocadas la
huelga de los mineros de Cananea, en el año de 1906, como
la de los obreros textiles de Río Blanco, en 1907. En Cananea
y en Río Blanco se estremeció el Porfiriato, ante un hecho
innegable: estaba gestándose un nuevo ideario social, impulsado por un grupo de revolucionarios, fundadores del Partido
Liberal Mexicano, y quienes, en el año de 1906, dieron a la
publicidad el programa del propio partido y un manifiesto a
la Nación. A ese nuevo ideario contribuyeron las valiosas
orientaciones de la prensa de oposición, como los periódicos
Regeneración, El Diario del Hogar, El Hijo de Ahuizote,
El Imparcial, etc.
Los periodistas independientes, opositores al régimen fueron perseguidos y encarcelados. En esa forma el Porfiriato
quería liquidar la voz de los mejores luchadores de México
en contra de la dictadura.
Hubo en aquella época un edificio lóbrego y carcomido,
convento en tiempos de la Colonia y convertido, posteriormente, en cárcel. La tristemente célebre Cárcel de Belén,
destinada por Porfirio Díaz para confinar a todos los que
eran desafectos a su régimen. En ella fue recluido Don Filomeno Mata 40 veces en menos de una década. Los malos
tratos recibidos, como la insalubridad de la prisión, contribuyeron a acelerar su muerte, ocurrida en el puerto de Veracruz en 1911.
PLAN DE LA OBRA
Todas las semanas aparecerá un fascículo de "Crónica Ilustrada Revolución Mexicana", profusamente ilustrado con un extraordinario acervo fotográfico. Cada cuatro
números se incluirá la reproducción parcial o total, a todo color, de una obra de arte
de la pintura mural mexicana, asi como mapas, también a color, de las campañas
militares. En las contratapas irán apareciendo corridos, grabados, personajes históricos, así como trajes y armas características de la época. Oportunamente se brindarán
al público elegantes tapas-libro para facilitar la conservación de la obra. Con cada
tapa-libro se obsequiará un disco de larga duración de canciones revolucionarias.
i SURGE EL CAUDILLO !
~""")™^
Ull PolítiCO Pll6bl6rÍnO
E
l hombre que en 1911 y como
presidente de la República, rendiría homenaje a la sacrificada vida
de Filomeno Mata, era un hombre
experto también en sacrificios. Había
iniciado su vida política ocho años
antes, cuando sólo tenía 30, movido
por impulsos tan generosos como
humanitarios.
Era un hombre pequeño de estatura, de cabeza más bien grande y
ojos vivos, enmarcados en espesas
cejas. Se le puede imaginar en su
despacho rodeado de libros y papeles, escribiendo con afán, cuando
entra un mozo de la casa que deja
un diario sobre su escritorio y se
marcha silenciosamente. El cesa de
escribir entonces y, abriendo el periódico, lee la noticia del día:
En la mañana de ayer, 2 de abril
' en la plaza Zaragoza de la
ciudad de Monterrey se congregó
pacíf ico mente un numeroso grupo de
individuos para expresar inconformi-
torio para releer lo que había estado
escribiendo. Era un proyecto para
fundar allí, en San Pedro de las Colonias (2), donde a la sazón vivía,
un club político independiente, por-
dad hacia hs sistemas de autoridad
personal y absoluta del gobernador
de Nuevo León, don Bernardo Reyes,
cuando fueron agredidos a balazos
disparados
por la policía apostada
en
a
^
azotea
del palacio municipal y
or
P
°tros
servidores
del gobierno local Y como
del tiroteo hubo heridos
V presos; y entre éstos estudiantes
de jurisprudencia y gente importante
de la ciudad, la alarma y la indignación del vecindario se hicieron
un
° W>
que como lo comprobaban los sucesos de Monterrey y las constantes
represiones violentas del Porfiriato,
un sutil veneno moral penetra en
los poros de la patria; el ciudadano
mexicano vive sin seguridades, puesto
que depende de la voluntad de un
poder personal; la debilidad del individuo ajeno al Estado irá en aumento, hasta hacerla incurable y,
por lo mismo, se extinguirán las
fuerzas para luchar contra alguna
de las huracanadas tempestades que
——
(1) Valadés, José ¡C: Imaginación y
Realidad de Francisco I. Madero.T. I,
p á g s 87 88 196
' " ( °)(2) Población algodonera en el Estado
de Coahuilá.
de 1903
Don Francisco I. Madero arrojó
al suelo el diario, se levantó con la
ira reflejada en el semblante y comenzó a pasear por la estancia, acercandóse en cada vuelta a su escri-
puedan poner en peligro a la patria
mexicana (1).
Las charlas políticas con sus
paisanos, mientras la orquesta pueblerina tocaba valses de Campodonio
y de Ricardo Castro en la Plaza de
Armas; la lectura constante de la
historia de México y de la prensa
independiente que se oponía al Porfiriato; su misma experiencia en el
trato con la gente de la alta clase
social a que pertenecía y el contacto
con los francotes rancheros que laboraban en sus propiedades agrícolas, habían ido convenciendo a don
Francisco I. Madero de que era necesario efectuar un cambio de régimen político en México, aplicando
las fórmulas legales del antirreeleccionismo, para evitar que los funcionarios se perpetuaran en el poder
y lograr que el mismo pueblo eligiera a sus gobernantes.
Tenía entonces treinta años, era
un hombre rico, vivía administrando
sus propiedades, impulsando los cultivos de la vid, el algodón y el guayule (2), colaborando en cuanta obra
benéfica para el pueblo quedaba a
su alcance. Ya casado con doña Sara
Pérez, que fue la única mujer en su
vida, don Francisco I. Madero disfrutaba apacible de los bienes materiales e intelectuales que le brindaban su posición privilegiada, su
cultura madurada en Europa y en
Estados Unidos, y su excepcional talento y generoso corazón, cuando
cayó en la cuenta de que "un sutil
veneno" emponzoñaba a su Patria;
y entonces, descuidando sus negocios
particulares y desanudando los lazos
del parentesco y la amistad, empezó
a gestarse como el Apóstol de la
Democracia y Primer Caudillo de la
Revolución Mexicana.
La Patria Chica
El Presidente Municipal de San
Pedro de las Colonias se quedó estupefacto cuando vio ante sí a don
Francisco I. Madero, uno de los más
conspicuos vecinos de la población
que llegó a decirle: "En uso del derecho establecido en el Artículo IX
de la Constitución, voy a fundar, con
un grupo de amigos, un club político
que llevará el nombre de Benito
Juárez".
Reunió en el patio de su casa a
varios amigos y con ellos se preparó
para impedir un nuevo fraude electoral en las elecciones municipales
y estatales de Coahuila, mas a pesar
de que aquel flamante club político
ganó las elecciones, salió de presi-
dente municipal el favorito de los
porfiristas, y lo mismo ocurrió cuando Madero y sus correligionarios intervinieron
para evitar que continuara
el mismo gobernador.
Don Porfirio Díaz manifestó que
estaba categóricamente resuelto a
sostener 3)
al licenciado Miguel Cardena
$
<
Para que siguiera gobernando
Coahuila.
Madero entonces empezó a combatir la dictadura desde las columnas de El Demócrata, un periódico
que acababa de fundar y en el cual
fue dando cuerpo a la idea central
que movía su acción cívica: que solo
con partidos políticos índependien¿ r L S t ó w O ^ t a d o ™* Vrfadés"
J o s é c . Imaginacíón
y Realidad di
Francisco I. Madero. Tomo I, pág. 90
(i960)
(2)3) Planta cauchera.
<. ^ j f f f j ^ v S é s Jc*é C /mo'¡¡¡náctón
y vialidad de Francisco I.
Madero. T. I, pág. 112 (i960).
FRANCISCO #. MADERO
m
Don Francisco I. Madero en el año de
^1910, cuando se convirtió en ídolo popular al enfrentar a la dictadura del general Porfirio Díaz.
tes se lograría la democracia en
México.
Eso era precisamente de lo que
había hablado el Presidente Díaz en
su entrevista con el periodista Creelman : Si en la República llegase
m'
Era de estatura baja sin llegar
a ser lo que nosotros los mexicanos llamamos muy expresivamente
"chaparro". Si las personas que
lo rodearon le decían el "chaparrito", ello era más bien por
cariño y simpatía que precisamente por su estatura. Sin embargo,
su estatura era en verdad más
baja que la regular; sus facciones
no eran hermosas, pero sí agradables. Diríamos que era de una
fealdad muy varonil. Abultada y
alta la frente; los ojos pardos,
muy vivaces y expresivos. Desde
su juventud dejó crecer su barba,
hasta usarla al estilo francés, de
piocha. Su pelo era de color castaño, sedoso y lacio. Desmedrado,
de fuerte complexión, verdaderamente vigorosa. Muy ágil de movimientos y de tipo marcadamente
castizo, predominante en su familia. Sus ademanes eran característicamente norteños; ásperos,
bruscos, arrogantes. Su hablar
era fuerte y claro; la espina dorsal, erecta, como de hombre no
acostumbrado a las inclinaciones
y genuflexiones. Su temperamento
era nervioso, lo que percibían fácilmente los que lo trataban, y
adolecía de un tic nervioso que
consistía en levantar el hombro
izquierdo. Gran caminante, gustaba de emprender largos recorridos. Jinete, a caballo, era incansable. Era además, un gran
nadador. En este tipo vigoroso,
enérgico y decidido, afloraba como sorprendente contraste, una
expresión clara y nítida de bondad
y dulzura. Si los ojos son la ventana del alma, los suyos dejaban
ver un alma grande, noble, pura,
capaz de todas las empresas, de
las más sublimes decisiones, de
ios más aquilatados sentimientos,
de los más grandes ideales. Su
rostro, en fin, transpiraba la expresión del amor a t o d o l o
bueno, santo y puro. Su vigor
corporal era la garantía completa
de la fuerza de su bondad y pureza. El físico de Madero garantizaba el asiento de su alma iluminada. A toda virtud, a toda
expresión espiritual, correspondía
una cualidad física, excepto una:
su corta estatura no correspondía
a su alma de gigante (i).
Blanco, barbado, pequeñito,
enfebrecido de fe, bueno como
el pan, humilde como San Francisco, siempre me ha recordado
a David: su honda fue la que
abatió a Goliat, gigante fue la
Dictadura.
Al servicio de la causa del
pueblo puso sus caudales y la
vida propia, y la de los suyos. De
él lo que más se recuerda es la
sonrisa, la palabra dulce y cariñosa, hasta para sus amigos.
En su brega no faltaban, a su
hora, los soles y los rayos, pero
aun en su fuego había ternura
de creación, calor de hogar. Nadie dijo del Dictador cosas más
desapasionadas, más justas, y
hasta el último momento, hasta
el último límite, lo llamó a la verdad con la razón más serena, más
lúcida, más cordial, a despecho
de los violentos que no alcanzaban
la mejor fuerza del hombre. Todavía no se ha visto bien cuánta
sangre evitó, con haber habido
mucha, ese juego milagroso entre
la admonición y el combate, de la
admonición que no frenaba sino
fortalecía su combate. En éste
nunca usó el odio, porque no lo
sentía, porque no lo conoció, porque ¡o había dejado en los remotos
orígenes del hombre común, ni
en el poder la venganza porque
había venido precisamente para
desterrarla. Envuelto en la luz
bienhechora, en ella cabalgó sin
desmayos, en ella descansó sin
temores y en ella murió sin flaquezas (2).
(1) Adrián Aguirre Benavides, (2) Andrés Iduarte, tomado del libro Madero
y Pino Suárez. Selección de Arturo
Arnáiz y Freg. ( 1 9 6 3 ) .
a surgir un partido de oposición, lo
miraría yo como una bendición y
no como un mal, y si ese partido
desarrollara poder, no para explotar,
sino para dirigir, yo le acogería, le
apoyaría, le aconsejaría y me consagraría a la inauguración feliz de un
gobierno completamente democrático (D.
Y reflexionando sobre estos asuntos, estimulado por lo que Díaz hal l ) Creelman, James: Pearson's Magazine. Nueva York, 3 de marzo de 1908,
citado por Valadés, José C: Imaginación y Realidad de Francisco I. Madero. T. I, pág. 188 (1960).
/ /////
Cinematógrafo Antirreeleccionista. La Fórmula Madero-Vázquez Gómez fue motivo
de mofa para los dibujantes enemigos
del antirreeleccionismo. (El Debate, 7 de
Mayo de 1910).
bía declarado a Creelman, Madero
se dio a la tarea de estudiar a fondo
la situación política de México y
proponer la forma de enderezar la
nave del Estado.
Un Libro Básico
Al cabo de cierto tiempo de estudio y de meditación, siempre leyendo, tomando apuntes y ordenando
sus borradores en la silenciosa estancia de su casona, Madero terminó
de escribir un libro: La Sucesión
Presidencial en 1910, que por tres
mil pesos le imprimió en aquel mismo pueblo don Serafín Alvarado, y
cuyo primer ejemplar le entregó el
20 de diciembre de 1908.
¿ Qué decía el libro que Madero
había escrito después de pensar y
repensar en la cosa pública de México, valiéndose de ese estilo suyo,
PROGRAMA
DEL
CENTRO
A
NTIRREELECCËONÊSTA
"Los suscritos declaramos haber constituido una agrupación
política que hemos denominado
'Centro Anti - reeleccionista de
México'.
"Los motivos que nos han lisvado a formarlo son los siguientes:
"La consolidación de la nacionalidad mexicana sólo p o d r á
conseguirse por medio de la participación del pueblo en el Gobierno. E s t a participación del
pueblo no ha logrado obtenerse
desde hace mucho tiempo, debido
a la presión oficial y a la apatía
de los ciudadanos, lo cual ha permitido que los funcionarios públicos permanezcan indefinida
mente en el poder.
"La reelección indefinida de
los gobernantes da por resultado
concentrar en sus manos tal suma de poder, que constituye una
amenaza para las libertades de
los pueblos.
"El medio más eficaz de evitar
la pérdida de los derechos políticos, es ejercitarlos.
"Debido a las profundas raíces que el sistema absolutista de
gobierno del General Díaz ha
echado en nuestro país, la dictadura amenaza prolongarse con su
sucesor.
"Ante peligro tan inminente, y
como único medio de conjurarlo,
hemos creído de nuestro deber
unirnos para luchar por el triunfo
de los principios democráticos de
la Efectividad del sufragio y no
Reelección.
"Para conseguir la gradual
realización de estos propósitos,
hemos adoptado el siguiente programa:
l o . Hacer una amplia propaganda, con el fin de procurar que
tan fogoso y sincero, que se refleja
en su abundante literatura epistolar
y en sus Memorias, siempre interrumpidas y siempre reanudadas ?
Era un somero y a la par valiente estudio de las condiciones políticas de México en aquellos años.
Desde las oficinas del combativo periódico El Hijo del Ahuizote los antirreeleccionistas protestaron por las violaciones a la Constitución.
el pueblo ejercite sus derechos
y cumpla con sus deberes de
ciudadanía.
2o. Promover convenciones
políticas para la designación de
candidatos y discusión de los
principios generales de gobierno
a que éstos deban sujetarse.
3o. Organizar en toda la República el Partido Anti-reeleccionista, fundando centros locales
que secunden nuestras miras.
4o. Excitar a los ciudadanos
a tomar parte en las campañas
electorales, y especialmente en
las próximas elecciones de Presidente y Vicepresidente de la República, Diputados y autoridades
Municipales, procurando la mayor
alternabilidad de los funcionarios.
5o. En la ejecución de su
programa, este Partido no tiene
más miras que servir los grandes
intereses de la Patria, y para lograrlo procurará aprovechar el
contingente de todos los buenos
mexicanos, y no vacilará en
entrar en arreglos o celebrar alianzas con los demás Partidos Políticos Nacionales.
"Tenemos la convicción de
que aun en el caso de no obtener resultados inmediatos y palpables por medio de nuestros
esfuerzos, con el solo hecho de
habernos organizado y provocado
una lucha democrática, habremos
ayudado a salvar a la Patria del
peligro con que la amenaza la
prolongación de la dictadura. Emilio Vázquez, Presidente provisional; Francisco I. Madero, Secretario Provisional; Filomeno Mata,
Secretario provisional;" (Siguen
firmas).
Urrea, Lie. Blas; Obras Políticas (1921)
Los temas sociales y económicos
apenas asoman en unas cuantas páginas de la obra. Madero se muestra
defensor apasionado de la democracia y cree que la libertad política es
la panacea para todos los males de
la nación d i .
En consecuencia, en La Sucesión
Presidencial se proponía la formación
(1) Silva Herzog, Jesús: Breve
ria de la Revolución Mexicana.
pág. 64 (1960).
HistoT. I,
Madero dio unos pasos y subió
a la tribuna; aunque pequeño de
cuerpo, sabía erguirse de manera que
sobresalía; caminaba muy de prisa
y parecía ver a través de sus espesas
cejas; miraba no en entrega y sí en
(1) Madero, Francisco I.: La Sucesión
Presidencia! en 1910. pág. 293 (1911).
(2) y (3) Manuscritos Alvarez, citados
por Valadés. José C. : Imaginación y
Realidad de Francisco I. Madero, T. I,
págs.207 y 236 (1960).
El Partido Nacionalista Democrático desarrolló gran actividad después que Don
Porfirio habló de libre juego político.
Sus miembros postularon al General Reyes para la Vicepresidencia, pero éste no
aceptó.
de un gran partido político nacional
para despertar la opinión pública y
para que el pueblo mexicano nombrara él mismo sus gobernantes, concurriendo a los comicios con plena
libertad de sufragio.
Enviado por su autor, el libro
llegó a manos de los gobernadores y
del Presidente Díaz, que allí leyeron:
En las actuales condiciones un esfuerzo en el terreno de la Democracia podrá salvarnos todavía.
Más
tarde, sólo las armas podrán devolvernos nuestra libertad, y por dolorosa experiencia sabemos cuan peligroso es tal remedio...
luchemos,
pues, con resolución y serenidad para demostrar la excelencia de las
prácticas democráticas, asegurar para siempre nuestra libertad y consolidar definitivamente
la paz; la paz
de los pueblos libres que tiene por
apoyo la ley (i).
Afirmaciones tan resueltas hicieron que don Evaristo Madero le
escribiera a su nieto: No te andes
metiendo en las patas de los caballos, pretendiendo
meterte a redentor (2).
Pero Madero se marchó a la ciudad de México con el libro bajo el
brazo, dispuesto a interesar a los
simpatizadores que de su causa tenía en la metrópoli, y a dar con ellos
En las insalubres celdas del Castillo de
San Juan de Ulúa, vieja fortaleza colonial
situada junto al mar, en el puerto de
Veracruz, pasaban largos años de condena los reos políticos del Porfiriato.
los primeros pasos para la formación
del gran partido político nacional
que soñaba.
¡ A Juntar Gente !
La noche del 22 de mayo de 1909
llegó don Francisco I. Madero, con
aquel su atildado modo que tenía en
el vestir, a un vasto salón de actos
públicos, propiedad de su amigo don
Alfredo Robles Domínguez, sito en
la calle de Tacuba de la ciudad de
México, y cuando se percató de la
amplitud del lugar, comentó: / Demasiado local para tan pocos políticos que somos .'(3).
Y en efecto, sólo ochenta y nueve
fueron los políticos de nuevo cuño
empapados en la ideología antirreeleccionista de Madero, que concurrieron a aquella sesión en la que
el ameritado periodista don Filomeno Mata, enemigo acérrimo del Porfiriato, expuso la razón que los congregaba: organizarse para fundar el
Centro Antirreeleccionista.
observación, a veces, a la manera de
los desconfiados (1).
Lo escuchaban, entre otros, un
grupo de personas que no tardarían
en figurar en el primer plano de la
vida pública de México: Aquiles Elorduy, Roque Estrada, José Domingo
Ramírez Garrido, Modesto C. Rolland, Eduardo Hay, Fernando Rodarte, Luis Cabrera, Filomeno Mata,
Félix F. Palavicini, José Vasconcelos,
Emilio Vázquez Gómez, Manuel Urquidi, Alfredo Alvarez, Paulino Martínez y Octavio Bertrand.
E n aquella memorable asamblea
se precisó que la consolidación
de
la nacionalidad mexicana sólo podría
obtenerse por medio de la participación del pueblo en el gobierno; pero
que esa participación popular no se-
ría realizable mientras los funcionarios públicos permanecieran
indefinidamente en el poder, en tanto los
derechos públicos no fuesen
ejercidos mediante el sufragio universal y
efectivo y si no se cambiaba el sistema del derecho personal que ejercía el Presidente
de la
República,
por el sistema de derecho popular
(2).
Por lo tanto, era necesaria la
fundación de un centro
antirreeleccionista, que más adelante
debería
convertirse en un gran partido nacional. Y era necesaria la adopción
de un programa cuyos primeros principios serían la efectividad del sufragio y la no reelección, a reserva de
que más adelante
se formara el
ideario completo del partido (3).
La Primera Gira
E n cuanto se despidió de sus
amigos a las puertas del salón donde
acababa de fundarse el Centro Antirreeleccionista, Madero empezó a
planear una gira política por el interior de la República para atraer
adeptos a la causa del antirreeleccionismo. Días después, con un paquete de ejemplares de La Sucesión
(1) Alvarez, Alfredo: La Primera Reunión, citado por Valadés, José, C : Imaginación y Realidad de Francisco l.
Madero, T. I, pág. 238 (1960).
(2) y (3) Acta de fundación del Partido Nacional Antirreeleccionista, citada
por Valadés, José C. : Imaginación y
Realidad de Francisco I. Madero. T. I,
pág. 239 (1960).
SAISI JUAN
DE
ULUA
"San Juan de Ulúa es una
vieja fortaleza militar situada en
el puerto de Veracruz, la cual se
ha convertido en penal. Oficialmente es considerada como prisión militar; pero de hecho es una
prisión política, esto es, para políticos sospechosos. Tan escogidos
son sus residentes —los cuales
cambian a menudo, porque mueren pronto— y tan personal es la
atención que el Presidente Díaz
otorga a este lugar, que en todo
México se conoce a San Juan de
Ulúa como 'la cárcel privada de
Díaz' .
"Es una construcción de manipostería cuyas celdas están bajo
el mar; el agua salada se filtra
hasta donde se hallan los prisioneros, algunos de los cuales permanecen echados medio desnudos
y medio muertos de hambre, en
oscuros calabozos, tan pequeños,
que no permiten a un nombre
corpulento acostarse sin quedar
encogido.
"Nunca se ha sabido de quienes son enviados a San Juan de
Ulúa, porque a ningún prisionero
político de los que son encerrados
allí le está permitido comunicarse
ni con sus amigos ni con nadie
del mundo exterior. Cruzan el
puerto en un pequeño bote, desaparecen dentro de los muros grises y eso es todo. Sus amigos
nunca saben cómo la pasan, ni
cuándo mueren ni de qué".
Turner, John Kenneth: México Bárbaro
(1965).
Presidencial y los programas, manifiestos y actas de fundación del Centro Antirreeleccionista, abordó el
tren acompañado de varios correligionarios y de su esposa, Sara Pérez
de Madero, quien, abnegadamente,
habría de seguirlo en toda su azarosa campaña política.
Marchó primero a Veracruz y
luego fue a Mérida, donde conoció
a don José María Pino Suárez, periodista y hombre de letras, que habría de ser su compañero en la hora
del sacrificio. Recorrió en seguida
varias poblaciones de la Costa del
Golfo y del Norte, pronunciando
decenas de discursos ante las multitudes que abarrotaban las plazas de
los pueblos y que ya empezaban a
preguntarse: "¿ Quién es este hombre que así habla y así actúa en un
país donde todo el mundo calla ? "
A fines de 1909 Madero regresó
a México y se encontró con que el
Centro Antirreeleccionista andaba de
capa caída y empezaban a enfriarse
los ánimos, por lo que reunió a
sus colegas, les habló de la generosa
respuesta que había tenido en provincia y, después de informarles que
emprendería otra gira, se refirió al
acuerdo tomado con anterioridad, de
convocar a una magna convención
del Centro Antirreeleccionista, para
lanzar candidatos a la presidencia y
a la vicepresidencia de la República,
porque 1910 sería año de elecciones
y Porfirio Díaz no daba trazas de
dejar el poder.
Fue en esta segunda gira cuando
Madero conoció en Ciudad Juárez a
un hombre sesudo y respetable, don
Abraham González, que por entonces
sólo se dedicaba a atender sus negocios, aunque ya había demostrado
mucho interés cuando sus amigos le
hablaban de los Flores Magón y de
Madero, que andaban agitando y
fundando partidos de oposición para
combatir a la dictadura.
Ya estaba resuelto don Abraham
a intervenir en la lucha política y al
conocer a Madero y escuchar sus
discursos, le dijo: Usted es el indicado para candidato a la Presidencia
de la República.
El Candidato
En la mañana del 15 de abril de
1910, don Francisco I. Madero se
Los correligionarios de Madero provenían
de todas las clases sociales, no faltando
los intelectuales como el orador Jesús
Urueta, F.Villarreaí y Rafael Pérez Taylor.
aprestaba para dirigirse a la convención de los antirreeleccionistas en el
Tivoli del Elíseo, un parque de recreo con vastos salones para actos
públicos que había en las arboladas
calles de San Cosme, cuando llamaron a la puerta dos desconocidos.
—Tenemos orden de aprehensión
contra usted -dijéronle-, girada por
las autoridades del Estado de Coahuila, que lo acusan de haber cometido un robo de guayule. Así que,
de salir a la calle, le arrestaremos.
Sin perder la entereza, Madero
entendió que aquella falsa y calumniosa acusación no era sino la red
que le tendía el gobierno para amedrentarlo en su actividad política,
precisamente el mismo día y a la
misma hora en que todos sus correligionarios lo estaban esperando en
el Tivoli del Elíseo para elegir candidatos independientes. Y cauto como era, despidió con buenas maneras
a los gendarmes y no salió a la calle,
CARTA
(Noviembre de 1909).
"Creemos sinceramente que
al país no le conviene la próxima
reelección del general Díaz y, sobre todo, que sería una amenaza
terrible para las instituciones republicanas la próxima reelección
del señor Corral . . . Si el señor
Corral llega a ser reelecto y sucede al general Díaz en el poder,
está en la conciencia de todos los
mexicanos que por ningún motivo
lo dejará y hará lo posible por
ocupar la Presidencia mientras
viva, valiéndose para reelegirse
de los mismos procedimientos que
ha empleado en los Estados . . .
DE
MADERO
A
"Estamos, pues, amenazados
de una revolución a la muerte del
general Díaz, o de que se establezca prácticamente en nuestra patria una dinastía autocrática . . .
Los antirreelecionistas, convencidos de tan grave peligro, hemos
iniciado franca y lealmente la
lucha.
"Hasta ahora, aún predomina
la ¡dea de aceptar cualquier arreglo con el gobierno con tal de
que se asegure el establecimiento
del régimen constitucional. Nuestro Partido Antirreeleccionista, el
más radical en ¡deas, no tiene
ninguna cláusula en sus bases
LIMANTOUR
constitutivas, ni en su reglamento
para la convención, que impida
algún arreglo para consolidar todos los intereses; pero si el gobierno sigue atrepellando los derechos
de los ciudadanos y empleando
el régimen de terror, todo arreglo
será imposible; y quién sabe lo
que podrá suceder, pues la historia nos demuestra lo funesto que
ha sido siempre querer sofocar
por la fuerza movimientos democráticos, que, como el actual, están sostenidos por la casi unánime
voluntad del pueblo".
Valadés, José C: Imaginación y Realidad de Francisco I. Madero (1960).
sino que, en un momento oportuno^
fue a refugiarse en la casa de su
amigo Federico González Garza.
Como transcurriera el tiempo y
don Francisco no llegara, los ciento
veintitrés antirreeleccionistas abrieron la sesión y en eso estaban cuando alguien leyó un papel en el que
don Filomeno Mata, preso en la Cárcel de Belén, enviaba este recado:
Soy partidario en toda la extensión
de la palabra de la alternabilidad
administrativa, y si el voto de un
preso político, como yo, puede ser
computado a la hora de la votación
definitiva de candidatos, se servirá
emitir el mío de esta manera: Para
Presidente: Francisco I. Madero; para Vicepresidente: Francisco Vázquez
Gómez(\).
El silencio reinó en la asamblea.
Todos imaginaron las penalidades
que estaría sufriendo don Filomeno
Mata en algún oscuro y húmedo
calabozo de la Cárcel de Belén y
pensaron también que algo grave debía haberle ocurrido al precandidato
para no asistir. Finalmente votaron
por don Francisco I. Madero como
candidato a la presidencia de la Re-
(1) Morales Jiménez, Alberto: Hombres de la Revolución Mexicana, pág.
30 (1960J.
/
MU
Del Aéreo Club Mexicano. Se conmina
al Caudillo Madero, para que eche el lastre de las ambiciones, el bandidaje, las
represalias y el caciquismo. (La Risa, 10
de Junio de 1911).
NOS
Lie. ROQUE ESTRADA
El licenciado Roque Estrada,
que fue uno de los correligionarios
de don Francisco I. Madero cuando el caudillo preparaba la Revolución, cincuenta y cinco años
después de -quellos sucesos nos
habla de sus actividades:
-A usted se le conoce como
secretario particular del señor Madero, ¿ es cierto ?
ENCARCELARON
-No fui nunca su secretario;
pero como a las gentes les gusta
que los personajes tengan secretarios, me enjaretaron a mi el
título de secretario particular. Ambos éramos miembros del Centro
Antirreeleccionista.
-¿ Cuándo inició usted su actividad política ?
-Yo empecé a trabajar contra
la dictadura en 1903, en la ciudad
de Guadalajara, con las sociedades mutualistas que tenían los
reboceros. De allí me ordenó salir
el Jefe Político.
-¿Y a Madero cómo lo conoció?
-Fue en México donde conocí
a don Francisco I. Madero. Durante la campaña, el Centro Antirreeleccionista nos nombró, a los dos,
miembros propagandistas. De esa
manera nos encarcelaron juntos,
juntos huimos...
-¿ Cómo fue lo de la fuga ?
-La de San Luis Potosí, a donde nos llevaron de la cárcel de
Monterrey, temiendo que por estar más cerca de la frontera nos
escapáramos, la preparó don Rafael Cepeda. Para eso organizó
con toda su familia una excursión
a un pequeño rancho llamado Peñasco, que tenía una estación de
JUNTOS
"bandera" U). Don Francisco I.
Madero disfrazado, subió al tren y
huyó inmediatamente rumbo al
Norte. Al otro día, otra excursión,
y huimos juntos don Rafael Cepeda y yo. Nos unimos a Madero
en San Antonio y se empezó a
preparar la revolución.
-¿ Entonces no fue colaborador de Madero, cuando él estaba
en la presidencia ?
-No, me separé de él después
de los Tratados de Ciudad Juárez,
cuando se comprometió a dejar
intacto el ejército federal y disolver el revolucionario. "Nunca -le
dije cuando me separé- haré nada
contra usted". Y me retiré a Guadalajara.
-¿ Qué otras actividades revolucionarias desarrolló ?
-Cuando supe que lo había
asesinado Victoriano Huerta, organicé rebeliones, grupos armados
contra el usurpador. En ese tiempo caí prisionero... Más tarde fui
secretario d e d o n Venustiano
Carranza.
(1) "Estación de bandera", donde sólo
para el tren cuando hay pasaje.
Testimonio Viviente. Julio de 1966.
La Convención Antirreeleccionista del 15
de abril de 1910 en el Tivoli del Elíseo
señaló el momento en que el pueblo de
México recuperó su conciencia cívica.
pública y por el doctor Francisco Vázquez Gómez para la Vicepresidencia.
Libre y exenta de toda mácula
fue la elección en favor del señor
Madero, quien llevaría a la lucha
electoral, no sólo su personalidad,
sino también los ocho puntos principales del programa de su partido:
el restablecimiento del gobierno constitucional, el principio de la no reelección y efectividad del sufragio
universal, la reglamentación del artículo séptimo constitucional para
hacer precisa la libertad de escribir,
el desarrollo y modernización de ¡a
instrucción pública, la expedición de
leyes favorables a la clase obrera,
la mexicanización del personal de los
ferrocarriles y el respeto a la "raza
indígena", el fomento a las obras de
irrigación y el progreso de la pequeña agricultura, la mejoría a las condiciones del ejército unida a la obligatoriedad del servicio militar (1).
La convención en el Tivoli del
Elíseo duró tres días y en el último,
Madero pudo salir a la calle, sin temor a que prosperara el designio de
aprehenderlo, y asistir a la reunión
final, en la que, ya como candidato
a la presidencia de la República, habló a los antirreeleccionistas:
Espero que el general Díaz nos
dejará trabajar libremente y respetará la voluntad nacional, libremente
manifestada en los comicios; pero si
desgraciadamente el general Díaz,
olvidando sus deberes para con la
patria, olvidando que el puesto que
ocupa lo debe al pueblo y desconociendo las ardientes aspiraciones de
la Nación y los vehementísimos deseos del pueblo para reconquistar su
soberanía, favorece o permite que
se coarten L·s libertades concedidas
por la Constitución y que se defraude el voto popular en los comicios,
con objeto de imponer, por medio
del fraude su candidatura y la del
señor Corral, declaro solemnemente
que en este caso defenderé vigorosamente los derechos del pueblo; y si el
general Díaz, deseando burlar el voto
popular, permite el fraude y quiere
apoyar ese fraude con la fuerza, entonces, señores, estoy convencido de
que la fuerza será repelida por ¿a
fuerza, por el pueblo, resuelto ya a
hacer respetar su soberanía y ansioso
de ser gobernado por la ley... Com-
MITIN
ANTIRREBLECCIONISTA
El periódico El Constituciónal, órgano oficial del Partido
Antirreeleccionista, reseña la visita que hizo don Francisco I.
Madero a la ciudad de Guadalajara el 6 de enero de 1910, y
reproduce la carta que el caudilio de la Revolución envió al
licenciado Emilio Vázquez Gómez, presidente del Centro Antirreeleccionista de la Ciudad de
México, informándole de su cam-
paña política en los Estados de
Querétaro, Jalisco, Colima, Sonora y Chihuahua,
Madero dedica la mayor parte de su carta a explicar las
dificultades que tuvo para organizar un mitin en Guadalajara,
al que, a pesar de la oposición
del gobernador Ahumada, asistieron de cinco a seis mil personas.
Testimonio Periodístico.
Febrero 6 de 1910.
prendo la gravedad de esta declaración, comprendo los peligros que
pueda acarrear al país una révolución, pero sé que el pueblo no permitirá el establecimiento de una
dinastía autocrática (2).
^^^^_^^___^-_^____—.
•
~
, _ ,
La CaSa Cíe DiaZ
En la ciudad de México, en la
calle de Cadena, actualmente Ve,.
.-,
'
j
dra, con pilastras y balcones, ante
la que los vecinos pasaban de prisa,
mirando los carruajes que había estacionados enfrente.
En esa casa habitó el general Porfirio Díaz durante muchos de los
años en que fue dictador de México.
Allí estaba él precisamente aquel
día de abril de 1910 en la sala, ornada con preciosas piezas de porce¡,, „_, ,.
, , „
,
.
(1) Valades. José C : Imaginación
y
nustiano Carranza, y muy cerca de
un viejo reloj que yergue sus descoloridos azulejos en medio de una
Realidad de Francisco I. Madero. T. II.
pág. 47 (i960).
<^ V o l ,. T . n . 1m„„;„„^A„ „
j
.j j
descuidada
\¿i Valades. José C Imaginación y
Realidad de Francisco I. Madero. T. II,
i
i i.
plazoleta,
ii
hubo
i_ x
hasta
hace pocos años una casona de pie-
pág. 42 (1960).
Delante de los severos muros del Palacio
Nacional se congregaban las multitudes
invocando a la patria, para protestar contra el atropello de sus derechos. » - >
lana, charlando con el gobernador
del Estado de Chihuahua, don Enrique Creel quien, comentando los
mítines que andaba organizando por
el país don Francisco I. Madero, le
decía: Como se lo he escrito a don
Ramón Corral, Uz gente va a ver a
Pancho Madero como podría haberlo
hecho con la exhibición de un animal
raro o de alguna compañía de cómicos de la legua (l).
—A petición de don Teodoro
Dehesa, gobernador de Veracruz, recibí al señor Madero precisamente
en los días en que celebró su convención -repuso don Porfirio calmadamente- y después de haber hablado
con él sobre sus pretensiones políticas, me pareció, simplemente, un
vulgar ambicioso. Y ahora, que se
ha lanzado como candidato a la Pre(1) Valadés, José C : Imaginación
y
Realidad de Francisco I. Madero. T. II,
pág. 27 (1960).
El que Teodoro Dehesa hubiera presentado a Madero con el General Diaz cuando aquél emprendió su campaña, lo consideraron los gobiernistas como algo
ingenuo. (Los Sucesos Ilustrados, 8 de
Mayo de 1910).
M
Una casilla electoral en la que, con todas
las apariencias de la legalidad, fue burlado el sufragio el 26 de junio de 1910.
UNA MANIFESTACIÓN ANTIRREELECCIONISTA ES DISUELTA
Grabado de Alfredo Zalee
sidencia, veo que ya tengo dos rivales: el señor Madero y don Nicolás
de Zúñiga y Miranda 0 ) .
Lo decían, precisamente, cuando
ambos eminentes personajes de la
vida pública acababan de leer en El
Debate: El señor Madero con caletre perturbado por el espiritismo,
cuyo libro es una obra de magna
necedad y desgraciadísimo, ha tenido una nueva e intolerable audacia:
se presenta como candidato a la Presidencia. Francisco I. Madero es un
histrión que reclama un puntapié.
Detrás de Francisco I. Madero están
la rapiña, el atropello, el crimen...
(2).
Porfirio Díaz reunía con frecuencia en su casa a los miembros de su
gabinete, pero, sobre todo, a los que
se habían constituido en los brazos
fuertes del régimen, don José Ivés
Limantour, don Ramón Corral y don
Bernardo Reyes, para quienes el principal negocio de Estado no era el
bienestar del pueblo, sino el caso de
la sucesión presidencial, particularmente en aquellos primeros meses
que se desarrolló en México al influjo
de los publicistas franceses de principios del siglo XIX y que formó
una "sabiduría política" representada
por Francisco Bulnes, Justo Sierra,
Telésforo García y Emilio Rabasa,
quienes pretendían "transaccional" o
"evolutivamente" establecer los principios políticos de la inteligencia
humana. Por esto se apellidaban a
sí mismos "científicos", y a su partido "científico" y a su obra "científica" (3).
Mucho se dijo entonces de que
Limantour era su jefe, pero lo cierto
es que el inteligente y hábil Ministro
de Hacienda, protegió al inversionism o extranjero y, con los créditos
obtenidos, impulsó la industria, la
minería y el comercio.. Su colega,
don Ramón Corral, quien después de
s e r Ministro de Gobernación escaló
\& vicepresidencia en el último mandato del General Díaz, fue por su
d e 1 9 1 0 e n q u e l a s p r ó x i m a s elecciones abrían una temible interrog a n t e p a r a los científicos;
porque
j
TI £• •
i
L J . ~
didato a la Presidencia de la República cada vez que había elecciones,
prometiendo hacer bajar los precios de
las telas, del maíz y del frijol en caso
don Porfirio, a los ochenta anos, ya
daba señales de decrepitud y se re-
d e s e r el ' egido
m o v í a c o n c a n s a n c i o e n la silla p r e sidencial.
por Valadés, José C.: Imaginación y
Realidad de Francisco I. Madero. T. II.
Los científicos formaban el clan
d) El licenciado don Nicolás de Zúñiga
* fi^o^vesüdo^e"11 e d ° é n t r i c o ' a l t o
mante°'JStatía ^ n T ^ z a r ^ c o ™ «n*
i G J era n u n c a
(2) El Debate. México, 1910, citado
g f fa¿¡^0)josé
p o l í t i c o q u e s o s t e n í a al r é g i m e n p o r -
Realidad
firista y eran una peligrosa peste
pág. 202 (1960).
y
q ue n o
c
,
lmaglnaclon
de Feo. I. Madero.
v
Tomo i,
parte, el más fiel intérprete d e la
mentalidad política d e don Porfirio.
E n cuanto al general Bernardo
Reyes, era u n viejo militar q u e había mostrado mucho valor en los
campos de batalla y q u e luego, como Ministro de Guerra y gobernador
de Nuevo León, conquistó la voluntad popular, q u e quiso ver en él a
un posible sucesor de don Porfirio,
destinado a enmendar los muchos
errores cometidos por el viejo d1C-
ches de verano. Despuntando en el
estrellado firmamento, u n cometa
aparecía arrastrando su impresionante cabellera de azulados reflejos.
Y la gente hacía comentarios sobre
las nuevas calamidades q u e podría
traer al país aquel huésped nocturno
(1), pues se daba el caso q u e había
u n a gran crisis económica en toda
la República.
E[ descenso
en ei precio
det he_
que constituía
una de las
mquén,
exportaciones
sustantivas
del país,
la inesperada limitación de los erédit
°s bancarios, el decrecimiento
de
candidato a la Presidencia, imprimiendo en las conciencias de los ciudadanos el lema de "Sufragio Efectivo, N o Reelección", q u e años m á s
tarde signaría todos los decretos
emanados de los Poderes de la Ñ a ción. P o r ello ya empezaba a escucharse esta copla:
Con tu sombrero en la mano
entero
en todo México
soberano,
grita
pueUo
¡ Viva Francisco I. Madero !
Ciudad de MéxiCO COn muchas Obras de
tZ^tert^reLZdÍtndt
S> D í a z ^ L ^ r l o s :
ornato. En la foto, aparece colocando M
¡SS' ¡?¡Tr^orZ freías
la primera piedra de uno de eSOS monu- XmentOS públicos.
industriales
en México,
El General Porfirio Díaz embelleció la
extranjeras establecidas
el alza de los precios de
•
—
—
(l) El Cometa Halley, que se dejó
fiï
LUnantour,
^¾^.¾
T. í pág. 159 (1960).
(3) Barba recortada y puntiaguda.
PENSAMIENTO
p o t i n c o DE
MADERO
(lo.
Don Porfirio se indignó al saber
que el general Reyes condescendía
con los del Partido Democrático,
quienes le ofrecían la candidatura de
vicepresidente de la República, y
por más que Reyes publicó u n libro
elogiando a Díaz, éste lo amenazó
veladamente, le quitó el mando de
Nuevo León y logró que se expatriase.
^
^
™
*
"
~
o 6 n d l Gil Cl OIGIO
El pueblo empezó a contemplar
con pavor el cielo en las tibias no-
materias primas importadas que produjo desempleos y cierres
mercantiles y la reducción de las erogaciones en el presupuesto
nacional, se
presentaron como una época amenazante para el régimen porfirista y
de infortunios
económicos para la
mayoría de los mexicanos (2).
Pero también en aquellos días
u n hombre bajito, d e tupida piocha
(3
^ y clásico bombín, acompañado
de su esposa, elegante e impecable
viajaba sin descanso, d e pueblo en
pueblo, de ciudad en ciudad, como
de enero de 1909)
"México pasa actualmente por
una de sus crisis más serias, pues
de la actitud de los mexicanos depende que se perpetúe el régimen
de Poder Absoluto que será mortal
para nuestras instituciones y para
nuestra independencia, o bien que
se imponga para siempre el radiante imperio de la Ley... Todo hace
creer que se prepara una lucha
formidable entre el pueblo ansioso
de recobrar sus derechos y la Administración del General Díaz, que
celosa cuida todas sus conquistas...
Yo estoy resuelto a luchar con toda
energía defendiendo la causa del
pueblo, lo cual me pondrá en condiciones de ser actor principal de
muchos acontecimientos, o por lo
menos, espectador bien enterado...
No tengo pretensión de ser un gran
hombre, pero aspiro a imitar su
ejemplo; para lograrlo, sólo se necesita considerar, más alto que los
intereses particulares, los grandes
intereses de la Patria, y abrazar
una causa noble con entusiasmo
y abnegación... Esa conducta tan
bella ennoblecerá todos los actos de
nuestra vida y aun cuando seamos
víctimas de la intolerancia o de la
ambición de los demás; aun cuando
sucumbamos, nuestro esfuerzo no
será estéril".
Valadés, José C : Imaginación y Realidad de Francisco I. Madero (1960).
La gente se juntaba en las calles e ¡m--p
provisaba desfiles llevando carteles e n p |
los que se alentaba el espíritu patriótico
en contra de la dictadura.
Las manifestaciones populares de
adhesión a Madero se repetían ahora con mayor entusiasmo, en tanto
que él, desde los balcones de los
hoteles, desde los kioscos de las placitas de los pueblos, y aun desde
las plataformas de los vagones de
ferrocarril, hablaba así al gentío:
Nuestros adversarios, no encontrando armas que esgrimir
contra
nosotros, porque -lo decimos
con
orgullo- somos hombres
honrados,
han querido ridiculizarnos,
pretendiendo que ha sido osadía nuestra
ponernos frente al señor general Porfirio Díaz. Pues bien, nuestra osadía está justificada,
porque
contamos con la ayuda decidida del pueblo
y necesitaríamos
ser muy cobardes
o muy torpes para dejarnos derrotar
U).
(1) Manuscritos
Valadés, citados por
Valadés, José C : Imaginación y Realidad de Francisco 1. Madero, T. II,
pág. 49 (1960).
El 19 de julio de 1910, en la
ciudad de San Luis Potosí, el juez
de distrito de esa población decretaba la libertad de Don Francisco I. Madero, fijándole una fianza de ocho mil pesos y dándole
la ciudad por cárcel.
"El candidato antirreeleccionista fue desde la penitenciaría
al juzgado a pie -informaba El
País-, para hacer un poco de ejercicio, pues la estancia en prisión
lo tenía inactivo y necesitaba
caminar".
Al salir del juzgado, el procesado fue vitoreado por grupos
antirreeleccionistas,
estudiantes
en su mayor parte,
En los meses siguientes sin
embargo, el ambiente pseudolegalista desaparecía, dando paso
a la violencia y la insurrección.
Testimonio Periodístico.
J u | ¡ 0 19 de 1910
Los ciudadanos fueron a votar el 26 de
junio de 1910, pero la maquinaria imposicionista funcionó a la perfección, y
Don Porfirio volvió a ser Presidente de
la República.
Sin embargo, el resultado final
fue una derrota espectacular. En
la elección del 26 de junio de 1910
se consumó el último gran fraude
electoral del Porfiriato, cuando los
"científicos" utilizaron el recurso
de llevar a las urnas, bajo coacción, a
los artesanos, los oficinistas y la gente de sociedad, para que votaran por
don Porfirio Díaz y don Ramón Corral, que fueron elegidos presidente
y vicepresidente para gobernar desde 1910 hasta 1916.
En medio de la paz impuesta
por el terror ganó Porfirio Díaz y
perdió Madero, mas no porque éste
hubiese sido derrotado realmente en
los comicios, sino porque el continuismo y el imposicionismo seguía
operando ante la mirada complaciente del Congreso que reconoció el
"triunfo" de Porfirio Díaz y desoyó
las protestas de los antirreeleccionistas que, ante los incontables atentados y fraudes, solicitaron fueran
declaradas nulas las elecciones.
A la Cárcel, por Agitador
LA EXTRAVAGANCIA ELEGANTE
El reino del ocio y de la alegria
era nativo de la capital nacional.
Cuando Jesús Valenzuela, uno de
los más excelentes hombres dados
a la luz en Sinaloa, y quien más
que poeta y director de orquesta
literaria, y más que personaje de
riqueza y de esmeros era un filósofo, se propuso demostrar hasta
qué altura llegaba la ciudad de México en el nivel del placer, que ya
no constituía deleite del entendímíento sino extravagancia elegante,
invitó a sus amigos a un banquete
a la fonda de Montaudon, en el
que tras "de los servicios preliminares, al tocarle su turno a la
n¡P7a
ríe
rp«ic;tpnria
anarpriernn
pieza ae resistencia, aparecieron
dos
mozos
soportando,
con tra-
bajo, una gran fuente de argentería,
con su respectiva cubierta" ante
la cual los comensales creían que
"se trataba de una selle de jabalí
o de un lechón relleno o de un
gran pastel de venado"; pero "cuando puesta la enorme fuente en el
centro de la mesa, el maestresala
levantó la tapa" sobre el gran platon, "todo desnudo, desde la enorme cabeza hasta los diminutos
pies, perfectamente dormido y comatoso, en el último período de la
embriaguez", yacía el enano Florentíno Carbajal, el celebrado Pirrimplín del circo Orrín.
,.
, ,
_
Tablada, José Juan: La Feria de la Vida
y De M a r i a
Toda esta bulla se debe a la
obcecación turbulenta de Pancho
Madero, a quien juzgo un poco extraviado... Todo lo que ha pasado
no es más que el resultado natural
que debía esperarse, después de tolerar -hasta el colmo- la osadía de
ponerse en frente del gobierno hasta
en tono de desafío, escribía el general Jerónimo Treviño, gobernador de
Nuevo León, a don Ramón Corral el
6 de junio de 1910, a propósito del
mitin que acababa de hacer Madero
en la ciudad de Monterrey (l).
Al día siguiente, por orden del
mismo Corral, la policía detuvo a
Madero en la estación de Monterrey,
cuando en compañía de su esposa y
del licenciado Roque Estrada, abordaba el tren que lo llevaría a San
Pedro de las Colonias. Confinado
en la cárcel de Monterrey, fue conducido, posteriormente, a San Luis
Potosí, donde se le internó en la
Penitenciaría del Estado.
Dos meses después toda la na-
campos, Armando: Los
Payasos, citado por Valadés, José C :
El Porflrismo. T. I (1958).
(1) Manuscritos
Garza, citados por
Valadés, José C : Imaginación y Realidad de Francisco I. Madero, T. I I ,
pág. 59 (1960).
"QUE
L'lC. JESUS SILVA HERZOG
Jesús Silva Herzog, es una de
las personalidades más relevantes dentro de la vida intelectual
del país. Maestro emérito de la
Universidad Nacional, doctor Honoris Causa de diversas universidades, director de "Cuadernos
HABLE
Americanos", estuvo ligado a
nuestro movimiento revolucionario desde la primera década del
siglo XX, primero como observador acucioso y después como
actor principal.
—En la noche del 3 de junio
de 1910, entre los estudiantes
potosinos, corrió el rumor de que
a la mañana siguiente, alrededor
de las 8, pasaría por la ciudad
en el tren, rumbo a Monterrey,
don Francisco I. Madero. A la hora indicada nos reunimos un gruP ° d e jóvenes para ver y escuchar
a Madero. Así sucedió, en efecto.
A las ocho y media llegó el tren
de la ciudad de México, y los
muchachos allí reunidos comenzaron a gritar: ¡ Que salga Madero ! ¡ Que hable Madero ! Y don
Francisco salió a la plataforma
del "pullman". Pero antes de que
MADERO"
iniciara su perorata, un viejo que
se había colado entre nosotros,
increpó a Madero, diciéndole que
por qué, en lugar de andar agitando al pueblo, no repartía sus
millones, para remediar las necesidades de aquél,
Madero pronunció un brillante
discurso. Sabía tender un hilo
de emoción entre él y su auditorio;
y en uno de los párrafos, dirigiéndose al viejo impertinente, le
dijo: "El pueblo no pide pan, pide
libertad". Esas palabras nos sonaron bien, y le aplaudimos estrepitusamente. Esa firme convicción
llevó el caudillo antirreelecse
cionista. La misma idea había
expuesto antes en la ciudad de
Orizaba. Esa misma idea fue su
g r a n equivocación como gobernante: No puede haber libertad
s ¡ n p a n , ni pan sin libertad.
Testimonio Viviente. Julio de 1966.
ción vibraba de patriótico entusiasmo al celebrar el Primer Centenario
de la Independencia. En el mes de
septiembre, la ciudad de México parecía el más vistoso de los escaparates. Las calles estaban profusamente
engalanadas, las multitudes, ávidas
de espectáculos, se extasiaban contemplando los desfiles históricos y
militares y se conmovían al paso
marcial de los soldados de todos los
países.
El general Porfirio Díaz, rodeado
siempre de mucha pompa y adulación, sin quitarse nunca el uniforme
de gala, no se daba tiempo para
inaugurar edificios, monumentos, exposiciones y congresos, y cuando se
hallaba fatigado y se sentaba en un
estrado que parecía un trono en cuyo dosel fulgían estas palabras doradas: Pax Lex, imaginaba oir como
un sonoro cántico:
/ Porfirio Díaz ! Heroico
(Caudillo del Oriente
que fuiste, en otros tiempos,
(el rayo de la guerra,
y hoy de la Patria enciendes
(la aurora refulgente,
jamás ha de olvidarte la
(mexicana tierra,
y orgullo de la patria
(serás eternamente.
El recinto de la Cámara de Diputados,
en el interior del Palacio Nacional, amueblado muy al gusto de la época. El Presidente Díaz, en el estrado, lee uno de
sus informes de gobierno.
!^->
LA CÁRCEL DE BELEN
"Alguna vez, cuando aún era
joven, fui internado durante semanas en un calabozo oscuro,
tan oscuro, que me impedía verme
las manos. Esto aconteció en la
ciudad de México, durante aquel
horripilante período en que Díaz
imperaba con mano sangrienta.
El calabozo carecía de pavimento
y constituía el piso una capa de
fango de tres o cuatro pulgadas
de espesor, mientras que las paredes rezumaban un fluido espeso
que impedía secar las expectoraciones que negligentemente habían arrojado sobre ellas los incontables y descuidados ocupantes
anteriores. Del techo pendían
grandes telarañas, desde las que
acechaban enormes, negras y hornbles arañas. En un rincón abiertoen el albañal, había un agujero...
"Era éste uno de los calabozos
en los que el déspota acostumbraba arrojar a sus opositores con la
esperanza de quebrantar sus espíritus, y fue de una de esas cámaras infernales, tan sagazmente
calculadas para quebrantar, majar
Carreón, el exquisito artista cuyas
pinturas le conquistaron el reconocimiento de Europa y América,
fue sacado agonizante y ciego,
para morir pocas semanas despues en un hospital, presa de la
tuberculosis,
"En mi horrible morada pude
soportar el viscoso contacto con
las paredes; mis pulmones, entonees jóvenes y sanos, pudieron res istir el veneno de aquella tumba;
sensibles,
m ¡ s nervios, aunque
pudieron ser amaestrados a mi
voluntad, para responder con sólo
u n | e v e estremecimiento, a los
asaltos y mordiscos de las ratas
e n \a oscuridad . . . Mi petate est a b a húmedo, así como mi vestido;
¿e v e z e n c u a n d o un golpe en el
petate o en el fango o de mañana
e n m ¡ c u e r p 0 i me'indicaba que
una araña había caído y un estremecimiento recorría mi sistema
nervioso. Pero puede soportar
todo, menos la ausencia de la
luz",
R1caKjo F|ores Magón> c i t a d o p o r Silva
y estropear la voluntad mas po-
Herzog, Jesús: Breve Historia de la
derosa, de donde Jesús Martínez
Revolución Mexicana (1965).
Las Fiestas del Centenario fueron celebradas en medio del regocijo popular;
pero <en el trasfondo de aquellos oropelescos desfiles se gestaba la Revolución
Fuga y Plan
Gracias a una fianza y a la intervención de su padre ante el gobierno, don Francisco I. Madero
salió de la Penitenciaría de San Luis
Potosí para tener la ciudad por cárcel, lo que le permitía visitar a sus
amigos, escribir y pasear a caballo
por los alrededores de la bella capital
potosina; aunque en todo momento
bajo la mirada de sus guardianes.
En aquellos largos paseos y en la
soledad de su cuarto se dedicó a
ordenar las ideas que había acumulado durante sus giras y a enriquecerlas
con los proyectos democráticos y liberales de sus amigos. Se veía claro
que era necesario emprender una
acción inmediata, porque en todo el
país había ya muchos millares de
maderistas (D dispuestos a ir a la
lucha armada por la libertad y la
justicia; pero, antes que todo, lo que
urgía era salir de aquel encierro.
El cuatro de octubre, día de su
onomástico, Madero salió, como era
(1) Nombre dado a los partidarios de
Francisco I. Madero.
LA NOTICIA CONTEMPORÁNEA
D/IDIC i n u n n r c tinonn
rHKIò, LUNUKtO, MUbLU
En 1907 se proclama a I ripie
Entente entre Francia Inglaterra y
Rusia. La palabra entente, ahora
caída en desuso, significa entendimiento", "trato" (no alianza),
entre dos o más países. Asi, poco a poco, se iban formando los
dos enormes bloques de naciones
que habrían de enfrentarse anos
despues en la Primera Guerra
lvlundiaL
ADTC
n m t
En el transcurso también de
1907 la literatura mundial se enriquece con dos obras que habrán
de resultar eternas: Los intereses
creados, del dramaturgo español
Jacinto Benavente, y La madre,
de Máximo Gorki
En el aspecto musical Isaac
Albéniz. estrenará la suite' Iberia
y Williams, el extraordinario músico británico, su Primera Sinfonía.
LOS "JÓVENES TURCOS"
J U , L · I
'"
u
El Imperio turco, desde mediados del siglo pasado, fue liamado "el enfermo de Europa";
la causa era que mientras el resto
su costumbre, a dar un largo paseo
a caballo; sólo que ya no regresó. A
galope tendido escapó de la mirada
de sus guardianes y se dirigió a las
cercanías de un poblado próximo,
donde una familia amiga lo esperaba,
simulando hallarse en una fiesta campestre. Rápidamente se disfrazó de
ferrocarrilero y, al pasar el tren del
Norte, lo abordó.
Al día siguiente cruzó la frontera
y se instaló en la ciudad de San
Antonio, Texas, EE. UU., a donde
llegó con los apuntes de su Manifiesto a la Nación, conocido como Plan
de San Luis Potosí, y que sacudió
a México entero con estas palabras:
Se declaran nulas las elecciones
para Presidente y Vicepresidente de
Uno de los patios del Palacio Nacional, decorado profusamente con luces y
ornamentos para la celebración del gran
baile de gala con que culminaron las
fiestas del Centenario, y al que asistió
la flor y nata de la sociedad mexicana.
del m u n d o evolucionaba, Turquía
permanecía prácticamente igual
que en el siglo XVI. Esto se tradujo en derrotas constantes, desprestigio, miseria y sangrientas represiones contra los inconformes.
r£sta situación dio lugar a f¡pasado, al surgin e s del s ¡ g | 0
miento de una organización de
carácter innovador llamada Joven
Turquía. Debido a su tenacidad
y b i e n encaminado proselitismo,
s u influencia creció hasta aleanz a r en la primavera de 1908,
17.000 afiliados.
Cuando en los primeros días
de julio de 1908 las fuerzas de
guarnición en Macedònia (actual™ e n t e , e s t a r*&on J a ^ p a r t e n
Yugoslavia y Grecia) se rebelaron
contra el sultan, el pian napia
le ado
a
su
ê
culminación: Las
+ . .
fuerzas traidas de la
,
P r °P ia J u r "
quia se
P a s a r o n a l o s sublevados,
vanos
generales fueron fusilados
^ millares de civiles se unieron a
las tropas dispuestas a marchar
S0D
^f ^onstantinopla
El gobierno del sultan capitulo
e 2 2 d e JU 0,
'
''
P r o c l a m ándose y
entrando en vigor la Constitución
de 1876. En los meses siguientes, sin embargo, los elementos
conservadores comenzaron a des.virtuarla, dando esto lugar a que
los "Jóvenes Turcos" decidieran
atacar la capital, que cayó en su
poder el 24 de abril del año
siguiente (1909). A esto siguió
la abdicación del sultán y una
sangrienta represión que asombró
y horrorizó al mundo
niCTUDDinc CM CCDAÍÜA
UIÒIUKDIU5 LIN tòrHNH
Debido a la salida de tropas
donde se había
p a r a Marruecos
recrudecido la 'interminable guerra de guerrillas de los moros el
20 de julio de 1909, hubo una
tumultuaria manifestación en Madrid. Días más tarde (26) se
declaró la huelga general en Barcelona. Los sindicatos se echaron
a la calle, quedando prácticamente dueños de la ciudad durante
| o s días, 26, 27, 28 y 29. El 30
la guarnición de la plaza recibió
refuerzos y el 31 quedó dominada
militarmente la situación.
r£sta COnmoción popular, a la
q u e s e N a m o |a " S e m a n a T r a g i .
c a " c a u s o j a m u e r t e de decenas
de personas y la destrucción de
numerosos edificios. Cuatro de los
líderes, entre los que se hallaba
Francisco Ferrer, fueron fusilados.
La cruenta rebelión del proletariado barcelonés causó honda ¡mpresión en América.
lé
KNKIIO I»: 11110
El candidato (?) Maduro
la República, magistrados a la suprema Corte de la Nación y diputa
dos y senadores, celebradas en junio
del corriente año.
Se desconoce al actual Gobierno
del General Díaz, así como todas fas
autoridades cuyo poder debe dimanar
del voto popular, porque además de
no haber sido electas por el pueblo,
han perdido los pocos títulos que
podían tener de legalidad, cometiendo
y apoyando, con los elementos que
el pueblo puso a su disposición para
la defensa de sus intereses, el fraude electoral más escandaloso que registra la historia de México .
Asumo el carácter de Presidente
provisional de los Estados Unidos
Mexicanos con las facultades necesarias para hacer la guerra al Gobierno usurpador del general Díaz .
El día 20 de noviembre, desde
las seis de la tarde en adelante, todos los ciudadanos de la República
tomarán fas armas para arrojar del
poder a las autoridades que actualmente gobiernan.
Si en el ánimo del general Díaz
hubiesen pesado más los intereses de
la Patria que los sórdidos intereses
de él y de sus consejeros, hubiera
evitado esta Revolución haciendo algunas concesiones al pueblo; pero ya
no lo hizo..., ¡ tanto mejor !, el cambio
será más rápido y más radical, pues
el pueblo mexicano, en vez de lamentarse como un cobarde, aceptará
como un valiente el reto, y ya que el
general Díaz pretende apoyarse en la
fuerza bruta para imponerle un yugo
ignominioso, el pueblo recurrirá a esa
misma fuerza para sacudirse ese yugo, para arrojar a ese hombre funesto
20
La policía montada intervenía en no poicas ocasiones para disolver las nutridas
manifestaciones populares que en favor
de Madero se multiplicaban en la capital
y en la provincia.
del poder y para reconquistar su
libertad (1).
Esos apuntes adquirieron forma
definitiva durante el mes y medio
que Madero vivió en la ciudad tejana de San Antonio. Ocupaba una
modesta habitación en el Hotel
Hutchins donde con Roque González,
Garza, Roque Estrada, Juan Sánchez
Azcona y Enrique Bordes Mongel,
todos ellos exiliados como él, trabajaron febrilmente haciendo copias del
texto final del manifiesto, y enviándolas por correo a los antirreeleccionistas prominentes de todo México.
Pudiera decirse que el manifiesto
contenía una parte dispositiva, cuya
sustancia era la categórica incitación
al alzamiento. Se resumía en aquel
mensaje,que Abraham González guardó apretujado en un bolsillo, después
de transmitirlo de viva voz a muchos
amigos: "El día 20 de noviembre,
desde las seis de la tarde en adelante ..."
La cuestión era cómo respondería
el pueblo de México a ese llamamiento y hasta dónde las primeras chispas
que habían saltado en los últimos
meses, bastarían para encender el
fuego revolucionario...
(1) Francisco I. Madero, Manifiesto a
la Nación. San Luis Potosí, 5 de octubre de 1910 (Impreso en San Antonio, Texas, octubre de 1910).
HOY
El Eicmo. Br. D. Francisco I. Madero
: En esta serie de imágenes, el dibujante
puso de manifiesto cómo iba cambiando
la suerte de Madero, y con ella el tratamiento que recibía. (Multicolor, 25 de
Mayo de 1911).
1-60
SSÏffBEÏOLüaOB
MEBSIB «
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a la Cruz 178, Caracas, Venezuela.
RESUMEN
DE
LO
PUBLICADO
En el anochecer del domingo 20 de noviembre de 1910,
en los pueblos y las rancherías del Estado de Chihuahua se
iniciaba, de hecho, la Revolución anunciada por Madero. El
general Díaz, Presidente de la República, había ofrecido en
1908, en la entrevista con un periodista norteamericano, separarse del poder y apoyar el surgimiento de un gobierno
democrático. No obstante, en 1910, el régimen cometió un
nuevo fraude electoral ocasionando, consecuentemente, profundo malestar.
A él se aunaban otras muchas causas de inconformidad.
Entre ellas, fueron motivos de gran indignación popular la
matanza de los indígenas yaquis y mayas, calificada como
uno de los atropellos más inhumanos del Porfiriato, las cruentas represiones a los mineros de Cananea en el año de 1906
y a los obreros textiles de Río Blanco en 1907, el encarcelamiento y persecución de los periodistas independientes, muchos de los cuales fueron recluidos en la cárcel, no una vez
sino varias, como en el caso de Filomeno Mata, prisionero
cuarenta veces en menos de una década.
El hombre que había anunciado la Revolución y cuyos
primeros brotes se manifestaron en el anochecer del domingo
20 de noviembre de 1910, en el Estado de Chihuahua, había
iniciado su vida política 8 años antes, cuando sólo tenía 30
años, movido por impulsos tan generosos como humanitarios.
Combatió la dictadura desde las columnas de El Demócrata,
periódico fundado por él y cuando se celebró la entrevista
Díaz-Creelman, se dio a la tarea de estudiar a fondo la situación política de México, con la pretensión de enderezar la nave
del Estado. Movido por tan noble propósito escribió un libro
La Sucesión Presidencial en 1910, cuyo primer ejemplar apareció el 20 de diciembre de 1908.
Con el libro bajo el brazo y dispuesto a interesar a los
simpatizadores de su causa, Madero marchó a la Ciudad de
México. La noche del 22 de mayo de 1909 fundó el Centro
Antirreeleccionista. Inmediatamente después, inició una gira
política en la que estableció relación con don José María Pino
Suárez primero, y don Abraham González posteriormente. En
la mañana del 15 de abril de 1910, se celebró la convención
de los antirreeleccionistas en el Tivoli del Elíseo en la que
fueron electos don Francisco I. Madero y el Dr. Francisco
Vázquez Gómez como candidatos para la Presidencia y Vicepresidencia de la República, respectivamente. Ya como candidato, Madero realiza una fructífera campaña, en la que supo
y pudo levantar el espíritu cívico de los ciudadanos. No
obstante las manifestaciones populares de adhesión a Madero,
en las elecciones del 26 de junio de 1910 se consumó el último gran fraude electoral del Porfiriato. Previamente, Madero
fue aprehendido en la ciudad de Monterrey, y conducido a
la cárcel de la población para ser trasladado, más tarde, a la
penitenciaría del Estado de San Luis Potosí. Obtuvo su libertad condicionada y limitada a la propia ciudad, logrando,
finalmente, el 4 de octubre del propio año, escaparse de San
Luis Potosí. Cruza la frontera y se instala en la ciudad de
San Antonio, Texas, Estados Unidos, desde donde habría de
lanzar su conocido Plan de San Luis, que estremeció, violentamente, a la opinión pública del país.
NUESTRA PORTADA: Carmen Serdán, heroína de la Revolución Mexicana, quien junto con
sus hermanos y su madre se batió con los
federales que atacaron su casa en la ciudad
de Puebla.
Crónica
EN EL PRÓXIMO NUMERO:
UN PUEBLO EN ARMAS. Pascual Orozco
ataca Ciudad Guerrero. Primeras hazañas de
Pancho Villa. La guerra de guerrillas en Chihuahua. Movilización total del ejército federal
contra los revolucionarios. La resuólta actuación de los Flores Magón.
Ilustrada R e v o l u c i ó n M e x i c a n a , c o n m o t i v o del 1 5 6 aniversa-
rio de nuestra independencia,
e n v í a u n c a l u r o s o s a l u d o al
M é x i c o y hace votos porque cristalicen
pueblo
de
en realidades concretas, todas
y c a d a u n a d e las m e t a s q u e se ha p r o p u e s t o , a t r a v é s d e s u s t r a s c e n dentales luchas históricas.
¡Y TODOS FUERON HÉROES!
™"™~^^^^^
ChÍSD3S udfil
lnC6ndÍ0
\y op o c IIIVCIIUIU
as consignas revolucionarias de
sólo tenía en cuenta la existencia
resto del país para recoger los
impuestos, favorecer con feudos a
los gobernadores y a los presidentes
municipales. A todo eso se agregaba
codo con codo y empujados por los
soldados que, desde la cárcel, los
llevaban hasta Mérida, para enrolarlos por la fuerza en el ejército.
—Es ese don Luis Felipe Regil,
Madero y los Flores Magón comenzaron a germinar mucho antes de lo previsto, debido a la reacción espontánea dé la gente, golpeada
por las violentas represiones del porfirismo, que se mostraba resuelto a
desoír toda protesta popular que
exigiera el cumplimiento de la ley.
Esas represiones afectaban principalmente a los lugareños, la pobre
gente que habitaba en los pueblos
pequeños y en las comunidades indígenas donde los jefes políticos y
los cuerpos de guardias rurales abusaban de la autoridad, apoyándose en
' a constante represión enérgica que,
Vo* lo general degeneraba en cruel°-ad> d e t o o - a f o r m a °-e descontento
°. ue s e atrevieran a expresar los obreros l o s
>
campesinos y los ciudadanos
modestos, cansados de la continua
explotación.
Por eso, de junio a noviembre de
1910, en Yucatán, en Sinaloa, en
Tlaxcala y en Puebla estallaron los
primeros relámpagos de la tormenta
1ue> c o n nubarrones cada vez más
espesos, iba cubriendo el cielo de
México.
•
r\ . ^ I J - J J _ Dûrril
el jefe político, el que comete todas
estas tropelías. ¡Y qué malo y cruel
es el hombre! Si hasta por ai dicen
que andan queriendo tumbarlo y
ojala y lo hagan—añadió el campesino.
Entre imprecaciones, y el llanto
de las mujeres, madres, hijas, esposas que quedaban en el desamparo,
los presos siguieron rumbo a la salida del pueblo. No habían cometido
más crimen que malquistarse con
los ricos hacendados dueños del henequén (1) de Yucatán, pero esto
L
q u e al g o b i e r n o l e - p r e o c u p a b a pOCO
O n a d a resolver l o s p r o b l e m a s q u e
c
„,
. ,,
^
allí existían.
Esa situación era el resultado de
un centralismo férreo que, no obstante la vigencia de la Constitución
Federal, fue impuesto por el Porfiriato para concentrar en la capital
de la República los intereses políticos y económicos del régimen, y que
L 3 V/lUGIUaU
x r
-,
Q 6 rvCgll
i
(1) Nombre de una planta del género
del agave, utilizada para u n a fibra
textil que constituye la mayor riqueza
—Ya van pa los reemplazos; ora
d e l E ^ t a d o d e Yucatán.
sí que les será difícil volver. Y con
tanto hijo que tienen...
Los obreros de las fábricas textiles proEl campesino yucateco, bajito y
testaban contra los abusos de los Dadicharachero, habló así con sus ami.
. ¡ tímirfa<t manifpctar-innpç
tr ono s
gos en una calle de la ciudad de
. . * n a c , a n t i m i a a s manifestaciones,
Valladolid, en Yucatán, al ver avan- M al mismo tiempo que en toda la Repuzar un grupo de presos amarrados X blica se iba gestando la Revolución.
LA MUERTE DE LOS HÉROES
El 19 de noviembre de 1910
El País dedicaba toda su primera
plana a informar q u e varios
miembros del Club Antirreeleccionista de Puebla, fortificados en
la casa de su presidente Aquiles
Serdán, habían resistido a las tropas del gobierno y que en la refriega había sido muerto Miguel
Cabrera, el jefe de la policía
poblana.
Con un tono sensacionalista
el periódico relataba los sangrientos sucesos y se refería también a otros hechos ocurridos el
mismo día, en estrecha relación
con los primeros alzamientos de
los revolucionarios.
Testimonio Periodístico.
19 de Noviembre de 1910
El Marqués de Polavieja, représentante^ plan definido de lucha armada dio
del Rey de España a las Fiestas d e l à tiempo a que el gobierno del Estado
^^^^——^^—^——
LeVVa, e l P r o n u n c i a d o
Centenario, fue testigo, del atropello de
—
la policía porfinsta, ejecutado en centricas calles de México, cuando los maderistas Vitoreaban a los héroes.
i Las calles de la Ciudad de México empezaron a ser escenario de actos pú[ii
J i n i-j M
i A
bhcos en favor del Partido Nacional An-
tirreeleccioniSta que, desde SU fundación,
se convirtió en el imán político de todos
los ciudadanos libres.
era causa más que suficiente para
que Regil ordenara su captura y los
enviara, como lo hacía, a engrosar
el ejército porfirista.
Las crueldades, y los arbitrarios
despojos de terrenos comunales, le
costaron la vida al todopoderoso jefe
político de Valladolid. El 4 de junio
de 1910 estalló una revuelta de campesinos, que se apoderaron de la
ciudad y, por principio de cuentas,
dieron muerte a Regil, a un sargento y a un policía. La falta de un
C ^ S ^ T S T S U Î G ^ U
que> q u e r e c u p eró
Valladolid el 9
de junio. Días después fueron fusilados en el atrio del templo de San
Roque los tres cabecillas del levantamiento: Atilano Albertos, Maximiliano
Ramírez Bonilla y José E.
KKantún
an n
]^ ¿ía
—
d e s p u é s d e e s e t r i p l e fu .
silamiento, ert Tlaxcala un grupo de
trescientos indígenas aleccionados por
el líder magonista (2) Hilario Salas,
caía sobre el pueblo de San Bernar¿brio Confia y hacía prisionero al
jefe político Nicolás Reyes. Pero
como en los casos anteriores de levantamientos improvisados, tuvieron
que retirarse cuando se hizo inminente la llegada de fuerzas federales
a las que no podían oponerse. Encabezado por su jefe, Juan Cuamatzi,
el grupo se retiró a las sierras, en
espera de una oportunidad mejor
que se presentó luego en noviembre,
cuando atacaron con éxito algunos
poblados de la región.
Los levantamientos y los choques
de los campesinos con los rurales
salpicaban el mapa de México con
los brotes espontáneos de una revolución latente que buscaba su[cauce
Valladolid al sureste y Tlaxcala
en
el centro del país, a 900 kilóme-
tros de distancia, servían de escenario a episodios similares, pero casuales. Ni esos ni otros casos parecidos fueron el resultado de un plan
revolucionario, sino la consecuencia
del mismo sentimiento de rebelión
contra la injusticia que latía en todo
el país. Los hombres tomaban las
armas impulsivamente, de un instante para otro, sin sospechar que
otros hombres en otros lugares hacían lo mismo por idénticas razones...
(D Nombre dado a los soldados del
gobierno.
(2) Correligionarios de los hermanos
Flores Magón.
Don Gabriel Leyva, por ejemplo,
no sabía nada con respecto a que
se preparaba la insurrección de Valladolid, que ocurrió el 4 de junio,
para que él determinara levantarse
en armas dos días antes. Gabriel
Leyva vivía en Sinaloa. Allí el continuismo porfirista se había burlado
del sufragio al imponer como gobernador del Estado a Diego Redo, un
rico hacendado, a pesar de que el
periodista José Ferrel había ganado
las elecciones en buena lid.
Gabriel Leyva, que era el jefe
del partido antirreeleccionista se indignó ante ese nuevo atropello. "Estoy decidido -dijo- a hacerles mejor
la guerra con las armas que con la
ley". Unió la acción a la palabra
cogiendo un fusil y, poniendo otros
en manos de sus amigos más resuel-
tos, salió a recorrer los pueblos cercanos reuniendo un puñado de hombres para hacer la revolución.
Días después, sorprendidos en un
poblado, los federales, los atacaron
y persiguieron, quedando Leyva mal
herido. "Ahora es cuando necesito
de la ayuda de mi fiel amigo Guillermo Peña", se dijo Leyva al acampar para reponerse del descalabro.
Mandó llamarlo, y éste le dijo: "En
Aguajito de Bainoro estarán más seguros; vayan allá".
Mas en cuanto los perdió de vista, Peña se dirigió a Culiacán, la
capital del Estado, para dar el pitazo
(1) de que en Aguajito de Bainoro
estaban los insurrectos.
Los federales y los de la Acordada (2) cercaron a los hombres de
Leyva que, a pesar de estar ham-
breados y derrotados, pelearon bravamente logrando abrirse camino para
poder huir. Gabriel Leyva, extenuado por sus heridas, ya sin fuerzas
para intentar la fuga, quedó tirado
bajo un árbol.
Los federales se lo llevaron, casi
a rastras, hasta Culiacán, donde lo
arrojaron en un calabozo inmundo,
Allí pasó la noche hasta que, a la
mañana siguiente, vinieron a buscarie "para reconstruir los hechos y
aplicarle todo el rigor de la ley".
Su propósito era muy distinto. Al
llegar a la carretera, le gritaron de
pronto: "¡Corre, o te matamos!".
(D s°Plo> denuncia.
(2) Hermandad que hubo en México
para perseguir salteadores.
"REO
PELIGROSO"
El doctor Guillermo Gaona Salazar,
general del ejército, fue revolucionario
desde 1910. Fundó 23 clubes antirreeleccionistas, y es el único sobreviviente del que creara Aquiles Serdán
en
- E T ' Î S de julio de 1909, fu¡ por
primera vez a la casa de Serdán en
Santa Clara para fundar el Club Antirreeleccionista; eramos tan pocos que
sobraron puestos en la mesa directiva.
Realizábamos nuestra campaña propagandista en el teatro Vélez. Con música, cohetes y volantes antirreeleccionistas, invitábamos a la gente a que
ingresara al club.
—El gobernador nos permitió participar, como club organizado, en las
fiestas patrias, en la categoría "Barrios
y Artesanos". Pero esta actividad no
se llevó a cabo. Unos policías se
presentaron en casa de Serdán y pidieron verlo pretextando que eran gente que quería inscribirse en el club.
Aquiles, que dormía la siesta, salió a
recibirlos en el zaguán. "Dése preso",
exclamó un guardia tomándolo del
brazo. Serdán, que era zurdo, se desprendió con un tirón sorpresivo y les
cerró la puerta en las narices.
—Me mandó un recado para que
lo fuera a ver, diciéndome: "Como necesitan una orden de cateo para entrar, y eso se tarda, puedo escaparme;
ve a llamar a Inés Alatriste, a quien
mucho quiere el gobernador, para que
me saque inmediatamente".
—Fui por Inesita y al regresar,
Aquiles se vistió de mujer escapandose de la vigilancia policiaca. Lo
llevamos a la casa de los hermanos
Rousek, en la calle de los Loros.
En la madrugada caminamos, hasta
Pansacola (Estado de Tlaxcala) y allí
tomó el tren rumbo a la capital.
—Ya en México, Aquiles buscó refugio en la casa de su tío Velaquiel
Alatriste, quien al saber las causas de
la fuga le gritó: "Lárgate, yo soy amigo
- Don Gabriel Leyva fue el alma de las
I actividades revolucionarias en Sinaloa y
fundador del Club Antirreeleccionista de
Culiacán, cuyos miembros aparecen aquí
rodeando a don Francisco I. Madero.
—No doy un paso más, ¡ aquí mátenme ! —gritó el patriota y luego,
cuando ya se sintió herido por los
primeros disparos, volvió a gritar:
—¡Remátenme! ¡Viva la libertad!
—i^^^^^^^^—^^^^—^—
CI U l i m n r t or* a\ T i i m n l l n
d nHIIIIU e n el lUmUILU
En una de las glorietas del Paseo
de la Reforma, en la ciudad de México, erguía ya su esbelto fuste de
cantera, sobre un basamento en el
que se agrupaban las estatuas de
Estandarte del Club Antirreeleccionista
" L u z y Progreso" de Puebla, enarbolado
incontables veces por los correligionarios
de M a d e r o en
defensa de sus libertades.
Lo
conserva el doctor Guillermo Gaona
Salazar.
los héroes, rematada por un ángel
dorado, la Columna de la Independencia, el más bello monumento que
Porfirio Díaz inaugurara en las fiestas del Centenario.
Aún las cenizas de los grandes
patricios no reposaban bajo la Col u m n a d e l a independencia, sino que
se hallaban en las criptas de la Catedral Metropolitana, y hacia allá
partió, el 11 de septiembre de 1910,
desde el mismo Paseo de la Reforma,
una manifestación organizada por los
maderistas que, llevando coronas de
Dr. GUILLERMO GAONA SALAZAR
del general Díaz y no quiero tener ningún problema". No contento con haberlo corrido avisó a Félix Díaz, entonces jefe de la policía de la ciudad,
para que aprehendiera a su sobrino,
—Lo apresaron en el club antirreeleccionista de México y lo remitieron
inmediatamente a la ciudad de Puebla
bajo fuerte escolta, acusado de ser un
"reo peligroso".
—Como no había de qué inculparlo, lo acusaron de robo, porque durante la aprehensión que habían intentado realizar en su casa, él le
quitó a un policía una pistola y nunca
se la había devuelto.
—Fui a verlo a la cárcel de San
Juan de Dios y después de hablar con
él, le busqué un defensor: visité a
mi maestro de la Universidad, entonees Colegio del Estado, don Francisco
Béistegui, erudito licenciado, pidiéndole
que lo defendiera. "Yo —me dijo— lo
saco inmediatamente siempre y cuando me firme un papel en el que se
comprometa a no atacar al general
Díaz".
—Enterado de las condiciones del
licenciado, Serdán me contestó: "No
puedo aceptar eso. Recuerda que mi
tío, el general Alatriste, murió fusilado
en Matamoros por no traicionar la
causa republicana y luchar contra el
imperio. Si es preciso morir por el
antirreeleccionismo,yo también moriré."
—Por fin lo defendió el maestro
Felipe T. Contreras, quien renunció a
su cátedra en la Escuela Normal para
poder hacerlo.
Testimonio viviente. Julio de 1966.
laurel y tupidos ramos de flores,
marchaban ordenadamente para honrar a los héroes en aquellos días de
alborozo nacional.
"Don Francisco I. Madero está
preso en San Luis Potosí-se decían-,
pero los levantamientos que se suceden en la República nos dan alientos
para insistir ante el general Díaz
en que somos una fuerza que actúa
en toda la nación. Y como cele-
bramos el centenario de la Independencia, justo es que también rindamos un homenaje a los forjadores
de la patria".
Pero al salir del Paseo de la
Reforma para seguir por la avenida
Juárez, los manifestantes se toparon
con un grueso cordón policial que
les impedía el paso. Hubo cambio
de palabras, insultos y conato de
represión violenta; pero antes que
la policía pudiera hacer
maderistas pusieron sobre
las coronas y los ramos
que llevaban, convirtiendo
algo, los
el asfalto
de flores
la ancha
—
Don Francisco I. Madero y don Aqililes
Serdán con los primeros miembros del
C | fc A ñ t j r r e e | e c c ¡ o n ¡ s t a d e p u e b | a j e | d í a
u
_ ve n ue e l AI WoIsW
-WIM« «
I I .Q
P t o 1 d e ? Democracia prevUsidiÓ la apertura de dicho club.
EL CORO DE LOS ADULADORES
Jjf..»«^cnl°??d¿ayay
~
.
. . . ,
Dos semanas después del levantamiento de los hermanos
Serdan, en Puebla el periódico
El Imparcial del 5 de diciembre
publicaba un desplegado a 8 columnas, que los editores habían
titulado: ¿Cual es el Verdadero
Sentir de la Nación ?
fl
En el, los Ayuntamientos y
los clubes reeleccionistas
protestaban contra la obra antipatriótica de los sediciosos", expresando "su plena confianza en
que el ejecutivo reprimirá cual-
todo procedimiento indigno de su
« |a
„
|t £
de su a m o r
telegramas de
E| t ' x t
de ,
*disturbios
t
t
se
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antipatrióticos e ilegales", "pro¿ e n é r g ¡ c a " hetmanes hijos
t
, b a r b 8 a r ¡ e .. - u n v o t o a , p ' r e .
d
.,
't
adhesión al¡dente„
presidente", "Viva el ge'
nera| g
Testimonio
Per¡odístico.
5 d e dicie mbre
de 1910.
calle en un túmulo improvisado. Y,
acto seguido, entonaron a coro:
Mvvinnnnc ni oritn tío ouorrn
oí nnom nnroetnrl v ol hrirlAn
y retiemble en su centro la tierra
al sonoro rugir del cañón
Mas apenas
timos acordes
la policía cargó
A los primeros
se esfumaron los úldel himno nacional,
sobre los maderistas.
instantes de confu-
sión y desarticulación, sucedió un
natural reactivo en el ánimo de L·
multitud
vapuleada por los sables de
s
">
polizontes.
Unos cuantos tramos
mas
haciaJa
avenida Juárez, la
manifestación se reorganizo; pero ya
no en forma de desfile cívico, pacifico
y ordenado; sino de catarata humana, encrespada, arrolladura, mugiente
y colérica.
Por primera vez en muchos años,
la quieta burguesía que se entregaba
al habitual paseo dominguero en la
Alameda Central, a lo largo de la
avenida Juárez y de las calles de
San Francisco y de Plateros escucho atónita el grito: Muera Porfirio
Díaz , coreado por quince o veinte
mil voces; pues la manifestación aratirreeleccionista fue engrosada córasiderablemente apenas tomó el aspecto de motín.
Fue en una de las calles de Plateros, donde L· avalancha humana
se abrió respetuosamente para dejar
paso al carruaje que conducía al
marqués de Polavieja, embajador
de España a las fiestas del Centenario, quien regresaba de la ceremonia en honor de Pasteur (1).
El representante del rey de España en las fiestas del Centenario,
no salía de su asombro al ver cómo,
entre gallardetes tricolores y patrióticos himnos, las fuerzas del general
Díaz atacaban brutalmente a unos
pacíficos ciudadanos que llevaban
coronas a los héroes de la independa.
Las puertas de la cárcel de Belén
se abrieron para recibir a los complotistas y motineros.
El saldo de la memorable manifestación, por lo que respecta a
antirreeleccionistas presos, con o sin
responsabilidad en los tumultos, fue
el siguiente:Señoritas Dolores Jiménez y Muro y Manuela Peláez Pineda; señores J. Cruz Rodríguez, Leocadio
Carrillo, Rafael Martínez, Francisco
de A. Maya, Lucio Cabrera, Cesáreo
Cabrera, José Hernández, Ángel Zozaya, Aparicio Sánchez, Juan Pineda,
J. Mercedes Freyra, Adrián Romo,
Eduardo L. Guerra, Diego Arenas
Guzmán, Francisco M. Escobedo,
Pablo Doria, Alfredo Reyes, Saúl
Navarro, Enrique Lailson Banuet,
Alberto Enríquez, Pedro Rosales,
Francisco Hernández, Benigno Viñas Aguirre, Daniel N. Marín.
Algunos de ellos salieron de prisión durante los primeros ocho días
que sucedieron a la jornada del 11
de septiembre; otros, en el curso de
los meses siguientes y otros más
/<;m
uní
Los sucesos de Puebla conmovieron profundamente a la opinión pública y a
raíz de los mismos, abundaron los testimonios populares; dramáticos unos, ingeniosos otros, con los que el pueblo
repudiaba a los ejecutores del crimen.
(1) Arenas Guzmán, Diego: ha Consumación del Crimen, pág. 119 (1935).
En este escondite cavado en el piso
de su recámara, Aquiles Serdán estuvo
oculto muchas horas,y pasado el asalto
en que toda la casa fue saqueada, trató
de salir pero fue muerto allí mismo.
m
m \)
en la cárcel de Belén
I enruinecieron
asta principios de mayo del siguiente año, en que ya el gobierno del
general Díaz se resolvía a transar
con la Revolución (1).
Y Todos Fueron Héroes
A muy temprana hora de la noche, las calles de la ciudad de Puebla de los Angeles se quedaban desiertas, y más en esos últimos meses
de 1910, cuando el vecindario, cansado de tantas fiestas y desfiles y
atemorizado por la noticia de que
iba a haber revolución, se metía en
casa temprano, encerrándose a piedra y lodo.
Sólo se vio esa noche, a una
mujer de edad madura, empujando
una gran caja de madera, que acababa de sacar de un zaguán de la
calle de Santa Clara. Al salir, casi
atropella a una pareja de gendarmes,
que estaban allí vigilando la casa.
—Ustedes perdonen —les dice—,
pero como los zapatos que van en esta caja ya están vendidos, tengo que
llevárselos ahora mismo al señor que
los compró, porque se va en el tren
de Veracruz.
Los gendarmes apenas le hacen
caso y la mujer sigue empujando la
caja. Al dar vuelta a la esquina,
se detiene, acerca los labios a una
rendija y dice: "No te impacientes,
Aquiles, que ya llegamos". Y con un
último empujón mete la caja en otro
zaguán, cuando un reloj cercano da
las once.
Así escapó de su casa Aquiles
Serdán, aquella noche del mes de
Octubre de 1910. Lo buscaba la policía del general Mucio Martínez, el
gobernador, informada de que Serdán ocultaba armas y municiones
en su domicilio y de que allí se
reunía gente complotada para un
posible levantamiento.
A salvo ya, en el tren de Puebla
a México, y luego en el larguísimo
viaje hasta San Antonio, Texas, Serdán se sumió en sus recuerdos.
Se había alistado en la gran aven(1) Arenas Guzmán, Diego: La Consumación del Crimen, págs. 120-121
(1935).
'I VISTA
A LA DERECHA
"Ya es bien de día. En el cuartel de La Merced van a reanudar
sus labores policiacas, comenzando por tomar declaración a la
madre, la viuda y la hermana de
Serdán. Les abren la puerta del
calabozo. Penetran en el patio, y
al llegar a cierto sitio, el oficial
les manda en alta voz:
" — ¡ Vista a la derecha !
La pobre madre, aturdida,
agobiada, sigue caminando como
autómata, con la vaga mirada
puesta hacia adelante y en el
suelo. Carmen, altiva, rebelde,
enconada, vuelve rápidamente la
vista hacia el lado contrario del
que le mandaron. Sólo Filomena
obedece: dirige la vista a la derecha, y mira los cadáveres de
Aquiles y de Máximo. Lanza un
grito y se desploma desmayada.
"Allí mismo, en el patio, en
l
apretada fila, se hallan tirados
en el pavimento, como cosa despreciable, doce cadáveres llenos
de heridas y cubiertos de sangre.
Para el gobierno de entonces fueron delincuentes; para la Revolución son héroes; pero héroes de
quienes al cabo de veinte años
no se conocen, bien a bien, ni
sus nombres.
"Para que se vea cómo la dictadura castiga a los rebeldes, el
cadáver de Aquiles Serdán está
expuesto en la calle, en las afueras del cuartel de La Merced.
" Hierve el gentío. "
Velasco Ceballos, R.: Aquiles Serdán . Episodios de la Revolución de
1910. Cuaderno No. 1.
tura de los hombres libres de México
desde hacía más de un año, cuando
en la convención del Tivoli del Elíseo conoció a Francisco I. Madero,
al que prometió, ya como miembro
destacado del Partido Antirreeleccionista, trabajar en Puebla por la implantación de un gobierno legítimo.
¡En Puebla! Como si no supiera
todo el mundo que esa ciudad era
un baluarte del Porfiriato, con un
gobernador—el general Mucio Martínez—impuesto desde hacía muchos
años por el general Díaz, quien le
había dado a Puebla por feudo para
premiarle su adhesión en las campañas militares que juntos hicieron.
En su largo viaje, Aquiles Serdán se decía que si no fuera por
su madre, su mujer y sus hermanos,
tal vez no habría aguantado tantas
persecuciones por la causa, pues ya
hasta la venta de calzado, de la que
vivían, había sido descuidada, ya
que toda la familia estaba dedicada
a repartir propaganda, a comprar
armas y esconderlas y a comprometer a los obreros de Atlixco, de
Cholula y de Tlaxcala para que se
Desde una de las recámaras de la familia, Aquiles Serdán, su hermano
Máximo, su hermana Carmen y su esposa Filomena, dispararon sin
descanso, hasta agotárseles las municiones y quedar imposibilitados
físicamente para repeler a los mil soldados que el gobernador Mucio
Martínez había enviado a que tomaran a sangre y fuego la casa de los
conjurados. (Grabado de Fernando Castro Pacheco).
les unieran en el levantamiento; todo
ello daba origen a los frecuentes allanamientos que se hacían en la casa y
a que la policía no dejase de vigilarla.
—Ya hemos comprado muchas
armas y muchas municiones, de lo
mejor que hay en México, como que
son del gabacho W Combaluzier,
que tiene su armería en la calle de
Plateros y que hasta es compadre
de don Porfirio, según dicen...
En el vestíbulo del Hotel Hut(i) Francés, despectivamente.
LAMINA CENTRAL
Fragmento del mural del maestro David Alfaro Siqueiros, denominado "La Revolución contra la Dictadura Porfiriana'.', ubicado en
el Museo Nacional de Historia (Castillo de Chapultepec). La parte
reproducida se refiere a la huelga de Cananea. El susodicho mural,
obra de recia temática revolucionaria, fue comenzado el año de 1958
y aún no ha sido terminado, motivo por el cual no se exhibe al
público.
chins, de San Antonio, decorado con
finas maderas talladas y amplios ventanales de vidrios de colores, don
Francisco I. Madero, sentado frente
a un escritorio, escucha la galopante
charla del amigo que tiene adelante:
frente despejada y calvicie prematura, bigote puntiagudo y ojos hundidos y vivaces, que le habla de lo
que está haciendo en Puebla para
preparar la revolución.
Madero le indica que no se precipite, que proceda con cautela y
espere el día y la hora indicados. Y
entregándole un paquete con ejemplares del Pfon de San Luis, en el
que se establece lo que deberá hacerse el 20 de noviembre, lo despide pidiéndole que le escriba, porque
deben mantenerse en constante comunicación.
Aquiles Serdán regresó a Puebla,
a la casa de la calle de Santa Clara,
rodeada de cúpulas de azulejos y
de jubilosas torres, para seguir trabajare! o con entusiasmo por la causa revolucionaria. Animoso c o m o
siempre, porque en la empresa lo ayudaban su madre, doña Carmen Alatriste, viuda de Serdán, su mujer
Filomena, su hermano Máximo y su
hermana Carmen, sobre todo Carmen, que tan valiente y resuelta
demostró s e r . . . ¿ No se atrevía a
salir sola a altas horas de la noche
para pegar propaganda antigobiernista en las paredes, y luego regresaba tan campante, como si no supiera que si la descubrían la meterían para siempre en la cárcel ?
En la tarde del 17 de noviembre,
los conjurados de la casa de Santa
Clara hicieron un recuento de los
pertrechos bélicos que guardaban, y
luego trazaron el plan de ataque a
la ciudad. Había que apoderarse de
las alturas de los templos vecinos y
luego marchar sobre las casas del
gobernador y del jefe de la zona
militar, para tomarlos presos. En següida, con el auxilio de la gente que
llegara de Atlixco, de Cholula y de
Tlaxcala, se adueñarían de Puebla
y saldrían a ocupar los poblados de
los alrededores, para seguir luego
hasta México, cuando ya hubiese liegado del Norte, en plan victorioso,
don Francisco I. Madero.
Del zaguán de la casa de la caile de Santa Clara habrían de salir,
pardeando la tarde del 20 de noviembre, los conjurados, que ahora
iban y venían entre las macetas de
geranios y claveles del patio de la
casa: Miguel Sánchez, Rosendo Contreras, Andrés Cruz, Manuel Velázquez, Manuel Paz y Puente, J. Clotil-
El teniente Porfirio Pérez, quien en la ma- T
drugada del 19 de Noviembre de 1910 p |
asesinó a Aquiles Serdán cuando éste
trataha
HP Planar nara inrnrnnrarsp a
} rasa t a D a d e • f · Ç P a r a incorporarse a
> Huestes de Madero.
.
de Torres, Francisco Yepez, Miguel
Patino, Fausto Nieto, Jesús Cano,
Carlos Corona, Luis Teyssier, Franasco Sánchez, Epigmemo Martínez,
Martín_
Pérez, Andrés Robles, Manu 1
? Méndez y Vicente Reyes. Encabezados por Aquiles por Máximo
v
P o r Carmen, enarbolando las carabinas,
man a juntarse con los
otros
revoluciónanos que en la Angelopohs (i) y en sus alrededores,
seguramente aguardarían ya, ocultos
e
impacientes.
Pero ocurrió algo inesperado. A
las siete de la mañana del viernes
18 de noviembre llamaron con fuer-
tes golpes a la puerta de la casa,
Carmen
se apresuró a abrir y, no
b i e n lo h u b o hecho
> recibió un manotazo en la cara y un empujón
q u e ^ p r o p i n a b a mgad
C a b r e r a , el
temible jefe de la policía poblana que,
al frente de treinta gendarmes armados, se metió al zaguán gritando:
—Traigo órdenes del gobernad o r d e ii e v á r m e los a todos presos,
porque...
P e r 0 a n t e s d e a c a b a r de hablar,
c a v o m u e r t 0 de un certero balazo
q u e l e d i s p a r o Aquiles Serdán.
E 1 desC oncierto reinó un moment o y en seguida se generalizó la bal a c e r a p o r a m b a s p a r t e s . Cayó otro
policía, muerto de un tiro que salió
empuñado p o r Carmen
d e j r ¡fi e
Serdán.
_________________________
(1) N o m b r e d a d o a l a c i u d a d d e p o bla, porque, según la tradición, los
ángeles señalaron su trazado.
"NO PERMANEZCÁIS MAS DE RODILLAS"
"El Lie. Vázquez Gómez nombró delegado del Centro Antirreeleccionista al C. Aquiles Serdán
en el Estado de Puebla, que aceptó, y a renglón seguido tapizó las
calles de la ciudad con unas hojas cuyo atrevido epígrafe decía:
"No permanezcáis más de rodillas".
"El texto contenía una requisitoria contra la dictadura y el
gobierno local, y terminaba invitando al pueblo a una asamblea
en la que se instalaría un club
político, que se opusiera a las
reelecciones porfiristas.
" L a cita era para las cuatro
de la tarde del día 18 de julio
de 1909 en la antigua calle de
La Caporala No. 10. Firmaba Aquiles Serdán.
" E l primero en llegar, colocandóse frente al edificio, fue un
piquete de la gendarmería montada al mando de Jacobo Galina;
la policia secreta invadió la casa
y local en que se iba a desarrollar la histórica reunión. Estaba
el salón en un rincón del patio,
al entrar a la izquierda.
" E n el salón se había improvisado una plataforma en donde
colocaron una mesa y los asientos, para los que debían presidir; adosado a la pared había un
cromo de Don Miguel Hidalgo y
Costilla, Padre de nuestra Independencia, como testigo.
"Aquiles Serdán abrió la sesión y procedió a leer la credencial que lo acreditaba como delegado, desde el membrete hasta
la firma de don Emilio Vázquez
Góme2; en seguida pronunció un
discurso de duros ataques a don
Mucio Martínez y a la vigilancia
de los policías, que habían ahuyentado al pueblo, terminó leyendo los artículos constitucionales
que consagran el derecho de reunión y exposición de las ideas,
procediéndose a elegir mesa d¡rectiva, que quedó como sigue:
Aquiles Serdán, presidente; Francisco Panganiva, vicepresidente;
Francisco Arroyo, secretario; Rafael Torres, tesorero; vocales: Sixto Vázquez, Rafael Zenteno Palacios, obrero de u n a fábrica;
conferencistas titulares: Guillermo
Gaona Salazar, estudiante; Francisco R. Díaz, estudiante y Gustavo
Gaona Salazar, estudiante. En se-
guida se procedió a discutir el
nombre de la agrupación; el Sr.
Panganiva propuso que se denominara "Club Luz y Progreso";
Luz, porque estaba llamado a iluminar el camino de la Democracia, y Progreso porque la No
Reelección era un paso para conseguir mejores horizontes, lo que
fue aprobado con aplausos.
"Así terminó a las ocho de la
noche del día 18 de julio de 1909
la modestísima sesión de los primeros nueve poblanos que se
enfrentaban al martinismo y no
querían vivir de rodillas, citándose para las siguientes reuniones
el teatro "Vélez" del barrio de
La Luz".
Fragmento de un discurso del Gral.
y Dr. Guillermo Gaona Salazar.
Después de haber cumplido heroica- T
mente con el deber patriótico que s e ^
impuso, de enfrentarse hasta la muerte
a los esbirros del Porfiriato, Aquiles Serdán yace muerto, con un balazo en la
frente.
El cadáver de Aquiles Serdán se ve sobre
una camilla de fierro en la Comandancia
de Policía de la ciudad de Puebla, después de los trágicos sucesos de las calles
de Santa Clara.
v^m
Los gendarmes huyeron mientras
los Serdán y sus compañeros tomaban posiciones de defensa en toda
la casa. Suben a las azoteas, se resguardan en las salientes de los muros, amontonan colchones, mantas y
almohadas, para improvisar barricadas, porque bien saben que aquel
patio lleno de macetas y pájaros, y
las habitaciones con sus modestos
muebles de bejuco y sus camas de
latón amarilado, no tardarán en convertirse en un campo de batalla y
que a ellos les espera lo peor en la
refriega.
Avisado el gobernador Mucio
Martínez de que Cabrera había sido
muerto por Aquiles Serdán y de que
la casa de la calle de Santa Clara
era un bastión, ordenó un imponente
despliegue de fuerzas militares y policiales que cercaron la casa y se
apostaron en los edificios más elevados que la rodeaban.
SENTENCIAS
A
"Capturados los principales dirigentes del movimiento révolucionario de Valladolid, en la propia ciudad se les formó un consejo de guerra extraordinario, que
se inició et 23 de junio. Comparecieron, acusados de rebelión,
homicidio, robo y otros delitos,
ante el consejo, que fue asesorado por el licenciado José María
Lozano: Maximiliano R. Bonilla,
Atilano Albertos, José E. Kantún,
Bonifacio Esquivel, Valerio Sanchez, Juan Ojeda Medina, Feliciano Cervera, Tomás Cetina, Anastasio Osorio y Ramiro Osorio.
"La noche del siguiente día,
24 de junio, el consejo de guerra dictó sus sentencias.
"Bonifacio Esquivel, Feliciano
Cervera y Juan Ojeda Medina,
fueron condenados a quince anos
de cárcel, inhabilitación de por
REVOLUCIONARIOS
vida y pago de una multa de un
peso veinticinco centavos, como
reos de los delitos de reuniones
tumultuosas, robo en cuadrilla,
ofensa de obra y resistencia a
tropa armada.
"Anastasio Osorio, Tomás Cetina, Ramiro Osorio y Valerio
Sánchez, a tres años cuatro meses de cárcel por los mismos delitos que los anteriores y por el
de sedición.
"Maximiliano R. Bonilla, Atilano
Albertos y José E. Kantún, como
reos de todos los delitos señalados a los demás sublevados y
del de homicidio, fueron sentenciados a muerte.
" Y quedó pendiente el juicio en
contra de Miguel Ruz Ponce, Claudio Alcocer, Nicanor Loria, Donato
Bates y Teodoro Nunez.
"Bonilla, Kantún y Albertos,
YUCATECOS
fueron fusilados al atardecer del
25 de junio, en el patio de una
iglesia en la misma ciudad de
Valladolid donde días antes dieron
el grito de rebelión contra la tiranía del general Porfirio Díaz,
"La persecución del gobierno
contra los revolucionarios yucateeos no terminó con las sentencias
y ejecución de los principales,
siguió feroz en contra de todos
los que habían participado en la
sublevación,y en los días siguientes, las cárceles de Valladolid y
Mérida se vieron llenas de rebeldes, algunos de los cuales fueron trasladados a la ciudad de
México."
d e His toria de la RévoluMexicana, Etapa Precursora,
Barrera Fuentes, Florencio (1955).
Tomado
cion
Soldados y policías, armados de
rifles y pistolas, se parapetaron en
las torres y cúpulas de los templos
de Santa Teresa, Santa Clara, San
Cristóbal y Santo Domingo, y desde
allí, sin darse tregua, dispararon hacia el patio, las habitaciones y las
azoteas de la casa de los Serdán,
donde Aquiles y Carmen, iban y
venían de un lado para otro, con la
carabina humeante, dando voces de
aliento, infundiendo valor a quienes
no lo necesitaban porque también
eran héroes, a la madre, a la esposa,
al hermano, y a los demás conjuraaos que allí labraron la inmortalidad de sus nombres.
Y en tanto llovían las balas,
Carmen y Aquiles se asomaban al
pretil de la azotea y a los baleones y le gritaban a la gente:
— ¡Por ustedes lo hacemos, vengan con nosotros! ¡Esto es la Revolución!
Pero nadie acudió, ni tampoco
llegaron los refuerzos que se esperaban de los pueblos próximos. El
vecindario, aterrado, pero conmovido
por la suerte de aquellos que apreciaba y conocía, se alejaba de aquelia casa, blanco de cientos de disparos y desde la que se escuchaban
vivas a la libertad, gritos y quejidos.
Máximo Serdán fue bajado agonizante de la azotea y murió en los
brazos de Carmen, su hermana, que
también estaba herida. Cuando quisieron socorrerla, rechazó la ayuda:
"Mi herida se curará con agua",
declaró con pasmosa entereza.
-Ya no hacían vendas la madre
y la esposa, ni los pequeños hijos
de Aquiles cargaban los rifles, ya
nadie se defendía arrojando granadas de mano, hechas de prisa con
las perillas de los catres, porque todos los hombres habían muerto. Y
fue entonces cuando Joaquín Pita,
el jefe político de Puebla, rodeado
de soldados y policías, pudo entrar
a la casa gritando:
—Quiero ver a Aquiles . . . ¿ Donde está ? Yo no asesino a los vencidos . . . Díganle que v e n g a . . .
Pero sólo se enfrentó al silencioso reto de tres mujeres que, con las
faldas manchadas de sangre y tierra, rodeadas de muertos y de chiquilíos, se apoyaban en sus fusiles aún
calientes.
—A la cárcel con ellas y a buscar a Aquiles —gritóle Pita a sus
gendarmes—. Hay que montar guárdias en esta guarida de L·trofaccior.
,,
, ,
El pueblo se Congrego frente a la COmisaría de la ciudad de Puebla, para ver
el cadáver de Aquiles Serdán, ignorando
q u e e n m u c hos lugares de la República
I V „ , „ u , „ i. n„„„i,,o;An
X alboreaba ya la Revolución.
LA NOTICIA CONTEMPORÁNEA
REY Y EMPERADOR
El 6 de mayo de 1910 sube
al trono inglés Jorge Federico V.
Nacido en 1865, contaba entonces
ÍM af L° S <¡» S U C e d í a a SU P a d r 6 '
tauarao Vil.
Al ano siguiente era coronado
rey de la Gran Bretaña e Irlanda
y emperador de la India. Desde
el principio, tanto el rey como la
reina demostraren en^ todos sus
actos la dec,d,da voluntad de ejercer la función real del modo mas
practico que les fuera posible. En
base a ello, se consagraron en
forma constante a la tarea de procurar que su influencia en a core
se tradujese en bien, no solamente
para la vida del país, sino para el
s e n S n Çla r e a S
^
sentaban (la realeza).
Comenzaron a aparecer asiduamente en publico, visitando
desde minas, hasta exposiciones,
pasando por hospitales y astilleros. Al estallar la Primera Guerra
Mundial, Jorge V fue el rey que
os ingleses esperaban En 1917
tomo para si y su familia el nombre de Windsor en lugar de de
Sajonia-Coburgo-Gotha, que llevaran hasta entonces.
Ejemplo de monarca moderno
y liberal, su actitud y devoción a
las causas de su patria le ganaron
en el corazón de sus subditos,
o por mejor decir de sus compatriotas un recuerdo pleno de cariño. Murió en 1936.
• BTC
En el transcurso de 1910, el
novelista ruso Ivan Bunin, que más
tarde alcanzaría el Premio Nobel,
publica su extraordinaria obra La
aldea; mientras Henri Matisse, el
gran pintor francés, termina su friso La danza, auténtica joya de la
pintura moderna.
$URGE
^
UN|QN
SUDAFRICANA
Los
primeros colonos del te
rritorio de la actual República de
Sudáfrica fueron primordialmente
holandeses, cuyos descendientes
habrían de recibir, al paso del
tiempo, el nombre de boers.
Cuand0 a
Principios del siglo
pasado Inglaterra se hizo ceder
,a c o | o n ¡ a
a | e n t o | a emigración
, a s ¡ t u a c i ó n s e f u e hacien¡n ,
d o t e n s a e n t r e ,os ¡nd¡v¡duos d e
el resulambas
naciona|idades;
tado
fue
un
B
éxodo
de
h
, ,
L a pre tensión de los boers era
recuperar la independencia a base
£ territorios. En
de £
j n c ¡ ? ) n g | a t e r r a n 0 objetó el
s
J
hech¿
a| y e r
a,
H
^
de| u
|as peque ñas repSb|¡.
p a s a b a n y s e enric a s boer£
quedan
p i m i e n t o s de oro y
diamantes), decidió "incorporar,a „ , | m ; ¡0 E| r e s u l t a d p 0 f u e
|a s a
¡enta
a
ang|0.boer
(isgg.fgcfc) y el triunfo británico,
Inglaterra, con lo que podríamos ,«mar ..¡nspirac¡0^ ¡^rial",
c o m p r e n d i ó la necesidad de unifi^
c a r m t e r e s e s y esperanzas, entre
,
¿ ¡ ¿
e|,
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£ £
¡ ,
d¡entes de ,
fsar ,a
Su act¡tU(j
s fu¿ ¡
¡ó d una' e n t ¡ d a d
|ft¡
a u t o n o m a e n la que convivieran
, H
hasta ese m o m e n t o habían
c o m b a t i d o e n tre sí. Y así presen,
, transcurso & unos
en
cuantos añ
c ¿ m o |as derrQta.
d a s r e p ú b l i c a s b o e r s alcanzan la
autonomía y los descendientes de
ambas nacionalidades, unidos por
un común y comprensible sentimiento de independencia, proponen al gobierno inglés la creación
de una Unión con la categoría de
Dominio; esto es, Constitución y
Gobierno propios,
El Imperio acepta. La Constitución es aprobada por el Parlamento y el monarca británicos
el 20 de septiembre de 1909,
y el 31 de mayo de 1910 queda
establecida oficialmente la Unión
Sudafricana.
| a n d e s e s hac¡a
e| jnterJor d
sos (1). No, no puede haber escapado Aquiles.
Las mujeres y los niños fueron
conducidos a la Penitenciaría y Joaquín Pita llamó al teniente Porfirio
Pérez y le dijo:
—Apuéstese usted en esa recámara y no pestañee, mientras yo
vigilo afuera con mis hombres. No
creo que el pájaro haya volado
todavía.
Porfirio Pérez se metió a la recámara del matrimonio Serdán y
quedóse contemplando los destrozos
causados por la contienda. Sillas rotas, pedazos de un piano, cuadros y
papeles regados por el suelo, espejos perforados por las balas. Sobre
un mueble, cajas vacías de parque
para los fusiles winchester y las pistolas parabellum, bastones con verdugillos, naipes y botellas vacías.
La soldadesca lo había saqueado
todo, y sólo quedaba la lámpara de
porcelana suspendida del techo con
sus cadenitas de metal dorado y
una imagen de la Virgen,colgada de
la pared.
Las horas empezaron a transcurrir, pesadas, lentas. Porfirio Pérez
comenzó a cabecear, sentado en uno
de los catres, con la pistola al alcance de la mano. "El forajido no ha
de volver por aquí", meditaba el
(1) Así apodaban las fuerzas federales
a los revolucionarios.
La carabina que usó Aquiles Serdán en
la refriega de la casa de Santa Clara,
se conserva en el mismo lugar, que ha
sido convertido en museo, y donde se
Challan también muebles de la época y
L objetos familiares de los Serdán.
PLAN DE VALLADOLID
Las armas con que no dejaron de dis- '
parar las veinte personas que quedaron 2
encerradas en la casa de Santa Clara,
después de que la policía y los soldados
federales la sitiaron para acabar con
los sublevados.
teniente. Pero alguien, muy cerca de
él, pensaba:
"No debe haber alma viviente
en la casa. Los que no hayan muerto habrán sido llevados presos. Sólo
Dios sabe lo que les pasó a mi mujer, a mis hijos, a mi madre, a mi
hermana...
"Ahora saldré con mucho tiento
de aquí, y si la suerte me favorece
escaparé al Norte para unirme a las
huestes del señor Madero, que ya
estará por empezar la Revolución..."
Porfirio Pérez escuchó un ligero
ruido, como de maderas que crujen.
En un rincón, las tablas, del piso
empezaban a levantarse suavemente. Del fondo de un socavón emergió un hombre, la camisa desabotonada, respirando con dificultad, con
una pistola en la mano.
El desconocido ya abandonaba
su improvisado ataúd cuando el teniente le disparó una y otra vez.
"¡ Yo soy Aquiles Serdán", gritó
el héroe, desafiante, mientras sacudido por el impacto de las balas,
apretándose el estómago, se iba doblando lentamente hasta quedar inmóvil, tendido otra vez en el hoyanco (1). El teniente Pérez se acercó
y disparó el tiro de gracia sobre la
frente del agonizante.
En la mañana del 19 de noviembre, en el patio de la comisaría de
la ciudad de Puebla, sobre una camilla de fierro, yacía el cadáver de
(1) Hoyo.
"Los que abajo suscribimos,
ciudadanos mexicanos en el pleno
ejercicio de nuestros derechos,
nos hemos reunido espontáneamente para acordar las medidas
indispensables y urgentes, a fin
de evitar que el Estado sucumba
en manos de un gobierno déspota
y tirano, gobierno formado por
una sola familia de esclavistas
cuya única ambición es apoderarse de las principales riquezas
del país, y reducir al sufrido pueblo a braceros de sus ricas propiedades. El actual gobierno no
es legal, porque no ha sido ungido
por el voto popular. Este pueblo
que a diario siente en las espaldas el flagelo del caciquismo no
puede soportar por más tiempo
las arbitrariedades del terrible
dictador que ha visto impávido
su agonía y su miseria y se ha
burlado de sus sagrados derechos
por mantenerse en el poder; y
considerando este pueblo que la
desesperante situación actual sólo
es creada por los que tienen la
dirección de la cosa pública, es
natural colegir que los hombres
dignos se retiren de semejante
gobierno, antes que ser instrumentos o verdaderos autómatas de
seres tan mezquinos.
"Considerando las grandes ¡mposiciones que ha treinta años
pesan sobre las pequeñas fortunas
de la generalidad de los yucatecos;
impuestos y contribuciones onerosos que sólo han servido y sirven
para enriquecer y consolidar en el
poder a hombres indignos que
escudados en su grandeza miran
con desprecio e insolencia al sufrido pueblo . . .
" Considerando por lo que va
^.^
„ „ r h , I I ^ O - X , i , uriZ ril
dicho
que ha
•
j llegado zla hora de
hacer un poderoso esfuerzo para
salvar al país y que aquel esfuerzo
supremo debe hacerlo el pueblo
para conjurar la tormenta que lo
aninnila v ampna7a Hpstmirln nnr
aniqu ia y amenaza aestruino por
completo, hemos acordado el presente Plan que es la verdadera
expresión, la verdadera conveniencia y única salvación de los
. .
j i r 4. J
pueDIOS y del tstado:
"Articulo I . Se desconoce al
actual gobierno de Enrique Muñoz
Aréstegui, por ilegal, en virtud de
no haber sido sancionado por el
pueblo soberano.
"Artículo II. Se nombra una
Junta gubernativa compuesta de
siete individuos de reconocida capacidad, amor al orden y acrisolado patriotismo, para, salvar al
Estado de la ruina que lo amenaza,
por la actitud impotente y despótica de nuestros enemigos burócratas.
"Artículo III. De la Junta indicada serán electos dos individuos
de la capital, uno por la división
de Oriente, otro por la división del
Sur, otro por la división de la
costa y dos por el llamado Terntorio de Quintana Roo, que creemos con justicia nos pertenece...
"Artículo IV. Los componentes
de la Junta serán nombrados por
el Jefe de la Revolución, de acuerdo con los demás que lo acompañen en el lugar que más convenga.
"Artículo V. La Junta dictará
de preferencia las medidas más
urgentes para hacer efectiva la
libertad individual, para que de
esta manera cesen los abusos, y
todo lo demás que exijan las circunstancias, cuidando, en la administración, dejar incólume el
crédito público, respetando los
compromisos de los justos acreedores del Estado y arreglando
del mejor modo posible la mejor
manera de satisfacerlos, exceptuando las creencias que contraigan los gobernantes actuales
para combatir este Plan, y con
él a la opinión pública,
,,.1.,
,¿ ~
j'n* ' '.,
A t,cu
'
° IX. Son caudillos de
esta Revolución los coroneles Maximiliano R. Bonilla y José Crisan° C\ll-.a q u i e n e s s e conceden las
facultades necesarias para sa var
_» -#J# , U.»»¡«.„J«
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hac endo ;„,„„...,..
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P ° P
" Dado en el paraje Dzeikoop a los
diez
días del mes de mayo de mil
novecientos diez anos. Coronel Maxim ¡ | ¡ a n o R . Bonilla, Coronel José Cr¡s a n t 0 C n ¡ . Teniente coronel Juan de
Mata Pool. Mayor José Candelario May.
Capitán Teodoro Núñez.
Capitán José
£ ec^ ¾ ^ u%SÍf n -ní? n - r S E
P - Tenrente Momeo Tus. Teniente
Lázaro Báez. Es copia del original que
obra en esta secretaría. Capitán Ayudante y Secretario, M. Ruiz Ponce."
+
Tomado
de
pianes
Políticos
otros
Documentos. Fondo de Cultura Económica (1954).
Aquiles Serdán expuesto a la curiosidad pública. Estaba vestido con un
traje color azul, semejante al que
usaban los obreros y tenía el
rostro apacible, sin ningún rictus de
dolor, con un hilillo de sangre seca^
que le había escurrido de la herida
en la frente.
Tu Amigo es un Fusil
El sangriento episodio de Puebla
fue el anticipo de graves acontecimientos. Mientras en esta ciudad
ocurrían los hechos descritos y el
cadáver de Aquiles Serdán se exhibía, primero en la comisaría y luego en las calles de la Angelópolis,
como el de un vulgar mitotero (1),
don Francisco I. Madero acompañado de varios amigos había abandonado sigilosamente el Hotel Hutchins, desde el día 17 del mismo
mes, dirigiéndose hacia la línea fronteriza donde acampó en las márgenes
del río Bravo, para esperar una par(1) Alborotador.
En el Museo Regional de la Revolución
Mexicana, que fue la casa de Aquiles
Serdán, aparece a la entrada este busto
en mármol en el que el escultor ha
perpetuado los nobles rasgos del héroe.
UN
IVIUSEO
En el año de 1960, en ocasión
del cincuentenario del inicio del
movimiento armado de México, el
Gobierno Federal dispuso, por intermedio de la Secretaría del Patrimonio Nacional y con la cooperación del Gobierno del Estado,
que la casa que habitara la familia Serdán Alatriste en la ciudad de Puebla, se convirtiera en
recinto de homenaje cívico que
recordara con permanencia de valor histórico la heroica jornada
del 18 de noviembre de 1910.
Devolver el ambiente de la
época, restituir muebles y objetos
genuinos, dar nueva vida al marco en que estuvo colocado el
lienzo de una escena trágica, formó parte del intento perseguido
con los trabajos realizados. Convertir la casa de la familia Serdán en plantel educativo y formativo, es el propósito en acción,
tomando por base la plataforma
de cultura cívica en que el Museo
Regional de la Revolución Mexicana quedó convertido.
* * *
En este museo se han reconsfruido las habitaciones de la familia Serdán: los muebles que
recibieron los impactos, la máquina de escribir de Aquiles y el rifle
que utilizó durante el combate.
En la primera sala se encuentran los sillones donde tantas
veces se sentó la familia Serdán
y sus amigos, a conspirar; un
espejo que conserva las huellas
de los impactos de las balas disparadas por las fuerzas porfiristas
: retratos de los hermanos Serdan: Carmen, Máximo y Aquiles.
El despacho de Aquiles se ha
reconstruido casi en su totalidad:
sus tinteros, su máquina de escribir, la mesa donde redactaba
sus documentos y en un panel,
ampliado, el borrador del manifiesto q u e el mismo Aquiles
escribió, con ánimo de hacerlo
imprimir y circular el 20 de no-
viembre. En él llamaba al pueblo
a las armas para combatir la dictadura. Se ve también allí uno
de los rifles que utilizó en la
refriega.
La recámara ha sido también
reconstruida con objetos de la
época: camas de latón, sillones
tipo francés, lavamanos' que hoy
s o n reliquias de coleccionistas,
£ n e | sitio donde fue muerto
Aquiles, hay una lámpara votiva
y e n | a pared un cuadro al óleo
q u e muestra su cadáver expuesto SOD re la camilla en que fue
llevado a la inspección de policía,
|_0 q u e e r a el comedor es el
| u g a r en que se exponen todos
| o s manifiestos antirreeleccionistas, las notas de los periódicos
que comentaron "Los Sangrientos
Sucesos de Puebla" y la correspondencia de Aquiles con Madero y los demás líderes,
La cocina es una réplica perfecta de la cocina poblana: las
ollas y cazuelas rojas, de distintos y seriados tamaños que cubren los rincones y las paredes,
tida de revolucionarios con los que
tomaría Ciudad Porfirio Díaz (actualmente Piedras Negras, Coah.).
Esto lo hacía para demostrar a
la nación que lo propuesto en el
Plan de San Luis no era letra muerta, sino una palabra de honor empeñada para salvar a la patria, y
sabedor también de que en muchos
lugares de la República sus correligionarios estaban esperando el 20
de noviembre para caer, con las armas en la mano, sobre los pueblos
y ciudades más próximos.
Del 18 al 20 de noviembre, Madero y sus amigos permanecieron
en el Rancho de El Indio, ya en
territorio mexicano y en espera de
los refuerzos que al fin no llegaron,
por lo cual desistieron de tomar
Ciudad Porfirio Díaz y con los cuarenta hombres que habían logrado
reunir, volvieron al Hotel Hutchins,
en San Antonio, eludieron la vigilancia de los guardias fronterizos
americanos que ya les seguían los
pasos, por considerarlos elementos
perturbadores de las buenas relaciones mexicano-norteamericanas.
En su refugio de San Antonio,
Madero, sus hermanos Raúl y Gustavo, y sus amigos Gildardo Magaña y José María Maytorena, Francisco J . Múgica y César López de
acentúan la decoración típica. El
baño de azulejo azul y amarillo
es el mismo.
En el patio, un busto de mármol blanco de Aquiles Serdán
recuerda la gesta heroica que él
mismo protagonizara en la que
fue su casa.
* ##
Con fecha 15 de enero de
1961, el Gobierno del Estado, con
la colaboración técnica del Instituto Poblano de Antropología e
Historia, se hizo cargo de la administración y conservación de
este monumento, realizándose ininterrumpidamente trabajos de
recopilación de material documental y de investigación. En la
planta alta, se encuentra instalado el Centro de Documentación
Histórica Regional, a cargo del
Centro de Estudios Históricos de
Puebla y del Instituto Poblano de
Antropología e Historia, así como
las oficinas centrales de estas dos
instituciones filiales del Instituto
N a c i o n a l de Antropología e
Historia.
AQUELES
Aquiles Serdán es el clásico representante de la clase media que se
incorpora a la conspiración sin titubeos
y sin el menor asomo de claudicación.
Había nacido en la Angelópolis el 2
de noviembre de 1876 y moriría en
la misma ciudad en otro noviembre,
el de 1910.
En Puebla, la levítica y murmuradora ciudad, el peso del antiguo régimen se reconocía por doquier. A la
llamada aristocracia poblana se le había subido la eternidad a la cabeza.
No entendía que las cosas cambian,
principalmente el poder y las riquezas.
De allí su aplastante soberbia, la misma que se veía en los rostros de
otros privilegiados de la República.
Las fábricas de hilados y tejidos eran
verdaderas tumbas de los obreros.
En este ambiente social crece
Aquiles Serdán. Cuando da definida
trayectoria a sus inquietudes, había
pasado de los treinta años.
Por la ruta del antirreeleccionismo
exterioriza su antiporfirismo. Cuando
comienza a adquirir proporciones nacionales el nombre de Francisco I.
Madero, madura la fe de Aquiles en
la renovación social. El joven comerciante se vuelve maderista y político.
Con varios parientes funda el club
"Luz y Progreso", bajo cuyo patrocinio aparece el periódico semanario
intitulado No Reelección, que se edita
en la imprenta dé Gilberto Carrillo. En
Tlaxcala y Puebla, en especial, los
lectores abundan.
Son los días de constantes encarcelamientos de Serdán. Le es familiar
la entrada y salida del encierro. Los
esbirros husmean por todos los rin-
Lara, Juan G. Cabrai y Juan Andreu Almazán ardían de impaciencia al no recibir noticia alguna que
les comunicara el estallido de la
Revolución.
Para colmo, por aquellos días el
ministro de Relaciones de Porfirio
Díaz, don Enrique Creel, anunciaba a Francisco León de la Barra,
embajador en Washington: Madero,
que según dicen consulta a hs espíritus, creyó en sus alucinaciones
que el pueblo de México secundaría
cualquier movimiento revolucionario
que se iniciara y que el ejército defeccionaría ... pero al poner en práctica sus proyectos ha fracasado por
completo...
el pueblo no se ha levantado
(1)
Que el'pueblo no había respondido a su llamado, lo pensó también
el mismo Madero, y resuelto a proseguir su empresa se aprestaba ya
a salir rumbo a Nueva Orléans con
un grupo de amigos, para embarcar-
SERDÁN
cones. La persecución de hombres l¡bres se agudiza. El terror baja del
trono del dictador. Paz a toda costa,
aunque deba suprimirse la libertad.
Y paz sin libertad es tiranía,
El señor Madero, de visita en
Puebla, para dar consistencia al antirreeleccionismo, conoce los sufrimientos de sus amigos y correligionarios,
La policía poblana, mandada por
Miguel Cabrera, realiza una hazaña:
descubre lo que por todos lados se ve:
el descontento. Localiza a los conspíradores. La benemérita casa de Santa
Clara 4 es vigilada día y noche.
Contra toda ley, el 18 de noviembre preséntase el jefe de la policía,
con objeto de realizar un cateo. Se
sabe que adentro de la casa se guardan armas y parque, para la insurrección convocada por el Plan de San
Luís.
La resistencia se prolonga. Serdán
es el último que hace fuego desde una
de las ventanas de la casa,
En la madrugada del día 19, a eso
de las dos horas, un oficial de la
montada le dispara sobre la cabeza.
Cae muerto instantáneamente. Alguien,
hasta la fecha, guarda reverentemente
su generoso corazón.
La consagración del héroe es inmediata. El 11 de Julio de 1911, en
el teatro Arbeu, se lleva a cabo la
primera ceremonia oficial en recuerdo
del gran revolucionario poblano.
Morales Jiménez, Alberto: Arreglo de
la semblanza incluida en Hombres de
la Revolución Mexicana (1960).
hombres hasta entonces desconocidos se convertían en caudillos y en
guerrilleros, como sacudidos por una
fuerza telúrica que los sacaba de
sus labores campesinas, de sus talleres y ocupaciones para lanzarlos a
la bola (2) impulsados por consignas como esta: Mexicano, tu mejor
amigo es un fusil, Cómprate. Que
sea Winchester 30-30.
^ - ^u^ ^ - ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ - ^ ^ ^ Ñr\r Ahraham"
muí rtUIQllallI
La
s carabinas 30-30, cuyos estrag°s en las filas federales darían tema a los corridos revolucionarios,
habían empezado a ser distribuidas
abundantemente en el Estado de
Chihuahua por don Abraham González conocido mas bien como Ñor
Abraham . Este no desperdiciaba
(1)Enrique
ciSCo León
Creel, en carta a Frande la Barra, citado por
s e hacia L a H a b a n a y d e allí, aprovisionado c o n p a r q u e , entrar a M é -
Valadés, José C : Imaginación y Reaüdad de Francisco I. Madero. T . I I ,
xico por Veracruz, cuando recibió
noticias de que el país ardía, de que
pags
- 85 " 86 ( 1 9 6 0 ) (2) Tumulto.
LOS IDEALES DEL MÁRTIR
AQUILES SERDAN, Tragedia histórica
en tres actos, del literato y perk.dista poblano Agustín Haro y T.,
estrenada en el Teatro Guerrero,
de la ciudad de Puebla, el 18 de
noviembre de 1949. De ella presentamos ahora la escena VIII del
cuadro 2».
(Pequeño taller de zapatería. En una
de las paredes, y entre las plantillas,
sobre una repisa con flores de papel,
una imagen de Cristo y una lámpara
votiva apagada. Puerta a la calle La
noche se anuncia).
'
TAPIA (Trabajando) y después
AOllllFS SERDAN (De la calle)
AQUILES 5>tKUAiN (ue la cane;.
Aquiles ¡Hola, querido amigo Tapia!
Tapia
¡Don Aquiles! ¡Qué sorpresa!
¡Buenas tardes! Siéntese usted.
Aquiles Gracias, me voy pronto. Ando
recordando a los amigos que
deben estar listos. Falta poco.
Tapia
Cuente con los zapateros del
barrio de "La Luz". Ya me
encomendé a mi santo patrón.
(Por la imagen)
Aquiles ¡Ah!, el gran Jesús de Galilea.
También él fue revolucionario
porque su doctrina es de amor
universal; pero ni la sociedad
de este siglo comprende su
apostolado. ¡Si regresara, le
matarían otra vez!
Tapia
sacaremos de la miseria al
S K K S t i V edSSdóñ 'de"
fos n i n 0 s y de ios adultos...
Repartiremos la tierra...
Tapia
Aquiles Así lo he determinado para
S ^ 5 ™ V Í L ^ cFÍSL68™
hb Le f r fa mmn sl »n ». i L ^ J Ï Ï
2 ^ 1 ° C¾ ^
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™JZ
5£„ J S Ï ,« l Ü T '
dado
vence r v l u e
nu lr
.
8°. porque enviaran en nuestra
contra gruesos contingentes,
^ L ^ o r o ^ ^ J »ÍL¡£Tw"
bandoleros y asaltantes ;
y a c a b a r e m o S | s¡ n o s v a b i e n
colgados de un árbol. En cambio, si nos sublevamos en
esta ciudad el suceso, cualquiera que sea el resultado,
tendrá resonancia en todo el
país, y esto solo, hará un
daño efectivo al Gobierno.
Tapia
ocasión para hacer propaganda a las
ideas de Madero, al que quería como a un hermano y a quien representaba en Chihuahua en las filas del
Partido Antirreeleccionista.
"Es muy bragao este Ñor Abraham", se decían los rancheros y los
mineros que se juntaban por las
Usted ya lo ha pensado, don
Aquiles.
Aquiles lEl
día 20, en cuanto oigan
os
Primeros disparos, acudíran a
su sitio. Les he traído
esto- < Le obsequia una pistola y parque). Es la aportación de los hermanos Rousset ellos
;
compraron pistolas
V carabinas... Rellenando con
explosivos
unas perillas de caH13' n e m o s fabricado bombas
d e rnan
o.
_ .
Tapia
Hay pánico general; no se habla más que de que "ya viene
la guerra".
Aquiles Lo ha querido el Gobierno, con
treinta años de dictadura. Primero le pedimos solamente
libertad electoral, cambio de
Gobernadores picaros y un
nuevo Vice-Presidente de la
República, y no quiso. Ahora
pugnamos por otros ideales;
¿No cree peligroso sublevarse
dentro de la ciudad?
..
., ,
Si no me tiembla el pulso, voy
a mandar al otro mundo a
muchos "pelones". (Ensaya su
puntería y se guarda el arma).
Aquiles Cuando se sirve a un ideal,
firme es la mano y fiel la
mira para acertar en el corazón de la tiranía. ¡Me retiro!
Tapia
Adiós, don Aquiles. Estaremos
listos a su orden. (Se estrechan las manos y Aquiles se
dirige a la puerta).
tardes en la Plaza de Armas de la
ciudad de Chihuahua. "No deja de
ir y venir a los pueblitos y a los
ranchos, alebrestando a la gente pa
que se vaya a la bola y tumbe a
Porfirio Díaz. Dicen que con su mero dinero ha comprado el parque y
las armas que anda distribuyendo..."
"La Revolución está cerca", era
la frase con que "Ñor Abraham"
rubricaba sus pláticas en su casa o
en las mismas bancas de fierro de
la Plaza de Armas de Chihuahua,
delante de grupos de hombres jóvenes y vigorosos, entre los cuales
descollaba un mocetón fornido, que
mucho impresionaba con sólo verlo,
por su estatura, por su mirada, por
sus ademanes resueltos y al que
unos decían "el güero" (1) y otros,
los más, Pancho Villa.
Con Pancho Villa andaba por
allí, a mediados de 1910, frecuentando la casa de don Abraham González, otro tipo también de alta
estatura, moreno y musculoso, Pascual Orozco, arriero de profesión y
tan dispuesto como Villa a seguir los
consejos de "Ñor Abraham" y reclutar gente para irse a luchar con
Francisco I. Madero.
Llegó el 20 de noviembre y don
Abraham González buscó a Pancho
Villa y lo mandó a la sierra, donde
debía tener lista a su gente mientras se le llamaba para atacar, en
tanto que Pascual Orozco, junto con
su padre que también se llamaba
Pascual, asediaría los poblados pequeños, como las Lomas y San Isidro, con miras a caer después sobre
Ciudad Guerrero, uno de los puntos
más importantes de la región, asentada en las estribaciones de la sierra, con una fuerte guarnición de
resguardo y de la que partía un importante ramal ferrocarrilero.
Después, don Abraham González
salió cautamente de Chihuahua rumbo al Norte, pasó la frontera y, al
llegar a San Antonio, lo primero que
hizo fue informar a Madero, al que
indicó que ya en Chihuahua había
muchos valientes acampados en los
cerros, rondando los pueblos y apuntando con sus fusiles hacia los cuarteles donde los oficiales juntaban a
la tropa precipitadamente y daban
órdenes confusas, ante el alud revolucionario que ya se precipitaba
incontenible.
Días después ocurrirían los encarnizados combates de Pedernales, Cerro Prieto, Mal Paso, Ciudad Guerrero y Casas Grandes, en los que
un ejército pertrechado con magníficas armas y conducido por elegantes generales de aire prusiano, se
enfrentó a una legión, cada vez más
numerosa, de hombres salidos del
pueblo que, al fragor de los combates, aprendieron a vencer y a morir con heroica entereza.
(l) Rubio.
LAURELES A LA GLORIA
DEL MARTER DE LA
DEMOCRACIA
AQUELES SERDAN
w
(Fragmento)
Hijos de Puebla, de rodillas ofrecedles
un homenaje con el más crecido afán,
a los obreros y estudiantes que como héroes
llenos de gloria sucumbieron con Serdán.
¡Vengan esclavos a pelear su libertad,
que aquí en la casa tengo parque y carabinas
sublime herencia que a sus hijos dejarán
de bienestar, no de baldón ni de ignominia!.
Hagan recuerdos del diociocho de noviembre
año por gracia de mil novecientos diez
cuando con sangre se escribió en páginas breves
una epopeya muy gloriosa en honra y prez.
Diciendo esto, y haciendo el primer disparo
y abrióse el fuego sobre aquel bello edificio
tomando luego las alturas los sicarios,
para poder bien dominarlos a toditos.
Cuando Madero bajó a hacer su propaganda
se adhirió en Puebla mucha gente a su favor,
los que sinceros exigían en su demanda
otro gobierno que no fuera el dictador.
I-a primer víctima fue Máximo Serdán,
y así siguieron sucumbiendo uno por uno,
hasta que el fuego extinguióse, porque a par
de los patriotas no quedaba ya ninguno.
Varios obreros y estudiantes se afiliaron
al candidato con el más crecido afán,
y como jefe del Partido designaron
al invencible señor Aquiles Serdán.
Al penetrar la soldadesca a aquella casa
sólo encontraron los despojos inmortales,
que sucumbieron en defensa de una causa
como esforzados y valientes liberales.
Lue
Mucio Martínez, cuando tuvo la noticia,
hizo sobre ellos una cruel persecución,
porque el gobierno clerical y porfirista
había triunfado en su burlesca reelección.
§ ° P^ieron una estrecha vigilancia
Y. u n gendarme, cerca ya de la oración,
vl
° u n a f l S u r a Y disparole sin tardanza,
sm ver
q u i e n e r a q u l s o h a c e r l a ejecución.
El día dieciocho al nacer el nuevo día,
Miguel Cabrera con una orden imperial
llegó a la casa de Serdán y le exigía
que se le abriera, pues traía orden de catear.
Carmen Serdán al oir las amenazas
abrió la puerta, mas la entrada le negó,
y entonces él, como un esbirro del Tetrarca
sin respetar el bello sexo, la golpeó.
En ese 'instante salió Aquiles iracundo
y al darse cuenta que a su hermana maltrataba
le pegó un tiro, y a Fragoso su segundo
preso en un cuarto, ordenó que se dejara.
> e ! b r a v ° Aquiles que ^ salía
escondite buscando una salvación
era un a
P°, s t o 1 °l u e ™ a s tarde se uniria
a su
P a r t l d o c o n t r a l a selección.
Duerman en paz en sus tumbas silenciosas
caros hermanos, estudiantes y obreros,
glorificados como Ignacio Zaragoza
Y ensalzados por un hijo de Morelos.
Carmen Serdán que igual a Leona Vicario
te hiciste grande por tu arrojo sin igual,
a ti vendrán llenas de lauros y de hinojos
las mexicanas vuestro nombre a venerar.
Pocos minutos después de aquella escena
llegaron tropas federales y gendarmes,
para entrar a aquella casa tan famosa
donde se hallaba un conjunto de titanes.
En un balcón hacia la calle apareció
Carmen Serdán portando un rifle con firmeza,
la que ante un grupo de curiosos se expreso
de esta manera, con un acto de nobleza
,Era
Serdán
d e su
— Marciano Silva. —
(1) Armando de Maria y Campos,
La Revolución Mexicana a través de los Corridos Populares.
Publicación Semanal Ilustrada de la revista.Documenta
Americana.
Editada
por Publex,
S. A., Bolívar No. 154, México 8, D. F. Miembro
de la Cámara Nacional de la Industria Editorial, A. C. Director Responsable: Rubén Guerrero Caballero. Director de la Obra: Vicente
Casarrubias C. Asesor: Diego Arenas Guzmán.
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la Revolución Mexicana, Hemeroteca Nacional,
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como Correspondencia de 2a. clase (en trámite).
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D. F., Estados Unidos Mexicanos, año 1966.
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de Autor de la Secretaría de Educación Pública
de los Estados Unidos Mexicanos (en trámite).
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SEPTIEMBRE 21 DE 1966
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PUERTO RICO: Matías Photo Shop, 200 Fortaleza St., San Juan; REPÚBLICA DOMINICANA:
Mercedes49, Santo Domingo; URUGUAY: Distribuidora Paysandú, S. A., Luis P. Ponce 1432,
Montevideo; VENEZUELA: Distribuidora Guaicaipuro, C. A., Principal a Santa Capilla 4, Caracas; Distribuidora Continental, S.A., Ferrenquín
a la Cruz 178, Caracas, Venezuela.
N U E S T R A P O R T A D A : Millares de mexicanos, carabina en mano, salieron de los
pueblos y las rancherías para incorporarse
a la Revolución y defender sus derechos
ultrajados.
EN
EL P R Ó X I M O
NUMERO:
CON MADERO HASTA VENCER O MORIR
Madero al frente del Ejército
Libertador.
Ataca Casas Grandes y sale herido. Limantour responde al llamado del Presidente Díaz.
En el Norte, la Revolución cunde con fuerza.
Muerte gloriosa de don Luis Moya.
RESUMEN
DE LO
PUBLICADO
En el anochecer del domingo 20 de noviembre de 1910, en los
pueblos y rancherías del Estado de Chihuahua, se iniciaba la
Revolución anunciada por Madero. El hombre que había promovido tal movimiento, comenzó su vida política 8 años atrás, cuando sólo tenía 30 de edad. Combatió la dictadura desde las columnas del "Demócrata" y cuando se celebró la entrevista Díaz
-Creelman, se dio a la tarea de estudiar a fondo la situación
política de México, movido por el ideal de enderezar la nave del
Estado.
Impulsado por tan noble propósito escribió un libro: "La
Sucesión Presidencial de 1910". Con el volumen bajo el brazo
y dispuesto a interesar a los simpatizadores de su causa, Madero
marchó a la Ciudad de México. La noche del 22 de mayo de 1909
fundó el Centro Antirreeleccionista, iniciando, inmediatamente,
una fructífera gira política. Posteriormente, en la mañana del 15
de abril de 1910, se celebró la convención de los antirreeleccionistas en el Tivoli del Elíseo, en la que fueron electos Francisco I.
Madero y el Dr. Francisco Vázquez Gómez candidatos a la Presidencia y Vicepresidencia de la República, respectivamente. No
obstante las manifestaciones populares de adhesión a Madero,
en las elecciones celebradas el 26 de junio de 1910 se consumó
el último gran fraude electoral del porfiriato. Previamente Madero había sido encarcelado en la ciudad de Monterrey y trasladado más tarde a la penitenciaría del Estado de San Luis Potosí.
Obtuvo su libertad condicional y el 4 de octubre del propio año
escapó de esa ciudad, cruzó la frontera y se instaló en la ciudad
de San Antonio, Texas, en Estados Unidos. Desde allí dio a
conocer el Plan de San Luis, que conmovió a la opinión pública
del país.
Las consignas revolucionarias de Francisco I. Madero y las
de Ricardo Flores Magón, comenzaron a germinar mucho antes
de lo previsto, debido a la reacción espontánea de la gente, golpeada por las violentas represiones del porfirismo contra los que
pedían el respeto y el cumplimiento de las leyes.
Por eso, de junio a noviembre de 1910, en Valladolid, Yucatán: en Sinaloa, en Tlaxcala, en la propia ciudad de México y en
Puebla, estallaron los primeros relámpagos de la tormenta que,
con nubarrones cada vez más espesos, iba cubriendo el cielo de
México. Particularmente el sangriento episodio de Puebla, en
el que perdió la vida Aquiles Serdán, fue un anticipo de grandes
acontecimientos, ya que a poco, ocurrirían los encarnizados combates de Pedernales, Cerro Prieto, Mal Paso, Ciudad Guerrero y
Casas Grandes, en las que un ejército pertrechado con magníficas
armas y conducido por elegantes generales de aire prusiano, se
enfrentó a una legión, cada vez más numerosa de hombres salidos
del pueblo, que al fragor de los combates, aprendieron a vencer
y a morir con heroica entereza.
PLAN DE LA OBRA
Todas las semanas aparecerá un fascículo de "Crónica Ilustrada Revolución Mexicana", profusamente ilustrado con un extraordinario acervo fotográfico. Cada cuatro
números se incluirá la reproducción parcial o total, a todo color, de una obra de arte
de la pintura mural mexicana, así como mapas, también a color, de las campañas
militares. En las contratapas irán apareciendo corridos, grabados, personajes históricos, así como trajes y armas características de la época. Oportunamente se brindarán
al público elegantes tapas-libro para facilitar la conservación de la obra. Con cada
tapa-libro se obsequiará un disco de larga duración de canciones revolucionarias.
UN PUEBLO EN ARMAS
.
.
_ .
,
El Prim6r TriUnîO
E
n la mañana del 20 de noviembre
de 1910 circuló por Ciudad Guerrero el rumor de que por las afueras
había sido vista una partida de hombres armados, que para unos eran
revolucionarios y para otros forajidos
(i). La noticia había llegado primeramente al cuartel de la ciudad. Y
comentándola, el capitán Salvador
Omachea le decía a don Urbano Zea,
jefe político de la ciudad:
— De aquí, de Ciudad Guerrero,
es don Abraham González, el principal agitador de estos rumbos, el
que armó a Villa y a Pascual Orozco,
y porque es de aquí se nos quiere
echar encima primero a nosotros.
—Pascual Orozco —comentó don
Urbano Zea— ¿ Quién no conoce a
ese hombre ? Es el mismo diablo en
persona y más que, como dicen, es
tan bueno con el revólver, que casi
no yerra un tiro.
Pascual Orozco al centro, su padre, del
mismo nombre, a la izquierda, y Marcelo
Caraveo, a la derecha; tres hombres
que hicieron historia en la guerra norteña
—Pues yo voy a dar órdenes a
los muchachos por lo que venga
—anunció el capitán, dirigiéndose al
encuentro del teniente Miguel Martínez y del subteniente Eduardo Arizmendi, quienes estaban al frente de
la guarnición de la ciudad.
Poco después empezaron a silbar
las balas. La gente de Orozco formaba un contingente numeroso. Habían sido muy pocos al principio,
cuando él se alzó en su pueblo, San
Isidro, pero luego se le habían sumado nutridos grupos de hombres
Que bajaban de los cerros y salían de
las rancherías con las manos vacías
y Que todo lo que pedían eran armas.
Muy ocupado estaba Pascual Orozco
en las afueras de Ciudad Guerrero
buscando puntos estratégicos para
atacar a la guarnición que la defendía, cuando supo que por la vía del
ferrocarril se aproximaba un batallón
de infantería al mando del capitán
Manuel Sánchez Pasos.
Saberlo y disponerse a marchar
al encuentro del enemigo antes que
éste llegara, todo fue u n o p a r a P a s -
cual Orozco, que ya, por entonces
comenzó a demostrar su habilidad y
su instinto para salir de situaciones
difíciles,
Se hizo acompañar por un grupo
de sus guerrilleros, mientras los demás seguían disparando sobre el cuartel que defendían los soldados del
capitán Omachea y partió, siguiendo
la vía del tren, hasta la estación de
Pedernales, donde encontró un convoy militar que mostraba las huellas
de haber sido tiroteado en el camino.
El capitán Sánchez Pasos y sus soldados habían abandonado los vagonés y estaban parapetados en una
bodega desde donde se trabaron, en
nutrido tiroteo, con los hombres de
Orozco. A poco rato, cayó muerto
Sánchez Pasos de un balazo que le
disparó Orozco, lo que dio lugar a
la desbandada de los federales y a
que Orozco recogiera muy buenos
pertrechos de guerra, con los que
regresó a Ciudad Guerrero.
(l) Uno de los nombres despectivos
que daban los gobiernistas a los revolucionarios.
Fue Pancho Villa
Los sucesos ocurridos el día
CUNDE LA ALARMA EN EL PAIS
8
de
,,„
.
Cuatrocientos a m o t i n a d o s
atacaron ayer a Parral y fueron
rechazados con pérdidas". "Trece
cadaveres de revolucionarios quedaron en el campo
Gómez Palacio esta en calma . Sangrientos
combates en las inmediaciones de
Torreón". Estos títulos llenaban
la primera plana del periódico El
Diario, el 23 de noviembre.
de los periódicos a la expectativa
d e |os nuevos
brotes
r e v 0 lucionarios
L a s t r o p a s federales —se dec í a _ e s tán listas para sofocar
, o s d ¡ s t u r b ¡ o s q u e han ocurrido
y garantizar que en lo futuro no
s e a |f e r e e | o r d e n
¿Î^SinTii".^
Testimonio Periodístico.
Noviembre 23 de 1910.
—¿ Y quién fue el que atacó primera a los pelones (l) que los dejó
tan maltrechos ? —preguntaba a sus
hombres Pascual Orozco, cuando
volvían a seguir peleando en Ciudad
Guerrero.
—Pues, ¿ quién había de ser...?
Pancho Villa —le contestaron.
Pancho Villa había bajado de la
Sierra Azul con trescientos jinetes
perfectamente armados y montados,
y después de apoderarse de los pueblos de San Andrés y Santa Isabel,
el 21 de noviembre, decidió, con su
congènita temeridad, ir a tomar
Chihuahua, para lo cual le dijo a sus
compañeros:
"El enemigo está en la ciudad de
Chihuahua, será nuestro deber ir a
buscarlo..." Pero en el camino se encontró con un destacamento de 700
federales que le acorralaron en un
(1) Nombre despectivo dado por los
revolucionarios a los federales.
En las afueras de Ciudad Guerrero, junto
a las típicas casas de adobe, estos revolucionarios posan para la cámara antes
M de iniciar el ataque que los llevó al
I-triunfo.
lugar montuoso llamado Tecolote.
Villa peleó allí con fiereza, y cuando
se percató de que eran ya muchas
las bajas entre los suyos por la superioridad numérica del enemigo, les
hizo descender por la cuesta del cerro oculto a los federales, que siguieron disparando contra los sombreros
que, para engañarles, habían dejado
los villistas entre las piedras.
Ese mismo día Villa inició lo que
sería uno de los aspectos más relevantes de sus campañas militares: el
ataque a los trenes repletos de bastimentos de guerra y de soldados federales. Sobre ellos caería Pancho
Villa como un huracán en infinidad
de ocasiones, destrozando todo lo
que no pudiera arrebatar al enemigo
y marcando su paso en la árida llanura chihuahuense con la humareda
de los vagones incendiados, las locomotoras volcadas y los rieles levantados...
Eso fue lo que ocurrió en la estación de Pedernales, cuando Villa
vio un largo tren cargado de tropas
federales. Lo atacó sin pensarlo más,
simplemente, porque era un tren militar del gobierno, sin sospechar que
llevaba auxilios a la guarnición de
Ciudad Guerrero, que en esos momentos atacaba su amigo Pascual
Orozco.
Ya desde sus primeras acciones
y a pesar de la necesaria ferocidad
ABRAHAM
" E l Norte prodigó a la Revolución
hombres de gran talla, que en visperas de 1910 vivían apacible y provinciano anonimato. Los destellos de su
futura personalidad merecían atención
solamente en las temidas reuniones en
que se hablaba de la decadencia porfiriana. Uno de esos críticos era don
Abraham González, avecindado largos
años en la capital del enorme Estado
de Chihuahua.
"Atento a todo lo que se traducía
en merecido desprestigio del antiguo
régimen, a su persona convergían los
preparativos de la inminente insurrección y él, a su vez, dispersaba en
secreto la consigna revolucionaria de
las últimas 24 horas.
"Don Cástulo Herrera, don Manuel
de la O, don Luis Moya y don Braulio Hernández escuchaban atentos su
franca y ronca voz: "La Revolución
está cerca", expresaba "Ñor Abraham".
Solamente sus amigos sabían que este
norteño cuarentón traía fuego y coraje.
En la primavera del 10, don Abraham,
asombrado y entusiasta estaba en la
Convención del Tivoli; captando y recogiendo ideas. La figura de Madero le
atraía. Y juró fidelidad a la causa ante
el hombre de Coahuila.
"Espléndido retrato de don Abraham
na hecho el licenciado Isidro Fabela.
Leamos: "Don Abraham era un fuerte
varón; alto, robusto, un poco abultado
el vientre, de ^ P ^ a s bien anchas,
morena la tez pero no en demaS1a,
GONZALEZ
bigote tupido y entrecano que jamás
descuidaba, frente espaciosa, nariz recta, boca bien dibujada y labios delgados, de ojos grandes, muy negros, de
cejas espesas y mirada vivaz. El conjunto del rostro era interesante: denotaba a la par enérgico carácter y bondad; y en la mirada, siempre alerta,
resplandecía una luz brilladora: la inteligencia. Su voz era grata, de tonos menores y modulaciones claras.
Su risa pareciera de niflo por lofranca
y sonora. Caminaba erguido y reposado, con el paso firme y seguro del
hombre de mando",
"Este era el don Abraham de 1910,
cuando hacía acto de presencia en la
formidable Convención del Tivoli del
Elíseo. Se dice que él y Aquiles Serdan forjaron la candidatura de Francisco I. Madero a la presidencia de la
República.
"Natural es que se le vea muy cerca del seflor Madero en su gira de
propaganda por Chihuahua. Inclusive,
en algunos actos políticos hace uso
de la palabra. Sus conceptos, vestidos
con la sencillez del hombre de provincia, alarman a la policía, que lo
vigilará, desde entonces, muy de cerca. Desde sus arrebatos del Tivoli del
Elíseo, su vida peligra a cada momento. "Yo me muero en la raya",
solía afirmar para dar testimonio de
su inflexible decisión democrática."
M o r a | e s J ¡ m é n e 2 > A | b e r t o : Hombres de
, , R e v 0 | u c i o n Mex icana (1960).
que requerían aquellas dramáticas
circunstancias, Pancho Villa se mostraba como quien realmente fue, un
hombre inculto, bronco, pero que
emulando a los grandes conductores
de hombres procede en sus actos tratando de que éstos sean aceptados
como justos por los habitantes de
los pueblos que va ocupando Por
ejemplo tan luego como ocupa el
pueblo de San Andrés, manda reunir
a las personas mas capacitadas y de
entre ellas y con acuerdo nombra la
autoridad civil que vigile el orden y
seguridad de los habitantes, a nombre de la Revolución. Prohibe el uso
de bebidas embriagantes entre h tropa. Se afana en impartir justicia.
Y, como es entre la gente humilde
donde encuentra sinceridad, es a ésta
a la que se ha de sentir siempre obugado. Apenas ha dado tiempo para
nombrar la autoridad civil en Santa
Isabel, cuando ordena a sus capitànes acuartelar L· tropa, dar pastura
a la caballada y descanso a los soldados (i).
.
Al GritO d e ¡Viva Madero!
!
Las armas que Orozco capturó
en Pedernales, le sirvieron de mucho T El general Juan J. Navarro, el primer
para dominar a la guarnición de P ¡efe m ¡|¡t ar derrotado por los revolucioCiudad Guerrero, donde entró el 30
' ¡ anarprp anuí Pn ttiiHaH RiiPrrprn
nari0S a p a r e
de noviembre, después de varios días
;
f a q "' .e" UU . da(l b u e / r e r o de lucha sangrienta. Inmediatamenrodeado de IOS OTICiaies de SU tStadO
te tomó prisionero al jefe político,
Mayor.
don Urbano Zea, y a las demás autoridades porfiristas, procediendo a esd i a s e l c a r á c t e r de la Revolución al
tablecer allí el primer gobierno mudecir
n o e r a un oleaje
de
ruf¿a,
nicipal de la Revolución. Al tiempo,
nes y\andidos>
sino
Un¿ guerra ore
¿ada P
'nte
s e acantonó, dispuesto a dominar
ie nsa
sabe
desde allí la entrada de la Sierra
%
int¡nta obtener (2).
d esJe
Madre y tener una base para apodeLas hordas
saiteadoras>
que
de.
rarse de las vías férreas de la región.
cían hs periódicos
de Méx¡cl
tuvie.
„ „ j..J\, „„,„„„„„ „;„„„ „'t:
„
r
La caída de Ciudad Guerrero fue
°
^Í,lrÍ^°Zn¡^JfÍT,
la primera embestida formal de los
"» ^J^^Znlf'J^nfhTl
£
res eto
revolucionarios contra el régimen de
P
P°r decirl° asi a las balas de
Porfirio Díaz. Se produjo en mo~
mentos en que todo el país estaba
^ R ^ d f T R e v o l é
T%
profundamente sacudido por la ímp ¿g 4 0 (i96i).
presión que había provocado el he. .
roico episodio que se desarrollara en
^ 1 ¾ ¾ ^ ¾ ¾
Puebla pocos días antes; cuando los
mismos altos jefes del Ejército comenzaban a inquietarse a causa de
£| y^ jg febrero de 1911 Don Francisco
los pronunciamientos cada vez más
. M.,a d . r
• , . , r-. .. ...
graves y frecuentes en toda la Repú'•
e ° . C° m0 f*. ^ 1 Ejercito Llber-
blica. Era evidente que ya no se
trataba de grupos levantiscos y desSSSfSi rerÍextranS PaÏÏ
W. Law, precisó con acierto en esos
tador,enttó a territorio nacional, y junto
a | R¡ 0 Bravo lo esperaban José Gari*>ald¡. Eduardo Hay, Raúl Madero y otros
camaradas.
ASI NACIÓ UN REBELDE
"En el año de 1914, siendo Francisco Villa Jefe de la División del Norte,
le dictó parte de sus memorias al
señor Manuel Bauche Alcalde, que a
la sazón era el director de Vida Nueva,
periódico que se publicaba en la ciudad de Chihuahua.
"He aquí parte de lo que Villa dictó:
"Vivía yo, en 1894, en la hacienda
de Gogojito, municipalidad de Canatlán, en el Estado de Durango, y era
mediero de los señores López Negrete.
Mi hogar, cuya jefatura ejercía desde
la muerte de mi padre, estaba formado por mi madre Micaela Arámbula,
mis hermanas Martina y Mariana, de
doce y quince años, y mis hermanos
Antonio e Hipólito.
"El día 22 de septiembre de ese
año había yo venido a mi casa de la
labor, donde estaba quitándole la hierba, y al llegar se me presentó un
cuadro que por sí solo me bastó para
hacerme comprender el brutal atentado
que se pretendía consumaren las personas de mi familia: mi madre abrazada de mi hermana Martina: ella por
un lado y don Agustín López Negrete
por otro. Frente a ellas se erguía impenoso don Agustín ¡ el amo !, dueño
de honras y vidas de nosotros los
p
° ,re
,
„ A
c„eita0nJian3reaÍLgU^»aaiPae^ Z
suelta, mi madre le decía al amo en
aquellos momentos:
— Señor, retírese usted de mi casa
a m h Ja
*Ñ£ «P2 L?*TZ^arSe
' ' •
<• i lono ril #•«?• I,\i Vi. I . ~;~,, ,
rnrr^ ha<=ta la ^ r a n i IZhSJÍE'JL
corrí hasta la cercana habitación de
m. primo Romualdo Franco; descolgué
una pistola que acostumbraba tener
coleada de una estaca en la narerl v
co gaaa ae una estaca en la parea, y
volviéndome apresuradamente, le puse
balazos a don Aeustín de los cuales
le tocaron tres
" A los gritos que daba aquel hombre
pidiendo auxilio, cinco mozos armados
acudieron apuntándome resueltamente.
" — N o maten a ese muchacho—les
gritó el amo—, llévenme a mi casa.
"Obedecieron los mozos en silencio
y tomando al herido en silla de manos
le condujeron al carruaje y se lo
llevaron rumbo a la casa grande de
la hacienda de Santa Isabel de Berros,
distante una legua de Gogojito.
"Cuando en mi azoramiento me vi
libre, sabiendo que aquel hombre iba
muy mal herido, sólo pensé en huir;
monté mi caballo y , sin más idea que
alejarme, me fui a buscar un refugio
en la Sierra de La Silla, que está
frente a la Hacienda de Gogojito.
" M i conciencia me decía que había
hecho bien; el amo con cinco hombres
armados, con todo el aparato de su
poderío, había intentado poner a mi
familia, a mi hogar, una contribución
forzosa de la honra.
"Aquel arrogante don Agustín era
un enemigo menos, aunque me persiguieron como tenía que acontecer.
"Nada me sorprendió, pues, al día
siguiente, cuando al bajar cautelosamente de la sierra, me dirigí a la casa
de mi amigo Antonio Lares y le
pregunté:
.."_¿ Q u é t i e n e d e n u e v 0 ? ¿ Q u é ha
pasado^con los tiros quefe"di al
señor d o n
Agustín ?
" - D i c e n que está muy grave, y
y a h a n m a n dado de Canatlán hombres
p a r a q u e t e persigan.
" - D i l e a mi madrecita —agregué
y». Pensando en las represalias^ que
quedaba expuesta mi familia— que se
vava c o nm i s
hermana» al rancho Río
Grande.
nersecuciones contra mí se
. L a s persecuciones contra mi se
desataron formidab es. En todos os
distritos del Estado se me señaló como
aistritos ae tstaao se me senaio como
criminal peligroso, y a todos ellos llegó
I a °rden de que se apoderaran de mí,
viv0
° muerto,
" Yo no tenía un instante de reposo.
Forzado a emigrar sin descanso, me
pasaba las semanas y los meses cruzando de la sierra de La Silla a la
de Gamón. Comía lo que buenamente
me deparaba la fortuna, y muchas veees mi alimento era sólo carne asada
y sin sal, y acabé por quedarme casi
sin ropa y sin zapatos, hasta que un
día, en mi inexperiencia, me sorprendieron tres hombres armados a quienes no pude resistir,
„_
. .
. „™,„„„¡..«
<*>" }°?a
¿^SùSSS^S^S^l
L ° J 'mí « ™ ™ î , l « „ 2 * 2 ? '
S rt.î p ^ L I Z I eí nñl a, tc a?
f
r
¿ " " át??'l\7¾mándomt
c e la l oscure
c e r ei oía.
"Inmediatamente dieron principio las
gestiones de las autoridades para juzgarme. El caso, por lo demás, era senc ¡n 0 , sería irremisiblemente fusilado;
ya era la orden que el gobierno de
Durango había expedido en mi contra,
Sabiendo cuál sería el remate de mi
prisión, sólo pensé en fugarme y me
decidí a vender cara mi vida y me
fugué.
«<
Yn le manriaha rentavnc a m¡ ma
Y
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v ¿ X
d r e ° a d a * * « aue S
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f * „7¿ m i ^ „ m , y . . i ! "
b"at¿ m i llenaba «te angustia v en
5 ¾ ^
¾ a^pesaf d e V p e T
secución que se me hacía, llegué a
mi casa. No bien había yo llegado,
apenas tuve tiempo de abrazarlas,
cuando un amigo me gritó, que ya
venían los rurales, di a mi madrecita
los centavos que llevaba y me fui
nuevamente a la sierra. Cuando el
hambre me devoraba, me fui acercando a los ranchos con intenciones de
buscarme algo de comer; pero en lu„mida encontré conioue habla
gar aePcomiaa encontre con que naDia
gente armada que me quena cazar
•
H
H
¡nerata
como IODO, nay gente muy ingrata,
no saben dar la mano al ca.do1'.
Calzadíaz Barrera, Alberto: Hechos Reales de la Revolución (1961).
los federales y se convirtieron de
pronto en tropas organizadas y temibles (D.
Había sido don Abraham González, aquel "Ñor Abraham" de las
juntas clandestinas en las oficinas
que el Partido Antirreeleccionista
tenía en Chihuahua, quien incitó a
Villa y principalmente a Orozco, a
dar comienzo a la Revolución. Ha
llegado el momento de emprender la
campaña-les había dicho en Chihuahua, en vísperas del 20 de Noviembre.
Espero que sabrán cumplir con
su deber hasta morir o hasta triunfar por la noble causa que perseguimos (2).
"¡Mueran los Mismos!"
Los informes que en aquellos días
llegaban al despacho del presidente
Porfirio Díaz no podían ser más desalentadores. Las bandas de "latrofacciosos", "forajidos", "salteadores"
y "robavacas", como la prensa gobiernista había empezado a calificar
a los revolucionarios, se multiplicaban alarmantemente, y lo que más
indignación causaba a los funcionarios del Porfiriato era comprobar que
el pueblo apoyaba a los alzados, como si por muchos años los hubiera
estado esperando.
En unas cuantas semanas Abraham González, Francisco Villa, Pascual Orozco, José de la Luz Blanco,
Guillermo Baca, Maclovio Herrera,
Jesús Agustín Castro, Orestes Pereyra, los Hermanos Arrieta, Tomás
Urbina, Benjamín Hill, Gabriel Hernández, Práxedis Guerrero y Luis
Moya se vieron seguidos por miles
de soldados improvisados, que se
prendían en la camisa o en el sombrero el listón rojo y azul, emblema
entonces de la Revolución, y que
con carabinas viejas, con machetes
o con palos, se lanzaban sobre los
cuarteles de los federales, sobre los
trenes militares y sobre los edificios
que albergaban a los caciques y a
los jefes políticos, gritando: "¡ Mueran los Mismos !". Los mismos, porque por años y años, el jefe político
había sido el mismo; los mismos eran
el presidente del ayuntamiento, el
(1) P . González, Antonio y Domènech
Figueroa, J.: La Revolución y sus
Héroes. Citado por Mancisidor, José:
Historia de la Revolución
Mexicana,
pág. 116 (1965)
(2) Guzmán, Martín Luis: Memorias
de Pancho Villa, citado por Calzadíaz
Barrera, Alberto: Hechos Reales de
la Revolución.
T. I, pág. 40 (1961).
Tropas al mando de Francisco Villa, - r
aguardan órdenes de su jefe a la e n - É
trada de una población del norte de la
República, en los primeros días de la
Revolución,
El indómito Francisco Villa bajó de la
sierra de Chihuahua al llamado de Francisco I. Madero, para convertirse quizá
en la figura más legendaria de la Revolución Mexicana.
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llm 7
EL ULTIMO FRAUDE
El Diario, del l o . de diciembre de
1910, informó que ese día protestaban ante el Congreso, para un nuevo
sexenio, el general Porfirio Díaz como
Presidente de la República, y don Ramón Corral como vicepresidente. Aparecen las fotografías de ambos personajes y en medio la del presidente de
la Cámara, don Manuel Flores.
La ceremonia se celebró a las 10
horas en el Palacio de Minería y posteriormente hubo recepción y felicita-
Gobernación05 ^ ^ °
5
^ ° ^
*
*
Para ese día ya todo el norte del
país estaba sembrado de revolucionanos que tomaban pueblos y ciudades
y destruían las vías de ferrocarril. Los
jefes eran Abraham González, Pascual
Orozco y Francisco Villa. En San Antonio, Texas, don Francisco I. Madero se
disponía a cruzar la frontera para ponerse al frente del movimiento armado.
Testimonio Periodístico,
Diciembre l o . de 1910.
alcaide, el diputado, el gobernador,
el presidente de la República (l).
José de la Luz Soto esperaba en
las riberas del río Bravo; José de
la Luz Blanco salió de su pueblo natal, Santo Tomás, con veinte hombres para juntarse con numerosos
maderistas que en aquel Estado se
hallaban dispuestos a ir a la lucha
armada; Guillermo Baca y Maclovio
Herrera, al frente de cuarenta hombres y empuñando viejas carabinas
asaltaron Parral, aunque no pudieron aprovechar su victoria porque
fueron acosados rudamente por los
federales que les obligaron a retirarse; el inspector de tranvías Jesús
Agustín Castro, Orestes Pereyra,
Arturo Barrera, Aurelio Hernández,
Gregorio García, Mariano López y
Enrique Adame, sencillos trabajadores duranguenses cayeron sobre la
ciudad de Gómez Palacio e hicieron
huir a los federales, aunque más tarde fueron expulsados por carnitas (2)
del jefe político de Torreón, Ismael
Zúfiiga; los cinco hermanos Arrieta,
Domingo, Eduardo, Mariano, Andrés
(1) Valadés, José C : Imaginación y
Realidad de Francisco I.
Madero.
T . I I , pág. 93 (1960).
(2) "Carnitas" llamábanse los cuerpos irregulares de la milicia estatal.
Sus hombres vestían abigarradamente,
poseían mal armamento, estaban miserablemente pagados y eran mal vistos por los soldados de la federación.
PERIODISMO CLANDESTINO
" A mí me parece que injustamente se acumula el mérito de
la Revolución sobre Madero y sus
amigos. Los revolucionarios verdaderos fueron los magonistas
que no sólo se mantuvieron en
posición constante, sino que lograron alzar a toda la frontera
encendiéndola en odio contra el
tirano Díaz, a quien aquellas gentes creían un verdadero aborto del
infierno y hombre más perverso
que todos los que habían leído en
sus anales de historia y en sus
balumbosos sunday papers.
" Y para evitar que circulara el
periódico Regeneración de los Flores Magón, se recurría al socorr\A~ oieVo,^-. Ao ^ ^ n o r ai no r¡A
rrido sistema de detener el penodico en el correo; mas el arbitrio
de nada servía. Valiéndose de no
sé que medios que siempre son
distintos, pero siempre son eficaees, el semanario se infiltraba por
todas partes y aparecía de la
manera más inopinada. Se ocurría a la introducción en latas que
aparentemente tenían conservas,
a colocarlo como papel de envoltura, a ponerlo hasta en las valijas diplomáticas. Bastaba que un
número llegase a un pueblo para
que pasara de mano en mano, se
copiara o se refiriera el contenido
a cuanto ser anima en cada vario
clima. Nada podían contra esa
propaganda el periódico ni la propaganda gobiernistas."
«.,..,
„• *
Salado Alvarez, Victoriano: Memorias,
„ T i e m p o N u e v o c ¡ t a d o p o r C u e Cá.
novas, Agustín: Ricardo Flores Magón,
los Estados Unidos y la Baja Canforn¡a
(1958).
y José, pelearon bravamente en la
Mesa de Guadalupe, en el Estado de
Durango; Ramón F. Iturbe y Juan
Banderas iniciaron la Revolución en
Culiacán; Rafael Tapia en Río Blanco, Cándido Aguilar y Rosendo Garnica en Paso del Macho, del Estado
de Veracruz; Cesáreo Castro en
Cuatro Ciénegas, Coahuila; Ramón
Cepeda en San Luis Potosí y Francisco Cos, que se presentó en el pueblo donde nació Madero, Parras de
la Fuente, para pedir la plaza a los
federales...
Estos hombres y otros muchos,
cuya memoria venera el pueblo mexicano, formaban un cuadro de improvisados guerrilleros que tenía semejanza a una escena romántica,
cuyos personajes parecían ser infantes o jinetes atrevidos y soñadores.
¡ Hermoso día, no obstante su grande responsabilidad patriótica y humana, fue el 20 de noviembre de
1910 ! Siéntese como si en tal fecha
hubiese nacido en el mundo mexicano una generación incitada por lo
heroico y lo ideal W.
Un Ejército de Opereta
"El general Díaz restablecerá,
con su acostumbrada energía, la calma y el orden", clamaba a grandes
titulares la prensa gobiernista al
(1) Valadés, José C : Historia de la
Revolución Mexicana. T. I, pág. 234
(1960).
mismo tiempo que se dedicaba a
desprestigiar a los jefes de la Revolución, con el coro que les hacían los
grandes figurones del Porfiriato, entre ellos Limantour, que por entonces escribía: Madero es un hombre
rico, nieto de un ex-gobernador de
Coahuila y ha consagrado toda su
fortuna a la propaganda anarquista
y socialista en todos los grandes centros industriales de México, lo que
explica la agitación de Puebla... (l).
Cuando llegó al Castillo de Chapultepec la noticia de que había caído
Ciudad Guerrero y de que los revolucionarios amenazaban Chihuahua y
se estaban apoderando de las poblaciones próximas a la línea del ferrocarril, Porfirio Díaz se preocupó de
la situación personalmente. Llamó
a su hijo, el teniente coronel Porfirio
Díaz, y al jefe de su Estado Mayor
el general Samuel García Cuéllar,
reuniéndose con ellos en un despacho donde se veía un gran mapa de
México tendido sobre una mesa. Allí
Porfirio Díaz, con el índice nudoso
y velludo, fue señalando las zonas
de movilización militar y las diferentes direcciones que debían seguir las
tropas para sofocar la rebelión.
Aquel brillante Ejército Federal,
que tanta impresión había causado
en quienes lo vieron desfilar marcialmente durante las ostentosas paradas de las fiestas del Centenario, se
mostró entonces como lo que realmente era: Un ejército comandado
por generales y oficiales cuya vanidad militar corría parejas con su
¡CONTRAATACA EL EJERCITO!
Los voceadores del periódico
El Diario, salieron la mañana del
10 de diciembre anunciando que
Ciudad Guerrero sería atacada y
recobrada por los federales. Hacía apenas 10 días que los revolucionarios habían tomado esa
población y a la fecha continuaban en ella.
La confianza que trataba de
aparentar el ejecutivo era tal, que
en la primera plana de El Diario,
se publicaba un mapa del Estado
de Chihuahua en el que se marcaban los puntos donde se había
luchado, los que estaban en poder de los sediciosos y los lugares
donde se encontraban las tropas
federales.
La información terminaba comunicando a los lectores que las
tropas del general Navarro se dirigían a Ciudad Guerrero "actualmente en poder de los revoltosos"
para batirlas.
Testimonio Periodístico.
Diciembre 10 de 1910.
desprecio por la tropa y q u i e n e s , por
lo d e m á s , n o p o d í a n dar u n a o r d e n
si n o c o n s u l t a b a n con el centro (2),
no»o „ „ « f„™.„ „ „ „ „ k „ J n ~ ~ . l~„ « „
para que fuera aprobada por los ancíanos decrépitos del gabinete presidencial. Un ejército Cuyos s o l d a d o s
eran mexicanos de los más humildes
y vejados, puesto que habían sido
(1) Ramírez Planearte, Francisco:
¿ a Revolución Mexicana,
Interpretación Independiente
Citado por Manasidor, José: Historia de la Revolución
Mexicana>
pág. i n
(1965).
(2) El Gobierno Federal con sede en
la ciudad de México,
—.
Parapetándose en los accidentes del terreno, los combatientes de la Revolución
hacían nutrido fuego sobre los cuarteles
de los soldados federales.
reclutados en las odiosas levas y que,
por lo mismo, nunca aprendieron el
amor a las instituciones, sino sólo
a cumplir con un deber que jamás
se traducía en el disfrute de algún
derecho.
Entonces se vio con escándalo lo
que el público ignoraba: que muchos
batallones estaban sin tropa; que los
regimientos se hallaban incompletos,
que no había suficiente vestuario,
que la tropa desconocía el manejo
de sus propias armas, que faltaban
transportes y ambulancias. No teníamos un estado mayor que coordinara las operaciones y evitara que
la campaña se hiciese en el más lamentable desorden (1). Sin embargo,
sería erróneo suponer que sólo a estas deficiencias se debió la derrota
del Porfiriato y la victoria revolucionaria, puesto que sin subestimarlas,
por lo que históricamente contribuyeron a la solución del conflicto armado, debe subrayarse que si la
revolución alcanzó la victoria*se de(1) Calero, Manuel: Un Decenio de
Política Mexicana. Citado por Mancisidor, José: Historia de la Revolución Mexicana, pág. 113 (1965).
¿ /////
\ m
Al lado de los bravos guerrilleros revolucionarios, las mujeres del pueblo se
convirtieron en "soldaderas" y "adelitas"
y siguieron a sus "Juanes" con vistosos
atuendos.
Guardias rurales lanzadas por el gobierno
del general Díaz para combatir a los
revolucionarios, en los Estados del Centro y del Sur de la República Mexicana.
"Santa Ana Rodríguez "Santanón" que enarboló la bandera del
Partido Liberal de los Flores Magón, estuvo sublevado en Veracruz, tomando la hacienda de San
Marcos el 6 de junio de 1910.
El primero de julio entró a San
Andrés Tuxtla. El 19 de julio se
acercó a Cayuca, Ver., lugar en
que se le reunieron Cándido Donato Padua y otros más, internándose en la sierra para seguir
la lucha.
"El poeta y diputado Salvador
Díaz Mirón se lanzó en persecución de "Santanón" llegando has-
EL POETA DISTRAÍDO
ta Tlacotalpan, Ver., en donde refieren algunos escritores que el
bardo jarocho, al estar descansando un día bajo un árbol, después
de andar cazando venados, se le
acercó un individuo de talla alta
a pedirle la "lumbre" para encender un puro; le ofreció luego
al vate uno que éste aceptó dando las gracias al recién llegado
por la exquisitez del veguero; el
sujeto se retiró en seguida de haberle hecho el obsequio al poeta.
Uno de los hombres de Díaz Mirón,
que había visto la escena desde
una barda de piedra, y que no se
atrevió ni a moverse, se acercó
a Díaz Mirón y le preguntó: "¿Ya
se fué?". —"¿Quién? —contestó
Díaz Mirón—.si no ha salido nada'.' — " N o digo del venado ni de
los perros, sino de ese nombre
que estaba aquí". —Pero, ¿quién
es ese tal por cual?", —preguntó el vate—. "Pues el mismo Santanón".
"Santanón" había sido nombrado comandante militar de la
zona del Istmo por los hermanos
Flores Magón cuando éstos se
dispusieron a realizar un nuevo
levantamiento en la República
Mexicana.
"El bravo guerrillero jarocho,
después de resistir a los soldados
del 24 Batallón que mandaba el
general Manuel Jasso, en un duro
combate a las orillas del río Huasuntán, cantón de Acayucan, Ver.
en el que tuvo a raya con sus
pocos nombres a los federales,
fué al fin derrotado y muerto por
el cabo de rurales Francisco Cárdenas, el día 17 de octubre de
1910."
Casasoia, Gustavo: Historia Gráfica de
la Revolución Mexicana (1964).
PUNTOS
DEL
l o . Se declaran nulas las elecciónes para Presidente y Vicepresidente
de la República, magistrados a la Suprema Corte de la Nación y diputados
y senadores, celebradas en junio y
julio del corriente año.
2o. Se desconoce al actual Gobierno del general Díaz, asi como a
todas las autoridades cuyo poder debe
dimanar del voto popular, porque además de no haber sido electas por el
pueblo, han perdido los pocos títulos
que podían tener de legalidad, cometiendo y apoyando, con los elementos
que el pueblo puso a su disposición
para la defensa de sus intereses, el
fraude electoral más escandaloso que
registra la historia de México.
. 3o. ...Abusando de la ley de terrenos baldios, numerosos pequeños propietarios, en su mayoría indígenas,
han sido despojados de sus terrenos,
por acuerdo de la Secretaría de Fomento, o por fallos de los tribunales
de la República. Siendo de toda justicia
restituir a sus antiguos poseedores los
terrenos de que se les despojó de
un modo tan arbitrario, se declaran
sujetas a revisión tales disposiciones
y fallos y se les exigirá a los que los
adquirieron de un modo tan inmoral,
o a sus herederos, que los restituyan
T El general Pascual Orozco en los días
É HP sus nrimpra* armas rnanrln <¡P r-nn
ías ae sus primeras armas, cuanao se conVirtió en paladín de las proclamas reVOlucionanas de Francisco I. Madero.
PLAN
DE SAN
LUIS
a sus primitivos propietarios, a quienes pagarán también una indemnización por los perjuicios sufridos. Sólo
en caso de que esos terrenos hayan
pasado a tercera persona antes de la
promulgación de este Plan, los antiguos
propietarios recibirán indemnización de
aquellos en cuyo beneficio se verificó
el despojo.
4 0 . Además de la Constitución y
i e y e s vigentes, se declara Ley Suprema
¿e ¡a República el principio de No
Reelección del Presidente y Vicepresidente de la República, de los gobernadores de los Estados y de los presidentes municipales, mientras se hagan
) a s r e f o r mas constitucionales respectivas.
_
,
5 ° Asumo el carácter de PresidenJ» provisional de ios Estados Unidos
Mexicanos
con las facultades necesarias
P ar f nacer la guerra al Gobierno usurpador del general Díaz.
Tan pronto como la capital de la
República y más de la mitad de los
Estados de la Federación estén en poder de las fuerzas del Pueblo, el Presidente provisional convocará a elecciones generales extraordinarias para un
mes después y entregará el poder al
Presidente que resulte electo, tan luego
bió, sobre todo, a la energía del pueblo mexicano para enfrentarse con
el ejército federal y ala gran presión
que las masas populares ejercieron
sobre el presidente Díaz hasta obligario a abandonar el poder (l).
La primera operación militar que
se imponía al gobierno era recuperar Ciudad Guerrero. Estuvo a cargo del general porfirista Juan Navarro, quien salió de la ciudad de
Chihuahua el 10 de diciembre de
1910 al frente del 20 Batallón de
Infantería. Hizo la marcha con sumas precauciones, a lo largo de la
vía del ferrocarril, hasta un lugar
llamado Cerro Prieto, donde fue recibido por nutridas descargas de
fusilería.
Eran los hombres de Pascual
Orozco, de Francisco Villa y de José
de la Luz Blanco los que desde las
lomas disparaban contra los federales; sólo que éstos, más numerosos
y mejor pertrechados, lograron imponerse, y al cabo de seis horas de
intenso tiroteo por ambas partes, los
revolucionarios
fueron rechazados y
se retiraron
» n o s i n haber causado
fuertes pérdidas a los gobiernistas
villa y Orozco se retiraron a la
sierra mientras que el general Nava-
POTOS/
como sea conocido el resultado de la
elección.
6o. El Presidente provisional, antes
de entregar el poder, dará cuenta al
Congreso de la Unión del uso que
haya hecho de las facultades que le
confiere el presente Plan,
7o. El día 20 de noviembre, desde
las seis de la tarde en adelante, todos
'os ciudadanos de la República tomarán las armas para arrojar del poder
a las autoridades que actualmente gobiernan. Los pueblos que estén retirados de las vías de comunicación lo
harán desde la víspera,
8o. Cuando las autoridades presenten resistencia armada, se les obligará
por la fuerza de las armas a respetar
la voluntad popular. . .
g 0 Las autoridades que opongan
resistencia a la realización de este Plan
serán reducidas a prisión para que se
| e s j u z g u e por los tribunales de la
República cuando la Revolución haya
terminado . . .
Francisco I. Madero
San Luis Potosí, octubre 5 de 1910
Tomado de Romero Flores, Jesús: Anales Históricos de la Revolución Mexícana (1960).
rro se instalaba en el pueblo de Pedernales, donde lo primero que hizo
fue mandar fusilar a treinta ciudadanos, porque los juzgó sospechosos
de ser maderistas. Esa acción determinó que poco después, en represalia, el jefe maderista de Ciudad
Guerrero, don Abraham Oros, ordenara el fusilamiento del jefe político
de dicha ciudad, don Urbano Zea,
y de otros vecinos de reconocida
filiación porfirista.
Aquello fue como un preludio
sangriento de lo que iba a ocurrir en
el
Cañón de Mal Paso,
—_____^_____^____________
p _ ~A n p c f l l j l H p t ' n
CM Cl L I C J I I I Q U C I U
p o r el fondo del desfiladero de
Mal Paso se mueven lentamente dos
trenes militares. Van repletos de
bastimentos bélicos, y los soldados
que los ocupan lanzan miradas de
desconfianza hacia las empinadas
rocas que coronan las alturas, porque entre los reflejos del sol asoman
bultos que parecen hombres. Al
frente del convoy va el coronel Mar(i) Mancisidor, José: Historia de la
Revolución Mexicana, pág. 114 (1965).
SE/S DÍAS
ANTES
"Aunque la fecha señalada para iniciar el levantamiento era el 20 de noviembre en la tarde, la acción de las
autoridades obligó a los antirreeleccionistas a precipitar los acontecimientos.
En el pueblo de Cuchillo Parado, municipio de Coyame, Toribio Ortega,
presidente del Club Antirreeleccionista,
se anticipó seis dias a la fecha señalada para el levantamiento en virtud
de haber recibido aviso de que el presidente seccional, Ezequiel Montes, trataba de aprehenderlo en unión de
algunos de sus correligionarios. Frente
a esta amenaza, procedió a reunir a
sus adictos, acordaron desconocer al
gobierno federal y, en número de sesenta, se lanzaron a la revolución en
la mañana del día 14 de noviembre y
se dirigieron a la sierra del Pegüis,
con el propósito de completar sus preparativos. Mientras tanto Montes, presa
del pánico, se dio a la fuga.
"Los hombres que siguieron a Ortega en aquella aventura fueron los
siguientes: Porfirio Órnelas que figuró
como segundo jefe, Silvestre y Marcelino Juárez, Anastasio Leyya, Epifanio
Villanueva, Manuel Benavides, Celso
Rayos, José Jiménez, Ponciano Torres,
Crispin Juárez, Marcelo Navarrete, Calixto Flores, Santacruz Sánchez, Jesús
Rodríguez, Secundino Quiñones, Felipe
Quiñones, Cruz Navarrete, Florencio
Villanueva, Florencio Olivas, Macario
Mendoza, Martín Olivas, Isabel Jiménez, Néstor Herrera, Susano Mendoza,
José Morales, Ireneo y Rosalío Levario,
Tomás Zubiate y Urbano Melitón y
Cayetano Gabaldón. Días después este
grupo se unió a la fuerza revolucionaria que levantaron don Abraham
González y el Gral. José Perfecto Lomelín y operaron en la región de Ojinaga hasta el triunfo de la Revolución!'
Almada R., Francisco: La Revolución
en el Estado de Chihuahua (1964).
tín Luis Guzmán, que ha sido enviado por la Secretaría de Guerra para
auxiliar al general Juan Navarro que
pretende recuperar la plaza de Ciudad Guerrero.
Navarro está allí cerca, en el
pueblo de Pedernales, esperando los
refuerzos del coronel Guzmán. Pero
esos refuerzos, antes de llegar a Pedernales, tienen que atravesar el
desfiladero y Navarro sospecha que
allí pueden ocultarse los ' forajidos"
de Villa, de Orozco y de José de la
Luz Blanco. Por esa razón decide
Armados hasta los dientes, y en varonil
reto, estos revolucionarios norteños empuñan el lábaro tricolor y rodean a su
jefe, el general Antonio Nieto Macias.
///// )
enviar una columna de 600 hombres
de infantería y caballería, al mando
del coronel Fernando Trucy Aubert,
para que desalojen a los revolucionarios que pueda haber en Mal Paso.
Y la columna encuentra, efectivamente, a los revolucionarios, pero
después de unas horas de combate,
se ve obligada a retirarse en desorden.
Entre tanto, el tren militar del
coronel Guzmán sigue avanzando por
la entrada opuesta al desfiladero. A
la una y media de la tarde de ese
domingo 18 de diciembre, los revo-
lucionarios, apostados en lugares estratégicos, ven al primero de los dos
trenes militares que avanzan casi a
paso de hombre. Dos destacamentos de caballería, uno a cada lado,
marchan al frente como medida de
precaución que había adoptado el
coronel Guzmán, más preocupado,
por momentos, a causa de la tranquilidad ominosa del paraje...
De esa manera, como nada se
oponía al avance, los dos trenes militares fueron internándose más y
más en el desfiladero, hasta quedar
La descubierta de una columna de caballería del ejército del gobierno, hace
un alto en el camino a la sierra de
Puebla, adonde se dirige a perseguir a
los revolucionarios maderistas.
prácticamente metidos en una ratonera. Fue entonces cuando los revolucionarios apostados en las alturas abrieron un denso y certero fuego
de fusilería, sin que los federales
pudieran hacer mucho para defenderse. En realidad, sólo pensaron en
huir, llevándose a sus heridos, pero
abandonando toda la impedimenta
militar que, poco después, caía en
poder de los revolucionarios.
Al día siguiente moría en Chihuahua el coronel Martín Luis Guzmán a causa de las heridas que
había recibido, mientras el general
Navarro quedaba embotellado en
Pedernales. Sólo después de unos
días pudo rehacer sus fuerzas y dirigirse a Ciudad Guerrero, adonde
llegó 48 horas después de que abandonaran la ciudad las tropas de Villa
y Orozco.
Entraban y Salían
Aquel tomar un pueblo y luego
abandonarlo, aquel caer de improviso sobre los trenes militares, saquearlos y descarrilarlos y luego
escapar; aquel sorprender al enemigo donde menos se lo esperaba —al
subir o bajar una serranía, al cruzar
un desfiladero, en pleno desierto o
al pernoctar en una ranchería—, fue
lo que dio los más espectaculares
triunfos a los revolucionarios de Chihuahua, antes que se organizaran
debidamente como un ejército formal.
Se había iniciado así la guerra
de guerrillas, que tanto desmoralizó
al ejército porfirista y tanta fama
dio a los que la dirigían: Pascual
Orozco, Francisco Villa, José de la
Luz Blanco, Abraham González, Guillermo Baca y José de la Luz Soto,
particularmente al primero, que se
había lanzado con ímpetu incontenible a la más enconada lucha, como
si previera su futuro incierto y desconcertante.
Pascual Orozco era un hombre
rudo, sagaz y desconfiado, a quien
no se le aflojaba el corazón si, para
El ingeniero Manuel Bonilla, jefe del
movimiento armado en contra del gobierno, en el Estado de Sinaloa, y el general
Juan Banderas, "El Agachado".
LA NOTICIA CONTEMPORÁNEA
—•—""-———————^^—IflPflN ÇF flWFYfl PORFÛ
j n r u i l OL H l l L A H v,ur\r_n
El 29 de agosto de 1910 es solemnemente promulgada en Tokio, en
forma de tratado, la anexión del reino
de Corea al imperio japonés. El emperador coreano, trigésimo primer monarca de su dinastía, recibe el título
honorífico de rey y una pensión. Así
desaparece el último vestigio de independencia de una nación milenaria.
La historia de la definitiva absorción del pequeño reino se inició en
1894, cuando 12.000 soldados japoneses ocuparon la capital y varios
puertos. China, que hasta entonces
lo había protegido, se mantuvo neutral.
A raíz de un atentado fraguado
por los nipones contra la familia real
(1895), el monarca se refugió en la
embajada rusa donde permaneció dos
años; cuando al fin pudo recuperar el
mando, la influencia moscovita sustituyó a la japonesa. Este status se
desplomó sin embargo, al sobrevenir
la guerra ruso-japonesa (1904-5) y salir triunfante el Japón. La resistencia
popular fue aplastada y años después
(1910) el país entraba a formar parte
del Imperio del Sol Naciente. Corea,
como cabeza de playa en el continente,
permitiría la ulterior expansión nipona.
CIENCIA
médico ruso Juan Petrovich Pav' 0 v, que había alcanzado el Premio
Mobel (fisiología y medicina) en 1904,
efectúa investigaciones sobre los reflejos condicionados. Comentando la
obra que sobre el tema habría de
publicar tiempo después, uno de sus
contemporáneos escribió: "Todo un
panorama pavorosamente asombroso
para el profano, de sublime, maravilioso interés para el facultativo, y del
que sólo podríamos reproducir una
idea con la imagen de una inmensa
red de hilos metálicos".
•»•»#»«•
• •»••»•••«> • « •
SE PROCLAMA LA REPÚBLICA
_ . . nr»DTIlPfll
EN r U K I U u A L
Cuando el l o . de febrero de 1908
un grupo de terroristas asesina al rey
y al príncipe heredero en Terreiro de
Pazo, la dinastía de Braganza, que
ocupa el trono portugués desde 1640,
comienza a hundirse.
Sube al trono Manuel II, hijo menor
del monarca. Joven, inexperto, y sin
la menor vocación para la peligrosísima
tarea que el destino le imponía, trata
de convertirse, sin conseguirlo, en árbítro de la tenaz pugna entre monárquicos y republicanos.
Las indecisiones y balbuceos del
gobierno real provocan en los años
siguientes un notable incremento de
las sociedades secretas, especialmente
de la Carbonaria, donde afluyen elementos masónicos y todos los intelectuales que sin filiación definida aspiran a restaurar la República. Sus
miembros, a mediados de 1910, se
cuentan ya por millares y controlan
prácticamente las fuerzas armadas. El
alzamiento no necesita, en consecuencía, más que un pretexto. Y éste
surge al quedar al descubierto graves
irregularidades en la hacienda pública,
La situación empeora a tal grado que
e l rey disuelve el Parlamento y convoCa a elecciones... que ganan los republícanos,
El
movimiento, ahora ya inevitable,
estalla en la madrugada del 4 de octubre (1910) y tras un breve combate
alrededor del Palacio Real, el monarca
huye y se proclama la República.
».*»••
unim
DUELO M U N D I A L
El 10 de noviembre (1910), fallece
en Astapovo (Rusia) uno de los más
grandes genios de la literatura de todos los tiempos: León Tolstoi. Entre
su amplia producción ^mencionaremos
"La guerra y la paz", "Ana Karenina",
"Los cosacos" y "Resurrección". Místico, internacionalista y acendrado
pacifista, con él desaparece una de
las más brillantes personalidades de
su tiempo.
vencer al enemigo, debía recurrir a
los medios de combate más brutales
que pudiera imaginar. Era él quien
había inventado las maquinas locas
que los revolucionarios enviaban, a
gran velocidad y sin tripulación, contra los convoyes militares del gobierno, provocando choques que los descarrilaban.
Era i.él quien
había
• c J . J a sus
u
J. le
i sentido
Í-J
infundido
hombres
tal
de coraje, que nunca faltaba Aino
que, en medio del combate, se desprendiera
filas a toda carrera
, de las
para atrapar
con su -,
lazo una ametralladora del enemigo y regresar con
ella en medio de la polvareda de las
aufùJ
if h S l s o S o " ^
quienes la habían disparado unos
momentos antes...
El sarcasmo era otra de las caractensticas de Pascual Orozco, por
lo que le gustaba también ser retador y enfrentarse al enemigo con la
provocación y el desprecio En una
ocasión envío al presidente Díaz unos
prisioneros federales con este recado:
Ahí le envío unas hojas para sus
tamales
(1)
— — • — — — — i — — • — ^ —
Estado Mayor estudiaron largamente la situación que se les planteaba
desde el 20 de noviembre en el norte
del país, donde los revoluciónanos
habían descendido de las montañas
y los pueblos para atacar las ciudades y apoderarse de las vías ferrovianas. Luego de muchas cavílaciones,
resolvió intensificar
la
- se
-í-j.
i
•
campana
militar
para exterminar
a
los alzados, encomendándoles la tarea de dirigirla a los generales Juan
Hernández,
Navarro,
_ Juan
i /iGarcia
» <"i
.«iGonzalo
T
Luque, oSamuel
Cuéllar
y a
los coroneles Manuel Gorullo, Antomo Rabago y Trucy Aubert.
E1
, « * * Î T S*"™*
l' "
coronel Trucy Aubert ya se habían
batido con los revoluciónanos, sin
mucha fortuna y también se amentaba ya la perdida de vanos jefes y
oficiales, entre ellos el coronel Martin Luis Guzman Pero la orden de
Porfino Díaz era terminante: acabar
con la rebelión antes que se extendiera a todo el país y antes, también,
que México siguiera desprestigiando* en el extranjero y creando proble-
'T* Con una abigarrada indumentaria, pero
| | todos armados por lo menos COn viejas
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raron por millares 3 IOS primeros ITIOVImientOS revolucionarios.
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GaiâTÔSEr y Œ
L^que
Quienes al frente de vario* batallo
S W A £ £ £ cXuer^de
artillería, se acercaban cautelosament
en j
c o n voyes militares,
r l a s v í a s | e f e r r o c a r r i i q u e C ong u c e n a l n o r t e d e l a R e pPú b h c a , para
'/tan
t a r a u x i H o a l a s tro
desafortunadamente habían intentad o s o f o c a r l a iehe]ión
d e l 20 de
noviembre
:
(1) Tamal: masa de maíz, preparada
^
¾
t
K
^
y
m a s al G o b i e r n o d e W a s h i n g t o n , q u e
envuelta, generalmente, en hojas de
f^onoraloc W fnfnriísloc
ya
maíz o de plátano.
VaCI ICI d i c ; » y
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frontera
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WUIUIICICO
j
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yii.
Delante del mapa de la Repubhca, el general Porfirio Díaz y su
estudiaba
la conveniencia
de
a lo largo d e la
i-.
•
Eran los días en que Francisco
León de la Barra, embajador del go-
(2) Ramírez Planearte, Francisco:
^a Rev°luci°n
Mexicana.
Interpretación Independiente.
Citado por
Mancisidor, José: Historia de la flevolución Mexicana, pág. 111 (1965).
No podía ser más deprimente el
espectáculo que se ofrecía a los jefes
y soldados del gobierno a medida
que se internaban en las calcinantes
llanuras norteñas. En las estaciones
de ferrocarril había desaparecido la
animación y el bullicio propios de
los días de paz, cuando los trenes
llevaban pasajeros alegres y gastadores y, sólo a lo lejos, detrás de los
jacales (1), se veían rostros huidizos
y desconfiados, que se ocultaban,
dejando ver en las paredes letreros
pintarrajeados que decían: "¡ Viva
Madero!", "¡Viva Villa!", "¡Mue-
irían sucesos de extrema gravedad,
que mostraron al régimen porfirista
cómo ni la cárcel ni el vilipendio
pudieron hacer mella en el ánimo de
Ricardo Flores Magón, quien con sus
hermanos Enrique y Jesús (3) y sus
amigos Antonio I. Villarreal, Librado
Rivera, Juan Sarabia y Práxedis
Guerrero, desde el año de 1900 y
agrupados en la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano,
venían luchando con la pluma y las
armas por un principio: El Partido
Liberal es un movimiento de la clase
trabajadora. Si triunfa, procederá
inmediatamente a devolver las tierras robadas del pueblo a sus legítimos poseedores (4).
El empeño en lograr que el pueblo mexicano recuperara las tierras
de que le habían privado los latifundistas, llevó a los Flores Magón y
a sus correligionarios a encabezar los
alzamientos de Palomas, Las Vacas,
Viesca y Acayucan, mucho antes de
que don Francisco I. Madero lanzara
O) Choza de adobe con techo de paja.
" P a r a mi contento, a fines de ese
año recobraron Ricardo y Jesús la
libertad. Cuando los aprehendieron
no
, . i e s d l Jeron por qué y cuando los
r a el M a l G o b i e r n o !"•
P e r o el p a n o r a m a se h a c í a m á s
s o m b r í o t o d a v í a c u a n d o el l e n t o y
Chirriante t r e n militar se i n t e r n a b a
de la
( 2 ) Valadés José C- Historia
Revolución Mexicana'. T. I , pág. 238
en la desértica explanada donde los
(1963).
t e m e r o s o s OJOS d e l o s f e d e r a l e s COnt e m p l a b a n , c o n e s p a n t o , los r a c i m o s
q u e f o r m a b a n los a h o r c a d o s unifor2,- J
„ „ „ „ „n„
_
i u
J
madOS c o m o ellos, q u e c o l g a b a n d e
los p o s t e s d e l t e l é g r a f o c u y o s h i l o s
h a b í a n s i d o c o r t a d o s p o r los g u e r r i Ueros
T>'
ii- u U Í
J
T»
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P o r allí h a b í a n p a s a d o P a n c h o
Villa y P a s c u a l OrozcO m o n t a n d o
magníficos potros V seguidos de todo
ui
T
¡.i •
u n p u e b l o . Los pueblerinos
que ven
en el régimen porfirista
un nido del
caciquismo
despótico,
de los hom-
bres perpetuados en el poder, de los
jefes políticos que disponen todos
los negocios públicos sin la consulta
popular, de los privilegios bancarios,
mineros y mercantiles; esos pueblerinos que observan todo silenciosamente y que han esperado, con paciencia sin igual, la llegada del día
conveniente para exterminar todos
los males de que padecen, miran al
maderismo como la tabla salvadora
de todos sus infortunios, y creen
que ha llegado la hora de los muchos
remedios que el vulgo encuentra
siempre a la mano para alcanzar la
dicha que justamente merece el pueblo (2).
Encarcelados y
Vilipendiados
Cuando los generales y los coroneles porfiristas marchaban al frente de miles de soldados rumbo a
Chihuahua, en Baja California ocu-
Don Abraham González, una de las más
destacadas figuras de la Revolución Mexicana, que en la lucha armada y en
la administración pública se mantuvo
siempre leal y digno.
B-)
(3) Jesús, hermano de Ricardo FioMagón, lo había acompañado en
luchas contra la dictadura porf i r i a n a h a s t a f i n es de 1901, fecha en
que se retiró de la oposición.
Enrique, el otro hermano que sí
estuvo con Ricardo hasta los días de
I a m u e r t e de éste, relató a Samuel
Kaplan en Combatimos la Tiranía:
"Con la ayuda de nuestro fiel camarada, Eugenio Arnoux, seguí pubhcando Regeneración hasta que la
vengativa m i n o de Porfirio Díaz la
suprimió. El último número apareció
el 7 de octubre de 1901.
res
sus
S Î ^ N ^ T ^ r ^ T S ^
dos rostros y enflaquecidos cuerpos
daban una idea de lo que habían
sufrido. Sin embargo, fueron más
afortunados que otros miles. Salieron
de Belén por su propio pie.
"Fue entonces cuando declaró Jesus que no creía poder continuar en
la lucha. E n vista de las torturas que
había sufrido, era de comprender su
posición. Además, quería casarse con
Clara Hong, su novia desde hacía
once años. Ricardo y yo le deseamos
suerte...
(4) Flores Magón, Ricardo: Regeneración, 17 de diciembre de 1910.
UN PACTO
El general Ramón Iturbe, nuestro testigo viviente, luchó al lado de
Madero y de Carranza. Fue brigadier
del Ejército Libertador y general de
brigada del Ejército Constitucionalista. Tomó heroicamente el puerto de
Topolobampo, en 1913, lo cual le
valió que el pueblo bautizara como
Cerro Iturbe el lugar donde se desarrollaron los combates más ¡mportantes. Estuvo en las primeras insurrecciones en el norte, las cuales
rememora en esta entrevista. Respondiendo a nuestras preguntas de
cómo se inició la revolución de 1910,
nos dice:
Fui de los primeros que se levantaron en Sinaloa y Durango. El pueblo
tenía hambre y sed de justicia y quería
terminar con su miseria a través de
las reformas que proponía Madero.
Además, deseaba un cambio de gobierno que acabara con la dictadura de
Porfirio Díaz, causa de nuestra situación. En esos tiempos un peón del
campo recibía, para toda su familia,
un almud de maiz (unos diez kilogramos) y un cuarterón de " f r i j o l " (unos
cuatro kilogramos para la semana. Su
sueldo era de tres reales diarios (37
centavos), trabajando de sol a sol, en
Sinaloa, y en Jalisco 18 centavos.
Había días en que sólo comíamos
tortillas con agua de " c h i l e " y cebollas.
La pobreza era espantosa. Fue el
motor de la revolución. Los peones
eran tratados como animales por los
ricos hacendados.
— E l veinte de noviembre de 1910
debíamos dar el golpe en Culíacán,
el que habla, junto con Juan Banderas, de Sinaloa; y Agustín Beltrán y
Conrado Antuna, de Durango. El golpe
fracasó a causa de una denuncia.
su Plan de San Luis. Aquellos alzamientos prologaron también la
discutida aventura en que se embarcarón los magonistas (i) a principios
de 1911, al pretender apoderarse déla
península de la Baja California para
utilizarla, en razón de su posición
geográfica que la aislaba del territorio nacional, como un baluarte
desde el cual esperaban derrocar al
gobierno de Porfirio Díaz y poner
en práctica el programa del Partido
Liberal Mexicano.
Una vez que cayese en manos de
los liberales la Baja California pensaban usarla como un gran campo
de reclutamiento para refugiados
mexicanos, y emplear el dinero del
territorio para comprar fusiles y munición que poder enviar a puntos del
interior donde son la única cosa que
se necesita para llevar a cabo el deTrocamiento del régimen de Díaz (2).
A la ejecución de estos planes se
había anticipado Práxedis Guerrero,
uno de los más resueltos magonistas,
magnífico escritor también, quien la
i
J i nn j
j . • i_
j
,«.„
noche del 30 de diciembre de 1910
atacó, con quince hombres,el pueblo
CON
EL
DIABLO
—Teníamos que reunimos en mi
casa. El plan era que yo tomara la
penitenciaría, echando afuera a los
presos, para lo cual estaban comprometidos los celadores y la guardia. Los
otros deberían capturar al gobernador
del Estado, de apellido Redo, durante
un baile. En mi casa escondíamos las
armas.
— A las once de la noche que yo
llegué, noté que salía luz por la única
puerta que daba a la calle. La casa
debería estar cerrada y mi obligación
era dar una contraseña. Cuando entré
no había nadie, ni mis amigos ni el
parque. Los habían aprehendido. De
pronto se aparecieron en la puerta
cuatro policías. Yo les apunté con la
pistola y ellos se barrieron hacia afuera y escaparon. Cerré la puerta inmediatamente y le puse una tranca. Estaba rodeado. Había una salida por
detrás, pero también estaba cubierta.
Sin embargo escapé. Y de allí salió la
leyenda de que yo tenia pacto con el
diablo. Lo que pasó fue lo siguiente:
había luna llena y se proyectaban las
sombras muy oscuras. En el lado de
atrás había una cocina, a cuya sombra
brinqué. Los policías estaban pendientes de que yo saliera a la calle y yo
decidi irme por el lado donde se
formaba aquella sombra. Escapé protegido por la mancha negra, saltando
bardas. Cuando ellos entraron a mi
casa, yo ya no estaba. Me habia esfumado, misteriosamente, según ellos.
— U n a vez lejos de mi casa, hui
por el monte hacia Alcoyonque, donde tenía un compadre. Me perseguían
por toda la zona y cuando llegué a
Alcoyonque, ya me buscaban policías
disfrazados. Mi compadre me escondio en el monte y desde el pueblo
de Janos, en la región fronteriza de
Chihuahua, pero en la contienda fue
muerto por los federales.
El 29 de enero de 1911, un mes
después de la desventurada empresa
de Práxedis Guerrero, diecisiete magonistas al mando de José María
Leyva atacaron y ocuparon Mexicali
y en unas cuantas semanas fueron
apoderándose de otras ciudades importantes de Baja California, como
Tecate, El Álamo y Tijuana y a
punto estuvieron también de tomar
Ensenada. Pero las constantes batidas de que los hizo objeto el coronel Celso Vega, gobernador de la
península y, sobre todo, el que tanto
el gobierno porfirista como la prensa subvencionada hubiesen desvirtuado aquel movimiento, presentandolo ante la opinión pública como
una expedición de carácter filibustero, encaminada a entregar la Baja
California a los Estados Unidos, debilitó completamente lo que parecía
ser una gran avanzada de la Revolución, nque durante aquellos días
•,-'
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i
t
cundía por todo el país.
fos
Los grupos armados que se mo-
me llevaba la comida. Luego me dirigí
hacia un río. Los miembros del Club
Antirreeleccionista me enviaron una carabina y parque. Anduve escondiéndome cerca de un mes, hasta que
conseguí un guía, a quien armé y
seguimos viaje a Durango. Allí me
encontré con mis compañeros: Banderas, Bertrán, Antuna y otros,
—Ya en el Estado de Durango hicimos nuestro primer reclutamiento:
17 hombres. Con ellos tomamos Tamazula, Dgo., donde leí, junto a un
kiosko y a manera de adoctrinamiento,
el Plan de San Luis. Después tomamos
Chacala, un pueblo minero. Ya entonces teníamos 180 hombres. Las
damas de Chacala me regalaron una
bandera que tenía de un lado la
imagen de Hidalgo y del otro la de
la guadalupana. Yo no era el jefe
absoluto
—no
habíamos
decidido
quien debería mandar y éramos, en
realidad, cuatro jefes— pero las damas
me hicieron el regalo a mí.
— J u a n Banderas era un hombre
impulsivo y quiso tomar el mando
absoluto. Tuvimos un disgusto y por
poco nos damos de balazos. Le propuse que nos separáramos, cónsultando la voluntad de la tropa para
que siguieran al que ellos eligieran.
Así lo hicimos y todos se vinieron
conmigo. Beltrán prefirió irse con
Banderas, Antuna me siguió a m i . Tomamos rumbo a Topia.
— A s í , con grandes sacrificios, heformando
c n 0 s y leyendas, se fueron
Eran las primeras sum ¡ s fuerzas.
blevaciones.
Testimonio Viviente. Agosto de 1966.
vían por Baja California, dirigidos
desde Los Angeles por la Junta del
Partido Liberal Mexicano presidida
por Ricardo Flores Magón, fueron
disolviéndose paulatinamente,
Además de las razones anunciadas que determinaron el infortunio
de esta expedición, contribuyó a su
fracaso la participación de aventureros y de miembros de la organización "Trabajadores Industriales del
Mundo", de marcada ideología radical. Entre esos aventureros se haliaba un tal Dick Ferris, que tuvo
la insolencia de pretender proclamarse presidente de una República establecida en la Baja California.
En su periódico Regeneración,
Ricardo Flores Magón declaró a Dick
Ferris fuera de la ley, en tanto que
el principal cabecilla del magonismo
armado en Baja California, Jack
_____^______^______
(1) Partidarios de los Flores Magón.
(2) Turner Kenneth, John: The Commg Nation. Citado por Cue Cánovas. Agustín: Ricardo Flores Magon,
Estados Unidos y la Baja California, pág. 23 (i960).
EL
GENERAL
—Cuando íbamos a Topia, en un
"mineral" (1) tuve malas noticias:
por el frente venía una columna de
federales y, por la sierra, se acercaban
las tropas irregulares de Antonio
Chaídes. Yo no podía combatir contra
las dos columnas con mis pocos elementos. Pensé mircho y decidí valerme de una estratagema. Escribí una
carta a Antonio Chaides, en la cual
le decía que celebraba que hubiera
decidido unirse a nosotros, y mandé
un "propio", pero no adonde Chaides,
sino por el camino que deberían traer
Ios federales. Naturalmente, el mensajero fue capturado y el jefe federal
leyó la carta que, supuestamente, iba
dirigida a Chaides. Ante la "evidencia"
de que Chaídes se había unido a
nosotros, suspendió el avance de sus
tropas, para retirarse a Topia. Yo les
propuse que parlamentáramos y así lo
hicimos. Les leí el Plan de San Luís.
Los jefes federales se retiraron ofreciendo no luchar cuando atacáramos
Topia, cosa que no cumplieron.
—Chaides, por su parte, inocente
de todo, fue llamado a Topia por los
federales y fue aprehendido. Inmediatamente me comuniqué con sus
tropas y les informé que Chaides iba
a ser fusilado, ofreciéndome para irlo
a liberar. Los serranos se unieron a
mí y fuimos a "liberar" a Chaides.
Primero tomamos Canelas, donde se
nos incorporaron los Arrieta. Después
ITURBE
TOMA
nos lanzamos sobre Topia, que estaba
en una hondonada y había que bajar
por las laderas descubiertas a los fortines de los federales. Un día, a las
cuatro de la tarde, di dos veces la
orden de avanzar, pero nadie se movio. Por un momento no supe qué
hacer. Sin embargo, tenía una banda
de música. La llamé y le mandé tocar
el himno nacional. Me puse al frente
con el abanderado y ordené el ataque.
Todos me siguieron.
—Tomamos Topia ya de noche,
pero estábamos derrotados. Fue cosa
de la inexperiencia. Nos apoderamos
del pueblo, pero los federales conservaban los fortines. Se corrió la voz
de que me habían matado, pero la
verdad es que sólo estaba herido.
Tuvimos que retirarnos.
—Planeamos el segundo ataque.
Domingo Arrieta —que se ¡ncorpo
después— me dio la clave para el
éxito. Conocía bien el lugar y tenía
una intuición extraordinaria. Debemos
entrar por el lado donde están las
provisiones de agua y cortarlas, me
dijo, y luego llegar hasta los cuarteles,
no por las calles, sino rompiendo paredes, cruzando a través de las manzanas de casas. Así lo hicimos. Los
federales se encontraron, de pronto,
rodeados. Prendimos fuego a las puertas de sus fortines y tuvieron que
rendirse. De esa manera tomamos To-
TOREA
pia, haciendo prisionera a toda la
guarnición. Naturalmente, libertamos a
Chaides, quien también se incorporó
a nosotros. No fusilamos a nadie. En
realidad, no sabíamos fusilar y cuando
reclutábamos gente nunca lo hacíamos
por la fuerza sino por convencimiento. El Plan de San Luis era nuestra
arma ideológica,
—Aquí surge una anécdota simpática: las muchachas más bonitas
de la población, se habían refugiado
en el consulado de los E. U. Los federales me habían dado la mala fama
de que me robaba a las muchachas
y estaban asustadas. Eso no era verdad. Nunca robé una muchacha. Iturbe era para ellas un bandido. El
cónsul me las presentó. Así fue como
ellas se dieron cuenta de que yo no
era como decía la gente. Nos hicimos
amigos y cuatro de ellas quisieron retratarse conmigo, tomando algunas
armas para hacerlo. Total que por esa
foto nació otra leyenda: que Iturbe,
jefe rebelde, tenia un Estado Mayor
femenino. La foto se hizo famosa en
la capital, publicándose en revistas y
periódicos. Quizá el cónsul de los E. U.
la mandaría.
General Ramón Iturbe
(De una entrevista para Crónica llustrada Revolución Mexicana).
(1) Pueblo minero.
MANIFIESTO DE OROZCO
" A las fuerzas republicanas maderistas en el Distrito de Guerrero, Chih.,
Méx., y a todos nuestros hermanos
bajo la bandera de la Constitución de
1857 y demás leyes que de ella emanan. Sabed: que siendo tantos los
atropellos y ultrajes que la tiranía
oficial, llamada porfirista, ha venido
desarrollando en todo el país con el
mayor escándalo y cinismo, sin respeto a las leyes, a la moral y a las buenas
costumbres sociales; que para ese grupo de déspotas y tiranos, responsables
únicos de cuantos males se originen
a México, sólo hay que oponerlis la
fuerza y esa fuerza caprichosa y cínica
en que ellos se apoyan para sostener
tanta injusticia; que nosotros aunque
amamos la paz, no queremos la paz
de los esclavos, puesto que, si éstos
no tienen libertad, tampoco tienen patria; es por eso que hemos venido a
tomar la última resolución cual es,
repeler con la fuerza justa a esa brutal fuerza causa de tanto mal y de
injusticia tanto que sobre nosotros
pesa, siendo nuestra acción la observancia de mejor orden posible y llevar
por lema, salvar a México de tanta
ignominia, de tanta tiranía y de tantos
abusos, para lo cual ocurrimos a la
unión de todos los que seamos buenos mexicanos, verdaderos demócratas y republicanos leales. Sufragio
Efectivo. No Reelección."
«..-..„„, H ! ^ m k , 0 c ^ i o i í i
n
C
- Guerrero, diciembre 6 de 1910.
Pascual
El JeTe M
j.**' K a s c u a l
C£ZJ¿
urozco j r .
Manifiesto de Pascual Orozco al recibir
el mando de las fuerzas en Chihuahua,
Tomado de Manifiestos Políticos, Fondo de Cultura Económica (1957).
r Equipados con el mejor armamento de
l i a época y en gran superioridad numérica, los soldados federales se enfrentaban a los guerrilleros revolucionarios.
dividuos, con el aparente propósito
de fomentar la colonización de aquel
lejano territorio. Uno de los concesionarios, Hulle, adquirió desde la línea
internacional hasta el paralelo 29*,
o sea una superficie total de 5.394.900
hectáreas que cubrió en bonos a razón de 10 centavos la hectárea. Otro
concesionario, Bulle, adquirió 702.270
hectáreas que transfirió poco después
a Hulle. De este modo, Hulle acumuló la suma de 6.097.260 hectáreas,
adquiriendo una propiedad que comprendía la parte norte de la Baja
California y una porción del sur, que
fue enajenada después a The International Co. of Mexico. En la parte
norte, el Valle de Mexicali pasó a
poder de The Colorado River Land
(2).
Mesby hizo la siguiente declaración
oficial: No será creada ninguna nueva república en Baja California por
los liberales. Dick Ferris no tiene
absolutamente nada que ver con el
movimiento revolucionario y su presenda en Tijuana no es deseable.
El presente movimiento revolucionario en México está dirigido por el
Partido Liberal Mexicano. La lucha
no se realiza en beneficio de Dick
Ferris ni de los capitalistas norteamericanos, sino exclusivamente en
beneficio de la clase trabajadora.
Baja California no será separada
del resto de México, pero la Révolución continuará en todos los Estados
de México, hasta que el pueblo mexicano se vea libre del presente despotismo militar y de la esclavitud;
hasta que el peonaje sea abolido y
las tierras robadas al pueblo por los
capitalistas mexicanos y extranjeros,
les sean devueltas (V.
————————————
/•», ,ofrrk n o KO al DanoH-n
OUallU \3<X\a CI r\tî|JdflU
Perseguidos y calumniados, los
magonistas regresaron a sus refugios
en los Estados Unidos, y no pasó
mucho tiempo antes de que fueran
recluidos nuevamente en los penales,
algunos de ellos definitivamente, como fue el caso de Ricardo Flores
Magón.
Mas en la conciencia del pueblo
estaba presente que en aquella península mexicana a partir de 1884,
es decir, al inaugurarse el segundo
periodo presidencial del general Díaz,
la administración porfirista inició el
reparto sistemático de la Península
de Baja California entre cuatro in-
La revolución se propalaba. Los
caudillos chihuahuenses triunfaban
en Ciudad Guerrero, en Pedernales y
en Mal Paso y dominaban la vía de
los ferrocarriles de Chihuahua. Fue
entonces cuando don Francisco I.
Madero, que seguía en el hotel
Hutchins, de San Antonio, resolvió
atravesar nuevamente el río Bravo,
para ponerse al frente de las huestes revolucionarias que acaudillaban
Pancho Villa, Pascual Orozco y Abraham González.
(1) Cue Cánovas, Agustín: Ricardo
Flores Magón, La Baja
California
y los Estados Unidos, págs. 48-49
(1960).
(2) Cfr. The San Diego Union, 4 de
junio de 1911. Citado por Cue Cánovas, Agustín: Ricardo Flores Magón. los Estados Unidos y la Baja
California: pág. 32 (1960).
MSHni.
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a la Cruz 178, Caracas, Venezuela.
NUESTRA PORTADA:
Desde el atardecer
del 20 de noviembre de 1910, las crestas
de las montañas se coronaron de grupos de
campesinos armados que espiaban los caminos, los pueblos y las rancherías para luchar
contra el Porfiriato.
EN EL PRÓXIMO N U M E R O :
LA CIUDAD SITIADA.
Don Francisco I. Madero, al frente de sus
tropas, sitia Ciudad Juárez.
Llegan a su
campamento los emisarios enviados por don
Porfirio para entrar en arreglos de paz. La
anunciada renuncia de Díaz hace que Madero
modifique sus planes de campaña.
RESUMEN
DE LO
PUBLICADO
El 20 de noviembre de 1910, en el Estado de Chihuahua, se
iniciaba la Revolución anunciada por Francisco I. Madero, el
hombre que desde las columnas de El Demócrata había combatido al porfirismo y que ya entonces soñaba con enderezar la
nave del Estado.
La noche del 22 de mayo de 1909 fundó el Centro Antirreeleccionista de México, iniciando una fructífera gira política. En
la mañana del 15 de abril de 1910, se celebró la Convención
Antirreeleccionista en el Tivoli del Elíseo. Madero y el Dr. Francisco Vázquez Gómez, fueron elegidos para la fórmula presidencial. No obstante las manifestaciones populares de adhesión a
Madero, en las elecciones celebradas el 26 de junio de 1910, se
consumó el último gran fraude electoral del Porfiriato. Previamente, Madero había sido encarcelado en la ciudad de Monterrey y trasladado más tarde a la penitenciaría del Estado de
San Luis de Potosí. Obtuvo su libertad condicional y el 4 de
octubre de 1910 escapó, cruzó la frontera y se instaló en San
Antonio, Texas, en EE.UU. Desde allí dio a conocer el Plan de
San Luis, que conmovió a la opinión pública.
Las consignas revolucionarias de Francisco I. Madero, y las
de Ricardo Flores Magón, encontraron inusitado eco en el pueblo, golpeado por las represiones del porfirismo contra los q u e
pedían el cumplimiento de las leyes.
De junio a noviembre de 1910, en Valladolid, Yucatán; en
Sinaloa, en Tlaxcala, en la ciudad de México, en Puebla, estallaron los primeros relámpagos de la tormenta. E n Puebla, el
sangriento episodio que costó la vida a Aquiles Serdán, fue un
anticipo de los acontecimientos. A poco ocurrirían los combates
de Pedernales, Cerro Prieto, Mal Paso, Ciudad Guerrero y Casas
Grandes. Un ejército pertrechado con magníficas armas y conducido por elegantes generales, se enfrentó a una legión, cada
vez más numerosa, de hombres salidos del pueblo, dispuestos a
morir con heroica entereza.
El ataque a los trenes de bastimentos militares, o de soldados, destacó los nombres de Pascual Orozco y Pancho Villa. El
30 de noviembre de 1910, Orozco tomó Ciudad Guerrero, donde
fundó el primer gobierno municipal de la Revolución.
La Revolución se extendía por todas partes. Abraham González y muchos otros jefes se alzaban decididamente contra el
oprobio porfirista. El ejército federal, ablandado y corrompido
por una Dolítica estatal interesada, no respondió a las esperanzas
depositadas en él. El general Navarro reconquistó Ciudad Guerrero, pero lo hizo 48 horas después que la abandonara Orozco
y Villa, que iniciaron una guerra de guerrillas.
En Baja California los hermanos Ricardo, Enrique y Jesús
Flores Magón. quisieron convertir a la península en un baluarte
contra el porfirismo. Pero los magonistas, acusados falsamente
de querer declarar una República indenendiente o de pretender
anexar la Baja California a los EE.UU., se vieron forzados a
refugiarse en la nación vecina, donde fueron recluidos en penales.
PLAN DE LA OBRA
Todas las semanas aparecerá un fascículo de "Crónica Ilustrada Revolución Mexicana", profusamente ilustrado con un extraordinario acervo fotográfico. Cada cuatro
números se incluirá la reproducción parcial o total, a todo color, de una obra de arte
de la pintura mural mexicana, así como mapas, también a color, de las campanas
militares. En las contratapas irán apareciendo corridos, grabados, personajes históricos, asi como trajes y armas características de la época. Oportunamente se brindarán
a| público elegantes tapas-libro para facilitar la conservación de la obra. Con cada
tapa-libro se obsequiará un disco de larga duración de canciones revolucionarias.
CON MADERO HASTA VENCER O MORIR
. . |
, .
U r § 6 V0IV6r 3 MéXICO
_
que iba tomando cuerpo poco a poco.
Ê s a responsabilidad correspondía a
un mandato expreso. En el Plan de
San Luis se puntualizaba cuál era
l a m i s i n de
°
,Madero. D e c í a : Asum°
el carácter deUmdos
presidente provisional
de l s Es ad os
° ¿ ,
Mexicanos con
as
facultades
necesarias
para hacer
la
S™™<¿ Gobierno usurpador del
general
Díaz (1).
Las
noticias de esa guerra se
acumulaban en el despacho que Ma¿ero había improvisado en el Hotel
Hutchins, donde se reunían diariamen e
* sus más íntimos colaboradores, los hermanos Roque y Federico
González Garza y los hermanos del
A
principios de 1911, cuando la
Revolución era un hecho cada
día más concreto y serio en la vida
mexicana, el hombre que le servía
de inspiración todavía se encontraba
fuera del país Unos meses antes
en noviembre 'Francisco I Madero
había intentado reeresar a México
pero tuvo que volver a San Antonio
b a continuar desde allí la dirección
espiritual y material del movimiento
El Coronel Roque González Garza (Según-
caudillo, R a ú l y G u s t a v o .
A* A* ;-,„ , J „ \ „„„ „„ „,,„>,, A*
ticias daban cuenta de que Francis-
Esas no-
do de izq. a der.), con un grupo de co Vill M a r c e l o Carav ^ 0 P a s c u a l
revolucionarios, espera la llegada de Ma- ^ c-rozco dominaban las vías de los
dero en la frontera con EE.UU.
4.
ferrocarriles del Centro y el Noroeste
en el Estado de Chihuahua, ayudados por Rafael Campa y por William
Harrington, a quien apodaban "El
Diablo Dinamitero", porque su especialidad era volar puentes y vías
ferroviarias,
_ Madero en esos días trabajaba
intensamente, procurando enviar armas y dinero a los revolucionarios,
al tiempo que se ocupaba de dificiles aspectos políticos, que tocaban
intereses muy delicados, pues el gobienio de Estados Unidos se mostraba alarmado por los sucesos que se
estaban desarrollando en México
" ° r eso nombro agente confidencial
( l ) Madero, Francisco L:
Manifiesto
a 'a Nación, San Luis Potosí, 5 de
octubre de 1910. atado por vaiadés,
Frl^o ?aMa7e™ T n £ it
(1960).
EL EJERCITO
RORFÈRISTA
El jefe del Ejército Libertador junto COn T donde había derrotado a los corone-
el general Félix Terrazas, que fue uno « l e s Antonio Escudero y Agustín Valde los primeros revolucionarios que acuí*és> . p e r V e , ^50^ c°n u n P ° c o d e
dieron al llamado del Plan de San Uns.
S^SffSJiïVSS
inmediatamente a Ciudad Juárez, al
frente de un ejército de mil hombres
de la Revolución ante el gobierno de
muy bien pertrechado...
Washington al doctor Francisco VázLlegaban, además, otras noticias
quez Gómez, y a un hermano de éste,
no tan favorables. Se sabía que los
el licenciado don Emilio, jefe de la
generales Juan Navarro, Samuel GarJunta Revolucionaria en San Antocía Cuéllar y Gordillo Escudero,
nio. De esa manera, Madero desearapoyados por los refuerzos que cogaba en hombres de toda su confíanmenzaban a recibir de la ciudad de
za tareas de mucha responsabilidad,
México, habían recuperado algunas
con el fin de quedar en libertad de
de las plazas tomadas por los revoacción cuando la lucha armada relucionarios, y que parecía inminente
clamara su presencia en México.
una gran acción militar ofensiva que
Las noticias que llegaban de la
había sido dispuesta por el propio
Revolución eran cada vez más imPorfirio Díaz, para terminar con la
portantes. Se comentaba con entuRevolución.
siasmo la última victoria de Pascual
Esas circunstancias le señalaron
Orozco en las Sierras de Mojinas,
a Madero que había llegado la hora
El Estado de Chihuahua correspondía, en 1910, a la segunda Zona Militar de México y los efectivos de la región consistían en dos generales, trece
jefes, sesenta y nueve oficiales y mil
trescientos cuarenta soldados, que en
el mes de diciembre llegaban a dos
mil. Pero el comandante de la zona
no puede dar órdenes de marcha para
perseguir o castigar a los rebeldes sin
instrucciones previas de la Secretarla
de Guerra. Además, ¿qué hacer si no
hay dinero para llevar adelante los
planes trazados?
Esto último es casi increíble, puesto que el secretario de Hacienda ha
informado que la reserva del tesoro
nacional es de sesenta millones de
pesos. Sin embargo, como el engranaje de las tramitaciones administrativas establecido por el régimen porfirista para evitar los despilfarres y
fraudes de los fondos nacionales, es
tan lento y severo, tan inexpedito y
minucioso, como consecuencia de un
oficinismo de treinta años cargado con
todas las mañas de la desidia, que
no obstante las prontitudes de dinero
que demanda la guerra y a pesar de
las órdenes imperiosas que da el subsecretario del ramo por ausencia del
ministro, un papel entorpece el movimiento de otro papel; una orden demora a la orden que sigue, y esto
que fue notable en tiempo de paz,
hoy, en tiempo de guerra, es rémora
y amenaza para la estabilidad del gobierno y de las Instituciones.
Como consecuencia de esa excesiva administración, de la que se decía
que era exacta como un reloj, las
remisiones de pesos para las más urgentes necesidades del ejército federal
en el norte de la República, eran tan
lentas, que cuando el dinero llegaba
a las cajas pagadoras de las corporaciones militares o del cuartel general, ya no tenia los usos para los
cuales había sido requerido.
Valadés, José C : Historia de la Revolución Mexicana (1963).
de dar un paso decisivo. A fines de
la primera semana de febrero, les
dijo a sus amigos:
"Es necesario pasar a México inmediatamente, y ahora debemos hacerlo por un lugar que llaman La
Ysleta, cerca de Ciudad Juárez, y el
más apropiado por ser sitio seguro y
poco vigilado",
El 14 de febrero, muy de madrugada, Don Francisco I. Madero a
quien acompañaban varios de sus
colaboradores, vadeó el Río Bravo al
sur del lugar donde se enfrentan El
Paso y Ciudad Juárez. Apenas hubo
pisado el territorio mexicano, en un
paraje árido, lleno de arenales, le
salió al encuentro don Abraham
González, que estaba al frente de un
pequeño grupo de hombres armados,
para servir de escolta al jefe de la
Revolución.
En el pequeño poblado de Zaragoza, el presidente provisional de
México pasó revista a su gente y
confirmó el nombramiento al señor
doctor Francisco Vázquez Gómez,
como agente confidencial de la Revolución, en Washington, e hizo las
designaciones de don Emilio Vázquez
ÎSuS
w r ï Ganbaldi,
S h ï i * ¡AhM
nación v
y °der José
el beh-
coso guerrillero italiano, descendiente del célebre libertador del mismo
nombre, como jefe de la vanguardia.
, Quán grande y sincero júbilo
de todos! Empezaba a vestirse la
tierra con la luz del día. Los homdesfilando para estrechar,
bres
iban
ia mano
del caudillo.
uno
a uno¡
¿que/ enlace entre fos rebeldes;
madrugador que soplaaquei
viento
silencioso de indiba; aqud
mover
viduos; aquel rumoreo de voces;
aquello todo, parecía electrizante. '
Cuando hubo pasado
la alegría,
e señor
J. - MadeJ°de da
,òa las P^Tel dedisposiciones
gobernante:
creto autorizando la contratación de
un empréstito de un millón de pesos
oro americano para los gastos de la
guerra; la orden para que se comunu a ra
r . oportunamente a los jefes de
misiones
diplomáticas acreditadas
ante
el
gobierno
de Estados Unidos
de la
"** «*««<» ,
Revolución, asi com
° aue él> el senor Mader0> era e*
Fl eiército madprista SP formó con hom
? e | e . r C t 0 maaeiïSta se Tormo con nom" r e s " e ' campo, que desde IOS barrancos
y las serranías, CUyOS vericuetos COnocían perfectamente, no tardaron en venllcer
fuerzas federales, desconocefáQm a las
d e | t e r r e n Q q u e p ¡ s a ,; a n
El vicepresidente don Ramón Corral se
hizo Odioso al pueblo por SUS métodos
violentos, usados para reprimir toda opo* » a! #m
porfirista.
presidente provisional de los Estados
Unidos Mexicanos.
Luego de escritos y firmados tales documentos, el señor Madero
montó a caballo y, seguido de don
Abraham González y de su estado
mayor, abrió un nuevo camino de
esperanzas para su patria (i),
El grupo estaba compuesto en
total por ciento treinta y dos hombres, de los cuales sólo la mitad iban
armados convenientemente, con máuseres y winchester. Madero marchaba al frente, soportando como todos
sus compañeros las inclemencias del
tiempo invernal, vestido con cazadora, pantalón de montar, polainas
de cuero, sombrero texano ornado
con la CintaTOJOy azul, los colores
de la Revolución. Los demás jefes
van enfundados en gruesos abrigos,
, j
i • • •
i • __;_
todos con la insignia revolucionaria.
Don Abraham Gonzalez parece un
ganadero catrín. Echado el fieltro
No fueron pocos los extranjeros que en
hacia la mitad de la cabeza, con cael norte del país pidieron armas y, esmisa de cuello almidonado corbata
pontáneamente, se incorporaron a las! de salon, saco corto y alineado y
filas de la Revolución.
chaleco de hombre bien, no parece
pertenecer a una columna militar, de
no ser porque lleva el aparejo de los
anteojos de larga vista terciado al
p
°
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^
^
d e
^
:
Madero tomó el mando del pequeño ejército, y lo hizo muy a tiempo porque no tardaron en surgir pequeños pero molestos incidentes entre su tropa, que hubieran provocado
\a desconfianza de sus subordinados
de no haberles demostrado, desde un
principio, que él no era solamente
un experto conocedor de los problemas políticos de México, sino tambien un dirigente que sabía mandar
y hacerse obedecer,
En el pueblo de Guadalupe se
unió a los maderistas el jefe magonista Prisciliano Silva, que llevaba
( 1 ) y ( 2 ) Valadés, José C: Imaginación y Realidad de Francisco I. Ma-
dero, T. II, págs. 108-109 (i960). Caelegante, pulido, ataviado con
exceso de lujo.
Terciado: pendiente,
J
trín:
d o sobre
el
El caudillo de la
¡
, Marf
, . .
'
cabalgadura para
ciudad de Casas
ho
Revolución, don Fran{
{
,. .". ,
,
dirigir el ataque a la
Grandes
más de cien hombres, pero cuando
Madero dispuso que Silva fuera
tido Liberal derrotará a la dictadura
Madero trató de situarlo convenienarrestado, y cuando la mayoría de
ya Madero ! (2).
temente para una acción aparentelos hombres que lo acompañaban demente inevitable, Silva exclamó: Uscidieron seguir a los maderistas, fue
_—;
ted no es el jefe de la Revolución.
puesto en libertad y, seguido de sólo
Î^J[ ty ?f rra , 1 i°', T - F " : ^P^ocflos de
El jefe es Ricardo Flores Magón Yo
siete de sus correligionarios, se alejó
^ ¾
g ^ L c X ? ? £2solo obedezco a la Junta del Partido
hacia las margenes del no Bravo,
lidad de Francisco I. Madero, T. II
Liberal W.
gritando como despedida: ¡El Parpágs. 112-113 (i960).
En aquella penosa marcha de 190
kilómetros, cuya meta era la importante ciudad de Casas Grandes, uno
de los puntos básicos del Ferrocarril
del Noroeste, los soldados de Madero
comenzaron a expresar su resentimiento contra José Garibaldi. Este,
a quien el señor Madero diera el grado de teniente coronel, había sido
distinguido con el cargo de jefe de
la vanguardia. Se consideraba que
Garibaldi era responsable de las discrepancias que existían entre los
oficiales, sin que dejara de influir
en el antagonismo que provocaba,
el hecho de que fuese un extranjero.
Madero, temiendo que aquella situación pudiera degenerar en un motín,
reunió a la tropa y a los oficiales e
improvisó un pequeño discurso:
El hecho de ser extranjero no es
motivo para privarse de los servicios
del señor Garibaldi, puesto que ninguna ley nacional ni internacional
Con los arreos militares de los revolucionarios norteños, don Francisco I. Madero revista sus tropas antes del asalto
a Casas Grandes.
LA FRONTERA EN ARMAS
Los cables que se recibían en la
redacción del diario El Pafs informaban de las preocupaciones del gobierno
de los Estados Unidos por la situación
en México. El presidente Taft —declan,
después de una reunión de ministros,
habla decidido que la frontera americana fuera reforzada fuertemente por
tropas de las tres armas, a fin de estar
a la expectativa contra el posible evento de que los rebeldes mexicanos intenten cruzar la linea divisoria e intemarse en territorio americano.
Por otra parte el gobierno de México daba a conocer que: "No ha
pedido a Estados Unidos que mande
tropas a territorio nacional ya que se
han tomado las medidas necesarias
para proteger los intereses extra njeros".
El último cable que llegó la noche
del 5 de febrero, anunciaba que el
Departamento de Estado habla mandado doce escuadrones de caballería
a la frontera,
Testimonio Periodístico,
Febrero 5 de 1911.
LA
CAMPAÑA
FEDERAL
El Presidente tomó en persona la dirección de la campaña y,
asociado con su hijo Porfirio, manejó las operaciones desde el Palacio Nacional; el ministro de la
Guerra y el Estado Mayor nada
sabían, nada hacían tampoco.
La concentración rápida de
fuerzas en la zona de perturbación habría acabado con ésta en
muy poco tiempo.
Sin embargo, la movilización
de algunos efectivos se hizo con
inexplicable tardanza, en proporciones insuficientes y con elementos inapropiados para la naturaleza de las operaciones.
No se pensó en organizar
fuerzas volantes, aptas para emprender persecución tenaz y en
todos los momentos contra los
revolucionarios, a través de las
montañas y de los desfiladeros,
sino que se mandaban tropas pesadas de línea, que eran víctimas
de emboscadas y acechanzas y
que jamás podían dar alcance a
los insurrectos.
Menos aún se creyó necesario
procurar e! aumento inmediato de
los efectivos del ejército, de su
armamento y material de guerra,
de su servicio de información y
de su organización general en todo el país, para prepararse a
cualquier contingencia y prevenir
que cundiera la insurrección.
Es verdad que los jefes de
columna, valientes y deseosos de
ganar laureles y secundados por
los oficiales y la tropa, se batían
siempre bien y en todo encuentro
sacaban ventaja a los rebeldes.
Mas la dirección de la campaña desde la ciudad de México,
sin conocimiento directo de sus
condiciones, siempre extemporánea y en lo general desacertada;
la deficiencia del servicio de informaciones y espionaje agravada
por la hostilidad de los íncolas
de la región; la carencia de elementos eminentemente movibles
y agresivos que persiguieran a
los sublevados hasta sus últimas
guaridas; todo esto combinado
hacía estériles las victorias, pues
la insurrección persistía, los amagos a las poblaciones se multiplicaban, las sorpresas del sistema de guerrillas se sucedían y
el ejército se veía condenado a la
actitud pasiva y descorazonante
de guarnecer ciudades.
Vera Estañol, Jorge: La Revolución Mexicana, Orígenes y Resultados (1957).
se opone a ello, y el hecho está sandonado por la historia... Lafayette
luchó al lado de Washington para
conquistar la independencia de los
Estados Unidos; el general venezolaño Miranda, militó en el ejército
francés en tiempo de la Revolución
del 93; el gran poeta Byron fue de
fos millares de extranjeros que fueron a ayudar a los griegos en su
esfuerzo por sacudir el yugo otomano; en México, uno de los héroes
cuya memoria honramos es Mina,
subdito español que luchó en las fi¿as de los insurgentes mexicanos...
Por último, el abuelo y aun el padre
del señor Garibaldi, siempre han
puesto su espada al servicio de los
oprímaos (D.
ción de Casas Grandes, circundada T Combatientes Contra los federales en
por una serie de montículos que se llCasas Grandes El cuarto de la izq es
identifican como "Moctezumas", por,
, [rf ' A H : f A] £ ¿ d
que bajo la tierra acumulada por
. . AMA
siglos se ocultan ruinas que señalan
Mayor qe Madero.
el paso de las primeras migraciones
_, e s 0 s ,
nahoas.
f
?
f ¥ « * " » V" 3 m u J enr
v e s t l d a c o n tra e d eh o m b r e
En un paraje llamado Anchondo,
J
? «>
el jefe de la Revolución estableció su
j Pedio cruzado de cananas pidiendole l a
campamento para preparar el ata.
incorporara a las tilas revoque a la ciudad, que estaba guarnelucionarias.
be trataba de i'atrocim a
cida por trescientos veintitrés soldaVázquez, que allí mismo quedo
dos del 18o. batallón, más un grupo
convertida en la precursora de todas
las
de rurales, comandados todos por el
adelitas W de la Revolución,
coronel Agustín Valdés. Madero enAl amanecer del 6 de marzo, y
seña un mapa del Estado de Chidespues de haber instruido debidahuahua a don Abraham González y
mente a su pequeño ejercito comanle dice: Hasta ahora no nos hemos
,
apartado del plan de campaña hecho
JgJUfit
%*£*
TTa'derl
— ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ — ^ ^ - ^ — ^ —
Cyesnies o P o e o c ^vinAesc
en El Paso, para cumplir el cual he
resuelto dar la batalh de Casas Gran-
—Carta de Francisco I. Madero a Rafael Aguilar, 28 de febrero de 1911—
r r e n i e d UdSdS laidliaeS
¿ e s (2>. Y en seguida, dirigiéndose
a sus soldados que ya limpiaban sus
armas y se proveían de suficientes
T. II, pág. 119 (1960).
. . . , Vaja(jés j o s é Q .
., „ ,., , , A • ' ,
Al cabo de 20 días de marcha
,
•i -
.,
u
, .,
por las inhóspitas llanuras chihuahuenses, el pequeño ejército de don
Francisco I. Madero avistó la pobla-
,
,J
l i l i
A
J
cartuchos, les hablo asi: Acordaos
que habéis prometido seguirme a
vencer o morir (3).
jmagina.
í / f „j„„
cwn y Realidad de trancisco l. Madero,
T Tj
- 1 2 3 y 127 (i960)
(4) Nombre dado a las mujeres que
se unían a las filas revolucionarias.
LA NOTICIA CONTEMPORÁNEA
•
REVOLUCIÓN
La lenta desintegración del
Imperio chino a lo largo del siglo
pasado, se aceleró a partir de
1900, año en que estalla la sangrienta rebelión de los boxers.
Esta agrupación de fanáticos nacionalistas pasó a cuchillo a varios
millares de extranjeros en toda
China y especialmente en Pekín
y, acto seguido, atacó, con el apoyo del ejército, las embajadas.
Las potencias europeas, Ñorteaméríca y Japón, se vieron obligadas, para evitar el total exterminio de sus representantes, a
tomar la ciudad por asalto, mientras la emperatriz huía y el país
era obligado a pagar una fortísíma indemnización y a hacer nuevas concesiones de tipo comercial.
La muerte del emperador y
la emperatriz, en 1908, la coronación de su sobrino, niño de dos
años, y la instauración de una
Regencia, apresuraron el derrocamiento de la dinastía manchú, al
fín y al cabo, extranjera. Los
elementos radicales no desperdicían oportunidad para desacreditar al gobierno imperial, exhíbiendo su interminable cadena de
debilidades; promesas de liberalización incumplidas, continuas
dado por José de la Luz Soto, José
Garibaldi y Lázaro Gutiérrez de Lara, que acababa de llegar con Lázaro
Alanís a colaborar con Madero, éste
se apostó en uno de los "Moctezumas" y desde allí se aprestó a dirigir el ataque. Los maderistas ya
entraban por las primeras calles de
la población y derribaban las alambradas de púas que el coronel Agustín Valdés habia puesto para defenderse, y ya las bombas de mano
fabricadas por los hombres de Garibaldi y José de la Luz Soto causaban
graves daños entre los federales,
cuando corrió el rumor de que había
llegado apresuradamente un gran
refuerzo de tropas del gobierno. Era
el general Samuel García Cuéllar con
quinientos soldados, bien aprovisionados de morteros de 80 milímetros
y quien, parapetándose detrás de una
espesa arboleda, empezó a disparar
contra los revolucionarios. A poco
los despojaban de las trincheras que
habían hecho en varios canales de
riego, al mismo tiempo que un dis-
concesiones a las potencias extranjeras, sobre todo a Rusia,
empréstitos ruinosos que hipótecan cada vez más al país, pérdida
del Tibet a manos inglesas, discriminación en favor de los manchúes en los puestos gubernamentales, atraso, miseria.
Ya en 1910 habían sido reprimidos, a duras penas serios
desórdenes, pero cuando en mayo
de 1911 estalla la rebelión en
Sze-chwan, la situación empeora
rápidamente. Ese mismo año, en
otoño, varios regimientos proclaman en Wuchang la República y
constituyen una Asamblea révolucionaria, eligiendo dictador al general Li-Yueng-Hong y presidente
provisional al doctor Sun-Yat-Sen.
Las tropas imperiales atacan
a los sublevados, que se han apoderado de las ciudades de Hanokow y Wuchang, y aunque en principio la suerte es alterna, a la
postre favorece al gobierno. La
represión es terrible y, nada más
en Hankow, 400.000 de sus habitantes quedan sin albergue al
ser incendiada la ciudad.
Sin embargo, la lucha apenas
se iniciaba; la sublevación, que
se había extendido ya a 14 provincias, proclama en Cantón la
primera República independiente,
ejemplo que no tardan en seguir
otras seis provincias, con ánimo
de crear una federación...
Así comienza, llena de intrigas
y de vaivenes, la penosa marcha
del país más grande de la Tierra
(en número de habitantes) hacia
la consolidación de su independencia.
CIENCIA
. ,
_
_ Los qmmicos británicos Ernest
Rutherford of Ne son, William
Ramsay y Frederick Soddy, proSl u n
& * s u s investigaciones en un
problema que, años después, adquirirá una enorme trascendencia:
' a s .fabulosas posibilidades de la
desintegración atórnica y los isoto
P°s. radiactivos. Salvo para los
estudiosos, este tipo de noticias,
J u s t 0 e s reconocerlo, pasa un tanto
inadvertido,
SINDICALISMO
«wwivm*wiw
En 1911 el movimiento obrero
mexicano, superando las implacables represiones gubernamentales,
se fortalece y desarrolla. En ese
año se constituye la "Unión de
Obreros de Artes Gráficas" y el
"Comité Organizador de la Confederación Nacional de Trabajadores", lanzando éste último un
manifiesto en que asienta que:
"las libertades, por hermosas y
seductoras que sean, no bastan
para labrar la felicidad de los
pueblos".
Un obús destrozó el brazo derecho del
general Samuel García Cuéllar, a quien
Porfirio Díaz envió a defender la plaza
de Casas Grandes.
paro hacía blanco en el montículo
donde se hallaba Madero.
Los maderistas siguieron combatiendo hasta después del mediodía,
cuando se vieron obligados a retirarse; Madero había sido herido de
bala en un brazo, y su jefe de
Estado Mayor, Eduardo Hay, había
caído prisionero, herido en un ojo,
que perdió después. A la hora en
que la lucha terminó, el general Samuel García Cuéllar era atendido de
una seria lesión en un brazo que fue
necesario amputarle.
Madero, con su gente, se remontó
a la sierra, y después de reorganizar
sus fuerzas, bajó hasta la hacienda
de Bustillos, donde estableció su
cuartel general a mediados de marzo.
Las Tenazas se Cierran
Junto con la noticia de que
Madero había vuelto a México y
de que andaba combatiendo en
Chihuahua, se difundió por el país
otra, procedente de Estados Unidos. Se supo que el Departamento
de Estado de Washington movilizaba veinte mil soldados a lo largo de
la frontera con México, y que se
disponía a enviar sus escuadras a
las aguas territoriales de ambas
costas mexicanas. El gobierno de
Washington se halló inesperadamente frente a la necesidad de concentrar
un ejército a lo largo de la frontera
con México, para evitar la introducción de provisiones o envío de refuerzos a fos revolucionarios y para
estar en situación de invadir México
en caso de que la muerte del Presidente Díaz u otra circunstancia .
; ..
precipitase
j ' j
a desordenes
lucha general (l).
o a una
EL
"El tren militar lo era todo:
palacio, alcoba, sala de recepción,
cuartel, banco, santabárbara, carcel y sanatorio. Acribillado a tiros,
cubierto de banderas, henchido de
canciones, iba y venía entre los
puentes humeantes y los postes de
los que colgaban los ahorcados.
"Nadie sabía quién viajaba en
los trenes. Unas veces se víslumbraba, detrás de los cristales, la
barba blanca de Venustiano Carranza; otras, podía reconocerse a
Los manejos del nuevo embajador de Estados Unidos en México,
Henry Lañe Wilson, escogido precisamente para representar a su país
en tan difíciles momentos, estaban
a la vista y no tardarían en manitestarse en forma determinante.
(D Rojas, Luis Manuel: La Culpa de
el
"eZy ta™ Wi^°tn/n
G™ Pf*™* re de Mexico. Citado por Mancisidor,
j o s e : Historia de ¡a Revolución Mexi-
cana, pág. 112 (1965).
TREN
Emiliano Zapata por el ancho sombrero y los largos bigotes caídos,
y otras más era posible ver, con
una mezcla de terror y de esperanza, el macizo cuerpo de Pancho
Villa sentado en el estribo, como
un tigre en acecho. No importaba,
Todos representaban una parte de
| a Revolución y todos se fundían
en el tren militar, un símbolo romántico de cambio y de renovación"
Benítez, Fernando: El Rey Viejo (1962).
Pascual Orozco, don Francisco I. Madero,
y los coroneles Raúl Madero y José
Garibaldi, reunidos después del frustrado
ataque a Casas Grandes.
Por su parte, el vicepresidente de
la República, don Ramón Corral,
había puesto todo su empeño y su
reconocido rigor en perseguir a los
revolucionarios, cualquiera que fuesen su filiación y el campo de sus
actividades.
Corral había dirigido la vigilancia y la persecución de los revolucionarios maderistas y magonistas
refugiados en Estados Unidos; pedido después en consejo de ministrosla diligencia y fuerza del gobierno
para llevarla contra los sublevados;
ejercido más adelante el mando sobre los agentes consulares de México, en Texas, California y Nuevo
México; ordenado al mismo tiempo
la aprehensión de los partidarios o
supuestos partidarios de Madero
dentro de la República y movido,
finalmente, el ataque directo para
U INFORMACIÓN DIRIGIDA
'« SWWt,» enlre las
...
.
.. . .
Mientras en, la capital don
Porfirio Díaz iniciaba su nuevo
periodo presidencial rechazando
la renuncia de sus leales colaboradores quienes, según la edicion de ' E l País
del I a de diciembre, la habían presentado
' por razones de alta delicadeza
el Norte mostraba un rostro cada
vez mas sombrío, con los alzam.entos de Pascual Orozco y
Francisco Villa. Los diarios porfinstas trataban de disimular la
gravedad de momento con alguna
noticia pintoresca —la de un
americano confundido con Madero— o quitando importancia a
columnas que reseñaban los actos
en , Cá *
de Diputados y
m
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e| P a | a d
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cjaban
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o s e n r o p a s p a r a ,os po.
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que
la
Catedral
Metropobres
H
H
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se . . t r a n s f o r m a r i a
en
un
resplandeciente alcázar de luz",
^ forma todavía m e n o s desta.
¿ad
h a b í a n i n g r e s a d o a ,a
penitenciaría los amotinados de
Brizaba... La información interesada
cubria
hum0
,
con
una
rea|¡dad de
,
Testimonio Periodístico,
Diciembre 1 ! de 1910.
nube
de
hechos
acabar, a través de todos los medios
políticos y judiciales, con la fortuna
de la familia Madero. Y sin détenerse en las consecuencias de esta
última resolución, el señor Corral
tuvo la osadía de pedir a M. Carboneau, agente del Banco Franco
Español que buscara la manera de
que don Gustavo A. Madero fuese
acusado de fraude bancario, para
que la Secretaría de Relaciones Exteriores pudiese fundar una petición
de extradición al gobierno de Estados Unidos W.
•D;»», , M „ , J „ U -D^^J^^ TV-_
, ™ . T ¡ÏÏ lîfiL qn , í ^ J S S L S f
™ «l ¿ L 2 K , ™JZ*îTi
S L Í . S í Ï Ï S Ï ? ? J 3 f f i . £ í*l
eí Œ r ¿evado a la V S S d l n d l
de la^República a d i T E f f c S
rral, al que el pueblo odiaba tal vez
recordando sus procedimientos atrabinarios y crueles contra los yaquis
cuando fue gobernador de Sonora;
tal vez también porque en su alto
puesto de secretario de Gobernación
y de vicepresidente de la República,
se mostraba implacable al castigar
a quien se atreviera a enfrentarse al
Porfiriato.
Todo aquello movía al dictador
a ir alejando paulatinamente de los
negocios de Estado a don Ramón
Corral, mas como en aquellos momentos cruciales de su vida le urgía
tener cerca a personas de su mayor
confianza y de reconocidos méritos,
llamó a don José Yves Limantour y
al general Bernardo Reyes, que fueron
dos de sus mejores colaboradores
Limantour, sempiterno ministro
de
Hacienda
del Porfiriato, se hallaba
P° r entonces en París, atendiendo
^ 8 8 , ¾ 1 ^ * cuida*do k
Pacana salud de su esposa. BernarEl famoso coronel Eduardo Hav oerdió
2 . Ï en
Î la^ Ï M Í T ' Ï J S J Ï Ï ?
u
°J°
Dataiia de Uasas brandes.
M No obstante, siguió prestando vaÜOSOS
X servicios a la Revolución.
do Reyes, por decisión del Presidente Díaz, había salido del país rumbo
a Europa después de haber sido propuesta su candidatura para vicepresidente de la República, propuesta
que se hizo sin su consentimiento
(2).
Fueron muchas las instancias que
por escrito hizo el Presidente Díaz
a Limantour para que regresara a
México, y aun le urgía a que estuviera presente el lo. de diciembre
de 1910, fecha en que el dictador
volvió por cuarta vez al Congreso
para hacerse cargo del poder, cumpliendo con el formulismo de una
supuesta elección popular.
Pero Limantour evadía el comP r o m i s 0 y d e s d e P a r í « l e ««** a l
hcenciado Roberto Núñez, subsecretanode
Hacienda, cosas como esta:
,, El ^ l " ™ ' 0 qU°
ffi!
T
hace,
y el deseo que manifiesta de
ue
Q regrese yo cuanto antes al país,
están
seguramente fundados en muy
servas consideraciones cuyo alcance
e importancia no se me ocultan. Me
parece, sin embargo, que la idea que
se ha formado usted sobre la influencia que pueda yo ejercer en el desarrollo de los acontecimientos políticos, si no del todo errónea, sí es
evidentemente exagerada, y al expresarme así hago una concesión
respecto de lo que estoy convencido
que sucedería, pues si mi intervención en los asuntos de actualidad
política no diera, como es de temerse, ningún resultado favorable, no
me quedaría otra cosa más que salir
con cierto estrépito del Ministerio,
lo que quiero evitar a toda costa.
Ni Limantour, ni San Limantour, harán variar ya al señor Presidente en
sus ideas y tendencias (3) •
Al parecer, Limantour hacía velada alusión a la pertinacia con que
el presidente Porfirio Díaz trataba
(1) Valadés, José C: Imaginación y
Realidad de Francisco I. Madero. T.
II, Págs. 135-136 (1960).
(2) El general Reyes no volvió a México sino después de la caída de don
Porfirio. En los meses cercanos a su
derrumbe, don Porfirio lo llamó, creyendo que fortificaría a su gobierno,
o cuando menos obtendría de los revolucionarios, con quienes ya había
entablado negociaciones, arreglos menos severos que los propuestos a los
delegados de Limantour; pero, ante
la inconformidad de Madero en que
Reyes viniera a combatirlo o a tratar
con él, don Porfirio ordenó a su antiguo colaborador que se detuviera en
La Habana.
(3) Limantour, José Yves.: Apuntes
sobre mi Vida Pública, pág. 180 (1965).
de conservar invariable su sistema
de gobierno, pese a que el oleaje
sangriento de la Revolución ya casi
golpeaba las puertas de la capital.
Siguiendo un vericueto que abreviaba
el camino, don Gustavo A. Madero y el
coronel Francisco Villa galopan con rumbo a Ciudad Juárez, para asediarla.
Al fin decidióse Limantour a regresar a la patria; pero antes se
detuvo en Nueva York, donde entabló conversaciones con algunos prominentes maderistas, entre ellos el
doctor Francisco Vázquez Gómez y
don Francisco Madero, padre del
caudillo, porque ya para aquellos
días el régimen porfirista comenzaba
a tomar en serio a la Revolución y
a sus hombres. El doctor Francisco
Vázquez Gómez se apresuró a decir
a Limantour que la base de cualquier
convenio o arreglo debía ser la renuncia inmediata del presidente Díaz
así como la del vicepresidente Ramón Corral y de los gobernadores
de Sonora, Chihuahua, Coahuila,
Zacatecas, Yucatán, Puebla, Guerrero, Hidalgo, México y Guanajua-
to, ademas de otras condiciones que
después fue'ron presentadas firmemente en posteriores conversaciones
con los representantes del general
• Díaz.
Nada se arregló, y Limantour
emprendió el viaje por tren hasta
la ciudad de México, a la que llegó
unos cuantos días después de que
el presidente Díaz había hecho que
el Congreso aprobara un decreto
suspendiendo las garantías constitucionales en toda la República.
Este decreto iba dirieidp expíe:
en contra de los rdyfjuciol
pues según el propi
Algo más importante hizo entonces el general Díaz; asesorado por
el mismo Limantour, decidió hacer
salir dé su gabinete a los científicos
más connotados, y formó uno nuevo
con personas tan identificadas con
la mentalidad porfirista como los
científicos que acababan de "ser
renunciados". Pero quien siguió al
frente del Ministerio, de Hacienda,
fue el mismo Limantour que, a partir de entonces y hasta su definitivo
confinamiento, otra vez en París,
ejerció funciones que prácticamente
ejarse a las de un vicela República, pese a
reformador Limantour se apartaba
un ápice de la mentalidad oficial,
que tenía a don Porfirio como guía
genuino de la patria y como.el único que podía mantener el orden, la
paz y el progreso en la República;
ni tampoco dejaba de pensar que
los revolucionarios eran perturbadores del orden público. Y en medio
de estas veleidades dejó escrito: Así
por temperamento como por racio~
cinio me he inclinado siempre a .satisfacer la opinión pública, cuando
se trata de cosas que no pugnan con
la justicia o con el interés de la colectividad sin que para ello obste el
que se hayan levantado en armas,
con el objeto o pretexto de realizar(1) Ley de Suspensión de Garantía»
Individúale*, Sala de Comisiones de
la Comisión Permanente. México, D.F.
marzo - 1911. Citado por Macana,
Gildardo: Emiliano Zapata y el Agrdrismo <mft México, T. I. páK»- 103-104
(1951)JB*
' ^ f t p Ñ f f i P 3 ^ Pascual Orozco atravíe"""Pi las áridas llanuras ch¡huahuenseM||r'
frente de su improvisado ejército, r u m w y •»
a Ciudad Juárez
-. •
J¡H
* V»-*^
quedaban sujetos q, Iqiley los salteadores de. camínaselos que detengan o descarrilen los trenes de las
líneas férreas, los que disparen armas de fuego, lancen piedras u otros
objetos sobre los trenes, o pongan
explosivos destinados a destruirlos.
TamJ&m&os que sim desecho cot$en
interrumpan las ôvfytfjgeaciom
Iquiefyjiprma Ti
los que bajo
•'-giPA.y eljt
aéan el delito
a las"pér.
de robo con vio*
iante ¿ti
en despoblado
'*
una poblacii
ellos agrian
la pena
de- muerte,
término de ocho
días y sin más requisitos que el levantamiento de un acta por el jefe
de la fuerza aprehensora W.
14
.Ü9P9T
I
què no cesaba 1 clamar" que su
permanencia al ladjjHerorfirio Díaz
implicaba para él un gran sacrificio
y una gran responsabilidad.
tour se encargó de mejorar los pertrechos del ejército federal y de aumentfcí «l àúmero de soldados disponibles para combatir a
los revolucionarios; «censejó al presidente Díaz acerca de las siempre .
..planeadas y râmirejpgspuestas re^Jiormas administrât!.
y políticas y
sondeó los ánimos de los funcionarios del- gobierno y del m p o dictador, para rJn^PRJçfcFaceptación
de la plataforma política presentada
por los revolucionarios en sus programas de gobierno.
No por aparecer como un tímido
VILLA
Agustín Arango y Micaela Arámbula, cónyuges, vivían en el rancho
de Río Grande, cerca de S. Juan del
Río, en el Estado de Durango, República Mexicana. Tuvieron cinco hijos:
dos mujeres y tres hombres, de los
cuales el mayor fue Doroteo, quien
nació el 5 de junio de 1878, según
consta en la siguiente acta:
"En San Juan del Río, a 7 de
julio de 1878, ante mí, Jesús Quiñones, Juez del Estado Civil, se presentó
Agustín Arango, en unión de los testigos Gregorio Acevedo e Ignacio Alvarado y expuso: Que a las tres de
la tarde del 5 de junio anterior, nació
en Río Grande, un niño que ha de
llamarse Doroteo; que es hijo legítimo
del exponente y de Micaela Arámbula
y son sus abuelos paternos Antonio
Arango y Faustina Vela y maternos
Trinidad Arámbula y María de Jesús
Alvarez, nativos todos de dicho punto.
Y yo presente Juez mandé levantar
esta acta que leí al interesado y testigos nombrados, quienes estuvieron
conformes con su contenido, firmando
conmigo uno de los testigos, sin hacerlo el otro ni el que se presentó
por no saber. —Jesús Quiñones—.
Una Rúbrica. T. —Ignacio Alvarado—.
Es copia. —Jesús Quiñones".
En 1894, la familia trabajaba la
tierra en el rancho de Gogojito de
Santa Isabel de Berros, municipio de
Canatlán, Dgo., como medieros de
uno de tantos hacendados omnipotentes "dueño de vidas y honras". Martina, una de las hijas, era bonita y
despertó la codicia del amo que, el
día menos pensado, se presentó acompañado de cinco sirvientes pretendiendo raptarse a la muchacha. Se trataba
del cacique Agustín López Negrete, que
venia a imponer sus fueros.
La madre, angustiada, sale en defensa y grita: "Señor, retírese Ud. de mi
casa... i por qué quiere Ud. llevarse a
mi hija ? ¡ No sea Ud. ingrato I".
El joven Doroteo, hijo mayor, frisando en los 17 años, se entera de
aquellas escenas y loco de furor busca la pistola del primo que estaba
colgada de una alcayata y enfrentándose a los invasores, dispara hiriendo
a don Agustín en una pierna. Los
acompañantes del cacique se abalanzan sobre el joven, pero don Agustín
les grita: "i No maten a ese muchacho,
llévenme a mi casa !".
El amo don Agustín es conducido
a la hacienda inmediata de Santa Isabel de Berros, mientras que el salvador de la honra de su hermana se
dispone a huir a la montaña porque
sabe bien que irán a aprehenderlo.
Despidiéndose de la madre y recomendándoles a los suyos que se
vayan a otras tierras, aquel adolescente cuya energía auguraba triste porvenir, pues lo perseguirían como criminal peligroso, se remontó a la sierra
a vivir proscrito de la sociedad, alerta
ante la asechanza del hombre y de
las fieras, alimentándose de hierbas y
raices o carne cruda de animales que
abatía, durmiendo en el bosque o en
la cueva. Y cuando el hambre arreciaba y no había animales que sacrificar
para vivir o al robarlos se le oponían
sus dueños, entonces, agredir y huir
porque primero era la vida de aven-
turas, asaltos y sorpresas si no se
quiere ser pronto abatido. El cuchillo
y la pistola coadyuvaban con la astucia y el arrojo. Y aquel joven, improvisado bandolero por fuerza de la
necesidad, se fue desarrollando en la
disciplina del que, solo o mal acompañado, ejercita la defensa personal
con la habilidad del felino y el arrojo
del desalmado.
Fue así como, en uno de sus descuidos, lo aprehendieron y condujeron atado a la cárcel de San Juan del
Río, de donde el comandante de la
Acordada lo recogería para aplicarle
"La Ley Fuga".
Puesto a moler nixtamal mientras
llegaban por él, se arma con la mano
del metate, abate a su centinela y al
carcelero y escapa de nuevo a la
montaña.
El mismo Villa explica que adoptó el nombre de Francisco Villa, para
borrar sus huellas, pero que era el
nombre que le correspondía en natural derecho porque era el legitimo de
su padre.
En vida trashumante y requerido
por las autoridades del Estado de
Durango como criminal peligroso, su
carácter acabó por aceptar como norma de conducta desconfiar de todos,
procurándose el sustento y la defensa por la violencia, si era necesario,
y hasta haciéndose justicia por propia
mano.
Siempre piensa en su madrecita
y trata de allegarle recursos; y cuando alguna vez logra acercarse al hogar
llevándole dinero de dudosa procedencia, con la cabeza descubierta y baja
recibe el duro reproche materno e
ingenuamente confiesa:
"Sentí que mi voluntad flaqueaba
y apenas pude contestar a mi madre
estas palabras: "Yo soy un hombre
que seguramente nació para sufrir;
este es el único destino que se me
ofrece; mis enemigos me persiguen y
Ud. sabe de dónde arrancan mis sufrimientos. ¡ Prefiero ser el primer
bandido del mundo antes de dejarme
ultrajar ! Écheme Ud. la bendición y
encomiéndeme a Dios".
Novelesca y azarosa fue, pues, por
cinco años, la vida trashumante de
aquel perseguido por la policía que
un día recibe noticias de que su madre esta moribunda. Acercándose por
la noche, vislumbra los cirios que
rodean la mortaja materna, pero comprende que no puede llegar hasta
allá; su presencia habría escandalizado. "Era yo un proscrito de mi hogar;
y del lecho mortuorio de mi madre".
Y arrendó otra vez su caballo hacia
la aventura de sus correrlas.
Villa tenía ya 22 años y su fama
cundió por los Estados de Durango y
Chihuahua. Acompañado de otros como él, que lo siguieron, sostuvo
combates formales contra policías y
rurales y fue formándose el bandolero
guerrillero cuyo destino habría de procurarle redención cuando su experiencia de la lucha, su astucia, su valor
personal y su don de mando lo llevaran a abrazar la noble causa de
la Revolución.
Cervantes M., Federico: Francisco Villa
y la Revolución (1960).
especie de osamenta que entorpecía
el desarrollo de los órganos del cuerpo social; el prudente y equitativo
fraccionamiento de las grandes propiedades rurales; la reorganización
del ramo de justicia garantizando
mejor la elección del personal y la
independencia de los tribunales; la
modificación de las leyes electorales
para hacer más efectivo en las elecciones el voto de los ciudadanos que
sean capaces de emitirlo con plena
conciencia; y por último la aceptación del principio de la no reelección
de los funcionarios del Poder Ejecutivo que deriven del sufragio popular, siempre que las Cámaras
Legislativas juzgasen
conveniente
tomar la iniciativa de la reforma
JN
(1).
Es posible que la alarmante debilidad mental de que ya por entonces daba constantes muestras el
valetudinario dictador, hubiera sido
la causa principal de que se hubiera
atrevido a hacer ese género de promesas, en forma solemne, a todo un
pueblo que ya se había levantado
en armas contra él, precisamente
porque tenía por costumbre no dar
cumplimiento ni a la Constitución,
ni a lo que, desde la- entrevista con
Creelman, había ofrecido.
De tiempo atrás venía dando el
general Díaz señales evidentes de
fatiga cerebral... Las deficiencias de
la memoria y las frecuentes somnolencias durante el día eran las más
aparentes... Para colmo de complicaciones, la grave enfermedad que
una extracción de muelas mal hecha
le originó, vino a crear una situación
verdaderamente desesperada. En la
cama, con una calentura elevadísima,
teniendo toda la cabeza hinchada
por una terrible infección, privado
de alimentos y sin poder hablar más
que por monosílabos, quedó de hecho inhabilitado durante muchos
días. En opinión de los médicos, no
desmentida por los hechos que presenciamos meses y años después,
nunca habría recobrado el general
Díaz, por franco que llegase a ser
su alivio, la plenitud de las facultades indispensables para continuar
rigiendo los destinos del país. La
enfermedad adelantó lentamente y
para siempre la obra destructiva de
los años: en unos cuantos días acabó de apagar una excepcional actividad física e intelectual (2).
(1) Limantour, José
sobre mi Vida Pública,
(2) Limantour, José
sobre mi Vida Pública,
Yves:
Apuntes
pág. 149 (1965).
Yves:
Apuntes
pág. 257 (1965).
Sr. JOSE MANUEL PÉREZ
Encontramos al señor José Manuel Pérez
trabajando como ayudante del licenciado
Aarón Sáenz. A los 73 años, recuerda "como si fuera hoy" los hechos de Casas
Grandes. Tenía entonces 17 años y, a'
margen de cualquier idea política, su participación en el sector de los federales se
debió al sentido de disciplina que le habían
inculcado en el Colegio Militar, del que
acababa de egresar.
—Pertenecí a la columna de refuerzo al mando del general Samuel
García Cuéllar. Cuando llegamos a
Casas Grandes, el coronel Martín Luis
Guzmán se había replegado, sólo quedaban en su poder el Cuartel General,
el edificio del Cuerpo de Rurales, el
Hospital, la Escuela y la Iglesia, en
cuya torre se había montado una
ametralladora.
—Recuerdo muchos actos de valor
en ambos bandos contendientes. Por
ejemplo, tomamos una casa donde se
parapetaba un grupo de revolucionarios. Murió la mayor parte, pero capturamos a siete. Ante el pelotón de
fusilamiento las reacciones eran diferentes: unos empalidecían, a otros se
les notaba el pánico. Pero había uno
que demostraba u n a s e r e n i d a d
asombrosa.
Recuerdo solamente el apellido del
hombre: Ortiz. Solicitó que le dieran
una hoja de papel. Escribió, con mano firme, sobre un cajón de embalaje.
Luego pidió que le sacaran las botas,
y del forro interior de ellas extrajo
algo más de doce mil dólares. Son
el producto de la venta de mi rancho
—explicó—, y no el producto del robo
que los ricos hacen a los pobres. Le
pido a usted, señor oficial, que lo entregue a mi mujer, y entregó después
a cada uno de los hombres del pelotón
de fusilamiento 10 dólares. Nunca he
visto serenidad igual.
VALIENTE
—También del lado federal había
hombres templados y valientes. Por
ejemplo: Cuando ya habíamos llegado
y contraatacábamos, el jefe del Estado
Mayor gobernista, teniente coronel Rafael Agializ, envió un mensaje al general García Cuéllar indicándole que
él y su gente presentaban un blanco
demasiado evidente.
En efecto, el general García Cuéllar,
con su uniforme negro y sobre un
caballo del mismo color, resaltaba en
el dorado del campo de trigo en el
que se encontraba. Hemos venido a
que nos vean y no a escondernos,
recalcó el general.
—Ya cuando se habían retirado los
revolucionarios y el general García
Cuéllar recibía el parte de novedades,
un francotirador voló la cabeza al
caballo del mayor ingeniero Vito Alesio
Robles. A pesar de este hecho, el general García Cuéllar no se inmutó y
continuó recibiendo el parte que se
refería al número de muertos y heridos, y al de prisioneros revolucionarios (unos sesenta), entre los cuales
se encontraban el Jefe del Estado Mayor maderista, coronel Eduardo Hay.
En eso estábamos cuando, desde una
casa localizada a unos 6 u 8 metros,
surgió un disparo. La bala, expansiva,
dio en el brazo del general, destrozándoselo. El caballo cayó muerto. Allí,
en el hospital, se le amputó el brazo.
Yo guardé la manga, manchada de
sangre, con esquirlas de huesos. La
manga la llevé a Chihuahua. Se la regalé al ingeniero Federico García Cuéllar —que todavía vive—, hermano
del general.
—En cuanto al coronel Eduardo
Hay, fuimos buenos amigos. Una granada le había vaciado el ojo. Yo se
lo volví a colocar, con un pañuelo,
en la cuenca. Luego pusimos a Hay
en una litera. Era un hombre valiente.
Después, ya en Chihuahua, solía ir yo
al hospital a jugar ajedrez con él.
Conversábamos mucho y simpatizábamos. Un día me dijo:
—Usted es muy joven. Pérez, y
no debe luchar del lado federal. Véngase conmigo. Tengo un plan para escaparme y le propongo que huya
conmigo.
—No, le contesté. Soy un militar
profesional y mi deber es defender la
constitución, según la tradición heroica
del Colegio Militar. Yo termino de este
lado. Lo que sí le puedo ofrecer, como
amigo y como ser humano, es ayudarlo
para que usted se vaya; y, es más,
sé de alguien que podría irse con
usted.
Y así fue. Hay me explicó su plan.
Yo le presenté al teniente José Sánchez Chávez, del 6o. batallón de infantería y procedente de la Escuela
Militar de Aspirantes, y les proporcioné
las llaves. Huyeron los dos. Yo había
servido al ser humano, pues lo más
probable era que fusilaran a Hay.
Testimonio Viviente. Agosto de 1966.
Don José Yves Limantour, ministro d e T
Hacienda en el Porfiriato, quien se hz-M
liaba en Europa, fue llamado por don
Porfirio Díaz, para que le ayudara a sortear la crisis que precedió a su caída.
Con Listón Azul y Rojo
Aquel último tinglado que los
porfiristas habían armado en la capital de la República, en nada impresionó a los revolucionarios del
Norte. Don Francisco I. Madero,
don Abraham González, Pascual
Orozco y Francisco Villa, seguían
fundiendo cañones y acopiando armas y caballos, y recibiendo más y
más hombres de la ciudad y del campo que, presurosos y entusiastas, cogían sus winchester y montaban en
sus caballos para enrolarse con los
revolucionarios, anudándose al sombrero el listón azul y rojo y prendiéndose en la camisa el escudo de metal
con la efigie de Madero.
Cada día es mayor el apoyo moral que la clase rural da a hs alzados.
Sucede, igualmente, que los ensueños, la ambición, la aventura, la guerra, tientan a la juventud. Los adolescentes se dan de alta en las filas
revolucionarias apenas los grupos de
alzados pasan o rozan L·s rancherías
o los pueblos. Los jóvenes rústicos
a la sola idea de desenvolverse en
una nueva vida, que ya no fuese la
del aislamiento y la oscuridad de los
campos labrantíos o de las faenas de
la arriería o del pastoreo de ganados,
se incorporaban a la Revolución como quien se asocia a otro mundo.
Por todo esto L· Revolución es
incontenible. Está más allá de las
fuerzas militares o políticas del gobierno, sin tener el poder político o
militar del gobierno; y no es que se
estuviera produciendo un milagro, sino que se estaba desarrollando un
fenómeno característico de un pueblo
rural, al cual el Estado no le daba
el valor que potencialmente poseía
tal pueblo (1).
Arriba, José Yves Limantour, desesperado
por la pérdida de su empleo. Abajo, se
van los gobernadores porfiristas, porque:
"Al canasto, viejos, se acabó el gobierno"
(LA SÁTIRA, 23 de abril de 1911).
Por eso fue en el campo donde
prendió la chispa con mayor fuerza
y campesinos eran los hombres que
seguían a Jesús Carranza, a Emilio
Salinas y a Cesáreo Castro, que por
aquellos días amenazaban a la ciudad
de Ojinaga, en Chihuahua. Y hombres que manejaban el arado eran
también los que iban tras los sonorenses Severiano Talamante, Benjamín Hill y Juan Cabrai, quienes
después de apoderarse de varios pueblos de Sonora, se unen con los revolucionarios sinaloenses R a m ó n
Iturbe, Conrado Antuna y Juan
Banderas.
(1) Valadés, José C: Historia de la
Revolución Mexicana. T. I , Pág. 285
(1963).
A los campesinos se unieron muy
pronto los mineros, sobre todo los
del Estado de Durango, cuyos minerales fueron tomados, un día tras
otro, por las gentes acaudilladas por
Herculano de la Rocha, José Maciel
y Martin Triana. Los eslabones de
aquella cadena de hombres alzados
contra la tiranía, se fueron multiplicando en los primeros meses a lo
largo y a lo ancho de toda la
República.
A poco, vinieron los levantamientos en los Estados del Centro y del
Sur del país. En Tepic, Martín Espinosa y Rafael Buelna se lanzaron
contra los federales al frente de ciento cincuenta hombres, y en Jalisco
Julián del Real combatía por la causa del maderismo. En el Estado de
Guerrero, los hermanos Figueroa,
Ambrosio, Francisco y Rómulo tomaron varios centros agrícolas, acuciados por la urgencia de hacerse
justicia por sus propias manos ante
las constantes vejaciones de los hacendados.
Este fue también el motivo que
hizo sublevarse en el Estado de Morelos a Pablo Torres Burgos, a quien
pronto seguiría, en la más grande
epopeya rural que se haya desarrollado en México, el caudillo del Sur,
Emiliano Zapata.
Antes que ellos, un hombre de
edad madura, de los más convencidos
antirreeleccionistas, don Luis Moya,
se lanzó a la lucha armada en el
Estado de Zacatecas, y durante tres
meses, de febrero a mayo de 1911,
consumó valerosas hazañas al apoderarse de varias poblaciones de
aquel Estado.
En un golpe de audacia, el coronel Luis
Moya tomó la ciudad de Zacatecas el
8 de abril de 1911. Sus abigarradas
tropas desfilan por las pintorescas calles.
Su nombre adquiere fama rápibarba rubia y ojos azules, cuya simdamente. Su presencia es respetable:
patía era arrolladura no sólo por sus
largas barbas, corpulento, acerado el
triunfos sino también porque con él
carácter. Se cuenta que estando en
no había lugar a desmanes ni atroChalchihuites en una fiesta torera
(1) Morales Jiménez, Alberto: Homle anuncian la cercanía de fas fedebres de la Revolución Mexicana, pág.
82 (1960).
rales. Calcula su tiempo con reloj
en mano y a la hora fijada toma la
El general Bernardo Reyes, uno de los
ciudad de Zacatecas, un Domingo de
más capaces colaboradores de don PorfiRamos. Los fieles lo ven pasar por
las calles en actitud victoriosa W. W rio, se ausentó del país en los dias que
Pero aquel hombre apuesto de -L precedieron a la caida del mandatario.
LUIS MOYA
Hay individuos q u e necesitan
aguardar muchos años para cumplir
un destino: a esa categoría corresponde Luis Moya. Ya empezaba a ser
viejo cuando comenzó ¡a Revolución.
La espesa barba cerrada que en un
tiempo fuera rubia, como la de un
principe austríaco, se había detenido
y manchado de canas; los ojos azules, penetrantes, habían perdido mucho de su luz, como un cielo que
comienza a nublarse, pero quedaba
intacto el fuego interno, las impresiones que se graban desde la niñez y
que son las postreras en borrarse.
No fue nunca Luis Moya porfirísta ni figuró jamás en la política;
hombre de campo, sus negocios fueron más bien de agricultura o minería en distintas comarcas. Llevaba
el nombre de su padre y estaba emparentado con familias de ricos terratenientes; si hubiera sido codicioso
hubiera medrado por la adquisición
de terrenos, pero había en él un aventurero. Los peones y los caporales de
San Agustín de Melilla vieron partir
con dolor al "amo chico", el día en
que se decidió a ir a correr el mundo.
La juventud y la madurez de Moya
fueron de alzas y bajas, abusaba de
la suerte y la suerte lo acariciaba con
largueza, lo protegía en los negocios
pellos, pronto desapareció del escenario revolucionario. El 8 de mayo
de 1911, al entrar triunfante a la
ciudad de Sombrerete, una bala disparada furtivamente desde la torre
de un templo, segó su vida.
Sobre los adoquines de una calle de Sombrerete quedó el cuerpo
sin vida de don Luis Moya, pero la
Revolución seguía avanzando inconteniblemente. Por aquellos mismos
días don Francisco I. Madero protagonizaba memorables hechos en
Ciudad Juárez. A la vez, Emiliano
Zapata preparaba sus fuerzas para
apoderarse de la ciudad morelense
de Cuautla, y otro inquieto revolucionario, Ambrosio Figueroa, se comunicaba con el señor Madero para
informarle que con doce mil hombres
sobre las armas tenía dominado al
ejército federal, en el sur del país.
Los miembros del Partido Científico se
ven de duelo y en actitudes ridiculas ante
la inminente desaparición del Porfiriato.
(LA SÁTIRA, 23 de abril de 1911).
y en los amores, pero le hacia mohines en los albures cuando llevaba
sus ganancias a la mesa de juego para
perderlas.
Así perdió varias fortunas hasta
quedarse arruinado de dinero, perc
no de esperanzas de recuperarlo, aun
cuando empezaba la vejez. En esa juventud espiritual, llena de experiencias
y aprendizajes, lo encuentra la Revolución, viviendo provisionalmente en
la ciudad de Chihuahua.
Fue uno de los socios fundadores
del Club Antirreeleccionista, amigo de
Abraham González, del coronel Lomelín, de Cástulo Herrera, de Guillermo
Baca y de otros muchos. A veces se
le tenía desconfianza por su misma
fogosidad.
Pasa Madero por la ciudad de
Chihuahua y en dos palabras se reconocen y se traba entre ellos un
compromiso solemne. Moya es de los
primeros en lanzarse a la lucha. Su
sector iba a ser entre Parral y Jiménez, pero muerto Guillermo Baca, su
compañero, y no encontrando oportuna
cooperación se dirige al Estado de
Zacatecas, que conoce como la palma
de sus manos.
Lo que Moya hace en unos cuantos meses es inaudito y tiene el tinte
de la más alta hombría. Su aspecto
sobre el caballo es el de un general
boero, paternal y al mismo tiempo imperioso, león en el combate y sereno
en la victoria.
En Chalchihuites le anuncian la
proximidad del enemigo cuando está
presenciando una corrida de toros y
espera que la fiesta termine para salir a batirlo. En Zacatecas pide la
plaza hablando telefónicamente con
el gobernador, fingiéndose un jefe federal, se le niega y anuncia que la
tomará; y un Domingo de Ramos, a
la hora que la gente sale de la Catedral, su columna atraviesa la población.
Se hacen famosos en unos cuantos días, el valor la audacia y la rapidez de los movimentos de aquel
guerrillero distinto a todos los otros
por su conducta. Los miserables siempre se remedian cuando llega Moya
a una plaza.
Soñando en el advenimiento de
otra época, llega a la ciudad de Sombrerete, que fuera el sitio de su cuna.
El combate está en sus postrimerías,
casi rendida la población, cuando sabe
que el jefe político, Juan Bautista de
la Parra, uno de sus amigos de la
infancia, está en serio peligro, y él
mismo se encarga de ponerlo a salvo
con su familia. Realizado este deber
de amistad, regresa a su cuartel ubicado en la casa paterna. La noche
está serena y la ilumina una luna en
creciente. Han cesado los tiroteos y
la calle real por donde van atravesando está en completa calma; pero
de improviso suena un disparo: el
fogonazo sale de uno de los balcones
del edificio que fuera antaño el Colegio del Cura Zubiria y le atraviesa
la espalda destrozándole los pulmones. No hubo necesidad de más para
terminar con su vida. Moría casi la
víspera — 8 de mayo de 1911— en
que se firmaban los tratados de Ciudad Juárez y que se declaraba por los
mismos, un armisticio en todas las líneas del combate. Moría en plena
apoteosis. Su cadáver se traslada al
pueblo de Nieves para que se le dé
sepultura junto al de su esposa, como
había sido su voluntad, y es seguido
por una multitud que se va engrosando en todas las rancherías. La marcha
González Ortega del inolvidable maestro Villalpando hacía más solemne
aquel cortejo.
Biografía de Luis Moya, por Puente,
Ramón; incluida por Daniel Moreno
en Los Hombres de la Revolución
(1960).
FRANCESCO
#. MADERO
M
E n mil novecientos once,
diremos año primero,
comenzó la oposición
de don Francisco I. M a d e r o .
El día dieciséis de abril
¡ Ah, qué día tan señalado!,
a la u n a de la m a ñ a n a
el fuego se h a comenzado.
L a cuestión que trai M a d e r o
con el señor don Porfirio
es de defender la patria
porque nos había vendido.
El fuego duró dos días
estuvo buena batalla
más de varios pobrecitos
se quedaron en la raya.
Ya les vendió los terrenos
a los que tienen dinero
los pobres nos quedaremos
haciendo aire con sombreros.
Señor don Ricardo Estrada
gritaban con muchas ganas
muchachos suban arriba,
y suénenle a las campanas.
N o nos queda otra salida
más que ayudar a M a d e r o .
vamos a exponer la vida,
ahí está Dios, lo primero.
J u a n de Olague se arrojó
nomás le llovían las balas
a la torre se subió
y repicó las campanas.
Adiós Villa de Santiago
tú eres la más afamada
quién te vido quién te ve
pareces depositada.
C u a n d o estaba repicando
le llovían por dondequiera
esa fue la contraseña
para terminar la guerra.
T u s pueblos se te cambiaron
todos en contra de ti
los tendrías muy agraviados
según m e parece a mí.
El diecisiete en la noche
la guerra se terminó
dicen que ganó Madero
y al capitán lo agarró.
Decía don Ricardo Estrada,
también su hijo Baldomero,
al cabo morir es n a d a
ayudándole a Madero.
Lo han paseado por la calle
que diga, viva Madero,
y él decía, viva Porfirio,
a u n q u e yo muera primero.
Decía Antonio Nevares
muchachos, no hay que temer,
la Virgen de G u a d a l u p e
nos ha de favorecer.
M a d e r o levantó el grito
y luego se fue a la guerra
se fue a defender la patria
y engrosar nuestra bandera.
Francisco H e r r e r a Corral
les dice a sus compañeros,
es fuerza darle la m a n o
a Jesús M a r í a Manqueros.
Y se acabaron los versos
ya acabaré por cantar
la bola ha rodado mucho
aquí se vino a parar.
F.
García.
(1) Armando de María y Campos,
La Revolución
Mexicana a través de los Corridos
Populares.
RESUMEN
Masan «
Publicación Semanal Ilustrada de la revista Documenta
Americana.
Editada
por Publex,
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OCTUBRE 5 DE 1SG6
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a la Cruz 178, Caracas, Venezuela.
N U E S T R A P O R T A D A : Ciudad Juárez ha
sido sitiada por la Revolución, y su jefe, don
Francisco I. Madero, estudia con don Venustiano Carranza los planes del ataque.
EN EL P R Ó X I M O N U M E R O :
¡VIVA ZAPATA!
Ambrosio Figueroa se levanta en armas en el
Estado de Guerrero. Las primeras andanzas
de los revolucionarios guerrerenses. Un campesino que protesta contra el despojo de las
tierras y coge su fusil: Emiliano Zapata...
DE LO
PUBLICADO
El 20 de noviembre de 1910, en el Estado de Chihuahua, se
inició la revolución anunciada por Francisco I. Madero. El 22
de mayo de 1909 Madero había fundado el Centro Antirreeleccionista de México e iniciado una fructífera gira política que
culminó en la Convención del Tivoli del Elíseo, donde se proclamó la fórmula presidencial Madero-Vázquez Gómez. Con
todo, en las elecciones del 26 de junio de 1910 se consumó el
último gran fraude electoral del porfirismo. Luego de su encarcelamiento en Monterrey y San Luis Potosí, Madero escapó
el 4 de octubre de 1910 y se refugió en San Antonio, Texas,
desde donde dio a conocer el Plan de San Luis.
Las consignas revolucionarias de Francisco I. Madero, y las
de Ricardo Flores Magón, encontraron amplio eco en el pueblo.
De junio a noviembre, en Valladolid, Yucatán; en Sinaloa, en
Tlaxcala, en la ciudad de México, en Puebla, estallaron los
primeros relámpagos revolucionarios. En Puebla, la trágica muerte de Aquiles Serdán, precedió a los combates de Pedernales,
Cerro Prieto, Mal Paso, Ciudad Guerrero y Casas Grandes.
Un ejército pertrechado con magníficas armas se enfrentó a una
legión en aumento de hombres salidos del pueblo, dispuestos
a morir con entereza.
El ataque a trenes militares dio fama a Pascual Orozco y
a Pancho Villa. El 30 de noviembre de 1910 Orozco tomó Ciudad Guerrero, donde fundó el primer gobierno municipal de la
Revolución.
La Revolución se extendía por todas partes. Abraham González y muchos otros jefes se alzaron decididamente contra el
porfirismo. El ejército federal no respondió a las esperanzas
depositadas en él. El general Navarro reconquistó Ciudad
Guerrero, pero lo hizo 48 horas después que la abandonaron
Orozco y Villa.
En Baja California los hermanos Ricardo, Enrique y Jesús
Flores Magón, quisieron convertir a la península en un baluarte contra el porfirismo. Pero los magonistas, acusados falsamente de querer declarar una República independiente o de pretender anexar Baja California a los EE.UU., se vieron forzados
a refugiarse en la nación vecina, donde fueron recluidos en
penales.
En el Hotel Hutchins, de San Antonio, Madero recibía
las noticias de la Revolución. El 14 de febrero eiitró en territorio mexicano, se encontró con Abraham González, y con un
grupo de 132 hombres se encaminó a Casas Grandes, punto
clave del Ferrocarril del Noroeste, distante 190 kilómetros. Atacaron la ciudad el 6 de marzo y hubieran vencido a la guarnición de poco más de 323 hombres de no haberse producido
la inesperada llegada del general porfirista Samuel García Cuéllar, quien con 500 hombres, los obligó a retirarse. Madero se
refugia en la hacienda Bustillos, mientras los EE.UU. movilizaban sus tropas para proteger su frontera y Porfirio Díaz
hacía aprobar por el Congreso una ley suspendiendo las
garantías constitucionales en toda la República. En su mensaje
del lo. de abril a las Cámaras, promete sustanciales modificaciones en la justicia y a la ley electoral. Parecía amedrentado
por la subversión que ya cubría el país. El asesinato de Luis
Moya, respetado líder de Zacatecas, avivó la hoguera. Emiliano
Zapata se preparaba ya para lanzarse sobre Cuautla y Ambrosio
Figueroa comunicaba a Madero que sus 12 mil hombres dominaban a las fuerzas federales del Sur...
PLAN DE LA OBRA
Todas las semanas aparecerá un fascículo de "Crónica Ilustrada Revolución Mexicana", profusamente ilustrado con un extraordinario acervo fotográfico. Cada cuatro
números se incluirá la reproducción parcial o total, a todo color, de una obra de arte
de la pintura mural mexicana, así como mapas, también a color, de las campañas
militares. En las contratapas irán apareciendo corridos, grabados, personajes históricos, así como trajes y armas características de la época. Oportunamente se brindarán
al público elegantes tapas-libro para facilitar la conservación de la obra. Con cada
tapa-libro se obsequiará un disco de larga duración de canciones revolucionarias.
LA CIUDAD SITIADA
Al PÍA Hp la ÇÎPrra
rtl T I C U C l a O í d l a
B
ustillos era una hacienda del Es-
tado de Chihuahua en la que los
revolucionarios norteños acampaban para reparar sus fuerzas después
de los combates contra los federales.
Hasta aquel sitio de difícil acceso,
por hallarse en las primeras estribaciones de la Sierra Madre Occidental, llegó don Francisco I. Madero
a mediados del mes de marzo de
1911, con el brazo todavía en cabestrillo y molesto aún por la herida
que había recibido en Casas Grandes,
donde los maderistas tuvieron que
emprender la retirada ante el sorpresivo y abrumador ataque del general Samuel García Cuéllar.
En la casa de la hacienda meditaba Madero sobre la urgencia de
apoderarse de cualquiera de las dos
plazas más importantes del Estado,
la capital Chihuahua, o Ciudad Juá-
ferroviarios y el mantener bajo su
vigilancia las dos líneas que atraviesan el Estado de Chihuahua, el
Ferrocarril del Noroeste y el Central, ambos convergiendo en Ciudad
rez, y así se lo dijo al ingeniero
Juárez.
Rafael Aguilar, hablándole de sus
Finalmente, don Francisco I. Maproyectos: Mi próximo plan consiste
dero decidió hacer los preparativos
en marchar sobre la línea del Ferropara avanzar sobre Ciudad Juárez,
carril Central. En caso de que se
operación militar que requería url
encuentren trenes suficientes, ovanzar sobre Ciudad Juárez, y en caso
(1) Aguilar, Rafael: Madero sin Máscontrario, tomar Chihuahua (1).
cara, citado por Mancisidor, José:
Porque el tren era el medio inHistoria de1965
la Revolución Mexicana,
p a g 120
dispensable para acercarse a los gran'
< )des centros de población en aquellas
inconmensurables extensiones norteFrancisco Villa V Otros de SUS COmpañefias y a ello debíase también que los
r „ flrmflrfn(! ¿cta ln< riipntp* ¿n ln<:
revolucionarios tuvieran como una , ™S' J™. 8 ? 08 n a s t a 'OS aientes, en IOS
de las principales miras de sus ata- W " i a s oeCISIVOS para la Revolución en el
ques, el apoderarse de los convoyes X Norte de la República.
gran esfuerzo, tanto por la distancia
a recorrer, como también porque el
camino debía hacerse a lo largo de
la vía del Ferrocarril del Noroeste,
donde muchas de las estaciones tenían guarniciones federales. De esa
manera no se avanzaba en recta hacia Ciudad Juárez, sino dando un
gran rodeo que significaba hacer un
camino de unos 450 kilómetros aproximadamente, pero con la ventaja
prevista de poder usar el ferrocarril
en muchos tramos, cargando la tropa,
la caballada y la impedimenta en
los trenes que sorprendieran en el
camino o cuyo personal se plegara
a los revolucionarios.
Madero se sentía confiado y optimista, porque a los pocos días se
vio rodeado de un verdadero ejército,
compuesto por dos mil quinientos
hombres que comandaban los más
arriesgados jefes revolucionarios de
aquellos días, Raúl Madero, Pascual
Orozco. Francisco Villa y J o s é
Garibaldi.
~
Tocado COn Ull Sombrero texano }y rodea. .
...
...
i
D
do de sus valientes soldados, Pascual
Orozco aparece aquí en plena campana^
revolucionaria.
-J-'
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F | FnCUGIltrO
^
-
_ .
,
En
uno
de
los
últimos
días
del
mes
de marzo, llegaron a BustiUos. para reunirse con Madero, José
de la Luz Blanco y Pascual Orozco,
llevando con ellos varios centenares
de hombres bien armados y pertrechados. Fue entonces cuando alguien
comunicó a Madero que acababa de
llegar también Pancho Villa, a quien
los ayudantes del caudillo hicieron
entrar a una sala de la hacienda
improvisada como despacho.
—Pero Pancho, qué joven te veo
—le dijo Madero-—. Sé que te estás
portando muy bien. Mañana iré a
San Andrés a conocer a tu gente (l).
Porque era en San Andrés, un
poblado próximo a Bustillos, donde
Francisco Villa tenía concentradas
sus fuerzas. Y hacia San Andrés
partió al día siguiente el señor
Madero.
Aquella histórica visita que el jefe
de la Revolución hiciera al cuartel
general de Pancho Villa, sirvió para
que la fama de este tomara mayor
arrai
entre los revoiUcionarios chihuahuenses. Pancho Villa acababa
de realizar una campaña contra los
federales en la parte sur del Estado,
teniendo a San Andrés como punto
de partida. Había derrotado a los
federales cerca de Santa Rosalía de
Camargo, sosteniendo una serie de
combates con los federales alternando
entre triunfos y derrotas, pero siemia ofensiva, siempre tras el
pre
en
enemigo. Atacándolo hoy por el frente> flaqueándolo por la noche y al
amanecer por la retaguardia. El fue
e\ creador de esa táctica: rapidez de
movimiento, que tan magistralmente
había de poner en uso, con sus divisiones motorizadas, el famoso "Zo¿ei Desierto" general Rommel,
rro
en su campaña legendaria de África
; o s an-os ¿e fa última guerra
en
mundial (2).
Cuantos se hallaron presentes en
aquella revista de tropas, quedaron
sorprendidos de lo bien montada,
armada, municionada y disciplinada
q u e estaba la gente de Pancho Villa.
Eran setecientos hombres cabalgando
m U y buenos caballos, y en cuyos
(i) Calzadíaz Barrera, Alberto: Hechos
Reales de la Revolución, T. I, pág. 59
awi).
ífLSfflta / ¾ ¾ ¾ 5 ¾
(1961).
LA SOLUCIÓN
"Madero, Pascual 0 r o z c o,
Francisco Villa, Garibaldi, Eduardo
Hay, Raúl Madero, Roque González Garza, Abraham González,
otros muchos hombres de ideal,
combatían con las armas por la
Revolución. Otro hombre combatía acá en la capital por la misma
causa, sólo con su pluma. Era
Blas Urrea, seudónimo de Luis
Cabrera.
"No —escribía Blas Urrea ante las perspectivas de paz ofrecídas por el porfirismo—. Si queremos la paz, debemos buscarla
por medios más prácticos y más
expeditos. La sola adopción por
parte del Gobierno, de la bandera
enarbolada por la Revolución, no
basta para desarmar a los rebeldes, ni podrá restablecerse esa
paz que tanto necesitamos por
medio de simples arreglos domésticos efectuados en el seno del
partido que se encuentra en el
poder, y sin tomar en cuenta a
los que con razón o sin ella ya
se han lanzado a las armas en
persecución de sus ideales políticos.
"La Revolución no puede concluir más que de tres modos:
o por su completo aniquilamiento;
o por su triunfo, o por una transacción.
"El completo aniquilamiento
de la Revolución por medio de la
fuerza es obra larga, difícil e incierta; sin contar con que sus
resultados son meramente transitónos.
"El triunfo de la Revolución es
de pronóstico exactamente igual
al de su aniquilamiento, con más
el peligro de una nueva dictadura.
"La transacción franca y leal
del Gobierno con los revolucionarios es la única solución rápida,
patriótica y práctica, y tendría por
efecto algo más trascendental,
que es necesario no dejar de te-
sus autores, se apaga antes d«
comenzar a producir los nocivos
resultados de todas las revoluciones.
"El señor Limantour en nombre de la paz y de la independencia de nuestra patria ha exhortado a los mexicanos a unirse. Los
que lo han escuchado no quieren
entender esta exhortación más
que como dirigida a los revolucionarios para que depongan las
armas.
"Yo por causa de esa misma
paz que todos desean, en bien
de esa patria que no amo menos
que el señor Limantour, y en nombre de todos los que sienten ansias de justicia y de igualdad, pero
que no han acudido a la armas
para conquistar derechos por la
fuerza, exhorto y conjuro al general Díaz y al Gobierno entero
a deponer también las armas, a
procurar la unión, a hacer a un
lado la orgullosa rebeldía que se
esconde tras de la frase vaga de
la conservación del principio de
autoridad y tratar franca y patrióticamente con los revolucíonarios sobre el restablecimiento de
la paz. Y si ello no puede lograrse
sino con el sacrificio de la personalidad política del mismo general Díaz, éste que siempre ha declarado que jamás ha perseguido
más fines que el bienestar del
país, deberá retirarse a la vida
privada, haciendo el sacrificio de
su amor propio de gobernante y
de estadista en aras de la tranquilidad y de la independencia de
México (26)".
ner en cuenta- haría r n n r l u i r una
Parágrafo final del artículo La Situa-
ner en cuerna, nana concluir una
revolución en el momento preciso
ción
en que no ha comenzado aún a
producir jacobinismos, dando así
al mundo el eiemnlo rarn ríe una
Diario del Hogar, de 29 y 30 del
mismo marzo y La Opinión, de Veracmz —
P°rque el Diario del Hogar ha
ai mu nao ei ejemplo raro ae una
revolución que después de rendir
los frutos que de ella esperaban
b i a s ¡ d 0 s u s p e n d ¡ d o p o r e. Gobierno—
correspondiente al 5 de abril del precitado año.
(26) El Lie. Blas Urrea fue el primero
que pidió públicamente la renuncia del
general Díaz,
0bras
Políticas del Lie. Blas Urrea.
Po|ítica e n f í n e s d e m a r z o d e
i g n , publicado en ios periódicos El
semblantes rudos pero alegres asomaba la impaciencia por trenzarse
en batalla con los soldados de un
régimen que los había oprimido durante tantos años.
Entre todos ellos sobresalía la
figura de Pancho Villa, que en uno
de los muchos desahogos sentimentales a que era tan afecto y en los
cuales dejaba ver su franqueza campesina, hizo este comentario al ver
a aquel hombre de pequeña estatura,
que soportaba todos los rigores del
tiempo y todas las incomodidades
de la campaña militar sin mostrar
el menor disgusto: Madero es un
rico que pelea por el bien de los
pobres. Yo lo veo chico de cuerpo,
pero creo que es muy grande su
alma. Si fueran como él todos tos
ricos y poderosos de México; nadie
tendría que pelear y los sufrimientos
de los pobres no existirían, pues entonces todos estaríamos cumpliendo
con nuestro deber. Porque, ¿ cuál
ha de ser la ocupación de los ricos
sino trabajar por sacar de su miseria
a los pobres ? W.
El Ejército Libertador
Antes de salir de Bustillos, ya
resuelto a atacar Ciudad Juárez, el
presidente provisional de la República Mexicana y jefe de la Revolución, don Francisco I. Madero, nombró coroneles a Pascual Orozco y
a Francisco Villa, expidió un decreto
por el cual se establecía el pago de
un peso diario a los soldados de aquel
ejército al que se daba el nombre
de Ejército Libertador, y dio otras
disposiciones igualmente importantes
a fin de que fueran pensionadas las
familias de los revolucionarios que
murieran en campaña; que los desertores comparecieran ante los consejos de guerra y que quienes hubieran prestado sus servicios a la
causa de la Revolución fueran compensados con terrenos nacionales (2).
Hecho esto, una mañana de principios de abril el Ejército Libertador
empezó a movilizarse en la hacienda
de Bustillos. Se trataba de ir despejando el peligroso y largo camino
que conducía a Ciudad Juárez y a
la vez de provocar la confusión y el
desconcierto entre las tropas federa(1) Guzmán, Martín Luis: Memorias
de Pancho Villa, citado por Cervantes
M., Federico: Francisco Villa, y la Revolución, pág. 22 (1960).
(2) Valadés José C : Imaginación
y
Realidad de Feo. I. Madero. T. II, pág.
140 (1960).
les que, en número cada día más
elevado, se concentraban en las principales ciudades y centros ferrocarrileros del Estado de Chihuahua, pero
particularmente en la capital del
Estado, porque el gobierno creía,
equivocadamente, que los revoluciónarios atacarían esa ciudad.
¡NO SE VAYAN! ¡REGRESEN!
!••••••
El anuncio hecho a las tropas
de que "la Revolución habla terminado" causó mucha extrañeza
y desconcierto. Madero se preparaba para dirigirse al Sur cuando
recibió la noticia, no confirmada,
de que el presidente Porfirio Díaz
había anunciado su propósito de
renunciar si era concertado un
tratado de paz con los revoluciónarios. El caudillo envía prestamente mensajeros a los grupos
La incertidumbre sobre los planes
de los revolucionarios norteños se
reflejaba en los comentarios y pronósticos que hacía la prensa gobiernista de la capital de la República,
en donde el presidente Díaz, postrado en el lecho del dolor en su casona
de la calle de Cadena, víctima de la
de soldados
dispersos, y a sus capitanes, que ya se alejaban, cada
uno de regreso a su casa, para
que volvieran sobre sus pasos.
"¡No se vayan! ¡Regresen!", fue
el grito que más se escuchó aquel
día.
Así, el domingo 7, vuelve a
reiniciarse el sitio a Ciudad Juárez. El País, del lunes 8 de
mayo de 1911, informó a la población de la capital de los sucedido. Un cable de El Paso, del
día, decía que a las 2:14 A . M . ,
infección molar que lo había dejado
medio sordo, se hacía leer noticias
rj coronel Francisco Villa y los miembros
r t A M
n<;tentanrln In hipn
« SU tseao Mayor, ostentanao 10 Dien
W pertrechados que Se hallaban para atacar
^L Ciudad Juárez.
ri
Madero detenía su marcha ante
un aviso de Vázquez Gómez, que
acababa de recibir un telegrama
de Washington, anunciándole la
posible dimisión de don Porfirio,
Al mismo tiempo, signo del descontento provocado por el porfirismo y del caos político en que
había caído el partido gobemante, otra noticia informaba sobre
el saqueo a la fábrica de hilos y
tejidos de Metepec, empleando en
el titular un lenguaje que no era
habitual en las épocas anteriores:
"La Compañía Industrial pedirá
hoy al Gobierno Federal garantías
que no puede o no quiere darle
el Gobierno de Puebla".
Testimonio Periodístico.
Mayo 8 de 1911.
UNA
"Intimación hecha por Francisco Villa al comandante de las
fuerzas federales de guarnición
en Pilar de Conchos, Chih., para
que entregue la plaza.
"Marzo 5 de 1911.
"Las fuerzas liberales maderistas sostenedoras de sus principios Sufragio Efectivo No Reelección, intiman a Ud. la rendición
de esa plaza dentro del término
de media hora y exigen de su
patriotismo deponga las armas
que la Nación ha puesto en sus
manos para resguardar la integridad nacional, y no para que ese
valiente ejército formado por el
mismo pueblo se constituya en
verdugo del mismo.
"Esperamos que no le cegará
a Ud. el capricho de militar pun-
INTIMACIÓN
donoroso para sostener la personalidad del déspota y tirano general Porfirio Díaz, que ha concentrado en sus manos un poder
absoluto para oprimir al pueblo;
arrancándole su libertad y ahogando sus virtudes cívicas; valiéndose
del valiente ejército federal a
quien tiene completamente engañado. Esperamos que no desatenderá Ud. los llamamientos de su
patria que peligra y por conducto
de nosotros sus hermanos le hace
un llamamiento, imitando a muchos honorables generales que
con sus batallones respectivos militan en estos momentos afiliados
a nuestras fuerzas.
"Si usted desatiende esta comunicación, haremos uso de las
armas y en ese caso usted será
responsable ante la historia y la
Nación por el derramamiento de
sangre hermana y será juzgado
militarmente. Esperamos pues que
si su capricho lo llega a cegar,
salga al campo de honor; pero
no queremos, por consideraciones
altamente patrióticas, que la guerra se efectúe donde haya familias".
Sufragio Efectivo. No Reelección.
Pilar de Conchos, marzo 5 de
1911.
El secretario, M. T. González.
El jefe de Armas, Francisco Villa.
Documentos Históricos de la Revolución Mexicana. Revolución y Régimen
Maderista. Editados por la Comisión de
Investigaciones Históricas de la Revolución Mexicana baje la dirección de
Isidro Fabela.
periodísticas como estas: Nótase de
algunos días a esta parte en los insurrectos de Chihuahua, foco principal de la rebeldía, un movimiento
de concentración que reclama ser
atentamente interpretado... A nuestro juicio, esta conducta no obedece
a un cambio reflexivo de táctica, no
constituye un plan preconcebido: es
una necesidad impuesta por la falta
de elementos que hs impele a jugar
el todo por el todo y fiar su suerte
a un acto de desesperación. Y se
entiende el motivo: cortado el camino por donde iban a los rebeldes toda clase de elementos, vigilada estrictamente la frontera, los
revoltosos han de haberse visto privados de los recursos de que hasta
hace poco les permitió vivir y luchar
en L· forma que hemos dicho; en la
actualidad, L·.escasez de esos recursos y de esos elementos los obligan
a estrecharse (1).
En la capital de la República se
pensaba que los revolucionarios utilizarían el Ferrocarril Central para
acercarse a Chihuahua o a Ciudad
Juárez y, para evitarlo, había sido
cortado en varios de sus tramos. Lo
que no se imaginaban los estrategas
porfiristas era que las huestes de
Madero, Villa y Orozco no avanzaban
por aquella línea férrea, sino que se
En "La Casa Gris", sentados: Manuel
Bonilla, Gustavo Madero, Francisco V.
Gómez, Francisco I. Madero, Federico G.
Garza, Venustiano Carranza, José M.
Pino Suárez. De pie: Juan Dozal, Roque
G. Garza, Juan S. Azcona, Pascual Orozco,
Alfonso Madero, Garibaldi y R. Madero.
movían a lo largo de la otra menos
conocida, la del Ferrocarril d e l
Noroeste, al pie de los imponentes
picachos de la Sierra Madre Occidental, por entre lomas, valles y desfiladeros, hacia el norte siempre, esquivando al enemigo y recibiendo, en
compensación, incontables muestras
de simpatía y adhesión de los campesinos y pobladores de la región.
Apenas salen de Bustillos, Madero hace que se le adelanten los
coroneles Pascual Orozco y Francisco
Villa, con José Garibaldi .y Raúl
Madero, para despejar el camino y
limpiarlo de federales; objetivo que
se irá logrando en diversas jomadas,
en las que recorren nuevamente los
pueblos donde se han batido bravamente con las tropas gobiernistas:
Mal Paso, Pedernales y Casas Gran(1) El Imparcial, 27 de marzo de 1911.
FONDOS DE LA NACIÓN
"Estado que manifiesta el monto de las existencias en efectivo, en las oficinas dependientes de la Administración Federal, así como la suma de los fondos
del Gobierno depositados en los Bancos y Casas Bancarias que se mencionan,
al separarse de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público el Ministro C. licenciado José Y. Limantcur, por renuncia que hizo de la cartera a su cargo.
Agencia Financiera en Londres.
Lbs. Ests
12.743.10.7
$
124.407.50
Admínistraciones
de Rentas de Tepíc. Baja Calífornia, Jefaturas
de Hacienda, Pagadurías Civiles
y Militares, Legaciones de la
República, e t c .
(Según pormeñor)
1.198.608.38
C o m i s i ó n de
Cambios y Moneda
18.882.183.37
Aduanas Marítimas y Fronterizas
422.536.50
Dirección General de Correos
y oficinas de su
dependencia ..
1.341.894.86
Lotería Nacional
626.777.92
Casa de Moneda
76.784.79
Dirección del
Timbre y sus
Oficinas
495.878.79
Dirección de Telégrafos y sus
Oficinas
135.888.07
Oficinas Consulares
39.633.61
Existencia en diversas oficinas: $ 23.344.594.29 (1)
Tesorería de la
Federación
Billetes
605.195.00
Pesos fuertes ....
15.215.00
Tostones
15.224.00
Menudo
1.779.43
Centavos
120.00
Níquel
170.00
Moneda antigua
y gastos menores por datar
al fin del mes
391.80
Oro. Reserva
12.000.000.00
Existencia en la
Tesorería
$12.638.095.23
Resumen:
Existencia en diversas oficinas $ 23.244.594.29
Existencia en la
Tesorería
12,638.095.23
Existencia en
Bancos y Casas Bancarias
27.162.184.44
Total
$ 63.044.873.96
Este estado fue formado en presencia de los C. C. José Yves Limantour y
Jaime Gurza, Secretario y Subsecretario de Hacienda, respectivamente.
México, 25 de mayo de 1911."
(1) N. del E. Si el lector se toma la
molestia de verificar esta suma, adLimantour, José Yves: Apuntes sobre
vertirá un error, por exceso, de cinmi Vida Pública (1965).
cuenta centavos.
des, hasta llegar a las proximidades
de Ciudad Juárez.
En 19 de abril —después de doce
días de marcha— Madero y su ejército se apostan en las inmediaciones
de esa ciudad fronteriza, y envían
un propio al general Juan Navarro,
comandante militar de la plaza, pidiéndole la rendición. El pliego no
es contestado.
"La Casa Gris"
Ciudad Juárez extendía su caserío en una llanura sobre la que
los rayos del sol de verano reverberaban implacablemente, sin que siquiera las misérrimas aguas del río
Bravo del Norte proporcionaran la
Don Francisco I. Madero arenga a sus
soldados en los días dramáticos del asedio a Ciudad Juárez. Al fondo aparece
Pascual Orozco.
Los principales jefes de la revolución T
Mérida fiel al llamado de la Revo-
naciente: Francisco I. Madero, VenustianoÉ
lució n
T'arran?* Pasrnal flrn?™
e n el
RnniiP
finn
, 9ue
un hombre
zalez Garza, reunidos con Otros COmpañeros.
que
"La Casa Gris" se llamó aquel recinto de adobe, envuelto en las tolvaneras del desierto, donde Madero
ejecutó acciones definitivas para el
porvenir de México, acompañado por
su esposa doña Sara Pérez de Madero
y por sus más fieles colaboradores,
sus hermanos Raúl y Gustavo, los
hermanos Roque y Federico González Garza, don Abraham González
don Manuel Bonilla, Pascual Orozco,
Francisco Villa, José Garibaldi, Castulo Herrera, el doctor Francisco
Vázquez Gómez, el taquígrafo Elias
de los Ríos, el doctor Ignacio Fernández de Lara y con ellos José
María Pino Suárez, llegado desde
*
a
convertirlo pronto
vicepresidente legal; y también
carranza, rascuai urozco, Koque bon-
menor frescura al ambiente caldeado.
Y allí, junto a las arenosas orillas
del enjuto río, en tierra mexicana y
teniendo a la vista los pocos edificios altos de la ciudad, que se alargaba en barrios pueblerinos de trazos
irregulares, don Francisco I. Madero
estableció el cuartel general del Ejército Libertador en dos cuartuchos de
adobe en cuya entrada flameaban
unas pequeñas banderas de México.
ib
barbudo, alto y severo,
miraba con frialdad y fijeza a
través de sus anteojos de oro, que
había sido presidente municipal de
su
ciudad nativa, Cuatro Ciénegas,
Coahuila, luego diputado federal y
senador, y por breve tiempo gobernador de Coahuila, pese a lo cual se
mantuvo siempre en la línea revolucionaria, como lo demostraba con
su
presencia en la "Casa Gris", dispuesto
a contribuir con su esfuerzo
a dar
vigencia a los principios de la
Constitución. Ese hombre era don
Venustiano Carranza.
Villa, Raúl Madero, Ganbaldi
y Orozco empezaron a distribuir estratégicamente sus hombres detrás
de montículos de arena, y a arrastrar
los modestos cañoncitos, fabricados
por ellos mismos, para instalarlos
en las pequeñas alturas de aquella
árida y desolada región. La cabaHería había sido dejada en la retaguardia, por haberlo dispuesto así el
Estado Mayor de Madero, que juzgó
inapropiado el uso de caballos en las
mismas goteras U) de la ciudad,
Madero, con su típica indumentaria de campaña, junto a su esposa
Sara, vestida de negro, desde las
(l) Cercanías, suburbios.
PANCHO
"Don Francisco I. Madero fechó una carta, el 24 de abril de
1911, en el campo de operaciónes, al oeste de Ciudad Juárez,
que fue publicada por El Paso
Morning Times al día siguiente
y que textualmente dice:
"Al coronel Francisco Villa
equivocadamente se le atribuye
haber sido un bandido en los tiempos pasados. Lo que pasó fue
que uno de los hombres más ricos
de esta región, quien, por consiguiente, era uno de los favoritos
de estas tierras, intentó la violación de una de las hermanas de
Villa y éste la defendió hiriendo
a este individuo en una pierna.
Como en México no existe la justicia para los pobres, aunque en
cualquier otro país del mundo las
autoridades no hubieran hecho
nada contra Pancho Villa, en nues-
VÊLLA
VÊSTO
POR
tro país éste fue perseguido por
ellas y tuvo que huir y en muchas
ocasiones tuvo que defenderse de
los rurales que lo atacaron y fue
en defensa legítima de sí mismo
como él mató a algunos de ellos.
Pero toda la población de Chihuahua sabe que nunca robó ni
mató a ninguna persona, sino
cuando tuvo que acudir a la legítima defensa.
"Pancho Villa ha sido muy
perseguido por las autoridades,
por su independencia de criterio
y porque no se le ha permitido
trabajar en paz, habiendo sido
víctima,en muchos casos, del monopolio ganadero en Chihuahua,
que está constituido por la familia Terrazas, quienes emplearon
los métodos más ruines para privario de las pequeñas ganancias
que él tenía explotando los mis-
MADERO
mos negocios,
"La mejor prueba de que Pancho Villa es estimado por todos
los habitantes de Chihuahua, en
donde él ha vivido, es que en muy
poco tiempo él ha organizado un
ejército de más de 500 hombres,
a los cuales él ha disciplinado
perfectamente. Todos sus soldados lo quieren y lo respetan,
"El Gobierno provisional le ha
conferido el grado de coronel,
no porque haya tenido absoluta
necesidad de sus servicios, pues
el Gobierno provisional nunca ha
utilizado, en ningún caso, personas indignas. Por lo tanto, si se
le ha expedido el nombramiento
de coronel, es porque ha sido
considerado digno de él . FRANCISCO I. MADERO!' (Firmado) .
Cervantes, M. Federico: Francisco Villa
y la Revolución (i960).
puertas de la "Casa Gris" contemplaba con cierta tensión cómo su
ejército se iba desplegando en orden
de batalla delante de una ciudad
defendida precariamente por un viejo
general porfiriano, Juan Navarro;
una ciudad que era como un polvorín, por hallarse en la misma frontera
norteamericana, separada por un estrecho río de El Paso, Texas, en
cuyas inmediaciones ya se avistaban
las fuerzas norteamericanas resguardando la línea internacional.
La Embajada del César
En aquellas condiciones dramáticas y al borde de una inminente
batalla, la tarde del 21 de abril, cuando Madero platicaba con Pancho Villa y con Pascual Orozco, que día a
día, desde que fue sitiada Ciudad
Juárez, lo importunaban con su ' belicosa impaciencia, deseosos de una
vez por todas de lanzarse al ataque
y apoderarse de la ciudad, vio venir
hacia él, jadeantes, a dos hombres
cuya indumentaria revelaba que no
eran campesinos.
Eran el potentado y senador porfirista Oscar Braniff y el licenciado
Toribio Esquivel Obregón, abogado
de pueblo e individuo de mucha
suficiencia que había sido antirreeleccionista, separándose del partido poco después de la Convención del
Tivoli del Elíseo (1) . Llegaban de
Nueva York, donde habían hablado
con el doctor Francisco Vázquez
Gómez, agente confidencial de la
Revolución para proponerle a nombre de Porfirio Díaz — por más que
no fuesen enviados oficiales suyos,
sino simplemente oficiosos— establecer un arreglo entre la Revolución y
el Porfinato, a fin de terminar las
hostilidades.
El doctor Vázquez Gómez impuso
su condición básica: la renuncia inmediata de Porfirio Díaz, lo que hizo
desistir a Braniff y a Esquivel Obregón de seguir tratando con él. Por
eso decidieron ir al propio Madero,
alentados desde México por José
Yves Limantour, que en aquellos
críticos momentos se había convertido en la "eminencia gris" del
régimen, sin que ocultara su interés
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ffiJSKf
j&2¿, %T*t*¡
(1963).
^
d e ) o s m á s v a | e r o s o s revoluCÍO.
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D
nanos, acompañaron a Pascual Orozco en
las memorables jornadas guerreras que
condujeron al triunfo de la Revolución.
M
MUJERES
I'
A nrilIDDC DCMfUlinrc
LIC. A. H u U I K K t D t N H V I U t o
El licenciado Adrián Aguirre Benavides, luchó
al lado de don Francisco I. Madero. En 1911
fue nombrado por éste miembro de la Junta
Consultiva de la Insurrección Nacional. Obtuvo el grado de general de brigada y asesor
político de manos de Francisco Villa, a quien
defendió como abogado cuando Huerta lo trajo
preso a México, acusado de robo. Fue tambien apoderado de la familia Madero y primo
segundo de don Francisco. Tiene actualmente
87 años de edad y 47 bisnietos.
—Estuve con Madero operando en
Eagle Pass (1), en la organización de
efectivos para la Revolución; y comprando y pasando armas hacia territorio mexicano. Era la época de Casas
Grandes y Ciudad Juárez. La compra
y paso de armamentos requería una
gran precisión y sincronización. Muchas veces eran las mujeres quienes
pasaban el parque bajo sus faldas. Teníamos, además, todos los ferrocarriles mexicanos a nuestra disposición
(por la cooperación de los trabajadores). Las armas viajaban entre el carbón, las maletas, etc. Luego eran
arrojadas al campo para que los revolucionarios las recogieran. En esto
había una sincronización que aún ahora me sorprende. En el sitio exacto,
determinado con anticipación, estaban
los revolucionarios. Entre las tropas
que organicé en Eagle Pass se contaron las de hombres tan importantes
como Mújica o Ildefonso Pérez.
—Los éxitos revolucionarios se debieron, sobre todo, al apoyo popular.
Los campesinos nos ayudaban: siempre encontrábamos agua y comida en
los pequeños ranchos. Para nosotros
HEROICAS
todo, para los federales nada. Cuando
llegaban éstos, las mujeres tiraban la
comida y el agua. Preferían no comer
ellas y sus hijos con tal de no darles
nada a los federales. Casi podría decir yo que ellas ganaron muchas de
las principales batallas,
—La personalidad de Madero era
un estímulo irreemplazable. Era un
hombre de una bondad y una pureza
increíbles. De allí nació el nombre de
mi libro: Madero el Inmaculado. Recuerdo una vez -—durante su juventud— que paseábamos juntos. Iba con
nosotros uno de sus hermanos menores. Era un niño y dijo alguna malacrianza de criatura. Don Francisco no
podía soportar ni eso, a tal extremo
llegaba su pureza. Que Dios te perdone
por haberte dado la inteligencia para
que la manches —le dijo al niño—. Su
austeridad llegaba a la santidad, laica
naturalmente,
(1) Eagle Pass. En la frontera de Texas,
frente a Piedras Negras, Estado de
Coahuila.
Testimonio Viviente. Agosto de 1966.
Don Francisco i. Madero y don Venustiano Carranza discuten el ataque a
Ciudad Juárez y observan un plano de
la ciudad extendido en el suelo.
por transar con los revolucionarios,
guiado por su afán de preservar los
intereses financieros del Porfiriato.
Don Francisco I. Madero escuchó
a Braniff y a Esquivel Obregón y
en seguida llamó a consulta a los
hombres más discretos y preparados
que lo rodeaban, y a partir de aquel
día, sentados en rústicas sillas dentro
de la "Casa Gris" y escuchando los
gritos de los guerrilleros de Villa y
Pascual Orozco, que ya tenían cansados los brazos de tanto apuntar
con sus armas hacia Ciudad Juárez,
los caudillos de la Revolución conferenciaron repetidamente con los representantes del Porfiriato.
Lo primero que Braniff y Esquivel Obregón propusieron a don Francisco I. Madero fue la celebración
de un armisticio a fin de entablar
durante el mismo conversaciones de
paz, pero a esto, el caudillo de la
Revolución replicó que no se entendería con ellos si antes no renunciaba
Porfirio Díaz, se le entregaba Ciudad Juárez y se designaba presidente
interino a don Francisco León de la
Barra.
Braniff y Esquivel Obregón comunicaron por telégrafo a Limantour
la decisión de Madero en estos tér-
LO HACÍAN POR AMISTAD
"La actitud del general Díaz
con relación a Limantour había
cambiado, de la tirantez a la más
absoluta, aun indiscreta confianza, en parte por presión de los
otros ministros y en parte porque
llegó a creer que, sin Limantour,
el crédito de México se vendría
al suelo.
'.'Esto último el general Díaz
se encargó de hacérmelo palpable a la vez que su modestia y
su incomprensión de los fenómenos económicos con que México
se tenía que enfrentar.
"Después de pedirme hablara
con Limantour, como para explicarme su exigencia, me hizo de
este señor el elogio mas acabado,
como el hombre a quien se debía todo el crédito de que los
bonos mexicanos disfrutaban en
los mercados europeos, y lo que
para mí fue interesante fue la
explicación que don Porfirio me
dio de aquella su convicción. 'Usted sabe, me dijo, que Pepe se
educó en los mejores colegios de
Europa, que allí tuvo la oportúnidad de trabar amistad con jóvenes que ahora son los grandes
banqueros del mundo y esos banqueros, naturalmente, nos han
abierto sus cajas por la confianza
que les inspira nuestro ministro
de Hacienda.'
"Seguramente los amigos de
Limantour que rodeaban a don Porfirio se habían encargado de fomentarle aquella idea; pero qué
error tan grande. Era a paz lograda por el general Díaz la que
nos abría, no las puertas de las
cajas de los bancos, que no nos
han dado ni un solo centavo, sino
la confianza de las clases que
ahorran en otros pueblos y a
quienes los banqueros siempre
están en la mejor disposición del
mundo para venderles bonos, no
por amistad con el ministro, sino
por las jugosas comisiones y por
las mil socaliñas de que se valen
en esas ocasiones para sacar ventajas, muchas veces indebidas.
„Porfirio tenía va enton
nrhPnta anns sus facultada
comenzaban a decaer su memo
ria iffallaba ooieba de que eTas
fTcuftadefde^a an era oue îlama
5f ^ S ^ ~ Z
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Sas as riendas a aouef oue él
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|astimado
E| 3on ' ¿ U ™
precavido y desconfia5
™
g ^ g g h *
„
Esquivel Obregón, Toribio: Mi labor en
servicio de Mexico (1934).
LA INTERVENCIÓN
AMERICANA EN MEXICO
"Tres casos históricos que se consideran precedentes. Aspecto jurídico
de la cuestión.
"(Artículo del New York Times que,
traducido para La Lucha, de La Habana,
fue publicado en español por este último periódico, el día 23 de abril de
1911).
"El decreto del presidente Taft,
enviando tropas a la frontera mexicana,
ha sido más que justificado, por los
recientes sucesos en Arizona.
"Nunca se ha dudado en Washington de la buena voluntad del gobierno
de Díaz, de sus deseos de extender
debida protección a las vidas e intereses de los ciudadanos americanos en
ese país, pero sí, y fundadamente, de
su poder para ejercerla.
En vista de la circunstancia agravante de haber sido alcanzados por
balas disparadas por federales e insurrectos, en un combate efectuado
cerca de la frontera, habitantes de una
ciudad de los Estados Unidos, que
penetren nuestros soldados en territorio
ciclas nuestras tropas por el general
Jackson, en el año 1817.
"Habiéndose hecho fuertes los indios en dos fortalezas abandonadas,
situadas en la Florida, que a la sazón,
pertenecía a España, desde allí disparaban sobre nosotros, y sin titubear,
marchó directamente hacia ellos Jackson, tomó ambas piezas, y pasó a
degüello a los salvajes,
"Como se comprende, hubo la
protesta más enérgica por parte de
los españoles, a la cual repuso nuestro
gabinete, que, dado caso que las autoridades españolas en esa colonia no
eran capaces de mantener el orden en
\a misma, e impedir que indios en
guerra abierta con nosotros, después
d e correrías sangrientas en nuestro
territorio, se guarnecieran en Florida,
continuando las hostilidades, estabam o S i c o m o medida de protección, justificados en atravesar la frontera, y
entrar en territorio extranjero, y se
la invasión, por
d io p o r justificada
España, terminando el incidente.
íieemDon0 W t a n S Ó '° C U e S t l Ó n ^
"Para realizar ese acto, nos sobra
no sólo motivo, sino derecho, y en
prueba de ello, han aducido tres casos
célebres, que serán citados como precedentes, algunos jueces del tribunal
supremo de la nación.
"El primero ocurrió durante la
rebelión de los canadienses contra
Inglaterra. Los insurgentes ocuparon
una isla en el río Niágara, que pertenecía a nosotros, y desde allí disparaban sobre las tropas reales en la costa
del Canadá, habiéndose trasladado a
dicha isla en un vapor el "Caroline",
en el cual hablan instalado cañones.
"Un pequeño crucero inglés, sin
más ni menos, abordó dicho vapor,
hizo prisioneros a los tripulantes, y
continuando hacia la isla, desembarcó
marinos, y se llevaron atados a los
rebeldes.
"Nuestro gobierno, por medio del
entonces secretario de Estado, el gran
Daniel Webster, exigió una reparación
contestando Lord Ashberton, el embajador en Washington, según sus insducciones, que ese acto estaba explicado por la necesidad de obrar
momentáneamente, y que el gabinete
inglés había mirado el incidente desde
ese punto de vista.
"Con cuya contestación, expresada
cortésmente, se conformó la administración americana.
"El segundo sucedió durante nuestra guerra civil al intentar el barco de
guerra federal "Kearsarge" acercarse
al puerto de Cherbourg, en persecución
del "Alabama", buque confederado allí
anclado, el gobierno francés obligó a
ambos, a alejarse unas diez millas,
antes de romper fuego los cañones
de las dos naves enemigas.
"El tercero pasó, cuando la guerra
contra los indios "seminóles", condu-
" E s t e ú l t i m o c a s o r e v i s t e u n ca"
rácter
casi igual «I qué ha Preocupado
Taft v sus
.
secrétanos en Méx.co,
añora.
« sobre todo, una circunstancia
e n el
. ejemplo éste, tiene importancia
capital.
"Ahora, como entonces, no tenemos que entendernos más que con el
gobierno establecido,
"Los indios entonces y los insurrectos de hoy, están en el mismo caso, y así como nuestros padres, sólo
estimaron propio y necesario dirigirse
a | 0 S representantes del monarca español, nosotros sólo debemos apelar
a i gobierno mexicano, y si éste no está
e n condiciones de hacerse respetar,
de dominar la insurrección, de impedir que turbas de facinerosos armados
atropellen, saqueen y maten, no sólo
a los hijos del país, sino a ciudadanos
americanos establecidos allí, a nosotros
nos toca aplicar el remedio, y éste
ha de ser tan rápido y drástico, como
perjudicial es el caso que lo exige,
"La protección de las vidas e intereses de nuestros compatriotas, es
U n derecho nuestro, derecho eminente,
supremo, que constituye una excepción,
y e s superior al principio por respetable, que sea, de la inviolabilidad territorial, según la autorizada opinión
de varios miembros del más augusto
de nuestros tribunales.
"Que mediten y tengan muy presente esto Díaz y sus ministros",
a
Documentos Históricos de la Revolución Mexicana. Revolución y Régimen
Maderista. I. Editados por la Comisión
de Investigaciones Históricas de la
Revolución Mexicana, bajo la dirección
de Isidro Fabela.
Los enviados del Presidente Díaz: Rafael'
Hernández, Toribio Esquivel Obregónj
Oscar Braniff y Francisco Carbajal, conversan con el jefe de la Revolución.
minos: Venimos de ver a Madero.
Afírmase condiciones para armisticio
entrega Ciudad Juárez, renuncia del
señor Presidente. Presidente interino
De la Barra. Madero manifiesta que
con otras condiciones no será obedecido por la Revolución. Suspendido
ataque Ciudad Juárez hasta mañana.
¿ Qué hacemos ? (D y Limantour
repuso: Después de espontáneos y
patrióticos esfuerzos de ustedes tan
mal correspondidos por revolucionarios, nada veo que pueda hacerse por
ahora (2). Y en efecto, nada se hizo
por el momento sino exacerbar los
ánimos de los dos bandos que se
(1) y (2) Limantour, José Yves:
Apuntes sobre mi Vida Pública, pág.
317 (1965).
azuzaban desde las barricadas de
Ciudad Juárez y desde las trincheras
de costales de arena con que Madero
había mandado cercar la plaza.
Además la población civil de Ciudad Juárez empezaba a inquietarse
cada vez más, día a día, con un
ejército a sus puertas y otro adentro,
a punto de entablar combate en
un descuido, al tiempo que desde
El Paso los norteamericanos amenazaban con intervenir con las armas
para defender sus bienes y las vidas
de sus conciudadanos en caso de que
hubiese guerra en la misma línea
divisoria internacional.
.
,
Ante estas circunstancias y despues de haber estudiado concienzu-
los partes de guerra entre ambos
bandos.
Para entonces el presidente Díaz,
en uno de los pocos momentos lúci^os que tenía dentro
de la gravedad
d e los m a l e s
Q u e , l e aquejaban, el
mayor de los cuales era una persustente fluxion facial, ordeno a
Limantour que designara como su
representante personal ante los revolucionanos y lo enviara a Ciudad
Juárez para tratar oficialmente con
< 11 os a l h en ia( 0
r , ' .? ? }
Francisco CarbaJd ale> magistrado de la Suprema Corte
Justicia.
Lle
g ° Carbajal al campamento de
Madero bien instruido por Limantour
s o b r e lo q u e d e b í a h a c e r y s e r e a .
_.^^__^^^__^___^_^_^
damente el caso, Madero decidió
aceptar un armisticio de cinco días
Doña Sara Pérez de Madero, su esposo,
don Francisco I. Madero, y el coronel
a partir del 23 de abril, durante el
cual se procuraría llegar a un enten-
„,-, « I - J . „ „„ i„ n„i,nL A~ I, -r^^
^ü[ M a d e r o - e n a entr a. da & la„.Casa
dimiento con los emisarios del dic-
Gris
tador, y para el efecto fueron girados
Juárez.
durante el asedio de Ciudad
W-)
/ SÁLVESE QUIEN PUEDA
"El barco ya estaba haciendo
agua y el espanto, o cuando menos el desconcierto, iba adueñandose de la tripulación; el primero
en asirse a un cable —necesidad
de ir a Europa a curarse— fue
el vicepresidente don Ramón Corral, que solicitó permiso a la
Cámara de Diputados para ausentarse del país sin perder su investidura oficial. Fue en la sesión
parlamentaria dedicada a discutir
la concesión del permiso, cuando
el diputado Diódoro Batalla pronuncio un discurso que en parte
se reproduce a continuación:
"El dilema es duro pero es
implacable —dijo el diputado Batalla—: o se satisface a la nación
o al señor Corral. Al señor Corral
se le puede dejar satisfecho concediéndole la licencia, pero haciéndole ver, porque es un hombre
accesible a los argumentos, porque es un hombre impregnado
(así me lo han contado algunos
amigos suyos) de patriotismo, de
amor a la patria, se le puede
demostrar la necesidad de que
se despoje de su alta investidura;
pero a la patria no se le puede
satisfacer más que de una mañera: dándole lo que ella pide con
voz lastimera, con voz llorosa, con
voz gemebunda: la patria pide,
señores, que haya en todo mo-
mento una persona que sustituya
sin duda alguna, sin discrepancia
de ninguna especie, sin argumento legal que pueda oponerse, sin
la menor bandería que pueda levantarse en su contra: que haya
aquí, dentro del territorio, al alcanee de la representación naciónal, una persona que pueda sustituir al señor Presidente en caso
de su ausencia y bien está, señores, que tengamos todo el respeto
que se merece el señor Corral
por su alto cargo, bien está que
tengamos al señor Corral todos
los respetos personales, pero no
olvidemos los sagrados intereses
de la patria.
"Mucho se ha hablado de piedad, mucho se ha hablado de la
situación grave por que atraviesa
el país, pero el señor Corral es
un solo individuo; yo recuerdo
también, señores, haber leído durante mi infancia, novelas en que
se pintaba la triste suerte de María Antonieta tras los muros de
la Conserjería y se hacía una víctima del representante de la monarquía. En buena hora que tengamos todos estos miramientos
para el señor Corral, pero también
una mirada de piedad para todos
esos infelices de uno y otro bando,
porque todos son mexicanos; para
todos esos cadáveres llamados a
/
abonar las estériles tierras de
Chihuahua; pensemos, señores, en
que se necesita asegurar la paz
para hoy y para siempre y si
dejamos un vicepresidente del
otro lado del océano con su cargo,
será el germen de una nueva revolución, de nuevos peligros; será
una bandera para cualquier grupo
político, será un amago para la
patria. Pensemos, señores, en que
los momentos actuales son solemnés y que mi voz será la primera
en esta Cámara que llame nuestra
atención sobre las madres desoladas, sobre los infelices que han
muerto, sobre esos tiernos niños
que llevados por su amor a la patria, han abandonado las aulas
del Colegio Militar y han dejado
los libros para tomar la espada e
ir a morir por la patria en las
abruptas serranías,
"Los respetos y consideraciones por un hombre nada valen
en contra del respeto y las consideraciones a la patria, los que
pospongan I06 intereses de la patria por las consideraciones a un
amigo tendrán un nombre muy
duro y ignominioso en la historia
que se escriba de estos tristes
tiempos".
D i ó d o r o Batalla, HueMa d e s u ^ , ^ , , y
de su esfuerzo. Clementina Batalla de
Bassols.
nudaron con él las gestiones, en el
curso de las cuales los revolucionarios
exigieron nuevamente la renuncia de
Porfirio Díaz y además: que se propusiera para cuatro secretarías de
Estado y para gobernantes de catorce entidades federativas —entre
ellas las del Norte— a personas de
procedencia netamente revolucionaria
y también que se hiciera efectivo y
consciente el voto público; que se
diese libertad a los presos políticos
y se suspendiera toda persecución
política y que se expidiera un decreto
de amnistía para los revolucionarios,
los cuales debían ser indemnizados
(l).
(1) Limantour, José Yves: Apuntes
sobre mi Vida Pública, págs. 326 y 336
(1965).
Dentro de Ciudad Juárez, la artillería del
Ejército Federal instaló sus campamentos, en espera de la orden de repeler
a los revolucionarios.
El célebre cuartel general de las fuerzas
i de Madero, "La Casa Gris", con un gran
toldo en el que lucían banderolas
tricolores.
Los representantes del Porfiriato
se negaron rotundamente a aceptar
aquellas proposiciones, bien instruidos como estaban, desde México, por
Limantour y por Jorge Vera Estañol
—a la sazón encargado de la cartera
de Gobernación— que diariamente
celebraban consejo de ministros en
la misma recámara donde el dictador
seguía postrado atendido por sus médicos de cabecera. De aquella recámara donde el César parecía agonizar, había partido esta orden de
Carbajal: Deben desecharse completamente las exigencias refotivas a
la composición del ministerio, pues
es asunto en que el señor Presidente
no puede admitir la ingerencia de
nadie (l).
En la abundante correspondencia
que se cruzó en aquellos días entre
el' licenciado Francisco Carbajal y
Limantour, puede apreciarse cuál era
el pensar de los porfiristas respecto
a los pretendidos arreglos con los
revolucionarios: Se aprueba actitud
de usted al negarse a discutir renuncia del señor Presidente, pues es
punto respecto al cual el Gobierno
(1) Limantour. José Yves: Apuntes
sobre mi Vida Pública, págs. 326-336
(1965).
FNTÍ1NPFÇ
:FÇ PIFRTñ?
tmuNuta...¿t5UtKiu.'
... „ .
,,
El Diario periódico naciónal independiente , publico el 20
de abril de 1911, la noticia de
que Madero había pedido al general Navarro la rendición de la
plaza de Ciudad Juárez, en el
término de veinticuatro horas".
"El enviado especial de Madero, decía una información de
prensa fechada en El Paso, fue
el cónsul norteamericano Mr. Edwards, quien se encargó de entregar el documento al general
Navarro".
Enterado de que los revolucionarios estaban dispuestos a
reiniciar la lucha en caso de que
fracasaran las gestiones de armisticio, el general sitiado declaró al
corresponsal de El Diario que
"la plaza estaba perfectamente
fortificada y sería muy difícil a
los insurrectos apoderarse de
ella".
Sin embargo, la sorpresa y la
inquietud que estas noticias producían a la población de la iudad de México, mal informada
hasta entonces por una prensa
dirigida según los intereses del
gobierno, o temerosa de las represalias de éste, se traducen en
otras
noticias de la primera plana
H
de El Djari0 q u e s e ñ a , a n ¡r.. L a
representación nacional interpelar á h o y a , g 0 b i e r n o sobre la situac i ó n d e , p a í s " , - F u e c i t a d o e, S r
Ministro D. Francisco de la Barra",
» T a f t r e i t e r a j a s seg uridades de
su buena am¡stad para
México».
Testimonio Periodístico.
Abril 20 de 1911.
Desde sus puntos de ataque, el jefe
de la Revolución y el general Pascual
Orozco leen los partes militares sobre el
asedio de Ciudad Juárez.
B->
no puede admitir decorosamente_que
se le impongan condiciones ... Preciso es que se convenzan los revolucionarios que la renuncia no puede
ser materia de pacto y que deben
atenerse a lo que el Presidente resuelva hacer sobre el particular... (1).
Un Emotivo 5 de Mayo
Al amanecer del cinco de mayo
de 1911, un alegre toque de diana
despertó a las fuerzas maderistas
que se hallaban acampadas enfrente
de Ciudad Juárez. Y a poco, en perfecto orden de formación, desfilaron
uniformadas de la mejor manera
posible, delante de una mesa puesta
a campo raso y desde la cual don
Francisco I. Madero y sus consejeros, entre ellos muy serios don Venustiano Carranza y don José María
(1) Limantour, José Yves:
Apuntes
sobre mi Vida Pública, págs. 327-329
(1965).
El general Pascual Orozco, rodeado de
los miembros de su Estado Mayor y de
otros camaradas revolucionarios, en los
improvisados campamentos de los sitia-1
dores de Ciudad Juárez.
LA NOTICIA CONTEMPORÁNEA
OCUPACIÓN MILITAR
El 2 1 de mayo de 1911 es ocupada por una columna de tropas francesas al mando del general • Moinier,
la ciudad de Fez, capital del Imperio
marroquí. El sultán Muley Hafid, atacado por sus subditos, ha pedido la
ayuda extranjera para aplastarlos . . .
Para disculpar esta actitud hay que
remontarse a mediados del siglo pasado, en que comienza la penetración
europea (francesa y española), penetración que en el caso francés, se
halla reforzada por una intensa colonización. El país lenta, pero inexorablemente, va perdiendo su independencia, a cambio de la cual los
invasores garantizan paz y tranquilidad, lo que da lugar a que una gran
parte de la población, comenzando
por la realeza, colabore con ellos.
Ese mismo año Alemania renunciará oficialmente a toda reclamación
sobre territorio marroquí. Teóricamente el imperio es todavía independiente; sin embargo, aun esta sombra de
libertad la perderá muy pronto.
En septiembre de 1911 el mundo
se estremece al difundirse la noticia
del robo de una de las más admiradas joyas del arte de todos los tiempos:
la "Gioconda", el famosísimo
cuadro de Leonardo de Vinci, ha desaparecido del Museo del Louvre, en
París. No hay rastros; se habla, como
es costumbre en estos casos, de un
fanático enamorado de Monna Lisa,
de una banda de expertos ladrones,
de un complot organizado por empleados del Museo, de una maniobra de
alta política para desacreditar a Francia . . . La verdad, escueta y confiden-
Pino Suárez, presidían la conmemoración del cinco de mayo de 1862, fecha
en que las tropas mexicanas se cubrieron de gloria al derrotar a las
francesas en la memorable batalla
de Puebla.
Madero no había querido dejar
pasar inadvertida aquella fecha, que
celebró modestamente pero con gran
emotividad, para fortalecer el ánimo de sus soldados.
cial, es que se ignora todo. El cuadro simplemente ha desaparecido.
Una notable escritora, la condesa
de Pardo Bazán, escribe haciéndose
eco del ambiente.
"Está destinada la Gioconda a producir perturbadores efectos. Cuando
no marea a los exquisitos con su sonrisa, vuelve loca a una nación entera,
evaporándose.
" A estas horas, ni noticia de la
suerte que haya podido correr la célebre pintura. Ningún resultado positivo dieron las activas pesquisas iniciadas desde que, con bastante retraso,
se advirtió que la habían robado del
Louvre. Se ingora si va surcando los
mares, hacia el Nusvo Continente, o
sí la custodia en recóndito camarín
— n o sabemos, naturalmente, en qué
rincón de Europa— un fanático adorador de la belleza, que todas las
mañanas la rodea de flores y todas
las noches le enciende cirios, arrodi
liándose ante la imagen de la incomparable m u j e r . . . "
PESTE BUBÓNICA
A fines de febrero de 1911 el
gobierno chino informa que la epidemia se extiende incontenible; diariamente mueren de 200 a 300 personas
y en la provincia de Shangtung y
regiones aledañas el número de víctimas rebasa ya las 100.000.
Por otro lado, noticias procedentes
de la base naval rusa de Vladiovostock,
en el Pacífico, informan que se han
presentado ya varios casos fatales. Si
el Imperio ruso, no contiene la epidemia, Europa se verá invadida de nuevo
por la terrible "peste negra".
Los
Estados Unidos, por su parte, han
impuesto severísimas medidas sanitarias en toda su cesta occidental.
LITERATURA
En 1911 aparecen, entre muchas
otras, las siguientes obras: El candor
del padre Brown, de Gilbert K. Ches
terton; la admirable biografía del canciller alemán Bismarck, de Emíl Ludwig;
El Pavo real y El oficial prusiano
y otras historias, de David H. Lawrence y Primeras experiencias de Stefan
Zweig. En el primer caso se trata de
un autor consagrado, en los restantes,
de hombres que habrían de alcanzar
perdurable fama años después.
Un improvisado trompeta vació
sus pulmones con los aires de una
marcha de honor, y los músicos tocaron el Himno Nacional. Y como
el punto está colmado de esperanzas, el momento tuvo caracteres de
solemnidad. De no pocos ojos brotaron lágrimas. Don Francisco, con
la cabeza en alto, parecía como si
lo aureolara la victoria (1).
A esa misma hora, más o me-
nos, en la ciudad de México, después que hubo terminado el desfile
militar con que también se conmemoraba la batalla del Cinco de Mayo, el Presidente de la República
mandó llamar a don José Yves
Limantour y se dolió con él profundamente de la alarmante situación en que se hallaban las fuerzas
federales en la frontera, y de la
ineficacia de los esfuerzos que se
hacían para aumentar el ejército.
Me pidió que le redactara un
proyecto de manifiesto a la Nación
convocando al pueblo a tomar las
armas en defensa del orden público,
de las instituciones y del Gobierno
(1) Sommerfeld, Félix: Remember
The
Casa de Adobe, citado por Valadés,
José C: Imaginación y Realidad de
Francisco I. Madero, T. II, pág. 160
(1960).
establecido, en la inteligencia de
que si la Nación no le dispensaba
su confianza, como lo había hecho
en otras ocasiones de su vida, dejaría la Presidencia (1).
Limantour se dispuso a preparar
el texto del manifiesto cuya parte
sustancial se refería a la muy pensada renuncia. Para ello acudió a
d o n Rosendo Pineda, destacado
científico, quien redactó lo concerniente a la renuncia en e s t o s
términos: El Presidente de la República, que tiene la honra de dirigirse al pueblo mexicano en estos
solemnes momentos, se retirará, sí,
del poder, y lo hará en la format decorosa que conviene a la Nación, y
como corresponde a un mandatario
que podrá, sin duda, haber cometido
muchos errores, pero que también
ha sabido defender a su Patria y
servirla con lealtad (2).
El texto no agradó del todo al
dictador, así que hubo de hacérsele una enmienda, referente, desde
luego, a la temida renuncia, habien-
do quedado definitivamente así: SE
RETIRARA,
SI, DEL
PODER
CUANDO SU CONCIENCIA
LE
DIGA QUE AL RETIRARSE
NO
ENTREGARA
AL PAIS A LA
ANARQUIA
(3).
Y en tanto que el general Porfirio Díaz discutía con su conciencia
cuál sería la hora apropiada para
renunciar a la Presidencia de la
República, los revolucionarios, que
tenían cercada a Ciudad Juárez, comenzaban a dudar de la seriedad y
limpieza de propósitos de los emisarios del dictador, y como los cinco
días del armisticio ya estaban vencidos, la situación se hizo insoportable.
Entre tanto, el calor agobiante
embotaba a los guerrilleros que hacía más de quince días estaban apostados delante de Ciudad Juárez. A
la inactividad se sumaba la falta de
víveres y la reducida provisión de
cartuchos, cosas que provocaban no
pocas discusiones violentas entre los
oficiales de Madero. Pesaba sobre
En postura no muy cómoda, don FranP cisco I. Madero escucha atentamente la
lectura que del armisticio le hace el
licenciado Federico González Garza.
las fuerzas revolucionarias una tensión evidente, que parecía resumirse
y concentrarse en la figura del propio Madero, cuando iba y venía
durante mucho rato frente a la
"Casa Gris" con las manos a la espalda y mirando al suelo, como si
su cabeza se doblara bajo el peso
de enormes preocupaciones.
El jefe de la Revolución tenía
motivos para estar preocupado y
aun sentir un creciente malestar.
Porque las gestiones de paz se prolongaban estérilmente, y al mismo
tiempo sus propios correligionarios
tenían dificultades para ponerse de
acuerdo con los términos del convenio que se quería negociar con los
(1), (2) y (3) Limantour, José Yves:
Apuntes sobre mi Vida Pública, pág.
298 (1965).
porfiristas. Estos, por otra parte,
habían demostrado que estaban dispuestos a impedir a toda costa que
los revolucionarios llegasen a formar
parte del gobierno, aun después de
la renuncia de Porfirio Diaz.
El Intransigente
En una de aquellas noches de
largas y tediosas conversaciones con
Braniff, Esquivel Obregón y Carbajal, a las que asistían asesorando
a don Francisco su padre, el señor
Madero, el doctor Francisco Vázquez Gómez, don Venustiano Carranza y el licenciado José María
Pino Suárez, Braniff se extendió sobre el peligro de la intervención
americana, la que indudablemente
sobrevendría si los revolucionarios
atacaban Ciudad Juárez, pues las
balas lloverían también sobre El Paso,- causando perjuicios a los ciudadanos del otro lado del río. Madero,
alzando un pie sobre una silla y apo-
yándose sobre el respaldo de L· misma lo interrumpió con vehemencia:
—¿ La intervención ? ¡ También
combatiremos a los invasores ! ¿ Por
ventura ha de permanecer el pueblo
mexicano esclavizado por déspotas,
hijos de su propio suelo, por temor
de que vengan tiranos extranjeros a
arrebatarle una libertad de que no
disfruta, y una irrisoria soberanía ?
¡ Si los Estados Unidos intervienen,
ustedes y no nosotros serán los culpables y los que habrán acarreado
mal tan grande a la República, pues
nosotros únicamente buscamos nuestra libertad, en tanto que ustedes
se aferran en mantener al pueblo
en la esclavitud !
Alguien habló de la renuncia de
los señores Díaz y Corral y de un
gobierno mixto en. que la Revolución estaría representada por cuatro
ministros y catorce gobernadores; y
de improviso, un hombre como de
cincuenta años, que desde el principio de la reunión se había situado
UN GOBERNANTE
ENCAPA CITADO
"Agravaba enormemente las consecuencias de la agitación del general
Díaz, la rapidísima desaparición de su
memoria, que llegó a tal grado que,
en circunstancias de las más difíciles,
no se acordara ni de lo que se le había
dicho, ni de lo que él mismo había
ofrecido o resuelto hacer horas antes.
Hubo casos en que tratando de provocar cambios de gobernadores, prometiera en un mismo día su apoyo
a dos candidatos rivales, o pidiera como servicio personal a algún amigo
que fuera a hacerse cargo del Gobierno
interino de un Estado, cuando ya
había recomendado otra persona para
el mismo puesto. En el espacio de
veinticuatro horas el Presidente rogó
al Gobernador de Guerrero, por telégrafo, que viniese a México para hablar
de la política local que convenía desarrollar, mandó llamar a un joven abogado residente en México, que nada
ambicionaba, y a quien alentó a que
saliera en el acto para Chilpancingo
a preparar su elección para el Gobierno, y por último autorizó a un viejo
intrigante de los más revottosos para
que emprendiera su marcha también
en la misma noche y moviera sus
influencias en la Legislatura del Estado,
con el fin de ser electo para el propio
cargo. Y no se crea que estas tres
determinaciones, casi simultáneas, fueran el resultado de un plan maquiavéllco o de un cambio de opinión
debido a circunstancias supervinientes:
acababa de hacer; cosa semejante pasó
en otros muchos asuntos de importancia.
"Para colmo de complicaciones, la
grave enfermedad que una extracción
de muelas mal hecha le originó al
general Díaz a principios de mayo,
vino a crear una situación verdadera
mente desesperada. En la cama, con
una calentura elevadísima, teniendo
toda la cabeza hinchada por una te
rrible infección, privado de alimentos
y sin poder hablar más que por monosílabos, quedó de hecho inhabilitado
durante muchos días para seguir atendiendo los apremiantes asuntos del
momento. Su prodigiosa energía le
permitía, sin embargo, ocuparse de
las negociaciones de paz, con motivo
de las cuales me recibia dos y tres
veces diarias, pero sólo para eso le
alcanzaron las fuerzas, y puede decirse, sin exageración, que la nación
entró entonces en estado de verdadera
acefalía. En opinión de los médicos,
no desmentida por los hechos que
presenciamos meses y años después,
nunca habría recobrado el general Díaz,
por franco que llegase a ser su alivio,
la plenitud de las facultades indispensables para continuar rigiendo los destinos del país. La enfermedad adelantó
violentamente, y para siempre, la obra
destructiva de los años: en unos cuan
tos días acabó de apagar una excepcional actividad física e intelectual",
sólo deben atribuirse a un completo
olvido de los actos o promesas que
Límantour, José Yves: Apuntes sobre
mi Vida Pública (1965).
en un ángulo del local donde la luz
de la lámpara no alcanzaba a iluminar, irguió su talla, mostrando su
rostro de enérgicas líneas ornado por
una barba luenga y entrecana:
—Nosotros, los verdaderos exponentes de la voluntad del pueblo
mexicano —exclamó aquel hombre
con voz poderosa— no podemos
aceptar las renuncias de los señores
Díaz y Corral porque, implícitamente, reconoceríamos la legitimidad de
su gobierno, falseando así la base
del Plan de San Luis Potosí. La Revolución es de principios: la Revolución no es personalista, y si sigue
al señor Madero es porque enarboló
la enseña de nuestros derechos; y
si mañana, por desgracia, este lábaro santo cayera de sus manos,
otras cien manos robustas se apresurarían a recogerlo. Así nosotros
no queremos ni ministros ni gobernadores, sino que se cumpla la soberana voluntad de la nación. ¡ Revolución que transa es Revolución
perdida ! Las grandes victorias sociales sólo se llevan a cabo por medio de victorias decisivas. Si nosotros no aprovechamos la oportunidad de entrar en México al frente
de cien mil hombres y pretendemos
encauzar la reforma por la senda de
un ficticia legalidad, pronto perderemos nuestro prestigio y reaccionarán los amigos de la dictadura. Las
revoluciones, para triunfar de modo
definitivo, necesitan ser implacables. ¿ Qué ganaremos con la retirada de los señores Díaz y Corral ?
Quedarán sus amigos en el poder,
quedará el sistema corrompido que
hoy combatimos; el interinato será
una prolongación viciosa, anémica y
estéril de la dictadura; al lado de
esa rama podrida, el elemento sano
de la Revolución se contaminaría;
sobrevendrán días de lucha y miseria para la República; el pueblo nos
maldecirá porque por un humanitarismo enfermizo, por ahorrar unas
cuantas gotas de sangre culpable,
habremos malogrado el fruto de tantos esfuerzos y de tantos sacrificios.
Lo repito: ¡ La Revolución que transa se suicida! (1). El hombre que
hablaba con tal vehemencia era don
Venustiano Carranza.
Un sordo malestar va invadiendo las filas de los jefes revolucionarios ante tantas discusiones y puntos de vista diferentes. Para evitar
que ocurran rompimientos que se(1) Hernández Güel, Rogelio: Episodios de la Revolución Mexicana, citado
por Blanco Moheno, Roberto: Crónica
de la Revolución Mexicana, T . I, págs.
21-23 (1965).
rían de gravísimas consecuencias,
y también a fin de no dar ocasión
a que las tropas norteamericanas
hagan violenta presión para impedir
daños en su territorio, don Francisco
I. Madero decide la mañana del 7
de mayo levantar el campamento y
retirarse de las inmediaciones de
Ciudad Juárez, para dirigirse hacia
el sur, tal vez a atacar la ciudad
de Chihuahua.
Don Francisco está a caballo.
Doña Sara aborda un guayín; la
bordo del ferrocarril. Los últimos en
despedirse del presidente provisional
son don Venustiano Carranza, quien
dirigirá la Revolución en Coahuila;
don Manuel Bonilla, comisionado
del gobierno de Sinaloa y don José
María Maytorena, quien tiene instrucciones para dar vuelos a la revuelta de Sonora (1).
Muy temprano aquel día, un
ayudante personal de don Francisco I. Madero había andado por el
campamento repartiendo muchas pro-
¿ Qué había ocurrido ? Que Madero, ya de salida, se enteró por los
periódicos de El Paso, Texas, de
que el presidente Díaz había publicado un manifiesto en el que habiaba de renunciar a la Presidencia
de la República, lo que le hizo pensar que el camino se había allanado
para el triunfo de la Revolución,
Así pues, determinó volver a situarse frente a Ciudad Juárez a esperar
que los emisarios de Porfirio Díaz
vinieran con la noticia formal de la
El Ejército Libertador Utilizó en el ataque -p
a Ciudad Juárez una rudimentaria arti- m
visiones entre la tropa y diciéndoles
" ^ u e v a s e P ° d í a n retirar todos ca-
renuncia, y con la aceptación de las
condiciones puestas por los révolu-
Hería, de la cual formaba parre este
£ ^ ¾ ^ ¾ ¾ ¾ ¾ ¾ ¾
Ê e T ^
canon que uncen unos revolucionarios a
una mula, para llevarlo al frente.
—^————•———^^^—^—
acompaña el señor Pino Suárez. Don
Abraham González también calza espuelas. El coronel Francisco Villa
marchará a la vanguardia. Pascual
Orozco levantará sus fuerzas que
están frente a Juárez, y tiene órdenes de concentrarse en un punto
y vigilar los movimientos del enemigo. José Garibaldi y Roque González Garza, se han adelantado al
señor Madero para organizar la
transportación de revolucionarios a
Extrañados y sorprendidos por
lo que les acababan de informar,
emprendieron la marcha, unos a cabailo y otros a pie, siguiendo un
camino paralelo a la línea divisoria.
Habrían caminado unos diez kilómetros cuando fueron alcanzados
por unos emisarios de Pancho Villa,
que les instaban a regresar porque
ya se iba a comenzar el ataque:—¡No
se vayan compañeros, regresen, ya
vamos a comenzar la pelea contra los
pelones. Villa nos llama, nos necesita;
ahora sí es la verdad, ya vamos a
pelear!...
(3).
Pero los acontecimientos se precipitaron en forma inesperada, afirmando, hasta el final y como lo ha
comentado un autor, que "la toma
de Ciudad Juárez es un remedo de la
legendaria captura de Troya por los
griegos".
" " " " " **
^
Sommerfeld, Félix: Remember The
Casa de Adobe, citado por Valadés,
Jos
é C.: Imaginación y Realidad de
T H
^163^(1960) Madero' págs'
(2) y (3) Calzadíaz Barrera, Alberto:
Hechos Reales de la Revolución. T. I,
pág. 65 (1961).
(1)
SI'M™™
MEXEIB.
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a la Cruz 178. Caracas, Venezuela.
N U E S T R A P O R T A D A : El caudillo del Sur,
general Emiliano Zapata, guía y defensor de los
campesinos despojados de sus tierras, inició y
consumó la tenaz y valerosa lucha armada que
iba a dar lugar a la actual Reforma Agraria de
México.
EN EL P R Ó X I M O N U M E R O :
H O M B R E S E N PUGNA.Los móviles políticosociales de los revolucionarios del Sur. Una
celada a Zapata. La visita al dictador enfermo.
El ataque y toma de Cuautla. Los zapatistas,
desde el Ajusco, amenazan a la ciudad de
México.
RESUMEN
DE LO
PUBLICADO
El 20 de noviembre de 1910, en el Estado de Chihuahua, se inició
la Revolución anunciada por Francisco I. Madero. La campaña antireeleccionista de éste había culminado con la proclamación de la
fórmula presidencial Madero-Vázquez Gómez. Pero en las elecciones del 26 de junio el porfirismo consumó su último fraude. Encarcelado, Madero logró huir de San Luis Potosí y refugiarse en San
Antonio, Texas, desde donde dio a conocer el "Plan de San Luis",
por el que se regiría la Revolución.
Su consignas revolucionarias, y las de Ricardo Flores Magón, encontraron entusiasta eco en el pueblo. Estallaron los primeros relámpagos de la tormenta. En Puebla, la heroica muerte de Aquiles Serdán precedió a los combates de Pedernales, Cerro Prieto, Mal Paso,
Ciudad Guerrero y Casas Grandes. La guerra de guerrillas, y el ataque a trenes con soldados y bastimentos federales, dieron fama a
Pancho Villa y Pascual Orozco.
El 30 de noviembre de 1910 Orozco tomó Ciudad Guerrero, reconquistada posteriormente por el general Navarro, cuando ya la habían
abandonado Orozco y Villa. El ejército porfirista no respondió a lo
que se esperaba de él.
En Baja California los hermanos Ricardo, Enrique y Jesús Flores
Magón trataron de convertir a la península en un baluarte antiporfirista. Pero fracasaron, y con sus partidarios, los magonistas, tuvieron
que refugiarse en EE.UU.,donde fueron encarcelados.
El 14 de febrero Madero entró en territorio mexicano, se encontró
con Abraham González, y se dirigió, con 132 hombres, a atacar Casas
Grandes. El ataque fue rechazado y Madero se refugió en la hacienda
Bustillos. Porfirio Díaz, luego de lograr la suspensión de garantías
constitucionales, envió al Congreso un mensaje prometiendo mejoras
en la justicia y en la ley electoral. Pero la subversión no se contenía
con promesas. El asesinato de Luis Moya avivó la hoguera.
José de la Luz Blanco, Pascual Orozco y Pancho Villa se reunieron con Madero en Bustillos, para planear el ataque a Ciudad Juárez.
El Ejército Libertador avanzó siguiendo la línea del Ferrocarril Noroeste y no la del Central, como creía el gobierno .y comenzó el sitio
a Ciudad Juárez el 19 de abril. En la "Casa Gris", donde Madero
estableció su cuartel general, en compañía de su esposa y principales
colaboradores, recibió al senador Osear Braniff y al licenciado Toribio
Esquivel Obregón, y posteriormente a la embajada de Francisco
Carbajal, quienes venían a proponerle la cesación de las hostilidades en nombre del porfirismo. Las gestiones fracasaron, pues la exigencia de Madero era la renuncia inmediata de don Porfirio, y la
participación de los hombres de la Revolución en puestos clave en la
capital y en los Estados.
El sitio a Ciudad Juárez se prolongaba y el malestar comenzó a
cundir entre las fuerzas maderistas. El 7 de mayo Madero decide levantar el cerco y dirigirse al Sur. Pero a poco de iniciar la retirada se
entera por los diarios de El Paso, Texas, que el general Díaz ha manifestado su proposito de renunciar. Vuelve sobre sus pasos, y espera
la confirmación de la noticia, que tarda en llegar . . .
PLAN DE LA OBRA
Todas las semanas aparecerá un fascículo de "Crónica Ilustrada Revolución Mexicana", profusamente ilustrado con un extraordinario acervo fotográfico. Cada cuatro
números se incluirá la reproducción parcial o total, a todo color, de una obra de arte
de la pintura mural mexicana, así como mapas, también a color, de las campañas
militares. En las contratapas irán apareciendo corridos, grabados, personajes históricos, así como trajes y armas características de la época. Oportunamente se brindarán
al público elegantes tapas-libro para facilitar la conservación de la obra. Con cada
tapa-libro se obsequiará un disco de larga duración de canciones revolucionarias.
EL SUR REVOLUCIONARIO
: M l lora ol H o n o r a i n í a * !
i m u c í a Cl VICI ICI d l XJYcXL·.
C
ompatriotas: Venid a estas mon-
tañas que son y serán baluartes
de la libertad! Ante la fuerza bruta de las armas con que nuestros tiranos han respondido a nuestras pacíficas manifestaciones de civismo,opongamos nosotros la del pueblo armado
y omnipotente por su soberanía. ¡No
más déspotas necesarios! ¡No más cacicazgos! ¡No más tiranía! ¡Muera el
general Díaz! ¡Viva la libertad! ¡Viva
Madero! (i).
Era el grito del pueblo que quería
vivir.
Aquella proclama incitando a la
rebelión abierta había sido escrita en
un pequeño poblado del Estado de
Guerrero, Huitzuco, el 12 de febrero
de 1911 y llevaba las firmas de Ambrosio Figueroa, Rómulo Figueroa,
Martín Vicario y Fidel Fuentes. Eran
los mismos que exactamente una semana antes habían lanzado un manifiesto dirigido al general Díaz "con
intenciones de hacerlo llegar a su destino por cuantos medios hubiera".
Don Porfirio, si llegó a enterarse de la
proclama, debió atusarse nerviosamente los bigotes al leer:
El pueblo estupefacto os ha contemplado por más de treinta años esperando en vano el cumplimiento de
las falaces promesas de vuestros audaces planes de La Noria y Tuxtepec. La nación sabe cómo habéis correspondido a su confianza. México
todo ha observado vuestro desleal
comportamiento.
Releed vuestras sugestivas proclamas revolucionarias y preguntaos,
con la mano en el corazón si lo que
vos pedíais entonces no es lo mismo
que lo que reclaman hoy nuestros valientes hermanos del norte de la República (2).
El manifiesto y la proclama eran
la culminación de la visita —y de las
muchas que hizo después— del enviado maderista a Guerrero, Octavio
Bertrand, el 26 de enero de 1910. En
aquel entonces se había fundado el
club político Juan Alvarez, en Huitzuco, y el Club Central, en Iguala.
El general Emiliano Zapata, caudillo de la
Revolución del Sur e incansable defensor
de los derechos de los desposeídos, aparece aquí en una de sus características
actitudes, en plena lucha armada. W-)
Ambrosio Figueroa era el alma del
primero y se le había nombrado, secretamente, "jefe de las fuerzas revolucionarias en gestación", título peligroso que lo enorgullecía. Tal vez
el grito de "Muera el general Díaz!"
lanzaba a la lucha correspondiendo
al llamado de Madero.
El pueblo de Huitzuco fue el úmco en el Estado que envió un representante a la convención que, reunida en el Tivoli del Elíseo de la ciudad
fuera solamente una chispa, tal vez se
perdería en la nada, se ahogaría en
sangre; tal vez . . . Pero las chispas a
veces provocan incendios y esto lo sabía muy bien Ambrosio Figueroa que
abandonando bienes y familia, arrastrando a sus hermanos al peligro, se
de México, eligió el 17 de abril la
fórmula presidencial Madero-Vázquez
Gómez. La burla en la elecciones del
(i) Figueroa Uriza. Arturo: dudadanos en Armas, T. I, pág. 11 (i960).
(2) Figueroa Uriza, Arturo: Ciudadanos
en Armas, T. I, pág. 67 (1960).
26 de junio, y la prisión del candidato
antirreeleccionista, convencieron a los
miembros del Club Juan Alvarez de
que el único camino era el de la lucha.
Se comenzó a fabricar cartuchos y a
esconder armas, recibiendo ayuda de
la Junta Revolucionaria de México.
El 5 y el 12 de febrero, el manifiesto y la proclama desconociendo la
autoridad porfirista ponen a Ambrosio, Rómulo y Francisco Figueroa
en actitud de rebeldía. Y con ellos, a
los que los secundaban y compartían
su amor por la libertad. El 21 de febrero pernoctan, ya convertidos en
guerrilleros, en el cerro de San Lucas,
y el 22, llega a ellos por primera vez
una copia del Plan de San Luis, que
les indica el camino a seguir. El 25 de
febrero los Figueroa entraban con su
gente a Atenango del Río, en cuya
plaza Ambrosio leyó un manifiesto
que iba todavía más lejos que la proclama de Huitzuco. Nadie se había
atrevido, en treinta años, a decir tanto y tan fuerte contra el gobierno de
don Porfirio Díaz. El viento se llevaba
a la sierra el comentario de los puntos
principales "Ha dicho que don Porfirio ha centralizado el poder infringiendo la Constitución Federal" . . .
¡Razón tiene! "Que el presidente ha
establecido el cacicazgo . . . " ¡Y bien
cierto es! "Que las reservas del tesoro nacional sólo se emplean en gastos
de lujo y lucro del circulo de favoritos, en el sosten de la prensa servil y
en lo construcción de lujosos palacíos . . . ¡Mientras la instrucción pubhca y la agncmtura están en el mayor atraso por falta de atención y de
fomento!...
#
carrera, lo cual causó justa
extrañeza entre los nativos, acostumbrados a la inalterable tranquilidad
de la comarca.
Minutos más tarde descubrimos
una columna de caballería caminando
de dos en fondo y al frente de ella al
señor Ambrosio Figueroa, quien al lie-
da clase de garantías. El pueblo entero respondió al llamado y llevó, además, frutas y golosinas que satisfacieren el paladar de aquellos bravos.
Esa misma tarde los revolucionaríos abandonaron la población quedando sus habitantes enormemente
entusiasmados. (2),
Los coméntanos en los jacales
eran interminables. Era imperioso
desconocer al presidente Díaz por degal y arbitrario. Lo que antes se decía
en voz baja, ahora se repetía en alta
yoz: Que era importante urgentes reformas administrativas. Los odiados
jefes políticos debían ser sustituidos
por los ayuntamientos . . .(l).
Ambrosio Figueroa y su gente, cuyo número aumentaba a diario, entraban en los poblados, en cuyas plazas
leían el manifiesto de Atenango del
Río y después de aprovisionarse, se
marchaban a otro lugar. A las once de
la mañana del 27 de febrero, la guerrilla entró en Chaucingo. Raymundo
Figueroa, entonces de once años, contó más tarde aquel episodio.
—Nos encontrábamos algunos
muchachos jugando canicas bajo el
techo del palenque de galhs, cuando
advertimos un rumor que poco a poco
fue definiéndose como tropel de cabollos y momentos después observamos diez jinetes con carabinas en ma-
ai centro del poblado con voz graordenó hacer alto, y moviendo con
destreza el caballo hàsta encabritar/ 0) se colocó delante de sus hombres
dirigir las siguientes pafobras a
para
/ o s vecinos que para entonces habían
acudido en gran número a la novedad:
¡Soldados de la Revolución! ¡Pueblo
de Chaucingo! Vamos a dar lectura
a los motivos que existen para que
empuñemos las armas a fin de derrocar la dictadura porfiriana.
Fidel Fuentes leyó la proclama
conocida por primera vez en Atenango del Río y se aclamó delirantemente la causa.
El pueblo fue invitado a unirse a
aquellos ciudadanos armados, y emodonante era ver el regocijo que con
tanta evidencia manifestaban por todas partes.
El jefe Figueroa hizo la súplica
de que se acercaran alimentos para
sus soldados y evitar así cualquier
desorden puesto que él estaba animado de los mejores deseos para dar to-
Se decidió entonces tomar Huitzuco. Pero las cosas no seguirían siendo tan fáciles. Hasta el momento apenas algún pequeño encuentro con la
gente de la jefatura política, alguna
fusilata rápida, había marcado a la
"revolución en gestación". Pero llegaba la hora de la primera sangre,
Entraron al pueblo sin contratiempos ni encuentros con los federales el 28 de febrero,
La sorpresa del vecindario era
mayor cada vez y los saludos se multiplicaban. De todas partes se tendían brazos ofreciendo agua y frutas
jugosas para calmar la sed en esa hora
de calor. En las calles del centro servíanse alimentos y hasta las humildes
tortilleras ofrendaban su mercancía
íntegra, porque anhelaban contribuir
en algo al triunfo de los suyos(3).
MUERTE DE TORRES BURGOS
^¾
Bajo el título: "Jojutla fue recupe
rada por las tropas del gobierno y los
cabecillas cayeron muertos", apareció
en el periódico El Diario, el 26 de marzo de 1911 la noticia de aquel combate, uno de los principales.y más importantes acaecidos en el sur de la
República,
El matutino decía que el gobierno
del Estado, al tener conocimiento que
Jojutla había caído en poder de los
insurrectos, ordenó que las fuerzas
federales capitaneadas por Francisco
Gálvez marcharan a recuperar la plaza.
C a—,
j0,y
no a t0¿a
gar
ve
tK»Í
en el punto llamado Rancho Vieen ella perecieron el cabecilla
Torres Burgos y su hijo."
El Interés del público capitalino,
atraído por la composición del nuevo
gabinete nacional, se desvió por un
momento hacía la recuperación de Jojutia por las tropas del gobierno, y
hacia la noticia, proveniente de Wash¡ngton, de que el presidente Díaz "har ¡ a u n V j a ¡ e a Europa",
Testimonio Periodístico.
Marzo 26 de 1911.
—•
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.. .
.
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danos en^Armus, 'T. 8 'I, para 80-84
(1960).
EL
SACRIFICIO
DE
JOVITO
SERRANO
"En Yautepec, el año 1902, por orden de los acaudalados propietarios de
la hacienda de Atlihuayán (hijo de Antonio Escanden), se tendió una cerca
doble, desde un punto denominado La
Ceiba, cercano a dicho pueblo y limítrofe con la finca, la que llegó hasta
Las Tetillas, pretendiendo así anexar
a Atlihuayán siete caballerías de los
terrenos comunales del pueblo, sin
más fundamento que la "ley del fuerte
contra el débil". El ganado de los ranchos brincaba sobre dicha cerca, derribándola en algunos tramos, por lo
que se le retenía en la hacienda, la
cual se hacía pagar crecidas multas.
"Los afectados por tal medida se
agruparon en gran número con objeto
de defender sus derechos, y designaron para que los representara en sus
reclamaciones al señor Jovito Serrano.
"Se acordó entonces que una comisión de sesenta vecinos del lugar se
trasladara a la capital de la República,
donde entrevistaron al general Porfirio
Díaz. El viejo gobernante los oyó con
calma y les manifestó que él no tenía
inconveniente en prestarles su ayuda.
"Los comisionados regresaron a su
pueblo confiados en que se les haría
justicia.
"El señor Jovito Serrano fue aprehendido en el hotel del Seminario donde se hospedaba, el día 11 de mayo de
1905, sosteniendo el siguiente diálogo con sus aprehensores:
"—Jovito —dijo uno de ellos, venimos de parte de don Pablo Escandón
para que vaya usted a verlo; tiene que
entregarle un pliego.
"A lo que contestó el señor Serrano:
"—Yo no puedo ir a ver al señor
Escandón, porque tenemos un litigio
los de Yautepec contra la hacienda de
Atlihuayán.
"Los policías, que indudablemente
deben haber tenido órdenes de proceder como lo hacían, lo condujeron al
cuartel de Teresitas y de allí al de San
José de Gracia, donde cambiaron su
nombre por el de Genovevo Sánchez.
"Fue deportado a Quintana Roo con
treinta y cinco indígenas, quienes se
habían opuesto a la inicua explotación
de sus montes por los contratistas favoritos del Gobierno.
"Al pasar los prisioneros por Veracruz, Serrano, burlando la vigilancia
de los custodios, buscó la forma de
escribir a su esposa, comunicándole
cuanto le habia ocurrido.
"El 29 de noviembre del mismo año
el esforzado defensor de los intereses
del pueblo de Yautepec, don Jovito Serrano, murió en el lugar de su destierro, Santa Cruz de Bravo, Quintana
Roo, sin que, a ciencia cierta, hubiera
sido conocida por sus familiares la
causa de su muerte.
"Y desde entonces la señora María
de Jesús Espinosa, viuda de Serrano,
y sus hijas, arrastran su miseria por
las populosas calles metropolitanas".
Magaña, Gildardo: Emiliano Zapata y
el Agrarísmo en México (1951).
El general Ambrosio Figueroa reunió en torno suyo a las fuerzas vivas
descontentas con el imposicionismo político en el Estado de Guerrero, y
logró restablecer la ley en aquella región.
En este humilde jacal del pueblo de Ánenecuilco, en el Estado de Morelos, nació
Emiliano Zapata, quien desde niño fue
testigo de los despojos de tierras que
sufrían sus familiares y coterráneos.
Pero a la una de la tarde una columna de rurales avanza sobre Huitzuco, ignorando la ocupación de dos
horas antes. Se organiza rápidamente una emboscada, en la cual caen las
tropas del gobierno. Sin embargo, los
federales reaccionan y contraatacan.
Son ciento cincuenta soldados del
Segundo Batallón de Infantería y
dragones del Cuarto Cuerpo Rural.
La lucha es enconada y hay actos de
arrojo por ambos lados. Hasta las
mujeres se exponen al peligro. Así, la
esposa de Tranquilino Figueroa, a la
que esa mañana Ambrosio le había
entregado un morral conteniendo cartuchos. Al escuchar los primeros tiros,
doña Modesta corrió de la ranchería
al poblado y atravesó las calles sin
cuidarse de las balas hasta que llegó
al zócalo para entregar el morral al
jefe, que estaba parapetado allí. Otra
humilde vecina, Fortuna Villegas, ve
que en el mando federal se recurre
a la estratagema de disfrazar de mujer a los soldados. Fortuna, con valentía sin igual, recorre los sitios donde están refugiados los rebeldes para
advertirles del engaño. Ernesto Castrejón, ex soldado de línea, descifra
los toques del clarín con los que los
federales daban sus órdenes. De este
modo, Figueroa "contrarrestaba la
acometida con movimientos antagónicos por estar al tanto del plan de
ataque en su contra."(l).
Se agotan los cartuchos y Figueroa ordena abandonar Huitzuco a las
siete de la tarde y dirigirse a San Miguel de las Palmas, donde llegan tres
horas después. Mientras tanto los federales siguen atacando Huitzuco,
creyéndolo todavía ocupado, y causan lamentables pérdidas en la población civil. Doce horas dura el infierno
hasta que Francisco Figueroa, hermano de Ambrosio y síndico municipal,
envía un mensajero con bandera blanca para comunicar que los rebeldes ya
han abandonado el pueblo. Hubo catorce civiles muertos y treinta y cuatro muertos federales, en tanto que
los revolucionarios escaparon con solamente cinco heridos. La prensa porfirista anunció que los rebeldes habían sido batidos por las fuerzas federales: El Diario del 8 de marzo
decía: "Muchos niños cayeron muer(1) Figueroa Uriza, Arturo: Ciudadanos
en Armas, T. I, pág. 88 (1960).
ESTADO
DE LAS
HACIENDAS
El siguiente cuadro, formado con datos de los años de 1908 a 1909,
da ¡dea de la importancia del Estado de Morelos en cuanto a la producción de azúcar, pero también demuestra el acaparamiento de la tierra por
muy pocas personas:
Haciendas
Zacatepec y San Nicolás
Cuahuixtla, Terinta y Acamilpa.
Sta. Clara, Tenango y San Ignacio
Hospital, Calderón y Chinameca
.
Tenextepango
Propietario
Juan Pagaza
Manuel Araoz
Luis García P.
Prod .Az.
Sup. Has.
Kgs.
3.432
9.069.508
12.664 6.852.301
68.159
6.193.538
Vda. de V. A.
1.058
Ignacio de la
Torre y Mier
15.682
Atlihuayán y Xochimancas . . . Hijos de Antonio
Escandón
6.045
San Carlos Cocoyoc y Pantitlán Testamentaría de
Tomás de la T.
2.825
Miacatlán, Acatzingo y Cocoyotla
Romualdo Pasquel 17.336
San Vicente, Chiconcuac, Dolores, San Gaspar y Atlacomul- Testamentaría
co
Delfín Sánchez
8.312
San Gabriel y Actopan
Emmanuel Amor
20.250
Santa Inés, Guadalupe y Bue- Vda. de Benito
navista
Arena
2.500
Oacalco y Michate
Feo. A. Vélez
3.720
Temilpa
Manuel Alarcón
4.973
Santa Cruz
J. Pliego de P.
651
Casasano
E. Vélez Goríbar
2.282
Temisco
Concepción T. G.
de Fernández
17.300
Cuachichinola
Sixto Sarmina
1.881
4.951.370
Totales
Magaña, Gildardo: Emiliano Zapata y el
Agrarismo en México (1951).
4.177.668
4.206.033
2.674.277
2.274.196
2.241.321
1.859.735
1.695.385
1.660.738
1.358.767
1.297.538
1.249.484
1.118.359
385.917
189.070 52.266.135
tos en el sangriento combate de Huitzuco".
En su informe al Congreso, el gobernador del Estado, Damián Flores,
intentaba disimular su inquietud tratando despectivamente a los insurrectos al decir: Algunos malhechores se
levantaron en armas encabezados por
Martín Vicario, Rómulo Figueroa y
Fidel Fuentes, individuos de malos
antecedentes que han tenido que ver
muchas veces con las autoridades
del Estado
No se atrevía el gobernador a atacar a Ambrosio, pero incluía entre los
"malhechores" a Rómulo Figueroa.
Los miembros del Congreso simularon desconocer a aquella gente, cono.
Los hombres de sombrero ancho, calzón
cida hasta por el último campesino
del Estado. Haciendo una pausa,- y
aclarando la garganta para ocultar
»u turbación, don Damián Flores contm
" ° c o n Ael mensaje:
Sl
"¡ embargo, como bien pudiera
suceder
que personas inquietas tratan e
™ J sorprender la buena fe délos
habitantes del Estado el Ejecutivo
recomendó a los prefectos políticos
procedieran a reprimir, con actividad
y energía, cualquier movimiento sedicioso
que llegara a intentarse (l).
ue
, l¡Q
legara a intentarse! Los emP . e a d o s d e l Congreso sonreían mahcrasamente . . . El gobernador, como
fl a1 a avestruz,
ocultaba la cabeza bajo
rena L a
subversion estaba en todas partes y era incontenible ya.
blanco y huarache, capitaneados por Ernihano Zapata, brotaron por millares de las
ú rancherías y poblados, para unificarse en
N a œ UÍ1 C a u d i l l o
•
—Papá, ¿por qué llora?
L SU lucha contra el mal gobierno.
—Porque nos quitan las tierras.
—¿Quiénes?
—Los amos.
—¿Por qué no pelean contra ellos?
-Porque son poderosos.
El padre dejaba correr amargas lagrimas. El nmo apretó los labios, e
insistió.
-Pues cuando yo sea grande haré
que las devuelvan (2)
La mano canosa de don Gabriel Zapata_ se poso sobre la cabeza_ del pequeno Emiliano. Coma el ano 1887.
No olvido el niño aquel despojo, ni
los muchos que vio después consumados por el poder arbitrario y ommpotente de los hacendados de Morelos,
que quitaban a los campesinos y a las
comunidades sus mejores tierras
amparados por autoridades compli(11Figueroa Uriza, A r t u r o :
ciudadanos
\n Armas, T. I, pág. 97 (i960).
(2)Sotók> incián, Jesús: Raíz y Razón
de Zapata, pág. 170 (1964).
tarea más ardua consistió en paleografiar (2) los códices en caracteres barrocos, que incluían palabras en náhuatl, para penetrar su sentido. Allí
estaban inscritos los derechos que
debía defender. Pero a pesar de la
declarada admiración del general Díaz
)or los bravos chinacates(S), sus apeaciones se estrellaron contra las dilaciones del gobernador o el mutismo
del Presidente.
La historia de las injustas expropiaciones de tierras y montes había
comenzado, precisamente, en 1887,
cuando la prolongación de los ferro-
S
(l)Jefe de campesinos.
(2) Técnica de leer las escrituras antiguas.
(3)Soldados de Morelos y Puebla adheridos al Plan de Tuxtepec, que lucharon
con Porfirio Díaz.
En un descanso dentro de la sangrienta
y prolongada lucha para obligar a los terratenientes a que devolvieran las tierras
a los campesinos, aparece el general
Emiliano Zapata.
IH
Las fuerzas de E. Zapata, entablaron una "
lucha cruel y sangrienta en la que, a pe- ^
sar de estar en inferioridad de condiciones, lograban triunfos apreciables.
ces, agitando papeles y leyes frente a
su ignorancia o confiada simpleza, o
cortando el agua a los predios rústicos para comprarlos luego a bajo precio. Creció Emiliano, fuerte, y se hizo
una reputación sólida como el mejor
domador de caballos de toda la región. iNo había nadie como él! Los
chiquillos lo seguían a respetuosa distancia cuando, con su traje de charro,
cruzaba el poblado con aquel paso varonil y seguro, siempre muy seria la
cara (donde parecían reunirse los rasde las estirpes que por siglos ta§os
raron la tierra de Morelos).
El domingo 12 de septiembre de
1909 hubo una reunión de vecinos en
el corredor de portales de la iglesia de
Anenecuilco, donde Emiliano había
nacido, allá por 1877, y donde cursó
la instrucción primaria. Alegando que
se sentían sin energías suficientes para luchar con vigor por la devolución
de las tierras de la comunidad, los
antiguos dirigentes depusieron el
mando. Emiliano Zapata resultó elegido presidente de la nueva Junta de
Defensa. No fue un calpuleque (1) a
la antigua usanza sino un líder agrario adaptado a los nuevos tiempos. Su
DEPORTE Y REVOLUCIÓN
En el aeródromo mexicano de Balbuena se iba á intentar batir, el sábado 4 de marzo de 1911 el récord de
velocidad en avión (treinta kilómetros
de vuelo), que tenía desde octubre de
1910 Graham White. Los "aeroplanistas", tripulantes de los "pájaros mecárneos, maravilla científica del siglo
actual", apasionaban a la opinión pública tanto como los sucesos révolucionarios, según se desprende de la
primera plana de El Diarlo de aquel
día. Sin embargo, no dejaba de impresionar el rechazo del ataque hecho
por Francisco Villa a Santa Rosalía,
Coahuila, la mención a la toma de
Chignahuapan, Alatriste, Puebla, o el
ataque nocturno al tren "El Mexicano".
Pero había otra noticia, poco destacada: "Intento de ataque a una pequeña villa cerca de Iguala." Se trataba de
una de los primeros levantamientos en
el Estado de Guerrero dirigidos por Ambrosio Figueroa. Los rebeldes pasaban
de 200, mientras que las tropas del
gobierno, al mando del teniente coronel Torrea, eran muy inferiores, informa El Diarlo, que agrega: "El gobierno del Estado ha dispuesto que los
automóviles que conducían pasajeros
y carga de Chilpancingo a Iguala se
utilizarán para el transporte y provisiones de boca y guerra."
Testimonio Periodístico.
Marzo 4 de 1911.
POR
"Antes de salir Zapata de Anenecuilco, ya dispuesto para lanzarse a la Revolución a jugarse el
todo por el todo en una carta
arriesgada, escondió los documentos del pueblo, enterrándolos con
su caja de hoja de lata, al pie de
la escalera que lleva al coro y a
las alturas de la iglesia. Allí quedaba enterrada la raíz y la razón
que lo impulsaban, su íntima verdad, la historia de su pueblo y la
prehistoria de su vida.
"Estando ya en plena lucha, alguna vez los documentos se encontraron en peligro, pues las tropas federales merodeaban por
ESTO
RELEO
Anenecuilco removiendo hasta las
piedras. Emiliano temía por ellos
y mandó a José Robles, uno de
sus coterráneos y colaboradores
de confianza, a sacarlos.
"Robles se acercó al pueblo,
pero no pudo entrar, por lo que
Zapata mandó a Francisco Franco,
quien sí pudo entrar y rescatar los
papeles; pero como Franco tenía
una comisión diferente que cumplir, Zapata los dio a guardar a
Robles, diciéndole:
" — S i los pierdes, compadre, te
secas colgado de un casahuate.
- "Una vez, estando en Pozo Colorado, Zapata recibió la visita de
unos emisarios del Estado de Michoacán, que venían a convencerse de la sinceridad del caudillo,
Zapata quiso entonces explayarse
mostrando la razón primera y ditima de su rebeldía: pidió a Robles
que trajera los documentos y los
enseñó a los visitantes diciéndoles:
"—Por esto peleo,
"Pero claro que al decir 'esto',
Zapata ya no sólo se refería a los
derechos de Anenecuilco, sino a
los de todos los pueblos."
Sotelo Inclán, Jesús: Raíz y Razón
de Zapata (1944).
LA DESTRUCCIÓN DE PUEBLOS
"Los que hayan viajado de México
a Acapulco, hace como veinticinco
años —escribía en 1915 el mismo señor Nicasio Sánchez—, recordarán que
al atravesar el Estado de Morelos, entre la hacienda de Temisco y la de El
Puente, se encontraba un pequeño poblado, encantador por su exuberancia.
El camino real pasa al lado poniente
del pueblo, y unos árboles grandes dan
pródíga sombra a los viajeros que, calenturientos, sudorosos y llenos de sed,
encuentran alivio y descanso a sus
fatigas.
"En Acatlipa, los viajeros hacían alto para tomar frugal refrigerio. Y míentras a mi compañero y a mí nos preparaban el almuerzo, nos dimos a recorrer el pueblo.
"Entramos por la calle principal de
aquel delicioso lugar. A la izquierda y
a la derecha se contemplaban las arboledas: aquí, un árbol con las ramas
cargadas de fruto; allá, flores, y más
allá, las casas de palma y tlasol (1)
de aquellos humildes labriegos. Los
mangos de Manila, las limas, los mameyes, los granados y otras frutas de
tierra caliente, como la naranja, daban
vista encantadora a aquel pequeño paraíso. Admirado le dije a mi compañero: —-Corramos a almorzar y despues volveremos, pues tengo deseos
de pasar aquí la tarde y la noche—.
Luego que almorzamos nos dirigimos a
una cantina, en donde apenas había
lo indispensable para satisfacer las
principales necesidades del pueblo,
que tendría unos quinientos habitantes. (Cantina le llamaban donde vendían pan, café, chocolate, aguardiente,
petróleo, etc., etc.)
"—Buenos días, le dije a un hombre
como de sesenta años de edad, de
rostro afable, donde se caracterizaba
la honradez.
"—Los tengan ustedes muy buenos,
pasen ustedes. ¿Qué se les ofrece?
"—Deseamos que, si a usted no le
es molesto, nos permita pasear en su
huerta; nos quedamos en este lugar nada más para eso.
carriles a Morelos y Guerrero obligó al gobierno de don Porfirio a concesiones retributivas a las compañías
constructoras extranjeras. Se arrasaron bosques, y los terrenos que quedaron disponibles fueron alquilados a
los antiguos dueños. Era inútil protestar.
Vinieron después los despojos de
las tierras de labor y de las tierras comúñales que circundaban a los poblados. Pagando sumas irrisorias, los hacendados "expropiaban" esas propiedades, excusados por la necesidad que
tenían las haciendas de ganado vacu-
"—Cómo no, señores, pasen ustedes; vamos, los acompañaré con mucho gusto, no sólo a la mía, sino a las
demás que hay en el pueblo,
"¡Qué horas tan deliciosas pasé en
aquellos sitios perfumados por la vegetación!
"La conversación de aquel pobre
anciano fue amena; pero dejó de serla
cuando me refirió que ese pueblo estaba llamado a desaparecer,
"—¿Y por qué? Eso no puede ser;
¡eso es imposible!
"—Pues sí, señor; no obstante que
complacemos al amo de la hacienda
de Temisco con ir a trabajar, se ha
empeñado en comprarnos nuestros terrenos por precios insignificantes y
nosotros nos rehusamos porque aquí
nacimos. Según decían nuestros antepasados, la mayor parte de las tierras
que tenía el pueblo y que eran de los
ejidos, se las ha cogido la hacienda;
y ahora el enviado que nos ha mandado el administrador, dice que si no
le vendemos, nos quitará el agua y
que, una vez que se sequen todas las
huertas, no tendremos más remedio
que venderle.
"—Pero, ¿qué ustedes no han acudido a la autoridad para que los detienda de semejante tirano?
"—Sí señor, hemos tocado todos
los recursos que están a nuestro alcanee; pero no hemos conseguido nada. Si viniera una fuerte revolución,
como la del padre Hidalgo, en favor
de los pobres, entonces sí seria otra
cosa; pero ¡sabe Dios cuándo el pueblo reclamará sus derechos! —dijo
aquel anciano, suspirando . . .
"—Tiene usted razón; yo creo que
algún día cesarán esos abusos; pero
para eso tendría que correr mucha
sangre . . ."
(1) Tlasol se le llama a la hoja seca de
caña de azúcar.
Magaña, Gildardo: Emiliano Zapata y
el Agrarismo en México, (1951).
no y caballar, útiles para la producción agrícola, y estimulados por los
altos rendimientos que proporcionaba el cultivo de la caña y del arroz.
En el curso de dos décadas, de 1887 a
1907, el Estado de Morelos se convirtió en el emporio azucarero más
rico y compacto del país. Sus ingenios
llegaron a ser los mejor equipados,
sus plantaciones las mejor atendidas,
y sus índices de productividad, en
1908, los más altos de la nación: producían la tercera parte de todo el
azúcar del país. Para ese entonces se
pagaba 27 pesos la hectárea que en
El caudillo agrarista Emiliano Zapata,
luciendo el atuendo característico de la;
gente de campo en el sur de la República.
1874 apenas valía 2 pesos . . . Despues del Distrito Federal, las tierras
de Morelos eran las que más valían
en todo el país,
Los diecisiete latifundistas del Estado disponían de regalías fiscales de
jefes políticos y autoridades judiciales adictas, y como si esto fuera poco,
el gobernador siempre era nombrado
con acuerdo de los hacendados . . .
A los campesinos desposeídos de sus
medios de subsistencia agrícola les
quedaban dos caminos: o someterse
al trabajo asalariado en las haciendas,
o emigrar. Los índices demográficos
del Estado descendieron a partir de
la época en que comenzó la prosperidad de los terratenientes. Los campesinos resistieron cuanto pudieron,
hasta 1908, apelando al poder judicial
mediante pleitos costosos que, dentro
del marco de su economía autoconsuntiva(l), contribuían a empobrecerlos cada vez más, puesto que la defensa resultaba, aparte de estéril, sumamente costosa.
La arcaica autoridad patriarcal de
los calpuleques, encargada tradicionalmente de la defensa del grupo, y
la parte ínfima de los agricultores que
mantuvo su independencia económica
gracias a la derivación comercial de
sus actividades agropecuarias, constituyeron la última línea defensiva de
los derechos del campesinado. La pureza tradicional de las comunidades,
que vivían en buenas relaciones unas
con otras, se vio pronto perturbada
por la política insidiosa de los hacendados. Cuando éstos consumaban algún despojo, se reservaban el derecho
de dar en arrendamiento, pagadero
en especie, las parcelas arrebatadas.
A veces las alquilaban a sus antiguos
dueños, otras, cuando el reclamante
pleiteaba y se ponía demasiado molesto, cedían a un pueblo, en perjuicio
de otro, los derechos en litigio. Así
creaban resentimientos, dividían para
gobernar mejor y cometer cada día
mayores abusos.
Contra esto se opuso el jefe agrario
de Anenecuilco cuando, a la cabeza
de ochenta hombres, se presentó una
mañana en la hacienda de El Cuajar
para pedir cuentas a los habitantes de
Villa de Ayala.
—No quiero pelear con ustedes.
Tenemos familias y amigos. En los
dos pueblos hay Plascencias, Merinos
y Salazares. Amistosamente quiero
que reconozcamos lo nuestro. ¿Por
qué están aquí?
Melquíades Pineda y Manuel Chávez, bajo cuyo mando la gente de Villa de Ayala levantaba una cerca para rodear los terrenos disputados, se
miraron uno a otro.
—Nosotros aceptamos porque la
hacienda nos ofreció— dijo Pineda.
—Pero nosotros somos los dueños.
(l)Tipo primitivo de economía según el
cual lo que se produce no ingresa al
mercado, sino que lo consume el propio
productor.
La ley de suspensión de garantías, aplicada a los Estados de la República donde
eran más frecuentes los alzamientos, fue
causa de que en Morelos los federales
se ensañaran cruelmente con los revolucionarios.
B->
Atrincherado junto a un maguey, esteT
el ejército federal. No importaban
soldado federal dispara su máuser contra É
los zapatistas, en las inmediaciones de
Otumba, durante Un enconado Combate.
"
"
En eso llegó el guardatierras del
hospital, el negro Reyes Palafox,
quien dijo que sólo los de Ayala podían sembrar.
—Pues como sembrar los de Ayala,
sembramos nosotros— afirmó Zapata.
—¿Con qué permiso?
—Con el nuestro . . .
Ante la actitud tan decidida de
Emiliano y de sus hombres, los de
Ayala optaron por retirarse. Lo mismo tuvo que hacer el negro Palafox
no sin echar antes sus amenazas, diciendo que iba a dar cuenta al administrador.
Quedó Emiliano con los suyos dueño del campo y empezó a repartir
parcelas. Por primera vez se abría sobre el horizonte el brazo justiciero y
rebelde que antes se había levantado
humilde. Desafiante tomaba lo que
era suyo porqueL·justicia de todo un
pueblo estaba con él (i).
Había nacido un caudillo.
Amarga Experiencia
f
Z.
L f l p e r s e c u c i ó n ( l o s a s e s inatos y el
asalto a mano armada eran parte de
i o s métodos directamente utilizados
p a r a ablandar la resistencia de los
campesinos a entregar sus tierras y su
ganado, mediante ventas forzosas y
usurarias. La policía, los jefes polítiCO s, los jueces, se hacían cómplices o
cerraban los ojos.
Y había, para completar aquel infiemo, dos recursos siniestros . . .
La leva y la Ley fuga. Se les aplicaba a los campesinos demasiado rebeldes. La leva era el servicio forzado en
abandonados8
3
1
¾
SfSTSdSi^SSSS
dados" eran arreados como ganado,
a golpe de látigo. La Ley fuga era
muy sencilla, muy simple, consistía en
decir
a alguno a quien ya no se quería
vi v o : "Echa a correr", y cuando el
desgraciado corría, se le tiroteaba para alegar, después, en el descargo, que
había intentado desertar o fugarse . . .
Si bien estas condiciones de vida
de la población campesina se repetían
en todo el territorio de la República,
(l)Sotelo Inclán, Jesús: Razón y Raíz
de Zapata, pág. 184 (1943).
LAMINA CENTRAL
Zapata. Mural del maestro Diego Rivera, uno de los tres grandes del
muralismo mexicano, pintado en el tercer piso del edificio de la Secretaría de Educación Pública, entre los años 1923-28. El caudillo agrarista, rodeado de campesinos como él, enarbola un estandarte en el que
aparece su famoso lema de lucha: "Tierra y Libertad".
"Y
NOS
LLEVAMOS
El general Manuel Sosa Pavón, descendiente del héroe de la independencia don José
María Morelos y Pavón, nació en Chetla,
pero vivió en Anenecuilco durante mucho
tiempo. Conoció a Zapata, y fueron amigos, desde antes de la Revolución. Fue becerrero en una hacienda cerca de Villa de
Ayala y luego conductor de trenes para el
Ferrocarril Interoceánico. Se incorporó a las
fuerzas de Zapata después de la muerte de
Madero, con el grado de mayor. Ascendió
por escalafón hasta general de brigada.
Fue gerente de los Ferrocarriles de la Convención, por nombramiento de Zapata. Combatió a Carranza y se unificó con los obregonistas.
El general Zapata me comisionó para que me apoderara de equipo ferrocarrilero. Villa y Carranza tenían trenes
en abundancia, pero los surianos no.
Nosotros solamente contábamos con
las vías.
Vine pues a México, de incógnito.
Una vez aquí, convencí a algunos de
mis compañeros de trabajo: conductores, maquinistas, garroteros, etc., para que me ayudaran. Asimismo coheche a la guarnición federal de Los Reyes para que no nos atacaran cuando
pasáramos. El general zapatista Herminio Echevarría debería esperarnos, además, en los cerros de Reyes, con 1.500
hombres. Sobre esa base puse en marcha mi plan.
Así, partí de San Lorenzo con 15
combatientes, una máquina fortificada,
la 9 1 , que yo mismo conducía, y dos-
1T
TRENES"
cientos civiles desarmados que se nos
habían unido. Nos salió al paso la caballería federal, pero me agazapé en la
caseta de la máquina y, a todo vapor,
me tiré sobre ellos. La 91 pasó entre
ellos y también los demás trenes. Total: nos llevamos 17 locomotoras, cada una de ellas, excepto la 9 1 , que
llevaba uno solo, arrastraba entre 20
y 30 vagones.
Entre México y Los Reyes hay 18
kilómetros. Cuando llegamos al kilometro 9, encadené las vías y fui arrancandólas por espacio de unos 500 metros, para evitar la persecución. Una
vez en Los Reyes, tuvimos que reparar
un buen tramo de vía que estaba destruido. Trabajamos toda la noche. Al
día siguiente partimos. Y aquí viene algo interesante: desde los cerros de Los
Reyes, los zapatistas al mando de
Echeverría nos atacaron. ¿Qué había
pasado? Pues nada más que, viendo
tantos trenes, creyeron que habíamos
fracasado y que eran los federales los
que llegaban. Al fin, con banderas blancas y señales, hicimos cesar el fuego
y nos reconocieron. Les parecía mentira lo que estaban viendo: 17 locomotoras y centenares de vagones.
La locomotora 9 1 , por cierto, tiene
su historia. Hubo un momento en que
se me agotó el agua y decidí ir a Texcoco —que estaba en poder de los federales— para proveerme. Lo hice audazmente, metiéndome a la población.
Naturalmente, íbamos vestidos de ferroviarios.
Gral. MANUEL SOSA PAVÓN
Estábamos en la maniobra de tomar
agua cuando se acercó un joven oficial
federalista y me preguntó, con una inocencia digna de mejor causa:
—¿No son ustedes zapatistas, de
esos que se han robado unos trenes
en México?
A esa pregunta sólo podía contestar
con otra cosa igual y que le siguiera
la corriente.
—No —le dije— más bien nos han
mandado aquí para que embarquemos
a las tropas federales y empecemos la
persecución de los zapatistas. Avísele
a su jefe v que se alisten los soldados,
El oficial, muy diligente, fue a avisar al jefe de la plaza. Nosotros terminamos de llenar el tanque del agua y
nos fuimos. A lo lejos vimos cómo las
tropas federales se concentraban en la
estación: nos despedimos de ellas haciendo que la 91 pitara varias veces,
Testimonio Viviente.
Agosto de 1966.
los jefes políticos, se lo llevaron de
leva a Cuernavaca, dondo quedó incorporado al Noveno Regimiento. Solamente la oportuna intervención del
hacendado Ignacio de la Torre, que
apreciaba sus cualidades de buen domador y que en ese momento lo necesitaba para sus cuadras en la ciudad de México, evitó que Zapata se
convirtiera en carne de cañón.
El horizonte de Zapata se agrandó
cuando, consignado al ejército como
revoltoso y recluido en un cuartel de
Cuernavaca, pudo conocer por sus
compañeros de cautiverio lo que pasaba en el resto del país..
Atropellos de los gobernadores y
de los jefes políticos, aplicación brutal
del inicuo sistema de la leva; esclavitud en las haciendas, míseros salarios
a los trabajadores, apoyo incondicional a los terratenientes y a los capitalistas, represión brutal de las huelgas,
absoluta falta de garantías en el trabajo, deportación de los insumisos y
de los inconformes a las regiones más
insalubres, aplicación de la ley fuga a
quienes se atrevían a dar la menor
señal de rebeldía; todo ese lúgubre
panorama se fue descorriendo a la vista de Emiliano Zapata en el curso de
las conversaciones y pláticas íntimas
Los campesinos del Estado de Morelos
habían sido despojados de sus tierras por
la ambición de los hacendados que, protegidos por las autoridades, aumentaban
sus riquezas a costa de la miseria del
pueblo . . .
EL AVANCE SURIANO
"La toma de estas plazas y la aproximación de las fuerzas rebeldes a la
capital de la República fueron décisivas para apresurar la renuncia del Presidente Porfirio Díaz, según se desprende de las valiosas informaciones
qué contienen los interesantísimos artículos de don Manuel Amieva publicados por don Francisco Vázquez Gómez en sus Memorias Políticas.
"Amieva hace notar, y en ello insiste repetidas veces, que al general Díaz
le preocupaba, ante todo, el incremento que en forma vertiginosa, había tomado el Sur en la Revolución.
"En el mensaje del 15 de mayo de
1911 decía Amieva a los dirigentes de
Madero en El Paso, Texas:
' Desea (el general Díaz) vengan prestigiadas personas para contener avance suriano' (Pág. 214 de las citadas
memorias).
"Dos días después, o sea el 17, el
general Díaz repite lo mismo a Amieva,
pues le indica que: 'Urge órdenes directas de ellos (de los dirigentes de
El Paso) a Pachuca, El Oro y demás
lugares cercanos a la capital, para suspender los avances de los revolucionarios' (Pág. 217 de dichas memorias).
"Estas informaciones, procedentes
de quien estaba en directo contacto
con don Porfirio en aquellos días crítieos, encuentran su confirmación en los
apuntes de viaje " escritos a raíz de
los sucesos, por don Ramón Corral,
el que fuera candidato del general
Díaz a la presidencia de la'República,
apuntes que el periódico capitalino Excelsior publicó en sus ediciones de
principios de agosto de 1958.
"En estos apuntes nos da a conocer
don Ramón Corral la plática que tuvo
con Limantour que 'si el Presidente
no hubiera renunciado, el resultado
habría sido que las fuerzas revoluciónarias, en número de 16 mil hombres
bien preparados que existían en los alrededores de la capital, habrían atacado a ésta, y aunque el gobierno se hubiera defendido derramando sangre,seguramente hubiera sucumbido al número, y la capital habría sido tomada
a sangre y fuego en medio de un tre-
mendo desorden, en el que hubieran
perecido muchas gentes y la ciudad
habría sido entregada al saqueo, en
momentos en que en los bancos y en
la tesorería había más de ochenta millones de pesos en metálico, que pertenecían al gobierno, a las instituciones de crédito y a muchos extranjeros,
"En su plática explicó Limantour
que para la defensa de la ciudad de
México sólo había una guarnición de
dos mil setecientos hombres (2.700),
y que descontando los indispensables
para reforzar las guardias de la cárcel
y de la penitenciaría y para cuidar los
establecimientos militares, sólo quedaban disponibles unos mil doscientos
hombres, que resultaban 'insuficientes' para resistir a los revolucionarios
que, aunque chusma sin organización,
eran muchos y contaban con la ayuda
del pueblo bajo, que ya había provocado motines",
Díaz Soto y Gama, Antonio: La Revolución Agraria del Sur y Emiliano Zapata su Caudillo (1960).
con los que compartían con él la ruda
existencia de los confinados en el
cuartel.
Toda la República, de un rincón a
otro, era presa de la tiranía y una sorda agitación presagiaba ya L· torménta (l).
Días después que el gobernador de
Guerrero calificara de "bandoleros" a
los revolucionarios sureños, y disimulaba el temor que le inspiraban amenazando a la población con ejercer represalias si se les protegía, la ciudad
de Cuautla, en Morelos, se vestía de
fiesta
celebrando la feria del Viernes
de Dolores, el 10 de marzo de 1911.
Allí, entre las delicias del jaripeo
alegre y varonil, entre el cantar desafiante de los gallos, en medio de la
alegría del palenque . . . cuatro hombres, Gabriel Tepepa, Pablo Torres
Burgos, Emiliano Zapata y Rafael
Merino decidieron la sublevación en
favor del pueblo humilde (2).
—¡Ya no puedo con eso!, exclamó
Emiliano y se dirigó a su caballo que
lanzó un relincho agudo, como reconociendo que había llegado la hora
decisiva.
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Zapata se dirigió a Villa de Ayala,
donde lo recibieron con respeto y entusiasmo, y allí organizó un grupo de
guerrilleros que ascendía escasamente a 70 hombres. El 11 de marzo de
1911 se incorporó decididamente al
movimiento revolucionario, presidido
por Francisco I. Madero, después de
cambiar ideas y proyectos con sus
amigos Gabriel Tepepa, un tablajero
(3) nacido en el pueblo de Tlaquilte-
i « n rnnm n> n r m u » 1 » < • • • . • * ! , , - ^ , . , ~ . . „ ~ . , - ^ , . . .
LA JUVENTUD DE EMILIANO ZAPATA: LECCIÓN OBJETIVA
(1) Díaz Soto y Gama, Antonio: La Revolución Agraria del Sur y Emiliano
Desde la puerta de su jacal, el joven Emiliano Zapata contempla asombrado el contraste de los ricos terratenientes paseando en carruaje frente
a la gran hacienda, con los peones y jornaleros fustigados por los capataces y agobiados por el peso de sus cargas. (Grabado de Mariana Yam-
Zapata su Caudillo, pág. 82 (i960),
( 2 )M
ñ
G ildardo: Emiliano Zapata y el Agrarismo en México, T. I,
pág. 98 (1951).
polsky).
(3) Carnicero.
nango, cercano a Jojutla, y con el
profesor Pablo Torres Burgos.
Por la tarde, después de terminar
las labores campestres, un grupo reducido de Anenecuilco se reunía frente a la iglesia del pueblo, debajo del
frondoso árbol, encontrándose entre
ellos el propio don Emiliano y allí, en
apariencia de pacíficos labriegos, y en
amena charla, se dedicaba el grupo a
conspirar en contra del gobierno; haciéndolo otras ocasiones en un tendajón(l) propiedaddel señor Pablo Torres
Burgos, en la población de Villa de
Ayala, situada muy cerca de Anenecuilco y cuyo dueño era uno de los
principales directores de la conspiración. Don Emiliano no cabía de gozo,
pues al fin había llegado el momento
por él tanto tiempo deseado (2).
En diciembre de 1910, y antes que
Zapata se plegara decididamente al
maderismo, Pablo Torres Burgos había viajado al norte de la República
para entrevistarse con Francisco I.
Madero y recibir instrucciones respecto a los levantamientos que se promoverían en el Estado de Morelos,
previa adhesión al Plan de San Luis.
Como tardara en regresar, Gabriel
Tepepa se alzó en armas el 7 de febrero, en Tlalquiltenango, iniciando
una serie de escaramuzas. Cuando regresó Torres Burgos, se encontró con
que las cosas habían cambiado.
(1) Tienda pequeña, en los pueblos.
(2) Robles, Serafín: Artículos publicados en El Frente Zapatista. Citado
por Díaz Soto y Gama, Antonio: La
Revolución Agraria del Sur '3ÊSmiliano Zapata su Caudillo, pág. S H H 1 9 6 0 ) .
Debido a las peculiares características
pográficas del Estado de Morelos, los
patistas utilizaron preferentemente
cuerno, en lugar del clarín, para dar
órdenes de movilización y alertar a
tropas.
tozael
las M
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Casco semiderruido de la hacienda de '
San Juan de Chinameca, en el Estado de í
Morelos, sitio célebre en la vida del general Emiliano Zapata y que aún conserva
su ambiente histórico y legendario,
F
LA NOTICIA CONTEMPORÁNEA
y decenas de carruajes se desplazan
hacia los campos de Balbuena, y justo
es decir que aunque la entrada general, incluyendo el transporte, es de un
peso, el improvisado aeródromo se ve
atestado. Según un periódico de la
época: "La historia debe señalar a
René Simon como el primer aeroplanista de verdadero carácter que hemos
visto ascender en México. Sus vuelos
tienen, como indiscutible, el mérito de
la prioridad. Él abre la primera etapa
de la aviación en México, sin que olvidemos, por cierto, las insistentes prue
bas que buenos aficionados han ofrecido, aunque sin llegar al convencimiento".
GUERRA ITALO-TURCA
El 28 de septiembre de 1911 Italia
envía un ultimátum a Turquía, exigiendo que se le permita ocupar Tripolitania (región situada en la costa norte
de África, entre Egipto y Túnez). Af
día siguiente, en vista de que el Imperio otomano no ha contestado, Italia
le declara la guerra.
El motivo de esta decisión es sencillo: Tripolitania es la única parte del
África del Norte (región naturalmente
próxima a Italia) que todavía no pertenece a una potencia europea. Por ese
entonces, además, Francia, que acaba
de consolidar su posición en Marruecos, ocupando la capital, se dispone a
hacer lo mismo con el último resto del
Imperio turco en África. La única forma de impedirlo es adelantarse . . .
A pesar de la tenaz oposición turca,
el ejército italiano ocupa rápidamente
las poblaciones costeras: Trípoli, Homs,
Benghasi, Derna y Tobruck; en el interior, sin embargo, la lucha prosigue, a
pesar de lo cual Italia anuncia oficialmente la anexión del país el 5 de noviembre de ese mismo año.
La escuadra italiana, entretanto,
bombardea las costas turcas y ocupa
unas cuantas islas (Astropalia, Rhodas, Karpathos, Cos, etc.) en el mar
Egeo. Frente al peligro de una victoria
total, Europa se inquieta, ¡ante todo
debe mantenerse el equilibrio de fuerzas!
DECESO
Muere en París el notable filólogo
colombiano Rufino José Cuervo que,
como pocos, poseyó los secretos de la
lengua castellana, en la que fue considerado como la primera autoridad de
su época. Había escrito, entre otras
obras, una Gramática Latina y el famoso Diccionario de construcción y
régimen de la lengua castellana, que
no llegó a concluir. Su obra, fraseen
dental en lo que respecta a nuestro
idioma, fue llevada a cabo modesta y
tenazmente.
HOMBRES VOLADORES
El domingo 26 de febrero de 1911,
en presencia del señor presidente de la
República, Porfirio Díaz, varios de los
componentes de la "Moissant International Aviators", hacen una brillante y
audacísima demostración aérea. El grupo, compuesto por cuatro franceses y
tres norteamericanos, al mando de
Moissant, procede de la ciudad de
Monterrey, donde acaba de hacer varias exhibiciones, y se dispone a permanecer en la capital diez días.
La expectación es enorme y el citado domingo más de 20.000 personas
Si bien es indudable que los elogios
a Simon son justificados, sus paisanos
Roland G. Garros y René Barrier, no se
quedan atrás; es más, el segundo de
los mencionados no solamente alcanza la increíble altura de 150 metros,
sino que cruza la ciudad en tres oca-
siones (entre el Bosque de Chapultepec y Balbuena). Añadiremos que los
arriesgados "aeroplanistas" han utilizado dos modernos aparatos Bleriot.
Por su parte, los nacionales compiten valerosamente, pues según el diario de referencia: "El aficionado don
Alberto Braniff, que en los días anteriores no había logrado sino un corto
vuelo, mero ensayo de aprendiz valeroso, logró ayer dar una vuelta y elevarse a cosa de 20 metros. Su biplano
Farman, que ofrece estabilidad por lo
equilibrado de su armadura, es la máquina más poderosa de cuantas existen hoy en México. . ."
Tanto ésta como las siguientes exhibiciones fueron magníficas y, a pesar
de que la situación política empeoraba, dieron tema a animadas pláticas
durante mucho tiempo.
LAS
CANCIONES
DE LA
REVOLUCIÓN
"Una figura de mujer pasa por
las canciones. A su conjuro el tema se hace fluido, tórnase fácil y
armonioso; una elegancia natural
de flor exorna la canción; y en ese
nombre de mujer, que después
llenará las calles de los pueblos,
el juglar va dejando la placidez
emocional más pura.
"Esas fueron las canciones que
se aprestaron a gritos de esperanza y de temores en todas las plazas del sur, enarboladas por los
peones revolucionarios en el marco autóctono de un paisaje nuestro, paisaje nervioso de los cerros,
paisaje agreste de los órganos vigilantes y rectos como 30-30 del
sendero, paisaje de los magueyes
crispados como manos invertidas
hacia el cielo; paisaje, en fin, que
decoraron las nopaleras, las palmeras y los maizales sobre la tierra morena, desigual, disputada
y dramática de Emiliano Zapata.
"Únese un ligero tono picaresco a la frase amatoria; únese a la
misma picardía un sentido desvalorizado de la vida; y, lo que es
más, encontramos en las canciones hímnicas del zapatismo el valor determinante y definitivo de la
hidalguía popular campesina. Derivadas, seguramente, de ciertos
procedimientos literarios del romancillo español del siglo XVIII,
con disposición del tema literariomusical en cuanto aparecía directo e indirecto en un juego admirable y vigoroso del propósito fundamental; con giros musicales en
los que había dado de características y de pasión la gente y la tierra, la tradición, la costumbre y el
estado de ánimo puramente mexicano y complicadamente revolucionario llevado a la canción suriana.
"Esa fue la música con que vibraron muchos miles de peones
que peleaban, Neri, Salazar, Tepepa, Magaña y otros más, a las órdenes del general en Toluca, Puebla, Oaxaca, Guerrero, Morelos y
México, inclusive en el Estado de
Hidalgo, dispersos en guerrillas".
Dromundo, Baltasar: Vida de Emiliano Zapata (1934).
Diferencias surgidas . . . entre Pablo Torres Burgos, jefe del movimiento, por designación de la Junta Revolucionaria Maderista, y el viejo
guerrillero Gabriel Tepepa, a quien
muchos de los sublevados reconocían
como jefe de hecho, obligaron a aquél
a separarse del grupo y a marcharse,
acompañado de sus dos hijos, David
y Alfonso, por un rumbo distinto al
que seguían las guerrillas que comandaban Zapata y Tepepa.
Pablo Torres Burgos, honrado a
carta cabal y enemigo de la violencia,
protestó porque unos de los soldados
de Tepepa habían saqueado e incendiado, al apoderarse de Jojutla, dos
tiendas de españoles, enemigos de la
causa popular. Impulsado por sus generosos sentimientos, pretendía hacer
"una revolución ordenada", pero Tepepa se opuso y opinó que había que
Los jefes zapatistas crearon una estampa
guerrera de vigorosos perfiles en los que
la mexicanidad adquirió un carácter pécul e liar, al mezclarse el atuendo campesino
X con los arreos militares.
Los cadáveres de las víctimas fueron exhibidos en el portal del palacio
municipal de Cuautla; las armas del
Gobierno se "cubrían de gloria" en
hs "partes oficiales" y la prensa conservadora publicó los retratos del
"victorioso" jefe que "en reñido combate" había dado fin al movimiento
revolucionario de Morelos, al acabar
con quien lo había iniciado (i).
Pero Quedaba Zapata
Los hospitales del Estado de Morelos 1
eran insuficientes para recibir a los mi- P
llares de heridos en las diarias refriegas,
y por ello muchos eran conducidos a
México, para su atención médica.
emprender un movimiento radical y
hacer sentir el peso de la indignación
popular en los intereses y en las personas de los expoliadores del pueblo.
Por eso, en la junta que celebraron
entre Torres Burgos, Tepepa, Zapata,
Juan Sánchez y otros jefes de menor
significación, no se pudo llegar a un
acuerdo en el sentido que deseaba
Torres Burgos, dando como resultado
que el último se separara del grupo,
dirigiéndose con sus hijos y su asistente por el camino que conduce a
Moyotepec. Se detuvo en la barranca
de Rancho Viejo, de donde envió a su
pequeño hijo Alfonso, de doce años de
edad, a que buscara en su casa, en
Villa de Ayala, algunos alimentos. En
el camino de este último punto a Tlaltizapán, el joven fue sorprendido y
hecho prisionero por las fuerzas del
capitán Gálvez.
Era frecuente en el campo de Morelos el
espectáculo de los trenes volados por los
zapatistas. Esto lo hacían solamente con
aquellos convoyes que llevaban escolta
de soldados federales.
^_^
Con amenazas primero, y después
con ofrecimientos de que ningún daño
harían a su padre, el jefe de las fuerzas gobiernistas obligó al niño a que
los condujera al sitio en que se encontraba oculto el autor de sus días y tan
pronto como lo tuvieron a la vista,
dos de wargas de fusilería segaron las
vidas del iniciador del movimiento de
Morelos y de David, su otro hijo.
Por la vereda de un paraje cubierto
de vegetación tropical marcha un grupo de hombres a caballo. Se dirigen
a San Miguel Ixtlilco. Sus semblantes
denotan el cansancio que les han producido las refriegas recientes con los
federales en los pueblos y rancherías.
Las cartucheras semivacías, las ropas
desgarradas, las heridas sin curar,
marchan con rumbo incierto. Después
del asesinato de Torres Burgos ya no
aciertan a saber quién es su jefe. Al
frente de la columna van Emiliano
Zapata, Amador Acevedo y Margarito
Martínez. Gabriel Tepepa, Juan Sánchez y José Vergara se han quedado
atrás, en Axoçhiapan, por unas horas.
—¿Quién es ahora nuestro jefe?—
pregunta este último.
Nadie le responde.
—Si fuera Amador Acevedo . . .
—No —dice el aludido—; yo no
(l)Magaña, Gildardo: Emiliano Zapata
y el Agrarismo en México. T. I, págs.
99-100 (1951).
PLAN
POLÍTICO
"Parte resolutiva del Plan Político
Social proclamado por los Estados de
Guerrero, Michoacán, Tlaxcala, Campeche, Puebla y el Distrito Federal.
" I . Se desconoce al Presidente y
Vicepresidente de la República, a los
senadores y diputados, asi como a todos los demás empleados que son
electos por el voto popular, en virtud
de las omisiones, fraudes y presiones
que tuvieron lugar en las elecciones
pasadas;
" I I . El general Diaz con sus ministros, Miguel Macedo, que desempeña
el puesto de Subsecretario de Gobernación, los miembros de las comisiones unidas que votaron por la Suspènslón de Garantías, los jueces que, teniendo a su cargo los procesos de los
llamados reos políticos, han violado la
Ley por obedecer una consigna o han,
por lo mismo, retardado una sentencia
justa, los traidores a la causa y todos
los jefes del ejército quedan fuera de
la ley; se les juzgará según las disposicíones que ellos han tomado respecto a los insurrectos;
"III. Se reconoce como Presidente
provisíonal y jefe supremo de la Revolución, al señor Francisco I. Madero;
"IV. Se proclama, como Ley Suprema la Constitución de 1857, el Voto
Libre y la No Reelección;
"V. Se reformará la Ley de Imprenta, de un modo claro y preciso, determinando los casos en que una persona
puede quejarse justamente de difamadon, así como también los casos en
que es un delito trastornar el orden
público, atendiendo a las causas y files del hecho, para castigar debidamente al culpable, si el trastorno mencionado constituye efectivamente un
delito'
"VL Se reorganizarán las municipalidades suprimidas"VII. Queda aboiida la centralización
de la enseñanza, estableciendo en su
lugar, la federalización de la misma;
"VIII. Se protegerá en todo sentido
a la raza indígena, procurando por todos los medios su dignificación y su
Drosoeridad"IX. Todas las propiedades que han
sido usurpadas para darlas a los favorecidos por la actual Administración
serán devueltas a sus antiguos duenos
:
puedo porque soy muy muchacho y
porque no soy de aquí, soy de Puebla.
—¿Gabriel Tepepa?
Nuevo silencio. Se habían detenido,
reuniéndose los jefes en grupo sin
apearse del caballo. Alrededor, los
campesinos, cabizbajos, esperaban la
decisión.
—¿Y Emiliano?
Taciturno y casi inadvertido, Zapata pareció no escuchar su nombre.
Las miradas estaban fijas en él. Al rato levantó la cabeza y dijo casi con
voz de reto:
Y SOCIAL
"X. Se aumentarán los jornales a
los trabajadores de ambos sexos, tanto del campo como de la ciudad, en
relación con los rendimientos del capttal, para cuyo fin se nombrarán comisiones de personas competentes para a' caso, las cuales dictaminarán,
en vista de los datos que necesiten
Para esto;
"XI. Las horas de trabajo no serán
menos de ocho ni. pasarán de nueve;
"XII. Las empresas extranjeras establecidas en la República emplearán en
sus trabajos la mitad cuando menos
de nacionales mexicanos, tanto en los
puestos subalternos como en los superiores, con los mismos sueldos, consideraciones y prerrogativas que concedan a sus compatriotas;
"XIII. Inmediatamente que las círcunstancias lo permitan, se revisará el
va,or
de las fincas urbanas, a fin de
establecer la equidad en los alquileres,
evitando así que los pobres paguen
una renta mas
crecida, relativamente
al
capital que estas fincas representan,
a
reserva de realizar trabajos postenores Para 'a construcción de habitaciones
, higiénicas y cómodas pagaderas
e n lar
8°s P'az°s Para ' a s clases obreras ;
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derecho
al rédito de un 6 por ciento
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No Reelección Sierra de Guerrero,
Marzo 18 de 1911.
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. . . Los Representantes,
original fue firmado, en representaclón del Estado de Guerrero, por
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Gab ie
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I i . fmández; de Campeche, por
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P°,r Francisco Maya, Miguel Frías y
FellDe
Sánchez.
Magaña, Gildardo: Emiliano Zapata y el
Agrarismo en México (1951).
—Si todos me quieren, acepto; pero
han de ser todos, sin que falte uno,
los que decidan. Así luego no habrá
discusión . . .
La reciente disputa entre Tepepa
y Torres Burgos lo había hecho prudente. Fue nombrado por unanimidad.
Emiliano Zapata había retardado
su decisión de adherirse al maderismo
hasta el 11 de marzo porque consideraba que no sería conveniente precipitarse para comenzar la lucha armada, pues primero debería saberse
Tendidos a lo largo de la línea de combate y mostrando sus magníficos equipos
militares, estos soldados del ejército federal disparan incansablemente contra
las guerrillas zapatistas del Estado de
Morelos.
JBH
por qué Íbamos a pelear; que pronto
regresaría Torres Burgos del Norte
y que si ese señor traía de parte de
don Francisco I. Madero ofrecimientos que convenían al pueblo campesino; que era necesario que este último
señor estuviera dispuesto a devolver
sus tierras a los pueblos y que, al
implantarse su gobierno, se comprometiera a resolver el problema del
campo en toda la República; puesto
que era una vergüenza que teniendo
un territorio tan extenso, los mexicanos, especialmente los campesinos, se
estuvieran muriendo de hambre en su
propia patria; que era muy bueno el
sufragio efectivo y la no reelección,
pero que antes de pensar en política
había que pensar en la tortilla para
todos los mexicanos, y no solamente
para una manada de lobos voraces
que se habían apoderado de todas las
riquezas; que esa bandera no era nueva, sino que ya antes la había enarbolado Morelos y que era natural que
nosotros, los hijos del Estado que
lleva su nombre, defendiéramos esos
ideales (i).
¡A Pelear se ha Dicho!
Las puertas de la hacienda de
Chinameca permanecían clausuradas
aquel miércoles 29 de marzo de 1911.
Por debajo de ellas pasaban las rieles
del pequeño ferrocarril que servía para la carga de caña de azúcar. De
pronto, a las 7 de la mañana, cuando
comenzaban las tareas del día, un
formidable estruendo hizo volver la
cabeza a todos. La puerta saltaba
hecha pedazos, destrozada por una
locomotora lanzada contra ella como
singular ariete. Las tropas de Zapata
atacaban la hacienda. Poca fue la resistencia que opusieron los vigilantes,
sorprendidos por aquel asalto. Los
guerrilleros se llevaron todos los caballos y las armas y municiones que
encontraron en las cuadras que servían de arsenal: cuarenta rifles "savages" en total. Al alejarse de Chinameca, los zapatistas sonreían feli(l)Páez López. Joaquín: Cuatro Meses
de Vacaciones con Zapata. Citado por
Díaz Soto y Gama, Antonio: La Revolución Agraria del Sur y Emiliano
Zapata su Caudillo, págs." 83-84 (1960).
LOS
"Demasiado lejos de la opulencia, tenían al iniciarse 1910 recursos suficientes
de qué disponer para vivir con relativa
holgura; su prestigio de hombres honrados,
laboriosos, dinámicos, de buenas costumbres, de nivel cultural superior al medio
existente, los colocaba en envidiable puesto, siendo en todas partes respetados y
queridos. Animan su existencia conviviendo
entre el fatigoso ajetreo de los ceñudos
campesinos, que da vigor a sus músculos
y fortaleza al espíritu.
AMBROSIO
"El que fuera rapazuelo incorregible
de Incansable actividad, sediento de
aventuras, tan pronto arrastrábase al
fondo de las cuevas para turbar con el
eco de su voz el impresionante silencio,
o trepaba con pasmosa facilidad a las
copas de los más gigantescos árboles
o riscos de la montaña para hurtar de
sus nidos los polluelos de los cuervos,
se iba paulatinamente transformando
en adulto. La vida del campo con sus
asperezas e inclemencias, hace de él
un hombre vigoroso, de recia musculatura, cuya juventud impetuosa lo impulsaba a vencer los más difíciles obsiSu i •
•*
Nacio en el pueblo de Huitzuco el
7 de diciembre de 1869. Ingresó a la
Escuela Particular Hultzuquense, cuyo
director era don Manuel Saenz. Durante cuatro años cultivó su mente y a la
clausura de ese centro de enseñanza,
en 1886, volvió a Quetzalapa a dedicarse por entero a la agricultura y ganadería. Su vocación decidida por las
armas lo hace afiliar en el Cuerpo de
Reservistas. En 1900 contrae matrímonio y se traslada al Estado de Morelos,
donde a poco se coloca como adminis-
General AMBROSIO FIGUEROA
FËGUEROA
trador de los molinos de arroz de El
Higuerón.
'En 1908 regresó a Huitzuco para
cultivar la tierra con independencia,
instalándose en el paraje de Las Joyas,
adquirido por él en propiedad, y del
que hizo un verdadero vergel de opimos y abundantes frutos.
FRANCISCO
En 1906 la Secretaria de Instruc5 l l c a y Bellas Artes le otorgó,
por conducto de su titular, señor l.cenciado Justo Sierra, el primer premio
p 0 r haber escrito ¿xcelsa biografía de
don Benito Juárez, para que sirviera
de modelo en las conferencias que deberían sustentarse en todas las escue| a s de la República, con motivo del
centenario del nacimiento del patricio.
Asimismo, da a conocer en un opúscu| 0 sus observaciones sobre metodología de la lectura, escritura y reformas
ortográficas, que mereció ser publicado en el Primer Congreso Científico
Panamericano reunido en Santiago de
Chile. En 1910 publica un folleto intitulado Reseña Histórica de la Escuela
Particular Hultzuquense, para honrar
,a lat>or d e s u
director, el maestro don
Manuel Sáenz. Su inclinación literaria
e s \a poesía donde expresa la sinceridad de sus convicciones, que revelan
a | | ¡ b e r a | y a ( esc éptico; mas advertirém o s q U e nunca, en ninguna vez, las
impuso sobre las creencias religiosas
de sus discípulos, las cuales respetaD a humildemente. Nació en el pueblo
de Huitzuco el 10 de octubre de 1870.
Clón Pu
ROMULO
"Establece e incrementa, durante
Prof. FRANCISCO FIGUEROA
nueve años, bajo la razón social Rómulo Figueroa y Hermano, una fábrica de
jabón, otra de hielo, y molino de nixtamal impulsado con gas pobre. Por
sus propiedades en ganado y grano,
sin ser las más cuantiosas en la reg¡6ri, puede considerarse como uno de
los hombres más reposados e independientes del municipio. Fue electo
varias veces comisario de Quetzalapa,
donde ayudó a edificar la Escuela Mixt a y e) J u z g a d o . E n i898 es nombrado
| ¡ d o r S e|undo; en 1902 Juez Menor,
R eB
y e n 1900, Síndico del Honorable Ayuntamientn Nar¡<s el fi rieiniin He 1M3
«miento. Nació el 6 de julio de 1863.
ANDRÉS
"Desde la segunda infancia empiezan a descubrirse en este varón de recia complexión, las características vivas que habrán de definir más tarde,
hasta distinguirlo en el encrespado
mar de la lucha por la vida, al hombre
de carácter y de energía singulares,
"En los umbrales de su juventud, y
siendo componente de una prole dedicada a las faenas del campo, ve desi¡ za r su vida en íntimo y abierto contacto con la naturaleza en todo su es
plendor, caracterizando al rancheroagricultor genuinamente guerrerense.
En 1897, no obstante ser el menor de
sus hermanos y contar escasos veinte
años, se constituye en conductor de
los destinos de la familia, en virtud de
que sus padres habían fallecido repenfinamente. El 1 de enero de 1910 se
le elige Regidor Tercero de Huitzuco.
Nació en el pueblo de Chaucingo el 13
de enero de 1884."
Figueroa Uriza, Arturo: Ciudadanos en
Armas (1960).
General ROMULO FIGUEROA
ces de su triunfo, sin saber que al
pasar los años Zapata cruzaría las
puertas de esa hacienda para encontrar la muerte . . .
Los encuentros se sucedían. El 5
de abril las tropas de Gabriel Tepepa
fueron sorprendidas por los federales.
Acudieron en su ayuda los de la columna principal, acampada a corta
distancia. Los federales se refugiaron
en Jonatepec, su cuartel, provistos
de buenas armas y abundantes municiones. Los guerrilleros, protegidos
El coronel Emiliano Zapata, tal era
su grado entonces, se había convertido en la imagen de la justicia para
los campesinos de la región. La gente
del pueblo de Huehuetlán se le presentó en Chiutla para exponerle los
sufrimientos que padecían bajo el
poder del jefe político,
—Se llama Andonegui —le dijeron—; y nomás por simple sospecha
mató a muchos vecinos después de
quemarles las casas . . .
Zapata fue expeditivo: el cruel ca-
En el pórtico de la hacienda de San Juan T
de Chinameca, en el Estado de Morelos, É
se alza este sencillo monumento en memoria del general Emiliano Zapata.
r Prisioneros zapatistas que acaban de ser
m bajados de los carros de carga del ferrnmrril He«ran«an hrpupmpntp uiailarin*
rrocami, descansan Drevememe, vigilados
celosamente por SUS guardianes, antes
de ser llevados a la prisión militar de
Tlatelolco.
por Felipe Neri, prefirieron retirarse
antes que iniciar un asedio a campo
abierto. Tomaron entonces Chiutla,
en el Estado de Puebla, donde se hicieron de ochenta rifles y de parque.
Allí se quedaron tres días para reçuperar fuerzas.
20
cique pagó con la vida los atropellos
cometidos.
De
tlán
Chiutla pasaron a HuamuxchiY y a c o n t a b a con m é d i c o la
columna: acababa de reunírseles el
joven estudiante de medicina Juan
Andreu Almazán.
Cuando el 17 de abril las fuerzas
de Zapata llegaron frente a Izúcar
de Matamoros dispuestas a la pelea,
no encontraron fuerzas federales. Habían huido los defensores . . . En esta
plaza se hizo el recuento de efectos
y de tropas. Mil hombres fue la cuenta exacta, mil hombres comandados
por quienes con el tiempo serían ge-
nerales: Jesús Morales, Jesús Navarro, Felipe Neri, Pioquinto Galis, Fermín Omaña, Jesús Jáuregui, Francisco Mendoza, Margarito Martínez,
Ignacio Maya, Vicente Cadena, Emigdio Marmolejo, Pablo Brito y Amador
Acevedo.
Fue entonces cuando Zapata escuchó por primera vez el nombre de un
jefe federal que ya tenía una fama
siniestra: el del coronel Aureliano
Blanquet. Este le infligió su primera
derrota, el 18 de abrÜ, obligándolo
a dejar Matamoros, reconquistada
para los federales. Los zapatistas se
dirigieron a Jolalpán para encontrarse
con los jefes de la Revolución en el
Estado de Guerrero, y concertar un
ac
" f ^ Con ?u.?s-
A
.
El 22 de abril se reunieron Ambrosio Figueroa y
Emiliano Zapata. Se
dieron un abrazo cordial mientras sus
hombres, mezclados y confundidos
en un mismo entusiasmo, lanzaban
gritos y disparaban sus armas al aire.
Pero sus puntos de mira eran
diferentes en cuanto a los fines nimediatos de la Revolución; la desconfianza, la traición misma, pronto separarían a aquellos dos hombres
admirables, que no tardarían en
lanzarse mutuas y tremendas acusaciones.
1160
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OCTUBRE 19 DE 1S66
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a la Cruz 178, Caracas, Venezuela.
NUESTRA PORTADA: El caudillo agransta,
general Emiliano Zapata, aparece acompañado
de algunos jefes surianos, entre ellos el general Manuel Asúnsolo, quien le hace entrega de
la ciudad de Cuernavaca, plaza tomada por
tropas del general Figueroa.
EN EL PRÓXIMO NUMERO:
LO QUE PASO EN CIUDAD JUÁREZ.Orozco
y Villa presionan a Madero a que ataque Ciudad
Juárez, que es tomada en 72 horas por los
revolucionarios. Se entienden el gobierno y la
Revolución. Primeros licénciamientos de las
tropas maderistas. En México, Porfirio Díaz se
resiste a renunciar.
RESUMEN
DE
LO
PUBLICADO
El 20 de noviembre de 1910 se inició la Revolución en el Estado de Chihuahua, contra el general Porfirio Díaz. La campaña
antirreeleccionista de Francisco I. Madero, que había proclamado
la fórmula Madero-Vázquez Gómez, terminó con el triunfo de
don Porfirio, en elecciones fraudulentas, previo encarcelamiento
del candidato opositor. Madero logró fugarse de la prisión de San
Luis Potosí y se refugió en San Antonio, Texas, desde donde dio
a conocer el "Plan de San Luis", por el que se regiría la Revolución.
El pueblo prestó amplio apoyo a sus consignas, y a las de los
hermanos Flores Magón, cuyo alzamiento, semanas después,
en Baja California, fracasó. El asesinato de Aquiles Serdán, en
Puebla, fue el prolegómeno del movimiento. Pascual Orozco y
Francisco Villa iniciaron la guerra de guerrillas. Federales y revolucionarios chocaron sucesivamente en los encuentros de Pedernales, Cerro Prieto, Mal Paso y Ciudad Guerrero.
El 14 de febrero de 1911 Madero entró en territorio mexicano.
Unido a Abraham González se dirigió a atacar Casas Grandes. Al
ser rechazado se refugió en la hacienda Bustillos donde, juntamente con José Luz Blanco, Pascual Orozco y Pancho Villa, planeó el sitio a Ciudad Juárez. Porfirio Díaz prometía mientras
tanto mejoras en la justicia y en la ley electoral. Pero la subversión ya era incontenible. El asesinato de Luis Moya avivó
la hoguera.
El ejército libertador avanzó siguiendo la línea del Ferrocarril
Noroeste y llegó a Ciudad Juárez el 19 de abril. En la "casa gris!'
Madero estableció su cuartel general, donde recibió las embajadas porfiristas de Oscar Branifï y Toribio Esquivel Obregón, y
posteriormente de Francisco Carvajal, quienes venían a proponerle la cesación de las hostilidades. Las negociaciones fracasaron.
El 7 de mayo don Francisco I. Madero decidió levantar el
sitio a Ciudad Juárez, que se prolongaba demasiado, y dirigirse
al Sur. Pero informado que el presidente Díaz había anunciado
su propósito de renunciar, volvió sobre sus pasos para continuar
el cerco.
Mientras tanto, los hermanos Ambrosio, Francisco y Rómulo
Figueroa se alzaban en armas en el Estado de Guerrero. En el
vecino Estado de Morelos surgía otra figura de extraordinarias
proyecciones: Emiliano Zapata, que se levantó para protestar
contra los latifundistas que despojaban de las tierras a sus legítimos dueños, y contra el brutal sistema de leva, que convertía en
forzados soldados a los campesinos que se atrevían a rebelarse
contra los hacendados. El 11 de marzo de 1911 Zapata se incorporó al movimiento revolucionario iniciado por Madero. El
29 de marzo sus fuerzas lanzaron una locomotora contra las
puertas de la hacienda de Chinameca, de donde se llevaron los
caballos y gran cantidad de armas y municiones. Poco tiempo
después, luego de tomar varias poblaciones pequeñas, la tropa de
Zapata contaba ya con mil hombres de valor probado, al servicio incondicional del guerrillero . . . Fue el coronel Aureliano
Blanquet quien les derrotó por primera vez; pero la fama de
Emiliano Zapata crecía como el viento antes de la tempestad,
convirtiéndolo en el defensor de los oprimidos . . .
PLAN DE LA OBRA
Todas las semanas aparecerá un fascículo de "Crónica Ilustrada Revolución Mexicana", profusamente ilustrado con un extraordinario acervo fotográfico. Cada cuatro
números se incluirá la reproducción parcial o total, a todo color, de una obra de arte
de la pintura mural mexicana, así como mapas, también a color, de las campañas
militares. En las contratapas irán apareciendo corridos, grabados, personajes históricos, así como trajes y armas características de la época. Oportunamente se brindarán
al público elegantes tapas-libro para facilitar la conservación de la obra. Con cada
tapa-libro se obsequiará un disco de larga duración de canciones revolucionarias.
Eufemio Zapata, que participó valientemente en la lucha agrarista de los guerrilleros de Morelos, formó, con su hermano Emiliano, una pareja casi legendaria hoy.
/ /////
K \\\\\
ZAPATA Y LOS FIGUEROA
—^^—————^—^^^—^^^—
r \ _ ~ l_l —,«%l»iM»a% r \ ! « t ! n 4 A «
UOS nOlTlDreS UlSliniOS
E
l señor Madero comprenderá que
antes de arreglar la política hay
que pensar en la tortilla . . .
Emiliano Zapata se volvió a contemplar la montaña, el Popocatépetl,
al que comenzaban a cubrir nubes
amenazadoras. Luego bajó la vista
para mirar a su gente, campesinos
desarrapados, a los que los hacenda-
(j o s habían despojado de sus tierras,
y Q u e 1° miraban a él, a don Emilian o , como al caudiUo que libertaría a
los del Sur, a los surianos, de una
opresión que ya duraba demasiado.
Repetía, una vez más, lo que había
dicho en varias oportunidades: que
era necesario que el señor Madero
estuviera dispuesto a devolver sus
tierras a los pueblos y que antes de
pensar en política, había que pensar
en la tortilla (1).
Devolver a quienes pertenecían las
tierras municipales, devolver a cada
uno el pedazo de terreno necesario
para que pudiera vivir con dignidad,
sin temor a la injusticia de los políticos o al yugo de los hacendados.
¡Basta de levas, de imponer el servicio obligatorio en el ejército federal!
¡Basta de "ley fuga" para los que tímidamente osaban protestar! Este
era el ideal revolucionario que se había impuesto uno de los dos caudillos
del Sur: Emiliano Zapata, defensor
de los pobres de Morelos.
Los principios revolucionarios del
otro caudillo, el que dominaba ya el
vecino Estado de Guerrero, eran muy
diferentes: sus fines enderezaban más
a un cambio de estructura política
del país, que a un cambio social; pues
Figueroa consideraba, como Madero,
que el retorno_al respeto por las leyes
y la Constitución necesariamente implicaría medidas justas para el campesinado explotado por el porfirismo.
El zapatismo fue como un huracán
devastador. La ira y el resentimiento
acumulados de sus hombres, por tantos años de vejaciones, los llevaron
a cobrar los agravios en todas las
formas que les permitían las circunstancias. Eran los parias que emergían,
incendiarios y violentos, al goce del
desquite. Y esa reacción era perfectamente lógica y explicable. Ño podía
esperarse menos de hombres expoliados, rudos, incultos —e incultos no
por culpa de ellos sino del sistema
social en que vivieron— cuyo odio
ancestral contra sus explotadores tenía forzosamente que manifestarse
como un estallido arrasador.
Los hombres de Guerrero, que no
habían sentido tan brutalmente el
aguijoneo del hacendado abusivo e
implacable, tenían la idea, en cambio,
de que la lucha armada debía desarrollarse por medios violentos, pero
no represivos al estilo zapatista. Repugnaba sin duda a su conciencia,
forjada en otros moldes, los medios
de venganza individual y colectiva
que empleó el zapatismo en cada uno
de los lugares y poblaciones que caían
en sus manos.
Al calor de esas diferencias Zapata
y los suyos llegaron a acusar a los
( l ) P á e z López, Joaquín: Cuatro Meses
de Vacaciones con Zapata, citado por
Díaz y Gama, Antonio: La Revolución
Agraria y Emiliano Zapata, su Caudillo, págs. 83-84 (1960).
Figueroa de protegertosintereses de
tos latifundistas. Figueroa y sus hombres, por su parte, les aplicaban a los
zapatistas los calificativos de "bandoleros" y "salteadores". En realidad
ni unos ni otros tenían razón. No hubo entosFigueroa el deseo preconcebido de conservar el latifundismo, y
en cuanto a los adjetivos contra Zapata no expresaban sino la incomprensión de los Figueroa respecto a
to raíz histórica de aquella violencia
desbordada con que el personaje morelense reaccionaba frente a sus viejos
verdugos(l).
——————•»—^—^^^—^^^
I I n DI a n l i i c + n
Ull ridll JUaiU
Un jinete se acercó al grupo de
partidarios que rodeaban a Zapata.
No faltó quién, por precaución no
mas, encañonara su carabina. El recien Segado, sin decir palabra, sin
apearse del caballo se caracoleó y
resopló con brío, extendió a don Emiliano una hoja de papel.
71
TT-. " ¡ — ;
:—;
Un anticipo de lo que sena la gran campaña del antirreeleccionismo iniciada por
Madero lo constituyó una preliminar organización estudiantil, fundada en 1892,
cuyos sobrevivientes muestran al Caudilio el estandarte que enarbolaron tan an- l i
tapadamente.
>U
Era una hoja mal impresa que andaba rodando, de mano en mano, por
los cafés de la avenida Juárez, y en
los clubes antirreeleccionistas de la
ciudad de México.
Cuando Zapata terminó la lectura,
golpeó en el hombro del mensajero,
Rodolfo Magaña, y sus ojos profundos relampaguearon de gusto:
—¡Esto es precisamente por lo que
peleamos, gordito, porque nos devuelvanlas tierras que nos han robado.'(2).
Aquel documento, redactado por
un a m u jer, la escritora Dolores Jimén e z y Muro, fue impreso clandestinamente, en las tinieblas de la noche,
e n a
^ pequeña imprenta de Antonio
Navarrete, en la ciudad de México.
Se enviaron 3.000 ejemplares fuera
de la capital y 2.000 se repartieron
en el Distrito Federal. La valentía
de los complotistas de Tacubaya, como los llamó la policía porfirista, era
tanto más admirable cuando el 13
de marzo don Porfirio Díaz enviaba
al Congreso un proyecto de ley suspendiendo los pocas garantías individuales de las cuales todavía se gozaba
'
d i e n t e s Día*, Vicente: La ^ o r ción de 1910 en el Estado de Guerrero,
págs 101 102
- (M*>)«
f^A^^m^klÉ^™
?°pága
n o (1951).
BAUTIZO
DEL
GUERRILLERO
"La primera noche de nuestra
vida de guerrillero se ha grabado
en m¡ memoria y la considero de
las más terribles que he pasado
en mi larga vida.
"Acampamos bajo las ramas de
un árbol que sostenía endeble zacatera cubriendo parcialmente el
firmamento. La naturaleza descargó esa noche un viento gélido y
huracanado que nos impidió conciliar el sueño aunque fuera por
instantes. Todos juntos, apretujados para disminuir la inclemencia
del tiempo silenciosos, pensativos. . .
"Mi mente hacía acopio de recuerdos agradables y pasaban
desfilando en escenario mudo, mi
hogar, mis intereses, modestos,
pero que me permitían vivir con
cierta comodidad. Al abandonar
todo, desafiando peligros, sin recursos, sin esperanzas de ayuda,
entre enemigos, expuestos a tantos sufrimientos, sentía estremecerme y meditar aún más.
"Pasaban por mi mente la historia de los últimos treinta años
de opresión y vergonzosa tiranía;
treinta años de ver nuestros derechos ciudadanos ultrajados, de
vivir un sistema de gobierno que
no aceptaba nuestro espíritu rebelde, e infería: nuestra causa es
justa, ¡sí, muy justa!, ¡firme en
sus principios!, ¡adelante!
"Por razón natural, otra vez
pensaba que el nuevo estado de
cosas iba a transformar nuestro
antes relativo bienestar, y me hacia caer en confusión. Creo, estoy
seguro de ello, que todos los ahí
reunidos reflexionaban lo mismo.
Nadie dormía, nadie hablaba, nadie daba señales de vida, y sólo
el intenso frío y el viento que zumbaba cortando las salientes de
las rocas e hiriendo las ramas
de los árboles, nos revelaban que
no era aquello una pesadilla, sino
la realidad de la primera noche de
guerrilleros."
Escritos de Rómulo Figueroa. Citado
por Figueroa Uriza, Arturo: Ciudadanos
en Armas (1960).
Las tropas victoriosas de Emiliano Zapata
entran a la ciudad de Cuernavaca agrupadas en torno del estandarte de la Virgen de Guadalupe, bajo cuya advocación
lucharon muchas veces.
1 H
El "Plan Político-Social" lo habían
suscrito revolucionarios procedentes
de Guerrero, Michoacán, Tlaxcala,
Campeche, Puebla y el Distrito Federal. En él se desconocía al Presidente Díaz en virtud de las omisiones,
fraudes y presiones que tuvieron lugar en las elecciones pasadas; se declaraba fuera de la ley a los jefes del
ejército; se proclamaba, como Ley
suprema, la Constitución de 1854, el
Voto Libre y la No Reelección; se
reconocía como presidente provisional
y jefe supremo de la Revolución a
Madero; se proclamaba la federalización de la enseñanza y la reorganización de las municipalidades suprimidas y se afirmaba que se protegerá
en todo sentido a la raza indígena,
procurando, por todos los medios, su
dignificación y su prosperidad.
Pero lo que provocó el entusiasmo
de Zapata fueron los últimos puntos,
donde se decía que todas las propiedades que han sido usurpadas para
darlas a los favorecidos por la actual
administración, serán devueltas a sus
antiguos y legítimos dueños; se aumentarán los jornales a los trabajadores de ambos sexos; las horas de
trabajo no serán menos de ocho ni
pasarán de nueve; las empresas extranjeras emplearán en sus trabajos
la mitad cuando menos de nacionales
mexicanos; todos ks propietarios que
tengan más terrenos de los que puedan o quieran cultivar, están obligados a dar los terrenos incultos a los
que hs soliciten(l).
La Revolución debía estallar el 27
de marzo, en el cuartel de San Diego.
Pero los conspiradores —nadie supo
quién los traicionó— fueron recibidos
allí por Patotas, como se llamaba a
Ramón Castro, jefe de la Gendarmería Montada. Varios cayeron prisio- .
neros pero la decisión de un obrero,
Flavio Solís, salvó a otros, Solís disparó contra Castro y huyó, aprovechando la confusión y las sombras
para prevenir a sus camaradas.
Rodolfo Magaña —<rue había llevado el mensaje— se incorporó a las
fuerzas zapatistas. Quizá por primera vez durmió aquella noche a la intemperie, cerca del jefe de los guerrilleros. A la mañana siguiente, Zapata,
saludó al joven diciéndole:
—Oye gordito; se conoce que tú.
no eres ranchero y no estás acostum-
brado a estas cosas porque casi no
dormiste, nomás te estabas volteando
de un lado para otro; ¿es duro el colchón-suelo, verdad? Ya te irás acostumbrando, verás (2).
Gildardo Magaña y algunos de sus
compañeros se refugiaron en Texas,
donde se unieron a Madero. A la
Penitenciaría del Distrito Federal
fueron a dar Dolores Jiménez y Muro, Carlos Múgica, Antonio Navarrete
y otros. Al salir de la cárcel, la señorita Jiménez y Muro se incorporó a
la causa de Zapata, que supo apreciar
el temple de aquella mujer excepcional.
—————————^——^—^—
Frf>ntP fl FrPfltP
r I el I l e a r I CI l i e
Axopiapán, Chinameca y muchos
pueblos más habían quedado atrás en
la marcha del zapatismo. El jefe
suriano se preparaba para caer sorp r e s a m e n t e sobre el fértil valle de
Jojutla, importante centro cañero y
arrocero, cuando llegó Federico Morales, u n emisario e n v i a d o p o r A m -
brosio Figueroa, proponiéndole una
entrevista con la idea de planificar
de común acuerdo sus acciones y no
estorbarse en sus campañas militares.
La iniciativa de la entrevista había
sido sugerida por un enviado del señor Madero, don Guillermo García
Aragón.
La situación era delicada. Las tropas federales procedían enérgicamente en el Estado norteño de Chihuahua. Fusilamientos de simpatizadores del maderismo que vivían al margen del dinamismo bélico, y représalias de los revolucionarios en prisioneros federales, denuncian precozmente lo sangrienta y feroz que va a
ser la lucha armada.
Otros estados de la República secundan la agitación: en la primera
semana de febrero de 1911, Luis Moya en Zacatecas, comienza su meteón c a carrera de triunfos; en Sonora,
Son los señores Severiano Talamantes
—T7TT7—-—~^T,—;—^—^~
^ ¾ ^ ^ ¾ ¾ ^ ¾ °
108-IIO (1951)
( 2 ) M a g a ñ a > G ü d a r d o . Emiliano Zapata
y ei
Agrarismo
108-110 (1951).
en México, T . I, págs.
Durante el mes de mayo de 1911 Porfirio
Díaz se mantuvo recluido en la residencia
de la calle de Cadena 8, que el pueblo
comenzaba a rodear amenazadoramente,
para exigirle la renuncia.
JH
y Juan Cabrai; en Durango, es Martín Triana con otros correligionarios,
y en fin, todo el septentrión ilumínase
con la hoguera de la contiendan).
El 17 de abril, en Chaucingo,
Ambrosio Figueroa constituye la "Columna Morelos", en la que se agrupan
sus hombres como ejército revolucionario. Se le declara jefe nato del Ejército Libertador del Sur y General en
Jefe de la "Columna Morelos". Los
miembros del Estado Mayor, cuyas
designaciones jerárquicas se aprobaron en el mismo acto fueron: general
Rómulo Figueroa, coronel Martín Vicario, coronel Ernesto Castrejón, teniente coronel Odilón Figueroa, y
mayor Fidel Fuentes.
La rivalidad latente entre los jefes
de Guerrero y Morelos comenzaba a
ser visible. La designación de "Jefe
del Ejército Libertador del Sur" acordada a Figueroa no podía menos que
herir la susceptibilidad y la desconfianza de Zapata.
El 18 de febrero regresa el enviado
ante Zapata. La entrevista se realizará el 22 de abril, en el pueblo de
Xolalpan, en el distrito de Chiutla,
Estado de Puebla, cercano al límite
con el de Guerrero.
La división, que no tardaría en
convertirse en discordia entre los
Figueroa y Zapata, comenzó el día
20, en víspera de emprender la marcha. Informantes cuyo origen e identidad no quedó muy bien establecida,
y cabe la posibilidad de que la policía
porfirista quisiera sembrar discordia
entre los guerrilleros, comunicaron
a los Figueroa los desmanes de las
tropas de Zapata en algunas poblaciones.
La impresión de los hermanos Ambrosio, Francisco y Rómulo Figueroa,
y las de los jefes que los secundaban,
no pudo ser peor. Extremaron las
precauciones para que sus tropas dieran la sensación de orden en su constitución y de respeto en su comportamiento. Dejan en Chaucingo una
fuerza de cien hombres y se dirigen
a Xolalpan, donde llegan a las diez
de la mañana, con seiscientos dragones desfilando por escuadrones que
formaron en la plaza y la calle de
acceso. Zapata, al que Blanquet acababa de derrotar en Izúcar de Mata(l)Figueroa Uriza, Arturo: Ciudadanos
en Armas, págs. 102 y 115 (1960).
LOS
TAMBORES
". . . por los primeros días del
mes de marzo (de 1911) se esparció la noticia de que el profesor
Rodríguez había desaparecido Ilevándose consigo los tambores y
cornetas de la Escuela Oficial de
Niños, de la que era director. Poco después corrieron rumores de
que junto con el profesor Rodríguez se habían ido el señor Miguel Díaz, el señor F r a n c i s c o
Miranda Bello, el señor Canuto
García y su hijo Pablo, el señor
Heladio Miranda y su hijo Ricardo, el señor Gregorio Castro, (a)
'El Chacate', Jesús Gatica, (a)
'Carne Fresca', Margarito Barrios
y su hermano Jesús, (a) 'El Chapopote, y otros muchos cuyos
nombres escapan a la memoria.
A mediados de marzo se tuvieron
noticias de que una partida de rebeldes merodeaba por el rumbo
de los municipios de Copalillo y
Atenango del Río. Inmediatamente el prefecto, señor Fidel Pineda,
organizó una partida para batir a
los rebeldes, integrándose la co-
DEL
PROFESOR
lumna con la gendarmería, un p¡quête de 'Auxiliares de Guerrero',
comúnmente llamados los 'cuerudos'.
"Esta columna nunca tuvo contacto con los rebeldes, habiendo
regresado con la creencia de que
el movimiento carecía de importancia.
"La madrugada del día 17 de
marzo de 1911 fue la señal para
el asalto a la plaza (Chilapa), detendida por un escuadrón de los
'cuerudos' al mando de un capitan de apellido Guido, y de la gendarmería municipal. . . Como a las
cuatro de la mañana, el centinela
apostado en la puerta de la cárcel
municipal, al sentir un rumor, gritó el '¡quién vive!', contestándole
el propio profesor Rodríguez Espinosa: '¡Madero!' la primera descarga hizo caer al citado profesor,
siendo atravesado su pecho por
una bala. Comenzó el tiroteo, que
se intensificaba a medida que la
guarnición se despertaba y se
aprestaba a repeler el ataque (1).
En las Calles de la Ciudad de México re-
percutían los dramáticos sucesos que vi-
vía la nación a mediados del año 1911:
se hablaba con insistencia de la renuncia
de Porfirio Díaz y de que los zapatistas
amenazaban la capital.
^-^
moros, quedó sorprendido por la disciplina y armamento de los soldados
guerrerenses.
Zapata se apeó de su caballo y
en compañía de Figueroa se dirigió
al Juzgado Municipal, donde dieron principio las conversaciones. Fue
acordado que ambos jefes realizarían
sus operaciones de común acuerdo:
cuando las mismas se verificaran en
Morelos, el Jefe supremo sería Zapata, cuando operaran en Guerrero, lo
sería Figueroa. A Zapata se le confirió el grado de general. De inmediato
los jejes y sus estados mayores procedieron a cambiar impresiones sobre
la primera operación guerrera que
habrían de hacer mancomunadamente. El general Zapata opinó que fuera
la ciudad de Puebla, pero le es objetada la gran cantidad de elementos
necesarios para ello, por lo que aceptan, al final, la proposición del general
Figueroa que expresó fuera la ciudad
de Jojutla, acordándose sojuzgar la
"La pelea duró desde las cuatro
de la mañana hasta las cinco de
la tarde, hora en que los atacantes tuvieron que retirarse ante la
evidente superioridad del enemigo. Varios chilapenses dieron en
este primer encuentro muestras
de admirable valor, y algunos de
ellos (Macedonio Barrios y Otilio
Carretó entre otros) pagaron con
su vida la audacia de aquel frustrado ataque. En el grupo insurrecto había muchos indígenas,
que no llevaban más armas que
un morral con piedras y una honda. Por parte de los defensores
de la plaza hubo 14 muertos,
"El 23 de abril Chilapa fue al
fin ocupada por las fuerzas revolucionarias de Pedro y A t i l a n o
Ramírez, Juan Ojeda y Lorenzo
Díaz" (2).
¢,1) Lo® Héroes Anónimos de Chilapa.
(2) Fuentes Díaz,Vicente-K Révolución de 1910 en el Estado de Guerrero
(i960).
mencionada plaza el 28 de ese mismo
mes
de
aonl(
~V-
/DÓnd© Está ZSDStâ?
_^
"
D o s hombres d e la C o l u m n a More.
los, de Ambrosio Figueroa, se hallan
apostados en un callejón que conduce a Jojutla. Mientras hablan, esperando la hora del ataque, vigilan la
fría boca de una ametralladora que
un soldado federal encañona en la
azotea de una de las primeras casas
de la población,
—Ora que venga con nosotros el
general Zapata, verá usted cómo todo
V a a ser ganarles a los pelones. Ya
dijo que nos ayudaría a tomar Jojutía y después, con él iremos sobre
Cuautla y sobre Cuernavaca . . . Si
hasta se me hace que no pararemos
sino hasta México para echar fuera
a Porfirio Díaz.
"¡Ese general Zapata, qué buen cabailo montaba, ora que lo vimos en
Xolalpan! Nomás que se ve medio
triste, y medio callao . . ."
—No, y deje usté, si parece tambien medio desconfiao . . .
(DFigueroa Uriza, Arturo: Ciudadanos en Armas, T. I, pág. 122 (1960).
LA TOMA
DE
CUAUTLA
"En 1911, estuve en la toma
de Cuautla. En esa población estaban el 5o. regimiento de federales y un c u e r p o de rurales.
Totalizaban unos 600 hombres,
aproximadamente. Nosotros eramos unos mil 800, mandados por
numerosos jefes rebeldes. Claro
que a todos nos mandaba Zapata.
"Los defensores estaban muy
biçn fortificados. Fueron cinco
días de lucha, con sus noches,
combatiendo casi todo el tiempo.
Al tercer día estábamos dentro de
la población, pero los federales
conservaban algunos edificios importantes. Tuvimos que comenzar
a horadar paredes para acercarnos a ellos. Nuestra fuerza era
principalmente de i n f a n t e r í a y
ellos dominaban algunos puntos
altos de la población.
"La lucha fue sangrienta, pero
las mayores bajas fueron para
ellos. Creo que murió la mayor
capar, dirigiéndose a Cuernavaca.
"Fue tal la magnitud de la derrota y tanta la desmoralización
de los federales, que evacuaron
Cuernavaca del puro susto. Claro
que antes, el jefe militar de la
plaza propició la llegada de Ambrosio Figueroa, quien ya andaba
en pláticas con ellos. De todos
modos, un par de días después
llegó Emiliano Zapata con sus tropas, y quedó él como jefe máximo,
"Este fue el comienzo del fin
del porfiriato. El gobierno, en realidad, temía a la revolución del
sur. ¿Qué podían importarle 2 mil
maderistas en Ciudad Juárez, a
dos mil kilómetros de distancia,
teniendo 5 mil federales en Chihuahua? Su preocupación eran los
surianos de Zapata, situados ya
en las goteras de la capital. Fue
esta presión lo que precipitó su
caída."
parte y sólo algunos lograron es-
General Octavio Magaña
Pasaron las horas, pero no se escuchó el clarín que anunciaría el momento de lanzarse al ataque. Había
razones para ello: contrariamente a
lo acordado en Xolalpan, Zapata no
se había presentado en el sitio de
Jojutla. Además, acababa de ocurrir
algo inesperado:
El defensor de la plaza, el teniente
coronel Fausto Beltrán, después de
haber parapetado a sus fuerzas en
el centro de la población, salió secretamente de Jojutla, para sostener
una entrevista con los hermanos Figueroa. El objeto de la entrevista era
decirles que tenía conocimiento fidedigno de que en el norte de la República se habla celebrado un armisticio
entre las fuerzas revolucionarias de
Pascual Orozco y el Gobierno Federal, y exhibió al efecto documentos
telegráficos acabados de recibir. Mostrados éstos, los rebeldes quedaron
enterados de que el licenciado Francisco S. Carbajal, delegado de paz
ante el señor Madero, verificaba en
Ciudad Juárez conferencias de avenimiento. El teniente coronel Beltrán
expuso, sincero o con dolosa finalidad, que L· cesación temporal de
hostilidades en el norte era de carácter regional, y en nada consideraba
los problemas guerreros en otras zonas del país, por lo que se permitía
sugerir intentaran los Figueroa un
pacto con el gobierno del Centro, similar al celebrado por Madero, mientras definían situaciones (1).
Los hombres que en el callejón seguían apostados, vieron que manos
ocultas retiraban la ametralladora
que los amenazaba y a poco llegó la
orden de desistir del ataque y concentrarse en unas rancherías cercanas, porque el general Zapata no se
había presentado y los jefes Figueroa
habían hablado largamente con el
defensor de Jojutla, concertando con
él un breve armisticio.
—Ni modo, otra vez será —comentaron medio amoscados los guerrilleros que habían esperado largas horas
el momento del combate . . .
El general zapatista Manuel Asúnsolo tomó Cuernavaca luego de amenazar a la
ciudad de México desde los altos del
M Ajusco. Aparece con Emiliano Zapata en
X el centro de este abigarrado grupo.
_ . . , _ . . ,
Peligro de TraiCIOn
;—;—
Zapata tenía sobrados motivos pan^^TJT^^JLJoA
O por lo menos, creía tenerlos. Cuando ya iniciaba los preparativos para
la partida, en la hacienda de Los
Hornos, vio que Gabriel Tepepa venía a él con aire preocupado. Pausado, Zapata se sentó en un tronco a
esperar lo que tenía que decirle su
viejo amigo:
—Lo sé de cierto, don Emiliano.
Si va a Jojutla, lo escabechan. Entre
la gente de los Figueroa anda mezclado un individuo al que le han ofrecido
tres mil pesos por matarlo a usted.
¿Y sabe quién es? Dicen que Rodrigo
Cabezón, el mismo que entregó a
Pablo Torres Burgos para que lo mataran . . .
La desconfianza de Zapata se acentuó al enterarse de que los hermanos
Figueroa se habían entrevistado con
el defensor Fausto Beltrán y que los
federales no habían atacado a la co-
El Palacio Municipal de la ciudad de T
Cuautla fue incendiado por las tropas za- m
patistas el día en que tomaron esa locali-
da^ p ue s el edificio se había convertido
> reducto de las fuerzas federales
en ur
. .
. , , .., ,. .
protectoras de los latifundistas.
del vecino Estado habían entrado en
tratos con las fuerzas que combatían,
Habían entrado en tratos, era verdad; pero no anidaba la traición en
el espíritu de los Figueroa, cómo podía sospechar Zapata que, al cortar
con ellos, llevándose de sospechas no
siempre confirmadas, perdía la ocasión de tener una explicación de las
motivaciones que podían dirigir los
actos y la conducta de éstos.
Hubo entre ambos jefes un recelo
mutuo que sólo es explicable por sus
limitaciones políticas y por la forma
tan distinta en que uno y otro conducían la contienda armada.
Lo que hizo posible el distanciamiento de Zapata-Figueroa fue el
lumna guerrerense ni ésta a los pelo-
(l)Figueroa Uriza, Arturo: Ciudadanos
nes. Parecía muy claro que los jefes
en Armas, T. I, pág. 119 (i960).
mismo factor, aunque lamentable
mente acentuado en este caso, de It
rivalidad entre los caudillos naciona
les de la Revolución: el atraso políti
co con que el pueblo había salido di
la noche tenebrosa del porfirismo
Ante la falta de partidos políticos y
sobre todo, de un núcleo dirigenU
único que asumiera la hegemonía de
movimiento, el tumultuoso desperta:
de las masas quedó en gran parte su
jeto, por lo que respecta a la relaciót
interna de las fuerzas y su direcciói
práctica, a la inspiración personal di
los caudillos.
Y si en jefes como Madero, Ca
rranza, Villa, Obregón, Angeles, Mur
guía, etc., aun rodeados como estabaí
por hombres de innegable talento, U
ambición de mando, la pasión perso
nal, el temperamento, la incompren
sión y el recelo faccional no pudieroi
siempre sacrificarse al interés supe
ñor de la unidad revolucionaria, me
nos se iba a producir ese fenómem
en hombres de mentalidad provincia
na, víctimas de la pobreza cultural j
política del medio en que habíai
crecido.
Envueltos los jefes revolucionario,
del Sur en sus tremendas limitado
nes, pronto nació entre ellos la in
El hombre de la cobija raída y el calzói
blanco manchado de lodo es un emisarii
zapatista, al que los rurales acaban di
capturar y conducen a la cárcel del pue
blo de Amecameca.
3§-
EL TRIUNFO ESTA CERCA
Las ocho columnas de El Imparcial del 19 de mayo de 1911
las ocupó la noticia de la toma de
Cuautla. Chilpancingo e Iguala,
por parte de las huestes revolucionarias de Emiliano Zapata y
Ambrosio Figueroa.
Los subtítulos sintetizaban los
hechos: "La ocupación de Chilpancingo". "Francisco Figueroa
fue nombrado por su hermano gobernador del Estado de Guerrero,
después de ocupar la ciudad de
Iguala".
Los sucesos revolucionarios forzaban al gobierno federal a tomar
medidas urgentes para calmar los
ánimos. Así, El Imparcial anuncia
una inmediata amnistía para los
presos políticos. Pero ya nada podía detener la caída del porfiriato.
Testimonio Periodístico.
Mayo 19 de 1911.
EMILIANO XAPAT A
comprensión y el recelo. Y de h
desconfianza al ataque verbal sólo
había un paso, como lo había también
del ataque verbal a la fricción armada. Tenían, para llegar al choque
violento, los instrumentos a su alcance, más fácilmente manejables por el
clima de euforia combativa que embriagaba a quienes, después de un
largo periodo de sumisión, hallaban
al fin el cauce liberador de la energía
reprimida (l).
Unos días después, el teniente coronel Fausto Beltrán notificó a Zapata qué ya en el Norte había habido
un armisticio entre los revolucionarios y el gobierno, y que por lo mismo
lo invitaba a deponer las armas.
Zapata mandó llamar al hombre
(l)Fuentes Díaz, Vicente: La Revolución de 1910 en el Estado de Guerrero,
págs. 101-104 (1960).
MI 1
CUATRO FUSILADOS ZAPATISTAS
(Grabado de José Guadalupe Posada).
"La biografía de Emiliano Zapata empieza muchos siglos antes
de que él naciera, en-los estratos
más profundos de la historia de
México que es, en gran parte, la
historia del problema agrario. Sus
raíces ascienden ligadas a este
problema desde una profundidad
en el tiempo que va más allá de
los treinta años de don Porfirio,
de todos los del México independiente, y que ni siquiera arranca,
como quisieran otros, de la gruesa
capa de trescientos años de dominación española. Tampoco podría
explicarse sólo por la conquista
del blanco sobre el indio, sino por
una antigua y dura injusticia que
se ha abatido secularmente sobre
las tierras de nuestra patria.
"Nunca ha habido un hombre
más intimamente ligado a la histona de su pueblo que Emiliano
Zapata. Y cuando decimos pueblo, nos referimos lo mismo al
grupo humano de que procede,
que al lugar geográfico en que
brotó. Este pueblo puede ejemplificar admirablemente la historia
del agransmo; se llama Anene,9° • ••
Zapata es digno hijo de su
gran padre el pueblo. De el heredó una potencia concentrada a
través de siglos, por eso no pudieron ni pueden entenderlo quienes quieren explicar su rebeldía
como nacida en él mismo, y no
C
? i " ° K e L p r 0 d u C t 0 d e ü n a SeleC'
ciôn històrica.
'Zapata fue sólo uno de tantos
que defendieron las tierras de sus
padres. No es un iniciador ni un
genial intuitivo. Esto no le quita
j-a^Bfc'ew
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grandeza, por el contrario, le res| a s u y a p r o p ¡ a i s e | a a c r ece
y purifica. Le da una profunda dimensión humana e histórica y una
maravillosa significación popular,
Zapata
e s u n destino de raza
y tradición, un hombre surgido y
sumergido.en la vida de su pueb | 0 q u e e s ejemplar en la historia
d e México. El hecho de haber sido
escogido por los suyos fue para
é | i a ¡ m p o s ición de ese destino,
S u v e r d adera, su personal y alta
|or¡
f u e |a d e faber c u r ¿ p l ¡ d o
* o ne | m a n d a t o
*
|e d j o
^
b| d e manera ¿
b ,
, costo ' £ ,
abso|uta
^ acr ¡f¡ c ¡o y no sólo redimió las tierras mártires de su pobre AnenecuMc0 sjn0 jas d e todos ,os pue.
b , o s d e , a g r 0 mexicano."
t¡tuye
,ndánr Jesús:
Zapata (1944).
Sotelo
Ra(z y R M Ó n
&
que hacía las veces de su secretario
y le dictó esta carta que al día siguiente publicó el diario El País:
Obra en mi poder la carta en la
que me dice exhortarme para conferenciar acerca del armisticio de los
estados de Morelos y Guerrero y llegar a un arreglo de paz, poniéndome
como muestra al señor Figueroa.
Debo manifestar a usted que es
necesario que desechen esa farsa ridicula que los hace tan indignos y
tan despreciables, y que tuvieran más
tacto para tratar con la gente honrada, pues deben ustedes saber que las
negociaciones de paz se arreglan con
los ciudadanos Presidente y Vicepresidente de la República, señores
Francisco I. Madero y Doctor Francisco Vázquez Gómez, que son la cabeza y los únicos encargados de arreglar la paz, y no conmigo que soy un
simple elemento en mi categoría de
general, no sólo para los estados de
Guerrero y Morelos, sino por toda la
República.
Ruego a usted y a todos sus secuaces se dirijan a la cabeza y no a los
pies, para hs arreglos de paz, y no me
confundan a mí con Figueroa, que
no es más que un pobre miserable
que sólo lo impulsa el interés y el
dinero.
Por último, diré a ustedes que yo
me he levantado no por enriquecerme, sino para defender y cumplir ese
sacrosanto, deber que tiene el pueblo
mexicano honrado, y estoy dispuesto
a morir a la hora que sea, porque llevo
la pureza del sentimiento en el corazón y Zo tranquilidad en la conciencia. EMILIANO
ZAPATA.
P.D. Aprovecho la oportunidad
que ya que usted se apura por la paz
de una manera pacífica, me entregue
la plaza de Cuautla, Morelos, en bien
de los vecinos de la ciudad que serán
las víctimas que sufran las consecuencias; que yo no necesito que me
hagan favores, pues nunca he pedido
clemencia más que a Dios, ni la necesito de nadie más que de Êl(l).
El 29 de abril la columna de Emiliano Zapata abandonó Los Hornos
y se dirigió a atacar Jonacatepec, a
la que tomó después de varios días
de violenta lucha. Luego de nombrar
(1) Figueroa Uriza, Arturo: Ciudadanos
en Armas T. I, pág. 130 (1960).
Se metió a la Revolución y llegó a jefe
de guerrilleros, pero un día los federales
lo sorprendieron levantando la via del
tren y lo ahorcaron en el primer poste
que encontraron. Ni su nombre se conserva . . .
THH
En la cañada yace el último de los carros de un tren volado por los zapatistas
en la vía férrea de Cuernavaca a México.
Las ruedas separadas muestran el impacto de la explosión.
/
mu
autoridades civiles en Jonacatepec,
recorrió la zona del volcán Popocatépetl, donde hizo buena provisión de
armas, ropas y artículos de primera
necesidad.
En Temoc tuvo una fuerte emoción: imprevistamente se presentó
ante él su hermano Eufemio, que
sería su gran camarada en los dramáticos sucesos que más tarde les tocaría vivir.
UN COMPLOT
Í» i A/i-raum unoncn
tral. OCTAVIO MAGAÑA
.
. -., . , . ... , .. . , ,
^ J t t £ t t t t & X & .
de la edad de 16 anos. Es un estudioso
de los problemas agrarios, cuya solución
le apasiona. El general Magaña nos cuenta:
—Con mis hermanos Gildardo,
Melchor y Rodolfo, Camilo Arriaga y otros conjurados, fraguamos
la confabulación que se conoce
con el nombre de Complot de Tacubaya. Yo era el más joven y,
por eso, me correspondió la labor
de comprar armas, pues era el
que menos sospechas podía despertar. El dinero me lo proporciónaba mi padre. Visitaba, en mis
compras, las casas de empeño y
las casas comerciales, con excepción de la Tampico News, que so-
lia denunciar a sus compradores
ante el gobierno.
—Por desgracia, fuimos deseubiertos. Yo estaba en esos momentos en el campo, reclutando
gente y llevando las armas. Estas las sacábamos de la ciudad
en los carros de una fábrica de
velas propiedad de un amigo.
—Tenía yo 140 hombres armados. Cuando supe que habíamos
sido descubiertos, comencé a vagar por el campo sin saber qué
hacer. En ese trayecto, y ante la
inminencia de choques con los federales, mucha de mi gente fue
desertando. Era gente que no estaba
acostumbrada a pelear, y no
la culpo.
—Cuando sólo me quedaban
40
hombres, debidamente.armados m e
encontré con el entonces
coronel Emiliano Zapata.
—"¿Qué
haces
por
acá,
mu-
chacho?" —me dijo.
—Yo le conté todo. Zapata me
oyó atentamente y aceptó mi incorporación. Por el aporte, importante por cierto, de 40 hombres
armados, me dio el grado de capitan. Yo tenía 16 años de edad.
—Emiliano Zapata me aconsejó
volver a México, a averiguar lo
que realmente pasaba y para saber si él podía ayudar en algo. Así
lo hice, pero regresé muy pronto:
todos los demás habían huido al
ser descubiertos, para reagruparse, naturalmente. Mi padre le en-
DESCUBIERTO
tregó a mi hermano Rodolfo 10
mil pesos, para que se los diera
a Zapata como su contribución a
| a lucha.
—Regresé, pues, con mi herm a n o . Rodolfo habló con Zapata y
quiso entregarle los 10 mil pesos,
Este se negó a recibirlos. Lo nombró en cambio pagador y le dijo
qUe conservara el dinero en su poder para "socorrer a los muchachos".
_Así era Zapata. Casi podría
decir que el dinero le molestaba,
Sus tropas no ganaban sueldo,
—El general Zapata no era solamente un combatiente. Era un
hombre que tenía dos objetivos
fundamentales: solucionar el problema agrario y promover la educación d i los pVbres.
—En el aspecto agrario es más
conocido, pero como educador se
| e desconoce.
—Zapata luchaba y fundaba escuelas. Nunca pensó, aun en las
m ás difíciles circunstancias de la
lucha, que eran energías inútiles
|as gastadas en fundar una escuela. Vivía obsesionado en sacar
de la ignorancia a los campesin 0 S i a todos los hombres en general.
—-Así luchaba Emiliano Zapata,
repartiendo tierras y fundando escuelas,
Testimonio Viviente.
Agosto de 1966.
.
V l S l t S 31 D i C t d Q O r
.
.
ix
La incomunicación con las fuerzas
uei XNorte ooügaoa mucnas veces a
los jetes surianos a tomar iniciativas
por su cuenta, con nesgo de equivocarse. Cuando el militar Fausto Beltran propuso una reunion a los
Figueroa por ejemplo, coman ya por
todas partes los rumores de la renund a de don Porfirio Díaz. Enterados
por el jefe porfirista de las gestiones
de los representantes de Limantour
ante Francisco I. Madero, creyeron
llegado el momento de firmar un armisticio con el gobierno de don Porfirio; allí mismo, en Tlaquiltenango,
esbozaron los puntos que debían cumplirse para que pudiera producirse
un entendimiento con el gobierno del
Distrito Federal. Francisco Figueroa
fue a México para conferenciar con
el presidente Díaz
Mientras esperaba la hora de la
entrevista, gestionada por Beltrán por
mediación de Limantour, el profesor
Figueroa recordaba, en su habitación
del Hotel Centenario, sus primeros
T
pasos en la lucha contra la dictadura.
^ e e s o s ^ a s e r a n l ° s versos que había escrito en contra de los opresores
del país:
• • • porque al contrario, mi afirmar
"
[redoblo,
pues como Ocampo(l)en mis principios
^rme
¿oUo
anteg
me
iebw
nQ
De
jugtic&
y h^QT
Uegará
d
día
cuenta os llamarán; temblad ti*
'L{
*""
La hora final de la tiranía estaba
próxima. Las reflexiones de Francisco
Figueroa fueron interrumpidas por
un mensajero que le trajo un informe
confidencial de sus hermanos. Le comunicaban que era imprescindible
hacer saber a Francisco I. Madero
que teman completamente dominada
la situación del Sur, al grado de que
sólo Iguala, Chilpancingo y Acapulco
quedaban fuera de su control; que
tenían doce mil hombres levantados
en armas y que el primer requisito
que debía imponerse a la federación
para firmar la paz era la renuncia
inmediata del general Díaz
Los planteos, pues, que debía formular ante el Presidente eran muy
distintos a los que se reseñaran en
Tlaquiltenango.
El ocho de mayo, al llegar a la
casa de la calle de Cadena, Francisco
Figueroa fue introducido por un mozo de librea a una habitación en penumbras, donde reinaba un silencio
t o t a l . Sus acompañantes, los señores
goto
C a s t r e j ó n ) habían permaned d o / n d h o t d a la egper^ d e log
acontecimientos, recordando sin duda
el t e l e g r a m a q i ¿ con m o t i v o d e u n a
qrwnpona HP ron<?ñiración hahía mang g J d œ n e Ï Ï m £ 3 eobenSdor
g%££!?^SoroLdifiib?S
g
i bátalos en S e n t e "
6 ant
semirrevueíto vacía
E • , j
fa
hombre de edad avanzada Haue
'
(1)Una
de las
figuras
más
relevantes
del liberalismo mexicano,
(2) Figueroa Uriza, Arturo: Ciudadanos en Armas, T. I, pág. 34 (i960).
Un destacamento de tropas del ejército
fuertemente armado, COnrfiiwTnnr i™ r a i| p < : A* M¿Y;rn 9 lin o m n n
auce ponas canes ae WiexiCO a un grupo
de zapatlStas que caminan a pie y descalzos, precedidos por una humilde SOldadera.
de| g0D¡ern0
LA NOTICIA CONTEMPORÁNEA
REFORMAS EN URUGUAY
Cuando a su regreso de un largo viaje por Europa, José Batlle y
Ordóñez toma posesión de la prestencia de la República Oriental
del U r u g u a y , para el periodo
1911-1915, la ciudadanía le aciama delirantemente. Jefe e ideólogo del Partido Colorado, había
ocupado ya la presidencia en dos
ocasiones (1899-1903 y 19031907). Batlle y Ordóñez, enérgico,
tenaz y anticaudillista (no obstante ser él mismo un caudillo), es el
hombre que va a forjar el Uruguay
moderno, civilista y democrático.
Las leyes de toda índole del
reelecto presidente tienen la virtud de conmover y asombrar, no
solamente a América, sino al resto
del mundo: Uruguay es el primer
país en que se implanta la jornada laboral de ocho horas. A esta
medida se unirán, en rápida sucesión: el salario mínimo para los
obreros agrícolas, la Ley del retiro obrero forzoso, la Ley del divorcio, la Ley de protección a los
respiraba con dificultad, mientras
gruesos lagrimones escapaban de sus
ojos enrojecidos por el insomnio y la
enfermedad. El dolor que le causaba
la fluxión facial era insoportable. Junto al lecho, la esposa del Presidente,
doña Carmelita Romero Rubio de
Díaz, se esforzaba inútilmente por
convencer a su esposo de que bebiera
una tisana que acababa de prepararle.
Volviéndose al profesor Figueroa, cuya identidad desconocía, le dijo:
—Señor, dígale que se la tome,
que es un sedante nervioso . . .
"Lo mejor sería que se muriera",
debió pensar el profesor Figueroa,
pero astutamente se unió a la súplica
de la señora.
—No necesito tomar nada; me
siento bien —murmuró entre dientes
el enfermo.
Figueroa abordó luego el tema que
lo llevaba allí:
—Señor, los revolucionarios del
Estado de Guerrero me han comunicado, en un oficio que recibí anteayer,
su firme decisión de no deponer las
armas mientras usted permanezca en
la Presidencia de la República.
hijos naturales, la reglamentación
de la venta de alcoholes, la creación del Banco de Seguros y de
Crédito Agrícola y Ganadero, y mucnas otras
reformas, entre las que
se cuenta la solución del problema de la enseñanza gratuita a
base del impuesto sobre las rentas de los uruguayos ricos residentes en el extranjero.
En ese año de 1911, un gran
hombre al frente de un gran país,
marca la ruta que, en el transcurso del tiempo, habrá de seguir el
resto de América.
CONSOLIDACIÓN REPUBLICANA
En junio de 1911 las Cortes
Constituyentes de Portugal proclaman oficialmente la República y
elevan a la presidencia a Manuel
Arriaga; simultáneamente sanciónan todas las disposiciones del
gobierno revolucionario: Disolución de las órdenes religiosas,
ocupación de los conventos, supresión de la Cámara de los Pares y de los títulos nobiliarios,
establecimiento del divorcio y separación de la Iglesia y el Estado.
Poco después se promulga la nueva Constitución, inspirada en un
El autócrata contestó con voz grave
y enérgica:
—Yo estoy ocupando este puesto
por voluntad de la nación, y sólo h
nación puede exigirme la renuncia, y
¡sus hermanos no son la nación!
—General, no es sólo de los cabecillas Figueroa este deseo. Obreros,
estudiantes, campesinos y todas las
fuerzas armadas de la Revolución,
que representan al pueblo, piden que
abandone usted el poder.
—No es capricho o voluntad personal el que yo permanezca en el poder. Me retiraré cuando mi conciencia
me diga que al dejar la presidencia
no entre el país a la anarquía y lo
haré en forma decorosa, como corresponde. Al hacerlo ahora, dejaría la
nación abandonada a todos los azares
y peligros de unas elecciones que,
efectuadas desde luego, según lo prescribe la ley, se harían en plena efervescencia de pasiones, con las consecuencias que son de imaginarse.
Grandes esfuerzos he hecho para tener en las arcas nacionales sesenta
millones de pesos, mismos que desaparecerán al hacerse cargo los révolu-
liberalismo igualitario y descentralizador.
El régimen republicano queda
así firmemente establecido en Portugal. Ese mismo año es aplastado un pequeño levantamiento
monárquico encabezado por el capitan Paiva Couceiro.
PREMIO NOBEL
En 1911, dos hombres hoy prácticamente olvidados, comparten el
Premio Nobel de la Paz: el jurisconsulto y diplomático holandés
Tobías Miguel Asser y el literato
austríaco Alfredo H. Fried. El primero, catedrático de derecho mercantil y de derecho internacional
en Amsterdam, ocupa elevados
cargos en el gobierno de su país,
al que representa en numerosos
congresos, entre ellos el de la Paz,
en La Haya (1899). El segundo se
dedica a la propaganda pacifista,
de la cual se convierte en campeón
infatigable, desde 1891.
Su labor, desinteresada y humanitaria, lucha con el exacerbado nacionalismo que va convirtiendo a Europa en un continente
dominado por la suspicacia y el
temor.
cionarios del poder público. El poder,
ahora más que nunca, no tiene sino
sinsabores e inmensas responsabilidades. Confieso que he cometido errores, pero también he sabido defender
a la patria y servirla con lealtad (1).
El Presidente Díaz le dijo también
al profesor Figueroa que había convenido con los insurrectos en permanecer algún tiempo en el poder, y
que cómo iba a incluir en su gobierno
a varios revolucionarios, había pensado en don Ambrosio Figueroa para
el Ministerio de la Guerra . . .
La entrevista terminó sin llegar a
nada concreto, y tal vez se hubiera
repetido de no haber aparecido ese
mismo día, 8 de mayo, el Manifiesto
a la Nación del Presidente Porfirio
Díaz. Con ese documento, el viejo
dictador lanzaba un reto a los revolucionarios al afirmar que el fracaso
de las negociaciones de paz traerá
consigo la renovación y la recrudescencía en la actividad revolucionaria,
Si por desgracia fuera así, el gobierno
(í)Figueroa Uriza, Arturo: Ciudadanos en Armas, T. í, pág 140 (1960).
OPTIMISMO ANTICIPADO
El Imparcial del jueves 4 de
mayo de 1911 anunciaba el fusilamiento de dos criminales ase-
sinos
°. u e s e r f a n Pasados por las
armas en virtud de la suspensión
de la Ley de garantías, decretada
por el gobierno. Informaba tambien sobre la v i o l e n t a toma de
Yautepec por los rebeldes y el urgente envío a esa población de
tropas federales. No faltaba en los
titulares la nota pintoresca, que
anunciaba que un "acaudalado
doctor" había logrado escapar en
un tren de carga, "consignado como mercancía".
Pero la nota dominante era la
llegada de los delegados de los
revolucionarios del sur, Francisco
Figueroa y Francisco Castrejón,
para conferenciar con el presidente Díaz acerca de un posible entendimiento en Morelos y Guerrero. Los acompañaba el militar
Fausto Beltrán, mediador porfirista.
El Imparcial entrevistó cuatro
veces a los líderes revolucionarios
y deducía, con anticipado optimismo, que "la paz es un hecho efectivo".
Testimonio Periodístico.
Mayo 4 de 1911.
por su parte, redoblará sus esfuerzos
contando con la lealtad de nuestro
heroico ejército para someter a la
rebelión dentro del orden (l).
Ya con el manifiesto del Presidente
Díaz en la mano, en el que daba a
entender que no era firme su propó-
sito de abandonar el poder, y enterados también de que don Francisco I.
Madero había ordenado el ataque a
Ciudad Juárez, los revolucionarios
guerrerenses se aprestaron a atacar
la ciudad de Iguala "el puerto terrestrey el granero del Estado , localidad
FIGUEROA
"
Huitzuco, 12 de mayo de
1911. Señor TRINIDAD SÁNCHEZ
SANTOS. México. Muy señor mío:
"En su simpático y popular periódico El País, de fecha 10 del
actual, he leído una carta de mi
correligionario y compañero de armas, señor general Emiliano Zapata, que creo de mi deber contestar para sincerar mi conducta
y orientar debidamente la opinión
pública, por lo que le suplico a
usted se digne, si lo estima conveniente, dar publicidad a estas líneas en su verídico diario, anticipandóle por ello las más cumplídas gracias,
"Comenzaré por declarar que,
al entrar en arreglos de paz con
el gobierno del general Díaz, sólo
me ha impulsado el deseo de evitar que se siga derramando sangre de hermanos, cuando ya nuestro digno caudillo, el señor don
Francisco I. Madero, trataba en el
norte de la paz general de la República, por haber conseguido hacer triunfar los principios que proclamamos y creer factible el implantamiento de las reformas que
pedimos, y no por fines bastardos
y de lucro personal, como equívocadamente afirma el señor general Zapata, seguramente por no
conocer a fondo a este humilde
pero noble aliado.
"Dice el expresado general que
esas gestiones de paz son farsas
ridiculas y que no debe confundirsele conmigo, que soy un pobre
miserable que sólo me impulsa el
interés y el dinero.
"Yo creo que pretender la paz
en condiciones decorosas para
evitar la continuación de una guerra fratricida, la introducción de
la anarquía y el desorden, y para
implantar el gobierno del pueblo
por el pueblo y para el pueblo, no
son farsas ridiculas, sino actos de
verdadera democracia, patriotismo y desinterés.
"Respecto a mí, confieso que
no soy rico y que tengo apenas lo
CONTESTA
A
indispensable para vivir; pero es> lejos de degradarme, es mi may ° r satisfacción y mi legitimo orgüilo de ciudadano honrado, pues
he administrado grandes negocios
y manejado caudales donde he podido enriquecer por medios ilícitos; pero antes que mancharme
con una riqueza indigna, he preferido tener una conciencia honrada y poder levantar la frente
con orgullo, en medio de mis campos de cultivo, donde soy tan independiente, tan fuerte y digno,
como los omnipotentes reyes del
dinero.
"Respecto al epíteto de miserable que se me aplica, protesto
enérgicamente, porque no cabe
la miseria de las bajas pasiones
en quien, como yo, se ha lanzado a la lucha dejando familia e
intereses por defender levantados
principios y reconquistar derechos usurpados. No es miserable quien, como yo, con su propió esfuerzo, ha levantado un ejército, ha revolucionado con éxito y
captándose las simpatías y confianza de todo un pueblo, que me
ha aclamado su jefe, confiándome
'a conservación y garantía de sus
intereses, del orden y de su futura
organización política.
"Si me guiara el interés ya hubiera iniciado la funesta política
personalista o pactado secretos
compromisos con el gobierno del
general Díaz, a quien por la fuerza
de la guerra, considero un respetable enemigo, pudiendo parlamentar con sus representantes sin
desdoro de mi categoría militar,
porque, después de todo, lo cortés
no quita lo valiente. He podido
también enriquecerme tomando
para mí las riquezas que tengo el
deber de respetar y garantizar, pero antes de merecer el calificativo
de ambicioso, arbitrario y egoísta,
prefiero vivir del favor y protección de mis patriotas amigos, y
afrontar las dificultades y azares
de la guerra con dignidad, honor
y patriotismo.
t0
perfectamente comunicada con la capital de la República y gran emporio
comercial.
;
~
(l) Manifiesto a la Nación, del Preg£
SKFASS cZtdïZ £
Armas, T. I, pág. 142 (i960).
ZAPATA
"No censuro a mi compañero
de armas su desconfianza con relación al enemigo; pero respecto a
mí creo que tengo derecho a su
plena confianza, toda vez que se
ha aliado conmigo para hacer la
guerra, teniendo la conciencia de
no haber faltado a este compromiso, como lo probé en el proyectado ataque a Jojutla, estando con
mi gente lista para entrar en acción, a la hora convenida y en el
punto que se me señaló; siendo él
quien debía dirigir el ataque, ni
hasta hoy ha explicado su conducta.
"Mis compromisos con el caudillo de la Revolución, don Francisco I. Madero, están perfectamente
explicados con el mensaje que mis
dignos representantes de paz le
dirigieron, participándole lo que
estaba gestionando, a fin de obrar
de acuerdo con él y negociar la
paz paralelamente, sin invadir su
esfera de acción; pues lo que aquí
se ha estado arreglando son nuestras dificultades locales, en relación con el Gobierno del Estado, y
no las de la República, que son de
la absoluta competencia del jefe
de la Revolución,
"Mi actitud, ante las dificultades que últimamente se han presentado, la explicarán mis hechos,
que son y han sido siempre más
elocuentes que las palabras.
"Para concluir, manifiesto a mi
aliado el señor general Zapata,
que yo, al contrario de lo que él
dice de mí, tengo buen concepto
de su persona, y creo que la carta
aludida es obra y producto de la
gente que lo rodea, que por desgracia, no toda es de orden y moralidad, y espero fundamentalmente que un día, quizá no lejano,
sellemos con abrazo fraternal esta controversia ante el completo
triunfo de nuestra causa y despues de haber conseguido la libertad y la unión de nuestros hermanos. AMBROSIO FIGUEROA".
Figueroa Uriza, Arturo: Ciudadanos en
Armas (i960).
Lucha E n c o n a d a
El ataque a Iguala duró doce horas.
Los dos mil hombres comandados por
el general Ambrosio Figueroa lucharon denodadamente contra una plaza
muy bien pertrechada y defendida
por trescientos veinte hombres, al
mando de los mayores Dámaso F.
Ortega y Eduardo Ocaranza. El sitio
se inicia el 13 de mayo de 1911 y
fracasan las gestiones de paz. A las
soldados
Íl^ }^Z A T^t ^ZA?t
s iet e e la n o c h e a l u n o s
, , s 4 za c g s,
vevo de la U se acercan mas de lo
debido a la ciudad y se inicia un
intermitente tiroteo al que pone fin
un torrencial aguacero que hace más
oscura la noche. La acción decisiva
ocurre el 14 por la tarde.
Los sitiados habían atrincherado
con adobes las bocacalles de lo que
constituye el segundo circuito de la
población, dejando las aspilleras co-
En vano los federales trataban de desalo¡ ar a | as huestes zapatistas de uno de sus
más firmes baluartes, Jonatepec, en el
. . . „ ,
' . . ., v '
Estado de MorelOS, población fuertemente castigada por la artillería,
r
Estos federales barren con el fuego de
mán<¡prp« lac fila« pnpm\oa<i FI an
* us mauseres las Tilas enemigas, ti gobierno lanzo IOS mejores elementos del
ejército en contra de Emiliano Zapata.
ACTA DE LA ENTREVÊSTA DE XOLALPAN
"En el pueblo de Xolalpan, a
los veintidós días del mes de abril
de mil novecientos once, reunidos
en el local designado al efecto, el
jefe de las fuerzas insurrectas que
opera en el Estado de Morelos,
Emiliano Zapata, y el jefe de la
Columna Morelos, que opera en el
Estado de Guerrero, señor Ambrosio Figueroa, acompañado cada
uno de su Estado Mayor, hacen
constar lo siguiente:
"PRIMERO. Que a moción y a
iniciativa del señor coronel GuiMermo García Aragón, delegado
del Presidente Provisional señor
Francisco I. Madero, el señor Figueroa hizo formal invitación al
señor Zapata para una conferencia en que ambos jefes tratarían
asuntos relativos a la actual guerra de insurrección.
"SEGUNDO. Que aceptada la
invitación por parte del señor Zapata, éste designó, este pueblo y
el día de hoy para que la proyectada conferencia tuviera verificativo.
"TERCERO. Que reunidos ambos jefes, juntamente con las personas que forman sus respectivos
estados mayores, como se ha dicho, el delegado del Gobierno Provisional expuso el motivo de la
junta expresando que creia muy
conveniente y aun necesario, que
las fuerzas que capitanean los dos
jefes presentes, obraran de aquí
en adelante de común acuerdo
y en combinación bajo la base de
protección y ayuda recíproca en
todas sus operaciones.
"CUARTO. Que previa la deliberación correspondiente, ambos
jefes aceptaron la proposición del
señor delegado, pactando que todas sus operaciones militares las
practicarían en lo sucesivo con
acuerdo previo entre ambos.
"QUINTO. Que en tal virtud, se
conviene: que las dos columnas
operen libremente en cualquier
punto de la república, encabezadas por sus respectivos jefes; pero
cuando las operaciones se verifiquen en el Estado de Morelos, el
jefe supremo de la columna aliada será el señor Zapata; cuando
haya de operarse en el Estado de
Guerrero lo será el señor Figueroa,
y cuando deba operarse en otros
estados diversos, previamente se
acordará entre dichos jefes el que
deba asumir el mando supremo.
"SEXTO. Que la alianza que hoy
se pacta entre las fuerzas de ambos jefes, es de combinación y
protección recíprocas; por tal razón se acuerda: que cuando alguno de los jefes contratantes solicitare ayuda del otro, ya sea para
| a ofensiva o bien para la defensiva, el solicitado tendrá obligación de impartirla inmediatamente y con todas las fuerzas de que
pueda disponer.
"SÉPTIMO. De común acuerdo,
convienen ambas partes contratantes, que los nombramientos para jefes y oficiales de ambas fuerzas, los expedirá esta asamblea,
que por tal razón, llevará el título
de Asamblea de Honor.
"Leídas que fueron todas las
cláusulas que este convenio expresa, fueron ratificadas y en comprobación firman todos los que en
él intervinieron."
Emiliano Zapata, Ambrosio Figueroa . . . (siguen firmas).
Figueroa Uriza, Arturo: Ciudadanos en Armas (i960).
c¡tada por
CHILPANCINGO
Gral. J. TRINIDAD DELOYA
El general J. Trinidad Deloya rememora, a
los 86 años, algunos episodios que le tocó
vivir durante las primeras horas de la Revolución. Nació en el Estado de Guerrero y
comenzó a pelear como sargento hasta liegar a general. Estuvo ¡unto a Zapata desde
1910. Pertenece a la Legión de Honor Mexicana desde 1956.
—Comencé la lucha revoluciónaria bajo las órdenes del coronel
Julián Blanco, a quien le decíamos general (aunque yo vi el nombramiento de coronel que le había
extendido el señor Madero).
—Estuve en las zonas de Tierra
Colorada y en parte de la Costa
Grande. Participé en la toma de
San Marcos. Tras tres días de sitio, el general Blanco no podía entrar a la población. Sólo cuando
llegué yo con mis tropas cayó la
plaza.
—En Ayutla combatí junto a
Ambrosio Figueroa, Julián Blanco,
Abraham García y Francisco Figueroa, hermano de Ambrosio. Fui
el primero en entrar, después de
un asalto con mi gente, que era
de caballería. Ambrosio Figueroa
era un hombre algo violento, pero
comprensivo y bueno, a pesar de
que tuvo la debilidad de cambiar,
después, de opiniones políticas.
—Intervine en la toma de Chilpancingo. Venían refuerzos para
nosotros desde la costa, al mando del coronel Manuel Meza y del
capitán Isidoro Mora. Nos reunimos en Petaquillas y allí conferenciamos y planeamos el asalto a
Chilpancingo. Las fuerzas con las
que andaba eran las de Julián
Blanco, quien fue nombrado jefe
de las tropas unificadas, Teníamos, en total, unos 500 hombres.
No recuerdo con seguridad cuántos serían los federales, pero sí sé
que eran más que nosotros.
—Un día antes de la toma los
federales salieron a nuestro encuentro. Llovía torrencialmente y,
en el primer choque, tuvimos que
retirarnos hasta un ejido que tenía
un corral de piedra, justamente
donde terminaban las milpas de
Chilpancingo. Los federales nos
creyeron derrotados y se lanzaron
a un ataque temerario. Entonces
les salimos al frente y los derrotamos, haciéndolos correr.
—Fue tan grande la sorpresa
que se llevaron — y tan fuertes las
pérdidas en hombres y en armas—, que se retiraron también
-i„ i , n i a r a r n n n H r i llpcramrx; a
* T .. l a D i a 2 a - C u a " £ V g ™ * •«
Chilpancingo no había un solo
soldado. Entramos pacíficamente,
Nuestras pérdidas habían sido
m u v D O C a s . «arios heridos V uno
m u y
Poods- variui " « r ! ° " f » 4 Í ' U
que o t r o muerto que lamentar. Recogimos mucho parque, pues los
federales, al huir desordenadamente, dejaron sus armas y municiones tiradas,
—Esto que le cuento sucedió en
los comienzos de la lucha en Guerrero y bajo las órdenes de Jul¡
án Blanco. En Tixtla hablé por
primera vez con Zapata y le dije
que quería ir con él a Morelos.
Desde entonces anduve con las
tropas del general De la O.
—Conocí, pues, de cerca a Zapata. Tenía una virtud por sobre
todas: nunca dejaba de hacer justicia, aunque ésta tuviera que ser
dura y hasta le doliera, pues, además, era bueno y comprensivo. Su
trato era siempre suave y humano. Los campesinos le querían
mucho.
—Su rectitud y sus principios
eran inconmovibles. Y su finalidad
central la de resolver el problema
agrario. Constantemente repetía
que la tierra es para el que la traDa a
i Testimonio Viviente.Agosto de 1966.
La caballada de la artillería federal d e trás de los cañones, después del comba-1
te. Dos humildes soldaderas se preparan
a cocinar los alimentos de sus "Juanes"
. . . Amor y heroísmo andaban juntos por
aquellos días.
En féretros hechos de tablas, los cadáveres de estos zapatistas fusilados por
los federales muestran el último rictus de
dolor ante los llorosos semblantes de sus
deudos, que los rodean cerca del paredón
donde cayeron.
1 H
rrespondientes para sacar los cañones
de sus armas y enviar el mortífero
fuego. Los atacantes pensaron abrirse
paso a través de los muros de las
casas, y con herramientas prestadas
por el vecindario, comenzaron a horadar las paredes, dado lo frágil del
material de la construcción de que
estaban hechas, pues en su totalidad
eran de adobe. Las barretas cumplieron su cometido en poco tiempo. Hubo ocasiones en que al salir de algún
predio para llegar a otro, ya los moradores habían taladrado las tapias
de sus casas o facilitaban las escaleras
e informes sobre el lugar exacto que
ocupaban los federales.
Es entonces cuando tuvieron la
idea de desalojar al enemigo por medio de la acción de las bombas de
mano, y el resultado no se hizo esperar: violentas y ensordecedoras
explosiones estremecieron repentinamente el dantesco escenario.
Los actos de temeridad, por ambas
partes, provocaron estupor y admiración. Aún rememórase cuando al caer
atinada bomba en las cercanías de
cierto grupo reducido de defensores,
un soldado se apresuró a devolver el
explosivo que conservaba pequeña
mecha encendida, pero calculando
mal, al tener en la mano la máquina
destructora, explotó ésta volándole
el brazo e hiriendo su cuerpo con pedacería de hierro.
Como a las tres de la tarde el clarín toca parlamento y el enemigo
enarbola bandera blanca. Las campanas de la iglesia son echadas a vuelo obedientes a manos oportunas y
anónimas. Los revolucionarios avanzaron con entusiasmo desbordante
que vino a trocarse en ira incontenible y salvaje: al abandonar sus parapetos ocasionales, procedían a acercarse a los soldados, ya rendidos, para desarmarlos y considerarlos sus
prisioneros de guerra, cuando dos
nutridas descargas hechas a quemarropa, desde las aspilleras del
cuartel derriban a racimos de hombres que caen heridos lanzando imprecaciones contra los traidores. El
coronel Martín Vicario intimó rendición y al cabo de algunos momentos en que la cólera aumentaba con
exceso, fue escuchado por segunda
vez el toque de entrega incondicional (i).
Al caer Iguala, pocas horas después, el mayor Dámaso Ortega, responsable de aquel falso toque de clarín, fue pasado por las armas:
—Los hombres como usted no son
acreedores a ser juzgados militarmente y deben morir en el acto, le dice el general Figueroa ante el pelotón
de fusilamiento. Ortega murió con
mucho valor, desabrochándose la
guerrera y vitoreando al general Porfirio Díaz.
Tres días después de la caída de
Iguala, Julián Blanco, que junto con
los Figueroa, Jesús Salgado y Silvestre G. Mariscal, encabezaba el gran
movimiento maderista en Guerrero,
marchó sobre Chilpancingo, la capital del Estado, a la que no llegó a
atacar: en cuanto emplazó sus bate(1) Figueroa Uriza, Arturo: Ciudadanos en Armas, T. I, págs. 156 y sgs.
(1960).
rías, el gobernador Damián Flores y
el jefe militar que la defendía, Juan
Robles Linares, la abandonaron prestamente.
Con estas victorias, a las que pronto se sumó la toma del puerto de
Acapulco, a cargo de Enrique Añorve y de Silvestre G. Mariscal, todo
el Estado de Guerrero quedó en poder de los hombres que comandaba
Figueroa.
Pero si Ambrosio Figueroa crecía
en fama, no le iba en zaga su rival.
En Morelos, Emiliano Zapata encendía sus hogueras en lo alto de los
montes, cada vez más cerca del Distrito Federal . . .
El mismo día en que se iniciaba el
ataque a Iguala, el 13 de mayo, extraña coincidencia que marca dos
triunfos de similar importancia, Zapata abría el fuego contra la ciudad
de Cuautla, defendida por el 5o. regimiento al mando del coronel Eutiquio Mungía, un cuerpo rural y la
policía lugareña.
—Mientras tenga un cartucho y
un soldado, resistiré —había respondido el coronel Munguía a la intimación de rendimiento que le había
dirigido Zapata.
Durante seis días, bajo el insufrible calor de los climas tropicales, y
soportando por la noche los aguaceros que desencadenaba la ardorosa
primavera, las tropas de Emiliano
Zapata asediaron Cuautla, hasta que
los federales huyeron faltos de víveres y de municiones. La lucha fue
muy enconada, pues sólo de la parte
de Zapata perecieron más de cuatrocientos hombres, lo que desbordó la
ira de los zapatistas que, ya dentro
de la ciudad recurrieron a enérgicas
represalias.
Vencidas militarmente las fuerzas
porfiristas que había en Morelos, y
Con resuelto ademán el jefe de la insurrección en el Estado de Guerrero, Ambrosio Figueroa —en primer término—,
da la voz de mando a sus hombres en el ;
ataque a la ciudad de Chilpancingo.
r Luciendo aun en el combate SUS grandes
impedir que llevara a cabo lo que pre-
M sombreros, los rurales atrincherados detras de la barda de un huerto disparan
sus fusiles contra los zapatistas, en la
tendía (i),
E n la
ciudad de México comenzó a
, cun « V t e m ° r c u a ? d ? s e + s u ? ° q u e
,, u . ,
rij Ji«'
población de Amecameca, Estado de MeXÍCO.
——^—^————^^^^—
siendo el general Zapata conocedor
de la situación política y social del
Estado, se negó a tratar con "delegados de paz"que le fueron enviados,
pues por una parte estimó innecesario conferenciar con ellos, y por otra,
los consideró con sobrada razón desafectos del movimiento popular. Ante
te negativa del general Zapata, salió
tz Xochitepec una comisión formada
por los señores Germán Cañas, Manuel Dávila Madrid y Donaciano López para entablar pláticas con el general Manuel D. Asúnsolo quien, de
acuerdo con dichos señores, ocupó
pacíficamente la plaza de Cuernavaca el 12 de mayo, al frente de tropas
guerrerenses que dependían del generál Figueroa.
La actitud resuelta del general Za-
' a s chusmas
s u p o ¿ e T to^0
zapatistas teman en
ej
Estado de Morelos
y que la capital del mismo, Cuernavaca, separada de México sólo por las
serranías del Ajusco, estaba amenaz a da por los "revoltosos".
La gente "bien" de la metrópoli, la
que concurría al distinguido Jockey
Club instalado en el Palacio de los
Azulejos (2), oyó correr la voz entre
los meseros del establecimiento, con
asombro primero, con espanto despues, de que desde la azoteas del hermoso edificio se veían por las noches
multitud de fogatas que los "zapatístas" encendían en la cumbre del
Ajusco (3).
(l) Magaña, Gildardo:-Emiliano Zapata
^ ¢ . ^ ^ ° en MexK°' pág " 1 U
(2)Palacio de los Azulejos, fue construido en la segunda mitad del siglo
XVII porz a los señores Vivero Hurtado
pata y sus ya manifiestas tendencias
de Mend
f/iici* j „1*0 j-u. .,^,^,^0^0_
..0.1.^.0..^0
sociales, hicieron que SUS fuerzas fue-
ka> y retando a los anos transcurridos
desde su construcción, luce la magnifi-
sen las que más temores despertaran
entre el grupo conservador
de More-
° : condes del Valle de Onza-
cencía de los azulejos esmaltados que
adornan su fachada y armonizan con
los; fue lógico, por tanto que contra
<1>SStó1&^7!ffiff-. la
el se enderezaran todos los ataques y
se hiciesen todos los esfuerzos para
ciudad de México, y que separa al valle
de México del de Cuernavaca.
JUAN
SOLDADO
(i)
El corrido del soldado
se los voy a improvisar,
ojalá y que suene fuerte,
como rifle al disparar.
Juan se llama este soldado.
¡ Qué bien que se llame Juan !
Juan es nombre proletario,
y Juan nació en un jacal.
Desde niño fue a los campos
y ya tuvo que labrar,
la escuela estuvo en la siembra,
en roturar y en arar.
Las manos se hicieron recias,
se hizo triste su mirar;
la tristeza de los indios
empañó la oscura faz.
Juan se llama este soldado.
¡ Qué bien que se llame Juan !
Juan es nombre proletario,
y Juan nació en un jacal.
Su grito de redención
se ha escuchado resonar
en tiempos del insurgente
buscando su libertad.
En la Reforma lo vieron
de los montes descender,
chinaco de las victorias
contra el invasor francés.
Obreros y campesinos,
soldados en el cuartel,
Juan provino de los campos
o salió de algún taller.
Las manos se estrechan fuertes,
las tres un mismo fusil
y un anhelo libertario
en la arenga del clarín.
Vuela, vuela, palomita,
de mi saludo la voz.
Malo es que no suene fuerte
como rifle mi canción.
José Muñoz Cota y Alfonso Esparza Oteo
(1) Vicente T. Mendoza:
y Corrido (1939).
Romance
MEXICSNK »
Publicación Semanal Ilustrada de la revista Documenta Americana. Editada por Publex,
S. A., Bolívar No. 154, México 8, D. F. Miembro
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NUESTRA PORTADA: El 10 de mayo de
1911 Ciudad Juárez cayó en manos de los revolucionarios, que partir de ese momento pudieron imponer condiciones al obstinado Porfirio Díaz. Pascual Orozco y Pancho Villa, fueron
los héroes de aquella jornada.
EN EL PRÓXIMO NUMERO:
¡TIEMBLA LA TIERRA! Uno de los episodios más apasionantes de nuestra Crónica. El
pueblo, amotinado, obliga a renunciar a don
Porfirio, terminando así treinta años de personalismo. La entrada triunfal de Madero a México, y su primer encuentro con Emiliano Zapata, inician una nueva etapa, gloriosa y sangrienta.
RESUMEN
DE
LO
PUBLICADO
El 20 de noviembre de 1910 se inició la revolución anunciada
por Francisco I. Madero. La campaña antirreeleccionista había
consagrado la fórmula Madero-Vázquez Gómez. Pero en las
elecciones del 26 de junio el porfirismo consumó su último fraude, una de cuyas faces fue encarcelar a Madero en San Luis, de
donde huyó a San Antonio, Texas. Allí dio a conocer el Plan
de San Luis. Las consignas revolucionarias de Madero, y las de
los hermanos Flores Magón, encontraron eco entusiasta en el pueblo. La muerte de Aquiles Serdán en Puebla, los combates de
Pedernales, Cerro Prieto, Mal Paso, Ciudad Guerrero y Casas
Grandes, la guerra de guerrillas iniciada por Pancho Villa y Pascual Orozco fueron el comienzo de la gran tormenta. El asesinato de Luis Moya avivó la hoguera.
El 14 de febrero de 1911 Madero entró en territorio mexicano,
trató inútilmente de tomar Casas Grandes y se vio obligado
a refugiarse en la hacienda Bustillos, donde se le reunieron
José de la Luz Blanco, Pascual Orozco y Pancho Villa. Juntos
decidieron atacar Ciudad Juárez.
El ejército libertador avanzó siguiendo la línea del Ferrocarril Noroeste y no la del Central, como creía el gobierno, y
comenzó el sitio el 19 de abril. En la "Casa Gris", donde estableció su cuartel general, Madero recibió varias embajadas de paz
enviadas por Porfirio Díaz, con las que no llegó a, ningún acuerdo.
El sitio de Ciudad Juárez se prolongaba. El 7 de mayo Madero decidió levantar el cerco y dirigirse al sur. Pero a poco
de iniciar la retirada se entera por los diarios de El Paso, Texas,
que el general Díaz ha manifestado su propósito de renunciar.
Vuelve a cercar la ciudad a la espera de la confirmación de la
noticia, que tarda en llegar.
Mientras tanto la Revolución se extendía por los Estados
de Guerrero y Morelos donde surgían los nombres de Ambrosio
Figueroa y Emiliano Zapata. Ambos guerrilleros se entrevistaron
en Xolalpan y decidieron realizar las operaciones de común
acuerdo, pero no tardaron en surgir desconfianzas. Las malas
comunicaciones con el Norte hicieron creer a los del Sur que
se había llegado a un arreglo con los porfiristas. Mientras Zapata
respondía al coronel Fausto Burgos que para concertar la paz
se dirigieran "a la cabeza y no a los pies", Ambrosio Figueroa
envió a su hermano Francisco a entrevistarse con Porfirio Díaz
para solicitarle su renuncia en nombre de los revolucionarios
de Guerrero. Ante el fracaso de la entrevista y sabedores que
Madero se disponía atacar Ciudad Juárez, los Figueroa se
apoderaron sucesivamente de Iguala, Chilpancingo y Acapulco.
Zapata, por su lado, tomaba en 19 de mayo Cuautla y se convirtió en una directa amenaza para Cuernavaca. Desde la ciudad
de México se veían arder las hogueras zapatistas en lo alto del
Ajusco . . . Comenzaba a cundir el miedo.
PLAN DE LA OBRA
Todas las semanas aparecerá un fascículo de "Crónica Ilustrada Revolución Mexicana", profusamente ilustrado con un extraordinario acervo fotográfico. Cada cuatro
números se incluirá la reproducción parcial o total, a todo color, de una obra de arte
de la pintura mural mexicana, así como mapas, también a color, de las campañas
militares. En las contratapas irán apareciendo corridos, grabados, personajes históricos, así como trajes y armas características de la época. Oportunamente se brindarán
al público elegantes tapas-libro para facilitar la conservación de la obra. Con cada
tapa-libro se obsequiará un disco de larga duración de canciones revolucionarias.
EL CONVENIO DE CIUDAD JUÁREZ
—————^-—^-^^———
La Batalla PrOVOCada
M
i0«+roc, pmiKor,r> 7»™*. „ A m
íentras Emiliano Zapata y Ambrosio Figueroa extendían la
Revolución por Morelos y Guerrero en el norte del país se registraban acontecimientos importantes. Madero había decidido abandónar el asedio a Ciudad Juárez, temeroso, entre otras causas, de provocar
un conflicto internacional con los Estados Unidos que pudiera perjudicar a su causa (l).
Pero tan pronto el caudillo se alejó
de los médanos que rodean a Ciudad
Juárez, supo que la prensa de todo el
país, y también la de Estados Unidos,
informaba que el presidente Porfirio
Díaz había lanzado un manifiesto a
la nación anunciando 4que se retiraría
del poder
La población de Ciudad Juárez se
agitó inquieta al difundirse la noticia
de que las tropas de Francisco I. Ma$??> q u e h a b í T i n i < ? a d o *.***&*
24 horas antes después de veinte días
d® asedio, retornaban sorpresivamen-
Ciudad Juárez en 1911. No era una c i u - f
dad fortificada, pero sí tenía una guarní- à
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Y. de los más valerosos jefes révolucíonanos Madero esperaba confjrm a rla notlcia d e la
renuncia del dictador.
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munido confidencial del 22 de abril,
los señores Francisco Madero y don
Oscar J. Branift habían proporcionado de su peculio algunos miles de dó-
Cierto descontento provocado por
falta de acción y las dilaciones de las
pláticas de paz comenzó a cundir entre las tropas maderistas. La gran
mayoría estimaba, y lo decía en voz
(l)Ciudad Juárez se halla separada de
% p af° P° r , el rio Bravo. Las tropas
^ ^ t ¿ S ^ T & ^ t t t
gridad física y de bienes de los habitantes de ese país.
Con valor y desprecio por sus vidas los
toldados de Villa y Orozco inician el ataque a Ciudad Juárez el 9 de mayo de
1911, a pesar de la prohibición de Francisco I. Madero.
lares para adquirir comestibles y algún vestuario para las tropas, habiendo conseguido a la vez que el general Navarro permitiera que esos
elementos pasaran por el puente internacional. Pero, como era de esperarse, esas provisiones se agotaron
rápidamente. La disciplina de un
conglomerado armado de carácter
netamente rovolucionario, laxa ya de
por sí, tiende a relajarse cuando se le
somete a un periodo de expectación
demasiado prolongado . . . Garibaldi,
Villa, José de la Luz Blanco y otros
jefes, eran del parecer que la plaza
se tomaría sin mayores dificultades,
no obstante que la suponían en rae-
Raúl Madero, hermano de don Francisco
I. Madero, a quien acompañó durante la
lucha armada, combatió —entre otras partes— en Casas Grandes y en Ciudad Juárez. Evoca, a nuestro pedido, los primeros
episodios de la lucha revolucionaría.
— M i hermano me dijo una vez:
—No hay causa noble que no
requiera ser fertilizada con sangre.
—Eso me hace pensar que él
tenía conciencia de su sacrificio
futuro.
—Cuando me habló así, era antes del combate de Casas Grandes.
— " T ú eres el único de mi familia que me acompaña en este momento en la lucha armada —añadió—, y quiero que vayas siempre
en vanguardia, pues no quiero que
digan que la familia Madero escatima su sangre. Yo, por ahora, tengo que cuidarme, pero ya llegará
mí momento."
jores condiciones de defensa de lo que
en realidad disponía. El armisticio
confidencial terminó el 6 de mayo(i).
Madero volvió a caer en la indecisión al mismo tiempo que seguía negándose a atacar la plaza. Llegó el 8
de mayo:
Al mediodía mandó buscar urgenteniente a Pascual Orozco y a Francisco Villa, para no perderlos de vista. Sabía bien hasta dónde podía lievarios su impetuosidad y arrojo; pero
ni Orozco ni Villa aparecieron por
ninguna parte. A esa hora ambos se
hallaban muy cerca de las fortificaciones de Ciudad Juárez, decididos a
hacer algo en firme, Villa mandó liamar a dos muchachos que andaban
por ahí, y les dijo:
—Muchachitos, acerqúense a los
"pelones" lo más que puedan y dispárenles unos cuantos tiros, y luego
se regresan al campamentoi.2).
Así lo hicieron los dos muchachos,
pero sólo uno volvió. El otro fue alcanzado por las balas de los federales.
A esa misma hora, por otro rumbo,
varios hombres de los de Pascual
Orozco, que andaban dispersos, se
acercaron a unas huertas de la ciudad
como para cortar fruta, aunque sólo
lo hicieron para estar más cerca de
los federales y poder gritarles insultos y amenazas, lo que provocó un
tiroteo inmediato por ambas partes.
Al anochecer Pascual Orozco y
Francisco Villa llegaron a la Casa
Gris y Madero les preguntó:
—¿Qué sucede?
—Nada —repuso Villa—, que ya
se están tiroteando algunos soldados.
—A ver qué se hace, hay que retirar esa gente inmediatamente —dispone el señor Madero.
—Muy bien, señor presidente, como usted lo ordene —responden Villa
y Orozco retirándose en el acto dizque a cumplir la orden de Madero;
pero en realidad lo que hicieron fue
mandar más gente a azuzar a los demás para que se arreciara el fuego.
Cuando el señor Madero, en su
desesperación, porque no se cumplían
sus órdenes, se fue a buscar a Viüa y
Orozco, en cuanto los encontró, les
pregunta con tono que a las claras
demuestra su disgusto:
—¿Qué pasa, por fin retiran o no
retiran a esa gente?
Señor
presidente, la retirada ya
no es posible. Los ánimos entre la
tropa ya están exaltados y no quie-
7ensueta^ZePoZcVyV^Ttar°n
El señor Madero permanece serio,
como si estuviera ajeno a toda decisión, y luego les contesta:
—Pues si es así, ¡qué le vamos a
hacer!(3).
Serían las tres de la mañana cuando Pancho Villa cita a junta de jefes,
que estaban bajo su mando. Y allí, en
la penumbra de la madrugada, les
da las últimas y terminantes órdenes:
—Amiguitos: la plaza de Ciudad
Juárez debe caer en poder de la Revolución. Yo sé que está muy bien
defendida. Pero no tanto como para
que con un poco de voluntad y audacia no la podamos rendir. Compañeritos, si somos capaces del arrojo que
debe tener todo jefe leal y que sabe
cumplir con su deber, no nos va a ser
muy difícil. El enemigo no tiene tantas ganas de morir, como nosotros de
dar batalla, que será decisiva para el
triunfo de nuestra causa. Todo está
en entrar duro y parejo. Sobre todo
cuiden que no decaiga el ánimo de
la tropa. ¿Entendidos?'(4).
•
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/ Z nOTSS Q6 LUClia
D e g d e k < <Caga G r i g „ M a d e r o c o n .
templaba angustiosamente cómo la
• ge i b a e x t e n d i e n d o e n
líne£ de f
t o m o de Ciudad Juárez
Enterado
de
l o s { e d e r a l e s a c a b a b a n de dar
mu^rte al emisario d e paz q u e h a b í a
env¡ado ^
al N£varro
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la
o r d e n {ormaf d e e n t r a r e n b a t a l l a y
mandó al coronel José de la Luz Blanco a que reforzara con todos sus homb r e s a l o s d e p a n c h o Villa y Pascual
Orozco.
Los coroneles maderistas Marcelo
Caraveo y Agustín Estrada habían
detenido en Bauche, cerca de Ciudad
Juárez, al general Rábago, quien se
acercaba con una columna militar para auxiliar a la ciudad sitiada. En
tanto, las fortificaciones que el coronel federal Manuel Tamborel levantara para defender la ciudad eran
derribadas por los revolucionarios.
—¡Arriba, muchachos, que ya se
comienza a mirar el grano del rifle!
¡Adelante,
muchachos, que ya mero
f f „ n o s hac^! ~les
gritaba Pancho
Viua a sus huestes que no dejaban de
repetir ellos también: ¡Viva la Revolución!
¡Abajo el mal gobierno!
A
P°co el coronel Francisco Villa
s
* presentó
ante Madero y le dijo:
~E} Sfneral Juan Navarro con
sus oficmles
es
* todas 8US fuerzas
'
£\ pueblo acompaña a IOS soldados del
ejército revolucionario con manifestació"<» <"e l ^ 1 ' 0 ,
el
^ . de M°-
dia
de
>
caída de la plaza. Ruinas y humareda indican lo rudo del combate.
m)
tan en poder de la Revolución y a disposición de usted. La plaza de Ciudad Juárez se ha rendido ante las
armas de la Revolución. Si usted gusta, señor Madero, ya nos podemos ir
a la ciudad.
—¿Qué me estás diciendo, Pancho?
—Que Ciudad Juárez está a disposición de usted, que ya es nuestra.
Don Francisco I. Madero, emocionado profundamente, estrechó en
fuerte abrazo al rudo PanchoVilla(5).
Después de setenta y dos horas de
un intenso combate Ciudad Juárez
cayó en poder de la Revolución, el
miércoles 10 de mayo. Fue éste el
hecho de armas más significativo en
(l)Sánchez Azcona, Juan: Apuntes para la Historia de la Revolución Mexicana, págs. 237-240 (1961).
(2)Calzadíaz B., Alberto: Hechos Reales
de la Revolución, T. I, pág. 67 (1961).
(S)Calzadíaz B., Alberto: Hechos Reales
de la RevoL·ción, T. I, pág. 69 (1961).
(4)Calzadíaz B., Alberto: Hechos Reales
de la Revolución. T. I, pág. 70 (1961).
(S)Calzadíaz B., Alberto: Hechos Reales
de la Revolución, T. I, pág. 71-72
(1961).
EL ARMISTICIO
Con un gran titular, en tinta roja,
El Diario del 22 de mayo de 1911 anunciaba la firma del tratado de Paz: "La
Revolución y el gobierno ordenan la
cesación definitiva de hostilidades".
Muy detalladamente, el enviado especial del periódico relataba cómo los
delegados maderistas habían salido
en tres automóviles de El Paso, luego
de esperar inútilmente la llegada del
señor Pino Suárez. En uno de los vehículos viajaba el padre de Francisco I.
Madero. Al encontrar cerrada la aduana
de Ciudad Juárez, la firma del tratado
de paz debió firmarse en las escaleras de acceso a la misma, a la luz de los
faroles de los tres automóviles. El doctor Francisco Vázquez Gómez, representante del maderísmo, y el licenciado
Francisco Carbajal, en nombre del gobierno, leyeron por última vez el tratado, y también el duplicado, antes
de proceder a su firma entre las aclamaciones y la emoción de los presentes. Esto ocurría a las 10:34 p.m. del
domingo 21 de mayo.
Testimonio Periodístico.
Mayo 22 de 1911.
CARTA ABIERTA A FRANCESCO f. MADERO
"Las revoluciones son siempre
operaciones dolorosísimas para el
cuerpo social; pero el cirujano tiene, ante todo, el deber de no cerrar la herida antes de haber limpiado la gangrena. La operación,
necesaria o no, ha comenzado; usted abrió la herida y usted está
obligado a cerrarla; pero ¡guay! de
usted, si acobardado ante la vista
de la sangre o conmovido por los
gemidos de dolor de nuestra patria cerrara precipitadamente la
herida sin haberla desinfectado y
sin haber arrancado el mal que se
. •
..
i
-ipropuso usted extirpar; el sacrifid o habría sido inútil y la historia
maldecirá el nombre de usted, no
tanto por haber abierto la herida,
sino porque la patria seguiría sufriendo los mismos males que ya
daba por curados y continuaría
además expuesta a recaídas cada
vez más peligrosas, y amenazada
de nuevas operaciones cada vez
más agotantes y cada vez más
dolorosas.
"En otros términos, y para hablar sin metáforas: usted, que ha
provocado la revolución, tiene el
deber de apagarla; pero ¡guay! de
usted si asustado por la sangre
i
i
i , , ,
i
derramada, o ablandado por los
ruegos de parientes y de amigos,
o envuelto por la astuta dulzura
del Principe de la Paz, o amenazado por el yanqui, deja infructuosos los sacrificios hechos. El país
seguiría sufriendo de los mismos
males, quedaría expuesto a crisis
cada vez más agudas, y una vez
en el camino de las revoluciones
que usted le ha enseñado, querría
levantarse en armas para la conquista de cada una de las libertades que dejara pendientes de
alcanzar."
, . „ „ ..„
Bi...ni»..B^»iM./ioíri
Urrea. Lie. Blas: Obras Políticas (1921).
i o s Tratados de Ciudad Juárez. (Fragmento).
Carta abierta c o n motivo de
A poco de instalarse en la Aduana de Ciudad Juárez, don Francisco I. Madero formó un gabinete provisional, cuyos miembros le rodean en la foto, preocupado
por dar asesoramiento civil al movimiento triunfante.
la primera etapa de aquel movimiento libertario social de México.
—————————^——
Polliron lac PictnluQ
rceiucen las risroias
El edificio de la Aduana de Ciudad
Juárez se había convertido en el
cuartel general del presidente provisional de México, cargo que tenía
Madero desde que el Plan de San
Luis recibió la adhesión del pueblo
mexicano; y contando ya como capital improvisada a Ciudad Juárez,
procedió a nombrar *su gabinete en
ia forma siguiente: ministro de Relaciones Exteriores, don Francisco
Vázquez Gómez; ministro de Hacien-
da, don Gustavo A. Madero; ministro
de Guerra, don Venustiano Carranza; ministro de Gobernación, don Federico González Garza; ministro de
Justicia! don José María
Pino suá-
rez; ministro de Comunicaciones,
don Manuel Bonilla,
Aún humeaban los fusiles con los
que se había ganado la plaza cuando
el 13 de mayo de 1911, sábado, un
incidente, que casi se convierte en
motín, interrumpió la buena armonía
de los jefes revolucionarios y mostró
ingratas aristas en el carácter de algunos de ellos.
Juan Sánchez Azcona relata así el
episodio y sus derivaciones:
Ese día iba yo acompañado de mi
hijo Juan. Al llegar a la Jefatura nos
sorprendió encontrar a su puerta
gran hacinamiento de gente. El portal de entrada estaba resguardado
por Juan Dosai y sus hombres. Abrímonos paso entre la muchedumbre
para llegar a ese lugar, y alguien nos
dijo: "Pasa algo grave; el Presidente
y el general Orozco tienen una gran
disputa". El mayor Dosai nos franqueó la entrada y al llegar al salón
de juntas, oímos grandes clamores y
vimos con sorpresa que un grupo de
hombres se debatía forcejeando desesperadamente: Orozco con el brazo
izquierdo tenía enlazado a Madero,
mientras que en su diestra mano empuñaba una pistola; Madero exclamaba: "Yo soy el presidente" y Orozco rugía: "Pero no sale usted, señor
Madero, no sale usted . . ." Don
Abraham González y Gustavo A. Madero, éste también con pistola en mano, trataban de separar a Madero y
Orozco; y así, forcejeando, Madero,
completamente inerme, con la fuerza
de sus músculos logró llegar hasta la
puerta, la traspuso pasando frente a
Dosai que permaneció atónito y salió hasta la calle. Nadie más que ellos
dos pudieron salir. Estaban en la Jefatura todos los miembros del gabinete (con excepción del doctor Vázquez
Gómez y de don Venustiano Carranza). Juan Dosai y sus hombres nos
interceptaron el paso diciendo: "Nadie sale . . ." Oímos gritos de las tropas que aclamaban a Pascual Orozco
Madero y su esposa visitan al general
Juan J. Navarro, cuya vida salvó el futuro
presidente llevándolo a El Paso, donde
continuó siendo su prisionero "bajo palabra de honor".
. . . Pino Suárez trepó sobre sillas
para ver u oir lo que acontecía. Se
había hecho un gran silencio, y Madero, desde lo alto de un automóvil,
arengaba a las tropas, más de cien
hombres, casi todos de las fuerzas de
Orozco.
Madero gritó: "Aquí estoy, matadme si queréis . . . O conmigo o con
Orozco . . . ¿Quién es el Presidente
de la República? . . ."
El general Garibaldi gritó: "¡Viva
Madero!" y toda la tropa secundó el
grito, que fue repetido muchas veces.
Orozco parecía anonadado. Entretanto, Villa se acercaba al coche y decía
conmovido al Presidente Provisional:
"Ajusíleme usted, señor Madero, castígueme, castigúeme . . . " Y Madero,
que había recobrado su sonrisa habitual: "Qué te he de fusilar, si eres un
bravo ..."Ya
Orozco: "General todo ha pasado . . . Venga a tratar conmigo serenamente, dígame."
Orozco expresó que no creía justo
que las tropas sufrieran penalidades.
Enérgicamente contestó Madero que
la penuria de las tropas no era tanta
como Orozco la presentaba, desde el
momento en que había víveres en los
almacenes, y qve muy pronto quedaría resuelta la inmediata situación
económica, con el funcionamiento de
la Aduana; que, por lo demás, en
ningún caso estaba dispuesto a someterse a la fuerza bruta.
Despidióse Orozco, al parecer calmado; Madero acordó lo más urgente
con nosotros, y en seguida se marchó
a poner a salvo al general Navarro,
porque, después de lo acontecido, era
de temerse algún atentado en su contra.
Desde aquel momento data el "maderismo" de Pancho Villa, que perduró hasta su muerte, no obstante
que estuvo preso durante la presidencia constitucional de Madero. Días
después del motín, Villa nos decía
a Pino Suárez, a Bonilla y a mí:
"Cuando pienso en el mal que quise
hacer al señor Madero, me siento el
corazón entre dos piedras"(i).
Con respecto a la situación del ex
defensor de Ciudad Juárez, el general
Juan Navarro, a quien se decía que
Orozco y Villa insistían en hacer fusilar, acusándolo, juntamente con el
coronel Marcelo Caraveo, de haber
ametrallado en un panteón a los prisioneros y heridos revolucionaios que
capturó en la batalla de Mal Paso,
un boletín que hizo imprimir Madero
aquel mismo 13 de mayo, dice lo
siguiente:
Como supe que algunos soldados,
mal aconsejados, trataban de infligir alguna ofensa al general Navarro,
lo tomé bajo mi custodia, desde un
principio, en mi propia casa; pero
como no podía estar siempre a su lado, con lo que pasó, concebí temores
de que en mi ausencia podría ser
molestado. Para evitarlo, lo conduje
en persona a un lugar apropiado para
que pudiera cruzar el río y refugiarse
en el lado americano, en donde continúa siendo mi prisionero de guerra,
bajo su palabra de honor.
En honor de Orozco debo decir
que él mismo propuso que podríamos
hacerlo de este modo desde un principio, y el mismo Villa, cuando le comuniqué mi propósito de garantizar
la vida de Navarro, me dijo que obrara como quisiera, con lo cual quedaría
conforme. En consecuencia, no es verdad, como se asegura, que mis oficiales o soldados me hayan exigido la
vida del prisionero, pues así como son
(l)Sánchez Azcona, J u a n : Apuntes para la Historia de la Revolución
Mexicana, pág. 261 (1961).
"¡ENTREGAR LA ESPADA...!"
(Fragmento de un discurso dicho por Jesus Umeta, el 17 de mayo de 1911, en
txñitsssTmiSfi
tre el gobierno porfirista y la Revolución
fuese hecha por sometimiento de ésta.)
"¿Queréis de veras la paz?, pues
las puertas están francas todavía;
¡salid! Si se combatiera por la
conquista del poder, la alianza sería fácil, porque las ambiciones
personales mutuamente se seducen y acaban por entenderse; pero se combate por la conquista
de la ley y la libertad, y la alianza
con los enemigos de la libertad y
de la ley es imposible. Las revolucfones no transigen; son fatales.
¿Cómo van a perdonar a sus enemigos, si devoran a veces hasta
sus propios hijos? Conocemos muchos libertadores que se han convertido en tiranos, pero no conocemos ningún tirano que se haya
convertido en libertador. En el supuesto más favorable, por buena
voluntad que tenga el señor Limantour(l) en cumplir sus precipitadas, sus febriles promesas reL t . „ : « „ „ . . : „ , . „~ nnr4río /•iimniir
volucionanas, no podría cumplirlas, sencillamente porque no se
Después de la "Casa Gris", la Aduana de
Ciudad Juárez, donde se firmaron los tratados de paz con los enviados porfiristas,
fue el cuartel general maderista. B - >
valientes en el combate, son generosos
en la victoria(l).
Nuevas Negociaciones
El de Madero llevaba trazas de
convertirse en un gobierno de derecho —si es que no lo era ya— y esto,
unido al triunfo de Ciudad Juárez
y al desprestigio cada día mayor en
que iba cayendo el porfiriato, movió
a sus agentes, Osear BranifE, Toribio
Esquivel Obregón y Francisco Carbajal, a volver a la carga en cuanto
a formalizar un pacto con la Revolución. Pero Madero y, más que él, el
doctor Francisco Vázquez Gómez,
ponían como primera condición la renuncia inmediata y efectiva de Porfirio Díaz.
Madero insistía no sólo en que el
general Díaz renunciara inmediatamente, sino también en que la mitad
de los ministros del gabinete y de los
(1) Sánchez Azcona, Juan: Apuntes para la Historia de la Revolución Mexicana, págs. 261-265 (1961).
cambia de edad, ni de cerebro,
de conciencia cuando se quie-
guirá corriendo. El gobierno del
señor Limantour no puede hacer
cando las flotantes visiones de
su juventud, son eternas; después
del breve sueño en que contempla
| a g r a c ¡ a de Margarita y la sonr ¡ s a de Helena, despierta con las
mismas arrugas en la frente y los
mismos dolores en el corazón, entre las telarañas y los pergaminos
de su gabinete de estudio.
» E I único gobierno posible es
e | gobierno que emane de la Revolución, porque esa es la ley de
\a Historia y la recompensa del heroísmo; y si os empeñáis en seg u ¡ r gobernando, a pesar de haber
s ¡do vencidos, puede parecer que
queréis aprovecharos del trabajo
ajeno. Pretendéis invertir los papei e s y e s t 0 es contrario a la naturaleza y a la moral de la Histor i a . El gobierno del señor Limantour ha dicho que considera como
u n deber patriótico no retirarse
de su puesto hasta que su conciencia le diga que el país está
pacificado; es decir, 'no retirarse
i
• *
i
nunca' porque mientras el gobierno no se retire, la sangre se-
vélicas, ni con transacciones humulantes, ni con heraldos corruptores, ni por la fuerza de las armas, porque la Revolución, que
está en todas las conciencias, es
invencible, y arrollará fatalmente
al que se levante contra ella. La
sangre derramada es creadora; de
ella nace la libertad en las realidades del mundo, como de la sangre de Urano nació Afrodita en la
gloria de la leyenda. El deber de
hacer la paz sólo corresponde, como digno remate de su obra, a la
Revolución triunfante; y si el gobierno quiere contribuir a facilitar
y a precipitar la concordia anhelada por todos, tiene aún un medio,
el único: ¡entregar la espada, como el general Navarro!"
n¡
íjíjfas,* asss/s
\?*z ni-con rmesas- m a q r
a i Sabido es que, para ese entonces,
±s^°L"Zl"^Z»^
™ÍS!ÍÍ2d2
en su persona facultades superiores a
| a s de cualquier primer ministro de
monarquía.
DICEN QUE RENUNCIA...
""Una foto histórica: Francisco I. Madero
I firma el manifiesto al Ejército Libertador
en Ciudad Juárez, donde reafirmó los
principios que habían inspirado el Plan
de San Luis.
gobernadores de los Estados fueran
hombres de extracción revolucionaria.
A este propósito el 19 de mayo envió
al presidente de la República el siguiente telegrama:
Enterado renunciará usted este
mes. Conforme con sus deseos acepto
en Guerra general Rascón, Relaciones
subsecretario que nombre De la Barra. Permítome indicar, para completar nuevo gabinete, en Hacienda,
Ernesto Madero; Fomento, licenciado
Manuel Calero; Gobernación, licenciado Emilio Vázquez Gómez; Justicia, licenciado Manuel Vázquez Tagle; Comunicaciones, ingeniero Manuel Bonilla. Además para obtener
rápida pacificación permítome sugerirle insinuar legislatura respectiva
nombrar antes finalice mes, gobernadores Chihuahua, Abraham Gonzalez;
Coahuila, Venustiano Carranza; Zacatecas, licenciado J. Guadalupe González; Sonora, José María Maytorena,
y vicegobernador de Sonora, ingeniero
Eugenio Gayou. Los demás gobernadores arreglaránse después, previo
conocimiento opinión pública sensata(l).
(l)Vera Estañol, Jorge: La Revolución
Mexicana. Orígenes y Resultados, pág.
185 (1957).
Cuando el 17 de mayo de 1911
El Tiempo publicó la noticia de
que los señores Díaz y Corral presentarían sus renuncias antes de
finalizar el mes, una ola de incredulidad cundió por la ciudad de
México. Las opiniones estaban divididas y a los más les parecía
imposible que tal cosa ocurriera.
Sin embargo, aquel rumor era consecuencia de los sucesos que se
precipitaban en Ciudad Juárez. El
anviado porfirista, Carbajal, había
comunicado al gobierno las condiciones de paz que imponía Ma-
dero. La primera, naturalmente,
era la renuncia del general . . .
El Diario, del 18 de mayo, daba como definitiva la renuncia y
anunciaba cambios en el gabinete. "Recibirá la presidencia interina el licenciado Francisco León
de la Barra, que se ha merecido y
sigue mereciendo la confianza de
todos". En su precipitación el periódico tomaba como armisticio lo
que sólo era cesación de hostilidades . . .
Testimonio Periodístico.
Mayo 17 y 18 de 1911.
MANIFIESTO
(Fragmentos)
'CONCIUDADANOS:
"Cuando, según el Plan de San Luis
Potosí de 5 de octubre pasado, os invité a tomar las armas para reconquistar nuestras libertades y derechos políticos, todos acudisteis a mi llamado y
en seis meses, debido a vuestro heroico esfuerzo, hemos derrocado el régimen dictatorial que por cerca de 35
años oprimió a nuestra patria.
"El triunfo ha sido completo y en
lo sucesivo la justicia será igual para
el rico y para el pobre, para el poderoso y para el humilde; la Libertad
cobijará con sus anchos pliegues a
todos los mexicanos, y todos, unidos
fraternalmente, trabajaremos por el engrandecimiento de nuestra patria.
"De haberse continuado la Revolución hasta el fin, seria yo quien gobernara el país en calidad de presidente
provisional . . .
"Pero al reconocer como legítima
la autoridad del señor Francisco L. de la
Barra, puesto que llegó al poder por
acuerdo mutuo entre ambos partidos
contendientes, me es imposible seguir
asumiendo el cargo de presidente pro-
Don Francisco I. Madero, en acuerdo con T
que ha merecido y sigue mereciendo
su secretario particular, don Juan San- m
la
chez Azcona
Segundo. En el nuevo gabinete
quedará vacante la Secretaría de Relaciones de cuyo despacho se encargará el subsecretario que sea designado
por el señor De la Barra. La Secretaría de Guerra será confiada al general
Rascón, también designado por De
la Barra, que presta garantías a todos
los partidos políticos y podrá mantener unido al Ejército.
Tercero. Para los otros seis ministerios Madero propondrá desde ahora
Sin embargo, no logró su propósito,
porque el consejo de ministros del
presidente Díaz, temiendo dar entrada franca a la Revolución al formarse
un nuevo gobierno, se habia anticipado enviando el 17 de mayo instrucciones precisas al licenciado Carbajal. Estas instrucciones dieron base
a la firma del armisticio:
Primero. Los señores presidente y
vicepresidente presentarán sus res-
pectwas renuncias a la Cámara de
Diputados en los últimos días de este
mes, y entrará interinamente a la
Presidencia el señor Lie. De la Barra,
confianza de todos.
El descanso después de la batalla. El vie-
¡. „„=,£„ L , - l i m _i¡j„ „„ „,;<.:*„ „»,„ i„' ° ™0n h ? Cumplido SU misión pero ¡OS
artilleros Vigilan IOS últimos reductos del
enemigo.
~M~)
DE MADERO AL TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN
visional de la República, por cuyo motivo hago formal renuncia de él ante
la nación.
"El señor Francisco L. de la Barra, no
tiene más apoyo en el poder que el de
la opinión pública y como ésta unánimemente proclama los principios de
la Revolución, podemos decir que el
actual presidente de la República está
enteramente con nosotros porque a
ello lo llevan sus sentimientos de justicia y su alto patriotismo . . .
"El pueblo ha demostrado ya su omnipotencia, y yo, antes de renunciar a
la presidencia provisional, he concertado con el señor De la Barra las medidas
necesarias que aseguren la satisfacción de las aspiraciones nacionales y
que en las próximas elecciones generales la voluntad del pueblo será respetada,
"Considero muy amplias las concesiones que el Partido Revolucionario
ha hecho al régimen antiguo, y si en
este documento lo hago constar así,
es porque es conveniente que el nuevo
gobierno, apoyado eficazmente por el
partido emanado de la Revolución pueda obrar con libertad a fin de dar cumplimiento a las aspiraciones nacionales.
"Algunos sacrificios reportará a la
nación porque no se pueden satisfà-
cer en toda su amplitud las aspiradones contenidas en la cláusula tercera
del Plan de San Luis Potosí; pero las
pérdidas por este capítulo serán muy
inferiores a las que hubiese ocasionado
la prolongación de la guerra, además
de que, por los medios constitucionales, procuramos satisfacer los legítimo derechos conculcados a que se refiere dicha cláusula.
"MEXICANOS"Cuando os invité a tomar las armas, os dije que fueseis invencibles
en la guerra y magnánimos en la victoria. Habéis cumplido fielmente mi
recomendación, causando la admiración del mundo entero. Pues bien,
ahora os recomiendo, que así como
habéis sabido empuñar las armas para defender vuestros derechos, los que
sigáis con ellas, en calidad de guardias
nacionales, os pongáis a la altura de
vuestros nuevos deberes que consisten en guardar el orden y constituir
una garantía para la sociedad y para
el nuevo régimen de cosas; los que os
retiréis a la vida privada, esgrimid la
nueva arma que habéis conquistado:
el voto. Usad libremente esta poderosísima arma y muy pronto veréis que
ella os proporciona victorias más ¡mportantes y duraderas que las que os
ha proporcionado vuestro rifle.
"Al retirarme a la vida privada, y
en mi calidad de simple ciudadano,
seguiré considerándome como jefe del
actual Partido Revolucionario, y colaboraré con el gobierno del señor De
la Barra, poniendo a su servicio todas
mis energías, pues comprendo que
desde el momento que fui quien promovió la Revolución y que me considero como jefe del partido de ella emanado, tengo el sagrado deber de contribuir al restablecimiento del orden y
de la paz pública y también el de seguir velando por los intereses del partido político que ha depositado en mí
su confianza.
"Lo único que pido a todos mis conciudadanos es que colaboren conmigo
y con el actual gobierno, a fin de que
todos unidos dediquemos nuestros esfuerzos a trabajar para el engrandecímiento y gloria de nuestra patria,
.
Sufragio Efectivo. No Reelección
"Ciudad Juárez 26 de mayo de 1911
"Fr»nri«rn i Marier» "
rrancisco i. Manera.
Manifiestos Políticos
F o n d o d e C u | t u r a Económica (1957).
I
LA NOTICIA CONTEMPORÁNEA
PIIPPPÛ Fl\l MARRI IFPflQ
u U I L m f n t l i IVIHI\l\UC,l#Ud
Cuando el 24 de agosto de 1911 la
comisión topográfica del estado mayor
del Ejército español es atacada al acercaree al pequeño río Quert, el general
García Aldave ordena el inmediato castigo de los agresores. Primero se trata
de obtener, mediante negociaciones
con los cades (jueces o gobernadores entre los moros) la entreea de los
atacante!- fracasadas l a s B e X n e s Se
fníc^ria ácc ón mHrtlr r l p S
dor
' Tauriat-Zag, Ras Medua, llenan
| a s planas de los periódicos. Constantemente
nuevas fuerzas son embarcadas
P a r a A f r i c a - mientras las bajas se
cuentan por millares.
RAVÍK PfKMIPnÇ
KHTU5 b U d M I l U O
F n 1 0 1 1 o l f l e í „ „ a l l c f r i a , . n virt™
-J* ¡ i ? , " f B J £ ^ M ^ J M £ £
Francis Hess inicia una interesantísima
serie de experimentos acoplando un
electrómetro a un globo-sonda. Queda
inicia la acción miniar represiva.
p enamente confirmado que
Sin embargo, lo que parece que va
a ser una operación de policía, se convierte en un sangriento forcejeo que
ha de durar muchos meses. Los ata?nmle?a^LeSanr^añnB70dm,?frfnrafn
como Larrea, Ordonez (muerto en
combate), Orozco, Ros Manzano, etc.,
son rechazados con más o menos éxito
por millares de moros que compensan
su inferior armamento y falta de organización militar con un magnífico conocimíento del terreno y una acometívidad extraordinaria. Cada montaña,
cada colina, es defendida desesperadamente, llegándose al cuerpo a cuerpo
en numerosas ocasiones; el avance es
lento y lo que se conquista hoy, se
pierde al día siguiente. Nombres como
Izhafen, Imarufen, Kalaia-Taxuda, Na-
£ 6 cosmjca es más , ^
c o n forme
la altura aumenta A Q OOO mptms oor
5¿™J™ es líete veces más intensa
^ T a l n í v e l del mar El^Sabte inves
t¡ ad
g or h a b r í a d e o b t e n e r Posterior5
investigaciones
m
t
(1936)
sobre los rayos cósmicos y y la influeng rfe é s t o | e n , v j d a h u m a n a j „
Premio Nobel
'
.•-.#»
ASESINATO
El representante porfirista, licenciado
Francisco Carbajal, presenciando desde
El Paso, Texas, el ataque a Ciudad Juárez, grieta definitiva en el edificio del
porfiriato.
^_)
doce personas honorables y de representación entre las cuales el Lie. De
la Barra está conforme en elegir en
breve plazo los seis ministros.
Cuarto. Los nuevos ministerios estarán prontos para entrar en funciones tan pronto como sean aceptadas
por las cámaras las renuncias a que
se refiera la base primera.
Quinto. Entre tanto se iniciará la
ley de amplia amnistía para los reos
políticos.
Sexto. Armisticio inmediato comprenderá toda la República obligándose Madero a dar orden desde luego
por telégrafo a todos los jefes de
fuerzas revolucionarias para suspender hostilidades y movimiento de
tropas.
Por acuerdo del señor Presidente
queda usted autorizado para, si son
aceptadas por Madero las bases anteriores, arregle detalles- de acuerdo
con él y firmar el armisticio. Vera
Es tañol-Limantour ( i ).
(l)Limantour, José Yves: Apuntes Sobre mi Vida Pública, págs. 343-344
(1965).
Alejandro II. Entre los acompañantes
de la familia imperial figura el hombre
fuerte de Rusia, el primer ministro
Pedro Arkadjevich Stolypin. De pronto
uno de sus propios guardaespaldas,
llamado Dimitn Bogrof le dispara dos
veCe
f l < >. u . emarro P a; Stolypin gravemente herido, muere cuatro días más
tarde tras una terrible agonía.
Debido a su inflexibllidad
V energ'a
—había ordenado e ecutar a centenar e s d e revolucionarios y funcionarios
venales— en agosto de 1906, a raíz
a radia-
El drama se desarrolla en la función
de gala que se efectúa en el principal
teatro de Kíev, capital de Ucrania, con
motivo de haberse inaugurado ese día
(14 de septiembre de 1911) un monumento en memoria del emperador
rtp
ePr
nnmhraHn
nrimer mini«trn
ha.
bfa Sufrido rtro ¿aítodo en a^e su
B a sutnao otro^ atentado en que su
T resultó henda y murleron veintl°c h o personas
MIKIPA
MUòllA
» u,
cl
El notable compositor austríaco Arno d Scnonber
g . defensor y practicante
del
atonalismo, da a conocer una de
as o b r a s
'
cumbres de la música moderna: Pierrot lunaire; simultáneamente sir Edward William Elgar, famoso
compositor inglés, estrena su Sinfonía
en mi bemol mayor; cuyo sencillo misticismo y agudo humorismo son típicamente británicos, si bien se advierten influencias de la escuela alemana
en la composición.
Antes del ataque. Sentados: Carranza, -fVázquez Gómez, Madero, González, May-á
• n
n
Á
L3 rdZ KrematUra
in„.n« C......W .. n m , ^ n« „;«• \/;nó
torena, Fuentes y Orozco De pie. Villa,
Gustavo Madero y SU padre, Ganbaldl,
González Garza, De la Luz Blanco, Sanchez Azcona y Alfonso Madero.
sinceridad de los propósitos de Díaz,
ambas partes firmaron los llamados
Tratados de Ciudad Juárez, que a
D e n t r o de aquellas maqumaciones
tortuosas, teniendo como único móvil
la urgente necesidad de suspender las
hostilidades, y creyendo todos en la
i a letra dicen:
En Ciudad Juárez, Chih., a L·s
veintiún días del mes de mayo de
mil novecientos once, reunidos en el
BAJAS Y DESCONTENTOS
"El triunfo de la Revolución dio lugar a que se manifestara el entusiasmo popular con desfiles, discursos y
n^aCr!lt^e?n^Sm^IntfHle ±ÍI:
pero pasado aquel momento de rego-
T ' r ^ ' ^
a*°lt
d
™ T¡f*SS2T
se comenzaron a quejar por la mezquina dotación de provisiones de boca
que se les daba, y no estaban conformes con el trato que se estaba dando
a la tropa. Sin embargo, los políticos,
para comer bien y dormir a gusto, se
pasaban al lado norteamericano. Por
otro lado, y en verdad, se guardaban
muchas más consideraciones a los prisioneros federales que a los maderistas.
Así comenzaron, cosa que nunca debió
haber sucedido, las dificultades entre
la familia revolucionaria.
"El <"* " <*« mayo, el señor Madeh
en treea de los nombramientos
de
genera" a
tóifoS
" T .£
do, se quedó mirándolo y, en tono
inquisitivo, le pregunta:
"—¿Quién lo hizo a usted coronel?
. "R°ias' c o n m u c h o aP|omo- le con"
testa:
"-£ -"hmo que lo hizo a usted pre-
3
Francisco Villa además de
™ £ entre'elíos a Marcea Cari veo!
José María Caraveo, Juan Dosai, José
Orozco Cenobio Orozco Toribio Orte
g a A n t onio Rojas, Fidel Ávila, etcétera.
sidente.
E
h " ! « " o r Madero le entregó su nombramiento. Antonio Rojas nunca mas
volvió a pararse frente al señor Madero S e t o r n o s u e n m ¡
e g ° acérrimo."
"El coronel Antonio Roj'as era un
hombre muy joven, delgado y de facciones algo delicadas. Cuando se acercó el señor Madero, medio sorprendí-
Calzadíaz Barrera, Alberto: Hechos Reales de la Revolución (1961).
Cuarto. Que el nuevo gobierno estudiará las condiciones de la opinión
pública en la actualidad, para satisfacerlas en cada Estado dentro del
orden constitucional y acordará lo
conducente a la indemnización de los
perjuicios causados directamente por
la Revolución, las dos partes representadas en esta conferencia, por las
anteriores consideraciones, han acordado formalizar el presente convenio:
Única. Desde hoy cesarán en todo
el territorio de la República las hostilidades que han existido entre las
fuerzas del gobierno del general Díaz
y la Revolución; debiendo éstas ser
licenciadas a medida que en cada
Estado se vayan dando los pasos necesarios para restablecer y garantizar
la paz y el orden público.
Transitorio. Se procederá desde
luego a la construcción o reparación
de las vías telegráficas y ferrocarrileras que hoy se encuentran interrumpidas.
El presente convenio se firma por
duplicado. Licenciado Francisco S.
Carbajal (rúbrica). Francisco Vázquez Gómez (rúbrica). Francisco
Madero (rúbrica). José María Pino
Suárez (rúbrica)(i).
La Voz de la Historia
Pascual OrOZCO y Francisco Villa el 13 de 1
mayo, momentos antes de SU intento de m
ción de renunciar la Presidencia de
la República antes que termine el
sublevación contra el señor Madero.
me
—:
edificio de la Aduana- Fronteriza, los
señores licenciado Francisco S. Carbajal, representante del gobierno del
general don Porfirio Díaz; don Francisco Vázquez Gómez, don Francisco
Madero y licenciado don José María
Pino Suárez, como representantes los
tres últimos de la Revolución para
tratar sobre el modo de hacer cesar
las hostilidades en todo el territorio
nacional y considerando:
Primero. Que el señor general Porfirio Díaz ha manifestado su résolu-
Segundo. Que se tienen noticias
fidedignas de que el señor Ramón
Corral renunciará igualmente a la
vicepresidencia de la República dentro del mismo plazo,
Tercero. Que por ministerio de ley,
el señor don Francisco León de la
Barra, actual secretario de Relaciones
Exteriores del Gobierno del señor
general Díaz, se encargará interinamente del Poder Ejecutivo de la nación y convocará a elecciones generales dentro de los términos de L·
Constitución.
1 A
<¡
en
curso.
Fue seguramente un serio error el
compromiso de licenciar las tropas
maderistas contraído por los plenipotenciarios de la Revolución. Los licénciamientos no obstante que sólo
parcialmente se llevaron a cabo, produjeron hondo malestar y descontento entre los que habían arriesgado la
vida para combatir al régimen porfi,rista, originando desde luego y poco
más tarde, múltiples y graves problemas de muy difícil solución.
Sea de ello lo que fuere, lo cierto
es que después del triunfo de Ciudad
Juárez crecieron, con explicable rapidez, numerosas fuerzas rebeldes improvisadas que tomaron fácilmente
buen número de poblaciones importantes. La prensa del país, antes
gobiernista, fue dando el viraje con
rapidez sorprendente a favor de Madero y de su causa (2).
El triunfo de las armas maderistas
era un hecho en todo el país; el peso'
de la opinión pública sobre un régimen caduco lo hacía desmoronarse,
(1) Romero Flores, Jesús: La Obra
Constructiva de la Revolución
Mexicana, T. I I I , págs. 261-262 (1960).
(2)Silva Herzog, Jesús: Breve Historia
de la Revolución Mexicana, pág. 162
(1960).
mengua de las vidas, de la propiedad
y riqueza nacionales y aun del prestigio que el país había conquistado
en el extranjero.
El señor Madero, revolucionario y
generoso hasta el sacrificio de su propia vida, no pudo pescindir, en determinados momentos, de los influyentes
consejos de una familia numerosa de
capitalistas. Además, el propio jefe
de la Revolución, ignoraba por la
censura telegráfica rigurosa que exis-
tro de Relaciones en el gabinete del
general Díaz, el que, como es de suponerse, no representaba a la Revolución, sino al régimen que la Revolución estaba obligada a destruir(2).
______________________^
•
Q
n i
L3 r3Z MilTiaCIS
tía, que en la segunda quincena de
mayo todos los estados de la República estaban ya plenamente incendiados por el fuego revolucionario y
que transar con el enemigo equivalía
a "nadar y ahogarse en la orilla". Esto lo sabían don Porfirio y los suyos;
por eso mismo procuraron sacar partido de su derrota. Transando con
ellos, la Revolución estaba perdida(l).
Los Convenios de Ciudad Juárez
dejaron en pie toda la maquinaria
política, militar y administrativa porfiriana, aceptando que la presidencia
de la República quedara en manos
de Francisco León de la Barra, minis-
diata del general Porfirio Díaz y de
la suspensión de las hostilidades por
ambos bandos, o sea que se obtenía
la paz, pero una paz precaria, de inmínente pérdida, pese a la confianza
y optimismo con que Madero veía
aquellos entendimientos. El plan que
quiero seguir en las negociaciones de
paz —había dicho el caudillo días
antes— es obtener tales cambios y
tales ventajas, que haga imposible
Más que Tratados, lo que en dudad Juárez se firmó fue un armisticio
sobre las bases de la renuncia inme-
Los familiares de don Francisco I. Madero lo rodearon en Ciudad Juárez. Su madre, doña Mercedes González de Madero,
alentó a su hijo en los momentos dramáticos que se vivían.
))))) )
Entrada de las tropas comandadas por el
general Arrieta a la ciudad de Durango,
en mayo de 1911. La lucha revolucionaria se extendía triunfalmente por el país.
y ni los más fieles partidarios de
aquella administración creían que
fuera posible sostenerla por más tiempo. Pero los porfiristas, duchos en
ardides y triquiñuelas políticas, pretendieron "ganar perdiendo", es decir, aprovecharse de cualquier circunstancia para malograr los frutos
de la Revolución, haciendo que dentro de ella quedara el virus de su propia destrucción.
Conocedores del carácter generoso
y hasta sentimental del señor Madero, le insinuaron la conveniencia
patriótica de evitar, por medio de
una transacción, el que siguiera derramándose sangre mexicana con
(l)Romero Flores, Jesús: Anales HistóMexwana
^
%\¿£v$%$n
- T - *•
(2)Mancisidor, José: Historia de la Re
volición Mexicana, pág. 132 (1965).
que Díaz siga en el poder, de tal manera que espero fundamentalmente
gue logramos su retiro del poder más
pronto que si llevamos la Revolución
hasta el fin (l).
Al hablar de cambios y ventajas,
Madero pensaba seguramente en la
necesidad de mantener el régimen
constitucional y en que era conveniente hacer ver a todo el mundo que
los sublevados de 1910 no llevaban
otra finalidad que la de cumplir con
el derecho de libertad(2).Por ellotambien, en cuanto estuvieron firmados
los Tratados, dirigió un manifiesto a
la nación en el cual anunciaba a sus
correligionarios su renuncia a la presidencia provisional de la República
y aceptaba el cargo de jefe del partido
político revolucionario.
Después de aquello, sólo quedaba
decir a los chihuahuenses y sonorenses que habían combatido y triunfado
en Ciudad Guerrero, en Mal Paso, en
Casas Grandes, en Ciudad Juárez,
en Mojinas, y a los que en todo el
país seguían peleando y tomando ciu....
•
ÍI L i
J
Mientras se desarrollaban los sucesos de
Ciudad Juárez, la Revolución CUndía en
dades; "La guerra ha terminado, la
paz está firmada, vayanse a su casa".
Sólo quedaba decir eso pese a que el
ejército federal, el mismo que servía
al régimen porfirista y que había combatido contra los revolucionarios, estaba en pie, y perfectamente pertrechado, porque apenas hacía un mes
que el Congreso había aprobado una
partida de ocho millones de pesos
destinada a comprar en Alemania
carros blindados de ferrocarril, cincuenta mil máuseres, y cinco millones
de cartuchos. Al mismo tiempo se
elevó el pago de la tropa y de los
oficiales, para tenerlos más dispuestos a lo que el porfiriato llamaba "la
pacificación del país".
Carbajal,le dijera que no era converúente que se presentara por entonees en la capital, agitada ya por el
anuncio de la renuncia del dictador
y porque en las poblaciones campesinas las huestes de Emiliano Zapata
cosechaban muy señalados triunfos,
Antes de partir, el caudillo dispuso
que el ya general Pascual Orozco,
quedase como jefe de rurales en el
Estado de Chihuahua con 650 hombres. Luego mandó llamar al coronel
Francisco Villa y le obsequió diez mil
pesos. Pero entonces, Villa interrumpe a Madero y le dice:
—Yo no quiero alejarme de mis
hombres hasta que ellos hayan recibido sus haberes. Todos son hombres
que valen mucho, señor Madero. Yo
.
..
, . . ,,,
rao
quiero ser quien despida a mis
L 3 HOTS Q6I A u l O S
soldados y capitanes sin darles una
merecida gratificación. Todos mis
muchachos me han ayudado comporp . _ n „ a r ~ , í a m i e i„ w-mlnrirtn
^JSríJSrfSt
\¿~L «- ^ í - S S
tándose como verdaderos guerreros
i K L Í " 2 L ? ^ L £ ^ f i™ ™ ~ £ T ! Í ,
V todos compartieron conmigo peligros y
fatigas
J ^ J h X a firSo el convenio v
,
> dejando <8U hog.ar?s, l
S^ritoatosSsdfiJxSbreïï™
quehaceres y ¿por qué no decirlo?
despedir a ios miles de nombres que
^ confianza que han tenido en mí.
merodeaban por la ciudad, todavía
4z,„„„ j„li„. „.-„*;-„ „„„ „„ „™„;„
i j. J u i
Añora darles su retiro con un simple
l
con sus cananas repletas de balas,
__
g f » »
1
P«*°> ^
¾
^
1 ¾
(l)Mancisidor, José: Historia de la Re-
la República. En el mismo mes de mayo
M el general Gabriel Hernández tomaba Tu-
HSSE
Madero debía ir a México, pese a
volución Mexicana
' P ág - 132 <1965y >^JT'FratSco T&e^ô, T *n,
•I* lancmgO, en Hidalgo.
que Limantour había aconsejado a
pág. 175 (1960).
La octogenaria Maura Ruiz nos relata
la epopeya de su amiga Juana Lucio,
una de las mujeres que dieron realce
a la Revolución en la amplitud del
Bajío mexicano y en las estribaciones
de las sierras guanaiuatenses.
—Don Abraham González había encargado a Juana Lucio y
a su marido Encarnación Olguín,
trabajador en las Minas de Pozos, mina cercana a San Luis de
la Paz (Estado de Guanajuato),
que fueran agentes de enlace del
movimiento en esa entidad. Las
cartas de los hermanos Madero
les afianzaban en su puesto. Juana y su marido salpicaban con
manifiestos las mojoneras regionales y reunían la pólvora y las
armas con que debían dar el golpe
y apoderarse del palacio municipal, destruyendo los piquetes de
soldados federales que vigilaban
la población. Los grupos révolucionarios, convencidos por Juana,
estaban dispuestos a atacar oportunamente.
—Las cajas de dinamita se encontraban ya en su poder.
—Un soplo dado por el traidor
Francisco Benítez puso en advertencia a las autoridades. Juana y
su marido, al frente de treinta
hombres, abandonaron la población para tomar posiciones estratégicas. Los federales los cercaron
y sus ametralladoras segaron muchas vidas. Juana disparó y disparó hasta agotar sus carrilleras.
Una bala hizo estallar el cráneo
de su marido. La desbandada fue
inmediata. Los rebeldes huyeron,
unos hacia Querétaro, otros a la
hacienda de Ortega. Juana per-
¡muchas gracias! ¡No! ¡Esto no es
justol(l).
Entonces Miguel Samaniego, uno
de los mejores compañeros de Pancho
Villa y quien después se habría de
distinguir en notables hechos de armas, interpeló a Villa para decirle:
Queremos que nos diga el señor Francisco por qué no somos soldados del
Ejército Libertador, sino simples ciudadanos armados que nos levantamos
en armas para protestar contra un
fraude electoral y no con el propósito
de echar abajo a los tiranos, opresores
de nuestro pueblo, porque como todos
mis compañeros, yo creía que íbamos
a pelear de verdad y sacar del engra-
LA
TRAGEDIA
DE
JUANA
LUCID
^ , „ „ « „ : A :..^4.^ ~ i „..„..„„ j „ »...
m a n e c i o j u n t o a l c u e r p o d e SU
Encarnación Olguin. El sargento
Esequiel Duran quiso vejarla. Juana respondió dándole un culatazo,
partiéndole la frente. Los soldados le arrebataron el rifle. Del refajo, Juana sacó un revólver dispuesta a defender su vida. No le
d i e r o n tiempo a dispararlo. La
despojaron, también, de un puñal
q u e ocultaba en las ropas chamuscadas por el plomo de la metralla,
—Gritando con fuerza "¡Viva
| a Virgen! . . . ¡Viva Madero!" Juan a recogió en su rebozo los sesos
d e su marido, al que atravesaron
e n el lomo de un caballo,
—En el pueblo le fue impuesta
U na terrible tortura: Asistir al fusilamiento de su padre, don Felipe
Lucio, hacia las seis de la tarde
de aquel día de noviembre. Por
extraña coincidencia los disparos
del pelotón no daban en el blanco . . . La muerte se resistía a
llevárselo. Juana, al parecer impávida, lo contemplaba todo. Se tomó una decisión para terminar
aquello y el coronel Tello disparó
a quemarropa en el pecho del fusilado. El tiro no acabó con su vida. Le aplicaron entonces un certero golpe de daga en el corazón
y expiró. Su cuerpo, junto con el
de Encarnación y demás révolucionarios, fue colgado en la plaza,
para escarmiento de todos.
—Escarmiento inútil. Poco despues la revolución iniciada por
Juana se apoderó del Bajío y de
las montañas guanajuatenses, estremeciéndolas hasta la médula.
naje del gobierno a todos los favoritos
que han sido la causa de todas las
desgracias y miserias en que se ha
debatido nuestro sufrido pueblo. Ahora nos salen con que ya se acabó la
Revolución y según se ve dejarán
en el.poder a los hombres que sostenían a Porfirio Díaz{2).
Aquella pregunta no obtuvo respuesta de momento, porque la hora
de la dispersión había llegado y sólo
quedaba acatar las órdenes del alto
mando.
El día 24 de mayo, en la ciudad
de Chihuahua fueron licenciadas las
fuerzas revolucionarias que habían
operado en la región, y delante de
Sra. MAURA RUIZ
—Juana Lucio, años después,
disfrutó de una pensión militar
con carácter de oficial del ejército
mexicano. En 1952, a los sesenta
y ocho años, una trombosis puso
punto final a su agitada vida. En
sus últimos meses Juana evocaba
todos aquellos sucesos pasados, y
"se iba, se iba". . .
Testimonio Viviente.
Agosto de 1966.
don Abraham González cada soldado
entregó su rifle y recibió cincuenta
pesos,
Don Abraham González habló así
a los revolucionarios:
Señores, la Revolución ya terminó;
ya podemos regresar a nuestros hogares. Una revolución es como, haciendo una comparación, si en un
motor o en un trapiche se rompe o
(l)Calzadíaz B., Alberto: Hechos ReaT
n*«wo? ** Revolución'
- *• p á g - 7 7
<(2)Caizadíaz B., Alberto: Hechos Rea¿es ¿e ¡a Revolución, T. I, pág. 78
(1961).
Hércules. Pero bajo la curva y lisa
placa del cabello lacio, bajo la
frente pequeña y de estrecha bóveda, chispean unos ojos chicos
también, pero enérgicos, potentes,
tranquilos, por cuyas obscuridades pasan, de cuando en cuando,
relámpagos de una voluntad inquebrantable.
"Bajo el bigote escaso se tien-
PASCUAL OROZGO
"Un hombre entre todos se distinguía por su traje: mientras los
demás estaban vestidos de amarilio, con las ropas amplias del ñorteño y tocados con sombreros de
fieltro blando, aquél llegó vestido
de charro, cubierto con un amplio
sombrero jarano, de alta copa puntiaguda, bordada en plata; el pantalón, ceñido, untado a la pierna;
la chaqueta, tan rabona que apenas bajaba de las costillas, y el
sombrero, de ala anchísima, vuelta hacia arriba.
"Era Pascual Orozco . . . un
hombre alto y flaco, cuya construcción huesosa revela un vigor
creado no por los juegos atléticos,
sino por la vida ágil y robusta de
los campos, por las tareas rusticas, por el trato incesante con
el sol y el aire, por la espontánea
vitalidad que da al hombre, como
al árbol, el libre crecimiento en
el seno de la Naturaleza.
"No es grande, ni fiera, ni barbada la testa que se yergue sobre
este cuerpo artañesco; no es una
de una boca delgada y larga, siempre seria, siempre inmóvil, sin una
sonrisa, sin un gesto; una boca
entrecerrada que deja ver un fragmento de la recia y blanca dentadura.
"Y todo este rostro enjuto, de
vigorosas mandíbulas, de mejillas
hundidas, de amplios planos, como trazados por una espátula rodeniana en pálida arcilla; todo ese
semblante de músculos sin contraer y de relieves sin modelar es
como una máscara de bravura serena, de terquedad indómita, de
leal honradez. Cuerpo fornido y
alto, cara grave y franca,
"No es pródigo en hablar; es,
por el contrario, avaro de voces,
tímido y parco de ademanes, hurano de confidencias; pero los que
lo han visto pelear, los que con
él convivieron durante la Revolución, afirman que es rápido y seguro en el obrar, pujante y constante en la acción y que su valor
es incansable y prudente."
cabeza bravia como la de Segism u n d o , ni escultural como la de
Muñoz, Rafael F.: Se Llevaron el Cañón
para Bachimba (1964).
"Villa y Orozco estaban muy inconformes. No había haberes para la tropa.
Los soldados y jefes subalternos presionaban a Orozco y Villa . . . El día
13, por la mañana, estaban reunidos
con el jefe Rascón Tena, con un grupo
de revolucionarios de Namiquipa, en
el campamento, cuando llegaron varios jefes con Pancho Villa, diciéndole:
"—Pancho, a ti te escucha el señor
Madero; debes, en nuestro nombre, hablar con él y que diga en qué situación
vamos a quedar. Pues lo que no se
aclare desde ahora, no se aclarará
nunca.
"—Veremos —les dijo Villa.
desgasta un piñón, éstos dejan de
funcionar normalmente, o bien parando su marcha por completo, y es pues,
necesario quitar el piñón averiado y
reemplazarlo con uno nuevo, y el motor vuelve a funcionar como si nada
hubiera pasado. El general Porfirio
Díaz, por haber permanecido tanto
tiempo en el poder, se desgastó en la
maquinaria gubernamental, y por eso
fue necesaria la Revolución para quitarlo del poder y como ya pusimos
en su lugar a un hombre nuevo, la
maquinaria gubernamental volverá a
tomar su curso normal, como si no
hubiese sucedido absolutamente nada (l).
También allí, en Chihuahua, Pancho Villa se despidió de sus hombres
y solamente con cinco de ellos regresó
a San Andrés de la Sierra donde el
29 de mayo contrajo matrimonio con
la señorita Luz Corral. El cura Núñez, celoso en el cumplimiento de sus
deberes, preguntó a Villa: "Coronel,
¿se va usted a confesar? Villa le contestó: "Mire, para confesarme necesita usted no menos de ocho días,
y como usted ve, está todo arreglado
para que la boda sea mañana. Además necesitaría tener un corazón más
grande que el mío, para decirle todo
lo que el Señor me ha dado licencia
de hacer; pero, si gusta, póngale a
montón que iguale, absuélvame y
arreglado . . ." (2).
(1) Calzadíaz B., Alberto: Hechos Reales de la Revolución,
T . I, pág. 75
(1961).
(2)Calzadíaz B., Alberto: Hechos Reales de la Revolución,
T . I . pág. 27
(1961).
/ /////
El jefe de la Revolución en el Estado de
Hidalgo, general Gabriel Hernández, rodeado de su Estado Mayor.
El 24 de mayo de 1911, la toma de la
plaza de Tepic por el general Martín Espinosa marcó otra etapa triunfal para el
movimiento revolucionario maderista.
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Tmt7
EL PAGO
DE LA TROP A
"Ya en el cuartel general, Pancho
Villa aprovecha aquella oportunidad
para expresar al señor Madero su agradecimiento por las muchas atenciones y
confianza que se le han dispensado,
y sus deseos de retirarse a trabajar
con su negocio de carne en la ciudad
de Chihuahua . . . El señor Madero le
obsequia $10.000.00 que, dada la situación, Villa no espera que se le haga
el ofrecimiento por segunda vez; lo
acepta, desde luego. Pancho Villa, angustiado, pero valeroso, le dice:
"—Muy bien, señor Madero. ¿Y mi
gente cómo va a quedar? Les debemos
sus haberes.
"—Todo se arreglará antes que se
dé de baja a las fuerzas.
"—Yo no quiero alejarme de mis
hombres hasta que ellos hayan recibído sus haberes. Todos son hombres
que valen mucho, señor Madero —le
decía Villa—. Yo no quiero ser quien
despida a mis soldados y capitanes
sin darles una merecida gratificación.
Todos mis muchachos me han ayudado, comportándose como verdaderos
guerreros, y todos compartieron conmigo peligros y fatigas, dejando sus hogares y quehaceres y, ¿por qué no decirlo?, por la confianza que han tenido en
mi. ¡Ahora!, darles su retiro con un
simple ¡muchas gracias! ¡No! ¡Esto no
es justo!
"Estas fueron palabras de Pancho
Villa. Parece que él, presintiendo que
la Revolución no había terminado, sino
que aquella ofuscación no era sino
simplemente el preludio de la borrasca
que se avecinaba, se cuida de que sus
capitanes no le pierdan la confianza,
Por eso es que, en cuanto se enteró
de que se iba a licenciar a las fuerzas,
con aquello de que ya se acabó la Revolución, se anticipa, y pide su retiro."
Calzadíaz Barrera, Alberto: Hechos
Reales de la Revolución (1961).
Cuando Ciudad Juárez cayó en poder de
las fuerzas revolucionarias, Francisco
I. Madero nombró a Genaro B. Bernal
comandante del Resguardo Fronterizo
de la Aduana. Lo vemos en la foto
rodeado por los empleados de esa institución,
«A
))))) I
Pancho Villa, que momentáneamente volvió a recuperar su verdadero nombre de Doroteo Arango, hizo
un viaje de bodas a México y, al regresar, se instaló en Chihuahua donde se dedicó al comercio de ganado
y a atender varias carnicerías, compradas con el dinero que le había
dado Madero.
La tranquilidad de esos días, sin
embargo, no era más que aparente.
El conflicto que había impulsado a
tantos hombres a tomar las armas en
defensa de la libertad, no estaba más
que sofocado. El sentimiento popular
contra el porfiriato volvía a reanimarse.
Los gritos de la muchedumbre repetían una reclamación imperativa:
"¡Que renuncie Porfirio Díaz! ¡Que
renuncie Porfirio Díaz!"
CORRIDOS DE LA REVOLUCIÓN
LA TOMA DE CÈUDAD JUÁREZ
Tiró la máscara el señor Porfirio
[Díaz
y a Madero quiso con sus esbirros
[aprehender,
mas don Francisco supo esta artería
y de San Luis salióse, lográndose
[esconder,
Un reto al dictador lanzóle muy
[valiente
firmando allí ese Plan llamado de
[San Luis,
llegó hasta la frontera, siguióle mucha
[gente
y a la nación vecina pasóse sin desliz.
De El Paso con sigilo comunicóse
[luego
con Villa y con Orozco que ya se
[habían alzado,
reunieron mucha gente, pasaron ar[mamen to
y a Ciudad Juárez mandó fuese
[atacado.
Sitiaron esa plaza las fuerzas ma[deristas,
y comenzó el asedio con saña sin
[igual,
combatiendo con brío a las fuerzas
[gobiernistas,
que eran soldados leales que no te[nían rival.
Mandaba aquella plaza el general
[Navarro,
un viejo y entendido valiente militar,
con cinco mil soldados muy bien
[abastecidos
que nunca se creía habían de derro[tar
Combates se tuvieron a diario y
t m u y unidos,
que hacían a los sitiados perder se[renidad,
mas cuando supieron que estaban ya
,
Lcortados
de Chihuahua, Torreón y de esta
|_capital.
Sabiendo esto Madero, después de
[consultar
con Villa y con Orozco, deciden el
[ataque,
y un asalto formal se dispone esa
[noche
con cinco mil valientes, cargando
[mucho parque.
Navarro no se arredra y acude a
[todas partes
defiende muy valiente la importante
[ciudad,
pero los maderistas, peleando como
[leones,
avanzan con esfuerzo, gritando: ¡Li[bertad!
Retroceden las tropas creídas iri[vencibles
haciendo de la Aduana el último for[tín,
y al acabar su parque quedaron pri[sioneros,
y el general Navarro no se pudo ya
[huir.
Don Panchito Madero, magnánimo
[y patriota
a nadie quiso que hicieran ya morir,
y tuvo que obligarles a Villa y a
[Orozco
a que a ningún vencido lo hicieran
[sucumbir
La toma de este punto hizo avivar
[la hoguera,
México entusiasmado alzóse de uno
[a otro confín,
Y e l presidente Díaz salióse de esta
[tierra,
P a r a e n P a í s extraño tener su triste
Lfin.
L
° s hombres poderosos no olviden
[la lección
ni crean que en este mundo nunca
recuerden siempre a don Porfi[rio Díaz
que un
^
de, Etemo
lo hizo
[t¡erra
a
caer
Aquí termina esta corta y mala
[narración
j j e j a batalla mayor que hubo en la
[guerra
que obligó a caer a un gobierno de
[treinta años
y de ejemplo servirá a los tiranos de
[ la tierra.
E.G.
(1) Armando de Maria y Campos,
La Revolución Mexicana a través de los Corridos Populares.
¡SffiiMHEÏOLUCIOK
IViEXICMS.
Publicación Semanal Ilustrada de la revista Documenta
Americana.
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por Publex,
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a la Cruz 178, Caracas, Venezuela.
N U E S T R A P O R T A D A : Una abigarrada multitud proveniente de toda la República, festejó
ruidosamente la llegada de Francisco I. Madero a la capital. Frente al Palacio Nacional el
pueblo vitoreaba sin cesar al Caudillo de la
Revolución.
EN E L P R Ó X I M O N U M E R O :
LA AMBICIÓN DEL PODER. El interinato
de Francisco León de la Barra permitió la reacción antimaderista llamada "neoporfirismo". La
calumnia, la adulación, la intriga, fueron sus
armas. Madero visita a Zapata en Morelos para
interiorizarse del problema agrario; pero la lucha electoral requiere pronto toda su atención.
RESUMEN
DE LO
PUBLICADO
El 20 de noviembre de 1910 se inició la Revolución. La fórmula
del Partido Antirreeleccionista Madero-Vázquez Gómez había
sido derrotada en elecciones fraudulentas el 26 de junio. Francisco I. Madero, encarcelado poco antes, logró huir a San Antonio, Texas, donde dio a conocer el Plan de San Luis.
El pueblo acogió con entusiasmo las consignas revolucionarias de Madero y de los hermanos Flores Magón. La muerte de
Aquiles Serdán en Puebla inició el incendio, y el asesinato
de Luis Moya avivó la hoguera. Maderistas y federales se enfrentaron sucesivamente en Pedernales, Cerro Prieto, Mal Paso, Ciudad Guerrero y Casas Grandes.
El 14 de febrero de 1911 Madero entró en territorio mexicano.
Rechazado en Casas Grandes planeó, junto con José de la Luz
Blanco, Pascual Orozco y Pancho Villa, el ataque a Ciudad Juárez. El Ejército Libertador avanzó por la línea del Ferrocarril del
Noroeste y puso sitio a la ciudad el 19 de abril. En la "Casa
Gris", donde estableció su cuartel general, Madero recibió varias
embajadas de paz enviadas por Porfirio Díaz, con las que no
llegó a ningún acuerdo.
El 7 de mayo Madero levantó el cerco a Ciudad Juárez, convencido de que no tomaría la plaza, y decidió marchar hacia
el sur. Pero a poco de iniciada la retirada se enteró de los rumores de la renuncia de don Porfirio y volvió sobre sus pasos.
Así como Pancho Villa y Pascual Orozco, con su guerra de
guerrillas, habían sido los héroes del levantamiento del Norte,
Ambrosio Figueroa y Emiliano Zapata lo fueron en los estados
de Guerrero y Morelos. Ambos no llegaron a entenderse y mientras el primero, creyendo que se había firmado un armisticio en
Ciudad Juárez, entró en conversaciones con el gobierno enviando
a su hermano Francisco a México para solicitar a Porfirio Díaz
su renuncia —gestión en la que fracasó—, Emiliano Zapata
respondió al coronel Fausto Burgos que si quería concertar la
paz no se dirigiera a él sino a Madero, que era la cabeza de
la Revolución.
Sabedores de que Madero se disponía atacar Ciudad Juárez,
los Figueroa se apoderaron de Iguala, Chilpancingo y Acapulco,
mientras que Zapata, luego de tomar Cuautla el 19 de mayo,
amenazaba a Cuernavaca, la capital del Estado de Morelos.
Desde la ciudad de México se veían arder las hogueras zapatistas en lo alto del Ajusco . . . Zapata era tanto más temible
cuanto que no luchaba como los demás por el voto libre y la
no reelección sino para que se devolvieran las tierras a los campesinos despojados.
Gracias a la decisión de Pascual Orozco y Pancho Villa, el 10
de mayo, luego de 72 horas de lucha, cayó Ciudad Juárez. Después de salvar la vida a Juan Navarro, defensor de la plaza, contrariando la opinión de sus hombres, Madero firmó con el enviado
porfirista Francisco Carbajal los llamados Convenios de Ciudad
Juárez, donde demasiado prematuramente y en base a la prometida renuncia del general Díaz, se comprometía a licenciar las
tropas. Abraham González fue el encargado de comunicar la
sorprendente noticia. El general Orozco quedó al frente de los
rurales de Chihuahua, mientras que Villa se retiraba a San Andrés de la Sierra para casarse con Luz Corral. Pero en la capital,
pasada la ilusoria confianza despertada por el triunfo revolucionario, el pueblo volvía agitarse. En la noche de México resonaba
otra vez el grito impaciente: "¡Que renuncie Porfirio Díaz!" . . .
PLAN OE LA OBRA
Todas las semanas aparecerá un fascículo de "Crónica Ilustrada Revolución Mexicana", profusamente ilustrado con un extraordinario acervo fotográfico. Cada cuatro
números se incluirá la reproducción parcial o total, a todo color, de una obra de arte
de la pintura mural mexicana, así como mapas, también a color, de las campañas
militares. En las contratapas irán apareciendo corridos, grabados, personajes históricos, así como trajes y armas características de la época. Oportunamente se brindarán
al público elegantes tapas-libro para facilitar la conservación de la obra. Con cada
tapa-libro se obsequiará un disco de larga duración de canciones revolucionarías.
ADIÓS, PORFIRIO Y ¡QUE VIVA MADERO!
"Fl PilPhIn v a
ti rue™ ya
nO me
QUiere
ÜSSStSiSSÜ'JlK ?«"• * •" >» **••*» «
avedra, presidente en turno, acababa
PorfinatO habían llegado a SU fin. Las ex-
de abrir la sesión.
La tensión nerviosa de tantos suce-
presiones de júbilo se tradujeron erf manifestaciones callejeras, verbenas y acla-
24 de mayo de 1911. Las galerías
del nuevo palacio legislativo, inaugurado el lo. de abril, cuando la apertura del segundo periodo de sesiones
del XXV Congreso General, se veían
abarrotadas de un público heterogéneo y ruidoso, que esperaba la confirmación de la noticia que circulaba
desde la mañana: "En el transcurso
del debate se leerá la renuncia presidencial."
¡La renuncia!
¡La renuncia!
en que el pueblo, terminada su paciencia, reclamaba de viva voz sus
derechos desde las galerías del recinto legislativo. El presidente no lograba dominar la confusión reinante. El
diputado Calero comenzó a hablar
para decirle al pueblo que la renuncia
se presentaría en la sesión del día siguíente . . . pero ya no pudo terminar,
porque los presentes, de pie, estallaron en una protesta tumultuosa al
grito de ¡La renuncia!
¡La renun-
El presidente de la Cámara levantó la sesión. En la esquina de las
calles de Donceles y Factor, donde
s e alzaba el edificio de la Cámara de
Diputados, el pueblo se organizó en
manifestación, enderezando rumbo al
Palacio Nacional. Al llegar al hermo-
U n a VOZ de adolescente dominó el
cia!"
E
_
griterío y pareció estremecer los pris- TDespués de días de gran tensión el pue2 T íel peífdc¡ í 3 1 ^ 1 <&*<**&** Pblo capitalino se enteró, el 25 de mayo
ran las 5 de la tarde del miércoles
sos recientes culminaba aquella tarde
maciones 3 Madero
(1) N del E Afirman varios autores
q u e aquel muchacho era el ahora ge-
neral Adolfo León Ossorio.
MANIFIESTO
DE
DÍAZ
(Fragmentos)
" M « ^ O „ . : « ^ ...» ™r,*, r.r. o i«
Necesano es ya poner fin a la
guerra fratricida que nos divide,
5„* ~~„w: t„ „ „ or,om¡«^o -;~r.^Á
^n?mlv?9Sn« níl^hM?» w
Sí o v l f a ° £ H « i ¿ í la'J
v^ i Z
'
»Kjf ?H~~~ j» A< .k« , r , ^ ¡ . „,,«
No tengo derecho a pedir nueS
eS
aue Cr síS n a 0m
n E?r
íoMa
defSSsí
A! El
nrtm!r«
H!
a
de
la f««i¡2L¿
legalidad, mayor
numero
de
AL
EJERCITO
"Al obrar así daréis una nueva
prueba de virtud militar, y la his¡ •
, recoeer en
' oáa¡nas
° r f ' ! uc °fn Jimilnlc v K
serenas
los acontecimientos actuales
P ara analizarlos y valorarlos
imparcialmente,
para voso t r s u n a f r a s e dtendrá
e
admiración y
u°n
ejemplo qué ofrecer a los sold d ' d £,
p^nenW
c e a"VuesJantiguo
diós
os
caudillo
os diV n t r eestrecha
las manos;
„ ¿
g a e n g r a n p a r t e ,a
P e
ere"
ayutPorrizPadoadaeS;es
p e7arSI Z
creo autorizado
esperar
que
di
^ nsied a d * edl
cPSsrExtear o e I f i a d o D O ! l a
íe^a s u œ d T m ï ' t S l f a p ^ y
fidelidad que a mi gobierno, entre
tanto la nación hace saber su voluntad en las nuevas elecciones.
var de
¡¡¡°
w
d
de¿or
d e la Re ú ,¡
°sabréis
P * conser-
P ó s i t o t a n sa e rado > e n m e "
« ¡ " V e n t u r a s y males
urrea.uc.Bias: Obras Poiíticas (1921).
Citad0 por
so Palacio de los Azulejos, sede del
Jockey Club y reducto de la aristocracia porfiriana, se inició una pedrea
contra la fachada del edificio.
De la Casa de los Azulejos la multitud siguió por Plateros hasta desembocar en el Zócalo y situarse frente
al Palacio Nacional. Llevaba adelante
un retrato de Madero, arrebatado
de un taller de fotografía, y coreaba
al unísono: "¡Que renuncie Porfirio!
¡Que renuncie!"
La policía no tardó en acudir y
cargó contra los manifestantes, que
sumaban varios miles. Fueron 12 los
muertos y 20 los heridos.
Un muchacho, quizá el mismo que
había lanzado el primer grito en la
Cámara, escaló entonces un barandal
y desde allí grito con todas sus fuerzas: "¡A Cadena! ¡A Cadena!" Y la
muchedumbre, que los testigos calculaban en cien mil personas, se dirigió
a la residencia de don Porfirio, la
el pueblo amotinado y amenazante
frente a mi casa? —preguntó el mandatario con gesto adusto.
—Señor, es porque el pueblo ya perdio la fe en usted . . . —replicó con
voz firme el representante del antirreeleccionismo.
Don Porfirio, con la mano en el
carrillo inflamado, despidió al ingeniero Robles Domínguez, diciéndole:
—Yo quiero entregar el país en
manos de la Revolución, porque me
t e convencido de que el pueblo ya no
me quiere y no deseo ensangrentar
al país por mi culpa. Dígale al señor
Madero que no se vaya a rodear de
personas que me estuvieron engañando y que ahora me quieren traicionar . . . (i)
^___—________^^^^^^^^^^
de 19
n y
La Renuncia
En la casa número 8 de la calle
de Cadena la gente hablaba en voz
baja, los sirvientes andaban de puntillas. Don Porfirio, reclinado en un
canapé Victoriano, envuelto en un capote militar, se había sumido en un
mutismo del que no se atrevían a sacario ni sus parientes ni sus colaboradores
AHÍ ~~t~Uo.. „..„ „„„„_„i»„
„•„ „1
Alh estaban sus generales, sin el
que encontraron convertida en una
fortaleza: la defendía un batallón de
zapadores, con la bayoneta calada;
las azoteas de los edificios próximos se
veían coronadas de soldados . . . Caía
la tarde. En la residencia, el ingeniero Alfredo Robles Domínguez, delegado personal de Madero, se entrevistaba con el Presidente para solicitarle que concretara su renuncia, ya
que él mismo, con todo su prestigio,
apenas podía contener la impaciencia
popular.
—Pero si ya he prometido que renunciaré, entonces, ¿por qué sigue
.
Desde las primeras horas el pueblo volvió a reunirse en multitud abigarrada frente al Palacio Legislativo,
donde se reiniciaba la sesión interrumpida el día anterior. Se levantó el
diputado Benito Juárez Maza para
reclamar: El pueblo está a la puerta
de la Cámara; no sé con qué derecho
se le impide la entrada (3).
&*•
(I) Aragón Leyva, Agustín: La Vida
Tormentosa y Romántica del General
León Ossorio y Agüero, págs.
76-77 (1962).
Adolfo
Don Porfirio Díaz permaneció varios días
,„, M .
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en VeraCrUZ alojándose en la Casa de la
(2) Marquez Sterling, Manuel: Los Ultimos Días del Presidente Madero, pág.
familia Pearson, donde recibió la visita
Al día siguiente de su renuncia el ex prei sidente llegaba a Veracruz, bajo la protección de Victoriano Huerta. En la fotografía le acompañan, entre otros, los
señores Iñigo Noriega, Teodoro Dehesa y
los generales Joaquín Mass y Fernando
González.
oropel de entorchados y condecoraciones que lucían en las galas suntuosas del Jockey Club, dispuestos
a pelear o morir para mantenerlo en
su sitial tambaleante; allí estaba su
mujer, digna y angustiada, dispuesta
a seguirlo en la derrota, como lo había
acompañado en el esplendor; y estaba
también su ministro de Hacienda, el
licenciado José Yves Limantour, eminencia gris del régimen, tratando de
convencerlo de que era definitivamente peligroso postergar más tiempo la
renuncia . . .
El general Porfirio Díaz se decidió.
Dispuso el papel, un pliego color de
rosa, ornado con un monograma en
oro, y dictó la renuncia. Ya sin vacilación, estampó al pie su firma, de trazo fuerte y rúbrica española (2).
Alboreaba el jueves 25 de mayo
20
a.
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...
<1960>-
del gObemdOr del Estado, de lOS regido-
(3) Aragón Leyva, Agustín: La
res y de los cónsules de países extranje- M
ros destacados en la ciudad portuaria. •¿·
J —
(1962).
Vida
^ ¾ ¾ ¾ ¾ ^ ST»
Los ujieres abrieron las puertas y el
público abarrotó las galerías. El griterío era ensordecedor, pero se hizo
el silencio como por arte de encantamiento cuando un secretario se dispuso a leer el texto de la renuncia tan
esperada. Decía así:
El pueblo mexicano, ese pueblo que
tan generosamente me ha colmado
de honores, que me proclamó su caudillo durante la guerra internacional,
que me secundó patrióticamente en
todas las obras emprendidas para robustecer la industria y el comercio
de la República, fundar su crédito,
rodearla de respeto internacional y
darle puesto decoroso entre las naciónes amigas; ese pueblo, señores diputados, se ha insurreccionado en bandas milenarias armadas, manifestando que mi presencia en el ejercicio del
Supremo Poder Ejecutivo, es la causa
de su insurrección.
No conozco hecho alguno imputable a mí que motivara este fenómeno
social; pero permitiendo, sin conceder,
que puedo ser un culpable inconsciente, esa posibilidad hace de mí la persona menos a propósito para reacdonar y decidir sobre mi propia
culpabilidad.
En tal concepto, respetando, como
siempre he respetado, la voluntad del
pueblo, y de conformidad con el artículo 82 de la Constitución Federal,
vengo ante la Suprema Representación de la Nación, a dimitir sin reserva el encargo de Presidente Constitucional de la República, con que me
honró el voto nacional; y lo hago con
tanta más razón, cuanto que para
retenerlo seria necesario seguir derramando sangre mexicana, abatiendo
el crédito de la nación, derrochando
su riqueza, segando sus fuentes y exponiendo su política a conflictos internacionales.
Espero, señores diputados, que calmadas las pasiones que acompañan
a toda Revolución, un estudio más
concienzudo y comprobado haga surgir en la conciencia nacional un juicio
correcto que me permita morir lleuando en el fondo de mi alma una
justa correspondencia de la estimación que en toda mi vida he consagrado y consagraré a mis compatriotas.
Con todo respeto. PORFIRIO DÍAZ,
México, mayo 25 de 1911 (l).
Al concluir la lectura, el entusiasmo fue delirante. Las aclamaciones
a Madero llenaron el ambiente. Se
levantó el diputado José R. Aspe para
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tt^SÍmlÍ"
(i960).
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——
En la mañana del 31 de mayo Porfirio
Díaz se dirigió al muelle del puerto de
Veracruz Camino del destierro. Se le rindiernn hnnnmç
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^P las Últimas demostraciones, casi un ho-l* menaje postumo . . .
y la humildad; el reproche y el halago al pueblo que había gobernado
despóticamente.
Al general Porfirio Díaz, le faltó
grandeza en el momento amargo de
la derrota. No puede negarse que los
mexicanos lo colmaron de honores,
pero no es cierto que lo hubieran proclamado su caudillo durante la Íntervención
francesa.
„„,. J ; Í ; „ „
El fue uno de los
„ „ „z ,Í„V„„
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caudillos, no el único, be vienen a la
"RAPA
Tormentosa y Romántica del General
Adolfo León Ossorio y Agüero, pág. 78
(1962).
2
(, ) Silva Herzog, Jesús: Breve Historia
de la Revolución Mexicana, T. I, pag.
- ^ (i960)
GRANDE"
Sra. LILIA DÍAZ DE VILMORAIN
Los nietos de don Porfirio Díaz, ni-
tal manera pensando en México,
que se imaginaba que la avenida
del Bois, en que vivíamos, era el
Paseo de la Reforma, y al cruzar
las bocacalles, levantaba el bastón para parar el tránsito, como
lo hacía cuando era presidente.
—Murió, rodeado de honores,
el 2 de julio de 1915. Recuerdo, o
me han contado, muchas cosas.
De la vida en París, de su visita
a Alemania, cuando el Kaiser Guillermo II lo invitó a su palco. Mi
padre me relató un hecho que pinta el respeto que mi abuelo tenía
por la palabra empeñada. Creo
interesante repetirlo.
—Cuando la entrevista TaftDíaz, en El Paso (Texas), el presidente Taft le había pedido que
fuera a Washington para hablar
con él. Mi abuelo no aceptó y a su
vez lo invitó para que viniera a
México. Los embajadores buscaron un punto que estuviera a la
misma distancia de México y de
Washington, y escogieron El Paso.
"Papá Grande" se negó en princi-
jos de Porfirito, regresaron al país y
viven en México. Uno de ellos, Lilia,
tenía seis anos cuando en el Ipiranga marchó al destierro voluntario
junto con "Papá Grande". Sus ¡mpresiones, personales o recogidas de
familiares, son de sumo interés.
P>0 a ir allí, porque para llegar a
El Paso tenia que atravesar el Est a ( j 0 de Chihuahua, del cual era
onhernarinr rion I nis Tprrara*
gODernaaor aon LUIS lerrazas,
hombre que había derrotado a mi
abuelo en una ocasión, tomando-
^ Las jóvenes de la sociedad veracruzana
I llevaron flores a don Porfirio en el momento de la partida. Toda una época de
injusticia, de diferencias marcadas en las
clases sociales, se derrumbaba con el régimen aristocrático del dictador derrocado.
referirse a lo que acababa de ocurrir
y al concluir, alzando la voz, exclamó:
El Presidente de la República, general de división don Porfirio Díaz, ha
muerto. ¡Viva el ciudadano general
Porfirio Díaz'.Cí).
La renuncia de don Porfirio fue
aceptada por 165 diputados, contra
dos votos por su rechazo. El vicepresidente, don Ramón Corral, que se
encontraba en París, había enviado
ya su dimisión el 4 de mayo de 1911.
La noticia de la renuncia del Presidente se extendió por toda la ciudad,
que convirtió sus calles en escenario
de verbenas populares, en tanto que
la casa de Cadena mantenía sus puertas herméticamente cerradas. Parecía
que de verdad, como había dicho el
diputado Aspe, alguien había muerto
detrás de sus muros.
La renuncia no estuvo a la altura de
las circunstancias; se mezclaban en
ella la verdad y la mentira; el orgullo
memoria los nombres de Benito Juarez, Ignacio Zaragoza, Mariano Escobedo, Santos Degollado y algunos
™ ás d,e Primera fila, de la misma cate ona
Z
^e don Porfirio (2).
—Cuando estábamos en París,
Hnronto i* m.I^o J?r iQiyi «i XL
durante la guerra de 1914 el ge*f E L K ; t t « ¿ X t X ï ï
fe K a S Dues?o en las manos la
le había puesto en las manos la
espada de Napoleón, gobernador
militar de la plaza, con sede precisámente en el Hospital de los Inváparte del frente de batalla con el
mismo ordenanza que a el le legaba, para que "Papá Grande" le
diera su opinión como estratega.
o'S Í«c£ffiB ti e!
—Recuerdo
que durante
SUS
paseos matinales, se absorbía de
L° P r i s i o " e r ?. v Perdonándole la vida a condición de que le entregara
, prometiera que
d
nunca volverla a ese Estado. q
~ N i a u n s i e n d o P^idente de la
República "Papá Grande" quiso
¡f
promesa. Fue necesario
«ue viniera a la caDital don Luis
Corazas fe devoMe a su esoada
invitándolo para que, cuanñ d
d o v ¿ j t a r a E| P a s ¿ f u e ¿ s u h u é s .
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a s í ' s u c e d¡ó.
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Testimonio Viviente.
Agosto de 1966.
El Adiós . . .
Cansada del ardor de aquellas dos
jornadas memorables, la población se
durmió la noche del 25, satisfecha de
que se hubiera concretado el anhelo
de todo el país: deshacerse del hombre que desde el lo. de diciembre de
1884, durante 30 años, 3 meses y
18 días, había convertido en feudo
personal toda la extensión de la República Mexicana: La rama no se movía en el árbol sin su permiso. Manejaba con destreza inverosímil los
engranajes remotos de la maquinaria
nacional. Su fluido llegaba a los confines del territorio. Y en L· noche
profunda, se escuchaba su resuello
alertad).
Pero si la población metropolitana
descansaba en una noche tibia y sosegada, en la residencia del general Díaz
todo era agitación y sigilo. Temeroso
de algún desmán o atentado al abandonar su casa, con ayuda de algunos
de sus criados más fieles, don Porfirio
subió a la azotea, saltó los pretiles
y se metió en el establecimiento de
Sylvain Daumont, de donde salió di-
El momento supremo y amargo: el gene- -rral Díaz presentía seguramente que n u n - É
ca más volvería a poner sus pies en el
suelo mexicano. Las tablas del muelle
que recorría entre las aclamaciones y los
adioses, eran las que separaban el poderoso pasado del incierto porvenir. . .
El hombre que con mano férrea había
dominado al país durante más de tres
décadas vio alejarse las costas de México
desde el trasatlántico alemán "Ipiranga",
cuyo nombre recordaba el momento en
que el pueblo brasileño se había declarado libre de sus opresores.
B-)
simuladamente para coger un carruaje que lo aguardaba. El reloj otomano
de la esquina dio la hora: eran las
cuatro de la madrugada.
En la estación del Ferrocarril Interoceánico lo aguardaban el general
Félix Díaz y un numeroso grupo de
amigos. En el vagón especial se ubi(1) Márquez Sterling, Manuel: Los Últimos Días del Presidente Madero, pág.
19 (1960).
LA GRAN NOTICIA
Parecía imposible que ocurriera, pero finalmente, después de
años de espera y de meses de expectativa, El Diario del viernes 25
de mayo de 1911 publicó la gran
noticia: ¡Porfirio Díaz había renunciado!
"Grandioso regocijo en toda la
capital", informa el periódico antes de dar cuenta de "algunos
sucesos sangrientos" o c u r r i d o s
durante la mañana. Era muy sintomático del espíritu reinante el
titular "Ex Presidente de la República" que se colocaba encima del
temido autócrata que por más de
treinta años había gobernado con
poder absoluto los destinos del
país.
Ese mismo día otorgaba la protesta de ley, como presidente
i n t e r i n o , el licenciado Francisco
León de la Barra, y se iniciaba uno
de los más engañosos periodos revolucionarios. Detrás del optimismo.acechaban la traición y el crimen . . .
Testimonio Periodístico.
Mayo 25 de 1911.
carón don Porfirio y su esposa, doña
Carmen Romero Rubio; la hermana
de ésta, doña Sofía Romero Rubio de
Elízaga, con su esposo; el teniente
coronel Porfirio Díaz hijo, con su esposa, y los señores Gonzalo Garita,
don Fernando y don Manuel Gonzáles y los tenientes coroneles Armando
Santacruz y José Espinosa Rondero.
Una fuerte escolta protegía a los
viajeros, al mando del general Victoriano Huerta; un nombramiento que
se debió a una casualidad, pues el
general Díaz jamás le tuvo confian20(1).
A la media noche, cuando el convoy dejaba la Mesa Central y descendía por la vertiente del Golfo de
México, unos disparos que procedían
de los oscuros lomeríos fueron a rebotar contra el costado del vagón presidencial. El tren pasaba por la hacienda de Tepeyahualco, Estado de
Puebla, muy próxima por cierto a las
lomas de Tecoac, donde hacía treinta
y cinco años el entonces protagonista
(1) López Portillo Rojas, José: Elevación y Caída de Porfirio Díaz. Citado
por Silva Herzog, Jesús: Breve Historia
de la Revolución Mexicana. T. I, pág.
164 (1965).
del Plan de Tuxtepec(i) había derrotado al presidente Sebastián Lerdo de
Tejada, lo que dio origen a su ascenso
a la primera magistratura del país.
Los disparos en la solitaria noche
removían recuerdos dolorosos en el
ánimo de don Porfirio al comprobar
que en el sitio donde él había ganado
el triunfo decisivo para llegar a ser
presidente de México, ahora le disparaban a mansalva, cuando iba rumbo
al destierro. No pudiendo contenerse,
)idió un máuser a uno de los oficiaes. Se asomó por una ventanilla del
vagón y disparó entre las sombras,
pero sólo el silencio le contestó . . .
Sin embargo no faltaron honores al
presidente depuesto al llegar a Veracruz: señoritas de la mejor sociedad
le regalaron un cestillo de flores, lo
visitaron los cónsules destacados en
la ciudad portuaria, los de Francia,
Rusia y Estados Unidos en primer
lugar, y el gobernador del Estado y
los regidores. Pero eran éstos los últimos destellos, las exequias de lo que
se dio en llamar el Porfiriato.
En la cálida mañana del 31 de mayo de 1911, el general Porfirio Díaz
subió al trasatlántico alemán Ipiranga. Iba vestido con un traje negro y
tocado con un panamá que agitaba
continuamente, para agradecer las
muestras de afecto de quienes lo despedían. La guardia presidencial y su
escolta le rendían los últimos honores.
Zarpó el barco. Y la costa, que
nunca volvería a pisar, se fue alejando
lentamente. Desde la borda, los ojos
melancólicos del ex presidente vieron
alzarse, velado por la bruma, el deslumbrante cono del CitlaltépetK 2) cuya
estrella de nieves sempiternas hizo
latir de emoción a los conquistadores españoles que desembarcaron en
aquellas playas.
Í
En París, donde estableció su residencia, la vida se le agota en lenta
y profunda angustia. Y en suelo distante del suyo, que tanto amaba, al
(1) El Plan de Tuxtepec proclamó a
Porfirio Díaz, en 1876, como general en
jefe del Ejército Regenerador, contra
el presidente Sebastián Lerdo de Tejada.
(2) Pico de Orizaba, el volcán más elevado de México: 5.747 m. snm.
El 26 de mayo, a las 12, Francisco León
de la Barra rendía la protesta de ley
como presidente interino de la República. Se le llamó "el Presidente Blanco"
porque, presionado entre neoporfiristas
y maderistas, poco o nada hizo en su
administración.
1 H
fin buscará resignado la hospitalaria
tumba. Su vida revistió el tributo de
la grandeza, real o verdadera, siempre solemne. Pero su herencia fue
dolor; su legado de progreso el incendio y la nada. Y los tribunales de la
historia, en sereno juicio, marcarán
sus laureles con el sello indeleble de
los errores y del vértigo, hundida, en
oleajes de arena, su inmensidad(l).
Don José Yves Limantour, don
Guillermo de Landa y Escandón, y
muchos otros altos representantes del
FRANCESCO
régimen derrocado se exiliaron poco
después de la partida de don Porfirio.
Quedaban flotando en el aire las palabras que el general Díaz dijo al
despedirse de uno de sus amigos:
Yo logré cerrar la jaula de los leones.
Ya les abrieron la puerta. ¿Quién
volverá a encerrarlos? (2).
(1) Márquez Sterling, Manuel: Los Últimos Días del Presidente Madero, pág.
120 (1960).
(2) Portes Gil, Emilio:
Autobiografía
de la Revolución Mexicana, pág. 104
(1964).
LEON DE LA
BARRA
"De talento medio, reflexivo,
elevado por la lectura y los viajes,
podía apreciar una situación delicada y compleja y acertar con la
solución adecuada; de temperamento esencialmente contemporizador, extremado por su larga
carrera diplomática, no sólo era
refractario a cuanto significara
agresión o acometividad, sino que
en caso de pugna, prefería la componenda, y aun el abandono, a la
resistencia: diríasele un muelle
hecho a ceder con suavidad más
que un resorte templado para operar de agente motor.
"Este conjunto de cualidades
positivas y de factores negativos
de la idiosincrasia del presidente
De la Barra entra como coeficiente
constante en la solución de los varios problemas que el interinato es
llamado a resolver, durante sus
seis meses escasos de actuación."
"Al ascender a la presidencia
provisional, De la Barra frisaba en
los 50 años de edad; jamás había
desempeñado puestos políticos, si
se exceptúa el de secretario de
Relaciones Exteriores en el último
gabinete de Díaz, por lo que personalmente carecía de partidarios
a la par que de enemigos políticos; su vida pública se había confinado en los últimos años a la
representación diplomática de México en el extranjero, en cuyas
cancillerías gozaba de general estimación. Por sus antecedentes de
familia y educación refinada pertenecía a las clases superiores de
la capital; por su credo religioso
formaba parte de la comunidad
católica; en materia política no había tenido oportunidad de dar a
conocer sus convicciones, pero se
le reputaba por liberal moderado
y hombre respetuoso de la ley.
Vera Estañol, Jorge: La Revolución Mexicana (1957).
Francisco León de la Barra nació
en Querétaro, en 1863 y murió en
1939. Abogado. Diputado al Congreso de la Unión en 1891. En
1892, representó al porfirismo en
el Congreso Ibero-Americano. En
1901, en México, presidió el Comité Internacional de Jurisprudencia, en el Congreso Panamericano.
En 1906 fue delegado a ese mismo congreso, reunido en Rio de
Janeiro. En 1907 fue representan
te ante el tribunal de La Haya y
representante diplomático en Bélgica y Holanda. Embajador de Mé
xico en Washington (1909) fue secretario de Relaciones Exteriores
de Porfirio Díaz y presidente interino en 1911. Posteriormente fue
secretario de Relaciones Exterio
res bajo el gobierno de Victoriano
Huerta y ministro de México en
Francia. Murió en Biarritz.
(N. del E.)
Acompañado por el ministro de Instruc-^
ción Pública, doctor Francisco Vázquezp
Gómez, el Presidente Interino visita la
Escuela de Bellas Artes en agosto de
1911. La vida al estilo porfiriano continuó hasta que Madero asumió el poder.
Î
"El Presidente Blanco"
"¿Y quién es ahora el Presidente
de la República? Sí, ¿quién es?", se
preguntaba la gran masa del pueblo,
que desconocía los entretelones de
la política nacional y los dictados
de la Constitución Política. "Es ese
señor tan pulcro y elegante que muchas veces salía retratado con don
Porfirio", respondían los ociosos que
tomaban el sol en la Alameda Central
de la ciudad de México. "¿El Ucenciado De la Barra?" "¿El secretario de
Relaciones Exteriores?" "Sí, el mismo" . . .
Al día siguiente de la renuncia, don
Francisco León de la Barra se pre-
Licenciado Francisco León de la Barra,
presidente constitucional interino, del 26
de mayo al 5 de noviembre de 1911. Aristocrático y neoporfirista por tradición, su
conveniencia momentánea lo acercó a
Madero; la traición nació bajo su interinato . . .
IB
sentó a las 12 horas ante la Cámara
para rendir la protesta de ley como
presidente interino de la República,
en acatamiento a lo establecido por
los Tratados de Ciudad Juárez. El
gabinete, nombrado con acuerdo de
don Francisco I. Madero, era el siguiente: Relaciones Exteriores, Bartolomé Carbajal y Rosas: Gobernación, Emilio Vázquez Gómez; Justicia, Rafael L. Hernández; Instrucción
Pública, Francisco Vázquez Gómez;
Fomento, Manuel Calero; Comunicaciones, Manuel Bonilla; Hacienda,
Ernesto Madero; Guerra y Marina,
Eugenio Rascón.
Emilio y Francisco Vázquez Gómez fueron a integrar el gabinete por
RENUNCIA DE RAMON CORRAL
"Las dos veces que las convenciones nacionales me ofrecieron
mi candidatura como vicepresidente de la República, para que
figurase en las elecciones con la
del señor general Díaz, como presidente, manifesté que estaba dispuesto a ocupar cualquier cargo
en que mis compatriotas juzgasen
útiles mis servicios, y que si el
voto público me confería un puesto tan por encima de mis ningunos merecimientos, mis propósitos serían secundar en todo la
política del general Díaz, para cooperar, en mi posibilidad, al engrandecimiento de la nación, que
de manera tan portentosa se había
desarrollado bajo su gobierno. Los
que se preocupan de los asuntos
públicos y han observado la marcha de ellos durante los últimos
años, sabrán decir si he cumplido
mi propósito. Lo que yo puedo
asegurar es que procuraré siempre no crear el menos obstáculo,
ni a la política del Presidente, ni
a las formas de su desarrollo, aun
a costa del sacrificio y de convicciones, tanto por eso la base de
mi programa y porque así correspondía a mi deber y a mi lealtad,
como por buscar prestigio a la institución de la Vicepresidencia, tan
útil en los Estados Unidos como
desacreditada en los países latinos.
"Los sucesos que han conmovido al país durante los últimos meses, han hecho que el Presidente
considere patriótico separarse del
alto puesto que le designó el voto
casi unánime de los mexicanos en
los últimos comicios; y conviene,
al mismo tiempo, a los intereses
de la patria, igual acto de parte
del vicepresidente, con el objeto
de que nuevos hombres y nuevas
energías s i g a n estimulando la
prosperidad nacional; y siguiendo
mi programa de secundar la política del general Díaz, uno mi renuncia a la suya, y en la presente
nota hago dimisión del cargo de
vicepresidente de la República,
suplicando a la Cámara tenga a
bien aceptarla al mismo tiempo
que la del Presidente.
"Ruego a ustedes, señores secretarios, se sirvan dar cuenta con
esta solicitud que presento, con
las protestas de mi más alta consideración.
"Libertad y Constitución.—París,
mayo 4 de 1911.
"Ramón Corral."
Romero Flores, Jesús: La Obra Constructiva de la Revolución Mexicana
(1960).
derecho propio, en razón de ser revolucionarios por convicción, al igual
que Manuel Bonilla; Ernesto Madero
y Rafael Hernández por ser parientes
y gozar de la confianza del caudillo;
Manuel Calero —hombre indeciso en
sus ideas políticas, pues había sido
partidario de Porfirio Díaz y después
reyista—, porque se había convertido
al maderismo. Don Bartolomé Carbajal y Rosas y el general Rascón pertenecían al cuerpo diplomático y al
cuerpo del ejército porfirista, respectivamente.
Por vocación espiritual y por su
carrera como diplomático, el licenciado Francisco León de la Barra pertenecía a la "belle époque" parisiense
del porfirismo. .Se decía de él que
había dejado un retrato suyo en una
sastrería de París para que sirviese
de figurín a los embajadores que encargaran un uniforme. Le era difícil
atender a otra causa que no fuera la
de su persona. El pueblo dio en llamarle El Presidente Blanco, porque
nunca dio color alguno a la política
nacional, por lo menos en lo que
trascendía públicamente.
Aunque no estaba lejana la fecha
señalada por la Constitución para
convocar a elecciones definitivas, al
asumir el poder don Francisco León
de la Barra, dirigió un manifiesto a la
nación en el que formulaba profesión
de fe democrática y hacía al pueblo
n llamamiento caluroso: Ajeno a ío3a ambición política y ansioso solamente del bien a mi pais, seré en el
puesto que transitoriamente ocupo,
un celoso defensor de las leyes, especialmente de las electorales, para que
la voluntad del pueblo pueda manifestarse libremente en los próximos
comicios, al renovarse los poderes federales y locales. El día más feliz de
mi vida pública será aquel en que
dentro del menor plazo que consienta
la ley electoral y la situación por
que atraviesa el país, pueda trasmitir
el poder que hoy he recibido, al ciudadano que la República elija. Volin la madrugada del 7 de junio un violento temblor causó grandes daños en
México. Un trueno sordo y el tañido inesperado de las campanas despertó a la
población que, empavorecida, huyó ha-;
cia la calle en busca de refugio . . .
veré entonces a la vida privada con
la tranquilidad que proporciona el
deber cumplido y con L· satisfacción
de ver a mi patria explotando de
nuevo sus riquezas por el esfuerzo del
trabajo y al amparo de la paz(l).
Otro mensaje a la nación fue divulgado en esos mismos días por la prensa del país. Lo había escrito en Ciudad Juárez don Francisco I. Madero,
en vísperas de abordar el tren del
Norte, que lo conduciría a la capital
de la República, a la que iba en calidad de caudillo victorioso de la Revolución. En ese mensaje, el hombre
que hacía seis meses había despertado la conciencia cívica de México y
puesto en armas a millares de mexicanos para arrojar del poder al viejo
dictador, decía:
El triunfo ha sido completo y en
lo sucesivo la justicia será igual para
el rico y para el pobre, para el poderoso y para el humilde; la libertad
cobijará con sus anchos pliegues a
todos los mexicanos y todos, unidos
fraternalmente, trabajaremos por el
engrandecimiento de nuestra Patria.
De haberse continuado la Revolución
hasta el fin, sería yo quien gobernara
el país en calidad de Presidente Provisional y quien convocaría a elecciones generales, según lo estipulado en
el Plan de San Luis; pero me pareció
obrar de acuerdo con los altos intereses de la Patria, suspendiendo las
(1) Ramírez Planearte, Francisco: La
Revolución
Mexicana.
Interpretación
Independiente,
citado por Mancisidor,
José: Historia de la Revolución
Mexicana, pág. 143 (1965).
hostilidades y poniendo punto final
a la sangrienta guerra fratricida que
tenía por campo de batalla el territorio entero de la República. Pero al
reconocer como legítima la autoridad
del señor Francisco León de la Barra,
puesto que llegó al poder por acuerdo
mutuo entre ambos partidos contendientes, me es imposible seguir asumiendo el cargo de Presidente Provisional de L· República, por cuyo motivo hago formal renuncia de él ante
L· Nación. El señor Francisco León de
la Barra, no tiene más apoyo en el
poder que el de L· opinión pública
y como ésta únicamente proclama los
principios de L· Revolución, podemos
decir que el actual Presidente de la
República está enteramente con nosotros . . . (l)
LA NOTICIA CONTEMPORÁNEA
ATENTADO
La noticia conmueve a América: El
19 de noviembre de 1911 el presidente
de la República Dominicana, general
Ramón Càceres, he sido asesinado por
un grupo de jóvenes capitaneados por
Luis Tejera.
Càceres inicia su vida política acaudillando una rebelión contra el general
Henreaux, presidente-dictador, al cual
consigue dar muerte (1899); la ciudadanía, agradecida, le da el título de
Héroe del 26 de Julio. A raíz de esta acción afortunada, ocupa diversos cargos:
gobernador de provincia, ministro de
la Guerra, Marina, Interior, y más tarde
vicepresidente. En 1907 promulga una
nueva Constitución y al año siguiente
es electo para la primera magistratura
del país.
El presidente Càceres representa el
deseo de progreso de un pueblo; hombre de ideas liberales, alienta las obras
de utilidad pública, consigue reorganizar la hacienda nacional y pugna, en
todos los órdenes, por impulsar el avance de la nación. Su muerte representa
pues, un nuevo tropiezo en la marcha
de la pequeña República.
QUÍMICA
El químico alemán Heinrich Otto
Wieland, prosigue exitosamente sus experimentos sobre los alcaloides (compuestos nitrogenados, producidos por
las plantas, que forman sales con los
ácidos; la mayoría contienen, además
de carbono, hidrógeno, nitrógeno y oxígeno). Aunque de extraordinaria utilidad en medicina, muchos de ellos son
venenos activísimos: nicotina, cocaína,
morfina, estricnina, etcétera.
La maldad humana y los intereses
bastardos, acrecentados por la caótica
situación política que se iba a presentar, pronto habían de oscurecer
con la perfidia y el crimen aquel amable panorama que Madero veía desde
Ciudad Juárez. Pero, entre tanto, se
aproximaba la apoteosis.
Tiembla la Tierra
Madero inició una marcha triunfal
desde la frontera hasta la capital de
la República, en la mañana del jueves
primero de junio de 1911. A medida
que el tren se internaba en territorio
nacional, en las estaciones de los pueblos y ciudades las muchedumbres se
volvían más compactas. Los vítores
con que se le aclamaba resonaban con
mayor intensidad junto a los viejos
edificios de ladrillo, donde apenas ha-
Por su brillante labor investigadora,
Wieland alcanzaría en 1927 el Premio
Nobel.
ALPINISTA
Fallece en Chamonix (Francia), Edward Whymper, famoso viajero, geógrafo y alpinista inglés. Las hazañas del
gran pionero del montañismo se inician
en 1861 con la conquista del monte
Pelvoux (Alpes franceses), que es el
primero en escalar, y prosiguen con la
trágica ascensión al monte Cervino en
1865 (también es el primero en alcanzar la cumbre, pero en el descenso
mueren varios de sus compañeros).
Más tarde realizará otra serie de difíciles escaladas en Europa, reconocimientos en Groenlandia y en 1879-1880
numerosas ascensiones en América del
Sur: Chimborazo, Cotopaxi, Antisana,
entre otros.
El ejemplo de Whymper impulsa, primero en Europa, más tarde en todo el
mundo, el amor a la montaña y el deseo de explorarla y escalarla; gracias
a él puede decirse que surge un nuevo
deporte: el montañismo.
LITERATURA
El famoso literato galo Anatole France (su verdadero nombre era Jacobo
Anatolio Thibault) publica una de sus
obras más discutidas: Los dioses tienen sed. En ella subraya su terminante
oposición a todos los fanatismos, inclusive el fanatismo de la razón.
Para ese entonces France, que ha
escrito ya, entre otras, El crimen de Silvestre Bonnard, La azucena roja, Vida
de Juana de Arco, La isla de los pingüinos, es una de las mayores glorias literarias de su patria. Diez años después
le será concedido el Premio Nobel.
cía unos meses habían pernoctado las
tropas federales armadas hasta los
dientes. "¡Viva Madero!" "¡Viva Madero!" "¡Viva Madero!", era el clamor unánime de un pueblo que veía
en aquel hombre pequeño, de sonrisa bondadosa, que recibía ovaciones
acompañado de su esposa Sara, al
salvador de la patria en una de las
crisis más graves de su historia.
En la noche del martes 6 de junio
el tren en que viajaba Madero comenzó a ascender por las pronunciadas cuestas que dan entrada al valle
de México. La antigua Tenochtitlan,
la orgullosa Ciudad de los Palacios,
dormía apacible en espera del caudillo. En el Paseo de la Reforma y en
la avenida Juárez, en la calle del
Cinco de Mayo y en la de Plateros,
el viento agitaba las banderas y ador(1) Richkarday, Ignacio A.: 60 Años de
L· Vida de México, pág. 123 (1962).
nos que habían colocado los ciento
veinte clubes antirreeleccionistas. Los
principales hoteles de la ciudad estaban repletos de maderistas que habían llegado a la gran capital para
asistir a la entrada del jefe de la
Revolución . . . De pronto, a las cuatro de la madrugada, se alzó un grito
aterrador: ¡Está temblando . . . !
El sismo fue intenso. Los viejos
edificios coloniales crujían y el suelo
aquí y allá se abría en profundas
grietas. En las torres de las iglesias,
las campanas sonaban solas y los más
altos edificios, y la Columna a la Independencia, inaugurada nueve meses
atrás, se bamboleaban y amenazaban
desmoronarse. La gente, a veces en
paños menores, se arrodillaba en mitad de la calle implorando la misericordia divina. Los fuereños (i)salían
espantados de los hoteles en busca de
lugares más seguros. La ciudad quedó
a oscuras. De cuando en cuando se
escuchaban, muy a lo lejos, en lo hondo de la tierra, que tiritaba, extraños
ruidos, como de derrumbes, o sordos
truenos . . .
El temblor, uno de los más fuertes
y prolongados que haya sufrido la
capital de la República, dejó un saldo
de cincuenta muertos y numerosos
heridos. El Cuartel de Artillería de
las calles de San Cosme se desplomó.
En el salón de recepciones del Palacio Nacional hubo serias cuarteaduras. En uno de los parques de la ciudad, un ranchero maderista decía con
aire compungido a todos los que pasaban: Hermanos míos, el cielo y la
tierra se vuelven contra nosotros por
haber hecho salir a nuestro viejo Porfirio Díaz (2).
A la media mañana de aquel miércoles 7 de junio de 1911, un tanto repuesta de los horrores de la madrugada, la gente se preparaba a ir a la
Estación Colonia a recibir al Caudillo
de la Revolución. Allí, entre gallardetes y banderas, caracoleaban los caballos de un cuerpo de rurales, vestidos éstos con sus llamativos trajes
de charro, guiados por su jefe, el mayor Francisco Cárdenas, el mismo
que no hacía un año había dado
muerte al bravo "Santanón", jefe de
la insurrección revolucionaria en Veracruz.
El tren en que viajaba don Francisco I. Madero se detuvo a las doce
El temblor dejó un saldo de cincuenta T
muertos y gran cantidad de heridos. Hu- É
bo averías de consideración en el Palacio Nacional y, al derrumbarse el Cuartel
de Artillería de San Cosme, murieron 33
soldados.
A las 12:15 se detuvo en el andén de
la Estación Colonia el tren especial en
que viajaba Francisco I. Madero. Desde
hacía largas horas una gran multitud
aguardaba su llegada.
3~)
y cuarto en punto en el andén de la
Estación Colonia. Se abrió la puerta
del pullman y se le vio asomar, bajito
de estatura, moreno y de barba en
punta, de bombín y chaqué negros y
pantalón rayado. Le seguía la suave
figura de su esposa, doña Sara Pérez de Madero. Los vivas atronaron
los aires y llegó el repique de campanas y acordes de bombos y platillos.
(1) Foráneos, provincianos.
(2) Quevedo y Zubieta, S.: En Tierra
de Sangre y Broma, T. I, pág. 92
(1956).
ENTRE RUINAS Y VÍTORES
Dos grandes acontecimientos
publicaban los diarios capitalinos
el 8 de junio de 1911: La entrada
de Madero a la ciudad y un terremoto que estremeció una enorme
extensión, dejando más de 50
muertos e incontables heridos.
El Diario, informaba que más
de cien mil personas habían aclamado al Jefe de la Revolución don
Francisco I. Madero, al hacer su
entrada triunfal a México. Y respecto a la otra noticia decía: "El
formidable terremoto de México
fue registrado en los Estados Unidos".
Este periódico iniciaba su crónica de la llegada de Madero diciendo que había tenido lugar a
las 12.45 horas, "en medio del
entusiasmo más grande de que se
tiene noticia en la historia de los
grandes sucesos nacionales". Indicaba que ese acto "tuvo como
prólogo la sangrienta tragedia de
la calle de Santa Clara en Puebla,
el 18 de noviembre de 1910, y
por epílogo la toma de Ciudad
Juárez, el 10 de mayo del año actual".
Testimonio Periodístico.
Junio 8 de 1911.
Sonriente, amable, el Caudillo permitió que un grupo de empleados le
pusiera una banda tricolor; luego su
expresión cambió: entre las chisteras
y las levitas, entre las sedas y los
sombreros de plumas de las señoras,
había una mujer distinta a las demás:
era doña Filomena del Valle, viuda
de Aquiles Serdán. Doña Sara Madero le dio un beso en la mejilla y
recibió las sencillas flores que le entregaba la heroína de Puebla.
La multitud, apenas contenida, pujaba entre gritos y vítores por llevar
en vilo al héroe revolucionario hasta
la elegante carroza que lo aguardaba,
tirada por seis caballos blancos, cuyas
bridas sostenían seis palafreneros de
peluca blanca. Parecía una carroza
olvidada por don Porfirio; alguien no
había comprendido que las cosas ya
eran definitivamente distintas.
Más lejos, silenciosos y como engentadosd), estaban varios hombres
que no llevaban el elegante traje caqui ni el sombrero texano de los norteños que llegaban con Madero, sino
chaqueta y pantalones y unos sombreros de alta copa en forma de piloncillo.
(1) M u y usado familiarmente en México por aturdirse, entontecerse el rústico o el forastero al hallarse entre personas distinguidas, o por el bullicio de
una ciudad grande.
EL VIAJE TRIUNFAL
"Al iniciar su viaje triunfal hacia la
capital de la República, ni el Jefe de la
Revolución ni quienes le rodeábamos
nos dábamos cuenta de los peligros
que iba a correr la consolidación de
nuestra victoria. Veníamos contentos y
llenos de fe; nos parecía un sueño haber derrocado tan prontamente una
dictadura que universalmente había sido considerada como invencible e inexpugnable; y si acaso, algunos de nosotros abrigábamos el temor de que el
despecho de los vencidos nos sorprendiese en el camino con un atentado
personal. Mas, como sabíamos que todo ese camino estaba bien cubierto
por fuerzas revolucionarias que nos
irían escoltando en los tramos de su
ocupación, no era mayor nuestro desasosiego. Desde que, por Piedras Negras, volvimos a entrar en territorio
nacional pacificado o en pacificación,
palpamos la inmensa popularidad de
Madero . . .
"Piedras Negras, la tranquila y apacible población fronteriza, se había vestido de gala para recibir al Jefe de la
Revolución. El flamante Gobernador revolucionario del Estado de Coahuila,
don Venustiano Carranza, acompañado
de gran comitiva, había venido desde
Saltillo, para dar la bienvenida a Madero. También el pueblo limítrofe de
Eagle Pass, en el lado norteamericano,
ostentaba gran animación y revelaba
entusiasta regocijo. A mitad del puente
internacional, erguido y risueño, todo
de gris vestido, esperaba el Gobernador Venustiano Carranza. Hondamente
emocionados, el Gobernador y el Jefe
de la Revolución se estrecharon en
fuerte abrazo . . .
"El Estado de Coahuila mostraba singular orgullo de que el Jefe de la Revolución triunfante hubiera visto la luz
primera en su territorio. Para los coahuilenses. Madero no sólo era el Libertador, sino también el coterráneo.
Se atrepellaba el pueblo y se apretujaba para acercarse a su ídolo y tomarlo
entre sus brazos, y el "chaparrito"
sudoroso y sonriente, tendía sus brazos también a pobres y ricos, a grandes
y chicos, a amigos y a desconocidos.
Los gritos de "¡Viva Madero!" se mezclaban a los de "¡Viva Coahuila!" El
entusiasmo popular no tuvo límites
cuando llegamos a San Pedro de las
Colonias, cuna de Francisco I. Madero y sede de sus principales negocios
agrícolas. Allí lo esperaron aquellos de
sus familiares que no se habían adelantado a recibirlo hasta la línea fronteriza; allí estaban sus amigos de la
infancia, sus condiscípulos de las primeras letras, sus compañeros de trabajo, sus empleados y peones. Entre éstos, Madero siempre fue adorado, porque los trató sin cesar con grandes miramientos, afectos y atenciones. Varias
veces les había condonado sus deudas. Había fundado escuelas para los
hijos de sus peones . . .
"De los carros para tropa agregados
al tren, se sucedían las escoltas de las
fuerzas revolucionarias comarcanas,
que se relevaban casi de estación en
estación. Los jefes pasaban a saludar
personalmente a Madero, y muchos de
ellos eran sus antiguos conocidos, que
temporalmente habían abandonado los
instrumentos del trabajo normal, para
empuñar el rifle libertario . . . Durante
todo el trayecto Madero resolvía y despachaba asuntos de la Revolución, como si se hubiera encontrado en sus oficinas habituales . . . Como cada población reclamaba el derecho de aclamar
y agasajar al Jefe de la Revolución a
su paso, el viaje se hizo lentamente y
el convoy se detenía en las paradas
más tiempo que el normalmente acostumbrado. Para no lastimar a los habitantes de algunas poblaciones, se evitaba que el convoy pasara por ellas ya
entrada la noche. Fuera la hora que
fuera, en cada estación repercutían las
aclamaciones, sonaban y resonaban
las músicas, estallaban cohetes. A nadie le era posible, en semejantes condiciones, conciliar el sueño. Por tal motivo se decidió que el convoy pernoctase sin marcha, en lugares despoblados. Cinco días duró el viaje desde la
frontera hasta la ciudad de México . . .
En Torreón hubo gran recepción. Allí
conocí a Emilio Madero, hermano del
Jefe de la Revolución, que comandaba
las fuerzas revolucionarias de La Laguna. En Zacatecas y en Aguascalientes,
nos recibieron los respectivos gobernadores revolucionarios. En el primero de
dichos puntos se efectuó un banquete,
al que concurrió el Gobernador porfirista saliente. En Celaya tuvimos grandes emociones. Numerosos maderistas
de México habían llegado en varios trenes especiales para recibirnos allí y
acompañarnos a la Metrópoli. Hubo un
banquete monstruo, ofrecido por los
comerciantes, industriales y hacendados de la rica región guanajuatense.
No bajaron de mil las personas que
tomaron asiento en las mesas oficiales.
Otra recepción emotiva fue la de San
Juan del Río, cuna de la abnegada y
valiente esposa del Jefe de la Revolución . . .
"Se había calculado nuestra llegada
a México para las primeras horas de
la mañana del 7 de junio. ¡7 de junio!
Exactamente un año antes, había sido
aprehendido Madero en Monterrey.
Pero bien pronto comprendimos que
llegaríamos con gran retraso y bien
entrado ya el mediodía, porque las detenciones del tren en el camino eran
frecuentes e inevitables.
"En la madrugada de ese día hubo
un fuerte temblor de tierra, que para
nada sentimos los que veníamos en el
tren. El "folklore" recogió el fenómeno
sísmico de ese día, en este cantar:
"Unos decían que sí, otros decían
[que no . . .
"Y cuando llegó Madero, hasta la
[tierra tembló."
"En México, la dirección de la recepción estuvo a cargo del ingeniero Alfredo Robles Domínguez, quien desempeñó brillantemente la tarea. Toda la
policía fue retirada y se confió al pueblo mismo la vigilancia del orden. No
hubo el menor incidente desagradable
y el pueblo dio una elocuente prueba
de que empezaba a estar apto para la
democracia."
Sánchez Azcona, Juan: Apuntes para
la Historia de la Revolución Mexicana
(1961).
La estatua al rey Carlos IV, el popular
"Caballito", se veía materialmente asaltada por el público deseoso de ver pasar
al Caudillo de la Revolución, símbolo de
las esperanzas que todos alentaban después de la dictadura porfirista.
El Zócalo de la ciudad de México, el
antiguo centro de la grandeza indígena,
flanqueado por la Catedral y el Palacio
Nacional, se llenó de una multitud nunca
igualada, que vitoreaba a los jefes de la
Revolución.
^ 4
El que estaba en medio de ellos tenía los ojos grandes y profundos. Miraba toda aquella baraúnda de damas
y caballeros entre confundido y desconfiado. Cuando vio aproximarse a
Madero, se abrió paso hasta ponerse
frente a él. Sin que mediara presentación alguna, ambos hombres se confundieron en un abrazo. Era el abrazo
del instinto con la razón, de la fuerza
con la inteligencia. "Espero que nos
veamos pronto, don Emiliano —dijo
Madero con voz emocionada—, por-
que tengo muchas cosas de qué hablar con usted. Búsqueme mañana
en mi casa. Lo invito a almorzar."
La multitud los separó. Emiliano
Zapata, seguido de los suyos, montó
en su hermoso alazán para marchar,
un poco alejado, detrás de la comitiva entusiasta.
La Apoteosis
¡Has triunfado, señor! ¡Los que
te llamaban visionario, te afirman héroe!, decían los titulares de los periódicos del día, y era verdad: cien, doscientas, trescientas mil personas se
apeñuscaban en el Paseo de la Reforma, en la avenida Juárez y en la
calle del Cinco de Mayo, desde la
Estación Colonia hasta el Zócalo(l),
tratando de ver, de aplaudir y de
vitorear al Caudillo de la Revolución.
La magnífica carroza que le conducía, junto con su esposa y su hermano Gustavo, pasaba lentamente . . .
Aturdían las aclamaciones, el tañer
de las campanas, las marchas de las
bandas de guerra. Llovían flores.
Grupos de gente humilde se arracimaban en las cornisas y salientes
de los edificios, y se había trepado a
los pedestales de las estatuas. La de
Francisco I. Madero entra al patio central 1
del Palacio gubernativo para presentar P
sus saludos al Presidente Interino, mientras el público lo rodea desbordante de
entusiasmo. Años más tarde saldría del
Palacio rumbo a la muerte. . .
Francisco León de la Barra recibió al jefe
de la Revolución y a su esposa, doña Sara Pérez de Madero, en los salones del
Palacio Nacional. Al fotografiarse, se separó un poco en el asiento, como queriendo marcar distancias.
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Carlos IV, en el término del Paseo de
la Reforma y principio de la avenida
Juárez, estaba materialmente cubierta de curiosos, ávidos de aplaudir al
triunfador desde las grupas de bronce
del popular "Caballito", y entre los
brazos y los hombros del monarca español. Hubo momentos en que la concurrencia ya no sabía en qué lugar
colocarse, por lo que todos los árboles
de la Avenida Reforma y de la Avenida Juárez quedaron ocupados por
(1) Se llama así a la gran plaza de México donde se encuentra el Palacio Nacional, la catedral y otros imponentes
edificios.
LA CASA NUMERO 9 9
"Algunos han olvidado y muchos no
han sabido nunca que la casa número
99 del Paseo de la Reforma representa
un recuerdo histórico de los principios
de la vida politica del maderismo, que
es como decir de la Revolución convirtiéndose en gobierno.
"En la planta baja de esa señorial
mansión, que era propiedad del señor
Garza Guerra, muy ligado en amistad
con los Madero, se estableció la Secretaría Particular del Jefe de la Revolución. El dueño de la casa y su familia
se concentraron para vivir en el piso
alto.
"A su llegada a la capital, el Caudillo de la Revolución se alojó en la residencia de sus padres, en la calle de
Berlín de la Colonia Roma, un bello
"chalet" que fue incendiado y destruido durante la Decena Trágica. El, siguiendo sus hábitos democráticos, recibía a todo el mundo sin distinción
alguna y casi sin turno. Cuando tenía
que salir a la calle para el desempeño
de alguna diligencia urgente, la gente
lo seguía y lo aclamaba con delirio . . .
"Pero no toda esa gente acudía exclusivamente a saludar al ídolo; muchos iban al arreglo y definición de
importantes asuntos de la Revolución
y de la iniciada pacificación, o a tratar con el Jefe de asuntos muy importantes para ellos, atañederos a sus
intereses personales que trataban de
adaptar al cambio de régimen. El ir y
venir era incesante, desde las primeras
horas de la mañana hasta las últimas
horas de la noche.
"Por ello, Madero se vio constreñido
a establecer oficinas de despacho fuera de su domicilio. En el 99 del Paseo
de la Reforma se instalaron, pues, las
oficinas del Caudillo. Recibí instrucciones de organizar la Secretaría Particular sobre bases de estricta disciplina
y del mayor orden que fueran humanamente posibles en aquellos momentos y circunstancias. Hasta donde fue
posible, organicé turnos y horas para
las audiencias; pero muy a menudo
aquellas gentes rompían mi disciplina,
y se colaban de rondón a la sala de
recibir del Jefe de la Revolución, sin
querer esperar ser anunciados. Fue preciso poner una escolta de revolucionarios todavía armados, para guardar
el orden entre los revolucionarios solicitantes de audiencias.
"La Secretaria ocupaba un departamento compuesto de varias piezas,
todas decorosamente amuebladas. Era
tanto el trabajo que allí había, que se
hizo necesario establecer un puesto
telegráfico especial. Por más que el
Gabinete del Presidente De la Barra
había sido compuesto de pleno acuerdo con Madero y de que éste no cesa-
ba de recomendar a sus partidarios
que apoyasen al gobierno interino y
con el mismo se entendiesen en todos
sus asuntos, muchos revolucionarios
no querían tratar sino con Madero
mismo.
"Allí, en el número 99 del Paseo de
la Reforma, se trataron entonces muchas cosas, que fueran de gran trascendencia en el futuro nacional inmediato y mediato . . . Pasados los primeros momentos de estupor, los conservadores volvían a levantar cabeza . . . Ya el 5 de junio, es decir, dos
dias antes de la llegada de Madero a
la capital, el licenciado don Jorge Vera
Estañol, que formara parte del último,
efímero gabinete del general Porfirio
Díaz, lanzó a la circulación un folleto
con el programa del naciente "Partido
Popular Evolucionista", en el que se
trataba de congregar a los elementos
jóvenes del antiguo grupo llamado
"científico". Y en ese folleto, ya se
hacían graves cargos al régimen de
interinato que estaba apoyado por la
Revolución. ¡Nueve dias después de
haber tomado posesión de su alto cargo el Presidente De la Barra! El proposito de obstrucción era evidente."
Sánchez Azcona, Juan: Apuntes para la
Historia de la Revolución Mexicana
(1961).
jóvenes de la clase del pueblo para
mejor presenciar la entrada del Libertadora).
Rodeado de un pueblo que se le
entregaba casi con fanatismo, don
Francisco I. Madero llegó al Palacio
Nacional a las tres de la tarde. Salió
al balcón principal acompañado de
su esposa y del presidente interino,
don Francisco León de la Barra, para
recibir el tributo de la multitud. Al
caer la tarde, el Caudillo, su esposa
y demás familiares, se retiraron a su
domicilio de la calle de Berlín 21,
para descansar.
Entre la presente generación no se
tiene memoria de un acontecimiento
semejante, no se recuerda haber presenciado igual entusiasmo popular al
que se desbordó por todos los ámbitos de la capital; la historia de México en sus páginas no registra recepción hecha a héroe alguno, tan
espontánea, tan entusiasta, tan sincera, tan significativa, como la que
el pueblo hizo al señor Madero (2).
La noche cayó sobre los millares de
capitalinos que habían vivido uno
de los más agitados y emocionantes
días de su existencia. En la duermeve(1) El País, 8 de junio de 1911.
(2) Autor desconocido citado por Romero Flores, JesYjs: Anales de la Revolución Mexicana, T. I, pág. 193 (1960).
El licenciado De la Barra ofreció una ele- T
gantísima comida a Francisco I. Madero M
y a su esposa en los salones del Centro
Comercial, en julio de 1911. Había más
neoporfiristas que "pelados" maderistas
en aquella recepción...
Î
la, muchos guardaban aún vivas las
imágenes del hermoso día de la apoteosis y parecían resonar todavía los
gritos de "Viva Madero", entre miles
de sombreros batiendo el aire . . . La
tierra volvía a ser acogedora y pacífica, después de su estremecimiento pavoroso. . .Pero no todos los capitalinos
confiaban demasiado en ella porque
de pronto, impensadamente, podrían
repetirse sus terríficas trepidaciones.
De igual modo, tampoco dormían
en paz algunos de los políticos que
habían acudido a la capital para estar presentes en aquel día. Muchas
ambiciones mezquinas, muchos desacuerdos, muchas maquinaciones se
incubaban silenciosamente. Victoria-
no Huerta, Francisco León de la Barra, Francisco Cárdenas, José María
Pino Suárez, Emiliano Zapata, cada
uno con sus pensamientos, miraban
el cielo estrellado de aquella noche
triunfal. Algo abominable comenzaba
a nacer en las sombras, algo más terrible que el sismo que en la madrugada anterior había causado muertes
y derrumbes en la gran ciudad . . .
Al día siguiente, Francisco I. Madero y Emiliano Zapata almorzaban
juntos en la residencia del primero.
CORRIDOS DE LA REVOLUCIÓN
ENTRADA TRIUNFAL DE MADERO
A LA CIUDAD DE MEXICO
Ven ¡oh, Patria, oh, Patria! gran[diosa
que tus hijos se abrigan a ti;
pues que tú eres del pueblo la diosa,
que te adora con gran frenesí.
¡Redentor de mi Patria adorada!,
tú, sublime serás en la Historia,
porque siempre tu ardiente mirada
será ejemplo de viva memoria.
Ya penetra triunfante Madero,
de la ruda campaña que tuvo,
y en sus leyes se ve que es sincero
y su noble estandarte sostuvo.
Muchas calles se adornan con flolres,
consulados con nobles escudos;
te saludan con albos fulgores,
y labriegos en trabajos rudos.
Un banquete se ofrece a tu honor;
y con mirtos y blancos azahares,
con estrellas de vivo fulgor,
se te rinde el cariño a millares.
Una marcha triunfal te recibe,
todo el pueblo con noble emoción;
y con páginas de oro se escribe
¡oh, Madero!, tu gran convicción.
Rasgue el cielo su comba azulada
y asteroides albeantes te rieguen,
porque tú eres el alma inspirada
que con fe tu cariño mantienen.
Recepciones se te hacen con gusto
cuando llegas aquí a Buenavista
venerado ha sido tu busto,
coahuilense, grandioso y altruista.
Te reciben de hacienda en ha[cienda
tus amigos, tus nobles hermanos,
porque fuiste en ruda contienda
el dios santo de los mexicanos.
Teberento, hortensia, amaranto,
bugambilia, azucena y violetas,
a tus plantas te sirvan de manto
con las liras de todos los poetas.
Se engalanan por todo tu paso
estaciones de bellos mirajes,
de cariño te dan un abrazo,
las nereidas de blancos ropajes.
El neosotis y bello agapando
toda bella aromática flor,
a tu paso te vayan dejando
el cariño, la paz y el amor.
¡De Madero su grande figura
se revela su acción y nobleza!
ciudadano de grande cultura
hombre estoico de viva firmeza.
(1) Armando de Maria y Campos,
La Revolución Mexicana a través de los Corridos Populares.
RESUMEN
'MEXICM .
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Montevideo; VENEZUELA: Distribuidora Guaicaipuro
C.A., Principal a Santa Capilla 4 , Caracas; Distribuidora Continental, S.A., Ferrenquín a la Cruz 178,
Caracas, Venezuela.
NUESTRA PORTADA: Alentado por Francisco León de la Barra, el neoporfirísmo inició un sordo pero continuo ataque a los principios y a los elementos revolucionarios y en
el que participó el general Bernardo Reyes, apenas llegado de Europa, a quien vemos compartiendo la mesa y las intrigas del presidente
interino.
EN EL PRÓXIMO NUMERO:
LAS CANANAS DE ZAPATA. Aureliano Blanquet provoca una terrible matanza en la ciudad
de Puebla, durante la campaña electoral de
Madero. Zapata se niega a desarmar sus tropas, y aparece la figura siniestra de Victoriano
Huerta. Triunfo aplastante de la fórmula Francisco I. Madero-José María Pino Suárez.
DE
LO
PUBLICADO
El 20 de noviembre de 1910 se inició la Revolución contra el continuismo de Porfirio Díaz. Derrotado en las elecciones fraudulentas
del 26 de junio, Francisco I. Madero, líder del antirreeleccionismo,
se refugió en San Antonio, Texas, lanzó el Plan de San Luis, donde
exponía los puntos fundamentales de su movimiento. El pueblo acogió con entusiasmo sus ideas, así como las de los hermanos Flores
Magón. La muerte de Aquiles Serdán simboliza el comienzo del fin.
Se sucedieron los encuentros entre maderistas y federales en Pedernales, Cerro Prieto, Mal Paso, Ciudad Guerrero y Casas Grandes. El
asesinato de Luis Moya avivó el fuego.
El 14 de febrero de 1911 Madero entró a territorio mexicano. Rechazado en Casas Grandes, decidió poner sitio a Ciudad Juárez con la
ayuda, entre otros, de Pascual Orozco y Pancho Villa. En la "Casa
Gris", donde estableció su cuartel general, Madero recibió varias
embajadas de paz enviadas por Porfirio Díaz.
Así como Pancho Villa y Pascual Orozco, con sus guerrillas, habían
sido los héroes del levantamiento en el Norte, Ambrosio Figueroa,
en Guerrero, y Emiliano Zapata, en Morelos, lo fueron en el Sur. Profundos desacuerdos los dividían: mientras uno luchaba por el voto libre
y la no reelección, el otro lo hacía para que se devolvieran sus tierras
a los campesinos despojados . . . Ambrosio Figueroa envió a su hermano Francisco a entrevistarse con el general Díaz para solicitarle
la renuncia, cosa que no ocurrió, mientras que Zapata se negó al contacto directo, remitiendo al emisario porfirista a tratar con Madero.
Los Figueroa se apoderaron de Iguala, Chilpancingo y Acapulco,
mientras que Zapata, luego de tomar Cuautla el 19 de mayo, amenazaba Cuernavaca. Desde la ciudad de México se veían arder las hogueras zapatistas en lo alto del Ajusco . . .
Luego de la caída de la ciudad, el 10 de mayo, se firmaron los llamados Tratados de Ciudad Juárez, entre Madero y el enviado
porfirista Francisco Carbajal. Demasiado prematuramente y en base
a la prometida renuncia del general Díaz, Madero se comprometía a
licenciar sus tropas, como así se hizo . . . En la capital arreciaban
los gritos de "¡Que renuncie Díaz!" El 24 de mayo de 1911 hubo
manifestaciones, con. muertos y heridos. El delegado de Madero, Alfredo Robles Domínguez, se entrevistó esa noche con don Porfirio.
El jueves 25 de mayo se leyó en la Cámara la renuncia tan esperada.
Porfirio Díaz había gobernado al país durante 30 años 3 meses y 18
días. Rodeado de honores, se embarcó en el trasatlántico alemán
Ipiranga rumbo a Europa.
El licenciado Francisco León de la Barra, secretario de Relaciones
Exteriores del general Díaz, se convirtió en presidente interino. Se
le llamó el "Presidente Blanco", por su ineficacia política, que más
favoreció al naciente neoporfirísmo que a los revolucionarios. El
miércoles 7 Madero hacía su entrada triunfal en la capital para enfrentarse con muy graves problemas. Al día siguiente almorzaba con
Emiliano Zapata . . .
PLAN DE LA OBRA
Todas las semanas aparecerá un fascículo de "Crónica Ilustrada Revolución Mexicana", profusamente ilustrado con un extraordinario acervo fotográfico. Cada cuatro
números se incluirá la reproducción parcial o total, a todo color, de una obra de arte
de la pintura mural mexicana, así como mapas, también a color, de las campañas
militares. En las contratapas irán apareciendo corridos, grabados, personajes históricos, así como trajes y armas características de la época. Oportunamente se brindarán
al público elegantes tapas-libro para facilitar la conservación de la obra. Con cada
tapa-libro se obsequiará un disco de larga duración de canciones revolucionarias.
EL NEOPORFimSMO...
Esa Cadena de Oro
o se advertían aún los nubarrones
de tormenta que pronto oscurecerían el horizonte luminoso que
había rodeado la entrada apoteòsica
de Francisco I. Madero a México, el
miércoles 7 de junio de 1911. Sin embargo . . .
El jueves por la mañana fue interminable la caravana de amigos sinceros e interesados, de políticos, de simpatizantes de todas las clases sociales de buscachambas (1), que desfilaron por la casa de la calle Berlín nú-
N
mero 21. A todos atendía el Caudillo
con aquel gesto afable y enérgico a la
vez que lo caracterizaba. De todos
recibía la impresión que lo afirmaba
en lo que él creía: la Revolución había terminado y comenzaba la reorganización nacional, que debía ser
justiciera, respetuosa de los derechos
de unos y de las necesidades de los
demás.
Llegó Emiliano Zapata invitado
para el almuerzo. La presencia de ese
hombre bien plantado, que conservaba en la ciudad sus ropas rurales, que
miraba a todos con una autoridad
que obligaba a apartar la mirada,
produjo cierta impresión.
Emiliano Zapata acudió a recibir a Fran- T
cisco I. Madero, que lo invitó a un almuer- P
zo en su casa, para discutir los problemas
agrarios del Estado de Morelos. En la foto aparece junto a su hermano Eufemio,
el general Manuel Asúnsolo y el licenciado Gabriel Robles Domínguez, entre otros.
Ambos eran parcos en el comer.
Humeaban las enchiladas, la cecina
delante de don Emiliano, mientras
que Madero se servía sobriamente
sus platos vegetarianos . . .
(1) Personas q u e buscan trabajo fácil y bien remunerado, sobre todo en
la administración pública.
El 9 de junio regresó a México el general "r
Bernardo Reyes, demasiado tarde para i
ayudar a Porfirio Díaz. Sus partidarios rodearon el automóvil que lo condujo hasta
su residencia en la colonia Santa María.
Terminado el almuerzo, pasaron al
despacho del Caudillo. Madero comenzó por decirle a Zapata que era
urgenj^ el licénciamiento de las tropas que comandaba, ya que con el
triunfo de la Revolución no tenía
caso —además de ser costoso— conservar hombres armados que no
fueran los rurales o los soldados
federales. Zapata no se negó a que
sus tropas fueran licenciadas porque,
dijo, tenía confianza en que él, Madero, cumpliría con lo prometido por
la Revolución, principalmente en lo
que se refería a la devolución de las
tierras. Pero luego añadió:
—Señor Madero, el Ejército Federal es nuestro natural enemigo. ¿O
cree usted que por el hecho de que
el pueblo derrocó al tirano, esos señores van a cambiar de manera de
ser? . . .
—No, general —repuso Madero—,
la época en que se necesitaba de las
armas, ya pasó; ahora la lucha la vamos a sostener en otro terreno . . . La
Revolución necesita garantizar el orden, ser respetuosa de la propiedad . . .
El líder suriano se puso de pie, y
sin dejar la carabina (de la que no se
UN REGRESO INQUIETANTE
El domingo 4 de junio de 1911
el general Bernardo Reyes regresaba a México, por el mismo puerto que se había marchado el general Porfirio Díaz. El País del día
siguiente destacó su regreso y sus
declaraciones —"dice que viene
en son de paz"—con grandes titulares señalando que había recibido el aplauso del pueblo de Veracruz.
El regreso del famoso general,
al que por momentos se había considerado el remplazante de don
Porfirio, planteaba a Francisco I.
Madero inquietantes interrogacio-
nes. Se entrevistó con don Bernardo, en presencia del presidente
interino, en el castillo de Chapultepec, y al pactar con él, cometió
uno de los más grandes errores de
su vida política. El general Bernardo Reyes se alzaría en su contra y ambos encontrarían la muerte, con pocos días de diferencia,
durante la Decena Trágica.
El País informa que el general
Díaz había dejado La Habana y que
el señor Madero fue recibido en
Torreón con "himnos, vítores y
aplausos". Prudentemente, el diario se mantenía equidistante en
sus juicios.
Testimonio Periodístico.
Junio 5 de 1911.
El Relojero Improvisado
; El caricaturista se refiere a la actuación de Madero en la cosa pública; esto es, al hecho de
estar esa cosa como descompuesta y sin solución,
por haber intervenido en su arreglo el caudillo
revolucionario. (MULTICOLOR, lo. de junio de
1911).
CEI general Reyes, por temor al encono de
don Porfirio, consideró que era mejor exiliarse y renunciar a la candidatura a vicepresidente que le ofrecían... Aparece, en
el balcón de su casa, recibiendo aclamaciones de sus partidarios.
había separado ni durante la comida)
se acercó a Madero y señalándole la
cadena de oro que llevaba en el chaleco, le dijo:
—Mire, señor Madero; si yo, aprovechándome de que estoy armado, le
quito su reloj y me lo guardo, y andando el tiempo nos llegamos a encontrar los dos armados y con igual
fuerza, ¿tendría usted derecho a exigirme su devolución?
—¡Cómo no, general, y hasta tendría derecho a pedirle una indemnización por el tiempo que usted lo usó
indebidamente! —le contestó el jefe
de la Revolución.
—Pues eso es justamente lo que
nos ha pasado en el Estado de Morelos —replicó Zapata—, en donde unos
cuantos hacendados se han apoderado por la fuerza de las tierras de los
pueblos. Mis soldados, los campesinos
armados y los pueblos todos, me exigen diga a usted, con todo respeto,
que desean proceda desde luego a la
restitución de sus tierras.
Madero reiteró a Zapata que todas
las promesas se cumplirían, que tu-
viera fe en él y que todo se arreglaria
satisfactoriamente; que además, se
seleccionarían, entre los elementos
revolucionarios, de distintas regiones
del país, que estuvieran mejor organizados, algunos contingentes para integrar determinado número de corporaciones irregulares del Ejército.
—Nosotros deseamos, señor Madero —dijo Zapata—, que usted visite
nuestro Estado para que se dé cuenta
de nuestras necesidades y cuanto
antes se devuelvan las tierras a los
pueblos.
en mí han depositado los rancheros,
que tienen fe en nosotros, pues creen
que les vamos a cumplir lo que se les
tiene ofrecido, y si abandonamos a
ese pueblo que ha hecho la Revolución, tendría razan para volver sus
armas en contra St quienes se olvidan
de sus compromisos.
Madero, sonriente, levantóse de su
silla y le dijo:
—No, general Zapata, entiéndame
lo que le quiero decir; que lo ofrecido
se cumplirá y además, a quienes han
prestado valiosos servicios como us-
diata. Le interesaba saber en qué
disposición se hallaba el general Bernardo Reyes que acababa de regresar
de Europa, por el puerto de Veracruz,
en los días en que don Porfirio Díaz
partía al destierro en el Ipiranga.
El general Bernardo Reyes era un
militar de mucho prestigio y popularidad. Un amplio sector popular había
puesto en él sus esperanzas, con la
intención de verlo en lugar del viejo
—Le ofrezco ir y estudiar detenidamente el caso de Morelos para resolverlo con apego a la justicia. Y en
atención a los servicios que ha prestado usted a la Revolución, voy a
procurar que se le gratifique convenientemente de manera que pueda
adquirir un buen rancho —dijo el
Caudillo al suriano.
Sin ocultar su disgusto, Zapata dio
un paso atrás y golpeando el suelo
fuertemente con su carabina, en tono
respetuoso, pero con la voz un tanto
alterada, dijo:
—Señor Madero, yo no entré a la
Revolución para hacerme hacendado;
si valgo algo, es por la confianza que
ted y muchos otros jefes, se les retribuirá debidamente.
—Lo único que nosotros queremos,
señor Madero, es que nos devuelvan
las tierras que nos han robado los
"científicos" hacendados —confirmó
el suriano (1).
Durante una ceremonia oficial, el gene-"
ral Bernardo Reyes y el presidente interi-1
no, Francisco León de la Barra, conversan
animadamente. Nada hacía prever en
aquel momento el alzamiento del general en Tamaulipas y su dramático fin durante la Decena Trágica.
Estos mineros del Estado de Zacatecas,
que tomaron las armas para combatir a la
dictadura, volvieron a presentarse a trabajar en junio de 1911. La desmovilización
y el desarme de las tropas revolucionarias, y el pago a los guerrilleros, trajo graves problemas al gobierno.
1 H
A río Revuelto . . .
Madero quedó preocupado después
que Zapata salió de su casa y se
hizo la promesa de estudiar a fondo
el problema suriano para resolverlo
cuanto antes. Pero había otros asuntos que requerían su atención inme-
(1) Magaña, Gildardo: Emiliano Zapata y el Agrarismo en México, T. I,
pág. 133 (1951).
"DAME
"Daban las doce, pregonadas
en la vecina torre de la Parroquia
del Puerto de Veracruz con solemnes badajazos. El sol meridiano
caldeando la calle hacía replegar
bajo el techo a toda la humanidad
en vagancia por las calzadas y aceras. Entre las mesas preparadas
para el almuerzo, creció el hormigueo de ambulantes. Se distinguió
una gitana de raro indumento.
"Fue recorriendo los grupos.
Llevaba una baraja, un rosario de
amuletos con que solía prestigiar
sus horóscopos, guiada por astuta perspicacia. Y cuando le dijeron:
"—Ahí están el general Reyes
y el general Huerta— se movió hacia ellos poco a poco, almacenando fluido, como si los midiese antes de abordarlos.
"—Dame tu mano, padrecito.
"A esta solicitud de la gitana
respondió el general Reyes alar-
TU MANO,
RADRECITO"
gando la siniestra, única de que
podía disponer en su integridad
funcional. Sin embargo, con la
diestra contraída, se quitó el sombrero para darse frescura y quedó
descubierto ostentado el albo copete que remataba el efecto imponente de la piocha blanca. María Petra contempló, por mera
mímica, la línea de vida. Pensaba
en otra cosa, en los letreros de
"Viva Madero" y "Muera Reyes"
que vio escarabajeados en una
esquina, con carboncillo.
"Abrió los ojos sobre aquel ceño inquieto que se arrugó, rebelde
al contacto. ¿Fue azar o videncia?
El caso es que de allí sacó la gitana su horóscopo.
"—Cuídate, general, porque si
no te cuidas, te van a herir en la
frente.
"Esta profecía condicional, como ciertos oráculos sibilinos, encendió un relámpago en los ojos
de don Bernardo. Se produjo un
silencio penoso; pero pronto triunfó sobre el mal agüero la guasa juvenil. Cayó un tostón en la jicara,
con grata sorpresa de la oficiante
que creyó malogrado el escote por
tan mal presagio. Bien quiso ella
prolongar la sesión a costo de
Huerta; pero al primer ensayo fracasó la experiencia. El hombre
tendió la mano por el dorso y no
por la palma. Un malicioso descubrió cierto signo obsceno en la
combinada flexión y extensión de
los dedos; sólo se dejó entrever la
corva nariz del huichola(l) amenazando sumergirse en el tequilawisky."
(1) Los huicholas, según la lista de los
grupos indígenas de México, formada
por Orozco y Berra, habitan en algunas
zonas del Estado de Jalisco.
Quevedo y Zubieta, S.: En Tierra de
Sangre y Broma (1956).
autócrata. Pero éste no era de los
que dejaban crecer a sus posibles
enemigos. Prudentemente, el general
Reyes se había visto forzado a rechazar su candidatura a la vicepresidencia de la República a la espera de
mejores tiempos. Se había marchado
a Europa a donde le llegó un llamado
de don Porfirio para que volviese,
pensando que en algo podría servirle
el apoyo político de Reyes.
Según decían sus correligionarios,
regresaba con muchos bríos. En Veracruz había acogido con beneplácito
no exento de vanidad los aplausos y
vivas con que lo recibieron muchos
mexicanos, seguramente los mismos
^
La pugna entre Bernardo Reyes y Francisco I.
Madero, por causa de la presidencia, dio origen
a esta caricatura con el siguiente verso: Dice el
"leader": "No me dejo" / y a fe que tiene razón / porque el viejo del mechón / sabe huir
como un conejo / y reclamar el sillón, / y para
"Presi" está añejo / con su sable-pistolón. (LA
SÁTIRA, 30 de julio de 1911).
Cinco días después de su entrada triunfal
don Francisco I. Madero salió de México
en tren, para estudiar en el terreno los
problemas de Morelos y Guerrero. Aquí lo
vemos cuando llega a Tres Marías.
MANIFIESTO
"La Revolución alteró el orden de
continuidad del Partido Anti-reeleccionista, por cuyo motivo en los actuales
momentos ninguna agrupación política
puede pretender legitimamente ser reconocida como Centro Directivo. Habiéndome reservado la jefatura del Partido emanado de la Revolución, al hacer la renuncia del Presidente Provisional de la República, me parece conveniente reorganizar el Antiguo Partido
Anti-reeleccionista, sobre nuevas bases.
"Desde luego, como las candidaturas
mía y del señor Don Francisco Vázquez
Gómez han sido lanzadas por numerosos Clubs de la República, deseo, por
lo que a mi respecta, retirarme de la
política activa, delegando mis facultades en un Comité Central, integrado
por las siguientes personas:
"Juan Sánchez Azcona, Gustavo A.
Madero, Lie. José Vasconcelos, Líe. Luis
Cabrera, Ing. Alfredo Robles Domínguez, Lie. Roque Estrada, Manuel M.
Alegre, Enrique Bordes Mangel, Ing.
Eduardo Hay, Lie. Jesús González, Lie.
Adrián Aguirre Benavides, Dr. Ignacio
Fernández de Lara, Pedro Galicia Rodríguez, Eusebio Calzado, Lie. Jesús limeta, Doctor Francisco Martínez Baca, Lie.
Nicolás Meléndez, Lie. Jesús Flores Magón, Heriberto Frías, Rafael Martínez,
Lie. Díaz Lombardo y Roque González
Garza.
que aplaudieron y vitorearon al presidente depuesto al despedirlo días
antes.
Y en sus declaraciones había afirmado: Encarnada ya la Revolución
en la legalidad y siendo sus principios
los que como ciudadano tuvo siempre,
podía francamente declarar que venía
para servir a esos principios, para
ayudar en el lugar que le correspondiera a que México libre, ordenado
y demócrata, llegara a la cúspide de
su civilización (1).
Tan bellas palabras, en boca de un
milite que desde que fue gobernador
del Estado de Nuevo León se había
señalado su belicosidad, inclinaron a
Madero a concertar una entrevista
con él, la cual se celebró el sábado
10 de junio en el Castillo de Chapultepec, con la presencia, inevitable, del
presidente interino. Díjose que los
tres personajes habían convenido en
que el general Reyes apoyaría la cani l ) El País, 10 de junio de 1911, citado por Casasola, Gustavo: Historia
Gráfica de la Revolución
Mexicana,
T. I. pág. 331 (1964).
En Tlaltenango, Morelos, la recepción del
pueblo fue conmovedora. Ni el fuerte sol,
ni las largas horas de espera, impidieron
a la gente aguardar la llegada del Jefe
de la Revolución con el mismo fervor que
en el resto del Estado.
DE
DON
FRANCISCO I.
"Como ya los principios sostenidos
por el Partido Antirreeleccionista han
triunfado en la conciencia nacional, y
muy pronto estarán consignados en la
Constitución, no tiene ya razón de ser
la antigua denominación del Partido,
por cuyo motivo propongo que la nueva agrupación se llame "Partido Constitucional Progresista".
"El principal papel que deberá representar este Comité, será de reorganizar el antiguo Partido Anti-reeleccionísta, bajo la nueva denominación; vigilar
la completa realización de los principios
sostenidos por el Partido Antí-reeleccionista y la Revolución, y preparar la lucha electoral, tomando parte en las
cuestiones locales, pero muy especialmente en las elecciones generales.
"Me permito sugerir que a este Comité se agrupe un representante del
Club "Aquiles Serdán", otro del Club
"Ley", otro del Club "Libertador Francisco I. Madero", y tres miembros más,
representando otros tres Clubs de mayor importancia de esta-Capital.
"Por último, deseo hacer conocer a
este Comité y a las personas a quienes
está dirigido este manifiesto, que el
Doctor Vázquez Gómez y yo creemos
haber contraído un compromiso solemne con la Nación, al publicar nuestro
programa de gobierno, a raíz de la Convención del año pasado, supuesto que
MADERO(l)
las agrupaciones que nos han postulado, lo han hecho sobre la base de dicho
programa. Por tal motivo, esperamos
que las agrupaciones políticas que en
io sucesivo nos postulen, lo harán bajo
la misma inteligencia.
"Las últimas adiciones que haremos
a nuestro programa, serán para lograr
por los medios constitucionales, la realización de las promesas que encierra
el Plan de San Luís Potosí.
"Conciudadanos: La lucha sostenida
entre el pueblo y sus antiguos opresores ha tenido un glorioso desenlace. El
pueblo ha reconquistado su soberanía,
los ciudadanos el pleno ejercicio de
sus derechos; pero no olvidéis que si
no los ejercitáis con constancia y patriotismo, podéis perder el fruto de la
victoria. Por tal motivo, nunca me cansaré de recomendaros que sigáis luchando sin descanso, siendo nuestros
nuevos campos de batalla las urnas
electorales, y nuestra arma más poderosa el voto.
"Sufragio Efectivo. No Reelección.
"México, D.F., Julio 9 de 1911.
"FRANCISCO I. MADERO".
(1) Nombrando al Comité Central del
P a r t i d o Constitucional Progresista.
Obras Políticas del Licenciado Blas
Urrea (1921).
didatura del señor Madero para la
presidencia de la República, a cambio
de lo cual se le daría la Secretaría de
Guerra y Marina. Este fue, después
del error de los Tratados de Ciudad
Juárez, el segundo que cometió el
Jefe de la Revolución, que por su
excesiva buena fe y espíritu de conciliación pactó con su enemigo, que
después sería el más vehemente en
oponerse al éxito de su gobierno (1).
Pero Madero no advertía aquellos
nubarrones que ya parecían acumularse detrás de la proverbial transparencia del Valle de México.
Se dedicaba en cuerpo y alma a
colaborar con el gobierno del Presidente Blanco, con más buena voluntad que suerte, en la solución de los
ingentes problemas que iban surgiendo como resultado de una Revolución
que, sin haber madurado, había llegado al poder.
De esta inmadurez aprovechaban
aquellos que ya se comenzaba a
llamar "neoporfiristas". Eran funcionarios y terratenientes que llenaban
y obstruían la administración pública defendiendo, aun a costa de la vileza o de la traición, los privilegios que
obtuvieron durante el Porfiriato . . .
Mucha Gente Armada
El problema de la desmovilización
de las fuerzas revolucionarias era
grave y delicado. En principio se creyó que los hombres en armas en todo
el país eran 30 mil, pero en la hora
del recuento la cifra ascendió a 60
m i l . . . A todos había que indemnizar
y, lo que era más dificultoso, procurar
trabajo (2).
Con este tremendo problema se
enfrentó el general Emiliano Zapata
cuando Madero le comunicó que sus
tropas estaban comprendidas entre
las que había que desmovilizar.
Los hacendados de Morelos se entendieron directamente con Madero,
al que prometieron que darían trabajo
a más de siete mil individuos, siempre
que no dejara un solo maderista de
los de Zapata sobre las armas (3).
Pidieron, además, el nombramiento
del general guerrerense Ambrosio Filin gran entusiasmo acogió la llegada
del tren del Caudillo a la ciudad de Cuernavaca. Las fuerzas zapatistas escoltaron la comitiva, en medio de los vítores
del pueblo, desde el momento mismo en
que el héroe de la Revolución pisó el
Estado de Morelos.
IH
gueroa como gobernador del Estado,
pues le conocían de antiguo por haber
sido administrador de los molinos de
arroz de El Higuerón, y le tenían confianza . . .
(1) Portes Gil, Emilio: Autobiografía
de la Revolución Mexicana, pág. 106
(1964).
(2) Informe oficial de la Secretaría de
Gobernación ante la Cámara de Diputados, rendido en los primeros días
de octubre de 1911, citado por Vera
Estañol, Jorge: La Revolución
Mexicana, Orígenes y Resultados, pág. 208
(1957).
(3) Magaña, Gildardo: Emiliano Zapata y el Agrarismo en México, T. I,
pág. 134 (1951).
Madero y su esposa, en un coche de caballos, rodeados por sus allegados y escoltados por los soldados de Emiliano Zapata, atravesaron triunfalmente las calles
de Cuernavaca rumbo al Palacio de Gobierno donde fueron recibidos por el
gobernador, don Juan N. Carreón.
I H
Después de la caída de
Ciudad
Juárez en poder de los revolucionarios y mientras se discutían los tratados de paz, se multiplicaron los levantamientos armados en toda la República y aumentó de manera asombrosa el número de soldados de la
Revolución. No fueron pocos los grupos de maderistas, mal montados y
peor armados, que entraron a las poblaciones durante la última quincena
de mayo, en actitud de guerrilleros
victoriosos, sin disparar un solo tiro
y sin haberlo disparado antes. Por
supuesto que no faltaron generales y
coroneles improvisados, reclamando
granjerias por sus méritos en campañas imaginarias. Todo esto hizo difícil y muy costoso el licénciamiento
de las fuerzas revolucionarias, no obstante que tal licénciamiento fue apenas parcial y no total como se había
estipulado en los Convenios de Ciudad Juárez (1).
(1) Silva Herzog, Jesús: Breve Historia de la Revolución Mexicana, T. I,
pág. 177 (1965).
BOMBAS DE TIEMPO
Cada una de las varias noticias que
figuraban en la primera plana del diario
El Imparcial del miércoles 14 de junio
de 1911 tuvieron consecuencias posteriores de importancia para el pais. Allí
figuraba el anuncio, cuya resolución
permanecía "en secreto", de un fallo
respecto al pleito sobre El Chamizal, la
noticia de una "Manifestación en honor del general Reyes" y la discusión
en el Consejo de Ministros de "el Presidente Blanco" sobre la mejor manera de distribuir ocho millones de pesos.
Asimismo, se hacía referencia a un
motín de los soldados del general Navarro.
Pero quizá la noticia que menos hacía prever consecuencias ulteriores era
el anuncio del viaje de don Francisco
Madero a Morelos y Guerrero, con una
entusiasta recepción en Iguala. Solamente un subtítulo en letra más pequeña daba un indicio de los manejos
que se tejían alrededor de la buena fe
del Caudillo: "Los hacendados solicitan hombres". Estos habían ofrecido
dar trabajo a los revolucionarios de
Morelos, siempre y cuando se desarmara a Emiliano Zapata . . .
Evidentemente, la primera plana de
El Imparcial contenía una serie de bombas de tiempo que irían explotando una
tras otra.
Testimonio Periodístico.
Junio 14 de 1911.
Un Gobierno Bicéfalo
Don Francisco I. Madero, con plena seguridad de que sería el futuro
presidente de la República dado el
consenso popular que había obtenido
en todo el país, estableció sus oficinas
en el Paseo de la Reforma. Su hermano Gustavo lo imita. Hay una situación imprecisa; hay dos autoridades,
la de Madero y la del Presidente Interino. Se empieza a decir que fue
una equivocación del Convenio de
Ciudad Juárez, que debió haberse
luchado hasta el fin (1).
Desde luego, el interinato de De la
Barra debió casi todo lo bueno que
hizo a la intervención directa de don
Francisco I. Madero. En aquellos
cinco meses el nuevo gobierno, dirigido moralmente por don Francisco
I. Madero, empezó su obra con mucha
firmeza y realizó los primeros actos
de las libertades y razones humanas:
decretó el regreso de los yaquis, confinados en la península de Yucatán,
a su suelo patrio, canceló los privilegios de enganche que tenían las haciendas de Valle Nacional y de toda
la República y emancipó a los hombres que, forzados, servían como soldados en el ejército federal . . . Todo
parecía tan fácil de realizar, que el
señor Madero empezó a trazar un
programa de trabajo para el gobierno
que debería inaugurar en noviembre
de 1911 : ferrocarriles, puertos, presas,
canales, asilos, hospitales, comedores
públicos, tal vez, era "necesario para
el bien de la patria, el canal de Te(1) Silva Herzog, Jesús: Breve Historia de la Revolución Mexicana, T. I,
pág. 179 (1965).
Las fuerzas zapatistas acompañaron fielmente al Caudillo de la Revolución, no
solamente para rendirle honores, sino para protegerlo de cualquier eventualidad.
Los vemos aquí esperando la llegada de
Madero a Iguala, Guerrero.
Doña Sara P. de Madero, del brazo de
don Francisco, sale del Palacio de Gobierno. Guerrilleros zapatistas le rinden honores y sus exclamaciones de entusiasmo
hacen sonreír a la dama y a su esposo,
felices de sentir el amor del pueblo a su
alrededor.
IH
LAMINA CENTRAL
La liberación del peón. Este gran fresco de Diego Rivera se encuentra en la planta baja del edificio de la Secretaría de Educación
Pública, en la ciudad de México. Su planteamiento es rigurosamente objetivo: el peón, eterna víctima, el grupo de guerrilleros,
y al fondo, símbolo del viejo orden destruido, la hacienda incendiada. Esta extraordinaria obra fue pintada entre 1923 y 1928.
huantepec". En todo estaba Madero;
Madero era todo (1).
Y para cumplir con todo decidió,
cinco días después de haberse instalado en la ciudad de México, ir a los
estados de Morelos y Guerrero para
cerciorarse por sí mismo de la situación que tan patéticamente le había
planteado Zapata, y conocer de cerca
la actuación del general Ambrosio
Figueroa, a quien los hacendados
querían como gobernador del Estado.
Cuernavaca, la ciudad de la eterna
primavera, tributó al Caudillo un caluroso recibimiento que culminó con
un banquete que le fue ofrecido por
la gente pudiente de la capital de Morelos, en el romántico Jardín Borda
(donde aún vagaba la sombra de Maximiliano y de Carlota).
Emiliano Zapata, que con sus hombres había escoltado a Madero hasta
que entró al Jardín Borda, se quedó
afuera, negándose a asistir al banquete.
Sus buenas razones tenía: en la
mesa aquella se sentaban el gober-
nador del Estado, don Juan N.
Carreón y muchos funcionarios públicos, sospechosos de porfirismo, así
como también no pocos de los hacendados contra quienes, precisamente,
Zapata se había levantado en armas.
Pero los festejos continuaron sin
tropiezos.
Hubo un desfile de gran colorido
en el que las tropas de Zapata marcharon en gruesas columnas mostrando sus atuendos campesinos sobre los
que brillaban los metales de las carabinas y de las cananas (2), moviéndose como un mar de sombreros
puntiagudos a los que habían prendido estampas religiosas. Eran cerca
de cuatro mil los hombres que vio
pasar el Caudillo de la Revolución.
En el viejo Palacio de Cortés, Madero, preocupado por la ausencia de
Zapata en el banquete, buscó hablar
con él y le reiteró lo que ya le había
ofrecido en México en su anterior
entrevista: que si se hacía necesario,
se nombraría un gobernador que garantizara los intereses revolucionarios
del Estado, ratificándole a la vez sus
instrucciones para que desde luego
se procediera al licénciamiento de las
fuerzas (3).
"Pero de las tierras, nada . . ." se
dijo a sí mismo Zapata, que se quedó
callado por un largo rato, atusándose
los largos bigotes y acariciando su
carabina. Se retiró con sus amigos,
a quienes ofreció una comida de camaradería en el hotel Moctezuma de
Cuernavaca, donde tenía su cuartel
general.
Allí estuvieron varios de los firmantes del Plan Político Social de Tacubaya, cuyo contenido agrario tanto
había entusiasmado a Zapata. A la
hora de los brindis, el jefe de su Esta(1) Valadés, José C : Imaginación y
Realidad de Francisco I. Madero, T. I,
pág. 192 (1960).
(2) Cananas: cartucheras cruzadas
sobre el pecho.
(3) Magaña. Gildardo: Emiliano Zapata y el Agrarismo en México, T. I,
pág. 136 (1951).
La llegada del señor Madero a Iguala, en
compañía del gobernador maderista Ignacio Figueroa, significó nuevos homenajes y discursos. En la foto, el licenciado
Eduardo Neri pronuncia una alocución
de bienvenida, donde expresó el sentir auténtico de la gente de Guerrero.
1 H
do Mayor, Abraham Martínez, los
exhortó a que siguieran trabajando
por llevar a la práctica los postulados
que contenía el documento, sobre todo en lo relativo a la devolución de
tierras a los pueblos; porque esta idea
era la que alentaba todas las acciones
de Zapata. Fue aquella una reafirmación de principios destinada a que no
quedaran dudas sobre su inequívoco
propósito de lograr los fines por los
cuales él y su gente habían luchado.
Era seguro que las palabras de Abraham Martínez llegarían rápidamente
a los oídos de los hacendados y . . .
también a los del señor Madero.
Acompañado del gobernador de
Guerrero, Francisco Figueroa, hermano de Ambrosio, Madero había partido a ese Estado para visitar Iguala
primero y después Chilpancingo, la
capital. En el trayecto les salió al
paso un soldado que encabritando su
caballo y quitándose el sombrero
gritó: "¡Viva el dios de la guerra!",
lo que hizo comentar a Madero:
"Aquí me tienen convertido en Huitzilopochtli"(l).
El extraño personaje que se daba
a conocer ahí en esa forma era una
mujer con el tipo inconfundible de la
gente costeña: su manera de vestir
era ambigua y rara: llevaba, blusa,
pantalón charro, pañuelo de seda de
color chillante al cuello, sujeto por un
prendedor femenino y grandes aretes
de oro pendían de sus orejas; completaba el atavío resonantes espuelas
y sombrero de charro, que, al levantarlo para saludar, dejó escapar un
par de trenzas mezquinas e hirsutas.
Había hecho gala de valor temerario
frente al enemigo y supo combatir
con fiereza, pero si alguien le escondía
alguna prenda o era objeto de mínima
contrariedad lloraba como lo hacen
muy bien sus compañeras de sexo.
Respondía al nombre de Carmen
(1) Deidad de la guerra de los antiguos mexicanos, a la que ofrendaban
corazones humanos.
Eclipse Parcial
^~^
El reyismo intruso se interpone entre Madero
y el "Sol de la democracia", provocando un eclipse parcial en los tiempos del Caudillo, cuando
éste recogía a plenitud el resultado de sus esfuerzos. (MULTICOLOR, 27 de julio de 1911).
LA NOTICIA CONTEMPORÁNEA
GUERRA CIVIL EN HONDURAS
En 1911 la situación política de Honduras continúa empeorando; ya en marzo del año anterior el presidente Miguel
R. Dávila se había visto obligado a solicitar la intervención extranjera para
sofocar una revuelta inspirada, al parecer, por los revolucionarios nicaragüenses. Presionado por las circunstancias —difícil situación económica— el
gobierno acepta el ofrecimiento del famoso banquero norteamericano Morgan, en el sentido de suscribir un empréstito de 7.000.000.00 de dólares, de
los cuales 3.000.000.00 habrán de pagarse a los poseedores de bonos ingleses, 1.500.000.00 se destinarán a la
amortización de la deuda y el resto a
la construcción del puerto de la ciudad
de Cortés y de un ferrocarril. El Congreso, en un principio, rechaza la oferta, pero más tarde la acepta.
Entre tanto el ex presidente Manuel
Bonilla (decisivamente derrotado por
las tropas nicaragüenses en la corta
guerra de 1907), contando en esta ocasión entre sus fuerzas con la ayuda de
varios aventureros, Samuel Dreben, Guy
Molony, Lee Chrismas, y otros, pugna
por derrocar al presidente Dávila. Este,
abrumado al fin por las constantes presiones de que es objeto, termina por
renunciar (1911) a bordo del barco norteamericano Tacoma.
Acto seguido toma el poder, provisionalmente, Francisco Bertrand, al que al
año siguiente sucede el ex presidente
Manuel Bonilla. Como consecuencia de
esta serie de acontecimientos, la crisis
se agudiza y la situación general de la
República se vuelve aún más desfavorable.
CIENCIA
El físico holandés Heike Kamerling
Onnes, que había ya conseguido tres
años antes licuar el helio, comprueba
en 1911 la superconductividad de los
metales. Recibe este nombre la propiedad que presentan varios metales de
adquirir una conductividad eléctrica casi perfecta al alcanzar cierta temperatura próxima a los 0° K (absolutos),
temperatura que se llama de transición. Presentan esa propiedad, entre
otros, el mercurio, el plomo, el estaño,
etc.; así como determinadas aleaciones
y sales (sulfuro de cobre).
Por sus notables investigaciones sobre las propiedades de los gases licuados, Kamerling obtuvo dos años más
tarde el Premio Nobel.
AUTOBIOGRAFIA
En 1911 L'Echo de París publica las
interesantísimas memorias (Mes Souvenirs) del gran músico francés Julio
Emilio Federico Massenet. Autor de numerosas óperas (Manon, Thais, Don
Quijote, Werther, etc), cantatas, suites,
oratorios, poemas sinfónicos, etcétera,
su inspiración lírica, que es el principal
encanto de todas sus composiciones,
supera a veces a la del mismo Bizet,
aunque no llega a igualarle en intensidad dramática.
DECESO
Fallece en Vícenza (Italia) el famoso
poeta y novelista Antonio Fogazzaro,
autor entre otras muchas obras, de
Valsolda (poema), Malombra, Daniel
Cortis, y la trilogía Mundillo Antiguo
(excelente novela histórica sobre la lucha emancipadora en su patria), Mundillo Moderno y El Santo (1906); esta
última provoca grandes polémicas y es
incluida en el Indice por la Iglesia, sentencia que el autor acata. Su postrer
obra (Leila), publicada en 1911, también es condenada por Roma.
Desacuerdo
Entre Candidatos
En sus frecuentes idas y venidas
por la ciudad de México, don Francisco I. Madero había pasado muchas
veces frente a la casa de la calle Tacuba, donde apenas hacía dos años
se echaran los cimientos del Partido
Antirreeleccionista. Mas, para esos
días, había dejado de ser el centro de
reunión de sus antiguos partidarios:
algunos de los que más sobresalían
por su capacidad intelectual y su experiencia política, se habían distan-
_
(1)
nos
(2)
(3y
nos
Figueroa Uriza, Arturo:Ciudadaen Armas, T. I, pág. 205 (1960).
Balsa.
4)Figueroa Uriza, Arturo:Ciudadaen Armas, T. I, pág. 205 (1960).
Arcos florales con retratos de proceres,
bandas de música, banderas, todo pareció poco a los habitantes de Iguala para
agasajar al Caudillo. En la fotografía,
las autoridades que lo recibieron.
López pero mejor conocida por La
China, siendo muy popular entre la
tropa (1).
El trayecto, en auto, a veces a pie,
fue penoso por el calor agobiante que
no dejaba a los visitantes disfrutar
del espléndido paisaje tropical que se
les ofrecía a la vista. Se hallaron delante del río Mexcala, y como fuera
necesario esperar la panga (2) para
pasar a la otra orilla, Madero dijo al
gobernador Figueroa:
—¿Por qué no pasamos a nado,
general?
—Si usted se echa, yo le sigo (3)
—repuso don Francisco.
Pero entonces intervino el licenciado Federico González Garza para
decir en tono festivo: Aquí vienen
varios reporteros de la Associated
Press y mañana el encabezado de los
periódicos dirá: El señor Madero y el
general Figueroa pasaron el Mexcala
en cueros delante de dieciséis mil almas (4).
Muchas fueron las muestras de
afecto popular que recibió el señor
Madero en las principales poblaciones
del Estado de Guerrero y mucha la
experiencia que recogió con su visita
a esos sitios. Pero le urgía regresar
a México para atender a los asuntos
del Partido Antirreeleccionista que
había fundado a mediados de 1910 y
que tan extraordinaria popularidad
política le había proporcionado.
ciado. Como era el caso de los hermanos Francisco y Emilio Vázquez Gómez, dos de los más preparados y
entusiastas colaboradores que tuvo
Madero en los primeros días de lucha.
Sin embargo, errores de visión, ambiciones personales, el resentimiento
de quienes, al igual que ellos, procedían de las más humildes capas sociales, junto con los compromisos que
poco a poco fueron adquiriendo con
los neoporfiristas, llevaron a los hermanos Vázquez Gómez a cometer una
serie de equivocaciones de las que
ellos mismos llegaron a arrepentirse
con el andar del tiempo.
El doctor Francisco Vázquez Gómez, médico eminente, es más realista, más culto y más inteligente que
Madero; conoce mejor a los hombres
También en Chilpancingo los homenajes
se repitieron incesantemente. Cansados
después de la llegada, los jefes revolucionarios que acompañaron o recibieron a
Madero, descansan y leen los diarios con
las noticias de las incidencias del triunfal
viaje.
FRANCISCO
VÁZQUEZ
"En el pueblo de Tula, Tamaulipas,
nacieron Emilio y Francisco Vázquez
Gómez; ambos fueron personajes centrales en la Revolución. Pasados los
años y triunfantes en sus profesiones,
con muestras de orgullo indicaban a
sus amigos la choza en que transcurrieron los primeros años de su vida. Marchan a la ciudad de México a hacer
estudios. Francisco decide estudiar la
carrera de medicina; pero sin elementos
para ello, trabaja como gendarme nocturno, oficio considerado vil en aquella
época, y cuyo sueldo era de $0.75 diarios. El doctor Puente, que ha hecho
una semblanza, recuerda:
"Mal alimentado y peor vestido concurría a la escuela; tampoco lo recomendaba su tipo indígena ni su tez
bronceada; pero lo salva su aplicación.
Alguna vez su necesidad lo hace llegar
a clase con un par de zapatos de distinto color, que unidos a lo raído de su
traje le dan un aspecto misérrimo. Uno
de los alumnos, notando ese detalle,
expresa su disgusto, porque individuos
tan pobres sean admitidos como estudiantes, 'deshonrando la profesión',
Vázquez Gómez oye la crítica y se retira a un rincón del segundo patio para
llorar la vergüenza o de rabia, dos sentimientos que se mezclan en el pobre
cuando los mimados de la fortuna tratan de humillarlo; pero se consuela
pensando que a pesar de su mala traza, es el primer lugar en la cátedra.
"La novela de su martirio fue larga,
las penurias sin cuento, hasta que llega
la hora de obtener el título. Todavía de
pasante se va a establecer al risueño
pueblo de Coatepec, cercano a Jalapa,
para juntar el costo de la recepción. La
acogida favorable que tiene en ese pueblo lo decide a escogerlo para estable-
GÓMEZ
cerse como médico durante los primeros años de su carrera. Al cabo de tres
o cuatro hace dinero y fama, emprende
un viaje de estudio por Europa y regresa a la capital para abrirse camino.
"Por haberse dedicado Vázquez Gómez a la especialidad de oídos y garganta, es llamado para atender a la esposa del presidente; y más tarde, al
propio general Díaz, que comienza a
padecer de una sordera justificada de
sobra por su edad y que acaba por ser
completa en sus últimos años. Quizás
es de los primeros en darse cuenta del
mecanismo y de la fragilidad de aquel
régimen, así como de lo propicio que
sería para un hombre resuelto, escalar
el poder. Los reyistas lo invitan para
pertenecer a su grupo y por la amistad
que Vázquez Gómez lleva con el presidente, que con frecuencia lo invita a
sus cacerías, es acogido para ir a poner
en su conocimiento los trabajos políticos que tratan de emprenderse. El general Díaz desnuda ante Vázquez Gómez su miedo por el general Reyes, y
como para disuadirlo de que siga siendo reyista, le dice en tono solemne "Si
el pretendiente fuera un hombre como
usted, que se ha formado a sí mismo,
y que es todo un carácter, sería distinto.
"La conducta de los hermanos Vázquez Gómez, es característica, frente a
la Revolución, de los elementos de mayor preparación y que por sus ideas pudieron servir al maderismo.
"Esa conducta, que al principio los
llevó al antirreeleccionismo, al que sí se
afiliaron con sinceridad, ocasionó su
distanciamiento con Madero, y sobre
todo con sus partidarios, que afrontaron la lucha. El doctor Vázquez Gómez
no logró, al final de la lucha contra
Diaz, ocupar el cargo de vicepresidente;
pues el propio Madero se inclinó por
Pino Suárez y realizó una gran labor
para evitar que don Francisco figurase
en tal cargo. Después vendrá la controversia abierta. Al pronunciarse Pascual Orozco contra el presidente Madero, se le acusa de connivencia. Aun
contando con muchos partidarios para
la presidencia, tanto el doctor, como su
hermano el licenciado Emilio, no logran
canalizar las corrientes favorables. Habían estado demasiado tiempo en situaciones difíciles y ahora se mostraban intransigentes. Tampoco con Carranza ni Villa se entendieron; y ni siquiera con Zapata, por quien mostraban simpatías ideológicas. El final es
el destierro.
"De regreso a México, Francisco
Vázquez Gómez entrega sus Memorias,
documento de primer orden para conocer tan contradictoria personalidad
y muchos acontecimientos íntimos que
el autor conoció perfectamente. Fallece el 16 de agosto de 1933, en la ciudad de México."
Moreno, Daniel: Los Hombres de la Revolución (1960).
Emilio Vázquez Gómez, postulado por elT
Partido Antirreeleccionista para presiden-É
te de la República, se había opuesto al liponoîamionïo A* loe trnnae Ajeria i Cn
cenciamieruo ae las xropas aesae la oeCretaria de Gobernación.
y tiene conciencia de su superioridad.
Veía a Madero de arriba a abajo, con
cierto desdén. Su hermano Emilio lo
secunda en su actitud. Pero el uno
y el otro son más radicales que Madero y saben bien que el problema
de México no es sólo político, sino
también económico y social. Francisco
Vázquez Gómez, en las primeras semanas del interinato de De la Barra,
le escribe a Madero una carta en la
cual entre otras cosas le dice: "El
problema de las tierras es tan urgente
y tan grave, que si no se resuelve o
trata inmediatamente, lo resolverá
una nueva revolución por su propia
cuenta, como de hecho, lo comienza
a hacer
B
ya"
? *egur° Váza-uez, Gómez, al escnbir las ultimas palabras, pensaba
en Emiliano Zapata que ya se había
perfilado como un apasionado defensor del reparto de tierras. Además,
don Emilio resultó demasiado radical
en la Secretaría de Gobernación y
desentona con el resto de sus colegas;
don Emilio distribuía atenciones, dinero, armas y parque a los jefes maderistas con mando de tropas; se
oponía terminantemente al licenciamiento y en cierta ocasión propuso
en plena reunión del Gabinete que
debía renunciar De la Barra y que
ocupara desde luego la Presidencia
el señor Madero. En tales condiciones
la lucha entre los antiguos correligionarios parecía inevitable (1).
Don Francisco I. Madero se vio
enfrentado a un grave problema: era
visible para su perspicacia que el can-
En un discurso que pronunció en Cuautla, Ma-1
i6r
° condenó las actividades del general Reyes,$
lo que hizo al caricaturista representar a aquél
como un buen beisbolista que lanza la pelota,
simbolizada por el propio general, muy lejos. Todo ocurre ante el asombro del hijo de Reyes, el
licenciado Rodolfo. (LA SÁTIRA, 27 de agosto de
1911).
•—didato del partido a la vicepresidencia, postulado, desde 1910, se alejaba
cada vez más de los ideales políticos
que él, Madero, sustentaba. Las disensiones de fondo en la conducción
revolucionaria se ahondarían seguramente cuando el doctor Vázquez Górnez fuera elegido por el pueblo con el
triunfo de la fórmula presidencial, del
cual no dudaba Madero. El Caudillo
decidió entonces una medida drástica,
[
„
T - R
W
m
fin
toriad^laRevoL·ión'MexkaZ, T.1*
pág. 180 (1965).
ÉXITO
"Francisco Vázquez Gómez ya había
encontrado también la companera de
su vida, una mujer abnegada e inteligente a la que conoce de estudiante.
Su éxito depende de una circunstancia casual. Por el hecho de estar
recién llegado de Europa se le llama
para opinar sobre un enfermo rico; estan en la junta las eminencias del Proto-Medicato. Vázquez Gómez, contrariando a todos, formula un dignóstico
que dice estar seguro de comprobar
con una operación. Se aplaza la prueba para el día siguiente y es aquélla
su noche triste: o triunfaba para quedarse en México o perdía para tener
que regresar a un pueblo. Pero cuando
llega la hora la razón está ampliamente
de su parte. Entonces, el doctor Car-
que dejó estupefacta a la opinión pública y conmovió a sus partidarios
con el primer gran cisma: el 9 de
julio anunció la disolución del Partido Antirreeleccionista.
Antes de dar lugar a posibles reacciones, con inusitada energía, el señor Madero designó un comité para
la formación de una nueva agrupación
política, que debía llamarse Partido
Constitucional Progresista.
La noticia, como previera el líder
revolucionario al actuar con tal decisión y rapidez, provocó una conmoción dentro del ya caldeado ambiente
político nacional. En las tertulias del
Café Colón, situado en el Paseo de
la Reforma, en las mesas del Café
DE UN MEDICO
mona y Valle, el médico más respetado
por su sabiduría, tiene para él una frase
de aliento: 'Esta ocasión el discípulo
ha superado a su maestro'.
"Pero todavía le falta a Vázquez Gómez otro paso para afianzar su estabilidad en la capital; tener una clase en
la Escuela de Medicina, y el asunto es
cuestión de una oposición: su contrincante va a ser el doctor Fernando López, famoso oculista, director del Hospital Militar y yerno de un ministro.
Las pretensiones de Vázquez Gómez no
son ganar, sino obtener al menos la
mención honorífica que lo aboque para
una vacante. Pero el destino determina
otra cosa; durante la prueba, el doctor
López se muestra muy por debajo de
su fama; habla unos cuantos minutos
JOVEN
sobre la tesis que necesita desarrollar
y enmudece. El presidente del Jurado,
excediéndose de sus atribuciones, le
dice que se reponga; pero no hay mañera de romper aquel silencio. Vázquez
Gómez, por el contrario, está prolijo,
demuestra conocer el punto con amplitud, y hay que indicarle, para callarlo,
que ha pasado el tiempo reglamentario.
El acontecimiento resulta muy sonado,
porque los familiares del doctor López,
seguros de su triunfo, tenían preparado
un banquete, al que estaba invitado el
general Díaz."
Puente, Ramón: La Dictadura, la Revolución y sus Hombres (1938).
Gambrinus, que se hallaba en la calle
eleccionista, aunque sin mayor arrasPlateros, en el paseo dominical por el
tre de caudal partidario, poniendo al
Bosque de Chapultepec, por cuyas
frente del mismo al repudiado doctor
frescas avenidas circulaban los LanFrancisco Vázquez Gómez, a fines del
dos y los primeros fordcitos (1), la
mismo mes de julio.
comidilla del día era al parecer la
inexplicable decisión de Madero de
(l) Nombre dado en México a los
disolver el partido que lo puso en el
primeros modelos de los automóviles
umbral de la presidencia de la República. Se hablaba también, y con
M . ta
mucha pasión, de las intensas activiNO faltaron las damas que quisieron DTindades que desarrollaban otros partídar SU apoyo moral al triunfador. Un grudos políticos, nuevos unos, renovados
po de jóvenes rodean a Madero a SU lieotros.
,-.
.
gada a Chilpancingo, y se fotografían junLos más leales correligionarios,
f~ " ." '1\„ , ' L* ' ¡ * '.« 51 " » J„n
quienes habían sido causa de la crisis, „ ¡° j> ' « revolucionarios que permitieron
se segregaron de las filas maderistas W la derrota porflNSta y el advenimiento del
y restructuraron el Partido Antirre- >L- maderismo.
La escisión dentro del Partido Antirreeleccionista dio origen a la ordenación de otros partidos de tendencia liberal hasta entonces adictos a
Madero, y que en adelante se reservarían su libertad de acción, aunque
de momento apoyaban la candidatura
del Caudillo. Surgió así reorganizado
el antiguo Partido Liberal bajo la
dirección de Fernando Iglesias Calderón, Camilo Arriaga, Antonio Díaz
Soto y Gama, Juan Sarabia, Antonio
I. Villarreal, Felipe Gutiérrez de Lara
y Vidal Garza Pérez. También empezó a batallar el Partido Nacional
Independiente, organizado en mayo
anterior por Alfonso Cravioto, José
Pallares, Fernando R. Galván y otros,
con un programa más avanzado que
el de los demás, pues abogaba por la
libertad de imprenta; la no intervención estatal en las elecciones; el fraccionamiento de la gran propiedad; las
leyes protectoras del trabajador; el
mejoramiento de las condiciones de
vida de la población indígena; la protección de los bienes de las comunidades; y la no reelección del presidente
de la República ni de los gobernadores. Los grupos reyistas se agruparon
en el Partido Liberal Rojo.
Los miembros del desaparecido
Partido Conservador se reagruparon
para constituir el Partido Católico;
y conservaron su independencia política a pesar de los esfuerzos que
hicieron los maderistas, en un primer
momento, para absorberlos.
___^^^__^^_^^^^^^^^^__
DottÓS UBI TsIÓl·l
Sobre terreno tan inestable don
Francisco I. Madero se desenvolvía
con asombrosa naturalidad. Sus amigos recordarían después, pasado el
torbellino sangriento, cómo don Pancho —como se le llamaba en la intimidad— se hallaba poseído de una
especie de iluminación interior que
lo llevaba a prodigarse en declaraciónes y discursos, a exteriorizar su penSarniento siempre rebosante de patriotismo y de claros principios. Pero,
lo que escaseaba en él era el espíritu
de camaradería, tan necesario en el
trato de los negocios públicos. Y era
ajeno al trato de la amistad y confianza, porque creía que sobre las
relaciones cordiales estaban las reíaclones y compromisos de partido. Como hombre de grandes y brillantes
talentos, don Francisco no fiaba fácilmente en el talento extraño a par
de que tenía desdén por los políticos
ignorantes; y lejos de ser corto de
mando era muy autoritario (1).
Este cúmulo de cualidades y defectos, tan propios de la condición humana, se agigantaron en cuanto don
Francisco I. Madero fue el centro de
I a curiosidad y del interés de toda la
nación.
Particularmente la gente de
^a c m d a d de México, donde un importante sector de la población se
hallaba inficionado todavía por el
Porfiriato y donde los ociosos y maledicentes formaban legión, se ensañó
cruelmente en contra de aquel hombre al que se acababa de recibir apoteósicamente para colocarlo, a no dudar, en la dorada silla presidencial.
Los ataques de la prensa servil, defensora de los intereses del Porfiriato
disimulados en las personas del presidente interino y del mismo general
Bernardo Reyes, revistieron singular
agresividad. El semanario de carica;——-—
(1) Valadés, José C: Imaginación y
Realidad de Francisco I. Madero, T.
' pag'
.
LOS C3SC0S coloniales de mucnos revolucionarios del Norte Se confundieron COn
los amplios sombreros charros, en una
momentánea confraternidad satisfecha
¡ • <¡iirpñn<: rnn ln<5 nnrtpñns'
QUeunia a IOS sureños con IOS norteños.
M HaDia allí OrOZquiStas, zapatIStas y partl4^ darios de Ambrosio Figueroa.
"Mi
PALABRA
DICE
(Fragmentos)
../•> _•-,, • i rx
Caudillo de la Democracia,
Vahentes soldados del Sur,
Señoras y señores:
En el corazón de la Patria vivía el
recuerdo de nuestros gloriosos antepasados, y por su frente que entristecía
la desesperanza, iban pasando pensamientos de amargura y de martirio,
. . . Y se alzo una voz de protesta
en el Norte y, a su conjuro, se formó
densa nube de tempestad. Esa voz nos
señaló la senda de salvación. Cayeron
sobre las fértiles tierras mexicanas las
olvidadas semillas de la ley. que yacían
marchitas en el seno fecundo de nuestra Constitución Política; de este libro
inmortal que amamantaran las agrestes
selvas yucatecas.y que mecieron en su
cuna los arqueros del Sur. Hicisteis vibrar el sonoro clarín guerrero en San
Luis Potosí, y ondeó en vuestras manos
la bandera guadalupana, sobre la cumbre de presentidas victorias.
Era la hora de las reivindicaciones.
El pueblo de Guerrero oyó vuestra
voz de predestinado y parecióle una
revelación . . E irguiéndose como viejo
león de combate, enarboló la bandera
salvadora de Sufragio Efectivo , No
Reelección", y se lanzó a la lucha:
"Era la hora del peligro.
"Y dio su primer zarpazo con los
Figueroa y Vicario en Huitzuco; y rugió
encolerizado en "Los Cajones", y supo
de nuevas victorias con Andrew Almazan en Huamuxtitlán . . .
LA
VERDAD"
"Señor Madero: Recibid estas palade bienvenida, leales y sinceras.
E s , a sa | u tación del pueblo de Guerrero,
i
j
de
E é r c ¡ t o sur ¡ano, del Ayuntamiento
de esta ciudad al Caudillo de la Revolución
. . M ¡ ' p a | a b r a n o a d u , a d i c e ,a v e r .
d a d L a a d u | a c i ó n e s t á proscrita de mis
, a b i o s ; d e é s t o s b r o t a ,a v e r d a d p a r a
esparcirla a los cuatro vientos de la
Historia
.. E s t a man ¡f es tac¡ón significa mucho
e n m e d ¡ 0 d e s u s e n c ¡ n e z . N o sólo os
r e c i b e e | p u e blo de Guerrero, también
tienden sus brazos de granito al aband e r a d o d e l a Democracia estas cumb r e s q u e h a n s i d o b a | u a r t e de los gigantes de la idea, de los gigantes de la
espada, de los caudillos de lejanos días,
q u e s e h a n c u b ¡ e r t o de gloria bajo est o s ¡ nc0 mparables cielos guerrerenses.
. . S e n o r M a d e r o : s ¡ e n adelante sois
c o m o h a s t a a h o r a f ¡ e | a ,a c a u s a d e ,a
Libertad, en cada suriano seguiréis ten i e n d o u r | s o | d a d o a v u e s tras órdenes.
P e r o s¡ v o | v é i s a,
b lo [ a s e s p a | d a s
entonces, sobre vuestro pecho, hoy he|
eremos
estas
armas en defen
r o ¡ c o vo V
s a d e nuestros ideales, si hubiere que
destronar nuevos tiranos."
Dras
Discurso de bienvenida pronunciado por el
Lie. Eduardo Neri el 13 de junio de 1911, en la
estación de los FF.CC. en Iguala, Gro., al Megar don Francisco I. Madero.
" Los estudiantes de las escuelas profesio1 nales trataron de convencer al general
Bernardo Reyes, con quien aparecen en la
foto, para que se postulara como candidato a la presidencia.
turas Multicolor fue el que más contribuyó a menguar el prestigio de
Madero. Los caricaturistas de dicho
semanario, Santiago R. de la'Vega y
Ernesto García Cabrai, muy pronto
se hicieron famosos por. su ingenio y
mordacidad; y el diario El País, que
había ayudado al triunfo de la Revolución, pronto se revolvió virulento
contra ella, su caudillo y el hermano
de éste (don Gustavo), al cual llamaban "Ojo Parado" (1).
En el cuadro de los descontentos
que comenzaban a alzar cabeza estaba también el ejército federal, tan
adulado por el general Díaz, que había dorado sus uniformes y ablandado su espíritu, humillado por su derrota frente a la Revolución.
La enemistad entre los soldados
revolucionarios y los del Ejército Federal el cual había quedado prácticamente intacto después de Ciudad
Juárez, lo podía advertir en cualquier
parte de la nación el observador me(1) Silva Herzog, Jesús: Breve Historia de la Revolución Mexicana. T. I,
págs. 178-179 (1965).
nos atento. Por una parte, el viejo
ejército porfirista constituido con individuos de tropa bien disciplinados
y equipados, a las ordenes de jefes y
oficiales instruidos en la ciencia y en
el arte de la guerra; por la otra, oficiales y jefes improvisados al mando
de campesinos valientes pero sin instrucción militar bastante y con armas
inferiores a las de aquéllos. Los federates despreciaban a los maderistas
porque se sentían muy superiores a
ellos y porque estaban seguros, completamente seguros, de haberlos derrotado si la paz no se hubiera hecho
tan pronto como se hizo. Los maderistas odiaban a los federales porque
para ellos, y con razón, eran los enemigos a los que habían combatido y
los sostenedores del régimen dictatorial de Porfirio Díaz. De suerte que a
menudo se recibían noticias de riñas
sangrientas entre individuos y pequeños grupos de los bandos en pugna
(1).
En gran parte aquella situación
anómala era el resultado del inesperado y profundo cambio que se había
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operado en la vida del país con el deTrocamiento del Porfiriato y la instau-
ración del régimen de la Revolución,
pero también era a Francisco León
de la Barra a quien le correspondía
no poca responsabilidad de lo que
estaba ocurriendo.
El Presidente Blanco ya por haber
sido siempre ajeno al conocimiento
y trato de los políticos, ya por ser tímido y quebradizo, ya por sus ligas
con los hombres del régimen caído,
ya por sentirse obligado a reconocer
la autoridad de Madero, envolvía los
asuntos de Estado en muchos artiflcios y luego los endosaba a Madero,
con lo cual, de un lado el señor De la
Barra parecía una autoridad austera
y grave y de otro L·do, el señor Madero daba la impresión de ser un
hombre sin brújula ni carácter (2).
En consecuencia, De la Barra se
mostró incapaz, por inexperiencia o
falta de capacidad de gobernante, de
velar con eficacia por los intereses
de la patria, que eran los del bien
común. Se prestó a hacer el juego
a los neoporfiristas, a los hacendados
y a los políticos intrigantes, que tanto prohferaron por aquellos días en
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la ciudad de México; y quiza el mayor daño que hizo a la Revolución
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con
- pretirieron no unirse a IOS maderistas y se mantuvieron políticamente ¡ndependientes.
fue el haber creído que Emiliano Zapata eran un "bandolero" y que
Francisco I. Madero no pasaba de
ser un idealista soñador, sin sentido
práctico. De este modo, De la Barra
contribuyó, a que fuera tomando
cuerpo en la ciudad de México y en
las prósperas haciendas de Morelos la
idea de que era necesario deshacerse, a como diera lugar, del caudillo
dd Norte, Madero, y del caudillo del
Sur, Zapata . . .
L a traición se gestaba en la sombra.
(i). Silva Herzog, Jesús: Breve His^yj^-Jo^0?^^1 Mexu:ana- T - *•
?of \r„io^¿D TZ,A n. T , „ • „ • - ..
to rm
, S
W Valaaes, José C: Imaginación y
Realidad de Francisco 1. Madero. T. I,
pág. 187 (i960).
MEXICO, DUEÑO DE TODOS SUS RECURSOS
"Se ha dicho, y con razón, que la Revolución Mexicana fue y sigue siendo nacionalista. Sin embargo, este nacionalismo no es agresivo, está limpio de toda sospecha de hostilidad hacia otros
países, ha buscado simplemente el progreso económico y cultural de nuestro pueblo, la defensa
de nuestra soberanía y la afirmación de los más sagrados valores que heredamos de nuestros
mayores."
LIC.
Asociación Nacional de Estudios de las Ciencias Políticas
Díaz Oída? (1965).
y
Sociales,
GUSTAVO DÍAZ ORDAZ
A.C.: Pensamiento
Político
de
Gustavo
LOS
PROBLEMAS
DEL
INTERINATO
Complot y Matanza
mi se me hace que algo se traen
contra el señor Madero los huéspedes del cuarto de al lado. Los
veo muy sospechosos y siempre están
hablando en voz baja —dijo Antonio
Rousset a sus hermanos al regresar
al hotel San Agustín de la ciudad de
México, donde habían concurrido como otros muchos maderistas para recibir al Caudillo y acompañarlo en
los primeros momentos del triunío
revolucionario.
—Uno de ellos es el malvado Joaquín Pita, el que junto con Miguel
Cabrera atacó la casa de Aquiles Serdán; y los otros son gente muy adicta al ex gobernador Mucio Martínez,
que nos tiene ojeriza desde que supo
que nosotros le ocultábamos armas
a los Serdán.
—Mejor vamos a decírselo a don
Abraham Martínez, que es el jefe del
Estado Mayor del general Zapata
—repuso Guillermo—, no sea que ya
después sea tarde . . .
Los tres hermanos se fueron en
busca de Abraham Martínez, al que
no le gustó lo que le contaron.
—Ahorita me repiten lo dicho delante del licenciado Emilio Vázquez
Gómez, que es secretario de Gobernación y sabrá lo que se deba hacer —dijo Abraham Martínez.
Vázquez Gómez lo escuchó muy
preocupado. Sin duda temió que se
repitiera el drama de Aquiles Serdán,
mártir de la Revolución.
—Estos señores son capaces de todo; necesitamos estar muy listos para
cuidar la vida de "Panchito" (1). Y
como "Panchito" irá a Puebla en estos días, esos complotistas tratarán
de seguro de atentar contra su vida
en aquella ciudad. Así que usted,
señor Martínez, vayase cuanto antes
para poner sobre aviso al gobernador
Rafael Cañete.
Las cosas no andaban del todo bien
para los revolucionarios de Puebla
debido a que el coronel Aureliano
Blanquet, jefe del 29 batallón federal,
de la guarnición de la capital poblana, era militar del antiguo régimen y
les tenía mucha tirria. Se mostraba
A
El 13 de agosto de 1911 Francisco I. Madero llegó a Cuernavaca con intención
de entrevistarse con Emiliano Zapata. Lo recibió Victoriano Huerta, encargado por
De la Barra de reducir a los campesinos que se negaban a deponer las armas.
(1) Magaña, Gildardo: Emiliano
ta y el Agrarismo en México,
pág. 170 (1951).
ZapaT. I,
MEMORANDUM
"Las revoluciones generalmente van más lejos del punto a donde pensaban llevarlas sus iniciadores; porque una vez puestas en
movimiento las masas del pueblo,
es difícil sujetarlas. Esta Revolución ha sido excepcional, pues la
hemos detenido en el momento
que hemos querido . . . Deseo que
usted comprenda que los revolucionarios, al admitir los tratados
de paz que yo celebré, y someterse
a ellos . . . esperaban disfrutar de
las prerrogativas que en todos los
países del mundo tienen los vencedores. Por esta circunstancia, causa grandísima indignación entre
todos los elementos revolucionarios verse constantemente postergados . . . y ver cómo se les trata
por el actual ministro de Gobernación, García Granados . . . para
Victoriano Huerta deseaba infundir con-^
fianza al futuro presidente, aunque ya^
conspiraba contra él. Para halagarlo organizó un desfile de sus tropas. La bandera del 29o. batallón pasa delante del
héroe de la Revolución.
Huerta y el general más joven de la Revolución, Juan Andrew Almazán, acompañados de varios jefes y oficiales, celebran una conferencia de paz en la ciudad de Cuernavaca.
R-)
bastante agresivo y disgustado al
ver tanto maderista por sus dominios.
A pesar de ello, el coronel Benigno
Zenteno había acuartelado en la plaza de toros a ochocientos partidarios
del Caudillo, cuya llegada esperaban
con estusiasmo. Al coronel Zenteno
fue a ver Abraham Martínez en cuanto llegó a Puebla y ambos interesaron
al gobernador Cañete, que les dio todo su apoyo.
Abraham Martínez y sus amigos
realizaron una severa investigación
que dio por resultado que las autoridades aprehendieran a los diputados
locales Emilio Bonilla y Enrique
Orozco, al diputado federal Carlos
Martínez Peregrina, hijo del ex gobernador Mucio Martínez y a la señora Angela Conchillos. Se comprobó que andaban complotados para
atentar contra Madero. En el asunto
andaban mezclados también el general Valle, el coronel Blanquet, y el
mismo ex gobernador Mucio Martí-
A LEON
DE LA
quien la peor recomendación es
haber sido revolucionario . . . Usted se ha apoyado hasta ahora
para gobernar en el partido revolucionario . . . De admitir la extraña teoría del actual ministro de
Gobernación que a mí me la expresó, resultaría que muy pronto todos los gobernadores serían procesados como el de Tlaxcala . . .
No tengo ningún inconveniente en
no volver a inmiscuirme para nada
en las cuestiones de gobierno; pero en este caso no puedo comprometerme a evitar que sean atacados sus ministros y hasta usted
mismo . . . no puedo permitir que
lo pactado por la Revolución vaya
a quedar letra muerta . . . Tengo
nruphas nlpnas rlp HIJP RPVPÇ ÇÍ P%
prueDas pienas ae que Reyes si está preparando una Revolución . . .
Reyes conspira c o n s t a n t e m e n -
BARRA
te . . . a usted mismo le han llevado testigos de la clase de propaganda que hace Reyes . . . en caso
de un levantamiento, no será contra usted, sino contra mí . . . veo
ese peligro muy grave . . . pero
tengo la seguridad de que dominaremos . . . El ministro de Gobernación . . . ha dicho que antes de
dos meses estaremos en manos
de Reyes . . . dado el espíritu que
reina en el ejército, que indebidamente se siente humillado por el
triunfo de la Revolución."
"FRANCISCO I. MADERO".
Madero, F. I.: Memorándum sobre la
Situación, Méx., 26 de agosto de 1911.
M s A | v a r e 2 . C i t a d o p o r vaiadés, José
C.: Imaginación y Realidad de Francisco I. Madero (1960).
nez . . . La detención de los conspiradores ocurrió el 9 de julio, el mismo
día en que Madero conmovía en México a la opinión pública disolviendo
el Partido Antirreeleccionista.
Los detenidos fueron conducidos
a la plaza de toros, donde se hallaban
acuarteladas las tropas maderistas,
pues Abraham Martínez no se fiaba
de nadie. Y tenía razón, pues no pasó
mucho tiempo sin que recibiera un
mensaje de México donde se le ordenaba, por parte del presidente De la
Barra, que dejara en libertad a los
prisioneros, a los que posteriormente
se les abriría proceso . . . Los enemigos de la Revolución apoyados en el
neoporfirismo y por la prensa antimaderista sabían moverse con rapi¡Lo rompo todo!, dice Madero, caricaturizado
como un nuevo Moisés, que despedaza el Plan
de San Luis Potosí, ante el enojo de la opinión
pública que asoma tras el monte; todo causado
por el distanciamiento político entre Madero y
Píos Vázquez Gómez. (MULTICOLOR, 3 de agosto
ide 1911).
dez. Pero no contaron con la firmeza
de carácter de Abraham Martínez
que desacató la orden presidencial y
salió con los prisioneros a México para ponerlos a disposición del secretaño de Gobernación.
Se entrevistaron en la casa particular de este, en la esquina de las ca11P<! Mnrolns V RiimrpU
proceder"de ustedes; han cumplido
con su deber como revolucionarios
/* WiV> V«™»*? ríómpr « Mnrtí
—le di]o Vázquez (¿ornez a Martinez— pero el señor Presidente, a pee/rr Ao mío lo he orni.oetn el nsnntn
sar de que le he expuesto el asunto
tal cual es, está en completo desaruerdn mñ 1n* nnrehenvinne* v nr
acuerdo con las aprehensiones y ordena que esos señores sean puestos
e„ jihertnH
en lioertaa . . .
—Pero entonces, ¿la Revolución
va a quedar burlada? '-exclamó sorprendido Martínez.
—¿Y qué quieren que yo haga hijitosí —replico el licenciado— Ya son
muchas las dificultades que he tenido
con el señor Presidente De la Barra
cuantío trato de defender los intereses de la Revolución, y es probable
que,
por esa
causa, tenga que sepamrmo
In secretaria
<ioorotnrín
rarme rio
de la
Y acatando las ordenes presidencíales, fueron puestos en libertad los
deten
M°s
(1).
Media hora después de esta conversación, cuando Abraham Martí-
nez almorzaba con unos amigos en el
café "El Palacio de Cristal", fue detenido por varios agentes de seguridad y enviado preso a Puebla . . . (2)
N 0 iban mejor allí las cosas aquel
12 de julio, víspera de la llegada de
Madero. Como a las 9 de la noche un
earruaie naso delante de la Dlaza de
carruaje paso aeianie ae ia piaza ae
¡ g * ffiff SSSilSlSSJSl
maderistas muchos de ellos con sus
maaenstas, mucnos ae euos_ con sus
mujeres y sus pequeños hijos. Los
a u e iban dentro del coche dispararon
q
loan aentro aei tocne uispararun
muchos tiros sobre la guarnición que
vigilaba la Dlaza Entre los atacantes
viguaDa la piaza. rentre ios atacantes
s e c r e y o reconocer a una de las pers o n a s aue acababan de ser deiadas
sonas que acaDaoan ae ser aejaaas
e n libertad, luego de ser acusadas de
coniura contra la vida de Madero
C J
°« . y a vienen, ya vienen!'^gSó alguien con firme voz dentro de la plaz a . "¿Quiénes?", decían los soldados
y s u s mujeres. "¡Los del coronel
Blanquet, vienen a tirotearnos!"
Además de Adame Macias y de los
jefes Agustín del Pozo y Benigno N.
Zenteno, se encontraba en la plaza el
general
Francisco
A.
t
i •
• Gracia, con
fuerzas
revolucionarias.
Toda la noche hubo un tiroteo que
n o ces¿ hasta la madrugada, por agotamiento del parque de los maderistas, quienes se vieron en la necesidad
de abandonar la plaza de toros, que
inmediatamente ocuparon las fuerzas
de Blanquet, acribillando a balazos o
a bayoneta a los insurgentes, a sus
mujeres y a tres o cuatro niños que
tuvieron la desgracia de no salir violentamente de aquel lugar ( 3 ) .
refriega se generalizó ñor la
L
** «anega se generalizo por la
ciudad en unos cuantos minutos. Los
S K t a S
ÏÏhïïSSSTB'S
~T ¿ T í
, y ,. t e
rro de San Juan; pero nada pudieron
hacer Dor falta de narnue AnesarHe
nacer por taita ae parque. A pesar de
ggjQ f u e n e c e s a r i 0 q u e a i a m a n a n a
siguiente el mismo gobernador Cañesiguiente ei mismo goDernaaor oanete
v a n o s m a denstas recorrieran las
nrincinales nortnndo una hanca¿
caues principales portanao una oand e r a blanca, para hacer desistir a las
¡rentes de Adame Marías v dp Rían
gentes ae Aaame Macias y ae uianq u e t d e COntmuar la refnega
•
(i) Magaña, Gildardo: Emiliano Zapata
y el Agrarismo en México, T. I,
pág 174 1951
( )( 2 ) Dos años más tarde, en 1913, Martínez, preso en la Penitenciaría del Distrito Federal, fue puesto en libertad;
S^°„ÍS|f
S Í 2 E Í ? contra
ÏÏXJÍMadero
ÍSJÜÍS'Í,
dos que K
conspiraron
en
1 9 H hicieron que volviera a ser aprehendido. Llevado a Zacatelco, Tlax.,
fue asesinado con lujo de crueldad.
(3) M
ña> G ü d a r d o . Emüiano
Zapa.
ta y e¡ Agrarismo en México, T. I,
pág. 175 (1951).
El jueves 17 de agosto, Madero fue a
Cuautla para hablar con Zapata, y en un
discurso a los hombres de don Emiliano,
de acuerdo con los deseos de éste, prometió que la Revolución cumpliría todo
lo ofrecido.
El presidente interino, licenciado Francisco León de la Barra, miembros del
gabinete, don Francisco I. Madero y el
embajador de los Estados Unidos, Henry
Lañe Wilson, durante la celebración de
las fiestas del 4 de julio.
Wh)
El 4 de noviembre Francisco León de la
Barra rindió su último informe al Congreso de la Unión. Al dia siguiente partía
del Palacio Nacional el solemne bando
|ipor el que se daba cuenta al pueblo de
X l a elección de don Francisco I. Madero.
CARTA
A
"En la atmósfera en que usted sirve
no puede darse cuenta exacta, pero los
que podemos tratar con todas las personas lo notamos claramente. Se le
tacha a usted de debilidad y compla
cencía con los enemigos y se cree que.
de seguir así las cosas, esa debilidad
y esa complacencia harán que los ideales revolucionarios fracasen.
"Muy pocos, a decir verdad, quieren
reconocer en usted la energía necesaria
para guardar incólumes los principios
revolucionarios, y quienes así piensan,
ven con tristeza la opinión contraria,
puesto que nadie como usted es más indicado para guiar la futura república.
Esa corriente de opinión a que me
refiero, va extendiéndose con mucha
rapidez entre nuestros mismos correlígionarios.
"Otra crítica, no carente de fundamento, es que se estima como una
torpeza el licénciamiento rápido de las
fuerzas revolucionarias, sin que se
dé paso alguno para el licenciamiento de las fuerzas federales en lo que
tienen de forzado, pues es opinión general que muchos de esos elementos
forzados de las fuerzas federales, se
irían gustosos a sus casas a la primera
indicación. Dejar en pie al ejército federal en los momentos en que entran
en acción los elementos no desaparecídos del antiguo régimen y hacer
desaparecer las fuerzas revolucionarias, es tanto como abrir el camino v
la victoria a la reacción.
MADERO
"Todos los que aman a usted, que
constituyen la mayoría, ven con profunda tristeza la política seguida por
usted y sus colaboradores inmediatos
y ansian una reacción hacia la energía
que debe sostener, a toda costa, la
bandera revolucionaria,
"Lo que he notado francamente es
que lo que está jugándose en la política
oficial y ante la mirada bondadosa de
usted son los elementos políticos científicos y reyistas ya nuevamente en lucha, con exclusión casi completa de los
verdaderos elementos revolucionarios,
Mirando al Ministerio, se ve claramente
el predominio del limantourismo (cientificismo), y que los elementos revolucionarios, apenas representados por
el dignísimo y enérgico doctor Vázquez
Gómez, están en minoría. De seguir
así, sin que se reaccione con energía
y sin temores ningunos, lo que no consiguieron los proyectiles federales lo
conseguirán las intrigas políticas,
"Yo quisiera, señor Madero, que usted
pudiera disfrazarse un poco y que
se
pusiese en contacto con sus partidarios
mismos para convencerse de
°.He l a opinión que va haciéndose pulblica, acabará por mirar en usted, con
profunda tristeza, solamente el apóstol
V a1 caudMIo, pero nunca al gobernante . . . "
Roque Estrada
Portes Gil, Emilio: Autobiografía de la
Revolución Mexicana (1964).
"Y NO ERAN
"En 1911 yo era civil, amigo de
Zapata y partidario de sus ideas.
Trabajaba como conductor de trenes, en el Interoceánico. Estaba
en Puebla y se había anunciado la
llegada de don Francisco I. Madero, de quien también era yo partidario, identificando la causa perseguida por él con la del general
Zapata.
"En la madrugada fue el tiroteo
de la Plaza de Toros. El coronel
federal Blanquet, por órdenes del
ex gobernador» Mucio P. Martínez,
TOROS"
mató a un numeroso grupo de
fuerzas zapatistas, desarmadas y
listas para licenciarse, que dormían en la mencionada plaza de
toros. Los asesinaron con ametralladoras emplazadas en las graderías. El pretexto fue que habían
querido, la noche anterior, matar
al hijo del ex gobernador.
"Las tropas zapatistas que más
sufrieron en el traicionero ataque
fueron las del general Gracia."
Gral. Manuel Sosa Pavón
El jefe de la Revolución firma el acta de T
un club político, que lo postuló candida- M
to a la primera magistratura. El nuevo Partido Constitucionalista sostuvo la
fórmula Madero-Pino Suárez.
Durante el periodo préélectoral los clubes
antirreeleccionistas tuvieron una activa
participación, por eso causó sorpresa la
decisión del Caudillo de disolver el partido que lo había llevado al triunfo revoie lucionario.
La Convención del Partido Constitucionalista se efectuó entre los días 27 y 31 de
agosto. Madero llega al Teatro Hidalgo
para rendir la protesta como candidato
a la presidencia de la República, en medio del entusiasmo popular.
^ - )
Los maderistas bajaron de las torres donde se habían refugiado con
las carabinas en las manos, conteniendo apenas la ira y la indignación
por la matanza de la noche anterior.
Hombres y mujeres formaron una
valla por la que horas más tarde pasó
el Caudillo saludando a aquella gente que por un momento olvidó a sus
muertos recientes para aclamarlo.
Por la tarde del mismo día, a inidativa del señor Madero, las fuerzas
federales y maderistas que habían
combatido toda la noche del 12 al 13
formaron en el Paseo Nuevo, donde
fas arengó, diciéndoles que ya no debían estar divididas, que la lucha de
las armas había terminado, y por consiguiente, que se viesen como hermanos (1).
Madero deseaba pacificar los ánimos para llevar la tranquilidad a toda
la República. Así lo explicó a Emiliano Zapata cuando éste protestó por
la detención de Abraham Martínez y
del coronel Benigno N. Zenteno, acusados de desobedecer al presidente
De la Barra. La prensa informó que
habían sido trescientos los muertos,
la mayoría de ellos eran maderistas.
— — — — — ^ - ^ ^ — ^ — —
DA'
A
D
+" "
r6rQI6llQ0 rTÔSTIglO
Un triste recuerdo dejó en don
Francisco I. Madero la recepción que
le tributó Puebla el jueves 13 de
julio de 1911. Las manifestaciones organizadas en su honor se ensombrecieron ante la matanza que los solda-
dos del coronel Blanquet hicieron de
sus correligionarios, en represalia urdida por quienes fueron aprehendidos
por haber intentado asesinarlo.
Para licenciar tropas maderistas y
tomarse un descanso, salió de Puebla
a Tehuacán (2), donde disfrutó por
unos días de los baños termales. Y
una tarde, al volver de su acostumbrado paseo a caballo, encontró en
su escritorio una carta de México
firmada por uno de sus más fieles
seguidores, el licenciado Federico
González Garza. Le dice a Madero
(1) Magaña, Gildardo: Emiliano Zapata y el Agrarismo en México, T . I ,
pág. 177 (1951).
(2) Balneario famoso en el Estado de
Puebla.
débil de gobernar, ahora que no estoy
gobernando nada . . . (2).
"Al presidente De la Barra, en
comentario a la carta precitada, González Garza lo juzga con gran severidad al considerarlo desleal e hipócrita
y al servicio de los intereses del régimen caído. Veamos lo que escribe:
"El simple testaferro de calidad
(3), pero al fin testaferro, se rebela
contía el transitorio papel que las
partes le han confiado enunaempresa en que se juega el bienestar o la
desgracia de todo un pueblo, y allí
donde el verdadero mandante, la Revolución, por voz de su caudillo, dispone lo que debe hacerse para favorecer la resolución de uno de sus postulados, el económico-social, sin necesidad de que se derrame una sola gota
más de sangre mexicana, el simple intermediario, envanecido y envalento-
que "aquel optimismo ha dejado de
ser en usted una gran virtud para
empezar a convertirse por el simple
juego de las circunstancias en un gran
defecto", y agrega: "Usted está perdiendo prestigio porque no se le
considera bastante enérgico para dominar a los numerosos elementos
anárquicos cuya agitación va siendo
cada vez mayor . . ." (1).
Madero apartó un momento el pliego para recordar lo que había comentado hacía poco con uno de sus amigos: Es curioso que se me juzgue
nado por las adulaciones y el apoyo
de la reacción que en realidad no ha
sido aún arrojado del poder, equivoca
trágicamente su papel, confunde la
salud del pueblo con la estabilidad y
prestigio de su efímera administración y lleno de arrogancia y vanidad,
prefiere que el Estado de Morelos se
convierta en un hacinamiento de ruinos humeantes antes que consentir
se entablen negociaciones pacíficas
para satisfacer, hasta donde sea posible, las demandas de aquel pueblo
infortunado (4) .
Madero regresó inmediatamente a
la capital de la República donde,
convencido de que no era la persona
adecuada para ese cargo, picho su
renuncia como secretario de Goberpación al hcenciado Emilio Vázquez
"°i? e . z /
. , ...
„,
,
El licenciado Vázquez Gómez fue
sustituidoo r en
la Secretaria de Gobern aci n
, ° P , e l ingeniero Alberto Gar« a Granados
. el mismo de quien
ff r a s *JO
que
había
pronunciado esta
e:
,^a h bala
que 5)mate a Madero
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atna
P
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r IS3Q3S 0 6 U3D3IIOS
La denominación que se daba a los
maderistas zapatistas de "pelados" y
"bandidos" iba haciéndose común
entre la gente distinguida de la ciudad de México.
(i) González Garza, Federico: La Revolución Mexicana. Mi Contribución
Político-Literaria pág. 299 (1936).
& ,Y?ladés, José C: Imaginación y
RealidadteFrancisco I. Madero, T..II,
'
'
g ^ 1 P reside "te interino, León de la
,.. '., TT
. ,
$ f e lh £ ^IZJn^MexicZl
TI
pág. 184 (1965).
( 5 ) valadés, José C: Imaginación y
Realidad de'Francisco I. Madero, T. II,
pág. 195 (i960).
Don Francisco I. Madero, a su
regreso de Tehuacán, se dedicó a
buscar alguna solución al problema
de Zapata, al que había calificado como símbolo del andrajoso de indumentaria, pero de tersura y grandeza
de corazón (1). Zapata confiaba absolutamente en él, pero no había desarmado a su gente.
El periódico del gobierno, El Imparcial, comenzó a aplicar al guerrillero el mote de "El Moderno Atila" y
a atribuirle frases como esta: "No
reconozco más gobierno que el de mis
pistolas", al mismo tiempo que lo
responsabilizaba de cuanto de malo
ocurría en el Estado de Morelos.
Llegó a decir que se había apoderado
de toda la dinamita que había en
Cuernavaca, y que en esta ciudad ya
no había señoritas, pues "todas han
emigrado temerosas de los atentados
de Zapata" (2).
El licenciado Francisco León de la Barra
durante el acto eleccionario. Su administración protegió a los neoporfiristas, que M
iniciaron una campaña de descrédito en X
contra del líder revolucionario.
Madero rompió con los hermanos Vázquez Gó- - í
mez, y la primitiva fórmula para las elecciones: p
Madero-Vázquez Gómez, fue cambiada por la
de Madero-Pino Suárez, lo que dio lugar a esta
caricatura con su correspondiente diálogo: Pueblo: —Oye Pancho, ¿y Vázquez Gómez? Pancho:
—Qué Vázquez Gómez ni qué Vázquez Gómez,
ahora ten-Pino. (LA SÁTIRA, lo. de septiembre
de 1911).
Un momento histórico: Francisco I. Madero deposita su voto con la satisfacción
de quien está convencido de su triunfo
y de que su elección significa el fin de
tres décadas de gobierno demagógico y el
retorno a los principios constitucionales.!
Zapata se hallaba entonces en su
pueblo natal, Anenecuilco, y allí supo
el 9 de agosto que el presidente interino, Francisco León de la Barra,
había enviado al general Victoriano
Huerta al Estado de Morelos, al frente de una gruesa columna compuesta
de caballería, infantería y artillería,
para que procediera a licenciar las
tropas zapatistas "a como diera lugar".
También le informaron que el gobierno federal había designado gober(1) Valadés, José C : Imaginación y
Realidad de Francisco I. Madero, T. I,
pág. 183 (1960).
(2) El Imparcial, 18 de junio de 1911,
citado por Magaña, Gildardo: Emiliano Zapata y el Agrarismo en México,
T. I, pág. 152 (1951).
EL RIO REVUELTO
El Diario del martes 15 de agosto de 1911 anunciaba con grandes
titulares que E m i l i a n o Zapata
"pretendía" imponer condiciones
al gobierno, pidiendo la separación
del gobernador del Estado, y que
acababa de celebrar una conferencia telefónica con el señor Madero.
El guerrillero había declarado a El
Diario que no atacaría a las fuerzas federales, pero que se defendería "hasta morir".
De igual r e p e r c u s i ó n en la
opinión pública era la disputa
de Francisco Vázquez Gómez con
Francisco I. Madero, o la noticia
de que la candidatura de "el Presidente Blanco" para la futura
elección iba a ser discutida en las
convenciones de los partidos Popular Evolucionista y Católico Nacional.
Una semana más t a r d e , el
martes 22, El Tiempo informaba
que las tropas del general Huerta
habían entrado a Yautepec, en
manos de los zapatistas desde el
jueves 4 de mayo. Era la guerra
declarada contra Zapata, a pesar
de los esfuerzos conciliadores de
Madero y del anuncio de que se
estaban licenciando las tropas maderistas en el Estado de Morelos.
La noticia de la intervención de
Victoriano Huerta, aunque destacada, aparecía rodeada de otras
inofensivas, un homenaje al último emperador azteca, el anuncio
del primer concurso de aviación
militar en París, el viaje del Zar
a Alemania, que parecían restarle
importancia. Sin embargo, todo
tenía importancia; como, por ejempío, la entrevista del general Reyes con el presidente De la Barra.
El río estaba revuelto y los pescadores buscaban su provecho . . .
Testimonio Periodístico,
Agosto 15-22 de 1911.
El ingeniero Hay se despidió rápidamente de Huerta y en el camino,
cuando iba a comunicar a Madero
lo que había ocurrido, recordó que
allí mismo, en la plaza de Cuernavaca,
había estado charlando con Victoriano Huerta, quien le había dicho: Soy
un hombre honrado y un subordinado
pundonoroso; desearía tener la oportunidad de ser presentado al señor
Madero, cuyo valor admiro. Le juro
a usted por mis pequeños hijitos
—agregó señalándolos— que antes
que nada, soy un soldado de honor y
le ruego que convenza al señor Madero de que en mí tendrá un amigo
fiel y un servidor hasta la muerte (3).
Pero también recordó el ingeniero
Hay que en otro momento de la conversación, Victoriano Huerta le había
dicho: Mi norma de conducta es esta:
Nunca siento lo que digo, ni nunca
digo lo que siento (4).
En el hotel donde se hospedaba,
Madero se enteró por boca de Hay de
lo que parecía ser una celada de Victoriano Huerta, tendida en el camino
de Cuernavaca a Cuautla. Decidieron
que la entrevista con Zapata se haría
por teléfono.
Intentan Entenderse
Hubo un gran desfile de tropas révolu- T
Cuernavaca el día 13 de agosto, acom-
cionarias. Emiliano Zapata pasó al frenteÉ
de sus hombres, riéndose en un mar
P ^ í 1 0 d ^ Í n ?. e n Í e / 0 E d u a r d o Hav >
i*ftff ^fTíopoman h .
de sombreros puntiagudos, preguntandose si el señor Madero cumpliría con la
promesa de devolver las tierras a los
campesinos
Cuautla. Horas antes de partir, cuando apenas clareaba el día, el ingeniero
Hay salió a pasear por las afueras de
Cuernavaca, por el camino que con-
'
nador y comandante militar del Estado de Morelos al general Ambrosio
Figueroa.
De la Barra se mostró intransigente
y autoritario al someter a Zapata,
tal vez asesorado por su nuevo secretario de Gobernación, el ingeniero
Alberto García Granados (quien, refiliándose a las demandas agrarias de
los zapatistas, había afirmado que no
estaba dispuesto a "tratar con bandidos"),
Zapata protestó con gran energía
por aquel despliegue de fuerza innecesario que agudizaría los problemas
de su Estado natal, donde ya había
entrado como una amenaza el coronel
Aureliano Blanquet, con otro fuerte
contingente militar. Pidió a Madero
que fuera a Cuautla a hablar con él,
a fin de que los dos buscaran remedio
a la situación. El Caudillo llegó a
ducía a Cuautla. Había llovido mucho
la noche anterior y le llamó la atención numerosas huellas de caballos
herrados. Supuso que Huerta había
enviado alguna avanzada de su caballería para que protegiera el paso de
Madero; mas no teniéndolas todas
consigo, regresó de prisa a Cuernavaca, buscó al general y le preguntó:
—¿Envió usted escolta a recorrer
el camino de Cuautla, señor general?
—No, coronel —respondió Huerta
enérgicamente y un tanto enfadado—; no ha salido un solo hombre de
mis fuerzas fuera de la plaza y debo
advertirle que sin mi consentimiento
no se mueve un "chivo" ( 1 ). Mi gente
está perfectamente disciplinada y nadie se moviliza sin mi consentimiento.
—Yo tenía entendido —dijo Hay,
aparentando no dar mayor importancia al asunto— que usted había ordenado que se hiciera algún servicio
de vigilancia en el camino . .. (2)
Desde su cuartel general, situado
en el callejón de la Tesorería, junto
al Palacio Municipal de la ciudad de
Cuautla, el general Zapata se puso al
habla telefónicamente con Madero.
El tema de la conversación era que en
el sentir de los maderistas, las fuerzas
federales deberían salir del Estado,
pues no consideraba correcto su envío y menos los peparativos bélicos
que ostensiblemente estaban haciendo; que los maderistas no habían
dado motivo alguno que justificara la
actitud de las fuerzas federales y la
del Gobierno que las enviaba, pero
que si había ese motivo, estaban dispuestos a discutirlo y a corregirse;
(1) El soldado, por su emolumento o
salario.
(2) y (3) Magaña, Gildardo: Emiliano
Zapata y el Agrarismo en México, T. I,
págs. 201 y 202 (1951).
(4) Magaña, Gildardo: Emiliano Zapata y el Agrarismo en México, T. I,
pág. 202 (1951).
Al llegar a Cuautla, Morelos, el señor
Madero fue recibido por el general Eufemio Zapata, hermano de Emiliano, con
quien se retrató. Eufemio aparece detrás
del Caudillo, rodeado por jefes zapatistas
y acompañantes de don Francisco. B - >
LA CORONELA DEL
MARIA ESPERANZA CHAVARRIA
María Esperanza Chavarria. Zapatista,
a S r d e R N U S S ?
tos administrativos en las organizadones zapatistas.
—En mayo de 1911 tenía yo
trece años. En ese tiempo vivíamos con continuos sobresaltos
porque las tropas federales perseguían a los zapatistas: entraban a
un pueblo, buscaban a los que
simpatizaban con la Revolución y
los fusilaban.
—El día primero de ese mes tomarón la plaza de mi pueblo las
fuerzas del general Zapata, mandadas por Lucio Moreno y Román
Castro. Yo, cansada de tanto sus-
to, decidí incorporarme a las filas
de los zapatistas y me fui con Roman Castro. Salimos para Cuautla,
que a los pocos días cayó en nuestro poder; de allí nos fuimos a
Ozumba; y así continuamos por
todo el Estado de Morelos y Guerrero.
—Por fin entramos a México
junto con don Francisco I. Madero,
pero como él no quiso repartir las
tierras, nos volvimos a la sierra.
—Me hirieron en Mexicaltzingo.
- D e s p u é s de sanar, empecé a
realizar una serie de pequeñas misiones entre los zapatistas, llevando parque, armas, mensajes.
—Tenía yo un hermano, que
era el general de brigada Herminio
Chavarria. Cuando a él lo mataron,
vine a México a recoger armas, serían como 250 fusiles y parque; no
pude recoger todo, pero lo poco
con que llegué al cuartel de Zapata, en Cuautla, Morelos, valió para
que Benjamín Argumedo pidiera
mi ascenso a coronela.
—En una ocasión, Benjamín Argumedo, me había corrido del
cuartel alegando que no quería
CACHAZO
"viejas" (1) en las filas, mandándome con las soldaderas. Pero
una vez, peleando por San Antonio
Coapa, vio cómjo le di de cachazos
(2) a un federal, para que me entregara el parque, y desde entonees me tomó mucha estimación,
—Cuando don Francisco I. Madero fue a ver a Zapata, nos vinieron a avisar que la gente de Victoriano Huerta se encontraba en el
cerro de la Tetilla, esperando que
saliera Madero para caer sobre
nosotros Amador Salazar rodeó
inmediatamente el hotel Urolo y
mandó a Huerta un mensaje ávisándole que Madero no saldría
hasta que él retirara las tropas,
—Las tropas se retiraron y
nuestra fuerza también dejó de sitiar el hotel. A las pocas horas,
Madero, que parecía no haberse
dado cuenta del incidente, salió
rumbo a la ciudad de Cuernavaca,
y de allí a México.
{U Muchachas,
( 2 ) G o l p e c o n l a c u l a t a d e la pistola
Testimonio Viviente.
Septiembre de 1966.
-
que no tenían confianza en que los
federales fueran a ser el sostén del
nuevo orden de cosas; que el envío
de fuerzas era una maniobra de loe
hacendados, apoyados por el Gobernador provisional; que desde el momento en que eran clarísimas las
intenciones de no permitir que el
Estado se organizara conforme a los
principios del Plan de San Luis Potosí; h presencia de las fuerzas federales vulneraba la soberanía de Morelos (1).
La conferencia se prolongaba demasiado. El señor Madero no quiso
interrumpirla, pero seguramente deseoso de cambiar opiniones con sus
consejeros inmediatos, pasó la bocina
a uno de sus ayudantes, quien, imprudentemente insinuó a Zapata que
tal vez aquellas peticiones se debían
al miedo que tenían los zapatistas a
los federales. Entonces el Caudillo del
Presidente electo, Madero llega a México 1
acompañado por Pascual Orozco la tarde i
del 2 de noviembre. Sus partidarios lo
recibieron en triunfo, deteniendo el automóvil a cada paso, al extremo que tardó
varias horas en llegar a su casa.
/ /////
Candidato a la presidencia de la República, don Francisco I. Madero se retrata
con su padre, cuyo primer nombre llevaba, y con su hermano Gustavo. El destino
y la traición privarían al señor Madero
de sus dos admirados hijos.
Sur alzó la voz violentamente y dijo
casi a gritos que cuando se había lanzado a la Revolución dejó en su casa,
colgados en un clavo, unos pantalones viejos en los que se había quedado el poco miedo que en su vida
tuvo (2).
Zapata siguió insistiendo en lo mismo, en que no desarmaría a sus camÍ)esinos hasta que no fuera realidad
a restitución de los ejidos a los pueblos. El jueves 17 de agosto Madero
se decidió ir a Cuautla a hablar con
Zapata.
En el jardín central de Cuautla
arengó a Zapata y a los millares de
hombres de calzón blanco y sombrero
de petate (3) que lo acompañaban:
He venido aquí a traer la calma y la
tranquilidad y no saldré hasta que no
(1) y (2) Magaña, Gildardo: Emiliano
Zapata y el Agrarismo en México, T. I,
pág. 209-210 (1951).
(3) Petate: Tejido en tiras de hojas de
palma.
tengáis la seguridad de que vuestros
derechos serán respetados en todos
sentidos (1). Y después, en la plática
que tuvieron Madero y Zapata, éste
le dijo: He querido, señor Madero,
gue los representantes de hs pueblos
estén aquí, para que oigan del Jefe
de la Revolución lo que deben esperar
¿e él, pues por mi parte ya saben que
no descansaré hasta que se cumplan
las promesas que hizo la Révolución (2).
Madero telegrafía a De la Barra
pidiéndole que las fuerzas federales
se reconcentren en Cuernavaca y regresen a la ciudad de México lo más
pronto posible. Al día siguiente envía
otro mensaje al presidente interino
en el que le dice: Huerta y Blanquet
son muy odiados en esta región, y
como a mi me engañó el primero, estas gentes, en su desconfianza, llegan
***
a temer que con cualquier pretexto
desobedezcan al gobierno para provocar un conflicto, pues parece que
es lo que Huerta desea (3).
Y acto seguido se dirigió a los mismos jefes militares para hacerles
comprender que al recurrir a la violencia, lo único que hacían era retardar y dificultar el licénciamiento de
las tropas.
Ya Zapata se disponía a licenciar
sus tropas, confiado en que la intervención de Madero bastaría para lograr lo que justamente pedían los
revolucionarios de Morelos, cuando
se supo que el general Victoriano
Huerta, acantonado en Cuernavaca,
se dirigía contra el pueblo de Yautepec.
Los esfuerzos de Madero por hacer
volver la tranquilidad al Estado de
Morelos se estrellaban contra la per-
tinada del gobierno de De la Barra,
resuelto ya a someter a Zapata por la
violencia encarnada en Victoriano
Huerta, no obstante que el Caudillo
de la Revolución en uno de los muchos telegramas que desde Cuautla
envió al Presidente Interino, le decía
explícitamente: las noticias que usted ha recibido respecto a los desmanes de las fuerzas de Zapata, son
grandemente exageradas y en algunos
casos únicamente sospechas de que
puedan hacer tal o cual cosa (4).
Envalentonado por el apoyo tácito
q u e continuaba recibiendo del Presidente Interino, y sabiendo por otra
:
G> Magaña, Gildardo: Emiliano Zapa£ » ¿ f$£?m0 en Mexlco' T" *•
' » ( 4 ) Magaña> Güdardo: Emi&,„„ zapata y el Agrarismo en México,
T. I, págs. 222-224 y 238 (1951).
LA NOTICIA CONTEMPORÁNEA
TENSION FRANCO-ALEMANA
Durante el verano y parte del otoño
de 1911, Europa está al borde de la
guerra, debido a una exacerbación de
la interminable pugna germano-franeesa. En este caso el motivo de fricción
es la ocupación de Fez, capital del
imperio marroquí, en mayo de ese año;
dicha ocupación consume la hábil labor de penetración que tanto franceses
como españoles han llevado a cabo
en Marruecos.
El imperio alemán, sorprendido por
la rápida acción gala, con el pretexto
de proteger a sus subditos y respaldar
su decisión de instalar una base naval
y obtener una zona de influencia en la
región, envía al cañonero Panther al
puerto marroquí de Agadir. Cuando
el pequeño barco - c i e n t o cincuenta
hombres de tripulación— ancla el prlmero de julio en el referido puerto, se
inicia una serie de semanas en que,
no solamente Europa, sino el mundo,
viven al borde de la éuerra
T a s f arduas n e g o S n e s que culminan el 4 de noviembre con la firma
de un tratado, Francia cede a Alemania unos 275,000 kilómetros cuadrados
del Congo Francés, a cambio del reconocimiento por parte del Imperio alemán, de la influencia francesa en Ma
rruecos. La opinion publica compren
de, sin embargo, que se trata de un
aplazamiento del choque inevitable.
Tarde o temprano se llegará a la guerra
••••••.•AM ...•--*•-,......,
MAURICIO M A E T E R U N K
En 1911 recibe el Premio Nobel el
escritor belga, en lengua francesa, Mauricio Maeterlínk. Su extraordinaria labor, Iniciada con La princesa Malena y
¡jtContinuada, entre otras muchas obras,
&&^^tt¿ST¿
terlor, Monna Vanna y El pájaro azul,
Permiten apreciar su espíritu cultisimo y sagaz, francés por la firmeza
expresiva y flamenco por su atracción
hacia los temas de misterio. Con fe en
los arcanos de lo ignorado y a la vez
delicada sensibilidad e imaginación poderosa adquiere una personalidad inconfundible entre los literatos de fines
de siglo. Su original simbolismo es el
mejor antidoto de la literatura realista.
nos
M I P D n f l N A I IÇIÇ
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uULtnn
Debido a la terrible epidemia procedente de Turquía y Grecia, en el transc u r s o del año se han presentado en Ita| ¡ a c a s ¡ 30.OOO casos de cólera, de los
cuales más de la mitad, han tenido un
desenlace funesto.
El 5 de septiembre un periódico de
la época
asienta: "Se asegura que si
el
P ue blo italiano se niega a aceptar
las
medidas sanitarias dictadas para
prevenir e impedir el avance de la enfermedad, es porque tiene la creencia
de que el gobierno trata de envenenar
a los pobres. Esta errónea creencia ha
dado lugar a que se registren lamentables acontecimientos . . ."
La víspera de la boda. Corrió el rumor de que^T
iban a ser pospuestas las elecciones, lo que dio p
motivo a esta caricatura en la que la Cámara de
Diputados, representada por una matrona, le dice
a Madero, que vestido a la usanza de Don Juan
Tenorio, con la democracia como espada y un
ramo de flores (las promesas), espera impaciente: —Pero hijo, hay que oir a los demás pretendientes. A lo que responde Madero: —Bueno,
mamá, usted sabe lo que hace, ¿no?, pero si
me aplazan la boda, yo no respondo de no raptarme a la niña, ¿no? Al fondo se ven los otros
pretendientes: el general Reyes y el doctor Vázquez Gómez. (EL AHUIZOTE, 23 de septiembre
de 1911).
El 5 de noviembre, siguiendo la antigua-r
tradición, se efectuó la procesión del s o - p
lemne bando por el cual se declaraba
presidente de la República al señor Madero y vicepresidente al licenciado José
María Pino Suárez.
Don Francisco I. Madero fue presidente
constitucional de los Estados Unidos Mexicanos del 6 de noviembre de 1911 al
22 de febrero de 1913, en que la muerte
a traición interrumpió su mandato, que
debía concluir el 15 de noviembre de
1915.
parte que el general Bernardo Reyes,
desde la ciudad de México, seguía
alimentando la división y los rencores
dentro de las mismas filas de la Revolución, Victoriano Huerta, haciendo gala de su violento proceder y de
sus conocidas intemperancias alcohólicas, avanzó sobre las inermes poblaciones del Estado de Morelos con el
pretexto de desarmar a los "bandidos". Pero los zapatistas, en cuanto
veían que los federales eran muy superfores en número y armas, se internaban en los barrancos o bien escondían el rifle en el jacal, y luego salían
con el morral del pacífico labriego y
cogían el arado para seguir sembrando, pero con un ojo puesto en el surco
y el otro en la mujer que les cuidaba
el rifle.
I g
SfiDSTSCÎOfl
^
El miércoles 23 de agosto Victoriano Huerta ocupó la plaza de Yautepec
y avanzó resueltamente sobre la ciudad de Cuautla, lo que hizo a Zapata
ir a ver a Madero para preguntarle
dónde estaba la autoridad del Jefe
de la Revolución (1) y decirle a la
vez: Acuérdese usted, señor Madero,
de que al pueblo no se le engaña y si
usted no cumple con sus compromisos, con estas mismas armas con que
lo elevamos, lo derrocaremos.
—No, general Zapata —contestó
Madero—, voy a México y lo arreglaré todo. Esta actitud de Huerta
ni yo mismo me la explico; pero tenga
la seguridad de que el Presidente no
la aprobará y creo que todo lo arreglaremos de acuerdo con la ley . . .
—Se me hace que no va a haber
más leyes que las muelles —contestó
Zapata, mostrando su carabina—;
mientras se siga desarmando a los
elementos revolucionarios, se les dé
el apoyo y la razón a los federales
que continúan armados, la Revolución y usted mismo estarán en peligro (2).
Apenas se había alejado Madero,
Eufemio Zapata, que ya era coronel,
le dijo a Emiliano:
(1) y (2) Magaña, Gildardo: Emiliano
Zapata y el Agrarismo en México,
T. I, págs. 238 y 245 (1951).
—Oye, hermano, yo creo que este
chaparrito ya traicionó a la causa;
está muy tierno para Jefe de la Revolución y no va a cumplir con nada;
sería bueno "quebrarlo de atiro" (1),
¿tú que dices?
El general Zapata quedó con la
mirada fija en la de su hermano Eufemio, y después de unos segundos,
enérgicamente contestó:
—No, Eufemio, sería una terrible
responsabilidad para nosotros, y no
debemos cargar con ella. También
creo que no cumplirá con nada porque todos juegan con él; pero es el
Jefe de la Revolución y la mayor
parte del pueblo todavía le tiene fe;
que se vaya; que suba al poder si lo
dejan, y si estando en él no cumple
con los compromisos que tiene contraídos con el pueblo, ya verás que
no faltará un palo en qué colgarlo
(2).
Zapata había comprendido que ni
con la presencia de Madero en Mo(1) Darle muerte sobre la marcha.
(2) Magaña, Gildardo:
Emiliano
Zapata y el Agrarismo en México,
T. I, págs. 246-247 (1951).
JOSE MARIA PINO SUÁREZ
"El licenciado José María Pino Suárez desde muy joven fijó su residencia
en Yucatán donde se le acogió con
general simpatía. En la Ciudad Blanca'
formó un hogar respetable, dedicandose entre otras actividades al ejercicio
de la profesión de abogado. Caballero
ejemplar, mereció el más alto concepto
de propios y extraños. Como intelectual, escritor brillante, poeta de altura . . . fue objeto de distinguidos ho
nores en el seno de las sociedades
culturales que se ufanaban en escoger
sus miembros.
"Pino Suárez, poeta, como tropical
auténtico, en sus producciones hace
gala de sensibilidad artística, como se
advierte en el aromoso racimo de poemas que denominó Melancolías; en
tanto que en Procelarias, otro bello
grupo de versos del mismo autor, palpita un temperamento revolucionario.
En el haz de Composiciones Varias,
abunda un sentido poético que encanta. Los versos del bardo tabasqueño
revelan claramente su modo de ser
franco, generoso, altivo y ponderoso
según las circunstancias.
"S¡ en las diversas actividades de su
vida intensa, el licenciado Pino Suárez
fue siempre un índice, como periodísta se mantuvo erguido en el campo de
la prensa libre. Pregonaba sin ambages: 'Más vale ser simple expectante
que actor en una representación de títeres'. Periodista de combate durante
los días álgidos de la dictadura porfiriana, y siendo director del Peninsular,
diario independiente de la ciudad de
Mérida, afrontó con valor y dignidad
las responsabilidades del delicado cargo, ya que en las columnas de aquel
órgano memorable, jamás tuvieron taxativas los devotos de la 'Libre Expresíón', quienes habitualmente iban a dar
con sus arrestos libertarios a los separos de la 'Penitenciaría Juárez', como
los déspotas de aquellos tiempos apellidaron irónicamente dicho antro dantesco de reclusión.
"Es evidente que a la sencillez patriarcal y demás virtudes humanas inherentes al licenciado Pino, se debió
en gran parte su extraordinaria popularidad. Profesionistas, estudiantes, polítícos y aspirantes a la 'Buena Nueva',
como calificábamos en las aulas a la
Revolución en cierne, íbamos a escuchar sus pláticas, porque don Pepe,
como le decíamos sus amigos, no era
un demagogo, y sí un convencido de
que 'no hay mal que dure cien años',
"A todas esas razones tan difíciles
de juntar en una sola personalidad, y
a las relevantes virtudes cívicas del
licenciado Pino Suárez se debió que
sus partidarios y amigos nos fijáramos
en él para gobernar constitucionalmente el Estado. Pero los malquerientes políticos del ilustre adoptivo del
Mayab, denominaron lo que en los comicios había sido un legítimo ejemplo
de democracia electoral, imposición del
señor Madero.
"En el breve lapso de quince meses,
el licenciado Pino fue gobernador de
Yucatán, ministro de Educación Pública
y vicepresidente de la República, tiempo perentorio para poder juzgar con
serenidad las capacidades de un hombre en tales puestos. Empero, muchos
volúmenes podrían escribirse acerca de
la solvencia moral, intelectual, política
y revolucionaria del vicepresidente mártir. Aunque basta la síntesis que antecede para fijar una idea de quién puede servir de guia a los vacilantes o carentes de fe en los máximos embates,
El camino que señaló el licenciado Pino
Suárez, es definitivo: Ser integro, leal,
por más que haya que pagar con la
vida tan excelsas virtudes."
Alonso Romero, Dr. Miguel: Semblanza
de José María Pino Suárez. Tomado del
libro Madero y Pino Suárez. Testimoníos históricos seleccionados por Arturo Arnáíz y Freg (1963).
LA SOLEMNE PROTESTA
Junto con la n o t i c i a de un
complot antimaderista, con ramificaciones en varios lugares de la
República, El Diario del lunes 6
de noviembre traía los detalles de
la protesta del presidente Madero.
La escolta que lo acompañó a la
Cámara de Diputados estaba formada por los jefes revolucionarios
más destacados —con excepción
de Emiliano Zapata— y en el tra-
yecto le rindieron honores el Colegio Militar y los batallones 3, 18
y 20. Se habían alzado arcos de
triunfo. Luego de la protesta, el señor Madero regresó al Palacio Nacional donde recibió el saludo de
práctica del Cuerpo Diplomático,
por boca de Henry Lañe Wilson,
embajador de E. U. Se efectuó la
trasmisión del mando, pronunciando el señor León de la Barra
un discurso que fue respondido
por el nuevo presidente.
El señor Francisco de la Barra,
nombrado embajador especial ante
el rey de Italia, fue acompañado
hasta su domicilio por la misma
escolta de revolucionarios que custodiara al señor Madero. Ese mismo día "el Presidente Blanco"
partía en el Ferrocarril Mexicano
para Veracruz. El primer consejo
de ministros se efectuó en el Castillo de Chapultepec, el día 9 de
noviembre, y en el mismo se resolvió enviar al licenciado Robles
Domínguez a conferenciar con
Zapata; y presentar a la Cámara eJ
proyecto de supresión de la vicepresidencia de la República, por
la impopularidad de ese puesto.
El club "Aquiles Serdán" ofreció al señor Madero un banquete.
A la hora de los brindis, el general
Victoriano Huerta alzó su copa para decir:
—Yo he tenido mala suerte
siempre, fui, no hace mucho, sospechoso. Eso es injusto, señor Madero. El gobierno puede contar con
el ejército . . .
Testimonio Periodístico.
Noviembre 6 de 1911.
El día 6, martes, Madero rendiría su protesta presidencial. Los principales jefes
revolucionarios lo escoltaron desde el Palacio Nacional a la Cámara de Diputados.
/m) >
Llegada de don Francisco I. Madero a la
Cámara de Diputados a protestar como
Presidente de la República. Un mar de
gente aplaude al hombre en el cual se
cifraban las esperanzas del pueblo mexicano.
reíos se arreglaba nada, así que después de ordenar que se recogieran las
armas que sus hombres habían empezado a entregar en Cuautla, le dijo
al Caudillo de la Revolución, al despedirse entrambos:
—Vaya usted a México, señor Madero, y déjenos aquí; nosotros nos
entenderemos con los federales. Ya
veremos cómo cumple usted cuando
suba al poder . . . (1)
El Nuevo Partido
Instalado nuevamente en sus oficinas del Paseo de la Reforma en la
ciudad de México, don Francisco I.
Madero se entregó de lleno a los asuntos políticos y, fundamentalmente, a
lo que se refería a la convención del
nuevo Partido Constitucional Progresista que se efectuó del 27 de agosto
al 2 de septiembre.
La estrella de los hermanos Vázquez Gómez declinaba con gran rapidez. Don Emilio ya estaba fuera
del gabinete, porque era un funcionario demasiado soberbio, autoritario,
radical en sus ideas políticas, sociales
y económicas (2). Y en cuanto a su
hermano Francisco, el médico, aun
cuando seguía al frente de la Secretaría de Instrucción Pública, pronto
iba a recibir también otro rudo golpe,
proveniente del nuevo Partido Constitucional Progresista.
Esta agrupación política que tantas
censuras acarreó a Madero cuando
para fundarla disolvió el Partido Nacional Antirreeleccionista, convocó a
una convención que se celebró en el
Teatro Hidalgo el domingo 27 de
agosto, y a la que asistieron 1.500
delegados. En la convención don
Francisco I. Madero fue electo por
aclamación
candidato a la presidencia de ïat República, y candidato a la
vicepresidencia ya no el doctor Francisco Vázquez Gómez, que sólo obtuvo 5.564 votos, sino don José María
Pino Suárez —la nueva carta de
Madero— con 10.245 votos.
Fue esta asamblea una de las reuniones democráticas más importantes
que se han realizado en la República,
pues tanto al discutirse los puntos
del programa político que serviría de
norma a los futuros maderistas, como
al discutirse las candidaturas, hicieron gala y derroche de erudición y
galanura oratoria los tribunos de primer orden que demostraron que en
la intelectualidad mexicana existían
de sobra elementos debidamente preparados
para opinar profundamente
en todos hs puntos trascendentales
de la administración y la política . . .
L·l señor Madero, como político, tuvo
pleno derecho para crear un partido
cuyos elementos garantizaran completómente la acción que él se proponía
desarrollar . . . (3)
P u e d e a f i r m a r s e e n conclusión:
1 ? Q u e l a c o n v e n c i ó n del 27 de
to
íue c e i e brada en un ambiente
d e c o m p l e t a libertad de los delegados
sostener sus candidatos.
2, Q u e l a c a n d i d a t u r a del doctor
J:
(l) Magaña, Gildardo: Emiliano Zapita y el Agrarismo en México, T. I,
págs 246 247
(1951).
(2) silva Herzog, Jesús: Breve Historia de la Revolución Mexicana, T. I,
Pás-
i86
(1965).
J e s Ú 9 . Anales
de
Revolución Mexicana, T. I, pág. 199
(i960).
(3)
\a
Romero Flores
Vázquez Gómez fue derrotada porque, eliminadas en votaciones sucesivas las candidaturas a la vicepresidencia de don Alfredo Robles
Domínguez y de don Fernando Iglesias Calderón, los partidarios de una
y otra, prefirieron votar por el licenciado Pino Suárez, en vez de hacerlo
por el doctor Vázquez Gómez.
n*\v* l o D o r t s J n T r Í A A l A v
U O l l Id D a n a a I riCOIOr
No obstante que el aura de popularidad obtenida por Francisco I.
Madero en toda la República le vino
de haber sido el fundador y jefe del
Partido Nacional Antirreeleccionista,
su exaltación a la primera magistratura del país la logró a través del
Partido Constitucional Progresista.
Las elecciones primarias se efectuaron el 1' de octubre, y las secundarias
el domingo 15.
Participaron, además del Progresista, los otros partidos de que ya se
ha hablado. El cómputo de votos de
las elecciones de segundo grado arrojó los siguientes resultados:
Para la Presidencia
Francisco I. Madero
19.997
Francisco L. de la Barra
89
Emilio Vázquez Gómez ...
Varios
16
45
El visitante, viendo a un niño (De la Barra) en
una andadera con la etiqueta: Francisco I. Madero, le dice a la señora: —Pues, ¡como me
habían dicho que el nene andaba solo! Y la interpelada contesta: —Si, lo dejé sólito unos
días; pero se dio tantos golpes, que tuve que
volverle a poner las andaderas. El caricaturista
aludía a las iniciativas que por su propia cuenta
tomó el presidente León de la Barra, y que
rápidamente fueron frenadas por don Francisco I.
Madero. (MULTICOLOR, 2 de noviembre de 1911).
IR
/ os ve¿nte mil no son votantes,
que
s ¿ n o electores que, representando ca¿a uno quinientos votos, resultan a
favor de Madero, diez millones de
votos, poco más órnenos (2).
'
_ „ ,
v
{
Mexicana, Origenls'y Resanados]
ci¿n
pág. 231 (1957).
(2) González Garza, Federico: La .Revolución Mexicana. Mi Contribució
Político-Literaria, pág. 393 (1936).
Para la Vicepresidencia
José María Pino Suárez ... 10.245
Francisco L. de la Barra ... 5.564
Francisco V. Gómez
3.373
Varios
_
51 (1)
En consecuencia, la Cámara de
Diputados declaró presidente de la
República a don Francisco I. Madero
y vicepresidente al señor licenciado
José María Pino Suárez, para el periodo comprendido entre el primero
de diciembre de 1911 y el 30 de noviembre de 1915. En la mañana del
lunes 5 de noviembre, se dio a publicidad en el Palacio Nacional el solemne bando en que se daba cuenta de
la elección al pueblo libre y soberano.
Como resultado del sufragio efectivo, el Caudillo de la Revolución sería
el primer presidente de la República
elegido democráticamente después de
los treinta años de la dictadura porfirista.
Francisco I. Madero y José María Pino
La ley electoral que rigió las elecSuárez llegan a México en septiembre de
ciones que dieron el triunfo al señor
jgjj y s o n recibidos por el pueblo con
Madero, divide los Distritos electoragranHPc arlamarinnes míe antirinan «¡u
les en Secciones de quinientos habigranûes aclamaciones, que anticipan SU
tantes cada una, correspondiendo un M inmediato triunfo en las elecciones preelector por cada Sección, de modo X sidenciales.
Apenas habían transcurrido veinticuatro horas de promulgado el bando,
cuando el martes 6, toda la ciudad
de México se había vestido de gala
para agasajar al hombre que a las
once de la mañana de aquel día rendiría su protesta, en la Cámara de
Diputados, como presidente de la
República. Los balcones de las casas
estaban adornados con banderolas y
ocupados por millares de personas
ansiosas de ver pasar a Madero al
recinto parlamentario.
Escoltándolo, junto con varios jefes revolucionarios, iban dos hombres
cuyos nombres habían sonado mucho
EL POETA QUE MURIÓ EN SILENCIO
" U n poeta en la tormenta, un
soñador constante, un idealista, firm e e n sus creencias, esto Tue H n o
Suárez. Entre 1890 y 1894 publiCÓ 'atildados trabajos poéticos en
el semanario Pimienta y Mostaza
y en 1 8 9 6 publicó un librito de
poemas que distribuyó entre sus
amigos', informa Daniel Muñoz y
—, ° J' 1
. 1 » ... , . — *
Kerez. t n la antología titulada i r o vadores de México, impresa en
Barcelona en 1898, se incluyeron
algunas de SUS poesías. En 1 9 0 5
se publicó la primera edición de
Melancolías, con prólogo del Meenciado Ancona Horruytmer y dediCada al licenciado don Manuel Sales Cepeda.
Mn|n+a,
lin
La empresa ae explotar un
rancho azucarero en el sur de Yucatán, el 'Pelyuc', lo llevó casi a
la ruina. Allí escribió casi todos los
sonetos de Procelarias. En 1 9 0 7
regresó a Mérida, empobrecido y
triste y en 1908 publicó Proce.a^
rías. Allí se detuvo casi por cornpleto su Obra poética. La lucha
v los rieheres r í v i r o s insumieron
y ios aerjeres cívicos insumieron
después todo su tiempo. En 1930,
el licenciado Alfredo Pino Cámara,
hijo del poeta mártir, volvió a edir
. '
,
.
' .
tar en un solo volumen los poemas
de su padre con el título de Melancolías V Procelarias. "
Quiero en tus verdes
<J*™S££iïr
y q u e ¿e amor a los hermosos lampos
se resbale la nave ya impelida
P°r la mansa corriente
de las serenas
ondas de la vida.
Y así vivir; y cuando llegue el dia
de dar mi adiós postrero
!j0Jl%r!*LmJ
*Z^rL^%l!?'
en el placido y dulce arrobamiento
d e t u halago sincero
para siempre exhalar mi último aliento.
..
erl
*
ALMA
DE LUCHA
Para Isidro Mendicuti Ponce
Combatir contra todos los tiranos
y contra toda imposición injusta,
defender la Verdad santa y augusta
y d e l P a r i a l o s f u e r o s soberanos.
sólo a hombres libres
[extender las manos;
a los serviles: descargar la fusta
0 ^ ¾ ¾ ^ ¾ ^ 8 ^
faue
Contra el Error y la Injusticia alertas,
montar la guardia austera y formidable
de| Honor
e| Deber ante |as puertas.
Y
en el suplicio siempre inacabable
™J ^ ' L ™ ' r ™ h n a b i e r t a s
nuestras alas con rumbo
[ a | 0 insondable . . .
_., ., „ ,
. ,„„,
Mérida, 12 de agosto de 1905
PAX ANIMAE
A LA LIBERTAD
¡Oh mi ruiseño hogar!, playa bendita
en cuya margen pura
se detiene y jamás se precipita
la onda arrolladura y engañosa.
tan llena de amargura,
de la vida intranquila y tormentosa.
.
¡Oh mi plácido hogar!,
[¡mi hogar querido!,
de tiernos corazones
de acerado broquel, caliente nido,
cuyo ramaje con furor azotan
las férvidas pasiones,
y en la brega sus ímpetus agotan.
Para Manuel Irigoyen Lara
No eres, ¡oh Libertad!,
[un nombre vano,
ni en vano sirves de pretexto al crimen;
que los que al hombre
[ s ¡ n piedad oprimen
el yugo sienten de tu férrea mano.
Y cual las ondas del inmenso Océano
las multitudes irredentas gimen,
hasta que sopla el huracán y esgrimen
su brazo vengador contra el tirano.
Y ¡ay! de la raza
de i . e v T e n ' t t t l ' ¿ S o r a ,
de odiosa esclavitud el tatuaje;
como el mar en su furia arrolladura,
¡la arrasará con su tremendo oleaje
la Libertad augusta y redentora!
Mérida, agosto de 1907
inuruTiir»
" JUVENTUD
Para los jóvenes literatos de
la sociedad "Lord Byron"
D¡cn
h vosotros,
[ios que vivís soñando
e n ideales de arte y en anhelos
y poMIorfda'lénda penetráis
' K ra la historia
a ( a t>eiieza augusta
[y a la virtud cantando,
Que como errantes pájaros
td® ^ ! ° p ° 2 f L r o s o
rilevando en la ¿UDila
fulg
° S
^ l í r i'ia!
°s Q" e el sol rutila;
y en «cerebro,
[empuje de océano proceloso,
Que con la frente erguida miráis
[la enhiesta cumbre
donde el volcan desata
» *„ E ^ V I T S * y en donde el rayo prende
[su luz deslumbradora
que ciega y que fulmina
[ a ¡ g n a r a muchedumbre.
¡Oh juventud excelsa!
[Bien haces, cuando, altiva,
los insistentes ojos, elevas a la altura:
la luz de los ideales muriente
[ya fulgura,
y a ti tan sólo toca salvarla rediviva,
A
15 de mayo de 1908
_.
„ .
..
J. Ma. Pino Suárez. Melancolías y Procelarías. Tomado del libro Madero y Pino Suárez. Testimonios históricos seleccionados por Arturo Arnáiz y Freg
(1963).
Francisco I. Madero no quería el rompimiento definitivo con Emiliano Zapata y
envió al licenciado Gabriel Robles Domínguez, en misión de paz, para tratar de
lograr la tranquilidad en la República.
/ /////
en los últimos tiempos: Ambrosio
Figueroa, el jefe de los revolucionarios del Estado de Guerrero, y Pascual Orozco, el indómito jefe de la
Revolución de Chihuahua, que había
llegado a la ciudad de México para
asistir al triunfo de Madero. Pero
había una ausencia que era casi una
amenaza: Emiliano Zapata no estuvo
presente.
El presidente del Congreso, diputado Manuel Leví, tomó la protesta
de rigor al nuevo mandatario.
Madero se irguió de su asiento,
acreciendo su estatura ante lo imponente del acto, y con voz firme exclamó: Protesto sin reserva alguna guardar y hacer guardar la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, sus adiciones y reformas, tos
leyes de Reforma y hs demás que de
ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente
de la República que el pueblo me ha
conferido, cuidando en todo por el
bien y prosperidad de la Nación.
Hubo un profundo silencio y luego,
antes de que el presidente de la Cámara, según lo dispuesto por el ceremonial de protesta de los presidentes
de la República, diera la respuesta
de práctica, don Francisco I. Madero,
ante la expectación de los millares de
asistentes al acto, intervino para decir
él mismo: Si así lo hiciera, la nación
me lo premie, y si no, me lo demande (1).
Afuera de la Cámara, el pueblo se
desbordó en manifestaciones de júbilo; las campanas repicaban echadas
a vuelo; el estallido de los cohetes
se mezclaba con el lejano retumbar
de las salvas de artillería y con los
marciales sones de las bandas de música . . .
El cortejo presidencial que marchaba al Palacio Nacional para el brindis
con el gabinete, con el cuerpo diplomático y con los invitados de
h o n o r . . . El pueblo no cesaba de aclamar a Madero. Pascual Orozco sonreía socarronamente al jefe de rurales
Francisco Cárdenas, que se había
unido al cortejo luciendo sobre su
chaquetín bordado de lentejuelas una
corbata roja, que brillaba al sol como
una mancha de sangre . . .
(1) Casasola, Gustavo: Historia
ca de la Revolución Mexicana,
pág. 414 (1964).
GráfiT. I,
RESUMEN
MflfinL
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Compilación cartográfica y dibujo de mapas: Capitán
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Abitía, Archivo José Mendoza, Museo Casa de Carranza y Jesús Cruz R. Grabados, caricaturas, testimonios
periodísticos: Héctor D. Falcón, Fondo de Cultura
Económica, Instituto de Estudios Históricos de la
Revolución Mexicana, Hemeroteca Nacional, Taller de
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Caracas, Venezuela.
NUESTRA PORTADA: El pensamiento de Francisco Ignacio Madero, iniciador y apóstol de la
Revolución Mexicana, continúa todavía hoy, a
cincuenta y seis años del movimiento que conmovió a América, inspirando a un pueblo que
avanza definitivamente hacia la paz, el bienestar y la justicia social.
EN EL PRÓXIMO NUMERO:
EL PRESIDENTE PIERDE AMIGOS. El
Plan de Ayala significó la definitiva ruptura
entre Emiliano Zapata y Francisco I. Madero,
contra quien se alzó asimismo el general Bernardo Reyes en la pintoresca "revuelta del
tostón", que le costó la cárcel, y desde la cual
continuó intrigando contra la fecunda labor del
gobierno maderista.
DE
LO
PUBLiCADO
El 20 de noviembre de 1910 se inició la Revolución contra
Porfirio Díaz. Derrotado en las elecciones fraudulentas del 26
de junio, Francisco I. Madero, jefe del antirreeleccionismo, escapó de la prisión de San Luis Potosí, donde había sido confinado,
y en San Antonio, Texas, lanzó el Plan de San Luis, que contenía los puntos fundamentales de su movimiento. El pueblo acogió
con entusiasmo sus ideas, así como las de los hermanos Flores
Magón. Los asesinatos de Aquiles Serdán y de Luis Moya, los
encuentros entre revolucionarios y federales en Pedernales,
Cerro Prieto, Mal Paso, Ciudad Guerrero, marcaron el comienzo
revolucionario.
El 14 de febrero de 1911 Madero entró a territorio mexicano.
Rechazado en Casas Grandes, inició el sitio a Ciudad Juárez el
19 de abril. Lo acompañaban, entre otros, José de la Luz Blanco,
Pascual Orozco y Pancho Villa.
Si Pancho Villa y Pascual Orozco fueron los héroes del levantamiento en el Norte, Emiliano Zapata y Ambrosio Figueroa, lo
fueron en Morelos y Guerrero. Pero mientras aquél luchaba para
que se devolvieran las tierras a los campesinos, Figueroa lo hacía
por el voto libre y la no reelección. Sus actitudes eran disímiles:
Ambrosio Figueroa envió a su hermano Francisco para solicitar a
Porfirio Díaz su renuncia en tanto que Emiliano Zapata se negó
a cualquier contacto directo con el porfirismo alegando que la
paz debía firmarla Madero, cabeza de la Revolución . . . Los
Figueroa se habían apoderado casi del Estado de Guerrero mientras que Zapata, luego de tomar Cuautla, el 19 de mayo, amenazaba Cuernavaca.
Luego de la caída de la plaza, el 10 de mayo, se firmaron los
llamados Tratados de Ciudad Juárez entre Madero y Francisco
Carbajal, enviado por don Porfirio. Demasiado prematuramente, ante la promesa de la renuncia presidencial, Madero comenzó a licenciar sus tropas. Fue un grave error que debió costarle muchos sinsabores más tarde. El 25 de mayo, la agitada capital pudo escuchar la renuncia tan largamente esperada: luego
de 30 años, 3 meses y 18 días, el general Porfirio abandonaba el
gobierno y se embarcaba en el trasatlántico alemán ¡piranga,
rumbo a Europa . . .
Francisco León de la Barra se hizo cargo de la presidencia, en
la que favoreció más al naciente neoporfirismo que el maderismo revolucionario. El miércoles 7 de junio Francisco I. Madero
entraba triunfalmente a la ciudad de México.
El problema del reparto de tierras planteado por Zapata preocupó a Madero. Decidió estudiar el caso personalmente e hizo
una visita a Cuernavaca, donde Emiliano Zapata, viéndolo rodeado por hacendados y neoporfiristas, volvió a insistir en sus
reivindicaciones.
Madero debió interrumpir su viaje por el Estado de Guerrero
para atender a las divergencias que sostenía con el candidato a
vicepresidente, Francisco Vázquez Gómez. Con un golpe de efecto, disolvió el 9 de julio el Partido Nacional Antirreeleecionista.
PLAN DE LA OBRA
Todas las semanas aparecerá un fascículo de "Crónica Ilustrada Revolución Mexicana", profusamente ilustrado con un extraordinario acervo fotográfico. Cada cuatro
números se incluirá la reproducción parcial o total, a todo color, de una obra de arte
de la pintura mural mexicana, así como mapas, también a color, de las campañas
militares. En las contratapas irán apareciendo corridos, grabados, personajes históricos, así como trajes y armas características de la época. Oportunamente se brindarán
al público elegantes tapas-libro para facilitar la conservación de la obra. Con cada
tapa-libro se obsequiará un disco de larga duración de canciones revolucionarias.
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