TALLER DE TESIS I. TRAMO 1. “EPISTEMOLOGIA DE LAS CIENCIAS SOCIALES” (Prof. Dr. Raúl A. Rodríguez (UNC/UNVM)) Tema: La Ley de la evolución intelectual de la humanidad o la ley de los tres estados de Augusto Comte. Alumno: Gonzalo Bustamante Córdoba, 28 de Agosto de 2015 INDICE 1. Introducción……………………………………………………………… 3 2. Vida de Augusto Comte y su contexto…………………………………… 4 3. La Ley de los tres estados………………………………………………… 5 3.1. El estado teológico o ficticio…………………………………..……… 5 3.2. El estado metafísico o abstracto………………………………………. 6 3.3. Estado positivo o real………………………………………………….. 7 4. Pruebas de la Ley de los tres estados……………………………………… 8 5. Critica fundamental……………………………………………………….. 10 6. Bibliografía……………………………………………………………….. 12 2 1. Introducción En el presente trabajo nos proponemos realizar un análisis de la “Ley de la evolución intelectual de la humanidad o la ley de los tres estados” de Augusto Comte. Comte desarrolla esta ley a lo largo de toda su obra, y aparece por primera vez en su “Opúsculo Fundamental” en 1822. Luego aparece en la primera edición del “Curso de filosofía positiva” del año 1830, y más tarde en el “Discurso sobre el espíritu positivo”, publicado en el año 1844. La “Ley de la evolución intelectual de la humanidad o la ley de los tres estados” de Comte es una teoría del conocimiento y también una filosofía de la historia. De acuerdo a la misma todas nuestras especulaciones están sujetas inevitablemente, sea tanto en el individuo, como en la especie, a pasar sucesivamente por tres estadios teóricos distintos, el teológico, el metafísico y el positivo. En el estado teológico, el hombre intenta explicar los fenómenos naturales como producto de la acción de fenómenos sobrenaturales. En el estado metafísico los agentes sobrenaturales son remplazados por fuerzas o entidades abstractas. En el estado positivo, el hombre busca explicar los hechos (conexión entre fenómenos particulares y hechos generales) y descubrir leyes, producto combinado del razonamiento y la observación. Nuestra tesis fundamental en este trabajo es sostener que justamente esta teoría, que quizás constituye una de las afirmaciones más importantes de la doctrina de Comte, y un hito en la historia del positivismo, no procede de la actividad científica ni de la observación, sino de la especulación filosófica y es por tanto una teoría de naturaleza metafísica, incurriendo así el autor en una importante contradicción con respecto a lo que intentaba justamente probar, esto es, que no existía otro conocimiento más elevado que el positivo. Es por ello que abordaremos las distintas pruebas mediante las cuales pretende fundar su teoría, para luego realizar una crítica al método y los principios fundamentales sobre los que se asienta, tratando de mostrar algunas otras contradicciones en la que incurre el autor. Por nuestra parte, y desde un punto de vista metodológico y analítico limitaremos nuestro estudio a lo anterior por por cuanto un estudio integral de la obra excedería la extensión y el propósito de este trabajo. En tal sentido, nos remitiremos al texto de la Ley de los tres estados o estadios del “Curso de filosofía positiva” de Ediciones Orbis S.A. del año 1984, y al texto de la teoría del “Discurso sobre el espíritu positivo”, en la traducción de Julián Marías. Resulta relevante en nuestro cometido abordar, con carácter previo, el contexto en el que se desarrolló la teoría, como así también mencionar algunos aspectos fundamentales de la vida 3 del autor, para contar con una adecuada perspectiva sobre la obra del mismo. Luego haremos también una exposición sintética de la teoría. 2. Vida de Augusto Comte y su contexto Isidoro Augusto Francisco María Javier Comte nació en Montpellier el 19 de enero de 1798. Hizo sus estudios secundarios en su ciudad natal donde se distinguió desde el principio en sus estudios. Luego fue a la capital y entro en la Escuela Politécnica en 1814, de la que fue expulsado por indisciplina en 1816. Tuvo que ganarse la vida dando lecciones de matemáticas, más tarde fue secretario de Saint-Simon. Fue en esta época, entre 1817 y 1824, cuando Comte se emancipa de las creencias religiosas, se adhiere a las ideas racionalistas y se desliza poco a poco hacia ideas socialistas. A partir de entonces, durante un cuarto de siglo, Comte construye su gran obra “Curso de filosofía positiva”, que, en unas sesenta lecciones trata de la formación de las ciencias y la evolución de las sociedades. En su vida privada Comte conoció graves dificultades: tuvo penosas relaciones con su esposa, Carolina Massin, de la que se separó en 1842. Sufrió problemas mentales que le condujeron a una tentativa de suicidio, seguida de una internación temporal, finalmente se enamoró de Clotilde de Vaux, y su amor contrariado se convirtió en exaltación mística. Su posición económica fue siempre precaria. Comte muere en Paris en 1857. La obra de Augusto Comte la tenemos que analizar a la luz de su propio contexto y trasfondo. Tanto Comte como sus contemporáneos vivieron a la sombra de la Revolución Francesa en su fase más violenta. Todas las instituciones habían entrado en crisis y las circunstancias sociales, religiosas y políticas se encontraban perturbadas. La organización religiosa, y la religión habían sufrido los efectos propios de la revolución. Comte dedicaría su esfuerzo a resolver el problema social derivado de los conflictos y la crisis revolucionaria. En tal sentido encontró en la ciencia un verdadero culto, y un eje ordenador de lo político, económico y social, en medio de un contexto en que las iglesias cristianas comenzaban a ceder el lugar a estos nuevos principios. Comte fue el primero en concebir una ciencia ordenada de los asuntos e historia humanos, como parte de una ciencia general. Es considerado como el creador de la sociología, a la que denominó en un primer momento como “física social”. Respecto del verdadero cometido que le esperaría a Comte, señala F.S. Marvin “la verdadera tarea no consistía en formular un principio, sino en aplicarlo a los acontecimientos reales de la evolución humana en la tierra y a sus relaciones con otros hechos, a la vez físicos y animados”.1 1 F.S.Marvin, “Comte”, versión española de Salvador Echavarría, Fondo de la Cultura Económica, México, pág. 15. 4 3. La Ley de los tres estados. La Ley de los tres estados es la idea fundamental de su sistema y de su obra. Esta teoría fue insinuada por Condorcet y Turgot, fue postulada explícitamente por Saint Simon, y Comte la desarrollo y trato de apoyarla en material histórico. Esta ley se aplica al desarrollo de la historia, de la ciencia en general, y de cada una de las ciencias particulares. Las civilizaciones y culturas se desarrollan según esta ley. Este orden es progresivo, culminando en el positivismo, un retroceso en este orden evolutivo y progresivo no es posible Sostiene al respecto Comte que “… al estudiar el desarrollo total de la inteligencia humana en sus diversas esferas de actividad, desde sus orígenes hasta nuestros días, creo haber descubierto una gran ley fundamental, a la cual está sujeto este desarrollo con una necesidad invariable y que me parece puede ser sólidamente establecida, bien con pruebas racionales que nos proporciona el conocimiento de nuestra organización, bien con las verificaciones históricas que resultan de un atento examen del pasado.”2 Así, y según Comte, los conocimientos pasan por tres estados teóricos distintos, tanto en el individuo como en la especie humana. La ley de los tres estados es, a la vez, una teoría del conocimiento y una filosofía de la historia. Estos tres estados son el estado teológico, el metafísico y el positivo. Kolakowksi, ha señalado al respecto, “la ciencia es un hecho sociológico y, desde este punto de vista, hace falta tanto describir sus etapas pasadas como reflexionar sobre sus posibilidades futuras. La ciencia es un instrumento que sirve para ejercer las facultades humanas en vista a dominar las condiciones de la vida natural y social de la especia”.3 3.1. El estado teológico o ficticio El primer estado que identifica Comte es el estado teológico o ficticio. En este estado, sostiene el autor todas nuestras especulaciones buscan el origen de todas las cosas, las causas esenciales, los conocimientos más absolutos. Dentro de este estado, resulta posible identificar distintas fases o formas principales que le pertenecen sucesivamente. 2 Augusto, Comte, “Curso de filosofía positiva (lecciones 1 y 2, Discurso sobre el espíritu positivo”, con prologo de Jose Manuel Revuelta, Ed. Orbis S.A, pág. 26. 3 Kolakowski, Leszek, “La filosofia positiva”, Ciencia y filosofia, Ed. Catedra, pág. 71. 5 a) Fetichismo: Consiste en atribuir a todos los cuerpos exteriores una vida esencialmente análoga a la nuestra, siendo la adoración de los astros el grado más alto de esta primera fase; b) Politeísmo: representa la libre preponderancia especulativa de la imaginación, mientras que hasta entonces había prevalecido el instinto y el sentimiento en las teorías humanas. Es el fin del animismo, que es sustituido por la creencia en seres ficticios divinizados; c) Monoteísmo: En la tercera fase teológica, el monoteísmo comienza la inevitable decadencia, que sufre un rápido descreimiento intelectual como consecuencia de la simplificación, donde la razón viene a sustituir cada vez más el dominio de la imaginación, dejando desarrollar el sentimiento universal de sujeción necesaria de todos los fenómenos naturales a leyes invariables. Destaca que el espíritu teológico fue indispensable para la combinación de las ideas morales y políticas. Reconoce la imposibilidad en este estadio de filosofar de otro modo que no sea siguiendo el método teológico. Agrega que la filosofía inicial fue esencial para el despliegue preliminar de nuestra sociabilidad, ya para constituir previamente ciertas doctrinas comunes, sin las que el vínculo social no habría podido adquirir ni extensión ni consistencia. 3.2. El estado metafísico o abstracto. El siguiente estado que identifica Comte es el estado metafísico o abstracto. En este estado se intenta sobretodo explicar la íntima naturaleza de los seres, el origen y el destino de todas las cosas, el modo esencial de producirse todos los fenómenos. Los agentes sobrenaturales son remplazados por entidades o abstracciones personificadas, cuyo uso, la ha designado como “ontología”. Ya no es la pura imaginación la que domina, y todavía no es la verdadera observación, pero el razonamiento comienza a adquirir extensión y se prepara para el ejercicio científico. Su parte especulativa se encuentra exagerada a causa de su tendencia a argumentar en vez de observar. Un orden de concepciones flexible, debe llegar más rápidamente a la unidad, por la subordinación de las diversas entidades particulares a una sola entidad general, la naturaleza, destinada a determinar el equivalente metafísico de la conexión que resultaba del monoteísmo. Comte sostiene que la metafísica no es más que una especie de teología enervada por simplificaciones disolventes, que impiden el despliegue de las concepciones positivas, teniendo un carácter meramente provisional. Afirma que el estado metafísico es como una enfermedad crónica inherente por naturaleza a nuestra evolución mental, individual o colectiva, entre la infancia y la virilidad. El espíritu metafísico ha secundado negativamente el despliegue de la civilización moderna descomponiendo el sistema teológico, que se había hecho retrogrado desde el punto de vista de la eficacia social del régimen monoteísta, el que se encontraba agotado, al término de la 6 edad media. Concluye que el obstáculo más peligroso para el establecimiento final de una verdadera filosofía, es este espíritu que se atribuye todavía el privilegio casi exclusivo de las meditaciones filosóficas. 3.3. Estado positivo o real. Por último el estado metafísico o abstracto en el que en virtud del progreso de la ciencia, se supera la etapa metafísica y se llega al estado positivo, en el que la humanidad alcanza la madurez de pensamiento. En este estado ya no se busca las casusas últimas, ni la naturaleza de las cosas, “una mente positiva no pregunta ¿por qué?, y corta por las buenas las especulaciones sobre la naturaleza latente de las cosas. Estudia como los fenómenos nacen y se desenvuelven, junta hechos y está preparado a someterse a ellos…”4 En tal sentido, Comte efectúa la siguiente exposición detallada de este estado:5 a) Carácter principal: la Ley o subordinación constante de la imaginación a la observación. La observación es la única base posible de los conocimientos accesibles. La lógica especulativa había consistido en razonar, sin prueba suficiente, lo que suscitaba disputas sin salida. La regla fundamental, toda proposición que no puede reducirse al mero enunciado de un hecho, particular o general, no puede ofrecer ningún sentido real o inteligible. Sostiene Comte que cualquiera que sea el modo, racional o experimental, de llegar a su descubrimiento, su eficacia científica resulta de su conformidad, directa o indirecta, con los fenómenos observados. La pura imaginación pierde su supremacía mental y se subordina a la observación. Se sustituye la inaccesible determinación de las causas, por la investigación de las leyes, esto es, las relaciones constantes que existen entre los fenómenos observados; b) Naturaleza relativa al espíritu positivo. Comte afirma que el estudio de los fenómenos, en lugar de ser absoluto, debe permanecer relativo a nuestra organización y nuestra situación. Si nuestras concepciones, deben considerarse como fenómenos humanos, tales fenómenos son solo individuales sino sociales, ya que resultan de la evolución colectiva y continua, todos cuyos elementos y fases se encuentran en conexión. La Ley general del movimiento fundamental de la humanidad consiste en que nuestras teorías tiendan a representar exactamente los objetos externos de las investigaciones. Las doctrinas científicas deben rechazar el absoluto; 4 Kolakowski, Leszek, ob. cit. pág. 75. 5 Comte, Augusto, “Discurso del espíritu positivo”, Alianza editoria, versión y prólogo de Julián Marías, 1985, tercera edición, pág. 12/16 7 c) Destino de las leyes positivas: previsión racional. Finalmente Comte nos dice que el verdadero espíritu positivo no está menos lejos del empirismo que del misticismo. En tal sentido, Arturo Garcia Astrada ha señalado que “según este planteo la ciencia no debe quedarse con la simple experiencia ni con los simples fenómenos sino que debe buscar entre estos relaciones normales y constantes de sucesión y semejanza.”6 Agrega Comte que las leyes de los fenómenos, es lo que verdaderamente consiste la ciencia, en la que los hechos constituyen materiales indispensables. La verdadera ciencia lejos de estar formada por meras observaciones, sustituye la exploración directa por la previsión racional. El verdadero espíritu positivo consiste en ver para prever, en estudiar lo que es, a fin de concluir lo que será, según el dogma general de la invariabilidad de las leyes naturales. Agrega Arturo García Astrada sobre el particular que “el conocimiento de estas leyes, que hay que reducir siempre al menor número posible, es lo propio de la ciencia. El estado positivo se caracteriza por una pura relación de hechos o fenómenos, relación que pretende sea constante y necesaria. Su saber se agota en esta relación y se desentiende del problema de la causalidad.7 d) Extensión fundamental del dogma de la invariabilidad de las leyes naturales. Por último Comte sostiene que el principio de la invariabilidad de las leyes naturales empieza a adquirir consistencia filosófica cuando los primeros trabajos científicos han mostrado su exactitud frente a un orden entero de fenómenos, lo que ha sido alcanzado por la fundación de la astronomía matemática, durante los últimos siglos del politeísmo. Afirma que esta convicción debería extenderse a todas las especulaciones fundamentales. Concluye que no se puede desconocer que en virtud de la ignorancia de las leyes sociológicas, el principio de la invariabilidad de las relaciones físicas queda sujeto a graves alteraciones. Pero cuando esta extensión universal se encuentra adecuadamente bosquejada, condición que se cumple en los espíritus más adelantados, este principio filosófico adquiere plenitud decisiva. 4. Pruebas de la Ley de los tres estados. Por otra parte, hemos visto en el punto precedente que Comte sostiene que la ley que dice haber encontrado puede ser sólidamente establecida con pruebas racionales que nos proporcionan el conocimiento de la organización, bien con las verificaciones históricas que resultan de un atento examen del pasado.8 Es por ello que nuestro autor intentará fundar su 6 Garcia Astrada, Arturo, “La actitud de Comte”, Revista de la Facultad de Filosofia y Letras, Año IV, N°10, 1958, Universidad Nacional de Tucuman, pág. 115. 7 García Astrada, Arturo, ob. cit. pág. 115 8 Augusto Comte, “Curso de filosofía positiva (lecciones 1 y 2, Discurso sobre el espíritu positivo”, con prologo de Jose Manuel Revuelta, Ed. Orbis S.A, pág. 26. 8 teoría en distintas pruebas. Al respecto señala Revuelta que la Ley de los tres estados tiene dos pruebas fundamentales: “… 1) la historia: la de la especie humana y la de cada individuo en particular, que es una reproducción en pequeño de la historia de la especie,…” y “… 2) la necesidad que manifiesta la humanidad de sistematizar el conjunto de sus conocimientos, ya sean éstos teóricos o prácticos”. 9 En tal sentido, Comte afirma que “esta revolución general del espíritu humano puede ser ampliamente constatada, de una manera sensible, aunque indirecta, al considerar el desarrollo de la inteligencia individual… Así cada uno de nosotros, al analizar su propia historia, ¿no recuerda haber sido sucesivamente, en lo que se refiere a sus nociones más importantes, un teólogo en su infancia, un metafísico en su juventud y un físico en su madurez”10 Se puede probar así la verdad de esta teoría, a partir de la propia historia personal de cada uno de nosotros. Por otra parte y en esta misma línea agrega Comte “… creo que es suficiente la simple enunciación de esta ley para que su exactitud sea inmediatamente verificada por todos aquellos que tienen un conocimiento profundo de la historia de las ciencias. Pues no existe una sola ciencia que haya llegado al estado positivo, que no pueda ser analizada en su pasado como compuesta esencialmente de abstracciones metafísicas, o bien remontándonos más en el pasado, como dominada por especulaciones teológicas”.11 Comte sostiene así que se puede probar su teoría de la simple observación de la evolución de las ciencias humanas, lo que demuestra que cada una de ellas ha pasado por cada una de las tres etapas. Pero además de las pruebas mencionadas precedentemente que provienen de “la observación directa, general o individual que prueba la exactitud de esta ley”, resulta necesario agregar “una teoría que aglutine todos los hechos. La más importante de estas consideraciones, extraída de la naturaleza misma del tema, consiste en la necesidad experimentada en todas las épocas, de una teoría cualquiera que coordine los hechos, dada la evidente imposibilidad del espíritu humano de sistematizar una teoría, partiendo de la simple observación.”12 Esto es, Comte plantea la necesidad inicial de una teoría, cuya función primordial sea la de coordinar los hechos y sistematizar el conjunto de los conocimientos, ya sean éstos teóricos o prácticos. 9 Augusto Comte, Ob. cit., pág. 10. 10 Augusto Comte, Ob. cit., pág. 28. 11 Augusto Comte, Ob. cit., pág. 28 12 Augusto Comte, “Curso de filosofía positiva (lecciones 1 y 2, Discurso sobre el espíritu positivo”, con prologo de Jose Manuel Revuelta, Ed. Orbis S.A, pág. 28. 9 En este último sentido, nuestro autor destaca el rol que ha tenido la teología a este respecto, como primer punto de apoyo para aglutinar el conocimiento. Así señala que, “… el espíritu humano presionado por la necesidad de observar para poder obtener teorías y la necesidad de tener teorías para continuar con la observación, se hubiera encontrado en un círculo vicioso si no hubiera encontrado en la teología una salida natural para la conexión de todos los esfuerzos, independientemente de las profundas consideraciones sociales que aquí se unen, y que no debo tan siquiera mencionar en este momento, este es el motivo fundamental que demuestra la necesidad lógica del carácter puramente teológico de la filosofía primitiva”13 5. Critica fundamental. Así y finalmente llegamos al último punto de nuestro trabajo. En la introducción hemos señalado que la teoría de los tres estados de Comte no procede de la actividad científica ni de la observación y es por tanto una teoría de naturaleza metafísica, incurriendo así el autor en una importante contradicción con respecto a lo que intentaba justamente probar, esto es, que no existía otro conocimiento más elevado que el positivo. Ello claro, en contra de lo que el mismo autor intenta sostener y de los importantes esfuerzos que realiza para demostrar y probar el carácter positivo de su teoría, según vimos en el punto anterior. Al respecto Riezu señala “el primer defecto y al mismo tiempo la primera contradicción de Comte es su apriorismo. Acusa a la teología y a la metafísica de moverse en un mundo de apriorismos, y él por su parte, construye su sistema sobre principios apriorísticos y arbitrarios que ni antes ni después demuestra”14 Hemos visto también que Comte, ofrecía como prueba de su teoría la propia historia de la especie humana y la de cada individuo en particular, que es una reproducción en pequeño de la historia de la especie. Pero esta, más que prueba, como pretende el autor, constituye una afirmación. Al respecto Riezu ha dicho “… esta afirmación genérica es un presupuesto que hay que admitir en la concepción de Comte y que condiciona toda su ulterior explicación histórica y social. En cierto modo es una afirmación que es preciso demostrar por lo cual se verá precisado a una interpretación forzada de los sucesos históricos.”15 13 Augusto Comte, ob. cit. pág. 29. 14 Riezu, Jorge, “La concepción moral en el sistema de Augusto Comte”, Universidad de Granada, 1981, pág. 147. 15 Riezu, Jorge, ob. cit. pág. 147 10 Constituyen también afirmaciones de naturaleza metafísica, la pretensión de Comte de reducir toda la realidad a relaciones entre fenómenos, y el hecho que las leyes son invariables. “Estos principios no pueden ser justificados de modo absoluto por la experiencia puesto que muchas leyes se dan solamente según un orden de probabilidad, y dentro de unos presupuestos o condiciones favorables pero no con absoluta invariabilidad y seguridad”.16 Además resulta absolutamente cuestionable la negación que Comte efectúa sobre disciplinas enteras del saber por el hecho de ser metafísica. “Mientras desarrolla sus razonamientos sobre la utilidad de las ciencias, Comte cae, a veces, en un dogmatismo extraordinariamente estrecho que le obliga a rechazar disciplinas enteras del saber existente o en proceso de creación, porque las acusa de ser fundamentalmente inútiles o metafísicas.”17 Tal negación no tiene en cuenta que “…muchas de las hipótesis filosóficas abren paso a las investigaciones científicas.”18 Por otro lado, señala Kolakowski “… el desarrollo por estados, aunque parecido en todos los campos, no se produce paralelamente en todas las ciencias. Constatamos igualmente que la sucesión de las ciencias, en su paso a los estratos superiores, no es fortuita: está determinada por el carácter mismo de sus estudios, así como por las relaciones que las unen a las necesidades de la vida social.”19 Resulta claro al respecto que la generalización efectuada por Comte del desarrollo por estados en las distintas ciencias, no dejaba de ser una afirmación y que carecía de pruebas sustanciales al respecto. Finalmente, el error más importante de Comte es de método. “Su pretensión de establecer un método único para la investigación de los diversos órdenes del saber es falso e imposible puesto que encierra una contradicción permanente y provoca una mezcla de órdenes que se oponen lógicamente y se diferencian esencialmente.”20 16 Riezu, Jorge, ob. cit. pág. 147 17 Kolakowski, Leszek, ob. cit. pág. 71 18 Riezu, Jorge, ob. cit. pág. 149 19 Kolakowski, Leszek, ob. cit. pág. 14. 20 Riezu, Jorge, ob. cit. pág. 148 11 Bibliografía - Agulla, Juan Carlos, “El descubrimiento de la realidad social- Introducción a Comte”, Dirección General de Publicidad – Universidad Nacional de Córdoba, 1962. - Augusto Comte, “Curso de filosofía positiva (lecciones 1 y 2, Discurso sobre el espíritu positivo”, Ed. Orbis S.A., con prólogo de José Manuel Revuelta, 1984. - Capurro, Raquel, “Actualidad de una herencia”, Edelp – Ecole Lacanienne de Psychanalyse, Montevideo, 1999. - Comte, Augusto, “Discurso del espíritu positivo”, Alianza editorial, versión y prólogo de Julián Marías, 1985, tercera edición. - F.S.Marvin, “Comte”, versión española de Salvador Echavarría, Fondo de la Cultura Económica, México. - Garcia Astrada, Arturo, “La actitud de Comte”, Revista de la Facultad de Filosofía y Letras, Año IV, N°10, 1958, Universidad Nacional de Tucuman. - Kolakowski, Leszek, “La filosofia positiva”, Ciencia y filosofia, Ed. Catedra. - Riezu, Jorge, “La concepción moral en el sistema de Augusto Comte”, Universidad de Granada, 1981. 12