Subido por Damián Lavena

Relatos de iniciación- Conceptos teóricos

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Relatos de iniciación
Invitación a la lectura
¿ Qué buscamos en la lectura de un
texto literario? La socióloga y antropóloga francesa Michéle Petit, especialista
en la problemática de la lectura, afirma
que en los libros buscamos experiencias
ajenas que puedan revelarnos algo, incluso secreto o inesperado, de nosotros
mismos. También señala que en ellos
buscamos lo indecible. Cuando nos pasa
algo que puede ser muy difícil (como un
duelo) o formidable ( como enamorarse),
es muy complicado narrar esa experiencia, porque a menudo nos quedamos sin
palabras. Por suerte, contamos con la
literatura: en todas las sociedades y en
todos los tiempos, hubo y hay narradores
y poetas capaces de decir, de poner en
escena y contar, de manera condensada
y estética, la experiencia humana en
toda su complejidad. Acudimos a la
literatura para encontrar allí las palabras que nos faltan o para ver cómo
resolvieron otros las preguntas sobre el
amor, la muerte, la traición, la soledad,
el miedo, la injusticia, la crueldad, la
rivalidad, la vergüenza, la solidaridad,
el deseo y otros temas que siempre han
preocupado al ser humano.
En la lectura de los cuentos de esta
antología, seguramente encontrarán
algunos de esos secretos, algunos ecos
de preguntas que quizá se hicieron,
algunas oportunidades de cuestionarse
o de pensar a partir de las experiencias
de sus protagonistas.
Por primera vez
Hay acontecimientos en la vida que,
por su intensidad o por su significación,
dejan una huella inolvidable. Pero,
si esos sucesos ocurren en momentos
particulares de nuestra existencia -que
podríamos caracterizar como etapas de
transición y crecimiento-y permiten
identificar un antes y un después porque
son experiencias que señalan un cambio
de estado, entonces hablamos de un
tipo de acontecimiento muy particular.
�- Desde niños, buscamos en la los libros las
palabras que nos permitan narrar nuestra propia
1•xJll'rl1•rKIA en el mundo.
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Cuando esas vivencias que generan un
aprendizaje importante se constituyen
en relatos -porque son dignas de ser
contadas para terminar de compren derlas o porque están jerarquizadas
en la memoria ya que no se pudieron
olvidar- y los acontecimientos que se
narran se reconocen como instancias que
sus jóvenes protagonistas atravesaron
para dejar atrás la etapa de la niñez o de
la adolescencia y pasar a otra, entonces
hablamos de relatos de iniciación.
Toda iniciación implica una primera
vez, supone una inauguración, una experiencia. Y los relatos que se presentan aquí
tienen en común que sus protagonistas
=-todos ellos niños o adolescentes- atraviesan una situación de la que saldrán
transformados para empezar a ser considerados por primera vez de otra manera.
Esa experiencia puede estar signada por
el dolor, como en elcaso de las nenas de
"Restos del Carnaval" o de "Final del
juego", pero otras veces puede
generar sentimientos fortalecedores, como la sensación de
sentirse libre por primera vez, tal
como ocurre en el cuento de Shepard
oenelde Constantini, presentes en
esta antología. En todos los casos,
dicha experiencia les permitirá a los
protagonistas aprender y será una
bisagra, un momento de pasaje en
el que dejarán de ser niños para ser
adolescentes, o dejarán la adolescencia para iniciar la adultez.
Pasajeros en tránsito
Para iluminar la lectura de estos relatos, nos serán muy interesantes los
aportes de la Antropología. Esta ciencia
social ha definido los ritos de pasaje o
iniciación como aquellos que acompañan, en una sociedad dada, cualquier
cambio de lugar, de posición social, de
estado o edad de sus integrantes. Los ritos
de pasaje suelen darse en la trayectoria
del hombre a lo largo de la vida, desde
su nacimiento hasta su muerte. Este
camino está marcado por una serie de
momentos críticos o de transición que las
sociedades suelen ritualízar y evidenciar
públicamente con ceremonias.
� En culturas primitivas. el rito de iniciación
de la pubertad marcaba el fin de la niñez y
el comienzo de la adultez de un día para
otro. con responsabilidades. un oficio
y la tarea de formar una familia propia.
10
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Relatos de iniciación
Por ejemplo, el bautismo, el Bar
Mitzvá, la fiesta de quince, el casa­
miento, la ceremonia de ingreso de un
miembro a un grupo político, el funeral.
Pero también estos ritos acompañan
situaciones más amplias que estos
cambios de estatus.
El antropólogo Víctor Turner, en su
libro La selva de los símbolos, señala que
los ritos de pasaje indican y establecen
transiciones entre estados distintos.
Con "estado" quiere nombrar una si­
tuación relativamente estable y fija,
culturalmente reconocida, incluyendo
en ello constantes sociales, como pueden
ser el estatus legal, la profesión, el oficio,
el rango o la situación de las personas
determinada por su grado de madurez
socialmente reconocido. Es decir, un
estado puede ser, por ejemplo, "estu­
diante", "licenciado", "casado", "soltero",
"niño", "adulto", etcétera. Pero, además,
Turner señala que el término "estado"
puede aplicarse, asimismo, a la situa­
ción física, mental o emocional de una
persona o de un grupo en determinado
momento. Así, es posible hablar de un
estado de paz o de guerra para un pueblo,
de un estado de buena salud o de mala
salud para una persona.
Esto quiere decir que los ritos de pa­
saje se establecen entre dos estados que
podemos reconocer y que son un período
de transición entre ellos: un individuo
dejará un estado reconocible para pasar
a integrar otro, pero entre ambos atra­
vesará un período de transición. Tumer
señala ­y esto nos interesa particular­
mente­ que este rito se constituye en
esa transición, en ese margen entre dos
estados, y que esa transición es un pro­
ceso, una situación de transformación
para llegar a ser. De esa experiencia,
el sujeto saldrá modificado: no porque
adquirirá ciertos conocimien­
tos ni porque se trasladará
de un estado a otro sin más,
sino debido a que vivirá una
experiencia que implica un
cambio significativo, una
transformación esencial y
profunda. Esto puede verse
en todos los cuentos de esta
antología; por ejemplo, en
el de Julio Cortázar, en el
que tanto la protagonista
como las niñas que la acoro­
�­ pañan vivirán, a través de
�­­­­­­­­­...:.:­.:­:=­=­­­==tf­·::::¡:;;;u:.;.z: ­_­*:�::·:�:�.¡ 51/ JI
un juego, un cambio que marcará para
siempre sus vidas; o en Santiago, el
protagonista de "El indigno" quien, al
atravesar una experiencia peligrosa,
tomará una decisión que lo constituirá
como ser humano.
Muchas veces esta situación de transi­
ción o de pasaje puede ser definida como
una etapa de reflexión. Las personas que
la atraviesan se separan de sus ideas,
pensamientos, sentimientos y valores
anteriores para empezar a considerarlos
de una manera nueva, como en "Día do­
mingo", del escritor Mario Vargas Llosa,
que relata, entre otras cosas, el cambio
radical que sufre un joven en su forma de
mirar al mundo luego de enfrentarse a una
prueba que pone en riesgo su vida.
Crandes transformaciones
No por casualidad los relatos de ini­
ciación tienen como protagonistas a
púberes o a adolescentes. Como veía­
mos, los ritos de pasaje se producen en
situaciones de transición y suponen una
transformación, y dos de los momentos
de mayores cambios en la vida de cual­
quier persona son el pasaje de la niñez
a la adolescencia y el de la adolescencia
a la vida adulta.
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)
J
.)
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.. La pubertad y la adolescencia se viven de
distinta manera en las diferentes culturas.
La Biología y la Psicología describen
este período señalando diferentes etapas.
La primera es la pubertad, el momen­
to en el cual se produce el proceso de
cambios físicos qúe preparan el cuerpo
para la reproducción sexual. Durante la
pubertad, los niños y las niñas se van
convirtiendo en adolescentes. Esta pri­
mera etapa de la adolescencia comienza
alrededor de los diez u once años. Es un
período de cambios muy vertiginosos y
evidentes, ya que se acentúan las carac­
terísticas que diferencian a un hombre de
una mujer. Los varones suelen "pegar el
estirón", cambian la voz, se ensanchan
de espaldas, empiezan a tener barba;
en las mujeres se acentúan las curvas
del cuerpo, se redondean las caderas, se
angosta la cintura, aumenta también la
estatura, entre otros cambios.
u
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Relatos de iniciación
Pero en la pubertad y en la adolescencia
el crecimiento no es solo físico, sino tam­
bién emocional, mental y social. Es una
etapa de desarrollo que va mucho más
allá de los cambios corporales evidentes.
Suele extenderse hasta los diecinueve
años, aunque esto depende de variables
culturales. (Se dice, por ejemplo, que
hoy la adolescencia dura varios años
más). Lo importante es que esta etapa
concluye cuando se entra en la juventud
plena, la primera etapa de la adultez.
Ubicamos la adolescencia, entonces,
entre la niñez y la vida adulta.
Durante la adolescencia los individuos
ya no son niños, pero todavía no son
adultos. Es una etapa de ambigüedad,
de paradojas, de transición. No se tienen
las características de la etapa anterior
(ya no se es un niño), pero aún no se
tienen las de la etapa siguiente (todavía
no se es adulto). Dicho así, pareciera ser
un período de confusión y de carencia,
de duelo, de pérdida.
Sin embargo, esta
particularidad puede también pensarse
como un rasgo de riqueza: se está en
camino de algo y en ese camino pueden
encontrarse situaciones postivas tam­
bién, tales corno el encuentro con los
amigos, el descubrimiento de nuevos
sentimientos y sensaciones, etcétera.
Por supuesto, la forma en la que los
adolescentes atraviesan esta etapa tiene
que ver con su cultura y su vida particu ­
lar. Por lo tanto, las características que
aquí nombrarnos no son universales.
Uno entre los otros
Lo que sin duda ocurre en la adolescen­
cia (palabra que proviene del latín adoles­
cere 'crecer') es que quien atraviesa esta
etapa va descubriendo y construyendo su
propia identidad (psicológica, sexual,
cultural) y atravesando situaciones de
aprendizaje que le permiten constituir
su autonomía. En principio, es un mo­
mento de la vida en que las emociones
cobran un gran protagonismo y, corno
señala Freud, se desarrolla la pulsión
lt,, Diversos autores.
entre ellos Carson
McCullers y Mario Vargas Llosa. han
problematizando en sus obras el
pasaje de la adolescencia a la adultez.
sexual orientada hacia otro. Además,
tal corno describe el episternólogo Jean
Piaget en su teoría del desarrollo cog­
nitivo y de la inteligencia, se alcanza
el pensamiento abstracto, esto es, el
pensamiento formal, que permite hacer
hipótesis, construir esquemas, deducir,
comparar, sacar conclusiones, etc. El
adolescente puede ir construyendo en­
tonces una autonomía respecto de las
ideas y valores en los que fue educado.
Puede evaluar y criticar, tornar distancia
y rever, relativizar y elegir desde su pro­
pio punto de vista, que irá formando en
esta etapa de la vida, más allá de lo que
le enseñaron sus padres, sus maestros,
los adultos que en la infancia fueron
modelos incuestionables.
El grupo de pares es, en este sentido,
fundamental. La pertenencia a un
grupo se vive como la inclusión en una
comunidad de camaradas, en la que el
énfasis está puesto en aquellos valores
que representan lo común. Puede ser
grande o a veces tan pequeño que sus
integrantes sean solo dos.
Pero, para entrar en el grupo o para
ganar determinado lugar dentro de este,
14
i
Relatos de iniciación
muchas veces hay que pasar por ciertas
pruebas. No es poco común que en estas
situaciones el cuerpo que ha cambiado
pueda correr algún riesgo físico.
Los antropólogos que estudiaron las
comunidades tribales, como Turner,
describen los ritos de pasaje grupales
señalando que esas pruebas que tienen
que atravesar los neófitos (los recién
incorporados) revelan el sometimiento
de los aprendices respecto de sus ins­
tructores adultos. Todos los aprendices
son iguales frente a la autoridad del
chamán, que los inicia en los cono­
cimientos necesarios para pasar a un
nuevo estado, a una nueva situación
en la vida. En nuestra cultura podemos
reconocer estos rituales de grupo en
algunas ceremonias religiosas ( como la
de los chicos que toman la comunión) o
en rituales laicos como una entrega de
diplomas, donde una autoridad otorga
reconocimiento a los miembros de una
promoción que termina sus estudios en
alguna institución.
Sin embargo, hoy es mucho más co­
mún entre los adolescentes que el que
acompañe, enseñe y reconozca al iniciado
no esté fuera, sino dentro del grupo con
una jerarquía diferenciada. El lugar del
adulto, del chamán de la comunidad,
lo ocupa otro joven u otros jóvenes; a
veces, el grupo mismo al que se quiere
pertenecer. Los rituales de pasaje se rea­
lizan muchas veces ante la mirada de los
amigos o de los compañeros. Esto aparece
claramente en los cuentos "El cielo entre
los durmientes" y"Día domingo", donde
los personajes protagonistas se ponen a
prueba ante la mirada de sus compañe­
ros y, a partir de esa experiencia, logran
constituirse como sujetos.
� Los protagonistas del
cuento de Costantini y de
Vargas Llosa se ponen a prueba
ante el peligro como modo de
constituir la propia identidad.
Los relatos de desarrollo
y aprendizaje
El lingüista y teórico de la literatura
ruso Mijaíl Bajtín distingue, dentro de
la novela realista, dos tipos de protago­
nistas. En primer lugar, aquellos que no
cambian, que están constituidos antes
de que empiece el relato y que por eso
tienen una imagen preestablecida e
invariable. Sobre estos personajes nos
dice Bajtín: "Todo el movimiento de la
novela, todos los acontecimientos repre­
sentados en ella y todas las aventuras
trasladan al héroe en el espacio, lo mue­
ven en la escala de la jerarquía social: de
mendigo, se convierte en hombre rico;
de vagabundo, en noble; el héroe bien
se aleja, bien se acerca a su objetivo: la
novia, el triunfo, la riqueza, etc. Los
acontecimientos cambian su destino,
cambian su posición en la vida y en la
sociedad, pero el héroe mismo permane­
ce sin cambios, igual a sí mismo". 1 Por
poner un ejemplo, algo así les pasa a los
príncipes de los cuentos de hadas.
En oposición a estos protagonistas, se­
ñala a otros cuya característica principal
es que están en proceso de desarrollo; su
imagen es dinámica. La transformación
que sufren dentro de la historia adquiere
importancia fundamental para el argu­
mento de la novela. Estos personajes
cambian a lo largo del relato, que los
muestra en un proceso de transición.
Bajtín llama a las novelas que tienen
como protagonistas a héroes en proceso
"de hacerse" novelas de educación o de
desarrollo del hombre. Los relatos de
iniciación protagonizados por niños y
adolescentes que atraviesan experiencias
de aprendizaje pertenecen a este tipo.
En los cuentos de esta antología,
Leticia y sus amigas, Sucker y Pete, la
niña que se disfrazó de rosa en aquel
Carnaval de Recife, Miguel y Rubén, el
muchacho que tenía que ayudar a domar
un caballo embravecido y los otros pro­
tagonistas son púberes o adolescentes
que, por su misma condición, transitan
una etapa de cambios, descubrimientos
e incertidumbres.
1 Bajtín, Mijail. "La novela de educación y su impor­
tancia en la historia del realismo". en Estética de la
creación verbal, México, Siglo XXI, 1995.
16
Relatos de iniciación
No están acabados ni establecidos,
sino que están atravesando situaciones
de pasaje, experiencias de aprendizaje
en busca de su propia identidad y vin­
culación. Será interesante ver las parti­
cularidades de cada uno de ellos: ¿qué
aprenden, qué experiencia reveladora
atraviesan, por qué los transforma para
siempre, por qué "se vuelven grandes"
después de esos acontecimientos?
Mijail Bajtín señala también algo
interesante para la lectura de nuestros
relatos: dice que, dentro de los textos
de educación o desarrollo, podemos en­
contramos, por un lado, con aquellos en
los que cambia el héroe o protagonista,
pero no el mundo en el que se desarrolla
su vida (menciona como ejemplos dos
novelas inglesas: Tom Janes, de Henry
Fielding y David Copperfield, de Charles Die­
kens): el personaje se va transformando,
va aprendiendo y cambiando a lo largo
de su biografía, pero en los límites de
una época y en un mundo más o menos
estable y sólido. Por otro lado, están
aquellos relatos en los que el desarrollo
del protagonista no es solo un asunto
particular: son aquellos en los que el
sujeto que las protagoniza se transforma
junto con el mundo y refleja en sí mismo
un cambio histórico. El personaje no se
ubica en una época, sino en el límite
entre dos, en el punto de transición entre
ambas. Y esa transición se da dentro del
2
personaje y a través de este. "El héroe
se ve obligado a ser un nuevo tipo de
hombre, antes inexistente", 0 dice Bajtín
y señala como ejemplo de estos relatos
a Gargantúa y Panta9ruel, de Rabelais y a
WilhelmMeister, de Coethe.
Será muy interesante, entonces, pen­
sar desde esta perspectiva algunos de
nuestros cuentos, particularmente los
que exhiben la tensión entre los valores
de dos generaciones diferentes, aquellos
en los que las crisis que atraviesan sus
protagonistas ponen en cuestión los
valores heredados, como ocurre con el
machismo en el cuento de Vargas Llosa.
Como señalamos antes, para estos per­
sonajes la adolescencia es una situación
de transición o de pasaje y una etapa de
reflexión en la que, a partir de las ex­
periencias vividas, se abandonan ideas
anteriores para empezar a considerarlas
de una manera nueva.
;if!
Esto no es casual, sino una caracterís­
tica de este género literario. Decíamos
al principio que, cuando la experiencia
de aprendizaje se reconoce como un
acontecimiento fundante para la vida,
cuando esa situación marca un antes y
un después en un período de transición
y:'.aecimiento, hay que contarla. El na­
rrador que la cuenta la jerarquiza entre
otras, la narra porque la reconoce como
un acontecimiento importante. Pero
hay dos posibilidades en la posición
de ese narrador: o bien está pegado a
los hechos, y es muy poco el tiempo
transcurrido entre que estos sucedieron
y que decidió contarlos ( este es el caso
del narrador de "sucker", por ejemplo);
o bien los narra mucho después, como
un recuerdo.
Narrar la experiencia
Los relatos de iniciación o aprendizaje
casi siempre están narrados en primera
persona. Pocas veces es un narrador en
tercera persona el que cuenta la expe­
riencia del protagonista, pero lo hace
desde su punto de vista; es decir, como
una voz que, ubicada en la perspectiva
del personaje protagónico, conociendo
lo que siente y piensa, cuenta la historia
desde esa mirada.
Op cit.
.&
Tom Jones tuvo una gran
influencia en la literatura inglesa del siglo xrx.
y también en obras posteriores.
� La novela
En el primer caso, el narrador cuenta
para terminar de entender lo que le su­
cedió; todavía no puede decir, enunciar
en qué consistió el aprendizaje y parece
apelar a la comprensión de quien lo
escucha para que lo ayude en esa tarea,
como cuando uno le cuenta algo a un
amigo para terminar de entenderse a sí
mismo. En el segundo caso, el narrador
ya adulto recupera la experiencia en
la memoria porque ha resultado tras­
cendente o reveladora para su vida y la
evalúa críticamente.
Es interesante observar que muchas
veces las situaciones o acontecimientos
recordados fueron compartidos con los
pares y adquieren un sentido pleno y cier­
to valor de ritualidad mucho después de
vividas. Por eso, cuando el narrador las
recuerda, interpela al amigo, también
protagonista y testigo de su crecimiento.
Tal es el caso, por ejemplo, del narrador
de "El cielo entre los durmientes", que
finaliza su relato diciendo:" ¿Te acordás,
Ernesto, cómo cantaban?".
1.8
?,
Relatos de iniciación
Los inicios que perduran:
novelas de iniciación, de
ayer a hoy
Pero existen también novelas que de­
sarrollan esta temática, novelas que no
podemos dejar de mencionar al hablar de
este género narrativo. Se considera al autor
inglés Charles Dickens como uno de los
En esta antología hemos propuesto la iniciadores de este tipo de relatos. En sus
lectura de un grupo de cuentos que na­ obras OliverTwist (1837/39) y David Copperfield
rran historias de iniciación. Son relatos (1850), sus personajes principales son dos
breves que condensan su significado en chicos que, atravesados por una situación
una escena fundamental en la vida de de orfandad, se ven obligados a trabajar
los personajes protagonistas.
para hombres de los que dependen y a
� soportar los embates de la vida adulta
� \ desde muy temprano. En este duro
c,eaclo1
·
aprenden a valerse por
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inc\uído io\anskil.
(11<>"'ª"
� Afiche publicitario de la versión
)
/
cinematográfica de OliverTwist.
basada en la obra homónima de
J
Charles Dickens.
___)
adversidad para transformarse en mejo­
res personas. Otro escritor ineludible es
el norteamericano Mark Twain, cuyas
novelas Las aventuras deTom Sawyer (1876)
y Las aventuras de Huckleberry Finn (1885) na­
rran la historia de dos niños amigos que
se escapan de su pueblo cansados de los
malos tratos de los adultos, para vivir sus
aventuras. Su característica principal es
la picardía y la astucia, que les permiten
salir airosos de cualquier apuro. Ya en el
siglo xx, el escritor estadounidense J. D.
Salinger publicó The catcherin the rye ( 1951),
traducida literalmente como El guardián
entre el centeno, o más libremente como El
cazador oculto. Es un texto que se convirtió
en un clásico del género. En esta obra un
adolescente llamado Holden Caulfield
narra en primera persona una experiencia
reciente de pérdida y de autodescubri­
miento que acaba de atravesar y aún no
logra terminar de entender. Holden es
un chico sensible que no encaja en su
medio (la sociedad norteamericana de
postguerra); acaba de ser expulsado de
su tercera escuela secundaria, ha perdido
a su hermano e intenta buscarle sentido
a la vida deambulando por las calles de
Nueva York y por el Central Park. En
este recorrido conoce a varios personajes
peculiares, pero se trata en verdad de
un camino solitario, en el que intenta
encontrarse a sí mismo. Una experiencia
conmovedora (tanto para Holden como
para el lector) en la que la presencia de su
pequeña y entrañable hermana Phoebe lo
ayudará a serenarse.
En nuestro país, el siglo xx se inició
con la publicación simultánea de dos
novelas de iniciación que hoy constitu­
yen dos de los relatos más canónicos de
nuestra literatura: Don Segundo Sombra,
de Ricardo Güiraldes, y El juguete rabioso,
de Roberto Arlt, ambas de 1926. En la
primera, un joven arriero narra su en­
cuentro con Don Segundo Sombra, un
gaucho legendario, solitario y nómade,
lleno de experiencia y sabiduría popular,
que lo llevará con él a recorrer los campos
de la pampa argentina y se convertirá
en su maestro e iniciador.
lfí,­ La obra de Sal i nger
provocó numerosas
controversias luego
de ser publicada.
'I ;
'
;}¡<.·
ao ?, Relatos de iniciación
­<:!
, En Latinoamérica, podemos mencio­
biafdos novelas brasileñas emblemáticas
una generación, que aún continúan
1j:1'yéndose:
Capitanes de la arena (1937), de
Jorge Amado, que relata la historia de
un grupo de chicos de la calle de San
Salvador de Bahía, y Mi planta de naranja­
Uma (1968), de José Mauro de Vasconcelos,
\donde un niño apodado "Zezé" cuenta
su dura niñez en un entorno de pobreza,
soledad y falta de amor. Además, cabe
destacar las novelas La ciudad y los perros
(1962) y Los cachorros (1967), del escritor
peruano Mario Vargas Llosa, las cuales
<
narran las historias de humillación,
maltrato y vejación a las que se ven
sometidos los personajes adolescentes,
estudiantes de dos colegios secundarios
de la sociedad limeña: un reconocido
instituto privado y el Colegio Militar
Leoncio Prado.
Ha llegado el momento en que cada
uno pueda hacer su propia experiencia.
Los invitamos a iniciar la lectura de estos
relatos, y compartir las experiencias de
sus protagonistas, que descubren ante
sus ojos la aventura de crecer y la sorpresa
de conocerse a sí mismos.
.ipara
«
En El juguete rabioso, la primera novela
urbana argentina, Silvio Astier, un ado­
lescente del barrio de Flores relata su vida
desde los catorce años hasta los dieciocho
años en cuatro episodios en los que dejará
de ser un chico para convertirse en un
hombre. Silvio es un personaje comple­
jo, atravesado por su situación social,
deseoso de vivir y de dejar una huella.
Es inteligente, talentoso y, sin em­
bargo, con pocas oportunidades
para demostrarlo. Esto lo lleva
a buscar su propia identidad, a
distinguirse negativamen­
te de los demás a partir
de un acto muy difícil
de entender para los
otros, pero que cobra
un sentido claro en
la construcción de su
subjetividad: ser un canalla, un delator.
Esta novela fundante tiene una intere­
sante reescritura de Jorge Luis Borges,
uno de los autores más importantes
de nuestra literatura, en su cuento
"El indigno", que podrán leer en esta
antología.
Otro conmovedor relato de iniciación
de la literatura argentina es la novela
Alrededor de lajaula ( 1967), de Haroldo Conti,
donde se narra el vínculo peculiar entre
un chico de la calle llamado" Milo",
su padre adoptivo (Silvestre) y una
mangosta del zoológico de Bue­
nos Aires. En esta historia
el aprendiza.je se construye
atravesando el dolor y la
pérdida, que no dejan
otra alternativa que
crecer de golpe.
� Los escritores argentinos Haroldo
Conti y Roberto Arlt han escrito
novelas de aprendizaje en las que
sus protagonistas se enfrentan a
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\ � múltiples adversidades.
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