UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES FACULTAD DE MEDICINA Tesis de Doctorado Alteraciones del desarrollo cerebral en el alcoholismo materno-fetal: rol del sistema serotoninérgico y de la astroglía SERGIO GUSTAVO EVRARD Directora del Trabajo de Investigación y Plan de Tesis: Prof. Dra. HERMINIA ALICIA BRUSCO Año 2008 1ª UNIDAD ACADÉMICA del DEPARTAMENTO DE BIOLOGÍA CELULAR, HISTOLOGÍA, EMBRIOLOGÍA Y GENÉTICA INSTITUTO DE BIOLOGÍA CELULAR Y NEUROCIENCIAS “Prof. EDUARDO DE ROBERTIS” A Florencia, la personita más tierna del universo, mi solcito en el cielo. Te amo. A Graciela. Mi mujer. Mi compañera. Te amo. A Neva y Carlos (in memoriam) que hicieron de mí todo lo que soy y que, desde mi corazón, observan los frutos de su gigantesco esfuerzo y enorme amor. Los amo. Mi eterno agradecimiento a: Mis amigos de toda la vida (Luis, M arcelo, Nacho, César, Andrés, Fernando, Ezequiel) que me alegran la vida mucho más de lo que ellos, probablemente, se imaginan. A lo largo de ya muchos años (¡34!) me han ayudado y me ayudan a vivir. Y permiten que yo haga lo propio por ellos. Mis hermanos del alma. Patricia Tagliaferro (Patri), excelente profesional e, infinitamente, mejor amiga. Fuente de toda tranquilidad y paciencia para con este médico inexperto en las lides de la mesada. Amiga ahora a la distancia, baltimorense y “newjerseyense” perdida para la Argentina y ganada para Nigeria, fuente subversiva de innúmera bibliografía hurtada hábil y legalmente al Imperio. Siempre una voz mesurada, tranquilizadora, equilibrada. Javier Ramos (Javi), excelente investigador y gran compañero; ¡pobre hombre! me ha enseñado con infinita paciencia todo lo que se debe saber en un laboratorio (poco he aprendido, vano esfuerzo el tuyo); más importante que todo, consejero y amigo, no sólo él, sino su propia tesis me ha servido de enorme ayuda en la confección de esta, la mía; benavidense por adopción y colegial renegado (sabiamente). Flamante padre, la vida tiene otras caras. ¡Sí, ya vamos a hacer la stand-up comedy! M aite Duhalde Vega (M ai) y Alejandro Ferrari (Ale), con quienes tanto hemos trabajado y nos hemos divertido, con quienes nos hemos hartado de tomar mate, reírnos, cortar cerebros y hacer “inmunos”. A Maite le debo la toma de algunas de las muy buenas fotos de este trabajo. Javier Lujilde, chubutense conspirador devenido esquelense aspira-cenizas, hacker, cracker, aprendiz de brujo y anestesiólogo, excelente médico que conserva intacta su consciencia, comedor de paredes celulares, excelente compañero y mejor amigo. ¡Zonzo...! Laura Caltana, que, además de colaborar y ayudarme, es una lúcida mujer, que siempre está alerta a todo y le pone un toque de frescor al laboratorio. Paula Fontanet, estudiante de biología, inteligente mujer y mejor cocinera de tortas de chocolate, simpática y divertida, disgráfica escritora de correos electrónicos, que me ha ayudado con infinitas mediciones (mientras miraba videos de lo más aburridos); espero que no le hayan quedado daños cerebrales persistentes. Paula Aronne, nuestra biológa marplatense, que ha realizado y realiza un intensivo curso de deformación científica bajo mis certeros consejos (¡Dios se apiade de ti, hija mía!), y que tanto me ha ayudado con los experimentos y mediciones, inmunos y cesáreas. Una gran amiga, lamentablemente iniciada en los misterios dolorosos y fecundos de la vida. Alicia Rossi, sufrida rosarina en la gran urbe, luchadora incansable contra vientos y mareas, el ejemplo vivo de lo que es una buena persona. También ella vió videos hasta el cansancio (¡más aún!); espero que no le hayan quedado daños cerebrales por los infinitos videos. Trinidad Saez, nuestro misterio en forma de biológa. Sin embargo, yo te conozco, je... Tamara Guadagnoli, el ejemplo vivo de la persona feliz si las hay, (ya) futura esposa, bióloga, sahumerista y descontaminadora de los malos espíritus que se cuelan en nuestro laboratorio. Emérita (jeje) Jorge Vilela de Banchieri, M eri, nuestra queridísima Meri (y ahora, ¡la nonna!), excelente técnica de microscopía electrónica y, casi, casi, una mamá más. Gracias, Meri. ¡No te imaginás cuánto te debo! ¡Ojalá hubiera en el mundo más mujeres como vos! Dorita Tello y Gladys M oreira, que han cuidado de todas mis ratas con esmero y profesionalismo y han tolerado todos mis pedidos con buen humor y solicitud, y siempre me han ayudado, incluso más allá de lo que les correspondía. Pablo Corazza, quien con cuidado y habilidad ha revelado todos y cada uno de los negativos y los positivos de las fotografías de microscopía electrónica. Todo el personal técnico y no docente, presente y pasado, de la Cátedra y el Instituto (Antonia Aloisio, Patricia Altieri, Carolina Barraza, Nilda Buscaglia, Alejandro Butti, M aría Ester Céceres, Rita iii Corvalán, Susana Cuneo, M argarita López, M ariana López Ravasio, Silvia M auro, Norma Olives†, Daniel Otero, Pablo Oviedo, Ángel Pablo Henríquez, Carmen Ramos, Valentina Sorzoni, Christian Tello, Silvia Trejo) sin quienes, simplemente, ninguno de nosotros podría trabajar y yo no hubiera podido llegar a esto. La Lic. M aría Teresa Di Vietro y todo el personal a su cargo en la Biblioteca Central “M ontes de Oca” de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (entre todos ellos, especialmente Patricia Carrizo, M aría Rosa Saracino, Carina Zabala, Sebastián Aranega, Diego Palermo, Alejandro Delgado), que han atendido con profesionalismo y excelente predisposición a todos mis pedidos (muchos de ellos, extensos y/o extraños) en mis numerosas consultas y búsquedas bibliográficas; fieles guardianes del invalorable y desconocido tesoro bibliográfico de nuestra querida Facultad. Mis muchos y muy buenos compañeros del Hospital Neuropsiquiátrico de M ujeres “Dr. Braulio A. M oyano” (el antiguo y más romántico Hospital Nacional de Alienadas) a quienes debo tanto, pero tanto, en muchos sentidos (profesional y personal): Fabián M olina (¡papá!); Cristina Olivieri, Laura Belfiore, Elisa Cortese, Luis M azzarella, Alberto Andrieu, Cecilia Gasque Justo, Adrián Fantini y Florencia Esteban. Álvaro Beccio. Irene Romero, Viviana Pezoa, Norma Noto , y Hugo Alcalá. Carlos Paz, M ariano Outes, Guillermo Núñez, Susana Vallejo, Cristina Jorrat, Patricia Presas, M artina Polach, Lucía Seré, Carolina Singer y M atías M artínez. Rosalía Pereyra (¡mamá!), M aría Zapana, Luis Cubillas, Lorena Albamonte, M ónica Rodríguez, M ónica Ibarra, Dionisio Barros y Gabriela Valentino. M irta Ricci. Pablo Berretoni. A Dante, gracias por toda la compañía silenciosa pero eficaz; hasta el último momento. Norberto M uzzoppappa, excelente psicólogo, colega y amigo gracias a quién, en parte, pude continuar con esta tesis (y no sólo eso). El Dr. Juan Carlos Goldar quien (no lo sabe, por supuesto) me ha servido (y sirve) de guía e inspiración silenciosa en el arduo e ingrato camino por la diferencia entre CIENCIA y deporte tecnológico, entre investigación científica y CIENCIA. Sin quererlo, contribuyó en gran medida a que me diera cuenta y confirmara que la claridad mental, los conocimientos y la sabiduría no se alcanzan acumulando títulos y honores, diplomas y distinciones, publicaciones y conferencias, o corriendo tras innúmeros cursos. Sino por el simple expediente de sentarse tranquilo a leer, a observar, a registrar, a reflexionar y pensar. Independientemente para con la opinión de los numerosos “iluminados” que pululan por doquier. Fabián Loidl, por su amistad, simplemente. Aún quedan espíritus decimonónicos en nuestro mundo. Juan José López, otro espíritu del XIX, que siempre ha estado ahí para brindarme un consejo. M aría Jimena Ricatti, mi gran amiga (¡gracias por todo! y yo sé por qué), a quien me une no sólo el amor sino también el espanto. Gracias. * * * Finalmente (last, but not least), a la Prof. Dra. Alicia Brusco, mi directora de tesis, que me dió la gigantezca oportunidad de hacer lo que toda la vida quise: CIENCIA. Y que casi estoicamente soportó mi lentitud en el trabajo, mis desvaríos y desvíos, mi minuciosidad y preciosismo permitiéndome, a la vez, innovar, crear y experimentar con inusual libertad y confianza hacia mí (algo que es muy poco frecuente hoy en día). A ella, mi enorme y eterna gratitud. Gracias, Alicia, por aguantarme. Espero que haya valido la pena tanta “malasangre”. iv “Conviene que la gente sepa que nuestros placeres, gozos, risas y juegos no proceden de otro lugar sino de ahí [del cerebro], y lo mismo las penas y amarguras, sinsabores y llantos. Y por él precisamente, razonamos e intuimos, y vemos y oímos y distinguimos lo feo, lo bello, lo bueno, lo malo, lo agradable y lo desagradable, distinguiendo unas cosas de acuerdo con la norma acostumbrada, y percibiendo otras de acuerdo con la conveniencia; y por eso al distinguir los placeres y los desagrados según los momentos oportunos no nos gusta (siempre) las mismas cosas. “También por su causa enloquecemos y deliramos, y se nos presentan espantos y terrores, unos de noche y otros por el día, e insomnios e inoportunos desvaríos, preocupaciones inmotivadas y estados de ignorancia de las circunstancias reales y extrañezas. Y todas esas cosas las padecemos a partir del cerebro, cuando este no está sano,...” Hipócrates (siglo V a.C.; Sobre la enfermedad sagrada, Corpus Hippocraticum) “...el aprender no es realmente otra cosa sino recordar...” Platón (siglo IV a.C.; Fedón, 72 e). “...el que se plantea un problema o se admira, reconoce su ignorancia...” Aristóteles (siglo IV a.C.; Metafísica, I, 2, 982b 15-20) “In plicas cerebri, memoria et reminiscentia.” Thomas W illis (1664; Cerebri Anatome) 1 “La Psicología, a pesar de numerosos esfuerzos e intentos, no ha podido ser llevada finalmente al rango de una ciencia exacta porque sus conceptos básicos fueron edificados forzada e independientemente de los conocimientos cerebrales. La ingenua presuposición de que sin conocer un órgano como el cerebro puede desarrollarse su fisiología ha convertido a esta en un campo de acción para las más extrañas ocurrencias de las cuales poco queda como valedero. “También la Psiquiatría, por falta de claros conceptos sobre el órgano de la Psiquis, ha sufrido sensiblemente y no ha podido remontarse al mismo plano que el resto de las disciplinas médicas” [...] “Todavía en los últimos tiempos autores de difundidos textos psiquiátricos se ufanan en el desprecio a la anatomía cerebral considerándola casi como un requisito para entender la psicopatología y como prueba de una madura experiencia psiquiátrica. Yo espero que este orgullo de los ignorantes próximamente llegue a su fin.” Paul Emil Flechsig (1896; Gehirn und Seele) 2 1 Citado en Outes y Estevez, 1987. 2 Citado en Outes y González, 1988. v Los resultados del presente trabajo han sido parcial y previamente publicados en: Experimental Neurology (2006); 200: 438-459. Developmental Brain Research (2003); 147: 119-133. Annals of the New York Academy of Sciences (2002); 965: 343-353. Annals of the New York Academy of Sciences (2002); 965: 334-342. vi Índice “Hasta el viaje más largo comienza por el primer paso.” Proverbio chino. Agradecimientos. iii Lista de abreviaturas. xiii Resumen. 1 I. Introducción: 6 1. Un caso clínico ilustrativo (a modo de prólogo). 7 2. El alcoholismo materno-fetal (AMF) (el morbo): 11 I.2.1. Los trastornos del espectro del alcoholismo fetal (FASD). 14 I.2.1.1. El síndrome alcohólico fetal (FAS). 19 I.2.1.2. Los efectos del alcoholismo fetal (FAE): 22 I.2.1.2.1. Los trastornos congénitos relacionados con el alcohol (ARBD). 23 I.2.1.2.2. Los trastornos del neurodesarrollo relacionados con el alcohol (ARND). 23 3. El etanol (el agente etiológico): 26 I.3.1. Farmacocinética. 27 I.3.2. Farmacocinética del etanol en la mujer. Características particulares. 32 I.3.3. Farmacocinética materno-fetal y en el recién nacido. 33 I.3.4. Farmacodinamia. 35 I.3.5. Correlación entre el nivel de alcoholemia y las manifestaciones cognitivo-conductuales en la intoxicación aguda. 36 4. Desarrollo normal del sistema nervioso central (el período de acción de la noxa). 38 I.4.1. La inducción de la placa neural y la neurulación. 40 I.4.2. Formación de las vesículas encefálicas. 41 I.4.3. Desarrollo de las vesículas telencefálicas y corticogénesis. 43 I.4.3.1. Formación del neuroepitelio. 43 I.4.3.2. Cinética proliferativa de las células neuroepiteliales. 44 I.4.3.3. Ritmo proliferativo de las zonas ventricular y subventricular del neuroepitelio. 46 I.4.3.4. La glía radial. 49 I.4.3.5. Evolución posterior del neuroepitelio en las vesículas telencefálicas. 52 5. Las relaciones neurogliales (el mecanismo etiopatogénico): 55 I.5.1. La serotonina: 55 I.5.1.1. Síntesis, almacenamiento, liberación y degradación. 56 I.5.1.2. El sistema serotoninérgico. 58 I.5.1.3. Los receptores 5-HT1A. 62 I.5.1.4. Funciones de la serotonina en el SNC adulto y en el desarrollo. 64 I.5.2. Los astrocitos: 67 I.5.2.1. Morfología y funciones. 68 I.5.2.2. La proteína S100B. 73 I.5.3. El citoesqueleto neuronal y astrocitario: 77 viii I.5.3.1. Los filamentos intermedios (FI). I.5.3.2. La proteína asociada a microtúbulos de tipo 2 (MAP-2). I.5.4. El óxido nítrico y el sistema nitrérgico. II. Hipótesis y Objetivos. 1. Consideraciones generales acerca del alcoholismo materno-fetal, el sistema serotoninérgico, los astrocitos y la proteína S100B y el sistema nitrérgico. 2. Hipótesis. 3. Objetivos: II.3.1. Generales. II.3.2. Específicos. III. Materiales y Métodos: 1. Materiales. 2. Métodos: III.2.1. Método utilizado de administración de etanol. III.2.2. Metodología general del tratamiento de los animales: III.2.2.1. Origen, alojamiento. III.2.2.2. Apareamiento, diagnóstico de preñez y cría. III.2.2.3. Alimentación apareada. III.2.2.4. Bebida. III.2.3. Protocolos experimentales: III.2.3.1. Exposición prenatal al etanol, sin prevención del daño. III.2.3.2. Exposición prenatal al etanol, con prevención del daño por administración de buspirona. III.2.3.3. Exposición al etanol durante la adolescencia con abstinencia posterior. III.2.3.4. Exposición al etanol durante la adultez. III.2.4. Evaluación conductual de la intoxicación y la abstinencia. III.2.5. Determinación de la alcoholemia. III.2.6. Estudios de microscopía: III.2.6.1. Fijación de los animales y procesamiento de los cerebros. III.2.6.2. Selección de los cortes de tejido. Áreas cerebrales evaluadas. III.2.6.3. Microscopía óptica: III.2.6.3.1. Coloración de Nissl. III.2.6.3.2. Inmunocitoquímica (ICQ). III.2.6.3.3. Análisis de imágenes digitales asistido por computadora. Morfometría. III.2.6.4. Microscopía electrónica. III.2.7. Estudios conductuales. 3. Análisis estadístico de los datos. IV. Resultados: 1. Protocolo de exposición prenatal al etanol sin prevención del daño: IV.1.1. Resultados generales del tratamiento: IV.1.1.1. Consumo de alimento. IV.1.1.2. Consumo de bebida. IV.1.1.3. Consumo de etanol. IV.1.1.4. Ingreso calórico total . IV.1.1.5. Evolución ponderal de las hembras. IV.1.1.6. Número de crías, relación machos/hembra, peso de las crías 77 81 83 87 88 91 93 93 95 97 98 99 99 101 101 102 103 104 105 105 106 108 109 110 111 112 112 113 114 114 115 117 119 120 121 123 124 124 124 125 127 128 130 ix al nacer y su evolución ponderal hasta P21. IV.1.1.7. Alcoholemia en madres y crías. IV.1.2. Observación de los cortes de los cerebros de crías P21 teñidos con la coloración de Nissl. IV.1.3. Experimentos de inmunocitoquímica en P21: IV.1.3.1. Triptófano hidroxilasa (TPH). IV.1.3.2. Serotonina (5-HT). IV.1.3.3. Transportador de serotonina (5-HTT). IV.1.3.4. Proteína gliofibrilar ácida (GFAP). IV.1.3.5. Proteína S100B (S100B). IV.1.3.6. Neurofilamentos de 200 kDa (Nf-200). IV.1.3.7. Óxido nítrico sintetasa neuronal (nNOS). IV.1.4. Microscopía electrónica del cerebro de las crías en P5 y P21. 2. Protocolo de exposición prenatal al etanol con prevención del daño por administración de buspirona: IV.2.1. Resultados generales del tratamiento: IV.2.1.1. Consumo de alimento. IV.2.1.2. Consumo de bebida. IV.2.1.3. Consumo de etanol. IV.2.1.4. Ingreso calórico total. IV.2.1.5. Evolución ponderal de las hembras. IV.2.1.6. Número de crías, relación machos/hembra, peso de las crías al nacer y su evolución ponderal hasta P88. IV.2.1.7. Alcoholemia en madres y crías. IV.2.2. Experimentos de inmunocitoquímica: IV.2.2.1. Serotonina (5-HT). IV.2.2.2. Proteína gliofibrilar ácida (GFAP). IV.2.2.3. Proteína S100B (S100B). IV.2.2.4. Proteína asociada a microtúbulos tipo 2 (MAP-2). IV.2.3. Experimentos conductuales en P90. 3. Protocolo de exposición al etanol durante la adolescencia con abstinencia posterior. IV.3.1. Resultados generales del tratamiento (consumo de alimento y líquido, alcoholemias y peso de las ratas). IV.3.2. Experimentos de inmunocitoquímica: IV.3.2.1. Serotonina (5-HT). IV.3.2.2. Proteína gliofibrilar ácida (GFAP). IV.3.2.3. Proteína S100B (S100B). IV.3.2.4. Neurofilamentos de 200 kDa (Nf-200). IV.3.2.5. Proteína asociada a microtúbulos tipo 2 (MAP-2). IV.3.2.6. Óxido nítrico sintetasa neuronal (nNOS). IV.3.2.7. Descripción de los cambios morfológicos observados en el citoesqueleto neuronal. 4. Procolo de exposición al etanol durante la adultez: IV.4.1. Resultados generales del tratamiento. IV.4.2. Experimentos de inmunocitoquímica: IV.4.2.1. Transportador de serotonina (5-HTT). IV.4.2.2. Proteína gliofibrilar ácida (GFAP). IV.4.2.3. Proteína S100B (S100B). 133 134 136 141 141 143 144 146 148 151 154 157 161 161 161 162 163 165 166 169 171 171 171 174 178 180 185 186 186 189 189 191 194 196 199 202 206 208 208 208 208 210 212 x V. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. VI. 1. 2. VII. 1. 2. 3. 4. IV.4.2.4. Neurofilamentos de 200 kDa (Nf-200). IV.4.2.5. Proteína asociada a microtúbulos tipo 2 (MAP-2). Discusión: Parámetros generales de los tratamientos en los distintos protocolos: V.1.1. Consumo de alimento, bebida y calorías. V.1.2. Consumo de etanol y alcoholemias. V.1.3. Variaciones de peso. V.1.4. Efectos generales de la exposición prenatal al etanol sobre la descendencia. Las neuronas “oscuras” o la Zellschrumpfung: V.2.1. Hallazgos en la corteza frontal con el Nissl. V.2.2. Hallazgos en el cuerpo estriado y en la corteza frontal con la microscopía electrónica. La exposición prenatal al etanol. La prevención del daño con buspirona. Los adolescentes: V.5.1. El problema de definir y delimitar la adolescencia en humanos y en ratas. V.5.2. Cambios nerviosos y conductuales normales durante la adolescencia. V.5.3. Cambios morfológicos prolongados tras la exposición durante la adolescencia y la abstinencia. Los adultos. Comparación de los hallazgos entre las distintas edades. Conclusiones y comentarios finales. Conclusiones. Comentarios finales. Anexos: Anexo I. Síndrome alcohólico fetal y trastornos asociados. Criterios diagnósticos: VII.1.1. Elementos diagnósticos de Jaqueline Rouquette. VII.1.2. Criterios diagnósticos del Institute of Medicine (IoM). VII.1.3. Propuesta de revisión de los criterios diagnósticos del Institute of Medicine (IoM) para los FASD. VII.1.4. Criterios diagnósticos para el Centro para el Control de Enfermedades (CDC) para los FASD. VII.1.5. Código diagnóstico de 4-Dígitos. VII.1.6. Lineamientos canadienses para el diagnóstico del FAS, FAS parcial y los ARND. Anexo II. Manifestaciones fenotípicas físicas en el síndrome alcohólico fetal. Anexo III. Receptores serotoninérgicos. Anexo IV. Estructura de ciertas proteínas relevantes al presente trabajo: VII.4.1. Estructura de la proteína S100B. VII.4.2. Estructura del receptor para los productos finales de la glucosilación avanzada (RAGE). VII.4.3. Estructura de los filamentos intermedios (FI). VII.4.4. Estrucutra de la proteína asociada a microtúbulos de tipo 2 (MAP-2). 214 216 220 221 221 226 231 233 236 236 252 256 265 271 271 272 273 284 286 289 290 292 296 297 297 297 299 302 303 304 307 308 310 310 312 313 315 xi 5. Anexo V. Métodos experimentales de exposición de animales al etanol. Ventajas y desventajas de cada uno: VII.5.1. Administración en el agua de bebida. VII.5.2. Administración por inyección intraperitoneal. VII.5.3. Administración intragástrica. VII.5.4. Administración inhalatoria. VII.5.5. Administración por dieta líquida. 6. Anexo VI.Tablas de datos de los parámetros nutricionales evaluados en los protocolos de exposición prenatal al etanol (EPE). 7. Anexo VII. Tablas de datos de los parámetros morfométricos evaluados en los experimentos de inmunocitoquímica. VIII. Bibliografía. 318 320 321 322 324 324 327 329 334 xii Lista de Abreviaturas: 5-HT 5-HT 1A 5-HTT Ach ADH ALDH AMF AMPc ARBD ARND BHE CA1 Hipp CC CCGT-C cC-R cGR cNEp CxF * DA DL 50 DOR E EEG EMCE eNOS EEG EGL EPE EtOH FAE FAS FASD FI GABA GFAP GMPc Hipp hpm ICQ iNOS ip -ir iv kCal kDa :m :m 2 serotonina receptor serotoninérgico tipo 1A transportador de serotonina acetilcolina alcohol deshidrogenasa aldehído deshidrogenasa alcoholismo materno-fetal adenosín monofosfato cíclico defectos congénitos relacionados con el alcohol trastornos del neurodesarrollo relacionados con el alcohol barrera hematoencefálica área CA1 del hipocampo corteza cerebral crisis convulsivas generalizadas tónico-clónicas células de Cajal-Retzius células de la glía radial células neuroepiteliales corteza frontal densidad dopamina dosis letal 50 densidad óptica relativa día embrionario o gestacional electroencefalograma/fico exposición materna crónica al etanol óxido nítrico sintetasa, isoenzima endotelial, o tipo III electroencefalograma eminencia gangliónica lateral exposición prenatal al etanol etanol efectos del alcoholismo fetal síndrome alcohólico fetal trastornos del espectro del alcoholismo fetal filamentos intermedios ácido (-aminobutírico proteína gliofibrilar ácida guanilato monofosfato cíclico hipocampo haz prosencefálico medial inmunocitoquímica óxido nítrico sintetasa, isoenzima inducible, o tipo II intraperitoneal inmunoreactivo/idad intravenoso kilocalorías kilodaltons micrometro micrometro cuadrado :M MAP MAP-2 MCP MET MF MGP MGS MLE MLI mM MT nM Nb Nf-68 Nf-160 Nf-200 nm nM NDR NMDA NMR nNOS NO NOS NT P PC PE PM pM PP p/v RMN S100B sc SNC sP Strt TDAH VRN v/v ZG ZI ZM ZSV ZV micromolar proteína asociada a microtúbulos proteína asociada a microtúbulos tipo 2 muerte celular programada microscopía/io electrónica/o de transmisión microfilamentos matriz germinativa primaria matriz germinativa secundaria membrana limitante externa membrana limitante interna milimolar microtúbulos nanomolar neuroblastos postmitóticos migratorios neurofilamentos de 68 kDa de PM neurofilamentos de 160 kDa de PM neurofilamentos de 200 kDa de PM nanometro nanomolar núcleo dorsal del rafe receptores glutamatérgicos de tipo n-metil-d-aspartato núcleo medial del rafe óxido nítrico sintetasa, isoenzima neuronal, o tipo I óxido nítrico óxido nítrico sintetasa neurotúbulos día postnatal placa cortical potenciales evocados peso molecular picomolar preplaca peso en volumen resonancia magnética nuclear proteína S100B subcutáneo sistema nervioso central subplaca cuerpo estriado trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad núcleo ventral del rafe volumen en volumen zona germinativa zona intermedia zona marginal zona subventricular zona ventricular xiii Resumen “Sé breve en tus razonamientos, que ninguno hay gustoso si es largo.” M iguel de Cervantes Saavedra. El desarrollo del sistema nervioso central (SNC) es un proceso muy complejo, determinado por múltiples factores que entran en juego simultánea y/o secuencialmente. Este desarrollo tiene, en el ser humano, un claro período crítico prenatal y otro postnatal hasta los 20 a 25 años aproximadamente. No obstante, se prolonga, posiblemente, durante toda la vida del individuo. Muchos son los factores que pueden alterar este complejo y prolongado proceso de desarrollo. El alcoholismo materno-fetal (AMF), en nuestro país, es una causa poco reconocida de enfermedades neuropsiquiátricas de la niñez, la adolescencia y la adultez. El consumo de etanol (EtOH) por parte de la embarazada puede provocar una amplia gama de trastornos en su descendencia, denominados en conjunto Trastornos del Espectro del Alcoholismo Fetal (FASD). No todas, pero sí algunas de las mujeres alcohólicas crónicas que se embarazan paren niños que presentan al nacer el denominado Síndrome Alcohólico Fetal (SAF), el grado máximo de afectación en el espectro de los FASD. Aquellos hijos de madres alcohólicas que tienen la fortuna de verse menos afectados son fenotípica y conductualmente normales, o caen en la categoría de lo que en un principio se denominó Efectos del Alcoholismo Fetal (FAE) y que hoy comprende a los Trastornos del Neurodesarrollo Relacionados con el Alcohol (ARND) y los Trastornos Congénitos Relaiconados con el Alcohol (ARBD). Las displasias corticales se cuentan entre los múltiples daños provocados al cerebro por el AMF; estas sustentan especialmente, desde el punto de vista histopatológico, el diagnóstico de ARND. Estas malformaciones cerebrales son, en última instancia, responsables de muchas de las discapacidades neuropsiquiátricas que padecen lo hijos de madres alcohólicas. En la concurrencia de factores para la producción de las displasias corticales intervienen, entre muchos: las alteraciones del desarrollo del sistema serotoninérgico (un sistema de neurotransmisores que se halla alterado en muchas enfermedades neuropsiquiátricas y que, durante el desarrollo, tiene importantes funciones en la diferenciación del SNC); la glía radial (un tipo especial de células de la glía por la que migran los neuroblastos postmitóticos); los astrocitos (descendientes fenotípicos de la glía 2 Resumen radial que poseen receptores para la serotonina -5-HT- y, ante cuyo estímulo, liberan a la proteína S-100B, una proteína con actividad promotora de la estabilización del citoesqueleto neuronal y astrocitario, la extensión de neuritas y el establecimiento de circuitos sinápticos); y el sistema nitrérgico (un particular sistema neurotransmisor relacionado con el serotoninérgico y los astrocitos). La mayoría de los estudios experimentales que han lidiado con el AMF han intentado reproducir los grados mayores de afectación por consumo prenatal de EtOH. En ese tipo de estudios se han encontrado alteraciones fehacientes en muchos de los elementos mencionados. Sin embargo, son escasos los trabajos que intentan reproducir in vivo grados de afectación menores o mínimos (que son, probablemente, mucho más numerosos que los casos de afectación catastrófica). Es lo que se ha intentado en este trabajo: realizar un modelo animal de ARND, caracterizarlo y estudiarlo bajo diferentes aspectos con foco en las relaciones neuro-gliales en las que el sistema serotoninérgico es el centro. Así, en distintos períodos del desarrollo vital, en sendos protocolos experimentales en animales de utilización habitual en el laboratorio (ratas Wistar), se expuso a estos al EtOH 6,6% v/v en el agua de bebida y se evaluó el daño provocado en distintos parámetros. Los períodos vitales estudiados fueron los siguientes: I) durante el desarrollo prenatal por medio de un modelo de AMF en el que se intoxicó a las hembras 6 semanas antes de la preñez, y A) durante la gestación y la lactancia, para exponer a las crías durante el desarrollo intra- y extrauterino (por vía transplacentaria y por la leche materna; protocolo de exposición prenatal al EtOH sin prevención del daño); y B) solo durante la gestación para exponer a las crías durante el desarrollo intrauterino al tiempo que se administró a las madres una droga (buspirona) durante la parte final de la gestación, concomitantemente con el EtOH, con la finalidad de evaluar la posibilidad de prevención del daño provocado por el EtOH (protocolo de exposición prenatal al EtOH con prevención del daño); II) durante la adolescencia, en el que a un subgrupo de animales se le permitió recuperarse del daño por el simple expediente de una abstinencia prolongada bebiendo agua (protocolo de expsoción al EtOH durante la adolescencia con abstinencia posterior); y 3 Resumen III) durante la adultez (protocolo de exposición al EtOH durante la adultez). En los cuatro protocolos experimentales todos los animales recibieron alimento estándar para roedores de laboratorio y su alimentación se realizó de modo apareado para minimizar los efectos nutricionales debido al de consumo o no de EtOH. En los cuatro protocolos de exposición al EtOH se han evaluado el sistema serotoninérgico, la astroglía, las relaciones neurogliales y el sistema nitrérgico desde distintos puntos de vista: I) morfológicos, en dos núcleos mesencefálicos (núcleo dorsoal y medial del rafe -NDR y NMR-) en los que asientan las neuronas serotoninérgicas que constituyen la principal fuente de inervación distal al prosencéfalo y en tres áreas de este último (el área CA1 del hipocampo, el cuerpo estriado y la corteza frontal): por medio de A) microscopía óptica: con 1) tinciones histológicas de rutina (tinción de Nissl con azul de toluidina como medio para evaluar la citoarquitectura del SNC en general y de la neocorteza en especial); y 2) técnicas de inmunocitoquímica (ICQ) para: a) la enzima triptofano hidroxilasa (TPH), la primer enzima (y limitante) de la vía biosintética de la 5-HT; b) la 5-HT; c) el transportador de serotonina (5-HTT), presente en las prolongaciones de las neuronas serotoninérgicas, esté o no presente la 5-HT en el interior de la célula; d) la proteína gliofibrilar ácida (GFAP), la principal proteína del citoesqueleto astrocitario, un filamento intermedio de clase III; e) la proteína S-100B (S-100B), presente en el citoplasma astrocitario, secretada bajo estimulación por la 5-HT de los receptores 5-HT1A de los astrocitos; f) los neurofilamentos de 200 kDa (Nf-200), un filamento intermedio de clase IV, marcador del citoesquelto de dendritas y axones, cuyos niveles se ven afectados por los de la S-100B; g) la proteína asociada a los microtúbulos de tipo 2 (MAP-2), marcador 4 Resumen neuronal de localización casi exclusivamente dendrítica y que, igual que el anterior, se ve afectado por los niveles de S-100B; h) la enzima óxido nítrico sintetasa neuronal (nNOS) una isoenzima presente en una variedad de neuronas y que está asociada de diversos modos con el sistema serotoninérgico. B) microscopía electrónica de transmisión; II) conductual: en el paradigma de la prueba de campo abierto, se evaluó ante la exposición a un ambiente novedoso: A) la actividad locomotora; y B) la respuesta de ansiedad. Los resultados, complejos y variados, permitieron observar globalmente que el daño del provocado por el EtOH aún en bajas dosis es cierto y notorio en cualquier edad; que el tipo de daño provocado sobre determinados marcadores de los sistemas en estudio no fue paralelo en las distintas edades y regiones cerebrales estudiadas sino que varió (en cantidad y calidad) en función de estos mismos factores (edad y región); que la simple abstinencia permite cierta recuperación (incompleta y variable) del daño en la adultez tras el consumo en la adolescencia pero no tras la exposición prenatal; y que la administración de buspirona prenatalmente en forma concomitante con la intoxicación alcohólica previene la mayor parte de los efectos producidos por el EtOH (incluso los conductuales) aunque su uso no es inocuo completamente para los animales no expuestos. Se hallaron de manera constante ciertas alteraciones cualitativas de la morfología del citoesqueleto neuronal y astrocitario que han podido ponerse de manifiesto tanto por microscopía óptica cuanto por electrónica. Finalmente, el EtOH, consumido a cualquier edad en forma crónica, aún a bajas dosis, es capaz de provocar alteraciones notorias en el SNC. Por ello, sigue siendo válida la máxima de que para prevenir el daño al cerebro, no hay como no exponerlo en lo absoluto. La mejor prevención es la abstinencia. No obstante lo cual, se puede intervenir en el sistema para modificarlo de manera beneficiosa para el individuo. 5 Introducción “Hoy es el alcohol etílico la única sustancia sedativa ydependígena que, por hallarse institucionalizada, nuestra sociedad maneja y absorbe con toda libertad. Es la droga del establishment, la droga de nuestro sistema sociopolítico. Esta es precisamente su singularidad psicofarmacológica. No ocurre nada parejo con ninguna otra sustancia psicotropa.” Francisco Alonso-Fernández 1 I.1. Un caso clínico ilustrativo (a modo de prólogo): Ángela J. S. M. 2, nacida en Salto (Uruguay) en 1966. Es una persona apacible, de voz suave y bajo volumen; tranquila, tímida y algo retraída; respetuosa, de tendencias depresivas y modos aniñados sin llegar a la puerilidad patológica; físicamente menuda. Inquieta cuando niña, no podía estar sentada; dificultades escolares a pesar de no haber tenido trastornos específicos del aprendizaje. Se mordía los dedos llegando a provocarse lesiones leves. Desde la infancia experimentó frecuentes fenómenos de déjà vu y jamais vu. Ha padecido episodios de discontinuidad vivencial con lagunas mnésicas (de pronto, se encontraba en su cama o en su cuarto sin saber cómo había llegado allí ni qué había estado haciendo) (¿ausencias?; ¿crisis parciales complejas con automatismos?). A los 8 años, aproximadamente, comenzó a padecer crisis convulsivas generalizadas tónico-clónicas (CCGT-C) que aparentemente ante episodios febriles. A los 20 años, un episodio depresivo con hipobulia y desinterés por el medio. A los 23 años, recostada en su cama, rumiando ideas de muerte, se levantó impulsivamente, fue a la cocina, tomó un cuchillo e intentó clavárselo en el estómago para acabar con su vida. Durante el transcurso de su segundo embarazo sufrió una CCGT-C. En 1995, conización de cuello de útero por metaplasia escamosa sin signos de malignidad. En 1997, intentó suicidarse cortándose las venas de la muñeca con un cuchillo. En otra ocasión, intentó electrocutarse metiendo un objeto de metal en un enchufe. Ambos intentos, realizados en forma impulsiva. Primera internación en el Hospital Moyano (08/04 al 19/05/97; 41 días); 30 años de edad; presentó a lo largo de la internación: impulsividad; ideación suicida; se le imponía obsesivamente la idea de que debía matarse; humor depresivo; ideas de ruina y desvalorización; hipobulia; anorexia; ideas de persecución; angustia, a veces de carácter paranoide; contracturas musculares generalizadas; tenía la sensación de que su cabeza se agrandaba pero, al tocarla, reconocía la irrealidad de la sensación; desde aproximadamente un año antes escuchaba voces de tonos graves, de hombres, que desde fuera de su cabeza le decían claramente “te voy a matar”; veía ojos grandes, brillantes, negros y amenazantes que la observaban y se le venían encima o que, ubicados en la pared, la miraban fijamente o se transformaban en figuras que salían de la pared y la amenazaban: “te vamos a matar”; también veía manos que sostenían cuchillos en forma amenazante; macro 1 Alonso-Fernández, 1992; pág. 44. 2 Historia clínica Nº 81.595 del Hospital Neuropsiquiátrico “Braulio A. Moyano” de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Atendí a Ángela (no solo yo) durante mi residencia en psiquiatría (1996-2000), realizada en “el Moyano”. 7 Introducción y microzoopsias; episodios de recuerdos escénicos; sentía que le tocaban el brazo y que se lo movían; también, que la apretaban del cuello o una mano en el estómago que se abría y se cerraba, le clavaban algo en el pecho; desrealización; intenso miedo a morirse; aspecto pueril. El cuadro fue controlado con el uso de antipsicóticos y antiepilépticos. Diagnóstico presuntivo: HEBEFRENIA DEPRESIVA. Segunda internación en el Hospital Moyano (19/08/97 al 05/09/97; 17 días de estadía): en esta ocasión se presentó inhibida; rígida; signos de la rueda dentada y de la almohada psíquica; mirada perpleja; hipomímica; piel seborreica; flexibilidad cérea y catalepsia; tensión arterial: 110/80 mm Hg; frecuencia cardíaca: 134/min.; temperatura axilar: 37,5ºC. Sin negativismo ni alucinaciones; estaba triste pero no sabía por qué; tenía ideas de matarse que reconocía como no impuestas, sino como propias, pero en las que no podía dejar de pensar, al tiempo que no se explicaba el por qué y sin tener un plan para llevarlo a cabo; las voces le decían “tenés que matarte” o “matáte”. Se diagnostica: SÍNDROM E CATATÓNICO, presuntivamente SÍNDROM E NEUROLÉPTICO M ALIGNO. Se realizaron dos sesiones de tratamiento electroconvulsivo (TEC; días 29/08 y 01/09); luego del primero, desaparecieron totalmente las voces ; con el segundo, recuperación del cuadro. Diagnóstico de base: PSICOSIS EPILÉPTICA. Luego del alta, realizó controles mensuales. Excelente evolución: comenzó a trabajar como recepcionista en una academia de peluquería en la que luego aprendió el oficio. Cuidaba a sus hijos y tenía una buena relación con su marido. Presentó en la cara un cloasma como efecto secundario a las fenotiazinas que recibía. En 1999 se mudó a Uruguay pero continuó realizando controles en Buenos Aires. Internada en un hospital general, en su país natal, entre el 14/06 y el 14/07/99; en el baño de su casa, había sufrido una CCGT-C que, por broncoaspiración, produjo como complicación una neumonía aspirativa colapsante, insuficiencia respiratoria aguda y shock; ingresó a terapia intensiva con una severa insuficiencia respiratoria por edema pulmonar; sufrió un paro cardiorrespiratorio en bradiasístole por hipoxemia extrema, revertido con medidas farmacológicas. Tercera internación en el Hospital Moyano (08/11 al 23/11/99; 11 días); 32 años de edad; viajó sola desde Uruguay para un control de rutina, se constataron ideas obsesivas de matar a sus hijos con un cuchillo sumado a gran angustia; nueva internación y, luego, alta con mejoría. Antecedentes heredofamiliares: su padre es alcohólico, la maltrataba de niña y con un cuchillo en la mano, la amenazaba con matarla; la madre, también alcohólica, bebió alcohol durante la gestación de Ángela, varios intentos de suicidio, ejercía la prostitución frente a ella y permitía que sus clientes abusaran de su hija obligándola a prostituírse; una sobrina padece epilepsia y debilidad mental a causa de una hipoxia cerebral perinatal; un tío materno padece epilepsia desde la infancia. Tabaquista moderada; niega en todo momento el consumo de alcohol o cualquier otra droga de abuso (dato confirmado por el esposo). El cuadro de presentación inicial en la primera internación recordaba al del delirium tremens, motivo por el cual se indagó con especial énfasis en los antecedentes de consumo de alcohol por parte de la paciente. Exámenes complementarios de diagnóstico: un EEG (02/05/97) reveló una “discreta desorganización cortical difusa moderada y generalizada”. Una RM N de cerebro (26/05/97) informó “acortamiento con reducción moderada de volumen de ambos hipocampos a predominio derecho, sin alteraciones de la señal 8 Introducción hipocámpica, resto normal”; sin embargo, aunque no se lo informa, es visible, en la cara medial del cerebro, en posición posterior a la cisura perpendicular interna, comprometiendo todo el lóbulo occipital derecho, una polimicrogiria focal; se observa también una hipoplasia de la zona posterior del tronco del cuerpo calloso inmediatamente por delante de su rodete (Fig. 1). Un segundo EEG y mapeo cerebral (10/11/99) informaron “normalidad eléctrica cortical”. Una segunda RM N (12/11/99), de baja calidad técnica, que impedía apreciar la polimicrogiria, informaba “normalidad estructural en el cerebro”. Figura 1. R esonancia m agnétic a nuclear d e cerebro de la paciente Á ngela J.S .M . en la que se observa, en un corte sagita l (A ) la dism inución localizada del grosor del cuerpo calloso en la región posterior de su cuerpo, inm ediatam ente por delante del rodete, en la zona correspondiente al cruce de fibras interhem isféricas que conectan a las áreas auditivas (A en a’) y tém poroparietales (T/P en a’; otras referencias: F: fibras frontales; M : fibras m otoras; S s: fibras som atosensitivas; V : fibras visuales). E n A tam bién se o bse rva la polim icrogiria del lóbulo occipital en posición p osterior a la cisura p erp end icular interna y q ue im p id e d isting uir con c la ridad a la cisura calcarina (m ag nificado en a). En un corte coronal (B ) se ob serva la dism inución d el volum en d e am b os hipoca m pos a pred om inio del derech o (*) pero sin inten sifica ción de la señ al. E n A ’ y B ’, im á g e n e s c o m p a ra bles de u n su jeto norm al a m odo de c ontrol co m parativo . R eferencias en a’ (m odifica do de P au l et al, 20 07 ): fibras interh em isférica s frontales (F ), m otoras (M ), so m ato senso riales (S s), au ditivas (A ), tém poroparietales (T/P ) y visuales (V ). Analicemos el caso clínico. ¿El morbo?. Neuropsiquiátrico (¿qué duda cabe?). ¿El agente etiológico determinante? El alcohol. ¿El período de acción de la noxa? La gestación de Ángela. ¿El mecanismo etiopatogénico? Un trastorno del normal desarrollo cerebral. ¿Agentes etiológicos concurrentes? Las especiales condiciones socio-ambientales en las que Ángela creció, maduró y se desarrolló. 9 Introducción En el trabajo que sigue, por medios experimentales, intentaré aportar algo al conocimiento de los mecanismos etiopatogénicos que son responsables de la aparición de enfermedades como la que afectó a Ángela. Para ello, en la Introducción, reseñaré lo hasta hoy conocido acerca de las enfermedades originadas en la descendencia por el consumo materno gestacional de alcohol; revisaré los datos relevantes de la farmacocinética y la farmacodinamia de esta droga, principalmente en relación a la madre y al feto; luego repasaré los hitos fundamentales del desarrollo normal en general, y de la corteza cerebral en particular, que permitirán interpretar los hallazgos experimentales en animales adultos que fueran gestados bajo la influencia del alcohol, cuando ya no es posible observar directamente los procesos del desarrollo que fueran alterados por la droga sino solo sus consecuencias. Para finalizar la Introducción, se verá de qué modo se interrelaciona el sistema serotoninérgico (un sistema neurotransmisor que se altera en muchas enfermedades neuropsiquiátricas) con los astrocitos en lo que ha dado en llamarse relaciones neurogliales y cómo ambos, por medio de una proteína astrocitaria secretada bajo estímulo de la serotonina (la S100B), se relacionan con el citoesqueleto de neuronas y glía y el establecimiento de circuitos neuronales por medio de la extensión de neuritas. En la sección de Hipótesis y Objetivos, tras considerar lo conocido hasta hoy sobre los efectos del alcohol en estos sistemas a lo largo del desarrollo (desde el prenatal hasta la adultez), expondré las hipótesis que originaron este trabajo y los objetivos que me propuse cumplir con él. En la sección de Materiales y Métodos detallaré qué, cómo y con qué realicé los experimentos para poner a prueba las hipótesis por medio de cuatro protocolos experimentales distintos (en un anexo detallo las consideraciones que me llevaron a elegir la administración en el agua de bebida como método de alcoholización de las ratas usadas 10 Introducción en los experimentos). En la sección de Resultados, se enumeran acríticamente los hallazgos que obtuve por métodos morfológicos con la microscopía óptica y electrónica, con tinciones de rutina y, principalmente, por marcaciones inmunocitoquímicas y la posterior medición de distintos parámetros morfométricos; una breve subsección detalla hallazgos conductuales adicionales. En la Discusión, analizo críticamente los hallazgos experimentales en particular en relación al alcoholismo materno-fetal y con respecto a otras consideraciones más generales y mediatas, para finalizar en las Conclusiones con lo que de enseñanzas o reflexiones se pueda obtener de todo esto. Para finalizar la presente tesis doctoral, antes de enumerar la Bibliografía consultada, en una serie de Anexos (además del ya mencionado), reseño sistemas diagnósticos al uso, la estructura de varias proteínas cuya descripción en el cuerpo principal del texto haría muy engorrosa su lectura (pero que considero necesario tener en cuenta si se pretende comprender cabalmente lo hallado en los experimentos), como así también todos los datos numéricos de las mediciones que sustentan los resultados, la discusión y las conclusiones. I.2. El alcoholismo materno-fetal (AMF) (el morbo): Hoy en día resulta una obviedad decir que al alcoholismo, al abuso y la dependencia del EtOH se los considera como uno delos trastornos más comunes relacionados con sustancias. Y el que mayor cantidad de muertes produce.3 Pero no por ser un tema remanido deja esto de ser verdad. 3 A pesar de que otras drogas tengan mayor “prensa” a este respecto, incluso entre los médicos. 11 Introducción El etanol (EtOH) es una sustancia de aparición espontánea en la naturaleza. Por ello, el uso de bebidas alcohólicas se remonta, seguramente, a tiempos prehistóricos. Es la droga más vastamente empleada a lo largo de la historia de la humanidad con la finalidad de “alterar la consciencia”. Sin embargo, según las épocas y los pueblos que se consideren, su utilización se ha asociado a muy diversas finalidades. El uso ritual mágico-religioso es (y ha sido) compartido con muchas otras drogas como purificante espiritual. Pero su utilización no se agota con esto ya que también es la droga más versátil en cuanto a variedad de usos se refiere; según el contexto histórico y socio-cultural, se lo ha utilizado como anestésico, afrodisíaco, energético, alimento, narcótico, o como medicamento de amplio espectro (por ejemplo, durante la Edad Media). Pero, en cuanto a alterar la consciencia es, probablemente, la droga más antigua usada a tal fin y, geográficamente, la de más amplia distribución (Heath, 1974). El consumo de bebidas alcohólicas por parte de las mujeres ha de haber comenzado, evidentemente, en la misma época en que comenzó a hacerlo el hombre. Sin embargo, a lo largo de la historia, los estudios científicos dedicados específicamente al alcoholismo femenino son muchísimo menos numerosos que los estudios referidos al masculino. Posiblemente esto se deba a que también es mucho menor la frecuencia con que beben las mujeres. Más aún, los estudios dedicados al consumo de EtOH por parte de las embarazadas también son menos frecuentes. Pero sucede que las mujeres beben alcohol. E incluso, lamentablemente, cuando se embarazan. Parecería que desde la antigüedad distintos pueblos han tenido algún tipo de sospecha vaga, imprecisa, acerca de lo que le sucedía a los hijos de las mujeres alcohólicas y que no 12 Introducción era bueno que estas bebieran durante el embarazo (Abel, 1997, 1999, 2001a, 2001b). Pero los primeros estudios científicos serios que informaron acerca de los efectos deletéreos del consumo de EtOH por parte de las embarazadas sobre sus hijos se remontan a la Europa de los siglos XVIII y XIX. En un principio se confundían (o no se diferenciaban) los efectos debidos al consumo de EtOH por parte del padre o de la madre y los médicos se referían a estos hijos como a los “hijos de alcohólicos”, indiscriminadamente. Hacia mediados del siglo XIX, en Francia, dos famosos neuropsiquiatras (Bénédict Augustin Morel y Jacques Joseph Valentin Magnan) comenzaron a hablar con creciente fuerza de la “degeneración” producida en la especie por el alcoholismo de los padres. Magnan fue quien inició estudios experimentales al respecto.4 Sin embargo, el primer estudio epidemiológico realizado en humanos y del que se tenga noticia, en el que se relacionó específicamente el consumo de EtOH por la embarazada con los daños en sus hijos, lo realizó William C. Sullivan, un teniente oficial médico de la prisión de convictos “Parkhurst” de Su Real Majestad Británica, en Liverpool (Reino Unido), en 1899 (Sullivan, 1899).5 El cuadro completo, con todas las características de lo que hoy se conoce en el ámbito médico como Síndrome Alcohólico Fetal (FAS, por las siglas en inglés de Fetal Alcohol Syndrome) fue descripto por primera vez por una pediatra francesa, Jacqueline Rouquette, en 1957 en su tesis doctoral (Rouquette, 1957). Las observaciones que dieron lugar a su trabajo las realizó mientras trabajaba en París para el Centro de Higiene Infantil de la 4 Cfr. el Anexo III (Métodos experimentales de exposición de animales al etanol. Ventajas y desventajas de cada uno). 5 El artículo de Sullivan es realmente brillante y digno de ser leído, incluso hoy, como un excelente ejemplo de epidemiología retrospectiva. 13 Introducción Fundación Paul Parquet.6 No obstante ello, la mayoría de los investigadores que trabajan sobre el alcoholismo materno-fetal (AMF), sean clínicos o básicos, cuando citan en sus trabajos alguna referencia histórica a la “primera descripción del FAS” se empecina en citar como los primeros descriptores o descubridores, casi invariablemente, a Jones y Smith (1973). Algunos pocos citan a Clarren y Smith (1978) y los menos, aunque en número cada vez mayor, a Lemoine et al. (1968).7 Andando el tiempo, los investigadores estadounidenses han agrupado ahora a todas las alteraciones observables en los hijos habidos de madres alcohólicas, y relacionadas al consumo gestacional de EtOH, en un grupo de trastornos a los que denomina Trastornos del Espectro del Alcoholismo Fetal (FASD, por las siglas en inglés de Fetal Alcohol Spectrum Disorders).8 I.2.1. Los Trastornos del Espectro del Alcoholismo Fetal (FASD): En principio, habrá de tenerse en cuenta algo que no por básico deja de ser importante. Hay muchos factores que inciden en la manifestación final (en el feto o en el recién nacido) de las alteraciones originadas por el AMF. Algunos de estos factores, que pueden 6 La Fundación Paul Parquet es una fundación privada cuyo Centro de Higiene Infantil, aún hoy, trabaja como anexo de los servicios pediátricos de la Asistencia Pública de París (la Ayuda Social a la Infancia). Los datos históricos y administrativos de la Fundación se pueden consultar en Internet en la página web de la misma Fundación (http://www.fondation-paul-parquet.com/article.php3?id_article=27). 7 Paul Lemoine, otro pediatra francés, era Jefe del Servicio de Pediatría en el Centro Hospitalario Universitario de Nantes. Como jefe de servicio era el responsable de la sala de lactantes depositaria de la Asistencia Pública (Lemoine, 2003), la misma organización gubernamental con la que estaba relacionada la Fundación de París en la que trabajaba Jacqueline Rouquette una década antes. 8 Afortunadamente, las trágicas épocas en que la humanidad padecía enfermedades ya finalizaron; ahora los humanos sólo presentamos trastornos. 14 Introducción considerarse verdaderos factores de riesgo, dado que muchos de ellos se relacionan con el alcoholismo materno, son los que se enumeran a continuación (Jacobson y Jacobson, 1999; May y Gossage, 2001; Thomas y Riley, 1998):9 I) factores de la salud materna perigestacional: i ) la edad materna (es mayor la incidencia del FAS en hijos de madres mayores de 25 años y a mayor edad materna, mayor frencuencia de manifestación del FAS); ii) la parición previa de 3 ó más niños afectados por el FAS; iii) el uso concomitante de otras drogas de abuso (como marihuana, cocaína, tabaco); iv) morbi-mortalidad prematura en gestas previas por causas relacionadas con el EtOH; v) el estado metabólico y nutricional de la madre antes y durante la gestación; vi) el período de la gestación durante el cual se produjo la exposición (primero, segundo o tercer trimestre o toda la gestación; vii) la presencia o ausencia de episodios de abstinencia aguda durante la gestación; II) factores del nivel socio-económico: i) bajo nivel socioeconómico y cultural (pobreza; baja y/o incompleta escolaridad; desempleo, subempleo o empleo marginal); ii) bajo acceso a los servicios de salud y control de la salud materna; III) patrón de ingesta alcohólica: i) edad temprana de inicio en el consumo de EtOH (a menor edad, mayor riesgo de FAS); ii) el patrón de ingesta de EtOH que presentó la embarazada durante la gestación (agudo tipo parranda -binge-like de los angloparlantes, que consiste en beber 5 o más tragos por ocasión, 2 ó más días en una semana- o crónico);10 9 No los consideraré con detalle en este lugar. 10 La palabra “trago estándar” en la literatura anglosajona sobre el FAS se define como: 12 onzas fluídas de cerveza, ó 5 de vino ó 1,5 de bebidas destiladas de una graduación alcohólica de 80º (Maier y W est, 2001). En el sistema métrico decimal, una onza fluida equivale, a 29,57 ml; por lo tanto, un trago de cerveza son (12 × 29,57 =) 354,84 ml (aproximadamente el contenido de una lata común); un trago de vino equivale a 147,87 ml (algo así como medio vaso); y uno de bebida destilada a 44,35 ml. En consecuencia, 5 tragos (cuyo consumo en una sola ocasión definen al patrón de ingesta aguda (“en parranda” o “binge-like”) equivalen a 60 onzas fluidas (= 60 × 29,57 = 1.774,2 ml) de cerveza o 25 onzas 15 Introducción iii) la consecución de alcoholemias altas y/o sostenidas; iv) ausencia de la reducción de la ingesta alcohólica durante la gestación; IV) perfil psicológico materno: i) baja autoestima; ii) depresión; iii) enfermedades psiquiátricas comórbidas; iv) trastornos de la personalidad preexistentes; v) disfunciones sexuales; V) factores socio-familiares: i) abuso de alcohol en la familia; ii) abuso de alcohol por parte de la pareja de la mujer; iii) relativa tolerancia al gran consumo de alcohol en el grupo social de pertenencia; iv) inestabilidad vincular/marital; v) pérdida previa de la tenencia de otros hijos dados en adopción o en guardas transitorias. En virtud de la actuación consecutiva o simultánea de muchos o todos estos factores, los trastornos ocasionados por el AMF se presentan a lo largo de un continuum que configura todo un espectro: desde la normalidad fenotípica casi total hasta el más severo conjunto de las manisfestaciones del AMF que amenazan (o se cobran) la vida y la salud de los hijos. Sin embargo, con fines prácticos, los distintos grados de afectación se agrupan, por fuerza artificialmente, en distintas “categorías diagnósticas”. Todas estas categorías se ordenan, en definitiva, a partir de la definición del grado máximo de afectación provocado por el AMF; es decir, lo que se denomina FAS completo. fluidas de vino (es decir, 25 × 29,57 ml = 739,25 ml, casi una botella común de vino de ¾ litro) o 7,5 onzas de destiladas (7,5 × 29,57 = 221,77 ml). M ás abajo se verá, sin embargo, que no todas las cervezas (ni los vinos, ni las bebidas destiladas) tienen el mismo contenido alcohólico, por lo que las “onzas fluidas” varían en contenido alcohólico según el tipo de bebida que se considere. Por lo tanto, el cálculo del EtOH consumido en determinada ocasión en función de las onzas fluidas no es de lo más seguro ni, mucho menos, exacto. 16 Introducción De las mujeres que consumen alcohol en grandes cantidades durante la gestación, se estima que sólo el 4-15% de los niños habidos de ellas estarán afectados por el FAS completo (George et al., 2007; Gray y Henderson, 2006). Para comprender en alguna categoría al resto de ellos, que caen en algún lugar del actual espectro, se había adoptado en un principio la designación de Efectos del Alcoholismo Fetal (FAE, por sus siglas en inglés -Fetal Alcohol Effects-). Esta denominación se tomó de los estudios realizados en animales expuestos prenatalmente al EtOH (AAP, 2006). Más tarde se cayó en la cuenta de que estos FAE también se presentaban en los hijos habidos de madres que habían bebido alcohol en forma moderada a leve. Así fue como surgió el concepto de lo que hoy se denomina FASD (Chudley et al, 2005; Gray y Henderson, 2006). La incidencia y la prevalencia11 del FAS completo se estima en valores muy variables según los distintos países del mundo. Dentro de un mismo país, estas cifras pueden variar mucho de una región a otra y, dentro incluso de una misma región, también puede variar muchísimo según el grupo humano étnico o socio-cultural particularmente considerado. Así, por ejemplo, en los Estados Unidos de América (EUA) la incidencia general se ha estimado en 0,5-3 por cada 1000 nacidos vivos (Chudley et al, 2005; Gray y Henderson, 2006; May y Gossage, 2001). En distintas comunidades y momentos, en Canadá, se la ha estimado entre 0,515-190 (¡!) por cada 1000 nacidos vivos (Chudley et al., 2005). En el Reino Unido, ha sido estimada en 0,21 (BMA, 2007). La prevalencia mundial del FAS se ha estimado en alrededor de 0,5-2,0 cada 1000 nacidos vivos, si bien que para el cálculo de estos valores, los de EUA han contribuido en gran medida por lo que es probable que 11 Se considera aquí como incidencia a la cantidad de casos nuevos en una determinada población o grupo etario en un año. La prevalencia, por otro lado, es la cantidad de los casos totales (nuevos y ya existentes) en un momento determinado, en una población determinada. 17 Introducción el valor de la incidencia mundial esté significativamente sesgado (Bertrand et al., 2005; BMA, 2007; May y Gossage, 2001; Mitten, 2004). Independientemente del FAS completo, los otros elementos agrupados en los FASD constituyen mayoría, son mucho más frecuentes que el FAS y pueden ser relativamente comunes. Así, la prevalencia mundial de los FASD se ha estimado en 9-10 por cada 1000 nacidos vivos (es decir, alrededor del 1%) (Basford et al., 2004; Gray y Henderson, 2006; May y Gossage, 2001). Téngase en cuenta, a modo de comparación (por nombrar sólo una de todas las enfermedades neuropsiquiátricas), que la prevalencia de las esquizofrenias también se calcula en alrededor del 1% de la población. Excluidos los casos de FAS puro, completo, el resto de los trastornos agrupados en los FASD está parcialmente constituido por hijos de madres alcohólicas que presentan malformaciones congénitas en distintos órganos de la economía.12 Sin embargo, el 50-80% de los niños afectados por los FASD presentan solamente daños o disfunciones debidas a alteraciones del desarrollo cerebral, es decir, alguno de todos aquellos efectos del AMF agrupados bajo la categoría de Trastornos del Neurodesarrollo Relacionados con el Alcohol (ARND, por las siglas en inglés de Alcohol-Related Neurodevelopmental Disorders) (BMA, 2007; Gray y Henderson, 2006). Actualmente, existe mucho debate acerca de la prevalencia real y de la verdadera importancia del FAS y de los FASD como “enormes problemas” de salud pública.13 Sin embargo, los ARND, por su alta prevalencia y por el hecho de que pueden ser 12 Cfr. Anexo II: M anifestaciones fenotípicas físicas en el Síndrome Alcohólico Fetal. 13 Téngase presente, sin embargo, que en estos fuertes debates no dejan de estar implicados variados intereses económicos y académicos que en más de una ocasión ponen en riesgo y condicionan la imparcialidad y rigurosidad científica de los datos que se publican. 18 Introducción debidos a grados leves a moderados de AMF, son (potencialmente) los de mayor importancia desde el punto de vista de la salud pública dentro del conjunto de todos los trastornos agrupados en los FASD. En resumen: el cuadro configurado en su totalidad comprende, como manifestación global del AMF, a los llamados FASD. Estos FASD engloban, por un lado, a los casos puros de FAS y por el otro a lo que antes se denominaba FAE y que hoy se desglosa en ARBD y ARND. Pasemos entonces ahora a considerar con algún detalle cómo se realiza el diagnóstico de cada una de estas condiciones. I.2.1.1. El síndrome alcohólico fetal (FAS): Desde Jacqueline Rouquette (Rouquette, 1957) en adelante el diagnóstico clínico del FAS reposa en una tríada de elementos semiológicos que constituyen el conjunto nuclear de las manifestaciones del síndrome. Estas manifestaciones son: a) el retraso del crecimiento intra y extrauterino; b) un dismorfismo facial característico; y c) anomalías morfofuncionales del neurodesarrollo en el SNC. Todo ello, y como condicio sine qua non, en el contexto de una madre fuertemente bebedora de EtOH durante la gestación. El retraso del crecimiento se puede constatar ya intrauterinamente, durante la gestación. 19 Introducción Los niños nacen con bajo peso si lo hacen a término o con bajo peso para la edad gestacional si son prematuros (cosa que, por otro lado, es frecuente). La talla también suele ser baja. Postnatalmente, el progreso pondoestatural no se recupera como suele suceder en niños afectados de otras causas de bajo peso al nacer. Siempre continúan siendo pequeños, incluso si se controla la evolución de su peso hasta el final de la adolescencia y a pesar de que reciban la mejor de las alimentaciones posibles. Son, desde el principio, simplemente hipotróficos y/o hipoplásicos globales. Hay quien los ha llamado “niños miniatura”. La cara de los niños afectados tiene características particulares durante la primera infancia: frente pequeña asociada a (y consecuencia de) la microcefalia; la raíz nasal es aplanada o incluso presenta el aspecto en silla de montar similar al de la sífilis congénita; las alas de la naríz son pequeñas; los ojos son pequeños (microftalmia) y están muy cerca entre sí, las hendiduras palpebrales son más cortas que lo normal y el párpado superior frecuentemente está en ptosis; a veces puede haber un pligue epicanto o epicanto invertido o blefarofimosis; la región media de la cara es pequeña; el labio superior es característicamente fino, delgado, recto y está como “arremangado” hacia dentro mostrando muy poco el bermellón (a veces puede haber labio leporino con o sin paladar hendido); el philtrum supralabial está notablemente aplanado o es, incluso, inexistente por lo que la zona facial superior a la boca toma un aspecto un aspecto como de planchado; los dientes pueden ser pequeños, hipoplásicos y de esmalte defectuoso; las orejas pueden tener una implantación baja y sus conchas estar malformadas; suelen tener un notable hirsutismo al nacer, más marcado en la piel perifacial. Sin embargo, todas estas características faciales, que hablan a las claras de defectos en el desarrollo del mesodermo facial, van suavizándose a medida que el afectado crece y pueden desaparecer, y ya no es posible distinguir a los 20 Introducción nacidos con FAS, cuando son adultos, sólo por el aspecto facial. El retraso madurativo del macizo facial, lentamente, se va completando. Con respecto a las alteraciones del neurodesarrollo, más abajo los trato en detalle. Sin embargo, a pesar de que el diagnóstico clínico es relativamente sencillo para el ojo avezado y para el que tiene un razonable grado de sospecha, entre las alambicadas proezas diagnósticas de los tiempos que corren, para complicar las cosas, han proliferado los sistemas diagnósticos para los FASD. En EUA y Canadá, los de uso más extendido son:14 i) los Criterios Diagnósticos del Instituto de Medicina, de la Academia Nacional de Ciencias de EUA (Stratton et al., 1996), que ya han sido convenientemente revisados (Hoyme et al., 2005), ii) los Criterios Diagnósticos del Centro para el Control de Enfermedades del mismo país (Bertrand et al., 2004), iii) el Código Diagnóstico de 4-Dígitos (Astley y Clarren, 2000), y iv) los Lineamientos Canadienses para el Diagnóstico de los FASD (Chudley et al., 2005). Entre los diagnósticos diferenciales que por fuerza se han de descartar, se encuentran los siguientes síndromes y enfermedades, por su aspecto similar en algunas de las características fenotípicas faciales (Bertrand et al., 2004; Stratton et al, 1996): i) síndrome de Cornelia de Lange, viii) displasia camptomélica, ii) síndrome de Floating-Harbor, ix) secuencia de DiGeorge, iii) displasia geleofísica, x) síndrome de Dubowitz, iv) síndrome de Smith-Lemli-Opitz, xi) secuencia 10q duplicada, v) embriopatía por tolueno, xii) secuencia 15q duplicada, vi) síndrome lisencefálico de Miller-Diecker, xiii) síndrome GF, vii) síndrome del valproato fetal, xiv) efectos fetales de la fenilcetonuria materna, 14 Cfr. en el Anexo I (Síndrome Alcohólico Fetal [FAS] y trastornos asociados. Criterios diagnósticos) el detalle de estos sistemas diagnósticos. 21 Introducción xv) síndrome óculo-dento-digital, xviii) síndrome velocardiofacial. xvi) trisomía del par 18, xvii) síndrome de W illiams, y Los siguientes síndromes, por otro lado, deben ser globalmente diferenciados del FAS (Bertrand et al., 2004; Stratton et al, 1996): i) síndrome de Aarskog, vi) embriopatía por tolueno, ii) síndrome de W illiams, vii) síndrome de la difenilhidantoína fetal, iii) síndrome de Noonan, viii) síndrome del valproato fetal, iv) síndrome de Dubowitz, ix) efectos fetales de la fenilcetonuria materna. v) síndrome de Brachmann-DeLange, Finalmente, otras enfermedades pueden confundirse no por su fenotipo (en el que no se parecen realmente) sino por el aspecto cognitivo y conductual semejantes (Stratton et al, 1996): i) síndrome del X frágil, iii) síndrome de Turner, y ii) síndrome velocardiofacial, iv) síndrome de Opitz . I.2.1.2. Los efectos del alcoholismo fetal (FAE): La categoría, en algún momento, diagnóstica de los FAE surgió a modo de “cajón de sastre” como una manera de engloblar , en los trabajos de investigación básica sobre el AMF realizados en animales de laboratorio, todo aquello que no constituyera el FAS completamente desarrollado. Es decir, conceptualmente, los FAE engloban todos los efectos provocados en la descendencia por el EtOH consumido por la madre, sean estos efectos físicos o cognitivos-conductuales, y que no alcanzan a conformar el FAS completo. En cierto modo, la presencia de algún tipo de FAE implica un tipo de daño menor al máximo que es capaz de provocar el AMF. Los FAE engloban, entonces, a los ARBD y a los ARND. 22 Introducción I.2.1.2.1. Los trastornos congénitos relacionados con el alcohol (ARBD). En esta categoría se agrupan los efectos “puramente” físicos inducidos por el EtOH, las malformaciones congénitas orgánicas.15 En el Anexo II (Manifestaciones fenotípicas físicas en el Síndrome Alcohólico Fetal) se listan todas las malformaciones orgánicas (según su frecuencia y sistema orgánico) que pueden estar presentes y que, en sí solas (excluyendo las pre- y postnatales y las craneofaciales de la tabla y las del neurodesarrollo), dan lugar a, y definen, los ARBD. No abundaré en esta categoría; no vienen al caso en este trabajo, pero téngase en cuenta que puede determinar gran parte de la morbimortalidad que afecta a estos desgraciados que pueden nacer mono- o polimalformados. I.2.1.2.2. Los trastornos del neurodesarrollo relacionados con el alcohol (ARND). En contraste con la categoría anterior, en esta se incluye a todos aquellos signos y síntomas cuyo origen depende o representa, si se quiere, un daño morfológico y/o funcional del SNC. En este amplio agrupamiento signo-sintomatológico se pueden observar desde las groseras malformaciones anatómicas que amenazan la vida (o determinan la muerte) del afectado, pasando por las más groseras y las más sutiles manifestaciones conductuales y cognitivas observables por simple inspección o por delicados tests, hasta alteraciones sólo puestas en evidencia por métodos de microscopía o bioquímicos, en el laboratorio clínico 15 Como se ve, el dualismo cartesiano aún tiene efectos ciertos en la ciencia del siglo XXI. 23 Introducción o de investigación básica. Desde la simple microcefalia, se pueden observar defectos del cierre del tubo neural (disrafias); holoprosencefalia y esquizencefalia; alteraciones del desarrollo del cuerpo calloso desde las hipoplasias localizadas hasta la agenesia total; hipoplasias del vermis y alteraciones en la foliación del cerebelo; distintos tipos de displasias corticales, desde las que pueden ponerse en evidencia con estudios de imágenes como las lisencefalias y macrogirias, las polimicrogias, o las heterotopías nodulares y en banda hasta las que sólo pueden observarse por medio del uso del microscopio. Sin embargo, más o menos afectado anatómicamente el cerebro, siempre será posible observar alteraciones cognitivas o conductuales en los afectados por el FAS y por los ARND. Así, por ejemplo, se ha dicho que el AMF es la principal causa teratogénica de retraso mental (RM) (Bregman et al., 1995). El RM puede ser desde leve a profundo. Aún más, el AMF puede provocar distintos tipos de trastornos cognitivos que no llegan a conformar un diagnóstico de RM pero que comprometen la óptima actuación del individuo en el mundo. Se pueden observar trastornos en el desarrollo del lenguaje y la memoria o de las habilidades matemáticas y lingüísticas, trastornos práxicos y en las funciones ejecutivas, alteraciones en el normal desarrollo psicomotor y de la socialización, inestabilidades en la conducta, auto- y heteroagresividad y comportamientos socialmente desadaptativos (Conry, 1990; Famy et al., 1998; Jacobson, 1997; Jacobson y Jacobson, 1999; Kelly et al., 2000; Mattson et al., 1996, 2001). Entrando ya decididamente en el terreno de las enfermedades neuropsiquiátricas, se ha implicado fuertemente al AMF como causa potencial de autismo y trastorno generalizado del desarrollo; del trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH); de determinados trastornos de la personalidad (disocial, limítrofe, dependiente y 24 Introducción evitativo) que por sí sólos son causa suficiente de un significativo sufrimiento para el individuo que la padece y de la sociedad que lo aloja pero a la vez, además, causa importante de otros trastornos neuropsiquiátricos; trastornos por abuso y/o dependencia de sustancias (incluído el mismo alcohol además de, obviamente, otras drogas de uso ilegal – cocaína, marihuana, anfetaminas, alucinógenos, etc. –); trastornos de la conducta sexual; trastornos psicóticos y/o afectivos mayores (Baer et al., 2003; Famy et al., 1998; Spear y Molina, 2005). Párrafo aparte merecería la consideración in extenso acerca de que la EPE es una causa importante de epilepsias de distinto tipo.16 Por sí solas, aún si se prescindiera del resto de las alteraciones del SNC, las epilepsias son también generadoras de gran morbi-mortalidad para quienes las padecen. Por otro lado, y sin llegar a las epilepsias, se han documentado alteraciones eléctricas corticales en los hijos de madres alcohólicas que se ponen fácilmente en evidencia con un simple electroencefalograma (EEG) (por ejemplo, disminución del voltaje de las ondas ", lentificación eléctrica generalizada o localizada del trazado EEG) o con un estudio de potenciales evocados (PE) (por ejemplo, aumento de la latencia en la onda P300, etc.) (Mattson et al., 2001). Vistos ya los efectos, consideremos ahora la causa eficiente de los FASD: el etanol. 16 Este punto en particular es bien conocido por los neuropsiquiatras ya desde los siglos XVIII y XIX. Cfr. Magnan, 1871; Morel, 1857, 1860; Sullivan, 1899. 25 Introducción I.3. El etanol (el agente etiológico):17 El alcohol etílico o etanol (EtOH; C2H6O; Fig. 2) es un líquido incoloro, translúcido, de olor característico, excelente solvente, menos denso que el agua (* = 0,789 g/ml), con un peso molecular (PM) de 46,0634 daltons. Fig ura 2. El etanol en representación trid im ensional con sus nu bles electrón icas. El EtOH se forma por la fermentación anaerobia de algunos glúcidos (como Tabla 1. Concentración de etanol en distintos tipos de bebidas alcohólicas. la glucosa, fructosa y manosa) que llevan a cabo ciertas bacterias y hongos espontáneamente, sin intervención humana. Por tal motivo, el EtOH se produce en forma Graduación alcohólica Bebida (rango en %) FERMENTADAS Sidra Cerveza Vinos de mesa Vinos generosos o de licor Vermuth 2-5 3-10 8-13 14-24 14-24 relativamente simple y a bajo costo DESTILADAS o AGUARDIENTES (Heath, 1974). Se lo encuentra en una gran cantidad de productos formando parte de perfumes, solventes, bebidas, productos medicinales y cosméticos. Las bebidas que lo contienen, Pisco Brandy o Cognac Ginebra Ron de Jamaica Whisky Vodka Ron Ron de Martinica 35-50 36-42 40-50 40-75 45-53 45-60 45-70 65 ARTIFICIALES o LICORES Licores 20-50 17 Excepto en los lugares en los que se indica, la mayor parte de la información de esta sección se basa en datos tomados de las siguientes fuentes bibliográficas: Alonso-Fernández, 1992; Bruch Igartúa, 1993; Curci, 1993; Hobbs et al., 1996; Lehninger, 1986; Mayes, 1992; y Rall, 1991. 26 Introducción según su forma de obtención, se clasifican en fermentadas, destiladas y artificiales. Son las bebidas destiladas las que generalmente contienen la mayor concentración de EtOH (Tabla 1). I.3.1. Farmacocinética: El EtOH se puede absorber por varias vías. La vía enteral es, por lejos, la de más frecuente uso. Pero otras vías de absorción se observan con frecuencia e importancia variables.18 Una vez ingerido, la absorción del EtOH se lleva a cabo en un 20% en el estómago y el 80% restante en el duodeno y el yeyuno-íleon. Sin embargo, la absorción varía ampliamente en función de la cantidad y calidad del contenido gástrico y la concentración alcohólica de la bebida ingerida. Así, por ejemplo, en promedio, la ingestión de 44 g de EtOH en forma de whisky (esto es, aproximadamente, unos 77 ml de un whisky de 45º) produce una alcoholemia máxima de alrededor de 67-92 mg/dl si se lo ingiere con el estómago vacío; en cambio, tras la ingestión de una comida mixta la alcoholemia correspondiente será de unos 30-53 mg/dl. Igual cantidad de EtOH consumida en forma de cerveza (esto es, unos 694 ml de una cerveza de 5º, unas dos latas comunes) produce alcoholemias de 41-49 y 23- 18 Por ejemplo, la vía inhalatoria (de importancia en las exposiciones profesionales), la vía transdérmica (como en el caso de la tan difundida costumbre en ciertos ámbitos socioculturales, en los que “para que el bebé esté más tranquilito y se pueda dormir”, las madres les ponen a sus hijos lactantes un algodón o un paño embebido en alcohol entre el pañal y la piel del abdomen), la vía rectal (de interés médico-toxicológico) y la vía parenteral intravenosa (utilizada en el tratamiento de las intoxicaciones por metanol y etilenglicol – etilterapia –) o las vías de inflitración local (como en el tratamiento de ciertas neuralgias por medio de la llamada neurólisis alcohólica). 27 Introducción 29 mg/dl, con el estómago vacío y tras una comida mixta, respectivamente. La distribución es rápida y amplia por tratarse de una molécula de bajo PM y muy hidrosoluble y liposoluble. En virtud de su liposolubillidad atraviesa fácilmente todas las barreras (entre ellas la hematoencefálica – BHE – y la placentaria, la hematotesticular y la hematoalveolar). Tras la ingestión, en 5 a 10 minutos se lo puede detectar en la sangre y el tiempo hasta la concentración plasmática pico es de 30 a 90 minutos. Para el ser humano, el volumen de distribución del EtOH es, aproximadamente, de 0,7 l/kg para los hombres y de 0,6 l/kg para las mujeres (la diferencia se debe a los distintos porcentajes de grasa corporal total). El EtOH desaparece del plasma, con una cinética de orden cero, entre las 8 a 10 horas posteriores a la finalización de la ingesta. El 90-98% del EtOH ingerido se oxida completamente a una velocidad de 100-150 mg/kg/h.19 Los alcohólicos crónicos, en tanto tengan una función hepática conservada, pueden presentar un aumento de la velocidad de oxidación; por otro lado, la alcoholemia de una persona que tiene daño hepático puede permanecer elevada más allá de las 24 horas de finalizada la última ingestión. En el hígado se produce la metabolización del 85-90% del EtOH ingerido. En un 70% se metaboliza por medio de la acción secuencial de las enzimas alcohol deshidrogenasa (ADH; E.C.: 1.1.1.1) y aldehído deshidrogenasa (ALDH; E.C.: 1.2.1.8). La ADH20 oxida 19 La velocidad de oxidación en los ratones es de unos 550 mg/kg/h y en las ratas de 300 mg/kg/h (Livy et al., 2003). Es decir, ambas especies de roedores metabolizan el EtOH de 3 a 5 veces más rápido de lo que lo hacemos los humanos. 20 La ADH, además de en el hígado, se expresa también en la mucosa gástrica (Livy et al., 2003). Este hecho explica algunas diferencias farmacocinéticas como, por ejemplo, las mayores alcoholemias en mujeres que en hombres (aquellas expresan la enzima gástrica en menor cantidad que estos) o en algunas etnias orientales como, por ejemplo, en los japoneses quienes, en conjunto, expresan menores niveles de ADH gástrica que los occidentales y por ello son más propensos a presentar el cuadro clínico de la denominada embriaguez 28 Introducción el EtOH a acetaldehído y la ALDH lo convierte en acetato. En ambos pasos se generan equivalentes reductores al reducirse el NAD+ a NADH.21 CH3-CH2-OH (etanol) + NAD+ º CH3-CHO (acetaldehído) + NADH + H+ Alcohol deshidrogenasa CH3-CHO (acetaldehído) + H2O + NAD+ º CH3-COOH (acetato) + NADH + H+ Aldehído deshidrogenasa El acetato, posteriormente, y por acción de la acetil-CoA sintetasa, es “activado” por su unión a la coenzima A para formar acetil-CoA. La acetil-CoA puede ser luego utilizada en varias reacciones anabólicas implicadas, entre otras, en la síntesis de colesterol y ácidos grasos (contribuyendo así con la aparición de la esteatosis hepática – hígado graso – en los alcohólicos crónicos22) y de otros constituyentes tisulares. CH3-COOH (acetato) + CoA-SH + ATP º CH3-CO-S-CoA (acetil-CoA) + AMP + PPi Acetil-CoA sintetasa Aproximadamente el 10 al 30% del EtOH se oxida por medio del denominado sistema patológica ante bajos consumos de EtOH. 21 En la generación de NADH se basa uno de los métodos de detección bioquímica usados en el laboratorio. 22 Por otro lado, el aumento de la proporción [NADH]/[NAD +] tiene el efecto neto de reducir la actividad del ciclo del ácido cítrico (ciclo de Krebs) y de inhibir la $-oxidación de los ácidos grasos, por lo que aumenta la esterificación de estos para formar triacilglicéridos que se almacenan y contribuyen aún más al hígado graso, lesión precursora primaria de la cirrosis alcohólica. 29 Introducción microsomal de oxidación del etanol (MEOS)23 u oxidasas microsomales de función mixta-citocromo P-450 2E1 (CYP2E1), asociado al retículo endoplasmático liso de los hepatocitos. Este sistema enzimático es inducible por la acción crónica del mismo EtOH y responsable del leve aumento en la velocidad de oxidación que se observa en los bebedores crónicos. Esta inducción enzimática es también importante desde el punto de vista médico-toxicológico en cuanto a las potenciales interacciones farmacocinéticas con otras drogas y tóxicos. CH3-CH2-OH (etanol) + NADPH + H+ + O2 º CH3-CHO (acetaldehído) + NADP+ + 2H2O Oxidasas microsomales de función mixta-citocromo CYP2E1 Existe un gran polimorfismo en los genes que codifican a las enzimas ADH, ALDH y CYP2E1.24 Se postula que este polimorfismo podría ser responsable de las diferencias de capacidad metabolizadora que se observan entre los sexos, diferentes individuos y grupos étnicos. También serían responsables de las diferentes susceptibilidades o resistencias a desarrollar dependencia y/o tolerancia al consumo de EtOH.25 Una consecuencia importante del polimorfismo genético con respecto a las enzimas metabolizadoras es la que se relaciona con la ADH gástrica, responsable de un efecto metabolizador de primer paso, más o menos importante, llevado a cabo en el estómago, antes de que el EtOH se absorba y pueda ejercer sus efectos sobre los órganos blanco (el hígado, incluido). 23 MEOS, por las siglas en inglés de microsomal ethanol oxydizing system, así denominado por sus descubridores, Charles Lieber y Leonore DeCarli, en la década de 1960. 24 Para una revisión de los tipos de isoenzimas de la ADH y ALDH, cfr. Sanchis Fortea et al., 1999. 25 Es irrelevante analizar aquí los distintos tipos de isoenzimas de cada uno de los sistemas mencionados, pero téngase presente que los mismos pueden estar involucrados en la producción de distintos tipos de daños en los tejidos blanco. 30 Introducción Un tercer sistema de metabolización es el de la catalasa (E.C.: 1.11.1.6), enzima presente en los peroxisomas, que oxida al EtOH utilizando peróxido de hidrógeno. Este sistema parecería ejercer su acción sólo ante concentraciones elevadas de la droga y ser de escasa importancia en el metabolismo hepático, no así en el cerebro. CH3-CH2-OH (etanol) + H2O2 º CH3-CHO (acetaldehído) + 2H2O Catalasa El acetaldehído formado como metabolito intermedio en todos los sistemas metabolizadores del EtOH, es una molécula muy reactiva, responsable de gran parte de los efectos tóxicos atribuidos al propio EtOH. El 2-10% del EtOH que escapa a la oxidación se elimina, sin modificar, por vía renal y pulmonar (principalmente) si bien que, en virtud de su capacidad para atravesar membranas, se lo puede encontrar en todas las secreciones corporales.26 Desde el punto de vista energético, el EtOH es una molécula con una capacidad de liberación de energía de 7,07 kCal/g (es decir, 29,58 kJ). Estas calorías se derivan, como se vió, de la producción de equivalentes reductores en la forma de moléculas de NADH que, por un mecasnismo indirecto, entran a las mitocondrias, organelas en las que, por medio de la cadena de transporte de electrones y la fosforilación oxidativa, se almacena químicamente la energía en forma de ATP (adenosintrifosfato). También se almacena energía del EtOH a partir de las moléculas de acetil-CoA que ingresan al ciclo de los ácidos tricarboxílicos en el que se generan más equivalentes reductores que siguen la misma vía. 26 Como máximo, la concentración en la orina puede alcanzar un 130 % de la plasmática. Por otro lado, en el aire espirado se encuentra una concentración de EtOH que corresponde al 0,05 % de la plasmática. 31 Introducción De todas maneras, suele decirse que las calorías aportadas por el EtOH son “calorías vacías” en el sentido de que las bebidas que lo contienen no aportan cantidades significativas de vitaminas, minerales, oligoelementos, proteínas, glúcidos o lípidos. Las calorías generadas por la oxidación del EtOH carecen de acción termogénica.27 Más importante aún, el EtOH carece de capacidades “bioplásticas”, en el sentido de que no pasa a formar parte de moléculas estructurales de las células o los tejidos28, algo que, se verá, es de primordial importancia en la consideración del AMF. I.3.2. Farmacocinética del etanol en la mujer. Características particulares: El daño hepático se desarrolla más rápidamente en las mujeres que en los hombres alcohólicos. Ante iguales niveles de consumo de EtOH, las mujeres (alcohólicas o no) presentan mayores niveles de alcoholemia que los hombres. Más arriba hemos visto que el volumen de distribución para el EtOH, en la mujer, es de 0,6 l/kg y que la diferencia es debida a los distintos porcentajes de grasa corporal total en relación con el hombre (mayor porcentaje de grasa corporal – un tejido relativamente exento de agua –) y además, en general, a un menor peso corporal que los hombres. Una de las consecuencias muy importantes a tener en cuenta en el AMF (en relación al 27 De hecho, la sensación transitoria de calor que se experimenta tras beber una bebida alcohólica es debida a una vasodilatación de los territorios vasculares periféricos por efecto del acetaldehído. Pero por este medio, en realidad, se pierde calor por convección, radiación y conducción y el EtOH como tal es así, más bien, un agente inductor de hipotermia. 28 Esto ha hecho que el gran fisiólogo francés y premio Nobel de Medicina en 1913, Charles Robert Richet (1850-1935) dijera del EtOH que es en realidad un “antialimento” en su obra Les aliments et l’alimentation normale de l’homme. 32 Introducción polimorfismo de las enzimas metabolizadoras del EtOH que se mencionara ut supra) es que la ADH gástrica (clase IV o F-ADH) tiene, normalmente, una actividad 70-80% menor en la mujer no alcohólica que en el hombre no alcohólico. Más aún, en las mujeres, el abuso crónico del EtOH reduce la actividad de la ADH gástrica entre un 11-20% por sobre el basal ya de por sí menor con respecto al hombre.29 Así, las diferencias entre los sexos en el efecto de primer paso hacen que, en las mujeres alcohólicas – a diferencia de los hombres alcohólicos – sean iguales el área bajo la curva tras dosis iguales de EtOH/kg de peso corporal administradas por vía oral o intravenosa; es decir que, para estas mujeres, beber EtOH es prácticamente lo mismo que administrárselo por vía intravenosa (el alcoholismo crónico prácticamente abole en ellas el efecto de primer paso). De este modo, la biodisponibilidad del EtOH, en la mujer, es mucho mayor que en el hombre y los daños potenciales, por lo tanto, también (Frezza et al., 1990). I.3.3. Farmacocinética materno-fetal y en el recién nacido: Si una embarazada consume bebidas alcohólicas, el 100% del EtOH que cosuma puede estar en contacto con y/o pasar al embrión o al feto que gesta. Debido a su bajo PM y a sus propiedades físicoquímicas, el EtOH puede atravasar fácilmente las membranas biológicas. Por ello, ambos individuos, madre y concepto, en el estado de equilibrio, comparten el EtOH y se comportan ante él como si fueran, 29 En el hombre alcohólico crónico la reducción de la actividad de la ADH gástrica se verifica entre el 37-46% (Frezza et al., 1990). 33 Introducción prácticamente, un solo compartimiento farmacocinético. De hecho, el coeficiente alcoholemia materna/alcoholemia fetal es de 1, algo que no sucede con otras drogas de abuso para las cuales la concentración plasmática fetal suele ser menor que la materna. Es muy importante tener en cuenta que, para el feto, la vía de eliminación de drogas más importante es el transporte feto-materno transplacentario. Ello se debe, en parte, a la menor (o aún no desarrollada) capacidad fetal de metabolización de drogas (Szeto, 1995). La placenta también permite el paso libre del acetaldehído (con potencialidad tóxica) y puede, además, generarlo a partir del EtOH (Lieber, 2000). Si una mujer que amamanta consume bebidas alcohólicas, sólo el 2% del EtOH total que ingiera pasará al lactante por medio de su leche. No obstante, en tanto la mujer tenga alcoholemias sustancialmente altas, su leche también contendrá EtOH (Mennella, 2001). Esto se debe a que, en virtud del libre pasaje del EtOH a través de las membranas, la concentración de EtOH en la leche es similar a la concentración plasmática y su eliminación de ambos líquidos es temporal y cuantitativamente paralela. La alcoholemia que se encuentre en el lactante será muy baja por efecto de la dilución del EtOH ingerido con la leche en el agua corporal total del lactante (Heil y Subramanian, 1998). Sin embargo, esto no implica que los bajos niveles de EtOH ingeridos a través de la leche que mama carezcan de efectos biológicos dado que, en los recién nacidos, la vida media de eliminación del EtOH es mayor que en los fetos ya que carecen de la placenta, importante compartimiento metabolizador de la unidad materno-fetal (Szeto, 1995). Por otro lado (y esto tiene importantes consecuencias conductuales a corto y largo plazo) la leche materna que contiene EtOH ve modificados sus caracteres organolépticos (olor y sabor) (Mennella, 2001; Mennella y Beauchamp, 1991). Y el lactante es, desafortunadamente, altamente 34 Introducción capaz de detectar estos cambios, igual que lo es el feto bañado por un líquido amniótico con EtOH en solución (Molina et al., 2007). I.3.4. Farmacodinamia: El EtOH tiene varios mecanismos de acción farmacológica. Uno inespecífico en cuanto que, por sus propiedades físicoquímicas, es capaz de atravesar membranas biológicas y de insertarse, intercalarse entre sus lípidos. De esta manera altera las propiedades de las membranas con las que entra en contacto (altera su grado de fluidez, principalmente) y, en virtud de las alteraciones metabólicas que induce, altera la composición fosfolipídica de las membranas. Por otro lado, se postula que el EtOH tiene también un mecanismo de acción específico uniéndose a receptores de neurotransmisores. En el cerebro, por un lado, el EtOH actúa como un agonista de los receptores GABAA incrementando su conductancia al Cl- y aumentando así la inhibición sináptica; de este modo, actúa de manera similar a como lo hacen los barbitúricos y las benzodiazepinas, drogas que comparten con el EtOH su capacidad sedativa y depresora del SNC y con las que presenta tolerancia cruzada ante el consumo crónico. Por otro lado, el EtOH actúa como un antagonista de los receptores glutamatérgicos NMDA y, de este modo, disminuye la conductancia para los iones divalentes (el Ca2+ y el Mg2+) a través de este canal iónico. Disminuye así la excitabilidad neuronal, pero induce, a largo plazo, una regulación en más (o hacia arriba, up-regulation) de los receptores 35 Introducción NMDA por aumento compensatorio de su expresión en la membrana neuronal. Este fenómeno puede ser el origen de la hiperexcitabilidad observable ante las supresiones o abstinencias agudas tras un consumo crónico. Se sospecha que, en los alcohólicos crónicos, muchas de las manifestaciones de neurotoxicidad provocadas por el EtOH podrían deberse a la excitoxicidad NMDA-dependiente provocada por las sucesivas abstinencias agudas en aquellos que intentan abandonar su adicción, sin lograrlo finalmente. Esta misma excitotoxicidad por abstinencia aguda es la que se supone que aumenta el daño en el cerebro de los fetos de madres crónica y fuertemente alcohólicas que, a lo largo del embarazo, presentan sucesivas y frecuentes abstinencias.30 I.3.5. Correlación entre el nivel de alcoholemia y las manifestaciones cognitivoconductuales en la intoxicación aguda: En los seres humanos, la intoxicación alcohólica aguda se manifiesta, desde el punto de vista cognitivo y conductual, de manera diferente según sea el nivel de alcoholemia alcanzado (Tabla 2). La dosis letal 50 (DL50) del EtOH es de 5-8 g/kg para los humanos adultos y de 3 g/kg para los niños. En las intoxicaciones agudas fatales, la alcoholemia promedio que se ha detectado es de unos 400 mg/dl (4 g/l). Sin embargo, un alcohólico crónico puede tolerar niveles de hasta 500 mg/dl sin manifestar grandes alteraciones conductuales. Esta mayor 30 Por ello, se ha especulado con que, para el cerebro fetal, el daño por el AM F sería incluso mayor en madres que beben fuertmente y se abstienen en forma repetitiva que en aquellas que lo hacen en forma sostenida. 36 Introducción tolerancia de los alcoholistas crónicos se debe a los lentos y progresivos cambios metabólicos que van sucediéndose con el tiempo y que le permiten al bebedor modificar la respuesta habitual al EtOH (tolerancias farmacocinética y farmacodinámica). En las ratas, la DL50 también varía según la vía de administración y la edad. Así, en ratas jóvenes (3-4 meses de edad) la DL50 es de 10,6 g/kg por vía oral y de 6,71 g/kg por vía intraperitoneal, en tanto que para las ratas viejas (10-12 meses de edad) estos valores son de 7,06 y 5,10 g/kg, respectivamente (Wiberg et al., 1970). En la rata adulta, la DL50 por vía intravenosa es de 1,44 g/kg. Por otro lado, la DL50 por vía oral es de 3,45 y 6,3 g/kg para el ratón y el conejo, respectivamente. Tabla 2. Relación de los distintos niveles de alcoholemia con las manifestaciones cognitivo-conductuales observables en el ser humano agudamente intoxicado: Alcoholem ia M anifestaciones cognitivo-conductuales mg/dl* g/l mM * 10-50 0,1-0,5 2,17-10,85 Período subclínico, sin signosintomatología evidente; sin embargo, en pruebas psicométricas se observa enlentecimiento de la respuesta ante estímulos; comienza el deterioro del juicio crítico; alteración de la motricidad fina. 50-150 0,5-1,5 10,85-32,56 Euforia, excitación psicomotriz, hiperactividad, logorrea, hipoprosexia, signos de afectación cerebelosa (adiadococinesia, ataxia, disartria, dismetría); visión borrosa o diplopía, visón en tunel; compromiso judicativo franco. 150-250 1,5-2,5 32,56-54,27 Aumenta la excitación; confusión mental, heteroagresividad, labilidad afectiva; alteraciones sensoperceptivas, ataxia, vértigo; juicio suspendido. 250-350 2,5-3,5 54,27-75,98 Apatía, marcada ataxia, nistagmus, falta de respuesta a los estímulos, relajación esfinteriana; hipo o arreflexia, hipo/analgesia, hipotermia; obnubilación, estupor, coma. En mujeres que amamantan, inhibición del reflejo de eyección de la leche. >350 >3,5 >75,98 Bradipnea; parálisis respiratoria, muerte. * Para interconvertir valores de concentración de mg/dl a mM debe multiplicarse o dividirse por un factor de 0,21709. Es claro, entonces, que distintas especies animales tienen diferente sensibilidad al EtOH y que dentro de una misma especie, la sensibilidad varía de acuerdo con la edad del animal 37 Introducción y la vía por la que se administra el tóxico.31 I.4. Desarrollo normal del sistema nervioso central (el período de acción de la noxa): En el cerebro de cada ser humano se producen innumerables y muy complejos cambios morfofuncionales durante el desarrollo. Estos cambios son tanto groseros como extremadamente sutiles y cada uno de ellos puede ser el blanco potencial de alteraciones causadas por factores físicos, químicos y/o biológicos. Estas alteraciones serán, a su vez, el origen de diversas enfermedades que se manifestarán durante la niñez, adolescencia o adultez de la persona afectada. El desarrollo cerebral comienza en el neuroectodermo del embrión trilaminar y llega a ser un complejo órgano de intrincadísima anatomía. En el adulto, el cerebro está compuesto por unas 10 11 neuronas (cien mil millones) 32 (Hubel, 1981; Kandel, 1991; Kandel et al., 1991). Sólo en la corteza cerebral, la región cerebral que suponemos evolutivamente más avanzada, se estima que las neuronas suman alrededor de 9 × 10 9 (nueve mil millones) (Angevine, 1995). Cada neurona, por su parte, es capaz de formar, en promedio, alrededor de 10.000 sinapsis por lo que puede suponerse que el número total de sinapsis en el sistema nervioso central es de unos 10 14 (cien billones) en promedio (Hubel, 1981; Kandel et al., 1991). Es comprensible entonces que se pueda producir alguna alteración en la formación de tan descomunal estructura.33 El desarrollo cerebral prenatal es, así, un complejo y continuo proceso de eventos 31 Todas estas son consideraciones que han de tenerse en cuenta a la hora de diseñar experimentos que mimeticen las condiciones ambientales observadas en la realidad de los humanos (Cfr Anexo IV: Métodos experimentales de exposición animal al etanol. Ventajas y Desventajas de cada uno). 32 Más o menos un factor de 10 (10 10-10 12 = diez mil millones a un billón). 33 De hecho, parece casi realmente milagroso que, por lejos las más de las veces, este proceso se lleve a cabo con una relativa normalidad en cada uno de los seres humanos que nacen todos los días y que no sean muchísimo más frecuentes las malformaciones con un correlato funcional apreciable. 38 Introducción genéticos y epigenéticos. Los investigadores, tan afectos a esquematizar la realidad, afirman que, en el desarrollo de cualquier región del SNC, se pueden identificar siete u ocho fases generales (Cowan, 1980; Monk y Webb, 2001); son estas: 1) Inducción de la placa neural, regionalización y establecimiento de valores posicionales de las células neuroepiteliales; 2) Neurulación, proceso básico por el que la placa neural se transforma en el tubo neural, cerrado, con una cavidad central; 3) Proliferación regionalmente diferenciada de las células neuroepiteliales y producción de neuroblastos en los distintos territorios (neurogénesis); 4) Migración de los neuroblastos (Nb) postmitóticos desde su lugar de generación hasta su lugar de residencia final, con la consiguiente agregación celular para formar regiones diferentes del cerebro y desde las cuales los Nb comienzan la 5) Extensión axonal inicial para interconectar a los Nb, y las distintas regiones en que residen, entre sí; 6) Sinaptogénesis, por el establecimiento de conexiones de los Nb postmigratorios entre sí y comienzo, con ello, de la 7) Diferenciación de los Nb a neuronas maduras; con la posterior 8) Muerte celular programada selectiva de ciertas neuronas, la mayor parte de ellas por apoptosis, que lleva, finalmente, a la eliminación de muchas de las sinapsis inicialmente formadas y a la estabilización de las restantes (“sintonía fina”, o fine tuning de los angloparlantes) en un proceso que insume, en realidad, toda la vida del individuo.34 34 De más está aclarar que varios de los estadíos o fases enumerados no son estrictamente secuenciales sino que, varios de ellos, se solapan entre sí. Así, por ejemplo, mientras los Nb migran, otras células proliferan y aún otras sufren apoptosis. 39 Introducción I.4.1. La inducción de la placa neural y la neurulación: Tras la gastrulación, el embrión está conformado por un disco trilaminar en el que se interpone un tejido celular laxo (el mesodermo intraembrionario) entre dos láminas (ectodermo y endodermo) de epitelio cúbico simple. La inducción de la placa neural es el proceso por el cual una región del ectodermo comienza a transformarse en un tejido comprometido hacia el desarrollo del SNC: la placa neural (también epitelial, cilíndrica laminar, simple). 35 pero Durante la inducción de la placa neural se establecen en el neuroectodermo los ejes principales del futuro SNC (céfalocaudal y dorsoventral). A la par quedan establecidos también los territorios presuntivos que darán origen Fig ura 3. La neurulación. En esta fig ura se resum en los cam b ios q ue o c u rren du ran te la n eu ru lació n: la tran sfo rm ació n d e u na p lac a epitelial lam inar (A ) en una estructura tubular cerrada (G ). D e A a D , los p asos sucesivos en vistas sup erior (colum na izq uierd a), en un corte coro nal (m edio) y en vista s de cortes coro nales al m icro scopio elec trónico de barrido (derecha). La lám ina epitelial de la placa ne ural ya ind uc ida (E) ya está region alizad a en distintas zo na s, llam adas placas; esta s son (d e m edial a late ral): p laca del piso, basal, alar y del techo. A l m ism o tiem po se establecen los p rincipales ejes d el futuro SN C (céfalocuad al y m ediolateral/d orsoventral). Lueg o d e transform arse la placa en tub o, tras el cierre de los neurop oros anterior y po ste rior (F), queda conform ada una estructura tubu lar hueca, cerrada, que conserva los m ism os territorios (G ) pero en distinta conform ación espacial. D e la p laca basal surgirán todas las ne u ronas y estructuras m otoras del S N C y de la placa alar, las intern eu ronas; la casi totalidad de las neuronas sensitivas surgen com o derivados extratubu lares d e las crestas neurales. E n las vesículas telencefálicas solo se conocen derivados de la p lac a alar q ue d an orig en a la corteza cerebral. M od ificad o y com p uesto a partir de: A lberts et a l., 1996; C ow an, 1980; H ib, 1986; y R ubinste in et al., 1998. 35 En el proceso de inducción intervienen múltiples sustancias solubles y de superficie celular que intercomunican a tejidos y estructuras adyacentes (que no viene al caso detallar aquí) y que son las responsables de que tal inducción se lleve a cabo correctamente. Entre otras estructuras debe mencionarse, ineludiblemente, a la notocorda y al mesodermo precordal. 40 Introducción luego a cada una de las principales regiones del SNC (Fig. 3E,G). La corteza cerebral (CC), por ejemplo, deriva íntegramente de un territorio delimitado en la región anterolateral de la placa neural que dará origen a todo el telencéfalo (Rubenstein et al., 1998). Las células del neuroectodermo que forman la placa, a diferencia de lo que sucede en el ectodermo general (que dará origen a los derivados tegumentarios -piel y faneras-), se multiplican a mayor velocidad, crecen en altura y terminan por transformar la placa original, plana, en un estructura tubular, el tubo neural, en principio abierto pero que va cerrándose progresivamente hasta conformar un tubo totalmente cerrado. El proceso completo de transformación de una lámina epitelial bidimensional (la placa neural) en un tubo epitelial cerrado (el tubo neural) es el proceso que recibe el nombre de neurulación (Fig. 3) (Alberts et al., 1994; Jessell y Schacher, 1991; Martin y Jessell, 1991). I.4.2. Formación de las vesículas encefálicas: Por crecimiento diferencial en la región cefálica el tubo neural desarrolla tres expansiones: la vesícula prosencefálica (cerebro anterior), la mesencefálica (cerebro medio) y la rombencefálica (cerebro posterior). La vesícula prosencefálica se dividirá posteriormente en dos (telencéfalo y diencéfalo) y la Figura 4. E l em brión y el S N C en sus estadíos d e 3 y 5 vesículas y los derivados a qu e d arán o rige n p osteriorm en te. M od ificado de A lberts et al., 1996. 41 Introducción vesícula rombencefálica hará lo propio dando origen a otras dos vesículas (metencéfalo y mielencéfalo) en tanto que la vesícula mesencefálica permanecerá indivisa (Fig.4). Así, tempranamente en el desarrollo quedan conformadas las principales regiones del SNC que perdudarán como tales hasta la adultez. En la Tabla 3 se esquematizan estas relaciones y se puede apreciar qué regiones maduras derivan de cuáles vesículas embrionarias. Tabla 3. Divisiones y subdivisiones anatómicas macroscópicas principales del Sistema Nervioso y su relación con estructuras embrionarias: SISTEM A N ERVIOSO CEN TRAL (SNC) Divisiones macroscópicas mayores del Sistema Nervioso adulto* Componentes de los estadíos embrionarios de 5 vesículas HEMISFERIOS CEREBRALES Telencéfalo Diencéfalo Cerebro Anterior o Prosencéfalo Diencéfalo ENCÉFALO TRONCO DEL ENCÉFALO 3 vesículas Corteza Cerebral Ganglios Basales Mesencéfalo Mesencéfalo Protuberancia Cerebelo Bulbo Raquídeo Metencéfalo Mielencéfalo Cavidad central Ventrículos laterales III Ventrículo Cerebro Medio o Mesencéfalo Acueducto de Silvio Cerebro Posterior o Rombencéfalo IV Ventrículo Conducto del epéndimo MÉDULA ESPINAL SISTEM A NERVIOS O PERIFÉRICO (SNP) GANGLIOS CRANEALES NERVIOS CRANEALES GANGLIOS RAQUÍDEOS o de la RAÍZ DORSAL NERVIOS ESPINALES GANGLIOS AUTÓNOMOS MÉDULA SUPRARRENAL * Para la división del SNC humano adulto sigo la esquematización neuroanatómica tal como consta en Carpenter (1985). 42 Introducción I.4.3. Desarrollo de las vesículas telencefálicas y corticogénesis: La historia histogenética de la CC es la historia de los sucesos ontogénicos que se suceden en el neuroepitelio de las vesículas telencefálicas a partir de la formación del tubo neural, hasta el final del embarazo y aún después del parto, probablemente durante toda la vida postnatal. Debido a que la mayor parte de las enfermedades neuropsiquiátricas son manifestaciones de alteraciones morfofuncionales de la CC, en este trabajo me centraré en los aspectos del desarrollo que están más directamente relacionados con esta estructura. I.4.3.1. Formación del neuroepitelio: El epitelio del tubo neural formado a partir de la neurulación se denomina neuroepitelio. Las células pluripotenciales que lo forman, denominadas células neuroepiteliales (cNEp), comienzan a dividirse por mitosis y dan inicio así al período de proliferación. Como en todo epitelio pseudoestratificado las células tienen su núcleo en la porción más abultada del citoplasma y prolongaciones citoplasmáticas que alcanzan tanto la Fig ura 5. Etapas d el d esarrollo d el neuroep itelio en la reg ión d orsal d e las vesículas telencefálicas. V er exp licación y referencias en el texto. M odificado de S idm an y R akic, 1973. membrana basal (o membrana limitante externa – MLE –, como se la denomina en el tubo neural) como la superficie apical que 43 Introducción reviste la cavidad (donde forman la membrana limitante interna – MLI –) (Fig. 5A). Sin embargo, en el neuroepitelio la mayoría de las células comienzan a acomodar su núcleo cerca de la MLI y las prolongaciones que se proyectan hacia la MLE determinan en conjunto una zona relativamente libre de núcleos y abundante en prolongaciones, que se denomina zona marginal (ZM) o preplaca (PP). Por otro lado, la zona interna del neuroepitelio, cercana a la MLI, donde se acumulan los núcleos de las cNEp, se denomina zona ventricular (ZV). Así, en un principio, el tubo neural está formado por un epitelio en el que se distinguen dos zonas, la ZV (interna) y la ZM o PP (externa) (Fig. 5B). A medida que los Nb postmitóticos de reciente formación comienzan a migrar (vide infra) comienza a observarse una tercera zona, la zona intermedia (ZI), migratoria, que separa a las dos anteriores (Fig. 5C); una vez que arriban a su lugar de residencia final por debajo de la PP se acumulan en una zona progresivamente más gruesa, la placa cortical (PC), que constituye el precursor de la CC (Fig. 5D,E). De este modo, en su pleno desarrollo el neuroepitelio está compuesto por cinco zonas claramente diferenciables desde el punto de vista histológico que, de dentro afuera, son: ZV, ZSV, ZI, PC, ZM o PP (Sidman y Rakic, 1973). I.4.3.2. Cinética proliferativa de las células neuroepiteliales: Al principio de la neurogénesis36 las cNEp se dividen de forma simétrica de modo tal que generan, como células hijas, a dos nuevas cNEp que permanecen en el ciclo celular 36 Alrededor de los días E11-E12 para los roedores, y en la 5ª semana gestacional humana (E29-E35). 44 Introducción (Guillemot, 2005; Supèr et al., 1998). Estas divisiones simétricas, llamadas también proliferativas, tienen por efecto expandir la población de cNEp y, por lo tanto, incrementar el número de células madre. Posteriormente, la mayoría de las cNEp que entran en Figura 6. N eurog énesis tem p rana en la vesícula telencefálica d orsal d e los m am íferos (región de la futu ra corteza cerebral). La referencia tem poral corresponde al desarrollo del cerebro d el ratón. V er d escrip c ión y referencias en el texto. M od ificad o d e G uillem ot, 2005. mitosis se dividen de manera asimétrica, es decir que, tras la citocinesis, una de la células hija continúa siendo una cNEp y la otra se diferencia a uno de dos tipos celulares posibles: a) un Nb postmitótico que sale del ciclo celular (se dice que entra en G0) y comienza a migrar tangencialmente hacia la ZM/PP, o b) una célula progenitora basal. Estas divisiones asimétricas se denominan también divisiones diferenciativas en virtud de que dan origen a diferentes tipos de células hijas una de las cuales se diferencia a Nb (Fig. 6A) (Guillemot, 2005). A medida que progresa la neurogénesis, se ponen en juego múltiples vías de señalización intracelular que inducen la expresión de marcadores gliales en las cNEp por lo que estas se transforman en células de la glía radial (cGR). Las cGR también se dividen simétricamente para originar otras dos cGR y asimétricamente para originar una nueva cGR y un neuroblasto postmitótico (que luego migra radialmente hacia la PC) o a una célula progenitora basal que se interna algo en el espesor de la pared del tubo neural en dirección 45 Introducción a la ZM, y se localiza en una zona de reciente formación, la ZSV (Fig. 6B) (Guillemot, 2005). En conjunto, entonces, la ZV y la ZSV forman lo que se llama globalmente zona de germinación o germinativa (ZG) del neuroepitelio (Sidman y Rakic, 1973). I.4.3.3. Ritmo proliferativo de las zonas ventricular y subventricular del neuroepitelio: La proliferación de las cNEp en el tiempo es continua, pero no uniforme. Existen picos u oleadas de proliferación activa (picos proliferativos) que se alternan con períodos de relativo reposo (valles proliferativos). La CC se forma a partir de dos Figua 7. O rigen de las neuronas corticales de las oleadas ne ur ogenéticas p rim aria y secund aria. M P, D P, LP y V P: cortez a m edial, dorsal, late ral y ventral, respectivam ente . LG E : e m inencia g an gliónica lateral. M G E : em inencia gangliónica m edial. A E P /P O A : área entorrinoped uncu lar/preó ptica an terior. ZV : zo na ven tricu lar. ZS V : zo na subventricu lar. H : h ipoca m po. N C x: neoco rteza. S tr: cuerp o estriado. PC x: cor tez a p iriform e. M od ificad o d e M arin y R ubenstein, 2001. grandes ondas proliferativo-migratorias. La primer gran onda migratoria, compuesta por varios picos sucesivos, es la llamada neurogénesis primaria. En esta se originan Nb que migran con un patrón predominantemente radial. Finalizada la migración, estos Nb se diferencian a macroneuronas, excitatorias, de proyección, que utilizan glutamato como neurotransmisor (Dobyns et al., 1996; Guillemot, 2005; Marín y Rubenstein, 2001; Sidman y Rakic, 1973). Esto es, se originan primero las neuronas que constituirán la principal eferencia cortical (Flores et al., 1988). La neurogénesis primaria se lleva a cabo en la ZG (ZV – principalmente – y ZSV) de la región dorsal de las vesículas telencefálicas 46 Introducción (Guillemot, 2005) (Fig. 7). Luego de abandonar el ciclo celular, los Nb migran hacia la ZM, según hemos visto. Así, se generan ondas de desplazamiento u ondas migratorias que tienen un patrón de desplazamiento típico: los Nb comienzan a migrar en un momento determinado y lo hacen a una velocidad propia y característica para alcanzar localizaciones precisas (su residencia final). Las ondas de desplazamiento, originadas por los picos proliferativos, son la base de la organización laminar característica de las regiones dorsales del tubo neural37 en las que cada lámina en el adulto se corresponde con una onda de desplazamiento en el embrión o el feto (Hatten, 1999).38 Las capas o láminas de la CC se forman por la migración de sucesivas oleadas que conformarán las diferentes láminas. Pero el modo de ordenación es tal que, tras una oleada de Nb, la próxima oleada (y cada una de las sucesivas posteriores) se sitúa sobre (y no debajo de) los Nb de la oleada anterior. Cada Nb de una oleada detiene su migración cuando hace contacto con las células de Cajal-Retzius de la ZM/PP (vide infra) por lo que la primera capa en formarse en la CC es la VI, luego la V, la IV, la III y, por último, la II en un patrón de formación que se denomina de “dentro-afuera” (inside-out, originalmente en inglés) (Sidman y Rakic, 1973).39 Cuando la neurogénesis primaria aún no se ha agotado pero está ya en franca disminución, comienza una segunda onda migratoria que involucra numéricamente a muchos más Nb y que dura considerablemente más tiempo que la primera onda; es la neurogénesis secundaria (Dobyns et al., 1996; Sidman y Rakic, 1973). En estos picos 37 Como la CC, tubérculos cuadrigéminos, cerebelo, astas grises dorsales de la médula espinal. 38 Esto difiere con lo que sucede en las regiones ventrales del tubo neural en las cuales se forman estructuras no laminadas (a excepción del tálamo y del cuerpo geniculado externo) (Hatten, 1999). Esta es otra consecuencia de la temprana especificación regional que se produce con el establecimiento del eje dorsoventral en la placa neural. 39 La futura capa I de la CC es la ZM/PP. 47 Introducción proliferativos más tardíos se produce la proliferación de cNEp indiferenciadas que han dispuesto a sus células hijas en la ZSV luego de la citocinesis (las células progenitoras basales, ya mencionadas) (Fig. 6B). Estas últimas, en la ZSV, proliferan aún más y generan Nb que, luego de migrar mayormente en forma tangencial hasta su residencia final, darán origen a las microneuronas que utilizan GABA como neurotransmisor; esto es, a aquellas que constituirán las pequeñas interneuronas inhibitorias de circuito local (Cowan, 1980; Hatten, 1999).40 Estas microneuronas se originan a partir de Nb que han migrado desde la ZSV de regiones ventrales de las vesículas telencefálicas, especialmente de una estructura transitoria llamada eminencia gangliónica lateral (EGL) (Fig. 7) (Guillemot, 2005; Hatten, 1999).41 Más tarde aún durante la neurogénesis secundaria, en forma generalmente más abundante durante la segunda mitad de la gestación humana e incluso después del nacimiento (esto último es especialmente cierto para los roedores), se producen los picos proliferativos que originarán predominantemente a los glioblastos. Los glioblastos, por diferenciación, darán origen a los distintos tipos de células de la macroglía central42 (Fig. 8). Se puede apreciar que, en virtud de estos picos proliferativos y ondas migratorias, el desarrollo del SNC no es homogéneo. Las neuronas no se producen todas a la vez o en 40 Con esto, se ve nuevamente confirmada la validez general del clásico postulado de la ley biogénetica fundamental que acuñara en 1874 el zoólogo alemán Ernst Haeckel (1834-1919) y que reza “la ontogenia recapitula la filogenia”. Filogenéticamente, han aparecido primero las macroneuronas (neuronas sensitivas y motoras, principalmente excitatorias) y más tarde las microneuronas (interneuronas, principalmente inhibitorias). 41 La EGL también es el origen de Nb que migran hacia áreas ventrales, hacia el adyacente núcleo caudado, al putamen, al complejo nuclear amigdalino y al tálamo (en el diencéfalo) por vía de la cápsula interna (Hatten, 1999). 42 Células de la macroglía central son todas aquellas que, exceptuando a los microgliocitos, residen en el SNC, como, por ejemplo, los astrocitos protoplasmáticos subependimarios, velamentosos, candelabro subpiales, plumosas de Fañanas; astrocitos fibrosos y ependimarios; células cometa, de Bergmann y de Müller; oligodendrocitos perineuronales e interfasciculares, etcétera. 48 Introducción forma constante indiscriminada, patrones o sino con secuencias proliferativas específicas, e que son ordenadas características para y cada región del SNC. Cada región puede iniciar así, en momentos distintos, un número variable de picos de proliferación y ondas de migración de velocidad también variable. Las consecuencias acci ón de un de la agente Figura 8. R esum en esq uem ático d e la neurog énesis a p artir d e la diferenciación de las células neuroepiteliales. A bajo, línea tem p oral según sucede en el desarrollo de la CC de la rata. M odificado de H ib, 1986 y S auvageot y Stiles, 2002. teratogénico que interfiera con estos procesos dependerá del momento en que éste actúe y pueden explicar muchas de las malformaciones congénitas que aparecen en el hombre o en los animales de experimentación (Flores et al., 1988). I.4.3.4. Las células de la glía radial: Hemos visto que las cGR se forman a partir de cNEp que, tras dividirse asimétricamente, 49 Introducción comienzan a expresar marcadores gliales y conservan sus prolongaciones citoplasmáticas apical y basal. Más tarde también son generadas a partir de glioblastos que emiten prolongaciones radiales inducidos por la presencia de factores difusibles de origen neuronal (Hatten, 1999; Supèr et al., 1998). La masa citoplasmática mayor de la cGR, en la que se encuentra el núcleo, se localiza en la ZSV del neuroepitelio (Sidman y Rakic, 1973). Las cGR le proveen a los Nb el andamiaje a través del cual migrar. Ese andamiaje es inducido y mantenido por los mismos Nb y por ciertas neuronas de la corteza en desarrollo (las de Cajal-Retizius de la ZM/PP). Además, al proveer un sistema ordenado y conservado de migración radial, las cGR sirven para preservar externamente la representación del protomapa ventricular que existe en el neuroepitelio desde los estadíos de placa neural y de tubo neural (vide supra) (Fig. 3E y 9); es decir, mantienen tridimensionalmente inalterada la representación bidimensional de los territorios presuntivos al permitir que los Nb partan de un lugar periventricular para llegar a lugares equivalentes en la pared externa del tubo neural que se está engrosando (Rakic, 2003a; Supèr et al., 1998). Las cGR son una guía migratoria también para los axones que, más tarde, comienzan a llegar inervar la corteza a para en Figura 9. H ipótesis de la u nidad rad ial de R ak ic. A la iz q u ie rda, neu roblasto postm itótico m ig ratorio (N b ), en p lena m ig ración , adherid o a la prolong ación citoplasm ática externa de una cG R . A la derecha, m odo de form ación d e las colum nas corticales, y especificación de las áreas corticales, según predice la hipótesis d e R ak ic. G racias a la m ig ración p or m edio d e las cGR , se conservan, expand id as, las áreas d efinid as p reviam ente en el p rotom apa ventricular. N b : neuroblasto po stm itótico m igratorio. M odificado de R akic, 1988 y 2003a. 50 Introducción desarrollo, desde regiones subcorticales y desde otras áreas corticales (aferencias tálamocorticales y corticorticales) (Fig. 9). Por otro lado, estas células también proveen la estructura que le permite a los Nb corticales disponerse en una organización columnar (Sidman y Rakic, 1973; Supèr et al., 1998) ya que los Nb migran uno tras otro, separados por cierta distancia, adheridas a las prolongaciones externas de las cGR (Fig. 9) (Hatten, 1999; Sidman y Rakic, 1973).43 Las cGR también son neuroprogenitoras ya que se dividen simétrica y asimétricamente. Por división asimétrica pueden dar origen a Nb que posteriormente migran hacia la PC por medio de otras cGR (Tamamaki et al, 2001). De hecho, las cGR de regiones diferentes del telencéfalo determinan también la formación de Nb corticales específicamente comprometidos hacia determinados fenotipos en lo relativo a la utilización de neurotransmisores (Fig. 7) (Kriegstein y Götz, 2003; Marín y Rubenstein, 2001). Una vez terminado el período migratorio, las cGR no permanecen en el cerebro adulto con su fenotipo radial sino que lo modifican radicalmente. Las células retraen primero sus prolongaciones y los pies terminales de la prolongación externa, pasando luego por formas Figura 10. Transform ación fenotípica de las cGR en d istintos tip os m orfológ icos d e astr o c ito s u n a vez te rm in ad a la ne urog én esis. a: cG R ; b-k: as tro citos. M od ificad o d e R akic, 2003b . 43 Nótese que, con esto, hemos visto ya cuáles son los dos mecanismos del desarrollo que permiten la estructuración básica de la citoarquictetura neocortical adulta normal. Esto es, la organización laminar en virtud de las ondas proliferativas y migratorias de los Nb y la organización columnar en virtud de la migración radiada que posibilitan las cGR. 51 Introducción morfológicas intermedias, hasta convertirse finalmente en distintos tipos de astrocitos (Fig. 10) (Rakic, 2003b; Sidman y Rakic, 1973; Supèr et al., 1998). El cambio de fenotipo se pone en evidencia por el cambio de expresión en el principal tipo de filamentos intermedios de su citoesqueleto que es la vimentina. Al cambiar el fenotipo comienza a expresarse la GFAP44, una proteína marcadora típica de la astroglía madura. I.4.3.5. Evolución posterior del neuroepitelio en las vesículas telencefálicas: A medida que los Nb de las sucesivas oleadas migran y engrosan progresivamente la PC, comienzan a arribar a esta estructura axones de neuronas catecolaminérgicas cuyos somas residen en vesículas más caudales (prosencéfalo basal, mesencéfalo, metencéfalo -futura protuberancia-) (Zecevic y Verney, 1995). Estos axones catecolaminérgicos invaden la PC en desarrollo, realizan sinapsis con las células de Cajal-Retzius (cC-R)45 ya residentes en la ZM/PP y parecerían cumplir funciones como organizadores de la corticogénesis en progreso (Marín-Padilla, 1998; Supèr et al., 1998). Posteriormente comienzan a diferenciarse secuencialmente las allocortezas de 3 capas (arqui- y paleocorteza) y luego la isocorteza de 6 capas (neocorteza), nuevamente recapitulando la filogenia. Algo después comienzan a arribar axones desde los núcleos talámicos (las aferencias 44 Por las siglas en inglés de glial fibrilar acidic protein (proteína gliofibrilar ácida). 45 Las cC-R son un tipo especial de neuronas, quizás de las primeras en migrar a la ZM/PP y diferenciarse a partir de los Nb generados en las primeras divisiones asimétricas de las cNEp. De maduración precoz, se establecen tempranamente en la PP y , posteriormente, una vez que la PP sea escindida por la PC, residirán por fuera de esta última, en la ZM (futura capa I o molecular de la neocorteza madura). Las cC-R tienen capital importancia en el desarrollo y organización de la CC madura (tanto arqui, como palio y neocorteza). Son, en la corticogénesis, las primeras en diferenciarse, madurar y recibir contactos sinápticos (Marín-Padilla, 1998; Supèr et al., 1998; Zecevic y Verney, 1995). 52 Introducción tálamocorticales específicas). Estos axones, durante un tiempo, antes de penetrar en la PC, establecen contactos sinápticos con neuronas situadas en una estructura transitoria de localización inmediatamente subyacente a la PC y destinada a desaparecer hacia el momento del nacimiento: la subplaca (SP) (Allendoerfer y Shatz, 1994; Zecevic y Verney, 1995). Cuando progresa el desarrollo de la PC y estas aferencias tálamocorticales específicas envían colaterales definitivas hacia afuera (a la PC), establecen contactos sinápticos sobre todo con las neuronas de la futura capa IV (granular interna) y empieza de este modo a determinarse la regionalización en áreas corticales según qué áreas reciben axones desde cuál núcleo talámico específico (O’Leary et al., 1994; Rakic, 1988). Poco tiempo después comienzan a establecerse, desde cada área cortical, las conexiones asociativas corticocorticales intrahemisféricas por medio de fascículos y haces asociativos46 y las conexiones asociativas corticorticales interhemisféricas por medio del cuerpo calloso (fibras comisurales).47 Con el progresivo desarrollo de las distintas áreas corticales, el manto va plegándose cada vez más y comienzan a aparecer los surcos que separan a las incipientes circunvoluciones (proceso de “girificación”). En el último tercio de la gestación (7º mes en el ser humano; postnatalmente en la rata), cuando empiezan a diferenciarse los oligodendrocitos a partir de los glioblastos, comienza la mielinización de las primeras áreas corticales (los campos primordiales o de premaduración de Flechsig) (Flechsig, 1896; 46 Las eferencias intrahemisféricas hacia áreas corticales en los que el nivel de procesamiento de la información es de nivel creciente salen principalmente desde las capas II-III (supragranulares), y desde las capas V-VI (infragranulares) si se dirigen hacia áreas de menor nivel. Las aferencias intrahemisféricas correspondientes llegan a la capa IV si provienen de áreas de menor nivel, y a las capas I y VI si provienen desde áreas de mayor nivel (Amaral, 2000; Carpenter, 1985). 47 Las eferencias interhemisféricas salen desde las capas II-III (principalmente) y V-VI (en menor grado). Las aferencias interhemisféricas llegan a las capas III profunda (principalmente), II, IV y VI (Amaral, 2000; Carpenter, 1985; Zilles, 1990). 53 Introducción Outes y Funes, 1992) que ya estarán mielinizados al momento del nacimiento. * * * En vista de que el desarrollo del cerebro es tan complejo y la mayoría de los sucesos que en él ocurren son temporalmente simultáneos, en la Figura 11 se presenta un gráfico que resume muchos de los procesos hasta aquí analizados y que hará más comprensible el proceso global. Quizás pueda resultar arduo tener que repasar con cierto detalle el desarrollo del SNC con la finalidad de comprender lo que sucede en el cerebro de un feto sometido a AMF. Pero no hay otra forma de hacerlo si se quieren comprender cabalmente los hallazgos que se observen en animales postnatales (infantes, adolescentes o adultos), tal como intentaré hacerlo en este trabajo tras la fase experimental. Figura 11. E volución tem poral de algun os p arám etros d el desarrollo cerebral hum ano qu e suceden sim ultanea y/o consecutivam ente. M odificado de R ice y B arone, 2000. 54 Introducción I.5. Las relaciones neurogliales (el mecanismo etiopatogénico): Las neuronas y las células de la glía se relacionan entre sí de múltiples maneras. Coexisten en un mismo tejido, tienen un mismo origen embriológico y una temporalidad evolutiva compartida, según hemos visto. A diferencia de lo que hasta hace unas décadas se consideraba establecido acerca de la glía, hoy se comienza a ver que no son meras “células de sostén”. Más aún, se está comenzando a considerar que con sus contrapartes, las neuronas, forman una comunidad morfofuncional muy estrecha y dinámicamente interrelacionada. Uno de los modos en que las neuronas y las células de la glía, los astrocitos específicamente, se interrelacionan es por medio de un neurotransmisor: la serotonina. Entiéndase bien que este es sólo uno de esos modos y no es, bajo ningún concepto, el único ni el más importante. I.5.1. La serotonina: El neurotransmisor básico del SNC, predominante por la cantidad de neuronas y las vías asociativas que se sirven de él, es el glutamato. El sistema glutamatérgico es múltiple y muy finamente regulado por un gran número de otros sistemas de neurotransmisores que, muchas veces, actúan más como verdaderos sistemas de neuromodulación de aquél que como verdaderos sistemas de neurotransmisión. Una de las sustancias más importantes, y filogenéticamente más antiguas, utilizadas 55 Introducción como neurotransmisor/neuromodulador es la serotonina.48 I.5.1.1. Síntesis, almacenamiento, liberación y degradación.: La serotonina o 3-($-aminoetil)-5-hidroxiindol, en el SNC, es el miembro más prominente de la familia de las sustancias aminérgicas clasificadas como indolaminas. Su biosíntesis se logra en dos pasos enzimáticos a partir del aminoácido triptofano (ácido 2S-amino-3-(1H -indol-3-il)- propanoico), un aminoácido aromático esencial, que los mamíferos obtenemos sólo a partir de la dieta. Este aminoácido compite con otros de su tipo para ingresar al SNC a través de la BHE. Su ingreso se cumple por medio de un transportador específico. La primer enzima biosintética de la vía (y Fig ura 12. V ía b iosintética d e la serotonina. A la derecha d e la flecha, en cada reacción, se ubica el nom bre de la enzim a interviniente y, a la izqu ierda, los co factores y co sustratos. La TP H es la p rim e ra en zim a d e la vía y lim itante de la tasa de síntesis. limitante de la tasa de producción de 5-HT) es 48 Ya las plantas utilizan y sintetizan serotonina y otros derivados del triptofano, como la auxina. El anillo indólico, que comparte la serotonina con el triptofano y con la melatonina, tiene la capacidad de absorber luz. Incluso todavía en los mamíferos, la serotonina y la melatonina están relacionadas con la regulación del ciclo sueño-vigilia y los ritmos biológicos basados en la transducción de señales lumínicas (Azmitia, 2001; Parent, 1981). 56 Introducción la triptofano hidroxilasa (L-triptofano-5-monoxigenasa, TPH ó TrpOH, EC: 1.14.16.2) que hidroxila al triptofano en la posición del carbono 5 para producir 5-hidroxitriptofano utilizando oxígeno molecular como cosustrato y la tetrahidrobiopterina como cofactor.49 El 5-hidroxitriptofano es descarboxilado luego por la enzima descarboxilasa de los laminoácidos aromáticos (ADCC, EC: 4.1.1.28) que utiliza piridoxal fosfato (la forma activa de la vitamina B6) como coenzima. El producto: la 5-hidroxitriptamina o serotonina (5-HT) (Fig. 12). Todos estos eventos biosintéticos ocurren en las terminales presinápticas, lugar en el que la 5-HT es inmediatamente almacenada en vesículas tras ser sintetizada. Dentro de la vesícula, la 5-HT se une a la proteína de unión a la serotonina (SBP; disminuye la presión osmótica intravesicular que crearía la gran cantidad de moléculas de 5-HT almacenadas si estuvieran en solución libre)50 (Tamir et al., 1994). En muchas sinapsis serotoninérgicas, la 5-HT es co-almacenada y co-liberada junta con otras sustancias como la sustancia P y el VIP.51 Tras la liberación sináptica, y una vez ejercido su efecto transmisor sobre alguno de los múltiples tipos de receptores que le son propios, la acción de la 5-HT finaliza por uno de tres mecanismos conocidos: la recaptación presináptica, la degradación enzimática y/o la captación glial . La recaptación presináptica es un mecanismo económico de finalización Fig ura 13. Estructura del transp ortador d e 5-H T (5-H T T ) con sus 12 dom inios transm em b ran a y los bucles intra y extracelulares. M odificado de R udn ick, 2006. 49 En virtud de su ubicación en neuronas serotoninérgicas, se utiliza a los anticuerpos dirigidos contra la TPH como “marcadores” específicos de este tipo celular. 50 SBP, por las siglas en inglés de la serotonin binding protein. Existen de ella tres formas de distinto PM : 45, 56 y 68 kDa (Tamir et al, 1994). 51 Péptido intestinal vasoactivo, por sus siglas en inglés (vasoactive intestinal peptide). 57 Introducción de la acción neurotransmisora ya que elimina a la 5-HT de la hendidura sináptica y la reingresa en la presinapsis donde es reutilizada, previo realmacenamiento. El transportador de 5-HT (5-HTT o SERT; Fig. 13) es una proteína con 12 dominios transmembrana con actividad antiportadora 5-HT-Na+-Cl-/K+ que utiliza la energía del gradiente electroquímico favorable para el ingreso del Na+ y el Cl- y la salida de K+ (generado, en última instancia, por la Na+/K+-ATPasa) para transportar al mismo tiempo la 5-HT hacia el interior de la presinapsis (para una revisión, véase Rudnick, 2006).52 La degradación enzimática se cumple en la misma hendidura sináptica por obra de la enzima monoaminooxidasa A (MAO-A; E.C.: 1.4.3.4) que realiza una desaminación oxidativa y transforma a la 5-HT en 5-hidroxiindolaldehído, el cual posteriormente es transformado en ácido 5-hidroxiindolacético (5-HIAA) por acción de la enzima aldehído deshidrogenasa (ALDH; la misma enzima que, hemos visto, cumple el segundo paso degradativo del EtOH). El 5-HIAA es el principal metabolito de la 5-HT; se transporta fuera del SNC a través de la BHE y se excreta por orina. Al mecanismo de captación glial lo mencionaré al tratar los astrocitos. I.5.1.2. El sistema serotoninérgico: El sistema serotoninérgico está compuesto por el conjunto de las neuronas que sintetizan y utilizan este neurotransmisor, los axones que estas proyectan a distancia y los receptores 52 Dado que el 5-HTT se encuentra en las presinapsis serotoninérgicas, los anticuerpos dirigidos contra esta molécula se utilizan como “marcadores” específicos de tales neuronas, útiles aún en ausencia de la misma 5HT dentro de la presinapsis (como podría ocurrir en casos de depleción, parcial o total, aguda o crónica, del neurotransmisor). 58 Introducción para los que la 5-HT es el ligando específico. El sistema serotoninérgico constituye, filogenéticamente, el sistema neurotransmisor más antiguo y, anatómicamente, el más extendido de entre los sistemas de inervación difusa de la CC (Frazer y Hensler, 1994; Parent, 1981).53 Tabla 4. Núcleos del tronco encefálico humano en los que se localizan neuronas serotoninérgicas (listado en orden rostrocaudal; Törk y Hornung, 1990). I) Núcleo CAUDAL LINEAL. II) Núcleo DORSAL DEL RAFE: subnúcleos A) Medial: subdivisiones 1) Medial (o ventral de Baker). 2) Interfascicular. B) Ventrolateral. C) Dorsal. D) Caudal. E) Lateral. III) Núcleo MEDIAL (o SUPERIOR CENTRAL) del RAFE: subnúcleos A) ROSTRAL. B) LATERAL. C) DORSAL. D) VENTRAL. IV) Núcleo PARAMEDIAL. V) Núcleo PONTINO ORAL. VI) Núcleo B9 homólogo. VII) Núcleo PONTINO DEL RAFE. VIII) Núcleo MAGNO DEL RAFE. IX) Núcleo OSCURO DEL RAFE. X) Núcleo PÁLIDO DEL RAFE. XI) Núcleos de la FORMACIÓN RETICULAR BULBAR: A) Núcleo RETICULAR GIGANTOCELULAR PARS ". B) Núcleo RETICULAR PARAGIGANTOCELULAR LATERAL. C) ZONA RETICULAR INTERMEDIA. D) Bulbo Rostral Ventrolateral. B6-B7 B8 B9 B9 B1 B3 B2 * En la colum na de la derecha se listan los n úcleos equivalentes para la rata; en este anim al, según D ahlström y Fuxe (1964), los núcleos B1-B 3 son de localización bulbar; B 4-B 6 son protuberanciales y B7B 9, m esencefálicos. E n tanto, en el hom bre, los n úcleos listados I-IV son principalm ente m esencefálicos; V -V II, protuberanciales y V III-XI, bulbares. Las neuronas de este sistema se encuentran, todas, en el tronco del encéfalo. En el ser 53 Así como cada área de la CC recibe aferencias específicas desde determinado núcleo talámico exclusivamente, cada una de ellas recibe también aferencias inespecíficas (inespecíficas, porque también otras áreas las reciben). Entre estos sistemas neuronales de proyección cortical difusa se encuentran: los núcleos talámicos intralaminares; las neuronas que conforman la formación reticular del tronco del encéfalo; y los núcleos del prosencéfalo basal y del tronco encefálico que utilizan neurotransmisores específicos como: la acetilcolina (núcleos basal de Meynert, septal medial y de la banda diagonal de Broca), la dopamina (sustancia negra y área tegmental ventral), la noradrenalina (locus coeruleus y otros núcleos) y los núcleos serotoninérgicos del rafe (vide infra) (Martin, 1998). 59 Introducción humano, se hallan agrupadas en dos grandes conjuntos nucleares: uno rostral y otro caudal, compuestos cada uno de ellos por varios nucleos neuronales, la mayoría de los cuales se localizan en la región del rafe. Pero, valga la aclaración, así como no todos los núcleos serotoninérgicos se localizan en el rafe, de la misma manera, no todos los núcleos del rafe son serotoninérgicos (Törk y Hornung, 1990). En muchos de los núcleos considerados habitualmente como serotoninérgicos hay neuronas que expresan otros neurotransmisores. Por ello, hasta cierto punto, es una simplificación (simplificación útil, en todo caso) hablar de núcleos serotoninérgicos del rafe como generalmente se ve en la literatura y como, de todas formas, también lo haremos aquí. En la Tabla 4 se presenta un listado de estos núcleos con su denominación equivalente en la rata, que es el animal en el que Dahlström y Fuxe (1964) describieron y nominaron originalmente a los componentes del sistema. Pero, como es previsible, el sistema serotoninérgico de la rata no se corresponde exactamente con el del ser humano. El grupo rostral está compuesto por los núcleos mesencefálicos y protuberanciales rostrales, en tanto que los protuberanciales caudales y los bulbares conforman el grupo caudal. Si nos atenemos a las denominaciones de la Tabla 4, estas dos grandes agrupaciones se corresponden con los núcleos I-VII (grupo rostral) y VIII-XI (grupo caudal) en el ser Figura 14. Localización d e los núcleos serotoninérg icos d e los g rup os rostral y caud al en el tronco encefálico hum ano (arriba) y de la rata (abajo), co n la d istribución pred om inan te de sus fibras de inervación h acia áreas rostrales y caudales del S N C . M odificado a partir de Frazer y H ensler, 1994. 60 Introducción humano o con los núcleos B5-B9 (grupo rostral) y B1-B4 (grupo caudal) en la rata (Fig. 14). Desde el grupo rostral salen axones que inervan, principalmente, el prosencéfalo. Estas fibras ascienden por el gran haz prosencefálico medial (hpm o medial forebrain bundle – mfb – de los angloparlantes), un haz de fibras filogenéticamente antiguo, en el que un significativo número de las fibras serotoninérgicas (-25%) están fuertemente mielinizadas (Jacobs y Fornal, 1995; Törk y Hornung, 1990). De igual modo, por el fascículo longitudinal medial (flm, otro haz filogenéticamente antiguo) descienden las fibras desde el grupo caudal hacia los distintos niveles de la médula espinal. Ambos grupos contribuyen a inervar, conjuntamente, el cerebelo (Fig. 14). Los núcleos dorsal y medial del rafe (NDR y NMR) son los dos principales núcleos componentes del grupo rostral. Ambos contribuyen con fibras al hpm pero tienen áreas de inervación distintas para cada uno y a la vez funcionalmente relacionadas entre sí. Así, el NDR inerva, entre otras áreas, a la sustancia negra, el cuerpo estriado (Strt), la amígdala y el núcleo accumbens. En tanto, el NMR inerva, entre otras, a las cortezas del Figura 15. D istribu ción de la ine rvación prosenc efálica de los d o s p rin c ip a le s n ú cleo s se ro to n in é rg ic o s d e l ra fe m esencefalico. N D R : núcleo d orsal del rafe; N M R : núcleo m edial del rafe; S G P A : su sta ncia gris periacueducta l; TC I: tu bérb ulos cuadrig ém inos inferio res; lm : lem nisco m edial. M odificado a partir de Frazer y H ensler, 1994. cíngulo y entorrinal, los núcleos del septum y la formación del hipocampo (Hipp) (Fig. 15). Entre los dos contribuyen a inervar el conjunto de la neocorteza y, en particular a la corteza frontal (CxF) (Frazer y Hensler, 1994; 61 Introducción Jakobs y Fornal, 1995; Törk y Hornung, 1990). Las fibras emanadas de estos núcleos rostrales se diferencian también por su morfología (Fig. 16): las provenientes del NDR, llamadas fibras de tipo D, se caracterizan por ser delgadas y de aspecto varicoso, poseen una distribución difusa y profusa arborización y presentan botones sinápticos fusiformes o esféricos Figura 16. M orfología de los tipos de fibras serotoninérgicas prosence fá lic as. M odifica do a p artir de F razer y H en sler, 1994. pequeños ( -1 :m de diámetro), pleomorfos; es dudoso que estos botones formen contactos sinápticos clásicos; en todo caso, se sospecha que podrían realizar un tipo de neurotransmisión volumétrica ya que la 5-HT, liberada al líquido extracelular, puede difundir por varios cientos de micrómetros antes de encontrar un receptor específico al cual acoplarse. Este tipo de fibras podría liberar la 5-HT en forma menos específica y ser más dinámicas y, por tanto, más a propósito para cumplir funciones neuromoduladoras y/o tróficas. Por otro lado, las fibras de tipo M , provenientes del NMR, se caracterizan por estar formadas por axones gruesos, con tractos fibrosos no varicosos, tienen arborizaciones delgadas y cortas, y botones sinápticos esféricos grandes que forman muchas y repetidas sinapsis clásicas (Frazer y Hensler, 1994; Törk y Hornung, 1990). I.5.1.3. Los receptores 5-HT1A: Una vez liberada de la presinapsis, la acción que ejerza la 5-HT sobre sus células blanco dependerá de los receptores que éstas expresen. Al momento actual se postula la existencia de 16 tipos distintos de receptores para la 5-HT.54 De todos los receptores serotoninérgicos descriptos hasta el momento, el receptor 5HT1A, en particular (Fig. 17, abajo), es especialmente interesante desde el punto de vista de las relaciones neurogliales por varios motivos (Azmitia, 2001a, 2001b): i) se expresan ampliamente en el mesencéfalo (dónde se localizan muchas de las neuronas 54 Cfr. Anexo III (Receptores serotoninérgicos). 62 Introducción serotoninérgicas) y en el prosencéfalo (el territorio rostral de inervación distal de esas neuronas); ii) como receptores de localización presináptica permiten inhibir la descarga de 5-HT por parte de la neurona (y por tanto, regularla), particularmente en los NDR y NMR; iii) como receptores de localización postsináptica, en los territorios de inervación distal, cumplen distintas funciones según el tipo de neurona que los exprese; iv) en condiciones fisiológicas, pueden ser regulados ampliamente por distintos mecanismos i n t r a c e l u l ar es ; v) moleculares se F igura 17. A rriba: estructura genérica de los receptores serotoninérgicos de las fam ilias 1, 2, 4-7 (acoplados a proteínas G ). A bajo: el receptor 5-H T 1A y sus m ecanism os efectores al ser estim ulado por u na dro ga agonista parcial com o la buspiro na. M od ificad o d e http ://w w w .cnsforum .com /im agebank section/ /receptor_system s_S eroton ergic/de fau lt.aspx. e x pr e san tempranamente en el desarrollo en el neuroepitelio y en la PC por lo que, posiblemente, cumplan un rol importante durante la neuro- y/o corticogénesis; vi) tienen una alta afinidad (Kd = 1 × 10-9 M) por su ligando (5-HT) lo que los hace especialmente a propósito para ser activos durante el desarrollo incluso en presencia de bajas concentraciones del neurotransmisor; vii) los astrocitos también expresan este tipo de receptor, por lo que se erigen como un importante y directo nexo entre la función de las neuronas y los astrocitos; viii) se han desarrollado distintas drogas agonistas y antagonistas que se le acoplan selectivamente (lo que provee herramientas moleculares para intervenir exógenamente en el sistema); ix) en condiciones clínicas, algunas de esas drogas tienen una probada utilidad 63 Introducción terapéutica como ansiolítico y actualmente están aprobadas para su uso en humanos afectados por algunos tipos de enfermedades neuropsiquiátricas. I.5.1.4. Funciones de la serotonina en el SNC adulto y en el desarrollo: El sistema serotoninérgico, hemos visto, es un sistema neurotransmisor filogenéticamente antiguo y anatómicamente muy ampliamente distribuido en el encéfalo humano que cuenta con gran variedad de receptores para ejercer sus acciones. Así, durante la adultez, a este sistema se lo ha implicado en multiplicidad de funciones cerebrales. Tan es así que se ha dicho que “la serotonina es un enigma. Está implicada en virtualmente todo, pero no es responsable de nada” (Jacobs y Fornal, 1995). A la 5-HT se la ha implicado en procesos fisiológicos tan dispares como la regulación de procesos cardiovasculares y de la actividad ventilatoria, en los ritmos circadianos entre ellos el ciclo ueño-vigilia; en las conductas sexual, alimentaria y agresiva; en la regulación de las secreciones neuroendócrinas y de la nocicepción y los mecanismos de analgesia; en la generación de respuestas motoras, de los estados de ansiedad, y de los estados de ánimo (Frazer y Hensler, 1994; Jacobs y Fornal, 1995). En el terreno de la clínica neuropsiquiátrica, correspondientemente, se la ha implicado, entre otras, en los siguientes trastornos y enfermedades: dolor crónico y cefaleas (las migrañas, particularmente); emesis; mioclonías; endocrinopatías; síndrome carcinoide; trastornos neurodegenerativos y en el envejecimiento (normal y patológico); abuso y dependencia de drogas; trastornos del control de los impulsos y agresividad; trastornos sexuales, alimentarios y del sueño; trastornos por 64 Introducción ansiedad y obsesivo-compulsivo; trastornos afectivos (enfermedad maníaco-depresiva, manías y depresiones unipolares); los distintos tipos de esquizofrenias; y, por último, en una variedad de trastornos del desarrollo del SNC (Frazer y Hensler, 1994).55 El sistema serotoninérgico aparece tempranamente durante el desarrollo. Hacia la 5ta semana gestacional empiezan a diferenciarse las primeras de sus neuronas en el rafe del mesencéfalo humano (Azmitia, 2001a; Sundstrom et al., 1993); en la rata, en los días E11E12 las neuronas de los grupos mesencefálicos B7-B9 y en E13-E14 las de los núcleos del grupo caudal (Lauder, 1990). El grupo rostral (entre los que están el NDR y el NMR) comienza a enviar fibras hacia el prosencéfalo por medio del hpm en cuanto las células se diferencian en el mesencéfalo. Son las primeras fibras en arribar a la PC y, en la rata, lo hacen en el día E17. Su llegada coincide con el período pico de proliferación, migración y diferenciación de las ZG. Estos axones se localizan en principio en aquellas capas en las que residen las neuronas corticales establecidas primariamente: la ZM/PP y la SP. En las distintas capas corticales desarrollan luego un patrón de inervación que sigue una secuencia de dentro-afuera (“inside-out”) aproximadamente paralela al gradiente cortical de neurogénesis y diferenciación y, aparentemente, realizan conexiones con las neuronas una vez que estas han finalizado su migración. Los axones serotoninérgicos que arriban a la PC y van inervando las sucesivas capas parecerían interactuar y coincidir en el tiempo, a la vez, con los axones de las aferencias específicas tálamocorticales que arriban a la PC desde la SP. Durante el desarrollo cortical se han observado variaciones temporoespaciales en el 55 Prueba cabal de su amplia implicancia en tan dispares trastornos es la existencia de drogas en uso terapéutico con acción sobre el sistema serotoninérgico, a su vez tan dispares como el naratriptán (un antimigrañoso, agonista de los receptores 5-HT 1B/1D), la clozapina (un antipsicótico atípico, antagonista combinado 5-HT 2A/1C y dopaminérgicos D 4/2), el ondansentrón (un antiemético, antagonista 5-HT 3) o la buspirona (un ansiolítico no benzodiazepínico, agonista parcial de los receptores 5-HT 1A). 65 Introducción patrón de inervación serotoninérgica que podrían tener relación con un importante rol de la 5-HT en el desarrollo de las sinapsis intracorticales (D’Amato et al., 1987; Dori et al., 1996). El patrón adulto de inervación cortical, en la rata, se alcanza recién hacia el final de la tercera semana postnatal (-P21) (Dori et al., 1996). De todas formas, la inervación serotoninérigica prosencefálica varía notablemente según la región y el momento considerados tanto en el patrón espacial de extensión de las fibras como en el tipo y lugar de establecimiento de las sinapsis (botones terminales, botones en pasaje, sinapsis axosomáticas o axodendríticas, etc.) (Dori et al., 1996, 1998). Durante el desarrollo, el 5-HTT comienza a expresarse sincrónicamente con la síntesis de 5-HT en el soma de las mismas neuronas pero también se expresa transitoriamente en las cNEp del telencéfalo dorsal incluso antes de que lleguen las fibras serotoninérgicas desde el mesencéfalo. El 5-HTT también se expresa en axones serotoninérgicos que no realizan aún contactos sinápticos y, más aún, en los conos de crecimiento de los axones serotoninérgicos. Los niveles de expresión del 5-HTT varían también a lo largo del desarrollo pre- y postnatal tanto en los núcleos del rafe cuanto en las áreas de inervación distal. Estos hechos han llevado a pensar que la 5-HT pueda actuar durante el desarrollo, en muchos casos no como un neurotransmisor clásico sino más como un factor difusible, cuasihormonal, con un mecanismo de transmisión volumétrica (Galineau et al., 2004; Zhou et al., 2000). El receptor 5-HT1A, pasible de ser activado aún por bajos niveles de 5-HT en virtud de su alta afinidad de unión (vide supra), se expresa en niveles máximos durante el desarrollo y no durante la vida postnatal. En el ser humano, de hecho, su pico de expresión se sitúa entre las semanas gestacionales 16ª-22ª en tanto que en la rata aparece en E12 en los núcleos 66 Introducción del rafe, tiene un pico de expresión en E15 y disminuye posteriormente hacia el fin de la gestación para alcanzar los niveles menores del adulto, solo postnatalmente (Azmitia, 2001a; Bar-Peled et al., 1991; Daval et al., 1987). Es muy interesante el hecho, además, de que este receptor se expresa en altos niveles en zonas donde residen células madre indiferenciadas, en las ZV y ZSV durante el desarrollo prenatal (Lidow y Rakic, 1995) e incluso en la ZSV del hipocampo adulto (Banasr et al., 2004). Como se puede apreciar, son varias las razones que han llevado ya desde hace tiempo a enunciar la hipótesis de que la 5-HT sería una señal importante para guiar e influir en el desarrollo de todo el SNC, tanto de neuronas corticales cuanto de neuronas que utilizan otros neurotransmisores, como así también en el de las mismas neuronas serotoninérgicas (Lauder y Krebs, 1978). I.5.2. Los astrocitos:56 “Las células de neuroglia ó aracniformes (por parecerse á una araña) llamadas también corpúsculos de Deiters -en honor de su descubridor- forman el armazon y soporte de la trama nerviosa de los centros. Este armazón separa por una parte las expansiones dendríticas y fibrillas nerviosas que no deben mantener contactos funcionales, y por otra, protege y sostiene los capilares sanguíneos.” 57 Los astrocitos son un tipo de células de la neuroglía (el otro componente celular del tejido nervioso). Junto con los oligodendrocitos, las cGR y las células ependimarias, 56 Excepto donde se aclara puntualmente, los datos de esta sección se han tomado de la revisión de Magistretti y Ransom (2002). 57 Esto decía el genial aragonés en 1899 acerca de la neuroglía (Ramón y Cajal, 1899; t. I, pág. 174.). En lo esencial, poco más se puede agregar hoy en día acerca de estos tipos celulares del tejido nervioso. 67 Introducción constituyen la llamada macroglía del SNC. Los astrocitos sobrepasan ampliamente el número de las neuronas en una proporción aproximada de 10 por cada neurona (hay autores que elevan la cifra hasta 50:1). Tan numerosos son que constituyen, por sí solos, del 25 al 50% del volumen cerebral total. Por su forma y ubicación se los clasifica en distintos tipos: los protoplasmáticos predominan en la sustancia gris, los fibrosos en la sustancia blanca, astrocitos velamentosos, astrocitos subependimarios, en candelabro subpiales, plumosos de Fañanas, etc. También existen en los mamíferos adultos dos tipos celulares derivados de las cGR (las células de Bergmann del cerebelo y las células de Müller en la retina, considerados como tipos de astrocitos adultos por muchos autores ). De hecho, la gran mayoría de las cGR, una vez concluida su función durante el desarrollo embriofetal, se transforman en variedades fenotípicas de astrocitos (vide supra) (Fig.10). I.5.2.1. Morfología y funciones: La forma de los astrocitos varía mucho según el lugar en el que se encuentren pero, básicamente, la mayoría son células de soma estrellado del que Figura 18. A sp ecto q ue adop tan los astrocitos con d i st in t o s m é t o d o s h is t o ló g ic o s p a ra s u visualización. A rriba, en tinción c o n la técnica del sublim ado de cloruro aúrico m ercúrico de C ajal (se aprecian los p ies chup ad ores d e varios astrocitos qu e se d ispo ne n alred ed or de un ún ico y gran vaso sang uíneo). En m edio, d os im ágenes a distintos au m en tos de astroc itos inm unom arcados contra la G FA P . A b ajo, asp ecto d e un típ ico astrocitos p rotoplasm ático im pregnado con la técnica d e G olg i. 68 Introducción parten prolongaciones citoplasmáticas más o menos numerosas (más cortas, abundantes y ramificadas en los protoplasmáticos y más largas, rectas y escasas y menos ramificadas en los fibrosos) (Fig. 18). El soma en sí es escaso y tiene poco desarrollo de la mayoría de las organelas. El núcleo es generalmente oval, siempre de cromatina laxa y sin nucléolos visibles (Ham y Cormack, 1986; Jones y Fig u ra 19. R epresentación esq uem ática d e los d om inios territoriales ana tom ofuncionales de los astrocitos en relación a los va so s sa nguíneo s. M odifica do de N ed erg aa rd et al., 2003 (realizad o a pa rtir de un a reco nstruc ción en ba se a tinciones de IC Q para la G FA P ). Cowan, 1986). Los astrocitos tienen numerosas funciones. Algunas de ellas son58: i) por medio de las prologaciones citoplasmáticas, llenan todo el espacio que se halla entre las neuronas y sus prolongaciones y que no es ocupado por otras células de la glía (tal como dijera Cajal); de hecho, emiten lengüetas en todas direcciones y así envuelven o recubren virtualmente todas las sinapsis, aislándolas del resto del tejido nervioso; ii) las prolongaciones de cada astrocito individual ocupan un espacio tal que no se interdigitan (prácticamente) con las prolongaciones de otros astrocitos y definen así dominios territoriales anatomofuncionales (Fig. 19) (Nedergaard et al., 2003); iii) son células altamente polarizadas que se encuentran en una situación especialmente a propósito para actuar de mediadores entre las neuronas y los elementos no neuronales del SNC: el epéndimo, la piamadre y los vasos sanguíneos; con estos últimos toman contacto por medio de unas expansiones terminales especiales (los 58 Sólo menciono las más importantes o las mejor establecidas por no prolongar la exposición innecesariamente. Para una reciente revisión global, cfr. Verkhratsky y Butt (2007). 69 Introducción pies chupadores o pies terminales59) que llegan a cubrir entre el 95 al 100% de la superficie externa de los vasos y forman parte importante de la BHE; conforman así una compleja trama o red gliovascular (Nedergaard et al., 2003); iv) en los pies chupadores expresan distintos tipos de transportadores y canales moleculares que permiten a los astrocitos regular el acceso de las sustancias al SNC (por ejemplo, el transportador de glucosa del tipo GluT1); v) son el único tipo celular del tejido nervioso que almacena glucosa en forma de glucógeno; vi) los astrocitos maduros (y solo ellos) poseen en el citoesqueleto un tipo especial de filamentos intermedios: la proteína gliofibrilar ácida (GFAP), más abundante en los astrocitos fibrosos que en los protoplasmáticos; vii) se unen y acoplan entre sí por medio de uniones en hendidura (o nexus) a través de los que, se sabe, viajan señales moleculares (como el Ca2+ y el inositol-1,4,5-trifosfato) que acoplan funcional y metabólicamente a estas células (son conocidas las denominadas ondas de calcio); viii) en la membrana celular expresan canales iónicos (K+, Na+, Ca2+) voltaje-dependientes de significación fisiológica aún oscura, que no les permiten generar potenciales de acción u otros tipos de respuestas eléctricas regenerativas (que sí se ven en las neuronas), aunque sí despolarizarse y variar su potencial de membrana; ix) amortiguan las altas concentraciones de K+ extracelular (un producto de la actividad neuronal intensa) incorporándolo a su citoplasma por medio de canales específicos y, ante esta señal, degradan glucógeno para proveer de glucosa a las neuronas vecinas; x) por los pies chupadores expulsan el exceso de K+ hacia los vasos sanguíneos vecinos donde éste ión induce una vasodilatación que aumenta secundariamente la provisión de oxígeno y otros nutrientes necesarios para la actividad neuronal aumentada (Kandel, 1991); xi) por medio de otros mediadores (tanto 59 También llamados procesos pediculares, pies perivasculares o aparato chupador de Cajal. 70 Introducción extra- como intracelulares, como el óxido nítrico, glutamato, factor natriurético atrial, Ca2+, ácidos epoxieicosatrienoicos y prostaglandinas) también contribuyen a regular el flujo sanguíneo regional en función de la actividad neuronal circumvecina (Anderson y Nedergaard, 2003; Fellin y Carmignoto, 2004); xii) intervienen en el anabolismo y/o catabolismo de varios neurotransmisores por medio de circuitos metabólicos que los proveen a las neuronas (como en el caso del glutamato, por ejemplo) o contribuyendo a recaptarlos una vez finalizada su acción sináptica (como en el caso de varios neurotransmisores -como el glutamato, DA, noradrenalina, 5-HT, GABA) por medio de sistemas de recaptación de baja afinidad pero de alta capacidad (es el sistema de captación glial que mencionáramos ut supra a propósito de la finalización de la acción sináptica de la 5-HT); xiii) expresan receptores de membrana funcionalmente activos para muchos de esos (y otros) neurotransmisores como, por ejemplo, el receptor serotoninérgico 5-HT1A; xiv) modifican su morfología en respuesta a los cambios producidos en las sinapsis de la vecindad (es decir, presentan plasticidad astrocitaria ante la plasticidad sináptica o neural) y pueden así intervenir en los fenómenos de aprendizaje y memoria por medio de la regulación de (e interacción con) la neurotransmisión y la sinaptogénesis; xv) también modifican su morfología y actividad metabólica ante estímulos nocivos físicos y/o químicos e intervienen en las respuestas inflamatorias del SNC (sufren hipertrofia e hiperplasia en una serie de cambios morfofuncionales que ha llevado a que se los designe como astrocitos reactivos) (Ridet et al., 1997); de hecho, son células inmunocompetentes que expresan moléculas del complejo mayor de histocompatibilidad de tipo II y poseen capacidad de presentación de antígenos a ciertas células del sistema inmune (Dong y Benveniste, 2001); xvi) pueden regular la neurogénesis adulta en el hipocampo al especificar el destino 71 Introducción neuronal de las células madre (Song et al., 2002) y pueden “desdiferenciarse” morfofuncionalmente a sus tipos celulares precursores (las cGR) ante estímulos adecuados (Leavitt et al., 1999) e, incluso, algunos subtipos de astrocitos adultos pueden actuar como verdaderas células madre (Barres, 1999; Steindler y Laywell, 2003); xvii) durante la neurogénesis que se observa en la ZSV del III ventrículo en los mamíferos adultos, los astrocitos migran junto a los Nb hacia el bulbo olfatorio, formándoles una especie de “cápsula” tubular migratoria que envuelve y guía a los Nb en su largo trayecto, en un tipo adulto de migración que se denomina migración en cadena (García-Verdugo et al., 1998)60; xviii) son una población celular topográficamente heterogénea: varían su morfología y función según su lugar de residencia en el SNC adulto y en determinadas áreas cerebrales, según que se trate de machos o hembras (dismorfismo sexual astrocitario) (McCarthy et al., 2002); xix) filogenéticamente, aumentan su complejidad morfofuncional según aumenta evolutivamente la complejidad cerebral (Oberheim et al., 2006). Evidentemente, los astrocitos (y las células de la neuroglía en general) distan mucho de ser el tipo de células “de pegamento”, “conectivas” o “de relleno” o “soporte” que antiguamente eran consideradas. Muy por el contrario, son extremadamente versátiles e intervienen muy activamente en (casi) todos los procesos que se observan en el SNC en desarrollo y adulto. 60 Los otros dos mecanismos conocidos de migración de N b se dan durante el desarrollo prenatal (ya he hablado de ellos): la migración radial (con eje en el andamiaje de las cGR) y la migración tangencial (con eje principalmente en los axones en desarrollo que transitan por la ZI). 72 Introducción I.5.2.2. La proteína S100B:61 Una función muy importante de los astrocitos, que no he mencionado hasta ahora, es la síntesis y secreción al medio extracelular de distintas proteínas con acción neurotrófica.62 Entre ellas se encuentra la proteína S100B (S100B, en adelante).63 Los astrocitos secretan S100B al medio extracelular de manera constitutiva. Pero también pueden ser estimulados a ello por distintas moléculas. Entre éstas se encuentran el glutamato, la adenosina, el ácido lisofosfatídico y la 5-HT actuando sobre receptores 5HT1A localizados en su membrana citoplasmática. No se conocen aún los mecanismos íntimos por los que los astrocitos secretan la S100B aunque se sospecha que es por un mecanismo independiente de la vía clásica retículo endoplasmático-aparato de Golgi; al menos en una línea celular de origen astrocitario, la secreción depende de una elevación de la concentración intracelular de Ca2+, o de una disminución de la de Zn2+ (Davey et al., 2001). La S100B, como la mayoría de las proteínas S100, cumple funciones intra- y extracelulares (Tabla 5). Dentro de las células regula la función de proteínas efectoras y, dado que su función depende de la unión de átomos de Ca2+, la S100B funciona como una proteína censora de Ca2+ aunque algunas de sus acciones son independientes del catión (Tabla 6). 61 Cfr. las excelentes revisiones de Donato (1999, 2003) sobre la familia de proteínas S-100 (que he seguido para escribir esta subsección, excepto donde específicamente lo aclaro). 62 Como el GDNF (por las siglas en inglés del glial cell line-derived neurotrophic factor), el BDNF (brain derived neurotrophic factor), el CNTF (cilliary neurotrophic factor), las neurotrofinas 3 y 4 (NT-3y NT-4) o el NGF (por las del factor de crecimiento nerviso en inglés, nerve growth factor). 63 Cfr. el Anexo IV (Estructura de ciertas proteínas relevantes al presente trabajo) en el que se detalla su estructura molecular. 73 Introducción Entre las muchas funciones que cumple la S100B se cuentan, como particularmente relevantes a los fines de este trabajo, su participación como factor promotor de la extensión de neuritas por parte de las neuronas en diferenciación; la estabilización del citoesqueleto neuronal y glial (tanto por modificar el estado de fosforilación de diversas proteínas citoesqueléticas como por interactuar directamente con ellas); la estimulación de la diferenciación de distintos tipos de neuronas inmaduras de varios sistemas neurotransmisores (colinérgico, noradrenérgico, glutamatérgico, dopaminérgico e, incluso, del serotoninérgico mismo) hacia fenotipos maduros; su acción como factor promotor de la sobrevida neuronal, antiapoptótico, y de la plasticidad sináptica cuando está presente en bajas concentraciones (en el rango de las altas pM a bajas nM). Por el contrario, cuando se encuentra en altas concentraciones (altas nM a bajas :M) puede promover un efecto neurotóxico (Hu et al., 1996; Hu y van Eldik, 1999). En los mismos astrocitos, por otro lado, la S100B interactúa con la GFAP e induce su expresión y el incremento del grado de arborización de las prolongaciones citoplasmáticas además de ser capaz de inducir la proliferación mitótica de estas células (por tanto, es mitógena para los astrocitos). La S100B juega así un papel especial, central, de interrelación entre las neuronas serotoninérgicas, los astrocitos, las neuronas de otros sistemas neurotransmisores y el citoesqueleto en todas ellas. Pero más allá de las funciones que cumple por medio de la unión directa a diversas proteínas blanco, una vez liberada al medio extracelular, también puede unirse, en la superficie de otras células, al receptor para los productos finales de la glucosilación avanzada (RAGE, por las siglas en inglés de receptor for advance glycosylation end- 74 Introducción Tabla 5. Funciones intra- y extracelulares de la S100B, establecidas al momento actual: FUN CION ES de la S100B intracelulares extracelulares INHIBICIÓN DE LA FOSFORILACIÓN DE PROTEÍNAS: ! inhibe la fosforilación de proteínas bloqueando el acceso de las quinasas -como la PKC- a sus proteínas sustrato pertinentes; ! inhibe la fosforilación de la proteína tau y MAP-2 (tipos de proteínas asociadas a los microtúbulos ); ! inhibe la fosforilación de la proteína p53 ! En neuronas, efecto prosobrevida y promotor de la extensión de neuritas en concentraciones bajas (en el rango nM) por interacción con receptores RAGE e inducción de efectos neurotróficos (por la vía de la activación Ras-MAPK-NF6B y de la vía cdc42/Rac); ! Efectos tóxicos (muerte neuronal apoptótica por activación persistente de la vía Ras-MAPK) en concentraciones altas (en el rango :M); ! Estimulación de la proliferación astrocitaria por un mecanismo no conocido; ! Apoptosis astrocitaria, por inducción de la iNOS astrocitaria via translocación nuclear del NF6B; ! Apoptosis neuronal, vía activación del RAGE, con activación de caspasa 3 mediada por citocromo C; aumento de la conductancia al calcio por canales de tipo L y por regulación en más de genes proapoptóticos (c-fos, c-jun, bax, bcl-x, p-15, p-21; ! Estimulación de la secreción de NO astrocitario por inducción de iNOS astroglial vía translocación nuclear del NF6B; ! Estimulación de la secreción de NO microglial por inducción de la iNOS microglial por unión a RAGE en sinergia con lípido A e IFN-(; ! Modulación de la plasticidad sináptica por depresión de la potenciación a largo plazo (LTP) en CA1 Hipp. REGULACIÓN DE LA ACTIVIDAD ENZIMÁTICA: ! estimula al Ndr (serin-/treonin-proteinquinasa nuclear importante en la regulación de la división celular y de la morfología celular); ! estimula la actividad de la guanilatociclasa de membrana en los segmentos externos de los fotorreceptores REGULACIÓN DEL CRECIMIENTO Y LA DIFERENCIACIÓN CELULAR: ! se une a las secuencias bHLH de los factores de transcripción MyoD y E12; ! interacciona con la proteína de supresión tumoral p53 (cooperaría con la p53 para provocar detención del crecimiento celular y apoptosis) REGULACIÓN DE LA HOMEOSTASIS DEL CALCIO: ! jugaría un papel como tampón de calcio citosólico directamente o indirectamente por medio de la acción sobre la fosfoproteína gigante AHNAK REGULACIÓN DEL ESTADO DEL CITOESQUELETO, MORFOLOGÍA Y MOTILIDAD CELULARES: ! inhibición del ensamblaje de los microtúbulos por secuestro de tubulina y por la estimulación de la sensibiliad al calcio de los microtúbulos armados; ! inhibición del ensamblaje y estimulación del desensamblaje de los FI tipo III (como la GFAP) por secuestro de subunidades no ensambladas de proteínas de los FI; ! reversión de la inhibición caldesmona- y calponinadependiente de la actividad de ATPasa de la actomiosina * AHNAK: fosfoproteína gigante idéntica a la desmoyokina; CacyBP/SIP1: calcyclin-binding protein/Siah-1-interacting protein; CapZ (TRTK-12): proteína de capping de la actina; GFAP: glial fibrillary acidic protein; IQGAP1: IQ motif GTPaseactivating protein (un itpo de proteína ligada a la actina); MAG: myelin-associated protein; NDR: nuclear Dbf2-related protein kinase; RAGE: receptor for advanced glycation end-products. products).64 La propiedad de la S100B de estimular al RAGE no es exclusiva de ella: la comparte con otras proteínas de su familia (S100A1, S100A6, S100A12 y S100P) (Donato, 2003; Leclerc 64 Cfr. el Anexo IV (Estructura de ciertas proteínas relevantes al presente trabajo) en el que se detalla la estructura íntima de esta receptor. 75 Introducción et al., 2007) pero se une de manera diferencial y específica entre los dominios V y C1 (Dattilo et al., 2007; Leclerc et al., 2007).65 La estimulación de los RAGE se sigue de la activación de complejas cascadas de señalización intracelular que llevan finalmente a la extensión de neuritas, la proliferación y la sobrevida celular (u otras acciones dependiendo de las condiciones microambientales predominantes como, por ejemplo, la concentración local de S100B) (Huttunen et al., 1999; Santamaria-Kisiel et al., 2006). Tabla 6. Funciones conocidas de la S100B en relación con su dependencia de la unión al calcio:* Proteína blanco con la que interactúa** K d (nM ) Función promovida FUNCIONES CALCIO-DEPENDIENTES AHNAK Aldolasa C Anexina A6 CacyBP/SIP Caldesmona CapZ (TRTK-12) Filamentos intermedios Fosfoglucomutasa GFAP, vimentina Guanilato ciclasa IQGAP1 MAG Microtúbulos NDR Neuromodulina (GAP43) p53 RAGE Proteína tau 50 < 1000 500 150-1000 2000 7000 500 24-23500 regulación de la homeostasis del calcio estimulación de la actividad de la aldolasa C regulación del flujo de calcio y del ensamblaje de los FI regulación de la ubiquitinación disminución de la inhibición de la actomiosina por la caldesmona regulación de la extensión de los filamentos de actina regulación del ensamblaje y desensamblaje de los FI estimulación de la actividad de la fosfoglucomutasa ensamblaje de FI activación de la guanilato ciclasa rearreglo de membrana regulación del citoesqueleto de la célula glial regulación de la dinámica de los microtúbulos modulación de la actividad de la NDR-quinasa inhibición de la fosforilación de la neuromodulina por la PKC inhibición de la función de la p53 promoción de la sobrevida celular inhibición de la fosforilación de la proteína tau por la proteinkinasa II FUNCIONES CALCIO-INDEPENDIENTES Aldolasa A Glucógeno fosforilasa estimulación de la actividad * Modificado de Santamaria-Kisiel et al., 2006. ** AHNAK: fosfoproteína gigante idéntica a la desmoyokina; CacyBP/SIP1: calcyclin-binding protein/Siah-1-interacting protein; CapZ (TRTK-12): proteína de capping de la actina; GFAP: glial fibrillary acidic protein; IQGAP1: IQ motif GTPaseactivating protein (un itpo de proteína ligada a la actina); MAG: myelin-associated protein; NDR: nuclear Dbf2-related protein kinase; GAP43: growth associated protein 43; RAGE: receptor for advanced glycation end-products. 65 La S100A6 y la S100A12, por ejemplo, se unen en los dominios C 1 y C 2 (Leclerc et al., 2007). 76 Introducción Finalmente, desde el punto de vista ontogenético, la S100B comienza a expresarse durante el desarrollo fetal en las cGR (Gómez et al., 1990; Brusco et al., 1995). Hemos visto que muchas de estas células se transformarán más tarde, fenotípicamente, en astrocitos. La S100B interviene de este modo, también, en el desarrollo del SNC. A modo de resumen, puede decirse que la S100B actúa, durante el desarrollo y en la adultez, como un factor promotor y de mantenimiento de la forma diferenciada y madura del SNC. I.5.3. El citoesqueleto neuronal y astrocitario: Hemos visto que la proteína S100B interactúa con varias proteínas del citoesqueleto y modifica y/o regula sus características estructurales y funcionales. El citoesqueleto en las células eucariotas está compuesto por tres elementos principales: los microtúbulos (MT; formados por 13 protofilamentos de "- y $-tubulina que determinan una estructura hueca de unos 15 nm de diámetro; también llamados neurotúbulos – NT – en las neuronas), los filamentos intermedios y los microfilamentos (MF; de 7-9 nm de diámetro y formados, fundamentalmente por actina). I.5.3.1. Los filamentos intermedios (FI):66 66 Cfr. el Anexo IV (Estructura de ciertas proteínas relevantes al presente trabajo) en el que se detalla la estructura de los filamentos intermedios. 77 Introducción Los filamentos intermedios (FI) representan un componente particular del citoesqueleto, presente exclusivamente en las células eucariotas (Karp, 2006). A diferencia de los MTs y los MFs, que están filogenéticamente más conservados, los FI varían notablemente en su secuencia aminoacídica (estructura primaria). Están compuestos por proteínas que, por su alto grado de resistencia a las fuerzas tensionales, le confieren a la célula protección contra las tensiones mecánicas asociadas con el estiramiento. De hecho, son los elementos más resistentes y estables del citoesqueleto. Las diferencias en la estructura primaria son la base de la existencia de los diferentes tipos de FI, cada uno de ellos con perfiles particulares de expresión celular y tisular y posibilidades de regulación e interacción molecular. En base a estas diferencias es que se los clasifica (Tabla 7). Además, de las proteínas que forman la estructura principal de los FI, existen distintos tipos de proteínas accesorias que estabilizan su extructura, los refuerzan y unen a otros FI por medio de uniones cruzadas entre haces de filamentos para formar así una red resistente. En las neuronas, las principales proteínas de FI expresadas son las de los neurofilamentos (Nf). Los Nf se ensamblan a partir de la reunión de tres proteínas que pertenecen a la clase IV (son, por ello, heteropolímeros). Las proteínas de Nf se clasifican en base a su PM y son: los livianos (Nf-L o Nf-68), los medianos (Nf-M o Nf-160) y los pesados (Nf-H o Nf-200) El ensamblaje de los Nf comienza con la reunión primaria de subunidades de la proteína Nf-68 sobre la que se depositan luego, en menor proporción, los Nf-160 y Nf-200. In vivo, los Nf estructuralmente maduros están compuestos, mayoritariamente, por una relación estequiométrica de 7:3:2 (para los Nf-68, -160 y -200, respectivamente). En cambio, en las neuronas en desarrollo, en regeneración o afectas de alguna enfermedad se pueden observar 78 Introducción otras proporciones estequiométricas. Así, generalmente se acepta que la expresión de los Nf-68 predominan durante el desarrollo y en los fenómenos de regeneración (Hoffman et al., 1987; Hoffman y Cleveland, 1988) en tanto que los Nf-200 son característicos de las neuronas maduras (Nixon y Sihag, 1991). Tabla 7. Clasificación de las proteínas de los filamentos intermedios:* Ubicación celular Tipo de FI Proteína de FI PM I Queratinas ácidas (> 25 tipos) 40-64 II Queratinas neutras o básicas (> 25 tipos) 53-67 III Citoplasma IV Núcleo V Citoplasma VI Distribución tisular principal Células epiteliales Vimentina 54 Células de origen mesenquimático, células de la glía radial Desmina 53 Miocitos Proteína gliofibrilar ácida (GFAP) 50 Astrocitos Periferina 57 Neuronas periféricas y centrales Neurofilamentos: - livianos (Nf-L o Nf-68) - medianos (Nf-M o Nf-160) - pesados (Nf-H o Nf-200) 68 160 200 "-Internexina 66 Proteínas de lámina nuclear: - Lámina A - Lámina B - Lamina C 70 67 60 Nestina 240 Neuronas Todas las células nucleadas (formando parte de la envoltura nuclear) Células madre del SNC, heterogénea * Modificado a partir de Alberts et al., 2006; Cooper, 2002; Karp, 2006. Las subunidades de Nf-160 y Nf-200 poseen brazos laterales que se proyectan hacia fuera del Nf desde las colas globulares del extremo carboxi-terminal. En los axones, estos brazos laterales están fosforilados y los niveles de fosforilación son particularmente altos en los de los Nf-200 (Ackerley et al., 2003; Huh et al., 2002). Una de las funciones postuladas para los brazos laterales es que mantendrían un espaciado apropiado entre los Nf paralelos del 79 Introducción axón (Karp, 2006). La fosforilación de esta región de los Nf-160 y -200 juega también un papel fundamental en el proceso de ensamblaje/desensamblaje e influye asimismo en la fosforilación de los mismos sitios adecuados en el dominio de la cola carboxi-terminal.67 Se sospecha que la fosforilación también puede jugar un rol en la formación de puentes cruzados entre los Nf y de estos con los NTs y, de esta manera, enlentecer el transporte axonal promoviendo la integración de las proteínas de los Nf a la red del citoesqueleto neuronal. Por medio de estos procesos se controlaría el diámetro del axón y se estabilizaría el citoesqueleto neuronal (Sihag et al., 2007). Contrariamente, la desfosforilación de los Nf200 incrementa mucho la tasa y extensión de la proteólisis de los Nf (Huh et al., 2002). Durante el desarrollo o el establecimiento de nuevos circuitos neuronales, una vez que una neurona ha extendido una neurita y establecido un contacto y, por ello, ha dejado de crecer el axón en longitud, se incorporan los Nf al axón, le brindan soporte mecánico y este crece notablemente en diámetro (Karp, 2006). La densidad de los Nf axonales es constante en axones de distinto diámetro y el número de los Nf presentes en un corte transversal de un axón determinado se correlaciona bien con el área de dicho corte. La densidad relativamente constante de los Nf está estrechamente relacionada con la presencia de los puentes laterales que parecen determinar el espaciado entre los Nf adyacentes. Así, los Nf son los principales determinantes del diámetro axonal. A su vez, el diámetro axonal es uno de los principales determinantes de la velocidad de conducción en los axones mielinizados (Hoffman et al., 1987). La enorme importancia que poseen los Nf en la estructura neuronal está dada por el 67 Una enzima importante, con capacidad fosforilatoria de los brazos laterales de los Nf-160 y y Nf-200, es la PKC. El acceso de la PKC a los FI para fosforilarlos se puede ver inhibido por la unión previa a estos de la S100B (cfr. ut supra Tabla 5: Funciones intra- y extracelulares de la S100B, establecidas al momento actual). 80 Introducción hecho, entre otras cosas, de que las alteración de la estructura de los Nf puede alterar el transporte axonal lento, puede afectar la velocidad de conducción de ese axon o llevar a la neurodegeneración (Huh et al., 2002). Por ello, una buena forma de evaluar la “salud” de una neurona es por medio de la evaluación cualicuantitativa de sus Nf. Como se puede observar en la Tabla 7, el FI propio y característico de los astrocitos (equivalente en todo a los Nf de las neuronas), es la GFAP, un FI de tipo III que ya he mencionado al hablar del cambio de fenotipo de cGR al fenotipo astrocitario y al describir los astrocitos mismos. Nótese también que la vimentina es la principal proteína de los FI de las cGR y, al igual que la GFAP, es un FI de tipo III. En los astrocitos es la GFAP el principal determinante de la forma celular y de la forma y grado de extensión de las prolongaciones citoplasmáticas que los caracterizan. I.5.3.2. La proteína asociada a microtúbulos de tipo 2 (MAP-2):68 Además de las proteínas que forman a los NTs, los FIs y los MFs existe todo un gran grupo de proteínas que se unen, principalmente, a los MTs (son, por ello, proteínas unidas a los MTs). Así, por ejemplo, existen proteínas asociadas a los centrosomas, proteínas motoras (como las kinesinas y las dineínas) y proteínas estructurales unidas a los MTs. Entre estas últimas se cuentan las proteínas de ruptura (por ejemplo, la catanina-p60 y la espastina), los factores catástrofe (por ejemplo, la stathmina), la doblecortina, y todo un gran grupo de proteínas promotoras del ensamblaje de los MTs o, como se las denomina más 68 La mayor parte de los datos de esta subsección los he tomado de la excelente revisión de Sánchez et al. (2000). 81 Introducción frecuentemente, proteínas asociadas a MTs (MAPs, por las siglas en inglés de microtubule associated proteins). Todos los miembros de las MAPs se unen a los MTs y, al hacerlo, promueven su ensamblaje y estabilizan su estructura. De los varios tipos existentes de MAPs, la MAP-2 y la proteína tau (J), y principalmente la primera, son especialmente importantes en relación al presente trabajo.69 La MAP-2 se expresa en gran cantidad en el SNC aunque también se la encuentra en otros tejidos. Dentro del SNC, las MAP-2 de alto PM (HMWMAP-2) se expresan específicamente en las neuronas, en somas y dendritas, asociadas principalmente a los MTs y en co-localización con la actina en las espinas dendríticas y en las densidades postsinápticas; pueden estar presentes en el axón pero sólo en pequeñas cantidades, a punto tal que, en general, a la inmunomarcación específica para la MAP-2 se la utiliza habitualmente como marcador de dendritas. Las MAP-2 de bajo PM (LMWMAP-2), en cambio, tienen una distribución más generalizada dentro de los distintos compartimientos celulares de las neuronas y se las puede encontrar también en las células de la glía (aunque en menor proporción). Las distintas variantes de la MAP-2 varían también en su momento de aparición durante el desarrollo, por lo que se supone que cada variante puede tener funciones temporalmente diferentes.70 Se postula que la MAP-2 cumple, entre otras, con las siguientes funciones: i) está implicada (y puede ser esencial) en el brotado y crecimiento de las neuritas y en el 69 Cfr. Anexo IV (Estructura de ciertas proteínas relevantes al presente trabajo) donde se detalla la estructura de la MAP-2. 70 Así, por ejemplo, la MAP-2A se expresa mayormente en el cerebro adulto; la M AP-2B está presente a lo largo de todo el desarrollo del SNC pero sus niveles disminuyen en el período postnatal temprano en la rata; la MAP-2C se expresa en estadíos tempranos del desarrollo y luego en el adulto pero selectivamente en las dendritas y somas; la M AP-2D se expresa en el cerebro de la rata sólo a partir de P5 (si bien que su ARNm está presente desde antes, durante todo el desarrollo). 82 Introducción establecimiento de la polaridad celular en las neuronas inmaduras, y en su mantenimiento en la maduras; ii) interactúa con los MTs y, al hacerlo, incrementa su rigidez, los estabiliza y da origen a polímeros microtubulares más largos; iii) estimula la formación de haces microtubulares (no se sabe bien aún por cuál mecanismo, si por la unión cruzada de los MTs por medio de la dimerización de la MAP-2 y/o por la rigidez inducida en los MTs); iv) puede intervenir en (y regular) el transporte microtubular de organelas mediado por proteínas motoras de manera diferencial en axones y dendritas; v) se puede unir, y parece interactuar con los MFs de actina-F, aparentemente por medio de los mismos dominios por los que se une a los MTs (TBD), especialmente en las espinas dendríticas durante la sinaptogénesis; vi) puede unirse a los Nf, quizás por medio de un dominio particular, distinto del TBD; vii) los cambios en sus niveles acompañan a las modificaciones sinápticas y, por lo tanto, a las modificaciones en los circuitos sinápticos; viii) sus ciclos de fosforilación y desfosforilación acompañan la dinámica sináptica (el establecimiento, la consolidación y la modificación de las sinapsis).71 I.5.4. El óxido nítrico y el sistema nitrérgico: El óxido nítrico (NO; monóxido de nitrógeno) es un gas, una molécula difusible que actúa, en el SNC, como un neurotransmisor volumétrico (Dawson et al., 1992; Dawson y Snyder, 1994). Su síntesis se lleva a cabo a partir del aminoácido L-arginina en presencia 71 Es precisamente este mecanismo, la fosforilación/desfosforilación, el principal medio de control molecular de su dinámica. Cfr. Anexo IV (Estructura de ciertas proteínas relevantes al presente trabajo) en donde se detallan los modos de transducción de las cambiantes señales extracelulares en cambios estructurales del citoesqueleto. 83 Introducción de oxígeno molecular (O2) y NADPH, tetrahidrobiopterina, FMN y FAD como cofactores enzimáticos (Fig. 20). La enzima que realiza la reacción biosintética es la óxido nítrico sintetasa (NOS; E.C.: 1.14.13.39), una metaloenzima que posee un grupo prostético hemo en el sitio catalítico y es Ca2+-calmodulina-dependiente. En los mamíferos existen tres isoformas conocidas de la enzima: i) la isoforma neuronal o tipo I (nNOS) expresada constitutivamente por determinadas neuronas en el SNC, codificada en el cromosoma 12; ii) la isoforma inducible o tipo II (iNOS) expresada por los macrófagos y los microgliocitos tras la inducción de su transcripción del cromosoma 17; y iii) la isoforma endotelial o tipo III (eNOS) expresada constitutivamente por las células endoteliales y codificada en el cromosoma 7 (Wang y Marsden, 1995). Al NO se lo ha implicado en funciones tan amplias y dispares como el desarrollo del SNC, neuromodulación, neurotoxicidad, plasticidad sináptica, potenciación a largo plazo, enfermedades neurodegenerativas, etc. (Black et al., 1999; Cerruti et al., 1995; Fig ura 20. R eacción catalizada por la óxid o nítrico sintetasa (N O S ) y biosíntesis del óxido n ítrico (N O ). B H 4: tetrahidrobiopterina; FM N : flavinm ononucleótico; FA D : flavina adenina dinucleótid o. Dawson y Dawson, 1996; Liberatore et al., 1999; Lu et al., 1999; Roskams et al., 1994). Durante el desarrollo prenatal, por ejemplo, funciona como un factor extrínseco de diferenciación neuronal y como inhibidor de la neurogénesis en la adultez (Moreno-López et al., 2004; Packer et al., 2003). Las neuronas nitrérgicas están relacionadas con las serotoninérgicas tanto desde un punto de vista morfológico (Johnson y Ma, 1993; Ramos et al., 2002; Tagliaferro et al., 2001; Wang et al., 1995; Wotherspoon et al., 1994; Xu y Hökfelt, 1997) como funcional (Kaehler 84 Introducción et al., 1999; Karolewicz et al., 2000; Sugimoto et al., 1999; Wegener et al., 2000) y por este motivo se las considerará también en este trabajo. Un número importante de las neuronas serotoninérgicas del NDR coexpresan galanina y la enzima nNOS y se proyectan mayoritariamente al cuerpo estriado (Xu y Hökfelt, 1997). Por otro lado, en el Strt, muchas terminales serotoninérgicas hacen contacto con neuronas productoras de NO que expresan a la nNOS (neuronas medianas, sin espinas, GABAérgicas que coexpresan somatostatina y neuropéptido Y); el Strt es una de las regiones anatómicas en las que existe una mayor interacción entre ambos sistemas neurotransmisores. Entrando en el terreno de las enfermedades y de la toxicología, se sabe que la acción de algunas drogas neurotóxicas para el sistema serotoninérgico (como la cocaína y ciertas anfetaminas sustituidas) podría estar en parte mediada por el NO (Tagliaferro et al., 2003; Torres y Rivier, 1994; Zheng y Laverty, 1998). El NO puede alterar la actividad de distintas proteínas y enzimas, entre ellas la TPH, la primera enzima (y limitante) de la biosíntesis de la 5-HT (Kuhn y Arthur, 1997; Kuhn y Geddes, 1999). Por otro lado, los niveles de expresión de la nNOS y la iNOS pueden verse alterados tras la depleción de los niveles cerebrales de 5-HT (Ramos et al., 2002; Tagliaferro et al., 2001, 2003). Tras la isquemia cerebral focal se han observado alteraciones de las neuronas que expresan a la nNOS (Zhang et al., 1994); se han observado también neuronas nitrérgicas citomegálicas en el Strt tras la asfixia perinatal (Loidl et al., 1997) y alteraciones del sistema nitrérgico en las enfermedades de Parkinson y de Alzheimer (Duncan y Heales, 2005). In vitro, la S-100B es capaz de estimular la producción de NO, probablemente por medio de un efecto iNOS-dependiente (Hu et al., 1996; Hu y Van Eldik, 1999). El NO, si está presente en el medio en altas concentraciones por efecto de la S100B, puede inducir muerte celular apoptótica tanto en 85 Introducción neuronas (Hu et al, 1997; Hu y Van Eldik, 1999) como en astrocitos (Hu y Van Eldik, 1996). Como se ve, hay una relación de dos vías entre el sistema nitrérgico y el serotoninérgico en el que cada uno puede verse alterado a consecuencias de la alteración concomitante del otro. * * * Es evidente la interrelación que existe entre el sistema nitrérgico y el serotoninérgico por un lado y, por otro lado, entre el sistema nitrérgico y los astrocitos y el serotoninérgico y los astrocitos; más aún, el sistema serotoninérgico y los astrocitos se relacionan con el citoesqueleto neuronal y glial por medio de la S100B. Estas interrelaciones neurogliales comienzan tempranamente durante el desarrollo prenatal y continúan en el desarrollo postnatal temprano y tardío, durante la infancia, adolescencia y durante la adultez también. Por lo tanto, es probable que ante injurias de distintos tipos estos elementos interrelacionados se vean afectados de un modo u otro. Es lo que nos proponemos estudiar en este trabajo, en el caso de que se administre EtOH a un animal en distintas etapas del desarrollo de su SNC. 86 Hipótesis y Objetivos “Las preguntas superficiales siempre encuentran una respuesta. Las preguntas profundas generan nuevas preguntas.” Refrán del Budismo Zen. “Sabio no es aquel que da las respuestas correctas, es el que hace las preguntas correctas.” Claude Lévi-Strauss (1908- ) II.1. Consideraciones generales acerca del alcoholismo materno-fetal, el sistema serotoninérgico, los astrocitos y la proteína S100B y el sistema nitrérgico: Hasta el momento previo a iniciarse los experimentos originales que se exponen en el presente trabajo se sabía, a grandes rasgos, lo siguiente acerca del efecto del AMF sobre el desarrollo pre- y postnatal del cerebro en general, y sobre los sistemas serotoninérgico y nitrérgico y los astrocitos y la S100B en particular. Durante el desarrollo prenatal, el EtOH es capaz de alterar los mecanismos neurogenéticos y provocar así la aparición de displasias corticales por alteración de los mecanismos corticogenéticos (Miller, 1986). También en la adultez puede alterar la neurogénesis en el giro dentado de la formación del hipocampo (Herrera et al., 2003). Existe mucha evidencia que indica que durante la EPE el sistema serotoninérgico es uno de los principales sistemas de neurotransmisores que se ven afectados (Rathbun y Druse, 1985; Sari et al., 2001). Sobre el sistema serotoninérgico varios son los efectos que se han demostrado de la EPE; entre muchos otros, los siguientes: i) la inducción de una notable reducción de la 5-HT cerebral, especialmente en la corteza, el cerebelo y el tronco del encéfalo (Rathbun y Druse, 1985); ii) el retardo en la migración y en el desarrollo de las neuronas serotoninérgicas (Zhou et al., 2001); iii) la disminución del número de las neuronas serotoninérgicas en los núcleos del rafe mesencefálico (NDR y NMR) en desarrollo (Tajjudin y Druse, 1999); iv) la reducción de los niveles de los receptores 5-HT1A 88 Hipótesis y Objetivos en el tronco del encéfalo y en distintas regiones de la CC, el Hipp y el septum lateral (Kim et al., 1997); v) la disminución de los sitios transportadores de 5-HT (5-HTT) en distintas regiones corticales (Druse y Paul, 1989; Druse et al., 1991); vi) la alteración de la expresión de la proteína S-100B y de otros factores neurotróficos (Sari et al., 2001; Tajjudin y Druse, 1989, 1999). También se han registrado alteraciones en las cGR, en los astrocitos, y en el cambio de fenotipo normal de unas a otros (Fletcher y Shain, 1993; Goodlett et al., 1993; Miller y Robertson, 1993; Vallés et al., 1996, 1997). El EtOH, según se ha demostrado en múltiples trabajos, puede ejercer efectos diversos (y, lo que es muy importante, incluso contradictorios) sobre el desarrollo del cerebro dependiendo del/los período/s durante el/los que actúe, dependiendo también del patrón del exposición al EtOH (contínuo o intermitente), de la vía de administración del tóxico y de los niveles de alcoholemia alcanzados (Ahluwalia et al., 2000; Bonthius y West, 1988). En los seres humanos adultos el EtOH produce efectos deletéreos en el cerebro y la mente que se conocen desde hace ya mucho tiempo.1 En animales adultos (humanos o no), al igual que durante el desarrollo, el EtOH también puede provocar efectos neurotóxicos en el sistema serotoninérgico; así, puede: i) dañar los principales núcleos serotoninérgicos y provocar degeneración de sus axones y de las terminales axónicas distales (Halliday et al., 1995); ii) provocar o no la pérdida de neuronas en los NDR y NMR (dependiendo de la cantidad y de la duración de la ingesta alcohólica y de la presencia o no del síndrome de Wernicke-Korsakoff) (Baker et al., 1996a, 1996b; Berggren et al., 2002; Halliday et al, 1993); iii) disminuir los niveles cerebrales de 5-HT (Lovinger, 1999); iv) alterar el patrón de descarga eléctrica de las neuronas del NDR (Pistis et al., 1997); v) disminuir la 1 Cfr., por ejemplo, Korsakoff, 1890; Magnan, 1871; Marchiafava y Bignami, 1903; W ernicke, 1881. 89 Hipótesis y Objetivos distribución y la densidad del 5-HTT en la corteza anterior del cíngulo (áreas 24, 25, 32 y 35 de Brodmann -áreas corticales límbicas-) (Mantere et al., 2002). A pesar de la existencia de una gran cantidad de datos sobre los efectos que tiene el EtOH sobre el sistema serotoninérgico en el feto y en el adulto, en los animales adolescentes casi no existen datos concernientes a este respecto y no los hay desde el punto de vista mofológico. Tampoco hay datos sobre el EtOH y el sistema nitrérgico y los citoesqueletos neuronal y astroglial. Sin embargo, en los adolescentes, tanto sean seres humanos o ratas, sí se sabe que el EtOH provoca respuestas conductuales diferentes en relación con lo que se ve en los adultos. Los adolescentes se acomodan más fácil y rápidamente a la presencia del EtOH en su medio interno (Doremus et al., 2003; Spear, 2000). Las ratas adolescentes muestran menos signos de ansiedad ante la abstinencia aguda en la prueba del laberinto elevado en cruz (Doremus et al., 2003), en la prueba de campo abierto (Slawecki y Roth, 2004) o en pruebas de interacción social (Varlinskaya y Spear, 2004). Además, tienen una resistencia relativa al compromiso motor y a los efectos sedativos del EtOH (el inicio de la sedación suele ser más lento y de menor magnitud) pero parecen ser más sensibles que los adultos a las alteraciones en el aprendizaje y en la memoria espacial (funciones conductuales que dependen de la integridad del Hipp) (Markwiese et al., 1998; Spear, 2000; White y Swartzwelder, 2004). La exposición crónica de las ratas adolescentes al EtOH induce alteraciones a largo plazo en sus funciones congnitivas (Osborne y Butler, 1983). La administración aguda de EtOH inhibe la neurotransmisión glutamatérgica NMDA-dependiente en el Hipp, más fuertemente durante la periadolescencia que en la adultez (White y Swartzwelder, 2004). Diferentes regiones corticales (zonas olfatorias, la porción anterior de la corteza piriforme y entorrinal) son 90 Hipótesis y Objetivos vulnerables a los efectos del EtOH solo en las ratas adolescentes y no en las adultas (Brown y Tapert, 2004; Crews et al., 2000). También en las ratas, la exposición a niveles intermitentes breves pero altos de EtOH durante la adolescencia (P35-P40), parecería inducir cambios persistentes a largo plazo en los efectos de nuevas dosis agudas de EtOH sobre la actividad eléctrica cortical registrada con el EEG; dado que estos cambios no se ven en condiciones basales se ha especulado con que los cambios neuroadaptativos que normalizaron la función neurofisiológica tras la exposición al EtOH, indujeron cambios “latentes” en los mecanismos neurobiológicos que regulan la respuesta EEG al EtOH (Slawecki, 2002). II.2. Hipótesis: El tejido nervioso en general, y el SNC en particular, son muy sensibles al daño provocado por distintos tóxicos en todas las edades de la vida aunque con distinto grado de sensibilidad según la edad particular que se considere. Es harto y de antiguo sabido que el EtOH en altas dosis es capaz de provocar daños severos y evidentes en los animales adultos y más aún en los adolescentes, infantes y, mucho más aún, en los que se encuentran en su desarrollo prenatal. Sin embargo, considerados el SNC y el EtOH a la vez, en virtud de la especial sensibilidad de uno y los múltiples mecanismos farmacocinéticos y farmacodinámicos del otro, es lícito emitir la hipótesis de que la administración de la droga por períodos prolongados (administración crónica), incluso a bajas dosis, será capaz de provocar distintos tipos de daños. Es probable que esto sea así en los distintos momentos 91 Hipótesis y Objetivos vitales del desarrollo (pre- y postnatal) y, lógico es suponer, que el daño (si existiere) sea mayor cuanto más inmaduro sea el organismo pero que, al mismo tiempo, la capacidad de recuperación espontánea o de prevención de tal daño sea (a la inversa) menor cuanto más maduro o diferenciado esté el SNC del animal intoxicado. Así pues, para el presente trabajo, y en relación con las relaciones neuro-gliales y el sistema serotoninérgico y su relación con el desarrollo, en general del SNC y con la corticogénesis en particular, hube de manejarme atento a las siguientes hipótesis referidas a la experimentación con animales de laboratorio: I) el EtOH administrado por una vía fisiológica (la oral) a hembras preñadas induce daños evidentes a las relaciones neurogliales que tienen como centro al sistema serotoninérgico, incluso si el tóxico fuere administrado a bajas dosis incapaces de por sí de inducir manifestaciones conductuales visibles en las madres y que constituirían, parcialmente, un correlato experimental de los observado y descripto en los seres humanos como Trastornos del Neurodesarrollo Relacionados con Alcohol (ARND); II) el bajo grado de exposición prenatal al EtOH es incapaz de inducir alteraciones estructurales groseras (displasias corticales, entre ellas) aunque sí, acaso, ultraestructurales y más aún en la expresión de distintas moléculas marcadoras de las relaciones neuro-gliales; sin embargo, en virtud del bajo grado de exposición es esperable que el daño sea, también, leve; III) si se provocare un daño leve en las relaciones neuro-gliales por la exposición prenatal de bajo grado al EtOH, es probable que, en virtud de la alta plasticidad de los animales jóvenes, el daño sea reparado total o parcialmente durante el crecimiento y desarrollo; IV) si se provocare un daño prenatal en las relaciones neuro-gliales que tienen como centro al sistema serotoninérgico, tal que no se recuperaren espontáneamente, es probable que se lo pueda prevenir por métodos farmacológicos por medio de, por 92 Hipótesis y Objetivos ejemplo, la administración de una droga que actúe reforzando la acción de tal sistema “dañado”; V) el daño provocado por la exposición de animales adolescentes a bajos niveles de EtOH provocará daños presumiblemente leves pero ciertamente evidentes (si los provocare) en las relaciones neuro-gliales que, en virtud de la aún presente plasticidad del cerebro joven, es probable que se recuperen espontáneamente, total o parcialmente, tras la abstinencia prolongada; VI) el daño provocado por la exposición de animales adultos a bajos niveles de EtOH (si lo provocare), en virtud de lo ya diferenciado y maduro del tejido nervioso, será de grado leve pero ciertamente evidente sobre las relaciones neuro-gliales que tienen como centro al sistema serotoninérgico. II.3. Objetivos: Con la finalidad de confirmar o refutar las hipótesis anteriores se fijaron los siguientes objetivos generales y específicos. II.3.1. Generales: Los objetivos generales que nos fijamos para el presente trabajo experimental son los que se detallan a continuación: I) Desarrollar un método experimental de administración del EtOH a ratas Wistar, que cumpla con los siguientes requisitos: 93 Hipótesis y Objetivos a. que sea de administración por vía oral, en el agua de bebida; b. que sea compatible con su uso en animales de distintas edades y sexo; c. que no modifique el estado nutricional de los animales durante y después de la exposición; d. que no modifique los parámetros gestacionales más importantes al implementarlo en hembras preñadas (incremento de peso gestacional materno, número de crías por camada, relación machos/hembra, peso de las crías al nacer); e. que genere bajos niveles de alcoholemia en todos los animales, sean estos de la edad y sexo que fueren. II) Desarrollar protocolos experimentales que permitan evaluar los efectos de la alcoholización crónica de bajo nivel sobre las relaciones neuro-gliales en varios períodos del desarrollo del SNC: a. protocolo de exposición prenatal al EtOH; b. protocolo de exposición al EtOH durante la adolescencia; c. protocolo de exposición al EtOH durante la adultez. III) Generar en el protocolo de exposición prenatal al EtOH un modelo experimentalmente válido en animales de laboratorio de los Trastornos del Neurodesarrollo Relacionados con el Alcohol (ARND) que se observan en el ser humano. IV) Evaluar el daño (si existiere) de las relaciones neuro-gliales que tienen como centro al sistema serotoninérgico, en animales de cada uno de los protocolos de exposición al EtOH, por medio de métodos de microscopía óptica (observación cualitativa, morfometría en experimentos de ICQ con marcadores neuronales —TPH, 5-HT, 5HTT, Nf-200, MAP-2 y nNOS— y gliales —GFAP y S-100B —), de microscopía electrónica y/o conductuales, según correspondiere o se evaluare pertinente en cada caso. V) Evaluar el daño (si existiere), por los métodos morfométricos del punto anterior, en los núcleos mesencefálicos fuente de la inervación serotoninérgica distal (es decir, el NDR y el NMR) y en las correspondientes áreas prosencefálicas por ellos inervadas (es decir, CA1 Hipp, Strt y CxF). VI) Comparar los tipos y/o patrones de daño (si existire) en las relaciones neuro-gliales, 94 Hipótesis y Objetivos en los distintos grupos etarios provocados por la exposición crónica leve al EtOH. II.3.2. Específicos: Los objetivos específicos fijados para el presente trabajo experimental son los que se detallan a continuación: I) En el protocolo de exposición prenatal al EtOH: a. lograr el desarrollo de crías de ratas Wistar bajo condiciones tales que sean expuestas al EtOH durante todo el período de desarrollo de su SNC (pre- y postnatal, teniendo en cuenta que en las ratas el período de desarrollo prenatal corresponde a los dos primeros trimestres del desarrollo gestacional humano y que los primeros 14 días su de vida postnatal equivalen, aproximadamente, al tercer trimestre gestacional humano); b. evaluar minuciosamente los parámetros de salud gestacional en las hembras preñadas y de los fetos al nacer y durante su desarrollo postnatal, durante la niñez y adolescencia, hasta la adultez; c. evaluar cualitativamente, por medio de la observación con microscopía óptica, la citoarquitectura del SNC en general, y la neocortical en especial, en las crías sometidas a EPE; d. evaluar cuali- y cuantitativamente, por medio de la observación con microscopía óptica y la morfometría, en experimentos de ICQ, la presencia o ausencia de cambios en la expresión de distintos marcadores neuronales y gliales en las área especificadas ut supra en los objetivos generales; e. evaluar, en crías postnatales tempranas y tardías, la presencia o ausencia de alteraciones ultraestructurales en las neuronas de áreas prosencefálicas por medio de la utilización de la microscopía electrónica de transmisión; f. administrar buspirona (una droga agonista parcial de los receptores 5-HT1A) a las hembras gestantes concomitantemente con el EtOH, en un subprotocolo ad hoc 95 Hipótesis y Objetivos (denominado protocolo de exposición prenatal al EtOH con prevención del daño por la administración de buspirona), con la finalidad de evaluar, por microscopía óptica en experimentos de ICQ, la posibilidad de prevenir el daño provocado por el EtOH; g. evaluar, en crías ya adultas sometidas a EPE, dos parámetros conductuales (motilidad y ansiedad ante la exposición a un ambiente novedoso) en caso de que la evaluación de la estructura cerebral en los experimentos del punto anterior hubieran arrojado diferencias significativas; II) En el protocolo de exposición al EtOH durante la adolescencia: a. exponer crónicamente al EtOH a ratas Wistar en su adolescencia tardía; b. evaluar el daño (si existiere) de las relaciones neuro-gliales, por métodos morfométricos de microscopía óptica en experimentos de ICQ, en áreas mesencefálicas y prosencefálicas, en las ratas adolescentes inmediatamente después de la exposición; c. evaluar (si se verificare daño en la evaluación del punto anterior) la presencia o ausencia de capacidad de recuperación espontánea por medio de la simple abstinencia tras exposición crónica al EtOH. III) En el protocolo de exposición al EtOH durante la adultez: a. evaluar el daño (si existiere) de las relaciones neuro-gliales, por métodos morfométricos de microscopía óptica en experimentos de ICQ, en áreas mesencefálicas y prosencefálicas, en las ratas adultas expuestas crónicamente a bajos niveles de EtOH. 96 Materiales y Métodos “Quien trabaja sin método, trabaja en vano.” Proverbio monástico . III.1. Materiales: El EtOH que se administró a los animales era de grado analítico (Merck KgaA; Darmstadt, Germany). La buspirona utilizada (clorhidrato de N-[4-[4-(2-pirimidinil)-1-piperazinil]butil]-8azaspiro[4.5]decano-7,9-diona; PM: 421,96 Da; lote 101H0402) se adquirió a Sigma Chemical Co., St. Louis, MO, EUA. Para los experimentos de inmunocitoquímica (ICQ) se utilizaron los siguientes anticuerpos primarios: i) anti-TPH (anti-triptófano hidroxilasa; anticuerpo monoclonal de ratón; Sigma; clon WH-3, lote 105H4831); ii) anti-5-HT (anti-serotonina; anticuerpo policlonal de conejo; desarrollado previamente, por la Prof. Dra. Alicia Brusco; ver Brusco et al., 1983); iii) anti-5-HTT (anti-transportador de serotonina; anticuerpo monoclonal de ratón; adquirido a Chemicon International; Temecula, CA, EUA; clon VBS1; lote 18111727); iv) anti-GFAP (anti-proteína gliofibrilar ácida; anticuerpo policlonal de conejo antivaca; adquirido a Dako Corp.; Glostrup, Denmark; lote 096, edición 05.07.00); v) anti-S100B (anti-proteína S100B; anticuerpo monoclonal de ratón; Sigma; clon SH-B1, lote 099H4812); vi) anti-Nf-200 (anti-neurofilamentos de 200 kDa; anticuerpo monoclonal de ratón; Sigma; clon N52, lote 90K4843); 98 Materiales y Métodos vii) anti-MAP-2 (anti-proteína asociada a microtúbulos tipo 2; anticuerpo monoclonal de ratón dirigido contra los tres tipos de MAP-2 de alto PM [es decir, MAP-2A, MAP-2B y MAP-2C]; Sigma; clon HM-2, lote 053K4838); viii) anti-nNOS (anti-óxido nítrico sintetasa; anticuerpo monoclonal de ratón; Sigma; clon NOS-B1, lote 60K4885); Se utilizaron los siguientes anticuerpos secundarios: i) anticuerpo de cabra anti-conejo conjugado con biotina (Sigma; lote 078H9161) para los casos en los que se utilizaron anticuerpos primarios policlonales de conejo; ii) anticuerpo de cabra anti-ratón conjugado con biotina (Sigma; lote 078H9060) para los casos en los que se utilizaron anticuerpos primarios monoclonales de ratón. Finalmente, en el último paso de la técnica ICQ se utilizó un complejo de avidinaperoxidasa (Extravidin®-Peroxidase; Sigma; lote 103K4840). En el paso de revelado de la reacción enzimática se usó tetraclorhidrato de 3,3'-diaminobenzidina (Sigma; lote 65H0170), sulfato amónico de níquel (Carlo Erba Reagenti; Milano, Italia) y peróxido de hidrógeno (H2O2; Merck KgaA). Para realizar los cortes ultrafinos para microscopía electrónica, el tejido fue incluído en el medio de inclusión Durcupan (Fluka AG, Chemische Fabrik, Buchs SG, Switzerland). Todas las otras sustancias químicas utilizadas eran de grado analítico. III.2. Métodos: III.2.1. Método utilizado de administración de etanol: 99 Materiales y Métodos En todos los protocolos que se detallan más abajo se utilizó el método de administración de EtOH en el agua de bebida a una concentración de 6,6% (v/v).1 En la elección de este modelo se tuvieron en cuenta, como factores decisivos, las siguientes ventajas y hechos: i) la vía de administración oral, que es fisiológicamente semejante al consumo humano; ii) la ausencia de generación de estrés con la utilización de esta vía de administración (a diferencia de lo que sucede, por ejemplo, en la administración intrabucal o intragástrica por sonda orogástrica o por gastrostomía, o en la inyección intraperitoneal); iii) la facilidad de preparación de la solución de EtOH; iv) la economía del método en estudios a largo plazo; v) la posibilidad cierta y conocida de inducir bajas alcoholemias concomitantemente a una baja capacidad para provocar signos conductuales de intoxicación aguda o crónica durante el período de administración y de signos conductuales de abstinencia aguda ante la retirada brusca; vi) para los estudios que se habrían de llevar a cabo no era necesario bajo ningún aspecto asegurarse la producción de lesiones hepáticas por lo que se podía prescindir de la utilización de dietas líquidas, mucho más onerosas; vii) la existencia de antecedentes ciertos y conocidos acerca de que con este método de administración, a concentraciones levemente mayores (10% v/v) se obtienen concentraciones de EtOH clínicamente relevantes en el líquido extracelular del SNC (Nurmi et al., 1999); y que viii) en estudios previos similares, con administración del EtOH en dieta líquida y con la utilización de igual concentración que la aquí elegida, se obtuvieron importantes alteraciones en la corticogénesis (Miller, 1986). 1 Cfr. Anexo III (M étodos experimentales de exposición de animales al etanol. Ventajas y desventajas de cada uno). 100 Materiales y Métodos III.2.2. Metodología general del tratamiento de los animales: III.2.2.1. Origen, alojamiento:2 Según el protocolo experimental de que se tratara, se utilizaron animales machos y/o hembras de ratas noruegas de la cepa albina Wistar (Rattus norvegicus; Hsd: WI) de distintas edades postnatales. Los animales se adquirieron en el bioterio central de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires o se obtuvieron por cría directa en el bioterio del Instituto de Biología Celular y Neurociencias de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Durante los períodos experimentales, todos los animales utilizados fueron mantenidos en el mismo ambiente: ciclo luz-oscuridad de 12:12 hs (las luces se apagaban a las 18:00 hs), en una habitación bien ventilada, con temperatura y humedad controladas (20 ± 2ºC y 50-70%, respectivamente). Los machos y las hembras no preñadas o en apareo fueron alojados, en grupos de 4 a 5, en jaulas de acero inoxidable (44 cm de longitud × 31 cm de ancho × 20 cm de alto) con camas de viruta de madera. Cada día, entre las 09:00 y las 11:00 hs (según se detalla más abajo), se calculó el consumo de alimento y bebida, se repuso lo consumido y se pesó a cada animal utilizado, fueran machos o hembras (preñadas o no), crías o adultos. 2 El tratamiento de los animales se llevó a cabo de acuerdo con la Guía para el Uso y Cuidado de los Animales de Laboratorio de los Institutos Nacionales de Salud de EUA y con los principios presentados en la Guía para el Uso de Animales en Investigación en Neurociencias de la Society for Neuroscience (SfN). 101 Materiales y Métodos III.2.2.2. Apareamiento, diagnóstico de preñez y cría: En los protocolos experimentales en los que se requiría el apareo de animales para el estudio postnatal de las crías se alojó, en cada jaula, a un macho adulto cada 2 a 4 hembras. El diagnóstico de preñez se realizó por el estudio de una muestra de extendido vaginal tomado cada mañana entre las 07:00 y las 09:00 hs. La toma de la muestra se realizó instilando y aspirando dos o tres veces, con una pipeta Pasteur, 0,5-1,0 ml de solución fisiológica tibia en el introito vaginal de cada hembra. Recogido el material en un portaobjetos gelatinado, se lo examinaba inmediatamente, en fresco, con un microscopio Zeiss Axiolab en busca de determinar la presencia de espermatozoides. El día en que se los hallaba era considerado como el inicio de la gestación y se lo designaba día gestacional o embrionario cero (E0). Las hembras preñadas eran inmediatamente alojadas en forma individual en jaulas más pequeñas, de acero inoxidable (30 cm de longitud × 18 cm de ancho × 18 cm de alto), con camas de viruta de madera, para permitirles la construcción del nido y evitar fuentes de estrés por la convivencia con el macho u otras hembras. El día del parto (E21 o E22) se determinó el sexo de cada cría nacida viva o muerta (proceso de sexado) y se registró su peso al nacer para controlar su crecimiento y desarrollo. Las camadas se redujeron siempre a un tamaño de 10-12 animales para asegurar la adecuada alimentación de las crías lactantes por parte de la madre. La reducción de las camadas se hizo a expensas de las hembras. La reducción se llevaba a cabo por decapitación previa anestesia inhalatoria con éter o con dióxido de carbono. El día del nacimiento se consideró como día postnatal cero (P0). Hasta el momento del 102 Materiales y Métodos destete, en P21, se mantuvo juntas a las crías con su madre en la misma jaula, permitiéndoles que mamaran e interactuaran libremente. A las crías que se estudiaron más allá de la edad P21 se las separaba por sexo ese día y se las alojaba en jaulas grandes, en grupos de 3 a 5. III.2.2.3. Alimentación apareada: A los animales se les ofreció alimento estándar para roedores de laboratorio (Alimentos Pilar; SENASA Nº 02-014/A; Pilar, Buenos Aires, Argentina). Cada gramo de este alimento provee 2,5 kCal de energía digestible. En todos los protocolos experimentales que se detallan más abajo se llevó a cabo un modo de alimentación tal que asegurara que las diferencias experimentales observadas no se debieran a diferencias nutricionales sino a los efectos del EtOH exclusivamente. Este modo de alimentación se denomina alimentación apareada. Es decir, es apareada ya que a los animales del/los grupo/s control se les ofreció cada día, durante todo el período experimental, una cantidad de alimento (en gramos) equivalente a las calorías que incorporaron los animales del/los grupo/s tratado el día anterior. Por lo tanto, los animales tratados iniciaron, siempre, el período experimental un día antes que los animales control. Para calcular las calorías consumidas por los animales tratados se tuvieron en cuenta las calorías aportadas por el alimento (2,5 kCal/g) y las calorías derivadas de la solución de EtOH (7,07 kCal/g de EtOH; * = 0,789 g/ml). Así, cada día se calculó por diferencia el peso del alimento consumido por los animales tratados durante el día anterior y se 103 Materiales y Métodos calcularon las calorías incorporadas a partir de este. También por diferencia se calculó el volumen de solución de EtOH consumida, la cantidad de EtOH consumida en mililitros y en gramos y las calorías que aportaron. Sumadas las calorías del alimento y del EtOH se ofrecían, entonces, estas mismas calorías (convertidas previamente a gramos) en forma de alimento sólido a los animales control. Todos los cálculos se hicieron en base a la unidad de peso corporal (el gramo, pero en beneficio de la claridad, en los resultados se informa por kg de peso corporal). III.2.2.4. Bebida: En todos los protocolos experimentales, para beber, a los animales del/los grupo/s control se les ofreció agua. A los animales del/los grupo/s tratado se les ofreció siempre una solución de EtOH 6,6% (v/v) en agua. A ambos grupos de animales se les permitió beber, en todos los casos, ad libitum. La solución de EtOH se preparaba cada día inmediatamente antes de ofrecer una ración fresca. A fin de asegurar el consumo obligado del EtOH, a los animales que lo recibieron, no se les permitió la posibilidad de elegir entre tomar agua o la solución de EtOH ya que esta fue la única fuente de líquido con la que contaron. A los fines de asegurar la adaptación gradual de los animales a la ingesta de EtOH, este fue incorporado al agua de bebida en forma paulatina (en concentración de 1% el primer día, a 3,3% el segundo y tercer días y recién a partir del cuarto día se incorporaba la concentración máxima de 6,6% (v/v) a usar durante los períodos de intoxicación). 104 Materiales y Métodos III.2.3. Protocolos experimentales: Se llevaron a cabo cuatro protocolos experimentales distintos a los fines de estudiar los efectos que tienen las bajas alcoholemias sobre el sistema serotoninérgico y la astroglía en distintos momentos evolutivos del desarrollo cerebral: durante el desarrollo prenatal y, durante la vida postnatal, en la adolescencia y la adultez. III.2.3.1. Exposición prenatal al etanol, sin prevención del daño: En este primer protocolo experimental se utilizaron ratas hembra nulíparas que pesaban 221,9 ± 18,9 g (rango: 202,0-251,0 g; n = 10). A estas hembras se las dividió en dos grupos cuyos pesos eran de 225,63 ± 16,2 g (rango: 202,0-238,5 g) para el grupo Control (n = 4) y de 219,33 ± 21,5 g (202,5-251,0 g) para el grupo tratado (en adelante denominado grupo EtOH; n = 6). Las medias de los pesos iniciales no diferían estadísticamente entre sí (P = 0,6342). Las hembras EtOH fueron expuestas a la solución de EtOH durante las 6 semanas previas al apareo3, durante las tres semanas de la gestación y en el período postparto hasta el destete de sus crías 21 días más tarde. En total, el período de exposición materna crónica al EtOH (EMCE) se prolongó durante 12 semanas (Cuadro 1), en tanto que sus crías estuvieron expuestas transplacentariamente durante la gestación y por la leche de sus 3 Para permitir que se produjeran los cambios metabólicos propios del alcoholismo crónico. Cfr. sección I.3.1. (Farmacocinética) en la Introducción y Anexo V (Métodos experimentales de exposición de animales al etanol. Ventajas y desventajas). 105 Materiales y Métodos madres durante todo el período de la lactancia. Para los estudios de Período de exposición materna crónica al etanol (EMCE) microscopía óptica (tinción con azul de toluidina e ICQ con distintos marcadores) se utilizó el cerebro de las crías macho de 6 sem anas Pregestacional 21 días 21 días Gestacional Lactancia edad P21 y para los de Inicio del tratam iento microscopía electrónica se P reñez (E 0) P arto (P 0) Fijación (P 21) C uadro 1. C ronogram a de tratam iento del protocolo de exposición p renatal al eta nol sin p revención d el d año. utilizaron cerebros de crías macho de edades P5 y P21. III.2.3.2. Exposición prenatal al etanol, con prevención del daño por administración de buspirona: En este protocolo experimental también se utilizaron ratas hembra nulíparas que pasaron por un período de exposición al EtOH de 6 semanas previas al apareo. Los dos grupos iniciales (Control y EtOH), a medida que las hembras eran preñadas, fueron subdivididos en cuatro subgrupos experimentales. Dos subgrupos continuaron bebiendo agua (denominados C) y dos EtOH (denominados E). A un subgrupo C y a un subgrupo E habría de administrárseles la droga buspirona y a los otros, solución salina. De este modo, quedaron conformados cuatro subgrupos: CS (control-salina, es decir, bebieron agua y se les admnistraría solución salina), CB (control-buspirona), ES (EtOH-salina) y EB (EtOH- 106 Materiales y Métodos buspirona). Al inicio del período gestacional las hembras de los cuatro grupos de este protocolo presentaban pesos estadísticamente equivalentes (CS: 279,0 ± 8,485 g, n = 2; CB: 268,8 ± 26,52 g, n = 2; ES: 260,2 ± 32,27 g, n = 3; EB: 231,0 ± 3,54 g, n = 3). Se preparó una solución de buspirona a una concentración 7,11 mM (3,0 mg/ml p/v) en solución salina. Esta solución fue esterilizada por filtrado a través de filtros de nylon descartables, con poros de 0,45 :m de diámetro (Advantec MFS, Inc.; modelo DISMIC 25NSO45AS; Dublin, CA, EUA). Desde el día E13 hasta el día E20, diariamente entre las 11:00 y las 12:00 hs, a las hembras CB y EB se les administró la buspirona en una dosis de 4,5 mg/kg/d (10,66 mmol/kg/d), por vía subcutánea. A los restantes subgrupos (CS y ES) se les administró volúmenes equivalentes de solución salina, también por vía subcutánea. El volumen inyectado en cada ocasión estuvo en el orden de los 0,4-0,6 ml, dependiendo del peso gestacional, variable, de la hembra. La inyección se realizaba por inmovilización suave de la hembra, con deprivación visual para minimizar el grado de stress, y administración de la solución correspondiente en un pliegue de la piel laxa interescapular. A diferencia del anterior protocolo, en éste, al momento del parto se discontinuó la administración de EtOH en el agua de bebida. Así, las hembras fueron expuestas durante 9 semanas a la acción del tóxico y sus crías sólo durante el período gestacional, transplacentariamente. Para los estudios de microscopía óptica (ICQ con distintos marcadores) se utilizaron crías macho de edades P5, P21, P35, P60 y P90. Para los estudios conductuales se utilizaron crías macho y hembra de edad P90 de una segunda tanda experimental ad hoc (Cuadro 2). 107 Materiales y Métodos Período de EMCE Período de administración de BUSPIRONA 4,5 mg/kg/d via sc (E13-E20) 6 sem anas Pregestacional 21 días 90 días Gestacional Postnatal P5 Inicio del tratam iento P reñez (E 0) P arto (P 0) P 21 P 35 P 60 Fijaciones P 90 E studios conductuales C uadro 2. C rono gram a del tratam iento del protocolo de E P E con prevención d el daño p or la adm inistración d e buspirona. III.2.3.3. Exposición al etanol durante la adolescencia con abstinencia posterior: Se utilizaron 20 ratas macho de edades comprendidas entre P45 y P50 (adolescencia tardía) que pesaban 194,1 ± 28,11 g (201,3 ± 23,4 g las asignadas al grupo Control, n = 10, con un rango de 167,0-235,0 g y 186,9 ± 32,05 g las asignadas al grupo EtOH, n = 10, con un rango de 146,0-230,0 g). Las diferencias de peso no eran estadísticamente significativas (P = 0,2662). Durante 6 semanas (42 días) los machos bebieron agua o la solución de EtOH. Inmediatamente tras la finalización del período de exposición al EtOH, 5 machos del grupo Control y otros 5 del grupo EtOH fueron fijados y sus cerebros procesados para realizar los estudios de microscopía óptica (ICQ con distintos marcadores) en tanto que a los otros 5 machos de ambos grupos se los forzó a pasar por un período de recuperación de 10 semanas (70 días; Cuadro 3). Durante este período de recuperación los machos de ambos grupos (Control/R y EtOH/R) continuaron bebiendo solamente agua con la finalidad de 108 Materiales y Métodos estudiar si la abstinencia prolongada al EtOH, tras un consumo también prolongado, permite la recuperación o no del daño provocado por la intoxicación leve y crónica. Una vez finalizada la recuperación, los cerebros de los machos recuperados (ya adultos) de ambos grupos fueron procesados de igual manera que sus homólogos a los que no se les permitió pasar por la abstinencia tras la intoxicación. 6 sem anas con agua Control Fijación 6 sem anas con EtO H 6,6% EtOH 6 sem anas con agua 10 sem anas con agua Control/R 6 sem anas con EtO H 6,6% 10 sem anas con agua EtOH/R Período de exposición Período de recuperación C uad ro 3. C ronogram a de tratam ien to del p rotoco lo de e xp osición al etanol duran te la adolesce ncia con ab stinen cia p osterior. III.2.3.4. Exposición al etanol durante la adultez: Para este protocolo experimental se utilizaron 10 ratas macho adultas con pesos comprendidos entre 250-300 g. Al grupo Control se asignaron 5 animales y otros tantos al grupo EtOH. Como es habitual, el grupo Control bebió agua y el grupo EtOH bebió la solución de EtOH durante 6 semanas, al cabo de las cuales sus cerebros fueron procesados para realizar los estudios de microscopía óptica correspondientes (ICQ con distintos marcadores). 109 Materiales y Métodos III.2.4. Evaluación conductual de la intoxicación y la abstinencia: En los cuatro protocolos experimentales llevados a cabo, diariamente se evaluó el grado de intoxicación de las ratas expuestas, macho y hembra (preñadas o no), adultas o crías, por medio de dos escalas conductuales (Nixon y Crews, 2004; Slawecki, 2002). Las puntuaciones obtenidas se correlacionaron con los niveles de alcoholemia medidos en machos, hembras y crías de los distintos protocolos. La escala de Slawecki (modificada a partir de Freund, 1969) consta de los siguientes parámetros conductuales y su correspondiente puntuación: - sin efectos conductuales visibles: 0 - notablemente calmo, con hipotonía durante la manipulación: 1 - ataxia leve con marcha rápida: 2 - compromiso de la marcha, el animal cae hacia un lado: 3 - gran hipotonía, inmóvil en el suelo: 4 La escala de Nixon y Crews (tomada a su vez de Penland et al., 2001) que permite evaluar grados mayores de intoxicación, consta de los siguientes parámetros conductuales y su correspondiente puntuación: - normal: 0 - hipoactivo: 1 - ataxia: 2 - ataxia + arrastre del abdomen por el piso y/o lentificación del reflejo de enderezamiento: 3 - pérdida del reflejo de enderezamiento: 4 - pérdida del reflejo corneal: 5 En los protocolos en los que se suprimió bruscamente la administración de EtOH se evaluaron los signos de abstinencia aguda por medio de una escala de abstinencia tomada de Penland et al. (2001) quienes a su vez la modificaron a partir de Majchrowicz (1975). Esta escala consta de los siguientes signos conductuales y su correspondiente puntuación: - neutralidad: - hiperactividad general: - temblor de la cola: - espasticidad de la cola: - temblor de la región caudal: - miembros abiertos y extendidos hacia fuera: - temblor generalizado: - temblor cefálico: 0 1,0 1,4 1,6 2,0 2,4 2,6 3,0 110 Materiales y Métodos - episodios de carrera inducida: sacudidas de secado (wet shakes): castañeteo de dientes: convulsiones espontáneas: muerte: 3,2 3,4 3,6 3,8 4,0 III.2.5. Determinación de la alcoholemia: En cada uno de los cuatro protocolos experimentales se midieron los niveles de alcoholemia alcanzados por los animales durante la exposición al EtOH. Se realizaron mediciones: i) en las hembras expuestas durante la gestación (sangre tomada de la vena de la cola o del tronco, obtenida por decapitación previa anestesia con dióxido de carbono), ii) en las crías al momento de nacer (sangre del tronco, obtenida por decapitación previa anestesia con dióxido de carbono), y iii) en los machos adolescentes y adultos expuestos al momento de la fijación (sangre obtenida de la cavidad ventricular izquierda del corazón al momento de la fijación). A modo de control, también se tomaron muestras de sangre (aleatoriamente) de algunos animales pertenecientes a los grupos Control. Las muestras se tomaron en tubos heparinizados, tipo Eppendorf de 0,5 o de 2,0 ml. La sangre se centrifugó a temperatura ambiente durante 10 minutos a 3000 rpm en una microcentrífuga ECYS; se separó el plasma y se envió para la determinación bioquímica a la Cátedra de Toxicología y Química Legal de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires. 111 Materiales y Métodos La determinación de la alcoholemia se llevó a cabo por el método enzimático de la NAD/NADH, cuya sensibilidad es $ 0,1 mg/dl (= 21,7 :M). III.2.6. Estudios de microscopía: III.2.6.1. Fijación de los animales y procesamiento de los cerebros: En las edades correspondientes a lo ya detallado en cada protocolo experimental, se anestesió profundamente a los animales con una inyección intraperitoneal de hidrato de cloral en dosis de 300 mg/kg. Como parámetro de profundidad de la anestesia se tomó el reflejo corneal. Tras realizar una toracotomía, a cada animal se lo perfundió a través del ventrículo izquierdo del corazón, inicialmente con 30-60 ml de una solución salina fría conteniendo 0,05% (p/v) de NaNO2 (nitrito de sodio; como vasodilatador) más 1% (v/v) de heparina 5000 UI/ml (como anticoagulante) y posteriormente con 300 ml de una solución fijadora fría de 4% (p/v) de paraformaldehído y 0,25% (v/v) de glutaraldehído en solución amortiguadora de fosfato 0,1 M, pH 7,4. De cada animal se abrió el cráneo, se extrajó el cerebro y se lo mantuvo sumergido en la misma solución fijadora fría durante otras 4 hs (período de postfijación). Luego, se lavó cada cerebro tres veces en solución amortiguadora de fosfato 0,1 M, pH 7,4 con sacarosa 5% (p/v) y se lo dejó en esta solución lavadora durante 18 hs a 4ºC. Los cortes de los cerebros (espesor de 40–50 :m) se realizaron con un vibrátomo Oxford 112 Materiales y Métodos Vibratome Series 1000. Se realizaron cortes coronales del mesencéfalo y sagitales del prosencéfalo. Hasta su utilización en los experimentos de ICQ, los cortes se almacenaron, en crioviales de 2,0 ml, a –20ºC, crioprotegidos en una solución de sacarosa 25% (p/v) disuelta en solución amortiguadora de fosfato 0,1 M, pH 7,4. III.2.6.2. Selección de los cortes de tejido. Áreas cerebrales evaluadas: Los cortes a utilizar en los experimentos de ICQ se seleccionaron en placas de Petri, en flotación libre en solución amortiguadora de fosfato 0,1 M, pH 7,4 con sacarosa 5% (p/v), bajo control visual con una lupa estereoscópica Wild Heerbrugg M5. Para seleccionar los cortes se tuvieron en cuenta estructuras anatómicas correspondientes a las planchas 91-101 (para los cortes coronales mesencefálicos)4 y a las planchas 169-174 (para los cortes sagitales prosencefálicos)5 del atlas del cerebro de la rata, de Paxinos y Watson (2007). En los cortes transversales de niveles mesencefálicos se evaluaron los dos principales núcleos serotoninérgico del rafe del grupo cefálico, Figura 21. N úcleos serotoninérgicos del rafe en el m esencéfalo d e la rata (fotocom p osición d e im á g e n e s; in m u n o m a rcación para TP H ). S e observan los núcleo s dorsal (N D R ), m ed ial (N M R ) y ventral (N V R ). S e evaluaron los dos prim eros. A S : el acueducto de S ilvio. es decir, aquellos que inervan el prosencéfalo. Estos 4 Bregma: -6,96 a -8,16 mm; interaural: 2,04-0,84 mm. 5 Lateral: 1,90-3,20 mm. 113 Materiales y Métodos núcleos son (Fig.21):6 i) el núcleo dorsal del rafe (NDR) y ii) el núcleo medial del rafe (NMR). En los cortes parasagitales prosencefálicos se evaluaron (Fig. 22): i) el stratum radiatum del área CA1 de la formación del hipocampo (CA1 Hipp), b) el cuerpo estriado o caudado-putamen (Strt), y c) la corteza frontal (CxF). F igu ra 22. Á reas estudiadas en los cortes p arasagitales d el p rosencéfalo. C xF: corteza frontal; Strt: cuerp o estriado; C A 1 H ipp: stratum radiatum del á rea C A 1 d el hip ocam p o. III.2.6.3. Microscopía óptica: 6 La razón de estudiar estos núcleos se basa en las estructuras prosencefálicas inervadas por cada uno de ellos. Cfr. ut supra, la sección I.5.1.2. (El sistema serotoninérgico) de la Introducción. 114 Materiales y Métodos III.2.6.3.1. Coloración de Nissl: Se seleccionaron cortes sagitales de cerebro para evaluar la citoarquitectura general de las áreas prosencefálicas que habrían de ser estudiadas en los experimentos de ICQ, y principalmente la de la CxF. A los cortes seleccionados y montados sobre portaobjetos gelatinados se los coloreó con una gota de una solución de azul de toluidina 0,1%, durante 20 a 30 segundos para obtener una tinción suave. Inmediatamente se los lavó suavemente con agua destilada y, en caso de que la coloración fuera demasiado oscura, se lo aclaró con alcohol 96º. Se los dejó desecar al aire y se los cubrió con medio de montaje Permount y un cubreobjeto. III.2.6.3.2. Inmunocitoquímica (ICQ): En cada uno de los experimentos de ICQ realizados en cada protocolo experimental con los cortes de cerebro de las ratas macho de distintas edades postnatales, el procedimiento técnico fue el mismo que se detalla a continuación. Los cortes de cerebro de cada uno de los grupos experimentales se procesaron en flotación libre, simultáneamente, en condiciones estandarizadas (para cada inmunomarcador, al mismo momento, el mismo día). Para inhibir la actividad de peroxidasa endógena, los cortes se deshidrataron previamente pasándolos por concentraciones crecientes de soluciones de EtOH (50-100%), se los trató con H2O2 al 0,5% (v/v) en metanol durante 30 minutos y se los rehidrató 115 Materiales y Métodos pasándolos por soluciones de EtOH en concentraciones decrecientes. Luego se los lavó en agua destilada y en una solución amortiguadora de fosfato salino 0,1 M, pH 7,4 (PBS). Se incubaron los cortes durante 1 hora en una solución “bloqueadora” de suero normal de cabra 3% (v/v) más Triton X-100 0,5% (v/v) en PBS para bloquear los sitios inmunógenos de unión inespecíficos y para permeabilizar los tejidos. Tras dos lavados con PBS más Triton X-100 0,025% (v/v) (PBS-X), se los incubó durante 48 hs a 4ºC con anticuerpos primarios dirigidos contra los distinos marcadores a explorar en cada caso particular, diluídos en las siguientes proporciones: - TPH - 5-HT - 5-HTT - GFAP 1:1000 1:4000 1:1000 1:3000 - S100B - Nf-200 - MAP-2 - nNOS 1:500 1:3000 1:700 1:1000 Luego de la incubación por 48 hs con los anticuerpos primarios y tras 5 lavados en PBSX, los cortes se incubaron durante 90 minutos a temperatura ambiente con los correspondientes anticuerpos secundarios biotinilados (diluidos 1:100). Es decir, se utilizó un anticuerpo de cabra anti-conejo conjugado con biotina en los casos en los que el marcador de interés era la 5-HT o la GFAP, y en los restantes casos (TPH, 5-HTT, S100B, Nf-200, MAP-2 y nNOS) se utilizó un anticuerpo secundario de cabra anti-ratón conjugado con biotina. Tras nuevos lavados en PBS-X, los cortes se incubaron otros 90 minutos con el complejo de avidina-peroxidasa (1:200) y se lavaron nuevamente, 5 veces en PBS-X y 2 veces en una solución amortiguadora de acetato 0,1 M, pH 6,0. Tras ello, los cortes se incubaron por 5 minutos a temperatura ambiente en tetraclorhidrato de 3,3’- 116 Materiales y Métodos diaminobenzidina 0,035% (p/v) más sulfato amónico de níquel 2,5% (p/v) en solución amortiguadora de acetato. Se llevó a cabo el revelado de la actividad de peroxidasa agregando a la solución H2O2 0,1% (v/v). Siguiendo al paso de la reacción enzimática, los cortes se lavaron 3 veces en la solución amortiguadora de acetato y una vez en agua destilada. Finalmente, se montaron los cortes en portaobjetos gelatinados, se los deshidrató por desecación al aire7 y se los cubrió con cubreobjetos utilizando medio de montaje Permount para su observación por microscopía de luz. Todos los anticuerpos primarios y secundarios, al igual que el complejo de avidinaperoxidasa, se disolvieron en PBS conteniendo suero normal de cabra 1% (v/v) y Triton X100 0.3% (v/v). En cada experimento de ICQ, un grupo de cortes de cerebro se utilizó como control positivo y negativo apropiado para el procedimiento de ICQ per se; por ejemplo, se omitieron intencionalmente los anticuerpos primarios para descartar la existencia de reacciones positivas falsas. III.2.6.3.3. Análisis de imágenes digitales asistido por computadora. Morfometría: Para maximizar las condiciones de objetividad, para cada grupo de experimentos de ICQ, en los cuatro protocolos experimentales, todas las mediciones se realizaron en portaobjetos codificados, en condiciones ciegas. Las mediciones de los cortes de los 7 Raramente se observó retracción de los tejidos por la desecación al aire y cuando así sucedió, los cortes en cuestión se descartaron. 117 Materiales y Métodos distintos grupos experimentales se llevaron a cabo en condiciones estandarizadas (en la misma sesión de medición, en el mismo día). En cada corte de tejido, se seleccionó el campo microscópico a analizar morfométricamente dentro los límites de cada área anatómica de interés. Las imágenes del tejido se obtuvieron por medio de un microscopio óptico Zeiss Axiophot equipado con una cámara de video conectada en línea con un analizador de imágenes Zeiss-Kontron VIDAS. Las imágenes de video se transfirieron al analizador de imágenes y se digitalizaron con un patrón de 512 × 512 píxeles (correspondientes a un área de tejido de aproximadamente 140 × 140 :m para una magnificación primaria de 40×). A cada píxel se le asignó una resolución de 256 niveles distintos de gris (8 bits). Tras una normalización automática de la escala de grises se realizó una delineación interactiva de las estructuras inmunomarcadas de interés y se procedió luego a la eliminación de las imágenes inespecíficas. Las imágenes resultantes se midieron utilizando distintos parámetros morfométricos, dependiendo en cada caso del marcador evaluado. Así, la intensidad de la inmunorreactividad (-ir) citoplasmática a la TPH, a la 5-HT, a la S100B y a la nNOS se evaluó por medio de un valor de densidad óptica relativa (DOR). Según lo descripto en trabajos previos del laboratorio de la Dra. Brusco (Tagliaferro et al., 1997; Ramos et al., 2000), los valores de DOR se obtuvieron tras la transformación de cada valor medio de gris usando la siguiente fórmula: DOR = log (256/gris medio). Para evaluar la DOR del citoplasma de cada célula individual, independientemente del fondo local del tejido en que tal célula se hallaba, se obtuvo un parámetro del fondo del tejido de cada corte (fuera de las estructuras inmunomarcadas) y se lo sustrajo de cada valor de DOR celular antes de procesar estadísticamente los valores 118 Materiales y Métodos obtenidos. Los valores de DOR se informan como unidades de DOR. Para los astrocitos GFAP-ir, se evaluó el área celular. A este parámetro se lo midió determinando en forma interactiva los límites de cada célula particular y teniendo en cuenta que toda la imagen de cada célula estuviera dentro de los límites del campo que se evaluaba. Para evaluar las fibras 5-HTT-ir, Nf-200-ir y MAP-2-ir se relacionó el área total de las fibras inmunomarcadas en cada campo con el área total del campo microscópico correspondiente (19.332,35 :m2; 40× de magnificación primaria), lo que se tradujo en un parámetro de área relativa de tejido (Ramos et al., 2000). III.2.6.4. Microscopía electrónica: Para realizar observaciones por microscopía electrónica se seleccionaron algunos cortes sagitales de los cerebros de las crías P5 y P21 del protocolo de exposición prenatal al EtOH sin prevención del daño. A los cortes seleccionados se los transfirió a una solución amortiguadora de fosfato 0,1 M pH 7,4. Luego se los postfijó durante 30 minutos con tetróxido de osmio 1% en la misma solución amortiguadora de fosfato; se los deshidrató por pasajes en soluciones de etanol de concentraciones crecientes; se contrastó el tejido con acetato de uranilo 5% y se los incluyó en Durcupan. De los tacos con el tejido incluído se ralizaron cortes ultrafinos con un ultramicrótomo Reichert-Jung Ultracut E. A tales cortes se los tiñó con citrato de plomo según el método estándar de Reynolds (Reynolds, 1967). Finalmente, los cortes, una vez montados en grillas de cobre, se observaron en un 119 Materiales y Métodos microscopio electrónico Zeiss 109 perteneciente al Laboratorio Nacional de Análisis y Servicios (LANAIS-MIE) dependiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y ubicado en dependencias del Instituto de Biología Celular y Neurociencias “Prof. Eduardo De Robertis”.8 III.2.7. Estudios conductuales: Para los estudios conductuales se utilizaron animales de una segunda tanda de animales críados ad hoc del protocolo de EPE con prevención del daño por administración de buspirona. A la edad de P90 se expuso a las crías macho a un ambiente novedoso constituido por un campo abierto, de forma cuadrada, de 50 cm de lado y cerrado por paredes de 39 cm de alto. Tanto las paredes como el piso eran de madera enchapada negra, y el piso estaba dividido en 9 cuadrados por líneas blancas (Fig. 23). Las sesiones se realizaron en un ambiente bien y homogéneamente iluminado y silencioso. Sin sesiones de entrenamiento previas, para evitar la habituación, a cada uno de los animales se lo situó suavemente en uno de los cuadrados de los vértices del campo Fig ura 23. D isp ositivo d e la prueb a cond uctual d e cam p o ab ierto. 8 En toda esta tarea de postfijación, inclusión, corte, montaje y observación conté con la muy experta e inestimable colaboración de la Sra. Emérita Jorge Vilela de Banchieri (nuestra muy querida Meri) técnica del CONICET experta en microscopía electrónica. ¡Gracias, Meri! 120 Materiales y Métodos abierto, con la cabeza mirando inicialmente hacia el ángulo formado por la convergencia de las dos paredes adyacentes. A partir del momento mismo en que se los dejó libres en el campo, y por 5 minutos, se contabilizó el número de veces que cada animal cruzaba el límite de un cuadro a otro (parámetro: número de cruces) como medida de actividad locomotora) y el tiempo total que se detenía y permanecía en el cuadro central (parámetro: tiempo en el cuadro central) como medida del estado de ansiedad. Así, se evaluó y comparó el comportamiento de todas las crías macho de los cuatro gupos experimentales (CS, CB, ES y EB) con la finalidad de estudiar si el tipo de tratamiento prenatal producía efectos duraderos en dos importantes parámetros conductuales. III.3. Análisis estadístico de los datos: En cada protocolo experimental, por cada inmunomarcador utilizado en los estudios de microscopía óptica, se realizaron 4-6 experimentos de ICQ. Los experimentos individuales estuvieron compuestos por 6-10 cortes de tejido cerebral de cada animal de cada grupo experimental. Se midieron 5-10 campos de cada área cerebral en cada corte de cada animal. Las diferencias entre los animales, en cada uno de los grupos experimentales, tanto como las diferencias entre los experimentos, no fueron estadísticamente significativas. Tanto para los experimentos de ICQ (estudios de morfometría) como para los estudios conductuales, los valores que se informan corresponden a la media ± DS (desvío estándar). Las diferencias entre las medias de los grupos experimentales en cada protocolo se analizaron estadísticamente por medio de las siguientes pruebas estadísticas, según 121 Materiales y Métodos correspondiera en cada caso particular: i) test t de Student de dos colas, ii) análisis de la varianza de una vía (ANOVA) seguido por un test de comparaciones múltiples de StudentNewman-Keuls o de un test de Dunnett (comparación de los grupos experimentales contra el grupo control), según correspondiera. El nivel de significancia estadística se estableció, en todos los casos, para un valor de P < 0,05. Para el análisis estadístico de los datos se utilizaron los progamas de computadora GraphPad Instat v2.05a y GraphPad Prism v3.00 (GraphPad Software Inc.). A los fines de simplificar la presentación gráfica y el poder de comparación, los valores de los grupos experimentales se presentan como procentajes de sus respectivos grupos Control (valor control = 100%) en la mayoría de los casos. En todos los gráficos de barras, las barras representan el valor de la media ± ES (error estándar de la media). 122 Resultados “Miserables son aquéllos a quienes mueve a obrar el resultado de sus actos.” Krishna, 8 vo avatar de Vishnú (en el “Bhagavad-Gita”) IV.1. Protocolo de exposición prenatal al etanol sin prevención del daño: IV.1.1. Resultados generales del tratamiento: IV.1.1.1. Consumo de alimento: Durante los períodos pregestacional y gestacional de exposición al EtOH, las hembras de ambos grupos recibieron, cada día, una cantidad distinta de alimento. Las hembras del grupo Control consumieron, cada día, una cantidad de alimento calóricamente equivalente al consumido en alimento y EtOH, el día previo, por las hembras del grupo EtOH. Como es lógico suponer, las hembras del grupo Control comieron cada día, durante el período pregestacional, significativamente más alimento (por kg de peso corporal) que las hembras del grupo EtOH (73,71 ±17,26 versus 60,56 ±12,39 g/kg/d; P < 0,0001; Fig. 24; Anexo VI, Tabla 1). Lo mismo sucedió considerado desde el punto de vista de cada hembra individual: las del grupo Control comieron significativamente más alimento cada día que las del grupo EtOH (18,14 ± 4,18 versus 13,92 ± 2,63 g/animal/d; P < 0,0001). Durante este período del tratamiento, el consumo de alimento de las hembras EtOH representó (en promedio) un 82,15% del consumo de las hembras Control. Es decir, recibieron 17,85% menos alimento. Durante el período de tratamiento gestacional, las hembras del grupo Control comieron 124 Resultados 64,28 ± 6,0 g/kg/d ó 19,59 ± 2,36 g/animal/d, en tanto que las hembras EtOH consumieron 59,9 ± 6,31 g/kg/d ó 16,48 ± 2,08 g/animal/d. En ambos casos, las diferencias son estadísticamente significativas (P = 0,023 y < 0,0001, respectivamente; Fig. 24; Anexo VI, Tabla 1). En términos de consumo de calorías derivadas del alimento por unidad de peso, durante la gestación, las hembras EtOH ingirieron sólo 6,82% menos que las Control, ya que ingieron un 93,15% de las calorías ingeridas por las hembras Control. Figura 24. C onsum o de alim ento por parte de las hem bras durante los período s de tratam iento pregestacional y gestacional del pro to co lo de EP Esin prevención del daño (en g/k g/d y k C al/k g/d ). Los núm eros en la p arte sup erior d entro d e las b arras d el g rup o E tO H indica n el porcentaje de lo co nsu m ido en relación al grupo C ontrol (ba se 10 0). * P < 0,05. *** P < 0,0001 . Test t d e Stud ent de do s co las. IV.1.1.2. Consumo de bebida: Las hembras del grupo EtOH bebieron significativamente menos líquido que las del grupo Control durante el período pregestacional tanto si se lo considera desde el punto de vista de los animales Figura 25. C onsu m o de beb ida por parte de las hem bras d uran te los períodos pregestacional y gestacional del protocolo de E P E sin p reve n c ió n del dañ o (en m l/kg/d). Los n úm ero s en la p arte superior dentro d e las barras del grupo E tO H corresponden al po rcen taje d e lo c o n su m ido en relación al grup o C on trol (ba se 10 0). N S : no sign ifica tivo . *** P < 0,0001 . Test t d e Stud ent d e d os co las. 125 Resultados individuales como si se lo hace desde el consumo por unidad de peso corporal (35,99 ± 9,21 versus 24,51 ± 4,77 ml/animal/d, ó 146,9 ± 42,08 versus 106,3 ± 21,56 ml/kg/d; P < 0,0001 en ambos casos; Fig. 25; Anexo VI, Tabla 1). Así, las hembras EtOH bebieron aproximadamente un 27,64% menos de líquido (por unidad de peso corporal) que las hembras del grupo Control. A pesar de ello, no se observaron signos físicos ni conductuales de deshidratación. Durante el período gestacional, en cambio, las hembras EtOH bebieron comparativamente más líquido que durante el período anterior, tanto si se lo considera por animal individual como por unidad de peso corporal. De este modo su nivel de consumo de líquido se acercó al de las hembras Control (38,55 ± 8,02 versus 32,7 ± 4,77 ml/animal/d, P = 0,0053; ó 126,3 ± 22,67 versus 118,3 ± 10,37 ml/kg/d, P = 0,1398). Durante la gestación, las hembras EtOH bebieron así sólo 6,34% menos líquido que las Control. Entre ambos grupos, el consumo de líquido por unidad de peso (ml/kg/d) no fue estadísticamente diferente durante toda la preñez (Fig. 25 y 26; Anexo VI, Tabla 1). Figura 26. E vo lución del co nsu m o de b eb ida p or las hem bras d e los grupos C ontrol y E tO H duran te los p eríod os d e tratam ien to pregestacional y gestacional en el protocolo de E P E sin prevención del daño. Los m om entos im portantes del tratam iento están señ alad os p or flech as. 126 Resultados IV.1.1.3. Consumo de etanol: En los estudios de alcoholización experimental como el presente es muy importante establecer la cantidad de EtOH que se le ofrece, consumen y/o administra a los animales de laboratorio. Durante el período de tratamiento pregestacional las hembras del grupo EtOH consumieron, en el agua de bebida, una media de 5,474 ± 1,11 g/kg/d (rango: 3,805-8,065). El EtOH consumido les aportó unas 39,3 ± 7,96 kCal/kg/d (rango: 27,32-57,90) (Fig. 27). Durante la preñez, paralelamente al incremento del consumo de líquido, aumentó el consumo de EtOH. Así, las hembras preñadas del grupo EtOH consumieron 6,092 ± 0,534 g/kg/d de EtOH (rango: 5,323-7,126). La amplitud del consumo, como se aprecia, fue menor pero con un promedio sostenidamente mayor al correspondiente de la etapa pregestacional (Fig. 27; Anexo VI, Tabla 1). Para las hembras EtOH el consumo de bebida, y con ella de EtOH, fue 11,29% mayor durante la gestación que en el período previo. En cambio, las hembras Control bebieron 14,02% menos de agua durante la gestación que durante el período previo. Figura 27. C onsum o de etanol de las hem bras del grupo E tO H durante los período s de tratam iento pregestacional y gestacional d el protocolo de E P E sin prevención d el daño (en g/kg/d y kCal/kg/d). Los valores en la parte superior dentro de las barras co rresp ondien tes al períod o de tratam ien to gestacional indican el porcenta je d e variación co n resp ec to al tratam ien to preg estacional (ba se 10 0). N S : no sign ifica tivo . * P < 0,05. Test t de S tuden t de d os colas. 127 Resultados Por último, hemos de recordar que el agua de bebida consumida por las hembras EtOH también les aportó calorías que serán tenidas en cuenta en el apartado siguiente al momento de hacer el cálculo del ingreso calórico total. IV.1.1.4. Ingreso calórico total: En la etapa experimental pregestacional las hembras Control y las EtOH recibieron una media de 184,3 ± 43,14 versus 151,4 ± 30,98 kCal/kg/d (P < 0,0001; Fig. 28 y 29; Anexo VI, Tabla 1) derivadas del alimento. A estas calorías se le sumaron, en el grupo EtOH, las derivadas del EtOH consumido con el agua de bebida. Dado que estas Fig ura 28. C onsum o calórico total d e las hem b ras d e los g rup os C ontrol y E tO H duran te lo s p e río d o s de tratam ien to pregestacional y gestacion al de l protoc olo de E P E sin p reven ción del daño (en kC al/kg/d). E n las barras del grupo E tO H se indica en la zona grisada el porcentaje propo rcion al de calorías derivadas del etanol. N S . no sign ifica tivo . *** P < 0,0001 . Test t d e Studen t de d os colas. fueron 39,3 ± 7,967 kCal/kg/d, sumadas a las derivadas del alimento, el ingreso calórico total para las hembras EtOH fue, en este período experimental, de 190,7 ± 35,74 kCal/kg/d. Esta diferencia no fue estadísticamente significativa con respecto a las calorías ingresadas por las Control (P = 0,4559). Es decir, la alimentación de ambos grupos fue definitivamente apareada desde el punto de vista calórico. El EtOH ingerido representó para las hembras que lo recibieron el 20,61% del valor calórico total diario. Si consideramos a cada una de las hembras individualmente, hemos visto que las 4 128 Resultados hembras Control recibieron un total de 45,33 ± 10,45 kCal/d cada una, todas derivadas del alimento consumido, en tanto que las 6 hembras del grupo EtOH consumieron 34,8 ± 6,59 kCal/d cada una. Estas calorías, sumadas a las 9,058 ± 1,764 kCal/d derivadas del EtOH de la bebida, totalizaron 43,86 ± 7,56 kCal/d. Nuevamente, la diferencia de calorías ingeridas por las hembras de ambos grupos no fue estadísticamente significativa (P = 0,4569; Anexo IV, Tabla 1). Durante la gestación las hembras Control y EtOH ingirieron una cantidad de calorías derivadas del alimento que fue significativamente diferente (160,7 ± 15,01 versus 149,7 ± 15,79 kCal/kg/d; P = 0,0226; Fig. 28; Anexo VI, Tabla 1). Cuando, para el grupo EtOH, se consideran también las calorías derivadas del EtOH del agua de bebida (43,74 ± 3,83 kCal/kg/d) se aprecia que, sumadas a las calorías ingeridas a partir del alimento, finalmente, las hembras EtOH ingirieron significativamente más calorías que las hembras Control (160,7 ± 15,01 versus 193,5 ± 18,74 kCal/kg/d; P < 0,0001; Fig. 28; Anexo VI, Tabla 1). El EtOH ingerido durante la gestación representó para las hembras que lo recibieron el F igu ra 29 . E v olución del consum o de calorías totales (d erivadas d el alim ento y d el etanol) p ara las hem b ras d e los g rup os C ontrol y E tO H du ra nte los períodos de tratam iento pregestacional y g estacional d el p rotocolo d e EP E sin p revención d el d año. 129 Resultados 22,6% del VCT diario. Así, las hembras EtOH ingirieron 20,41% más de calorías por kg de peso corporal, por día, que las del grupo Control. Esas calorías extra ingeridas por las hembras EtOH provinieron casi enteramente del EtOH consumido, ya que las derivadas del alimento fueron prácticamente iguales (Fig. 26). IV.1.1.5. Evolución ponderal de las hembras: La ganancia de peso de las madres durante los períodos de tratamiento pregestacional, gestacional y postnatal fue equivalente para los dos grupos de tratamiento. Al finalizar el período pregestacional de exposición al EtOH 6,6% en el agua de bebida (es decir, tras 43 días de “aclimatación metabólica” al consumo de EtOH) el peso de las hembras Control era 276,5 ± 18,8 g (rango: 249,5-289,0 g) y el de las hembras EtOH, 245,67 ± 25,5 (rango: 225,5-285,5 g). Las diferencias de peso fueron, estadísticamente, no significativas (P = 0,0742). Sin embargo, la ganancia de peso de las hembras expuestas al EtOH mostró una leve tendencia a ser menor que la de las Control (Fig.30 y 31 -curva-; Anexo VI, Tabla 1). Así, la ganancia de peso entre el inicio y la finalización de esas 6 semanas fue significativa para las hembras Control (P = 0,0064), que aumentaron un 22,5% sobre el peso inicial, pero no lo fue para las del grupo EtOH (P = 0,0824; Fig. 30), que aumentaron sólo un 12% por sobre el peso inicial. Transcurrido el período de apareamiento, el día E0 (inicio de la gestación), las hembras de ambos grupos, Control y EtOH, pesaron una media de 273,9 ± 17,1 y 245,7 ± 26,2 g, respectivamente. Durante la gestación el aumento de peso fue armónico y comparable para 130 Resultados ambos grupos (Fig. 31). Al finalizar la gestación (E21) pesaban 376,8 ± 25,1 y 351,4 ±39,4 g, respectivamente, una diferencia estadísticamente no significativa (P = 0,2906). Durante la preñez, entonces, las hembras de los grupos Control y EtOH aumentaron 37,5% y 43,0% de su peso corporal inicial, respectivamente (Fig. 30 y 31; Anexo VI, Tabla 1). Tras el parto, durante el período de lactancia, mientras las madres Control mantuvieron su peso aproximadamente invariante, las del grupo EtOH fueron incrementandolo lentamente hasta reducir la diferencia de pesos a 9 g hacia el final de la lactancia cuando sus crías tenían 18 días de vida postnatal (Control: 290,4 ± 30,8 g; EtOH: 281,4 ± 24,4 g; P = 0,6191; Fig. 30 y 31). F igu ra 30 . P eso de las hem bras en los distintos m om entos d el tratam iento, en el p rotocolo d e EP E sin p revención d el d año. Los núm e ro s p o r so b re las líneas de punto s horizonta les en las barras correspondiente s a los m om ento s pregesta cional final y gesta cio n al final indican el porcentaje de aum ento d e p eso d esd e el m om ento anterior, tom and o a este com o b ase 100. N S: no significativo. **: P < 0,01. Test t de S tuden t de d os colas. 131 F igu ra 31 . E volución del peso de las hem bras durante los p eríod os d e tratam iento p regestacional, g estacional y p ostp arto en el p ro to co lo d e E P E s in p re ve nc ió n d el d añ o . Resultados IV.1.1.6. Número de crías, relación machos/hembra, peso de las crías al nacer y su evolución ponderal hasta P21: Como fuera dicho en el apartado III.2.2. de los Materiales y Métodos (Metodología general del tratamiento de los animales), inmediatamente después de finalizado el período de exposición al EtOH todas las hembras fueron alojadas en grupos de 3- 4 por jaula, con un macho, para el apareo. En un plazo de 1-10 días todas las hembras fueron preñadas.1 La duración de la gestación no varió entre las hembras del grupo Control y las del grupo EtOH. Esa duración fue de 22 días para todas las hembras de ambos grupos de tratamiento. El tamaño de las camadas que parieron las hembras Control y EtOH y la relación machos/hembra fue estadísticamente equivalente para ambos grupos y también lo fueron los pesos de las crías al nacer y su ganancia de peso hasta el día P21. El peso al nacer de las crías Control (n = 46) fue de 5,9 ± 0,37 g y el de las crías EtOH (n = 79) fue de 5,8 ± 0,5 g (P = 0,312; Fig. 32). El tamaño de las camadas fue de 11,5 ± 4,43 crías para las hembras Control y 13,17 ± 2,92 crías para las hembras EtOH (P = 0,4884; Fig. 32). No se obsevaron diferencias significativas. La relación machos/hembra fue de 1,15/1,0 para las crías Control y de 1,02/1,0 para las del grupo EtOH. Cualitativamente, no se observó ningún caso de malformación congénita (microcefalias 1 Excepto una del grupo EtOH que demoró 27 días (esta última hembra no se diferenció en nada, posteriormente, de las restantes en cuanto a ganancia de peso, número de crías paridas, relación machos/hembra o peso al nacer de las mismas). 133 Resultados incluídas). La evolución del peso de estas crías fue en todo paralela para ambos grupos de tratamiento y el proceso de crecimiento y desarrollo en todo normal (aparición del pelo corporal, apertura del conducto auditivo externo, apertura palpebral, comienzo de la reptación y de la marcha, etc.). El peso de las crías a la edad de P21 fue de 39,48 ± 4,31 g para las crías Control y de 40,96 ± 6,64 g para las EtOH (P = 0,3411), una diferencia estadísticamente no significativa (Fig. 32 y 33). Figura 32. P eso de las crías al nacer, cantidad de crías por cam ada y peso de las crías en edad P 21 nacidas de las hem bras del protoco lo d e E P E sin p reve nción d el dañ o. N S : n o significa tivo . Test t de S tuden t de d os colas. IV.1.1.7. Alcoholemias en madres y crías: Evaluadas por medio de dos escalas conductuales de intoxicación2, las hembras EtOH no mostraron signos de intoxicación (ni sus crías cuando, por su edad, pudieron ser evaluadas) en ningún momento de los períodos de tratamiento pregestacional, gestacional y postparto. En todos los casos puntuaron con valor cero en ambas escalas. Tampoco mostraron signos de abstinencia aguda las hembras al día P21 (momento del destete y de 2 La escala de Slawecki (2002) (modificada a partir de Freund [1969]) y la de Nixon y Crews (2004). Véase el punto III.4. (Evaluación conductual de la intoxicación y la abstinencia) en Materiales y Métodos, ut supra. 134 Resultados la fijación de las crías) cuando se las evaluó con una escala conductual ad hoc.3 Las crías no pudieron ser evaluadas para abstinencia porque al día del destete inmediateamente se las anestesió y fijó para extraer sus cerebros. Tanto en las madres a lo largo de la gestación como en las crías al momento del parto, la alcoholemia medida para el grupo EtOH fue de 19,0 ± 4,87 mg/dl (rango: 15-25 mg/dl = 3,25-5,42 mM). Como era previsible, en los animales Control no se hallaron niveles de alcoholemia detectables. Figura 33. E volución postn ata l del peso de las crías m acho, nacidas de m adres C ontrol y E tO H , desde P 0 a P 21, en el pro to colo de E P E sin p reven ción de l da ño . N ótese el pa ralelism o e n e l ascen so d el pe so d e am bo s grup os. 3 La escala de Penland et al. (2001) modificada a partir de Majchrowicz (1975). Véase el punto III.4. (Evaluación conductual de la intoxicación y la abstinencia) en Materiales y Métodos, ut supra. 135 Resultados IV.1.2. Observación de los cortes de los cerebros de crías P21 teñidos con la coloración de Nissl: Se observaron sistemáticamente los cortes de cerebro de los animales de edad P21 del grupo Control y EtOH teñidos con azul de toluidina. No pudieron constatarse variaciones del tamaño o grosor de las distintas áreas prosencefálicas estudiadas ni, en general, alteraciones citoarquitectónicas. Tampoco se observaron neuronas de localización aberrante, ni alteraciones de la laminación ni del grosor cortical. No obstante ello, en algunos animales (pero no en todos) de distintas camadas (es decir, no hermanos entre sí), sí se observaron alteraciones estructurales en ciertas neuronas piramidales, específica y únicamente, en la CxF. Más aún, estas alteraciones sólo se observaron en la corteza frontal orbitaria lateral (LO -lateral orbital- correspondiente a la plancha 170 del atlas de Paxinos [Paxinos y Watson, 2007]; Fig. 34A,B), histológicamente correspondiente al área 10 de Brodmann, según la clásica caracterización citoarquitectónica que hiciera Wendell Krieg de la CC de la rata (Krieg, 1946a, 1946b). En esta área cortical, las neuronas piramidales anormales se ubicaban unas debajo de las otras respetando estrictamente la organización columnar neocortical típica. En sentido paralelo a la superficie pial, en cada corte observado, la región de células anormales abarcaba una extensión máxima de unas 15-20 columnas y mínima de 3-5, afectando toda la región la forma bidimensional de un trapezoide angosto y elongado, de base mayor orientada hacia la pía y base menor orientada hacia la sustancia blanca subyacente. En sentido perpendicular a la pía, estas pirámides anormales se disponían entre las capas II (granular externa) y V (piramidal interna), respetando la capas I (molecular) y la mayor 136 Figura 34. C oloración de N issl. La figura m u estra el aspecto de la citoarquitectura de la C xF de las crías P 21 del protocolo de E P E sin pre ve nc ión del daño, según se la observó con la coloración d e N issl. La p lancha 170 (A ) d el atlas d el cerebro d e la rata de P axinos y W atson (2007) correspondiente a la zona de la C xF en la que se observaron las m a yores alteraciones m o rfológicas. E n B se o bserva el po lo fron tal y la zo na trap ezo ida l recu ad rad a en rojo co rres p o n d e a la fo to m ostrad a en C . E n e sta últim a se m u estra n, som breadas en rojo, las zonas m ostrada s a m ayor aum ento en C 1-5 y F. D escrip ciones adicionales véanse en el texto. B arras de escala = 675 :m en B ; 250 :m en C ; 50 :m en C 1 (válida para C 1-5,D -I). 137 Resultados parte de la VI (capa de células fusiformes) (Fig. 34B,C). Cuando se la hallaba, esta región anormal estaba presente en 3-5 cortes contiguos (150-250 :m, aproximadamente) y a medida que se pasaba de un corte al otro de la serie, la extensión lateral de la zona afectada se iba reduciendo en cantidad de columnas afectadas. De ello es posible inferir que la región afectada ha de haber presentado in vivo la forma tridimensional aproximada de un cono truncado de base orientada superficialmente y vértice dirigido hacia la profundidad de la sustancia gris cortical. Es decir, lo más llamativo de estas células, desde el punto de vista espacial, era su confinamiento a una zona determinada que podría describirse como un compartimiento o agrupamiento de neuronas anormales, individualmente orientadas correctamente dentro de la columna (salvo muy escasas excepciones en las que alguna célula parece haber estado “desorientada” en su eje con respecto a las vecinas normalmente situadas; véase la neurona marcada por la doble flecha negra en la Fig. 34C4). Observadas a mayor aumento, lo que resaltaba en estas neuronas era el incremento llamativo de la tinción citoplasmática. Neuronas piramidales claramente hipercromáticas en las que se hubo perdido la separación habitual entre los grumos de la sustancia de Nissl. La hipercromasia era siempre llamativa si bien que la forma del citoplasma podía variar a lo largo de un espectro en el que las neuronas presentaban desde una forma casi normal (Fig. 34E) hasta aquellas en las que el citoplasma estaba tan retraído que no representaba más que la escasa y oscura envoltura de un núcleo también anormal (Fig. 34H,I). Entre estos dos tipos polares se hallaban los estadíos intermedios (Fig. 34F-H). En muchas de estas pirámides podían observarse ondulaciones de la superficie citoplasmática (Fig. 34G,H). A causa de la retracción del citoplasma muchas de estas células adquirían un aspecto “espiculado” (Fig. 34C1,C2,C4) en el que las espículas se correspondían con la 138 Resultados emergencia de axón y dendritas. Globalmente considerado, el citoplasma tendía a adquirir un aspecto adelgazado, avejentado, o rugoso, haciendo recordar a veces (para ser gráficos) al perfil de las pasas de uva. En cuanto a las prolongaciones de estas neuronas piramidales, era característica (aunque no constante) la presencia de dendritas apicales de inicio y trayecto tortuoso o zigzagueante (flechas negras en la Fig. 34C1-4,D) como así también, en ocasiones, de la porción inicial del axón (flechas blancas en la Fig. 34C1-3).Estas ondulaciones mostraban, al cambiar de dirección, un ángulo habitualmente obtuso pero, rara vez, lo eran de ángulo muy agudo (ver la dendrita señalada por la flecha negra del medio en la Fig. 34C1). En cuanto al núcleo de estas neuronas (contrastando con la forma circular normal, cromatina laxa y nucléolo evidente) su forma acompañaba en general al grado de afectación de la forma y tinción del citoplasma. Así, se encontraron núcleos con forma desde casi normal (pero siempre al menos algo angostado; Fig. 34E) hasta aquellos muy estrechados en sentido laterolateral y de formas netamente anormales, con indentaciones superficiales que seguían el perfil también ondulado del citoplasma que los rodeaba (Fig. 34C1-3,E-I). Estas alteraciones de la morfología nuclear fueron visibles ya con el poder de resolución del microscopio óptico. Sin embargo, y a pesar de estar los núcleos y los citoplasmas tan alterados, fue llamativo constatar que la cromatina nuclear era siempre laxa y sin signos de picnosis. Aún más llamativo: el núcleolo se encontró presente en forma casi constante, incluso en las células más anormales (Fig. 34H,I). Otro hallazgo, por cierto muy llamativo para cerebros de ratas de edad P21, fue el de una célula bipolar (marcada con un asterisco amarillo en la Fig. 34C5) de citoplasma hipercromático y núcleo central de cromatina laxa, nucléolo evidente y una clara 139 Resultados escotadura, que se hallaba orientada perpendicularmente con respecto a la piamadre. El citoplasma presentaba una prolongación apical y otra basal de menor longitud perfectamente alineadas (marcadas con sendas flechas amarillas en la Fig. 34C5) como si se hallaran adheridas (prolongaciones y citoplasma) a alguna fibra. Este aspecto morfológico, en conjunto, recuerda al de un Nb postmitótico migratorio aún en proceso de migración a lo largo de la fibra apical de una cGR. Por último, que las neuronas anormales se dispusieran en columnas dentro de un área circunscripta, no significa que todas las columnas de esa región estuvieran integradas por neuronas anormales. De hecho, sólo algunas de las 15-20 columnas de la región anormal mostraban pirámides afectadas y así, al lado de una columna de neuronas anormales se encontraban una o más columnas con neuronas en todo normales. Tampoco es cierto que todas las neuronas dispuestas en una misma columna afectada fueran anormales. De este modo, en una misma columna podían hallarse una, dos y hasta tres o más neuronas anormales contiguas seguidas más arriba o abajo por células completamente normales. Sin embargo, cuando se observaba a las columnas a bajo aumento (Fig. 34C) eran fácilmente identificables las anormales y las normales. A este respecto, han de tenerse presentes las limitaciones de la microscopía óptica, de la inespecificidad de la tinción utilizada y del grosor (50 :m) de los cortes utilizados (que no permite decidir con certeza si dos neuronas visualmente alineadas corresponden a la misma columna o a columnas contiguas ubicadas a distinta profundidad dentro del corte). 140 Resultados IV.1.3. Experimentos de inmunocitoquímica en P21: IV.1.3.1. Triptófano hidroxilasa (TPH): La enzima TPH, primera enzima (y limitante) de la vía biosintética de la 5-HT, se evaluó por ICQ en las neuronas del NDR y del NMR en cortes transversales de niveles mesencefálicos por medio de los valores de DOR. En ambos núcleos se observaron neuronas de soma típicamente estrellado, multipolares, con imágenes negativas del núcleo celular (en donde no se halla marcación para esta enzima). En el NDR de las crías de edad P21 sometidas a EPE, los valores de DOR de las neuronas TPH-ir fueron casi 5 veces mayores que las de las crías Control (Figs. 35A,B; Fig. 36; Anexo VII, Tabla 1). En las neuronas del NMR el valor de la DOR fue 4 veces mayor que en el de las Control (Figs. 35C,D; Fig. 36; Anexo VII, Tabla 1). En ambos núcleos, el citoplasma de las neuronas se observó mucho más intensamente teñido en los animales del grupo EtOH y el trayecto de las principales prolongaciones citoplasmáticas se pudo observar por mayor longitud y con mayor claridad que en las neuronas de los animales del grupo Control (Figs. 35B y D). En muchas neuronas de las crías EtOH, en el NMR, algunas prolongaciones citoplasmáticas tenían un trayecto sinuoso, zigzagueante (Fig. 35D) y se observaron incluso, contra el fondo del tejido, perfiles aislados de prolongaciones que se podrían describir como “segmentos en sacacorcho”. No se detectaron diferencias en el número de neuronas TPH-ir en los NDR y NMR de las crías EtOH con respecto a los de las crías Control. 141 Figura 35. N eu ron as TP H -ir en el N D R (A ,B ) y en el N M R (C ,D ) de las crías P 21 del protocolo de E P E sin prevención del daño. E n la fila superior, anim ales Co ntrol. E n la fila inferior, anim ales E tO H . V éase la descripción en el texto. Las flechas en B y D señalan prolong aciones celulares en sacacorcho. B arra de escala en A = 50 :m (válida p ara A -D ). Figura 36. D en sida d ó ptica relativa de las neu ron as TP H -ir de los núcleo s do rsal y m edial del rafe m esencefálico en las crías de edad P 21 d el p ro tocolo de E P E sin prevención d el dañ o. ** P < 0,01. *** P < 0 ,00 01 . Test t d e Stud ent d e d os co las. 142 Resultados IV.1.3.2. Serotonina (5-HT): No se observó ningún cambio significativo en los valores de la DOR en las neuronas del NDR (Figs. 37A,B; Fig. 38; Anexo VII, Tabla 1). El aspecto de estas neuronas estrelladas multipolares era similar en los cortes de las crías pertenecientes a ambos grupos. En este Figura 37. N eu ron as 5-H T-ir en el N D R (A ,B ) y en el N M R (C ,D ) de las crías P 21 del protocolo de E P E sin prevención del daño. E n la fila superior, anim ales Co ntrol. E n la fila inferior, anim ales E tO H . V éase la d escripción en el texto. B arra d e escala en A = 20 :m (válida p ara A -D ). 143 Resultados núcleo, a pesar de no haberse detectado variaciones en la DOR del citoplasma, se observaron algunas neuronas aisladas con prolongaciones sinuosas (no mostradas). En las neuronas 5-HT-ir del NMR de las crías EtOH, el valor de la DOR aumentó casi 1,3 veces con respecto al valor de los Controles ( Figs. 37C,D; Fig. 38; Anexo VII, Tabla 1). Nuevamente, no se detectaron diferencias estadísticamente significativas en el número de neuronas 5-HT-ir en los NDR y NMR de las crías EtOH con Fig ura 38. D ensid ad óp tica relativa d e las neuronas 5-H T -ir d e los núcleos dorsal y m e dial del rafe m e sencefálico en las crías d e edad P 21 del protoco lo de E P E sin p reve nción del dañ o. *** P < 0,00 01 . Test t de S tuden t de d os colas. respecto a los de las crías Control. IV.1.3.3. Transportador de serotonina (5-HTT): En las tres áreas prosencefálicas estudiadas, la expresión del 5-HTT-ir se observó como delgadas fibras arrosariadas con una ramificación densa y muy intrincada. La medición semicuantitativa permitió evaluar la densidad de las fibras por unidad de área de tejido cerebral y se expresa como área relativa de fibras 5-HTT-ir. En el stratum radiatum del CA1 Hipp de las crías EtOH se observó un incremento significativo del área relativa ocupada por estas fibras que fue 1,5 veces mayor que en las crías Control (Figs. 39A,B; Fig. 40; Anexo VII, Tabla 1).4 Figura 39 (en la próxim a página). Fibras 5-H TT-ir en el H ipp (A ,B ), el S trt (C ,D ) y la C xF (E ,F) de las crías P 21 del protocolo de E P E sin prevención del daño. La fila superior corresponde a los anim ales C ontrol y la fila inferio r a los anim ales E tO H . V éase la descripción en el texto. B arras de escala = 20 :m en A (válida para A ,B ) y 50 :m en C (válida p ara C -F). 144 145 Resultados En el Strt, las fibras 5-HTT-ir se observaron en la matriz estriatal, respetando los estriosomas. El análisis de las imágenes se focalizó en la matriz estriatal en la que se ncuentra normalmente una densa inervación serotoninérgica. En el Strt de las crías EtOH hubo un aumento Figura 40. Á rea relativa de tejido cerebral cubierto po r las fibras 5-H TT-ir en áreas prosencefálicas de las crías de edad P 21 en el pro toco lo de E P E sin p reve nción del dañ o. * P < 0,05. *** P < 0,00 01 . Test t de S tuden t de d os colas. significativo del área relativa de las fibras que alcanzó a ser 1,3 veces mayor que en el Strt de las Control (Figs. 39C,D; Fig. 40; Anexo VII, Tabla 1). En la CxF de los animales EtOH también se observó un aumento significativo del área relativa ocupada por las fibras 5-HTT-ir que alcanzó un valor 1,5 veces mayor que el de los Controles (Figs. 39E,F; Fig. 40; Anexo VII, Tabla 1). No se observaron variaciones morfológicas en las fibras 5-HTT-ir, en ninguna de las tres áreas prosencefálicas, de las crías EtOH con respecto a las de las crías Control. IV.1.3.4. Proteína gliofibrilar ácida (GFAP):5 En el CA1 Hipp de las crías P21 sometidas a EPE los astrocitos presentaron un cuerpo celular agrandado, con prolongaciones citoplasmáticas más alargadas y de trayecto más tortuoso en comparación con los de los animales Control. En estos últimos animales las Figura 41 (en la p róxim a p ág ina ). A stroc itos G FA P -ir en el H ip p (A ,B ), el Strt (C ,D ) y la C xF (E,F) d e las crías P21 del p rotocolo d e E P E sin prevención del daño. La fila superio r corresponde a los anim ales C ontrol y la fila inferio r a los anim ales E tO H . V éase la descripción en el texto. B arras de escala = 100 :m en A (válida para A ,B ) y 50 :m en C (válida p ara C -F). 146 147 Resultados prolongaciones observaron de estas siguiendo células un se trayecto aproximadamente paralelo al de las dendritas de las células del estrato piramidal que transcurren por este estrato. En cambio, en los animales EtOH las prolongaciones de los astrocitos mostraron F ig ura 42. Á rea celu lar d e lo s astro cito s G F A P -ir en áre a s prosencefálicas de las crías de edad P 21 en el protocolo de E P E sin p reve nción del dañ o. *** P < 0,0001 . Test t d e Stud ent d e d os co las. un perfil mucho más aracnoideo, no tan organizado y cubriendo una mayor superficie de tejido. El análisis morfométrico mostró que el área celular astrocitaria aumentó significativamente en los animales EtOH, aumento que alcanzó 2,5 veces el valor de los Controles (Figs. 41A,B; Fig. 42; Anexo VII, Tabla 1). En el Strt de las crías EtOH se observó un pequeño aumento, no significativo, del área celular de los astrocitos (Figs. 41C,D; Fig. 42; Anexo VII, Tabla 1). No se observaron variaciones morfológicas. En la CxF, como en el CA1 Hipp, los astrocitos de los animales sometidos a EPE se observaron hipertróficos, con un aumento significativo de su área celular cuando se los comparó con los de los Control. El área celular fue 1,7 veces mayor en los animales EtOH (Figs. 41E,F; Fig. 42; Anexo VII, Tabla 1). IV.1.3.5. Proteína S100B (S100B): Tanto en los animales Control como en los EtOH se observó la S100B-ir de ubicación 148 Resultados intracitoplasmática en los astrocitos de cada área prosencefálica analizada. La inmunotinción para la S100B marcó el cuerpo celular y algunas de las principales prolongaciones y, como era de esperar para un marcador citoplasmático, mostró imágenes negativas del núcleo celular. En el stratum radiatum del CA1 Hipp de los animales sometidos a EPE hubo un aumento significativo del valor de la DOR del citoplasma astrocitario que alcanzó 1,2 veces el valor del de los animales Control (Figs. 43A,B; Fig. 44; Anexo VII, Tabla 1). En el Strt de las crías EtOH también se observó un aumento significativo de la DOR, de 1,4 veces con respecto al valor de los Control (Figs. 43C,D; Fig. 44; Anexo VII, Tabla 1). También se observó un aumento significativo, nuevamente de 1,2 veces sobre el valor Control, en la CxF de los animales EtOH ( Figs. 43E,F; Fig. 44; Anexo VII, Tabla 1). Con la utilización de este marcador citoplasmático astrocitario no se observaron mayores variaciones morfológicas en los animales EtOH con respecto a los Control en ninguna de las áreas. Solamente, se pudo observar un aumento de la longitud durante el cual se pudo seguir visualmente el trayecto de las principales prolongaciones citoplasmáticas (véase, por ejemplo, la Fig. 43B y F).6 Figura 43 (en la próxim a p ág ina). A stroc itos S -100B -ir en el H ipp (A ,B ), el S trt (C ,D ) y la C xF (E ,F) d e las crías P 21 del pro to colo de E P E sin p reven ción de l da ño . La fila supe rior correspon de a los an im ales C on trol y la fila inferior a los an im ales E tO H . E n B se o bse rva un vaso sanguíneo (v) al que llega una prolong ación d e un astrocito q ue term ina en p ie chup ad or. V éase la descrip ción am pliada en el texto. B arras de escala = 20 :m en A (válida para A -D ) y 50 :m en E (válida p ara E ,F). 149 150 Resultados Figura 44. D ensidad óp tica relativa de los astrocitos S 10 0B -ir en áreas prosencefálicas d e las crías d e edad P21 en el p rotoc ol o d e E P E sin p reve nción del dañ o. ** P < 0,01. *** P < 0,0001 . Test t d e S tuden t de d os colas. IV.1.3.6. Neurofilamentos de 200kDa (Nf-200): En el CA1 Hipp se observó una importante alteración del patrón de expresión de los Nf200 dado que el área relativa de tejido cubierta por estos aumentó 1,27 veces su valor en los animales sometidos a EPE con respecto al valor de los animales Control (Figs. 45A,B; Fig. 46; Anexo VII, Tabla 1). En unos y otros animales se observó la inmunomarcación predominante de las dendritas de las neuronas piramidales del Hipp que discurren por el stratum radiatum, como así también la de algunos somas aislados en el stratum piramydale. En el Strt de los animales EtOH también aumentó significativamente el área relativa de los Nf-200-ir. Este aumento nuevamente alcanzó un valor 1,27 veces mayor que el de los animales Control (Figs. 45C,D; Fig. 46; Anexo VII, Tabla 1).7 En la CxF, semicuantitativamente, no se observó ningún cambio en la expresión de los Figura 45 (en la p róxim a p ág ina). Fibras N f-200-ir en el H ipp (A ,B ), el S trt (C ,D ) y la C xF (E ,F) de las crías P 21 del protocolo de E P E sin pre ve nc ión del daño. La fila superior corresp on d e a los anim ales C ontrol y la fila inferior a los anim ales EtO H . En F (fotocom posición d e dos cam pos distintos), en la m itad izquierda se observa un vaso sanguíneo (vs) alrededor del cual se dispone, c on to rn eá nd olo parcialm ente, la dendrita apical de una neurona p iram id al. V éase la descrip ción am p liada en el texto. B arras d e escala = 100 :m en A (válida para A ,B ) y 50 :m en C (válida p ara C -F). 151 152 Resultados Nf-200-ir de las ratas sometidas a EPE. Hubo un cambio muy pequeño, no significativo, del área relativa en los animales EtOH que alcanzó sólo a 1,05 veces el valor de los animales Control (Figs. 45E,F; Fig. 46; Anexo VII, Tabla 1). En las tres áreas estudiadas (incluída la CxF en la que no se detectaron cambios semicuantitativos), muchas fibras Nf-200-ir mostraron importantes alteraciones morfológicas consistentes, principalmente, en ondulaciones, zigzagueos de su trayecto que, teniendo en cuenta que el grosor de los cortes fue de 50 :m y que probablemente incluyera el grosor total de las prolongaciones, podría ser descripto como una estructura (símilsacacorcho(, nombre con el que otros autores han descripto previamente esta imagen (“corkscrew-like”; cf. Onizuka et al., 1996 y Muramatsu et al., 1997). Esta alteración morfológica cualitativa se observó tanto en las dendritas de las células piramidales del Hipp (no mostrado), como en los axones que transcurren por los estriosomas en el Strt y en las dendritas apicales de la neuronas piramidales de la CxF (Fig. 45D y 45F). No todos los animales ni todas las neuronas o fibras presentaron esta alteración y, cuando estaba presente, la ondulación no era siempre, ni en todas las fibras, igualmente cerrada o angulada en su zigzagueo. En el Strt, el zigzagueo se pudo observar tanto en los axones que discurren por los estriosomas como, con mayor dificultad y por menor longitud, en las prolongaciones presentes en la matriz estriatal (correspondían en este caso tanto a axones como a dendritas de las células propias del Strt). En la CxF, por ejemplo, Figura 46. Á rea relativa de tejido cerebral cubierto po r las fibras N f-20 0-ir en áreas prosencefálicas de crías de edad P 21 en el protoco lo de E P E sin p reve nción del dañ o. * P < 0,05. *** P < 0,00 01 . Test t de S tuden t de d os colas. 153 Resultados esta alteración morfológica tampoco estuvo presente en toda su extensión sino que pareció estar presente en “parches” o en “islotes”; es decir, había zonas que la presentaban y otras que no, de igual modo que otras regiones corticales no evaluadas en este estudio (como la Cx parietal y la occipital). Las neuronas estrelladas de la CxF parecen haber estado, en general, menos afectadas que las piramidales, pero lo estuvieron. Cuando estaban afectadas, las neuronas estrelladas mostraban un zigzagueo corto pero notorio, de escasa longitud de sus prolongaciones (predominantemente dendritas). De las neuronas piramidales, parecen haber sido más afectadas las de más largas dendritas apicales y grandes somas de la capa V (piramidal interna). IV.1.3.7. Óxido nítrico sintetasa neuronal (nNOS): Lamentablemente, en el CA1 Hipp no se pudo observar una cantidad adecuada de neuronas nNOS-ir que pudiera ser confiablemente evaluada, por lo que no se muestran datos ni imágenes acerca de esta región. En el Strt de las crías EtOH se observó un aumento significativo de la DOR del citoplasma de las neuronas nNOS-ir que fue 2,77 veces mayor con respecto al valor de la DOR de los animales Control (Figs. 47A,B; Fig. 48; Anexo VII, Tabla 1). De manera similar, en la CxF de los animales sometidos a EPE hubo un incremento significativo en el valor de la DOR que alcanzó 2,47 veces el de los animales Control (Figs. 47C,D; Fig. 48; Anexo VII, Tabla 1). En ambas áreas de los animales EtOH, las neuronas nNOS-ir presentaron largas 154 Resultados Fig. 47. N eu ron as nN O S -ir en el S trt (A ,B ) y en la C xF (C ,D ) de las crías P 21 del pro to colo de E P E sin prevención del daño. La fila su perio r c orresponde a los anim ales C ontrol y la fila inferior a los a ni m ales EtO H . B es una fotocom p osición d e d os cam p os distintos. B arra de escala en A = 20 :m (válida p ara A -D ). prolongaciones citoplasmáticas. Más aún, las prolongaciones que se observaron en el fondo del tejido pudieron haber pertenecido a otras neuronas cuyos somas estaban en otros cortes de tejido, distintos al de aquellos en los que se evaluó morfométricamente su DOR citoplasmática. Los núcleos celulares mostraron una tinción negativa en los animales Control (la nNOS una enzima de localización citoplasmática), pero en los animales EtOH el aumento de la DOR fue tal que, en algunos casos, el núcleo quedó total o parcialmente 155 Resultados oscurecido por la inmunotinción (recuérdese que el grosor de los cortes de tejido fue de 50 :m, en los que fácilmente se puede incluir la totalidad o la mayor parte del volumen del soma de una neurona). Para un resúmen de los resultados Figura 48. D ensidad óptic a relativa de las neuro nas nN O S -ir en áreas prose n cefálicas de las crías de edad P 21 en el protoco lo de E P E sin preve nción del dañ o. *** P < 0,0001. Test t de S tuden t de d os colas. obtenidos en las crías de edad P21 sometidas a EPE, véase el la Tabla 8, y la Tabla 1, Anexo VII. Tabla 8. Resumen de los resultados morfométricos de los experimentos de ICQ realizados en cortes de cerebros de ratas de edad P21 sometidos a EPE sin prevención del daño. M arcador M ESENCÉFALO NDR NM R TPH 8 8 5-HT z 8 PROS ENCÉFALO CA1 H ipp Strt CxF 5-HTT 8 8 8 GFAP 8 z 8 S100B 8 8 8 Nf-200 8 8 z nNOS n/d * 8 8 * n/d: no detectado. 156 Resultados IV.1.4. Microscopía electrónica de transmisión del cerebro de las crías en P5 y P21: Por microscopía electrónica de transmisión (MET) se estudiaron el Strt y la CxF de crías recién nacidas (P5) y a la edad de P21, la misma edad en que se realizaron los estudios de ICQ en este protocolo experimental. En el Strt (Fig. 49)8de las crías EtOH se encontraron algunas alteraciones ultraestructurales. No se observaron alteraciones en los astrocitos, oligodendrocitos ni en la mayoría de los vasos sanguíneos, aunque en ocasiones sí se observó escaso edema perivascular. Los axones mielinizados de los estriosomas, tanto en cortes longitudinales como transversales, mostraban aspecto normal en algunas zonas, pero en otras se eran claramente anormales. Así, se vieron, por ejemplo, axones seccionados longitudinalmente que seguían una trayecto claramente sinuoso en el plano de corte, tanto como en planos transversales, (según se puede deducir de la variación de la sección transversal en el plano de corte); ello indicando que el axón se desplazaba ligeramente hacia arriba o abajo del plano observado, curvándose. Se observaron axones curvados repetidamente en uno y otro sentido lo que, muy plausiblemente, se corresponda con las imágenes “en sacacorcho” observadas en los axones de los estriosomas vistos en los experimentos de ICQ con inmunomarcación para Nf-200 (Cfr. Fig. 49 de MET y Fig. 45D de ICQ). El neuropilo en Figura 49 (en la p róxim a p ág ina). Fotom icrografías de m icroscop ía electrónica d e transm isión en el S trt de las crías P5 y P21 del pro to co lo de EP E sin prevención del daño. S e o bse rva n m itocond rias m orfológicam ente anorm ales en A -C (m itocond ria acod ad a en A ; una larg a m itocond ria, en el interior de una dend rita, con form a groseram ente sem ejante a un signo de interrogación –?– en cuya cavidad parecen disponerse otras dos pequeñas m itocond rias; m itocond ria co n una expansión bulbosa en C ; en D , en el interior de una dend rita, se observan tres larg as m itoco ndrias, una d e las cu ales – la de la izquierd a – parec e b ifurcarse junto co n la d en drita q ue la contien e). E n E se observa un axón de trayecto sinuoso – cam b ia de dirección, alternad am ente, al m enos 4 veces en un corto tram o – q ue en tres o ca sion es – en am bos extrem os y e n la zona m ed ia d e la im ag en – d ism inuye su secc ión de co rte, indica ndo claram en te que se aleja del plano del corte que se m uestra. Las m itocond rias tienden a ubicarse en la perifieria. E n F-H se m uestran im ágenes de un axón norm al (F ) y dos segm ento s contig uos del axón m ostrado en E (la orienta ción no se ha respeta do en H sino que se lo dispuso de m odo tal que su puediera apreciar aproxim adam ente en paralelo los filam entos del citoesqueleto en las tres im ágenes qu e se m u e stra n in ve rtida s, en ne ga tivo p ara perm itir ob servarlo c on m ás clarida d). E l citoesq ue leto en el axó n n orm al (F) se a pre cia m á s ordenado que en G y H en los que, por ejem p lo en G , se ob servan zonas en p arches en las q ue falta el citoesq ueleto. S e o bse rva ron neuronas con núcleos de conto rn os claram ente irregulares, con pro fundas escota duras (I), lobulados (J ) y m ultiindenta dos (K ) e n los que, sin em barg o, se aprecian los nucléolos (K ) rodeados por u na cro m atin a laxa de aspecto norm al. M ag nifica ciones prim arias: 4400 × (I); 50 00 × (E ); 70 00 × (B ,D ,J,K ); 20 00 0× (A ,C ); 31 50 0× (F,G ,H ). 157 158 Resultados general, y las sinapsis en particular, no mostraron alteraciones ultraestructuralmente apreciables. En la CxF (Fig. 50)9de las crías EtOH tampoco se encontraron alteraciones en los astrocitos, en los oligodendrocitos. El compartimiento vascular estaba mayormente inalterado (Fig. 50K) si bien que, en ocasiones se observó (igual que en el Strt) esacaso edema perivascular. Sin embargo, al lado de neuronas piramidales de aspecto en todo normal (Fig. 50K) se encontraron, a pocos micrómetros de distancia, otras neuronas, también piramidales, de aspecto “adelgazado”, de citoplasma poco abundante retraído sobre el núcleo, y con escaso edema perineuronal (Fig. 50L) que se corresponderían con las imágenes de las neuronas piramidales anormales previamente observadas y descriptas en la CxF, en los cortes de vibrátomo teñidos con azul de toluidina (cfr. ut supra Fig. 34). Se observaron también alteraciones ultraestructurales en algunas prolongaciones neuronales (no en todas), principalmente en las largas dendritas de las neuronas piramidales. En estas se observó, por ejemplo, sinuosidad del recorrido dendrítico en el plano de corte, compatible con un trayecto “en sacacorcho” que se corresponde con el hallado en los Figura 50 (en la p róxim a p ág ina). Fotom icrografías de m icroscop ía electrónica d e transm isión en la C xF de las crías P5 y P21 del pro to co lo de EP E sin prevención del daño. S e o bse rva n m itocond rias de gran long itud (m egam itcondrias) y ubicación preferentem ente periférica dentro de las dendritas ap ica les de n eu ronas piram idales (flec has neg ras, en A ), algunas d e las cu ales se ac odan y cam bian de dirección den tro y fuera de l plano de co rte (flech a inferior en A ; C ). E n B se observan do s gruesas de nd ritas (d); la de la d erecha recibe un a sina psis (s) so bre un a e spina dendrítica (*); en la dendrita de la izq uierd a se ob serva una m egam itocond ria d e ub icación p eriférica. En D , un gru po de , a l m enos, 8 m itocondrias ubicadas en el c itop lasm a q ue ocup a una g ran ind entación nuclear en una neurona; d os d e e sa s m ito co ndrias, una de ellas en form a de clava o m aza (m ) p arecen estar d ivid iénd ose p or fisión b inaria. En E, d entro d e una den drita, se o bservan dos m itoco ndrias, una de ellas de dirección ca m bian te (prese nta 3 ac odad uras de an gulo obtuso ) y la o tra c la ra m e nte bifurcada en Y; m ás arriba, otra m itocon d ria en form a de U ab ierta. En F, una m itocond ria larg a y sinuosa, acod ad a en 3 oportunidades (u na de ellas saliendo del plano de corte). E n G se observa una larg a dendrita (d ) a p ic a l sinuosa, cuyo eje c am bia de dirección en dos oportunidades; en su interior, una m itoco nd ria (m ) b ifurcad a en Y d e b razos cerrados, uno de los c ua le s (e l izquierdo) parece salir del plano del corte ap enas orig inad o d el tronco com ún. Lo s n ú cle os de m uchas d e las neuronas presentaron (igual que en el S trt) indentaciones m últiples (H ) o ún icas y profund as (J) m ie ntra s o tras neuronas m ostraron núcleos con escotaduras d ob les enfrentadas q ue p rácticam ente lo b ilob ulaban d ejand o un puente de nucleoplasm a relativam ente delgado entre las dos m asas nucleares m ayores. E n H : g, aparato de G olgi; reg: retíc ulo en doplasm ático gran ular. E n K y L s e observan dos neuronas piram idales. La neurona d e la izq uierd a (K ) es una célula de ap ariencia en tod o norm al, con abund ante citoplasm a en el que se observa toda la variedad norm al de organelas, la em ergencia d e d endritas apical (da) y basal (db), e l n ú cle o central, elipsoidal, con la crom atina laxa y d os nucléolos visib les (nu). A su lado, un capilar norm al (vs). La neurona de la d erecha (L) se ub icab a en cercan ías de la preced en te, en la m ism a g rilla estud iad a, y se observa ad elga zad a, co n e scaso citoplasm a retraído sobre el núcleo, a u n q u e d e a p a riencia norm al en su interior, retraído del resto del tejido por edem a perineuronal (pu ntas de flec ha blan ca ); el núcleo an gostado y con la cro m atina levelm en te m ás co nden sada que lo norm al pero co n un nucléo lo claram en te prese nte (nu). Inm ed iatam en te a la izq uierd a de la neu rona afectad a se observa u na larga d en drita en cu yo interior hay una m eg am itoco ndria (m ). M ag nifica ciones prim arias: 3150 × (A ,K ,L); 44 00 × (H ,I,J); 50 00× (G ); 20 00 0× (B -F). 159 160 Resultados experimentos de ICQ realizados con anticuerpos anti-Nf-200 (Cfr. Fig. 50 de MET y Fig. 45D,F de ICQ). Estas dendritas sinuosas muchas veces contenían largas mitocondrias en su interior, de aspecto también sinuoso, acompañando su recorrido; más aún, muchas de esas mitocondrias sinuosas (contenidas en dendritas sinuosas) presentaban, además, aberraciones morfológicas. En otras ocasiones se encontraron, en el interior de largas dendritas apicales, mitocondrias de gran longitud y ubicación inusualmente periférica. Se han observado mitocondrias bifurcadas en Y, ampliamente acodadas; bifurcadas en Y y, a la vez, de ramas de trayecto sinuoso; mitocondrias dismórficas en forma de clava o maza contenidas en el citoplasma que llenaba las indentaciones nucleares, etc. (Fig. 50). Igual que en el Strt, en la CxF el neuropilo y las sinapsis no mostraron alteraciones ultraestructurales. IV.2. Protocolo de exposición prenatal al etanol con prevención del daño por administración de buspirona: IV.2.1. Resultados generales del tratamiento: IV.2.1.1. Consumo de alimento: Las hembras de los cuatro grupos experimentales del presente protocolo: control-salina (CS), control-buspirona (CB), etanol-salina (ES) y etanol-buspirona (EB), fueron sometidas a un período de “aclimatación metabólica” de 6 semanas de duración durante el cual su 161 Resultados aumento de peso, consumo de alimento y bebida e ingreso calórico fue en todo similar. Dado que en esta serie de experimentos las hembras se diferenciaron entre sí por su pertenencia a distintos grupos recién a partir del ingreso al período gestacional, se presentan los datos relevantes solamente para este período experimental. Durante la gestación las hembras de los distintos grupos consumieron diariamente cantidades equivalentes de alimento, medido en g/kg/d (Anexo VI, Tabla 2). Sólo el grupo de hembras EB difirió significativamente de lo consumido por el grupo CS durante la gestación (Fig. 51), pero estas hembras pesaron, desde el inicio, siempre menos que las hembras de los otros grupos. Figura 51. C onsum o de alim ento (en g/kg/d y kC al/kg/d) durante el período de tratam iento gestacional de las hem bras de los cuatro grupos e xp erim entales d el p rotocolo d e EP E con p revención d el d año p or ad m inistración de b usp irona. ** P < 0,01. A N O V A de dos vías + post-test de D unnett. IV.2.1.2. Consumo de bebida: El consumo diario de líquido durante toda la gestación fue equivalente en todos los grupos experimentales (considerado en ml/kg). Ningún grupo difirió significativamente de lo bebido por las hembras CS cuando a cada uno de ellos se lo comparó con este grupo 162 Resultados (ANOVA seguido de posttest de Dunnett). Sin embargo, si se comparan todos los grupos entre sí (ANOVA seguido por post-test de Student-Newman-Keuls), se observa que la única diferencia significativa es la existente entre los grupos CB y ES (Fig. 52). Considerado desde el punto de vista de la cantidad de líquido bebido diariamente por cada animal individual (ver valores en la Tabla 2, Anexo VI), las únicas diferencias significativas se hallaron entre lo consumido por las hembras CB con respecto a las que recibieron EtOH, es decir, las de los grupos ES y EB, cuando se realizaron comparaciones múltiples (ANOVA seguido por el test de Student-Newman-Keuls; Fig. 52). Sin embargo, si a la cantidad media consumida por los individuos de cada grupo experimental se la compara únicamente con la bebida por el grupo control (CS; es decir, ANOVA seguido por el test de Dunnett) no se hallan diferencias significativas (gráficos no mostrados). Figura 52. C onsum o de bebida (en m l/k g/d y m l/anim al/d ) p or p arte de las hem b ras d e cad a uno de los cuatro grupos experim entales durante el p eríod o de tratam iento g estacional en el p rotocolo d e EP E con preve nción del dañ o por la a dm inistración de b uspirona. * P < 0,05. A N O V A d e d os vías + p ost-test d e S tuden t-N ew m an -K eu ls de co m pa racion es m últiples. IV.2.1.3. Consumo de etanol: El consumo de EtOH fue paralelo al del líquido. Durante la gestación las hembras del 163 Resultados grupo ES consumieron una media de 5,85 ± 0,69 g/kg/d de EtOH, con un rango de 4,537,11 g/kg/d. Las del grupo EB consumieron una media algo superior de 6,51 ± 0,71g/kg/d (P = 0,0031) con un rango de 5,63-8,49 g/kg/d (Figs. 53 y 54; Anexo VI, Tabla 2). Las hembras del grupo EB ingirieron 11,3% más de EtOH diariamente que las hembras ES. Figura 53. C antidad de E tO H consum ido (en g/kg/d y kC al/kg/d) por las hem b ras de los grupos E S y E B durante el período de tratam ien to gestacional en el p rotocolo d e EP E con p revención d el d año p or ad m inistra c ió n d e b usp irona. Los n úm ero s en blan co por sobre la línea punteada e n la b arra co rresp ondien te al grupo E B indica el porcentaje d e consum o co n resp ec to al del grupo E S (base 1 00 ). ** P < 0,01. Test t de S tuden t de d os colas. Figura 54. E vo lución del co nsu m o de E tO H (en g/kg/d) de las hem bras de los grupos E S y E B duran te el período de tratam ien to gestacional en el protocolo de E P E con prevención d el daño p or adm inistración d e buspirona. 164 Resultados IV.2.1.4. Ingreso calórico total: Si se consideran solamente las calorías aportadas por el alimento, el grupo de hembras EB es el único que difirió significativamente del grupo CS en cuanto a ingreso calórico diario durante la gestación (Fig. 53 derecha; Anexo VI, Tabla 2). Pero, el EtOH consumido les aportó a los grupos que lo recibieron 41,36 ± 4,86 y 46,03 ± 5,01 kCal/kg/d para los grupos ES y EB, respectivamente. Así, las calorías aportadas por el Fig ura 55.C onsum o calórico total d iario d e las hem b ras d e los grupos C S , C B , E S y E B duran te el períod o de tratam ien to g estacional d e l p rotocolo d e EP E con p revención d el d año p or adm inistración d e buspirona. E n la parte superior de las barras cor resp ondientes a los g rup os ES y EB , la zona g risada corresp onde a l porcentaje d el V C T ap ortado por el E tO H . *** P < 0,0 0 01. A N O V A de do s vías + po st-test de S tuden t-N ew m an sK eu ls de co m pa racion es m últiples. EtOH representaron 20,16% y 24,55%, respectivamente, del valor calórico total diario ingerido por cada uno de los grupos crónicamente intoxicados. Si se tiene en cuenta ahora la totalidad de las calorías ingresadas diariamente por las hembras gestantes (provenientes del alimento y del EtOH) se observa que, comparadas con el grupo CS, sólo las hembras de los grupos ES y EB ingresaron cantidades significativamente mayores de calorías (ANOVA seguido por el testde Dunnett; gráfico no mostrado). Si se comparan todos los grupos experimentales entre sí (Fig 57; ANOVA seguido por el test de Student-Newman-Keuls), se observa que los subgrupos de animales dentro de un mismo grupo (CS y CB por un lado, y ES y EB por otro) no difirieron entre sí en su consumo calórico. Pero, al mismo tiempo, cada uno de los dos grupos que 165 Resultados recibieron EtOH (ES y EB) ingirieron significativamente más calorías que cada uno de los grupos que bebieron agua (CS y CB) independientemente de que hubieran o no recibido buspirona entre los días E13-E20 (Figs. 55 y 56; Anexo VI, Tabla 2). F igu ra 56 . Evolución del consum o calórico total (alim ento + b eb id a) d urante el tratam iento g estacional d e las hem b ras d e cad a grupo experim etal en el protocolo de E P E con prevención d el daño por adm inistración d e buspirona. IV.2.1.5. Evolución ponderal de las hembras: A semejanza de lo ocurrido en el anterior protocolo experimental, la ganancia de peso de las madres durante los períodos de tratamiento pregestacional y gestacional fue equivalente para los cuatro grupos de tratamiento. Como puede verse en las Figs. 57 y 58 y en el Anexo VI, Tabla 2 la evolución del peso de las hembras de los cuatro grupos fue paralela y en todo comparable a lo largo de la gestación, independientemente de que hubieran recibido o no EtOH y/o buspirona. Más 166 Resultados aún, durante el período de administración de esta última droga (E13-E20), no se alteró en nada la evolución del peso de las hembras que la recibieron (Fig. 52). Las hembras del grupo EB, con respecto a las del grupo CS eran las de menor peso hacia el final de la gestación, pero la diferencia de peso fue exactamente la misma que existía al inicio de la misma (48 g). Las hembras de cada grupo aumentaron porcentajes similares de su peso corporal durante la gestación (134-144% sobre el valor inicial) (Fig. 54). A pesar de que las hembras de los grupos expuestos dejaron de recibir EtOH al momento del parto (P0), se siguió su evolución ponderal durante toda la lactancia y, hacia el momento del destete de sus crías (P21) tampoco se observaron diferencias significativas en sus pesos, independientemente de que hubieran pertenecido a uno u otro grupo experimental (Fig. 52). Figura 57. Peso de las hem bras en distintos m om entos d el tratam iento, en el p rotocolo d e EP E con preve nción del dañ o por ad m inistra c ió n de b usp irona. Los n úm ero s so bre las b arras al m om en to gestacional final indican los porcentaje s d e aum ento d e p eso p or sob re aq uellos al inicio d e la gestación (base 100). Independientem ente del g rup o de tratam iento a q ue p ertenecieran las hem b ras, los porcentajes d e a um en to de p eso so n de la m ism a m ag nitud. Test t de S tuden t de d os colas. 167 Figura 58. E volución del peso de las hem b ras durante el período de tratam iento gestacional y durante el postparto, discrim inado por grupo de tratam iento (C S , C B , E S y E B ) en el protocolo de E P E c on pre vención del daño por la adm inistración de b usp irona. Las flechas neg ras en la parte inferior d el g ráfico, en el p eríod o ge sta cio n al, in d ic an lo s d ía s (E 1 3 -E 2 0 ) e n lo s q u e se in ye ctó la bu sp iro n a a dosis 4,5 m g/kg/d a las hem bras de los gru pos C B y E B o un volum en equivalente de solución salina a las de los gru pos C S y E S . La adm inistración de buspirona no m odificó la evolución de la ganancia gesta cio nal de peso. Resultados IV.2.1.6. Número de crías, relación machos/hembra, peso de las crías al nacer y su evolución ponderal hasta P88: Igual que en el protocolo experimental anterior, la duración de la gestación de todas las hembras fue de 22 días en los cuatro grupos experimentales. El tamaño de las camadas que parieron las hembras y la relación machos/hembra fue estadísticamente equivalente para los cuatro grupos y también lo fue el peso de las crías al nacer y la ganancia de peso de esas crías hasta el día P88 (Figs. 59 y 60; Anexo VI, Tabla 2). El peso de las crías al nacer fue estadísticamente equivalente para los cuatro grupos de tratamiento tanto se lo considere en forma global (machos y hembras en conjunto) como si se lo discrimina por sexo (Fig. 59; Anexo VI, Tabla 2). La relación de peso entre los machos y las hembras dentro de una misma camada también fue equivalente para los cuatro grupos (Anexo VI, Tabla 2). F igu ra 59 . G ráficos relativos a las crías de las hem b ras d el p rotocolo d e EP E con p revención d el d año p or adm inistración d e buspiro na. A N O V A + post-test d e D unnett. E n ninguno de los gráficos se observaro n diferencias significativas. 169 Resultados El tamaño de las camadas tampoco difirió estadísticamente para los cuatro grupos y estuvo dentro de los parámetros considerados como normales (Fig. 59; Anexo VI, Tabla 2). La relación machos/hembra estuvo dentro de lo esperado como normal (ligeramente más machos que hembras en cada camada) excepto para las crías de las hembras pertenecientes al grupo ES en las que la relación se invirtió (Fig. 59; Anexo VI, Tabla 2). No se observó ningún caso de malformación congénita (microcefalias incluídas). Su crecimiento y desarrollo fue normal. La evolución del peso de las crías de los cuatro grupos fue paralela desde el nacimiento y hasta la edad de P88, último momento en que fueron evaluadas antes de la realización de los estudios conductuales (Figs. 59 y 60). No se observaron diferencias estadísticas en el peso de estas crías. Figura 60. E volución d el peso postnatal de las crías m acho, discrim inadas por grupo de tratam iento, desde P0 hasta P 88, en el protocolo de E P E con prevenvión d el daño p or adm inistración d e buspirona. 170 Resultados IV.2.1.7. Alcoholemia en madres y crías: Al igual que en el protocolo anterior, las hembras fueron evaluadas por medio de escalas conductuales de intoxicación a lo largo de los períodos de tratamiento pregestacional y gestacional. En ningún caso mostraron signos de intoxicación por EtOH. A pesar de que, al momento del parto, se hubo realizado una suspensión brusca de la administración de EtOH, en ninguna de las hembras que lo recibiera se pudieron observar signos de abstinencia cuando fueron evaluadas por medio de las escala de abstinencia para ratas de Penland et al. (2001) y para ratones de Ikeda et al. (1999). Las alcoholemias medidas en hembras y crías fueron comparables a las obtenidas en el protocolo experimental previo, es decir, bajas y en el orden de los 15-25 mg/dl (3,25-5,42 mM). IV.2.2. Experimentos de inmunocitoquímica: IV.2.2.1. Serotonina (5-HT): A lo largo del desarrollo postnatal de las crías CS se observó que la DOR del citoplasma de las neuronas 5-HT-ir en los NDR y NMR siguió un patrón similar de variación desde P5 y P21 hasta P90, con un claro pico de expresión hacia P35, de mayor magnitud y pendiente de ascenso y descenso para el correspondiente al NMR. Luego del pico de P35 se observó, en ambos núcleos, una disminución hacia P60 y un posterior nuevo aumento hacia P90 171 Resultados (Fig. 61; Anexo VII, Tabla 2). El perfil de la DOR en los animales ES mostró un perfil similar al de los animales CS entre P5 y P21 para el NMR y entre P60 y P90 para ambos núcleos; sin embargo, tanto en el NDR como en el NMR, fue evidente la ausencia del pico de expresión en P35 en los animales ES. Es decir, hacia P35 en ambos núcleos de los animales ES se vió una curva aplanada de la DOR de las neuronas 5-HT-ir con respecto a la de los animales CS (Fig. 61). La adición de buspirona al tratamiento de las hembras que recibían EtOH (grupo EB) hizo que la curva de la DOR de las neuronas 5-HT-ir se modificara en sus crías con respecto a la del grupo ES. Así, para el NDR, en P35 y P60 los Figura 61. D ensidad óp tica relativa del citoplasm a de las neuronas 5H T-ir, a distin ta s edades, en los núcleos dorsal y m edial d e l rafe m e sencefálico (N D R y N M R ) en las crías postnatales som e tidas a E P E con prevenció n d e l daño por adm inistración de buspirona. C S : control-salina; C B : control-buspiro na; E S : eta nol-salina; E B : eta nolbuspirona. E dad es evaluad as: para el N D R : P 21 , P 35 , P 60 y P 90 ; para el N M R : P 5, P 21, P 35, P 60 y P 90. S e grafican los valores absolutos en unida des de D O R . * P < 0,05. ** P < 0,01. A N O V A de dos vías + posttest d e D unnett, p ara cada ed ad . niveles de DOR en los animales EB no se diferenciaron de los niveles del grupo CS, en tanto que hacia P90 cayeron por debajo del nivel de CS y ES. En el NMR, por otro lado, la adición de buspirona al tratamiento de la hembras EtOH (grupo EB) indujo que el perfil de la curva entre P5 y P90 fuera en todo 172 Resultados similar a la de CS, incluyendo el pico de expresión en P35 (Fig. 61). Es llamativo que en los animales EB, las curvas de la DOR, aunque se acercaron al perfil mostrado por las crías CS y se alejaron a la vez de las del grupo ES, mostraron algunas desviaciones llamativas de las curvas de los animales CS: por ejemplo, en el NDR, en P21 y en P90 los niveles fueron mayor y menor, respectivamente, a los de los grupos CS y ES que, salvo por el pico de P35, mostraron un perfil similar. En el NMR el nivel de la DOR en P5, si bien no fue estadísticamente diferente a los de CS y ES, mostró una clara tendencia a ser mayor. Por último, en los animales cuyas madres recibieron buspirona durante el embarazo a la vez que bebían agua (grupo CB) se observaron varios hechos llamativos: i) en el NDR, a la edad P21 y P60, los niveles de DOR no fueron diferentes a los de los animales CS, pero en P35 fueron mucho mayores que en CS y mostraron un pico exacerbado (Figs. 61 y 62) en tanto que hacia P90 su nivel, si bien no significativamente diferente al de los animales CS, sí mostró una tendencia a la disminución, acercándose al nivel que mostraron las crías EB, en vez de aumentar nuevamente desde P60 como lo hicieron las del grupo CS; ii) en el NMR, los niveles de la DOR en las crías P5 fueron significativamente mayores que en el grupo CS (a semejanza de los de las crías EB, aunque en estas no hubo diferencias estadísticamente significativas), en tanto que en las otras edades (P21, P35, P60 y P90) sus niveles fueron en todos iguales a los de los animales CS. Figura 62. N eu ron as 5-H T-ir del N D R a la edad P 35 del protocolo de E P E con prevención d el daño p or adm inistración d e buspirona. L o s gru po s d e tratam iento son CS (A ), C B (B ), ES (C ), y EB (D ). V éase la exp licación d etallada en el texto. B arra de escala en A = 20 :m (válida p ara A -D ). 173 Resultados IV.2.2.2. Proteína gliofibrilar ácida (GFAP): En el CA1 Hipp de las crías de edades P5, P21, P35 y P60 se observó un aumento consistente y sostenido del área celular de los astrocitos GFAP-ir incluso en la edad adulta (P60). La curva del área celular de los astrocitos en esta área de los animales CS mostró un pequeño pico coincidente con la edad P21 y una posterior disminución paulatina en P60 y P90 (Figs. 63 y 65; Anexo VII, Tabla 2). En los animales ES, el área celular estuvo significativamente aumentada, con respecto a CS, en todas las edades y el pico se localizó en P35. Para los animales EB, es decir, aquellos a cuyas madres se les administró buspirona juntamente con el EtOH en el agua de bebida, se observó que el área celular astrocitaria disminuyó en todas las edades evaluadas y no difirió estadísticamente de los valores de los animales CS en P5 y P21, aunque sí en P60 y P90. Por otro lado, el pico del área celular astrocitaria, igual que en CS, volvió a observarse en P21 aunque posteriormente, en vez de bajar, volvió a subir en P60 a partir de P35 (Figs. 63 y 65; Anexo VII, Tabla 2). Por último, en los animales CB, los niveles del área celular de los astrocitos en el CA1 Hipp no variaron estadísticamente con respecto a los niveles observados en los animales CS pero el perfil temporal fue diferente en tanto que el pico de aumento se observó en P35 con una leve disminución posterior hacia P60 (Figs. 63 y 65; Anexo VII, Tabla 2). En la CxF, se evaluó el área celular de los astrocitos en tres edades postnatales: P21, P35 y P60. La curva de los animales CS mostró un pequeño valle a la edad P35 con un fuerte aumento posterior hacia P60 coincidente con el inicio de la adultez. En los animales ES los 174 Figura 63. A stroc itos G FA P-ir en el H ipp de las crías de ed ad es P 5, P 21 , P 35 y P 60 de los g rupos d e tratam ien to C S , C B , E S y E B del pro to colo de E P E con prevención del daño por adm inistración de buspiro n a . V é ase la explicación d etallada en el texto. E l recuadro en P 60 E B m uestra un astrocito con el citoesqueleto alterado de tal m odo que una de sus prolong aciones exhibe un p erfil en sacacorcho. B arra de escala en P 5 C S = 50 :m (válida p ara todas las edades y tratam ientos) y 20 :m en el recuadro. 175 Figura 64. A stroc itos G FA P -ir en la C xF de las crías de edades P 21, P 35 y P 60 d e los g rupo s de tratam iento C S , C B , E S y EB del pro to co lo de EP E con prevención del daño por adm inistración d e b usp irona. V éase la exp licación d etallada en el texto. B arra de escala en P 21 C S = 50 :m (válida p ara todas las ed ad es y tratam ien tos). 176 Resultados niveles del área celular de los astrocitos estuvieron aumentados fuerte y significativamente en P21 y en P35 y disminuidos (con respecto a CS) en P60, con la particularidad de que el perfil de la curva fue inverso al observado en los animales CS, es decir, en P35 se observó un pico en lugar de un valle (Figs. 64 y 65; Anexo VII, Tabla 2). Figura 65. Á rea celular de los astrocito s G FA P -ir en el stratum radiatum del área C A 1 de l hipoc am po (C A 1 H ipp) y en la co rteza fron tal (C xF), a d istintas ed ad es postna tales, en las crías som etid as a EPE con p revención d e l d año p or adm inistración d e buspiro n a . C S : control-salina; C B : control-buspiro na; E S : eta nol-salina; E B : eta nolbuspirona. Ed ad es evaluad as: P5, P21, P35 y P60 en C A 1 H ip p y P21, P35 y P60 en C xF. Se grafic an los valores absolutos d el área celular en :m 2. ** P < 0,01. A N O V A d e d os vías + po st-test D unnett, p ara cada ed ad . En los animales EB se restituyó por completo el perfil normal del área astrocitaria observado en las crías CS si bien que el nivel en P21 fue significativamente menor para este grupo de tratamiento. Por último, en los animales del grupo CB se observó una curva de perfil idéntico al observado en los animales del grupo CS aunque con una disminución estadísticamente no significativa (Figs. 64 y 65; Anexo VII, Tabla 2). Se observaron alteraciones morfológicas cualitativas similares a las vista en el protocolo anterior, en las prolongaciones de algunos de los astrocitos GFAP-ir en los animales sometidos a EPE independientemente de que hubieran o no recibido buspirona (ver, por ejemplo, en la Fig. 63 el recuadro en el grupo EB edad P60). 177 Resultados En el Strt no se evaluó el área celular de los astrocitos. IV.2.2.3. Proteína S100B (S100B): La expresión de la S-100B fue evaluada en el CA1 Hipp de las crías postnatales sometidas a EPE con prevención del daño por administración de buspirona a las madres gestantes concomitantemente con el consumo de EtOH en el agua de bebida. Las curvas de los valores obtenidos de la DOR del citoplasma de los astrocitos S-100Bir mostraron un perfil en U amplia, a concavidad superior, similar para todos los grupos de tratamiento y con valores mínimos en P35 para el grupo CS. Los valores del grupo ES fueron superiores a los del CS en todas las edades; la administración concomitante de buspirona al grupo de madres que bebieron EtOH (grupo EB) hizo que los valores de la curva correspondiente se acercaran a los del grupo CS y no difirieran estadísticamente excepto para la edad P60 en la que los niveles fueron mayores en EB que en CS, pero sin llegar a ser tan altos como los de ES. Los valores correspondientes a las distintas edades del grupo CB no difirieron de aquellos del grupo CS; en P60 se noto un aumento no significativo por sobre los valores de CS que tendieron a acercarse a los valores del grupo EB (Figs. 66 y 67; Anexo VII, Tabla 2). Se observaron nuevamente, a semejanza de lo ocurrido en el protocolo experimental anterior, alteraciones morfológicas de los astrocitos en virtud de las cuales las prolongaciones de algunos de ellos, en los grupos sometidos a la administración de EtOH, es decir, ES y EB, se mostraron zigzagueantes, onduladas, en tirabuzón (Cfr. Fig. 66, grupo ES en P35, y EB en P35 y P60). 178 Figura 66. A stroc itos S-100B-ir en el H ipp de las crías de e dad es P 5, P 21 , P 35 y P 60 de los gru pos de tratam ien to C S , C B , E S y EB del protocolo de E P E con prevención del daño por adm inistración de buspirona. Las flechas en P 3 5 ES, P35 EB y P60 EB señalan prolongaciones citop lasm áticas en sacacorcho. V éase la exp licación d etallada en el texto. B arra de escala en P 5 C S = 20 :m (válida p ara todas las ed ad es y tratam ien tos). 179 Resultados Figura 67. D ensidad óp tica relativa de los astrocitos S 10 0B -ir, a distintas edades postnatales, en el stratum radiatum del área C A 1 del hipocam p o (C A 1 H ip p ) d e las crías p ostnatales som etid as a EPE con prevención del daño por adm inistración de buspirona. C S : control-salina; C B : control-buspiro n a; E S : etanol-salina; E B : etanol-buspirona. E dades evaluadas: P 5, P 21 , P 35 y P 60. S e grafican los valores ab so lutos en unidad es de D O R . * P < 0,05; ** P < 0,01. A N O V A de d os vías + post-test de D unnett p ara cad a u na de las ed ad es. IV.2.2.4. Proteína asociada a microtúbulos tipo 2 (MAP-2): En este protocolo experimental la expresión de la MAP-2-ir se evaluó en dos áreas prosencefálicas: el CA1 Hipp y la CxF. En ambas regiones, su inmunomarcación mostró un perfil filamentoso o fibroso orientado predominantemente según la orientación de las dendritas apicales de las neuronas piramidales de ambas áreas. En el CA1 Hipp los niveles del área relativa de tejido cerebral ocupado por las fibras MAP-2-ir aumentó con una pendiente suave desde P5 hasta P90, con un leve incremento de la pendiente entre P21 y P35, coincidiendo con el final de la infancia y el inicio de la adolescencia. Hacia P90 el aumento final del área relativa fue de 129,32% con respecto a P5 (Figs 68 y 70; Anexo VII, Tabla 2). En los animales del grupo ES la curva de valores del área relativa de las fibras MAP-2-ir en relación con la edad evaluada se ubicó en valores sostenidamente menores que los del grupo CS, con una leve pero perceptible disminución 180 Resultados entre P5 y P21, un cambio relativamente abrupto de la pendiente (con aumento) entre P21 y P35 y un nuevo estancamiento entre esta última edad y la siguiente, P60, en la que el valor, incluso, disminuyó con respecto a la anterior; entre P60 y P90, nuevamente, un incremento leve de la pendiente. Entre P5 y P90, sin embargo, no se observó el aumento total que se observara en CS sino que, por el contrario, el aumento entre estas dos edades fue de solamente 117,9% (Anexo VII, Tabla 2). Es decir, en los animales ES los valores del área relativa de las fibras MAP-2-ir partieron de niveles más bajos en P5 y no llegaron, siquiera, a tener un nivel de aumento comparable con el del grupo CS. En aquellos animales sometidos a EPE a cuyas madres se les administró buspirona concomitantemente (grupo EB), los valores se acercaron a los del grupo CS en todas las edades, con dos excepciones: en P5, los valores en EB fueron significativamente mayores que en los de CS y significativamente mayores en P60, con valores estadísticamente comparables en P21, P35 y P90, por lo que el perfil de la curva presentó un valle en P21 que alteró la armonía del cambio de los valores que se observara en el grupo CS entre las sucesivas edades. Por último, en los animales del grupo CB (cuyas madres bebieron agua en todo momento y recibieron buspirona) la curva de aumento del área relativa de las fibras MAP-2-ir, si bien en todas las edades fue estadísticamente similar en valores a la del grupo CS, no presentó el aumento armónico que mostró esta última aunque, globalmente, entre P5 y P90 aumentara un 139,42%. En la CxF, se observó que el área relativa de tejido nervioso ocupado por las fibras MAP-2-ir, en el cerebro de las crías del grupo CS, presentó una disminución transitoria en la edad P35 a partir de los valores previos de P21 para volver a aumentar hacia P90, quedando este fenómeno, en la curva temporal, representado por un valle. Igual perfil 181 Figura 68. Fibras M A P-2-ir en el H ipp de las crías de edades P 5, P 21, P 35 y P 60 de los grupos de tratam iento C S , C B , ES y EB del protocolo de EP E con prevención d el d año p or adm inistración d e b usp irona. V éase la exp licación detallada en el texto. B arra de escala P 5 C S = 50 :m en (válida p ara todas las ed ad es y tratam ien tos). 182 Resultados Figura 69. Fibras M A P -2-ir en la C xF de las crías de edades P21, P 35 y P 60 de los grupo s de tratam iento C S , C B , E S y EB del pro to co lo de EP E con prevención del daño por adm inistración d e b usp irona. V éase la exp licación d etallada en el texto. B arra de escala P 21 C S = 50 :m en (válida p ara todas las ed ad es y tratam ien tos). 183 Resultados presentó la curva correspondiente a la CxF de las crías del grupo ES, pero a niveles mucho más bajos (aproximadamente la mitad). Las crías sometidas a EPE y cuyas madres recibieran buspirona entre los días E13 a E20 de la gestación (grupo EB) mostraron un perfil similar al de las crías CS en niveles estadísticamente equivalentes. Por último, lo mismo sucedió para las crías de madres del grupo CB (Figs. 69 y 70; Anexo VII, Tabla 2). Figura 70. Á rea relativa de te jido cerebral ocupado por las fibras M A P -2-ir en el stratum radiatum del área C A 1 d el hipoca m po (C A 1 H ipp ) y en la c orteza frontal (C xF ) a distintas edades de las crías postnatales som etid as a EPE con p revención d el d año p or la adm inistración de buspiro na. C S : control-salina; C B : control-buspiro na; E S : eta nolsalina; E B : etanol-buspirona. E dades evaluadas: P 5, P 21, P 35, P 60 y P 90 para el C A 1 H ipp y P21, P35 y P60 para la C x F. Se p resentan los valores absolutos en unid ad es d e área relativa. * P < 0,05. ** P < 0,01. A N O VA de d os vías + post-test de D unnett, para cada edad. 184 Resultados IV.2.3. Experimentos conductuales en P90: En un grupo de ratas macho de una segunda tanda experimental de animales, criados ad hoc, del protocolo de EPE con prevención del daño por administración de buspirona, se realizaron estudios conductuales cuando estas alcanzaron la edad P90. Estos estudios se llevaron a cabo con la finalidad preliminar de evaluar si las alteraciones morfológicas que se habían observado en los cerebros de los animales tratados de igual manera presentaban o no un correlato funcional en dos aspectos importantes de la conducta animal: el comportamiento motor y el grado de ansiedad provocados por la exposición a un ambiente novedoso. El estudio se realizó con el dispositivo del campo abierto según lo descripto en el apartado III.2.7. (Estudios conductuales) de la sección de Materiales y Métodos. En una misma sesión experimental se evaluaron ambos parámetros conductuales. En cuanto a la respuesta motora frente a la exposición a un ambiente novedoso, los animales del grupo CS realizaron, en los 5 minutos que duró la evaluación, 53,22 ± 15,68 (n = 10) cruces de cuadros; los del grupo CB realizaron 42,33 ± 11,04 (n = 15); los del grupo ES 63,0 ± 18,86 (n = 10) y los del Fig u ra 71. Evaluaciones cond uctuales en ratas m acho d e edad P90 som etid as a EPE con p revención d el d año p or adm inistración de buspiro na. A rriba, resulta dos de la evaluación de la conducta m oto ra y abajo, resulta dos de la evalua c ión de la conducta de ansiedad, am bos, ante la exp osición a un am b iente novedoso (p rueb a d el cam p o abierto). T iem po de evaluación: 5 m inuto s. C S : controlsalina; C B : control-buspiro na; E S : eta nol-salina; E B : eta nolbu spiron a. S e rep resen tan los valores ab solutos ( 0 ± E S ). * P < 0,05. ** P < 0,01. A N O V A de dos vías + post-test d e S tuden t-N ew m an -K eu ls de co m pa racion es m últiples. 185 Resultados grupo EB 59,0 ± 15,37 (n = 15) cruces de cuadros. La evaluación de los resultados por medio del ANOVA de dos vías seguido del post-test de Dunnett mostró que, desde el punto de vista estadístico, ninguno de los grupos experimentales se diferenció significativamente del grupo control (CS), pero sí se encontraron diferencias significativas entre los grupos CB y ES, y CB y EB cuando tras el ANOVA se realizó el post-test de Student-Newman-Keuls de comparaciones múltiples (Fig. 71). Con respecto al tiempo de permanencia en el cuadro central como medida del grado de ansiedad, los resultados de las mediciones para cada grupo experimental fueron: grupo CS: 11,62 ± 5,407 segundos (n = 10); CB: 6,145 ± 4,54 segundos (n = 15); ES: 17,38 ± 18,19 segundos (n = 15); y EB: 11,82 ± 9,12 segundos (n = 15). Realizado el ANOVA de dos vías seguido por el post-test de Dunnett, se encontró, también aquí, que ninguno de los grupos experimentales difirió significativamente (desde el punto de vista estadístico) del grupo control (CS). Cuando, en cambio, se realizaron múltiples comparaciones entre todos los grupos de tratamiento entre sí por medio del post-test de Student-Newman-Keuls, se pudo apreciar que el único resultado significativamente diferente era el que comprendía al par de grupos integrado por CB y ES (Fig. 71). IV.3. Protocolo de exposición durante la adolescencia con abstinencia posterior: IV.3.1. Resultados generales del tratamiento (consumo de alimento y líquido, alcoholemias y peso de las ratas): 186 Resultados No hubo diferencias de peso entre los cuatro grupos experimentales antes y después de los períodos de exposicíon y abstinencia al EtOH. Durante el período de exposición las ratas del grupo EtOH, cada día, comieron alimento en una cantidad equivalente a 143,5 ± 13,9 kCal/kg/d (rango: 124,1-170,0). Por otro lado, bebieron una media de 134,4 ± 32,33 ml/kg/d (rango: 86,81-178,0) de la solución de EtOH 6,6% v/v. Este consumo significó la ingestión de 6,997 ± 1,68 g/kg/d (rango: 4,52-9,27) de EtOH. De este EtOH, las ratas macho adolescentes obtuvieron 49,47 ± 11,9 kCal/kg/día (rango: 31,96-65,53). Este ingreso calórico constituyó a su vez un 25,42 ± 4,637% (rango: 18,46-33,12%) para un del VCT diario de 192,9 ± 19,78 kCakl/kg/d (rango: 157,4-230,9). Al igual que en los protocolos experimentales anteriores, las ratas macho del grupo ido que las ratas Control, pero a pesar de ello no desarrollaron un estado de deshidratación detectable. Las alcoholemias, determinadas en los animales del grupo EtOH, según lo esperado, fueron bajas y comprendidas en los valores previamente hallados: 19,0 ± 5,2 mg/dl (rango: 16-25 mg/dl = 3,47-5,42 mM). En los animales Control, también según lo esperado, las alcoholemias fueron indetectables a pesar de haberse realizado para mantener las mismas condiciones de tratamiento en ambos grupos. Al comienzo del período de 42 días de exposición al EtOH, todas las ratas tenían una edad comprendida entre P45 y P50 (adolescencia tardía) y pesaban 194,1 ± 28,11 g (201,3 ± 23,4 g las asignadas al grupo control, n = 10, con un rango de 167,0-235,0 g y 186,9 ± 32,05 g las asignadas al grupo expuesto, n = 10, con un rango de 146,0-230,0 g; P = 0,2662). Para el final de este período los animales tenían una edad de P87 a P92 (adultas), casi habían duplicado su peso inicial (con aumentos de 182,02% y 188,23%, 187 Resultados respectivamente) y pesaban 366,4 ± 18,15 g y 351,8 ± 29,55. No hubo diferencias estadísticamente significativas entre los pesos de estos dos grupos (P = 0,6787) (Fig. 72). Hacia la finalización del período de recuperación de 70 días los machos tenían una edad de P157 a P162 y pesaban 403,3 ± 16,93 g (Control/R; n = 5) y 395,1 ± 18,72 g (EtOH/R; n = 5). Nuevamente, no hubo diferencias significativas entre los valores de ambos grupos (P = 0,7536). Así, durante este período aumentaron 110,07% y 112,3%, respectivamente, a partir de su peso inicial. Y, con respecto al peso al inicio de todo el período experimental (exposición más recuperación) los machos Control y EtOH aumentaron 200,44% y 211,4%, respectivamente. Figura 72. Peso de los m achos adolesc entes d e los g rup os C ontrol y EtO H al inicio y al final d el p eríod o de exposición al EtO H y de los m achos ya adultos d e los g rup os C ontrol/R y EtO H /R , tras el p eríod o de abstinencia. Lo s nú m eros den tro d e las barras en el m om en to de p ost-exp osición y de po st-recuperación corresponden a los porcentajes de aum ento de peso con respecto al p eríod o anterior, es decir, al m om ento inicial y al m om ento de po st-ex p o sición, respectivam ente. Los núm eros situados sobre las barras de los grupo s C o n trol/R y EtO H /R , en el m om ento de po st-recuperación, corresponden al au m en to de p eso total en relación al m om en to inicial del tratam ien to. Test t de S tuden t de d os colas. El patrón de exposición crónica al EtOH que utilizamos en este protocolo experimental no provocó ningún signo conductual de intoxicación aguda o crónica durante el período de administración ni de abstinencia aguda o crónica al EtOH, en ninguno de los animales, luego de que la administración del EtOH fuera finalizada abruptamente. Nuevamente, los 188 Resultados signos de intoxicación, tanto como los de abstinencia, se evaluaron por medio de las escalas conductuales para roedores de laboratorio previamente utilizadas (Nixon y Crews, 2004; Penland et al., 2001; Slawecki, 2002). IV.3.2. Experimentos de inmunocitoquímica: IV.3.2.1. Serotonina (5-HT): La 5-HT-ir se evaluó, por medio del valor de la DOR, en las neuronas del NDR y del NMR en cortes de niveles mesencefálicos. Para ambos núcleos, no se observaron cambios significativos en el número de neuronas inmunomarcadas. Las neuronas de estos dos núcleos presentaron su característico perfil estrellado; la inmunotinción marcó el soma, oscureció el núcleo de cada una de las neuronas en la mayoría de los casos, y también marcó las principales prolongaciones citoplasmáticas o el inicio de estas. En el NDR de los animales del grupo EtOH se observó una disminución significativa de la 5-HT-ir; el valor de la DOR llegó solo a 0,71 veces del valor de los animales Control (P < 0,0001; Figs. 73A,B y 74; Anexo VII, Tabla 3). En el mismo núcleo de los animales del grupo EtOH/R se observó una recuperación del valor de la DOR; este fue 0,97 veces el valor de los animales Control/R y esta diferencia no fue estadísticamente significativa (P = 0,7609; Figs. 73A,C y 74; Anexo VII, Tabla 3). En las neuronas de los animales del grupo EtOH el perfil nuclear siempre fue evidente dado que la inmunotinción, al estar disminuida, no lo oscureció como sí fue el caso en los animales de los grupos EtOH/R, 189 Resultados Control y Control/R (Fig. 73B). F ig u ra 73. N eu ron as 5-H T-ir en el N D R (A -C ) y en el N M R (D -F) d e los m achos del pro to colo de exposición al E tO H durante la adolescencia con abstinencia posterior. La colum na de la izquierda (A ,D ) c orresponde a los anim ales Co ntrol; la colum na del m ed io (B ,E ) a los an im ales E tO H ; y la co lum na de la derech a (C -F) a los anim ales E tO H /R .V éa se la d escripción en el texto . B arra de escala en F = 50 :m (válida p ara A -F). En el NMR no hubo cambios en los valores medidos de la DOR en el par de grupos de 190 Resultados animales Control-EtOH ( P = 0,324; Figs. 73D,E y 74; Anexo VII, Tabla 3) ni en el par de grupos Control/R-EtOH/R (P = 0,9136; Figs. 73D,F y 74; Anexo VII, Tabla 3). Figura 74. D ensidad óp tica relativa de las neuronas 5-H T -ir d e lo s núcleos dorsal y m edial del rafe m esencefálico en ratas adolescente s tras el perío do de into xicación y de recuperación en el pro to colo de exposición al eta nol durante la adolescencia co n ab stinen cia p osterior. *** P < 0,0001 . Test t de S tuden t de do s colas. IV.3.2.2. Proteína gliofibrilar ácida (GFAP): En los animales del grupo EtOH, en las tres áreas prosencefálicas evaluadas, los astrocitos mostraron un cuerpo celular agrandado, con procesos citoplasmáticos más tortuosos y ramificados y una inmunotinción más intensa comparada con la de los animales del grupo Control. El análisis morfométrico reveló que el área celular aumentó significativamente en los animales del grupo EtOH, en todas las áreas. En el CA1 Hipp el incremento fue de 1,62 veces con respecto al de los animales Control (P < 0,0001; Figs. 75A,B y 76; Anexo VII, Tabla 3). En el Strt el aumento alcanzó 1,68 191 Fig. 75. A stroc itos G FA P -ir en el H ipp (A -C ), el Strt (D -F), y la C xF (G -I) d e los m achos d el p rotocolo d e exp osición al E tO H durante la adolescencia con abstinencia posterior. La colum na de la izquierda (A ,C ,D ) corresponde a los anim ales C ontrol; la colum na del m edio (B ,E,H ) a los anim ales EtO H ; y la colum na d e la derecha (C ,F,I) a los anim ales E tO H /R . V éase la descripción en el texto. B arra de escala = 100 :m en A y G (válida para A -C y G -I) y 50 :m en D (válida p ara D -F). 192 Resultados veces el valor del grupo Control (P < 0,0001; Figs. 75D,E y 76; Anexo VII, Tabla 3). En la CxF el incremento del área celular alcanzó 1,73 veces el valor del Control (P < 0,0001; Figs. 75G,H y 76; Anexo VII, Tabla 3). Tras 70 días de abstinencia, los astrocitos del cerebro de los animales del grupo EtOH/R tendieron a recuperar su morfología normal en las tres áreas a pesar de que el valor medio de sus áreas celulares aún persistió aumentado con respecto a sus controles (pero disminuyó con respecto al que tenían los del grupo EtOH). Así, los astrocitos del CA1 Hipp mostraron un incremento del área celular que alcanzó un valor 1,24 veces el de sus respectivos controles (P < 0,0001; Figs. 75A,C y 76; Anexo VII, Tabla 3) pero, al mismo tiempo, este valor representó 0,77 veces el valor del grupo EtOH. En el Strt, el valor del área celular alcanzó 1,11 veces el de los Control/R (P < 0,0001; Figs. 75D,F y 76; Anexo VII, Tabla 3) pero fue 0,66 veces el valor del grupo EtOH. Finalmente, en la CxF, el valor del área celular fue 1,26 veces mayor que en el respectivo control (P < 0,0001; Figs. 75G,I y 76; Anexo VII, Tabla 3) y 0,73 veces el valor del grupo EtOH. Figura 76. Á rea celular de los astrocitos G FA P -ir en áreas prosencefálicas de las ratas adolescentes tras el perío do de into xic a c ión y de recuperación en el pro to colo de exposición al eta nol durante la ad olesce ncia con ab stinen cia p osterior. * P < 0,01. *** P < 0,0001 . Test t de S tuden t de d os colas. 193 Resultados IV.3.2.3. Proteína S100B (S100B): La S100B-ir intracelular se observó en los astrocitos de cada una de las áreas prosencefálicas que se analizaron. La inmunotinción marcó el cuerpo celular y algunas de las proyecciones citoplasmáticas primarias (Fig. 77). En los animales adolescentes del grupo EtOH, en las tres áreas, los astrocitos mostraron una disminución de la S100B-ir. Esta disminución fue visualmente evidente en el hecho de que los astrocitos dejaban ver su perfil nuclear, un fenómeno que no se observó en los animales no expuestos (Control, Control/R) ni en los abstinentes (EtOH/R) (Fig. 77). En el CA1 Hipp de los animales del grupo EtOH hubo una disminución del valor de la DOR que alcanzó 0,51 veces el valor del grupo Control (P < 0,0001; Figs 77A,B y 78; Anexo VII, Tabla 3). En el Strt, estos animales mostraron una disminución que llegó a 0,41 veces el valor del grupo Control (P < 0,0001; Figs 77D,E y 78; Anexo VII, Tabla 3). En la CxF, la DOR llegó a valores que representaron 0,64 veces el valor del grupo Control (P < 0,0001; Figs 77G,H y 78; Anexo VII, Tabla 3). Tras el período de abstinencia, la DOR en los animales EtOH/R se recuperó a los valores medidos en los animales del grupo Control/R. Así, en el CA1 Hipp, los astrocitos de los animales del grupo EtOH/R mostraron valores de DOR que alcanzaron 1,13 veces el de los animales del grupo Control/R (P = 0,1333; Figs 77A,C y 78; Anexo VII, Tabla 3); al mismo tiempo, este valor fue 2,2 veces mayor que el del grupo EtOH. En el Strt, los valores de la DOR llegaron a 0,86 veces el valor de los animales del grupo Control/R (P = 0,0428; Figs. 77D,F y 78; Anexo VII, Tabla 3). De este modo, el valor de 194 Fig. 77. A strocitos S -1 0 0 B -ir en el H ipp (A -C ), el Strt (D -F), y la C x F (G -I) d e los m achos d el p rotocolo d e exposición al E tO H d urante la adolescencia con abstinencia posterior. La colum n a de la izquierda (A ,C ,D ) corresponde a los anim ales C ontrol; la colum na de l m edio (B ,E ,H ) a los anim ales E tO H ; y la colum na de la derecha (C ,F,I) a los anim ales E tO H /R . V éase la descripción en el texto. B arra de escala en I = 20 :m (válida p ara A -I). 195 Resultados la DOR del grupo EtOH/R representó un cambio en más de 2,1 veces con respecto al del grupo EtOH. En la CxF, el valor de la DOR de los astrocitos alcanzó 1,22 veces del valor de los animales del grupo Control/R (P = 0,0908; Figs. 77G,H y 78; Anexo VII, Tabla 3), lo que representó un cambio en más de 1,9 veces con respecto al valor del grupo EtOH. F igu ra 78 . D e nsidad óptica relativa de los astrocitos S100B -ir en áreas p rosencefálicas d e las ratas adolescentes tras el p eríod o de into xicación cró nica y tras la recuperación en el pro to colo de into xicación con eta nol durante la adolescencia y abstin encia posterior. N S : no sign ifica tivo . *** P < 0,0001 . Test t de S tuden t de do s colas. IV.3.2.4. Neurofilamentos de 200 kDa (Nf-200): Los Nf-200-ir mostraron una inmunomarcación de tipo filamentosa o fibrosa correspondiente al cuerpo celular de las neuronas, al axón y a los procesos dendríticos, dado que esta proteína se expresa en toda la neurona. El análisis morfométrico de los cortes de cerebro de los animales del grupo EtOH mostró 196 Resultados alteraciones en el patrón de expresión de estos filamentos intermedios ya que el área relativa de tejido cubierta por estas fibras disminuyó en el CA1 Hipp, en el Strt y la CxF. En el CA1 Hipp la disminución alcanzó un valor que fue 0,18 veces el valor de los animales Control (P < 0,0001; Figs. 79A,B y 80; Anexo VII, Tabla 3). En el Strt el área relativa alcanzó 0,50 veces el valor del Control (P < 0,0001; Figs. 79D,E y 80; Anexo VII, Tabla 3). En la CxF el área relativa en los animales EtOH llegó a ser 0,36 veces con respecto al valor de los animales Control (P < 0,0001; Figs. 79G,H y 80; Anexo VII, Tabla 3). Tras 70 días de abstinencia, bebiendo solamente agua, los machos del grupo EtOH/R mostraron un patrón regional diferencial de respuesta en la expresión de los Nf-200. En el CA1 Hipp, hubo una tendencia a la recuperación ya que el valor del área relativa llegó a ser 0,66 veces el valor de sus respectivos animales Control/R (P = 0,0004; Figs. 79A,C y 80x; Anexo VII, Tabla 3). A pesar de que este valor aún estuvo por debajo del de los animales Control/R, fue 3,67 veces mayor que el de los animales del grupo EtOH. En el Strt, tras la abstinencia, hubo un incremento leve pero no significativo del área relativa ocupada por los Nf-200-ir que llegó a ser de 1,19 veces con respecto al de los animales Control/R (P = 0,1709; Figs. 79D,F y 80; Anexo VII, Tabla 3). Este cambio, con respecto al valor de los animales del grupo EtOH, representó un incremento de 2,38 veces. En la CxF, por último, el valor en los animales del grupo EtOH/R alcanzó a ser 1,33 veces el de los animales Control/R (P = 0,0024; Figs. 79G,I y 80; Anexo VII, Tabla 3). El valor alcanzado por los animales del grupo EtOH/R representó así un cambio en más de 3,65 veces con respecto al de los animales EtOH. Algunos de los animales expuestos al EtOH (pero no todos) mostraron un perfil 197 Fig. 79. Fibras N f-2 0 0 -ir en el H ipp (A -C ), el Strt (D -F), y la C x F (G -I) d e los m achos d el p rotocolo d e e xp osición al E tO H d urante la adolescencia con abstinencia posterior. La colum n a de la izquierd a (A ,D ,G ) corresponde a los anim ales C ontrol; la colum na del m e d io (B ,E ,H ) a los anim ales E tO H ; y la colum na de la derecha (C ,F,I) a los anim ales E tO H /R. V éase la descrip ción en el te xto . B arra de escala = 100 :m en B y H (válida para A -C y G -I) y 50 :m en E (válida p ara D -F). 198 Resultados ondulante, “en sacacorcho”, en las fibras Nf-200-ir en algunas de las áreas estudiadas (Fig. 79H). Esta característica morfológica anormal se encontró en algunos de los animales que pasaron el período de abstinencia, a pesar de que se hubieran recuperado desde un punto de vista semicuantitativo (Fig. 79C,F) (ver más abajo una descripción ampliada). Figura 80. Á rea relativa de tejido cerebral cubierto po r las fibras Nf-200-ir en áreas prosencefálicas de las ratas adolescentes tras el períod o de intoxicación y de recuperación, en el protoco lod de into xicación duran te la adolesce ncia con ab stinen cia p osterior. N S : no sign ifica tivo . ** P < 0,01. *** P < 0,0001 . Test t de S tuden t de do s colas. IV.3.2.5. Proteína asociada a microtúbulos tipo 2 (MAP-2): La inmunomarcación para la MAP-2 también puso en evidencia unas estructuras de tipo filamentoso o fibroso que corresponden, en este caso, a las dendritas, dado que la localización de esta proteína citoesquelética es casi exclusivamente dendrítica (algo de ella 199 Resultados puede verse, sin embargo, en el soma neuronal). El análisis morfometrico reveló que, en el CA1 Hipp de las ratas del grupo EtOH, hubo una disminución del área relativa cubierta por los procesos MAP-2-ir que llegó a ser 0,51 veces el de los animales Control (P < 0,0001; Figs 81,C y 82; Anexo VII, Tabla 3). En el Strt hubo una importante disminución; el valor llegó a ser 0,31 veces el valor de los animales Control (P < 0,0001; Figs 81D,F y 82; Anexo VII, Tabla 3). En la CxF, la disminución representó un valor de 0,41 veces el valor de los animales Control (P < 0,0001; Figs 81G,I y 82; Anexo VII, Tabla 3). En aquellos animales expuestos al EtOH y sometidos a un período de abstinencia de 10 semanas (EtOH/R) hubo una reversión de la disminución de los valores de área relativa ocupada por las fibras MAP-2-ir en el CA1 Hipp. Así, estas fibras ocuparon un área relativa que llegó a 0,92 veces el valor de sus respectivos animales control (Control/R). Esta diferencia no fue estadísticamente significativa (P = 0,2414; Figs 81A,C y 82; Anexo VII, Tabla 3) pero, con respecto al valor de los animales del grupo EtOH representó un cambio en más de 1,8 veces. Algo similar fue lo que se observó en el Strt; el área relativa llegó a ser 1,23 veces del valor de los animales del grupo Control/R; la diferencia entre ellos tampoco fue estadísticamente significativa (P = 0,2291; Figs 81D,F y 82; Anexo VII, Tabla 3) pero el cambio con respecto a los animales del grupo EtOH fue mucho mayor que el del Hipp: 3,96 veces. Finalmente, en la CxF no se observó tal recuperación de este parámetro morfométrico. En los animales EtOH/R este valor alcanzó a ser sólo 0,58 veces el valor de los animales del grupo Control/R, y la diferencia fue extremadamente significativa desde un punto de vista estadístico (P = 0,0001; Figs 81G,I y 82; Anexo VII, Tabla 3). Este valor fue solamente 1,42 veces mayor que el de los animales del grupo expuesto y sin recuperar 200 Fig. 81. Fibras M A P -2-ir en el H ipp (A -C ), el Strt (D -F), y la C x F (G -I) d e los m achos d el p rotocolo d e exp osición al E tO H durante la ad olescencia co n abstinencia p osterior. La colum na de la izquierda (A ,D ,G ) corresponde a lo s anim ales C ontrol; la colum na del m edio (B ,E,H ) a los anim ales EtO H ; y la colum na d e la derecha (C ,F,I) a los anim ales EtO H /R . V éase la d escripción en el texto. B arra de escala = 100 :m en B e I (válida p ara A -C y G -I) y 50 :m en E (válida p ara D -F). 201 Resultados (EtOH), una diferencia estadísticamente no significativa (P = 0,2391). Figura 82. Á rea relativa de tejido cerebral cubierta por las fibras M A P -2-ir en áreas prosencefálicas de las ra tas adolescentes tras la intoxicación crónica y la recup eración p osterior en el p rotocolo d e intoxicación co n etanol duran te la adolesce ncia y co n recuperación posterior. N S : no sign ifica tivo. ** P < 0,01. *** P < 0,0001 . Test t de S tuden t de d os colas. Desde un punto de vista descriptivo puramente morfológico, las fibras MAP-2-ir, si bien se recuperaron semicuantitativamente en el CA1 Hipp y en el Strt de los animales del grupo EtOH/R, no lo hicieron desde un aspecto cualitativo. Las dendritas apicales de las neuronas piramidales mostraron un claro perfil ondulado (Fig. 81I; ver más abajo una descripción ampliada). IV.3.2.6. Óxido nítrico sintetasa neuronal (nNOS): En el Strt y en la CxF de los animales Control, EtOH y Control/R se pudieron observar claramente neuronas de soma estrellado y algunas fusiformes, más o menos agrupadas, con una inmunotinción fuerte y uniforme que oscureció el núcleo de manera consistente. 202 Resultados También se observaron algunas de sus principales prolongaciones citoplasmáticas por trayectos de longitudes variables (Fig. 83A,B,D,E). Contrariamente, en ambas áreas de los animales del grupo EtOH/R se observó una marcación mucho menos intensa, de modo tal que el perfil nuclear fue evidente en cada neurona. Las prolongaciones citoplasmáticas también estaban teñidas pero más tenuemente y por mucha menos longitud (Fig. 83C,F). En el grupo de animales EtOH, la medición de los valores de la DOR de las neuronas situadas en el Strt no mostró cambios con respecto a las de los animales Control (P = 0,2852; Figs 83A,B y 84; Anexo VII, Tabla 3). En la CxF, tampoco se observaron cambios significativos en los valores de la DOR (P = 0,4878; Figs 83D,E y 84; Anexo VII, Tabla 3). En los animales del grupo EtOH/R, las neuronas nNOS-ir del Strt mostraron una disminución significativa en sus valores de DOR que llegó a ser 0,53 veces el valor de los animales Control/R (P = 0,0339; Figs 83A,C y 84; Anexo VII, Tabla 3). En la CxF, la disminución, también estadísticamente significativa, alcanzó valores que fueron 0,63 veces el valor de los animales del grupo Control/R (P = 0,0024; Figs 83D,F y 84; Anexo VII, Tabla 3). Finalmente, en el CA1 Hipp no se observó un número de neuronas nNOS-ir suficiente desde el punto de vista estadístico, tal que pudiera ser evaluado en forma confiable. Por lo tanto, no se muestran datos acerca de esta región. Para un resúmen de los resultados obtenidos en los animales adolescentes expuestos al EtOH y tras la abstinencia, véase la Tabla 9. 203 Resultados F ig . 8 3 . N e u ron as n N O S -ir en el S trt (A -C ), y la C xF (D -F) d e los m achos del pro to colo de exposición al E tO H durante la adolescencia con abstinencia posterior. La colum na de la izquierda (A ,D ) c orresponde a los anim ales Co ntrol; la colum na del m ed io (B ,E ) a los anim ales E tO H ; y la colum na d e la d erech a (C ,F) a los anim ales E tO H /R . V éa se la d escripción en el texto . B arra de escala en F = 50 :m (válida p ara A -F). 204 Resultados Figura 84. D ensidad óptic a relativa de las neuro nas nN O S -ir d el S trt y la C xF de las rata s adolescente s tras la into xicación y la re cu p eración posterior en el protocolo de adm inistración de etanol durante la adolescencia con abstinencia posterior. N S : n o sign ifica tivo . ** P < 0,01. *** P < 0,0001 . Test t de S tuden t de d os co las. Tabla 9. Resumen de los resultados morfométricos de los experimentos de ICQ realizados en cortes de cerebros de ratas adolescentes expuestas al EtOH y tras la abstinencia (con respecto a sus respectivos controles). M arcador M ESENCÉFALO NDR NM R EtOH EtOH/R EtOH EtOH/R 9 z z z 5-HT PROS ENCÉFALO CA1 H ipp Strt CxF EtOH EtOH/R EtOH EtOH/R EtOH EtOH/R GFAP 88 8 88 8 88 8 S100B 9 z 9 z 9 z Nf-200 99 9 9 z 9 8 MAP-2 9 z 9 z 9 9 nNOS n/d* n/d* z 9 z 9 * n/d: no detectado. 205 Resultados IV.3.2.7. Descripción de los cambios morfológicos observados en el citoesqueleto neuronal: Los animales del grupo EtOH, en los cortes prosencefálicos inmunomarcados tanto para Nf-200 como para MAP-2 (marcadores del citoesqueleto neuronal), mostraron fibras (correspondientes tanto a axones como a dendritas) con un perfil claramente ondulado en el CA1 Hipp, el Strt y la CxF, zigzagueando como si ellas mismas hubieran estado ebrias al momento de ser fijadas (Figs. 79 y 81). Este cambio morfológico no se observó constantemente en todas las áreas de todos los animales pero sí se lo observó en forma general, a veces en algunos animales o en algunas áreas, en las tres áreas evaluadas del prosencéfalo. Lo mismo es válido para los animales del grupo EtOH/R. Por ejemplo, en la CxF, comparadas con las neuronas piramidales normales (Fig. 85A), las de los animales del grupo EtOH presentaron dendritas de perfil ondulado que podría ser descripto como una estructura (símil-sacacorcho(. El tronco primario de las dendritas apicales parece haber sido la porción dendrítica más afectada en las neuronas piramidales de los animales pertenecientes a los grupos tanto EtOH como EtOH/R (Fig. 85B,C,E). Sin embargo, esta dismorfología también se observó en las dendritas basales y, con menor frecuencia, en las ramas secundarias de las dendritas apicales (Fig. 85C). También se observó esta alteración estructural del citoesqueleto en las neuronas estrelladas corticales pero con mucha menor frecuencia, incluso cuando las dendritas apicales de las neuronas corticales inmediatamente vecinas estaban claramente afectadas (Fig. 85D). 206 F ig. 85. A lte raciones cualita tivas del cito esqueleto neuro nal. Las foto m icro grafías m uestran neuro nas corticales N F-200-ir ilu stra tiva s de la C xF de los m achos del protocolo d e exp osición al EtO H d urante la ad olescencia con ab stinencia p osterior, d e a nim a le s C o ntrol (A ), EtO H (B ), y EtO H /R (C -E). En e l H ip p y en el Strt d e los anim ales tanto EtO H com o EtO H /R se han ob servado im ágenes com parables con la M A P -2-ir (véase, por ejem plo, las Figs. 79C ,F y 8 1C ). E n las neuronas corticales de los anim ales C ontrol (A ) se pudieron observar las dendritas apicales (da) y basales (db) com o así tam bién el inicio del axón con su cono axónico (ax) y las dendritas secundarias (ds), todo s ellos con un perfil liso y regular. E n los anim ales E tO H (B ), tanto las dendritas apicales (da) com o las basales (db) exhibieron u na apariencia estructural sem ejante a un sacacorcho o a un tirabuzón, m ás evidente en las dendritas apicales y m enos en las basales; en la m ayoría de las dendritas secundarias (ds) esta alteración n o se hizo evidente. E n los anim ales E tO H /R (C -E ), se pudiero n ob servar d endritas apicales (d a), b asales (d b) y apicales secundarias (d s) c on la a pa rie nc ia en sacacorcho en las neuronas corticales p ero no en la m ayoría de las neuronas estrelladas q ue, en cam b io, m ostraron una silueta lisa y reg ular (nE en D ) a p esar de que las den dritas apica les de n eu ronas piram idales vecinas estab an claram en te afectadas (flechas en D ). B arras de escala = 50 µ m en A -E . 207 Resultados IV.4. Protocolo de exposición al etanol durante la adultez: IV.4.1. Resultados generales del tratamiento: Los registros referentes al consumo de alimento, de líquido y de EtOH y a la evolución ponderal, fueron, en este protocolo experimental, en todo similar a lo ya visto en los protocolos anteriores. Valga aclarar que los machos del grupo EtOH consumieron menos líquido (en general) que los del grupo Control; que la evolución del peso de ambos grupos fue similar y no significativamente diferente; que la ingesta diaria de EtOH en el agua de bebida fue similar a la de los machos adolescentes del protocolo anterior como así también lo fue el porcentaje del VCT que constituyeron las calorías derivadas del mismo; y, por último, que las alcoholemias halladas también estuvieron dentro del rango de las halladas en los anteriores protocolos experimentales. IV.4.2. Experimentos de inmunocitoquímica: IV.4.2.1. Transportador de serotonina (5-HTT): El 5-HTT,10recordemos, se expresa no solamente en las terminales presinápticas, sino también a lo largo de las fibras que interconectan los botones en pasaje por lo que la morfología observable se asemeja a imágenes de fibras arrosariadas. Figura 86 (en la próxim a págin a). Fibras 5 -H T T -ir en el H ip p (A,B ), el Strt (C ,D ) y la C x F (E,F) d e los m achos d el p rotocolo d e exposición al E tO H d urante la adultez. La fila superior corresponde a los anim a les C ontrol y la fila inferior a los anim a les E tO H . V éa se la d escripción detallad a e n el texto . B arra d e e scala = 50 µ m en A (válida p ara A -F). 208 209 Resultados Las fibras 5-HTT-ir se observaron claramente en cada corte analizado de los animales Control y EtOH, pero en estos últimos se observó una importante reducción del área relativa por unidad de tejido en las tres áreas prosencefálicas estudiadas (Fig. 86A-F). Estas observaciones cualitativas se confirmaron por medio de la morfometría y el análisis estadístico. Así, la disminución del área ocupada por las fibras 5-HTT-ir en el CA1 Hipp de los animales EtOH fue significativa y de una magnitud equivalente a 0,74 veces el valor de los animales Control, no expuestos (Figs 86A,B y 87; Anexo VII, Tabla 4). En el Strt el mismo valor fue 0,72 veces el de los Control (Figs 86C,D y 87; Anexo VII, Tabla 4). Finalmente, en la CxF el área relativa también disminuyó y fue de 0,83 veces el valor respectivo de los animales Control (Figs 86E,F y 87; Anexo VII, Tabla 4). La morfología de las fibras en sí mismas no se vió alterada. IV.4.2.2. Figura 87. Á rea relativa de tejido cerebral cubierta por las fibras 5-H TT-ir en áreas prosencefálicas de las ratas adultas expuestas crónica m en te al etanol. *** P < 0,0001 . Test t d e Stud ent d e d os colas. Proteína gliofibrilar ácida (GFAP): En los animales Control, los astrocitos GFAP-ir mostraron su clásica apariencia con procesos citoplasmáticos largos y delgados (Fig. 88A,C,E).11 En las ratas adultas expuestas al EtOH 6,6% en el agua de bebida durante 6 semanas, se Figura 88 (en la p róxim a p ág ina). A stroc itos G FA P -ir en el H ip p (A ,B ), el Strt (C ,D ) y la C xF (E,F) d e los m achos d el p rotocolo d e exposición al E tO H d urante la adultez. La fila superior corresponde a los anim a les C ontrol y la fila inferior a los anim a les E tO H . V éa se la d escripción detallad a e n el texto . B arra d e e scala = 50 µ m en A (válida p ara A -F). 210 211 Resultados observó una importante reacción astroglial puesta en evidencia como un aumento tremadamente significativo del área celular, nuevamente, en las tres áreas evaluadas. En el CA1 Hipp, el área de los astrocitos de los animales EtOH fue 1,92 veces mayor que en los animales Control (Figs 88A,B y 89; Anexo VII, Tabla 4). En el Strt, el área celular de los astrocitos fue F ig ura 89. Á rea celu lar d e lo s astro cito s G F A P -ir en áre a s prosence fálicas de ratas adultas expuestas crónicam ente al etanol. *** P < 0,0001 . Test t de S tuden t de d os colas. 1,36 veces mayor que en los Control (Figs 88C,D y 89; Anexo VII, Tabla 4). Por último, en la CxF, el área celular astrocitaria fue 1,46 veces mayor en los animales EtOH que en los Control (Figs 88E,F y 89; Anexo VII, Tabla 4). Estos astrocitos hipertróficos presentaron no solamente cuerpos celulares agrandados sino también prolongaciones celulares más largas y tortuosas, muchas de ellas zigzagueantes (Fig. 88B). IV.4.2.3. Proteína S100B (S100B): En los astrocitos normales la S100B-ir presenta una distribución citosólica limitada al cuerpo celular, en tanto que los procesos citoplasmáticos aparecen escasamente inmunomarcados y por trayectos cortos (Fig. 90A,C,E).12 En las ratas macho adultas expuestas crónicamente al EtOH, el patrón morfológico de Figura 90 (en la próxim a p ág ina). A stroc itos S -100B -ir en el H ip p (A ,B ), el Strt (C ,D ) y la C xF (E,F) d e los m achos d el p rotocolo d e exposición al E tO H d urante la adultez. La fila superior corresponde a los anim a les C ontrol y la fila inferior a los anim a les E tO H . V éa se la d escripción detallad a en el texto . La im ag en en C es una fotoco m posición. B arra de esca la = 50 µ m en B (válida p ara A -F). 212 213 Resultados distribución intracelular de la S100B fue cualitativamente normal pero la intensidad de la inmunotinción estuvo significativamente aumentada en las tres áreas prosencefálicas que se estudiaron. En el CA1 Hipp el aumento de la DOR alcanzó valores que fueron 1,56 veces mayores que en los animales Control (Figs 90A,B y 91; Anexo VII, Tabla 4). En el Strt, la DOR fue 1,21 veces mayor (Figs 90C,D y 91; Anexo VII, Tabla 4) y en la CxF, finalmente, el valor medio de la DOR del citoplasma de los astrocitos S100B-ir fue 1,1 veces mayor en los animales EtOH que en los Control (Figs 90E,F y 91; Anexo VII, Tabla 4). IV.4.2.4. Figura 91. D ensidad óptica relativa de los astrocitos S 100B -ir en área s p rosence fálica s d e ratas ad ultas expuestas cró nica m en te al etan ol. *** P < 0,0001 . Test t de S tuden t de d os colas. Neurofilamentos de 200 kDa (Nf-200): Los Nf-200 son filamentos intermedios que expresan las neuronas tanto en el soma como en las prolongaciones (axónicas y dendríticas). Su inmunomarcación permite observar, en general, estructuras fibrosas. En las tres áreas estudiadas se observaron disminuciones significativas del área relativa de tejido nervioso ocupado por estas fibras Nf-200-ir.13 En el stratum radiatum del CA1 Hipp se observaron imágenes correspondientes a las dendritas apicales de las neuronas piramidales ubicadas en el estrato inmediatamente Figura 92 (en la p róxim a p ág ina). Fibr as N f-200-ir e n el H ip p (A,B ), el Strt (C ,D ) y la C x F (E,F) d e los m achos d el p rotocolo d e exposición al E tO H durante la adultez. La fila superior corresponde a los anim a les C ontrol y la fila inferior a los anim a les E tO H . V éa se la d escripción detallad a e n el texto . La im ag en en F es una fotoco m posición. B arra de e scala en A = 10 0 µ m (válida p ara A ,B ), 50 µ m (válida p ara C ,D , E ), 20 µ m (valida p ara F). 214 215 Resultados suprayacente. En esta área, el valor del área relativa en los animales EtOH fue 0,50 veces el valor medido en los Control (Figs 92A,B y 93; Anexo VII, Tabla 4). En el Strt de los animales EtOH tal valor fue 0,84 veces el valor de los Control (Figs 92C,D y 93; Anexo VII, Tabla 4). En la CxF, por fin, el valor medio del área relativa de las fibras Nf-200-ir fue 0,85 veces el valor medio medido en los animales Control (Figs Figura 93. Á rea relativa de te jido cerebral cubierto por fib ras N f20 0 -ir en áreas prosence fálica s d e ratas ad ultas cró nica m en te exp uestas al etanol. * P < 0,05. ** P < 0,01. *** P < 0,0001 . Test t de S tuden t de d os colas. 92E,F y 93; Anexo VII, Tabla 4). En esta última área, si bien la disminución fue significativa, visualmente, fue más llamativa la alteración cualitativa consistente en el aspecto símil-sacacorcho, zigzagueante que adquirieron las fibras Nf-200-ir y que ya se observara en los anteriores protocolos experimentales (Fig. 92F). IV.4.2.5. Proteína asociada a microtúbulos tipo 2 (MAP-2): En los cortes de cerebro de los machos adultos sometidos a alcoholización crónica con una solución de EtOH 6,6% v/v en el agua de bebida que se estudiaron en este protocolo, no se pudo medir confiablemente el área relativa de las fibras MAP-2-ir en el Strt (Fig. 94C,D).14 Esto se debe a que la organización estructural de las dendritas de las neuronas Figura 94 (en la p róxim a p ág ina). Fibras M A P -2 -ir en el H ip p (A,B ), el Strt (C ,D ) y la C x F (E,F) d e los m achos d el p rotocolo d e exposición al E tO H durante la adultez. La fila superior corresponde a los anim a les C ontrol y la fila inferior a los anim a les E tO H . Vé a se la de scripción detallada en el texto. En el Strt (C ,D ) p rácticam ente no se ob serva m arca q ue hub iera pod id o ser m edid a por m orfom etría. B arra de escala e n A = 50 µ m (válida para A -F). 216 217 Resultados que se localizan en esta área no se disponen tan ordenadamente como en las otras dos áreas evaluadas. En estas últimas áreas, CA1 Hipp y CxF, donde sí se la pudo medir confiablemente, la inmunomarcación para la MAP-2 se vió notoriamente reducida. El stratum radiatum del CA1 Hipp contiene a las dendritas apicales de las neuronas piramidales del stratumpiramydale. Siendo la MAP-2 una proteína citoesquelética de expresión predominantemente dendrítica, lainmunomarcación para esta proteína permitió observar fibras de trayecto aproximadamente paralelo que cruzan todo el espesor de aquel estrato hipocámpico. El análisis de imágenes y el estadístico de los datos numéricos obtenidos demostró que el Figura 95. Á rea relativa de tejido cerebral cubierta por fibras M A P -2-ir en áreas prosencefálicas de ratas adultas expuestas crónica m en te al etanol. *** P < 0,0001 . n/d: no detectado. Test t de S tuden t de d os colas. valor medio medido en los animales EtOH fue 0,64 veces el valor medido en los animales Control (Figs 94A,B y 95; Anexo VII, Tabla 4). En la CxF el valor medio del área relativa fue, también, 0,64 veces el valor de los machos Control (Figs 94E,F y 95; Anexo VII, Tabla 4). Además de la disminución semicuantitativa objetivada, los procesos dendríticos mostraron una estructura irregular y fragmentada, también en sacacorcho. En la Tabla 10 se puede observar un resumen de los datos morfométricos obtenidos en las tres áreas prosencefálicas, evaluadas con los distintos marcadores astrogliales y neuronales, de los machos adultos alcoholizados crónicamente. 218 Resultados Tabla 10. Resum en de los resultados morfométricos de los experimentos de ICQ realizados en cortes de cerebros de ratas expuestas al EtOH durante la adultez. M arcador CA1 H ipp Strt CxF 5-HTT 9 9 9 GFAP 8 8 8 S100B 8 8 8 Nf-200 9 9 9 MAP-2 9 n/d* 9 * n/d: no detectado. 219 Discusión “Il apparaît donc clairement que la responsabilité de la mère alcoolique sur l’ avenir de ses enfants est écrasante, tant au point de vue physique que psycho-affectif.”1 Jacqueline Rouquette “En realidad, la disposición de una neurona adulta representa el término de una serie de movimientos, de impulsos interiores y exteriores, que obraron durante la época embrionaria y juvenil (...) La razón de la forma está, pues, por entero en la función actual ó pasada.”2 Santiago Ramón Cajal V.1. Parámetros generales de los tratamientos en los distintos protocolos: V.1.1. Consumo de alimento, bebida y calorías: La alimentación es un factor extremadamente importante a tener en cuenta en cualquier estudio experimental en el que se administre EtOH. En los seres humanos algunos de los efectos patológicos atribuidos al tóxico se deben en gran parte al menor consumo de alimento (en calidad y cantidad) y menos a los efectos de la ingesta del EtOH per se. Por ello, para deslindar los efectos propios del EtOH de los debidos a la alimentación, es menester asegurarse de que los animales en experimentación, a la vez que intoxicados por el EtOH, estén adecuadamente alimentados. Sólo así podrá asegurarse que los efectos observados han sido debidos exclusivamente al EtOH. En los estudios experimentales de AMF este deslinde es crítico ya que simples alteraciones nutricionales pueden provocar importantes trastornos del desarrollo en los fetos. En los dos protocolos de EPE (sin y con prevención del daño), durante el período de intoxicación pregestacional, las hembras de los grupos que recibieron EtOH en el agua de bebida (EtOH y ES y EB, respectivamente) consumieron menos alimento y recibieron 1 “Por consiguiente, parece claro que la responsabilidad de la madre alcohólica sobre el porvenir de sus niños es abrumadora, tanto desde el punto de vista físico como psico-afectivo.” Rouquette, 1957; pág. 54. 2 Ramón Cajal S, 1899; pág. viii. 221 Discusión menos calorías de él derivadas que las de los grupos control (Control y CS y CB) (Fig. 24; Anexo VI, Tabla 1). Esto era de esperarse dado que el método de alimentación al que fueron sometidas fue apareado en cuanto al VCT diario que recibían. Pero el VCT por ambos grupos fue el mismo (Figs. 28 y 29; Anexo VI, Tabla1). También era esperable que los animales que bebían la solución de EtOH, por su natural aversión al tóxico, bebieran menos líquido que los animales control (Fig. 25; Anexo VI, Tabla 1) y eso fue lo que sucedió. A pesar de que las hembras de los grupos EtOH, ES y EB bebieron diariamente un 27,64% menos de líquido que las hembras de los grupos Control, CS y CB, no se observaron consecuencias por deshidratación dado que su consumo diario de líquido en ambos protocolos estuvo dentro de los límites del consumo considerado normal (20-50 ml/animal/d ú 80-120 ml/kg/d). Como se puede apreciar en la Fig. 28 y en el Anexo VI, Tabla 1, el VCT diario recibido por ambos grupos de animales (controles y tratados) fue estadísticamente equivalente. Durante el período de exposición gestacional, la situación varió. El apareamiento de la alimentación no fue igual desde el punto de vista del VCT diario recibido por ambos grupos de animales sino desde el punto de vista de las kCal recibidas a partir de los componentes plásticos de la dieta, es decir, del alimento. Estas kCal plásticas fueron las que aseguraron la igualdad de nutrición de las hembras, hecho de la máxima importancia para los fetos en gestación. Así, las hembras gestantes de ambos grupos consumieron prácticamente la misma cantidad de alimento (en g y kCal/kg/d) a lo largo de toda la preñez (Fig. 24 y Anexo VI, Tabla 1). Si se analiza en detalle la Tabla 1 del Anexo VI se observa que lo sucedido es que, considerada la alimentación por unidad de peso corporal (g o kCal/kg/d), los animales del grupo EtOH no variaron prácticamente su consumo entre el período de 222 Discusión exposición pregestacional y el gestacional (151,4 ± 30,98 versus 149,7 ± 15,79 kCal/kg/d, ó 60,56 ± 12,39 versus 59,9 ± 6,31 g/kg/d; una variación en menos de alrededor de 1,1%). Por otro lado, los animales del grupo Control lo disminuyeron (espontáneamente) en forma más notoria (184,3 ± 43,14 versus 160,7 ± 15,01 kCal/kg/d ó 73,71 ±17,26 versus 64,28 ± 6,0 g/kg/d; una variación en menos de alrededor de 12,8%). Esta disminución en el consumo de alimento al entrar en la gestación es paradójico si se piensa que, normalmente, las hembras gestantes de todos los animales aumentan su ingesta de alimento. Sin embargo, esta paradoja es sólo aparente si se considera a cada grupo de tratamiento, no ya como grupo sino desde el punto de vista del consumo de cada animal individual dentro de cada grupo. Así, en realidad, los animales de ambos grupos aumentaron su ingesta de alimento (en g y en kCal/animal/d). Este aumento en el consumo de alimentos fue notoriamente mayor en los animales individuales del grupo EtOH que en los del Control. Parecería que las hembras gestantes del grupo EtOH hubieran percibido de alguna manera sus mayores necesidades calórico-plásticas de alimento en función de su nuevo estado de preñez y que aumentaron en consecuencia su consumo de alimento (quizás previamente diminuido por el efecto anorexígeno propio del EtOH) en mayor medida de lo que lo hicieron las hembras del grupo Control. Así, individualmente consideradas, las hembras del grupo Control aumentaron su consumo de alimento, de un período al otro, casi un 8% (18,14 ± 4,178 versus 19,59 ± 2,361 g/animal/d ó 45,33 ± 10,45 versus 48,97 ± 5,9 kCal/animal/d) en tanto que las del grupo EtOH lo hicieron en casi un 18,4% (13,92 ± 2,635 versus 16,48 ± 2,08 g/animal/d ó 34,8 ± 6,59 versus 41,2 ± 5,2 kCal/animal/d). En esta explicación de las variaciones de los niveles de consumo de alimento entre un período y otro del tratamiento, de uno y otro grupos de animales, debe también tenerse presente el efecto debido a la 223 Discusión diferente cantidad de animales en uno y otro grupo (n = 4 y 6 para los grupos Control y EtOH). Esto hace que, consideradas por unidad de peso corporal, las hembras de ambos grupos parecieran haber disminuido su consumo de alimento al preñarse (según se desprende de lo que se observa en la Fig. 24) cuando lo que realmente sucedió es que, consideradas individualmente, lo incrementaron. Algo en todo similar es lo que se puede decir con respecto al consumo líquido, para ambos grupos de tratamiento (cfr. Figs. 25 y 26 y Anexo VI, Tabla 1); parecería que las hembras Control hubieran bebido menos líquido durante la gestación que antes de ella si se considera el consumo por unidad de peso corporal, cuando lo que en realidad sucedió (lo mismos es válido para las hembras EtOH) es que aumentaron el consumo de líquido (como sería lógico esperar) si se las considera, ahora, desde el punto de vista individual de cada hembra. Nuevamente, considérese la Tabla 1 del Anexo VI. Se aprecia que durante la gestación, si bien el VCT fue significativamente mayor en los animales EtOH que en los Control cuando lo relacionamos a la unidad de peso corporal, ese aumento no lo fue tanto cuando se tiene en cuenta a cada hembra individualmente.3 En el protocolo de EPE con prevención del daño por la administración de buspirona: ¿provocó la administración de buspirona a las hembras gestantes algún efecto sobre la alimentación, la bebida o las calorías ingresadas diariamente? Aparentemente no, sobre el consumo de alimento según surge de considerar las Figs. 51 y 56. El hecho de que las hembras del grupo EB consumieran significativamente menos alimento que las del grupo CS puede ser atribuido con mayor seguridad a sus diferencias de peso al inicio de la 3 Y son las hembras individuales las que, finalmente, paren a las crías y no su unidad de peso corporal. 224 Discusión gestación que a un efecto de la buspirona per se. Los mismo puede decirse acerca de los efectos de la buspirona sobre el consumo de bebida. Si al consumo de bebida de cada grupo se lo refiere al grupo control (CS; ANOVA + post-test de Dunnett; figura no mostrada), las diferencias no son significativas. Si se observa la Fig. 52 y se comparan todos los grupos entre sí (ANOVA + post-test de Student-Newman-Keuls) se aprecia que las hembras del grupo CB han bebido algo más que las de los grupos ES y EB pero, sabemos, los animales que recibieron EtOH bebieron espontáneamente menos que las que no y, por otro lado, no hubo diferencias entre el consumo de CB con respecto a CS. Más aún, no hubo diferencias significativas entre el consumo de líquido de los animales que, habiendo tomado EtOH, recibieron o no buspirona (ES y EB). De todo ello es legítimo suponer que en este protocolo experimental la buspirona no ha causado efectos sobre el consumo de bebida en general, o de EtOH en particular, y ello a pesar de que existen trabajos que relacionan la administración de buspirona con una merma en el consumo de EtOH por parte tanto de humanos alcohólicos (Fawcett et al., 2000; Lovinger, 1999) como de ratas expuestas al EtOH (Hedlund y Wahlström, 1996; Kostowski y Dyr, 1992). Por último, sobre el ingreso de calorías diariamente durante la gestación (Figs. 55 y 56; Anexo VI, Tabla 2), de los resultados obtenidos y ya expuestos, tampoco se puede decir que la buspirona haya tenido algún efecto apreciable. En los protocolos de exposición al EtOH durante la adolescencia y durante la adultez no hay nada llamativo que se pueda agregar a lo expuesto en las respectivas secciones de los resultados más allá de que todos los parámetros que aquí se consideran no se alteraron con respecto a los de los respectivos animales Control (o Control/R, según el caso). 225 Discusión V.1.2. Consumo de etanol y alcoholemias: Hemos considerado ya lo que sucedió en los distintos protocolos de exposición al EtOH con el alimento, la bebida y las calorías de ellos derivados. Ahora bien, ¿qué sucedió con el consumo de EtOH –considerado en sí mismo– entre uno y otro períodos de exposición pregestacional y gestacional en los protocolos de EPE (sin y con prevención del daño)? Aumentó 11,3% si se toma en cuenta el consumo por unidad de peso corporal, y un importante 33,25% si se considera a las hembras individualmente. Sin embargo, el porcentaje del VCT diario que representó exclusivamente el EtOH entre uno y otro períodos de exposición aumentó sólo 9,65% (20,61% a 22,60%, respectivamente). La administración de buspirona en el segundo de los protocolos de EPE, ¿indujo algún efectos sobre el consumo de EtOH puro? A semejanza de lo dicho acerca de la acción de la buspirona sobre el consumo de bebida, nada se puede decir al respecto. La buspirona parece no haber tenido efectos estadísticamente significativos (Figs. 52-54) y la diferencia de consumo de EtOH que se aprecia en la Fig. 53 entre los grupos ES y EB no se debe a la buspirona en sí sino, simplemente a la distinta manera de considerar el consumo (por unidad de peso corporal o individualmente de cada animal; cfr. la Fig. 53 con la 52). Independientemente de estos hechos, veamos cuál fue el nivel de consumo diario de EtOH de los animales (hembras gestantes o no, y machos) (Tabla 11). Tal como era de esperar, los animales que más EtOH consumieron diariamente fueron los machos adultos y adolescentes. Estos animales exhibieron no sólo el mayor consumo sino también el rango de consumo más amplio y el mayor nivel máximo. En comparación, las hembras bebieron menos EtOH que los machos, estuvieran preñadas o no. Las hembras, 226 Discusión consumieron más EtOH durante la gestación en concordancia con el mayor consumo de bebida. Por último, a pesar de lo que se observa en el cuadro (véanse más arriba las aclaraciones pertinentes) las hembras de los grupos ES y EB del protocolo de EPE con prevención del daño no difirieron entre sí en el consumo de EtOH gestacional. Tabla 11. Consumo de EtOH por parte de los animales de experimentación en cada uno de los protocolos de este trabajo (valores en g/kg/d): Protocolo Sexo EPE sin prevención - exposición pregestacional - exposición gestacional M edia DE Rango 5,47 6,09 1,11 0,53 3,805 - 8,065 5,323 - 7,126 5,85 6,51 0,69 0,71 4,53 - 7,11 5,63 - 8,49 6,997 1,68 4,52 - 9,27 Hembras EPE con prevención (gest.) - ES - EB Adolescentes y adultos Machos Los consumos observados en nuestros protocolos están en relación con los niveles de consumo que han observado otros investigadores utilizando igual método de exposición al EtOH.4 A modo de comparación, digamos que si un hombre adulto de 1,70 m de estatura y 70 kg de peso bebiera en un sólo día 3,805-9,27 g/kg de EtOH, estaría bebiendo el equivalente a 3820-9303 ml de cerveza (de 5,5º), ó a 1750-4264 ml de vino (de 12º) ó a 525-1279 ml de whisky (de 40º). Ahora bien, este trabajo ha versado, principalmente, sobre los efectos del AMF, por lo que, extrapolados ahora estos niveles al consumo que correspondería a una mujer de 1,60 m de estatura y 55 kg de peso corporal, estos valores 4 Cfr. el Anexo V (Métodos experimentales de exposición de animales al etanol. Ventajas y desventajas de cada uno) y especialmente lo dicho en los puntos VII.5.1. (Administración en el agua de bebida) y VII.5.5 (Administración por dieta líquida). 227 Discusión equivaldrían a 3002-7309 ml de cerveza, ó 1375-3350 ml de vino, ó 412-1005 ml de whisky. Siempre diariamente durante todo el embarazo. Nadie diría, en presencia de una tal hipotética mujer, que estos niveles de consumo sean bajos. Y posiblemente no determinarían alcoholemias bajas en las mujeres. Sin embargo, en nuestras ratas, las alcoholemias a las que dan lugar estos niveles de consumo sí son bajas. Recuérdese entonces aquí que las ratas tienen una velocidad de metabolización del EtOH que es de 2-3 veces mayor que la que poseemos los humanos (300 versus 100-150 mg/kg/h).5 Especulemos un poco más y supongamos que, para compensar las velocidades de metabolización, le administramos a nuestra hipotética mujer 2-3 veces menos EtOH en cada uno de los tipos de bebidas. Las cifras anteriores se convertirían en alrededor de 1000-3654 ml de cerveza, ó 458-1675 ml de vino, ó 137-501 ml de whisky. Bebidas estas cantidades a lo largo de todo un día, quizás sí podría decir ahora, más de una mujer alcohólica, que estos son niveles de consumo bajo. Más adelante analizaremos lo que, en las ratas crías de madres alcohólicas producen estos bajos niveles de alcoholemia. Un daño desde ningún punto de vista despreciable. Hablemos ahora entonces de las alcoholemias medidas en las ratas de los distintos protocolos. ¿Por qué decimos que son bajos niveles de alcoholemia? Porque las alcoholemias en el rango de 15-25mg/dl (o, lo que es lo mismo, 3,25-5,42 mM o, en unidades más frecuentemente usadas en el ámbito legal, 0,15-0,25 g/l) caen dentro de lo que, en las alcoholizaciones agudas, se denomina período subclínico.6 Es decir, no es, en la práctica, notable para un observador externo y, muy posiblemente, tampoco por el mismo 5 Cfr. sección I.3.1 (Farmacocinética) en la Introducción. 6 Cfr. la Tabla 2 (Relación de los distintos niveles de alcoholemia con las manifestaciones cognitivoconductuales observables en el ser humano agudamente intoxicado) en la subsección I.3.5. de la Introducción. 228 Discusión sujeto alcoholizado. Seamos aún más gráficos: en los términos de la hoy vigente Ley de Tránsito Nº 24.449/94 de la Nación Argentina, nuestras ratas, en cualquier momento, podrían haber conducido automóviles (de haber podido, sabido y querido) ya que la alcoholemia máxima permitida para ello es de 500 mg/l (= 50 mg/dl). En más de una ocasión podrían, incluso, haber conducido motocicletas (límite máximo: 200 mg/l). Más aún, hemos visto que nuestras ratas hembras o machos; adultas, adolescentes o infantes; preñadas o no, en ningún momento mostraron signos conductuales de intoxicación aguda cuando fueron evaluadas con las escalas de Nixon y Crews (2004) y Slawecki (2002). En ambas escalas, siempre puntuaron nivel 0 (cero).7 Igual sucedió al retirar bruscamente el EtOH cuando se las evaluó en busca de signos de abstinencia con la escala de Penland et al. (2001). Todos los motivos anteriores de consuno son los que permiten afirmar taxativamente que las alcoholemias fueron bajas más allá aún de las propias mediciones realizadas en el plasma de los animales. Ahora bien, otros investigadores han establecido previamente, por medios experimentales, que la concentración plasmática pico (alcoholemia pico) alcanzada tras la ingesta materna de EtOH es un factor crítico en la determinación del daño cerebral producido en el feto. Al mismo tiempo es su principal predictor, es decir, a mayores alcoholemias, y mantenidas por mayor tiempo, mayor daño cerebral (Pierce y West, 1986). Del mismo modo, el nivel de alcoholemia que se alcance, en comparación con la dosis total de EtOH consumida (o administrada a los animales de experimentación), es un indicador más preciso del daño tisular inducido. Estos factores se deben, nuevamente, a las 7 Cfr. subsección III.2.4. (Evaluación conductual de la intoxicación y la abstinencia) en la sección de Materiales y Métodos. 229 Discusión diferencias farmacocinéticas interindividuales e interespecies (Bonthius et al., 1988; Livy et al., 2003). En cuanto a las alcoholemias necesarias para inducir displasias corticales por neurodegeneración apoptótica, ha de ser necesario que los niveles de alcoholemia se mantengan por sobre los 200 mg/dl durante más de 8 horas al día en ratas de edad P7 (Ikonomidou et al., 2000). Prenatalmente, por otro lado, con alcoholemias de niveles algo menores (171 mg/dl; pero siempre altas en comparación con las obtenidas en nuestro trabajo) se han observado alteraciones importantes en la cantidad de los Nb generados en las regiones corticales, un retraso y a la vez extensión del período de generación de los Nb en la CC al tiempo que se redujo (al medirlas en la CC adulta) la cantidad total de neuronas con el mismo momento de origen; quizás más importante aún, se alteró la distribución intracortical de las neuronas generadas en un día particular, esto es, su localización resultó alterada (Miller, 1986). Más abajo se verá que algo similar se encontró en nuestros experimentos. En ratones adultos se ha visto que bajos niveles de alcoholemia (15-21 mg/dl) son ya capaces de inducir disminuciones de la neurogénesis en el giro dentado de la formación del hipocampo, alteraciones que son reversibles por el simple ejercicio físico (Crews et al., 2004). Prenatalmente, también en ratones, las alcoholemias bajas a moderadas (11,3-65 mg/dl y 44,3-142,7 mg/dl) son capaces de provocar disrafias del tubo neural (alteraciones del cierre) tanto en la placa del piso como en la placa del techo (Zhou et al., 2003). Por lo tanto, se ve claramente que las alcoholemias bajas si bien no inducen en los animales de experimentación los catastróficos cuadros neuropatológicos que se observan en lo niños con el FAS completo (esquizencefalia, holoprosencefalia) sí son capaces de 230 Discusión provocar las alteraciones morfológicas macro y microscópicas del desarrollo del SNC propias de los ARND. Luego veremos que, de hecho, en nuestros experimentos se produjeron displasias corticales sutiles. V.1.3. Variaciones de peso: La medición seriada del peso corporal de los animales sometidos, a cualquier edad, a la exposición crónica al EtOH es uno de los principales parámetros que permiten evaluar el impacto global de la intoxicación sobre la salud del animal. Si un animal expuesto crónicamente al EtOH no ve modificado su peso (o, mejor, lo incrementa) es esto un signo de buena salud global. Es fácil imaginar que este parámetro general de salud será de más frecuente alteración en aquellos animales que ven fácilmente alterada su evolución ponderal ante muchas noxas. Es lo que, día a día, hacen los pediatras al evaluar el peso de los recién nacidos y de los niños mientras crecen. Por otro lado, hemos visto que, ya con Rouquette (1957), uno de los tres elementos semiológicos del FAS en cualquier sistema diagnóstico de los FASD es la evolución del peso pre- y postnatalmente.8 Por ello es que en este trabajo se dedico especial cuidado a su medición evolutiva, día a día desde antes de la gestación hasta 90 días luego del parto (154 días, o más). En los protocolos de EPE la evolución del peso materno durante el período de exposición pregestacional fue paralelo para ambos grupos de tratamiento (Figs. 30 y 31; 8 Cfr. Anexo I (Síndrome Alcohólico Fetal (FAS) y trastornos asociados. Criterios diagnósticos). 231 Discusión Anexo VI, Tabla 1). Sin embargo, el aumento de peso fue mayor, y significativo, para las hembras Control; para las hembras expuestas al EtOH, en tanto, si bien al finalizar este período no difirieron estadísticamente del peso de las Control, mostraron un aumento que, a diferencia del de las Control, no fue significativo con respecto al peso de inicio (Fig. 30; Anexo VI, Tabla 1). Este hecho está indicando que, por efecto del consumo obligado de EtOH, las hembras de este grupo mostraron un leve efecto anorexígeno. Sin embargo, durante la gestación las hembras de ambos grupos mostraron un aumento de peso armónico y en todo paralelo (Fig. 30, y 31 especialmente; Anexo VI, Tabla 1) hecho que habla a las claras de la salud general de esas preñeces. Tras el parto y la lógica brusca disminución del peso por la eliminación del feto, las membranas ovulares y los líquidos correspondientes, las hembras del grupo EtOH retomaron el aumento de peso con una pendiente levemente mayor que las del grupo Control, acercándose al peso de estas hacia el final de la lactancia (Figs. 30 y 31) incluso a pesar de que estaban dando de mamar a sus crías. Nuevamente, esto habla de la salud general de ambos grupos. En el protocolo de EPE con prevención del daño, se puede apreciar que la evolución del peso gestacional de las hembras de los 4 grupos de tratamiento fue en todo paralelo (Fig. 57, de mejor apreciación en la curva de la Fig. 58; Anexo VI, Tabla 2). Se observa también que ni la evolución del peso ni los pesos finales se vieron alterados por la administración de buspirona o solución salina por vía sc a las hembras de este protocolo entre los días E13E20. Nuevamente, luego del brusco descenso de peso postparto, los cuatro grupos de hembras que amamantaron a sus crías (esta vez, y a diferencia del protocolo anterior) sin recibir EtOH, aumentaron de peso también de manera armónica y comparable entre sí (Fig. 58). 232 Discusión En los animales adolescentes sometidos a 6 semanas de exposición al EtOH con posterior abstinencia de 10 semanas, y en los animales adultos expuestos crónicamente por 6 semanas, se observaron aumentos de peso en todo comparables entre los grupos de animales control (Control y Control/R) y los tratados (EtOH y EtOH/R). A este respecto véase la Fig. 72 y consúltense las subsecciones IV.3.1. y IV.4.1. de los Resultados. Nuevamente, esto es indicador fiable de la salud general de los animales sometidos a experimentación, independientemente del grupo de tratamiento al que hubieran pertenecido, y que el EtOH no ocasionó efectos mayores en lo relativo a este parámetro. V.1.4. Efectos generales de la exposición prenatal al etanol sobre la descendencia: La salud de las crías habidas de una madre es indicador certísimo de la corrección general de sus respectivas gestaciones. En ambos protocolos de EPE la duración de la gestación ha sido la misma y normal: 22 días. Las camadas habidas de los distintos grupos de tratamiento en uno y otro protocolos fueron de tamaños estadísticamente equivalentes (Fig. 32 y 59; Anexo VI, Tablas 1 y2). El peso al nacer de estas crías (parámetro importantísimo de salud fetal) tampoco difirió estadísticamente aunque se observó una leve tendencia a ser menor el de las crías de las madres del grupo EB en el protocolo de EPE con prevención del daño (algo más notable en las crías hembras; Fig. 59 y Anexo VI, Tabla 2). Si bien estadísticamente las diferencias de peso no fueron significativas, nótese que el peso al nacer de las crías machos y hembras, en este protocolo, presenta el mismo perfíl, con una leve disminución no significativa 233 Discusión (reitero a riesgo de resultar repetitivo en demasía) paras los/las hijos/as de los grupos que recibieron buspirona. Naturalmente, deberían realizarse experimentos adicionales con la finalidad de determinar si esta aparente tendencia en la disminución del peso de las crías continúa observándose en la descendencia de aquellas madres que reciben buspirona durante la gestación (independientemente de que hubieran bebido o no EtOH). ¿Tendrá algún efecto la buspirona sobre el peso de las crías al nacer? La cantidad de machos nacidos por cada hembra nacida parece haber sido levemente menor para las madres sometidas a EPE. Este es un efecto que ya se ha observado en humanos: los fetos masculinos son más sensibles que los femeninos a los efectos intrauterinos del EtOH y terminan en aborto más frecuentemente lo que podría causar una menor tasa de natalidad de varones entre los hijos de madres alcohólicas (Spohr y Steinhausen, 1996). Ahora bien, en el EPE sin prevención del daño, aunque estadísticamente no fue significativo, se observó una tendencia a la presencia del mismo fenómeno (ver subsección IV.1.1.6. de la sección de Resultados). En el protocolo de EPE con prevención del daño por administración de buspirona, aunque las diferencias fueron (otra vez) no significativas, parece haber habido una reversión de la relación machos/hembra con un aumento relativo de los machos en el grupo EB con respecto al ES (Fig. 59 y Anexo VI, Tabla 2). Al igual que en el caso del peso, es necesario aumentar la cantidad de sujetos con experimentos nuevos para ver si la tendencia se mantiene y la fuerza estadística se incrementa. Mientras tanto, cabe preguntarse: ¿tendrá algún/os efecto/s la buspirona sobre el sexo de las crías nacidas tras la EPE? ¿Prevendrá la buspirona el aborto de fetos masculinos que llegan así a término? Tras nacer, el peso postnatal de las crías en ambos protocolos de EPE fue aumentando 234 Discusión en forma paralela y comparable, siendo no significativamente distintos en ningún punto temporal desde P0 hasta P21 en el protocolo de EPE sin prevención del daño (Fig. 33) y desde P0 hasta P88 en el de prevención del daño con buspirona (Fig. 60). Es importante destacar, en este último caso que, a pesar de las diferencias de tratamiento prenatales, la administración de buspirona (tampoco la de EtOH) no parece haber alterado la evolución ponderal postnatal incluso hasta bien entrada la adultez de las crías. Otro hecho más que habla en favor de la salud general de estas crías. Se sabe que el consumo de EtOH por parte de madres que están en período de amamantamiento puede interferir con la lactancia e inducir trastornos nutricionales en las crías lactantes (Heil y Subramanian, 1988; Little et al., 1989; Mennella, 2001; Mennellay Beaucham, 1991). Sin embargo, en el protocolo de EPE sin prevención del daño no hubo diferencias en la ganancia de peso durante el período postnatal en el que las crías recibieron EtOH a través de la leche materna hasta el momento del destete y fijación (P21), comparado con el de las crías Control (Fig. 33). De este modo, la ingesta por vía oral, en la leche materna, de bajas concentraciones de EtOH9 no indujo ningún daño físico mayor. En fin que, de todo lo dicho, sumado a que en ningún caso se observó la presencia de malformaciones orgánicas ni de microcefalia, se desprende claramente que el presente es un modelo válido, en ratas, de los ARND observados en los seres humanos. 9 Cfr. subsección I.3.3. (Farmacocinética materno-fetal y en el recién nacido). 235 Discusión V.2. Las neuronas “oscuras” o la Zellschrumpfung: V.2.1. Hallazgos con el Nissl en la corteza frontal: La coloración de Nissl con el azul de toluidina es un procedimiento particularmente a propósito para escudriñar las células del tejido nervioso (colorea al 100% de las células presentes) y “la herramienta fundamental para estudiar la citoarquitectura cortical”10. Por ello se prefirió, por sobre otras técnicas más modernas pero menos rendidoras, “al sencillo cuanto perfecto método imaginado por este sabio”11. Remito al lector a la subsección IV.1.2. para la descripción detallada de las alteraciones que se encontraron en la CxF de las crías macho de edad P21 sometidas a EPE sin prevención del daño. Aquí solamente me atendré al análisis de su posible significación. Buscando lo que estas alteradas neuronas piramidales pudieran significar me topé con literatura reciente que les adscribe un origen, en general, artefactual. Serían originadas por la mala manipulación de los cerebros tras ser fijados, por una fijación defectuosa o retrasada (extenso tiempo de autólisis postmortem). Así, en dos trabajos recientes, Bernard Jortner (Jortner, 2005, 2006) se alinea entre los que taxativamente afirman que las neuronas “oscuras” (como las llama este investigador) son simples artefactos de técnica. Entre sus referencias cita 5 veces a Jan Cammermeryer –a quien sigue en sus ideas– y previene sobre la mala interpretación de estas neuronas en los estudios de neurotoxicología (mala noticia, entonces, para nuestros hallazgos, si esto fuera así). Muestra una muy ilustrativa fotografía de neuronas alteradas en la capa V de la corteza motora de ratas intoxicadas 10 Cfr. Outes, 1981, pág. 43. 11 Cfr. Ramón Cajal, 1899; tomo I, pág. 118. 236 Discusión transdérmicamente con un pesticida (la N,N-dietil m-toluamida o DEET). Adscribe la apariencia de estas neuronas a la mala fijación y manipulación de los cerebros, en mi opinión, por qué, llamativamente, la lesión se observa en la capa V o en la III y no en todas las capas de la corteza bajo la zona “lesionada”.12 En 1975, Ebel Ebels, de la Universidad de Gröningen, en Holanda (Ebels, 1975) observó fácilmente células de Purkinj oscuras en el cerebelo de ratas jóvenes, muertas por decapitación; eran animales de edad P16 y mayores. Sin embargo, en animales más jóvenes (de P0-P12 días de edad) a esas neuronas oscuras, no las observó nunca. El autor concuerda con Cammermeyer y otros en que las células oscuras son un artefacto evitable. Pero sus hallazgos le sugieren, sin embargo, que la posibilidad de ocurrencia de este tipo de artefacto dependa del estado madurativo de la neurona en cuestión. Luego veremos que esto puede estar relacionado con el citoesqueleto, los Nfs más específicamente, y en particular con la forma como cada uno de los tipos de proteínas que conforman a los Nf (68, 160 y 200) se van agregando a estos según va madurando la neurona. Pero vayamos ahora al trabajo de Jan Cammermeyer. Este neuropatólogo belga mudado a los EUA, en una serie de artículos muy citados, pero principalemente en uno de 1961 (Cammermeyer, 1961)13 pretendió establecer que las neuronas oscuras son simples artefactos de técnica. En este artículo, una revisión, hace gala de erudición citando 165 referencias bibliográficas entre las cuales a muchos grandes de la neurohistología y neuropatología (entre ellos Cajal, Nissl, von Economo o Spielmeyer), a 12 Recordemos al pasar que Jortner es profesor de patología en el Colegio Regional de Medicina Veterinaria de Virginia-Maryland, en EUA (¡!). Y no menciona para nada a Gallyas (véase más abajo), en sus trabajos. Parecería no haberlo leído. 13 El artículo lleva el sugestivo título “La importancia de evitar las neuronas «oscuras» en neuropatología experimental” (Cammermeyer, 1961). Se comprenderá mi desazón al leer su título. 237 Discusión la vez que descree de los hallazgos de todos ellos (¡!). Realizó una extensa serie de experimentos con los que creyó demostrar que estas neuronas son artefactos por mala fijación14 o que son producto de la mala manipulación de las muestras de cerebro antes o después de su extracción del Inexplicablemente cráneo. para Figura 96. Figuras 1C (izquierda) y 2C (derecha) correspondientes al trab ajo de 1961 de Jan C am m erm eyer en el que m uestra neuronas oscuras (d), ne uron as de m orfología no rm al (n) al lad o d e a qu ellas, y un oligoden drocito (o) “hinchado” (sw ollen) según él, p ero d el q ue se ap recia claram ente que em ite una d end rita ap ical en sacacorcho p or lo q ue, en rig or d e verd ad , ha d e adscrib írsela com o neurona y no co m o oligoden drocito. A la d erech a, neu ronas oscuras c on clara d isp osición encolum nad a y con el eje m ayor alterado en su d irección. Tom ado y m odificado de C am m erm eyer, 1961. un neuropatólogo, confunde una neurona colapsada e hipercromática (idéntica a las halladas en nuestro trabajo) con un oligodendrocito “hinchado” (¡!) y como tal lo señala en su figura 1C (Fig. 96). A pesar de que muestra excelentes fotografías (como la de su figura 2C) tampoco él explica por qué estas células artefactuales se ubican, extraña y llamativamente, en columnas, exactamente del mismo modo en que las hemos visto nosotros (Fig. 96).15 En su erudición, no obstante, hace un aporte enorme: da la más completa lista de sinónimos16 de esta alteración morfológica de las neuronas y discute acerca de muchas de ellas 14 Usó fijadores en soluciones tan ácidas como pH 1,5-4,5 que alteran la carga de las proteínas citosólicas, según sabemos hoy pero que bien podría fácilmente haber intuido entonces. 15 Es muy posible que Cammermeyer haya desconocido, al momento de escribir su trabajo, aquel en el que Mountcastle describió la organización columnar de las neuronas en la corteza somatosensorial del gato (Mountcastle, 1957). 16 Sinonimia recopilada por Cammermeyer (Cammermeyer, 1961) (entre paréntesis el autor y año de la primera descripción): célula oscura o cromófila (Koneff, 1886, 1887); células cromófilas, osmiófilas o argirófilas (Kotlarewsky, 1887); célula picnomorfa (Nissl, 1895); célula retraída y oscura (Ramón y Cajal, 1909); célula cortical contraída, célula retraída del ganglio sensorial (Ramón y Cajal, 1913); célula contraída o retraída, contracción o retracción simple, célula ganglionar esclerótica (Spielmeyer, 1922); célula hipercromática (Miskolczy, 1925); célula especial del lóbulo del cíngulo y del lóbulo de la ínsula (von Economo, 1925, 1926); célula homogenea retraída (Gildea y Cobb, 1930, 1931); célula pescado (Stern, 1936); célula de Purkinje tipo II (Hydén, 1943); cromofilia, hipercromasia, cromofilia extrema, cromofilia de actividad incialmente aumentada, cromofilia de actividad disminuida (Einarson, 1945, 1946); células ganglionares multiangulares sensibles a la formalina (Bacsich y W iburn, 1953); célula siderófila (Hägqvist, 1958); reacción axonal primaria (Grünthal y W alther-Büel, 1960). 238 Discusión (desdeñándolas a todas por erróneas). Pero por esta enumeración se puede seguir la “genealogía”, si se quiere, de esta alteración. Existe una extensa serie de trabajos, tanto argentinos como extranjeros, que documentaron, desde hace más de 100 años, la existencia de este tipo de alteraciones neuronales ante distintos tipos de circunstancias patológicas, tóxicas o no. Veamos algunas de ellas. Las mismas alteraciones estructurales que nosotros hemos encontrado en el soma de las neuronas, o la disposición en sacacorcho de las dendritas apicales de las neuronas piramidales de la CC, o de los axones en los estriosomas del Strt o las F igura 97. A lteraciones en sacacorcho observadas: arriba , p o r Tagliaferro et al. (2006) en las dendritas apicales (IC Q p ara M A P 2) de las neuronas piram idales del área C A 1 el H ipp de ratas tratadas crónicam ente con un ag onista d e los receptores cannabinoides; abajo a la izquierda, axones en sacacorcho (IC Q p ara N f-200) ob servados p o r R am os et al. (2000) en el Strt d e ra ta s, 1 día d espués de la finalización de u n tratam ien to depleción crónica de la 5-H T utilizando P C P A ; abajo a la derecha, neurona citom egálica nN O S -ir observada por Loidl et al. (1997) en e l S trt de una rata d e 6 m eses de e dad so m etida a a sfixia perin ata l. alteraciones nucleares visibles al óptico, las han constatado también, en nuestro medio: i) Tagliaferro et al. (2006), han descripto, con técnicas de ICQ para la MAP-2, cambios estructurales similares en las dendritas apicales (que transcurren por el stratum radiatum) de las neuronas piramidales del área CA1 del Hipp en experimentos de exposición crónica de ratas Wistar a un agonista de los receptores cannabinoides (el WIN-55,212-2) (Fig. 97); ii) Ramos et al. (2000), tras la exposición crónica de ratas Wistar a una droga (la p- 239 Discusión clorofenilalanina, PCPA) que produce la depleción de 5-HT por inhibición irreversible de la TPH, han mostrado también alteraciones estructurales del citoesqueleto (con ICQ para los Nf-200) en los axones que corren por los estriosomas del Strt (Fig. 97); iii) Loidl et al. (1997), tras un tratamiento de asfixia perinatal a ratas Wistar, han mostrado, también en el Strt y en la CxF, cambios morfológicos similares en las dendritas de neuronas citomegálicas que muestran actividad de NADPH-diaforasa e inmunorreactividad para la nNOS (Fig. 97); iv) Benítez et al. (1996), esta vez desde el terreno de la clínica neuropsiquiátrica, mostraron también estos mismos cambios en neuronas agrupadas en “nidos” en las capas III y V de la corteza órbitofrontal anterior de un sujeto de 30 años de edad17 (además de estas alteraciones, M.G. tenía un cuerpo calloso adelgazado notoriamente en su porción posterior)18 (Fig. 98); v) más atrás en el Figu ra 98. M icrosco pía óp tica de las capas III y V de la co rteza órbitofrontal anterior del cerebro de M .G . A rriba, grupo neuronal anorm al con d isp osición en islote; tod as las neuronas con d en dritas ap icales en sacaco rch o. E n m e dio , n eu ro n a s ano rm ales en la capa V de la m ism a región , algu na s no rm ales y otras con la m ism a alteración. A bajo, nótese la dendrita apical en sacacorcho (p unta de flecha neg ra) en una neurona q ue co nserva u n núcleo de a sp ec to aún norm al co n nucléo lo eviden te sim ilar a los nuestros. E sta neuro na, seguram ente , era to davía vital al m om ento de m orir M .G . M odificado de B enítez et al., 1996. 17 M.G., alias “La Iguana”, un psicópata grave, antisocial, ladrón y asesino. Murió al intentar escapar de una persecución policial. 18 Exactamente igual que el cuerpo calloso de Ángela (cfr. en la subsección I.1. la Fig. 1A). 240 Discusión tiempo, Jacinto Carlos Orlando (Orlando, 1952), en su tesis doctoral apadrinada por Braulio Moyano, mostró con el Nissl, neuronas piramidales con esclerosis y atrofia celular en las capas III, V y VI de la CxF de sujetos afectados por la enfermedad de Marchiafava-Bignami (la degeneración sistemática de las fibras comisurales que se observa en el alcoholismo crónico) (Fig. 99); vi) Christfried Jakob, el maestro e iniciador de la escuela neuropsiquiátrica germano-argentina, en un estudio anatomopatológico realizado en cerebros de esquizofrénicos (Jakob y Pedace, 1938) mostró, también en la CxF, “focos de desintegración lacunar” con ausencia total de pirámides corticales y, aunque no lo menciona explícitamente, en la periferia de estas lagunas de desintegración se observan pirámides claramente retraídas y con dendritas en sacacorcho (Fig. 99); vii) cinco años antes, Braulio A. Moyano en su tesis doctoral (Moyano, 1933), apadrinada por su maestro, Ch. Jakob, mostró neuronas piramidales en todo similares en la capa III de la CC de pacientes dementes (Fig. 99). Moyano, en su descripción de la atrofia de Pick, hace explícito que sigue la de Spielmeyer de 1922 (véase más abajo; Spielmeyer denominaba Zellschrumpfung a esta alteración).19 Dice Moyano:20 “Las células presentan los grados sucesivos de la atrofia esclerótica (Zellschrumpfung) retracción de la célula, contornos rígidos, dendritas flexuosas, el núcleo opaco, la sustancia cromática (del citoplasma) forma una masa compacta, amorfa” (las itálicas son mías). En otro lugar (Moyano, 1954), tras mostrar la misma fotomicrografía, afirma que esta esclerosis celular es un “proceso crónico, se caracteriza por la retracción y oscurecimiento de la célula, los senderos claros que dejaban entre sí los grumos cromáticos desaparecen, el núcleo se hace picnótico: proceso 19 Una de las descripciones que, entre otras, tildara de inexacta Cammermeyer en 1961. 20 Moyano, 1933; pp. 41-42. 241 Discusión irreparable, lleva a la destrucción lenta celular” (las itálicas son mías).21 Entre los de la literatura internacional, se pueden consignar los siguientes trabajos antecedentes que muestran a estas neuronas “oscuras” y a las dendritas en sacacorcho a ellas asociadas en la casi totalidad de los casos: i) en modelos experimentales de hipoxia-isquemia cerebral con posterior reperfusión (Iizuka et al., 1989; Kövesdi et al., 2007; Nedergaard, 1987; Onizuka et al., 1996); ii) modelos de traumatismo encéfalocraneano en ratas (Gallyas et al., 2006a; Ooigawa et al., 2006); iii) un modelo de esclerosis lateral amiotrófica en ratas transgénicas (Rafalowska et al., 2006); iv) un modelo de enfermedad de Huntington en ratones R6/2 transgénicos (Petersén et al., 2005); v) un modelo de enfermedad de Alzheimer en ratones transgénicos que sobreexpresan la presenilina-1 humana (Chui et al., 1999); vi) un modelo de peritonitis fecal F ig u ra 9 9 . N e u r o n a s e s c l e r ó tic a s y a tró fic a s (zellschrum p fung). A rriba, deta lle de la figura 20 de la te sis de O rlando sobre la enferm edad de M archiafava-B ignam i en los alcoholista s cró nicos. E n m edio, el desierto lacunar en la corteza fro nta l de paciente s esquizofrénicos según lo m ostraran Jakoby P ed ace. A bajo, atrofia celular en la dem encia de P ick ta l com o lo expusiera M oyano en su te sis d octoral. En las tres fotos, las flechas y p untas d e flecha (ausentes en los originales) señalan a las neuronas alteradas. T om ado y m od ificad o d e O rland o, 1952; J ak ob y P edace, 1938; y M oyano, 1933. 21 Moyano, 1954; t. II, pág. 23. Veremos luego, en la explicación que da Gallyas en 1992 y 2004 a estos fenómenos, que afirma lo mismo que decían ya Moyano y Spielmeyer 60 a 80 años antes. 242 Discusión en cerdos (Papadopoulos et al., 1999); vii) un modelo de dolor neuropático crónico por constricción nerviosa periférica (Mayer et al., 1999); viii) un modelo de injuria neuronal leve (por nado forzado) o severa (por inyección local de ácido iboténico en el hipocampo) (Ishida et al., 2004); ix) un modelo de neuroexcitoxicidad por aplicación iontoforética de ácido kaínico en la amígdala de ratas (Hajnal et al., 1997); x) en modelos de lesión por distintos tipos de descargas eléctricas (Islam et al., 1994; Zsombok et al., 2005); xi) en un trabajo realizado en humanos viejos normales, en el que se estudió la agregación acumulativa de la proteína J (otro tipo de MAP, axónica predominantemente) de manera más prominente en las capas II-IV de las CxF y entorrinal (Yang et al., 2005) y en otro trabajo, en el contexto de estudios de infarto cerebral en ratas, se ha encontrado en neuronas piramidales de las capas III y V de la CxF de ratas viejas normales (20 meses edad) que algunas dendritas apicales tenían una estructura claramente en sacacorcho (Schroeder et al., 2003).22 También destacable es la figura 16 del Lehrbuch der Psychiatrie de Eugen Bleuler,23 quien muestra, bajo el título de degeneración fibrilar de Alzheimer (¡¿?!), dos neuronas al Bielchowski con prolongaciones que adoptan un “aspecto serpenteante o parecido al alambre” (Bleuler, 1967). No podía ser de otra forma, y también don Santiago Ramón y Cajal muestra alteraciones en todo semejantes, en sacacorcho, en su obra Sobre la degeneración y regeneración del sistema nervioso (Ramón Cajal, 1913). Finalmente, el antecedente más remoto, a quién el mismo Cajal cita, es un trabajo de 1898 del belga Jean 22 Cfr. su Fig. 3Db. 23 Eugen Bleuler (1857-1940), el psiquiatra suizo a quien se debe la denominación actual de las esquizofrenias. 243 Discusión Demoor (1867-1941) (Demoor, 1898).24 Demoor, al igual que Cajal y otros, llama a los cambios neuronales que nos ocupan como “estado neuronal moniliforme” porque el aspecto que adoptaban en su microscopio las prolongaciones neuronales afectadas hacía recordar al de las hifas y pseudohifas de la Candida albicans (antiguamente llamada Monilia albicans). Además de haber realizado experiencias en amebas, leucocitos, heliozoarios, Actinospaerium, y otros organismos Figura 100. E stado m oniliform e de las neuronas. A rrib a, en la corteza cerebral d e p erros “m orfinizados” (m od ificad o d e D em oor, 1896) y abajo, neuronas olfatorias d e ranas som etid as a la acción de la co ca ína (m odifica do de D em oor, 18 98 ). inferiores, Demoor obtuvo estas mismas alteraciones en perros, ranas (Fig. 100) y ratones sometidos a intoxicación con cocaína, alcohol, hidrato de cloral, cloroformo, electricidad, éter, gas de alumbrado, exponsición al frío, en animales normales en período de hibernación. También, en humanos, las observó en cerebros de imbéciles, afectados de “demencia consecutiva”, epilépticos y paralíticos generales. Más allá de que las teorías explicativas que ensaya han sido dejadas de lado hoy en día (movimientos ameboideos de las prolongaciones, responsabilidad de estos cambios en el mecanismo de producción del sueño o del pensamiento) debe reconocérsele a Demoor que intuyó que este estado de la neurona (también llamado estado perlado de Renaut o desintegración granular [körnige Zerfall] de Verworn) comenzaba en los apéndices piriformes de Stefanowska –nuestras espinas dendríticas– y a partir de ellas se propagaba 24 Como siempre, y con muchas otras cosas, debo mi eterno agradecimiento a mi gran amiga Patricia Tagliaferro quien pudo conseguir para mí (¡en archivo .pdf!) el artículo original de Demoor en la National Library of Medicine de EUA, por intermedio de la National Institute of Health Library. 244 Discusión al resto de las dendritas.25 Pero, quizás, la mejor descripción de estas neuronas, la más clara, se deba a Walther Spielmeyer (1869-1935), un eminente neuropatólogo alemán, autor de un famosísimo texto de neuropatología (Spielmeyer, 1922) en el que, en su figura 30, muestra una “célula ganglionar esclerótica con un grueso apéndice sinuoso y puntiagudo” en un preparado de Nissl (Fig. 101). Véanse más arriba, la Fig. 34 de esta tesis y confróntesela con la de Spielmeyer. Huelgan las Figura 101. C o rre sponde a la figura 30 de la N europ atolog ía de Sp ielm eyer. V éase la descripción en el texto. palabras. Actualmente, existen trabajos que proponen la utilización de técnicas tintoriales específicas para este tipo de neuronas (también llamadas oscuras o argirófilas por distintos autores). Algunos de estos colorantes son: i) el fluoro-jade C (Schmued et al., 2005) y ii) la fucsina ácida-vanadio con contratinción con azul de toluidina o hematoxilina (Victorov et al., 2000). Además de estos dos últimos métodos, existen también otras técnicas tintoriales histológicas (todas ellas, impregnaciones argénticas) para poner en evidencia este tipo de neuronas: el método de la argirofilia III (Gallyas et al., 1990) y la técnica aminocupro-argéntica de de Olmos (de Olmos et al., 1994). 25 En la página 231 de su trabajo hay dos frases premonitorias: i) “En la neurona, el estado moniliforme es una reacción de contracción” (¡!); y ii) “El estudio en profundidad de la fisiología de las espinas o apéndices piriformes dará probablemente la solución al problema” (¡!). ¡Más de 100 años después seguimos debatiendo los mismos problemas!. Paradojas de la historia, a pesar de las excelentes descripciones de Demoor, Ernesto Lugaro (psiquiatra italiano e introductor del término plasticidad en referencia al tejido nervioso) por no encontrar en sus propios experimentos los mismos hallazgos que Demoor, había tildado a este de cometer errores en su técnica experimental, ya en 1896 (Demoor, 1898). 245 Discusión Ferenc Gallyas, un investigador de la Universidad de Pécs, en Hungría, es quien ha dado una explicación acerca del origen de la morfología de estas neuronas que, a mi modo de ver, resulta mucho más convincente que las que postulan el origen artefactual. La “teoría de la transición de fase gel-a-gel de la compactación ultraestructural holocelular”, como él la ha denominado. Dos son los trabajos en los que adelanta y expone su teoría (Galllyas et al., 1992, 2004). Permítaseme transcribir textualmente una traducción mía de lo que Gallyas postula a fin de evitarme disquisiciones más largas. Fi g ura 102. G ráfico q ue intenta exp licar los p rincip ios energéticos im plicados en la teoría de la tran sición de fase gel-a-gel de la co m pactación u ltraestructural holocelular d e G allyas. V er en el texto los d etalles d el p roceso. M od ificad o de G allyas, 1992. “La teoría de la transición de fase gel-a-gel postula que numerosos sitios de unión no covalente de las proteínas en el “citoplasma acuoso” están involucrados no en mantener su conformación, tal como se la observa in vitro, sino en acompañar mutuamente la conformación in vivo de cada una, uniendo iones potasio y adsorbiendo moléculas de agua en múltiples capas ordenadas. La estructura en gel resultante, que es continua en toda la célula y se ancla a los elementos ultraestrucuturales “visibles” [las organelas], almacena energía en forma de uniones no covalentes. Si esta energía libre almacenada se libera en cualquier punto intracelular por acción de algún tipo de energía de activación exógena, tal energía servirá como energía de activación para los puntos vecinos (principio del dominó) [Fig. 102]. Si se asume como cierta la existencia de tal estructura citoplasmática en gel, la compactación ultraestructural de toda la célula que se ve en las neuronas consiste de dos estadíos, que son los siguientes: una fuerza física o un proceso patometabólico transmite la energía de activación solamente a un punto en cada dominio somatodendrítico (estadío inicial) y su ultraestructura deviene compactada en el próximo estadío. Subsecuentemente, en este punto inicial, el cambio conformacional de las moléculas proteínicas se acompaña por la liberación de moléculas de agua e iones potasio, y se propaga por toda la estructura del gel gracias a la liberación de energía libre no covalente almacenada (fase de propagación). En otros términos, se propaga por todo el gel citoplasmático 246 Discusión un cambio conformacional cooperativo en las proteinas de la matriz del supuesto gel citoplasmático. Como resultado final, el gel se encoge, causando que los elementos ultraestructruales “visibles” [las organelas] se acerquen unos a otros (compactación) extruyendo a las moléculas de agua y a los iones potasio que son liberados fuera de la célula a través de numerosos poros no visibles de la membrana plasmática. Teniendo todo esto en cuenta, es el proceso de propagación el que determina las características morfológicas intracelulares, independientemente del factor de iniciación. Por otro lado, el proceso de inciación es, al determinar cuáles son las neuronas que se compactarán, el que juega un papel importante en delinear el patrón de distribución de las neuronas afectadas”. (Gallyas et al., 2004) (las itálicas y los agregados entre corchetes son míos). Nótese que el proceso de propagación que postula Gallyas ya había sido intuido u observado 100 años antes (Demoor) y que es en las espinas dendríticas donde la MAP-2, molécula crítica del citoesqueleto y que regula el estado de polimerización de los MTs, se halla libre y en estrechísima relación molecular con los eventos sinápticos (potenciación y depresión a largo plazo, comunicación transináptica bidireccional independiente de los neurotransmisores, acción local de las quinasas y fosfatasas con acción fosforilante y desfosforilante sobre la MAP-2, etc.).26 En muchos de sus trabajos Gallyas muestra imágenes de microscopía electrónica en las que se observan procesos astrocitarios perineuronales edematizados, hinchados, y a los que él interpreta como habiendo absorbido parte del agua extruída de la neurona afectada por el proceso descripto (es más que factible si se recuerdan las funciones del astrocito como tampón de potasio extracelular y sus conexiones con los vasos sanguíneos por medio de sus pies chupadores). Cammermeyer, por otro lado, en su trabajo de 1961, muestra excelentes imágenes de microscopía óptica de neuronas en proceso de retracción (cfr. sus figuras 26 Cfr. I.5.3.2. (La proteína asociada a los microtúbulos de tipo 2) y la subsección VII.4.4. (Estrucutra de la proteína asociada a microtúbulos de tipo 2 (MAP-2)) del Anexo IV (Estructura de ciertas proteínas relevantes al presente trabajo) en esta tesis, y, especialmente, la excelente revisión de Sánchez et al., 2000. 247 Discusión 9B,D,F) con claros y amplios espacios perineuronales del mismo tipo de los que se observan en la Fig. 50L de este trabajo, marcado por cabezas de flecha blancas. En los cortes al Nissl, si se observa en detalle a las neuronas más retraídas de la Fig. 34G,H,I, se puede detectar un delgado halo claro perineuronal refringente, compatible con un delgado espacio de edema perineuronal.27 Más allá del factor “etiológico” que potencialmente determine el inicio de este proceso de retracción, una vez que ha comenzado, según Gallyas, el cambio se propaga por toda la célula (recuérdese a Demoor). Este proceso sería, en definitiva, el modo morfológico de manifestación de múltiples noxas actuando sobre las neuronas susceptibles. Y el tipo de aspecto morfológico observado, en sí mismo, no sería más que la traducción visible del daño a una vía final común. Vía final común que, en virtud de varios elementos que veremos más adelante, es factible que sea es el citoesqueleto y, como afirma Gallyas en su artículo de 1992, más específicamente, los Nfs. Abandonemos por ahora la Zellschrumpfung. Otro aspecto importante a destacar en esta subsección con respecto a los hallazgos en los cortes al Nissl en las ratas machos de edad P21 sometidas a EPE, es la presencia (entre las mismas neuronas afectadas por la Zellschrumpfung) de una célula que tiene todo el aspecto morfológico de un Nb en migración (Fig. 34C5, marcada con el asterisco). Esta célula se encontró en la CxF de animales en los que, según hemos visto (Fig. 8 abajo, Fig. 27 Es posible que este espacio perineuronal no se observe tan claramente en los cortes al Nissl de la Fig. 34 porque son, recuérdese, cortes gruesos de vibrátomo, de 50 :m de espesor, que fueron cortados con la finalidad principal de realizar experimentos de ICQ. Si estos espacios perineuronales estuvieron presentes alrededor de las neuronas retraídas quizás se hubieran puesto mejor en evidencia con cortes más finos, incluidos en parafina y realizados con micrótomo. 248 Discusión 11 y subsección I.4.3.5.) ya no debería estar. No es normal hallar un Nb migrando28 en un animal que habría sido destetado de no haber sido fijado. Pero ténganse en cuenta a este respecto, varios trabajos previos de otros investigadores que indican que el EtOH, actuando durante el desarrollo, induce un retraso (delay) general en todos los procesos madurativos (Miller, 1986, Vallés et al., 1996, 1997). No sería descabellado especular aquí con que el AMF ha retrasado la migración de algún Nb o que, habiéndolos dañado antes de migrar, han detenido su migración sin alcanzar a diferenciarse a neuronas.29 De cualquier modo que hubiera sido, para desentrañar este misterio sería necesario emprender nuevos experimentos. Ahora bien, cómo explicar, siquiera tentativamente, las alteraciones observadas en las neuronas (su Zellschrumpfung) y, particularmente, su especial disposicón. Hemos visto que en la mayoría de los trabajos sobre las neuronas “oscuras”, independientemente del tipo de noxa productora, en general, las neuronas afectadas se ubican paralelamente a la superficie pial en las capas III y V, principalmente, de animales adultos y, con menor frecuencia, en las capas II-VI (es decir, todo el grosor del derivado de la original PC). En el trabajo de Benítez et al. (1996) vimos que las neuronas alteradas se disponían en las capas III y V de la corteza órbitofrontal anterior pero también en islotes 28 No podemos saber, en rigor de verdad, sólo por su aspecto morfológico, si estaba migrando o no; quizás estaba detenido en su migración. Pero, migrando o no, lo cierto es que es un Nb bipolar. Cfr. las Fig. 34C 5 con la Fig. 9 izquierda. Por otro lado, no pude encontrar ni una célula similar en los animales Control, a pesar de haber inspeccionado los cortes muy exhaustivamente. 29 Especulemos. Si ese Nb hubiera estado destinado a dar origen a una macroneurona, es evidente que no ha terminado de migrar radialmente, ya que estas se detienen tras hacer contacto con las cC-R en la ZM/PP. Si, por otro lado, hubiera estado destinada a dar origen a una microneurona (originada en la eminencia gangliónica lateral y arribada a la PC tras migrar tangencialmente por la ZI), se detuvo en su migración radial final y en su diferenciación antes de haber originado una pirámide pequeña o una célula estrellada. 249 Discusión dentro de esas capas.30 En el trabajo de Jakob y Pedace (1938), en disposición circunferencial alrededor de desiertos lacunares en la corteza frontal. En nuestro trabajo, las neuronas con la Zellschrumpfung se dispusieron, claramente, en columnas. ¿Existe algún factor unificador que pueda explicar estas distintas presentaciones lesionales? En tren de especulación se podría decir que si una hipotética noxa actúa durante el desarrollo cortical en un momento x, podrían verficarse al menos dos situaciones básicas en relación a la corticogénesis. Por un lado, si todos los Nb recién generados al momento de actuación de la noxa se vieran afectados en una región particular, la imagen que uno esperaría ver en el adulto (en caso de que las celulas migraran finalmente y no murieran por apoptosis o necrosis) sería la de neuronas dispuestas con una organización laminar (en una o varias capas) ya que, en principio, habrían migrado todas durante el período de acción del tóxico. Su localización en cuanto a las particulares áreas corticales se correspondería con la del particular momento durante el cual se desarrolló tal área (los conocidos períodos ventana de susceptibilidad particular de cada órgano o región de que habla la embriología).31 ¿Y en el caso de nuestras ratas P21 sometidas a EPE? Si nos atenemos a la veracidad de 30 Sumado esto a la alteración del cuerpo calloso del cerebro de M.G., en todo igual al visto en Ángela (Fig. 1), y que se sabe que puede ser originado por el AMF (Bookstein et al., 2001, 2007; Miller et al., 1999; Paul et al., 2007), he llegado a preguntarme: M .G. ¿habrá sido hijo de una madre alcohólica? Imposible saberlo ya. 31 Una noxa, actuando en un determinado momento, puede afectar el desarrollo de determinada área cortical y no de otras. Por ejemplo, podrá afectar, potencialmente, el área 11 de Brodmann (órbitofrontal); así podría explicarse lo visto en el caso M.G. de Benítez et al. (1996). O podrá afectar potencialmente las áreas 17, 18 y 19 (occipitopolares); así podría explicarse también la polimicrogiria del lóbulo occipital que se ha observado en la RM N de Ángela (Fig. 1). Más aún: en virtud de que cada área cortical finaliza su maduración a distintas edades postnatales, diferentes de la de las otras áreas (recuérdense las áreas mielogenéticas primordiales, intermediarias y terminales de Flechsig –1896– y la finalización de su mielinización a distintas edades postnatales), una misma noxa de actuación prenatal podrá manifestarse en su acción en distintos momentos de la vida del sujeto que la sufrió. Y, según el área afectada, se manifestará en la forma de distintos cuadros clínicos, a semejanza de lo que ocurre con un epiléptico cuyo foco epileptógeno está en la amígdala o en el occipital. Misma noxa, mismo mecanismo de daño, distintas manifestaciones neuropsiquiátricas. 250 Discusión la hipótesis de la unidad radial de Rakic (Rakic, 1988, 2003a) que postula, no sólo que los Nb postmitóticos migran siguiendo el andamiaje que les proveen las cGR, sino también que los Nb que migran por una misma fibra radial tienen un orgien clonal (es decir, son originados por la multiplicación mitótica de la misma cNEp –o de la misma cGR más adelante en el desarrollo–) (cfr. Fig. 6), y que estos Nb se disponen finalmente en la misma columna cortical, es factible especular con que la clara disposición columnar lesional observada en nuestras ratas podría estar indicando que el EtOH, de algún modo, lesionó leve pero certeramente a un grupo particular de cNEp o cGR (una leve lesión clonal de células madre). Así, éstas se habrán multiplicado repetidas veces por mitosis, habrán dado origen a Nb que, tras migrar hacia la PC se dispusieron correctamente32 en las distintas capas corticales dentro de las mismas columnas. Posteriormente, tras diferenciarse los Nb a neuronas maduras, tras extender neuritas para establecer circuitos y contactos sinápticos a la vez que expresaban nuevas proteínas de Nfs para consolidar su citoesqueleto y la forma neuronal, ha de haberse manifestado la alteración biofísica de que habla Gallyas en su teoría de la transición de fase gel-a-gel de la compactación ultraestructural holocelular. ¿En qué momento y cuál pudo haber sido el factor determinante de la aparición de la Zellschrumpfung a lo Gallyas? No lo sabemos. Pudo haber sido un factor externo a las mismas neuronas afectadas o, quizás también, interno a ellas y determinado por alteraciones en la estructura de los mismos Nfs. O el mismísimo EtOH. Pero, cualquiera que fuera el origen, podemos ciertamente suponer que el factor desencadenante habrá sido leve ya que las neuronas inmediatamente vecinas, de aspecto normal, evidentemente, han tolerado sin mayores consecuencias la presencia de tal factor. 32 Alguna que otra con su eje alterado; cfr. Fig.34C 4 la neurona marcada con flecha doble. Nada es perfecto, se ve. 251 Discusión Las neuronas alteradas que descubrimos en la CxF de las crías P21 sometidas a EPE poseían prolongaciones celulares, axón y dendritas. Es factible pensar entonces que han recibido conexiones sinápticas de otras neuronas y las habrán hecho, a su vez con otras neuronas. Habrán tomado parte de ciertos circuitos sinápticos. Uno de los mecanismos que se postulan que están involucrados en la epileptogénesis es la existencia de ciertos circuitos neuronales anómalos como, por ejemplo, aquellos que determinan las neuronas sobrevivientes o regenerativas en la esclerosis hipocámpica que, tras años de convulsiones, intentan reparar el daño (Mathern et al., 1997). Entre los ARND se cuenta, sugestivamente, la epilepsia. Estas mismas neuronas, aún sin generar “tormentas eléctricas” en el cerebro podrían fácilmente generar “tormentas cognitivas o conductuales” si llegan a asentar en determinadas áreas corticales que subyacen a tales rendimientos. Así, estas neuronas pueden estar en parte, en la base de las enfermedades neuropsiquiátricas a que puede dar lugar el AMF y la EPE. V.2.2. Hallazgos en el cuerpo estriado y en la corteza frontal con la microscopía electrónica: La totalidad de los hallazgos obtenidos con el MET son plenamente concordantes con lo observado en la microscopía electrónica con el Nissl y con la teoría de Gallyas. Veamos. En principio, los núcleos de las neuronas. No se observaron imágenes nucleares compatibles con el proceso de muerte por apoptosis a pesar de las claras alteraciones 252 Discusión estructurales de los núcleos (indentaciones únicas y profundas o múltiples y pequeñas, escotaduras profundas, cuasi-lobulación). Aunque pudieran parecerlo, tampoco son compatibles estas imágenes con las alteraciones nucleares que se ven en otro proceso, recientemente descripto, de muerte celular programada: la paraptosis (Sperandio et al., 2000).33 Podría haberse pensado válidamente en ella, dado que la paraptosis es frecuente durante el desarrollo y en procesos neurodegenerativos (Bröker et al., 2005). Sin embargo, en la paraptosis es característica la presencia de vacuolización citoplasmática (igual que en la necrosis) y edematización mitocondrial y del retículo endoplasmático (Sperandio et al., 2000). Nada de esto se vió en las neuronas que contenían a los núcleos morfológicamente anormales, tanto fuera en el Strt como en la CxF. Más comunes en el Strt, menos en la CxF, es normal la presencia, en estas dos áreas prosencefálicas, de algunas pocas34 interneuronas medianas GABAérgicas con dendritas sin espinas (medium-sized type I aspiny neurons, del Strt). Con citoplasma pálido, ocasionalmente también se encuentran neuronas estrelladas con núcleos indentados en la capa II de la CC (Cragg, 1976). En los preparados de MET de nuestras ratas de P5 y P21 sometidas a EPE, sin embargo, la presencia de neuronas que poseían este tipo de núcleos, muchos de ellos muy indentados, era frecuente y se correspondieron con las imágenes nucleares indentadas que se observan en la microscopía óptica (cfr. Fig. 49I,J,K y la Fig.50H,I,J con la Fig. 34C-I). No se los observó en los cortes de los animales Control. Los axones y las dendritas llamativamente sinuosas tanto en el Strt como en la CxF no 33 Debo el conocimiento de este tipo de muerte celular a Laura Caltana que me alertó sobre su existencia y acerca del hecho de que algunas imágenes nucleares de nuestras fotomicrografías al electrónico tenían semejanza con las de la paraptosis. ¡Gracias, Lau! 34 En el Strt de la rata en proporción de un escaso 4-5% del total de las neuronas en tanto que en los primates puede alcanzar el 23% (Graveland y DiFiglia, 1985). 253 Discusión se hallaban universalmente en todos los cortes, ni siquiera en todo el corte cuando había una región afectada sino que, por el contrario las alteraciones parecían disponerse en “parches” o “islotes”. Lo visto en la MET se correlaciona perfectamente con los hallado en los experimentos de ICQ con los marcadores citoesqueléticos (Nf-200 y MAP-2). Más aún, las imágenes de MET permiten entrever el desorden del citoesqueleto (cfr. Fig. 49F –axón normal– con 49G,H –axón anormal–).35 El citoesqueleto, evidentemente, se ha visto alterado por la EPE. Las alteraciones de las mitocondrias constituyen (casi) todo un capítulo aparte. Hemos visto ya que se encontraron mitocondrias muy largas, delgadas y desplazadas a la periferia dentro de dendritas corticales (Fig. 50A,B), onduladas o zigzagueantes (Fig. 50C,E,F), acodadas y de formas bizarras e incluso bifurcadas en horquilla bidente (Fig. 49A-D, Fig. 50E,G). Normalmente, las mitocondrias son, de por sí, organelas pleomorfas y, en forma aislada y raramente, es posible encontrar, en animales en todo aspecto normales, cualquiera de estas formas mitocondriales como también se las puede observar en varias condiciones anormales (Cervós-Navarro et al., 1999; Djaldetii, 1982; Setoguti, 1977). También en animales normales, raramente, pueden observarse mitocondrias bifurcadas en las dendritas apicales de neuronas piramidales corticales; en el interior de estas dendritas normales se han descripto mitocondrias de hasta 10 :m de longitud (Cragg, 1976). Entonces, ¿en qué se diferencian las mitocondrias por nosotros halladas en los animales P5 y P21 sometidos a EPE, de las mitocondrias normales raramente hallables en animales 35 Con MET de alto voltaje, con la cual se pueden alcanzar muy grandes amplificaciones, con réplicas de criofractura incluso, sería posible obtener mayor resolución y dilucidar con mayor fineza la alteración ultraestructural en el citoesqueleto. Para ello serán necesarios nuevos experimentos. 254 Discusión normales? Simplemente, en que nuestros animales Control no las presentaban. A pesar de que se inspeccionó la misma cantidad de grillas de animales EtOH y Control, en iguales áreas e incidencias de corte, no fue posible hallar estos tipos de morfología mitocondrial en los animales Control ni tan solo una vez. Más aún, existen numerosos antecedentes acerca de las alteraciones que el EtOH induce no sólo en la morfología sino también en la fisiología de las mitocondrias. El EtOH hace que las mitocondrias produzcan más especies reactivas del oxígeno que lo normal, que se altere su estado redox (recuérdese el incremento de equivalentes reductores en forma de NADH y NADPH debida a la metabolización del EtOH y los efectos tóxicos del acetaldehído),36 que esas especies reactivas del oxígeno y otros radicales libres induzcan la peroxidación lipídica (con el consiguiente daño a las membranas biológicas) y el ataque oxidativo directo a muchas proteínas, entre ellas las numerosas que poseen las mismas mitocondrias en sus membranas interna y externa (Cahill et al., 2002); además de lo anterior, el daño oxidativo alcanza también al ADN de la mitocondria (Cahill et al., 2002). En neuronas humanas inmaduras en cultivo, el daño al ADN y la funcionalidad mitocondrial pueden contribuir a disparar fenómenos de apoptosis (de la Monte y Wands, 2001). Nuevamente en el terreno de la morfología, se ha encontrado en la miocardiopatía alcohólica humana y en un modelo en ratas de esta misma enfermedad, que las mitocondrias pueden desplazarse de su ubicación sarcoplasmática habitual y entrar al núcleo de los miocardiocitos en gran cantidad (¡!) (Bakeeva et al., 2001). En los hepatocitos, las alteraciones de la ultraestructura mitocondrial son de antiguo conocidas, 36 El acetaldehído, por sí solo, es capaz de provocar daño mitocondrial ultraestructural y funcional (Lane y Lieber, 1966; Lieber, 2000). 255 Discusión siendo una de las más características la aparición de mitocondrias muy grandes (megamitocondrias), de aspecto globuloso y frecuentemente bizarro, con disminución del número y alteración de la orientación normal de las crestas mitocondriales y aparición de estructuras cristaloides en la matriz que a menudo se torna electrón-lúcida y vesiculada (Flax y Tisdale, 1963; Koch et al., 1977). Estas alteraciones se observan incluso en sujetos humanos alcoholistas aún sin enfermedad hepática (Koch y Gamboni, 1977) o alimentados con dietas nutricionalmente adecuada (Lane y Lieber, 1966) y pueden ser parcialmente revertidas con la abstinencia (Koch et al., 1977). Resumiendo los hallazgos de la MET, es posible aseverar que, aún habiendo sido llamativos, los cambios encontrados en las neuronas (sus núcleos, axones, dendritas o mitocondrias) no denotaron un compromiso letal de la vitalidad celular. Esto posiblemente se relacione con el hecho de que las alcoholemias alcanzadas no fueron altas en ningún momento durante la gestación. Así, el daño, según lo visto, fue leve. Pero existió. Y fue duradero en el tiempo. V.3. La exposición prenatal al etanol: El sistema serotoninérgico está íntima y extensamente involucrado en el desarrollo del SNC. La depleción de 5-HT así como la EPE en altas concentraciones pueden retrasar su desarrollo. Por lo tanto, es posible que algunos de los efectos del EtOH durante el desarrollo sean debidos a sus efectos deletéreos sobre el sistema serotoninérgico y la interacción de este con la astroglia y el sistema nitrérgico. 256 Discusión Las crías en desarrollo recibieron EtOH intraútero a través de la placenta y postnatalmente a través de la leche de sus madres durante toda la lactancia hasta el día del destete natural (P21).De este modo, el desarrollo completo del SNC de las crías de rata se cumplió bajo la influencia del EtOH. Esta exposición incluyó al equivalente al tercer trimestre de la gestación humana, durante el que se lleva a cabo parte del período sinaptogénico, un período de de crecimiento explosivo del cerebro (llamado brain growth spurt, en inglés). Este período es enteramente postnatal en la rata, desde el nacimiento y hasta el momento de la apertura ocular (P0-P14); en los humanos es pre- y postnatal (Bonthius y West, 1988). Para evaluar los efectos de este tipo de exposición de bajo nivel sobre el sistema serotoninérgico en sí mismo, se utilizaron dos marcadores neuronales: la TPH y la misma 5-HT. La expresión de la TPH estuvó muy aumentada (4 a 5 veces) en los dos núcleos fuentes de la 5-HT estudiados en el mesencéfalo (NDR y NMR). La 5-HT también aumentó en ambos núcleos pero en el NDR no alcanzó niveles estadísticamente significativos en tanto que en el NMR el aumento fue evidente si bien que no tan importante comparado con el mucho mayor incremento de la inmunorreactividad de su enzima biosintética. El aumento de los niveles de la TPH-ir podría estar indicando un aumento en la expresión de la enzima misma, una disminución de su reciclado (degradación seguida de síntesis de novo) con la consecuente acumulación en el soma neuronal o ambas cosas a la vez. Si los niveles de expresión de la TPH estuvieran efectivamente incrementados, estos resultados indicarían, a su vez, que quizás este nivel de expresión no se correlaciona con un incremento de la 257 Discusión actividad funcional de la enzima.37 Por otro lado, el aumento de la 5-HT-ir también puede haberse debido al aumento en la expresión de la TPH, a un aumento parcial de la actividad de la TPH, a un incremento en el almacenamiento intracelular de la 5-HT o a una disminución de su liberación. En cualquier caso, y a diferencia de lo que han hallado otros autores con niveles de exposición alcohólica más altos (Baker et al., 1996a, 1996b; Berggren et al, 2002; Halliday et al., 1993), los bajos niveles de exposición a que fueron sometidos estos animales no alteraron el número ni, groseramente, la morfología de las neuronas serotoninérgicas en los NDR y NMR.38 El 5-HTT se utiliza como marcador de las fibras serotoninérgicas y como tal es útil incluso si existe una notoria disminución, o incluso depleción, del neurotransmisor dentro de neuronas y fibras serotoninérgicas (algo que, en base a los antecedentes, era razonable esperar al experimentar con el EtOH) (Rathbun y Druse, 1985; Whitaker-Azmitia et al., 1996). El 5-HTT, entonces, se utilizó para evaluar la inervación serotoninérgica distal en las tres áreas prosencefálicas inervadas por el NDR y por el NMR (Hipp, Strt y CxF). A fines de valorar en ellas los posibles cambios en el nivel de inervación, se midió el área relativa de tejido cerebral cubierta por las fibras 5-HTT-ir y se encontró que hubo un aumento significativo de este parámetro en las tres áreas, siendo este aumento más importante en el Hipp y en la CxF y algo menos en el Strt. A pesar de ello, los animales EtOH de P21 no mostraron alteraciones morfológicas en las fibras (hubo, así, un cambio cuantitativo pero no cualitativo). Este aumento del área relativa de las fibras 37 Téngase presente que los anticuerpos utilizados en ICQ reconocen porciones inmunogénicas de la molécula pero nada dicen acerca de la funcionalidad que tenía in vivo la proteína reconocida. 38 Aunque sí se observaron algunas prolongaciones en sacacorcho (cfr. Fig. 35B,D). 258 Discusión serotoninérgicas se podría interpretar como un fenómeno de gemación (sprouting) ocurrido durante el desarrollo, quizás como fenómeno compensatorio espontáneo distal para contrarrestar la presencia en el prosencéfalo, en la CC en desarrollo, de una sustancia teratogénica. Recordemos además, que recién hacia el final de la tercera semana de vida postnatal de la rata (-P21) es cuando se alcanza el patrón adulto de la inervación serotoninérgica distal en la CC (Dori et al., 1996) por lo que sería esperable que el patrón de inervación por nosotros observado aquí sea el que persista más allá en el tiempo y hacia la adultez. El análisis morfométrico de la GFAP es un parámetro sensible para evaluar la respuesta astroglial bajo diferentes condiciones patológicas y experimentales. En nuestros experimentos, se puso en evidencia un aumento del área celular de los astrocitos en las tres regiones prosencefálicas evaluadas. Sin embargo, los aumentos fueron de distinta intensidad: no fue significativo en el Strt en tanto que en la CxF fue importante y más aún en el Hipp (un órgano cerebral clásicamente muy sensible a todo tipo de noxas). Así, es evidente que ha existido una respuesta regionalmente diferente a la exposición al EtOH en el cerebro de la rata. El aumento del área celular (hipertrofia astrocitaria) indica la existencia de una reacción astroglial. Esta reacción astroglial es una respuesta bien caracterizada en este tipo celular ante diferentes tipos de daños al SNC (Brusco et al., 1997; Eng y Ghirnikar, 1994; Mathewson y Berry, 1985; Ridet et al, 1997; Tagliaferro et al., 1997, 2002). Informes previos de otros laboratorios acerca de la expresión de la GFAP tras la EPE mostraron tanto aumentos (Fletcher y Shain, 1993; Goodlet et al., 1993; Miller y Robertson, 1993) como disminución de los niveles (Vallés et al., 1996, 1997) de la misma proteína o de su ARNm. Esta discrepancia puede haberse debido a las diferencias existentes 259 Discusión en los paradigmas experimentales utilizados por los diferentes autores, al período del desarrollo durante el cual se llevaron a cabo los estudios y a los distintos niveles de exposición al EtOH. En nuestros experimentos con bajos niveles de EPE, la expresión de la GFAP-ir, claramente aumentó si bien que no en todas las áreas estudiadas, sugiriendo esto que existió una respuesta regionalmente diferente a los efectos del EtOH. Sin embargo, téngase presente que la expresión del gen de la S-100B es controlada en paralelo con la expresión del gen de la GFAP (Donato, 1999) y la expresión de la S-100B-ir, en nuestros experimentos, también estuvo concordantemente aumentada. Por otro lado, en ratones transgénicos que sobreexpresan la S-100B, se ha demostrado además que el incremento de los niveles de S-100B es capaz de inducir un aumento en la expresión de la GFAP y que este aumento está involucrado en la respuesta astrocitaria in vivo (Reeves et al., 1994). Estos últimos informes respaldan nuestros hallazgos in vivo actuales. En respuesta a la estimulación de sus receptores 5-HT1A, los astrocitos incrementan la liberación de la proteína S-100B (Donato, 2003). La S-100B estimula la extensión de neuritas de, entre otras, las neuronas serotoninérgicas. La S-100B funciona como un factor de extensión de neuritas al interactuar con diferentes proteínas del citoesqueleto como los Nf-200, Nf-160, MAP-2 y la proteína J en las neuronas; pero también interactúa directamente con la GFAP en los mismos astrocitos e induce su expresión y estimula la ramificación de sus prolongaciones citoplasmáticas (que es una de las características de la reacción astroglial, la hipertrofia) (Azmitia, 2001b; Donato, 2003; Reeves et al., 1994). En relación a esto, la expresión de la S-100B medida como valores de DOR, en nuestros experimentos, estuvo incrementada en el Hipp, Strt y CxF al igual que lo estuvo el área 260 Discusión relativa de las fibras 5-HTT-ir. Se sabe que un efecto causado por la S-100B es, precisamente, el aumento de la extensión de las fibras 5-HTT-ir. Hemos visto que la 5-HTir se elevó en el NMR y que mostró una tendencia no significativa al aumento en el NDR. Coincidiendo parcialmente con ello, las dos áreas prosencefálicas inervadas por el NMR (el Hipp y la CxF) fueron las áreas en las que el 5-HTT-ir mostró un incremento más grande en su área relativa (gemado de las fibras) mientras que en el área con la inervación recibida desde el NDR mostró un incremento menor. Sin embargo, estos cambios no fueron completamente paralelos con respecto a los observados en la S-100B-ir dado que esta estuvo (sólo levemente) más aumentada en el Strt que en las otras dos áreas. Anque los hechos parecerían apuntar a una tal cadena de pensamiento, siendo rigurosos, el incremento en la S-100B puede haberse debido no solamente a un aumento de su expresión sino a (o también conjuntamente con) una disminución de su liberación. Quizás otros factores (como por ejemplo otros factores neurotróficos aquí no evaluados), aparte de la 5-HT y la S-100B, pueden haber estado involucrados en la génesis del fenómeno de gemación observado en la fibras 5-HTT-ir. De todas maneras, es razonable especular con que un aumento de la liberación de la 5-HT en las áreas prosencefálicas estimuló la síntesis y liberación de S100B desde los astrocitos la cual, a su vez, estimuló la gemación de las fibras 5-HTT-ir. Vengamos a considerar ahora al citoesqueleto neuronal. Sabemos que los Nfs son el componente más importante de su citoesqueleto; determinan íntrinsecamente el calibre axonal y su remodelación dinámica es necesaria para el crecimiento y guía axonal en su camino al blanco sináptico a la vez que para el modelado de la forma neuronal (Hoffman et al., 1987). Los Nf-200 se expresan exclusivamente en las neuronas y junto con los Nf160 están fosforilados en niveles inusualmente altos. La fosforilación puede ser regulada 261 Discusión por varios mecanismos intracelulares (Hammerschlag et al., 1994). En nuestros experimentos utilizamos anticuerpos primarios dirigidos contra los Nf-200 como medio para evaluar a los Nfs maduros en neuronas maduras, debido a que en estas células, recuérdese, esta proteína es el tipo determinante de la madurez de los Nfs. De tal modo pudimos determinar que el área relativa de los Nf-200 estaba incrementada tanto en el Hipp como en el Strt. Por el contario, no se observaron variaciones en la CxF pero en esta región (igual que en los axones de los estriosomas del Strt) muchas neuronas piramidales mostraron una dendrita apical ondulante, en sacacorcho o tirabuzón (Fig. 45 D,F). Este tipo de alteración morfológica es indicativo de una alteración del citoesqueleto por alteración en su desarrollo o ensamblaje o, una vez ensamblado normalmente, por una alteración adquirida en su estructura, alteración de orden biofísico, según ha postulado Gallyas. Por otro lado, el aumento de los niveles de los Nf-200-ir junto con los de la S-100B-ir, concomitantemente con las alteraciones morfológicas del citoesqueleto podrían sugerir también que se está ante la presencia de un proceso de maduración acelerado tal como el visto, por ejemplo, en el síndrome de Down (que sobreexpresa la S-100B, codificada en el cromosoma 21) o en la enfermedad de Alzheimer. En respaldo de nuestros resultados vienen los informes previos de otros laboratorios que también han mostrado signos de desarrollo y maduración acelerados en ratones transgénicos que sobreexpresan la S-100B como así también cambios morfológicos en las dendritas (en todo similares a los hallados por nosotros) y que serían compatibles con un envejecimiento temprano (Whitaker-Azmitia et al., 1997). En esos mismos ratones transgénicos se ha encontrado también un aumento de la expresión de los Nf-200 y de otros componentes del citoesqueleto tal como lo que nosotros encontramos aquí (Reeves et al., 1994). 262 Discusión Finalmente, analicemos a la nNOS. El NO y la nNOS se ralcionan con el sistema serotoninérgico en diferentes condiciones normales y patológicas (Ramos et al., 2000, 2002; Segieth et al., 2001; Tagliaferro et al., 2001, 2003). En nuestros experimentos, en el Hipp se detectaron muy bajos niveles de nNOS-ir (que no permitireron su evaluación) pero en el Strt y en la CxF hubo un aumento muy importante de la nNOS-ir. En experimentos in vitro con células PC12 se ha demostrado previamente que el EtOH y el factor de crecimiento nervioso (NGF) inducen sinérgicamente a la nNOS (Phung y Black, 1999) y, en vista de nuestros resultados, estamos tentados a especular con el hecho de que en ambas áreas evaluadas con aumento de la nNOS-ir también hubo un aumento muy importante en la S-100B-ir. Tal como sucedió en el caso del aumento de los niveles de la TPH-ir, no podemos excluir aquí la posibilidad de que el aumento de la nNOS-ir haya sido debido a un aumento de la expresión de la enzima así como también a una muy disminuída tasa de su reciclado (turnover) con la consecuente y lógica acumulación en el soma neuronal. No mucho tiempo atrás, se ha especulado con que el nivel de la nNOS podría cumplir un rol protector contra la toxicidad y la microcefalia inducida por el EtOH en el cerebro del ratón en desarrollo a través de la vía NO-GMPc-PKG (Bonthius et al., 2002). En coincidencia con ello, nosotros tampoco observamos ningún caso de microcefalia en las crías de nuestras hembras. Más aún, contrariamente a nuestros resultados a la vez que respaldándolos, se ha demostrado no hace mucho que la deficiencia de nNOS empeora la microcefalia y la pérdida neuronal inducidas por el EtOH en los ratones en desarrollo (Bonthius et al., 2002). El EtOH inhibe la función de los receptores glutamatérgicos NMDA que contienen las subunidades NR2C y/o NR2D (Allgaier, 2002). Los receptores NMDA inducen la activación de la nNOS mediada por el GMPc; la nNOS, a su vez, sintetiza NO a partir de 263 Discusión la arginina. De este modo, en nuestros experimentos in vivo, es posible que los bajos niveles crónicos de EtOH, al inhibir a los receptores NMDA, indujeran una sobreexpresión compensatoria de la nNOS. Asumiendo que los niveles incrementados de nNOS-ir implicaran un aumento conscuente de los niveles de NO, y teniendo en mente que el NO inactiva a la TPH por vía de la oxidación de residuos sulfhidrilos críticos del sitio activo de la enzima (Kuhn y Arthur, 1997; Kuhn y Geddes, 1999), es razonable especular con que los muy incrementados niveles de la TPH-ir que hemos hallado fueran una sobreexpresión compensatoria tendiente a minimizar los efectos de tal inhibición sobre la biosíntesis de la 5-HT. Esto podría explicar también el incremento relativamente menor del nivel de la 5HT-ir per se dado que la mayoría de la TPH-ir pudo haber estado, catalíticamente, inactiva. Pero los niveles incrementados de la 5-HT-ir pueden explicar razonablemente el incremento de la S-100B-ir, el incremento de la GFAP-ir y la reacción astroglial (conjuntamente con el efecto tóxico directo del EtOH), y así, los niveles aumentados de los Nf-200-ir. Por lo tanto, una forma de interpretar lo sucedido en este modelo de EPE, crónica y de bajo nivel, es que el EtOH puede haber actuado como un factor acelerador del desarrollo en ciertos aspectos moleculares, induciendo una maduración y desarrollos acelerados, contrariamente a lo observado en otros modelos en los cuales los niveles altos de EtOH generalmente causan un retraso en la maduración y desarrollo del SNC. Otra forma de interpretar los hechos, quizás más consistente con lo que hemos anotado con respecto a los hallazgos de la microscopía óptica al Nissl de la y electrónica, es que los cambios inducidos por el EtOH son de algún tipo neurodegenerativo activo ya durante el mismo desarrollo del animal pasivamente intoxicado intrauterinamente. 264 Discusión V.4. La prevención del daño con buspirona: La buspirona (Fig. 103)39 es una droga de uso clínico neuropsiquiátrico en humanos como ansiolítico no benzodiazepínico (químicamente es una azaspirodecanodiona). Su mecanismo de acción depende de una alta capacidad de unión a los receptores 5-HT1A sobre los cuales posee una acción agonista parcial (con Fig ura 103. La buspirona en representación d e fó rm u la e xtendida y en m o d e lo tridim en sion al de esferas. menor afinidad se liga también a los receptores 5-HT2 y D2). Administrada por vía oral, se absorbe completamente pero como es objeto de un gran efecto de primer paso hepático, su fracción biodisponible es de sólo 0,03 pero en nuestros estudios la administramos por vía sc a las hembras preñadas por lo que su biodisponibilidad fue total. En el cuerpo se distribuye generalizadamente, cruza la BHE y pasa a la leche materna. Se metaboliza en el hígado por hidroxilación a un metabolito inactivo y por desalquilación oxidativa a otro metabolito que es sólo 20% menos activo que la droga madre. Su vida media en plasma es de 2-11 hs. Administrada conjuntamente con el EtOH, a diferencia de las benzodiazepinas, no potencia los efectos deletéreos del tóxico en el desempeño de tareas cognitivas (Baldessarini, 1996). Existen reportes que indican que la buspirona disminuye la ingesta de EtOH tanto en humanos alcohólicos (Fawcett et al., 2000; Lovinger, 1999) como en ratas expuestas al EtOH (Hedlund y Wahlström, 1996; Kostowski y Dyr, 1992). Sin embargo, este efecto no se observó en nuestros 39 Nombre químico: monoclorhidrato de 8-[4-[4-(2-pirimidinil)-1-piperazinil]butil]-8-azaspiro [4,5] decano7,9-diona 265 Discusión experimentos.40 Actuando como un agonista parcial de los receptores 5-HT1A de los astrocitos, la buspirona puede ser capaz de inducir en estos la liberación de la S-100B. A su vez, la liberación al medio de la S-100B podría prevenir los efectos la EPE en virtud de su acción neurotrófica y promotora de la extensión de neuritas y del mantenimiento del fenotipo maduro y diferenciado de las neuronas. Esta es la justificación racional sobre la que asienta el uso experimental de las drogas agonistas 5-HT1A en general, y de la buspirona en particular, como droga neuroprotectora en el AMF (Druse et al., 2005; Eriksen y Druse, 2001; Eriksen et al., 2002; Kim y Druse, 1996). En el protocolo de EPE con prevención del daño se han replicado varios de los hallazgos básicos del protocolo anterior en el que no se previno el daño.41 La DOR de la 5-HT-ir en el citoplasma de las neuronas de los núcleos del rafe, en los animales control (CS) (Fig. 61) siguió una curva bifásica con un aumento de la DOR desde P5 con un pico en P35, una posterior disminución en P60 y un nuevo aumento hacia P90. El pico de la DOR en el NDR fue menos pronunciado que en el NMR. Estos perfiles temporales en la evolución postnatal de la DOR de la 5-HT-ir en animales normales (CS), que reflejarían semicuantitativamente la 5-HT que efectivamente se hallaba in vivo en el citoplasma las neuronas, se correlacionan con (y confirman) lo ya observado en otros trabajos en relación a varias características generales del sistema serotoninérgico (D’Amato 40 Cfr. más arriba, la subsección V.1.1. (Consumo de alimento, bebida y calorías) en esta misma sección de Discusión. 41 Así, por ejemplo, véase en la Fig. 65, el aumento de la GFAP-ir en el Hipp y en la CxF de las crías ES de edad P21 tal como sucedió en las crías de igual edad en el protocolo anterior. También el aumento de la S100-ir en el Hipp (igual edad y grupo de tratamiento) en la Fig. 67. Sucedió lo mismo con el nivel de 5-HT-ir medido en los animales ES a la edad P21 en el NDR con respecto a lo visto en el protocolo anterior aunque en el que nos ocupa ahora no se observó el aumento que sí en aquél. 266 Discusión et al., 1987; Dinopoulos et al., 1997; Dori et al., 1996, 1998; Galineau et al., 2004; Tanaka et al., 2006) y, más específicamente, en relación a los niveles en el rafe de la TPH (Rind et al., 2000) y de la 5-HT mismas (Herregodts et al., 1990). El pico de la DOR en el NMR fue de mayor intensidad que en el NDR (Fig. 61, línea oscura correspondiente al grupo CS). El EtOH administrado prenatalmente (grupo ES) abolió el pico de P35 en ambos núcleos y la buspirona administrada prenatalmente a las madres alcoholizadas (grupo EB) pareció restaurarlo parcialmente, al menos (completamente) en el NMR. Algo similar sucedió, y quizás más llamativamente, en el Hipp y la CxF con la GFAP y la reacción astroglial. La buspirona en el grupo alcoholizado (EB) restauró prácticamente los perfiles normales del grupo CS (Fig. 63-65). Nuevamente, pero ahora con respecto a la S-100B, la buspirona, en el Hipp, pareció mostrar un efecto neuroprotector sobre la acción deletérea del EtOH (Fig. 66 y 67). También se estudió en este protocolo el efecto de esta droga sobre un marcador citoesquelético: la MAP-2. Recuérdese que la MAP-2 es, además, marcador de dendritas y utilizado como medio para evaluar la “salud” de los circuitos sinápticos subyacentes a los rendimientos cognitivos. En dos regiones prosencefálicas muy sensibles desde el punto de vista cognitivo (el Hipp y la CxF) los perfiles temporales normales (grupo CS) de expresión de la MAP-2 fueron distintos (incremento sostenido desde P5 hasta P90 en el Hipp; pequeño valle en P35, entre P21 y P60 en la CxF). ¿A qué pudo haberse debido esta diferencia entre los perfiles de las dos áreas en animales normales? Posiblemente, a la adquisición progresiva de funciones mnésicas en el Hipp a medida que el animal madura y se desarrolla y, en la CxF es posible que estos cambios se hayan relacionado con los cambios madurativos que se sabe ocurren en esta región entre el inicio (P35) y la 267 Discusión finalización (P60) de la adolescencia (véanse más detalles abajo al tratar el protocolo de exposición durante la adolescencia).42 De cualquier modo, el EtOH alteró profundamente los niveles de expresión de la MAP-2 en ambas áreas (Fig. 68-70, grupo ES). En todas las edades postnatales, la MAP-2 vió disminuída su expresión (incluso hasta en la adultez –P90–) y, así, es lógico suponer que disminuyeron los niveles de los circuitos sinápticos en éstas áreas y, por tanto, su rendimiento funcional cognitivo (algo que se correlaciona bien con lo observado en humanso afectos de ARND). La buspirona, previno también este daño (Fig. 68-70, grupo EB). ¿Qué efectos produjo la buspirona en los experimentos conductuales? A largo plazo, en las crías ya adultas (P90), parece haber restaurado un parámetro de la actividad locomotora, medido como la cantidad de cruce de cuadros en sesiones de evaluación de 5 minutos en un paradigma de exposición a un ambiente novedoso en forma de campo abierto (Fig. 71, arriba). Las ratas que fueron sometidas a EPE (grupo ES), en comparación con los animales normales (CS), mostraron una tendencia no significativa al incremento de la actividad locomotora (exploraron más el ambiente novedoso), algo que podría correlacionarse con lo observado en los humanos afectados de ARND que suelen padecer, frecuentemente (hasta un tercio de ellos), el trastorno por déficit de atención con hiperactividad –TDAH– (Famy et al., 1998). Coincidentemente con el incremento de la exploración, las crías P90 del grupo ES mostraron una tendencia no significativa a permanecer más tiempo en el cuadro central del dispositivo, lo cual se podría interpretar 42 Evidentemente, es necesario realizar nuevos experimentos con la finalidad de caracterizar en detalle estos cambios normales. 268 Discusión como un grado de ansiedad menor en relación a los sujetos normales (grupo CS).43 El EtOH, en consumo agudo, es un conocido ansiolítico.44 Y la buspirona, también. Pero aquí nos encontramos con los efectos de la EPE en animales ya adultos por lo que no es posible adscribir la disminución de la ansiedad en el campo abierto a la acción inmediata del EtOH o de la buspirona. Es posible, entonces, que las alteraciones morfológicas del sistema serotoninérgico (que se observaron en los experimentos de ICQ) han sido el substratum antecedente de esta conducta alterada en los animales ES adultos; y que la acción neuroprotectora de la buspirona administrada intrauterinamente es la responsable de la modificación preventiva –tanto morfológica como conductual– observada en los animales del grupo EB. La secuencia explicativa posible de los eventos observados puede haber sido la que sigue: en presencia del EtOH que tiende a provocar una reacción astroglial (con aumento de la GFAP), acumulación de la S-100B intracitoplasmática y lesión dendrítica con disminución de su contenido de MAP-2, la buspirona, al estimular a los receptores 5-HT1A de los astrocitos induciría la liberación de la S-100B por parte de estos (la DOR de la S100B baja), se recompone el citoesqueleto astrocitario (dismuye la GFAP y la reacción astroglial) y, tras actuar sobre las neuronas, promueve la extensión de neuritas, la acumulación de MAP-2 dendrítica y el establecimiento de nuevos contactos sinápticos. Ahora bien, extrapolando entre especies y teniendo en cuenta los riesgos que ello 43 La tendencia natural de la rata es a no permanecer en lugares abiertos e iluminados; son animales, en general, temerosos a los que no les gusta la exposición que pudiera ponerlos en peligro, por lo que prefieren, en este paradigma, permanecer cerca de las paredes del dispositivo. 44 D e hecho, muchos humanos psicóticos o adictos a drogas de abuso como la cocaína, utilizan espontáneamente el EtOH como droga ansiolítica para contrarrestar, estos los efectos de la droga y aquellos los de su psicosis. O simplemente también los adolescentes normales que lo utilizan con igual finalidad antes de encarar situaciones ansiógenas, como por ejemplo, hoy en día en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ir a bailar y enfrentarse a personas del sexo opuesto (Avaca, 2006; Sousa Dias, 2008). 269 Discusión siempre implica en ciencia, y habida cuenta de que la buspirona se halla en uso clínico humano y es una droga relativamente segura ¿sería también seguro el uso de la buspirona en embarazadas alcohólicas o en recién nacidos con ARND con la finalidad de prevenir el daño provocado al feto por el EtOH consumido por la madre? A pesar de que los datos aquí mostrados y los informados previamente por otros investigadores (Druse et al., 2005; Eriksen y Druse, 2001; Eriksen et al., 2002; Kim y Druse, 1996) hacen presuponer que sí podría hacerse, no creo que se debiera antes de realizar investigaciones más exhaustivas que diluciden ciertos hallazgos que provocan cierto alerta acerca de la buspirona. Por ejemplo, si bien esta droga en nuestros experimentos y en los de otros investigadores parece haber sido eficaz como sustancias neuroprotectora, no es menos cierto que su uso en animales no alcoholizados (grupo CB) desvió de la normalidad (grupo CS) ciertos parámetros.45 Habrá de tenerse en cuenta aquí que la buspirona estaría actuando en este caso como droga con una función “plastica”, neuroprotectora capaz de modificar el desarrollo del sistema serotoniérgico. Pero al ligarse a los receptores 5-HT1A dendrosomáticos de las neuronas de los núcleos del rafe, estaría actuando, además, como un inhibidor de la tasa de descarga de potenciales de acción a partir de estas células y, por lo tanto, disminuyendo la liberación de 5-HT. Por ello, los efectos farmacológicos finales de la buspirona son de interpretación mecanística compleja. Todas estas consideraciones llaman a la cautela. 45 Cfr. en la Fig. 61, en el grupo CB, el pico exagerado de la DOR de la 5-HT-ir en P35 y su disminución casi significativa en P90, ambos en el NDR, o el aumento significativo del mismo parámetro en P5 en el NM R; también la alteración del perfil normal de la curva CB, con corrimiento del pico de P35 a P60, en el Hipp en la Fig. 65 –GFAP-ir–. Cfr. también, en la Fig. 71 –conducta– la disminución de la actividad exploratoria y el aumento de la ansiedad en las crías P90 del grupo CB. 270 Discusión V.5. Los adolescentes: V.5.1. El problema de definir y delimitar la adolescencia en humanos y en ratas: La adolescencia se puede definir como el período de transición gradual desde la juventud a la adultez. También como el período de la vida entre la adquisición de la madurez sexual y la consecución de roles y responsabilidades de adulto (Dahl, 2004; Spear, 2000). La Organización Mundial de la Salud delimita temporalmente a la adolescencia humana como el período que va de los 10 a los 20 años de edad (10-14 años: adolescencia temprana; 14-17 años: adolescencia media; y 17-20 años: adolescencia tardía (WHO, 1986). Sin embargo, sus límites parecen variar algo arbitrariamente según los tiempos y las conceptualizaciones cambiantes (Dahl, 2004). En lo que a las ratas se refiere, el momento exacto de la adolescencia también es motivo de cierta disputa. Existen dos criterios temporales para definirla: uno de ellos la define como el período que va aproximadamente desde P30 hasta P42 (concepto estrecho) (Spear, 2000). El otro, entre P28 y P55 (un concepto amplio que toma en cuenta los últimos cambios de la adolescencia, especialmente aquellos que se ven en las ratas macho (Ojeda y Urbanski, 1994). Así, decidimos evaluar ratas macho en edades de P45-P50 (adolescencia tardía en las ratas), con la intención de mimetizar el contexto de un humano que se involucra en un consumo excesivo de alcohol, conducta que es altamente prevalente durante la adolescencia tardía (Monti et al., 2005; Spear, 2004). 271 Discusión V.5.2. Cambios nerviosos y conductuales normales durante la adolescencia: Tanto los seres humanos como las ratas experimentan muchos cambios conductuales y biológicos notables durante la adolescencia. Al ingresar a la adolescencia, los humanos incrementan mucho sus interacciones sociales, pasan mucho más tiempo en compañía de sus pares (incluso más que los adultos entre sí), buscan constantemente experimentar sensaciones nuevas y frencuentemente se ven involucrados en conductas riesgosas o potencialmente dañinas; se conducen de forma salvaje e incluso antisocialmente y a menudo comienzan a beber alcohol o a consumir otras drogas (Spear, 2000; Dahl, 2004). Entre los 13 y los 15 años de edad se describe un pico de ansiedad en los humanos que seguramente contribuye (junto a otros factores de riesgo) al frecuente inicio del consumo de EtOH (Pohorecky, 1991). Mientras todas estas conductas comienzan con la pubertad misma, en forma más lenta y tardía se adquieren la mayoría de los desarrollos cognitivos superiores que podrían oponérseles sensatamente (Dahl, 2004). Hay un desfasaje conductual evidente entre lo que se puede y lo que se debe. En los humanos adolescentes muchos de estos cambios frecuentemente los predispone a iniciar el consumo de alcohol o de otras drogas (Dahl, 2004; Spear, 2000). Muchas áreas cerebrales cambian notablemente, en particular la corteza prefrontal y las regiones mesolímbicas prosencefálicas (Lewis, 1997; Spear, 2000). Estas áreas (como la corteza órbitofrontal) son la base de las funciones cerebrales más elevadas y típicamente humanas, tales como los sentimientos sociales y los rendimientos éticos (Goldar, 1975; Goldar y Outes, 1972; Goldar et al., 1993; Kleist, 1934; Welt, 1888). 272 Discusión Existen muchos cambios químicos y estructurales cerebrales que subyacen a los conductuales y cognitivos, tanto en los humanos como en las ratas. Muchos de estos difieren entre uno y otro sexo y que pueden explicar la vulnerabilidad aparentemente más alta que tienen los cerebros femeninos comparados con los masculinos (Bethea et al., 2002; Juraska y Markham, 2004; Lewis, 1997; White y Swartzwelder, 2004).46 Los sistemas neurotransmisores monoaminérgicos, y el serotoninérgico entre ellos, también experimentan importantes cambios durante la adolescencia (Bethea et al., 2002; Dinopoulos y Dori, 1995; Dinopoulos et al., 1997; Dori et al., 1996). Como era de preverse, si se viera interferido en cualquier modo evidente el desarrollo del cerebro adolescente (tal como en otros períodos del desarrollo cerebral), también podrían verse comprometidos concomitantemente los rendimientos cognitivos y conductuales subsecuentes que el individuo hubiera podido alcanzar de no haber sido así. V.5.3. Cambios morfológicos duraderos tras la exposición durante la adolescencia y la abstinencia: A pesar de que existen abundantes datos acerca de los efectos del EtOH sobre el sistema serotoninérgico del feto y de los adultos casi no existen datos relativos a este sistema neurotransmisor y el consumo de EtOH durante la adolescencia. En el protocolo de exposición al EtOH durante la adolescencia, tras 6 semanas de una 46 Teniendo en cuenta este hecho, sería interesante diseñar experimentos adicionales con la finalidad de comparar los hallazgos en machos del presente trabajo con los que podrían tener lugar en los cerebros femeninos y determinar si uno u otro sexo es más vulnerable o resistente que el otro a los efectos del EtOH bajos las condiciones experementales que he utilizado aquí. 273 Discusión exposición baja, las ratas macho adolescentes mostraron un descenso significativo de los niveles de expresión de la 5-HT-ir (medida como DOR; Figs. 73 y 74) en las neuronas del NDR pero no en las del NMR. No se observó disminución del número de neuronas serotoninérgicas. Este hallazgo acerca de un sistema serotoninérgico disfuncional tras la exposición al EtOH en la adolescencia es consistente con la implicación de este neurotransmisor en las conductas riesgosas, la agresión y el alcoholismo (Barr et al., 2004). Estos resultados también son consistentes con estudios previos que han demostrado que el NDR es más sensible que otros núcleos del rafe a los estímulos tóxicos (Gartside et al., 1997; Tagliaferro et al., 1997). Tras el período de abstinencia, las neuronas del NDR recuperaron los niveles de 5-HT-ir a un nivel no significativamente diferente del de los controles, sugieriendo esto que el daño inducido por el EtOH en baja dosis, no fue tan importante como para imperdir la recuperación. Entre otras estructuras funcionalmente relacionadas, recuérdese que el NDR envía axones para inervar el Strt, el NMR las envía al Hipp y entre ambos contribuyen a inervar la totalidad de la CC (Fraser y Hensler, 1994). A pesar de esta correlación anatómica, en nuestro estudio parece no haber existido una correlación completa entre el grado de descenso de la 5-HT-ir en el NDR (y la ausencia de cambios en el NMR) con las alteraciones observadas en sus respectivas áreas blanco de inervación. Así, por ejemplo, mientras la 5-HT-ir en el NDR se alteró y recuperó en paralelo con la GFAP-ir, la S-100B-ir, la MAP-2-ir y los Nf-200-ir en una de sus áreas de inervación (el Strt), la 5-HT-ir del NMR no siguió los cambios observados en el Hipp sugieriendo este hecho que otros factores, más allá de los estudiados aquí, pueden haber estado implicados en su génesis. Se necesitan experimentos adicionales diseñados ad hoc para poder dilucidar este punto. 274 Discusión En los astrocitos, la GFAP-ir, aumentó significativamente en las tres áreas prosencefálicas y mostraron una morfología hipertrófica y reactiva, según era esperable (Figs. 75 y 76). Tras la abstinencia, cuando los animales eran ya adultos, los astrocitos mostraron una reducción de su área celular y la disminución de la expresión de la GFAP que tendió, aunque no alcanzó, a los valores control. Esta reducción, de recuperación podría decirse, fue de magnitud comparable en las tres áreas (77% en el Hipp, 66% en el Strt y 73% en la CxF). Este hallazgo sugiere que, a pesar de que la exposición fue de bajo nivel, el daño inducido por el EtOH durante la adolescencia tardía fue lo suficientemente intenso como para inducir efectos residuales a largo plazo en los astrocitos, efectos que fueron evidentes bien entrada la adultez. La DOR de la S-100B-ir en el citoplasma de los astrocitos disminuyó, a diferencia de lo visto en los protocolos de EPE (Figs. 77 y 78). Sin embargo, en ratones adultos knockout para la S-100B, no hace mucho, se ha observado un aumento correlativo de la expresión de la GFAP a semejanza de lo que hemos visto en este protocolo (Chang et al., 2005). Tal como se ha hipotetizado ya (Chang et a., 2005) la reactividad glial que observamos puede haberse debido en parte al efecto tóxico directo del EtOH y no haber estado tanto en relación con la S-100B y puede reflejar también, de hecho, la disminución intraglial de esta proteína dado que, se sabe, la S-100B inhibe la polimerización dela GFAP (Bianchi et al., 1995); de este modo, aunque parezca paradójico, la disminución intracitoplasmática de los niveles de S-100B en el astrocito se acompañó por aumento de la GFAP-ir. También encontramos que la S-100B-ir, la MAP-2-ir y los Nf-200-ir disminuyeron todos claramente (si bien que a distintos niveles) en el Hipp, Strt y CxF (Figs. 79-82). Teniendo en mente las acciones postuladas de la S-100B sobre las proteínas del 275 Discusión citoesqueleto, la disminución paralela de estos tres inmunomarcadores es mecanísticamente consistente y también lo es con hallazgos previos de Azmitia et al. (1995), quienes encontraron (en las cortezas parietal y temporal, el Hipp y el hipotálamo) un descenso conjunto en la 5-HT, la S-100B y la MAP-2 luego de una depleción experimental de 5-HT. El mismo paralelismo se encontró entre el descenso de la MAP-2-ir y de los Nf-200-ir en el Hipp y la CxF de ratas macho adultas luego de 6 semanas de intoxicación alcohólica leve en el protocolo de exposición al EtOH en la adultez (ver más adelante). Hasta donde sé, no existen estudios previos que informen la alteración de la MAP-2-ir y de los Nf-200-ir tras la exposición al EtOH en la adolescencia. Dado que las neuronas son críticamente dependientes, en su funcionamiento correcto y en el establecimiento de nuevos circuitos neuronales, de la integridad del citoesqueleto, los presentes hallazgos en el Hipp, Strt y CxF se correlacionan en forma consistente con, y respaldan, informes previos que demuestran que las ratas adolescentes expuestas al EtOH exhiben trastornos en el aprendizaje y en la memoria espacial (Markwiese et al., 1998; White y Swartzwelder, 2004) y alteraciones a largo plazo en el funcionamiento cognitivo (Osborne y Butler, 1983). Tras la abstinencia, la S-100B-ir retornó a los valores control. El aumento de recuperación fue de similar magnitud en las tres áreas prosencefálicas sugiriendo que (como en el caso de la GFAP) la capacidad de recuperación de los astrocitos es similar en las tres áreas. Tal recuperación estuvo en paralelo con la de la GFAP-ir a pesar del hecho que el área celular no se recuperó totalmente (efecto “residual”). Pero no fue esta la situación en el caso de la MAP-2-ir y de los Nf-200-ir. La MAP-2-ir alcanzó los valores control en el Hipp y en el Strt (tras un aumento de 1,8 y casi 4 veces, respectivamente). Este resultado 276 Discusión está de acuerdo con hallazgos previos de Putzke et al. (1998), quienes encontraron una disminución del ARNm de la MAP-2 en varias áreas cerebrales y una subsiguiente recuperación de sus niveles tras la abstinencia al EtOH. También de acuerdo con los nuestros están los hallazgos de Whitaker-Azmitia et al. (1997) quienes encontraron en el Hipp un aumento de la expresión de la MAP-2 en ratones trasngénicos que sobreexpresan la S-100B. La recuperación pudo haberse relacionado no solo con la de la S-100-ir sino también con otros factores (tal como ciertos factores neurotróficos que se sabe están alterados tras la exposición alcohólica) porque, a pesar de la recuperación la S-100B-ir vista en la CxF, no hubo una tal recuparación en la MAP-2-ir de esta área. De hecho, en la CxF hubo una recuperación de aumento de 1,42 veces sobre el nivel postexposición que no alcanzó los niveles pre-exposición. Esto puede estar indicando que, a pesar de la mayor capacidad plástica y de recuperación del cerebro adolescente, la CxF, como área cortical filogenéticamente más moderna que es, es también más lábil a las injurias que otras áreas más antiguas. Y, en consecuencia, la ausencia de recuperación completa en la expresión de la MAP-2 frontal tras una larga abstinencia, indica que hubo menos dendritas involucradas en circuitos neuronales en los machos adultos expuestos al EtOH durante la adolescencia. Esto implica que los animales abstinentes, comparados con los controles, pueden haber tenido menos habilidades cognitivas correspondientes, algo que se ha visto más que frecuentemente en los humanos adultos alcohólicos crónicos de gran nivel de consumo que no recuperan completamente sus rendimientos cognitivos incluso tras una larga abstinencia. La exposición durante la adolescencia tardía, incluso habiendo sido de bajo nivel, pero crónica, provocó cambios estructurales tales al cerebro de los animales que probablemente estuvieran en desventaja en relación con sus controles. Para corroborar si 277 Discusión los cambios estructurales se correlacionan fehacientemente con un daño conductual duradero incluso tras la abstinencia prolongada, se necesitaría realizar estudios conducturales adicionales. Después del período de abstinencia, los Nf-200-ir no alcanzaron los valores control en el Hipp a pesar de haber incrementado sus valores post-abstinencia en 3,67 veces desde la finalización de la exposición. Por el contrario, sí los alcanzaron en el Strt. Y en la CxF excedieron los valores control en un 33% en lo que parece haber sido un fenómeno de rebote. Estos resultados nuevamente sugieren que hay, probablemente, otros factores involucrados en la recuperación de la expresión de los Nf-200 más allá que la proteína S100B per se. También harían falta nuevos experimentos al efecto para aclarar completamente este hecho. En cuanto a las notables alteraciones cualitativas del citoesqueleto neuronal (Fig. 85), es válido considerar aquí lo mismo que se dijo en relación a las neuronas “oscuras” o la Zellschrumpfung puestas de manifiesto en los protocolos de EPE. No me repetiré y remito al lector a la subsección correspondiente.47 Llamaré la atención, solamente, sobre el hecho de que, una vez más, la alteración morfológica persistió en el citoesqueleto de las neuronas incluso mucho tiempo después de que cesara la noxa (cfr. Fig. 85). Por ellom, es válido suponer, que aún lastimadas, estas neuronas seguían estando vivas y siendo funcionales (a favor de ello habla también la conservación del nucléolo visto en los cortes al Nissl). Quizás su patrón de conectividades y, por lo tanto, los circuitos neuronales en los que entrarían a formar parte, también estarían alterados. Precisamente, algo similar se observa en el Hipp de pacientes epilépticos que, tras repetidas convulsiones y por virtud de 47 Cfr. subsección V.2. (Las neuronas “oscuras” o la Zellschrumpfung). 278 Discusión fenómenos que intentan ser neurorregenerativos, se alteran las vías sinápticas a punto de partida de neuronas alteradas que vuelven a formar, también, circuitos alterados (Mathern et al., 1997). El NO y la nNOS han sido relacionados con el sistema serotoninérgico en diferentes condiciones normales y experimentales (Kaehler et al., 1999; Ramos et al., 2000, 2002b; Segieth et al., 2001; Tagliaferro et al., 2001, 2003). El NO modula los cambios de la liberación de 5-HT tanto basales como los evocados por el receptor NMDA (Segieth et al., 2001); disminuye la liberación de 5-HT en el Hipp y en el hipotálamo in vivo por vía GMPc-dependiente e inhibe tónicamente la recaptación de 5-HT (Kaehler et al., 1999; Kiss y Vizi, 2001; Wegener et al., 2000). Algunos astrocitos (no todos) de los que expresan la S-100B, co-expresan la eNOS (la isoenzima endotelial) y constituyen otra fuente de NO en la neocorteza cerebral (Wiencken y Casagrande, 1999). En concordancia con lo observado por otros investigadores (Dizon et al., 2004), nosotros hemos visto más arriba que la EPE incrementa los niveles de expresión de la nNOS. Existen informes contradictorios, in vivo e in vitro, con respecto a los efectos de la exposición aguda o crónica al EtOH sobre la formación del NO (Chandler et al., 1997; Rossetti y Crespi, 2004; Seo y Rivier, 2003). En un trabajo, la exposición crónica reguló diferencialmente los niveles del ARNm de la nNOS en distintas regiones cerebrales (fueron normales en la CxF, disminuyeron en el Hipp y aumentaron en el Strt) (Naasila et al., 2003). Gerlach et al. (2001) encontraron aumentos de la expresión de la nNOS en varias regiones cerebrales de humanos alcohólicos crónicos, incluyendo la CxF, pero no en el Strt ni en el Hipp. En nuestros resultados no se detectaron alteraciones en las neuronas que expresaban la nNOS-ir en el Strt o la CxF de los animales adolescentes tras la exposición (Figs. 83 y 84). No obstante ello, tras la abstinencia, la DOR 279 Discusión de esas neuronas disminuyó en ambas áreas (los valores fueron 0,53 y 0,63 veces del valor control, respectivamente). La técnica de ICQ no permite, lo dijimos antes, evaluar la actividad enzimática de la nNOS en los animales EtOH ni en los EtOH/R pero el hecho de que su expresión estuviera reducida tras la abstinencia sugiere que puede haber tenido lugar algún tipo complejo de mecanismo adaptativo tanto en la CxF cuanto en el Strt. Es relevante recordar aquí que el EtOH es un antagonista de los receptores NMDA (Allgaier, 2002), receptor que, a su vez, activa la vía guanilato ciclasa-GMPc-quinasa GMPcdependiente, que a su vez activa a la nNOS. Tras la supresión del EtOH y durante la abstinencia, es razonable especular entonces con que existió algún grado de regulación en más (up-regulation) de los receptores NMDA y, si se produjo una mayor cantidad de NO (a niveles que pueden haber sido dañosos) la reducción de la expresión de la nNOS pudo haber sido un mecanismo adaptativo tendiente a minimizar el daño. Por otro lado, dado que el NO inhibe la 5-HT en algunas áreas prosencefálicas (Kaehler et al., 1999; Wegener et al., 2000) la reducción de sus niveles pueden haber incrementado los niveles de liberación de la 5-HT y, con esto, puede haber tenido lugar un mayor mecanismo neurotrófico y neurorreparador por medio de la S-100B. De cualquier modo que fuere, es obviamente necesario realizar más estudios para aclarar completamente el asunto. Finalmente, deberíamos considerar una serie de mecanismos que pueden haber ocurrido en los machos de adolescencia tardía/adultez joven como para determinar los fenómenos de recuperación que se han observado. Uno de ellos puede haber sido que la recuperación de los niveles de la 5-HT, actuando sobre los receptores 5-HT1A, pudo haber atenuado el daño alcohólico y contribuido a la recuperación observada por medio de la acción directa sobre las neuronas que lo expresan, al inhibir la apoptosis (Adayev et al., 2003) e, 280 Discusión indirectamente, por medio de la estimulación de la liberación de la S-100B tal como se ha visto previamente en otras condiciones experimentales (Kim et al., 1997; Tajuddin and Druse, 1999; Ramos et al., 2004). Independientemente de ello, deberíamos recordar que el EtOH es un conocido neurotóxico que causa daño a las células madre neurales tanto durante el desarrollo como en los animales adultos (Crews et al., 2003, 2004; Herrera et al., 2003). Más aún, en un reciente artículo de Nixon and Crews (2004) los autores mostraron que la intoxicación alcohólica disminuyó la proliferación celular en el Hipp, y con la supresión del tóxico hubo una reversión temprana y un posterior aumento explosivo en la proliferación celular una semana después de la última dosis de EtOH. Aquí debo enfatizar que en el presente estudio se evaluó la recuperación de la morfología neuronal 10 semanas después de la cesación alcohólica y que el fenómeno de recuperación que observamos es fuertemente consistente con los efectos post-alcoholización mostrados por Nixon and Crews (2004). Sería interesante desde el punto de vista clínico, de las salud pública y social, diseñar experimentos y desarrollar estrategias farmacológicas que exploten la capacidad de neuroprevención o de neurorreparación de ciertas drogas como la buspirona o de otras drogas con probada actividad neuroprotectora para la neurogénesis (Herrea et al., 2003). * * * El EtOH es la droga psicoactiva y neurotóxica más comúnmente usada (Ling et al., 1996). Durante la adolescencia es cuando mucha gente experimenta con el EtOH por primera vez en sus vidas. La edad de más alta prevalencia en el consumo de EtOH es desde la adolescencia media o tardía hasta mediados de la década de los 20 años (adolescencia 281 Discusión media a adultez temprana (Schuckit, 1995; Spear, 2000; WHO, 1986). Se ha dicho que cuanto antes comienza una persona a beber alcohol, es más probable que más tarde se haga dependiente de él. Más aún, el inicio temprano del consumo de EtOH es uno de los factores predictores o marcadores más fuertes (pero no precursor) de la posterior dependencia al alcohol (Spear, 2000; Barr et al., 2004). Todavía más: se ha asociado la edad en que por primera vez comienza a beberse en forma regular y el alcoholismo familiar con los rasgos de personalidad antisocial (Spear, 2000), un trastorno tan gravoso en términos médicos, morales, económicos y sociales para la calidad de vida de la gente y para la salud social. Se han llevado a cabo pocos estudios básicos acerca de los posibles beneficios de manterner una abstinencia prolongada tras un, también prolongado, periódo de intoxicación alcohólica incluso aunque este período fuera solamente del tipo denominado de bajo consumo. Es claro que el uso de alcohol durante la adolescencia puede tener, potencialmente, consecuencias a largo plazo e influir más tarde en las funciones neurocognitivas.48 Tal como lo han destacado estudios previos, nosotros encontramos que diferentes regiones cerebrales en la rata macho difieren en su vulnerabilidad a los efectos del EtOH y en su capacidad de recuperación durante el desarrollo (Brown and Tapert, 2004; Crews et al., 2000). En un trabajo reciente, Brown y Tapert (2004) se plantearon las siguientes interesantes inquietudes acerca del consumo adolescente de EtOH: i) “sigue siendo incierto hasta qué punto se reparan, con la abstinencia sostenida, la anomalías cognitivas observadas en los 48 Piénsese, solamente, que hay adolescentes y adultos jóvenes que, tras haber bebido crónicamente en su adolescencia o juventud pueden, más tarde en la vida, incluso, llegar a ser presidentes de una nación, con todo lo que ello implica. 282 Discusión jóvenes fuertemente bebedores y si tales anomalías se repararan, que tanta sobriedad [temporal] se requiere para que los rendimientos y la integridad cerebrales reasuman los niveles preexposición”; ii) “aún está por verse si la capacidad de recuperación de la integridad cerebral y de las funciones cognitivas pueden ser más completas en los jóvenes, cuyos cerebros son más plásticos, o si la recuperación es menos probable porque la injuria neurotóxica puede haber afectado adversamente el curso de la neuromaduración”; y iii) “sigue siendo poco claro si el cerebro adolescente es, en última instancia, más vulnerable a esta toxina [el EtOH] o si serán más resistentes y capaces de recuperarse que los adultos.” Creo que hemos dado respuesta parcial a estas relevantes preguntas con un modelo de alcoholismo crónico en ratas macho adolescentes. Es evidente, según surge de nuestro estudio, que es posible alguna capacidad de recuperación en el SNC de las ratas macho en la adolescencia tardía luego de la supresión del consumo crónico bajo de EtOH y de mantener una abstinencia prolongada. Pero esta capacidad de recuperación no es, claramente, la misma en todas las áreas prosencefálicas y, ciertamente, no es completa en algunas de ellas (por ejemplo, la CxF). A pesar del hecho de que no comparamos la resistencia de los animales adolescentes con la de los adultos, sí evaluamos la capacidad de recuperación del cerebro macho adolescente permitiéndoles pasar por un largo período de abstinencia. Así, claramente se encontró que, a pesar de su mayor capacidad neurogenética y plástica, los machos adolescentes no tienen la capacidad para recuperarse completamente del daño provocado por el consumo crónico de EtOH a bajo nivel en todas las áreas estudiadas. En lugar de ello, en diferentes áreas mesencefálicas y prosencefálicas, hubo recuperaciones completas, parciales, o no las hubo para nada o hubo, incluso, fenómenos de rebote que, no por ello, pueden ser llamados normales. 283 Discusión Después de todo, beber alcohol crónicamente durante la adolescencia, incluso en bajos niveles, claramente, no es gratis. V.6. Los adultos: Los cambios observados en los animales adultos sometidos a exposición alcohólica crónica leve los consideraremos principalmente en cuanto contrasten con los anteriores. La casi la totalidad de las células cerebrales están en proximidad con una fibra serotoninérgica (Azmitia y Whitaker-Azmitia, 1995). Debido a la amplia extensión del sistema serotoninérgico y a su interacción con diversos tipos celulares, es de esperarse que cualquier alteración producida sobre él, se refleje sino en todo, en parte del SNC. La signficativa disminución de la inervación serotoninérgica distal en las áreas prosencefálicas estudiadas con este protocolo (5-HTT-ir; Fig. 87 y 88) bien pueden explicar parcialmente el por qué del surgimiento de los déficits mnésiscos (Hipp), motores (Hipp), cognitivos (Strt y Cxf), anímicos e ideativos (CxF) observados en los alcohólicos crónicos tras mucho beber. Lo que se encontró aquí concuerda plenamente con la conocida acción neurotóxica del EtOH. La reducción observada fue leve49 pero también fue leve la intoxicación. Son ciertas las alteraciones morfológicas y, para determinar si se acompañan de manifestaciones en la conducta de los animales, se necesitarían nuevos experimentos. Los astrocitos, según lo que permitió evaluar la GFAP-ir, estuvieron hipertrofiados, 49 Recuérdese que en otros sistemas (como en la sustancia nigra, por ejemplo) para que aparezcan signos y síntomas (de enfermedad de Parkinson, en ese caso) es necesario que desaparezcan antes alrededor el 80-90% de las neuronas dopaminérgicas. Aquí, la inervación se redujo alrededor de “sólo” un 30%. 284 Discusión mostraron reactividad, signo cierto de daño al SNC. La proteína S-100B-ir aumentó en el citoplasma de los astrocitos de las tres áreas. Inversamente proporcional al aumento de la S-100B-ir en los astrocitos, fue la expresión de los Nf-200-ir en las neuronas de las mismas áreas. Así, allí donde más aumentó la S-100B-ir, más disminuyeron los Nf-200-ir: en el Hipp. Y, viceversa, allí donde menos aumentó la S-100B-ir (en la CxF), menos disminuyeron los Nf-200-ir. Sin embargo, en esta última área, aunque la disminución fue menor que en las otras dos, nuevamente, encontramos alteraciones cualitativas del citoesqueleto neuronal: las consabidas dendritas apicales en sacacorcho (Fig. 92F). La MAP-2-ir, nuestro marcador de “salud” dendrítica, mostró que en el Hipp, tanto como en la CxF, las dendritas estaban alteradas (también se vieron los sacacorchos). Mecanísticamente, podríamos suponer que la disminución de la inervación serotoninérgica indujo la acumulación de la S-100B en los astrocitos y su menor disponibilidad para las neuronas, la disminución y alteración de la normal conformación de su citoesqueleto y de su estado maduro de diferenciación. Que otros factores han de haber estado implicados en lo observado, es evidente ya que, a diferencia de los sucedido con los adolescentes tras 6 semanas de intoxicación, la S-100B, por ejemplo, no disminuyó en los adultos sino que, por el contrario, aumentó. Nuevos experimentos, al estilo de los realizados con los animales adolescentes, podrían ser útiles para indicar porqué difieren entre ambas edades estos hallazgos de alteración y si se recuperan tras la abstinencia y comparar la recuperación eventual con lo sucedido en los adolescentes. 285 Discusión V.7. Comparación de los hallazgos entre las distintas edades: Por último, ¿qué sucedió con cada marcador en cada edad considerada en los distintos protocolos? ¿Cómo se comportaron evolutivamente ante el mismo estímulo tóxico? Los distintos protocolos no son enteramente comparables y esto, lamentablemente, es una debilidad del presente trabajo. La 5-HT-ir no se modificó en el NDR y aumentó en NMR en las crías sometidas a EPE desde de E0 hasta P21. En los adolescentes disminuyó en el NDR y no se modificó en el NMR tras 6 semanas de intoxicación. No es la 5-HTT, es su transportador, el 5-HTT pero, ¿qué pasó con este marcador en los adultos? Disminuyó consistentemente en las tres áreas prosencefálicas. ¿Qué sucedió con la GFAP-ir, con el área celular de los astrocitos y con su estado de reactividad ante el estímulo tóxico del EtOH a una concentración del 6,6%? En todas las edades, en todos los protocolos, en todas las áreas prosencefálicas, la GFAP-ir aumentó.50 Los astrocitos estuvieron hipertrofiados. El daño fue evidente. ¿Se recuperaban del daño? En los protocolos de EPE (tamto a la edad P21 en el de sin prevención del daño como a cualqueir edad en el de EPE con prevención del daño), espontáneamente, no. Tampoco en los adolescentes, aunque tendió a hacerlo. No lo sabemos en los adultos. Sin embargo, con el uso prenatal de la buspirona, se previno parcialmente el incremento del área celular de los astrocitos en casi todas las edades postnatales y áreas (sí en el Hipp en P5 y P21 –Figs. 63 y 65– y en la CxF en P35 y P60 –Figs. 64 y 65–; no lo previno en el Hipp en P35 y P60). 50 Las excepciones a lo dicho se observaron en el Strt en las crías P21 del protocolo de EPE sin prevención del daño (Figs. 41 y 42) y en la CxF de las crías P60 del grupo ES en el protocolo de EPE con prevención del daño (Figs. 64 y 65). 286 Discusión ¿Qué sucedió con los Nf-200-ir? En el protocolo de EPE sin prevención del daño, en P21, estaban aumentados en el Hipp y el Strt mas no en la CxF. En los adolescentes, tras la intoxicación crónica, disminuyeron en las tres áreas y luego de la abstinencia prolongada siguieron disminuídos en el Hipp, se normalizaron en el Strt y tuvieron un aumento de rebote en la CxF. En los adultos, tras 6 semanas de intoxicación, igual que lo que sucedió en los adolescentes, disminuyeron en las tres áreas prosencefálicas. Se ve que, postnatalmente, en la adolescencia y la adultez, los Nf-200 se compartan de manera similar tras 6 semanas de exposición in vivo al EtOH pero en los animales expuestos intrauterinamente la situación postnatal fue inversa. ¿Qué sucedió con la MAP-2-ir, nuestro marcador de dendritas? En la EPE, estaba postnatalmente disminuída en todas las edades tanto en el Hipp como en la CxF. Esto implica que ha habido un daño a los circuitos sinápticos y que no se han recuperado espontáneamente (ES) tras la exposición. Sí pudo prevenirse esta disminución postnatal con el uso de buspirona. En los adolescentes, la MAP-2-ir disminuyó tras la intoxicación crónica, en las tres áreas y, tras la abstinencia prolongada, se recuperaron sus niveles en el Hipp y el Strt mas no en la CxF (un área cognitiva crítica). En los adultos, tras 6 semanas de EtOH en el agua de bebida, la MAP-2-ir, nuevamente, disminuyó en el Hipp y la CxF; no pudimos determinar qué le sucedió en el Strt ni sabemos que habría pasado en estos animales tras una abstinencia prolongada similar a la de los adolescentes. En cualquier caso, la MAP-2-ir es el marcador más uniforme y consistentemente alterado: a cualquier edad que se exponga al EtOH a los animales, el daño a las dendritas es cierto, llamativo, importante y no siempre se recupera tras la abstinencia (CxF); con la buspirona parece poder prevenirse el daño, en general, más allá de ciertas alteraciones que se observan. En 287 Discusión todo caso, siempre se manifiesta la alteración morfológica, cualitativa, se haya recuperado o no, prevenido o no el daño cuantitativo. ¿Qué sucedió con la nNOS? Se vió muy aumentada su expresión en el Strt y la CxF de las crías P21 sometidas a EPE. En los adolescentes, disminuyó sólo tras la abstinencia tras haberse mantenido normal luego de la intoxicación. 288 Conclusiones y Comentarios Finales “La particular función [del cerebro] es acá la transmisión de los hechos existenciales a través del flujo cerebral y la consecutiva construcción del Yo con tal grado de claridad que podamos contraponer los propios límites de nuestros procesos internos individuales con el siempre configurado mundo exterior.” Theodor Meynert (1867)1 “El hombre se encuentra profundamente inmerso en ilusiones y en imágenes oníricas, su ojo se limita a resbalar sobre la superficie de las cosas para ver “formas”, su sensación no conduce en ningún caso a la verdad, sino que se limita a recibir estmulos y a jugar tecleando sobre el dorso de las cosas.”2 Friedrich Nietzsche (1873) “Cuanto más se devela ante nuestro entendimiento la grandeza y el poder de la Creación viviente tanto más claramente sentimos que detrás del mundo de las manifestaciones aparentes gobiernan poderes frente a los cuales el saber humano contrapone fuerzas insignificantes de sólo meras «semejanzas».3 Paul Emil Flechsig (1896). V.1. Conclusiones: 1. El modelo experimental de AMF en ratas puesto a punto en este trabajo por medio de la EPE en el agua de bebida, en bajas dosis, en forma crónica, resultó ser un modelo válido de lo que en los humanos se conoce como trastornos del neurodesarrollo relacionados con el alcohol (ARND). Esta afirmación se basa en la producción cierta de daño cerebral microscópico manteniendo a la vez, dentro de los parámetros normales, el peso al nacer y durante el desarrollo postnatal, la ausencia de microcefalias y alteraciones groseras del cerebro como así también de malformaciones faciales u orgánicas congénitas; también hubo ausencia de alteraciones nutricionales en las madres y en las crías y ausencia de alteraciones en la natalidad. Ttodos estos factores excluyen 1 Meynert (1867), citado en Outes y Eurnekian, 1992. La cita original corresponde al inicio del primer artículo de una serie en la que el genio de Viena describe la histoarquitectura de la corteza cerebral humana. Esta serie de artículos se publicó como: M eynert T. Der Bau der Grosshirnrinde und seine örtlichen Verschiedenheiten nebst einen patologisch-anatomischen Korolarium. Vierteljahrsschrift für Psychatire (1867); 1: 77-93, 198217, 381-403 y Vierteljahrsschrift für Psychatire (1868); 2: 88-113. 2 Nietzsche, 1951; pp 86-87. 3 Flechsig, 1896; pág. 41. 290 Conclusiones y Comentarios Finales la posibilidad de que se hubiera modelado un FAS. Se confirmó la hipótesis I). 2. Aunque microscópicas y moleculares, hubo alteraciones celulares conspicuas en el cerebro de las crías de madres alcoholizadas gestacionalmente. Según a que se denomine daño leve, se confirmó total o parcialmente la hipótesis II). 3. Se produjeron displasias corticales microscópicas en la CxF de las crías con EPE. 4. Se constató un tipo de lesión neuronal que, aunque no exclusiva del AMF, sí es indicativa de la alteración cierta del citoesqueleto. 5. En las crías de madres alcoholizadas la simple abstinencia (no exposición) postnatal no permite la recuperación espontánea del daño. Por el contrario, la lesión nerviosa se conserva, incluso, hasta la adultez (P90). Se refutó la hipótesis III). 6. La administración conjunta con el EtOH de una droga agonista de los receptores 5-HT1A, la buspirona, permitió prevenir completa o parcialmente, según el caso, muchos de los daños constatados previamente por la EPE. Se confirmó parcialmente la hipótesis IV). 7. En los animales adolescentes expuestos crónicamente al EtOH se indujeron daños que, tras la abstinencia prolongada, no se recuperaron o se recuperaron parcialmente o presentaron cambios sobrecompensatorios. Por lo tanto, se confirmó parcialmente la hipótesis V). 8. El daño al cerebro adulto, por la exposición alcohólica crónica, evidente y de signo similar al de los adolescentes en la mayoría de los marcadores. Así, se confirmó la hipótesis VI). 291 Conclusiones y Comentarios Finales VI.2. Comentarios finales: Alterando el desarrollo del cerebro, en parte afectando al sistema serotoninérgico, a la astroglía y al sistema nitrérgico, la EPE predispone al uso y abuso de EtOH y otras drogas en la adolescencia y a la manifestación de personalidades de tipo antisocial o limítrofe que predisponen aún más al uso de drogas. También hemos visto que el consumo de EtOH iniciado en la adolescencia predispone a su vez al alcoholismo como enfermedad ya en la adultez. Y si la alcohólica es una mujer en edad fértil, y si se embaraza y gesta un feto sometiéndolo a la EPE... el círculo se cierra, y perpetúa el daño. En 2006, dos renombrados y sagaces investigadores de EUA (Miller y Spear , 2006), con una dilatada experiencia en investigación básica en el AMF, han emitido una hipótesis en una prestigiosa revista especializada. Se percataron de que el círculo “vicioso” expuesto en el párrafo anterior puede ser la base de lo que ellos llaman “el generador de alcoholismo” (Fig. 104). En dos libros publicados en 1857 y 1860, Morel postuló su teoría de la degeneración de la especie como la causa de las enfermedades mentales (Morel, 1857, 1860). Para Morel, “las degeneraciones son desviaciones mórbidas del tipo humano normal que son transmisibles hereditariamente evolucionan progresivamente y que a Figura 104 . E l gen erador de a lco holism o de M iller y S pea r. V ersión rem ozada de la decim onónica te oría de la deg en eración de M orel y M ag nan . Tom ad o de M iller y S pea r, 2006. la 292 Conclusiones y Comentarios Finales decadencia”.4 Morel citaba a la intoxicación alcohólica como una de las causas de degeneración y describió varios casos de hijos de padres alcohólicos. Sin el fondo moral y religioso de Morel, las ideas de otro psiquiatra francés, Jacques Joseph Valentin Magnan (1835-1916), sobre la degeneración devinieron en un concepto de regresión en sentido lamarckiano. A propósito, Magnan estudió la degeneración en pacientes alcohólicos e hizo, incluso, valiosos experimentos sobre alcoholismo en animales (Magnan, 1874).5 De las ideas de Morel y Magnan, sumadas a la (mal entendida) teoría de la evolución de las especies por selección natural de Charles Darwin, surgió, con ciertos coletazos de la frenología de Gall y de la mano de Cesare Lombroso la teoría de l’uomo delinquente, del criminal nato. Bien sabemos lo que sucedió con parte de estas teorías en manos de los nazionalsocialistas alemanes de las décadas de 1930 y 1940, fogoneadas por las ideas del superhombre de Nietzsche y la superioridad de una “raza” por sobre otras. En todo el mundo y en el nuestro también, mucha de las ideas de la degeneración dieron origen al movimiento de la temperancia (que promovía la abstinencia alcohólica), al movimiento higienista (recuérdese la Liga Argentina de Higiene Mental) y al movimiento eugénico (recuérdese lo sucedido a los enfermos mentales en la Alemania nazi). Hoy en día, en el ámbito académico, se ignora soberanamente el concepto de degeneración adquirida como explicación general de las enfermedades mentales al modo de las líneas de pensamiento de Morel y Magnan. Pero, desde 1957 (Clarren y Smith, 1978; Jones et al., 1973; Lemoine et al., 1968; Rouquette, 1957), el FAS y los FASD han venido a ser cada vez más reconocidos como uno de los efectos de la EPE; ahora sabemos que el consumo de EtOH durante el 4 De esta cita de M orel, quítese la palabra “hereditariamente” (su concepto de herencia era distinto al nuestro) y se obtendrá la hipótesis del generador de alcoholismo de Miller y Spear. 5 Cfr. el Anexo V (Métodos experimentales de exposición de animales al etanol. Ventajas y desventajas de cada uno). 293 Conclusiones y Comentarios Finales embarazo puede dañar el cerebro fetal en desarrollo pasando así a la descendencia el “estigma de la degeneración” de una madre “degenerada”. La falta de cultura científica de Miller y Spear los ha llevado a postular una idea novedosa con 150 años de antigüedad, al modo como Mountcastle (1957) describió las columnas corticales de Meynert casi 90 años después de que el genio de Viena la observara en 1867-1868 (Outes y Eurnekian, 1992). Del mismo modo, Clarren, Jones y Smith describieron el FAS por primera vez, 5 años después de que lo hiciera, por “primera vez”, Lemoine. Y Lemoine lo describió6 11 años después de que lo describiera, sí por primera vez, Jacqueline Rouquette, una oscura y olvidada pediatra francesa. Pero ni Morel, ni Magnan ni Meynert eran personajes desconocidos. La historia, la de la Ciencia también, muchas veces, se repite. ¿Se repite la historia? En EUA y en Canadá, en ocasiones se enjuicia y encarcela a mujeres alcohólicas, negras o aborígenes nativas, principalmente, por haber cometido “maltrato físico infantil” en la figura de sus hijos nonatos, al someterlos a una gestación en presencia de EtOH (Armstrong, 2003; Goloden, 2005). En ambos países se publican largos folletos que instruyen a los miembros de las Policías acerca del FAS y su relación con, por ejemplo, los “sin techo” (¡!) (Laporte et al., 2002; Stade et al., 2004). Investigadores y los científicos debemos mirar no sólo a nuestros tubos de ensayo, nuestras grillas de electrónica y nuestras cubetas de Western. También tenemos responsabilidades éticas y morales para con nuestros colegas actuales y pasados, para con 6 Mejor dicho, lo hizo describir un año antes, en 1967, en la tesis doctoral de un discípulo suyo, Jean-Pierre Borteyru, que llevaba por sugestivo título “La toxicomanie alcoolique parentale et ses répercussions sur la desendance” (Borteyru, 1967). La tesis de Rouquette, en 1957, se tituló “Influence de la toxicomanie alcoolique parental sur le développement physique & psychique des jeunes enfants” (Rouquette, 1957). 294 Conclusiones y Comentarios Finales nuestros pacientes y, sobre todo, recuérdese, para con la sociedad. * * * Nuestro cerebro no es otra cosa que un instrumento, una herramienta de que nos servimos los animales que lo poseemos para perseverar en la existencia, y propagarla. Esta herramienta genera regularidades a partir del mundo sensible, crea regularidades allí donde no las hay; iguala lo desigual. Y crea conceptos y les asigna un valor. Y se sirve de estos conceptos para predecir el mundo en el que vivimos y permitirnos tener así la oportunidad de alcanzar la edad necesaria como para poder perpetuarnos en otros. Si la herramienta ha sido mal forjada mal podrá cumplir, cabalmente, con las funciones a ella destinadas. Así, la existencia de ese ser poseedor de un cerebro congénitamente tarado por el alcohol no será, muy lamentablemente, una existencia plena. Muy posiblemente sufrirá y hará sufrir a otros por efecto de la intemperancia (la de sus progenitores y la suya propia, eventualmente). Todo aquello que podamos hacer quienes tenemos la capacidad y la responsabilidad de hacer algo, todas la acciones que podamos emprender para evitar, minimizar, recuperar o eliminar el daño provocado por el alcohol a un cerebro en desarrollo, redundará en beneficio no solo de la persona afectada sino también de su familia, de sus amigos, de sus parejas y compañeros de trabajo, de sus hijos y nietos. De nosotros mismos, incluso. De la sociedad, en fin. 295 Anexos Anexo I Síndrome Alcohólico Fetal (FAS) y trastornos asociados. Criterios diagnósticos. VII.1.1. Elementos diagnósticos de Jacqueline Rouquette:1 - Prematuridad. - Bajo peso y talla al nacer / Bajo peso para la edad gestacional (“niño miniatura”). - Escaso progreso pondoestatural postnatal. - Retraso psicomotor paralelo al insuficiente desarrollo físico. - Microcefalia. - Facies características (cráneo “abollado” con redes venosas visibles, raíz nasal aplanada, narinas redondeadas y anchas, labio superior pequeño y “como arremangado”, angioma plano de la frente persistente más allá de los primeros meses; orejas de implantacón baja y/o en anteversión) (Fig. 105). - Anorexia. - “Niño nervioso”: gestos bruscos, sacádicos, temblorosos; atención frágil, fácilmente fatigable. - Malformaciones asociadas: estrabismo, labio leporino y paladar hendido, pie varo equino, criptorquidia, hidrocefalia, cardiopatías congénitas, varios tipos de anomalías dactilares. - Padres negligentes en el cuidado de su desarrollo tanto físico como psicoafectivo. - Alcoholismo de los padres pero, especialmente, de la madre. VII.1.2. Criterios Diagnósticos del Institute of Medicine (IoM):2 Categoría 1: FAS con Exposición M aterna al Alcohol Confirmada: A Exposición materna al alcohol confirmada.3 B Evidencia de un patrón característico de anomalías faciales, incluyendo hendiduras palpebrales cortas, y anormalidades de la región maxilar superior (por ej., labio superior plano, filtrum aplanado, aplanamiento de la región media de la cara) (Fig. 105). C Evidencia de retraso del crecimiento, tal como en, al menos, uno de los siguientes: 1 Confeccionados a partir de Rouquette, 1957. 2 Tomado de Stratton et al., 1996. 3 La exposición materna al EtOH se define como un patrón de ingesta alcohólica excesiva caracterizada por una ingesta regular sustancial, o por una alta ingesta episódica. La evidencia de este patrón de ingesta debe incluir a los signos de dependencia al alcohol. 297 i. bajo peso al nacer para la edad gestacional, ii. falta de progreso ponderal postnatal no debido a la nutrición, iii. bajo peso en relación a la talla. D Evidencia de anomalías del neurodesarrollo del SNC, tal como en, al menos, uno de los siguientes: i. bajo perímetro craneal al nacer, ii. anomalías cerebrales estructurales (por ej., agenesia parcial o total del cuerpo calloso, o hipoplasia cerebelosa); iii. signos neurológicos severos o leves (apropiados para la edad) tales como compromiso de las habilidades motoras finas, hipo o acusia neurosensorial, pobre marcha en tándem [poor tandem gait], mala coordinación visuo-manual. Categoría 2. FAS Sin Confirmación de la Exposición M aterna al Alcohol: Ausencia del Criterio A. Criterios B-D como en la Categoría 1. Categoría 3. FAS Parcial con Exposición M aterna al Alcohol Confirmada: A Exposición materna al alcohol confirmada. B Evidencia de algunos componentes del patrón facial del SAF. Presencia de al menos uno de los siguientes (C, D o E): C Evidencia de retraso del crecimiento, tal como en, al menos, uno de los siguientes: i. bajo peso al nacer para la edad gestacional, ii. falta de progreso ponderal postnatal no debido a la nutrición, iii. bajo peso en relación a la talla. D Evidencia de anomalías del neurodesarrollo del SNC, tal como en, al menos, uno de los siguientes: i. bajo perímetro craneal al nacer, ii. anomalías cerebrales estructurales (por ej., agenesia parcial o total del cuerpo calloso, o hipoplasia cerebelosa); iii. signos neurológicos severos o leves (apropiados para la edad) tales como compromiso de las habilidades motoras finas, hipo o acusia neurosensorial, pobre marcha en tándem [poor tandem gait], mala coordinación visuo-manual. E Evidencia de un patrón complejo de anomalías cognitivas o conductuales inconsistentes con el nivel de desarrollo alcanzado y no explicado por la carga genética o las condiciones ambientales tales como dificultades en el aprendizaje; déficits en el desempeño escolar; bajo control de los impulsos; problemas en la percepción social; déficits del lenguaje; baja capacidad de abstracción y metacognición; déficits específicos en las habilidades aritméticas; o problemas de memoria, atención o juicio. Categoría 4. Defectos Congénitos Relacionados con el Alcohol (ARBD, por la sigla en inglés de Alcoholrelated birth defects): Lista de defectos congénitos, incluyendo malformaciones y displasias: 298 Cardíacos CIA CIV Transposición de los grandes vasos Tetralogía de Fallot Uñas hipoplásicas Clinodactilia Meñiques cortos Pectus excavatum y carinatum Sinostosis radiocubital Síndrome de Klippel-Feil Contracturas en flexión Hemivértebras Camptodactilia Escoliosis Aplasia, displasia o hipoplasia renal Duplicación ureteral Riñón en herradura Hidronefrosis Oculares Estrabismo Trastornos de la refracción debido a microftalmia Auditivos Hipo- o acusia de conducción Hipo- o acusia sensorial Otros Virtualmente cada malformación ha sido descripta en algún paciente con FAS. Sigue siendo Esqueléticos Renales incierta la especificidad etiológica del alcohol para la mayoría de esas anomalías. Categoría 5. Trastornos del Neurodesarrollo Relacionados con el Alcohol (ARND, por la sigla en inglés de Alcohol-related neurodevelopmental disorders): A Evidencia de anomalías del neurodesarrollo del SNC, tal como en, al menos, uno de los siguientes: i. bajo perímetro craneal al nacer, ii. anomalías cerebrales estructurales (por ej., agenesia parcial o total del cuerpo calloso, o hipoplasia cerebelosa); iii. signos neurológicos severos o leves (apropiados para la edad) tales como compromiso de las habilidades motoras finas, hipo o acusia neurosensorial, pobre marcha en tándem [poor tandem gait], mala coordinación visuo-manual. y/o B Evidencia de un patrón complejo de anomalías cognitivas o conductuales inconsistentes con el nivel de desarrollo alcanzado y no explicado por la carga genética o las condiciones ambientales tales como dificultades en el aprendizaje; déficits en el desempeño escolar; bajo control de los impulsos; problemas en la percepción social; déficits del lenguaje; baja capacidad de abstracción y metacognición; déficits específicos en las habilidades aritméticas; o problemas de memoria, atención o juicio. VII.1.3. Propuesta de revisión de los Criterios Diagnósticos del Institute of Medicine (IoM) para los FASD:4 I: FAS con Exposición M aterna al Alcohol Confirmada (todas las características, A-D, son necesarias para realizar el diagnóstico de esta categoría): 4 Tomado de Hoyme et al., 2005. 299 A Exposición materna al alcohol confirmada. B Evidencia de un patrón característico de anomalías faciales menores, incluyendo dos o más de las siguientes (Fig. 105): i. hendiduras palpebrales cortas ( # al percentilo 10), ii. borde bermellón fino del labio superior (puntaje 4 ó 5 con la guía de labio/philtrum), iii. philtrum aplanado (puntaje 4 ó 5 con la guía de labio/philtrum). C Evidencia de retraso del crecimiento pre- y/o postnatal: i. D altura o peso # al percentilo 10, si es posible corregido para las normas de raza. Evidencia de crecimiento cerebral deficiente o de morfogénesis anormal, incluyendo uno o más de los siguientes: i. anomalías cerebrales estructurales, ii. perímetro cefálico # al percentilo 10. II. FAS Sin Confirmación de la Exposición M aterna al Alcohol: IB, IC y ID, como arriba. III. FAS Parcial con Exposición M aterna al Alcohol Confirmada (todas las características, A-C, son necesarias para realizar el diagnóstico de esta categoría): A Exposición materna al alcohol confirmada. B Evidencia de un patrón característico de anomalías faciales menores, incluyendo dos o más de las siguientes: i. hendiduras palpebrales cortas ( # al percentilo 10), ii. borde bermellón fino del labio superior (puntaje 4 ó 5 con la guía de labio/philtrum), iii. philtrum aplanado (puntaje 4 ó 5 con la guía de labio/philtrum). C Otras características, una de las siguientes: i. Evidencia de retraso del crecimiento pre- y/o postnatal: a. altura o peso # al percentilo 10, si es posible corregido para las normas de raza. ii. Evidencia de crecimiento cerebral deficiente o de morfogénesis anormal, incluyendo uno o más de los siguientes: a. anomalías cerebrales estructurales, b. perímetro cefálico # al percentilo 10. iii. Evidencia de un patrón complejo de anomalías cognitivas o conductuales inconsistentes con el nivel de desarrollo alcanzado y que no pueda explicarse por la carga genética, el ambiente familiar o las condiciones ambientales solamente a. Este patrón incluye un compromiso marcado en el rendimiento en tareas complejas (tareas de resolución de problemas complejos, planeamiento, juicio, abstracción, metacognición, y aritméticas); déficits de alto nivel en el lenguaje receptivo y expresivo; y conducta alterada (dificultad en las maneras personales, labilidad emocional, disfunción motora, bajo rendimiento académico, y deficientes interacciones sociales). 300 III. FAS Parcial Sin Confirmación de la Exposición M aterna al Alcohol: IIIB y IC, como arriba. V. Defectos Congénitos Relacionados con el Alcohol (ARBD; todas las características, A-C, son necesarias para realizar el diagnóstico de esta categoría): A Exposición materna al alcohol confirmada. B Evidencia de un patrón característico de anomalías faciales menores, incluyendo dos o más de las siguientes: ii. hendiduras palpebrales cortas ( # al percentilo 10), iii. borde bermellón fino del labio superior (puntaje 4 ó 5 con la guía de labio/philtrum), iv. philtrum aplanado (puntaje 4 ó 5 con la guía de labio/philtrum). C Defectos congénitos estructurales en una o más de las categorías sigueintes, incluyendo malformaciones y displasias (si el paciente presenta solamente anomalías menores, deben estar presentes dos o más): cardíacos: CIA, CIV, transposición de los grandes vasos; esqueléticos: sinostosis radiocubital, defectos de la segmentación vertebral, contractura de las grandes articulaciones, escoliosis; renales: aplasia, displasia o hipoplasia renal, riñón en herradura, duplicación ureteral; oculares: estrabismo, ptosis, anomalías vasculares retinianas, hipoplasia del nervio óptico; auditivos: hipo- o acusia de conducción, hipo- o acusia sensorial; anomalías menores: uñas hipoplásicas, meñiques cortos, clinodactilia de los meñiques, pectus carinatum o excavatum, camptodactilia, pliegues palmares “en palo de hockey”, trastornos refractivos oculares, orejas “en vías de ferrocarril”. VI. Trastornos del Neurodesarrollo Relacionados con el Alcohol (ARND, para realizar el diagnóstico se requieren tanto A como B): A Exposición materna al alcohol confirmada. B Al menos uno de los siguientes: i. Evidencia de crecimiento cerebral deficiente o de morfogénesis anormal, incluyendo uno o más de los siguientes: a. anomalías cerebrales estructurales, b. Perímetro cefálico # al percentilo 10. ii. Evidencia de un patrón complejo de anomalías cognitivas o conductuales inconsistentes con el nivel de desarrollo alcanzado y que no pueda explicarse por la carga genética, el ambiente familiar o las condiciones ambientales solamente a. Este patrón incluye un compromiso marcado en el rendimiento en tareas complejas (tareas de resolución de problemas complejos, planeamiento, juicio, abstracción, metacognición, y aritméticas); déficits de alto nivel en el lenguaje receptivo y expresivo; y conducta alterada (dificultad en las maneras personales, labilidad emocional, disfunción motora, bajo rendimiento académico, y deficientes interacciones sociales). NOTA: las siguientes consideraciones vales para los criterios diagnósticos propuestos. En cada una de las categorías se asume que la evaluación genética y médica ha excluído una fenocopia, incluyendo a otros síndromes genéticos y de malformaciones. La exposición 301 materna al EtOH se define como un patrón de ingesta alcohólica excesiva caracterizada por una ingesta regular sustancial, o por una alta ingesta episódica. La evidencia de este patrón puede incluir frecuentes episodios de intoxicación, el desarrollo de tolerancia o abstinencia, problemas sociales y/o legales relacionados con la bebida, el involucramiento en conductas físicamente riesgosas mientras se está bajo los efectos de la bebida, o problemas médicos relacionados con el alcohol tales como hepatopatías. La confirmación puede ser por entrevista materna o a partir de fuentes colaterales confiables. Los ARBD y ARND se refieren a condiciones clínicas en las que debe existir una historia de exposición materna al alcohol, y en las que la investigación clínica o en animales deben correlacionarse la ingesta materna de alcohol con el desenlace observado. Los ARBD comprende a niños con anomalías estructurales mayores y/o menores que exhiben un crecimiento físico y un desarrollo intelectual normales. Los ARND comprenden a un patrón específico de conducta y desarrollo alterados en niños con crecimiento y desarrollo estructural normales. VII.1.4. Criterios Diagnósticos del Centro para el Control de Enfermedades (CDC) para los FASD:5 Dismorfia facial: Basado en normas raciales, el individuo exhibe las tres siguientes características faciales (Fig. 105): • philtrum liso (puntaje 4 ó 5 de la Guía Labio-Philtrum de la Universidad de W ashington), • borde bermellón delgado (puntaje 4 ó 5 de la Guía Labio-Philtrum de la Universidad de W ashington), • hendiduras palpebrales cortas ( # al percentilo 10). Problemas de crecimiento: Altura o peso pre- o postnatal, o ambos, # al percentilo 10, confirmados, documentados en cualquier punto temporal (ajustado por edad, sexo, edad gestacional y raza o etnia). Anomalías del sistema nervioso central: I. Estructurales: 1) Perímetro cefálico # al percentilo 10 ajustado para la edad y el sexo. 2) Anomalías cerebrales clínicamente significativas observables por medio de imágenes. II. Neurológicas: Problemas neurológicos no debidos a fiebre o injurias postnatales, u otros signos neurológicos leves fuera de los límites normales. III. Funcionales: Rendimiento sustancialmente menor que el esperado para la edad, escolaridad o circunstancias del individuo, puesto en evidencia por: 1) déficit cognitivo o intelectual global que representa a múltiples dominios o déficit (o retraso significativo en el desarrollo en los niños más jóvenes) con rendimientos por debajo del percentilo 3 (2 desvíos estándar bajo de la media para pruebas estandarizadas), o 2) déficits funcionales por debajo del percentilo 16 (1 desvío estándar bajo la media para pruebas estandarizadas) en al menos tres de los siguientes dominios: 5 Tomado de Bertrand et al., 2004. 302 a déficits o discrepancias cognitivas o del desarrollo, b déficits del funcionamiento ejecutivo, c retraso en el funcionamiento motor, d problemas en la atención o hiperactividad, e habilidades sociales, f otros tales como problemas sensoriales, problemas en el lenguaje pragmático, déficits de memoria, etc. Exposición materna al alcohol: I. Exposición prenatal al alcohol confirmada. II. Exposición preantal al alcohol desconocida. Criterios para el diagnóstico de FAS: Se necesitan los tres hallazgos siguientes: 1. Documentación de las tres anomalías faciales (philtrum liso, bermellón fino, y hendiduras palpebrales cortas; 2. Documentación de déficits del crecimiento; y 3. Documentación de anormalidad del SNC. VII.1.5. Código Diagnóstico de 4-Dígitos:6 Este sistema diagnóstico utiliza una escala Likert de 4 grados (donde 1 corresponde a ausencia y 4 a expresión extrema) para cada uno de las cuatro principales características diagnósticas: 1) el déficit de crecimiento (ninguna, leve, moderado y significativa); 2) el fenotipo facial del FAS (ausente, leve, moderado y severo) (Fig. 105); 3) el daño o la disfunción del SNC (improbable, posible, probable y definitivo); y 4) la exposición gestacional al EtOH (sin riesgo, desconocido, algún riesgo, alto riesgo). En la codifición, según el orden previo invariable,cada una de las categorías ocupan sólo uno y siempre el mismo lugar en el código de 4 dígitos. Así, en esta escala existen, finalmente, 44 = 256 códigos posibles de 4 dígitos cada uno (desde el 1111 al 4444). Cada uno de estos 256 códigos se agrupan, y caen, dentro de una de 22 categorías diagnósticas diferentes (denominadas con letras, de la A a V). Las categorías E-J, K-P, y Q-V sólo 6 Tomado de Astley y Clarren, 2000. 303 difieren por la exposición al alcohol por lo que, esencialmente, hay solamente 9 categorías diagnósticas únicas en contraste con las 5 categorías del criterio utilizado por los CDC. Para mayores detalles de este sistema algo engorroso se remite al lector al trabajo original (Astley y Clarren, 2000). Solo a modo de ejemplo se presenta la grilla siguiente: 3 significativo severo definitivo (4) moderado moderado probable (3) leve leve posible (2) ninguno ausente improbable (1) Fenotipo facial del FAS 4 4 X X X X Crecimiento Déficit de crecimiento 2 Cara Cerebro Daño cerebral (4) alto riesgo (3) algún riesgo (2) desconocido (1) sin riesgo Alcohol Alcohol prenatal Esta grilla se utiliza para registrar el Código Diagnóstico de 4-Dígitos siguiendo los lineamientos presentados por Astley y Clarren (2000). Un código de 3 ó 4 en la columna Crecimiento o Cara se denomina como “hallazgo físico centinela” (cuadros gris oscuro). Un código de 2 en la columna Cerebro es un “trastorno neuroconductual” (cuadro rayado horizontal); un código de 3 ó 4 es “encefalopatía estática” (cuadros negros). Un código de 3 ó 4 en la columna de Alcohol es “expuesto al alcohol” (cuadros rayado vertical) y un código 2 es “exposición al alcohol desconocida” (cuadro gris claro). Por lo tanto, el código ejemplificado (3244) recibiría el nombre de “hallazgos centinela físicos, encefalopatía estática, expuesto al alcohol). VII.1.6. Lineamientos canadienses para el diagnóstico del FAS, FAS parcial y los ARND:7 Los criterios para el diagnóstico del síndrome alcohólico fetal, tras haber excluído otros diagnósticos, son: A. Evidencia de un compromiso pre- o postnatal del crecimiento, tal como en al menos 1 de los siguientes: a. Peso o talla al nacer # percentilo 10 para la edad gestacional. b. Peso o talla # percentilo 10 para la edad. c. Relación peso/talla desproporcionadamente baja ( # percentilo 10). B. Presentación simultánea de al menos 3 de las siguientes anomalías faciales a cualquier edad (Fig. 105): a. Hendidura palpebral corta (2 o más desvíos estándar bajo la media). b. Philtrum liso o aplanado (puntaje 4 ó 5 en la guía labio-philtrum). c. Labio superior delgado (puntaje 4 ó 5 en la guía labio-philtrum). 7 Tomado de Chudley et al., 2005. 304 C. Evidencia de compromiso en 3 ó más de los siguientes dominios del sistema nervioso central: signos neurológicos leves o severos; estructura cerebral; cognición; comunicación; logros académicos; memoria; funcionamiento ejecutivo y razonamiento abstracto; déficit de atención/hiperactividad; conducta adaptativa, habilidades sociales, comunicación social. D. Exposición materna al alcohol confirmada (o no confirmada). Los criterios diagnósticos para el síndrome alcohólico fetal parcial, tras haber excluído otros diagnósticos, son: A. Presentación simultánea de 2 de las siguientes anomalías faciales a cualquier edad: a. Hendidura palpebral corta (2 o más desvíos estándar bajo la media). b. Philtrum liso o aplanado (puntaje 4 ó 5 en la guía labio-philtrum). c. Labio superior delgado (puntaje 4 ó 5 en la guía labio-philtrum). B. Evidencia de compromiso en 3 ó más de los siguientes dominios del sistema nervioso central: signos neurológicos leves o severos; estructura cerebral; cognición; comunicación; logros académicos; memoria; funcionamiento ejecutivo y razonamiento abstracto; déficit de atención/hiperactividad; conducta adaptativa, habilidades sociales, comunicación social. C. Exposición materna al alcohol confirmada. Los criterios diagnósticos para los trastornos del neurodesarrollo relacionados con el alcohol, tras haber excluído otros diagnósticos, son: A. Evidencia de compromiso en 3 ó más de los siguientes dominios del sistema nervioso central: signos neurológicos leves o severos; estructura cerebral; cognición; comunicación; logros académicos; memoria; funcionamiento ejecutivo y razonamiento abstracto; déficit de atención/hiperactividad; conducta adaptativa, habilidades sociales, comunicación social. B. Exposición materna al alcohol confirmada. El término trastornos congénitos relacionados con el alcohol (ARBD) no debería usarse como un término diagnóstico paraguas para el espectro de los efectos del alcohol. Los ARBD constituyen una lista de anomalías congénitas que incluyen malformaciones y displasias y debería usárselo con precaución. 305 Figura 105 . A specto d el fen otipo facial de pe rson as afectadas el A M F y qu e presen tan FA S . A : ne on ato d e 1 d ìa d e ed ad ; nó tese el m arcado hirsutism o, el labio superio r d elgado, la ausencia del philtrum y la nariz de raíz aplanada, casi en silla en m onta r visible en el perfil (to m ado de Jones y S m ith , 1973). B : niños de 3 años y 9 m eses de edad y de 2 años y 6 m eses (tom ado de Jones et a l., 1973). C : pacientes de 17 y de 2,5 años de edad, respectivam ente; nótese cóm o, a p esar de haber llegado a la adolescencia, el pa cien te d e la izqu ierda aú n presen ta las características faciales típicas d el FA S , algo qu e, sin em ba rgo , pu ed e ir pe rdiénd ose c on el tie m po y la m aduración (tom ado de C larren y Sm ith, 1978). D : fotom icrog rafías d e m icroscop ía electrónica d e b arrid o d e fe to s de ra ta norm al (a la izquierda) y afectada por e l FA S (en m ed io) a la m ism a ed ad g estacional, y asp ecto d e un recién nacid o claram ente m icrocéfalo; nótese, en los fetos de rata, cuán evidente son la m icrocefalia, la m icroftalm ía, y los defectos del desarrollo fac ial, eviden tes so bre todo en el lab io su perior (m odifica do de S ullik, 20 05 ). E : Fran ço is (34 a ños) y Joseph (22 añ os), do s h ijo s “de padres alcohólicos”, am bos débiles m entales, p osib lem ente el p rim er registro g ráfico d e p acientes afectados p or e l F A S , se gú n una litografía del Tratado de M orel (1857). F: K .M ., niña d e 6 años d e edad afectada d e FA S, uno de los p rim eros ca so s d ocu m en tad os en nuestro p aís (R eich m an et al., 19 79 ). 306 Anexo II Manifestaciones fenotípicas físicas en el Síndrome Alcohólico Fetal.8 Grupo de anomalías M anifestaciones de presentación clínica Frecuente Infrecuente Pre y perinatales Retraso del crecimiento intrauterino, bajo peso para la edad gestacional y bajo peso al nacer Craneofaciales (dismorfismo facial) Microcefalia, ptosis palpebral, estrabismo, hipertelorismo, pliegue epicanto, puente nasal plano, philtrum ausente o hipoplásico, rotación posterior de las orejas, bordes palatinos laterales prominentes Miopía, microftalmia clínica, blefarofimosis, conchas auriculares malformadas, labio leporino y/o paladar hendido, dientes pequeños con esmalte defectuoso Cardíacas Soplos (especialmente durante la primera infancia), comunicación interauricular (CIA) Comunicación interventricular (CIV), anomalías de los grandes vasos, tetralogía de Fallot Renogenitales Hipoplasias labiales Hipospadias, riñones hipoplásicos rotados, hidronefrosis. Cutáneas Hemangiomas capilares, pliegues palmares aberrantes Hirsutismo en la infancia, hipoplasia ungueal especialmente en el meñique Pectus excavatum Reducción de la movilidad articular especialmente de los dedos y codos, polidactilia, sindactilia, sinostosis radiocubital, pectus carinatum, apófisis xifoides bífida, luxación congénita de cadera, deformidades en flexión de los dedos, anomalía de Klippel-Feil, escoliosis Esqueléticas Musculares Hernias diafragmáticas, umbilicales o inguinales, diastasis del recto anterior del abdomen 8 En base a datos tomados de Clarren y Smith, 1978; Adams y Victor, 1993; Schuckit, 1995; Stratton et al., 1995. 307 Anexo III Receptores serotoninérgicos. Los receptores que tienen a la 5-HT como ligando específico, según las últimas clasificaciones al uso, se agrupan en cuatro subfamilias de receptores metabotrópicos (7 dominios transmembrana, ligados a proteína G) y una subfamilia constituida por un único receptor ionotrópico (ligado a un canal iónico) cuyo integrante es el receptor 5-HT3. Se agrega a estos, un receptor huérfano, no agrupado y atípico, de localización enteral (el 5-HT1P). Se conocen otros dos receptores (5-ht5A y 5-HT5B) que pueden constituir una familia pero de los que aún se desconoce el mecanismo de acción (ver Tabla 1) (Aghajanian y Sanders-Bush, 2002). Los receptores metabotrópicos (Fig. 17) comprenden a los agrupados como subfamilia 5-HT1 (acoplados negativamente a la adenilato ciclasa y que incluyen a los subtipos 5HT1A, 5-HT1D"a, 5-HT1D$ß, 5-ht1E y 5-ht1F); la subfamilia 5-HT2 (estimulan a la fosfolipasa C y la vía de los fosfoinosítidos, e incluye a los subtipos 5-HT2A, 5-HT2B y 5-HT2C), y una tercera subfamilia 5-HT4, 5-ht6 y 5-HT7, que incluye a esos tres tipos de receptores (todos acoplados positivamente a la adenilato ciclasa). Los receptores serotoninérgicos están codificados en distintos genes y pueden sufrir distintos tipos de modificaciones post-transcripcionales que aumentan potencialmente su variedad y posibilidades de regulación. Los receptores de esta gran familia presentan patrones diferenciales de expresión, tanto periférico como central. Para la mayoría de ellos se han desarrollado también drogas agonistas y antagonistas, con mayor o menor especificidad, útiles a la hora de realizar estudios farmacológicos y de uso clínico en humanos. 308 Tabla 12. Receptores serotoninérgicos: Subfamilia y tipo de receptor* Locus humano Distribución conocida Mecanismo efector § 5q11.2-13 H ipocam po (capa de células piram idales), am ígdala, septum lateral, neuronas piram idales de la corteza cerebral, corteza entorrinal (altas concentraciones), hipotálam o, ND R , núcleo m agno del rafe, ganglio de la raíz dorsal, células de P urkinj , núcleo prepósito del hipogloso, sustancia gris periacueductal, hipotálam o ventrom edial, Inhibe A C A bre canales de K + 5-H T 1D"a 1p34.3-36.3 S ustancia negra, ganglios basales, tubérculo cuadrigém ino superior Inhibe A C 5-H T 1D$ß 6q13 S ustancia negra, ganglios basales, tubérculo cuadrigém ino superior Inhibe A C ? Inhibe A C S ubfam ilia 5-H T 1 5-H T 1A 5-ht 1E ? 5-ht 1F 3p11 C orteza cerebral, estriado, hipocam po, bulbo olfatorio Inhibe A C 5-H T 2A 13q14-21 C laustrum , corteza cerebral, bulbo olfatorio, estriado, núcleo accum bens E stim ula P LP C C ierra canales de K + 5-H T 2B 2q36.3-37.1 5-H T 2C Xq24 S ubfam ilia 5-H T 2: ? E stim ula P LP C P lexo coroideo, globo pálido, corteza cerebral, hipotálam o, septum , sustancia negra, m édula espinal E stim ula P LP C ? H ipocam po, corteza entorrinal, am ígdala, núcleo accum bens, nervio del tracto solitario y trigém ino, núcleo m otor dorsal del vago, área postrem a, m édula espinal 5-H T 4 ? H ipocam po, estriado, bulbo olfatorio, sustancia negra E stim ula A C 5-ht 6 ? ? E stim ula A C 5-H T 7 10q23.3-24.3 C orteza cerebral, septum , tálam o, hipotálam o, am ígdala, tubérculo cuadrigém ino superior E stim ula A C R eceptor 5H T 3 C anal iónico para cationes S ubfam ilia 5-H T 4, 5-ht 6, 5-H T 7 S ubfam ilia (?) 5-ht 5A, 5-H T 5B 5-ht 5A 7q36 ? Inhibe A C 5-H T 5B 2q11-13 ? ? periférico, en neuronas del intestino ? R eceptor 5-H T1P ? * En algunos casos se utilizan letras en m inúscula debido a que las funciones m ediadas por tales receptores aún no se conocen en tejidos intactos. A C : adenilato ciclasa; P LP C : fosfolipasa C . § 309 Anexo IV Estructura de ciertas proteínas relevantes al presente trabajo. VII.4.1. Estructura de la proteína S100B: La proteína S100B9 es miembro de la familia multigénica de proteínas S100, todas de bajo PM, que comparten una estructura de tipo hélice-bucle-hélice.10 La familia S100 incluye, al menos, a 25 miembros de expresión exclusiva en los vertebrados y que pertenece, a su vez, a la gran superfamilia de proteínas ligadoras de Ca2+ (Santamaria-Kisiel et al., 2006). Los miembros de esta familia son: S100A (tipos 1 a 18), S100B, S100G (calbindina D9k), S100P, S100Z, profilagrina, tricohialina, y repetina (Santamaria-Kisiel et al., 2006). En el ser humano, el gen que codifica a la S100B se encuentra en el brazo largo del cromosoma 21 (21q22.3) (Allore et al., 1990). La S100B es una proteína ácida, F ig u ra 10 6. R ep rese ntación esquem ática de la estructu ra secundaria de un m onóm e ro d e pro te ína S 100 com o la S 100 $. N : extrem o am ino-term in a l; H I, H II, H III y H IV : segm entos h elicoidales; L1 y L2: bucles; H : región b isagra; C : región carboxilo-term inal. M odificado de D onato, 2003. homodimérica, formada por dos monómeros de 91 aminoácidos y 21 kDa de PM, secuencialmente iguales. Ambos monómeros de S100$ se unen por uniones no covalentes para formar la S100B dimérica. Cada monómero11 está formado por cuatro regiones helicoidales (denominadas HI, HII, HIII y HIV) separadas por dos bucles ligadores de Ca2+ del tipo llamado “EF-hand” (el bucle L1, situado entre HI y HII, comprende a los aminoácidos 18-31 y es de estructura no convencional – o “pseudocanónica” –) mientras que el L2, situado entre HIII y HIV, comprende a los aminoácidos 61-72 y es de estructura canónica). Entre las hélices HII y HIII se ubica una región bisagra, denominada H (por hinge, en inglés). Tras la región HIV se situa un corto segmento carboxi-terminal (Figs. 106 y 107). El bucle L1, situado hacia 9 También denominada, en ocasiones, con la sigla NEF por neurite extension factor (factor de extensión de neuritas, en inglés). 10 Helix-loop-helix, en inglés. 11 A la proteína monomérica (y al gen que la codifica) se los denomina, generalmente, S100 $; en tanto que al dímero conformado se lo denomina S100B o S100b. 310 el extremo amino-terminal del monómero, liga Ca2+ con una afinidad aproximadamente 100 veces menor (Kd . 200-500 :M) que el bulce L2 situado hacia el otro extremo (Kd . 10-50 :M) (Santamaria-Kisiel et al., 2006). Si bien las principales funciones de la S100B están relacionadas a su capacidad ligadora de dos átomos de Ca2+ por monómero, puede ligar también iones Zn2+ con afinidades nanomolares (Kd = 94 ± 17 nM) en un sitio distinto a aquel en el que se une el Ca2+; la unión de un átomo de Zn2+ incrementa notablemente la afinidad de la proteína por los Figura 107. R epresenta ción de un m odelo de cinta s de la p roteína S-100B hum ana en la que los seg m entos helicoidales se m uestran con núm ero s ro m anos para uno (IIV ) y otro m o nóm ero (I’-IV ’). M odificado de Ferguson y S haw , 2002. iones de Ca2+ y por sus proteínas blanco (Scotto et al., 1998; Wilder et al., 2003). La S100B puede ligar también iones Cu2+ (Kd = 0,46 :M) a razón de 4 ó 6 iones por dímero (en ausencia o presencia de L-ascorbato, respectivamente) y, en determinadas condiciones, podría disminuir el daño celular oxidativo por medio del secuestro de iones Cu2+ (Nishikawa et al., 1997). Tras la unión de dos átomos de Ca2+ a cada monómero, la S100B se dimeriza y modifica notablemente su estructura terciaria de modo tal que el dímero abre su estructura y expone al medio regiones hidrofóbicas (previamente ocultas) de su secuencia aminoacídica. Esto le permite acomodar a (e interactuar con) una proteína blanco en cada uno de sus extermos o p u e st os. P uede así en t re c r u z a r funcionalmente dos proteínas blanco, sean Fi g ura 108. R epresentación esq uem ática d el p osib le m od o de interacción d e la p ro teína S 100B dim érica con las p roteínas b lanco. Las regione s d e reconocim iento (zona rayada), localizadas en los extrem os d el d ím ero y conform adas p or p orciones hid rofób icas d e am b os m o nóm e ros, perm iten la interacción del dím e ro co n p roteínas b lanco hom ólog as o heterólog as. M od ificad o d e D onato, 2003. estas homólogas o heterólogas (Fig. 108). En esta interacción de la S100B con las proteínas blanco, las regiones bisagra y el segmento carboxi-terminal juegan un papel crítico ya que le permiten unirse a varias proteínas. Dentro de los astrocitos, en el SNC normal, la S100B se acumula en estado libre, reducido en los grupos sulfhidrilos de los residuos Cys $68 y Cys $84. Sin embargo, es secretada en forma oxidada (Scotto et al., 1998). La capacidad 311 promotora de la extensión de neuritas (como las capacidades neurotrófica y mitogénica glial, en general) depende críticamente de que la S100B dimérica se encuentre en estado oxidado en los grupos sulfhidrilo de los residuos Cys $68 y Cys $84, ya que la forma reducida es inactiva en relación a tales funciones (Scotto et al., 1998). Los niveles de expresión de la S100B dependen de varios factores ambientales. Su expresión está bajo un fuerte control regulatorio transcripcional y se postula que, en los seres humanos, la expresión puede estar reprimida constitutivamente en todos los tipos celulares por elementos regulatorios represores. De este modo, sólo la presencia de factores inductores que contrarreste los efectos de los represores sería capaz de favorecer la expresión del gen. Esto permitiría una muy fina y óptima regulación de los niveles de expresión de la proteína. VII.4.2. Estructura del receptor para los productos finales de la glucosilación avanzada (RAGE): Este receptor fue descripto originalmente en el endotelio de los capilares pulmonares de terneros recién nacidos, en investigaciones relacionadas al daño vascular que se observa en la diabetes y que se sospechaba producido por la acumulación y adhesión al endotelio de proteínas que han sufrido una extensa glucosilación no enzimática; de allí su denominación (Schmidt et al., 1992; Neeper et al., 1992). El RAGE es una proteína transmembrana de 45 kDa de PM, perteneciente a la superfamilia de los receptores de superficie celular símil-inmunoglobulinas con capacidad de unión a múltiples ligandos. Se lo encuentra en muchos tipos celulares entre los que se encuentran las células endoteliales, células del sistema mononuclear fagocítico, hepatocitos, células musculares lisas, células mesangiales y ciertos tipos de neuronas (Valencia et al., 2004). F ig u ra 109. E structu ra del R A G E con los dom inios sím ilinm unoglobulina d e tipo V (variab le) y C 1 y C 2 (co nstantes). Se m uestran los sitios d e unión d e: i) la anfoterina (una proteína con actividad prom otora de la extensión d e neuritas de m áxim a expresión d urante el desarrollo y, quizá s, el lig and o esp ecífico d el R A G E); ii) los p rod uctos finales d e glucosilación avanzada (A G E s); iii) la S 100A 6 y S 100A 12; y iv) la S 100B , entre los dom inios V y C 1 . A la derecha, esquem a de la inm uno globulina G (IgG ) con su típica estruc tura de do bles cade na s livian as y pesad as; se o bserva la sim ilitud estructural. A m b as m oléculas se m uestran en sus fo rm a s tra n sm e m b rana, adherid a s a la m e m b ra n a citoplasm ática. A se m e ja n za de lo que sucede con la IgG , tam bién existen form as secretorias del R A G E (sR A G E ) en las q ue falta el p eq ueño d om inio intracitop lasm ático. 312 El RAGE está conformado por una cadena de 394 aminoácidos con 3 dominios globulares extracelulares de 332 aminoácidos (un dominio V y dos dominios C -C1 y C2-) con estructuras secundarias predominantes de hoja $ plegada en los que reside la capacidad de unión a sus ligandos; un corto segmento helicoidal intramembranoso de 19 aminoácidos hidrofóbicos y una pequeña secuencia intracelular fuertemente ácida de 43 aminoácidos que es crítica para su capacidad de transducción intracelular de señales (Huttunen et al., 1999; Neeper et al., 1992) (Fig. 109). El gen del RAGE, en el ser humano, está localizado en el brazo corto del cromosoma 6 (6p21.3), en la región codificante de las moléculas del complejo mayor de histocompatibilidad de tipo III (CMH III) (Sugaya et al., 1994). VII.4.3. Estructura de los filamentos intermedios (FI): Ultraestructuralmente, los filamentos intermedios forman unas fibras semejantes a cuerdas de unos 8-12 nm de diámetro y de longitud variable (pueden sobrepasar los 100 :m). Las proteínas que constituyen a todos los tipos de FI están compuestas por unos 310-350 residuos de aminoácidos y tienen Fig ura 110.. Estructura general d e las p roteínas d e los filam entos in term edios. E n a) se observa el dom inio central bastoniform e con estructura terciaria en " -hélice y los dos d om inios g lobulares de los extrem o s a m ino - y carbo xilo-term ina l. E n b ) se ob serva q ue el segm ento central se halla interrum p id o p or cortos segm entos d e unión no helicoid ales. M od ificad o a p artir d e C oop er, 2002 y B ecker et al., 2007. unos 45 nm de longitud. Estas proteínas poseen una cabeza globular en el extremo amino-terminal, una cola también globular en el extremo carboxi-terminal y un dominio bastoniforme central, alargado, con estructura de "-hélice levógira. En el dominio central se encuentran 4 subdominos helicoidales (denominados 1A, 1B, 2A y 2B) separados entre sí por Figura 111. E nsam blaje de los filam ento s inte rm edios desde la unidad m onom érica con p olarid ad hasta el tetram ero escalonad o sin po laridad. M odificado a partir de A lberts et al., 2006. cortos segmentos de unión no helicoidales (Fig. 110). A medida que se van ensamblando en el citoplasma, dos moléculas de FI se enrollan en espiral por la zona central helicoidal y conforman un dímero. Dos dímeros se 313 asocian entre sí por medio de enlaces covalentes para formar un tetrámero. Esta asociación no es simétrica o paralela sino que es escalonada e intercalada, o antiparalela, ya que las cabezas y las colas globulares de los dos dímeros se asocian en forma despareja; es decir, las cabezas amino-terminales de un dímero con las colas carboxi-terminales del otro en un mismo extremo. Así, los dímeros, que tenían una polaridad estructural (por presentar una cabeza y una cola), se asocian en tetrámeros que carecen de tal polaridad (Fig. 111). Dado que el tetrámero no es polar, el FI resultante, ensamblado a partir de la reunión de estos también carece de tal propiedad (Karp, 2006).12 Por último, ocho tetrámeros se unirán luego entre sí, en forma términoterminal y laterolateral por medio de enlaces no covalentes, para formar el FI cordiforme (Alberts et al., 2006; Karp, 2006) (Fig. 112). El agregado o la resección de grupos fosfato (fosforilación y desfosforilación de las subunidades) controla el ensamblaje y desensamblaje de casi todos los tipos de FI (Karp, 2006). Estos cambios controlados del nivel de grupos fosfatos hace que los FI sean un componente del citoesqueleto F igura 11 2. E nsam blaje de los filam en tos interm ed ios desd e la form ación d e octám eros a partir d e d os tetrám eros y la com p osición final del FI co rdiform e (arriba). E n m ed io, im ag en al m icro sc o p io e lectrónico de un neurofilam e nto en el que se aprecian los bra zo s laterales exten d i énd ose desd e el eje central. A b ajo, im agen d e m icroscop ía electrónica d e un p reparado d e axón obtenid o p or críofractura en el que se ap recia el entram ado citoesquelético form ado p or los neurotúb ulos (sólo se ven d os, flechas) y los neurofilam entos, unid os entre sí p or los b razos laterales (cab ezas d e flecha). M : m itocond rias. M odificado de A lberts et al., 2006 y Lee y C leveland, 1996. fácilmente regulable por las especiales condiciones cambiantes de una célula. Son, por ello, estructuras particularmente dinámicas. Los dominios centrales en "-hélice tienen una secuencia aminoacídica semejante en los diferentes tipos de proteínas de FI lo que determina que, cuando se asocian en haces entre sí, formen filamentos con un diámetro y una estructura interna similar independientemente del tipo de FI. Sin embargo, las cabezas y las colas globulares, por el contrario, varían considerablemente en tamaño y secuencia aminoacídica y, al estar expuestas en la 12 Recuérdese que los otros componentes del citoesqueleto (los microtúbulos y los microfilamentos), a diferencia de los FI, sí presentan polaridad. 314 superficie, permiten que los FI interactúen entre sí y con otros componentes del citoplasma (Alberts et al., 2006). VII.4.4. Estructura de la proteína asociada a microtúblos de tipo 2 (MAP-2):13 La MAP-2 está codificada en el cromo so ma 2q 34 -q3 5. Tras la transcripción de los 20 exones que contiene este único gen, se pueden obtener múltiples isoformas que resultan del empalme alternativo del pre-ARNm. Sin embargo, todas las isoformas se agrupan en dos grandes grupos de alto y bajo PM (HMWMAP-2 y LMWMAP -2, respectivamente, por las siglas en inglés de high y low molecular weight MAP-2). Las HMWMAP-2 incluye a las MAP-2A (280 Figu ra 113. A rriba , estruc tura de las M A P -2 de alto y ba jo p e so m olecular (H M W M A P-2 y LM W M A P-2, resp ectivam ente) con sus dom inio central (C D ), dom inio de u nión d e la subunidad regulatoria R II de la P K A (R II), dom inio rico en prolina (P R D ) y el dom inio de un ión a la tubulina (TB D ). M odificado de S ánchez et al., 2000. A b ajo, representación d e la M A P-2 unid a a un M T y posición del dom inio o brazo de pro yección late ral. kDa) y MAP-2B (270 kDa) y las LMWMAP-2 incluyen a las MAP-2C (70 kDa) y MAP-2D (75 kDa). Ambos grupos de MAP-2 poseen, hacia el extremo carboxi-teminal de la molécula, 3 ó 4 secuencias repetidas espaciadas por 13-14 residuos de aminoácidos, que constituyen los dominios de unión a la tubulina (TBD, por las siglas en inglés de tubulin-binding domain).14 Inmediatamente antes de los TBD, todas las isoformas de MAP-2 poseen un dominio rico en prolina (PRD, por las siglas en inglés de proline rich domain); finalmente, hacia el extremo amino-terminal, existe en todas ellas una secuencia de 31 residuos de aminoácidos que constituye la región de unión de la subunidad regulatoria RII de la proteín-quinasa AMPc-dependiente (PKA) (Fig. 113). La principal diferencia entre las HMWMAP-2 y LMWMAP-2 es la ausencia en estas últimas de un dominio central constituido por los exones 9-11 del transcripto 13 La mayor parte de los datos de esta subsección los he tomado de la excelente revisión de Sánchez et al. (2000). 14 La MAP-2 se une por medio de sus TBD a la región carboxi-terminal ácida de los dímeros de tubulina, al igual que las proteínas motoras (dineína y kinesina) por lo que puede interferir con la unión de éstas a los MTs y, por ello, con el proceso de transporte de organelas mediado por proteínas motoras. 315 primario. Todas las MAP-2 son moléculas no compactas, flexibles que parecen carecer de una estructura secundaria definida. La región carboxi-terminal de la MAP-2, incluyendo a los TBD y PRD, se une estrechamente a los MTs en tanto que el resto de la molécula (denominado dominio de proyección, y que comprende el extremo amino-terminal) se proyecta fuera de la superficie del MT formando una especie de extensión en forma de brazo (Fig. 113). La M AP-2 es regulada en sus funciones por medio de la acción de importantes modificaciones posttraduccionales de la molécula. M ás allá de algunos mecanismos regulatorios que parecen ser de menor importancia (como por ejemplo los mediados por el fosfatidilinositol, la glucosilación y la ADP-ribosilación), los principales mecanismos regulatorios de esta proteína se hacen efectivos por medio de su fosforilación y desfosforilación en residuos específicos de serina y treonina ubicados en distintos lugares de la cadena aminoacídica. Así, la M AP-2 es sustrato de numerosas quinasas y fosfatasas. Entre las proteín-quinasas, se ecuentran: i) la proteín-quinasa AM Pc-dependiente (PKA), para la cual la M AP-2 posee una secuencia de unión específica donde se une la subunidad RII de la enzima (Fig. xx); la fosforilación de la MAP-2 por la PKA disminuye su unión a la tubulina y a la actina, aumenta la tasa constante de disociación de los polímeros MTS, reduce la actividad de nucleación de los MTs inducida por la MAP-2 e inhibe la proteólisis de la MAP-2 mediada por calpaína; ii) la proteín-quinasa II Ca 2+-calmodulinadependiente (CAM KII), una enzima muy abundante en las espinas dendríticas y en las densidades postsinápticas (que puede estar involucrada en los procesos de almacenamiento de los trazos de memoria); su acción fosforilatoria sobre la MAP-2 inhibe la acción promotora del ensamblaje de los M Ts y de entrecruzado de los MFs que posee la MAP-2; iii) la proteín-quinasa Ca 2+/fosfolípidos-dependiente (PKC), cuya acción fosforilatoria sobre los residuos del TBD y otros lugares de la MAP-2 reduce su capacidad de inducir la polimerización de tubulina y también inhibe su interacción con la actina de los MFs; iv) las proteínquinasas dirigidas por prolina (PDPKs), un grupo de quinasas con actividad fosforilatoria sobre residuos de Ser/Thr-Pro capaces de modificar el perfil tridimensional de toda la proteína lo cual, a su vez, puede modificar su capacidad para interactuar con otras proteínas, su cinética desfosforilatoria, su localización subcelular o su degradación; entre este grupo de quinasas se encuentran: las quinasas reguladas por señales extracelulares (ERK),15 las quinasas ciclina-dependientes (CDK), y la glucógeno sintetasa quinasa 3 (GSK3). Las ERKs están asociadas a los MTs; su acción fosforilatoria sobre la región carboxi-terminal de la MAP-2 puede reducir significativamente su capacidad para inducir la polimerización de la tubulina aunque la mayoría de los sitios de fosforilación de la MAP-2 por las ERKs están en la región amino-terminal; las ERKs pueden participar así en la regulación del crecimiento de las neuritas, en la transmisión sináptica y en la memoria a largo plazo. De las CDKs, la CDK5 es particularmente abundante en las neuronas en las que pueden jugar un rol importate en la migración neuronal y en la extensión y el crecimiento de las neuritas; las CDKs se asocian a los MTs y la acción fosforilatoria de las CDKs sobre la funcionalidad de la MAP-2 puede ser similar a la que ejercen las ERKs. La acción fosforilatoria de la GSK3 sobre la MAP-2 puede modificar la estabilidad de los MTs (hacia la desestabilización) y controlar el desarrollo neuronal.16 Entre las fosfatasas que la desfosforilan se encuentran las serina/treonina proteín-fosfatasas como la PP1, PP2A, PP2B (calcineurina, una fosfatasa Ca 2+-dependiente) y la PP2C. La estimulación de los receptores glutamatérgicos NMDA aumenta la desfosforilación de la MAP-2 presumiblemente por acción de las fosfatasas PP2B y PP1. La fosforilación de las MAPs es el principal mecanismo por el cual se regula la dinámica 15 Las ERKs (por las siglas en inglés de extracellular signal-regulated kinases) también reciben la denominación MAPK/ERK por las siglas en inglés de mitogen-activated protein kinases (MAPK) dado que varias de las señales extracelulares que las activan son mitógenas y conserva así la misma sigla original que tenían cuando se las denominaba microtubule-associated protein 2-kinases (MAPK). 16 Es curioso que el litio, una droga que se utiliza en clínica neuropsiquiátrica como estabilizador del ánimo y antirrecurrencial en la enfermedad maníaco-depresiva, es un inhibidor de la GSK3. 316 microtubular en respuesta a las cambiantes señales extracelulares. Estos cambios de la dinámica microtubular son cruciales para la morfogénesis y el establecimiento de la polaridad neuronal. Los altos niveles de fosforilación de la MAP-2 disminuyen su asociación a los MTs pero también sucede lo mismo con los altos niveles de desfosforilación. Por ello, se cree que es posible que, más que los niveles totales de fosforilación de la MAP-2, la ubicación de esos grupos fosfato en la molécula de la MAP-2 sean los determinantes de los niveles de unión intermolecular. Los niveles de fosforilación de la MAP-2 también determinan su susceptibilidad a la degradación y ello tiene relevancia para el nivel de ensamblaje de los Mts. 317 Anexo V Métodos experimentales de exposición de animales al etanol. Ventajas y desventajas de cada uno. Un sistema “E” sirve como modelo de otro sistema “R” si el estudio del sistema E permite conocer íntimamente lo que sucede en R independientemente de cualquier conexión causal que pueda existir entre E y R. Para que un modelo sea eficiente como tal, el sistema E debe ser más simple que el sistema R (Tabakoff y Hoffman, 2000). En las ciencias biomédicas, los modelos experimentales (E) que se llevan a cabo in vivo permiten reproducir en forma controlada, utilizando animales de laboratorio, uno o varios aspectos de la realidad (R) observada en los seres humanos con la finalidad última de comprender sus mecanismos íntimos y/o intervenir en ellos. Por lo tanto, de la correcta elección del modelo experimental que se utilice dependerá el conocimiento óptimo que se pueda extraer de él. Huelga aclarar que ese conocimiento, en relación con la realidad, será, siempre, parcial. Uno de los primeros investigadores que inició estudios experimentales de alcoholismo utilizando animales fue Jacques Joseph Valentin M agnan (1835-1916), un célebre neuropsiquiatra francés, quien alcoholizó perros, cobayos, gatos, y conejos para estudiar los efectos diferenciales del alcohol y una bebida en boga por entonces: el ajenjo (Amory, 1868; Magnan, 1871, 1874). M agnan, tras comprobar, en perros, que el consumo de alimentos embebidos en cantidades prefijadas de EtOH era rechazado por los animales tras un período de consumo inicial, comenzó a administrarles el tóxico intragástricamente a través de sondas orogástricas o de gastrostomías. Los estudios con animales de laboratorio alcoholizados durante la preñez con el fin de estudiar a la descendencia comenzaron en 1912 cuando L. B. Nice inició estudios con roedores y en 1913 Charles R. Stockard utilizando un método de alcoholización de coballos por vía inhalatoria encontró malformaciones en las crías, bajo peso al nacer, retardo del crecimiento postnatal, alta mortalidad infantil y baja fertilidad en sus estudios a lo largo de cuatro generaciones. Cole y Davis en 1914 y MacDowell y Vicari en 1917 hallaron lo mismo en ratones blancos, conejos y ratas. En 1914, Stockard, nuevamente, exponiendo, esta vez, huevos de gallina a los vapores del alcohol, obtuvo pollitos cíclopes y varios con microcefalia, aplasia o hipotrofia de segmentos corporales e hipodinamia circulatoria vascular (W arner y Rosett, 1975). Al momento de mimetizar la realidad del consumo humano de EtOH en un modelo experimental surgen varias dificultades y factores experimentales a tener en cuenta: i) la especie animal que se ha de utilizar (las distintas especies animales presentan parámetros farmacocinéticos distintos para el EtOH,17 el tiempo de generación y el número de crías por 17 Cfr. ut supra, en la Introducción, la nota al pie Nº 18 en la sección I.3.1. (Farmacocinética) y la sección I.3.5. (Correlación entre el nivel de alcoholemia y las manifestaciones cognitivo-conductuales en la intoxicación aguda). 318 camada así como la longevidad de los individuos varían de especie en especie); ii) la vía de administración por la que se ha de suministrar el EtOH puede mimetizar o no la vía de consumo habitual en los humanos al tiempo que determinar muy diferentes niveles finales de alcoholemia (vías subcutánea, intravenosa, oral, intragástrica, intraperitoneal, intrarrectal, inhalatoria); iii) la necesidad o no de provocar mayores o menores cambios metabólicos y, particularmente, distintos grados de daño hepático semejantes a los observados en el ser humano (esteatosis hepática, hepatitis alcohólica, cirrosis alcohólica), grados cuya consecución experimental se correlaciona parcialmente con la longevidad del animal y el tiempo de exposición al tóxico y la suplementación calóricoproteica o no que determinarán la normal nutrición o diferentes grados de malnutrición; iv) la facilidad de implementación de la vía de administración18; v) el costo de mantenimiento y la facilidad de manipulación de los animales de la especie elegida19; vi) la necesidad de conseguir niveles de alcoholemia bajos o altos, permanentes o transitorios, en función de los requisitos experimentales que se hubieren de perseguir; vii) la posibilidad de permitir o no al animal de experimentación la capacidad de elegir libremente la ingesta de EtOH; viii) el tipo de estudio experimental que se ha de llevar a cabo (metabólicos, bioquímicos, morfológicos, conductuales, reproductivos, bioeléctricos, sociales, de intoxicación aguda o crónica, de dependencia, tolerancia o abstinencia, etc.); ix) el sexo y grupo etario de los animales que se han de utilizar para mimetizar aspectos humanos (machos y/o hembras neonatas, infantes, adolescentes, adultas o ancianas); x) la apetencia relativa por el consumo voluntario de EtOH que presenta cada especie.20 Por todos estos, y otros, factores interrelacionados y variables es que se han generado, a lo largo de la historia, distintos modelos experimentales para estudiar diferentes aspectos del alcoholismo humano. 18 Administrar EtOH en el agua de bebida que consumen diariamente los animales es más fácil, por ejemplo, que administrarla intragástricamente por medio de una gastrostomía, que requiere la realización de un procedimiento quirúrgico y cuidados postquirúrgicos de los animales. 19 Previsiblemente, la crianza, mantenimiento y manipulación de, digamos, primates, roedores o células en cultivo, difieren notablemente. 20 Los animales de cepas salvajes, en su mayoría, y a diferencia de los seres humanos, son espontáneamente reacios a ingerir bebidas alcohólicas y, si se les ofrece la opción, prefieren beber líquidos que no lo contengan; más aún, dependiendo de la concetración de EtOH que contenga la bebida que se les ofrezca, pueden disminuir la cantidad diaria total de líquido ingerido o, incluso, llegar a cesar la ingesta líquida, deshidratarse y morir. Para vencer estas dificultades se han desarrollado, por cría endogámica, varias cepas de ratas y ratones con preferencia para beber alcohol, incluso por sobre el agua u otras bebidas. 319 VII.5.1. Administración en el agua de bebida: En este método de exposición se ofrece a los animales de experimentación el EtOH en solución en el agua de consumo habitual, en concentraciones comunmente variables entre 0,5-10% y, raramente, hasta 20% (v/v). Entre las ventajas de este método se cuenta el hecho, muy importante, de que es el único que mimetiza la vía natural de ingesta de EtOH de en los seres humanos. Las soluciones de uso son muy fáciles de preparar y administrar y no resultan irritativas para los animales. Se puede lograr una administración “forzada” en la que, para el animal, no hay posibilidad de elección acerca de qué tomar ya que se le ofrece una sola botella con la solución de EtOH, o una administración “electiva” por medio del método de elección de dos botellas en el que los animales pueden decidir y elegir qué tomar, agua o EtOH u otras soluciones (se les ofrecen distintas combinaciones de botellas con agua o EtOH en solución e, incluso, se pueden ofrecer botellas con distintas concentraciones de EtOH) (Tordoff y Bachmanov, 2003). Con los procedimientos de “elección” se puede mimetizar lo que hacen los humanos alcohólicos que, naturalmente, sí tienen la capacidad de elegir si beber o no EtOH y en qué concentración. Otra ventaja es que los animales reciben alimento sólido estándar de consumo habitual en el laboratorio y también pueden elegir libremente cuánto y en qué momento comer (si bien no qué comer), a semejanza de los humanos. Más aún, el alimento puede ser suplementado o modificado sin perjuicio de la administración del EtOH. Por último, a diferencia de otros, es un método barato y simple de implementar, incluso a largo plazo para realizar estudios de alcoholización crónica. Entre las desventajas se cuentan el hecho de que los roedores de laboratorio presentan una aversión natural a beber líquidos con EtOH en solución por lo que, en ocasiones, es preciso realizar períodos de adaptación previos, más o menos largos, en los que se ha de titular la concentración de EtOH ofrecida, partiendo de concentraciones bajas y aumentando hasta lograr que consuman la deseada. De su aversión se deriva el hecho de que, normalmente, tienden a beber menos volumen de líquido que los animales control que reciben sólo agua, hasta dejar de beber por completo y, eventualmente, deshidratarse hasta morir; ello limita la concentración máxima que se pude utilizar con este método (-20%). Así, incluso con las mayores concentraciones de EtOH, se obtienen alcoholemias generalmente no superiores a los 150 mg/dl, es decir, difícilmente se lleguen a mimetizar las alcanzadas por humanos alcohólicos crónicos que son grandes bebedores. Tampoco es 320 posible reproducir, en general, el gran consumo, agudo y brusco, que se observa en las “borracheras” rápidas21, habituales en los grandes bebedores de fines de semana. Otra desventaja del modelo es que las alcoholemias varían a lo largo del día en función del patrón temporal de consumo habitual de los animales (la presencia o ausencia de alimento en el estómago, por ejemplo, es uno de los factores que más fácilmente altera los parámetros farmacocinéticos del EtOH); esto, si bien se asemeja a lo que sucede en humanos, impone una dificultad en el control experimental. Finalmente, en función del corto período de vida de los roedores de laboratorio (2-3 años para las ratas), de las bajas alcoholemias obtenidas con este método y de que no es posible lograr en general que los roedores ingieran más del 30% del VCT como derivado del EtOH en soluciones al 15% (v/v) (Lieber y DeCarli, 1967; Scheig et al., 1966), no es posible provocar en ratas, con este método, lesiones hepáticas más allás de la hepatitis alcohólica; es decir, nunca se llega a producir cirrosis (Lieber y DeCarli, 1967).22 VII.5.2. Administración por inyección intraperitoneal: La administración intraperitoneal (ip) consiste en la inyección con aguja y jeringa, en la cavidad abdominal, de un volumen de una solución de EtOH de concentración variable (pero, en general, del 20% v/v) tal que se administre al animal, rápidamente, una dosis variable entre 0,5-5 g/kg de peso corporal; raramente la dosis sobrepasa los 6 g/kg/dosis en virtud de las DL50 correspondientes a cada especie.23 Entre las ventajas de este método se cuentan la facilidad de preparación de la solución y de la administración del tóxico. Otra enorme ventaja en los estudios en los que el control de la dosis y la alcoholemia es crítica (como en los modelos de FAS) es que se puede tener un control muy preciso sobre la dosis administrada y, parcialmente, de la alcoholemia lograda. Tanto en ratones como en ratas, la administración de EtOH por vía ip induce alcoholemias mayores que aquellas que las que se observan con la utilización de otros 21 Algo que en la literatura anglófona se denomina binge consumption (consumo de juerga o parranda). 22 Este fue el principal factor por el que estos dos autores desarrollaron su hoy famosa y muy comercializada dieta líquida ya que ambos persiguían la consecución de lesiones del tipo de la cirrosis hepática en animales de laboratorio para estudiar un modelo de esta enfermedad humana (Lieber y DeCarli, 2001). 23 Cf. ut supra sección I.2.4. (Correlación entre el nivel de alcoholemia y las manifestaciones cognitivoconductuales en la intoxicación aguda) en la Introducción. 321 métodos, como la administración intragástrica.24 En cuanto a las desventajas, también las hay en este método y algunas tan importantes como las ventajas que aporta. La principal de ellas es la irritación que provoca el EtOH en contacto con el mesotelio peritoneal. En ocasiones, pueden observarse animales que intentan aliviarse de la irritación “rascándose” el abdomen. Por cierto que la irritación podría evitarse disminuyendo la concentración de la solución inyectada pero, en este caso, el volumen a inyectar para alcanzar igual dosis aumenta tanto que, en la práctica, no se lo puede administrar sin comprometer, por ejemplo, la excursión ventilatoria de los pulmones por abovedamiento de la cúpula diafragmática. Por ese motivo, la mayoría de los investigadores que utilizan este método de administración prefieren inyectar soluciones de EtOH al 20% (v/v) en solución salina. Una mayor concentración resultaría en un menor volumen pero conllevaría el incremento de la probabilidad de irritación del peritoneo, y viceversa. La irritación peritoneal puede provocar, tras repetidas inyecciones y en forma relativamente rápida, la formación de bridas, sinequias y otras adherencias que pueden constreñir vísceras abdominales huecas y, en el caso de los estudios gestacionales precisamente, de los cuernos uterinos y comprometer así el desarrollo fetal. Puede incluso formarse un plastrón que imposibilita totalmente la realización de cirugías en el abdomen, en caso de que el experimento lo requiriese. Por último, como la implementación de este método implica manipular, inmovilizar e inyectar periódicamente a los animales, más allá del factor agregado de la irritación peritoneal, este método es uno de los que más estrés genera en los animales de experimentación. VII.5.3. Administración intragástrica: La administración intragástrica de soluciones de EtOH en distintos solventes (agua, o fórmulas lácteas) por medio de un tubo orogástrico es un modo experimental más de evadir la aversión natural de los animales a ingerir alcohol. Ya utilizado por Magnan en el siglo XIX (vide ut supra), consiste en colocar por la boca del animal una sonda que, a través del esófago, llegue a (y quede alojado en) el estómago o en realizar una gastrostomía a través 24 Sin embargo, comparando ambas especies independientemente de la vía de admnistración, los perfiles de alcoholemia en los ratones son más severos que los que se ven en las ratas, probablemente debido a sus diferencias farmacocinéticas en la velocidad de metabolización del EtOH (Livy et al., 2003). 322 de la cual se coloca una sonda en el interior del estómago, directamente desde el exterior y a través de la pared abdominal. Así, se inyectan por ella soluciones de EtOH directamente en el estómago. La administración intragástrica produce alcoholemias pico menores que las de la administración ip posiblemente por la presencia en la mucosa gástrica de la enzima ADH que determina un efecto metabolizador de primer paso (Livy et al., 2003)25. La administración intragástrica se puede utilizar, además, en los modelos de la denominada cría artificial (artificial rearing) en la que se realiza una gastrostomía en crías de ratas neonatales; por medio de la gastrostomía se las alimenta con fórmulas lácteas especiales para roedores a las que se agrega EtOH. Con este método, según la dosis de EtOH administrada, se pueden alcanzar altas alcoholemias (300-350 mg/dl) sostenidas en el tiempo, capaces de inducir microcefalia (Goodlett et al., 1990). A semejanza de la administración ip, con la intragástrica se puede regular muy precisamente la dosis con la ventaja adicional de que es más “fisiológica” que aquella dado que el alcohol ingresa al organismo por el estómago. Se puede además infundir la solución en forma discontínua (como en la ip) o en forma contínua por gastroclisis y mantener así niveles altos y sostenidos de alcoholemias. A semejanza de la ingesta por vía oral y a diferencia de la inyección ip, existe en este método un efecto de primer paso por metabolización prehepática en la mucosa gástrica. Las desventajas de este método están a la vista: el procedimiento es altamente estresante para el animal, tanto sea que se lo sonde por la boca como (y aún más) si se lo opera para realizarle la gastrostomía (en este último caso se suman los cuidados y las complicaciones postquirúrgicas). Operativamente, es más complicado y requiere, por parte del operador, mayor entrenamiento y habilidad manual que en la administración en el agua de bebida o por vía ip. A pesar de ser este método más “fisiológico” que la vía ip no lo es tanto como la vía oral ya que el EtOH no pasa por la boca y no tiene contacto, en principio, con la mucosa yugal, gingival y lingual y se descuidan así muchos de los efectos conductuales originados por estímulos gustativos, olfativos y cenestésicos. Una variación de este método, muy utilizado en estudios conductuales llevados a cabo en animales postnatales tempranos expuestos prenatalmente al tóxico, acerca del condicionamiento gustativo y olfativo del EtOH, consiste en colocar la sonda directamente en la boca de animal atravesando para ello, con la sonda, la piel y estructuras subyacentes 25 Cf. ut supra la sección I.2.1. Farmacocinética en la Introducción. 323 de la mucosa yugal (Dominguez et al., 1998). Al inyectarse la solución de EtOH, como los animales no saben escupir, tragan el líquido muy a su pesar. Sin embargo, este método no se utiliza primariamente para administrar el EtOH sino para generar efectos locales sobre la mucosa orofaringolingual que generan importantes correlatos conductuales. VII.5.4. Administración inhalatoria: Hemos visto ya que, en 1914, Charles R. Stockard expuso huevos embrionados de gallina a los vapores del EtOH y obtuvo pollitos cíclopes, varios con microcefalia, y otras displasias (Warner y Rosett, 1975). La exposición de mamíferos de laboratorio por vía inhalatoria consiste en alojarlos en cámaras herméticas a través de las cuales se hace circular aire saturado con EtOH en distintos porcentajes. Entre las ventajas de este método se cuenta el hecho de que, según la dosis que se utilice, se pueden alcanzar altas alcoholemias (300-350 mg/dl), sostenidas en el tiempo, capaces de inducir displasias corticales y microcefalia (Ryabinin et al., 1995), y que se puede evocar dependencia y abstinencia en especies animales en las que, por su alta tasa metabolizadora del EtOH (como los ratones) es difícil inducir alcoholemias altas sostenidas por otros métodos de administración (Goldstein y Pal, 1971). Más aún, regulando el flujo y la saturación del aire con EtOH se puede modificar la alcoholemia de los animales expuestos (Kang et al., 2004). Todo ello sin necesidad alguna de manipular al animal. No obstante, la exposición inhalatoria también tiene las desventajas de que puede ser irritativa para la vía aérea superior; no es de ningún modo una vía de administración “fisiológica” que remede ninguna situación humana (ni tan siquiera una laboral); es costosa desde el punto de vista del equipamiento. VII.5.5. Administración por dieta líquida: Algunos de los motivos explícitos que llevaron a Lieber y DeCarli a desarrollar una dieta líquida nutricionalmente completa y adecuada y en la cual se pudiera adicionar EtOH, fueron: i) superar la aversión natural de los roedores de laboratorio a beber EtOH; ii) lograr producir altas alcoholemias sostenidas en el tiempo capaces de producir daño hepático 324 (Lieber, 2000); iii) conseguir, en animales de laboratorio más longevos que los roedores, que el consumo de EtOH represente hasta el 50% del VCT de la dieta diaria ya que ese porcentaje es aquel al que puede llegar un humano alcohólico crónico; y iv) reproducir en esos animales más longevos las alteraciones patológicas observadas en el hígado de humanos alcohólicos crónicos, principalmente la cirrosis (algo imposible de obtener con la administración en el agua de bebida ya que lo máximo que se puede lograr es la esteatosis hepática) (Lieber y DeCarli, 1967, 1994; Lieber et al., 1975). Entre las ventajas de la dieta líquida Lieber-DeCarli, se cuenta el hecho de que se pueden obtener consumos diarios de EtOH que son 2-3 veces mayores (12-18 g/kg/d) que los que se logran con la administración en el agua de bebida, pero por una vía de administración “fisiológica”. Con estos niveles de consumo no son infrecuentes las alcoholemias de 100-150 mg/dl. Con esta dieta, los roedores consumen calorías derivadas del EtOH en relación nunca mayor al 36% del VCT en tanto que en los babuinos se puede lograr que consuman hasta el 50% (Lieber y DeCarli, 1994). La cantidad de ácidos grasos en la dieta líquida con EtOH tiene un notable efecto sobre la cantidad de los mismos que se acumulan en el hígado (Lieber y DeCarli, 1994). El ajuste de los nutrientes en la dieta es mucho más flexible que en otros métodos por tratarse el alimento de una solución. La composición relativa de los nutrientes y el porcentaje de EtOH varían según la especie que se utilice (Lieber y DeCarli, 1994), se pueden adicionar o disminuir los niveles relativos de lípidos, glúcidos o proteínas, variar los niveles de vitaminas y/u oligoelementos, etc. También se pueden agregar saborizantes que hagan al líquido de sabor más agradable (palatable) para el animal y que estimulen así su consumo y contribuyan a vencer la aversión al EtOH. Con esta dieta, en babuinos26 se puede producir hígado graso en 6-12 meses de exposición contínua (Lieber y DeCarli, 1976, 1994). Sin embargo, este método de administración también tiene sus desventajas. Es mucho más costoso que otros métodos. La preparación de la dieta es más engorrosa ya que hay que prepararla cada día y a veces cada 12 horas; esto se debe a que, al ser un líquido nutritivo y no poder ser refrigerado mientras se le ofrece a los animales, su tasa de contaminación microbiana es muy alta y fácilmente se hecha a perder. Su implementación requiere mucho más cuidado y atención por parte del experimentador. Si no se utilizan los dispositivos adecuados, por su viscosidad y eventual contaminación, la misma dieta puede taponar el 26 Los babuinos, también llamados papiones, son un tipo de primates cercopitecos del género Papio de los que hay varias especies; viven unos 30-45 años. 325 tubo dispensador y quedar el animal sin alimento y sin bebida. Si bien la vía de administración es la oral, no es tan “fisiológica” en comparación con la realidad de los humanos ya que, en tanto estos consumen alimentos sólidos por un lado y el EtOH en bebidas alcohólicas por el otro, los animales expuestos a la dieta líquida no pueden desligar el consumo de líquido del de nutrientes y se ven forzados a consumir uno y otros conjuntamente. Cuando se introduce el EtOH en la dieta líquida, el consumo total de nutrientes disminuye lo que obliga a realizar un adecuado apareamiento de las dietas (algo que, por otro lado, es conveniente realizar con todos los métodos de administración del EtOH). * * * Así bien, hemos visto que existen diferentes métodos de administración del EtOH. Cada uno de ellos tiene sus propias ventajas y desventajas y la elección que se haga de ellos dependerá de los objetivos que se han de alcanzar y de los recursos con que se cuenta. De más está decir que también existen diferentes modelos de exposición al EtOH que intentan mimetizar diferentes aspectos del consumo humano: el alcoholismo en sí -modelos de preferencia, de restitución, de autoadministración crónica con fases repetidas de deprivación, modelo del punto de no retorno- (Spanagel, 2000); el alcoholismo crónico o agudo tipo borrachera (binge) tanto en animales neonatales, adolescentes o adultos como prenatalmente (Rifas et al., 1997); los efectos motivacionales positivos y negativos en los modelos de autoadministración -bebida en la jaula de alojamiento o de condicionamiento operante- y en los modelos de condicionamiento -de lugar o de sabor- (Cunningham et al., 2000); el modelado del ansia por el consumo (craving) de EtOH -de utilización en humanos- (Litt y Cooney, 1999); modelado de la abstinencia postconsumo (Becker, 2000); y muchos otros. También existen modelos de co-administración de EtOH junto con una o más drogas, como la cocaína (Wilson et al., 2001) o la nicotina (Balogh et al., 2002; Penland et al., 2001) por nombrar sólo los más comunes. Los modelos animales de diversos aspectos del consumo humano son, así, muy numerosos, y casi cada autor posee uno. En conclusión, la elección de uno u otro método de administración y uno u otro modelo de alcoholismo dependerá, en última instancia, de lo que se esté buscando con él y de los recursos de que se disponga. 326 Anexo VI Tablas de datos de los parámetros nutricionales evaluados en los protocolos de exposición prenatal al etanol (EPE).27 Tabla 1. Valores de los parámetros nutricionales evaluados durante los períodos de tratamiento pregestacional y gestacional en el protocolo experimental de EPE sin prevención del daño: PERÍODO DE TRATAM IENTO PREGESTACIONAL (t = 43 días) GESTACIONAL (t = 22 días) GRUPO DE TRATAM IENTO PARÁMETROS MEDIDOS P E S O D E LO S A N IM ALE S CONTROL EtOH P CONTROL EtOH P Inicial (g) 225,63 ± 16,22 219,33 ± 21,57 NS 273,9 ± 17,13 245,70 ± 26,18 NS Final (g) 276,50 ± 18,87 245.67 ± 25,54 NS 376,8 ± 25,12 351,40 ± 39,45 NS +50,87 26.34 - +102,9 105.7 - 122,54% 112,00% - 137,57% 143,02% - g/anim al/d 18,14 ± 4,178 13,92 ± 2,635 *** 19,59 ± 2,361 16,48 ± 2,080 *** kC al/anim al/d 45,33 ± 10,45 34,8 ± 6,59 *** 48,97 ± 5,902 41,20 ± 5,20 *** g/kg/d 73,71 ± 17,26 60,56 ± 12,39 *** 64,28 ± 6,00 59,90 ± 6,31 * kC al/kg/d 184,3 ± 43,14 151,4 ± 30,98 *** 160,70 ± 15,01 149,70 ± 15,79 * m l/anim al/d 35,99 ± 9,211 24,51 ± 4,775 *** 38,55 ± 8,022 32,70 ± 4,774 ** 146,9 ± 42,08 106,3 ± 21,56 *** 126,30 ± 22,67 118,30 ± 10,37 NS 138,19% 72,36 % - 106,76% 93,66% - m l/anim al/d 1,618 ± 0,3147 - 2,159 ± 0,3148 - g/anim al/d 1,263 ± 0,2462 - 1,683 ± 0,2455 - kC al/anim al/d 9,058 ± 1,764 - 12,09 ± 1,764 - m l/kg/d 7,017 ± 1,423 - 7,81 ± 0,6842 - g/kg/d 5,474 ± 1,110 - 6,092 ± 0,534 - kC al/kg/d 39,30 ± 7,967 - 43,74 ± 3,83 - 20,61% - 22,60% - D iferencia inicia/final (g) D iferencia porcentual¶ CONSUMO D E A LIM E N T O CONSUMO D E B E BID A m l/kg/d D iferencia porcentual CONSUMO DE ETANOL † P orcentaje del VC T ‡ INGRESO CALÓRICO TOTAL kCal/animal/d 45,33 ± 10,45 43,86 ± 7,56 NS 48,97 ± 5,902 53,29 ± 6,764 * kCal/kg/d 184,3 ± 43,14 190,7 ± 35,74 NS 160,70 ± 15,01 193,50 ± 18,74 *** ¶ : Base 100 = peso inicial del m ism o grupo. : Base 100 = grupo opuesto. ‡ : V C T : valor calórico total. † 27 Todos los datos se informan en valores de 0 ± DE. Referencias: NS: no significativo; *:P < 0.05; **: P < 0,01; ***: P < 0,0001. 327 Tabla 2. Valores de los parámetros nutricionales evaluados durante el tratamiento gestacional en el protocolo experimental de EPE con prevención del daño por administración de buspirona: PERÍODO DE TRATAM IENTO GESTACIONAL (t = 22 días) GRUPO DE TRATAM IENTO PARÁM ETROS M EDIDOS P E S O D E LO S A N IM A LE S CS CB ES EB Inicial (g) 279,0 ± 8,48 268,8 ± 26,52 260,2 ± 32,27 231,0 ± 3,54 Final (g) 376,5 ± 30,41 377,0 ± 31,11 375,2 ± 44,66 327,6 ± 14,2 + 97,5 + 108,2 + 115,0 + 96,6 134,94% 140,25% 144,19% 141,81% 20,5 ± 2,72 18,68 ± 2,36 17,95 ± 2,14 14,84 ± 2,54 66,46 ± 6,89 62,45 ± 6,79 61,75 ± 6,28 57,11 ± 8,58 kC al/kg/d 166,1 ± 17,22 156,1 ± 16,97 154,4 ± 15,69 142,8 ± 21,46 m l/anim al/d 37,21 ± 5,25 39,89 ± 12,09 32,87 ± 5,88 32,53 ± 4,93 m l/kg/d 120,8 ± 14,05 132,7 ± 36,97 112,3 ± 13,21 121,0 ± 13,6 100,0 % 109,85 % 92,96 % 100,16 % m l/anim al/d 2,17 ± 0,39 2,15 ± 0,33 g/anim al/d 1,71 ± 0,31 1,69 ± 0,26 kC al/anim al/d 12,1 ± 2,16 11,98 ± 1,82 m l/kg/d 7,41 ± 0,87 8,25 ± 0,9 g/kg/d 5,85 ± 0,69 6,51 ± 0,71 41,36 ± 4,86 46,03 ± 5,01 20,16 % 24,55 % D iferencia inicia/final (g) D iferencia porcentual § g/anim al/d CONSUMO D E A LIM E N T O CONSUMO D E B E BID A g/kg/d D iferencia porcentual ¶ CONSUMO DE ETANOL kC al/kg/d P orcentaje del VC T IN G R E S O C ALÓ R IC O T OT A L † kC al/kg/d 166,1 ± 17,22 156,1 ± 16,97 195,7 ± 19,19 188,8 ± 24,67 5,95 ± 0,37 5,858 ± 0,38 5,923 ± 0,0,39 5,677 ± 0,60 P eso de los % (g) 6,045 ± 0,44 5,969 ± 0,41 6,053 ± 0,27 5,821 ± 0,62 P eso de las & (g) 5,833 ± 0,25 5,746 ± 0,33 5,824 ± 0,47 5,506 ± 0,53 103,63 % 103,88 % 103,93 % 105,72 % 10,0 ± 7,07 13,0 ± 0,0 14,67 ± 2,08 11,67 ± 3,215 1,22 / 1,0 1,0 / 1,0 0,76 / 1,0 1,18 / 1,0 371,1 ± 5,0 401,6 ± 5,0 386,7 ± 19,2 371,9 ± 26,3 P eso global (g) C R ÍA S al N A C E R R elación de peso % / &‡ C antidad por cam ada R elación % / & C R ÍA S adultas § : : † : ‡ : ¶ Base B ase VCT: B ase P eso en P 88 100 = peso inicial del m ism o grupo. 100 = grupo C S . valor calórico total. 100 = peso de las hem bras. 328 Anexo VII Tablas de datos de los parámetros morfométricos evaluados en los experimentos de inmunocitoquímica.28 Tabla 1. Parámetros morfológicos evaluados en los experimentos de ICQ realizados en cortes de cerebros de ratas de edad P21 sometidos a EPE sin prevención del daño. Grupos de tratamiento Áreas evaluadas Control EtOH py diferencia* TP H NDR 0,814821 ± 0,1615 (3) 3,891908 ± 0,8776 (6) 0,0006 / E S NMR 1,036123 ± 0,6258 (3) 4,201338 ± 0,7399 (4) 0,0019 / M S 5-H T NDR 0,789988 ± 0,2288 (44) 0,861953 ± 0,2240 (44) 0,1398 / N S NMR 0,75828 ± 0,2250 (44) 0,961259 ± 0,1642 (35) < 0,0001 / E S 5-H TT C A 1 H ipp 0,045419 ± 0,0042 (10) 0,070449 ± 0,0086 (10) < 0,0001 / E S S trt 0,064007 ± 0,0166 (15) 0,083047 ± 0,0166 (15) 0,0244 / S C xF 0,137057 ± 0,0241 (12) 0,214092 ± 0,0472 (13) < 0,0001 / E S GFAP C A 1 H ipp 41,25 ± 22,66 (73) 104,88 ± 36,54 (56) < 0,0001 / E S S trt 115,42 ± 76,20 (66) 125,17 ± 75,19 (65) 0,4625 / N S C xF 26,716 ± 8,77 (45) 46,67 ± 12,28 (20) < 0,0001 / E S S -100b C A 1 H ipp 0,545846 ± 0,2381 (60) 0,662819 ± 0,2070 (60) 0,0048 / M S S trt 0,762567 ± 0,2234 (44) 1,031389 ± 0,3967 (74) < 0,0001 / E S C xF 0,655196 ± 0,1798 (37) 0,796187 ± 0,2370 (69) 0,0021 / M S N f-200 C A 1 H ipp 0,109472 ± 0,0246 (28) 0,139029 ± 0,0279 (32) < 0,0001 / E S S trt 0,164948 ± 0,0718 (31) 0,209525 ± 0,0696 (35) 0,0129 / S C xF 0,141123 ± 0,0349 (30) 0,148725 ± 0,0300 (40) 0,3316 / N S nN O S C A 1 H ipp n/d** n/d - 28 Todos los datos se informan en valores de 0 ± DE (n), donde n corresponde, según el caso, al número de experimentos realizados, los campos microscópicos o el número de células evaluadas. Referencias: NS: no significativo; S: significativo; MS: muy significativo; ES: extremadamente significativo; n/d: no detectado 329 Grupos de tratamiento Áreas evaluadas Control EtOH py diferencia* S trt 1,25206 ± 0,5916 (120) 3,46686 ± 1,3956 (120) < 0,0001 / E S C xF 1,575554 ± 0,7858 (80) 3,895683 ± 1,3073 (90) < 0,0001 / E S 330 Tabla 2. Parámetros morfológicos evaluados en los experimentos de ICQ realizados en cortes de cerebros de ratas de distintas edades postnatales, sometidas a EPE con prevención del daño por administración de buspirona. Área evaluada y edad postnatal Grupos de tratamiento CS CB ES EB 5-H T N D R P21 0,7268 ± 0,2937 (181) 0,7211 ± 0,2314 (66) 0,7109 ± 0,2539 (99) 0,944 ± 0,4725 (110) N D R P35 0,8339 ± 0,3726 (180) 1,3090 ± 0,6048 (69) 0,6984 ± 0,2906 (124) 0,736 ± 0,3261 (114) N D R P60 0,5771 ± 0,2625 (14) 0,6601 ± 0,2471 (65) 0,5992 ± 0,2673 (87) 0,6379 ± 0,3306 (24) N D R P90 0,7802 ± 0,3739 (36) 0,5814 ± 0,1420 (17) 0,7975 ± 0,3245 (24) 0,4895 ± 0,2130 (26) N M R P5 0,4560 ± 0,5279 (3) 0,7237 ± 0,0363 (76) 0,3654 ± 0,0901 (12) 0,6536 ± 0,2571 (72) N M R P21 0,6856 ± 0,2844 (52) 0,5809 ± 0,2901 (26) 0,6351 ± 0,2584 (38) 0,6355 ± 0,2856 (49) N M R P35 1,0240 ± 0,2857 (48) 0,9628 ± 0,2786 (42) 0,6455 ± 0,2488 (47) 0,9064 ± 0,2574 (46) N M R P60 0,4895 ± 0,2354 (11) 0,5106 ± 0,2943 (33) 0,5401 ± 0,2745 (54) 0,5980 ± 0,6249 (34) N M R P90 0,5798 ± 0,3048 (45) 0,7010 ± 0,3393 (50) 3,6929 ± 0,3584 (35) 0,5372 ± 0,2924 (28) GFAP C A 1 Hipp P 5 59,45 ± 4,011 (6) 53,15 ± 7,989 (7) 87,02 ± 10,98 (11) 58,01 ± 10,43 (10) C A 1 Hipp P 21 71,30 ± 11,22 (11) 62,61 ± 9,732 (6) 100,5 ± 19,86 (10) 82,4 ± 10,16 (10) C A 1 Hipp P 35 62,55 ± 11,55 (18) 67,22 ± 8,186 (16) 109,8 ± 8,592 (9) 74,31 ± 9,23 (6) C A 1 Hipp P 60 56,76 ± 13,68 (7) 65,39 ± 11,67 (18) 99,61 ± 18,72 (9) 82,87 ± 9,487 (12) C xF P21 92,75 ± 41,71 (14) 87,54 ± 34,95 (15) 157,8 ± 34,25 (19) 56,12 ± 22,43 (27) C xF P35 83,15 ± 26,16 (25) 58,98 ± 21,2 (15) 262,1 ± 51,49 (20) 83,54 ± 34,53 (25) C xF P60 249,3 ± 21,13 (16) 224,35 ± 23,0 (15) 208,6 ± 41,05 (19) 230,5 ± 37,18 (23) S -100b C A 1 Hipp P 5 1,230169 ± 0,1254 (12) 1,261706 ± 0,1060 (6) 1,449768 ± 0,1503 (7) 1,251831 ± 0,0956 (6) C A 1 Hipp P 21 0,852514 ± 0,0786 (13) 0,785282 ± 0,1074 (13) 0,981884 ± 0,2434 (9) 0,719301 ± 0,0678 (9) C A 1 Hipp P 35 0,776545 ± 0,0575 (12) 0,763052 ± 0,0840 (8) 1,004473 ± 0,1522 (15) 0,731432 ± 0,0673 (14) C A 1 Hipp P 60 0,920032 ± 0,1342 (4) 1,092655 ± 0,2492 (10) 1,61512 ± 0,3505 (8) 1,217059 ± 0,1855 (9) M AP -2 C A 1 Hipp P 5 0,183113 ± 0,0405 (9) 0,159163 ± 0,0346 (11) 0,103971 ± 0,0206 (21) 0,252530 ± 0,0526 (16) C A 1 Hipp P 21 0,184044 ± 0,0331 (19) 0,192216 ± 0,0339 (16) 0,100505 ± 0,0212 (17) 0,172612 ± 0,0286 (15) C A 1 Hipp P 35 0,191751 ± 0,0423 (19) 0,204010 ± 0,0462 (17) 0,122540 ± 0,0254 (14) 0,225270 ± 0,0360 (10) C A 1 Hipp P 60 0,210631 ± 0,0470 (13) 0,187820 ± 0,0291 (13) 0,116075 ± 0,0258 (19) 0,246323 ± 0,0383 (14) C A 1 Hipp P 90 0,236805 ± 0,0342 (13) 0,221908 ± 0,0410 (19) 0,122592 ± 0,0243 (19) 0,223821 ± 0,0289 (19) C xF P21 0,169508 ± 0,0068 (7) 0,160404 ± 0,0413 (25) 0,097298 ± 0,0269 (37) 0,184044 ± 0,0267 (10) C xF P35 0,143283 ± 0,0289 (23) 0,158749 ± 0,0315 (35) 0,066469 ± 0,0172 (26) 0,167646 ± 0,0361 (21) C xF P60 0,167543 ± 0,0395 (28) 0,1854922 ± 0,0592 (13) 0,074279 ± 0,0260 (22) 0,156473 ± 0,0122 (18) 331 Tabla 3. Parámetros morfológicos evaluados en los experimentos de ICQ realizados en cortes de cerebros de ratas adolescentes expuestas al EtOH y tras la abstinencia. Área evaluada Grupos de tratamiento Control EtOH Control/R EtOH/R 5-H T NDR 1,334 ± 0,63 (59) 0,944 ± 0,21 (55) 1,116 ± 0,33 (23) 1,087 ± 0,33 (26) NMR 0,940 ± 0,23 (25) 1,006 ± 0,26 (32) 1,146 ± 0,34 (15) 1,136 ± 0,28 (36) G FAP C A 1 Hipp 61,76 ± 17,12 (49) 100,0 ± 29,40 (28) 62,89 ± 15,16 (47) 78,35 ± 18,33 (84) S trt 49,96 ± 14,63 (43) 83,99 ± 21,13 (36) 48,99 ± 15,88 (27) 54,64 ± 13,23 (44) C xF 49,26 ± 16,53 (51) 85,44 ± 22,68 (43) 46,20 ± 12,17 (36) 58,27 ± 18,69 (59) S -100b C A 1 Hipp 2,686 ± 1,65 (71) 1,377 ± 0,39 (66) 1,479 ± 0,46 (31) 1,672 ± 0,61 (52) S trt 2,846 ± 1,65 (45) 1,175 ± 0,27 (61) 1,412 ± 0,41 (27) 1,223 ± 0,33 (38) C xF 2,624 ± 1,74 (66) 1,687 ± 0,66 (54) 2,785 ± 1,78 (42) 3,399 ± 1,64 (49) N f-200 C A 1 Hipp 0,0364 ± 0,0114 (30) 0,00659 ± 0,0028 (25) 0,03825 ± 0,0158 (41) 0,02539 ± 0,0121 (30) S trt 0,04024 ± 0,0177 (57) 0,02021 ± 0,0126 (38) 0,05816 ± 0,026 (39) 0,06968 ± 0,046 (44) C xF 0,04244 ± 0,0152 (62) 0,01552 ± 0,0079 (48) 0,04993 ± 0,0163 (38) 0,06663 ± 0,0266 (50) M AP -2 C A 1 Hipp 0,155 ± 0,0256 (20) 0,0793 ± 0,015 (14) 0,1947 ± 0,0249 (10) 0,1798 ± 0,031 (11) S trt 0,0156 ± 0,008 (22) 0,0049 ± 0,0018 (22) 0,0079 ± 0,0031 (11) 0,0096 ± 0,0041 (16) C xF 0,0518 ± 0,019 (20) 0,0211 ± 0,0092 (20) 0,0593 ± 0,0129 (10) 0,0343 ± 0,0134 (15) nN O S C A 1 H ipp n/d n/d n/d n/d S trt 1,403 ± 0,29 (27) 1,609 ± 0,94 (23) 2,412 ± 1,61 (17) 1,269 ± 0,61 (11) C xF 1,63 ± 0,5 (28) 1,741 ± 0,62 (22) 1,593 ± 0,52 (16) 1,01 ± 0,28 (11) 332 Tabla 4. Parámetros morfológicos evaluados en los experimentos de ICQ realizados en cortes de cerebros de ratas expuestas al EtOH durante la adultez. Grupos de tratamiento EtOH py diferencia* 0,170 ± 0,02 (30) 0,126 ± 0,019 (30) < 0,0001 / E S S trt 0,225799 ± 0,0130 (30) 0,163077 ± 0,0222 (30) < 0,0001 / E S C xF 0,201142 ± 0,0279 (30) 0,166873 ± 0,0273 (30) < 0,0001 / E S Área evaluadas Control 5-H TT C A 1 H ipp GFAP C A 1 H ipp 80,96 ± 6,78 (40) 155,66 ± 21,13 (40) < 0,0001 / E S S trt 130,83 ± 6,81 (40) 178,04 ± 32,93 (40) < 0,0001 / E S C xF 102,09 ± 7,82 (40) 149,15 ± 5,86 (40) < 0,0001 / E S 0,926 ± 0,170 (40) 1,450 ± 0,166 (40) < 0,0001 / E S S trt 1,28389 ± 0,0765 (40) 1,55585 ± 0,1183 (40) < 0,0001 / E S C xF 1,239833 ± 0,2594 (40) 1,366412 ± 0,0524 (40) 0,0034 / M S S -100b C A 1 H ipp N f-200 C A 1 H ipp 0,303 ± 0,012 (30) 0,152 ± 0,024 (30) < 0,0001 / E S S trt 0,246263 ± 0,0605 (30) 0,206219 ± 0,0273 (30) 0, 0016 / M S C xF 0,160163 ± 0,0385 (20) 0,135945 ± 0,0269 (20) 0,0268 / S M AP -2 C A 1 H ipp 0,19788 ± 0,0094 (20) 0,127983 ± 0,0328 (20) < 0,0001 / E S S trt n/d** n/d - C xF 0,196691 ± 0,0086 (20) 0,126266 ± 0,0217 (20) < 0,0001 / E S 333 Bibliografía “Si cerca de la biblioteca tenéis un jardín ya no os faltará nada”. Marco Tulio Cicerón (106-43 a.C.) Abel EL. Was the fetal alcohol syndrome recognized in the ancient near east? Alcohol Alcohol (1997); 32 (1): 3-7. Abel EL. Was the fetal alcohol syndrome recognized by the Greeks and Romans? Alcohol Alcohol (1999); 34 (6): 868-872. Abel EL. Gin Lane: did Hogarth know about fetal alcohol syndrome? Alcohol Alcohol (2001a); 36 (2): 131-134. Abel EL. The Gin Epidemic: Much ado about what? Alcohol Alcohol (2001b); 36 (5): 401405. Ackerley S, Thornhill P, Grierson AJ, Brownlees J, Anderton BH, Leight PN, Shaw CE, Miller CCJ. Neurofilament heavy chain side arm phophorylation regulates axonal transport of neurofilaments. J Cell Biol (2003); 161 (3): 489-495. Adams RD, Victor M. Principles of Neurology. 5th ed.. McGraw-Hill, New York. 1993; pp 903-921. Adayev T, Ray I, Sondhi R, Sobocki T, Banerjee P. The G protein-coupled 5-HT1A receptor causes suppression of caspase-3 through MAPK and protein kinase Cá. Biochim Biophys Acta (2003); 1640: 85-96. Aghajanian GK, Sanders-Bush E. Serotonin. En: Davis KL, Charney D, Coyle JT, Nemeroff C (eds). Neuropsychopharmacology: the fifth generation of progress. Lippincott Williams and Wilkins, New York. 2002. Ch. 2: pp 15-34. Ahluwalia B, Ahmad S, Adeyiga O, Wesley B, Rajguru S. Low levels of ethanol stimulate and high levels decrease phosphorylation in microtubule-associated proteins in rat brain: an in vitro study. Alcohol Alcohol (2000); 35 (5): 452-457. Alberts B, Bray D, Hoplin K, Johnson A, Lewis J, Raff M, Roberts K, Walter P. Introducción a la biología celular. 2ª ed. Editorial Médica Panamericana, Madrid. 2006. 740 pp. Alberts B, Bray D, Lewis J, Raff M, Roberts K, Watson JD. Molecular biology of the cell. 3rd ed. Garland Publishing, New York. 1994. 1294 pp. Allgaier C. Ethanol sensitivity of NMDA receptors. Neurochem Int (2002); 41: 377-382. Allendoerfer Kl, Shatz CJ. The subplate, a transient neocortical structure: its role in the development of connections between thalamus and cortex. Ann Rev Neurosci (1994); 17: 335 Bibliografía 185-218. Allore RJ, Friend WC, O’Hanlon D, Neilson KM, Baumal R, Dunn RJ, Marks A. Cloning and expression of the human S100$ gene. J Biol Chem (1990); 265 (26): 1553715543. Amaral DG. The anatomical organization of the central nervous system. En: Kandel ER, Schwartz JH, Jessell TM (eds). Principles of neural science. 4th ed. McGraw-Hill, New York. 2000. Pp 317-336. Amory R. Experiments and observations on absinth and absinthism. Boston Med Surg J (1868); 7:8: 68-71 y 83-85. Anderson CM, Nedergaard M. Astrocyte-mediated control of microcirculation. Trends Neurosci (2003); 26 (7): 340-344. Angevine JB. Tejido nervioso. En: Fawcett DW. Bloom-Fawcett Tratado de Histología. 12ma ed. Interamericana-McGraw-Hill, Madrid. 1995; pp 344-410. Armstrong EM. Conceiving risk, bearing responsibility. Fetal alcohol syndrome and the diagnosis of moral disorder. The John Hopkins University Press, Baltimore. 2003. Pp 277. Astley SJ, Clarren SK. Diagnosing the full spectrum of fetal alcohol-exposed individuals: introducing the 4-Digit Diagnostic Code. Alcohol Alcohol (2000); 35 (4): 400-410. Avaca S. Adolescentes amenazados. Diario La Nación, Suplemento Comunidad, pág. 6. Sábado, 25 de Marzo de 2006 (se puede acceder en: http://www.lanacion.com.ar/ /nota.asp?nota_id=791227&high= consumo%20alcohol%20adolescentes). Azmitia EC. Modern views on an ancient chemical: serotonin effects on cell proliferation, maturation and apoptosis. Brain Res Bull (2001a); 56 (5): 413-424. Azmitia EC. Neuronal instability: implications for Rett’s syndrome. Brain & Dev (2001b); 23: S1-S10. Azmitia EC, Withaker-Azmitia PM. Anatomy, cell biology, and plasticity of serotoninergic system. Neuropsychopharmacological Implications for the actions of psychotrophic drugs. En: Bloom FE, Kupfer J (eds): Psychopharmacology: The Fourth Generation of progress. Raven Press, New York. 1995. Azmitia EC, Rubinstein VJ, Strafaci JA, Ríos JC, Whitaker-Azmitia PM. 5-HT1A agonist and dexamethasone reversal of para-chloroamphetamine induced loss of MAP-2 and synaptophysin immunoreactivity in adult rat brain. Brain Res (1995); 677: 181-192. Baer JS, Sampson PD, Barr HM, Connor PD, Streissguth AP. A 21-year longitudinal analysis of the effects of prenatal alcohol exposure on young adult drinking. Arch Gen 336 Bibliografía Psychiatry (2003); 60: 377-385. Bakeeva LE, Skulachev VP, Sudarikova YV, Tsyplenkova VG. Mitochondria enters de the nucleus (one further problem in chronic alcoholism). Biochemistry (Moscow) (2001); 66 (12): 1335-1341. Baker KG, Halliday GM, Kril JJ, Harper CG. Chronic alcoholics without WernickeKorsakoff syndrome or cirrhosis do not lose serotonergic neurons in the dorsal raphe nucleus. Alcohol Clin Exp Res (1996a); 20 (1): 61-66. Baker KG, Halliday GM, Kril JJ, Harper CG. Chronic alcoholism in the absence of Wernicke-Korsakoff syndrome and cirrhosis does not result in the loss of serotonergic neurons from the median raphe nucleus. Metab Brain Dis (1996b); 11 (3): 217-227. Baldessarini RJ. Fármacos y tratamiento para trastornos psiquiátricos. Psicosis y ansiedad. En: Hardman JG, Limbird LE, Molinoff PB, Ruffon RW, Goodman Gilman A (eds), Goodman y Gilman. Las bases farmacológicas de la terapéutica. 9ª ed. McGraw-HillInteramericana, México. 1996. Pp 423-457. Balogh SA, Owens JC, Butt CM, Wehner JM, Collins AC. Animal models as a tool for studying mechanisms of co-abuse of alcohol and tobacco. Alcohol Clin Exp Res (2002); 26 (12): 1911-1914. Banasr M, Hery M, Printemps R, Daszuta A. Serotonin-induced increases in adult cell proliferation and neurogenesis are mediated through different and common 5-HT receptor subtypes in the dentate gyrus and the subventricular zone. Neurpsychopharmacology (2004); 29: 450-460. Bar-Peled O, Gross-Isseroff R, Ben-Hur H, Hokins I, Groner Y, Biegon A. Fetal human brain exhibits a prenatal peak in the density of 5-HT1A receptors. Neurosci Lett (1991); 127: 173-176. Barr CS, Schwandt ML, Newman TK, Higley JD. The use of adolescent nonhuman primates to model human alcohol intake. Neurobiological, genetic and psychological variables. Ann NY Acad Sci (2004); 1021: 221-233. Barres BA. A new role for glia: generation of neurons! Cell (1999); 97: 667-67. Basford DL, Thorpe K, William R, Cardwell K. State of the evidence: Fetal Alcohol Spectrum Disorders (FASD) prevention. Final report. Alberta Centre for Child, Family & Community Research. University of Lethbridge. Alberta, Canada. 2004. 160 pp. Becker HC. Animal model of alcohol withdrawal. Alcohol Res & Health (2000); 24 (2): 105-113. Benítez I, Montero LO, Affani JM. Alteraciones de la corteza orbitaria anterior en un 337 Bibliografía sujeto con grave comportamiento antisocial. Alcmeon (1996); 5 (2), 117-120. (A este artículo se puede acceder en http://www.alcmeon.com.ar/5/18/a18_01.htm). Berggren U, Eriksson M, Fahlke C, Balldin J. Is long-term heavy alcohol consumption toxic for brain serotonergic neurons? Relationship between years of excessive alcohol consumption and serotonergic neurotransmission. Drug Alcohol Dep (2002); 65 (2): 159165. Bertrand J, Floyd RL, Weber MK. Guidelines for identifying and referring persons with fetal alcohol syndrom. MMWR (2005); 54 (RR-11): 1-14. Bertrand J, Floyd RL, Weber MK, O'Connor M, Riley EP, Johnson KA, Cohen DE, National Task Force on FAS/FAE. Fetal Alcohol Syndrome: Guidelines for referral and diagnosis. Atlanta, GA: Centers for Disease Control and Prevention. 2004. Bethea CL, Lu NZ, Gundlah C, Streicher JM. Diverse actions of ovarian steroids in the serotonin neural system. Front Neuroendocrinol (2002); 23: 41-100. Bianchi R, Garbuglia M, Verzini M, Giambanco L, Spreca A, Donato R. S-100 protein and annexin II2-p11 (2) (calpactin 1) act in concert to regulate the state of assembly of GFAP intermediate filaments. Biochem Biophys Res Commun (1995); 208 (3): 910-918. Black MD, Selk DE, Hitchcock JM, Wettstein JG, Sorensen SM. On the effecto of neonatal nitric oxide synthase inhibition in rats: a potential neurodevelopmental model of schizophrenia. Neuropharmacology (1999); 38 (9): 1299-1306. Bleuler E. Tratado de Psiquiatría. 2ª ed. (traducción de la 10ª ed. alemana del Lehrbuch der Psychiatrie, revisada por Manfred Bleuler). Espasa-Calpe, Madrid. 1967. 764 pp. BMA Board of Science. Fetal alcohol spectrum disorders. A guide for healthcare professionals. British Medical Association, Londres. 2007. 70 pp. Bonthius DJ, West JR. Blood alcohol concentrations and microencephaly: a dose-response study in the neonatal rat. Teratology (1988); 37 (3): 223-231. Bonthius DJ, Goodlett CR, West JR. Blood alcohol concentration and severity of microencephaly in neonatal rats depend on the pattern of alcohol administration. Alcohol (1988); 5 (3): 209-214. Bonthius DJ, Tzouras G, Karacay B, Mahoney J, Hutton A, McKim R, Pantazis NJ. Deficiency of neuronal nitric oxide synthase (nNOS) worsens alcohol-induced microencephaly and neuronal loss in developing mice. Dev Brain Res (2002); 138: 45-59. Bookstein FL, Sampson PD, Streissguth AP, Connor PD. Geometric morphometrics of corpus callosum and subcortical structures in the fetal-alcohol-affected brain. Teratology (2001); 64: 4-32. 338 Bibliografía Bookstein FL, Connor PD, Huggins JE, Barr HM, Pimentel KD, Streissguth AP. Many infants prenatally exposed to high levels of alcohol show one particular anomaly of the corpus callosum. Alcohol Clin Exp Res (2007); 31 (5): 868-879. Borteyru J-P. La toxicomanie alcoolique parentale et ses répercussions sur la desendance. Université de Nantes, Faculté Mixte de Médecine et de Pharmacie de Nantes. Nantes, 1967. [Thèse]. Pp 112, bibliographie: viii. Bregman JD, Harris JC. Mental retardation. En: Kaplan HI, Sadock BJ (eds.) Comprehensive Textbook of Psychiatry. 6th ed. Williams and Wilkins, Baltimore, 1995, pp.: 2207-2241. Bröker LE, Kruyt FAE, Giaccone G. Cell death independent of capases: a review. Clin Cancer Res (2005); 11 (9): 3155-3162. Brown SA, Tapert SF. Adolescence and the trajectory of alcohol use: basic to clinical studies. Ann NY Acad Sci (2004); 1021: 234-244. Bruch Igartúa E. Alcoholismo. En: Bruch Igartúa E, Higa J, Lazcano R. Clínica toxicológica. Librería Akadia Editorial, Buenos Aires. 1993. Cap. 7: pp 269-282. Brusco A, Peressini S, Pecci Saavedra J. Serotonin-like immunoreactivity and antihydroxytryptamine (5-HT) antibodies: ultrastructural application in the central nervous system. J Histochem Cytochem (1983); 31 (4): 524-530. Brusco A, Gómez LA, López EM, Tagliaferro P, Pecci Saavedra J. Relationship between radial glia organization and the establishment of nerve tracts in rat spinal cord. Int J Neurosci (1995); 82 (1-2): 25-31. Brusco A, Pecci Saavedra J, García G, Tagliaferro P, Evangelista de Duffard AM, Duffard R. 2, 4-Dichlorophenoxyacetic acid through lactation induces astrogliosis in rat brain. Mol Chem Neuropath (1997); 30: 175-185. Cahill A, Cunningham CC, Adachi M, Ishii H, Bailey SM, Fromenty B, Davies A. Effects of alcohol on oxidative stress on liver pathology: the role of the mitochondrion. Alcohol Clin Exp Res (2002); 26 (6): 907-915. Cammermeyer J. The importance of avoiding “dark” neurons in experimental neuropathology. Acta Neuropathol (1961); 1: 245-270. Carpenter MB. Neuroanatomía humana. 5ta ed. Librería El Ateneo Editorial, Buenos Aires. 1985; 678 pp. Cerruti C, Sheng P, Ladenheim B, Epstein CJ, Cadet JL. Involvement of oxidative and L-arginine-NO pathway in the neurotoxicity of drugs of abuse in vitro. Clin Exp Pharmacol Physiol (1995); 22 (5): 381-382. 339 Bibliografía Cervós-Navarro J, Kunas RC, Sampaolo S, Mansmann U. Heart mitochondria in rats submitted to chronic hypoxia. Histol Histopathol (1999); 14 (4): 1045-1052. Chandler LJ, Sutton G, Norwood D, Sumners C, Crews FT. Chronic ethanol increases N-Methyl-D-Aspartate-stimulated nitric oxide formation but not receptor density in cultured cortical neurons. Mol Pharmacol (1997); 51: 733-740. Chang MS, Ariah LM, Marks A, Azmitia EC. Chronic gliosis induced by loss of S100B: knockout mice have enhanced GFAP-immunoreactivity but blunted response to a serotonin challenge. Brain Res (2005); 1031: 1-9. Chudley AR, Conry J, Cook JL, Loock C, Rosales T, LeBlanc N. Fetal alcohol spectrum disorder: Canadian guidelines for diagnosis. CMAJ (2005): 172 (5 Suppl): S1S21. Chui D-H, Tanahashi H, Ozawa K, Ikeda S, Checler F, Ueda O, Suzuki H, Araki W, Inoue H, Shirotani K, Takahashi K, Gallyas F, Tabira T. Transgenic mice with Alzheimer presenilin 1 mutations show accelerated neurodegeneration without amyloid plaque formation. Nature Med (1999); 5 (5): 560-564. Clarren SK, Smith DW. The fetal alcohol syndrome. N Engl J Med (1978); 298 (19): 1063-1067. Conry J. Neuropsychological deficits in fetal alcohol syndrome and fetal alcohol effects. Alcohol Clin Exp Res (1990); 14: 650-655. Cooper GM. La célula. 2ª ed. Marbán Libros, Madrid. 2002. 685 pp. Cowan WM. Desarrollo del cerebro. En: El cerebro. Libros de Investigación y Ciencia. Labor, Barcelona. 1980; pp 69-81. Cragg BG. Ultrastructural features of human cerebral cortex. J Anat (1976); 121 (2): 331362. Crews FT. Alcohol and neurodegeneration. CNS Drug Rev (1999); 5: 394-397. Crews FT, Braun CJ, Hoplight B, Switzer III RC, Knapp DJ. Binge ethanol consumption causes differential brain damage in young adolescent rats compared with adult rats. Alcohol Clin Exp Res (2000); 24 (11): 1712-1723. Crews FT, Miller MW, Ma W, Nixon K, Zawada WM, Zakhari S. Neural stem cells and alcohol. Alcohol Clin Exp Res (2003); 27 (2): 324-335. Crews FT, Nixon K, Wilkie ME. Exercise reverses ethanol inhibition of neural stem cell proliferation. Alcohol (2004a); 33: 63-71. 340 Bibliografía Crews FT, Collins MA, Dlugos C, Littleton J, Wilkins L, Neafsey EJ, Pentney R, Snell LD, Tabakoff B, Zou J, Noronha A. Alcohol-induced neurodegeneration: when, where and why? Alcohol Clin Exp Res (2004b); 28 (2): 350-364. Cunningham CI, Fidler TL, Hill KG. Animal models of alcohol’s motivational effects. Alcohol Res & Health (2000); 24 (2): 85Curci OH. Toxicología. Libreros López Editores, Buenos Aires. 1993. Cap. 3: Alcoholes, pp 29-46. Dahl RE. Adolescent brain development: a period of vulnerabilities and opportunities. Keynote address. Ann NY Acad Sci (2004); 1021: 1-22. Dahlström A, Fuxe K. Evidence for the existence of monoamine-containing neurons in the central nervous system. I. Demonstration of monoamines in the cellbodies of brain stem neurons. Acta Physiol Scand (1964); 62 (Suppl 232): 1-55. D’Amato RJ, Blue ME, Largent BL, Lynch DR, Ledbetter DJ, Molliver ME, Snyder SH. Ontogeny of the serotonergic projection to rat neocortex: transient expression of a dense innervation to primary sensory areas. Proc Natl Acad Sci USA (1987); 84: 43224326. Daval G, Vergé D, Becerril A, Gozlan H, Spampinato U, Hamon M. Transient expression of 5-HT1A receptor binding sites in some areas of the rat CNS during postnatal development. Int J Dev Neurosci (1987); 5: 171-189. Davey GE, Murmann P, Heizmann CW. Intracellular Ca2+ and Zn2+ levels regulate the alternative cell density-dependent secretion of S100B in human glioblastoma cells. J Biol Chem (2001); 276 (33): 30819-30826. Dawson TM, Dawson VL, Snyder SH. A novel neuronal messenger molecule in brain: the free radical, nitric oxide. Ann Neurol (1992): 32: 297-311. Dawson TM, Snyder SH. Gases as biological messengers: nitric oxide and carbon monoxide in the brain. J Neurosci (1994); 14 (9): 5147-5159. Dawson VL, Dawson TM. Nitric oxide neurotoxicity. J Chem Neuroanat (1996); 10 (3-4): 179-190. de la Monte SM, Wands JR. Mitochondrial DNA damage and impaired mitochondrial function contribute to apoptosis of insulin-stimulated ethanol exposed neuronal cells. Alcohol Clin Exp Res (2001); 25 (6): 898-906. de Olmos J, Beltramino CA, de Olmos de Lorenzo S. Use of an amino-cupro-silver technique for the detection of early and semiacute neuronal degeneration caused by neurotoxicants, hypoxia, and physical trauma. Neurotoxicol Teratol (1994); 16 (6): 545341 Bibliografía 561. Demoor J. La plasticité morphologique des neurones cérébraux. Arch de Biol (Liège) (1896); Demoor J. Le mécanisme et la significatión de l’etat moniliforme des neurones. Ann Soc Roy Scienc Med et Nat Bruxelles (1898); 7: 205-250. Dinopoulos A, Dori I. The development of the serotonergic fiber network of the lateral ventricles of the rat brain: a light and electron microscopic inmmunocytochemical analysis. Exp Neurol (1995); 133: 73-84. Dinopoulos A, Dori I, Parnavelas JG. The serotonin innervation of the basal forebrain shows a transient phase during development. Dev Brain Res (1997); 99: 38-52. Dizon MLV, Brown LA, Black SM. Brain nitric oxide synthase levels increase in response to antenatal ethanol exposure. Alcohol Alcohol (2004); 39 (2): 101-105. Djaldetti M. Mitochondrial abnormalities in the cells of myeloma patients. Acta Haematol (1977); 68 (3): 241-248. Dobyns WB, Andermann E, Andermann F, Czapansky-Beilman D, Dubeau F, Dulac O, Guerrini R, Hirsch B, Ledbetter DH, Lee NS, Motte J, Pinard J-M, Radtke RA, Ross ME, Tampieri D, Walsh CA, Truwit CL. X-linked malformations of neuronal migration. Neurology (1996); 47: 331-339. Domínguez HD, López MF, Molina JC. Neonatal responsiveness to alcohol odor and infant alcohol intake as a function of alcohol experience during late gestation. Alcohol (1998); 16 (2): 109-117. Donato R. Functional roles of S100 proteins, calcium-binding proteins of the EF-hand type. Biochim Biophys Acta (1999); 1450: 191-231. Donato R. Intracellular and extracellular roles of S100 proteins. Micros Res Tech (2003); 60: 540-551. Dong Y, Benveniste EN. Immune function of astrocytes. Glia (2001); 36: 180-190. Doremus TL, Brunell SC, Varlinskaya EI, Spear LP. Anxiogenic effects during withdrawal from acute ethanol in adolescent and adult rats. Pharm Biochem Behav (2003); 75: 411-418. Dori I, Dinopoulos A, Blue ME, Parnavelas JG. Regional differences in the ontogeny of the serotoninergic projection to the cerebral cortex. Exp Neurol (1996); 138: 1-14. Dori I, Dinopoulos A, Parnavelas JG. The developement of the synaptic organization of 342 Bibliografía the serotonergic system differs in brain areas with different functions. Exp Neurol (1998); 154: 113-125. Duncan AJ, Heales SJ. Nitric oxide and neurological disorders. Mol Aspects Med (2005); 26 (1-2): 67-96. Druse MJ, Paul LH. Effects of in utero ethanol exposure on serotonin uptake in cortical regions. Alcohol (1989); 5 (6): 455-459. Druse MJ, Kuo A, Tajuddin N. Effects of in utero ethanol exposure on the developing serotonergic system. Alcohol Clin Exp Res (1991); 15 (4): 678-684. Dym M. Sistema reproductor masculino. En: Weiss L: Histología. Biología celular y tisular. 5ta edición. Buenos Aires. El Ateneo. 1986; pp 910-958. Ebels EJ. Dark neurons. A significant artifact: the influence of the maturational state of neurons on the occurrence of the phenomenon. Acta Neuropathol (Berlin) (1975); 33: 271273. Eng LF, Ghirnikar RS. GFAP and astrogliosis. Brain Pathology (1994); 4: 229-237. Famy C, Streissguth AP, Unis AS. Mental illness in adults with fetal alcohol syndrome or fetal alcohol effects. Am J Psychiatry (1998); 155: 552-554. Fawcett J, Kravitz HM, McGuire M, Easton M, Ross J, Pisani V, Fogg LF, Clark D, Whitney M, Kravitz G, Javaid J, Teas G. Pharmacological treatments for alcoholism: revisiting lithium and considering buspirone. Alcohol Clin Exp Res (2000); 24 (5): 666-674. Fellin T, Carmignoto G. Neuron-to-astrocyte signalling in the brain represents a distinct multifunctional unit. J Physiol (2004); 559 (1): 3-15. Ferguson PL, Shaw GS. Role of the N-terminal helix I for dimerization and stability of the calcium-binding protein S100B. Biochemistry (2002); 41: 3637-3646. Flax MH, Tisdale WA. An electron microscopic study of alcoholic hyalin. Am J Pathol (1964); 44 (3): 441-453. Flechsig PE. Cerebro y Alma (Gehirn und Seele). Traducción del Discurso del Rectorado y sus Notas aclaratorias con comentarios de los Dres. Diego L. Outes y Edgardo Gonzalez; prologado por el Dr. Juan Carlos Goldar. Edición de los traductores, Buenos Aires. 1988; 94 pp. [Título original de la obra: Flechsig, PE. Gehirn und Seele. Rede, gehalten am 31. October 1894 in der Universitätskircher zu Leipzig. Leipzig: Veit & Co. 1896.] Fletcher TL, Shain W. Ethanol-induced changes in astrocyte gene expression during rat central nervous system development. Alcohol Clin Exp Res (1993); 17 (5): 993-1001. 343 Bibliografía Flores V, Sato M, Ríos H. Bases biológicas del desarrollo del sistema nervioso. En: Flores V y col. (eds). Actualizaciones en biología del desarrollo. Lopez Libreros, Buenos Aires. 1988; pp 41-57. Frazer A, Hensler JG. Serotonin receptors. En: Siegel GJ, Agranoff BW, Fisher SK, Albers RW, Uhler MD (eds). Basic Neurochemistry. molecular, cellular and medical aspects. 6th ed. Lippincot-Raven, New York. 1999. Freund G. Alcohol withdrawal syndrome in mice. Arch Neurol (1969); 21: 315-320. Frezza M, Di Padova C, Pozzato G, Terpin M, Baraona E, Lieber CS. High blood ethanol levels in women. The role of decreased gastric alcohol dehydrogenase activity and first-pass metabolism. N Engl J Med (1990); 322 (2): 95-99. Galineau L, Kodas E, Guilloteau D, Vilar M-P, Chalon S. Ontogeny of the dopamine and serotonin transporters in the rat brain: an autoradiographic study. Neurosci Lett (2004); 363: 266-271. Gallyas F, Güldner FH, Zoltay G, Wolff JR. Golgi-like demonstration of “dark” neurons with an argyrophil III method for experimental neuropathology. Acta Neuropathol (1990); 79 (6): 620-628. Gallyas F, Zoltay G, Dames W. Formation of “dark” (argyrophilic) neurons of various origins proceeds with a common mechanism of biophysical nature (a novel hypothesis). Acta Neuropathol (1992); 83: 504-509. Gallyas F, Farkas O, Mázló M. Gel-to-gel phase transition may occur in mammalian cells: mechanism of formation of “dark” (compacted) neurons. Biol Cell (2004); 96: 313324. Gallyas F, Pál J, Farkas O, Dóczi T. The fate of axons subjected to traumatic ultrastructural (neurofilament) compaction: an electron-microscopic study. Acta Neuropathol (2006a); 111: 229-237. García-Verdugo JM, Doetsch F, Wichterle H, Lim AD, Álvarez-Buylla A. Architecture and cell types of the adult subventricular zone: in search of the stem cells. J Neurobiol (1998); 36 (2): 234-248. Gartside SE, McQuade R, Sharp T. Acute effects of 3,4-methylenedioxymetamphetamine (MDMA) on 5HT cell firing and release: comparison between dorsal and median raphe 5HT system. Neuropharmacology (1997); 36: 1697-1703. Gerlach M, Blum-Degen D, Ransmayr G, Leblhuber F, Pedersen V, Riederer P. Expression, but not activity, of neuronal nitric oxide synthase is regionally increased in the alcoholic brain. Alcohol Alcohol (2001); 36 (1): 65-69. 344 Bibliografía Goldar JC. Cerebro límbico y psiquiatría. Ed. Salerno, Buenos Aires. 1975. 95 pp. Goldar JC, Outes DL. Fisiopatología de la desinhibición instintiva. Acta psiquiat psicol Amér Lat (1972); 18: 177-185. Goldar JC, Rojas D, Outes M. Un modelo neurobiológico de la mente. Acta psiquiat psicol Amér Lat (1993); 39 (1): 33-44. Golden J. Message in a bottle. The making of fetal alcohol syndrome. Harvard University Press, Boston. 2005. Pp 232. Goldstein DB, Pal N. Alcohol dependence produced in mice by inhalation of ethanol: grading the withdrawal reaction. Science (1971); 172 (980): 288-290. Gómez LA, Brusco A, Pecci Saavedra J. Immunocytochemical study of S-100 positive glial cells in the brainstem and spinal cord of the rat embryo. Int J Dev Neurosci (1990); 8 (1): 55-64. Goodlett CR, Marcussen BL, West JR. A single day of alcohol exposure during the brain growth spurt induces brain weight restriction and cerebellar Purkinje cell loss. Alcohol (1990); 7 (2): 107-114. Goodlett CR, Leo JT, O’Callaghan JP, Mahoney JC, West JR. Transient cortical astrogliosis induced by alcohol exposure during the neonatal brain growth spurt in rats. Dev Brain Res (1993); 72 (1): 85-97. Graveland GA, DiFiglia M. The frequency and distribution of medium-sized neurons with indented nuclei in the primate and rodent neostriatum. Brain Res (1985); 327 (1-2): 307311. Gray R, Henderson J. Report to the Department of Health: Review of the fetal effects of prenatal alcohol exposure. (2006) National Perinatal Epidemiology Unit, University of Oxford, UK. 127 pp. (Accesible en: http://www.npeu.ox.ac.uk/downloads/reports/alcohol-report.pdf). Guillemot F. Cellular and molecular control of neurogenesis in the mammalian telencephalon. Curr Op Cell Biol (2005); 17: 639-647. Hajnal A, Lénárd L, Czurkó A, Sándor P, Karádi Z. Distribution and time course of appearance of “dark” neurons and EEG activity after amygdaloid kainate lesion. Brain Res Bull (1997); 43 (2): 235-243. Halliday G, Ellis J, Heard R, Caine D, Harper CG. Brainstem serotonergic neurons in chronic alcoholics with and without the memory impairment of Korsakoff’s psychosis. J Neuropathol Exp Neurol (1993); 52 (6): 567-579. 345 Bibliografía Halliday G, Baker K, Harper CG. Serotonin and alcohol-related brain damage. Metab Brain Dis (1995); 10 (1): 25-30. Ham AW, Cormack DH. Tratado de Histología. 8va ed. Interamericana, México. 1986. 1079 pp. Hammerschlag R, Cyr JL, Brady ST. Axonal transport and the neuronal cytoskeleton. En: Siegel GJ, Agranoff BW, Albers RW, Molinoff PB (eds.). Basic neurochemistry: molecular, cellular and medical aspects. 5th ed. Raven Press, New York. 1994. Pp 545-571. Hatten ME. Central nervous system neuronal migration. Annu Rev Neurosci (1999); 22:511-539. Heath DB. Perspectivas socioculturales del alcohol en América Latina. Acta Psiquiat Psicol Amer Lat (1974); 20: 99-111. Hedlund L, Wahlström G. Buspirone as an inhibitor of voluntary ethanol intake in male rats. Alcohol Alcohol (1996); 31 (2): 149-156. Heil SH, Subramanian MG. Alcohol and the hormonal control of lactation. Alcohol Health & Res World (1998); 22 (3): 178-184. Herregodts P, Velkeniers B, Ebinger G, Michotte Y, Vanhaelst L, Hooghe-Peters E. Development of monoaminergic transmitters in fetal and postnatal rat brain: analysis by HPLC with electrochemical detection. J Neurochem (1990); 55: 774-779. Herrera DG, Yagüe AM, Johnsen-Soriano S, Bosch-Morell F, Collado-Morente L, Muriach M, Romero FJ, García-Verdugo JM. Selective impairment of hippocampal neurogenesis by chronic alcoholism: protective effects of an antioxidant. Proc Nat Acad Sci USA (2003); 100 (13):7919-7924. Hib J. Embriología médica. 3era ed. El Ateneo, Buenos Aires. 1986. 317 pp. Hill EM, Stoltenberg SF, Burmeister M, Closser M, Zucker RA. Potential associations among genetic markers in the serotonergic system and the antisocial alcoholism subtype. Exp Clin Psychopharmacol (1999); 7: 103-121. Hobbs WR, Rall TW, Verdoorn TA. Hipnóticos y sedantes; etanol. En: Hardman JG, Limbird LE, Molinoff PB, Ruddon RW, Goodman Gilman A. Goodman y Gilman. Las bases farmacológicas de la terapéutica. 9na ed. McGraw-Hill Interamericana, México. 1996. Cap. 17: pp 385-422. Hoffman PN, Cleveland DW. Neurofilament and tubulin expression recapitulates the developmental program during axonal regeneration: induction of a specific beta-tubulin isotype. Proc Natl Acad Sci USA (1988); 85: 4530-4533. 346 Bibliografía Hoffman PN, Cleveland DW, Griffin JW, Landes PW, Cowan NJ, Price DL. Neurofilament gene expression: a major determinant of axonal caliber. Proc Natl Acad Sci USA (1987); 84: 3472-3476. Hoyme HE, May PA, Kalberg WO, Kodituwakku P, Gossage JP, Trujillo PM, Buckley DG, Miller JH, Aragón AS, Khaole N, Viljoen DL, Jones KL, Robinson LK. A practical clinical approach to diagnosis of fetal alcohol spectrum disorders: clarification of the 1996 Institute of Medicine criteria. Pediatrics (2005); 115: 39-47. Hu JK, Castets F, Guevara JL, van Eldik LJ. S100$ stimulates inducible nitric oxide synthase activity and mRNA levels in rat cortical astrocytes. J Biol Chem (1996); 271 (5): 2543-2547. Hu J, Ferreira A, Van Eldik LJ. S-100$ induces neuronal cell death through nitric oxide release from astrocytes. J Neurochem (1997); 69 (6):2294-2301. Hu JK, Laurer HL, Raghupathi R, Helfaer MA, Saatman KE. Rapid loss and partial recovery of neurofilament immunostaining following focal brain injury in mice. Exp Neurol (2002); 175: 198-208. Hu JK, Van Eldik LJ. S100$ induces apoptotic cell death in cultured astrocytes via nitric oxide-dependent pathway. Biochim Biophys Acta (1996); 1313 (3): 239-245. Hu JK, Van Eldik LJ. Glial-derived proteins activate cultured astrocytes and enhance $amyloid-induced glial activation. Brain Res (1999); 842: 46-54. Hubel DH. El cerebro. En: El cerebro. Libros de Investigación y Ciencia. Ed. Labor, Barcelona. 1981. Cap.1: pp 11-21. Huttunen HJ, Fages C, Rauvala H. Receptor for advanced glycation end products (RAGE)-mediated neurite outgrowth and activation of NF-6B require the cytoplasmic domain of the receptor but different downstream signaling pathways. J Biol Chem (1999); 274 (28): 19919-19924. Iizuka H, Sakatani K, Young W. Selective cortical neuronal damage after middle cerebral artery occlusion in rats. Stroki (1989); 20: 1516-1523. Ikeda M, Komiyama T, Sato I, Himi T, Murota S. Neuronal nitric oxide synthase is resistant to ethanol. Life Sci (1999); 64 (18): 1623-1630. Ikonomidou C, Brittigau P, Ishimaru MJ, Wozniak DF, Koch C, Genz K, Price MT, Stefovska V, Horster F, Tenkova T, Dikranian K, Olney JW. Ethanol-induced apoptotic neurodegeneration and fetal alcohol syndrome. Science (2000); 287: 1056-1060. Ishida K, Shimizu H, Hida H, Urakawa S, Ida K, Nishino H. Argyrophilic dark neurons represent various states of neuronal damage in brain insults: some come to die and others 347 Bibliografía to survive. Neuroscience (2004); 125: 633-644. Islam N, Moriwaki A, Hattori Y, Hori Y. Appearance of dark neurons following anodal polarization in the rat brain. Acta Med Okayama (1994); 48 (3): 123-130. Jacobs BL, Fornal CA. Serotonin and behavior. A general hipothesis. En: Bloom FE, Kupfer DJ (eds.). Psychopharmacology. The fourth generation of progress. Raven Press, New York. 1995. Pp. 461-469. Jacobson SW. Assessing the impact of maternal drinking during and after pregnancy. Alcohol Health & Res World (1997); 21 (3): 199-203. Jacobson JL, Jacobson SW. Drinking moderately and pregnancy. Effects on child development. Alcohol Res & Health (1999); 23 (1): 25-30. Jakob C, Pedace EA. Estudio anátomopatológico de la esquizofrenia. Rev Asoc Méd Arg (1938); 52: 326-334. Jessell TM, Sanes JR. The induction and patterning of the nervous system. En: Kandel ER, Schwartz JH, Jessell TM (eds). Principles of neural science. 4th ed. McGraw-Hill, New York. 2000. Pp 1019-1040. Jessell TM, Schacher S. Control of cell identity. En: Kandel ER, Schwartz JH, Jessell TM (eds). Principles of neural science. 3rd ed. Elsevier, New York. 1991; pp 887-907. Johnson MD, Ma PM. Localization of NAPH diaphorase activity in monoaminergic neurons of the rat brain. J Comp Neurol (1993); 332 (4): 391-406. Jones EG, Cowan WM. Tejido nervioso. En: Weiss L (ed.) Histología. Ed. El Ateneo, Buenos Aires. 1986. Cap. 8: pp 258-337. Jones KL, Smith DW. Recognition of the fetal alcohol syndrome in early infancy. Lancet (1973), 2: 999-1001. Jones KL, Smith DW, Ulleland CN, Streissguth AP. Pattern of malformation in offspring of chronic alcoholic mothers. Lancet (1973); 1: 1267-1271. Jortner BS. Neuropathological assessment in acute neurotoxic states. The “dark” neuron. JMedCBRDef (2005); 3: 1-5. Jortner BS. The return of the dark neuron. A histological artifact complicating contemporary neurotoxicologic evaluation. Neurotoxicology (2006); 27 (4): 628-634. Juraska JM, Markham JA. The cellular basis for volume changes in the rat cortex during puberty: white and gray matter. Ann NY Acad Sci (2004); 1021: 431-435. 348 Bibliografía Kaehler ST, Singewald N, Sinner C, Philippu A. Nitric oxide modulates the release of serotonin in the rat hypothalamus. Brain Res (1999); 835 (2): 346-349. Kandel ER. Nerve cells and behavior. En: Kandel ER, Schwartz JH, Jessell TM (eds). Principles of neural science. 3rd ed. Elsevier, New York. 1991; pp 18-32. Kandel ER, Schwartz JH, Jessell TM. Elementary interactions between neurons: synaptic transmission. En: Kandel ER, Schwartz JH, Jessell TM (eds). Principles of neural science. 3rd ed. Elsevier, New York. 1991; pp 908-928. Kang SS, Cole M, Lee S, Rivier C. Development of individual alcohol inhalation chambers for mice: validation in a model of prenatal alcohol. Alcohol Clin Exp Res (2004); 28 (10): 1549-1556. Karolewicz B, Paul IA, Antkiewicz-Michaluk L. Effects of NOS inhibitor on forced swim test and neurotransmitters turnover in the mouse brain. Pol J Pharmacol (2000); 53 (6): 587-596. Karp G. Biología celular y molecular. Conceptos y experimentos. 4ª ed. McGraw-HillInteramericana, México. 2006. 899 pp. Kelly SJ, Day N, Streissguth AP. Effects of prenatal alcohol exposure on social behavior in humans and other species. Neurotoxicol Teratol (2000); 22: 143-149. Kim J-A, Druse MJ. Protective effects of maternal buspirone treatment on serotonin uptake sites in ethanol-exposed offspring. Dev Brain Res (1996); 190-198. Kim J-A, Gillespie RA, Druse MJ. Effects of maternal ethanol consumption and buspirone treatment on 5-HT1A and 5-HT2A receptors in offspring. Alcohol Clin Exp Res (1997); 21 (7): 1169-1178. Kircaldie MTK, Dickson TC, King CE, Grasby D, Riederer BM, Vickers JC. Neurofilemnt triplet proteind are restricted to a subset of neurons in the rat neocortex. J Chem Neuroanat (2002); 24: 163-171. Kiss JP, Vizi S.Nitric oxide: a novel link between synaptic and nonsynaptic transmission. Trends Neurosci (2001); 24 (4); 211-215. Kleist K. Gehirnpathologie vornehmlich auf Grund der Kriegserfahrungen. Barth, Leipzig.1931. Koch OR, Gamboni M. Alteraciones ultraestructurales de las mitocondrias del hígado en alcoholistas sin enfermedad hepática. Análsis estereológico. Medicina (Buenos Aires) (1977); 37: 351-357. Koch OR, Roatta de de Conti LL, Pacheco Bolaños L, Bugari G, Stoppani AOM. 349 Bibliografía Alteraciones morfo-funcionales de las mitocondrias hepáticas en ratas tratadas crónicamente con alcohol. Regresión con la abstinencia. Medicina (Buenos Aires) (1977); 37: 21-32. Korsakoff SS. Über eine besondere Form psychiser Störung kombiniert mit multipler Neuritis. Arch für Psych und Nerv (1890); 21: 669-704. [Sobre una forma especial de trastorno psíquico en combinación con neuritis múltiple]. Kostowski W, Dyr W. Effects of 5-HT1A receptor agonists on ethanol preference in the rat. Alcohol (1992); 9 (4): 283-286. Kövesdi E, Pál J, Gallyas F. The fate of “dark” neurons produced by transient focal cerebral ischemia in a non-necrotic and non-excitotoxic environment: neurobiological aspects. Brain Res (2007); 1147: 272-283. Krieg WJS. Connections of the cerebral cortex. I. The albino rat. A. Topography of the cortical areas. J Comp Neurol (1946a); 84 (3): 221-275. Krieg WJS. Connections of the cerebral cortex. I. The albino rat. B. Structure of the cortical areas. J Comp Neurol (1946b); 84 (3): 277-323. Kriegstein A, Götz M. Radial glia diversity: a matter of cell fate. Glia (2003); 43: 37-43. Kuhn DM, Arthur Jr R. Molecular mechanism of the inactivation of tryptophan hydroxylase by nitric oxide: attack on critical sulphydryls that spare the enzyme iron center. J Neurosci 17 (1997); 17 (19): 7245-7251. Kuhn DM, Geddes TJ. Peroxynitrite inactivates tryptophan hydroxylase via sulfhydryl oxidation. J Biol Chem (1999); 274 (42): 29726-29732. Lane BP, Lieber CS. Ultrastructural alterations in human hepatocytes following ingestion of ethanol with adequate diets. Am J Pathol (1966); 49 (4): 593-603. Laporte A, McKee T, Lisakowski Z, Chudley AE, Conry J. Fetal alcohol spectrum disorder. FASD guide for police officers. Royal Canadian Mounted Police, Ontario. 2002. Pp 34. Lauder JM. Ontogeny of the serotoninergic system in the rat: serotonin as a developmental signal. Ann NY Acad Sci (1990); 600: 297-313. Lauder JM, Krebs H. Serotonin as a differentiation signal in early embryogenesis. Dev Neurosci (1978); 1: 15-30. Leavitt BR, Hernit-Grant GS, Macklis JD. Mature astrocytes transform into transitional radial glia within adult mouse neocortex that supports directed migration of transplanted immature neurons. Exp Neurol (1999); 157: 43-57. 350 Bibliografía Leclerc E, Fritz G, Weibel M, Heizmann CW, Galichet A. S100B and S100A6 differentially modulate cell survival by interacting with distinct RAGE (receptor for advanced glycation end products) immunoglobulin domains. J Biol Chem (2007); 282 (43): 31317-31331. Lee MK, Cleveland DW. Neuronal intermediate filaments. Annu Rev Neurosci (1996); 19: 187-217. Lee KJ, Jessell TM. The specification of dorsal cell fates in the vertebrate central nervous system. Annu Rev Neurosci (1999); 22: 261-294. Lehninger AL. Principios de bioquímica. Ediciones Omega, Barcelona. 1986. Cap. 26: Nutrición humana; pp 753-789. Lemoine P. Historique des embryo-foetopathies alcooliques. J FAS Int (2003); 1: e2. (I) (se puede consultar en: http://www.motherisk.org/JFAS_documents/Historique.pdf). Lemoine P, Harousseau H, Borteyru J-P, Menuet J-C. Les enfants de parents alcooliques. Anomalies observées. A propos de 127 cas. l’Ouest Medical (1968); 21: 476482. Lewis CE. Neurochemical mechanisms of chronic antisocial behavior (psychopathy). A literature review. J Nerv Ment Dis (1991); 179: 720-727. Lewis DA. Development of the prefrontal cortex during adolescence: insights into vulnerable neural circuits in schizophrenia. Neuropsychopharmacology (1997); 16 (6): 385398. Liberatore GT, Jackson-Lewis V, Vukosavic S, Mandir AS, Vila M, McAuliffe WG, Dawson VL, Dawson TM, Przedborski S. Inducible nitric oxide synthase stimulates dopaminergic neurodegeneration in the MPTP model of Parkinson disease. Nat Med (1999); 5 (12): 1403-1409. Lieber CS. Alcohol and the liver: metabolism of alcohol and its role in hepatic and extrahepatic diseases. Mount Sinai J Med (2000); 67 (1): 84-94. Lieber CS, DeCarli LM. Fatty liver in the rat after prolonged intake of ethanol with a nutritionally adequate new liquid diet. J Nutrition (1967); 91 (3): 331-336. Lieber CS, DeCarli LM. Animal models of ethanol dependence and liver injury in rats and baboons. Fedederation Proc (1976); 35 (5): 1232-1236. Lieber CS, DeCarli LM. Animal models of chronic ethanol toxicity. Meth Enzymol (1994); 233: 585-594. Lieber CS, DeCarli LM. Lieber-DeCarli liquid diet for alcohol-induced liver injury in rats. 351 Bibliografía En: Hall P de la M, Lieber CS, DeCarli LM, French SW, Lindros KO, Järveläinen H, Bode C, Parlessak A, Bode C. Models of alcohol liver disease in rodents: a critical evaluation. Alcohol Clin Exp Res (2001); 25 (s1); 254S-261S. Lieber CS, DeCarli LM, Rubin E. Sequential production of fatty liver, hepatitis, and cirrhosis in sub-human primates fed ethanol with adequate diets. Proc Natl Acad Sci USA (1975); 72 (2): 437-441. Lidow MS, Rakic P. Neurotransmitter receptors in the proliferative zones of the developing primate occipital lobe. J Comp Neurol (1995); 360 (3): 393-402. Litt MD, Cooney NL. Inducing craving for alcohol in the laboratory. Alcohol Res & Health (1999); 23 (3): 174-178. Little RE, Anderson KW, Erwin CH, Worthington-Roberts B, Clarren SK. Maternal alcohol use during breast-feeding and infant mental and motor development at one year. N Engl J Med (1989); 321: 425-430. Livy DJ, Parnell SE, West JR. Blood ethanol concentration profiles: a comparison between rats and mice. Alcohol (2003); 29: 165-171. Loidl CF, Capani F, López-Costa JJ, Selvín-Testa A, López EM, Goldstein J, Pecci Saavedra J. Short-term changes in NADPH-diaphorase reactivity in rta brain following perinatal asphyxia. Neuroprotective effects of cold treatment. Mol Chem Neuropathol (1997); 31 (3): 301-316. Lois C, García-Verdugo JM, Álvarez-Buylla A. Chain migration of neuronal precursors. Science (1996); 27(5251):978-981. Lovinger DM. The role of serotonin in alcohol’s effects on the brain. Curr Separations (1999); 18: 23-28. Lu YF, Kandel ER, Hawkins RD. Nitric oxide signaling contributes to late-phase LTP and CREB phosphorylation in the hippocampus. J Neurosci (1999); 19 (23): 10250-10261. Lumsden A, Krumlauf R. Patterning the vertebrate neuraxis. Science (1996); 274: 11091115. Maes M, Meltzer HY. The serotonin hypothesis of major depression. En: Bloom FE, Kupfer D(eds): Psychopharmacology: the fourth generation of progress. Raven Press, New York. 1995. Pp: 933-944. Magistretti PJ, Ransom BR. Astrocytes. En: Davis KL, Charney D, Coyle JT, Nemeroff C (eds). Neuropsychopharmacology: the fifth generation of progress. Lippincott Williams and Wilkins, New York. 2002. Ch 10: pp 133-145. 352 Bibliografía Magnan JJV. Étude expérimentale et clinique sur l’alcoolisme. Alcool et absinthe. Épilepsie absinthique. Renou et Maulde, Paris. 1871; pp 47. Magnan JJV. On the comparative action of alcohol and absinthe. Lancet (1874); 104 (2664): 410-412. Maier SE, West JR. Drinking patterns and alcohol-related birth defects. Alcohol Res & Health (2001); 25 (3): 168-174. Majchrowicz E. Induction of physical dependence upon ethanol and the associated behavioral changes in rats. Psychopharmacologia (1975); 43: 245-254. Mantere T, Tupala E, Hall H, Särkioja T, Räsänen P, Bergström K, Callaway J, Tiihonen J. Serotonin transporter distribution density in the cerebral cortex of alcoholic and nonalcoholic comparison subjects: a whole-hemisphere autoradiography study. Am J Psychiatry (2002); 159 (4): 599-606. Marchiafava E, Bignami A. Sopra una alterazione del corpo calloso osservata in soggeti alcoolisti. Rivista de Patologia Nervosa e Mentale (1903); 8, 544-549. [Sobre una alteración del cuerpo calloso observada en sujetos alcohólicos]. Marín O, Rubenstein LR. A long, remarkable journey: tangential migration in the telencephalon. Nat Rev Neurosci (2001); 2: 780-790. Marín-Padilla M. Cajal-Retzius cells and the development of the neocortex. Trends Neurosci (1998); 21:64-71. Markwiese BJ, Acheson SK, Levin ED, Wilson WA, Swartzwelder HS. Differential effects of ethanol on memory in adolescent and adult rats. Alcohol Clin Exp Res (1998); 22 (2): 416-421. Martin JH. Neuroanatomía. 2ª edición. Prentice Hall, Madrid. 1998. 528 pp. Martin JH, Jessell TM. Development as a guide to the regional anatomy of the brain. En: Kandel ER, Schwartz JH, Jessell TM (eds). Principles of neural science. 3rd ed. Elsevier, New York. 1991; pp 296-308. Mathern GW, Babb TL, Armstrong DL. Hippocampal sclerosis. En: Engel Jr J, Pedley TA (eds). Epilepsy: A comprehensive textbook. Lippincot-Raven, Philadelphia. 1997. Pp 133-155. Mathewson AJ, Berry M. Observations on the astrocyte response to a cerebral stab wound in adult rats. Brain Res (1985); 327: 61-69. Mattson SN, Riley EP, Delis DC, Stern C, Jones KL. Verbal learning and memory in children with fetal alcohol syndrome. Alcohol Clin Exp Res (1996); 20: 810-816. 353 Bibliografía Mattson SN, Schoenfeld AM, Riley EP. Teratogenic effects of alcohol on brain and behavior. Alcohol Res & Health (2001); 25 (3): 185-191. May PA, Gossage P. Estimating the prevalence of fetal alcohol syndrome. A summary. Alcohol Res & Health (2001); 25 (3): 159-167. Mayer DJ, Mao J, Holt J, Price DD. Cellular mechanism of neuropathic pain, morphine tolerance, and their interactions. Proc Natl Acad Sci USA (1999); 96: 7731-7736. Mayes PA. Transporte y almacenamiento de lípidos. En: Murray RK, Granner DK, Mayes PA, Rodwell VW. Bioquímica de Harper. 12da ed. El Manual Moderno, México. 1992. Cap. 27: pp 235-250. McCarthy MM, Amateau SK, Mong JA. Steroid modulation of astrocytes in the neonatal brain: implications for adult reproductive function. Biol Reprod (2002); 67: 691-698. Mennella JA. Alcohol’s effect on lactation. Alcohol Res & Health (2001); 25 (3): 230-234. Mennella JA, Beauchamp GK. The transfer of alcohol to human milk.Effects on flavor and the infant’s behavior. New Engl J Med (1991); 325 (14): 981-985. Miller MW. Effects of alcohol on the generation and migration of cerebral cortical neurons. Science (1986); 233: 1308-1311. Miller MW, Spear LP. The alcoholism generator. Alcohol Clin Exp Res (2006); 30 (9): 1466-1469. Miller MW, Robertson S. Prenatal exposure to ethanol alters the postnatal development and transformation of radial glia to astrocytes in the cortex. J Comp Neurol (1993); 337 (2): 253-266. Miller MW, Astley SJ, Clarren SK. Number of axons in the corpus callosum of the mature macaca nemestrina: increases caused by prental exposure to ethanol. J Comp Neurol (1999); 412: 123-131. Mitten R. Fetal alcohol spectrum disorders and the justice system. En: Commission on First Nations and Métis Peoples and Justice Reform. Final report. Section 9, Vol. II. Regina, SK; Canada. 2004. Mischel PS, Vinters HV. Neuropathology of developmental disorders associated with epilepsy. En: Engel J, Pedley TA (eds). Epilepsy: A comprehensive textbook. Philadelphia, Lippincot-Raven. 1998; pp 119-132. Molina JC, Spear NE, Spear LP, Mennella JA, Lewis MJ. The International Society for Developmental Psychobiology 39th Annual Meeting Symposium: Alcohol and Development: Beyond Fetal Alcohol Syndrome. Dev Psychobiol (2007): 49 (3): 227-242. 354 Bibliografía Monk CS, Webb SJ. Prenatal neurobiological development: molecular mechanism and anatomical change. Dev Neuropsychol (2001); 19 (2): 211-236. Monti PM, Miranda Jr R, Nixon K, Sher KJ, Swartzwelder HS, Tapert SF, White A, Crews FT. Adolescence: booze, brains, and behavior. Alcohol Clin Exp Res (2005); 29 (2): 207-220. Morel BA. Traité des dégénéréscences physiques, intellectuelles et morales de l’espèce humaine et des causes qui produisent ces variétés maladives. J. B. Baillière, Paris. 1857. 700 pp. Morel BA. Traité des maladies mentales. Masson, Paris. 1860. Pp 866. Moreno-López B, Romero-Grimaldi C, Noval JA, Murillo-Carretero M, Matarredona ER, Estrada C. Nitric oxide is a physiological inhibitor of neurogenesis in the adult mouse subventricular zone and olfactory bulb. J Neurosci (2004); 24 (1): 85-95. Mountcastle VB. Modality and topographic properties of single neurons of cat’s somatic sensory cortex. J Neurophysiol (1957); 20 (4): 408-434. Moyano BA. Demencia senil y demencias preseniles. Tesis de Doctorado. Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Acta Nº 4686. Buenos Aires, 1933. 84 pp. Muramatsu K, Fukuda A, Togari H, Wada Y, Nishino H. Vulnerability to cerebral hypoxic-ischemic insult in neonatal but not in adult rats is in parallel with disruption of the blood-brain barrier. Stroke (1997); 28 (11): 2281-2289. Naasila M, Pierrefiche O, Beaugé FJ, Sébire N, Daoust M. Chronic ethanol exposure differentially regulates NOS1 mRNA levels depending on rat brain area. Neurosci Lett (2003); 338; 221-224. Nedergaard M. Neuronal injury in the infarct border: a neuropathological study in the rat. Acta Neuropathol (Berlin) (1989); 73: 267-274. Nedergaard M, Ransom B, Goldman SA. New roles for astrocytes: redefining the functional architecture of the brain. Trends Neurosci (2003); 26 (10): 523-530. Neeper M, Schmidt AM, Brett J, Yan SD, Wang F, Pan Y-CE, Elliston K, Stern D, Shaw A. Cloning and expression of a cell surface receptor for advanced glycosylation end products of proteins. J Biol Chem (1992); 267 (21): 14998-15004. Nietzsche F. Introducción teorética sobre la verdad y la mentira en el sentido extramoral. En: Obras Completas. Tomo 1: Escritos Póstumos. Editorial Aguilar, Buenos Aires. 1951. Nixon K, Crews FT. Binge ethanol exposure decreases neurogenesis in adult rat hippocampus. J Neurochem (2002); 83: 1087-1093. 355 Bibliografía Nixon K, Crews FT. Temporally specific burst in cell proliferation increases hippocampal neurogenesis in protracted abstinence from alcohol. J Neurosci (2004); 24: 9714-9722. Nixon RA, Sihag RK. Neurofilament phosphorilation: a new look at regulation and function. Trends Neurosci (1991); 14: 501-506. Nurmi M, Kiianmaa K, Sinclair JD. Brain ethanol levels after voluntary ethanol drinking in AA and Wistar rats. Alcohol (1999); 19 (2): 113-118. Oberheim NA, Wang X, Goldman S, Nedergaard S. Astrocityc complexity distinguishes the human brain. Trends Neurosci (2006); 29 (10): 547-553. Ojeda SR, Urbanski HF. Puberty in the rat. En: Knobil E, Neill JD (eds.), The physiology of reproduction. 2nd ed, Raven Press, New York. 1994. Vol. II, pp. 363-409. O’Leary DDM, Schlaggar BL, Tuttle R. Specifications of neocortical areas and thalamocortical connections. Ann Rev Neurosci (1994); 17: 419-439. Onizuka K, Fukuda A, Kunimatsu M, Kumazaki M, Sasaki M, Takaku A, Nishino H. Early cytopathic features in rat ischemia model and reconstruction by neural graft. Exp Neurol (1996); 137: 324-332. Ooigawa H, Nawashiro H, Fukui S, Otani N, Osumi A, Toyooka T, Shima K. The fate of Nissl-stained dark neurons following traumatic brain injury in rats: difference between neocortex and hippocampus regarding survival rate. Acta Neuropathol (2006); 112: 471481. Orlando JC. Enfermedad de Marchiafava-Bignami. Sobre la degeneración sistemática de las comisuras cerebrales en el alcoholismo crónico. Tesis de Doctorado. Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Buenos Aires, 1952. 61 pp. [Fue publicada en Neuropsiquiatría (1952); 3 (3-4): 97]. Osborne GL, Butler AC. Enduring effects of periadolescent alcohol exposure on passive avoidance performance in rats. Physiol Psychol (1983);11 (3): 205-2058. Outes DL. Franz Nissl (1860-1919) y el comienzo de la moderna citoarquitectura y patología de la corteza cerebral. Neuropsiquiatría y Salud Mental (Arg.) (1981); 12: 36-50. Outes DL, Estevez N. Sobre surcos y cirncunvoluciones del cerebro humano. Servicio médico de postgrado. Boehringer Ingelheim, Buenos Aires. 1987; 62 pp. Outes DL, Eurnekian A. Teodoro Meynert. En el centenario de su muerte (1892-1992). Edición de los autores, Buenos Aires. 1992. 184 pp. Outes DL, Funes J. La mielogénesis de Paul Flechsig. Edición de los autores, Buenos Aires. 1992; 143 pp. 356 Bibliografía Outes DL, González E. Introducción a la mielogénesis. En: Flechsig P. Cerebro y Alma (Gehirn und Seele). Traducción del Discurso del Rectorado y sus Notas aclaratorias con comentarios de los Dres. Diego L. Outes y Edgardo Gonzalez; prologado por el Dr. Juan Carlos Goldar. Buenos Aires, 1988; 94 pp. Osborne GL, Butler AC. Enduring effects of periadolescent alcohol exposure on passive avoidance performance in rats. Physiol Psychol (1983); 11 (3): 205-2058. Packer MA, Stasiv Y, Benraiss A, Chmielnicki E, Grinberg A, Westphal H, Goldman SA, Enikolopov G. Nitric oxide negatively regulates mammalian adult neurogenesis. Proc Natl Acad Sci USA (2003); 100 (16); 9566-9571. Papadopoulos MC, Lamb FJ, Moss RF, Davies DC, Tighe D, Bennett ED. Faecal peritonitis causes oedema and neuronal injury in pig cerebral cortex. Clinical Sci (1999); 96: 461-466. Parent A. Comparative anatomy of the serotoninergic systems. J Physiol (Paris) (1981); 77: 147-156. Paul LK, Brown WS, Adophs R, Tyszka JM, Richards LJ, Mukherjee P, Sherr EH. Agenesis of the corpus callosum: genetic, developmental and functional aspects of connectiviy. Nat Rev Neurosci (2007); 8: 287-299. Paxinos G, Watson C. The rat brain in stereotaxic coordinates. 6th edition. Academic Press. Amsterdam, 2007; 462 pp. Penland S, Hoplight B, Obernier J, Crews FT. The effects of nicotine on ethanol dependence and brain damage. Alcohol (2001); 24 (1): 45-54. Petersén Å, Gil J, Maat-Schiemann MLC, Björkvist M, Tanila H, Araújo I, Smith R, Popovic N, Wierup N, Norlén P, Li J-Y, Roos RAC, Sundler F, Mulder H, Brundin P. Orexin loss in Huntington’s disease. Human Mol Gen (2005); 14 (1): 39-47. Phung YT, Black SM. The synergistic action of ethanol and nerve growth factor in the induction of neuronal nitric oxide synthase. Alcohol Alcohol (1999); 34: 506-510. Pierce DR, West JR. Blood alcohol concentration: a critical factor for producing fetal alcohol effects. Alcohol (1986); 3 (4): 269-272. Pistis M, Muntoni AL, Gessa G, Diana M. Effects of acute, chronic ethanol and withdrawal on dorsal raphe neurons: electrophysiological studies. Neuroscience (1997); 79 (1): 171-176. Pohorecky LA. Stress and alcohol interaction: an updat of human research. Alcohol Clin Exp Res (1991); 15 (3): 38-59. 357 Bibliografía Putzke J, De Beun R, Schreiber R, De Vry J, Tölle TR, Zeglgänsberger W, Spanagel R. Long-term self-administration and alcohol withdrawal differentially modulate microtubule-associated protein 2 (MAP2) gene expression in the rat brain. Mol Brain Res (1998); 62: 196-205. Rafalowska J, Fidzia½ska A, Dziewulska D, Gadamski R, Ogonowska W, Grieb P. Progression of morphological changes within CNS in a transgenic rat model of familial amyotrophic lateral sclerosis. Folia Neuropathol (2006); 44 (3): 162-174. Rakic P. Specification of cerebral cortical areas. Science (1988); 241 (4862): 170-176. Rakic P. Developmental and evolutionary adaptations of cortical radial glia. Cerebral Cortex (2003a); 13: 541-549. Rakic P. Elusive radial glial cells: historical and evolutionary perspective. Glia (2003b); 43: 19-32. Rall TW. Hipnóticos y sedantes; etanol. En: Goodman Gilman A, Rall TW, Nies AS, Taylor P. Goodman y Gilman. Las bases farmacológicas de la terapéutica. 8va ed. Ed. Médica Panamericana, Buenos Aires. 1991. Cap. 17: pp 345-380. Ramón Cajal S. Textura del sistema nervioso del hombre y los vertebrados. Imprenta y Librería de Nicolás Moya, Madrid. 1899-1904. t. I: 566 pp.; t. II: 1209 pp. Ramón Cajal S. Sobre la degeneración y regeneración del sistema nervioso. Imprenta de Hijos de Nicolás Moya, Madrid. 1913. 2 tomos. Ramos AJ, Tagliaferro P, López EM, Pecci Saavedra J, Brusco A. Neuroglial interactions in a model of para-chlorophenylalanine-induced serotonin depletion. Brain Res (2000); 883:1-14. Ramos AJ, Tagliaferro P, López-Costa JJ, López EM, Pecci Saavedra J, Brusco A. Neuronal and inducible nitric oxide synthase immunoreactivity following serotonin depletion. Brain Res (2002); 958 (1): 112-121. Ramos AJ, Rubio MD, Defagot C, Hischberg L, Villar MJ, Brusco A. The 5-HT1A receptor agonist, 8-OH-DPAT, protects neurons and reduces astroglial reaction after ischemic damage caused by cortical devascularization. Brain Res (2004); 1030 (2): 201220. Rathbun WE, Druse MJ. Dopamine, serotonin and acid metabolites in brain regions from the developing offspring of ethanol-treated rats. J Neurochem (1985); 44: 57-62. Reeves RH, Yao J, Crowley MR, Buck S, Zhang X, Yarowsky P, Gearhart JD, Hilt DC. Astrocytosis and axonal proliferation in the hippocampus of S100b transgenic mice. Proc Natl Acad Sci USA (1994); 91: 5359-5363. 358 Bibliografía Reichman A, Corchón de Otero B, Wether C, Salomón A, de Majo SF. Manifestaciones clínicas en dos pacientes con el síndrome de alcoholismo fetal. Arch Arg Pediatr (1979); 77: 85-91. Reinberg A. Circadian changes in psychologic Neuropsychopharmacology (1999); 7: 149-156. effects of ethanol. Reynolds ES. The use of lead citrate at high pH as an electron-opaque stain in electron microscopy. J Cell Biol (1963); 17: 208-212. Rice D, Barone S. Critical periods of vulnerability for the developing nervous system: evidence from humans and animal models. Environ Health Perspect (2000); 108 (suppl 3): 511-533. Ridet JL, Malhotra SK, Privat A, Gage FH. Reactive astrocytes: cellular and molecualar cues to biological function. Trends Neurosci (1997); 20: 570-577. Rifas L, Towler DA, Avioli LV. Gestational exposure to ethanol suppresses msx2 expression in developing mouse embryos. Proc Natl Acad Sci USA (1997); 94 (14): 75497554. Rind HB, Russo AF, Whittemore SR. Developemental regulation of tryptophan hydroxylase messenger RNA expression and enzyme activity in the raphe and its target fields. Neurosci (1990); 101 (3): 665-677. Rossetti ZL, Crespi F. Inhibition of nitric oxide release in vivo by ethanol. Alcohol Clin Exp Res (2004); 28 (11): 1746-1751. Roskams AJ, Bredt DS, Dawson TM, Ronnett GV. Nitric oxide mediates the formation of synaptic connections in developing and regenerating olfactory receptor neurons. Neuron (1994): 13 (2): 289-299. Rouquette J. Influence de la toxicomanie alcoolique parental sur le développement physique & psychique des jeunes enfants. Université de Paris, Faculté de Médecine. Paris, 1957. [Thèse]. Pp 62. Rubenstein JLR, Shimamura K, Martínez S, Puelles L. Regionalization of the prosencephalic neural plate. Annu Rev Neurosci (1998); 21: 445-475. Rudnick G. Serotonin transporters - Structure and function. J Membr Biol (2006); 213: 101-110. Ryabinin AE, Cole M, Bloom FE, Wilson MC. Exposure of neonatal rats to alcohol by vapor inhalation demonstrates sepecificity of microcephaly and Purkinje cell loss but not astrogliosis. Alcohol Clin Exp Res (1995); 19 (3): 784-791. 359 Bibliografía Sadler TW. Langman. Embriología médica. 5ta ed. Editorial Médica Panamericana, Buenos Aires. 1986. 424 pp. Sánchez C, Díaz-Nido J, Ávila J. Phosphorilation of microtubule-associated protein 2 (MAP2) and its relevance for the regulation of the neuronal cytoskeleton function. Prog Neurobiol (2000); 61: 133-168. Sanchis Fortea M, Cuevas Badenes J, Sanchis Arnau MA. Enzimas del metabolismo del etanol: su posible contribución a la predisposición genética del alcoholismo. Adicciones (1999); 11 (2): 115-126. Santamaria-Kisiel L, Rintala-Dempsey AC, Shaw GS. Calcium-dependent and independent interactions of the S100 protein family. Biochem J (2006); 396: 201-214. Sari Y, Powrozek T, Zhou FC. Alcohol deters the outgrowth of serotoninergic neurons at midgestation. J Biomed Sci (2001); 8 (1): 119-125. Scheig R, Alexander NM, Klatskin G. Effects of prolonged ingestion of glucose or ethanol on tissue lipid composition and lipid biosynthesis in rat. J Lipid Res (1966); 7 (2): 188-196. Schmidt AM, Vianna M, Gerlach M, Brett J, Ryan J, Kao J, Esposito C, Hegarty H, Hurley W, Clauss M, Wang F, Pan Y-CE, Tsang TC, Stern D. Isolation and characterization of two binding proteins for advanced glycosylation end products from bovine lung which are present on the endothelial cell surface. J Biol Chem (1992); 267 (21): 14987-14997. Schmued LC, Stowers CC, Scallet AC, Xu L. Fluoro-Jade C results in ultra high resolution and contrast labeling of degenerating neurons. Brain Res (2005); 1035 (1): 2431. Schroeder E, Vogelgesang S, Popa-Wagner A, Kessler C. Neurofilament expression in the rat brain after cerebral infarction: effect of age. Neurobiol Aging (2003): 24: 135-145. Schuckit MA. Alcohol-related disorders. En: Kaplan HI, Sadock BJ. Comprehensive Textbook of Psychiatry. 6th ed. Williams and Wilkins, Baltimore. 1995; pp 775-791. Scotto C, Mely Y, Ohshima H, Garin J, Cochet C, Chambaz E, Baudier J. Cysteine oxidation in the mitogenic S100$ protein leads to changes in phosphorilation by catalityc CKII-" subunit. J Biol Chem (1998); 273 (7): 3901-3908. Segieth J, Pearce B, Fowler L, Whitton PS. Regulatory role of nitric oxide over hippocampal 5-HT release in vivo. Arch Pharmacol (2001); 363: 302-306. Seo DO, Rivier C. Interaction between alcohol and nitric oxide on ACTH release in the rat. Alcohol Clin Exp Res (2003); 27 (6): 989-996. 360 Bibliografía Setoguti T. Electron microscopic studies of the parathyroid gland of senile dogs. Am J Anat (1977); 148 (1): 65-83. Shepherd CE, McCann H, Thiel E, Halliday GM. Neurofilament-immunoreactive neurons in Alzheimer’s disease and dementia with Lewy bodies. Neurobiol Dis (2002); 9: 249-257. Sidman RL, Rakic P. Neuronal migration, with special reference to developing human brain: a review. Brain Res (1973); 62:1-35. Sihag RK, Inagaki M, Yamaguchi T, Shea TB, Pant HC. Role of phosphorilation on the structural dynamics and function of type III and IV intermediate filament. Exp Cell Res (2007); 313: 2098-2109. Slawecki CJ. Altered EEG responses to ethanol in adult rats exposed to ethanol during adolescence. Alcohol Clin Exp Res (2002); 26 (2): 246-256. Slawecki CJ, Roth J. Comparison of the onset of hipoactivity and anxiety-like behavior during alcohol withdrawal in adolescent and adult rats. Alcohol Clin Exp Res (2004); 28 (4): 598-607. Song H, Stevens CF, Gage FH. Astroglia induce neurogenesis from adult neural stem cells. Nature (2002); 417: 39-44. Sousa Dias G. Cóctel explosivo: noche, previas, tragos y boliches. Diario Clarin, sección Sociedad. Viernes, 17 de Octubre de 2008 (se puede acceder en: http://www.clarin.com/ /diario/2008/10/17/sociedad/s-01783146.htm). Spanagel R. Recent animal models of alcoholism. Alcohol Res & Health (2000); 24 (2): 124-131. Spear LP. Modeling adolescent development and alcohol use in animals. Alcohol Res Health (2000); 24 (2): 115-123. Spear LP. Adolescence and the trajectory of alcohol use. Introduction to Part IV. Ann NY Acad Sci (2004); 1021: 202-205. Spear NE, Molina JC. Fetal or infantil exposure to ethanol promotes ethanol ingestion in adolescence and adulthood: a theoretical review. Alcohol Clin Exp Res (2005); 29 (6): 909929. Sperandio S, de Belle I, Bredesen DE. An alternative, nonapoptotic form of programmed cell death. Proc Natl Acad Sci USA (2000); 97 (26): 14376-14381. Spielmeyer W. Histopathologie des nervensystems. Verlag von Julius Springer, Berlin. 1922. 493 pp. 361 Bibliografía Spohr H-L, Steinhausen H-C (eds). Alcohol, pregnancy and the developing child. Cambridge University Press, Cambridge. 1996. 3007 pp. Stade B, Clark K, D’Agostino D. Fetal alcohol spectrum disorders and homelessness. Training manual. FAS at street level. J FAS Int (2004); 2: e10 (106 pp). (Se puede acceder en: http://www.fasaware.co.uk/documentation_docs/FAS_Street_Level.pdf; también en http://www.motherisk.org/JFAS_documents/FAS_Street_Level.pdf). Steindler DA, Laywell ED. Astrocytes as stem cells: nomenclature, phenotype, and translation. Glia (2003); 43: 62-96. Stratton K, Howe C, Battaglia F (eds.). Fetal Alcohol Syndrome: Diagnosis, Epidemiology, Prevention, and Treatment. National Academy Press, Washington DC. 1996; 213 pp. (Accesible en http://www.nap.edu/catalog.php?record_id=4991). Sugaya K, Fukagawa T, Matsumoto K, Mita K, Takahashi E, Ando A, Inoko K, Ikemura T. Three genes in the human MHC class III region near the junction with the class II: gene for advanced glycosylation end products, PBX2 homeobox gene and a notch homolog, human counterpart of mouse mammary tumor gene int3. Genomics (1994); 23 (2): 408-419. Sugimoto Y, Yamada J, Yoshikawa T. A neuronal nitric oxide synthase inhibitor 7nitroindazole reduces the 5-HT1A receptor against 8-OH-DPAT-elicited hyperphagia in rats. Eur J Pharmacol (1999); 376 (1-2): 1-5. Sullik KK. Genesis of alcohol-induced craniofacial dysmorphism. Exp Biol Med (Maywood) (2005); 230 (6): 366-375. Sullivan WC. A note on the influence of maternal inebriety on the offspring. J Ment Sci (1899); 45: 489-503. Sundstrom E, Kolare S, Souverbie F, Samuelsson EB, Pschera H, Lunell NO, Seiger A. Neurochemical differentiation of human bulbospinal monoaminergic neurons during the first trimester. Dev Brain Res (1993); 75 (1): 1-12. Supèr H, Soriano E, Uylings HBM. The functions of the preplate in development and evolution of neocortex and hippocampus. Brain Res Rev (1998); 27:40-64. Szeto HH. Maternal-fetal pharmacokinetics: summary and future directions. En: Rapaka RS (ed) Membranes and barriers: targeted drug delivery. National Institute on Drug Abuse Research Monograph Series #154. NIH Publication, Rockville. 1995; pp 203-217. Tabakoff B, Hoffman PL. Animal models in alcohol research. Alcohol Res & Health (2000); 24 (2): 77-84. Tagliaferro P, Ramos AJ, López EM, Pecci Saavedra J, Brusco A. Neural and astroglial 362 Bibliografía effects of a chronic parachlorophenylalanine-induced serotonin synthesis inhibition. Mol Chem Neuropathol (1997); 32:195-211. Tagliaferro P, Ramos AJ, López-Costa JJ, López EM, Pecci Saavedra J, Brusco A. Increased nitric oxide synthase activity in a model of serotonin depletion. Brain Res Bull (2001); 54 (2): 199-205. Tagliaferro P, Duhalde Vega M, Evrard SG, Ramos AJ, Brusco A. Alcohol exposure during adulthood induces neuronal and astroglial alterations in the hippocampal CA-1 area. Ann NY Acad Sci (2002); 965: 334-342. Tagliaferro P, Ramos AJ, López-Costa JJ, López EM, Brusco A. Changes in the postnatal development on nitric oxide system induced by serotonin depletion. Dev Brain Res (2003); 146 (1-2): 39-49. Tagliaferro P, Ramos AJ, Onaivi ES, Evrard SG, Lujilde J, Brusco A. Neuronal cytoskeleton and synaptic densities are altered after a chronic treatment with the cannabinoid receptor agonist WIN 55,212-2. Brain Res (2006); 1085 (1): 163-176. Tajjudin NF, Druse MJ. Chronic maternal ethanol consumption results in decreased serotonergic 5HT1 sites in cerebral cortical regions from offspring. Alcohol (1989); 5 (6): 465-470. Tajjudin NF, Druse MJ. In utero ethanol exposure decreased the density of serotonin neurons. Maternal ipsapirone treatment exerted a protective effect. Dev Brain Res (1999); 117 (1): 91-97. Tamamaki N, Nakamura K, Okamoto K, Kaneko T. Radial glia is a progenitor of neocortical neurons in the developing cerebral cortex. Neurosci Res (2001); 41: 51-60. Tamir H, Liu K, Hsiung S, Adlersberg M, Gershon MD. Serotonin binding protein: synthesis, secretion and recycling. J Neurochem (1994); 63 (1): 97-107. Tanaka H, Amamiya S, Miura N, Araki A, Ohinata J, Fujieda K. Postnatal developmento of brainstem serotonin-containing neurons projection to lumbar spìnal cord in rats. Brain Dev (2006); 28: 586-591. Testut L, Latarjet A. Tratado de Anatomía Humana. Salvat Editores, Barcelona. 1984; Tomo 2 (Angiología - Sistema Nervioso Central), pp 956-977. Thomas JD, Riley EP. Fetal alcohol syndrome. Does alcohol withdrawal play a role? Alcohol Health & Res World (1998); 22 (1): 47-53. Tordoff MG, Bachmanov AA. Influence of the number of alcohol and water bottles on murine alcohol intake. Alcohol Clin Exp Res (2003); 27 (4): 600-606. 363 Bibliografía Törk I, Hornung J-P. Raphe nuclei and the serotonergic system. En: Paxinos G. The human nervous system. Academic Press, San Diego. 1990. Pp 1001-1022. Torres G, Rivier C. Induction of c-fos in rat brain by acute cocaine and fenfluramine exposure: a comparison study. Brain Res (1994); 647 (1): 1-9. Valencia JV, Weldon SC, Quinn D, Kiers GH, DeGroot J, TeKoppele JM, Hughes TE. Advanced glycation end product ligands for the receptor for advanced glycation end products: biochemical characterization and formation kinetics. Analytical Biochemistry (2004); 324: 68-78. Vallés S, Sancho-Tello M, Miñana R, Climent E, Reanu-PiquerasJ. Glial fibrillary acidic protein expression in rat brain and in radial glia culture is delayed by prenatal ethanol exposure. J Neurochem (1996); 67 (6): 2425-2433. Vallés S, Pitarch J, Renau-Piqueras J, Guerri C. Ethanol exposure affects glial fibrillary acidic protein gene expression and transcription during rat brain development. J Neurochem (1997); 69 (6): 2484-2493. Varlinskaya EI, Spear LP. Acute ethanol withdrawal (hangover) and social behavior in adolescent and adult male and female Sprague-Dawley rats. Alcohol Clin Exp Res (2004); 28 (1): 40-50. Verkhratsky AN, Butt A. Glial neurobiology. A textbook. Wiley. 2007. 230 pp. Victorov IV, Prass K, Dirnagl U. Improved selective, simple, and contrast staining of acidophilic neurons with vanadium acid fuchsin. Brain Res Protoc (2000); 5 (2): 135-139. Wang QP, Guan JL, Nakai Y. Distribution and synaptic relations of NOS neurons in the dorsal raphe nucleus: a comparison to 5-HT neurons. Brain Res Bull (1995); 37 (2): 177187. Wang Y, Marsden P. Nitric oxide synthases: gene structure and regulation. Adv Pharmacol (1995); 34: 71-90. Warner RH, Rosett HL. The effects of drinking on offspring. An historical survey of the American and British literature. J Stud Alcohol (1975); 36 (11): 1395-1420. Wegener G, Volke V, Rosenberg R. Endogenous nitric oxide decreases hippocampal levels of serotonin and dopamine in vitro. Br J Pharmacol (2000); 130 (3): 575-580. Welt L. Über Charakterveränderungen des Menschen infolge Läsionen des Stirhirns. Deutsches Archiv für klinische Medizin (1888); 42: 339-390. Wernicke C. Lehrbuch der Gehirnkrankheiten für Ärzte und Studierende. Theodor Fischer, Kassel und Berlin. 1881. Pp. 229-242. [Manual de enfermedades del cerebro para médicos 364 Bibliografía y estudiantes]. Whitaker-Azmitia PM, Druse M, Walker P, Lauder JM. Serotonin as a developmental signal. Beh Brain Res (1996); 73: 19-29. Whitaker-Azmitia PM, Wingate M, Borella A, Gerlai R, Roder J, Azmitia EC. Transgenic mice overexpressing the neurotrophic factor S-100$ show neuronal cytoskeletal and behavioral signs of altered aging processes: implications for Alzheimer’s disease and Down’s syndrome. Brain Res (1997); 776: 51-60. White AM, Swartzwelder HS. Hippocampal function during adolescence: a unique target for ethanol effects. Ann NY Acad Sci ( 2004); 1021: 206-220. Wiberg GS, Locksley Trenholm H, Coldwell BB. Increased ethanol toxicity in old rats: Changes in LD50, in vivo and in vitro metabolism, and liver alcohol dehydrogenase activity. Toxicol Appl Pharmacol (1970); 16 (3): 718-727. Wiencken AE, Casagrande VA. Endothelial nitric oxide synthase (eNOS) in astrocytes: another source of nitric oxide in neocortex. Glia (1999); 26: 280-290. Wilder PT, Badisseri DM, Udan R, Vallely KM, Weber DJ. Location of the Zn2+ binding site on S100B as determined by NMR spectroscopy and site-directed mutations. Biochemistry (2003); 42: 13410-13421. Wilson LD, Jeromin J, Garvey L, Dorbandt A. Cocaine, ethanol, and cocaethylene cardiotoxicity in an animal model of cocaine and ethanol abuse. Acad Emerg Med (2001); 8 (3): 211-222. Wippold II FJ, Perry A, Lennerz J. Neuropathology for the neuroradiologist: Rosenthal fibers. Am J Neuroradiol (2006); 27: 958-961. Wohterspoon G, Albert M, Rattray M, Priestley JV. Serotonin and NADPH-diaphorase in the dorsal raphe nucleus of the adult rat. Neurosci Lett (1994); 173 (1-2): 31-36. World Health Organization. Young people’s health – a challenge for society. Report of a Study Group on Young People and Health for All by the Year 2000, Technical Report Series, No. 731. World Health Organization, Geneva. 1986. Xu ZQ, Hökfelt T. Expression of galanin and nitric oxide synthase in subpopulations of serotonin neurons of the dorsal raphe nucleus. J Chem Neuroanat (1997); 13 (3): 169-187. Yang W, Ang LC, Strong MJ. Tau protein aggregation in the frontal and enthorrinal cortices as a function of aging. Dev Brain Res (2005); 156: 127-138. Zecevic N, Verney C. Development of the catecholamine neurons in human embryos and fetuses, with special emphasis on the innervation of the cerebral cortex. J Comp Neurol 365 Bibliografía (1995); 351: 509-535. Zhang ZG, Chopp M, Gautam S, Zaloga C, Zhang RL, Schmidt HH, Pollock JS, Förstermann U. Upregulation of neuronal nitric oxide synthase and mRNA, and selective sparing of nitric oxide synthase-containing neurons after focal cerebral ischemia in rat. Brain Res (1994); 654 (1): 85-95. Zheng Y, Laverty R. Role of brain nitric oxide in (+/-) 3,4 methylenedioxymethamphetamine (MDMA)-induce neurotoxicity in rats. Brain Res (1998); 795 (1-2): 257-263. Zhou FC, Sari Y, Powrozek T, Goodlett CR, Li T-K. Moderate alcohol exposure compromises neural tube midline development in prenatal brain. Dev Brain Res (2003); 144: 43-55. Zhou FC, Sari Y, Zhang JK. Expression of serotonin transporter protein in developing rat brain. Dev Brain Res (2000); 119: 33-45. Zhou FC, Sari Y, Zhang JK, Goodlet CR, Li T-K. Prenatal alcohol exposure retards the migration and development of serotonin neurons in fetal C57BL mice. Dev Brain Res (2001); 1226: 147-155. Zilles K. Cortex. En: Paxinos G. The human nervous system. Academic Press, San Diego. 1990. Pp 757-802. Zsombok A, Tóth Z, Gallyas F. Basophilia, acidophilia and argyrophilia of “dark” (compacted) neurons during their formation, recovery or death in an otherwise undamaged environment. J Neurosci Meth (2005); 142: 145-152. 366 “Por tanto,¿qué es la verdad? Una multitud en movimiento de metáforas, metonimias, antropomorfismos; en una palabra, un conjunto de relaciones humanas que, elevadas, traspuestas y adornadas poética y retóricamente, tras largo uso el pueblo considera firmes, canónicas y vinculantes; las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son, metáforas ya utilizadas que han perdido su fuerza sensible, monedas que han perdido su imagen y que ahora entran en consideración como metal, no como tales monedas.” Friedrich Nietzsche (1873) 1 1 Nietzsche, 1951; pág. 91.