amnistía internacional PENA DE MUERTE Poner fin al homicidio estatal El año pasado, dos semanas después de cumplir los 18 años, Sina Paymard fue conducido al cadalso en Irán para ser ejecutado. Con la soga alrededor del cuello, le preguntaron cuál era su última voluntad. Respondió que le gustaría tocar el ney, una flauta de Oriente Medio. La música conmovió tanto a los familiares de la persona asesinada que se encontraban presentes para la ejecución, que aceptaron el pago punitivo del diyeh (“dinero de sangre”) en lugar de la muerte, como permite la legislación iraní. Le quitaron la soga, y lo bajaron del cadalso. La ejecución de Sina Paymard se suspendió mientras su familia y la familia de la víctima negociaban el pago del diyeh. Aunque Sina Paymard sigue hoy bajo pena de muerte en la prisión Reja’i Shahr de Karaj, en el brutal mundo de los homicidios estatales, su caso es un pequeño, y raro, rayo de humanidad. Resumen del 2006 L 2006 fue un año de acontecimientos significativos, tanto positivos como negativos, en la lucha contra la pena de muerte. En junio, Filipinas decretó la abolición de la pena de muerte para todos los delitos. Sin embargo, en diciembre, Bahréin llevó a cabo su primera ejecución en 10 años, dejando a Israel como único país abolicionista de la región. Las estadísticas nos muestran un ligero incremento en la imposición de la pena de muerte en el ámbito geográfico, pero un descenso en el número de ejecuciones llevadas a cabo: 25 países realizaron ejecuciones en el 2006, un incremento comparado con los 22 del año anterior; el total mundial de ejecuciones conocidas descendió de 2.148 en el 2005 a 1.591 en el 2006. La inmensa mayoría de las ejecuciones del mundo tienen lugar en China. El gobierno de este país no hace públicas estadísticas sobre la pena de muerte.Partiendo del estudio de informes públicos disponibles, Amnistía Internacional calcula que por lo menos 1.010 personas fueron ejecutadas en el 2006, aunque se cree que la cifra real es de entre 7.000 y 8.000. La tendencia hacia la abolición de la pena de muerte es clara. Aunque hay que oponerse a cada ejecución, fuera de China las ejecuciones se están volviendo más y más raras. Excluyendo las realizadas en China, Amnistía Internacional E Índice AI: ACT 50/011/2007 documentó alrededor de 500 ejecuciones en el mundo en el año 2006, y cree que la cifra total no es superior a 1.000. Grandes regiones del mundo son hoy zonas sin ejecuciones. En África, sólo seis países realizaron ejecuciones en el 2006; en Europa, sólo Bielorrusia continúa aplicando la pena de muerte, y en el continente americano Estados Unidos es el único país que ha llevado a cabo ejecuciones desde el año 2003. Asia y Oriente Medio son las únicas dos regiones donde, en gran parte, sigue sin incidir la tendencia mundial a abandonar la pena de muerte. Tras las cifras... están las personas condenadas a muerte. A finales del 2006 se estimaba que el número de personas que aguardaban que el Estado pusiera fin a sus vidas –y que, a menudo, viven mientras tanto en lamentables condiciones penitenciarias reservadas para los condenados a muerte–, era de entre 19.000 y 24.000. La ironía de la pena capital es que la mayoría de las personas condenadas a ella nunca serán ejecutadas; pasar toda la vida condenado a muerte es otro ejemplo de la crueldad tan particular de esta forma de castigo.La pena de muerte fuerza a miles de personas –a veces durante decenios– a vivir con el miedo a ser asesinadas por la vía judicial.Y la solución no consiste en ejecutar con mayor rapidez ni en ejecutar más: la solución es abolir la pena de muerte. Amnistía Internacional, abril de 2007 Pasos hacia la abolición No hay duda de que nuestro mundo va camino de eliminar la ejecución. La cuestión es cuándo lo lograremos y cuántas más personas tendrán que morir hasta entonces. Algunos de los líderes de los países que siguen ejecutando hablan de su deseo de abolir la pena capital. En marzo de este año, un miembro del gobierno iraquí dijo a los medios de comunicación:“Estamos en la actualidad tratando de allanar el camino para la eliminación de la pena capital en Irak, tras haber restringido su aplicación todo lo posible”. Incluso en China se observa progreso. El 1 de enero de este año entró en vigor una enmienda al sistema judicial según la cual todas las penas de muerte requerirán la aprobación del Tribunal Supremo. La Yifan, miembro de la delegación china ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, manifestó su confianza en que con el desarrollo y progreso de su país la aplicación de la pena de muerte se reducirá aún más hasta ser finalmente abolida. Cruel, inhumana y degradante No existe tal cosa como una ejecución aceptable, pero en el año 2006 fuimos testigos de muchos homicidios estatales particularmente espantosos: Somalia: Omar Hussein fue ejecutado públicamente en mayo.Lo encapucharon, lo ataron a un poste, y el hijo, de 16 años de edad, del hombre al que él había admitido haber apuñalado en febrero, lo mató a puñaladas. Omar Hussein había sido condenado a muerte unas horas antes por un tribunal de la ley islámica que no admite ni el derecho a representación letrada ni el derecho de apelación. Kuwait: Sanjaya Rowan Kumara, ciudadano de Sri Lanka, fue ejecutado en noviembre. En un primer momento lo declararon muerto inmediatamente después de ahorcarlo, pero en el depósito de cadáveres el personal médico notó que aún se movía.Según las informaciones aparecidas en la prensa, al someterlo a examen se observó un pulso débil.Lo declararon muerto finalmente cinco horas después de comenzada la ejecución. Florida, Estados Unidos: Ángel Díaz fue ejecutado por inyección letal en diciembre. Después de la administración de la primera inyección continuó moviéndose, bizquean- Índice AI: ACT 50/011/2007 do y haciendo muecas intentando formar palabras. Se le administró una segunda dosis y pasaron 34 minutos antes de que lo declararan muerto. Al principio, un portavoz del Departamento de Prisiones del estado de Florida manifestó que lo ocurrido se había debido a que Ángel Díaz padecía una enfermedad hepática, declaración refutada más tarde por el médico forense que realizó la autopsia. La aguja hipodérmica había atravesado una vena completamente,con lo que los productos químicos letales habían sido inyectados en el tejido muscular en lugar de en vía sanguínea. Dos días después, el gobernador de Florida, Jeb Bush, suspendió todas las ejecuciones en el estado y nombró una comisión “para que examinara la humanidad y constitucionalidad de la inyección letal”. Irán: Se sigue condenando a muerte por lapidación a las mujeres que mantienen voluntariamente relaciones sexuales extraconyugales, un delito que en Irán es punible con la pena de muerte. Amnistía Internacional fue informada de la ejecución por lapidación de un hombre y una mujer en mayo, pese a la suspensión declarada por el presidente de la magistratura en el año 2002.La lapidación como método de ejecución está calculada de forma que inflija el máximo sufrimiento: el tamaño de las piedras se selecciona para que la muerte sea lenta y dolorosa, no instantánea. La elección de quiénes deben morir: la pena de muerte es un castigo arbitrario Algunos defensores de la pena de muerte insisten en que ésta debe mantenerse para “los peores” criminales. La realidad es que este criterio rara vez se usa a la hora de elegir a quién se condena a muerte y a quién se permite seguir con vida; por el contrario, se trata de un proceso arbitrario tanto en lo que se refiere a qué personas resultan condenadas por el proceso judicial como a cuáles de las condenadas se ejecuta. En Estados Unidos hay aproximadamente 3.250 hombres y 50 mujeres condenados a muerte.En el 2006, se llevaron a cabo 53 ejecuciones. A este ritmo, Estados Unidos necesitará más de 60 años para ejecutar a todos sus condenados a muerte, sin incluir a los que pueda condenar en el futuro. En Pakistán, más de 7.000 hombres y mujeres aguardan su ejecución; al ritmo actual, Pakistán necesitará más de 85 años para ejecutar a todas estas personas. Japón necesitará aproximadamente 25 años para matar a todos sus condenados y, en vista de que muchos de ellos ya son ancianos, la mayoría morirá antes del día de la ejecución. Okunishi Masaru, condenado a muerte en 1969, tiene hoy 81 años de edad. Oohama Shouzou, condenado en 1975, tiene 79. Ambos han pasado decenios condenados a muerte; durante todo ese tiempo han vivido casi completamente aislados de otros presos y del mundo exterior y con el temor constante de que cada día fuera su último, ya que no se avisa previamente de la ejecución. La decisión de a quién se ejecuta finalmente tiene todas las apariencias de tomarse al azar: Hidaka Hiroaki, de 44 años; Fukuoka Michio, de 64; Akiyama Yoshimitsu, de 77, y Fujinami Yoshio, de 75, todos ellos vivieron en estas condiciones durante decenios antes de que los ejecutaran el 25 de diciembre del 2006. Fujinami Yoshio fue conducido a la horca del Centro de Detención de Tokio en silla de ruedas, mientras que Akiyama Yoshimitsu, que estaba parcialmente ciego y tampoco podía caminar, tuvo que ser asistido por los guardias para llegar a la cámara de ejecución. Los dos condenados habían apelado contra su condena a muerte. Ejecuciones tras juicios injustos La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha pedido “la total abolición de la pena de muerte”. Hasta que esto se logre, la ONU ha acordado que la ejecución de pena de muerte es suficientemente grave como para que sólo pueda realizarse tras la aplicación de las normas más estrictas de justicia. Sin embargo, muchos gobiernos continúan ejecutando a sus ciudadanos tras someterlos a juicios escandalosamente injustos. El 2006 produjo asimismo ejemplos de gravísimas violaciones de los derechos procesales en causas que impusieron la pena de muerte: En Jordania, muchos presos han sido ejecutados tras ser condenados en base a confesiones obtenidas mediante tortura. En marzo, Salem Sa’ad Bin Sweid y Yasser Fathi Ibrahim Freihat fueron ejecutados tras ser sometidos a juicios sin las debidas garantías procesales. Los dos encausados afirmaron en el juicio que mientras se encontraban recluidos, sin contacto con ninguna persona del mundo exterior durante más de un mes, los habían torturado para que “confesaran”. Pese a existir indicios de su tortura, las ejecuciones se llevaron a cabo. En Arabia Saudí, se imponen y ejecutan penas de muerte tras juicios secretos y sumarios que hacen caso omiso de todas las normas internacionales sobre justicia procesal y la aplicación de la pena de muerte. Trabajadores migrantes africanos han sido ejecutados tras ser sometidos a procesos legales en un idioma que no conocían: en algunos casos ni se habían enterado de que los habían condenado a muerte. La ejecución de inocentes Todos los sistemas de justicia penal pueden cometer errores. Muchos son los países que han puesto en libertad a presos condenados a muerte al descubrirse nueva información que los exoneraba. Para otros, la información llegó demasiado tarde y la ejecución siguió adelante pese a abrigarse dudas sobre la culpabilidad de la persona a la que se estaba matando. En el 2006, Tanzania puso en libertad a Hassan Mohamed Mtepeka, condenado a muerte en el 2004 por la violación y asesinato de su hijastra.El Tribunal de Apelación estableció que su condena se fundamentaba abrumadoramente en pruebas circunstanciales que “no indicaban de forma irrefutable su culpabilidad”. En Jamaica, Carl McHargh, condenado a muerte, fue puesto en libertad en junio tras ser absuelto en la apelación. En Estados Unidos, con la puesta en libertad de John Ballard tras la anulación de su sentencia por la corte de apelación, son ya 123 las personas condenadas a muerte que han sido puestas en libertad desde que se reanudaron las ejecuciones en 1977. La corte de apelación declaró que el juez de primera instancia debía haber desestimado el cargo visto lo endebles que eran las pruebas. En algunos casos, pasan decenios antes de que un Estado reconozca oficialmente que ha ejecutado a una persona inocente. En enero de este año, ocho activistas surcoreanos pro democracia fueron absueltos a título póstumo del cargo de traición: más de 30 años después de que los ahorcaran en 1975. El Tribunal Central de Distrito de Seúl determinó que no eran culpables de formar un partido clandestino con la intención de derrocar al gobierno autoritario de la época, presidido por Park Chung-hee. El mundo entra en la cámara de ejecución En diciembre se llevó a cabo la ejecución más destacada del año, cuando el ex presidente Sadam Huséin fue conducido a Amnistía Internacional, abril de 2007 Amnistía Internacional, Secretariado Internacional, Peter Benenson House, 1 Easton Street, London WC1X 0DW, Reino Unido www.amnesty.org Edición española a cargo de: EDITORIAL AMNISTÍA INTERNACIONAL (EDAI) Valderribas, 13, 28007 Madrid, España. www.amnistiainternacional.org Índice ACT 50/011/2007 la horca en Irak tras un juicio sin las debidas garantías procesales. Las autoridades iraquíes hicieron públicas imágenes mudas del proceso de ejecución hasta antes del momento de ahorcarle, imágenes que circularon por todo el mundo. Pero también hubo otras, grabadas ilícitamente con un teléfono móvil y publicadas en Internet. Estas secuencias –que iban acompañadas de sonido–, mostraban cómo los guardias de la prisión se mofaban de Sadam Huséin y todos los detalles de la ejecución hasta el momento de abrirse la trampilla. El espectáculo tuvo un profundo efecto en la opinión pública mundial. La reacción de muchas personas que apoyaban la pena de muerte fue de repugnancia. Otras reaccionaron con rabia porque la brutalidad de las secuencias hizo que sintieran compasión por un hombre que había sido responsable de un número tan grande de víctimas que probablemente nunca llegue a conocerse en su totalidad.Otras personas que seguían creyendo que Sadam Huséin tenía que ser ahorcado, sintieron consternación por la manera en que se llevó a cabo la ejecución. Para la membresía de Amnistía Internacional en todo el mundo, este caso no hizo sino subrayar la importancia del mensaje abolicionista:que nadie,en ninguna circunstancia, debe ser ejecutado por el Estado. Es una práctica totalmente opuesta a los principios de derechos humanos y demasiado arbitraria y demasiado susceptible de manipulación para que dejar que continúe. La ejecución de Sadam Huséin fue lo que finalmente impulsó a muchas personas a oponerse a la pena de muerte. La creciente campaña mundial en favor de la abolición Más de 600 activistas opuestos a la pena de muerte, procedentes de todos los rincones del mundo, se reunieron en París en febrero de este año para participar en el tercer Congreso Mundial contra la Pena de Muerte. El Congreso abordó los obstáculos que hay que vencer para lograr la abolición mundial de la pena de muerte. El Congreso escuchó también las voces de los familiares –de personas asesinadas y de personas ejecutadas–, cuyo profundo sufrimiento a menudo suele ignorarse. Todas las personas relacionadas con una ejecución pueden quedar profundamente afectadas, incluido el pelotón de fusilamiento, el verdugo o el equipo que prepara la inyección letal, pero en el debate sobre la pena de muerte rara vez se escuchan las voces de los seres amnistía internacional queridos de los presos condenados. En Estados Unidos se ha formado una nueva organización –No Silence, No Shame (Ni silencio, ni vergüenza)–, para ayudar a dar voz a las personas que sufren el trauma de ver a un familiar ejecutado por su propio gobierno. Amnistía Internacional cree que toda ejecución aumenta el sufrimiento de la sociedad y multiplica el número de víctimas de la violencia. Es necesario poner fin a la reacción en cadena de vidas perdidas.Como preguntaba la hija de 10 años de edad de un hombre ejecutado en Texas, Estados Unidos: “Lo van a matar porque mató a otra persona,así que,cuando lo maten a él,¿a quién hay que matar?” También estuvo representada en el Congreso Mundial una nueva red, creciente y dinámica: la Red Asiática contra la Pena de Muerte, creada el año pasado. La Red está integrada por profesionales del derecho, parlamentarios y activistas pro abolición procedentes de numerosos países, entre ellos: Australia, Corea del Sur, Hong Kong, la India, Indonesia, Japón, Malaisia, Mongolia, Pakistán, Papúa Nueva Guinea, Singapur, Taiwán y Tailandia. Se necesita coraje político para eliminar del mundo el homicidio judicial estatal El mundo va encaminada a la abolición de la pena de muerte. En los últimos 10 años, más de 30 naciones han puesto fin a esta práctica cruel e inhumana.El paso del tiempo demuestra que la opinión pública de muchos países aceptará la eliminación de la pena capital de sus ordenamientos. En otros países, muchas personas todavía creen que la pena de muerte es necesaria para imponer la ley y el orden pero el número de esas personas decrece y cada vez son más las que ansían que llegue el día en que su propio país deje de ejecutar. ¿Mostrarán los políticos a sus ciudadanos el camino a seguir, poniendo fin a las ejecuciones? Es hora de que esos gobiernos que están a favor de la abolición de la pena de muerte demuestren sus convicciones y den el ejemplo.Amnistía Internacional está convencida de que los próximos años serán muy prometedores: el pronóstico es de descenso en el número de ejecuciones, descenso en el número de hombres y mujeres condenados a muerte y, finalmente, de aumento en el número de gobiernos que están dispuestos a declarar a sus países “libres de ejecución”. amnesty international