El Segundo Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) es un tratado internacional adoptado en 1989 por la Asamblea General de las Naciones Unidas que tiene como objetivo la abolición de la pena de muerte de manera permanente. Es el único instrumento internacional de alcance universal que trata sobre este tema. Está en consonancia con la lucha de la ONU contra la pena de muerte. A nivel nacional, cuando un Estado ratifica el Protocolo, esta aceptando que nadie puede ser ejecutado en su jurisdicción, con la única excepción de los delitos militares muy graves cometidos en tiempo de guerra. Por lo tanto, no sólo se trata de permitir a los Estados establecer su posición abolicionista gracias a la aplicación del derecho internacional, sino también de garantizar de manera sostenible e irreversible la abolición de la pena de muerte a nivel nacional, ya que el Protocolo no incluye ningún procedimiento para retractarse. Al primero de mayo de 2013, 76 Estados partes en el PIDCP han ratificado el Segundo Protocolo Facultativo. Letonia, Benín y Mongolia lo ratificaron recientemente.