PROYECTO EMOCIONARIO DEL AULA DE ELENA Este proyecto me lo planteo como un trabajo de competencia emocional, que ayude a formar personas más sanas, capaces de hacer frente por sí solas a sus problemas (es decir, más autónomas) y de analizar los sucesos de su vida. Desde los estudios de Carl Ranson Rogers en los años 40 y de Daniel Goleman en 1996, la noción de inteligencia emocional y la idea de que expresar, conocer y encauzar adecuadamente las emociones es necesario y beneficioso, están plenamente aceptadas. Goleman afirma: La investigación científica ha demostrado que la autoconciencia, la confianza en uno mismo, la empatía y la gestión más adecuada de las emociones e impulsos perturbadores no sólo mejoran la conducta del niño, sino que también inciden muy positivamente en su rendimiento académico. ¿POR QUÉ EMOCIONARIO? Porque me pareció un libro sencillo (a la vez que esencial) para tener en el aula e ir trabajando progresivamente con mis alumnos (y no, no me llevo ningún tipo de comisión). Y es compatible con cualquier otro programa de educación emocional o competencia emocional que pueda haber en el centro. Puedes trabajarlo con más o menos intensidad en función del tiempo del que dispongas, ya que mi idea es hacerlo dentro de mi horario habitual de clase (¡ya le encontraré un hueco!). Compré el libro para mi hija mayor y nos encantó, así que quiero compartirlo con mis alumnos. La verdad es que la idea del libro me parece genial: un diccionario de emociones. ¿Cuántas veces hemos confundido una emoción con otra (por ejemplo, envidia y celos)? ¿O no hemos sabido expresar claramente qué sentimos? En fin, yo soy un poco "doña emociones", pero conozco a más de un adulto bastante poco competente emocionalmente. Pues para los niños es mucho más complicado todavía, porque tienen una dificultad añadida: el conocimiento lingüístico, el vocabulario, las palabras. Si el lenguaje nos permite manifestar lo que pensamos o sentimos, entonces desconocer determinadas palabras y su significado limitará en gran medida la gama de lo que podamos manifestar. Incluso es posible que nos limite en nuestra capacidad para comprender lo que pensamos o sentimos. Y es que pensar y hablar, por más que no compartan origen, son dos actividades muy vinculadas. Con el itinerario "Di lo que sientes" pretendo dotar a los niños de los recursos para identificar lo que sienten, para poder expresarlo de forma que los demás los comprendan y, así, aumentar su conocimiento de sí mismos. La infancia es, probablemente, la mejor época de la vida para sembrar la esencia de la educación emocional y para trabajar este aspecto de nuestro ser. Esto ayudará a conseguir que los niños se conviertan en adultos saludables para sí mismos y para el entorno en el que viven. De ahí la necesidad de darles herramientas, porque en realidad sólo necesitan eso, todo lo demás, para ellos, es muy natural. Y creo que no podemos negárselo, hoy en día, con todo lo que sabemos al respecto y con todos los recursos de los que disponemos. DINÁMICA DEL PROYECTO Bueno, una vez más, la dinámica no tiene mucho misterio. Mi intención es trabajar una emoción a la semana (alguna semana puntual que tenga algo más de tiempo, dos, ya que el itinerario tiene 42 emociones y quiero trabajarlas todas este curso), y una vez trabajada, escribir un post contando nuestra experiencia (qué emoción hemos trabajado, si nos ha resultado difícil, si los alumnos la han identificado con facilidad, si han puesto ejemplos de cuándo han sentido esa emoción en su vida, etc.). Mi idea de cómo trabajar el proyecto emocionario en clase es la siguiente: - Preparar un mural/rincón fijo en el aula, que se mantendrá durante todo el curso, y donde tendremos expuesta la emoción que trabajemos esa semana (su título y su ilustración en grande, su definición, y las ideas que vayan surgiendo). - Presentar y trabajar la emoción por etapas durante la semana: El primer día "sólo" exponer la ilustración de la emoción en el mural e incitarles a que adivinen la emoción a partir de los elementos gráficos (personajes, lo que transmiten, lo que puede haber sucedido...). No generaremos debate el primer día, ya que mi intención no es que den con la solución a la primera entre todos. Quiero que a lo largo del día vayan observando la ilustración, dando rienda suelta a su imaginación, desarrollando su creatividad o, incluso, barajando hipótesis con otros compañeros de clase. El segundo día, entre todos, y a partir de sus conclusiones, daremos con la solución de la emoción. Entonces, leeremos y analizaremos el texto de la emoción (qué significa, vincularemos lo explicado con el dibujo y con la experiencia del niño, identificaremos momentos en que han sentido esa emoción, etc.). Y a partir de ahí, pues cada semana improvisaremos y trabajaremos en función del tiempo que tengamos y de cómo nos organicemos. Una semana trabajaremos la emoción en dos días más intensamente, otra semana la abordaremos cuatro días durante menos tiempo, a veces lo haremos desde una perspectiva más oral, otras veces incidiremos más en la expresión escrita y aprovecharemos para añadir ideas a nuestro mural... ¡Lo importante es disfrutarlo! - Elaborar nuestro propio emocionario: todo el material que surja de nuestro proyecto (la ilustración, la definición, los ejemplos de cuándo hemos sentido cada emoción, etc.) configurará nuestro propio emocionario de clase, que podremos consultar siempre que nos apetezca. ¡Espero enganchar a los niños con este proyecto y, sobre todo, ayudarles a identificar y expresar sus emociones! EMOCIONES TRABAJADAS Ternura Amor Odio Ira Irritación Tensión Alivio Serenidad Felicidad Alegría Tristeza Compasión Remordimiento Culpa Vergüenza Inseguridad Timidez