N° 220 - Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe

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ACUERDO Nº 220
de
septiembre
En la ciudad de Rosario, el día
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del año dos mil once, reuniéronse en Acuerdo
los Jueces de la Cámara de Apelación de Circuito doctores Eduardo Jorge
Pagnacco, Ricardo Netri y René Juan Galfré, para dictar sentencia en los
caratulados “BREST LEONIDAS A. C/ ORONEL FIDEL Y OT. S/ DAÑOS Y
PERJUICIOS” Expte.N°246/10 (Expte.N°705/06 del Juzg. de Primera Inst. de
Circ.4a. Nominación).Se resolvió someter a sorteo el estudio de la causa, resultando el
siguiente orden: doctores Eduardo Jorge Pagnacco, René Juan Galfré y Ricardo
Netri.Hecho el estudio de la causa, se resuelve plantear las siguientes
cuestiones:
1º) ES NULA LA SENTENCIA RECURRIDA ?
2º) EN SU CASO, ES JUSTA ?
3º) QUE PRONUNCIAMIENTO CORRESPONDE DICTAR ?
A la primera cuestión, el doctor Pagnacco dijo:
Mediante la sentencia N° 1291/10 (fs. 101/103) se condena a Fidel
Ofelio Oronel a pagar a la actora las sumas de $ 1.150 por costos de reparación
del vehículo, $ 200 por privación de uso y $ 150 por desvalorización del automotor,
con más sus intereses a la tasa efectiva promedio mensual -vencida- que cobra el
nuevo Banco de Santa Fe S.A. en operaciones de descuento de documentos a
treinta días (sumada), y distribuye las costas imponiéndolas en un 10% a la actora
y en un 90% al demandado.
Contra dicho pronunciamiento se alza el demandado y citada en
garantía interponiendo los recursos de apelación y nulidad (fs. 105) y llegados los
autos a esta instancia, expresa agravios a fs. 114/116, los que fueron contestados
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por la actora a fs. 120/123.
Encontrándose consentida la providencia que llamó los autos para
dictar sentencia (fs. 127/128), quedan los presentes en estado de definitiva.
1.- Funda el recurrente su recurso de nulidad en los mismos agravios
con los que sustenta la apelación, por considerar que la errónea interpretación del
derecho vigente por parte del A-quo tornan arbitraria e incongruente a la sentencia
dictada en autos.
2.- Sabido es que el objeto del recurso de nulidad no es el de
obtener la revisión de una sentencia que se estima injusta, sino la invalidación de
la que atenta contra el debido proceso; por ello, y siendo que los agravios vertidos
por el recurrente son susceptibles de remedio por la vía de la apelación,
corresponde declarar la improcedencia del recurso de nulidad y analizarlos en el
ámbito apelatorio (conf. Alvarado Velloso Adolfo “Estudio Jurisprudencial...” tomo
III, pag. 1193.
Voto pues por la negativa.
A la misma cuestión, los doctores Galfré y Netri dijeron:
De acuerdo con lo expuesto por el Vocal preopinante, votamos en
igual sentido.A la segunda cuestión, el doctor Pagnacco dijo:
1.- En su apelación, se agravia el recurrente de la interpretación que
hace el A-quo del art. 37 del Código de Tránsito de la Ciudad de Rosario y a través
de la cual arriba a la conclusión de la prioridad de paso de quién circula por la vía
principal por sobre la de quién circula por la derecha, independientemente de que
exista o no señalización específica.
Considera el apelante que dicha norma no dispone la prioridad de
paso de quienes circulan por una arteria de mayor jerarquía, sino la facultad
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(“podrá establecerse”) de excepcionar la prioridad de paso de quién circula por la
derecha, a través de señalización específica. Señala que con su interpretación el
A-quo no sólo se apartó de dicha norma sino también a lo dispuesto por la Ley
Nacional de Tránsito N° 24.449, a la que adhirió la Provincia de Santa Fe mediante
ley 11.538 que en su art. 41 dispone: “Prioridades: Todo conductor debe ceder
siempre el paso en las encrucijadas al que cruza por su derecha. Esta prioridad
del que viene por la derecha es absoluta, y sólo se pierde ante: a) La señalización
específica en contrario...”.
En segundo lugar, subraya que si bien la parte actora en su escrito
de demanda afirma el carácter de arteria principal de Av. San Martín y el carácter
de arteria accesoria de calle Sanchez de Bustamante -respecto de la primera- tal
apreciación de índole completamente subjetiva fue enfáticamente negada por su
parte al contestar la demanda (fs. 28 vta.), y ninguna prueba ha confirmado tal
aserto, no obstante correr por cuenta de la actora su acreditación, por ser ella
quién invocara la excepción a la regla de oro. También expresa que su parte ha
demostrado in extenso la prioridad de paso que le asistía y que la actora no ha
ofrecido ni producido prueba alguna que acredite la existencia de señalización
específica que le atribuya prioridad de paso.
También se agravia de que se le atribuya el carácter de embistente
sin considerar la falta de dominio del actor sobre su conducido, dado que de haber
respetado la prioridad de paso que le asistía a él, el siniestro no se habría
producido.
Concluye postulando que se revoque la sentencia recurrida y se
rechace la demanda, con costas a la actora.
Contestando dichos agravios la actora manifiesta que
la
interpretación que hace el recurrente del art. 37 inc. a. del Código de Tránsito es
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incorrecto; que el A-quo correctamente ha entendido que la prioridad de paso por
la derecha no puede ser entendida como un semáforo en verde que permita a
quién circula por dicha mano arremeter sin ningún tipo de cuidado y sin detenerse
ante avenidas de importante circulación; que de no ser correcta la interpretación
efectuada por el A-quo de dicha norma no sería necesario aclarar la
innecesariedad de señalizar la principal; que la necesidad de señalizar la prioridad
de paso contraria a la del que circula por la derecha es en arterias de igual
circulación; que de resultar correcta la interpretación del recurrente el legislador no
habría hecho ningún tipo de referencia a la jerarquía de vías.
Expresa asimismo que la interpretación efectuada por el A-quo es
congruente con el resto de las disposiciones del Código. Así el art. 37 inc. d
dispone que antes de ingresar o cruzar una semiautopista debe siempre detenerse
la marcha y que el art. 41 sobre vias multicarriles dispone “En las vías con dos o
más carriles por mano, sin contar el ocupado por estacionamiento, el tránsito debe
ajustarse a lo siguiente:...d) Ningún conductor debe estorbar la fluidez del tránsito,
circulando a menor velocidad que la de operación de su carril...” y que, respecto
del art. 37, interpretar lo contrario implicaría, al menos, entorpecer la fluidez del
tránsito.
Asimismo expresa que siendo esa la interpretación que cabe dar al
art. 37 del Cód. de Tránsito, no sólo no puede prosperar el agravio fundado en el
art. 60, sino que éste sella la suerte del demandado ya que su responsabilidad
surge, precisamente, por carecer de prioridad de paso en la encrucijada. También
pone de manifiesto que los daños ocasionados en el vehículo del actor y los del
demandado, permiten concluir que el actor ya había atravesado gran parte de la
intersección cuando imprevistamente es embestido por el demandado. Señala que
el demandado a fs. 60, en su absolución de posiciones, expresó que “...el que
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roza es él, yo estaba prácticamente parado, por ingresar a San Martín...”, lo cual
implica que reanudó su marcha cuando el actor se encontraba en pleno cruce de
la bocacalle, hecho éste que lo hace absolutamente responsable.
Por último, manifiesta que no es cierto que su parte no haya
acreditado el carácter de arteria principal de Av. San Martín, ya que ello surge del
informe de la Municipalidad de Rosario a fs. 52 y del croquis anexo.
2.- Entrando en la consideración de tales agravios, y siendo la
interpretación del art. 37 del Código de Tránsito de la Ciudad de Rosario el punto
central de los agravios del recurrente, cabe recordar que dicha norma dispone:
“Todo conductor debe ceder siempre el paso en las encrucijadas al
que cruza desde su derecha. La prioridad de paso en una encrucijada rige
independientemente de quien ingrese primero a la misma.
Esta prioridad del que viene por la derecha es absoluta y sólo se
pierde ante: a) la señalización específica en contrario. En el caso de encrucijadas
de vías de diferente jerarquía no semaforizadas la prioridad de la principal podrá
establecerse a través de la señalización específica. Esta señalización no es
necesario colocarla en todas las encrucijadas sobre la vía principal...”.
Esta norma efectúa -a los fines de la prioridad de paso en las
encrucijadas de vías de diferente jerarquía- una
distinción
entre
“vías
semaforizadas” (en las que la prioridad la establece el semáforo) y “vías no
semaforizadas” y, en estas últimas, distingue: a) Aquellas en las que la
prioridad de paso ha sido establecida con señalización específica (en las que la
prioridad la establece esta última) y b) Aquellas sin señalización específica, en
las que continúa rigiendo la norma general de que la prioridad la tiene quien
accede a la encrucijada por la derecha. La innecesariedad a la que refiere el
último párrafo de la norma, refiere a las señalizaciones “sobre la principal” y en
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modo alguno permite inducir un cambio en
el régimen de prioridades que
establece el art. 41 de la Ley Nacional de Tránsito (N° 24.449).
Adviértase que si la prioridad de paso, en todos los casos, la tuvieran
quienes circulan por las vías de mayor jerarquía, de por sí, no sería necesario
colocar la “señalización específica en contrario” en ninguna intersección con ella,
quedando al libre arbitrio y apreciación de los conductores la jerarquización de
tales vías en todos los casos no señalizados; además, sabido es que las
excepciones a las normas generales deben interpretarse restrictivamente.
Lo que ocurre, es que si bien es cierto que quién circula por las
avenidas debe respetar la preferencia de paso de quien accede a ellas por la
derecha, también lo es que quien decide cruzar una avenida transversalmente
debe extremar sus precauciones, teniendo en cuenta que éstas últimas se
caracterizan por la intensidad de su tráfico y contar con varias manos o carriles de
circulación.
No debe olvidarse que la culpa consiste en “la omisión de aquellas
diligencias que exigiere la naturaleza de la obligación , y que correspondieren a
las circunstancias de las personas, del tiempo y del lugar” y que, “cuanto mayor
sea el deber de obrar con prudencia y pleno conocimiento de las cosas, mayor
será la obligación que resulte de las consecuencias posibles de los hechos”. (Arts
512 y 902 del Cod. Civil), de donde se sigue que quién se propone atravesar una
avenida desde la derecha, su prioridad estará condicionada por las circunstancias
antes mencionadas y, por consiguiente, su obrar en ningún caso encontrará
justificación, exclusivamente, en función de ella.
Coincidentemente con ello, jurisprudencialmente se ha resuelto
que:
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“Conforme a la ley de tránsito no existe privilegio para quién circula
por una arteria principal y en todos los casos debe respetar la prioridad de
paso...esto no quita a quién debe ingresar a una avenida extremar todos los
recaudos...” (C.Ap. C.C. Córdoba, 18.08-89 en Mosset de Espanes, Luis
“Accidentes de Automotores”, Edit. EJC, Tomo II, pag. 54, N° 167).
“Transponer una avenida de anchura considerable y, en particular,
dado su doble sentido de circulación, impone al conductor un mayor control de su
móvil y una exhaustiva verificación de cómo se desarrollaba el movimiento de
vehículos en la avenida...” (C.N.Civil , sala F, 19.04-79 en J.A. 1980-III-694).
“...el cruce de una avenida importa -en los hechos- un evento que
afecta la continuidad en el tránsito de la misma y -en el derecho- configura el
supuesto del art. 902 del CC. en orden al deber de obrar con prudencia” (C.C. y C.
de Paraná, Sala 1°, 31-10-84 en Zeus 37, R-25, N° 5926).
En la especie, es evidente que ni el actor respetó la prioridad de
quién accedía al cruce por su derecha, ni el demandado extremó las precauciones
que
le imponía el cruce de una avenida, lo cual implica que existió culpabilidad
compartida en el evento, por lo que las consecuencias dañosas del mismo son
imputables a ambos.
Debe subrayarse que resulta inadecuada la analogía hermenéutica
propuesta por el actor, con las disposiciones de los arts. 37 inc. d y 4l del
Código de Tránsito, puesto que “Cuando el principio legal cuya aplicación
extensiva se pretende constituye una excepción a las reglas generales, la
analogía está contraindicada” (Conf. Llambías, Jorge J. “Tratado de Derecho Civil.
Parte General”, Edit. Perrot, Bs. As. 1960, Tomo I, pag. 114).
Antes de concluir, cabe señalar que no es exacto que el demandado
en su absolución de posiciones haya afirmado que estaba “parado por ingresar a
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San Martín” sino que dijo que “estaba prácticamente parado, por ingresar a San
Martín”, lo cual significa claramente que, al momento del impacto, circulaba a muy
escasa velocidad y no que: paró y comenzó nuevamente su marcha cuando el
actor se encontraba en pleno cruce de bocacalle -como interpreta el actor-.
Así voto.
A la misma cuestión, los doctores Galfré y Netri dijeron:
De acuerdo a los principios y fundamentos a los que arriba el Vocal
preopinante, votamos en igual sentido.A la tercera cuestión, el doctor Pagnacco dijo:
Atento el resultado obtenido al votar las cuestiones precedentes,
corresponde rechazar la nulidad y hacer lugar parcialmente al recurso de
apelación, revocando de igual modo la sentencia 1291/10 y, en su lugar, reducir al
cincuenta por ciento (50 %) el importe de la condena al pago por parte del Sr. Fidel
Ofelio Oronel a la actora, respecto de los rubros resarcitorios en ella señalados,
incluídas las costas de primera instancia, que se distribuirán en 55% a cargo de la
actora y 45 % a cargo de la demandada. Distribuír las costas de esta instancia por
partes iguales. Propongo que los honorarios de Alzada de los doctores Lorena R.
Quiroga, Sergio Luis Amigó y Gilda L. Cavalli -estos últimos en partes iguales- se
fijen en el cincuenta por ciento del honorario que en definitiva les corresponda a
los profesionales de cada parte por su labor desplegada en lo principal en sede
inferior con noticia de la Caja Forense.Así voto.A la misma cuestión, los doctores Galfré y Netri dijeron:
El pronunciamiento que corresponde dictar es el que propicia el
doctor Pagnacco.Por todo ello, la Cámara de Apelación de Circuito, RESUELVE:
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Rechazar la nulidad y hacer lugar parcialmente al recurso de apelación, revocando
de igual modo la sentencia 1291/10 y, en su lugar, reducir al cincuenta por ciento
(50 %) el importe de la condena al pago por parte del Sr. Fidel Ofelio Oronel a la
actora, respecto de los rubros resarcitorios en ella señalados, incluídas las costas
de primera instancia, que se distribuirán en 55% a cargo de la actora y 45 % a
cargo de la demandada. Distribuír las costas de esta instancia por partes iguales.
Fíjanse los honorarios de Alzada de los doctores Lorena R. Quiroga, Sergio Luis
Amigó y Gilda L. Cavalli -estos últimos en partes iguales- se fijen en el cincuenta
por ciento del honorario que en definitiva les corresponda a los profesionales de
cada parte por su labor desplegada en lo principal en sede inferior con noticia de
la Caja Forense. Insértese, hágase saber y bajen.- (AUTOS: “BREST LEONIDAS
A. C/ ORONEL FIDEL Y OT. S/ DAÑOS Y PERJUICIOS” Expte.N°246/10)8-46
PAGNACCO
GALFRÉ
NETRI
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