Descargar suplemento La Prensa, 20 de agosto de 2016

Anuncio
EL DÍA, sábado, 20 de agosto de 2016
p1
EL LEGADO ARTÍSTICO
del domingo
del escultor religioso Benito de Hita
y Castillo en la localidad palmera de
Puntallana en el siglo XVIII. 6/7
revista semanal de EL DÍA
Texto: Álvaro Fajardo Hernández
El drago milenario de Ycod
M
uchas son las páginas
que he dedicado al
emblemático drago
de Ycod donde recojo
aspectos míticos, legendarios, históricos y científicos
que han sido publicados en la sección
La Prensa de este periódico. Otros aspectos, como el artístico y promocional,
han sido menos tratados, no porque
carezcan de importancia, sino porque
he querido recabar el mayor número
de información, imágenes y comentarios objetivos que dieran fe de su relevancia como árbol numen para poetas, artistas e intelectuales propios y
foráneos, además de eficaz reclamo
publicitario para empresas locales, nacionales e internacionales.
Los aspectos míticos, legendarios,
históricos y científicos están recogidos en una cronobiografía ilustrada
con fotos y documentos desde el año
946 d. C, fecha de su posible nacimiento
de una semilla después de haber pasado
por el tracto intestinal de un mirlo, hasta
hoy, en que se muestra pletórico y sano
después de 1.069 años que lo contemplan. Cronobiografía exhaustiva que
supera los contenidos de un artículo
periodístico a la que el lector interesado puede acceder si lo desea.
El drago como inspiración para
pintores, fotógrafos, poetas e intelectuales está, parcialmente, recogido y
publicado por Fernando Díaz Medina,
amigo, colaborador y cronista oficial
de Ycod.
En mi búsqueda por ampliar la información existente han aparecido fotos,
cuadros, poemas y escritos referidos
a nuestro drago que no han sido publicados, en parte por pertenecer a colecciones privadas o estar los propietarios de los documentos en paradero
desconocido, siendo el azar, en la mayoría de los casos, el que me ha puesto
en contacto con ellos.
Un logo con fuerte tirón publicitario
mal explotado
Un aspecto poco conocido y estudiado del drago es el promocional que
tuvo y tiene el uso de su imagen como
logo de casas comerciales, centros de
salud, farmacias, empresas, taxis,
autoescuelas, etc. Imagen de la cual,
al no estar legalmente registrada, se
ha hecho uso y abuso, no generando
ningún tipo de beneficio económico
a las arcas municipales, como lo demuestran los dos casos anecdóticos
que relato a continuación.
Los ycodenses recuerdan, y tal vez
conservan, unos calderos y utensilios
de aluminio que llevan troquelada la
imagen del drago, calderos que eran
fabricados por una empresa familiar
madrileña que quería introducirlos en
Algo más que un árbol mítico y legendario, hoy prisionero por un muro de piedra
y olvidado por los que deben promocionarlo.
A la derecha, el
drago y su nombre
presentes en varios
logos publicitarios o
informativos.
Canarias. El comercial responsable, de
apellido Beitia y antiguo jugador del
Atlético de Madrid, cuando llega a Tenerife se dirige a Ycod con intenciones
de ver el drago y visitar de paso un comercio de menaje, hostelería y artículos de regalos que respondía al nombre de “Casa Atilano”, sito en la calle
San Agustín, 64, al que le propone introducir sus productos, como mayorista,
en la isla. Atilano accede y le sugiere
que para diferenciarlos de otros que
tenía a la venta le ponga un distintivo
diferente ya que venían algunos troquelados con las letras “MMM”, y otros
con el nombre “Coronas”, sugiriéndole
que pusieran un drago ya que el de Ycod
era muy conocido no solo en las islas
Canarias y Península, sino incluso en
el extranjero, además de ser un símbolo de fortaleza y durabilidad, lo que
daría confianza y garantía al posible
comprador. El agente Beitia, después de contemplar la majestuosidad
del drago, quedó entusiasmado con
los convincentes argumentos del comerciante ycodense Atilano, que le dio
una foto reciente llevándosela a Madrid para sugerirle a sus familiares la
posibilidad de, al menos para Canarias, poner la imagen de nuestro drago. Tan entusiasmados quedaron con
la idea que la fábrica cambió, definitivamente, no sólo su nombre, que pasó
a llamarse Drago Menaje, sino que en
un lateral de todos los calderos y utensilios de aluminio que fabricaba aparecía la imagen del drago. La calidad
de esta reputada empresa madrileña,
hoy cerrada, es patente ya que muchos
calderos y utensilios se siguen usando
en algunas casas de Canarias. La mía
incluida.
El segundo caso es el de la prestigiosa fábrica tinerfeña de Cerveza CCC,
que tenía en la etiqueta de sus botellas las figuras del drago de Ycod y la
silueta del mayestático Teyde, queriendo
simbolizar con el primero la materia
vegetal que toda cerveza lleva, y con
el Teyde, la pureza y calidad del agua,
elemento que los maestros cerveceros consideran primordial para la
elaboración de una cerveza de calidad
y prestigio que CCC ha mantenido desde
1939 hasta nuestros días. Lamentamos
que el logo del drago, símbolo vegetal internacional por excelencia de la
isla de Tenerife haya desaparecido, sin
causas aparentes. Algunos manifiestan que el motivo se debió al querer
el Ayuntamiento de Ycod cobrar un canon por su uso; otros sostenían que
el drago, como árbol que es, podía morir
p2
sábado, 20 de agosto de 2016, EL DÍA
EN PORTADA
en cualquier momento y era preferible quitarlo de las etiquetas antes de
que esto ocurriese. La desaparición del
logo coincidió, lamentablemente,
con una serie de noticias relativas a
la mala salud del drago que los medios se encargaron de difundir sin fundamento alguno. Cierto es que el drago,
como ser vivo y longevo, está sujeto
a achaques que pueden afectar a su
salud, pero de ahí a que se produjera
una muerte inminente era mera especulación carente de rigor científico. Si
no que se lo pregunten al prestigioso
equipo multidisciplinar de técnicos
especialistas en botánica, nutrición y
bioquímica que lo cuidan, vigilan y
miman desde 1992, año en que fuera
creado por la corporación que presidia Juan José Dorta (la última reunión
del comité técnico para la conservación del drago fue en septiembre 2015).
Recientemente, la imagen del enano
de La Palma ha sido declarada bien sensible y registrada convenientemente,
pagándose un canon por su uso comercial. Pienso que una medida similar se podía articular para la imagen
de nuestro drago ycodense, que aliviaría el oneroso y deficitario presupuesto que conlleva el mantenimiento del parque que lo rodea, para el que
propongo un modelo alternativo de
uso y gestión que conlleva, de forma
prioritaria, el derribo del muro de piedra y hormigón que lo tiene humillado
y prisionero desde 1994, año en que
se iniciaron las obras.
Esperamos y deseamos que esta ignominiosa condena impuesta al inocente
drago no sea a perpetuidad. El pueblo de Ycod, en su día, se alzó contra
la construcción de un muro que no
estaba ahí con el nacimiento y posterior
vida en su milenaria libertad, que compartía con la flora nativa que se plantó en el parque actual, siguiendo criterios científicos que confirmaron que
los antiguos y hermosos jardines tipo francés que lo circundaban le estaban condenando a una muerte prematura, amén del daño colateral del
tráfico rodado, felizmente resuelto con
el desvío de la carretera próxima, gracias a las movilizaciones y fuertes protestas de un colectivo ycodense.
La desaparición del muro permitiría la integración y recuperación del
drago para la ciudad, y se accedería
a él sin barrea alguna y gratuitamente
desde la plaza Lorenzo Cáceres por una
escalera, sobre la vía actual, que separa la plaza del parque. El sistema de
gratuidad y libre acceso a lugares de
interés social ha sido experimentado,
con éxito, en otros países siguiendo
y copiando la política de los Smithsonian Museum de Washington, en los
que los visitantes no pagan nada al
entrar, pero unos carteles, convincentes
y sugerentemente redactados, les invitan a colaborar, en la medida de sus
posibilidades, al mantenimiento digno
de un bien nacional (nuestro drago lo
es) que, por ser de todos y de nadie
en particular, necesita sus generosas
aportaciones para una mejor conservación y disfrute de futuras generaciones. La recaudación, con esta po-
Arriba, el
proyecto inicial, que
no contemplaba un
muro, sino un
mirador terraza.
El parque, con la
flora nativa, el drago,
la palmera y el muro
que se debe quitar.
Abajo, Bronislaw
Malinowski.
lítica regalista de los Museos Smithsonian, se triplicó respecto a cuando se
cobraba una cantidad simbólica que
rondaba los 5 dólares. Se dieron y siguen
dándose aportaciones que superan los
1.000 dólares. Dejo esta opción y decisión a los responsables de la gestión
del Parque del Drago con los que colaboro de forma altruista desde hace unos
años.
Propuestas para el Centro de
Interpretación Polivalente
El impactante Centro de Interpretación Polivalente, próximo a terminarse, es una construcción modernista
de ciclópea estructura brutalista de hormigón visto y cubierta de madera exótica, que pretende simular la copa del
drago. Está ubicado en el solar que dejara el desparecido Hostal del Drago
y concebido inicialmente por los arquitectos como centro de visitantes
del drago.
Pensamos que podría ser un gran cen-
tro de interpretación polivalente, no
solo del majestuoso árbol, sino también de la Finca de Boquín, donde se
pretende albergar la Cátedra de Antropología Social Bronislaw Malinowski
(BOCAM), proyecto que presenté al
Cabildo, siendo satisfactoriamente recibido por el presidente de entonces, Ricardo Melchior cuando hizo una visita a la finca acompañado del arquitecto Hugo Luengo Barreto para ver
el estado de conservación de la vivienda
donde se desea ubicar la citada cátedra, y que contó con las adhesiones
de los rectores de las dos universidades
canarias, además del apoyo de prestigiosas universidades de todo el
mundo.
La BOCAM fue presentada a los rectores de las dos universidades canarias, que inicialmente dieron el visto
bueno, y al director del Museo de Antropología Fernando Estévez González,
que se congratuló con esta iniciativa,
coincidente con una vieja aspiración
suya, dada la relevancia que tiene el
antropólogo polaco-británico Malinowski, que redactó Los argonautas
del Pacífico Occidental en la Finca de
Boquín en abril de 1921, libro de referencia en la moderna antropología funcionalista.
Obras de arte que tienen como
referente al drago
En cuanto a los cuadros y esculturas (algo menos) que se han hecho del
drago son incontables y están esparcidos por el mundo. Propongo desde
aquí que para la deseada y pronta inauguración del Centro de Interpretación
se organice y monte una colectiva mundial en la que estoy seguro colaboraran, generosamente, los artistas nacionales e internacionales, que son legión.
Los medios que nos ofrecen hoy las
redes sociales harán posible esta
convocatoria, que podría consignarse
como I Muestra Mundial del Arte por
el Drago de Ycod. De igual forma, coincidiendo con la inauguración mencionada, se podría proceder a una selección de los miles de poemas que poetas locales, nacionales e internacionales, consagrados o no, le ha han dedicado al drago, cantados con el mismo
fervor y lírica emoción, y que podría
consignarse como I Convocatoria
Mundial de Poesía por el Drago de Ycod.
En la misma muestra inaugural se
expondría una selección de fotos, de
los millones de fotógrafos, anónimos
o no, que han pasado por Ycod y su
drago, permitiendo de esta forma crear
la 1ª muestra mundial fotográfica de
la Memoria Histórica del Drago de Ycod,
ampliando la existente, que, aunque
importante, se vería incrementada y
quedaría como muestra permanente
para disfrute de futuros visitantes.
Por otra parte, hay que recordar que,
en 1973, el drago apareció en un sello
de 15 pesetas y que la Real Fábrica de
la Moneda y Timbre y que, en 1979, la
Real Fábrica de la Moneda y Timbre
incluyó el árbol en aquel billete de mil
pesetas que representaba el conocido
perfil del Teide con la roca a la izquierda
y el drago en la parte inferior derecha.
p3
EL DÍA, sábado, 20 de agosto de 2016
EN PORTADA
Grupos de turistas y escolares visitando la Finca de Boquín, hoy propiedad del Cabildo. A la derecha, el drago en la portada de un libro sobre árboles excepcionales del mundo.
Lamentos de un árbol humillado
Los informes especializados sobre
turistas que visitaron Tenerife
–cuando escribo estas líneas, los
del año 2014–, registrados en los dos
aeropuertos tinerfeños, arrojan un
saldo de 4.235.051. Además de informarnos de los lugares preferenciales
y más visitados de la isla, que son:
1º Parque Nacional del Teyde.
2º Drago milenario de Ycod.
3º Caserío y barranco de Masca.
4º Villa y Puerto de Garachico.
5º San Cristóbal de La Laguna.
6º Loro Parque (Puerto de la Cruz.)
7º Villa de La Orotava.
El drago de Ycod, figurando en segundo Lugar, no tiene ninguna promoción visual, de calidad, en los aeropuertos de Tenerife. Los motivos por
los que no está presente los ignoramos. En los últimos lugares figuran
sitios tan emblemáticos como el
Jardín Botánico, Barranco del Infierno,
Museos de Tenerife, Cueva del
Viento… todos ellos, menos el drago,
están dignamente representados en
excelentes fotos que podemos ver en
el aeropuerto Reina Sofía, del Sur, y
aeropuerto Tenerife Norte, donde, concretamente, en la salida de pasajeros
hay monumentales fotos iluminadas
en color del Teyde, que se repiten antes
y después de la puerta mecánica, otra
del caserío de Masca y una más del
lagarto gigante de El Hierro. Asimismo,
en la terminal de recogida de equipajes se muestran fotos de diferentes lugares de la isla, y en la sala de
espera de la planta baja podemos ver
paneles, de gran formato, en los que
no figura el drago de Ycod.
No entendemos por qué las autoridades turísticas y aeroportuarias
tinerfeñas discriminan al drago, el árbol
más emblemático de Canarias, y
monumental del planeta de la especie Dracaena draco. Además de ser
elegido símbolo de identidad de
Tenerife (la palmera, en justicia, lo
es del archipiélago), y el árbol mas
cuidado y mejor estudiado de Canarias y más fotografiado del mundo.
De hecho, a partir del siglo XVI y hasta
bien entrado el XX una pléyade de
científicos se desplazaron a Tenerife
para estudiarlo y fotografiarlo, entre
otros ejemplares, dejando constancia de sus especificidades en monografías científicas como árbol repre-
mezclan con el tiempo mítico, sobrepasando las limitaciones de la sucesión corrosiva de la historia.
El drago en un
cuadro de Óscar
Domínguez (iz) y en
un dibujo de Roño
Cámara Fajardo.
sentativo y superviviente de la flora
antediluviana, de edad incierta que
ha vivido al margen de un tiempo difícil de calcular, que algunos, entre los
que me encuentro creemos –hasta que
no se demuestre lo contrario– que es
milenario.
La lista interminable de científicos
que lo han visitado y elogiado hace
honor a su fama mundial, figurando
en portadas de libros sobre árboles
monumentales del planeta, enciclopedias especializadas en flora y
publicaciones de científicos actuales
propios y foráneos. Se trata de un árbol
extratemporal y oracular de tiempos
arcanos, cuya existencia terrenal y
fijeza a la tierra local nutricia está sujeta
a una constante y evanescente causalidad, en que pasado y presente se
Suscinta cronobiografía histórica del drago de Ycod
1503.-Primer documento histórico del 3-XI 1503 que cita al drago de Ycod: “El Adelantado
Alonso Fernández de Lugo (1456-1525) otorga una data a un nativo de Gran Canaria para un
asiento de colmenas, atrás el drago grande de ycodem camino de Daute”. Data recogida por
el profesor Elías Serra Rafols (1898-1972).
1547.-El banquero genovés y fundador de Garachico Cristóbal de Ponte se maravilla del
drago de Ycod y de los viñedos de malvasía en Daute.
1674.-El erudito ycodense Cristóbal Pérez del Cristo (1639-1705) menciona al drago de
Ycod en sus escritos que tituló Excelencia y antigüedades de las siete islas de Canarias.
1696.-Leonart Plukenet (1642-1706), profesor de botánica y jardinero de la reina Maria II
de Inglaterra, estudia y describe los drago de Franchy e Ycod.
1705.-El ilustrado canario Cristóbal del Hoyo-Solórzano y Sotomayor (1667-1762), marqués de San Andrés y vizconde de Buenpaso, mención al drago de Ycod en sus cartas.
1724.-El sacerdote, explorador botánico y astrónomo francés Louis-Feuillée (1660-1723)
dibujó un drago que describe como Draco arbor canariensis. Antes había determinado el
primer meridiano en la isla de El Hierro y calculado la altitud del pico de Tenerife.
1746.-El astrónomo francés Nicolás Luis Lacaille (1713-1762) publica un extracto de expedición científica de Louis Feuillée a Canarias en la que menciona al drago de Ycod.
1776.-El historiador, biólogo y polígrafo canario José Viera y Clavijo (1731-1813) menciona
al drago de Ycod en sus escritos.
1791.-En las láminas de J.J. Williams aparece dibujado el drago de Ycod.
1856.-Primera foto estereoscópica conocida del drago de Ycod, realizada por Anne Jessie Duncan, mujer de Charles Piazzi Smyth (1819-1900).
1857.-El científico y naturalista alemán Herman Schacht (1814-1854) visita el drago de
Ycod.
1861.-El ycodense Francisco de Borja León- Huerta y Molina (1836-1902), marqués de la
Villa, dibuja el drago de Ycod (foto superior de la derecha).
1875.-La pintora y viajera inglesa Marianne Nort (1830-1890) realiza varios oleos de dragos entre los que se encuentra el de Ycod (foto inferior de la derecha).
Amparos legales de los dragos
Hay que reseñar que la Orden de
20 de febrero de 1991 sobre Protección de Especies de la Flora Vascular Silvestre de Canarias garantizaba la conservación del hábitat
natural del drago de Ycod y otros ejemplares monumentales de las islas. Y
que la ley de 30 de abril de 1991 de
Símbolos de la Naturaleza para las Islas
Canarias establece que sea el drago
de Ycod el vegetal más representativo de Tenerife. De igual forma, la
ley de 19 de diciembre de 1994 de Espacios Naturales de Canarias concede
protección a los dragos monumentales. Finalmente, en el anexo IV de
la normativa de la Unión Europea, de
21 de mayo de 1992, relativa a la conservación de los hábitats naturales
y de la fauna y flora silvestres, se establecen medidas para contribuir a la
biodiversidad mediante la conservación de manera especial de los dragos de Canarias, normativa que ha sido
incorporada al ordenamiento jurídico
español en un Real Decreto de 7 de
diciembre de 1995.
p4
sábado, 20 de agosto de 2016, EL DÍA
CIENCIA
Texto: Adrián Báez Ortega
(estudiante de doctorado en la
Universidad de Cambridge)
E
L CÁNCER ES quizá la enfermedad más temida e infame
de nuestro tiempo. Una
diagnosis de cáncer supone,
incluso en los mejores casos,
un periodo de tremenda carga emocional
para el paciente y sus seres queridos,
marcado por la perspectiva de un futuro incierto, incómodos y prolongados
tratamientos, y la disrupción absoluta
de la vida del paciente, donde vencer
a la enfermedad se transforma en la principal meta.
A pesar de esto, somos increíblemente
afortunados de vivir en una época en
la que se dispone de un conocimiento
detallado acerca de la naturaleza del cáncer, sus causas y las formas más eficaces de tratar muchos de sus cientos de
tipos y subtipos. Para nosotros, el horror que esta enfermedad debía de transmitir en tiempos pasados, cuando ni
siquiera existía la certeza de saber qué
era el cáncer, es casi inimaginable. Numerosas descripciones históricas de casos
de cáncer ilustran la intensa desesperación que solía acompañar a este
mal, y los extremos a los que pacientes, médicos y cirujanos por igual estaban dispuestos a llegar con tal de intentar ponerle fin.
Los primeros escritos sobre cáncer se
remontan a las civilizaciones griega y
egipcia,aunquetalesevidenciassonambiguas y escasas, posiblemente debido a
dos factores. Por una parte, es probable que la corta esperanza de vida propia de la época –unos veinticinco o treinta
años para las clases menos privilegiadas–, junto con diferencias en la alimentación y otros factores ambientales, impidieran una alta incidencia de
cáncer en estas poblaciones. Hoy en día
es bien sabido que los principales factores de riesgo en el desarrollo de cáncer son la edad y la exposición a los efectos cancerígenos de agentes externos,
tales como la luz ultravioleta o el humo del tabaco. Por otra parte, la diagnosis médica en la antigüedad era más
un arte que una ciencia, llegando a ser
notablemente imprecisa; muchas descripcionesescritasde‘cáncer’bienpodrían
referirse a otros males, desde úlceras
o inflamaciones hasta lepra. Esto probablemente se aliaba con el hecho de
que sólo aquellos tumores situados en
la superficie del cuerpo, o cerca de ésta,
podían ser detectados.
Tal como el libro Constructions of Cancer in Early Modern England, de Alanna
Skuse, recalca, a fin de comprender las
formas de diagnosticar y tratar el cáncer en tiempos pasados, primero es necesario conocer el paradigma médico de
aquel entonces, el cual difiere extraordinariamente con el de nuestros días.
Hasta principios del siglo XIX, la corriente
médica dominante era el llamado galenismo o humoralismo, nacido en la Grecia clásica de la mano de Hipócrates y
Galeno de Pérgamo. Esta teoría se
basa en la noción de que a través del
Una historia de malignidad
La relación de la humanidad con el cáncer y los intentos de curar el mismo se extienden a través
de la historia, desde el antiguo Egipto hasta hoy.
cuerpo circulan cuatro tipos de humores: la flema, la sangre, la cólera y la melancolía. Estos cuatro fluidos se mezclan
para formar la llamada ‘sangre nutritiva’,
la cual fluye por los vasos sanguíneos.
La salud humana dependía de un delicado equilibrio entre estos cuatro
humores, y toda enfermedad era considerada como la consecuencia de un
desequilibrio insano, causado por una
combinación de predisposiciones innatas y factores ambientales. No sólo afectaban estos humores a la salud física,
sino también a la propia personalidad,
tal que la predominancia de uno de los
cuatro fluidos resultaba en personas de
carácterflemático,jovial,coléricoomelancólico, respectivamente. En particular,
el cáncer estaba firmemente asociado
a la acumulación y consiguiente degradación de la melancolía en ciertas
partes del cuerpo.
El cáncer se ha distinguido siempre
de las otras muchas enfermedades fatales del ser humano. La percepción del
cáncer como una enfermedad originada
a partir del propio cuerpo, pero al mismo
tiempo capaz de consumirlo lentamente,
condujo a una personificación de la enfermedad como una criatura consciente
y maligna que ‘devoraba’ el cuerpo subrepticiamente desde el interior. Éste es
el origen del término ‘malignidad’, que
ha sobrevivido incluso a la llegada de
la medicina moderna.
El propio término ‘cáncer’ cuenta con
raíces considerablemente antiguas: el
nombre proviene del griego karkinos,
‘cangrejo’.Laasociaciónentreenfermedad
y animal derivó, aparentemente, del parecido entre la forma de ciertos tumores
y la de un cangrejo, así como de la tenaz
resistencia que la enfermedad presenta
ante cualquier intento de cura, y que
recuerda a la firmeza con que el cangrejo se aferra a la roca. La imagen del cáncer como enfermedad cruel y voraz llevó
también a una identificación metafórica con otros animales, como el lobo
o el gusano; símiles que, con el paso del
tiempo, llegaron a degenerar en paralelismos literales, con algunos textos relatando la presencia real de lobos y gusanos en el interior de tumores.
El pechofemeninofue sin duda,y hasta
hace unos dos siglos, el sitio de la enfermedad por excelencia, hasta el punto
de que el término ‘cáncer’ era entendido, salvo que se indicara lo contrario, como cáncer de mama. De hecho,
escritos médicos del amplio periodo que
abarca desde la Edad Media hasta el siglo
XVIII –en el que la medicina era un campo
invariablemente masculino– describen repetidamente el cuerpo de la mujer
como algo misterioso, capaz de generar vida, aunque también imperfecto
y vulnerable. Existía una creencia generalizada de que las mujeres tenían dificultad a la hora de regular la composición humoral de su cuerpo, lo que desembocaba en fenómenos extraños como
la menstruación, mediante la cual el
cuerpo se libraba de un exceso perjudicial de humores. Curiosamente, mientras que los cánceres en hombres, incluyendo tumores en la zona genital,
nunca se consideraban una consecuencia de la fisiología masculina, sino el efecto
de un desequilibrio humoral causado
por un estilo de vida inadecuado, era
común achacar la aparentemente ele-
Las ilustraciones
de textos médicos
como el Het
vermeerderde
wapenhuis der heelmusters (1748)
reflejan una imagen
deshumanizada del
paciente como
medio de ignorar su
enorme sufrimiento
durante la cirugía.
(Imagen cortesía de
la Wellcome Library,
bajo licencia CC-BY
4.0.)
vada incidencia de cáncer de mama a
diferentes ‘defectos’ en la anatomía femenina, algo inevitablemente asociado a
las enigmáticas cualidades que distinguían a mujeres de hombres. Era particularmente prevalente la noción de
que la acumulación de leche en los pechos, quizá debido a una reticencia de
la mujer a dar el pecho, provocaba la
acumulación y degradación de dicho
fluido, con efectos nocivos sobre el seno
femenino.Porotrolado,losgolpesymoratones, que no eran raros en tiempos en
los que la violencia doméstica era
perfectamente tolerada, si no defendida,
también estaban asociados con la aparición de tumores. Tan establecida estaba
dicha relación que, en la Inglaterra del
siglo XVIII, un hombre fue llevado a juicio acusado de provocar un cáncer a una
mujer al propinarle un puñetazo en el
pecho en plena calle.
La forma en que la medicina se enfrentaba al cáncer en estos tiempos conllevaba
la aplicación de terapias progresivamente
más agresivas, conforme el tumor se mostraba invulnerable a aquellas más ‘suaves’. El primer recurso solía basarse en
la consideración de la enfermedad como la consecuencia de un desequilibrio
humoral: recomendaciones de dieta, ejercicio y complejas pócimas con propiedades antiinflamatorias, sedantes o incluso tóxicas, iban dirigidas a compensar
laacumulacióndemelancolíaenelcuerpo
del paciente. Algunos remedios, dada
la asociación de la enfermedad con diferentes criaturas, intentaban una aproximación de ‘igual contra igual’, incluyendo ingredientes tales como polvo de
coraza de cangrejo, gusanos o lengua
p5
EL DÍA, sábado, 20 de agosto de 2016
CIENCIA
de lobo. Esto refleja cómo el discurso
médico se desvió progresivamente de
una identificación metafórica del cáncer con estos animales hacia un creencia
en la implicación literal de los mismos
en la enfermedad. No obstante, una vez
que estos remedios fallaban, el siguiente
paso solía consistir en la aplicación de
sustancias extremadamente agresivas, tales como el mercurio y el arsénico –las cuales podrían ser consideradas
como una forma primitiva de quimioterapia–. Estas sustancias, con su tremenda potencia corrosiva, eran juzgadas
en ocasiones como lo único capaz de
hacer frente al ímpetu devorador de un
cáncer rebelde. Aunque los efectos secundarios de tales tratamientos eran tan severos que muchos médicos se oponían terminantemente a su uso, la mayoría de
pacientes optaba por ellos con tal de escapar a la más terrible arma del arsenal
médico: la cirugía.
Cuando hasta los remedios químicos
más agresivos se mostraban ineficaces,
algunos pacientes eran persuadidos de
que la única esperanza de cura residía
en tratar de extirpar el tumor. Mientras
que muchas de las intervenciones médicas de hoy en día suponen un impacto
mínimo en la vida del paciente, hace
sólo dos siglos el panorama era bien distinto. Antes de la llegada de la anestesia, los antisépticos y los antibióticos,
incluso las operaciones menos invasivas no sólo provocaban un dolor terrible, sino que ponían al paciente en riesgo
de muerte a causa de hemorragias, infecciones u otras complicaciones. Todo esto
hacía de la cirugía el más peligroso y
temidodetodoslosprocedimientosmédicos. A falta de anestesia, los cirujanos
administraban opiáceos y alcohol antes
de la operación, con objeto de hacerla
más llevadera; no obstante, el paciente
debía permanecer despierto, dado que
la inconsciencia podía ser síntoma de
una excesiva pérdida de sangre u otros
problemas.
Las cirugías de cáncer eran particularmente arriesgadas, invasivas, prolongadas y dolorosas, hasta un extremo que
probablemente escapa a la imaginación
del hombre moderno. Al ser el cáncer
de mama la variante más frecuente de
la enfermedad, la mayoría de cirugías
eran mastectomías radicales –amputaciones completas del pecho–, aunque
también existen descripciones de operaciones en zonas tan variadas como los
ojos, las piernas o el escroto. Las cirugías más complejas llevaban varios días,
en cada uno de los cuales el cuerpo del
paciente era abierto con cuchillos o instrumentos similares a fin de extirpar la
mayor parte posible del tumor; la herida era luego cauterizada con hierros
al rojo vivo o vendajes. El paciente permanecía en la consulta durante la noche, en un intenso dolor y, de ser necesario, el proceso se repetía al día siguiente.
Resulta evidente que la razón por la
que los enfermos de cáncer accedían
a someterse a tan brutales intervenciones
era el convencimiento de que éste era
el único modo de evitar la muerte. Por
otra parte, la mayoría de estas operaciones terminaban con la vida del paciente, por lo que es improbable que los
cirujanos estuvieran deseosos de llevarlas
a cabo, dado que tales fracasos podían
suponer un golpe duradero a su reputación y sus ingresos. Es de suponer que
los cirujanos accedían, por su parte, a
realizar cirugías tan arriesgadas debido
a una necesidad moral de intentar aliviar el sufrimiento de los enfermos de
cáncer avanzado. La paradoja del cirujano, que hiere al paciente con el fin de
curarlo, ha sido señalada por los historiadores médicos a lo largo de los siglos.
No obstante, aunque tanto cirujano
como paciente acordaran que la cirugía era la mejor alternativa, ésta no resul-
M
Algunas frases antológicas de
famosos personajes laguneros
e voy a morir con la pena de no haber conocido
a mi abuelo paterno, Juan Bautista Oliva, que en
mi familia fue el pionero de los “coñistas”, al que
siguiera luego mi padre Juan Oliva Tristán y mismamente
yo como aprendiz más que mediocre de ambos.
Por eso empiezo con mi abuelo y debemos situarnos cronológicamente en los años después de la Guerra Civil, donde
aparecieron las famosas cartillas de racionamiento, que
eran a modo de auténticos “corralitos” pero no de corte
“ecuménico” sino de estómago, y en donde había escasez e incluso tamaño de todo. Vamos a la anécdota y les
diré que en esa época el pan lo hacían de pequeñísimas
dimensiones, corto y escuchimizado cual pirulí.
Un día, sobre las ocho de la mañana, tocan en la puerta
de casa de mi abuelo, contestando el mismo: “¿Quién es?”,
respondiendo una voz “extra omnes”: “La panadera, don
Juan”, terminando por decir mi familiar: “Mire, si el pan
es como el de ayer lo mete por la cerradura de la puerta”.
Otra frase de un ingenio, más propio de un nobel de
Literatura que del personaje que la dijo, la encontramos
en nuestro personaje lagunero “Panchito”, que un viernes Santo andaba en el interior de la Catedral –después
de haber estado en media docena de borracherías de la
ciudad– cuando es visto dando unos bandazos que para
sí los quisiera un consumado patinador artístico por el
obispo güimarero Domingo Pérez Cáceres, que fue tras
él hasta darle alcance y conminándole a entrar en la solitaria sacristía, diciendo su eminencia: “Panchito, siempre dando la nota. ¿No ves el pedazo “pedo” que tie-
taba un proceso fácil para ninguno. Tal
era el sufrimiento de los pacientes durante
las operaciones que se necesitaba la ayuda
devariosasistentesparasujetarlosdurante
el curso de las mismas –además de para
preparar el instrumental–. Los gritos de
agonía del paciente volvían las operaciones más largas emocionalmente
agotadoras y desalentadoras. En consecuencia, los cirujanos se mentalizaban para ignorar tales signos de sufrimiento, suprimiendo la presencia del
paciente y centrándose en la extirpación del tumor; dicha actitud les valió
fama de despiadados, llegando a ser comparados con carniceros o torturadores.
Los textos médicos de épocas pasadas
reflejan claramente la anulación del paciente durante la operación como forma de ignorar su tormento: en ninguna
descripción de una cirugía se menciona
el estado del paciente como persona,
sino sólo como el cuerpo donde la batalla contra el tumor se desarrolla. Las ilustraciones de estos textos, análogamente, muestran a mujeres con una expresión invariablemente serena, incluso
mientras uno de sus pechos es perforado o amputado. Los registros que se
conservan sugieren que, a diferencia de
lo que ocurría en tratamientos más ‘leves’,
una vez que la operación era acordada
el paciente salía de escena, dejando solos
al cirujano y al cáncer.
Es evidente que tanto médicos como
pacientes debían afrontar la decisión de
hasta qué punto valía la pena llegar con
tal de intentar curar una enfermedad
que, después de todo, bien podía ser incurable. El hecho de que gran parte de los
tratamientos de cáncer resultaran tan
dolorosos como la propia enfermedad
–y que las cirugías a menudo terminaran en defunción– hacía a algunos enfermos decidirse por tratamientos paliativos, dirigidos simplemente a retrasar
la muerte y aliviar el sufrimiento en la
A REÍR QUE SON DOS DÍAS
Juan Oliva-Tristán Fernández*
nes?, venga, sal de la Catedral, mándate un café y a tu
casa a dormirla”. La reacción del borrachuzo no se hizo
esperar, diciéndole al obispo una frase que tiene doble
mérito pues la dice una persona sin ningún tipo de estudios, “analfabestia” total, y que fue la siguiente: “Don
Domingo, cuando la Divinidad sucumbe, la humanidad
se tambalea”.
O esta otra del célebre cazador Alonso Tabares, abuelo
de mis buenos amigos Diego y José Mari Tabares Rodríguez y de Ana-Beatriz y Juan Fuentes Tabares. Es de todos
conocida la fobia que le tenía a Santa Cruz don Alonso,
al que tildaba de “pueblo de pescadores”, o habitantes del
Charco de la Casona, y su mejor anhelo es que llegara un
día en que se pudiese pescar en La Cuesta. La frase del
“viejo” para enmarcar fue: “En La Laguna vamos a hacer
una avenida marítima, con sus góndolas y sus “góndolos”
para darles por c... a los “chicharreros”.
Hay otro muy bueno y aconteció en la tertulia de la pelu-
medida de lo posible. Los principales
ingredientes de estos remedios eran plantas con efectos analgésicos y opiáceos,
tales como el láudano. No cabe duda
de que, en los casos más avanzados, los
enfermos recurrían también a este tipo de sustancias para lograr una muerte
indolora.
Aunque, hasta el siglo pasado, la
humanidad convivía con una variedad de enfermedades devastadoras o
altamente contagiosas frente a las que
la medicina poco podía hacer, el cáncer siempre se ha destacado entre ellas
por su particular naturaleza ‘maligna’.
La caracterización del cáncer como una
entidad a la vez propia y profundamente
extraña al cuerpo, con una disposición
cruel y traicionera, ha sobrevivido hasta
nuestros días y es apreciable en
muchas campañas mediáticas relacionadas con la enfermedad. El uso
que a menudo se hace del cáncer como
símbolo de corrupción interna y
degradación moral tampoco es nuevo;
de hecho, pocos aspectos de la relación entre el cáncer y la humanidad
lo son. Lo que sí ha cambiado en este
último siglo, sin embargo, es el
extraordinario poder de la ciencia y
la medicina para diagnosticar y tratar este mal, ahondar en sus causas
y, con colosales esfuerzos, avanzar lentamente en el camino para ponerle fin.
Por muy terrible que el impacto del
cáncer pueda ser, no debemos olvidar que el horizonte nunca ha sido tan
brillante como hoy.
Referencias:
–Skuse, A. Constructions of Cancer in
Early Modern England (Palgrave Macmillan, 2015).
–David, A.R., Zimmerman, M.R.
“Cancer: an old disease, a new disease
or something in between?” Nature
Reviews Cancer (2010).
quería “La Higiénica”. Como todas las tardes, salía el tema
de las cacerías y uno de los contertulios dijo: “Pues me
han asegurado que hay perros más inteligentes que los amos”,
saltando don Alonso: “Los míos, coño”.
Cierto día estaba sentado en un banco del Camino Largo
“Panduro”, con los ojos cerrados y semidormido, cuando
se le acerca un estudiante y le dice al oído: “La vida es
sueño. Calderón de la Barca”, a lo que de inmediato le contesta el dormilón: “La muy puta de tu madre. Panduro”.
Una noche de vino y rosas –más bien lo primero–, sobre
las once suena la sirena de una ambulancia en la calle y
la primera reacción de mi padre fue entrar en la habitación donde nos quedábamos mis tres hermanos y yo, y
contarnos a ver si faltaba alguno.
El falso general Fagó se encuentra un día con un auténtico general que era Anatolio Fuentes y García-Mesa, y le
espeta: “De colega a colega ¿te sobra un cigarrito?
Olivaradas: Un político que se precie dirá siempre el “techo
del gasto”, mientras que un práctico albañil diría “el gasto
del techo”.
En el Hospital: “Doctor, ¿cómo está mi suegra?”, contestando el especialista: “Vayan pensando lo peor”,
replicándole el primero: “Pero, ¿se va a morir”, remachando
el galeno: “No, qué dice, que quiere ir a vivir con ustedes”.
“Oiga, ¿tiene zapatos del 36?”, contestando el dependiente: “De la guerra no nos queda nada”.
* Pensionista de larga duración.
Pedro Sánchez se niega a jugar al juego de la silla
p6
sábado, 20 de agosto de 2016, EL DÍA
EL LEGADO ARTÍSTICO DE HITA Y
CASTILLO
en el municipio palmero de Puntallana
Texto: José Guillermo
Rodríguez Escudero
L
a cima de la obra de Benito
de Hita y Castillo y de Guzmán (1714-1784) en el archipiélago canario es, sin
duda, el magistral candelero del Señor de la Caída de la iglesia de San Francisco de la capital palmera, imagen firmada y fechada
por el artista en 1752.
Las constantes relaciones de la todopoderosa familia Massieu con sus familiares establecidos en Sevilla harían
posible la llegada a La Palma de otras
obras del taller del maestro, el “más
diestro artífice sevillano”.
Junto con la bella talla de Nuestra
Señora del Carmen para la ermita de
San Estanislao de Kostka, en Barlovento (hoy en la iglesia parroquial de
El Rosario), llegaron conjuntamente
en el mismo envío las de San Antonio de Padua y San Miguel Arcángel
para la parroquia de Puntallana. Este valioso lote arribó a nuestras costas debido al fuerte impacto que produjo a la sociedad palmera la llegada
del mencionado Cristo caído. Esto animó a la familia Massieu a efectuar nuevos encargos al escultor.
La autoría de las obras —de calidad
y factura excepcional— había pasado
desapercibida para algunos estudiosos. Sin embargo, la firma del artista
y la fecha de ejecución (1773) en lápiz
bajo cada una de las peanas, disiparía las dudas en posteriores investigaciones.
Estas dos últimas efigies fueron donación del coronel, gobernador de
armas de la isla y regidor perpetuo
de La Palma, Felipe Massieu Vandala.
La estrecha relación del acaudalado
mecenas con Alonso Tello de Eslava
y Céspedes, maestrante de la Real
Maestranza de Caballería de Sevilla,
haría posible la llegada de éstas y otras
obras de arte a la isla. Don Alonso llegó
a actuar de intermediario entre el taller
sevillano y los patronos canarios, dando continuidad a las empresas artísticas iniciadas por Pedro Massieu.
En el folio 64 vto. del Libro de Visitas de la Parroquia de Puntallana
consta:
“Yt. dos Ymagenes una de Sn.
Miguel y otra de Sn. Antº de Padua qe,
dio a esta Yga. el Coronl. y Governor,
de las Armas de esta Ysla Dn. Felipe
Massieu y Vandala”.
Esta anotación está incluida al término de la Visita Apostólica que tuvo
lugar el 29 de noviembre de 1724. El
Iglesia de
Puntallana.
profesor Herrera García añade que “no
obstante las características de la grafía e intensidad de la letra indican que
fue anotada mucho después de ese año,
lógicamente en torno a 1773”.
Como referencia histórica familiar,
diremos que Felipe Massieu y Vandala era administrador del mayorazgo
y bienes que, en sucesión, habían recaído en Pedro Massieu después de
cuyo fallecimiento se transmiten a su
única hija, Manuela Massieu y Torres.
Esta dama estaba casada en Sevilla
con Alonso Tello. Al morir aquélla,
su esposo es nombrado albacea universal de sus bienes según cláusula
testamentaria, por lo que nombra a
Felipe Massieu administrador de las
posesiones palmeras heredadas de su
mujer.
San Miguel Arcángel
Existe un gran apartado, en cuanto
a la iconografía arcangélica, donde
el patrón insular, san Miguel, se nos
muestra en combate con el dragón apocalíptico, claro ejemplo de Psicomaquia, o lucha del alma. Ésta fue muy
representada por el arte medieval. Se
adoptó este nombre después de un
poema de Prudencio, donde sus
personificaciones de vicios y virtudes, así como los debates que imagina entre estos personajes abstractos, influyeron en la literatura alegórica
medieval.
En la Biblioteca de la Burguesía de
Berna (Suiza), más concretamente en
la miniatura de un manuscrito carolingio del s. IX, se aprecian dos episodios de la Sicomaquia, donde la Fe
acaba de vencer al Paganismo, al que
pisotea, y cuatro mártires reciben la
corona triunfal. En otra, la Castidad
se defiende de la Lujuria, que la ataca
con sus llamas.
En cuanto a la tipología miguelina
en La Palma, y siguiendo con la clasificación de sus tipos de imágenes
—fruto del profundo estudio de Mar-
tín Sánchez—, encontramos también cómo en la clásica escena aparece batiendo al dragón a sus pies, o
cualquier otra configuración que
adquiera el Maligno, “serpiente, diablo zoomórfico o antropomórfico,
etc.”.
En el capítulo XII del Apocalipsis
aparece el “Príncipe de las Huestes
Celestiales” aplastando al dragón y
clavándole su lanza. En La Palma, este
modelo tiene un significado muy especial, ya que, desde la época de la conquista, la figura del Arcángel —representante de todos los ángeles fieles y defensor de la Iglesia— se erigía como símbolo victorioso dentro
de las luchas contra los aborígenes
palmeros, representados por Satán
—jefe de los ángeles rebeldes y encarnación de la idolatría—.
La magnífica imagen de San Miguel
mide 1,23 mts. sin peana (130 cms.
con ella). El profesor palmero Herrera
García nos informa de que “en ella
se dan cita todos los recursos expresivos y compositivos acostumbrados
por el maestro en sus composiciones,
contundencia de volúmenes, movimiento dinámico, intenso pero bien equilibrado en su conjunto, pliegues arremolinados en torno a las piernas y
tronco, un rostro feminoide e infantil, que llega a estereotipar en las representaciones marianas y hagiográficas”.
Entre otras de sus características, destacan la artificiosidad y desenvoltura,
cuyos efectos producen un inequívoco sello barroco.
Esta fabulosa pieza de la escuela
barroca sevillana —catalogado como
“San Miguel batiendo al Demonio”—
está entronizada actualmente en la
hornacina lateral derecha del primer
cuerpo del retablo mayor. Aquí el dragón negro de cresta membranosa y
de redondos ojos rojos al que el pie
del santo aplasta contra el suelo, es
muy pequeño y da, hasta cierto
punto, algo de lástima. Aquí se trataba de ensalzar la figura del Arcángel, dejando a la diminuta bestia en
un segundo plano. El “Príncipe de las
Huestes Celestiales”, que con un pie
presiona la cabeza de la demoníaca
forma elevando la rodilla derecha que
incurva hacia dentro, se dispone a asestar el golpe definitivo con su espada.
Ésta es agarrada con la mano derecha cuyo brazo parece iniciar el
descenso.
No existe una acción recíproca entre
ambos, por lo que, más que una lucha
entablada entre los dos personajes,
se trata “de un Miguel, ya triunfante
sobre la sinuosa y ondulada forma dra-
p7
EL DÍA, sábado, 20 de agosto de 2016
gonada”.
La vestimenta y accesorios, como
casco y escudo con las iniciales
«Q.S.D» (Quis sicut Deus- Quién como
Dios), responden a los dictados iconográficos postridentinos, acuñados en la ciudad hispalense a lo largo
del siglo XVII.
Herrera continúa describiendo la
escultura: “De rica factura es la cabeza cuyos cabellos se arremolinan señalando ondulaciones de gran plasticidad y delicado trabajo de gubia, las
cejas muy finas y ligeramente incursadas, ojos intensos y grandes, boca
pequeña de firme comisura, mentón
elevado, configuran un rostro de
idealizada belleza”.
Contrastan los robustos muslos y
las formas potentes de las piernas con
las características señaladas para el
delicado rostro. Estamos ante una
orientación bastante realista y artificiosa que está unida a la idealización que tanto gustaba al artista. La
intensidad del movimiento viene
impresa en la obra a través de los vuelos y delgadas incurvaciones que
recuerdan a los gruesos encolados.
Así se comprueba en algunas zonas
del manto, alrededor de los brazos y
el faldellín, “incurvada en dibujísticos vuelos”.
En cuanto al estofado, es similar a
otras obras del maestro. Se aprecia
en el manto una gran riqueza en el
que se combina el color rojo del forro
con el dorado de los motivos florales y vegetales que se disponen en hileras e incluso en delgadas rayas que
imitan la textura del tafetán. Por cierto,
en el pecho acorazado se descubre
el pan de oro a través del punteado
en el que tampoco falta los mismos
motivos encontrados en el arrugado
manto: “hojas de cardina con florecillas de cuatro pétalos y fragmentos
de rocalla en la faldilla”.
Se trata de una magnífica obra que
no se aleja mucho de los modelos que
imperaban en Sevilla a mediados de
ese siglo en el que el rococó irrumpe
Diversos detalles
del legado de arte
religioso dejado por
Hita y Castillo.
sin prácticamente encontrar dificultad alguna.
San Antonio de Padua
La delicada efigie de san Antonio
“nos remite a esa constante en la obra
de Hita que es el intimismo, lo intrascendente y amable”. El investigador
Herrera García compara esta bella imagen de talla con la anterior del arcángel.
Si bien la actitud resuelta del franciscano no llega al dinamismo de san
Miguel, el movimiento en el primero
se define por un bien estudiado y pausado “movimiento helicoidal que sin
llegar a la intensidad de algunas
obras como el San Sebastián de la Capilla Sacramental de Sta. Catalina
(Sevilla), es perceptible en el acusado
contraposto de la pierna izquierda con
la rodilla inclinada al lado contrario”.
El torso y la cabeza se inclinan hacia
la izquierda, dando como resultado
una torsión o giro que se deriva de
la contraposición de las diversas
partes del cuerpo. Impera, no obstante,
el sentido de la masa en san Antonio.
Los pliegues del amplio hábito registran un tratamiento más superficial
de contornos sesgados y un aspecto
de pesadez, sobre todo en las bocamangas.
En algunas ocasiones, el santo —
de aproximadamente 1, 17 cms. de
altura sin contar con la peana—
aguantaba las esquinas de un libro con
ambas manos sobre su costado izquierdo. Sobre el tomo descansa casi
arrodillado el Niño Jesús, “compenetrado en una sacra conversación con
el Santo”.
Ésta es una iconografía muy popular desde el siglo XVI y puesta de moda
por el arte barroco de la Contrarreforma. Según su hagiografía, san Antonio habría tenido una visión extraordinaria: la Virgen le entregaba el Niño
Jesús durante un viaje a Francia. Este
tema tardío, copiado del Liber Miraculorum, es uno de los preferidos por
la pintura barroca contrarreformista,
especialmente en la escuela española
y en la flamenca. Es a partir de ese
momento cuando el Niño, sentado o
de pie sobre un libro, se convierte en
el atributo usual de nuestro santo.
Según un cronista paduano, san
Antonio realmente no tenía nada de
la ascética delgadez de san Francisco.
Por el contrario, era de talla inferior
a la media y muy corpulento, con una
cabeza redonda y un vientre de hidrópico. Pero el arte, como en el ejemplo puntallanero, no ha tenido en cuenta estos testimonios y se le concede
el mismo aspecto demacrado del santo
de Asís. Como aquí, se le representa
con hábito de franciscano y con cíngulo ceñido a la cintura.
El infante alza ambas manos en actitud de predicación y dirige su mirada
al rostro de san Antonio, mientras éste
lo atiende complacido y con veneración. La concentrada atención que
se conceden y la complicidad entre
ambos hacen de la escena una bella
muestra del intimismo y poesía imperante en aquellas obras de Hita
donde aparece el elemento infantil.
En otras, sin embargo, el brazo derecho se ha separado de la esquina del
libro y éste reposa ahora sobre el largo
cíngulo y la cadera izquierda. Porta
en su mano derecha una rama de lirio
(de plata), símbolo de pureza, aunque este atributo no le fue concedido
antes de 1450, fecha de la canonización
de san Bernardino. Es más probable
que ésta sea su posición original, a
juzgar por la separación de los deteriorados dedos y al encontrarse ésta
más acorde con la representación iconográfica del santo lisboeta.
Los estofados del cuello de la túnica se repiten en los bordes del hábito
y de las mangas, “resumiéndose a un
único modelo compuesto por fragmentos
de rocalla”.
La proximidad entre las dos obras
—en lamentable estado de conservación— resulta evidente si atendemos a sus caracteres estilísticos que
revelan un mismo momento de ejecución, particularidad que confirma
la fecha inscrita en el interior de las
peanas de estas magníficas muestras
del buen hacer artístico del magistral
Benito de Hita y Castillo:
“Dn. Benito de Hita /
Y Castillo me fesit /
en Sevilla /
año de 1773”.
BIBLIOGRAFÍA
–Archivo Parroquial de Puntallana,
Libro de Visitas Pastorales iniciado en
1678
–FERNÁNDEZ DE BETHENCOURT,
F. Nobiliario de Canarias, La Laguna,
1954
–FERRANDO ROIG, Juan. Iconografía
de los Santos, Ediciones Omega,
Barcelona, 1950.
–GONZALEZ ISIDORO, José. Benito
de Hita y Castillo, Sevilla, 1986.
–HERNÁNDEZ PERERA, «Un Cristo
de Hita y Castillo en Santa Cruz de
La Palma», en Archivo Español de Arte,
Madrid, 1958.
–HERRERA GARCÍA, Francisco J.
«Tres esculturas firmadas y fechadas
por Benito de Hita y Castillo en la Isla
de San Miguel de La Palma».
–LEON BARRETO, Luis. Las espiritistas de Telde, Biblioteca Básica Canaria, Viceconsejería de Cultura y
Deportes, Madrid, 1990.
–MARTÍN SÁNCHEZ, Miguel. Miguel,
el Arcángel de Dios en Canarias. Aspectos socio-culturales y artísticos.
Cabildo Insular de Tenerife, Litografía
Romero, Santa Cruz de Tenerife,
1991.
–RÉAU, Louis. Iconographie de
l’art chrétien, PUF, París, 1956.
–RODRÍGUEZ ESCUDERO, José
Guillermo. «Iconografía de San Miguel
en Santa Cruz de La Palma», El
Día/La Prensa, (2 de octubre de
2004)
RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, Margarita,
«Nuevos datos artísticos de la Parroquia de Puntallana», en IV Coloquio
de Historia Canario-Americana, Las
Palmas de Gran Canaria, 1982
p8
sábado, 20 de agosto de 2016, EL DÍA
www.eldia.es/laprensa
Revista semanal de EL DÍA. Segunda época, número 1.046
BALCÓN DE VENEZUELA
“La autoridades públicas nacionales, regionales y locales favorecerán e incentivarán todas las
modalidades del desarrollo turístico… El turismo es riqueza para la persona, para la familia,
para la comunidad, para el mundo entero” (Organización Mundial del Turismo).
El turismo en Perú: un paso adelante
Texto: Antonio Pedro Tejera Reyes
(del Grupo de Expertos de la
Organización Mundial del Turismo,
de las Naciones Unidas)
Para mi querido amigo
Javier Pérez, en Lima, Perú,
con todo mi afecto
“E
stamos aquí no
solo para promover las exportaciones y desarrollar el turismo, sino, sobre todo, para reducir la pobreza
en Perú con estos dos instrumentos que
aportan la economía. Vamos a trabajar
por el bienestar de todos los peruanos”.
Palabras de nuevo ministro de Comercio Exterior y Turismo de Perú, Eduardo
Ferreyros Küppers, durante su toma de
posesión. Es un especialista en Comercio Exterior y Negociaciones Comerciales
Internacionales que ya fuera ministro
en el área de turismo en un anterior
gobierno. Se une esta estimulante aseveración del nuevo ministro a las
importantes y elogiosas declaraciones
del nuevo presidente peruano, el prestigioso economista Pedro Pablo Kuczynski, que no queremos dejar pasar
sin nuestro comentario
Kuczynski, descendiente de inmigrantes europeos, tomó recientemente las riendas de Perú con la promesa
de acelerar la economía, combatir la
pobreza y convertir al país en un lugar
con igualdad de oportunidades. En su
primer discurso como presidente, dijo:
“Debemos dar un gran salto, solo con
ese salto llegaremos a la modernidad
que Perú anhela, un país justo para todos.
Quiero una revolución social para mi
país, anhelo que en cinco años Perú sea
un país más justo, más equitativo y más
solidario”.
Pero lo auténticamente relevante en
este mundo de hoy, signado por un materialismo sin límites, donde el turismo
es la esperanza de paz de la Humanidad, ha sido la contundente manifestación de los ‘mandamientos’
que ha trasmitido a sus ministros en la
primera reunión con los mismos.
“PPK será un presidente que marcará
la historia del Perú por su espontaneidad y sus conocimientos. Recientemente
–ya presidente de la nación– se presentó
en RPP TV –el consorcio más importante
de comunicación del Perú, que tiene
TV, radios, etc. y, sobre todo, mucha
credibilidad, y donde PPK [como
cariñosamente se conoce en Perú a este
prestigioso personaje] tenía ya hace
mucho tiempo el espacio Diálogos con
PPK, donde analizaba temas económicos
y de coyuntura del país, y ahora se presentó como siempre a sus diálogos, expresando que tiene mucha confianza en
el turismo, una gran novedad ya que
nunca antes un presidente lo ha mencionado como parte importante del desarrollo de Perú” (Elena Villar).
En su primera reunión ministerial, y
como un acto simbólico de los principios y la rigidez que piensa imponer en
su mandato, les pidió a sus ministros
que dejasen el celular (el teléfono
móvil) apagado antes de ingresar a las
reuniones.
Los siete ‘mandamientos’ sobre los
que se regirán sus ministros, que han
causado revuelo y admiración entre la
población, son los siguientes: ser absolutamente incorruptibles; ser modestos; recibir a la población; conocer el
país, viajar por las regiones; ocuparse
de sus ministerios y no de otros; en caso
de dudas, consulten con la Presidencia del Consejo de Ministros o con su
presidente; y tomar las cosas con
calma, sonreír y rezar.
Todo un decálogo del buen hacer que,
de cumplirse de verdad, cambiará la historia no solo de un país sino que ejercerá de modelo mundial para todos los
gobernantes honrados y honestos.
Una potencia del turismo
No vamos a hacer ningún descubrimiento ante la realidad de un país que
tiene un atractivo singular para el turismo mundial, donde sus ancestros presentan un singular valor incomparable,
unidos a una historia milenaria que se
Imponente la
belleza nocturna
de la plaza de Armas
de Lima, un punto
obligado para la
fotografía del turismo
cultural. Abajo,
Iquitos, último puerto
de mar posible desde
el Atlántico a través
del Amazonas.
respira desde la mítica cordillera de los
Andes hasta sus extensos kilómetros
de playas, o sus obras coloniales que
signan un pasado memorable, lleno de
vivencias que parecen estar en las fachadas de sus viejos edificios, en la cadencia del habla de un pueblo laborioso,
extendido en el mundo a través de sus
reconocidos emigrantes, que han llevado su gastronomía a ser un referente
de la Unesco, como una de las más preciadas y prestigiosas del mundo, acompañado de grandes personajes de la política, la cultura, el deporte, el arte.
Perú tiene suficientes argumentos para
consolidarse como un país de un
excepcional atractivo turístico en unos
momentos críticos en que la aviación
comercial está impetuosamente rompiendo moldes y cifras de crecimiento,
abriendo fronteras y ofreciendo multitud de oportunidades a una sociedad
cambiante donde la cultura del conocimiento se impone constantemente,
como se ejemplariza en los viajeros chinos, hoy primera potencia mundial como
mercado emisor del turismo.
La histórica plaza de San Martín, la
mítica reliquia de Cuzco, Machu Picchu…
son solo mínimos ejemplos de todo lo
que este país aporta como recursos para
su promoción turística. Lejos quedan
nuestros memorables recuerdos del
Museo del Oro, los hermosos salones
del Gran Hotel Bolívar, o las memorables veladas en el Huaca Pucllana, con
los “tiraditos” y el pisco sour de fondo.
Perú es un sueño, mucho más que todo esto. El Fin de Año-Año Nuevo Medieval, en Lima, es otro de nuestros ilusionados proyectos que hemos ya
vivido como un sueño del que no nos
hubiese gustado despertar. Bien por el
presidente Kuczynski.
Descargar