FACULTAD DE ARQUITECTURA cuadernos de arquitectura virreina! UNAM Editor: Juan B. Artigas Consejo editorial: Xavier Cortés Rocha Luis Arnal Simón Carlos Chanfón Olmos Ricardo Arancón García Elisa García Barragán Guillermo Tovar de Teresa Javier Villalobos Jaramillo Iliana Godoy Patii'io Juan Antonio Siller C. Ramón Vargas Salguero Enrique Cervantes Rafael López Guzmán Universidad de Granada, España. Ramón Gutiérrez Consejo de Investigaciones Científicas, Argentina. José de Mesa Universidad Mayor de San Andrés. La Paz, Bolivia. Teresa Gisbert Universidad Mayor de San Andrés La Paz, Bolivia. Rodolfo Vallín Bogotá, Colombia. Angela Gira! Avery Architectural and Fine Arts Library. Columbia University, New York. Luis Luján Muñoz Ministerio de Cultura y Deportes. Guatemala, C. A. Alfonso Ortiz Crespo Instituto Nacional de Patrimonio Cultural del Ecuador. Quito, Ecuador. Luis Prado Ríos Plan de Rehabilitación de las Áreas Históricas de Potosí, Bolivia. Lázaro Gila Medina Universidad de Granada, España. Cristina Esteras Martín Universidad Complutense de Madrid, España. Se incluye en la base de datos. Clase del Centro de Información Científica y Humanística, Departamento de Bibliografía Lationamericana. UNAM y en Avery Index of Architectural Periodicals de Columbia University, New York, N. Y. USA. © D.R. Facultad de Arquitectura, UNAM y cada uno de los respectivos autores. Redacción y diseño gráfico: Juan B. Artigas y Jaime Salcido y Romo 17 índice Editorial ............................................ . 1 La Mezquita de Córdoba. Gabriel Ruiz Cabrero . ................................ . 3 Aspectos de ciencia de materiales en arquitectura prehispánica: el caso de Xochicalco. Ortiz-Velázquez, 1.; Rodríguez-Lugo, V.; Ortiz-Rojas, M.; Viquez, S.; Castaño, V. M.; Sandoval, B ................... . 14 Santa Bárbara en Tunja, Colombia. Rodolfo Vallín ................. . 21 Las mediciones terrestres durante la época virreina!. Luis Ortiz Macedo .......... . ............ . 26 Arquitectura de Metztitlán, un patrimonio en peligro. Víctor M. Ballesteros García Miguel Rodríguez Castañeda ........................... . 35 Dos nuevas ciudades novohispanas en el siglo XVI: Querétero y Puebla. Guillermo Boils ..................................... . 39 Una fortaleza, su antecedente y un error de dibujo. Luis Arnal ................... . ........ . 48 La piel del Barroco. Juan B. Artigas ................................. . 54 editorial Este año de 1995 en que cumplimos diez del inicio de los Cuadernos de Arquitectura Virreina~ destacaremos las publicaciones de arquitectura que cubren el ámbito iberoamericano, para ello nos basaremos en la Bibliografía iberoamericana de revistas de arquitectura y urbanismo, publicada en 1993 por el1nstituto Español de Arquitectura, Ediciones de las Universidades de Alcalá y Valladolid, con motivo de la V Conferencia Internacional sobre Conservación de Centros H istóricos y Patrimonio Edificado Iberoamericano, celebrada en la Universidad de Alcalá de H enares. La obra de referencia distingue los renglones de: l. Revistas de edición universitaria; 2. Revistas de comerciales; 3. Revistas de investigación, organizaciones no gubernamentales, instituciones, etc.; 4. Ediciones de entidades profesionales, y, 5. Ediciones periodísticas. Todo ello dentro de dos grandes conjuntos, el de Bibliografía Latinoamericana a cargo de Ramón Gutiérrez, Patricia Méndez y Graciela Viñuales, y el de Bibliografía Española, elaborado por Marcelo Martín, Belén Guerro Mayllo y Fátima Marín González. En la bibliografía latinoamericana y en las publicaciones universitarias, dentro de las cuales estamos incluidos, haremos unos señalamientos referentes a las publicaciones mexicanas, con particular énfasis en las de la Universidad Nacional Autónoma de México y en las de la Facultad de Arquitectura. Los Cuadernos de Arquitectura Mesoamericana tenían 11 números publicados, fueron iniciados en 1984 por Paul Gendrop y continuados porJuan Antonio Siller. Estos Cuadernos de Arquitectura Virreina} se iniciaron en 1985 y aparecen con igual número de impresiones, mientras que con 4/5 números se presentaron los Cuadernos de Arquitectura Docencia, a cargo de Ernesto Alva Martínez, iniciados en 1985. Los Cuadernos de Urbanismo, a cargo de Enrique Cervantes Sánchez, se relacionan con la f echa de 1990 y con un primer número. Especial interés cobran los Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, dado su inicio en 1937 por Manuel Toussaint, en 1992, bajo la dirección de Elisa García Barragán, llevaban 59 números. De México se reseñan también los Cuadernos de Arquitectura Latinoamericana de la Universidad Autónoma Metropolitana, Universidad Autónoma de Puebla y Universidad de Sinaloa, iniciados en 1989 bajo la dirección de Rafael López Rangel, y, de la Universidad Autónoma Metropolitana, Xochimilco, iniciados en 1983, con siete números, Diseño UAM editados por Concepción Vargas y Emilio Martínez de Velasco. Vemos, en la obra de referencia, que son 31 las ediciones universitarias consignadas en doce países de América, a saber: Argentina, Colombia, México, Chile, Ecuador, Uruguay, 1 Cuadernos de Arquitectura Mesoamericana Cuadernos de Arq uitectura Virreina! Cuadernos de Urbanismo Seminario de Arquitectura Prehispánica, Arquitectura ~plicada, Facultad de Arquitectura, Universidad Nacional Autónoma de México División de estudios de Posgrado; Facultad de Arquitectura; UNAM/ México. División Estudios de Posgrado 1 Facultad de Arquitectura Nniversidad Nacional Autónoma de México. PO 20-442, San Angel; Delegación Alvaro Obresón. 01000 México D.F. Universidad Nacional Autónoma de México. Circuit o Interior Delegación Alvaro Obregón. Apartado Postal 204-42 / México DF Facultad de Arquitectura. UNAM, Ciudad Universitaria, Delegación Coyoacán, 04510 México DF. México. Juan Benito Artigas Enrique Cervantes Sánchez Juan Antonio Siller 1985 1990 1984 11 11 Discontinua Discontinua Discontinua 21.Scm x 27cm; Págs; 80 21.5cm x 28cm; Págs: 96 21.5cm x 28cm; Pilgs: 96 15 S U.S. 12 $U.S. 15 S U.S. Difusión de la arquitectura v urbanismo colonial. Promover conocimiento de problemas urbanos de América v México Abierta a er.foqucs diversos. Abier1a a nuev os enfoq ues de anillisis. Abierta, universitaria Arqueología. arquitectura. urbanismo, etno-historia. Arqueologia, arquitect ura y urbanismo colonial en América. Demografía, planeamiento, urbanismo, desarrollo económico y social. Muchas veces las empresas univers¡tarias tienen nombre y apellido: las condiciones para hacer algo estiln potencialmente alli y hace falta alguien que sea capaz de catalizar voluntades, organizar el equipo, insuflar la mística necesaria y que esté d ispuesto a luchar con administraciones y presupuestos. Como vehículo para superar la limitada comunicaciór. entre entidades universitarias y de investigación, comenzaron a publicarse la serie Cuadernos de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Arquitectura de la UNAM. Dentro de la serie Cuadernos que edita la UNAM de México. éste de la División de Posgrado es el más reciente y t iende a abarcar el campo de la planificación y el urbanismo. Difusión de la arquitectura v urbanismo prehispánicos. Cuadernos de Arquitectura Mesoamericana es ~si fruto de la tarea pionera y esforzada del inolvidable Paul Gendrop, quien la siguió impulsando aun cuando su enfermedad avanzaba implacab:emente. Su tarea en los Seminarios de Arquitectura Prehispilnica, con muchos de sus discípulos. abastecía junto con sus numerosos articulas sobre Estados Unidos y Guatemala, las pág1nas de esta empresa editorial. Precisamente, los dedicados a Arquitectura Virreina! han sido editados bajo la dirección de JUan Benito Artigas, quien ha convocado a universitarios de diversas disciplinas en torno a temilticas de historia y conservación del patrimonio. Manteniendo el formato e idéntica linea de contenidos abiertos a la investigación que genera la propia Universidad, estos Cuadernos cumplen un papel dinamizador en la reflexió n y el debate. Es un feliz suceso señalar la continuidad de esta tarea, q ue ha posibilitado dar a conocer una vasta producción de investigaciones de universitarios mexicanos y americanos. El mejor testimonio de los seguidores y amigos de Gendrop ha sido el continuar con los Cuadernos, aun cuando él ya no está para impulsar esta tar~a . cu:tdt'f1Ul~ drltr..,ui~len • 1mln~l Ediciones Unlverskarin Brasil, República Dominicana, Venezuela, Guatemala, Bolivia y Perú. Corresponden siete a nuestro país, mientras que en España se editan quince revistas universitarias diferentes. Queda patente la necesidad detectada y cumplida por las universidades iberoamericanas de propiciar la investigación en los distintos ámbitos de la arquitectura y del urbanismo, y de difundir sus logros para ponerlos al alcance del estudiantado y de la productividad de avanzada, actividades en las cuales la Universidad Nacional Autónoma de M éxico juega un papel relevante. D Juan B. Artigas México, D. F. Noviembre de 1995 2 la mezquita de córdoba gabriel ruiz cabrero arquitecto doctor, restaurador · de la mezquita de córdoba La antigua Mezquita de Córdoba es un edificio difícil de ver. Sus altos y opacos muros no encierran una imagen precisa sino un ambiente difuso e interminable, que sólo con metáforas y poesía se puede explicar. Al entrar en la antigua Mezquita, circunstancias como la temperatura, la luz o la repetición de las columnas y los arcos, definen el ambiente, pero por encima de todo hay un aire de misterio. El misterio de lo religioso, la certeza de que en este lugar siempre hubo un pueblo rezando, desde antes del Islam y antes de Roma; en épocas anteriores a la historia. Y sobre todo, el misterio de lo exótico, de una cultura que un día fue nuestra y hoy es lejana y antigua. Hay una arquitectura oculta, no sólo en el edificio que se observa, sino en el que el espectador hace el esfuerzo de imaginar. Es una arquitectura hecha de pedazos. Grandes pedazos de épocas antiguas. La Mezquita-Catedral de Córdoba, tal como hoy la conocemos, es consecuencia de muchas y diversas obras llevadas a cabo en momentos muy distintos de su historia. Hubo épocas en las que tuvo una gran unidad, que podemos lamentar perdida; no nos referimos a la mezquita excesiva según la amplió Almanzor, sino más bien a la pequeña, cuadrada, precisa construcción de Abderramán I, o la rica, culta, elegante fábrica de Aláquen 11; o incluso a la catedral de mediados del xvm, en su estilo barroco tardío, toda blanca y llena de luz. Pero hoy la reconstrucción de la unidad perdida sólo ha de ser posible en nuestra imaginación. Proponerse la recuperación de la unidad, sea la de todos los techos artesonados, o por el contrario la de los techos de cañizo y yeso, o la unidad de todo el suelo de mármol, sería destruir algunos de esos pedazos cuya diversidad y suma constituye el templo. Nuestro esfuerzo debe ser por el contrario, valorar, restaurar e incluso reponer algunos de esos pedazos que hayan sufrido, pero antes es preciso estudiarlos. La clasificación para este estudio puede ser clara si se atienden consideraciones exclusivamente arquitectónicas, dividiéndose las obras en tres periodos cronológicos: el de la fundación y crecimiento de la Mezquita Islámica, el de la transformación cristiana en catedral y el de la restauración del conjunto, iniciado a partir de que tal concepto y acción tienen cabida. No es preciso extenderse, por obvio, en la definición del primer periodo, el islámico, para el que podemos aceptar como fecha final la de la reconquista de Córdoba por los ejércitos del Rey Fernando III. En este periodo se construyó la Mezquita. O, para decirlo mejor, las sucesivas Mezquitas. Esta distinción que ya realizara Chueca Goitia, es importante porque significa que las obras de los sucesivos emires y califas eran, más que simples ampliaciones, construcción de nuevas mezquitas en las que las anteriores eran absorbidas como una parte. La distinción es también importante porque explica cómo la construcción de la nueva Catedral forma parte de un proceso y no representa una ruptura tan radical como pueda en un principio parecer. El segundo periodo comprende aquellas obras que fueron realizadas tras la consagración del edificio como iglesia cristiana y suponen en realidad la construcción de una catedral. Hay que subrayar que los cristianos que practicaron sistemáticamente la operación político-religiosa de derribar todas las mezquitas cordobesas para levantar en su lugar una iglesia, hicieron con la mezquita aljama la significativa excepción de construir el templo dentro, sin destruirla. Tánto la valoraban artísticamente. Igual que hemos hablado de las distintas mezquitas, habría ahora que hablar de las sucesivas catedrales que, dentro del mismo edificio, se fueron construyendo, de acuerdo con las ideas arquitectónicas que en cada momento se imponían a las anteriores. Es decir, la Catedral se fue viendo, con el paso del tiempo, con ojos mudéjares, renacentistas, manieristas, 3 ~ .. . . . . . .•.. ti . ......~ ...... ... .. : : .: : : : : ' . . : . . . . -. ... •. • . . . . . :. . :: ;;;~. . . . : L:f'" a .• .. .. .. . . t ...t .. •. •. .• .• : ... . u . ¡ : ••.• t. 't. t. t ,' . ~nl. ~ . t ttttf . . :: : ·: : : : : : 1 : 1 . 1 ---~¡__ 4 barrocos . . . Nos podernos así explicar que al principio bastara la consagración del templo y el cambio de orientación de los rezos para que los fieles consideraran el espacio y la arquitectura corno adecuados para la religión cristiana. Es el sincretismo del Rey Sabio ( y nunca un mote estuvo mejor puesto), sumado a su condición de artista, lo que le llevó a ordenar que no se modificara la antigua Mezquita y a señalar que para toda obra de conservación que fuera necesaria se recurriese a albañiles y carpinteros moriscos, de forma que en nada se alterase el edificio. No es de extrañar que para quienes venían de construir templos mozárabes no fuera incómodo rezar en su modelo: la Mezquita. Hitos importantes en esta serie de catedrales fueron la gótica de 1489 y la plateresca que Hernán Ruiz inició con la construcción del gran crucero en 1523. Así llegarnos, reforma tras reforma, catedral tras catedral, hasta la intervención total de 1740, cuando en pleno triunfo del tardío barroco cordobés se encalan los arcos, se construyen las bóvedas de cañizo, se pintan puertas, altares y otros elementos de vivos colores y se abren los lucernarios por todo el edificio, inundando de luz la catedral barroca. Es un momento de gran unidad del templo que no duraría mucho. Quienes recuerden igle, sias cordobesas del barroco de placas, podrán recomponer en su imaginación la Catedral que los viajeros románticos encontraron al llegar a la Córdoba de finales del siglo xvrn. La calle dio una unidad al edificio al precio de ocultar muchas arquitecturas, entre otras la de la Mezquita. La diferencia que se establece entre este segundo periodo y el tercero es conceptual. En 1815, con la reconstrucción del mihrab, aparece nítida y precozmente en este edificio la idea de la restauración, entendida corno la recuperación de elementos arquitectónicos originales de gran valor, desaparecidos u ocultos con el tiempo. A partir de esta fecha en todas las obras que se realizan en el templo -definiendo este tercer periodo- está presente este concepto de "supremacía de lo antiguo", lo que las diferencía netamente del periodo anterior. Las obras del primer y segundo periodos, tienen en común una suerte de naturalidad por la cual siguen siempre el estilo o la manera de la época. Con la aparición de este concepto de la restauración esa naturalidad se pierde y todas la obras se realizan -de una manera u otra- con la vista puesta en la antigüedad. Aparece la idea de recuperar, no se trata ya de conservar; se persigue una imagen de la antigüedad. Hasta el momento, el artista que intervenía en el monumento lo hacía siguiendo unos principios que él sabía nuevos, que consideraba superadores de posiciones anteriores, es decir, participaba en forma más o menos explícita de una idea de progreso. Hacía siempre algo "nuevo"; para el restaurador la imagen ideal, y las formas sobre las que trabaja, son del pasado. La ideología de la restauración, y con ella todos los restauradores, se mueve entre dos posiciones extremas: la intervencionista definida por Viollet-le-Duc, y la abstencionista de John Ruskin. Lo escrito más arriba, no quiere decir que antes de la aparición de este concepto no se valorase el pasado. Muy al contrario. Ya hemos señalado el por qué de la conservación de la Mezquita, pero tal vez sea más expresivo, recordar cuántas veces se reconstruyeron partes hundidas (o afectadas por distintas reformas), dentro del templo; así las tres naves que rodean el crucero que construyó Hernán Ruiz 1, y que este arquitecto volvió a levantar (idénticas a su estado original aunque cubriéndolas con bóvedas de piedra, después de desmontarlas para realizar su obra). O la reconstrucción del tramo occidental de la primitiva Mezquita de Abderrarnán 1, donde las labras de figuras por encima de los cirnacios en sustitución de los modillones de rollos testifican y fechan lo dicho. 5 Digámoslo una vez más: antes de la restauración era el tiempo de los artistas; que intervenían en el templo amándolo y destruyéndolo para construir algo necesaiio y nuevo, luego, vino el tiempo de los restauradores, los que cuidan la historia y son, por ello, sus prisioneros. Los secretos de la Mezquita Muchos son los secretos que la Mezquita y Catedral de Córdoba guardan. Hoy es una Catedral pero fue una Mezquita y antes un conjunto de templos y edificios cristianos. ¿y antes? Desconocemos su origen lejano. Pero una cosa es cierta; siempre fue un edificio admirado y famoso, que inspiró ser conservado a sucesivos poseedores. Más aún, todas las intervenciones arquitectónicas que se han sucedido en el edificio estuvieron determinadas por lo anterior. Sirva como muestra el siguiente texto de Alfonso X que recoge don Manuel Nieto Cumplido en su obra Corpus Mediaevale Cordubense: "por grand sabor que auemos qlle la noble eglesia de Sancta María de la cibdat de Córdoua sea más guardada et que non pueda caer ni destruirse ninguna cosa della", manda que todos los moros alarifes, albañiles y herreros que viven en Córdoba hagan la labor de su oficio cada uno de ellos, dos días cada año, en las obras de la catedral. Los alcaldes y alguacil de la ciudad quedan encargados de hacer cumplir este mandato. Se indica, finalmente, que en esos dos días en que cada uno tiene obligación de trabajar cada año reciban la comida gratis. "Dada en Seuilla el rey la mandó yueues XIII días de deziembre era de mili et CCC et uno anno." Caracteriza a este edificio que siempre hubo algo anterior, algo antiguo y hermoso que obligaba a cuantos en el intervenían. Así la construcción durante los más de doce siglos de su historia es la de un edificio que se copia a sí mismo reiteradamente. Si el arte fue siempre una tautología, la Mezquita es el ejemplo más claro de ello, porque la ley de crecimiento de este templo fue, y es, la copia de sí mismo. La pregunta es ahora ¿cuál es ese origen, el monumento primero? ¿cuál es su mismidad? La historia, o mejor la falta de historia nos oculta ese origen, que está sin embargo presente en sus piedras, en sus formas, en su huella, de manera evidente y al tiempo invisible como si de un acertijo o de un jeroglífico se tratara. Para descubrir ese origen, averiguar el acertijo, habremos de estudiar la historia pero, sobre todo, tendremos que aprender a mirar lo importante. Y como sabemos, en arquitectura se aprende a mirar dibujando. La mirada de Camps Cazorla Como obra póstuma y título; "Módulo, proporciones y composición en la arquitectura califal cordobesa" se publicó el trabajo que, para opositar a cátedra hizo el en- 6 tonces director del Museo Arqueológico Nacional D. Emilio Camps Cazarla. En esta obra Camps entiende y explica, con inmejorable precisión, temas fundamentales que iluminan grandemente la cuestión que nos ocupa, por lo que transcribimos extensamente sus palabras. "La evolución de la arquitectura árabe occidental arranc¡¡. de una solución genial, muchas veces analizada y alabada: la estructura de arcos sobrepuestos en la parte primitiva de la Mezquita Cordobesa. No hemos de insistir ahora sobre ninguna de sus excelencias y originalidades, repetidamente expuestas, sino solamente hacer hincapié sobre algunas particularidades de su trazado y proporciones. "Pero antes interesa mucho hacer hincapié sobre algunas observaciones, que creemos substanciales. Al margen de la originalidad extraordinaria y de la enorme belleza que supone el mero hecho del arriostramiento o entibo general del ámbito de la primitiva mezquita mediante los arcos de herradura, usados en lugar de las normales desgraciadas tirantes de madera; al margen de la amplitud que en altura gana el edificio con esta solución al superponer los dos órdenes de arquerías; prescindiendo incluso de la belleza de los recortes que sobre el ámbito vacío y sobre los otros arcos producen éstos de herradura que entiban, la novedad más original de la solución cordobesa es la existencia misma, por todo el recinto de la mezquita, de estos arcos de herradura que lanzan sus curvas en el espacio sin que sostengan nada sobre ellos. El arco se había concebido siempre en función del muro en el cual se abría. Ni en los grandes arcos de triunfo romanos se había usado sin el acompañamiento normal de anchas jambas de contrarresto, macizas enjutas y poderoso ático; ni en los casos en que se trataba de arquerías continuas, como en aquellos acueductos en que los arcos se tendían entre pilares y venían a ser en realidad solamente arcos de entibo en los órdenes bajos, cual sucede en el de Los Milagros en Mérida, se habían dejado sus trasdoses al aire, sino que se habían rellenado sus enjutas hasta llegar a un plano horizontal sobre sus claves. El aislar desnuda y sola la rosca del arco, el abstraer el arco a su pura sustancia, le comunica una nueva vida extraordinaria. Este arco abstracto tiene una virtualidad infinita; puede existir solo, puede combinarse con otros semejantes; puede enlazarse sobre una superficie y en un espacio de tres dimensiones. En una palabra, en el momento en que el artífice aisló los arcos de entibo de la parte primitiva de la mezquita, abrió el camino a las estructuras de arcos entrelazados y a las de las bóvedas cordobesas. El llegar a ellas es solamente labor deductiva de lógica implacable. "Al examinar concretamente el trazado de estas arquerías de la primitiva Mezquita resulta visible, en primer término, una persistencia de los conceptos que, acerca del arco de herradura, dominaron durante lo hispa- no-visigodo. Así, en realidad, el arco de herradura se emplea en ellas, si no con una función meramente decorativa, sí al menos, con un papel sin compromiso grande dentro de la estructura general, puesto que se le relega a su empleo como entibo, mientras que los arcos constructivos propiamente tales son los semicirculares que van en lo alto. "Otro aspecto en que es clara la persistencia de caracteres del arco de herradura visigodo es, no ya la proporción del tercio del radio para prolongación de la herradura, sino el que por los arcos de entibo enjarjados hasta más arriba de su diámetro con los pilares de arranque y separación entre ellos y por el empleo del salmer común para cada dos como durmiente de las correspondientes roscas doveladas, volvemos a tener en ellos la misma disposición de las arquerías divisorias entre naves de San Juan de Baños, al paso que la parte del arco que funciona como tal por su dovelaje no es sino un verdadero arco escarzano. "Esta persistencia de caracteres constructivos desde lo hispano-visigodo no constituye propiamente una sorpresa, puesto que si las condiciones de premura de tiempo y rapidez con que se hizo la primera parte primitiva de la Mezquita llevaron, por una parte, al empleo abundantísimo de material aprovechado, por otra tuvieron que llevar, indudablemente, al uso abundante, no ya de la mano de la obra indígena, sino de tracistas del mismo origen. Es cada vez más claro que la primitiva Mezquita ha de considerarse como obra netamente española, nacida sobre precedentes de aquí mismo, aunque ello no pueda conducir nunca a disminuir la parte que sucesivamente tienen las influencias orientales y africanas." Antes de profundizar en este texto, retengamos sólo la idea de la condición hispano-visigoda de los elementos principales en la primitiva mezquita y comparémosla con otros dos textos, el de Ben Idhari en su Bayan al· Mugrib y el del Chadzwat al-Muqtabis. El ensanche de Abderramán 1 Cuenta Al-Razi que el alfaquí Muhammad Ben Isa dijo: "Cuando los musulmanes conquistaron Al-Ándalus, guiáronse por lo que hicieron Abu Ubayda y Jalid, con el beneplácito del Príncipe de los Creyentes, Umar Ben alJattab, cuando expropiaron a los cristianos rendidos por la capitulación la mitad de todas las iglesias que poseían, por ejemplo la de la iglesia de Damasco y de otras. Del mismo modo los musulmanes expropiaron a los mozárabes la mitad de la iglesia mayor, en el interior de Córdoba; y edificaron en aquella mitad una mezquita aljama, 7 8 quedando la otra mitad en poder de los cristianos, a los que les fueron demolidas las restantes iglesias. "Más cuando se acrecentó el número de musulmanes en AI-Ándalus, y floreció Córdoba, y se aposentaron en ella los príncipes árabes con sus ejércitos, aquella mezquita les resultó insuficiente y hubieron de colgarle tribunas, sufriendo la gente, a causa de la angostura, grandes molestias. "Cuando Abd ai-Rahman ben Muawiya entró en AIÁndalus y habitó Córdoba, se interesó por el asunto de la aljama, cuidando de ensancharla y de perfeccionar su construcción. Llamó a su presencia a los mozárabes de Córdoba y les pidió la venta de la parte que poseían de la iglesia mencionada, remunerándoles por ello espléndidamente, en cumplimiento del pacto por el cual habían capitulado, y permitiéndoles la reedificación de aquellas iglesias de las afueras de Córdoba que les habían sido demolidas en el tiempo de la conquista. De esta manera abandonaron su parte, que el emir incorporó a la Gran Aljama." Abd ai-Rahman al-Dajil dio comienzo al derribo de la iglesia y a la edificación de la aljama en el año 169 [785786]. Su construcción, una vez completadas sus naves y cerrados sus muros, terminó en el año 170 [786-787] : todo en el espacio de un solo año . Se dice que la suma que gastó Abd al-Rahman, en el transcurso de ese año, para la edificación de la aljama, fue de ochenta mil monedas de buen peso. Con tal motivo AI-Balawi escribió: "Por el amor de Alá, gastó ochenta mil piezas de oro y de plata en una mezquita que tiene por fundamento la piedad y sirve para la práctica de la religión predicada por Mahoma." "Hizam, hijo del anterior (emir), añadió al lugar desde donde se llama a la oración un minarete de cuarenta codos de alto, construyó detrás de la mezquita unas galerías donde las mujeres pudieran hacer sus plegarias e instaló la fuente de las abluciones, situada al este del Chamí." "El emir Abd al-Rahman II dio orden de agrandar la gran Mezquita de Córdoba. Se le añadió el espacio que se extiende desde las grandes pilastras de piedra que se a lzan en el interior del edificio y que aparecen a los ojos de quien penetra en la mezquita hasta el fondo del santuario constituido por la parte trasera del mihrab. Para estos trabajos hizo reunir los materiales más ricos y empleó en la construcción un número considerable de há- . hiles obreros. Encargó la dirección de las obras al primero de los eunucos de su corte, Nasr, y a su colega Masrur, en su deseo de acelerar el fin de Jos trabajos, asegurando, sin embrago, su solidez. Alá le asistió con su ayuda, gracias a la cual alcanzó sus designios. El ensanchamiento se realizó como deseaba (Abd ai-Rahman). Designó también como inspector de los trabajos al cadí y encargado de la oración de Córdoba, Muhammad ben Ziyad. La parte añadida a la mezquita figura entre los más bellos monumentos que dejó el príncipe." En el segundo de estos textos se habla de "agrandar" y de "ensanchamiento", expresiones, que, por la ambigüedad de cualquier traducción del árabe, hay que analizar con prudencia, pero que, literalmente tomadas, vienen a contradecir la idea convencional según la cual Abderramán I construyó de una vez una mezquita de forma cuadrada. Si Abderramán sólo agrandó ensanchando es porque había una construcción anterior que fue respetada. Tal construcción sería la que "aumenta" Ben Idhari de los primeros ocupantes musulmanes de Córdoba "edificaron en aquella mitad una mezquita aljama" y más adelante: "Abderramán . . . se interesó por el asunto de la aljama cuidando de ensancharla y de perfeccionar su construcción" y aún dice "dio comienzo al derribo de la iglesia y a la edificación de la aljama". Y ahora sí parece que Jos términos "edificaron" y la "edificación" deben tomarse con prudencia. Si con la primera intervención musulmanes y cristianos compartieron el templo, la edificación a que Ben Idhari se refiere debió ser algo parcial y básicamente interior; mihrab o divisoria para el rezo, que no afectase substancialmente a la construcción hispano-visigoda. En esta interpretación el posterior "derribo de la iglesia y edificación de la aljama" significaría la definitiva desaparición de los símbolos y construciones menores, específicamente cristianos que aún permanecían en el interior y exterior del templo. Esta interpretación literal de la idea del ensanche significa que partes de lo que hoy conocemos como "mezquita de Abderramán I" son los restos de la primitiva Iglesia Mayor de Córdoba. Evidentemente caben otras interpretaciones y entre ellas es sugestiva la que considera que cuando los textos hablan de la Iglesia Mayor, se están refiriendo a un conjunto monacal muy propio de la época y así la parte ocupada por Jos primeros conquistadores sería el templo principal y lo derribado por Abderramán, construcciones secundarias entre las cuales la iglesia de San Vicente, que sería un recinto subordinado al templo principal, arriba mencionado, el cual estaría tal vez bajo la advocación de Santa María o el Salvador, como parece propio, y no de un santo menor. Si bien ninguna de estas interpretaciones, ni aun las contrarias, puede establecerse con rigor, la posibilidad de que hayan permanecido, más o menos íntegras hasta hoy, elementos anteriores a la conquista islámica es muy sugerente y bien merece ser analizada y propuesta como hipótesis del origen de la Mezquita. La hipótesis, que aquí se plantea, parte de lo demostrado por Camps Cazarla: la condición visigoda de la Mezquita de Abderramán I en sus elementos arquitectónicos, en sus aparejos, en sus obreros y proyectistas. Proponiendo, en vez del supuesto de que aquellos artistas trabajaban para el Emir como cliente, la hipótesis de que fábricas de la Mezquita, pedazos, que vemos en pie son parte de un templo hispanoromano o visigodo. Uno de los aspectos más atractivos de esta hipótesis 9 es la capacidad que tiene para explicar los viejos secretos y enigmas que la Mezquita encierra. En lo conceptual, esta presencia de una iglesia visigoda -o romana- desde el principio del templo, está de acuerdo con ese origen mítico al que, como veíamos al principio todo el mundo se remite; explicaría esa mismidad imperturbable. En lo concreto, vendría a develar a lguno de los secretos del templo: el más antiguo, el de su mala orientación. Mucho se ha escrito sobre el por qué de una orientación equivocada -desde la tradición del Islam- de esta mezquita que casi mira al sur cuando d ebía mirar al este, a la Meca. Se ha hablado de error - imposible en viajeros tan avezados como los árabes-; de mimesis con Damasco que también mira a l sur aunque en este caso con orientación correcta; de gesto de independencia frente a Bagdad, pero lo cierto es que ninguna de estas explicaciones convence. Sólo algo previo, indestructible, algo que da valor y hace tradición, tradición local pero tan importante como para imponerse al precepto coránico, explica la aceptación y persistencia de una dirección equivocada para el Islam. Había que recordar aquí la polémica que en tiempos de Abderramán II se desató sobre esta cuestión de la orientación y cómo los sabios dictaminaron que se im- 10 pusiera la tradición local de haber rezado siempre los musulmanes de Córdoba en una dirección aunque no concordaba con la dirección del rezo (Meca) en la tradición general del Islam. Las naves del segundo ensanche Secreto, también importante de la Mezquita, que esta hipótesis explica, es el que dejó planteado Elie Lambert cuando, apoyándose e n textos árabes, describió unas obras del tiempo de Abderramán II y anteriores a su conocida ampliación al sur, consistentes en un ensanchamiento lateral de dos naves, una a cada lado de la primera Mezquita. Félix Hernández y Torres-Balbás negaron tal ampliación mostrando con unas excavaciones que no existió la cimentación correspondie nte a pretendido primer cerramiento. Sin embargo la inexistencia de esos cimientos, no contesta a los documentos árabes, que sí existen. Otro secreto pues que, tal vez, nuestra hipótesis puede aclarar. Pero veamos antes cómo se enfrenta Torres-Balbás a la cuestión en el capítulo sobre "Las supuestas naves extremas añadidas a la Mezquita por Abdal-Rahman Il". "Los que hemos escrito sobre la historia constructiva de la mezquita de Córdoba no concedimos importancia ni destacamos la afirmación de lbn al-Athir, repetida por al-Nuwayrí, de haber agregado ese emir dos pórticos o naves extremas (riwaq) a la mezquita. Los textos referentes a la construcción del gran oratorio hallados por LévyProvenc;:al en el Muqtabis de lbn Hayyan reiteran y amplían las noticias anteriores. En vez de aclarar, han venido a confundir más la historia del edificio y a crear nuevos problemas en su torno. "Según Ahmad al-Razí, 'Abd al-Rahman 11, además de prolongar la mezquita hacia mediodía, añadió a la de su abuelo, cuyas naves (abha') eran nueve, otras dos, una a cada lado, y así quedó con once'. Repite lo mismo lbn Nazzam: 'el emir ordenó ensanchar (tawsi') la mezquita y aumentar su longitud (ziyada)'; paralelamente a las nueve naves del edificio anterior, y desde su comienzo, levantó totalmente (ansha'a) otras dos nuevas, una al este y otras al oeste, a lo largo de las primitivas; la mezquita tuvo once desde entonces. El ancho de cada una de las añadidas era de nueve codos y medio. "Los nuevos datos documentales parecían venir a explicar oportunamente y de manera perfecta ciertas anomalías de la mezquita de Abd al-Rahman 1, señaladas singularmente por Lambert. Mientras la ampliación de Abd al-Rahman 1 es bastante uniforme, hay diferencias en algunas partes de la obra de su antecesor. En ésta el perfil de las ménsulas situadas sobre los cimacios de las columnas es, en las naves extremas, como antes se dijo, de medio bocel, o cuarto de círculo, lo mismo que en la ampliación hacia el sur de Abd al-Rahman 11, mientras que en las naves intermedias de aquélla dibuja tres y parte de otro, cuatro a cuatro y medio. También puede interpretarse como hecho anómalo, y argumento para creer las naves extremas no contemporáneas de las restantes, el ser algo más angostas que las intermedias. "Los señores Lévy-Provenc;:al y Lambert han interpretado al pie de la letra los textos del Muqtabis, y afirman, por tanto, que Ia sala de oración del siglo VIII tenía tan sólo nueve naves, a las que se añadieron por Abd al-Rahman 11 dos extremas, una a cada lado, con lo que se alcanzó las once antes atribuidas a la mezquita de su abuelo. "Don Manuel Gómez-Moreno, don Rafael Castejón y el autor de estas páginas hemos seguido afirmando, apoyados sobre todo en el análisis arqueológico del edificio, cuyo resultado no concuerda con las referencias documentales, que la mezquita de Abd al-Rahman 1 estaba limitada a occidente por el muro de la fachada actual en el que se abre la puerta de San Esteban, y a oriente por otro simétrico respecto al eje norte-sur del edificio y, en consecuencia, que sus naves eran once. Abonan esta opinión las siguientes razones: a) Para ampliar la supuesta mezquita de nueve naves y adosarla una a oriente y otra a occidente hubo que derribar los muros exteriores que la cerraban por ambos costados. Lo natural es que se aprovecharan sus cimientos para construir sobre ellos las nuevas arquerías; traba- jo inútil y gasto innecesario suponía quitarlos. Pues bien: las columnas de las arquerías extremas tienen cimentación aislada, sin que exista resto de muro .c orrido bajo ellas. En cambio, permanece oculto en el subsuelo el muro seguido de cimentación de la fachada oriental de la mezquita de once naves, demolido al hacer Almanzor la última ampliación, a fines del siglo x, en el que se han encontrado huellas de una puerta. b) De añadirse las dos naves laterales en la época de Abd al-Rahman 11, completando así las once, a los extremos oriental y occidental de los cimientos del muro de la quibla de la mezquita primitiva se habrían adosado los correspondientes a los testeros meridionales de las nuevas naves y veríase la unión de una y otra fábricas. Don Félix Hernández levantó la solería de mármol en el lugar correspondiente al supuesto ángulo sudeste de la mezquita de nueve naves y vio que el cimiento de su muro meridional proseguía hacia oriente más allá de esa pretendida esquina, sin solución de continuidad ni resto alguno de cimentación de muro normal. "¿A quién dar crédito? ¿A los documentos, sumamente precisos y concordantes, aunque su pluralidad sea de 11 escaso valor, por la costumbre de copiarse los escritores musulmanes, o al testimonio del edificio? En la veracidad de los primeros, alterados en muchas ocasiones a través de múltiples copias y por referir hechos distantes a su redacción, no hay que tener absoluta fe. Pero tampoco el testimonio de una construcción, que pudiera estimarse más digna de crédito que una referencia literaria, nos dará en la mayoría de los casos solución definitiva. En el transcurso de los siglos los edificios sufren múltiples modificaciones, y aun suponiendo autenticidad absoluta a una de sus partes, queda, al analizarla, un gran margen a la interpretación personal y, por tanto, al error. "Para solucionar el problema, don Rafael Castejón y don Manuel Gómez-Moreno han propuesto una ingeniosa y verosímil hipótesis que concilia los datos documentales con los que revela el estudio del edificio. Suponen que 'Abd al-Rahman 1 construyó la mezquita con once naves, pero que las dos extremas quedaron separadas de las restantes por destinarse al rezo de las mujeres. Estarían incomunicadas con el resto del interior del oratorio, del que pudieron separar las celosías de yeso o ladrillo, del tipo de las mudéjares hechas, tal vez en su tradición, en época cristiana para separar capillas. Abd al Rah- 12 man 11 derribó esos muros calados, los sustituyó por arquerías semejantes a las de las otras naves y quedaron así las extremas incorporadas al resto de la sala de oración. Tal vez a esta reforma responda la construcción por ese monarca, antes mencionada, de una nueva galería en el fondo del patio, al norte, destinada a las mujeres. Si se admite esta hipótesis, explícase perfectamente la diferencia entre los modillones de los pilares de las naves extremas y los de las restantes". Con este último párrafo don Leopoldo Torres-Balbás respalda la solución de Castejón y Gómez-Moreno. La permanencia del templo De entre todas las cuestiones seguras que en las líneas anteriores puedan aceptarse, me interesa subrayar una: la permanencia de la basílica en la Mezquita y Catedral de Córdoba. No sólo fue su embrión formal, una basílica hispano-romana concreta (y la técnica constructiva y estilo al que pertenecía) sino que en el templo actual pueden reconocerse numerosas y simultáneas basílicas y, por añadidura, la técnica distributiva, que inspiró muchas de las reformas y contrarreformas efectuadas en este monumento, no es otra habitua lmente que la planta basilical. Esta permanencia y suma de basílicas es una de las claves formales de la Catedral de Córdoba. El tipo es la basílica. Interesa, para el conocimiento del edificio, estudiar cuál es su última entraña arquitectónica. Incluso un edificio tan complejo como este. Por haber sido mezquita y catedral; construido en tantos estilos como tiempos, siendo estos tan largos, ha de contener un sentido unitario, un origen p rofundo y una ley de crecimiento. Viniendo esta ley de crecimiento de esa condición profunda que lo contiene. El proceso de continuación de este inmenso edificio ha sido siempre motivo de estudio. Los esfuerzos de arqueólogos e historiadores han determinado, con precisión indiscutible, Jos distintos periodos en que las partes fueron añadidas al original de Abderramán. Algunas partes del edificio han sido sujeto de polémica, otras aún presentan dudas y numerosos estudios recientes han especulado con éxito en el estudio de la ley del crecimiento del templo, las propuestas de Rafael Moneo y Antón Capitel serán mencionadas. Todos los estudios sobre el crecimiento del edificio vienen a demostrar que lo ya construido establece unas leyes a las que lo nuevo se tiene que someter sin elección. Cada añadido es pues deudor de todo lo anterior. La forma original está, de algún modo, en todo lo añadido. Naturalmente la forma original, el primer edificio, pudo haber seguido muy distintos cursos en sus sucesivas ampliaciones. A lo largo de su construcción pudieron tomarse opciones distintas en cada ampliación. El análisis de lo construido como opción triunfante puede, sin duda, explicarnos cuál era lo considerado importante por sus autores y entender mejor así la fábrica. La primera Mezquita viene, constructiva e incluso arquitectónicamente, de la arquitectura visigoda. Las fronteras entre arquitectura visigoda y arquitectura califal son tan borrosas que no existen. Se trata de una tradición hispano-romana que pervive totalmente y que va incorporando elementos decorativos y secundarios y, con el tiempo, evolucionando en una línea forzadamente independiente y, en consecuencia, original. Los sucesivos conquistadores, primero visigodos y luego musulmanes, naciones de guerreros que utilizaron siempre una mano de obra, y de proyecto local, his- pano-romana que igual que mantenía el latín y luego el romance y que aprendió árabe, mantenía la tradición constructiva romana y aprendió las decoraciones de godos y orientales. Sabemos pues que en el recinto de la primera mezquita había varias construcciones cristianas, más de una iglesia. Pudieron ser visigodas o anteriores, seguramente habría de ambas. La más conocida para la posteridad fue la iglesia de San Vicente. Fueron sucesivamente destruidas para dar paso a la Mezquita. Siendo Córdoba una d e las ciudades principales del reino godo y habiendo sido antes una población romana importante, las iglesias aquí construidas debieron ser de las más importantes de España. Pues bien si los constructores de Abderramán I, cristianos, utilizaron materia l de derribo o arrastre, romano, visigodo, bizantino, y tenían delante de ellos los mejores templos de la época ¿cuál fue la influencia que recibieron tales edificios? ¿Jos utilizaron sólo como cantera? No; utilizaron exactamente las mismas técnicas constructivas romanas, utilizaron los mismos artificios, arcos sobre columnas, los mismos materiales y formas al servicio de un tipo nuevo: la mezquita que se edificó como una basílica de 11 naves . Otra filiación cultural importante, por lo filial, une la Mezquita de Córdoba con "las basílicas" de la gran Mezquita de Damasco, porque el chamí de esta sala de oración está como se sabe compuesta por dos basílicas que se miran ante el mihrab. Muchos años después en los albores del Renacimiento, Hernán Ruiz habría de plantear, con un fortísimo cambio de dirección, una basílica de múltiples naves, una central cubierta por altísimo cañón y tres adyacentes a cada lado de arquerías califales, derribadas y vueltas a levantar y cubrirlas con bóvedas nervadas de perfil gótico. El alarde de pervivencia que el episodio descrito para las arquerías supone, es tan relevante para explicar ese sentido de permanencia de las partes, como la reutilización de la basílica lo es para establecer la permanencia del tipo principal: la basílica. Porque esta pieza de tradición romana, que Palladio atribuye a los egipcios, aparece también en Jos episodios. menores, tanto en la mal llamada catedral gótica de los Reyes Católicos como en las antiguas capillas de San Pedro, sala capitular y aún hoy en la hermosa Parroquia del Sagrario, sugiere una cálida e iluminada basílica orienta!. O 13 aspectos de ciencia de materiales en arquitectura prehispánica: el caso de xochicalco ortiz-velázquez, L; rodríguez-Jugo, v.; ortiz-rojas, m.; viquez, s.; castaño, v. m.; departamento de fisica aplicada y tecnología avanzada instituto de fisica, unam sandoval, b. instituto nacional de antropología e historia Introducción El sitio de Xochicalco 1 se localiza a 60 km de la ciudad de México y al centro de la porción occidental de lo que hoy es el Estado de Morelos. Está situado en un pequeño valle que se extiende de este a oeste, y que tiene una área aproximada de lOO km 2 . Este valle corresponde a la porción occidental de una gran red de barrancas que corren de norte a sur y que forman la gran región fisiográfica conocida como Valle de Morelos . Estas barrancas, de gran importancia cultural, comienzan en la ladera sur que separa el Valle de Morelos de la cuenca de México al norte, y que sirve para dividir la región simbiótica del México central en sus componentes norte y sur. La principal ocupación del sitio, se dio entre el siglo VII y x d.C. Durante la decadencia de Teotihuacán fue un centro político importante. Tenía intercambios con la costa del 14 Resumen Se realiza la caracterización de una serie de muestras de estuco provenie ntes de la zona arqueológica de Xochicalco, Morelos, México. Se utilizan técnicas físicas en el análisis, para determinar su estructura cristaloquímica (DRX); morfología y tamaño de partícula (SEM) y un análisis elemental cuantitativo (PIXE). Golfo y Oaxaca y con la regwn Maya. Xochicalco creció hasta llegar a su máxima extensión entre los años 600 y 900 d.C., durante el periodo que se denomina Epiclásico. Durante 1993-1994, se llevaron a cabo en este sitio prehispánico importantes excavaciones que dejaron al descubierto un buen número de esculturas arquitectónicas, pertenecientes a la zona cívico-ceremonial más importante del sitio. En dichas estructuras se encuentra la evidencia, como en otras zonas prehispánicas, de que estos edificios estuvieron recubiertos en todas sus superficies (interiores y exteriores) por aplanados (estucos) continuos que cumplían la función de dar protección a los materiales de construcción. Con la caracterización de las dife rentes muestras de estuco, provenientes de Xochicalco, se pretende llegar a un mejor conocimiento de los mismos, en cuanto a la naturaleza de sus componentes, para en próximos estudios rastrear el posible origen de los mismos, así como la manufactura de los recubrimientos. La interpretación de las características microestructurales y la composición química de materiales, permite entenderlos y modificarlos de acuerdo con las aplicaciones que se les desee dar. En el presente trabajo 2• 3 se realiza la caracterización de una serie de estucos empleando diferentes técnicas físicas, las cuales se mencionan a continuación: l. PIXE. (Particle Induced X-Ray Emission), 4 emisión de rayos X inducidos por partículas. Esta técnica consiste fundamentalmente en la ionización de capas electrónicas profundas de un átomo blanco, por una partícula pesada (protón, partícula alfa), que excita al átomo blanco, de manera que un electrón de las capas interiores sale y uno de las capas exteriores ocupa este lugar produciendo un fotón de rayos X característico de cada elemento, permitiéndonos analizar muestras que presentan elementos químicos con número atómico mayor que 12 (correspondiente al Magnesio). Esta técnica nos permite hacer un análisis elemental de cada una de las muestras tanto cualitativo como cuantitativo. 2. RAYOS x. 5 Los rayos X son ondas electromagnéticas, cuya longitud de onda es aproximadamente de 0.05 a 100 Angstroms; a través del fenómeno de difracción de esta radiación es posible determinar qué estructuras cristaloquímicas están presentes en la muestra, ya que cada una de ellas produce "picos" (reflexiones de Bragg) de difracción característicos. La interpretación de la información obtenida por difracción de rayos X se realiza usando la Ley de Bragg. 3. MICROSCOPÍA ELECfRÓNICA DE BARRIDO (SEM). 6 Esta técnica consiste en la interacción de un haz de electrones que barre la superficie de la muestra y al chocar con ésta produce, entre otros, los siguientes procesos: l. Electrones retrodispersados. 2. Electrones secundarios. 3. Electrones absorbidos. 4. Rayos X característicos y electrones Auger. Todos ellos proporcionarán distinta información sobre la muestra estudiada. El dispositivo utilizado cuenta con un detector de electrones secundarios permitiendo realizar el estudio de la superficie de los sólidos a grandes amplificaciones, para conocer la morfología y el tamaño de partícula. Parte experimental Para la técnica PIXE7•8 las muestras se prepararon de la siguiente manera: l. La muestra entera se coloca en un porta muestras sujetándola con papel aluminio. 2. Se introduce en el dispositivo experimental y se hace vacío hasta llegar a una presión de 10-ó torr. Para esta técnica se utilizó un acelerador de partículas de 0.6 Mev del IFUNAM. 9 Para la técnica de rayos x la preparación para el análisis de las muestras fue la siguiente: 1 Kenneth G. Hirth, Tiempo y asentamiento en Xochicalco, UNAM, 1988. 2 L. Ortiz-Velázquez, Tesis de Licenciatura en Ingeniería Química, UNAM (en proceso, 1994). 3 M. Ortiz-Rojas, Tesis de Licenciatura en Ingeniería Química, UNAM (en proceso, 1994). 4 Heitz, Ch., Analisys by partic~-induced XRay emission (PIXE), Centre des recherches nucleaires, Strasbourg (monografía). l. Se pulveriza la muestra hasta obtener un polvo bastante fino. 2. Se coloca la muestra en la cavidad de un portamuestras de tal forma que la superficie de la muestra quede completamente plana con respecto al resto de la superficie del portamuestras. 3. Se coloca el porta muestras en el difractómetro para su análisis. Para esta técnica se utilizó un difractó metro SIEMENS D-5000 del IFUNAM. Con respecto a la técnica de microscopía electrónica de barrido 5 Cullity, B. D., Elements of X-Ray difraction, Addison-Wesley Publishing Company, Inc., USA, 1967. 6 Barrio, P. R. A., Formación de imágenes en el microscopio e~ctrónico, Cuadernos deJUM, UNAM, 1982. 7 J. Miranda, A.; Oliver, A.; Dacal,J.; L Ruvalcaba; F. Cruz and M. E. Ortiz, Pixe analysis ofcave sediments, prehispanic paintings and obsidian cutting tools from Baja California Sur caves. Nuclear instruments la preparación de muestras fue la siguiente: l. Se toman pequeños trozos del estuco sin que fueran triturados. 2. La muestra se coloca sobre barras cilíndricas de latón, adheriéndose a una película delgada de pintura de plata. 3. La muestra se recubre con una película de oro por el método de erosión iónica (Sputtering). 4. Se toman las micrografias empleando un microscopio JEOL, JSM 5300, del IFUNAM. and methods in physics research B75 (1993), pp. 454-457. 8 A Oliver, J.; Miranda, K.; López, F.; Mercado y A. H . Flores, "Diseño y características de una cámara de dispersión para análisis de materiales con pixe", Instrumentación y desarrollo, vol.2, No. 9 (1989), pp. 39-44. 9 J. Rickards, A.; Oliver,J.; Miranda y E. P. Zironi, Uses of pixe at low proton energies, Applied surface science. 15 Resultados En el presente trabajo se realizó la caracterización de serie de estucos con una delgada capa de color en su superficie, dos de ellas se muestran en las Figs. 1 y 2. ~na Para la técnica de PIXE se realizó un análisis cada 3 mm en las muestras que presentan diferentes colores como las muestras C5A (Fig. 1) y C5B (Fig. 2). Para las muestras de un solo color se hizo un análisis puntual (Tabla 3). La información que se obtiene al caracterizar los estucos por el método PIXE, es a partir del análisis de los espectros, los cuales representan las líneas de rayos X característicos de cada elemento presente en la muestra, superpuestos en la radiación de fondo. l. Fotografía de la muestra C5A donde se observan los colores rojo verde y azul. e Al Si p 03 mm 7.51 2.79 9.89 1.83 S Ca Fe Hg 25.00 4.25 2.21 2.50 06 mm 6.73 4.49 12.18 2.27 22.45 2.37 09 mm 4.00 4.62 23.50 0.65 1.0 13.60 2.31 12 mm 6.69 3.96 14.00 0.80 0.8 22.31 2.27 Tabla l. Análisis cuantitativo del barrido de la muestra C5A (resultados en% en peso). Incertidumbre experimental= 20%. Elementos hallados en la muestra C5A. 2. Fotografía de la muestra C5B donde se observan los colores azul y blanco. 96 PE SO S'6 PESO ··················· ......................::.::.,. < :·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-· P O S I C ION 2 bis. Gráfica de la variación de la composición x vs posición, de la muestra C5A, que presenta diferentes colores. En la presente muestra se hizo el análisis cada 3 m.n. 16 POS 1 C 1 ON Crni'Tl:J Si AL 06mm 0.0177 0.1995 p S K 0.0112 0.0100 0.0108 Ca Fe 0.7448 0.006 09mm 0.0227 0.2110 0.0123 0.0066 0.0129 0.7308 0.003 12m m 0.0151 0.1752 0.0057 0.0034 0.0119 0.784 1 0.004 15mm 0.0164 0.1409 0.0078 0.0050 0.0161 0.8119 0.002 18mm 0.0238 0.1719 0.0081 0.0079 0.0115 0.7711 0.005 21m m 0.0062 0.2185 0.0046 0.0072 0.0126 0.7477 0.003 24m m 0.0198 0.2008 0.0114 0.0067 0.0132 0.7472 0.003 Tabla 2. Análisis cuantitativo del barrido de la muestra CSB (resultados en% en peso). Elementos hallados en la muestra CSB. C3A C3AOI C3B C3BOI COLOR ROJO PARTE COLOR AZUL PARTE INFERIOR INFERIOR e 8.22 8.43 2.53 7.48 o 48.21 48.49 49.53 48.60 Al 3.55 4.45 6.80 5.53 Si 9.90 9.29 28.88 11.71 p 0.20 0.25 0.14 0.31 S 0.09 0.12 0.06 0. 14 Cl 0.12 0.13 ----- 0.07 K 0.40 0.39 0.27 0.29 Ca 27.4 1 28. 11 8.4 1 24.90 Fe 1.82 0.29 0.84 0.73 . En ·eJ caso de los análisis de rayos x, los espectros fueron ánalizados de acuerdo a los picos característicos de cada una de las estructuras cristalinas, un difractograma representativo es el que se muestra a continuación: Tabla 3. Análisis cuantitativo de diferentes muestras estudiadas (resultados en% en peso). 2-Theta - Scale 3. Difractograma de rayos X en el que se observa el análisis estructural de la muestra C5A. 2 ee-fio v-1994 13:11 A- Anortita sódica ordenada C- Calcita Q- Cuarzo 17 CALCITA ANORTITA CJA X X C5A X X C5B X C2A .BIT A ClARZO X X X X X Tabla 4. Estructuras cristalinas encontradas en diferentes estucos. La caracterización de los estucos observados, a través de SEM consistió en la descripción de la morfología y tamaño de las estructuras representativas presentes en los diferentes colores que estaban en su superficie así como en el aplanado grueso de los propios estucos. 4. Micrografía en la que se observa la base soore ta que se asienta la capa de pintura de la muestra C3A, en este caso presenta una coloración blanca la que podría indicar mayor proporción de calcita en la cual existen estructuras de placas superpuestas de 28 jlm y aglomerados de 20.6 ¡.tm. 6. Micrografía del color azul donde se encontraron estructuras en forma de barras con surco, con 4.4 ¡.tm de largo y 1 ¡.tm de ancho. 5. Micrografía con estructuras en forma de filamentos con tamaño de 2 Um, sobre una matriz aparentemente amorfa. 7. Micrografía donde se observa la pintura verde, la cual se compone en su mayor parte de fibras de O. 7 jlm de largo. 18 de filamentos del orden de 2 Jlm, sobre una matriz con una estructura aparentemente amorfa. Conclusiones 8. Micrografía en la que se presenta la parte inferior de C5A la cual presenta cristales rombohedrales aproximadamente de 2 Jlm de largo. 9. En la Micrografía se puede observar restos fósiles encontrados en diferentes muestras. Discusión La técnica PIXE nos permitió realizar un análisis químico elemental cuantitativo encontrando calcio y silicio en mayor cantidad. De la figura 3 se puede concluir que en la zona roja existe mercurio, el fierro aumenta al igual que el fósforo con respecto a la zona verde. De la figura 4 se ve claramente que en la parte central de la decoración que corresponde al color blanco, presenta mayor cantidad de calcio y menor de silicio con respecto al color azul de las orillas. Por medio de difracción de rayos X se determinó que las estructuras cristaloquímicas que constituyen a las muestras son la calcita, anortita sódica ordenada, albita y cuarzo. A través de SEM se observó que las muestras están formadas por estructuras con forma rombohedral y aglomerados de diferentes tamaños en la parte del aplanado grueso del estuco. Para el color azul se observó la presencia de barras con una línea en la parte del centro característica de 0.9 Jlm de ancho y 3.9 Jlm de largo en la matriz de aglomerado con una gran variedad de tamaños. En la parte en la que se observa una coloración roja y verde se presentan estructuras en forma de fibras con un diámetro de 0.7 Jlm y con una longitud que varía de 0.4 a 1.2 Jlm. En la zona roja se observaron estructuras en forma Los análisis realizados con técnicas complementarias como se ha mostrado, permiten concluir que los materiales predominantemente presentes en las muestras analizadas son feldespatos, calcital, y otros silicoaluminatos. Es conveniente aclarar que, a pesar de que en este estudio se ha logrado determinar la morfología y la composición química elemental (en los pigmentos) y en algunos casos la estructura (en los estucos) de los materiales analizados, resulta un reto para futuras investigaciones el plantear metodologías físicas y químicas que permitan determinar con precisión la estereoquímica y estructura de todos los compuestos presentes, en particular los pigmentos. Finalmente, aunque el caso específico de aplicación de las técnicas aquí descritas, para el análisis de materiales de construcción, fue un sitio prehispánico, no existe duda alguna en los autores que la aplicación de dichas técnicas en otros bienes culturales de otras etapas históricas, puede resultar en un provechoso ejemplo de colaboración científica interdisciplinaria. Agradecimientos Se agradece la colaboración de la M. en C. Jaqueline Cañetas; Fís. Edilberto Hernández; Sr. Karim López y los valiosos comentarios del Dr. Javier Miranda. Los autores desean reconocer el apoyo y aliento del Dr. Juan Benito Artigas, culpable en buena medida de que este artículo haya sido escrito. Finalmente agradecemos al Proyecto Xochicalco Especial el haber proporcionado las muestras estudiadas en el presente trab<9o en especial al Arqueólogo Norberto González Crespo. D 19 20 santa bárbara en tunja, colombia rodolfo vallín restaurador A fin,ales del siglo XVI existía ya la ermita de Santa Bárbara, justo en los límites de la ciudad, donde se concentraba un sector de población indígena. Por aquella época se realizaban ya algunas funciones de parroquia como se ve en los libros de bautizo y defunciones firmado por Juan de Catellanos. En 1599, la ermita es reemplazada por la actual iglesia, labor que adelantaron los presbíteros Antonio de Castro, Juan de Porras Marquina y Juan de Betancourt. Sabemos por una borrosa inscripción de 1609, en el arranque del arco, que existía entonces la Capilla de la Virgen del Pilar y, muy posiblomente, la capilla de las Ánimas, donde lamentablemente la inscripción no permite su lectura. En 1623, Santa Bárbara es elevada a la categoría de parroquia por el Arzobispo Arias de Ugarte, lo que la hace una de las más antiguas de Tunja. El estudio de los documentos del Archivo Parroquial de Santa Bárbara nos permite evaluar en gran parte su historia artística, su grandeza, decadencia y casi desaparición. Podemos decir que Santa Bárbara se desarrolló gracias a las Cofradías que se fundaron allí a su amparo, siendo las más importantes las de Santa Bárbara, la de la Virgen del Pilar y la de las Ánimas, que hasta finales del siglo xvn estuvieron en clara competencia por quien mejor presentara su capilla. La decoración que tuvo la iglesia en sus primeros años fue policromada con motivos vegetales y florales, de tal manera que toda la artesa, incluyendo el presbiterio, están adornados con flores a manera de un gran tapiz; las paredes, cubiertas de igual forma se complementan con figuras de arcángeles que custodian la entrada a las capillas del crucero. El zócalo fue pintado imitando mosaicos de gran colorido y espontaneidad; esta pintura está relacionada con la moda imperante en la época, como se puede apreciar en otros ejemplos: Monguí, Santa Clara de Real, Santa Bárbara y Santa Clara de Bogotá. Esta decoración tuvo asimismo gran auge en el área andina, como lo evidencian muestras similares encontradas en Ecuador, Perú y Bolivia. Santa Bárbara no se libró de la moda de pintarse de azul, lo que sucedió en 1672 cuando el mayordomo de Fábrica, Alonso del Valle, manda pintar en esta tonalidad "todas las paredes y capillas"; en 1677, se compra el órgano y en 1680, el tabernáculo. El resto de los datos los encontramos en el libro de la Cofradía de la Virgen del Pilar. Este tiene como portada una acuarela con la representación de la Virgen del Pilar sobre una columna; la acuarela, de dibujo ingenuo, está firmada por José López y fechada en 1675 y en su interior se aclara que es el segundo libro. Entre los datos más importantes se encuentra el referente a la existencia de un camarín para la Virgen con su techo cubierto de "platos de la China". En ningún caso se menciona el retablo actual ni los cuadros de arcángeles; en cambio sí nos cita a un Niño Dios milagroso de madera, que cuando fueron a quemarlo se volvió de metal (se conserva). También hay una interesante anotación acerca de la visita de Fray Ignacio de Sabina en 1694, Arzobispo de la Nueva Granada, quien ordena a la Cofradía de Santa Bárbara cancelar una deuda a la Cofradía d e la Virgen d el Pilar, préstamo que sirvió para la obra de la Capilla mayor. Esto permite deducir que por esta fecha es reformado todo el pres21 biterio cambiando la decoración mural por lienzos y enchapes de madera como lo había sugerido Santiago Sebastián al decir que la techumbre era una copia de la Capilla del Rosario. El libro contiene además innumerables inventarios de los bienes muebles, si bien no menciona objetos como cuadros, esculturas, etc.; tan sólo la principal escultura de la Virgen del Pilar. Al final el libro trae una nota, fechada en 1828, en la que se lamenta la desaparición de la Cofradía de Santa Bárbara. El libro de la Cofradía de las Ánimas del Purgatorio tiene una portada que dice: "Hizo este libro y lo dio a la Santa Iglesia Dionisio de Humaña, siendo mayordomo en 1717". Aclara que el libro es el segundo ya que el primero estaba muy viejo y ya no existía. Entre los datos más importantes se menciona que el cuadro de las Ánimas con su marco dorado y que costó en 1731, 38 patacones y 3 reales, fue colocado en el altar mayor de esta capilla (se conserva). En 1780 se pagaron seis reales para componer un cimiento y el libro trae un inventario de las propiedades de la Cofradía, incluyendo la casa-sede. El 22 resto de la información se encuentra mezclada en diferentes libros, así como en papeles sueltos, los cuales relatan la decadencia de las Cofradías, su desaparición y consecuentemente el deterioro de la iglesia, pese a los intentos por salvarla con algunas obras. En 1695 (Libro de Fábrica sin número), se registra una sacristía nueva con su alacena y confesionario, aunque no detalla su ubicación. En 1719, el mismo libro señala un arreglo a la sacristía. Un libro de visitas fechado en 1872 nos habla sobre el estado de las paredes que sostienen el templo en su parte posterior, las cuales cubren la sacristía y demandan pronta acción y que para tal fin se obtenga dinero de la venta de fincas y alhajas de plata y oro. El comentario termina lamentando la desaparición de las Cofradías que anteriormente se encargaban del cuidado de la iglesia. El libro de Cargos, 1886-1889, da cuenta de que la anterior orden se cumple y en 1888 se vende la casa cural (que estaba ubicada en el antiguo Hotel Centenario). También nos dice que en ese mismo .año reparan el coro y le colocan cancel a la iglesia. En 1889, se estuca y dora el camarín de la Virgen y se suprime el púlpito. El libro primero de actas y de 1892 alude a la necesidad de vender una casa para composición de la iglesia y otras cosas. En el libro de Santa Bárbara (sin fecha) pero que debe corresponder a los alrededores de 1900, ya que en otra página existe esa fecha, se indica que hay cuadros antiguos que deben ser "limpiados" para su conservación. Más adelante anota que el padre Pinzón prestó en ese mismo año el cuadro de San Bartolomé a San Laureano y que debe ser recuperado ya que los fieles de aquella iglesia le guardan gran devoción. En el libro segun do, de Fábrica 1900, se relata que componen el altar mayor con un costo de $114.40, dinero con que se pagan materiales, maestros oficiales y peones. En 1901, compran ladrillos para el piso de la iglesia, labor que terminan ese año: asimismo arreglan nuevamente el coro y pinta~ la iglesia con cal incluyendo el zócalo en 1902. Por un valor de $20.00, compran materiales para el arreglo de la iglesia y parte de las capillas. También en este año, contratan a los señores Daniel García, José María Valencia, Tristo López, Germán Maza y Jesús Roberto, por la suma d e $1.843.50, destinados a componer el altar mayor, el presbiterio, el enlucido de la iglesia, la barnizada de la puerta, el cancel, el confesionario y la limpieza de cuadros del presbiterio y capillas. En 1906, es nombrado como párroco Norberto Lozano, quien orden~ y consulta los libros antiguos que todavía existían y anota algunos datos que posteriormente publica en la revista Repertorio Boyacense, entre ellos se destaca la historia del Niño Dios. Igualmente observa que en el libro de Providencias, No. 3 hay una descripción antigua de la iglesia (el libro no se conserva). En una hoja suelta, fechada e n 1917, se menciona que la iglesia ha quedado d ebajo del piso d e la calle y que cuando la gente entra en penumbra, se cae de las escaleras de madera, por lo cual contratan a un señor Tavera, pero éste incumple; él se defiende aduciendo que no le han dado la suma convenida y, concluye el episodio: los ánimos condujeron a una "exhaltada y acalorada discusión". En 1918 se desploma par te d e la sacristía, lo que amenaza con tirar el altar mayor; se llama al doctor Peñuela, quien ordena descargarla, pero en 1920 no han acabado por falta de fondos y deciden pedir ayuda a presos del Panóptico para tal efecto, pero desisten de ello porque estos son ebrios. Sin embargo, en ese mismo año se contrata al maestro Pedro Casas para trabajar en la capilla mayor. providencia~ En 1926, componen el camarín y el sagrario, modernizándolo y dorándolo el maestro Nicodemo Rojas. Co mo vemos, desde mediados del siglo xvm en ad elante todo es negativo para la conservación de la iglesia de Santa Bárbara hasta que el primero de noviembre de 1928 un temblor o casiona daños que aparecen registrados en un reporte que hace el padre N. Lombana: "La torre se agrietó d e tal manera que amenaza a los transeúntes y se hace indispensable descargarla; el n icho donde se encontraba Santa Bárbara, recientemente arreglad o, se fue al suelo y qued ó a la intemperie. El Bautisterio quedó también en ruinas y el cielo del templo a punto de d esclavarse". Se tom an las siguientes decisiones: a. Descargar la torre. b . Encomendar los trabajos al hábil maestro Nicodemo Rojas, nombrad o por el Obispo, Mayordomo de Fábrica. Sin embargo, esto se ve truncado porque en agosto de 1930 se suspenden los traba23 jos por falta de recursos económicos. Se forman comisiones para recaudar fondos y se aceptan toda clase de donativos: plata, animales, huevos, víveres, etc. Se hace notar que el doctor García del Castillo ha donado el plano de la fachada y que está a la vista en el cancel de la iglesia. La parroquia estaba cerrada por falta de párroco y los daños causados por el temblor continuaban sin ser reparados. Pese a los intentos, la obra quedó paralizada casi por diez años, y no es sino hasta la llegada del padre José María Quijano que se reanuda la tarea de reconstrucción con la colaboración del arquitecto Guerra Galindo, quien elaboró un proyecto "moderno" que implicaba la desaparición total del resto de la iglesia. Los trabajos se iniciaron en el sector destruido por el terremoto; se levanta la fachada en ladrillo y cemento y se empieza a hacer una losa en concreto que va a eliminar el techo de par y nudillo, se subió el nivel del piso interior para igualarlo a la calle, se colocó un zócalo en 24 mosaico amarillo ordinario. Estando en ese proceso, nuevamente se terminaron los fondos. El padre Quijano resolvió entonces cubrir el artesonado con tablones pintados de blanco y una serie de flores (pentafolias) en madera tallada y dorada. Así permanece hasta 1950 cuando se ordena "dar al artesonado de la nave principal un color rojo colonial igual al que tiene la parte que queda sobre el presbiterio". Se propone el arreglo del muro testero con el fin de que se vuelva a colocar un nicho a Santa Bárbara y que se consulte a un arquitecto para ver la posibilidad de prolongar la nave central y así darle más capacidad a la iglesia. Afortunadamente, esta última recomendación no se llevó a cabo. De 1950 a 1953 se realizan los trabajos arriba señalados, siendo el más importante el de la pintura roja del artesonado, el arreglo del muro testero y la "restauración" del altar mayor para lo cual contratan al dorador Jesús Álvarez; no especifica lo que se hace; su labor se prolonga pues "limpia" los cua- dros, retoca el Santo Cristo de los Mártires, "arregla" la Dolorosa antigua y, por último, se compra un altar de piedra incluyendo las gradas de baldosín tipo mármol y diez portalámparas con su interruptor para ser colocadas en el arco toral. El hecho de conocer documentalmente la historia arquitectónica corroborada con los hallazgos in situ durante los trabajos de restauración permitió que el monumento recuperara su espacio arquitectónico y su colorido del siglo xvn, lo que la hace ser una de las invaluables joyas arquitectónicas que se conservan de ese periodo. Las obras de restauración estuvieron a cargo de quien esto suscribe. D 25 las mediciones terrestres durante la época virreina! Iuis ortiz macedo maestro en arquitectura premio universidad nacional 1995 Dentro de este ensayo hemos querido poner de manifiesto los procedimientos seguidos en algunas de las dimensiones practicadas por agrimensores, cartógrafos, planificadores y arquitectos, en cuanto a la toma de datos del proyecto, así como los instrumentos y técnicas de nivelación, puestas en práctica durante los tres siglos de la administración virreina!. Es verdad que la cartográfica -llamémosla profesional- va en práctica desde el siglo XVI y perfeccionada en el XVIII, sobre todo por los holandeses, daneses e ingleses, no fue desconocida y por supuesto aplicada en España, primordialmente puesta en práctica para fines estratégicos por los ingenieros militares, en auxilio de los descubrimientos geográficos. Debe de extrañarnos que la precisión de nivelaciones y levantamientos topográficos que debieron de auxiliar a los científicos que emprendieron obras tan trascendentes en la historia de la ingeniería hidráulica, como el canal de Nochistongo realizada a principios del siglo XVIII, y los conocimientos matemáticos y geométricos que debieron de poseer numerosos frailes, agrimensores, y arquitectos que realizaron asombrosas estructuras arquitectónicas, y sobre todo obras hidráulicas sorprendentes, no hubieran dejado suficiente huella en las subsiguientes generaciones, en lo correspondiente a la interpretación fidedigna en geometrales, referidos a los trazos de los espacios urbanos. El primer caso de cronista-cosmógrafo del Consejo de Indias, lo desempeñó, entre 1571 y 1588, Juan López Velasco, gracias a cuya labor han llegado hasta hoy datos precisos de la geografía física y 26 humana de extensos territorios de América. López de Velasco preparó, por encargo de la Corona, una amplísima "relación", basándose en una cartilla conteniendo cuarenta y nueve preguntas, y que, una vez impresa, se repartió en 1576 a través de los Virreyes de la Nueva España y del Perú por todo el territorio ultramarino de las colonias españolas. 1 Las respuestas a los cuestionarios o "relaciones" proporcionaron por primera vez datos sistemáticos y fieles sobre la naturaleza y topografía del terreno, los ríos y el clima de los diferentes territorios, incluyéndose en muchos casos mapas territoriales en los que se especificaban los caminos existentes con sus distancias entre poblaciones en leguas, lo que permitió conocer la red de caminos existente, con la posibilidad de combinar los tramos terrestres con la navegación fluvial. Las respuestas a la "relación" de López de Velasco fueron llegando espaciadas a la metrópoli, pero a finales del siglo XVI, la Corona disponía de datos para evaluar las propuestas de nuevos caminos y puentes. Los sistemas de regadío o cualquier otra obra pública que requiriera proyecto e inversión. En cuanto a los ingenieros militares, en los siglos XVI y xvn trabajan en América de manera poco articulada. Sin constituir un cuerpo organizado, por lo que su importancia en el campo de las obras públicas es mucho menor que en el siglo XVIII, cuando, constituyendo un cuerpo técnico bien estructurado, llevan a cabo en muy difíciles condiciones, una extraordinaria labor en el campo de la fortificación, la arquitectura y la ingeniería civil y por ende, la cartografía. En el siglo XVIII surge en España, siguiendo los pasos de Francia, un cuerpo de l. Agrimensores nivelando. Los veintiún libros de los Ingenios y las Máquinas. Fin del si- glo XVI. ingenieros militares, que serán los responsables no sólo de la ejecución de las fortificaciones y baluartes de América, sino también de llevar a cabo la mayor parte de los proyectos de obras públicas, tanto en el campo de la hidráulica, como en la construcción de los caminos, puentes y obras portuarias. Las Reales Ordenanzas promovidas por Carlos 111, nos dicen en el artículo XX: "Por medio de los mismos ingenieros se informarán, particular y separadamente, con relaciones individuales, de las calidades y temperamento de las tierras que contiene cada provincia: de los bosques, montes y dehesas; de los ríos que se podrán comunicar, engrosar y hacer navegables; a qué costa y qué utilidades podrán resultar a mis reinos y vasallos de ejecutarlo; donde podrá y convendrá abrir nuevas acequias útiles para regadío de las tierras, fábricar molinos o batanes; en qué estado se hallan sus puentes y los que convendrá reparar o construir de nuevo; qué caminos se podrán mejorar y acortar para obviar rodeos; y qué providencias se podrán dar para su seguridad; de los parajes en que se hallan maderas útiles para la construcción de navíos; y qué puertos convendrá ensanchar, limpiar, mejorar, asegurar o establecer de nuevo". Reflexionando en este punto acerca de las acervas críticas que emprendió José Antonio Alzate en contra de los arquitectos de fines del barroco y de su olvido de los recursos técnicos que aportaron -a partir del siglo XVI- tantos y tan ilustres constructores, no estaban exentos de realidad. El hecho es que en el terreno de la cartografía mexicana y en lo concerniente a la topografía urbana, el primer plano veraz, científico e "ilustrado", que nada deja a la fantasía y todo lo circunscribe a la realidad, es el admirable del teniente coronel de dragones Diego García Conde, quien en su obra ejemplar de delineación y grabado, ejecutado en catorce planchas, ofrece por primera vez, el año de 1793, la realidad, ajuste y dimensión de la ciudad capital de la Nueva España. Algunos de estos ingenieros españoles, con arraigo en América tras muchos años de servicio, jugaron un importante papel en los movimientos revolucionarios que pusie- 1 Goodman, David, Poder y penuria, Gobierno, tecnología y ciencia en la España de Felipe Il, Madrid, Alianza Editorial, 1990, pp. 90 a 93. 27 ron fin al régimen virreina!, pasando a reforzar los nuevos cuerpos de ingenieros nacionales creadps después de la Independencia. Cuando se fund~ el Cuerpo de Ingenieros del Ejército Mexicano - el 24 de febrero de 1822- es nombrado director del mismo el militar español Diego García Conde, competente ingeniero que construyó el puente del rey (hoy nacional) sobre el río de la Antigua, que representó el primer gran obstáculo en el camino de Veracruz a México. Los elogios que_ Humboldt dedica a tan notable ingeniero militar pueden leerse en su Ensayo Político sobre el reino de la Nueva España, Editorial Porrúa, México, 1984, pp. 464-465. Elías Trabulse, en la Historia de la Ciencia en México, dice que Humboldt consignó los métodos que podían emplearse para estimular el avance de los conocimientos geográficos y cartográficos; para tal efecto escribió: "Los fundamentos principales de estos estudios son la discusión de las medidas (esto es, observaciones astronómicas, operaciones geodésicas e itinerarios) y la comparación crítica de las obras descriptivas (viajes, estadísticas, historias de guerras y relaciones de los misioneros). Si los planos de todos los países estuviesen levantados trigonométricamente, si los triángulos estuviesen bien orientados y si las extremidades de su red se fijaran por medio de observaciones astronómicas de igual exactitud, la construcción de los mapas se reduciría a una operación puramente gráfica y manual; pero hay mucho que hacer todavía para que lleguen a este estado nuestros conocimientos; y la sagacidad de los geógrafos tendrá por mucho tiempo motivo de ejercitarse sobre lo que aún esta dudoso. En nuestros días debe establecerse una sana crítica sobre dos clases de conocimientos del todo distintos, a saber: lo. La discusión sobre el valor relativo de los métodos astronómicos hasta ahora usados, para determinar la situación de los lugares; 2o. El estudio que debe hacer el geógrafo de las obras descriptivas que contengan nociones circunstanciadas de las distancias itinerarias, de las confluencias de los ríos y configuración del terreno". 2 Más tarde nos dice el propio Trabulse: "El avance español hacia el norte logró un gran impulso a partir del segundo tercio del siglo xvm. Antes de esas fechas se ignoraban las condiciones que prevalecían en los presidios y asentamientos que se localizaban en las llamadas Provincias Internas. En 1724 el brigadier Pedro de Rivera emprendió un viaje de inspección que duraría cuatro años, durante 28 los cuales recorrió los veinticuatro presidios, lo que le permitió dar· valiosos informes al virrey Marqués de Casafuerte acerca del estado que guardaban esas desoladas comarcas del reino. Fruto de ese viaje fue un prolijo y minucioso diario y derrotero donde asentó con laconismo y precisión notables las observaciones astronómicas que le permitieron determinar las posiciones geográficas de los puntos que tocó. Pocos años más tarde, en 1732, José de Ribera Bernandez dio a la estampa su descripción breve de la muy noble y leal ciudad de Zacatecas. Sucinta y amena monografía que contiene valiosa información geográfica, astronómica y meteorológica de esa ciudad. "Gracias a los empeños del visitador José de Gálvez, quien se embarcó en San Bias el24 de mayo de 1768 y llegó a la península de California el 6 de julio, se aprestaron dos barcos, uno en La Paz y otro en cabo San Lucas, destinados a ocupar San Diego y Monterrey en una primera acción tendiente a impedir que los rusos se establecieran ahí. En el primero de dichos navíos iba el ingeniero Miguel Constanzo en calidad de cosmógrafo encargado de los planos y de las observaciones. Esta expedición marítima debía entrar en contacto con dos contingentes que según lo planeado llegarían por tierra hasta San Diego. A estos pertenecían los misioneros fray Junípero Serra y fray Juan Crespi. Tanto a Crespi como a Constanzo debemos dos interesantes diarios de esta expedición, que contienen valiosa información acerca de la latitud y posición de los lugares que tocaban en su recorrido, hasta arribar, el 7 de noviembre, al puerto de San Francisco. "De esta forma había quedado reconocida una gran porción de la costa occidental del septentrión del continente. Las tierras situadas entre los 42 y los 55 grados de latitud norte habían sido descubiertas tomándose debida posesión de ellas, con lo cual se le daban a la Corona española los derechos que ello implicaba. "A pesar del interés que puedan guardar estos trabajos, es evidente que eran sólo descripciones parciales de un litoral dilatado. Incluso a principios del siglo XIX, Humboldt se lamentaba de que, hasta ese momento, las costas orientales de México al norte de Veracruz hubiesen sido perfiladas cartográficamente con tan poca exactitud. Afirmaba que la parte comprendida entre el embocadero del Río Bravo del Norte y del Mississippi era prácticamente desconocido. A pesar de ello, dos cartógrafos comisionados por la Corona, los ingenieros 2. Nivel de tranco en la obra del ingeniero militar Cristóbal de Rojas. Teoría y Práctica de Fortificación, Madrid, 1598. Cevallos y Herrera, habían iniciado por entonces el levantamiento de planos exactos de esas regiones áridas y desiertas, provistos para ello de excelentes instrumentos de medición ingleses". 3 Refirámonos en este punto a otro párrafo de Trabulse: "Muchos fueron los científicos que a lo largo del siglo xvm se preocuparon por fijar las posiciones de las principales ciudades, villas y pueblos de esa densa zona del extenso reino de la Nueva España. Las coordenadas de la capital virreina!, que habían sido determinadas con insólita exacti- tud en el siglo xvn, fueron de nuevo calculadas en vista de los errores que aparecían en los mapas europeos. Los astrónomos Velázquez de León, Alcalá Galiano, Chappe d'Auteroche, León y Gama y Alzate le asignaron diversos valores a la longitud, que 2 Trabulse, Elías, Historia de la Ciencia en México, Fondo de Cultura Económica, Tomo l, México, 1985, pp. 170 a 191. 3 Humboldt, Alejandro Von, Ensayo político sobre el reino de Nueva España, Editorial Porrúa, México, 1984, pp. 464-465. 29 oscilaba entre los 6h 45' 30" y 6h 56' 36". Humboldt fijó este valor en 6h 45' 42". La latitud, había sido calculada con bastante precisión desde el siglo xvr. :"Esto nos permite valorar el amplio cúmulo de información geográfica, cartográfica y astronómica con la que se topó el sabio viajero alemán a su llegada al virreinato. Ciertamente la información se hallaba dispersa y él supo reunirla y ordenarla para poder aprovecharla en su obra sobre este vasto reino. Ese material, acopiado a todo lo largo de un siglo gracias a los desvelos de hombres de ciencia conscientes de serlo o bien de simples aficionados, forma uno de los capítulos más consistentes y continuos de la ciencia ilustrada mexicana".• El propio Trabulse nos dice lo siguiente: "A Francisco Javier Alegre se le atribuyen dos Cartas: Mapa de las misiones mexicanas con su explicación y Carta geográfica del hemisferio mexicano; esta última le sirvió al general Felix María Calleja en sus empresas militares contra el levantamiento insurgente de 1810. El Valle de México fue delineado desde fecha temprana (c.1600) por el padre Juan Sánchez Baquero que según Alegre era 'el más hábil y laborioso de cuantos geógrafos ha tenido la América' . El mapa del Valle de México y su desagüe, atribuido a Sigüenza y reimpreso varias veces en el siglo xvm, al parecer fue dibujado por Sánchez Baquero y copiado por aquél, alrededor de 1691, del original conservado en los archivos de la provincia jesuita novohispana. Otros planos de la ciudad y sus contornos lacustres aparecieron en 1780 en la Storia antica del Messico de Clavijero". Entre las cartas y mapas más importantes configurados en esos años podemos mencionar los generales del virreinato de Nueva España debidos a Miguel Constanzo que lleva las adiciones de Manuel Mascará. Aunque ya hemos puesto de relieve el valor de los trabajos científicos de Constanzo, no está demás que transcribamos el juicio que de él hizo Humboldt: "Este sabio, tan modesto como profundamente instruido, ha recogido de treinta años a esta parte cuanto tiene relación con el conocimiento geográfico del extenso reino de Nueva España. Es el único oficial de ingenieros que se ha dedicado a examinar profundamente las diferencias en longitud de los puntos más lejanos de la capital. Ha formado por sí mismo muchos planos importantes en los cuales se ve cómo pueden reemplazar, hasta cierto punto, las combinaci9nes ingeniosas a las observaciones astronómicas. Yo tengo tanta mayor satisfacción 30 en tributar esta justicia al señor Constanzo, tanto más cuando he visto en los archivos en México muchos mapas manuscritos en los cuales las escalas de longitud y de latitud no son más que un adorno occidental". Hasta la aparición del plano mencionado, obra maestra de la cartografía neoclásica, tanto los intentos renacentistas como los barrocos de planos y ciudades novohispanas, no representan una realidad concreta, podrán fascinarnos en cuanto obras de arte particularmente apreciables, como documentos fantásticos o a lo sumo ingenuos, pero totalmente irrelevantes en lo tocante a su validez. El propio José Antonio Alzate, en su obra Asuntos varios sobre ciencias y artes ... México, 1772, se expresa en estos términos: "Los excelentes que tenemos de gran parte de Europa, Asia, África y América Septentrional y Meridional de la Nuestra, nos hacen más sensible el hueco que en la geografía forma la Nueva España: motivo que me ha impedido trabajar sobre el particular, de algunos años a esta parte, no obstante que conozco mis débiles fuerzas. ¿Quién no debe admirarse al ver que no tengamos un mapa impreso que sea un poco razonable; como también en los mapas de Mr. Nollin, que en Europa gozan de reputación, las ciudades más principales de la Nueva España, colocadas en una inversión horrible? México en ellos, se halla al ocaso respecto de Querétaro y al oriente de Tlaxcala. "La dificultad en el acierto cuando no se camina con los instrumentos en mano, tomando ángulos y rumbos, y ejecutando observaciones astronómicas, es otro impedimento que retrae a muchos sabios, que quisieran según su dedicado genio producir un mapa en su perfección, no gustando fiarse en los informes de dos pasitos (único recurso), cuando se carece de medidas geométricas o de observaciones astronómicas". 5 Aunque no existía durante los siglos XVI y xvn en España ningún cuerpo organizado de ingenieros, ni tampoco escuela o academia donde se pudieran adquirir este tipo de conocimientos, muchos militares españoles adquirieron su formación en la "Academia Real y Militar del Exército de los Payses Baxos" la cual fue fundada por el duque de Villahermosa en 1675. La academia de Bruselas la dirigió un militar español de gran prestigio, Sebastián Fernández Medrano. En esta Academia realizó sus estudios un militar flamenco, Jorge Próspero de Verboom, nacido en Amberes en 1665, quien para el año de 1702, fue nombrado Ingeniero General r .l ,. .. '*_j ... .,. •• "'.. t'~ ~ • ;, , l ...... del Ejército de los Países Bajos, pocos años más tarde, en 1709, el rey Felipe V le ordena venir a España con el encargo de crear un cuerpo de ingenieros militares a semejanza de los que ya existían en Francia. Al año siguiente se constituye el primer grupo organizado d e ingenieros militares. Con real decreto expedido el17 de abril de 1711, se da vida a este cuerpo de ingenieros, constituido en sus inicios por el propio Verboom y los ingenieros extranjeros Luis Langot, Joaquín de Flandes, Alejandro de Retz, Alberto Goffauz, Alberto Miemson, Juan Díaz Pimienta, José de Bauffe, Felipe de Tanneville y Juan de Bettefort. 6 Este núcleo inicial de diez ingenieros se reveló insuficiente y, para asegurar el futuro, Verboom propone en 1712, la creación de una Escuela Militar d e Ingenieros, en la que se enseñase, además de las materias conce rnientes a las construcción d e fortificaciones, nociones de hidráulica y construcción de caminos y puentes. En 1720, se crea en Barcelona la Academia Militar de Matemáticas, de la que el propio Verboom fue nombrado inspector. Como su actividad profesional no le p ermitía atender de manera permanente la Academia, ese mismo año fue designado di- ~ 3. Procedimiento experimental propuesto en Los veintiún libros de los Ingenios y las Máquinas, para poder graduar la regla de un nivel de tranco. Fines del siglo XVI. rector de la escuela el teniente de artillería Mateo Ca labró. Al poco tiempo de funcionar ya es una Academia prestigiosa, y el rey Fernando VI establece, por Real Cédula de 17 de marzo de 174 7, "que no se haga ningún plano ni mapa de las indias sin la aprobación explícita del virrey, y que, una vez utilizados, se enviasen a la Secretaría del Despacho de Indias, en donde se deberían archivar". Gracias a esta medida, burocrática y centralista, hoy el Archivo General de Indias atesora la más importante colección de planos y documentos de América de la época virreina!. Las disposiciones del 31 de enero de 1757, establecidas por el conde de Aranda, Director General de Artillería e Ingenieros, trataron de aclarar el siempre confuso asunto de las es- 4 Trabulse , Elías, op. cit. Alzate y Ramírez,José Antonio, Gacetas de literatura de M éxico, Puebla, 1831, vol. I, p. 398. Estas gacetas constituyen una fuente primordial para el estudio de la tecnología en la segunda mitad del siglo xvm. 6 González Toscano, Ignacio, Fábricas hidráulicas españolas, Turner, Madrid, 1987. 5 31 calas empleadas, fuente de frecue ntes equivocaciones, por f'!lo, se incorpora un cuadro gráfico con trece escalas diferentes y un triple cuadro d e 37 sig;1os esq uemáticos, que deben de uti lizarse en la sefia lización de los mapas. El 22 de octubre de 1768, se dictaron Nuevas Ordenanzas para el Servicio del Cuerp o d e Ingenieros, que vinieron a completar la normativa para el levantamiento de cartas y planos . Finalmente, el 11 de julio de 1803, Carlos IV promulga las que estipulan la formació n de un Archivo Gen eral de todos los planos de Espafia, África e Indias, que más adelante se conv irtió en el Depósito Topográfico de ingenie ros, y que actualmente co nstituye la Cartoteca del Servicio Histórico Mili tar d e Espafia. Los instrumentos que se emplearon en el Viejo y el Nuevo Mundo para medir distan cias y altitudes, comienzan con el "nivel de tranco", el más sencillo y universalmente utilizado en la ép oca renace ntista. La d enominación de tranco, p roviene, segú n Sebastián de Cobarrubias, del salto qu e da un hombre echando delante un pie, y detrás el otro, mov imi r mo qu.:: se asemeja, como veremos, al modo de operar de este nivel. Constaba de dos largas piernas o patas de madera de igual longitud, que terminaban en puntas de acero para aseg urar la precisión de la nivelación, como si de un gigantesco compás se tratar a. Completaba el instrumento un travesafio horizontal graduado, tomando el conjunto la forma de una "A". Del vértic<: superior colgaba una plomada, cuvo hilo sefialaba sobre la regla graduada del travesafio el desnivel que existía entre las dos patas . En Los Veintiún Libros de los Ingen ios y de las Máquinas, manuscrito espafiol de fina les d el siglo XVI, se aconseja para su co nstru cción "el e mpleo de madera de pino más bien seca, cur ada y sin nudos, y de una a ltura de veinte palmos (4.20 m)", por lo que su transpo rte acarreaba grandes dificultades; algunos se hacían desmontab l es~ aunque esta práctica redundaba en el detrimento de la precisión del instrumento .' La mayor ventaja del nivel de tranco era su fácil manejo, a l alcance de cualquier nivelador, aun de poca experien cia; sus inco nvenientes , además de las difi cultades de su gran tamafio, eran su inutilidad cuando hacía viento y su dificultad de uso cuando se requerían nivelaciones de largas d istancias, ya que en cada medición sólo era posible avan zar la distancia e ntre los extremos de las patas, que no solía superar los veinte pies. A pesar de estas limitaciones y de su imprecisión, el nivel de tranco gozó 32 d e gran popularidad no sólo entre los alarifes, si no también en el gremio de los ingenieros militares, figurando en la obra Teórica y Práctica de Fortificación, escrita a finales del siglo xvr por el Ingeniero Cristóbal de Rojas. 8 La mayor dificultad en la construcción de estos niveles, solía resolverse levantando una de las patas del nivel a una altura conocida y marcando en el travesaño la altura correspondien~ donde señala el hilo de la plomada. Pero también podía llevarse a cabo mediante construcciones de geometrías rigurosas, como los que proporciona en su Libro de Instrumentos nuevos de Geometría el cosmógrafo Mayor de Felipe II, Andrés García de Céspedes.9 Este procedimiento científico estaba, sin embargo, al alcance de muy pocos cosmógrafos y topógrafos. A mediados del siglo xvn, el nivel de tranco era muy utilizado en la Nueva Espafia, hasta el punto que el monje carmelita, ingeniero y arquitecto fray Andrés de San Miguel (1577-1652), lo describe y dibuja. 10 Pero un instrumento mucho más eficaz para realizar nivelaciones era el "corobate" o nivel de agua, que, a pesar de su simplicidad, es descrito por primera vez en el año de 1573, en la obra del geómetra polaco, Strumienski. Unas veces se construía de cobre dorado y otras, de madera, como el que figura en Los veintiún libros de los Ingenios y las Máquinas.11 Un depósito de agua con señales que indica el nivel, en lugar de las tradicionales plomadas del nivel de tranco, asegura horizontalidad del aparato y per mite, además, operar con vientos moderad os; el instrumento va provisto, además, de una alid ada con pínulas eQ sus extremos, que permiten visualizar una mira o regla vertical y por tanto medir desniveles. En los combates, la alidada de pínulas puede girar alrededor de un eje vertical sobre una plancheta graduada provista de una brújula, lo que permite medir ángulos y realizar triangulaciones. A diferencia del nivel de tranco, para nivelar con el corobate se precisaban dos útiles complementarios básicos: una mira graduada, que se situaba a una 50 varas del corobate y cuerdas o cadenas para medir la distancia entre el nivel y la mira. Esta medición directa de las distancias ocasionaba errores, debidos a las dilataciones producidas en el material por los cambios de temperatura. En América, el procedimiento más habitual para medir distancias era utilizando hilos vegetales encerados para protegerlos de la humedad ambiental. Técnicas más prácticas las encontramos en las Antillas, en don- 4. Agrimensores utilizando un cuadro graduado. En la obra Los dos libros de la Geometría Práctica, por Orondo Fineo Delphinate. Traducción española de 1553. de se usaba la corteza de un árbol llamado "majagua", proveniente de lugares muy anegadizos, para fabricar cintas de medir, por lo que poseía la ventaja de ser apenas sensible a las variaciones hidrométricas. La labor más delicada, una vez que la cinta o cordel había sido preparada, era graduarla con la unidad de medida legal, la vara castellana o de Burgos. El científico mexicano Joaquín Velázquez de León nos describe, en 1773, el cuidado con que él mismo procedió a graduar el cordel de cáñamo que, posteriormente, utilizaría en sus nivelaciones del valle de México: 12 "Habíase prevenido para las medidas una vara construida de madera sólida y bien seca, exactamente recta y escuadrada y encasquillada de latón por ambos cabos, y en esta forma se ajustó a la original de México, que enviada por el señor Felipe JI, se conserva en sus casas de Cabildo, mttrcada en una caja de fierro, con el cuidado correspondiente, a la cual se arreglan examinándose y sellándose repetidas veces, todas las varas de medir legítimas y corrientes en este reino de Nueva España. Ajustóse, pues, nuestra vara el día 19 de noviembre, hallándose el termómetro de Reaumur a la altura de quince grados y medio. Esta vara se dividió, conforme a nuestras leyes y reales ordenanzas, en cuatro palmos de doce dedos y cada dedo cuatro granos ... " Este procedimiento de medir longitudes, fue el más utilizado en nuestro medio por agrimensores y alarifes hasta el siglo XVIII, a pesar de que las dilataciones debidas a la tensión del hilo y a los cambios de temperatura podían introducir errores, en general de poca importancia. La primera nivelación en ingeniería civil, mediante triangulación, de la que tenemos noticia se desarrolló en el siglo XVIII en el Valle de México, donde un pequeño error de cálculo podía tener funestas consecuencias en el proyecto del nuevo 7 Anónimo: Los Veintiún Libros de los Ingenios y de las Máquinas, Vol. I, pp. 109-110. Madrid, Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, 1983 (2 Vols.). 8 Rojas, Cristóbal de, 'Teoría y Práctica de Fortificación . .. , Madrid, Luis Sánchez, 1936, Tomo II. 9 García de Céspedes, Andrés, Libro de instrumentos nuevos de Geometría, Madrid, Juan de la Cuesta, 1606. 10 Obras de Fray Andrés de San Miguel, México, UNAM, 1969, pp. 223 y 224. 11 H . Michel, Instruments des sciences dans l ' art et l'histoire, Rode Saint Genese, 1980, pp. 58 y 81. 12 • Moreno, Roberto, Joaquín Velázquez de León y sus trabajos científu;os sobre el valle de México, México UNAM, 1977, pp. 300 y 309. 33 desagüe general de la cuenca, que sustituiría al viejo y parcial de Huehuetoca, dejando a la ciudad de México bajo la amenaza de las inundaciones cíclicas que la asolaban. Fue su autor el ya citado Velázquez de León, quien preocupado por los errores acumulados en la primera medición con cordel, decidió comprobar las distancias recorridas mediante un procedimiento independiente usado en geodesia: la triangulación. Los resultados obtenidos por ambos métodos indican claramente la maestría de Velázquez de León con los instrumentos: frente a las 62.363 varas de longitud del canal medidas con el cordel, por el procedimiento de triangulación obtuvo 62.655 diferencia pequeña -no llega al 0.5%-, que atribuyó a la dilatación y al estiramiento del cordel. Las observaciones de los ángulos se hicieron con un círculo goniométrico inglés de un pie de diámetro, cuya alidada estaba menudamente dividida por el método de Werney y se hallaba armada de dos anteojos de 28 pulgadas cada uno, de suerte que las torres de las iglesias y otros puntos sobresalientes se veían con bastante claridad a una distancia de seis a siete leguas. En cuanto a las miras, sobre las que se efectuaba la lectura con el nivel, se encontraban en las tarjas. Estas tarjas eran generalmente cuadradas, de unos 14 dedos de lado, y se 34 deslizaban a lo largo de las miras, siguiendo las indicaciones del nivelador, por medio de una pequeña polea auxiliar manejada por la misma persona que sostenía la estaca marcada. Para facilitar la visión, generalmente las tarjas estaban pintadas de negro, con una cruz blanca en el centro y un punto negro pequeño en el centro de la cruz; una vez que el nivelador había visualizado el centro de la cruz de la tarja, la misma persona que sostiene la mira efectuaba la lectura correspondiente. Esta manera de proceder, ya se empleaba en época romana, aparece dibujada en Los veintiún libros de los Ingenios y las Máquinas; también fue utilizada profusamente en la Nueva España. Hasta aquí hemos hablado sólo de niveles, pero la cartografía necesitaba medir también los ángulos que la visual inclinada forma con el horizonte. Los más corrientes de los instrumentos destinados a este fin en el campo de la ingeniería, durante el siglo XVI fueron los cuadros geométricos, provistos de una. alidada con pínulas en sus extremos que gira alrededor de uno de los vértices del cuadro. El punto donde la alidada corta uno de los lados graduados del cuadro marca el ángulo de la visual: con ayuda de cálculos geométricos o de tablas podían determinarse algunas magnitudes (distancia o altura) que en principio eran inaccesibles. Aunque el primero de estos cuadros lo construyó el geómetra alemán Peuerbach, hacia 1460, su uso en España y América a finales del siglo XVI continuaba en plena vigencia. Los cuadros geométricos fueron sustituidos, en el siglo xvn, por un procedimiento más sencillo, instituido por el sabio belga Gemma Frisius, hacia 1533, en el que se medían los ángulos sobre un disco horizontal graduado. La superposición en un mismo instrumento de niveles (capaces de medir ángulos horizontales) y de inclinómetros (que permiten medir ángulos verticales) era capaz de efectuar con facilidad, sin necesidad de cambiar de instrumento, todas las operaciones de nivelación. Aunque esta disposición, muy versátil, fue utilizada con anterioridad, fue el inglés Leonard Diggfes quien le puso el extraño nombre de teodolito en 1571. Con materiales de mejor calidad y precisión, el teodolito es actualmente imprescindible en las labores de agrimensura y geodesia. 13 O 5. Portada del manuscrito de Francisco Guzmán Geometría práctica y mecánica. Siglo XVII, Biblioteca de Madrid. 13 Romeu de Armas, Antonio, Ciencia y tecnología en la España ilustrada, Madrid, Turner, 1980, p. 217. arquitectura de metztitlán. un patrimonio en peligro VÍctor m. ballesteros garcía miguel rodríguez castañeda instituto hidalguense de cultura La región de Metztitlán, en el actual Estado de Hidalgo, tuvo gran importancia desde la época prehispánica. Fue un centro poblacional notable durante el periodo colonial y cuando se comenzaron los trabajos para drenar la laguna, al finalizar el siglo XIX, se acentuó su importancia económica. Distintos investigadores han elegido a Metztitlán como objeto de sus labores.' La dinámica social de Metztitlán a lo largo de su historia ha estado supeditada a dos importantes factores geográficos: uno es la configuración del suelo, de capas geológicas estructivas, foliáceas, ricas en humus vegetales sedimentarios; el otro factor son los grandes caudales de agua que se resumen en toda el área en la época de lluvias, que también provienen de manantiales de tierras arriba, y que forman escurrimientos por cañadas y laderas hasta desembocar en el río y laguna de Metztitlán. El pasado y su herencia monumental La riqueza histórica prehispánica de la región es muy grande, si bien no se ha realizado una labor arqueológica continuada, hay indicios certeros para suponer la existencia de teocallis, canales y diques en lo que fuera este señorío independiente. Después de la conquista sabemos que su extenso territorio se asignó en encomienda a dos conquistadores: Miguel Díaz de Aux y Alonso Lucas. Por medio de ventas, herencias y reclamaciones, esta encomienda pasó por muchas manos durante el siglo xvr. 2 En la Suma de visitas, de mediados del siglo xvr, se contaban dentro de la jurisdicción del pue- blo 18 estancias en el valle y 23 en la sierra. En una extensión de 14leguas cuadradas había 1,342 casas con 6,308 hombres casados con sus familias. 3 Los agustinos enviaron a fray Juan de Sevilla y a fray Antonio de Roa para evangelizar la Sierra Alta en 1536, se inició así la conquista espir itual de Metztitlán. Su área de actividades fue tan amplia como problemática, después de algunos años y muchos trabajos Roa fundó un convento en Molango y Sevilla lo hizo en Metztitlán. El de Molango es un convento interesante pero pequeño, su iglesia tuvo una techumbre de madera. En Metztitlán en cambio se construyó el único gran conjunto conventual de la Sierra Alta. Su iglesia es monumental, techada con bóveda de cañón y de nervaduras, con una excelente portada de cantera ejecutada en el más puro plateresco renacentista. En el convento de dos plantas son identificables todas las dependencias que poseen edificios similares de primera magnitud. La pintura mural se prodigó a través de frisos, alegorías y escenas bíblicas. En Metztitlán existen además dos edificios de interés para la historia de la arquitectura novohispa- 1 Basta menc~onar los trabajos de Sara Cantú Treviño, La Vega de Metztitlán; José Lameira:> con su tesis de maestría en Antropología; la amplia investigación realizada por Juan Benito Artigas sobre la arquitectura de la región, todavía no publicada; y más recientemente José Guadalupe Victoria, Arte y Arquitectura en la Sierra Alta. 2 Gerhard, Peter, Geografía histórica de la Nueva España, pp. 189-190. 3 Paso y Troncoso, Francisco del, Papeles de Nueva España, T. 1, pp. 146-147. 35 na. Uno religioso: "La Comunidad", y otro civil: "La Tercena". Fue seguramente Sevilla quien emprendió la construcción del edificio, hoy arruinado, de La Comunidad donde están los restos de una iglesia, una capilla abierta y un pequeño convento. Se atribuye su abandono a las crecientes de la laguna que amenazaban inundarlo, pero la razón de fondo pudo ser otra como veremos más adelante. El caso fue que en 1539 se abandonó y se comenzó el suntuoso conjunto dedicado a Los Santos Reyes. Este convento se volvió centro de todas las actividades de las misiones en la Sierra Alta, e inclusive de algunas áreas de la Huasteca. 4 En cuanto a La Tercena podemos decir que es uno de los pocos ejemplos de una edificación civil del siglo XVI, que representa además la pervivencia de la organización indígena, frente al régimen impuesto por la colonia. Está compuesta por dos galerías paralelas de planta cuadrangular, techadas con bóveda. La del norte tiene acceso por tres arcos de medio punto, sobre columnas con el fuste en torzal. Dentro la decoración mural fue muy rica, a juzgar por los fragmentos que todavía se conservan. La galería del sur tiene arcos de medio punto en tres de sus lados, todos se apoyan en gruesas columnas de fuste liso. El presente y la inestabilidad geológica La iglesia, el convento de los Santos Reyes y La Tercena con su enorme riqueza arquitectónica y artística son edificios que se encuentran en grave peligro debido a un capricho de la naturaleza. Desde los últimos meses de 1991 empezaron a registrarse hundimientos y grietas en el suelo en la vertiente oriental del poblado, la que mira al río llamado de San Juan. Grandes grietas aparecieron en los muros de varias casas y la alarma cundió entre la gente. La situación pareció estabilizarse durante el año 1992, pero-la amenaza volvió a aparecer en el mes de septiembre. Los habitantes de Metztitlán cuentan que hacia las 6:30 de la mañana del sábado 12, se escuchó en la población y en var..ios kilómetros sobre el eje de la barranca, un estruendo seco producido por la tierra. Se dice que el "tronido" alarmó a la gente de la región de Atezca (al norte), Molango, Zacualtipán y se oyó hasta Tolantongo y El Cardona!. Después de ese gran ruido, aparecieron varias fracturas en el suelo que, en las cercanías del con36 vento son de una a tres pulgadas de ancho, no es posible determinar su longitud y profundidad pues aparecen y desaparecen en la superficie, pudiendo rastrearse su trayectoria por la destrucción que van causando. Las grietas corren de poniente a oriente y otras en sentido transversal noroeste sureste. El fenómeno provocó hundimientos en varias zonas del pueblo ubicadas al noreste, este y sureste del convento. -Algunas casas de construcción modesta (en la zona noreste) se vinieron abajo, por fortuna sin que ocurrieran accidentes a sus moradores. Las grietas han provocado el desgajamiento del cerro. Hay partes donde el terreno se ha desplazado hacia abajo varios metros y ha arrastrado consigo árboles y todo lo que sobre él estaba. El área está acordonada y grandes letreros advierten del peligro a los transeúntes. Los habitantes de la zona de mayor riesgo han sido reubicados en albergues en un sitio alejado al norte del pueblo. Aún las casas de mampostería se han visto afectadas en sus estructuras. El riesgo inminente El convento y la iglesia de Los Santos Reyes sufren estas consecuencias. La bóveda de cañón corrido de la iglesia presenta, en el intradós, una grieta longitudinal. Para evitar riesgos se suspendieron los servicios religiosos en la nave y se celebraron, por más de tres meses, en el portal de peregrinos. Si se observa el piso de mosaico del templo resaltan ciertos desniveles. En el claustro también se advierten algunas grietas, por·ejemplo una vertical, en el ala norte, apreciable desde el patio, que separa los sillares de cantera en los dos niveles. Las bóvedas de los deambulatorios, al parecer, no han sufrido deterioro. Lo más grave hasta la fecha (abril de 1993), ha sido el derrumbe de las letrinas ubicadas en el ángulo noreste y que tenían acceso por el claustro alto. El derrumbe ocurrió en dos etapas, la primera a mediados de septiembre de 1992, cuando una tarde se desplomó la bóveda superior y parte de los muros. En un segundo momento, el 24 de marzo de 1993, se cayeron la bóveda inferior y los muros que la sos_lenían. Esto fue consecuencia de una grieta 4 Kubler, George, Arquitectura mexicana del siglo XVI, p. 618. que atraviesa la calle de Zaragoza, y que se ramifica deteriorando por un lado el muro del ábside de una de las capillas abiertas, y por el otro penetrando por la barda de atrás del ábside de la iglesia, fracturando gravemente un contrafuerte del mismo ábside, daii.ando otro contrafuerte en la capilla del Santísimo, siguiendo hacia la parte de las letrinas y saliendo (hacia la calle de Juárez) por la barda oriente que se derrumbó en un tramo de casi seis metros. En la esquina de Zaragoza yJuárez se desplomó también una parte considerable de la barda de lo que fuera la huerta. En el atrio , la capilla abierta del noroeste también está agrietada. Otra grieta se aprecia muy cerca de la esquina suroeste de la barda atrial y otras más en las jardineras que se construyeron en la explanada. Al parecer los movimientos del terreno no son algo nuevo para el edificio, noticias e indicios que hemos podido reunir así lo demuestran. Cuando menos desde principios de siglo la fachada principal presentaba una grieta de trayectoria vertical a la mitad del muro . Esa grieta se resanó durante una de las campaúas de restauración de la década pasada y a l parecer afectó también a la bóveda. En los aúos cincuentas y durante una festividad de la Virgen del Refugio (4 de julio), cuando había muchos feligreses dentro de la iglesia, un trozo del aplanado de la bóveda se desprendió causando algunos heridos leves y gran alarma entre la gente que salió despavorida para ponerse a salvo. Por lo visto , el suelo, donde están emplazados el convento y la iglesia, siempre se ha desplazado hacia el oriente (hacia la barranca) , pues en el plano levantado por el ingeniero Joaquín Baturoni, los arquitectos Vicente Mendiola y Federico Mariscal, publicado en el Catálogo de Construcciones Religiosas en 1940-42, no aparecen ciertos contrafuertes que se agregaron a los muros de la sacristía y de la actual capilla del Santísinw. A esas obras deben corresponder las fechas 1929 y 1944 inscritas en la parte superior del muro oriente de la sacristía. Por lo que respecta a La Tercena, la situación es preocupante. Construida muy cerca de una pronunciada pendiente, manifiesta los estragos del desplazamiento del terreno hacia el este. Las columnas del sur se han fracturado verticalmente y el edificio en general se ha agrietado transversalmente, muros , pisos y bóvedas han sufrido con ello . Las autoridades han acudido a tratar de remediar la situación. Todos los arcos de la galería del sur están apuntalados con madera. A las columnas se les ha refor- zado con cinchos para ayudar a que el fuste no se fracture más todavía. Una historia de desastres Los procesos geológicos son lentos en su mayoría. Ló que estamos presenciando en Metztitlán es un fenómeno que quizá siempre ha estado presente en la zona. El abandono de La Comunidad por el riesgo de las inundaciones es algo poco probable. Para que la laguna alcanzara ese nivel, debía haberse extendido varios kilómetros hacia el oriente e inundar todos los terrenos laborables de que disponía el pueblo, además de varios poblados de las márgenes de la barranca. En ese momento más que reubicar la iglesia y el convento, se hubiera pensado en cambiar de lugar al poblado entero. Ante las circunstancias presentes es posible suponer que este mismo fenómeno geológico pudo manifestarse hacia 1539 y hacer que se desplomara la bóveda de la iglesia. Se creyó entonces oportuno abandonar el emplazamiento y emprender el cOI-Dunto de Los Santos Reyes . La tierra estuvo quieta unos 300 aúos, cuando menos en Metztitlán. Sin embargo, río arriba, sobre la misma cañada, hay tres poblados cuya existencia se data ya desde mediados del siglo xv1; los tres se ubican dentro del municipio de Atotonilco el Grande y en la margen izquierda del río de Venados o Metztitlán. De este a oeste son: Los Reyes, Santa Catarina y San Martín. En Los Reyes había una capilla del siglo xv1 que después de agrietarse se derrumbó en la década de los setentas de este siglo. En Santa Catarina las casas de adobe presentaban (en ese tiempo) grandes grietas diagonales en sus muros. En San Martín hay una pequeña iglesia, al parecer del siglo XVIII , pero en un terreno cercano se veían (en los años sesentas) los paredones de lo que pudo ser otra capilla abandonada. Hay otros tres casos que pudieran no tener relación con los anteriores , pues se ubican en la parte superior de la barranca unos y en la cue nca del río Amajac el otro . La iglesia de San Nicolás Xhate en el municipio de Atotonilco y al poniente de esa cabecera, construcción agustina de no pequeñas dimensiones, arruinada y abandonada cuando menos desde principios del siglo xx y cuya bóveda se desplomó. En el mismo municipio la iglesia de Santa María Amajac, perteneciente al siglo XVI, situada en la barranca donde corre el río Amajac presentó entre 37 1970 y 1980, serios problemas de estabilidad y su cimentación tuvo que ser reforzada. El tercer caso es el de una capilla abandonada y arruinada en la comunidad de Milpillas, muy cercana a San Agustín Metzquititlán. Emplazada en la parte superior de la Barranca de Metztitlán (pero no en la meseta) tiene, en los muros que todavía están en pie, indicios de pintura mural del siglo XVI. Por lo alejado de estos últimos tres casos quizá no sea la misma causa la que provocó su ruina, pero deseamos consignar los hechos, para que un estudio arquitectónico y geológico amplio pudiera encaminarse a dilucidar si existe o no, relación entre lo que les sucedió a estos edificios, y lo ocurrido a los de Santa Catarina, San Martín, Los Reyes, La Comunidad y lo que está amenazando ahora a La Tercena y al conjunto de Los Santos Reyes. El porvenir incierto El fenómeno geológico no se ha detenido, varios "testigos"5 colocados en las grietas de La Tercena y las casas aledañas, así como los que se pusieron en las bardas que circundan iglesia y convento se han roto. La Chaca, el bello árbol de tronco rojo y caprichoso que por décadas formó parte del paisaje del atrio, se cayó hace unos meses, sus raíces no lo sostuvieron más ¿inconsistencia del subsuelo? El arriate que ocupaba quedó vacío. La iglesia y el convento de Metztitlán son de una gran importancia artística y arquitectónica. El retablo principal, cuyo valor intrínseco se incrementa al saber su procedencia, fue ejecutado en uno de los talleres más afamados de ebanistas de la ciudad de México. 6 Las pinturas murales del convento, que son de primera importancia para comprender el pensamiento teológico de los frailes agustinos, así como para rastrear sus fuentes iconográficas. "El árbol de la vida" pintado en el muro oriente del portal, los triunfos de las virtudes que aparecen en el cubo de la escalera, las figuras de los evangelistas, asociadas a las d e los doctores de la Iglesia Latina (en el claustro bajo), y la relación entre el viejo y el antiguo testamentos que enseñan las pinturas del claustro alto. Todo esto hace que cualquier amenaza que exista sobre el inmueble, sea motivo de preocupación no sólo de los hidalguenses, sino de tantos historiadores del arte y de la arquitectura, que lamentarían la pérdida de un edificio como este, por ser de los más importantes en su género y porque 38 forma parte insustituible de nuestro patrimonio cultural. Los organismos federales y estatales como son SEDESOL, INAH, la Secretaría de Turismo, el Gobierno del Estado y el pueblo todo, al reconocer el peligro, coinciden en la necesidad de diseñar, a labrevedad posible, un programa integral de salvamento y rescate, con el propósito de preservar, estos vetustos y preciados edificios para las generaciones futuras. D Pachuca, Hgo., abril de 1993. 5 Marcas hechas con mortero de yeso uniendo los bordes de una grieta, a los cuales se les anota la fecha d e colocación. Así se determina si los bordes continúan moviéndose. 6 Gerlero, Elena Y. E. d e, "Salvador de Ocampo y su taller" en México, esplendores de treinta siglos, pp. 326-331. dos nuevas ciudades novohispanas en el siglo xvi: querétaro y puebla guillermo boils iis, una m/div. es t. posgrado, arquitectura, una m premio nacional francisco de la maza, 1993. inah, sep Introducción El análisis comparativo de ciudades ofrece posibilidades singulares de conocimiento, sobre todo cuando se lo aplica desde una perspectiva histórica. Empero, llama la atención que los estudios comparados no hayan sido muy favorecidos por los investigadores de estos asuntos en nuestro país . En especial, habida cuenta de la proliferación de centros de investigación que se ha desplegado en los últimos años, tanto del ámbito académico como del sector público. En este ensayo se abordan dos ciudades mexicanas que se crearon en el siglo XVI, explorando diversos rasgos de sus orígenes y evolución durante sus primeras décadas de vida. El examen de las afi ,üdades y diferencias que ocurrieron entre las dos localidades, en aquel su primer siglo de existencia, se realiza aquí como una primera aproximación al tema, en la inteligencia de que este documento es apenas el inicio de un proyecto de investigación. En el curso del estudio propuesto se abordarán en detalle todas estas similitudes y particularidades, al tiempo que se profundizará en los factores que las determinaron, muchos de los cuales aquí sólo son apuntados o contemplados de paso. Antecedentes fundacionales comunes y diferencias En el desenvolvimiento urbano de México hay localidades con historias paralelas. Uno de esos paralelismos se halla en la fundación de Puebla de los Ángeles y Santiago de Querétaro, asentamientos creados a casi una década de la caída de MéxicoTenochtitlan. En efecto, las dos ciudades se fundaron en el mismo año: 153 1, con unos cuantos meses de diferencia (Puebla en el mes de marzo o abril y Querétaro en el de julio del mismo año). Asimismo, ambas se trazaron y edificaron en sitios donde no existían asentamientos prehispánicos. De igual forma, llegaron a jugar un papel de suma importancia en la Nueva España, para la expansión y consolidación del sistema colonial. Y por último, tuvieron entre otras cosas, un desarrollo similar en sus actividades económicas, sobre todo en aquellas de naturaleza más rigurosamente urbana: el comercio y los textiles, como renglones predominantes . Estos dos sectores económicos, de importancia destacada en el periodo colonial, alcanzarían en ambas ciudades su m adurez y también su crisis, hacia el siglo XVIII. Por supuesto que también se encuentran entre los dos casos sendas diferencias. Mismas que adquirieron distancias considerables en algunos aspectos del origen y evolución seguidos por una y otra localidades. Entre las principales divergencias encontramos las siguientes: Querétaro se fundó después de una confrontación con algunos grupos chichimecas que vivían en las cercanías de esa región oriental del Bajío, mientras que en Puebla el asentamiento se realizó sin conflicto. Si la lucha que precedió a la fundación de Querétaro tuvo más bien características de escaramuza -incluso se combatió sin armas- eso no quita que hubo un proceso inmediato de conquista del territorio, cosa que en Puebla no ocurrió. También tenemos que Puebla fue 39 ESCALA ~ 1 90 600 IL-~~~ ~--~1000 1 -- metros FUENTE: M en , . d20 ~t Eloy ez. . El. proyecto novohispano d e puebla Tesis Doc t oral en 1988 .Tomo 11, pag 40 Urban1smo Fac de Arq , UNAM . Méx iCO 1 .--= ·~ . eerro de lo crvt -~ l. Puebla en 1531 y su poblamiento en 1537. 2. Puebla: traza de la ciudad española de 1531, sobre plano de 1863. un proyecto desarrollado por españoles y para ser habitado por españoles; en tanto que la fundación queretana fue una empresa llevada a cabo por indígenas cristianizados. Además a unos cuantos kilómetros d e Puebla ya había en 153 1 algunas ciudades de importancia, como la varias veces centenaria Cholula y un poco más lejos, Tlaxcala o Huejotzingo; mientras que en Querétaro, ciudades propiamente di chas no las había en cientos de kilómetros. Lo paradójico es que Puebla, a la mitad de distancia de la capital del virreinato, de la que se ubicara Querétaro , tuvo una jerarquía administrativa más autónoma que ésta, la que estuvo siempre bajo la jurisdicción de la ciudad de México durante todo el periodo colonial. Más aun, esa supeditación contempló que no se le otorgara a Querétaro la categoría de sede obispal en todo el periodo virreina!. En consecuencia, la ciudad de Querétaro no tuvo catedral hasta mediados del siglo XIX, cosa que en Puebla se dio d esde el propio siglo XVI. extender y consolidar el sistema de dominación colonial. Empero, hubo también consideraciones de índole ideológica, detrás de los criterios conforme a los cuales se diseñaría el espacio urbano, sobre todo en la traza de la primera de esas localidades. En efecto, al trazar Puebla de los Ángeles se siguió el modelo ortogonal, ejecutándose una retícula, de notable regularidad. (Véanse las figuras 1 y 2). Este patrón de ordenación espacial se inscribe dentro de una de las lógicas más favorecidas por la ideología urbanística del renacimiento: la del tablero de ajedrez. 1 De esa suerte, es muy posible que en las mentes de quienes dirigieron las tareas proyectuales de la ciudad de Puebla, hayan estado los conceptos de la tratadística renacentista europea, de los siglos XV y XVI. En último término, la influencia de los modelos de ciudades formulados por los tratadistas, pudo haber sido indirecta, pero no por ello El diseño de las dos ciudades 1 La importancia estratégica tanto de Puebla como de Querétaro, respondió a los requerimientos d e Javier Aguilera. "La cuadrícula: un modelo urbano para las ciudades americanas" en Ciudad y Territorio, Instituto de Estudios de Administración Local, Madrid, No. 54 , 1982. 41 deja de ser muy probable que influyera en el proyecto realizado. De otra parte, lo cierto es que la propuesta anterior encontró en el mundo americano, condiciones más propicias para su despliegue, que las prevalecientes en la Europa de aquel tiempo. En ello debe haber intervenido de manera importante el hecho de que las ciudades más pobladas que se desarrollaron en el México antiguo, tenían una traza ortogonal. Los casos de Teotihuacán o la propia MéxicoTenochtitlan en diferentes periodos históricos del altiplano en Mesoamérica son por demás elocuentes al respecto. Además de que el urbanismo español del siglo XVI en América, fue una empresa que se realizó sobre la base de la innovación, correspondiendo a la idea de un nuevo mundo. Es decir, era un urbanismo impregnado de modernidad, toda vez que intentaba a través de sus propuestas, dejar atrás al espacio urbano medieval, prevaleciente en los asentamientos europeos. Y ese propósito, coincidió con la morfología de las ciudades más pobladas del México central, cuando la colonización española. A su vez, Querétaro también parece haber tenido como modelo de ordenación espacial, al esquema ortogonal. Empero, su aplicación ofrece resul42 tados menos cuidadosos en el trazo, con relación a los que se siguieron en Puebla. En efecto, el espacio urbano queretano se antoja más espontáneo o , si se quiere, menos riguroso en su estructura geométrica. De suerte que los ángulos en los cruces de calles no se ciñen con rigor a los 90º, en tanto que los ejes principales de la traza se salen con frecuencia de la línea recta. Por ende, la forma de las plazas, así como de las manzanas presenta un índice variable de irregularidad. Y si bien el tejido urbano de Querétaro no tiene rasgos de ciudad medieval, tampoco presenta la impecable trama que se proyectó y ejecutó en Puebla. En particular, esta cierta "irregularidad" se hace más evidente en la zona oriental d e la ciudad de Querétaro, hacia la loma llamada del Sangremal, donde precisamente deben haber estado las primeras casas de 1531. Allí, la propia topografía del terreno representa una limitación, para desplegar una red de calles trazadas "a cordel y con escuadra" . Si bien la pendiente y los accidentes del terreno en esa parte de la ciudad no son muy pronunciados, tampoco permitieron que se siguiera el esquema ortogonal. Aunque, también es cierto qne ni siquiera en las zonas planas del asentamiento, se cumplió de manera cabal con dicho esquema; al menos con la precisión rectilínea que se alcanzó en Puebla. Esto· se puede apreciar de manera muy evidente en la figura 3, donde hacia el centro-izquierda se localizan las partes planas del asentamiento y del lado derecho la loma referida. La primera de estas zonas, cuya traza fue realizada por Juan Sánchez de Alanís, ofrece una ordenación más cercana a la tipología del damero, mientras que la última, se define por un desarrollo más distante. Los pobladores y la ordenación del espacio urbano Por otro lado, cabe considerar que los pobladores originales de Santiago de Querétaro eran en su mayoría indígenas otomíes cristianizados, provenientes de la región de Jilotepec y de Nopala, zonas eminentemente rurales. Y por lo mismo, es muy probable que no estuvieran familiarizados con los espacios urbanos. De donde se desprende que distribuyeran el reparto de los solares en la nueva localidad, con un acomodo más libre en su alineación. En esas condiciones, levantaron sus casas de tal forma que las calles siguieron un desarrollo poco regular. Y sí en cambio, establecieron relaciones del espacio producido, más acordes con las condiciones que el propio medio natural impuso, adecuándose a las exigencias de la topografía. En Puebla de los Ángeles, por el contrario, cuando se tendieron las calles y se señalaron los lotes, distribuidos en ocho manzanas, los pobladores que se avecindaron allí eran españoles. La demarcación de los solares con dimensiones de 100 por 200 varas castellanas y 8 solares por manzana, arroja un total de 64 predios en la traza original. Sin embargo al finalizar 1531, la población de españoles era de 33 hombres y una mujer viuda, lo que quiere decir que los restantes 30 solares, permanecían baldíos. Tres años después, a mediados de 1534, ascendía a 68 el número de españoles varones residentes en la localidad y 13 más que quedaron registrados en calidad de ausentes, cuando se levantó un censo local en aquel año. De esos pobladores, 28 habían sido conquistadores y a ellos correspondía ocupar los cargos administrativos de la población. A poco más de tres lustros de fundado el asentamiento, en 154 7 se asentaban en Puebla 350 pobladores españoles, con lo que el tamaño de la zona habitada se había triplicado, extendiéndose probablemente en más de 40 manzanas. Ahora bien, la mayoría de esos primeros habitantes de Puebla estaban casados con mujeres indias, de modo que el proceso de mestizaje de la población local, adquirió importancia desde los primeros tiempos de aquella ciudad. Para mediados del siglo XVI, comenzó a llegar un número creciente de mujeres solteras españolas a tierras novohispanas. Algunas de ellas se quedaron en Puebla, de modo que los matrimonios de europeos con mujeres indígenas se redujeron sensiblemente, con lo que en cierta medida tendió a revertirse el proceso de mestizaje en la población local.2 Empero, la composición demográfica de la ciudad no se circunscribía a los pobladores asentados en las manzanas de la traza regular, sino que también comprendía a quienes se habían establecido en barrios circundantes, llamados de indios, en alusión a sus moradores mayoritarios. Estos representaban, desde los primeros años de la localidad, cientos de familias indígenas, a las que algunos años más tarde se habría de agregar una cifra creciente de personas pertenecientes a las diferentes castas, que proliferaron en la sociedad colonial. A efecto de mantener el esquema de segregación urbana, que los españoles habían implantado desde la refundación de la ciudad de México como capital de la colonia, en Puebla se dictaron medidas sobre el particular. Así el 14 de febrero de 1550, el cabildo de la ciudad estableció que " ... a los naturales a quien esta ciudad diere y repartiere algún sitio de solar para hacer sus casas estén apartados y divididos de la traza de los españoles ... "3 Para fijar más adelante las zonas específicas en las que los indígenas -así como los no españoles en generaltendrían posibilidades de acceder a algún predio. En especial, se previó que los terrenos susceptibles de ocupación por la población india, fueran, de esa fecha en adelante, de preferencia los ubicados al poniente de la ciudad, hacia la salida de Cholula. Aunque, lo cierto es que la población indígena se desplegó hacia casi todo el perímetro de la ciudad, formando una suerte de herradura envolvente que se extendía al este, al norte y al oeste de la zona ocupada por los españoles. 3. Plano de la ciudad de Querétaro en 1796. 2 Fausto Marín, Puebla de los Ángeles, UAP, Puebla, 1989, pp. 54-55. 3 !bid, p. 61. 43 En el caso de Querétaro este esquema de separación étnica también se aplicó aunque tuvo otras facetas. En primer término la distribución entre los barrios para los naturales y para los españoles fue más simple, la zona oriental para los primeros y la occidental para los últimos. Así, " ... el gobernador Tapia avecindó a todos los indígenas en el cerro del Sangremal alrededor de la Santa Cruz y hacia el barrio de San Francisquito y a los españoles les señaló para vivir el valle que se encuentra_al poniente". Esta medida fue ordenada por el gobernador Hernando de Tapia. Este era el cacique indígena Kon-hí (o Conín), que encabezara la conquista del lugar, y que adoptó ese nombre castellano cuando fue bautizado. Por tanto, allí la disposición tuvo como vehículo a un indígena que, aunque españolizado y convertido él y su familia en los personajes más importantes de la localidad en todo el siglo XVI, no era peninsular. Aquí conviene recordar que durante los primeros años de Querétaro, sus pobladores eran casi exclusivamente indígenas. Sin embargo, hacia mediados del siglo XVI, cuando se descubren los minerales de Zacatecas y poco después los de Guanajuato, los españoles llegaron en número creciente a establecerse en la localidad. Así, en 1582 ya estaban avecindados en la villa de Querétaro 50 varones españoles, que con sus familias tal vez representaran un total de 200 personas de origen español. 4 Medio siglo más tarde, cuando Fray Antonio Vázquez de Espinosa hace un reporte sobre su visita a la localidad, el total de peninsulares residentes allí probablemente andaba por los 2 000, de los cuales un número de 400 individuos eran adultos del sexo masculino. 5 Lo cierto es que el comercio queretano en manos de los nacidos en España se iba expandiendo, merced a la intensificación de la actividad minera. Al mismo tiempo estos europeos y sus hijos criollos establecían allí obrajes de diversos productos, destacando los de índole textil, para abastecer a las zonas mineras. Del mismo modo en que los peninsulares se convirtieron en hacendados, en un proceso de incremento de las actividades agropecuarias en esa región del Bajío oriental. El dinamismo de la economía local pronto consolidó a Querétaro como principal centro de población de aquella región y reforzó su papel de puerta de entrada al territorio norte de la Nueva España. Con ello, la población peninsular asentada en la localidad continuó creciendo, hasta llegar a constituir un segmento con 44 importante peso demográfico Y sobre todo, se convirtieron en la ~lite local, desplazando a los caciques indígenas cristianizados, quienes habían constituido los sectores sociales dominantes, durante los primeros 80 años de la localidad. Sentido e importancia de la localización en las dos ciudades Es evidente que la ubicación de Querétaro, en el llamado "camino de la plata", representaba una posición estratégica para la expansión del sistema colonial hacia el norte y el occidente de la Nueva España (véase el Plano No. 4). Esta circunstancia fue decisiva para favorecer su desenvolvimiento económico, como también lo fue para estimular su papel en la irradiación cultural y la evangelización de vastas porciones del territorio colonial. Algo similar ocurrió en el caso de Puebla, donde también encontramos que tuvo una localización muy afortunada, como ciudad intermedia en el camino de México a Veracruz. El flujo de mercancías procedentes de Europa, tenía en Puebla una estación obligada, antes de llegar a la ciudad de México y otras regiones de la colonia. De igual forma, los productos que se destinaban al viejo mundo desde la mayor parte del territorio novohispano, circulaban por allí. Pero también es cierto que la propia ciudad representaba un mercado importante. Convertida desde fines del siglo XVI en la segunda ciudad del virreinato, Puebla contaba en ese tiempo con varias decenas de miles de habitantes. El desarrollo de las actividades comerciales para abastecer a ese importante número de pobladores, representaba uno de los renglones fundamentales de la vida citadiana. De igual forma, desde Puebla se abastecían diversas rutas comerciales que se ramificaban hacia diversos puntos, generando una red mercantil, cuyo eje regional estaba precisamente en empresas comerciales de esa ciudad. Más aún, el trigo y otros productos agropecuarios de la región poblana, tenían también destinos como el Caribe y hasta extracontinentales, como las Filipinas. Por otro lado, la actividad manufacturera textil desempeñó un papel de particular importancia en las dos localidades que nos ocupan. En Querétaro los talleres con telares de lana, mientras que en Puebla los de algodón, representaron un renglón decisivo en la actividad productiva de ambas ciudades. Las respectivas áreas de mercado para los pro- FUNDACIONES HACIA 1~80 1 2 3 4 CAioiPECHE (ISI7,1S41) VERACRVZ (ISI9,1Sl4,1599) ..EXICO (IS21) CVEI'INAVACA ( 1521) 5 TLAXCALA (IS21) 1 OAXACA CISZI) 7COLIIoiA (1523) 1 TABASCO fi5ZS) 9 TAXCO (ISU) 10 GVADALAJAIIA (1:130, 1542) 11 CVLIACAN (1530, 15Ul 2 •• ZO MEIIIIDA DE YUCA TAN ( 154Z) Zl ZACAT[CAS (11141) l t TOLVCA (1530) ZZCIUANAJVATO (1548, 1554) 13 PV[ILA (I!ISI) 2:11110NTEIIIII[Y (ISIO, l511) 14 ACAPVLCO CI53Z) 15 SALAMANCA (153Z,It03) 11 OUERETAIIIO (15:14) 17 ZAMORA (1540) 11 PA TZCVA MI ( 15 40) 11 VALLADOLID (1541) Z4 DVIIANCIO Z5 Zl Z7 U (1513) "II[SNILLO (1517) A0UASCALI EN TU ( 1575) LEON ( 1571) PAIIIIAS (1577) Zt MONCLOVA (1571) duetos elaborados en los obrajes de uno y otro centros urbanos, alcanzaron a cubrir un extenso territorio, llegando a lugares que en ocasiones se hallaban a miles de kilómetros de distancia. Centenares o tal vez millares de operarios se ocupaban dentro de esa actividad, la que a mediados del siglo XVIII, alcanzó su mayor apogeo en ambos casos. Sin embargo, ya desde la primera mitad del siglo XVII, los obrajes textileros de Puebla y Querétaro habían ganado la aceptación de la sociedad colonial. De hecho, estas dos ciudades fueron las de mayor importancia por su producción textil del mundo novohispano. Del mismo modo en que la calidad de los productos que elaboraban dentro del ramo referido, estaba entre las de mejor nivel de todo el continente en aquellos tiempos. Otro aspecto que distingue a estas dos localidades, tiene que ver con la conformación del espacio relativo a la plaza principal o mayor de la ciudad y los edificios públicos situados en ellas. Así, en Puebla encontramos un tejido urbano donde, desde la fundación, la plaza principal se ajusta al patrón que más tarde se volvería norma, al dictarse las ordenanzas de Felipe II en 1573. A saber: la iglesia principal en uno de los costados de la plaza, en otro el edificio del cabildo y, a veces en el mismo flanco, u SO CUATClO CIENEOAS (1578 ¡ FUENTES• E . FLOII[SCANO e l. GIL ,81; k . DAVANZZO, n. otras en uno diferente, el de la sede de los poderes provinciales. Por último, en el (o los dos) flanco(s) restante(s), estaban las casas de las familias más prominentes de la localidad, muchas de las cuales contaban con comercios en la planta baja. Así encontramos esta distribución, con algunas variantes o modalidades específicas, en la mayoría de las ciudades coloniales más importantes como fue el caso, entre muchas otras: de Mérida, Oaxaca, Morelia o Guatemala. En Querétaro, a su vez, el templo parroquial no está edificado en uno de los lados de la plaza principal. Más aun, ni siquiera hay iglesia alguna en ese espacio. Así fue desde que se fundó la localidad y así se ha mantenido hasta nuestros días. Esta característica queretana, hace singular a esa ciudad, frente al conjunto o la mayoría de las ciudades fundadas o Plano 4. Camino principal de la Nueva España hacia el norte. 4 John C. Super, La vida en Querétaro durante la Colonia, Fon· do de Cultura Económica, México, 1986, p. 16. 5 Antonio Vázquez de Espinosa, Descripción de la Nueva Es· paña en el siglo XVII, Porrúa, México, 1944. 45 "refundadas" en todo el periodo novohi~pano. En parte, la razón de ello, tal vez estriba en que la iglesia parroquial del lugar era la de los franciscanos, inexa al convento de esa orden, establecimiento que cubría una extensa zona del tejido urbano y es posible que esto dificultara su localización en el perímetro de la plaza mayor local. 6 De igual forma, otro factor que podría contribuir a la explicación de lo anterior, está en el hecho mismo de que Querétaro, al momento de su fundación y durante buena parte del siglo XVI, era más bien un poblado de indígenas. Cuando la fundación fue reconocida formalmente en 1537, mediante cédula real, se le otorgó precisamente el ·status de: "Pueblo de indios". 7 Por ende, es factible entonces que desde el inicio, la disposición de los edificios públicos no estuviera, de manera rigurosa, muy acorde con los lineamientos del urbanismo español en América. Y ello se mantuvo en las primeras décadas de la nueva localidad, en la medida en que los peninsulares no estuvieron interesados ·en poblar el lugar, sino hasta mediados del propio siglo XVI. De suerte que, así como vimos que ocurrió en el asunto de la traza de las calles, la distribución del territorio central de la localidad se llevó a efecto en Querétaro sin apego al uso generalizado, con que se crearon los asentamientos novohispanos. Mismos que siguieron en la práctica un esquema de ordenación, que más tarde se convertiría en disposición legal, al emitirse las ordenanzas de Felipe 11 en 1573. Lo cierto es que Santiago de Querétaro no adquirió la jerarquía de ciudad propiamente dicha, sino hasta la cuarta década del siglo XVII. Hay estimaciones de que la población total de la villa, en 1590, ascendía a poco más de 1 000 personas de diferentes procedencias étnicas. Y en el momento en que por cédula real se le instituyó como: "Muy Noble y Muy Leal Ciudad", hacia 1638, debe haber tenido más de 5 000 habitantes. En Puebla, en cambio, el estatuto de ciudad le había sido conferido desde el 20 de julio de 1538, cuando se le otorga su escudo de armas y casi 20 años después, el 12 de julio de 1558 se le asignó el título de "Noble y Leal" Esto es, 80 años antes de que esa distinción se le diera a Querétaro. Y es que Puebla desde mediados del siglo XVI, albergaba a una población estimada en más de 5 000 personas, a las que se agregaba una cifra variable de población flotante, la que en promedio pudo haber sido de otros 1 000 individuos. Esto último, está ligado a las importantes actividades económicas de la localidad poblana y, de 46 manera muy especial a las relativas al comercio, que propiciaba un copioso tránsito. Conclusiones En el marco de la expansión del sistema colonial español, a través de la América septentrional, cumplió un papel decisivo la fundación de varias ciudades, en sitios donde no existían asentamientos prehispánicos anteriores. Este es el caso de las dos localidades que se abordaron en este ensayo, las que se establecieron desde los primeros años que siguieron a la conquista. Sus ritmos diferenciales de crecimiento, se corresponden con la desigual importancia político-adminstrativa y demográfica (mayor en Puebla que en Querétaro) que adquirieron en el propio siglo XVI. Sin embargo, esta distancia se acortaría en el siglo XVIII, cuando Querétaro pasó a ser la tercera o la cuarta ciudad del virreinato, mientras Puebla se mantenía en seguida de la ciudad de México, posición que tuvo desde las primeras décadas del mundo colonial. Empero su papel como lugares de consolidación del territorio novohispano fue, en líneas generales, equivalente. Lo mismo podría estimarse en relación a su esfera de influencia comercial, manufacturera y de producción agropecuaria, la que en ambas constituyó un asunto clave, cuya trascendencia fue, a todas luces, extraregional. De igual forma, en ambos casos hemos advertido algunas diferencias en lo que se refiere a la composición étnica de quienes llevaron a cabo la empresa fundacional y fueron sus primeros pobladores. En el transcurso del tiempo, empero, se fue desplegando un proceso de mestizaje en ambas que fue permeando al conjunto de la sociedad urbana. Si bien se mantuvieron los privilegios de los nacidos en España, que en Querétaro fueron casi inexistentes hasta después del primer cuarto de siglo que siguió a su fundación, lo cierto es que la diversidad 6 Esta idea la esboza Eugenio Noriega en: "Antecedentes y traza de la ciudad de Querétaro y sus alteraciones posteriores" en Revista Universidad, UAQ, Querétaro, No. 19-20, diciembre, 1983, p. 7. 7 G. Boils, "Arquitectura queretana del siglo XVIII como mestizaje" . Ponencia al encuentro: 500 años: venturas y desventuras de la arquitectura hispanoamericana, Salamanca, España, julio de 1992. de castas se fue ampliando, hasta configurar un sistema de relaciones étnicas, que en las ciudades adquirió su perfil más complejo. Por último, advertimos que, correspondiendo a las diferencias del proyecto inicial, se encuentran distinciones evidentes en lo relativo a la ordenación espacial de una y otra ciudades. Así, mientras en Puebla la traza se desarrolla sobre el esquema geométrico ortogonal, en Querétaro se aplica una solución menos ajustada a la regularidad de ese modelo. De igual forma, apreciamos que en Puebla se cumplen cabalmente la disposición de los edificios públicos en torno a la plaza mayor de la ciudad; en cambio en Querétaro, dicha disposición no se dio. A tal punto, que ni siquiera la iglesia parroquial se localiza en la plaza, con lo que se presenta allí un expediente de clara singularidad, con respecto a los patrones de distribución urbana de los edificios públicos más importantes, con los que se diseñaron la casi totalidad de las ciudades coloniales. D Arvizu, Carlos, Querétaro. Aspectos de su historia, Instituto Tecnológico de Monterrey, Campus Querétaro, Querétaro, 1984. Boils, Guillermo, "La Arquitectura queretana del siglo como mestizaje". Ponencia presentada al encuentro: 500 años: venturas y desventuras de la arquitectura hispanoamericana, Salamanca, España, julio de 1992. XVIII Florescano, Enrique e Isabel Gil, Descripciones Económicas de la Nueva España, INAH, México, Tomo Il. Marín, Fausto, Puebla de los Ángeles, Universidad Autónoma de Puebla, Puebla, 1989. Méndez, Eloy, El proyecto novohispano de Puebla. Tesis doctoral en Urbanismo. División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Arquitectura. UNAM, México, 1988. Tomo II, p . 20. Noriega, Eugenio, "Antecedentes y traza de la ciudad de Querétaro y sus alteraciones posteriores" en Revista Universidad, Universidad Autónoma de Querétaro, Querétaro, No. 19-20, diciembre de 1983. Bibliografía Aguilera,Javier, "La cuadrícula: un modelo urbano para las ciudades americanas" en Ciudad y Territorio, Instituto de Estudios de Administración Local, Madrid, No. 54, 1982. Super, John C., La vida en Querétaro durante la colonia, Fondo de Cultura Económica, México, 1986, p. 16. Vázquez de Espinosa, Antonio, Descripción de la Nueva España en el siglo XVII, Ed. Porrúa, México, 1944. 47 una fortaleza, su antecedente y un error de dibujo Iuis arnal simón división de estudios de posgrado e investigación, facultad de arquitectura, unam En el Archivo General de Indias de Sevilla, en el legajo Méx., 529B, se encuentra el manuscrito referente a la "Resolución de la Comisión que sobre el Servicio Personal de los Indios de la Provincia de Yucatán" del 15 de abril de 1725; ahí se hallaban los planos que muestran una fortaleza en planta y perspectiva, catalogados ahora en Mapas y Planos Méx. Nº 668 y 669, cuyos antecedentes se remontan al siglo XVI en la costa de Andalucía. Pero antes diré que una de las consideraciones Ele la resolución era la de estar prevenidos y avisados los poblados, por los indios, de la llegada a las costas, de los corsarios ingleses y holandeses y debido a esto se censuraba el servicio personal de los indios a los hacendados ya que, si estaban cumpliendo esas tareas, sería imposible estar prestos para cuando se vieran velas en el horizonte. Hay que recordar que tanto franceses, ingleses y holandeses, practicaban el corso en nuestras costas dedicándose de continuo al saqueo y robo de materias primas, pero más que nada de esclavos indios que luego se llevaban para ser vendidos en las islas caribeñas o pidiendo rescate por ellos " . . . libertando a los indios de la opresión y miserable estado en que se vieran siendo captivos de los piratas, llevándoles a sus colonias (como ha acontecido) ... " 1 Así el peligro de no contar con gente que estuviera preparada representaba un peligro no sólo para las poblaciones de la costa, sino aún de tierra adentro, " .. . 48 por estar sin cabos los puertos representando que si con ellos habían sido diversas veces, los pueblos invadidos, que se podía hayándose sin custodia?" 2 Por eso el proyecto de hacer esas fortalezas: para acoger a los indios y a sus familias y así evitar que fueran apresados. El corso es una manifestación natural de la vida mediterránea y caribeña, no era una contienda entre Estados sino de los súbditos, "el comercio y el corso van de la mano". 3 Los corsarios no sólo atacaban poblaciones y rancherías de pescadores en la costa, sino que penetraban tierra adentro en busca de bastimentas, maderas y esclavos, de la misma forma como en el siglo XVI en el sur de España, ".. . informaron también que siendo necesarios como los puertos de las costas españolas que llaman vigías para que mediante su cuidado tenga noticia el Gobernador cuando hay embarcaciones enemigas y se aproxime la gente para ocurrir a la invasión, sin reparar lo incómodo de las horas, exponiendo sus vidas a manifiesto peligro". 4 Aquí hay una clara referencia a aquellas torresvigías de la costa de Andalucía que se erigieron para avisar y reunir a los pobladores de las villas cercanas a la costa ante la presencia de las galeras de turcos y árabes que se dedicaban al corso, saqueando y haciendo esclavos durante los siglos XVI y XVII . Las torres-vigías se construyeron por todas las costas mediterráneas, pero en las costas españolas • WOQUUI • • ALij¡ONTI! Ll!l'l! TOJlRE CATALAN. ~ li.S ll flU UH HII!IS tl! ll U DEL TORRE DE LA HICiUUA TOJlRE CARBONERO Torres de Almenara de la Costa de H uelva . ·- se ubicaron principalmente en la provincia de Huelva entre la desembocadura del Río Guadiana y el Guadalquivir, en una longitud de 117 km., y en cuya plataforma continental hay continuos problemas de inmersión y abombamiento, lo que ha provocado que las torres, hoy día, se encuentren unas mar adentro y otras muy lejos de la costa. La arquitectura de castramentación estable o de geometría militar es una de las experiencias más importantes en la España de los Austrias, de aquí la enorme influencia que tuvieron los sistemas defensivos en América y sobretodo en la Nueva España, a tal grado que parte del sistema de población y asentamiento de villas durante los siglos XVI al XVIII fueron los presidios; otro tanto se podría decir de los fuertes de costa, que siempre tuvieron una preponderancia en los planos de desarrollo de la Nueva España. El estado de indefensión costera en Andalucía en el siglo XVI era igual al de la península de Yucatán en el XVII y XVIII, lo que propiciaba las constantes visitas de los turco-berberiscos o de los ingleses y holandeses y coinciden en: l. Una bajísima densidad poblacional y largos tramos del litoral totalmente deshabitados. 2. La inexistencia de fortificaciones o poblaciones organizadas para su defensa o con suficientes habitantes para hacer un frente. 3. Grandes extensiones de tierra en producción y haciendas o rancherías con productos que podían servir para abastecerse o simplemente saquearlas. A partir de 1577 se construyeron cerca de 40 torres-vigías en la costa de Huelva según un plano maestro de Juan Martín de la Puente,S "Maestro del puente y fortificación de Cádiz", con pequeñas variaciones para adecuarlo a las condiciones topográficas y de resistencia del suelo. La comisión de llevarse a cabo el proyecto estuvo a cargo de Luis Bravo de Lagunes, "Visitador de la Costa" quien se l. Torres de Almenara de la Costa de Huelva. 1 A. G. l. Real Aud., Méx. Leg. 529B. Ídem. ~ Sola Emilio, Un Mediterráneo de Piratas: corsarios, renegados y cautivos, p. 19. 4 A. G. l. Real Aud. Méx. Leg. 529B. 5 Mora Figueroa, Luis de, Torres de Almenara en la Costa de Huelva, pp. 45-46 . 2 49 encargó de conseguir las aportaciones y consentimientos de los Concejos de las villas y " ... visitando esta costa de la mar de Andalucía, puertos y lugares marítimos della ... "y" ... dando la orden en la fortificación dellos de manera que los moros y turcos comunes enemigos nuestros no hagan los muchos daños que de ordinario hacen con sus galeras en toda la dicha costa y puertos della para que con la dicha fortificación se aseguren los peligros que prometen los dichos enemigos corsarios con su desvergüenza y demasiado atrevimiento que tan en crecimiento va ... "6 Las consideraciones anteriores sirven igual a las condiciones en que se practicaba el corso en las costas de Nueva España, por eso la preocupación en la mencionada Resolución, que afectaba al servicio personal de los indios, ya que el Obispo de Yucatán había advertido que "no se les diera los indios que se acostumbra -a los hacendados- para que estos -los indios- de pueblo en pueblo lleva- 50 sen la noticia -del desembarco- y fuere más presto el medio .. ."7 Los costos de las torres-vigías Andaluzas fueron cubiertos por las villas cercanas a los Señores de ellas, aunque los Consejos y Justicias se quejaban siempre de no tener recursos para esto, " ... que esta villa -Palos- no tiene rentas, ni propios de donde se puede sacar para el gasto de las dichas torres, ni para parte dellas ni menos tiene dehesas ni tierras ni baldíos que vender ni arrendar para los dichos gastos ... "8 2. Torre vigía. Por Juan Marín, maestro de Cádiz, en el informe sobre las "torres que parece ser necesario construir en la costa" desde San Lucas de Barrameda, hasta el cabo de Santa María en Faro, 1577. 3. Planta de las torres grandes (con doble bóveda) por Juan Marín de la Puente (A. G. S., mapas y planos, siglo XVI). 4. Planta de referencia. 6 A. G. S. Guerra Antigua. Leg. 155-10. A.G.I. Real Aud. Méx. Leg. 529B. 8 A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 83-155. 7 --- - - ---r..~- - - - - - -- - - - -------1 ... ~ :.------- ~~ • . : ~- ~ i ;/ . . ,,_,._ ·' r \ ~1 \ - - --------~=--- . /) ~~·------------------------~~ 51 - ·- · -- -- -. -. --...... En la península de Yucatán se habrían de costear por los hacendados o por los pueblos de igual manera y de esta manera además de perder el servicio personal de los indios, les costaría el hacer las fortalezas y mantenerlas. Aquí surge la duda, si esto acarreaba tantos problemas para los hombres poderosos de Yucatán, ¿ellos impidieron que se llevara a cabo el plan? ¿por qué no se llegaron a construir? Si notamos los dos planos A y B, aparentemente y a primera vista obedecen al mismo proyecto: los cuatro garitones en las esquinas, el foso, el puente levadizo y las esquinas redondas en el foso, son comunes a ambos planos, sin embargo en planta aparece un edificio al centro con la leyenda "cuerpo de la iglesia" al cual se entra directamente desde la puerta del puente levadizo, atravesando el "cuerpo de guardia" (plataforma de 30 pies _por 20 pies situada entre la entrada al recinto y la entrada a la iglesia(?). Esta construcción central está rodeada de un espacio donde se lee "será plano", lo cual crea confusión ya que no 52 5. La perspectiva de referencia. se explica cómo se puede llegar a los garitones desde ese lugar ya que no aparece ninguna escalera. Sin embargo en la perspectiva aparece un patio central rodeado de habitaciones, cuyos techos sirven como paso de ronda alrededor de la muralla coronada con merlones alternados con cañoneras y ahí sí se entiende mejor cómo se entra a los garitones, es decir en un dibujo el espacio central es un patio y en el otro es a la inversa. Esta confusión se debe a que seguramente los hicieron dos personas diferentes que no "coincidieron" en la interpretación del Programa Arquitectónico. Esta falta de correspondencia entre los dos dibujos obligó a que no se construyeran. De tal manera los hacendados siguieron contando con los servicios personales de los indios y además no invirtieron en sistemas de defensa. La historia se comporta como una materia que fija los hechos, pero cuyas huellas pueden ser diferentes si los hechos cambian. ¿Qué hubiera sucedido si no se comete UN ERROR DE DIBUJO? 0 1.976 TowwE DE LA c••• ONERA Bibliografía Archivo General de Indias. Real Audiencia México, Leg. 529B y mapas y planos, Méx. 668 y 669. Archivo General de Simancas. Ramo Guerra Antigua. Legs. 155, 83. EscALAO 1:100 Alvarado Morales, Manuel, La ciudad de México ante la funda ción de la Armada de Barlovento, El Colegio de México , 1983. H aring, H. Clarence, Comercio y Navegación entre España y las Indias, Fondo de Cultura Económica, reimp., 1979. Mora Figueroa, Luis de, Torres de Almenara en la costa de Huelva , Instituto de Estudios Onubenses "Padre Marchena", 1981. Sola, Emilio, Un Mediterráneo de Piratas: corsarios, renegados y cautivos, Ed. Tecnos, Madrid, 1988. 6. Torre de la carbonera, de 15.60 m. de altura. Desde el plinto circular de la base al pretil, tiene una puerta a 7.20 m. sobre el nivel del suelo, que estaba resguardada por unos matacanes sobre su verticaL La escalera de caracol comunicaba el cuarto abovedado en la azotea. Estaba construida de piedra mamposteada y aplanada en su interior. 53 la piel del barroco* juan b. artigas centro de investigaciones en arqUitectura y urbanismo, facultad de arquitectura, unam J. Crítica y documentación teco; en ella se demuestra la importancia capital que Hace ahora doce años -decía yo en 1991:- desde 1979, en que viera luz la primera edición de la obra La piel de la arquitectura, murales de Santa María Xoxo- J ( * Esta ponencia fue presentada en el Segundo Simposium internacional de Arte Barroco Iberoamericano, 25 de julio al 12 de agosto de 1991. Querétaro, ciudad barroca, México. Es inédita. Se reproduce sin el apéndice documental. 54 cobró la pintura mural en la arquitectura de Nueva España. Al escoger el título de "la piel de la arquitectura" y establecer la parábola entre el despojo de los acabados de un edificio y el desuello de un hombre por tres fabulosos y aterradores demonios, aterradores porque en la animalística humanidad de su representación aparece nuestra indiscutible y no deseada semejanza con ellos, quise que los lecto~ res sensibles escucharan los gritos de dolor de tantos y tantos edificios a los cuales se ha hecho perder la epidermis en aras de los prejuicios de algunos pseudorrestauradores. ¿Quién no ha escuchado los lamentos, producto de la demolición de los aplanados, en el edificio de la Ciudadela, en la Ciudad de México? ¿cuántas bestias demoníacas están confabuladas para desollar el Centro Histórico de la otrora Gran Tenochtitlán y Ciudad de los Palacios? La plaga amenaza con abarcar no sólo a los edificios, sino que alcanza ciudades enteras como la señorial Morelia, donde ya apareció el deterioro exterior de la piedra, por haberle arrancado el recubrimiento de protección, y se sigue extendiendo ahora, cada vez más, en la antigua capital del virreinato. Resultó buen pretexto aquel que alguien inventara en frase grandilocuente, al llamar a nuestra ciudad, ciudad de chiluca y tezontle. iCuidado con las frases grandilocuentes! Nada más que el tezontle, las más de las veces, no quedaba a la vista; se usaba por su ligereza que atenuaba el hundimiento en el fango. Tanto se ha dado por seguro que el tezontle aparecía a la vista, que todavía padecemos los sillares rugosos de tezontle negro, en el intradós de las bóvedas de Santo Domingo, en la espléndida plaza del mismo nombre de la Ciudad de México, porque -decían los desolladores- el tezontle apareció, al quitar el recubrimiento, perfectamente «ortado en sillares. Y digo yo, una cosa es que los constructores antiguos no fuesen idiotas, y supiesen trabajar los materiales de construcción, y otra es que fabricaran un techo negro, cuando es sabido que el negro no refleja la luz, y que la luz se difunde básicamente desde el techo. mste es el modelo que ha dejado escuela? Hay veces en que al restaurar fachadas, y pienso en una del siglo XVII que está en el Zócalo, si se encuentra que los paramentos exteriores no son de tezontle, se corta éste en lajas rigurosamente rectangulares y se chapea la fachada para que el tezontle "quede a la vista". Todo ello con altísimos costos de material y mano de obra. iNi hablar! Se ha inventado el tezontle como acabado generalizado para el Centro Histórico de la Ciudad de México, y hay quienes siguen la receta a ojos cerrados. Aquí no hay mala fe, sólo hay ignorancia y falta de investigación. Y conste que no hay que ir muy lejos para hacer consultas, en el libro La Ciudad de los Palacios, crónica de un patrimonio perdido, de Guillermo Tovar de Teresa, en sus fotografías del pasado siglo, son contados los edificios que no están aplanados. En la Plaza Mayor, todas las fachadas estaban aplanadas o pintadas a la cal, incluyendo arcos y pilares que hoy enseñan al aire la cantera. En el Zócalo, las generaciones últimas han organizado el "gran carnaval del tezontle", que seguimos presenciando y que cambió la fisonomía del lugar. Por ejemplo, en el cuerpo inferior de la Catedral Metropolitana, cuando todavía estaba allí "la Piedra del Sol", las fachadas estaban aplanadas; el arquitecto Gabriel García del Valle recuerda cuando se hizo el cambio por recuadros de cantera. En la fachada poniente, entre el edificio de "la Mitra" y la portada lateral de catedral, detrás de la reja, queda todavía, un último recuadro trabajado en estuco. La conclusión es, que no se están realizando las investigaciones necesarias con el carácter científico suficiente para determinar la piel original de la arquitectura, en materiales, .texturas y cromática, en cada uno de los edificios en que se trabaja y que cada uno tiene su propia problemática. Porque quiero creer que de lo que se trata es de restaurar, aunque a veces no lo parezca. Pero no se piense que todas las experiencias han sido negativas. En una ocasión se me acercó un joven arquitecto y me dijo con entusiasmo que estaba restaurando la pintura de la fachada de una iglesia virreina!, y que el único apoyo que había tenido contra las oposiciones del cura y del presidente municipal, que pretendían borrar todo vestigio, había sido mi libro sobre Santa María Xoxoteco. La pintura de la fachada se salvó al final y quedó a la vista. Con ello se justificó plenamente el trabajo de investigación y el de difusión de la cultura. El investigador David Wright, identificado con Querétaro, en su artículo de título afirmativo "Deben pintarse los monumentos novohispanos", se refirió a la "falta de respeto hacia el acabado de superficie que originalmente presentaban los mo- l. Escena del desuello en la iglesia de Santa María Xoxoteco, Hgo. 2. Recuperación de la pintura exterior en Santa Rosa de Viterbo, Querétaro, Qro. 55 numentos de aquella época" en las restauraciones que se efectúan. Otro trabajo al respecto es de la química Dolores Elena Álvarez Gasea, titulado ~'El registro de Materiales", en La Documentación de Arquitectura Histórica, recopilación y edición de Dirk Bühler. Debe haber varias otras investigaciones que yo desconozco. Muy recientemente se han organizado varias reuniones para explicar la protección física y química de los materiales de construcción, una de ellas, eminentemente técnica, es el Curso sobre Conservación de Materiales en Monumentos Históricos, Guanajuato, Gto., Mayo-Agosto de 1991, dirigido por el ingeniero Luis Torres Montes y la química Dolores E. Álvarez Gasea, que por la calidad de los organizadores promete conclusiones de valía. Durante el tiempo que colaboré en el taller del arquitecto Félix Candela, al construir sus famosos paraboloides hiperbólicos, cascarones de hormigón armado de sólo cuatro centímetros de espesor, terminados en material aparente, si al momento de descimbrar alguna sección no había quedado perfectamente colada, presentaba porosidades que afeaban la apariencia del material. De inmediato los 56 maestros de obra tenían instrucciones de resanarlos, y como era prácticamente imposible igualar el color del concreto colado con el color del resane, se pintaba el hormigón con pintura de cemento aplicada con brocha de aire, para igualar el color de superficie. Era muy difícil notar a simple vista estos resanes, puesto que se obtenía un acabado prácticamente uniforme. Más adelante, laborando en la Secretaría de Patrimonio Nacional comentábamos estas experiencias y la necesidad de proteger la piedra expuesta al aire libre. Así, en 1982, el compañero de trabajo, arquitecto Agustín Salgado Aguilar, uno de los restauradores de estructuras más profesionales con que cuenta el país, al notar el enorme deterioro producido por el smog de la Ciudad de México en la parte superior de la torre poniente de la Catedral Metropolitana, decidió protegerla pintándola con cal, igualando el color de la cantera en cada uno de los sillares. Nadie se percató de la solución. Lo cierto es que la medida fue acertada, ahora bien, ya pasaron catorce años -ahora dieciocho- y habría que aplicar una nueva capa, claro está que en todo el edificio. Por lo pronto, en lugar de deteriorarse las capas exteriores de la piedra de la torre se deterioró la pintura; para eso se puso. Este es un sistema efectivo y barato de protección, los antiguos lo conocían perfectamente. Cuando el año pasado de 1990, el arquitecto Emilio Prado restauraba la iglesia de Santa Prisca y San Sebastián de Taxco, pudo descubrir y dar firmeza a los motivos pictóricos ornamentales que acompañan el interior de las bóvedas de la nave principal del templo, no faltaron autoridades competentes - más bien incompetentes- que pretendían que fuesen eliminadas de nuevo y que las bóvedas quedasen otra vez en blanco, como las habíamos visto las últimas generaciones. Como en la canción de "La Burrita", pareciera que damos "unos pasos p'adelante y otros tantos para atrás". Bueno, lo cierto es que efectivamente hay progreso, y esto es gratificante para todos nosotros. Contamos ya con restauradores y escuelas de restauración y de estudios superiores en arquitectura histórica, cosa que hace veinte años, cuando empezábamos a restaurar técnicamente, hubiera sido un sueño suponer. Puede verse para México, el estudio de El pintor de Conventos, de Constantino Reyes Valerio, quien hace un análisis para aproximarse a la superficie mural cubierta por la pintura al fresco durante el siglo XVI, en los conventos de aquella época. En ellos, según el autor, el artífice es el indio, y tiene razón, pero no el único, porque no llega a definir el investigador si el dibujo a la manera renacentista y la perspectiva, una de las grandes conquistas del Renacimiento en Occidente, lo aprendieron los indios por ósmosis, porque en su libro no figuran para nada artífices españoles. De cualquier manera, y contando con estos antecedentes, que son indiscutibles pasos adelante, nos queda mucho por hacer, como es fundar un museo de pintura mural donde concentrar parte de la riqueza desperdigada por todo el país, prehispánica y virreina!, a mucha de la cual no hay acceso, siendo que muchísimos fragmentos que nadie iría nunca a visitar, que son de alta calidad, se están perdiendo por encontrarse a la interperie . Lo cierto es que en México contamos con pintura mural del siglo XVI, en mayor superficie a la vista que en muchos otros lugares, y que aquí la crítica le ha dado más importancia, por ejemplo, que en España, donde la pintura mural de aquella época empieza a descubrirse, sin que se le conceda la importancia que merece; la hay en monumentos como la Cartuja de Miraflores, cerca de Burgos, y en la Universidad de Salamanca. Con respecto de la pintura barroca es poco lo que se conserva en México, por la razón de que se elaboraba al temple y se desprende del muro con mucha facilidad, en delgadas películas, sin dejar rastro alguno. En España sí se conserva muchísima pintura mural barroca y muy importante, en la arquitectura, y también allí se desuellan los edificios sobre todo por el exterior, debido a que piensan, como en México hace veinte años, que el título de arquitecto capacita para restaurar, cuando es público y notorio que se requiere de estudios especiales. Propongo a la concurrencia, a este simposium internacional, que una de las conclusiones del mis- 3. Capilla doméstica en el convento de San Luis de los Franceses, en Sevilla. 4. Priego de Córdoba. Decoración suspendida en la nave y retablo calado por el hueco para imagen. 57 mo sea la recomendación de la formación de un museo nacional de pintura mural, arte en el cual México resulta un país privilegiado ya que posee pinturas prehistóricas, mesoamericanas, clasicistas, barrocas y de la época independiente, sin contar a los muralistas contemporáneos. Es algo que tarde o temprano tendrá que hacerse. Existe un antecedente espléndido de exhibición de pintura mural prehispánica en una de las salas del museo de Jalapa, allí se pueden apreciar, desplegadas en distintos páneles, las capas sucesivas de sobreposición pictórica que encontraron y desprendieron de una misma pared. El museo de pintura románica de Cataluña, es también un modelo a seguir; de no haberse fundado, mucha de la pintura allí expuesta se hubiera perdido ante la imposibilidad de proteger tantos y tan dispersos lugares. 2. Desmaterialización de la estructura Ahora bien ¿Qué ocurre con el Barroco por dentro y por fuera? ¿cómo es la piel del Barroco? Es sabido que el Barroco conjunta en una sola expresión 58 plástica las tres artes visuales: arquitectura, pintura y escultura, y que aunque todas ellas aparecían también en el clasicismo lo hacían de diferente manera. Mientras que durante el Renacimiento la escultura y la pintura e incluso los elementos puramente arquitectónicos, no pierden su propia individualidad, y su ubicación dentro del conjunto está dictada por la arquitectura, en el Barroco la disposición de las tres artes plásticas obedece a un planteamiento que sacrifica todo a favor del conjunto; las tres bellas artes se funden en una sola expresión artística a la cual subordinan su individualidad. De esta manera, hasta la misma arquitectura, a su vez, cede algunas de sus cualidades en favor del conjunto expresivo. En el Barroco, la arquitectura se funde con la escultura y con la pintura, y la arquitectura total no sólo perdería determinado componente si desapareciesen el relieve o el color, sino que quedaría mutilada, destruida en cuanto a un todo que es. Mientras que el clasicismo había diferenciado con nitidez cada uno de sus componentes, el Barroco los mezcla y combina hasta el punto de que muchas ¿Por qué la iglesia de San Juan de Dios en Granada se convierte en pura expresión espacial? ¿será por el empleo de yeserías, dorados espejos y pintura, que desmaterializan las paredes y las convierten en profundidad haciendo desaparecer su planitud? Recuérdese el nicho superior, colocado detrás y encima del altar, hueco iluminado que efectivamente perfora el retablo testero de la iglesia. En la Cartuja de Granada, tras el baldaquino de la nave principal se abre simultáneamente, en profundidad y reflejos, la cristalera que da acceso al camarín, que lejos de interrumpir el espacio lo continúa hacia dentro y hacia atrás del espectador. En Santa Rosa de Viterbo, en Querétaro, los retablos surgen desde sí mismos hacia lo alto y se adentran en el espacio de la nave por debajo de las bóvedas, en redondo, haciendo juego con la celosía y el abanico del coro de monjas. Es un barroco envolvente que gira todo alrededor y por el techo. El fondo no cuenta más que como luz de diferente intensidad en cada uno de los recintos de la nave. En Tepotzotlán, en la capilla del Rosario de San- 60 to Domingo de Puebla, en San José Chiapa de Puebla y en el Bajío, las impresiones que producen los brillos de los retablos, se acentúan con la luz de las ventanas colocadas enmedio de ellos para contribuir al deslumbramiento general. En la capilla del Santo Cristo de Tlacolula, en Oaxaca, la pared se adentra hacia el aire del templo, transformada en entrelazos zigzagueantes, policromados y dorados. Las esculturas de cuerpo completo sobresalen del muro, sin llegar a separarse de él, porque de él forman parte: trabajadas en estuco, muestran únicamente la mitad de su figura hacia fuera, porque la otra mitad es pared firme. Tiene Tlacolula retablos dorados, esculpidos en argamasa, formados también desde los paramentos y ligados a ellos. No le bastó a este barroco con el color, sino que se abultó en yeserías y relieves, en frontales y celosías de plata y de hierro forjado, para penetrar el espacio del templo. El contrapunto de estos salientes está logrado por medio de pequeños espejos que perforan con sus luces la superficie. Es así como el muro de sustentación se ha roto y desaparece entre brillos y sombras, creando multidireccionalidad en el espacio interior. Crucificados en vertical, en "X" y de cabeza, llagas sangrantes y figuras descabezadas. Se vuelve confusa la atracción de la fuerza de gravedad y por efecto de la impresión, por instantes, pareciera que se pierde el equilibrio. Si el ser humano no puede cambiar de piel, porque "la piel aporta fisonomía y protege del medio ambiente", en la arquitectura sucede algo parecido. Cada estilo tiene su propia epidermis que no es de ninguna manera un agregado ornamental decorativo, puesto que forma parte indisoluble con el todo que es la obra de arte. Si se desprendiera la piel, todo el ser arquitectónico quedaría mutilado; la piel no es, pues, un órgano de pura exterioridad, de apariencia pura. Los acabados de un estilo arquitectónico determinado, y cada estilo elige los suyos, no son una casualidad; cada estilo escoge su propia ornamentación o sistema decorativo, si se prefiere. En cada estilo artístico, el detalle y el todo son congruentes. No existiría un estilo barroco sin su propia epidermis, como no existe un clasicismo o un arte maya, sin las suyas propias. Así de esta manera, la piel del Barroco no es resultado de un propósito de aglomeración, de suma, de amontonamiento, sino el resultado de una "voluntad de forma" precisa, dictada por su época. Desde el acabado de las superficies internas de sus edificios, el estilo barroco se expande por el aire en la música de órgano y en los cánticos, sean estos cultos o populares, y en los aromas del incienso y de la cera derretida, o cuando se emplea la juncia perfumada corno alfombra crujiente sobre los pavimentos. Iluminando toda este aire, todo este ambiente, todo este espacio estético, por las irrupciones abruptas de la luz o por su ausencia, en zonas determinadas del edificio. De ninguna manera, el espacio expresivo estético del Barroco es una casualidad, sino el producto de una "voluntad de vida" con su correspondiente "voluntad de forma", inherentes a su momento histórico. Todo ello produce la sugerencia de movilidad en las formas y en los espacios que está siempre presente en dicho estilo, aún cuando no gire la estructura. Recuerdo cuando llegó a México una mujer bellísima que fue presentada en un teatro con gran éxito. iFue todo un acontecimiento! Los periódicos de aquel día escribieron con enormes titulares expresiones corno la siguiente: "la bella dama ni canta, ni baila, ni falta que le hace" . Podríamos decir algo semejante del Barroco Hispanoamericano: el Barroco Hispanoamericano, las más de las veces, no hace girar su estructura, "ni falta que le hace", porque resuelve sus cualidades de expresividad estética con elementos diferentes a los estructurales. El componente fundamental del estilo barroco sale de la pared y se concreta en el aire, porque la arquitectura del Barroco, descansa, ante todo, en su espacio expresivo estético. En consecuencia, el restaurador debe recuperar ese aire, debe reconstruir esa especie de "inmaterialidad" que es el alma del Barroco. 3. Santuario Mapethé Para cubrir el rubro de investigación de campo quiero presentar un edificio que constituyó para mi una revelación el año pasado, 1990, cuando lo visité por primera vez. Se trata de la iglesia del pueblo de Santuario Mapethé, en el Valle del Mezquital, próximo a Ixrniquilpan. La documentación histórica que trataremos de resumir es debida a una gentileza del profesor Daniel Guzmán Vargas, buen conocedor del lugar. La población se llamó Real del Plomo Pobre porque se explotaba en ella, desde el siglo XVI, dicho mineral, y allí mismo se lavaba, por lo cual su nombre indígena es el de Mapethé, que quiere decir "lu- gar de lavaderos" en lengua otorní. 1 Se cuenta que el famoso minero castellano Alonso de Villaseca, hacia 1540 ó 1545, 2 donó a la iglesia del real de minas un crucifijo milagroso del cual deriva el nombre de Santuario. Santuario Mapethé es corno se le conoce actualmente. Los documentos antiguos informan que este edificio ocupó el lugar de otro anterior, abandonado y en ruina; que Agustín de la Cruz Morales fue promotor de las obras y que se empezó a juntar material para construcción el 2 de mayo de 1727. En 1728 obtuvo permiso del Virrey para empezar los cimientos, lo cual indica que existiría, por lo me- 7. San Francisco de Quito. Detalle en que aparecen el artesonado mudéjar y la cúpula del presbiterio. 8. Vidriería de separación en el camarín de la Cartuja de Granada. 1 2 Godínez, op. cit., pp. 21 y 54. Vergara, op. cit., p. 44. 61 nos, un proyecto arquitectónico inicial. En el dintel de la puerta que conduce al retablo, está grabada la fecha 26 de mayo de 1737; para entonces se asocia con ella el nombre del "maestro alarife Gregorio Durán". 3 En "1739 se tenían cerrados los arcos torales para las bóvedas",4 y para 1744 se nombra al arquitecto Nicolás de la Cruz, como informante del derrumbe del coro y para hacerse cargo de la obra.5 Al bachiller Antonio Fuentes de León, primer cura clérigo a partir de 1751, se debe la construcción de los cinco hermosos retablos, el mayor fue acabado de dorar el 15 de mayo de 1765 y el 28 de agosto de 1773 se habían terminado los dos altares laterales próximos al presbiterio. Entre 1775 y 1778 se elaboraron los otros dos retablos; cinco en total. Es decir que el edificio religioso iniciado en 1728, estaría acabado en 1750 para haber sido ocupado Ídem, p. 45. Ibídem. 5 Ídem., p. 46. 6 Ibídem. 3 4 62 al año siguiente. ¿En 1744, cuando el coro se vino abajo, estaría construida la portada? Entre 1765 y 1778 se construirían los retablos con que se engalana el interior, el cual conserva también su pavimento de madera y pintura mural "de fines del siglo pasado o principios de éste". 6 Es sorprendente la ubicación del Santuario Mapethé con su riqueza arquitectónica en terrenos áridos como el Valle del Mezquital, lugar prácticamente incomunicado hasta tiempos muy recientes. Encontramos aquí otra vez, este contraste tan frecuente en México que no alcanzamos a bien comprender, pero qué maravilla, entre la naturaleza áspera y la delicadeza de la creación artística. Y aquí también como en Taxco y como en Guanajuato aparece la conjunción de un real de minas con la plena arquitectura barroca, si bien no podemos asegurar, en este caso, que la bonanza minera del sitio haya sido causa de la importante inversión que supone una fábrica como la que estamos tratando. De cualquier manera no cabe duda que el fenómeno de la creatividad humana no puede explicarse únicamente en términos económicos. Es indiscutible que entran en juego otro tipo de valores, superiores a los puramente utilitarios. Conocemos lo difícil que resultó la construcción de la estructura en la cual participaron 17 barrios próximos a Ixmiquilpan, tal vez durante 23 años con sus representantes o mandones, y es probable que el bachiller Antonio Fuentes de León se allegara los medios económicos para la construcción de los retablos de fondos diferentes a los del Real del Plomo Pobre. Esta sugerencia surge del escrito de José Vergara. La iglesia del Santuario es de una sola nave rectangular, sin crucero, con cúpula sin tambor por el exterior, gallonada octogonal sobre el presbiterio, y de bóvedas de arista y de cañón con lunetos, entre los arcos fajones sostenidos por pilares, a lo largo de la nave. Estructura típica del barroco en México. Al acercarnos al edificio nos sorprende su emplazamiento en una ladera, con una barda perimetral de arcos invertidos que se abren en el frente del templo con una arcada real de un solo vano. Ya dentro del atrio irregular, con sus bardas en muy diferentes niveles, encontramos una buena cruz de cantera rosa, con relieves, muy robusta, y en el fondo aparece la fachada del templo con una esbelta torre octogonal en su costado derecho. La puerta principal tiene vano ochavado, con enjutas de adornos vegetales y está enmarcada por una primorosa portadilla, muy abultada en sus elementos ornamentales. Consta esta portada de una calle central cuyo cuerpo inferior se sitúa entre dos pares de columnas exentas que albergan un nicho en · cada intercolumnio. Se prolonga este primer cuerpo, después de un amplio arquitrabe, en otro superior o ático, ordenado en torno de un óculo también ochavado, ubicado entre cuatro pechinas rectilíneas que recuerdan la punta de diamante. Los relieves son carnosos, incluso en los medallones de grutescos que rompen la continuidad de los fustes estriados de las columnas, y en los capiteles corintios (?); lo mismo sucede en el friso convexo (pulvinato) del entablamento, con rostros de querubines y hojarasca como motivos decorativos, en tanto que los nichos de los intercolumnios retoman el perfil lineal quebrado de la entrada. Las columnas próximas a la puerta se siguen en otras menores en el cuerpo superior, mientras que las columnas extremas del cuerpo bajo, terminan en el alto en remates verticales de contorno sinuoso y volumen estriado. Acaba este ático por lo alto en una cornisa de movimiento ondulante y en tres elementos verticales muy esbeltos, y, hacia los la- dos, en bandas sigmoideas que finalizan en pequeños roleos y que se separan hacia abajo para cortarse en su término inferior en ángulos de noventa grados. Dentro de estas bandas laterales la pared simula, también en relieve, sillares de piedra que contrastan con la planitud del aplanado exterior de la fachada. Redondeces en las columnas, en la cornisa superior y en las bandas laterales; líneas rectas y quebradas en el óculo, en sus pechinas y en los sillares simulados. Contrapunto entre formas redondeadas abultadas, trazos rectos y superficies planas. Con todo y estar muy bien estructurada visualmente esta portada, lo que es verdaderamente relevante en ella es que conserva los colores de su terminado final. Es la más completa, en cuanto a acabados, que podamos observar; tal vez la única que se haya salvado del desuello por lo inaccesible del 9. Santuario Mapethé, Hgo. Vista del frente del edificio y del paisaje. 10. Portada policromada en Santuario Mapethé, Hgo. 63 vitrina central de alguno de los retablos; el corte sinuoso de determinado elemento para señalar una puerta o un nuevo camino hacia la sacristía o hacia el coro. Es inaprensible este barroco, se nos escurre de entre las manos, impide una observación precisa, nos centra en un aire denso que todo lo envuelve. Espacio que acentúa su corporeidad con las vibraCiones de la música de órgano perceptibles hasta por su impacto sobre la piel y sobre las maderas, aroma de incienso y de flores multicolores. Impresión de un momento que deja profunda huella en nuestros cuerpos y en nuestras almas. Inmersos en esta vivencia nadie piensa con razones ni con lógica constructiva, nuestros sentidos perciben que la arquitectura se ha vuelto de aire que nos envuelve.O Bibliografía Álvarez Gasea, Dolores Elena, "La ciencia en la restauración". En Cuadernos de Arquitutura Virreina[, Nº 5, México, División de Estudios de Posgrado, Facultad de Arquitectura, UNAM, 1988. Artigas Hernández, Juan Benito, La piel de la arquitectura, murales de Santa María Xoxoteco. México, D. F., Escuela Nacional de Arquitectura, UNAM, 1979. Artigas Hernández, Juan Benito, "Arquitectura hondureña: Luquigüe, La Campa y Colohete". En Cuadernos de Arquitectura Virreina!, Nº 5, México, División de Estudios de Posgrado, Facultad de Arquitectura, UNAM, 1988. Santuario Mapethé hasta los últimos diez o quince años. Ejemplo que es necesario resaltar para su conservación y como modelo de los acabados exteriores del barroco. Cuando se abre el portón de la entrada, de entre la penumbra interior relucen los brillos de los retablos para dorar el aire con su luz cálida. Al penetrar en la cueva resuenan nuestros pasos sobre el piso de madera y se abre el espacio hacia lo alto en los fogonazos de luz de las ventanas de la cúpula. Los retablos reclaman nuestra atención y los demás elementos arquitectónicos desaparecen de nuestra percepción con formas imprecisas. Fijamos nuestra vista sólo por un instante porque con cada movimiento el punto focal de observación se modifica hacia diferentes luces y profundidades. Un medallón de pintura con un ángel músico; el reflejo en la 11. Santuario Mapethé, Hgo. La sorpresa d e su interior barroco. 64 Encina, Juan de la, El Estilo Barroco. Prólogo de Agustín Piña Dreinhoier. México, Escuela Nacional de Arquitectura, UNAM, 1980. Godínez Salas, Pedro Martín, Abandono y recuperación de la tierra en Santuario Mapethé, Hgo. Programa de formación profesional de etnolingüistas SEP-INI-CIESAS. Etnolingüística 29. México, D. F., Cuadernos de información y divulgación para maestros bilingües, Joaquín Porrúa, 1982. Reyes-Valerio, Constantino, El pintor de conventos, los murales del siglo XVI en la Nueva España. México, INAH , 1989. 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