Cuaderno de Arquitectura Virreinal 17

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FACULTAD DE ARQUITECTURA
cuadernos
de arquitectura
virreina!
UNAM
Editor: Juan B. Artigas
Consejo editorial:
Xavier Cortés Rocha
Luis Arnal Simón
Carlos Chanfón Olmos
Ricardo Arancón García
Elisa García Barragán
Guillermo Tovar de Teresa
Javier Villalobos Jaramillo
Iliana Godoy Patii'io
Juan Antonio Siller C.
Ramón Vargas Salguero
Enrique Cervantes
Rafael López Guzmán
Universidad de Granada, España.
Ramón Gutiérrez
Consejo de Investigaciones Científicas,
Argentina.
José de Mesa
Universidad Mayor de San Andrés.
La Paz, Bolivia.
Teresa Gisbert
Universidad Mayor de San Andrés
La Paz, Bolivia.
Rodolfo Vallín
Bogotá, Colombia.
Angela Gira!
Avery Architectural and Fine Arts
Library. Columbia University, New York.
Luis Luján Muñoz
Ministerio de Cultura y Deportes.
Guatemala, C. A.
Alfonso Ortiz Crespo
Instituto Nacional de Patrimonio
Cultural del Ecuador. Quito, Ecuador.
Luis Prado Ríos
Plan de Rehabilitación de las Áreas
Históricas de Potosí, Bolivia.
Lázaro Gila Medina
Universidad de Granada, España.
Cristina Esteras Martín
Universidad Complutense de Madrid,
España.
Se incluye en la base de datos. Clase del
Centro de Información Científica y Humanística, Departamento de Bibliografía Lationamericana. UNAM y en Avery
Index of Architectural Periodicals de
Columbia University, New York, N. Y.
USA.
© D.R. Facultad de Arquitectura, UNAM
y cada uno de los respectivos autores.
Redacción y diseño gráfico:
Juan B. Artigas y Jaime Salcido y Romo
17 índice
Editorial ............................................ .
1
La Mezquita de Córdoba.
Gabriel Ruiz Cabrero . ................................ .
3
Aspectos de ciencia de materiales en arquitectura prehispánica:
el caso de Xochicalco.
Ortiz-Velázquez, 1.; Rodríguez-Lugo, V.; Ortiz-Rojas, M.;
Viquez, S.; Castaño, V. M.; Sandoval, B ................... .
14
Santa Bárbara en Tunja, Colombia.
Rodolfo Vallín ................. .
21
Las mediciones terrestres durante la época virreina!.
Luis Ortiz Macedo .......... . ............ .
26
Arquitectura de Metztitlán, un patrimonio en peligro.
Víctor M. Ballesteros García
Miguel Rodríguez Castañeda ........................... .
35
Dos nuevas ciudades novohispanas en el siglo XVI: Querétero y Puebla.
Guillermo Boils ..................................... .
39
Una fortaleza, su antecedente y un error de dibujo.
Luis Arnal ................... . ........ .
48
La piel del Barroco.
Juan B. Artigas ................................. .
54
editorial
Este año de 1995 en que cumplimos diez del inicio de los Cuadernos de Arquitectura
Virreina~ destacaremos las publicaciones de arquitectura que cubren el ámbito iberoamericano, para ello nos basaremos en la Bibliografía iberoamericana de revistas de arquitectura y urbanismo, publicada en 1993 por el1nstituto Español de Arquitectura, Ediciones de
las Universidades de Alcalá y Valladolid, con motivo de la V Conferencia Internacional sobre
Conservación de Centros H istóricos y Patrimonio Edificado Iberoamericano, celebrada en la
Universidad de Alcalá de H enares.
La obra de referencia distingue los renglones de: l. Revistas de edición universitaria;
2. Revistas de comerciales; 3. Revistas de investigación, organizaciones no gubernamentales,
instituciones, etc.; 4. Ediciones de entidades profesionales, y, 5. Ediciones periodísticas. Todo
ello dentro de dos grandes conjuntos, el de Bibliografía Latinoamericana a cargo de Ramón
Gutiérrez, Patricia Méndez y Graciela Viñuales, y el de Bibliografía Española, elaborado por
Marcelo Martín, Belén Guerro Mayllo y Fátima Marín González.
En la bibliografía latinoamericana y en las publicaciones universitarias, dentro de las
cuales estamos incluidos, haremos unos señalamientos referentes a las publicaciones mexicanas,
con particular énfasis en las de la Universidad Nacional Autónoma de México y en las de la
Facultad de Arquitectura.
Los Cuadernos de Arquitectura Mesoamericana tenían 11 números publicados, fueron iniciados en 1984 por Paul Gendrop y continuados porJuan Antonio Siller. Estos Cuadernos de Arquitectura Virreina} se iniciaron en 1985 y aparecen con igual número de
impresiones, mientras que con 4/5 números se presentaron los Cuadernos de Arquitectura
Docencia, a cargo de Ernesto Alva Martínez, iniciados en 1985. Los Cuadernos de Urbanismo, a cargo de Enrique Cervantes Sánchez, se relacionan con la f echa de 1990 y con un
primer número.
Especial interés cobran los Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas de la
UNAM, dado su inicio en 1937 por Manuel Toussaint, en 1992, bajo la dirección de Elisa
García Barragán, llevaban 59 números. De México se reseñan también los Cuadernos de
Arquitectura Latinoamericana de la Universidad Autónoma Metropolitana, Universidad Autónoma de Puebla y Universidad de Sinaloa, iniciados en 1989 bajo la dirección de
Rafael López Rangel, y, de la Universidad Autónoma Metropolitana, Xochimilco, iniciados
en 1983, con siete números, Diseño UAM editados por Concepción Vargas y Emilio Martínez
de Velasco.
Vemos, en la obra de referencia, que son 31 las ediciones universitarias consignadas en
doce países de América, a saber: Argentina, Colombia, México, Chile, Ecuador, Uruguay,
1
Cuadernos de Arquitectura Mesoamericana
Cuadernos de Arq uitectura Virreina!
Cuadernos de Urbanismo
Seminario de Arquitectura Prehispánica, Arquitectura ~plicada,
Facultad de Arquitectura, Universidad Nacional Autónoma de
México
División de estudios de Posgrado; Facultad de Arquitectura;
UNAM/ México.
División Estudios de Posgrado 1 Facultad de Arquitectura
Nniversidad Nacional Autónoma de México.
PO 20-442, San Angel; Delegación Alvaro Obresón.
01000 México D.F.
Universidad Nacional Autónoma de México. Circuit o Interior
Delegación Alvaro Obregón. Apartado Postal 204-42 / México DF
Facultad de Arquitectura. UNAM, Ciudad Universitaria,
Delegación Coyoacán, 04510 México DF. México.
Juan Benito Artigas
Enrique Cervantes Sánchez
Juan Antonio Siller
1985
1990
1984
11
11
Discontinua
Discontinua
Discontinua
21.Scm x 27cm; Págs; 80
21.5cm x 28cm; Págs: 96
21.5cm x 28cm; Pilgs: 96
15 S U.S.
12 $U.S.
15 S U.S.
Difusión de la arquitectura v urbanismo colonial.
Promover conocimiento de problemas urbanos de América v
México
Abierta a er.foqucs diversos.
Abier1a a nuev os enfoq ues de anillisis.
Abierta, universitaria
Arqueología. arquitectura. urbanismo, etno-historia.
Arqueologia, arquitect ura y urbanismo colonial en América.
Demografía, planeamiento, urbanismo, desarrollo económico y
social.
Muchas veces las empresas univers¡tarias tienen nombre y
apellido: las condiciones para hacer algo estiln potencialmente
alli y hace falta alguien que sea capaz de catalizar voluntades,
organizar el equipo, insuflar la mística necesaria y que esté
d ispuesto a luchar con administraciones y presupuestos.
Como vehículo para superar la limitada comunicaciór. entre
entidades universitarias y de investigación, comenzaron a
publicarse la serie Cuadernos de la División de Estudios de
Posgrado de la Facultad de Arquitectura de la UNAM.
Dentro de la serie Cuadernos que edita la UNAM de México.
éste de la División de Posgrado es el más reciente y t iende a
abarcar el campo de la planificación y el urbanismo.
Difusión de la arquitectura
v urbanismo prehispánicos.
Cuadernos de Arquitectura Mesoamericana es ~si fruto de la
tarea pionera y esforzada del inolvidable Paul Gendrop, quien
la siguió impulsando aun cuando su enfermedad avanzaba
implacab:emente. Su tarea en los Seminarios de Arquitectura
Prehispilnica, con muchos de sus discípulos. abastecía junto
con sus numerosos articulas sobre Estados Unidos y
Guatemala, las pág1nas de esta empresa editorial.
Precisamente, los dedicados a Arquitectura Virreina! han sido
editados bajo la dirección de JUan Benito Artigas, quien ha
convocado a universitarios de diversas disciplinas en torno a
temilticas de historia y conservación del patrimonio.
Manteniendo el formato e idéntica linea de contenidos abiertos
a la investigación que genera la propia Universidad, estos
Cuadernos cumplen un papel dinamizador en la reflexió n y el
debate.
Es un feliz suceso señalar la continuidad de esta tarea, q ue ha
posibilitado dar a conocer una vasta producción de
investigaciones de universitarios mexicanos y americanos.
El mejor testimonio de los seguidores y amigos de Gendrop ha
sido el continuar con los Cuadernos, aun cuando él ya no está
para impulsar esta tar~a .
cu:tdt'f1Ul~
drltr..,ui~len
• 1mln~l
Ediciones Unlverskarin
Brasil, República Dominicana, Venezuela, Guatemala, Bolivia y Perú. Corresponden siete a
nuestro país, mientras que en España se editan quince revistas universitarias diferentes.
Queda patente la necesidad detectada y cumplida por las universidades iberoamericanas
de propiciar la investigación en los distintos ámbitos de la arquitectura y del urbanismo, y de
difundir sus logros para ponerlos al alcance del estudiantado y de la productividad de avanzada, actividades en las cuales la Universidad Nacional Autónoma de M éxico juega un
papel relevante. D
Juan B. Artigas
México, D. F. Noviembre de 1995
2
la mezquita de córdoba
gabriel ruiz cabrero
arquitecto doctor, restaurador ·
de la mezquita de córdoba
La antigua Mezquita de Córdoba es un edificio difícil
de ver. Sus altos y opacos muros no encierran una imagen precisa sino un ambiente difuso e interminable, que
sólo con metáforas y poesía se puede explicar.
Al entrar en la antigua Mezquita, circunstancias como
la temperatura, la luz o la repetición de las columnas y
los arcos, definen el ambiente, pero por encima de todo
hay un aire de misterio. El misterio de lo religioso, la
certeza de que en este lugar siempre hubo un pueblo
rezando, desde antes del Islam y antes de Roma; en épocas anteriores a la historia. Y sobre todo, el misterio de
lo exótico, de una cultura que un día fue nuestra y hoy es
lejana y antigua.
Hay una arquitectura oculta, no sólo en el edificio
que se observa, sino en el que el espectador hace el esfuerzo de imaginar. Es una arquitectura hecha de pedazos. Grandes pedazos de épocas antiguas.
La Mezquita-Catedral de Córdoba, tal como hoy la
conocemos, es consecuencia de muchas y diversas obras
llevadas a cabo en momentos muy distintos de su historia. Hubo épocas en las que tuvo una gran unidad, que
podemos lamentar perdida; no nos referimos a la mezquita excesiva según la amplió Almanzor, sino más bien
a la pequeña, cuadrada, precisa construcción de Abderramán I, o la rica, culta, elegante fábrica de Aláquen 11;
o incluso a la catedral de mediados del xvm, en su estilo
barroco tardío, toda blanca y llena de luz.
Pero hoy la reconstrucción de la unidad perdida sólo
ha de ser posible en nuestra imaginación. Proponerse la
recuperación de la unidad, sea la de todos los techos artesonados, o por el contrario la de los techos de cañizo y
yeso, o la unidad de todo el suelo de mármol, sería destruir algunos de esos pedazos cuya diversidad y suma
constituye el templo. Nuestro esfuerzo debe ser por el
contrario, valorar, restaurar e incluso reponer algunos
de esos pedazos que hayan sufrido, pero antes es preciso
estudiarlos.
La clasificación para este estudio puede ser clara si se
atienden consideraciones exclusivamente arquitectónicas,
dividiéndose las obras en tres periodos cronológicos: el
de la fundación y crecimiento de la Mezquita Islámica, el
de la transformación cristiana en catedral y el de la restauración del conjunto, iniciado a partir de que tal concepto y acción tienen cabida.
No es preciso extenderse, por obvio, en la definición
del primer periodo, el islámico, para el que podemos
aceptar como fecha final la de la reconquista de Córdoba por los ejércitos del Rey Fernando III. En este periodo se construyó la Mezquita. O, para decirlo mejor, las
sucesivas Mezquitas. Esta distinción que ya realizara
Chueca Goitia, es importante porque significa que las
obras de los sucesivos emires y califas eran, más que simples ampliaciones, construcción de nuevas mezquitas en
las que las anteriores eran absorbidas como una parte.
La distinción es también importante porque explica cómo
la construcción de la nueva Catedral forma parte de un
proceso y no representa una ruptura tan radical como
pueda en un principio parecer.
El segundo periodo comprende aquellas obras que
fueron realizadas tras la consagración del edificio como
iglesia cristiana y suponen en realidad la construcción
de una catedral. Hay que subrayar que los cristianos que
practicaron sistemáticamente la operación político-religiosa de derribar todas las mezquitas cordobesas para
levantar en su lugar una iglesia, hicieron con la mezquita
aljama la significativa excepción de construir el templo
dentro, sin destruirla. Tánto la valoraban artísticamente.
Igual que hemos hablado de las distintas mezquitas, habría ahora que hablar de las sucesivas catedrales que,
dentro del mismo edificio, se fueron construyendo, de
acuerdo con las ideas arquitectónicas que en cada momento se imponían a las anteriores.
Es decir, la Catedral se fue viendo, con el paso del
tiempo, con ojos mudéjares, renacentistas, manieristas,
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barrocos . . . Nos podernos así explicar que al principio
bastara la consagración del templo y el cambio de orientación de los rezos para que los fieles consideraran el
espacio y la arquitectura corno adecuados para la religión cristiana. Es el sincretismo del Rey Sabio ( y nunca
un mote estuvo mejor puesto), sumado a su condición
de artista, lo que le llevó a ordenar que no se modificara
la antigua Mezquita y a señalar que para toda obra de
conservación que fuera necesaria se recurriese a albañiles y carpinteros moriscos, de forma que en nada se alterase el edificio. No es de extrañar que para quienes venían de construir templos mozárabes no fuera incómodo rezar en su modelo: la Mezquita.
Hitos importantes en esta serie de catedrales fueron
la gótica de 1489 y la plateresca que Hernán Ruiz inició
con la construcción del gran crucero en 1523.
Así llegarnos, reforma tras reforma, catedral tras catedral, hasta la intervención total de 1740, cuando en
pleno triunfo del tardío barroco cordobés se encalan los
arcos, se construyen las bóvedas de cañizo, se pintan puertas, altares y otros elementos de vivos colores y se abren
los lucernarios por todo el edificio, inundando de luz la
catedral barroca. Es un momento de gran unidad del
templo que no duraría mucho. Quienes recuerden igle,
sias cordobesas del barroco de placas, podrán recomponer en su imaginación la Catedral que los viajeros románticos encontraron al llegar a la Córdoba de finales
del siglo xvrn. La calle dio una unidad al edificio al precio de ocultar muchas arquitecturas, entre otras la de la
Mezquita.
La diferencia que se establece entre este segundo periodo y el tercero es conceptual. En 1815, con la reconstrucción del mihrab, aparece nítida y precozmente en
este edificio la idea de la restauración, entendida corno
la recuperación de elementos arquitectónicos originales
de gran valor, desaparecidos u ocultos con el tiempo.
A partir de esta fecha en todas las obras que se realizan en el templo -definiendo este tercer periodo- está
presente este concepto de "supremacía de lo antiguo", lo
que las diferencía netamente del periodo anterior. Las
obras del primer y segundo periodos, tienen en común
una suerte de naturalidad por la cual siguen siempre el
estilo o la manera de la época. Con la aparición de este
concepto de la restauración esa naturalidad se pierde y
todas la obras se realizan -de una manera u otra- con la
vista puesta en la antigüedad.
Aparece la idea de recuperar, no se trata ya de conservar; se persigue una imagen de la antigüedad. Hasta
el momento, el artista que intervenía en el monumento
lo hacía siguiendo unos principios que él sabía nuevos,
que consideraba superadores de posiciones anteriores,
es decir, participaba en forma más o menos explícita de
una idea de progreso. Hacía siempre algo "nuevo"; para
el restaurador la imagen ideal, y las formas sobre las que
trabaja, son del pasado. La ideología de la restauración,
y con ella todos los restauradores, se mueve entre dos
posiciones extremas: la intervencionista definida por Viollet-le-Duc, y la abstencionista de John Ruskin.
Lo escrito más arriba, no quiere decir que antes de la
aparición de este concepto no se valorase el pasado. Muy
al contrario. Ya hemos señalado el por qué de la conservación de la Mezquita, pero tal vez sea más expresivo,
recordar cuántas veces se reconstruyeron partes hundidas (o afectadas por distintas reformas), dentro del templo; así las tres naves que rodean el crucero que construyó Hernán Ruiz 1, y que este arquitecto volvió a levantar
(idénticas a su estado original aunque cubriéndolas con
bóvedas de piedra, después de desmontarlas para realizar su obra). O la reconstrucción del tramo occidental
de la primitiva Mezquita de Abderrarnán 1, donde las
labras de figuras por encima de los cirnacios en sustitución de los modillones de rollos testifican y fechan lo
dicho.
5
Digámoslo una vez más: antes de la restauración era
el tiempo de los artistas; que intervenían en el templo
amándolo y destruyéndolo para construir algo necesaiio y nuevo, luego, vino el tiempo de los restauradores,
los que cuidan la historia y son, por ello, sus prisioneros.
Los secretos de la Mezquita
Muchos son los secretos que la Mezquita y Catedral de
Córdoba guardan. Hoy es una Catedral pero fue una Mezquita y antes un conjunto de templos y edificios cristianos. ¿y antes? Desconocemos su origen lejano. Pero una
cosa es cierta; siempre fue un edificio admirado y famoso, que inspiró ser conservado a sucesivos poseedores.
Más aún, todas las intervenciones arquitectónicas que se
han sucedido en el edificio estuvieron determinadas por
lo anterior. Sirva como muestra el siguiente texto de Alfonso X que recoge don Manuel Nieto Cumplido en su
obra Corpus Mediaevale Cordubense: "por grand sabor que
auemos qlle la noble eglesia de Sancta María de la cibdat
de Córdoua sea más guardada et que non pueda caer ni
destruirse ninguna cosa della", manda que todos los
moros alarifes, albañiles y herreros que viven en Córdoba hagan la labor de su oficio cada uno de ellos, dos días
cada año, en las obras de la catedral. Los alcaldes y alguacil de la ciudad quedan encargados de hacer cumplir
este mandato. Se indica, finalmente, que en esos dos días
en que cada uno tiene obligación de trabajar cada año
reciban la comida gratis.
"Dada en Seuilla el rey la mandó yueues XIII días de
deziembre era de mili et CCC et uno anno."
Caracteriza a este edificio que siempre hubo algo anterior, algo antiguo y hermoso que obligaba a cuantos
en el intervenían. Así la construcción durante los más de
doce siglos de su historia es la de un edificio que se copia a sí mismo reiteradamente. Si el arte fue siempre una
tautología, la Mezquita es el ejemplo más claro de ello,
porque la ley de crecimiento de este templo fue, y es, la
copia de sí mismo.
La pregunta es ahora ¿cuál es ese origen, el monumento primero? ¿cuál es su mismidad?
La historia, o mejor la falta de historia nos oculta ese
origen, que está sin embargo presente en sus piedras, en
sus formas, en su huella, de manera evidente y al tiempo
invisible como si de un acertijo o de un jeroglífico se
tratara. Para descubrir ese origen, averiguar el acertijo,
habremos de estudiar la historia pero, sobre todo, tendremos que aprender a mirar lo importante. Y como sabemos, en arquitectura se aprende a mirar dibujando.
La mirada de Camps Cazorla
Como obra póstuma y título; "Módulo, proporciones y
composición en la arquitectura califal cordobesa" se publicó el trabajo que, para opositar a cátedra hizo el en-
6
tonces director del Museo Arqueológico Nacional D.
Emilio Camps Cazarla.
En esta obra Camps entiende y explica, con inmejorable precisión, temas fundamentales que iluminan grandemente la cuestión que nos ocupa, por lo que transcribimos extensamente sus palabras.
"La evolución de la arquitectura árabe occidental
arranc¡¡. de una solución genial, muchas veces analizada
y alabada: la estructura de arcos sobrepuestos en la parte
primitiva de la Mezquita Cordobesa. No hemos de insistir ahora sobre ninguna de sus excelencias y originalidades, repetidamente expuestas, sino solamente hacer hincapié sobre algunas particularidades de su trazado y proporciones.
"Pero antes interesa mucho hacer hincapié sobre algunas observaciones, que creemos substanciales. Al margen de la originalidad extraordinaria y de la enorme
belleza que supone el mero hecho del arriostramiento o
entibo general del ámbito de la primitiva mezquita mediante los arcos de herradura, usados en lugar de las
normales desgraciadas tirantes de madera; al margen de
la amplitud que en altura gana el edificio con esta solución al superponer los dos órdenes de arquerías; prescindiendo incluso de la belleza de los recortes que sobre
el ámbito vacío y sobre los otros arcos producen éstos de
herradura que entiban, la novedad más original de la
solución cordobesa es la existencia misma, por todo el
recinto de la mezquita, de estos arcos de herradura que
lanzan sus curvas en el espacio sin que sostengan nada
sobre ellos. El arco se había concebido siempre en función del muro en el cual se abría. Ni en los grandes arcos
de triunfo romanos se había usado sin el acompañamiento
normal de anchas jambas de contrarresto, macizas enjutas y poderoso ático; ni en los casos en que se trataba de
arquerías continuas, como en aquellos acueductos en que
los arcos se tendían entre pilares y venían a ser en realidad solamente arcos de entibo en los órdenes bajos, cual
sucede en el de Los Milagros en Mérida, se habían dejado sus trasdoses al aire, sino que se habían rellenado sus
enjutas hasta llegar a un plano horizontal sobre sus claves. El aislar desnuda y sola la rosca del arco, el abstraer
el arco a su pura sustancia, le comunica una nueva vida
extraordinaria. Este arco abstracto tiene una virtualidad
infinita; puede existir solo, puede combinarse con otros
semejantes; puede enlazarse sobre una superficie y en
un espacio de tres dimensiones. En una palabra, en el
momento en que el artífice aisló los arcos de entibo de la
parte primitiva de la mezquita, abrió el camino a las estructuras de arcos entrelazados y a las de las bóvedas
cordobesas. El llegar a ellas es solamente labor deductiva de lógica implacable.
"Al examinar concretamente el trazado de estas arquerías de la primitiva Mezquita resulta visible, en primer término, una persistencia de los conceptos que, acerca del arco de herradura, dominaron durante lo hispa-
no-visigodo. Así, en realidad, el arco de herradura se
emplea en ellas, si no con una función meramente decorativa, sí al menos, con un papel sin compromiso grande
dentro de la estructura general, puesto que se le relega a
su empleo como entibo, mientras que los arcos constructivos propiamente tales son los semicirculares que van
en lo alto.
"Otro aspecto en que es clara la persistencia de caracteres del arco de herradura visigodo es, no ya la proporción del tercio del radio para prolongación de la herradura, sino el que por los arcos de entibo enjarjados hasta
más arriba de su diámetro con los pilares de arranque y
separación entre ellos y por el empleo del salmer común
para cada dos como durmiente de las correspondientes
roscas doveladas, volvemos a tener en ellos la misma disposición de las arquerías divisorias entre naves de San
Juan de Baños, al paso que la parte del arco que funciona como tal por su dovelaje no es sino un verdadero arco
escarzano.
"Esta persistencia de caracteres constructivos desde
lo hispano-visigodo no constituye propiamente una sorpresa, puesto que si las condiciones de premura de tiempo y rapidez con que se hizo la primera parte primitiva
de la Mezquita llevaron, por una parte, al empleo abundantísimo de material aprovechado, por otra tuvieron
que llevar, indudablemente, al uso abundante, no ya de
la mano de la obra indígena, sino de tracistas del mismo
origen. Es cada vez más claro que la primitiva Mezquita
ha de considerarse como obra netamente española, nacida sobre precedentes de aquí mismo, aunque ello no
pueda conducir nunca a disminuir la parte que sucesivamente tienen las influencias orientales y africanas."
Antes de profundizar en este texto, retengamos sólo
la idea de la condición hispano-visigoda de los elementos principales en la primitiva mezquita y comparémosla
con otros dos textos, el de Ben Idhari en su Bayan al·
Mugrib y el del Chadzwat al-Muqtabis.
El ensanche de Abderramán 1
Cuenta Al-Razi que el alfaquí Muhammad Ben Isa dijo:
"Cuando los musulmanes conquistaron Al-Ándalus,
guiáronse por lo que hicieron Abu Ubayda y Jalid, con el
beneplácito del Príncipe de los Creyentes, Umar Ben alJattab, cuando expropiaron a los cristianos rendidos por
la capitulación la mitad de todas las iglesias que poseían,
por ejemplo la de la iglesia de Damasco y de otras. Del
mismo modo los musulmanes expropiaron a los mozárabes la mitad de la iglesia mayor, en el interior de Córdoba; y edificaron en aquella mitad una mezquita aljama,
7
8
quedando la otra mitad en poder de los cristianos, a los
que les fueron demolidas las restantes iglesias.
"Más cuando se acrecentó el número de musulmanes
en AI-Ándalus, y floreció Córdoba, y se aposentaron en
ella los príncipes árabes con sus ejércitos, aquella mezquita les resultó insuficiente y hubieron de colgarle tribunas, sufriendo la gente, a causa de la angostura, grandes molestias.
"Cuando Abd ai-Rahman ben Muawiya entró en AIÁndalus y habitó Córdoba, se interesó por el asunto de
la aljama, cuidando de ensancharla y de perfeccionar su
construcción. Llamó a su presencia a los mozárabes de
Córdoba y les pidió la venta de la parte que poseían de la
iglesia mencionada, remunerándoles por ello espléndidamente, en cumplimiento del pacto por el cual habían
capitulado, y permitiéndoles la reedificación de aquellas
iglesias de las afueras de Córdoba que les habían sido
demolidas en el tiempo de la conquista. De esta manera
abandonaron su parte, que el emir incorporó a la Gran
Aljama."
Abd ai-Rahman al-Dajil dio comienzo al derribo de la
iglesia y a la edificación de la aljama en el año 169 [785786]. Su construcción, una vez completadas sus naves y
cerrados sus muros, terminó en el año 170 [786-787] :
todo en el espacio de un solo año . Se dice que la suma
que gastó Abd al-Rahman, en el transcurso de ese año,
para la edificación de la aljama, fue de ochenta mil monedas de buen peso.
Con tal motivo AI-Balawi escribió:
"Por el amor de Alá, gastó ochenta mil piezas de oro
y de plata en una mezquita que tiene por fundamento la
piedad y sirve para la práctica de la religión predicada
por Mahoma."
"Hizam, hijo del anterior (emir), añadió al lugar desde donde se llama a la oración un minarete de cuarenta
codos de alto, construyó detrás de la mezquita unas galerías donde las mujeres pudieran hacer sus plegarias e instaló la fuente de las abluciones, situada al este del Chamí."
"El emir Abd al-Rahman II dio orden de agrandar la
gran Mezquita de Córdoba. Se le añadió el espacio que
se extiende desde las grandes pilastras de piedra que se
a lzan en el interior del edificio y que aparecen a los ojos
de quien penetra en la mezquita hasta el fondo del santuario constituido por la parte trasera del mihrab. Para
estos trabajos hizo reunir los materiales más ricos y empleó en la construcción un número considerable de há- .
hiles obreros. Encargó la dirección de las obras al primero de los eunucos de su corte, Nasr, y a su colega Masrur,
en su deseo de acelerar el fin de Jos trabajos, asegurando, sin embrago, su solidez. Alá le asistió con su ayuda,
gracias a la cual alcanzó sus designios. El ensanchamiento se realizó como deseaba (Abd ai-Rahman). Designó
también como inspector de los trabajos al cadí y encargado de la oración de Córdoba, Muhammad ben Ziyad.
La parte añadida a la mezquita figura entre los más bellos monumentos que dejó el príncipe."
En el segundo de estos textos se habla de "agrandar"
y de "ensanchamiento", expresiones, que, por la ambigüedad de cualquier traducción del árabe, hay que analizar con prudencia, pero que, literalmente tomadas, vienen a contradecir la idea convencional según la cual Abderramán I construyó de una vez una mezquita de forma
cuadrada. Si Abderramán sólo agrandó ensanchando es
porque había una construcción anterior que fue respetada. Tal construcción sería la que "aumenta" Ben Idhari
de los primeros ocupantes musulmanes de Córdoba "edificaron en aquella mitad una mezquita aljama" y más
adelante: "Abderramán . . . se interesó por el asunto de
la aljama cuidando de ensancharla y de perfeccionar su
construcción" y aún dice "dio comienzo al derribo de la
iglesia y a la edificación de la aljama".
Y ahora sí parece que Jos términos "edificaron" y la
"edificación" deben tomarse con prudencia. Si con la
primera intervención musulmanes y cristianos compartieron el templo, la edificación a que Ben Idhari se refiere debió ser algo parcial y básicamente interior; mihrab
o divisoria para el rezo, que no afectase substancialmente a la construcción hispano-visigoda. En esta interpretación el posterior "derribo de la iglesia y edificación de la
aljama" significaría la definitiva desaparición de los símbolos y construciones menores, específicamente cristianos
que aún permanecían en el interior y exterior del templo.
Esta interpretación literal de la idea del ensanche significa que partes de lo que hoy conocemos como "mezquita de Abderramán I" son los restos de la primitiva
Iglesia Mayor de Córdoba.
Evidentemente caben otras interpretaciones y entre
ellas es sugestiva la que considera que cuando los textos
hablan de la Iglesia Mayor, se están refiriendo a un conjunto monacal muy propio de la época y así la parte ocupada por Jos primeros conquistadores sería el templo
principal y lo derribado por Abderramán, construcciones secundarias entre las cuales la iglesia de San Vicente,
que sería un recinto subordinado al templo principal,
arriba mencionado, el cual estaría tal vez bajo la advocación de Santa María o el Salvador, como parece propio, y
no de un santo menor.
Si bien ninguna de estas interpretaciones, ni aun las
contrarias, puede establecerse con rigor, la posibilidad
de que hayan permanecido, más o menos íntegras hasta
hoy, elementos anteriores a la conquista islámica es muy
sugerente y bien merece ser analizada y propuesta como
hipótesis del origen de la Mezquita. La hipótesis, que
aquí se plantea, parte de lo demostrado por Camps Cazarla: la condición visigoda de la Mezquita de Abderramán I en sus elementos arquitectónicos, en sus aparejos,
en sus obreros y proyectistas.
Proponiendo, en vez del supuesto de que aquellos
artistas trabajaban para el Emir como cliente, la hipótesis de que fábricas de la Mezquita, pedazos, que vemos
en pie son parte de un templo hispanoromano o visigodo.
Uno de los aspectos más atractivos de esta hipótesis
9
es la capacidad que tiene para explicar los viejos secretos y enigmas que la Mezquita encierra.
En lo conceptual, esta presencia de una iglesia visigoda -o romana- desde el principio del templo, está de
acuerdo con ese origen mítico al que, como veíamos al
principio todo el mundo se remite; explicaría esa mismidad imperturbable.
En lo concreto, vendría a develar a lguno de los secretos del templo: el más antiguo, el de su mala orientación. Mucho se ha escrito sobre el por qué de una orientación equivocada -desde la tradición del Islam- de esta
mezquita que casi mira al sur cuando d ebía mirar al este,
a la Meca. Se ha hablado de error - imposible en viajeros
tan avezados como los árabes-; de mimesis con Damasco que también mira a l sur aunque en este caso con orientación correcta; de gesto de independencia frente a Bagdad, pero lo cierto es que ninguna de estas explicaciones convence. Sólo algo previo, indestructible, algo que
da valor y hace tradición, tradición local pero tan importante como para imponerse al precepto coránico, explica la aceptación y persistencia de una dirección equivocada para el Islam.
Había que recordar aquí la polémica que en tiempos
de Abderramán II se desató sobre esta cuestión de la
orientación y cómo los sabios dictaminaron que se im-
10
pusiera la tradición local de haber rezado siempre los
musulmanes de Córdoba en una dirección aunque no
concordaba con la dirección del rezo (Meca) en la tradición general del Islam.
Las naves del segundo ensanche
Secreto, también importante de la Mezquita, que esta
hipótesis explica, es el que dejó planteado Elie Lambert
cuando, apoyándose e n textos árabes, describió unas
obras del tiempo de Abderramán II y anteriores a su
conocida ampliación al sur, consistentes en un ensanchamiento lateral de dos naves, una a cada lado de la primera Mezquita. Félix Hernández y Torres-Balbás negaron
tal ampliación mostrando con unas excavaciones que no
existió la cimentación correspondie nte a pretendido primer cerramiento. Sin embargo la inexistencia de esos
cimientos, no contesta a los documentos árabes, que sí
existen. Otro secreto pues que, tal vez, nuestra hipótesis
puede aclarar. Pero veamos antes cómo se enfrenta Torres-Balbás a la cuestión en el capítulo sobre "Las supuestas naves extremas añadidas a la Mezquita por Abdal-Rahman Il".
"Los que hemos escrito sobre la historia constructiva
de la mezquita de Córdoba no concedimos importancia
ni destacamos la afirmación de lbn al-Athir, repetida por
al-Nuwayrí, de haber agregado ese emir dos pórticos o
naves extremas (riwaq) a la mezquita. Los textos referentes a la construcción del gran oratorio hallados por LévyProvenc;:al en el Muqtabis de lbn Hayyan reiteran y amplían las noticias anteriores. En vez de aclarar, han venido a confundir más la historia del edificio y a crear nuevos problemas en su torno.
"Según Ahmad al-Razí, 'Abd al-Rahman 11, además
de prolongar la mezquita hacia mediodía, añadió a la de
su abuelo, cuyas naves (abha') eran nueve, otras dos, una
a cada lado, y así quedó con once'. Repite lo mismo lbn
Nazzam: 'el emir ordenó ensanchar (tawsi') la mezquita
y aumentar su longitud (ziyada)'; paralelamente a las nueve naves del edificio anterior, y desde su comienzo, levantó totalmente (ansha'a) otras dos nuevas, una al este
y otras al oeste, a lo largo de las primitivas; la mezquita
tuvo once desde entonces. El ancho de cada una de las
añadidas era de nueve codos y medio.
"Los nuevos datos documentales parecían venir a explicar oportunamente y de manera perfecta ciertas anomalías de la mezquita de Abd al-Rahman 1, señaladas
singularmente por Lambert. Mientras la ampliación de
Abd al-Rahman 1 es bastante uniforme, hay diferencias
en algunas partes de la obra de su antecesor. En ésta el
perfil de las ménsulas situadas sobre los cimacios de las
columnas es, en las naves extremas, como antes se dijo,
de medio bocel, o cuarto de círculo, lo mismo que en la
ampliación hacia el sur de Abd al-Rahman 11, mientras
que en las naves intermedias de aquélla dibuja tres y parte de otro, cuatro a cuatro y medio. También puede interpretarse como hecho anómalo, y argumento para creer
las naves extremas no contemporáneas de las restantes,
el ser algo más angostas que las intermedias.
"Los señores Lévy-Provenc;:al y Lambert han interpretado al pie de la letra los textos del Muqtabis, y afirman,
por tanto, que Ia sala de oración del siglo VIII tenía tan
sólo nueve naves, a las que se añadieron por Abd al-Rahman 11 dos extremas, una a cada lado, con lo que se alcanzó las once antes atribuidas a la mezquita de su abuelo.
"Don Manuel Gómez-Moreno, don Rafael Castejón y
el autor de estas páginas hemos seguido afirmando, apoyados sobre todo en el análisis arqueológico del edificio,
cuyo resultado no concuerda con las referencias documentales, que la mezquita de Abd al-Rahman 1 estaba
limitada a occidente por el muro de la fachada actual en
el que se abre la puerta de San Esteban, y a oriente por
otro simétrico respecto al eje norte-sur del edificio y, en
consecuencia, que sus naves eran once. Abonan esta opinión las siguientes razones:
a) Para ampliar la supuesta mezquita de nueve naves
y adosarla una a oriente y otra a occidente hubo que derribar los muros exteriores que la cerraban por ambos
costados. Lo natural es que se aprovecharan sus cimientos para construir sobre ellos las nuevas arquerías; traba-
jo inútil y gasto innecesario suponía quitarlos. Pues bien:
las columnas de las arquerías extremas tienen cimentación aislada, sin que exista resto de muro .c orrido bajo
ellas. En cambio, permanece oculto en el subsuelo el
muro seguido de cimentación de la fachada oriental de
la mezquita de once naves, demolido al hacer Almanzor
la última ampliación, a fines del siglo x, en el que se han
encontrado huellas de una puerta.
b) De añadirse las dos naves laterales en la época de
Abd al-Rahman 11, completando así las once, a los extremos oriental y occidental de los cimientos del muro de la
quibla de la mezquita primitiva se habrían adosado los
correspondientes a los testeros meridionales de las nuevas naves y veríase la unión de una y otra fábricas. Don
Félix Hernández levantó la solería de mármol en el lugar
correspondiente al supuesto ángulo sudeste de la mezquita de nueve naves y vio que el cimiento de su muro
meridional proseguía hacia oriente más allá de esa pretendida esquina, sin solución de continuidad ni resto alguno de cimentación de muro normal.
"¿A quién dar crédito? ¿A los documentos, sumamente precisos y concordantes, aunque su pluralidad sea de
11
escaso valor, por la costumbre de copiarse los escritores
musulmanes, o al testimonio del edificio? En la veracidad de los primeros, alterados en muchas ocasiones a
través de múltiples copias y por referir hechos distantes
a su redacción, no hay que tener absoluta fe. Pero tampoco el testimonio de una construcción, que pudiera
estimarse más digna de crédito que una referencia literaria, nos dará en la mayoría de los casos solución definitiva. En el transcurso de los siglos los edificios sufren
múltiples modificaciones, y aun suponiendo autenticidad absoluta a una de sus partes, queda, al analizarla, un
gran margen a la interpretación personal y, por tanto, al
error.
"Para solucionar el problema, don Rafael Castejón y
don Manuel Gómez-Moreno han propuesto una ingeniosa
y verosímil hipótesis que concilia los datos documentales con los que revela el estudio del edificio. Suponen
que 'Abd al-Rahman 1 construyó la mezquita con once
naves, pero que las dos extremas quedaron separadas de
las restantes por destinarse al rezo de las mujeres. Estarían incomunicadas con el resto del interior del oratorio, del que pudieron separar las celosías de yeso o ladrillo, del tipo de las mudéjares hechas, tal vez en su tradición, en época cristiana para separar capillas. Abd al Rah-
12
man 11 derribó esos muros calados, los sustituyó por arquerías semejantes a las de las otras naves y quedaron así
las extremas incorporadas al resto de la sala de oración.
Tal vez a esta reforma responda la construcción por ese
monarca, antes mencionada, de una nueva galería en el
fondo del patio, al norte, destinada a las mujeres. Si se
admite esta hipótesis, explícase perfectamente la diferencia entre los modillones de los pilares de las naves extremas y los de las restantes".
Con este último párrafo don Leopoldo Torres-Balbás
respalda la solución de Castejón y Gómez-Moreno.
La permanencia del templo
De entre todas las cuestiones seguras que en las líneas
anteriores puedan aceptarse, me interesa subrayar una:
la permanencia de la basílica en la Mezquita y Catedral
de Córdoba. No sólo fue su embrión formal, una basílica hispano-romana concreta (y la técnica constructiva y
estilo al que pertenecía) sino que en el templo actual
pueden reconocerse numerosas y simultáneas basílicas
y, por añadidura, la técnica distributiva, que inspiró
muchas de las reformas y contrarreformas efectuadas en
este monumento, no es otra habitua lmente que la planta
basilical.
Esta permanencia y suma de basílicas es una de las
claves formales de la Catedral de Córdoba.
El tipo es la basílica.
Interesa, para el conocimiento del edificio, estudiar
cuál es su última entraña arquitectónica.
Incluso un edificio tan complejo como este. Por haber sido mezquita y catedral; construido en tantos estilos como tiempos, siendo estos tan largos, ha de contener un sentido unitario, un origen p rofundo y una ley de
crecimiento. Viniendo esta ley de crecimiento de esa condición profunda que lo contiene.
El proceso de continuación de este inmenso edificio
ha sido siempre motivo de estudio. Los esfuerzos de arqueólogos e historiadores han determinado, con precisión indiscutible, Jos distintos periodos en que las partes
fueron añadidas al original de Abderramán. Algunas partes del edificio han sido sujeto de polémica, otras aún
presentan dudas y numerosos estudios recientes han especulado con éxito en el estudio de la ley del crecimiento del templo, las propuestas de Rafael Moneo y Antón
Capitel serán mencionadas.
Todos los estudios sobre el crecimiento del edificio
vienen a demostrar que lo ya construido establece unas
leyes a las que lo nuevo se tiene que someter sin elección. Cada añadido es pues deudor de todo lo anterior. La
forma original está, de algún modo, en todo lo añadido.
Naturalmente la forma original, el primer edificio,
pudo haber seguido muy distintos cursos en sus sucesivas ampliaciones. A lo largo de su construcción pudieron tomarse opciones distintas en cada ampliación.
El análisis de lo construido como opción triunfante
puede, sin duda, explicarnos cuál era lo considerado importante por sus autores y entender mejor así la fábrica.
La primera Mezquita viene, constructiva e incluso arquitectónicamente, de la arquitectura visigoda.
Las fronteras entre arquitectura visigoda y arquitectura califal son tan borrosas que no existen. Se trata de
una tradición hispano-romana que pervive totalmente y
que va incorporando elementos decorativos y secundarios y, con el tiempo, evolucionando en una línea forzadamente independiente y, en consecuencia, original.
Los sucesivos conquistadores, primero visigodos y
luego musulmanes, naciones de guerreros que utilizaron siempre una mano de obra, y de proyecto local, his-
pano-romana que igual que mantenía el latín y luego el
romance y que aprendió árabe, mantenía la tradición
constructiva romana y aprendió las decoraciones de godos y orientales.
Sabemos pues que en el recinto de la primera mezquita había varias construcciones cristianas, más de una
iglesia. Pudieron ser visigodas o anteriores, seguramente habría de ambas. La más conocida para la posteridad
fue la iglesia de San Vicente. Fueron sucesivamente destruidas para dar paso a la Mezquita. Siendo Córdoba una
d e las ciudades principales del reino godo y habiendo
sido antes una población romana importante, las iglesias
aquí construidas debieron ser de las más importantes de
España. Pues bien si los constructores de Abderramán I,
cristianos, utilizaron materia l de derribo o arrastre, romano, visigodo, bizantino, y tenían delante de ellos los
mejores templos de la época ¿cuál fue la influencia que
recibieron tales edificios? ¿Jos utilizaron sólo como cantera? No; utilizaron exactamente las mismas técnicas constructivas romanas, utilizaron los mismos artificios, arcos
sobre columnas, los mismos materiales y formas al servicio de un tipo nuevo: la mezquita que se edificó como
una basílica de 11 naves .
Otra filiación cultural importante, por lo filial, une
la Mezquita de Córdoba con "las basílicas" de la gran
Mezquita de Damasco, porque el chamí de esta sala de
oración está como se sabe compuesta por dos basílicas
que se miran ante el mihrab.
Muchos años después en los albores del Renacimiento, Hernán Ruiz habría de plantear, con un fortísimo cambio de dirección, una basílica de múltiples naves, una
central cubierta por altísimo cañón y tres adyacentes a
cada lado de arquerías califales, derribadas y vueltas a
levantar y cubrirlas con bóvedas nervadas de perfil gótico. El alarde de pervivencia que el episodio descrito para
las arquerías supone, es tan relevante para explicar ese
sentido de permanencia de las partes, como la reutilización de la basílica lo es para establecer la permanencia
del tipo principal: la basílica.
Porque esta pieza de tradición romana, que Palladio
atribuye a los egipcios, aparece también en Jos episodios.
menores, tanto en la mal llamada catedral gótica de los
Reyes Católicos como en las antiguas capillas de San Pedro, sala capitular y aún hoy en la hermosa Parroquia del
Sagrario, sugiere una cálida e iluminada basílica orienta!.
O
13
aspectos de ciencia de materiales
en arquitectura prehispánica:
el caso de xochicalco
ortiz-velázquez, L; rodríguez-Jugo, v.;
ortiz-rojas, m.; viquez, s.; castaño, v. m.;
departamento de fisica aplicada y tecnología avanzada
instituto de fisica, unam
sandoval, b.
instituto nacional de antropología e historia
Introducción
El sitio de Xochicalco 1 se localiza a
60 km de la ciudad de México y al
centro de la porción occidental de
lo que hoy es el Estado de Morelos.
Está situado en un pequeño valle
que se extiende de este a oeste, y
que tiene una área aproximada de
lOO km 2 . Este valle corresponde a
la porción occidental de una gran
red de barrancas que corren de
norte a sur y que forman la gran
región fisiográfica conocida como
Valle de Morelos . Estas barrancas,
de gran importancia cultural, comienzan en la ladera sur que separa el Valle de Morelos de la cuenca
de México al norte, y que sirve para
dividir la región simbiótica del
México central en sus componentes norte y sur.
La principal ocupación del sitio,
se dio entre el siglo VII y x d.C. Durante la decadencia de Teotihuacán
fue un centro político importante.
Tenía intercambios con la costa del
14
Resumen
Se realiza la caracterización de una
serie de muestras de estuco provenie ntes de la zona arqueológica de
Xochicalco, Morelos, México. Se
utilizan técnicas físicas en el análisis, para determinar su estructura
cristaloquímica (DRX); morfología y
tamaño de partícula (SEM) y un análisis elemental cuantitativo (PIXE).
Golfo y Oaxaca y con la regwn
Maya. Xochicalco creció hasta llegar a su máxima extensión entre los
años 600 y 900 d.C., durante el periodo que se denomina Epiclásico.
Durante 1993-1994, se llevaron
a cabo en este sitio prehispánico importantes excavaciones que dejaron
al descubierto un buen número de
esculturas arquitectónicas, pertenecientes a la zona cívico-ceremonial
más importante del sitio. En dichas
estructuras se encuentra la evidencia, como en otras zonas prehispánicas, de que estos edificios estuvieron recubiertos en todas sus superficies (interiores y exteriores) por
aplanados (estucos) continuos que
cumplían la función de dar protección a los materiales de construcción.
Con la caracterización de las dife rentes muestras de estuco, provenientes de Xochicalco, se pretende
llegar a un mejor conocimiento de
los mismos, en cuanto a la naturaleza de sus componentes, para en
próximos estudios rastrear el posible
origen de los mismos, así como la
manufactura de los recubrimientos.
La interpretación de las características microestructurales y la
composición química de materiales,
permite entenderlos y modificarlos
de acuerdo con las aplicaciones que
se les desee dar.
En el presente trabajo 2• 3 se realiza la caracterización de una serie
de estucos empleando diferentes
técnicas físicas, las cuales se mencionan a continuación:
l. PIXE. (Particle Induced X-Ray
Emission), 4 emisión de rayos X inducidos por partículas. Esta técnica consiste fundamentalmente en la
ionización de capas electrónicas
profundas de un átomo blanco, por
una partícula pesada (protón, partícula alfa), que excita al átomo blanco, de manera que un electrón de
las capas interiores sale y uno de las
capas exteriores ocupa este lugar
produciendo un fotón de rayos X
característico de cada elemento,
permitiéndonos analizar muestras
que presentan elementos químicos
con número atómico mayor que 12
(correspondiente al Magnesio). Esta técnica nos permite hacer un
análisis elemental de cada una de
las muestras tanto cualitativo como
cuantitativo.
2. RAYOS x. 5 Los rayos X son ondas electromagnéticas, cuya longitud de onda es aproximadamente
de 0.05 a 100 Angstroms; a través
del fenómeno de difracción de esta
radiación es posible determinar qué
estructuras cristaloquímicas están
presentes en la muestra, ya que cada
una de ellas produce "picos" (reflexiones de Bragg) de difracción
característicos. La interpretación de
la información obtenida por difracción de rayos X se realiza usando la
Ley de Bragg.
3. MICROSCOPÍA ELECfRÓNICA DE
BARRIDO (SEM). 6 Esta técnica consiste en la interacción de un haz de
electrones que barre la superficie
de la muestra y al chocar con ésta
produce, entre otros, los siguientes
procesos:
l. Electrones retrodispersados.
2. Electrones secundarios.
3. Electrones absorbidos.
4. Rayos X característicos y electrones Auger.
Todos ellos proporcionarán distinta información sobre la muestra
estudiada. El dispositivo utilizado
cuenta con un detector de electrones secundarios permitiendo realizar el estudio de la superficie de los
sólidos a grandes amplificaciones,
para conocer la morfología y el tamaño de partícula.
Parte experimental
Para la técnica PIXE7•8 las muestras se
prepararon de la siguiente manera:
l. La muestra entera se coloca
en un porta muestras sujetándola
con papel aluminio.
2. Se introduce en el dispositivo
experimental y se hace vacío hasta
llegar a una presión de 10-ó torr.
Para esta técnica se utilizó un
acelerador de partículas de 0.6 Mev
del IFUNAM. 9
Para la técnica de rayos x la preparación para el análisis de las
muestras fue la siguiente:
1 Kenneth G. Hirth, Tiempo y asentamiento en Xochicalco, UNAM, 1988.
2
L. Ortiz-Velázquez, Tesis de Licenciatura en Ingeniería Química, UNAM (en proceso, 1994).
3 M. Ortiz-Rojas, Tesis de Licenciatura en
Ingeniería Química, UNAM (en proceso,
1994).
4
Heitz, Ch., Analisys by partic~-induced XRay emission (PIXE), Centre des recherches
nucleaires, Strasbourg (monografía).
l. Se pulveriza la muestra hasta
obtener un polvo bastante fino.
2. Se coloca la muestra en la cavidad de un portamuestras de tal
forma que la superficie de la muestra quede completamente plana con
respecto al resto de la superficie del
portamuestras.
3. Se coloca el porta muestras
en el difractómetro para su análisis.
Para esta técnica se utilizó un difractó metro SIEMENS D-5000 del IFUNAM. Con respecto a la técnica de
microscopía electrónica de barrido
5
Cullity, B. D., Elements of X-Ray difraction, Addison-Wesley Publishing Company, Inc., USA, 1967.
6 Barrio, P. R. A., Formación de imágenes
en el microscopio e~ctrónico, Cuadernos
deJUM, UNAM, 1982.
7
J. Miranda, A.; Oliver, A.; Dacal,J.; L Ruvalcaba; F. Cruz and M. E. Ortiz, Pixe
analysis ofcave sediments, prehispanic paintings and obsidian cutting tools from Baja
California Sur caves. Nuclear instruments
la preparación de muestras fue la
siguiente:
l. Se toman pequeños trozos del
estuco sin que fueran triturados.
2. La muestra se coloca sobre barras cilíndricas de latón, adheriéndose a una película delgada de pintura de plata.
3. La muestra se recubre con una
película de oro por el método de
erosión iónica (Sputtering).
4. Se toman las micrografias empleando un microscopio JEOL, JSM
5300, del IFUNAM.
and methods in physics research B75
(1993), pp. 454-457.
8 A Oliver, J.; Miranda, K.; López, F.;
Mercado y A. H . Flores, "Diseño y características de una cámara de dispersión para análisis de materiales con
pixe", Instrumentación y desarrollo, vol.2,
No. 9 (1989), pp. 39-44.
9
J. Rickards, A.; Oliver,J.; Miranda y E.
P. Zironi, Uses of pixe at low proton energies, Applied surface science.
15
Resultados
En el presente trabajo se realizó la caracterización de
serie de estucos con una delgada capa de color en su
superficie, dos de ellas se muestran en las Figs. 1 y 2.
~na
Para la técnica de PIXE se realizó
un análisis cada 3 mm en las muestras que presentan diferentes colores como las muestras C5A (Fig. 1)
y C5B (Fig. 2). Para las muestras de
un solo color se hizo un análisis
puntual (Tabla 3). La información
que se obtiene al caracterizar los estucos por el método PIXE, es a partir del análisis de los espectros, los
cuales representan las líneas de rayos X característicos de cada elemento presente en la muestra, superpuestos en la radiación de fondo.
l. Fotografía de la muestra C5A donde se observan los colores
rojo verde y azul.
e
Al
Si
p
03 mm
7.51
2.79
9.89
1.83
S
Ca
Fe
Hg
25.00
4.25
2.21
2.50
06 mm
6.73
4.49
12.18
2.27
22.45
2.37
09 mm
4.00
4.62
23.50
0.65
1.0
13.60
2.31
12 mm
6.69
3.96
14.00
0.80
0.8
22.31
2.27
Tabla l. Análisis cuantitativo del barrido de la muestra C5A
(resultados en% en peso). Incertidumbre experimental= 20%.
Elementos hallados en la muestra C5A.
2. Fotografía de la muestra C5B donde se observan los colores
azul y blanco.
96
PE SO
S'6
PESO
···················
......................::.::.,. < :·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·-·
P O S I C ION
2 bis. Gráfica de la variación de la composición x vs posición,
de la muestra C5A, que presenta diferentes colores. En la presente muestra se hizo el análisis cada 3 m.n.
16
POS 1 C
1 ON
Crni'Tl:J
Si
AL
06mm
0.0177
0.1995
p
S
K
0.0112
0.0100
0.0108
Ca
Fe
0.7448
0.006
09mm
0.0227
0.2110
0.0123
0.0066
0.0129
0.7308
0.003
12m m
0.0151
0.1752
0.0057
0.0034
0.0119
0.784 1
0.004
15mm
0.0164
0.1409
0.0078
0.0050
0.0161
0.8119
0.002
18mm
0.0238
0.1719
0.0081
0.0079
0.0115
0.7711
0.005
21m m
0.0062
0.2185
0.0046
0.0072
0.0126
0.7477
0.003
24m m
0.0198
0.2008
0.0114
0.0067
0.0132
0.7472
0.003
Tabla 2. Análisis cuantitativo del barrido de la muestra CSB
(resultados en% en peso). Elementos hallados en la muestra
CSB.
C3A
C3AOI
C3B
C3BOI
COLOR ROJO
PARTE
COLOR AZUL
PARTE
INFERIOR
INFERIOR
e
8.22
8.43
2.53
7.48
o
48.21
48.49
49.53
48.60
Al
3.55
4.45
6.80
5.53
Si
9.90
9.29
28.88
11.71
p
0.20
0.25
0.14
0.31
S
0.09
0.12
0.06
0. 14
Cl
0.12
0.13
-----
0.07
K
0.40
0.39
0.27
0.29
Ca
27.4 1
28. 11
8.4 1
24.90
Fe
1.82
0.29
0.84
0.73
.
En ·eJ caso de los análisis de rayos x, los espectros fueron ánalizados de acuerdo a los picos característicos de cada una de las estructuras cristalinas, un difractograma representativo es el que se muestra a
continuación:
Tabla 3. Análisis cuantitativo de diferentes muestras estudiadas (resultados en% en peso).
2-Theta - Scale
3. Difractograma de rayos X en el que
se observa el análisis estructural de la
muestra C5A. 2
ee-fio v-1994 13:11
A- Anortita sódica ordenada
C- Calcita
Q- Cuarzo
17
CALCITA
ANORTITA
CJA
X
X
C5A
X
X
C5B
X
C2A
.BIT A
ClARZO
X
X
X
X
X
Tabla 4. Estructuras cristalinas encontradas en diferentes estucos.
La caracterización de los estucos
observados, a través de SEM consistió en la descripción de la morfología y tamaño de las estructuras representativas presentes en los diferentes colores que estaban en su
superficie así como en el aplanado
grueso de los propios estucos.
4. Micrografía en la que se observa la base soore ta que se
asienta la capa de pintura de la muestra C3A, en este caso presenta una coloración blanca la que podría indicar mayor proporción de calcita en la cual existen estructuras de placas superpuestas de 28 jlm y aglomerados de 20.6 ¡.tm.
6. Micrografía del color azul donde se encontraron estructuras en forma de barras con surco, con 4.4 ¡.tm de largo y 1 ¡.tm
de ancho.
5. Micrografía con estructuras en forma de filamentos con tamaño de 2 Um, sobre una matriz aparentemente amorfa.
7. Micrografía donde se observa la pintura verde, la cual se
compone en su mayor parte de fibras de O. 7 jlm de largo.
18
de filamentos del orden de 2 Jlm,
sobre una matriz con una estructura aparentemente amorfa.
Conclusiones
8. Micrografía en la que se presenta la parte inferior de C5A la
cual presenta cristales rombohedrales aproximadamente de 2
Jlm de largo.
9. En la Micrografía se puede observar restos fósiles encontrados en diferentes muestras.
Discusión
La técnica PIXE nos permitió realizar un análisis químico elemental
cuantitativo encontrando calcio y
silicio en mayor cantidad. De la figura 3 se puede concluir que en la
zona roja existe mercurio, el fierro
aumenta al igual que el fósforo con
respecto a la zona verde. De la figura 4 se ve claramente que en la parte central de la decoración que
corresponde al color blanco, presenta mayor cantidad de calcio y menor de silicio con respecto al color
azul de las orillas.
Por medio de difracción de rayos X se determinó que las estructuras cristaloquímicas que constituyen a las muestras son la calcita,
anortita sódica ordenada, albita y
cuarzo.
A través de SEM se observó que
las muestras están formadas por estructuras con forma rombohedral
y aglomerados de diferentes tamaños en la parte del aplanado grueso del estuco. Para el color azul se
observó la presencia de barras con
una línea en la parte del centro característica de 0.9 Jlm de ancho y
3.9 Jlm de largo en la matriz de aglomerado con una gran variedad de
tamaños. En la parte en la que se
observa una coloración roja y verde se presentan estructuras en forma de fibras con un diámetro de
0.7 Jlm y con una longitud que varía de 0.4 a 1.2 Jlm. En la zona roja
se observaron estructuras en forma
Los análisis realizados con técnicas
complementarias como se ha mostrado, permiten concluir que los
materiales predominantemente presentes en las muestras analizadas
son feldespatos, calcital, y otros silicoaluminatos. Es conveniente aclarar que, a pesar de que en este estudio se ha logrado determinar la
morfología y la composición química elemental (en los pigmentos) y
en algunos casos la estructura (en
los estucos) de los materiales analizados, resulta un reto para futuras
investigaciones el plantear metodologías físicas y químicas que permitan determinar con precisión la estereoquímica y estructura de todos
los compuestos presentes, en particular los pigmentos.
Finalmente, aunque el caso específico de aplicación de las técnicas aquí descritas, para el análisis
de materiales de construcción, fue
un sitio prehispánico, no existe
duda alguna en los autores que la
aplicación de dichas técnicas en
otros bienes culturales de otras etapas históricas, puede resultar en un
provechoso ejemplo de colaboración científica interdisciplinaria.
Agradecimientos
Se agradece la colaboración de la
M. en C. Jaqueline Cañetas; Fís.
Edilberto Hernández; Sr. Karim López y los valiosos comentarios del
Dr. Javier Miranda. Los autores desean reconocer el apoyo y aliento
del Dr. Juan Benito Artigas, culpable en buena medida de que este
artículo haya sido escrito. Finalmente agradecemos al Proyecto Xochicalco Especial el haber proporcionado las muestras estudiadas en el presente trab<9o en especial al Arqueólogo Norberto González Crespo.
D
19
20
santa bárbara en tunja, colombia
rodolfo vallín
restaurador
A fin,ales del siglo
XVI existía ya la ermita de Santa
Bárbara, justo en los límites de la ciudad, donde se
concentraba un sector de población indígena. Por
aquella época se realizaban ya algunas funciones
de parroquia como se ve en los libros de bautizo y
defunciones firmado por Juan de Catellanos. En
1599, la ermita es reemplazada por la actual iglesia,
labor que adelantaron los presbíteros Antonio de
Castro, Juan de Porras Marquina y Juan de Betancourt.
Sabemos por una borrosa inscripción de 1609,
en el arranque del arco, que existía entonces la Capilla de la Virgen del Pilar y, muy posiblomente, la
capilla de las Ánimas, donde lamentablemente la
inscripción no permite su lectura. En 1623, Santa
Bárbara es elevada a la categoría de parroquia por
el Arzobispo Arias de Ugarte, lo que la hace una de
las más antiguas de Tunja.
El estudio de los documentos del Archivo Parroquial de Santa Bárbara nos permite evaluar en gran
parte su historia artística, su grandeza, decadencia
y casi desaparición.
Podemos decir que Santa Bárbara se desarrolló
gracias a las Cofradías que se fundaron allí a su amparo, siendo las más importantes las de Santa Bárbara, la de la Virgen del Pilar y la de las Ánimas,
que hasta finales del siglo xvn estuvieron en clara
competencia por quien mejor presentara su capilla.
La decoración que tuvo la iglesia en sus primeros años fue policromada con motivos vegetales y
florales, de tal manera que toda la artesa, incluyendo el presbiterio, están adornados con flores a manera de un gran tapiz; las paredes, cubiertas de igual
forma se complementan con figuras de arcángeles
que custodian la entrada a las capillas del crucero.
El zócalo fue pintado imitando mosaicos de gran
colorido y espontaneidad; esta pintura está relacionada con la moda imperante en la época, como se
puede apreciar en otros ejemplos: Monguí, Santa
Clara de Real, Santa Bárbara y Santa Clara de Bogotá. Esta decoración tuvo asimismo gran auge en
el área andina, como lo evidencian muestras similares encontradas en Ecuador, Perú y Bolivia.
Santa Bárbara no se libró de la moda de pintarse
de azul, lo que sucedió en 1672 cuando el mayordomo de Fábrica, Alonso del Valle, manda pintar en
esta tonalidad "todas las paredes y capillas"; en 1677,
se compra el órgano y en 1680, el tabernáculo. El
resto de los datos los encontramos en el libro de la
Cofradía de la Virgen del Pilar. Este tiene como
portada una acuarela con la representación de la
Virgen del Pilar sobre una columna; la acuarela, de
dibujo ingenuo, está firmada por José López y fechada en 1675 y en su interior se aclara que es el
segundo libro. Entre los datos más importantes se
encuentra el referente a la existencia de un camarín
para la Virgen con su techo cubierto de "platos de
la China". En ningún caso se menciona el retablo
actual ni los cuadros de arcángeles; en cambio sí
nos cita a un Niño Dios milagroso de madera, que
cuando fueron a quemarlo se volvió de metal (se
conserva). También hay una interesante anotación
acerca de la visita de Fray Ignacio de Sabina en 1694,
Arzobispo de la Nueva Granada, quien ordena a la
Cofradía de Santa Bárbara cancelar una deuda a la
Cofradía d e la Virgen d el Pilar, préstamo que sirvió
para la obra de la Capilla mayor. Esto permite deducir que por esta fecha es reformado todo el pres21
biterio cambiando la decoración mural por lienzos
y enchapes de madera como lo había sugerido Santiago Sebastián al decir que la techumbre era una
copia de la Capilla del Rosario. El libro contiene
además innumerables inventarios de los bienes
muebles, si bien no menciona objetos como cuadros, esculturas, etc.; tan sólo la principal escultura
de la Virgen del Pilar. Al final el libro trae una nota,
fechada en 1828, en la que se lamenta la desaparición de la Cofradía de Santa Bárbara.
El libro de la Cofradía de las Ánimas del Purgatorio tiene una portada que dice: "Hizo este libro y
lo dio a la Santa Iglesia Dionisio de Humaña, siendo mayordomo en 1717". Aclara que el libro es el
segundo ya que el primero estaba muy viejo y ya no
existía.
Entre los datos más importantes se menciona que
el cuadro de las Ánimas con su marco dorado y que
costó en 1731, 38 patacones y 3 reales, fue colocado en el altar mayor de esta capilla (se conserva).
En 1780 se pagaron seis reales para componer un
cimiento y el libro trae un inventario de las propiedades de la Cofradía, incluyendo la casa-sede. El
22
resto de la información se encuentra mezclada en
diferentes libros, así como en papeles sueltos, los cuales relatan la decadencia de las Cofradías, su desaparición y consecuentemente el deterioro de la iglesia,
pese a los intentos por salvarla con algunas obras.
En 1695 (Libro de Fábrica sin número), se registra una sacristía nueva con su alacena y confesionario, aunque no detalla su ubicación. En 1719, el
mismo libro señala un arreglo a la sacristía.
Un libro de visitas fechado en 1872 nos habla
sobre el estado de las paredes que sostienen el templo en su parte posterior, las cuales cubren la sacristía y demandan pronta acción y que para tal fin se
obtenga dinero de la venta de fincas y alhajas de
plata y oro. El comentario termina lamentando la
desaparición de las Cofradías que anteriormente se
encargaban del cuidado de la iglesia.
El libro de Cargos, 1886-1889, da cuenta de que
la anterior orden se cumple y en 1888 se vende la
casa cural (que estaba ubicada en el antiguo Hotel
Centenario). También nos dice que en ese mismo
.año reparan el coro y le colocan cancel a la iglesia.
En 1889, se estuca y dora el camarín de la Virgen y
se suprime el púlpito. El libro primero de actas y
de 1892 alude a la necesidad de vender
una casa para composición de la iglesia y otras cosas.
En el libro de Santa Bárbara (sin fecha) pero que
debe corresponder a los alrededores de 1900, ya
que en otra página existe esa fecha, se indica que
hay cuadros antiguos que deben ser "limpiados"
para su conservación. Más adelante anota que el
padre Pinzón prestó en ese mismo año el cuadro de
San Bartolomé a San Laureano y que debe ser recuperado ya que los fieles de aquella iglesia le guardan gran devoción. En el libro segun do, de Fábrica
1900, se relata que componen el altar mayor con
un costo de $114.40, dinero con que se pagan materiales, maestros oficiales y peones. En 1901, compran ladrillos para el piso de la iglesia, labor que
terminan ese año: asimismo arreglan nuevamente
el coro y pinta~ la iglesia con cal incluyendo el zócalo en 1902. Por un valor de $20.00, compran materiales para el arreglo de la iglesia y parte de las capillas. También en este año, contratan a los señores
Daniel García, José María Valencia, Tristo López,
Germán Maza y Jesús Roberto, por la suma d e
$1.843.50, destinados a componer el altar mayor, el
presbiterio, el enlucido de la iglesia, la barnizada
de la puerta, el cancel, el confesionario y la limpieza de cuadros del presbiterio y capillas.
En 1906, es nombrado como párroco Norberto
Lozano, quien orden~ y consulta los libros antiguos
que todavía existían y anota algunos datos que posteriormente publica en la revista Repertorio Boyacense,
entre ellos se destaca la historia del Niño Dios. Igualmente observa que en el libro de Providencias, No.
3 hay una descripción antigua de la iglesia (el libro
no se conserva).
En una hoja suelta, fechada e n 1917, se menciona que la iglesia ha quedado d ebajo del piso d e la
calle y que cuando la gente entra en penumbra, se
cae de las escaleras de madera, por lo cual contratan a un señor Tavera, pero éste incumple; él se
defiende aduciendo que no le han dado la suma
convenida y, concluye el episodio: los ánimos condujeron a una "exhaltada y acalorada discusión".
En 1918 se desploma par te d e la sacristía, lo que
amenaza con tirar el altar mayor; se llama al doctor
Peñuela, quien ordena descargarla, pero en 1920
no han acabado por falta de fondos y deciden pedir
ayuda a presos del Panóptico para tal efecto, pero
desisten de ello porque estos son ebrios. Sin embargo, en ese mismo año se contrata al maestro Pedro
Casas para trabajar en la capilla mayor.
providencia~
En 1926, componen el camarín y el sagrario,
modernizándolo y dorándolo el maestro Nicodemo
Rojas.
Co mo vemos, desde mediados del siglo xvm en
ad elante todo es negativo para la conservación de
la iglesia de Santa Bárbara hasta que el primero de
noviembre de 1928 un temblor o casiona daños que
aparecen registrados en un reporte que hace el padre N. Lombana: "La torre se agrietó d e tal manera
que amenaza a los transeúntes y se hace indispensable descargarla; el n icho donde se encontraba Santa Bárbara, recientemente arreglad o, se fue al suelo
y qued ó a la intemperie. El Bautisterio quedó también en ruinas y el cielo del templo a punto de d esclavarse". Se tom an las siguientes decisiones:
a. Descargar la torre.
b . Encomendar los trabajos al hábil maestro Nicodemo Rojas, nombrad o por el Obispo, Mayordomo de Fábrica. Sin embargo, esto se ve truncado
porque en agosto de 1930 se suspenden los traba23
jos por falta de recursos económicos. Se forman
comisiones para recaudar fondos y se aceptan toda
clase de donativos: plata, animales, huevos, víveres,
etc. Se hace notar que el doctor García del Castillo
ha donado el plano de la fachada y que está a la
vista en el cancel de la iglesia.
La parroquia estaba cerrada por falta de párroco y los daños causados por el temblor continuaban
sin ser reparados. Pese a los intentos, la obra quedó
paralizada casi por diez años, y no es sino hasta la
llegada del padre José María Quijano que se reanuda la tarea de reconstrucción con la colaboración
del arquitecto Guerra Galindo, quien elaboró un
proyecto "moderno" que implicaba la desaparición
total del resto de la iglesia. Los trabajos se iniciaron
en el sector destruido por el terremoto; se levanta
la fachada en ladrillo y cemento y se empieza a hacer una losa en concreto que va a eliminar el techo
de par y nudillo, se subió el nivel del piso interior
para igualarlo a la calle, se colocó un zócalo en
24
mosaico amarillo ordinario. Estando en ese proceso, nuevamente se terminaron los fondos. El padre
Quijano resolvió entonces cubrir el artesonado con
tablones pintados de blanco y una serie de flores
(pentafolias) en madera tallada y dorada. Así permanece hasta 1950 cuando se ordena "dar al artesonado de la nave principal un color rojo colonial
igual al que tiene la parte que queda sobre el presbiterio". Se propone el arreglo del muro testero con
el fin de que se vuelva a colocar un nicho a Santa
Bárbara y que se consulte a un arquitecto para ver
la posibilidad de prolongar la nave central y así darle más capacidad a la iglesia. Afortunadamente, esta
última recomendación no se llevó a cabo.
De 1950 a 1953 se realizan los trabajos arriba
señalados, siendo el más importante el de la pintura roja del artesonado, el arreglo del muro testero y
la "restauración" del altar mayor para lo cual contratan al dorador Jesús Álvarez; no especifica lo que
se hace; su labor se prolonga pues "limpia" los cua-
dros, retoca el Santo Cristo de los Mártires, "arregla" la Dolorosa antigua y, por último, se compra
un altar de piedra incluyendo las gradas de baldosín tipo mármol y diez portalámparas con su interruptor para ser colocadas en el arco toral.
El hecho de conocer documentalmente la historia arquitectónica corroborada con los hallazgos in
situ durante los trabajos de restauración permitió
que el monumento recuperara su espacio arquitectónico y su colorido del siglo xvn, lo que la hace ser
una de las invaluables joyas arquitectónicas que se
conservan de ese periodo. Las obras de restauración estuvieron a cargo de quien esto suscribe. D
25
las mediciones terrestres
durante la época virreina!
Iuis ortiz macedo
maestro en arquitectura
premio universidad nacional 1995
Dentro de este ensayo hemos querido poner de
manifiesto los procedimientos seguidos en algunas
de las dimensiones practicadas por agrimensores,
cartógrafos, planificadores y arquitectos, en cuanto a la toma de datos del proyecto, así como los
instrumentos y técnicas de nivelación, puestas en
práctica durante los tres siglos de la administración
virreina!.
Es verdad que la cartográfica -llamémosla profesional- va en práctica desde el siglo XVI y perfeccionada en el XVIII, sobre todo por los holandeses,
daneses e ingleses, no fue desconocida y por supuesto aplicada en España, primordialmente puesta en práctica para fines estratégicos por los ingenieros militares, en auxilio de los descubrimientos
geográficos.
Debe de extrañarnos que la precisión de nivelaciones y levantamientos topográficos que debieron
de auxiliar a los científicos que emprendieron obras
tan trascendentes en la historia de la ingeniería hidráulica, como el canal de Nochistongo realizada a
principios del siglo XVIII, y los conocimientos matemáticos y geométricos que debieron de poseer numerosos frailes, agrimensores, y arquitectos que
realizaron asombrosas estructuras arquitectónicas,
y sobre todo obras hidráulicas sorprendentes, no
hubieran dejado suficiente huella en las subsiguientes generaciones, en lo correspondiente a la interpretación fidedigna en geometrales, referidos a los
trazos de los espacios urbanos.
El primer caso de cronista-cosmógrafo del Consejo de Indias, lo desempeñó, entre 1571 y 1588,
Juan López Velasco, gracias a cuya labor han llegado hasta hoy datos precisos de la geografía física y
26
humana de extensos territorios de América. López
de Velasco preparó, por encargo de la Corona, una
amplísima "relación", basándose en una cartilla
conteniendo cuarenta y nueve preguntas, y que, una
vez impresa, se repartió en 1576 a través de los Virreyes de la Nueva España y del Perú por todo el
territorio ultramarino de las colonias españolas. 1
Las respuestas a los cuestionarios o "relaciones"
proporcionaron por primera vez datos sistemáticos
y fieles sobre la naturaleza y topografía del terreno, los ríos y el clima de los diferentes territorios,
incluyéndose en muchos casos mapas territoriales
en los que se especificaban los caminos existentes
con sus distancias entre poblaciones en leguas, lo
que permitió conocer la red de caminos existente,
con la posibilidad de combinar los tramos terrestres con la navegación fluvial. Las respuestas a la
"relación" de López de Velasco fueron llegando
espaciadas a la metrópoli, pero a finales del siglo
XVI, la Corona disponía de datos para evaluar las
propuestas de nuevos caminos y puentes. Los sistemas de regadío o cualquier otra obra pública que
requiriera proyecto e inversión.
En cuanto a los ingenieros militares, en los siglos XVI y xvn trabajan en América de manera poco
articulada. Sin constituir un cuerpo organizado, por
lo que su importancia en el campo de las obras públicas es mucho menor que en el siglo XVIII, cuando, constituyendo un cuerpo técnico bien estructurado, llevan a cabo en muy difíciles condiciones,
una extraordinaria labor en el campo de la fortificación, la arquitectura y la ingeniería civil y por
ende, la cartografía. En el siglo XVIII surge en España, siguiendo los pasos de Francia, un cuerpo de
l. Agrimensores nivelando. Los veintiún libros de los Ingenios y las
Máquinas. Fin del si-
glo XVI.
ingenieros militares, que serán los responsables no
sólo de la ejecución de las fortificaciones y baluartes de América, sino también de llevar a cabo la
mayor parte de los proyectos de obras públicas, tanto en el campo de la hidráulica, como en la construcción de los caminos, puentes y obras portuarias. Las Reales Ordenanzas promovidas por Carlos 111, nos dicen en el artículo XX:
"Por medio de los mismos ingenieros se informarán, particular y separadamente, con relaciones
individuales, de las calidades y temperamento de
las tierras que contiene cada provincia: de los bosques, montes y dehesas; de los ríos que se podrán
comunicar, engrosar y hacer navegables; a qué costa y qué utilidades podrán resultar a mis reinos y
vasallos de ejecutarlo; donde podrá y convendrá
abrir nuevas acequias útiles para regadío de las tierras, fábricar molinos o batanes; en qué estado se
hallan sus puentes y los que convendrá reparar o
construir de nuevo; qué caminos se podrán mejorar y acortar para obviar rodeos; y qué providencias se podrán dar para su seguridad; de los parajes
en que se hallan maderas útiles para la construcción de navíos; y qué puertos convendrá ensanchar,
limpiar, mejorar, asegurar o establecer de nuevo".
Reflexionando en este punto acerca de las acervas críticas que emprendió José Antonio Alzate en
contra de los arquitectos de fines del barroco y de
su olvido de los recursos técnicos que aportaron
-a partir del siglo XVI- tantos y tan ilustres constructores, no estaban exentos de realidad.
El hecho es que en el terreno de la cartografía
mexicana y en lo concerniente a la topografía urbana, el primer plano veraz, científico e "ilustrado",
que nada deja a la fantasía y todo lo circunscribe a
la realidad, es el admirable del teniente coronel de
dragones Diego García Conde, quien en su obra
ejemplar de delineación y grabado, ejecutado en
catorce planchas, ofrece por primera vez, el año de
1793, la realidad, ajuste y dimensión de la ciudad
capital de la Nueva España. Algunos de estos ingenieros españoles, con arraigo en América tras muchos años de servicio, jugaron un importante papel en los movimientos revolucionarios que pusie-
1
Goodman, David, Poder y penuria, Gobierno, tecnología y ciencia en la España de Felipe Il, Madrid, Alianza Editorial, 1990,
pp. 90 a 93.
27
ron fin al régimen virreina!, pasando a reforzar
los nuevos cuerpos de ingenieros nacionales creadps después de la Independencia. Cuando se fund~ el Cuerpo de Ingenieros del Ejército Mexicano
- el 24 de febrero de 1822- es nombrado director
del mismo el militar español Diego García Conde,
competente ingeniero que construyó el puente del
rey (hoy nacional) sobre el río de la Antigua, que
representó el primer gran obstáculo en el camino
de Veracruz a México. Los elogios que_ Humboldt
dedica a tan notable ingeniero militar pueden leerse en su Ensayo Político sobre el reino de la Nueva España, Editorial Porrúa, México, 1984, pp. 464-465.
Elías Trabulse, en la Historia de la Ciencia en México, dice que Humboldt consignó los métodos que
podían emplearse para estimular el avance de los
conocimientos geográficos y cartográficos; para tal
efecto escribió:
"Los fundamentos principales de estos estudios
son la discusión de las medidas (esto es, observaciones astronómicas, operaciones geodésicas e itinerarios) y la comparación crítica de las obras descriptivas (viajes, estadísticas, historias de guerras y
relaciones de los misioneros). Si los planos de todos los países estuviesen levantados trigonométricamente, si los triángulos estuviesen bien orientados y si las extremidades de su red se fijaran por
medio de observaciones astronómicas de igual exactitud, la construcción de los mapas se reduciría a
una operación puramente gráfica y manual; pero
hay mucho que hacer todavía para que lleguen a
este estado nuestros conocimientos; y la sagacidad
de los geógrafos tendrá por mucho tiempo motivo
de ejercitarse sobre lo que aún esta dudoso. En
nuestros días debe establecerse una sana crítica sobre dos clases de conocimientos del todo distintos,
a saber: lo. La discusión sobre el valor relativo de
los métodos astronómicos hasta ahora usados, para
determinar la situación de los lugares; 2o. El estudio que debe hacer el geógrafo de las obras descriptivas que contengan nociones circunstanciadas
de las distancias itinerarias, de las confluencias de
los ríos y configuración del terreno". 2
Más tarde nos dice el propio Trabulse: "El avance español hacia el norte logró un gran impulso a
partir del segundo tercio del siglo xvm. Antes de
esas fechas se ignoraban las condiciones que prevalecían en los presidios y asentamientos que se localizaban en las llamadas Provincias Internas. En
1724 el brigadier Pedro de Rivera emprendió un
viaje de inspección que duraría cuatro años, durante
28
los cuales recorrió los veinticuatro presidios, lo que
le permitió dar· valiosos informes al virrey Marqués
de Casafuerte acerca del estado que guardaban esas
desoladas comarcas del reino. Fruto de ese viaje
fue un prolijo y minucioso diario y derrotero donde asentó con laconismo y precisión notables las
observaciones astronómicas que le permitieron
determinar las posiciones geográficas de los puntos que tocó. Pocos años más tarde, en 1732, José
de Ribera Bernandez dio a la estampa su descripción breve de la muy noble y leal ciudad de Zacatecas. Sucinta y amena monografía que contiene valiosa información geográfica, astronómica y meteorológica de esa ciudad.
"Gracias a los empeños del visitador José de
Gálvez, quien se embarcó en San Bias el24 de mayo
de 1768 y llegó a la península de California el 6 de
julio, se aprestaron dos barcos, uno en La Paz y
otro en cabo San Lucas, destinados a ocupar San
Diego y Monterrey en una primera acción tendiente a impedir que los rusos se establecieran ahí. En
el primero de dichos navíos iba el ingeniero Miguel Constanzo en calidad de cosmógrafo encargado de los planos y de las observaciones. Esta expedición marítima debía entrar en contacto con dos
contingentes que según lo planeado llegarían por
tierra hasta San Diego. A estos pertenecían los misioneros fray Junípero Serra y fray Juan Crespi. Tanto a Crespi como a Constanzo debemos dos interesantes diarios de esta expedición, que contienen
valiosa información acerca de la latitud y posición
de los lugares que tocaban en su recorrido, hasta arribar, el 7 de noviembre, al puerto de San Francisco.
"De esta forma había quedado reconocida una
gran porción de la costa occidental del septentrión
del continente. Las tierras situadas entre los 42 y
los 55 grados de latitud norte habían sido descubiertas tomándose debida posesión de ellas, con lo
cual se le daban a la Corona española los derechos
que ello implicaba.
"A pesar del interés que puedan guardar estos
trabajos, es evidente que eran sólo descripciones
parciales de un litoral dilatado. Incluso a principios del siglo XIX, Humboldt se lamentaba de que,
hasta ese momento, las costas orientales de México
al norte de Veracruz hubiesen sido perfiladas cartográficamente con tan poca exactitud. Afirmaba
que la parte comprendida entre el embocadero del
Río Bravo del Norte y del Mississippi era prácticamente desconocido. A pesar de ello, dos cartógrafos comisionados por la Corona, los ingenieros
2. Nivel de tranco en la obra del ingeniero militar Cristóbal de Rojas. Teoría y Práctica de Fortificación, Madrid,
1598.
Cevallos y Herrera, habían iniciado por entonces
el levantamiento de planos exactos de esas regiones áridas y desiertas, provistos para ello de excelentes instrumentos de medición ingleses". 3
Refirámonos en este punto a otro párrafo de
Trabulse: "Muchos fueron los científicos que a lo
largo del siglo xvm se preocuparon por fijar las
posiciones de las principales ciudades, villas y pueblos de esa densa zona del extenso reino de la Nueva España. Las coordenadas de la capital virreina!,
que habían sido determinadas con insólita exacti-
tud en el siglo xvn, fueron de nuevo calculadas en
vista de los errores que aparecían en los mapas europeos. Los astrónomos Velázquez de León, Alcalá
Galiano, Chappe d'Auteroche, León y Gama y Alzate le asignaron diversos valores a la longitud, que
2
Trabulse, Elías, Historia de la Ciencia en México, Fondo de
Cultura Económica, Tomo l, México, 1985, pp. 170 a 191.
3
Humboldt, Alejandro Von, Ensayo político sobre el reino de
Nueva España, Editorial Porrúa, México, 1984, pp. 464-465.
29
oscilaba entre los 6h 45' 30" y 6h 56' 36". Humboldt
fijó este valor en 6h 45' 42". La latitud, había sido
calculada con bastante precisión desde el siglo xvr.
:"Esto nos permite valorar el amplio cúmulo de
información geográfica, cartográfica y astronómica con la que se topó el sabio viajero alemán a su
llegada al virreinato. Ciertamente la información
se hallaba dispersa y él supo reunirla y ordenarla
para poder aprovecharla en su obra sobre este vasto reino. Ese material, acopiado a todo lo largo de
un siglo gracias a los desvelos de hombres de ciencia conscientes de serlo o bien de simples aficionados, forma uno de los capítulos más consistentes y
continuos de la ciencia ilustrada mexicana".•
El propio Trabulse nos dice lo siguiente: "A Francisco Javier Alegre se le atribuyen dos Cartas: Mapa
de las misiones mexicanas con su explicación y Carta
geográfica del hemisferio mexicano; esta última le
sirvió al general Felix María Calleja en sus empresas militares contra el levantamiento insurgente de
1810. El Valle de México fue delineado desde fecha temprana (c.1600) por el padre Juan Sánchez
Baquero que según Alegre era 'el más hábil y laborioso de cuantos geógrafos ha tenido la América' .
El mapa del Valle de México y su desagüe, atribuido a Sigüenza y reimpreso varias veces en el siglo
xvm, al parecer fue dibujado por Sánchez Baquero
y copiado por aquél, alrededor de 1691, del original conservado en los archivos de la provincia jesuita novohispana. Otros planos de la ciudad y sus
contornos lacustres aparecieron en 1780 en la Storia antica del Messico de Clavijero".
Entre las cartas y mapas más importantes configurados en esos años podemos mencionar los generales del virreinato de Nueva España debidos
a Miguel Constanzo que lleva las adiciones de Manuel Mascará. Aunque ya hemos puesto de relieve
el valor de los trabajos científicos de Constanzo,
no está demás que transcribamos el juicio que de
él hizo Humboldt:
"Este sabio, tan modesto como profundamente
instruido, ha recogido de treinta años a esta parte
cuanto tiene relación con el conocimiento geográfico del extenso reino de Nueva España. Es el único oficial de ingenieros que se ha dedicado a examinar profundamente las diferencias en longitud
de los puntos más lejanos de la capital. Ha formado
por sí mismo muchos planos importantes en los cuales se ve cómo pueden reemplazar, hasta cierto punto, las combinaci9nes ingeniosas a las observaciones astronómicas. Yo tengo tanta mayor satisfacción
30
en tributar esta justicia al señor Constanzo, tanto
más cuando he visto en los archivos en México
muchos mapas manuscritos en los cuales las escalas de longitud y de latitud no son más que un adorno occidental".
Hasta la aparición del plano mencionado, obra
maestra de la cartografía neoclásica, tanto los intentos renacentistas como los barrocos de planos y
ciudades novohispanas, no representan una realidad concreta, podrán fascinarnos en cuanto obras
de arte particularmente apreciables, como documentos fantásticos o a lo sumo ingenuos, pero totalmente irrelevantes en lo tocante a su validez.
El propio José Antonio Alzate, en su obra Asuntos varios sobre ciencias y artes ... México, 1772, se
expresa en estos términos: "Los excelentes que tenemos de gran parte de Europa, Asia, África y
América Septentrional y Meridional de la Nuestra,
nos hacen más sensible el hueco que en la geografía forma la Nueva España: motivo que me ha impedido trabajar sobre el particular, de algunos años
a esta parte, no obstante que conozco mis débiles
fuerzas. ¿Quién no debe admirarse al ver que no
tengamos un mapa impreso que sea un poco razonable; como también en los mapas de Mr. Nollin,
que en Europa gozan de reputación, las ciudades
más principales de la Nueva España, colocadas en una
inversión horrible? México en ellos, se halla al ocaso
respecto de Querétaro y al oriente de Tlaxcala.
"La dificultad en el acierto cuando no se camina con los instrumentos en mano, tomando ángulos y rumbos, y ejecutando observaciones astronómicas, es otro impedimento que retrae a muchos
sabios, que quisieran según su dedicado genio producir un mapa en su perfección, no gustando fiarse en los informes de dos pasitos (único recurso),
cuando se carece de medidas geométricas o de observaciones astronómicas". 5
Aunque no existía durante los siglos XVI y xvn en
España ningún cuerpo organizado de ingenieros,
ni tampoco escuela o academia donde se pudieran
adquirir este tipo de conocimientos, muchos militares españoles adquirieron su formación en la "Academia Real y Militar del Exército de los Payses
Baxos" la cual fue fundada por el duque de Villahermosa en 1675. La academia de Bruselas la dirigió un militar español de gran prestigio, Sebastián
Fernández Medrano. En esta Academia realizó sus
estudios un militar flamenco, Jorge Próspero de
Verboom, nacido en Amberes en 1665, quien para
el año de 1702, fue nombrado Ingeniero General
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del Ejército de los Países Bajos, pocos años más tarde, en 1709, el rey Felipe V le ordena venir a España con el encargo de crear un cuerpo de ingenieros militares a semejanza de los que ya existían en
Francia. Al año siguiente se constituye el primer
grupo organizado d e ingenieros militares.
Con real decreto expedido el17 de abril de 1711,
se da vida a este cuerpo de ingenieros, constituido
en sus inicios por el propio Verboom y los ingenieros extranjeros Luis Langot, Joaquín de Flandes,
Alejandro de Retz, Alberto Goffauz, Alberto Miemson, Juan Díaz Pimienta, José de Bauffe, Felipe de
Tanneville y Juan de Bettefort. 6 Este núcleo inicial
de diez ingenieros se reveló insuficiente y, para asegurar el futuro, Verboom propone en 1712, la creación de una Escuela Militar d e Ingenieros, en la
que se enseñase, además de las materias conce rnientes a las construcción d e fortificaciones, nociones de hidráulica y construcción de caminos y puentes. En 1720, se crea en Barcelona la Academia Militar de Matemáticas, de la que el propio Verboom
fue nombrado inspector. Como su actividad profesional no le p ermitía atender de manera permanente la Academia, ese mismo año fue designado di-
~
3. Procedimiento experimental propuesto
en Los veintiún libros
de los Ingenios y las
Máquinas, para poder
graduar la regla de un
nivel de tranco. Fines
del siglo XVI.
rector de la escuela el teniente de artillería Mateo
Ca labró.
Al poco tiempo de funcionar ya es una Academia prestigiosa, y el rey Fernando VI establece, por
Real Cédula de 17 de marzo de 174 7, "que no se
haga ningún plano ni mapa de las indias sin la aprobación explícita del virrey, y que, una vez utilizados, se enviasen a la Secretaría del Despacho de
Indias, en donde se deberían archivar". Gracias a
esta medida, burocrática y centralista, hoy el Archivo General de Indias atesora la más importante
colección de planos y documentos de América de
la época virreina!. Las disposiciones del 31 de enero de 1757, establecidas por el conde de Aranda,
Director General de Artillería e Ingenieros, trataron de aclarar el siempre confuso asunto de las es-
4
Trabulse , Elías, op. cit.
Alzate y Ramírez,José Antonio, Gacetas de literatura de M éxico, Puebla, 1831, vol. I, p. 398. Estas gacetas constituyen una
fuente primordial para el estudio de la tecnología en la segunda mitad del siglo xvm.
6
González Toscano, Ignacio, Fábricas hidráulicas españolas,
Turner, Madrid, 1987.
5
31
calas empleadas, fuente de frecue ntes equivocaciones, por f'!lo, se incorpora un cuadro gráfico con
trece escalas diferentes y un triple cuadro d e 37 sig;1os esq uemáticos, que deben de uti lizarse en la sefia lización de los mapas.
El 22 de octubre de 1768, se dictaron Nuevas
Ordenanzas para el Servicio del Cuerp o d e Ingenieros, que vinieron a completar la normativa para
el levantamiento de cartas y planos . Finalmente, el
11 de julio de 1803, Carlos IV promulga las que
estipulan la formació n de un Archivo Gen eral de
todos los planos de Espafia, África e Indias, que
más adelante se conv irtió en el Depósito Topográfico de ingenie ros, y que actualmente co nstituye la
Cartoteca del Servicio Histórico Mili tar d e Espafia.
Los instrumentos que se emplearon en el Viejo
y el Nuevo Mundo para medir distan cias y altitudes, comienzan con el "nivel de tranco", el más sencillo y universalmente utilizado en la ép oca renace ntista. La d enominación de tranco, p roviene, segú n Sebastián de Cobarrubias, del salto qu e da un
hombre echando delante un pie, y detrás el otro,
mov imi r mo qu.:: se asemeja, como veremos, al modo
de operar de este nivel. Constaba de dos largas piernas o patas de madera de igual longitud, que terminaban en puntas de acero para aseg urar la precisión de la nivelación, como si de un gigantesco compás se tratar a. Completaba el instrumento un travesafio horizontal graduado, tomando el conjunto
la forma de una "A". Del vértic<: superior colgaba
una plomada, cuvo hilo sefialaba sobre la regla graduada del travesafio el desnivel que existía entre las
dos patas . En Los Veintiún Libros de los Ingen ios y de
las Máquinas, manuscrito espafiol de fina les d el siglo XVI, se aconseja para su co nstru cción "el e mpleo de madera de pino más bien seca, cur ada y sin
nudos, y de una a ltura de veinte palmos (4.20 m)",
por lo que su transpo rte acarreaba grandes dificultades; algunos se hacían desmontab l es~ aunque esta
práctica redundaba en el detrimento de la precisión del instrumento .'
La mayor ventaja del nivel de tranco era su fácil
manejo, a l alcance de cualquier nivelador, aun de
poca experien cia; sus inco nvenientes , además de las
difi cultades de su gran tamafio, eran su inutilidad
cuando hacía viento y su dificultad de uso cuando
se requerían nivelaciones de largas d istancias, ya
que en cada medición sólo era posible avan zar la
distancia e ntre los extremos de las patas, que no
solía superar los veinte pies. A pesar de estas limitaciones y de su imprecisión, el nivel de tranco gozó
32
d e gran popularidad no sólo entre los alarifes, si
no también en el gremio de los ingenieros militares, figurando en la obra Teórica y Práctica de Fortificación, escrita a finales del siglo xvr por el Ingeniero Cristóbal de Rojas. 8 La mayor dificultad en la
construcción de estos niveles, solía resolverse levantando una de las patas del nivel a una altura conocida y marcando en el travesaño la altura correspondien~ donde señala el hilo de la plomada.
Pero también podía llevarse a cabo mediante
construcciones de geometrías rigurosas, como los
que proporciona en su Libro de Instrumentos nuevos
de Geometría el cosmógrafo Mayor de Felipe II, Andrés García de Céspedes.9 Este procedimiento científico estaba, sin embargo, al alcance de muy pocos
cosmógrafos y topógrafos. A mediados del siglo xvn,
el nivel de tranco era muy utilizado en la Nueva
Espafia, hasta el punto que el monje carmelita, ingeniero y arquitecto fray Andrés de San Miguel
(1577-1652), lo describe y dibuja. 10
Pero un instrumento mucho más eficaz para realizar nivelaciones era el "corobate" o nivel de agua,
que, a pesar de su simplicidad, es descrito por primera vez en el año de 1573, en la obra del geómetra polaco, Strumienski. Unas veces se construía de
cobre dorado y otras, de madera, como el que figura en Los veintiún libros de los Ingenios y las Máquinas.11
Un depósito de agua con señales que indica el
nivel, en lugar de las tradicionales plomadas del
nivel de tranco, asegura horizontalidad del aparato y per mite, además, operar con vientos moderad os; el instrumento va provisto, además, de una alid ada con pínulas eQ sus extremos, que permiten
visualizar una mira o regla vertical y por tanto medir desniveles. En los combates, la alidada de pínulas puede girar alrededor de un eje vertical sobre
una plancheta graduada provista de una brújula, lo
que permite medir ángulos y realizar triangulaciones. A diferencia del nivel de tranco, para nivelar
con el corobate se precisaban dos útiles complementarios básicos: una mira graduada, que se situaba a una 50 varas del corobate y cuerdas o cadenas para medir la distancia entre el nivel y la mira.
Esta medición directa de las distancias ocasionaba
errores, debidos a las dilataciones producidas en el
material por los cambios de temperatura. En América, el procedimiento más habitual para medir distancias era utilizando hilos vegetales encerados para
protegerlos de la humedad ambiental. Técnicas más
prácticas las encontramos en las Antillas, en don-
4. Agrimensores utilizando un cuadro graduado. En la obra Los
dos libros de la Geometría
Práctica, por Orondo
Fineo Delphinate. Traducción española de
1553.
de se usaba la corteza de un árbol llamado "majagua", proveniente de lugares muy anegadizos, para
fabricar cintas de medir, por lo que poseía la ventaja de ser apenas sensible a las variaciones hidrométricas.
La labor más delicada, una vez que la cinta o
cordel había sido preparada, era graduarla con la
unidad de medida legal, la vara castellana o de Burgos. El científico mexicano Joaquín Velázquez de
León nos describe, en 1773, el cuidado con que él
mismo procedió a graduar el cordel de cáñamo que,
posteriormente, utilizaría en sus nivelaciones del
valle de México: 12
"Habíase prevenido para las medidas una vara
construida de madera sólida y bien seca, exactamente recta y escuadrada y encasquillada de latón por
ambos cabos, y en esta forma se ajustó a la original
de México, que enviada por el señor Felipe JI, se
conserva en sus casas de Cabildo, mttrcada en una
caja de fierro, con el cuidado correspondiente, a la
cual se arreglan examinándose y sellándose repetidas veces, todas las varas de medir legítimas y corrientes en este reino de Nueva España. Ajustóse,
pues, nuestra vara el día 19 de noviembre, hallándose el termómetro de Reaumur a la altura de quince grados y medio. Esta vara se dividió, conforme
a nuestras leyes y reales ordenanzas, en cuatro palmos de doce dedos y cada dedo cuatro granos ... "
Este procedimiento de medir longitudes, fue el
más utilizado en nuestro medio por agrimensores
y alarifes hasta el siglo XVIII, a pesar de que las dilataciones debidas a la tensión del hilo y a los cambios de temperatura podían introducir errores, en
general de poca importancia.
La primera nivelación en ingeniería civil, mediante triangulación, de la que tenemos noticia se
desarrolló en el siglo XVIII en el Valle de México,
donde un pequeño error de cálculo podía tener
funestas consecuencias en el proyecto del nuevo
7
Anónimo: Los Veintiún Libros de los Ingenios y de las Máquinas,
Vol. I, pp. 109-110. Madrid, Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, 1983 (2 Vols.).
8
Rojas, Cristóbal de, 'Teoría y Práctica de Fortificación . .. , Madrid, Luis Sánchez, 1936, Tomo II.
9 García de Céspedes, Andrés, Libro de instrumentos nuevos de
Geometría, Madrid, Juan de la Cuesta, 1606.
10 Obras de Fray Andrés de San Miguel, México, UNAM, 1969,
pp. 223 y 224.
11
H . Michel, Instruments des sciences dans l ' art et l'histoire, Rode
Saint Genese, 1980, pp. 58 y 81.
12
•
Moreno, Roberto, Joaquín Velázquez de León y sus trabajos científu;os sobre el valle de México, México UNAM, 1977, pp. 300 y 309.
33
desagüe general de la cuenca, que sustituiría al viejo y parcial de Huehuetoca, dejando a la ciudad de
México bajo la amenaza de las inundaciones cíclicas que la asolaban. Fue su autor el ya citado Velázquez de León, quien preocupado por los errores
acumulados en la primera medición con cordel,
decidió comprobar las distancias recorridas mediante un procedimiento independiente usado en geodesia: la triangulación. Los resultados obtenidos por
ambos métodos indican claramente la maestría de
Velázquez de León con los instrumentos: frente a
las 62.363 varas de longitud del canal medidas con el
cordel, por el procedimiento de triangulación obtuvo
62.655 diferencia pequeña -no llega al 0.5%-, que
atribuyó a la dilatación y al estiramiento del cordel.
Las observaciones de los ángulos se hicieron con
un círculo goniométrico inglés de un pie de diámetro, cuya alidada estaba menudamente dividida por
el método de Werney y se hallaba armada de dos
anteojos de 28 pulgadas cada uno, de suerte que
las torres de las iglesias y otros puntos sobresalientes se veían con bastante claridad a una distancia
de seis a siete leguas. En cuanto a las miras, sobre
las que se efectuaba la lectura con el nivel, se encontraban en las tarjas. Estas tarjas eran generalmente cuadradas, de unos 14 dedos de lado, y se
34
deslizaban a lo largo de las miras, siguiendo las indicaciones del nivelador, por medio de una pequeña polea auxiliar manejada por la misma persona
que sostenía la estaca marcada. Para facilitar la visión, generalmente las tarjas estaban pintadas de
negro, con una cruz blanca en el centro y un punto
negro pequeño en el centro de la cruz; una vez que
el nivelador había visualizado el centro de la cruz
de la tarja, la misma persona que sostiene la mira
efectuaba la lectura correspondiente.
Esta manera de proceder, ya se empleaba en
época romana, aparece dibujada en Los veintiún libros de los Ingenios y las Máquinas; también fue utilizada profusamente en la Nueva España.
Hasta aquí hemos hablado sólo de niveles, pero
la cartografía necesitaba medir también los ángulos que la visual inclinada forma con el horizonte.
Los más corrientes de los instrumentos destinados
a este fin en el campo de la ingeniería, durante el
siglo XVI fueron los cuadros geométricos, provistos
de una. alidada con pínulas en sus extremos que
gira alrededor de uno de los vértices del cuadro. El
punto donde la alidada corta uno de los lados graduados del cuadro marca el ángulo de la visual: con
ayuda de cálculos geométricos o de tablas podían
determinarse algunas magnitudes (distancia o altura) que en principio eran inaccesibles. Aunque el
primero de estos cuadros lo construyó el geómetra
alemán Peuerbach, hacia 1460, su uso en España y
América a finales del siglo XVI continuaba en plena
vigencia.
Los cuadros geométricos fueron sustituidos, en
el siglo xvn, por un procedimiento más sencillo, instituido por el sabio belga Gemma Frisius, hacia
1533, en el que se medían los ángulos sobre un disco horizontal graduado. La superposición en un
mismo instrumento de niveles (capaces de medir
ángulos horizontales) y de inclinómetros (que permiten medir ángulos verticales) era capaz de efectuar con facilidad, sin necesidad de cambiar de instrumento, todas las operaciones de nivelación. Aunque esta disposición, muy versátil, fue utilizada con
anterioridad, fue el inglés Leonard Diggfes quien
le puso el extraño nombre de teodolito en 1571.
Con materiales de mejor calidad y precisión, el teodolito es actualmente imprescindible en las labores
de agrimensura y geodesia. 13 O
5. Portada del manuscrito de Francisco Guzmán Geometría
práctica y mecánica. Siglo XVII, Biblioteca de Madrid.
13
Romeu de Armas, Antonio, Ciencia y tecnología en la España
ilustrada, Madrid, Turner, 1980, p. 217.
arquitectura de metztitlán.
un patrimonio en peligro
VÍctor m. ballesteros garcía
miguel rodríguez castañeda
instituto hidalguense de cultura
La región de Metztitlán, en el actual Estado de
Hidalgo, tuvo gran importancia desde la época prehispánica. Fue un centro poblacional notable durante el periodo colonial y cuando se comenzaron
los trabajos para drenar la laguna, al finalizar el siglo XIX, se acentuó su importancia económica. Distintos investigadores han elegido a Metztitlán como
objeto de sus labores.'
La dinámica social de Metztitlán a lo largo de su
historia ha estado supeditada a dos importantes factores geográficos: uno es la configuración del suelo, de capas geológicas estructivas, foliáceas, ricas
en humus vegetales sedimentarios; el otro factor son
los grandes caudales de agua que se resumen en
toda el área en la época de lluvias, que también provienen de manantiales de tierras arriba, y que forman escurrimientos por cañadas y laderas hasta
desembocar en el río y laguna de Metztitlán.
El pasado y su herencia monumental
La riqueza histórica prehispánica de la región es
muy grande, si bien no se ha realizado una labor
arqueológica continuada, hay indicios certeros para
suponer la existencia de teocallis, canales y diques
en lo que fuera este señorío independiente.
Después de la conquista sabemos que su extenso
territorio se asignó en encomienda a dos conquistadores: Miguel Díaz de Aux y Alonso Lucas. Por
medio de ventas, herencias y reclamaciones, esta
encomienda pasó por muchas manos durante el siglo xvr. 2 En la Suma de visitas, de mediados del siglo
xvr, se contaban dentro de la jurisdicción del pue-
blo 18 estancias en el valle y 23 en la sierra. En una
extensión de 14leguas cuadradas había 1,342 casas
con 6,308 hombres casados con sus familias. 3
Los agustinos enviaron a fray Juan de Sevilla y a
fray Antonio de Roa para evangelizar la Sierra Alta
en 1536, se inició así la conquista espir itual de Metztitlán. Su área de actividades fue tan amplia como
problemática, después de algunos años y muchos
trabajos Roa fundó un convento en Molango y Sevilla lo hizo en Metztitlán. El de Molango es un convento interesante pero pequeño, su iglesia tuvo una
techumbre de madera. En Metztitlán en cambio se
construyó el único gran conjunto conventual de la
Sierra Alta. Su iglesia es monumental, techada con
bóveda de cañón y de nervaduras, con una excelente portada de cantera ejecutada en el más puro plateresco renacentista. En el convento de dos plantas
son identificables todas las dependencias que poseen edificios similares de primera magnitud. La
pintura mural se prodigó a través de frisos, alegorías y escenas bíblicas.
En Metztitlán existen además dos edificios de interés para la historia de la arquitectura novohispa-
1 Basta menc~onar los trabajos de Sara Cantú Treviño, La
Vega de Metztitlán; José Lameira:> con su tesis de maestría en
Antropología; la amplia investigación realizada por Juan Benito Artigas sobre la arquitectura de la región, todavía no publicada; y más recientemente José Guadalupe Victoria, Arte y Arquitectura en la Sierra Alta.
2
Gerhard, Peter, Geografía histórica de la Nueva España, pp.
189-190.
3
Paso y Troncoso, Francisco del, Papeles de Nueva España,
T. 1, pp. 146-147.
35
na. Uno religioso: "La Comunidad", y otro civil: "La
Tercena". Fue seguramente Sevilla quien emprendió la construcción del edificio, hoy arruinado, de
La Comunidad donde están los restos de una iglesia, una capilla abierta y un pequeño convento. Se
atribuye su abandono a las crecientes de la laguna
que amenazaban inundarlo, pero la razón de fondo
pudo ser otra como veremos más adelante. El caso
fue que en 1539 se abandonó y se comenzó el suntuoso conjunto dedicado a Los Santos Reyes. Este
convento se volvió centro de todas las actividades
de las misiones en la Sierra Alta, e inclusive de algunas áreas de la Huasteca. 4
En cuanto a La Tercena podemos decir que es
uno de los pocos ejemplos de una edificación civil
del siglo XVI, que representa además la pervivencia
de la organización indígena, frente al régimen impuesto por la colonia. Está compuesta por dos galerías paralelas de planta cuadrangular, techadas con
bóveda. La del norte tiene acceso por tres arcos de
medio punto, sobre columnas con el fuste en torzal. Dentro la decoración mural fue muy rica, a juzgar por los fragmentos que todavía se conservan.
La galería del sur tiene arcos de medio punto en
tres de sus lados, todos se apoyan en gruesas columnas de fuste liso.
El presente y la inestabilidad geológica
La iglesia, el convento de los Santos Reyes y La Tercena con su enorme riqueza arquitectónica y artística son edificios que se encuentran en grave peligro
debido a un capricho de la naturaleza. Desde los
últimos meses de 1991 empezaron a registrarse
hundimientos y grietas en el suelo en la vertiente
oriental del poblado, la que mira al río llamado de
San Juan. Grandes grietas aparecieron en los muros de varias casas y la alarma cundió entre la gente. La situación pareció estabilizarse durante el año
1992, pero-la amenaza volvió a aparecer en el mes
de septiembre. Los habitantes de Metztitlán cuentan que hacia las 6:30 de la mañana del sábado 12,
se escuchó en la población y en var..ios kilómetros
sobre el eje de la barranca, un estruendo seco producido por la tierra. Se dice que el "tronido" alarmó a la gente de la región de Atezca (al norte),
Molango, Zacualtipán y se oyó hasta Tolantongo y
El Cardona!.
Después de ese gran ruido, aparecieron varias
fracturas en el suelo que, en las cercanías del con36
vento son de una a tres pulgadas de ancho, no es
posible determinar su longitud y profundidad pues
aparecen y desaparecen en la superficie, pudiendo
rastrearse su trayectoria por la destrucción que van
causando. Las grietas corren de poniente a oriente
y otras en sentido transversal noroeste sureste. El fenómeno provocó hundimientos en varias zonas del
pueblo ubicadas al noreste, este y sureste del convento. -Algunas casas de construcción modesta (en
la zona noreste) se vinieron abajo, por fortuna sin
que ocurrieran accidentes a sus moradores. Las grietas han provocado el desgajamiento del cerro. Hay
partes donde el terreno se ha desplazado hacia abajo varios metros y ha arrastrado consigo árboles y
todo lo que sobre él estaba. El área está acordonada
y grandes letreros advierten del peligro a los transeúntes. Los habitantes de la zona de mayor riesgo
han sido reubicados en albergues en un sitio alejado al norte del pueblo. Aún las casas de mampostería se han visto afectadas en sus estructuras.
El riesgo inminente
El convento y la iglesia de Los Santos Reyes sufren
estas consecuencias. La bóveda de cañón corrido
de la iglesia presenta, en el intradós, una grieta longitudinal. Para evitar riesgos se suspendieron los
servicios religiosos en la nave y se celebraron, por
más de tres meses, en el portal de peregrinos. Si se
observa el piso de mosaico del templo resaltan ciertos desniveles. En el claustro también se advierten
algunas grietas, por·ejemplo una vertical, en el ala
norte, apreciable desde el patio, que separa los sillares de cantera en los dos niveles. Las bóvedas de
los deambulatorios, al parecer, no han sufrido deterioro.
Lo más grave hasta la fecha (abril de 1993), ha
sido el derrumbe de las letrinas ubicadas en el ángulo noreste y que tenían acceso por el claustro alto.
El derrumbe ocurrió en dos etapas, la primera a
mediados de septiembre de 1992, cuando una tarde se desplomó la bóveda superior y parte de los
muros. En un segundo momento, el 24 de marzo
de 1993, se cayeron la bóveda inferior y los muros
que la sos_lenían. Esto fue consecuencia de una grieta
4
Kubler, George, Arquitectura mexicana del siglo XVI, p. 618.
que atraviesa la calle de Zaragoza, y que se ramifica
deteriorando por un lado el muro del ábside de una
de las capillas abiertas, y por el otro penetrando
por la barda de atrás del ábside de la iglesia, fracturando gravemente un contrafuerte del mismo ábside, daii.ando otro contrafuerte en la capilla del Santísimo, siguiendo hacia la parte de las letrinas y saliendo (hacia la calle de Juárez) por la barda oriente
que se derrumbó en un tramo de casi seis metros.
En la esquina de Zaragoza yJuárez se desplomó también una parte considerable de la barda de lo que
fuera la huerta. En el atrio , la capilla abierta del
noroeste también está agrietada. Otra grieta se aprecia muy cerca de la esquina suroeste de la barda
atrial y otras más en las jardineras que se construyeron en la explanada.
Al parecer los movimientos del terreno no son
algo nuevo para el edificio, noticias e indicios que
hemos podido reunir así lo demuestran. Cuando
menos desde principios de siglo la fachada principal presentaba una grieta de trayectoria vertical a
la mitad del muro . Esa grieta se resanó durante una
de las campaúas de restauración de la década pasada y a l parecer afectó también a la bóveda.
En los aúos cincuentas y durante una festividad
de la Virgen del Refugio (4 de julio), cuando había
muchos feligreses dentro de la iglesia, un trozo del
aplanado de la bóveda se desprendió causando algunos heridos leves y gran alarma entre la gente
que salió despavorida para ponerse a salvo.
Por lo visto , el suelo, donde están emplazados el
convento y la iglesia, siempre se ha desplazado hacia el oriente (hacia la barranca) , pues en el plano
levantado por el ingeniero Joaquín Baturoni, los arquitectos Vicente Mendiola y Federico Mariscal, publicado en el Catálogo de Construcciones Religiosas en
1940-42, no aparecen ciertos contrafuertes que se
agregaron a los muros de la sacristía y de la actual
capilla del Santísinw. A esas obras deben corresponder las fechas 1929 y 1944 inscritas en la parte
superior del muro oriente de la sacristía.
Por lo que respecta a La Tercena, la situación es
preocupante. Construida muy cerca de una pronunciada pendiente, manifiesta los estragos del desplazamiento del terreno hacia el este. Las columnas
del sur se han fracturado verticalmente y el edificio
en general se ha agrietado transversalmente, muros , pisos y bóvedas han sufrido con ello . Las autoridades han acudido a tratar de remediar la situación. Todos los arcos de la galería del sur están apuntalados con madera. A las columnas se les ha refor-
zado con cinchos para ayudar a que el fuste no se
fracture más todavía.
Una historia de desastres
Los procesos geológicos son lentos en su mayoría.
Ló que estamos presenciando en Metztitlán es un
fenómeno que quizá siempre ha estado presente en
la zona. El abandono de La Comunidad por el riesgo de las inundaciones es algo poco probable. Para
que la laguna alcanzara ese nivel, debía haberse extendido varios kilómetros hacia el oriente e inundar todos los terrenos laborables de que disponía el
pueblo, además de varios poblados de las márgenes
de la barranca. En ese momento más que reubicar
la iglesia y el convento, se hubiera pensado en cambiar de lugar al poblado entero. Ante las circunstancias presentes es posible suponer que este mismo fenómeno geológico pudo manifestarse hacia
1539 y hacer que se desplomara la bóveda de la iglesia. Se creyó entonces oportuno abandonar el emplazamiento y emprender el cOI-Dunto de Los Santos Reyes . La tierra estuvo quieta unos 300 aúos,
cuando menos en Metztitlán.
Sin embargo, río arriba, sobre la misma cañada,
hay tres poblados cuya existencia se data ya desde
mediados del siglo xv1; los tres se ubican dentro del
municipio de Atotonilco el Grande y en la margen
izquierda del río de Venados o Metztitlán. De este a
oeste son: Los Reyes, Santa Catarina y San Martín.
En Los Reyes había una capilla del siglo xv1 que
después de agrietarse se derrumbó en la década de
los setentas de este siglo. En Santa Catarina las casas de adobe presentaban (en ese tiempo) grandes
grietas diagonales en sus muros. En San Martín hay
una pequeña iglesia, al parecer del siglo XVIII , pero
en un terreno cercano se veían (en los años sesentas) los paredones de lo que pudo ser otra capilla
abandonada.
Hay otros tres casos que pudieran no tener relación con los anteriores , pues se ubican en la parte
superior de la barranca unos y en la cue nca del río
Amajac el otro . La iglesia de San Nicolás Xhate en
el municipio de Atotonilco y al poniente de esa cabecera, construcción agustina de no pequeñas dimensiones, arruinada y abandonada cuando menos desde principios del siglo xx y cuya bóveda se desplomó.
En el mismo municipio la iglesia de Santa María
Amajac, perteneciente al siglo XVI, situada en la barranca donde corre el río Amajac presentó entre
37
1970 y 1980, serios problemas de estabilidad y su
cimentación tuvo que ser reforzada. El tercer caso
es el de una capilla abandonada y arruinada en la
comunidad de Milpillas, muy cercana a San Agustín Metzquititlán. Emplazada en la parte superior
de la Barranca de Metztitlán (pero no en la meseta)
tiene, en los muros que todavía están en pie, indicios de pintura mural del siglo XVI. Por lo alejado
de estos últimos tres casos quizá no sea la misma
causa la que provocó su ruina, pero deseamos consignar los hechos, para que un estudio arquitectónico y geológico amplio pudiera encaminarse a dilucidar si existe o no, relación entre lo que les sucedió a estos edificios, y lo ocurrido a los de Santa
Catarina, San Martín, Los Reyes, La Comunidad y
lo que está amenazando ahora a La Tercena y al
conjunto de Los Santos Reyes.
El porvenir incierto
El fenómeno geológico no se ha detenido, varios
"testigos"5 colocados en las grietas de La Tercena y
las casas aledañas, así como los que se pusieron en
las bardas que circundan iglesia y convento se han
roto. La Chaca, el bello árbol de tronco rojo y caprichoso que por décadas formó parte del paisaje del
atrio, se cayó hace unos meses, sus raíces no lo sostuvieron más ¿inconsistencia del subsuelo? El arriate que ocupaba quedó vacío.
La iglesia y el convento de Metztitlán son de una
gran importancia artística y arquitectónica. El retablo principal, cuyo valor intrínseco se incrementa
al saber su procedencia, fue ejecutado en uno de
los talleres más afamados de ebanistas de la ciudad
de México. 6 Las pinturas murales del convento, que
son de primera importancia para comprender el
pensamiento teológico de los frailes agustinos, así
como para rastrear sus fuentes iconográficas. "El
árbol de la vida" pintado en el muro oriente del
portal, los triunfos de las virtudes que aparecen en
el cubo de la escalera, las figuras de los evangelistas, asociadas a las d e los doctores de la Iglesia Latina (en el claustro bajo), y la relación entre el viejo y
el antiguo testamentos que enseñan las pinturas del
claustro alto. Todo esto hace que cualquier amenaza
que exista sobre el inmueble, sea motivo de preocupación no sólo de los hidalguenses, sino de tantos
historiadores del arte y de la arquitectura, que lamentarían la pérdida de un edificio como este, por
ser de los más importantes en su género y porque
38
forma parte insustituible de nuestro patrimonio
cultural.
Los organismos federales y estatales como son
SEDESOL, INAH, la Secretaría de Turismo, el Gobierno del Estado y el pueblo todo, al reconocer el peligro, coinciden en la necesidad de diseñar, a labrevedad posible, un programa integral de salvamento y rescate, con el propósito de preservar, estos
vetustos y preciados edificios para las generaciones futuras. D
Pachuca, Hgo., abril de 1993.
5
Marcas hechas con mortero de yeso uniendo los bordes
de una grieta, a los cuales se les anota la fecha d e colocación.
Así se determina si los bordes continúan moviéndose.
6
Gerlero, Elena Y. E. d e, "Salvador de Ocampo y su taller"
en México, esplendores de treinta siglos, pp. 326-331.
dos nuevas ciudades novohispanas
en el siglo xvi: querétaro y puebla
guillermo boils
iis, una m/div. es t. posgrado, arquitectura, una m
premio nacional francisco de la maza, 1993. inah, sep
Introducción
El análisis comparativo de ciudades ofrece posibilidades singulares de conocimiento, sobre todo cuando se lo aplica desde una perspectiva histórica.
Empero, llama la atención que los estudios comparados no hayan sido muy favorecidos por los investigadores de estos asuntos en nuestro país . En especial, habida cuenta de la proliferación de centros
de investigación que se ha desplegado en los últimos años, tanto del ámbito académico como del
sector público. En este ensayo se abordan dos ciudades mexicanas que se crearon en el siglo XVI, explorando diversos rasgos de sus orígenes y evolución durante sus primeras décadas de vida. El examen de las afi ,üdades y diferencias que ocurrieron
entre las dos localidades, en aquel su primer siglo
de existencia, se realiza aquí como una primera
aproximación al tema, en la inteligencia de que este
documento es apenas el inicio de un proyecto de
investigación. En el curso del estudio propuesto se
abordarán en detalle todas estas similitudes y particularidades, al tiempo que se profundizará en los
factores que las determinaron, muchos de los cuales aquí sólo son apuntados o contemplados de paso.
Antecedentes fundacionales comunes y diferencias
En el desenvolvimiento urbano de México hay localidades con historias paralelas. Uno de esos paralelismos se halla en la fundación de Puebla de los
Ángeles y Santiago de Querétaro, asentamientos
creados a casi una década de la caída de MéxicoTenochtitlan. En efecto, las dos ciudades se fundaron en el mismo año: 153 1, con unos cuantos meses de diferencia (Puebla en el mes de marzo o abril
y Querétaro en el de julio del mismo año). Asimismo, ambas se trazaron y edificaron en sitios donde
no existían asentamientos prehispánicos. De igual
forma, llegaron a jugar un papel de suma importancia en la Nueva España, para la expansión y consolidación del sistema colonial. Y por último, tuvieron entre otras cosas, un desarrollo similar en sus
actividades económicas, sobre todo en aquellas de
naturaleza más rigurosamente urbana: el comercio
y los textiles, como renglones predominantes . Estos
dos sectores económicos, de importancia destacada en el periodo colonial, alcanzarían en ambas ciudades su m adurez y también su crisis, hacia el siglo
XVIII.
Por supuesto que también se encuentran entre
los dos casos sendas diferencias. Mismas que adquirieron distancias considerables en algunos aspectos del origen y evolución seguidos por una y otra
localidades. Entre las principales divergencias encontramos las siguientes: Querétaro se fundó después de una confrontación con algunos grupos chichimecas que vivían en las cercanías de esa región
oriental del Bajío, mientras que en Puebla el asentamiento se realizó sin conflicto. Si la lucha que
precedió a la fundación de Querétaro tuvo más bien
características de escaramuza -incluso se combatió
sin armas- eso no quita que hubo un proceso inmediato de conquista del territorio, cosa que en Puebla no ocurrió. También tenemos que Puebla fue
39
ESCALA
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metros
FUENTE:
M en
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ez. . El. proyecto novohispano d e puebla Tesis Doc t oral en
1988 .Tomo
11, pag
40
Urban1smo Fac de Arq , UNAM . Méx iCO
1
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l. Puebla en 1531 y su poblamiento
en 1537.
2. Puebla: traza de la ciudad española
de 1531, sobre plano de 1863.
un proyecto desarrollado por españoles y para ser
habitado por españoles; en tanto que la fundación
queretana fue una empresa llevada a cabo por indígenas cristianizados. Además a unos cuantos kilómetros d e Puebla ya había en 153 1 algunas ciudades de importancia, como la varias veces centenaria Cholula y un poco más lejos, Tlaxcala o Huejotzingo; mientras que en Querétaro, ciudades propiamente di chas no las había en cientos de kilómetros. Lo paradójico es que Puebla, a la mitad de distancia de la capital del virreinato, de la que se ubicara Querétaro , tuvo una jerarquía administrativa
más autónoma que ésta, la que estuvo siempre bajo
la jurisdicción de la ciudad de México durante todo
el periodo colonial. Más aun, esa supeditación contempló que no se le otorgara a Querétaro la categoría de sede obispal en todo el periodo virreina!. En
consecuencia, la ciudad de Querétaro no tuvo catedral hasta mediados del siglo XIX, cosa que en Puebla se dio d esde el propio siglo XVI.
extender y consolidar el sistema de dominación colonial. Empero, hubo también consideraciones de
índole ideológica, detrás de los criterios conforme
a los cuales se diseñaría el espacio urbano, sobre
todo en la traza de la primera de esas localidades.
En efecto, al trazar Puebla de los Ángeles se siguió
el modelo ortogonal, ejecutándose una retícula, de
notable regularidad. (Véanse las figuras 1 y 2). Este
patrón de ordenación espacial se inscribe dentro
de una de las lógicas más favorecidas por la ideología urbanística del renacimiento: la del tablero de
ajedrez. 1 De esa suerte, es muy posible que en las
mentes de quienes dirigieron las tareas proyectuales de la ciudad de Puebla, hayan estado los conceptos de la tratadística renacentista europea, de los
siglos XV y XVI. En último término, la influencia de
los modelos de ciudades formulados por los tratadistas, pudo haber sido indirecta, pero no por ello
El diseño de las dos ciudades
1
La importancia estratégica tanto de Puebla como
de Querétaro, respondió a los requerimientos d e
Javier Aguilera. "La cuadrícula: un modelo urbano para
las ciudades americanas" en Ciudad y Territorio, Instituto de
Estudios de Administración Local, Madrid, No. 54 , 1982.
41
deja de ser muy probable que influyera en el proyecto realizado.
De otra parte, lo cierto es que la propuesta anterior encontró en el mundo americano, condiciones
más propicias para su despliegue, que las prevalecientes en la Europa de aquel tiempo. En ello debe
haber intervenido de manera importante el hecho
de que las ciudades más pobladas que se desarrollaron en el México antiguo, tenían una traza ortogonal. Los casos de Teotihuacán o la propia MéxicoTenochtitlan en diferentes periodos históricos del
altiplano en Mesoamérica son por demás elocuentes al respecto. Además de que el urbanismo español del siglo XVI en América, fue una empresa que
se realizó sobre la base de la innovación, correspondiendo a la idea de un nuevo mundo. Es decir, era
un urbanismo impregnado de modernidad, toda vez
que intentaba a través de sus propuestas, dejar atrás
al espacio urbano medieval, prevaleciente en los
asentamientos europeos. Y ese propósito, coincidió
con la morfología de las ciudades más pobladas del
México central, cuando la colonización española.
A su vez, Querétaro también parece haber tenido como modelo de ordenación espacial, al esquema ortogonal. Empero, su aplicación ofrece resul42
tados menos cuidadosos en el trazo, con relación a
los que se siguieron en Puebla. En efecto, el espacio
urbano queretano se antoja más espontáneo o , si se
quiere, menos riguroso en su estructura geométrica. De suerte que los ángulos en los cruces de calles
no se ciñen con rigor a los 90º, en tanto que los ejes
principales de la traza se salen con frecuencia de la
línea recta. Por ende, la forma de las plazas, así como
de las manzanas presenta un índice variable de irregularidad. Y si bien el tejido urbano de Querétaro
no tiene rasgos de ciudad medieval, tampoco presenta la impecable trama que se proyectó y ejecutó
en Puebla.
En particular, esta cierta "irregularidad" se hace
más evidente en la zona oriental d e la ciudad de
Querétaro, hacia la loma llamada del Sangremal,
donde precisamente deben haber estado las primeras casas de 1531. Allí, la propia topografía del terreno representa una limitación, para desplegar una
red de calles trazadas "a cordel y con escuadra" . Si
bien la pendiente y los accidentes del terreno en
esa parte de la ciudad no son muy pronunciados,
tampoco permitieron que se siguiera el esquema
ortogonal. Aunque, también es cierto qne ni siquiera en las zonas planas del asentamiento, se cumplió
de manera cabal con dicho esquema; al menos con
la precisión rectilínea que se alcanzó en Puebla. Esto·
se puede apreciar de manera muy evidente en la
figura 3, donde hacia el centro-izquierda se localizan las partes planas del asentamiento y del lado
derecho la loma referida. La primera de estas zonas, cuya traza fue realizada por Juan Sánchez de
Alanís, ofrece una ordenación más cercana a la tipología del damero, mientras que la última, se define por un desarrollo más distante.
Los pobladores y la ordenación del espacio urbano
Por otro lado, cabe considerar que los pobladores
originales de Santiago de Querétaro eran en su
mayoría indígenas otomíes cristianizados, provenientes de la región de Jilotepec y de Nopala, zonas
eminentemente rurales. Y por lo mismo, es muy
probable que no estuvieran familiarizados con los
espacios urbanos. De donde se desprende que distribuyeran el reparto de los solares en la nueva localidad, con un acomodo más libre en su alineación. En esas condiciones, levantaron sus casas de
tal forma que las calles siguieron un desarrollo poco
regular. Y sí en cambio, establecieron relaciones del
espacio producido, más acordes con las condiciones que el propio medio natural impuso, adecuándose a las exigencias de la topografía.
En Puebla de los Ángeles, por el contrario, cuando se tendieron las calles y se señalaron los lotes,
distribuidos en ocho manzanas, los pobladores que
se avecindaron allí eran españoles. La demarcación
de los solares con dimensiones de 100 por 200 varas castellanas y 8 solares por manzana, arroja un
total de 64 predios en la traza original. Sin embargo al finalizar 1531, la población de españoles era
de 33 hombres y una mujer viuda, lo que quiere
decir que los restantes 30 solares, permanecían baldíos. Tres años después, a mediados de 1534, ascendía a 68 el número de españoles varones residentes en la localidad y 13 más que quedaron registrados en calidad de ausentes, cuando se levantó
un censo local en aquel año. De esos pobladores,
28 habían sido conquistadores y a ellos correspondía ocupar los cargos administrativos de la población. A poco más de tres lustros de fundado el asentamiento, en 154 7 se asentaban en Puebla 350 pobladores españoles, con lo que el tamaño de la zona
habitada se había triplicado, extendiéndose probablemente en más de 40 manzanas.
Ahora bien, la mayoría de esos primeros habitantes de Puebla estaban casados con mujeres indias, de modo que el proceso de mestizaje de la
población local, adquirió importancia desde los primeros tiempos de aquella ciudad. Para mediados
del siglo XVI, comenzó a llegar un número creciente de mujeres solteras españolas a tierras novohispanas. Algunas de ellas se quedaron en Puebla, de
modo que los matrimonios de europeos con mujeres indígenas se redujeron sensiblemente, con lo que
en cierta medida tendió a revertirse el proceso de
mestizaje en la población local.2 Empero, la composición demográfica de la ciudad no se circunscribía
a los pobladores asentados en las manzanas de la
traza regular, sino que también comprendía a quienes se habían establecido en barrios circundantes,
llamados de indios, en alusión a sus moradores
mayoritarios. Estos representaban, desde los primeros años de la localidad, cientos de familias indígenas, a las que algunos años más tarde se habría de
agregar una cifra creciente de personas pertenecientes a las diferentes castas, que proliferaron en la
sociedad colonial.
A efecto de mantener el esquema de segregación
urbana, que los españoles habían implantado desde la refundación de la ciudad de México como capital de la colonia, en Puebla se dictaron medidas
sobre el particular. Así el 14 de febrero de 1550, el
cabildo de la ciudad estableció que " ... a los naturales a quien esta ciudad diere y repartiere algún
sitio de solar para hacer sus casas estén apartados y
divididos de la traza de los españoles ... "3 Para fijar
más adelante las zonas específicas en las que los indígenas -así como los no españoles en generaltendrían posibilidades de acceder a algún predio.
En especial, se previó que los terrenos susceptibles
de ocupación por la población india, fueran, de esa
fecha en adelante, de preferencia los ubicados al
poniente de la ciudad, hacia la salida de Cholula.
Aunque, lo cierto es que la población indígena se
desplegó hacia casi todo el perímetro de la ciudad,
formando una suerte de herradura envolvente que
se extendía al este, al norte y al oeste de la zona
ocupada por los españoles.
3. Plano de la ciudad de Querétaro en 1796.
2
Fausto Marín, Puebla de los Ángeles, UAP, Puebla, 1989, pp.
54-55.
3
!bid, p. 61.
43
En el caso de Querétaro este esquema de separación étnica también se aplicó aunque tuvo otras
facetas. En primer término la distribución entre los
barrios para los naturales y para los españoles fue
más simple, la zona oriental para los primeros y la
occidental para los últimos. Así, " ... el gobernador
Tapia avecindó a todos los indígenas en el cerro del
Sangremal alrededor de la Santa Cruz y hacia el
barrio de San Francisquito y a los españoles les señaló para vivir el valle que se encuentra_al poniente". Esta medida fue ordenada por el gobernador
Hernando de Tapia. Este era el cacique indígena
Kon-hí (o Conín), que encabezara la conquista del
lugar, y que adoptó ese nombre castellano cuando
fue bautizado. Por tanto, allí la disposición tuvo
como vehículo a un indígena que, aunque españolizado y convertido él y su familia en los personajes
más importantes de la localidad en todo el siglo XVI,
no era peninsular.
Aquí conviene recordar que durante los primeros años de Querétaro, sus pobladores eran casi
exclusivamente indígenas. Sin embargo, hacia mediados del siglo XVI, cuando se descubren los minerales de Zacatecas y poco después los de Guanajuato, los españoles llegaron en número creciente a
establecerse en la localidad. Así, en 1582 ya estaban
avecindados en la villa de Querétaro 50 varones
españoles, que con sus familias tal vez representaran un total de 200 personas de origen español. 4
Medio siglo más tarde, cuando Fray Antonio Vázquez de Espinosa hace un reporte sobre su visita a
la localidad, el total de peninsulares residentes allí
probablemente andaba por los 2 000, de los cuales
un número de 400 individuos eran adultos del sexo
masculino. 5
Lo cierto es que el comercio queretano en manos de los nacidos en España se iba expandiendo,
merced a la intensificación de la actividad minera.
Al mismo tiempo estos europeos y sus hijos criollos
establecían allí obrajes de diversos productos, destacando los de índole textil, para abastecer a las zonas mineras. Del mismo modo en que los peninsulares se convirtieron en hacendados, en un proceso
de incremento de las actividades agropecuarias en
esa región del Bajío oriental. El dinamismo de la
economía local pronto consolidó a Querétaro como
principal centro de población de aquella región y
reforzó su papel de puerta de entrada al territorio
norte de la Nueva España. Con ello, la población
peninsular asentada en la localidad continuó creciendo, hasta llegar a constituir un segmento con
44
importante peso demográfico Y sobre todo, se convirtieron en la ~lite local, desplazando a los caciques indígenas cristianizados, quienes habían constituido los sectores sociales dominantes, durante los
primeros 80 años de la localidad.
Sentido e importancia de la localización en las dos ciudades
Es evidente que la ubicación de Querétaro, en el
llamado "camino de la plata", representaba una
posición estratégica para la expansión del sistema
colonial hacia el norte y el occidente de la Nueva
España (véase el Plano No. 4). Esta circunstancia
fue decisiva para favorecer su desenvolvimiento económico, como también lo fue para estimular su papel en la irradiación cultural y la evangelización de
vastas porciones del territorio colonial. Algo similar ocurrió en el caso de Puebla, donde también
encontramos que tuvo una localización muy afortunada, como ciudad intermedia en el camino de
México a Veracruz. El flujo de mercancías procedentes de Europa, tenía en Puebla una estación
obligada, antes de llegar a la ciudad de México y
otras regiones de la colonia. De igual forma, los
productos que se destinaban al viejo mundo desde
la mayor parte del territorio novohispano, circulaban por allí. Pero también es cierto que la propia
ciudad representaba un mercado importante.
Convertida desde fines del siglo XVI en la segunda ciudad del virreinato, Puebla contaba en ese tiempo con varias decenas de miles de habitantes. El
desarrollo de las actividades comerciales para abastecer a ese importante número de pobladores, representaba uno de los renglones fundamentales de
la vida citadiana. De igual forma, desde Puebla se
abastecían diversas rutas comerciales que se ramificaban hacia diversos puntos, generando una red
mercantil, cuyo eje regional estaba precisamente en
empresas comerciales de esa ciudad. Más aún, el
trigo y otros productos agropecuarios de la región
poblana, tenían también destinos como el Caribe y
hasta extracontinentales, como las Filipinas.
Por otro lado, la actividad manufacturera textil
desempeñó un papel de particular importancia en
las dos localidades que nos ocupan. En Querétaro
los talleres con telares de lana, mientras que en
Puebla los de algodón, representaron un renglón
decisivo en la actividad productiva de ambas ciudades. Las respectivas áreas de mercado para los pro-
FUNDACIONES HACIA 1~80
1
2
3
4
CAioiPECHE (ISI7,1S41)
VERACRVZ (ISI9,1Sl4,1599)
..EXICO
(IS21)
CVEI'INAVACA ( 1521)
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2
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11 OUERETAIIIO (15:14)
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(1540)
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(1513)
"II[SNILLO (1517)
A0UASCALI EN TU ( 1575)
LEON
( 1571)
PAIIIIAS
(1577)
Zt MONCLOVA (1571)
duetos elaborados en los obrajes de uno y otro centros urbanos, alcanzaron a cubrir un extenso territorio, llegando a lugares que en ocasiones se hallaban a miles de kilómetros de distancia. Centenares
o tal vez millares de operarios se ocupaban dentro
de esa actividad, la que a mediados del siglo XVIII,
alcanzó su mayor apogeo en ambos casos. Sin embargo, ya desde la primera mitad del siglo XVII, los
obrajes textileros de Puebla y Querétaro habían
ganado la aceptación de la sociedad colonial. De
hecho, estas dos ciudades fueron las de mayor importancia por su producción textil del mundo novohispano. Del mismo modo en que la calidad de
los productos que elaboraban dentro del ramo referido, estaba entre las de mejor nivel de todo el continente en aquellos tiempos.
Otro aspecto que distingue a estas dos localidades, tiene que ver con la conformación del espacio
relativo a la plaza principal o mayor de la ciudad y
los edificios públicos situados en ellas. Así, en Puebla encontramos un tejido urbano donde, desde la
fundación, la plaza principal se ajusta al patrón que
más tarde se volvería norma, al dictarse las ordenanzas de Felipe II en 1573. A saber: la iglesia principal en uno de los costados de la plaza, en otro el
edificio del cabildo y, a veces en el mismo flanco, u
SO CUATClO CIENEOAS
(1578
¡
FUENTES• E . FLOII[SCANO e l. GIL ,81; k . DAVANZZO,
n.
otras en uno diferente, el de la sede de los poderes
provinciales. Por último, en el (o los dos) flanco(s)
restante(s), estaban las casas de las familias más prominentes de la localidad, muchas de las cuales contaban con comercios en la planta baja. Así encontramos esta distribución, con algunas variantes o
modalidades específicas, en la mayoría de las ciudades coloniales más importantes como fue el caso,
entre muchas otras: de Mérida, Oaxaca, Morelia o
Guatemala.
En Querétaro, a su vez, el templo parroquial no
está edificado en uno de los lados de la plaza principal. Más aun, ni siquiera hay iglesia alguna en ese
espacio. Así fue desde que se fundó la localidad y
así se ha mantenido hasta nuestros días. Esta característica queretana, hace singular a esa ciudad, frente
al conjunto o la mayoría de las ciudades fundadas o
Plano 4. Camino principal de la Nueva España hacia
el norte.
4
John C. Super, La vida en Querétaro durante la Colonia, Fon·
do de Cultura Económica, México, 1986, p. 16.
5
Antonio Vázquez de Espinosa, Descripción de la Nueva Es·
paña en el siglo XVII, Porrúa, México, 1944.
45
"refundadas" en todo el periodo novohi~pano. En
parte, la razón de ello, tal vez estriba en que la iglesia parroquial del lugar era la de los franciscanos,
inexa al convento de esa orden, establecimiento que
cubría una extensa zona del tejido urbano y es posible que esto dificultara su localización en el perímetro de la plaza mayor local. 6
De igual forma, otro factor que podría contribuir a la explicación de lo anterior, está en el hecho
mismo de que Querétaro, al momento de su fundación y durante buena parte del siglo XVI, era más
bien un poblado de indígenas. Cuando la fundación fue reconocida formalmente en 1537, mediante cédula real, se le otorgó precisamente el ·status
de: "Pueblo de indios". 7 Por ende, es factible entonces que desde el inicio, la disposición de los edificios públicos no estuviera, de manera rigurosa, muy
acorde con los lineamientos del urbanismo español
en América. Y ello se mantuvo en las primeras décadas de la nueva localidad, en la medida en que
los peninsulares no estuvieron interesados ·en poblar el lugar, sino hasta mediados del propio siglo
XVI. De suerte que, así como vimos que ocurrió en
el asunto de la traza de las calles, la distribución del
territorio central de la localidad se llevó a efecto en
Querétaro sin apego al uso generalizado, con que
se crearon los asentamientos novohispanos. Mismos
que siguieron en la práctica un esquema de ordenación, que más tarde se convertiría en disposición
legal, al emitirse las ordenanzas de Felipe 11 en 1573.
Lo cierto es que Santiago de Querétaro no adquirió la jerarquía de ciudad propiamente dicha,
sino hasta la cuarta década del siglo XVII. Hay estimaciones de que la población total de la villa, en
1590, ascendía a poco más de 1 000 personas de
diferentes procedencias étnicas. Y en el momento
en que por cédula real se le instituyó como: "Muy
Noble y Muy Leal Ciudad", hacia 1638, debe haber
tenido más de 5 000 habitantes. En Puebla, en cambio, el estatuto de ciudad le había sido conferido
desde el 20 de julio de 1538, cuando se le otorga su
escudo de armas y casi 20 años después, el 12 de
julio de 1558 se le asignó el título de "Noble y Leal"
Esto es, 80 años antes de que esa distinción se le
diera a Querétaro. Y es que Puebla desde mediados del siglo XVI, albergaba a una población estimada en más de 5 000 personas, a las que se agregaba una cifra variable de población flotante, la que
en promedio pudo haber sido de otros 1 000 individuos. Esto último, está ligado a las importantes actividades económicas de la localidad poblana y, de
46
manera muy especial a las relativas al comercio, que
propiciaba un copioso tránsito.
Conclusiones
En el marco de la expansión del sistema colonial
español, a través de la América septentrional, cumplió un papel decisivo la fundación de varias ciudades, en sitios donde no existían asentamientos prehispánicos anteriores. Este es el caso de las dos localidades que se abordaron en este ensayo, las que
se establecieron desde los primeros años que siguieron a la conquista. Sus ritmos diferenciales de crecimiento, se corresponden con la desigual importancia político-adminstrativa y demográfica (mayor
en Puebla que en Querétaro) que adquirieron en el
propio siglo XVI. Sin embargo, esta distancia se acortaría en el siglo XVIII, cuando Querétaro pasó a ser
la tercera o la cuarta ciudad del virreinato, mientras Puebla se mantenía en seguida de la ciudad de
México, posición que tuvo desde las primeras décadas del mundo colonial. Empero su papel como lugares de consolidación del territorio novohispano
fue, en líneas generales, equivalente. Lo mismo
podría estimarse en relación a su esfera de influencia comercial, manufacturera y de producción agropecuaria, la que en ambas constituyó un asunto clave, cuya trascendencia fue, a todas luces, extraregional.
De igual forma, en ambos casos hemos advertido algunas diferencias en lo que se refiere a la composición étnica de quienes llevaron a cabo la empresa fundacional y fueron sus primeros pobladores. En el transcurso del tiempo, empero, se fue
desplegando un proceso de mestizaje en ambas que
fue permeando al conjunto de la sociedad urbana.
Si bien se mantuvieron los privilegios de los nacidos en España, que en Querétaro fueron casi inexistentes hasta después del primer cuarto de siglo que
siguió a su fundación, lo cierto es que la diversidad
6 Esta idea la esboza Eugenio Noriega en: "Antecedentes y
traza de la ciudad de Querétaro y sus alteraciones posteriores"
en Revista Universidad, UAQ, Querétaro, No. 19-20, diciembre,
1983, p. 7.
7 G. Boils, "Arquitectura queretana del siglo XVIII como
mestizaje" . Ponencia al encuentro: 500 años: venturas y desventuras de la arquitectura hispanoamericana, Salamanca, España, julio de 1992.
de castas se fue ampliando, hasta configurar un sistema de relaciones étnicas, que en las ciudades adquirió su perfil más complejo.
Por último, advertimos que, correspondiendo a
las diferencias del proyecto inicial, se encuentran
distinciones evidentes en lo relativo a la ordenación
espacial de una y otra ciudades. Así, mientras en
Puebla la traza se desarrolla sobre el esquema
geométrico ortogonal, en Querétaro se aplica una
solución menos ajustada a la regularidad de ese
modelo. De igual forma, apreciamos que en Puebla se cumplen cabalmente la disposición de los edificios públicos en torno a la plaza mayor de la ciudad; en cambio en Querétaro, dicha disposición no
se dio. A tal punto, que ni siquiera la iglesia parroquial se localiza en la plaza, con lo que se presenta
allí un expediente de clara singularidad, con respecto a los patrones de distribución urbana de los
edificios públicos más importantes, con los que se
diseñaron la casi totalidad de las ciudades coloniales. D
Arvizu, Carlos, Querétaro. Aspectos de su historia, Instituto
Tecnológico de Monterrey, Campus Querétaro, Querétaro, 1984.
Boils, Guillermo, "La Arquitectura queretana del siglo
como mestizaje". Ponencia presentada al encuentro: 500 años: venturas y desventuras de la arquitectura hispanoamericana, Salamanca, España, julio de 1992.
XVIII
Florescano, Enrique e Isabel Gil, Descripciones Económicas de la Nueva España, INAH, México, Tomo Il.
Marín, Fausto, Puebla de los Ángeles, Universidad Autónoma de Puebla, Puebla, 1989.
Méndez, Eloy, El proyecto novohispano de Puebla. Tesis doctoral en Urbanismo. División de Estudios de Posgrado
de la Facultad de Arquitectura. UNAM, México, 1988.
Tomo II, p . 20.
Noriega, Eugenio, "Antecedentes y traza de la ciudad de
Querétaro y sus alteraciones posteriores" en Revista
Universidad, Universidad Autónoma de Querétaro, Querétaro, No. 19-20, diciembre de 1983.
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las ciudades americanas" en Ciudad y Territorio, Instituto de Estudios de Administración Local, Madrid, No.
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Super, John C., La vida en Querétaro durante la colonia,
Fondo de Cultura Económica, México, 1986, p. 16.
Vázquez de Espinosa, Antonio, Descripción de la Nueva
España en el siglo XVII, Ed. Porrúa, México, 1944.
47
una fortaleza, su antecedente y
un error de dibujo
Iuis arnal simón
división de estudios de posgrado e investigación,
facultad de arquitectura, unam
En
el Archivo General de Indias de Sevilla, en el
legajo Méx., 529B, se encuentra el manuscrito referente a la "Resolución de la Comisión que sobre el
Servicio Personal de los Indios de la Provincia de
Yucatán" del 15 de abril de 1725; ahí se hallaban
los planos que muestran una fortaleza en planta y
perspectiva, catalogados ahora en Mapas y Planos
Méx. Nº 668 y 669, cuyos antecedentes se remontan
al siglo XVI en la costa de Andalucía.
Pero antes diré que una de las consideraciones
Ele la resolución era la de estar prevenidos y avisados los poblados, por los indios, de la llegada a las
costas, de los corsarios ingleses y holandeses y debido a esto se censuraba el servicio personal de los
indios a los hacendados ya que, si estaban cumpliendo esas tareas, sería imposible estar prestos para
cuando se vieran velas en el horizonte. Hay que recordar que tanto franceses, ingleses y holandeses,
practicaban el corso en nuestras costas dedicándose de continuo al saqueo y robo de materias primas, pero más que nada de esclavos indios que luego se llevaban para ser vendidos en las islas caribeñas o pidiendo rescate por ellos " . . . libertando a
los indios de la opresión y miserable estado en que
se vieran siendo captivos de los piratas, llevándoles
a sus colonias (como ha acontecido) ... " 1 Así el peligro de no contar con gente que estuviera preparada representaba un peligro no sólo para las poblaciones de la costa, sino aún de tierra adentro, " .. .
48
por estar sin cabos los puertos representando que
si con ellos habían sido diversas veces, los pueblos
invadidos, que se podía hayándose sin custodia?" 2 Por
eso el proyecto de hacer esas fortalezas: para acoger a los indios y a sus familias y así evitar que fueran apresados.
El corso es una manifestación natural de la vida
mediterránea y caribeña, no era una contienda entre Estados sino de los súbditos, "el comercio y el
corso van de la mano". 3 Los corsarios no sólo atacaban poblaciones y rancherías de pescadores en la
costa, sino que penetraban tierra adentro en busca
de bastimentas, maderas y esclavos, de la misma forma como en el siglo XVI en el sur de España, ".. .
informaron también que siendo necesarios como
los puertos de las costas españolas que llaman vigías para que mediante su cuidado tenga noticia el
Gobernador cuando hay embarcaciones enemigas
y se aproxime la gente para ocurrir a la invasión, sin
reparar lo incómodo de las horas, exponiendo sus
vidas a manifiesto peligro". 4
Aquí hay una clara referencia a aquellas torresvigías de la costa de Andalucía que se erigieron para
avisar y reunir a los pobladores de las villas cercanas a la costa ante la presencia de las galeras de
turcos y árabes que se dedicaban al corso, saqueando y haciendo esclavos durante los siglos XVI y XVII .
Las torres-vigías se construyeron por todas las
costas mediterráneas, pero en las costas españolas
•
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ALij¡ONTI!
Ll!l'l!
TOJlRE CATALAN.
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li.S ll flU
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DEL
TORRE DE LA HICiUUA
TOJlRE CARBONERO
Torres de Almenara
de la Costa de H uelva .
·-
se ubicaron principalmente en la provincia de Huelva entre la desembocadura del Río Guadiana y el
Guadalquivir, en una longitud de 117 km., y en cuya
plataforma continental hay continuos problemas de
inmersión y abombamiento, lo que ha provocado
que las torres, hoy día, se encuentren unas mar adentro y otras muy lejos de la costa.
La arquitectura de castramentación estable o de
geometría militar es una de las experiencias más
importantes en la España de los Austrias, de aquí la
enorme influencia que tuvieron los sistemas defensivos en América y sobretodo en la Nueva España, a
tal grado que parte del sistema de población y asentamiento de villas durante los siglos XVI al XVIII fueron los presidios; otro tanto se podría decir de los
fuertes de costa, que siempre tuvieron una preponderancia en los planos de desarrollo de la Nueva
España.
El estado de indefensión costera en Andalucía
en el siglo XVI era igual al de la península de Yucatán en el XVII y XVIII, lo que propiciaba las constantes visitas de los turco-berberiscos o de los ingleses
y holandeses y coinciden en:
l. Una bajísima densidad poblacional y largos
tramos del litoral totalmente deshabitados.
2. La inexistencia de fortificaciones o poblaciones organizadas para su defensa o con suficientes
habitantes para hacer un frente.
3. Grandes extensiones de tierra en producción
y haciendas o rancherías con productos que podían
servir para abastecerse o simplemente saquearlas.
A partir de 1577 se construyeron cerca de 40
torres-vigías en la costa de Huelva según un plano
maestro de Juan Martín de la Puente,S "Maestro del
puente y fortificación de Cádiz", con pequeñas variaciones para adecuarlo a las condiciones topográficas y de resistencia del suelo. La comisión de llevarse a cabo el proyecto estuvo a cargo de Luis Bravo de Lagunes, "Visitador de la Costa" quien se
l. Torres de Almenara de la Costa de Huelva.
1
A. G. l. Real Aud., Méx. Leg. 529B.
Ídem.
~ Sola Emilio, Un Mediterráneo de Piratas: corsarios, renegados
y cautivos, p. 19.
4
A. G. l. Real Aud. Méx. Leg. 529B.
5 Mora Figueroa, Luis de, Torres de Almenara en la Costa de
Huelva, pp. 45-46 .
2
49
encargó de conseguir las aportaciones y consentimientos de los Concejos de las villas y " ... visitando esta costa de la mar de Andalucía, puertos y lugares marítimos della ... "y" ... dando la orden en
la fortificación dellos de manera que los moros y
turcos comunes enemigos nuestros no hagan los
muchos daños que de ordinario hacen con sus galeras en toda la dicha costa y puertos della para que
con la dicha fortificación se aseguren los peligros
que prometen los dichos enemigos corsarios con su
desvergüenza y demasiado atrevimiento que tan en
crecimiento va ... "6
Las consideraciones anteriores sirven igual a las
condiciones en que se practicaba el corso en las
costas de Nueva España, por eso la preocupación
en la mencionada Resolución, que afectaba al servicio personal de los indios, ya que el Obispo de Yucatán había advertido que "no se les diera los indios que se acostumbra -a los hacendados- para
que estos -los indios- de pueblo en pueblo lleva-
50
sen la noticia -del desembarco- y fuere más presto
el medio .. ."7
Los costos de las torres-vigías Andaluzas fueron
cubiertos por las villas cercanas a los Señores de
ellas, aunque los Consejos y Justicias se quejaban
siempre de no tener recursos para esto, " ... que
esta villa -Palos- no tiene rentas, ni propios de donde se puede sacar para el gasto de las dichas torres,
ni para parte dellas ni menos tiene dehesas ni tierras ni baldíos que vender ni arrendar para los dichos gastos ... "8
2. Torre vigía. Por Juan Marín, maestro de Cádiz, en
el informe sobre las "torres que parece ser necesario construir en la costa" desde San Lucas de Barrameda, hasta
el cabo de Santa María en Faro, 1577.
3. Planta de las torres grandes (con doble bóveda)
por Juan Marín de la Puente (A. G. S., mapas y planos,
siglo XVI).
4. Planta de referencia.
6
A. G. S. Guerra Antigua. Leg. 155-10.
A.G.I. Real Aud. Méx. Leg. 529B.
8 A.G.S. Guerra Antigua. Leg. 83-155.
7
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51
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En la península de Yucatán se habrían de costear
por los hacendados o por los pueblos de igual manera y de esta manera además de perder el servicio
personal de los indios, les costaría el hacer las fortalezas y mantenerlas.
Aquí surge la duda, si esto acarreaba tantos problemas para los hombres poderosos de Yucatán,
¿ellos impidieron que se llevara a cabo el plan? ¿por
qué no se llegaron a construir? Si notamos los dos
planos A y B, aparentemente y a primera vista obedecen al mismo proyecto: los cuatro garitones en
las esquinas, el foso, el puente levadizo y las esquinas redondas en el foso, son comunes a ambos planos, sin embargo en planta aparece un edificio al
centro con la leyenda "cuerpo de la iglesia" al cual
se entra directamente desde la puerta del puente
levadizo, atravesando el "cuerpo de guardia" (plataforma de 30 pies _por 20 pies situada entre la entrada al recinto y la entrada a la iglesia(?). Esta construcción central está rodeada de un espacio donde
se lee "será plano", lo cual crea confusión ya que no
52
5. La perspectiva de referencia.
se explica cómo se puede llegar a los garitones desde ese lugar ya que no aparece ninguna escalera.
Sin embargo en la perspectiva aparece un patio central rodeado de habitaciones, cuyos techos sirven
como paso de ronda alrededor de la muralla coronada con merlones alternados con cañoneras y ahí
sí se entiende mejor cómo se entra a los garitones,
es decir en un dibujo el espacio central es un patio
y en el otro es a la inversa.
Esta confusión se debe a que seguramente los
hicieron dos personas diferentes que no "coincidieron" en la interpretación del Programa Arquitectónico. Esta falta de correspondencia entre los dos
dibujos obligó a que no se construyeran. De tal manera los hacendados siguieron contando con los servicios personales de los indios y además no invirtieron en sistemas de defensa.
La historia se comporta como una materia que
fija los hechos, pero cuyas huellas pueden ser diferentes si los hechos cambian. ¿Qué hubiera sucedido si no se comete UN ERROR DE DIBUJO? 0
1.976
TowwE
DE
LA
c••• ONERA
Bibliografía
Archivo General de Indias. Real Audiencia México, Leg.
529B y mapas y planos, Méx. 668 y 669.
Archivo General de Simancas. Ramo Guerra Antigua.
Legs. 155, 83.
EscALAO 1:100
Alvarado Morales, Manuel, La ciudad de México ante la
funda ción de la Armada de Barlovento, El Colegio de México , 1983.
H aring, H. Clarence, Comercio y Navegación entre España
y las Indias, Fondo de Cultura Económica, reimp., 1979.
Mora Figueroa, Luis de, Torres de Almenara en la costa de
Huelva , Instituto de Estudios Onubenses "Padre Marchena", 1981.
Sola, Emilio, Un Mediterráneo de Piratas: corsarios, renegados y cautivos, Ed. Tecnos, Madrid, 1988.
6. Torre de la carbonera, de 15.60 m. de altura. Desde el plinto circular de la base al pretil, tiene una puerta
a 7.20 m. sobre el nivel del suelo, que estaba resguardada por unos matacanes sobre su verticaL La escalera de
caracol comunicaba el cuarto abovedado en la azotea.
Estaba construida de piedra mamposteada y aplanada
en su interior.
53
la piel del barroco*
juan b. artigas
centro de investigaciones en arqUitectura y urbanismo,
facultad de arquitectura, unam
J. Crítica y documentación
teco; en ella se demuestra la importancia capital que
Hace ahora doce años -decía yo en 1991:- desde
1979, en que viera luz la primera edición de la obra
La piel de la arquitectura, murales de Santa María Xoxo-
J
(
* Esta ponencia fue presentada en el Segundo Simposium
internacional de Arte Barroco Iberoamericano, 25 de julio al 12 de
agosto de 1991. Querétaro, ciudad barroca, México. Es inédita.
Se reproduce sin el apéndice documental.
54
cobró la pintura mural en la arquitectura de Nueva
España. Al escoger el título de "la piel de la arquitectura" y establecer la parábola entre el despojo de
los acabados de un edificio y el desuello de un hombre por tres fabulosos y aterradores demonios,
aterradores porque en la animalística humanidad
de su representación aparece nuestra indiscutible y
no deseada semejanza con ellos, quise que los lecto~
res sensibles escucharan los gritos de dolor de tantos y tantos edificios a los cuales se ha hecho perder
la epidermis en aras de los prejuicios de algunos
pseudorrestauradores. ¿Quién no ha escuchado los
lamentos, producto de la demolición de los aplanados, en el edificio de la Ciudadela, en la Ciudad de
México? ¿cuántas bestias demoníacas están confabuladas para desollar el Centro Histórico de la otrora Gran Tenochtitlán y Ciudad de los Palacios?
La plaga amenaza con abarcar no sólo a los edificios, sino que alcanza ciudades enteras como la
señorial Morelia, donde ya apareció el deterioro exterior de la piedra, por haberle arrancado el recubrimiento de protección, y se sigue extendiendo ahora, cada vez más, en la antigua capital del virreinato.
Resultó buen pretexto aquel que alguien inventara en frase grandilocuente, al llamar a nuestra
ciudad, ciudad de chiluca y tezontle. iCuidado con
las frases grandilocuentes! Nada más que el tezontle,
las más de las veces, no quedaba a la vista; se usaba
por su ligereza que atenuaba el hundimiento en el
fango.
Tanto se ha dado por seguro que el tezontle aparecía a la vista, que todavía padecemos los sillares
rugosos de tezontle negro, en el intradós de las bóvedas de Santo Domingo, en la espléndida plaza del
mismo nombre de la Ciudad de México, porque
-decían los desolladores- el tezontle apareció, al
quitar el recubrimiento, perfectamente «ortado en
sillares. Y digo yo, una cosa es que los constructores
antiguos no fuesen idiotas, y supiesen trabajar los
materiales de construcción, y otra es que fabricaran un techo negro, cuando es sabido que el negro
no refleja la luz, y que la luz se difunde básicamente
desde el techo. mste es el modelo que ha dejado
escuela?
Hay veces en que al restaurar fachadas, y pienso
en una del siglo XVII que está en el Zócalo, si se
encuentra que los paramentos exteriores no son de
tezontle, se corta éste en lajas rigurosamente rectangulares y se chapea la fachada para que el tezontle "quede a la vista". Todo ello con altísimos costos
de material y mano de obra. iNi hablar! Se ha inventado el tezontle como acabado generalizado para
el Centro Histórico de la Ciudad de México, y hay
quienes siguen la receta a ojos cerrados. Aquí no
hay mala fe, sólo hay ignorancia y falta de investigación.
Y conste que no hay que ir muy lejos para hacer
consultas, en el libro La Ciudad de los Palacios, crónica de un patrimonio perdido, de Guillermo Tovar de
Teresa, en sus fotografías del pasado siglo, son contados los edificios que no están aplanados. En la
Plaza Mayor, todas las fachadas estaban aplanadas
o pintadas a la cal, incluyendo arcos y pilares que
hoy enseñan al aire la cantera. En el Zócalo, las generaciones últimas han organizado el "gran carnaval del tezontle", que seguimos presenciando y que
cambió la fisonomía del lugar. Por ejemplo, en el
cuerpo inferior de la Catedral Metropolitana, cuando todavía estaba allí "la Piedra del Sol", las fachadas estaban aplanadas; el arquitecto Gabriel García
del Valle recuerda cuando se hizo el cambio por
recuadros de cantera. En la fachada poniente, entre
el edificio de "la Mitra" y la portada lateral de catedral, detrás de la reja, queda todavía, un último recuadro trabajado en estuco.
La conclusión es, que no se están realizando las
investigaciones necesarias con el carácter científico
suficiente para determinar la piel original de la arquitectura, en materiales, .texturas y cromática, en
cada uno de los edificios en que se trabaja y que
cada uno tiene su propia problemática. Porque quiero creer que de lo que se trata es de restaurar, aunque a veces no lo parezca.
Pero no se piense que todas las experiencias han
sido negativas. En una ocasión se me acercó un joven arquitecto y me dijo con entusiasmo que estaba
restaurando la pintura de la fachada de una iglesia
virreina!, y que el único apoyo que había tenido contra las oposiciones del cura y del presidente municipal, que pretendían borrar todo vestigio, había sido
mi libro sobre Santa María Xoxoteco. La pintura de
la fachada se salvó al final y quedó a la vista. Con
ello se justificó plenamente el trabajo de investigación y el de difusión de la cultura.
El investigador David Wright, identificado con
Querétaro, en su artículo de título afirmativo "Deben pintarse los monumentos novohispanos", se
refirió a la "falta de respeto hacia el acabado de
superficie que originalmente presentaban los mo-
l. Escena del desuello en la iglesia de Santa María Xoxoteco, Hgo.
2. Recuperación de la pintura exterior en Santa Rosa de
Viterbo, Querétaro, Qro.
55
numentos de aquella época" en las restauraciones
que se efectúan. Otro trabajo al respecto es de la
química Dolores Elena Álvarez Gasea, titulado ~'El registro de Materiales", en La Documentación de Arquitectura Histórica, recopilación y edición de Dirk Bühler.
Debe haber varias otras investigaciones que yo
desconozco. Muy recientemente se han organizado
varias reuniones para explicar la protección física y
química de los materiales de construcción, una de
ellas, eminentemente técnica, es el Curso sobre Conservación de Materiales en Monumentos Históricos,
Guanajuato, Gto., Mayo-Agosto de 1991, dirigido por
el ingeniero Luis Torres Montes y la química Dolores E. Álvarez Gasea, que por la calidad de los organizadores promete conclusiones de valía.
Durante el tiempo que colaboré en el taller del
arquitecto Félix Candela, al construir sus famosos
paraboloides hiperbólicos, cascarones de hormigón
armado de sólo cuatro centímetros de espesor, terminados en material aparente, si al momento de
descimbrar alguna sección no había quedado perfectamente colada, presentaba porosidades que afeaban la apariencia del material. De inmediato los
56
maestros de obra tenían instrucciones de resanarlos, y como era prácticamente imposible igualar el
color del concreto colado con el color del resane,
se pintaba el hormigón con pintura de cemento
aplicada con brocha de aire, para igualar el color
de superficie. Era muy difícil notar a simple vista
estos resanes, puesto que se obtenía un acabado
prácticamente uniforme.
Más adelante, laborando en la Secretaría de Patrimonio Nacional comentábamos estas experiencias y la necesidad de proteger la piedra expuesta al
aire libre. Así, en 1982, el compañero de trabajo,
arquitecto Agustín Salgado Aguilar, uno de los restauradores de estructuras más profesionales con que
cuenta el país, al notar el enorme deterioro producido por el smog de la Ciudad de México en la parte superior de la torre poniente de la Catedral Metropolitana, decidió protegerla pintándola con cal,
igualando el color de la cantera en cada uno de los
sillares. Nadie se percató de la solución.
Lo cierto es que la medida fue acertada, ahora
bien, ya pasaron catorce años -ahora dieciocho- y
habría que aplicar una nueva capa, claro está que
en todo el edificio. Por lo pronto, en lugar de deteriorarse las capas exteriores de la piedra de la torre
se deterioró la pintura; para eso se puso. Este es un
sistema efectivo y barato de protección, los antiguos
lo conocían perfectamente.
Cuando el año pasado de 1990, el arquitecto Emilio Prado restauraba la iglesia de Santa Prisca y San
Sebastián de Taxco, pudo descubrir y dar firmeza a
los motivos pictóricos ornamentales que acompañan el interior de las bóvedas de la nave principal
del templo, no faltaron autoridades competentes
- más bien incompetentes- que pretendían que fuesen eliminadas de nuevo y que las bóvedas quedasen otra vez en blanco, como las habíamos visto las
últimas generaciones. Como en la canción de "La
Burrita", pareciera que damos "unos pasos p'adelante
y otros tantos para atrás". Bueno, lo cierto es que
efectivamente hay progreso, y esto es gratificante
para todos nosotros. Contamos ya con restauradores y escuelas de restauración y de estudios superiores en arquitectura histórica, cosa que hace veinte años, cuando empezábamos a restaurar técnicamente, hubiera sido un sueño suponer.
Puede verse para México, el estudio de El pintor
de Conventos, de Constantino Reyes Valerio, quien
hace un análisis para aproximarse a la superficie
mural cubierta por la pintura al fresco durante el
siglo XVI, en los conventos de aquella época. En ellos,
según el autor, el artífice es el indio, y tiene razón,
pero no el único, porque no llega a definir el investigador si el dibujo a la manera renacentista y la
perspectiva, una de las grandes conquistas del Renacimiento en Occidente, lo aprendieron los indios
por ósmosis, porque en su libro no figuran para
nada artífices españoles. De cualquier manera, y contando con estos antecedentes, que son indiscutibles
pasos adelante, nos queda mucho por hacer, como
es fundar un museo de pintura mural donde concentrar parte de la riqueza desperdigada por todo
el país, prehispánica y virreina!, a mucha de la cual
no hay acceso, siendo que muchísimos fragmentos
que nadie iría nunca a visitar, que son de alta calidad, se están perdiendo por encontrarse a la interperie .
Lo cierto es que en México contamos con pintura mural del siglo XVI, en mayor superficie a la vista que en muchos otros lugares, y que aquí la crítica
le ha dado más importancia, por ejemplo, que en
España, donde la pintura mural de aquella época
empieza a descubrirse, sin que se le conceda la importancia que merece; la hay en monumentos como
la Cartuja de Miraflores, cerca de Burgos, y en la
Universidad de Salamanca. Con respecto de la pintura barroca es poco lo que se conserva en México,
por la razón de que se elaboraba al temple y se desprende del muro con mucha facilidad, en delgadas
películas, sin dejar rastro alguno. En España sí se
conserva muchísima pintura mural barroca y muy
importante, en la arquitectura, y también allí se
desuellan los edificios sobre todo por el exterior,
debido a que piensan, como en México hace veinte
años, que el título de arquitecto capacita para restaurar, cuando es público y notorio que se requiere
de estudios especiales.
Propongo a la concurrencia, a este simposium
internacional, que una de las conclusiones del mis-
3. Capilla doméstica en el convento de San Luis de los
Franceses, en Sevilla.
4. Priego de Córdoba. Decoración suspendida en la nave
y retablo calado por el hueco para imagen.
57
mo sea la recomendación de la formación de un
museo nacional de pintura mural, arte en el cual
México resulta un país privilegiado ya que posee
pinturas prehistóricas, mesoamericanas, clasicistas,
barrocas y de la época independiente, sin contar a
los muralistas contemporáneos. Es algo que tarde o
temprano tendrá que hacerse. Existe un antecedente espléndido de exhibición de pintura mural prehispánica en una de las salas del museo de Jalapa,
allí se pueden apreciar, desplegadas en distintos
páneles, las capas sucesivas de sobreposición pictórica que encontraron y desprendieron de una misma pared. El museo de pintura románica de Cataluña, es también un modelo a seguir; de no haberse
fundado, mucha de la pintura allí expuesta se hubiera perdido ante la imposibilidad de proteger tantos y tan dispersos lugares.
2. Desmaterialización de la estructura
Ahora bien ¿Qué ocurre con el Barroco por dentro
y por fuera? ¿cómo es la piel del Barroco? Es sabido que el Barroco conjunta en una sola expresión
58
plástica las tres artes visuales: arquitectura, pintura
y escultura, y que aunque todas ellas aparecían también en el clasicismo lo hacían de diferente manera. Mientras que durante el Renacimiento la escultura y la pintura e incluso los elementos puramente
arquitectónicos, no pierden su propia individualidad, y su ubicación dentro del conjunto está dictada por la arquitectura, en el Barroco la disposición
de las tres artes plásticas obedece a un planteamiento
que sacrifica todo a favor del conjunto; las tres bellas artes se funden en una sola expresión artística a
la cual subordinan su individualidad. De esta manera, hasta la misma arquitectura, a su vez, cede
algunas de sus cualidades en favor del conjunto expresivo.
En el Barroco, la arquitectura se funde con la
escultura y con la pintura, y la arquitectura total no
sólo perdería determinado componente si desapareciesen el relieve o el color, sino que quedaría mutilada, destruida en cuanto a un todo que es.
Mientras que el clasicismo había diferenciado con
nitidez cada uno de sus componentes, el Barroco
los mezcla y combina hasta el punto de que muchas
¿Por qué la iglesia de San Juan de Dios en Granada se convierte en pura expresión espacial? ¿será
por el empleo de yeserías, dorados espejos y pintura, que desmaterializan las paredes y las convierten
en profundidad haciendo desaparecer su planitud?
Recuérdese el nicho superior, colocado detrás y encima del altar, hueco iluminado que efectivamente perfora el retablo testero de la iglesia.
En la Cartuja de Granada, tras el baldaquino de
la nave principal se abre simultáneamente, en profundidad y reflejos, la cristalera que da acceso al
camarín, que lejos de interrumpir el espacio lo continúa hacia dentro y hacia atrás del espectador.
En Santa Rosa de Viterbo, en Querétaro, los retablos surgen desde sí mismos hacia lo alto y se adentran en el espacio de la nave por debajo de las bóvedas, en redondo, haciendo juego con la celosía y el
abanico del coro de monjas. Es un barroco envolvente que gira todo alrededor y por el techo. El fondo no cuenta más que como luz de diferente intensidad en cada uno de los recintos de la nave.
En Tepotzotlán, en la capilla del Rosario de San-
60
to Domingo de Puebla, en San José Chiapa de Puebla y en el Bajío, las impresiones que producen los
brillos de los retablos, se acentúan con la luz de las
ventanas colocadas enmedio de ellos para contribuir
al deslumbramiento general.
En la capilla del Santo Cristo de Tlacolula, en
Oaxaca, la pared se adentra hacia el aire del templo, transformada en entrelazos zigzagueantes, policromados y dorados. Las esculturas de cuerpo
completo sobresalen del muro, sin llegar a separarse de él, porque de él forman parte: trabajadas en
estuco, muestran únicamente la mitad de su figura
hacia fuera, porque la otra mitad es pared firme.
Tiene Tlacolula retablos dorados, esculpidos en argamasa, formados también desde los paramentos y
ligados a ellos.
No le bastó a este barroco con el color, sino que
se abultó en yeserías y relieves, en frontales y celosías de plata y de hierro forjado, para penetrar el
espacio del templo. El contrapunto de estos salientes está logrado por medio de pequeños espejos que
perforan con sus luces la superficie. Es así como el
muro de sustentación se ha roto y desaparece entre
brillos y sombras, creando multidireccionalidad en
el espacio interior. Crucificados en vertical, en "X"
y de cabeza, llagas sangrantes y figuras descabezadas. Se vuelve confusa la atracción de la fuerza de
gravedad y por efecto de la impresión, por instantes, pareciera que se pierde el equilibrio.
Si el ser humano no puede cambiar de piel, porque "la piel aporta fisonomía y protege del medio
ambiente", en la arquitectura sucede algo parecido.
Cada estilo tiene su propia epidermis que no es de
ninguna manera un agregado ornamental decorativo, puesto que forma parte indisoluble con el todo
que es la obra de arte. Si se desprendiera la piel,
todo el ser arquitectónico quedaría mutilado; la piel
no es, pues, un órgano de pura exterioridad, de
apariencia pura.
Los acabados de un estilo arquitectónico determinado, y cada estilo elige los suyos, no son una
casualidad; cada estilo escoge su propia ornamentación o sistema decorativo, si se prefiere. En cada
estilo artístico, el detalle y el todo son congruentes.
No existiría un estilo barroco sin su propia epidermis, como no existe un clasicismo o un arte maya,
sin las suyas propias.
Así de esta manera, la piel del Barroco no es resultado de un propósito de aglomeración, de suma,
de amontonamiento, sino el resultado de una "voluntad de forma" precisa, dictada por su época.
Desde el acabado de las superficies internas de sus
edificios, el estilo barroco se expande por el aire en
la música de órgano y en los cánticos, sean estos
cultos o populares, y en los aromas del incienso y
de la cera derretida, o cuando se emplea la juncia
perfumada corno alfombra crujiente sobre los pavimentos. Iluminando toda este aire, todo este ambiente, todo este espacio estético, por las irrupciones abruptas de la luz o por su ausencia, en zonas
determinadas del edificio. De ninguna manera, el
espacio expresivo estético del Barroco es una casualidad, sino el producto de una "voluntad de vida"
con su correspondiente "voluntad de forma", inherentes a su momento histórico. Todo ello produce
la sugerencia de movilidad en las formas y en los
espacios que está siempre presente en dicho estilo,
aún cuando no gire la estructura.
Recuerdo cuando llegó a México una mujer bellísima que fue presentada en un teatro con gran
éxito. iFue todo un acontecimiento! Los periódicos
de aquel día escribieron con enormes titulares expresiones corno la siguiente: "la bella dama ni canta, ni baila, ni falta que le hace" . Podríamos decir
algo semejante del Barroco Hispanoamericano: el
Barroco Hispanoamericano, las más de las veces,
no hace girar su estructura, "ni falta que le hace",
porque resuelve sus cualidades de expresividad estética con elementos diferentes a los estructurales.
El componente fundamental del estilo barroco sale
de la pared y se concreta en el aire, porque la arquitectura del Barroco, descansa, ante todo, en su espacio expresivo estético. En consecuencia, el restaurador debe recuperar ese aire, debe reconstruir
esa especie de "inmaterialidad" que es el alma del
Barroco.
3. Santuario Mapethé
Para cubrir el rubro de investigación de campo quiero presentar un edificio que constituyó para mi una
revelación el año pasado, 1990, cuando lo visité por
primera vez. Se trata de la iglesia del pueblo de Santuario Mapethé, en el Valle del Mezquital, próximo
a Ixrniquilpan. La documentación histórica que trataremos de resumir es debida a una gentileza del
profesor Daniel Guzmán Vargas, buen conocedor
del lugar.
La población se llamó Real del Plomo Pobre porque se explotaba en ella, desde el siglo XVI, dicho
mineral, y allí mismo se lavaba, por lo cual su nombre indígena es el de Mapethé, que quiere decir "lu-
gar de lavaderos" en lengua otorní. 1 Se cuenta que
el famoso minero castellano Alonso de Villaseca,
hacia 1540 ó 1545, 2 donó a la iglesia del real de minas un crucifijo milagroso del cual deriva el nombre de Santuario. Santuario Mapethé es corno se le
conoce actualmente.
Los documentos antiguos informan que este edificio ocupó el lugar de otro anterior, abandonado y
en ruina; que Agustín de la Cruz Morales fue promotor de las obras y que se empezó a juntar material para construcción el 2 de mayo de 1727. En
1728 obtuvo permiso del Virrey para empezar los
cimientos, lo cual indica que existiría, por lo me-
7. San Francisco de Quito. Detalle en que aparecen el
artesonado mudéjar y la cúpula del presbiterio.
8. Vidriería de separación en el camarín de la Cartuja
de Granada.
1
2
Godínez, op. cit., pp. 21 y 54.
Vergara, op. cit., p. 44.
61
nos, un proyecto arquitectónico inicial. En el dintel
de la puerta que conduce al retablo, está grabada la
fecha 26 de mayo de 1737; para entonces se asocia
con ella el nombre del "maestro alarife Gregorio
Durán". 3 En "1739 se tenían cerrados los arcos torales para las bóvedas",4 y para 1744 se nombra al
arquitecto Nicolás de la Cruz, como informante del
derrumbe del coro y para hacerse cargo de la obra.5
Al bachiller Antonio Fuentes de León, primer
cura clérigo a partir de 1751, se debe la construcción de los cinco hermosos retablos, el mayor fue
acabado de dorar el 15 de mayo de 1765 y el 28 de
agosto de 1773 se habían terminado los dos altares
laterales próximos al presbiterio. Entre 1775 y 1778
se elaboraron los otros dos retablos; cinco en total.
Es decir que el edificio religioso iniciado en 1728,
estaría acabado en 1750 para haber sido ocupado
Ídem, p. 45.
Ibídem.
5 Ídem., p. 46.
6 Ibídem.
3
4
62
al año siguiente. ¿En 1744, cuando el coro se vino
abajo, estaría construida la portada? Entre 1765 y
1778 se construirían los retablos con que se engalana el interior, el cual conserva también su pavimento de madera y pintura mural "de fines del siglo
pasado o principios de éste". 6
Es sorprendente la ubicación del Santuario Mapethé con su riqueza arquitectónica en terrenos áridos como el Valle del Mezquital, lugar prácticamente
incomunicado hasta tiempos muy recientes. Encontramos aquí otra vez, este contraste tan frecuente
en México que no alcanzamos a bien comprender,
pero qué maravilla, entre la naturaleza áspera y la
delicadeza de la creación artística. Y aquí también
como en Taxco y como en Guanajuato aparece la
conjunción de un real de minas con la plena arquitectura barroca, si bien no podemos asegurar, en
este caso, que la bonanza minera del sitio haya sido
causa de la importante inversión que supone una
fábrica como la que estamos tratando. De cualquier
manera no cabe duda que el fenómeno de la creatividad humana no puede explicarse únicamente en
términos económicos. Es indiscutible que entran en
juego otro tipo de valores, superiores a los puramente utilitarios. Conocemos lo difícil que resultó
la construcción de la estructura en la cual participaron 17 barrios próximos a Ixmiquilpan, tal vez durante 23 años con sus representantes o mandones,
y es probable que el bachiller Antonio Fuentes de
León se allegara los medios económicos para la
construcción de los retablos de fondos diferentes a
los del Real del Plomo Pobre. Esta sugerencia surge
del escrito de José Vergara.
La iglesia del Santuario es de una sola nave rectangular, sin crucero, con cúpula sin tambor por el
exterior, gallonada octogonal sobre el presbiterio,
y de bóvedas de arista y de cañón con lunetos, entre
los arcos fajones sostenidos por pilares, a lo largo
de la nave. Estructura típica del barroco en México.
Al acercarnos al edificio nos sorprende su emplazamiento en una ladera, con una barda perimetral
de arcos invertidos que se abren en el frente del
templo con una arcada real de un solo vano. Ya dentro del atrio irregular, con sus bardas en muy diferentes niveles, encontramos una buena cruz de cantera rosa, con relieves, muy robusta, y en el fondo
aparece la fachada del templo con una esbelta torre
octogonal en su costado derecho.
La puerta principal tiene vano ochavado, con enjutas de adornos vegetales y está enmarcada por una
primorosa portadilla, muy abultada en sus elementos ornamentales. Consta esta portada de una calle
central cuyo cuerpo inferior se sitúa entre dos pares de columnas exentas que albergan un nicho en
· cada intercolumnio. Se prolonga este primer cuerpo, después de un amplio arquitrabe, en otro superior o ático, ordenado en torno de un óculo también ochavado, ubicado entre cuatro pechinas rectilíneas que recuerdan la punta de diamante.
Los relieves son carnosos, incluso en los medallones de grutescos que rompen la continuidad de
los fustes estriados de las columnas, y en los capiteles corintios (?); lo mismo sucede en el friso convexo (pulvinato) del entablamento, con rostros de
querubines y hojarasca como motivos decorativos,
en tanto que los nichos de los intercolumnios retoman el perfil lineal quebrado de la entrada.
Las columnas próximas a la puerta se siguen en
otras menores en el cuerpo superior, mientras que
las columnas extremas del cuerpo bajo, terminan
en el alto en remates verticales de contorno sinuoso y volumen estriado. Acaba este ático por lo alto
en una cornisa de movimiento ondulante y en tres
elementos verticales muy esbeltos, y, hacia los la-
dos, en bandas sigmoideas que finalizan en pequeños roleos y que se separan hacia abajo para cortarse en su término inferior en ángulos de noventa
grados. Dentro de estas bandas laterales la pared
simula, también en relieve, sillares de piedra que
contrastan con la planitud del aplanado exterior de
la fachada. Redondeces en las columnas, en la cornisa superior y en las bandas laterales; líneas rectas
y quebradas en el óculo, en sus pechinas y en los
sillares simulados. Contrapunto entre formas redondeadas abultadas, trazos rectos y superficies planas.
Con todo y estar muy bien estructurada visualmente esta portada, lo que es verdaderamente relevante en ella es que conserva los colores de su terminado final. Es la más completa, en cuanto a acabados, que podamos observar; tal vez la única que
se haya salvado del desuello por lo inaccesible del
9. Santuario Mapethé, Hgo. Vista del frente del edificio
y del paisaje.
10. Portada policromada en Santuario Mapethé, Hgo.
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vitrina central de alguno de los retablos; el corte
sinuoso de determinado elemento para señalar una
puerta o un nuevo camino hacia la sacristía o hacia
el coro. Es inaprensible este barroco, se nos escurre
de entre las manos, impide una observación precisa, nos centra en un aire denso que todo lo envuelve. Espacio que acentúa su corporeidad con las vibraCiones de la música de órgano perceptibles hasta por su impacto sobre la piel y sobre las maderas,
aroma de incienso y de flores multicolores. Impresión de un momento que deja profunda huella en
nuestros cuerpos y en nuestras almas. Inmersos en
esta vivencia nadie piensa con razones ni con lógica constructiva, nuestros sentidos perciben que la arquitectura se ha vuelto de aire que nos envuelve.O
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Santuario Mapethé hasta los últimos diez o quince
años. Ejemplo que es necesario resaltar para su conservación y como modelo de los acabados exteriores del barroco.
Cuando se abre el portón de la entrada, de entre
la penumbra interior relucen los brillos de los retablos para dorar el aire con su luz cálida. Al penetrar en la cueva resuenan nuestros pasos sobre el
piso de madera y se abre el espacio hacia lo alto en
los fogonazos de luz de las ventanas de la cúpula.
Los retablos reclaman nuestra atención y los demás
elementos arquitectónicos desaparecen de nuestra
percepción con formas imprecisas. Fijamos nuestra
vista sólo por un instante porque con cada movimiento el punto focal de observación se modifica
hacia diferentes luces y profundidades. Un medallón de pintura con un ángel músico; el reflejo en la
11. Santuario Mapethé, Hgo. La sorpresa d e su interior
barroco.
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