lio natal, no hnrtai, B« mientas, as prevariqnai, honr» & to« pkdraa; aa •ama, cumple la ley de Dios, amándole y BÍrviénáole.—Maita. La faente de la vida es la ciencia. Ea caso de duda, el Jaez «apremo es la eoaelencia.—Manú. Conóeote á tí mismo.—SicraUi, Trabaja para extirpar el mal. Embellece la tierra cubriéndola de yegetales y animales útilta.—Zoroastre. Todos los hombres son Iguales. No hay otra diferencia entre ellos que las virtudes que poseen.—Budha. Amaos los anos & los otros.—Sed perfectos como nuestro Padrs qae está en los cielos.—Jtsús. La piedad no consiste en Tolrer el rost'o hacia Levante 6 al Poniente. Pía oso es el qae socorra á los haérfiínr, ¿ los pobres, rescatólos cautivos, oh erva la oración, da limosna, es pac:rjnte an la adversidad. El qae as Jaste y teme á Dios elemente y aiisericardieBi.—Maham». NUM. 68. Las Dominicales Freoios.—Uaárid, trim. S ptas. Prov., id. 2,50 id. Extranjero, alio, 12 ptas. nitranar, id., 20 id.— Número suelto corriente, 10 eánts. dapta. Id. Ídem atrasado, 35 id. A loa vendedores 6, rs. la maüo. El pago se hace por trimestres adalaniados, ea letras 6 sellos. La redacción dará cuenta de toda obra de qae reciVa dos ejemplares. Ño devuelve los manuscritos. No responde de los artícalos firmados. No admite annneios de pago. Administración: Libertad, 23, bajo izquierda, frente si teatro da la Alhambra. Domingo 8 de Junio de 1884. R.<l«rtox*«.{g;2g»Chi««- ADVERTENCIA m qiie labra, IB mojar O U arregrla sa eam, ei mairistrado qoa ( ampMSa soa fttneiones, «t obrÑo qna trabi^a, hacen ana obra tan santa coa» el monje que ora y ayuna.—ívíero. Desde la India basta la Francia el sol DO ve más que una familia inmensa quo debía regrirsa por las leyes dd amor. Mortales, todos sois hermane .— Toltaín. Haz el bien por el bien. No emplees jamas la humanidad eoiao un simpl. medio... Respétala como on ftn.—f anta El hombre debe realizar bajo Dios st armonía de la Naturaleza y el Espirita en .forma de voluntad raeiohal y por el paro bien.—XiraM*. Qae la Verdad ostente todos sni ttplendores en la tierra: que se desplomen los templos y eaigran hechos poI-> vo los tronos, y se soterren bajo el rango los adoradores del velloetoo da oro s> se interponan'sn sa «mino. iPasa, paso á la Vardad divinal—Si Btffrü» A los corresponsales qae envIeB el Importe por meses adelantados en letras ó sellos, se les servirán los pedidos-—•• -' - coatro meros en de céntimos en . . cada número será de lO'céntimos. ANO II pretensiones á la dominación universal die- sacramento. Contradiciendo manifiestamente el divorcio? Pues esa gran^desgracia, y otras alma generosa, no excusó sos alabanzas enturon un punto de atracción poderoso y salva- la ley de Moisés, que dijo más de una vez Se suplica á ¡as personas que tengan parecidas, es lo que ha venido á remediar siastas al gran Lutero, loando él espíritu de lique enviar fondos á esta Administración, dor al mundo, que se destrozaba en san- venir á cumplir, Jesucristo inpugnó el di- la nueva ley restableciendo el divorcio en la bertad que había impreso á su pueblo. Qae sea cualquiera el concepto, que lo hagan en grientas]íluchas, sólo por la brutal pasión de vorcio. No necesitó más la soberbia de la República francesa, contra la cual y su autor tomen acta de este hecho aquellos que quieren libranzas ó letras, y sólo en caso eoctremo los combates. Sus propias insoportables pre- Iglesia que la vaguedad de este pasaje evan- tantas injurias y denuestos se permiten nues- hacernos creer que son igualmente fanáticos los tensiones absolutistas sirvieron á maravilla gélico para proclamar, á la vez que su excluen sellos. tros neo-católicos. protestantes que los católicos. No hay más difoTambién se suplica que la correspon- pwra sacar la sociedad del caos en que cayó siva competencia en la celebración, la indisorencia, sino que los unos dejaban expotier libreRAUON CHÍKS. dencia se dirija con sobre al Administra- en la Edad Media; pues tal es la contingencia lubilidad del matrimonio. mente sus ideas á quien no era cristiano, y los QuodDeusjunxit, dor ó Director de LAS DOMINICALES (no humana, que el propio mal y el error mismo otros le quemaron en cuanto le habieron á las homo non separeü gritó, llena de arroganen su nombre propio), y las letras á favor ha de aprovechar como bien y tomar por manos. LH memoria de Giordano Bruno exige cia. Y los Estados católicos hubieron de paudel Administrador. verdad, tendiendo sobra tan áridos campos esta imparcial declaración. sar por la humillación de ver en manos ajasus tiendas en la peregrinación incesante Despaea de diez años de peregrinación por Eunas la potestad de regular los matrimonios. hacia la verdad y la justicia á que la lanza ropa, vuelve Giordano á Italia. ¿Qué espirita maY los hombres hubieron de pasar por la versu destino. ¡Bendito, bendito el siglo en que hemos naci- léfico le aconsejó dar aquel paso? ¿Creyó quigüenza da tener por imposición divina un do! ¡Bendito tú, Voltaire, que hiciste mazo de la zá que el tiempo habría aplacado los odios sosMas aquel tiempo en que el catolicismo error por ellos cometido, y considerarse impluma para aplastar la Infame! ¡Bendita seas, citados contra él? ¿Creyó que la fama de sabifué fórmula de progreso, está tan lejos ya, potentes ante una trasfórmacion monstruoRevolución francesa, espada del libre-pensamien- duría que se había conquistatio por todas partes para el pago de la multa Impaesta & LAS DOMINICALES por el conde de Toreno, y qu4 precisa retroceder muchos siglos en la sa de su cónyuge. Para ser católico precisaba to, que has cortado uñas, colmillos y melenas á le serviría de escudo contra las asechanzas de para constitnlr un fondo de defensa contra Hi^ria para tropezar en él. Puede afirmarse rechazar el divorcio. Así, tras repetidísimas lafiera,dejándole sólo una lengua achacosa para sus enemigos? ¿Tal vez, subyugado por el amor £ las persecuciones del Gobierno al Libre- que, tan pronto como el catolicismo llegó á la patria, sintióse irresistiblemente atraído hacia afirmaciones, lo había afirmado últimamente maldecir! pensamiento. su apogeo, dejó de ser cauce de vida, para el Concilio Vaticano. Figuraos á Víctor Hugo, llena el alma de las ella? El hecho es, éea cual f aere la causa, que {Continuañon.) trasformarse en estorbo formidable. La nave Francia, en su Código civil, en que bajo ideas generosas que le alientan, recorriendo el nuestro filósofo penetró de nuevo en Italia. Al Pts. cu. se convirtió en escollo, en virtud de la inmu- el nombre de Napoleón se publicaron las mundo materialmente, como lo hace moralmen- punto fué preso y llevado i Venecia, de donde te, graciasá la bienhadada imprenta. Figurárosle, fué reclamadu por el tribunal de la Inquisición Suma anterior 1.461 90 tabilidad del dogma y de las instituciones doctrinas racionalistas de la Convención, después de una larga peregrinación por aquellos de Roma. Seis años estuvo negándose Venecia & D. Ángel Bernarder 2 50 que sobre él se levantaron. De entonces acá, había establecido el divorcio. Los graves focos do irradia más luz civilizadora, volviendo á efectuar la extradición. Al fin lo entregó á los Diez y ocho burgaleseslibre-pensadores. 11 su misión {triste misión por cierto! ha sido SerTBt.. 2 50 barreiar los caminos todos en que ha lanzado yerros de la elección humana tenían en su patria tan amada cargado de laureles, para re- inquisidores romanos, que lo tuvieron otros dos aquella grande obra legítima satisfacción. crearse contemplando su cielo y sus dioses lares; años más en prisiones. D. Manuel Sales 5 al hombre la ley del progreso, que es la ley Lo absoluto católico quedaba en la familia 7 cuando realiza este deseo, viéndose sorprendiQaisieron primero convencerle, envíándole al D. Vicente García 2 de su naturaleza racional, como lo es de la D. Víctor J. Felgueroso 1 50 naturaleza entera. De entonces acá, hay en- borrado para siempre. Para el amor y el do por negros esbirros que le arrastran primero efecto los mis sabios y acreditados teólogos. ¡Empeño vano.' Figuraos que alguno os quiere conmutuo respeto, la indisolubilidad; para el á la prisión, después á la hoguera. D. Faustino Nespral Coto 1 50 tablado un duelo á muerte entre lo Ab- odio violento, el ataque fiero, la prostitu¿Qaé género de indignación no produciría hoy vencer de que el hijo de vuestro padre es vuesNataniel, masen y republicano 1 50 soluto y lo Progresivo, entre el Catolicismo ción y la infamia, el divorcio. La razón, y semejante monstruosidad? tro padre mismo, que no hacen ambos sino ana D.P.M.....: 250 persona. ¿Dónde hay teologías capaces de llevar y el Humanismo, entre la fe y la razón, entre el Código de 1803 con ella, entendían el maPues hS aquí, sin embargo, lo que en el siUn sacristán jubilado .• 3 á BU espíritu sano ese convencimiento? Así pael sacerdote y el ciudadano. glo XVI acaeció en la perdona del insigne mártrimonio de esta suerte. D. Antonio Gallego 2 saba á Giordano Bruno con los misterios cristir Giordano Bruno. En los múltiples y variados trances de D. E. Collado Roma, que había mirado á la revolución • ¿No es legítima mi alegría al vivir en este gran tianos. este terrible combate, el catolicismo, que con horror y á Napoleón con miedo, tan D. Sebastian BipoU siglo, que rechaza tamañas infamias, y al ver caíLo que no se pudo por el convencimiento, se D. Rafael Torralva viene defendiéndose con valor digno de me- pronto como detras de los reyes coaligados do, retorciéndose en su impotencia, al descen- quiso hacer con la intimidación y la amenaza. D. R. Avellá jor causa, acompañado de una perseverancia entró en Francia del brazo da los Borbones, diente de los quemadores de carne humana? «No faltaré á la verdad,» dijo para sí noblemente D. P. Y. Blanes tan cruel como astuta, va perdiendo, uno rasgó con mano audaz en 1816 aquella briGiordano Bruno es más que un hombre, es la Giordano Bruno. Aquella tenacidad debía desesD. José Botella tras otro, los florones de la corona de hierro llante página del Código revolucionario. representación viva del libre-pensamiento en el perai* á la Iglesia. Propalar, gritar, atronar el D. Luis Gozalvez con que ceñía al mundo. Hoy fvedle! es un Tuvo su revandia, aunque no total, pues tiempo en que vivid. mundo diciendo que el filósofo renombrado haD. Antonio Berna^eu apergaminado esqueleto, en que apenas si jamas volvió del todo á monopolizar el maNació en la aurora de nuestros ideales, al me- bía abjurado de sus ideas y se había hecho catóD. Matías Balagner quedan vida y voz sino para protestar de trimonio; el contrato civil Subsistió, bien á diar precisamente elsisrloxvi. Los intereses re- lico, hubiera sido para la Iglesia un aconteciD. J.R ligiosos absorbían entonces todala atención. El miento. ¿No la estáis viendo atiabar, cuando los golpfts que recibe y de los dominios que pesar de la Iglesia. D.Ch. G. A pueblo no podía interesarse por la causa del libré- fiaqnean las fuerzas á algún hombre eminente pierde. En vez de resignarse á la muerte, á Las obras del retroceso, cuando un pro- exámen, porque no lo comprendía; lo que com- que la ha repudiado en vida, para aproximarse al D.V.S.L que le condena, como á todo lo humano, su D. Vicente González greso está bien determinado, duran poco. prendía eran los abasos de la Iglesia, su aparta- lecho y salir cantando victoria por la conversión propia vida de tantos siglos, en virtud de La razón ha tenido en esta misma semana Un adicto al libre-pensamiento miento del cristianismo, el notorio absurdo de alcanzada, mientras los deudos del maerto se resus pretensiones divinas, hace esfuerzos, que una brillantísima revancha á su vez, y de- sa pretensión, de ser la única mediadora en- tuercen en el dolor? Otro adicto al libre-pensamiento... D. José T. García resultan grotoscos, por aparentar lozanías finitiva por cierto. La proposición de Alfredo tre el hombre y Dios, plagada, como estaba, de Viendo inútil todo esfuerzo, la iDquisicion se J). Vicente Sales y reverdecimientos imposibles. Naquet (1) en demanda del restablecimiento vicios. £1 pueblo entendió por eso perfectamente resolvió á condenarlo. Lo sacó del calabozo para D. Rigoberto Segundo ) 29 25 El Papado—resumen y personificación del del divorcio en Francia, después de aprobada el lenguaje de los reformadores. Nada, empero, llevarlo á casa del inquisidor general, á leerla D. José Navarro catolicismo—de despojo en capitulación, de en el Cuerpo legislativo, acaba de triunfar por había en aquéllos más odioso, que cuanto se k sentencia. En casa del inquisidor le hieieros Un ignorante .• quebranto en caida, hállase hoy exánime. una gran mayoría en el Senado, conservador apartase del cristianismo. La fe en la revelación arrodillar entre cardenales, teólogos y consaltoD. E. Miquel, , Su palabra, que á veces ahueca en excomu- por naturaleza y por sus orígenes. En breve debía ser absoluta; la razón era una prostituta res para que oyera la sentencia, por la cual se te Un excomulgado.del diablo & sus ojos, no menos que á los de los condenaba á ser castigado con la clemencia que niones bárbaras y protestas amenazadoras, será ley, y el catolicismo habrá desaparecido Un estudiante de derecho católicos. era posible y pin efusión de sangre. Repara en queriendo ser reto, resulta quejumbrosa la- hasta del propio fundamento social: habrá D. Francisco García ello, lector; todo aquel escarnio decantado qae ¿Cuál podía ser la condición de una persona mentación. Ladino á las veces, depone la desaparecido del matrimonio. ¿Podrá decirse B. J. M., espiritista anticristiana como Giordano Bruno en una so- se empleó con el Cristo es nonada al lado del que ira y acude al halago; mas los pueblos, alec- en adelante que la nación francesa, que estas D. A. N., libre-pensador ciedad semejante? Análoga á la de Servet, aun- esa raza de demonios llamados teólogos osó con D. A. V., Ídem Sima y ñgue 1.526 15 cionados por dolorosas experiencias, así como leyes esencialmente anticatólicas se da, es que ostentándose de un modo más saliente por el ilustre Giordano; le condenan á ser abrasado Un demócrata alicantino ríen de sus anatemas, ensordecen á sus can- católica? Fuera abusar de las palabras, ó haber vivido más tarde j por la naturaleza fogo- en la hoguera, la muerte más espantosa que se D. Rafael Valero tos de sirena. Ni engañar ni atemorizar emplearlas para designar, no las realidades, sa delfilósofoitaliano. Giordano Bruno no tiene imagina, ¡y lo llaman clemencial; y por si la ironía Un libre-pensador puede; miseria inmensa que revela su cer- sino las apariencias sociales. tierra segura en que sustentarse; gira en peregri- y la burla no pareciesen suficientes, lascompletan D. A. B., libre-pensador nación por toda la Europa, siendo rechazado por diciendo que no habrá 4/«no» de sangre, aludiencana agonía. En nuestro país, en Eápaña, ni la necesiD. F. E., ídem do ¿ que debía ser quemado. No lo sé, pero imatodas partes como apestado. ' Ayer, como quien dice, hubimos de ocu- dad apremiante, ni la afición á ciertos estuD. S. G., ídem gino que lá tesis de la clemencia de aquel jurado Era Giordano Bruno de Italia, de esa tierra ENCortina PRANCIA parnos de la excomunión lanzada al mundo dios, nos permiten apreciar el valor y trasD. Antonio Arias sería sostenida entre carcajadas internas y seriemasónico por el pontificado, mostrando cla- cendencia del divorcio. Rozándose con cosa hermosísima, patria de los grandes artistas. Ba- dad aparente en más de un seminario. Un libre-pensador ñada su frente por aquel azulado cíelo que, como Todas las instituciones católicas llevan en ramente que esto descubre la horrible imtan grave y tan respetable como la familia, el nuestro, parece estar diciendo al alma del que Giordano Bruno se irgnió luego que se le hubo su seno un vicio de origen que irá lenta y penitencia en que se dispone á morir esta fuera del todo inoportuno por hoy propo- lo contempla: «Sé pura como yo,» saturóse de leído la sentencia, paseó una mirada altiva y sesucesivamente matándolas. Este vicio es su institución pasada de tiempo, y demostrando ner una reforma como ésta, que el tiem- aquella idealidad platónica que tan bien predis- rena por los jaeces, y les dijo: «Qaizá os turbe cai^ácter absoluto, del todo contrario al ca- que la masonería, obligada por el anatema á po traerá consigo aquí en ocasión propi- pone el ánimo á los altos hechof), aun á costa del más que á mí esa sentencia que acabáis de prorácter esencialmente relativo, contingente, apartarse definitivamente del catolicismo, nanciar.» cia. Sin embargo, para que el Juicio pú- sacrificio. mudable y progresivo de la naturaleza hu- llévase rico jirón social al campo del libreDotado de elocaencia arrebatadora, y creyenblico no se extravíe por las interesadas imTodavía le tuvieron ocho dias sin darle masrmana y de la colectividad social. Sólo por pensamiento, donde si es cierto que sus senpugnaciones de los clericales, ni prosperen do que no habría campo mejor para cultivarla te, esperando sa retraetación. Ai fin le arrastraser siempre el mismo, el catolicismo es lo timientos la dirigían suavemente, la precilas calumnias que á Francia lanzan sus que el de la cátedra sagrada, ingresó en la orden ron á la hoguera. Ascendió con pasofirmeal saque es; mientras que el individuo y la so- pita ese acto incalificable del Pontífice, que, de los más celebrados oradores de su tiempo: plicío, y se mantuvo así entre las llamas mienperiódicos con motivo del restablecimiento los dominicos. Pero bien pronto comprendió que tras le quedó aliento. Aún quisieron ea aquellos ciedad, por mudar constantemente, han al- aconsejado por sus mayores enemigos, no del divorcio, nos vamos á permitir marcar eran incompatibles sus generosos alientos con terribles instantes arrancarle un signo de abdicanzado la perfección y grandeza en que hoy trabajaría con mayor celo para arruinarse. una de las grandes injusticias que viene á aquella atmósfera de hipocresía que le circunda- cación, presentándole á besar on cruoifijo; él lo los vemos. Hoy, toda una nación, la noble y grande remediar la nueva ley, en que se patentiza ba. Los que él llamó «ministros dé la envidia, miró, y volvió la cabeza con desden. Dias de la Historia llegarán, en que los República francesa, ha realizado en su legis- también la contradicción absurda en que cae servidores de la ignorancia, esclavos de la malAhí tenéis, católicos, uno de los nuestros, ahí hombres se asombren, al saber que hubo lación civil una trascendentalísima reforma, el catolicismo. dad,» le persiguieron con «u envidia y sus ren- tenéis un libre-pensador. Vaá sufrir una muerte tiempos en que existieron en el mundo po- que revela á las claras que el corazón y la Supóngase un matrimonio joven. La mu- asres, obligándole á abandonar el suelo patrio. horrorosa, no desfallece, no suplica, no desconderes insensatos, al punto de proclamarse in- inteligencia del generoso pueblo francés están Pasó de Italia á GineBra, donde el sucesor de jeir comete un delito que lleva aneja la pena Calvino, no menos austero que éste y no menos fía. Le dan á elegir entre la abdicación y su confalibles é irreformables, como se consideran completa y definitivamente apartadds del cade prisión perpetua. Con divorcio, la gran fanático, recibió al filósofo italiano cauteloso y ciencia, y muere antes que faltar á su conciencia. serlo los poderes católicos. Y cuando recuer- tolicismo. En vano se dirá, como es cierto, desgracia del marido tiene un remedio: re- reservado, obligándole á dejar la ciudad, desde den que estos poderes pretendieron que sus que Francia paga con escrupulosidad el culto A estos ejemplos, á éstos es á los que hay qns clamarle, y una vez obtenido, si á ello le la cual marchó á Tolosa de Francia. Del fanatisleyes é instituciones para la vida social fue- y clero de la religión católica; en vano que en acudir, y no á los de hombres moribundos y exiarrastran sus inclinaciones, contraer un mo protestante pasó al fanatismo católico, im- nimes, de quien propaláis que se convencen «n sen, como ellos mismos , absolutas y fatal- el suelo de la República se alzan numerosas nuevo matrimonio. Con la legislación cató- jperante entonces en Tolosa; tuvo también que sa última hora. mente irreformables, dudarán qu^á si nos- y ricas catedrales; en vano que la literatura lica, el marido, ni casado, ni viudo, ni soltero, dejar esta ciudad al punto, y encaminarse á Penetraos bien de la clase de hombre de que se otros, los hombres de la edad en que tales católica florece allende el Pirineo, como flocomete adulterio al amancebarse, como por Paris. trataba. En el siglo xvi, mientras el mundo que aberraciones se viven, tenemos conciencia recen los milagros. Francia no es católica ya. lo general sucede, y vive en perpetuo pecado Pide hospitalidad á la Universidad de París en le rodeaba creía en la íQfslibilidadtfe lo conteniclara del derecho y la justicia, como duda- El presupuesto, el culto, las catedrales son mortal, da que cada año se limpia, es verdad, nombre de la libertad del pensamiento, y es re- do en ios libros llamados sagrados, él sostiene mos nosotros si la tuvieron as[uellos romanos puro aparato, necesidades externas que una mediante la confesión y comunión. Los hijos cibido con recelos y desconfianzas. En Inglaterra el movimiento de la tierra, la existencia de iM * que, alardeando de rectos, honrados y vir- política sabia haca bien en satisfacer. Francia de este concubinato son, ademas, ilegítimos. le acaeció otro tanto. Allí debía ocurrir entonces manchas del sol, la pluralidad de los mundos, la tuosos, arrojaban por codicia sus esclavos es católica en apariencia: en realidad es liDe todas partes que se mire, la condición da algo de lo que hoy acontece. Aquellos refiores in- infinitud del universo, todas estas verdades que Inútiles á las piscinas, y por deleite asis- bre-pensadora. este hombre es desgraciadísima, miserable é gleses piensan que por ponerse muy graves y son hoy del dominio común de las gentes, pero tían á los combates de gladiadores en el disfrazar con palabras nuevas id««8 viejas, son que entonces hacían decir á los jueces de GiorElla misma lú acaba de probar. irremediable dentro del catolicismo, y altaoriginales, confundiendo ..eternamente la extra- dano, que por absurdas no merecían la pena de Jirco. # Ninguna ley, en efecto, más importante y mente perturbadora del orden social y de la vagancia con la originalidad, ¿¡"penetrante geUn tiempo fué que el catolicismo prestó sustancial en un pueblo, que aquella que re- moralidad pública. ¿Quién, ante esta caso, nio de Giordano Bruno le hizo ver claro la ver- refutarae. Era, pues, un hombre superior, qae "ormas y esencias al progreso. Corroído el gula el matrimonio, base y fundamento de la puesta la mano sobre el corazón, rechazará dad, y llamó «pedantes de Oxford» á los que el llevaba dentro una fuerza da espirita tan grande, que le hacía rebasar la inteligencia de sus conTiundo pagano por la lepra delNsensualismo, familia, el elemento generador de toda sovulgo daba el nombre de sabios. temporáneos y pensar como nosotros. En otro or^ota en mil pedazos la unidad romana por el ciedad. Después visitó las más célebres universidades den de ideas, Giordano Bruno sostenía también. iesborde de las hordas germánicas, su carácEl catolicismo tuvo buen cuidado siempre (i) Citamos este nombre per ser el de un muy alemanas. De varias fué rechazado. Donde se le ter divino y su ascética disciplina tonificaron da recabar para la Iglesia la celebración del 2ííf/l°,*™'^' *'1"'«° con estas líneas felicita- , recibió mejor, hay qae decirlo en honra suya, fué en la célebre de que había salido el Refora relajada conciencia moral, así como sus matrimonio, á pretexto de constituir ¿ste un , ., , entras como parmador, en la de Wlttemberg. Giordano Bruno, . te en el capitulo de cargos para condenar]»* Giordano Bruno. SUSCRICION El catolicismo y el divorcio LAS DOMINICALES DEL LIBRE PENSAMIENTO muerte, por ser aquéllos, se decía, redomados protestantes. Esto es, que Giordano Bruno creía entonces lo que cree cualquiera de nuestros cortesanos que han ido á remdir parias al príncipe protestante alemán mientras ha estado en Madrid; aquello que sostiene un mal redactor de cualquier periddico coneervador, que por fuerza dirá que el príncipe alemán es un portento á quien hay que hacer doctor en España, y que la tierra es aplanada por los polos y se mueve sobre su eje todos los días. ¡Comprended la lucha desgarradora que excitaría el terrible Tribun al en el alma de aquel gran hombre! Hallábase en la fuerza de la vida, tenía sed de verdad y sed de esparcirla; amaba á su patria con delirio, como lo prueba el volverá ella sin reparar en peligros; tenía,pues,en este mundo un *• tesoro de afectos, gigante como su espíritu. «Todo lo conservarás si te retractas,» le decía la Iglesia. «¿A qué costa lo conservaré? debió preguntarse interiormente: á costa de negar lo que ^ veo, toco y palpo; á costa de engañar á los hombres, de prostituirme á sus ojos, de hacerlos desconfiar de la virtud divina de la verdad, porque es imposible que dejen de comprender que mi abjuración es falsa; sobre todo, á costa de negar mi esencia misma en lo que tiene de más intimo, en este replegarse de mi ser sobre sí mismo internamente, ep virtud de un poder que yo no he creado, que me ha sido dado por Alguien, cuyo Alguien asiste á ese ver interior. Debo á mi acreedor del mundo ciento, le doy dos, y no sostendré que le he dado los ciento sin ser un vil criminal; y á mí Acreedor Eterno que me ha dado este algo que se repliega solemnemente aquí dentro, como si media realidad se ajustase & la otra media por su propia virtud, ¿he de mentirle diciendo públicamente que no ajusta lo que ajusta, 6 que el dos es ciento? No, no lo haré: entre mi conciencia y el mundo, mi conciencia: entre Dios y estos reprobos que me tientan. Dios, jlré á la hoguera!» ¡La hoguera! ¿Quién no tiembla, quién no se estremece de horror pensando en ese género de suplicio? ¿Qué ansias, qué dolor, qué inmenso <• Sufrimiento no supone muerte semejante? Sentir la aproximación de las llamas, querer huir y no poder, retorcerse, lanzar rugidos de dolor, sentir saltarse los ojos de sus órbitas por la fuerza del espanto, recocerse el pecho, entrar en ebullición la sangre, estallar las venas, hervir el cerebro: ¡qué muerte, qué muerte más horrorosa! . Tal la debió concebir Giordano Bruno en sus sueños mientras dormía,en sus vigilias, cual sueSo horroroso, miéutras despierto, durante ocho mortales años que pasó en la prisión. Mas tampoco cedió ante el sufrimiento: «Apuraré el cáliz de la amargura sin afectación patética, como corresponde al hombre y al sabio,» debió decirse interiormente. ¡Alma heroica, ilustre representante de nuestra raza y de nuestra idea, bendecida seatumemoria! Ella nos presta alientos para luchar y reluchar; sí, hay más que polvo y cenizas. ¿Dudas del Dios Verdad que adoramos los libre-pensadores, visionario fanático? Míralo pesar en el fondo de la conciencia de Giordano más que todas las iras de la Iglesia desencadenadas; míralo luego aplastando los mitos bíblicos y obrando en vuestra propia conciencia hasta el punto de haceros confesar que la tierra se mueve, que el sol tiene manchas, que Lutero fué un grande hombre (como lo han dicho los periódicos católicos alemanes con motivo del último centenario), y todo aquello que motivó su condenación, lo cual obraba, gravitaba en la conciencia de Giordano Bruno, manteniéndole enhiesto en medio de los criminales, viles, infames furores de los vuestros. Las cenizas de Giordano Bruno fueron aventadas; el aire las esparció por Italia, y de ella?, como de las piedras de la vieja fábula, nacieron hombres. Esos hombres son los soldados italianos que, inspirados en un Código que lleva escrito en 8tts páginas libertad de pensamiento, han entrado en Roma fusil en mano gritando también: libertad, libertad, mientras hacían añicos el cetro bajo el cual se consumó el crimen de la condenación de aquel héroe y mártir. Sí: tu alma, Giórdana, revive en un gran pueblo, libre, generoso, heroico, lleno de idealidad como ella. Y como no sólo en tu pueblo, sino que «n todos los que pesan y valen en el mundo de la Hi8toria,e8tá escrito ya en el frontispicio desús constituciones «el pensamiento es libre,» bien se puede decir, parodiando la frase de Juliano: ¡Venciste, Giordano Bruno! DEMÓFILO, Carta al clero inferior. (Continuación.) De este modo nada cristiano se quiere abatir hoy al inferior, armando el brazo de los superiores con el látigo del déspota, como si el que está arriba no tuviera más bien necesidad de freno y cortapisa, que de estímulo á su soberbia y ambición, i Ah! ¡8i los muertos pudieran hablar! 8i á muchos vivos no hiciera enmudecer el miedo á la persecución y al hambre, ¡cuántos hechos abominables vendrían á confirmar la necesidad que tiene el poderoso de limite á su acción! Pero nihil esí opertuus quod non revelabitur, et occultum quod non scietur; entonces será patente la insensatez y ceguedad de los neo autoritarios, producto de los supremos terrores que padecen los grandes desde que la idea de libertad empezó su camino con los reformistas del siglo XVI, para llegar, bien lo previeron ellos, lejos, muy lejos. De aquí ese apoyo mutuo que se prestan los grandes, sin mirar ya á antiguas divisiones de escuela y raza, y esa congestión de fuerzas hacia arriba, cuya exacta expresión, por lo que hace á la Iglesia, está en la siguiente teoría de Próspero Fagnano, vigente y confirmada por el último Concilio y por todos los documentos oficiales, y defendida por los campeones de Roma: JSÍ Papa es mayor que el Após- tol, y no está obligado á los preceptos de San Pablo, ni de San Pedro. Se ha de estar á su sentencia, aunque contradiga á la Iglesia ó al Concilio, aun en materia de dogmas; TODO LO PUEDE FUERA, SOBRE Ó COKTRA EL DERECHO; liBce derccho de aquello que no lo es, porque PUEDE MUDAR LA NATURALEZA DE LA COSA. La interpretación del Papa, vale más que la interpretación de los Santos Padres (I). Una vez hecha tabla rasa de toda la historia, los Padres, los concilios y hasta de los Apóstoles, todo se puede esperar. El furor autoritario irá muy lejos, cual lo demuestran ésas publicaciones liadas católicas, que han llegado á decir: El Papa es el señor de la verdad. ¡Y Jesucristo había dicho: Yo soy la verdad!! Nada importa que así como ia teoría del juicio ex infórmala conscientia se opone á tan respetables monumentos del derecho, esta doctrina extravagante y monstruosa esté en contradicción con antiguas enseñanzas, en virtud de las cuales Inocencio IIT, Adriano VI, Paulo III, Pió IV y Benedicto XIV no se creyeron infalibles, abundando en las enseñanzas de los concilios de Calcedonia, de Constanza, de Florencia, VI Constantinopla, XV de Toledo y otros muchos; por nada se retrocederá ya en la senda fatal. La antigua república eclesiástica ha de convertirse en monarquía absoluto-despótica; todos los medios justificarán este fin á los ojos de Roma, impulsada por el maquiavélico jesuitismo. Gregorio XVI no dudó en perpetrar crímenes horribles, sangrientas abominaciones. Pió IX, el melifluo Pió IX, también atormentó en tétricas mazmorras á sabios y dignísimos sacerdotes que se atrevieron á decir la verdad contra la exaltación del monaquismo, contra la humillación rastrera del episcopado que deponía la mitra á los pies de la cogulla, y entregaba maniatado á su clero, sólo porque así plugo al que reparte los capelos. Y, vosotros la sabéis muy bien, la máxima de adulación mundana ad exemplum regis totus componitur orbis, tiene su correspondiente en la Iglesia con aquello de id potest episcopus in sua dioecesi, quod potest Pontifex in universa Ecclesia; por lo que cada diócesis se ha convertido en una pequeña Roma, con su venal corrupción y todo, y cada obispo en un Gregorio XVI en caricatura, enemigo del clero, sumiso con los jesuítas y los frailes, cruel y desdeñoso con los suyos, hostil al cabildo, como los Papas á la idea del Concilio y los déspotas civiles al Parlamento, deferente y melifluo con la aristocracia (especialmente la femenina), y solicito de sus intereses y comodidades mundanas, cual el Papa y su curia. Así se nos trata, queridos compañeros; sobre nosotros pesa el odio y la tiranía de los que se dicen nuestros superiores, debiendo ser nuestros hermanos, la hostilidad de los frailes, monjas ó beatas, y el ultrajante desden de los nobles y los poderosos. ¡Ah! Si levantaran la cabeza los antiguos Papas, obispos y Padres de la Iglesia, no conocerían á sus sucesores ni la religión de nuestros días. Ellos entendían que lo necesario en la Iglesia, lo instituido por Cristo y los apóstoles, es el clero hoy llamado secular, con la intención aviesa de asociarle la idea de siglo, mundo ó corrupción; él deba sustituir por derecho divino el cuerpo docente; él debe elegir á los Papas, á los obispos y á los demás jerarcas; él debe ser consultado en el régimen de la Iglesia, como el verdadero sacerdocio de derecho, regale sacerdotium, gens sancfa, populus accquisitionis. Aquellos padree, obispos, en su mayor parte por elección del clero y el pueblo, aquellos que, según Henry, no usaban de su autoridad sino para convertir pecadores y reconciliar enemigos; los que no querían riquezas ni favor de principes ó magistrados, ni aun á pretexto de la religión, y cuya autoridad se sostenía por su bondad misma, sin otro auxilio externo, teniéndose por indigno al que de otra manera se conducía, ¿qué dirían si vieran triunfante el monaquismo, que ellos consideraban como supérfluo, y sometido estrechamente á la jurisdicción ordinaria, como institución formada por los cobardes que huyeron de las poblaciones por miedo al martirio y luego por miedo á la sociedad? Reuniones de extáticos, buenas para retiro de criminales arrepentidos ó de visionarios extravagantes, incapaces de luchar allí donde luchaban ios apóstoles y sus sucesores; juntas de legos, iliteratos casi siempre, entre los cuales apenas se hallaba un sacerdote como una concesión especial, nunca por considerarse el sacerdocio parte del, monaquismo, constituido sólo por el Estado, por la observancia de una regla, no por orden ó institución alguna apostólica, con nombro y lugar en la Iglesia docente. gido y conservado dentro de la Iglesia por los^acramentos y el culto. Sin nosotros, son imposibles esas solemnidades fastuosas en que hacen primer papel los obispos, los grandes y las hermandades. ¿Qué sería de los obispos y del alto clero? ¿Qué sería de los mismos frailes sin nosotros? Lo que sería de los condes y los duques, de los burócratas y los negociantes, de los ricos todos, sin el agricultor y el obrero; y sin embargo, la sociedad eclesiástica, como la sociedad civil conservadora, hace menos á lo que es más, y todo á lo que es menos; desprecian ambas al que produce, le arrebatan su obra, la consumen sin producir nada y proclaman luego que ellos son los grandes, los que salvan á la sociedad, y los que producen son la canalla, el populacho .ó la plebe, entre nosotros el clero bajo, de misa y olla, los enterradodores y bautizadores, subditos, sacerdotes simples y todos los nombres que significan abyección y bajeza. Creedlo, aunque os parezca duro en extremo: así como los autoritarios modernos no quieren que el pueblo se instruya y ennoblezca, que se asocie, que entienda en la gobernación de los Estados, ni que sea llamado á ello, y todas las leyes, sistemas de enseñanza, Códigos penales, sistemas penitenciarios, todo el mecanismo político tiende á conservar la abyección, ignorancia y miseria del que trabaja y produce, para que lo haga, no para sí mismo, sino par i los que viven de su sudor, así Roma y los supremos jerarcas hacen cuanto es posible para que seamos ignorantes, abyectos y miserables, único modo de que seamos también sumisos incondicionalmente,desconocedores de nuestros derechos y nuestro valer, instrumento de sus planes, carne de cañón y barricada contra las iras populares, que ellos excitan con sus insensatas pretensiones, y nosotros pagamos por hacernos neciamente eco de ellas. Después, cuando les conviene, dicen que valemos mucho, que somos lo que no somos ni podemos ser, para que les alaben por habernos formado así; pero luego nos denigran poniéndonos á los pies de los frailes y afirmando que valemos muy poco; de donde se desprende que habiéndonos formado ellos, les debemos nuestra abyección. Buena prueba de ello es el Concordato, la distribución del presupuesto, casi todo él destinado á los obispos y las catedrales, á los frailes y monjas, mientras se designa una pequeña para los seminarios, Y que no ee excusen con el Estado liberal, porque todos sabemos que una vez señalada la suma del presupuesto, le era indiferente .£u distribución, y la encomendó á Roma y los obispos; éstos.no contaron con el clero para nada y se reservaron caritativamente la mejor parte; luego miraron por los demás privilegiados y dejaron las migajas para nosotros, y casi nada para nuestra instrucción y educación. Roma vio esto con placer, porque así solamente el fraile ó el clérigo rico podría ser sabio y valer algo. ¿Quién no comprende ahora tan odiosa trama? ¿Quién no ve en ella la causa de que sólo ingrese en el clero lo más inútil de la sociedad? ¿Quién no so explica ahora que sacerdote signifique ignorante, oscurantista, retrógrado, hombre de educación descuidada, de horizontes limitados, interesado, hipócrita, avezado al espionaje, y otras mil lindezas? Si algo de cierto puede haber en esto, cúlpese á los que nos educaron para que tales fuésemos, y luego nos tratan do modo que no podamos ser otra cosa. Hé aquí nuestra situación dentro de la Iglesia misma en la sociedad moderna, stí modo de ser y nuestra posición con respecto al pueblo. OONSTANCIO MlRALTA, preshitere. {Se continuará.) NOTAS DE ESTUDIO SOBRE L A SANTA B I B L I A XXXV Tan pronto como Gedeon sabe á ciencia cierta que puede contar con la protección de Jehová, hace una barrabasada. Sus convecinos daban culto á Baal, cuyo ídolo, rodeado de árboles, adoraban en lo alto del monte. Gedeon, sabiendo ya á qué atenerse respecto á teología, sale de noche, á la chita Callando de su casa, acompañado de doce gañanes, y hace pedazos á Baal, cortando de paso los ár^ boles del bosquecillo sagrado, con cuya leña arma una hoguera en que tuesta un toro de siete años, de ganadería y señas desconocidas, en honor y gloria de Jehová. Si algún hombre, en punto á religión, ha obrado con cordura, h,a sido Gedeoncito. ¿No le constaba, en efecto, que Jehová era Dios, pues que había con él echado un párrafo? Pues hizo perSí, venerables hermanos; nosotros, y sólo fectamente en romperle la cabeza á Baal, nosotros, somos necesarios en la Iglesia; sin dios de chanfaina y enjbustería. Como no estaban en auto» los Abiezeritas, nosotros, no hay parroquia rural ó urbana, tan pronto como vieron ai ídolo hecbo añicos ni enfermo visitado, ni fiel instruido ó diri- y los árboles sagrados cenizas, quisieron co.ger el cielo con las manos: ó mejor dicho, á Gedeon, que tales profanaciones había co(1) CoMMENTAK.: Cups-Super eo, num. 16y 17, metido, para á stfvez hacerle pedazos. El Significanti, num. 11. Consultaíionibus, num. 25, padre del profanador^ que se llamaba Joas, Cum pridem, num. 27, y N» imiíaris, num. 76. discurriendo con admirable juicio^ viendo Hay que notar que San Pablo ha dicho: «Si un aquellos furiosos que buscaban á su Gedeon ángel os evangeliza fuera de lo que os hemos para apedrearle, les dice:—jEh, compadresi evangelizado, sea anatema {Galat., l).»Nosehalla ¿qué vais á hacer? ¿No decís que Baal era diferencia entre estas ideas y las de Lutero, cuando saltó por cima de IB Escritura y los Santos Dios? Pues si lo es, que él pleitee con mihijo, j Bi puede, le mate. JSo esto conoceréis si es ¡ Padres. propia mano mató Gedeon á Zoba y Zaina, reyes de Madian. Estas son dos atrocidades que un republicano como yo puede perdonarle, en atención á que, habiéndole ins-" tigado los israelitas á proclamarse rey, Gedeon responde: No seré señor sobre vosotros, ni mi hijo os señoreará; Jehová será vuestro Señor. Lo que nadie puede perdonarle a Jerobaal es que, después de haber parrafeado con Jehová en persona, que le había hecho hombre, sacándole á general desde aechador de trigo, cayese, como cayó en la idolatría, haciendo con los zarzillos de oro arrancados de las orejas de los madianitas, un efod ó ídolo, que colocó en su casa en Ofra, tras el cual, como dice el libro, todo Israel fornicó. En esta historia hebrea cada paso es un gazapo; los mismos elegidos de Jehová son los primeros en burlar sus leyes, que no parecen reveladas con otro objeto que el de darse Jehová el gustazo de ver que de ellas hacían el mismo caso que de las coplas de Calaínos. Ni pueden tampoco dispensarse á Gedeon las costumbres, que resumen estas palabras del texto,—«y tuvo setenta hijos que salieron de su muslo: porque tuvo muchas mujeres» «Y su concubina, que estaba en Sichem, también le parió un hijo, y púsole por nombre Abimelech.» Muchas mujeres, y de contera una concubina... ¡Per®, señor, estos patriarcas y jueces de la Biblia más parecen mormonesó sultanes turcos que judíos adoctrinados por Moisés en la ley de Jehová! No puedo creer, no, que Gedeon, el del efod y el de las muchas mujeres, fuese uno de los justos que desde el seno de Abraham llevó Jesucristo al cielo, en el tiempo que estuvo ó parece que estuvo (porque en realidad, y en sana teología no estuvo) en el sepulcro. Sin embargo, mientras vivió Gedeon las cosas de Israel dice la Biblia que fueron tal cual. Mas apenas cerró los ojos, volvieron á los Baales, que debían parecerles de mieles, cuando tan poco tiempo se podían pasar sin ellos. Consecuencia lógica: Baal y Jehová andaban por estos días en competencia, y Baal... triunfaba, con gran contentamiento del infierno, de que fué un proveedor tan activo como inteligente y celoso. Dios ó es camama, como yo me sospecho. Los Abiezeritas conocen que el viejo tiene razón, y como Baal no pleiteó con Gedeon, quedó éste sano y salvo, ganó celebridad, y el sobrenombre, mote ó alias de Jerobaal. * * * Hecha esta barrabasada, Jerobaal se atrevió á más, porque el espíritu de Jehová se envistió en Gedeon. Viendo que madianitas, amalecitas y orientales, en número infinito, según la ordinaria gitanesca exageración de la Biblia, se disponían á arrasar el país, Gedeon coge un cuerno, y tocando firme reúne á todos sus paisanos los Abiezeritas. Manda ademas mensajeros á las tribus de Aser, Zabulón y Neptalí que se le juntan también, y con unos y otros forma un tremendo ejército de 32.000 hombres, lo que debe hacer morir de vergüenza á todos nuestros generales modernos, que para reunir otro tanto con un cuerno y tres mensajeros, se habían de ver y desear, necesitando quintas, tallas, uniformes, administración, etc., mientras que á Gedeon todo esto le sobra. * » * Antes do entrar en batalla, Gedeon, como hombre prevenido, quiere estar seguro de ganar, para evitar palizas en tonto. Al efecto, en vez de andarse en consultas de arúspiees y auguras, como acostumbraban á hacer los bobos de los generales romanos, se dirige directamente á Dios para que se lo diga. Hé aquí cómo procedió este improvisado y cuco general. «Y Gedeon dijo á Dios: Si has de salvar á Israel por mi mano, como has dicho, hóaquí yo pondré un vellón de lana en la era; y si el rocío estuviese en el vellón solamente, quedando seca toda la otra tierra, entonces entenderé que has de salvar á Israel por mi mano, como has dicho. »Y aconteció así: porque se levantó de mañana, exprimiendo el vellón, sacó de él el rocío, un vaso lleno de agua.» (Para cosa milagro, bien podía el vaso haber sido de vino, á mi entender.) «Mas Gedeon (que, como he dicho, era cuco y no se fiaba asi como se quiera de milagros) dijo á Dios:—No se encienda tu ira contra mí, si aún hablare esta vez; solamente probaré ahora otra vez con el vellón. Ruégete que la sequedad sea sólo en el vellón y el rocío sobre la tierra. Y aquella noche lo hizo Dios así: porque la sequedad fué sólo en el vellón, y en toda la tierra estuvo el rocío.» * » * Seguro ya Jerobaal de que vencería, no extrañará el lector que hiciera valentías y fierezas descomunales, ni que viendo tanta gente á su alrededor (recordarás que eran 32.000), despreciase aquella chusma, que sólo podía contribuir al desprestigio de su victoria. Así, que á la primera revista dice, dirigiéndose al montón:—El que tenga miedo, que se largue. Y |oh dignidad israelita! se largan 22.000 hombres al primer envite, los cuales imagino yo que llevarían las bragas como las puso Sancho la noche de los batanes. Quedaban aún 10.000 hombres en el campo, y á Gedeon no se le cocía compartir con tantos la gloria de su segurísimo triunfo. Discurre, pues, dar á la canalla una carrera en dirección á un arroyo. Llegan á las aguas sedientos, y al que ías lamió como las lame el perro, le guardó; mas el que se encorvó para beber, le despidió. Yo no acierto á entender la sindéresis de esta probatura para distinguir cobardes de valientes; mas el caso fué que sólo lamieron 300 hombres, con los cuales el perínclito Gedeon se dispone á desbaratar el ejército de los orientales, tendido en el valle, pomo langostas en muchedunibre, y sus camellos eran innumerables, como la arena que está á la orilla del mar en multitud. (Cap. vn, vers. 12.) • Gedeon, con su criado Para, baja de noche á espiar el campo enemigo, y oye un «ueño que un«oldado contaba á otro, por el que conoce (y van tres] que vencería. No cuento el sueño, porque es tonto de remate. Poniendo, pues, después de tantos préámr bulos, manos á ia obra de la ¡bataUa, Gedeon haoe ti^s loscuadrones de su gente. Cada soldado llevaba en la mano izquierda una tea encendida, metida dentro de un cántaro, y en la derecha una bocina. Avanzan sigilosamente, y llegado el terrible momento, rompen los cántaros, tocan las bocinen con brío, y al grito de ia espada de Jehová y de Gedeon, avanzan denodadamente sobre los enemigos que, espantados de las luces, los cántaros rotos y el estrépito de los cuernos, huyen confundidos, poifío alma que lleva el diablo. Espantado estoy de los circunloquios bíblicos para contar uno de los millares de rebates del antiguo arte militar. Los historiadores profanos nos describen muchísimos más hermosa y más hábilmente; porque aquí, la intervención de Jehová quita todo el mérito al valor y la astucia de Gedeon. ¿Proclamo á éste valiente, esforzado, astuto, patriota? Pues Jehová pierde otro tanto de lo que gana su general. ¿Doy el mérito á Jehová? Me resulta Gedeon un mamarracljo, desconfiado, tosco y petulante, * • » Así que han huido los madianitas, vuelven á j untarse á Gedeon los despedidos, cosa rara y que me hace poner en cuarentena lo de la despedida. Entre todos, ahora persiguen al enemigo, y pareciéndole poca la gente aún, el mismo Gedeon, que antes la despedía afrentosamente, suplica á la tribu de Efraim que corte los vados del Jordán, á los madianitas que tratan de trasponerle, $n cuya operación pierden las cabezas Oreb y Zeeb, cabezas que los efraimitas envían á Gedeon, regalo poco digno dé un elegido de Dios misericordioso. • Pejoáun lado, de propósito, la perrada que á Qedeon hicieron loa de Sucoth, la cual castigó nuestro caudilfo refregando las espaldas de los ancianos de este pueÜó con abrojos del desierto. Ni (juiero fijarme en e[ue 4e su EDUARDO DE RIOFRANCO. LUZ Y SOMBRA Copiamos de una carta que nos escriben de Ceuta: «Hállanse en este establecimiento penal 28 cubanos, sentenciados por delitos políticos. Nada tiene esto de particular en nuestros tiempos; pero lo asombroso es que dichos presos fueron indultados por real decreto publicado en la Gaceta del 8 de Marzo último, continuando sufriendo, á pesar del indulto, la durísima clausura y trabajos de este famoso presidio. »Alce V. la voz, señor director, en su ilustrado periódico, en beneficio de estos 28 desgraciados, para que sean devueltos al seno de sus atribuladas familias. Publicado el indulto, ¿qué administración de justicia es la española, que desde principio de Marzo al dia de hoy, fines de Mayo, no ha tenido tiempo' de poner en libertad al que la gracia ha dado por libre?» Verdaderamente es escandaloso este hecho que se nos denuncia por cierto. Nosotros llamamos sobre él la atención de nuestros compañeros en la prensa, así como la del Gobierno, y especialmente del señor ministro de la Gobernación, para que, depurándose este abuso, se le ponga inmediato correctivo, circulando las órdenes para la excarcelación do los individuos cubanos que aún gimen, tan sin ley ni humanidad,en el presidio de Ceuta. De un interesante artículo titulado «Los Frailes,!) publicado en El Gallego, de Lisboa por D. Nicolás Díaz y Pérez, tomamos lo siguiente; «La población de España en 1808 era de 12 millones de habitantes. De éstos, unos 300.000 religiosos de todas clases, categorías y sexos. Estos 300.000 disfrutaban el 63 por ciento de los productos de la Nación. El 37 por 100 restante debía repartirse entre 11.700.000. Resultado; que el religioso cobraba ¡por 62 trabajadores! ¡Escandalosa desproporción!» • • • • • • • • • • • • • • t i «Tenía España en el siglo xvii 900.000 frailes y una población de 7.000.000 de habitantes; en el siglo xviii contaba 600.000 frailes, y su población se elevó á 10.000.000; en últimos del siglo XIX, en que no tiene frailes, cuenta una población do 17-800-000 babibitantes.!) Esto es, que la planta de los soldados de la Iglesia secaba cuanto tocaba, y la de los soldados déla civilización, que han exterminado á aquéllos, lleva la vida y la alegría do quiera se sienta. Los unos son una maldición; los otros una bendición de Aquel de quien toda vida fluye. Ha escrito La Correspondencia: «En vista de que vuelven á hablar algunos diarios avanzados de lo de Alcudia, preguntando qu^ se sabe de ello, responden los ministeriales: »De Alcudia se sabe, por repetidos informes facultativos, que la catástrofe fué intencional y malévola. Lo que se ignora aún, de un modo fehaciente, es quiénes fueron los autores del atroz atentado; lo investigan los Tribunales, que lo averiguarán ó no, como acontece enlodas partes con atentados análogos, como ocurre ahora mismo en Londres, por ejemplo, con las explosiones de dinamita. Pero, así como en Inglaterra nadie duda de que las voladipras provocadas por la dinamita sean obra de los fenianosé inuencibies, así en España todos estiman que lo de Alcudia fué obra de los mismos que prepararon análoga hazsi$a sobre el rio Fluviá y de los que cortaron los ferro-carriles y telégrafo| en otras líneas.» Aquí se dice que en España iodos estiman que lo de Alcudia fué obra de los mismos que prepararon análoga hazaña sobre el rÍQ Fluviá, 9Bto es, de los republicanos. LAS DOMINICALES DEL LIBRE PENSAMIENTO Ahora bien, periódicos no republicanos como El Día y otras varios han escrito artículos y cartas severas, protestando de tal inculpación. La numerosa prensa republicana de España estima, y lo ha hecho público, que es una vil calumnia atribuir á los republicanos aquel hecho. Es decir, que consta notoriamente la falsedad de lo que se ha escrito en La. Correspondencia. Injuriar mediante falsedad notoria. ¿Con qué debe penarse esto? Aunque con el atraso á que nos obliga la índole de nuestro periódico y el exceso de ^original, vamos á dedicar algunas líneas á la memoria de un bravo é inteligente amigo, fervoroso republicano y convencido librepensador, á cuyo fin, copiamos de nuestro querido colega El Antillano de Oviedo: «A la temprana edad de treinta años dejó de existir en Mayo nuestro compañero en la prensa y director del colega semanal satírico El Tiberio, D. César Suarez Noval. Su familia ha sufrido una irreparable pérdida con la ausencia eterna de tan cariñoso hijo y hermano. Sus amigos, un excelente compañero. La prensa asturiana un templado escritor, y el partido republicano, en cuyas filas siempre militó, un sincero y leal defensor de las ideas y aspiraciones de su credo político. Al dia siguiente acudió á acompañar el cadáver de tan distinguido joven al cementerio civil, una multitud inmensa, en que figuraban personas de todas las clases sociales, que tributaron á su amigo el postrer adiós; demostrando las grandes simpatías de que gozaba en esta capital. Formaban el duelo de familia los señores D. Tomás Galban, D. César Galban y D . Nicomedes Casariego. El de amigos íntimos del finado, los señores D. Juan G. Rio, don Juan A. de Rodríguez Trio y D. Ramón Lafarga. En representación del Comité democrático, los señores D. José González Alegre, D. Indalecio Oorugedo y D. Pancracio Alvarez Llana. Llevaban las cintas del féretro los señores D. Crisanto Posada, como doctor, D. Hermógenes Feito, como correligionario, D. José María Estrada, empleado, y como periodista D. José Pardo y Arias.» Nosotros cumplimos con un deber de conciencia al consignar desde las columnas de nuestro periódico el profundo dolor que nos ha producido esta desgracia, enviando nuestro sincero pésame á su numerosa familia, y al partido republicano que en estos momentos de apostasía y rebajamiento ha perdido un consecuente, honrado y valiente hijo. Para muestra del espíritu que informad los que tienen en sus manos la enseñanza, hacemos constar lo siguiente: Hace algún tiempo, la profesora de un colegio católico de Madrid infligió á una niña un castigo infamante y bárbaramente cruel: la expuso en el balcón ridiculamente ataviada, haciéndola sufrir una temperatura excesivamente molesta. Los gritos y el llanto de la pobre criatura excitaban la piedad de los transeúntes y del vecindario. La prensa se ocupó de este hecho, digno sólo de cafres, para reprobarlo cual merecía. No ha quedado sin recompensa; hoy esa ilustrada profesora ha sido nombrada atixiliar de una escuela de la Diputación ó del Ayuntamiento, no por oposición, que no se dan de tal manera esos cargos, sino por gracia; y ¡vaya si la tiene el nombramiento! porque, ademas, continúala agraciada regentando la escuela católica. ¡Qué edificante es todo esto! Todavía loes más recordando que se pagan escuelas que no existen y profesores que ejercen su oficio, como aquéllos señores que cobraban por la nómina de barrenderos, y no barrían, al menos en la calle. Leemos en un colega: «El juzgado de San Pablo de Zaragoza ha decretado el procesamiento del director de Un Periódico Más, incautándose de los originales del segundo suplemento, La misión del libre-pensamiento. •» Hé ahí cómo se contesta hoy al llamamiento á la discusión honrada á que había retado nuestro colega zaragozano á los jesuítas obteniendo la fuga por respuesta. No tenemos que decir cuánto sentimos el percance de nuestro colega. Parece que se ha presentado una exposician al ministro de Fomento para que desde el próximo curso se expliquen clases de Asirlo y Egipcio en la Escuela Superior de Diplomática, fundada en que son base esencial para los estudios arqueológicos modernos. Se sabe nuestro criterio en estos asuntos. Aquí en que se tiran cinco ó seis mil duros para dar un banquete al que está harto de comer, se escatima en dar algunos miles de pesetas al año para ensayar trabajos literarios y científicos que son ya vulgares en todas partes. No hay que decir lo que nos agradará ver que se resuelva favorablemente la oposición de que se trata. Gomo la tímida avecilla amenazada por las garras de alimaña voraz, así están hoy las pobres Bélgica y Holanda viendo suspensas sobre ellas las repulsivas garras del príncipe do Bismark. Entre tanto, 300 obreros alemanes se presentan delante de los balcones de la casa del autócrata en señal de aversión. Con conquistar y sin conquistar nuevas tierras, infatuado príncipe, esío matará aquello.' Al tiempo. Notarán nuestros lectores que no nos ocupamos apenas de la política del dia. ¿Quién no contiene la respiración y torna el rostro al pasar por los lugares pestilenciosos? ¿A qué tiempos no habremos llegado que el general Novaliches, inofensivo en los tiemos de mayor reacción del reinado de Isa- Eel 11, |>orque su temperamento, demaBiado absolutista, le incapacitaba para ser poder, inspira hoy miedo á la situación y da lugar á mil cabalas? la verdad de su perspectiva y color local. No hay más en el cuadro. Ni flores, ni objetos de otra clase que sirvan para atraer la atención y marcar planos distintos. Franqueza, valentía, seguridad indecible, hé ahí lo qijp resalta El pastor evangélico D. Cipriano de Tor- en ésta como en las otras últimas obras de nos ha sufrido hace algunas semanas una Casado. Es un descendiente en línea recta de enfermedad alarmante, con cuya ocasión se Velazquez, aunque no le imite, porque Cadivulgó la noticia por Madrid de que hallán- sado ha llegado ya á la altura de los verdadedose en la agonía había pedido un confesor ros maestros, es completamente original: en finura, en delicaleza, en maestría para marcar católico. El Sr._ Tornos escribe en EZ Cristiano un las ondulaciones de las formas más difíciles vivo artículo calificando de vileza aquel ru- de la naturaleza, que son las del rostro y el mor: «Es llegado el caso, dice, de protestar cuerpo humano, en dar pureza y animación de la manera más solemne contra la villanía á las carnes, no tiene quien le supere, en de los que han podido inventar y propalar mi humilde opinión, en Europa. ¿Dónde se queda, bajó este aspecto, á su lado, Pradilla, tan vil calumnia.» El Sr. Tornos hace públicas después varias con ser tan gran pintor? ¿De dónde habrá aprendido el secreto de precauciones para que en el trance de su muerte, cuando ésta llegue, no se explote la esos matices que brillan en cuanto toca su credulidad, ni se falsifique la verdad como pincel? ¡Qué sedas las dé aquel cortinon, las del pañuelo, con sus suavísimos ñecos, del ahora ha estado á punto de suceder. Abrigamos la esperanza, por nuestra vestido! Sin esos matices cuyo secreto tiene, parte, de que no pasará mucho tiempo sin era imposible que la masa"de color verde, llaque todo el mundo se ria á trapo tendido, mativa del cortinon, tan fácil de desentonar, como ya se ríen de los milagros,al oir hablar produjera el efecto niaravilloso qué produce. de éstas conversiones postumas, y sin que ¿Y en qué lugar de China habrá aprendido á comprendan los católicos que no vale la bena fabricar aquel pañuelo de seda, de color ca, ,, de empalagar á un" potíre enféi'mo y a u n a ña, ta^ p§ro 7 delicado? Sí/ es un miá'estro, es un maestro. atribulada familia para ¿ónseguir por todo iPéro quien pinta como él, es/pregiso^que resultado uña ^oi^risa de burla ó una palabra haga más. No es el gusto de lá genjte ái'sjpad^e indignación de (as gentes. A Ibs fuertes, á jos fuerte^ es á quien hay da que círípula pernios salones'.el ^qüe un arqiie convencer:! á Bismark, al eniperador tista áe toi|'estros días tiene'elclébW49 ®8tude Alemania,' á Spencer, á los que pueden diar y halagar, sino los grandes fdéaliss que hacer lo q^ue Giordáño Bruno cuándo un conmueven los cimientos de la sqcieclad. Un aríista verdadero necesita dos elemeñÍ9s: mafanático íes grfte palabras cursis. nos y cerebro. Las primeras lé sobran á Casado, defségundo no ha dado aún muestras. Su cuadro magistral La leyenda del Rey La política germanófila de nuestro Gobier- Monje tiene por fondo una ficción sin trasno está ya dando su fruto. Los franceses cendencia humana. Si se hacen cuadros de piensan internarse en Marruecos, quizá para ^iistoria, hay que volar por las régibiies de ensanchar sus provincias de África, quizá aquellos pintores alemanes que producen La también para hacernos comprender prácti- Reforma y el Triunfo de Germánipo. Si se camente el interés que debemos tener en no hacen cuadros de otro género que está por divorciarnos de eüos. cultivar, porque han faltado manos para hacerlo á su ndás renombrado representante, Courbet, sí se trata de cuadros que representen asuiítos sociales, que son los que llenarían El viernes por la noche se verificó en el restaurant Inglés un banquete en honor de de oro los bolsillos de los artistas y de laureD. Rafael María de Labra, y de la política li- les su frente por tocar la llaga más viva de nuestra época (ejemplo es el éxito de Zola en beral ultramarina que representa. Asistieron al banquete numerosos admira- la novela), hay que conocer á fondo nuestro dores y amigos particulares del Sr. Labra, tiempo. Esto es, que se necesita para ser un no faltando tampoco re,oresentantes de la artista de vuelos, en nuestros dias, alternar prensa democrática. Hallábanse representa- el manejo de los pinceles con el estudio de dos El Liberal, El Progreso, El Porvenir, y los libros. El pintor que no sea filósofo ó historiador, no llegará á las cumbres dé su arte. LAS DOMINICALES DEL "LIBRE PENSAMIENTO.* ¿Por qué Kaulbach ha dejado un nombre Se pronunciaron brindis elocuentísimos y entusiastas por los Sres. Sarda, Moya (de Eí que durará mientras la Historia, sino por su Liberal], Burell (de EZ Progreso;, Ruiz Avi- alteza de pensamiento? Si Casado estudia, si sabe, sí su espíritu se la (de El Porvenir), Cepeda, Güell y Renté, Certon, Betancourt, Stefanópolis, Gómez y caldea con estos grandes ideales que flootros varios, entre ellos Chíes, resumiendo tan por la atmósfera de nuestros dias, puede el Sr. Labra con una de esas oraciones que hacer cosas de primer orden, honrarse y honrarnos. Es verdad que los alemanes nos lleél sabe hacer, rebosando elocuencia. Ademas de las personas nombradas, asis- van inmensa ventaja en el manejo del clarotieron, entre otras, los Sres. Vizcarrondo, oscuro y por la fuerza de expresión; pero Millet, senador por Cuba, Font, Duffaut, De- ¿cuál de ellos podría hoy pintar nada tan primoroso, por el brillo, el colorido, la hermogetau, etc. sura plástica, la pureza y la vida como La Tentación, de Casado? No hay posibilidad, sino por excepción, de Otro hecho inaudito acaba de tener lugar que los pueblos del Norte den perfectos aren Córdoba: el gobernador ha prohibido la tistas en escultura y pintura. Las formas humanifestación proyectada en honor de Fer- manas que les circundan y que deben necenando Garrido por sus admiradores, que sariamente inspirarles; no son el tipo de la anunciamos en el número anterior. belleza. Sólo estos pueblos meridionales, Ni rendir culto á la^mistad, ni honrarla Grecia, Italia, España, podrán descollar en la memoria de personas queridas, ni tributar plástica."¿Se puede dar más verdad, más brimanifestaciones de amor y admiración á los llo y más vida que en las carnes de los cuapatricios insignes, se puede ya en España. • dros de Rubens? Y sin embargo, aquellos tiDe aquí se han desterrado amistad, hon- pos flamencos son de suyo antiestéticos, no ra, cariño, patriotismo. Sólo queda una cosa: atraen, no arrebatan como estos modelos que la monarquía. nos ofrece nuestra hermosa naturaleza, donde la morbidez, la delicadeza de las formas, la proporción, la armonía y la pureza, dategorías relevantes de lo bello, fulguran en toda su esplendidez. La patria, que ha sido generosa con el ses u PERLA ñor Casado, exige de él más que tentaciones, necesita creaciones. Póngase á la Derecha ó Una mujer del pueblo visitaba la Exposi- á la Izquierda^ fustigue ó contenga los cabación el domingo último; al pasar frente á un llos del Progreso, pOro sírvale: ése es su cuadro, sin poder evitarlo, acércase á éste y deber. estampa un sonoro beso en los brazos de náDEMÓFILO. car de lajóven figurada en él. ¿Será Una Tentación aquella joven? Pues si lo es: así la ha llamado su autor el insigne Casado. Soy del parecer de la mujer del pueblo. Sin negar que hay en la Exposición otros cuabonrada. dros de relevante mérito, de que he de ocuparnie después, mis ojos son atraídos irresis(Conetusion,) tiblemente hacia esa joya, creada exclusivaÉsos innumerables mundos, innamefables mente por la fantasía del artista; porque Casado es ya de los Fidias y Rafaeles que cince- digo porque hasta ahora sólo conocemos los q^ue laban ó pintaban conforme á un cierto tipo ha permitidqi descubrir la fuerza de nuestros anideal que |llevaban dentro; de lo cual deben teojos y telescopios, no fueron siempre lo que tomar nota los partidarios del realismo foto- hoy, k juzgar por la reducida historia de los ciegráfico, si tienen ojos y saben apreciar lo que los. Han venido k su actual manera de ser por Casado pinta. un la^o desarrollo'genésiáco: formaron en otro Aparece la joven representada en el cua- tiempo parte de las nebulosas que cruzan el esdro de Casado, sentada en precioso sillón de vaqueta bajo una cortina verde. Tiene la ca- pacio como un blanco velo; y antes la formaban beza echada atrás, entornados los ojos tenta- tal vez de una especie de éter cósmico, más vagó dores* que despiden rayos de fuego, abiertos é incoherente aún que las nebulosas más irrelos rojos labios, para dejar asoniar menudos ductibles. De una nebulosa se cree desprendido y apretados dientes; los cabellos negros se le el sol que nos dirige por los desiertos del va .cío ensortijan juguetones gara besarle la blanca Asi las cosas, ¿quién ha de atreverse á poner líy preciosa frente. mites al tiempo? ¿Quién á indicar siquiera el oríUn chai de finísima seda, terciado con ne- gen del primer astro que derramó la luz por los gligencia, le cubre y acusa el seno palpitante; espacios? cuello, hombros y brazos ofrecen un desnuMe afirmaba el astrónomo en mis pensamiendo deslumbrante, sólo interrumpido por las pequeñas hombreras de encaje que denun- tos,' demostrándome que no perece nunca la macian la prenda bien escotada que debe vestir teria. La materia, decía, recibe trasformaciones al interior. sin número; no se pierde jamás uno de sus átoLas ondulaciones de los hombros y del na- mos. Para probármelo citaba repetidamente los cimiento del pecho, el contorno de los brazos, fenómenos de la combustión y los de la descomla curvatura de las muñecas al doblarse para posición de los cadáveres. cruzar las manos, el dibujo de éstas y de los Acogía yo con avidez esas explicaciones, las dedos, son una maravilla de ejecución, no merumiaba en el silencio de mi gabinete, buscaba nos que la carne así contorneada, que parelibros que me las aclaras^p y completasen; y á ce ser hecha de nieve, pero nieve amasada con sangre que circula por dentro por purísimas solas, sin atreverme aún á comunicarlo á nadie, hebras, algunas de las cuales se trasparentan reflexionaba y decía: «¿Donde está ahora Dios? al exterior y difunden la vida, matizando de Decían que moraba en las regiones de lo infiniazul puro los brazos y de rojo las extremi- to, y por los infinitos espacios se extienden los dades de los dedos y aquellas mejillas en que isfínitos soles y vagan los infinitos mundos del juguetean hoyuelos y sonrisas. universo. Be le decía causa de todo lo creado, y ¡Qué sencillez de medios! Elcortinon ver- como tal, eterno, y eterna la materia, np puede de, el pañuelo de Manila, las hombreras de encaje, el vestido riquísimo, de que sólo se ve menos de ser causa de sí inisma, Ya no me es pequeña parte; aqueílas pulseras tan delica- posible concebirle sino oomo el alma de la natudas, la de la izquierda conipuesta de tres sar- raleza. Pudo dar á la materia forma, vida, motas de perlas, la de la derecha por tres hilillos vimiento; nunca crearla. ¿Qué es ya de ese poplateados; el sillón claveteado de brillantes deroso Jehová de la Biblia, que sólo con la votaohuelaa doradas que 89 ve y se toea, tal «s luntad había heebo surgir de la nada cuanto Exposición de Bellas Artes: Ivolüciíih de una coriéiéncia existe? ¿Dónde tiene su solio? ¿Dónde están sus eoroa de ángeles y sus elegidos? Si, de otra parte, esas miríadas de mundos se han ido formando por una serie de metamorfosis, verificadas en siglos de siglos, de las que dan testimonio las revoluciones de nuestra misma tierra, ¿son más que rasgos de poesía frases tan sublimes como éljat lux etfactafuit lux del Génesis? Obedece, ademas, la materia toda á una misma fuerza y unas mismas leyes; y son tales éstas, que se las ha podido reducir k cuatro por los inmortales genios de Newton y Keplero: ¿sería tan disparatado suponerlas inherentes á la materia misma? ¿A qué entonces suponer á Dios, que, como dice mi amigo el astrónomo, no esi fuera de la revelación, sino una primera hipótesis?» Al recordar entonces los inílagros y la encarnación de Dios en el seno de María, asomaba la sonrisa en mis labios. Siendo la tierra uno de tantos planetas del sistema solar, y no por cierto el mayor ni el más favorecido; siendo una de las infinitas esferas que vagan por los infinitos espacios, no es posible presumir que sólo en ella vivan seres racionales y no los haya en otros mundos con más ó menos ¡hteligencia y nías ó menos pasiones que nosotros, iké parecía.liasta ridículo admitir que" Dios, ya que existiese y tanto alcanzase, se hubiese prestado á bajar al útero de una mujer por salvarnos y á subvertir por npsotrQS, parte mínima dé la naíu]rále?aj las constantes leyes del universo. Ni veia ya esa subversión posible sin que, dado el engranaje de los mundos, sobre todo el de un mismo sistema planetario, no se descompusieran y estallaran todos con sólo que se suspendiera por un instante el movimiento del sol ó se provocara un eclipse fuera del orden de los tiempos. Imagine V. cuál no sería, después de haber llegado á estas conclusiones, la situación de mi ánimo. Carecían de base mis ideas económicas y políticas, que eran las de mi partido, y hasta encontraba sin cimiento mis doctrinas morales, que tantas veces me habían arrancado de la orilla del abismo en medio de los furores y ddlirios de la guerra. Me replegué en mí mismo, y medité sobre si fuera de Dios no cabe moralidad en el hombre. No tardé, afortunadamente, en oír la voz de mi conciencia. «Para detenerte en eí mal, parecía decirme, ¿á qué necesitas saber que el ojo de Dios te mira, cuando tienes en mí un juez que sin cesar inquiere y juzga tus más recónditas intenciones, cuanto más tus hechos; cuando te hago yo avergonzar de tus propios pensamientos, aunque no los hayas comunicado á nadie? A los malvados que no contenga mi voz, tampoco los contendrá nunca la mirada de Jehová ni la de Brahma.» No me satisfacían estas mudas palabras, porque mis ideas de ayer luchaban con las presentes. Se entabló entonces entre mi conciencia y mi personalidad una especie de diálogo. La moral necesita una sanción: ,cuál es su sanción sin Dios? me preguntaba. Y respondíala conciencia; Yo, que te aplaudo por el bien que haces, y te consuelo si, juzgándote equivocadamente, te ultraja y calumnia el mundo; yo, que soy tu re^ mordimiento cuando obras el mal y enturbio tus placeres y tus alegrías si, tomándotelo á bien, te coronan y te ensalzan.» ¿Y si tute perviertes? replicaba yo medroso. Y decía la conciencia: «No puedo pervertirme sin que tu razón se pervierta; pervertidas las dos, con la idea del bien se desvanecerá la de Dios mismo, si es que en Dios sigues creyendo.» Recordaba yo á la sazón las muchas gentes á quienes Dios no enfrena y los muchos crímenes que á nombre de t)ios se cometen, y como que me sentía vencido. Quedábame un postrer argumento. Y si mañana, me decía, me siento arreistrado á buscar la muerte, bien á impulsos del honor, bien cansado de sufrir, bien movido por un insensato heroísmo, ¿bastarás á detenerme? La conciencia parecía aún contestarme resueltamente: «Sí, como tú no desoigas mi voz y oigas la voz de la conciencia pública. Es la conciencia pública la que sostiene aún el desafío entre vosotros, que lo condenáis individualmente; la conciencia pública, la que, amenazándoos con sus futuros fallos, os precipita la máxor parte de las veces al suicidio; la conciencia pública, la que por sus irreflexivos aplausos á todo lo que és en vosotros abnegación, ^ os impone iacriflciós estériles, cpiando no contra- \ rios, á los intereses de la humanidad y el hombre. I Yo no podré siempre impedir el mal; pero tampoco !o ha impedido siempre la creencia en Dios ni religión alguna.» Confleso á Y. que por estas palabras acabé de sentir revueltas y trastornadas mis ideas. La conciencia individual ¿es, pues, superior á la colectiva? La sanción de los preceptos morales, ¿está exclusivamente en nosotros? ¿Sucederá otro tanto con la razón? ¿Será también la razón individual el exclusivo juez de.mis conocimientos? No puede estar sobre ella el texto de las Escritura.», puesto que reciben toda su autoridad de un Dios cuya existencia es por lo menos problemática. Pero ¿y la razón de la humanidad, la razón pública? A la razón pública debemos indudablemente las revolaciooes de la HistoYia. Los reyes y caudillos de más iniciativa han sido, sabiéndolo 6 sin saberlo, órganos y aun instrumentos de esa razón, que unas veces se manifestaba en las asambleas de los doctos, y otras en el seno de las muchedumbres. Mas si los grandes movimientos, observaba yo, son hijos de la razón pública, la razón pública ha debido en cada uno reformar sus opiniones y corregir sus acuerdos. ¿Habría podido verificarlo sin que ^a provocara al cambio la razón del individuo? En la alborada de todas las revolucyones surge un hombre que, poniéndose enfrente de la humanidad, niega uno ó más asertos de la razón pública. Escritor ú ora dor, apóstol ó profeta, lejos de encontrar en ella protección ni aplauso, halla sftlo censuras, cuando no sentencias de proscripción ó de muerte. Si sus doctñnas son verdaderas, termina, sin embargo, por imponérselas. Es, pues, la razón individual la que engendra el movimiento; la razón pública la que lo realiza. Es, pues, la razón individualel sumo criterio. Fortalecíanse en mi ániíKko « t a s afirmaciones al recordar la tenaprana rebeldía de mi razón contra 1» «abiduría de mi tio y de la Igle- sia, la tenacidad con que volvemos eternamente sobre los problemas que nes dejó resueltos la ciencia de otros siglos, las osadas protestas que á cada paso se levantan contra las más antiguas tradiciones y las más universales creencias. Fuente de conocimiento son los sentidos; fuente de conocimiento, la Historia; pero sólo cuando nuestra razón nos asegura que no nos engaSan, admitimos lo que nos dicen. Hallábame yo en esta suerte de trasformaeion de mí mismo á principios de 1848. Estalló á poco en París la revolución que empezó por la cáida de Luis Felipe y acabó por el golpe de Estado de Luis Ka|>oleon Bonopaate. Becoí^dará V., aupongo, la inmensa resonancia que aquel suceso tuvo en Europa. Se agitaron y conmovieron todas las naciones del Occidente y del Centro: allá en Oriente, Hungría hizo vacilar la corona sobre las sienes del emperador de Austria. £1 rey de PruEÍa hubo de salir á los balcones de su palacio y saludar á las víctimas de sus propios soldiados; Inglaterra llegó á temer por el orden finte las imponentes manifestaciones da los cartistas; España vio dos veces las calles de Madrid tintas en sangre. Aquel inesperado sacudimiento fué para mí un relámpago. Lo fueron aún masías jornadas de Junio del mismo año, primera batalla que dieron los jomaleroa <i la clase media. Como la astrónóii^aj había yueíto de arriba abajo mis doctrinas religiosas, alte^arop. tan graves acontecimientos mis ideas económicas y políticas. I Jmpresiíináronmfi desde luego los principios déla democrac:ía, como que en ellos veíala deducción inmediata de lo qu sobre la razón, la conciencia y Dios estaba á la sazón pensando. La libertad absoluta del pensamiento no era, en efecto, más que el derecho de cada hombre & negar y combatir la» afirmaciones de la razón pública, aunque las sancionase la autoridad de la ley y los siglos; y es evidente que derivaba lógicamente del hecho de reconocer en la razón individual la iniciadora de toda^ revolución y todo progreso. La libertad absolata de cultos era á su vez el derecho de cada hombre á combatir la religión del Estado ó las que el Estado reconociese, admitiendo ó negando á Dios, y de admitirle, suponiéndole y adorándole como se lo dictasen el corazón y el espíritu; y es evidente que derivaba también de haber bajado Dios en nuestro globo de la categoría de dogma á la de problema. Y pues en la conciencia de cada hombre vivía la moral toda y estaba su sanción suprema, lógica era, por fin, la libertad absoluta de conciencia. No paraban aquí mis raciocinios. Si el hombre, me decía, es la sanción, no sólo de la moral, sino también del conocimiento y de Dios mismo, no cabe autoridad sobre la suya. Ya que se asocie con Otros hombres y necesite de un poder que dirija los intereses á todos comunes y regule los tal vez contradictorios, este poder ha de provenir de la voluntad de todos, so pena de ser ilegítimo. Llegaba jo por aquí al sufragio universal y i la negación de todo poder hereditario, complemento y corona del dogma de la democracia. Extendiendo después esta conclusión del hombre-individuo al grupo, es decir, al pueblo, á la provincia, á la nación, á la humanidad toda, como solamente legitimasen á mis ojos el poder dft pueblo los votos de los ciudadanos, sólo legitimaban el de la provincia los de los pueblos, «1 de la nación los de las provincias, el de la humanidad los de las naciones. Me tiene Y. ya federal y demócrata. Adhesiones. Miravet V¡ de Mayo de 1884. Sr. D. Ramón Chíes: Muy señor nuestro y apreciadísimo correligionario: Los que suscriben, individuos del comité republicano progresista de esta villa; en vista de la pública y sincera contestación que nos da por niedjo de su periódico LAS DOMINICALES DSI. LIBRE-PBNSAMIBNTO, á la carta que le fué dirigida por nuestro digno presidenta, en ocasión de participarle su nombramiento de presidente honorario de este comité con los Sres. D. Mannel Ruiz Zorrilla y D. Nicolás Salmerón y Alonso; creyéndonos obligados por el compañerismo de contestar á au oportuna y franca preguntaj é inspirados en (s\ bu?n concepto qneá V. todos tenemos sobre sus puros idealra republicano-librepensadores, y por el deseo perenne en nosotros de uña loable y fuerte coalición de todos loa elementos democráticos; en esta fecha heñios acordado en sesión ordinaria dar á T. pública y cumplida satisfacción, contestando á su aludido y apreciadísimo por nosotros escrito, manifestándole que nuestras opiniones repnblicanas progresistas de ninguna manera nos intpiden ratificarnos en el nombramiento de su dignísima persona para presidente honorario de este humilde comité, antes al contrario nos creemos honradisimos con su amable aceptacioíi, la cual consideramos ya un hecho. Con orgullo nos llamamos y somos republicanos progresistas; pero eso nunca privará ea neiotros de tener á todos los republicanos de buena fe, pertenezcan á cualquiera de las fracciones ea que por desgracia sé divide nuestro gran partido por nuestros queridos amigos, puesto qae, como usted dice, todos perseguimos sustaneialmente lo mismo. Al propio tiempo nuevamente repetimos que todos los firmantes somos ardientes partidarios de lus ideas libre-pensadoras, tan bien sustentadas y valientemente defendidas por V. y Dem<ifilo en su apreciable periódico LAS DoMimcALBe, lo cual, junto coa el verdadero convencimiento que tenemos de ser V. un leal, honrado y consecuente republicano, nos instó á nombrarle y aclamarle por unanimidad nuestro presidente honorario con los respetables Sres. Ruiz Zorrilla y Salmerón, nuestros jefes. Dándole las gracias por la aceptación, tienen él gusto de. repetirse de V. afectísimos correligionarios y seguros servidores, Q. S. M. B.—El Prasidente, Juan B. Roca.—Cirilo Tarrago—José Solé.—Jaime Vives. —Pedro BorrelL—Tomás Sastre.—Pablo BipoU.—José Sale«.-Eus«Uo 4 LAS DOMINICALES DEL LIBRE PENSAMIENTO Orozco Benitez.—José Morato Portillo.—Pedro Aguilar Benitez.—Juan Carretero.—Pedro Román Alcáotara.—Pedro Cubero Palmero.—Miguel Ganga Pastor.—Luis Morales Cadenas.— A.ntonio Martin Ayllon.—Miguel Morillo.—José Manuel Martínez.—Antonio Cadenas.—A. B. M.— José Salas Martínez.—Juan Martin.—Francisco Gutiérrez.—Pedro Barrera.—Pedro Romero Rodríguez.-Andrés Plata Portillo.—P.".—L.'. ca. Una copia de él se halla en la Biblioteca Nacional, sección de manuscritos, E 29, de 144 folios, y letra del siglo xvii: el original se cita en la obra «Ensayo de una biblioteca española de libros raros y curiosos, de Gallardo,» sin decir dónde existe. Desde luego se echa de ver que no fué escrito para imprimirle, pues ademas de ir diHieres 29 de Mayo de 1884. rigido particularmente al rey Felipe III, conSres. D. Bamon Chíes y Demdfllo: tiene ideas que indudablemente fuera muy Sama de Langreo 29 de Mayo de 1884. aventurado hacer públicas, ni para ello se Mis muy caros amigos: Aunque tengo el senhubiera dado permiso en tiempos en que la timiento de no conoceros personalmente, os doy Sres. D. Ramón Chíes y Demófllo: el dulce y simpático nombre de amigos, porque libertad de imprenta corría parejas con las á la conformidad de nuestras creencias políticoMuy señores nuestros y correligionarios: De- demás libertades á que el ser humano aspira religiosas, que tiempo andando dominarán el seando contribuir en parte á la suscricion abier- siempre. Lleva la fecha de 1598, á 7 de Ocmundo, se añade que el ilustrado Demófilo escri- ta para satisfacer la multa impuesta á LA.S DOUI- tubre, es decir, días después «que la siniesbe como si fuera mi hermano en Masonería, y us- NiCALES DEL LiBRE-PENSAMIENTO por el condc de ted querido Chíes, siéndolo ya de corazón, pro- Toreno, y para constituir un fondo de defensa, tra figura de Felipe II desapareciese del mete, cumpliendo el formalismo de los ritos ex- le remitimos la exigua cantidad de cinco pesetas; mundo con signos visibles de la justicia eterternos, que así lo exigen, ingresar como aprendiz suplicándoles se sirvan hacer constar nuestra na, permitiendo que los gusanos devorasen, en el sacrosanto tabernáculo de la Humanidad. sincera adhesión á las doctrinas que tan digna antes de bajar al sepulcro, aquel cuerpo corrompido,» como apunta D. Cayetano ManEs indudable que cuantos hemos tenido la gra- y enérgicamente vienen defendiendo. Quedan de ustedes suyos afectísimos correli- rique muy gráficamente. Abunda en máxitisima satisfacción de haber traspuesto los umbrales de una Logia, vendados los ojos, para gionarios,—Vicente García.—Víctor F. Felgue- mas elevadas de gobierno, aunque no exenabrirlos allí á la luz, profesamos las nobles, bené- roso.—Faustino Y. Nespral Cotos. tas las más del tinte absolutista de la época; ficas y generosas ideas del libre-pensamiento. en aforismos especialmente tomados de TáEs asimismo innegable que todos, absolutamencito, con quien el autor estaba encariñado; Burgos 30 ¿« Mayo de 1884. te todos los libre-pensadores, tienen sus creenen alguno que otro símil ó recuerdo bíblico, cias similares á las de los masones, hasta tal punSres. D. Ramón Chíes y Demdfllo: y en el no escaso espíritu religioso de aqueto, que me atrevo á asegurar, sin temor á que se me desmienta, que no hay un solo masón que Estimados correligionarios nuestros: Confor- llos aciagos tiempos. Pero lo que más le disdeje de ser libre-pensador, como tampoco no hay mes en un todo con las doctrinas que predicáis tingue es la franqueza que en todas sus págisingan libre-pensador que, en condiciones para en vuestro ilustradísimo semanario LAS DOMINI- nas campea y la sinceridad con que se dirige ello y excitado á serlo por algún hermano, dejase CALES DEL LiBaE-PENSAMiENTO, y contraríos por de entrar en esta universal asociación, que con- convicción á todas las religiones positivas, que al rey, á quien después de todo respeta como tando millones de prosélitos se extiende en mil son la remora de la fraternidad, de la libertad y sumiso vasallo. diversas ramificaciones por loa más apartados de la ciencia, sentimos el placer más inmenso al Mi objeto al trazar estos renglones no es confines del globo. manifestaros que contéis con nuestra adhesión otro que hacer públicos algunos párrafos del trabajo de Alamos, asequibles hasta hoy á Sf: somos como las arenas del mar, innumera- más constante y decidida. Recibid el insigniflcante óbolo que adjunto os los menos, no porque contengan nuevas bles é. indestructibles. Nuestros enemigos nos ultrajan y nos vilipen- remitimos, para que, destinado al fondo de reser- ideas de las que ya conocemos, sino por la dian; nosotros les compadecemos, y lloramos con va, propaguéis sin descanso las ideas del libre- autoridad del que habla; y porque estos lágrimas de sangre su ceguedad y locura; ellos pensamiento.—Diez y ocho burgaleses libre-pen- ejemplos históricos conviene traerlos á la sos maldicen y con sus para nosotros vanas y ri- sadores. memoria con frecuencia para no olvidarlos, diculas excomuniones, pretenden arrojar sobre y sobre todo con la noble idea de combatir nnestras cabezas, no sólo las iras del cielo, sino Madrid 3 de Junio de 1884. á los apologistas de la tirania, de los que, por también las de las potestades déla tierra; y nosotros en justa reciprocidad.les bendecimos,les Sr. D. Ramón Chíes: fortuna nuestra, ya van quedando pocos deseamos que abran los ojos á la luz y que salgan ejemplares en España. Muy señor mió y de mi consideración más disde ese tenebroso y laberíntico caos que les ofusca tinguida: Ni en mis largos estudios, ni en mis Si el bienestar y la prosperidad de una nay anonada. propias inspiraciones hallé nunca cosa que me ción se han de cifrar en las conquistas á viva T nosotros, al obrar de este modo, seguimos satisficiera como me satisfacen las doctrinas y fuerza para hacer del mundo un rebaño de las huellas de uno de los más ilustres apóstoles los sentimientos que ponen de ¡: aniflesto LAS esclavos, y en que todos acaten una idea reque enaltecieron el mundo masónico, seguimos DOMINICALES DEL LIBRE-PENSAMIENTO. No puesus doctrinas, practicamos sus máximas y sus do ni quiero contener mi admiración por ellas, y ligiosa y política, aunque de consuno sea reprincipios: las huellas y los principios, las máxi- así se lo maniflesto, felicitándole cordialmenta chazada por el sentimiento y la razón, desde mas y doctrinas de Jesucristo. por sus trabajos, como felicito á todos sus com- luego confieso quo el reinado de Felipe II fué Os saluda y os da el cariñoso y fraternal abra- pañeros en esta obra grandiosa, ofreciéndole de el modelo más acabado de bienestar y proszo vuestro amigo y h.*.—Nataniel, gr.\ 9.° paso mi colaboración en cuanto crea V. conve- peridad. Pero ¡ah! que son muy otros los niente aprovecharla. fundamentos de la grandeza de un Estado. Con este motivo es de V. afectísimo correligio- Que el mundo sea una nación, sí, pero no Madrid 2 de Junio de 1884. nario y seguro servidor Q. B. S. M.—Agustín por la fuerza de las armas, sino para que los Zaera y Garoía.hombres sean señores de su libertad, no Sres. D. Ramón Chíes y Demófllo: unos embrutecidos esclavos. Que la idea Amigos míos: Por casualidad he conocido vuesesencial que les asocie sea una, pero no que tras valerosas DOMINICJALBS, cuya existencia Alicante 3 de Junio de 1884. repugne al sentimiento, ni á la razón, ni que ignoraba. Y digo valerosas, porque valor se neceSr. D. Ramón Chíes: se deba á la impostura. ¿Qué sacó Felipe de sita en nuestro país para atreverse á decir la verdad públicamente, sin ambagís ni rodeos. En la Muy señor nuestro: Séanos lícito ante todo su loca empresa? Dejaré la palabra á D. Balconversación familiar, todos, aun los tenidos por consignar nuestro entusiasta aplauso: aplauso tasar Alamos: beatos, se hallan acordes nemine discrepante en que, nacido de lo mas íntimo del corazón, envia«...los más de los grandes señores están que las religiones positivas son... lo qae son; mos á V. y á sus dignos compañeros de redac- pobres y necesitados... Los eclesiásticos, aunpero en alzando la voz un poquito, hacen como ción, por la noble y brillante compaña que con que se escandalizan, invocan la fe de nuestros abite- tan plausible asiduidad vienen sosteniendo con- que se hallan cargados, como son haciendas temporales, y que los principales de ellos las tos, las venerandas tradiciones, la piedad de otros tra las supersticiones de la ignorancia. tiempos, las santas creencias, base Jirmisima de la A la verdad, Sr. Director, que no sabemos reciben de gracia de V. M., pasarán por ello... todedad humana, con todo el demás fárrago de cómo expresar aquí nuestra sin igual satisfac- Los nobles, digo hidalgos y caballeros, vifrases hechas, sonoras como cascabeles y vacías ción, al ver que ni las excomuniones lanzadas ven pobres, temerosos y desfavorecidos y de sentido, que no hay sino irlas juntando á ma- desde las elevadas regiones donde moran las más maltratados de toda suerte de jueces que van sera de piezas de ensambladura para producir altas dignidades de la Iglesia, ni la incalificable sobre ellos y sobre sus haciendas cada diá. artículos dignos de El Siglo Futuro y demás multa impuesta á pretexto de la moral, fueron defensores del quemadero, las excomuniones y motivo suficiente para llevar la duda y el desa- Los plebeyos, en que entran labradores, merlas guerras civiles ad majorem Dei gloriam; cuyos liento al esforzado ánima de Vds; antes bien han caderes y oficiales, y estos mismos nobles, y seráficos redactores, si no llegan al templo de la emprendido con mayor ardimiento su noble lu- todos los demás Estados que forman la coinmortalidad, suelen llegar á la mesa del presu- cha, á pesar de las ventajosas posiciones del ene- munidad de Castilla entera, con todos los puesto. migo recorriendo sin vacilaciones de ningún gé- miembros, dicen que viven cargadísimos de T dígoles que me agradaron por extremo sus nero la senda que en un principio se trazaran y tributos nunca probados por sus mayores, destruyendo los obstáculos que poderosa mano que los lugares se despueblan por no tener DOMINICALES; hay en ellas razón, lógica, verdad y rectitud de miras; cualidades que escasean tan- hacinara ante su camino. ya con que pagar las imposiciones y servito como los presbíteros sin familia, tresillo, ni esLos que suscriben, humildísimos hijos de Ali- cios ordinarios y extraordinarios. Y no crea copeta. cante, de este pueblo eminentemente liberal, don- V. M. que es necesidad esta que digo, imaSí? repito que me gustó su periódico; y tanto, de apenas hace un año los satélites del jesuitis- ginada ó exagerada por mí, sino tan cierta, que ai yo supiera escribir de corrido en mediano mo tuvieron que huir ante las demostraciones de romance, les ayudaría con algún opúsculo saca- la pública indignación, ruegan á V. se sirva ad- que las ciudades y villas grandes de estos do de mi propio caletre. Pero mi natural rudeza mitir el modesto óbolo de 29,25 pesetas, al que reinos están faltas de gente y las aldeas meT cortos estudios me atan las manos, sin dejarme acompaña el ardiente .deseo de contribuir al sos- nores despobladas del todo, y los campos sin hacerlo; en enyo caso, para mi doloroso, me limi- nimiento del periódico que difunde la luz de la hallar apenas quien los labre, y para cobrar to á remitirles esas tres pesetas que, con otras verdad contra las tinieblas de la tiranía. un real de tributo se pierden y gastan ciento, hermanas del mismo valor y cuño, sean victimas Inútil es advertir á V., señor director, que ó en los cobradores y modo con que lo haay! del furor de ese edil denominado Jamón, ó nuestro criterio es un todo idéntico á los idesues cen, ó en reducir la paga en dinero por falta i? •^OTtezno, 6 Toreno, ó como llamarle quieran. que inspira á la redacción de LAS DOMINICALES: de éste y pobreza de los vasallos; y esto tan Sayo afectísimo admirador,—Un sacristán ju- así, pues, sólo nos resta'decir que queda autori- en general por todas las provincias de Castizado para hacer de esta carta el uso que más conbilado .'. veniente crea, y no dude V. que de hoy más nos lla, envidiadas poco há porsu riqueza, que encontraría dispuestos á prestarle nuestro deci- no hay lugar que esté libre de esta miseria, Cartagena 28 de Mayo de 1884. dido aunque débil concurso, con el fin de llevar ni con la claridad, grandeza y abundancia un grano de arena al glorioso ediflcio del Libre- que solía, procediendo este daño principalSr. D. Ramón Chíes: pensamiento. mente de la grandeza y paga de los tributos, May seSor mió y de mi mayor consideración y Se ofrecen de V., atentos seguros servido- y de gastarse los procedidos de éstos en guerrmpdto: Aprovecho esta ocasión para felicitar á res, Q. B. S. M.,—E. Collado.—Sebastian Eiusted, A Demófllo y demás compañeros de re- poll.—Rafael Torralba.—B. Avella.—P. Y. Bla- ras extranjeras, y en segundo lugar de los dacción, por las muchas adhesiones que tienen nes.—José Botella. — Luis González.—Antonio vicios y pleitos tantos y tan continuos de los caada dia á su periódico, y para manifestarle las Bernabeu—Matías Balaguer.—J. R.—Ch. G. A. naturales de estos reinos, y ministros ocumuchísimas simpatías que tenemos hacia uste- —V. S. L.—Vicente González.—Un adicto al li- pados en unos y otros.» (Folios 24 y 25.) des todos los que le leemos, y otros muchos que, bre-pensamiento—Id., id.—José T. García.—ViAsí escribe un contemporáneo de aquellos ' sin leerlo, con sólo oírnos hablar de él, se entu- cente Sales.—Rigoberto Segundo.—José Navar- tiempos en que el sol jamas se ponía en los siasman de tal modo que quisieran, como nos- ro.—Un ignorante.'.—E. Miquel.—Un excootros, de buena gana conocer á ustedes personal- mulgado .".—Un estudiante de Derecho.—Fran- dominios de España. Vemos, pues, que enomite. Bien pueden estar satisfechos y creer que cisco García.-J. M., espiritista.—A. N., libre- tre los pliegues de aquella deslumbrante vesaqn! pueden contar con muchísimos amigos, ó pensador.—A. V, id.—Un demócrata alicanti- tidura sólo había miseria y vicio. Pero conmás que amigos, hermanos. no.—Rafael Valero.—Un libre-pensador Anto- tinuemos copiando: Sin más por hoy, le ruego me dispense esta nio Arias Cortina.—Un libre-pensador.—A. B., «...lo que hace insufribles los tributos es franqueza, que es un pequeño desahogo á mis Ídem.—F. E., id—S. S., id. que lo procedido de ello salga de los mismos ideas, que no estarán bien expresadas, pero si que los pagan y de su» naturales, porque bien sentidas. cuando anda y vuelve á ellos mismos, salienSaluda & ustedes éste su afectísimo,—Antonio do de unos y dando en otros de un mismo Riqaelme, reino y provincia, por mucho que den les queda mucho... lo cual cesa pasando nuesPuerto Serrano 24 de Mayo de 1884. tras riquezas á los extranjeros y no habienSuelen decir los apologistas del Gobierno do camino por donde volver á nosotros... Y Srea. D. Ramón Chíes y Demófllo: imperante en pasados siglos, que la España Muy señores nuestros y distinguidos correli- austríaca fué la más grandiosa de las épo- con esto se junta que con las guerras se ha gionarios: Ayer, Os decir, hace pocos meses, tu- cas que tuvo nuestra nación en el trascurso perdido el trato y comercio, y cesado las gavimos el gusto de dirigirnos á ustedes con el ob- de los tiempos. Pero no tienen en cuenta nancias con que podían pagar y contribuir; • Jeto de felicitarles por la brillante carta que diri- que si la Historia ha de ser un conjunto de y así certifico á V. M. que están de manera que cualquier cosa que se les añada sobre lo gieron al príncipe heredero de Alemania; y hoy, al molestar nuevamente su atención, lo hacemos verdades, debemos inspirarnos, más que en que tienen, no lo podrían pagar sino con sus iinpnteadc» por el sentimiento de lo justo, con el los palaciegos aduladores, en los hombres hijos y mujeres, y aun si no se alivian y con fin de protestar de esas apreciaciones mezquinas que no se dejan llevar del miedo, ni doblegan el trato y comercio les crece la sangre, como ana sólo se fundan en lo ridículo y que sin em- su rodilla ante el déspota. en mantenimiento nuevo para que p u ^ a n Dargo quieren sumir entre ruinas ¡loco empeño! Uno de estos últimos fué D. Baltasar Ala4 lo úae es la esplendorosa antorcha de la verdad mos de Barrientes, «de perspicaz ingenio y dar de ella, por falta de ésta han de acabar y déla redención. Si, aunque humilde nuestra maduro juicio (1), uno de los mejores políti- también.» (Folio 26.) TOS, queremos levantarla con toda la energía de cos Y se acabaron, en efecto, los reinos entre de su época (2),» y que á la larga vio que la dignidad y protestar una y mil veces contra las manos de un Carlos II, de triste mesus méritos fueron medianamente aprecia| las medidas de esos demagogos blancos que quiemoria: ren empañar el diáfano cristal del progreso con dos haciéndole del Consejo de Guerra, de In«...está el comercio y trato muy disminuilas absurdos y caducas ideas del oscurantismo. dias y de Hacienda sucesivamente, en tiemUnan ustedes nuestra entusiasta adhesión con po del galanteador Felipe IV. Pues bien: do y acabado, siendo éste el que los enriquelas machas que diariamente reciben, y no duden este hombre dirigió al rey Felipe JII un es- cía y daba de comer á mayores y menores, qae su decentísimo é ilustrado semanario, llevan- crito con el largo título de «discurso al Rey andando en ello y ocupándose muchos, quo do por lema raidn, ha de hallar cariñosa acogida nuestro señor del estado que tienen sus rei- todos participaban ^ e sus ganancias, reduci«n todos los hombres libres que tengan la fortu- nos y srñoríos, y de los amigos y enemigos, dos ahora á pocos y sin provecho... y haBs de leerle una sola vez. Adelante por el camino emprendido, y si á sus con algunas advertencias sobre el modo de biendo por esto de venir á cargar éstas (las nobles aspiraciones se pone le valladar alguna proceder y gobernarse con los unos y con rentas reales) sobre los herederos solos de :^otn. consonante mayúscula intimidándoles con la los otros;» trabajo que es digno de que se España y sobre sus labradores, y salir y paimposición do crecidas multas, abriguen la es- tenga en cuenta por su importancia históri- garse de los frutos solos de la tierra, vienen peranza de que son infinitos los correligionarios á ser más pesadas y graves de sufrir que si que habrán de acudir prontamente á saldar tan se sacaran del trato y así se repartieran enarbitrarios tributos. (1) Nicolás Antonio: Biblioth. nota, tomo I. pá- tro naturales y extranjeros, como solía ser" ' )1 Reciban ustedes, á la paf que nuestro modesto gina 180. »Y aun digo más á V. M., que con tantos ¿bolo, la verdadera expresión de estima y consi(2) Así le llama D. Antonio Cánovas del Cas- deracion que merecen á sus sinceros correligio tillo, en la pág. 53 de su obra De la casa de Aus- decretos y necesidades propias y de sus vaBarios y servidores, Q. B. S. M.—Pedro Aguilar tria en España, esciita en tiempos en que era me- sallos notorias y considerables á todos, no sé cómo se hallará el crédito de Y. M. para proe«MÍa.—Jwé Oroz«9 Vázquez.-r Juan Pedro j nos reaccioaario. Solé.—Pablo ViTcg.—José Sastre.—Antonio Vires. Por D. Manuel Borrell y D. José Eipoll, que BO saben escribir á sus ruegos y por mí,—Marcos Peraire, secretario. La España de los Felipes. veerse de dinero en los reinos extranjeros y las guerras de ellos, anticipadamente como hasta aquí se había hecho, ó que cuando bien lo halle ha de ser de la manera que los necesitados, dando ciento por ciento.» (Folio 49.) ¡Pobre España! Ya ni aun crédito te quedaba. ¿Y qué hacían en tanto tus hijos? «...mi ánimo no me consiente dejar de proponer á V. M. que esta multitud de pleitos que hay en España y esta ocupación de los hombres en ellos, y este gasto y pérdida de sus haciendas, no para servicio de V. M., sino para riqueza y aprovechamiento de las personas menos provechosas que sirven en esta monarquía, tengo por cierto que es la corrupción más perniciosa que hay en ella, y de que más malos efectos se puede tener. Pues, en fin, vemos que la mayor parte de los vasallos de V. M. se ocupan y estudian, no en procurar su acrecentamiento y el p ú blico, sino en desear y alimentar discordias, bandos y enemistades entre sus vasallos, perseguir á los menos poderosos, adular y chu[<lir á los ricos, y convertir en guerra y confusión (que los pleitos en todo son guerras civiles) lo que había de ser orden y paz. Y no más de esto, que mi deseo al servicio de V. M. me saca muchos veces casi contra mi voluntad de los términos debidos á mi estado.» (Folio 116.) En esto se entretenían tus hijos, querida patria. Pero el ejemplo venía de arriba, y los de abajo, no hacían otra cosa que imitar, como perfectamente identificados con su señor. ¡Oh tiempos! ¡oh costumbres! Aunque pudiera prolongar mucho más este artículo, trascribiendo nuevos sabrosos pasajes, ya de estos reinos, ya de los extranjeros que en este manuscrito se encuentran, acabaré con el que Alamos dedica, en el folio 29, á reasumir lo que dice en los anteriores: «Este es el estado que tienen sus reinos de V. M. y sus naturales de ellos, reducido á los más breves apuntamientos que he alcanzado. De manera que de los de Flandes los rebeldes son enemigos públicos, y los demás sin duda lo son secretos, asi por los excesos cometidos pasados, como por lo contagioso del trato de los primeros, y por sectas erradas que se han aficionado y aun profesado algunas de aquellas provincias y con quien los demás han platicado mucho tiempo. BLOS de Italia y Portugal son tanjbien enemigos secretos. «Los de Aragón se tienen por ofendidos. »Y asi los amigos solos de esta corona á todas pasadas son las Indias y los reinos de Castilla, por mayor quede los primeros ya nombrados, si algunos no quisieren consentir que se llamen ni tengan por enemigos secretos, á lo menos serán inútiles envidiosos de nuestra grandeza y de que demos nombre á ésta monarquía, y que se declararán como enemigos en viendo la ocasión para cumplir su intento.» Todavía pondré otro resumen más enérgico y más corto: «Hallándose V. M. y sus reinos en el estado que he dicho, con tantos enemigos secretos y algunos públicos, con tan pocos amigos ciertos, con tantos descontentos caseros y extranjeros, falto de haciendas y la cabeza de su imperio pobre, y sus vasallos gastados, y con guerras fuera de ésta, y con los reinos de su imperio divididos por los enemigos quo poseen las provincias que hay en medio, y,no bien asentado el respeto de su grandeza.» (Folio 50.) Tal estaba España á la muerte de Felipe II, y tal legado dejó á su inepto hijo Felipe III para que le entregase al cortesano Lerma y fuese á dar más tarde en manos de Olivares, que aún dejó algún resto para el inquisidor general Nitard. Si alguno de los lectores se extrañare de la franqueza de Alamos, no olvide que aquel escrito era particularísimo, y que nadie habría de leerle entonces que no fueran el rey ó sus ministros. Por lo demás, como se ve, no hace otra cosa que confirmar las ideas que cualquier historia medianamente imparcial expone acerca de aquellos tristes días del Santo Oficio. Dedica Alamos gran parte de su discurso á estudiar las relaciones que con los reinos extranjeros, ya conquistados, ya enemigos, tenía España; cuál era el espíritu de ellos, y cuál la política conveniente á nuestros intereses. Tiene en esta parte muy inspirados períodos, en que si no aconseja al rey que dé libertades, al menos le recomienda mucha paz respecto á todos los Estados, excepto con Inglaterra, y mucha administración para el interior de su reino. En una palabra, este discurso es digno de ser tenido en cuenta por los que quieran conocer aquellos felices tiempos de patriarcales costumbres, como suelen decir por ahí alguno de la Union Católica, ó algún puro nocedalino. Si más aficionados en general de lo que somos los españoles á estas cosas que se r e fieren á los archivos ó las bibliotecas, procurásemos sacar á luz algo de lo mucho que permanece arrinconado, conoceríamos más á fondo indudablemente las generaciones que nos precedieron, y destruiríamos con más facilidad tradicionales errores. PASCABIO LÓPEZ ZABZUKLO. Palabras de un conservador & propósito de nn pertarbadop. Al Excmo. Sr. D. Francisco de Borja Gajoso Queipo de Llano, C. Conde de Toreno, fundador del templo á la civilización denominado Hipódromo, definidor de la moral social, etcétera, etc., dedica la siguiente poesía del inmortal VÍCTOR Hüoo. (El Traductor.) f" ¿Fué sueño ó realidad?... Juzgad vosotros. Un hombre,—¿era judío, persa, ó chino?— un miembro del partido moderado, grave, formal, sesudo, así me dijo: —«La sentencia de muerte ejecutada contra ese charlatán, ese bandido, ese anarquista, es justa á todas luces. ¡Pues no faltaba másl ¿Dónde el prestigio la autoridad hallar, si impune queda que un cualquiera, un procaz advenedizo, se Atreva á discutir si es ó no ]asta tal ó cual ley vigente? ¡Habráso visto! Hay verdades eternas, que no admiten discusión: se obedece, y al avío! Surgió ese innovador no sé de dónde, y á predicar se echó por los caminos doctrinas tan extrañas como nuevas. «¡Progreso!» «¡Amor!» Vocablos sin sentido, si lo queréis, ridículos, estúpidos, pero que encierran algo que no es limpio. Sin sombra de recato, hacía escarnio de nuestro venerando culto antiguo: nada sagrado hallaba, nada bueno, nada que de respeto fuese digno. Para infundir mejor tales doctrinas, vivía siempre en los peores sitios, juntándose á pastores, marineros, patanes, gente rústica, mendigos: chusma ignorante, en fin, de quien se aleja todo aquel que de honesto tiene visos; y con ellos sin tasa departía, llamándoles hermanos y discípulos... ¡Nunca se dirigió á persona alguna de arraigo! ¡Nunca al sabio! ¡Nunca al rico! ¡Cual de caer en el fuego se guardaba de dar con alguien de mediano juicio!... Su intento era embaucar la estulta plebe, y á fe que lo lograba el muy ladino, arrogándose el don de profecía. Con los brazos en alto, haciendo signos extraños coa las manos, pretextaba tener virtud para sanar heridos, la salud devolver á los enfermos, y hasta resucitar á muertos fríos... A lo mejor decía al populacho: —¡«Seguid mis pasos!»—y, sin rumbo fijo, llevábalo cual hato al hondo valle, del valle á la colina, y de ésta al rio!... ¿No es esto provocar rencores, odios? ¿No es sembrar la discordia entre vecinos? ¿De abierta rebelión no es un conato? ¿No es promover desorden? ¿Un principio no es de guerra civil?... Rodeado siempre de asquerosos pagano?, de perdidos que pernoctar solían en un horno de hacer cal ó en algún vacante nicho del triste cementerio, cojo el uno, tuerto el otro, éste sordo, aquél tullido, lacerado el de allá, y el de su lado leproso, y así todos sus adictos... El hombre honrado cuando con tal séquito pasaba ese truhán, ¡hubierais visto como, á atrancar con barras y cerrojos, se apresuraba puertas y postigos!... Un día,—era unafiesta,—sefué al templo, látigo en mano y declamando á gritos, y á golpes arrojó á los mercaderes que allí comerciaban con permiso del clero, á quien pagaban el tributo del puesto en que vendían sus artículos... Notóse que, doquiera, á todas horas, de cierta meretriz iba seguido... ¡Y siempre perorando!... La familia, la sociedad, la religión, lo mismo que la moral, caían á las plantas de ese demoledor, hechas añicos. El pueblo abandonaba, por seguirle, sus labores, sus campos, sus oficios... ¡Era muy peligroso! Agasajaba al miserable y maldecía al rico: afirmaba que acá todos los hombres son hermanos é iguales; que es inicuo que en señores y esclavos se dividan; que sean unos grandes y otros chicos; que mientras nade el uno en la abundancia, carezca el otro de lo más preciso... En cuanto al clero, nunca im.aginárais lo que decía de él; tan atrevidos sus epítetos eran, que sinónimos á ser venían sacerdote y pillo. Y no creáis quo hablara así en secreto, con precaución y lejos de testigos, no; sino en plena calle, sin rebozo, y ante la multitud, á voz en grito. Ya veis cuan urgente era un escarmiento que al populacho hiciese entrar en quicio, y el orden del país pusiese á salvo devolviendo la paz á los espíritus. • Por fortuna la ley es terminante aunque severa: ayer quedó convicto, y hoy le han crucificado.» Estas palabras, así como su acento compungido llamaron mi atención, y pregúntele: —¿Quién sois? —Sin el escrúpulo más mínimo podéis creer que un ejemplar como éste lo reclamaba el caso... Soy Basilio, el Escriba del templo... —¿Y quién el reo...? —Ese bribón que llaman JESUCRISTO. EDSEBIO OORT. PRECEPTO HIGIÉNICOS PARA EL MES DE JUNIO Las oscilaciones bruscas de temperatura, que fueron la nota característica de la estación pasada, encuéntranse sustituidas en el mes de Junio por un calor que muchas veces raya en sofocante. El aparato digestivo de los niños es quien sufre más directamente las consecuencias del calor; el apetito se perturba; los vómitos no tardan en presentarse, y la diarrea intensa, que por último les afecta, comprometen no pocas veces su vida. Para evitar la aparición de un cuadro sintomático tan alarmante, se deberá impedir que los niños, estando sudando, ingieran en su estómago agua fría ó helados, y Se les acostumbrará & ser muy parcos en el uso de las frutas, que únicamente estando biensazonadas se les permitirán comer. Se pondrá el mayor cuidado en reglamentar las comidas de los niños en quienes se desarrolle una afección gastro-intestinal; harán uso frecuente de las bebidas acídulas y de los medicamentos que el médico recetare. Los baños templados son uno de los agentes que con más éxito empleamos en las gastro-enterítis, que aconseja, mos á las familias atiendan desde un principio con gran esmero, si quieren evitarse las funestas consecuencias de la enfermedad que más estragos hace en la estación presente. Madrid 2 de Junio de 1884. Da. PABLO LOZANO. Anuncios. Quedan algunas, aunque pocas, colecciones de LAS DOMINICALES correspondientes al año último. Su precio: 10 pesetas. ARTÍCULOS RELISÍOSOS Y MORALES, por De- mófilo, colección de los artículos que han tenida más aceptación del público y motivado varias excomuniones. Precio: una peseta. Imprenta de E. XaUSos, Plan de ur«]a, 7.