tema 4. homero - Mestre a casa

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TEMA 4.
HOMERO
1.- Características de la poesía épica Homero.
La literatura griega y occidental comienza para nosotros con las epopeyas homéricas, con
obras que presentan ya una gran madurez y perfección: La Ilíada y La Odisea.
La aparición de estas dos obras está en consonancia con dos fenómenos decisivos de época
anterior a Homero: La invención de la escritura griega, ya en el siglo IX a.C., y el origen del mito
griego, que tuvo sus comienzos en la época micénica y que se desarrolló en los siglos posteriores.
El siglo de Homero, el VIII, marcó el desarrollo de unas fuerzas estancadas en los siglos
anteriores, en la llamada época oscura, y significó el origen y el florecimiento de la vida espiritual
griega; pero también marca la conclusión de estas mismas fuerzas, como nos lo indica la misma
poesía.
En las dos epopeyas se habla de la gloria del héroe; o bien son los héroes los que cantan las
hazañas guerreras (Ilíada) o bien son los cantores profesionales los que lo hacen, los Aedos, como
ocurre en la Odisea. Los aedos constituían un gremio, una profesión, y se trasladaban de una
población a otra, principalmente a las cortes de algún príncipe o noble; tal es el caso de Demódoco
y Femio, los dos aedos que aparecen en la Odisea. Los maestros, los inspiradores de la poesía de los
aedos son las Musas o Apolo, puesto que para cantar bien, con un orden, su canto necesita la
inspiración divina; pero también necesitan su propia habilidad como cantores para saber cómo
deben ensamblar los diferentes hechos o hazañas que cantan, porque pretenden dar veracidad a lo
que cantan.
El aedo, con su lira, se servía para sus poemas de un conjunto de leyendas previamente
configurado, pero sin seguir un texto fijo, sino que a partir de lo que otros aedos o él habían cantado
ya, el aedo crea un nuevo canto sirviéndose de una serie de fórmulas fijas que se repetían en
distintos versos, bien al principio o al final, de epítetos constantes o con pequeñas variaciones, de
repeticiones de versos enteros y de escenas típicas: banquetes, sacrificios, vestidura de armas, etc.
El aedo con todos estos recursos podía componer un número considerable de versos y podía
intercalar esas fórmulas mientras en su mente componía los siguientes versos, sin necesidad de
parar.
Un caso diferente lo representan los rapsodos, que ya no cantan, sino que recitan marcando
el ritmo con un bastón que golpeaban contra el suelo. Estos rapsodos, que son de época posterior a
los aedos, cuando ya estaba extendido el uso de la escritura, recitaban de memoria un texto ya
terminado y escrito.
La poesía épica, por otra parte, se cultiva en la clase alta de los caballeros, y lo que se canta
en tales círculos se suele convertir más tarde en patrimonio de la comunidad, por eso el fondo de la
poesía épica lo constituye la propia época heroica, que se considera como un pasado que supera la
época presente.
En cuanto a la forma, domina la narración en verso, seguido uno de otro, sin separación en
estrofas (κατὰ στύχov). El verso es un hexámetro, combinación de seis pies dáctilos (- v v) que
pueden ser substituidos por espondeos (- -).
La estructura es: - vv / - vv / - vv / - vv / - vv / - (-, vocal larga, v, vocal breve).
Se trata por tanto de un arte de artesano, que se transmitía de maestro a discípulo. El aedo
debía estar provisto de dos cosas: el conocimiento de las leyendas de su pueblo y del aparato de
fórmulas y escenas típicas, de modo que crea una nueva canción en cada oportunidad. Por esto, esta
poesía tiene un carácter oral ya que un autor varía constantemente un texto y amplía lo
anteriormente cantado.
Posiblemente uno de estos aedos fue Homero cuya existencia y autoría ha sido cuestionada
dando lugar a enormes controversias a lo largo de la Historia.
Pero, podemos considerar como autor a Homero, un aedo o rapsodo que vivió en Asia
Menor, entre Jonia y Eolia en la segunda mitad del siglo VIII a.C., y que se sirvió de las numerosas
leyendas que circulaban de forma oral para crear, ya por escrito, la primera obra de la literatura
occidental, la Ilíada.
Las dos obras se dividen en 24 cantos.
Β) La Ilíada y La Odisea.
Detrás de toda leyenda se suele encontrar un suceso histórico, pero tratado con una libertad
casi total en cuanto a la época, los personajes y la acción.
*Según la leyenda el tema fundamental de la Ilíada es la guerra de Troya (Ilión), situada en
el siglo XIII a.C., y la cólera de Aquiles. Helena, mujer de Menelao (hermano de Agamenón, rey de
Micenas y caudillo de los griegos) es raptada por Paris (Alejandro), hijo del rey de Troya, Príamo,
hecho que provoca una expedición griega para recuperarla. En el noveno año de guerra (es cuando
comienza la acción de la Ilíada) la lucha es favorable a los troyanos por la disputa entre Agamenón
y Aquiles (hijo de la diosa Tetis y el mejor guerrero griego) por la posesión de la esclava Briseida.
Aquiles, enojado por haber sido desposeído de su botín, Briseida, no participa en la lucha contra los
troyanos y cede sus armas a su amigo Patroclo. Éste, confundido con Aquiles, es matado por Héctor
(caudillo de los troyanos e hijo de Príamo), Aquiles vuelve a la lucha por el deseo de vengar a
Patroclo y mata a Héctor. Príamo, tras muchas súplicas a Aquiles, logra rescatar el cuerpo de su hijo
Héctor.
A lo largo de toda la obra son numerosas las intervenciones de los dioses a favor de uno u
otro bando, e incluso luchan en una batalla. Igualmente a lo largo de la Ilíada hay numerosas
referencias al fin trágico que tendrá Aquiles, prototipo del héroe de vida corta y gloriosa.
Homero no narró la totalidad de la guerra de Troya, sino un suceso parcial aunque
importante; pero mediante predicciones de los personajes o referencias se anticipa la acción: la
muerte de Aquiles y la conquista y destrucción de Troya por parte de los aqueos.
La Ilíada es fundamentalmente poesía épica y sus fragmentos extensos de batallas, escenas
típicas y descripciones así lo demuestran; pero también presenta vinculaciones y relaciones
complicadas en su acción, que se concentra e intensifica, lo que la acerca en muchos aspectos a la
tragedia como género literario.
*La Odisea presenta elementos conocidos en otras literaturas: los relatos de viaje de un
marino por mares y tierras desconocidos y su regreso después de largo tiempo al hogar, donde se le
había dado por muerto y donde el héroe luchará contra unos pretendientes que asedian a su esposa.
Acaba con el reconocimiento por todos de su verdadera identidad.
La acción comienza en Itaca, patria de Odiseo (Ulises), uno de los héroes aqueos en Troya.
Penélope, su esposa, está asediada por los pretendientes que desean casarse con ella. Telémaco, su
hijo, es inducido por Atenea a ir en busca de su padre; así lo ha decidido Zeus tras una asamblea de
dioses. Telémaco parte hacia Pilos, donde reina Néstor, otro héroe en Troya, y hacia Esparta, patria
de Helena y Menelao.
A continuación vemos a Odiseo que, náufrago, llega a la isla de los Feacios, donde reina
Alcínoo, el cual le promete llevarlo a su patria, Itaca; pero antes Odiseo le cuenta el relato de sus
viajes: su partida de Troya, el encuentro con los cicones, y, ya en tierras fantásticas, su llegada al
país de los lotófagos, su encuentro con el cíclope Polifemo y el consiguiente enfado de Poseidón,
padre del cíclope, por haber cegado a éste, lo que retrasará su regreso a casa, pues Poseidón se lo
niega; su llegada a la isla de Eolo, guardián de los vientos, el encuentro con los lestrígones, con la
maga Circe, el descenso al país de los muertos, las dificultades con Escila, Caribdis y las Sirenas; su
llegada a la isla de las vacas de Helios, el Sol, donde pierde a los compañeros que le quedaban; su
llegada a la isla de la ninfa Calipso, que lo retiene durante años hasta que los dioses le levantan el
castigo por su ataque a Polifemo; y por fin su partida desde allí hasta llegar a la isla de los feacios.
Finalmente es llevado a Itaca, donde se presenta disfrazado (antes ha ido a la cabaña de su
criado Eumeo y allí ha sido reconocido por Telémaco, que ya había vuelto de su viaje) en el
palacio; allí, después de la prueba del arco, mata a los pretendientes de su mujer y es reconocido por
Penélope, tras un conato de lucha entre Odiseo y los suyos y los familiares de los pretendientes,
Atenea impone la paz.
Al igual que la Ilíada, la Odisea se basa en una máxima concentración temporal, pero en ésta
se consigue mediante la ruptura del transcurso lineal del tiempo en secciones que posteriormente
son acopladas. La exposición nos introduce in medias res. Odiseo está en la penúltima escala de su
largo regreso, en la isla Ogigia, retenido por la ninfa Calipso. La asamblea de los dioses pone en
movimiento una doble acción: el viaje de Telémaco y la insostenible situación en Itaca, con la
liberación de Odiseo del cautiverio. Tras canto IV se rompe la narración lineal y se pasa al relato en
primera persona de las aventuras de Odiseo; en este relato se encuentra el núcleo del elementos más
populares de toda la obra. A partir del canto XIII, la narración maneja varios hilos simultáneamente
en escenarios distintos: la vuelta de Odiseo a Itaca, el regreso de Telémaco y el progresivo
reconocimiento del héroe por los suyos. Todo ello con una evidente técnica narrativa dilatoria para
mantener en tensión a los oyentes, ya que el punto culminante de la acción no llega hasta el canto
XXII, XXIII y XXIV (toda esta parte en tercera persona otra vez).
C) Estratos culturales.
Aunque entre las dos obras hay diferencias en cuanto a los estratos culturales, encontramos,
sin embargo, elementos que las unen.
El hecho de situar la narración en un pasado remoto es una de las características de la poesía
épica, en la que hay un fondo histórico que permanece vivo en las conciencias a pesar de la libre
elaboración poética. En este mundo sólo los nobles cuentan en el campo de batalla, mientras que la
masa sólo aparece en metáforas, pues siempre predominan las luchas individuales. Esta actitud de
vida y la existencia de un código de honor de la nobleza pertenecen tanto a la tradición como a la
propia época de Homero. Sin embargo, en la Odisea ya aparecen elementos burgueses que reflejan
el incipiente comercio y las colonizaciones del siglo VIII a.C.
D) Lenguaje.
Lo más llamativo es la mezcla de dialectos. El más moderno es el Ático y es debido a la
transmisión en Atenas (un mero barniz ocasionado por la puesta en escrito ordenada por Pisístrato).
En las dos obras destaca la indisoluble unión de formas eólicas y jónicas. También aparecen
palabras antiguas, en conexión con el arcado-chipriota, que se remontan a la época micénica.
Podemos concluir que el lenguaje de estos poemas, con su mezcla de diversos elementos
dialectales (excepto dorio), es artificial y nunca pudo ser hablado.
La diversidad de formas de una misma palabra según los dialectos, facilitaba al poeta la
formación de un verso: el poeta, según sus necesidades métricas, podía elegir una forma adecuada
al verso de uno u otro dialecto (utilización de formas contractas o no, el uso facultativo de la
digamma (ϝ) y del aumento, distintas desinencias,...). Todo ello facilitaba el manejo del hexámetro
y daba a la composición mayor riqueza y exotismo de acuerdo con la temática.
E) Estilo.
Destaca el uso del epíteto constante referido a personas u objetos en un mismo lugar del
verso; para cada personaje importante el aedo dispone de un repertorio de epítetos que utiliza según
sea la porción del verso que necesite llenar, sin que importe mucho el sentido de dicho adjetivo, que
de esta manera resulta puramente ornamental. También hay expresiones de valor métrico constante,
que se repiten en idénticas condiciones para expresar una misma noción, reciben el nombre de
fórmulas, que fueron transmitidas oralmente de unas generaciones de aedos a otras desde la misma
época micénica. Ello explica muchos de los arcaísmos homéricos.
También hay un gran número de fórmulas relacionadas con diversos lugares e incidentes, y
escenas típicas. Todo esto, las repeticiones, configuran lo esencial y valioso y la imagen de un
mundo en el que los hombres ocupan un lugar esencial.
Destaca también el uso de comparaciones con la vida y el mundo que rodea al propio poeta;
con ellas aparece la riqueza de un lenguaje juvenil, fuerte y maduro en varios aspectos de su
expresión. Estas comparaciones crean múltiples conexiones y aclaran muchos rasgos aislados,
dando densidad y color a los sucesos y figuras.
Otras características de las epopeyas son la aproximación a lo realista, la falta de
sentimentalismo, la variación en el ritmo de la narración, y la presencia de discursos caracterizados
por la composición anular, en anillo (acabar como se ha comenzado, volviendo la narración a su
punto de partida), y por la etopeya (adecuación de palabras del personaje a su forma de ser).
Por otra parte, existe la relación entre la actuación humana y el destino y la decisión de los
dioses. Los hombres toman sus propias decisiones, pero éstas los llevan inevitablemente a lo que
estaba ya fijado por adelantado, de tal forma que la acción divina, que sirve de fiadora del destino, y
la voluntad humana, se presentan como dos esferas que se complementan mutuamente aunque en
ocasiones llegan a contraponerse.
F) Hesíodo.
Nació alrededor del año 700 a.C., y es por tanto un poco posterior a Homero. Su época se
caracteriza por la consolidación de la polis como forma política de gobierno, la crisis de la
monarquía y el aumento del comercio con la aparición de una clase media.
Todo esto se puede apreciar en su obra, narrada ya en primera persona (a diferencia de los
poemas épicos, más impersonales). El abuso de poder y la arbitrariedad de la aristocracia, la
petición de justicia, que viene directamente de los dioses, especialmente de Zeus, son sus temas
principales.
Sus obras más importantes son:
-Teogonía: Narra el nacimiento del mundo y la sucesión del poder divino hasta llegar a
Zeus, máximo garante de la justicia.
-Los trabajos y los días: Trata de los consejos que el mismo Hesíodo a su hermano sobre
diferentes aspectos de la vida humana.
-Otras obras de autoría dudosa son: Las Eeas y Aspis (El escudo).
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