TESIS DOCTORAL “Poliposis Antrocoanal. Estudio de marcadores de inflamación en comparación con la poliposis nasosinusal bilateral” Miguel Maldonado Fernández Universidad de Oviedo Doctorado en medicina Directores: Dr. Joaquim Mullol i Miret Prof. José Luis Llorente Pendás INDICE Agradecimientos..................................................................................5 Abreviaturas........................................................................................7 Parte teórica Anatomía de las fosas nasales y senos paranasales.........................10 Fisiología las fosas nasales.................................................................27 Poliposis nasal.....................................................................................30 Historia de la poliposis nasal...............................................30 Definición y clasificación......................................................33 Epidemiología........................................................................35 Etiopatogenia.........................................................................38 Inflamación y poliposis nasal...............................................47 Histología de la poliposis nasal............................................74 Clínica de la poliposis nasal..................................................79 Diagnóstico de la poliposis nasal..........................................82 Tratamiento de la poliposis nasal........................................96 1 Parte Experimental Hipótesis...............................................................................................109 Objetivos..............................................................................................110 Material y método...............................................................................112 Estudio 1................................................................................113 Estudio 2................................................................................117 Estudio 3................................................................................124 Resultados............................................................................................127 Estudio 1................................................................................128 Estudio 2................................................................................138 Estudio 3................................................................................148 Discusión..............................................................................................176 Estudio 1................................................................................177 Estudio 2................................................................................180 Estudio 3................................................................................190 Conclusiones........................................................................................201 Bibliografía...........................................................................................204 Adenda..................................................................................................244 2 Agradecimientos A mis padres y mi hermano Carlos, a quienes dedico con todo mi cariño esta tesis doctoral, y a quienes agradezco el ánimo y los consejos que me han brindado siempre. Gracias por todo. A los directores de esta tesis, los doctores Joaquim Mullol y Jose Luis Llorente, que me han alentado y orientado a lo largo de estos años de trabajo. Hago aquí patente mi más sincera gratitud. A los profesores Wytske Fokkens (Amsterdam) y Paul van Cauwenberge (Ghent), por su inestimable colaboración. Al doctor Joan Berenguer, a quien agradezco su ayuda en los aspectos radiológicos de esta tesis. Al profesor Carlos Suárez Nieto. Confío en haber sido un buen alumno de tan ilustre maestro. Al doctor Juan Pablo Rodrigo Tapia, director de mi trabajo de investigación en la Universidad de Oviedo. Por su ejemplo y consejos. Al doctor Manuel Bernal-Sprekelsen, codirector del Fellowship de Rinología del Hospital Clinic de Barcelona e ínclito cirujano, con mi admiración y respeto. A los miembros del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Central de Asturias, mis compañeros durante mi residencia, y del Hospital de Cabueñes, con quienes he fraguado tan hondo afecto. A los miembros de la fundación CSN, estén donde estén. A los miembros del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Clinic y en especial de la Unidad de Rinología. Al Ovid. A Silvia Centellas. A Laura y Jordi, y al 3 resto de miembros del laboratorio del IDIBAPS. A los Doctores Picado, Xaubet, Valero y Serrano. Al Profesor Antonio Morelló Castro, por su sincera amistad, y a todo su equipo. A todos los que han colaborado, influido o alentado el trabajo de esta tesis doctoral en alguna medida. 4 Abreviaturas AINEs: Antiinflamatorios no esteroideos BCR: B-cell receptor (receptor de células B) CFTR: Cystic fibrosis transmembrane regulator (Regulador transmembrana de la fibrosis quística) Cox: Ciclooxigenasa CPA: Célula presentadora de antígeno CSF: Colony stimulating factor (factores estimulantes de colonias) PCE: Proteína catiónica eosinofílica FcεRI: Receptor de alta afinidad para IgE FQ: Fibrosis quística HETE: Ácido hidroxieicosatetraenoico HLA: Human Leukocyte-Associated Antigen (antígeno asociado a leucocitos humanos) HMW-NCF: High Molecular Weight Neutrophil Chemotactic Factor (Factor quimiotáctico de neutrófilos de alto peso molecular) ICAM: Intercelular adhesion molecule (molécula de adhesión intecelular) IFN: Interferon Ig: Inmunoglobulina IGF: Isulin Growth Factor (factor de crecimiento similar a insulina) IL: Interleucina IL-5Rα: receptor alfa de la interleucina 5 LO: Lopooxigenasa LT: Leucotrieno LXA2: Lipoxina MBE: Medicina basada en la evidencia MHC: Major Histocompatiblity Complex (complejo mayor de histocompatibilidad) MMP: Matrix Metalloproteinases (metaloproteasa de la matriz) MN: Mucosa nasal NK: Natural Killer (célula asesina) NPY: Neuropéptido Y OBP: Olfactory Binding Protein (receptores olfatorios) OCT: Optimal Cutting Temperature (medio de inclusión de tejidos) 5 PAC: Pólipo antrocoanal PAF: Platelet activating factor (Factor activador de plaquetas) PAI-1: Plasminogen activator inhibitor type 1 (inhibidor del activador de plasminógeno tipo 1) PDGF-B: Platelet derived growth factor –B (Cadena B del factor de crecimiento derivado de plaquetas) PG: Prostaglandinas PGI2: Prostaciclina PN-AIA: poliposis nasal con asma e intolerancia a la aspirina PN-ATA: Poliposis nasal con asma y tolerancia a la aspirina PN-FQ: Poliposis nasal asociada a fibrosis quística RANTES: Regulated on Activation, Normal T-Expressed and Secreted. Quimiocina. RGα: isoforma alfa del receptor de glucocorticoides RGβ: isoforma beta del receptor de glucocorticoides RM: Resonancia magnética TC: Tomografía computerizada TCR: T-cell receptor (receptor de célula T) TGF: Transforming Growth Factor (Factor transformador del crecimiento) TIM: Tissue inhibitor of metaloprotases (Inhibidor de metaloproteasa tisular) TNF: Tumor necrosis factor (Factor de necrosis tumoral) t-PA: tissue-Plasminogen Activator (Activador tisular del plasminógeno) u-PA: urokinase-Plasminogen Activator (Activador de plasminógeno tipo urokinasa) VCAM: Vascular cell adhesion molecule (molécula de adhesión celular vascular) VIP: Vasoactive Intestinal Peptide (Péptido intestinal vasoactivo) 6 Parte Teórica 1. Anatomía de las fosas nasales y senos paranasales. 1.1. Ontogenia La nariz como órgano independiente aparece en la escala filogenética en los vertebrados inferiores, teniendo una función olfatoria en los peces y adquiriendo en los anfibios una función respiratoria, al comunicar la fosa nasal con la faringe. La función olfatoria va adquiriendo cada vez mayor representación, siendo máxima en ciertos mamíferos, hasta que en los primates superiores y sobre todo en el humano, se debilita. 1.2. Filogenia Hacia finales de la cuarta semana aparecen, derivados del mesénquima de la cresta neural y formados por los dos primeros arcos faríngeos, los procesos faciales: el proceso frontonasal, los procesos maxilares, nasales mediales, nasales laterales y mandibulares. El proceso frontonasal origina el puente de la nariz, los procesos nasales mediales fusionados forman el dorso y la punta nasal, y los procesos nasales laterales las alas nasales (Sadler TW, 2000). El desarrollo embrionario de la fosa nasal comienza con el desarrollo del estomodeo o suelo del saco bucal, que constituye la cavidad común para la boca y la nariz. Durante la sexta semana del desarrollo, a cada lado del mamelón frontal aparecen las placodas olfativas, que se deprimen para formar las fosas olfativas (Sadler TW, 2000). La membrana buconasal separa las fositas de la cavidad bucal primitiva (figura 1). 9 Proceso frontonasal Proceso nasal medial Proceso nasal lateral Ojo Fosita nasal Proceso maxilar Estomodeo © Maldonado 2004 Figura 1. Desarrollo embrionario de la nariz. Embrión de 6 semanas. La unión de los procesos nasales mediales da lugar al segmento intermaxilar, compuesto por una parte labial (que da lugar al philtrum), una parte maxilar superior, y una parte palatina, que forma el paladar primario, de forma triangular. El paladar secundario lo forman dos evaginaciones procedentes de los procesos maxilares y llamadas crestas palatinas, que terminan fusionándose entre sí, y con el paladar primario situado por delante (figura 2). 10 Proceso nasal medial Proceso nasal lateral Surco nasolagrimal ©Maldonado 2004 Proceso maxilar Figura 2. Desarrollo embrionario de la nariz. Embrión de 7 semanas. Al disgregarse la membrana buconasal, se forman las coanas primitivas, a cada lado de la línea media y justo por detrás del paladar primario. Posteriormente, al formarse el paladar secundario, las coanas definitivas quedan en la unión de la nasofaringe y la cavidad nasal. Los senos paranasales se forman como divertículos en la pared lateral de la nariz, extendiéndose por dentro de los huesos maxilar superior, etmoides, frontal y esfenoides (figura 3). 11 Proceso nasal medial Proceso maxilar Proceso nasal lateral © Maldonado 2004 Figura 3. Desarrollo embrionario de la nariz. Embrión de 10 semanas. El proceso nasofrontal y el proceso maxilar Se forma a partir de los procesos nasales medial y lateral. 12 1.3. Anatomía 1.3.1. Soporte óseo. Las fosas nasales son cavidades cuya vía de entrada son las narinas, y que comunican en su extremo posterior con la nasofaringe o cavum a través de un orificio que se denomina coana. Vecinas a las fosas nasales existen una serie de cavidades denominadas senos paranasales (frontal, maxilares, etmoidales y esfenoidal) (Rouvière H, et al. 1999). La pared medial de la fosa nasal corresponde al tabique, formado por el cartílago cuadrangular, la lámina cuadrangular del hueso etmoides y el vómer. La pared lateral presenta tres prominencias denominadas cornetes, de las cuales el inferior es un hueso independiente y el medio y el superior son parte del hueso etmoides. Además en algunos casos existe un cuarto cornete supernumerario llamado de Santorini, e incluso puede existir un quinto, de Zuckerkandl. Por encima y por debajo de los distintos cornetes se encuentran unos espacios llamados meatos. Por debajo del cornete inferior está el meato inferior, entre los cornetes inferior y medio está el meato medio y entre el cornete medio y el superior el meato superior. A los distintos meatos van a desembocar, entre otros, los orificios de drenaje de los senos paranasales. Así, en el meato inferior desemboca el conducto lacrimonasal, vía de drenaje de la secreción lacrimal. En el meato medio desembocan el seno maxilar y las celdillas etmoidales anteriores. En el meato superior, las celdillas etmoidales posteriores. El seno esfenoidal desemboca en el receso esfenoetmoidal, que está situado por detrás de la parte más posterior del cornete medio. 13 1.3.2. Esqueleto de la nariz. La nariz posee un armazón osteocartilaginoso. La porción ósea forma la parte superior de su dorso y corresponde a la espina nasal del hueso frontal y los huesos propios de la nariz (figura 4). El armazón cartilaginoso está formado por el cartílago septal, los cartílagos laterales superiores, los cartílagos laterales inferiores y los cartílagos accesosios (Oneal RM, et al. 1999). El cartílago septal, ya comentado, es impar, medio y de disposición sagital, y fundamental para mantener la proyección de la © Maldonado 2004 punta nasal. Figura 4. Visión frontal del esqueleto osteocartilaginoso de la nariz, en la que se señalan los huesos propios de la nariz, los cartílagos laterales inferiores o triangulares, y los cartílagos laterales inferiores o alares. Los cartílagos laterales superiores (también llamados cartílagos laterales), de forma triangular, están soldados en su parte medial al cartílago septal y, en su porción superior, al hueso propio nasal del lado correspondiente. Los cartílagos laterales 14 inferiores, llamados también alares, tienen forma de “U” y poseen una parte medial (crus medialis), un domo o cúpula y otra lateral (crus lateralis) (figura 5). Los cartílagos accesorios son variables en su forma y se localizan entre los cartílagos laterales superiores e inferiores. (Rouvière H, et al. 1999). A B Cúpula © Maldonado 2004 © Maldonado 2004 Crus lateralis Crus medialis Figura 5. Cartílago alar. A, visión lateral. B, visión basal o inferior. 1.3.3. Epitelio respiratorio La estructura general del epitelio nasal consiste en un epitelio que está separado de la capa submucosa por una membrana basal. El epitelio está cubierto por una capa de moco que se encuentra en dos estados, sol y gel, y que es segregado por células del propio epitelio y por la submucosa (Naclerio et al. 1999). La submucosa contiene 15 glándulas mucosas y serosas, los nervios y los vasos sanguíneos. Existen áreas con distintos tipos de epitelio (Watelet JB, et al. 1999): El vestíbulo nasal, (1,5 cm), está tapizado por piel (epitelio escamoso estratificado), con grandes pelos (vibrisas) y glándulas sebáceas, que desaparecen más posteriormente, en la transición hacia la fosa nasal propiamente dicha. La piel se transforma en epitelio pseudoestratificado columnar ciliado en el extremo anterior de los cornetes inferiores (Baroody FM, 1999). Este es el epitelio que tapiza el tercio de la fosa nasal. En el epitelio nasal respiratorio existen cuatro tipos de células (Watelet JB, et al. 1999): - Células basales. Son las progenitoras de las células especializadas descritas más adelante. Clásicamente se localizan sobre la membrana basal, pero en cortes histológicos parece dar la impresión de que se localizan más altas, entre las otras células del epitelio. - Células caliciformes (goblet cells). Son células productoras de mucina, cuya correcta secreción cualitativa y cuantitativa es importante para el mantenimiento del transporte mucociliar, que se comentará más adelante. - Células columnares no ciliadas. - Células columnares ciliadas. Son células ricas en mitocondrias, necesarias para el aporte energético del movimiento ciliar. Existen unos 100 cilios por célula (Breeze RG, et al. 1977), que tienen cada uno 7-10 µm de longitud y 0,3 µm de grosor. Un cilio está formado por un anillo de nueve pares de microtúbulos que rodean dos microtúbulos individuales centrales. Cada par de microtúbulos tiene dos fibras, A y B. La fibra A de un microtúbulo está unida a la fibra B del microtúbulo siguiente por brazos de 16 dineina (Lodish et al. 2003). Los cilios baten con una frecuencia de 1.000 veces por minuto. En los senos paranasales el epitelio es de tipo columnar simple ciliado, con pocas células caliciformes y glándulas. 1.3.4. Submucosa En este estrato existe una gran abundancia de glándulas, que pueden ser de tipo seroso, mucoso o mixto. Están rodeadas por células mioepiteliales que favorecen la secreción, y poseen un ducto o canal excretor. Según Watelet, existe un nivel superficial de glándulas submucosas, justo por debajo de la membrana basal, y otro nivel profundo por debajo de los vasos submucosos (Watelet JB, et al. 1999). Diariamente se producen unos 0,3 ml de secreción por Kg y día (Melón J, 1968). El componente orgánico principal de la secreción es la mucina, un glucopéptido producido por las células caliciformes. Un grupo de glándulas ha sido tratado de manera especial por algunos autores. Son las glándulas serosas anteriores, situadas en el vestíbulo nasal. Se ha sugerido el posible papel que pueden desempeñar humedeciendo el aire que entra en las fosas nasales (Bojsen-Müller F, 1965), pero Tos le atribuye un escaso protagonismo dado su escaso número (Tos M, 1995). 1.3.5. Vascularización: Las fosas nasales tienen aporte vascular de la carótida externa, a través de la arteria maxilar interna y la esfenopalatina, y de las arterias labiales superiores y nasales laterales de la arteria facial y de la carótida interna, a través de la arteria oftálmica, que 17 emite las arterias etmoidales anterior y posterior (figura 6) (Moore KL, 2002). La microvascularización de la nariz consiste en tres sistemas (Widdicombe J, 1997): 1) Una red subepitelial densa de capilares, con fenestraciones entre las células endoteliales. Esta red administra nutrientes a las glándulas y el epitelio, permitiendo el paso de agua a la luz nasal para su evaporación y el acondicionamiento del aire. 2) Un sistema vascular de capacitancia formado por senos que al distenderse bloquean la luz nasal y al vaciarse abren el paso de aire. Las funciones de filtrado nasal y de acondicionamiento del aire se ven afectadas por los cambios en su volumen. 3) Anastomosis arteriovenosas que permiten el paso rápido de sangre a través de la mucosa. Probablemente son importantes para el acondicionamiento de aire y como mecanismo de refrigeración cerebral en un clima caliente y seco. A. etmo idal posterior (rama de la oftálmica) A. etmo idal anterior (rama de la oftálmica) © Maldonado 2003 A. esfenopalatina (rama de la maxilar interna) A. palatina mayor Figura 6. Vascularización de la pared lateral de las fosas nasales. Existe una anastomosis entre los sistemas de la carótida interna (oftálmica) y la carótida externa (maxilar interna y facial). 18 A. labial superior (rama de la facial) 1.3.6. Inervación: Desde el punto de vista anatómico se pueden distinguir tres clases de inervación: sensitiva, simpática y parasimpática (figura 7). Desde el punto de vista fisiológico se puede hablar además de un sistema “no adrenérgico, no colinérgico” que utiliza como mediadores los neuropéptidos y que está integrado anatómicamente en los tres anteriores. En la tabla 1 se resumen las características de los diferentes tipos de inervación de las fosas nasales. a) Sensitiva: La mucosa del tabique nasal está inervada por el nervio nasopalatino, rama del nervio esfenopalatino, del nervio maxilar (V2), y en la porción más anterior por el nervio etmoidal anterior, rama del nervio ciliar, a su vez procedente del oftálmico (V1). La pared externa la inerva en la parte anterior también el nervio etmoidal anterior (V1) y en la parte posterior el nervio esfenopalatino (V2), con su rama posteromedial (Moore KL, 2002). Los cuerpos neuronales forman parte del ganglio del nervio trigémino llamado ganglio de Gasser o semilunar. Los distintos tipos de fibras nerviosas se clasifican según la velocidad de conducción del estímulo nervioso, de modo que las que lo transmiten a más de 3 m/seg se denominan fibras A, y las que lo hacen a menos de 2 m /seg reciben el nombre de fibras C. Las fibras sensitivas de la fosa nasal son fibras tipo C desmielinizadas y profusamente ramificadas por la superficie de la cavidad nasal (Undem BJ, et al. 1999). b) Simpática o adrenérgica: Las fibras preganglionares se originan en la médula espinal torácica superior y hacen sinapsis en el ganglio cervical superior. Las fibras postganglionares constituyen el plexo simpático pericarotídeo. Terminan inervando las arteriolas y las anastomosis arteriovenosas, pero también las venas, sinusoides venosos y vasos sanguíneos que envuelven las glándulas submucosas. El epitelio 19 nasal está escasamente inervado por las fibras simpáticas (Anggard A, et al. 1974; Dahlstrom A, Fuxe K, 1965; Potter EK, 1988; Uddman R, et al. 1986; Uddman R, et al. 1987). c) Parasimpática o colinérgica: Las fibras nerviosas parasimpáticas preganglionares se originan en el núcleo solitario superior del nervio facial, atraviesan el conducto auditivo interno y forman el nervio petroso superficial mayor que se anastomosa con el petroso profundo mayor, formando el nervio vidiano, produciéndose el relevo neuronal con los cuerpos neuronales postganglionares en el ganglio esfenopalatino (también llamado pterigopalatino) y se introduce finalmente en la fosa nasal a través del orificio esfenopalatino, formando el nervio nasal posterior e inervando las glándulas submucosas, arteriolas y vénulas (Konno A, et al. 1979; Polak JM, et al. 1986; Raphael JD, et al. 1988). Tabla 1: Inervación de las fosas nasales. SISTEMA FUNCIÓN INERVACIÓN MEDIADOR Sensitivo Nocicepción Arteriolas Sustancia P Respuesta Senos venosos Neuroquinina A axonal Glándulas Calcitonin gene Epitelio related peptide (CGRP) Simpático Vasoconstricción Arteriolas Noradrenalina (NA) Anastomosis Neuropéptido Y arteriovenosas Parasimpático Senos venosos Vasodilatación Senos venosos Acetilcolina Secreción Glándulas Péptido intestinal vasoactivo (VIP) glandular Péptido histidinametionina (PHM) 20 Arteria carótida interna Ganglio de Gasser Nervio maxilar con plexo simpático Nervio facial Nervio petroso mayor Ganglio cervical superior Nervio mandibular Nervio del canal pterigiodeo Ganglio pterigopalatino Figura 7: Esquema anatómico de la inervación de las fosas nasales, con la inervación sensitiva, en el que se observa el trayecto de las fibras simpáticas (procedentes de la médula espinal torácica superior) y parasimpáticas (procedentes del núcleo del facial, se inforporan al nervio Vidiano). 1.3.7. Olfato: 1. Mucosa olfatoria: Una de las funciones más importantes de las fosas nasales es el olfato. La mucosa olfatoria tiene una superficie de 200-400 mm2 (Baroody FM, 1999) y se compone histológicamente de células olfatorias, células de sostén y células basales (Geneser F, 1999). a) La célula olfatoria es una neurona bipolar con una dentrita orientada hacia la superficie mucosa y que se ensancha en un botón olfatorio 21 desde el que parten cilios en un número variable. Dichos cilios no se mueven y se cree que únicamente sirven para aumentar la superficie epitelial. Los axones de las neuronas olfatorias forman pequeños haces que penetran por los orificios de la lámina cribosa del etmoides y se agrupan en unos 20 haces visibles a simple vista denominados filetes olfatorios y está formado por varios millones de neuronas sensoriales olfativas formadas in situ a partir de células germinales. Estas neuronas (células de Schultz o primeras neuronas) son bipolares, y de ellas sale hacia el ápice una dendrita que termina en un botón olfatorio en el que hay numerosos cilios. En el otro extremo sale un axón que penetra en la cavidad craneal y termina en el bulbo olfatorio (figura 8). En los cilios que salen de los botones olfatorios (en el extremo dendrítico) se encuentran los receptores olfatorios (OBP), insertos en el moco nasal, que ya en sí mismo constituye un filtro de información, dado que solamente permite el paso de moléculas lipofílicas (Rosler JR, 2003). b) Las células de sostén separan las células olfatorias y rodean sus prolongaciones. Poseen abundantes organelas y un núcleo situado en la zona luminal del epitelio. Desde su superficie apical parten numerosas microvellosidades que se mezclan con las cilias olfatorias de las neuronas olfatorias. c) Las células basales son de pequeño tamaño y están situadas en la base del epitelio. Son bastante indiferenciadas y pueden sufrir mitosis, conformando por tanto las células pluripotenciales que pueden originar las dos formas celulares maduras. Parece ser que la vida 22 media de las neuronas olfatorias es de tres semanas, tras las cuales son sustituidas por neuronas nuevas. Este es un hecho excepcional en todo el sistema nervioso, que sólo se repite en las células ciliadas del oído interno (Forge A, et al. 1993). Los receptores olfatorios constituyen la familia más grande de genes del genoma de los mamíferos, conformada por 1.000 de los 30.000 genes tanto del ratón como del hombre (Mombaerts P, 2001). De los 1000 genes humanos, sólo unos 400 son genes activos, mientras que unos 600 son seudogenes que no producen proteína (Gilad Y, et al. 2003). Comparativamente el porcentaje de seudogenes en el ratón es del 20% (Zhang X, et al. 2002). Cada neurona sensorial expresa únicamente un tipo de los 1.000 genes que codifican receptores de olor (Malnic B, 1999). Los receptores están constitiudos por una proteína 7-transmembrana (porque atraviesan la membrana plasmática siete veces) unida a una proteína G. Se activan con la unión de moléculas odorivectoras y activan una cascada de segundos mensajeros mediados por la proteína G, que activa la formación de AMPc, el cual abre a su vez un canal iónico regulado por nucleótidos cíclicos, y así se produce la entrada de Na+ y de Ca+ y la despolarización celular (Mombaerts P, 1999). 2. Vías y centros olfatorios: De la manera que hemos comentado se generan potenciales de acción que se envían a través de los axones hacia el bulbo olfatorio, donde hacen sinapis con las dendritas de las neuronas de segundo orden (denominadas células mitrales) en unas estructuras denominadas glomérulos. Éstos pueden considerarse centros de convergencia axonal para estímulos olfatorios generados por receptores del mismo tipo. 23 Los axones de las células mitrales se unen para formar le tracto olfatorio lateral hasta llegar a la corteza olfatoria, formada por el núcleo olfatorio anterior, el tubérculo olfatorio, la corteza piriforme, el núcleo cortical anterior de la amígdala, la corteza periamigdalina y la corteza entorrinal lateral (Sweazey RD, 2002). Estas estructuras constituyen parte de la paleocorteza, característicamente conformada por tres capas celulares en lugar de las cinco capas propias de la neocorteza. A diferencia de otros sistemas sensoriales, la información se proyecta directamente del bulbo olfatorio a la corteza olfatoria sin realizar un relevo intermedio en el tálamo. Existen conexiones de la corteza olfatoria de tipo intrínseco con el bulbo olfatorio ipsilateral, la corteza olfatoria y el bulbo olfatorio contralaterales, y otras de tipo extrínseco con estructuras externas a la corteza olfatoria, que incluye el neocórtex (corteza orbitofrontal e insular agranular ventral), el núcleo dorsomedial del tálamo, el hipotálamo lateral y el hipocoampo. A la corteza orbitofrontal e insular también llegan las aferencias gustativas. La corteza orbitofrontal medial parece desempeñar una importante función de integración entre olfato, gusto, y otras señales que intervienen en la experiencia del sabor. La conexión con el hipocampo sirve de enlace entre la información olfatoria y los centros dedicados con el aprendizaje y el comportamiento. En las enfermedades de Alzheimer y Parkinson y la corea de Huntington existe una pérdida de la capacidad olfativa que tiene lugar en sus fases incipientes. En la depresión, la esquizofrenia o el síndrome de Korsakoff son frecuentes las parosmias, o percepciones de olores cuando estos estén ausentes. En algunas especies animales cobra especial importancia el sistema vomeronasal, un órgano quimiorreceptor envuelto en una cápsula cartilaginosa y separado del epitelio olfatorio principal. Poseen dos tipos de receptores diferentes entre sí y diferentes de los múltiples tipos de receptores odoríferos (Keverne EB, 1999). Por mediación del bulbo olfatorio accesorio y de la amígdala, el órgano vomeronasal 24 estimula las áreas del hipotálamo relacionadas con el comportamiento defensivo, reproductivo, del apetito y con la secreción neuroendocrina. Células mit rales Bulbo olfatorio Lámina cribosa del etmoides Células olfatorias de Schultz Figura 8. Epitelio olfatorio con células de Schultz o primeras neuronas, que sinaptan con las dendritas de las neuronas de segundo orden (células mitrales) en los glomérulos, bulbo y nervio olfatorio. 25 2. Fisiología de las fosas nasales Las fosas nasales están implicadas en diversas funciones, que incluyen la respiración, el acondicionamiento del aire inspirado, el olfato, la defensa física e inmunológica, y la resonancia y modulación de la voz: 1. Respiración. El aire inspirado por la nariz atraviesa una zona de área transversal mínima denominada válvula nasal que representa el 50% de la resistencia total de las vías aéreas (Swift DL, et al. 1977). La vía aérea superior es responsable del 70% de la resistencia al flujo en la vía aérea. Esto es necesario para permitir a los pulmones una expansión óptima a la vez que permite el retono venoso (Jones N, 2001). En estado de reposo el flujo aéreo nasal es de tipo laminar en el vestíbulo y la válvula nasal, y turbulento en la parte posterior de las fosas nasales, haciendose de tipo turbulento cada vez más anteriormente a medida que aumenta el flujo de aire total (con el ejercicio). La fosa nasal está sometida a una fluctuación del tamaño de la mucosa, principalmente la de los cornetes, que da lugar a una reducción alternativa del volumen de cada una de las fosas nasales, en lo que se denomina ciclo nasal. Este ciclo tiene lugar en el 80% de personas (Stocksted O, et al. 1953) y tiene una duración de 3-7 horas. No está clara la función que tiene pero la resistencia total nasal permanece casi inalterada (Guillerm R, et al. 1967). En niños de 3-6 años no se observa la existencia de ciclo nasal (van Cauwenberge P, et al. 1984), siendo más activo durante la adolescencia y disminuyendo en la edad adulta (Mirza N, et al. 1997). El 27 ciclo nasal no se ve influido por la respiración oral ni por el uso de anestesia local pero está ausente en pacientes laringuectomizados (Havas et al. 1987). 2. Humidificación y calentamiento del aire inspirado. La mucosa nasal aumenta a más del 80% la humedad relativa del aire inspirado. El aire se calienta por conducción, convección y radiación por el flujo sanguíneo, de tal manera que la temperatura en la nasofaringe sólo varía en un rango de 23ºC (Swift DL, 1982). 3. Olfato. Ya comentado previamente (páginas 21-25). 4. Sensibilidad. Debido a las terminaciones nerviosas del nervio trigémino, diseminadas por toda la mucosa nasal, es posible experimentar sensaciones como la irritación o el picor tras estimulación con amoniaco o ají (chile). Ambas sensaciones tienen una función protectora y pueden iniciar el reflejo del estornudo, el lagrimeo y la secreción glandular nasal (Jones N, 2001). 5. Barrera física. La mucosa lleva a cabo la limpieza del aire inspirado mediante el transporte mucociliar. La mucosa nasal se encuentra recubierta por una película de moco con dos capas, una inferior de baja viscosidad que envuelve los cilios de la mucosa (sol) y otra situada sobre la primera con una viscosidad alta (gel) con la que entran en contacto el extremo de los cilios cuando están completamente extendidos (Baroody FM, 1999). A causa del movimiento de los cilios se produce un transporte mucoso, denominado transporte mucociliar, que tiene lugar de manera bifásica batiendo hacia delante de manera rápida con el cilio extendido de manera completa provocando un avance de la capa de moco y con un movimiento lento hacia atrás en el seno de la capa sol (profunda) de moco, que no produce movimiento de la capa de moco, lo cual da lugar a una migración 28 unidireccional. El flujo de moco se dirige hacia la nasofaringe salvo en la parte más anterior de los cornetes inferiores, donde los cilios baten hacia delante. El transporte mucociliar elimina agentes contaminantes ambientales y patógenos de forma mecánica ( Stammberger H, et al. 1993). 6. Barrera inmunológica. Además del efecto protector del moco, las secreciones nasales tienen ingredientes con propiedades inmunológicas. Contienen inmunoglobulinas (IgA, IgG, IgM, IgE), enzimas antimicrobianas como lisozima y lactoferrina, factores del complemento y células como neutrófilos y linfocitos. Curiosamente parece existir un ciclo circadiano de secreción de la IgA, siendo mayor la secreción por la noche que durante el día (Passali D, et al. 1988). Así como en el ratón existen cúmulos de tejido linfático en la cavidad nasal en el humano no ocurre lo mismo, estando dichos acúmulos limitados a las amígdalas y el tejido adenoideo. 7. Resonancia y modulación de la voz. Las características de la voz varían según las características de resonancia de la fosa nasal y senos paranasales que dependen de su tamaño y forma, y se denominan formantes (Behrman A, et al. 2002). 29 3. Poliposis nasal 3. 1. Historia de la poliposis nasal Existen referencias de poliposis nasal en la cultura egipcia, en la que se comparaban a granos de uva (Pahor AL, 1992). Su conocimiento de las fosas nasales se evidencia con el hecho de que en el proceso de embalsamamiento habían desarrollado una técnica refinada para la extracción transnasal del cerebro (Gaafar H, et al. 1999). En la Grecia clásica, Hipócrates fue quien acuñó el término pólipo (de varios pies, en griego) en el 400 a.C. (Purnaropoulos G, et al. 1971), desarrollando la clasificación en pólipos blandos y duros, y reservando un tratamiento más agresivo para estos últimos. También describe el tratamiento con esponja (arrastrar una esponja atada a un cabo desde la narina hasta la coana) y con lazo (atrapar y traccionar de un pólipo nasal con un lazo). En la época imperial romana se mantiene la clasificación de pólipos blandos y duros de Hipócrates. Celso (siglo I d.C.) describe los pólipos como una tumoración de la nariz, de color rojido o blanquecino, que puede ocasionar problemas respiratorios al crecer hacia las coanas y que puede exteriorizarse a través de la narina (Purnaropoulos G. et al. 1971). Galeno (siglo II d.C.) realiza una descripción de una intervención para la eliminación de los pólipos con una lanceta estrecha y una cureta para eliminar la raiz de los pólipos. En Bizancio, centro político, científico y cultural de occidente desde 324 hasta 1453 d.C. cuando cayó en manos turcas, varios autores estudiaron la poliposis nasal a lo largo de este periodo. Aetius (siglo IV d.C.) describe el pólipo como una masa similar al animal marino del mismo nombre y lo atribuye al descenso de un humor espeso y 31 pegajoso proveniente del cerebro (Lascaratos JG, 2000). Pablo de Aegina (siglo VII d.C.) define el pólipo como “un tumor creado en la nariz y que toma el nombre del animal marino porque se parece la carne de esta criatura y su comportamiento, igual que el animal se proteje con sus tentáculos, así se retrae y extiende el pólipo en la nariz de quien lo sufre”. Ioannes Actuaruis (siglo XIV d. C.) lo considera un “hipersarcoma que obstruye las aperturas del etmoides e impide la inhalación y exhalación y las excreciones de la nariz”. En 1892 Zuckerkandl cambia el concepto de tumor hacia el de inflamación, al describir 39 casos de poliposis nasal en autopsia con cambios similares a los de una inflamación catarral (Zuckerkandl E, 1892a). Woakes consideró la poliposis como una etmoiditis necrosanate infecciosa y por tanto propugnó la etmoidectomía para su tratamiento (Woakes E, 1885). En 1925, Bourgeois postula el origen alérgico de la poliposis nasal, que es aceptado durante buena parte del siglo XX (Bourgeois H, 1925). Widal describe la asociación de poliposis nasal con el asma y la intolerancia al ácido acetilsalicílico (Widal MF, 1922) aunque fue más tarde Samter quien estudió esta asociación desde el punto de vista clínico (Samter M, et al. 1967). El éxito terapéutico que han tenido los corticoides en el tratamiento de la poliposis nasal ha venido a afianzar la teoría patogénica inflamatoria (Mygind N, et al. 1975). En los últimos años se ha debatido la teoría de que la poliposis surga por una respuesta inmunitaria tipo III a las hifas de la flora habitual fúngica de las fosas nasales (Katzenstein AL, et al. 1983 a y b). La poliposis coanal fue primeramente descrita por Palfyn, quien en 1753 describía el caso de una mujer con “una masa de humores que formaba un tumor tan grande como un huevo de paloma, que colgaba tras la úvula; esta excrecencia es del tipo llamado generalmente pólipo; el tumor era redondo, liso blanquecino, insensible, 32 blando, y en consecuencia del tipo que es curable; la paciente tenía dificultades para respirar y solo podía respirar con la boca abierta” (Palfyn J, 1753). Curiosamente, la descripción de Palfyn se data en algunos de los artículos sobre PAC (Sharma HS, et al. 1997; Chen JM, 1989; Orvidas LJ, 2001) en 1713 en lugar de 1753. Podría parecer poco probable que Jean Palfyn (su nombre flamenco era Jan Palfijn; Kortrijk 1650 - Ghent 1730) hubiera publicado su Anatomie Chirurgicale 23 años tras su muerte, pero fue efectivamente 1753 el año en que la obra se publicó en Paris. Parece que la fecha incorrecta de 1713 se debe a un error de Chen repetido en las publicaciones posteriores al citarlo. A pesar de no mencionar específicamente el pólipo antrocoanal (PAC), Zuckerkandl muestra una ilustración de un pedículo originado en el seno maxilar que pasa a través de un ostium accesorio agrandado y llega a la fosa nasal (Zuckerkandl E, 1892b). Fue Gustav Killian (Killian G, 1906), de quien recibe su epónimo el PAC, quien en 1906 la describió detalladamente y describió el origen del pólipo en el seno maxilar. Previamente se creía que la inserción del PAC estaba en la propia coana. Ino Kubo, un alumno de Killian, fue el primero que confirmó el origen maxilar del PAC abriendo el seno maxilar de tres pacientes y observando que los pedículos atravesaban desde la pared lateral del seno hacia el ostium accesorio (Kubo I, 1909). 33 3. 2. Definición y clasificación La poliposis nasal consiste en el desarrollo de masas gelatinosas histológicamente benignas en las fosas nasales. Parece tratarse, más que de una única enfermedad, del resultado de una reacción de la mucosa nasal en varias enfermedades. Según criterios clínicos e histológicos, se ha propuesto la siguiente clasificación de la poliposis nasal (Stammberger H, 1999): 1- Pólipos con rinosinusitis crónica, sin predominio eosinofílico. 2- Pólipos con rinosinusitis crónica, con predominio eosinofílico. 3- Poliposis antrocoanal. 4- Pólipos aislados coanales. 5- Pólipos en enfermedades específicas. La poliposis nasal puede presentarse asociada a enfermedades sistémicas, como la fibrosis quística (FQ), la discinesia ciliar (síndrome de Kartagener: sinusitis crónica, situs inversus, bronquiectasias, y poliposis nasal), el síndrome de Churg-Strauss (50% de pacientes con Churg-Strauss tienen poliposis nasal) (Settipane GA, 1996), intolerancia al alcohol (50% de pacientes con intolerancia al alcohol tienen poliposis nasal) (Maran AGD, et al. 1990), síndrome de Young (sinusitis crónica, azoospermia y poliposis nasal) (Frenkiel S, et al. 1991), y NARES (el 19% de pacientes con NARES sufren poliposis nasal) (Moneret-Vaunty DA, et al. 1992; Schiavino D, et al. 1997). Por otra parte la poliposis nasosinusal se asocia a asma en un 20-50% de los casos, y se ha encontrado poliposis nasal en un 20-40% de pacientes con asma (Maran AGD, et al. 1990; Frenkiel S, et al. 1991). La intolerancia al ácido acetil salicílico y otros antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) se asocia a poliposis nasosinusal. Un 36% de pacientes con poliposis nasal y 34 asma, sufren intolerancia a AINEs, lo cual constituye el síndrome de Widal o de Samter (ver más adelante) (Settipane GA, 1996). Más del 30 % de pacientes con asma e intolerancia a la aspirina tienen pólipos nasales. 35 3. 3. Epidemiología 3. 3. 1. Epidemiología de la poliposis bilateral. La poliposis nasosinusal sintomática tiene lugar en menos de un 1% de la población de Europa occidental (Hoseman W, et al. 1994). No obstante, Larsen y Tos encontraron una prevalencia de poliposis nasal en el 2% de autopsias en población que carecían de historia de sinusitis o poliposis nasal (Larsen P, et al. 1996). La poliposis nasal bilateral aparece tardíamente, siendo muy rara en niños, en cuyo caso es preciso sospechar la posibilidad de fibrosis quística (Slavin RG, 1997). Settipane y Chaffee (Settipane GA, et al. 1977) estudiaron 4.986 pacientes adultos en los que encontraron un 4,2% de poliposis nasal, observando una mayor incidencia en pacientes asmáticos no atópicos (12,5%) en comparación con asmáticos atópicos (5%). En pacientes que sufrían rinitis, la incidencia de poliposis nasal bilateral fue del 2,2%. El porcentaje de poliposis nasal también fue superior en pacientes riníticos no atópicos (4,7%) que en riníticos con atopia (1,5%). Este porcentaje se incrementa con la edad en todos los grupos (1,8% en asmáticos entre 10 y 19 años de edad en comparación con un 14,6% en pacientes mayores de 50 años), probablemente debido a un mayor tiempo de evolución del proceso inflamatorio. En el mismo estudio se estudiaron 1.051 pacientes con asma y rinitis con una edad media de 6 años, encontrándose solamente un caso de poliposis nasosinusal inflamatoria (0,1%). Este estudio no analizó la poliposis antrocoanal. Hedman encontró una incidencia de poliposis sinusal del 16,5% en pacientes con asma diagnosticada, en comparación con un 3,7 % en no asmáticos (Hedman J, et al. 1999). El porcentaje de poliposis en pacientes con asma intolerante a la aspirina varía entre el 30 y 60 % (Samter M, et al. 1968; Settipane GA, et al. 1997). 36 3. 3. 2. Epidemiología de la poliposis antrocoanal (PAC). Por el contrario, el pólipo antrocoanal se presenta generalmente de manera unilateral, habiendo sólo tres casos bilaterales descritos en la literatura científica internacional (Syme WS, 1916b; Basu SK, et al. 2001). Varios autores han descrito una mayor incidencia de PAC en pacientes jóvenes. En un estudio prospectivo reciente de 252 pacientes (Larsen K, Tos M, 2002), Larsen y Tos encontraron que la edad media de diagnóstico de la poliposis nasosinusal y la poliposis antrocoanal era de 50 y 27 años respectivamente. En el estudio retrospectivo sobre poliposis nasal en niños llevado a cabo por Chen y cols. se observó una localización antrocoanal en el 28% de los casos de poliposis estudiados (Chen JM, et al. 1989). En cuanto a su relación con el sexo no parece existir un predominio claro en ningún sentido (Chen JM, et al. 1989; Orvidas LJ, et al. 2001), a diferencia de lo que sucede en la poliposis nasosinusal bilateral, donde la poliposis simple es más frecuente en varones (Settipane G, et al. 1977) y la poliposis asociada a asma intolerante a aspirina es más frecuente en mujeres (Szczeklik A, et al. 2000). Aktas y cols. (Aktas D, et al. 1998) encontraron un predominio a favor del sexo masculino (87,5%) en una serie de 16 pacientes de la academia médica militar de Gülhane (Turquía). No obstante, el tipo de población del estudio probablemente representa un sesgo importante en la incidencia por sexos. 3. 3. 3. Epidemiología de la fibrosis quística. La fibrosis quística es la enfermedad hereditaria letal más frecuente en la raza caucásica, con una incidencia aproximada de 1 por cada 2500 nacidos vivos, siendo en España 1/5.000 (Tellería JJ, et al. 2002). En comparación con la baja frecuencia de la poliposis nasosinusal en niños 37 (0,1%), la prevalencia de poliposis nasal en niños con fibrosis quística es llamativamente más alta, oscilando entre un 20 y un 37 %. (Settipane GA, 1996; Hadfield et al. 2000a). 38 3. 4. Etiopatogenia 3. 4. 1. Etiopatogenia de la poliposis nasal La causa de la poliposis nasal aún es desconocida, y es posible que no sea la misma en todos los pacientes (Bateman ND, et al 2003). A continuación se comentan las teorías etiopatogénicas que se han ido proponiendo. a) Teoría mecánica. (Ogawa H, 1986). Según esta teoría, la inflamación crónica edematiza la mucosa, provocando un crecimiento por gravedad (sobre todo en el etmoides, donde la submucosa es más laxa) y por la presión negativa debida al efecto válvula. b) Teoría genética. El hecho de que se haya observado una agrupación familiar en la poliposis nasal sirve como base para esta teoría. En ciertos estudios se ha demostrado el desarrollo de pólipos en gemelos univitelinos que han vivido separados, existiendo otros casos en los que uno desarrolla asma bronquial y el otro poliposis nasal (Drake-Lee A, 1992; Lockey RF et al. 1973). Se ha comprobado una alta tasa de poliposis nasal (52,6%) y de asma (43,6%) en la historia familiar de pacientes con poliposis nasal (Rugina M, et al. 2002). Se ha descrito una asociación entre HLA-A1/B8 y poliposis nasal grave con asma (Moloney JR, et al. 1980), y entre HLA-A74 y poliposis nasal (Luxenburger W, et al. 2000). Se ha encontrado una mayor susceptibilidad para el desarrollo de poliposis en pacientes con HLA-DR-DQAI*0201 y –DQBI*0202 (Molnar-Gabor E, et al. 2000). Se ha estudiado la posible mutación del regulador transmembrana de la fibrosis quística (CFTR) en pacientes con poliposis sin otro signo de la enfermedad, como posible etiología de la poliposis, pero no se ha 39 encontrado ninguna asociación entre dicha mutación y la poliposis (Irving RM, et al. 1997; Bucholtz GA et al. 1999; Hytonen M et al. 2001) c) Teoría alérgica. Tradicionalmente se ha asumido que la alergia es la causa de la poliposis nasal (Bateman ND, et al 2003). Ciertos autores han señalado la alta incidencia de poliposis en pacientes alérgicos y por el contrario la baja incidencia en pacientes no alérgicos (Kern R, et al. 1933), así como la elevada frecuencia de historia familiar de alergia en pacientes con poliposis. La presencia de eosinofilia, degranulación mastocitaria y niveles altos de IgE son datos que han sido sugeridos a favor de la base alérgica de la poliposis. No obstante, existen numerosos estudios que no encuentran un mayor índice de atopia en poliposis que en la población general (Settipane GA, et al. 1976). Tampoco existe una mayor incidencia de poliposis en pacientes con atopia que en población general (Jankowski R, 1996; Pastorello EA, et al. 1994), aunque recientemente hay publicaciones que sí consideran la alergia como factor predisponente de la poliposis nasal (Bernstein JM, et al. 1995). d) Teoría del remodelado tisular. La idea de remodelado tisular descrito en el asma (Beckett PA, et al. 2003), que describe el depósito de colágeno en la lámina reticularis por debajo de la membrana basal, fragilidad epitelial, y metaplasia de las glándulas mucosas (normalmente ausentes en bronquiolos periféricos), podría tener paralelismo con la de remodelado en pólipos nasales y en menor grado con la rinitis. Se ha comprobado (Ohno I, et al. 1995) que los eosinófilos aislados en la poliposis nasosinusal bilateral y en el asma (tanto en vías aéreas como en sangre) sintetizan la cadena B del factor de crecimiento derivado de plaquetas (PDGF-B), el cual pudiera ser responsable del proceso de remodelado. Por otra parte, las metaloproteasas (MMP), enzimas de la familia de las endopeptidasas con actividad proteolítica frente a componentes de la matriz extracelular, se han estudiado como mediadores químicos del 40 remodelado tisular. Se encontró una concentración de MMP-9 significativamente mayor en poliposis nasal y en sinusitis crónica que en mucosa normal, y una mayor concentración de MMP-7 en poliposis nasal que en sinusitis crónica o mucosa normal. Además, el inhibidor de metaloproteasa tisular (TIM), se encuentra en una concentración significativamente menor que en tejido normal o en sinusitis crónica, lo cual apoya el posible papel que tienen las metaloproteasas en el remodelado tisular de la poliposis nasal bilateral (Watelet JB, et al. 2004). e) Teoría inflamatoria. La poliposis nasosinusal es la consecuencia de los procesos inflamatorios que acontecen en la mucosa nasal. Se han identificado una serie de mediadores de inflamación, factores de crecimiento y moléculas de adhesión en pólipos nasales (Tabla 2). El déficit de enzima ciclooxigenasa (Cox), encargada de la síntesis de diversas prostaglandinas (PGE2, PGD2, PGF2α), ha sido relacionado con la patogenia de la poliposis nasal, sobre todo con los pacientes con tríada de Widal, con intolerancia a aspirina y otros antiinflamatorios (Szczeklik A, et al. 1975). 41 Tabla 2: Citocinas, factores de crecimiento y moléculas de adhesión identificadas en pólipos nasales (Bateman ND, et al 2003). - Histamina - IL-1β, IL-3, IL-4, IL-5, IL-6, IL-8 - TNF-α - Interferón γ - RANTES - Factor estimulante de colonias granulocito-macrófago (GM-CSF) - Factor básico de crecimiento de fibroblastos - Factor de crecimiento del endotelio vascular (VEGF) - Factor de crecimiento tipo insulina-1 (IGF-1) - Factor transformador de crecimiento α-1 y α-2 (TGFα-1 y TGFα2) - Factor de crecimiento derivado de queratinocitos - Molécula de adhesión de células vasculares-1 (VCAM-1) - Molécula de adhesión intercelular-1 (ICAM-1) - p-selectina - e-selectina - TGF-β1 f) Teoría vasomotora. Esta teoría se basa en el hallazgo de un aumento de aminas vasoactivas (histamina, catecolaminas y serotonina) en la mucosa nasal de pacientes con pólipos y en el tejido polipoideo (Sasaki Y, et al. 1985), lo cual hace pensar en la existencia de una disfunción autonómica de la mucosa nasosinusal. Este modelo etiopatogénico se basa en la activación de los receptores adrenérgicos alfa por substancias vasoactivas, de modo que se produce un aumento en la permeabilidad vascular y el edema submucoso. g) Teoría infecciosa. Se ha comprobado la aparición de pólipos en modelos animales en los que se provoca de modo artificial una sinusitis crónica (Norlander T et 42 al. 1996). No obstante, la presencia bacteriana puede ser secundaria a la presencia de pólipos por obstrucción del ostium. El uso de antibióticos no disminuye la incidencia ni la prevalencia de la poliposis nasal (Drake-Lee A, 1994). Se ha propuesto la posibilidad de que los superantígenos bacterianos puedan estar implicados en la formación de pólipos, debido al hallazgo de IgE específica para enterotoxinas A y B de Staphillococcus aureus (Bachert C, et al. 2001), aunque no se ha demostrado que el tratamiento antibiótico mejore la enfermedad. El síndrome de poliposis nasal combinado con cultivos de Aspergillus positivos e los senos paranasales, fue reconocido hace décadas (Safirstein BH, 1976), y se señaló su parecido con la aspergilosis broncopulmonar alérgica (Millar JW, et al. 1981; Lamb D, et al. 1982; Katzenstein A, et al. 1983b). Tras comprobar que otras especies de hongos podían ser responsables de este cuadro, se introdujo el término “sinusitis alérgica fúngica” (Robson JM, et al. 1989). Los criterios diagnósticos que se han propuesto para definir esta entidad consisten en: poliposis nasosinusal, identificación de elementos fúngicos en el moco (“moco alérgico”), TC compatible con rinosinusitis crónica, atopia (hipersensibilidad tipo I) diagnosticada por la historia, pruebas cutáneas o serología positivas, y la ausencia de enfermedad fúngica invasiva (Bent J, et al. 1994; DeShazo RD, Swain RE, 1995). Se ha intentado atribuir a la colonización fúngica la etiología de la rinosinusitis crónica. Ponikau encuentra una alta tasa de positividad en 101 casos consecutivos de rinosinusitis crónica intervenidos quirúrgicamente (93%), aunque también encuentra un 100% en 14 voluntarios sanos, lo cual resta valor a su hallazgo (Ponikau JU, et al. 1999). En un estudio prospectivo no aleatorizado sin placebo encontró que la administración intranasal de anfotericina B mejoraba la sintomatología subjetiva, la imagen endoscópica y radiológica (TC) en pacientes con rinosinusitis crónica (Ponikau JU, et al. 2002). 43 h) Teoría del transporte electrolítico. Debido al gran aumento de fluido extracelular presente en los pólipos, se ha sugerido que la disregulación del transporte hidroelectrolítoco puede estar implicada en el origen de la poliposis nasal. Esto puede ser debido un gran número de mediadores inflamatorios, fundamentalmente histamina, que incrementan la permeabilidad vascular (Drake-Lee A, et al. 1984a). Se ha visto que la absorción de Na+ y la permeabilidad al Cl− están aumentadas en los pólipos en comparación con la mucosa del cornete inferior (Bernstein JM, et al. 1994). Otro estudio demuestra que, en comparación con la situación apical típica del canal de iones CFRT que se encuentra en la mucosa normal, este canal se encuentra expresado de manera alterada en el epitelio del pólipo nasal. Se ha propuesto dicha expresión alterada como posible causa implicada en la patogenia de la poliposis nasal (Yang YJ, et al. 2001). Se ha estudiado el efecto de la furosemida intranasal en la permeabilidad de la fosa nasal mediante rinomanometría anterior, encontrándose un efecto beneficioso comparado con placebo (Masieri S, et al. 1997) y se ha utilizado en el tratamiento postquirúrgico de la poliposis nasal (Passali D et al. 2003). No obstante, otros estudios señalan que el efecto protector que la furosemida tiene en la nariz no se debe al incremento en la síntesis de PGE2 (Mullol J, et al. 1993) y que, por otra parte, la furosemida tampoco tiene efecto protector en la rinitis inducida por alergenos (Prat J, et al. 1993), al contrario de lo que ocurre en el asma. En general los animales no sufren poliposis nasosinusal, lo cual dificulta en estudio de la poliposis nasal en un modelo animal. El único animal en el que se tiene constancia de la poliposis nasal es el chimpancé (Drake-Lee LA, 1987). 44 3. 4. 2. Etiopatogenia de la poliposis antrocoanal A lo largo del tiempo se han propuesto una serie de teorías para explicar el origen de la poliposis antrocoanal. a) Teoría mecánica: Según Killian (Killian G, 1906) un pólipo localizado en el seno maxilar, por la acción de sonarse la nariz o por realizar lavados antrales, puede salir hacia el meato medio y convertirse en un pólipo antrocoanal (PAC). La zona que pasa por el ostium puede verse estrangulada favoreciendo el edema y extravasación de líquido, favoreciendo su crecimiento. Kelly considera que, a partir de un pólipo nasal antral pero también a partir de un quiste intramucoso o un engrosamiento de la mucosa, se puede desarrollar un PAC, y cree indispensable que exista un gran ostium maxilar por el cual aprovecha el pólipo la vía de menor resistencia para crecer (Kelly AB, 1909). Ewing propone que el pólipo podría salir de su localización antral hacia la fosa debido a maniobras de olfateo o carraspeo, mostrándose en desacuerdo con Killian respecto a que sonarse la nariz pueda ser la causa del PAC, ya que se origina una presión positiva que empujaría el pólipo hacia el seno, en lugar de succionarlo hacia la fosa (Ewing T, 1918). Tambíen suponía que un error de desarrollo podía estar implicado en su etiología, creyendo que en el proceso de formación del seno maxilar se podría formar un “pliegue mucoso” que pudiera ser atraído al meato medio por maniobras de olfateo. A principios del siglo XX se dió una gran importancia al hecho de que el pólipo pudiera surgir hacia la fosa a través del ostium accesorio o principal del seno maxilar, no existiendo acuerdo entre los distintos autores. Killian sostiene que la salida del pólipo se produce por el ostium accesorio, mientras que Syme afirma que en la mayoría de casos dicho ostium accesorio no existe (Syme WS, 1916). Dawson considera que en los senos con ostium de pequeño tamaño es lógico que tenga lugar la salida de un pólipo único debido a que no hay espacio para otros (Dawson GW, 1922). 45 b) Teoría infecciosa. Algunos autores han encontrado una mayor frecuencia de PAC en niños con sinusitis crónica (Mithoefer W, 1926; Wolf G, et al. 1994), por lo que se ha postulado que puede estar implicada en su etiología. Este hallazgo no se ha visto confirmado en otros estudios posteriores (Chen J, et al. 1989). c) Teoría alérgica. En contraposición a la opinión sostenida durante largo tiempo de que la poliposis nasosinusal tenía una relación con la atopia, la poliposis antrocoanal se creía carente de relación con antecedentes alérgicos (Heck WE, et al. 1950). El propio Heck encuentra una frecuencia de antecedentes alérgicos en un 23% de pacientes con PAC frente a un 100% de pacientes con poliposis nasosinusal. En la misma línea, Ryan encuentra un 5% de casos con positividad en las pruebas alérgicas cutáneas, y un 10% de casos con antecedentes familiares de alergia (Ryan RE, et al. 1979). Min refiere que ningún caso de su estudio mostraba RAST o pruebas cutáneas positivas (Min YG, et al. 1995). Orvidas obtiene resultados similares, con un 4% de casos con alergia estacional (Orvidas LJ, et al. 2001). Por el contrario, algunos estudios muestran una elevada incidencia de alergia en pacientes con PAC. Sirola indica que un 42% de sus pacientes con poliposis antrocoanal tiene historia de enfermedad alérgica (asma, fiebre del heno o eczema) (Sirola R, 1966). Chen también halla una positividad alta (50%) en las pruebas alérgicas cutáneas en pacientes con PAC (Chen JM, et al. 1989). d) Teoría del remodelado tisular. Existen estudios que demuestran la existencia de activador tisular del plasminógeno (t-PA) en mucosa de pacientes con sinusitis crónica. En extractos de pólipos antrocoanales, además de t-PA, de ha aislado el activador de plasminógeno tipo urokinasa (u-PA) (Yamashiro Y, et al. 1992). Debido a que la urokinasa no tiene especificidad por la fibrina (Majerus PW, et al. 1996), se ha sugerido que la u-PA no está involucrada en los procesos de fibrinolisis vascular, sino 46 en procesos de remodelado tisular y migración celular (Sunagawa M, et al. 1999), pudiendo estar implicada en el desarrollo de la poliposis nasal. 3. 4. 3. Etiopatogenia de la fibrosis quística La fibrosis quística es una enfermedad causada por una alteración de la permeabilidad de iones en el epitelio respiratorio (Knowles MR, et al. 1983), con carácter autosómico recesivo. Es debida a la mutación del gen situado en la región q31, en el brazo largo del cromosoma 7 (Kerem B, et al. 1989), que codifica el regulador de conducción transmembrana de la fibrosis quística (CFTR) que es un canal de cloruro regulado por AMP cíclico (Stutts MJ, et al. 1995). La enfermedad clásica se debe a una pérdida de función de ambos alelos del gen y se caracteriza por (Knowles MR, et al. 2002): - Infecciones crónicas de las vías aéreas y los senos paranasales. - Malabsorción grasa debida a insuficiencia pancreática exocrina. - Infertilidad masculina debida a azoospermia obstructiva. - Concentración elevada de cloro en el sudor. Existen más de 1000 mutaciones del gen de la fibrosis quística que se clasifican según su consecuencia molecular: el grupo 1 no produce proteína, el grupo 2 produce una proteína defectuosa que no llega al extremo apical de la célula (aquí se encuentra la mutación más frecuente, la ∆F508), los grupos 3 y 4 causan defectos en la función del canal, y el grupo 5 muestra niveles reducidos de la proteina en la región apical de la célula (Brennan AL, et al. 2004). 47 3.5. Inflamación y poliposis nasal La inflamación es un proceso que el organismo desarrolla en respuesta a una infección, un estímulo antigénico o una agresión física o química (Roitt I, et al. 2000). En dicha respuesta se produce el desplazamiento o quimiotaxis de leucocitos y moléculas plasmáticas hacia los focos tisulares donde ha actuado el estímulo. Como consecuencia, aumenta el flujo sanguíneo y la permeabilidad vascular debida a la retracción de las células endoteliales, que dejan pasar moléculas de elevado peso molecular como inmunoglobulinas, complemento y otras moléculas de sistemas enzimáticos plasmáticos. Existe una respuesta inflamatoria aguda o inmediata y otra tardía. La respuesta aguda está modulada por aminas vasoactivas y por los productos del sistema de la cinina (bradicinina y lisilbradicinina o kalidina). Posteriormente, como consecuencia de la síntesis de mediadores como los leucotrienos, prostaglandinas y tromboxanos, se acumulan y activan las células de la fase tardía (Tabla 3). 48 Tabla 3: Principales mediadores de la inflamación (Roitt I, et al. 2000). Mediador Procedencia Histamina Mastocitos Basófilos 5-hidroxitriptamina (serotonina) Plaquetas Mastocitos Factor activador de plaquetas (PAF) Basófilos Neutrófilos Macrófagos Factor quimiotáctico de neutrófilos (NCF) IL-8 Mastocitos C3a C5a Bradiquinina Fibrinopéptidos, productos de degradación de la fibrina Prostaglandina E2 (PGE2) Leucotrieno B4 (LTB4) Leucotrieno D4 (LTD4) Efectos Quimiotaxis, aumento de la permeabilidad vascular, contracción del músculo liso Aumento de la pemeabilidad vascular, contracción del músculo liso Liberación de mediadores plaquetarios, aumento de permeanilidad vascular, contracción del músculo liso, activación de neutrófilos Quimiotaxis de neutrófilos Monocitos y linfocitos Quimiotaxis de polimorfonucleares y monocitos Sistema del Degranulación de mastocitos, complemento contracción de músculo liso Sistema del Degranulación de mastocitos, complemento quimiotaxis de neutrófilos y macrófagos, activación de los neutrófilos, contracción de músculo liso, aumento de la permeabilidad capilar Sistema de la quinina Vasodilatación, contracción de músculo liso, aumento de la permeabilidad capilar, dolor Sistema de Aumento de la permeabilidad coagulación vascular, quimiotaxis de neutrófilos y macrófagos Vía de la cicloxigenasa Vasodilatación, potenciación del aumento de la permeabilidad vascular inducido por la histamina y la bradicinina Vía de la lipoxigenasa Quimiotaxis de neutrófilos, sinergia con PGE2 en el aumento de permeabilidad capilar Vía de la lipoxigenasa Contracción del músculo liso, aumento de la permeabilidad vascular 3. 5. 1. Mediadores inflamatorios. En la patogenia de la poliposis inflamatoria se han descrito una serie de mediadores químicos con diferentes acciones que podemos dividir en cuatro grandes grupos: (1) Substancias que poseen acción vasoactiva: histamina, factor activador de plaquetas (PAF), prostaglandinas, leucotrienos, noradrenalina, neuropéptido Y (NPY), substancia P y péptido intestinal vasoactivo (VIP). 49 (2) Substancias implicadas en la migración celular: factor quimiotáctico de neutrófilos de alto peso molecular (HMW-NCF), histamina, eicosanoides (prostaglandinas y leucotrienos), interleucinas, quimiocinas y moléculas de adhesión (selectinas, integrinas, cadherinas e inmunoglobulinas). (3) Sustancias que provocan cambios en la matriz extracelular: factor transformador del crecimiento (TGF), factor de necrosis tumoral (TNF) y péptido intestinal vasoactivo (VIP). (4) Mediadores del crecimiento, diferenciación y proliferación celular: factor transformador del crecimiento (TGF), factores estimulantes de colonias (CSF), factor de crecimiento similar a insulina (IGF), factor de necrosis tumoral (TNF) e interleucinas. Se revisan a continuación los mediadores más importantes, y su posible implicación en la PAC. 3. 5. 1. 1. Histamina. Es un mediador clásico de la inflamación, producido y liberado por los mastocitos y basófilos tras su activación por la IgE o por los factores liberadores de histamina (Babe KS, et al. 1996). También es liberada en menos cuantía por los eosinófilos. Los niveles de histamina en el pólipo inflamatorio están aumentados, sobre todo en la región apical (Bumsted RM, et al, 1979), pero no se correlacionan con los niveles séricos de IgE (Drake-Lee AB, et al. 1982), la positividad para pruebas alérgicas cutáneas, la rinitis o el asma (Drake-Lee AB, et al. 1984a). En los pólipos bilaterales se han encontrado tres enzimas con capacidad de degradar la histamina: la histidina decarboxilasa, la histaminasa y la histamin-N-metil transferasa. Se han descrito dos mecanismos por los que la histamina puede aumentar en el tejido polipoideo: primero por un aumento de su secreción en casos de alergia u otros estímulos (Bumsted RM, 1979) y, segundo, por una disminución del aporte de enzimas degradantes de histamina por bajo aporte sanguíneo (Drake-Lee AB, et al. 1984a). Hasta la fecha no existen estudios que relacionen el metabolismo de la histamina y la patogenia del pólipo antrocoanal. 50 3. 5. 1. 2. Moléculas de adhesión. Existen cinco familias de moléculas de adhesión (Lodish H, et al. 2003). Cuatro de ellos se encargan de la adhesión intercelular (cadherinas, inmunoglobulinas, selectinas y mucinas) y el quinto tipo (integrinas) se encarga también de las uniones entre la célula y la matriz extracelular. Las selectinas son moléculas transmembrana específicas para la adhesión intercelular en el torrente sanguíneo (Alberts B, et al. 2002). La P-selectina se une específicamente a secuencias concretas de oligosacáridos de la superficie del leucocito, siendo dicha unión dependiente de calcio. El leucocito se une débilmente a la célula endotelial, enlenteciéndose su movimiento por el torrente sanguíneo. Para una unión firme, es preciso la activación de las integrinas en la superficie del leucocito, que se unen a ICAM-1 e ICAM-2 (moléculas de adhesión de la familia de las inmunoglobulinas). La P-selectina demuestra gran afinidad por los eosinófilos tanto in vitro como in vivo, lo que sugiere su implicación en la migración de este tipo de leucocitos en enfermedades como el asma (Symon FA, et al. 1996; McNulty CA, et al. 1999). 3. 5. 1. 3. Inmunoglobulinas. Las inmunoglobulinas son moléculas glucoprotéicas producidas por los linfocitos B (ver más adelante). Tienen la capacidad de unirse a un antígeno con alta afinidad y específicidad. Su estructura básica consiste en dos cadenas pesadas idénticas (Fc) y dos cadenas ligeras idénticas (Fab) (figura 9). Las regiones variables de las cadenas pesadas y ligeras constituyen la región de unión al antígeno, mientras que las regiones constantes (C-terminales) de las cadenas pesadas establecen interacciones funcionales con otras moléculas del sistema inmunitario (Abbas AK, et al. 2003). Si se somete a la molécula de Ig a digestión con la enzima proteolítica papaína, se escince en dos partes, la Fab (fragmento de unión al antígeno) y 51 la Fc, con capacidad de cristalizar fácilmente (fragmento cristalizable). Las inmunoglobulinas ejercen varias funciones, como la neutralización de los antígenos, la activación del complemento y la activación de la destrucción de anticuerpos por parte de los linfocitos. Existen cinco isotipos de inmunoglobulinas denominados IgA, IgD, IgE, IgG e IgM, según las características de la región C de la cadena pesada. Región variable de la cadena pesada Cadena ligera Región constante de la cadena pesada Región variable de la cadena ligera Región Fab Región Fc Región constante de la cadena pesada Cadena pesada Figura 9. Esquema de una inmunoglobulina. Está compuesta por dos cadenas ligeras idénticas y dos cadenas pesadas, también idénticas entre sí. Tanto las cadenas ligeras como las pesadas tienen una región variable (N-terminal) con capacidad de unión a antígenos, y otra constante (C-terminal). 3. 5. 1. 3. 1. Inmunoglobulina E. La inmunoglobulina E (IgE) es una molécula de 190 kD, termolábil y sin capacidad para activar el sistema del complemento ni atravesar la placenta (Prussin C, et al. 2003). Es la inmunoglobulina más escasa del organismo (00,0001 g/L, es decir, el 0,004% del total de inmunoglobulinas), y sus niveles varían con la edad, aumentando desde el nacimiento hasta los 10-15 años de edad y disminuyendo a partir de la segunda década de la vida. La IgE se une con gran afinidad a su receptor, FcεRI (Turner H, et al. 1999). El receptor FcεRI “clásico” o “de alta afinidad”, de estructura tetramérica (αβγ2), se expresa de forma constitutiva en las células que intervienen en la anafilaxia (mastocitos y basófilos), mientras que una forma trimérica 52 (αγ2) se expresa de manera variable en células presentadoras de antígenos, como los monocitos (ver más delante) (Novak N, et al. 2001). Existe un segundo tipo de receptor de IgE (FcεRII), “de baja afinidad”, también conocido como CD23. Los linfocitos B sintetizan primariamente IgM, pero tras los estímulos apropiados se produce el cambio del tipo de IgE manteniendo la región variable (VDJ), por un proceso denominado cambio de isotipo (isotype switching). Es preciso un primer estímulo por la IL-4 y la IL-13, que activa la transcripción, y el segundo estímulo es la unión del ligando de CD40 (CD40-L) del linfocito TH2 al CD40 que el linfocito B expresa en su superficie (figura 10). 53 B © Maldonado 2004 Th2 B Procesamiento Cambio de Isotipo IgM MCH II CD40 IL-4R B7 Antígeno IL-4 TCR CD40L CD28 Th2 Figura 10. Esquema en el que se exponen los pasos que tienen lugar hasta llegar al cambio de isotipo (de IgM a IgE). El linfocito B presenta fragmentos modificados del antígeno acompañados del MHC tipo II. Esta señal es reconocida por el TCR del linfocito T helper 2, que expresa el ligando de CD40. La interacción CD40-CD40L conlleva la expresión de B7 en la superficie del linfocito B que al interaccionar con el CD28 del Th2, promueve la síntesis de IL-4 por parte de este, la cual finalmente causa el cambio de isotipo en el linfocito B. 3. 5. 1. 3. 2. Inmunocoplejos. Los superantígenos bacterianos son una familia de proteínas producidas por varios tipos de microorganismos, que incluyen estafilococos, estreptococos y mycoplasma, entre otros (Llewelyn M, et al. 2002). Son los agentes mitogénicos para linfocitos T más poderosos que se conocen (Proft T, et al. 2003). Poseen una estructura capaz de esquivar el mecanismo convencional de proceso antigénico dependiente del complejo mayor de histocompatibilidad (MHC). Los antígenos convencionales son procesados por las células presentadoras de antígenos, que expresan los péptidos resultantes en la hendidura de unión a péptidos (“peptide 54 binding groove”) de la molécula del MHC tipo II que expresan en su superficie (figura 11). Los linfocitos T sólo se activarán si reconocen la MHC II mediante el CD4, y el péptido que se le está presentando, mediante el receptor de células T (TCR). De este modo, solamente se activa una mínima fracción de los linfocitos (menos del 0,01%). Los superantígenos pueden unirse tanto al MHC II de las células presentadoras de antígenos como al TCR de los linfocitos, en regiones moleculares alejadas de la zona de presentación de péptidos. En el linfocito T, el superantígeno se une a la región variable de la cadena β (región Vβ) del TCR (Choi Y, et al, 1989). Dado que el repertorio de regiones variables Vβ en los linfocitos T humanos es de alrededor de 50, y dado que muchos superantígenos pueden unirse a más de un Vβ, mediante este proceso se pueden activar cerca de un 25% de los linfocitos del organismo (Choi Y, et al. 1990). El poder patógeno de los superantígenos parece estar relacionado precisamente con la capacidad de liberar una gran cantidad de citocinas (Miethke T, et al. 1992), inicialmente TNFα, seguido por IL-6, IFNγ e IL-2. Otros efectos de la activación de los linfocitos T son el reclutamiento adicional de linfocitos T y B al lugar de infección y la coactivación de las células presentadoras de antígeno que liberan mediadores proinflamatorios como la IL-1 y el TNFα. Se ha comprobado la capacidad de los superantígenos para unirse a la molécula MHC tipo I en una línea de células de carcinoma epidermoide negativas para MHC tipo II (Häfner AC, et al. 1996). 55 Célula presentadora de antígenos A B Célula presentadora de antígenos Linfocito T Superantígeno © Maldonado 2004 β TCR α Linfocito T β MHC II α Antígeno Figura 11. A. Mecanismo convencional de presentación de antígenos entre una célula presentadora de antígenos y un linfocito T. B. Mecanismo de presentación mediado por superantígenos. La unión del superantígeno al TCR del linfocito se produce en la región variable de la cadena β (Vβ). Una de las tres especies patógenas de cocos gram positivos es el Staphilococcus aureus. Esta bacteria se encuentra frecuentemente formando parte de la flora normal de la piel, el intestino y la nariz, sobre todo en el vestíbulo nasal (Bachert C, et al, 2002). Aunque la patogenicidad del S. aureus está relacionada con la la producción de coagulasas y muchos de los procesos patológicos son consecuencia de la invasión bacteriana, estos organismos también producen una serie de superantígenos tóxicos. S. aureus es capaz de pruducir una serie de superantígenos, de los que hasta hoy en día de han descrito 18 SE (tabla 4) (Proft T, et al. 2003). En los últimos años se está incrementando el número de superantígenos conocidos, gracias a los proyectos de secuenciación genómica de los microorganismos productores (Kuroda M, et al. 2001; Baba T, et al. 2002). El primer superantígeno bacteriano identificado fue la enterotoxina 56 A del S. aureus, denominada así por sus potentes propiedades enterotóxicas, que provocan vómitos y diarrea tras 1-2 horas de la ingesta (Proft T, et al. 2003). Las enterotoxinas constituyen la familia de superantígenos estafilocócicos más estudiada. Son proteínas termoestables de 27 kD, que comparten características comunes como la capacidad pirogénica, superantigénica y de aumento de la capacidad letal de la endotoxina (Bachert et al. 2002). Tabla 4: Toxinas estafilocócicas y las patologías que causan (Marrack P, et al. 1990; Proft T, et al. 2003). Toxina Consecuencia patológica Enterotoxinas A, B, C1, C2, C3, Intoxicación D, E y G alimentaria, shock Toxina del síndrome de shock Shock tóxico tóxico (TSST1) Enterotoxinas H Toxinas exfoliantes A y B Síndrome de la piel escaldada Enterotoxinas I, J, K, L, M, N, Desconocidas O, P, Q Se han relacionado los superantígenos estafilocócicos con la patogenia de una serie de enfermedades, entre las que se encuentran la dermatitis atópica, la poliposis nasal, la rinitis y el asma. a) La dermatitis atópica es una enfermedad crónica inflamatoria de la piel. Esta enfermedad la sufren principalmente pacientes atópicos con cultivos positivos de cepas de S. aureus productoras de esterotoxinas. Se ha comprobado una colonización de S. aureus mayor en los pacientes que padecen dermatitis atópica (80-100%) que en los sujetos sanos (5-30%) 57 (Breuer K, et al. 2002). S. aureus constituye el 80% de la flora normal en pacientes atópicos. En al menos un 65% de casos los S. aureus de pacientes con dermatitis atópica producen superantígenos SEA, SEB, SEC, SED y TSST-1. Estos penetran en la epidermis y la dermis provocando un proceso inflamatorio dependiente de linfocitos T. La inflamación cutánea se produce mediante dos procesos: 1) la activación policlonal de linfocitos T, y 2) la activación de linfocitos T específicos que generan en último término la producción de IgE específica antienterotoxina (Leung DY, et al. 1993). b) Poliposis nasal. Se ha investigado la presencia de IgE específica para diversos alergenos respiratorios y para enterotoxinas comparando pacientes con poliposis nasal con un grupo de control. Se demostró la presencia de IgE específica para esterotoxina A (SEA) o enterotoxina B (SEB) de S. aureus en un 50% de pólipos, correlacionado con la formación de IgE policlonal contra alergenos inhalados (Bachert C, et al. 2001). Además se comprobó que en los casos con IgE específica para SEA o SEB existía una mayor síntesis de eotaxina, IL-5 o leucotrienos (LTC4/D4/E4) como expresión de inflamación eosinofílica, sufriendo con mayor frecuencia asma o intoleracia a la aspirina. Estos resultados hacen suponer que la IgE total y específica, y el infiltrado eosinofílico en la poliposis pueden tener un papel relevante en la patogenia de ésta. No hay estudios sobre la IgE en poliposis antrocoanal. c) Rinitis alérgica. Existen pocos estudios sobre la implicación de S. aureus en la rinitis alérgica. Uno de ellos comparaba un grupo con pacientes con rinitis alérgica perenne y otro grupo de individuos sanos, encontrando un mayor porcentaje de portadores de S. aureus productores de 58 superantígenos en el primer grupo en comparación con el segundo. Además se halló un aumento de los síntomas nasales en el grupo de pacientes con S. aureus, si bien no existía correlación entre la puntuación de síntomas nasales y la producción de superantígenos (Shiomori T, et al. 2000). d) Asma. Se ha investigado la expresión de los linfocitos TCRVb8(+) en el lavado broncoalveolar (BAL) de pacientes con asma mal controlado, bien controlado e individuos normales, comprobándose que estaba significativamente aumentada en los primeros.Ello sugiere que los superantígenos estafilocócicos pueden desencadenar la activación de linfocitos T en el asma mal controlada (Hauk PJ, et al. 1999). Otros estudios más recientes sugieren que los superantígenos estafilocócicos pueden ser la causa de un mal control del asma mediante la inducción de insensibilidad a los corticoides por parte de las células mononucleares en sangre periférica (Hauk PJ, et al. 2000). Los estudios funcionales realizados en modelos animales demuestran el aumento de la hiperreactividad respiratoria en relación con un aumento de IL-4 y TNF-α y el reclutamiento de células inflamatorias (TCR Vβ + y TCR Vβ -, eosinófilos, neutrófilos y macrófagos TNF-α +) (Herz U, et al. 1998; Herz U et al. 1999). 3. 5. 1. 4. Eicosanoides. Son moléculas de 20 carbonos derivadas del metabolismo del ácido araquidónico a partir de dos vías catalizadas por dos enzimas: la ciclooxigenasa (Cox) y la lipoxigenasa (LO) (Figura 12). El ácido araquidónico se origina del metabolismo de los fosfolípidos de membrana mediante el enzima fosfolipasa A2. Mediante la vía de la Cox se sintetizan prostaglandinas (PG), tromboxanos (TX) y 59 prostaciclina (PGI2) (Campbell WB, et al. 1996). La vía de la LO produce ácido hidroxieicosatetraenoico (HETE), leucotrienos (LT) y lipoxinas (LX). Desde el punto de vista funcional existe un grupo de prostaglandinas proinflamatorias, broncoconstrictoras y favorecedoras de la secreción de moco (PGD2, PGF2α, TXA) y otras antiinflamatorias, broncodilatadoras y vasodilatadoras (PGE2, PGI2). Los leucotrienos y HETEs son moléculas con gran poder proinflamatorio y con actividad quimiotáctica de neutrófilos, eosinófilos y mastocitos, constrictora del músculo liso, vasoconstrictora arteriolar, favorecedora de la secreción de moco, así como favorecedora del edema tisular aumentando la permeabilidad vascular (Mullol J, et al. 1999). Los leucotrienos no se almacenan dentro de la célula sino que se sintetizan de novo en respuesta a estímulos (Campbell WB, et al. 1996). Se ha observado que los niveles de LTC4, 15-HETE y 12HETE son significativamente menores en la poliposis antrocoanal que en la mucosa normal de cornete nasal. El nivel encontrado en pólipos inflamatorios de 15-HETE y 12-HETE no es significativamente diferente respecto del de la mucosa normal, mientras que el nivel de LTD4 y LTE4, indetectables en mucosa nasal sana y en los pólipos antrocoanales, está aumentado en la poliposis inflamatoria bilateral (Jang YJ, et al. 2000). Los leucotrienos actúan sobre receptores específicos de membrana (R-LTB4, RCysLT1 y R-CysLT2) (Lynch KR, et al. 1999; Heise CE, et al, 2000). 60 Fosfolípidos de membrana Fosfolipasa A2 Ácido araquidónico LIPOXIGENASA PGG2 COX 5-HPETE 15-HPETE 12-HPETE 5-HETE LTA4 PGH2 LTB4 PGI2 PGE2 PGF2α 2 TXA2 PGD2 LIPOXINAS 12-HETE TXB2 LTC 4 Péptido LTs LTD4 LTE4 Figura 12. Síntesis de los metabolitos del ácido araquidónico. La ciclooxigenasa (Cox) sintetiza prostaglandinas (PG), tromboxanos (TX) y prostaciclina (PGI2). La lipooxigenasa produce ácido hidroxieicosatetraenoico (HETE), leucotrienos (LT) y lipoxinas (LX). Existen dos isoformas de la ciclooxigenasa, denominadas Cox-1 y Cox-2. La Cox-1 es la forma fisiológica mientras que la Cox-2 es inducida por estímulos inflamatorios y es la responsable de la síntesis de prostaglandinas en el lugar de inflamación (Picado C, et al. 1998; Campbell WB, et al. 1996). La Cox es inhibida por la aspirina y otros antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), como el ibuprofeno, en el primer caso por acetilación irreversible de la región acetiladora y en el segundo por competición con el sustrato de la Cox, el ácido araquidónico (Vane JR, et al. 1998). Los pólipos de pacientes con intolerancia a la aspirina contienen niveles 61 menores de prostaglandinas (Yamashita T, et al. 1989). Además, tras la exposición a aspirina se inhibe su síntesis y liberación (Nigam S, et al. 1986). El nivel de Cox-1 en mucosa nasal sana y en pólipos de pacientes asmáticos tolerantes a la aspirina es similar (Picado C, et al, 1999). Sin embargo el nivel de Cox-2 en estos últimos es significativamente menor que en los dos primeros grupos, y su regulación también está alterada en los pacientes tolerantes a la aspirina (Mullol J, 2002). También en los pólipos de pacientes con asma e intolerancia a la aspirina los niveles de PGE2 son menores (Kowalski ML, et al. 2000). Recientemente se ha observado una difenente regulación de Cox-2 en mucosa nasal, pólipos de tolerantes e intolerantes a la aspirina, siendo la alteración de la regulación más marcada en intolerantes que en tolerante a aspirina (Pujols L, et al. 2004). Todo ello sugiere que el asma inducido por aspirina podría deberse a un déficit de Cox-2 y por tanto de la producción de PGE2, que dejaría de proteger las vías respiratorias al inhibirse la Cox-1 por aspirina o AINEs. 3. 5. 1. 5. Citocinas y quimiocinas. Las citocinas son moléculas que desempeñan un importante papel en la quimiotaxis, la diferenciación, el crecimiento y la proliferación celular. Según sugieren los resultados de análisis filogenéticos, existe un sistema rudimentario de citocinas en la Drosophila y en los vertebrados inferiores (Gerard C, et al. 2001). Primitivamente parece que desempeñaban una función de mediador de células del sistema inmune innato y en la morfogénesis. Con el desarrollo de los vertebrados superiores se conformó un vasto repertorio de citocinas y de receptores. El sistema humano dispone de unas 50 moléculas de citocinas y 20 receptores ligados a proteína G. Los principales objetivos de las citocinas son las células derivadas de la médula ósea, aunque una amplia variedad de células expresa también receptores de citocinas, entre las que se encuentran las células endoteliales, células del 62 músculo liso, neuronas, células estromales y células epiteliales. Las interleucinas son las moléculas de lenguaje entre leucocitos, mientras que las citocinas se encargan de la comunicación entre muchos tipos celulares. Las quimiocinas son moléculas a las que en un principio se atribuyó una función exclusivamente quimiotáctica de leucocitos, con carácter específico. Esta idea ha ido cambiando al comprobarse la expresión de receptores de quimiocinas en una gran variedad de células no hematopoyéticas, de modo que la función de las quimiocinas se extiende más allá de la regulación leucocitaria (Rollins BJ, 1997). Las quimiocinas se clasifican en familias según criterios estructurales y genéticos (figura 13). La estructura es muy similar en todas las familias, con tres zonas de plegamientos tipo β, denominadas β1, β2 y β3, y una hélice alfa en el extremo C terminal. La mayor parte de quimiocinas tiene cuatro residuos de cisteína en posiciones fijas. En la familia CXC, los dos residuos más próximos al extremo N terminal están separados por un único aminoácido variable. En la familia CC, las dos cisteínas están adyacentes. En la familia C, sólo hay un residuo N-terminal, y en la CX3C existen tres. En el extremo Cterminal, más allá de la región alfa, existe un tallo de estructura similar a la mucina y finalmente una pequeña región citoplasmática. Los receptores de quimiocinas son proteínas 7 transmembrana ligadas a proteína G (Murdoch C, et al. 2000). 63 Familia Estructura CXC CXC C β1 CC CC C β2 C β1 β2 CXXXC CXXXC β2 C β1 1q 23 β3 C β2 17q 11.2-12 β3 C β1 14q 12-21 β3 C C C Locus cromosómico 16 β3 Figura 13. Esquema de la estructura de las cuatro familias de quimiocinas. a) IL-4. Esta interleucina es producida, además de por linfocitos T “helper”, por eosinófilos, basófilos y probablemente mastocitos (Borish LC, et al. 2003). Desempeña un papel fundamental, junto con la IL-13, en la regulación del cambio de isotipo de IgM a IgE. También es crucial para la diferenciación de linfocitos Th0 “naive” (que no han entrado en contacto con antígeno) en linfocitos Th2, que están implicadas en la respuesta alérgica (Li-Weber M, et al. 2003). La IL-4 también mantiene la respuesta alérgica impidiendo la apoptosis (muerte celular programada) de los linfocitos T (Vella A, et al. 1997). Otro efecto de la IL-4 es la expresión de VCAM-1 por parte de las 64 células endoteliales, favoreciendo la adhesividad vascular de linfocitos T, eosinófilos, basófilos y monocitos, pero no de neutrófilos (Schleimer RP, et al. 1992). La IL-4 induce además la expresión de la sintetasa del leucotrieno C4 por parte del mastocito, lo cual determina la capacidad del mastocito para sintetizar cisteinil leucotrienos (Hsieh FH et al. 2001). b) IL-5. Esta interleucina es el factor eosinofilopoyético más importante. Esta citocina está producida por linfocitos T “helper”, mastocitos y eosinófilos. Además de aumentar la producción de eosinófilos, la IL-5 ejerce un efecto quimiotáctico sobre los eosinófilos, y activa los eosinófilos maduros, aumentando su citotoxicidad (Borish LC, et al. 2003). También aumenta la respuesta de los eosinófilos a las quimiocinas y a las integrinas favoreciendo su unión a las células endoteliales que expresan VCAM-1. Otro efecto de la IL-5 es aumentar la supervivencia de los eosinófilos inhibiendo su apoptosis (Rothenberg ME, et al. 1989). La administración de IL-5 en humanos produce eosinofilia en la mucosa y aumento de la hiperreactividad bronquial. Otras acciones son la maduración de linfocitos T citotóxicos y la diferenciación de los basófilos. El receptor de IL-5 (IL-5R) consiste en un heterodímero que contienen una cadena α y otra β, que comparte con el receptor de GM- CSF y el receptor de IL-3 (Kitamura T, et al. 1991). Los eosinófilos son los únicos leucocitos humanos que expresan el receptor de IL-5, lo cual resalta la importancia de esta citocina en la eosinofilia (Egan RW, et al. 1996). c) IL-6. Los fagocitos mononucleares son la fuente más importante de IL-6 (Akira S, et al. 1993), aunque puede ser también producida por los linfocitos T y B, fibroblastos, células endoteliales, epiteliales, queratinocitos, hepatocitos y células de la médula ósea. Por efecto de la IL-6, los linfocitos B se diferencian en células plasmáticas productoras de anticuerpos (Borish LC, et al. 2003). Produce además activación, 65 crecimiento y diferenciación de los linfocitos T. Por otra parte, la IL-6 se considera el mayor inductor de síntesis de proteínas de fase aguda por parte del hígado. La IL-1 comparte con la IL-6 la capacidad de producir pirexia y proteínas de fase aguda, aunque la IL-6 ejerce también acciones antiinflamatorias, inhibiendo la síntesis de IL-1 y del Factor de Necrosis Tumoral (TNF). d) Citocinas en la poliposis. Las citocinas proinflamatorias IL-1β, IL-6 y sobre todo la IL-8, con potente efecto quimiotáctico de neutrófilos, están implicadas en la sinusitis aguda, mientras que la IL-3 se ha relacionado con la patogenia de la sinusitis crónica (Rudack C, et al. 1998). La síntesis de IL-5, de efecto quimiotáctico para eosinófilos, está aumentada en la poliposis bilateral en comparación con la mucosa nasal sana y la poliposis antrocoanal (Rudack C, et al. 1998; Bachert C, et al. 1997). En el tejido polipoideo, los eosinófilos existentes producen citocinas (IL-3, IL-5, GM-CSF) que estimulan, entre otros, la producción de leucotrienos y por tanto tienen una acción proinflamatoria. Por otra parte ejercen una acción autocrina activando y aumentando la supervivencia de los propios eosinófilos. Las células epiteliales y los fibroblastos del pólipo producen también GM-CSF, TNF-α, IL-8, RANTES y eotaxina, que aumentan la quimiotaxis, supervivencia y activación de los eosinófilos nasales, favoreciendo su acumulación (Jordana M, et al. 1995; Ohno I, et al. 1991; Xaubet A, et al. 1994; Mullol J, et al, 1995 a; Mullol J, et al, 1995 b). A ello contribuyen también las citocinas (IL-3, IL-4, IL-5 y GM-CSF) liberadas por los linfocitos T helper tipo 2 (Th2) presentes en el lugar de la inflamación (Durham SR, et al. 1992). 66 3. 5. 1. 6. Células inflamatorias. Las células implicadas en la respuesta inflamatoria se originan en la médula ósea mediante diferenciación de las células madre hematopoyéticas pluripotenciales (Figura 14). Linfocito B Célula madre linfoide Célula plasmática Linfocito T Célula NK Célula madre hematopoyética pluripotencial Neutrófilo Célula dendrítica CFU-GM Célula madre mieloide Monocito Eosinófilo Macrófago CFU-Eo Basófilo CFU-Baso Mastocito Megacariocito CFU-Meg CFU-E Eritrocito ©Maldonado 2004 CFU-MC Figura 14. Esquema de la hematopoyesis. Las células madre pluripotenciales se diferencian en la médula ósea en la línea celular linfoide y mieloide. La línea linfoide producen linfocitos B (que luego da lugar a células plasmáticas, productoras de anticuerpos), linfocitos T y natural killer. La línea mieloide se diferencia en unidades formadoras de colonias (CFU), que derivan en neutrófilos, monocitos (que dan lugar a células dendríticas y macrófagos), eosinófilos, basófilos, mastocitos, megacariocitos (que dan lugar a las plaquetas) y eritrocitos. (Modificado de Chaplin DD, 2003). Linfocitos. Las células pluripotenciales se diferencian en una serie mieloide y otra linfoide (Chaplin DD, 2003). Esta última da lugar a los linfocitos, de los que existen tres tipos: T, B y natural killer (NK), según el fenotipo que expresen en su superficie. Los linfocitos T expresan una proteína transmembrana llamada “T cell receptor” (TCR), encargada de reconocer antígenos procesados y presentados por células presentadoras de antígeno (CPA: células dendríticas, 67 macrófagos, células de Langerhans y células de Kupfer). Los subtipos de linfocitos T se distinguen según presenten distintos antígenos de membrana denominados Cluster Differentiation (CD). Uno de los subtipos expresa CD4 y se encarga de regular la respuesta inmune humoral y celular. Otro subtipo expresa CD8, y se encarga de matar células infectadas con microbios (figura 15). Los antígenos intracelulares propios de dicha infección son degradados por el proteasoma de la célula infectada y expuestos en la superficie celular junto con proteínas del Complejo Mayor de Histocompatibilidad (MHC), también llamadas Human Leukocyte-Associated Antigens (HLA) tipo I. Así son presentadas a los linfocitos T CD8+ citotóxicos. Los antígenos extracelulares son fagocitados por las células presentadoras de antígeno y son digeridos por las enzimas lisosomales y presentados junto con MHC tipo II en la superficie celular y presentadas a los linfocitos T CD4+. IL-12 Th1 CD4+ (Th) IL-4 Th2 CD8+ (T citotóxico) CD4-/CD8- © Maldonado 2004 Linfocito T (TCR) Figura 15. Los linfocitos expresan en su superficie el receptor de célula T (TCR). Una subpoblación se caracteriza por ser CD4+ (linfocitos T “helper”, Th). Otra expresa el CD8 (linfocitos T citotóxicos, Tc). Existe una pequeña subpoblación que no expresa CD4 ni CD8 (CD4-/CD8-). Los linfocitos T helper se subdividen en Th1 y Th2, estando esta última subpoblación relacionada con la respuesta alérgica. La presencia de IL-12 favorece la respuesta inmunitaria tipo Th1, y la IL-4 la de los Th2. (Kay AB, 2001). Los linfocitos B producen y muestran Ig anclada a membrana como receptor de antígeno (B-cell receptor, BCR). En un proceso en el que no intervienen 68 los linfocitos T, los linfocitos B se diferencian en la médula ósea a partir de células pluripotenciales (stem-cells) a células maduras que expresan IgM e IgD en la superficie. Una vez en en el tejido linfoide periférico, sufren una maduración posterior por la influencia de antígenos y de linfocitos T, teniendo lugar el cambio de isotipo (cambio de la región constante de la cadena pesada, que cambia las funciones efectoras de la inmunoglobulina sin modificar su afinidad por el antígeno) y la maduración de la afinidad, mediante mutación somática. Estas mutaciones que originan cambios en la región variable de la inmunoglobulina que aumentan la afinidad del anticuerpo por el antígeno, produciéndose la supervivencia selectiva de los linfocitos B que producen las Ig de más alta afinidad (Abbas AK, et al. 2003). Los linfocitos NK no expresan ni TCR ni inmunoglobulina en su superficie. Reconocen células tumorales o infectadas por virus mediante un complejo sistema de receptores activadores e inhibidores de membrana. Mastocitos. Originados de la línea mieloide de las células pluripotenciales, intervienen tanto en la inmunidad innata como en la adquirida (Prussin C, et al. 2003). Se caracterizan por expresar en su superficie receptores específicos de IgE (denominados FcεRI) y c-kit (también llamado “mast cell growth factor receptor” y CD117). El ligando de c-kit, llamado “mast cell growth factor” (MGF) y “stem cell factor” (SGF), induce la diferenciación, secreción de mediadores y quimiotaxis de mastocitos (Ghannadan M, et al, 1998). Al activarse liberan tres tipos de mediadores: 1) preformados, 2) mediadores lipídicos sintetizados de novo, y 3) citoquinas (tabla 5). El Tumor Necrosis Factor α (TNFα) es tanto preformado como sintetizado de novo. Uno de los mediadores preformados, la triptasa, identifica al teñirse a todos los mastocitos tisulares, por lo que se ha convertido en el principal medio para visualizarlos. En cambio los basófilos sólo contienen un 1% de los niveles de triptasa del mastocito (Demoly P, 2003) y no se tiñen para CD117 (Li CY, 2001). El TNF-α aumenta la expresión de las moléculas de adhesión en las células endoteliales y epiteliales, aumenta la hipersensibilidad bronquial y tiene efectos antitumorales. La IL-4 se asocia con la respuesta inmune T “helper” 2 (Th2) 69 y con la síntesis de IgE. IL-3, GM-CSF e IL-5 son fundamentales para el desarrollo y supervivencia de los eosinófilos. Tabla 5: Mediadores liberados por el mastocito activado. Mediadores preformados Mediadores sintetizados de novo Citocinas Histamina Serín proteasas Carboxipeptidasa A Proteoglicanos PGD2 LTC4 TNF-α IL-4 IL-3, GM-CSF, IL-5 IL-6, IL-8, IL-16 Proteína inflamatoria de macrófagos 1α (MIP-1α) Basófilos. Granulocitos que se asemejan al mastocito, expresan receptores específicos de IgE (FcεRI) y liberan histamina, leucotrienos, IL-4 y IL-13. Al igual que los mastocitos, desempeñan un importante papel en la reacción de hipersensibilidad inmediata (McEuen AR, et al. 2001). Se han desarrollado recientemente varios anticuerpos monoclonales que permiten la identificación de basófilos de manera específica: BB-1 (McEuen AR, et al. 1999) y 2D7 (Kepley CL, et al. 1995) que parecen reaccionar con un ingrediente de los gránulos, y el Bsp-1 que reconoce un marcador de superficie celular (Bodger MP, et al.1987). Eosinófilos. Contienen gránulos citoplasmáticos que contienen proteínas altamente básicas, tóxicas para los helmintos y otros parásitos. La proteína mayor básica (Major Basic Protein, MBP), constituye más del 50% de la proteína de los gránulos del eosinófilo y además de tener citotoxicidad in vitro frente a parásitos, también lo 70 es frente a las células del epitelio respiratorio. Provoca broncoconstricción, existiendo correlación entre los niveles séricos de MBP y la hiperrespuesta bronquial, lo cual sugiere que la MBP es una de las moléculas efectoras principales de la patogenia del asma. El anticuerpo monoclonal BMK-13 es específico para la MBP (Blom HM, et al. 1998). Otras proteínas granulares del eosinófilo son la Neurotoxina Derivada de Eosinófilos (Eosinophil-Derived Neurotoxin, EDN) y la proteína catiónica eosinofílica (Eosinophilic Cationic Protein, ECP). La IL-5 aumenta la producción de eosinófilos y su superviviencia tisular, convirtiéndola en una célula importante en casi todos los procesos alérgicos. Neutrófilos. Granulocitos que producen derivados activos del oxígeno tóxicos para bacterias, y enzimas que parecen participar en los procesos de reparación y remodelado tisular. Poseen capacidad fagocítica, llevando a cabo la destrucción y degradación de microbios. Se ha descrito recientemente una función inmunoregularora debido a su capacidad de producción de TNF, IL-2 y ciertas quimiocinas (Blom HM, et al. 1998). Monocitos/Macrófagos. Encargados de fagocitar agentes microbianos y antígenos extracelulares, procesarlos y presentarlos a los linficitos T, por lo que su función el la respuesta inmune adaptativa es fundamental. Las células dendríticas, células de Langerhans de la epidermis, células de Kupfer del hígado y la microglía del sistema nervioso central pertenecen a esta misma línea celular. Todas ellas expresan en su superficie MHC de tipo II. La glicoproteína transmembrana CD68 es un marcador específico de la línea celular promonocítica (Holness CL, et al. 1993). Dicho marcador posee en su región extracelular una porción distal con gran similitud a las mucinas. En respuesta a componentes celulares atípicos en mamíferos y propios de agentes patógenos, como los lipopolisacáridos, los monocitos producen citocinas 71 como el TNF, IL-1, IL-6, IL-8, IL-12, IL-15, IL-18 e IL-23 (Borish LC, et al. 2003). La interrelación de las distintas células en la reacción de tipo alérgico mediada por los linfocitos TH2 se ilustra en la figura 16. Tabla 6. Resumen de los marcadores celulares específicos con su estirpe celular correspondiente. 72 Marcador Estirpe celular c-kit (CD117) Mastocito BB-1, 2D7 Basófilo BMK-13 Eosinófilos CD68 Monocito/Macrófago Linfocito CD4+ Virgen Th0 CPA IL-4 © Maldonado 2004 Th2 Eosinófilo IL-4 IL-5 LB Basófilo Célula Plasmática IL-4 IL-6 IL-5 IgE Mastocito Degranulación Figura 16. Mecanismo celular de la reacción atópica. La célula presentadora de antígenos (CPA) interacciona con el linfocito virgen, que estimula la respuesta de LTH2 mediante la producción de IL-4. Esta misma interleucina estimula la transformación del linfocito B en célula plasmática, secretora de anticuerpos. El cambio de isotipo de IgM a IgE por parte de las células plasmáticas está mediada por la IL-6, segregada por las CPA. La IL5 estimula la producción, activación, reclutamiento y supervivencia de los eosinófilos, que llevan a cabo una labor inflamatoria en el epitelio tisular. 73 3. 5. 1. 7. Células inflamatorias en los pólipos. 1. Poliposis bilateral. El infiltrado inflamatorio de los pólipos inflamatorios bilaterales consiste en leucocitos (con predominio de los eosinófilos), mastocitos y linfocitos (sobre todo de tipo T, con un predominio de los T supresores sobre los T “helper”) (Liu CM, et al. 1994). Hay un predominio de eosinófilos, y la mayoría son positivos para EG2 (anticuerpo que marca la proteína catiónica eosinofílica secretada, ECP), lo cual indica que están activados (Picado C, et al. 1998). 2. Poliposis antrocoanal. El pólipo antrocoanal muestra en su infiltrado inflamatorio claras diferencias con la poliposis bilateral consistentes en una presencia de eosinófilos significativamente menor (Min YG, et al. 1995). 3. Poliposis en la fibrosis quística. Los pólipos de pacientes afectados de fibrosis quística contienen un infiltrado más rico en mastocitos y muy escaso en eosinófilos, en comparación con la poliposis bilateral (Henderson WR Jr, et al. 1992). Sorensen et al. encontraron que la eosinofilia es el parámetro histológico que más ayuda a diferenciar histológicamente entre los dos tipos de pólipos (Sorensen et al. 1977). 74 3. 6. Histología de la poliposis nasal 3. 6. 1. Histología de la poliposis nasal bilateral. Hellquist clasifica histológicamente los pólipos nasosinusales inflamatorios en cuatro tipos: (1) edematoso, eosinofílico o “alérgico”, es el más frecuente y está formado por tejido conectivo edematoso y glándulas aisladas sin desarrollo de quistes, con abundante infiltrado de eosinófilos e hiperplasia de células caliciformes; (2) Ductal, está formado por glándulas y quistes; (3) Fibroso o fibroinflamatorio, con una gran proliferación de fibroblastos y colágeno y con un infiltrado inflamatorio de tipo linfocitario. (4) Pólipos con atipia estromal, es muy poco frecuente y la ausencia de mitosis es el dato fundamental para distinguirlo de una neoplasia genuina (Hellquist HB, 1997). Kakoi (Kakoi H, et al. 1987) estudia una serie de 175 pacientes con poliposis nasosinusal bilateral y postula un mecanismo de desarrollo diferente para cada tipo histológico de pólipo, considerando al tipo fibroinflamatorio como un estadio de curación, mientras que los tipos edematoso y ductal constituirían fases activas de la enfermedad. Se basa para ello en que los tipos edematoso y ductal o glandular son ricos en infiltrado inflamatorio y se encuentran pólipos de tamaño muy variable, mientras que los pólipos de tipo fibroso son pobres en infiltrado inflamatorio y ricos en fibroblastos y colágeno como correspondería a un tejido cicatricial o en remodelación. Son además de tamaño intermedio, lo cual concuerda con una lesión en fase de regresión. 75 En una misma fosa se pueden encontrar pólipos de los tres tipos histológicos como cabría esperar de ser cierta su hipótesis. Kakoi propone además que el tipo edematoso se forma por tumefacción de una mucosa rica en glándulas superficiales que mantienen su función excretora intacta al formarse el pólipo. En el tipo ductal las glándulas son predominantemente profundas y la excreción se vería interrumpida por el edema tisular provocando una dilatación de los conductos y un patrón quístico característico. Kakoi no menciona en su artículo el cuarto tipo (estroma atípico). 3. 6. 2. Histología de la poliposis antrocoanal (PAC). El pólipo antrocoanal consiste en una lesión benigna que surge de la mucosa edematosa del seno maxilar sin producir erosión ósea, creciendo por el ostium principal o por el accesorio, que suelen estar aumentados de tamaño (Hong SK, et al. 2001), hacia el meato medio, pudiendo progresar posteriormente hacia la coana y la nasofaringe. Contrariamente, la poliposis nasosinusal inflamatoria se origina en las celdas etmoidales (Larsen PL, et al. 1991). A pesar de que Killian encontró que en 8 de sus casos el pólipo salía a la fosa a través del ostium accesorio maxilar (Killian G, 1906), según Syme no existe tal ostium accesorio en la mayoría de casos (Syme WS, 1916) y la salida tiene lugar por el ostium principal maxilar. Stammberger (datos no publicados) encontró que en un 70% de casos el PAC salía a la fosa por el ostium accesorio del seno maxilar (Stammberger H, et al. 1993). Macroscópicamente, el pólipo antrocoanal está formado por dos componentes (figura 15), uno quístico que ocupa el seno maxilar y otro sólido que sale a través del ostium maxilar y crece desde el meato hacia la coana (Berg O, et al. 1988). 76 A B Figura 17. Pólipo antrocoanal. A. Visión de la pared lateral de la fosa nasal en el que se ve por transparencia la porción intramaxilar del pólipo antrocoanal, y la parte intranasal, que crece hacia la coana. B. Visión frontal, con el seno maxilar derecho eliminado en su parte superior, que deja ver la parte sinusal del pólipo y su crecimiento hacia la fosa a través del meato medio. 77 Microscópicamente la zona antral consta de una cavidad central que es un pseudoquiste (no tapizado por epitelio) (Killian G, 1906; et al. 1922), rodeada por un estroma monomórfico (homogéneo) edematoso y con escasa celularidad. Su superficie externa está recubierta por epitelio respiratorio normal. El grado de edema es similar. Existe una frecuencia significativamente mayor del subtipo fibroso, quizá por su larga evolución clínica que le lleva a una fase de cicatrización, con una menor presencia de glándulas submucosas en comparación con los pólipos no antrocoanales (Heck W, et al. 1950). Cook encontró en cambio un 90% de casos con marcada eosinofilia, y un 80% de casos poseían abundantes glándulas submucosas (Cook PR, et al. 1993). Existen ciertas similitudes entre los pólipos antrocoanales y los quistes maxilares intramurales que han dado lugar a la hipótesis de que los primeros sean la expresión intranasal de los segundos. Berg y cols (Berg O, et al. 1988) encontraron que ambos tenían un contenido fluido que a temperatura ambiente pasaba a estado de gel. La relación entre proteínas aspiradas del fluido y las séricas (IgA, IgG, IgM, albúmina, α1antitripsina, las fracciones del complemento C3, C3d y C4) era equivalente en ambos, así como la zona de implantación dentro del seno maxilar, en ambos casos en la pared inferolateral. Histológicamente no encontraron ninguna diferencia entre quistes intramurales y pólipos antrocoanales. Se ha sugerido también que el pólipo antrocoanal puede estar originado por la obstrucción de glándulas mucosas acinares en el período de recuperación de una sinusitis crónica, habiéndose encontrado una alta frecuencia de aquellos en niños con sinusitis crónica (Wolf G, et al. 1994). No obstante, otros estudios no corroboran estos hallazgos (Basak S, et al. 1998). 78 3. 6. 3. Histología de la poliposis con fibrosis quística. Las características histológicas de la poliposis nasal en pacientes con fibrosis quística han sido estudiadas por varios autores. En un estudio que intentaba correlacionar los cambios histológicos con la etiología de la poliposis nasal, Sorensen encuentra en la fibrosis quística una escasa eosinofilia, así como glándulas en escaso número y con alteraciones morfológicas (Sorensen H, et al. 1977). Oppenheimer describe tres características histológicas que diferencian la poliposis en la fibrosis quística de la poliposis bilateral. En primer lugar existe un adelgazamiento de la membrana basal del epitelio, en lugar del engrosamiento característico propio de la poliposis bilateral. Mediante tinción de Giemsa se evidencia la ausencia de infiltrado eosinofílico. Por último se observa una preponderancia de secreción de moco ácido tanto en las glándulas epiteliales como en la superficie del eptelio (Oppenheimer EH, et al. 1979). 79 3. 7. Clínica de la poliposis nasal 3. 7. 1. Clínica de la poliposis bilateral. Los síntomas de inicio de la poliposis nasal suelen consistir en la sensación de ocupación nasal sin obstrucción y la sensación de mucosidad nasal imposible de eliminar (Slavin RG, 1997). Posteriormente va apareciendo la obstrucción nasal y la hiposmia. La obstrucción y la hiperreactividad nasal suelen ser fluctuantes por influencia de estímulos infecciosos, temperatura o contaminantes ambientales. La hiposmia es un signo bastante precoz que suele progresar a anosmia en fases más tardías de la enfermedad. En una serie de 200 pacientes ingresados para someterse a polipectomía, todos los pacientes referían obstrucción nasal y un 75% hiposmia (Drake-Lee AB, et al. 1984b). La sensación de flujo aéreo nasal se produce al estimularse los receptores de la mucosa nasal tributarios del nervio trigémino (Valero AL, 2003). La anestesia de estos receptores puede provocar sensación de ausencia de flujo (obstrucción nasal). La sensación de obstrucción no tiene una correlación exacta con la ausencia de flujo, sobre todo en el caso de rinitis atrófica. El mentol intranasal produce sensación de descongestión nasal sin que tenga lugar un aumento del flujo, posiblemente por estimulación de estos receptores trigeminales. Otro síntoma cardinal de la enfermedad es la rinorrea, tanto anterior como posterior, que suele ser espesa de carácter purulento al producirse infecciones de vías altas. Si bien el paciente con poliposis nasal no está sujeto a padecer dichas infecciones con mayor frecuencia, suelen precisar de un periodo de curación más largo debido a la dificultad de eliminación del moco (Llorente JL, 1999). Otros síntomas menos frecuentes son las cefaleas y las algias faciales por sobreinfección, la respiración oral debida a la obstrucción nasal, las molestias faríngeas por rinorrea posterior y la epífora. La presencia de picor nasal y estornudos es sugestiva 80 de rinitis alérgica concomitante. La complicación más frecuente de la poliposis nasal es la sinusitis (Slavin RG, 1997). El diagnóstico diferencial debe hacerse con la hipertrofia de cornetes y la degeneración polipoidea de cornetes, que a diferencia de los pólipos sí tiene sensibilidad al dolor. Además, el cornete hipertrófico suele menguar de tamaño al aplicar vasoconstrictor tópico. Otras patologías que deben de tenerse en cuenta son los meningoceles, los tumores benignos (angiofibroma, papiloma invertido) y las neoplasias, que incluyen el carcinoma epidermoide, el adenocarcinoma y los sarcomas, entre otros. 3. 7. 1. Clínica de la poliposis antrocoanal. La presentación clínica de la poliposis antrocoanal suele consistir en obstrucción nasal unilateral, aunque en la literatura se han descrito casos que debutan con epistaxis (Robson AK, et al. 1990), rinorrea purulenta (Basak S, et al. 1998), estrangulación del pólipo (Ole-Lengine L, et al. 1993), amputación espontánea con salida transoral del pólipo (Rashid AM, et al. 1994), disnea y disfagia (Grewal DS, et al. 1984), desprendimiento hacia la hipofaringe (Lavetskii RT, et al. 1973), ocupación de la boca con disfagia e incapacidad para hablar (Sharma HS, et al. 1997) y apnea de sueño obstructiva y caquexia (Salib RJ, et al. 2000). 3. 7. 3. Clínica de la fibrosis quística. La fibrosis quística tiene una forma de presentación clásica, caracterizada por: - Infecciones crónicas de las vías aéreas y los senos paranasales. - Maldigestión grasa debida a induficiencia pancreática exocrina. - Infertilidad masculina debida a azoospermia obstructiva. 81 - Concentración elevada de cloro en el sudor. Existe una forma no clásica de fibrosis quística en la que se conserva uno de los alelos del gen CFTR, en la que no suele haber maldigestión ya que se conserva parte de la función exocrina del páncreas. Otras formas no clásicas se deben a mutaciones que tienen como consecuencia una función disminuida del gen, y que se asocian a infecciones respiratorias a edad más tardía, pancreatitis idiopáticas, o ausencia congénita bilateral de vas deferens. 82 3. 8. Diagnóstico de la poliposis nasal 3. 8. 1. Poliposis nasal bilateral. El diagnóstico de la poliposis nasosinusal suele sospecharse en un paciente con obstrucción nasal bilateral. La exploración endonasal suele ser muy llamativa, descubriéndose la presencia de masas de aspecto gelatinoso y coloración pálida generalmente situadas en el meato medio u ocupando las fosas nasales según su extensión (Llorente JL, 1999). A pesar de que la rinoscopia anterior nos puede demostrar la presencia de pólipos nasales, la endoscopia nasal nos facilita enormemente la exploración. Los cornetes de aspecto congestivo e hipertrófico, que en ocasiones podrían confundirse con la presencia de pólipos, se distinguen de éstos en que varían de tamaño con la aplicación de un vasoconstrictor. Además, su manipulación con una pinza no suele ser dolorosa. Un pólipo unilateral debe hacer siempre sospechar un pólipo antrocoanal, un papiloma invertido, una neoplasia o un meningoencefalocele. La técnica de imagen más útil en el estudio de los senos paranasales es la tomografía computerizada (TC) (Zinreich SJ, et al. 1987). La resonancia magnética (RM) es menos útil en el estudio de la señal ósea, pero más sensible para el estudio de partes blandas, y es por lo tanto de uso limitado en la patología nasosinusal. No obstante es de gran interés para realizar el diagnóstico diferencial con meningoencefaloceles (Huisman TAGM, et al. 2004) y en el estudio de la extensión de neoplasias y acúmulos fúngicos (Zinreich SJ, 1990). 3. 8. 1. 1. Sistemas de estadificación de la poliposis nasal. Se han propuesto varios sistemas para cuantificar la extensión de la poliposis nasosinusal, como reflejo de la gravedad de la enfermedad. Kennedy estudió el resultado de 120 pacientes sometidos a cirugía endoscópica, estudiándolos durante no menos de 18 meses y analizando 250 83 parámetros (Kennedy DW, 1992). Encontró que existía una gran correlación entre la extensión de la enfermedad y el resultado quirúrgico. También observó que otros factores potencialmente pronósticos como el asma o la intolerancia a la aspirina, tenían una escasa o nula repercusión cuando la extensión de la enfermedad era tenida en cuenta. Por esta razón propuso un sistema de estadificación basado en la extensión de la enfermedad. La cuantificación de la extensión ha sido estudiada desde varios puntos de vista, que incluyen la clínica, la radiología y la imagen endoscópica. 3. 8. 1. 1. 1. Estadificación clínica: Se han propuesto diferentes sistemas de estadificación clínica. Lund y MacKay utilizan una escala visual analógica de 100 mm, en la que el paciente debe indicar la gravedad o intensidad de sus síntomas, entendiendo que 0 mm refleja la ausencia de síntomas y 100 mm la máxima gravedad. Mediante este sistema se cuantifica la obstrucción nasal, la congestión nasal, la cefalea, la rinorrea, el dolor facial, las alteraciónes del olfato y los estornudos. Investigan también cuales son los tres síntomas más molestos para el paciente, de modo que se puedan ordenar casos diferentes con puntuaciones similares (Lund VJ et al. 1991; Lund VJ, et al. 1993; Lund VJ, et al. 1997). Existen diversas pruebas utilizadas en la cuantificación específica de la calidad de vida en las que se investigan parámetros clínicos. Piccirillo ha validado dos de ellas, el Rhinosinusitis Outcome Measure (RSOM-31) con 31 ítems (Piccirillo JF, et al. 1995), y el Sino Nasal Outcome Test de 20 items (SNOT-20) (Piccirillo JF, et al. 2002). Anderson validó el SNOT-16, una versión de 16 items del SNOT-20 de Piccirillo (Anderson ER, et al. 1999). 84 Rasp describe un sistema en el que se evalúan la obstrucción nasal, los estornudos, la rinorrea, y las alteraciónes del olfato, puntuándolas de de 0 a 3. Para cada síntoma 0 es la ausencia del síntoma, 1 es el síntoma leve, 2 moderado y 3 grave (Rasp G. et al. 1996). Un estudio efectuado por Kenny analizó de manera prospectiva la correlación entre la sintomatología clínica y la gravedad de la enfermedad en la TC. El estudio analizaba casos de rinosinusitis aguda y crónica, y la estadificación clínica incluía siete parámetros: fatiga, falta de sueño reparador, rinorrea anterior o posterior, obstrucción nasal, hiposmia, cefalea y dolor facial. Si bien el cuestionario utilizado no estaba validado, se observó una buena correlación entre la TC y los cinco primeros síntomas. La cefalea y el dolor facial no mostraban una buena correlación con la ocupación de la TC (Kenny TJ, et al. 2001). 3. 8. 1. 1. 2. Estadificación radiológica. Los sistemas de estadificación propuestos quedan reflejados en la tabla 7. 85 Tabla 7. Estadificaciones radiológicas de la poliposis bilateral. Autor Estadio Definición Puntuación de los senos de cada lado Jorgensen, 1991 0 = libre 1 = ocupación leve según su ocupación 2 = moderada 3 = grave 0 = libre 1 = oclusión leve 2 = moderada 3 = grave Kennedy, 1992 Estadio I Puntuación de la oclusión del ostium de drenaje de cada seno de cada lado Estadio IV Puntuación total de 70 puntos. Anomalía anatómica Afectacion unilateral Bilateral limitado a etmoides Etmoidal bilateral + seno relacionado Etmoidal bilateral + dos relacionados Poliposis nasosinusal difusa Levine, May, Estadio I Estadio II Estadio III Estadio IV Estadio I Foco único Multifocal no difuso Difuso sin alteración ósea Difuso con alteración ósea Complejo osteomeatal 1993 Estadio II Estadio II Estadio III Friedman et al. 1990 otro senos Opacificación incompleta de al menos uno de los senos mayores Estadio III Opacificación completa de al menos uno de los senos mayores (pero no todos) Estadio IV Opacificación completa de todos los senos Unilateral o variante anatómica Gliklick, Metson, Estadio I Estadio II Bilateral etmoidal o maxilar 1994 (Harvard) Estadio III Bilateral + un seno esfenoidal o frontal Estadio IV Pansinusitis Lund, MacKay Seno etmoidal, maxilar, frontal, esfenoidal (0 = sin opacificación, 1 = opacificación parcial, 2 = opacificación total) 1993 Complejo osteomeatal opacificación) (0= sin opacificación, 2 = Lund y MacKay diseñaron una clasificación basada en evaluar la ocupación radiológica de cada uno de los senos de cada lado (maxilar, etmoidal anterior, etmoidal 86 posterior, esfenoidal y frontal) con una puntuación de 0 a 2 (0 = sin opacificación, 1 = opacificación parcial, 2= opacificación total) y además puntuar el complejo osteomeatal de cada lado como 0 (no ocupado) ó 2 (ocupado). De este modo se obtiene una puntuación de 0 a 12 en cada lado (Lund V, et al. 1993). En caso de ausencia de uno de los senos frontales, variación anatómica que se presenta en el 1% de la población blanca, se debería puntuar sobre un total de 23 puntos en lugar de 24, si bien para simplificar la clasificación Lund recomienda puntuar un seno frontal agenésico como “cero” (Lund VJ, et al. 1997). En una comparación entre cuatro sistemas de estadificación con 10 observadores, el de Lund y MacKay resultó ser el de mayor consistencia interobservador e intraobservador (Oluwole M, 1996). 3. 8. 1. 1. 3. Estadificación endoscópica. Además de las clasificaciones de extensión radiológica, se ha propuesto el uso de una clasificación endoscópica para la poliposis nasal (Tabla 8) (MacKay I, et al. 1997): Tabla 8. Estadificacion endoscópica de MacKay. Apariencia endoscópica Puntuación Ausencia de poliposis 0 Limitados al meato medio 1 Por debajo del cornete medio 2 Poliposis masiva 3 Lildholt propone en 1995 la siguiente clasificación endoscópica (Lildholt T, et al. 1995) (Tabla 9; figura 18): 87 Tabla 9. Estadificacion endoscópica de Lildholt. Grado Poliposis 0 Ausencia de pólipos 1 Leve 2 Moderada 3 Grave Descripción Pólipos de tamaño pequeño que no llegan al lomo del cornete inferior Pólipos de tamaño medio situados entre el borde más craneal y el más caudal del cornete inferior Pólipos de gran tamaño que rebasan el borde inferior del cornete inferior © Maldonado 2003 Grado 1 Grado 2 Grado 3 0 1 2 3 Figura 18: Esquema de la clasificación de poliposis nasal de Lildholt, en la que el límite superior e inferior del cornete inferior, constituye la frontera anatómica que separa los estadios 1, 2 y 3. 88 En 1996 Rasp clasifica desde el punto de vista endoscópico las poliposis en cuatro categorías (Rasp G. et al. 1996) (figura 19): Tabla 10. Estadificacion endoscópica de Rasp. Pólipos en meato medio sin pasar el borde inferior Grado 1 del cornete medio Grado 2 Grado 3 Grado 4 Pólipos en meato medio que rebasan el borde inferior del cornete medio pero sin ocupar la fosa nasal Pólipos en meato medio que rebasan el borde inferior del cornete medio y ocupan la fosa nasal, sin llegar al suelo de la fosa nasal Ausencia de pólipos en el techo de la fosa nasal Techo y suelo de la fosa nasal ocupados por pólipos Grado1 Grado 2 Grado 3 Grado 4 Grado 2 © Maldonado 2004 Grado 1 Grado 3 Grado 4 Figura 19: Esquema que ilustra el sistema de clasificación propuesto por Rasp para la imagen endoscópica de la poliposis nasal (Rasp G. et al. 1996). 89 En 2000 Johanson estudia la consistencia interna y externa de cinco sistemas de clasificación endoscópica de la poliposis (Johanson L, et al. 2000): 1. Proyección de la extensión de los pólipos en un dibujo de la pared externa de la fosa nasal. 2. Cálculo visual del porcentaje de volumen de la fosa ocupado por pólipos, usando una escala visual de valoración analógica (EVA). 3. Cálculo visual del porcentaje de luz de la fosa ocupada por pólipos, usando una EVA. 4. Sistema tipo Lildholt. 5. Sistema tipo Lund y MacKay. El primero de los sistemas fue el que mostró tener una reproductiblidad intraobservador mayor. Los sistemas 1, 3 y 4 mostraban buena reprudictiblidad interobservador, mientras que en los sistemas 2 y 5 sí había diferencias significativas entre obervadores. 3. 8. 1. 2. Otras pruebas complementarias a) Pruebas de alergia cutánea. En el estudio de las enfermedades alérgicas respiratorias se utilizan pruebas de diagnóstico in vitro e in vivo (Valero AL, 2003). Las primeras consisten en la determinación de la existencia de IgE específica contra alergenos en el suero del paciente. Las segundas incluyen las pruebas cutáneas y las pruebas de provocación nasal, bronquial y conjuntival. 90 Las pruebas cutáneas persiguen demostrar la presencia de mastocitos mastocitos sensibilizados con IgE específica contra los alergenos estudiados en la piel del paciente. Existen diversas variantes de las pruebas de alergia cutánea. El “prick test” (“test del pinchazo”) es la prueba más utilizada en la actualidad y consiste en la colocación de una gota de alergeno en la piel del paciente (generalmente en la cara anterior del antebrazo) y la punción con una lanceta sin llegar a la dermis. Tras 15 minutos se mide el diámetro del habón resultante. Se utiliza como control positivo la histamina (10 mg/ml) o el fosfato de codeína al 9% y como control negativo el diluyente de los alergenos (suero salino). La intradermorreacción, que consiste en la aplicación intradérmica del alergeno, es más molesta para el paciente, tiene más riesgo de complicaciones y tiene más índice de falsos positivos, pero es más sensible. b) Eosinofilia nasal. La técnica del frotis nasal, utilizando una torunda de algodón y realizando una extensión en un portaobjetos y la tinción May-Grunwald Giemsa, permite cuantificar los eosinófilos por campo utilizando un microscopio óptico de 100 aumentos (Melzer EO, et al. 1988). La tinción de May-Grunwald Giemsa ha demostrado ser también útil en la identificación de células obtenidas mediante lavado nasal (Prat J, et al. 1993). b) Olfatometría. Existen diversas pruebas para cuantificar las alteraciones del olfato y que se pueden aplicar en el estudio de pacientes con poliposis nasosinusal. El test desarrollado por la Universidad de 91 Pensilvania (University of Pennsylvania Smell Identification Test) consiste en determinar la olfación por ambas fosas a la vez (test bilateral) de 40 olores microencapsulados impregnados en cartulinas. Es de sencilla realización y no requiere personal entrenado. Este test usa datos correlacionados con la edad y normalizados (Doty et al. 1984). El Test desarrollado por la Universidad de Zurich utiliza discos reutilizables con 8 olores y con un cuestionario con ilustraciones de elección entre tres opciones, de modo que se obtiene una puntuación de 0 a 8 (Brinner HR, et al. 1999). El test de olfatometría HMB-HCP (Hospital Municipal de BadalonaHospital Clínic de Barcelona) utiliza olorantes en medio sólido y en respiración libre. Se estudia la detección, caracterización, reconocimiento y acierto de 20 substancias estimulantes del primer par craneal y 4 estimulantes del 5 par (de Haro J, 1999). Permite hacer un estudio uni o bilateral. d) Rinomanometría y rinometría acústica. Para cuantificar la obstrucción nasal se utiliza la rinomanometría anterior activa (RMM), que consiste en medir las resistencias a diferentes presiones. Estos resultados se representan gráficamente en un eje de coordenadas. A la izquierda se representa la curva en el periodo espiratorio del ciclo, y a la derecha la del periodo inspiratorio. En el eje de abscisas se representa la presión, y en el de ordenadas el flujo. Se suelen utilizar los valores obtenidos a 150 Pascales. Se considera normal para esta presión un flujo bilateral de 630 cm3/s en mujeres y 700 cm3/s en hombres. La 92 rinometría acústica mide la topografía de las fosas nasales mediante la reflexión de la onda sonora, permitiendo medir áreas y volúmenes y calcular el área transversa mínima (ATM). Presenta la ventaja de que es utilizable en el caso de pacientes poco colaboradores, pero por el contrario no mide el flujo aéreo. La RMM tiene la ventaja de ofrecer datos funcionales y dinámicos. e) Diagnóstico de la intolerancia a AINEs. Se debe sospechar la posibilidad de que un paciente con poliposis nasal y asma bronquial pueda desarrollar intolerancia respiratoria a la aspirina. Se pueden realizar pruebas de provocación para establecer con seguridad el diagnóstico de intolerancia a AAS. Dichas pruebas pueden ser por provocación oral, bronquial o nasal. La provocación oral tiene riesgo de producir una reacción sistémica grave, por lo cual no se usa sistemáticamente en la clínica (Stevenson DD, 1984). La prueba de provocación bronquial no se puede utilizar en pacientes con un volumen espirado máximo en el primer segundo (FEV1) menor del 65% (Dahlen B, et al. 1990). El test de provocación intranasal combina una sensibilidad superior al 80% con una facilidad de aplicación y seguridad para el paciente mucho mayor que en la prueba oral o bronquial (Patriarca G, et al. 1991; Casadevall J, et al. 2000). 3. 8. 2. Diagnóstico de la poliposis antrocoanal. La endoscopia nasal y las técnicas de imagen como la tomografía computerizada (TC) y la resonancia magnética (RM) son las herramientas fundamentales para el diagnóstico de la poliposis tanto 93 unilateral como bilateral. En la TC se observa una masa que crece ocupando el seno maxilar y atraviesa el ostium verdadero o accesorio para ocupar el meato medio y la fosa nasal, o llegar hasta la coana. En la RM los pólipos sinocoanales (tanto los antrocoanales como los originados en otros senos paranasales) son hipointensos en T1 e hiperintensos en T2 (Vuysere S, 2001). Con la administración durante la RM de gadolinio intravenoso la parte intrasinusal (quística) sólo es hipercaptante en su periferia, mientras que las regiones coanal y nasofaríngea son hipercaptantes. Debe realizarse el diagnóstico diferencial sobre todo con otras masas de presentación preferentemente pediátrica (Pruna X, et al. 2000). Entre ellas, las principales masas maxilares son los mucoceles y los mucopioceles. Éstos pueden distinguirse por mostrar un anillo hipercaptante con la administración de contraste intravenoso. Otra posibilidad es un quiste de retención derivado de una glándula salivar o mucosa, que suele estar coronada por una media luna de densidad aire que permite diferenciarla de un pólipo antrocoanal. El pólipo esfenocoanal se distingue por su lugar de implantación en la pared del seno esfenoidal y migración a través del ostium hasta ocupar la coana (Lessa MM, et al. 2002; Weissman JL, et al. 1991). El pólipo esfenocoanal es menos frecuente que el antrocoanal, aunque su incidencia puede haber sido subestimada debido a que la radiología convencional no permite determinar convenientemente el seno en el que se origina el pólipo (Tosun F, et al. 2001). De la misma manera se puede diferenciar un pólipo etmoidocoanal. Otro diagnóstico diferencial es con la hipertrofia de adenoides, la hipertrofia de cornetes, el quiste de Tornwaldt de rinofaringe, los mielomeningoceles, la sinusitis fúngica, los cuerpos extraños intranasales, y con tumores como angiofibroma, estesioneuroblastoma o hemangioma. Es necesario pensar en entidades con capacidad de destrucción ósea 94 como el linfoma, la granulomatosis de Wegener o el rabdomiosarcoma (Grainger AJ, et al. 2001), dado que el ensanchamiento del ostium maxilar que se puede observar en un pólipo antrocoanal puede dar lugar a una falsa imagen de osteolisis. De todos modos en aquellas existe normalmente una destrucción ósea mayor y en más localizaciones, por ejemplo en el septum. El papiloma invertido, por ser una lesión característicamente unilateral, es otro posible diagnóstico diferencial. Lopatin y cols (Lopatin A, et al. 1997), estudiaron 20 casos de poliposis coanal (11 antrocoanales, 3 esfenocoanales y 5 etmoidocoanales) y encontraron 2 casos de papiloma invertido. 3. 8. 3. Fibrosis quística. El diagnóstico de la fibrosis quística se basa en la demostración de la alteración en el transporte iónico en el epitelio respiratorio, lo cual puede hacerse mediante la medición del potencial eléctrico transepitelial nasal (Knowles et al. 1981a, b) o midiendo la concetración de cloro en sudor. El primer síntoma de la fibrosis quística suele ser el ilio meconial, debido a la obstrucción del ílion por un meconio muy viscoso (Beers MH). Los niños que no lo sufren suelen comenzar presentando un retraso en la ganancia de peso. Las manifestaciónes pulmorares suelen consistir en tos y sibilancias crónicas asociadas a infecciones recidivantes. La insuficiencia pancreática exocrina tiene su expresión por deposiciones voluminosas y malolientes de aspecto oleoso, protrusión abdominal y retraso del crecimiento a pesar de tener un apetito normal o incluso voraz. Debido a la existencia de formas clásicas y no clásicas de la enfermedad, se ha adoptado por consenso la definición de fibrosis quística (FQ) como la presencia de un síndrome clínico coherente (ver el apartado referente a la clínica de la FQ) y una de las dos pruebas de alteración del CFTR (alteración de la concentración de cloro en sudor o alteración del potencial nasal), o bien confirmación de mutaciones causantes de FQ en 95 ambos alelos del gen del CFTR (Knowles MR, et al. 2002). Aquellos casos que tienen una mutación en el gen con función residual conservada y no cumplen los criterios clínicos, se clasifican como “enfermedad relacionada con CFTR”. Una concentración igual o mayor de 60 mmol/L de cloro en sudor es altamente sospechosa de fibrosis quística. En las formas no clásicas, la concentración suele oscilar entre 60 y 90 mmol/L, mientras que en la forma clásica suele ser algo mayor, entre los 90 y los 110 mmol/L. El estudio de mutaciones constituye otro pilar diagnóstico (Maiz L, et al. 2001). La mutación ∆F508 es la más frecuente en España (50%), por lo que se estudia de manera habitual para la realización del diagnóstico. 96 3. 9. Tratamiento de la poliposis nasal 3. 9. 1. Poliposis nasal bilateral. a. Tratamiento médico. El tratamiento médico de la poliposis nasal persigue tres objetivos: 1) eliminar los síntomas de la poliposis nasal y la rinitis, 2) restablecer la respiración nasal y la olfación, y 3) prevenir las recidivas (Mygind N, et al. 1997). En la tabla se recoge la evidencia científica, recomendación y relevancia de los distintos tratamientos médicos estudiados para la poliposis nasosinusal. 1. Corticoides tópicos. Los corticoides intranasales son el tratamiento para la poliposis nasal más eficaz y mejor documentado, y constituye el pilar fundamental de su tratamiento (Mygind N, et al. 1997). Tienen un efecto bien documentado sobre la obstrucción nasal, la rinorrea y los estornudos (Lildholt et al. 1997). El efecto sobre el olfato no es tan evidente. El dipropionato de budesonida y el propionato de fluticasona mejoran los síntomas de la poliposis nasosinusal y reducen su tamaño (Holmberg K, et al. 1997). La budesonida intranasal ha demostrado mejorar el olfato en comparación con placebo, pero el dipropionato de beclometasona intranasal no ha demostrado diferencias significativas (Lildholt T, et al. 1995; el Naggar M, et al. 1995). A pesar de que el efecto de los corticoides intranasales se ha investigado sobre todo en pólipos eosinofílicos, también se ha comprobado su utilidad en los pólipos de la fibrosis quística (Hadfield PJ, et al. 2000b). Los corticoides intranasales disminuyen el tamaño de los pólipos, mejoran el pico-flujo inspiratorio nasal, la rinomanometría y la rinometría acústica (Lildholt T, et al. 1995; Lund VJ, et al. 1998). No se ha documentado su efecto en la TC. El uso 97 de corticoides intranasales como tratamiento postquirúrgico disminuye la tasa de recidivas (Karlsson G et al. 1982; Virolainen E, et al. 1980). Los corticosteroides intranasales se pueden administrar en forma de gotas, nebulizador o polvo inhalado. No hay evidencias de que una forma de aplicación sea mejor que otra, ni que existan diferencias entre las distintas moléculas de corticoide prescritas (Holmström M, et al. 2002). 98 Tabla 11. Resumen de los trabajos más relevantes sobre tratamiento de la poliposis nasal con corticoides intrasales. [FP = Propionato de Fluticasona; BDP = Dipropionato de beclometasona; BUD = Budesonida]. Estudio Hallazgos Virolainen E, et al. Postcirugía 1980 Evidencia Ib BDP (400 µg) mejora la obstrucción y evita la recidiva Drettner B, et al. Postcirugía 1982 Ib Flunisolida (200 µg) mejora síntomas y NO evita la recidiva Karlsson G, et al. Postcirugía 1982 BDP etita la recidiva Dingsor G, et al. Postcirugía 1985 Ib Ib Flunisolida (200 µg) mejora síntomas y evita recida Hartwig S, et al. Postcirugía 1988 Ib BUD evita la recidiva (3 meses y 6 meses) Holmberg K, et al. FP y BDP (400 µg, 26 semanas) 1997 mejoran síntomas y reducen tamaño Lund VJ, et al. FP y BDP (400 µg, 12 semanas) 1998 Ib Ib mejoran obstrucción y flujo y reduce tamaño Tos M, et al. BUD (400 µg, 6 semanas) mejora 1998 síntomas y olfato, y reduce tamaño Hadfield PJ, et al. (Niños + fibrosis quística) 2000 Ib Ib Betametasona gotas (6s) reduce el tamaño de los pólipos Keith P, et al. FP gotas (400 µg, 12 semanas) 2000 mejora flujo y reduce tamaño. No Ib mejora el olfato Penttilä M, et al. FP gotas (800 µg, 12 semanas) 2000 Ib mejora síntomas, olfato, flujo y tamaño 99 2. Corticoides sistémicos. Los glucocorticoides actúan mediante la unión a su receptor específico citoplasmático (receptor de glucocorticoides, RG), de manera que el complejo corticoide receptor se transloca al núcleo induciendo cambios en la expresión génica de proteínas pro y antiinflamatorias. El RG pertenece a una superfamilia de receptores esteroideos/tiroideos y del ácido retinoico. Existen dos isoformas del RG humano, la isoforma alfa (RGα) y la isoforma beta (RGβ), que se originan mediante “splicing” (“empalme” o “unión”) alternativo de un único gen, localizado en el cromosoma 5 (Encío IJ, et al. 1991; Hollenberg SM, et al. 1985; Oakley RH, et al. 1996). La isoforma RGα es la predominante y la que posee actividad al unirse al glucocorticoide. El RGα se encuentra en el citoplasma celular en forma inactiva en ausencia de ligando gracias a su unión a “heat shock proteins”. Al unirse al glucocorticoide, el RGα se fosforila y se separa de la “heat shock protein”, produciéndose una translocación del complejo al núcleo. Al unirse un homodímero de RG a la región promotora del gen diana, tiene lugar la regulación de su activación o represión. La mayor parte de los efectos antiinflamatorios de los genes se deben al fenómeno de transrepresión a causa de la interacción entre RG y factores de transcripción como la proteína de activación 1 (AP-1) o el NFκ-B (Nuclear Factor κ-B) (Pujols L, et al. 2002, Pujols L, et al. 2004). El RGβ difiere del RGα en su extremo carboxiterminal, donde los últimos 50 aminoácidos de la forma alfa son substituidos por una secuencia 100 diferente de 15 aminoácidos. La isoforma RGβ no se une a glucocorticoides ni es capaz de activar genes (Hollenberg SM, et al. 1985; Oakley RH, et al. 1996; Hecht K, et al. 1997). A pesar de que se desconoce la función del RGβ, se ha comprobado que está sobreexpresado en enfermedades que presentan resistencia a los glucocorticoides, como el asma (Hamid QA, et al. 1999; Leung DYM, et al. 1997; Sousa AR, et al. 2000), la colitis ulcerosa (Honda M, et al. 2000), la leucemia linfocítica crónica (Shahidi H, et al. 1999) y la poliposis nasal (Hamilos DL, et al. 2001, Pujols L, et al. 2002). El uso de corticoides sistémicos en pautas descendentes se ha utilizado satisfactoriamente en el tratamiento de la poliposis nasal, generalmente seguido de tratamiento intranasal con corticoides durante meses (Bachert C, et al. 2003). Con la suspensión del tratamiento se ha comprobado la recidiva de la mayoría de casos a los 5 meses (van Camp C, et al. 1994). La administración de corticoides puede realizarse vía oral o parenteral. Las formas depot (subcutáneas de liberación lenta) no son recomendables por la repercusión que tienen sobre el eje hipotálamohipofisario (Benos SA, et al. 1969). Los efectos secundarios de la corticoterapia sistémica son de dos tipos: los debidos a su interrupción súbita y los debidos al tratamiento continuado (Schimmer BP, et al. 1996). La retirada brusca de la corticoterapia sistémica puede provocar insuficiencia suprarrenal aguda por anulación del eje hipotálamohipofisario. El tratamiento sistémico prolongado puede producir alteraciones electrolíticas, hipertensión, hiperglucemia, propensión a las 101 infecciones, osteoporosis, miopatía, alteraciones de la conducta, freno del crecimiento, cataratas, obesidad, estrías, acné, equímosis e hirsutismo. 3. Antibióticos. Existe discusión sobre si la infección es causa o consecuencia de la poliposis nasal. En un 65% de pacientes con poliposis se ha encontrado un lavado antral purulento, y se ha obtenido un cultivo positivo en un 30-45% (Majumdar P, et al. 1982; Dawes P, et al. 1989). Existen pocos estudios que analicen el efecto de los antibióticos en la poliposis nasal. Graham encontró que los lavados maxilares repetidos con tobramicina eran beneficiosos en pacientes con poliposis y fibrosis quística (Graham SM, et al. 1999). El tratamiento agresivo con antibióticos en pacientes con fibrosis quística también ha demostrado ser útil al disminuir la necesidad de cirugía en poliposis y sinusitis crónica (Henriksson G, et al, 1996). El tratamiento de la sinustis aguda purulenta con corticoides intranasales junto con antibióticos sistémicos es beneficioso; en este caso, el corticoide intranasal, lejos de exacervar la infección, favorece la curación (Meltzer EO, et al. 2000). Varios han sido los estudios que sugieren una actividad antiinflamatoria a los macrólidos. Se ha comprobado que los macrólidos estimulan el transporte mucociliar en modelos animales (Nakano T, et al. 1998), aceleran la apoptosis de los neutrófilos, reduciendo el daño debido a estas células (Inamura K et al. 2000), y suprimen la proliferación de fibrobastos tanto in vitro como in vivo (Nonaka M, et al. 1999). En un estudio de 20 pacientes con poliposis nasal a los que se les administraba roxitromicina durante 8 semanas se apreció la reducción del tamaño de 102 los pólipos nasales estimado mediante rinoscopia de un 52%, que aumentaba al 68% si se añadía azelastina. El nivel de eosinofilia o de la atopia no se correlacionaba con los resultados del tratamiento (Ichimura K, et al. 1996). De todos modos es preciso realizar más estudios doble ciego y con placebo antes de recomendar los macrólidos como tratamiento general de los pólipos nasales. 4. Antileucotrienos. Ulualp et al. estudiaron de forma retrospectiva la sintomatología sinusal de 18 pacientes con tríada de Widal, y encontró que 9 pacientes mejoraban su sintomatología existiendo una correlación con los cambios en la endoscopia nasal (Ulualp SO, et al. 1999). Parnes comparó en un estudio sin grupo de placebo la efectividad de añadir zafinlukast o zileutón al tratamiento corticoideo estándar de pacientes con poliposis nasal (Parnes SM, et al. 2000). El montelukast parece tener utilidad como tratamiento complementario a los corticoides intranasales en un subgrupo de pacientes con poliposis bilateral, sin que parezca estar relacionado con la intolerancia a la aspirina (Ragab S, et al. 2001). No se ha demostrado con estudios controlados hasta la fecha que los antagonistas del receptor de leucotrienos tengan efectos beneficiosos en la poliposis nasal. 5. Furosemida. El efecto de furosemida tópica se evaluó en un estudio aleatorizado en pacientes con recidiva de poliposis nasal tras el tratamiento con cirugía, en comparación con el uso de mometasona intranasal y con otro grupo sin tratamiento postquirúrgico. Seis años después de la cirugía el grupo sometido a tratamiento con furosemida había sufrido una tasa significativamente menor de recidivas en 103 comparación con el grupo que no había recibido tratamiento ninguno y el grupo que se había tratado con mometasona (Passali D, et al. 2003). No obstante no existen estudios bien controlados que demuestren un efecto beneficioso de la furosemida en la poliposis nasal. 6. Antihistamínicos. Existen pocos trabajos aleatorizados que analicen la efectividad de los antihistamínicos en el tratamiento de la poliposis nasal. Haye evaluó la influencia de la cetirizina en la recidiva de poliposis nasal en pacientes sometidos a etmoidectomía. El doble de la dosis normal no disminuía el número de pólipos, pero mejoraba los síntomas de la rinitis alérgica (Haye R, et al. 1998). Su uso se recomienda en casos de poliposis nasal con alergia añadida. 7. Capsaicina. La capsaicina es el componente picante del pimentón rojo. Se ha comprobado que la capsaicina es efectiva en el tratamiento de la rinitis no alérgica (Blom HM, et al. 1997) debido a la degranulación de neuropéptidos, un proceso independiente de la modulación de la inflamación. Los mismos autores demostraron mediante un estudio comparativo con placebo que la capsaicina intranasal carece de efecto terapéutico en rinitis alérgica debida a ácaros (Gerth van Wijk R, et al. 2000). La capsaicina intranasal se estudio en un trabajo doble-ciego con control con placebo como tratamiento de la poliposis nasal en 15 pacientes. Se observó una disminución de la hiperreactividad nasal y del tamaño de los pólipos (Filiaci F, et al. 1996). En otro estudio el tratamiento con capsaicina tópica también demostró que disminuía el volumen de aire nasal medido en la TC, y mejoraba la sintomatología y la evaluación endoscópica de la poliposis (Baudoin T, et al. 2000). 104 También se combrobó su utilidad en la disminución de las recidivas posquirúrgicas de la poliposis nasal tras polipectomía o tras etmoidectomía (Zheng C, et al. 2000). A pesar de que se ha propuesto el uso de la capsaicina intranasal como substituto de los corticoides intranasales en países en vías de desarrollo, por su gran diferencia de precio, la aplicación intranasal de la capsaicina causa un dolor no desdeñable. 8. Antifúngicos. Basándose en la teoría etiológica de la poliposis nasal de la reacción inmune a hongos que tiene lugar en la secreción nasal que tapiza la mucosa, se han hecho estudios terapéuticos con agentes antifúngicos. De este modo se busca la reducción de hongos en la fosa nasal y los senos paranasales para reducir la reacción inmune e inflamatoria. En un estudio sin placebo, Ponikau obtuvo una alta tasa de respuesta clínica, endoscópica y en la tomografía computerizada con la irrigación nasal con anfotericina en un estudio piloto con 51 pacientes (Ponikau JU, 2002). Se precisan más estudios controlados para determinar la efectividad del tratamiento antifúngico en el control de la poliposis nasal. 9. Vasoconstrictores locales. El uso de descongestionantes nasales puede ser útil en las primeras fases del tratamiento de casos con una gran congestión nasal, dado que puede favorecer la aplicación del corticoide tópico por la fosa nasal. 105 Tabla 11. Resumen de los distintos niveles de evidencia y recomendación de los distintos tratamientos de la poliposis nasosinusal, acompañados de su relevancia práctica. Nótese que los corticoides tópicos y los corticoides orales son los que poseen una relevancia mayor. Tratamiento Nivel de Evidencia Recomendación Relevancia Antibióticos Sin estudios No (tanda corta) Antibióticos III C ? (tratamiento prolongado) Antibióticos Sin estudios No tópicos Corticoides Ib A Sí tópicos Corticoides III C Sí orales Ducha nasal Sin estudios C ? Descongestión Sin estudios No tópica/oral Mucolíticos III D No Antimicóticos Sin estudios D No sistémicos Antimicóticos III D No tópicos Antihistamínic Sin estudios No os orales Antagonistas III D ? leucotrienos b. Tratamiento quirúrgico. La cirugía suele reservarse para el tratamiento de los casos de poliposis nasosinusal que no responden a los corticoides (Stammberger H, 1999). Las técnicas quirúrgicas ideadas para el tratamiento de la poliposis nasal se han desarrollado desde las polipectomías simples o las técnicas radicales completas hasta llegar a las ténicas de cirugía funcional endoscópica (Holmström M, et al. 2002). La endoscopia nasal tiene sus antecedentes en Hirschmann, que usó de un cistoscopio modificado para explorar la cavidad nasal (McCaffrey TV, 1993). Hacia 1950 Hopkins mejoró de forma sustancial las ópticas utilizadas en endoscopia, aumentando su luminosidad y contraste e incrementando el ángulo de visión manteniendo un diámetro de endoscopio reducido. Messerklinger aplicó la endoscopia en el estudio sistemático de la vía aérea nasal, comprobando que los senos maxilar y etmoidal se veían frecuentemente afectados por 106 procesos originados en el etmoides anterior. Posteriormente desarrolló técnicas quirúrgicas dirigidas a modificar el complejo ostiomeatal (Messerklinger W, 1978). La finalidad de la cirugía es mejorar la permeabilidad nasal y disminuir la sintomatología de rinorrea (Llorente JL, et al. 2002). Por otra parte se favorece la distribución del corticoide intranasal por la mucosa nasal inflamada. La cirugía no añade ningún beneficio al tratamiento con corticoides en cuanto al olfato (Héden Blomqvist E, et al. 2001). La complicación más frecuente de la cirugía endosópica nasosinusal es la fístula de líquido cefalorraquídeo, aunque las lesiones de órbita, duramadre o cerebro son las más graves (Holmström M, et al. 2002). Parece existir un efecto beneficioso de la cirugía endoscópica de la poliposis sobre el asma, disminuyendo la dosis necesaria de corticoides inhalados o sistémicos, si bien los estudios que lo afirman no son controlados (Nishioka GJ, et al. 1994). La cirugía endoscópica nasal es un procedimiento seguro y eficaz en el tratamiento de las complicaciones orbitarias o intracraneales de las sinusitis (Llorente JL, et al. 2003). 3. 9. 2. Poliposis antrocoanal. La cirugía es el tratamiento fundamental del pólipo antrocoanal, habiéndose descrito varias técnicas (Basak S, et al. 1998; El-Guindy A, et al. 1994; Özdek A, et al. 2002). No hay estudios en la literatura sobre el tratamiento farmacológico (por ejemplo corticoides) de esta enfermedad, aunque es una creencia generalizada que la respuesta de este tipo de pólipos a los corticoides es escasa, a causa de su escaso infiltrado eosinofílico (Stammberger H. 1999). Sin embargo, en el mismo trabajo de revisión, Stammberger defiende el uso de la corticoterapia como tratamiento de primera línea en la poliposis nasal bilateral no eosinofílica. La polipectomía simple y el abordaje de Caldwell-Luc, utilizados durante muchos años en 107 esta patología, han sido relegados a favor de la técnica de cirugía endoscópica nasosinusal (Basak S, et al. 1998). La polipectomía simple presenta un alto índice de recidivas (El-Guindy A, et al. 1994) debido a una resección insuficiente de la parte intramaxilar del pólipo. La técnica de Caldwell-Luc tiene riesgo de lesionar los núcleos de crecimiento del hueso maxilar y de dañar los gérmenes dentarios, sobre todo en pacientes en edad pediátrica, así como de causar inflamación y/o anestesia de la región de la mejilla y zona dentaria. La técnica endoscópica busca realizar una uncinectomía y resección del pólipo y de su inserción en la pared del seno (Stammberger H, et al. 1993). El uso de cirugía endoscópica se puede complementar con la antrostomía a través de la fosa canina y la exéresis de la porción antral del pólipo (El-Guindy A, et al. 1994; Özdek A, et al. 2002), sobre todo en los casos recidivantes. Se ha descrito el uso de microdebridador a través de fosa canina como medio para resecar adecuadamente la base de implantación del pólipo cuando ésta sea ancha (Hong SK, et al. 2001) y como complemento a la cirugía endoscópica. 3. 9. 3. Fibrosis quística. Es de gran importancia el control de las infecciones respiratorias características en estos pacientes, sobre todo causadas por Staphylococcus aureus, Haemophilus influenzae, y Pseudomonas aeruginosa, que son los patógenos más frecuentes (Saiman L, et al. 2004). Los esfuerzos para el tratamiento de la fibrosis quística se han centrado en los últimos años en la corrección mediante terapia génica del defecto genético que la causa y la modulación farmacológica del proceso fisiológico anormal propio de la enfermedad (Brennan AL, et al. 2004). La sinusitis tienen una prevalencia del 92-100% en pacientes con fibrosis quística (Copero R, et al. 1987; Kerrebijn JDF, et al. 1992), y la poliposis alcanza de un 108 32 a un 45% (Brihaye P, et al. 1994; Brihaye P, et al. 1997, De Gaudemar I, et al. 1996; Leiberman A, et al. 1991). Slieker estudió los parámetros que podrían predecir la necesidad de consulta por el especialista de ORL, y encontró que ninguna combinación de síntomas otorrinolaringológicos permitía predecir la presencia de poliposis nasal, si bien estudiando un subgrupo de pacientes con patología nasal comprobó que el sexo masculino, la rinorrea, la edad de más de 10 años y la capacidad espiratoria vital forzada mayor del 70% eran factores que orientaban hacia la presencia de pólipos nasales (Sliecker MG, et al. 2002). En un estudio prospectivo aleatorizado Hadfield comprobó que los corticoides intranasales son efectivos contra los pólipos nasales de la fibrosis quística (Hadfield PJ, et al. 2000b). El estudio analizaba la respuesta de 46 pacientes con poliposis y fibrosis quística que se distribuían en un grupo de estudio que recibía 50 mg de betametasona cada 12 horas, durante 6 semanas, y un grupo control que recibía la misma administración de gotas nasales pero sin principio activo, encontrándose una reducción significativa en el tamaño de los pólipos. 109 11. Hipótesis de trabajo Tradicionalmente ha existido la tendiencia a englobar en una misma entidad las distintas enfermedades en las que existen pólipos nasales, a pesar de que sus características clínicas y epidemiológicas son diferentes. Un ejemplo de ello consiste en la poliposis nasal bilateral y la poliposis antrocoanal. En las últimas dos décadas se han llevado a cabo grandes esfuerzos para estudiar las bases moleculares de la poliposis bilateral. Sin embargo los estudios en la poliposis antrocoanal son muy escasos e incompletos. La poliposis antrocoanal es una enfermedad con una base fisiopatológica diferente a la poliposis inflamatoria bilateral, lo cual determina un distinto comportamiento epidemiológico, morfológico y evolutivo, así como una expresión diferente de marcadores de inflamación de la mucosa respiratoria nasosinusal (células, mediadores) y una diferente respuesta al tratamiento médico y quirúrgico. 111 12. Objetivos 12.1. Objetivo general Estudiar las características clinico epidemiológicas y el patrón de expresión inflamatoria de la poliposis antrocoanal en comparación con los otros tipos clínicos de poliposis nasal. 12.2. Objetivos concretos 12.2.1. Primer estudio 1. Realizar una comparación entre las característocas epidemiológicas, clínicas y terapéuticas de nuestra población de pólipos antrocoanales y las descritas en la bibliografía. 12.2.2. Segundo Estudio (Hospital Clinic/ Universidad de Gante) 2. Estudiar la expresión de la IgE específica (sIgE) contra las enterotoxinas de Staphylococcus aureus en la poliposis antrocoanal en comparación con otros tipos de pólipos nasales. 3. Estudiar la expresión del receptor alfa de la interleuquina 5 (IL-5Rα). 4. Estudiar la expresión de las dos isoformas de ciclooxigenasa (Cox-1 y Cox-2). 5. Estudiar la expresión del receptor de glucocorticoides alfa y beta (RGα, RGβ), en los diferentes tipos de pólipos nasales para estudiar la diferente respuesta al tratamiento con GC. 113 12.2.3. Tercer estudio (Hospital Clinic/ Universidad de Amsterdam) 6. Estudiar el infiltrado de células inflamatorias (basófilos, mastocitos, eosinófilos, monocitos y macrófagos) de la poliposis antrocoanal en comparación con otros tipos de pólipos nasales. 7. Estudiar el patrón de expresión de la enzima ciclooxigenasa (Cox-1 y Cox-2). 8. Estudiar la expresión de distintas interleucinas implicadas en la inflamación (IL-4, IL-5, IL-6). 114 13. Material y método 13.1. Primer Estudio (Estudio epidemiológico) 13. 1. 1. Población del estudio. Se estudiaron 45 pacientes sonsecutivos diagnosticados de poliposis antrocoanal mediante criterios clínicos, rinoscópicos, endoscópicos y radiológicos. 13. 1. 1. 1. Criterios de inclusión de paciente con poliposis antrocoanal. - Prestar su consentimiento para la inclusión en el estudio, mediante la lectura y firma del correspondiente formulario. - Diagnóstico de poliposis nasosinusal mediante clínica, rinoscopia anterior, endoscopia nasal y TC. 13. 1. 1. 1. Criterios de exclusión de paciente con poliposis antrocoanal. - No haber podido entender o leer el consentimiento informado. - Diagnóstico anatomopatológico de tumor maligno de fosa nasal. 13. 1. 2. Revisión bibliográfica de las series de poliposis antrocoanal Se realizó una búsqueda bibliográfica utilizando PubMed (National Library of Medicine), y las palabras clave “antrochoanal” y “polyp”. Se seleccionaron las publicaciones que analizan series de pólipos antrocoanales. Se realizó una búsqueda adicional en las referecias citadas en dichas publicaciones. Se efectuó el análisis descriptivo de estos casos, analizando las siguientes variables: 1. Número de pacientes de cada serie. 2. Lado de localización (izquierdo/derecho). 3. Edad media (en años). 4. Género (varón/mujer). 5. Síntoma de inicio. 117 6. Tratamiento utilizado. 7. Tasa de recidiva. 8. Prevalencia de atopia. 9. Poliposis nasal concomitante. 10. Tasa de papilomas invertidos. 11. Nivel de evidencia de cada artículo según las normas de la Medicina Basada en la Evidencia (MBE). Se utiliza la siguiente clasificación (Tabla 13) (Eccles M, et al. 1998): Tabla 13. Clasificación de los niveles de Medicina Basada en la Evidencia. Pruebas obtenidas de meta-análisis de estudios controlados y Ia aleatorizados Ib Pruebas de al menos un estudio controlado y aleatorizado. IIa Pruebas de al menos un estudio controlado no aleatorizado IIb Pruebas de al menos un estudio cuasiexperimental III Pruebas de un estudio no experimental descriptivo, como estudios comparativos, estudios de correlación, y estudios de casos y controles IV Pruebas de informes u opiniones de comités de expertos, o experiencia clínica de autoridades respetables Todas las series publicadas en la bibliografía eran casos descriptivos, incluidos en el nivel 3 de MBE. No existía ningún estudio con controles, estudio aleatorizado o meta-análisis sobre la poliposis antrocoanal. 118 13. 1. 3. Estudio epidemiológico descriptivo de nuestra población de poliposis antrocoanal Se llevó a cabo un estudio retrospectivo del grupo de pacientes con poliposis antrocoanal, analizando las siguientes variables: 1. Edad (años). 2. Género (varón/mujer). 3. Síntoma de inicio. 4. Olfato del paciente (normosmia/hiposmia/anosmia/parosmia/cacosmia). 5. Fosa nasal donde se localizaba el pólipo (derecha/izquierda). 6. TC de senos paranasales. Se evaluó la ocupación radiológica de cada uno de los senos de cada lado (maxilar, etmoidal anterior, etmoidal posterior, esfenoidal y frontal) con una puntuación de 0 a 2 (0 = sin opacificación, 1 = opacificación parcial, 2 = opacificación total) y además puntuar el complejo osteomeatal de cada lado con una puntuación de 0 (no opacificado) o 2 (opacificado) según la puntuación de Lund- McKay. De este modo se obtiene una puntuación de 0 a 12 en cada lado. El estudio de las tomografías computerizadas lo llevó a cabo un solo observador (radiólogo de nuestro hospital con amplia experiencia en estudios de imagen rinosinusal). En caso de existir varios TC en un mismo paciente, se puntuó el preoperatorio. 7. Pruebas cutáneas de alergia (“Prick Test”). Se investigó la reacción cutánea a los alergenos más frecuentes en nuestro medio. Se utilizaron soluciones glicerinadas y fenoladas para conservar su estabilidad. Se colocó una gota de cada alergeno en la cara ventral del antebrazo, así como un control negativo (suero salino) y otro positivo (histamina a una concentración de 10 mg/ml). Se realizó una punción con aguja en la epidermis usando una técnica modificada que conlleva una ligera rotación. La existencia de IgE específica para un determinado alergeno provoca el 119 desarrollo de un habón, del que se mide el diámetro mayor. Se consideró que una prueba era positiva si el diámetro mayor excedía en 3mm al del control negativo. Se tuvo la precaución de suspender tratamientos que disminuyen la reacción mediada por IgE (antihistamínicos). 8. Presencia de papiloma invertido. Todas las piezas se enviaron a estudio anatomopatilógico para descartar la presencia de tumores malignos nasosinusales o papiloma invertido. 9. Poliposis nasal concomitante. Se estudió la presencia de poliposis nasosinusal contralateral al pólipo antrocoanal. 10. Tipo de tratamiento recibido (avulsión simple, resección mediante CaldwellLuc/cirugía endoscópica nasal). 11. Recidiva del pólipo y tiempo (en meses) desde la cirugía hasta la recidiva. Se realizó la comparación de nuestra serie de pacientes con la población descrita por los distintos autores en la bibliografía. 120 13. 2. Segundo Estudio (Hospital Clinic/ Universidad de Gante) 13. 2. 1. Grupo de control. Se utilizó como control las muestras de mucosa nasal (MN) obtenidas de los pacientes intervenidos de procesos nasales no inflamatorios (septoplastia y turbinectomía). (n = 10). 13. 2. 2. Grupos de estudio. Se analizaron cuatro grupos de estudio: - Poliposis nasal en pacientes asmáticos con tolerancia a la aspirina (PNATA). (n = 16). - Poliposis nasal en pacientes asmáticos con intolerancia a la aspirina (PNAIA). (n = 16). - Poliposis nasal en pacientes con fibrosis quística (PN-FQ). (n = 10). - Poliposis antrocoanal (PAC). (n = 15). Dichos tejidos se guardaron en bloques parafinados, fijados en OCT (un gel citoprotector para la inclusión de tejidos) y crioconservados en el banco de tejidos de la Unidad de Rinología / Inmunoalergia Respiratoria del Hospital Clínic/IDIBAPS de Barcelona. Los tejidos obtenidos provienen del período 1999-2003. Los pacientes firmaron un formulario de consentimiento informado para su inclusión en el estudio. 13. 2. 3. Criterios de inclusión de pacientes con poliposis nasosinusal. - Prestar su consentimiento para la inclusión en el estudio, mediante la lectura y firma del correspondiente formulario. - Diagnóstico de poliposis nasosinusal mediante clínica, rinoscopia anterior, endoscopia nasal y TC. 121 - Diagnóstico de asma bronquial por clínica y espirometría, con prueba de broncodilatación positiva. - Diagnóstico de intolerancia a la aspirina mediante clínica, y confirmación mediante la provocación intranasal con L-asa (16 mg). 13. 2. 4. Criterios de exclusión de pacientes con poliposis nasosinusal. - No haber podido entender o leer el consentimiento informado. - Diagnóstico anatomopatológico de tumor maligno de fosa nasal. 13. 2. 5. Criterios de inclusión de paciente con poliposis antrocoanal. - Prestar su consentimiento para la inclusión en el estudio, mediante la lectura y firma del correspondiente formulario. - Diagnóstico de poliposis nasosinusal mediante clínica, rinoscopia anterior, endoscopia nasal y TC. 13. 2. 6. Criterios de exclusión de paciente con poliposis antrocoanal. - No haber podido entender o leer el consentimiento informado. - Diagnóstico anatomopatológico de tumor maligno de fosa nasal. 13. 2. 7. Criterios de inclusión de paciente con fibrosis quística. - Diagnóstico de fibrosis quística mediante el test del sudor y estudio genético de las 31 mutaciones más frecuentes en la población española. - Poliposis nasal diagnosticada mediante clínica, rinoscopia anterior, endoscopia nasal y TC de senos paranasales. 13. 2. 8. Criterios de exclusión de paciente con fibrosis quística. - Haber recibido tratamiento corticoideo durante las 4 semanas anteriores al inicio del estudio. - Haber sufrido un cuadro respiratorio infeccioso agudo en las 4 semanas anteriores al inicio del estudio. 122 13. 2. 9. Metodología experimental 13. 2. 9. 1. ELISA. Se estudiaron los niveles de IgE específica contra las enterotoxinas de Staphylococcus aureus (sIgE) (límite inferior de detección = 0,35 KU/l), y los de receptor de interleuquina 5 (IL-5R) (límite inferior de detección = 0,39 pg/ml). a) ELISA de la fracción soluble del receptor alfa de interleucina 5 (SOL IL5Rα). Se utilizaron técnicas de ELISA desarrolladas en el Departamento de Otorrinolaringología la Universidad de Gante (Bélgica), según se indica a continuación (Gevaert P, et al. 2003). - Producción de anticuerpos monoclonales. Para la producción de anticuerpos monoclonales (AcMo) contra SOL IL-5Rα se inmunizaron ratones Balb/C con 30 µg de IL-5Rα humano segregado por bacilovirus. Los anticuerpos monoclonales se crearon uniendo células de bazo de estos ratones con células de mieloma SP2/0. Se obtuvieron hibridomas (células inmortales con capacidad de síntesis de anticuerpos monoclonales) cribando células mediante placas recubiertas con IL-5Rα. - Desarrollo de ELISA para la fracción soluble de IL-5Rα. Para ello se incubaron con el anticuerpo monoclonal a 2 µg /ml. A continuación se lavó una vez con tampón de lavado (PBS + Tween 20 al 0,02%) y se bloqueó 30 minutos con tampón de bloqueo (PBS + caseína al 0,1%). Se utilizó como estándar un extracto de células COS transfectadas con IL-5Rα. Tras un lavado, se incubó durante una hora con los anticuerpos marcados con biotina a 0,5 µg/ml. Las placas se lavaron nuevamente y se incubaron con 123 estreptavirina conjugada con HRP (Jackson, West Groove, PA) a 100 µg/ml. Después de un nuevo lavado, se incubó con tetrametilbencidina (TMB, Roche, Bruselas, Bélgica) en tampón fosfatado y citratado, a un pH de 4,3 durante 30 min. La reacción se detuvo mediante acidificación y se leyó a una longitud de onda de 450-620 nm. b) ELISA de la IgE específica contra las enterotoxinas de Staphylococcus aureus (sIgE). Se utilizó el kit Unicap® de PharmaciaDiagnostics (Uppsala, Suecia), diseñado como un inmunoensayo de tipo sandwich. El intervalo de la curva de detección de la técnica es (0,35 – 100 kU/l). 13. 2. 9. 2. PCR a tiempo real. a) Obtención de ADN Se llevó a cabo la suspensión del tejido en un tampón rico en guanidin isotiocianato (GITC), que inactiva las ARNasas y aseguran el aislamiento de ARN intacto (RNeasy Kits, Quiagen, Valencia, CA, EEUU). Se realizó el homogeneizado mecánico del tejido (Polytron, Kinematics Switzerland), y se purificó el ARN siguiendo el protocolo de Rneasy que se describe brevemente a continuación. El sistema consiste en una membrana de gel de sílice a la que se adhiere el ARN al añadir etanol, de manera que los contaminantes son eliminados fácilmente mediante lavado. El ARN se extrae posteriormente al lavar con 30 µl de agua. b) Transcripción inversa Se realizó la transcripción inversa del ARN en ADN complementario (ADNc) según el protocolo SuperScript II Rnase H Reverse Transcriptase (Invitrogen, Carlsbad, CA, EEUU). En breve, una vez aislado en ARN total (2-4 µg) se incubó con 200 U de 124 transcriptasa inversa durante 60 min a 42ºC, en presencia del tampón 5x (50 mM Tris HCl, 75 mM KCl, pH = 8,3), 3 mM MgCl2, 10 mM ditiotreitol, 0,5 mM dNTPs, 40 U de inhibidor de ARNasas (Rnase OUT, Invitrogen), y 250 ng de hexanucleótidos, en un volumen final de 20 µl. La reacción se detuvo mediante calor a 70ºC durante 15 min. Los ADNc se mantuvieron congelados a – 20ºC. c) Generación de los estándares externos de DNA Se realizó una electroforesis en un gel de agarosa al 2% de los productos de PCR de RGα y RGβ. A continuación se recortó y purificó la banda de RGα y RGβ del gel de agarosa mediante el kit comercial QIAquick Gel Extraction kit (Qiagen). Los productos de PCR purificados de RGα y RGβ se clonaron dentro del vector pCR2.1 y se transfectaron los plásmidos recombinantes en células competentes de Escherichia coli INVaF´ (Invitrogen). Tras aislar el ADN plasmídico de las colonias selecciondas (Qiagen), los plásmidos se digerirán con los enzimas de restricción EcoRI y HindIII y los productos de la digestión se analizaron en un gel de agarosa para confirmar la inserción del ADN correspondiente a RGα y RGβ. Se seleccionó un clon que contenía el plásmido recombinante con el ADN de RGα y RGβ y se cuantificó mediante espectrofotometría. Se llevaron a cabo diluciones seriadas del plásmido, las cuales fueron alicuotadas y conservadas a – 20ºC. Estas diluciones se añadieron como estándares en cada reacción de PCR. d) Reacción en cadena de la polimerasa (PCR) Se analizaron los niveles de RNAm de las enzimas ciclooxigenasa 1 y 2 (Cox-1 y Cox-2), y de los receptores de glucocorticoide alfa y beta (RGα, RGβ). Se preparó una mezcla de reacción con los siguientes componentes: MgCl2, iniciadores sentido y antisentido (tabla 14), 2 µl de LightCycler FastStart DNA Master SYBR Green I® (que 125 contiene Taq polimerasa, marcador fluorescente de doble cadena SYBR Green y dNTPs), una unidad del enzima Glicosilasa Uracilo-DNA termolábil (UNG) (para eliminar contaminaciones de PCR previas), y agua hasta 18 µl. Se llevó a cabo un protocolo de cuatro pasos: 1) desnaturalización (95º durante 10 min), que inactiva la UNG y activa la FastStart DNA polimerasa; 2) amplificación y cuantificación, repetición de 40 (RGα, Cox-1 y Cox-2) y 45 ciclos (RGβ), donde cada ciclo consta de cuatro pasos (desnaturalización, temple, elongación y adquisición de fluorescencia a temperatura elevada); 3) curva de fusión con medición continua de la fluorescencia, que permite caracterizar los productos de PCR amplificados; y 4) enfriamiento hasta 40ºC. Este protocolo permite cuantificar los niveles de ARNm de los genes diana respecto a unos estándares de DNA de concentración conocida. Se estudiarán los resultados en comparación (GAPDH). 126 con el gen constitutivo gliceraldehido-3-fosfato deshidrogenasa Tabla 14. Cebadores usados en la PCR a tiempo real (PCR-TR). Secuencia del cebador cDNA GAPDH Tamaño del producto (pb) Sentido: 5´- CCA CCC ATG GCA AAT TCC ATG GCA-3´ 594 Antisentido: 5´- TCT AGA CGG CAG GTC AGG TCC ACC-3´ hCox-1 Sentido: 5´- TGC CCA GCT CCT GGC CCG CCG CTT-3´ 304 Antisentido: 5´- GTG CAT CAA CAC AGG CGC CTC TTC-3´ hCox-2 Sentido: 5´- TTC AAA TGA GAT TGT GGG AAA ATT GCT-3´ 306 Antisentido: 5´- AGA TCA TCT CTG CCT GAG TAT CTT-3´ hRGα Sentido: 5´- GGC AAT ACC AGG TTT CAG GAA CTT ACA-3´ 824 Antisentido: 5´- ATT TCA ACC TAT ACT CTC CCA TCA CTG-3´ hRGβ Sentido: 5´- GGC AAT ACC AGG TTT CAG GAA CTT ACA-3´ 1002 Antisentido: 5´- ATT ATC CAG CAC TTC ATA GAC ACA AAT-3´ La posición del nucleótido de inicio del cebador en el cDNA se muestra en paréntesis. 127 13.3. Tercer Estudio (Hospital Clinic/ Universidad de Amsterdam) 13. 3. 1. Población del estudio. Se estudiaron cinco grupos: - Mucosa normal (n=17). - Poliposis nasal simple (sin asma bronquial) (PN simple) (n=21). - Poliposis nasal en pacientes asmáticos sin intolerancia a la aspirina (PNATA). (n = 13). - Poliposis nasal en pacientes asmáticos con intolerancia bronquial a la aspirina (PN-AIA). (n = 19). - Poliposis en pacientes con fibrosis quística (PN-FQ). (n = 9). - Poliposis antrocoanal (PAC). (n = 14). 13. 3. 2 Inmunohistoquímica. Se estudiaron los marcadores del infiltrado celular inflamatorio: BMK13 (eosinófilos), BB1 (basófilos), CD117 (mastocitos), triptasa (mastocitos), CD68 (monocitos/ macrófagos), expresión de interleuquinas (IL-4, IL-5, IL-6), Cox-1 y Cox2. Se utilizó la técnica de inmunoperoxidasa indirecta sobre cortes criostáticos de 3-5 µm de grosor. Las muestras se fijaron con acetona fría durante 10 minutos y se bloqueó la peroxidasa endógena por inmersión en H2O2 al 4% durante 10 minutos. A continuación se bloquearon los lugares de unión inespecífica utilizando leche descremada en polvo al 5% en PBS. Los anticuerpos primarios diluidos en PBS con seroalbúmina bovina al 1% se incubaron durante 90 min. Después de lavar las preparaciones con PBS se incubaron 60 min con un anticuerpo secundario marcado con peroxidasa. La reacción de la peroxidasa se revelará con diaminobenzidina al 0,5% en H2O2 al 0,1% en PBS. Las secciones se contratiñeron con hematoxilina, se 128 deshidrataron y se montaron en DPX. Se realizó el recuento de la densidad celular en submucosa (células/mm2) y en epitelio (células/mm) por dos observadores independientes. Este estudio se llevó a cabo en colaboración con el Servicio de ORL de la Universidad de Amsterdam. 129 13. 4. Análisis estadístico Se utilizó la prueba de Kolmogorov- Smirnov para estudiar la distribución normal de las distintas muestras. Los resultados se expresaron en forma de mediana (percetil 25percentil 75) en el caso de distribuciones no normales, y en forma de media ± error estándar de la media, en el caso de distribuciones normales. La comparación de varables cuantitativas entre los distintos grupos se llevó a cabo mediante la prueba U de Mann Whitney en las variables de distribución no normal, y la t de Student en las normales. Para la comparación de variables cualitativas se realizó la prueba de χ2. Se utilizó la prueba de Spearman para comprobar la existencia de correlación entre variables no paramétricas. 130 14. Resultados 14.1. Estudio 1. Comparación de las series de poliposis antrocoanal publicadas en la bibliografía 1. Características de las series publicadas (SP). Se estudiaron 20 series de pacientes con poliposis antrocoanal (tabla 15). El total de casos publicados en estas series fue de 429. La serie más antigua es la de Sands (1887) y la más moderna la de Özdek (2002). El tamaño medio de las series fue de 22 casos, con una mediana de 16 casos y un error típico de la media de 5,1. Se excluyeron del estudio las series de Sands (1887), Syme (1916), Dawson (1922) Myers (1946), Sharma (1997), Salib (2000) y Basu (2001), por contener menos de 10 pacientes cada una. Tabla 15. Series de pacientes con poliposis antrocoanal publicadas en la literatura científica. Autor Killian G, 1906 Kelly B, 1909 Ewing T, 1918 Heck WE, 1950 Hardy G, 1957 Sirola R, 1966 Ryan RE, 1979 Chen JM, 1989 Cook PR, 1993 Aktas D, 1998 Saito H, 2000 Orvidas LJ, 2001 Özdek A, 2002 N total N = tamaño de la serie; especificado. N Lado D:I Edad media Sexo V;M 22 NE NE NE 15 NE 17,6 7;8 35 15;20 23 16;19 64 29;34 37,5 2;1 31 NE 25 10;21 80 NE 26 46;34 38 19;19 34 NE 14 NE 12 1;1,3 33 NE 44 23;10 16 NE 22 14;2 38 NE NE NE 25 7;18 13 15;10 10 NE 10 3;7 421 75;94 23 130;114 (1,14:1) D = derecha; I = izquierda; V = varón; M = mujer; NE = no 2. Distribución por edad. La población de pacientes con pólipos antrocoanales estudiados en el Hospital Clinic i Provincial (HCP) estaba constituida por 45 pacientes, estudiados en el periodo 1997-2003. La edad media de 45 ± 2,5 años fue significativamente superior a la de las SP (p < 0,001), (figura 20), que era de 23 ± 2,8 años. 133 Número de casos A) 45 50 40 22 30 20 10 0 SP HCP B) Distribución paciente HCP Frecuencia (nº de casos) 8 Edad media = 45 ± 16,8 N = 45 6 4 2 0 5 15 25 35 45 55 65 75 10 20 30 40 50 60 70 80 Edad Figura 20. A) Número medio de casos en las series publicadas (SP), y en la serie del Hospital Clinic i Provincial (HCP). B) Distribución por edad de la serie de pacientes del Hospital Clinic i Provincial. 3. Distribución por género. La distribución por género mostró una leve preponderancia de varones en las series de la bibliografía (53% de varones), que fue 134 más acusada en nuestra serie (69% de varones) (figura 21), aunque no de manera significativa. 70 69 60 53 Nº casos 50 47 40 30 31 Varones Mujeres 20 10 0 SP HCP Figura 21. Distribución por sexos en las series publicadas (SP) y en muestra serie (HCP). 135 4. Lateralidad del pólipo antrocoanal. En las SP existe un predominio de los pólipos antrocoanales del lado izquierdo (55,6%) En nuestra serie un 63 % de casos se localizaron en la fosa nasal izquierda. No se encontraron diferencias entre ambas series (figura 22). 100 94 90 80 75 Nº casos 70 60 50 40 30 20 10 0 Derecho Izquierdo 11 19 SP HCP Figura 22. Número de casos en la fosa nasal derecha y en la fosa nasal izquierda y en la fosa nasal derecha en el grupo de series publicadas (SP) y en nuestra serie (HCP). 5. Pruebas alérgicas cutáneas. En las SP, de un total de 278 casos en los que se habían realizado, las pruebas cutáneas de alergia fueron positivas en 85 (30%) (figura 21). En nuestra serie (HCP), se había realizado la prueba en 29 casos, en los que se obtuvo un 21% de positividad a ácaros y un 14% de positividad a polen, y un 7% a ambos, cifras similares al porcentaje de positividad de la población general (figura 23). No se encontraron diferencias con la serie bibliográfica. 136 SP 30% Prick test positivo Prick test negativo 70% HCP 28% 72% Figura 23. Porcentaje de positividad de las pruebas cutáneas en los casos descritos en la bibliografía (N = 278) y en la serie del HCP (N = 29). 6. Síntoma de inicio de la poliposis antrocoanal. El síntoma de inicio más frecuente en las SP fue la obstrucción nasal unilateral, presente en 90 pacientes (60 %) (figura 23). En nuestra serie el síntoma de inicio más frecuente fue también la obstrucción nasal unilateral, presente en 27 (60%) de casos (figura 23). De entre los 18 137 pacientes en los que se investigó la olfacción 6 pacientes (33%) tenían normosmia (olfato conservado totalmente) y se encontraron alteraciones del olfato en 12 pacientes (66%) (figura 25). En 7 pacientes (39%) se observó hiposmia (disminución parcial de la capacidad de oler) y en 5 (28%) anosmia (ausencia total del olfato). Número de casos SP 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 90 32 14 5 4 2 1 1 1 Obstrucción Rinorrea Ronquido Cefalea Voz nasal Epistaxis Halitosis Caquexia Imposibilidad para hablar HCP Número de casos 30 25 20 15 10 5 Obstrucción Rinorrea Ronquido Cefalea Epistaxis Sinusitis Alteraciones del olfato Otitis de repetición 0 Figura 24. Frecuencia de las distintas formas de inicio de la poliposis nasal en las series publicadas (SP) y del Hospital Clinic (HCP). 138 7 7 6 6 5 5 Número de 4 casos 3 2 1 0 Normosmia Hiposmia Anosmia Figura 25. Alteraciónes del olfato en pacientes con poliposis antrocoanal (serie del Hospital Clinic). 7. Incidencia de papiloma invertido en la poliposis antrocoanal. De las 20 series estudiadas, en sólo en 5 (44 pacientes) se analizaba la presencia de papiloma invertido en pacientes con PAC. De estos 44 pacientes un 2,3% presentaban papiloma invertido (figura 26). 11 12 % casos 10 8 6 2,3 4 2 0 SP HCP Figura 26. Comparación de los porcentajes de casos con papiloma invertido en las series de la bibliografía (SP) y en nuestra serie (HCP). 139 En nuestra serie de pacientes se observó la existencia de papiloma invertido en el 11% de casos, porcentajes superiores al 2,3% de los casos de la bibliografía (figura 25), si bien sólo 5 publicaciones que incluían 44 pacientes hacían mención del estudio de anatomía patológica de sus casos. La diferencia observada no fue estadísticamente significativa. 8. Tratamiento de la poliposis antrocoanal. Los métodos de tratamiento utilizados en las series de la bibliografía incluyen la exéresis con asa galvánica, lazo intranasal, polipectomía por avulsión con pinza, creación de una ventana antral para la resección del pólipo, abordaje de Caldwell-Luc y cirugía endoscópica nasosinusal (figura 2). Se indica el tratamiento en un total de 340 pacientes, entre los que se encontró una tasa total de recidivas del 24 %. La serie de Kelly, tratada únicamente mediante avulsión por lazo, presentó una alta tasa de recidiva (47%). La serie de Ewing, tratada únicamente mediante antrostomía por abordaje de Caldwell-Luc, tuvo una tasa del 2% de recidiva, mientras que la serie de Cook, tratada por cirugía endoscópica nasosinusal (CENS), tuvo una tasa de recidiva del 0% con un intervalo de seguimiento de 48-60 meses. No obstante, Saito obtuvo una tasa del 43% en una serie tratada únicamente mediante CENS (Kelly B, 1909; Ewing T, 1918; Cook PR, 1993; Saito H, 2000). Heck comparó la tasa de recidivas de sus pacientes según hubieran sido tratados con avulsión o resección mediante ventana antral (28,2%), o mediante abordaje de Caldwell-Luc (5,5%) (Heck WE, et al. 1950). Ryan no encontró recidivas en el grupo tratado mediante Caldwell-Luc, mientras que en el grupo en que se utilizó una ventana antral la tasa fue del 4,5%, y en el grupo tratado mediante avulsión simple del pólipo la tasa ascendió al 75% (Ryan RE, Neel HB. 1979). 140 En nuestra serie la mayor parte de pacientes (65%) fue tratada mediante cirugía endoscópica nasosinusal (figura 27). Hasta el momento no se registró ningún caso de recidiva con ninguna de las técnicas empleadas, con un seguimiento medio de 4,3 años y un seguimiento mínimo de 12 meses. SP 120 110 Nº casos 100 85 80 62 60 42 40 40 20 1 0 zo La n nta Ve al ntr a a C c -Lu ell w ald NS CE 12% 28% Caldwell-Luc CENS Avulsión 60% Figura 27. A) Tratamiento de los casos de poliposis antrocoanal descritos en la bibliografía (nº de casos, N total = 340). En muy pocas series se indica la tasa de recidiva. B) Porcentaje de las distintas técnicas quirúrgicas empleadas en nuestra serie. (CENS. Cirugía Endoscópica Naso-Sinusal) (N = 25). 141 9. Puntuación de la TC según Lund-Mackay. En nuestra serie se utilizó la escala de Lund-Mackay para determinar la ocupación radiológica de los senos paranasales. Se analizaron un total de 35 pacientes (78% del total). Se realizó la prueba de Kolmogorov-Smirnov y se comprobó que los valores tanto en el lado afecto como en el no afecto seguían una distribución normal. Se comparó la puntuación del lado afecto (5,6 ± 0,5) con el no afecto (2,4 ± 0,5) mediante la prueba t de Student, existiendo una diferencia significativa entre ambas (p < 0,001). Se observó una puntuación simétrica en ambos lados en 10 de los 35 casos estudiados, en 6 de los cuales (17% del total) existía una poliposis nasal asociada. No encontramos ningún estudio donde se analizase la puntuación radiológica en pacientes con pólipos antrocoanales. 142 Segundo Estudio SAE IgE El Staphylococcus aureus es una bacteria gram positiva que puede sintetizar y segregar exotoxinas, entre las que se incluyen las enterotoxinas (SAE), y contra la que el organismo puede sintetizar IgE específica (SAE IgE). Los niveles obtenidos mediante ELISA se expresan a continuación en KU/l (mediana; P25-P75). 1. Mucosa nasal (MN). Los niveles de SAE IgE en la mucosa nasal (0,35; 0,350,36) se encontraron por debajo del límite inferior de detección de la técnica (0,35 KU/l). 2. Poliposis nasal bilateral (PN). Los niveles de SAE IgE en la poliposis nasal bilateral (0,63; 0,35-1,38) fueron bajos pero superiores (p < 0,05) a los de la mucosa nasal. No hubo diferencias entre los grupos con y sin asma, y tolerantes e intolerantes a AAS. 3. Poliposis nasal asociada a fibrosis quística (FQ). El nivel de SAE IgE en el grupo de poliposis asociada a fibrosis quística también estuvieron por debajo de los límites de detección (0,35; 0,35-0,35). 4. Poliposis unilateral antrocoanal (PAC). El nivel de SAE IgE en el grupo de poliposis antrocoanal también estuvieron por debajo de los límites de detección (0,35; 0,35-0,36). 143 Resumen de SAE IgE: - Los niveles de SAE IgE en los PAC fueron indetectables, como en el caso de la mucosa nasal y los pólipos de la fibrosis quística. Sólo los pólipos bilaterales presentaron niveles detectables de SAE IgE. 20 * Ku/l 10 0 Mucosa nasal Pólipos bilaterales Fibrosis quística PAC Figura 28. Niveles de expresión de la SAE IgE (KU/l). (* p < 0,05). PAC = Pólipos antrocoanales. 144 IL-5Rα El receptor de IL-5 posee una subunidad α, que se une a la IL-5, y existe en una forma anclada a la membrana y en otra soluble. Los niveles obtenidos mediante ELISA se expresan a continuación en KU/l (mediana; P25 - P75). 1. Mucosa nasal. Los niveles de IL-5Rα en la mucosa nasal (39; 39 - 39) fueron inferiores al límite de detección de la técnica (39 KU/l). 2. Poliposis nasal bilateral. Los niveles de IL-5Rα en la poliposis bilateral (249,3; 40,59- 853,02) fueron superiores a los de la mucosa nasal. No se observaron diferencias entre los pacientes con y sin asma y tolerantes e intolerantes a la aspirina. 3. Poliposis nasal asociada a fibrosis quística. Los niveles de IL-5Rα encontrados en la poliposis nasal asociada a fibrosis quística (213,3; 128,3 – 310,4) fueron superiores a los de la mucosa. No se encontraron diferencias significativas en comparación con la poliposis nasal bilateral. 4. Poliposis unilateral antrocoanal. Los niveles de IL-5Rα encontrados en el grupo de poliposis antrocoanal (83,5 ; 40,9- 292,9) fueron superiores a los de la mucosa. No obstante, los niveles en la PAC fueron estadísticamente menores (p < 0,05) que en la poliposis bilateral. Tampoco se encontraron diferencias significativas en comparación con la poliposis asociada a fibrosis quística. 145 Resumen de IL-5Rα : - Los niveles de IL-5Rα en la PAC fueron muy bajos, al igual que los de la mucosa. En poliposis bilateral los niveles fueron marcadamente superiores. 6000 Ku/l 4000 ** * 2000 0 Mucosa nasal Pólipos bilaterales Fibrosis quística PAC Figura 29. Niveles de expresión de IL-Rα (KU/l). (* p < 0,05; ** p< 0,01). PAC = Pólipos antrocoanales. 146 Cox-1 La Cox-1 es la forma constitutiva de la ciclooxigenasa 1, enzima que metaboliza la síntesis de prostaglandinas (PG), tromboxanos (TX) y prostaciclina (PGI2) a partir del ácido araquidónico libre. Los niveles de expresión de Cox-1, obtenidos mediante PCR a tiempo real, se expresan en 106 moléculas de ADNc/µg de ARN total (mediana; P25 – P50). 1. Mucosa nasal. Se detectaron niveles de expresión basal de Cox-1 en todas las mucosas nasales analizadas (2,86; 1,87 – 4,7). 2. Poliposis nasal bilateral. La expresión basal de Cox-1 en la poliposis nasal bilateral (2,18; 1,15 – 3,02) fue similar al de la mucosa nasal. No se observaron diferencias de expresión entre la poliposis nasal de pacientes tolerantes e intolerante a la aspirina, y entre pacientes con y sin asma. 3. Poliposis nasal asociada a fibrosis quística. La expresión basal de Cox-1 en este grupo (2,34; 1,61 – 3,73) fue también similar a la de la mucosa nasal y a la de la poliposis nasal bilateral. 4. Poliposis unilateral antrocoanal. La expresión basal de Cox-1 en la poliposis antrocoanal (4,41; 2,88 – 7,17) fue superior a la de la mucosa nasal, aunque no de manera significativa. Esta expresión fue significativamente superior a la de la poliposis nasal bilateral (p < 0,01), y a la de la poliposis asociada a fibrosis quística (p < 0,05). 147 Resumen: - La expresión del gen de Cox-1 fue similar en mucosa nasal, pólipos bilaterales y pólipos de pacientes con fibrosis quística. En los pacientes con PAC la expresión de Cox-1 fue superior a la de los demás grupos de pacientes. 20 ** 106 moléc DNc/µg ARNt * 10 0 Mucosa nasal Poliposis bilateral Fibrosis quística PAC Figura 30. Niveles de expresión de Cox-1 (106 moléculas de ADNc/µg de ARN total). (* p < 0,05; ** p< 0,01). PAC = Pólipos antrocoanales. 148 Cox-2 La Cox-2 es inducida por estímulos inflamatorios y es la responsable de la síntesis de prostaglandinas en el sitio de inflamación. Se indican a continuación los niveles de expresión de Cox-2, obtenidos mediante PCR a tiempo real, se expresan en 106 moléculas de ADNc/µg de ARN total (mediana; P25 – P50). 1. Mucosa nasal. Se detectaron niveles basales de expresión de Cox-2 en todas las mucosas nasales estudiadas (0,7; 0,29 – 1,85). 2. Poliposis nasal bilateral. La expresión de Cox-2 encontrada en la poliposis nasal bilateral (1,17; 0,26 – 2,12), fue superior pero no de forma significativa a la de la mucosa nasal. Aunque no significativamente, la expresión de Cox2 en la poliposis sin tolerancia a aspirina (0,32; 0,18 – 1,71), fue menor que en la poliposis con tolerancia (1,49; 0,55 – 2,55) a la aspirina. No hubo diferencias entre el grupo con asma y sin asma. 3. Poliposis nasal asociada a fibrosis quística. La expresión de Cox-2 en la poliposis asociada a fibrosis quística (1,12; 0,65 – 4,32) fue similar a la de la mucosa nasal y a la de la poliposis nasal bilateral. 4. Poliposis unilateral antrocoanal. La expresión de Cox-2 en la poliposis antrocoanal (2,47; 1,83 – 7,23) fue significativamente mayor que en la mucosa nasal (p < 0,01) y en la poliposis bilateral (p < 0,01). La expresión de Cox-2 fue similar a la de la poliposis asociada a fibrosis quística. 149 Resumen: - Expresión muy baja en mucosa, algo más elevada en poliposis nasal y en poliposis con fibrosis quística, y mayor aún en la PAC. * * 14 106 moléc DNc/µg ARNt 12 10 8 6 4 2 0 Mucosa nasal Poliposis bilateral Fibrosis quística PAC Figura 31. Niveles de expresión de Cox-2 (106 moléculas de ADNc/µg de ARN total). (* p < 0,05). PAC = Pólipos antrocoanales. 150 RGα La isoforma RGα es la forma activa y predominante del receptor de glucocorticoides. Los niveles de RGα, obtenidos mediante PCR a tiempo real, se expresan en 105 moléculas de ADNc/µg de ARN total (mediana; P25 – P50). 1. Mucosa normal. Se detectaron niveles de expresión basal de RGα en todas las mucosas nasales estudiadas (2,1; 1,4 – 2,72). 2. Poliposis nasal bilateral. La expresión de RGα en la poliposis nasal bilateral (3; 2,02 – 5,41) fue similar a la de la mucosa nasal. No se encontraron diferencias entre el los grupos con y sin asma ni entre los grupos con y sin intolerancia a la aspirina. 3. Poliposis nasal asociada a fibrosis quística. La expresión de RGα en la poliposis asociada a fibrosis quística (1,08; 0,94 – 1,79) fue significativamente inferior a la de la mucosa nasal (p < 0,05) y a la de la poliposis nasal bilateral (p < 0,01). 4. Poliposis unilateral antrocoanal. La expresión de RGα en la poliposis antrocoanal (5,41; 4,52 – 6,56) fue significativamente superior a la de la mucosa nasal (p < 0,001), a la de la poliposis nasal bilateral (p < 0,05), y a la de la poliposis asociada a fibrosis quística (p < 0,001). 151 Resumen de RGα: - La expresión de RGα en la PAC fue significativamente superior a la de la mucosa nasal, a la de la poliposis nasal, y a la de la poliposis asociada a fibrosis quística. En ésta la expresión fue más baja que en la mucosa nasal. 14 *** 12 * *** 105 moléc de ADNc/µg ARN 10 8 6 4 2 0 Mucosa nasal Poliposis bilateral Fibrosis quística PAC Figura 32. Niveles de expresión de RGα (105 moléculas de ADNc/µg de ARN total). (* p < 0,05; *** p< 0,001). PAC = Pólipos antrocoanales. 152 Tercer Estudio En este estudio se estudiaron los marcadores del infiltrado celular inflamatorio: BMK13 (eosinófilos), BB1 (basófilos), CD117 (mastocitos), triptasa (mastocitos), CD68 (monocitos/ macrófagos), y la expresión de interleuquinas (IL-4, IL-5, IL-6), Cox-1 y Cox-2 mediante inmunohistoquímica (IHQ). En la figura 33 se pueden apreciar ejemplos del resultado de la IHQ en distintos de tejidos. 153 Figura 33. Ejemplos de la las imágenes de inmunohistoquímica en distintos tejidos. A. BMK13 en PAC. B. BMK13 en PN. C. CD117 en PAC. D. CD117 en PN. E. CD68 en PAC. F. CD68 en PN. G. IgE total en PAC. H. IgE total en PN. 154 BB-1 El anticuerpo monoclonal BB-1 es un marcador específico de basófilos, granulocitos que participan en la reacción de hipersensibilidad inmediata. El recuento de la densidad de células positivas en el epitelio se expresó en células/mm y en la submucosa se expresó en células/mm2. 1. Mucosa Nasal. Mediante inmunohistoquímica no se observaron células positivas a BB-1 en el epitelio de la mucosa nasal, pero sí en la submucosa (2,6; 0,2 – 6,9). 2. Poliposis nasal bilateral. Como en la mucosa, no se encontró expresión de células positivas a BB-1 en el epitelio de los pólipos nasales. En la submucosa hubo una expresión similar a la de la mucosa nasal (2, 0 – 5). No se observaron diferencias en la expresión de BB-1 entre los pólipos de pacientes con y sin asma, con y sin intolerancia a la aspirina. 3. Poliposis nasal asociada a fibrosis quística. Como en la mucosa y en la poliposis bilateral, los niveles de expresión células positivas a BB-1 en la FQ también fueron negativos en el epitelio. En la submucosa los niveles de expresión (2,4; 1,6 – 3,7) también fueron similares a los de la mucosa y la poliposis bilateral. 4. Poliposis unilateral antrocoanal. Como en los otros tejidos, no se encontró expresión de células positivas a BB-1 en el epitelio de los pólipos antrocoanales. La expresión en la submucosa fue muy baja (0,3; 0 – 1,2), significativamente menor que en la fibrosis quística (p < 0,01), y con tendencia a la significancia respecto a la mucosa y los pólipos bilaterales (p = 0,07). 155 Resumen: - Epitelio: Expresión nula o muy baja en todos los tejidos. - Submucosa: En la PAC la expresión fue más reducida que en mucosa nasal, poliposis nasal, y fibrosis quística. 0,6 células/mm 0,4 0,2 0,0 Mucosa nasal Poliposis bilateral Fibrosis quística PAC 20 10 células/mm2 *** 0 Mucosa nasal Poliposis bilateral Fibrosis quística PAC Figura 34. Niveles de expresión de BB-1 en el epitelio (células/mm) y en la submucosa (células/mm2). (*** p< 0,001). PAC = Pólipos antrocoanales. 156 Triptasa La triptasa es un mediador preformado propio de los mastocitos que constituye un marcador de los mastocitos tisulares. El recuento mediante inmunohistoquímica de la densidad de células positivas en el epitelio se expresa en células/mm y en la submucosa se expresa en células/mm2. 1. Mucosa Nasal. No se observó expresión de células positivas a triptasa en el epitelio de la mucosa nasal, pero sí en la submucosa (30,5; 23,7 – 41,7). 2. Poliposis nasal bilateral. La expresión de células positivas a triptasa en el epitelio de la poliposis bilateral fue baja (0,6; 0,1 – 1,2), pero significativamente superior a la de la mucosa nasal (p < 0,01). La expresión en la submucosa (22,1; 15,3 – 35,6) fue menor que en la mucosa, aunque de forma no significativa (p = 0,06). No se encontraron diferencias entre el grupo de poliposis con y sin asma, y con y sin intolerancia a la aspirna. 3. Poliposis nasal asociada a fibrosis quística. Como en los pólipos bilaterales, la expresión de células positivas a triptasa en el epitelio de pólipos asociados a FQ fue baja (0,3; 0,2 – 0,6) pero superior a la de la mucosa (p < 0,05). En la submucosa la expresión fue similar (30,9; 26,6 – 40,3) a la de la mucosa y superior a la de la PN, aunque de manera no significativa (p = 0,07). 4. Poliposis antrocoanal. La expresión en el epitelio fue muy baja (0,4; 0 – 1) sin diferencia con la de la mucosa nasal. En la submucosa (17,7; 14,9 157 – 34,5) la expresión fue similar a la de la PN e inferior a la de la mucosa, aunque de forma no significativa. 158 Resumen de triptasa: - Epitelio: Expresión muy baja en PAC, al igual que en el resto de los tejidos. - Submucosa: No se hallaron diferencias remarcables entre el PAC y el resto de los tejidos. células/mm 8 * 6 *** 4 2 0 Mucosa nasal Poliposis Fibrosis bilateral quística PAC 100 células/mm2 80 60 40 20 0 mucosa bilateral fibrosis PAC Figura 35. Niveles de expresión de triptasa en el epitelio (células/mm) y en la submucosa (células/mm2). (* p < 0,05; *** p< 0,001). PAC = Pólipos antrocoanales. 159 CD117 CD117 es un receptor de superficie específico de IgE, denominado también ckit, y que es marcador específico de los mastocitos. El recuento mediante inmunohistoquímica de la densidad de células positivas en el epitelio se expresa en células/mm y en la submucosa se expresa en células/mm2. 1. Mucosa Nasal. La expresión de CD117 fue más baja en el epitelio (1,2; 0,2 – 3,7), pero importantes en la submucosa (50; 31,8 – 64,2). 2. Poliposis nasal bilateral. Como en la mucosa nasal, la expresión de CD117 en el epitelio (1,1; 0,1 – 4) fue baja. La expresión en la submucosa (26; 15,9 – 49) fue significativamente menor (p < 0,05) que los de la mucosa nasal. No hubo diferencias significativas de expresión entre los grupos de poliposis con asma y sin asma. La expresión en el grupos con intolerancia a la aspirina fue menor que en el grupo tolerante, aunque de forma no significativa. 3. Poliposis nasal asociada a fibrosis quística. Como en la mucosa nasal y en la poliposis bilateral, la expresión de CD117 en el epitelio de poliposis con fibrosis quística fue baja (0,3; 0,1 – 1). En la submucosa (43; 36,3 – 86,4) la exprsión fue similar a la de la mucosa nasal y superior al de la poliposis bilateral (p < 0,05). 4. Poliposis unilateral antrocoanal. Como en los otros grupos, la expresión de CD117 en el epitelio de la poliposis antrocoanal (1,5; 0,3 – 1,9) fue baja. La expresión en la submucosa (28,8; 13 – 64,8) fue similar a la de la poliposis bilateral, y baja en comparación con la de la mucosa 160 nasal, aunque de manera no significativa, y la de la poliposis asociada a fibrosis quística (p < 0,01). 161 Resumen del CD117: - Epitelio: Expresión baja en el epitelio, similar en todos los grupos. - Submucosa: Expresión más baja en PAC y poliposis nasal que en mucosa nasal y en fibrosis quística. Células/mm 20 10 0 Mucosa nasal Poliposis bilateral Fibrosis quística PAC Células /mm2 200 * * ** 100 0 Mucosa nasal Poliposis bilateral Fibrosis quística PAC Figura 36. Niveles de expresión de CD117 en el epitelio (células/mm) y en la submucosa (células/mm2). (* p < 0,05; ** p< 0,01). PAC = Pólipos antrocoanales. 162 BMK13 BMK13 es un anticuerpo monoclonal específico para la proteína mayor básica de los eosinófilos, por lo que es un marcador de estas células. El recuento mediante inmunohistoquímica de la densidad de células positivas en el epitelio se expresa en células/mm y en la submucosa se expresa en células/mm2. 1. Mucosa Nasal. La expresión de BMK13 en la mucosa fue casi nula en el epitelio (0; 0 – 1,5), aunque levemente positiva en la submucosa (5,1; 0,2 – 74,1). 2. Poliposis nasal bilateral. Como en la mucosa, la expresión de células positivas a BMK13 en el epitelio (0,9; 0 – 2) fue muy baja. En la submucosa la expresión fue muy superior (84; 32,4 – 149,7) (p < 0,01) a la de la mucosa nasal. Se observó una expresión superior en el grupo de poliposis con asma (108; 42,9 – 168,2; p < 0,05) que sin asma (74,8; 9,5 – 131,6). En el grupo con intolerancia a la aspirina la expresión fue superior (145; 46,8 – 230,3) a la del grupo tolerante (86,7; 38,9 – 105), pero de forma no significativa. 3. Poliposis nasal asociada a fibrosis quística. Al igual que en la mucosa nasal y en la poliposis bilateral, la expresión de BMK13 en el epitelio fue muy baja (0,1; 0 – 0,8). En la submucosa la expresión fue similar (12,9; 5,8 – 35,2) a la de la mucosa nasal, y significativamente menor (p < 0,01) que en la poliposis bilateral. 4. Poliposis unilateral antrocoanal. No se encontró expresión de BMK13 en el epitelio de la poliposis antrocoanal. En la submucosa (8,2; 4,7 – 163 22,4), los niveles fueron similares a los de la mucosa y la FQ, y significativamente inferiores a los de la poliposis bilateral (p < 0,01). 164 Resumen de BMK13: - Epitelio: expresión muy baja o nula. - Submucosa: Expresión muy alta en poliposis nasal, sobre todo en asma y en intolerancia a aspirina, muy superior a mucosa nasal, fibrosis quística y PAC. * Células/mm 10 0 Mucosa nasal Poliposis bilateral Fibrosis quística PAC *** 400 * ** Células/mm2 300 200 100 0 Mucosa nasal Poliposis bilateral Fibrosis quística PAC Figura 37. Niveles de expresión de BMK13 en el epitelio (células/mm) y en la submucosa (células/mm2). (* p < 0,05; ** p< 0,01; *** p< 0,001). PAC = Pólipos antrocoanales. 165 Cox-1 La Cox cataboliza la síntesis de prostaglandina E2 (PGE2), prostaciclina (PGI2), PGD2, PGF2α y tromboxanos (TX). PGE2 y PGI2 son antiinflamatorias, broncodilatadoras y vasodilatadoras. PGD2, PGF2α, y TX son proinflamatorias, broncoconstrictoras y favorecedoras de la secreción de moco. La Cox-1 es la forma constitutiva del enzima. El recuento mediante inmunohistoquímica de la densidad de células positivas en el epitelio se expresa en células/mm y en la submucosa se expresa en células/mm2. 1. Mucosa Nasal. No se encontró expresión de Cox-1 en el epitelio de la mucosa, pero sí en la submucosa (16,4; 13,4 – 24,0). 2. Poliposis nasal bilateral. La expresión de Cox-1 en el epitelio (0; 0,25 – 1,3) fue muy baja. La expresión en la submucosa de la poliposis bilateral (20,7; 16 – 31) fue similar a la de la mucosa. En la submucosa la expresión fue ligeramente superior en el grupo con asma que sin asma, aunque de manera no significativa. Se comprobó también una expresión mayor, aunque no significativa, en el grupo tolerante a la aspirina que en el intolerante, tanto en el epitelio (ATA: 8,4; 0,1 – 12,4; AIA: 0,2; 0,1 – 0,9) como en la submucosa (ATA: 41,1; 22,2 – 69,8; AIA: 17,3; 12- 26,4). 3. Poliposis nasal asociada a fibrosis quística. Como en la poliposis bilateral, la expresión de Cox-1 fue muy baja en el epitelio (0,3; 0,1 – 1). En la submucosa (24,8; 15,6 – 27,8) fue similar a la mucosa nasal y la poliposis bilateral. 166 4. Poliposis unilateral antrocoanal. La expresión de Cox-1 en el epitelio fue superior (3,3; 0,4 – 9,4; p < 0,05) a los de la mucosa nasal y la poliposis bilateral. La expresión en la submucosa (27,8; 12,6 – 80,9) fue superior a la de la poliposis bilateral aunque de forma no significativa, y a la de la poliposis asociada a fibrosis quística (p < 0,05). 167 Resumen de Cox-1: - Epitelio: Expresión nula en mucosa y muy baja en poliposis nasal y en fibrosis quística. Más elevada en PAC. - Submucosa: Expresión aumentada en PAC respecto a mucosa nasal y poliposis nasal. 20 Células/mm * 10 0 Mucosa nasal Poliposis bilateral Células/mm2 200 Fibrosis quística PAC * 100 0 Mucosa nasal Poliposis bilateral Fibrosis quística PAC Figura 38. Niveles de expresión de Cox-1 en el epitelio (células/mm) y en la submucosa (células/mm2). (* p < 0,05). PAC = Pólipos antrocoanales. 168 Cox-2 Esta es la forma enzimática inducible por estímulos inflamatorios y es la responsable de la síntesis de prostaglandinas en el sitio de inflamación. El recuento mediante inmunohistoquímica de la densidad de células positivas en el epitelio se expresa en células/mm y en la submucosa se expresa en células/mm2. 1. Mucosa Nasal. No se encontró expresión de Cox-2 en el epitelio de la mucosa, pero sí en la submucosa (4,4; 0 – 16,6). 2. Poliposis nasal bilateral. Se observó una expresión muy baja de la Cox-2 en la poliposis bilateral tanto en el epitelio (0; 0,2 – 1,2) como en la submucosa (0; 0,7 – 1,6), siendo inferior a la de la mucosa, aunque de manera no significativa. No se encontraron diferencias de expresión entre el grupo con y sin asma, con y sin intolerancia a la aspirina. 3. Poliposis nasal asociada a fibrosis quística. La expresión de Cox-2 en el epitelio de la poliposis asociada a fibrosis quística (1,4; 0,1 – 2,8) fue superior la de la mucosa y la poliposis nasal bilateral, pero de manera no significativa. En la submucosa la expresión (0,5; 0 – 1,4) fue más débil que en la mucosa, aunque no significativamente, y similar a la poliposis bilateral. 4. Poliposis unilateral antrocoanal. La expresión de Cox-2 en el epitelio de la poliposis antroconal fue también muy baja (0; 0, – 1,1). En la submucosa la expresión fue baja (0,5; 0 – 1,4), al igual que en la poliposis bilateral y la poliposis asociada a fibrosis quística. 169 Resumen de Cox-2: - Epitelio: Expresión nula o muy baja en todos los grupos. Muy débil en PAC y poliposis nasal y un poco mayor en la fibrosis quística. - Submucosa: Expresión leve en la mucosa nasal y muy baja en el resto de los grupos. Células/mm 4 2 0 Mucosa nasal Poliposis bilateral Fibrosis quística PAC Poliposis bilateral Fibrosis quística PAC Células/mm2 40 20 0 -20 Mucosa nasal Figura 39. Niveles de expresión de Cox-2 en el epitelio (células/mm) y en la submucosa (células/mm2). PAC = Pólipos antrocoanales. 170 IL-4 La IL-4 desempeña un papel fundamental, junto con la IL-13, en la regulación del cambio de isotipo de los linfocitos B de IgM a IgE. La IL-4 también mantiene la respuesta alérgica impidiendo la apoptosis de los linfocitos T. El recuento mediante inmunohistoquímica de la densidad de células positivas en el epitelio se expresa en células/mm y en la submucosa se expresa en células/mm2. 1. Mucosa Nasal. No se encontró expresión de IL-4 en el epitelio de la mucosa, pero sí en la submucosa (5,2; 1 – 12,7). 2. Poliposis nasal bilateral. Al igual que en la mucosa, no se encontró expresión de IL-4 en el epitelio. La expresión en la submucosa (1; 0 – 3) fue baja e inferior a la de la mucosa (p < 0,05). No hubo diferencias significativas en la expresión entre los grupos con y sin asma, con y sin intolerancia a la aspirina. 3. Poliposis nasal asociada a fibrosis quística. Al igual que en la mucosa nasal y la poliposis bilateral, no se encontró expresión de IL-4 en el epitelio. La expresión en la submucosa (1,1; 0,2 – 4,3) fue baja, similar a la poliposis bilateral e inferior a la de la mucosa, aunque de manera no significativa. 4. Poliposis unilateral antrocoanal. Como en los otros grupos, no se observó expresión de IL-4 en el epitelio. La expresión en la submucosa (3,4; 0 – 4) fue similar a la de la mucosa, y algo superior a la de la poliposis bilateral y a la asociada a fibrosis quística, pero sin significación estadística. 171 Resumen de IL-4: - Epitelio sin expresión. - Algo de expresión en la submucosa, sobre todo en la mucosa nasal y el PAC. Células/mm 0,2 0,1 0,0 Mucosa nasal Células/mm2 30 Poliposis bilateral Fibrosis quística PAC * 20 10 0 Mucosa nasal Poliposis bilateral Fibrosis quística PAC Figura 40. Niveles de expresión de IL-4 en el epitelio (células/mm) y en la submucosa (células/mm2). (* p < 0,05). PAC = Pólipos antrocoanales. 172 IL-5 La IL-5 interviene en la producción, activación, quimiotaxis y supervivencia de los eosinófilos. El recuento mediante inmunohistoquímica de la densidad de células positivas en el epitelio se expresa en células/mm y en la submucosa se expresa en células/mm2. 1. Mucosa Nasal. La expresión de la IL-5 fue casi nula (0; 0 – 0,1) en el epitelio, pero positiva en la submucosa (4,7; 1,2 – 9,5). 2. Poliposis nasal bilateral. Como en la mucosa, no se encontró expresión de IL-5 en el epitelio. Sin embargo la expresión en la submucosa fue superior (8,9; 4 – 24,3) a la de la mucosa nasal (p < 0,05). No hubo diferencias de expresión entre los grupos con y sin asma. El nivel de expresión fue mayor, aunque no significativamente, en el grupo tolerante que en el intolerante a la aspirina. 3. Poliposis nasal asociada a fibrosis quística. Al igual que en la mucosa nasal y la poliposis bilateral, no se encontró expresión de IL-5 en el epitelio. La expresión de IL-5 en la submucosa (21,5; 5,8 – 58,5) fue superior a la de la mucosa (p < 0,01) y a la de los PN. 4. Poliposis unilateral antrocoanal. Como en los otros tejidos, la expresión de IL-5 en el epitelio fue casi nula. La expresión en submucosa (15,7; 1,5 – 23,9) fue superior al de la mucosa y la PN, pero de manera no significativa, y similar a la de la poliposis de la FQ. 173 Resumen IL-5: - Expresión en el epitelio ausente. - Expresión en la submucosa baja en mucosa nasal y superior en los tejidos patológicos. ** 0,8 Células/mm 0,6 * 0,4 0,2 0,0 Mucosa nasal Poliposis bilateral Fibrosis quística PAC Fibrosis quística PAC 100 ** 80 * Células/mm2 60 40 20 0 -20 Mucosa nasal Poliposis bilateral Figura 41. Niveles de expresión de IL-5 en el epitelio (células/mm) y en la submucosa (células/mm2). (* p < 0,05; ** p < 0,01). PAC = Pólipos antrocoanales. 174 IL-6 Interleucina producida por fagocitos. Interviene en la diferenciación de los linfocitos B en células plasmáticas productoras de anticuerpos. El recuento mediante inmunohistoquímica de la densidad de células positivas en el epitelio se expresa en células/mm y en la submucosa se expresa en células/mm2. 1. Mucosa Nasal. No se encontró expresión de IL-6 en el epitelio. En la submucosa los niveles fueron muy bajos (0; 0 – 1,5). 2. Poliposis nasal bilateral. Al igual que en la mucosa, no se encontró expresión de IL-6 en epitelio. En la submucosa los niveles fueron también muy bajos (0,6; 0 – 2,9). No se encontraron diferencias de expresión entre los grupos con y sin asma. En la submucosa del grupo con asma tolerante a aspirina se encontró una expresión de IL-6 más alta (2,7; 1,1 – 8) que en la AIA (0,2; 0 – 33). 3. Poliposis nasal asociada a fibrosis quística. La expresión de IL-6 en el epitelio de PN-FQ fue muy baja (0,6; 0 – 1,7). En la submucosa (7,1; 0,8 – 10,8) los niveles fueron superiores a los de la mucosa y a los de la poliposis bilateral (p < 0,05). 4. Poliposis unilateral antrocoanal. Como en la mucosa nasal y en la poliposis unilateral, no se encontró expresión de IL-6 en el epitelio. En la submucosa (8,2; 0 – 21,7) la expresión fue mayor que en la mucosa nasal y la poliposis bilateral, pero de forma no significativa, y similar a la FQ. 175 Resumen de IL-6: - Expresión en epitelio muy baja o nula. - Expresión en lámina propria: fibrosis quística y PAC superiores a mucosa nasal Células/mm y poliposis nasal, donde es muy baja. 100 0 Mucosa nasal Poliposis bilateral Fibrosis quística PAC 60 * Células/mm2 40 * 20 0 Mucosa nasal Poliposis bilateral Fibrosis quística PAC Figura 42. Niveles de expresión de IL-6 en el epitelio (células/mm) y en la submucosa (células/mm2). (* p < 0,05). PAC = Pólipos antrocoanales. 176 IgE total Se ha encontrado que los niveles totales de IgE están aumentados en el tejido polipoideo inflamatorio en comparación con la mucosa sana. El recuento mediante inmunohistoquímica de la densidad de células positivas en el epitelio se expresa en células/mm y en la submucosa se expresa en células/mm2. 1. Mucosa Nasal. No se encontró expresión de IgE en el epitelio. La expresión en la submucosa fue moderada (24,5; 4,5 – 50,5). 2. Poliposis nasal bilateral. Se observó una leve expresión de IgE total en el epitelio (2,5; 0 – 10,6). En la submucosa (41,3; 19,9 – 76,7) la expresión fue superior a la de la mucosa nasal, pero de manera no significativa. El grupo de poliposis con asma (35,7; 17,7 – 86), sobre todo con intolerancia a la aspirina (30,4; 12,9 – 96), mostró una expresión inferior a la de la poliposis sin asma (45,3; 22,3 – 69,6), aunque de manera no significativa. 3. Poliposis nasal asociada a fibrosis quística. Al igual que en la mucosa nasal, no se encontró expresión de IgE en el epitelio. La expresión en la submucosa (18; 13 – 45,6) fue bastante más baja que en la mucosa nasal y la poliposis bilateral, aunque de manera no significativa. 4. Poliposis unilateral antrocoanal. Se observó una expresión de IgE en el epitelio (0,1; 0 – 1,6), aunque muy baja y significativamente inferior a la poliposis bilateral (p < 0,05). La expresión en la submucosa (23,5; 1,4 – 51,7) fue similar a la de la mucosa nasal y la FQ, pero más baja que en la poliposis bilateral, aunque no significativamente. 177 Resumen de IgE total: - Epitelio: Sin expresión en mucosa nasal y en fibrosis quística, y muy baja en PAC. Baja en poliposis nasal. - Submucosa: Expresión en PAC similar a mucosa nasal y fibrosis quística. Elevada en poliposis nasal. * 30 ** * Células/mm 20 10 0 Mucosa nasal Poliposis bilateral Fibrosis quística PAC Fibrosis quística PAC Células/mm2 100 0 Mucosa nasal Poliposis bilateral Figura 43. Niveles de expresión de IgE total en el epitelio (células/mm) y en la submucosa (células/mm2). (* p < 0,05; ** p < 0,01). PAC = Pólipos antrocoanales. 178 CD68 CD68 es una glicoproteína transmembrana que constituye un marcador específico de la línea celular promonocítica (monocitos/macrófagos). El recuento mediante inmunohistoquímica de la densidad de células positivas en el epitelio se expresa en células/mm y en la submucosa se expresa en células/mm2. 1. Mucosa Nasal. Se encontró expresión de CD68 tanto en el epitelio (2,2; 1,4 – 2,5) como en la submucosa (107; 74 – 208). 2. Poliposis nasal bilateral. Se observó una expresión baja de CD68 en el epitelio (1,5; 0,5 – 2,2) y más elevada en la submucosa (121,4; 73,5 – 151,7), al igual que en la mucosa nasal. El nivel de expresión fue superior en el grupo con asma (139,4; 104,2 – 155) que sin asma (101,7; 69,4 – 152,5), pero de manera no significativa. 3. Poliposis nasal asociada a fibrosis quística. La expresión de CD68 en el epitelio (1,8; 1,6 – 2,1) fue baja y similar a la de la mucosa y la poliposis bilateral. El CD68 se expresó de forma muy marcada en la submucosa (169,3; 115,4 – 251,9), siendo superior a la poliposis bilateral (p < 0,05) y a la mucosa nasal. 4. Poliposis unilateral antrocoanal. Como en los otros grupos, hubo expresión de CD68 en el epitelio (2,7; 0,9 – 5,3). En la submucosa (76; 72 – 133), la expresión fue más baja que en la mucosa y que en la PN y la FQ, pero de forma no significativa. 179 Resumen de CD68: - Epitelio: Bajo, similar en todos los grupos. - Submucosa: Expresión en fibrosis quística > poliposis nasal > mucosa nasal > PAC. 6 5 4 Células/mm 3 2 1 0 Mucosa nasal Poliposis bilateral Células/mm2 400 Fibrosis quística PAC Fibrosis quística PAC * 300 200 100 0 Mucosa nasal Poliposis bilateral Figura 44. Niveles de expresión de CD68 en el epitelio (células/mm) y en la submucosa (células/mm2). (* p < 0,05). PAC = Pólipos antrocoanales. 180 15. Discusión 15.1. Primer Estudio (Estudio epidemiológico) Nuestra serie de poliposis antrocoanal, constituida por 45 pacientes estudiados en el periodo 1997-2003, fue de un tamaño sensiblemente mayor al tamaño medio de las series publicadas en la literatura, con una edad media significativamente superior. Esta diferencia puede estar relacionada con las características del HCP, que es un centro de tercer nivel y sin atención pediátrica, por lo que el subgrupo de pacientes con PAC que pudieran encontrarse en la edad infantil queda excluido de nuestro estudio. A pesar de que el porcentaje de varones en nuestra serie (69%) es más acusado que el de la bibliografía (53%), no lo es de manera significativa. También en concordancia con la literatura, se encontró un cierto predominio de los casos que afectaban la fosa nasal izquierda. Un 30% de los casos del HCP no se habían realizado pruebas alérgicas, sobre todo en los casos más antiguos. Una posible explicación que puede justificar la decisión de no realizar estas pruebas es la atribución tradicional de un origen alérgico a la poliposis nasal bilateral, pero no a la antrocoanal. En las series de la literatura también había un elevado número de estudios en los que no se realizaban, o no se mencionaban, las pruebas elérgicas cutáneas. De todos modos, analizando separadamente las series en que sí se estudiaba, la tasa de positividad de la prueba (30%) fue similar a la de nuestra serie (35%). El síntoma de inicio de la poliposis antrocoanal en nuestra serie fue la obstrucción nasal unilateral, al igual que en las series de la bibliografía. A diferencia de las series bibliográficas, en nuestro estudio del HCP se encontró un 27% del total de pacientes que tenían alteraciones del olfato. Es preciso tener en cuenta el sesgo debido a que nuestro estudio epidemiológico era retrospectivo, y en algunos de los pacientes 183 probablemente no se indagó de forma apropiada la presencia de alteraciones del olfato. Debido a ello, el porcentaje de disosmias es probablemente más alto. En nuestra serie de pacientes se observó una prevalencia de papiloma invertido más alta que en la bibliografía, aunque no de manera significativa. Esta diferencia puede deberse a que sólo 5 publicaciones, que incluían 44 pacientes, hacían mención del estudio de anatomía patológica de sus casos. De todos modos es de suponer que los casos con papiloma invertido que se hubieran encontrado constituirían un hallazgo lo suficientemente importante como para mencionarlo. Otra explicación para esta baja tasa de papiloma invertido en la bibliografía es que se pudieron excluir estos casos de la serie de manera deliberada, buscando una uniformidad diagnóstica. Nosotros encontramos que el estudio de la presencia de papiloma invertido en la PAC era un dato de importancia suficiente como para no excluir estos casos, sobre todo si se considera el hecho de que ambas patologías se manifiestan como masas nasales generalmente unilaterales, y por tanto son entidades entre las que debe hacerse el diagnóstico diferencial. La mayor parte de los pacientes de nuestra serie (65%) se trató mediante cirugía endoscópica nasosinusal (CENS). Esta es la técnica quirúrgica recomendada hoy en día para tratar la poliposis antrocoanal. Sin embargo, debido al largo periodo que comprende las series de la bibliografía (alrededor de un siglo), las técnicas han ido desarrollándose y variando sus indicaciones, lo que explica su gran variedad en las SP. El hecho de que nuestra tasa de recidiva sea más baja (0%) en comparación con la de la bibliografía (24%) puede obedecer a dos circunstancias principales. En primer lugar, y debido a que los pacientes se han estudiado en el periodo 1997-2003, el tiempo de seguimiento es muy corto. Por otra parte, el desarrollo de la endoscopia nasal y la cirugía endoscópica, ha permitido un tipo de cirugía mucho más selectiva y con un 184 mejor control de la porción intramaxilar del pólipo antrocoanal. La polipectomía simple, una opción profusamente utilizada en la era preendoscópica, presenta un alto índice de recidivas debido a una resección insuficiente de la parte intramaxilar del pólipo (ElGuindy A, et al. 1994). Es preciso señalar que en los casos de nuestra serie en los que se realizó la avulsión del pólipo, ésta se llevó a cabo bajo control endoscópico, lo cual puede haber influido en el hecho de que tampoco en este grupo se han desarrollado recidivas hasta el momento. Nivel de evidencia de Medicina Basada en la Evidencia. Hay una ausencia absoluta de estudios publicados sobre cirugía en PAC, con niveles I o II de evidencia médica. Todos los artículos publicadas eran casos descriptivos, incluidos en el nivel III de la Medicina Basada en Pruebas (Evidence Based Medicine) (Eccles M, et al. 1998). 185 15.2. Segundo Estudio (Hospital Clinic/Universidad de Gante) 15. 2. 1. IgE específica contra enterotoxinas de S. aureus (IgE-SAE). El papel de la colonización cutánea por S. aureus en enfermedades crónicas inflamatorias como la dermatitis atopica ha sido estudiado exhaustivamente (David TJ, et al. 1986; Monti G. et al. 1996). Alrededor del 80% de pacientes con dermatitis atópica presentan colonización cutánea por S. aureus y pueden beneficiarse de la erradicación de la bacteria, por ejemplo mediante antibioterapia. La colonización por S. aureus toxigénicos se correlaciona con la gravedad de la dermatitis atópica (Bunikowski R, et al. 2000). En la dermatitis atópica los linfocitos T CD4+ se encargan de reclutar otras estírpes celulares como los eosinófilos. Las exotoxinas de S. aureus tienen capacidad superantigénica demostrada y su producción modula el infiltrado dérmico de linfocitos T. La rinitis alérgica perenne también se ha asociado con la colonización nasal por S. aureus toxigénicos, correlacionándose a su vez con la gravedad de la misma (Shiomori T, et al. 2000). Se ha encontrado una asociación entre la IgE total, la IgE específica para los aeroalergenos comunes y la inflamación eosinofílica en poliposis nasal bilateral, representada por los niveles de proteína catiónica eosinofílica, interleucina 5 y eotaxina (Bachet C, et al. 2001). También se encontró que en un subgrupo de pólipos nasales con IgE específica multiclonal para los aeroalergenos comunes, que incluía S. aureus (SAE-IgE), la incidencia de 186 asma llegaba al 80%, frente a la total ausencia de asma en el subgrupo de pólipos negativos para IgE específica para SAE. En el subgrupo de pacientes con poliposis bilateral con IgE específica multiclonal para los aeroalergenos comunes, también se ha demostrado la formación de tejido linfoide secundario en pólipos nasales e hipergammaglobulinemia E local, asociada a la presencia de IgE específica contra enterotoxinas de S. Aureus, colonización por S. Aureus y eosinofilia tisular (Gevaert P, et al. 2004). Basándose en estos hallazgos, se ha sugerido la posible implicación de SAE-IgE en la patogenia de la poliposis nasal (Bachert C, et al. 2002; Gevaert P, et al. 2004). Nuestro trabajo es el primero que estudia la SAE-IgE en poliposis antrocoanal, donde se obtuvieron unos niveles indetectables, al igual que en la mucosa nasal y la poliposis asociada a fibrosis quística. Únicamente el grupo de poliposis bilateral presentó niveles detectables de IgE-SAE. Estos resultados sugieren que la IgE-SAE, a diferencia de lo que ocurre en la poliposis bilateral, no está implicada en la patogenia de la poliposis antrocoanal. En nuestro estudio no encontramos diferencias significativas entre los niveles de SAE-IgE del el grupo de poliposis bilateral con y sin asma y entre grupo tolerante e intolerante a la aspirina. Otros autores sí encontraron niveles de IgE-SAE mayores en la poliposis asociada intolerancia a la aspirina en comparación con la poliposis con tolerancia a la aspirina (Suh YJ, et al. 2004). Además hallaron que los niveles de IgE-SAE se correlacionan positivamente con los de proteína catiónica eosinofílica y de IL-5 en el tejido polipodeo, lo cual es un indicio de que los superantígenos 187 de S. aureus pueden ser responsables de la inflamación eosinofílica en la poliposis nasal. Perez-Novo y cols. comprobaron que la sensibilidad a la aspirina se correlacionaba tanto con la concentración de los mediadores eosinofílicos (IL-5 y proteína catiónica eosinofílica) como con la IgE-SAE, y que existía además un aumento de marcadores eosinofílicos en pacientes con poliposis nasal asociada a intolerancia a la aspirina y SAE(+) en comparación con la poliposis nasal con tolerancia a la aspirina y SAE(-). No obstante, no se encontró esta diferencia entre la poliposis nasal asociada a intolerancia a la aspirina y SAE(+) y la SAE(-), por lo que no se pudo comprobar una repercusión directa entre los superantígenos de S. aureus y la inflamación eosinofílica (Pérez-Novo C, et al. 2004). 15. 2. 2. Subunidad alfa del receptor de Interleucina 5 (IL-5Rα). La IL-5 interviene de manera directa en la regulación del reclutamiento, activación y supervivencia de los eosinófilos. El empalme (“splicing”) alternativo del ARNm de la subunidad alfa del receptor de IL-5 (IL-5Rα), da lugar a dos isoformas, una anclada a la membrana y otra segregada o soluble (SOL) (Tavernier J, et al 2000). La forma soluble ha demostrado tener propiedades antagonistas de la IL-5 in vitro, tanto en estudios de diferenciación de eosinófilos (Tavernier J, et al. 1991) como en explantes nasales (Cameron L, et al. 2000). Se ha sugerido pues, que los eosinófilos podrían modular su respuesta a la IL-5 regulando la expresión de las isoformas de IL-5Rα. 188 Paradójicamente, y a pesar de que se supone una función antagonista de la forma soluble del IL-5Rα (SOL IL-5Rα), su expresión se ha encontrado aumentada en una enfermedad asociada a eosinofilia como es la poliposis nasal, sobre todo si se asocia a asma e intolerancia a la aspirina (Gevaert P, et al. 2003), tanto en los niveles de ARNm como de proteína. Además estos niveles se correlacionan positivamente con el recuento de eosinófilos, la proteína catiónica eosinofílica y la IL-5 en tejido polipoideo. Los modelos que intentan explicar la función antagonista del IL-5Rα soluble incluyen la regulación negativa del receptor de superficie de la IL-5 y la captura o secuestro de la IL-5 ciculante. No obstante se ha sugerido una hipótesis en la que el IL-5Rα soluble tendría una acción agonista al unirse a la IL-5 circulante con un efecto protector frente a la proteolisis, aumentado así su vida media o facilitando de alguna manera la señal mediada por la IL5. En el análisis de la regulación de la expresión de la IL-5 resultan de interés los estudios de los tratamientos anti IL-5. A pesar de que los resultados de los experimentos in vitro para determinar la utilidad de los tratamientos anti IL-5 fueron positivos, los estudios clínicos llevados a cabo no demostraron la eficacia clínica esperada. El tratamiento de tejido polipoideo eosinofílico con anticuerpo monoclonal anti IL-5 desencadenó la apoptosis de los eosinófilos y el descenso de la eosinofília in vitro (Simon HU, et al. 1997). Otro estudio, efectuado en un modelo de asma, en monos alérgicos a Ascaris, demostró la supresión de la migración celular inflamatoria y la hiperreactividad de la vía aérea durante 3 meses con una única dosis de Reslizumab, anticuerpo monoclonal anti-IL-5 (Egan RW, et 189 al. 1999). Se obtuvieron resultados similares en un modelo murino (Garlisi CG, et al 1999). No obstante, un estudio clínico donde se administraba una dosis única de Reslizumab a pacientes con asma grave persistente demostró una disminución en la eosinofilia periférica pero sólo una tendencia a la mejoría de la función pulmonar a las dosis más altas (Greenfeder S, et al. 2001). En otro estudio, la administración de otro anticuerpo monoclonal anti-IL5 (Mepolizumab) a asmáticos leves provocó una disminución de la eosinofilia periférica, pero no alteró los valores de función pulmonar en la provocación con alergeno (Leckie MJ, et al. 2000). En consecuencia, el bloqueo in vivo de la IL-5 ha demostrado ser mucho más difícil que in vitro. Este hecho quizás pueda deberse a factores del microambiente tisular o a un sistema de activación autocrina de la IL-5. No se había estudiado hasta el momento la expresión de IL-5Rα en la poliposis antrocoanal (PAC). En nuestro estudio, los niveles de IL-5Rα en PAC fueron levemente superiores a los de la mucosa nasal (no significativos), similares a los de la poliposis en fibrosis quística y claramente inferiores a los de la poliposis bilateral. Este resultado parece indicar que ésta no es una molécula que intervenga claramente en la patogenia de la PAC. En concordancia con los estudios citados y aunque no se haya descrito detalladamente cual es el papel que desempeña en el proceso de infiltración eosinofílica, nuestro estudio confirma la implicación potencial de la IL-5Rα en la poliposis nasal bilateral. 190 15. 2. 3. Ciclooxigenasa (Cox). La producción de prostanoides (prostaglandina E2, prostaciclina o PGI2, PGD2, PGF2α y tromboxanos) depende de la activación de dos isoformas de la Cox en situación basal. La Cox-1 se expresa de forma constitutiva mientras que los niveles de Cox-2 son bajos en situación basal pero aumentan enormemente con la estimulación inflamatoria. La alteración en la expresión de Cox-2, la isoforma que se sintetiza por un estímulo inflamatorio, podría explicar la clínica de los pacientes con enfermedades inflamatorias como el asma inducida por aspirina, al dejarlos sin el efecto protector de la PGE2. En estos pacientes no existe una compensación lo suficientemente rápida a cargo de la Cox-2 que sintetice metabolitos del ácido araquidónico con función antiinflamatoria (Picado C, et al. 1999; Mullol J, et al. 2002; Pujols L, et al. 2004). No existen trabajos previos que estudien la expresión de la ciclooxigenasa en poliposis antrocoanal. En nuestro estudio encontramos que la expresión de Cox-1 en los pólipos antrocoanales estaba aumentada respecto a la mucosa nasal y la poliposis nasal, mientras que los niveles de Cox-2 estaban disminuidos con respecto a la mucosa nasal, al igual que en los otros tipos de poliposis. En estudios anteriores se demostró que la tanto la Cox-1 como la Cox2 se expresan en la mucosa nasal sana (Fernández- Morata JC, et al. 2000). Dado que la mucosa nasal se encuentra contínuamente expuesta a irritantes ambientales, la inducción permanente de la Cox-2 puede representar una respuesta inflamatoria constante de bajo grado, indistinguible de la expresión constitutiva. Por otra parte, la expresión de Cox-2 está claramente disminuida en 191 la poliposis nasal con asma e intolerancia a la aspirina (Picado C, et al. 1999; Mullol J, 2002). En estudios posteriores se encontró una expresión alterada de la Cox-1 y Cox-2 en poliposis nasal respecto a la mucosa nasal. La Cox-1 se encontró aumentada espontáneamente en explantes de mucosa nasal, pero no de pólipos nasales. Además, en el grupo de pacientes con poliposis nasal y tolerancia a la aspirina la Cox-2 se expresa más lentamente tanto de manera espontánea como inducida mediante estimulación con citocinas (Mullol J, et al. 2002). Estos datos refuerzan la idea de que el metabolismo de los prostanoides está implicado en la patogenia de la poliposis bilateral. Un estudio muy reciente demuestra que existe una alteración cinética de la expresión de Cox-2, pero no de Cox-1, en pacientes con asma tolerante a la aspirina y sobre todo con asma intolerante a la aspirina (Pujols L, et al. 2004). Se acepta de manera generalizada que la expresión de Cox-1, al ser constitutiva, no varía sustancialmente. Demoly no encontró diferencias en la expresión de Cox-1 ni de Cox-2 en sinusitis crónica alérgica y no alérgica estudiada mediante inmunohistoquímica (IHQ) (Demoly P et al. 1998). Llama por tanto la atención los altos niveles de Cox-1 en la poliposis antrocoanal en comparción con el resto de grupos. No obstante la Cox-1, se expresa con más intensidad en determinadas células y tejidos como el endotelio, monocitos, plaquetas, túbulos renales y vesículas seminales (Smith WL et al. 2000). Los mecanismos de regulación son poco conocidos pero la expresión elevada de Cox-1 puede deberse a una peculiaridad tisular sin relación con la inflamación. La expresión de Cox-2 en la PAC fue muy baja, lo mismo que en la poliposis nasal. No obstante sería preciso estudiar el comportamiento de la expresión de Cox-2 a lo largo del tiempo, con y sin estímulos, para comprobar si 192 su respuesta a estímulos inflamatorios está enlentecida como en el caso de la poliposis bilateral. Si bien la expresión de ciclooxigenasa no había sido estudiada hasta el momento en la poliposis antrocoanal, sí se han estudiado los metabolitos del ácido araquidónico, tanto en la vía de la ciclooxigenasa (6-ceto-PGF1α, el metabolito de la PGI2), como de la lipoxigenasa (leucotrienos y ácidos 12 y 15hidroxieicosatetraenoico, [12-HETE y 15-HETE]) (Jang YJ, et al. 2000). En este estudio los niveles de 6-ceto-PGF1α en la mucosa nasal, los pólipos nasales bilaterales y los antrocoanales no fueron diferentes, lo que se interpretó como un indicio de que los productos de la vía de la Cox no parecían estar implicados en la patogenia de la poliposis bilateral ni antrocoanal. En cuanto a los péptidoleucotrienos (LTC4, LTD4 y LTE4), metabolitos de la 5-lipoxigenasa, resultaron ser indetectables en la mucosa nasal y los pólipos antrocoanales, detectándose sólo en la poliposis bilateral. Otros productos de la lipoxigenasa, 15-HETE y 12HETE, fueron indetectables en la poliposis antrocoanal pero no en la mucosa nasal, por lo que los autores del estudio relacionaron una reducción en la vía de la lipoxigenasa con la patogenia de la PAC. 15. 2. 4. Receptor alfa (RGα) de glucocorticoides. La acción biológica de los glucocorticoides está mediada por los receptores de glucocorticoides (RG), que son intracelulares (Reichart HM, et al. 1998). Existen al menos dos isoformas del receptor, alfa y beta, que se originan a partir del mismo gen mediante empalme (“splicing”) alternativo del producto de transcripción primaria (Oakley RH, et al. 1996). La forma predominante es la alfa, que posee capacidad de unirse a la molécula de corticoide y de mediar tanto 193 la activación como la represión de los respectivos genes diana. La isoforma beta no se une al corticoide y además no tiene actividad sobre los genes diana. La función de la isofoma beta aún se desconoce, ya que si bien los estudios de transfección han demostrado que posee una ación de inhibición sobre la forma activa alfa (Oakley RH, et al. 1996; Bamberger et al. 1995), otros estudios ponen en duda estos hallazgos (Hecht K, et al. 1997; De Lange P, et al 1999; Brogan IJ, et al. 1999). Por lo tanto, parece estar en entredicho el papel que pueda desempeñar la sobreexpresión del RGβ en la resistencia al tratamiento con corticoides. Los niveles de expresión de la isoforma beta de RG son del orden de unas 1000 veces menor que los de la isoforma alfa, que es la vía predominante del empalme (“splicing”) alternativo (Pujols L, et al 2001; Pujols L, et al 2002). Esto podría explicar que la isoforma beta no parezca tener una actividad inhibidora in vivo sobre la acción de represión de genes responsable de la mayoría de las acciones antiinflamatorias e inmunosupresoras de la isoforma alfa (Torrego A, et al. 2004). En nuestro estudio no encontramos una expresión detectable del RGβ en ninguno de los subtipos tisulares, lo cual está en concordancia con estos últimos estudios y en contra de la teoría de que los niveles intracelulares de RGβ interfieran en la función del RGα en pacientes con enfermedades inflamatorias como el asma o la poliposis nasal. En cuanto a la expresión de la isoforma alfa del RG en la poliposis antrocoanal, encontramos que estaba aumentada en la poliposis antrocoanal respecto a la mucosa nasal y también respecto a los otros dos tipos de poliposis nasal, la poliposis nasal bilateral y la poliposis asociada a fibrosis quística. Este hallazgo constituye un primer paso para considerar la inclusión de los 194 corticoides en el arsenal terapéutico de la poliposis antrocoanal. En los últimos años ya se ha comprobado la efectividad de este tratamiento en los pólipos nasales de la fibrosis quística (Hadfield PJ, et al. 2000b) a pesar de que se había dado por sentado que estos pólipos no respondían al tratamiento corticoideo (Kramer MF, et al. 1999). No obstante, todavía no se han realizado estudios clínicos del tratamiento con corticoides en la poliposis antrocoanal. Cabría esperar que en aquellos grupos en los que existe un carácter inflamatorio mayor, como la poliposis nasal asociada al asma y más aún la asociada a intolerancia a aspirina, podría tener una expresión diferente del RG, debido a su diference respuesta al tratamiento. En nuestro estudio no se encontraron diferencias en los niveles de expresión de RGα en los grupos de poliposis nasal con y sin asma, con o sin intolerancia a la aspirina. En otros estudios la expresión de RGα en pacientes con asma inestable era incluso superior al de los asmáticos estables e individuos sanos (Torrego A, et al. 2004). Sería de esperar una correlación directa entre la expresión de RGα y la sensibilidad a los corticoides. No obstante, la expresión del receptor no ha de estar necesariamente relacionada con su actividad, la cual puede encontrarse alterada por una reducción de su capacidad de unión al corticoide o por otros mecanismos que podrían interferir en la translocación del receptor activado hacia el núcleo celular o su interacción con los factores de transcripción. 195 15.3. Tercer Estudio (Hospital Clinic/Universidad de Amsterdam) 15. 3. 1. Células proinflamatorias. Este estudio analiza la presencia de células proinflamatorias mediante la expresión en la poliposis antrocoanal (PAC) de marcadores celulares: BB-1 (basófilos), triptasa y CD-117 (mastocitos), BMK13 (eosinófilos), CD68 (monocitos/macrófagos). No se encontró expresión en el epitelio, mientras que en la submucosa la infiltración inflamatoria fue menor que en la mucosa nasal, la poliposis nasal bilateral o la poliposis asociada a fibrosis quística (tabla 16). Tabla 16. Resumen de la expresión inflamatoria en los distintos grupos de pólipos. MN, mucosa nasal; PN, pólipos nasales; ATA, asma tolerante a aspirina; AIA, asma intolerante a aspirina; FQ, fibrosis quística; PAC, pólipos antrocoanales. TRIPTASA Epitelio CD117 Submucosa Epitelio Submucosa BMK13 Epitelio Submucosa BB-1 Epitelio Submucosa CD68 Epitelio Submucosa MN ↓ = ↓ = ↓ = ↓ = = ↓ PN ↓ = ↓ ↓ ↑ ↑ ↓ = = ↓ FQ ↓ = ↓ = ↓ = ↓ = = = PAC ↓ = ↓ ↓ ↓ = ↓ ↓ = ↓↓ El anticuerpo monoclonal BB-1 es un marcador específico de basófilos (McEuen AR, 1999), que parece reaccionar con el contenido de sus gránulos. En nuestro estudio se encontró una menor infiltración por basófilos en la PAC en comparación con la mucosa nasal, la poliposis nasal y la fibrosis quística. 196 Los marcadores de mastocitos (triptasa y CD117) sin expresión en el epitelio de la PAC, también se expresaron con menor intensidad en la submucosa. En el grupo de poliposis bilateral la expresión fue baja en el epitelio, al igual que en la mucosa, pero más aún en la submucosa. El infiltrado eosinofílico (BMK13) en la poliposis antrocoanal fue similar al de la mucosa y al grupo con fibrosis quística, tanto en el epitelio como en la submucosa, y significativamente menor al de la poliposis bilateral, sobre todo con asma y aún menor al del grupo intolerante a la aspirina. No existen en la literatura científica estudios sobre la infiltración de células inflamatorias en la PAC mediante inmunohistoquímica. Özcan observó mediante microscopia electrónica un predominio de linfocitos, células plasmáticas y neutrófilos en la PAC, y una eosinofilia significativamente menor que en la poliposis bilateral (Özcan C, et al. 2004), lo que confirma los hallazgos de Heck mediante microscopia óptica (Heck WE, 1950). Diferentes estudios han investigado la presencia y activación de los mastocitos en la poliposis bilateral. Di Lorenzo comprobó que la triptasa estaba sobreexpresada en lavados nasales de pacientes con poliposis nasal en comparación con los de rinitis alérgica (Di Lorenzo G, et al. 2001). Sin embargo, la expresión mediante inmunohistoquímica de otro marcador de mastocitos, el CD117, no fue significativamente diferente en pacientes con asma y rinitis alérgica, rinitis alérgica aislada, atopia sin asma ni rinitis o pacientes no atópicos (Braunstahl GJ, et al. 2003). En otro estudio se comprobó que el CD117 esta sobreexpresado en el angiofibroma nasal juvenil respecto de la poliposis nasal, indicando el distinto papel de los mastocitos en una y otra enfermedad (Zhang PJ, et al. 2003). En nuestro estudio, al igual que en el de Braunstahl, no se 197 encontraron diferencias de expresión de CD117 en poliposis con y sin asma. Aunque no de forma significativa, la expresión en el subgrupo de asmáticos intolerantes a aspirina fue más baja que en los tolerantes. Este hallazgo está en concordancia con el concepto de la poliposis bilateral como una enfermedad inflamatoria mediada fundamentalmente por eosinófilos. De hecho, en nuestro estudio encontramos un mayor infiltrado eosinofílico en poliposis con asma y mayor aún en el subgrupo con intolerancia a la aspirina. Esta correlación de la eosinofilia con la intensidad de la enfermedad inflamatoria ha sido comentada repetidamente, existiendo en pacientes con asma una correlación con la intensidad de la enfermedad (Motojima S, et al. 1993; Sur S, et al. 1995; Di Franco A, et al. 2003), la hiperreactividad bronquial (Robinson DS, et al. 1993) y la respuesta a los glucocorticoides (Corrigan CJ, et al. 1993). Recientemente se ha descrito la creación artificial transgénica de una estirpe de ratones con una deficiencia congénita de eosinófilos (ratones PHIL), en los que se comprobó que no aparecía eosinofilia pulmonar inducida por la provocación bronquial con ovoalbúmina y que sí se producía en los ratones sin deficiencia de eosinófilos (grupo “salvaje” o wild type) (Lee JJ, et al. 2004). No obstante, la metaplasia de células caliciformes y la acumulación de moco, si bien menores que en el grupo “salvaje”, eran aún significativamente mayores a los de los ratones no sensibilizados con ovoalbúmina, lo cual sugiere que en este proceso intervienen tanto mecanismos dependientes de eosinófilos como de otros granulocitos. En otro trabajo realizado con ratones con deficiencia de eosinófilos (∆dbl GATA), se comprobó que la ausencia de esta estirpe no reducía la hiperreactividad ni la secreción mucosa de la vía aérea, pero sí disminuía el depósito peribronquial de colágeno y el aumento del músculo liso, rasgos del 198 remodelado tisular propios del asma (Humbles AA, et al. 2004). El trabajo con modelos como este podrá proporcionar una nueva información en la patogenia de las enfermedades mediadas por eosinófilos. 15. 3. 2. Interleucinas Tabla 17. Resumen de la expresión de interleucinas en los distintos grupos de pólipos. MN, mucosa nasal; PN, pólipos nasales; ATA, asma tolerante a aspirina; AIA, asma intolerante a aspirina; FQ, fibrosis quística; PAC, pólipos antrocoanales. IL-4 Epitelio Submucosa IL-5 Epitelio Submucosa IL-6 Epitelio Submucosa MN ↓ ↑ ↓ = ↓ ↓ PN ↓ = ↓ ↑ ↓ ↓ FQ ↓ = ↓ ↑↑ ↓ ↑ PAC ↓ ↑ ↓ ↑ ↓ ↑ IL-4. La IL-4 es producida por linfocitos T “helper”, eosinófilos, basófilos y probablemente mastocitos (Borish LC, et al. 2003) regula, junto con la IL-13 y los Th1, el cambio en los linfocitos B del isotipo IgM al IgE. Así mismo, interviene en la diferenciación de los lonfocitos Th “naive” (Th0) en linfocitos Th2, implicados en la respuesta alérgica tipo I (Li-Weber M, et al. 2003) e impide la apoptosis de los linfocitos T (Vella A, et al. 1997). La comprobación de que la IL-4 es capaz de desencadenar la producción de IL-6 y de eosinófilos y neutrófilos en individuos sanos, sugiere que la IL-4 es capaz de modular también la respuesta inflamatoria de tipo no alérgico, además de su ya comentada función en la promoción de la síntesis de IgE durante la respuesta alérgica (Alexis N, et al. 2002). 199 Mediante inmunohistoquímica, nuestro estudio encuentra que la IL-4 no se expresa en el epitelio de la mucosa nasal ni en ninguno de los tipos de pólipos nasales, incluidos los antrocoanales. Sin embargo, su expresión fue algo mayor en la submucosa tanto en el grupo de mucosas nasales como en el de poliposis antrocoanal. Recientemente se ha demostrado que la IL-4 es capaz de provocar en pólipos nasales la producción de eotaxina-2, un factor quimiotáctico muy potente y específico de los eosinófilos (Lezcano-Meza D, et al. 2003). No obstante, otros estudios han encontrado que la poliposis nasal asociada a alergia, pero no la no alérgica, mostraba una sobreexpresión de la IL-4 (Hamilos DL, et al. 1995). Ello está en concordancia con la comentada actividad proalérgica de la IL-4. En contraposición, un estudio no encontró IL-4 en la poliposis nasal ni en la mucosa nasal de control (Bachert C, et al. 1997b). Todo ello sugiere que la IL4 no tiene una gran implicación en la patogenia de los pólipos nasales. IL-5. Este es el factor quimiotáctico de los eosinófilos más importante, producido por linfocitos T “helper”, mastocitos y eosinófilos. Además de la acción quimiotáctica, la IL-5 posee una potentacción de activación sobre los eosinófilos, aumentando su citotoxicidad (Borish LC, et al. 2003). También aumenta la respuesta de los eosinófilos a las quimiocinas y a las integrinas, favoreciendo su unión a las células endoteliales que expresan VCAM-1. Otro efecto de la IL-5 es aumentar la supervivencia de los eosinófilos inhibiendo su apoptosis (Rothenberg ME, et al. 1989). No existen estudios previos que analizen la expresión de la IL-5 en la poliposis antrocoanal. En nuestro estudio hallamos que la expresión de IL-5 en la poliposis antrocoanal, al igual que en los otros tipos de pólipos, fue más 200 elevada que en la mucosa nasal. En la submucosa encontramos que la IL-5 estaba elevada en todos los tejidos patológicos respecto a la mucosa nasal. En estudios previos se había comprobado mediante ELISA la sobreexpresión de IL5 en poliposis bilateral en comparación con la mucosa nasal, señalando una importate implicación de esa interleuquina en el desarrollo de la poliposis nasal (Bachert C, et al. 1997b). En nuestro grupo de PAC encontramos una infiltración eosinofílica similar a la de la mucosa nasal y claramente inferior a la de los pólipos nasales. Nos encontramos pues con dos grupos de tejidos que, aún teniendo ambos una expresión elevada de IL-5, tienen un nivel de eosinofilia claramente diferente. Además, hemos visto que en el estudio 2 la expresión de IL-5Rα en la poliposis antrocoanal fue ligeramente superior a la de la mucosa nasal, aunque no significativamente, y marcadamente inferiores a los de la poliposis nasal bilateral. Estos tres hallazgos podrían explicarse por el papel protector ante la degradación de la IL-5 que se podría atribuir al IL-5Rα soluble, el cual aumentaría la vida media de la IL-5 circulante, favoreciendo globalmente su acción, en lugar de ejercer una actividad anti IL-5. De esta manera los pólipos nasales bilaterales, aún teniendo unos niveles de IL-5 similares a la poliposis antrocoanal, podría desarrollar una eosinofilia significativamente mayor. Tomando en consideración la hipótesis anti IL-5 del IL-5Rα soluble, sería de esperar que, siendo la expresión de IL-5 similar en poliposis nasal y poliposis antrocoanal y la expresión de IL-5Rα soluble superior en la poliposis nasal, la eosinofilia fuese mayor en los poliposis antrocoanal. Otra explicación para este fenómeno podría ser la presencia de otros estímulos eosinofílicos en el grupo con pólipos nasales bilaterales. Como 201 comentamos más arriba, la eotaxina posee esta propiedad y la IL-4 tiene capacidad de síntesis de eotaxina-2, pero no encontramos una expresión de IL-4 en los pólipos nasales bilaterales más elevada que en los pólipos antrocoanales. De todos modos, la existencia de otras moléculas con capacidad eosinofílica podrían explicar por qué encontramos abundancia de eosinófilos en la PN, pero no explicaría por qué no existe una marcada eosinofilia en el grupo de la PAC si los niveles de IL-5 son similares a los de la PN. IL-6. La fuente más importante de IL-6 la constituyen los fagocitos mononucleares (Akira S, et al. 1993), aunque puede ser también producida por los linfocitos T y B, fibroblastos, células epiteliales, endoteliales, queratinocitos, hepatocitos y células de la médula ósea. La IL-6 interviene en la diferenciación de los linfocitos B hacia células plasmáticas productoras de anticuerpos (Borish LC, et al. 2003). Además produce activación, crecimiento y diferenciación de los linfocitos T. Por otra parte, la IL-6 se considera el mayor inductor de síntesis de proteínas de fase aguda por parte del hígado. La IL-1 comparte con la IL-6 la capacidad de producir pirexia y proteínas de fase aguda, aunque la IL-6 ejerce también acciones antiinflamatorias, inhibiendo la síntesis de IL-1 y de Factor de Necrosis Tumoral (TNF). No existen trabajos previos que estudien la expresión de la IL-6 en poliposis antrocoanal. En nuestro estudio no encontramos expresión de IL-6 en el epitelio de poliposis antrocoanal, al igual que en la mucosa nasal y en la poliposis nasal. En la submucosa, encontramos unos niveles de IL-6 superiores a los de la mucosa nasal y la poliposis nasal, y similares a los de la fibrosis quística. No obstante sí hay estudios en los que se encuentra una expresión 202 aumentada de IL-6 en individuos sanos que reciben una estimulación intranasal con IL-4 (Alexis N, et al. 2002), así como in vitro (Denizot Y, et al. 1999; Nasu K, et al. 2001). Nuestro estudio también obtuvo resultados en la misma línea, al encontrar una sobreexpresión de IL-4 en los pólipos antrocoanales, que también sobreexpresan la IL-6, subrayando la relación entre IL-4 y IL-6. 203 15. 3. 3. IgE total La IgE es la inmunoglobulina directamente implicada en los procesos patogénicos alérgicos. Desde antiguo se supuso que la poliposis nasal respondía a un mecanismo relacionado con la atopia, hasta que el estudio de Settipane demostró que la poliposis nasal era más frecuente en pacientes no atópicos que en pacientes atópicos (Settipane GA, et al. 1977). Actualmente está en discusión la importancia de la producción local de IgE en el desarrollo de la poliposis nasal. En el estudio de expresión de la IgE total en la poliposis antrocoanal encontramos que, tanto en epitelio como en submucosa, era inferior a la de la poliposis nasal, mientras en la submucosa era similar a la mucosa nasal y la fibrosis quística. Estos resultados sugieren que la IgE está relacionada con el desarrollo de poliposis antrocoanal en menor grado que con el de los pólipos nasales bilaterales. No encontramos trabajos previos que estudiasen la expresión de IgE total en pólipos antrocoanales. No obstante, tenemos como referencia la positividad en las pruebas de alérgia cutánea que es similar a las de la población general tanto en nuestra serie como en las series bibliográficas, si bien estas pruebas no se habían llevado a cabo en un porcentaje alto ni en nuestros pacientes ni en los estudiados en la bibliografía. Bachert encontró que la concentración de IgE total en pólipos nasales estaba correlacionada directamente con parámetros de inflamación eosinofílica, que incluían IL-5, proteína catiónica eosinofílica, leucotrieno (LT) C4/E4, recuento de eosinófilos y receptor de IgE soluble de baja afinidad (CD23s) 204 (Bachert C, et al. 2001). De forma llamativa la IgE no estaba correlacionada con la positividad en las pruebas cutáneas alérgicas. Este hallazgo puede explicarse mediante la producción de IgE local en el tejido polipoideo. Se ha comprobado que en la mucosa nasal existe un cambio de isotipo de cadena pesada hacia IgE, inducido no sólo por la provocación con alergenos, sino por la expresión crónica en pacientes con rinitis alérgica durante la estación polínica (Cameron LA, et al. 1998). También se ha demostrado un aumento del ARNm para IL-4, de la cadena pesada de IgE, y del ARN promotor de la cadena pesada de IgE tras la exposición a alergenos (Durham SR, et al. 1997). Estos estudios evidencian la producción local de IgE total en la mucosa nasal. En nuestro estudio los niveles de expresión de IgE en la poliposis nasal fueron superiores a los de la mucosa, en la misma línea del trabajo realizado por Bachert. Nosotros obtuvimos unos niveles de IgE total en poliposis nasal más bajas en la poliposis con asma, sobre todo en intolerantes a la aspirina, que en poliposis sin asma. Según esto, la IgE tisular no parece estar correlacionada con la intensidad de la enfermedad inflamatoria, como sucedía con los eosinófilos. Como hemos visto anteriomente, la IL-4 está implicada en el desarrollo de la respuesta alérgica y el cambio de isotipo para la síntesis de IgE. Nosotros no encontramos que la IL-4 estuviera relacionada con la expresión de IgE. Si bien los niveles de IL-4 en la poliposis bilateral fueron más bajos que en la mucosa nasal, ocurrió lo contrario con la expresión de IgE. Bachert encuentra también esta discrepancia (Bachert C, et al. 2001). De todos modos, se ha demostrado que sólo se precisa una mínima cantidad de IL-4 para inducir la síntesis de IgE en presencia de IL-5 (Pene J, et al. 1988; Pene J, et al. 1989), y que la IL-13 puede sustituir a la IL-4 en este efecto (Pawankar R, et al. 1997). 205 Además, se ha demostrado un aumento en la producción de IgE en linfocitos de pacientes con rinitis estacional en ausencia de IgE exógena mediante la inducción con superantígenos de S. aureus (Hofer MF, et al. 1999; Leung DY, et al. 1999). En cuanto a la relación de la IgE total y la IgE específica para enterotoxinas de S. aureus, encontramos que en ambos casos la expresión en pólipos antrocoanales era similar a la de la mucosa nasal. También hallamos un paralelismo en el grupo de poliposis nasal, cuyos niveles de expresión eran superiores a los de la mucosa nasal tanto en la IgE total como en la específica para SAE. 206 16. Conclusiones 16. 1. Conclusiones 1. Nuestra población de pacientes con pólipos antrocoanales tienen una edad, una tasa de papiloma invertido y un porcentaje de anosmia más elevado si se compara con las series de pólipos antrocoanales publicadas hasta el momento en la literatura científica. 2. Los niveles de IgE específica contra enterotoxinas de S. aureus en los pólipos antrocoanales son indetectables, por lo que no parece tener un papel relevante en su patogenia. 3. La IL-5Rα demostró una expresión en el grupo de pólipos antroconales muy inferior a la de los pólipos bilaterales, por lo que no parece intervenir claramente en la etiopatogenia de los pólipos antrocoanales, y sí en la poliposis bilateral. 4. La expresión de la ciclooxigenasa (Cox-1 y Cox-2) está alterada en los pólipos antrocoanales, pudiendo ser relevante en el mecanismo que los produce. 5. Los pólipos antrocoanales expresan la isoforma alfa activa del receptor de glucocorticoides por lo que el uso de corticoides en su tratamiento podría ser potencialmente útil. 6. El patrón de infiltrado celular inflamatorio de la poliposis antrocoanales es mucho más pobre en eosinófilos que el de la polipósis nasal bilateral. 7. A pesar de que los niveles de expresión de IL-5 fueron similares a los de la poliposis nasal bilateral, la expresión de IL-4 e IL-6 fue superior en la poliposis antrocoanal. Esto remarca la idea de que estas dos lesiones poseen una expresión inflamatoria diferente. 8. La IgE total no se encuentra alterada en los pólipos antrocoanales, por lo que no parecen tener un papel relevante en su patogenia. 209 16. 2. Conclusión final El pólipo antrocoanal demuestra unas características epidemiológicas, y un patrón inflamatorio diferente a la poliposis nasal bilateral y la poliposis asociada a fibrosis quística. 210 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Abbas AK, Lichtman AH. 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Unidades expresadas en expresada en 106 moléculas de ADNc/µg de ARN total para Cox-1 y Cox-2; y 105 moléculas de ADNc/µg de ARN total para RGalfa (mediana; p25 – p75). Cox-1 Cox-2 RGalfa 2,9 ; 1,9 – 4,7 0,7 ; 0,3 – 1,9 2,1; 1,4 – 2,7 MN 2,2; 1,2 – 3 1,2; 0,3 – 2,1 3; 2 – 5,4 PN 1,5; 0,6 – 2,6 3,2; 2 – 5,2 ATA 2,3; 1,1 – 3,4 0,3; 0,2 – 1,7 2,7; 1,7 – 9,9 AIA 2,2; 1,1 - 3 2,4; 1,6 – 3,7 1,1; 0,7 – 4,3 1,1; 0,9 – 1,8 *; Ω FQ 4,4; 2,9 – 7,2 Ω, § 2,5; 1,8 – 7,2 Ω, § 5,4; 4,5 – 6,6 *, Ω, § PAC *, p < 0,05 (Respecto a mucosa) Ω, p < 0,05 (Respecto a PN) ‡, p < 0,05 (Respecto a ATA) §, p < 0,05 (Respecto a FQ) MN SAEIgE < 0,35 0,6; 0,35 – 1,4 * PN ATA 0,8; 0,35 – 2,2 AIA 0,5; 0,35 – 1,2 < 0,35 FQ < 0,35 PAC Estudio 2. Valores de ELISA. Unidades expresadas en KU/l (mediana; P25-P75) 257 Sin asma Con asma ATA AIA 0 0,6; 0,1 – 1,2 ** 0,5; 0,1 – 1,1 * 0,9; 0,1 – 1,2 * 2,7; 0 – 12 0,8; 0,1 – 1,2 * 0,3; 0,2 – 0,6 * 0,4; 0 – 1 *, p < 0,05 (Respecto a mucosa) Ω, p < 0,05 (Respecto a PN) †, p < 0,05 (Respecto a sin asma) ‡, p < 0,05 (Respecto a ATA) §, p < 0,05 (Respecto a FQ) FQ PAC MN PN Epitelio 30,5; 23,7 – 41,7 22,1; 15,3 – 35,6 22,4; 16,1 – 34,1 18; 5,5 – 35,8 * 81,9; 8,9 – 133 17,6; 5,5 – 26 30,9; 26,6 – 40,3 17,7; 14,9 – 34,5 Submucosa Epitelio CD117 CD117 50; 31,8 – 64,2 26; 15,9 – 49 * 32; 17,7 – 53 * 25,5; 11,2 – 48,3 * 44,1; 21 – 89,6 22; 8 – 40,7 * 43; 36,3 – 86,4 Ω 28,8;13 – 68,4 § Submucosa MN, mucosa nasal PN, pólipos nasales ATA, asma tolerante a aspirina AIA, asma intolerante a aspirina FQ, fibrosis quística PAC, pólipos antrocoanales 1,2; 0,2 – 3,7 1,1; 0,1 – 4 1,5; 0,5 – 5 0,6; 0 – 3,9 0,6; 0,2 – 6,3 0,7; 0 – 3,9 0,3; 0,1 – 1 1,5; 0,3 – 1,9 Estudio 3. Valores expresados en (Mediana; p25 – p50). TRIPTASA TRIPTASA 259 0; 0 - 1,5 0,9; 0 – 2 0,6; 0 – 1,7 1,3; 0 – 3 0,2; 0 – 1,8 1,4; 0 – 4,4 0,1; 0 – 0,8 0 Ω 5,1; 0,2 – 74,1 84; 32,4 – 149,7 *** 74,8; 9,5 – 131,6 ** 108; 42,9 – 168,2 † 86,7; 38,9 – 105 145; 46,8 – 230,3 12,9; 5,8 – 35,2 ΩΩ 8,2; 4,7 – 22,4 ΩΩΩ Submucosa *, p < 0,05 (Respecto a mucosa) Ω, p < 0,05 (Respecto a PN) †, p < 0,05 (Respecto a sin asma) ‡, p < 0,05 (Respecto a ATA) §, p < 0,05 (Respecto a FQ) MN PN Sin asma Con asma ATA AIA FQ PAC Epitelio 0 0 0 0 0 0 0 0 Epitelio Estudio 3. Valores expresados en (Mediana; p25 – p50). BMK13 BMK13 BB-1 † 2,2; 1,4 – 2,5 1,5; 0,5 – 2,2 0,9; 0,4 – 1,7 2; 0,9 – 2,6 † 2; 1,8 – 2,3 1,4; 0,7 – 2,8 1,8; 1,6 – 2,1 2,7; 0,9 – 5,3 Epitelio CD68 MN, mucosa nasal PN, pólipos nasales ATA, asma tolerante a aspirina AIA, asma intolerante a aspirina FQ, fibrosis quística PAC, pólipos antrocoanales 2,6; 0,2 – 6,9 2; 0 – 5 1,1; 0 – 2,9 3,7; 0,4 – 9,25 4,2; 3,6 – 11,6 2,2; 0 – 9,3 2,4; 1,6 – 3,7 0,3; 0 – 1,2 §§ Submucosa BB-1 107; 74 – 208 121,4; 73,5 – 151,7 101,7; 69,4 – 152,5 139,4; 104,2 – 155 147; 140 – 151 127; 85,1 – 169 169,3; 115,4 – 251,9 Ω 76; 72 – 133 Submucosa CD68 261 *, p < 0,05 (Respecto a mucosa) Ω, p < 0,05 (Respecto a PN) †, p < 0,05 (Respecto a sin asma) ‡, p < 0,05 (Respecto a ATA) §, p < 0,05 (Respecto a FQ) MN, mucosa nasal MN PN Sin asma Con asma ATA AIA FQ PAC Estudio 3. Valores expresados en (Mediana; p25 – p50). Cox-1 Cox-1 epitelio submucosa 16,4; 13,4 – 24 0 0,3; 0 – 1,3 20,7; 16 – 31 0,2; 0 – 1,1 18,7; 15,4 – 26,7 0,3; 0,1 – 4) 24; 16,4 – 48,4 8,3; 0 – 12,4 41,4; 22,2 – 69,8 0,2; 0,1 – 0,9 17,3; 12 – 26,4 0,3; 0,1 – 1 24,8; 15,6 – 27,4 3,3; 0,4 – 9,4 Ω 27,8; 12,6 – 80,9 § Cox-2 submucosa 4,5; 0 – 16,6 0,7; 0 – 1,6 0,7; 0 – 1,2 0,7; 0 – 3,4 0,6; 0 – 1,4 0,8; 0 – 4 0,5; 0 – 1,4 1,1; 0,3 – 2,7 PN, pólipos nasales ATA, asma tolerante a aspirina AIA, asma intolerante a aspirina FQ, fibrosis quística PAC, pólipos antrocoanales 0 0,21; 0 – 1,2 0,3; 0 – 1,7 0,1; 0 – 0,8 0,1; 0 – 0,7 0,2; 0 – 1 1,4; 0,1 – 2,8 0; 0 – 1,1 Cox-2 epitelio 263 Sin asma Con asma ATA AIA *, p < 0,05 (Respecto a mucosa) Ω, p < 0,05 (Respecto a PN) †, p < 0,05 (Respecto a sin asma) ‡, p < 0,05 (Respecto a ATA) §, p < 0,05 (Respecto a FQ) MN, mucosa nasal FQ PAC MN PN IgE submucosa 24,4; 4,5 – 50,5 41,25; 19,9 – 76,68 45,3; 22,3 – 69,6 35,7; 17,7 – 86 40,3; 21,6 – 81,8 30,4; 12,9 – 96 18; 13,9 – 45,6 23,5; 1,4 – 51,7 PN, pólipos nasales ATA, asma tolerante a aspirina AIA, asma intolerante a aspirina FQ, fibrosis quística PAC, pólipos antrocoanales Estudio 3. Valores expresados en (Mediana; p25 – p50). IL-4 IL-4 IgE epitelio submucosa epitelio 5,2; 1 – 12,7 0 0 1; 0 – 3 2,5; 0 – 10,6 ** 0 0,8; 0 – 2,4 1,8; 0 – 3,3 0 1,2; 0 – 8,3 5,1; 0 – 12 0 2,1; 0,4 – 17,1 5,7; 0,7 – 9,2 0 1; 0 – 8,3 5,1; 0 – 16 0 1,1; 0,2 – 4,3 0 0 Ω 3,4; 0 – 4 0,1; 0 – 1,6 Ω 0 265 *, p < 0,05 (Respecto a mucosa) Ω, p < 0,05 (Respecto a PN) †, p < 0,05 (Respecto a sin asma) ‡, p < 0,05 (Respecto a ATA) §, p < 0,05 (Respecto a FQ) MN PN Sin asma Con asma ATA AIA FQ PAC IL-6 submucosa 0; 0 – 1,5 0,6; 0 – 2,9 0,5; 0 – 1,7 0,5; 0 – 4 2,7; 1,1 – 8 *, † 0,2; 0 – 3,3 7,1; 0,8 – 10,8 *, Ω 8,2; 0 – 21,7 MN, mucosa nasal PN, pólipos nasales ATA, asma tolerante a aspirina AIA, asma intolerante a aspirina FQ, fibrosis quística PAC, pólipos antrocoanales Estudio 3. Valores expresados en (Mediana; p25 – p50). IL-5 IL-5 IL-6 epitelio submucosa epitelio 0; 0 – 0,1 4,7; 1,2 – 9,5 0 8,9; 4 – 24,3 * 0 * 0 8; 2 – 17 0 0 9,3; 5,3 – 27,1 0 0 13,2; 6,3 – 25,4 0 0 7,8; 3,9 – 29,7 0 0 21,5; 5,8 – 58,5 ** 0,6; 0 – 1,7 0 0; 0 – 0,3 ΩΩ 15,7; 1,5 – 23,9 0