POLIPOSIS NASAL. La poliposis nasal es una enfermedad que afecta a los senos paranasales y a las fosas nasales. La prevalencia oscila entre el 2-5% de la población general. Se asocia muy frecuentemente a asma (12% de los asmáticos no alérgicos padecen poliposis nasal) y a intolerancia al ácido acetilsalicílico. La distribución por sexos es de una mujer por cada 2 o 3 varones; suele manifestarse por encima de los 40 años y si aparece en un niño, se debe descartar la afectación del mismo por fibrosis quística. Su causa todavía está en investigación. Se ha observado una cierta agregación familiar en la poliposis nasal, de manera que pudiera tener un patrón de herencia poligénico. Está probablemente relacionada con alergia, con presencia de hongos en la mucosa nasal, alteraciones ciliares y, en todos los casos, con una base inflamatoria crónica favorecida por un microambiente local (con eosinófilos y mediadores de la inflamación). En los casos con triada ASA o de Widal (poliposis, asma e intolerancia al AAS), por ejemplo, se ha sugerido un papel principal a la ciclooxigenasa, enzima encargada de sintetizar prostaglandinas. Los principales síntomas de los que se queja el paciente son la obstrucción nasal, con sensación de ocupación que no desaparece al sonarse, la mucosidad y la pérdida de olfato. Cuando ya se ha instaurado una anosmia, es decir, una también ausencia de gusto. Es capaz de distinguir los sabores fundamentales (salado, dulce, ácido y amargo) con las papilas gustativas de la lengua; sin embargo, los matices que proporcionaría la captación de aromas a través de la parte posterior de la nariz, ya no existen. Este detalle no es sólo una molestia más; el paciente deja de disfrutar de la comida y ello genera insatisfacción importante. En los casos de poliposis avanzada se añaden síntomas regionales diversos, como dolor de garganta, ocupación por moco de los oídos, problemas de motilidad ocular, tratornos del drenaje de la lágrima, etc. El diagnóstico es visual y se realiza observando el interior de las fosas nasales, bien con un rinoscopio metálico, bien con un sistema de endoscopia. Si existen dudas sobre la naturaleza de los pólipos (aspecto degenerativo, sangrado frecuente, pólipo único o unilateral) el otorrinolaringólogo puede aconsejar la toma de una biopsia. Si el paciente se encuentra muy afectado o se prevee un tratamiento quirúrgico, se ha de valorar la extensión de la enfermedad a través de un TC (tomografía computerizada). El tratamiento principal es el corticoide (fluticasona, mometasona, budesonida, entre casos severos se debe acompañar de corticoide unos días; incluso pueden ser recomendables orales, tipo claritromicina. Se aconseja paciente que mantenga las fosas limpias de mediante lavados nasales frecuentes. tópico nasal otros). En oral durante antibióticos siempre al secreciones En las siguientes circunstancias está indicada la cirugía: Pacientes con enfermedad severa que no responde al tratamiento médico. Complicaciones de la poliposis avanzada: erosión de la lámina que separa al etmoides del globo ocular (lámina papirácea), erosión del techo de la fosa y comunicación con estructuras intracraneales o salida de líquido cefalorraquídeo. Pacientes con trastorno emocional o laboral provocado por la falta de olfato; conociendo que la cirugía no siempre consigue una recuperación de la olfacción. Pacientes que rechazan tratamiento médico permanente. Es preciso explicar al enfermo que la cirugía no exime habitualmente de un tratamiento posterior con spray nasal, aunque la intervención haya sido la adecuada. El empleo del corticoide tópico después de la cirugía disminuye el número y la severidad de las recurrencias. La cirugía de la poliposis nasal se denomina cirugía endoscópica nasal y se realiza con diversas técnicas y e instrumentación, dependiendo de las preferencias del cirujano y de la extensión de la enfermedad. Estas intervenciones son complejas y no están exentas de complicaciones. Se darán más detalles en un documento a parte.