1 Ponencia presentada por Jesús Trillo-Figueroa y Martines

Anuncio
Ponencia presentada por Jesús Trillo-Figueroa y Martines-Conde
En el IX Congreso Católicos y vida publica
Sesión sobre: La educación para la ciudadanía, Sábado 17-11-07
LO PERSONAL ES POLITICO: LA EDUCACION PARA LA CIUDADANIA
1.- El feminismo socialista y el nuevo totalitarismo.
Si buscáramos un telón de fondo constante en todas las ponencias que se han
desarrollado a lo largo este Congreso, como se busca un leitmotiv en una ópera de
Wagner, nos encontraríamos probablemente con la preocupación permanente de
establecer los límites de la política, pues vivimos en nuestro país algo que ya creíamos
haber superado con la transición democrática: la tentación totalitaria del poder. Esta
tentación comienza manifestándose expulsando a Dios de la vida pública, pero sobre
todo continúa colocando a la política, a la ideología, en su lugar, para ocupar todo el
espacio; no sólo el público, sino también el privado.
Cuando parecía que después del 9 de noviembre de 1989, con la caída del muro de
Berlín, habíamos llegado al final de los totalitarismos, y al desprestigio total de las
ideologías políticas concebidas como welt-anchaung; es decir, como una cosmovisión o
visión total de la vida, he aquí que asistimos de nuevo al renacimiento de la ideología.
Giovani Gentile el teórico del fascismo italiano, definía a éste como una concepción
total de la vida como política1. A partir de allí, la ciencia política llamo totalitarismo a la
invasión por parte de la política de todos los espacios sociales y privados en los que se
desarrolla el ser humano. Se trata de un reduccionismo, pues es definir el todo por una
parte, reducir la totalidad a lo político.
¿Pero cuál es en la actualidad La nueva ideología con pretensiones totalitarias? en
mi opinión, al igual que en la opinión del más importante teórico de la izquierda en
Europa Alaín Touraine, y el más importante teórico de la izquierda en los Estados
Unidos Richard Rorty, la respuesta es: el feminismo socialista. Este es también el
1
Giovanni Gentile, Obras, 1925 pag. 39. citado por Leonard Schapiro, El Totalitarismo, FCE, Mexico.
1981
1
leitmotiv de los dos libros que he escrito recientemente2, en ellos desarrollo
ampliamente esta idea; mas, en la presente ponencia, quiero referirme a una cuestión
más coyuntural, que no obstante, considero de decisiva Importancia para el momento
actual de nuestro país. Me refiero a la convicción de que la asignatura de la educación
para la ciudadanía impuesta por la Ley Orgánica de Educación, es producto de esta
ideología, se genera como consecuencia de la misma, se teoriza en su ámbito, y se
impone a causa de la influencia de esta ideología en el PSOE, dada la conquista del
partido realizada por las feministas radicales en al menos 40% de los cargos electos del
mismo, a causa del principio de paridad impuesto en su XXXIV Congreso.
En 1981 en su obra El postsocialismo, después de diagnosticar el final del
socialismo, Alaín Touraine se preguntaba ¿cuál es la figura colectiva que puede ocupar
en la sociedad actual el puesto central que fue el del movimiento obrero en la sociedad
industrial? y su respuesta se encaminaba a los “nuevos movimientos sociales”, que
serían los que prolongarían el socialismo en el llamado postsocialismo3; y en particular
el movimiento de las mujeres, que lo definía como un movimiento radical frente al
feminismo tradicional, pues a diferencia de este último, no le basta con la lucha por la
igualdad y la libertad, sino que quiere llevar a cabo una revolución para acabar con la
situación de dominación a la que la mujer había sido sometida por el hombre. Así pues,
el feminismo no sólo fue robado por la izquierda, sino que además se convirtió en una
de las señas de identidad de la nueva izquierda. La única que, a juicio de Richard Rorty,
reúne las características necesarias para ser considerada una ideología en las
democracias actuales4.
La palabra feminismo es una de esas palabras de vocabulario político orladas de
prestigio por sí mismas, que hábilmente se la ha apropiado la izquierda, cuando lo cierto
es que el feminismo socialista se autodenomina ‘feminismo’ de manera impropia; pues
de lo que denostó y repudió este movimiento, desde Simone De Beauvoir hasta las
últimas manifestaciones de la teoría feminista española, es precisamente de la
2
Jesús Trillo-Figueroa, La ideología invisible, Libros Libres, Madrid 2005, y La revolución silenciosa, la
política sexual del feminismo socialista, Libros Libres, Madrid 2007
3
Alain Touraine, Postsocialismo, Editorial Planeta, Barcelona 1980
4
Richard Rorty, Feminismo ideología y deconstruccion en Ideología Un mapa de la cuestión Slavoj
Zizek como, Fondo de cultura Económica, Buenos Aires 2003.
.
2
feminidad, que para todas ellas constituye “algo que debe ser abatido”5, el objetivo que
debe ser deconstruido. La razón de ello la explica en su última obra sobre El mundo de
las mujeres Alaín Touraine6: según la teoría feminista la mujer como categoría es un
invento de los hombres, “el poder masculino inventó a la mujer como la cara oculta
turbia y él mismo tiempo atractiva de la humanidad. Esta es la construcción que cabe
deconstruir siguiendo los caminos señalados por Foucault y por Derrida”. Por eso el
feminismo de la izquierda española es un feminismo antifemenino, que repudia de la
idea natural de mujer.
El feminismo socialista que conocemos en la actualidad, nació del seno de la
nueva izquierda surgida después de mayo de 1968, como uno de los nuevos
movimientos sociales marginales que integrarían el llamado Gauchisme en Francia,
New left en los Estados Unidos, o en definitiva la nueva extrema izquierda, que fue la
protagonista estelar de aquella revolución. Desde entonces el feminismo político se
asocia a la izquierda política: por esta razón es necesario aclarar que no debe
identificarse con el feminismo tradicional, entendido como el movimiento de lucha por
la emancipación e igualdad de la mujer en el ámbito social, laboral y jurídico, que como
realidad sociológica e histórica en la sociedad actual, no es patrimonio de la izquierda, a
pesar de su apropiación, ni tampoco de la derecha si alguna vez lo pretendiera.
En la obra La tercera mujer, Gilles Lipovestki afirma que en el mundo actual la
mujer no tiene que demostrar nada: "ya ha dejado constancia de su capacidad
intelectual, profesional, artística y personal".7 En el mundo de hoy la mujer ha llegado a
las más altas cotas sociales, particularmente en el mundo de la política, en donde en los
últimos años está de moda, y se han producido éxitos políticos de mujeres en los niveles
más altos del poder en los gobiernos de sus países. En casi todos ellos se trata de
mujeres que no forman parte de ninguna corriente del feminismo político, sino que más
bien reniegan del feminismo socialista, y del sistema de cuotas; casi todas ellas son
conservadoras. Tal es el caso de Margaret Thatcher en Inglaterra o de Angela Merkel en
Alemania; también en países en desarrollo como es el caso de Corazón Aquino o
Violeta Chamorro. Podrían ponerse muchos otros ejemplos en todas las partes del
mundo. Nunca una feminista socialista ha llegado al poder en un país relevante.
5
“El objetivo del reconocimiento, es decir de la ideología feminista, es abatir la identidad sexual. Que la
categoría del sexo deje de ser una categoría para definir la realidad”. Alicia Mirayes, Pekín+10.
6
Alain Touraine El mundo de las mujeres, Paidos, Barcelona 2007
7
Gilles Lipovestki, La Tercera Mujer, Anagrama, Barcelona, 1999.
3
En puridad, debería hablarse de distintos feminismos políticos de acuerdo con el
punto de vista histórico; pero de entre las corrientes feministas surgidas de mayo de
1968, pueden distinguirse dos discursos feministas básicos: el de la igualdad y el de la
diferencia. El primero es más directamente político y se inspira en el igualitarismo
marxista y el existencialismo de Simone de Beauvoir; su fundamento es que la categoría
"mujer", ligada al concepto histórico cultural de la feminidad, debe desaparecer; éste es
el que se identifica con el llamado feminismo radical y posterior feminismo socialista.
El segundo está más conectado a la cultura y, al contrario de lo anterior, piensa ‘el
discurso de la feminidad’ como un ‘discurso salvador’ de la situación discriminatoria en
la que se encuentra la mujer.
Pues bien, a partir de los años 60, se puede hablar de distintas corrientes
feministas: feminismo liberal, feminismo radical, feminismo de la diferencia, post
feminismo, etcétera. En este aspecto histórico, el feminismo radical corresponde
propiamente a la corriente que surge a partir del 68, y se consolida durante la década de
los setenta. A partir de los ochenta su heredero es el feminismo socialista, por ser el que
continúa el feminismo de la igualdad y la tradición ideológica de la izquierda
posmarxista (el freudomarxismo surgido del sesentayocho). Este es el feminismo
triunfante en la izquierda española. Se trata de una opción política que con el tiempo ha
evolucionado hasta convertirse en una ideología política cerrada y con aspiraciones
totalitarias; que como tal ideología se conoce como ideología de género.
Esta ideología puede ser, en opinión de muchos, algo pasado de moda o
superado en los países que la vieron nacer (fundamentalmente Estados Unidos, Francia
e Inglaterra). Pero lo cierto es que en España actualmente constituye la corriente que se
ha convertido en un movimiento político en plena cresta de la ola. En nuestro país existe
una tradición de feminismo político radical procedente de la extrema izquierda, que ha
fraguado con la llegada al poder del Partido Socialista Obrero Español después de las
elecciones del pasado 14 de marzo de 2004. Esa tradición ha elaborado un pensamiento
propio, que se autodenomina teoría feminista8, en el que concurren, mujeres políticas en
activo y en el poder, con mujeres dedicadas al pensamiento y la filosofía feminista tales
como Amelia Valcárcel, finalista del premio nacional de ensayo en el año 1989, o Celia
Amorós vencedora de este premio- el más importante relativo al pensamiento que se
8
Celia Amorós y Ana de Miguel, Teoría feminista: de la Ilustración a la globalización, Minerva
ediciones, Madrid, 2005.
4
otorga en España- en el año 20069, que ha sido sin duda el año de las feministas. Junto
con ellas podrían mencionarse muchos otros nombres de mujeres, quienes desde de la
Universidad o desde la militancia puramente feminista, o socialista, constituyen un
grupo de poder, cuya presencia e influencia ideológica es la más importante en la
política española actual, a pesar de que, realmente, no pasa de ser una minoría en el
ámbito femenino de la sociedad española; y su existencia, ni es explícita, ni ellas
parecen tener más interés en dejar verla, de lo que sea estrictamente necesario para
conseguir sus fines. Ellas son la causa de la educación para la ciudadanía; por que ellas
crearon el principio de que lo personal es político.
2.- Lo personal es político.
El Totalitarismo conlleva la invasión por la política de todos los ámbitos de la vida, de
todos los espacios tanto el público como del privado. La consideración de que todo es
política, y de que la política comienza en el ámbito más íntimo del ser humano, cual es
la relación sexual, el matrimonio y la familia; es decir: el ámbito privado, fue hecha y
teorizada por el feminismo radical. Fuero ellas quienes convirtieron en dogma
ideológico el eslogan: lo personal es político.
El feminismo radical propiamente dicho, se desarrolló entre los años 1967 a 1975, es la
corriente de pensamiento feminista en la que cristaliza el feminismo de la igualdad,
como contrario el feminismo de la diferencia, que informa e inspira a la teoría feminista
española en boga. El feminismo radical se apropió ilegítimamente del movimiento
feminista, que hasta aquel momento había conseguido obtener las cotas más altas en la
lucha por la igualdad de derechos y oportunidades para la mujer. Como sus partidarias
dicen, durante estos años “se puso patas arriba”, tanto el feminismo teórico como la
práctica feminista, y sobre todo la sociedad, que era lo que iban buscando. A partir de
ellas el feminismo se unió al radicalismo en la teoría y en la práctica, en los
pensamientos y en las acciones.
Las primeras manifestaciones de grupos radicales aparecieron vinculadas a la
Nueva Izquierda naciente en los Estados Unidos a finales de los años sesenta, que se
agrupó en torno a lo que se conoció como el movimiento. Desde 1967 surgieron
9
Celia Amorós ganó el premio nacional de ensayo del año 2006, con el libro La gran diferencia y sus
pequeñas consecuencias para las luchas de las mujeres. Colección feminismos, publicada conjuntamente
por Cátedra, Universidad de Valencia y el Instituto de la mujer.
5
pequeños grupos autónomos de mujeres feministas radicales; tal es el caso del New York
Radical Women fundado en 1967 por Pam Allen y Sulamith Firestone. Esta y otras
organizaciones fueron las primeras manifestaciones de lo que más tarde se
denominarían nuevos movimientos sociales. Se trata de los nuevos movimientos
políticos radicales surgidos a partir de mayo de 1968, que integrarán lo que Alain
Touraine llamó el postsocialismo.
A pesar de su heterogeneidad, todos ellos seguían guiados por la ideología
marxista. Alice Echols apunta cómo el primer cambio teórico que dieron respecto del
marxismo tradicional, fue el desplazamiento conceptual desde el término de igualdad
como objetivo, hasta el de liberación. Eso no quiere decir que no se siguiesen
reivindicando la igualdad de derechos, sino que se llevó a cabo una ampliación de las
estrategias de lucha, que fundamentalmente iban referidas al objetivo de la liberación. A
partir de entonces el término con el que se conoció a los movimientos radicales
feministas fue el de women`s lib. El concepto de liberación, era una nueva versión de la
tradición emancipatoria de la izquierda, que a juicio de muchos, es lo que realmente
identifica a la izquierda como tal10. Pero es una liberación específica del feminismo, que
surge de una toma de conciencia de la ‘opresión masculina’. Para entenderlo mejor nos
puede servir la narración llevada a cabo por la feminista más famosa de Italia llamada
Luisa Muraro. Ella cuenta su encuentro con el feminismo en el 68, como un autentico
camino de Damasco que cambió completamente su vida. Hizo un viaje a Trento y de
camino fue invitada a una reunión de feministas en Roma; allí escuchó a una mujer
relatar la parte “menos nombrada y más liada de mi vida, también llamada vida privada,
pero que, en su modo de hablar, ya no era privada sino pública. Más bien, era política.
Pero lo fascinante era otra cosa: que esa vida privada mía recién elevada a la dignidad
de vida política, con todo su cargamento de problemas no resueltos, no recaían en
absoluto en mi, sino que, por el contrario, yo era una víctima inocente y hasta entonces
desconocedora de un poder que me había inicuamente oprimido junto con todas mis
semejantes: El poder masculino, el hombre, los hombres. De golpe, salieron las cuentas
¡y me sentí tan bien, tan realizada! Había sido puesta en el centro el mundo, no por lo
10
Esta es la opinión de Fernando Vallespín, Anthony Giddens y un largo etc.
6
que sabía o hacia, que nunca había sido suficiente, sino por lo que era: una mujer y una
víctima”.11
Las primeras organizaciones feministas radicales fueron los llamados grupos de
autoconciencia12. Se trataba de una nueva forma de actuación política, basados en la
idea de la democracia participativa como contrapuesta al modelo de democracia liberal
de grandes partidos. El objetivo común era en gran medida alcanzar una mayor
participación individual, y sobre todo ampliar los espacios públicos bajo el principio: lo
personal es político. Se constituían mediante reuniones en pequeños grupos,
coexistentes y compatibles con las grandes organizaciones de masas. Lo importante es
que para las mujeres cumplían la función de “encontrar su habitación propia un espacio
entre mujeres y para mujeres en el que pudiesen expresar libremente sus experiencias,
hablar de lo callado hasta entonces”
13
con la finalidad de tomar autoconciencia de su
opresión. En palabras de Juliet Michell consistía en: "un proceso de transformación de
lo oculto, los miedos individuales en una conciencia compartida de su significado como
un proceso social, la liberación de la angustia, la ansiedad, la lucha de proclamar lo
doloroso y transformarlo en político”.
Otra cuestión clave era la idea de la política de la experiencia, se trataba de hacer
un análisis social desde la perspectiva de la experiencia personal. Ser conscientes y
relatar la experiencia personal de cada una, para con ello conseguir, como decía
Catherine Mackinnon: la creación de la conciencia. Esto es, la construcción critica y
colectiva del significado de opresión, como la experiencia social de la mujer” tal y
como la viven las mujeres”. Practicaban la democracia deliberativa, tenían reuniones en
donde el objetivo principal no era tomar decisiones después de la discusión y la
deliberación. Lo importante era el debate, y el hecho de compartir las experiencias. En
fin, se trataba de tomar conciencia de grupo, a modo de conciencia de clase que
facilitara la transición del ámbito personal al ámbito político. Para muchos teóricos de la
izquierda americana, estos grupos de autoconciencia supusieron el origen de nuevos
planteamientos de profundización democrática, que luego adoptarían nuevas corrientes
de la izquierda, como el nuevo republicanismo; ideas tales como: la democracia
deliberativa o la democracia fuerte de Benjamín Bárber, que, curiosamente, son tan
11
Luisa Muraro, la mujer de Marx, en VVAA, feminismi, stampa alternativa, 1996, Milano. Luisa es la
filosofa representante mas característica del feminismo de la diferencia autora de un la célebre tesis
llamada la mística simbólica de la madre
12
Consciousness-raising groups.
13
Cristina Sánchez Muñoz, en Feminismos debates teóricos contemporáneos, Alianza, 2001.
7
queridas por nuestro nuevo socialismo gobernante. Pero ellas llegaron primero, aunque
no se sepa o no figure oficialmente, como tantas veces ha sucedido: las mujeres actúan
calladamente, bajo la superficie, y los hombres haciendo lo mismo, se pavonean
después.
Los temas que se debatían eran las experiencias personales respecto a la
sexualidad, la familia, la maternidad, o los sentimientos. “Temas considerados
personales y privados, por tanto, sin trascendencia política, que ahora eran analizados
como causas de opresión de las mujeres y ponían de relieve que las relaciones
personales son políticas, con ello ponían en práctica el lema de la época lo personal es
político". La política ya no se reduce al ámbito estatal, sino que un grupo de mujeres
reunidas en una cocina estaban creando un ámbito público y político: estaban
transformando la política.
El primer objetivo político debía ser crear un sujeto revolucionario, para ello era
necesaria una toma de conciencia, a modo de conciencia de clase, que se llamaría
conciencia de género, que les diera sentido de su posición dialéctica de opresión para
desde ella luchar revolucionariamente y transformar la realidad. Así como Lukacs
concebía al proletariado como la única clase privilegiada, capaz de tomar conciencia de
la realidad y de la situación, para poder llevar a cabo su transformación14, las feministas
radicales creyeron constituir el único sexo capaz de comprender la situación para poder
llevar a cabo la revolución. Para llegar a esa conclusión, no había que discurrir
demasiado, al fin y al cabo tan sólo hay otro sexo. Por lo tanto en relación con él, o se
siente amor, o se siente odio; o se hace el amor, o se pelea. Esto último prevaleció, y se
lucubró que toda la historia de la relación con el otro sexo, había sido una historia en
clave de opresión, de dominación del hombre sobre la mujer. La historia era una lucha
de sexos, en donde siempre la mujer había llevado la peor parte. Era necesario y urgente
liberarse de todo ello. El ámbito en el que la liberación se iba a llevar a cabo, era la
novedad: el más íntimo, primero en la alcoba, después en el ámbito doméstico y
familiar; más tarde sería el social, y finalmente el Estado.
Así pues, para ser radicales no se trata sólo de ganar el espacio público –igualdad
del trabajo, la educación o los derechos civiles y políticos– sino que también es
14
Cristina Sánchez Muñoz, en Feminismos debates teóricos contemporáneos, Alianza, 2001, apartado 1.2
los grupos de autoconciencia: de la experiencia a la teoría.
8
necesario transformar el espacio privado15. Es esta radicalidad política la que convierte
al feminismo radical en una ideología totalitaria, pues su ambición expansiva en todos
los ámbitos de la vida, empezando por lo más privado, la convierte en un nuevo
reducccionismo político. Mary Evans en su análisis sobre el pensamiento feminista
contemporáneo, afirma que “una de las ideas más radicales del feminismo
contemporáneo es su pretensión de que el espacio privado del hogar y la familia debe
estar sujeto al escrutinio público”16. De esta forma es como esta ideología con su afán
de intervención en todos los órdenes, constituye un nuevo totalitarismo. Es lo que
habilita ideológicamente a nuestro socialismo feminista para intervenir en la vida
privada, y en el ámbito de las creencias. Al cabo, para esto sirve la teoría feminista
como ideología orgánica. Si hay una ideología política opuesta al liberalismo del
“laissez faire”, de la libertad entendida como la no interferencia del estado, esta es, sin
duda, el feminismo radical. Sin embargo, muchos llamados “liberales” consideran que
algunas de las propuestas del feminismo radical constituyen puras opciones morales o
cuestiones de conciencia –tales como la discriminación positiva en la violencia de
género, o el matrimonio entre personas del mismo género–, cuando en realidad se trata
de cuestiones políticas, porque suponen la mayor injerencia en la vida privada que haya
hecho el poder político en los últimos tiempos. Son los nuevos compañeros de viaje de
una ideología, cuyos principios y fundamentos son diametralmente opuestos a los
principios liberales.
3.- La construcción de la ideología
La construcción de esta ideología feminista radical, se debe principalmente a la
obra de tres mujeres, seguidoras y discípulas de Simone De Beauvoir, la autora del
Segundo sexo, que hizo época con su concepción de que la mujer no nace, se hace. La
primera es Germaine Greer, ella fue la que aportó la estrategia revolucionaria, a través
de la revolución sexual. Le sigue Kate Millet, quien elaboró una de esas” verdades
supuestamente universales, últimas o absolutas, empleadas para legitimar proyectos
15
Nuria Varela, ob. cit. También es interesante la teoría de la democracia feminista como teoría política
que supera al liberalismo y la socialdemocracia, en Alicia Miyares, Democracia feminista, Editorial
Cátedra, Universitat de Valencia, Instituto de la mujer, Colección Feminismos, Madrid, 2003.
16
Mary Evans, Introducción al pensamiento feminista contemporáneo, Cáp. 2, Minerva Ediciones,
Madrid, 1997.
9
políticos o científicos”17: el patriarcado. Se trata de la última gran narración de la
modernidad, en los términos en los que hablaba François Lyotard; al igual que sucedía
con verdades parecidas, como la emancipación de la humanidad a través de los obreros
(Marx), la creación de la riqueza (Adam Smith), o la dominación del inconsciente
(Freud). Y finalmente Shulamith Firestone, que convierte el conjunto de estas ideas en
una doctrina filosófica sistemática, coherente, cerrada; y, por supuesto, científica, con su
dialéctica del sexo, a modo de ideología postmarxista.
Greer asume las tesis del freudo-marxismo en boga en el 68, en particular las
teorías de Herbert Marcuse y Wilhem Reich en torno a la revolución sexual. Para ellos
el capitalismo había encerrado al hombre en una sociedad reprimida sexualmente, cuya
liberación sólo podría producirse a través de la revolución sexual, mediante la supresión
de cualesquiera trabas a la inhibición de la libido, y la práctica del amor libre. En el
mismo sentido nuestra autora realizó una reivindicación del deseo y del goce sexual
femenino de forma revolucionaria. Ella sostiene, siguiendo a Reich, que “la sexualidad
es práctica revolucionaria y provee de energía para descubrir y crear”. Según Greer, la
mujer había sido sometida hasta entonces a un “engaño sexual” “realizado por los
psicólogos, los dirigentes religiosos, las revistas femeninas y los hombres".
Para ella la ancestral represión sexual que sufre la mujer es correlativa a las
demás formas de represión que le son impuestas. Ante tales represiones, junto con la
liberación sexual, lleva a cabo propuestas –tan equilibradas y juiciosas– como las
siguientes: la “castración de la mujer” se ha llevado a cabo en un marco en el que el
hombre se apropia de la energía sexual femenina, distorsionándola con dos tipos de
mitos: el amor romántico y el matrimonio. Ambos construyen "la fantasía mutua sobre
el amor heterosexual más comúnmente aceptada en nuestra sociedad: la familia", por lo
tanto, la revolución debe consistir en romper las "relaciones socialmente legitimadas
como el matrimonio; la mujer debe ser autosuficiente y evitar de manera deliberada
establecer dependencias exclusivas y otros tipos de simbiosis neuróticas”.
En cuanto al mensaje de la obra de Kate Millet, conlleva la idea de que la mujer
está universalmente oprimida y explotada por el hombre, y lo ha estado siempre desde
17
El concepto de gran narración o meta relato, lo expuso por primera vez Jean Francois Lyotard en su
obra sobre la posmodernidad. En este caso estas reflexiones están sacadas del libro la posmodernidad
explicada a los niños, Gedisa, Barcelona 2005.
10
los comienzos de la historia. Esta relación de opresión y explotación constituye un
sistema de dominación, que es el sistema de dominación básico, sobre el que se asientan
todos los demás sistemas; es decir: el patriarcado. A partir de ella no puede haber una
auténtica revolución feminista, si no se destruye el sistema patriarcal. El patriarcado es
definido como "política sexual", entendiendo por política "el conjunto de estratagemas
destinadas a mantener un sistema o el conjunto de relaciones y compromisos
estructurados de acuerdo con el poder, en virtud de los cuales, un grupo de personas
queda bajo el control de otro"; es decir, las mujeres bajo el control y el dominio de los
hombres desde que el mundo es historia. La relación entre los sexos es política: es una
relación de poder; en esto consiste básicamente la política sexual18. Con esta luminosa
idea, que más tarde se adjudicaría a Michel Foucault, el sexo se convierte en un
instrumento de poder, en un medio para que el poder político pueda “controlar y
mandar”, y someter a las mujeres a sus intereses. La consecuencia lógica es que para
conquistar el poder, la mujer debe hacerlo a través del sexo, de ahí surge la necesidad de
la revolución sexual para el feminismo.
Finalmente en cuanto a Sula Firestone, sin las consideraciones filosóficas de
Simone de Beauvoir, pero de una forma mucho más simple y clara, consideraba que lo
que hace a la mujer un sexo oprimido es la maternidad, definida como “la servidumbre
reproductiva determinada por la biología”. Establecida esta “verdad
apriorística,
incontestable, absoluta y cerrada”, Sula construye todo un meta-relato, que constituirá
una nueva ideología, completa, sistemática, y científica. De esta forma el feminismo se
convierte en la alternativa al marxismo como solución global. Su sistema filosófico se
inspira también en el freudo-marxismo de la parte más heterodoxa de la escuela de
Frankfurt. En lugar de desarrollar una interpretación materialista y económica de la
historia, ella realizará una interpretación sexual de aquella: la dialéctica del sexo. Y
siguiendo el método marxista, llevará a cabo la construcción de un “nuevo materialismo
histórico”, que ella define como " aquella concepción del curso histórico que busca la
causa última y la gran fuerza motriz de todos los acontecimientos en la dialéctica del
sexo: en la división de la sociedad en dos clases biológicas diferenciadas con fines
18
Las ideas centrales aquí expuestas sobre la obra Política sexual de Millet están sacadas del análisis de
Alicia H. Puleo, sobre feminismo radical en la obra colectiva Teoría feminista: de la Ilustración a la
globalización, tomo dos, Ediciones Minerva, Madrid, 2005. Alicia Puleo es una de las más ilustradas
representantes de la actual teoría feminista española. Sus análisis sobre el feminismo radical y la
influencia del freudo marxismo y la revolución sexual en la teoría feminista, suelen ser muy acertados.
11
reproductivos, y en los conflictos de dichas clases entre sí; en las variaciones habidas en
los sistemas de matrimonio, reproducción y educación de los hijos creadas por dichos
conflictos; en desarrollo combinado de otras clases físicamente diferenciadas (castas);
en la prístina división del trabajo basada en el sexo, que evolucionó hacia un sistema
(económico, cultural) de clases”19.
Firestone considera que hasta entonces no había habido un feminismo científico,
“anteriormente tan solamente había habido un feminismo utópico” –con exclusión de
Simone de Beauvoir a quien sigue en sus planteamientos–. Al igual que los marxistas se
atribuían el monopolio de la ciencia en la filosofía política, Firestone también se auto
postula la única poseedora de la ciencia. Pero su metodología es, como decíamos,
fundamentalmente marxista, y por lo tanto, parte de la doctrina de la teoría y la praxis,
que conlleva, entre otras cosas, que aquello que no puede ser puesto en práctica no es
posible teorizarlo. Es decir, solamente es posible plantear determinados problemas
cuando existen las condiciones técnicas que permiten su solución. Esos problemas
teorizados deben ser revolucionariamente suprimidos. Recordemos aquello de que el
mundo no debe ser pensado sino que a partir de ahora debe ser transformado. Tal
sucede, por tanto, con la reproducción biológica: si éste es el problema, suprimamos el
problema, y establezcamos como sistema general de reproducción la reproducción
artificial, ya que hoy es científicamente posible.
Junto a la teoría, su sistema contiene todo un programa revolucionario, cuyo
principal objetivo es la familia. Así lo expresa Celia Amorós: "Toda su crítica se centra
en la supresión de la familia como el objetivo fundamental a conseguir". La revolución
de las mujeres para controlar los medios de reproducción es paralela a la revolución del
proletariado para controlar los medios de producción. Y la forma de controlar los
medios de reproducción es mediante la abolición de la familia biológica. Para Firestone,
siguiendo a Marcuse, la familia es la causa de la existencia del tabú del incesto, el
auténtico origen de la represión sexual percibida por el niño desde la infancia. Esta idea,
junto con la identificación del padre como el símbolo del poder por parte del niño, y la
envidia del pene por parte de la niña como equivalente a la envidia del símbolo del
poder del varón constituyen las razones determinantes de la estructura de poder
patriarcal o andrógeno del sistema socio-sexual, que domina nuestras sociedades.
Bastará por tanto con eliminar la familia biológica para eliminar el tabú del incesto, y en
19
Sulamith Firestone, The dialectic of sex, Bantam Books, New York 1970. La versión española de La
dialéctica del sexo de Sulamith Firestone está editada en Barcelona, por Kairos, en 1976.
12
consecuencia inhibir los instintos reprimidos, o las pulsiones básicas de placer, que
oprimen a los individuos y a la sociedad. La represión sexual precoz es el mecanismo
básico en la construcción de las estructuras de poder, que sostienen la servidumbre
política, ideológica y económica que sufren las mujeres. El fin del tabú del incesto y la
abolición de la familia tendrá como efectos la liberación sexual, y la liberación
consecuente de la cultura. Llegaríamos así a la sociedad del Eros, presidida por el
principio de placer.
Especial consideración tiene para Firestone el tema de los niños. Según ella existe
un paralelismo entre el mito de la infancia y el mito de la feminidad. La infancia
también es una construcción cultural, y de la misma manera que debe producirse una
emancipación de la mujer, debe también producirse una emancipación sexual de la
infancia. Ella repudia de la cultura de protección y cuidado de los niños, y entiende que
el programa del feminismo radical debe asumir la solidaridad histórica con los niños y
conseguir la emancipación de la infancia.
Estas obras constituyen el referente teórico del feminismo socialista como
ideología. Sus propuestas e ideas han quedado superadas en los Estados Unidos, donde
nacieron; pero su influencia es determinante en el feminismo socialista, en el feminismo
de la igualdad que representan las feministas españolas actualmente en el poder. Por
esta razón, para ellas constituye una teoría en la que se asientan las premisas
fundamentales de la ideología, que Alicia Miyares define como feminismo a secas,
apropiándose ilegítimamente de un nombre cuyo significado es mucho más amplio.
Por otro lado, es necesario resaltar, que de estas obras nace la política sexual. Como se
puede observar, el acento en la sexualidad es lo que diferencia al feminismo radical del
anterior movimiento feminista reivindicativo. El feminismo ideológico considera, que la
convicción más profundamente arraigada en nuestra cultura es la del dominio sexual,
porque en él se cristaliza el concepto más elemental de poder: el poder del patriarcado.
En las civilizaciones históricas, por tanto, el sexo es una categoría social determinante
del poder. La libertad sexual, de esta forma, se convierte en el foco de la lucha
revolucionaria; por esta razón la revolución sexual va unida desde entonces a los
planteamientos feministas. Identificándose el feminismo a partir de aquí, con objetivos
tales como: el amor libre, la contracepción, la despenalización del aborto, el divorcio
libre o la reproducción artificial, convirtiendo la política, en política sexual.
13
4.- La agenda política y la ciudadanía
Aterrizando en la coyuntura histórica española actual, la filósofa feminista socialista,
militante del PSOE, Amelia Valcárcel, una de las más caracterizadas representantes de
la teoría feminista española,
20
opina que el feminismo contemporáneo tiene ante sí el
reto de dos tipos de agenda "la agenda contra la honestidad y la agenda del poder... en
España la primera ya se ha realizado, y se está realizando; y ha supuesto el cambio de la
moral femenina… ahora es necesario realizar la agenda del poder”. Para lograr realizar
ambas agendas lo más importante es conquistar la ciudadanía, porque "el feminismo es
una tradición de pensamiento político, con tres siglos a la espalda que surge en el
mismo momento en el que la idea de igualdad y su relación con la ciudadanía se
plantean por primera vez en el pensamiento europeo"21
El tema de la filosofía política, del poder y la conquista del poder, ha estado siempre
presente en la teoría feminista española desde su origen, particularmente en la obra de
Amelia Valcárcel. La lucha por la inclusión de la ciudadanía feminista en la agenda
política es lo que ha marcado las movilizaciones feministas desde que el feminismo se
integró y encauzó a través del socialismo, en el Partido Socialista Obrero Español. Así
lo cuenta nuestra autora: "El papel de la filosofía feminista fue fundamental, bajo la
dirección de Celia Amorós se reunió en el CSIC el primer grupo de investigación sobre
mujer y poder. Esto sucedía en 1987. Paralelamente las mujeres comenzaron a moverse
en el seno del partido socialista y se abría la debatida agenda de las cuotas. La teoría
comenzó a acuñar terminología y argumentación para prestarlas al debate, y la política
práctica a conducirlo. En 1992 y organizado por el Instituto de la Mujer que estaba bajo
la dirección de Purificación Gutiérrez en el ámbito de la UIMP se desarrolló un curso
que presentó directamente el tema del acceso las mujeres al poder público político;
comenzaba a aparecer lo que pocos años después constituiría la agenda de la paridad".
Este testimonio procedente de una intelectual militante del PSOE, es revelador de cómo
20
Amelia Valcárcel nació en 1942 en Madrid, es catedrática de ética y política de la UNED. Es madre de
una hija nacida en 1981, en 1989 fue finalista del premio Nacional de ensayo por su obra Hegel y la ética.
En 1993 fue consejera de educación cultura deportes y juventud del gobierno del Principado de Asturias
con el PSOE. En 1994 fue finalista del premio nacional de ensayo por su obra del miedo a la igualdad, en
1995 es nombrada directora de Leviatán revista de pensamiento político editada por la fundación Pablo
Iglesias. En 1996 se afilia al PSOE. A partir de 1997 forma parte del jurado de los premios Príncipe de
Asturias. Actualmente es miembro del Consejo de Estado
21
Amelia Valcárcel, La política de las mujeres, Cátedra, Universidad de Valencia, Instituto de la mujer,
Madrid 2004, página 89.
14
la teoría feminista ha aportado la ideología, el soporte ideológico para la acción, “la
terminología y argumentación”, a las mujeres dedicadas a la practica política en el
Partido Socialista. En su obra sexo filosofía sobre mujer y poder, Amelia Valcárcel
aboga, como Kate Millet, por hacer del feminismo una teoría política, que bien pudiera
identificarse con lo que venimos llamando política sexual; al tiempo que otras
tendencias feministas argumentaban en contra de la lucha por el poder, en base a
prejuicios tales como la identificación del poder con la masculinidad y el patriarcado. A
contrario de los liberales doctrinarios, su tesis es: "que no tener poder corrompe y en
ocasiones más deprisa". Su concepción del poder inspirado en la contracultura y
particularmente en las obras de Marcuse y Foucault, no se refiere al poder político
institucionalizado, sino a la visión más amplia de ‘poder’ en todo tipo de relaciones,
comenzando por la relación sexual. Con posterioridad, en su obra Política de las
mujeres, califica al feminismo como un movimiento de ‘izquierda universalista’ y, por
tanto, ‘internacionalista’ cuyo desafío ha de hacerse con el referente ilustrado de
universalización de los derechos, lo que implica la lucha por la democratización en todo
el planeta, por la separación de lo político y lo religioso, y por la extensión de los bienes
conseguidos en el mundo norte a toda la sociedad; pero comienza con la
universalización de lo humano sin distinción de sexos. De todo ello lo más importante
para las mujeres es la obtención de los conceptos de ciudadanía e igualdad. Su idea de
la ciudadanía fundamentalmente se refiere al reconocimiento como individuo,
entendido como lo genéricamente humano. Para lograr la idea de esa ciudadanía hemos
de partir del reconocimiento, y para conseguirlo ha de transformarse, deconstruir, la
educación en los términos que veremos posteriormente en el desarrollo de su alumna
Alicia Miyares. Pero la conquista de la ciudadanía por el feminismo tropieza con el
techo de cristal, con esta expresión se refiere a todo el conjunto de prácticas y
maniobras que impiden el acceso igualitario de la mujer al poder respecto a los
hombres, debido a los sistemas de cooptación. Por esta razón ella aboga por el sistema
de discriminación positiva, de cuotas y de paridad: "el fin del sistema de cuotas es
asegurar la relativa igualdad en el punto de salida y a fin de promover la igualdad al
final del proceso". La paridad no se concibe como un logro, sino como un derecho, que
debe tener rango constitucional. Su discípula Alicia Miyares escribe: “el feminismo
entiende la paridad como un derecho que asegura la representatividad proporcional de
los sexos. La paridad no es una concesión a la representatividad de las mujeres que
dependa del voluntarismo de los partidos políticos, es un derecho que no puede ser
15
alterado dependiendo de las circunstancias políticas exactamente igual que el derecho al
voto y por ello debe ser registrado como derecho constitucional de las mujeres”22.
5.- El feminismo ilustrado y la ciudadanía feminista.
La corriente o escuela de pensamiento feminista radical, que hemos denominado
feminismo socialista, en su versión española se presenta en su aspecto doctrinal como la
teoría feminista, y en su manifestación comunicativa política se autodefine como
feminismo ilustrado, como vamos a analizar a continuación. En su introducción a la
historia de la teoría feminista23, Celia Amorós y Ana de Miguel nos aclaran que su
feminismo se inserta en la tradición de las teorías críticas de la sociedad, que tienen su
origen en la escuela marxista de Frankfurt. Los teóricos de esta escuela argumentaban
que, las ideas, la objetividad, la ley científica, la lógica misma, no son ni neutrales, ni
universales, ni objetivas, sino que expresan una visión del mundo propia de la estructura
del poder: los ideales políticos de la ‘clase dominante’. Para ellos la teoría crítica lo
primero que tenía que hacer sería un juicio valorativo, a saber: criticar las ideas
presentes en la sociedad, considerando que se han formado en condiciones de opresión
dando lugar a falsedades, y reemplazarlas por las que emitirían personas libres, que
darían lugar a verdades. La teoría feminista sigue este mismo esquema, solo que el
mundo objeto de su tarea crítica es el sistema sexo-género, puesto que es ‘el modo
esencial y no contingente en el que la vida social se organiza’, y en el que se reflejan los
ideales de la clase dominante: el patriarcado, que es la clase dominante de los hombres
que oprime a las mujeres. Así pues, la teoría feminista, obedece a la tradición del
marxismo, pues como Amelia Valcárcel sostiene: “el feminismo es un igualitarismo y
pertenece a la tradición política de la izquierda”24.
De acuerdo con los razonamientos de la teoría feminista, el feminismo comparte con el
socialismo la ambición por la igualdad, que es la base de de la aplicación de la justicia
distributiva, pero el feminismo no se conforma con esto, va más allá, su objetivo es la
justicia sexual , que según Iris Young exige que él concepto de distribución propio de la
justicia socialista, sea sustituido por los conceptos de dominación y opresión, para poder
22
Alicia Miyares, La paridad como derecho, El periódico feminista, Web. 10-1-2007
Celia Amorós y Ana de Miguel teoría feminista de la Ilustración a la… tomo uno Minerva ediciones
Madrid 2005
24
Amelia Valcárcel, en la política de las mujeres, ediciones cátedra, Universidad de Valencia, Instituto la
mujer Madrid 2004
23
16
construir un sentido de la ‘justicia sexual’ acorde con las exigencias feministas25. En
cualquier caso, lo que al final hace real la conjunción entre el feminismo y el socialismo,
es la persecución de tres paradigmas revolucionarios: el paradigma de la emancipación,
común a toda la izquierda radical: el paradigma del ‘reconocimiento’, propio del
feminismo; y el paradigma de la igualdad propio del feminismo y el socialismo. La
realización de estos objetivos, es lo que haría posible el triunfo del feminismo socialista.
Comencemos pues con el paradigma emancipatoro. Una de las características de la
radicalidad que adorna a nuestras feministas socialistas, es la actitud para partir siempre
de la raíz, siempre que sean ellas quienes decidan donde está ubicado el árbol; lo cierto
es que así como para ellas el sexo se inventó en el 68, el pensamiento, y parece que la
propia historia, nacieron con la Ilustración en el siglo XVIII. Para la teoría feminista, el
feminismo es hijo de la Ilustración: “es heredero directo de los conceptos ilustrados, y
es ilustrado el mismo”26. María Teresa Fernández de la Vega cuando se ha definido
políticamente, se autodenomina ‘feminista ilustrada’27, es decir perteneciente al llamado
feminismo ilustrado. Esta es una idea que surge de la obra de la más caracterizada
filósofa de la teoría feminista española, Celia Amorós28. Para ella la tarea del feminismo
consiste en establecer un diálogo -en sentido estricto de dia- logos; es decir, camino a
través de la razón- con los filósofos, a lo largo de la historia del pensamiento moderno,
comenzando por la Ilustración. A partir de su primera obra reivindica el nacimiento del
feminismo en la Ilustración, porque entiende que para las mujeres es posible hacer
extensiva la reclamación ilustrada de emancipación y sus logros de libertad, igualdad y
fraternidad en las que se resumen la reivindicaciones revolucionarias del siglo XVIII;
aunque para lograr esta herencia, es necesario “hacerlo desde la crítica a las
insuficiencias de los pensadores protagonistas del pensamiento emancipatorio de las
luces, por qué ellos no tuvieron en cuenta a la mitad de la humanidad; es decir: a las
25
Iris Young, citada por Alicia Miyares en democracia feminista, ob. cit.pag. 27
Amelia Valcárcel, ibid, pag, 53
27
Entrevista con Joaquín Tagar en El Socialista
28
Celia Amorós nace en Godella, Valencia, en 1945, en 1967 contrae matrimonio con Joseph Vicent
Marqués de quien se divorció en 1976, en 1969 nació su hija, en 1973 se doctora en la Universidad de
Valencia, en 1980 obtiene el premio María Espinosa de ensayo al mejor artículo publicado sobre temas de
feminismo: feminismo y partidos políticos, en 1985 obtiene la cátedra de filosofía de la Universidad
Complutense de Madrid en el departamento de teoría del conocimiento historia del pensamiento, de 1989
a 1993 dirige el Instituto de investigaciones feministas de la Complutense de Madrid. Celia Amorós ha
dirigido numerosas tesis doctorales, ha participado en infinidad de congresos nacionales e internacionales
sobre feminismo, ha impartido un elevado número de conferencias así como publicado muchos libros
cuyas citas y referencias se anuncien en esta obra. En el año 2006 ha obtenido el premio nacional de
ensayo con la obra citada anteriormente
26
17
mujeres”. Ciertamente que si lo hicieran de otra manera, mas bien parecería un ejercicio
de masoquismo, ya que si uno estudia a los pensadores y filósofos que ellas han
estudiado, descubre que es precisamente en esta época, cuando surgen todas las teorías
que naturalizan al sexo femenino como algo esencialmente inferior del masculino; En
este sentido Amelia Valcárcel dice: "para excluir a las mujeres de la esfera de la
igualdad, la esfera política por excelencia, fue preciso naturalizarlas. Y ese camino,
comenzando por Rousseau y seguido con matices por Hegel, fue rematado por
Sopenhauer”29.
A pesar de tenerlo tan claro siguieron en su terquedad ilustrada, en el Seminario
Permanente Feminismo e Ilustración que durante los años 1988 a 1992 sirvió de
semillero de la teoría feminista española, en la que se encuadran las más destacadas
representantes del mundo académico feminista30. En fin, el carácter feminista de la
Ilustración no se sostiene desde el menor análisis de rigor, histórico, filosófico o
jurídico.
Pero de lo que se trata es de la emancipación, que es para lo que les vale la Ilustración a
nuestras teóricas feministas. El pensamiento ilustrado a partir del sapere aude de Kant,
(atrévete a saber) manifiesta un afán común por liberar al ser humano de “las cadenas de
la superstición y la religión, para hacerle libre para pensar y emanciparse de la tutela de
criterios externos, de dioses y de normas exteriores (heteronormatividad) a su propia
autonomía moral”, a su propia capacidad racional. Sin embargo tal enunciación dejaba
afuera la mitad de la especie humana por que se dirigía solo a la parte masculina, y
relegaba a la femenina al mundo de la vida privada y doméstica. “A pesar de las
sombras de estas luces de la razón ilustrada, las feminista, deben construir una crítica, al
tiempo que también un proyecto para conseguir los ideales de emancipación
establecidos por la Ilustración”31. Esta emancipación lo es en un triple aspecto: el
filosófico entendido como la consagración de la autonomía de la razón como único
29
Amelia Valcárcel, ibid, Pag,37
Entre otras pueden citarse: Ana de Miguel Álvarez Profesora titular de la Universidad de La Coruña.
Ángeles J. Perona Profesora titular de la Complutense de Madrid. La Argentina nacionalizada española
Alicia H. H.Puleo directora de la cátedra de estudios de género de la Universidad de Valladolid. Asunción
Oliva Portoles catedrática de Instituto en filosofía. Cristina Molina Petit doctora en filosofía y miembro
del Instituto de investigaciones feministas de la Universidad Complutense. Raquel Osborne Profesora
titular de sociología del género en la UNED. Luisa Posada Kubissa profesorado la Universidad
Complutense de Madrid en el departamento de filosofía teoría del conocimiento y teoría crítica feminista
y un largo etcétera
30
31
Las citas de Celia Amorós están relacionadas en la obra Celia Amorós de Luisa Posada Kubissa,
Biblioteca de mujeres, ediciones del Orto, Madrid 2000
18
criterio de conocimiento valido; el político, que se concreta en la obtención de la
ciudadanía; y el sexual que se logra con la emancipación del cuerpo y el fin del sexo.
Ahora bien, este concepto de ciudadanía no es el concepto del derecho político surgido
de la Revolución Francesa, que atribuye un estatus político a los individuos nacionales
de un estado, en virtud del cual se le otorgan determinados derechos, obligaciones y
libertades públicas. La ciudadanía así entendida es la propia del liberalismo y del
socialismo, pero es algo que no se les otorgó a las mujeres sino sólo a los hombres. El
intento de extender la declaración de derechos y libertades del hombre y de los
ciudadanos de 1789 a las mujeres, le costó la cabeza a Olimpia de Gouges y sus
compañeras, que fueron condenadas a la guillotina por pretender una declaración de
igualdad de derechos para las mujeres. La ciudadanía que reivindica el feminismo
ilustrado es un concepto diferente, matizado por el feminismo, cuyo significado vamos
a tratar de descifrar en las páginas siguientes; pues en estas ideas esta el origen de los
contenidos de la asignatura ‘educación para la ciudadanía’, que ha impuesto la nueva
ley general de educación.
Según nuestras teóricas feministas, “la modernidad ilustrada valora a los
individuos por sus méritos concediéndoles la ciudadanía, a diferencia del antiguo
régimen y del feudalismo estamental, que concedía los derechos a los hombres en virtud
de su cuna. A pesar de la coherencia inicial los ilustrados niegan la condición de
ciudadana a las mujeres, y se les vuelve a relegar a la condición de su nacimiento, cuál
es el sexo”. La exclusión fundamental de la mujer es la privación del ámbito de la
ciudadanía, reduciéndola al ámbito doméstico como lugar natural de su sexo, según la
concepción de J.J. Rousseau, que “en lo relativo al sexo fue extraordinariamente
concluyente: político es aquello que surge del pacto social, la desigualdad entre los
sexos no tiene ese origen; es, por lo contrario, natural”32; no obstante el feminismo
ilustrado parte de la idea jacobina de que no hay más derechos ni sujetos de los mismos
que los que surgen del pacto social, al cabo del estado. Para ellas, a igual que para
Rousseau, el estado de naturaleza previo, es un estado inocente y bondadoso en el que
además existe una inocencia sexual manifestada en la indiferencia absoluta, de forma
que es la sociedad quien crea la diferencia sexual. Por lo tanto, es la ciudadanía
producto del pacto social quien restablece los derechos, y por ello su manifestación más
específicamente relativa a las mujeres: la igualdad. Esto de lo que se excluyo a las
32
Amelia Valcárcel, Ibidem, pag. 58
19
mujeres, es lo que debe volver a recuperar la mujer: “porque sólo una sociedad que lleve
a efecto la reclamación ilustrada de la igualdad dejaría de reproducir "la marca de
género" esto es, la adscripción de las mujeres a un grupo social determinado en razón de
su nacimiento como mujeres”33.
Para averiguar cuál es la explicación racional en virtud de la cual los pensadores
ilustrados excluyeron a la mujer de la igualdad ciudadana, Celia Amorós en su obra
Hacia una crítica de la razón patriarcal34 hace un análisis genealógico de la historia del
pensamiento moderno, para buscar el origen de la dominación en la que se encuentra la
mujer, que fundamenta el sistema patriarcal. Sistema “que se define de manera no
explícita, pero sí implícita, en los núcleos internos del discurso, como un sistema de
dominación masculina sobre las mujeres”, y que en expresión radical de Amelia
Valcárcel “afecta a todas las mujeres. Absolutamente todas, genéricamente están en
posición simbólica de sumisión frente al poder simbólico masculino”35. En sus estudios
genealógicos, Amorós, analiza el pensamiento desde el origen de la Ilustración en
adelante, pasando por el Romanticismo y llegando hasta las últimas manifestaciones de
la filosofía postmoderna, y en todos los sitios haya lo mismo: misoginia. Si misógino
era la Ilustración, más misógino aún fue el Romanticismo decimonónico; como en
relación a la obra de Hegel pone de manifiesto su compañera Amelia Valcárcel, que no
obstante a pesar de la misoginia del filósofo prusiano, se considera postthegeliana; de la
misma manera que se olvida que Nietzsche aconsejaba llevar el látigo cuando se va con
mujeres, para apuntarse a la moral derivada de la filosofía Nietzscheana.
Para Amorós, lo que une la genealogía patriarcal en los pensadores de la
modernidad ilustrada, y en el romanticismo posterior, es: la subjetividad, el concepto de
sujeto, entendido como aquel que es capaz de ser o no ser titular de pacto, titular de los
derechos fundamentales y por tanto de trato igualitario, en definitiva titular de la
ciudadanía. La mujer fue excluida como sujeto y considerada como el “otro”, la
naturaleza; hasta que Simón de Beauvoir puso de manifiesto esta situación y propuso
liberar a las mujeres de las ataduras de su naturaleza y su corporeidad maternal. Amorós
y el resto de la teoría feminista son fieles seguidoras de Beauvoir, y las teóricas del
feminismo radical. Para ellas, recuperar la condición de sujeto y la ciudadanía en una
sociedad igualitaria, exige suprimir la división de géneros y de sexos; éste es el mensaje
33
Luisa Posada, Celia Amorós, ediciones del orto Madrid 2000.
Celia Amorós, Hacia una critica de la razón patriarcal, Barcelona, Anthropos, 2ª ed. 1991
35
Amelia Valcárcel, ibid, pag. 71
34
20
de fondo del feminismo ilustrado que propone Celia Amorós, y que persigue la
ideología de nuestro feminismo socialista. Por eso el feminismo es también un
‘proyecto ético’, en el sentido de que exige una acción para llevar a cabo sus
concepciones normativas. No basta con realizar una pura teoría descriptiva sino que es
además necesario llevar a cabo una aplicación de la ‘ética de lo necesario’, para poner
en vigor la igualdad; por eso se trate un proyecto perfectivo (ateniente al deber ser) de la
"la mujer nueva" y de “la transformación revolucionaria de las relaciones entre los
sexos”36; esta es la razón por la cual siempre consideraron que el primer paso a dar en el
camino revolucionario era hacerse con la educación, para construir desde la infancia a la
nueva mujer.
En esto consiste la ciudadanía, para cuya obtención es necesario realizar el
paradigma del reconocimiento, que es el que hace posible la justicia sexual propia del
feminismo, más allá del liberalismo y del socialismo ¿En qué consiste el
reconocimiento como propio de la
justicia sexual? El reconocimiento consiste en
reconocerte como sujeto; es decir como portador de aquella condición de la que ha sido
excluida la mujer y que es necesaria para la atribución o titularidad de derechos y
libertades. En una concepción cristiana esta condición seria la dignidad de persona, pero
para ellas se llama condición de sujeto, pues como afirma Amelia Valcárcel lo primero
de lo que hay que emanciparse es de la religión. Ahora bien, ¿reconocimiento por parte
de quien? ¿Por parte de otro? Si fuera así el otro sería el hombre, y ello supondría que
por parte del hombre se reconoce a la mujer otorgándole algo que ésta no tenía, sería
una concesión; y esto no es admisible puesto que lo que se reconoce, lo que se quiere, es
precisamente evitar el otorgamiento, la concesión por parte del otro. Lo que se quiere es
reconocer lo que ya se tenía como propio. El reconocimiento por tanto es hecho por
parte del mismo que reconoce al hombre, puesto que no hay diferencia entre el hombre
y la mujer ¿y quién está por encima de ambos? No puede ser otro más que Dios. Pero
como “Dios ha muerto”, y ellas no creen en Dios, el que hace el reconocimiento es el
nuevo Dios: el producto de la voluntad general, el Estado, la ley; que es quien ha
ocupado el lugar de Dios.
36
Luisa Posada, ibid. Pag.45-47
21
¿Cuál es la consecuencia de todo esto? Siguiendo la clara exposición de Alicia
Miyares37 en su obra la democracia feminista, podemos concluir que la culminación de
la justicia sexual consiste en neutralizar la distinción natural y social entre sexos o entre
géneros. En su análisis expone que son tres las estructuras que definen socialmente a los
sexos. Primero las ideologías sexuales, que dan una explicación de la diferencia entre
los varones y las mujeres basadas fundamentalmente en ‘creencias religiosas’ o en
diferentes ‘ideologías biológicas’, que asumen la existencia de diferencias naturales
entre los sexos. Segundo, las normas sexuales que se refieren a la conducta que se
espera de las personas de acuerdo a su especificidad sexual; así de las mujeres, ‘el
vulgo’ espera la maternidad, el cuidado de los hijos y la dedicación a la familia. Y
tercero, los estereotipos sexuales que son las percepciones que fundamentan las
diferencias entre los sexos negando la individualidad de la mujer, conceptuándolas en
términos genéricos como: ‘mujeres’. Pues bien, la idea del reconocimiento tiene por
objeto erradicar estas tres estructuras que diferencian entre los sexos. El reconocimiento
según la definición de Amelia Valcárcel consiste en una relación concedida o pactada
“sobre el fundamento de que los demás son como uno mismo y que nada que uno se
conceda asimismo tiene derecho moral a no concedérselo a otro, si no que al contrario,
tiene el deber de pensar en el otro como un si mismo". En fin como dice Miyares la
propuesta del reconocimiento por parte del feminismo político no reposa en la
diferencia sexual; descansa en una toma de conciencia que ha de ser igual en mujeres y
varones, para abatir la designación sexual, llegar a lo que Celia Amorós llama genérico
emancipador38.
Para lograr todo esto es necesario erradicar las ideologías de sexo, las normas sexuales y
los estereotipos de sexo. Ello se logra en primer lugar mediante la educación cívica en el
nuevo concepto feminista de ciudadanía, de igualdad y de reconocimiento.
Comenzando con la ideología de sexo, la primera cuestión a superar es la separación
entre lo público y privado, por que esta distinción solo sirve para excluir a las mujeres
del ámbito público, relegándolas al ámbito privado de la familia y el matrimonio. Según
37
Alicia Miyares Es la discípula más acreditada de Amelia Valcárcel, es Doctora en Filosofía. Forma
parte del Consejo Rector del Instituto Asturiano de la Mujer y es secretaria de la Asociación Española de
Filosofía “Maria Zambrano”. Sus líneas de investigación se centran en los aspectos sociales, políticos y
morales del siglo XIX y su repercusión en la historia del feminismo, el feminismo como filosofía política
y los problemas de la democracia actual y su perfeccionamiento. Es autora de los libros Nietzsche o la
edad de la comparación (2002) y Democracia feminista (2003)
38
Alicia Millares, ibid. Pag, 154
22
Alicia Miyares, la intimidad de las creencias forman parte del estado emocional de los
sujetos y por tanto de la esfera privada, ahora bien, “nuestra individualidad se construye
a través de nuestra socialización y no hay posibilidades de socializarse en clave
privada”. Por otro lado, el lenguaje emocional, lo que llevamos al mundo de la
privacidad-capacidad emocional y efectiva, “depende de la autoestima lograda en la
esfera pública”, en definitiva “la satisfacción o insatisfacción que reporte la esfera
pública termina por influir en mi esfera privada y afecta a mi intimidad, en consecuencia
es falsa la separación entre lo público y lo privado”, en esto comprobamos la verdad de
la formula del feminismo radical ‘lo personal también es político’39. El primer ámbito
que por lo tanto hay que purificar, ‘considerado tradicionalmente como el castillo de la
privacidad’, es la familia, que como ‘institución socializadora’, la más importante en la
medida en que determina el carácter de las personas y su función en la vida, debe
desaparecer; más aún, cuando se trata de una institución a la que históricamente se le ha
dejado de manera autónoma el ámbito de la educación.
Por el contrario la educación debe ser cívica; escribe Alicia Miyares: “cuando la
educación se entiende en términos de realización privada de los sujetos, esto es, que sólo
a los padres corresponda definir que sea el bienestar de los hijos, se está abdicando, por
regla general, de la educación en responsabilidades cívicas en favor de una educación
orientada hacia el éxito. Una educación orientada hacia el éxito, la eficacia y la
competitividad fomenta el individualismo, e impide la emergencia del civismo. Pero la
democracia precisa ciudadanos: personas que quieran colaborar en la construcción y la
mejora de la vida colectiva. La finalidad de la educación no puede estar determinada por
criterios pragmáticos sino que ha de formar ciudadanos”. Para ellas, el estado debe
asumir la responsabilidad de formar a los ciudadanos en el civismo, definido como lo
define Salvador Giner, como aquella ética mínima que debería suscribir cualquier
ciudadano40. De acuerdo con este principio, no corresponde a los padres, sino al estado,
decidir la educación de sus hijos, porque la ciudadanía prevalece frente al derecho de los
padres.
Así mismo, en la medida en que la educación para la ciudadanía cumple con las
exigencias de la justicia sexual, la educación debe ser forzosamente coeducación pues
"el miedo a la coeducación será en definitiva el miedo a la emancipación de las
mujeres”. La educación debe desterrar las ideologías sexuales como la religión, imponer
39
40
Ibid. Pag. 62
Ibid. Pag. 88
23
criterios como exponen el Papa Pío XI en su encíclica casti connubi, o el Papa Juan
Pablo II en la Dignitatis mulierem sobre la ‘jerarquía del amor’ y el destino de la mujer
a ser esposa y compañera del varón, formando con él una familia, educando y cuidando
a sus hijos es una manifestación de la educación sexista41. Y la ‘educación sexista’ se
debe a que no hay una política educativa comprometida con la idea de igualdad como
reconocimiento42. La Iglesia Católica sigue manteniendo una ‘ideología maternal’
expresada en frases relativas a la Virgen María como "la madre del amor hermoso". La
ideología del maternalismo legítima la desigualdad de varones y mujeres a partir de la
diferencia sexual, por ello es también necesario erradicar las normas y estereotipos de
sexo, que debe completarse con una educación sexual para que la sexualidad no se
convierta en un elemento diferenciador.43
A este respecto las tesis de Alicia Miyares son muy claras: "la educación sexual tendría
como objetivo que chicas y chicos vivieran más a gusto con sus cuerpos, sin intentar
responder a símbolos sexuales más propios de la fantasía que de la realidad…para evitar
tanto desencuentro y falta de reconocimiento entre chicos y chicas se debería impartir
una asignatura centrada en la educación sexual”; ahora bien los intentos de establecer
una educación sexual son normalmente reprobados por ‘gobiernos conservadores’ y por
la Iglesia Católica. "La realidad es que ninguna creencia religiosa debe interferir los
fines morales y sexuales educativos del estado". "En definitiva, la propuesta de una
educación sexual, por ejemplo en nuestro país, debería ocupar el espacio horario que
hoy ocupa espúreamente la enseñanza de la religión. Una disposición tal no vulneraría
el derecho a la libertad religiosa ya que nada impediría que la instrucción religiosa siga
su curso en las familias religiosas, en las iglesias o en las catequesis." En conclusión la
educación para la ciudadanía es el eje básico para la recuperación de la ciudadanía por
parte de la mujer, una ciudadanía que se entiende básicamente desde el punto de vista
feminista, como la supresión de las diferencias entre los sexos, y en base a ello la
igualación absoluta, la identidad como sujetos del hombre y de la mujer sin diferencia
tampoco cultural de géneros. Esa educación debería de impartirse mediante una
asignatura oficial a la que el estado no puede renunciar dejándola en manos de los
padres, que en última instancia viene a ser una nueva educación sexual, para construir
41
Ibid. Pgs.94,95,96,97
Ibid. Pag. 100
43
Ibid. Pgs, 84-100
42
24
un nuevo modelo de ser humano indiferente sexualmente44. Todo esto se teoriza y
escribe antes del 2004, después de la llegada al poder del feminismo socialista se esta
haciendo realidad.
6.-La educación para la ciudadanía del Gobierno Zapatero.
Poco después de la llegada al poder de los socialistas, Gregorio Peces Barba comentaba,
en referencia a la asignatura de Educación para la Ciudadanía, que: “necesitamos una
asignatura sobre la educación en valores que no puede ser improvisada, ni coyuntural, ni
oportunista, sino sistemática, completa y adecuada a la edad de los alumnos y que exige
una estabilidad y una permanencia para que pueda producir frutos”45. El rector de la
Universidad Carlos III era bien consciente de que la implantación de esa asignatura
generaría un cambio de mentalidad en las nuevas generaciones, por eso afirmaba “Sólo
con ser capaz de poner en marcha esta iniciativa el Gobierno habría justificado la
legislatura”
¿Pero en qué consiste la educación para la ciudadanía, propuesta por el Gobierno
Zapatero? Se nos quiere decir que es la respuesta del llamado socialismo cívico,
inspirada en el neorepublicanismo americano. Si tal respuesta fuera lo que la tradición y
la moderna versión del republicanismo cívico considera, es decir una mayor
profundización en la democracia, a través de la educación desde la infancia de las
virtudes cívicas, entendiendo por tales las normas que rigen el derecho constitucional
del país, la convivencia democrática y la organización de la administración y
organización territorial del estado, sería perfectamente admisible e incluso loable, si el
resultado fuera la mayor participación en la vida democrática de todos los ciudadanos.
Pero no es esto, pues como decía la frase de Peces, se trata de educación en valores. De
lo que no cabe duda, es que es algo tan importante, que ello sólo, justificaría toda la
legislatura.
El presidente Rodríguez Zapatero viene en nuestro auxilio para dar respuesta a
la controversia, cuando en su intervención celebrando el año transcurrido desde su éxito
en las elecciones generales aclaraba lo que significa la ciudadanía: “se dice
habitualmente que cada época, cada tiempo político viene definido en unas pocas
44
Alicia Miyares, ibid, pags. 102-106
Gregorio Peces-Barba, “ La educación en valores, una asignatura imprescindible ”, EL PAIS,
Opinión, 22 noviembre 2004.
45
25
palabras, se recuerda así, se conoce así. Hagamos una reflexión y recordemos cuáles han
sido, cuáles son las palabras que definen el espíritu, el carácter, la identidad de la tarea
que estamos haciendo. Son tres palabras que identifican claramente este tiempo político:
‘paz’, ‘ciudadanía’ y ‘talante’ “46. Y más adelante, al referirse al desarrollo del
significado de las tres palabras, la explicación más extensa de las tres es la relativa a la
ciudadanía, pues es la única que tiene un contenido expreso, ya que la paz no deja de
pasar de las buenas intenciones y el talante afecta simplemente a la apariencia.
Rodríguez Zapatero define la ciudadanía como “la extensión de derechos”, y
hace una relación de cuáles son esos derechos. El primero de los derechos es “el
derecho a la protección integral de la mujeres frente al machismo criminal y a la
dominación que aún sufren tantas compatriotas en nuestro país”. Y añade, “por eso
hemos aprobado una ley integral contra la violencia de genero”. El segundo es el
derecho a la igualdad de las mujeres con los hombres, y aclara al respecto: “por eso
hicimos un gobierno paritario. El tercero es el derecho a la igualdad de las mujeres en el
trabajo, “con las reformas relativas al salario, y las que se refieren a las necesidades de
medidas urgentes que afectan a las administraciones para incentivar el empleo a favor
de la mujeres”. Y explica, “así como vamos a incentivar a las grandes empresas de este
país a que tengan presencia de mujeres en los consejos de administración, en los
órganos de dirección” también bajo el principio de paridad. Y sin solución de
continuidad, Zapatero pasa a referirse a los derecho de los gays y lesbianas y la ley de
matrimonios homosexuales: “No puede haber ningún ciudadano que tenga limitados sus
derechos personales por determinados códigos morales, porque la moral pertenece a
cada uno y es muy respetable, pero las leyes son para todos en su inmensa diversidad,
por eso en muy poco tiempo en este país las personas del mismo sexo van a poder
contraer matrimonio”.Y concluye su intervención diciendo que “la historia del progreso
es la historia de los derechos. La historia del avance democrático es la historia de los
derechos y los derechos se garantizan con las leyes, con las leyes que vamos a aprobar
para el matrimonio homosexual”. De su discurso se deduce, que la ciudadanía se
identifica con la ‘extensión de los derechos’ reivindicados por el feminismo socialista, e
implementados a través de las llamadas políticas de igualdad.
La educación para la ciudadanía está por tanto vinculada al feminismo socialista,
46
José Luís Rodríguez Zapatero, Intervención en el acto de aniversario del triunfo del PSOE en las
elecciones generales del 2004, celebrado en la Casa de América, 14 de marzo de 2005.
26
en él tiene su origen y no en el republicanismo cívico, pues este no es más que un resto
arqueológico como nos advierte Alicia Miyares47. Por si alguien tuviera duda de que la
educación para la ciudadanía tiene su origen en el feminismo socialista, con los
contenidos a los que me he referido anteriormente, le aconsejo que lea el libro
recientemente editado por el Instituto de la Mujer con el título Educación para la
ciudadanía.48El libro recoge las propuestas fruto de “los conocimientos acumulados por
el Instituto de la Mujer durante más de veinte años” como dice en su presentación la
directora actual del Instituto Rosa peris Cervera, que 14 Asociaciones de Mujeres de
ámbito estatal presentaron a la Ministra de Educación y Ciencia en el año 2006. El
origen de esta historia se encuentra en la concepción del feminismo ilustrado debido a
nuestras teóricas feministas, en particular Celia Amorós y Amelia Valcárcel. Pues como
hemos explicado, y así lo expone en el libro citado Alicia Poza al revelar La educación
para la ciudadania como propuesta feminista
49
.Para ellas de lo que se excluyó a la
mujer por parte de la Ilustración, fue de la ciudadanía; por lo tanto el feminismo
ilustrado lo que debe recuperar es precisamente esto: la ciudadanía. Aunque ya
expusimos el contenido del concepto de ciudadanía feminista, creo necesario exponer la
génesis y desarrollo del mismo, tal y como lo explican nuestras teóricas feministas, para
comprender mejor su utilización estratégica por el feminismo socialista; a tal efecto
seguiré la exposición que al respecto realiza Judith Astelarra.
La consecuencia para la mujer de la Ilustración y del nacimiento de la
modernidad, fue la escisión de la política en dos planos, el público reservado a los
hombres, y el espacio privado reservado a la mujer. “El ámbito público adquirió valor
económico, social y de prestigio mientras que al ámbito privado sólo se le asignó un
valor simbólico"50. La ciudadanía es ‘el centro del ejercicio democrático’, que les fue
siempre negado a las mujeres, y la reivindicación de los derechos que comporta, fue el
inicio de una larga movilización que perdura hasta nuestros días. Ahora bien, la
conquista de la ciudadanía no consiste en la sola reivindicación de un ‘estatus político’,
sino de una situación que va más allá por que es una exigencia de la ‘justicia sexual’
inherente al feminismo, que comienza con el reconocimiento; entendiendo por este la
47
Alicia Miyares, democracia feminista, ibid. Pag. 18
Educación para la ciudadanía, Instituto de la Mujer, Cuaderno de educación no sexista nº 20, Rosa Mª
Peris Cervera, Enrique Roca Cobo, Amelia Valcárcel y otras, Madrid, 2007. El libro recoge las ponencias
de las jornadas “Educación para la ciudadanía” celebradas en el Instituto el día 19 de diciembre de 2006.
49
Alicia Poza La educación para la ciudadanía como propuesta feminista, ibidem
50
Judith Astelarra. Veinte años de políticas de igualdad, Feminismos, Cátedra, Universitat de Valencia,
Instituto de la mujer Pag.18 y sts.Madrid, 2005
48
27
identidad con el hombre; no la igualdad con el otro, sino la universalidad común. Aquí
está la clave de la cuestión, a saber: el reconocimiento que, como explica Alicia
Miyares, no es una concesión de la ciudadanía, porque ello supondría darte algo que
previamente no tienes, el reconocimiento implica reconocer algo que ya tienes, aunque
no se te hubiere otorgado anteriormente. Para hacer ese reconocimiento es necesario
volver al principio, antes de la distinción sexual entre hombre y mujer, entre masculino
y femenino. Volver al perverso polimorfo, del cual surgirá autónoma y voluntariamente
una concreta identidad sexual, según la ‘orientación sexual’ de cada cual. Estamos de
nuevo ante la ideología de género, esta es la razón por la que el concepto de ciudadanía
está matizado por la ideología que hemos venido exponiendo a lo largo de este libro,
por eso debería llamarse ciudadanía de género.
Astelarra continúa exponiendo las derivadas políticas de esta ciudadanía de
género: “las diferencias de género estructuran las relaciones personales entre hombres y
mujeres, la división del trabajo y la distribución de recursos y el poder. Todo ello
también forma parte de modo oculto de la estructura de la ciudadanía”51; el enfoque de
género permite mostrar esta velada estructura, y nos hace ver cómo no existe una
universalidad en la noción de la ciudadanía, pues siguen habiendo particularismos
derivados de la diversidad de los ciudadanos concretos, que no son contemplados por
esta condición; dicho de otra forma "para ser universal, la ciudadanía hace referencia a
un individuo al que se le ha privado de cualquier connotación particular, sea ésta
ideológica, de clase, de raza y, también, de familia, edad o ciclo de vida. Al buen
ciudadano se le pide que ignore sus lealtades particulares, sus lazos y sus
responsabilidades, base sobre la que se ha desarrollado su individualidad como ser
humano”52. Esta contradicción expresa la oposición entre lo público y lo privado: lo
público es lo político, el área de los derechos y rasgos universales; y lo privado, en
especial la familia, es el área de las diversidades y las particularidades. Esta
contradicción fue parte constitutiva de la ciudadanía y es precisamente su ubicación en
el mundo privado por lo que las mujeres no fueron consideradas. Por lo tanto, el sistema
de género estuvo en la base de la diferenciación entre público y privado, pero el género
ha servido también para denunciar la falsa escisión entre lo público y lo privado, y ha
servido también para “definir la política como el espacio total en el que se han de fijar
las metas colectivas que provengan de ambos espacios”. "El feminismo, como expresión
51
52
Ibidem, pag, 20
Ibidem, pag. 22
28
de estas demandas, ha sido el canal a través del cual se han expresado las mujeres y ha
permitido con el paso del tiempo introducir muchas de las transformaciones en el
concepto y la práctica de la ciudadanía”53. En fin, se trata del razonamiento más
sofistico que se ha hecho desde Protágoras.
Cuando José Antonio Marina comenzaba un artículo sobre la educación para la
ciudadanía diciendo que “en estos momentos hay planteado en España un debate ético
de gran importancia”54, hay que negar la mayor, porque como puede comprobarse, esta
no es una cuestión ética, es una cuestión política. Lo que no comprendo es como un
intelectual de su categoría no se da cuenta de ello. A través de la educación para la
ciudadanía se pretende romper la separación entre lo público y lo privado, invadir por la
política el ámbito privado, convirtiendo todo en política y en público. Éste es el empeño
más importante del feminismo socialista planteado desde el origen con la frase lo
personal es político, que hemos venido explicando a largo de esta ponencia. Se trata de
nuevo del totalitarismo, de un nuevo fascismo similar al que definía Giovanni Gentile.
El feminismo socialista es también una concepción total de la vida, que se plantean
desde el aspecto más íntimo de la vida de las personas: el sexo, la relación sexual
considerada como política; por eso es una política sexual. Desde lo más íntimo a lo
social, de lo que se trata es de convertir todo en política, de suprimir el espacio privado:
la familia, el matrimonio, el sexo; las instituciones socializadoras como dice Alicia
Miyares. Dejarlas vacías para llenarlas de una nueva ética mediante la educación en 1a
nueva moralidad feminista, para establecer una nueva eticidad en los términos que
hemos explicado utiliza Amelia Valcárcel.
7.- La LO 3/2006 de Educación.
La ley Orgánica 2/2006 de 3 de mayo, de Educación, en la que, como vamos a
ver se recoge esta concepción de la ciudadanía expuesta, trasciende la finalidad del
derecho, al promover una concepción de la persona y de la ética basada en la abolición
del sexo y la imposición de la ideología de género. La moral ya no es la de una religión
o una filosofía alternativa, sino la del Estado, la de la ideología estatal y totalitaria: el
feminismo socialista. Quienes ingenuamente pensaban que se trataba de una nueva
53
Ibid. Pag.36
José Antonio Marina, Una lección práctica de educación para la ciudadanía, el Mundo, 26 de junio de
2007
54
29
oportunidad de educar a los más jóvenes en el comportamiento cívico, se enfrentan a la
que es quizá la novedad más importante de la política sexual del actual gobierno. La
educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos, que se impartirá desde el curso
2007-2008, en algunos cursos de la educación primaria, secundaria obligatoria y
bachillerato. Pero su filosofía se empezará a impartir desde la educación infantil; como
exige la ideología de género: desde el inicio, desde la raíz.
La obsesión por la sexualidad de los niños es una constante del feminismo
radical desde su origen, recordemos los antecedentes de Firestone que exigía la
liberación sexual de los niños previa a la de los adultos; de Kate Millet que postulaba
las relaciones sexuales abiertas entre adultos y niños, o de Wilhem Reich y Alfred
Kinsey o Margaret Mead que teorizaban la necesaria emancipación sexual de la
infancia. La educación sexual infantil es una pieza clave para construir la nueva
ciudadanía de género. Como decíamos anteriormente es necesario volver al inicio,
empezar desde la cuna, en donde existe la indiferencia sexual; para desde ahí educar a
los niños en lo que la ley en su preámbulo llama "capacidades afectivas", despertando
en los niños las primeras inclinaciones sexuales, para encauzarlos en lo que la ley llama
"diversidad afectivo- sexual"; y puedan más tarde ser capaces de manera “autónoma” de
hacer "una valoración crítica de las desigualdades que permitan superar “los
comportamientos sexistas"; en el sentido, como dice el preámbulo, de la ley LO 1/2004
contra la violencia de género, es decir sexismo entendido como machismo criminal. De
esta manera el niño dirigirá su orientación "sexo-afectiva" libre de una fijación machista
que divide a la sociedad entre hombres y mujeres, y podrá hallar "por sí mismo", su
propia identidad de género. Este planteamiento de fondo ya estuvo presente en los
preparativos de Pekín. La Presidenta de Islandia, Vigdis Finnbogadottir, señalaba en
una conferencia preparatoria organizada por el Consejo Europeo en febrero de 1995 que
las niñas deben ser orientadas hacia áreas no tradicionales y no se las debe exponer a la
imagen de la mujer como esposa o madre, ni se les debe involucrar en actividades
femeninas tradicionales: “La educación es una estrategia importante para cambiar los
prejuicios sobre los roles del hombre y la mujer en la sociedad. La perspectiva del
'género' debe integrarse en los programas. Deben eliminarse los estereotipos en los
textos escolares y concienciar en este sentido a los maestros, para asegurar así que niñas
30
y niños hagan una selección profesional informada, y no en base a tradiciones
predeterminadas sobre el género".55
La infiltración silenciosa de las feministas socialistas a través del caballo de
Troya del género pronto empezó a tener eficacia. Utilizando la excusa de la ‘violencia
doméstica’, que era y es un problema real y grave en nuestro país, la obsesión por la
educación sexual de la infancia se hizo presente durante la anterior legislatura del
gobierno del Partido Popular. Durante la misma se aprobaron dos planes integrales
contra la violencia doméstica, el II plan integral se aprobó por Decreto del Consejo de
ministros del 11 de mayo de 2001. En él se establecía, entre las "medidas preventivas y
de sensibilización", la elaboración de "materiales educativos dirigidos a la prevención
de la violencia contra las mujeres que contengan una clara perspectiva de género", así
como "la adaptación de materiales didácticos afectivos-sexuales para su utilización online por las diferentes administraciones educativas". La ejecución de los trabajos se
encargaba al Ministerio de Educación Cultura y Deporte en colaboración con el Instituto
de la Mujer56. Fruto de este encargo fueron los manuales: "la educación sexual de la
primera infancia guía para madres, padres y profesorado de educación infantil" y "la
educación sexual de niñas y niños de 6 a 12 años", ambos editados por el Ministerio de
Educación y el Instituto de la Mujer, el primero en el año 2003, y el segundo en el año
2006, continuidad del anterior, pues aunque había cambiado el gobierno, las autoras e
ideólogas eran las mismas.
El manual para la primera infancia fue elaborado por 11 mujeres que figuran en
la presentación, ningún hombre, y todas ellas feministas. En él se comienza exponiendo
una declaración de principios feminista: "a partir del sexo, las sociedades patriarcales
han construido la teoría de los géneros, que consiste en una serie de características que
definen lo masculino y lo femenino”. En un capítulo relativo a "mitos e ideas falsas
sobre el sexo y la sexualidad", se comienza diciendo que "una parte de nuestra tradición
cultural ha entendido que la sexualidad tiene como único fin la reproducción de la
55
Vigdis Finnbogadottir Council of Europe, "Equality and Democracy: Utopia or Challenge? Palais
del'Europe, Strausbourg, Febrero 9-11, 1995, p. 38.
56
II Plan Integral contra la Violencia Domestica 2001-2004, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales,
edic del Instituto de la Mujer, Madrid, 2001
31
especie y que ésta solo tiene sentido dentro del matrimonio. Esta concepción de la
sexualidad hace entrever que la sexualidad está centrada en las prácticas cóitales y que
y, por tanto, la sexualidad infantil no existe" todo ello es falso y se basa en un mito. De
igual forma "fruto de esta perspectiva androcéntrica el cuerpo y la sexualidad femeninos
han sido tratados no como una entidad propia sino en función de la reproducción de la
especie y del placer masculino... frente a esto las mujeres han buscado el modo ser más
libres, los cambios que han llevado a cabo en sus vidas han transformado las relaciones
de y entre los sexos, y han hecho posible mostrar formas de subjetividad femenina en
las que la sexualidad está al servicio de sus deseos". El resto del manual contiene
consejos de cómo despertar la sexualidad infantil, el conocimiento del propio sexo, el
reconocimiento por el otro sexo, las primeras sensaciones sexuales: caricias, toqueteos,
etc. En el segundo manual, se avanza sobre las técnicas de obtención de placer sexual,
tanto entre niños y niñas, como el ‘autoplacer’. En cuanto a lo primero se dice por
ejemplo: "es importante insistir en que pueden disfrutar en una relación sexual con otra
persona sin coito, que no lo tienen que practicar si no lo quieren o no se sienten
preparadas o preparados y que, sobre todo cuando ya tienen 11 o 12 años, sepan cómo
se usa un preservativo para que, más adelante, no se lleven sustos innecesarios";
respecto del segundo, otro ejemplo como éste: "en general, con pocos años ya no hace
falta insistir demasiado en que la masturbación es una práctica íntima, en parte porque
ya lo han aprendido. Lo que sí es necesario explicarles es que no se trata de algo dañino
o negativo. Por eso, con 5 o 6 años, si un niño o una niña siguen tocándose los genitales
en público, es probable que tengan algún conflicto psicológico y/o emocional".
Finalmente A la pregunta de quién tiene competencia para la educación sexual, la
respuesta del manual de la primera infancia es francamente reveladora. En primer lugar,
respecto a la familia, se acude al concepto de ‘modelos de familia’, así se dice
textualmente: "tradicionalmente se ha creído que la familia es el único lugar realmente
autorizado para hacer educación sexual... sin embargo, hoy en día, el concepto de
familia ha variado mucho, confluyendo en él muchos tipos de convivencia: familia sólo
con padre o sólo con madre, familias que tienen a sus abuelos y abuelas compartiendo la
casa, familias constituidas por parejas homosexuales, y otras por parejas heterosexuales,
etc. Asimismo la información y educación sexual han pasado de ser una tarea
considerada propia del ámbito privado de la familia y del entorno más íntimo, a formar
parte de la vida social, cultural, política y educativa. De tal modo que, hoy en día, se
acepta y se considera necesario que la escuela también juegue un papel importante en
32
esta tarea"57.Con la elaboración de la ley contra la violencia de género, volvieron a la
carga modificando la ley orgánica 10/2002 de calidad de la educación, para que en
todos los ciclos educativos desde la infancia, se introdujera la necesidad de establecer la
finalidad de “desarrollar las capacidades afectivas" de las niñas y de los niños, y
modificar la asignatura de ética, que pasa a llamarse "ética e igualdad entre hombres y
mujeres", que "incluirá contenidos específicos sobre la igualdad entre hombres y
mujeres".
Cuando se dice que un manual como el de educación para la ciudadanía, y los
derechos humanos, llamado Praxis elaborado para los alumnos de la e.s.o. y publicado
por la editorial Octaedro, es “una opción más de las posibles comprensiones de esta
asignatura”, se está mintiendo, porque este es el que verdaderamente obedece a la
ideología que inspira la Ley Orgánica de Educación. Cuando el libro se plantea el tema
de la ética se refiere solo a la sexualidad, y se explica que ésta puede ser muy plural, de
forma que la heterosexualidad es un puro accidente. En el manual se comienza con las
relaciones sexuales y la afectividad, se continúa con la homosexualidad, los sistemas
anticonceptivos, los distintos tipos de familia, la conquista de los derechos de la mujer,
y después se entra al final en la democracia o el problema Norte-Sur. En fin lo más útil
del mismo es que si se quiere tener un manual divulgativo de la ideología del feminismo
socialista, este libro sirve perfectamente58.
Volviendo a la ley Orgánica de Educación, distingue dos conceptos, por un lado
el ejercicio de la ciudadanía, y por otro la educación para la ciudadanía. La distinción
tiene la lógica de la diferencia entre el proceso educativo y el ejercicio social de la
educación aprendida. Cuando la ley se refiere al segundo aspecto educación para
ciudadanía, siempre la relaciona con la ‘igualdad entre hombres y mujeres’. Así por
ejemplo el artículo 18 para la educación primaria, y el 24 para la secundaria, dicen: “los
alumnos cursaran la materia de educación para ciudadanía y los derechos humanos, en
la que se prestará especial atención a la igualdad entre hombres y mujeres”. El origen
57
La educación sexual de la primera infancia, guía para madres, padres y profesorado de educación
infantil, Ministerio de Educación cultura y deporte, Secretaria General de educación y formación
profesional, Madrid 2003. Educación sexual de niñas y niños de seis a 12 años, guía para madres, padres
y profesorado de educación primaria, Ministerio de Educación y ciencia, Ministerio de Trabajo y Asuntos
Sociales, Centro de investigación y documentación educativa CIDE, edita Secretaria General Técnica,
Madrid 2006
58
educación para la ciudadanía, y los derechos humanos, llamado Praxis elaborado para los alumnos de
la e.s.o. y publicado por la editorial Octaedro, Barcelona, 2007.
33
feminista socialista de esta asignatura es, por lo tanto, insoslayable. De acuerdo con la
nueva visión antropológica de género que esto conlleva, la ley describe la educación
como un recorrido desde lo individual hacia lo social, desde lo íntimo y personal- las
emociones, los afectos- a lo público. Comenzando con la educación infantil la ley
establece en su artículo 13 como objetivos: a)”conocer su propio cuerpo y los otros, sus
posibilidades de acción y aprender a respetar las diferencias" c) “adquirir
progresivamente autonomía”, d) "desarrollar sus capacidades afectivas" etc. En la
educación primaria la ley en su artículo 16 y el 17 insiste en la finalidad de “la
afectividad, la necesidad de conocer y comprender la igualdad entre hombres y mujeres,
aceptar el propio cuerpo y el de los otros” y en definitiva "desarrollar sus capacidades
afectivas en todos los ámbitos de la personalidad de sus relaciones con los demás, así
como una actitud contraria a la violencia, a los prejuicios de cualquier tipo de los
estereotipos sexistas". Recordemos que se trata en palabras de Alicia miyares de
erradicar las ‘ideologías’, ‘conductas’ y ‘estereotipos sexistas’. El Real Decreto del 8 de
diciembre de 2006, para la educación primaria cuando establece los criterios para llevar
a cabo las evaluaciones se incluye expresamente la teoría de género, al decir que “se
valora reconocer y rechazar situaciones de discriminación, marginación e injusticia, e
identificar los factores sociales, económicos, de origen de género o de cualquier otro
tipo que las provocan”. Cuando establece los contenidos de ética personal y social dice
que habrán de incluir "entre otros contenidos, los relativos a las relaciones humanas y
educación afectivo emocional... con el fin de que se posibilite a los alumnos y alumnas
que "construyan un pensamiento y proyecto de vida propios, tratando de ayudarles a
construirse una conciencia moral y cívica, acorde con las sociedades democráticas,
plurales, complejas y cambiantes en las que vivimos".
En relación con la educación secundaria, la ley establece en su artículo 23 como
objetivos: "valorar y respetar la diferencia de sexos y la igualdad de derechos y
oportunidades entre ellos, rechazar los estereotipos que suponen discriminación entre
hombres y mujeres" y "fortalecer sus capacidades afectivas en todos los ámbitos de la
personalidad y en sus relaciones con los demás, así como rechazar la violencia, los
prejuicios de cualquier tipo y los comportamientos sexistas". El decreto de desarrollo la
educación secundaria de 5 de enero de 2007, establece específicamente como finalidad
de esta educación "reconocer la condición humana en su dimensión individual y social,
aceptando la propia identidad, reconocer los derechos de la mujeres, valorar la
34
diferencia de sexo identificar la pluralidad de las sociedades actuales rechazando… las
discriminaciones por razón de orientación afectivo- sexual”. En los contenidos relativos
a los temas del bloque 2 de la educación para ciudadanía, se habla de “educación en
afectos y emociones y la valoración crítica de la división social y sexual del trabajo y de
los prejuicios sociales racistas, xenófobos, antisemitas, sexistas y homófobos”
En toda esta regulación subyace la concepción que analizamos al exponer la
teoría feminista española: “la finalidad de la educación no puede estar determinada por
criterios pragmáticos sino que ha de formar ciudadanos. Por esta razón, el estado debe
asumir la responsabilidad de formar a los ciudadanos en la ciudadanía”. De acuerdo con
este principio, no corresponde a los padres, sino al estado, decidir la educación de sus
hijos, porque la ciudadanía prevalece frente al derecho de los padres. Lo cual está en
flagrante contradicción con el artículo 27.3 de la Constitución Española, que dice: “Los
poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban
la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”.
También en contra de La Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea,
que en su artículo 14.3 describe “el derecho de los padres a garantizar la educación y
enseñanza de sus hijos conforme a sus convicciones religiosas, filosóficas y
pedagógicas”. Tampoco tiene en cuenta el artículo 26.3 de la Declaración Universal de
los Derechos Humanos, que afirma que “los padres tendrán derecho preferente a escoger
el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”.
Pero lo más grave de todo esto, quizás no sea ni el contenido de la educación para
la ciudadanía, ni la inconstitucionalidad de la Ley Orgánica de Educación, lo más grave
es traspasar los límites democráticos de la política, haciendo real lo personal es político,
hasta lo más íntimo de las personas: el sexo. Por eso tenia razón el Cardenal Rouco,
cuando afirmaba que “Lo más grave de la asignatura de educación para ciudadanía es su
propia existencia”. En este sentido lo aclaraba el también Cardenal Antonio Cañizares:
“las enseñanzas antropológicas orientadas a la formación de la conciencia humana, tanto
en el orden personal como en lo social, no son competencias del Estado. La autoridad
pública no puede imponer ninguna moral a todos, ni supuestamente mayoritaria, ni
católica ni ninguna otra. Son los padres y la escuela, como colaboradora de aquellos,
quienes tienen el derecho y el deber de la educación de las conciencias. Los padres
harán muy bien en defender con todos los medios legítimos a su alcance el derecho que
35
le asiste. Entre ellos está el de presentar la objeción de conciencia tanto en los centros
estatales de enseñanza, como en los de iniciativa social”59.
En conclusión, los contenidos de estas normas se encuentran en los trabajos elaborados
durante veinte años por el feminismo socialista, que se recogen resumidos el libro
Educación para la ciudadanía del instituido de la Mujer. Las propuestas se resumen en
el trabajo elaborado por Rosa María Péris Cervera, Directora General del Instituto, entre
las sugerencias en torno a la necesidad de la asignatura de educación para la ciudadanía
se encuentran las siguientes: En primer lugar el objetivo fundamental debe ser "educar
en la igualdad de oportunidades y derechos entre los sexos. Ello no constituye una
abstracción, se ha de educar para la vida. Esto pide replantear nuevas formas de relación
entre niñas y niños, chicos y chicas y también con y entre el profesorado, con los nuevos
tipos de familias". “Dado que como hemos visto la ciudadanía no es neutra es necesario
nombrar en masculino y el femenino". Hay que favorecer que la vida escolar haya
tiempos y espacios para aprender nuevos conocimientos que trasciendan las asignaturas
técnicas "saberes imprescindibles para las relaciones humanas como por ejemplo, la
educación afectiva y sexual, los referentes femeninos en la historia, el arte, la ciencia y
la literatura y las formas de organización no androcéntrica que favorece la convivencia
entre los sexos". El último y no menos importante de los fines es "educar para las
ciudadanía desde la afectividad, educar en afectividad es la base que permite la
adquisición de valores... la educación afectiva comprende la educación sexual. Es muy
importante dejar de lado el esquema más difundido de genitalidad-reproducciónheterosexualidad en las relaciones afectivas y sexuales”.
En la ponencia de la inevitable Amelia Valcárcel, se concluye que "la masa teórica del
feminismo, por décadas pendiente de asegurarse su puesto en la teoría política, debe
ahora extender sus reales hacia la moral cívica... me parece que buena parte de la
educación para la ciudadanía debe ser educación para la apertura moral y el respeto a las
libertades, sobre todo a las de las mujeres, así como el reconocimiento de sus nuevas
posiciones de poder".
Para todas las autoras la educación para la ciudadanía exige que "desaparezca la religión
de los centros de enseñanza públicos y financiados con fondos públicos". Porque como
escribe Alicia Poza: "la Religión Católica está en contra del derecho de las mujeres a
decidir sobre su propio cuerpo, les niega la libertad para decir si quieren procrear o no,
59
Cardenal Antonio Cañizares, Toledo, junio de 2007.
36
considera que la reproducción es consecuencia de un mandato divino en el que las
personas no pueden intervenir, predica la homofobia etc.". Y finalmente por si quedara
alguna duda, la última ponencia del libro, con el título Educación para la ciudadanía
como propuesta feminista, desarrolla la génesis, el origen y la vocación totalitaria de la
cuestión, en los términos antes explicado, denunciando el fracaso histórico de la
ciudadanía, por haber supuesto desde su origen una escisión entre lo público y lo
privado con la intención de relegar a la mujer a este último ámbito. Por eso alienta a
combatir las exclusiones históricas al concepto de ciudadanía y manifiesta que "si la
escuela es este lugar para combatir esas exclusiones, ahora con esta nueva asignatura de
educación para la ciudadanía, no les quedará más remedio a las feministas y a los
feministas que impartir esta asignatura... sólo así se conseguirá luchar porque la escuela
combata las exclusiones desde su raíz, y que no haya una discontinuidad entre el espacio
público y privado"
Madrid sábado 17 de noviembre de 2007
37
Descargar