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Excmo. Sr. Presidente del Gobierno; Excmos. Sres. Minitros; Excmos. Sres.
Consejeros de Estado; Excmo.. Srs. Consejeros de Estado; Excmo. e Ilmos.
Señores; Señoras y Señores:
Acabo de jurar servir a España. Lo hice no sólo por cumplir con una condición
formal, sino con la íntima y muy sentida convicción de renovar lo que hace ya 37
años prometí al jurar la bandera, cuando fui promovido al empleo de Alférez
Provisional; como asimismo lo hice en otras ocasiones semejantes al ocupar los
cargos a los que tuve el honor de ser llamado.
Servir a España. Es este el más alto honor, el más noble empeño, la más
ilusionada tarea, así como la obligación más excelsa para quien sienta en lo más
intimo de su ser lo que la Patria significa, por haber recibido esa formación de sus
mayores y por sentirlo así con una convicción profunda y arraigada que en su origen
se apoya en el ejemplo de tantos compañeros que entregaron generosamente su
vida en ese servicio y en aquella enseñanza ejemplar recibida del Ejército.
Este es el honor inmerecido que S.E. el Jefe del Estado me ha hecho al
designarme Presidente del Consejo de Estado entre la terna propuesta por el.
Consejo del Reino a este fin, cumpliéndose así lo previsto en la Ley Orgánica del
Estado.
Sr. Presidente del Gobierno: no por fórmula protocolaria, sino por sentirlo así
vivamente, os ruego hagáis llegar a S.E. el Jefe del Estado la expresión más
emocionada y sentida de gratitud por ese honor y esa renovada confianza que tanto
obliga y a la que he de corresponder con una entrega total a la misión que me
encomienda.
A este juramento de servir a España se añade que he de hacerlo con absoluta
lealtad al Jefe del Estado y con estricta fidelidad a los Principios básicos del
Movimiento Nacional y demás Leyes Fundamentales del Reino.
Esta lealtad es indivisible y sin limitación en ningún orden. En la lealtad de la
que nos dio tan elevado ejemplo mi antecesor en este cargo el Conde de Bau.
Pero hablar hoy, 17 de julio, de lealtad tiene un especial significado. El
Decreto por el que fui nombrado apareció el 13 de julio, fecha en la que se
conmemora aquella en la que José Calvo Sotelo entregó su vida en el máximo acto
de lealtad y servicio como clarinazo de llamada urgente para salvar a España; hoy,
17 de julio, es el día en el que el Ejército con lealtad y fidelidad a su misión histórica,
dio el paso decisivo para que amaneciera luminoso y esperanzado aquel 18 de julio
que es símbolo permanente del gran esfuerzo nacional para liberar a nuestra Patria
y ponerla de nuevo en los caminos de grandeza a los que su historia la llama.
Esa lealtad que juré exige una permanente e irrevocable actitud de fidelidad
no sólo a la persona del Caudillo, sino también a su obra, tanto en el orden
institucional como legal. Pero de manera especial esta lealtad ha de aplicarse a lo
prevista para que la continuidad de este gran esfuerzo nacional quede asegurado.
Esta se personifica en quién, a título de Rey, habrá de continuar lo que hoy hace 37
años se inició para liberar a España.
El propio Caudillo, en su discurso al IX Consejo Nacional del Movimiento en 2
de octubre de 1961, hacía una síntesis de lo que con el Movimiento y la Cruzada
había surgido. Es "una concepción política y una estructura estatal que, por ser
legítimas de origen por estar injertas ideológicamente en las entrañas de la tradición
y ser conformes con los imperativos de nuestro tiempo, cristalizan desde el primer
instante en un sistema político social de derecho españolamente original, superador
sin lastres ni taras con sentido de la continuidad histórica y una sincronización vital
con las exigencias de justicia y transformación social que caracterizan y especifican
a la etapa presente del mundo”.
Con esa lealtad indivisible, pues, he de servir en este cargo. Le ruego, Sr.
Presidente del Gobierno, que sea portador ante S.E. el Jefe del Estado y ante S.A.R.
el Príncipe de España de estos sentimientos.
Precisamente por esta fidelidad y ejemplo de rectitud política se concedió por
el Jefe del Estado a Joaquín Bau Uolla la merced nobiliaria de Conde de Bau. Al
recordar en este momento a mi antecesor en este cargo, quiero rendir el homenaje
de mi admiración y afecto al gran patricio catalán, siempre caballero integral, político
ejemplar y consecuente sin fisuras en los 50 .años de vida política activa que
precisamente en este año se cumplían. Su vida fue un constante servicio a unos
ideales que proclamó siempre con ejemplar consecuencia y fervor. Su recuerdo ha
de servirme de estímulo y aliento para seguir el camino de lealtad y servicio.
Dediquémosle la oración del creyente; su recuerdo será siempre vivo y estará
presente entre nosotros porque su paso por la Presidencia de este Consejo una vez
más; por mi admiración por todo cuanto él significa y mi gratitud en la esperanza de
una colaboración eficaz para orientar debida mente mi gestión.
A todos el ofrecimiento cordial de mi amistad.
Sres. Consejeros: nuestra época nos demanda con insistencia y urgencia
soluciones justas para las cada Tez más complicadas relaciones humanas; nuestra
sociedad, al compás de su desarrollo económico nos exige encontrar nuevas formas
para la vida libre del hombre; nuestro Ordenamiento Jurídico es marco adecuado
para alcanzar los más altos niveles de libertad y de justicia para los españoles; pero
libertad y justicia no son valores abstractos ni pueden quedar reducidos a meros
conceptos formales, sino que requieren un permanente y continuado esfuerzo para
crear las condiciones necesarias en nuestra compleja sociedad a fin de que el
hombre -"portador de valores eternos"- pueda realizarse plenamente.
Nuestra tarea es contribuir en el marco de nuestra función a que el hombre
alcance esa plenitud en un Estado socialmente justo, económicamente próspero y
política mente ordenado y en paz. Solo la seguridad de contar con vuestra asistencia
Sres. Consejeros y Sres. Letrados del Consejo, así como la de todos los
funcionarios de esta Casa, me da el ánimo preciso para afrontar mis nuevos deberes
y mis nuevas responsabilidades.
Porque estoy seguro de que no ha de faltarme y porque confía en la ayuda de
la Virgen del Buen Consejo, Patrona de esta Casa, contemplo el futuro con
esperanza y optimismo. Así contribuiremos en la medida que a nosotros nos
corresponde a continuar la historia de España, hoy hace 37 años rescatada para que
pueda seguir cumpliendo en el mundo con los designios que la Providencia Divina la
tenga reservada.
Muchas gracias.
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