V J ^ ^ ^ Vi I'UULICACION ^M^ ssi^aái síaSííDS, Entrega 27. ADMINISTRACIÓN: Calle de las HUIÍUTAS , núm. i2. •^.4*& íAí^UÍ' M A D R I D . - ^ ! 857. -é^^ SUiMAIÍlO. Lecciones de la Mamá: La Modestia, por don Pedro de Vera. El Noto y el Rosal (poesía), por don F. M. de Ariznla.—í-os siete colores del Arco iris , por don Emilio de Tamarit.—La Obligación , por don Antonio de Trueba.—Las Niñas Santas: Santa Teresa de Jesús, por doña Joaquina Garda Balmaseda.—£i Bujfon de los Niños, por don Benigno Doncel. Lámina que se reparte á los suscritores á las láminas cnciclopédieas: Los siete colores del Arco iris. EDUCACIÓN PINTORESCA. PUBLICACIÓN PARA NIÑOS. A Modestia, hijos mios, es una virtud fundada sobre la justicia, la cual prohibe que hagamos uso de nuestro talento, mérito y buenas cualidades, en perjuicio ú ofensa de nuestros semejantes. dotes; este por la superioridad de sus cualidades : una y otro deben conocer y observar sus santas leyes, y hacer de ellas el uso que le prescriben para su verdadeia utilidad y la de la sociedad. No se le impide á cada uno el cono- • cimiento imparcial (le su verdadero mérito ; seria oponerse á la sonciHez y A la verdad, y seria aun peor, seria afectar el orgullo de la modestia , tan malo como todos los orgullos que no son nobles, que en vez del razonable aprecio de sí mismo, cual lo exije nuestra propia dignidad, se tiene un insultante desden ó un provocativo desprecio por los demás. La verdadera modestia ensalza á la La mujer y el hombre necesitan la '""destia: aquella fjorque es una de sus Tomo //. mujer, y hace amable y digno de respeto al hombre. 27 LECCIONES DE LA MAMÁ. La Modestia. 21) EDUCACIÓN PINTORESCA. Los méritos que se saben encubrir con el ligero velo de la modestia, se traslucen como las estrellas en el azul del cíelo, como las flores en la verde pradera del campo: aquellas se ven mas claras cuanto mas oscura está la noche, y las flores tienen mas aromas cuanto menos abiertas se ostenten. La falta de modestia, hijos míos, nos hace despreciables. PEDRO DE VERA. EL NOTO Y EL RÓ^Jf, M.'-t-,1 h !''•*«- • Un rosal orgulloso se miraba En un lago vecino, Y al ver sus bellas flores esclamaba: —Qué hermoso y qué feliz es mi destino! Pródigo doy perfumes á la aurora ; El nácar, el- carmin y la esmeralda Mis pétalos colora , Y hasta el sauce me sirve de guirnalda; Benéfico el rocío, Templa mi sed en el fogoso estío, Y con regios brillantes rae decora: Para que nada falte á.mi deseo , Retrata mi hermosura Y mi grata verdura, El liquido cristal, en que me veo.— Así dijo el rosal, pero iracundo El Noto abrasador que lo escuchaba, Y pacilico estaba-, Indignado se lanza furibundo, Y con rudo coraje Al rosal despojó de su ropaje Dejándole, inclemente, Erizados troncones solamente. Tristes de los humanos corazones! Quien mas se enorgullece , Tal vez antes perece , Al embate cruel de las pasiones. P. M. DE ARIZALA. LOS SIETE COLORES DEL ARCO IRIS. Para servir de esplicacion á la lámina enciclopédica. NTRE los meteoros luminosos-,' el que más comunmente se ofrece ú nuestra vista es el Arco iris,notable por aparecer en él los siete colores primitivos que constituyen la luz. Tan bello espectáculo llamó la atención de los hombres en todos tiempos, y en la antigüedad se le atribuyó un origen milngroso , hasta que la ciencia penetrando las leyes de la naturaleza, ha demostrado sus causas y efectos físicamente. ' Los hebreos decían ser el signo que dio él Señor á la descendencia de Noé, de que no volvería su cólera á enviar sobre los hombres otro diluvio universal ,» y le llamaron iris de paz-. IOS 5IETE COIORES DEL ARCO IRIS B-ÍSTICO, ^''^'oíaetotos'^o^ / \ íapel y "[:::'ilS- J'fieve. • Gmndas. k lanqneta. Incarnaio. -^, Nsrsnjaio. Iimon ^ Ámsríllo- ~-m i TiedTaMahqnita fa-de. i Fbma Azvl. 'rajaro • B: YniíóQ Hados Jihsa. \ % -y ^••\ 'v. Morado.'—7'' i'/¡U':t:Ul. Mía *^ '^f.^i-n. Ralianojifúro. • 'i se co íui: '.¡rretas 22.. Tubhcaao con testo por h ÉBUCACION FINTORISCA. EDUCACIÓN PINTORESCA. 27 descompone en siete colores, así como el negro es la carencia absoluta de luz, y por consecuencia de colores. Sin necesidad de recurrir al cuarto oscuro, podremos observar la descomposición de la luz con esperimentos sumamente sencillos y vulgares; una bola de cristal llena de agua, una pecera por ejemplo, si la ponemos al sol y nos corecreativa que ya se publicó en la EDU- locamos de manera, que sin obstruir, CACIÓN PifjTOBESCA, titulado Los colo- el paso de este , nos hallemos entre él res , dimos una idea exacta dei modo co- y la bola, veremos que los rayos al atramo estos se forman , repitiremos aquí, vesar el agua, en vez de marchar dereno obstante, los principios generales chos , se dividen , lo mismo que sucequela,fífcano?da á conocer al tratar dió en el prisma, y ofrecen los mismos de laJuü, para .comprender mejor en siete colores primitivos en el fondo de la pecera, cual si fuese en un espejo. qué consiste el Arco iris Esto mismo lo vemos también si el Si en un cuarto oscuro se introduce un rayo de sol, y éste encuentra á su sol baña una botella de cristal tallado, paso un prisma de cristal colocado den- colocada sobre la mesa, aun cuando estro de aquel, veremos reflejarse descom- té vacía; y hasta en una- simple gota de puesto sobre la superficie blanca de la agua se puede observar la descomposipared ,.ó de un papel, etc., dicho rayo, ción de la luz. Esta descomposición es fácil de comy observaremos muy distintamente en este orden los siete colores primitivos prender; siendo la gota de agua redonque forman la luz (1), rojo, anaranja- da , lo mismo que la pecera, el rayo que do , amarillo, verde, azul, Índigo y penetra en ella por el lado convexo, va á reflejarse en la superficie cóncava violeta. Que el blanco es la reunión de todos opuesta, como sobre un espejo, y r e los colores no cabe duda, puesto que trocede siguiendo otra dirección para aquél mismo rayo de sol penetrando salir por el mismo lado del espectador; simplemente en el cuarto oscuro apare- pero como antes de salir del interior d» ce solo blanco, mientras que desviada la esfera la corvatura de la gota le liace «n dirección por medio del prisma se sufrir otras reflexiones, no se verilica su salida sino por partes, y de aquí el motivo porqué los rayos de color verd« se separan del a¿ul, etc. ' « LQS ^otiles tenian el arco por el eamino por.doade bajaba la ninfa Iris á tfaer al,-mundo los .mensajes de los dioses.», ' . ; El 4rco iris aparece en el cielo en tiempo húmeda, y generalmente después de haber llovido, especialmente si la lluvia ha sido menuda. Aun cuando en el artículo de física t y , Víase U lámina. »s EnUCACIÓN PINTORESCA. Esto supuesto, comprenderemos per- ademas los rayos que han caído en la fectamente en qné consiste el Arco-irte; parte inferior de lasólas delarco supeéste se vé, según he dicho antes, cuan- rior, vienen á nuestros ojos por la parle do el sol ilumina ó refleja sobre una superior de ellas; mientras que en el imbe, de la que se desprende la lluvia, arco inferior los rayos penetran por la la cual ya sabemos que la forman una parte superior de las gotas del agua, y inmensa cantidad de gotitas de agua; nos vienen por la parte inferior, que es pues bien, los rayos del sol producen en en lo que consiste el orden inverso de cada gota de agua el mismo efecto que colores que se observa en estas dos esen la pecera, ó en la botella de cristal; pecies de arcos. solo que como estamos á menor altura También Iray arcos iris nocturnos, que la nube no vemos los siete colores formados por los rayos de la luna , y se en cada gata, y solo distinguimos el observa igualmente este fenómeno de la violeta de una parte de las gotas, el ín- descomposición de la luz, en los saltos digo de las que están encima, el azul (le agua y las cascadas, especialmente de las otras, y así sucesivamente el ver- si el viento esparce las gotas; pero siemde , amarillo, naranjado y rojo. pre ha de ser concurriendo la circunsCuando el agua se desprende de nu- tancia deliallarse el espectador entre ei bes que se hallan á grande altura , su- sol y la cascada ó surtidos, lo mismo que cede que aparecen dos arcos iris, el uno para verse en un espejo es menester cosobre el otro; en este caso el superior locarse delante de él por la parte en que tiene los colores menos vivos que el in- recibe la luz. ferior, y en este los colores se hallan en Sabido ya que los siete colores del un orden inverso á los del superior , es Arco iris son los primitivos, veamos decir, empieza por el morado, siguen el en qué consiste que no teniendo todos índigo, azul, verde, amarillo, naranja- los objetos de la naturaleza la propiedo y encarnado. dad de descomponer la luz, sin embargo, Aunque es poco común verse á un todosellos se coloran de distinta manera. tiempo tres arcos iris, no faltan ejemSe ha observado que el blanco conplos que acreditan haberse observado; siste, cuque la superficie del cuerpo en este fenómeno .«ucede, que los rayos llamado tal, está formada poruñas sesolares sufren en el arco inferior una do- nii-esferas imperceptibles que reflejan ble refracción , la primera cuando en- todos los rayos de luz, y el negro por la tran en las gutas de agua esparcidas en inversa, consiste en que la superficie la atmósfera, y la segunda cuando sa- del cuerpo llamado así está formada de len ; luego no debemos estrañar que los poros cóncavos que absorven toda la luz, colores del segundo sean menos vivos; por lo tanto decimos que el blanco con- EDUCACIÓN PINTORESCA. siste en la reunión de los siete colores, y el negro en la carencia de todos ellos. Según estos principios otros cuerpos hay que por la especial disposición de poros de su superficie , absorven unos rayos de luz y reflejan otros, resultando de aquí que el rayo encarnado colora á la guinda , porque la superficie de esta le refleja, la naranja los absorve todos menos el naranjado, y por eso nos ofrece este color, mientras que el limón refleja solo el amarillo, y la piedra malaquita el verde. Para demostrar que la diversidad de colores dopende de la distinta manera con que cada cuerpo refleja los rayos de la luz, basla observar que solo variando la superficie de un cuerpo , varía también su color; asi tenemos el rábano, la naranja y el limón, Se vuelven blancos quitándoles la piel, y la piedra roja pulimentada, se vuelve blanca picándola , y cuando la superficie de un cuerpo es de tal naturaleza que refleja con igual eficacia que dos ó mas rayos de diversos coloros, se nos ofrece de un color misto, llevando siempre preferencia el color dé aquel rayo que predomina, siendo de notar que de tres colores contiguos , tal como aparecen en el Arco iris, combinándose los dos estreñios producen el del medio, es decir, que de la comliinacion del encarnado con el amarillo resulta el naranjado, de la del amarillo coa el azul se rorinu v\ verde, asi es (|ue los siete colores priiiiiüvus «ítán di'^iiuestos con tan admirare gra- 29 dación que van unos degenerando en otros. Los colores tienen su armonía como I9 música, puesto que ofrecen una escala ó gamma de los siete colores del Arco iris, como aquella tiene siete notas, y de las diversas combinaciones de los puntos de la escala, resultan colores intermedios y hermosas combinaciones. Un ram o formado de flores de distintos colores, será mas ó menos bello, según que estas se coloquen de un modo ú otro; al lado de las flores de color naranjado deben ponerse las azules, las violetas junto á las amarillas, y rodear las encarnadas y las rosas de verdura ó de flores blancas. Esta armonía es tanto mas necesaria cuanto que naturalmente nos repugna la combinación de ciertos colores en los vestidos, en los muebles, y en toda clase de adornos. EMiLm DE TAMARIT.. LA OBLIGACIÓN. L —Señor marqués! —Oh señor D. José! —Cómo va esa humanidad? •—Hombre, no me siento muy bien. —Vd., señor marqués , no quiero creerme, y su salud lo paga. Lo que á \'d. le buce falta es salirse á dar un pu- ^n EDCCACION PINTORESCA. seo todas las mañanitas mientras dure el buen tiempo. —Salgo la mañana que tengo gana de salir, y la que no, como mo ha sucedido lioy , me estoy en casa. —Eso no es entenderlo, señor marqués. Impóngase Vd. la obligación de salir todos los dias, y verá Vd. qué bien Je va. —Qué me inponga la obligación, diceVd.? —Eso mismo. —Pues eso precisamente es lo que yo no quiero hacer, porque si me impongo la obligación do pasear todos los dias , acabaron mis paseos. —Vamos, vamos, es Vd. incorregible ! Tiene Vd. una filosofía tan particular , que nadie puede con Vd. —Qué quiere Vd., amigo. Gúnio y figura hasta la sepultura. Pero, hablando de otra cosa, ¿á qué debemos la dicha de ver por aquí á Vd., que tan caro se vende ? —A que necesito un favor de la buena amistad de Vd. —Ya sabe Vd. que deseo servirle con el alma y la vida. —Lo sé , señor marqués, lo sé. ¿ Se acuerda Vd. de Perico, aquel muchacho por quien le hablé hace tiempo. —El hijo de Román? —Justamente. Su padre , como Vd. sabe, era uno de mis mejores amigos. Cuando murió, le prometí que no abandonaría á su hijo, y así lo hice: me llevé A casa á Perico, que entonces tenía diez años, le di la educación que pude, y le dediqué á una carrera decente; pero el ¡nuchacho, á pesar de que nada tiene de lonto ni le falta buena voluntad, adelantaba poquísimo en sus estudios. Yo, que también tengo mifilosofía,aunque muy diferente que la de Vd., vi que Perico era uno de aquellos hombres cuyo carácter se aviene malditísimamente con la uniformidad de ocupaciones que proporcifina una carrera dada, al paso que se puede sacar gran partido de ellos imponiéndoles trabajos variados y no sujetos á método. Con que, amigo mió, entonces modije:—No obliguemos áeste muchacho á tomar pulsos ó hacer pedimentos toda su vida, porque de seguro se le morirán los enfermos ó perderá los pleitos. —Es decir, que Vd. se convenció de (|ue bastaba imponer al muchacho una obligación, para que no la cumpliera, ó la cumpliera mal. —Justamente: observé su carácter especial, y quise valerme de esta observación para enderezar por buen camino á mí protegido. Muchacho, le dije un (lia, no vuelvas á cátedra, que yate buscaremos ocupación que cuadre mas á lus inclinaciones. El chico siguió dócilmente mi consejo; pero está hecho un moceton como un castillo, y por mas que he hecho, esta es la hora, señor marqués, que no he podido proporcionarle una ocupación en que gane siquiera una peseta. • —Pues, amigo niio, repito á Vd. lo 31 EDUCACIÓN PINTORESCA. que le dije cuando en otra ocasión me habló Vd. en favor de ese muchacho: ese muchacho dejará mal a! que se interese por él. —Yo le aseguro á \'d. que no, señor marqués. Está el pobre que se le cae la cara de vergüenza al ver qne tiene diez y oclio años y no gana para el agua que bebe. En casa nada le fidta, es verdad; sabe que aunque no somos ricos, nunC'i nos ba dolido el pan que le lietnos dado; no ignora que le queremos , como lo prueba el que liace unos pocos dias he desembolsado algunos miles de reales , inscribiéndome en la Sociedad de padres de familia para que no vaya á tomar las armas si le toca la suerte; pero como es un chico pundonoroso y agradecido, esto mismo le hace padecer doblemente. —Conociendo Vd. mis ideas respecto al trabajo obligatorio, puede Vd. calcular la confianza que tendré en que ose muchacho cumpla con exactitud sus obligaciones. —Repito á Vd. que las cumplirá. —Repito á Vd. que no.., —Pues bien, á la prueba me remito. Es preciso que haga Vd. un sacrificio por mí: es preciso que proporcione Vd. al pobre Perico una ocupación en su casa, o valiéndose de sus buenas relaciones. —Verá Vd. como todo es inútil. —Verá Vd. como no lo es. —Pues bien: diga Vd. al chico que se venga por aquí mañana, y yo le proporcionaré ocupación. —Así lo hará. Y doy á Vd. un millón de gracias. Continúe Vd. leyendo sus periódicos, que yo voy á dar al pobre Perico la satisfactoria nueva de su colocación. —Vaya Vd. con Dios, amigo mió. —Lo dicho , Señor marqués: impóngase Vd. la obligación de dar un ¡laseilo todas las mañanas , y verá Vd. qué bien leva. —Todo , menos imponerme obligaciones. II. —Perico"/ —Mande Vd., señor D. José? —Vamos , alégrate , que vas á dejar tu oficio de paseante en corte. —Qué me dice Vd. ? —Digo que el marqués ha consentido al lin en colocarte en su casa. —Qué dicha, Dios mío! Pero es verdad eso , señor 1). José ? No me engaño Vd., porque seria matarme el que después de esta alegría , que me vuelve loco, fuera todo una broma. —No hay broma que valga , Perico, mañana te vas á casa del marqués , y desde luego quedarás colocado. —Ay D. José de mi alma ! Cómo podré yo pagarle áVd. la dicha que me proporciona ! —Siendo hombre de bien, cumpliendo con tu obligación. —De rodillas cumpliré con ella si es ¡ireoiso! Vd. no sabe lo que yo he padc- 32 EDUCACIÓN PINTORESCA. cido! Vd. no sabe lo pesada que me era !a vida ! Tener ya diez y ocho años y no ser útil para ganar una peseta ! Cuando voy por la calle me parece que todo» me apuntan con el dedo diciendo : ese es un vago, que á pesar de ser un mozo como un varal, no gana para la sal que come! Cuando veo pasar por ahí todos los dias pobres jornaleros que van á ganar cinco ó seis, reales trabajando todo el dia, envidio su suerte, como ellos pueden envidiar la de un rey. Cuando alguien me pregunta qué oficio ó qué ocupación tengo, quisiera confundirme siete estados bujo tierra. Un dia, olvidando mi triste posición, hablé de amores á una muchacha á quien veia por primera vez; y como mo preguntara cuál era mi modo de vivir, huí sin atreverme á contestar, aturdido, confundido, cayéndoseme la cara de vergüenza! —Ea! Pues lo pasado ,' pasado. Tú í5abes que en mi casa nunca te ha faltado que comer, ni te faltará si por desgracia no lo ganas. Conozco que en efecto á un muchacho de tu edad debe ser bochornoso el no tener oficio ni beneficio , y si deseo que te coloques, es por ti, lio por nosotros. Mañana á las diez te vas por casa del señor marqués , te enteras de tu obligación, y á cumplirla como hombre de bien , que los que lo son , por mas que en contrario se diga, nunca son mas dicho.sos que cuando pueden decir, este pan que corao y esta ropa que visto, son el fruto de mi trahujd, Ule basto á mi mismo, no soy un zángano en la colmena del mundo. —Ah! qué razón tiene Vd., señor D. José! Nadie lo sabe como yo, pues hasta la bondad y la delicadeza de Vd. contribuyen á confundirme mas y mas, y á hacerme sentir doblemente mi inutilidad. —Ea, con que lo dicho, Perico. —Gracias!... un millón de gracias, señor D. José ! —(Pobre muchacho! Pues no se le saltan las lágrimas!) ! III. —Señor marqués!... —Ola, muchacho! —Cómo está V. E. ? —Varaos pasando, hombre. Siéntate. —Mil gracias, señor marqués. —Con qué lú deseas ocupación, no es verdad ? —Señor, esa será mi mayor dicha. —Pues esa dicha JO te la voy á proporcionar. En qué quieres tú ocuparle? —Señor, en cualquiera cosa: la ocupación mas penosa ó mas humilde, será para mí una dicha inmensa. —Bien. Me agradan tus buenos deseos. ¿Ves aquellas vidrieras que están abiertas al otro lado del patio, y corresponden á la escalera principal? —Sí, señor, ya las veo. —Es preciso que vengas á abrirlas todas las mañanas á las ocho en punto, ) , j ' EDUCACIÓN PINTORESCA. ¡)ues las cierra el portero todas las noches. , —Está muy bien, señor: á las ocho en punto estarán abiertas todas las mañanas. Y después ¿en qué quiere V. E. que me ocupe? — En nada mas: esa es tu única obligación. Ahora vamos á ver qué recompensa quieres. —Señor, ese trabajo no merece recompensa ninguna. —La merece, y yo quiero dártela. Ganarás doce reales diarios. —Señor, yo no puedo admitir recompensa tan crecida por un trabajo que no merece nombre de tal. —Nada, nada ; doce reales diarios ganarás en mi casa, que yo quiero pagar bien á todo el mundo. —Gracias, señor, gracias! —Con qué estás contento? —No lo he de estar, señor! De rodillas serviré á Y. E. por la dicha que me proporciona! —Ea , con que ya lo sabes: tu obligación precisa es venir todos los dias á las ocho en punto á abrir esas vidrieras, y luego irte á donde mas te acomode. —Dios bendiga á V. E.!.... —Lo dicho, Pedro. Hasta mañana. —Hasta mañana, señor! —(Va llorando de alegría! Sin embargo.... hum!) {Se concluirá.) ANTONIO DE TRUEBA. G3^ 3S LAS HIÑAS SANTAS. SANTA TERESA DE JESÚS. ERCADA de una aureola de inspiración y piedad evangélicas se destaca, entre las mujeres que han merecido ocupar un digno lugar en los anales de la Iglesia de España , la figura interesante y poética de Santa Teresa de Jesús. Esta ejemplar mujer nació el año de 1513 en la ciudad de Avila, y fué hija de Alfonso Sánchez de Cepeda , hombre respetable, mas que por su noble gerarquía, por sus costumbres sin tacha. Desde muy niña tuvo grande afición á la lectura de la vida de los santos, en la que le acompañaba su hermano Rodrigo , á quien amaba en esiremo, y queriendo imitar las virtudes de los anacoretas hicieron en el jardín de su casa dos celditas, adonde se retiraban á orar. En su apasionada imaginación do, niños habían concebido antes el pensamiento de irse á tierra de infieles á recibir la corona del martirio, propósito, que como era cunsiguionte eii .su tierna edad no pudieron rtalizar. Teresa , á quien Dios liabia dotado con todos los encantos do una perrecla hermosura, perdió á los catorce años á su madre , doña Beatriz de Ahumada, y privad;) de ese dulce iipoyo , que c\ »4 EDUCACIÓN PINTORESCA. Todopoderoso ha puesto en el camino de los niños para desenvolver su inteligencia y guiar con mano cariñosa sus vacilantes pasos por la senda del bien, se vio obligada á adelantarse sola por e' camino de la virtud. Siendo todavía muy joven se conformó con los deseos de su padre entrando de pensionista en un convento de religiosas del Orden de San Agustín, y mas tarde , en 1336, tomó el velo de religiosa en el de carmelitas de la misma ciudad de Avila. La austeridad de-la vida monástica, •á la (fue se sentia tan inclinada, se adaptada poco á su delicada naturaleza, y los continuos padecimientos que •durante su vida la aquejaron , le hicieron conocer que sus fuerzas la habían engañado cuando escogió aquella rígida exis(pncia. Aunque débil y enferma, tuvo sin embargo bastante constancia para proseguir en el camino de la perfección, y en medio de sus austeridades, trazó sus impresiones diarias en la iiistoria de su Vida. Este libro célebre, cuyo manuscrito aulógralb se conserva en la bibliotece del Escorial, está impregnado de una unción divina , reconocida por la canonización de la Iglesia y la fé de todos los fieles. Se conservan otros muchos raanus;critos suyos , que se distinguen por la •valentía de las imágenes y la dulzura del •«stilo, y que han merecido el honor de ser traducidos en casi todos los idiomas •de Europa. Una de las mas apreciadas «ntre sus obras son sus Cartas. 1-Ma notable mujer, cuyas virtudes celebra Ja Iglesia el dia 15' de Octubre, murió el año de 1382 en Alba de Termes , donde se conserva su cuerpo, asi como su memoria en todos los países de la cristiandad. Santa Teresa de Jesús es una de las mas bellas páginas déla historia de nuestra España. JOAQUINA GARCÍA BALMASEDA. , EL BÜFFON DE LOS MÑOS. LOS CUADRÚPEDOS. ( CONTINUACIÓN. ) —¿Acaso no hay fieras sino en los climas ardientes? preguntó Ricardo; yo creía que las había también en los que habitamos. —También hay algunas, contestó el papá , pero conforme los hombros se han ido estendiendo por la superlicie del globo, y talando los montes, las (leras han ido desapareciendo y retirándose á los bosques mas espesos y escarpados. Los leones, que los franceses encuentran alguna vez en sus escursiones por la Argelia , se internarán á los desiertos; los osos, dé'los que ahora se ve alguno en los montes de Asturias, eran antes mas'coniunes'en nuestra península. Prueba de ellojas armas de EDUCACIÓN PINTORESCA. 'Madrid, que como sabéis son un oso subiendo á un árbol con este lema: Oo países frios: el pardo se le encuentra en los templados y hasta en los meridionales. El oso es un animal salvaje que gusta de los bosques mas solitarios, y pasa en ellos parte del invierno adormecido y sin comer, por no encontrar pastos, •pero no se entorpece, y como naturalMadre , id que come el oso los mamente está gordo, la abundancia de droños. grasa le hace soportable la abstinencia. De lo que se infiere que los liabia en Alguna vez se aloja en los troncos buclas inmediaciones de la que lioy es coreos de los árboles, otras entre la malete de España , y entonces pueblo de escasa importancia, basta donde se esten- za, donde construye una especie de choza de ramaje, con musgo y hojas para derian los montes del Pardo. Los osos se distinguen en negros y echarse blandamente. Trepa con facilipardos , que son tan diversos en el ca- dad á los árboles, y aprende á sostenerrácter y costumbres como en el color. se sobre sus dos pies traseros y bailar El oso pardo es feroz y carnívoro: el al son de la música, á la que parece afinegro, aunque no carece de ferocidad, cionado , pero para domesticarle es prese mantiene generalmente de frutas y ciso cogerle muy pequeño. La duración' granos: alguna vez bace presa en los de su vida es de veinte á. veinte y cincoanimalillos, y solo cuando está muy ir- años , y la hembra da anualmente á luz ritado se tira al hombre, le sofoca abra- cuatro ó cinco oseznos, cuya carne es\ zándose con él, y le despedaza luego. muy delicada. El oso negro no sale por lo común de los El oso tiene las patas anchas y casi' 36 EDUCACIÓN PINTORESCA. con figura de manos, la cola y la oreja cortas, el ojo pequeño, y el pelo largo, espeso y casi rizado. Su piel es muy apreciada. En los países del Norte se le caza embriagándole con aguardiente, que lo mezclan con la miel á la que es muy aficionado, así como ala leche. El oso os quizá entre todos los ani-" males el que tiene mejor olfato, y muy desenvueltos la vista, el oído y el tacto. No debe confundirse el oso terrestre con el marino, llamado comunmente oso blanco , porque son dos especies distintas : de este último nos ocuparemos en otra ocasión. E t IiOBO. Entre los animales carnívoros de nuestros países, sin duda el mas feroz y dañino es el lobo, pues hasta desmiente el adagio vulgar que dice: lobo á lobo no se muerden. Cuando un lobo herido huye desangrándose, los de su especie le siguen por el rastro, le acometen y devoran. Si fuera tan valiente como sanguinario seria formidable, pero es tan cobarde y perezoso, que á pesar de la fuerza, sagacidad y destreza de que está dolado, suele morirse de hambre por no esponerse al peligro. Es tan insociable, aun con los de su especie, que reuniéndose á manadas para asaltar el redil, cogida la presa se dispersan cada uno por su lado para devorar la parte que le ha cabido. Símbolo de los malos, se juntan para destruirá Io<? inocentes y débiles corderillos, y se separan luego para liaccrsa la guerra , ó huir á la soledad con aire sombrío, como si les acompañase el remordimiento. El lobo es tan semejante al perro en su figura, como diferente en sus cualidades y condición : manso este y leal por naturaleza, ingrato aquel y feroz, son incompatibles y se hacen una guerra á muerte. El lobo tarda de dos á tres años en su crecimiento, y suele vivir hasta quince ó veinte: el color de su pelo varia según ¡os climas: en el Norte los hay enteramente blancos ó todos negros: la especie común es de un pardo amarillento, que se va volviendo blanco en la vejez. BENIGNO DONCEL. BASES DE LA PUBLICACIÓN. Este periódico se piihlica por entregas, repartiéndose cuatro al mes, y acompañando á cada una, cuando no llevo grabados en el testo, una lámina litografiada, entre las que se dará en cada estación un figurín de Modas para niño. Cada mes se repartirá ademas otra enciclopédica de doble tamaño. Los números de cada seis meses formarán un lindo tomo , para cuya encuademación se repartirá un índice, con su cubierta en papel de color. El tomo 1." se despacha en la Amninistracion del periódico á los precios de suscricion. :PRI:CIO D E SUSCRICION-. En Madrid 3 rs. al mes: 8 rs. Irimeslre: 15 medio año. En Provincias 12 rs. trimestre: 20 medio año. Con las láminas enciclopédicas ó grabados de Labores. — Un rea mas al mes respectivamente. A las señoras Directoras de Colegios, ó maestras de niñas, que lo deseen se les enviará en lugar de lámina enciclopédica un pliego de dibujos de bordados y otras labores. Los señores Directores de Colegio, ó maestros de instrucción primaria, que pidan cuatro suscriciones recibirán gratis la suya. PÜEITOS D E SUSCRICIOW. ÉN MADÜID. En la Administración del Periódico, calle de las Huertas, nüm. 42; Pelegrini, Caballero de Gracia , núm. 8; Librerías do Cuesta, calle Mayor; Bailli-Ballicre, calle del Príncipe; Pérez , calle de Carretas; La Publicidad, Pas,aje de Maleu; L. López, calle del Carmen , nljm. 29 , y Duran,, calle de la Victoria; Sánchez Rubio, calle de Carretas, núm. 31 j Dochao , calle de Jacometrezo. EN PiioviNCiAS. En las principales Librerías y Administraciones de Correos,, ó directamente remitiendo el importe en libranzas sobre Correos ü otras de fácil cobro, en caria franca con sobre al Administrador del Periódico ó en seilos' en carta certificada. MADRID • 1SEÍ7.-Imp. de Miguel Campo-Uedondo.-EDlTOR.-HuerlaS; 12.