Observaciones escritas del Cardenal Raúl Silva Henríquez, pos Congregación General CX del 29 de septiembre de 1964, sobre el esquema de los judíos y no cristianos, en ASSCOVS Volumen III Parte III páginas 155-156. Adhiere Mons. Jerónimo Podestá. Traducción del latín de la Lic. Estefanía Montecchio. Observaciones escritas del Cardenal Raúl Silva Henríquez, pos Congregación General CX del 29 de septiembre de 1964, sobre el esquema de los judíos y no cristianos, en ASSCOVS Volumen III Parte III páginas 155-156. Adhiere Mons. Jerónimo Podestá. Eminentísimo P.D. RAÚL CARD. SILVA HENRÍQUEZ Arzobispo de Santiago en Chile Reconocemos que el esquema de esta declaración nos agrada mucho en general. Proponemos incluso algunas enmiendas, con las que creemos que puede mejorarse el texto. Al n. 32: pág. 7, lín. 6: en lugar de «tierra de servidumbre» dígase «de la servidumbre del exilio». Razón: la «Tierra de servidumbre» es en las Sagradas Escrituras o Egipto o Babilonia. Con el cambio propuesto se evita la ocasión de ofender al sentido nacional actual de ambas naciones. Pág. 7, lín. 31: añádase este parágrafo: «Guárdense además de que los deicidas denuncien, como tal, al pueblo judío y que aquellas cosas que fueron perpetradas en la Pasión de Cristo no les sean imputadas a los Judíos de nuestros tiempos ni mucho menos; por último, considerado el asunto en la economía de la salvación, los pecados de todos los hombres fueron las causa de su pasión y muerte, que el Señor expió en la misma pasión y muerte suya» (cf. Lc. 23, 24; Act. 3, 17; 1 Cor. 2, 8). Pág. 7, lín. 32: sea añadido este parágrafo, según la idea de S. B. Máximo IV: «El Sacrosanto Concilio declara abiertamente que todas las cosas que se dicen aquí sobre los Judíos tienen un sentido tan sólo religioso, es más, de algún modo habrán tomado su origen en las consideraciones políticas, o se ordenen a fines políticos. Y por esto sería un sacrilegio interpretar malversadamente esta declaración doctrinal en cualquiera que sea el sentido político, como si el Concilio hubiese querido hablar a favor o en contra de alguna nación en asuntos políticos». La razón está a la vista a partir de las cosas dichas en el aula. Al n. 33: pág. 7, lín. 34: parece oportuno que la comisión de exégetas examine si acaso Dios en el N.T. realmente es llamado «Padre» por respeto a todos los hombres, o mejor, si su paternidad, considerada exegéticamente, se refiere sólo a aquellos que en Cristo gozan de la filiación divina. Y en efecto la cuestión es más bien aceptada en otro sentido por algunos buenos exégetas. 1 Observaciones escritas del Cardenal Raúl Silva Henríquez, pos Congregación General CX del 29 de septiembre de 1964, sobre el esquema de los judíos y no cristianos, en ASSCOVS Volumen III Parte III páginas 155-156. Adhiere Mons. Jerónimo Podestá. Traducción del latín de la Lic. Estefanía Montecchio. Pág. 8, líneas 21 y siguientes: sería mejor que la enunciación de la expresa esperanza teológica, líneas 23-28, n. 32, fuera transferida aquí; luego de la mención por supuesto de otras religiones no-cristianas, con el texto así transformado, para que más allá del deseo de reunión del pueblo judío con la Iglesia en un solo pueblo de Dios, también se exprese el deseo de co-reunión de todos los pueblos en un solo Reino de Dios. La razón es: según el apóstol, en Rom. 11, 25, toda la plenitud de los pueblos debe avanzar para que luego «Israel sea salvado». Además, existe el peligro de que estas palabras, en el lugar donde ahora se leen, no sean comprendidas por los Judíos como directas para procurar su conversión, porque sería contra la intención del diálogo ecuménico, especialmente ya que nada se habla de otras religiones de manera similar. Se propone (que quede) así el texto con el cambio y la adición: «La Iglesia cree firmemente que todos los pueblos son llamados a alcanzar la unidad en el Reino de Dios; a procurar en verdad esta unidad; con el ministerio de la palabra y del ejemplo, ser conducidos a la propia parte de su deber. La memoria además es digno misterio de reunión del pueblo judío con la Iglesia para ser parte de la esperanza cristiana. Pues la Iglesia…» (hasta el final de la lín. 27). Estas enmiendas son propuestas por 34 Padres cuyos nombres se pasa revista en el anexo apéndice. De Ecuador: Víctor Garaygordobil, ob. tit. de Pudent. De Bolivia: Armando Gutiérrez, ob. aux. Pacen., Jorge Manrique, ob. Oruren. De Chile: José Valle, ob. aux. Iquiquen., Francisco Valenzuela, ob. Antofagasten., Francisco Fresno, ob. de Copiapó, José Castro, ob. de San Filipo, Emilio Tagle, arz. ob. Valparaíso, Raúl Silva, ob. aux. Rancaguen., Emanuel Larraín, ob. Talcen., Augusto Salinas, ob. Linaren., Emanuel Sánchez, arz. de Santísima Concepción, Carolo Oviedo, ob. aux. de Santísima Concepción, Aloíso Yáñez, ob. de Santa María de los Ángeles, Gulielmo Hartl, ob. tit. Estratonicen., Emanuel Santos, ob. de Valdivia, Bernardino Piñera, ob. de Temuco, Alexander Duran, ob. de San Carolo de Ancud, Alexander Menchaca, ob. tit. de Pinaren., Francisco Gillmore, ob. tit. Auzien., Raimundo Salas, prel. nul. Aricen. De Méjico: Sergio Méndez, obispo de Cuernavaca. De Paraguay: Felipe Benitez, ob. tit. Chersonen., Raimundo Bogarín, ob. de San Juan de Misiones, Aníbal Maricevich, ob. coad. Villaricen., Emilio Soza, ob. tit. Sergentino. De Uruguay: Miguel Balaguer, ob. 2 Observaciones escritas del Cardenal Raúl Silva Henríquez, pos Congregación General CX del 29 de septiembre de 1964, sobre el esquema de los judíos y no cristianos, en ASSCOVS Volumen III Parte III páginas 155-156. Adhiere Mons. Jerónimo Podestá. Traducción del latín de la Lic. Estefanía Montecchio. tit. de Castel Menor, Enrique Cabrera, ob. de Mercedes, Roberto Cáceres, ob. de Melen., Marcelo Mendiharat, ob. coad. Salto, Orestes Nutti, ob. Cnelonen., Carolo Partelli, ob. de Tacuarembó, Alafrido Viola, ob. de Salto. De Argentina: Jerónimo Podestá, ob. de Avellaneda. Síntesis Reconoce que el esquema de esta declaración le agrada mucho en general. Sin embargo propone algunas enmiendas para mejorar el texto, tales como aclarar mejor que no se debe imputar al pueblo judío lo perpetrado en la Pasión de Cristo; además que esta declaración de algún modo habrá tomado su origen en las consideraciones políticas, o se ordene a fines políticos, también considera oportuno que la comisión de exégetas examine si acaso Dios en el N.T. realmente es llamado «Padre» por respeto a todos los hombres, o mejor, si su paternidad, considerada exegéticamente, se refiere sólo a aquellos que en Cristo gozan de la filiación divina. Y finalmente que resplandezca aún más que el deseo de reunión del pueblo judío con la Iglesia en un solo pueblo de Dios, también se exprese el deseo de co-reunión de todos los pueblos en un solo Reino de Dios. 3