155 × 215 SPINE: 17 FLAPS: 100 REVISTA para el fomento y la difusión del conocimiento de la devoción popular a Santa María del Rocío ISSN 2253-7120 Año III Número 2 Patrocina Artículos de P.V.P: 10€ Domingo Muñoz Bort Manuel Ángel López Taillefert Antonio Mª Calero Ignacio Gaztelu Michael D. Murphy J. Carlos González Faraco Manuel Galán Cruz Santiago Padilla Díaz de la Serna Juan de Dios Montoto Sarriá Antonio J. López Gutiérrez María Teresa Jiménez Vallejo María José Sánchez López Antonio Ramírez Almanza En cubierta: El Rocío en «Platero y yo», óleo sobre lienzo de Juan Manuel Nuñez Bañez. Madrid, 2010. Colección particular. REVISTA exvoto para el fomento y la difusión del conocimiento de la devoción popular a Santa María del Rocío que se venera en su santuario de almonte Almonte (Huelva) 2013 REVISTA exvoto para el fomento y la difusión del conocimiento de la devoción popular a Santa María del Rocío. Publicación anual Año III •• Número 2 Juan Ignacio Reales Espina Presidente de la Hdad. Matriz de Ntra. Sra. del Rocío de Almonte Manuel Galán Cruz Delegado de Formación de la Hdad. Matriz de Ntra. Sra. del Rocío de Almonte DIRECTOR Santiago Padilla Díaz de la Serna Secretario de la Hdad. Matriz Ntra. Sra. del Rocío de Almonte COMITÉ CIENTÍFICO José M.ª Miura Andrades Universidad Pablo de Olavide. Área de Historia Medieval Antonio López Gutiérrez Universidad Pablo de Olavide. Área de Ciencias y Técnicas Historiográficas Luis Millones Santagadea Universidad Católica de Lima (Perú). Área de Antropología Juan Carlos González Faraco Universidad de Huelva. Área de Educación Michael D. Murphy Universidad de Alabama. Área de Antropología Águeda A. Villa Díaz Universidad Pablo de Olavide. Área de Geografía e Historia Julio Mayo Rodríguez Historiador y archivero municipal de Los Palacios y Villafranca Domingo Muñoz Bort Director del Centro Cultural de la Villa de Almonte EDITA Pontificia, Real e Ilustre Hdad. Matriz de Ntra. Sra. del Rocío de Almonte COLABORA Universidad Pablo de Olavide de Sevilla Grupo de Investigación HUM686 Religiosidad y Fuentes Andaluzas PATROCINA CECSA. Compañía de Electricidad del Condado SA. ISSN 2253-7120 •• Depósito Legal SE 9272-2011 Instituto Tipográfico del Mediodía C/ Feria, 4. Local 1. 41003 Sevilla SUMARIO Presentación Juan Ignacio Reales Espina Declaración de intenciones Santiago Padilla 8 10 El Ayuntamiento de la villa de Almonte y la expansión de la devoción a la Virgen del Rocío (siglos xiv-xx). Parte tercera Domingo Muñoz Bort El ajuar de Ntra. Sra. del Rocío y de su ermita según un inventario del último cuarto del siglo xix Manuel Ángel López Taillefert María, Evangelio de Esperanza Antonio Mª Calero, SDB El Año Jubilar y la peregrinación Ignacio Gaztelu Intensificación cultural en el Rocío. Una aproximación comparada a la devoción rociera Michael D. Murphy & J. Carlos González Faraco 13 43 59 73 99 TRABAJOS-APORTACIONES SOBRA LA EFEMÉRIDE QUE CELEBRA MOS. EN TORNO A LOS HECHOS DEL ROCÍO CHICO 1810-1813 La lucha de la Villa de Almonte contra las tropas francesas en 1810 y el voto de acción de gracias a la Virgen del Rocío Manuel Galán Cruz 123 Juan Ramón Jiménez, Platero y yo, y su capítulo: El Rocío. Una aproximacion a su contextualización en la biografía del poeta Santiago Padilla Díaz de la Serna exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 139 5 Ilustraciones e ilustradores del capítulo «El Rocío», en Platero y yo Juan de Dios Montoto Sarriá 173 CONOCIMIENTO DEL ARCHIVO DE LA PONTIFICIA, REAL E ILUSTRE HERMANDAD MATRIZ DE NUESTRA SEÑORA DEL ROCÍO DE ALMONTE Las reglas primitivas de la Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío de Almonte de 1758 Antonio J. López Gutiérrez 199 La fototeca del fondo Infante Galán. Una joya del archivo documental de la Hermandad Matriz María Teresa Jiménez Vallejo & María José Sánchez López Juan Ramón Jiménez en el Fondo Infante Galán de la Hdad. Matriz de Almonte Antonio Ramírez Almanza 235 245 RECENSIÓN. OBRAS Y AUTORES DE REFERENCIA PARA EL CONOCIMIENTO DE LA DEVOCIÓN ROCIERA 50 años del último número de la revista Rocío, en su primera etapa (19581963) Santiago Padilla Díaz de la Serna Reproducción del Capítulo XLVII «El Rocío», de Platero y yo. Versión original, ediciones de la Lectura, serie Juventud, Madrid, diciembre de 1914 6 257 279 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 presentaciÓn legamos con el número que ahora presentamos, a la tercera edición de la revista Exvoto, consolidando esta magnífica iniciativa, como una experiencia contrastada y acreditada en estos tres años, que la ha llevado a convertirse en la mejor de las publicaciones científicas sobre la investigación histórica rociera, además de uno de los proyectos más interesantes acometidos por nuestra Hermandad Matriz. Como sus precedentes, este nuevo número de la revista, sigue profundizando en las fuentes de conocimiento de la devoción a la Virgen del Rocío, con originales e interesantes temas, siempre desde el rigor científico, pero sin perder el aspecto divulgativo, que la hace resultar atractiva para todos los públicos. Una revista, que ha sido acogida en los dos números anteriores, con el mayor interés y expectación, por la calidad y diversidad tanto de sus contenidos, como de sus autores, que ponen de relieve un continuo y renovado esfuerzo en pro de la formación y la historia, en colaboración con el mundo de la cultura y la universidad. Entre otros artículos del mayor interés que aparecen en la revista, en el año que hemos celebrado el bicentenario del Rocío Chico y el Año Jubilar, no podía faltar un nuevo trabajo sobre el voto de acción de gracias formulado en 1813, realizado por el delegado de formación de nuestra hermandad, o al cumplirse el centenario de Platero y yo, incluimos también varios artículos sobre la imperecedera obra de nuestro premio nobel de literatura, Juan Ramón Jiménez, centrado en su capítulo «El Rocío», o un interesante trabajo sobre las reglas primitivas de la Hermandad Matriz. Concluyo con mi felicitación a todos los que han participado en este número de la revista, a los prestigiosos miembros de su comité científico, a los autores de los artículos, y particularmente a los que publican por vez primera en este número y al director y alma mater de esta revista, el secretario de la Hermandad Matriz, Santiago Padilla Díaz de la Serna. Para todos exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 7 ellos, mi agradecimiento por su dedicación y entrega a este proyecto, que ha hecho posible esta tercera edición de Exvoto. Y, cómo no, mi agradecimiento personal e institucional para CECSA (Compañía de Electricidad del Condado, S.A.), la empresa que vuelve a apostar por nuestra revista, ayudándonos tan decisivamente a hacerla realidad para deleite de nuestros hermanos y público interesado en general. Juan Ignacio Reales Espina Presidente de la Hermandad Matriz 8 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 declaraciÓn de intenciones a revista Exvoto avanza en el cumplimiento de sus fines, como homenaje de la cultura a la Reina de las Marismas, Santa María del Rocío; y como instrumento para avanzar en el conocimiento de esta compleja realidad de fe, inculturizada en Andalucía, con su cultura e idiosincrasia, tan definida y particularizada. Y desde luego, en el gran objetivo de ser un baluarte que nos ayude a conocer y a poner en valor el riquísimo archivo de la Hdad. Matriz, en el que hemos redoblado los trabajos y los esfuerzos en los últimos años para que a medio plazo, pueda estar definitivamente al servicio de investigadores y estudiosos en la materia. En ella se manifiesta, en última instancia, de forma evidente los lazos que venimos estrechando y reforzando con la Universidad, y con otras realidades culturales de Andalucía. En este tercer número, el historiador, Domingo Muñoz Bort, nos hace, la tercera entrega de un trabajo, que nos está permitiendo avanzar en el conocimiento de las políticas municipales emprendidas por el Cabildo Secular de Almonte para la promoción y desarrollo de este espacio; en este número, centrado en los siglos, del xvi al xviii. Y en este mismo apartado de «Aportaciones al conocimiento de su historia», el historiador y divulgador almonteño, Manuel Ángel López Taillefert, nos recupera y glosa el inventario de la antigua ermita y de la sagrada imagen, del año 1886, que nos aporta una interesante y rica información de la devoción rociera de finales del siglo xix, y que reproducimos en su integridad. Por su parte, en el subapartado de «Teología y mariología», reproducimos el texto de la conferencia del padre Antonio María Calero de los Ríos, Sdb., realizada para el ciclo de conferencias «Mensajeros del Bicentenario. Encuentros de Fe y Cultura», el pasado mes de diciembre, bajo el título «María Evangelio de Esperanza», y otra espléndida conferencia, muy oportuna para este año, del padre Ignacio Gaztelu, rector del seminario de la diócesis de Asidonia-Jerez, realizada para la Hdad. del Rocío de Jerez de la exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 9 Frontera, bajo el título «El Año Jubilar y la peregrinación», el pasado mes de noviembre de 2012. Y aparece un nuevo subapartado dedicado a la «Antropología del Rocío», que nos hacen los profesores Michael D. Murphy y Juan Carlos González Faraco, respectivamente de las universidades de Alabama y Huelva, un trabajo sobre la «Intensificación cultural en El Rocío», pero añadiéndole el valor de hacerlo desde una perspectiva comparada. Y en el apartado de investigación relativo a «La efeméride que celebramos», gira este año sobre dos acontecimientos: Por un lado se redondea el bicentenario del Voto del Rocío Chico, con un texto del historiador almonteño y delegado de formación de nuestra hermandad, Manuel Galán Cruz, sobre los sucesos de 1810 que dieron lugar al voto en 1813, que es el texto de una conferencia pronunciada en Gibraltar en marzo de 2010, hasta ahora inédita; y le dedicamos un apartado especial al centenario de Platero y yo (1914-2014), la obra del nobel Juan Ramón, y a su capítulo dedicado a El Rocío, traducido a más de cuarenta lenguas. En este apartado, nosotros mismos, con una contextualización histórica de las relaciones del poeta con El Rocío, y el trabajo realizado por el moguereño, Juan de Dios Montoto, sobre las ediciones ilustradas de Platero y yo, dan contenido a este apartado que se completa con el artículo del director de la Casa Museo de Juan Ramón, Antonio Ramírez Almanza, que nos ayuda a valorar la colección de Plateros que conserva la Hdad. Matriz, perteneciente al fondo Infante Galán, gran devoto de la obra juanramoniana. Y este sexto apartado, relativo al «Conocimiento del Archivo de la Hdad. Matriz», se completa con dos trabajos. Uno del profesor Antonio López Gutiérrez, de la UPO, director de los trabajos de catalogación y ordenación de nuestro archivo, que se centra en el estudio de las primitivas reglas de la Hdad. Matriz de 1758. Y el otro de María Teresa Jiménez Vallejo y María José Sánchez López, de la Universidad Pablo de Olavide, que hacen una descripción de la fototeca de la Hermandad Matriz, perteneciente también al fondo Infante-Galán, catalogada recientemente. Completan la revista, en el apartado de «Recensión. Obras y autores de referencia para el conocimiento de la devoción rociera», un texto que hacemos en honor de la revista Rocío, de la que se han cumplido en 2013, 50 años de su último número, publicado en mayo de 1963, y la reproducción de la versión original del capítulo de Platero y yo, publicado ya en la primera edición de la obra, de 1914. No podemos concluir estas líneas sin agradecer nuevamente a CECSA, su apuesta por esta revista, que es la expresión de su apuesta por Almonte y por Andalucía. Santiago Padilla Director 10 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 TRABAJOS-APORTACIONES AL CONOCIMIENTO DE DIVERSOS ASPECTOS RELEVANTES DE LA DEVOCIÓN ROCIERA HISTORIA TEOLOGÍA MARIOLOGÍA ANTROPOLOGÍA el ayuntamiento de la villa de almonte y la expansiÓn de la devociÓn a la virgen del rocÍo (siglos xiv-xx). parte tercera Domingo Muñoz Bort Universidad de Huelva Resumen El Ayuntamiento de Almonte, junto con el clero local, recibe del indiano Baltasar Tercero, el encargo de administrar una capellanía de misas en la ermita de Ntra. del Rocío. Esta administración y su evolución histórica es el motivo de la presente investigación. A lo largo de los siglos estudiados observaremos la eficacia de este control hacendístico y sus pormenores, que deriva en la práctica hegemonía del Ayuntamiento sobre el copatronazgo establecido por su fundador. Abstract Almonte City Council, along with local clergy, received from the indiano Baltasar the Th ird, the task of managing a chaplaincy of Masses in the chapel of Our Lady of El Rocio. Th is administration and its historical evolution is the subject of this investigation. Along the studied centuries we will notice the effectiveness of this estate control and its details, which derives in a nearly complete hegemony in the copatronage from the City Council set by its founder. Palabras clave: Historia. Siglos xiii, xiv, xv y xvi. Ntra. Sra. del Rocío. Almonte. Leyenda. Religiosidad popular. Fortunas de Indias. Contrarreforma. Francisco Hernández Pichardo. El duque Alonso Pérez de Guzmán. Baltasar Tercero. Keywords: History, Century xiii, xiv, xv and xvi; Leyend; Almonte, Popular religiosity, CounterReformation. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 13 Domingo Muñoz Bort es licenciado en Historia por las Universidades de Barcelona y Sevilla. Actualmente es director del Centro Cultural de la Villa y del Centro Internacional de Estudios y Convenciones Ecológicas y Medioambientales, instituciones dependientes del Ayuntamiento de la villa de Almonte. Como historiador ha intervenido en numerosas publicaciones científicas, obras colectivas e individuales, de la Historia Moderna y Contemporánea. Desde hace más de dos década investiga en uno de los archivos nobiliarios más importantes de Europa, el archivo ducal de Medina Sidonia. Fruto de estas investigaciones, son los trabajos: La ganadería caballar en la villa de Almonte, Un modelo de explotación señorial: el Coto de Doñana; El marco ilustrado de Pablo de Olavide y Las Nuevas Poblaciones del siglo xviii. Guzmanópolis y la Nueva Población del Rocío y La colonización agraria del siglo xviii en Andalucía: el proyecto ilustrado para el espacio de Doñana. Miembro del Equipo de Investigación de la Universidad de Huelva denominado «El Suroeste Peninsular. La articulación histórica de un espacio socioeconómico y cultural (siglos xiii-xviii)», [Registro: HUM-453], y perteneciente al Plan Andaluz de Investigación (www.grupos-pai.cica.es). 14 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Domingo Muñoz Bort El ayuntamiento de la villa... III, pp. 15-42 La institucionalización de la devoción rociera en el siglo xx, a través del papel de la Hermandad, es uno de los procesos más apasionante de esta manifestación popular. Así como no se puede interpretar la devoción a Ntra. Sra. del Rocío si no es a través del proceso de institucionalización de la misma, ni comprender su desarrollo sino se tiene en cuenta el papel desempeñado por el Ayuntamiento en los siglos xvi al xix. LOS ANTECEDENTES. LA ADMINISTRACIÓN DEL PRIORATO DE ERMITAS on esta conclusión de Rosendo Álvarez Gastón1, brillante investigador en la historia rociera, iniciamos esta tercera entrega sobre la evolución de las estrategias que ejecutó el Ayuntamiento de la villa de Almonte en la expansión de la devoción rociera a través de varios apartados. Primero defi niremos, sin olvidar sus antecedentes, el modelo de la gestión administrativa nacido en base a las voluntades expresadas en la fundación de la capellanía, otras veces obra pía, de Baltasar Tercero en la ermita de Ntra. Sra. del Rocío. Finalizaremos con la exposición del ciclo festivo rociero cuando la primitiva y reducida devoción, local y minoritaria, logra el estatus religioso de primordial y sobresaliente al alcanzar el patronazgo sobre la villa a mediados del siglo xvii. Antes de la fundación de la capellanía de Baltasar Tercero, la administración de la ermita de Ntra. Sra. de Las Rocinas corría a cargo exclusivamente del Priorato de Ermitas del Arzobispado de Sevilla, figura que el derecho canónigo recogía como administrador perpetuo por apostólica disposición, y que solía recaer sobre los canónigos de la Santa Iglesia de Sevilla.2 El titular del Priorato a su vez nombraba, por el tiempo de su voluntad, a dos cargos 1 2 ÁLVAREZ GASTÓN, R.: Las raíces del Rocío. La devoción de un pueblo. Huelva, 1981, p. 128. HERNÁNDEZ PARRALES, A: «Juan de Astorga hizo las Andas de la Virgen», en revista Rocío, nº 23 (1960), p. 8. El Priorato de Ermitas desaparece tras las Cortes de Cádiz. Este autor era Archivero del Arzobispado de Sevilla cuando elaboró este artículo. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 15 El ayuntamiento de la villa... III, pp. 15-42 Domingo Muñoz Bort u oficiales: un mayordomo o administrador de cada ermita con potestad de nombrar ermitaño y controlar todos los bienes, rentas y limosnas pertenecientes a las ermitas, dando cuenta anual o cuando le fuere requerido por el Prior de Ermitas; y a un Visitador de Ermitas de un término municipal concreto, que vigilaría y tendría informado al Prior de todo lo relacionado con las ermitas. Para el objeto de nuestro estudio, empezaremos con el Prior de Ermitas don Pedro Vélez de Guevara, que comenzaría su mandato con cierta anterioridad al año de 1571, año en que nombra, por su disposición de 19 de mayo, a Francisco Hernández Pichardo, clérigo y natural de Almonte, como Mayordomo de la ermita de Ntra. Sra. de Las Rocinas.3 Sin saber la fecha exacta de su nombramiento por el mismo Prior de Ermitas, ejercía de Visitador de las ermitas radicadas en término de Almonte, el clérigo natural de esta villa, Juan Pinto,4 que lo vemos actuando dando su aprobación al arriendo de un olivar propiedad de la ermita de Ntra. Sra. de Las Rocinas. Pero, ¿no era esta precisamente una de las atribuciones del mayordomo Francisco Hernández Pichardo? No debemos mostrar sorpresa por este hecho aislado, pues bien pudo producirse por delegación expresa del mayordomo titular o impedimento de éste. Sí hemos comprobado que los deudores o inquilinos de los bienes de la ermita estaban suficientemente controlados. En el último testamento de Francisco Hernández Pichardo, de 25 de septiembre de 1590, deja constancia de la administración de la ermita de su competencia: Confieso que debo a la Iglesia de Ntra. Sra. de las Rocinas seis ducados, cinco que cobré de Cristóbal Hernández, del arrendamiento de la casa de un año que se cumplió por Pascua de Navidad del año pasado de 89, y el otro ducado que cobré de un tributo que paga el bachiller Juan Hernández, clérigo, que se cumplió por el dicho tiempo. Declaro que Antón de Egea debe de corrido a Ntra. Sra. de las Rocinas dos ducados de tributo corrido de dos años. Declaro que la Iglesia de Ntra. Sra. de las Rocinas tiene en esta villa y su término, las posesiones siguientes: Una casa en la calle del Tejar, linde casa de Diego Martín, anguilero, y casa de Juan García Salvador, y vive en ella Cristóbal Hernández. Una casa linde de una parte casa de mi morada y de otra casa de Inés Hernández, viuda, y la calle pública, la cual tiene dos portales y un aposento en el que se halla mi fuego que se la dejó una persona después de mi vida, y yo fallecido la ha de tener la dicha Iglesia de Ntra. Sra. de la Rocina. Veinte 3 4 A(rchivo) de la H(ermandad) M(atriz) de A(lmonte), F(ondo) J(uan) I(nfante) G(alán), Caja 70-479-1, fol. 2 r. MUÑOZ BORT, D.: «El ayuntamiento de la villa de Almonte y la expansión de la devoción a la Virgen del Rocío (siglos xiv-xx). Parte Segunda», Exvoto, II, nº I, (2012), Sevilla: Hermandad Matriz, pp. 28-29. 16 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Domingo Muñoz Bort El ayuntamiento de la villa... III, pp. 15-42 pies de olivar al Río, linde con olivos de la capellanía de Juan Pichardo, clérigo, que era de Alejo de Velasco, y de otro olivar de Hernando Caballero, que lo tiene Gonzalo Hernández, clérigo. Dos ducados de tributo que paga el uno Antón de Egea sobre su casa en la calle Concepción, y otro paga el bachiller Juan Hernández sobre otra casa que tiene junto a la mía juntas.5 No tenemos, de momento, más detalles que ofrecer sobre la administración del clérigo Francisco Hernández sobre la ermita de Ntra. Sra. del Rocío. Cesó en su cargo, tras más de 26 años de gestión, en 1598, cuando en nuevo Prior de Ermitas, el doctor Juan García Bahamonde, por disposición de 12 de enero de 1598 y por el tiempo de su voluntad, nombró a Antón Díaz Bejarano, clérigo y natural de Almonte, «administrador de la ermita de Ntra. Sra. de las Rocinas y demás del término de Almonte, y de Ntra. Sra. de las Mercedes, término de Bollullos».6 Con este nuevo título, parece que el Priorato suprimía los anteriores de mayordomo de cada ermita y el de visitador de las ermitas del término, unificándolo en un solo oficial. Este Antón Díaz era sobrino de Francisco Hernández Pichardo y hermano de Juan Pichardo, Racionero de la Iglesia Mayor de Sevilla desde el año 1591.7 Antón, como su hermano Francisco, también participó Nombramiento de Francisco Hernández Pichardo como Mayordomo de la ermita de Ntra. Sra. de Las Rocinas. en la vida política mu- Cortesía del Archivo de la Hermandad Matriz de Almonte 5 A(rchivo) de P(rotocolos) N(otariales) de L(a) P(alma) del C(ondado), leg. 8. Almonte, 1590, Escribanía de Diego Dávila. La casa de Francisco Hernández Pichardo estaba situada en la calle La Laguna (hoy Rector Martín Villa). 6 A.H.M.A., F.J.I.G. Caja 70-479-, fol. 3 r.-4 r. 7 DE SALAZAR MIR, A.: Los expedientes de limpieza de sangre de la Catedral de Sevilla (Genealogías), Madrid, 1995, tomo I, p. 44. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 17 El ayuntamiento de la villa... III, pp. 15-42 Domingo Muñoz Bort nicipal con cargos en el Ayuntamiento de la villa. Cuando se trataba de cobrar el dinero de la capellanía de Baltasar Tercero, Antón Díaz ejercía de regidor municipal y como tal fi rmaba el poder general que le otorgaron a Hernando de Vallejo y a Diego García de Almonte, vecinos de Sevilla, para el cobro de aquellos dineros depositados en la Casa de la Contratación de Sevilla.8 Estuvo en este cargo de administrador de las ermitas radicadas en Almonte hasta que obtuvo la designación de Racionero de la Iglesia Catedral en 1614.9 Le sucedió en el mismo cargo el clérigo natural de Almonte, Juan Pichardo Osorno, por nombramiento del Prior de Ermitas, Rodrigo Arias de Neyra Portocarrero. Este nuevo oficial administrador de la ermita de Ntra. Sra. de Las Rocinas era sobrino de los anteriores nombrados Antón y Juan, hijo del capitán Pedro Martín Pichardo e Isabel Osorno, y hermano de Pedro Pichardo Osorno quien llegara a ser Racionero de la Iglesia Mayor de Sevilla en el año 1633.10 Por el contenido de su testamento, otorgado en Almonte el 24 de mayo de 1638, su administración prioral abarcaba a todas las ermitas de Almonte: Iten, declaro que de la hacienda de la ermita de Ntra. Sra. de las Rocinas he cobrado de Isidro García, vecino de Almonte, 100 reales y no más. Y los demás vecinos que pagan a la dicha ermita están debiendo los maravedíes corridos y de los dichos 100 reales que cobré declaro pagué la limosna de 2 misas cantadas y los derechos de un pleito que se siguió con Gonzalo Fernández porque el quería quedarse con una casa de la dicha ermita. [...] Declaro que tengo en mi poder un cáliz de plata de Ntra. Sra. de La Hermosa. Declaro que está en la Iglesia Parroquial un cáliz de plata con su patena que es de la iglesia del Señor Santiago que es de Santa Lucía.11 Por este año de 1638, eran dieciseis inquilinos o arrendatarios los que pagaban réditos a la casa y ermita de Ntra. Sra. de Las Rocinas, bien por préstamos dinerarios o por rentas de casas y fincas rústicas, que no vamos a entrar en sus detalles por no permitirlo este breve artículo. Si apuntar que en el año de 1655 eran quince los inquilinos, cuatro sobre suertes de olivares y el resto sobre préstamos dinerarios, en cuya relación efectuada por el notario Juan Ruiz Barrientos en 8 de octubre, el valor total de la hacienda de Ntra. Sra. de Las Rocinas ascendía a 2 091 ducados y 6 reales, relación que 8 A.P.N.L.P.C., leg. 15. Almonte, 1598. Escribanía de Diego Dávila. DE SALAZAR MIR, A.: Los expedientes de limpieza de sangre..., op. cit., p. 81. DE SALAZAR MIR, A.: Los expedientes de limpieza de sangre..., op. cit., p. 116 11 A.P.N.L.P.C., leg. 49. Almonte, 1633. Escribanía de Juan Bautista Serrano. 9 10 18 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Domingo Muñoz Bort El ayuntamiento de la villa... III, pp. 15-42 no incluía a las cuatro casas propiedad de la ermita, por estar fuera de los bienes de la capellanía de Baltasar Tercero.12 Por falta de administrador de las ermitas de Almonte, o por dejadez de su titular, aún no lo sabemos con certeza, salvo para el caso de la ermita de Ntra. Sra. de Las Rocinas, el Priorato de Ermitas se personó en la villa de Almonte a través del notario arzobispal, Licenciado Grimaldo, en los primeros días de julio de 1645, y requirió mediante emplazamientos individuales, a todos los inquilinos y deudores de las ermitas de su término, así como a sus ermitaños, cofradías, mayordomos y cualquier otros ministros, para que rindiesen cuentas por un lado, y por otro, ordenando a los maestros alarifes, carpinteros y albañiles para que visiten dichas ermitas y vean sus fábricas y necesidades de reparos. Todo, justificaba el Priorato, porque llevaban muchos años sin presentarle estas «censuras».13 En el año de 1635 el Ayuntamiento tenía diferencias y pleitos con el capellán perpetuo de la capellanía de Ntra. de Las Rocinas, a la sazón Fernando de Montes de Oca, clérigo del pueblo, precisamente por las cuentas de su administración de los bienes de la ermita que se negaba a entregar por diferencias con este patrono sobre el precio de las misas, a ocho reales, que le parecía insuficiente, exigiendo su actualización «por hacer más de cincuenta años» que se tasaron. Y el Ayuntamiento, de forma tajante, ordenó a los inquilinos deudores de la ermita de Ntra. Sra. de Las Rocinas que no le pagasen al tal Montes de Oca, sino al administrador nombrado por el Ayuntamiento.14 Este pleito lo analizaremos más adelante. No volveremos a tener noticias de la administración prioral de ermitas hasta los años de las incautaciones y desamortizaciones de los inicios del siglo xix. Este tema de la actuación del Priorato de Ermitas en la villa de Almonte bien merece un estudio en profundidad. LA ADMINISTRACIÓN DE LA CAPELLANÍA DE BALTASAR TERCERO Las cláusulas fundacionales de la capellanía de Baltasar Tercero establecían un patronazgo compuesto por el Ayuntamiento y el cura más antiguo 12 A(rchivo) M(unicipal) de A(lmonte), leg. 628, Libro de Propios de esta villa y Patronazgo de Capellanías del Cavildo. Está formado por pliegos cosidos y encuadernado en piel, sin foliar. 13 A.H.M.A., F.J.I.G. Caja 70-479-15. «Almonte, nº 9. Año de 1645. El Sr. Prior de las Hermitas de este Arzobispado Dignidad en Santa Iglesia de Sevilla contra los hermitaños, mayordomos, oficiales y ministros de las hermitas y cofradías en ellas sitas de su advocación en la villa de Almonte sobre las cuentas de sus mayordomías». 14 A.M.A., leg. 4. A(cta) C(apitular) de 22 de julio de 1635. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 19 El ayuntamiento de la villa... III, pp. 15-42 Domingo Muñoz Bort de la villa de Almonte, quienes debían de nombrar capellán que residiese y ofreciese las misas estipuladas en la ermita de Ntra. Sra. de Las Rocinas; y administrar el capital fundacional de unos 2 500 ducados. El Ayuntamiento, representante político de la comunidad y como tal institución pública, diseñaba y dirigía muchas de las directrices de la religiosidad popular, pues además contaba entre sus regidores con ciudadanos del estamento religioso secular. Ahora a aquellas prerrogativas naturales, se le unía la cogestión de una capellanía bien dotada económicamente y sobre una advocación mariana, cuya devoción estaba llegando a todas las capas sociales de la población, a pesar de tener su casa y altar en un paraje alejado, pero estratégico para las economías local y comarcal. Mientras que se resuelve la llegada del dinero a la Capellanía, el patronazgo de Baltasar Tercero nombra a principios de agosto de 1597 a Juan Pavón capellán perpetuo de la ermita y solicita en septiembre al Arzobispado hispalense que efectúe «colación y canóniga institución de dicha capellanía».15 Cuestión esta que se aprobaría por el Ordinario en 13 de marzo de 1598.16 Correspondía ahora que el Patronazgo y el Priorato tomasen contacto y traspasasen la administración al nuevo capellán. Por parte del Priorato intervino el presbítero Francisco Hernández Pichardo, como mayordomo de la ermita de Ntra. Sra. de Las Rocinas; fray Francisco Gutiérrez, del convento de mínimos paulinos de La Vitoria de Almonte y capellán de la ermita de Ntra. Sra. de Las Rocinas, miembros del Ayuntamiento y Juan Pinto, cura más antiguo. No sabemos la fecha de este traspaso de competencias, que suponemos en el otoño de 1597, por el cual Juan Pavón recibiría la llave y custodia de los enseres de misa de la ermita, ropas y alhajas de la Imagen de Ntra. Sra. de Las Rocinas, por parte de su administrador Francisco Hernández Pichardo,17 que a su vez tenía delegación expresa del Ayuntamiento, de cuyo concejo era Alcalde Ordinario aquel año.18 El capital fundacional se deposita en la Casa de la Contratación de Sevilla el 24 de enero de 1597, pero tardará más de un año en llegar a manos del Patronato y cuyas vicisitudes fueron estudiadas en esta revista con todo detalle por la investigadora García López,19 algunos de cuyos documentos citados se conservan originales y más extensos en la escribanía de Diego Dá15 A.M.A., leg. 2. A. C. de 2 de agosto y 10 de septiembre, respectivamente. GARCÍA LÓPEZ, M.B: «El pleito que siguió el testamento de Baltasar Tercero». Revista Exvoto, II, nº I, (2012), Sevilla, pp. 62-63. 17 CRUZ DE FUENTES, L.: Documentos de las fundaciones religiosas y benéficas de la villa de Almonte y apuntes para su historia. Huelva, 1908, p. 41. Traspaso también citado en J. INFANTE-GALÁN: Rocío. La devoción mariana de Andalucía. Sevilla, 1971, p. 49. Ninguno de estos autores citan fuentes documentales de tales aseveraciones, hecho que queremos hacer constar. 18 A.M.A., leg. 2. A. C. de 11 de enero de 1597. . 19 GARCÍA LÓPEZ, M.B.: El pleito que siguió el testamento..., op. cit., pp. 43-66. 16 20 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Domingo Muñoz Bort El ayuntamiento de la villa... III, pp. 15-42 20 vila en Almonte. Pero realmente los dineros de la capellanía, concretamente 2 425 ducados, sacados de la Casa de la Contratación y depositados bajo la custodia del Racionero de la Iglesia Mayor de Sevilla, Juan Pichardo,21 no llegaron a la villa de Almonte sino que pasaron directamente, en calidad de préstamo, el 10 de mayo de 1598 a los hermanos herederos de Diego García de Almonte, vecinos de Almonte y Sevilla, por acuerdo tácito del Ayuntamiento «porque no se hallaron posesiones que comprar conforme a la cláusula del testamento, se acordó se eche en renta»,22 y que reportarían a la capellanía de Ntra. Sra. de Las Rocinas 56 686 maravedíes anuales hasta la redención total de un principal de 906 976 maravedíes, descontados ya los 18 700 maravedíes de los gastos del pleito, con un interés fijo de «diez y seis el millar»,23 es decir el 1,6 por ciento. Además, por esta escritura de préstamo se solventaban y se establecían ciertos asuntos de la sentencia en firme de las Justicias de la Casa de la Contratación, dada en 12 de noviembre de 1577, y de la propia testamentaria de Baltasar Tercero: se pagaría a Inés de Torres, su hija natural, los 400 ducados que le restaban, los dineros destinados a obras y enseres de misas de la ermita (3 836 maravedíes anuales), y las misas anuales obligadas del capellán hasta el año 1603, en que se liberarían aquellos 500 ducados, (ahora para liquidar con Inés), para uso exclusivo de todo lo concerniente a la casa y ermita de Ntra. de Las Rocinas. Estas misas tasadas serían las de los Domingos, las de los días de Pascua y las cinco fiestas principales de Nuestra Señora, en total 62 misas; a partir del año 1607 llegarían a ser ciento tres misas anuales a precio de 8 reales cada una, como tendremos ocasión de exponer más adelante. En estos primeros años del xvii no aparecen noticias de actuaciones del Priorato sobre la ermita marismeña, sino de sus capellanes, vicario de la parroquial y del provisor de la Iglesia Mayor de Sevilla. Como observamos, a finales de la centuria del Quinientos, las dos familias principales de Almonte, los Almonte y los Pichardo, participan, con el Ayuntamiento y la capellanía de Baltasar Tercero, en estos primeros avances y consolidación de la devoción a la imagen titular de la ermita situada en 20 A.P.N.L.P.C., leg. 14 y 15. A.M.A., leg. 2. A. C. de 19 de abril de 1597. 22 A.M.A., leg. 2. A. C. de 19 y 26 de abril de 1597. Entre estos hermanos se hallaba Juan Pinto, patrono de la capellanía, como cura más antiguo o vicario de la Parroquial. 23 A.P.N.L.P.C., leg. 15. Carta de Reconocimiento de Tributo a favor de la capellanía de Baltasar Tercero, otorgada por Hernando Pinto, Diego de Almonte, Juan Pinto, Pedro Pinto, Beatriz Alemán, Isabel Calvo, Germana Pinto y Leonor del Río, hermanos y vecinos de Almonte e hijos legítimos de Diego de Almonte y María Pinto, difuntos. Almonte, 10 de mayo de 1598. Escribanía de Diego Dávila. El interés establecido fue de dieciseis el millar de maravedíes. 21 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 21 El ayuntamiento de la villa... III, pp. 15-42 Domingo Muñoz Bort Las Rocinas. Se trataba, la primera, de los descendientes legítimos de Diego García de Almonte, fallecido en la América colonial; y la segunda familia compuesta por los herederos de Pedro Martín Pichardo y de Marina Alonso, de cuyos miembros masculinos surgirían altas dignidades del arzobispado hispalense. Volvamos a la administración de esta Obra Pía. Hasta la devolución del principal del préstamo por parte de los herederos de Diego de Almonte, que se producirá en algún momento de los meses fi nales de 1606, el patronazgo administra los réditos de préstamo y los 100 ducados anuales destinados a obras, decoro, misas y útiles sagrados. Con la devolución del principal y cancelación del préstamo, las labores contables y fiscalizadoras de este importante capital se hacen más complejas. El Ayuntamiento empieza a destacar en la toma de decisiones a partir de estos años, pero siempre convocando y buscando el visto bueno de los vicarios parroquiales en su cabildo capitular. El patronazgo recibió una orden del Provisor y Vicario General del Arzobispado, por entonces don Gerónimo de Leyva,24 fechada en 26 de enero de 1607, para que se haga reconocimiento por quién tiene en depósito los dineros devueltos y se efectúe nuevo préstamo a particulares de aquellos 2 425 ducados.25 Pero se tarda un año en cumplir aquella orden, no antes sin debatir en el Ayuntamiento el procedimiento a seguir; y de este modo en su reunión de 31 de diciembre de 1607, con asistencia del capellán perpetuo de la ermita, Juan Pavón y del vicario de la Iglesia, Gonzalo Fernández, como copatrón, acordaron por unanimidad, la propuesta del alcalde, Acacio Alonso.26 En resumen, se aprueba volver a prestar aquellos dineros al mismo interés del 1,6 por ciento pero sobre cantidades mínimas de 200 ducados, y en caso de no hallar prestamistas, se inviertan en bienes raíces. La operación no resultó fácil, pues se tardaron varios años en colocar e invertir aquellos dineros de la capellanía de Baltasar Tercero. Entre 1607 y 1608 se prestaron 1 300 ducados a cuatro vecinos de Almonte y se compraron 211 pies de olivos por importe de 352 ducados y una casa por 200 ducados; de 1609 a 1613 se prestaron otros 588 ducados a particulares vecinos de Almonte, alcanzándose un total de 2 440 ducados de inversión. Las cantidades prestadas oscilaron entre 1 000 y 100 ducados y el tiempo de de24 ORTÍZ DE ZÚÑIGA, D.: Anales eclesiásticos y seculares de la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla, metrópolis de la Andalucía. Madrid, Imprenta Real, 1796, Tomo IV, p. 209. 25 A.P.N.L.P.C., leg. 15. Carta de Reconocimiento de Tributo a favor de la capellanía de Baltasar Tercero, otorgada por Hernando Pinto, Diego de Almonte, Juan Pinto, Pedro Pinto, Beatriz Alemán, Isabel Calvo, Germana Pinto y Leonor del Río, hermanos..., op. cit. Nota marginal de 29 de abril de 1613 efectuada por el escribano Alonso de la Parra. 26 A.M.A., leg. 3. A. C. de la fecha. 22 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Domingo Muñoz Bort El ayuntamiento de la villa... III, pp. 15-42 volución infinito, pudiéndose pasar los créditos a familiares siempre que se reconociesen ante escribano público y negociando los tipos de interés con el patronazgo. Y así sucesivamente, según devolvían los préstamos o parte de ellos, se iban recolocando en terceras personas. De este modo constan en las decenas de escrituras pasadas en las escribanías de Almonte durante los siglos xvii y xviii. A este capital fundacional se unía las pocas propiedades de que ya disponía antes de la fundación de Baltasar Tercero, que ya conocemos, más los futuros ingresos por mandas pías y donaciones intervivos. En las mandas testamentarias era muy frecuente, por encima de otras, las mandas de misas por el testador ante el altar de su ermita, seguida de mandas en metálico de variado importe, unos humildes y otros importantes, para la «fábrica de su casa y ermita», cuyo número creciente y cuantificación de que disponemos no ha lugar en este pequeño trabajo. Las donaciones intervivos son menos numerosas, principalmente de bienes raíces, casas y fincas, y de dinero en metálico. De estas últimas, apuntar la donación o limosna en 1669 de 200 pesos de plata por el vecino de la ciudad de Cádiz Pedro Jaén,27 y el ofrecimiento de 400 pesos de plata por parte del marino de Sanlúcar, Juan Lozano, con la condición de que el duque de Medina Sidonia le consiguiera el empleo de contramaestre de la nao capitana de la Flota de Indias en los viajes de 1680 y 1682,28 limosnas importantes que por sí hablan del alcance de la devoción rociera allende el Guadalquivir en estos años finales del Seiscientos, sobre todo de Sanlúcar de Barrameda, que por estos años tenía ya constituida la Hermandad de Ntra. del Rocío, pues si aquel Juan Lozano es el mismo que figura en el báculo de plata que dicha hermandad posee, fechado en 1680, estamos hablando de su Mayordomo, cuyo oficio era el de contramaestre de buques.29 Hacienda y patrimonio que crecían anualmente y que requirió de sus patronos un modelo administrativo, cuyo primer diseño se mantuvo intacto durante dos centurias. En líneas generales, la administración de la hacienda se seguía de cerca por el capellán perpetuo, que a su vez eran supervisadas por un administrador nombrado por el Ayuntamiento, y los dineros en metálico depositados en personas acaudaladas y de confianza del Ayuntamien27 A.M.A, leg. 5. A. C. de 29 de abril de 1669. Era natural de Almonte, vid. CRUZ DE FUENTES, L.: Documentos de las fundaciones..., op. cit, p. 215. 28 A(rchivo) F(undación) C(asa) M(edina) S(idonia), leg. 2.171 y 2.173. Las solicitudes están fechadas en 2 de febrero de 1680 y 20 de mayo de 1682. 29 INFANTE-GALÁN, J.: Rocío. La devoción mariana..., op. cit, p. 188. Aquí este autor, tras repasar la historia de las primeras hermandades nos decía: «Quede, sin embargo, una pregunta en el aire: ¿Es la hermandad sanluqueña la más antigua de las filiales?». Vid. también nota de pie de página nº 87. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 23 El ayuntamiento de la villa... III, pp. 15-42 Domingo Muñoz Bort to, quién los designaba. Cada cierto tiempo, el Ayuntamiento pedía cuentas a unos y otros, convirtiéndose en el único fiscalizador verdadero y efectivo de la hacienda de la capellanía de Baltasar Tercero.30 Fiscalización que generaría en el futuro problemas serios con la Iglesia local y el Arzobispado de Sevilla, y alguna desavenencia con la Casa Ducal de Medina Sidonia. A lo largo de estas dos centurias, pocas referencias hemos encontrado al control y vigilancia del Priorato de Ermitas, salvo aquella de 1645. Solicitud de Juan Lozano al duque de Medina Sodinia. 1682. Cortesia del Archivo Fundación Casa Medina Sidonia (Sanlúcar de Barrameda) Antes de cerrar este apartado, descubrimos que el Ayuntamiento fue uno de los principales inquilinos o censitarios de los dineros de la capellanía de Baltasar Tercero a lo largo de los siglos xvii y xviii, después de 30 A.M.A., leg. 4. A. C. de 20 de noviembre de 1635. «...por cuanto el Concejo de esta villa es administrador de la casa y ermita de Ntra. Sra. de las Rocinas», decía con contundencia, dejando de lado totalmente al vicario parroquial, el otro patrón de la obra pía de Baltasar Tercero. 24 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Domingo Muñoz Bort El ayuntamiento de la villa... III, pp. 15-42 los primeros créditos de 2 425 ducados a los herederos de Diego García de Almonte en 1598 y de los 1 000 ducados prestados a Juan Pinto en 1607. La causa de estos primeros préstamos otorgados por la Obra Pía al Ayuntamiento fueron a los gastos que soportó el gobierno municipal y sus ciudadanos para el alojamiento de los doce Tercios del ejército español en tránsito por la villa de Almonte hacia la frontera portuguesa, durante la Guerra de Secesión que mantuvimos contra nuestros vecinos durante los años de 1640 a 1668.31 El Ayuntamiento declaraba en junio de 1670, que durante aquellos años de guerras, tomó prestados a particulares e instituciones un total de 63 035 reales, de los cuales 6 500 lo tomó de la capellanía de Baltasar Tercero sin hacer las escrituras oportunas.32 En otras palabras, el Ayuntamiento estaba en bancarrota por aquellos años y no redimió algunos de estos empréstitos hasta el año 1732.33 Veamos algunos datos sobre la evolución de la hacienda de Ntra. Sra. de Las Rocinas. A la altura del año 1638, disponía de una liquidez de 23 364 reales anuales.34 En el año de 1655 se cifraba en 23 001 reales.35 Por el año de 1702 disponía de un capital de 23 100 reales.36 En 1798 fueron 20 995 reales.37 Entre los años de 1813 y 1823, había invertido la Hermandad 29 000 reales en unas andas, simpecado y cruz del estandarte, dinero todo procedente de limosnas y venta de cera y recuerdos.38 En el año de 1838, aparece que la Hermandad del Rocío tenía un débito de 916 reales.39 Pero debemos de tener en cuenta que son valores absolutos y que un real de 1638 tenía mucho más valor que los de 1798, debido a las contínuas depreciaciones monetarias y de la inflación acumulada. Nombramientos de capellanes En este trabajo, entendemos por capellanes a aquellos clérigos que han 31 MUÑOZ BORT, D.: «Repercusiones de la guerra entre España y Portugal en el Condado de Niebla, 1640-1652». En Actas de las II Jornadas de Historia sobre Andalucía y el Algarve (Siglos xii-xviii). Sevilla: Universidad de Sevilla, 1990, pp. 133-155. El peor año fue el de 1658, donde el Tercio de Irlandeses cometió todo tipo de desmanes en el pueblo y provocó que «más de cuarenta vecinos se fueran a la tierra de Sevilla». A.F.C.M.S., leg. 2.160 y 2.161. 32 A.M.A., leg. 6. A. C. de 24 de junio de 1670. Un censo de aquellos de 1 600 reales se pasó ante notario en 1690. A.M.A., leg. 6. A.C. de 19 de febrero de 1690. 33 A.M.A., leg. 8. A. C. de 29 de noviembre de 1732. 34 ÁLVAREZ GASTÓN, R.: Las raíces del Rocío..., op. cit, p. 65. 35 A.M.A., leg. 628. Libro de «Propios de esta villa y Patronazgo de Capellanías del Cavildo». 36 ÁLVAREZ GASTÓN, R: Las raíces del Rocío..., op. cit, p. 68. 37 CRUZ DE FUENTES, L.: Documentos de las fundaciones..., op. cit, pp. 215-216. 38 HERNÁNDEZ PARRALES, A.: «Juan de Astorga hizo las Andas de la Virgen», en revista Rocío, nº 23 (1960), p. 9. 39 Vid. CRUZ DE FUENTES, L. : Documentos de las fundaciones..., op. cit, p. 216. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 25 El ayuntamiento de la villa... III, pp. 15-42 Domingo Muñoz Bort obtenido una capellanía de una fundación destinada al cumplimiento de misas y otras cargas pías, y que esta capellanía sea colativa, es decir, con aprobación del ordinario eclesiástico, que reserva el beneficio o producto de las misas para dichos capellanes. Estamos hablando, pues, de aquellos capellanes designados por el patronazgo de la fundación de Baltasar Tercero y aprobados por la Sede arzobispal hispalense. Con anterioridad a esta fundación de 1597, sabemos que la ermita de Ntra. Sra. de Las Rocinas estaba abierta al culto público desde el siglo xiv y que se oficiaban misas a su titular, generales o por mandas testamentarias, oficiadas por clérigo titulado, secular o regular. En nuestro caso de la ermita de Las Rocinas, carecemos de documentos de aquellos lejanos años salvo los únicos de las dos testamentarias famosas de Urraca Fernández (1349) y de María Íñiguez (1456); no obstante cabe la posibilidad que el mayordomo de la ermita y clérigo Francisco Hernández Pichardo oficiase misas en festivos al igual, pero con más seguridad, que los frailes del convento de La Victoria de Almonte durante el periodo de 1587 a 1597, dotados a tal efecto, como sabemos, por la Casa Ducal de Medina Sidonia. La obra pía de Baltasar Tercero nombró como primer capellán perpetuo a Juan Pavón y dotó con 8 reales las misas en la ermita.40 A los pocos años, en enero de 1605, Juan Pavón aprovechando la estancia en Almonte y el apoyo del Visitador del Arzobispado, Guillermo de Mendoza, intenta que el Ayuntamiento suba el precio de las misas a 11 reales, alegando necesitar un buen caballo para acudir a la ermita por el mal estado del camino en invierno y en verano, y la necesidad de tener que salir la tarde anterior y dormir en aquel edificio frío y húmedo en invierno y en verano insoportable por los mosquitos. El Ayuntamiento se negó rotundamente.41 Juan Pavón y otros capellanes de la ermita de Ntra. de Las Rocinas, al menos desde 1599 hasta 1632, tenían licencia del Arzobispado de Sevilla para decir misas de binación los domingos y festivos también en el Palacio del Lomo del Grullo.42 Estas circunstancias de precio de misas y alojamiento en la ermita serán motivos de protestas de algunos capellanes y causa de dificultad para encontrar futuros capellanes que deseasen servir aquella obra pía. Desde la fundación de la obra pía de Baltasar Tercero hasta el año de 40 Con este precio de misas se obtenían 496 reales anuales, muy por encima de lo que cobraban los jornaleros de media en la provincia de Huelva en aquellos años, que giraban entre 250 y 400 reales anuales. Vid. NÚÑEZ ROLDÁN, F.: En los confines del Reino. Huelva y su tierra en el siglo xviii, Sevilla: Universidad, 1987, p. 340. 41 A.M.A., leg. 628. Libro de Propios de esta villa y Patronazgo de Capellanías del Cavildo. La reclamación se inicia en 17 de enero, apoyada con testigos. 42 Ibídem. Citado también en ÁLVAREZ GASTÓN, R.: Las raíces del Rocío..., op. cit, p. 65. 26 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Domingo Muñoz Bort El ayuntamiento de la villa... III, pp. 15-42 1813, han ejercido como capellanes de la ermita de Ntra. de Las Rocinas un total de diecisiete clérigos,43 de los cuales sólo uno de ellos era regular, fray Juan Félix, de la orden de San Francisco de Paula;44 aunque debemos de tener en cuenta que en 1659, el patrón Ayuntamiento nombró interinamente capellán de la ermita al convento de La Vitoria de Almonte.45 El nombramiento de estos capellanes, según las cláusulas fundacionales, correspondía a los patronos perpetuos, Ayuntamiento y Vicario de la villa, con designación especial de algún clérigo familiar del fundador, para lo cual era preceptivo la publicidad (edictos) y concurrencia de aspirantes (valoración de méritos); su duración era perpetua salvo renuncia. Jamás hemos observado la presencia de familiares de Baltasar Tercero aspirantes a esta capellanía, y tan sólo muy pocas concurrencias públicas se ofrecieron. El método habitual era la reunión de sus patronos perpetuos en el cabildo o sacristía y la elección del capellán con súplica incluida al Ordinario para su aprobación colativa y universal. De este modo preceptivo se actuó con los dos primeros, Juan Pavón y Fernando de Montes de Oca.46 Vacante la capellanía por muerte de este último en 1658, ya declarada Patrona la Virgen del Rocío, la elección del capellán corre por cuenta exclusiva del Ayuntamiento sin contar con la anuencia del Vicario parroquial; y sólo en tres casos se tomaron la molestia los del concejo municipal de dar cuenta al cura más antiguo de los nombramientos de capellanes efectuados. Pensamos, hipotéticamente, que este cambio de actitud del Ayuntamiento, totalmente ilícito por incumplir las cláusulas fundacionales, puede ser consecuencia del largo pleito que mantuvo el capellán Fernando de Montes de Oca contra los regidores almonteños, que finiquitó dando satisfacciones a ambos contendientes por parte del Tribunal arzobispal que lo juzgó, pero poniendo en sobre aviso al Ayuntamiento sobre el cuidado a seguir en el futuro, tratando de eligir a los más obedientes o adeptos al cabildo seglar, prefiriendo a naturales que a otros forasteros y desconocidos. Fernando de Montes de Oca, heredero de una de las familias más pudientes del lugar, fue nombrado capellán en 1633 y en 1635 el Ayuntamiento se quejaba ante el Provisor de Sevilla de su incumplimiento de decir misas y de no residir en la ermita, negándose incluso a presentar las cuentas 43 Elaboración propia a través de las Actas Capitulares de Almonte y bibliografía citada, especialmente ÁLVAREZ GASTÓN, R. Las raíces del Rocío..., op. cit, p. 65. 44 A.M.A., leg. 7. A. C. de 22 de noviembre de 1711. 45 A.M.A., leg. 5. A. C. de 23 de abril de 1658. AMA, leg. 5. 46 A.M.A., leg. 2 y 4, respectivamente. A. C. de 10 de septiembre de 1597 y A. C. de 21 de mayo de 1633. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 27 El ayuntamiento de la villa... III, pp. 15-42 Domingo Muñoz Bort 47 de su administración económica. Alegó Fernando ante el Provisor que el Ayuntamiento, de los 500 ducados de acostamiento de la ermita, se negaba al pago de hostias, vino, cera y salario de un ayudante de misas,48 y que el precio de estas misas a 8 reales había quedado desfasado, tras la subida de precios y los costes de las cabalgaduras.49 El Provisor apoya al capellán con amenazas al gobierno de Almonte de excomunión a sus miembros y pasar las misas a oficiarse en la Parroquia y no en la ermita. Desde el 15 de febrero de 1637 hasta el 6 de enero de 1657, faltan las actas capitulares del Ayuntamiento de Almonte, pero sus originales fueron consultados por Lorenzo Cruz y Juan Infante-Galán y con sus investigaciones trataremos de cubrir este vacío documental. Lorenzo Cruz nos aporta que hubo diferencias y se dirimieron ante Luis Venegas de Figueroa, Gobernador Eclesiástico, y que el Ayuntamiento nombró procuradores en su reunión de 18 de abril de 1638, nombrando también capellán interino de la ermita a Lorenzo de Garfias el 19 de julio.50 Juan Infante-Galán, añade que nada más iniciado el pleito, el concejo almonteño, por indicación del Provisor, nombró capellán interino de la ermita el 3 de abril de 1638 a un tal Lorenzo de Garfias,51 que permaneció en el cargo hasta el 23 de abril de 1658, en que se nombró al licenciado Juan Ramírez, que renunció en julio del mismo año.52 Álvarez Gastón encontró y estudió este extenso pleito en el Archivo del Obispado de Huelva.53 El pleito concluye en 1653 mejorándose las dotaciones a la ermita, pero sentenciándose también por parte del Arzobispado que el capellán debe residir permanentemente en la ermita, como alegó el Ayuntamiento y exigían las cláusulas fundacionales. Montes de Oca no asistió ni firmó el Acta de Patronazgo de la Virgen del Rocío como Patrona y Abogada de Almonte aquel 29 de junio de 1653, siendo capellán de la ermita y tras veinticinco años de servicio. ¿Se lo impidió el Ayuntamiento, estaba enfadado, acaso enfermo? 47 A.M.A. leg. 4. A. C. de 29 de abril y de 22 de julio de 1635. A.H.M.A., F.J.I.G. Caja 70-479-14. «Almonte. Fernando de Montes de Oca, presbítero y capellán perpetuo de la capellanía de Baltasar Tercero, contra el Concejo de Almonte por el mantenimiento y acostamiento de misas de la ermita de Ntra. Sra. de las Rocinas. Año de 1639». 49 A.H.M.A., F.J.I.G. Caja 70-479-18. «Almonte. Fernando de Montes de Oca, presbítero y capellán perpetuo de la capellanía de Baltasar Tercero, contra el Concejo de Almonte por la tasación y precio de las misas. Año 1638». También citado en ÁLVAREZ GASTÓN, R.: Las raíces del Rocío ..., op. cit, p. 65. 50 Documentos de las fundaciones..., op. cit, pp. 44-45. 51 INFANTE-GALÁN, J.: Rocío. La devoción mariana..., op. cit, p. 49. 52 A.M.A., leg. 5. A. C. de 23 de abril de 1658 y de 21 de julio de 1658. 53 ÁLVAREZ GASTÓN, R.: Las raíces del Rocío..., op. cit, p. 65 y nota nº 52 en p. 79. 48 28 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Domingo Muñoz Bort El ayuntamiento de la villa... III, pp. 15-42 Falleció en abril de 1658 a los sesenta y nueve años de edad.54 En algunas ocasiones, la Casa Ducal de Medina Sidonia intervino en la elección de estos capellanes, bien consintiéndolos, como fue el caso de Juan Pavón;55 o bien proponiéndolos directamente cuando estuvo vacante la plaza, como fue el caso del año de 1762, en la persona del clérigo Manuel de Iñigo y Ramírez,56 candidato rechazado por el Ayuntamiento que optó por el estudiante de gramática e hijo de uno de los alcaldes, Antonio Moreno.57 También tenemos documentadas algunas intervenciones en el nombramiento de capellanes por parte del Arzobispado de Sevilla, siendo siempre rechazadas por el Ayuntamiento por las razones esgrimidas de «patrón» y «administrador» de la capellanía y ermita. Las más grave de estas actuaciones del Ordinario hispalense se produjo en la primavera de 1661, cuando un notario arzobispal se presentó en Almonte y dio posesión de capellán de la ermita a Antonio Casados y Humanes, clérigo natural de Arahal que le acompañaba.58 El Ayuntamiento, que tenía designado capellán interino al convento de La Vitoria de Almonte desde 1659, protestó enérgicamente y entabló pleito, alegando que: [...] porque es en perjuizio del derecho de este cauildo por administrar la dicha capellanía por patronato de legos sin que jamás hayan tocado sus nombramientos a otra persona que este cauildo que con sus nombramientos, sin otra diligencia, sirven la dicha capellanía conforme a la voluntad del fundador y para que se hagan las diligencias necesarias se acordó que este cauildo dé poder a el licenciado don Fabián, abogado de la Real Audiencia de la ciudad de Seuilla, para que defienda a este cabildo para que goze del derecho que siempre ha tenido ante el dicho señor Provisor y ante quien conbenga.59 Al parecer, los frailes de La Victoria, estuvieron once años ejerciendo de capellanes de la ermita, como afirma Lorenzo Cruz, y que estuvieron hasta noviembre de 1670,60 sin precisar que de forma interina, pues en el acuerdo 54 A.M.A., leg. 628. Libro de Propios de esta villa y Patronazgo de Capellanías del Cavildo. En 1649 solicitó al Ayuntamiento la plaza de capellán de la Capellanía de Rodrigo Alonso de Triana y le fue denegada. 55 A.M.A., leg. 2. A. C. de 2 de agosto de 1597. 56 A.F.C.M.S., leg. 2.345. Varias cartas de la duquesa de Medina Sidonia al concejo de Almonte en este sentido y respuesta del Corregidor de la villa, Antonio Melgares de Aguilar. 57 A.M.A., leg. 5. A. C. de 17 de mayo de 1762. Lleva inserta una carta de la duquesa de 5 de mayo. 58 A.M.A., leg. 628. Libro de Propios de esta villa y Patronazgo de Capellanías del Cavildo. 59 A.M.A., leg. 5. A. C. de 6 de marzo de 1661. 60 Documentos de las fundaciones religiosas..., op. cit, p. 45. Le sigue en el mismo sentido Juan Infante Galán, op. cit, p. 50. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 29 El ayuntamiento de la villa... III, pp. 15-42 Domingo Muñoz Bort plenario del Ayuntamiento de 29 de octubre de 1670, reunido para nombrar capellán de la ermita, se argumenta entre los regidores que «ha muchos años que está vacante y no tiene capellán», eligiéndose como tal al doctor Francisco Alberto de Reina.61 Durante el siglo xviii no hemos hallado ningún cambio destacable en la provisión de capellanes, sino más bien estabilidad, pues con sólo seis capellanes se consumió esta centuria. Destacar a los capellanes Pedro de la Oliva que ocupó el cargo treinta y tres años, y su sustituto, el almonteño Antonio Moreno, con los últimos treinta y ocho años del siglo y trece años del siglo xix, más de cinco decenios de servicio en la ermita y a Ntra. Sra. del Rocío. Administradores, mayordomos y depositarios Como avanzábamos, el modelo administrativo diseñado por el Ayuntamiento para fiscalizar la hacienda de la ermita de Ntra. del Rocío, en cuyo vértice superior se situaba, se apoyaba en un grupo de personas situadas a distinto nivel y en otras instituciones no necesariamente convergentes en hacer cumplir los fines dotacionales de Baltasar Tercero, parte importante de la hacienda rociera pero no la única, como fue la eclesiástica con su Priorato de Ermitas, y la propia Parroquia en el cumplimiento de misas a Ntra. Sra. del Rocío. A lo largo de las dos centurias del xvii y xviii, se emplearon por el Ayuntamiento a treinta y dos individuos para acometer la administración de la hacienda de aquella ermita de la que se intitulaba único responsable y «dueño»; dejando incluso al margen, salvo escasísimas excepciones, a la propia Cofradía titular. Una de las figuras más relevantes fue la de «administrador» de todos los bienes, acciones y derechos de lo que el Ayuntamiento definía genéricamente como «obra pía» en unos casos, y como «casa y ermita» en otros. Esta figura nombrada por el Ayuntamiento, vigilaba y controlaba el quehacer fiscalizador de mayordomos priorales, mayordomos de la cofradía y capellanes perpetuos de la ermita. En algunos casos, esta figura coincidía con la del tesorero del Ayuntamiento. El único caso que hemos detectado coincidente en la misma persona de administrador municipal y mayordomo de la cofradía de Ntra. Sra. del Rocío, fue el de Manuel Ramírez Bejarano que, como tal, actuó entre los años 1710 y 1725. En otros casos, administrador y capellán perpetuo también podían ser la misma persona, como los casos de Antonio Moreno, durante los años de 1762 a 1813; y el de su sucesor, Alonso Acevedo y Roldán en los años 1813 a 1856. El administrador 61 A.M.A., leg. 6. A. C. de la fecha. 30 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Domingo Muñoz Bort El ayuntamiento de la villa... III, pp. 15-42 sólo rendía cuentas ante el Ayuntamiento y custodiaba los libros contables y de registro de censos de los inquilinos de Ntra. Sra. del Rocío cuando existían divergencias con los capellanes o cuando estos eran interinos. En algunos nombramientos de estos administradores aparece la denominación de «mayordomos», pero no le debemos dar más importancia, ya que ambos vocablos en aquellos años tenían el mismo significado y función, por no pensar que el Ayuntamiento estaba designando al mayordomo propio de la cofradía titular, asunto que, de momento, descartamos. Otra de las figuras, y la más abundante, fue la de «depositario» de los fondos en metálico. Figura que solía recaer en personas hacendadas o acaudaladas, como ganaderos y grandes propietarios,62 mercaderes,63 y algún que otro eclesiástico.64 Similar a los administradores, estos depositarios podían al mismo tiempo coincidir con otros cargos: depositarios del Ayuntamiento, mayordomos de la cofradía rociera e incluso capellán de la ermita. Su función era guardar el dinero hasta que el Ayuntamiento ordenaba su puesta en censo o tributo. Pensamos al principio que fue una necesidad de seguridad al carecer el Ayuntamiento de Casa Capitular y de arca de tres llaves; pero inaugurada aquella por el año 1619, este método siguió aplicándose en terceras personas a lo largo de las dos centurias estudiadas. ¿Seguía siendo una medida de seguridad estar aquellos dineros en casas seguras y acaudaladas, recibían algún beneficio estos particulares, podrían emplear estos dineros en sus propios negocios? La ermita y sus ermitaños La evolución constructiva de la ermita hasta la finalización de la nueva estructura de la que se le dotó tras el terremoto de 1755, merece un amplio y detenido estudio, hasta ahora no realizado, salvando algunos pequeños opúsculos. Estudio que hoy se está acometiendo, en grado de tesis doctoral, por nuestro colega Manuel Galán Cruz. En este reducido estudio no cabe otra cosa que señalar que la fundación de la capellanía de nuestro ilustre indiano Baltasar, tenía previsto una partida económica de 500 ducados o 5 500 reales para obras y mantenimiento de la ermita de Las Rocinas, prin62 A.M.A., legajos de las fechas. Alonso Pinto (1607), Juan Lozano (1612), Cristóbal Millán (1632 y 1635), Bernardino de Arévalo (1633), Román Larios (1678-1687), Miguel Roldán (1690-1694 y 1732), Francisco Blanco (1694-1710), Simón Báñez (17581765), Marqués de Rivas (1806), etc. 63 Ibídem. Alonso Martín Infante (1600), Francisco Hernández (1613-1620), etc. 64 Ibid. Juan Pichardo (1598), Juan de Campos (1704 y 1719), José de Acevedo y Barrera (1751-1758), Antonio Moreno (1790). exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 31 El ayuntamiento de la villa... III, pp. 15-42 Domingo Muñoz Bort cipalmente para adecuarla como residencia de sus capellanes y ermitaños ocasionales, partida que también incluía los gastos de útiles de misas, como hemos visto. Todas las obras de ampliación y mantenimiento corrieron por cuenta y supervisión del patrón Ayuntamiento y que resumimos brevemente. La casa del ermitaño o capellán anexa a la ermita se efectúa en 1613, caballeriza también anexa en 1632; reparaciones por temporales en los años 1658, 1664, 1671 y 1673; un nuevo tinado en 1677; reparación de tejados en 1678; nueva torre y cuarto bajo por desprendimiento en 1681. Gracias al informe del Visitador del Arzobispado por aquel año de 1681 –no sabemos si antes o después de aquel desprendimiento– disponemos de una breve descripción de la ermita: ...tres leguas dista del lugar otra de Ntra. Sra. del Rocío, a cargo del Mayordomo y Cofradía de este título con una nave y capilla mayor en que hay dos altares que uno tiene un retablo que está Ntra. Sra. y en el otro un cuadro de ánimas de pintura, tiene lámpara de plata, sacristía y ornamentos y quartos para el capellán y ermitaños...65 La obra quizás más importante fue la de ampliación de la propia ermita, tras la cual empezó a denominarse «santuario»; esta obra comenzó en 1714 a iniciativa de la cofradía de Ntra. Sra. del Rocío, capitaneada por su Hermano Mayor, Manuel Ramírez Bejarano;66 obras que finalizaron por al año 1720, bajo la dirección de su nuevo Hermano Mayor, el presbítero Juan Campos.67 Coincidiendo con el centenario del Patronazgo de la Virgen del Rocío en 1753, el Ayuntamiento acuerda adquirir un retablo dorado (eliminando para siempre las telas ricas de su hornacina) y un vestido bordado en oro y plata, aportando de sus propios 1 500 reales.68 Nuevamente el Ayuntamiento, Hermandad y devotos, acuden a la reconstrucción y a nueva ampliación del santuario totalmente destruido tras el terrorífico terremoto de primero de noviembre de 1755.69 Las obras se presupuestaron en 33 000 65 LÓPEZ TAILLEFERT, M.A.: «La nueva Puerta del Real, antigua Puerta del Sol», en revista Rocío, Año VII, nº 18 (2002), p. 9. 66 A.M.A., leg. 7. A. C. de 19 de febrero de 1714, de 8 de diciembre de 1717 y de 4 de julio de 1718. A este hermano mayor obedece también la idea de construir más cerca del nuevo «santuario» la venta de la Canaliega, que se hallaba totalmente arruinada, para destinar sus beneficios «a mayor culto de la Madre de Dios». A.M.A., A. C. de 19 de marzo de 1716. Además de ser hermano mayor, Manuel Ramírez Bejarano fue Administrador de la obra pía durante los años 1710 a 1725, vid. A.M.A., legajos de las fechas. 67 A.M.A., leg. 7. A. C. de 27 de diciembre de 1719. 68 A.M.A., leg. 9. A. C. de 30 de enero de 1753. 69 A.M.A., leg, 10. A, C. de 19 de diciembre de 1756. Se dice textualmente: «hallándose ésta 32 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Domingo Muñoz Bort El ayuntamiento de la villa... III, pp. 15-42 reales y comenzaron en la primavera de 1756, con una aportación primera de 7 000 reales por parte del Ayuntamiento;70 en el otoño de 1757 se recaudaron por vía de limosna 24 624 reales.71 Desde el primer momento, el Ayuntamiento solicitó ayuda al duque de Medina Sidonia, en aquellos años Pedro de Alcántara,72 por vía de limosna, mediante sendas cartas fechadas en 25 de noviembre de 1755 y de 25 de abril de 1756; por la primera sabemos «los estragos y ruina que le causó a la ermita de Ntra. Sra. del Rocío aquel tan espantoso como general terremoto»; por la segunda, que las obras estaban empezadas y nuevamente solicitaban alguna limosna, esta vez en forma de un toro para las corridas que tenían preparadas en Almonte para los días 21 y 22 de mayo, para que «los beneficios de los toros y andamios se apliquen a la reedificación». El duque, por carta de 8 de mayo de 1756 y desde Aranjuez, les concedió dos toros de muerte y doce capeones;73 y del éxito de estos festejos y de la valentía de los toros se dio cuenta al duque. El hermano mayor por entonces de la Hermandad de Ntra. Sra. del Rocío y de San José, a la sazón, Nuño Carlos de Villavicencio y Pichardo, habiendo observado la buena recaudación de estos festejos, acometió la idea de celebrar corridas de toros anualmente en el real del santuario en las vísperas de la Fiesta de Pentecostés, aplicando la recaudación para las obras futuras de dicho santuario.74 Por las Reglas Directivas parece que en agosto de 1758 las obras estaban acabadas, pero para otro autor no sería hasta el año de 1760, cuando se estrena el nuevo santuario.75 Según aquellas Reglas, el nuevo sancasi arruinada en la mayor parte e inhabitable», citado por J. FLORES CALA, Historia y documentos de los traslados de la Virgen del Rocío a la Villa de Almonte. 1607-2005, Sevilla: Ayuntamiento de Almonte, 2005, p. 49. 70 A.M.A., leg. 10. A. C. de 19 de diciembre de 1756. Este elevado presupuesto nos indica que los daños fueron tales que derribaron prácticamente el santuario, que la Imagen de la Virgen salió ilesa y que las obras de ampliación de los años 1714-1720 fueron también de envergadura. 71 A.M.A., leg. 10. A. C. de 4 de diciembre de 1757. La administración de las obras corrió a cargo de José de Acevedo. A. C. de 18 de mayo de 1758. 72 Este duque, XIV de Medina Sidonia, estuvo durante los años 1740-1743 recorriendo los pueblos de su «Estado» de Medina Sidonia de las actuales provincias de Huelva y Cádiz. En aquellos años estuvo en tres ocasiones pasando unos días y residiendo en la propia ermita, con importantes invitados y dando muestras de devoción a la Virgen del Rocío, con regalos a su Imagen y altar, ofreciendo misas cantadas y regalos al matrimonio que ejercía por entonces de caseros. El Ayuntamiento y su alcalde, Juan Alonso Millán, sabían de esta devoción de la Casa Ducal. Esta visita que giró a sus Estados y especialmente a la ermita, muy joven, esperamos publicarla en breve por su interés en la historia de la devoción rociera. 73 A.F.C.M.S., leg. 2.329. 74 A.M.A., leg. 10. A. C. de 6 de octubre de 1758. 75 INFANTE-GALÁN, J.: Rocío. La devoción mariana..., op. cit, p. 34. Este autor describe la ermita anterior a la demolición de 1963 con su evolución histórica. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 33 El ayuntamiento de la villa... III, pp. 15-42 Domingo Muñoz Bort tuario de planta de cruz latina y orientado ahora al oeste, tenía 27,58 metros de longitud, 15,58 metros en el crucero y 7,52 metros de ancho el cuerpo principal. Sobre los ermitaños, caseros y santeros, último escalafón del personal relacionado o adscrito a la ermita y santuario, disponemos de poca información, quizás por la escasa importancia que los propios coetáneos le prestaban, aunque su misión fuese tan necesaria. Pero su figura va aparejada a la construcción y existencia de la propia ermita desde el siglo xiii, pues su función principal era la vigilancia y cuidado de los enseres religiosos de misas y vestuario de la Imagen, mucho más en un paraje tan alejado del casco urbano.76 El caso más conocido de ermitaño fue el de fray Juan de San Gregorio, que ejerció como tal ermitaño y ofreciendo misas los festivos desde enero o febrero del año 1636, por recomendación de la Casa Ducal de Medina Sidonia y mientras se resolvía el pleito con el capellán titular Fernando de Montes de Oca.77 Sin embargo no sabemos que tiempo estuvo dedicado a tal menester por faltar las actas capitulares municipales siguientes a la fecha de su nombramiento. Tuvo que ejercer durante ciertos años,78 pues las Reglas Directivas de la Hermandad del Rocío le dedica, más de cien años después, unas líneas de agradecimiento, pues con su «...vida exemplar hizo crecer el culto, y la devoción á la Santísima Virgen».79 Por las fechas de su actuación y estas alabanzas reconocidas en la primera Regla de la Hermandad, nos hace plantearnos la posible hipótesis de que fuera este fraile ermitaño quién vistiese a la Virgen con aquel lujoso traje de la época que le regalase la devota Magdalena Domonte, en su testamento de 10 de diciembre de 1631,80 una basquiña de damasco despiezada, ocultando por primera vez su cuerpo tallado e inaugurando los conocidos después por «trajes de reina».81 Por 76 A.F.C.M.S., leg. 4.148. A pesar de estos ermitaños y santeros, hubo algunos robos, como el sucedido en 1778, que afectó a una lámpara de plata. 77 A.M.A., leg. 4. A. C. de 19 de agosto y de 17 de diciembre de 1635. 78 Al parecer hasta 1638, según CRUZ DE FUENTES, L. : Documentos..., op. cit, p. 44 y ÁLVAREZ GASTÓN, R.: Las raíces del Rocío..., op. cit, p. 65. 79 Regla Directiba, y constituciones de los empleos que tendrán los fieles que se uniesen en fraternal amor á la hermandad de Nuestra Madre, y Señora del Rocío. Sin pie de imprenta, año de 1758. Edición facsimilar del Ayuntamiento de Almonte. Huelva, 2003, p. 10. 80 Era hija de Diego García de Almonte, hacendado y vecino de Almonte y Sevilla. Archivo de Protocolos Notariales de Sevilla, leg. 2.561, fols. 801-804. Citado en VILA VILAR, E. y LOHMANN VILLENA, G.: Familia, linajes y negocios entre Sevilla y las Indias. Los Almonte. Madrid: Fundación MAPFRE Tavera, 2003, pp.111-112. 81 GONZÁLEZ GÓMEZ, J.M. y CARRA SCO TERRIZA, M.J.: Escultura Mariana Onubense, Huelva: Diputación, 1981, pp. 295-296. Estos autores nos dicen que fue vestida de ricas telas a finales del siglo xvi o principios del xvii. 34 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Domingo Muñoz Bort El ayuntamiento de la villa... III, pp. 15-42 similitud, apuntar que en 1865 se aprobó por ermitaño al «hermano» Luis Alonso, que procedía del santuario de Ntra. de la Cabeza de Andújar.82 El resto de ermitaños y santeros eran gente muy sencilla, matrimonios o viudos, que vivían dentro de la ermita todo el año y en chozos en los días de la Fiesta Principal, cuyos aposentos pasaban a ser ocupados por la familia del Hermano Mayor,83 invitados y por el cabildo municipal. Este, aprovechando las obras de reconstrucción por el terremoto de 1755, se labró su propio «cuarto habitación».84 Algunos ermitaños llegaron a tener sueldo, como el caso de Bartolomé Martín Rosado, nombrado ermitaño en 1629 con 4 ducados anuales.85 A otros, sin embargo, se les exigía pagar a la capellanía de Ntra. del Rocío, 100 reales anuales de la limosna que ellos mismos recogían de los fieles, como fue el caso de Antonio de Torres, durante su oficio en los años de 1804 a 1809.86 Los santeros, como ahora se les denomina, durante el siglo xix son más conocidos, sobre todo en la segunda mitad, al coincidir, en algunos casos, su nombramiento de santero con el de alcalde pedáneo de la aldea. En estos años, estas familias solían disfrutar de pequeños cercados próximos a la ermita para rozas y huertos concedidos por el Ayuntamiento, a quién siempre ha correspondido su nombramiento desde la fundación de la capellanía de Baltasar Tercero. FESTIVIDADES EN HONOR DE NTRA . SRA . DEL ROCÍO Partiendo de la base de que toda fiesta o celebración religiosa es una manifestación social de un grupo, pequeño o numeroso, de fieles hacia una Imagen Sacra en un tiempo y espacio habilitado para tal función, en contraposición a la mera visita individual de sus devotos, las festividades de Ntra. Sra. del Rocío quedan reducidas a dos calendas. Una, las venidas de su Imagen a la villa de Almonte para las celebraciones rogativas; y la otra, la verdadera «fiesta» o «función» religiosa principal celebrada en su honor. 82 A.M.A., leg. 17. A.C. de 18 de junio de 1865. A(rchivo) del O(bispado) de H(uelva), Sección Justicia, Ordinarios, clase hermandades. Caja nº 12. «Denuncia de Simón Damián Ibáñez, Hermano Mayor, contra Alonso Álvarez Cardoso, Vicario y Visitador de Ermitas de Almonte, ante el Gobernador, Provisor y Vicario General del Arzobispado de Sevilla. Almonte, 23 de mayo de 1771» 84 A.M.A., leg. 10. A. C. de 28 de enero de 1757. Esta prevención vino motivada quizás para evitar situaciones como la ocurrida en la Fiesta de 1738, donde el presbítero José de Acevedo se negó a que los capitulares usasen un cuarto de la ermita que siempre habían tenido como habitación en esos días. A.M.A, leg. 9. A. C. de 25 de mayo de 1738. 85 A.M.A., leg. 4. A. C. de 8 de abril de 1629. 86 A.M.A., leg. 13. A. C. de 15 de marzo de 1804 (nombramiento), A. C. de 21 de septiembre de 1809 (deposición). 83 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 35 El ayuntamiento de la villa... III, pp. 15-42 Domingo Muñoz Bort La primera sin fecha acordada y sujeta a las necesidades urgentes de remedios celestiales; y la segunda en fecha predeterminada, por acuerdo de sus devotos. En orden a la antigüedad de tales celebraciones, las «venidas» de Nuestra Señora anteceden en muchísimos lustros a la Función principal determinada en los días del Patronazgo del año de 1653. Sobre las venidas, hay suficiente bibliografía para obviar aquí alguna referencia,87 aunque existen novedades que comentaremos en un próximo estudio. Pero debemos indicar que las primeras «venidas» nunca tuvieron un carácter «procesional» a su llegada al pueblo, tal como hoy día se manifiesta, sino que su objetivo era depositar la Imagen en la parroquial para posteriores funciones religiosas.88 Y también advertir que todas las documentadas hasta la fecha, salvo cinco, fueron promovidas a instancia de la institución municipal local, que, como no podía ser de otra forma, recogía el sentir, reducido o amplio, de un pueblo que necesitaba otras soluciones, agotadas las humanas conocidas. Actitudes devotas tan reiteradas en el tiempo que desembocarían, a modo simultáneo de efecto y causa, en la proclamación del Patronazgo de la villa de Almonte de esta advocación mariana rociera y la fijación de una fecha para la celebración de su Fiesta y Función principal. La fiesta hoy establecida como principal del lunes de Pentecostés tuvo otros antecedentes. Como sabemos por Juan Infante Galán,89 en acuerdo conjunto del ayuntamiento de Almonte y eclesiásticos seculares, el día 29 de junio de 1653, domingo y festividad de San Pedro y San Pablo, en la Iglesia Mayor y delante de la Imagen de Ntra. Sra. de Las Rocinas, se votó solemnemente creer, mediante la fe, en «la preservación del pecado original» de María, Madre de Jesucristo, y se votó por Patrona de la villa «para siempre jamás» a la Reina de los Ángeles Santa María de Las Rocinas. Este acuerdo también estipula que la Fiesta principal, con misa solemne y sermón, se celebrará «en el día que la Iglesia la celebra, u otro cualquiera que acordaremos y determinaremos en nuestro ayuntamiento». Actitud esta última 87 INFANTE-GALÁN, J.: Rocío. La devoción mariana..., op. cit ÁLVAREZ GASTÓN, R.: Pastora y Peregrina, Sevilla, 1977. LÓPEZ TAILLEFERT, M. A.: Las Venidas de Ntra. Sra. del Rocío a la villa de Almonte (1607-1998), Sevilla: Hermandad Matriz de Almonte, 1998. FLORES CALA, J.: Historia y documentos de los traslados..., op. cit, principalmente. 88 SÁNCHEZ LÓPEZ, J.A.: Muerte y cofradías de pasión en la Málaga del siglo xviii. La imagen procesional del barroco y su proyección en las mentalidades, Málaga, 1990, p. 210. Según este autor, los traslados procesionales contemporáneos se inician en la segunda mitad del xvii. 89 INFANTE-GALÁN, J.: Rocío. La devoción mariana..., op. cit, pp. 73-76. Reproducción fotográfica de los folios 424-r. y 425 r. de dicha acta capitular en pp. 133-134. Como anunciamos, las actas capitulares de aquellos años faltan en el Archivo Municipal. Estudio y trascripción de esta acta en A.H.M.A., F.J.I.G., Caja 18-326-10. 36 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Domingo Muñoz Bort El ayuntamiento de la villa... III, pp. 15-42 paradigmática del dominio casi absoluto alcanzado por el Ayuntamiento en estas fechas en todos los aspectos de la devoción de Ntra. Sra. del Rocío. Incluso, sin son ciertos los documentos originales manejados por Juan Infante Galán, el mismo Voto de la Inmaculada Concepción y Patronazgo de Ntra. Sra. del Rocío, fue propuesto por el pleno del Ayuntamiento una semana antes, el lunes 24 de junio, día de San Juan Bautista: ...respecto que todas las ciudades, villas y lugares de estos reinos de Su Magestad, movidos por el celo piadoso del servicio de su Divina Magestad, de propio motu han jurando la Concepción dichosa de Nuestra Señora, esperando firmemente que la Santa Madre Iglesia de Roma ha de mandar firmemente creer este misterio, y las Órdenes, Comunidades y Cofradías imitando esta acción han jurado la dicha Concepción de la Reina de los Ángeles, este Cabildo debajo de la obediencia del Sumo Pontífice, acuerda que el día de los Apóstoles San Pedro y San Pablo, veinte y nueve de este mes, este Cabildo haga el Juramento de la Concepción de Nuestra Señora con invocación de Santa María de las Rocinas, a quién esta villa tiene por Patrona, con fiesta y sermón perpetuamente para siempre jamás a quién confiesa tantos innumerables beneficios y mercedes, pues mediante su Divina Magestad y por intercesión se ha conservado y conserva esta villa, y que al pie de este acuerdo se ponga un tanto del Juramento original. Y que la víspera del día del dicho Juramento se hagan para regocijo toros y se compren cuatro docenas de cohetes y se convide para que predique dicho día el muy reverendo padre fray Bernabé de Fuentes, prior del convento de Ntra. Sra. de La Luz.90 Además de aprobar que se efectúe el Voto de la Limpia Concepción de María, se anunciaba el Patronazgo que «de hecho» existía en Almonte de Santa María de Las Rocinas (línea once), que días más tarde por el voto de los asistentes lo trasladarían a «de derecho» por siempre jamás. Entendemos, pues, que el pueblo de Almonte había ya reconocido el patrocinio, el amparo, la protección y auxilio general del vecindario demostrado por aquella Imagen titular de la lejana ermita de Las Rocinas, ante las tres últimas y calamitosas sequías y la terrible pestilencia de 1649, consecuencia inmediata de las alteraciones climáticas que padeció toda la península entre los años 1648 a 1652.91 90 A.H.M.A., F.J.I.G., Caja 18-326-10. Este expediente contiene también las trascripciones de varias actas capitulares del Ayuntamiento, como una de 25 de abril del mismo año de 1653, donde se acuerda que se traiga la Imagen desde su ermita por una pertinaz sequía. 91 LE FLENN, J. P. : Historia de España, vol. V, Barcelona, 1984, pp. 93-97. M. BARRIENDOS, «La climatología histórica en el marco geográfico de la antigua monarquía hispánica», en Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. nº 53, (1999), Barcelona: Universidad de Barcelona, s/p. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 37 El ayuntamiento de la villa... III, pp. 15-42 Domingo Muñoz Bort La Fiesta principal en su honor comenzaría celebrándose en la aldea y en su ermita el día 17 de septiembre de cada año,92 en el cual la Iglesia conmemoraba el Día del Nombre de María Santísima. Y así siguió celebrándose salvo algunos años que, por problemas económicos del Ayuntamiento, pasó a celebrarse el día de la Presentación de María, es decir el día 11 de noviembre, como fueron los años de 1659 y 1675.93 Por idénticos motivos, no llegaron a celebrarse la Fiesta del Rocío de septiembre en los años 1665, 1666 y 1667.94 Recordemos que por estos años el Ayuntamiento estaba en banca rota y su vecindario asfixiado por la enorme presión fiscal, debido a los alojamientos y auxilios militares en la guerra de Portugal.95 Por acuerdo del Ayuntamiento de 27 de mayo de 1670 se proclama que la Fiesta principal de Ntra. Sra. del Rocío se celebre por siempre jamás el «segundo día de Pascua del Espíritu Santo», es decir el lunes de Pentecostés, tal y como la celebramos hoy.96 Pero la Fiesta que se le organizaba a la Virgen del Rocío en 17 de septiembre seguiría también celebrándose, al menos hasta el año 1777,97 pues no aparece más en las Actas Capitulares. Este cambio de la Fiesta principal al calendario móvil de Pentecostés no se justifica ni se explica en el acuerdo municipal. ¿Tendría algo que ver el nacimiento progresivo de las hermandades filiales o, al contrario, se pretendía su fomento? En un texto del año 1676 se dice literalmente: En este cabildo se trató que por quanto esta villa es patrono perpetuo de Nuestra Señora del Rocío, que está extramuros de esta villa, a quien se le hace y celebra su fiesta el segundo día de Pascua de Pentecostés, adonde ocurren mucho tumulto de gente de las ciudades de Sevilla y Sanlúcar de Barrameda y otros muchos lugares circunvecinos y comarcanos, a dicha festividad.98 En ningún momento se habla de hermandades rocieras filiales, como se 92 A.M.A., leg. 5. A.C. de 14 de septiembre de 1657: «En este cauildo diputaron para la fiesta de Nuestra Señora de la Rosina, patrona de esta uilla, que es el día del nombre de María a dies y siete de este mes, a su merced Martín Pabón Carreño, alcalde hordinario de esta uilla, para que gaste lo que fuere necesario y se libre en los propios del concejo». 93 A.M.A., leg. 5, A..C. de 15 de septiembre; leg. 6, A.C. de 17 de junio, respectivamente. 94 A.M.A., leg. 5. A.C. de 29 de enero de 1668. 95 Durante los años 1646 a 1648, la presión fiscal en el Condado de Niebla la calculamos en una media de 4 779 puntos sobre los 100 puntos de 1639, año anterior a la sublevación portuguesa. Aquí no entraron los auxilios extraordinarios recaudados para la guerra de Cataluña. Vid. MUÑOZ BORT, D.: Repercusiones de la guerra entre España y Portugal..., op. cit, pp. 137-139. 96 A.M.A., leg. 6. 97 A.M.A., leg. 11. A.C. de 15 de septiembre de 1777. 98 A.M.A., leg. 6. A.C. de 27 de mayo. 38 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Domingo Muñoz Bort El ayuntamiento de la villa... III, pp. 15-42 aprecia, pero si se recalca una asistencia multitudinaria de las ciudades de Sevilla y Sanlúcar y de los pueblos de esta comarca. Al menos podemos deducir que los días de Pentecostés son de menos actividades agrícolas que los días centrales de septiembre, donde se acudía y se acude a la recolección de las uvas y de ciertos tipos de aceitunas. Por el momento, confesamos, desconocemos con toda exactitud las causas del cambio de la Fiesta principal en honor a Ntra. Sra. del Rocío. Pero debemos de tener también en cuenta que en aquellos años del siglo xvii no era la Fiesta como hoy la conocemos. Se reducía a una misa con sermón y después la procesión, es decir, todos estos actos se celebraban en un solo día. La salida y entrada de la Imagen de la ermita era, al parecer, un privilegio que ostentaban el Prior y monjes del convento paulino de La Victoria de Almonte hasta el año de 1670, en que se le retira por acuerdo de los capitulares municipales, y recae a partir de ahora en el Ayuntamiento de Almonte, en sus alcaldes, regidores y otros oficiales, con fuerte multa al que no asista sin probada justificación.99 Tampoco aquí se motiva este cambio radical, suprimiendo aquella exclusividad a quienes estaban considerados como «padres» de la Imagen de Ntra. Sra. de Las Rocinas.100 ¿Pretendía el Ayuntamiento que, al eliminar este monopolio, pudiesen otros devotos de aquellas incipientes organizaciones o cofradías rocieras comarcanas pudiesen procesionar también la Imagen en sus momentos iniciales, contribuyendo al resurgir de esta devoción mariana? Este cambio se produce en el mismo acuerdo capitular por el que se traslada la Fiesta principal al lunes de Pentecostés y donde se insinúa que los «hermanos» de la Cofradía de Ntra. Sra. de Las Rocinas «no pudieron dar más de aquello que les toca» y que la decisión la toma el Ayuntamiento porque, dicen literalmente, «la Imagen es de este ayuntamiento».101 Obsérvese el texto íntegro por su interés: Y ansimismo acordaron que por quanto este ayuntamiento es patrono perpetuo de la casa y ermita de nuestra Señora de las Rosinas, y que los hermanos de la cofradía recibieron por tales al padre corrector, con calidad de que los dichos religiosos en la fiesta principal de Nuestra Señora habían de sacar y entrar con perjuicio del derecho del patronato, y porque los hermanos no pudieron dar más de aquello que les toca y la ymagen es de este ayuntamiento, se acordó y haga saber al padre corrector que hallándose el consejo, justicia y regimiento presente ha de 99 A.M.A., leg. 6. A.C. de 27 de mayo de 1670. A.M.A., leg. 4. A. C de 17 de septiembre de 1636. ÁLVAREZ GASTÓN, R: Las raíces del Rocío..., op. cit, p. 48. Este autor confirma que esta propiedad del Ayuntamiento sobre la Imagen es una consecuencia inherente de su patronato sobre la casa y ermita de Ntra. Sra. del Rocío. 100 101 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 39 El ayuntamiento de la villa... III, pp. 15-42 Domingo Muñoz Bort sacar y entrar la dicha ymagen, y si después la quisieren los padres en el discurso de la procesión sean preferidos a todos los demás legos y no de otra suerte, y pena de cinquenta ducados a los capitulares que al presente son y fueren de aquí adelante el día de la fiesta de Nuestra Señora, que es el segundo día de pascua del Espíritu Santo, no teniendo legítimo ynpedimento asista el alcalde ordinario que fuere a la dicha fiesta y a condenación desde luego se aplica para aumento de la cera y casa de la dicha cofradía. Disponemos de más información documental de la acción fomentadora del Ayuntamiento sobre aquella fiesta de Pentecostés a lo largo del siglo xviii, promoviendo que los días de duración pasasen del único día festivo del lunes a disponer de hasta cuatro jornadas completas en un año determinado entre 1759 y 1770. El aumento progresivo de la llegada y estancia de devotos durante este siglo propició una serie de medidas por parte de su principal, por no decir único, patrono de la Virgen del Rocío. Esta presencia organizada de Hermandades Filiales desde el último tercio del Seiscientos,102 que llegaban el domingo a mediodía y partían el lunes a mediodía, se vio reforzada por la supresión de los impuestos señoriales (alcabalas) para todo el trato comercial efectuado en el Rocío, merced concedida por el duque de Medina Sidonia desde el año 1715.103 Desde el Arzobispado de Sevilla, también por estas fechas, se conceden indulgencias a los asistentes a la Función de Ntra. Sra. del Rocío, publicitando así esta devoción.104 Y como citábamos arriba, en el año 1747 el Ayuntamiento consigue de la Casa Ducal nueva exención de impuestos en los abastos de los días de la Romería.105 En los años centrales del siglo, la destrucción casi completa de la ermita 102 Al menos nos consta para Sanlúcar de Barrameda por la existencia de un báculo de plata sobre la advocación «del Rosío» fechado en 1680. Vid.: H. DÍEZ: «La Hermandad de Sanlúcar de Barrameda», en revista Rocío, Año I, nº 6 (1959), Sevilla, pp. 12-13. Incluso, su Hermandad conserva un Acta de Gobierno de 1677, vid. Breve historia de la Hermandad del Rocío de Sanlúcar de Barrameda, textos de Almudena Díez, Cádiz, 2004, pp. 8-9. 103 A.F.C.M.S., leg. 2.302. Certificación inserta en solicitud del concejo de la villa de Almonte al duque de Medina Sidonia, fechada en 25 de noviembre de 1746, solicitando nuevamente la supresión de sus impuestos directos durante la celebración de la Fiesta de Pentecostés. 104 Como se desprende del pie del grabado de la Virgen del Rocío, posible portada de indulgencias impresas, fechado entre los años 1720 y 1722, años en que fue Arzobispo de Sevilla Felipe Antonio Gil de Taboada, vid. PÉREZ DE GUZMÁN, J. (Ed.): Anales eclesiásticos y seculares de la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla... Sevilla, 1887, tomo III, pp. 250-251. Este grabado es propiedad del Ayuntamiento de Almonte. 105 A.M.A., leg. 9. A. C. de 4 de febrero de 1747. Lleva inserta carta del Duque, fechada en Madrid el 17/01/1747, por la cual «exime a los mercaderes que acuden a la venta de género del Real y Circuito de la ermita del Rocío del pago de alcabalas durante las 24 horas que dura su fiesta». 40 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Domingo Muñoz Bort El ayuntamiento de la villa... III, pp. 15-42 por el terremoto de noviembre de 1755, es una circunstancia que se aprovecha para la erección de una ermita de nueva planta y de mayores dimensiones, punto este necesario para acoger al crecido número de devotos y visitantes que se cuentan ya por varios miles. En la vertiente organizativa, la Hermandad Matriz de Almonte se dota de unas Reglas para su gobierno y para regular la participación de las otras filiales, coincidiendo con la inauguración parcial o definitiva de la nueva ermita en el año 1758. Sin saber el momento exacto, por estos años, la duración de la fiesta y función de Ntra. Sra. del Rocío pasa de veinticuatro horas a cuatro días (de viernes a lunes). Este aumento progresivo de devotos y visitantes, principalmente del antiguo reino de Sevilla,106 en la segunda mitad del siglo xviii, insta al gobierno municipal a tratar de conseguir de las instancias reales una feria o mercado anual en el Real y Circuito del Rocío, coincidente con la romería de Pentecostés;107 privilegio que se consigue por Real Cédula, fechada en San Lorenzo del Escorial en 8 de octubre de 1772, por la cual se concede licencia y facultad para celebrar una Feria todos los años perpetuamente durante cuatro días contados desde el sábado víspera de Pascua del Espíritu Santo hasta el martes, último día de Pascua, en el «sitio» y «ermita» del Ntra. Sra. del Rocío.108 La primera Feria del Rocío de 1773 se anunció en el Almanak ó Kalendario de este año de 1773, con los santos, fiestas fixas y móviles, vigilias, tiempos, etc. de la Ciudad y Arzobispado de Sevilla, cuyos gastos de publicidad corrieron por cuenta del duque de Medina Sidonia.109 Sobre el ritual rociero desarrollado en torno a la «Función y Fiesta» en honor de Ntra. Sra. del Rocío, tantos en sus aspectos religiosos y devocionales como en los meramente lúdicos, ya tuvimos ocasión de publicarlos con todos los detalles que nos permitió la documentación consultada.110 106 A.F.C.M.S., leg. 2.302. Muchos de estos asistentes eran «gentes del comercio» de las actuales provincias de Cádiz y Sevilla, a tenor de lo manifestado al duque de Medina Sidonia por su Guarda Mayor del Coto de Doñana, Antonio Martín Triana, en carta-informe fechada en Almonte el 14 de agosto de 1746. 107 A.M.A., leg. 11. A. C. de 30 de marzo de 1772. Se solicita al Duque su mediación por carta. Contesta afirmativamente por su misiva de 18 de agosto. A.M.A., leg. 11. A. C. de 30 de agosto de 1772. 108 A.M.A, leg. 11. A. C. de 25 de octubre de 1772. También en A.F.C.M.S., leg. 2.382 y 2.387, con todos los pormenores y correspondencia con el Alcalde Mayor de Almonte, Pedro González Hidalgo. A la exención de las alcabalas señoriales se unen ahora las reales. 109 A.F.C.M.S., leg. 2.383. Es un folleto impreso en pliego suelto de unos 35 x 30 centímetros. 110 MUÑOZ BORT, D: «Ritos y ceremonias rocieras en la Edad Moderna», en GONZÁLEZ CRUZ, D. (Ed.): Ritos y ceremonias en el mundo hispano durante la Edad Moderna. Huelva: Universidad de Huelva, 2002, pp. 419-428. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 41 el ajuar de ntra. sra. del rocÍo y de su ermita segÚn un inventario del Último cuarto del siglo xix Manuel Ángel López Taillefert Resumen Abstract Se trata en este trabajo de «fotografiar» el contenido de la ermita de Ntra. Sra. del Rocío y su ajuar, a través de un documento, el inventario realizado por su capellán en 1884, y remitido a la autoridad competente del arzobispado de Sevilla. De modo, que siendo los inventarios fuentes primarias para un estudio serio y riguroso de parroquias, ermitas o capillas, este que nos ocupa, no lo es menos, y viene a detallarnos con minuciosidad, tanto el ajuar de la Stma. Virgen del Rocío, como de multitud de enseres y objetos para su culto. De tal manera, que podemos, a través de su descripción, visionarlos con total fidelidad, aportándonos datos inéditos, de cómo era aquella ermita en una de las etapas más interesantes de la expansión rociera enmarcada en las postrimerías del siglo xix. The aim of this article is to provide a snapshot of both the garments and ornaments Our Lady of El Rocío and the content of her shrine based on the inventory made by its chaplain in 1884 and sent to the competent authority which was the Archbishop of Seville. Inventories are primary sources for the serious and rigourous study of any parish, shrine or chapel and the one we have before us is no less essential. It describes meticulously the garments and jewelry of the Holy Virgin of El Rocío as well as nume rous artifacts and ritual objects. We can visualise them accurately through this description and gain fresh data about the shrine and its content during one of the most interesting periods of expansion of the worship to Our Lady of El Rocío, towards the end of the 19th century. Palabras clave: Inventario, Ermita, ajuar, sayas, atributos, Ángel Már- Keywords: garments, ornaments, shriquez Parreño, Manuel María Amine, Ángel Márquez Parreño, Mago y Mier. nuel María Amigo y Mier. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 43 Manuel Ángel López Taillefert, es natural de Almonte, investigador de temas relacionados con el estudio del Rocío y su entorno, diplomado en magisterio en la especialidad de Ciencias Sociales por la universidad de Granada, estudios de historia en la universidad de Sevilla, ex miembro de la junta directiva de la Hermandad Matriz durante varias legislaturas, ha publicado varios libros y monografías sobre la historia de la devoción rociera: Breve resumen de la Historia de Ntra. Sra. del Rocío de su Devoción Romería y Ermitas en el término de la Villa de Almonte (1995), está traducido al inglés y consta de nueve ediciones; El Rocío: una aproximación a su historia (1996) cuatro ediciones; Santa María de las Rocinas, Sine Labe Concepta y su Patronazgo sobre Almonte (2004); Las Venidas de Ntra. Sra. del Rocío a la Villa de Almonte (1996); Acta de Proclamación y Juramento de Santa María de las Rocinas como Patrona de la villa de Almonte año de 1653 (1996); La Capellanía de Baltasar Tercero en la Ermita de Ntra. Sra. del Rocío y su obra Pía (2011). Ha participado en conferencias, mesas redondas y ha publicado artículos en multitud de revistas y periódicos. Pertenece a la Asociación de Cronistas Locales de Sevilla (ACSIL) y es miembro de la Academia Andaluza de la Historia. 44 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Manuel Ángel López Taillefert El ajuar de Ntra. Sra del Rocío..., pp. 43-58 ontar de primera mano con una fuente documental como son los inventarios parroquiales, nos acerca de una manera fidedigna a conocer la realidad y a extraer de ellos consecuencias importantísimas para el estudio de la época en cuestión, para cualquier institución religiosa. En este caso se trata de un inventario fechado el día 30 de diciembre de 1884 y firmado por el entonces párroco de Almonte, don Ángel Márquez Parreño1 y que sería interesante trascribir en su totalidad dada la curiosidad que estoy seguro despierta en el lector, pero la falta de espacio nos condiciona. No obstante, sí vamos a intentar extraer textualmente todos aquellos fragmentos que nos aporten datos de interés para conocer con más detalle esa época en la que la devoción rociera está dando sus primeros pasos hacia la expansión. ¿Cómo era la ermita de El Rocío entonces? ¿En qué momento estaba la devoción rociera? ¿Cómo era aquel espacio?... Todos estos interrogantes vamos a irlos desgranando desde el análisis del propio documento paso a paso. Para responder a la primera cuestión vamos a ceñirnos ya al texto del inventario que remite el presbítero Don Ángel Márquez Parreño: Esta Iglesia es de una longitud de treinta y tres varas, su latitud por el crucero de diez y nueve idem y por el cuerpo de la iglesia tiene un altar cerrado con verja de hierro y sacristía de nueve varas de largo y tres de ancho adobladada y habitaciones a su alrrededor para el capellán, ermitaño y otras personas que concurren a la función que se hace en dicho lugar. De este fragmento podríamos extraer algunas conclusiones: se habla de ermitaño, no de santero, y se habla de Función, no de Romería. Son vocablos hoy en desuso para referirnos a uno u otro concepto. También son interesantes las medidas de la ermita en ese momento para el estudio de sus posteriores ampliaciones y reformas. 1 Don Ángel Márquez Parreño fue nombrado con el título de ecónomo en la parroquia de Almonte por destitución del anterior, don Manuel Prieto Muñoz que lo era de Chucena, en las condiciones ordinarias. Vid. ARCHIVO SMPI Catedral de Sevilla. Correspondencia 11.166, documento 14. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 45 El ajuar de Ntra. Sra del Rocío..., pp. 43-58 Manuel Ángel López Taillefert Continúa el documento haciendo referencia detallada de los objetos de oro y plata de la Virgen: Unas Ráfagas de la Virgen de dos varas de alto cada una de las dos, de plata con Angelitos sobre dorados y sobre puestos, su peso trece libras. Una media luna de plata con una María y Corona en el centro sobre dorada, su peso dose libras. Unas ráfagas que tiene el mismo tamaño que las anteriores de plata con ocho puntas redondas en cada lado, su peso diez libras. Una media luna de plata con un Ángeles en su centro y dos estrellas en las puntas de plata sobre dorada y dos piedras verdes falsas, su peso cinco libras. Una corona imperial de la Virgen, labrada y cincelada, su peso novecientos cincuenta gramos. Otra corona de plata sobredorada, su peso sobre mil gramos. Un cetro de más de media vara de plata sobredorada, su peso cuatrocientos gramos. Otro cetro de plata, su peso trescientos gramos. Una diadema, Mundo y cetro de plata sobredorada del Niño de la Virgen, su peso noventa gramos. Una corona de plata sobredorada del mismo Niño, su peso sesenta gramos. Un par de zapatos de plata sobre dorada del mismo niño, su peso, cincuenta gramos. Una cadena de oro grande como de dos varas formando rosas de la Virgen, de la que pende un Relicario de plata sobre dorado con la imagen de la Virgen, su peso ciento dieciocho gramos. Un junquillo o cadenita delgada al parecer de oro con un Relicario pequeñito del niño de la Virgen, su peso quince gramos. Una cadena de plata sobre dorada con la misma medalla de lo mismo, de la Virgen, su peso sesenta gramos. Dos joyas pequeñas de oro con puntitas de diamantes que sirven de pulseras a Nuestra Señora, su peso catorce gramos. Un anillo de oro con tres esmeraldas... Y seguidamente el documento va describiendo cada uno de los anillos que posee la Santísima Virgen resumiendo al final del listado: [...] Los veinte y tres anillos inventariados tienen de peso cincuenta y seis gramos». No obstante, sí quiero hacer referencia a dos de ellos. Uno, porque cita el nombre de su donante, y el otro la fecha de su donación. Respecto al primero dice: «otro anillo de oro, donado por doña Dolores Álvarez Mateos y otro anillo adquirido por donación en el año de 1869. Con respecto a los anillos, cabe añadirse, que muchos de ellos se fundieron para confeccionar la presea de la coronación canónica aprovechándose algunas de las piedras de más valor para engarzarlas. De las joyas reseñadas hasta este momento en el inventario podríamos decir que las más simbólicas han perdurado hasta la actualidad: media luna, cetros, coronas. Es decir, todas aquellas que responden a los atributos de 46 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Manuel Ángel López Taillefert El ajuar de Ntra. Sra del Rocío..., pp. 43-58 María como mujer del Apocalipsis. Y observamos como hace referencia a las ráfagas de puntas diciendo que son de plata con angelitos dorados sobrepuestos. Un dato importante a tener en cuenta, que hemos podido documentar, que nos clarifica definitivamente las dudas que en muchas ocasiones se han planteado, afirmando que dichas ráfagas eran originariamente doradas; de tal modo, que cabe corroborarse, que se mandaron a dorar, cuando la Virgen las lució de nuevo, en los años ochenta del pasado siglo xx. Un dato, que ahora que la nueva junta de gobierno de la Hermandad Matriz le acaba de devolver su primitivo aspecto argénteo, nos sugiere la oportunidad de dorar los angelitos, para que todo recupere su estado inicial. El texto nos continúa describiendo los objetos de plata y otras joyas de las demás imágenes de la ermita procedentes del convento de dominicas de Almonte que vamos a omitir parcialmente para ceñirnos ahora exclusivamente a la Virgen, y al Niño -aunque más adelante haremos algunas referencias- y a otros enseres detallados del santuario. Así pues, sigue el inventario haciendo alusiones al mobiliario y a otros objetos de culto y dice al respecto: «una Lámpara de plata de tamaño colosal con cadenas cuyo remate lo forman una cruz y veleta, todo del mismo metal, su peso diez y siete libras». Parece que se trata por la descripción de la misma lámpara que se encuentra hoy en el sagrario. En cuanto a lo del tamaño colosal probablemente lo pareciera al que lo describe, al ser el santuario más pequeño. Con todo quizás uno de los datos más interesantes que aporta este documento se encuentra en los párrafos siguientes: Treinta y seis cañones de plata de las cuatro varas del paso de la Virgen, su peso veinte y tres gramos cada cañón. Treinta y cinco cañones de plata para las otras cuatro varas del palio y de la vara del Estandarte los que han sido regalo de los Serenísimos Señores duques de Montpensier, su peso cincuenta y tres gramos cada cañón. Aquí nos encontramos con un dato interesantísimo y hasta ahora inédito, la donación de los varales de las antiguas andas por los duques de Montpensier. Pero además, el texto nos habla en un principio de cuatro varales, lo que nos hace suponer que primitivamente solo se trataba de una especie de tumbilla con cuatro varas en las esquinas, pero que con el tiempo se vio la necesidad de reforzarlo con otras cuatro más, que son las que donan los duques. Esto puede apreciarse en muchas fotos de principios de siglo, a la vez que se observa como son diferentes las cuatros primitivas de las otras donadas por los Montpensier. De la vinculación de don Antonio de Orleans y de su esposa doña Luisa Fernanda de Borbón y sus descendientes con la exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 47 El ajuar de Ntra. Sra del Rocío..., pp. 43-58 Manuel Ángel López Taillefert devoción rociera hay constancia a lo largo de muchos años, que quedó ya constatada en infinidad de donaciones. Comienza, por tanto, una etapa de importantes benefactores que van a paliar de alguna manera la sobrevenida escasez de recursos, ocasionada por la ya abolida capellanía de Baltasar Tercero2. Y así, por ejemplo; constata el documento otra valiosa donación: Un cáliz moderno de plata sobre dorado con patena y cucharita con una inscripción latina al pie del cáliz, con su caja de caoba, donación del Señor Don Manuel María Amigo y Mier, presbítero, Provisor Vicario General de este Arzobispado3 según escritura otorgada en Sevilla en siete de Mayo de mil ochocientos setenta y seis ante el notario don José Fernández. La inscripción dice: EMMANUEL M. AMIGO ET MIER EX VOTO B. M. U. VULGO DEL ROCÍO PRESBITER (Traducción: Manuel María y Mier, presbítero dona a la Beatísima María Virgen llamada de El Rocío). La donación personal de un vicario general del Arzobispado a esta Ermita de Ntra. Sra. del Rocío nos hace suponer la expansión y el auge que está tomando la devoción rociera, pues no encontramos hasta ahora alguna otra vinculación del citado presbítero con la villa de Almonte, ni parentesco alguno. En cualquier caso, ya existía una hermandad del Rocío en Sevilla, en el barrio de Triana, y un total de nueve hermandades que peregrinaban hasta la aldea en la fiesta de Pentecostés. Por otra parte, el listado de vasos sagrados está muy detallado, así como la referencia a las demandas de plata, verdaderas joyas expuestas hoy en los tesoros del camarín. Especial mención merece una demanda de plata de mediados del siglo xviii y restaurada hace justamente dos siglos según se constata en la inscripción que lleva grabada: «ESTA DEMANDA ES DE NUESTRASEÑORADE ROSYO Y SE RENOBO SIENDO MAYORDOMO JUAN JOSE LAGARES AÑO 1813». El punzón de Flores4 está muy extendido por toda la provincia de Huelva especialmente en Hinojos y la Palma del Condado y es interesante destacar que la mujer de Juan José Lagares era la camarista de la Virgen en aquel momento. Termina este listado de objetos de orfebrería diciendo: 2 Vid. LÓPEZ TAILLEFERT, M. A.: La capellanía de Baltasar Tercero en la ermita de Ntra. Sra. del Rocío y su obra pía. Hermandad Matriz de Almonte, 2011. 3 D. Manuel María Amigo y Mier fue nombrado vicario general del Arzobispado de Sevilla, por Su Majestad el 21 de julio de 1853. Tomó posesión el 19 de agosto del mismo año y falleció el 22 de agosto de 1869 en la Plaza del Triunfo, nº 1, testando ante el Notario D. Eusabio González Ardía el 11 de julio de 1864 (cf. CANONGÍAS 17. Libro 11.130). 4 Vid. HEREDIA MORENO, M. C.: La orfebrería en la provincia de Huelva. I y II. (Excma. Diputación 1980). 48 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Manuel Ángel López Taillefert El ajuar de Ntra. Sra del Rocío..., pp. 43-58 Treinta y cinco anillos de metal para los cañones que regalaron SS. AA. RR., su peso (lo omite). Un crucifijo de metal plateado, su peso (se omite).Una jolla de plata sobre dorada para el pecho de la Virgen, su peso, ciento cuatro gramos. Un cordoncito de oro con una cruz de corales, su peso dos gramos. Una cruz de oro con perlas regalo a Ntra. Sra. de Doña Dolores Álvarez. Un medallón de oro con guardapelo que fue regalo a la Sra. Virgen por unos señores de Moguer, su peso quince gramos. Creemos que es digno de destacarse, la ausencia de grandes joyas, que no vendrán hasta algo más tarde, con la Coronación Canónica de la Virgen en 1919. Tampoco se hace mención de sus donantes, salvo raras excepciones. Sin embargo, en la mayoría de los casos, sí se especifica su peso. Es con toda seguridad un deseo de la Iglesia el contabilizar el oro y la plata que posee en sus templos ante cualquier eventualidad de requisamiento por parte del Estado, como ya había ocurrido en otras ocasiones desamortizadoras. Tal vez, suponemos, ese fuera el pretexto principal del inventario. Siguiendo el texto del documento aparece un apartado que se titula «Trajes y adornos» cuyo contenido nos da cuenta de rostrillos, mantos, sayas, sombreros; descritos de una manera muy escueta y cuya identificación con los que perduran en la actualidad se hace difícil, salvo algunas excepciones como el traje morado: «un traje o saya morada de tela de canutillo con ramos tejidos en oro». Con esta breve descripción, fácilmente se interpreta que se trata del traje de brocado morado y oro que se conserva en los tesoros del camarín, y que responde a la costumbre de vestir a las imágenes con los colores litúrgicos. De hecho en el inventario se describe un traje de color celeste: «Un manto de tela celeste tejido con ramos de seda y plata y puntillas de plata, un Zagalejo de raso celeste bordado de seda blanca». Por otra parte, la costumbre de destruir para reliquias las ropas más deterioradas hizo que desaparecieran prendas que hoy tendrían un gran valor sentimental, antropológico y artístico. En este apartado es interesante también reseñar como se describe el denominado vestido de Pastora: «Una muceta de terciopelo encarnado bordada de oro y con caireles de oro y plata. Un sombrero de raso blanco y encarnado con trencillas de oro y adornos de flores». Es decir, lo que hoy denominamos esclavina recibe eclesiásticamente el nombre de muceta, prenda que siguen usando los papas y cardenales al revestirse de traje coral para los oficios litúrgicos. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 49 El ajuar de Ntra. Sra del Rocío..., pp. 43-58 Manuel Ángel López Taillefert Traje morado que se describe en el inventario de la Santísima Virgen de 1884 Resulta curiosa también, la descripción de uno de los vestidos que se hace así: «Una saya de tisú de plata bordada de oro cada uno de una tercia, con corpiño, mangas y sobremangas de la misma tela y bordado». De ella deducimos, que la rigidez y la severidad de los primeros Austrias perece evolucionar también en el vestuario de la Señora. Que si en un principio se asemeja más en formas y tejidos a las damas de la corte de Felipe II, en la descripción de esta saya, desgraciadamente desaparecida, parece intuirse una cierta evolución a la modernidad de la corte francesa –posteriormente abandonada para retrotraerse a su primitivo hieratismo– como es el caso de Margarita de Austria niña, hija de Felipe IV pintada por Velázquez hacia 1660, y cuya saya responde a estas características. Sigue el inventario dando detalles de la ropa interior de la Virgen, formada por enaguas y camisas de diferentes tejidos y encajes: «Una Nagua blanca de estopilla con embutido de encajes, otra de Bretaña con encajes, una camisa de Olan con encajes en el cuello y pecho...». Ya lo dicen las sevillanas populares: «la Virgen del Rocío como es tan alta se le ve por debajo las enaguas blancas». Y en efecto, es costumbre colocar en todas las imágenes de vestir las enaguas, en su mayoría blancas. En el caso del Rocío, el inventario contabiliza una gran variedad de ellas y otras tantas del Niño, 50 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Manuel Ángel López Taillefert El ajuar de Ntra. Sra del Rocío..., pp. 43-58 distinguiéndose muchas de ellas con las camisas que se le suelen cambiar cada vez que se viste según la ocasión, portando a la vez cinco o seis bajo sus ropajes. Hay que resaltar, así mismo, lo que a continuación describe el inventario: «una caída de tisú de oro con flecos y borla de lo mismo del paso de la Virgen. Un frontal de damasco con ramos de oro tejidos en dos pedazos. Un frontal de la misma tela y flecos de oro». Se trata de las bambalinas del paso, que al parecer son las más antiguas, ya que las que hoy se conservan datan de 1907 y fueron donadas por un devoto de Isla Cristina, Manuel Martin Rodríguez. Las que refiere el documento constan de dos flancos laterales de tisú liso con caídas y borlones dorados, mientras que los frontales, uno delantero y otro trasero, estaban más enriquecidos con brocados adamascados en oro, que desgraciadamente no han llegado hasta nuestros días. Es curioso resaltar como también San José se revestía con algunos adornos de telas: «una banda de lana de plata bordada en oro de San José». Probablemente, como aún pervive en algunos lugares y pueblos del próximo aljarafe sevillano para dos grandes festividades del calendario cristiano –la Navidad y la Candelaria– se usaba esta prenda recreando una especie de zagalón para ocultar la efigie del Niño Dios que reposa en sus brazos y que ya lo ostenta en perfecto eje de frontalidad la Santísima Virgen. Hay que tener presente, además, que el Santo Patriarca tuvo una devoción muy arraigada en la tradición rociera, hasta el punto que en algunos documentos se hace referencia a la Hermandad de Ntra. Sra. del Rocío y San José. Y no olvidemos, como era una imagen del Santo el que recibía a la Virgen en sus traslados a la villa de Almonte, en unas andas adornadas con un arquito de flores que más tarde describe el inventario y que siempre oí en el relato familiar a sus camaristas, mi abuela doña Matilde Coronel y sus hermanas, doña Candelaria y Juana. Al modo, como procesiona en el cercano pueblo de Castilleja del Campo la imagen del Arcángel San Miguel en las Fiestas de Agosto. Se refiere también el documento a los simpecados, diciendo: «un simpecado de tela tejida de plata con un bordado ancho de oro y cordones y borlas de lo mismo. Otro simpecado de terciopelo verde bordado de oro». Y más adelante dice: «un mantel chico para el altar del simpecado». Al parecer, el primero se trataría del recientemente restaurado y el más antiguo que se conoce de la Hermandad Matriz. Con respecto al segundo de color verde, no podría tratarse del que hoy existe, ya que el que ha llegado a nuestros días lleva una pintura de Monís Mora de 1968. Es también interesante resaltar como tan destacada insignia mariana se colocaba en un pequeño exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 51 El ajuar de Ntra. Sra del Rocío..., pp. 43-58 Manuel Ángel López Taillefert altar, según se deduce del inventario. Probablemente, al que se hace referencia en el inventario fuera el destruido en la guerra civil en la Parroquia de Almonte, con el resto de altares, imágenes y ornamentos sagrados, cuando según el relato de algunos testigos oculares, fue pisoteado, bailando sobre el mismo unas sevillanas. Muchas son, además, las referencias que el texto hace a exornos, mobiliario, vasos sagrados, corporales o casullas. Referente a lo primero, se habla de varios ramos de flores de diversos materiales y colores, de las jarras que lo contienen, pero voy a reparar en las que adornan el atuendo de la Virgen: «ocho ramos de flores francesas para los rayos, media vara de velillo de plata para tapar los mismos». Se trata de las flores de talco que se pueden apreciar en fotos antiguas y que se les ponían con las ráfagas de rayos o pinchos, tal como la hemos visto vestida recientemente en Almonte y en la procesión extraordinaria del Rocío Chico, con gran acierto por parte de la Hermandad Matriz, y como debería vestirse, desde mi punto de vista, para las procesiones extraordinarias. Con respecto al mobiliario, el inventario es muy escueto. Hay un apartado que dice «Ermita» que nos describe: cuatro ramos de plata en el camarín colocados en dos jarrones de palo y dos de china. Un velo de damasco encarnado y dos velillos de seda.Una cristalera delante de la Virgen. Unas puertas de cristales para cerrar el camarín, con cortinas de seda encarnada. En efecto, toda la gente de mi generación y mayores puede recordar los ramos de flores de talco que medía casi la altura de la Virgen y que se colocaban en el camarín a ambos lados de la Imagen hasta la construcción del nuevo Santuario. Habría que identificar su paradero, pues me consta que aún existen. Pero lo realmente sorprendente del relato pormenorizado de nuestro presbítero, son las cortinas encarnadas para tapar a la Imagen, probablemente usada en algunas ocasiones, bien por imperativo litúrgico en Cuaresma o bien para vestirla. Y sigue el original de este inventario con un titular destacado que reproducimos tal cual por su originalidad y curiosidades: Camarín Alto Dos cajones como de tres varas de largo y una tercia de ancho para la cera. Dos arcas para guardar candelabros, cirios, arandelas y luceros. Ocho hachitas de palo bañadas de cera. Seis blandones pequeños de madera dorada con su funda de cañamazo. 52 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Manuel Ángel López Taillefert El ajuar de Ntra. Sra del Rocío..., pp. 43-58 Ocho mechones de latón dorado formando triangulo. Un Dosel de damasco encarnado con flecos de oro. Un par de puertas de cristales para la ventana que cae al campo y un alambrado. Un arca pequeña vacía. De estos escasos datos podemos extraer consideraciones importantes. Por una parte, nos da idea de la sencillez de la ermita y su austeridad, y de cómo todos estos enseres se guardaban en el camarín, incluso los cajones para la cera. También es interesante resaltar la referencia que hace a un dosel de color encarnado, no verde, pues el rojo es el color prescrito para Pentecostés. ¿Pero dónde se colocaba ese dosel y cuándo? Con toda probabilidad, para los cultos de la Función Principal durante la Romería y desde luego en sus traslados a la villa de Almonte, de lo cual existe el testimonio fotográfico en el altar mayor de la parroquia. Una idea, la de enmarcar a la Virgen ante un dosel, que a nuestro juicio, no sería descabellada que de nuevo se llevara a cabo en la parroquia almonteña. En otro orden de cosas, la ventana de cristales a la que hace referencia estaba situada justo detrás de la Virgen; es decir, al fondo del camarín, de tal manera que había una hora por la mañana temprano que toda esa luz se reflejaba en la vitrina del camarín produciendo un efecto óptico tal, que la Virgen no se veía desde la nave de la iglesia y había que adivinarla girando la cabeza hasta conseguir encontrarla entre la luz radiante del amanecer que entraba por aquel ventanal de cristales rojos, azules y transparentes5. Dice también que la ventana daba al campo y así era, pues no existía ninguna vivienda detrás, solo el acebuchal al fondo. Las casas adosadas a la manzana de la ermita se levantaron entre los años de 1917 al 1923. En 1919, se edifica la que hoy es propiedad de nuestra familia. Era la última y estaba de esquina 5 Existe una leyenda popular y poco conocida que dice que ante los trágicos acontecimientos de la guerra civil, en julio de 1936, tras la destrucción de la Parroquia de Almonte, un grupo de almonteños se desplazaron hasta la aldea para replicar allí lo realizado en Almonte, pero cuál fue la sorpresa para ellos, cuando al llegar vieron que la Imagen no se encontraba en el camarín; y sorprendidos, preguntaron al santero, ante tan singular hecho. Este les dijo que se quedaran tranquilos que la Virgen se hallaba en el vecino pueblo de Hinojos y allí estaba a buen recaudo. Pero este relato insólito solo tenía una explicación: aquellos hombres llegaron a la ermita muy excitados y nerviosos a esa hora de la mañana en que la Virgen no se veía desde la nave central de la iglesia debido a la luz que se reflejaba en el cristal del camarín –como ya explicamos– y salieron despavoridos del templo pensando que la habrían robado los revolucionarios. ¿Todo quedó en una anécdota o fue realidad? En Hinojos, hay gente mayor que lo narra con ciertas variantes. En cualquier caso, solo se trata del fruto de casualidades y una pura anécdota. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 53 El ajuar de Ntra. Sra del Rocío..., pp. 43-58 Manuel Ángel López Taillefert con ventanas laterales que daban al campo. En 1923, se construye a continuación la casa de los Cepeda, a petición del vizconde de la Palma. Representación de la antigua ermita exenta, en una tabla del viejo carretón de la Hdad. de Coria del Rio. Siglo xix Pero siguiendo con el inventario, viene a continuación una relación de casullas y objetos de culto bajo el apartado que dice «Sacristía» y que conviene citar: tres casullas blancas de tela de seda y la otra de tela de seda y oro con galón de lo mismo, tres casullas enmarcadas una de damasco, otra de raso, de tela rameada de plata con galón de seda, una casulla de damasco negro, una casulla de damasco morado y verde, dos amitos con encajes, tres albas como de media vara con un encaje tejido, otra con seda como de una cuarta, y la otra muy pequeña, tres purificadores, cuatro juegos de corporales y uno suelto, dos cíngulos uno de hilo verde y otro de seda de color, seis palios de distintos colores, tres misales, uno nuevo, otro de medio uso y otro usado, dos juegos de vinajeras de cristal con platillos de peltre, una batea de peltre, una cruz de caoba y dos de pino pintada, un nicho de madera con un aguamanil de latón, una percha y una atrilera. 54 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Manuel Ángel López Taillefert El ajuar de Ntra. Sra del Rocío..., pp. 43-58 Si comparamos este ajuar con el que existe en la actualidad resultaría insignificante pero teniendo en cuenta la época, había todo lo necesario para los cultos de entonces. Lamentablemente, la mayoría de las casullas enumeradas no llegaron a nuestros días, así como tampoco los palios que eran cuantiosos y de todos los colores litúrgicos, para velar el cáliz en la celebración de la Santa Misa hasta el Ofertorio. En el último apartado del inventario, que titula Márquez Parreño «Iglesia, Altar mayor» se describe, aunque de una manera sucinta, no solo el citado Altar Mayor, sino todos los altares de la iglesia, que la gente de nuestra generación puede recordar con mayor o menor detalle, pero dado el interés que despierta en los lectores, pasamos a trascribir a continuación el documento: Altar mayor es de madera dorada con cuatro candeleros de madera dorada seis de plata roul, dos atriles dorados y un juego de sacras de lo mismo, un mantel, un corsualtar y los lienzos interiores, una cruz con crucifijo pintada, dos ules uno mejor que otro y cuatro (ilegible) de hierro en el camarín de la Virgen, tres sillones de caoba con su respaldar y asiento de damasco carmesí con sus correspondientes funda, otro altar con la imagen de Ntra. Sra del Rosario que tiene unas ráfagas, media luna y cetro de plata, a las ráfagas le falta algunas piezas, un Rosario de plata sobre dorada. El Niño tiene potencias zapatos y mundo de plata, la Sra. la saya de tela bordada de seda y oro, manto de raso grana con punta de plata por la cabeza. La túnica del Niño es de raso celeste con puntilla de plata. Los zarcillos de la Sra. son de plata sobre dorada con seis piedras cada uno y la toca es de punto. Un mantel, un ule y los lienzos correspondientes, cruz de madera sin crucifijo. Altar de Santo Domingo, el santo tiene hábito de gala y manto negro, la banderola, el libro y la palma son de latón. Altar de Santa Ana en un lienzo que lo representa. Altar del Santo Cristo contiene la imagen del Señor, la Virgen y San Juan tiene un mantel, ule, lienzo y un atril de madera. Altar de San José, contiene la imagen del Santo con el Niño, mantel, ule, lienzos, dos atriles de madera y una cruz con crucifijo. Altar del Niño Jesús tiene mantel, ule y lienzo. Hay en estos altares cinco aras, nueve candeleros y una lámpara de metal, cuatro campanillas y un candelabro de bronce y el compañero está roto, y dos de maderas pintado de blanco. La descripción que hace el presbítero de los altares no puede ser más escueta. Solo los menciona sin detenerse a entrar en detalles, pero afortunadamente estos llegaron hasta nuestros días y están documentados, así como las imágenes procedentes en su mayoría del convento de las Madres dominicas que con el nombre de Ntra. Sra. de la Encarnación del Verbo se fundara en exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 55 El ajuar de Ntra. Sra del Rocío..., pp. 43-58 Manuel Ángel López Taillefert Almonte en 1610 por don Juan Ruiz Prieto y su mujer doña Águeda Bejarano; y que tras la exclaustración definitiva pasaron a la ermita del Rocío y cuyo solar a sus patronos, los descendientes del fundador o mejor dicho de su mujer que fueron los Ortiz de Abreu6 y que entroncaron por casamiento con los Cepeda, sus actuales propietarios hasta hace unos años. Pero volviendo al inventario y a los altares diseminados por la ermita, haremos hincapié en la fuerte devoción con que contaba Santo Domingo de Guzmán, cuyas colas de mujeres para limpiarle la vara se hacían interminables los días de la Romería, demandado un buen casamiento. La virgen del Rosario, por su parte, gozaba de un retablo de buena factura y un ajuar considerable para la época. De todo ello solo queda la mascarilla de la Virgen –que se encuentra en los almacenes de la Hermandad Matriz– y el Niño, hoy en poder de una familia, cuyo nombre omito. Sería muy deseable su recuperación y retorno al Culto en el Santuario. En estos altares se decían misas, a la vez, durante toda la madrugada del domingo al lunes de Pentecostés. Las camaristas eran las encargadas de los altares y de vestir a sus imágenes. «Vestir a los santitos» –en palabras de las camaristas antiguas– era el preludio para vestir a la Virgen días después. Prosiguiendo el Inventario, leemos a continuación: Veinte faroles de los que doce son medianos y ocho mayores, una banqueta de tres hacientos. Las andas o paso de Ntra. Sra. de madera dorada con funda de terciopelo encarnado y estrellas de metal amarillo con dos Ángeles que sostienen el manto. Otras andas que sirven para San José de madera dorada y blanca. Tres bancos para colocar las andas. Dos mesas y dos escaleras una grande y la otra más pequeña. Una campana de bronce en el campanario. ¿A qué se refiere el capellán cuando habla de las estrellas de metal dorado y los ángeles que sostienen el manto? ¿A una funda salpicada de estrellas que cubría el paso de la Virgen situado en el compás? ¿Qué se nos ha escapado de nuestra historia reciente? ¿Cómo podemos interpretar esta descripción nunca leída hasta ahora? 6 Esta familia tuvo un protagonismo crucial en los acontecimientos del Rocío Chico y su casa solariega de la calle del Cerro, fue escenario de aquellos trágicos acontecimientos conservando aún la atmosfera y el mobiliario de estilo imperio propio de la época, así como el magnífico oratorio del siglo xvii probablemente procedente del citado convento dominico. También se encuentra allí el escudo de armas de los Ortiz de Abreu, tallado en madera y policromado que coronaba el retablo principal del referido cenobio y un importante artesonado fechado en 1735 en el salón que cobija el citado oratorio. 56 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Manuel Ángel López Taillefert El ajuar de Ntra. Sra del Rocío..., pp. 43-58 Es muy interesante las referencias que el inventario hace de las andas aunque un tanto escueta y ambigua. Referente a las andas de la Virgen, parece tratarse de la que ya tenemos constancia y conocemos a través de fotografías. Respecto a las del Santo Patriarca carecíamos, hasta ahora, de información sobre la misma. Lo que sí se desprende es que, probablemente, la imagen de San José procesionaba con la Virgen en algunas ocasiones, ya que en aquella época no tenía sentido hablar de una procesión en otro momento que no fuese la Función de la Romería o con motivo de algún traslado, pues el resto del año la población era escasísima en la minúscula aldea, careciendo de entidad como para celebrar una procesión fuera de ese marco festivo. Sí tenemos certeza, en cambio, de que San José recibía en El Chaparral a la Virgen en sus traslados a la villa de Almonte. Y respecto a la banqueta de tres asientos, nos hace suponer que es la que hoy se encuentra restaurada y pintada de blanco con una interesante pintura de la Virgen en su respaldo, completándose con ella la relación de los enseres de este inventario de la ermita del Rocío, que se firma el 30 de diciembre de 1884 por el presbítero, Ángel Márquez Parreño. Nos llama la atención que nada se dice de los exvotos. No obstante, la mayoría de los existentes, comienzan precisamente en esas fechas por lo que presumimos que estos serían escasos y poco relevantes. Así como tampoco de los exvotos de la casa de Orleans, como el famoso galeón de plata, lo que suponemos fue donado con posterioridad a esta fecha. La sucinta descripción de este ajuar de la ermita de El Rocío aunque lacónico y excesivamente escueto en algunos de sus objetos y enseres, sí nos revela datos suficientes como para captar la austeridad de aquellas postrimerías del siglo xix, en una incipiente aldea y en un santuario que comenzaba a despuntar en toda la comarca perimarismeña. Una ermita que se recuperaba de los declives que para la Iglesia supuso la invasión francesa a principios de la centuria y las desamortizaciones eclesiásticas acaecidas a mediados de la misma, dando al traste con la abolición de la Capellanía de Baltasar Tercero, verdadero sostén económico para el mantenimiento del santuario y la regularización de sus cultos. Con este documento realizado hace 130 años hemos pretendido «fotografiar» a tiempo pasado la ermita del Rocío, su contenido y entorno, ofreciendo imágenes olvidadas algunas, e inéditas otras, que aunque no sean trascendentales, sí nos ayudará a enriquecer el pasado reciente de la hoy universal devoción rociera, al menos ese ha sido el objetivo y el propósito de este sucinto trabajo. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 57 El ajuar de Ntra. Sra del Rocío..., pp. 43-58 Manuel Ángel López Taillefert FUENTES DOCUMENTALES Y BIBLIOGRAFÍAS UTILIZADAS Archivo General Arzobispado Hispalense. Administración General. IV. 10 Inventarios, legajo 1420. ÁLVAREZ GASTÓN, R.: Las raíces del Rocío, Huelva 1981 INFANTE GALÁN, J.: Rocío. La Devoción Mariana de Andalucía. Sevilla 1971. GONZÁLEZ GÓMEZ, J. M. y CARRASCO TERRIZA, M. J.: Escultura mariana onubense. Diputación de Huelva, 1981. HEREDIA MORENO, M. C.: La orfebrería en la provincia de Huelva. Diputación Provincial, 1980. LATOUR, A.: Nôtre Dame du Rocío en la Baie de Cádiz. París, 1885. LÓPEZ TAILLEFERT, M. A.: El Rocío, Una aproximación a su historia. Hdad. Matriz. Almonte 1ª edición, 1997. PADILLA DÍAZ DE LA SERNA, S.: Rocío: la explosión de la gran devoción del sur en el siglo xx. Edit. Almuzara, 2007. 58 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 marÍa, evangelio de esperanza Conferencia impartida en Almonte, el día 13 de diciembre, dentro del ciclo «Mensajeros del Bicentenario, encuentros de fe y cultura». Antonio Mª Calero, SDB Resumen Abstract Cada advocación de la Santísima Virgen María pone de relieve algún aspecto en el que el Misterio de Dios, uno y trino, se refleja de forma propia y peculiar. ¿Cuál es el aspecto específico del Misterio cristiano que viene implicado en la advocación de la Esperanza?, ¿y cuál es su relación con Cristo, Verbo Encarnado?, ¿y con la realidad socioeconómica y eclesial, que nos acerca hoy a ese misterio? Each devotion of the Blessed Virgin Mary emphasizes one of the forms in which the Triune Mistery of Good in embodied in a distinctive and specific way. Which particular aspect of the christian Mistery appears in the devotion of the Hope? What is its relationship with Jesus Christ, the Incarnate Word? What is the link with the socio-economic and Church life in which we experience this Mistery nowadays? Palabras clave: María, Esperanza, Keywords: Mary. Hope, Jesus Christ, Cristo, modelo, Concilio Vaticano Second Vatican Council. II. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 59 Antonio María Calero de los Ríos es sacerdote salesiano desde 1944. Doctor en Teología por la Universidad Pontificia Salesiana de Roma. Desde 1955, es profesor ordinario de Teología (Eclesiología, Cristología, Mariología, Laicología y Vaticano II) en diversos Centros Teológicos de la Congregación Salesiana, en España y Chile, y desde el año 1981 en el Centro de Estudios Teológicos de Sevilla. Desde 1992 al año 2005 fue además ininterrumpidamente su Rector. Ha publicado numerosas obras (la última una Mariología con el título María, signo de esperanza cierta, Madrid 2010), así como más de 120 artículos científicos sobre temas teológicos, de vida religiosa y pastoral en diversas Revistas, amén de otras 30 colaboraciones publicadas en diversos medios escritos. 60 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Antonio Mª Calero María, Evangelio de Esperanza, pp. 59-72 INTRODUCCIÓN Diversas perspectivas en el acercamiento a la figura de María a lo largo de la historia de la Iglesia: la toda santa, la siempre virgen, la Theotókos, la Dolorosa, la Inmaculada, la Asunta, etc. Hoy, aparece María ante nosotros como Evangelio de Esperanza. De izquierda a derecha aparecen, Juan Mairena Valdayo, deán de la catedral de Huelva, José García Muñoz, párroco de Almonte, Antonio Mª Calero de los Ríos, Sdb, Juan Ignacio Reales, presidente de la Matriz, Antonio Ríos Ramos, ex-hno. Mayor del Hermandad del Gran Poder y del Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla y Santiago Padilla, secretario de la Hdad. Matriz, en el prólogo de la conferencia. SOCIEDAD E IGLESIA ANTE LA ESPERANZA Para valorar debidamente este título dado a María, evangelio de esperanza, es preciso tomar conciencia de la situación en que vive actualmente exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 61 María, Evangelio de Esperanza, pp. 59-72 Antonio Mª Calero 1 tanto la sociedad como la misma Iglesia : No hace falta ser un experto en sociología para descubrir que vivimos en una sociedad dominada por la desesperanza, la desorientación, el miedo, y una situación de desánimo generalizado. Merece la pena hacer una breve reflexión acerca de esta situación de desesperanza que vive la sociedad. Y el punto de partida no puede ser otro que la profunda convicción de que, si se me permite la expresión, «el hombre es un animal esencialmente esperanzado»: la esperanza no es para el hombre algo periférico e insustancial; forma parte constitutiva de su ser. Siendo una criatura lanzada al futuro, siendo radicalmente un «ser de esperanza», el hombre no se contenta con el presente, sobre todo si es negativo. De tal forma, que cuando el hombre pierde la esperanza, y en la medida en que lo hace, el hombre inevitable e inexorablemente, se «deshumaniza» y, con él, la humanidad entera en sus ámbitos y facetas. Como consecuencia, el hombre se vuelve agresivo, violento, pendenciero, egoista, enemigo frente a su semejante: lo que los antiguos romanos ya habían constatado cuando afi rmaron que «el hombre se convierte en un lobo para el propio hombre». La desesperanza desemboca e introduce al hombre por caminos de lucha, de violencia, de enfrentamientos, de incomprensión, de pillaje: en definitiva, por caminos de tristeza y de muerte. Es lo que estamos viendo delante de nuestros ojos en la sociedad, de una forma preocupantemente progresiva. Es lo que ponen de relieve de forma incontestable, aunque desde otra perspectiva, los acontecimientos de masas: los macroconciertos de miles de jóvenes, los estadios de fútbol repletos de espectadores, el consumo compulsivo de Medios de Comunicación Social, especialmente la TV, etc. En la medida en que el hombre se aleja del proyecto de Dios sobre él, que es un proyecto de futuro y por consiguiente de esperanza, el hombre se «deshumaniza» sin remedio. Por otra parte, la misma Iglesia no se libra de vivir un momento histórico de cierto desinfle, de falta de entusiasmo, de mística, en defi nitiva, de esperanza. También la Iglesia vive hoy momentos de cierta «desesperanza». K. Rahner habló en su día de «tiempo de invierno» para la Iglesia 2 . Es cierto que sería injusto hablar de forma generalizada de «la Iglesia», siendo así que, en no pocos lugares (como en África o en los países del Extremo Oriente), la Iglesia está experimentando un despertar altamente esperanzador. 1 Aunque referido fundamentalmente al área europea, es interesante el estudio de J-R. Flecha «La fuerza de la esperanza», en Misión Joven, 431(diciembre 2012), pp. 5-13. 2 Vid. RAHNER, K.: La fe en tiempo de invierno, DDB, Bilbao 1989. 62 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Antonio Mª Calero María, Evangelio de Esperanza, pp. 59-72 Pero si volvemos la mirada al continente europeo, no podemos menos de compartir el análisis que realizó el Papa Juan Pablo II el año 2003 en su exhortación a postólica Ecclesia in Europa. He aquí sus palabras: La época que estamos viviendo, con sus propios retos, resulta en cierto modo desconcertante. Tantos hombres y mujeres parecen desorientados, inseguros, sin esperanza, y muchos cristianos están sumidos en este estado de ánimo. Hay numerosos signos preocupantes que, al principio del tercer milenio, perturban el horizonte del Continente europeo que, ‘aun teniendo cuantiosos signos de fe y tstimonio, y en un clima de convivencia indudablemente más libre y más unida, siente todo el desgaste que la historia antigua y reciente, ha producido en las fibras más profundas de sus pueblos, engendrando a menudo desilusión’. Entre los muchos aspectos indicados con ocasión del Sínodo, quisiera recordar la pérdida de la memoria y de la herencia cristianas, unida a una especie de agnosticismo práctico y de indiferencia religiosa, por lo cual muchos europeos dan la impresión de vivir sin base espiritual y como herederos que han despilfaarrado el patrimonio recibido a lo largo de la historia. Por eso, no ha de sorprender demasiado los intentos de dar a Europa una identidad que excluye su herencia religiosa y, en particular, su arraigada alma cristiana, fundando los derechos de los pueblos que la conforman sin injertarlos en el tronco vivificado por la savia del cristianismo. En el Continente europeo no faltan ciertamente símbolos prestigiosos de la presencia cristiana, pero estos, con el lento y progresivo avance del laicismo, corren el riesgo de convertirse en mero vestigio del pasado3. Frente a semejante situación es oportuno recordar con el teólogo J. Moltmann que: la cristiandad no tiene su esencia y su fin en sí misma, ni en su propia existencia, sino que vive de algo y existe para algo que va más allá de ella. Si se quiere captar el misterio de su existencia y de sus modos de actuación, hay que preguntar por su misión. Si se quiere averiguar su esencia, hay que preguntar por aquel futuro en el que ella coloca sus esperanzas y expectativas. Si la cristiandad misma se ha vuelto insegura y desorientada en las nuevas circunstancias sociales, entonces tiene que reflexionar de nuevo sobre aquello para lo que existe y hacia lo que aspira4. Ahora bien, a mi entender, esta situación de «nebulosa» e incluso «desorientación» que puede vivir el cristianismo (sobre todo en Europa), se 3 4 Vid. JUAN PABLO II: Ecclesia in Europa, n. 7, (28 de junio de 2003). Vid. MOLTMANN, J.: «Teología de la Esperanza». Sígueme, Salamanca 1972, pág. 419. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 63 María, Evangelio de Esperanza, pp. 59-72 Antonio Mª Calero debe indudablemente, entre otros factores, a la concepción que hemos tenido de Dios: una concepción prevalentemente intimista e individualista. Si ese Dios ha sido sobre todo el Dios de la metafísica, es decir, el «motor inmóvil», el «presente eterno», la «esencia eterna e infi nita», de ese Dios se puede prescindir perfectamente en la medida en que los hombres puedan resolverse los problemas a sí mismos sin tener que hacer recurso alguno a un Dios de tipo «esencialista» o «metafísico». Pero el Dios de la revelación es: un Dios de la promesa y de la salida del presente hacia el futuro, un Dios cuyo carácter constitutivo es el futuro, un Dios de cuya libertad dimana lo venidero y lo nuevo..., un nombre de camino, un nombre de promesa, un nombre que abre un futuro nuevo, y cuya verdad es experimentada en la historia, en la medida en que su promesa manifiesta el horizonte de futuro propio de ella [...]. Este Dios está presente allí donde se aguardan sus promesas en esperanza y cambio. Merced al Dios que hace ser lo que no es, también lo que todavía no existe, lo futuro, se torna «pensable», porque se vuelve «esperable»5. CRISTO, ESPERANZA NUESTRA Para la Comunidad cristiana existe, un punto de partida incuestionable: el gran «Evangelio», el Evangelio «por excelencia«, la «gran Buena Noticia» superior a cualquier otra (Lc 2,9), es la Persona de Cristo, el Verbo Encarnado: Él es el principio y fundamento de la Esperanza cristiana; Él es la Esperanza suprema que Dios nos ha dado y que nosotros tenemos que proclamar valiente e incansablemente «sobre las azoteas» (Mt 10,27). Por eso el cristiano no puede, no debe, entrar en la espiral de tristeza, de pesimismo y desesperanza que hemos constatado anteriormente. Él es seguidor de Cristo, Esperanza de la humanidad (1Tim 1,1). Por eso mismo, sus seguidores hemos sido llamados a una Esperanza viva y activa (1Pe 1,3). La progresiva y, al parecer, imparable situación de desesperanza de la sociedad ha hecho que la Iglesia –Juan Pablo II en concreto–, hable, desde hace veinte años, de la necesidad de emprender, en este contexto, una Nueva Evangelización, y la haya presentado precisamente en clave de «esperanza»: nueva en su «ardor», nueva en sus «métodos» y nueva en sus «expresiones». Los cristianos estamos llamados, pues, por vocación y por misión, a ser 5 Vid. MOLTMANN, J.: Op.cit., pág. 38. 64 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Antonio Mª Calero María, Evangelio de Esperanza, pp. 59-72 portadores de una Esperanza que atraviesa el tiempo y el espacio: somos seguidores de Aquel que es, por excelencia, la «esperanza de la humanidad» (cf. 1Tim 1,1). A los primeros cristianos sometidos, por una parte, a una fuerte y constante persecución y a la incertidumbre del fin de la historia, por otra, les exhortaba el autor de la Carta a los Hebreos a mantener firme la esperanza: «Aferrémonos a la esperanza inamovible que profesamos, pues fiel es Dios que hizo las promesas» (Hb 10,23). Esa esperanza, en efecto, es el ancla que garantiza la estabilidad de la fe en el Dios de Jesús y en el actuar según el Proyecto de Dios, a pesar de las mil dificultades que se presentan en el diario vivir, y sobre todo en el progresivo devenir de la historia. Si tuviéramos ante los ojos –dice J. Moltmann– tan solo aquello que vemos, entonces nos contentaríamos, alegres o tristes, con las cosas tal como son. Pero el que no nos conformemos, el que no se llegue a una armonía amistosa entre nosotros y la realidad, se debe a la esperanza inextinguible. Esta mantiene disconforme al hombre, hasta que llegue el gran cumplimiento de todas las promesas de Dios. Le mantiene in statu viatoris, en aquella apertura al mundo que, por estar abierta por la promesa de Dios en la resurrección de Cristo, no puede ser abolida por ninguna otra cosa más que por el cumplimiento precisamente de ese Dios. Esta esperanza transforma a la comunidad cristiana en una constante inquietud dentro de aquellas sociedades humanas que quisieran estabilizarse, conviertiéndose en la «ciudad permanente». Transforma a la comunidad cristiana en fuente de impulsos siempre nuevos que incitan a realizar aquí el derecho, la libertad y la humanidad, a la luz del futuro aunciado que debe venir6. MARÍA, EVANGELIO DE ESPERANZA Pues bien, en el contexto y en virtud del misterio de la Encarnación, esa Buena Noticia que es sin duda alguna, Cristo, el Verbo Encarnado, lleva necesaria e inseparablemente implícita la «Buena Noticia» que es María, su Madre. María, en efecto, es Evangelio de Esperanza por su íntima relación con Cristo, Esperanza de la humanidad (cf. 1Tim 1,1). Porque así como Cristo es absolutamente inexplicable sin María, así también Ella se convierte, en virtud de su Maternidad divina, en una auténtica «Buena Noticia», en Esperanza para la humanidad. 6 Vid. MOLTMANN, J.: op. cit, págs. 27-28. Cf. NÚÑEZ MORENO, J.M.: «Del optimismo a la esperanza o lo que va del valor a la virtud», en Misión Joven, 431(diciembre 2012), págs. 25-49. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 65 María, Evangelio de Esperanza, pp. 59-72 Antonio Mª Calero Momento de la procesión extraordinaria. El Rocío, 19 de agosto de 2013 María en efecto, es en sí misma, en su propia persona, Evangelio de Esperanza. Recordemos, de entrada, que el hallazgo de las imágenes de María ha sido siempre motivo de renovada alegría y esperanza, dando origen a múltiples Advocaciones: Rocío del cielo, Remedio de nuestros males, Salud de los enfermos, Consuelo de los afligidos, Refugio de los pecadores, Causa de nuestra Alegría, Defensora de los Pueblos, Esperanza nuestra, etc. Los innumerables Santuarios marianos, esparcidos por todo el mundo, y en particular por el Continente europeo, hasta poderse hablar de una «específica “geografía” de la fe y de la piedad mariana»7, son otros tantos cenáculos desde donde se proclama constantemente la Buena Noticia del Evangelio, y desde donde la Esperanza viva y activa se mantiene y difunde sobre todo en el Pueblo de Dios, especialmente para los más sencillos y humildes. Sus Apariciones auténticas (desde la primera de ellas en Guadalupe), se realizan siempre en clave positiva de Esperanza: para consolar, salvar y evitar calamidades de todo tipo: espirituales e incluso materiales. 7 Vid. JUAN PABLO II, Encíclica Redemptoris Mater, n. 28 (25 de marzo de 1987). 66 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Antonio Mª Calero María, Evangelio de Esperanza, pp. 59-72 Ya en su Nacimiento La Liturgia del día 8 de septiembre, Fiesta de la Natividad de María, canta: «Tu nacimiento, Virgen María, anunció la alegría a todo el mundo. De ti nació el sol de la justicia, Cristo, nuestro Dios, que, borrando la maldición, nos trajo la bendición, y, triunfando de la muerte, nos dio la vida eterna»8. Con su nacimiento se puso en marcha de forma inmediata la realización de la Salvación «prometida a Abrahán y a su descendencia por siempre» (Lc 1,54-55). Al dar su «sí», voluntario y responsable, al Proyecto de Dios en la historia: no a un proyecto más o menos trascendente, sino al Proyecto central de la reconciliación de la humanidad con Dios: «la obra de los siglos» como la llamó Pablo VI9. María se puso total y absolutamente disponible a la prodigiosa «humanización del Verbo Encarnado». El inicial e incondicional «sí» de María, es precisamente la raíz de la Esperanza que llevó y cultivó María en su corazón a lo largo de toda su vida. En la Visitación a Isabel, cuando se desencadena para el «Israel del Dios», una explosión de alegría y esperanza (Lc 1,39-55). Olvidándose de sí misma, María se levantó y se puso inmediatamente en camino para realizar un gesto profundamente «humanitario» con Isabel, la anciana embarazada. Un gesto cuyo núcleo lo constituía precisamente llevarle a Cristo y con ello, aportar esperanza y alegría a un hogar profundamente necesitado de ella. La alegría, el gozo, la esperanza cumplida, el servicio humilde y eficaz, todo, tiene su origen precisamente en la presencia en su seno de Aquel que es, por excelencia, la Buena Noticia esperada desde siempre por la humanidad. En las Bodas de Caná de Galilea, cuando «esperando contra toda esperanza» (Rom 4,18), haciendo gala de una esperanza que «no defrauda» (Rom 5,4-5), la amargura de la desesperanza se transformó en la alegría inefable de una realidad absolutamente inesperada en forma de exquisito vino (cf. Jn 2,1-12). María «fuerza» la «hora de Jesús» (la anticipa), para poder realizar un gesto profundamente humano: ofrecer en abundancia (600 litros) un vino (símbolo inequívoco de una esperanza cumplida), abundante y exquisito, en una circunstancia límite: es decir, cuando la esperanza había llegado a su fin: «no tienen vino» 8 9 Laudes de la Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María. Vid. PABLO VI, Exhortación Apostólica Marialis Cultus n. 37, (2 de febrero de 1974). exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 67 María, Evangelio de Esperanza, pp. 59-72 Antonio Mª Calero ( Jn 2,3). Sin que nadie se percatara de ello, María se convirtió, de forma anónima pero real y eficaz, en verdadera Esperanza para aquellos jóvenes. Estos pasos de la vida de María fundamentan con toda verdad el que podamos llamarla «Evangelio de Esperanza»: en cada uno de ellos, la esperanza se vio, no sólo reforzada, sino convertida en una realidad personal: María. MARÍA, PARADIGMA DE LA IGLESIA En el contexto cristológico de la esperanza, aparece María como claro espejo, prototipo, modelo, ejemplar, referente y estímulo de la Comunidad cristiana, para que esta Comunidad se transforme, cada vez más, en «Evangelio de Esperanza» para la humanidad. La consideración de María, Evangelio de Esperanza, lleva consigo la exigencia y el compromiso de ser personas y comunidades que mantienen viva y activa la Esperanza en tiempos recios y faltos de esperanza como los que vivimos hoy. Seguidora de María, Evangelio de Esperanza, la Comunidad cristiana está desafiada a presentarse, ante una sociedad profundamente desesperanzada, como una «Buena Noticia» para transformarla según el Proyecto de Dios. Estamos llamados a ser una Comunidad esperanzada que anuncia y contagia Esperanza a todos los hombres. «Esperando contra toda esperanza»(cf. Rom 4,17-25), María es para nosotros Estrella y Camino en el desafío de la Nueva Evangelización, al convertirse en «signo de esperanza cierta»10. Otro momento de la procesión extraordinaria. El Rocío, 19 de agosto de 2013 10 Vid. Concilio Vaticano II, Constitución dogmática Lumen Gentium 68. Antonio Mª Calero María, Evangelio de Esperanza, pp. 59-72 Con la ayuda de la Gracia y de la mano de María, tenemos que trabajar en construir esforzadamente aquello mismo que esperamos: «un cielo nuevo y una tierra nueva» (Ap 21,1), es decir, un Mundo que responda plenamente al Proyecto de Dios sobre nuestra historia. A la luz de María y siguiendo su ejemplo, la Comunidad cristiana tiene que preguntarse de qué adolece fundamentalmente el mundo en general y nuestra sociedad en particular, y cuál es, por consiguiente, la aportación fundamental que los cristianos hemos de hacer formalmente a la sociedad en que vivimos, para convertirnos, también nosotros, en Evangelio de Esperanza. Y hecha esta pregunta, no dudamos en responder por nuestra parte: La sociedad necesita, ante todo, al Dios de nuestro Señor Jesucristo como «garante» de la auténtica humanidad entre los hombres. Sin ese Dios, la sociedad está sometida inexorablemente a los vaivenes de los mandatarios del mundo. Es evidente que no estoy propiciando una especie de vuelta al cristianismo de cristiandad (situando a Dios como fuente y autor de las leyes civiles, culturales, científicas, económicas, políticas, por las que se rija la sociedad)11. Pero sí, como garante e impulsor de una sociedad en la que cada hombre pueda realizarse como «persona humana». Los que no tienen a Dios, decía el apóstol Pablo, no tienen esperanza (cf. Ef 2,12; 1Tes 4,13). La sociedad necesita hoy, con verdadera urgencia, un «plus» de humanidad. Son muchos los síntomas y hechos que nos persuaden de esta urgencia: desigualdades irritantes, indiferencia frente las improrrogables necesidades de los otros, situaciones de violencia y agresividad que dejan perplejos, formas de explotación intolerable de mujeres y niños. El compromiso de humanizar la sociedad tiene, para los cristianos, una prioridad improrrogable. La sociedad necesita hoy, en dosis masivas, hombres y mujeres comprometidos en cultivar el optimismo y la alegría desde una profunda vivencia de fe. Hoy vive nuestra sociedad la desconcertante paradoja de la tristeza y la alegría. Se constata por una parte y por otra, una profunda tristeza, en parte incurable, que se quiere combatir y curar –y aquí está la paradoja–, con una alegría superficial y engañosa: la alegría del «tener», en lugar de combatirla con la alegría del «ser», que es la que Jesús prometió de forma clara y explícita a los suyos: «Más feliz es el que da que el que recibe» (Hch 20,35; cf. Jn 15,11; 16,20-23). La sociedad hoy, necesita transformar el agua amarga de la desesperanza 11 El Concilio Vaticano II propició e impulsó la verdadera autonomía y secularización de las realidades terrestres: GS 33-36. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 69 María, Evangelio de Esperanza, pp. 59-72 Antonio Mª Calero en la dulzura de un vino bueno, símbolo de un mundo construido según el Proyecto de Dios. Esta transformación, verdadero milagro que necesita con toda urgencia el mundo en estos momentos, requiere la presencia de Aquella que en Caná logró el milagro del cambio de aquella agua en el vino gracias al cual «los discípulos creyeron en Él» ( Jn 2, 11). La sociedad hoy, necesita superar con paso firme y decidido el escándalo de las injustas e «hirientes desigualdades»12 existentes a diversos niveles: Norte-Sur, ricos cada vez más ricos-pobres cada vez más pobres, cultos cada vez más refinados en su cultura-analfabetos cada vez más deprimidos y explotados. El Vaticano II presentó en su día este panorama que, lejos de haberse corregido, se ha hecho cada vez más real y actual: Mientras muchedumbres inmensas carecen de lo estrictamente necesario, algunos, incluso en los países menos desarrollados, viven en la opulencia o malgastan sin consideración. El lujo pulula junto a la miseria. Y mientras unos pocos disponen de un poder amplísimo de decisión, muchos carecen de toda iniciativa y de toda responsabilidad, viviendo con frecuencia en condiciones de vida y de trabajo indignas de la persona humana13. La sociedad hoy, necesita urgentemente enderezar sus pasos por caminos de verdadera y auténtica paz, antes, como dijo en su día el Vaticano II, de que llegue «aquella hora en la que no habrá otra paz que la paz horrenda de la muerte»14. Y no sólo en los altos niveles entre las naciones, sino en el ámbito más restringido pero no menos importante de la sociedad, comenzando por la propia familia. Es demasiado alto y hasta insoportable, el nivel de agresividad y violencia social y familiar al que asistimos entre asombrados e impotentes. Es necesario construir una paz que no sea la simple ausencia de guerra, sino que esté fundada sobre la justicia, el respeto a los demás, y, en defi nitiva, sobre «el apasionado ejercicio de la fraternidad»15. En todos estos pasos y compromisos, nos precede y acompaña María con su ejemplo como «Evangelio de Esperanza»: es decir, como «signo de esperanza cierta y de consuelo hasta que llegue el día del Señor» (LG 68). María, como hemos visto más arriba, nos acompaña como garantía de que los esfuerzos realizados en la consecución de esos logros, no van a quedar «frustrados». Es cierto que las deseadas transformaciones se van 12 Vid. PABLO VI, Encíclica Populorum Progressio, n. 9 (Roma 26 de marzo de 1967). Vid. Concilio Vaticano II, Constitución Gaudium et spes, n. 63. 14 Vid. Concilio Vaticano II, Constitución Gaudium et spes, n. 82. 15 Vid. Concilio Vaticano II, Constitución Gaudium et spes, n. 78. 13 70 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Antonio Mª Calero María, Evangelio de Esperanza, pp. 59-72 realizando con una lentitud a veces desesperante. Pero es igualmente cierto que se requiere una esperanza que, siendo «viva y activa», no se frustra ni decae ni desfallece ante la lentitud de las realizaciones, ni tampoco ante la multitud de dificultades que las hacen poco menos que inviables: Cf. Sant 5,7-8. Conclusión: Los Padres Sinodales al concluir sus trabajos y deliberaciones tenidos en el mes de octubre pasado (2012), entregaron al Santo Padre las Proposiciones elaboradas por ellos mismos como final del propio Sínodo. La última de ellas, la 58, suena así: El Concilio Vaticano II presentó a María en el contexto del misterio de Cristo y de la Iglesia (cf. LG 52-68). El Papa Pablo VI la declaró «Estrella de la Evangelización»; es, por lo tanto, modelo de fe, esperanza y amor. Es la primera en ayudar a llevar discípulos al Maestro (cf. Jn 2); en la sala superior del Cenáculo es la Madre de los creyentes (cf. Hch 1,14). En su calidad de Madre del Redentor, María se convierte en testigo del amor de Dios. Cumple fielmente la voluntad de Dios. Es la mujer fuerte que permanece, junto con Juan, al pie de la cruz. Siempre intercede por nosotros y acompaña a los fieles en su camino hasta la cruz del Señor. Como Madre y Reina, es signo de esperanza para los dolientes y los necesitados. Hoy es «la Misionera» que nos ayudará en las dificultades propias de nuestra época y que con su cercanía abre a la fe los corazones de hombres y mujeres. En María fijamos nuestra mirada. Ella nos ayudará a anunciar el mensaje de la salvación a todo hombre y a toda mujer, para que ellos también se conviertan en operadores de la evangelización. María es Madre de la Iglesia: que, mediante su presencia, esta se convierta en casa de muchos y en Madre de todos los pueblos16. Como he intentado hacer ver a lo largo del trabajo, María es, en su persona, realización y paradigma de una Esperanza que «no defrauda» (Rom 5,4-5). Dirijámonos a Ella con la preciosa Oración con la que Juan Pablo II concluye su Exhortación Apostólica Ecclesia in Europa (n. 125). María, Madre de la esperanza, ¡camina con nosotros! Enséñanos a proclamar al Dios vivo; Ayúdanos a dar testimonio de Jesús, el único Salvador; haznos serviciales con el prójimo, 16 Ecclesia, n. 3 650 (24 de noviembre de 2012), p. 35. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 71 María, Evangelio de Esperanza, pp. 59-72 Antonio Mª Calero acogedores de los pobres, artífices de justicia, constructores apasionados de un mundo más justo; intercede por nosotros que actuamos en la historia convencidos de que el designio del Padre se cumplirá. Aurora de un mundo nuevo, ¡muéstrate Madre de la esperanza y vela por nosotros! Vela por la Iglesia en Europa: que sea transparencia del Evangelio; que sea auténtico lugar de comunión; que viva su misión de anunciar, celebrar y servir el Evangelio de la esperanza para la paz y la alegría de todos. «El balcón del Papa». El lugar del Santuario del Rocío, desde el que se dirigió a los rocieros, el Papa Juan Pablo II. El Rocío 13 de junio de 1993 72 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 el aÑo jubilar y la peregrinaciÓn Conferencia impartida en Almonte, el día 13 de diciembre, dentro del ciclo Mensajeros del Bicentenario, encuentros de fe y cultura. Ignacio Gaztelu Rector del seminario diocesano de Asidonia-Jerez de la Frontera Resumen Abstract El año Jubilar es un período de gracia que concede y celebra la Iglesia, con remotos antecedentes y con una honda significación en la cultura judeo-cristiana. De su conocimiento podemos deducir el sentido y el significado que tiene para los cristianos de hoy. Una oportunidad que brinda la Iglesia para crecer en los compromisos personales y colectivos con la fe cristiana. Y que tiene una relación estrecha y directa con la peregrinación, como gran metáfora de la vida cristiana. The Holy Year is a time of grace offered and celebrated by the Church, which has remote antecedents and a deep significance in the Judaeo-Christian culture. We can infer from its study the sense and the meaning that it has for Christians today. It is an opportunity provided by the Church for us to grow in our personal and collective commitment with the Christian faith. This has a close and direct relationship with the pilgrimage as the great metaphor of chistian life. Palabras clave: Jubileo, reconciliación, conversión, Deuteronomio, Israel, Keywords: The Holy Year, Deuteroperegrinación, Virgen María. nomy. conversion, reconciliationy, Israel, pilgrimage, Virgin Mary. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 73 Ignacio O. Gaztelu Pastor (El Puerto de Santa María, 16 de febrero de 1963), licenciado en veterinaria por la Universidad de Córdoba (1982-1987), ingresa posteriormente en el Seminario de Jerez, completando su formación con cursos de Filosofía en Sevilla y de Teología en Salamanca donde obtiene el título de Bachiller en Teología por la Universidad Pontificia. Ordenado presbítero el día 12 de octubre de 1998, realiza la Licenciatura en Teología Dogmática en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma que culmina en 1999, donde realiza también, los estudios de Doctorado, que culmina con la disertación de la tesis La temática de la communio [consortium] sanctorum en el iter conciliar y en el texto definitivo de la constitución dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium del Concilio Vaticano II que recibió la calificación de Summa cum laude el 22 de noviembre de 2003. Es rector del Seminario Diocesano San Juan de Ávila, desde el año 2005, del Seminario Menor de la Inmaculada y de San Juan Grande de Asidonia-Jerez, desde este año, además de, delegado de Pastoral Vocacional y director del Instituto Teológico San Juan de Ávila. En 2009 fue nombrado canónigo magistral de la Catedral de San Salvador de Jerez de la Frontera. Ha impartido clases en el Centro de Estudios Teológicos de Sevilla, en el Instituto de Ciencias Religiosas Asidonense de Jerez, en el Centro de Estudios Teológicos San Bartolomé de Cádiz y en el Instituto Teológico San Juan de Ávila de Jerez, impartiendo diversas disciplinas: Misterio de Dios Uno y Trino, Cristología, Eclesiología, Mariología, Sacramentología General, Sacramentos de Iniciación, Sacramentos de Curación y de Servicio, Sacramento del Orden, Pneumatología, Teología del Laicado, Teología de los Signos de los Tiempos, Ecumenismo o Concilio Vaticano II (interdisciplinar con otros profesores). Ha publicado artículos en diversas revistas y ha sido invitado a participar en charlas, conferencias, mesas redondas y otras colaboraciones. 74 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Ignacio Gaztelu El Año Jubilar y la peregrinación, pp. 73-97 uisiera comenzar agradeciendo al hermano mayor de la Hermandad del Rocío de Jerez su gentil invitación a contribuir de alguna manera de este acontecimiento de gracia que es el Año Jubilar concedido por Benedicto XVI al Rocío. Mi intención es la de profundizar hasta donde sea posible en el significado de tres conceptos que están en estrecha relación entre sí: el año jubilar, la peregrinación y las indulgencias. Al respecto conviene comenzar diciendo que el Año Jubilar constituye un gran acontecimiento espiritual de larga presencia en la tradición católica que, tanto para el creyente individual, como para el conjunto de la Iglesia ofrece una variedad de vertientes: 1. Es año propicio para la remisión de los pecados y de sus penas (vertiente soteriológica). 2. Es año de reconciliación, de conversión y de penitencia sacramental (vertiente moral). 3. Es año de solidaridad, de caridad y de justicia (vertiente social) 4. Es año de empeño por servir a Dios con gozo y en paz con los hermanos (vertiente espiritual). 5. Pero, ante todo, el Año Jubilar es Annus Christi, es año de Cristo, portador de la vida y de la gracia para toda la humanidad (vertiente cristológica). Comenzando desde el principio, los jubileos, como veremos más adelante, se hicieron habituales en la Iglesia católica en la Baja Edad Media, hace más de setecientos años, pero tienen una génesis mucho más remota que se remonta a la experiencia del pueblo de Israel. De hecho, algunos de los textos más antiguos de la Sagrada Escritura nos remiten a la existencia de este tiempo propicio al menos desde el asentamiento israelita, después de la salida de Egipto, en la Tierra Prometida. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 75 El Año Jubilar y la peregrinación, pp. 73-97 Ignacio Gaztelu EL ORIGEN DEL JUBILEO. EL JUBILEO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO El origen de la palabra «jubileo» está en la expresión latina iubilum «grito de alegría» que a su vez procede del hebreo yobel, literalmente «carnero». Aparentemente se trata de significados que poco tienen que ver entre sí y sin embargo guardan una profunda relación entre sí. De hecho, el modo antiquísimo en que se anunciaba la celebración de este año santo en Israel era haciendo sonar un cuerno de yobel de morueco, de carnero y justamente esta es la raíz de la palabra «jubileo». Su sonido agudo y penetrante se expandía y se reproducía de pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad a lo largo de los valles y montañas de Israel. La reacción de los habitantes tanto de los campos como de las ciudades era el júbilo, los cantos de alegría, especialmente los más pobres, porque sabían bien lo que comportaba este año de bendición. En efecto, su celebración llevaba consigo, entre otras, la revisión y restitución de las propiedades a los que por abuso las habían perdido, la redistribución de tierras, la remisión de las deudas contraídas, la liberación de los esclavos y el reposo y libre acceso a los campos de labor. Declararéis santo el año cincuenta, y proclamaréis en la tierra liberación para todos sus habitantes Será para vosotros un jubileo; cada uno recobrará su propiedad, y cada cual regresará a su familia. Este año cincuenta será para vosotros un jubileo; no cortaréis ni segaréis los rebrotes, ni vendimiaréis la viña que ha quedado sin podar, porque es el jubileo que será sagrado para vosotros. Comeréis lo que el campo dé de sí. En este año jubilar recobraréis cada uno vuestra propiedad (Lv 25, 10-13) Básicamente, el Año Jubilar encuentra su fundamento en una de las leyes más antiguas de Israel y de tal importancia, que es considerada como uno de los cuatro pilares de la fe judía junto a la circuncisión; la celebración de la Pascua o la peregrinación a Jerusalén. Se trata de la ley del shabath o del descanso sabático. En el mismo comienzo de la Escritura, al final del primer relato de la Creación se nos dice que «cuando llegó el día séptimo Dios había terminado su obra y descansó el día séptimo de todo lo que había hecho. Bendijo Dios el día séptimo y lo consagró, porque en él había descansado de toda su obra creadora» (Gn 2,2-3). Sabemos bien la importancia que lo numérico tiene en la fe y la cultura judías por lo que el número siete será desde entonces sagrado, el símbolo de la dignidad y el poder de Dios. Esto explica que todos los días de la historia estén agrupados de siete en siete y que el último de cada una de estas septimanae, el sábado, sea un día consagrado del todo a Dios. 76 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Ignacio Gaztelu El Año Jubilar y la peregrinación, pp. 73-97 De este modo, el descanso del trabajo, imprescindible para cualquier cultura tenía para los judíos un significado que trascendía la mera utilidad o costumbre ya que al ser instituida por el mismo Dios adquiría una cualidad sagrada. El sábado o descanso semanal no sólo permitía reponer fuerzas al pueblo de Israel, sino que le recordaba la verdad de la Creación, esto es, que todas las cosas que nos rodean y de las que podemos disfrutar son obra de Dios. Si todo lo que somos, lo que tenemos y lo que esperamos viene de Dios y a Él nos lleva, ese día santo permitía reconocer su grandeza y nuestra pequeñez, nuestra absoluta dependencia y confianza en Él y nuestra disponibilidad total a su santa voluntad. Además ayudaba a recordar que por pertenecer a un pueblo que había sido liberado por Dios de la opresión de los egipcios, ningún israelita podía ser sometido al abuso de un trabajo inhumano e ininterrumpido. Esta costumbre sabática, de descansar y consagrar a Dios uno de cada siete días, daría lugar, con el tiempo al Año Sabático, expresión que entre nosotros se ha extendido al ámbito laboral e intelectual pero que en Israel tiene una raíz indudablemente rural. La tierra de Palestina está muy lejos de igualar en fecundidad a la de Egipto, alimentada por el fértil limo procedente de las proverbiales crecidas del río Nilo. Por eso, desde su entrada en la Tierra Prometida los hebreos adoptarán esta regla práctica que prescribe determinados periodos en los que las tierras deben permanecer en barbecho, aplicando así el precepto sabático no ya sólo a las personas, sino a las tierras que son también propiedad divina tal y como aparece en el Código de la Alianza. Con el tiempo este hábito de origen agrícola acabará por ser superado y el barbecho periódico se convertirá, como sucedió con el descanso del sábado, en una institución de orden social, primero y de carácter religioso y espiritual después. Por seis años sembrarás tus tierras y recogerás sus cosechas. Pero el séptimo año las dejarás en barbecho y no recogerás su producto. De ellas podrán alimentarse tus compatriotas indigentes y las bestias del campo comerán lo que ellos dejen. Lo mismo harás con tu viña y tu olivo. Durante seis días te entregarás a tus ocupaciones, pero el séptimo descansarás (Ex 23, 10-12) Se da, pues, un claro paralelismo entre la legislación del Año Sabático y la del sábado propiamente dicho. Ambas leyes están presididas por un mismo espíritu, que irá marcando toda la evolución del Año Sabático; cada vez más, expresión de la justicia y solidaridad que Dios quiere para su pueblo. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 77 El Año Jubilar y la peregrinación, pp. 73-97 Ignacio Gaztelu En la legislación levítica volvemos a encontrar la idea de la liberación de los esclavos: el siervo hebreo pertenece a un pueblo libre y debe recuperar esa libertad todos los sábados, lográndola definitivamente cada siete años. Aunque a nosotros nos pueda parece una ley muy regresiva, en su momento se trataba de una verdadera novedad, no olvidemos que fue escrita hace más de tres mil años: Si compras un esclavo hebreo, su servicio durará seis años. Al séptimo, podrá marchar. Quedará libre, sin pagar nada. Si entró solo, sólo saldrá. Si estaba casado, saldrá su mujer con él. Si lo casa su dueño y su mujer le da hijos o hijas, la mujer y los hijos seguirán siendo propiedad del dueño y él saldrá solo. Pero si este esclavo declara: “Yo quiero a mi amo, a mi mujer y a mis hijos, renuncio a la libertad”, entonces su dueño le llevará ante Dios (Ex 21, 2-6) Con la instauración del reino de Israel la preponderancia de las ciudades acabará por convertir a los campesinos en siervos de los grandes señores urbanos, tal como había advertido el mismo Señor por boca de Samuel. Ese será el caso del pobre Nabot que se verá obligado por el Ajab, rey de Israel a desprenderse con dolor de su corazón de la viña recibida de sus padres. Las deudas, los abusos en los precios o los impuestos harán que sean muchos los que pierdan sus tierras. Por eso el Año Sabático, pensado al principio para salvaguardar la fertilidad de una tierra más bien pobre, con el tiempo se irá transformando en una garantía de que las injusticias no quedarían impunes ni perdurarían en el tiempo: Cada siete años harás la remisión. He aquí en qué consiste la remisión. Todo prestamista, detentador de prenda personal obtenida de su prójimo, se la condonará; no explotará a su prójimo ni a su hermano cuando éste haya apelado a Yahvé para remisión [...] Guárdate de albergar en tu corazón este malvado propósito: «Llega el año séptimo, año de la remisión», no endurezcas entonces tu rostro a tu hermano pobre sin darle nada; él invocaría a Yahvé contra ti y tu cargarías con un pecado [...] Si tu hermano hebreo, hombre o mujer, se vende a ti, te servirá seis años. El séptimo año, le dejarás libre y, al dejarle libre, no le despedirás con las manos vacías. Cargarás sobre sus hombros, a título de regalo, algunos productos de tu ganado, de tu era y de tu lagar. Le darás en la medida en que te bendiga Yahvé tu Dios. (Dt 16,1-14) 78 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Ignacio Gaztelu El Año Jubilar y la peregrinación, pp. 73-97 Pero el libro del Deuteronomio no solamente se detiene en los preceptos a que obliga el Año Sabático, sino que además incluye aquí una doctrina teológica que se hará lapidaria: «Recuerda que tú fuiste siervo en el país de Egipto y que Yahvé tu Dios te liberó: por eso te doy ahora este mandato» (Dt 16, 15). Así pues, se pone en libertad al esclavo y se le perdonan las deudas al pobre por una razón no social o política, sino religiosa y espiritual: porque cada uno de los hebreos fue pobre y esclavo hasta que Dios liberó a Israel con mano fuerte y brazo poderoso. No obstante, muy pronto la práctica del Año Sabático aunque permaneció formalmente, fue quedando poco a poco en papel mojado. De tal modo, que hay que comprender, que de haberse aplicado estrictamente toda la vida económica de Israel se hubiera paralizado. ¿Quién habría invertido o prestado o contratado mano de obra sabiendo que a los siete años perdería toda garantía de que ese riesgo o esfuerzo que hoy llamaríamos empresarial diera beneficios? Se trataba de una legislación verdaderamente generosa y solidaria con los más indefensos pero imposible de llevar a la práctica. Este claro fracaso e incumplimiento del Año Sabático aparece reflejado en los escritos de los profetas, hasta tal punto, que se creará en Israel una problemática de difícil solución: si se obedece la sagrada Torá, es decir la ley divina, la supervivencia de Israel es prácticamente imposible. Pero si no se observa dicha ley, la fecundidad y la riqueza obtenidas, lo serán a costa de la Alianza con Dios y, por lo tanto, se apartaría del pueblo la bendición divina. Y con ello, sin la protección divina, se acercaría peligrosamente la posibilidad de volver a caer en la esclavitud de los pueblos paganos vecinos mucho más poderosos que Israel. La fiesta de las Tiendas, o de las siete semanas La solución a esta cuestión la inspirará el Señor a partir de la conocida fiesta de las Tiendas o de las Siete Semanas, una fiesta muy tradicional en Israel y surgida, como sucede con la Pascua, a partir de la salida de Egipto. En la Pascua, los israelitas recordaban la noche que salieron de Egipto, y justo a las siete semanas, se celebraba otra fiesta que consistía en construir chozas y dormir en ellas durante varios días. Con ello se recordaba que durante cuarenta años Israel fue un pueblo nómada, en el desierto; por lo que, sin tierra propia, habitaba en cabañas provisionales donde se resguardaban las familias y los rebaños hasta llegar a la Tierra Prometida. Se trataba de recordar cada año que en realidad la vida de cada persona individual y del conjunto del pueblo de Dios es una peregrinación que conduce hasta Dios. Un Dios que es a la vez la meta a la que Israel se encamina pero que, al mismo tiempo acompaña y protege a Israel durante el viaje. Una presencia exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 79 El Año Jubilar y la peregrinación, pp. 73-97 Ignacio Gaztelu divina, misteriosa que, para mostrar su compromiso con su pueblo reside en una tienda, la llamada Tienda del Encuentro o del Tabernáculo, razón por la que también recibirá el nombre de fiesta de los Tabernáculos. Esta fiesta se celebraba tras una «semana de semanas», siete veces siete días, esto es a los cincuenta de la Pascua. Como la venida del Espíritu Santo sobre la Iglesia, se dio justamente coincidiendo con la celebración de esta fiesta en Jerusalén, el día de las Tiendas o de los Tabernáculos dará lugar a la segunda gran fiesta del Año litúrgico cristiana, la de Pentecostés, palabra que significa en griego «quincuagésimo día» y que es tan familiar e trascendente para cualquier rociero. Con la fiesta de las Tiendas se recordaba cada año la genuina identidad y naturaleza del pueblo de Israel fraguada a través de la larga peregrinación en el desierto donde aprenderá a confiar ilimitadamente en Dios y a vivir en la comunión y solidaridad entre sus miembros. De esta forma, Israel no olvidará nunca su condición peregrina de pueblo liberado de la esclavitud por Dios. El Año Jubilar traslada esta fórmula de la «semana de semanas» siete veces siete, doble cifra divina a este año de gracia que impide que Israel tampoco se olvide nunca de que la Tierra Prometida fue un regalo del Señor para que todo el pueblo pudiera nutrirse de ella, ayudando así a restituir la justicia especialmente con los pobres y los débiles. Cada siete veces siete años sí que sería factible revisar y garantizar que todas las injusticias y abusos, las heridas sociales y humillaciones personales fuesen saneadas y recompuestas. A diferencia del Año Sabático, cuya fecha cada siete años era fácil de recordar, el Año Jubilar, cada cincuenta años, había que anunciarlo para que nadie olvidase su cumplimiento. Esto explica el uso del yobel o cuerno de morueco de montaña en montaña, de valle en valle, de ciudad en ciudad y también el iubilum, esto es la alegría desbordante que estallaba en forma de cánticos especialmente de parte de los pobres, de los débiles que frente a lo que era habitual, verían ahora reconocidos sus derechos y su dignidad. El texto que se recoge en la ley levítica aún hoy transmite la emoción y la solemnidad de un momento de gracia única para quien ya nada parecía poder esperar en su vida: Contarás siete semanas de años, siete veces siete años, es decir, el tiempo de siete semanas de años, cuarenta y nueve años. El séptimo mes, el décimo día del mes, haréis resonar la trompeta; el día de las Expiaciones tocaréis la trompeta en todo el país. Declararéis santo ese quincuagésimo año y pregonaréis el rescate de todos los habitantes del país. Será para vosotros jubileo: cada uno de vosotros recobrará su patrimonio, cada uno de vosotros volverá a su clan [...] Este quincuagésimo 80 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Ignacio Gaztelu El Año Jubilar y la peregrinación, pp. 73-97 año será para vosotros año jubilar [...] Si vendes o compras algo a tu compatriota que nadie perjudique a su hermano. Comprarás a tu compatriota conforme al número de años transcurridos desde el jubileo y él te fijará el precio de venta conforme al número de años productivos (Lv 25, 8-16) Esta prescripción tiene por objeto restituir, en el año quincuagésimo, todas las tierras que hubieren sido compradas durante los cuarenta y nueve años precedentes. Tal medida, en el fondo, viene a convertir en contrato de arrendamiento cualquier contrato de compraventa. Con ello se intenta que los propietarios no pierdan nunca definitivamente su patrimonio y la heredad familiar pueda de este modo subsistir. Sin embargo, por encima de ese contexto económico y social, comienzan a aflorar aquellas verdades religiosas que apuntarán a la futura evolución del año jubilar. Ante todo, la concepción de que la tierra pertenece a Dios: esa es la razón de que no pueda ser vendida definitivamente. En segundo lugar, la idea del «rescate», subyacente a las prescripciones del jubileo, en virtud de la cual un bien de familia debe ser «rescatado», con privilegio de prioridad, por un pariente, el goel para que la heredad no se pierda. Por último, la idea de remisión o perdón no sólo de las deudas sino también de los pecados, idea que aparece aunque muy débilmente todavía, en el hecho de que el jubileo comience el décimo día del séptimo mes, es decir, el día de las Expiaciones. Con esto se introduce cierta correspondencia entre el perdón de las deudas y el de los pecados. Será el Tercer Isaías quien relacione el aspecto exterior (amnistía, libertad, rescate) y el interior (gracia, perdón, salvación) en su preciosa descripción de la misión del futuro Mesías, Ungido por el Espíritu Santo para llevar a cabo la plena y perfecta realización del Año Jubilar: El Espíritu del Señor está sobre mí porque Yahvé me ha ungido Me ha enviado a llevar la buena nueva a los pobres, a sanar los corazones quebrantados; a proclamar a los cautivos la amnistía y a los prisioneros la libertad; a proclamar un año de “gracia” o rescate de parte de Yahvé (Is 61, 1-3) Cambia el sentido del Año Jubilar. Jesús entra en la historia Es significativo que ese anuncio se llame «Buena Nueva» expresión que en nuestro lenguaje cristiano se traducirá por «Evangelio» ya que lo esencial del Evangelio es la proclamación del año de gracia del Señor. Este exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 81 El Año Jubilar y la peregrinación, pp. 73-97 Ignacio Gaztelu Evangelio o Buena Nueva que anuncia y realiza Jesús con sus palabras y en su vida viene a cumplir en plenitud aquello que el Año Jubilar prometía. Por eso su llegada fue anunciada por los ángeles como se hacían los años jubilares entre júbilos y trompetas y fueron precisamente los más pobres y los humildes los primeros en recibir y acoger con alegría la venida del Mesías, verdadera fuente de alegría para todo ser humano. De hecho, la aparición de los ángeles a los pastores la noche bendita del Nacimiento del Señor contiene todo el sabor de los años jubilares: la sorpresa, la emoción y la alegría contagiosa que se extendía sobre todos en los campos y entre los más pequeños, pobres y pecadores, esto es, los que carecen de propiedad propia, los que están sometidos a servidumbre, carentes de libertad o se hallan angustiados bajo el peso de sus deudas o culpas: Había en aquellos campos unos pastores que pasaban la noche al raso y velando sus rebaños. Un ángel del Señor se les apareció y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Entonces les entró un gran miedo pero el ángel les dijo: No temáis, pues os anuncio una gran alegría que lo será también para todo el pueblo. Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador que es el Mesías, el Señor (Lc 2,8-11) La alegría, que daba nombre al Año Jubilar acompañó desde el principio la llegada del Señor, como ya lo había indicado el arcángel Gabriel al saludar a la Virgen María en el día mismo de la Encarnación: «Alégrate, llena de gracia el Señor está contigo» (Lc 1,30). Esa misma alegría jubilar invadió la casa de Isabel cuando llegó María, portando en su seno al Señor, arrancó de Ana la alabanza a Dios, y la profecía de Simeón, cuando fue presentado Jesús en el Templo. Lo mismo sucedió con aquellos Sabios de Oriente, que tras una misteriosa peregrinación, al llegar a su meta y hallarse frente al Señor, nos dice la Escritura que «se llenaron de una inmensa alegría». El mismo anuncio preparatorio de San Juan Bautista tiene todo que ver con la expectativa, ante la llegada del Año Jubilar que contienen los versículos llenos de poesía del profeta Isaías (45,8): «Cielos destilad el rocío, nubes lloved al justo, ábrete tierra y haz germinar al Salvador» que cantamos cada año en el tiempo de Adviento. El contenido de este Año Jubilar, verdadero año de gracia es, pues, Jesús mismo quien lo cumple perfectamente, trayendo la justicia para los pobres, la libertad para los esclavos, el rescate de los deudores, el alivio para los que sufren. Por eso el discurso con el que el Señor inaugurará su vida pública será precisamente un comentario al anterior texto de Isaías que anuncia el 82 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Ignacio Gaztelu El Año Jubilar y la peregrinación, pp. 73-97 año jubilar del Espíritu, y que Cristo se limitará a parafrasear: «Hoy se cumple ante vosotros este pasaje de la Escritura» (Lc 4, 21). Un júbilo que, tras la noche oscura de la Redención, se hará desbordante con la noticia de su Resurrección en la mañana de la Pascua y con la venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés. De este día, dice la Escritura que su alegría era tan expansiva, que quienes les oían creían que los apóstoles estaban bebidos: Entonces Pedro, en pie, con los once, levantó la voz y declaró solemnemente: «Judíos y habitantes todos de Jerusalén, fijaos bien en lo que pasa y prestad atención a mis palabras. Estos no están borrachos como vosotros pensáis, pues son las nueve de la mañana. Lo que ocurre es que se ha cumplido lo que dijo el profeta Joel». (Hch 2,14-16) Esto nos explica porque desaparece desde el principio de la Iglesia esta antiquísima institución del Año Jubilar. Desde que Jesús, al encarnarse, ha puesto su pie en este mundo y ha entrado en nuestra historia para salvar a los hombres, todos los años son santos y todos los lugares son sagrados. Ya no hace falta peregrinar a un templo, lugar exclusivo de la presencia de Dios, sino que el verdadero templo es su cuerpo, el que tomó del seno purísimo de María que ahora místicamente, por el Bautismo, se prolonga en la historia por su Iglesia. El único momento sagrado, será el día en que se conmemora la victoria pascual de Jesucristo sobre la muerte, el primer día de la semana. Por eso, el sábado pronto irá perdiendo entre los cristianos la condición de día santo que culmina la semana, siendo sustituido por el primer día, esto es el domingo. Y lo mismo sucederá con el número siete, fundamento simbólico de los años jubilares, cada 49 años. Para los cristianos, el número sagrado, al menos al principio, será el ocho que engarza cada domingo con el siguiente, siguiendo el testimonio temprano de san Juan: «Ocho días después de la Pascua, se hallaban de nuevo reunidos en casa todos los discípulos de Jesús» ( Jn 20,26). Esto explica, porque tantos baptisterios antiguos se edificaban con estructura octogonal. El mismo nombre del domingo, fue establecido por el primer emperador romano Constantino, el hijo de Santa Elena, sustituyendo el antiguo Dies Solis, día del Sol por el Dies Dominicus, día del Señor. Aunque hasta el siglo iv no se producirá este cambio de modo oficial, desde el comienzo la Iglesia había descubierto la significatividad de este día para la fe cristiana, como lo demuestra el siguiente texto del Apocalipsis, de finales del siglo i: «Caí en éxtasis un domingo, Kiriakos hemera y oí detrás de mí una voz potente como de trompeta» (Ap 1,10). Así, pues cada domingo se actualiza el Jubileo de la Resurrección de Jesucristo. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 83 El Año Jubilar y la peregrinación, pp. 73-97 Ignacio Gaztelu Frente al sábado que invitaba al descanso en el Señor, a la espera de su venida; el domingo miraba al pasado para agradecer su primera venida; al presente para reconocer su presencia viva y activa, y al futuro para desear su definitivo advenimiento. Dado que, como se ha visto, el Año Jubilar, como el Año Sabático proceden del shabath, el declinar de este día, es otra razón de la desaparición de esta figura en la Iglesia primitiva. Conocemos, pues, las razones de la desaparición del Año Jubilar en la primera comunidad cristiana. ¿Cuándo y por qué motivo se recuperará en el modo que ha llegado a nosotros? La respuesta da razón al título de esta conferencia, pues tiene que ver con la estrecha relación entre el Jubileo y las peregrinaciones. Antes de responder a la pregunta sobre la recuperación del Jubileo en la Iglesia católica conviene que nos detengamos en un principio general que es clave de interpretación para comprender mejor las raíces de nuestra fe. Jesucristo, el Hijo de Dios con su Encarnación, con su irrupción en la historia, le dio a esta un vuelco definitivo, supuso una novedad absoluta. Esto explica porque desde el principio la Iglesia modificó el calendario de modo que la historia se dividiera entre lo acontecido antes de la venida de Cristo, que le sirvió de preparación, la humanidad antigua y el Antiguo Testamento y lo acontecido desde la venida de Cristo, que es prolongación de su misión en la humanidad presente y la vida de la Iglesia. Dicho esto, la Iglesia, sin embargo, como su Maestro y Señor, nunca quiso romper con lo revelado en la antigüedad a partir de la sagrada Ley y las antiguas Alianzas. No penséis que he venido a abolir las enseñanzas de la Ley y los profetas; no he venido a abolirlas sino a llevarlas hasta sus últimas consecuencias. Porque os aseguro que mientras duren el cielo y la tierra, la más pequeña letra de la ley estará vigente hasta que todo se cumpla [...] el que los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos. (Mt 5,17-18) Esto es importante, Jesús no «inventa» nada formalmente, sino que asumiendo todo lo que en la antigüedad había revelado y mandado Dios, lejos de destruirlo, le extrae todo el misterio que hasta entonces apenas se vislumbraba, y que ahora adquiere su plena manifestación. A esto lo denominamos en lenguaje teológico con la categoría «transignificación». Así Jesús no deja de celebrar la Pascua con sus discípulos, cumpliendo los preceptos formales que manda la antigua Ley mosaíca, pero al celebrarla la dota de un significado nuevo que, sin despreciar el anterior, lo lleva a sus últimas consecuencias, al misterio mismo del amor de Dios a los hombres. Algo parecido podríamos decir en relación a la presentación en el Templo, las peregrinaciones a 84 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Ignacio Gaztelu El Año Jubilar y la peregrinación, pp. 73-97 Jerusalén o el Bautismo en el Jordán. La Iglesia, fiel a su Maestro seguirá esta misma lógica: es cierto que ya no hay circuncisión pero esta no es destruida, sino sustituida por el Bautismo. No se celebra la Pascua, pero esta inspirará la Eucaristía. No habrá día de la Expiación, pero sí sacramento del Perdón. No existirán sacerdotes levitas que ofrezcan sacrificios en el Templo, pero sí sacerdotes de la Nueva Alianza que ofrezcan el único y definitivo sacrificio de Cristo en el Altar de Dios. Por eso, siguiendo la pedagogía divina de que cada etapa de la historia de la salvación se asienta en la anterior hasta su culminación en Cristo, era de esperar que, de una u otra forma, reapareciera en la vida de la Iglesia una institución tan importante y significativa para Israel como la del Año Jubilar. Su recuperación, como se ha dicho, está en directa relación a la proliferación de las peregrinaciones. A diferencia de otras culturas y, desde luego de la judía, como hoy también de la musulmana, las peregrinaciones no jugaban un papel especialmente importante en la primitiva Iglesia. La principal razón ya la conocemos: para los cristianos desde que Cristo se encarnó, toda la realidad había quedado impregnada de su presencia, no hay lugares sagrados exclusivos donde encontrarse con Dios, excepción hecha de la Iglesia, comunidad de fe y lugar de congregación de los fieles. Tampoco las persecuciones ayudarán a que se extienda está práctica. El origen de las peregrinaciones y la institucionalizacion del Año Jubilar, por la Iglesia No obstante, a medida que, por una parte, cesa la persecución y por otra se extiende cada vez más la fe cristiana a culturas lejanas de Palestina, comienza a crecer en la Iglesia el deseo de conocer los lugares concretos donde se hizo hombre Jesucristo, el Hijo de Dios. Por eso las primeras peregrinaciones serán las de Tierra Santa que llevarán consigo además de los méritos espirituales, gracias singulares otorgada por la Iglesia. Pronto se convertirán también en lugar de peregrinación los lugares «apostólicos», esto es, donde los apóstoles habían predicado y dado testimonio de la fe hasta derramar su sangre tales como Roma y posteriormente Santiago de Compostela y junto a ellos los así llamados campos martiriales, esto es donde se produjo el martirio o bien donde se conservaban los restos de los mártires, como las catacumbas. Más tardíamente, una vez que se generalice el culto a las reliquias, estás serán también objeto de veneración y en especial las de la Cruz de Cristo, las del lignum crucis. A partir del siglo v, cuando se declare a la Virgen María Madre de Dios en el concilio de Éfeso, poco a exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 85 El Año Jubilar y la peregrinación, pp. 73-97 Ignacio Gaztelu poco irán surgiendo lugares de peregrinación mariana, a partir de intervenciones o apariciones de la Virgen. Peregrinos de Jerez en el camino de invierno, por tierras de Doñana Con el surgimiento del islam y su irresistible expansión por todo el Oriente Medio y el Norte de África hasta España, el principal foco de peregrinación cristiana, los llamados «Santos Lugares» y sobre todo el Santo Sepulcro de Jerusalén quedarán vedados para los peregrinos cristianos. Consecuencia de ello serán las sucesivas y hoy tan denostadas cruzadas que, tras distintos avatares, culminarán con la definitiva derrota cristiana en la novena de ellas con la muerte de miles de cristianos entre ellos san Luis rey de Francia. Esto, que supuso un grave trauma para toda la cristiandad, tuvo sin embargo una consecuencia colateral diríamos hoy. La gran cantidad de peregrinos que durante la Edad Media viajaban a Tierra Santa dirigirán ahora sus pasos, ya que no pueden ir a los lugares del Maestro, a los de sus discípulos predilectos: esto es, a Roma, lugar de la misión y martirio de los santos apóstoles Pedro y Pablo y a Compostela, donde yacen los restos del apóstol Santiago el Mayor, en las tierras de Hispania donde se debatía la última gran cruzada cristiana, la Reconquista. El papa Bonifacio VIII, testigo de estas multitudinarias peregrinaciones a Roma y asistido sin duda por el Espíritu Santo, se percata de la po86 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Ignacio Gaztelu El Año Jubilar y la peregrinación, pp. 73-97 tencialidad no solamente espiritual e individual, sino también teológica y eclesial de este fenómeno. Por eso decide recuperar catorce siglos después del comienzo de la Iglesia la figura veterotestamentaria del Año Jubilar pero, aún sin perder la simbología original judía, dotándolo de un significado nuevo centrado en Cristo. Por eso, si elige el año 1300 para que se lleve a cabo, no es porque se tratase de un número redondo, sino para hacerlo coincidir con los mil trescientos años de la encarnación de Jesucristo. Esto explica además, porque su voluntad original fue que se celebrase cada cien años, al comienzo de cada siglo, refiriendo así todos los años jubilares al aniversario de la venida del Salvador. Pese a todas las dificultades obvias, el resultado de ese primer Jubileo fue sorprendente y asombroso, no sólo por la cantidad de los peregrinos, sino por los frutos espirituales que de él se derivaron como recuerda un cronista de la época: «No se había visto desde la antigüedad una devoción y un fervor espiritual semejantes». Sorprendente y asombroso en un tiempo, la Baja Edad Media, no demasiado edificante en la historia de la Iglesia. No hay que olvidar que su, casi inmediato sucesor, Clemente V, será el primero de los papas de Aviñón, por lo que aquella inspiración de Bonifacio VIII habremos de considerarla providencial. Pronto, y pese a la voluntad de su instaurador, la Iglesia prefirió volver a la tradicional fórmula judía de las «semanas, de semanas de años», esto es, al ritmo de los cincuenta años. Sin embargo, en una época de corta esperanza de vida, generaciones enteras pasaban por la historia sin conocer ningún Año Jubilar, por lo que no pasaría mucho tiempo hasta que se estableciese el ritmo que ha llegado a nuestros días, de 25 años de intervalo, entre los jubileos. Sólo en los convulsos años del siglo xix se cortó, por destierro o por secuestro del Papa, la serie ininterrumpida de los años jubilares. De entre todos ellos hay uno que destaca por su significación. El que se llevó a cabo al comienzo del tercer mileno, en el año 2000, llamado Gran Jubileo de la Encarnación del Señor. A ellos hay que añadir, los llamados Años Santos Extraordinarios, como los de la Redención, a los 900 y 950 años de la muerte del Señor, en 1933 y 1983; o los Años de la Fe, de 1967 y el actual. Recapitulando lo visto hasta ahora la secuencia de los acontecimientos parte de la antiquísima institución israelita del sábado, de ahí el Año Sabático, cada siete años, posteriormente por razones a la vez teológicas y prácticas el Año Jubilar judío, cada cincuenta años y finalmente el Año Jubilar católico cada cien al principio, cincuenta después y finalmente con un intervalo de veinticinco años. Ahora bien, así como hemos hablado de Años santos, convocados también por la sede romana para toda la Iglesia, con motivo de efemérides extraordinarias distintas a la de la Encarnación, exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 87 El Año Jubilar y la peregrinación, pp. 73-97 Ignacio Gaztelu existen otros lugares donde Roma los concede, en este caso para una Iglesia local concreta. De entre ellos hay que señalar aquellos lugares que, junto a Jerusalén y Roma, tienen el privilegio de celebrar Años Jubilares de modo regular. Son tres y curiosamente todos se encuentran en España: Santiago de Compostela, Santo Toribio de Liébana y Caravaca de la Cruz en los años en los que coinciden en domingo respectivamente la festividad de Santiago Apóstol, la de Santo Toribio o la Exaltación de la Santa Cruz. El jubileo puntual y particular. El año jubilar mariano del Rocío Por otra parte, la Santa Sede concede la celebración de un Año Jubilar de modo puntual con motivo de aquellas efemérides de especial significación para una Iglesia local o para una institución eclesial. Este es el caso del bicentenario del Rocío Chico en relación al voto solemne que hizo el pueblo de Almonte en acción de gracias a la Virgen del Rocío, por haber sido liberado de la opresión napoleónica y de una muerte segura, que como bien sabéis, se cumple cada año en la madrugada del día 18 de agosto: Voto formal y expreso, por sí y en nombre de los que le sucederán en adelante, para siempre jamás, de pasar en la madrugada del día diez y nueve de agosto de este año y de todos los venideros, a la ermita de Nuestra Madre y Señora, a cantar una solemne misa en acción de gracias. Como para todo Jubileo, valen las condiciones habituales: de comulgar, confesar, orar por el Papa y peregrinar al santuario que ha recibido la concesión del Año Jubilar. Es este último elemento tan importante del Jubileo, la peregrinación el que, especialmente en el caso concreto de este Año Jubilar merece la pena ser profundizado. No en balde, uno de los rasgos que caracterizan a la espiritualidad rociera es justamente este, el de descubrir en la peregrinación, haciendo anualmente el camino hasta la ermita del Rocío, una manera de expresar y crecer en la fe. Al respecto, es oportuno hacer notar que la peregrinación a un santuario no es sólo un fenómeno sagrado, sino una realidad sacramental, que no sólo nos permite trascender la vida cotidiana para acercarnos al misterio, sino que incluso nos posibilita comprender algo de ese misterio y participar de él, de modo análogo a los sacramentos que realizan aquello que significan. ¿Cómo nos permite la peregrinación jubilar a un santuario ahondar en los misterios y vivirlos con más verdad y autenticidad? Según mi parecer, por tres razones importantes: 88 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Ignacio Gaztelu El Año Jubilar y la peregrinación, pp. 73-97 En primer lugar, la peregrinación nos sitúa en una larga tradición en la historia de la salvación, ya que de alguna manera, todos los grandes creyentes han sido peregrinos. Desde Abraham, «nuestro padre en la fe», quien según la confesión creyente de Israel fue un «arameo errante», todos los patriarcas llevaban una existencia nómada conduciendo a sus familias y rebaños de uno a otro lugar buscando pastos y refugios tal como lo recoge preciosamente el salmista (Sal 83,6-8): Peregrinos de Jerez en su peregrinación anual en romería, por tierras de Doñana Dichosos los que encuentran en ti su fuerza al preparar la peregrinación; cuando atraviesan áridos valles, los convierten en oasis como si la lluvia temprana los cubriera de bendiciones; caminan de baluarte en baluarte hasta ver a Dios en Sión De hecho, la experiencia que marcó definitivamente la fe de Israel, la que le hizo descubrir la cercanía y el poder misericordioso de Dios y su condición de pueblo santo y elegido por Él, fue justamente la larguísima peregrinación por el desierto del Sinaí hasta llegar a la Tierra Prometida. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 89 El Año Jubilar y la peregrinación, pp. 73-97 Ignacio Gaztelu Es más, son muchas las ocasiones en las que la Sagrada Escritura expresa su preferencia por la vida nómada y peregrina de los pastores, frente a la vida cómoda y establecida de los labradores. Es el caso, del episodio de los dos hijos de Adán, en el cual a Dios le es aceptado el sacrificio que Abel ofrece, un cordero de su rebaño y no el de Caín, los frutos del campo. No se trata meramente de una opción cultural: en la simbología bíblica los labradores representan la vida del hombre que está fuertemente enraizado en la tierra, del hombre terreno, que todo lo confía a lo que pueda obtener de su esfuerzo y los bienes que haya atesorado. La vida pastoril, siempre en camino, representa, en cambio, la actitud del creyente que no pone su seguridad en sus fuerzas y bienes sino que está siempre presto a escuchar y seguir la palabra del Señor y vive de lo que cada día, providencialmente, el Señor le regale consciente de que su paso por esta tierra es provisional y transitorio en la esperanza de la vida venidera. En segundo lugar, «las peregrinaciones y los santuarios son memoria, signo y profecía de la Iglesia peregrina», en palabras de Juan Pablo II, en su Carta Novo Millenio Ineunte, sobre al Gran Jubileo del año 2000. ¿En qué sentido? Es importante recordar que la Iglesia no es sólo un grupo de personas bautizadas que compartimos la fe, sino que es un misterio de gracia en el que participamos desde nuestro Bautismo y que no sólo está formado por quienes caminamos en este mundo, sino también por quienes ya terminaron su peregrinación y, o bien gozan ya de la presencia del Señor en el cielo, bien se preparan para poder acceder a ella en el purgatorio. Encabezados por Cristo y alentados por el Espíritu Santo, en este Cuerpo de Cristo se incluyen todos los ángeles y los santos y ocupa un lugar eminentísimo la Bienaventurada Virgen María, Madre de Dios y madre nuestra. En tanto que una parte de la Iglesia camina en la tierra esperando alcanzar la salvación, como dice san Agustín, «entre las tribulaciones de este mundo y los consuelos de Dios», la peregrinación es, sin duda signo de la Iglesia peregrina en la historia. En tanto que una parte de la Iglesia ha alcanzado ya la meta de esa peregrinación y reina ya gloriosa junto a Cristo en la espera de que se incorporen los que todavía caminamos, el santuario simboliza a la Iglesia celeste, verdadero Templo santo de Dios. La espiritualidad de la peregrinacion en el Año Jubilar Y en tercer lugar, además podríamos hablar de una cierta espiritualidad de la peregrinación, por cuanto la experiencia de ponerse en camino exige e impulsa una serie de actitudes que nos ayudan a superar y purificar nuestros 90 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Ignacio Gaztelu El Año Jubilar y la peregrinación, pp. 73-97 pecados y a crecer hacia la santidad que es la vocación propia de cada bautizado. Conviene recordar cuáles son estas actitudes propias del peregrino especialmente de cara a este Año Jubilar: 1. La perseverancia: una de las actitudes propias de quien se pone en camino es la de no cansarse, ni volverse atrás. En cualquier peregrinación, hay momentos más llevaderos y otros más complejos, trechos más sencillos y otros más escarpados, días claros y días nublados, incluso tormentosos, hay instantes en los que se disfruta la peregrinación y otros en los que se sobrelleva. No obstante, lo propio del peregrino es no desfallecer, superar las dificultades y obstáculos, sean internos o externos, sin abandonar la senda, espoleado por la ilusión de llegar a la meta, de alcanzar el santuario. Esto, que podemos decirlo de toda peregrinación, vosotros lo sabéis bien, es una preciosa expresión de la vida cristiana. La vida tiene muchos momentos de alegría y de pena, de prosperidad y de precariedad, de tranquilidad y de angustia, de plenitud y de incertidumbre. Lo que nos permite recorrer este camino de nuestra existencia y hacerlo por la senda recta es la esperanza de alcanzar la meta a la que nos conduce. Los israelitas fueron capaces de atravesar el desierto durante años sin desfallecer, a pesar de sus fragilidades y murmuraciones, porque a pesar de todas las dudas e incertidumbres había dos verdades que les permitían pasar por encima de todo: La seguridad de que Dios caminaba con ellos, y el deseo de llegar a la Tierra Prometida. En ese mismo sentido, la peregrinación jubilar nos debe ayudar a reconocer, a agradecer y a gozar legítimamente de la vida, como un don de Dios, sabiendo que esta es un camino que conduce al Santuario celeste, donde Dios habita y nos espera con todos aquellos que nos precedieron en la fe. El cristiano es el que nunca se cansa de esperar, de confiar, de caminar hacia Dios ayudado por su gracia. 2. La conversión: otra actitud que es imprescindible en cualquier peregrinación es la de ser capaces de retomar el camino cuando por una u otra razón se ha errado el rumbo. Nada hay peor en un viaje, que quien cree saberlo todo, quien no está dispuesto a preguntar cuando tiene dudas, ni a aceptar que alguien le corrija cuando se ha desorientado en la dirección, o se ha equivocada en el ritmo, o en los medios más adecuados para la travesía. Se confunde y arrastra a los demás en su error, más aún si tiene la responsabilidad de guiar la peregrinación. A ningún lugar se llega sin una disposición humilde, sin la capacidad de reconocer los errores, exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 91 El Año Jubilar y la peregrinación, pp. 73-97 Ignacio Gaztelu de desandar los pasos equivocados y consultar a quien pueda ayudar a reencontrar la senda segura. ¡Cuánto nos enseña también en esto la experiencia de la peregrinación de la vida cristiana! Ninguno somos infalibles, ni autosuficientes. Todos cargamos con pecados y fragilidades que nos impiden ser felices y hacer felices a los demás. Ante esta verdad, no nos pide el Señor, ni la resignación, ni el desistimiento, sino la actitud humilde de reconocer los propios errores, de recomenzar el camino con la ayuda de la gracia, y de aprender de todo ello para no volver a caer. Por eso una de las condiciones del Jubileo es el de confesar los pecados: liberados del lastre de nuestros pecados nos sentiremos más ligeros para continuar nuestro camino. 3. El júbilo: la palabra Jubileo, como se ha recordado, traduce la correspondiente latina iubilum que significa «canto de júbilo, fiesta, alegría». La Sagrada Escritura nos recuerda, sobre todo el Evangelio de San Lucas, que un signo de la presencia de Dios es la alegría, el júbilo. La fiesta, la alegría compartida, el canto de júbilo es una manera de expresar y de valorar todo lo que de bueno hemos recibido en esta vida sin haberlo merecido. Sin duda, que una de las características por las que se reconoce el estilo propio rociero, es su manera alegre y festiva de expresar la fe. Nada tiene esto que ver con la frivolidad y superficialidad, tan presentes en nuestro mundo, fascinado por lo aparente y lo caduco. Al contrario, detrás de ese júbilo compartido en el camino hacia la ermita, cada uno lleva sobre sus hombros su propia cruz para presentársela y ponerla en el regazo de la Madre de Dios, para que la acerque a la Cruz de su divino Hijo. Alguien decía que «un cristiano triste es un triste cristiano» y no obstante muy a menudo se ha confundido en la Iglesia la profundidad y la gravedad con la tristeza y la trivialidad y la inconsistencia con la alegría. Basta conocer la vida de los santos para reconocer que se puede y se debe ser, a la vez, hondo y alegre, sacrificado y festivo. Al fin y al cabo, es nuestra alegría y nuestra felicidad, aún en medio de las cotidianas dificultades y contradicciones las que pueden hacerles pensar que hay algo más a quienes no encuentra el sentido y la meta de su propia vida. 4. La plegaria: decía Lutero –y en eso tenía razón– que si lo propio de un sastre es cortar y coser, lo propio del cristiano es rezar y rezar. Una peregrinación en la que no se reza en poco se distingue de un viaje turístico. De hecho en todo camino jubilar, al Rocío, a Santiago de Compostela, 92 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Ignacio Gaztelu El Año Jubilar y la peregrinación, pp. 73-97 a Tierra Santa, los momentos de plegaria tienen un sabor muy especial. Sea en la frescura luminosa de la mañana o en el cansancio lleno de la tarde, incluso en la intimidad silenciosa de la noche, el espíritu parece especialmente dispuesto a abrirse a la trascendencia, a acoger el don de Dios. En este sentido, una buena peregrinación puede ser una gran ocasión para despertar el deseo, y hacer descubrir la belleza de la oración. Pues nadie puede perseverar en la fe, crecer en la santidad y permanecer en la voluntad de Dios, sin la oración, que es la respiración del alma. 5. La eucaristía: y más aún, si se trata de la más grande de las oraciones cristianas, la Eucaristía, que es el alimento de la fe. No cabe duda, que toda celebración eucarística tiene un valor infinito y, si estamos bien atentos y dispuestos, «llenan el alma de gracia», como dice Santo Tomás de Aquino. Ahora bien, es cierto que las Eucaristías de campaña tienen un sabor y un significado especial, que evocan preciosamente hasta qué punto comulgamos el Pan de los caminantes como se le denominaba en la antigüedad a las especies eucarísticas. Resuenan aquí las indicaciones que Dios dijo a Moisés sobre como celebrar la antigua Pascua de Israel: «Y lo comeréis así: la cintura ceñida, los pies calzados, el bastón de peregrino en la mano y a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor» (Ex 12,11). De esta manera el camino, la peregrinación nos han de ayudar a descubrir que así como en la vida física, en la vida sobrenatural no se puede sobrevivir si faltan dos cosas: la respiración y el alimento. No se trata de preceptos que haya que cumplir, se trata de ir a la fuente, sin la cual, la vida del cristiano se agota, se muere de asfixia y de sed; y más aún, en el mundo en que vivimos. 6. La misión: al referirnos al primer Jubileo cristiano, el convocado en el año 1300, recordábamos cómo sus efectos fueron mucho mayores de los esperados, no sólo en la cantidad, en el número de romeros, aspecto este que nos suele obsesionar, sino en la calidad; en el cambio que se dio en el corazón de quienes peregrinaron a Roma para participar de él. Nada hay más contrario a un Jubileo que la rutina, la inercia o la pura costumbre. Cuando sonaba el yobel, aquel cuerno de carnero, los israelitas saltaban de alegría, dejaban lo que estaban haciendo y buscaban a sus familias y a sus amigos para compartir la alegría. Personalmente mi percepción sobre el Rocío cambió cuando un amigo mío a la vuelta de hacer el camino vino transformado porque había redescubierto su fe, se había confesado, exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 93 El Año Jubilar y la peregrinación, pp. 73-97 Ignacio Gaztelu y como aquellos magos de Oriente volvió a su casa, como dice el Evangelio, sí, pero por otro camino. Son muchos los que se encuentran con el Señor, a través de su Madre Santísima como fruto de esta peregrinación y este Jubileo es una ocasión de oro. El testimonio de palabra y de obra, de la propia vida y de la alegría compartida en la fe la convierten en un momento propicio. Durante toda nuestra vida, como bautizados, estamos llamados a ser apóstoles de Cristo, testigos de nuestra fe; pero en estos momentos de gracia, esta llamada casi se convierte en exigencia. Conviene en este punto tomar ejemplo de la figura de San Juan Bautista, quien en palabras del Evangelio: «irá delante del Señor [...] para reconciliar a los padres con los hijos, para inculcar a los rebeldes la sabiduría de los justos y para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto» (Lc 1,17). Es decir, es importante aprovechar esta ocasión para disponer bien los corazones, para formar adecuadamente y para motivar las intenciones de modo que no pase desapercibido especialmente para los miembros de la gran familia rociera este Año Jubilar, momento especial de gracia que tanto bien puede hacer. 7. La comunión: en cualquier peregrinación, un elemento básico es la armonía y concordia entre los peregrinos. Nada hay más nocivo que las rencillas, los pequeños o grandes egoísmos, las divisiones o murmuraciones o las envidias y sin embargo estas son siempre una posibilidad amenazante dado que la convivencia nunca es fácil. Una verdadera peregrinación es, por encima de todo, un precioso signo de fraternidad de modo que el caminar juntos, el cansarse juntos, el ayudarse mutuamente, el compartir experiencias durante el camino termina engendrando un ambiente de verdadera familia. Esto no quita que puedan aparecer dificultades, roces o disgustos, pero allí parece que todo mueve a la reconciliación y a la paz. Esta realidad, en el ámbito cristiano es lo que llamamos comunión, añadiendo además, que lo que une, no es sólo el parentesco de sangre, o la afi nidad de los amigos, sino, sobre todo, algo mucho más importante: el hecho de compartir una misma fe en Dios, una misma esperanza en Cristo y un mismo amor en el Espíritu Santo. Siendo miembros todos de la Iglesia, hijos de Dios y con una misma madre, la Virgen Santísima; teniendo esto claro, todo puede ser superado con la ayuda de la gracia. Una unidad que además, lo veíamos al hablar de la Iglesia peregrina, va más allá de lo inmediato, de quienes compartimos el mis94 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Ignacio Gaztelu El Año Jubilar y la peregrinación, pp. 73-97 mo camino; y que nos sitúa en ese misterio de comunión de amor que es la Santa Madre Iglesia. Hoy no es fácil ser católico, no está bien valorado, ni sirve para promocionarse como en otros tiempos, gracias a Dios. Es pues, el momento de demostrar que, de verdad, nos sentimos hijos de la Iglesia, obedientes y leales a ella en la persona del Papa. A esto, por cierto nos ayuda otra de las condiciones requeridas para ganar el Jubileo, la de rezar por la persona y las intenciones del Santo Padre, como un modo además de agradecerle a quien nos ha concedido con el poder de las llaves que le asiste, la gracia del Año Jubilar. Nada hay tan hermoso en la Iglesia y tan beneficioso para su misión como la comunión y nada hay tan desagradable en ella ni tan dañino para su misión como la falta de esa comunión. Una comunión que, no obstante, no supone la uniformidad sino la capacidad de sentirnos un solo cuerpo en la rica diversidad de los carismas, sabiendo que cada hermandad o asociación, cada comunidad religiosa, cada movimiento, cada parroquia es un signo de la multiforme acción del Espíritu sobre el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia. 8. El servicio: caminar juntos supone, qué duda cabe, el servirse mutuamente, ayudarse y colaborar entre todos pero especialmente en favor de aquellos más débiles, de quienes han tropezado, de quienes tienen menos medios. Es la otra cara de la comunión que en estos momentos de profunda crisis económica y no sólo económica es especialmente relevante. Un momento muy significativo de toda peregrinación es la comida en la que todo se pone en común, en la que nadie llama ya suyo a lo que aportado y en la que nada importa quién ha puesto más y quien menos. Propio también de quien está en camino, es ayudar a quien tiene problemas, más allá de que sea más o menos conocido para mí. Este es en el fondo, el sentido último del servicio cristiano, para el que nuevamente la peregrinación puede ser una estupenda escuela. El ser útil a los otros, olvidando ningún interés que no sea el de sacar al otro del apuro, hoy está siendo en muchos casos la salvación de individuos y de familias enteras y en lo cual la Iglesia está dando un testimonio espléndido a la sociedad. Lo veíamos al comienzo de nuestra reflexión y lo recordamos ahora que llegamos al final de ella. El Jubileo surge, desde el principio, para corregir, desde la Ley las injusticias y la pobreza del pueblo de Israel a través de la redención de las tierras, del perdón de las deudas, de la liberación de toda exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 95 El Año Jubilar y la peregrinación, pp. 73-97 Ignacio Gaztelu forma de esclavitud. Por tanto, olvidar este aspecto decididamente social del Jubileo significa ignorar uno de sus elementos más genuinos. Es tiempo de ser más generosos, más entregados, más solidarios, más caritativos, más sensibles a las necesidades de todos como prueba de que es de verdad el amor de Dios, el Espíritu de Dios lo que mueve nuestros corazones. Otro momento de la peregrinación de Jerez en Romería, por tierras de Doñana El Año Jubilar y la indulgencia Sólo una palabra me restaría para desentrañar uno de los elementos más complejos de todo Año Jubilar y que no me gustaría que quedara en la penumbra. Se trata del tema de las indulgencias, que constituyen uno de los frutos que se reciben por parte de quien gana el Jubileo. Lo exponemos del modo más breve y sencillo posible. Los pecados, pese a lo que nuestro mundo piensa, al frivolizar sobre ellos, producen un daño muy grande en quienes los cometen, pero también en quienes los sufren, ya que siempre generan víctimas, directa o indirectamente. En este daño debemos distinguir, entre la culpa y la pena. Lo primero, la culpa, tiene que ver con la responsabilidad personal y voluntaria del sujeto que lo comete. Lo segundo, la pena, 96 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Ignacio Gaztelu El Año Jubilar y la peregrinación, pp. 73-97 con la heridas que quedan, más allá del arrepentimiento como consecuencia del pecado (hábitos, traumas, vicios, fragilidades). La culpa es subsanada por la gracia sacramental de la Penitencia, pero la pena ha de ser sanada generalmente en el Purgatorio, o bien antes, mediante las indulgencias. Estas son las gracias que por los méritos de Cristo, la Virgen María o los santos pertenecen al tesoro común de la comunión de los santos y de las que la Iglesia puede disponer por el poder de las llaves otorgado a Pedro: Yo te digo: tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré la Iglesia y las puertas del abismo no prevalecerán sobre ella. Te doy las llaves del reino de los cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo. (Mt 16, 18-19) exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 97 intensificaciÓn cultural en el rocÍo. una aproximaciÓn comparada a la devociÓn rociera Michael D. Murphy Catedrático del Departamento de Antropología de la Universidad de Alabama, USA J. Carlos González Faraco Catedrático del Departamento de Educación de la Universidad de Huelva y Profesor Adjunto de Antropología de la Universidad de Alabama, USA Resumen Durante la segunda mitad del siglo xx, la popularidad y significación socio-religiosa de la Romería del Rocío creció rápidamente hasta alcanzar un rango comparable al de otras peregrinaciones europeas como Santiago de Compostela (España), Czestochowa (Polonia), Lourdes (Francia), Knock (Irlanda), Fátima (Portugal) y Medjugorje (Bosnia). Este artículo centra su atención en aquellas características que distinguen al Rocío de la mayoría de las grandes peregrinaciones marianas de Europa. Para establecer esta distinción es importante tener en cuenta que: (1) en el Rocío tanto la romería como la aldea sagrada han permanecido firmemente bajo el control del pueblo de Almonte más que de instituciones de la Iglesia Católica o de autoridades civiles foráneas; (2) el Rocío no es sólo un centro de gran devoción mariana, sino también el escenario de una espectacular celebración festiva que atrae a mucha gente con escasa o ninguna motivación religiosa; (3) el Rocío ha llegado a ser un lugar sagrado caracterizado más por la intensificación cultural que por la trascendencia social que suele atribuirse a las peregrinaciones. Efectivamente, como se reconocía mucho antes de que se iniciara el crecimiento explosivo de la Romería hace ya casi seis décadas, la singularidad del Rocío reside precisamente en esta brillante mezcla de devoción religiosa con una celebración festiva de perfil estético y carácter cultural específicamente andaluz. Abstract During the second half of the 20th century the popularity and socio-religious significance of the Pilgrimage to Our Lady of the Dew (Romería del Rocío) rose so quickly that this Andalusian romeria has entered the ranks of such great European pilgrimages as Santiago de Compestela (Spain), Czestochowa (Poland), Lourdes (France), Knock (Ireland), Fatima (Portugal), and Medjugorje (Bosnia). In this article, we focus on those characteristics that distinguish the Romería del Rocío from most other major Marian pilgrimages in Europe. Of particular importance in distinguishing El Rocío from other great Marian sites, we will argue, is the convergence and combination of three characteristics: (1) Both the pilgrimage and its shrine village have remained firmly under the control of the local people of Almonte rather than institutions of the Roman Catholic Church or more distant secular authorities. (2) El Rocío is not only a center of great Marian devotion, but it is also the site of a spectacular festival that attracts many who entertain little or no religious motives. (3) El Rocío has emerged as a sacred site characterized much more by cultural intensification than by the social transcendence that is often attributed to pilgrimage. Indeed, as was recognized long before the process of its explosive growth began almost six decades ago, the allure of La Romería del Rocío is precisely its brilliant mixture of religious devotion with the festive celebration of a specifically Andalusian Palabras clave: Peregrinaciones europeas, Lu- cultural and aesthetic style. gares Sagrados, Romería del Rocío, IntensiKeywords: European Pilgrimages, Sacred Places, ficación cultural, Cultura andaluza. Romería del Rocío, Cultural Intensification, Andalusian Culture exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 99 Michael D. Murphy se graduó en la Universidad de California-Santa Bárbara y obtuvo sus títulos de Máster y Doctorado por la Universidad de California-San Diego. El Dr. Murphy es Professor (Catedrático) de Antropología de la Universidad de Alabama (Estados Unidos de América). En 2001, la Facultad de Artes y Ciencias premió su labor profesional, nombrándolo Distinguished Teaching Fellow (Profesor Distinguido en Docencia). Y entre 2003 y 2013, ha sido director del Departamento de Antropología de esta Universidad. El Dr. Murphy es un antropólogo cultural interesado por la antropología de la religión, la etnografía de los pueblos hispánicos, la onomástica antropológica y la antropología de los espacios protegidos. Ha realizado estudios etnográficos en Jamaica, California y en la península mexicana de Yucatán, pero su principal foco de interés como investigador lo constituye el sur de España. Desde 1984 se ha dedicado preferentemente al estudio del marianismo andaluz, centrando su investigación de campo en la Romería del Rocío. Gran parte de este trabajo lo ha realizado en colaboración con el profesor J. Carlos González Faraco, de la Universidad de Huelva. J. Carlos González Faraco es Catedrático del Departamento de Educación de la Universidad de Huelva, y Adjunct Professor del Departamento de Antropología de la Universidad de Alabama. Dirige el Programa de Doctorado «La Educación en la Sociedad Multicultural» y el Máster de Formación de Profesorado de Educación Secundaria de la Universidad de Huelva. El Dr. González Faraco es también el Responsable del Grupo de Investigación «Estudios Culturales en Educación» (Plan Andaluz de Investigación). Sus proyectos y publicaciones se mueven entre la investigación pedagógica y antropológica, desde una perspectiva predominantemente cultural. Sus principales ámbitos de interés son la antropología de la educación, la educación intercultural, la educación ambiental y el desarrollo, la exclusión social, y la etnografía. Desde hace tres décadas, colabora con el Dr. Michael D. Murphy, de la Universidad de Alabama, en proyectos etnográficos relacionados con las tradiciones y los procesos de transmisión y cambio cultural en el área de El Rocío y Doñana. 100 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 M. D. Murphy & J. C. González Faraco Intensificación cultural en El Rocío..., pp. 99-119 INTRODUCCIÓN El Rocío entre las peregrinaciones marianas europeas n el siglo xx se produjo en la Europa católica una verdadera explosión de peregrinaciones que se prolonga hasta hoy. Hace unos veinticinco años (1989), en un detallado informe sobre unos 6 000 lugares sagrados sólo de Europa occidental, los Nolan estimaban que, anualmente, podían acudir a ellos unos 100 millones de personas. Desde que se publicó este trabajo, esta cifra no ha dejado de aumentar, pero además han ido apareciendo nuevos e interesantes fenómenos relacionados con las peregrinaciones, como, por ejemplo, el culto que se está desarrollando en torno a María Magdalena, recientemente descrito por Anna Fedele (2013). En su mayoría, las peregrinaciones europeas están dedicadas a la Virgen María y se dirigen a santuarios que, en casos, han alcanzado una impresionante popularidad, como los localizados en Lourdes (Francia), Fátima (Portugal), Knock (Irlanda), Czestochowa (Polonia) y Medjugorje (Bosnia). Sin duda, la Romería del Rocío se cuenta también entre las más importantes peregrinaciones del mundo católico, y no sólo por su volumen de asistentes y hermandades asociadas, sino también por su extraordinaria relevancia social en Andalucía, a la que se le conoce, no por casualidad, como la «Tierra de María Santísima», una expresión que habla por sí sola del arraigo de su genuino entusiasmo mariano (Comelles, 1995; Murphy y González Faraco, 2002a y 2012; Cantero, 2005; Padilla, 2011). Como es sabido, la ermita del Rocío está emplazada, desde su prístina construcción probablemente a fi nales del siglo xiii, a orillas de las marismas del Guadalquivir, hoy parcialmente integradas en el Parque Nacional de Doñana. A lo largo de todo el año, esta ermita atrae a innumerables visitantes, pero la mayor concentración humana (y ecuestre) se produce durante el corto periodo de tiempo, poco más de un fi n de semana, que dura la masiva peregrinación de Pentecostés, cuando puede llegar a conexvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 101 Intensificación cultural en El Rocío..., pp. 99-119 M. D. Murphy & J. C. González Faraco gregarse en la aldea en torno a un millón de personas. (Murphy y González Faraco, 1996b; González Faraco y Murphy, 1999). Entre otros, como más adelante veremos, este hecho distingue notoriamente al Rocío de los demás centros marianos mayores. Por supuesto, cada Virgen tiene asignado uno o varios días especiales en el calendario, pero en el caso de Lourdes, Fátima, Medjugoge o Knock, los peregrinos llegan a sus respectivos santuarios de manera menos concentrada que en el caso del Rocío, quizás porque El Rocío, a diferencia de esas otras devociones, es fundamentalmente una celebración festiva, una romería (que es un tipo específico de peregrinación), la que más éxito ha alcanzado en el mundo ibérico. Es cierto que desde finales del siglo xx han ido aumentando a lo largo de todo el año las festividades rocieras, particularmente las peregrinaciones extraordinarias de las hermandades, pero la Romería sigue siendo el momento culminante y definitivo de la devoción a la Virgen del Rocío. Detalle de un grabado de la Romería del Rocío del siglo xix Naturalmente, El Rocío guarda un cierto parentesco con esos otros lugares marianos, pero lo realmente destacable es que ha logrado mantener, a lo largo de su historia, una serie de cualidades distintivas que no sólo lo han convertido en una peregrinación insólita, sino que también han modelado de manera peculiarísima el desarrollo urbano de la aldea que con el tiempo fue extendiéndose alrededor de la ermita. Pero analicemos algo más en qué se asemeja y en qué diverge El Rocío de esos otros grandes enclaves marianos. Para responder a estas preguntas convendría, como punto de partida, tener presente la convergencia y combinación de estos tres factores: 102 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 M. D. Murphy & J. C. González Faraco Intensificación cultural en El Rocío..., pp. 99-119 1º En El Rocío, tanto la peregrinación (es decir, la romería) como la ermita han permanecido secular y firmemente bajo el control de la comunidad local, mucho más que de las instituciones de la Iglesia o de las autoridades civiles foráneas. 2º El Rocío no es sólo un conspicuo centro de devoción mariana, sino también el marco de una espectacular celebración festiva que atrae a mucha gente no siempre ni necesariamente animada por motivos religiosos. 3º El Rocío es un lugar sagrado que se caracteriza mucho más por la «intensificación cultural» que por la «trascendencia social», una cualidad esta última habitualmente atribuida a las peregrinaciones. En efecto, como ya se reconocía mucho tiempo antes de que empezara su proceso de acelerada expansión hace medio siglo, la singularidad de la Romería del Rocío se funda precisamente en la brillante mixtura de la devoción religiosa con una celebración festiva de perfil estético y carácter cultural específicamente andaluz. El Rocío, lugar sagrado y espacio de intensificación cultural En su pionero estudio sobre las peregrinaciones hindúes, S. M. Bhardwaj (1973) las categorizaba en función del tamaño del espacio social de influencia de cada culto, a lo que, por su parte, William Christian (1972) llamaba, con una expresión más poética, territory of grace, territorio de gracia o área de procedencia de los devotos de un determinado santuario. Ambos, Bhardwaj refi riéndose a la India y Christian al norte de España, tratan de ordenar la considerable diversidad de peregrinaciones conocidas a lo largo de un continuum que va desde las que concitan tan sólo una devoción local hasta aquellas que abarcan un ámbito nacional o incluso mayor. Según la tipología de las hermandades andaluzas que en su día confeccionó Isidoro Moreno (1974), El Rocío sería un excelente ejemplo de «devoción supracomunal», dado el enorme seguimiento que despierta en toda Andalucía. Podría decirse que El Rocío es, como ha sugerido Salvador Rodríguez Becerra (1989), «la fiesta de Andalucía», y que la Virgen del Rocío se ha convertido, quizás, en el símbolo con mayor capacidad de galvanización del pueblo andaluz. Sin embargo, El Rocío sigue siendo al mismo tiempo, desde la perspectiva de los almonteños, una romería local, por la que han luchado con determinación, a fin de conservar su protagonismo y control en una devoción crecientemente popular a quien es, antes que nada, Patrona de su pueblo (Murphy, 1993; Padilla, 2007). exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 103 Intensificación cultural en El Rocío..., pp. 99-119 M. D. Murphy & J. C. González Faraco Los almonteños se afanan por salvaguardar su hegemonía en El Rocío no sólo tratando de mantener a raya a los otros devotos o romeros venidos de fuera, mucho más numerosos y en ciertos casos socialmente más poderosos que ellos, sino también limitando la influencia de las autoridades e instituciones eclesiásticas en el lugar mismo en que se celebra la romería. Tanto es así que el desarrollo de la aldea del Rocío poco o nada tiene que ver con el modelo seguido en la mayoría de los centros marianos europeos de escala similar, en buena medida porque la Hermandad Matriz y el Ayuntamiento de Almonte, juntos o por separado, en sintonía o no, han conseguido monopolizar, respectivamente, las principales actividades religiosas que se celebran en honor de la Virgen y contenido la lógica presión de las empresas privadas por capitalizar el anual flujo de peregrinos y visitantes al santuario. A pesar del evidente aumento de negocios que se han ido abriendo, sobre todo en los alrededores de la ermita en los últimos años, la actividad comercial en El Rocío sigue siendo sensiblemente inferior a la que puede observarse en lugares como Lourdes o Fátima. A esta diferencia hay que añadir otra referida al modelo comercial. Además de la venta de souvenirs religiosos por parte de la Hermandad Matriz en sus dependencias de la ermita o por particulares en establecimientos fijos o ambulantes, conocidos en Lourdes como «tiendas de piedad» (Kaufmann, 2005), han proliferado en las calles próximas a la ermita tiendas dedicadas fundamentalmente a la venta de trajes de flamenca, con sus complementos y aderezos, y de artículos relacionados con los aspectos ecuestres del Rocío, desde la guarnición de los caballos hasta el calzado de los jinetes. Así pues, a las «tiendas de piedad» hay que sumar estas otras tiendas que venden símbolos de la identidad andaluza. Y al igual que a las puertas de otros grandes santuarios marianos de Europa, también en El Rocío hay carteles que recuerdan a los peregrinos y transeúntes que deben observar cierto decoro en su vestimenta al entrar en la ermita. Pero en la Romería del Rocío, además, hay una larga tradición de bandos municipales del Alcalde de Almonte, en los que se recomienda a los rocieros que vistan el atuendo tradicional andaluz y que, en todo caso, eviten prendas y accesorios extemporáneos, es decir, con clara referencia a una identidad social diferente a la andaluza, como los sombreros mexicanos. De todo lo que podía verse hace años en El Rocío (y no era ni es poco) ajeno a «lo tradicional», al tipismo andaluz o al «ambiente romero», se escogió este tipo de sombreros como ejemplo de lo que no debía usarse durante la romería. Otra cosa que llama la atención en El Rocío, y que también lo diferencia de los demás centros marianos de primer nivel, es la notoria ausencia de 104 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 M. D. Murphy & J. C. González Faraco Intensificación cultural en El Rocío..., pp. 99-119 órdenes religiosas u otras instituciones de la Iglesia. En Fátima, por ejemplo, a finales de los años 80 había seminarios y conventos de unas cincuenta y dos instituciones religiosas distintas (Rinschede, 1988: 87). Y Lourdes, en los mismos años, estaba literalmente repleta de hospitales regentados por la Iglesia, edificios administrativos y alojamientos gestionados por numerosas comunidades y grupos religiosos (Rinschede, 1986; también Eade, 1992). Del mismo modo, cuanto concierne a los aspectos residenciales y comerciales de la aldea del Rocío ha dependido del control y la intervención municipal hasta un grado sin paragón en esos otros sitios sagrados, los cuales, a diferencia de lo que aconteció en El Rocío, comenzaron su andadura de una manera un tanto caótica y, sólo posteriormente, conforme iba agrandándose su fama, se iría imponiendo en ellos cierto orden y planificación en el área aledaña al santuario. Eventualmente, este ordenamiento podía avanzar hasta zonas más alejadas, pero siempre contiguas al reciento sagrado. Fátima y Lourdes ilustran bien los estadios maduros de este proceso, mientras que en Medjugorje aún se percibe esta temprana fase «caótica» del desarrollo histórico de un santuario (Bax, 1995). De hecho, Vukonic, al describir el «gran desorden espacial» que siguió a las primeras apariciones de Medjugorje en 1981, se refería a este lugar como la «Dallas de Dios» (Vukonic, 1992: 88), haciendo alusión al conocido caos urbanístico de esa ciudad norteamericana. Al compararlo con estos otros ejemplos, el caso de El Rocío resulta muy llamativo por la dirección, relativamente estricta, que las autoridades locales han ejercido explícita o virtualmente sobre cada aspecto del desarrollo urbano de la aldea. En su estudio ya citado sobre las peregrinaciones en Europa Occidental (1989), los Nolan también establecen una clasificación para cada lugar sagrado teniendo en cuenta la combinación de factores como: las funciones propias del santuario, las celebraciones festivas que se desarrollan en torno a él y la atracción turística que provoca. El Rocío, como es palmario, sería un buen ejemplo de perfecta conjunción entre un santuario y una fiesta alegre y gozosa (Cantero, 2002: 51-90; Cantero y Andrada, 2006). En gran medida, el desarrollo de la aldea del Rocío y casi cada uno de los detalles de su urbanismo, han sido deliberadamente sometidos a los requerimientos prácticos de su anual romería. Sus arenosas calles siguen sin ser pavimentadas precisamente para facilitar el tránsito de los miles de caballos que participan en la Romería y, por la misma razón, las casas cuentan con corrales o cuadras a los que se puede acceder desde los callejones traseros. Para los habituales del Rocío, esta y otras características tan particulares de la aldea y su caserío pasan casi desapercibidas, pero quienes la visitan por exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 105 Intensificación cultural en El Rocío..., pp. 99-119 M. D. Murphy & J. C. González Faraco primera vez experimentan una sensación de asombro y extrañeza ante un paisaje inverosímil que, casi unánimemente, les evoca los cinematográficos poblados del Wild West. Fachada de la casa-hermandad del Rocío de Triana (Sevilla), en el Real del Rocío Además de la ermita y contadas instalaciones públicas o privadas de cierto fuste, en la aldea sobresalen unas construcciones singulares, las casas de las hermandades, pero el grueso de la edificación lo constituyen las viviendas unifamiliares, que, al estar en su mayoría deshabitadas buena parte del año, confieren a las calles, especialmente de noche, una sensación de vacío, soledad y abandono. De ahí que también se suela comparar al Rocío con un ghost town, un pueblo fantasma de frontera. Esta sensación mengua o desaparece sobre todo durante los fines de semana, cuando aumenta el flujo de visitantes al santuario y se celebran las peregrinaciones extraordinarias de las hermandades entre el mes de septiembre y la Semana Santa, y asimismo durante los periodos vacacionales, especialmente en el verano y más concretamente en el mes de agosto en torno al Rocío Chico. También desde hace algunos años El Rocío se ha convertido en el destino favorito de muchos adolescentes y jóvenes de las localidades y ciudades próximas para 106 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 M. D. Murphy & J. C. González Faraco Intensificación cultural en El Rocío..., pp. 99-119 la celebración masiva de las fiestas navideñas, principalmente el fin de año. En esas fechas la atmosféra de la aldea, atestada de gente y bullicio, cambia por completo al verse invadida por un jolgorio que reproduce costumbres urbanas, ajenas a las tradiciones festivas rocieras y a la sacralidad de la aldea, y provoca con cierta frecuencia desórdenes que han motivado un dispositivo especial de vigilancia policial. Las casas del Rocío, utilizadas por sus propietarios o por inquilinos que las han alquilado a buen precio, siguen un modelo específicamente diseñado para dispensar hospitalidad a parientes, amigos y conocidos, que suelen visitarlas durante los días de la romería o en otras ocasiones festivas, vinculadas o no1 con los cultos rocieros. Esta es otra clara diferencia entre El Rocío y los principales santuarios de devoción mariana en Europa: la inmensa mayoría de las más de dos mil quinientas edificaciones del Rocío ofrecen un claro contraste con las florecientes zonas comerciales, los numerosos hoteles y otros establecimientos residenciales tan típicos de los grandes centros de peregrinación en Europa. En cada uno de sus elementos, la aldea fue concebida y construida como plataforma ideal para la celebración de su romería, así como del conjunto de formas y prácticas culturales que caracterizan y refuerzan una identidad social como la andaluza. Quizás una parte de la brillantez y el éxito del Rocío como escenario para la glorificación de lo andaluz se deba justamente a que permite que personas de distinta extracción social o tendencia ideológica lo entiendan (y lo vivan) a su manera. Excepción hecha de los críticos más severos, todos, sea cual sea su adscripción política o confesión religiosa, pueden encontrar en El Rocío un espacio a su medida y, desde luego, su propia lectura de la identidad andaluza, que no es, por supuesto, una. En otras palabras, El Rocío produce 1 La utilización de las casas del Rocío y de la aldea en general para celebraciones festivas variopintas, alejadas de las tradiciones culturales propiamente rocieras, se ha disparado en años recientes. Además de la concentración de jóvenes en las navidades y fin de año, son frecuentes los alquileres de pocos días, normalmente en fin de semana, para organizar juergas con abundante alcohol y, a veces, música estridente, celebrar eventos sociales o familiares (bodas, comuniones y bautizos) y otras diversiones privadas. La estructura de las casas, (con amplio salón, numerosas habitaciones y camas, terraza, patio y corral) y la misma imagen festera y poco regulada de la aldea (de la que a veces se dice que es como «una ciudad sin ley») ofrecen condiciones idóneas para este tipo de reuniones sin apenas relación con las celebraciones rocieras convencionales. Sin duda, esta intensificación y diversificación festiva del Rocío es, entre otras cosas, una consecuencia más del éxito de la romería y de su proceso de masificación. Resulta muy interesante advertir que cuando, como en los casos citados, lo rociero queda desarticulado, es decir, cuando en una reunión festiva en la aldea se pierde toda referencia a la cultura religiosa rociera, la mayoría lo ve como algo antieestético, cuando no grotesco, y, literalmente, fuera del lugar. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 107 Intensificación cultural en El Rocío..., pp. 99-119 M. D. Murphy & J. C. González Faraco la sensación de «lo genuino» sin consenso de creencias. De hecho, en la generalidad de los procesos de identidad, como por ejemplo en las peregrinaciones, siempre hay un fondo de concordia y disputa. Esta relación entre peregrinación e identidad social es, precisamente, la cuestión específica en torno a la que Victor Turner elaboró su más difundida teoría sobre las peregrinaciones (Turner y Turner, 1978). La mayor parte de las críticas que esta teoría de Turner ha suscitado, atañe a su convicción de que las peregrinaciones que tienen lugar en las sociedades complejas son análogas, en cuanto a su función y a su proceso, a los ritos de paso que con frecuencia observamos en las sociedades tribales (véanse, por ejemplo: Eickelman, 1976; Sallnow, 1981; Morinis, 1984; Murphy, 1994). Turner argumenta que, durante las peregrinaciones, las estructuras ordinarias de la identidad, que distinguen y dividen a una comunidad en las sociedades complejas, quedan temporalmente suspendidas o, al menos, decae sensiblemente su relevancia. Los peregrinos, apunta, entran en un estado de communitas en el que los roles relativos al género, la edad, la etnicidad y la pertenencia a la comunidad ven reducida, e incluso desvanecida, su fuerza social. Por ello, cuando el peregrino, al emprender su camino sagrado trata de alcanzar conscientemente un estado de trascendencia personal, también consigue escapar de la red de divisiones que rige y atenaza la vida social cotidiana, para gozar de una sensación de camaradería, puede que pasajera y extremadamente simplificada, pero desde luego altamente satisfactoria. Las críticas al desarrollo de la noción de communitas de Turner se han basado, principalmente, en observaciones etnográficas, como las de Sallnow (1981: 176) cuando describe una peregrinación andina como un «complejo mosaico de igualitarismo, nepotismo y faccionalismo, hermandad, competición y conflicto». Al igual que Salnow, muchos otros críticos de la teoría de Turner han puesto de relieve la complejidad y la tensión social que suelen caracterizar a muchas de tradiciones peregrinas del mundo. De hecho, como contrapunto a la teoría de la communitas, surgió de inmediato un nuevo enfoque que subrayaba la importancia de la contestación social en las peregrinaciones (véase, especialmente, Eade y Sallnow, 1991). Para aproximarse a esta dialéctica communitas-contestación vale la pena acudir a la sucinta pero incisiva descripción escrita por Badone y Roseman (2004a: 3-5). Parece, pues, evidente que, por fin, el estudio antropológico de las peregrinaciones ha empezado a superar la forzada elección entre estos dos polos (Coleman, 2002). En una de las líneas de investigación más prometedoras sobre este tema se observa que el foco de atención está además dejando de ser la meta a la que se dirige el peregrino, un lugar sagrado concreto, para 108 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 M. D. Murphy & J. C. González Faraco Intensificación cultural en El Rocío..., pp. 99-119 interesarse más por los movimientos que suceden durante la peregrinación misma (por ejemplo, Coleman y Eade, 2004; Badone y Roseman, 2004b; Hermkens, Jansen y Notermans, 2009). No obstante, El Rocío muestra, y demuestra, la innegable importancia que tiene el significado del lugar y su entorno al menos en algunas peregrinaciones. Y, además, en el caso del Rocío, la aldea es significativamente relevante no sólo como un lugar sagrado, en sentido literal, sino asimismo como un lugar de encuentro, único para la elaboración y la intensificación de los procesos de formación, mantenimiento y desarrollo de la identidad. Sin duda, lo más destacable del Rocío no es tanto la atenuación de las diferencias sociales como la exaltación de la cultura regional. Además de su capital sentido religioso, El Rocío representa una vibrante celebración de lo andaluz. Por supuesto que El Rocío genera constantemente vivencias del sentimiento de communitas y también situaciones de competición y pugna entre las diferentes clases sociales, hermandades y comunidades mediante las que estas pretenden afirmarse simbólicamente. Pero, más que todo eso, El Rocío, como romería y como espacio sagrado, viene a ser un marco en el que muchos de los elementos emblemáticos de la cultura tradicional de Andalucía Cartel anunciador de la Romería de 1935 encuentran condiciones óptimas para alcanzar juntos su expresión y elaboración máximas. Quizás sea esto lo que explique que El Rocío, a diferencia de esos otros importantes santuarios de más reciente origen (La Salette, Lourdes, Fátima, Medjugorje, etc.), no admita santuarios secundarios o satélites. El Rocío, un ámbito señero para reunir y nutrir un denso conjunto de elementos de la cultura andaluza, no puede ser fácilmente reproducido en otros sitios. Igualmente, vale la pena señalar que, curiosamente, cuando algunas devociones satélites del Rocío emergen en otros lugares, la elección, entre las innumerables posibilidades que ofrece Andalucía, no se debe a que hubiera exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 109 Intensificación cultural en El Rocío..., pp. 99-119 M. D. Murphy & J. C. González Faraco allí una devoción preexistente a esta concreta advocación de María, como sucede con las de Lourdes, Fátima y Medjugorje. Tiene que ver más bien con su fama como vehículo para la expresión de una determinada identidad andaluza (por ejemplo, Plasquy, 2012; véase también Jiménez, 1997). La Virgen del Rocío ha llegado a ser un «símbolo mundial de la identidad andaluza» ( Jiménez, 1999: 6) y muchas de las devociones rocieras repartidas por España o el extranjero se han desarrollado a partir de clubes culturales y casas regionales, cuya finalidad específica era la promoción de las diversas identidades andaluzas fuera de Andalucía. La búsqueda de la trascendencia, la expresión personal de la piedad, la súplica de una intervención sobrenatural o el cumplimento de una promesa, son propósitos que, naturalmente, se encuentran entre las motivaciones de un cierto número, incluso de muchos de los participantes en los rituales primaverales del Rocío. Pero no es la presencia de este tipo de anhelos y sentimientos lo que realmente define y distingue al Rocío, al compararlo con los demás santuarios marianos de su misma categoría. Lo que verdaderamente distingue al Rocío es la dimensión que adquieren sus procesos de intensificación cultural, mucho más importantes que los de cualquier otro centro europeo de peregrinaciones católicas. Este rasgo sustantivo del Rocío no es una novedad reciente, una más, vinculada a los procesos de masificación del último tercio del siglo xx, que, en todo caso, lo han acentuado y expandido. Ya a lo largo del siglo xix puede apreciarse con suficiente nitidez esta idea de «intensificación cultural» a través de descripciones coetáneas de autores sevillanos, como esta de Adame y Muñoz (1849: 96): ...[La Feria del Rocío] tan poética y variada como que en ella se confunden caprichosamente los sentimientos piadosos de los andaluces con sus alegres placeres, y sus costumbres joviales y divertidas con la práctica de sus actos religiosos: pues esta feria es la viva imagen de todo cuanto rodea la existencia de los hijos de este suelo. O como en esta otra, tan escueta como comprensiva, de Alejandro Guichot y Sierra (1888: 147-148), en la que recopila una sugestiva y decantada colección de elementos característicos de la Romería, en la que se funden lo religioso y lo andaluz: Romería del Rocío. (En la segunda quincena [de Mayo]). El barrio de Triana y la villa de Almonte. La Virgen del Rocío. El tamborilero, la becerra rifada. La hermandad, costumbres y prescripciones. El Sin Pecado, la carreta, los bueyes. La Romería, la ermita, la feria, la fiesta. 110 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 M. D. Murphy & J. C. González Faraco Intensificación cultural en El Rocío..., pp. 99-119 Ofrendas y votos. Flores artificiales, adornos, trajes. La vuelta a Triana: procesión, acompañamiento, carros y caballos, luces y vino. Así pues, la aldea del Rocío no ha sido ni es sólo un núcleo socio-espacial articulado en torno a una ermita y su Imagen sagrada, es asimismo un entorno cuidadosamente pensado y dispuesto para la expresión de la identidad cultural andaluza, un contexto en el que esta no sólo se exhibe y se reproduce, sino que también se ve avivada e intensificada. El Rocío es un lugar sagrado que convoca a todo tipo de andaluces, quienes, con independencia de los múltiples motivos por los que cada uno va a la aldea y de las «lecturas» dispares que pueda hacer de esta devoción, pueden expresar juntos su sentido colectivo de lo que significa ser un andaluz, una construcción cultural obviamente polisémica. Por supuesto, El Rocío no es un caso único en el rico universo religioso y festivo de los andaluces, como sitio y ocasión ideal para producir, dar cauce y poner a la vista de todos algunas de las más acabadas manifestaciones de las artes populares tradicionales de Andalucía (véase en Graña2, 1989, una lúcida referencia a este mismo tema), pero obviamente esta cualidad lo diferencia marcadamente de los otros grandes centros europeos de peregrinación. Para ilustrarla, permítasenos mencionar sólo cuatro ejemplos sobresalientes de esas artes tradicionales: En primer lugar, puede afirmarse que muchas formas premodernas de arte religioso se fortalecen y perviven gracias al rol que juegan en los cultos religiosos andaluces, y en concreto en la Romería del Rocío. Los promotores de los cultos rocieros patrocinan y financian cuantiosos y costosos encargos de escultura religiosa, bordado y orfebrería, que atienden y ejecutan artesanos y artistas cuyas artes y oficios se renuevan, mediante una actualización respetuosa de los modelos tradicionales, siempre dentro del canon barroco clásico (Fernández de Paz, 2004-2006). Como escribe Salvador Rodríguez Becerra (2005: 16-18): ...la religiosidad andaluza se expresa en sus manifestaciones y gusto por lo barroco, probablemente por corresponder con el último periodo de esplendor de la región y de sus ciudades. La estética barroca reelabo2 Queremos dedicar este artículo a la memoria de César Graña. Peruano de nacimiento y gaditano por origen familiar, Graña fue un ilustre sociólogo del arte y la literatura, profesor eminente de la Universidad de California-San Diego, y un gran hispanista, conocedor como pocos de las tradiciones culturales andaluzas. Dedicamos también este artículo a nuestros amigos Ana Torres Pérez y Diego Luis Ramírez Triana, autor del que probablemente es el cartel más bello de la historia del Rocío. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 111 Intensificación cultural en El Rocío..., pp. 99-119 M. D. Murphy & J. C. González Faraco rada por la concepción romántica que exhala la sensualidad se ha convertido en un canon riguroso del que salirse es casi imposible porque, además de contar con el criterio inapelable de los expertos y artistas, ha calado hondo en el sentido popular, de forma que otras sensibilidades no encuentran lugar en las manifestaciones religiosas. Estos modelos estéticos no están anquilosados pero constituyen reelaboraciones sobre un fondo barroco... De hecho, el primer retablo mayor, plenamente barroco, construido de principio a fin en los últimos dos siglos, fue concluido hace pocos años en la ermita del Rocío, una obra monumental que es improbable que se repita en el futuro en otro lugar (Aguilar, González Gómez y Carrasco Terriza, 1998; Carrasco Terriza, 2009). El Rocío es, por otra parte, la mayor peregrinación ecuestre del mundo, de igual modo que Czestochowa (Jackowski y Smith, 1992; Galbraith, 2000) y Santiago de Compostela (Frey, 1998; Slavin, 2003) son las dos últimas grandes peregrinaciones a pie de la Europa Católica. «El Rocío –escribía César Graña (Murphy y González Faraco, 1998: 25)– representa la emergencia de la ciudad en el campo. Las costumbres que priman en El Rocío son las de la Andalucía rural, por ejemplo las del vaquero andaluz, una especie de cowboy». En efecto, las tradiciones de cría extensiva en libertad de ganado en las marismas del Guadalquivir constituyen una referencia notable de la identidad andaluza y la Romería del Rocío es uno de los pocos marcos rituales en los que esta herencia cultural aún prevalece y se cultiva (Murphy y González Faraco, 2006), como queda muy expresivamente de manifiesto en la anual Saca de las Yeguas, cuya vinculación con la devoción rociera se ha acrecentado y hecho más explícita en su etapa histórica más reciente (Murphy y González Faraco, 2002b). Al Rocío concurren miles de jinetes, y no son pocos los que mantienen a sus caballos todo el año casi con el exclusivo fin de montarlos o engancharlos a un carruaje durante las celebraciones rocieras. Por tanto, no sería exagerado decir que las tradiciones ecuestres andaluzas se resentirían ostensiblemente, si no fuera por la importancia que los caballos tienen en El Rocío. No por azar, el Ayuntamiento de Almonte se valió hace años del eslogan Aldea Internacional del Caballo para su promoción turística, y oficios como domadores y adiestradores de caballos, herradores, talabarteros o guarnicioneros, y cuidadores de caballerías en general, son comunes en El Rocío y en los pueblos vecinos. En tercer lugar, la Romería del Rocío es una de las ocasiones privilegiadas para lucir la indumentaria regional de Andalucía. Para los hombres, el traje 112 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 M. D. Murphy & J. C. González Faraco Intensificación cultural en El Rocío..., pp. 99-119 corto, vestimenta tradicional del jinete en el campo andaluz. En el caso de las mujeres, el colorista traje de flamenca o de gitana, conocido también, aunque indebidamente, por traje de volantes o faralaes. A pesar de su origen elitista (hablamos del traje corto), personas de diferente extracción social se ponen hoy en El Rocío este atuendo festivo, que ha llegado a identificarse con Andalucía y no sólo con una de sus clases sociales (Murphy, 1994; Murphy y González Faraco, 2012). Conviene subrayar que, a diferencia de la generalidad de los trajes regionales en otras partes de España, el atuendo propiamente andaluz, y específicamente el rociero, ha seguido evolucionando, hasta el punto de participar en el circuito de la moda, aunque conservando naturalmente su reconocible estilo (González, 1981). Lejos de ser una especie de uniforme nostálgico anclado en el pasado, esta vestimenta festiva sigue social y estéticamente viva a día de hoy. Por último, queremos hacer mención a otro componente esencial y ubicuo de las celebraciones rocieras: la música. En efecto, la Romería ha sido desde hace mucho tiempo una fuente primordial para el desarrollo de los cantes y bailes andaluces, pero sobre todo de las sevillanas y, en concreto, de las sevillanas rocieras. A estas habría que añadir otras manifestaciones musicales: esas tenues melodías, interpretadas con flauta y tamboril, que preceden a los cortejos rocieros tradicionales y que subrayan, como nos recordara César Graña (véase Murphy y González Faraco, 1998: 25), el sentido pastoril que tuvo originalmente este culto y que sigue manifestándose en la acampada al raso de las hermandades o en los bueyes tirando de las carretas por los caminos. Pero estas composiciones carecen del sentido coral y festero de las sevillanas, presentes en la música rociera desde su origen, estrechamente vinculado a la Feria de Sevilla, las Cruces de Mayo o la Velá de Santa Ana en el barrio de Triana (Verde Carmona, 1980 y 1988; DurandViel, 1983). Las sevillanas son probablemente el tipo de forma musical y de baile andaluz con mayor difusión dentro y fuera de Andalucía, y protagonistas indiscutibles del ambiente rociero, con el paisaje de Doñana como fondo (González Faraco y Murphy, 2006), habiendo alcanzado el cénit de su popularidad hace algunos años, justamente cuando la Romería del Rocío vivió también su etapa de mayor masificación. Es fascinante la constante producción de nuevas sevillanas, de academias que enseñan a bailarlas y de grupos y solistas que las interpretan con guitarra, palmas, castañuelas y pandereta, y hasta con orquesta sinfónica. Al igual que sucede con el modelo de atuendo rociero, las sevillanas, aunque tienen una estructura poética y una base musical inalterable, han ido variando, ganando nuevos matices y generando distintas modalidades, según su ritmo o temática. Las sevillanas exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 113 Intensificación cultural en El Rocío..., pp. 99-119 M. D. Murphy & J. C. González Faraco propiamente rocieras constituyen, sin duda, una de las más identificables y celebradas, con más larga trayectoria, mayor entidad y fama. RECAPITULACIÓN Como solía decir, con su acostumbrada agudeza, César Graña, en El Rocío uno puede encontrar de todo, pero cada cosa está sorprendentemente en su sitio. Efectivamente, y con permiso de Don Alejandro Guichot y Sierra, la Romería del Rocío viene a ser una varia, sostenida y bien articulada erupción de entusiasmo religioso, hospitalidad, colores, sabores y olores, consumo excepcional, conversación, fl irteo y juego amoroso, cante y baile, cohetes, caballos, imágenes, vestidos, parafernalia litúrgica, procesiones y tumulto, un tumulto distintivamente rociero. No hay duda de que la fastuosa disposición de los andaluces a la sociabilidad hace gala en El Rocío de toda su quintaesencia. Cierto que en El Rocío los modos y grados de participación son casi infinitos. Algunos viven, con mayor o menor intensidad, el amplio abanico de actos, actividades y artes que conforman la Romería, desde las más profundamente religiosas a las más lúdicas y frívolas. Otros son más selectivos: así los hay que limitan su participación a los aspectos estrictamente religiosos; y los hay, en cambio, que sólo se interesan por los más festivos y folclóricos. Sin embargo, todos ellos sin excepción son conscientes de que se hallan un lugar original, profunda e inconfundiblemente andaluz. Por el contrario, si peregrinaran a Lourdes, Fátima o Medjugorje, enseguida se apercibirían de que Francia, Portugal y Bosnia, hasta un cierto punto, se han ido quedando atrás y de que pisan un sitio sagrado que trasciende lo local. Estos centros de peregrinación se han transformado en verdaderamente liminales, y en ellos se puede fácilmente advertir la poderosa presencia de las fuerzas universalizadoras de la Iglesia Católica. Algunos se han convertido incluso en referencia capital para la expresión del nacionalismo, como Guadalupe para los mexicanos (Wolf, 1958), Knock para los irlandeses (Philbin, 1960) y Czestochowa para los polacos (Galbraith, 2000), pero el caso del Rocío es bien distinto. Como ya hemos argumentado reiteradamente, lo que diferencia al Rocío de estos otros grandes santuarios, es que El Rocío es un sitio en el que se acopla y se integra, de manera proverbial, un repertorio de elementos muy representativos del patrimonio cultural andaluz. En esos otros centros europeos de peregrinación, las instituciones eclesiásticas de la Iglesia han tenido, desde el inicio, un papel preeminente en la conformación de las devociones específicas de 114 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 M. D. Murphy & J. C. González Faraco Intensificación cultural en El Rocío..., pp. 99-119 cada localidad, y también, hasta un cierto punto, en el desarrollo urbano de sitios relativamente anónimos que se tornan súbitamente sagrados y alcanzan notoriedad internacional a partir de apariciones que rápidamente convocan a un número ingente y culturalmente muy diverso de seguidores. El Rocío, sin embargo, no es sólo una aldea sagrada, meta de una peregrinación. Ni es mucho menos una simple performance, un espectacular y popular escenario, en el que se representan, con cierta nostalgia para unos y mucha curiosidad para otros, costumbres y ritos de otro tiempo. Aunque algo de ello haya en El Rocío, esta Romería es primordialmente una peregrinación en la que muchos andaluces viven, encarnan y renuevan un conjunto tan real como vigente de tradiciones sociales y religiosas propias. Muchos de los que van al Rocío acuden deliberadamente, con mayor o menor fervor, a un lugar al que la presencia secular de una imagen de la Virgen, Nuestra Señora del Rocío, ha transformado en sagrado y ha dado nombre. Pero incluso aquellos que llegan al Rocío atraídos sin más por la fama de la romería o carentes de motivación religiosa, no son, por regla general, meros turistas ni espectadores pasivos, sino partícipes, en grado diverso, de un brillante rito de intensificación cultural. Imagen aérea de la aldea del Rocío un lunes de Pentecostés. La Virgen se encuentra en la calle Almonte exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 115 Intensificación cultural en El Rocío..., pp. 99-119 M. D. Murphy & J. C. González Faraco REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Adame y Muñoz, S. (1849) «Feria del Rocío». En Vicente Álvarez Miranda (ed.) Glorias de Sevilla. En armas, letras, ciencias, artes, tradiciones, monumentos, edificios, caracteres, costumbres, estilos, fiestas y espectáculos. Sevilla, Carlos Santigosa, parte III, pp. 95-101. Aguilar, J. María; J. Miguel González Gómez y M. Jesús Carrasco Terriza (1998) El escultor Manuel Carmona y el retablo de la Virgen del Rocío. Sevilla, Caja San Fernando. Badone, Ellen y Sharon R. Roseman (2004a) «Approaches to the Anthropology of Pilgrimage and Tourism». En Ellen Badone y Sharon R. Roseman (eds.) Intersecting Journeys: The Anthropology of Pilgrimage and Tourism. Urbana, University of Illinois Press. —(eds.) (2004b) Intersecting Journeys: The Anthropology of Pilgrimage and Tourism. Urbana, University of Illinois Press. Bax, Mart (1995) Medjugorje: Religion, Politics, and Violence in Rural Bosnia. Amsterdam, VU Uiteverij/VU University Press. Bhardwaj, Surinder Mohan (1973) Hindu Places of Pilgrimage in India. Berkeley, University of California Press. Cantero, Pedro (2002) Tras El Rocío. Almonte, Centro de Estudios Rocieros. —(2005) «El culto a la Virgen». En Salvador Rodríguez Becerra (ed.) Proyecto Andalucía. Antropología. Religión. Vol. 5. Sevilla, Ediciones Comunitarias (Grupo Hércules), pp. 54-90. Cantero, Pedro y Javier Andrada (2006) «El Rocío». En Un júbilo compartido. Fiesta y Fiestas en la Provincia de Huelva. Huelva, Diputación Provincial, pp. 35-56. Carrasco Terriza, Manuel Jesús (2009) El Santuario del Rocío. Almonte, Hermandad Matriz de Ntra. Sra. del Rocío de Almonte. Christian, William A.(1972) Person and God in a Spanish Valley. New York, Seminar Press. Coleman, Simon (2002) «Do you believe in pilgrimage? Communitas, contestation and beyond». Anthropological Theory, 3, 355-368. Coleman, Simon y John Eade (eds.) (2004) Reframing Pilgrimage: Cultures in Motion. London, Routledge. Comelles, Josep María (1995) «Rocíos». Demófilo: Revista de cultura tradicional de Andalucía, 17, 13-39. Durand-Viel, Anne Marie (1983) La sevillana. Datos sobre el folklore de la Baja Andalucía. Biblioteca de Temas Sevillanos, 28. Sevilla, Ayuntamiento de Sevilla. Eade, John (1992) «Pilgrimage and Tourism at Lourdes», France. Annals of Tourism Research, 19, 18-32. 116 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 M. D. Murphy & J. C. González Faraco Intensificación cultural en El Rocío..., pp. 99-119 Eade, John y Michael J. Sallnow (eds.) (1991) Contesting the Sacred: The Anthropology of Christian Pilgrimage. London, Routledge. Eickelman, Dale (1976) Moroccan Islam. Austin, University of Texas Press. Fedele, Anna (2013) Looking for Mary Magdalene: Alternative Pilgrimage and Ritual Creativity at Catholic Shrines in France. Oxford, Oxford University Press. Fernández de Paz, Esther (2004-2006) Artes y artesanías de la Semana Santa andaluza. Sevilla, Tartessos, 9 vols. Frey, Nancy Louise (1998) Pilgrim Stories: On and Off the Road to Santiago. Berkeley, University of California Press. Galbraith, Marysia (2000) «On the Road to Czestochowa: Rhetoric and Experience on a Polish Pilgrimage». Anthropological Quarterly, 73 (2), 61-73 González, Isabel (1981) Fiestas y jolgorios andaluces. Madrid, Penthalon. González Faraco, J. Carlos y Michael D. Murphy (1999) «El Rocío: evolución de una aldea sagrada». Aestuaria, 6, 89-132. — (2006) Religiosidad popular y paisaje: «La Romería del Rocío en la producción y transmisión cultural de imágenes paisajísticas de Doñana». En A. López Ontiveros, J. Nogué y N. Ortega (coords.) Representaciones culturales del paisaje. Y una excursión por Doñana. Madrid, Universidad Autónoma de Madrid, Colección Estudios, pp. 317-350. Graña, César (1989) Meaning and Authenticity: Further Essays on the Sociology of Art. New Brunswick, New Jersey, Transaction Publishers. Guichot y Sierra, Alejandro (1888) Ensayo de Recordatorio de las Fiestas, Espectáculos, Funciones y Costumbres Públicas de Sevilla. Sevilla, Ateneo y Sociedad de Excursiones. Hermkens, Anna-Karina; Willy Jansen y Catrien Notermans (eds.) (2009) Moved by Mary: The Power of Pilgrimage in the Modern World. Surrey, England, Ashgate. Jackowski, Antoni y Valene L. Smith (1992) «Polish Pilgrim-Tourists». Annals of Tourism Research, 19, 92-106. Jiménez de Madariaga, Celeste (1997) Más allá de Andalucía. Reproducción de devociones andaluzas en Madrid. Sevilla, Fundación Blas Infante. —(1999) «Andalucía: identificaciones colectivas en la distancia». Cuadernos de etnología y etnografía de Navarra, 31 (73), 83-92. Kaufman, Suzanne K. (2005) Consuming Visions: Mass Culture and the Lourdes Shrine. Ithaca, New York, Cornell University Press. Moreno Navarro, Isidoro (1974) Las hermandades andaluzas: Una aproximación desde la antropología. Sevilla, Publicaciones de la Universidad de Sevilla. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 117 Intensificación cultural en El Rocío..., pp. 99-119 M. D. Murphy & J. C. González Faraco Morinis, Alan (1984) Pilgrimage in the Hindu Tradition: A Case Study of Western Bengal. Delhi, Oxford University Press. Murphy, Michael Dean (1993) «The Politics of Tumult in Andalusian Ritual». PoLAR: Political and Legal Anthropology Review, 16 (2), 75-84. —(1994) «Class, Community, and Costume in an Andalusian Pilgrimage». Anthropological Quarterly, 67 (2), 49-61. Murphy, Michael D. y J. Carlos González Faraco (1996b) «Masificación ritual, identidad local y toponimia en El Rocío». Demófilo: Revista de Cultura Tradicional de Andalucía, 20, 101-119. —(1998) Añorando a Andalucía hasta la muerte. Biografía, textos y notas para un homenaje al sociólogo César Graña. III Encuentro de Poetas y Escritores del Entorno de Doñana. Colección Biblioteca Ligustina, nº 3. Huelva, Fundación Odón Betanzos. —(2002a) El Rocío: análisis culturales e históricos. Huelva, Diputación Provincial. —(2002b) «Las yeguas marismeñas de Doñana: Naturaleza, tradición e identidad social en un espacio protegido». Revista de dialectología y tradiciones populares, 57 (2), 5-40. Madrid, CSIC. —(2006) «Herencia cultural, identidad social y espectáculo en Doñana». En Juan F. Ojeda Rivera; J. Carlos González Faraco y Antonio López Ontiveros (coords.) Doñana en la cultura contemporánea. Madrid, Ministerio de Medio Ambiente, pp. 127-170. —(2011) «Identifying the Virgin Mary: Disarming Skepticism in European Vision Narratives». Anthropos, 106 (2), 511-527. — (2012) «Costume and the Play of Social Identities in an Andalusian Pilgrimage». En The Meanings of Dress. Kimberly A. Spillman; Patricia Hunt-Hurst y Andrew Reilly (eds.) New York, Fairchild, 3ª edición, pp. 386-394. Nolan, Mary Lee y Sidney Nolan (1989) Christian Pilgrimage in Modern Western Europe. Chapel Hill, University of North Carolina Press. Padilla Díaz de la Serna, Santiago (2007) Rocío. La explosión de la gran devoción del sur en el siglo xx. Sevilla, Almuzara. —(2011) Rocío. Sal y Sol de Andalucía. Huelva, Hergué. Philbin, William J. (1960) «Our Lady of Knock». The Furrow 11(12), 785-793. Plasquy, Eddy (2012) «From Shop to Chapel: The Changing Emotional Efficacy of the Statue of the Virgin Mary of El Rocío within a Spanish Community in Belgium». En Maruška Svašek (ed.) Moving Subjects, Moving Objects: Transnationalism, Cultural Productions and Emotions. Oxford, Berghahn. Rinschede, Gisbert (1986) «The Pilgrimage Town of Lourdes». Journal of Cultural Geography, 7, 21-34. 118 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 M. D. Murphy & J. C. González Faraco Intensificación cultural en El Rocío..., pp. 99-119 —(1988) «The Pilgrimage Center of Fátima/Portugal». En S. M. Bhardwaj y Rinschede, G. (eds.) Pilgrimage in World Religions. Berlin, Dietrich Reimer Verlag, pp. 65-98. Rodríguez Becerra, Salvador (1989) «La romería del Rocío, fiesta de Andalucía». El Folklore Andaluz, 3, 47-152. —(2005) «La religión de los andaluces». En S. Rodríguez Becerra (ed.) Proyecto Andalucía. Antropología. Religión. Vol. 5. Sevilla, Ediciones Comunitarias (Grupo Hércules), pp. 15-52. Sallnow, Michael J. (1981) «Communitas Reconsidered: The Sociology of Andean Pilgrimage». Man, 16 (2), 163-182. Slavin, Sean (2003) «Walking as a Spiritual Practice: The Pilgrimage to Santiago de Compostela». Body & Society, 9 (3), 1-18. Turner, Victor y Edith Turner (1978) Image and Pilgrimage in Christian Culture: Anthropological Perspectives. New York, Columbia University Press. Verde Carmona, Aurelio (1980) Antología de Sevillanas. Sevilla, Servicio de Publicaciones del Ayuntamiento de Sevilla. —(1988) Sevillanas para cantar y bailar. Antología de letras 1969-1987. Sevilla, RC. Vukonic, Boris (1992) «Medjugorje’s Religion and Tourism Connection». Annals of Tourism Research, 19, 79-91. Wolf, Eric (1958) «The Virgin of Guadalupe: a Mexican National Symbol». Journal of American Folklore, 71, 34-39. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 119 TRABAJOS-APORTACIONES SOBRA LA EFEMÉRIDE QUE CELEBRA MOS. EN TORNO A LOS HECHOS DEL ROCÍO CHICO 1810-1813 ENTORNO A LOS HECHOS DEL ROCÍO CHICO ENTORNO AL CENTENARIO DE PLATERO Y YO la lucha de la villa de almonte contra las tropas francesas en 1810 y el voto de acciÓn de gracias a la virgen del rocÍo Manuel Galán Cruz Universidad de Sevilla. Resumen Abstract La aldea de El Rocío se enclava en el extremo suroccidental de la Península Ibérica, en un punto aproximadamente equidistante entre las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz. Desde 1309 tenemos constancia documental de la existencia en la zona de una ermita dedicada a la Virgen María. A lo largo de la historia de la devoción rociera han sido muchos y variados los momentos importantes vividos, siendo uno de ellos el acaecido en 1810, motivado por la invasión francesa, cuyo ejército fue enviado a la Villa de Almonte para saquear, degollar e incendiar la población. En esos momentos es cuando el pueblo almonteño dirige la mirada hacia su Patrona y ruega divina protección, dando como resultado, tres años más tarde, a lo que se dio en llamar Rocío Chico, voto de acción de gracias del pueblo de Almonte a la Virgen del Rocío. The village of El Rocío is located in the extreme southwest of the Iberian Peninsula, in a point approximately equidistant from the provinces of Huelva, Seville and Cádiz. There are records of a shrine dedicated to the Holy Virgin in this area since 1309. Troughout history, there have been many and various milestones of the worship to the Holy Virgin of El Rocío. One of them was in 1810 during the French occupation. French troopes were sent to the town of Almonte with orders to plunder, slay and burn. At that time, the people of Almonte turned to their Patroness and prayed for divine protection. This is the origin of a tradition that began properly three years later called the small Rocío, a thanksgiving vow from the people of Almonte to the Holly Virgin of El Rocío. Keywords: Small Rocío, Vote, Pierre Palabras clave: Rocío Chico, Voto, D'ossaux, Rafael de Cepeda, civic miliPierre D'ossaux, Rafael de Cepeda, mi- tia, marshal Soult licia cívica, mariscal Soult. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 123 Manuel Galán Cruz (Almonte, 1980) es licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Sevilla, donde defiende la tesina titulada Los santuarios de Nuestra Señora del Rocío. Análisis histórico-artístico; y actualmente está a la espera de defender la tesis doctoral El Santuario del Rocío. Patrimonio artístico y fundamentos documentales y sociológicos de su expansión devocional. Al mismo tiempo es autor de varias comunicaciones, como la titulada «El retablo de la antigua ermita de Ntra. Sra. del Rocío», para el Congreso Internacional conmemorativo del I Centenario del Laboratorio de Arte de la Universidad de Sevilla, o la titulada «La lucha de la Villa de Almonte contra las tropas francesas en 1810 y el voto de acción de gracias a la Virgen del Rocío», en el I Congreso Mariano Internacional, celebrado en Gibraltar. Asimismo es autor del libro Exvotos pictóricos de Ntra. Sra. del Rocío. Expresiones populares de fe, editado por la Hermandad Matriz; coautor del trabajo La colección de exvotos metálicos de Nuestra Señora del Rocío, autor de dos capítulos en el libro Testimonios históricos de la devoción de los almonteños a la Madre de Dios. Devociones, imágenes, ritos y cofradías marianas de Almonte, editado por el Consejo de Hermandades y Cofradías de Penitencia de la Villa de Almonte; y de un estudio sobre la iconografía de la Virgen del Rocío en la Semana Santa de Sevilla. Fue comisario de la exposición «Exvotos de la Virgen del Rocío», organizada por la Hermandad Matriz de Almonte, en 2009. Actualmente es Delegado de Formación de la Hermandad Matriz de Ntra. Sra. del Rocío de Almonte, director del periódico oficial de la Hermandad Matriz La Hoja de la Hermandad, y de la revista Rocío, Boletín Oficial de la Hermandad Matriz. 124 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Manuel Galán Cruz La lucha de la villa de Almonte..., pp. 123-138 a aldea de El Rocío se enclava en el extremo suroccidental de la península ibérica, en un punto aproximadamente equidistante de las actuales provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz. El dato más antiguo que atestigua la existencia en la zona de una ermita dedicada a la Virgen lo encontramos en el Archivo de la Casa Ducal de Medina Sidonia, fechándose este en 13091, por lo que se han cumplido ya siete siglos de historia documentada de esta advocación de la Madre de Dios. A lo largo de la historia de la devoción rociera han sido muchos y variados los momentos importantes vividos, siendo uno de ellos el acaecido en 1810 con motivo de la lucha de los almonteños frente a las tropas francesas, y que dio como resultado, tres años más tarde, a lo que se dio en llamar «el Rocío Chico», voto de acción de gracias del pueblo de Almonte a la Virgen del Rocío, Patrona de la localidad desde 16532. En 1808 las tropas francesas entran en la península ibérica. Las dificultades en el día a día de la vida no tardaron en llegar, y la localidad almonteña no iba a ser menos. Por ese motivo, el día 11 de enero del siguiente año la Virgen del Rocío es llevada hasta Almonte3, recibiendo culto en la única iglesia parroquial de la población. El 12 de febrero de 1810 los representantes del pueblo, «los regidores y demás individuos de ese ayuntamiento, y el cura de esa villa»4 tuvieron que ir hasta la vecina localidad de La Palma del Condado, para prestar juramento al nuevo rey, José Napoleón I, ante el comandante de la columna móvil de la provincia5, mientras el monarca estaba por tierras andaluzas, concretamente visitando esa misma jornada la localidad sevillana de Utrera6. Esto lo hicieron bajo amenaza francesa, pues 1 Vid. Consejería de Obras Públicas y Transporte. Dirección General de Arquitectura y Vivienda, 1994: p. 54 2 Vid. LÓPEZ TAILLEFERT, M. A.: Acta de proclamación y juramento de Santa María de las Rocinas como Patrona de la Villa de Almonte. Año de 1653, Almonte, 1996, pp. 29-32. 3 Vid. ÁLVAREZ GASTÓN, R.: Pastora y Peregrina, Sevilla, 1977, p. 47. 4 Vid. Archivo Municipal de Almonte (en adelante: A. M. A.). Leg. 139, Reales Órdenes 1808-1810. Carta fechada en Moguer el 12 de febrero de 1810. 5 Vid. A. M. A. Leg. 13, Libro de Acuerdo. Año de 1803 a 1813. fol. 198 vto. – 199 vto. 6 HERNÁNDEZ, S. y MAYO, J.: «Consolación de Utrera durante la invasión napoleónica», La Guerra de la Independencia en la provincia de Sevilla, Sevilla, 2008, p. 135. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 125 La lucha de la villa de Almonte..., pp. 123-138 Manuel Galán Cruz textualmente dice «que de no cumplir con esta orden se estrechará esa Villa militarmente»7. El príncipe de Aremberg, unos días después, manda hasta Almonte un emisario para reclutar tropas y caballos, a lo que la población responde apresándolo, pero viendo esta que las tropas francesas se iban haciendo con los diferentes lugares, lo liberaron a cambio de guardar silencio ante sus superiores, algo que este no hizo, lo que motivó que el propio príncipe de Aremberg mandara que «cien Dragones de su ejército viniesen a castigar al pueblo rebelde de Almonte», castigo que fue sustituido por la aportación del pueblo almonteño de hombres y animales para la guerra8. Más tarde, en la primavera del mismo año de 1810, el ejército francés establece en el núcleo de la población la Milicia Cívica, instalando el cuartel en el número 7 de la calle El Cerro, en la casa solariega de la familia Cepeda, como así lo transmite la tradición popular y como se extrae de la carta fechada en Sevilla el 28 de septiembre de 1810, diciendo que en la casa de don Rafael de Cepeda9 aún quedaban «las sillas, bridas, filetes, mantilla, maletas y casacas, los papeles Ilustración de Emilio Gavira para la exposición del capitán y dos caballos»10. «Intercesora de Almonte,...». Durante el tiempo que Fondos pictóricos de la Hdad. Matriz de Almonte duró la ocupación francesa de 7 A. M. A. Leg. 139, Reales Órdenes 1808-1810. Carta fechada en Moguer el 12 de febrero de 1810. 8 CRUZ DE FUENTES, L.: Documentos de las Fundaciones Religiosas y Benéficas de la Villa de Almonte y Apuntes para su Historia, Huelva, 1908, (nueva ed., Almonte, 1996, p. 10). 9 «D. Rafael de Cepeda, Caballero Maestrante de esta vecindad». A. M. A. Leg. 13. Libro de acuerdos año de 1803 a 1813. fol. 243 vto. 10 A. M. A. Leg. 139, Órdenes año de 1810. 126 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Manuel Galán Cruz La lucha de la villa de Almonte..., pp. 123-138 Almonte la población fue obligada a cumplir duras órdenes, como lo atestigua el siguiente documento: Mis órdenes circulares de 5 y 14 del presente no se/ han executado con la celeridad que exíge la imperiosa/ necesidad de la manutencion de las tropas de Su Majestad Católica/ Por la inobservancia de ellas me han puesto Vuestras mercedes en/ el sensible estado de que el exército me haga cargos/ por la escasez de subsistencias que experimentamos, y en la necesidad de apremiarlos por otro órden; y en es-/te concepto les prevengo y mando, que si en el momen-/to de recibir esta órden, no envian á esta capital, con/ calidad de reintegro, la mitad del trigo que tengan los/ labradores de ese pueblo; todo el de traginante y el de la/ Real Hacienda; el de diezmos, noveno, tercias reales/ y casas seqüestradas; toda la cebada y semillas que ha-/ya por requisición formal que se haga; la mitad de los/ carneros, y la tercera parte de reses vacunas, excep-/ tuando los bueyes de labor precisos y las vacas paridas/ y preñadas, enviará el exército frances tropas con un/ comisionado que execute esta órden, y se mantenga á/ costa de Vuestras mercedes, sin perjuicio de que vengan también con/ el Escribano comparecidos á mi disposicion á esta ciudad, por la poca actividad, disimulo ó acaso mala voluntad/ en el cumplimiento de unas órdenes que tanto interesan, y/ que substancialmente conspiran á libertar la Provincia/ de otros daños mas graves que experimentaría sin la de-/vida execucion de mis órdenes./ Pido á Vuestras mercedes que no me den lugar á usar de todas mis/ facultades en estos casos urgentes, que sería el peor de/ los males; y que me acusen el recibo á vuelta de correo./ Dios guarde á Vuestras mercedes muchos años. Sevilla 26 de abril/ de 1810./ Blas de Aranza (rúbrica)11. Como respuesta a esta carta transcrita anteriormente se conserva otra con fecha de 13 de mayo en la que dice «haberse enviado a Sevilla 160 fanegas de trigo, únicas existencias de grano de esta villa...» y haber contribuido con «pan y cebada que por disposiciones superiores ha facilitado a las tropas francesas al mando de Su Alteza Serenísima Señor Príncipe de Aremberg»12. Con semejante contenido se conservan más cartas en el Archivo Municipal de Almonte, siendo todas ellas buena muestra de lo que debió padecer la localidad onubense durante el tiempo que permaneció tomada por las tropas francesas, en las que se pide «toda la cebada que sea posible en 11 Vid. A. M. A. Leg. 139, Reales Órdenes 1808-1810. Carta recibida el 2 de mayo de 1810 a las 8 de la noche. 12 Vid. A. M. A. Leg. 139, Reales Órdenes 1808-1810. Carta fechada el 13 de mayo de 1810. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 127 La lucha de la villa de Almonte..., pp. 123-138 Manuel Galán Cruz el día de hoy para la subsistencia de seiscientos caballos»13, «los mejores caballos que haya en el pueblo, pues se sabe que hay muchos y buenos»14, «400 raciones de pan, 6 bueyes y toda la cebada, avena y habas que le sea posible»15, «3 000 libras de pan, diez reses vacunas, 20 carneros, 48 gallinas y 20 docenas de huevos»16, «300 arrobas de vino»17, «4 000 raciones de pan, 4 000 de vino y 4 000 de carne»18, «12 fanegas de cebada y una res vacuna diariamente»19. En lo que respecta a la Milicia Cívica dentro de la localidad, primeramente fue el coronel Mateau quien la debía organizar, pero ante la negativa de la población, el ejército francés envió hasta la villa almonteña a uno de sus más férreos oficiales, Pierre D'Ossaux. Este, desde que tomó su cometido, quiso reclutar hombres para sus ejércitos, intentando que se alistaran todos los varones cuyas edades estaban comprendidas entre los 15 y los 60 años20. Por propia lógica, mucho no podía aguantarse esta situación de encorsetamiento, y el pueblo de Almonte, que estaba viviendo bajo la presión de las tropas francesas, explotó en el mes de agosto como una olla que no puede superar la presión a la que es sometida. En la noche del 16 de agosto de 1810 el alcalde de Almonte recibió la orden del capitán D'Ossaux para formar la Milicia Cívica a la mañana siguiente, y ante esta premura los almonteños alzaron sus ruegos a su Patrona, a quien siempre han dirigido su mirada en tiempos de dificultades como el que estaban viviendo. Ante esta angustiosa situación, el 17 de agosto de aquel año de 1810, un grupo de hombres de Almonte se levantó en contra del ejército intruso y atacó su acuartelamiento. Los patriotas almonteños eran 39, y en el cuartel estaban 88 soldados más el capitán y el comandante de los gendarmes, pero 13 Vid. A. M. A. Leg. 139, Reales Órdenes 1808-1810. Carta fechada en Bonares el 16 de marzo de 1810. 14 Vid. A. M. A. Leg. 139, Reales Órdenes 1808-1810. Carta fechada en Niebla el 17 de marzo de 1810. 15 Vid. A. M. A. Leg. 139, Reales Órdenes 1808-1810. Carta fechada en Villalba el 9 de abril de 1810. 16 Vid. A. M. A. Leg. 139, Reales Órdenes 1808-1810. Carta fechada en Niebla el 18 de abril de 1810. 17 Vid. A. M. A. Leg. 139, Reales Órdenes 1808-1810. Carta fechada en Trigueros el 30 de junio de 1810. 18 Vid. A. M. A. Leg. 139, Reales Órdenes 1808-1810. Carta fechada en Niebla el 11 de julio de 1810. 19 Vid. A. M. A. Leg. 139, Reales Órdenes 1808-1810. Carta fechada en Trigueros el 18 de julio de 1810. 20 Vid. Ibídem. p. 11. 128 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Manuel Galán Cruz La lucha de la villa de Almonte..., pp. 123-138 el hecho de que el número de militares galos duplicara con creces al número de hombres vecinos de Almonte que se atrevieron a frenar al ejército invasor no fue motivo para hacerlos detener sus intenciones, por lo que atacan a los soldados franceses que deambulaban por la población y más tarde la casa donde tenían establecido el cuartel21, iniciándose así una trifulca que acabó con la muerte del capitán francés y cinco soldados suyos, quedando prisioneros todos los componentes de la tropa y el comandante de los gendarmes. De este modo, el pueblo de Almonte, representado por aquellos 39 hombres, le paró los pies al ejército francés, representado en la villa por aquellos 88 soldados y su capitán. Pero todo esto no hizo más que encender la mecha de la ira francesa, y el mariscal Soult, al conocer los hechos acaecidos, ordena a la caballería ir hasta Almonte para «saquear, degollar e incendiar» la población22, pues una Real Orden dada en Sevilla con fecha 5 de febrero de 1810, en su artículo 1 decía que «los pueblos son responsables de los asesinatos que se cometan en sus respectivos distritos, sea de un individuo del exercito, y de un funcionario publico, ó de un correo, y de qualquiera otra persona que viage por orden del gobierno»23. Con aquella orden del mariscal Soult, entre las cuatro y las cinco de la tarde del 18 de agosto llegaron hasta la villa almonteña las tropas francesas para cumplir lo pedido por sus superiores, y en la tarde noche de aquel día, el comandante citó a los representantes del Ayuntamiento y de la Iglesia local y así comunicarles a lo que venían24. Estos fueron «insultados, detenidos y amenazados de muerte»25, y ante esta terrible situación, como bien nos describe el historiador Lorenzo Cruz, «se echaron ciegamente en brazos de la Providencia, y postrados de rodillas en la habitación donde eran prisioneros elevaron llorosos y contritos sus corazones a la Santísima Virgen del Rocío»26. Acatando la orden del mariscal se comenzó a saquear la población, pero no todo pudieron cumplir los franceses por no llegar hasta Almonte la partida de ochocientos infantes que venían de camino. Ante esta contrariedad, el ejército francés se lleva detenidos al vicario parroquial y al alcalde, liberando 21 Vid. D'ORLÉANS, J.: Un village andalou, París, 1902 (Traducción y edición crítica en PEÑA GUERRERO, M. A.: El tiempo de los franceses. La Guerra de la Independencia en el suroeste español, Almonte, 2000, p. 131). 22 Vid. CRUZ DE FUENTES, L.: Op. cit, 1908, p. 13. 23 Vid. A. M. A. Leg. 139, Reales Órdenes 1808-1810. 24 Vid. CRUZ DE FUENTES, L.: Op. cit, 1913, pp. 27-28. 25 Vid. CRUZ DE FUENTES, L.: Op. cit, 1908, p. 14. 26 Vid. CRUZ DE FUENTES, L.: Op. cit, 1913, p. 7. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 129 La lucha de la villa de Almonte..., pp. 123-138 Manuel Galán Cruz 27 al primero en Hinojos , y allí, enterado el ejército que el refuerzo militar de los ochocientos infantes estaba ya próximo, a unas cuantas leguas antes de llegar a Almonte, se recibe la orden de regresar a Sevilla, quizás motivado por la proximidad a la capital hispalense de tropas españolas28, por lo que era más importante para los franceses defender la plaza de la ciudad antes que la de un pueblo. El castigo nunca llegó a ejecutarse por no llegar los ochocientos infantes del ejército contrario, que ya estaban en la vecina localidad de Pilas29. Esto ocurría en la madrugada del 19 de agosto de 1810, y para recordar que la Virgen del Rocío, esa noche obró a favor, una vez más, del pueblo que la tiene por Patrona, tres años más tarde se institucionalizó «voto formal y expreso por sí y en nombre de los que les subcederán en adelante para siempre jamás de pasar en la madrugada del día diez y nueve de agosto de este año y de todos los venideros, á la Hermita de Nuestra Madre y Señora, á cantar una solemne Misa en acción de gracias...»30, lo que conocemos como el Rocío Chico. Nuevamente Dios mostró su infi nita misericordia, y el pueblo de Almonte, que desesperado pero con profunda fe y confianza en la Providencia se había postrado a los pies de María Santísima del Rocío, su Patrona, suplicando su intercesión ante el Altísimo, ve que su plegaria había sido escuchada. Ilustración de Emilio Gavira para la exposición “Intercesora de Almonte,...” Fondos pictóricos de la Hdad. Matriz de Almonte 27 Vid. LÓPEZ TAILLEFERT, M. A.: El Rocío. Una aproximación a su historia, Almonte, 1997, pp. 120-121. 28 Vid. PEÑA GUERRERO, M. A.: El tiempo de los franceses. La Guerra de la Independencia en el suroeste español, Almonte, 2000, p. 84. 29 Vid. CRUZ DE FUENTES, L.: Op. cit, 1908, p. 15. 30 Vid. Ibídem: pp. 15-16. 130 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Manuel Galán Cruz La lucha de la villa de Almonte..., pp. 123-138 Tres años más tarde, el pueblo de Almonte se percató de la mediación divina en aquellos trágicos días de 1810 y quiso agradecer a su Patrona, la Virgen del Rocío, su intervención ante Dios para librar al pueblo que la venera como su Madre y Protectora, de manera que se instituye lo que se conoce con el nombre de el Rocío Chico, que dentro de ser una celebración festiva, no pasa de ser de ámbito meramente local, y de gran recogimiento, teniendo en cuenta que se trata de recordar y agradecer cada año a la Santísima Virgen María bajo la advocación del Rocío, la mediación que llevó a cabo para librar al pueblo almonteño de las garras del ejército francés. Y así, desde el 16 de agosto de 1813, el pueblo de Almonte, representado por el Ayuntamiento, la Parroquia y la Hermandad Matriz, hace «voto formal y expreso, en su nombre y en el de las generaciones venideras, por el que en adelante y para siempre jamás, pasarán la madrugada del diecinueve de agosto en El Rocío, celebrando por la mañana Solemne Misa en la Ermita, en acción de gracias por el singular favor de la salvación del pueblo»31. En el actual Reglamento de Régimen Interno de la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío de Almonte, en vigor desde el 16 de febrero de 200332 , en su artículo 6, dice lo siguiente, en relación al Rocío Chico33: Esta festividad se hace en cumplimiento del Voto realizado por el pueblo de Almonte para agradecer los favores recibidos de la Virgen, con motivo de la invasión francesa. Comprende los siguientes cultos: 1. Triduo preparatorio en el Santuario de Ntra. Sra. del Rocío, con rezo del Santo Rosario, los días 16, 17 y 18 de agosto. 2. En la noche del 18 de Agosto, tras el triduo, procesión por la aldea con el rezo del Santo Rosario cantado, por el itinerario tradicional. 3. En la mañana del día 19, solemne celebración Eucarística cumpliendo el Voto de la Hermandad, seguida de procesión con el Santísimo Sacramento en torno al Santuario. Durante la celebración Eucarís31 Vid. Reglas y Reglamento de la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío de Almonte, 2006: p. 79. El Reglamento de Régimen Interno de la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Ntra. Sra. del Rocío de Almonte fue aprobado en Cabildo de Oficiales el día 5 de noviembre de 2002, y aprobado más tarde y por unanimidad, en Cabildo General de Hermanos el 15 de febrero de 2003, entrando en vigor al día siguiente de esta fecha. Reglas y Reglamento de la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío de Almonte, 2006: p. 122. 33 Ibídem. p. 78. 32 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 131 La lucha de la villa de Almonte..., pp. 123-138 Manuel Galán Cruz tica, al ofertorio y desde lugar conveniente, el Secretario de la Hermandad Matriz, acompañado del Presidente y Fiscal, dará lectura en voz alta al texto del Voto del Rocío Chico, con la siguiente fórmula: La muy antigua y noble Villa de Almonte, el Ayuntamiento, el Clero Parroquial y esta Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío, celebramos hoy la gran solemnidad de acción de gracias a la Santísima Virgen del Rocío, nuestra Patrona. Desde los orígenes de la devoción rociera, a finales del siglo xiii, la Santísima Virgen del Rocío fue para su pueblo de Almonte, intercesora para con Dios, Protectora, Auxilio, Gracia y Remedio en toda pública angustia y necesidad. Hoy conmemoramos los acontecimientos vividos en el pueblo de Almonte, con motivo de la invasión francesa de nuestra Patria. Gracias a la intercesión de nuestra patrona, la Virgen del Rocío, nuestro pueblo salió indemne de la gravísima situación por la que se veía amenazado, por el ejército invasor de Napoleón. Cuando en 1808 el Ayuntamiento de Almonte recibió por medio de verederos, la carta que el Alcalde de Móstoles dirigió a todos los Ayuntamientos de España, con motivo de la invasión francesa, el pueblo de Almonte, como todo el pueblo español, recurrió a las fuerzas divinas, implorando ante tantas necesidades y penurias, el auxilio del Todopoderoso. De esta forma, nuestro pueblo, se arrojó a los pies de la Reina de los Ángeles, María Santísima, nuestra Madre y Señora del Rocío, acudiendo en devota procesión de penitencia hasta su Ermita, desde donde, en hombros de la fe, la trasladó a la Iglesia de Almonte, el día 11 de enero de 1809. Desde ese día, comenzaron las rogativas, participando todo el pueblo y cantando la Salve cada noche, lo que, con el decidido empeño de nuestra Patrona de favorecer a sus hijos de Almonte, consiguieron la salvación de este pueblo. Gravísimas consecuencias se producirían para nuestro pueblo, con motivo de los acontecimientos acaecidos del dieciséis al diecinueve de agosto de 1810. El día dieciséis, el Capitán Dosau, «hombre con piel de oveja y corazón de tigre», ordena al Alcalde de Almonte que, sin excusa ni disculpa, todos los vecinos varones de entre quince y sesenta años, debían incorporarse a la Milicia Cívica en apoyo del ejército invasor. Al día siguiente, diecisiete de agosto, ante la imposibilidad de dar cumplimiento a la mencionada orden, el pueblo de Almonte vuelve a 132 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Manuel Galán Cruz La lucha de la villa de Almonte..., pp. 123-138 acudir a su Protectora y, ante tan crítica situación, un grupo de treinta y nueve almonteños patriotas, se dirigen hacia la Casa de la Familia Cepeda, en la Calle del Cerro, donde residía el Capitán francés, atacando con éxito a la guarnición francesa en el pueblo, compuesta por ochenta y ocho soldados. Al conocer esta noticia, el Mariscal Soult, destinó una considerable partida de caballería, que en la tarde del dieciocho de agosto, se lanzaron «sable en mano, vomitando fuego hasta el más mínimo soldado» en dirección al pueblo de Almonte, con la orden de «pasar a cuchillo» a los vecinos y de saquear e incendiar el pueblo. Con ello, se daba cumplimiento al bárbaro Decreto del gobierno invasor, que ordenaba tales castigos contra los habitantes y poblaciones españolas, donde se derramara sangre francesa. Enterados de la triste suerte que iba a correr nuestro pueblo, el Ayuntamiento, el Clero y la Hermandad Matriz, reunidos en la madrugada del diecinueve de agosto en la Iglesia Parroquial, en esta situación extrema, no veía salvación posible sino en la Virgen. Cuando las tropas francesas se encontraban ya a escasa distancia de nuestro pueblo, dispuestas a cumplir la fatal orden, recibieron inexplicablemente orden de retroceder, lo que resolvió de modo rotundo y definitivo la libertad y salvación de Almonte. Con motivo de estos acontecimientos y cuando el ejército francés se retiraba definitivamente de España, los representantes del pueblo de Almonte, Ayuntamiento, Clero y Hermandad Matriz, deseando manifestar el reconocimiento y gratitud, que deben al Todopoderoso Dios Nuestro Señor, por la intercesión de la Reina de los Ángeles, María Santísima del Rocío, acordaron unánimemente, el día dieciséis de agosto de 1813, hacer un voto formal y expreso, en su nombre y en el de las generaciones venideras, por el que en adelante y para siempre jamás, pasaran la madrugada del diecinueve de agosto en el Rocío, celebrando por la mañana Solemne Misa en la Ermita, en acción de gracias por el singular favor de la salvación del pueblo. Hoy celebramos aquí este acontecimiento y damos cumplimiento al Voto que hicieron nuestros mayores, en agradecimiento por la acción protectora y salvadora de la Virgen del Rocío sobre su pueblo de Almonte, hace ahora .................. años. SEÑORA Y MADRE NUESTRA DEL ROCÍO, aquí está Almonte, tu pueblo, que a pesar de sus flaquezas humanas, Te quiere, Te venera, Te alza y Te proclama por su Patrona, su Reina y su Señora. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 133 La lucha de la villa de Almonte..., pp. 123-138 Manuel Galán Cruz Vuelve, Señora y Madre nuestra Tus ojos a nosotros, porque somos tuyos, queremos seguir siendo tuyos y Tú de Almonte, AMÉN.” El texto del voto de el Rocío Chico que acabamos de trascribir denota lo que ya apuntábamos más arriba, el carácter eminentemente local de la fiesta denominada el Rocío Chico, y su profundo sentido de gratitud a la Virgen. Este lo hemos extraído, como anotamos anteriormente, del actual Reglamento de Régimen Interno de la Hermandad Matriz, pero el original estuvo custodiado en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Almonte, y allí mismo fue destruido, como el resto de su patrimonio documental y artístico, el 21 de julio de 193634, aunque sabemos de su contenido gracias a la transcripción que de él hizo el historiador almonteño Lorenzo Cruz de Fuentes, cuya obra, publicada en 1908, ha sido empleada en la bibliografía del presente trabajo. Como se ha podido leer también más arriba, hoy en día la fiesta de el Rocío Chico se comienza a celebrar con un triduo preparatorio durante los días inmediatamente anteriores al propio día 19, con el rezo del Santo Rosario, ejercicio del triduo y Santa Misa, rosario procesional por las calles de la aldea en la víspera de la jornada en que se conmemora la efeméride; reservándose la solemne función del voto para el propio día 19, con posterior procesión eucarística. A la vista de los acontecimientos vividos a lo largo de la historia de la devoción mariana rociera, hemos podido comprobar que la veneración a María Santísima del Rocío es un fenómeno que ha ido creciendo con el paso del tiempo, y hoy en día son ya ciento siete las hermandades filiales de la Matriz de Almonte las que rinden culto a María Santísima con el nombre de Rocío35, pero también es cierto que la creación de hermandades no siempre se ha dado con la misma proliferación. Mientras que las primeras hermandades filiales son de los siglos xvii y xviii (Villamanrique de la Condesa, Pilas, La Palma del Condado, Moguer y Sanlúcar de Barrameda)36, las que se fundan en el xix son sólo cuatro, y las dos primeras vienen a hacerlo justo después de los hechos que dieron lugar al voto de acción de gracias del pueblo de Almonte a la Virgen del Rocío 34 Vid. SEBASTIÁN Y BANDARÁN, J. y TINEO LARA , A.: La persecución religiosa en la Archidiócesis de Sevilla. 1936-1938, Sevilla, 1938, pp. 49-50. 35 La Hermandad que ostenta el número 107 en el Registro Oficial de Hermandades Filiales es la de Pozuelo de Alarcón (Madrid), según aprobó la Hermandad Matriz en Cabildo Extraordinario de Oficiales de 1 de diciembre de 2009. La Hoja de la Hermandad. Periódico Oficial de la Hermandad Matriz. Nª 49. 36 Vid. LÓPEZ TAILLEFERT, M. A.: El Rocío. Una aproximación a su historia, Almonte, 1997, p. 99. 134 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Manuel Galán Cruz La lucha de la villa de Almonte..., pp. 123-138 por haberlo librado del yugo francés. Así pues, en el mismo año de 1813 se funda la hermandad filial de Triana (Sevilla)37, y al siguiente año lo hace la localidad aljarafeña de Umbrete38. Las otras dos son la de Coria del Río, que se fecha en 184939, y la de Huelva, fundada en 188040. A este respecto queremos observar una íntima relación entre los hechos acaecidos entre 1810 con la presión del ejército francés sobre la villa de Almonte y su liberación en agosto de aquel año, y el voto de acción de gracias a su Patrona en 1813; y la fundación de nuevas hermandades (Triana y Umbrete) motivado quizás porque los peregrinos que se acercaban cada año a la ermita marismeña para venerar a la Virgen bajo la advocación del Rocío vieron allí una devoción que respondía a las plegarias que le dirigían sus fieles, y con la creación de las hermandades ganaban, por decirlo de alguna manera, en cercanía hacia esa devoción, cuya imagen sagrada pasaba a estar representada en sus respectivos estandartes o simpecados, y por lo tanto, llegaba a estar presente en los propios núcleos de población durante todo el año. Por último hay que reseñar también la íntima relación que actualmente tienen los actos de el Rocío Chico y los traslados de la sagrada imagen de la Virgen del Rocío hasta la iglesia parroquial de Almonte, a pesar de ser hechos diferentes y sin relación alguna aparentemente. Pues bien, los traslados que efectúa la sagrada imagen mariana desde su santuario marismeño hasta la villa de Almonte están documentados desde 160741, y comenzaron siendo por necesidades que padecía la población almonteña en particular, o bien por catástrofes o motivos que pudieran atañer a toda la sociedad en general. Así pues, los traslados se llevaban a cabo por motivos de sequía, epidemias, o en acción de gracias por la finalización de alguna guerra; pero con el avance del tiempo estos motivos eran cada vez más escasos, por lo que la población almonteña institucionaliza que se efectúe el traslado procesional de la sagrada imagen de la Virgen del Rocío desde su ermita marismeña hasta la iglesia parroquial de Almonte cada siete años, marcándose la fecha para el mismo una vez finalizados los actos de el Rocío Chico, es decir, el día 19 de agosto, invariablemente, llegando al pueblo de Almonte en la mañana del 2042. Así pues, la tradición de los traslados de 37 Vid. CHÁVEZ FLORES, F. J.: Hermandades del Rocío, Madrid, 2004, p. 53. Vid. Ibídem. p. 57. 39 Vid. Ibid. p. 61. 40 Vid. Ibid. p. 65. 41 FLORES CALA, J.: Historia y documentos de los traslados de la Virgen del Rocío a la Villa de Almonte. 1607-2005, Almonte, 2005, p. 20. 42 Reglas y Reglamento de la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío de Almonte, 2006: p. 80. 38 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 135 La lucha de la villa de Almonte..., pp. 123-138 Manuel Galán Cruz la Virgen hasta Almonte, que comenzó siendo sin organización y sin una periodicidad establecida, hoy en día se ha fijado un traslado cada siete años, con una estancia de la sagrada imagen en el altar mayor de la parroquial almonteña de nueve meses, regresando a su santuario el domingo previo al domingo de Pentecostés, día en que la Iglesia celebra la solemnidad de la Ascensión del Señor43. Hoy en día, y a modo de reliquia, la Hermandad Matriz de Almonte conserva en su sede el portón de madera de la casa en la que el ejército francés había instalado su cuartel, donado a la institución religiosa por la familia Cepeda, a quienes sigue perteneciendo el inmueble. En un principio estuvo colocado en la santería de la antigua ermita del Rocío44, pero ya en la actualidad se encuentra restaurada e instalada en el apeadero de la Casa Hermandad, dando acceso a la Sala de Juntas, y en ella se puede apreciar un orificio producido por una bala. Puerta del tiro, que se aprecia en el centro de la misma, que estaba en la casa de los Cepeda en la calle El Cerro, donde se producen los hechos de agosto de 1810. Actualmente se encuentra en la sede social de la Hdad. Matriz Tras la conmemoración del segundo centenario de los hechos que provocaron que el pueblo de Almonte en 1813 hiciera un voto de acción de gracias a su Patrona, la Virgen del Rocío, aún sigue vigente lo que se dejó escrito hace cien años, y los descendientes de aquellos habitantes podemos seguir diciendo «¡Cuánta alegría se apodera de nuestro ánimo, cuánto entusiasmo inunda todo nuestro ser, corriendo por nuestras venas hasta sentir 43 44 Ibídem. p. 80. Vid. Novena y Ejercicios en honor de Ntra. Madre y Señora la Stma. Virgen del Rocío, 1939: p. 12. 136 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Manuel Galán Cruz La lucha de la villa de Almonte..., pp. 123-138 el escalofrío del sublime, cuando contemplamos en nuestra imaginación el prodigio verificado por la Santísima Virgen del Rocío con los almonteños la memorable noche del 18 al 19 de agosto de 1810!»45. BIBLIOGRAFÍA ÁLVAREZ GASTÓN, R.: Pastora y Peregrina, Editorial Católica Española S. A., Sevilla, 1977. CHÁVEZ FLORES, F. J.: Hermandades del Rocío, Edita Francisco Javier Chávez Flores, Madrid, 2004. CONSEJERÍA DE OBRAS PÚBLICAS Y TRANSPORTE. DIRECCIÓN GENERAL DE ARQUITECTURA Y VIVIENDA: Doñana: Paisaje y poblamiento. Edificaciones en el Parque Nacional, Edita Junta de Andalucía, Sevilla, 1994. CRUZ DE FUENTES, L.: Documentos de las Fundaciones Religiosas y Benéficas de la Villa de Almonte y Apuntes para su Historia, Huelva, 1908. Almonte: Ilmo. Ayuntamiento (nueva ed.). Colección Cuadernos de Almonte nº 2, 1996. —Recuerdo del primer centenario de El Rocío Chico escrito por un almonteño quien lo dedica a la Venerable Hermandad del Rocío de la Villa de Almonte, Imprenta y Papelería de Miguel Mora y C.ª , Huelva, 1913. D'ORLÉANS, J.: Un village andalou, Librería e Imprenta Militares de Edmond Dubois, París, 1902. Traducción y edición crítica en PEÑA GUERRERO, M. A.: El tiempo de los franceses. La Guerra de la Independencia en el suroeste español, Edita Ilmo. Ayuntamiento de Almonte. Colección Cuadernos de Almonte, número extraordinario: Centro Cultural de la Villa, Almonte, 2000. FLORES CALA, J.: Historia y documentos de los traslados de la Virgen del Rocío a la Villa de Almonte. 1607-2005, Edita Ilmo. Ayuntamiento de Almonte. Centro de Estudios Rocieros (CER). Colección Cuadernos de Almonte, número extraordinario, Almonte, 2005. HERNÁNDEZ, S. y MAYO, J.: “Consolación de Utrera durante la invasión napoleónica”, en La Guerra de la Independencia en la provincia de Sevilla, 45 CRUZ DE FUENTES, L.: Recuerdo del primer centenario de El Rocío Chico escrito por un almonteño quien lo dedica a la Venerable Hermandad del Rocío de la Villa de Almonte, Huelva, 1913, p. 6. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 137 La lucha de la villa de Almonte..., pp. 123-138 Manuel Galán Cruz Actas de las V Jornadas de Historia sobre la provincia de Sevilla, ASCIL, Sevilla, 2008, pp. 131-162. INFANTE GALÁN, J.: Rocío. La devoción mariana de Andalucía, Editorial Prensa Española, S. A., Sevilla, 1971. LÓPEZ TAILLEFERT, M. Á.: Acta de proclamación y juramento de Santa María de las Rocinas como Patrona de la Villa de Almonte. Año de 1653, Edita Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Ntra. Sra. del Rocío, Almonte, 1996. Serie Documentos, I. —El Rocío. Una aproximación a su historia, Edita Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Ntra. Sra. del Rocío, Almonte, 1997. Novena y Ejercicios en honor de Ntra. Madre y Señora la Stma. Virgen del Rocío, Edita Casa Zaragoza, Sevilla, 1939. PEÑA GUERRERO, M. A.: El tiempo de los franceses. La Guerra de la Independencia en el suroeste español, Edita Ilmo. Ayuntamiento de Almonte. Colección Cuadernos de Almonte, número extraordinario: Centro Cultural de la Villa, Almonte, 2000. PONTIFICIA, REAL E ILUSTRE HERMANDAD MATRIZ DE NUESTRA SEÑORA DEL ROCÍO: Reglas y Reglamento de la Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío de Almonte, Edita Pontificia, Real e Ilustre Hermandad Matriz de Ntra. Sra. del Rocío, Almonte, 2006. SEBASTIÁN Y BANDARÁN, J. y TINEO LARA , A.: La persecución religiosa en la Archidiócesis de Sevilla. 1936-1938, Sevilla, 1938. 138 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 juan ramÓn jimÉnez, «platero y yo», y su capÍtulo: el rocÍo. una aproximacion a su contextualizaciÓn en la biografÍa del poeta Santiago Padilla Díaz de la Serna Licenciado en Derecho Resumen Abstract La celebración del primer centenario de la obra Platero y yo, publicada en 1914, es una buena ocasión para reflexionar sobre la aportación de esta obra literaria, de referencia universal, a la difusión de la devoción rociera; y sobre el contexto y circunstancias, en el que se produce el capítulo, “El Rocío”, dentro de la poliédrica biografía del poeta andaluz más universal, Juan Ramón Jiménez. The one hundred anniversary of the publication in 1914 of Platero and I is a good opportunity to reflect on the contribution of this worldwide known literary work to the worship to Our Lady of El Rocío, and to ponder on the context and circumstaces around the chapter called “El Rocío” in the frame of the multifaceted biography of Juan Ramón Jiménez, the most universal Andalusian poet. Palabras clave: Juan Ramón Jimé- Keywords: Juan Ramón Jiménez, nez, Platero y yo, Moguer, El Rocío, Platero and I, Moguer, El Rocío, Darbón, Juan Infante Galán, Flores, Darbón, Juan Infante Galán, Flores, Hernández Pinzón, Burgos y Mazo, Hernández Pinzón, Burgos and Primer Centenario del Rocío Chico, Mazo, Small Rocio First Century, Pedro Alonso-Morgado. Pedro Alonso-Morgado. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 139 Santiago Padilla (Almonte, 1969) es diplomado por el Instituto Internacional San Telmo de Sevilla (PIDE 2005), licenciado en Derecho por la Universidad de Sevilla (19921997) y TEAT por el CENP de Sevilla (1987-1990). Desde abril de 1999 es gerente de la Asociación de Hoteles de Sevilla y Provincia, actividad profesional que ha compaginado con labores docentes, representativas e investigadoras en el sector turístico. Es autor de más de cien artículos sobre religiosidad popular y el Rocío; y, entre otras, de las obras: Rocío, la explosión de la gran devoción del sur en el siglo xx (Almuzara, 2007), Rocío, sal y sol de Andalucía (Hergué, 2010), y Muñoz y Pabón, ilustre cantor de la Blanca Paloma. La biografía del insigne escritor, periodista, capillita y rociero (Hergué, 2011). Ha coordinado la comisión creada por la Hdad. Matriz para la dinamización, programación y desarrollo de los actos extraordinarios del Bicentenario del Rocío Chico y del Año Jubilar del Rocío (2011-2013). 140 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Santiago Padilla Díaz de la Serna Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 «Dondequiera que haya niños –dice Novalisexiste una edad de oro». Juan Ramón Jiménez RA ZONES O MOTIVOS DE ESTE TRABAJO asta acercarse a los números astronómicos que convierten a esta obra, Platero y yo, en una de las más importantes producciones literarias en habla hispana de la historia de la literatura, para constatar y comprobar su dimensión y proyección nacional y universal, en todos los órdenes y sentidos. Y así, sabemos, según datos facilitados por la Fundación Juan Ramón Jiménez de Moguer, que se han hecho varios cientos de ediciones oficiales de la obra, traducida a cuarenta y ocho idiomas, incluidos el braille y el esperanto, hasta el año 2010, desde su primera edición realizada en la ciudad de Madrid en diciembre de 1914, editada por Ediciones de la Lectura, en su serie Juventud, con ilustraciones de Francisco Marco. Siendo a día de hoy una obra plenamente vigente, considerada como una de las grandes joyas de la literatura universal, que sigue vendiéndose casi cien años después, en niveles sólo alcanzables para las obras maestras. Esa dimensión editorial universal convierten a uno de sus capítulos, dedicado al Rocío, y titulado «El Rocío», en un medio que decididamente ha contribuido y favorecido históricamente la difusión nacional y, más aún, internacional de esta devoción, como muy pocos textos literarios han podido hacerlo hasta hoy. El hecho no es baladí, ni anecdótico, y sin embargo, no deja de ser extraño y chocante a primera vista, pues sería difícil catalogar a Juan Ramón Jiménez, con la información que hoy tenemos, como un rociero de pro, al menos, en sus acepciones más habituales. Pero la estampa, el momento, el color y el ambiente, tan real, tan espiritual, aunque desposeído de cualquier connotación o significado confesional religioso; un tema, en el que no se prodigó el poeta, y con el que paradójicamente, tantos han podido entrar en contacto, e incluso llegar al Rocío, o que ha inspirado a tantos otros escritores, está en ese relato de seis párrafos y trescientas diecinueve exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 141 Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 Santiago Padilla Díaz de la Serna palabras, que ha dado la vuelta por los cinco continentes1. A veces acompañado de ilustración, como nos pone de manifiesto Juan de Dios Montoto en esta misma revista, y otras sin ella; aunque haciendo la salvedad, de que al intervenir en cada edición la mano del editor; a veces, tampoco fue incluido, al igual que otros capítulos, en todas las ediciones nacionales; y menos aún, en todas las ediciones extranjeras. En una evolución, seguramente paralela al crecimiento y difusión nacional e internacional de esta devoción y de la fiesta. Hasta tal punto, que creemos poder afirmar, que a partir de un cierto momento, como también podemos inferir de párrafos posteriores de este trabajo, el capítulo «El Rocío» de Platero y yo, ha podido contribuir también y favorecer la popularización de la propia obra, una vez hecho propio por la bibliografía y por la lírica rociera. En este punto, la pregunta, para cualquiera que se acerque como nosotros al poeta universal de Moguer con aprecio y curiosidad, no puede ser otra. ¿Porqué se detiene Juan Ramón en fotografiar El Rocío, con la delicadeza y el acierto irrepetible de su pluma?, ¿cuáles pueden ser sus puntos de conexión o vínculos, desde el Moguer de principios del siglo xx con Almonte y El Rocío?, ¿llegó a vivirlo y a conocerlo el poeta? Antonio Ramirez Almanza, director de la Casa Museo de Juan Ramón nos adelantaba en el año 2005 una respuesta: No debe sorprender que al andaluz más universal de las letras españolas, le recordemos hoy, en plena eclosión de primaveras del sur, y de lleno en el siglo xxi, evocándolo, en sus propias palabras, como alguien cercano al mundo rociero. Sería difícil que al moguereño se le escapase esta efervescencia de luces y sones en los mayos de su juventud, ebrio de sueños líricos, en el Moguer de principios del siglo xx. No sabemos si el poeta pisó alguna vez las arenas rocieras, aunque sí holló las dunas vecinas de Mazagón; pero pertenecer a las raíces más antiguas de la esencia de un pueblo atraído poderosamente por las marismas del viejo y arenado Ligustino, que casi inundó Fuentepiña, al pie de Los Llanos, al lado mismo del secular 1 Un ejemplo de ello sería una hermosa edición de Platero y yo que conservamos, realizada en La Habana en 1964, editada por Editora Juvenil y Editorial Nacional de Cuba, que sólo consta de 63 capítulos seleccionados, y en el que, en este caso, sí se incluye el capítulo de «El Rocío», aunque sin ilustrar. Y también es incluido, según Montoto Sarriá, en la edición que se hizo en París por Pierre Seghers, Éditeur, en 1956. En este caso sí, ilustrada por Baltasar Lobo. 142 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Santiago Padilla Díaz de la Serna Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 camino de Sanlúcar, frontera del Pino de la Corona, son, ineludibles savias para sentir la llamada y el latido de las gentes de su pueblo en peregrinaje de exuberancia multicolor hacia la Blanca Paloma...2. El trabajo que hilvanamos a continuación, siguiendo estas intuiciones, no deja de ser una mera contextualización. La idea es intentar situar el capítulo en la obra y especialmente en la biografía tan rica y poliédrica del autor, en fecha tan señalada para la misma; cuando estamos a punto de adentrarnos en el año de Platero y yo. Aunque debemos señalar que ahora sólo podemos apuntar meras conjeturas, pues más allá de ellas, no poseemos otras certezas, apoyadas en documentación que lo soporte o acredite, de forma más concluyente. Sin embargo, es tal su talla literaria e intelectual, y tal el servicio que esta obra irrepetible prestó y sigue prestando a la devoción rociera, a través de este capítulo, que cuando se va a cumplir el centenario de su primera edición, bien merece este ejercicio y juicio crítico, que nos sitúa desde varios planos o perspectivas en la época y en el contexto personal en que se produce. LA VALORACIÓN Y REVALORACIÓN DE PLATERO Y YO Y DE SU CAPÍTULO SOBRE EL ROCÍO. LA CONSECUCIÓN DEL NOBEL EN 1956 Sin meternos de lleno, ni en profundidad con carácter general, y aunque siendo ya un indiscutible éxito editorial, es evidente que la concesión del Nobel de Literatura al poeta de Moguer, en 1956, y los acontecimientos familiares y personales que se sucedieron sin solución de continuidad, unos días después, con el fallecimiento de Zenobia, su esposa; seguido, dos años después, del suyo propio, y el traslado de sus restos de Puerto Rico, último lugar de su exilio político, hasta Moguer, iban a marcar el gran y definitivo punto de inflexión de su obra en general, y de Platero y yo en particular. Pues no en vano, es esta obra, por la que se le concede el Nobel, el día 25 de octubre de 1956. Un hecho que puede constatarse además fácilmente por la evolución de las ediciones de la misma. Lo cierto es que fijándonos en el capítulo «El Rocío» de Platero y yo, 2 Vid. RAMIREZ ALMANZA, A.: «El Rocío en Juan Ramón Jiménez». En La Revista del Rocío, nº2. Huelva, mayo de 2005. Pág. 55. La propia revista va a reproducir el referido capítulo literalmente en su edición del año 2007, coincidiendo con el denominado «Trienio Juan Ramón y Zenobia, 2006-2008». Vid. La Revista del Rocío, nº 3. Junio de 2006. Pág. 41. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 143 Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 Santiago Padilla Díaz de la Serna presente en la obra desde su edición original, su primera revalorización editorial, dentro de la misma, es evidente que lo constituye la primera ilustración del mismo, realizada en 1953 en la edición de Antonio Soriano en su editorial parisina Librairie des Éditions Espagnoles con unos primorosos dibujos del pintor y escultor Baltasar Lobo, como nos pone de manifiesto en esta misma revista, Juan de Dios Montoto en su monográfico sobre la materia. Y este mismo año, el cordobés Rafael Álvarez Ortega hacía lo propio para ilustrar la edición de Editorial Aguilar, en su colección Crisolín. Y particularmente para la devoción rociera, aunque desde un medio de comunicación generalista, debemos señalar, que de 1916 es la primera referencia que hemos localizado con valor para la misma, cuando las páginas del diario La Provincia, coincidiendo con la celebración de la romería de Pentecostés de este año publicaba el capítulo completo «El Rocío», en su versión original de la edición de 1914, más tarde, ligeramente modificado, a partir de la segunda edición de 1917, y firmado por el propio poeta, aunque con referencia a la obra. Una reproducción que se hacía coincidir con la publicación de otra poesía de su buen amigo, Rogelio Buendía, bajo el título, «Al Rocío»3. La pregunta es inevitable: ¿Es el primer capítulo de la obra que se reproduce literalmente en la prensa de Huelva? Con todo, la primera revalorización importante de la obra y de este capítulo para El Rocío, la va a hacer el poeta, Pedro Alonso-Morgado, gran devoto de la obra juanramoniana, como veremos más adelante, que se refiere a Juan Ramón y a su capítulo del Rocío, sin referirse a este, ni a la obra4, al concluir sus crónicas de la Romería del Rocío, publicadas en 8 crónicas sucesivas, entre mayo y junio de 1918 en el diario El Correo de Andalucía, y más tarde recopiladas en su libro, La Romería del Rocío. (Impresiones de un romero). De modo que concluye su último capítulo, titulado «El contraste», de este modo: «...Las carretas blancas retornan, a sus pueblecitos ideales, por los senderos floridos de la Primavera, entre los campos verdes [...] Llevan [...] el rumor del lejano bosque de Doñana, el misterio del pinar de las Animas, la frescura de las Madres y de los dos Fresnos, el olor de la Rocina...». Y a más abundamiento, nos añade: «...con esta glosa de Juan Ramón Jiménez, mágico cantor de las melancolías inefables, terminan las 3 4 Vid. Diario La Provincia. Huelva, 8 de junio de 1916. Pág. 1. Sí se refiere a la obra Platero y yo, con anterioridad, al decir: «...Este año al salir las carretas, “la suave llovizna de todos los Rocíos...”- de que habla Juan Ramón Jiménez en Platero y yo...». Vid. ALONSO-MORGADO TALLAFERT, P.: La Romería del Rocío. (Impresiones de un romero). Sevilla 1918. Reedición facsimil del Excmo. Ateneo de Sevilla, de 2005. Pág 14. 144 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Santiago Padilla Díaz de la Serna Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 impresiones humildes de un romero sentimental...»5. Se trata, desde luego, de una cita fundamental que iba a contribuir de lleno a incorporarla a la literatura y a la lírica rociera del siglo xx6. No obstante, creemos que un gran salto cualitativo en este proceso lo pudo marcar el poeta, escritor, ensayista y académico de la lengua, el gaditano, José Mª Pemán y Pemartín, uno de los primeros autores de trascendencia nacional e internacional, que revalorizaban este capítulo en el ámbito de las letras y de la crítica literaria; sobre todo, sí tenemos en cuenta su significado extraordinario para las letras españolas, en una tercera de ABC, en 1965, al glosar la edición póstuma de su obra: Dios, deseante y deseado (Animal de fondo), realizada por Sánchez Barbudo en 1964. En ella, se refería de pasada a nuestro capítulo, para situarlo en el ámbito de las búsquedas trascendentes del poeta7. Y específicamente para la devoción rociera lo hacía, en el único pregón del Rocío que se le conoce realizó en el año 1966, en la mítica bodega La Concha de González Byass, para la hermandad de Ntra. Sra. del Rocío de Jerez de la Frontera, ciudad de su cuna materna. En este pregón afirmó, recurriendo a «sus ojos –distinguidos– de lector: [...]J.R.J. va con Platero al encuentro de las carretas: “Traen el rumor del lejano bosque de Doñana, el misterio del Pinar de las Animas, la frescura de la Madres y de los Fesnos, el olor de la Rocina...”. “Detrás, las carretas como lechos, colgadas de blanco, con las muchachas morenas, duras y floridas, [...] Al fin, mansamente tirado por dos bueyes píos...”» Y 5 Vid. Ibídem. Pág. 77. Por otra parte, Molina Díaz, ha identificado la influencia del Modernismo de Juan Ramón Jiménez en diversos pasajes y usos literarios de esta obra. Vid. MOLINA DÍAZ, F.: Tres visiones del Rocío de 1919. Morgado-Siurot-Cepeda. La Palma del Condado, 2013. 6 Y en un medio especializado rociero, debemos referirnos también a la revista La Romería del Rocío, de 1952, publicada en Huelva por José Sánchez Díaz, con gran vocación literaria, que había incorporado a la cabecera de un artículo escrito por Manuel Bernabé Flores, bajo el título «La procesión del Rocío de Turina», una cita, con el arranque del capítulo, «El Rocío» de Platero y yo. También en 1958, el presbítero, Antonio Hernández Parrales, archivero del Palacio Arzobispal de Sevilla, encabezaba su artículo «Una página para la historia del Rocío», fundamental para la historiografía rociera de Moguer, en las páginas de la revista de investigación Archivo Hispalense, que impulsaba la Diputación Provincial de Sevilla, con un extracto del capítulo de Juan Ramón, en el año precisamente de su muerte. Vid. HERNANDEZ PARRALES, A.: «Una página para la historia del Rocío». En revista Archivo Hispalense, nº 90. Diputación Provincial de Sevilla. Págs. 1-4. 7 Así decía: «...J.R. de joven, cuando se le moría su padre se iba a las procesiones. O llevaba a “Platero” a ver pasar las carretas del Rocío “colgadas de blanco” [...] “mansamente tiradas por bueyes píos que parecían obispos con sus frontales de colorines y espejos”». Vid. PEMÁN Y PERMATÍN, J.Mª: «Deseante y deseado». Diario ABC. Sevilla, 15 de junio de 1965. Pág.3. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 145 Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 Santiago Padilla Díaz de la Serna 8 continúa tirando de varios extractos del texto . Y es evidente, que sólo una personalidad de su rango académico, podía quizás fijarse, recuperar y, sobre todo, proyectar esta cita para la lírica rociera. Desde entonces, este pasaje de su obra, ha sido muy recurrente, presumimos, en el prolijo campo de los pregones rocieros9, siempre asociado al nombre de la filial moguereña; y, así mismo, en crónicas y artículos dedicados al Rocío10. Hasta tal punto, que como ya apuntamos, cabría pensar que el capítulo «El Rocío» de Platero y yo, ha sido uno de los más reutilizados y referenciados, y que más han podido contribuir a popularizarla de toda la obra, como decíamos. Con todo, y desde la perspectiva historiográfica rociera debemos esperar a la espléndida obra Rocío, la devoción mariana de Andalucía, publicada 8 Vid. PEMÁN Y PEMARTÍN, J. Mª: Pregón de la hermandad del Rocío de Jerez. Jerez de la Frontera. Ejemplar mecanografiado de 14 páginas. AFP. También el moguereño y gran juanramoniano; el poeta, Francisco Garfias López, destacado crítico de la obra de Juan Ramón, premio nacional de literatura en 1971, fué pregonero del Rocío en la hermandad de Ntra. Sra. del Rocío de Madrid en dos ocasiones (en 1967? y 1968). Y es previsible pensar que hiciera uso del pasaje juanramoniano para glosar algún momento de alguno de sus pregones rocieros. No en vano, en 1980, en su conferencia a la Hdad. del Rocío de Huelva, bajo el título: «Valores humanos, costumbristas y poéticos del Rocío», en el ciclo organizado para celebrar el centenario de esta hermandad, nos recupera otro texto de Juan Ramón, omnipresente en su obra, para exaltar la figura del tamborilero: «Dios esta azul. La flauta y el tambor/anuncian ya la cruz de primavera/Vivan las rosas, las rosas del amor/entre el verdor con sol de la pradera». Vid. Revista del primer centenario de la Hdad. del Rocío de Huelva, 1880-1890. Huelva, 1981. Págs. 29-38. Y así mismo, otros nombres propios del pregón rociero, que arranca en 1956 en la Bodega de la Concha de González Byass en Jerez de la Frontera, de la mano de Antonio León y Manjón, al que le dio continuidad, el de Juan Infante Galán en 1957,... como Juan de Dios Pareja Obregón, Manuel Lozano Hernández, Eduardo Fernández Jurado, Ángel Díaz de la Serna Carrión o el padre José González de Quevedo, Sj, entre otros. Este último nos escribe: «En la provincia de Huelva hay un pueblo que tiene sabor a fresa y a cal. En sus calles amplias se pasea la poesía de Juan Ramón Jiménez y en las horas tranquilas de la siesta resuenan, los menudos cascos de Platero que anda deprisa hacia la ermita donde la Virgen de Montemayor lo mirará con sus ojos dulces llenos de la luz de la tarde». O esta estrofa de otro poema:«...Fandango con sevillana/sobre el lomo de Platero/y pa rezarle a la Virgen/van los tres por el sendero...». Vid. GONZÁLEZ DE QUEVEDO, J.: Cosas de ella. Sevilla, 1996. Págs. 134 y 210. E intuimos y sospechamos que será una cita prácticamente obligada en el pregón del Rocío que organiza la Hdad. del Rocío de Moguer anualmente, que en el año 2013 ha cumplido su edición número XXVIII, desde el primero, celebrado en 1986. Antonio Murciano o Francisco Montero Galvache, casado con una moguereña, Antonio García Barbeito, o Carlos Colón... son otros poetas, periodistas y ensayistas que nos han recordado la existencia de Platero y de este capítulo. 10 Sin ánimo de ser exhaustivo hemos identificado esta referencia en crónicas o artículos del Rocío, con más o menos detenimiento y profundidad, con la ayuda de la hemeroteca digital de ABC. La primera crónica del Rocío en que hemos encontrado una referencia explícita, y que firma la agencia ZETA, es una publicada el día 27 de mayo de 1966. Diario ABC. Sevilla, 27 de mayo de 1966. Pág. 57. 9 146 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Santiago Padilla Díaz de la Serna Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 11 en 1971 ; la primera obra de referencia historiográfica para esta devoción, publicada en Sevilla por el historiador Juan Infante Galán, otro gran devoto de la obra juanramoniana12, como comprobamos en otro apartado de esta revista, para tener una valoración, desde esta perspectiva. En ella nos hacía esta afirmación, cerrando el apartado dedicado a la Hdad. de Ntra. Sra. del Rocío de Moguer: «...Cabalgando sobre la blandura gris de Platero, la hermandad de Moguer –estampa rociera de principios de siglo–, ha recorrido todos los caminos del mundo...». Sin duda, era el primer historiador rociero que nos advertía del significado de este capítulo de Platero y yo para la historia de la devoción rociera, aunque de este modo, un tanto críptico o codificado, sólo inteligible para introducidos en la materia. Poco después, las referencias se multiplican exponencialmente en la bibliografía rociera, y sin ir más lejos, el periodista Antonio Burgos, incorporaba una referencia para concluir su Guía de La Romería del Rocío para Editorial Everst de 1974. Y en 1977, era el diario ABC, en su edición de Sevilla, en la sección, «El Rocío, crónicas del pasado», el que reproducía íntegramente el capítulo, «El Rocío», de Platero y yo, junto con un texto de 11 También lo cita, al referirse a la hermandad de Moguer, al menos, en dos ocasiones más. INFANTE GALÁN, J.: Rocío, la devoción mariana de Andalucía. Sevilla, 1971. Págs. 128, 146 y 188. Aunque ya con anterioridad, Juan Infante Galán había utilizado la referencia a Platero al describir o referirse a la hermandad del Rocío de Moguer, en el extraordinario de ABC del día 14 de junio de 1967, en el apartado «Andalucía tiene su reina en Almonte». Y lo haría igualmente, más tarde, en 1974, en su artículo «El Rocío: romería de la gracia», o en el extraordinario de ABC de 1975. Vid Diario ABC. Sevilla, 14 de junio de 1967. Pág. Y diario ABC. Sevilla, 2 de junio de 1974. Págs. 178, 181 y 182. Y Breve guía para ver y entender la romería del Rocío. Edit. Prensa Española. Sevilla, 18 de mayo de 1975. También el escritor sevillano Manuel Barrios le había dedicado su atención en su artículo «El Rocío de los poetas», publicado en el diario ABC, el día 25 de mayo de 1969. Vid. Diario ABC. Sevilla, 25 de mayo de 1969. Pág. 41. Y junto a los ya referidos, Luis Prado de la Plaza en 1986 y 1992, Julio Manuel de la Rosa en 1987, o Antonio Burgos en 2005. Todos ellos, en diversos artículos relativos al Rocío en las páginas de ABC. 12 Entre otros testimonios de su devoción por Platero y yo, que constatamos en el propio Fondo Infante Galán de la biblioteca de la Hdad. Matriz, debemos referirnos a sus registros de préstamos de libros a sus alumnos, de la Escuela Nacional Nº 4 de Almonte, en los que lo ofrece ya para su lectura, en los cursos de 1935 y de 1936. Y precisamente en 1936, siendo maestro de primeras letras en Almonte, le solicita al propio poeta un ejemplar de la obra dedicado, que obtiene finalmente con esta dedicatoria manuscrita: «A mis paisanos los niños de Almonte de la Escuela Nacional Nº 4». El ejemplar es de la edición de 1934, de la editorial Signos, que se conserva en la biblioteca de la Hdad. Matriz de Almonte, en el apartado perteneciente al Fondo Infante Galán. AHMA. Fondo Infante Galán. Leg. Nº 3. Por otra parte, en 1951 hace un original obsequio al hijo de su amigo, Vicente Díaz de la Serna, Ángel Díaz de la Serna, consistente en un libro estantería infantil, de madera, ilustrado por él en su portada y en el lomo con Platero y yo. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 147 Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 Santiago Padilla Díaz de la Serna Manuel Siurot, ilustrado con el simpecado de la hermandad de Moguer, en plena romería del Rocío13. Y más recientemente, debemos referirnos al número uno de La Revista del Rocío del año 2005, en la que el entonces y actual director de la Casa Museo de Juan Ramón que nos honra con su pluma en este número de Exvoto, Antonio Ramírez Almanza, hacia una glosa detenida y una aproximación crítica, por vez primera que sepamos, al capítulo «El Rocío», de Platero y yo. Bajo el título: El Rocío en Juan Ramón Jiménez, el poeta, ensayista, escritor e historiador rocianero, le daba al referido capítulo; hasta entonces, uno más de la obra maestra del Nobel, un valor absoluto, diferenciado y autónomo14. Por nuestra parte, en nuestra reciente obra: Rocío, sal y sol de Andalucía. La difusión nacional del Rocío, desde el siglo xix, hasta 1960 (Hergué, 2010)15, hemos intentado contextualizar por vez primera el significado de este capítulo de la obra del poeta de Moguer para la historia multisecular de la devoción rociera. No en vano, además de recuperar para la historiografía rociera un documento gráfico de incalculable valor y ciertamente insólito, que había sido muy recientemente rescatado del olvido, gracias a las celebraciones del trienio juanramoniano, del poeta y premio Nobel de Literatura, realizada en Almonte, en la puerta de la parroquial de la Asunción almonteña16, probablemente en 1929-1930, coincidiendo con una estancia de la Virgen del Rocío en el pueblo17. Además de todo ello, y esto es lo 13 Vid. BURGOS BELINCHON, A.: La romería del Rocío. Editorial Everest. León, 1974, pág. 63. Y diario ABC. Sevilla, 29 de mayo de 1977. Pág. 17. 14 Vid. RAMIREZ ALMANZA, A.: Op. cit Mayo de 2005. Pág. 55. 15 Vid. PADILLA DÍAZ DE LA SERNA, S.: Rocío, sal y sol de Andalucía. La difusión nacional del Rocío, desde el siglo xix hasta 1960. La Palma del Cdo. Edit. Hergué, 2010. Págs. 148156. Antes, en nuestra obra Rocío, la explosión de la gran devoción del sur en el siglo xx (Almuzara, 2007), ya habíamos subrayado, cómo la muerte del poeta y autor de este famoso capítulo, había acontecido a escasas fechas de la celebración de la Romería de 1958. Vid. PADILLA DÍAZ DE LA SERNA, S.: Rocío, la explosión de la gran devoción del sur... Almuzara, Córdoba, 2007. Pág. 180. 16 Vid. EXPOSITO, J. A.: Juan Ramón Jiménez. Albúm. Edit. Residencia de Estudiantes. Madrid, 2009. Pág. 299. 17 La fecha de la vuelta de esta Venida de la Santísima Virgen la publicamos nosotros, por vez primera, en 2010, y fue el día 28 de noviembre de 1929, de acuerdo con la noticia publicada en el diario El Sol de Madrid. Se trata de la primera Venida, en la que consta la peregrinación de diversas hermandades del Rocío a Almonte; entre ellas, Carrión de los Céspedes, Gines, Triana, Coria del Río, Huelva y Rociana del Condado. Vid. PADILLA DIAZ DE LA SERNA, S.: Op. cit. Almonte, 2010. Págs. 222 y 223. Y FLORES CALA, J.: Historia y documentos de los traslados de la Virgen del Rocío a la Villa de Almonte, 16072005. En colección Cuadernos de Almonte. Nº Extraordinario. Almonte, 2005. Págs. 79 y 80. 148 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Santiago Padilla Díaz de la Serna Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 fundamental, vinimos a subrayar y a poner de manifiesto, que con su capítulo dedicado al Rocío, en su inmortal e intemporal elegía andaluza, Platero y yo, Juan Ramón era por derecho propio, uno de los mayores propagandistas y difusores de la historia de la devoción rociera, de todos los tiempos. Juan Ramón Jiménez en Almonte (1929-1930), acompañado por Zenobia Camprubí y por el doctor, Luis López Rueda, casado con su prima Manuela Jiménez, debajo del azulejo conmemorativo de la Coronación de la Virgen del Rocío de la plaza del mismo nombre exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 149 Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 Santiago Padilla Díaz de la Serna APUNTES PARA LA CONTEXTUALIZACIÓN HISTÓRICA. ALGUNOS VÍNCULOS Y RELACIONES DE MOGUER CON ALMONTE La industrialización del vino en la campiña onubense en el siglo xix trajo a muchos riojanos a estas tierras y particularmente de la comarca logroñesa de tradición vitivinícola, de la Sierra de Cameros, localizada al sur de la provincia, en La Rioja media, próxima a la provincia de Soria, desde la que también hubo una importante emigración a estas tierras del sur, que se distribuyeron por todo este espacio geográfico. De allí vinieron los Jiménez (Nestares de Cameros), pero también los Santamaría (Comarca de Cameros?), los Saenz (Comarca de Cameros¿?), los Iñiguez (Laguna de Cameros y Velilla), los Escolar18 (Laguna de Cameros), los Orihuela, o los Espinosa (Pedroso. La Rioja), entre otros apellidos; que muy pronto coliderarían los avances de esta industria en la comarca, emparentarían con la burguesía local y entre ellos mismos; y harían un esfuerzo de integración socio-cultural y religiosa, empatizando con las realidades sociales, antropológicas y religiosas locales. No en vano, siendo la religión un factor determinante todavía de aquella sociedad, es evidente que las expresiones de religiosidad popular, pudieron ser un factor estratégico de encuentro e integración con las sociedades locales, y para posicionarse socialmente en los lugares y localidades donde se establecieron. Hablamos, no en balde, del ámbito empresarial y productivo en el que desarrolló su actividad económica una parte de su familia, y muy particularmente su padre, Victor Jiménez Jiménez en Moguer. Un ámbito que el poeta llegó a relacionar y a significar de este modo; «el alma de Moguer está en el vino». Y sabiendo además que Moguer había sido desde antiguo, a través de su puerto fluvial en aguas del río Tinto, uno de los puntos de salida natural de los vinos del Condado en pequeños veleros, hacia los puertos de Cádiz, para su reelaboración o exportación masiva. Hasta tal punto, que algunos autores han vinculado el matrimonio de sus 18 Precisamente los Escolar emparentaron en Almonte con los Iñiguez. De modo que José Miguel Escolar Martínez, natural de Laguna de Cameros, casó con Leandra Iñiguez Aparicio, también de Laguna de Cameros, de cuyo matrimonio nacieron dos hijos, Angel y Francisca Escolar Iñiguez; esta última casada en Almonte, con Manuel Espinosa Viniegra, natural de Pedroso (La Rioja). Y el hermano de José Miguel Escolar, se llamaba Francisco Victor Escolar Martínez. Según el estudio genealógico familiar de José Manuel Espinosa Reales, del que sacamos esta información, hay ascendientes por ambas líneas familiares, de la familia Escolar, que provienen de Velilla, Cabezón de Cameros, San Román de Cameros o Valdeosera, todos municipios de la provincia de Logroño. Vid. ESPINOSA REALES, J.M.: Estudio genealógico de la familia Espinosa Reales. Incluye desde principios del siglo VI, hasta el año 2000 (31 generaciones). Ejemplar mecanografiado de 165 págs. 150 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Santiago Padilla Díaz de la Serna Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 padres, Purificación Mantecón López-Parejo, cuyo padre era de Manzanilla, otra localidad, gran productora de vinos del Condado, con Victor Jiménez, casado con ella en segundas nupcias, con el negocio del vino de sus respectivos padres. Esa vinculación con la devoción rociera es manifiesta en algunos señalados empresarios del sector del momento, unidos además por vínculos políticos, familiares, y empresariales... que debieron interactuar en mayor o menor medida con el resto. Los Nicolás Gómez González y Perez de Huelva, Antonio Soldán Sotelo de La Palma del Condado, Ignacio de Cepeda y Alcalde de Baeza y Angel Escolar Iñiguez de Almonte, Juan Ramón Espina de Villalba del Alcor, o los Burgos y Bueno, Saenz Medrano, Iñiguez Hernández-Pinzón y Jiménez Jiménez, de Moguer,... a los que dieron continuidad a finales del siglo xix y principios del xx, Francisco Gómez Rull, Juana Soldán y Pérez de Rañón, Ignacio y Mª del Rosario Cepeda y Córdoba, José y Juan Espina Soldán, Luis y Rita Hernández-Pinzón Santamaría, o Julián Espinosa Escolar... que constituyen algunos de estos nombres propios, que nos asocian en toda la campiña onubense la relación de esta industria con su devoción personal y familiar a la Virgen del Rocío, como pudimos ver en el primer número de la revista Exvoto19. Y entre esos señalados propietarios, empresarios y políticos «rocieros» cabe subrayarse a finales del siglo xix y principios del siglo xx el nombre de Manuel de Burgos y Mazo (1862-1946), casado en primeras nupcias con una tía de Juan Ramón20, Mercedes Jiménez Sáenz, fallecida prematuramente en 1887, cuando el poeta contaba con apenas seis años de edad, y con el que tendría una relación aparentemente esporádica, sí nos atenemos a su prolijo epistolario publicado21, aunque la biblioteca del político moguereño, donde obran distintas de las obras del poeta dedicadas, pudieran darnos otras pistas, sobre esta relación22. 19 Vid. LOPEZ ROBLEDO, M. J.: «El Rocío y los vinos del Condado». En revista Exvoto, Nº 0. Edit. PRIHMA. Almonte, diciembre de 2011. Págs. 33-65. 20 Sospechamos que fuera hija de Esteban Jiménez Rubio y de Mercedes Saénz García, primo aquel de su padre, cuya relación familiar y personal le permitieron llegar a formar sociedad con los hermanos Jiménez Jiménez; Gregorio, Francisco y Victor, en 1881, en la asociación comercial Gregorio Jiménez y Compañía, dedicada a la actividad bancaria, al tráfico de vinos y a la producción del célebre coñac, Fino de Moguer, y que llegó a establecer relaciones comerciales con distintas casas vitivinícolas francesas. Vid. MARTÍN, A.: Juan Ramón Jiménez, 1881-1900. Una biografía literaria. Edit. Ayuntamiento de Huelva. En XI Premio Diego Díaz Hierro de Investigación. Huelva, 2007. Págs. 29 y 30. 21 Vid. ALEGRE HEITZMAN, A.: Juan Ramón Jiménez. Epistolario I, 1898-1916. Amigos de la Residencia de Estudiantes. Madrid, 2006. 22 Al menos hemos podido identificar dos obras dedicadas por el poeta a Manuel Burgos, que conservan sus herederos de Moguer: Ninfeas del año 1900, y Poemas mágicos y dolientes, exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 151 Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 Santiago Padilla Díaz de la Serna No en vano, Burgos y Mazo, gracias a su segundo matrimonio, dispuso, más tarde, de una finca en las proximidades de Almonte, la Dehesa del Carmen, recibida en herencia por su mujer, Mª del Carmen Domínguez Santamaría, con la que contrae matrimonio en 1890, siendo a partir de 1901, y hasta 1940, uno de los veinte mayores contribuyentes del municipio almonteño23. Se trata de una finca de recreo y de producción agropecuaria, que frecuentó en sus períodos de descanso y asueto durante una época, a principios del siglo xx, como nos pone de manifiesto la prensa provincial de la época. Concretamente y por un suelto del diario La Provincia de Huelva, sabemos que su mujer se encontraba en Almonte, el día 7 de agosto de 1913, a escasas fechas de la conmemoración del primer centenario del Rocío Chico, aunque el clima político, quizás no fuera el más indicado para que el jefe de los conservadores de Huelva se hiciera presente.24 Todo ello, unido a su destacada relevancia política, siendo su circunscripción electoral, por la que fue diputado a Cortés en varias ocasiones la de La Palma del Condado, le permitió diversos reconocimientos personales en el propio pueblo de Almonte. Entre ellos, la concesión del título de Hijo Adoptivo de Almonte, en el año 1915, tras rotularse una calle con su nombre, la actual calle Sevilla, con anterioridad. Y a ello debemos añadir, su compromiso personal con la devoción rociera, que sabemos en 1901 había sido reconocido, según el diario La Provincia de Huelva, con el otorgamiento del título de Hermano Mayor Honorario de la Hdad. de Nuestra Señora del Rocío de Huelva25; destacando por sus contribuciones personales, verdaderamente reseñables en las diferentes cuestaciones realizadas a principios del siglo xx, por la Hdad. Matriz, para llevar a cabo distintas iniciativas. Con seis euros (1 000 Pta) contribuía a las obras de la ermita, de 1915, siendo el publicada en el año 1911. Por otra parte, Burgos y Mazo es una de las voces más destacadas de la provincia onubense, que en 1912 van a sumarse, desde Madrid, en las páginas del diario La Provincia de Huelva, al homenaje a Juan Ramón Jiménez. Vid. Diario La Provincia. Huelva, 14 de marzo de 1912. 23 En ese listado aparecen también su suegro, establecido en San Juan del Puerto, Francisco Domínguez Santamaría, también oriundo de la Comarca de Cameros, que aparece en los listados de 1882 y 1891, o Manuel Flores Iñiguez, destacado rociero moguereño, como veremos, en el listado de 1923. Vid. OJEDA RIVERA , J. FCO..: Organización del territorio en Doñana y su entorno próximo (Almonte). Siglos xviii-xx. Edit. ICONA. Sevilla, 1987. Págs. 437 y 438. 24 Nos referimos a las revueltas sociales producidas en El Condado de Huelva, los días 3 y 10 de agosto de 1913, contra correligionarios de su partido, que produjeron importantes movilizaciones sociales en Bollullos Par del Condado y en Almonte. Vid. Diario El Heraldo de Huelva. Huelva, 9 de julio de 1913. Págs. 1 a 4. Y del 15 de agosto de 1913. Págs. 1 a 3. 25 Vid. PADILLA DIAZ DE LA SERNA, S.: Ibídem. La Palma del Condado, 2011.Pág. 215. 152 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Santiago Padilla Díaz de la Serna Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 más importante contribuyente a título particular de las mismas26. Y una devoción, que con un carácter más amplio y universal, puede extraerse para Moguer, en tiempos más recientes, de los listados de donantes de las obras realizadas en la antigua ermita en 1915-1917, como acabamos de ver para un caso concreto, o de los listados de la propia Coronación de la Virgen del Rocío del año 1919, a los que nos referiremos más adelante; o en el detalle de la comitiva moguereña que asistió a esta histórica cita, compuesta, según la crónica que hace el Boletín Oficial de la Archidiócesis de Sevilla, por doce carretas, cuatro carros, tres coches y ciento veinticinco jinetes, lo que la configuran en una de las comitivas más amplias y cumplidas, y la que más jinetes reunió para esta histórica ocasión27. Por otra parte y en otro orden de cosas, cabe subrayarse en tiempos recientes la adscripción del municipio de Almonte al Partido Judicial de Moguer, en el período que va de 1835 y 186728, lo que inevitablemente debió multiplicar la relación humana entre ambos municipios, pues no sólo hablamos de la localización de los juzgados de partido para dirimir litigios, sino que también del registro de la propiedad. O recordemos, así mismo, que el nuevo sochantre de la parroquia de Almonte, designado en 1878, que había ejercido de profesor de música en el monasterio de Santa Clara, Celestino López Endrina, era natural de Moguer; de cuya misma familia, muy vinculada al Rocío, por las funciones que desarrollaron hasta tres generaciones en la parroquial almonteña29, era el poeta Francisco Garfias López, recientemente fallecido. Son algunas otras referencias de esta relación de vecindad, en diversos órdenes,... 26 Para que nos hagamos una idea, el otro contribuyente particular más próximo contribuye con 3 € (500 Pta), y a partir de ahí de 1,80 € (300 Pta), para abajo.... Y también contribuye, más modestamente a las obras de 1917, con un porte de materiales de Bolullos Par del Condado al Rocío, por importe de 0,24 € (40 Pta); volviendo a destacar las contribuciones de su familia a la Coronación Canónica de la Santísima Virgen en 1919. 27 Vid. BOAS. Núm. 915. Sevilla, 14 de julio de 1919. Págs. 423-470. Trece años después, la crónica del diario La Provincia nos habla, de ocho carros, presidiendo su comitiva el Hermano Mayor, Manuel Domínguez. Vid. Diario La Provincia. Huelva, 26 de mayo de 1926. Pág.1. 28 Por R. D. de 24/09/1835 se crean las Diputaciones y los Partidos Judiciales, quedando Almonte, enclavado en el partido judicial de Moguer. R. D. de 27/06/1867 se crea el de La Palma del Condado y Almonte pasa a pertenecer a este último, como se desprende de un Acuerdo Plenario del Ayuntamiento de 26/11/1867. 29 Nos referimos a su hijo, Manuel López Romero, y a su nieto, Celestino López Pabón, que ejercieron igualmente, como sochantres de la parroquial almonteña. Hasta tal punto que la tercera y la cuarta generación de esta familia han tenido responsabilidades ejecutivas en la referida hermandad. Vid. LOPEZ TAILLEFERT, M.A.: «Celestino, una voz para el recuerdo, cien años después». En Hoja Parroquial de Almonte, nº 12, diciembre 2010-enero 2011. Pág. 6. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 153 Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 Santiago Padilla Díaz de la Serna Esa vinculación, tan señalada de Moguer con Almonte y con la devoción rociera queda, si cabe, aún más de manifiesto, con la aparición de una calle en el nomenclátor de la aldea con su nombre, a principios del siglo xx; la que simplemente y de forma tan primaria da continuidad al viejo Camino de Moguer en dirección a la antigua ermita, documentado para El Rocío, al menos, desde 175830. Se trata de la actual calle Carretas, donde también desde tiempo inmemorial radica la choza, primero, y la casa más tarde, de la propia corporación moguereña. Curiosamente se trata también de la choza localizada más próxima a la vieja ermita, ahora convertida en santuario. El Rocío de principios del siglo xx Dos acontecimientos rocieros de finales del xix y principios del siglo xx tuvieron un amplio eco en la prensa provincial, regional y nacional, que Juan Ramón seguía con tanta voracidad y puntualidad. Nos referimos a la romería que con carácter excepcional se celebra a principios de abril de 1899 para celebrar el final de las guerras coloniales en Cuba, Puerto Rico y Filipinas, que había movilizado y sacrificado a tantos hijos del terruño, a la vuelta de los contingentes de repatriados31. Y por otra parte, el suceso luctuoso acaecido el 18 de agosto de 1906, en el interior de la antigua ermita del Rocío, provocando el cierre de la ermita, y un acto de desagravio a finales de septiembre de este año, que dio lugar a una réplica, casi, de la romería, con procesión extraordinaria incluida, de la Santísima Virgen. Ambos acontecimientos rocieros ocurrieron estando el poeta entre Sevilla y Moguer, el espacio donde más eco tuvo la noticia, en los períodos respectivos de 1896-1900, y más propiamente moguereña, de 1905 a 1912. Aunque como ya atestiguamos en nuestra obra: Rocío, sal y sol de Andalucía (Hergué, 2010), la difusión nacional del Rocío había crecido exponencialmente desde principios del siglo xx, como consecuencia de los avances tecnológicos, principalmente en el ámbito de la imprenta, de la proyección creciente de la prensa, la socialización de la lectura y de la cultura, o la aparición del Rocío como fuente de inspiración de obras artísticas de diverso género (zarzuela, teatro, pintura,...). No en vano, era ya habitualmente noticia nacional, en las fechas propicias de la romería, especialmente en el diario ABC, fundado en Madrid en 1905, por el sevillano, Torcuato Luca de Tuna; y había crecido igualmente su seguimiento en la 30 31 Vid. HERNÁNDEZ PARRALES, A.: Op.cit, 1958. Págs. 1-4. Vid. RAMÍREZ CEPEDA, M.: «Un Rocío Chico en el mes de abril». En Hoja Parroquial de Almonte, nº 10. Almonte, abril-mayo de 2010. Págs. 6 y 7. 154 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Santiago Padilla Díaz de la Serna Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 prensa regional y provincial, que de algún modo asistía o daba cobertura a la prensa nacional. Y por primera vez aparecían por estas fechas, textos asociados a firmas de primer nivel, en trabajos de cierta solvencia en contenido y extensión. Recordemos los nombres de José Nogales y Nogales, periodista y escritor de referencia de principios de siglo en la provincia de Huelva, a cuyos homenajes en Huelva y en Sevilla en 1900, se sumó el poeta; o del presbítero, Juan Francisco Muñoz y Pabón, que despuntaba ya como novelista de referencia nacional, al que se refería el poeta hacia 1907, como «el canónigo novelista»32, o del cronista de la ciudad de Sevilla, José Gestoso Pérez, que escribía del Rocío en Barcelona en el año 1903. Por otra parte, entre los pocos datos que conservamos antiguos de la hermandad de Moguer, sabemos que se trata de una de las corporaciones que experimenta un crecimiento patrimonial significativo a principios del siglo xx, que en condiciones normales debería estar unido a un crecimiento devocional. Del año 1910 data el nuevo carretón del simpecado, «templete blanco y dorado con seis columnas»33que Juan Ramón visualiza, y nos describe parcialmente en su capítulo del Rocío. Antigua carreta de la Hdad. de Moguer, estrenada en 1910. Revista, La romería del Rocío. Huelva, 1922 32 Concretamente esta cita está sacada de su artículo «Cornetas», publicado como apéndice (10) de su recopilación de artículos Entes y sombras de mi infancia, publicado en Elejías Andaluzas II. Madrid, 2007. Pág. 170. 33 Vid. Revista La Romería del Rocío. Huelva, 1922. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 155 Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 Santiago Padilla Díaz de la Serna Pero quizás lo más reseñable a la hora de elaborar esta argumentación, pueda ser la presencia de moguereños en la primera nómina de hermanos de la Matriz de Almonte, que se conserva, inaugurada el día 20 de julio de 1917. En ella aparecen reflejados los nombres, de Francisco de Burgos Domínguez, hijo de Manuel de Burgos y Mazo, además de su madre, Carmen Dominguez Santamaría y de sus hijas y hermanas Carmen y Matilde, de Nicolás Olmo¿? y Flores, de José Saénz Flores, de Manuel Cabrera, de Mª Teresa y de Coral Flores Iñiguez, o de Fernanda Saénz Flores; todos ellos de Moguer, y pertenecientes a su élite socio-económica, siendo el grupo más numeroso de hermanos no almonteños registrados en la referida lista. Un hecho que es aún más significativo, dado que estos hermanos foráneos que se inscribían en otras hermandades distintas a las de su localidad, como también sabemos lo hizo la hermandad del Rocío de Triana desde antiguo, solían hacerlo durante los días de la fiesta, en plena Romería del Rocío. Todo ello pudo verse potenciado con los reiterados Traslados de la Stma. Virgen a Almonte, a principios del siglo xx, por motivos de sequía, en 1902, 1903, 1905 y 190734, estas dos últimas, estando el poeta en Moguer, que constituían un gran atractivo y una oportunidad única para visitarla35; y especialmente por el acontecido en noviembre de 1912, con ocasión de la llegada de la luz eléctrica al municipio, estando la Santísima Virgen en Almonte, hasta los últimos días de abril de 1913. Era el año inmediatamente previo a la edición de Platero y yo; en un año realmente destacable para la historia contemporánea de la devoción rociera, en el que se iba a celebrar la primera efeméride, que sepamos, de esta devoción, con ocasión de la celebración del primer Centenario del Voto de Promesa, conocido popularmente, como El Rocío Chico. Un acontecimiento que iba a significar un indudable punto de inflexión para la misma, arrancando el proceso expansivo de crecimiento exponencial de esta devoción en el siglo xx. No en vano, sería el año de la fundación de la primera hermandad del Rocío que se constituía en el recién estrenado siglo xx, precisamente en la localidad vecina de San Juan del Puerto36, tan estrechamente relacionada con Moguer; en un año, además, 34 Vid. FLORES CALA, J.: Historia y documentos de los traslados de la Virgen del Rocío a la Villa de Almonte, 1607-2005. En colección Cuadernos de Almonte. Nº Extr. Almonte, 2005. Págs. 67-72. 35 El diario La Provincia nos da cuenta en su crónica del Traslado de la Santísima Virgen a Almonte, con motivo de las obras en la antigua ermita, que se produce a principios de enero de 1915, de la participación, entre otros participantes de los pueblos circunvecinos, de Dª Carmen Domínguez de Burgos y su hija Carmen, y de don Manuel, don Francisco y don Juan Ramón Burgos Domínguez y don Cayetano Burgos Hernández-Pinzón; todos ellos de Moguer. Vid. Diario La Provincia. Huelva, 11 de enero de 1915 36 Cabe reseñar, que su nombre no aparece en la nómina de hermandades que suscriben el voto conmemorativo de 1913, del Rocío chico, ni consta en la crónica de estos actos. 156 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Santiago Padilla Díaz de la Serna Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 en el que identificamos en la prensa de Huelva, y particularmente en el diario La Provincia, un seguimiento muy constante de los preparativos de este acontecimiento, como detallamos en nuestro reciente artículo para Exvoto del año pasado. A esta singular cita asistían comisionados en nombre de la hermandad moguereña, según el diario La Provincia del día 12 de agosto de 1913: D. Antonio Velázquez, cura de esta parroquia, y los señores; D. Manuel Capelo, D. Fernando Moreno, D. Laureano Rengel, D. Francisco Infantes, D. Manuel Flores, D. Manuel Eufragio, D. Antonio Abaltus, D. Antonio Morales y el veterano, Genaro Gómez Ferrer37. LA OBRA , PLATERO Y YO. SU RELACIÓN CON LA REALIDAD. EL CAPÍTULO «EL ROCÍO». JUAN RAMÓN EN MOGUER ENTRE 1905 Y 1912 Es importante, en este punto, subrayar que todo lo que nos describe Platero y yo, es un reflejo del Moguer de principios del siglo xx, y muchas veces, una denuncia del período en que se dice, se escribió la obra, entre 1905 y 1912, dada a los moldes en diciembre de 1914. Todos sus personajes son reales y todos sus relatos tienen que ver con la realidad del momento; con hechos representativos y o significativos del Moguer que el conoció en su infancia y juventud; eso sí, con el tamiz de la distancia que le habían proporcionado sus estancias fuera del pueblo. Y dentro de esta constatación debemos subrayar que Platero y yo nos deja constancia de algunos de los grandes momentos del calendario festivo que vivían los moguereños a principios del siglo xx, y probablemente de aquellos que más disfrutaban o eran inteligibles para los niños. De modo que en el orden cronológico en que se vivían estas citas alegres y jubilosas y en el que se ordena la obra, nos describe el Carnaval, El Rocío, el Corpus, la Navidad y a partir de su segunda edición (1917), Los Reyes Magos. Nos centramos lógicamente en la fiesta de El Rocío, que era en su tiempo, en gran modo, el equivalente a la entrada de las carretas a la vuelta de la romería. Un gran hito festivo en Moguer, como nos lo recuerdan algunos viejos moguereños, y como lo era para otras ciudades y localidades rocieras, destacando las ciudades de Huelva o de Triana, a principios del siglo xx. Recibir a aquellas comitivas nómadas, que empezaban a convertirse en una estampa del pasado, en ciudades y pueblos dónde ya habían empezado a entrar de diverso modo y en distinto grado la tracción mecánica. 37 Vid. Diario La Provincia. Huelva, 12 de agosto de 1913. Pág. 2. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 157 Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 Santiago Padilla Díaz de la Serna Pues además eran muchos los devotos de la Virgen que les era materialmente imposible acudir a la marisma en romería. Basta tirar de algunas de las crónicas escritas para aquellas dos últimas hermandades, que por ser de ciudad, era más fácil que quedaran recogidas en la prensa de la época, para que entendamos su significado. En este sentido, nos confirma Juan Ruiz Olivares, veterano rociero moguereño, número ochenta, al redactar este texto, de su listado de hermanos, que iba de niño, con otros paisanos, a ese lugar, conocido como el Vallado de los Hornos; a dónde esperaban la llegada de la comitiva moguereña. Justamente el lugar y el momento que nos relata el poeta. Momento de fiesta y de algarabía, y de disfrute, especialmente para los niños. Máxime, sí tenemos en cuenta que era la única romería que vivía el pueblo moguereño, pues la antigua romería a Ntra. Sra. de Montemayor, por orden de la autoridad eclesiástica se celebraba desde 1859 dentro de la localidad, y en forma de Velada38. En este sentido, el número de orden del capítulo, el XLVIII, en la primera edición, de tan sólo sesenta y tres capítulos, convertido en el nº XLVII, a partir de la segunda, formada por ciento treinta y ocho capítulos, nos hablaría de un tema que pudiéramos entender o considerar fue entendido relevante por su autor y también por el editor, claro; aunque también tiene relación, especialmente a partir de la segunda edición, con el itinerario temporal de la misma, que arranca en primavera y acaba en invierno. Un capítulo, entendido por el Nobel, como representativo y necesario para entender el Moguer, y por extensión, la Andalucía que quiere dibujarnos en Platero y yo, desde el lugar de su cuna. Y a lo ya visto, en uno de los capítulos más comerciales, para ampliar su público objetivo, y como consecuencia de ello, el interés del editor. Por otra parte, cabe señalarse que en ese universo que observa e interpreta el poeta tiene cabida, desde otra perspectiva, la religiosidad popular; un verdadero signo de identidad de su pueblo y de cualquier pueblo de Andalucía, que el poeta nos sintetiza en El Rocío y particularmente también en Montemayor, la devoción mariana de los moguereños; la patrona de la localidad, que también aparece en la obra en distintos momentos. Una devoción popular, que se va a manifestar en otros momentos y lugares de su copiosa producción, y que para El Rocío tiene un especial significado en su recopilación de textos en prosa, coetáneos en su elaboración a Platero y yo, en Josefito Figuraciones, que recientemente han sido publicados conjunta38 Vid. DÍAZ DOMÍNGUEZ, M.: Religiosidad popular en la ciudad de Moguer (1400-1936). Fundación Municipal de la Cultura. Moguer, 2005. Págs. 199-204. 158 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Santiago Padilla Díaz de la Serna Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 mente por vez primera, en la obra Elejías II39, y concretamente en su capítulo II, titulado «La Madre», en el que llega a afirmarnos: «...Y él la convertía sucesivo, apoteosis ardiente, en agua primaveral, en sol y luna, en azucena del patio de mármol, en repique de campanas de víspera, en racimo de uvas, en cruz de mayo, en espiga granada, en Virjen del Rocío, en lluvia enredadera de campanillas azules, carmines, moradas...». En realidad, no cabe un concepto más alto de esta devoción, elevado líricamente en el nombre de esta Virgen, a la categoría de experiencia y referencia sublime40 Por otra parte, es evidente, que su prolongada estancia en Moguer entre 1905 y 1912, tras su estancia en Madrid, le va a servir, a un hombre inquieto y curioso por naturaleza, para saborear y analizar con una visión y perspectiva más amplia y crítica todo lo que le rodea; máxime, sí como dicen sus biógrafos, tantas cosas habían cambiado en sus cinco años de ausencia del pueblo. Y lo va a aproximar también a sus seguidores intelectuales andaluces, que van a entrar en contacto directo con su idolatrado poeta, agrupados fundamentalmente en torno al Ateneo de Sevilla como veremos más adelante. Muchos de estos intelectuales iban a coincidir además en un entorno más próximo a Moguer y al Rocío, concretamente en La Palma del Condado, donde en los veranos de 1908 y 1910 se publica el hebdomadario, La Palma, con el subtítulo de Revista de Arte, Ciencias, Literatura e Intereses Locales. Un semanario en el que Ramírez Cepeda ha identificado el poderoso influjo del escritor moguereño, y que iba a propiciar el inicio de un interesante epistolario entre el, y el también escritor y poeta palmerino, Pedro Alonso-Morgado, entre otros. Y que él recibe, bendice y alienta en carta a sus promotores de 12 de julio de 1908, que se estrena, además, con una 39 Vid. JIMENEZ MANTECON, J.R.: Elejías Andaluzas, II: Josefito Figuraciones, Entes y Sombras de mi Infancia, Piedras, flores y bestias de Moguer. Prólogo de Francisco Silvera. Madrid, 2007. 40 También hemos visto referencias homologables a las expresiones o manifestaciones rocieras en este poema de 1899, que lleva este sugerente título: La fiesta de mayo. En la aldea y que dice así: «Bajo un cielo riente y despejado/flotan leves al aire los pendones/y las campanas alegres sones/y se eleva el incienso perfumado. Bañadas de fulgor limpio y dorado/ y entre rosas y luces oraciones,/van pasando las bellas procesiones,/sobre el suelo de juncias alfombrado./ Con esplendor y lujo engalanadas/vienen las santas cruces, rodeadas/ por la plebe que grita delirante... Y dominante todo el sol ardiente,/cual antorcha de luz resplandeciente/de la cristiana Fe, viva y triunfante.” O en esta otra, que dice así: ¡Poesía; rocío de cada aurora, hijo/ de cada noche; fresca, pura/ verdad de las estrellas últimas,/ sobre la verdad tierna/ de las primeras flores! ¡Rocío, poesía;/ caída matinal del cielo al mundo!» (De poesía. Aguilar, 1959) exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 159 Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 Santiago Padilla Díaz de la Serna poesía de Juan Ramón, sacada de Jardines lejanos (Madrid, 1904)41. Y recordemos que tras su marcha de Moguer, en enero de 1913, el poeta volvía a su pueblo en plena efervescencia del aniversario rociero, ya descrito, a mediados de agosto de 1913, que concentró en la aldea a 7 000 almas. Un acontecimiento, que como ya hemos indicado tuvo un amplio seguimiento en la prensa de Huelva; particularmente en el diario La Provincia, que recibía el poeta, aunque con algunas dificultades, incluso en Madrid42 , como prueba inequívoca de que lo seguía con puntualidad. Y un seguimiento que no sería menos amplio y significativo de la romería de 1914 y del Rocío Chico de este año, como constatamos en las páginas del diario La Provincia43. Su entorno familiar y afectivo y sus vínculos con la devoción rociera Es evidente que en el entorno próximo familiar, pero, sobre todo, afectivo de Juan Ramón, encontramos a personas vinculadas por diversos motivos con Almonte y con esta devoción, que pudieron despertar su interés, acercarlo, e incluso acompañarlo para conocer o vivir esta realidad. No en vano, tenemos una referencia oral, no muy concreta y algo difusa, que pudiera ser adicional a la visita del poeta a Almonte en 1929-1930, en la que pudo venir también acompañado de Zenobia y otras personas a visitar a la Virgen, a Almonte o al Rocío, y que se vio alterada por un pequeño accidente44. Los Hernández-Pinzón Flores y Zenobia Camprubí en Huelva En el entorno familiar de Juan Ramón, tenemos que destacar la familia de los Hernández-Pinzón, destacado linaje moguereño y onubense, descendientes de los almirantes palermos que acompañaron a Colón en la gesta americana. No en vano, recordemos de sus devaneos amorosos a partir del verano de 1896 con Blanca Hernández-Pinzón Flores, su reconocido, primer y gran amor de juventud. Una componente de la oligarquía local, a la que persiguió hasta su ruptura total y definitiva en 1911, aunque entre 41 Vid. RAMIREZ CEPEDA, M.: Op.cit. 2006.Págs. 91-122. Vid. ALEGRE HEITZMANN, A. : Op. Cit. Madrid, 2006.Pág. 385. 43 Tienen, desde luego, un especial significado las crónicas de la romería de 1914, publicadas por Francisco Muñoz Pérez, en mayo-junio de 1914, realizadas en ocho entregas. Vid. Diario La Provincia. Huelva, 30 de mayo, 3, 4,5,6,7 y 10 de junio de 1914. Igualmente ocurre, como decimos, en El Rocío Chico de este año, cuando se iniciaban las obras de la pequeña ermita. Vid. Diario La Provincia. Huelva, 28 de julio y 18 y 22 de agosto de 1914. 44 La referencia nos la ha dado, el también Juanramoniano Luis de la Prada Pinzón, secretario de la Academia Andaluza de la Historia, dado que uno de los acompañantes del poeta en este viaje era una pariente directa suya, y así mismo del poeta. 42 160 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Santiago Padilla Díaz de la Serna Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 medio no le faltarían otros amores, de menor significado. Esos lazos con la familia Hernández-Pinzón Flores, venían de atrás por la relación de sus respectivos padres, como nos señala Juan Carlos de Lara, y como lo prueban varios hechos; el principal, el matrimonio de José Hernández-Pinzón Flores,45 que pudo ser compañero de piso del poeta en su estancia sevillana de 1896 a 1899, con su hermana Victoria Jiménez Mantecón en 1902. Y precisamente esta breve estancia sevillana del poeta lo pudo poner en contacto también con El Rocío, dado el significado que para entonces tenía, como ya hemos referido, la salida y entrada de su hermandad del Rocío en el populoso y popularísimo barrio de Triana. Por otro lado, destacados rocieros moguereños habían sido algunos familiares de la familia materna de Blanca, los Flores. Esa devoción nos la pone de manifiesto el listado de hermanos de la Matriz de Almonte, al que ya nos referimos en otro momento, en el que aparecen relacionados, cinco miembros de la familia Flores de Moguer46. Como igualmente lo podemos constatar en la relación de donantes de Moguer de la Coronación Canónica de la Virgen del Rocío, de 1919, en la que destaca Manuel Flores Iñiguez, que llegó a tener intereses económicos en tierras de Almonte, y que ostentaba el título de presidente honorario de la Hermandad del Rocío de Moguer. Su donativo particular para la Coronación Canónica de la Santísima Virgen del Rocío fue el más importante, junto con el del torero Juan Belmonte, alcanzando los 3 euros de entonces (500 Pta); siendo Hermano Mayor efectivo de la hermandad, al menos, en 192247, y estando ya presente, como hemos visto, comisionado por la misma, en la histórica cita de 1913. Y una hermana de Manuel Flores, Mª Teresa Flores e incluso su hermana Coral, que andando el tiempo llegaría a ser camarista de honor del simpecado de la hermandad moguereña, formaron parte de ese entorno afectivo 45 Recordemos que Blanca y José eran hijos de Antonio Hernández-Pinzón Berruezo y de Dolores Flores Tello, casados en el año 1873, siendo su abuelo paterno, Antonio Hernández-Pinzón Ramos. Por otra parte, otro hermano de Blanca, Antonio Hernández-Pinzón Flores había sido compañero suyo en el colegio San José de Moguer. Y más tarde, en el Instituto La Rábida de Huelva, entre 1891 y 1893, donde cursaba ya sus estudios José Hernández-Pinzón, desde 1886. Vid. LARA , C. de: Juan Ramón Jiménez, estudiante. De las migas de Moguer al Instituto de Huelva. En colección calle de la Cal Nueva. Edit. Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez. Moguer 2012. Págs. 89, 90 y104. 46 Entre ellos, cabe referirnos también a Fernanda Saenz Flores, que aparece junto con su hermano José Saenz, y con su esposo, Ignacio Espina de Cepeda, hijo de almonteña; cuya familia aparece al completo, en este revelador listado de 1917. Vid. LOPEZ ROBLEDO, M. J.: El Rocío y los vinos del Condado. En revista Exvoto nº 0. Pág. 51 47 Su esposa, Mª Josefa Pickman, fue nombrada Hermana Mayor Honoraria de la hermandad. Vid. Revista Rocío. Edit. Hdad. Matriz de Ntra. Sra. del Rocío de Almonte. Sevilla, 1957. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 161 Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 Santiago Padilla Díaz de la Serna del poeta en su adolescencia y juventud, tanto por su parentesco con Blanca Hernández-Pinzón, como porque también, ambas, con menor significado fueron amantes o pretendientes amorosas del poeta48. Y recordemos además, que los Hernández-Pinzón estaban emparentados con los Santamaría, que, a su vez, lo estaban con los Burgos y Mazo. De modo que una tía de José y de Blanca, Rita Hernández-Pinzón Santamaría, estaba casada con el hermano de Manuel Burgos, Augusto Burgos y Mazo, y puede ser, la que nos aparece nominada con el primer apellido, en la exigua relación de propietarios que tenían una choza en propiedad en El Real del Rocío, en el primer censo de propietarios que se conserva, fechado aproximadamente hacia 1850¿?49. Un lugar ciertamente preferencial para vivir la romería y próximo a la choza de Moguer, a finales del siglo xix y principios del xx. Y un hijo de ambos, Cayetano de Burgos Hernández-Pinzón, que mantuvo una larga relación sentimental con una sobrina carnal de Juan Ramón, nos aparece también como donante en la importante relación de donantes moguereños de la Coronación, en la que su tío Manuel y familia, como ya vimos, fueron de los donantes más destacados y sobresalientes, por el volumen de sus aportaciones. Y otro tío de José y de Blanca Hernández-Pinzón, José Luis HernándezPinzón Santamaría, ganadero y propietario, hermano de Rita, y casado con la palmerina, Teresa Díaz-Ángel Rañón, fue hermano mayor de la Hdad. del Rocío de La Palma del Condado, al menos, en el año 189650, cuando el poeta se encontraba en Sevilla. Precisamente por sus hijas, Teresa y Pepita Hernández Pinzón Díaz-Ángel, primas de Blanca y primas segundas del poeta de La Palma, Pedro Alonso-Morgado, y primas hermanas, así mismo, de la mujer de este, Teresa Díaz-Ángel Romero, tuvo este, según su propio testimonio, conocimiento de los primeros trabajos del poeta moguereño, con el que el palmerino, sostiene una interesante correspondencia, a partir de 1908. Ellas pudieron ser también otro punto de enlace o de conexión rociera51. Por otra parte, y pese a que la que sería defi nitivamente su esposa, Zenobia Camprubí Aymar era de procedencia muy lejana a estas tierras del sur, 48 Vid. MARTÍN INFANTE, A.: «Juan Ramón, las mujeres y el amor, antes de Zenobia». En Zenobia Camprubí y la Edad de Plata de la cultura española. Universidad Internacional de Andalucía, 2010. Págs. 86-143. 49 El interrogante es nuestro, aunque para subrayar la observación del profesor Ojeda Rivera, que nos indica que la fecha no es perfectamente legible, decantándose por 1850. Vid. OJEDA RIVERA , J.: Op.cit. Pág. XXX. 50 Vid. Revista Corumbel, nº 426-427. La Palma del Condado, julio y agosto de 2013. 51 Vid. RAMÍREZ CEPEDA, M.: El Semanario La Palma (1908-1910), en la órbita de Juan Ramón Jímenez. Moguer. Págs. 35 y 36. 162 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Santiago Padilla Díaz de la Serna Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 nacida en Malgrat del Mar (Barcelona) en 1887, y de madre portorriqueña; aparte de su reconocida confesionalidad católica, cabe subrayarse, que su padre, Raimundo Camprubí Escudero, ingeniero superior de caminos, canales y puertos, estuvo destinado en Huelva, como ingeniero jefe del puerto onubense en el año 1909, lo que le permitió residir en La Rábida en 1909 y 1910; una circunstancia que, puestos a pensar, le pudo permitir conocer de primera mano la experiencia rociera en la capital de la provincia52, donde la hermandad del Rocío de Huelva empezaba a consolidarse como tal, y donde algunas de las grandes figuras de referencia en esta pequeña ciudad; el diestro Litri, primero de esta dinastía torera, o el abogado y pedagogo Manuel Siurot, designado mayordomo de la hermandad en 1910, o el arcipreste de Huelva, Manuel González, que estuvo destinado en la capital entre 1905 y 1916,... eran distinguidos y reconocidos rocieros. El Rocío en otros entornos afectivos del poeta Por otra parte, en el entorno afectivo del poeta debemos señalar a Darbón, el veterinario, o por decirlo en términos más afectivos, el médico de Platero; Juan Bautista Darbón Díaz, que aparece referenciado hasta en cinco capítulos de la obra53, lo que lo convierten, de hecho, en uno de sus protagonistas secundarios de la misma. La descripción que nos hace de el en el capítulo XLI, seguramente intencionada, es la descripción anatómica ordenada, propia que haría un veterinario de cualquier animal: complexión, color-salud, peso y edad. Y en efecto, el referido Darbón, personaje real, como los otros personajes que aparecen en Platero y yo, era hijo del francés Santiago Darbón Dezalles, industrial, casado con Mª del Carmen Díaz y Ojeda, natural de Bollullos Par del Condado y establecidos en Almonte54, de cuyo matrimonio nacieron cinco hijos; José, Ana, Juan Bautista, Antonio y Catalina55; siendo Juan Bautista el tercer hijo del matrimonio, nacido en 1838, que había recibido 52 El diario La Provincia se hace eco en su página dos de la salida y entrada de la Hdad. de Huelva en la ciudad, en sus ediciones de los días, 1, 2, 6 y 7 de junio de este año, destacando la crónica de la llegada de la hermandad, publicada este último día. Vid. Diario La Provincia. Huelva, 1, 2, 6 y 7 de junio de 1911. 53 Nos referimos concretamente a los capítulos: XII «La púa»; XV «El potro castrado»; XLI «Darbón»; CXVIII «El invierno» y CXXXII «La muerte». 54 Él era natural de Riuecazé (Toulouse) y nacido en 1811; y ella, nacida también en 1811, en la localidad vecina de Bollullos Par del Condado. ACA. Partidas de defunción. (Tomo 10, pág. 34. Sección 3ª, y tomo 34, pág. 130. Sección 3ª) 55 ACA. Partidas de defunción de José (Tomo 47, pág. 039. Sección 3ª), Ana, Antonio (Tomo 18, pág. 086. Sección 3ª)y Catalina Darbón Díaz (Tomo 50, pág. 256. Sección 3ª). exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 163 Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 Santiago Padilla Díaz de la Serna en la pila bautismal el nombre de su abuelo paterno, Juan Bautista Darbón, también natural de Riuecazé, localidad de la Alta Garona, en la región de los Pirineos Occidentales. En Almonte quedarían sus cuatro hermanos; entre ellos, Ana, nacida en 1835, casada con el almonteño, Francisco Espina Colorado (1834-1906), ganadero e industrial. Y entre sus descendientes directos cabe mencionar a nuestro bisabuelo, Santiago Espina Darbón, fallecido muy prematuramente (1865-1894), sobrino carnal del veterinario; primogénito, a su vez, de su hermana Ana, casado con Catalina Espina Auden (1868-1933), con la que sólo tuvo una descendiente, Juana Espina Espina (1893-1946), nuestra abuela paterna. Hacemos este rápido recorrido familiar, para subrayar las evidencias de la vinculación devocional rociera, muy activa, al menos, en este grado de nuestra familia, coetánea al veterinario de Platero. No en vano, en el primer listado de hermanos de la Matriz que se conserva, de julio de 1917, formado por apenas cincuenta mujeres, ya referido, aparecen inscritas, Catalina Espina Auden56, con el número tres de orden, y su hija Juana Espina Espina, que contaba con veinticuatro años, con el número treinta y uno. Es decir, que además de su cuna almonteña, en su entorno familiar inmediato y próximo hay evidencias de un compromiso fuerte con la devoción rociera. Con todo, lo más sintomático a los efectos de este análisis es el nombre de su propia esposa, Rocío, de apellidos, Saa Domínguez57, con la que no 56 También cabe subrayarse los vínculos rocieros, por el lado de su sobrina política, Catalina Espina, de su hermana, Micaela Espina Audén, casada con José Millán Periánez, guarda mayor del Coto de Gatos, propiedad de la Condesa de París, por dónde pasaban las hermandades sevillanas, camino del Rocío. Su Hija Francisca Millán Espina, aparece con el número dos en el listado de hermanas de la Matriz de 1917, y sus hijos Jerónimo y Joaquín son los números, treinta y dos, y cincuenta y siete, respectivamente en el listado de hermanos. Y aquel revistió además, las responsabilidades de tesorero, en 1925 y presidente en 1933 de la Hdad. Matriz. 57 Sabemos que tenía una hermana soltera, Encarnación, que vivía con ella y con el veterinario. Por otra parte y por el Anuario del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la Administración sabemos que tenía un hermano, Antonio Saa Domínguez, que entre 1894, primera edición del Anuario y 1904, nos aparece identificado en el gremio de herreros. A partir del Anuario de 1902, aparece también José Saa Márquez¿?, encuadrado en el gremio de armeros. Y a parir del de 1909 aparecen José Saa Domínguez en el gremio de armeros, y Manuel Saa Domínguez en el de herreros. En el último Anuario editado, de 1911, sólo aparece José Saa Dominguez, en el de armeros. De ello deducimos que pudieron ser, al menos tres hermanos varones; Antonio, José y Manuel; este último, que comparece a la muerte de su cuñado. Vid. Anuario del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la Administración. Madrid, 1894-1911. Hemeroteca Digital. Biblioteca Nacional. Madrid. 164 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Santiago Padilla Díaz de la Serna Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 58 tuvo descendientes . De tal modo, que debemos subrayar que el nombre de Rocío, no era un nombre común en el Almonte de finales del siglo xix y principios del siglo xx. No conservándose los libros parroquiales de bautismo, basta repasar, a modo indicativo, la primera nómina de hermanas de la Hdad. Matriz que se recoge en el nuevo listado, abierto el día 20 de julio de 1917, para tener algunos indicios de esta aseveración. De las cincuenta hermanas inscritas, sólo aparece una con el nombre de María del Rocío59. Y no es menos significativo aún, el listado más extenso de donantes de la Coronación a la Virgen del Rocío. Concretamente en el caso del listado de Moguer, nos aparecen, de treinta y tres mujeres donantes, registradas nominalmente, una sólo, con el nombre de Rocío, Dª Rocío Piosa60, aunque, en este punto, la memoria oral nos matiza y nos dice que a principios del siglo xx no era tan infrecuente en Moguer el nombre de Rocío. Ello nos delataría, en cualquier caso, una devoción especial o singular de la familia de Rocío Saa, a la Virgen del Rocío, cuyos motivos o razones desconocemos, ni que influencia directa pudo tener en el matrimonio de Juan Darbón Díaz61. Y es evidente que el referido Darbón era más que un «cura burros». No en vano hemos localizado su expediente académico en la Facultad de Veterinaria de Córdoba, dónde se formó entre 1860 y 1864. Con el número 423 de expediente, obtuvo el grado de Veterinario de 2º clase, que era el máximo grado que se podía obtener en esta Escuela, fundada en el año 1847, subalterna de la de Madrid62. Es evidente, por tanto, que estaba formado, y que por su profesión y formación formaba parte de la élite local, en una sociedad en la que todavía, prácticamente sólo existía la tracción animal. Y 58 En el propio capítulo que le dedica Juan Ramón nos deja constancia de esta circunstancia de su vida, al decirnos: «...Luego, ya sereno, mira largamente del lado del cementerio viejo: —Mi niña, mi pobrecita niña...».. 59 Abundando en este sintomático dato, en el listado de donantes de las obras realizadas en la antigua ermita en el año 1915, de las doscientas dieciséis referencias nominales femeninas, fundamentalmente de naturales almonteñas, sólo aparecen dos con el nombre de Rocío. Vid. COZAR Y LÁZARO, J.L.: La restauración del Santuario de Ntra. Sra. del Rocío. Sevilla, 1915. Págs. 61-75. 60 Vid. BOAS Nº 910, de 12 de mayo de 1919. Págs. 316 y ss. 61 No hemos podido localizar su expediente matrimonial, pero por la partida de defunción de su padre, sabemos que el día 17 de marzo de 1876, fecha de su muerte, aun se encontraba soltero, como sus dos hermanos, después de llevar establecido aproximadamente dos años en Moguer y con treinta y ocho años de edad, cumplidos. ACA. Defunciones. Tomo 10. Pág. 34. 62 Su fundación tiene su origen en la Real Orden de 19 de agosto de 1847, rubricada por Isabel II, mediante la cual fue creada en Córdoba y en Zaragoza una Escuela Subalterna de Veterinaria, llamada así por ser de provincia y poseer un rango inferior al de la Escuela Nacional de Veterinaria de Madrid fundada en 1792, y dependiente del Rectorado de la Universidad de Sevilla. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 165 Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 Santiago Padilla Díaz de la Serna es también evidente que aunque siendo una generación infi nitamente más familiarizada que la nuestra con el mundo animal, con el que mantenían una relación cuasi de convivencia, mucho más estrecho desde niños; y sabiendo el protagonismo que el mundo animal tiene en Platero y yo, pudo serle de utilidad al poeta a la hora de componer algunos momentos y pasajes de la obra; y más aún, sí como nos confiesa el propio autor, no hubo un único Platero, sino distintos burros que dieron su personalidad y su carácter a Platero. Es más, en el caso particular de la familia Jiménez Mantecón, que llegó a tener 15 lagares en Moguer, es fácil imaginar que pudieran contar con una importante cuadra de cabezas equinas, asnales y mulares, para el desenvolvimiento de las tareas agrícolas, amén de otros animales domésticos, y que el propio Darbón coetáneo de su padre, Victor Jiménez, pudiera ser el veterinario de la casa, puntual o asiduamente. En Moguer vivió en la calle Rábida, número 2863, ejerciendo esta actividad, a partir de 1874¿?, estableciéndose como profesional en la calle Cruz de Limones64, a partir del año 1902, hasta el año 191165. Es evidente además, que su profesión lo debió poner necesaria y obligatoriamente en contacto con los rocieros moguereños, que se desplazaban hasta El Rocío, en tracción animal, habiendo en la localidad, dos veterinarios de carrera. El y Narciso Macías Díaz, al que sustituyó su hijo en 1904. Y no es para nada descartable, que por este y tantos otros motivos, ya sugeridos, pudiera asistir a la Romería del Rocío y fuera un devoto más de la Virgen en Moguer. 63 AMM. Leg. 189. Padrón de Habitantes de 1903. Nº de registro, 1783. Y se nos indica que era natural de Almonte. En el de 1909 se nos añade que llevaba viviendo en Moguer treinta y cinco años. Es decir, desde el año 1873. 64 En los libros de matrículas industriales y del comercio, aparece establecido en su propio domicilio, en el registro de 1896-1897 y a partir del de 1902, en la calle Cruz de los Limones; apareciendo en el referido registro de 1911, en la calle San José 2. AMM. Registro de Matrículas Industriales y del Comercio. Leg. 722. Y en el callejero de Moguer aparece una placa que identifica su industria en la calle Monturrio. Vid. FERANDEZ BERROCAL, R.: Un paseo literario por Moguer, Puerto de Santa María y Sevilla de la mano de Juan Ramón Jiménez. Ejemplar mecanografiado de 67 páginas. Pág. 25. 65 El día 30 de abril de 1911 está registrada su baja como veterinario. Acababa de cumplir, setenta años de edad. AMM. Leg 722. Matrículas Industriales y del Comercio. Años 1912 y 1913. Por otra parte, en el Anuario del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la Administración, que se publica en Madrid con carácter anual, hemos visto su nombre registrado como veterinario; en los números que se conservan digitalizados por la Biblioteca Nacional, entre 1894 y 1910. Hasta el anuario de 1900 aparece Darbón, aunque con la letra v, acompañado en esta profesión en Moguer por Narciso Macías Díaz. En este último año aparece también su hijo¿? Narciso Macías Márquez. Y a partir del Anuario de 1904, acompañado sólo por este último, cuyo expediente lo hemos localizado igualmente en la facultad de veterinaria de Córdoba, dónde inició sus estudios en 1879, con el número de orden, 890. 166 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Santiago Padilla Díaz de la Serna Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 Por otra parte, si Juan Darbón Díaz había fallecido el día 3 de enero de 191466, prácticamente a la finalización de los textos de la primera edición del libro, es evidente que sus referencias reiteradas en Platero y yo son el testimonio de un homenaje a su persona, como ocurre con otros personajes que aparecen en la misma. Y puede, cabe interpretarlo, dado el uso de la simbología por Juan Ramón, que en el mismo capítulo de «El Rocío» pudiera haber también un homenaje consciente o inconsciente a su persona, pues no olvidemos que el poeta denominaba a María Almonte, hija de su médico de cabecera y amigo, Rafael Almonte Almonte, con la que también tuvo un idilio amoroso, como Rocío Almonte, en un claro uso de la figura retórica de la analogía; y que la referencia al buey pío, sólo nos aparece en la obra, en el capítulo con el que nos describe al veterinario, y también en este de «El Rocío». Y en este entorno afectivo del poeta, debemos mencionar finalmente, Fuentepiña, la finca de recreo de la familia Jiménez Mantecón, adquirida por y para Juan Ramón, como instrumento de terapia a sus males, que este frecuenta en el período moguereño de 1905-1912; en la que este se recluyó tantas veces, relativamente próxima al cabezo de Montemayor, por dónde desde tiempo inmemorial hacía su entrada en la localidad la hermandad del Rocío, por el camino de Los Llanos, a su regreso de la romería; y desde dónde Juan Ramón pudo también acercarse a contemplar muchas veces, parte de la escena que nos describe en su capítulo de «El Rocío». Juan Ramón Jiménez y su entorno intelectual con vínculos rocieros Ya hemos hablado de algunos autores conocidos y reconocidos por Juan Ramón que habían escrito algunos de los primeros textos significativos de la devoción rociera. En 1900 lo había hecho el periodista y escritor onubense, José Nogales y Nogales, y a partir de 1909, tenemos textos de Muñoz y Pabón. Y ya hemos visto la vinculación de Juan Ramón al Excmo. Ateneo de Sevilla desde el año 1898, en el que ingresa con el número 2 532 de socio, y su significado para los jóvenes miembros del grupo Ariel, que en la mayoría de los casos terminarían escribiendo del Rocío. Una prueba de esta devoción por el poeta de Moguer es el soneto que le dedica, Pedro Alonso Morgado en 190867. 66 ACM. Partida de Defunción de Juan Darbón Díaz. Tomo 38. Folio 253. Sección 3ª. En la partida de defunción se dice que contaba setenta y dos años, lo cual no coincidiría con la edad que deducimos de otras informaciones de su biografía, de la que se deduce que tendría setenta y seis años. Concretamente derivadas de su expediente académico. 67 Reproducimos esta poesía del poeta de La Palma, de 1908, muy expresiva de la devoción exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 167 Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 Santiago Padilla Díaz de la Serna Y recordemos que en 1912 diversos intelectuales de la provincia de Huelva, entre los que estaban algunos significados amigos del Ateneo Hispalense, promovían un homenaje público al poeta del que fue fiel testigo, las páginas del Diario La Provincia, durante los meses de febrero y marzo, en las que se sucedieron los escritos de reconocimiento y de adhesión al autor y a su obra. En este contexto surgiría más tarde el homenaje del referido grupo Ariel, en el Ateneo sevillano, promovido por su apreciado amigo, José Mª Izquierdo, y desarrollado en una velada literaria, a la que no asistió el poeta, el día 28 de marzo de 1912. En ella intervinieron, entre otros, Rogelio Buendía, José Andrés Vázquez, Pedro Alonso Morgado68. Esa interrelación de estos autores, traducido en muchos casos en amistad personal, se manifestaba en el intercambio de experiencias creativas de muy diverso orden. Ya hemos visto la experiencia del Hebdomadario La Palma (1908 y 1910), o de diversos diarios, como el diario La Provincia de Huelva, o El Correo de Andalucía, en los que intercambiaban experiencias y en los que colaboraban; o es el caso también, de la revista Renacimiento, «revista de literatura, arte y ciencias», que lanzaba su primer, aunque único número, en febrero de 2013 en Huelva, bajo la dirección de Rogelio Buendía. Ocurría todo ello en plena formulación o reformulación del nuevo andalucismo en el marco del Ateneo Hispalense, que iba a encontrar en El Rocío una indudable referencia69. Por entonces, el compositor Joaquín Turina Pérez, también amigo del poeta, había compuesto en París su sinfonía, La procesión del Rocío, inspirada en la entrada de la hermandad del Rocío de Triana en su barrio, al regreso de la romería; estrenada en Madrid, en marzo de 1913, estando el poeta de regreso en esta ciudad, y que el propio autor calificaba en diciembre de 1913, como «Rondó Beeethoveniano, [...] contraste entre seguidillas alegres y soleares tristes...», en las páginas de la revista Bética, la revista ilustrada y andalucista del Ateneo Sevillano, también tributaria de admiración al poeta moguereño70, en un artículo que era que ya entonces le profesaban al poeta de Moguer: «Tú estabas en Moguer. En el arcano/ de la noche estival, clara y sonora,/daba luz a mi frente soñadora/la caricia invisible de tu mano. Yo me asomé al balcón... ¡Tú, tan cercano,/en el misterio de la misma hora;/solo en la misma noche tembladora/de las mismas estrellas, dulce hermano!/ Y la brisa me trajo tu mensaje/perfumado del pino y del estero,/-paisaje de ti mismo hecho paisaje-/ ¡Y te vi, luminoso y lastimero/jinete de ilusión, en el celaje/blanco de estrella y luna de Platero». Vid. PINEDA NOVO, D.: Juan Ramón y el Ateneo de Sevilla. Sevilla, 2008. Págs. 94 y 95. 68 Vid. PINEDA NOVO, D.: Ibídem. Págs.147-226. 69 Vid. PADILLA DÍAZ DE LA SERNA, S.: Op. cit. 2010.Págs. 148-156. 70 Ilustrada con una fotografía de media página de su amigo y pariente almonteño, Juan Ce- 168 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Santiago Padilla Díaz de la Serna Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 ilustrado con imágenes de la carreta con el simpecado de Triana, en las calles del barrio. Y precisamente en este mismo número se publicaba una poesía de Juan Ramón, con el título tan premonitorio, «El viaje definitivo»71. Y otro miembro destacado, el también poeta onubense, coetáneo de Juan Ramón y miembro del grupo literario Ariel, Rogelio Buendía Manzano, había publicado en las páginas del diario La Provincia, en la portada del día 19 de mayo de 1913, en la sección «Nuestros poetas», su poema titulado «De romería». Coincidían estos destellos artísticos para la creación rociera, con la publicación en mayo de 1913, del artículo que hemos referido en otro lugar, de Manuel Siurot Rodríguez72; otro señalado ateneísta onubense, con el que el poeta había estrechado notablemente su relación epistolar a partir de 191173 y se había fotografiado en Huelva en 1912, en compañía de Eugenio Hermoso y del compositor, Pedro García Morales; por las mismas fechas que el periodista palmerino, José Antonio Jiménez, colaborador habitual del diario La Provincia y del Hebdomadario La Palma, nos había escrito del Rocío, en su reciente obra Alma Andaluza74. Y pudo tener una referencia intelectual adicional más, en la obra de su apreciado y querido amigo, casi su alma gemela, el ateneísta y escritor sevillano, José Mª Izquierdo, que también en 1914, no había dudado en incorporar una reseña del Rocío, en su obra Divagando en la ciudad de la gracia, un ensayo modernista verdaderamente referencial, con amplio eco y significado para todo su círculo intelectual, en el que también estaba el poeta moguereño75. Pero, sobre todo, tendría continuidad en un proceso realmente creciente y expansivo, con una sucesión de textos, producidos por otros ateneístas o intelectuales con vínculos con esta institución, Antonio Gallego y Burín. («Las Carretas pasan», Revista Bética, 1915), Juan Ríos Sarmiento peda Soldán, del sitio Vallehondo, propiedad de la familia Cepeda-Soldán en tierras almonteñas, aparecía otra poesía dedicada a Juan Ramón. Vid. ALONSO-MORGADO TALLAFERT, P.: «El pinar blanco». En revista Bética, nº 15. Sevilla, 5 de octubre de 1914. No está paginada. 71 Vid. Revista Bética, nº 2. Sevilla, 5 de diciembre de 1913. Págs. 48 y 62-64. 72 De todo ello nos da cuenta también el extracto de la carta, que reproducimos recientemente, dirigida por María del Rosario de Cepeda y Córdova a su hijo Felipe Espina de Cepeda, el día 5 de mayo de 1913. Vid. PADILLA DÍAZ DE LA SERNA, S.: Ibídem. En revista Exvoto, nº 1. Págs.152 y 153. Este interesante artículo no obra en el recopilatorio de artículos rocieros publicado por Llerena Baizán, en 2002. Vid. LLERENA BAIZÁN, L.: En reedición de la obra de Manuel Siurot, La Romería del Rocío, de 1918. Págs., 73-150. 73 Vid. ALEGRE HEITZMANN, A.: Op. cit. Págs. 285-289 y 352-353. 74 Vid. Diario El Liberal. Sevilla, 9 de mayo de 1913. Pág. 1. 75 Vid. PADILLA DÍAZ DE LA SERNA, S.: Op. cit. La Palma del Condado, 2010. Págs. 149150 y 154. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 169 Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 Santiago Padilla Díaz de la Serna («Notas del Rocío», periódico El Aguador. Moguer, 1918), o Felipe Cortines Murube («La Virgen del Rocío. Estampa». Diario La Provincia, Huelva, 1922). Y muy particularmente en las obras de Pedro Alonso Morgado (La Romería del Rocío. Sevilla, 1918), donde ya hemos visto que aparece expresamente Platero y yo, y su capítulo de «El Rocío», Manuel Siurot Rodríguez (La romería del Rocío, Huelva, 1918) y Juan Francisco Muñoz y Pabón (La Blanca Paloma, Sevilla, 1919). Y junto a ellos, pintores, escultores... La pregunta en este punto es inevitable. ¿Pudo influir este texto de Juan Ramón en algunos o en muchos de ellos? Es muy probable, pues a todo lo ya señalado habría que sumar, el formato elegido por el poeta; un texto breve e individualizado y acotado en su temática, y expresado en su insuperable prosa lírica, que por novedoso y adecuado, abría El Rocío a una nueva dimensión expresiva y literaria. Influencia en algunos de estos autores, y en otros muchos que se han sumado y fijado en El Rocío, más tarde, porque antes lo había hecho el gran maestro de la palabra, incorporándolo de lleno con ese sencillo gesto en Platero y yo, a la literatura universal del siglo xx. BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA ALEGRE HEITZMANN, A.: Juan Ramón Jiménez. Epistolario I. Publicaciones de la Residencia de Estudiantes. Madrid, 2006. ALONSO-MORGADO TALLAFERT, P.: «El pinar blanco». En revista Bética, nº 15. Sevilla, 5 de octubre de 1914. — La Romería del Rocío. (Impresiones de un romero). Sevilla 1918. Reedición facsimil del Excmo. Ateneo de Sevilla, de 2005. BOAS. Núm 915. Sevilla, 14 de julio de 1919. Págs. 423-470. BURGOS BELINCHÓN, A.: La romería del Rocío. Edit. Everest. León, 1974, pág. 63. Y Diario ABC. Sevilla, 29 de mayo de 1977. COZAR Y LÁZARO, J.L.: La restauración del santuario del Rocío. Sevilla, 1915. CRUZ DE FUENTES, L.: Recuerdo del Primer Centenario del Rocío Chico escrito por un almonteño que lo dedica a su venerable hermandad. Huelva, 1913. —«Un centenario», en revista La Palma. La Palma del Condado, 4 de septiembre de 1910. Pag. 2. DÍAZ DOMÍNGUEZ, M.: Religiosidad Popular en la ciudad de Moguer (1400-1936). Fund. Municipal de la Cultura. Moguer, 2005. 170 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Santiago Padilla Díaz de la Serna Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 ESPINOSA REALES, J.M.: Estudio genealógico de la familia Espinosa Reales. Incluye desde principios del siglo VI, hasta el año 2000 (31 generaciones). Ejemplar mecanografiado de 165 páginas. EXPÓSITO, J. A.: Juan Ramón Jiménez. Albúm. Edit. Residencia de Estudiantes. Madrid, 2009. Fundación Juan Ramón Jiménez: Biografía de Juan Ramón Jiménez. Ejemplar mecanografiado de 14 páginas. FERNÁNDEZ BERROCAL, R.: Un paseo literario por Moguer, Puerto de Santa María y Sevilla de la mano de Juan Ramón Jiménez. Ejemplar mecanografiado de 67 páginas. FLORES CALA, J.: Historia y documentos de los traslados de la Virgen del Rocío a la Villa de Almonte, 1607-2005. En colección Cuadernos de Almonte. Nº Extraordinario. Almonte, 2005. GARCÍA, M.: «Elejías Andaluzas, I: Platero y yo (1907-1916)». Prólogo a esta edición. Visor Libros. Diputación de Huelva. Huelva, 2007. GONZÁLEZ DE QUEVEDO, J.: Cosas de Ella. Sevilla, 1996. HERNÁNDEZ PARRALES, A.: «Una página para la historia del Rocío». En revista Archivo Hispalense, nº 90. Diputación Provincial de Sevilla. Págs. 1-4. INFANTE GALÁN, J.: Rocío, la devoción mariana de Andalucia. Prensa Española. Sevilla, 1971. JIMÉNEZ MANTECÓN, J.R.: Elejías Andaluzas, II: Josefito Figuraciones, Entes y Sombras de mi Infancia, Piedras, flores y bestias de Moguer. Prólogo de Francisco Silvera. Madrid, 2007. —Platero y yo. Capítulo del Rocío. Madrid. Ediciones de 1914 ( JUVENTUD),1932 (SIGNOS) y 1976 (TAURUS). LARA , J. C.: Juan Ramón Jiménez, estudiante. De las migas de Moguer al Instituto de Huelva. En colección Calle de la Cal Nueva. Fundación Juan Ramón Jiménez.Moguer, 2012. LÓPEZ ROBLEDO, M. J.: “El rocío y los vinos del Condado”. En revista Exvoto nº 0. Págs. 33-67. LÓPEZ TAILLEFERT, M. Á.: «Celestino, una voz para el recuerdo, cien años después». En Hoja Parroquial de Almonte, nº 12, diciembre 2010-enero 2011. Pág. 6. MARTÍN INFANTE, A: «Juan Ramón, las mujeres y el amor antes de Zenobia». En Zenobia Camprubí y la edad de plata de la cultura española. UNIA. Huelva, 2010. Págs. 86-143 —Juan Ramón Jiménez, 1881-1900. Una biografía literaria. En XI Premio, Diego Díaz Hierro de Investigación. Ayuntamiento de Huelva, 2006. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 171 Juan Ramón Jiménez, Platero y yo.., pp. 139-172 Santiago Padilla Díaz de la Serna MOLINA DÍAZ, F.: Tres visiones del Rocío de 1919. Morgado-Siurot-Cepeda. La Palma del Condado, 2013. OJEDA RIVERA , J.Fco.: Organización del territorio en Doñana y su entorno próximo (Almonte). Siglos xviii-xx. Edit. ICONA. Sevilla, 1987. PADILLA DÍAZ DE LA SERNA, S.: «La conmemoración y celebración del primer centenario del voto de promesa, conocido popularmente como El Rocío Chico. Almonte 1913». En revista Exvoto Nº 1. Edit. Hdad. Matriz de Ntra. Sra. del Rocío. Almonte, diciembre de 2012. Págs. 121-159. —«Hermanos y hermanas de la Hdad. Matriz de Almonte. El primer libro de hermanos, de 1917». En revista Exvoto. Nº 0. Edit. Hdad. Matriz de Ntra. Sra. del Rocío. Almonte, diciembre de 2011. Págs. 202-234. —Muñoz y Pabón, ilustre cantor de la Blanca Paloma. La biografía del insigne sacerdote, escritor, cofrade y rociero. La Palma del Cdo. HERGUÉ, 2011. —Rocío, sal y sol de Andalucía. La difusión nacional del Rocío, desde el siglo xix hasta 1960. La Palma del Cdo. Edit. Hergué, 2010. —Rocío, la explosión de la gran devoción del sur en el siglo xx. Almuzara, Córdoba, 2007. PEMÁN Y PEMARTÍN, J. Mª: Pregón de la hermandad del Rocío de Jerez. Jerez de la Frontera. Ejemplar mecanografiado de 14 páginas. AFP. —«Deseante y deseado». Diario ABC. Sevilla, 15 de junio de 1965. Pág.3. PEÑA GUERRERO, Mª A.: Clientelismo político y poderes periféricos durante la restauración. Huelva, 1874-1923. Universidad de Huelva, Huelva, 1998. PINEDA NOVO, D.: Juan Ramón y el Ateneo de Sevilla. Ateneo de Sevilla. Sevilla, 2008. RAMÍREZ ALMANZA, A.: «El Rocío en Juan Ramón Jiménez». En La revista Rocío, nº2. Huelva, mayo de 2005. Pág. 55. RAMÍREZ CEPEDA, M.: «Un Rocío Chico en el mes de abril». En Hoja Parroquial de Almonte, nº 10. Almonte, abril-mayo de 2010. Págs. 6 y 7. —El semanario La Palma (1908-1910). En la órbita de Juan Ramón Jiménez. En colección Calle de la Cal Nueva. Fundación Juan Ramón Jiménez. Moguer, 2006. SILVERA , F.: Elejías Andaluzas, II: Josefito figuraciones, Entes y sombras de mi infancia, Piedras, flores y bestias de Moguer. Prólogo a esta edición. Visor Libros. Diputación de Huelva. Huelva, 2007. 172 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 ilustraciones e ilustradores del capÍtulo «el rocÍo», en platero y yo Juan de Dios Montoto Sarriá Licenciado en Derecho Abstract Next year 2014 will mark the hundreth anniversary of the fi rst edition of Platero and I. We would like to commemorate it by analising its links with El Rocío. In the fi rst edition, the description of the pilgrim's arrival to Moguer appears in the chapter “El Rocío” under number 48. In the defi nitive edition (1917) after modifications on this chapter, under number 47. Despite the existence of numerous illustrated editions of this book –due to is visual evocating caracteristics as well as because of its target readers, children– the chapter dedicated to the pilgrimage to Almonte will not be depicted until 1953. Since then, illustrators have profusely striven to interpret the author's description of the Brotherhood of El Rocío, sometimes most accurately and sometimes only in its general features. Th is article tries to draw a comprehensive list of all the painters, illustators and artists that have turned towards this chapter, and aims to be a sort of tribute from the world of El Rocío to the writer that brought this pilgrimage to all Palabras clave: Juan Ramón, Platero y corners of the earth. yo, ilustración, El Rocío, Hdad. de Moguer. Keywords: Juan Ramón, Platero and I, ilustrations, ilustrators. Resumen El próximo año, 2014, se cumple el centenario de la primera edición de Platero y yo, y una forma de recordarlo es analizar su vinculación con El Rocío. En su primera edición la recreación de la llegada de los rocieros a Moguer, se incluye en el capítulo El Rocío, con el número 48, en la edición definitiva (1917), con variantes en este capítulo, lleva el número 47. A pesar de ser un libro muchas veces ilustrado, tanto por su plasticidad como por publicarse principalmente en ediciones para niños, el capítulo dedicado a la Romería almonteña no se ilustra hasta 1953. Desde esas fechas, los dibujantes se han dedicado con mayor profusión a interpretar las palabras que dedica Juan Ramón a la Hermandad de Moguer, unas veces con mayor fidelidad, y otras, con meras generalidades. Este trabajo quiere hacer un recorrido hasta cierto punto exhaustivo sobre todos los pintores, ilustradores o dibujantes que se han acercado al citado capítulo, queriendo ser una especie de homenaje del mundo rociero a un autor que ha llevado su Romería a todos los puntos del planeta. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 173 Juan de Dios Montoto Sarriá es andaluz desde 1960, nacido en la provincia de Cádiz (San Fernando), su infancia y juventud transcurrió en la de Sevilla (Lora del Río, y estudios de derecho en Sevilla capital), y ha trabajado veinte años en la de Huelva (en la notaría de Moguer). Ha publicado artículos y dado charlas sobre temas de su predilección personal, como el esperanto, Andalucía y el andalucismo, la Semana Santa o El Rocío; uno de los apoyos en sus estudios ha sido el rico archivo familiar que ha usado, además, para recordar a los suyos. Ha colaborado con una ponencia en el libro Blas Infante inexplorado (Universidad de Jaén, 2011) y está pendiente de publicarse otra ponencia suya en el Libro de actas del último congreso sobre el andalucismo histórico. 174 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Juan de Dios Montoto Sarriá Ilustraciones e ilustradores..., pp. 173-195 ste trabajo se va a centrar en establecer un catálogo bastante amplio, aunque con seguridad no definitivo, de todas las ediciones de Platero y yo, el libro que lanzó a la fama a Juan Ramón Jiménez, que lleven ilustrado el capítulo titulado El Rocío. Este estudio tenía en principio su ubicación en la revista Albores Moguereños que edita la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Moguer pero accediendo a la petición del director de esta revista, ve la luz en este espléndido marco literario e investigador rociero que es la revista Exvoto. Antes de la exposición de los resultados obtenidos consideramos conveniente detenernos para realizar una descripción de texto al que acompañan las ilustraciones. El capítulo «El Rocío» aparece tanto en la primera edición de Platero y yo de 1914, que analizaremos más adelante, como en la definitiva de 1917. El profesor Blasco ha detectado hasta doce variantes entre ambas ediciones, siendo curioso que hayan tenido vidas paralelas, pues tanto las nuevas ediciones como las traducciones o selecciones de capítulos se han basado en una u otra, tal vez fijando en la atención en los potenciales lectores de cada publicación. El contenido de dicho capítulo, a tener en cuenta para poder apreciar las posibilidades que cada ilustrador interpreta en su dibujo, lo ha descrito el mismo Blasco así: «A finales de mayo, la hermandad de Moguer se une a otras hermandades para hacer romerías en carretas o a caballo a la ermita del Rocío, junto al coto de Doñana. El bullicio de burros, mulas, caballos, carros y carretas, todos decorados; el enjambre de novios, borrachos, muchachas; la conmoción de gritos, música y cohetes: todo eso fuerza la prosa de Juan Ramón a ser receptiva de dos ambientes ruidosos y festivos de los que normalmente huye. Lo soporta esta vez para pintar el cuadro vivaz de una fiesta folklórica típicamente andaluza». Mínimas correcciones a las palabras de Blasco. El Rocío, la celebración de la romería en sí, (aunque diga la copla que señala el almanaque que cae en mayo) hay muchas veces que cae en junio, ya que es una fiesta que se mueve en función de la Semana Santa (y esta se calcula a partir del día de la Resurrección, que es el domingo siguiente a la luna llena del mes de Nisán, exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 175 Ilustraciones e ilustradores..., pp. 173-195 Juan de Dios Montoto Sarriá que corresponde a los días entre el 22 de marzo y el 25 de abril). Otra, eso de «romerías» debe ser sustituido por romería en singular, hay una sola fiesta, a la que acudían las 10 hermandades, que existían cuando Juan Ramón publica Platero y es una sola romería del Rocío a la que acuden hoy las más de 100 hermandades existentes. Todo lo demás es aceptable, partiendo, claro, que para un creyente lo principal es la Virgen del Rocío. Sobre Juan Ramón y El Rocío solo decir que debía conocer muy bien la romería, por ser moguereño, y por la gran cantidad de amigos rocieros que tenía, encontrándose en su biblioteca el libro La Romería del Rocío dedicado por su autor, Pedro Alonso Morgado. Cuando Juan Ramón incluye la vuelta de las carretas de la Hermandad de Moguer provenientes de la romería del Rocío en su libro, tan personal, tan, digamos, «pueblerino», no hace más que contarnos uno más, de los acontecimientos normales de la vida de los moguereños. Normal, en cuanto que se produce cada año (al menos desde siglos antes), y normal, en cuanto que es una seña de identidad de lo moguereño. Un dato que lo viven los habitantes de nuestra ciudad, y que se refleja en la vida exterior como se ha visto en el programa que sobre Moguer ha emitido, en 2013, una cadena de televisión. Como cuenta Francisco Garfias (otro gran poeta moguereño y por ende tan rociero) cuando habla de Platero y yo: «Todo lo que pasa en este libro, ocurrió –pudo ocurrir– en la vida corriente y diaria de un pueblo andaluz». A lo que habría que añadir, por lo que nos atañe, un pueblo andaluz que está en la órbita del mundo rociero (remarquemos aquí que Moguer tiene el título de ciudad desde 1642). El que desde la primera edición comenzara a ilustrarse los capítulos de Platero es algo significativo. Toda la recreación que nos muestra Juan Ramón de Moguer reproduce visualmente la realidad, la sensibilidad, la depurada prosa poética no deja de ser descriptiva, y los lugares y personajes podrán ser fácilmente reproducidos por los distintos ilustradores que se han acercado a la obra. Otra cosa será que además esos ilustradores o dibujantes se hayan acercado a Moguer, y hayan querido dar a su obra un matiz más cercano, más real. Vaya ya por delante que varios de los grandes ilustradores que se han acercado a Platero y yo, como Benjamín Palencia o José Caballero, no han ilustrado el capítulo rociero. 176 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Juan de Dios Montoto Sarriá Ilustraciones e ilustradores..., pp. 173-195 EDICIONES DE PLATERO Y YO EN ESPAÑOL Pero vayamos al principio, a la primera edición. No será preciso hacer mucha historia, pues el año de 2014 es año Platero y yo. Digamos sólo, como cuenta Juan Ramón, que «la primera vez que se publicó esta edición menor fue en la serie Juventud de La Lectura de Madrid, y no era sino una selección hecha por los editores... del libro completo, ya escrito casi todo en esa fecha, 1912. En 1917 vino la primera edición completa de la Casa Calleja...». Sobre las copiosísimas ediciones posteriores agregar, por lo que a nuestro trabajo se refiere, lo que cuenta el mismo Juan Ramón: «no puedo hablar de las ediciones piratas españolas ni hispanoamericanas»; esto escribía nuestro poeta en los años cincuenta, y teniendo en cuenta además las traducciones: ¡cuántas más no se habrán hecho! Valga esto para las posibles faltas que puedan observarse en este trabajo basado principalmente en la colección privada del autor y en la exhaustiva colección de la Fundación Juan Ramón Jiménez, depositada en su Casa Museo de Moguer. En esa aludida primera edición menor de 1914, los dibujos o imágenes son de Fernando Marco, que como dice el propio Juan Ramón mostraban unas imágenes que eran «sosas y pueriles» y «obvias». En dicha edición no está ilustrado el capítulo que estudiamos. Como hemos citado, si desde el principio partimos de las dos primeras ediciones de Platero y yo, la de 1914 y la de 1917 (esta última ya completa), los distintos editores van a dar un contenido distinto a sus Plateros. Distintos en el sentido de incluir unos capítulos u otros, en función del público a quien se dirigiera el libro. Y si bien el capítulo «El Rocío», se incluye en esas dos primeras ediciones, no tendrá la misma suerte en muchas otras ocasiones. Así, sí podemos comprender, hasta cierto punto, que en traducciones anotadas de Platero, no se incluya el capítulo dedicado a la llegada de las carretas rocieras a Moguer, pues suponen un comentario, quizás demasiado amplio para hacer comprender la acción a lectores de otras latitudes y costumbres. No comprendemos tanto, sin embargo, la omisión de tal capítulo en varias editoriales sudamericanas, lo mismo que hacen algunas editoriales españolas cuando hacen ediciones para niños; e incluso, que el propio Juan Ramón, cuando hace una edición escogida por él, para niños salvadoreños, lo deje de lado. Según nuestra búsqueda, será el año 1953 cuando sale a la luz la primera edición que lleva dibujado el capítulo El Rocío de Platero y yo. Es la edición que, en español, hace Antonio Soriano en su editorial parisina Librairie des Éditions Espagnoles, con unos primorosos dibujos del pintor y escultor Baltasar Lobo. La edición, resultado de un acertado maridaje de tres exiliaexvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 177 Ilustraciones e ilustradores..., pp. 173-195 Juan de Dios Montoto Sarriá dos: Jiménez, Lobo y Soriano, es recordada así por este último: “Guardo especial recuerdo, como una de las mayores ilusiones y placeres de mi vida, la edición de Platero y yo de Juan Ramón Jiménez, con las ilustraciones de Baltasar Lobo. «...La gente casi lloraba cuándo veía un libro tan bien hecho y un texto tan bello». De la edición ¿qué podemos añadir nosotros?, tal vez que cuándo una famosa editorial se propone sacar a la luz unos llamados Facsímiles de Obras Maestras y se decide por una edición de Platero, la familia del poeta recomienda la ilustrada por Lobo, y que el autor de estas líneas sino lloró al verlo, en un quiosco sevillano, sí es verdad que lo compró ipso facto, cuando aún no estaba inoculado con el virus juanramoniano. El mismo Juan Ramón estuvo desde el principio muy ilusionado con la edición y los dibujos de Lobo, «el librillo se está imprimiendo con la sencillez que a mí me gusta y con amoroso cuidado,... Lleva unos encantadores dibujos de Baltasar Lobo». Las palabras citadas las incluye Juan Ramón en un texto ex profeso que realiza para la edición que acompaña las ilustraciones de Baltasar Lobo, y ahí Juan Ramón hace un recorrido por las distintas publicaciones de Platero y yo. Detengámonos un poco en este ilustrador que tanto agradó a Juan Ramón. 178 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Juan de Dios Montoto Sarriá Ilustraciones e ilustradores..., pp. 173-195 Baltasar Lobo nacido en un pueblo de Zamora, Cerecinos de Campos, vino al mundo en 1910 y murió en Paris en 1993, donde se encontraba, desde su exilio en 1939. Catalogado en la corriente pictórica de la «semi-abstracción», para la crítica Manuela Nieto, la obra de Lobo «es una manera de ver el mundo exterior. Es un universo de formas personales, donde lo figurativo y abstracto se superponen y contraen. Es una mirada al interior de la actividad vital, una introspección en el ser primario que todos hemos sido». Sobre esta edición de Platero y yo se ha escrito que «es una muestra de la lograda fusión entre el espíritu de un texto y su ilustración, y un ejemplo del buen hacer editorial: cuidada tipografía, elegante factura, limpia maqueta. Toda en ella nos pone en contacto con la humildad y el respeto a la sencillez que Juan Ramón transmite en sus palabras. Las originales ilustraciones llegaron hondamente al corazón del autor, que se enamoró de ellas inmediatamente, y sabemos lo extremadamente cuidadoso que era en todo lo referente a las ediciones de su obra». Y es que «realmente, Baltasar Lobo supo ilustrar –solo con tinta y lápiz– el Platero y yo, redundando en el punto de vista de Juan Ramón, en su espíritu: dibujos sobrios, que huyen de lo obvio del texto para permitir que la imaginación del lector las concluya, las culmine. Lobo se arrastra en un mundo figurativo pero de ensueño surrealista y busca en sus líneas llegar al fondo del alama de Platero sin necesidad de caer en la anécdota: muestra la esencia paraque, quien lea y vea, vista a las forma de sus accidentes». Hemos citado ya palabras de Juan Ramón sobre estos dibujos de Lobo, pero no son las únicas. En carta al citado editor del libro, Andrés Soriano, fechada en Río Piedras, y de fecha tres de noviembre de 1952, escribe: «Las ilustraciones de Lobo son exquisitas, las mejores que se han hecho para Platero. Tenga la bondad de felicitar a Lobo de mi parte por su labor tan sensitiva. Es claro que la ilustraciones de la edición de Gili son muy buenas, pero no expresan el ambiente andaluz del libro». Esta fidelidad a Moguer, a su ambiente, a las tradiciones tiene en parte explicación si tenemos en cuenta las palabras del mismo Soriano a Juan Ramón: «Hemos hecho que un fotógrafo de Huelva vaya a Moguer para hacernos tantas fotografías como sean necesarias para comprender el lugar de la acción». E incluso Zenobia en una carta de 1955 recomienda los dibujos de Lobo a los editores de Platero y yo, en Suecia, Alemania e Inglaterra. Tan a gusto quedará el poeta de Moguer con los dibujos de Baltasar Lobo que le encargará un exlibris para la donación de libros que hace a la Universidad de Puerto Rico, exlibris que tendrá como motivo principal una rama de perejil. E incluso solicitará al pintor algunos originales de la edición exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 179 Ilustraciones e ilustradores..., pp. 173-195 Juan de Dios Montoto Sarriá de Platero y yo, que actualmente se encuentran en la Casa Museo de Moguer. Muy contento debió quedar el propio Baltasar Lobo de su trabajo, y de los comentarios de Juan Ramón, que siguió trabajando sobre el libro de Platero. Y así en carta del ilustrador al poeta moguereño le informa que está realizando nuevos dibujos para una traducción de Platero al inglés. Esos nuevos dibujos finalmente ven la luz, por lo que conocemos, en una edición francesa, donde Baltasar Lobo remoza buena parte de los dibujos, sin variar el motivo, pero sí su ejecución material. De modo que, ahora los dibujos son más realistas, pierden viveza. La edición se hizo en París por Pierre Seghers, Éditeur, en 1956. Es por tanto, Baltasar Lobo el único ilustrador, creemos, que ha hecho dos dibujos distintos para el capítulo «El Rocío» del inmortal libro juanramoniano. El mismo año, y con posterioridad a la edición citada anteriormente, el cordobés Rafael Álvarez Ortega, 1923-2011, ilustra, en la editorial Aguilar, y en la colección Crisolín, el capítulo «El Rocío». Para Francisco Garfias son unos «finísimos dibujos». Según hemos podido averiguar a través de la página web oficial (http://www.alvarezortega-pintor.com/) el dibujo es de ese mismo año, 1953, y su actual propietario es Geofroy de Thoissy, y se encuentra el dibujo en la ciudad de Las Palmas de Gran Canarias. El cordobés Álvarez Ortega nos muestra un tratamiento certero y realista de las cabezas de unos mulos, en blanco y negro. Curiosamente en el dibujo de los libros hay pintadas dos flores, tal vez margaritas, que no están en el reproducido en la página web. En edición para bibliófi los, algo común en libros juanramonianos, «con magistrales ilustraciones de Carlos Sáenz de Tejada, 1897-1958, que fue lo últimos que hizo este pintor antes de morir», según cuenta el citado Garfias, sale a la luz en 1957 un Platero y yo en Ediciones de Arte Fournier, Vitoria. Está ilustrado, en el capítulo que tratamos, con dos magníficas ilustraciones, una representando a la Virgen en andas de los romeros y otra a Platero arrodillado ante el paso, pero... parece ser que tomó como modelo a la patrona de Moguer, la Virgen de Montemayor (no será el único). 180 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Juan de Dios Montoto Sarriá Ilustraciones e ilustradores..., pp. 173-195 De 1959 es la primera edición de Platero y yo que publica la editorial Taurus, de la que se han hecho más de quince ediciones. En ella nos encontramos con un dibujo, de un gran perfeccionismo que representa a Platero arrodillándose, del reconocido pintor e ilustrador Ricardo Zamorano. Otra de las más bellas ilustraciones de capítulo estudiado es la que realiza el pintor y joyero vasco, Rafael Munoa, recientemente fallecido (1930-2012). La edición, en 1963, la realiza la Editorial Aguilar en su colección El Globo de Colores, siendo su difusión favorecida al realizarse una edición especial para el Ministerio de Educación y Ciencia. Para Garfias es una «deliciosa edición para niños de Aguilar, con cándidos dibujos en color de Rafael Munoa». El libro fue fi nalista en Bolonia, Italia, del Torchio d’Oro en 1965. Sólo añadir que la Virgen que se esboza parece ser la Virgen de Montemayor. Por otra parte, la muy difundida edición del Círculo de Lectores, de 1963, lleva ilustraciones esquemáticas en blanco y negro de Armand, el capítulo El Rocío tiene un dibujo donde se observa en perspectiva una pareja de jinetes, unas carretas y ¿montañas? En 1982 la editorial Doncel realiza una interesantísima edición de Platero, con dibujos a color del valenciano Vicente Fillol Roig. El libro de gran formato incluye a toda página un tratamiento naif de caballistas y carros descubiertos. Otra de las más difundidas ediciones de Platero y yo (incluso el Ayuntamiento de Moguer patrocinó una edición especial en 2006 con motivo del 125 aniversario del nacimiento de Juan Ramón) es la que realiza la editorial Anaya en su Biblioteca Didáctica, que ha realizado ya más de quince ediciones. Junto al estudio de Ana Suárez Miramón destacan unos realistas dibujos de Esther Sancho que el capítulo que estudiamos lo ilustra en una página completa con un grupo de caballistas que acompañan a la trasera de un carro donde se esbozan mujeres en trajes de gitana. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 181 Ilustraciones e ilustradores..., pp. 173-195 182 Juan de Dios Montoto Sarriá exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Juan de Dios Montoto Sarriá Ilustraciones e ilustradores..., pp. 173-195 Una estilizada cabeza de Platero con una guirnalda de flores en su cuello, debida a la pluma de Guillermo Llorente, ocupa parte de la página 105, de la edición de Alborada de 1987. En la colección de Viva Voz de Visor Libros, año 2004, que incluye una selección de capítulos de Platero y yo, encontramos ilustrado el capítulo «El Rocío». Pero las ilustraciones, dibujos de rosas, no son hechas exprofeso para esa edición sino que se han tomado de la primera edición que ilustrara Fernando Marco, y esos dibujos no se incluían en las páginas que recogían el capítulo «El Rocío», sino en el capítulo LII, titulado: «Los Fuegos». EDICIONES EN OTRA S LENGUAS Las diversas traducciones de Platero y yo tienen por lo que respecta al estudio que realizamos uno de los inconveniente citados. Si hemos dicho que ya para ediciones para niños y para países de habla hispana es común prescindir del capítulo referido a la Romería del Rocío, ¿cuánto más no lo será en las ediciones para otros países alejados geográficamente o culturalmente de la región andaluza? Y cuando se incluye el susodicho capítulo, raro es que se incluya alguna ilustración. Pero tampoco todo es desierto, gracias a Dios. A veces el traductor, o tal vez debamos decir el editor, aprovecha los dibujos de la edición sobre la que se ha traducido, y otras, raras pero muy curiosas veces, nos encontramos con dibujos realizados ex profeso para esa traducción. Veamos algunos ejemplos. La Universidad de Texas realiza en 1957, una de las más de cien traducciones al inglés de Platero y yo, en su edición acompañan el texto dibujos de Jo AlysDowns, que ilustra el capítulo XLVII, que en este caso se llama «Benediction», con el pequeño dibujo de una rama de un pino. Una traducción ejemplar, al menos en lo que se refiere a las ilustraciones, es la editada en japonés en la editorial Rironsha. Según Antonio Campoamor, la primera es del año 1965. Nosotros hemos trabajado sobre la 11ª de 1976, que es la que se encuentra en la Casa Museo. Francisco Garfias define esta edición como «la encantadora traducción hecha en Japón, cuyos traductores vinieron desde Tokio hasta Moguer para hacer fotografías y dibujos en los propios parajes de Moguer». Lo menos que podemos decir que estos japoneses, es que se tomaron la cosa muy a pecho, en contraposición con algunos excelentes, y cómodos, pintores y dibujantes españoles, que creen conocer España y sus pueblos y tradiciones sin salir de su torre de marfil. Las miniaturas del pintor japonés, ShintaCho, son de una gran exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 183 Ilustraciones e ilustradores..., pp. 173-195 Juan de Dios Montoto Sarriá delicadeza, tipo cómic, pero muy expresivas y reales. Las referidas al Rocío que ocupan las páginas 82 y 83, muestran peregrinos, caballistas, carretas, y la carreta del Simpecado. En la traducción al tagalo publicada en 1985, realizada por Teresita A. Alcántara, se citan las ediciones de Taurus de 1976 y la facsímil de 1914 hecha en 1973, –sin citarse dibujantes–, que deben ser las que ha tenido presente la traductora. En esa edición, realizada en la ciudad filipina de Quezon City, en las páginas 73 a 75, se incluye el capítulo «Ang Rocío», donde en la página 74 hay un dibujo de tres rosas que proceden de la primera edición de 1914 ilustrada por Fernando Marco, pero que no se incluían en dicho el capítulo donde ahora encuentran acomodo. Como curiosidad, citar que el título del capítulo hay un 1, que nos lleva a una nota a pie de página donde, deducimos, hay una explicación sobre El Rocío, que supone casi un cuarto del total del espacio dedicado al capítulo. La edición galega de Platero y yo (Platero e maiseu), de 1990, incluye unas ilustraciones de Daniel Beiras Gª Sabell, realizados en 1988 y al que se le cita como estudiante de C.O.U. El dibujo, en blanco y negro, representa a Platero arrodillándose. 184 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Juan de Dios Montoto Sarriá Ilustraciones e ilustradores..., pp. 173-195 La edición en tailandés, sin fecha pero posterior a 1999, lleva un dibujo en el capítulo que nos interesa donde se representa a un niño tocando un tambor cubierto con una gorra, que parece más bien salido de un libro de Guillermo Brown. El dibujo va en la página 117, he deducido que era el dedicado al Rocío, por ser el capítulo 47, y sobre todo porque el título del capítulo lleva una anotación, un 35, que en su correspondiente aclaración en los cuatro renglones las únicas palabras en español son El Rocío. Digamos que el tailandés tiene un alfabeto que deriva del camboyano (อักขระเขมร), que está inspirado en la letra brahmí de las lenguas indo-arias. En 2009 aparece la traducción de Platero y yo al idioma universal por definición, el Esperanto. Auspiciada por la Federación Andaluza de Esperanto, y gracias al interés de su secretario Chema Rodríguez, el buen traductor Miguel Gutiérrez Adúriz realiza una bella traducción de una obra que llevaba estudiando muchos años. La muy digna edición, lleva dibujos de Pedro Ullate López. En la página sesenta y seis comienza el capítulo dedicado a la llegada de las carretas rocieras a Moguer, traducido el título como «La Pilgrimado» (en esperanto: la peregrinación), y la siguiente página lleva un dibujo a plumilla donde dos carretas hacen camino entre matojos y arenas. OTROS DIBUJOS SOBRE PLATERO Y EL ROCÍO El que sea una obra tan editada, tan conocida, tan paradigmática, hace que muchas personas e instituciones se hayan atrevido a publicar su Platero y yo o su «homenaje» a Platero y yo. A estos tales habría que recordarles que Juan Ramón dijo perdonar antes a los que pirateen Platero que a «a los editores indignos que las hacen feas». No queremos decir que todas las ediciones que englobamos en este apartado lo sean para hay varias que podían haberse ahorrado o quedarse en el reducido margen de un trabajo escolar. Nos referimos a en este apartado a todas la ediciones que los colegios realizan como ampliación de trabajos sobre la obra juanramoniana al hilo de algún centenario o celebración, o la que algún poeta (o así autodenominado) dedica a la obra del burrito moguereño. En estos casos también hemos encontrado dibujos, no lógicamente de afamados ilustradores, sino más bien de colegiales o de amigos de los autores. Por ejemplo, en la Casa Museo hay un libro autoeditado por su autor, Manuel Vaz-Romero, titulado La lira de Platero, en el incluye ilustraciones de Luis M. Vaz-Romero, donde a una poesía del primero que escribe «Estalla la procesión/en una salva infinita;/van llorando las carretas/por esa Virgen divina», acompaña exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 185 Ilustraciones e ilustradores..., pp. 173-195 Juan de Dios Montoto Sarriá un logrado dibujo, del segundo, a página completa donde se ve una hilera de típicas carretas rocieras. También el colegio IES Castillo de Luna, de la localidad sevillana de Puebla de Cazalla, hace una cuidada edición de Platero y yo, sufragada por la Diputación de Sevilla y Cajasol, en 2008, titulada Juan Ramón Jiménez. Platero yo. Edición manuscrita de La Puebla de Cazalla. Cada capítulo de Platero está escrito por dos o más alumnos y el dibujo correspondiente a El Rocío lleva un dibujo en tinta china de Juan Ramón cabalgando a Platero, cuyo autor no hemos podido identificar. Otro de estos homenajes a Platero es el libro, ya en edición cuidada, de Carlos Martel Viniegra, llamado Sonetos alrededor de «Platero y yo», sin ilustraciones pero con un acertado (quizás no muy original) soneto dedicado al capítulo «El Rocío». Entre estas ediciones realizadas por colegios no podía faltar la del colegio C.E.I.P. Zenobia Camprubí de Moguer en abril de 2003, y que lleva por título Recreando a Platero. Aquí los alumnos moguereños dan una visión actual de los capítulos de Platero y yo y se acompañan con dibujos muy identificados con la trama urbana de la ciudad del Tinto. La recreación «El Rocío» de la página 53 lleva un dibujo infantil y coloreado del carretón de Moguer, con los bueyes arrodillándose en una calle de la ciudad, ante un azulejo de la Virgen de Montemayor. Al no recogerse no hemos podido identificar al autor. También el colegio I.E.S. José Saramago de la localidad Humilladero de Málaga ha hecho una edición de Platero y yo manuscrito, en 2006. El capítulo «El Rocío» lleva un dibujo a doble página coloreado en el que se ve a Juan Ramón junto a Platero observando una carreta, y que firma Antonio. Concluyamos diciendo que la relación Juan Ramón Jiménez-Platero y yo y la Hermandad del Rocío de Moguer es una realidad que estaba ahí, al menos desde 1914, y a la que no se le ha dado la importancia que se merece desde la hermandad moguereña. Con este modesto estudio y con la exposición que preparamos conjuntamente con la Fundación J. R. J. intentamos devolver al poeta, mínimamente, la dimensión universal que nos ha dado, ya que alguien ha escrito que nuestra Hermandad, la de Moguer, es la más conocida en el mundo, gracias a las traducciones de Platero y yo. 186 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Ilustraciones e ilustradores..., pp. 173-195 Juan de Dios Montoto Sarriá ANEXO I Relación por orden alfabético de ilustradores del capítulo «el Rocío», en ediciones de Platero y yo (Citamos sólo aquí las primeras ediciones de dibujos originales, no las reediciones o traducciones). ÁLVAREZ ORTEGA, R. Madrid. Editorial Aguilar, 1953. ARMAND. Barcelona. Círculo de Lectores, 1963. BEIRAS Gª, D. 1988? (En gallego) CHO, S. Tokio, Rirosha. 1965. (En japonés) DOWN, J. A. Austin. University Of Texas, 1957. (En inglés) FILLOL ROIG, V. Madrid. Editorial Doncel, 1982. LLORENTE, G. Alborada, 1987. LOBO, B. París. Librairie Des Éditions Espagnoles, 1953. —Oxford. The Dolphin Book Company, 1956. (En inglés) MUNOA, R. Madrid. Editorial Aguilar, 1963. SAENZ DE TEJADA, C. Vitoria. Ediciones de arte Fournier, 1957 SANCHO, ES. Madrid. Ediciones Anaya, 1985. ULLATE LÓPEZ, P. Málaga. Andaluza Esperanto Unuigo, 2009. ZAMORANO, R. Madrid. Taurus Ediciones, 1959. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 187 Ilustraciones e ilustradores..., pp. 173-195 Juan de Dios Montoto Sarriá ANEXO II Cubiertas y dibujos interiores de las diferentes ediciones naciones y extranjeras de Platero y yo 188 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Juan de Dios Montoto Sarriá Ilustraciones e ilustradores..., pp. 173-195 Dibujo interior de Fillol-Roig exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 189 Ilustraciones e ilustradores..., pp. 173-195 Juan de Dios Montoto Sarriá Cubierta de la edición galega de ediciones Do Castro 190 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Juan de Dios Montoto Sarriá Ilustraciones e ilustradores..., pp. 173-195 Cubierta de la edición filipina exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 191 Ilustraciones e ilustradores..., pp. 173-195 Juan de Dios Montoto Sarriá Ilustraciones de Carlos Sáenz de Tejada, abriendo y cerrando el capítulo de «El Rocío» en la edición de Arte Fournier, Vitoria 192 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Juan de Dios Montoto Sarriá Ilustraciones e ilustradores..., pp. 173-195 Cubierta de la edición japonesa de la editorial Rironsha exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 193 Ilustraciones e ilustradores..., pp. 173-195 Juan de Dios Montoto Sarriá Cubierta de la edición tailandesa 194 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Juan de Dios Montoto Sarriá Ilustraciones e ilustradores..., pp. 173-195 Cubierta de la edición norteamericana publicada por la Universidad de Texas exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 195 CONOCIMIENTO DEL ARCHIVO DE LA PONTIFICIA, REAL E ILUSTRE HERMANDAD MATRIZ DE NUESTRA SEÑORA DEL ROCÍO DE ALMONTE las reglas primitivas de la hermandad matriz de nuestra seÑora del rocÍo de almonte de 1758 Antonio J. López Gutiérrez Resumen Abstract El Archivo de la Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío de Almonte conserva un interesante manuscrito de las reglas de 1758. Se lleva a cabo un análisis codicológico, diplomático e histórico del mencionado manuscrito para poder determinar su fecha de elaboración. Igualmente, se realiza un estudio de la organización de la Hermandad a través de sus reglas, requisitos para ingresar como hermano, fiestas más importantes que celebraba, con especial atención a la fiesta de Pentecostés, hermandades que asistían y todas aquellas noticias que transmite sobre la ermita de la Virgen. Concluye con la edición crítica del mencionado manuscrito. The archives of the First Brotherhood of Our Lady of El Rocío of Almonte hold an interesting manuscript of its rules, from 1758. We will analise this document from a historic, diplomatic and codicological perspective in order to determine the date of draft ing. We will study at the same time the organisation of the Brotherhood trough its rules, the conditions to became a brother, some important celebrations –in particular Whitsun–, the Brotherhoods that took part in the pilgrimage, and other information about Our Lady's shrine. We will complete this work with critical apparatus of this text. Palabras clave: Reglas, 1758, Pentecostés, hermanos, capítulo, Ponce y Cabrera, hermano, fiesta, organización. Keywords: Rules, 1758, Whitsuntide, brotherhood , Ponce y Cabrera, brothers, fiesta, organization. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 199 Antonio J. López Gutiérrez, profesor titular de Ciencias y Técnicas Historiográficas de la Universidad Pablo de Olavide Sevilla, especialista en diplomática real y señorial de la baja Edad Media y gran conocedor de patrimonio documental de las Hermandades y Cofradías. Coautor del manual de organización de fondos de estas instituciones, ha dirigido la organización de una treintena de archivos en su mayor parte de la provincia de Sevilla, incorporando nuevas series documentales para los Cuadros de Clasificación de Fondos y realizando estudios sobre todo de sus documentos constitutivos: reglas y ordenanzas. 200 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Antonio J. López Gutiérrez Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 In memoriam Al profesor y amigo Dr. José Ignacio Fernández de Viana y Veites n el vasto y variado panorama que presentan los fondos documentales de las Hermandades sobresalen sin lugar a dudas, por su belleza, interés y trascendencia en la vida interna de las mismas, los libros de reglas, que en algunas ocasiones constituyen una verdadera joya histórica y artística1. En su interior veremos desarrollada toda una normativa que capítulo a capítulo va desgranando su contenido. En el libro de reglas se reflejan las funciones desempeñadas por la Hermandad articuladas unas veces en órganos específicos como la Junta de Gobierno, otras en cargos como secretario o mayordomo e incluso otras, se insertan como actuaciones cotidianas pero que, en ese momento, no dependen de forma directa de un órgano o cargo, caso, por ejemplo, de las acciones de caridad. En este último caso, refleja una función que se encuentra pendiente de «adscribir» a un órgano o cargo. La Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío de Almonte conserva en la sección de Gobierno de su importante archivo, las reglas más antiguas que hasta el presente se conocen de esta Hermandad, datadas en 17582. Se trata de unas reglas conocidas por innumerables investigadores de las que se han extraído diversas informaciones para apoyar el aserto o hipótesis enunciada, pero de las que no se ha realizado un estudio de conjunto3. 1 Los ejemplos de edición facsimilar de reglas se han sucedido en los últimos años. Vid.: VV.AA.: El Libro de Reglas de la Hermandad del Rosario de Nuestra Señora de Rocamador. Sevilla, Fundación El Monte, 1997; VV.AA. : Regla de la Cofradía de la Santísima Vera Cruz, Sevilla, Universidad de Sevilla, 1999; VV.AA.: Reglas y Constituciones de la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores. Sevilla, Fundación El Monte, 2006. 2 Vid. [A]rchivo de la [H]ermandad [M]atriz de Nuestra Señora del [R]ocío de [A]lmonte, Caja 1, carpeta 1. Reglas de 1758. Estas reglas encontraron una mayor difusión a raíz de la edición facsimilar realizada por el Ayuntamiento de Almonte en 2003, de tal manera que cualquier acercamiento a las reglas manuscritas que conserva la Hermandad parecía innecesaria. 3 De forma voluntaria omitimos cualquier cita a los estudiosos que la han utilizado. Vaya por ejemplo uno de los últimos comentarios: «Estas reglas redactadas en 1758, en tiempos exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 201 Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 Antonio J. López Gutiérrez A través de su estudio pretendemos extraer una serie de noticias que nos ayuden a comprender más y mejor la organización de la Hermandad por aquellos años4. Análisis codicológico Las reglas se presentan en un cuadernillo de papel, tamaño cuarto, 15 cm x 20,5 cm, compuesto por 8 bifolios, numerados en la parte superior en que el gobierno de Carlos III inicia un control de las prerrogativas de Iglesia y de las organizaciones religiosas locales, merecen un estudio serio, pero no podemos detenernos en ello, pero no nos pueda pasar desapercibido una de sus aportaciones claves, nos referimos a la fecha del hallazgo que enuncia: al inicio del siglo xv». Cfr. MUÑOZ BORT, D.: «El Ayuntamiento de la villa de Almonte y la expansión de la devoción a la Virgen del Rocío (siglos xix-xx). Parte segunda», en revista Exvoto, nº 1, (Almonte, Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío, 2012), p. 20. 4 Desde hace más de treinta años he publicado numerosos artículos sobre las reglas de Hermandades y Cofradías tanto sevillanas como hispanoamericanas. Vid. «Las reglas primitivas de la Hermandad de Santa Ana», en revista Feria de Dos Hermanas, (Dos Hermanas, Excmo. Ayuntamiento, 1982), pp. 37-39; «La Hermandad de Nuestra Señora del Rosario a través de sus reglas de 1730», en Feria de Dos Hermanas, (Dos Hermanas, Excmo. Ayuntamiento, 1988), pp. 61-65; «La Hermandad de la Santa Vera Cruz a través de las reglas de 1554», en revista Feria de Dos Hermanas, (Dos Hermanas, Excmo. Ayuntamiento, 1989), pp. 101-104; «La Hermandad de La Soledad a través de sus reglas (1616-1724)», en revista Feria de Dos Hermanas, (Dos Hermanas, Excmo. Ayuntamiento, 1990), pp. 75-79; «La cofradía de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, a través de una regla escrita en 1724. Notas para su datación», en Actas del Congreso Internacional Cristóbal de Santa Catalina y las cofradías de Jesús Nazareno, t.I , (Córdoba, 1991), pp. 429-442; «La cofradía de Santa Ana de El Tocuyo (Venezuela) (1733-1777)», en Ceira, I. (Sevilla, Deimos, 1990), pp. 411-434; «Reglas y Ordenanzas de la Santa Cofradía del Santísimo Sacramento y Santa Concepción de la Virgen y Madre de Dios de Zacatecas», en Vínculo Jurídico, (Zacatecas –México-, 1994), pp. 4-14; «Las Reglas primitivas de la Hermandad del Gran Poder de Tocina de 1958», en Cincuentenario de la Fundación de la Hermandad, (Tocina, Hermandad del Gran Poder, 1997), pp. 11-64; «Las Reglas primitivas de la Hermandad del Rosario de Nuestra Señora de Rocamador de la Parroquia de San Lorenzo de Sevilla. Transcripción», en El libro de Reglas de la Hermandad del Rosario de Nuestra Señora de Rocamador. (Sevilla, Fundación El Monte, 1997), pp. 57-118; «La datación de unas reglas de la Hermandad del Gran Poder de Sevilla escritas en 1724», en Boletín de las Cofradías de Sevilla, nº 457. (Sevilla, Consejo de Hermandades y Cofradías, 1997), pp. 100-103; «Ordenanzas de la Cofradía de Indios de Nuestra Señora de la Concepción de las Minas de Zacatecas (Mexico)», en Boletín de las Cofradías de Sevilla, nº 494, (Sevilla, Consejo de Hermandades y Cofradías, 2000), pp. 76-80; «Las reglas primitivas de la Hermandad del Gran Poder», en revista de Feria y Fiestas, (Dos Hermanas,, Excmo. Ayuntamiento, 2000), pp. 125-128; «Reglas de la Hermandad de Santa Ana, Veracruz y Sacramental de Dos Hermanas», en CXIX Reglas de Hermandades Andaluzas. Siglos xiv, xv y xvi. (Huelva, Universidad, 2002), pp. 789-819; «Las reglas fundaciones de la Hermandad de la Vera Cruz de Dos Hermanas (Sevilla)», en Escritura y Documentos, (León, Junta de Castilla y León, 2007), pp. 361-375; «Las Reglas de la Hermandad de la Oración en el Huerto de 1809. Las reglas del Septenario», en Dos Hermanas. Feria y Fiestas, (Dos Hermanas, Excmo. Ayuntamiento, 2013), pp. 100-104. 202 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Antonio J. López Gutiérrez Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 con guarismos, salvo los dos últimos. Todos ellos aparecen cosidos con hilo. La portada del mismo, presenta un bifolio en el que aparece un resumen del contenido del mismo: «Descubrimiento de la milagrosa Ymagen de María Santísima del Rocío. Y tanto de la regla que la ylustre Hermandad de la villa de Almonte formó para el culto de dicha señora como patrona que es de dicha villa en atención a los muchos favores que esperimentan sus devotos»5. Por consiguiente, en su interior se recogen dos partes perfectamente diferenciadas: por un lado, el relato del descubrimiento de la imagen que abarca los folios 1rº-4vº; y por otra, el contenido de sus reglas que va del 5rº al 16vº. Su estado de conservación es bastante aceptable si exceptuamos manchas de humedad en su parte inferior, especialmente en los folios 1rº-2vº. El papel verjurado presenta las marcas de agua FS (portadilla y tres primeros bifolios) y RM (cuarto a octavo bifolio). Tradición documental En cuanto a su tradición documental se trata de una copia simple de las reglas de 1758 a las que ha tomado como modelo, y más exactamente a la edición impresa que de ella se realizó6. Esta aseveración se fundamenta en un hecho singular. Al final de la diligencia de aprobación de las reglas, incluye la «Fe de erratas» que es idéntica a la que figura en dicha publicación con las salvedades lógicas ortográficas que en su copia se originaron7. Por lo que respecta a la fecha de su redacción, resulta evidente que es posterior a 1758 fecha de la edición de estas reglas, pero ¿hasta dónde podemos alargar su elaboración? La narración del descubrimiento de la imagen de la Virgen aporta una información bastante relevante. Al comentar el nacimiento de Hermandades bajo la advocación de Rocío en otras poblaciones, las reglas impresas nos indican que promovió la de otras Hermandades en: «Villamanrique, Pilas, la Palma, y Rota, y a las ciudades de San Lúcar de Barrameda, Moguer y el Puerto de Santa María»8. Sin embargo, el ejemplar de las reglas que manejamos incluye: «Villamanri5 Cfr. A.H.M.R.A. Caja 1, carpeta 1. Reglas de 1758. Portada. En la parte inferior central «Almonte» (rúbrica). 6 El Ayuntamiento de Almonte reeditó en 2003 una edición facsimilar de estas reglas proporcionadas por Antonio León Manjón y coordinada por Domingo Muñoz Bort, director del Centro Cultural de la Villa. 7 Estas salvedades se pueden constatar en la edición que realizamos de estas reglas. 8 Vid. Descubrimiento de la milagrosa imagen de María Santísima del Rocío y tanto de la Regla que la ilustre Hermandad de la villa de Almonte formó para culto de dicha Señora, como patrona que es de la dicha villa, en atención a los muchos favores que esperimentan sus devotos. Redición Ayuntamiento de Almonte, 2003. Reglas de 1758, p. 11. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 203 Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 Antonio J. López Gutiérrez que, Pilas, La Palma y a las ciudades de Sanlúcar de Barrameda, Moguer y Umbrete y Triana»9. Es decir, han desaparecido las Hermandades de Rota y el Puerto de Santa María y han aparecido las de Umbrete y Triana. La Hermandad del Rocío de Rota dejó de asistir a la aldea en 1808 con motivo de la Guerra de la Independencia y no se reorganizó hasta 197610. Se desconocen los motivos de la desaparición de la Hermandad del Puerto de Santa María, pero todo parece indicar que este hecho aconteció durante el siglo xix y su reorganización en 195811. Para las Hermandades de Triana12 y Umbrete13 se atribuyen las fechas de 1813 y 1814 respectivamente. Por lo tanto, la redacción material de la copia de estas reglas debemos fijarla a partir de 1814, tomando como modelo las reglas impresas de 1758. Pero aún podríamos precisar algo más. Este tracto cronológico iría de 1814 a 1849, año de la fundación de la Hermandad de Coria del Río14 y de la que no se efectúa mencion alguna en las reglas manuscritas. Análisis diplomático En cuanto a su estructura diplomática, las reglas se inician con una invocación a Dios y fórmula de aprecación: «En el nombre de Dios, nuestro Señor, con cuyo principio todas las cosas tienen buen medio y loable fin. Amén»15. Seguidamente incluye una intitulación conjunta, a modo de carta de concejo, representada por los miembros del cabildo, eclesiásticos, dirigentes de la Hermandad y cofrades: «Nos el cabildo, justicia y rejimiento de esta muy antigua villa de Almonte, como patrono de la Hermita y Sagrado Templo de Nuestra Madre y Señora del Rocío, Patrona titular y abogada de ella, el vicario, beneficiados y demás eclesiásticos de esta villa, el Hermano Mayor, Consiliarios, Fiscal, Secretarios y demás hermanos y cofrades de esta Ylustre Venerable Hermandad de Nuestra Madre y Señora»16. A continuación se indica el hecho de estar reunidos en la iglesia 9 Cfr. A.H.M.R.A. Caja 1, carpeta 1, Reglas de 1758, fol. 3vº. Vid. http://www.hermandaddelrocioderota.es/principal.php?op=2&h=2 Consultada el 10 de septiembre de 2013. 11 Vid. http://www.hermandadrociopuerto.org/Portal.htm Consultada el 10 de septiembre de 2013. 12 Vid. http://www.hermandades-de-sevilla.org/hermandades/gloria/rocio/rocio_triana. htm. Consultada el 10 de septiembre de 2013. 13 Vid. http://www.rociodeumbrete.com/ 14 Vid. http://195.57.5.10:8080/opencms/opencms/rocio/elrocio/resenahistoricahermandades/ HCoria.html. Consultada el 12 de septiembre de 2013. 15 Cfr.. A.H.M.R.A. Caja 1, carpeta 1. Reglas de 1758, fol. 7rº. 16 Ibídem. Sobre diplomática concejil puede consultarse los trabajos de PINO REBOLLEDO, F.: «Diplomática municipal Reino de Castilla. 1474-1520», en Cuadernos de la 10 204 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Antonio J. López Gutiérrez Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 parroquial de la villa: «estando juntos y congregados en la Yglesia Parroquial de esta villa unánimes y conformes como lo havemos de uso»17. Un amplio expositivo nos indica los motivos de elaboración de las reglas que no son otros que los continuos favores que la Virgen ha dispensado a los vecinos de Almonte y en especial en el terremoto de Lisboa acaecido en la mañana del 1 de noviembre de 1755: «decimos que los continuos y repetidos fabores que esta villa deve a la piadosa protección y amparo de Nuestra Señora, su Patrona consediéndole el remedio en todas sus afl icciones y calamidades ya sea en las epidemias y castigos, ya en las faltas de agua y en las plagas de langosta, y últimamente el especial de haber librado a esta villa y sus vecinos de los estragos y ruinas que causó aquel espantoso como /7vº general terremoto que se padeció en todo el reino el día sábado primero de noviembre de mil setecientos sincuenta y cinco entre las nueve y diez de la mañana»18. El dispositivo se articula en 8 capítulos, cada uno precedido de su numeración y resumen de su contenido: Capitulo 1 (Observancia de los diez mandamientos)19; Capítulo 2 (Empleos de la Hermandad)20; Capítulo 3 (Entrada de Hermanos)21; Capítulo 4 (Obligaciones de la Hermandad)22; Capitulo 5 (Modo de tomar las cuentas)23; Capítulo 6 (Sobre las Hermandades de otros pueblos)24; Capítulo 7 (Fiesta del Señor San José)25 y Capítulo 8 (Sobre las Hospederías)26. Una vez que ha desarrollado cada uno de los capítulos incluye la petitio solicitando la aprobación de las reglas: «Y de esta nuestra regla pedimos y suplicamos su aprovación a el Excmo. Sr. Cardenal de Solís, arzobispo de Sevilla, mi señor o a el Señor, su Provisor y Vicario General a quién toque»27. Cátedra de Paleografía y Diplomática, VI (Valladolid, 1972); SANZ FUENTES, M. J.: «Tipología documental de la Baja edad Media castellana. Documentación concejil. Un modelo andaluz: Écija», en Archivística. Estudios Básicos, (Sevilla, 1981) pp. 195-208; PARDO RODRÍGUEZ, M. L.: Huelva y Gibraleón (1282-1495). Documentos para su historia (Huelva, 1980); LÓPEZ GUTIÉRREZ, A. J.: «Documentación señorial y concejil del señorío de Cogolludo en el Archivo Ducal de Medinaceli (1176-1530)» , en Historia, Instituciones y Documentos, nº 10 (Sevilla, 1984), pp. 1-94. 17 Cfr. A.H.M.R.A. Caja 1, carpeta 1. Reglas de 1758, fol. 7rº. 18 Ibid. fols. 7rº-7vº. 19 Ibid. fol. 8rº. 20 Ibid. fols. 8vº-9vº. 21 Ibid. fols. 9vº-10rº. 22 Ibid. fols. 10rº-11vº. 23 Ibid. fols. 11vº-12rº. 24 Ibid. fols. 12rº-13rº. 25 Ibid. fols. 13rº-14rº. 26 Ibid. fols. 14vº-15rº. 27 Ibid. fol. 15rº. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 205 Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 Antonio J. López Gutiérrez Cierra el documento la data: «Y en fe de ello lo firmamos en la referida villa de Almonte, en el domingo trece de febrero de mil setecientos sinquenta y siete años»28. Antes de colocar las suscripciones de los otorgantes incluye una aclaración sobre la posibilidad de suprimir la celebración del culto a San José en tiempos de calamidades, que pueda omitirse pero no así la fiesta que se le organiza a la Virgen del Rocío. Cierra el documento el conjunto de suscripciones representantes del cabildo y eclesiásticos de la Hermandad. No debemos perder de vista que el cabildo municipal era el responsable de que el culto a la Virgen se realizara de manera puntual, «como patrono de la Hermita y Sagrado Templo de Nuestra Madre y Señora del Rocío»29. Es ahora, a partir de 1758 cuando se dotará de una estructura formal a la Hermandad para que organice el culto a la Virgen dependiendo únicamente del Hermano Mayor, por cierto eclesiástico, Pedro Ponce de Cabrera30, que asumirá tanto las funciones de gobierno como económicas. El patrono de la ermita seguirá siendo el cabildo de Almonte. Génesis documental Conocemos, igualmente, el motivo de su redacción: el continuo agradecimiento que el pueblo de Almonte guarda a la Virgen por la protección constante en momentos de calamidades: «continuos y repetidos fabores que esta villa deve a la piadosa protección y amparo de Nuestra Señora, su Patrona consediéndole el remedio en todas sus afl icciones y calamidades ya sea en las epidemias y castigos, ya en las faltas de agua y en las plagas de langosta»31. Nótese que la alusión a epidemias y castigos nos recuerda a la terrible peste que asoló a Andalucía durante los años 1649 y 1650 que diezmó de forma ostensible su población. Este hecho se consigna en el relato que se incluye en el descubrimiento de la imagen al manifestar: «Experimentose más patente a la devoción de María Santísima a la que invocan ante esta su Ymagen en la peste que afligió Andalucía en los años 1649 y 1650»32. Por 28 Ibídem. Ibid. fol. 7rº. 30 Sobre la biografía de este personaje puede consultarse MAYO RODRÍGUEZ, J.: «El vicario don Pedro Ponce y Cabrera (1695-1767?)», en revista Exvoto, nº 0 (Almonte, Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío, 2011), pp. 257-266. [El vicario don Pedro Ponce] 31 Cfr. A.H.M.R.A. Caja 1, carpeta 1. Reglas de 1758, Introducción. 32 Ibid. fol. 3rº. 29 206 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Antonio J. López Gutiérrez Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 tal motivo, la Virgen fue trasladada a la Parroquia de Almonte, sus vecinos le costearon un vestido de tela blanca, se hizo voto de promesa de defender la original pureza de María y se la eligió como patrona de Almonte33. Nótese que esta información mezcla tres acontecimientos relevantes para la historia de esta Hermandad: la peste de 1649, la defensa de la pureza de María y la elección como patrona de Almonte. Sobre el primer hecho, resulta evidente que la Virgen se trajo a la villa de Almonte34 para solicitar su intervención tal y como se planteó en otros lugares como Carmona 35 o Dos Hermanas36. En cuanto a la proclamación de la pureza de María, tenemos constancia del impulso que llevó a cabo en 1641 el duque de Median Sidonia difundiendo esta causa por todos los pueblos de su estado en los que ordenó instalar una imagen de piedra de la Inmaculada Concepción hasta contabilizar un total de 32 imágenes37. Y fi nalmente, en cuanto a su declaración como patrona, esta tuvo lugar en 165338. Los periodos de sequía y plagas de langostas en los campos fueron muy numerosas en los campos de Andalucía durante el siglo xvii dando lugar a la organización de rogativas pro pluviam para que con su protección cayera el agua de los cielos. Entre los sucesos más recientes contamos con: «la falta de agua del año de 1734, las enfermedades del año de 1738 e igual tribulación del año 1744»39. Por lo que respecta a las plagas de langosta resultaba muy frecuente la organización de los vecinos en cuadrillas para intentar paliar o eliminar su azote sobre los campos40. 33 Ibid. fol. 3rº-3vº. Desgraciadamente no se conservan las actas capitulares del Ayuntamiento de Almonte de este periodo para poder constatarlo. Julio Mayo nos indica que otros investigadores como Lorenzo Cruz de Fuentes y Juan Infante Galán si llegaron a utilizarlas constatando este hecho. Vid. MAYO RODRÍGUEZ, J.: «Rocío del cielo, siempre en camino. Sumario de venidas y llevadas durante la Edad Moderna en los siglos xvi y xvii», en revista Exvoto, nº 1 (Almonte, Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío, 2011), p. 112. [Rocío del cielo]. 35 Vid. LÓPEZ GUTIÉRREZ, A. J. y CANELLAS ANOZ, M.: «Fuentes documentales para la Historia de la Virgen de Gracia conservadas en las actas capitulares del Archivo Municipal de Carmona (1635-1835)», en La Virgen de Gracia de Carmona (Carmona, Hermandad de Nuestra Señora la Santísima Virgen de Gracia, 1991), pp. 223-292. 36 Vid. LÓPEZ GUTIÉRREZ, A. J. y SÁNCHEZ NÚÑEZ, P.: La villa de Dos Hermanas en el siglo xvii. Dos Hermanas, Ayuntamiento, 1991, p. 269. [La villa de Dos Hermanas] 37 Vid. MAYO RODRÍGUEZ, J.: Rocío del cielo, p. 112. 38 Ibídem. 39 Vid. A.H.M.R.A. Caja 1, carpeta 1. Reglas de 1758, fol. 4rº. Puede consultarse sobre los motivos de las idas y venidas de la Virgen a la villa de Almonte el minucioso trabajo de MAYO RODRÍGUEZ, J.: Rocío del cielo, pp. 83-120. 40 Vid. por ejemplo las actuaciones seguidas en la villa de Dos Hermanas, en LÓPEZ GUTIÉRREZ, A. J. y SÁNCHEZ NÚÑEZ, P.: La villa de Dos Hermanas en el siglo xvii. Dos Hermanas, Ayuntamiento, 1991, p. 189 34 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 207 Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 Antonio J. López Gutiérrez Resulta interesante la alusión a la liberación de la población del tremendo terremoto que asoló a la ciudad de Lisboa en 1755 y que pudo oírse en toda la península Ibérica: «y últimamente el especial de haber librado a esta villa y sus vecinos de los estragos y ruinas que causó aquel espantoso como /7vº general terremoto que se padeció en todo el reino el día sábado primero de noviembre de mil setecientos sincuenta y cinco entre las nueve y diez de la mañana». Esta protección de la Virgen a la villa coincide con la ausencia de datos en el cuestionario que ordenó realizar Fernando VI al gobernador del Supremo Consejo de Castilla, a la sazón el obispo de Cartagena, pocos días más tarde, el 8 de noviembre, en donde no se refleja daño alguno en la villa de Almonte, sencillamente porque no se conserva su encuesta41. En cualquier caso, conocemos que la ermita sufrió importantes desperfectos como consecuencia del citado seismo haciendo necesaria la intervención del cabildo almonteño42. Este hecho de acción de gracias, por librar a la villa de Almonte de los efectos del terremoto de Lisboa, fue el motivo de incrementar el culto tanto a la Virgen como a Dios, y por ello, deciden confeccionar una regla con varios capítulos para que la observan cada uno de sus cofrades. Estas reglas fueron aprobadas por el concejo de Almonte, y eclesiásticos de la villa – hermano mayor, consiliarios, fiscal y secretario– y hermanos de la cofradía el domingo, 13 de febrero de 1757. Los componentes de dicha comisión fueron los siguientes: don Pedro Ponce y Cabrera (vicario); licenciado don Antonio Melgares de Aguilar; Pedro de Cabrera; Juan Alonso Millán; don Juan Bejarano; don Alonso Álvarez y Cardoso; don Manuel Agodea Lorenzo; don Juan Millán y Asebedo; Antonio Díaz Barrera; Francisco de Asís Moreno; Francisco Guijarro; Favian Aquilino Lozano y José Domínguez Lozano (secretario). En cuanto al autor intelectual de las reglas se han barajado dos nombres: Tello de Eslava y Pedro Ponce de Cabrera. En cuanto al primero, que al parecer intervino en la redacción de los estatutos de la Real Maestranza de Caballería (1732)43 queda descartado por cuanto falleció en 1753, años antes de la aprobación de esta Regla44. Y en cuanto al segundo, su participación 41 Esta documentación se encuentra en el Archivo Histórico Nacional de Madrid y fue publicada por MARTÍNEZ SOLARES, J. M.: Los efectos en España del terremoto de Lisboa (1 de noviembre de 1755). Madrid, Ministerio de Fomento, 2001. Sin embargo, conocemos por otras fuentes que la ermita y los cuartos de la misma sufrieron importantes daños. 42 Vid. MAYO RODRÍGUEZ, J.: El vicario don Pedro Ponce, p. 262. 43 Vid. CRUZ DE FUENTES, L.: Apuntes para la historia de las fundaciones religiosas y benéficas de la villa de Almonte. Huelva, 1908. p. 169. 44 Vid. MAYO RODRÍGUEZ, J.: El vicario don Pedro Ponce, p. 258. 208 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Antonio J. López Gutiérrez Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 parece más verosímil al ocupar por esos años el cargo de Hermano Mayor, tener una formación amplia como vicario y además en la redacción de las mismas aludir en no pocas ocasiones al contenido evangélico: simplemente recordar el primer capítulo de las reglas sobre la observancia de los diez mandamientos45 o las numerosas alusiones a textos de la Biblia. En cuanto al autor material del documento prácticamente nada podemos aportar. Grabado atribuido al canónigo, Tello de Eslava, fechado en 1754, coetáneo a las reglas de 1758 Iter para su aprobación Una vez aprobadas las reglas por parte de la Hermandad tenían que ser enviadas al arzobispado de Sevilla, jurisdicción eclesiástica a la que pertenecía la villa de Almonte hasta la creación en 1953 del arzobispado de Huelva46, 45 46 Vid. A.H.M.R.A. Caja 1, carpeta 1. Reglas de 1758, fol. 8rº. Vid. Bula Pontificia Laetamur Vehementer de 22 de octubre de 1953. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 209 Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 Antonio J. López Gutiérrez para su revisión y aprobación. Siguieron un procedimiento perfectamente marcado, en primer lugar eran revisadas por el fiscal que se pronunció de la siguiente manera: «no se le ofrecía reparo en su aprovación vajo de las condiciones regulares y de estilo»47. La aceptación por parte del fiscal del contenido de las reglas abría el camino definitivo para su aprobación. El 7 de agosto de 1758, ocupando la sede hispalense Don Francisco de Solís Folch y Cardona, fueron aprobadas por José de Aguilar y Cueto48, vicario general de la santa iglesia catedral de Sevilla, después de haber efectuado una advertencia de abonar los derechos de las fiestas según el arancel parroquial con objeto de no ver diezmados los derechos parroquiales. En cualquier caso, no deja de ser significativo que de los 720 reales destinados a la organización de la fiesta de la Virgen, solo 8 reales iban destinados a la fábrica de la iglesia, por lo que supone poco más del 1% del presupuesto. Esta exigua proporción, además, debía repartirse en dos conceptos: derechos y ornamentos. Quizás esta aprobación a la baja sólo pueda quedar justificada porque su autor pensaba que la condición de sus dirigentes –eclesiásticos– no necesitaba que se le aportara mayor cantidad a los derechos de la parroquia. Este hecho lo deja a salvo el vicario general obligando el cumplimiento de los aranceles señalados para la celebración de la fiesta de la Virgen o en todo caso que lo consientan sus interesados: «los derechos que se regulan en la fiesta para la Parroquia sean arreglados a el aranzel o que siendo menos se consienta por los interesados a quienes pertenecen»49. El descubrimiento de la milagrosa imagen Con anterioridad a la inserción de las reglas incluye una leyenda-historia del descubrimiento y principales avatares históricos de la Virgen del Rocío que lleva el nombre de: «Descubrimiento de la milagrosa imagen de María Santísima del Rocío»50. En ella su autor se recrea en la situación vivida en la Península Ibérica tras la invasión musulmana que propició que muchos de los cristianos tuvieran que guardar sus imágenes en el interior de los bosques y malezas: «para hacer a los montes, bosques y malezas depositarios de las reliquias más sagradas, de los simulacros más dignos de un 47 Vid. A.H.M.R.A. Caja 1, carpeta 1. Reglas de 1758, fol. 16rº. Autor de la obra Cultos martinianos o fiestas de San Martín, Sevilla, 1756. Vid. AGUILAR PIÑAL, F.: Bibliografía de autores españoles del siglo xviii, tomo IX. Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1999, p. 189. 49 Cfr. A.H.M.R.A. Caja 1, carpeta 1. Reglas de 1758, fol. 16rº. 50 Ibid. Portada 48 210 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Antonio J. López Gutiérrez Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 51 cristiano» . Entre las reliquias aparecidas recuerda a la Virgen de la Almudena (Madrid), Fuensanta (Córdoba), Aguas Santas (Sierra de Andalucía), Antigua (Sevilla), Clarinas (Vejer de la Frontera), Regla (Chipiona), Bella (Lepe) y Rocío (Almonte)52. Desaparecida la invasión árabe de nuestra tierra, el autor nos narra con hermosas expresiones el calificativo que atribuye a la imagen de la Virgen: Casa de Refugio: «donde hallasen las más apetecibles seguridades»53. Mística piscina: «cuyas aguas fuesen remedio en las enfermedades del espíritu y cuerpo»54. Un árbol frondosísimo: «a cuya sombra descansasen de las fatigas y trabajos de la vida»55. Un paraíso de deleites: «en que sin hallarse los vestigios de la sierpe se mirasen todas las especies de las flores más bellas y la fragancia de todas las virtudes»56. La aparición de la imagen de la imagen de la Virgen la sitúa cronológicamente en el siglo xv y por la riqueza expresiva de su aparición la transcribimos literalmente: Entrado el siglo quince de la Encarnación del Verbo Eterno, un hombre que o apacentaba ganado o había salido a cazar hallándose en el término de la villa de Almonte en el sitio que llamaban la Rocina (cuyas incultas malezas se hacían impracticable a humanas plantas y solo accesible a las aves y silvestres fieras) advirtió en la vehemencia del ladrido de los perros que se ocultaba en aquella selva alguna cosa que les movía a aquellas expresiones de su natural instinto. Penetró aún a costa de no poco trabajar y en medio de las espinas halló la Imagen de aquel sagrado lirio intacto de las espinas del pecado, vio entre las zarzas el simulacro de aquella zarza mística ilesa en medio de los ardores del original delito miró una imagen de la Reina de los Ángeles de estatura natural colocada sobre el seco trono de un árbol. Era de talla y su belleza peregrina. Vestíase de una túnica de lino entre blanca y verde y era su portentosa hermosura atractivo aun para la imaginación [más] libertina. Hallasgo tan precioso como no esperado llenó al hombre [de un gozo] sobre toda ponderación y queriendo hacer a to[dos patente] tanta dicha a costa de sus afanes desmontando parte de aquel cerrado bosque [sacó] en sus hombros la soberana ymagen a campo descubierto. /2vº Pero como fuese su intención colocar en la villa de Almonte distante tres leguas de aquel sitio el bello simulacro, siguiendo en sus intentos piadoso (sic), se quedó dormido a esfuerzo de su cansancio y su fatiga. Despierto, y se halló sin la sagrada imagen, penetrado de dolor, volvió al 51 Ibid. fol. 1rº. Ibid. fols. 1rº-1vº. 53 Ibid. fol. 1vº. 54 Ibídem. 55 Ibídem. 56 Ibídem. 52 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 211 Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 Antonio J. López Gutiérrez sitio donde la vio primero y allí la encontró como antes. Vino a Almonte y refirió todo lo sucedido, con la cual noticia salieron el Clero, Cabildo de esta villa y hallaron la Sancta Ymagen en el lugar y modo que el hombre les había referido, notando ilesa su belleza, no obstante el largo tiempo que había estado expuesta a la inclemencia de los tiempos, lluvias, rayos del sol y tempestades. Poseídos de la devoción y del respecto la sacaron dentre (sic) las malezas y la pusieron en la Yglesia Mayor de dicha villa entre tanto que en aquella selva se le labrava templo57. El autor de la leyenda hace alusión a los diferentes nombres con el que se la identificado a la Virgen: Virgen de los Remedios, Virgen de las Rocinas y Virgen del Rocío: «Hízose en efecto una pequeña hermita de diez varas de largo y se construyó el altar para colocar la imagen de tal modo que el tronco en que fue hallada le sirviese de peana. Adorándose en aquel sitio con el nombre de la Virgen de las Rocinas (título que con el tiempo, [y no sin] mística alusión se ha mudado en el admirable [del Rocío)], no obstante que [en] la espalda del simulacro estaba escrito: Nuestra Señora de los Remedios»58. El relato de la aparición de Virgen y la difusión de su devoción por toda la comarca, proporciona una serie de datos históricos documentados dignos de meción: la fundación de la capellanía de Baltasar Tercero, según testamento otorgado en la ciudad de Lima en 158759; el nombramiento del primer ermitaño en fray Juan de San Gregorio; los sucesos de la peste de 1649 y 1650, la declaración como patrona de la villa de Almonte y la institución de su fiesta anual el día segundo de la Pascua del Espíritu Santo; la construcción de una nueva ermita; la mención a las hermandades del Rocío fundadas en otros pueblos: Villamanrique, Pilas, La Palma, Sanlúcar de Barrameda y Moguer, con el lapsus de inclusión de las de: Umbrete y Triana; desarrollo de la fiesta de la Virgen, alusión al pozo frente a la portada de la ermita y la asistencia de hermanos y devotos. Culmina el relato con una serie de citas alusivas al patrocinio de la Virgen a la villa de Almonte en los últimos años y la cita a una serie de donaciones de los presbíteros José Tello de Eslava y Miguel Antonio Carrillo. A lo largo de la leyenda aparecen bellos calificativos a la imagen de la Virgen, como: «preciosas margaritas»60, «sagrado lirio intacto de las espinas 57 Ibid. fols.2rº-2vº. Ibid. fol. 2vº. 59 Vid. GARCÍA LÓPEZ, M. B.: «El pleito que siguió el testamento de Baltasar Tercero», en revista Exvoto, nº 1. (Almonte, Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío, 2012), pp. 43-66. 60 Ibid. fol. 1rº. 58 Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 Antonio J. López Gutiérrez 61 62 del pecado» , «Reina de los Ángeles» , «Reina del Cielo»63 y finalmente «Rocío del cielo y de la abundancia de la tierra»64. Las reglas presentan una breve redacción de 8 capítulos en los que se consigna la vida interna de la Hermandad y que analizamos a continuación. En su redacción se autodenomina: «Regla Directiva», «Constituciones», o simplemente «Reglas» concediéndole un significado homónimo. Llama la atención la intitulación que poseía por esos años la Hermandad: Ylustre Venerable Hermandad de Nuestra Madre y Señora [del Rocío]65, de los que únicamente se ha conservado el de Ilustre. ¿Y el de Venerable? Mucho hemos reflexionado sobre esta inclusión y posiblemente la respuesta nos la pueda aportar la presencia de una buena parte de eclesiásticos en el cargo de hermano mayor. Así se expresa Julio Mayo al biografiar la figura de Pedro Ponce de Cabrera: «Con anterioridad a la aprobación de las Reglas, se advierte cómo el cargo de hermano mayor de la hermandad del Rocío lo ostentaron básicamente sacerdotes»66. Y si además, acudimos al Real Diccionario de la Lengua Castellana nos encontramos con el significado de: «título para referirse a las personas eclesiásticas constituidas en prelacía y dignidad». Lógicamente, el título de «Venerable» encajaba perfectamente en la tradición de los dirigentes de la Hermandad en 1758. Esta hipótesis se ve reforzada por la exigua cantidad de dinero que se le destina a los derechos parroquiales dentro de los gastos de la celebración de la fiesta de la Virgen y que el vicario general se encargó de poner en orden, salvo que los interesados así lo consintieran. De los empleos de la Hermandad La dirección de la Hermandad estaba encomendada al hermano mayor, dos consiliarios o alcaldes prudentes, fiscal y secretario, no percibiendo derecho alguno por ello67. Veamos el cometido de cada uno de ellos. El hermano mayor es considerado como cabeza de la Hermandad: «Todo cuerpo físico, moral o político debe tener cabesa que es uno (sic) parta prinsipal 61 Ibid. fol. 2 rº. Ibídem. 63 Ibid. fol. 3 rº. 64 Ibid. fol. 4 vº. Este último calificativo enlaza con la teoría expuesta por Julio Mayo Rodríguez sobre el cambio de nombre de la Virgen de Virgen de las Rocinas a Virgen del Rocío. Vid. MAYO RODRÍGUEZ, J.: Rocío del cielo, pp. 115-116. 65 Ibid. fol. 7rº. De todos los títulos mencionados se ha perdido el de Venerable y han aparecido otros, como Pontificia, Real y Matriz. 66 Vid. MAYO RODRÍGUEZ, J.: El vicario don Pedro Ponce de León, p. 259. 67 Vid..A.H.M.R.A. Caja 1, carpeta 1. Reglas de 1758, fol. 9rº. 62 Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 Antonio J. López Gutiérrez ympere y dirija todas las operaciones del cuerpo»68 realizando un cierto parangón con lo reflejado en la Carta a los Colosenses y referido al papel de Cristo y la Iglesia, al manifestar: «Él es también la cabeza del cuerpo que es la Iglesia»69. Este cargo ha estado siempre en las personas más principales de la villa, tal y como hemos tenido ocasión de manifestar –eclesiásticos–70. Esta expresión: «ha estado siempre» nos pone en evidencia que los orígenes como Hermandad deberán retrotraerse posiblemente a la centuria anterior dado que evoca una práctica que aún no se había reflejado en un cuerpo organizado como las reglas. En cuanto a sus cualidades debe tener como alma: la caridad, ser persona discreta, deberá mandar y corregir las actuaciones de los hermanos y señalar más con obras que con palabras, con una clara evocación a los expuesto en la Carta de Santiago: «¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras?»71 El hermano mayor será el responsable de recoger las limosnas de ingreso de los nuevos hermanos y todas aquellas que recogiere, de las que se le efectuaba el correspondiente cargo. En definitiva realizaba las funciones que en la actualidad realiza el mayordomo o tesorero. Los dos consiliarios, también denominados alcaldes, tenían como misión amonestar al hermano mayor en sus omisiones y aconsejarle para el buen gobierno de la Hermandad72. El fiscal debe ser celoso, respetuoso, constante y deberá velar por la observancia de estas reglas, atento siempre a Dios y a su madre e informando al Hermano mayor y consiliarios de los defectos de los hermanos para que procedieran a su corrección. El secretario será el depositario de la fe pública de la Hermandad y por ello decretará cuantos actos acaecieren en la misma –libros de actas–, los gastos destinados al culto sagrado –Gastos para el culto– y las limosnas que se recibieran –Limosnas–. Igualmente, será el encargado de llevar el libro de hermanos anotando su nombre, día, mes y año de su ingreso73. La Hermandad, si así fuera necesario, podía señalar otros oficios menores que eran nombrados en los cabildos que celebraba la Hermandad. El ingreso como hermano de la Hermandad Para ingresar como hermano de la Hermandad podían ser tanto vecinos 68 Ibid. fol. 8vº. Cfr. Carta a los Colosenses 1.18. 70 Vid. MAYO RODRÍGUEZ, J.: El vicario don Pedro Ponce de León, p. 259. 71 Cfr. Carta de Santiago 2.14. 72 Vid. A.H.M.R.A. Caja 1, carpeta 1. Reglas de 1758, fol. 8vº. 73 Ibídem. 69 214 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Antonio J. López Gutiérrez Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 como forasteros, hombres o mujeres, pero eso sí debían ser católicos cristianos74 y con un claro cumplimiento de la observancia de los Diez Mandamientos de la Ley de Dios75 y preceptos de Nuestra Señora Madre Iglesia. Todo ello para honor de la Hermandad y puedan y puedan conseguir el amparo de Nuestra Señora del Rocío76. Además, cada persona deberá abonar por su ingreso 15 reales de vellón y una cuota anual de un real cada año para sufragar los gastos del costo, adornos y culto de su majestad. En caso de no poder asistir a la fiesta y procesión de la Virgen debían abonar 2 reales de vellón. Tenían la obligación de asistir anualmente a la fiesta y procesión de la Virgen para así participar de las gracias e indulgencias concedidas a la Hermandad, y de las misas y sufragios que la Hermandad les organizaba a su fallecimiento. De todas las referidas cantidades se hacía cargo el Hermano Mayor. Cabildos de elecciones y toma de cuentas Las elecciones de los diferentes oficios se llevaban a cabo anualmente, salvo en caso de urgencia que se podía reelegir a los anteriores o celebrar la correspondiente elección77. Eran señaladas por el hermano mayor y consiliarios y a ella debían asistir la mayor parte de los hermanos, incluidos el fiscal y el secretario78. La toma de cuentas al hermano mayor tenía lugar ocho días más tarde de haber concluido la fiesta a la Virgen que él había organizado. El desarrollo del acto se encuentra perfectamente descrito. En primer lugar, debía efectuar juramento ante el vicario o cura de presentar las cuentas legalmente sin realizar ningún tipo de fraude o dolo, delante del resto de los dirigentes de la Hermandad, a saber: consiliarios, fiscal y secretario79. Seguidamente debía presentar su cuenta indicando todas las limosnas que había percibido durante el año, las entradas recibidas en concepto de ingresos de hermanos, el importe de las demandas –peticiones– realizadas y los beneficios de la rifas durante su mandato. Seguidamente se le abonarán por data –como gastos–todos aquellos recibos que presentare con respecto a la distribución de gastos regulado en el capítulo relativo a la organización y celebración de la 74 En este orden aparece en las reglas. Vid. Libro del Éxodo 34. 76 Vid. A.H.M.R.A. Caja 1, carpeta 1. Reglas de 1758, fol. 18rº. 77 Ibídem. 78 Ibid. fol. 9rº. 79 Ibid. fol. 11vº-12rº. 75 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 215 Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 Antonio J. López Gutiérrez fiesta de la Virgen, sin que pueda exceder cantidad alguna en ellos80. Aparte se le abonaban el costo de los ornamentos y alhajas que hubiera comprado para la Hermandad: «para el mayor culto y decencia»81. Una vez tomada la cuenta, el hermano mayor hará entrega de un inventario al hermano mayor que le sucediere, indicando todos los bienes y alhajas que posee la Hermandad y siendo el responsable de la pérdida de cualquier bien de la Hermandad que hubiere recibido y que así se hiciera constar en el dicho inventario82. Tenemos constancia de la existencia de un arca de dos llaves donde se guardaban las limosnas, los libros y papeles de la Hermandad, es decir, su patrimonio pecuniario y documental. Sendas llaves se encontraban en poder del hermano mayor y del secretario, siendo necesaria la presencia de ambos para poder abrir el arca, salvo que uno de ellos no pudiera asistir y entregara la llave a una persona de su confianza para que estuviera presente83. Fiesta a Nuestra Señora del Rocío La Hermandad realizaba el día segundo, lunes de Pascua del Espíritu Santo la fiesta dedicada a la Madre y Señora del Rocío en su ermita, que las reglas denominan como: «su santa casa»84. Hay que hacer notar que las reglas nos transmiten que esta actividad se lleva realizando desde bastante tiempo atrás, sin poder precisar más datos al efecto: «Estando establecido de ynmemorial tiempo a esta parte por esta Venerable Hermandad haga la fiesta anualmente a Nuestra Madre y Señora del Rocío»85. Lo que resulta incuestionable es que esta actividad se realizaba y se conocía con anterioridad a la fecha de aprobación de estas reglas. En esta fiesta participaban todas las Hermandades que hasta ese momento se conocían bajo la advocación de Rocío y que se reparten entre las actuales provincias de Sevilla (Villamanrique y Pilas); Huelva (La Palma y Moguer) y Cádiz: (Rota, Sanlúcar de Barrameda y El Puerto de Santa María), con una clara preponderancia de esta última, posiblemente vinculado con la tenencia de estas tierras por parte del duque de Medina Sidonia. Cada Hermandad asistente realizaba su fiesta particular para dar mayor culto a la Virgen, consistente en una misa cantada que tenía lugar durante el domingo del Espíritu Santo o el lunes antes del amanecer y por ello debían abonar a la fábrica de la iglesia 24 reales 80 Vid. La distribución de los gastos en el Capítulo 4º. Cfr. A.H.M.R.A. Caja 1, carpeta 1. Reglas de 1758, fol. 12rº. 82 Ibid. fol. 12rº. 83 Ibid. 9rº-9vº. 84 Ibid. fol. 10rº. 85 Ibídem. 81 216 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Antonio J. López Gutiérrez Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 destinados al beneficiado, derechos de fábrica y ministros. Una vez que cada Hermandad había celebrado su misa cantada tenían lugar las correspondientes misas rezadas sin interrupción en los cinco altares de que disponía la ermita hasta las 11 de mañana, hora fijada para la salida de la procesión de la Virgen. Le acompañan las ocho Hermandades por orden de antigüedad con sus correspondientes insignias, originándose una importante concentración de hermanos y devotos fijados en 6 000 personas y 2 000 caballerías. Destacar que pese a este ingente número de personas de tan diferentes pueblos y clase todo discurría con gran normalidad: «no se notan aquellos tumultos, robos, discordias que son tan comunes en semejantes concursos»86. Todo aquello que se pierde es común localizarlo y entre todos se observa una armonía cristina. Tras la procesión tenía lugar la misa, en la que destacaba, así se consigna en las reglas: «con sonora música»87 y en la que intervenía uno de los más eruditos oradores del país. El autor material de la historia del descubrimiento de la imagen define a este acto como «alegría universal y sin aquellos resabios de impureza que se advierten en otras funciones»88. Conocemos la tasación de los gastos destinados a la celebración de esta fiesta por parte de la Hermandad del Rocío de Almonte y que se tiene como principales partidas: • 120 reales de vellón destinados a la compra de 120 libras de cera. • 100 reales destinados a los fuegos artificiales • 120 reales que se le abonaban al hermano mayor para el transporte de los ministros religiosos y ornamentos a la ermita, así como los gastos de comida: «que ha de darles según estilo»89. Otro grupo de partidas viene representado por los gastos destinados a los beneficiados y ministros religiosos: • 68 reales destinados a los beneficiados por su asistencia a la fiesta de vísperas, salve, procesión y misa mayor. • 76 reales por las 12 misas cantadas cada mes, presuponemos ante el 86 Ibid. fol. 4rº. Ibídem. 88 Ibídem. 89 Ibid. fol. 11rº. Nótese que esta costumbre de agasajar a las personas que visitan la Casa de Hermandad durante los días de la Romería corría a cargo del hermano mayor que recibía una ayuda por parte de la Hermandad. 87 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 217 Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 Antonio J. López Gutiérrez altar de la Virgen, así como la misa de remembranza que bien podría deberse a la Misa de Difuntos en recuerdo de los hermanos fallecidos. • 75 reales destinados al orador que pronuncie el sermón de la fiesta de la Virgen. • 44 reales destinados para la misión a celebrar durante esos días. El siguiente grupo viene representado por los gastos destinados al sochantre (40 reales), sacristán menor (20 reales) y acólitos (6 reales). Para el aderezo de la ermita consistente en colgar y descolgar las capillas, cintas, clavos y alfileres se destinaban 30 reales. Y finalmente por dos capas y dos vestuarios 12 reales y los derechos de fábrica y ornamentos que suple un total de 8 reales. En total 720 reales que la Hermandad debía abonar al hermano mayor haciendo hincapié que en ningún caso deberá abonar más cantidad y que en todo caso menos en función de la no existencia de bienes o de rentas. Esta cantidad debería ser recogida por la Hermandad de las diferentes limosnas que entregaban los hermanos. Los eclesiásticos que asistían con sobrepelliz para ayudar en las ceremonias no se les abonaba cantidad alguna, si bien el hermano mayor debía asistirle con cama y comida tal y como se venía realizando de manera habitual. La fiesta a San José Alrededor del culto que la Hermandad dedicaba a la Virgen, tenían lugar otros en honor a San José: «cuyo patrocinio es el más eficaz y poderoso y su culto y obsequio el más agradable a su Santísima Esposa y a su Divino Hijo»90. La celebración de estos cultos se justificaba por dos razones fundamentales. Primera, la presencia de una imagen bajo esta advocación en el crucero de la iglesia de Nuestra Madre y Señora del Rocío. Segunda, por el deseo de acrecentar las gracias y sufragios para los hermanos de la Hermandad. La fiesta tenía lugar el domingo de Pascua del Espíritu Santo, víspera de la fiesta dedicada a la Virgen, y consistía en una misa cantada y sermón para conseguir aumento de su devoción, la paz entre los reyes católicos y sus súbditos, la eliminación de las herejías y conversión a la fe católica y el descanso de las almas de los hermanos y devotos difuntos: «implorando en ella su poderoso patrocinio y el de su Divina Esposa a fin de que su Majestad nos conceda el aumento de tan sagrada devoción, la paz y concordia entre 90 Ibid. fol. 13vº. 218 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Antonio J. López Gutiérrez Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 los reyes católicos y de todos los cristianos, estirpación de las heregías, victoria contra los infieles y hereges conversión de todos ellos a él, a el gremio de Nuestra Santa fe y por el descanso de las almas de todos los hermanos difuntos y devotos a Nuestra Señora y de su Santísimo Esposo»91. La Hermandad era la encargada de abonar los gastos originados por la celebración de la misa y predicación del sermón, destinando para ello la cantidad de 150 reales de vellón. Hay que manifestar que en estos años sólo tenía la Hermandad la carga de los 720 reales de vellón en los que se encontraba tasada la organización de los cultos y fiestas dedicados a la Virgen. En total, pues, la Hermandad debía recaudar un total de 870 reales de vellón para poder atender tanto al culto de la Virgen como al de San José. Sin embargo, este compromiso reglamentado, se vio en cierta medida atemperado por la propia Hermandad por la inserción en las reglas tras la data y antes de proceder a la rúbrica de los otorgantes, una aclaración a la misma. Dado que la Hermandad no poseía ni bienes, ni rentas con las que poder hacer frente a sus obligaciones, salvo las limosnas que entregaban sus devotos y el celo y cuidado de su hermano mayor, en caso de tiempos de calamidad en los que no se recogieran las suficientes limosnas para hacer frente al pago de esta fiesta o que los hermanos no pudieran abonar los referidos 150 reales, la fiesta quedaba suspendida y relegada de ella al hermano mayor. Todo lo contrario que la fiesta de la Virgen, considerada como principal obligación y para la que en modo alguno se le concedía la correspondiente dispensa92. La devoción a la Virgen del Rocío en otros pueblos A mediados del siglo xviii se tiene constancia de la expansión de la devoción a Nuestra Señora del Rocío a varias poblaciones cercanas a la villa de Almonte. Entre ellas se encuentran: Villamanrique, Pilas, La Palma, Rota, Moguer Sanlúcar de Barrameda y El Puerto de Santa María. Cada una de estas hermandades acudía anualmente junto con la de Almonte, a celebrar el día de la fiesta de la Virgen que tenía lugar en el «Real de la Hermita de Nuestra Señora»93, debía llevar sus insignias, celebraba con gran algarabía sus danzas y aportaba ruidosos fuegos de artificios. Se conoce que para estos años se había formalizado una costumbre sobre el desarrollo de los actos en la ermita que ahora adquiere cierta 91 Ibid. fols. 13rº-14vº. Ibid. fols. 15rº-15vº. 93 Ibid. fols. 12rº-12vº. 92 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 219 Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 Antonio J. López Gutiérrez reglamentación, basada en «loable estilo y concordia echa [sic]»94. Así, en razón de su antigüedad cada Hermandad disparaba sus fuegos, debía ofrecer una misa cantada a la Virgen y finalmente asistía para llevar en procesión de Nuestra Señora en la forma que se ha venido realizando –no lo especifica– y guardando siempre el orden debido. Igualmente, las Hermandades estaban obligadas a asistir a la festividad de la Virgen, por tanto aquella que no se presentara debería comunicarlo la debida justificación al resto de hermandades: «la que faltare con su asistencia un año y no hisiere contar con justificación a las demás el justo motivo que se lo impida»95, perdía su antigüedad y pasaba a ocupar el lugar tras la última y más moderna. Desde la Hermandad de Almonte se anima a la formación de Hermandades bajo la advocación de la Virgen del Rocío en los demás pueblos de la provincia –término que entendemos en sentido genérico, dado que la división de las provincias españoles datan del secretario de estado de Fomento, Javier de Burgos, en 1833– para que puedan ganar las gracias, indulgencias y jubileos y así poder ofrecer un mayor culto a Nuestra Señora del Rocío. De forma específica se hace constar que al contar cada Hermandad con su Regla, a modo de gobierno, y dado que en ellas e disponen las limosnas de entrada, cargas y obligaciones que de forma voluntaria cada una de ellas se ha impuesto, en ningún caso deberán dar cuenta de ello: «a esta más principal y antigua Hermandad»96 dado que cada una cuenta con su hermano mayor y «buen modo gobernativo con que obstenta su devoción y lucimiento»97. La ermita de la Virgen Las reglas y descubrimiento de la imagen aportan una serie de noticias acerca de la situación en la que se encontraba la ermita de la Virgen del Rocío desde sus orígenes. La primera ermita, siempre siguiendo la información contenida en el relato del descubrimiento de la imagen, se levantó en el siglo xv en el lugar donde apareció la imagen de la Virgen. Esta ermita tenía 10 varas de largo y en ella se construyó un altar para colocar la imagen de la Virgen a la que se describe como: «una imagen de la Virgen de los Ángeles, de estatura natural»98; que vestía una túnica de lino entre blanca y verde99. El tronco 94 Ibid. fol. 12vº. Ibid. fol. 12vº. 96 Ibid. fol. 13rº. 97 Ibídem. 98 Ibid. fol. 2rº. 99 Nótese que el blanco y el verde son los dos colores representativos de la bandera de la Hermandad. 95 220 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Antonio J. López Gutiérrez Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 sobre el que fue hallado, le sirvió de peana para estar colocada en la ermita. Esta ermita sufrió a lo largo de los siglos numerosas intervenciones estando recogida la aportación de Baltasar Tercero de una limosna de 15 pesos con la finalidad de: «hacer vivienda al capellán que había de celebrar en ella quotidianamente»100. A raíz de la institución de la fiesta a la Virgen el día segundo de la Pascua del Espíritu Santo se trató de hacer una iglesia más capaz para acoger a la gran cantidad de devotos que a ella acudían. Durante estos años la Virgen fue obsequiada con ciertas preseas. Así, el cabildo de Almonte con motivo de haber librado a sus vecinos de los estragos de la peste de 1649 y en señal de agradecimiento le obsequió con un vestido de tela blanca e hizo voto de defender la original pureza de la Reina del Cielo, eligiéndose por patrona con el título de las Rocinas101. La segunda ermita que nos describen las reglas fue edificada en la segunda mitad del siglo xvii y fue la que llegó hasta 1755. Tenía 33 varas de longitud, 19 de latitud por el crucero y 9 por el cuerpo de la iglesia. Conocemos que en el crucero de ella se encontraba el altar donde se veneraba la imagen de San José102. Igualmente, en una edificación contigua a la ermita había una serie de cuartos altos y bajos que se destinaban a la vivienda del ermitaño y su familia, vivienda para el capellán que decía la misa en ella y de hospedería para los devotos que iban a visitar a la Virgen del Rocío. Estos cuartos durante la fiesta de la Virgen quedaban a disposición del hermano mayor para poder cumplir con el cortejo que se realiza al resto de Hermandades y convidados. De estas dependencias solo se exceptúa –la sala o cuarto del cabildo patrono– que se destinaba exclusivamente para él, argumentando para ello los gastos de reparación efectuado en el mismo: «y la de patrono se le privase de uso de su cuarto, y más cuando lo a (sic) costeado y //15rº reparado para su habitación en dichos días»103 posiblemente por los daños causados por el terremoto de Lisboa. Recuerdo especial, para el pozo que se ubicaba frente a la puerta del Santuario y que proporcionaba agua a las 6 000 personas que asistían junto con las 2 000 caballerías, pese a tratarse de un corto manantial, nos dicen las reglas, para magnificar el agua que se obtenía de su interior «que puede ser apurado con el trabajo de solo un hombre en dos horas»104. 100 Ibid. fol. 3rº. Ibid. fols. 3rº-3vº. Ibid. fols. 13rº-13vº. 103 Ibid. fol. 14vº-15rº. 104 Ibid. fol. 4rº. 101 102 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 221 Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 Antonio J. López Gutiérrez Donaciones Destacar los hermosos regalos que los clérigos le ofrecieron a la Virgen durante los comienzos del siglo xviii. José Tello de Eslava, canónigo de la catedral de Sevilla e Isabel Tello de Eslava donaron las puntas de plata de martillo que posee la Virgen. Ambos junto con Miguel Antonio Carrillo, deán de dicha iglesia catedral donaron un vestido bordado en oro y plata que usaba la Virgen en las fiestas de solemnidad105. NORMAS DE EDICIÓN Para la edición del documento nos hemos atenido a las normas dictadas por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, así como a las publicadas por Agustín Millares Carlo en su Album de Paleografía Hispanoamericana. La finalización de cada folio viene dada por la utilización de dos rayas oblicuas (//), mientras que la del cambio de cara por una (/). Las restauraciones efectuadas en el documento vienen suplidas por unos corchetes [ ]. El paréntesis agudo < > lo empleamos para aquellas palabras que se encuentran escritas entre renglones. Hemos respetado la grafía del texto, hecho que puede constatarse en la utilización de la u y de la v tanto para usos vocálicos como consonánticos; o el empleo de la s, c o z que refleja claramente el empleo del seseo. Las abreviaturas las hemos desarrollado en su totalidad sin hacer mención gráfica distinta de las letras que hemos suplido. Los signos de puntuación los hemos adecuado a las normas actuales. Portada de las Reglas de 1758 de la Hdad. Matriz, reeditadas en edición facsímil por el Ayuntamiento de Almonte, en el año 2000 105 Ibid. fol. 4vº. 222 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Antonio J. López Gutiérrez Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 1758, agosto 7. Sevilla Regla de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Almonte, aprobada por Don José de Aguilar y Cueto, provisor del arzobispado de Sevilla. B.- Copia realizada en el siglo xix a partir de las reglas impresas de 1758. Papel, 15cm. x 20,5 cm, verjurado con filigrana. Escritura humanística. Tinta ocre clara. Regular conservación afectado por manchas de humedad los folios 1rº-2vº. A.H.M.R.A., Caja 1, carpeta 1 Jesús, María y José Descubrimiento de la milagrosa imagen de María Santísima del Rocío, y tanto de la regla que la ylustre Hermandad de la villa de Almonte formó para culto de dicha señora como patrona que es de dicha villa en atención a los muchos favores que esperimentan sus devotos106. //1rº Dios, nuestro Señor, cuya providencia no padece engaño en sus adorables disposiciones se permitió que por muchos siglos gimiese la España bajo el yugo de la tiranía mahometana no por eso olvidó los venerables monumentos de la religión que los españoles en medio de su tripulación (sic) habían ocultado para que tan preciosas margaritas no fuesen halladas de inmundos animales. La aflicción, las hostilidades, el temor y el deseo de librar en la huída la libertad y la vida no dieron más tiempo en el deplorable siglo octavo que para hacer a los montes, bosques y malezas depositarios de las reliquias más sagradas de los simulacros más dignos de un cristiano respecto por representarnos a nuestro amable Redentor, a su Madre Santísima que sus escogidos y cortesanos y como la serie de los años sea [el ma]yor107 por enemigo de la memoria pereció esta en los suceso[res de] aquellos que lo ocultaron tan estimables [y preciosas ri]quezas. Ello es cierto que si la mano [poderosa de un Dios que es solo] el que hace maravillas, [después del invierno destemplado y rigo]roso de la [esclavitud no hubiera manifestado milagrosamente estas reliquias y sagradas imágenes aun no hubieran aparecido en nues]tra tierra tan agraciadas flores. Testigos [de esta verdad son los allasgos de las /1vº ymágenes de María santísima con los títulos de la Almudena en Madrid, de la Fuente Santa en Córdoua, de Aguas Santas en la Sierra de Andalucía, de la Antigua en Sevilla, de Clarinas en Veger, de Regla junto a Chipiona, de la 106 En la parte inferior central «Almonte» y en el margen inferior derecha, con letra del siglo xx, «Donado por Diego Román». 107 Las reconstrucciones del texto las hemos efectuado a partir de las reglas impresas de 1758. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 223 Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 Antonio J. López Gutiérrez Bella junto a Lepe, y de la que es Titular de nuestra Hermandad que se venera con el Título del Rocío en el Arzobispado de Sevilla y término de la villa de Almonte. Limpia ya la Andalucía de la impureza sarracena y respirando los españoles de esta provincia en una inocente libertad pues quebrantado el lazo que los oprimía se miraban libres, quiso el Señor felicitarlos poniendo en medio de ellos una celestial Casa de Refugio, donde hallasen las más apetecibles seguridades, una mística piscina cuyas aguas fuesen remedio en las enfermedades del espíritu y cuerpo. Un árbol frondosísimo a cuya sombra descan[sasen] de las fatigas y trabajos de la vida. Un [paraíso de deleytes en que sin] hallarse los vestigios de la sierpe [se mirasen todas las especies] de las flores más bellas, [y la] fragancia [de todas las vir]tudes. Así se vió en el prodi]gioso halla]sgo [del simulacro de María Santísima que con el título de Rocío es objeto de nuestra devoción, y nuestro culto, por representar a] aquella Virgen sin segunda [que no ha tenido ni tendrá semejante] en ser //2rº agradable a Jesucristo. Entrado el siglo quince de la Encarnación del Verbo Eterno, un hombre que o apacentaba ganado o había salido a cazar hallándose en el término de la villa de Almonte en el sitio que llamaban la Rocina (cuyas incultas malezas se hacían impracticable a humanas plantas y solo accesible a las aves y silvestres fieras) advirtió en la vehemencia del ladrido de los perros que se ocultaba en aquella selva alguna cosa que les movía a aquellas expresiones de su natural instinto. Penetró aún a costa de no poco trabajar y en medio de las espinas halló la Imagen de aquel sagrado lirio intacto de las espinas del pecado, vio entre las zarzas el simulacro de aquella zarza mística ilesa en medio de los ardores del original delito miró una imagen de la Reina de los Ángeles de estatura natural colocada sobre el seco trono de un árbol. Era de talla y su belleza peregrina. Vestíase de una túnica de lino entre blanca y verde y era su portentosa hermosura atractivo aun para la imaginación [más] libertina. Hallasgo tan precioso como no esperado llenó al hombre [de un gozo] sobre toda ponderación y queriendo hacer a to[dos patente] tanta dicha a costa de sus afanes desmontando parte de aquel cerrado bosque [sacó] en sus hombros la soberana ymagen a campo descubierto. /2vº Pero como fuese su intención colocar en la villa de Almonte distante tres leguas de aquel sitio el bello simulacro, siguiendo en sus intentos piadoso (sic), se quedó dormido a esfuerzo de su cansancio y su fatiga. Despierto, y se halló sin la sagrada imagen, penetrado de dolor, volvió al sitio donde la vio primero y allí la encontró como antes. Vino a Almonte y refirió todo lo sucedido, con la cual noticia salieron el Clero, Cabildo de esta villa y hallaron la Sancta Ymagen en el lugar y modo que el hombre les había referido, notando ilesa su belleza, no obstante el largo tiempo que había estado expuesta a la inclemencia de los tiempos, lluvias, rayos del sol y tempestades. Poseídos de la devoción y del respecto la sacaron dentre (sic) las malezas y la pusieron en la Yglesia Mayor de dicha villa entre tanto que en aquella selva se le labrava templo. Hízose en efecto una pequeña hermita de diez varas de largo y se 224 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Antonio J. López Gutiérrez Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 construyó el altar para colocar la imagen de tal modo que el tronco en que fue hallada le sirviese de peana. Adorándose en aquel sitio con el nombre de la Virgen de las Rocinas (título que con el tiempo, [y no sin] mística alusión se ha mudado en el admirable [del Rocío)], no obstante que [en] la espalda del simulacro estaba escrito: Nuestra Señora de los Remedios. Extendiose por toda la comarca // 3rº la devoción con la Señora de las Rocinas y entre sus devotos se señaló notablemente Baltazar Tercero, natural de la ciudad de Sevilla, el que hallándose en Lima por los años de 1587 otorgó testamento ante Esteban Pérez, escribano público, y entre otros legados dejó uno de dos mil pesos para que traídos a la villa de Almonte se impusiesen y fundase una Capellanía en la expresada hermita a fin de que los moradores de aquellas selvas no quedasen los días festivos, sin asistir al santo sacrificio. Degó (sic) así mismo otra limosna de 15 pesos para reparar la hermita y hacer vivienda al capellán que había de celebrar en ella quotidianamente. Aumentose el fervor notablemente y en el año 1635 fue nombrado por primer hermitaño a el Padre fray Juan de San Gregorio de la Congregación de San Pablo, cuya vida ejemplar hizo crecer el culto y la devoción a la Santísima Virgen. Experimentose más patente a la devoción de María Santísima a los que le imbocan ante esta su imagen en la peste que afligió a Andalucía en los años 1649 y 1650 pues llevándola a la Parroquial de Almonte, se [vieron] los vecinos de esta villa libre de azotes que [asolaba] los pueblos comarcanos, [con] cuyo motivo se le costeó un vestido de tela blanca e hizo voto de defender la original pureza de la Reina del Cielo /3vº y se eligió por patrona a esta Señora con el título de las Rocinas. Instituyose la anual fiesta el día segundo de la Pascua del Espíritu Santo con asistencia del cavildo de Almonte como patrono, y del clero de dicha villa. Con este motivo crecieron los concursos y se trató de hacer Yglesia más capaz, como se efectuó a costa de la devoción e dificando (sic) la que al presente tiene, cuya longitud es de 33 baras, su latitud por el crucero 19, y 9 por el cuerpo de la Yglesia. Hicieronse habitaciones competentes para el Capellán, Hermitaño, Cavildo, Hermano Mayor y otras personas singularmente combidadas a la función. El ejemplo de la Hermandad fundada por la villa de Almonte movió a las de Villamanrique, Pilas, la Palma y a la (sic) ciudades de Sanlúcar de Barrameda, Moguer y Umbrete y Triana para instituir igualmente Hermandades que anualmente concurriesen a la función que en obsequio de Nuestra Señora del Rocío se hace en la mencionada iglesia. Como efectivamente lo hacen viniendo cada una con la mayor pompa, el Domingo del Espíritu Santo y el lunes antes de amanecer empiezan las misas cantadas respectivamente de cada Hermandad. Continuase las rezadas sin las rezadas (sic) sin [intermi]sión en los 5 altares hasta las once del día que es la hora de salir la procesión. Asisten a esta por su antigüedad //4rº las ocho Hermandades con sus insignias, siendo de notar que en tan numerosos concursos de gentes de tan diferentes clases como diversos pueblos no se notan aquellos tumultos, robos, discordias exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 225 Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 Antonio J. López Gutiérrez que son tan comunes en semejantes concursos. Celebrase después la misa con sonora música y se predica el sermón por uno de los más eruditos oradores de este país. Es la alegría universal y sin aquellos resabios de impureza que se advierten en otras funciones de esta especie. Todo lo perdido es común hallarse y que entre todos se observe una harmonía llena de cristiandad. Hállase un pozo frente de la puerta de este Santuario que siendo de tan cortos manantiales que puede ser apurado con el trabajo de solo un hombre en dos horas; abastece de agua a más de 6 000 personas que suelen concurrir y a más de dos mil cavallerías. El patrocinio de la Señora se a experimentado (sic) en muchas ocasiones siendo las más inmediatas a nuestro tiempo; la falta de agua del año de 1734, las enfermedades del año de 1738 e igual tribulación del año 1744. En estas y en otras muchas aflicciones a sido (sic) María Santísima el celestial Rocío que a consolado (sic) a sus debotos; y estos llenos de gratitud han expresado esta en muchos y preciosos dones para el adorno de la Santa Ymagen y sagrado Templo. Los señores /4vº Don José Tello de Eslava, canónigo de la Catedral de Sevilla y Doña Ysabel Tello de Eslaba dieron el año de 1703 las puntas de plata de martillo que tiene el soberano simulacro. Los mismos señores y el señor Don Miguel Antonio Carrillo, canónigos y actualmente dean de dicha patriarcal yglesia costearon con tres mil pesos el vestido bordado en oro y plata que ponen a la Sagrada Ymagen para la solemnidad. Ni el tiempo ni la veleidad humana han apagado el espíritu de devoción a María Santísima con título del Rocío, y es de esperar se perpetúe sin diminución para que mediante el patrocinio de tan augusta reyna, nos colme Dios del Rocío del cielo, y de la abundancia de la tierra logrando últimamente que esta Señora nos muestre a Jesús fruto bendito de sus entrañas purísimas para gozarle por eternidades. Amén. //5rº Regla Directiva y Constituciones de los empleos que tendrán los fieles que se uniesen en fraternal amor a la Hermandad de Nuestra Madre y Señora del Rocío, patrona y avogada de esta villa de Almonte cuya sagrada, milagrosa ymagen se venera en su santa casa y sagrado templo, sita en el término de esta villa108. //6rº Capítulos de la regla Capítulo 1º Oservancia de los diez mandamientos Capítulo 2º Empleos de la Hermandad Capítulo 3º Entrada de Hermanos Capítulo 4º Obligaciones de la Hermandad Capítulo 5º 108 En la parte inferior central «Almonte» (rúbrica). El folio 5vº se encuentra en blanco. 226 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Antonio J. López Gutiérrez Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 Modo de tomar las cuentas Capítulo 6º Sobre las Hermandades de otros pueblos Capítulo 7º Fiesta del Señor San Josef Capítulo 8º Sobre las Ospederías109 //7rº En el nombre de Dios, nuestro Señor; con cuyo principio todas las cosas tienen buen medio y loable fin, Amén. Nos el cabildo, justicia y rejimiento de esta muy antigua villa de Almonte110, como patrono de la Hermita y Sagrado Templo de Nuestra Madre y Señora del Rocío, Patrona titular y abogada de ella, el vicario, beneficiados y demás eclesiásticos de esta villa, el Hermano Mayor, Consiliarios, Fiscal, Secretarios y demás hermanos y cofrades de esta Ylustre Venerable Hermandad de Nuestra Madre y Señora111 estando juntos y congregados en la Yglesia Parroquial de esta villa unánimes y conformes como lo havemos de uso, decimos que los continuos y repetidos fabores que esta villa deve a la piadosa protección y amparo de Nuestra Señora, su Patrona consediéndole el remedio en todas sus aflicciones y calamidades ya sea en las epidemias y castigos, ya en las faltas de agua y en las plagas de langosta, y últimamente el especial de haber librado a esta villa y sus vecinos de los estragos y ruinas que causó aquel espantoso como /7vº general terremoto que se padeció en todo el reino el día sábado primero de noviembre de mil setecientos sincuenta y cinco entre las nueve y diez de la mañana, y dando motivo a nuestra cathólica obligación a el mayor culto y obsequio de su Magestad y siendo como es conbeniente a este fin a ser (sic) una regla de capítulos que deva obserbar esta venerable Hermandad y sus cofrades como estatutos de ella, poniéndolo en efecto establecemos lo siguiente112: //8rº Capítulo 1º De la obserbancia de los Diez Mandamientos Todos los fieles que se hunieren para ser proijados a la protección y amparo de nuestra Madre y Señora del Rocío, deberán observar los Mandamientos de Dios y precectos de Nuestra Señora Madre Yglesia como católicos christianos y han de pretender con todo selo la práctica de todas las virtudes en tal modo que con su buen obrar, acrediten el honor de ser hermanos de esta Ylustre y Venerable Hermandad y todo quanto en sus costumbres y modo de vivir a lo referido se oponga de si lo de sarraiguen (sic) y del todo lo eviten entendidos de que la protección y amparo de Nuestra Señora del Rocío favorece a los que solicitan la obserbancia de los divinos precectos. 109 El folio 6vº se encuentra en blanco. Va corregido «Almomonte». 111 Acompaña «de [Nuestra Madre y Señora del Rocío]». 112 En la parte inferior central «Friana». 110 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 227 Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 Antonio J. López Gutiérrez / 8vº Capítulo 2º De los empleos de esta Hermandad Todo cuerpo físico, moral o político debe tener cabesa que es uno (sic) parte prinsipal ympere y dirija todas las operaciones del cuerpo, la cabesa de este, cuya alma es la caridad, será un Hermano Mayor de tal discresión, virtud y selo que sea dechado? a todos mandando, corrijiendo y señalando más con obras que con palabras. Este y los demás oficios serán electos anualmente, salvo en caso de grave urgente causa que proseguirá la elección anterior o se reeligirá de nuevo teniéndose presente que este empleo a (sic) estado siempre en las personas prinsipales de esta villa. También serán electos dos Consiliarios o Alcaldes prudentes que con discresión amonesten a el Hermano Mayor sobre sus ormisiones (sic) le a co<n>sejen (sic) para el asierto de su gobierno y con su acuerdo y consentimiento se determinen todas als funciones y causas que ocurran. //9rº Así mismo se elija un Fiscal seloso, respectoso (sic) y constante, el qual zele la observancia de esta Regla, y sin respecto a perso[na] alguna, solo atento a Dios y a su Santísima Madre, havise al el (sic) Hermano Mayor y Consiliarios los defectos de todos, y de cada uno de los hermanos para que los corrijan y se contengan. También se elijirá un Secretario que fielmente de feé de todo lo que la Hermandad decretare de lo que se gastare en el Culto Sagrado, de las limosnas que se recivieren, y de los hermanos que entraren apuntando en todo el día, mes y año. Cuyas elecciones se harán en público por la mayor parte de los hermanos que puedan concurrir en el día que señalaren, el Hermano Mayor y Consiliarios que han de asistir a ellas con el Fiscal y Secretario y ninguno por ello a de llevar (sic) derechos algunos. Siempre que convenga señalar personas para otros oficios menores que por tiempo se hallaren que convienen a esta Hermandad los podrán nombrar en dicho Cabildo. Y para que todo subsista en debido método /9vº abrá un arca de sos llaves donde se recojan las limosnas y se guarden en ella los libros y papeles de esta Hermandad de cuyas llaves tendrá una el Hermano Mayor y la otra el Secretario; y siempre que se aya de abrir a sistan (sic) los dos y el que no pudiere sobstituirá su llave a la persona de su confianza. Capítulo 3º De la entrada por Hermano de esta Venerable Hermandad Todas las personas, sean vecinos o forasteros, hombres o mugeres que quieran entrar y sentarse por hermano de esta Venerable Hermandad siendo cathólicos christianos, serán admitidos a ella pagando cada uno de pronto por su entrada la limosnas (sic) de quince reales de vellón, los que recivirá el Hermano Mayor y a heste (sic) se le hará el cargo de ellos en su cuenta, como de las demás limosnas que recojiere; y siendo como a deser (sic) de la oblicación (sic) del que fuere hermano asistir anualmente a la fiesta y procesión que se hace a nuestra Madre 228 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Antonio J. López Gutiérrez Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 y Señora del Rocío en su Santa Casa //10rº ha de ser también oblicado (sic) por vía de reconocimiento la limosna de un real de vellón cada un año para ayuda de los costos, adornos y mayor culto de su Magestad. Y el que no fuere personalmente a dicha función por qualquier motivo cumplirá con dar 2 reales de limosnas para el mismo fin por lo que será partícipe de las gracias e indulgencias concedidas y que se concedieren a esta Hermandad, como de las misas y sufragios de la obligación de ella. Capítulo 4º De las obligaciones de esta Hermandad Estando establecido de ynmemorial tiempo a esta parte por esta Venerable Hermandad haga la fiesta anualmente a Nuestra Madre y Señora del Rocío, en su santa casa el día 2º lunes de Pascua del Espíritu Santo, con el mayor aparato y suntuosa desencia a que concurren las demás Hermandades de los demás pueblos a hacer cada113 una la suya en la más devota emulación que la hace más plausible y como todo se de en mayor culto y obsequio de su Majestad en observancia de tan /10vº loable constumbre, a cordamos (sic) se haga en la misma forma la referida fiesta, atendiendo todos los hermanos con el más devoto empeño a el mayor culto y sumptuosa desensia de la soberana milagrosa ymagen de Nuestra Señora como de su altar y santa casa, y a de ser del cargo y obligación de esta Hermandad el pago de los costos y gastos siguientes: —A la fábrica por sus derechos y hornamentos que suple, ocho reales de vellón........................................................................................... 8 —A los beneficiados por su asistencia a la fiesta de las vísperas, Salve, procesión y misa mayor y por las capas cecenta (sic) y ocho reales de vellón.............................................................................. 68 —A los dichos por las 12 misas cantadas de los meses por esta Hermandad y por una misa de remembranza setenta y seis reales de vellón....................................................................................... 76 —Por dos capas y dos bestuarios doce reales de vellón......................... 12 —Al sochantre por sus derechos, quarenta reales de vellón................. 40 —Al sacristán menor por los suyos, veinte reales de vellón................. 20 —//11rº A los acólitos, seis reales y a el colector uno ................................ 7 —Para doce libras de será, ciento y veinte reales de vellón................ 120 —Para el sermón se libran setenta y sinco reales de vellón................... 75 —Para la misión, quarenta y quatro reales de vellón.............................. 44 —Para los fuegos se libran cien reales [de] vellón................................ 100 —Para colgar y descolgar las capillas, sintas, clavos y alfileres, treinta reales de vellón........................................................................... 30 —Y al Hermano Mayor para los costos de llevar y traer los hornamentos, ministros y gastos de comida que ha de darles según estilo, se libran, ciento y veinte reales de vellón.................. 120 113 Va borrado «da». exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 229 Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 Antonio J. López Gutiérrez —Cuyos costos y gastos que importan setecientos y veinte reales de vellón...........................................................................720 Son los que anualmente se han de avonar en su cuenta a el Hermano Mayor y nada más ante si menos, los que pueda escusar mediantes <a> los ningunos vienes, ni rentas de esta Hermandad, y a que todo ello se a de costear (sic) de la limosna. Siendo como a sido (sic) estilo que a los eclesiásticos que asisten de sobre peliz a dicha fiesta y /11vº posesión (sic) no se les paguen derechos algunos por su asistencia también lo es el que se les asista en ella por el Hermano Mayor, con cama y comida, cuya loable costumbre no se altera. Las Hermandades de otros pueblos que asisten a obsequiar a Nuestra Señora y cada una le ofrece una misa cantada dicho día, paga por los derechos de ella veinte y cuatro reales de vellón por mayor para el beneficio, fábrica y ministros cuyos derechos tampoco se an (sic) de alterar. Capítulo V Modos de tomar las cuentas Luego a los ocho días de acabada la fiesta anual ha de ser obligado el Hermano Mayor que la hizo a dar su quenta con pago de todas las limosnas que en su año aya persevido, de las entradas y reconosimientos de los hermanos, de las demandas, rifas y demás que se ofresca fiel y legalmente, sin fraude ni dolo bajo de juramento //12rº que le recivirá el vicario o cura que la tomare como juez a presencia de los dos conciliarios, fiscal [y] secretario de esta Hermandad, en la cual se avonarán por data lo que constare haber pagado por los recibos que presentare con arreglo a lo prevenido en el capítulo antecedente, sin ecceso alguno, y también se le avonará el costo de los ornamentos, cosas y alajas que haya comprado para el mayor adorno, culto y decencia de esta Hermandad por su declaración y recibos que lo justifiquen. Habiendo salido de dicha quenta, el referido Hermano Mayor hará entrega por ynventario legal de todos los vienes y alajas de esta Hermandad, a el Hermano Mayor que le subsediere y será de su obligación responder de las faltas, de las que recibió por el mismo ynventario, pena de egecución y apremio. Capítulo VI Sobre las Hermandades de otros pueblos En atención a la que acredita notoria /12vº devoción que muchos pueblos tienen a Nuestra Madre y Señora del Rocío, les a movido (sic) a establecer en cada uno de ellos su Hermandad como en esta villa: en las de Villamanrique, Pilas, La Palma y Rota, y en las ciudades de Moguer, Sanlúcar de Barrameda y el Gran Puerto de Santa María cuyas siete Hermandades concurran annualmente con la de esta villa el día de la fiesta a celebrar cada una en el Real de la Hermita de Nuestra Señora con sus 230 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Antonio J. López Gutiérrez Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 insignias, danzas y fuegos a emulación devota. Y porque a sido (sic) loable estilo y concordia echa (sic) de conformidad que cada una dispare sus fuegos por su antigüedad, diga la misa cantada y asista a llevar en la procesión a Nuestra Señora en la misma forma y con toda orden, lo a sido (sic). También que la que faltare con su asistencia un año y no hisiere contar con justificación a las demás el justo motivo que se lo impida, aya de perder su antigüedad y se ponga después de la última y más moderna Hermandad Y porque a ninguno de los demás pueblos de esta //13rº provincia se prive del onor (sic) de tener tal Hermandad como para que todos ganen las gracias, juvileos e yndulgencias concedidas y que se consideren a los cofrades de esta venerable Hermandad, serán admitidos todos los que la quisieran hacer y costear por lo que se de en el mayor culto y devoción a Nuestra Señora. Y porque las referidas Hermandades tienen establesidas cada una su Regla a modo de gobierno, limosnas de entrada, cargas y obligaciones que voluntariamente se an impuesto (sic), no se les ha de precisar en tiempo alguno a que hayan de dar quentas a esta más principal y antigua Hermandad, ni a otra cosa, respeto a que cada una tiene su Hermano Mayor y buen modo gobernativo con que obstenta su deboción y lucimiento. Capítulo VII Fiesta al Señor San José Mediante a que el crucero de la Yglesia de Nuestra Madre y Señora del Rocío ay (sic) altar en el que se venera la Sagrada Ymagen de /13vº Nuestro Glorioso Patriarca Señor San Joséf, cuyo patrocinio es el más eficás y poderoso y su culto y obsequio el más agradable a su Santísima Esposa y a su Divino Hijo, y porque esta Venerable Hermandad no tiene más carga ni pensión que la de la fiesta de Nuestra Señora y era muy areglada (sic) el que los hermanos cofrades vivos y difuntos como los devotos de su Magestad gosasen de algunas más gracias y sufragios que las que le resulten de la referida fiesta y de las doce misas de los meses, mandamos que114 annualmente el Domingo de Pascua de Espíritu Santo, víspera del en que se celebra a Nuestra Madre y Señora se aga (sic) en su Santa casa fiesta de misa cantada y sermón a Nuestro Glorioso Patriarca implorando en ella su poderoso patrocinio y el de su Divina Esposa a fin de que su Majestad nos conceda el aumento de tan sagrada devoción, la paz y concordia entre los reyes católicos y de todos los cristianos, estirpación de las heregías, victoria contra los infieles y hereges conversión de //14rº todos ellos a él, a el gremio de Nuestra Santa fe y por el descanso de las almas de todos los hermanos difuntos y devotos a Nuestra Señora y de su Santísimo Esposo, cuyos costos de la misa, sermón y será se an de pagar (sic) con ciento y cinquenta reales de vellón cada un año que son bastantes para ello, cuya pensión como la de la fiesta de Nuestra Señora y la Misa mensal nos imponemos en demostrasión de la fina devoción con que deseamos el aumento del Sagrado culto de 114 Sigue «los» (borrado). exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 231 Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 Antonio J. López Gutiérrez Nuestra Madre y Señora del Rocío y de su Santísimo Esposo, el Señor San Josef115. /14vº Capítulo VIII Sobre las hospederías Siendo como es de antiquado estilo y loable costumbre que el Hermano Mayor de esta Venerable Hermandad se aya (sic) de servir para los días de las fiestas señaladas de los quartos altos y bajos contiguos a la hermita que sirben de vivienda a el hermitaño y su familia, como también a el capellán que dice la misa en ella y de ospedería a los debotos que que (sic) van a visitar a Nuestra Señora a esepción (a los devotos) de la sala o cuarto del cavildo patrono que le sirve para su asistencia, mandamos observe y guarde el mismo estilo y costumbre como cosa que se de en el mayor honor y obsequio de esta Hermandad y de su Hermano Mayor, en atención a quen esté sin el libre uso de los referidos quartos no pudiera cumplir con alguna comodidad ni decencia en el cortejo que les hace a las demás Hermandades y convidados, ni sería decente que a el cavildo por su repesentación (sic) y la de patrono se le privase de uso de su cuarto, y más cuando lo a (sic) costeado y //15rº reparado para su habitación en dichos días lo qual mandamos se observe sin que sobre ello se ofresca contradición. Y de esta nuestra regla pedimos y suplicamos su aprovación a el Excmo. Sr. Cardenal de Solís, arzobispo de Sevilla, mi señor o a el Señor, su Provisor y Vicario General a quién toque. Y en fe de ello lo firmamos en la referida villa de Almonte, en el domingo trece de febrero de mil setecientos sinquenta y siete años. Otrosí decimos que en atensión a que esta Hermandad no tiene vienes, ni rentas de que pueda pagar sus obligaciones más de las limosnas que dieren los devotos a espenzas del cuidado y selo de su Hermano Mayor; y porque puede acontecer que estas escaezcan (sic) y más en años fatales de calamidad, mandamos que en el caso de que no aya (sic) caudal suficientes (sic) para costear la fiesta a Nuestro Patriarca Señor San Josef ni los hermanos y cofrades dieren para ello los ciento y cincuenta reales de vellón en que queda reguladas se omita y deje de hacer y cumpla el Hermano Mayor con hacer y pagar las fiestas /15vº de Nuestra Señora que es la principal obligación de esta Hermandad y lo que no admite dispensa. Fecho ut supra Don Pedro Ponces y Cabrera. Licenciado Don Antonio Melgares de Aguilar. Pedro de Cabrera. Juan Alonso Millán. Don Juan Bejarano. Don Alonso Álvares y Cardoso. Don Manuel Agodea Lorenzo. Don Juan Millán y Asebedo. Antonio Díaz Barrera. Francisco de Asís Moreno. Francisco Quigarro (sic). Favian Aquilino Lozano. Ante mi Josef Domínguez Lozano, secretario. 115 En la parte inferior central «Friana» (rúbrica). 232 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Antonio J. López Gutiérrez Las reglas primitivas de la..., pp. 199-233 APROVACIÓN de esta Regla El licenciado Don José de Aguilar y Cueto, prebendado de la Santa Yglesia Catedral de la ciudad de Córdoba, provisol (sic) y vicario general de esta de Sevilla y su arzobispado, etc. //16rº vista por mí la regla y ocho116 capítulos que por su mayor régimen y gobierno ha formado la Hermandad de Nuestra Madre y Señora del Rocío, patrona y titular de la villa de Almonte, cita (sic) en su hermita, término de ella, cuya vista cometí a el fiscal general de esta Arzobispado quien ha dado su sensura en que digo (sic) no se le ofrecía reparo en su aprovación vajo de las condiciones regulares y de estilo, por el tenor de la presente apruevo de la dicha regla y capítulos con las condiciones ordinarias y con que los derechos que se regulan en la fiesta para la Parroquia sean arreglados a el aranzel o que siendo menos se consienta por los interesados a quienes pertenesen. Y en lo demás que contienen todos y por todo según y como en ellos se espresan. Y para su mayor validación y firmesa interpongo la autoridad y decreto judicial de mi oficio quanto ha lugar por derecho para que valgan y hagan feé en juicio y fuera de él. Dada en Sevilla, día siete de agosto /16vº de mil setecientos sincuenta y ocho años. Licenciado Don José de Aguilar y Cueto. Por mandado del Señor provisor, Francisco Ramos117. Fe de erratas Página 7, dice agradable118 y dirá agradable (sic). Página 9, dice trono y dirá tronco. Página 10, dice vecino de dé y dirá vecinos de. Página 19, dice rejimientos, pero está apartado. Dicha página dice conciliarios, fiscal119 y dirá consiliarios, fiscal. 116 Entre paréntesis «dicípulos». En la parte inferior central «Fin». 118 En la edición de estas reglas dice «agrable», p. 36. 119 Ibid. «fiical», p. 36. 117 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 233 la fototeca del fondo infante galÁn. una joya del archivo documental de la hermandad matriz María Teresa Jiménez Vallejo María José Sánchez López Resumen Abstract La Fototeca de Juan infante Galán forma parte de la donación que realizó su hermana Isabel a la Hermandad tras su fallecimiento el 14 de mayo de 1998. Contiene todas las vicisitudes por la que ha atravesado dicho material desde su ingreso en la Hermandad en 1999 a la actualidad. La fototeca cuenta con más de 10 millares de piezas, entre las que sobresalen negativos en placas de cristal, negativos en metal, fotografías, negativos y diapositivas. Todo un elenco de materiales de los que una gran parte se dedica a temas puramente rocieros. Las autoras efectúan un análisis de la situación en la que la fototeca se encuentra en la actualidad. The Juan Infante Galán photographic library is part of the donation that his sister Isabel made to the Brotherhood after his death on May 14th 1998. Numerous incidents happened from its arrival in the Brotherhood in 1999 until today that have left their mark. The photographic library contains more than ten thousand items, among them glass and metal plate negatives, pictures, negatives and slides. A large number of this wide range of materials have an exclusive interest with different aspects of El Rocío. We will analise here the present state of the library. Palabras clave: Juan Infante Galán, archivo Hdad. Matriz, fototeca, placas de cristal, negativos en metal. Keywords: Juan Infante Galán, photographic library, glass negative., plate negatives. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 235 María Teresa Jiménez Vallejo, licenciada en Humanidades, y María José Sánchez López, diplomada en Estadística han desarrollado su labor profesional esencialmente en tareas de organización de archivos de Hermandades, archivos municipales y archivos de empresas. La primera, especialista en los diferentes procesos de la organización de un fondo documental; y la segunda, especialista en utilización de banco y bases de datos y aplicaciones informáticas. Desde sus inicios han manifestado un gran interés por el mundo de los archivos como prueba la asistencia a numerosos cursos relacionados con esta materia. En la actualidad colaboran con el grupo de investigación HUM686 de la Universidad Pablo de Olavide que tiene como objetivo el estudio de «La religiosidad y fuentes andaluzas». Son autoras materiales de la última organización de los fondos de archivo y encargadas de las transferencias de los archivos de gestión al archivo histórico de la Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío de Almonte. 236 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Mª Teresa Jiménez Vallejo & Mª José Sánchez López La fototeca del fondo..., pp. 235-243 os fondos fotográficos, documentales y bibliográficos de Juan Infante Galán ingresaron en la Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío de Almonte a raíz de la escritura de donación realizada por Isabel Infante Galán, hermana de Juan Infante, primero mediante contrato privado de fecha 1 de marzo de 1999 y después elevado a escritura pública el 25 de marzo de ese mismo año ante el notario de Sevilla, Anselmo Martínez Camacho, siendo presidente de la misma, Pedro Rodríguez Villa1. Todo el patrimonio de Juan Infante fue trasladado en cajas de plástico de recogida de frutas desde su domicilio en la calle Sánchez Arjona de Sevilla, a unas dependencias de la planta baja de la antigua casa parroquial, adquirida por la Hermandad, para en un futuro levantar la actual casa de la Hermandad Matriz. Fue depositado en dos cuartos situados en la planta baja del edificio dónde se almacenaron más de un centenar de cajas de plástico que se encontraban apiladas hasta el techo2. La Hermandad Matriz se puso en contacto con el entonces director de la Fundación El Monte, Manuel del Valle Arévalo para solicitar una ayuda destinada a la organización tanto del fondo documental de la Hermandad, como del patrimonio documental, bibliográfico y fotográfico de Juan Infante Galán. La Fundación El Monte, a través de su director José Villa Rodríguez comisionó a Antonio J. López Gutiérrez, profesor de la Universidad Pablo de Olavide y María Luisa Pardo Rodríguez, profesora de la Universidad de Sevilla para que elaboraran el correspondiente informe3. En él se puso de relieve la existencia de un abundante e importante material fotográfico que bien merecía un reconocimiento más detallado. Por ello, fue invitado el profesor Alfonso Braojos Garrido, director de la Hemeroteca Municipal de Sevilla, para que in situ reconociera y examinara dicho material. La visita se 1 Cuando una obra se cita más de una vez se menciona por el título abreviado que se indica cuando se cita por vez primera. Vid. LOPEZ GUTIÉRREZ, A. J.: «El Archivo de la Hermandad Matriz de Nustra Señora del Rocío de Almonte», en Exvoto nº 0, Almonte, Hermandad Matriz y Universidad Pablo de Olavide, p. 195 [El Archivo de la Hermandad Matriz]. 2 Ibid. p. 161. 3 Ibídem, exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 237 Mª Teresa Jiménez Vallejo & Mª José Sánchez López La fototeca del fondo..., pp. 235-243 llevó a cabo por los comisionados y el citado director el 20 de junio de 1999, pero ante la situación que presentaba el material, acordaron que una vez que estuviera clasificado y debidamente separado el material documental, bibliográfico y fotográfico acudiría de nuevo para elaborar el correspondiente informe. Desgraciadamente el fallecimiento del mencionado especialista en el mes de octubre de este año nos privó de conocer con más detalle el contenido del material fotográfico4. A partir de aquí, el material fotográfico quedó olvidado en favor de otras tareas que se llevaron a cabo, tanto en la organización del fondo documental de la Hermandad, como en el fondo documental y bibliográfico de Juan Infante Galán. A esta situación hubo que añadir las vicisitudes por las que atravesó la Hermandad cuando inició la demolición de la antigua casa parroquial y construcción de su actual Casa de Hermandad. Los fondos documentales, junto con los enseres de la Hermandad fueron trasladados a diferentes locales, a la espera de que concluyeran las obras de construcción de la actual casa de Hermandad. Que, proyectada por el arquitecto Carlos Hermoso Sánchez, fue construida entre 2004 y 2006, y su inauguración tuvo lugar el 31 de marzo de 2007. En ella, una habitación situada en la primera planta del edificio de 170 m2 fue destinada a albergar los fondos documentales y bibliográficos de la Hermandad, con unas modernas instalaciones en las que destacan sus estanterías realizadas por Rafael Bejarano que permiten su correcta aireación5. Mientras tanto, todo el material fotográfico fue depositado en los sótanos de la actual Casa de Hermandad, apilado en las ya citadas canastas de frutas, presentando muchas de ellas un grave deterioro externo debido al peso del material que albergaba. La actual Junta de Gobierno que preside Juan Ignacio Reales, y de manera más directa, su secretario Santiago Padilla Díaz de la Serna y Josefa Pérez Báñez,vicesecretaria 1ª se interesaron por la recuperación del material fotográfico y a tal efecto iniciaron en 2012 una campaña de identificación del mencionado fondo, a cuyo efecto comisionaron a las autoras de este trabajo para que iniciaran las tareas de identificación. El material fotográfico fue trasladado a la primera planta de la Casa Hermandad, en la misma dependencia que alberga el archivo y biblioteca6. Allí fue desplegado provisionalmente sobre tableros de madera, conservando 4 Ibídem. Ibid. p. 164. 6 Agradecemos la colaboración y el esfuerzo para subir estas cajas a Manuel Acosta Suárez y Rafael María Contreras Sánchez. 5 238 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Mª Teresa Jiménez Vallejo & Mª José Sánchez López La fototeca del fondo..., pp. 235-243 sus antiguas cajas de depósito, por si en alguna ocasión nos pudieran aportar algún dato relevante. Lo primero que se ha realizado ha sido la separación del fondo fotográfico, en función del soporte que almacena la información. Hemos distinguido entre el material almacenado en soporte rígido y el material almacenado en soporte de plástico. En el primer grupo, diferenciamos entre los negativos elaborados en placa de cristal y los negativos en metal. En el segundo grupo, las fotografías de celulosa y poliéster, negativos y diapositivas. Para avanzar un poco en el conocimiento de su contenido elaboramos una pequeña descripción y se fueron tomando sus medidas de cara a la instalación de las mismas. Veamos cada uno de estos grupos: Negativos placas de cristal Representa el material más abundante que se encuentra en la fototeca de Juan Infante y su cifra asciende a cerca de 3 millares de piezas7. Sus dimensiones más representativas oscilan entre 13 x 18 cm. y 18 x 24 cm. y alrededor de ellas toda una variedad de medidas: 9 x 18 cm.; 8 x 10 cm; 9 x 13 cm; 4 x 9 cm; 2 x 2 cm. Este avance nos facilitará la tarea posterior de conservar estas placas, dado que por la naturaleza de su material se aconseja sean guardados en un sobre con cuatro solapas superpuestas y su almacenamiento se debe disponer en sentido vertical siendo recomendable su conservación en cajas metálicas por el peso que presentan8. Una vez que se lleve a cabo su instalación cada imagen tendrá su correspondiente signatura identificativa y un breve resumen de su contenido. Hay que hacer mención especial a las placas de cristal que se encuentren fracturadas de las que desgraciadamente hay un buen número en parte motivada por los diferentes traslados que han tenido que soportar. Deberán ser protegidos cada uno de sus fragmentos mediante un cartón que le servirá de protección, a la espera de su tratamiento definitivo. Lógicamente esta salvedad se hará constar en la ficha descriptiva de la placa9. Los negativos de placa de cristal se encontraban depositados en 10 canastas, que a su vez habían sido apiladas para recortar su espacio. Ello ha originado inevitablemente, la rotura de algunas placas por el sobrepeso que soportaban. A ello debemos añadir, los daños ocasionados por el traslado a 7 Sobre los negativos de vidrio y metal puede consultarse: http://www.mcu.es/archivos/ MC/ABN/Negativos.html . Consultada el 30 de septiembre de 2013. 8 La Hermandad posee una serie de archivadores metálicos idóneos para su custodia de este material que fueron trasladados a sus instalaciones procedentes de una de las dependencias de la Delegación de Gobierno de España. 9 Vid. COLLINGS, T.J.: El cuidado de archivos fotográficos. Venezuela, 2001; FUENTES DE CÍA, A. M.: La conservación de archivos fotográficos. Madrid. SEDIC, 2012. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 239 Mª Teresa Jiménez Vallejo & Mª José Sánchez López La fototeca del fondo..., pp. 235-243 que fue sometido el patrimonio de Juan Infante, del que obviamente estas placas de cristal resultaban las más sensibles. No deja de ser curioso, cómo dentro de este importante grupo resaltamos la escasa información que se conserva relativa a la Virgen del Rocío. Para ser más exacto una inscripción que recuerda la proclamación de la Virgen como patrona de Almonte, el 29 de junio de 1653 y que se encuentra en mal estado; y una pintura de la Virgen realizada por Santiago Martínez. En cambio, resultan mucho más numerosas las relativas a temas no vinculados con el Rocío. Destacan un importante grupo de Mapas y Planos procedentes del Archivo General de Indias de los que se conservan cerca de medio millar de placas distribuidas geográficamente de la siguiente manera: Filipinas (28); Guatemala (12); Perú (50); México (137); Santo Domingo (16); Panamá (65); Buenos Aires (58); Santo Domingo (40); Chile (18); Cuba (21) y general (16). A ello hemos de añadir: Personajes (404 placas); pinturas (428 placas); esculturas (562 placas); lugares (346 placas); documentos (156 placas); orfebrería (118 placas); bordados (29 placas); enseres (86 placas); grabados (12 placas); altares (83 placas) y diversos actos (32 placas). En principio no hay que descartar que algunas de estas placas pasen a engrosar el grupo anterior, pero ello sólo será posible cuando se efectúe la completa identificación de cada una de las piezas. Negativos de metal Los negativos en metal se encontraban almacenados en 2 cajas de recogida de frutas de las que se han ido extrayendo las correspondientes unidades. De cada una de ellas, al igual que ocurrió con las placas de cristal se ha elaborado una pequeña ficha descriptiva. Las medidas resultan bastante variadas, predominando 6 x 9 cm; 13 x 18 cm y 18 x 24 cm. Junto a ellas todo un elenco de variantes: 9 x 14 cm; 11 x 11,50 cm; 11 x 16 cm; 9 x 13 cm; 9 x 15 cm; 16 x 22 cm, fruto de la naturaleza de dicho soporte. En su contenido ocurre todo lo contrario que con las placas de cristal. El grupo menos numeroso es el no vinculado con la Virgen del Rocío. Constituyen poco más de 30 negativos y en cuanto a su temática se distribuyen de la siguiente manera: Cabalgata de Reyes Magos (3 negativos); vistas de iglesias e interiores (5 negativos); paisajes (6 negativos); orfebrería (5 negativos); documentos (7 negativos) y animales (5 negativos). En cuanto a la temática alusiva a la Virgen resulta mucho más amplia en número y contenido. Destacar el mosaico de la Virgen y sus milagros que se encontraban en la antigua ermita (4 negativos) e imágenes del salto de 240 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Mª Teresa Jiménez Vallejo & Mª José Sánchez López La fototeca del fondo..., pp. 235-243 la reja, la Virgen durante la Procesión en la aldea, los almonteños, el recorrido y la presentación de Hermandades (46 negativos). Otro grupo viene representado por diferentes momentos de la aldea con amplia participación popular: pueblo, tamborileros, romeros (22 negativos); placa sobre Simpecados y estandartes de las hermandades filiales (23 negativos); dignidades eclesiásticas en la aldea (1 negativo); diferentes bordados, algunos ellos relativo a las andas de la Virgen (4 negativos); momentos del camino: carretas en el camino, carretas de Simpecado, mujeres caminando, carretas pasando por el río Quema, bailes ante las carretas, parejas a caballos (91 negativos); estampa de la Virgen (1 negativo); recuerdo de la Coronación (1 negativo); portada revista Rocío (4 negativos); carteles de la romería (2 negativos); imágenes de la Virgen (5 negativos); esculturas del retablo (5 negativos); grabados de la Virgen (9 negativos); vestida de Pastora (3 negativos); traslado de la Virgen a Almonte (4); altar Virgen del Rocío (7); diferentes actos (45) y miscelánea (3 negativos). Fotografías Las fotografías se encontraban almacenadas en 2 cajas de recogida de frutas y 11 cajas de archivo. Se trata de un importante volumen que hemos divido entre aquella fotografías relativas al Rocío y aquellas otras que no lo son. Los tamaños más frecuentes son los de 9 x 12 cm; 12 x 18 cm; 18 x 24 cm y 20 x 25 cm. En ellas domina esencialmente el blanco y negro frente a la fotografía en color que manifiesta cierta decoloración sobre todos en aquellas fotografías correspondientes a las décadas de los años 70-80. El conjunto de las fotografías supone cerca de 5 millares de fotografías, que al igual que los dos grupos anteriores, han sido divididas en dos grandes apartados Por lo que respecta a las fotografías no relativas al Rocío figura una temática bastante variada. Así nos encontramos con Lugares, ciudades y pueblos como: Zafra; Sevilla; Villalba; Bollullos Par del Condado; Cartaya; Manzanilla; La Rábida; Niebla; La Palma del Condado; etc. (1 350 fotografías). Personajes pertenecientes a la Casa Real (95 fotografías); personajes ilustres (189 fotografías); Juan Infante Galán (231 fotografías); amigos de Juan Infante Galán (136 fotografías); fiestas y romerías (106 fotografías); grabados (157 fotografías); mapas y planos (35 fotografías); documentos varios (157 fotografías); libros (262 fotografías); lápidas y sepulcros (9 ejemplares); dibujos y pinturas (445 fotografías) y esculturas (371). En cuanto a las fotografías relativas al Rocío reseñamos: Simpecado (10 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 241 Mª Teresa Jiménez Vallejo & Mª José Sánchez López La fototeca del fondo..., pp. 235-243 fotografías); bordados (14 fotografías); rogativas (3 fotografías); carretas (4 fotografías); mosaicos (5 fotografías); exvotos (25 fotografías); aldea del Rocío (68 fotografías); bendición cruz de la ermita (3 fotografías); orfebrería (16 fotografías); presentación de hermandades (12 fotografías);mMisa pontifical (5 fotografías); salida del lunes de Pentecostés (49 fotografías); hermandades en el camino (52 fotografías); diferentes actos en la aldea (7 fotografías); traslado de la Virgen a la nueva ermita (1 fotografía); Rocío Chico (90 fotografías); personajes Casa de Orleans (3 fotografías); la Virgen vestida de Reina (43 fotografías); la Virgen vestida de Pastora (124 fotografías); Virgen de Reina por Almonte (88 fotografías); calles de Almonte engalanadas (8 fotografías); diversos actos de hermandades del Rocío (11 fotografías); obras en el santuario (80 fotografías); retablo (31 fotografías); Pastorcito (3 fotografías); pinturas sobre la Virgen y el Pastorcito (11 fotografías); esculturas de la Virgen (5 fotografías); documentos (3 fotografías); pinturas sobre carretas y coches de caballo (2 fotografías); actos en Almonte (3 fotografías); Iglesia Parroquial de Almonte (3 fotografías) y retratos de personajes vinculados con la Hermandad (3 fotografías). Negativos Los negativos se encontraban repartidos en las diferentes cajas de recogida de frutas en las que se encontraban depositadas las fotografías. Su presencia resulta bastante interesante porque a partir de ellos se puede reconstruir la serie cronológica de los mismos; y en los casos que no se conserven las correspondientes fotografías poder extraer una copia de ellos. En otras ocasiones han sido extraídos del resto de las cajas donde habían sido depositados sin ningún tipo de orden. Las medidas oscilan entre 6 x 7,5 cm; 11 x 18 cm; 4,5 x 7cm y 23 x 30 cm. Contamos con poco más de un millar de negativos que los hemos agrupado de la siguiente manera: En cuanto a la distribución del grupo no vinculado con el Rocío tenemos: Retratos (113 negativos); libros (200 negativos); documentos (42 negativos); mapas y planos (31 negativos); dibujos (92 negativos); grabados (101 negativos); periódicos (5 negativos); escudos (11 negativos); lugares (91 negativos); pinturas (111 negativos); escultura (40 negativos); fiestas (14 negativos); Juan Infante Galán (14 negativos); animales y plantas (4 negativos); sellos (2 negativos) y bordados (7 negativos). En cuanto al grupo del Rocío contamos con temas alusivos al Rosario (4 negativos); misa Pontifical (5 negativos); bordados (1 negativo); documentos (1 negativo); salida del lunes de Pentecostés (11 negativos); 242 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Mª Teresa Jiménez Vallejo & Mª José Sánchez López La fototeca del fondo..., pp. 235-243 presentación de las Hermandades (4 negativos); camino del Rocío (92 negativos); momentos en la aldea (13 negativos); orfebrería (6 negativos); pinturas (2 negativos); camaristas (3 negativos); escudo de la Hermandad (3 negativos); retablo (26 negativos); libros (3 negativos); grabados (5 negativos); ermita (1 negativo); personajes vinculados con la Hermandad (1 negativo) y diversos (4 negativos). Diapositivas Al igual que ocurría con los negativos se encontraban repartidas entre las canastas de recogida de fruta. Su medida estándar es de 4 x 6 cm. En este epígrafe quedan agrupadas poco más de un centenar de piezas. En cuanto al grupo no vinculado con el Rocío localizamos esencialmente a personajes de diferentes índole, categoría y dignidad (80 diapositivas). Y en cuanto a las diapositivas vinculadas con el grupo del Rocío contamos con variados temas: Camino del Rocío (13 diapositivas); Simpecado (1 diapositiva); procesión del lunes de Pentecostés (17 diapositivas); Rosario (2 diapositivas); calles de Almonte (1 diapositiva); monumento a la Virgen (1 diapositiva) y edificios de Almonte (2 diapositivas). En definitiva, nos encontramos ante un fondo fotográfico bastante relevante, que cuenta con más de 10 millares de piezas y entre las que sobresalen de manera especial tanto el número de negativos en placas de cristal (más de 2 700 placas) como en negativos en metal (316), en este último caso, además, la mayor parte relativas a temas rocieros; y los más de seis millares de piezas, repartidas entre fotografías, negativos y diapositivas, que hablan por sí solos de la riqueza de la fototeca de Juan Infante Galán. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 243 juan ramÓn jimÉnez en el fondo infante galÁn de la hdad. matriz de almonte Antonio Ramírez Almanza Director de la Fundación Juan Ramón Jiménez Resumen Abstract En el presente artículo hacemos una aproximación y valoración del fondo de obras del poeta de Moguer, Juan Ramón Jiménez, que atesora el fondo Infante Galán de la biblioteca de la Hdad. Matriz de Ntra. Sra. del Rocío, que pone de manifiesto el significado del poeta moguereño para el historiador Juan Infante Galán. In this article we will approach and evaluate the content of the collection of works from Juan Ramón Jiménez, poet from Moguer, held in the collection Infante Galán contained in the library of the First Brotherhood of Our Lady of El Rocío. We will so demonstrate the high significance that the poet from Moguer had for the historian Juan Infante Galán. Palabras clave: Infante Galán, Platero y yo, Juan Ramón Jiménez, biblioteca de la Hdad. Matriz. Keywords: Infante Galán, Platero and I, Juan Ramón Jiménez, First Brotherhood 's Library. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 245 Antonio Ramírez Almansa (Rociana, 1956). Los inicios de su actividad profesional se ha desarrollado en el mundo de la política y la cultura, muy especialmente en la literatura. A partir de 1974 funda el grupo cultural Caminante y en 1978 el Grupo de Animación Cultural Colectivo Lagar. Crea la revista de difusión histórica cultural Racimo. Es miembro del Club de Escritores Onubenses, desde sus inicios en 1976. Ha sido presidente de la Fundación Odón Betanzos Palacios, de Rociana, desde su creación hasta 2007. Miembro fundador de la Asociación de Casas Museos y Fundaciones de Escritores Españoles (ACAMFE), de la que ha sido presidente hasta 2006 y actual vicepresidente. En la actualidad, desde 1999, es director de la Fundación Juan Ramón Jiménez y de la Casa Museo del poeta en Moguer. Ha coordinado múltiples encuentros, congresos y simposios internacionales, además de foros de debates y reflexiones de escritores. Recientemente ha terminado el postgrado en Manifestaciones Culturales, Museos y Exposiciones Científicas, Marketing y Comunicación por la Universidad de Valencia y estudia el grado en Historia por la UHU. Publica periódicamente en prensa y revistas literarias, superando los 400 artículos. De su obra de creación destaca la lírica, la prensa y la investigación histórica, con más de quince publicaciones. En la actualidad prepara las ediciones completas de su obra de creación en los últimos diez años (Crítica literaria, prensa, poesía e investigación histórica). 246 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Antonio Ramírez Almanza Juan Ramón Jiménez en el fondo..., pp. 245-254 l Fondo Infante Galán alberga un total de 148 obras de Juan Ramón Jiménez. Destaca, en primer lugar, el hecho de que en todos los casos corresponden a las diferentes publicaciones relacionadas con la obra poética, ya sea en prosa o en verso, así como a las diferentes recopilaciones y antologías que se han venido publicando. En ningún caso, se han encontrado estudios, ni biográfico, ni obras de crítica e interpretación sobre el poeta de Moguer. Dentro de la obra de Juan Ramón Jiménez, están representados en esta biblioteca, casi todos los géneros literarios que cultivó, a excepción del aforístico. A parte de la obra poética, de la que hay ejemplares de obras correspondientes a las tres etapas de su producción literaria; encontramos también géneros de carácter diverso, como el epistolar, representado por las dos primeras antologías de cartas, que se publicaron durante la década de los años 60 y 70; caricaturas líricas, como Retratos lírico o Españoles tres mundos; los cuentos como el Zaratán o historias y cuentos. Igualmente aparecen los estudios y conferencias, como Política poética, El trabajo gustoso y El Modernismo, notas de un curso; así como, la edición que recogió todo los cuadernos y revistas juanramonianas Sucesión, Obra en Marcha, Unidad, Presente y Hojas, publicados entre los años 1925 a 1935, periodo de máxima fuerza creadora del poeta. Las antologías juanramonianas presentes en el fondo son tan numerosas, como interesantes. Representan casi una treintena. Hay, desde adaptaciones para niños, hasta obras de obligada referencia a la hora de abordar el estudio de la poesía juanramoniana, como es el caso de Leyenda. Y destaca, entre todas ellas, el ejemplar de la Segunda Antología Poética, publicada en vida de Juan Ramón por Espasa-Calpe en 1922 y que se convertirá en el principal referente y fuente de inspiración de su poesía posterior. Otras antologías a destacar son Leyenda (1896-1956), Poesías últimas escojidas: (1918-1958), Canción o Moguer, de la que cuenta con una primera edición, ilustrada con grabados de José R. Escassi, y publicada en 1957 por la Dirección General de Archivos y Bibliotecas en 1957. El interés del historiador villalbero por JR permite observar cómo se exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 247 Antonio Ramírez Almanza Juan Ramón Jiménez en el fondo..., pp. 245-254 encuentra representada en su biblioteca todas sus obras más significativas, visionándose cada una de las tres partes en las que podemos dividir la trayectoria poética de JRJ. Así la primera etapa de la poesía juanramoniana también llamada etapa sensitiva, marcada por la estética modernista, que comprende toda aquella producción hasta la publicación de Diario de un poeta en 1914, estaría representada por la obra Platero y yo, obra que aparece en 1914 y que en este fondo cuenta con 60 ediciones distintas. Resaltar entre ellas, la publicada en Madrid por la editorial Signo, fechada en 1934, en tela encargada, y en una tirada de 2 500 ejemplares, que destaca no sólo por ser una edición temprana, sino por incluir una dedicatoria manuscrita del autor: «A mis queridos paisanos, los niños de Almonte (escuelas nacionales). Juan Ramón Jiménez, 1936»; un hecho que dota al ejemplar de un valor incalculable. También de las diversas ediciones de Platero y yo que encontramos en el fondo están las ediciones de lujo, como la ilustrada por Carlos Sáenz de Tejada, publicada en Vitoria por Ediciones de Arte Fournier, 1957, que incluye un retrato fotográfico de Zenobia y un poema de JRJ. Se realizó una tirada de 350 ejemplares numerados (los 150 primeros sobre papel especial filigranado con la firma de Zenobia, firmados por Juan Ramón) y 2 000 sin numerar sobre papel especial). Además se encuentran ediciones ilustradas por artistas de renombre como Fernando Marco, ilustrador de la edición príncipe de Platero, Ricardo Zamorano o Rafael Munoa. Resaltar también la presencia de ediciones críticas de Platero como la de Gómez Yebra de 1992 o la del Richard Cardwell, o la de Ricardo Gullón. Ejemplar de Platero y yo (Editorial Signo. Madrid, 1934), dedicado a los niños de Almonte. Fondo I.G. Biblioteca de la Hdad. Matriz de Almonte 248 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Antonio Ramírez Almanza Juan Ramón Jiménez en el fondo..., pp. 245-254 Cubierta la de edición completa de lujo para coleccionistas de Platero y yo con ilustraciones y grabados de Carlos Sáenz de Tejada, publicada por Arte Fournier en 1957. Fondo I.G. Biblioteca de la Hdad. Matriz de Almonte La segunda etapa en la que se divide la trayectoria poética juanramoniana, denominada época intelectual, se caracteriza aparte de por abandonar la estética modernista e iniciar el camino hacia lo que posteriormente se conocerá como poesía pura, camino que se inicia con la publicación que marcaría el antes y el después en la lírica juanramoniana, Diario de un poeta exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 249 Antonio Ramírez Almanza Juan Ramón Jiménez en el fondo..., pp. 245-254 reciencasado, del que se encuentran varios ejemplares en el fondo Infante Galán, así como por ser un periodo de constante de creación y recreación, donde el poeta dice necesitar de periodos analíticos que le sirven para ver su obra con una visión de conjunto. Fruto de estos periodos son las diversas antologías que publica en esta etapa, selección de lo que el poeta considera perdurable y corpus, ejemplificativo de su trabajo de síntesis y revisión de la obra. Un ejemplo de es la ya mencionada Segunda antología poética publicada por Espasa-Calpe en su colección Universal en 1934, de la que se conserva una primera edición en el fondo Infante Galán. El propio Juan Ramón describe dicha obra en una carta dirigida al director de la Colección Universal donde se publicará: Al pedirme usted unas poesías escojidas mías para la Colección Universal me esperó su deseo de que yo eijiese, con un punto de vista popular, aquellas que, por su espontaneidad y sencillez, pudieran llegar fácilmente a todos... Aquí tiene usted, pues, algo de lo que yo considero, por el momento, lo más sencillo y espontaneo de mi larga obra poética juvenil... Otra ejemplar de una obra de esta segunda etapa que destaca en el fondo por ser una edición temprana es Eternidades, publicado en Madrid por Compañía Ibero-Americana de Publicaciones Renacimiento, en 1931. Cubierta de la primera edición de la Segunda antología poética de Juan Ramón Jiménez publicada en Madrid por Espasa -Calpe en 1920. Fondo I.G. Biblioteca de la Hdad. Matriz de Almonte. La tercera etapa de la poética juanramoniana, la etapa suficiente, comprende todo lo 250 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Antonio Ramírez Almanza Juan Ramón Jiménez en el fondo..., pp. 245-254 escrito durante su exilio americano, donde el poeta continúa replegado en sí mismo inmerso en una búsqueda de la belleza y la perfección. Culmina su producción poética con dos obras que asimismo encontramos en el Fondo Infante y Galán: Animal de fondo y Dios deseado y deseante. La primera, Animal de fondo, es una edición publicada en Argentina por la editorial Pleamar en 1949, y cuenta como característica especial el ser una edición bilingüe. Se trata de un libro que según consta en las propias notas fi nales, y tal como fue presentado posteriormente en la Tercera Antología Poética, era la primera parte de un volumen más amplio titulado Dios deseado y deseante, obra representada en el fondo Infante y Galán con una edición de Aguilar del 1964. Cubierta de la primera edición de Animal de fondo edición, publicada en Buenos Aires, por la editorial Pleamar en 1949. Fondo I.G. Biblioteca de la Hdad. Matriz de Almonte. En conclusión en el Fondo Infante y Galán se encuentra representada la gran mayoría de la producción poética del poeta moguereño, tanto en obras líricas, en prosa, antologías; así como, también incluye una representación de los diversos géneros cultivados por el poeta, como el epistolar. Y sin duda, tenemos que reiterar el relevante de la edición del Platero y yo, dedicado a los niños de Almonte. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 251 Antonio Ramírez Almanza Juan Ramón Jiménez en el fondo..., pp. 245-254 Como breve conclusión final, es indudable reconocer el interés mostrado por Juan Infante Galán en toda la obra de su paisano, estando a lo largo de su vida, –no sólo visto desde el interés del bibliófilo o coleccionista–, pendiente de la creación poética del moguereño. Sin dudas, acercarse a su fondo en los archivos en la Hermandad Matriz de Almonte es encontrar casi toda la producción literaria juanramoniana durante el ciclo vital del historiador Infante Galán, una muestra ya, permanentemente conservada para las generaciones futuras. Títulos de JRJ en el Fondo Juan Infante Galán 300 poemas 35 poemas Animal de fondo Antología Antología general Antología general prosa Antología poética Baladas de amor Belleza Canción Cartas. Selección Cartas literarias Con el carbón del sol: Corriente infinita, critica y evocación Cuadernos. Edición de Garfias Diario de un poeta reciencasado Diario de poeta y mar Dios deseado y deseante El andarín en su órbita El modernismo. Notas de un curso El trabajo gustoso Elejías andaluzas En el otro costado 252 (1) (3) (1) (2) (1) (1) (5) (1) (2) (1) (2) (2) (1) (1) (1) (4) (1) (1) (1) (1) (2) (1) (1) exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Antonio Ramírez Almanza Juan Ramón Jiménez en el fondo..., pp. 245-254 Espacio Españoles de 3 mundos Estética y ética estética Estío Eternidades Fuego y sentimiento Guerra en España Hijo de la alegría Historias y cuentos JRJ para niños La colina de los chopos La estación total con canciones de la nueva luz Leyenda Libros inéditos de poesía Luz de la atención (1918-1923) Melancolía Moguer Nueva antología Obra selecta. Antología para niños Olvidanzas Olvidos de granada. Pájinasescojidas Platero y yo Poesía Poesía en prosa y verso Poesía en verso Poesía para niños y adolescentes Poesía ultima escojidas Poesías Política poética Por el cristal amarillo exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 (1) (1) (1) (2) (1) (2) (1) (1) (3) (1) (2) (1) (1) (1) (2) (1) (2) (1) (1) (2) (2) (1) ( 60 ) (1) (3) (1) (1) (1) (1) (2) (1) 253 Antonio Ramírez Almanza Juan Ramón Jiménez en el fondo..., pp. 245-254 Primeras prosas Primeros libros de poesía Raíces y alas Retratos liricos Ríos que se van Segunda antolojía poética Selección de poemas Sevilla en Juan Ramón El zaratán (1) (1) (1) (1) (1) (1) (1) (1) (1) 148 BIBLIOGRAFÍA UTILIZADA CAMPOAMOR GONZÁLEZ, A.: Bibliografía general de Juan Ramón Jiménez. Ediciones de la. Fundación JRJ, 1999. BIBLIOTECA DE ANDALUCÍA: Juan Ramón Jiménez. Sevilla: Consejería de Cultura, 2008. (Catálogos temáticos de la Biblioteca de Andalucía; 8). BLASCO PASCUAL, J.: Juan Ramón Jiménez. Bibliografía. Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2008 JIMÉNEZ MANTECÓN, J. R.: Juan Ramón Jiménez: Antología Poética. Selección, introducción y notas de Carmen Jiménez y Eduardo Márquez. Ed. Planeta/Autores Hispánicos. Barcelona, 1988. VV. AA.: Juan Ramón Jiménez, Premio Nobel. Edición de Javier Blasco y Antonio Piedra. Madrid, Residencia de Estudiantes, Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, 2006. 254 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 RECENSIÓN. OBRA S Y AUTORES DE REFERENCIA PARA EL CONOCIMIENTO DE LA DEVOCIÓN ROCIERA 50 aÑos del Último nÚmero de la revista rocÍo, en su primera etapa (1958-1963) Santiago Padilla Díaz de la Serna Licenciado en Derecho Resumen Abstract La revista Rocío es una de las grandes joyas de la bibliografía rociera; el gran proyecto editorial de la Hdad. Matriz, desarrollado, mes a mes, con no pocos esfuerzos, entre octubre de 1958 y mayo de 1963, que es expresión, en sí misma, de una época de cambios. ¿Pero cuáles son aquellos logros y hechos que la convierten, hasta hoy, en un proyecto verdaderamente referencial, desde el punto de vista editorial para la Hdad. Matriz? The Review Rocío is one of the gems of the academic literature about El Rocío. It is the most important publishing proyect of the First Brotherhood, developped month after month with considerable effort between october 1958 and may 1963 and characterised by the changing nature of this period. But what are the achievements and facts that make this project an essential reference work for the First Brotherhood in the area of publishing? Palabras clave: Revista Rocío, Pedro Cantero Cuadrado, Juan Infante Galán, José Luis de la Rosa Domínguez, Antonio Millán, Santiago Padilla, Ecos del Santuario, Editorial. Keywords: Rocío's Review, Pedro Cantero Cuadrado, Juan Infante Galán, José Luis de la Rosa Domínguez, Antonio Millán, Santiago Padilla, Echoes of Sanctuary, Editorial. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 257 Santiago Padilla (Almonte, 1969) es diplomado por el Instituto Internacional San Telmo de Sevilla (PIDE 2005), licenciado en Derecho por la Universidad de Sevilla (1992-1997) y TEAT por el CENP de Sevilla (1987-1990). Desde abril de 1999 es gerente de la Asociación de Hoteles de Sevilla y Provincia, actividad profesional que ha compaginado con labores docentes, representativas e investigadoras en el sector turístico. Es autor de más de cien artículos sobre religiosidad popular y el Rocío; y, entre otras, de las obras: Rocío, la explosión de la gran devoción del sur en el siglo xx (Almuzara, 2007), Rocío, sal y sol de Andalucía (Hergué, 2010), y Muñoz y Pabón, ilustre cantor de la Blanca Paloma. La biografía del insigne escritor, periodista, capillita y rociero (Hergué, 2011). Ha coordinado la comisión creada por la Hdad. Matriz para la dinamización, programación y desarrollo de los actos extraordinarios del Bicentenario del Rocío Chico y del Año Jubilar del Rocío (2011-2013). 258 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Santiago Padilla Díaz de la Serna 50 años del último número..., pp. 257-278 l mes de mayo de 1963 veía la luz el último número de la revista Rocío en su primera etapa, a las puertas de la romería de aquel año, promovida e impulsada por la Pontificia, Real e Ilustre Hdad. Matriz de Ntra. Sra. del Rocío, y publicada entre el mes de octubre de 1958, y esta última fecha, completando cincuenta y seis números consecutivos, sacados, mes a mes, durante cerca de cinco años. Hablamos del proyecto editorial, el primero de la historia de la Hdad. Matriz, y el hasta ahora más ambicioso, que en sí mismo nos describe y sitúa en una época, y que, como pusimos cumplidamente de manifiesto en nuestra obra Rocío, la explosión de la gran devoción del sur en el siglo xx (Almuzara, 2007), es una fuente informativa fundamental para reconstruir una etapa trascendental en la historia contemporánea de la devoción rociera. Pues en sus números no sólo está la información, o la reseña, o el dato, o el documento gráfico, sino que está y anida en sus páginas el espíritu innovador y renovador, y el modo más abierto y decidido de entender la devoción rociera, que caracterizaron esta fructuosa etapa de la historia de la devoción rociera, jalonada de tantos cambios y emprendimientos que constituyeron la base y facilitaron la explosión de la devoción rociera. De una revista que recogía lo mejor que se había recibido de las generaciones precedentes, y que proyectaba toda la potencia de un tiempo y de unos actores que en buen modo han marcado y determinado el devenir histórico de esta devoción, hasta nuestros días. EL NÚMERO UNO, O NÚMERO EXTRAORDINARIO DE LA REVISTA ROCÍO Aunque, en realidad, y como ya también pusimos de manifiesto en Rocío, la explosión de la gran devoción del sur en el siglo xx1, el primer número de la revista pretendió ser y vio la luz en julio de 1957, superando todas las expectativas, en todos los parámetros editoriales posibles, por obra y gracia 1 Vid. PADILLA DÍAZ DE LA SERNA, S.: Rocío, la explosión de la gran devoción del sur en el siglo xx. Almuzara. Córdoba, 2007. Págs. 155-161. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 259 Santiago Padilla Díaz de la Serna 50 años del último número..., pp. 257-278 de su primer director, el historiador de Villalba del Alcor, Juan Infante Galán; pero hasta tal punto, que superó también las posibilidades económicas de la propia Hdad. Matriz, poniendo en grave riesgo, sus fi nanzas; lo que obligó a postponer el proyecto inicialmente ideado, hasta finales de 1958, que pretendía arrancarla con este primer número. Entre sus más importantes e indudables logros, caben destacarse, la variedad de contenidos y géneros literarios y periodísticos que Juan Infante desarrolla; que van, desde contenidos de investigación histórica personal, con reproducciones documentales de gran valor e interés histórico, pasando por temas de creación literaria en prosa o poesía, y reproducciones literarias; hasta semblanzas, entrevistas, recortes de prensa y reportajes periodísticos de actualidad. Pero por encima de sus contenidos escritos, de gran calidad y exquisitez en la forma y en el fondo, subrayamos la calidad del diseño y la maquetación de la revista, en la que utiliza un verdadero alarde de medios técnicos, y se utilizan fotografías de una reseñable calidad y resolución artística, desarrollada por la empresa Gráficas del Sur de Sevilla. Con esos presupuestos de partida, el resultado final de la revista Rocío; brillante y sobresaliente en la forma y en el fondo, se iba a alejar notablemente de las directrices acordadas y propuestas en las presentaciones de la misma, tanto por el propio Obispo, como por la propia Revista, en la pluma de su director, Juan Infante Galán2. 2 La propia revista se presentaba así misma de este modo, en la pluma anónima de Juan Infante Galán: «Después del enorme esfuerzo que supone en todos los órdenes la edición 260 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Santiago Padilla Díaz de la Serna 50 años del último número..., pp. 257-278 De tal modo se puso el acento en estos aspectos formales, que la convirtieron inevitablemente, en un producto a todas luces elitista; tanto por su presentación tipográfica3, en la que no se escatimaron gastos, como por sus mismas colaboraciones4, etc, ...; en una revista, por tanto, desubicada y deslocalizada de la realidad que quería reflejar, y que muy pronto padeció los efectos de estos errores. Pero, esta era la manera personal, incuestionable e irrebatible de trabajar de Juan. Todos estos excesos, dispararon los costes de edición de la revista a unos extremos verdaderamente temerarios. De modo que los dos mil ejemplares, más cien ejemplares, «...numerados, signados y nominados, con dedicatoria impresa para cada uno de sus destinatarios», de los que desconocemos su identificación nominal y destino, costaron más de 1 000 euros, lo que obligaba a vender la revista en un euro, una cantidad muy elevada en aquellas fechas. Y para colmo, no estuvo impresa como estaba previsto inicialmente para la romería de 1957. De modo que su elevado coste y el cúmulo inesperado de contratiempos, ocasionaron un gravísimo quebranto a la tesorería de la Hdad. Matriz; acentuado por la poca aceptación comercial que tuvo el producto, debido a su alto precio fi nal de cuarenta céntimos de euro (0,40 €). Todo ello hizo que los gastos ocasionados no pudieran resarcirse con la suma de los ingresos generados por las ventas de la revista y por la contratación de la publicidad de la misma, que además Juan Infante había constreñido al máximo, para que no se deteriorase la imagen que el pretendía de la misma5. Esta inesperada situación que desembocó inevitade este extraordinario, con el cual inicia su publicación Rocío, proseguirá sus números ordinarios mensuales, con el mismo espíritu y carácter que se apuntan ya en este número primero [...] Rocío será una revista eminentemente popular, conservando su dignidad literaria, y una bella y moderna, aunque modesta, presentación tipográfica.[...]. Rocío será la revista de la Virgen en todos los hogares rocieros. Las páginas de Rocío, están abiertas de par en par, a todas las iniciativas y colaboraciones que los devotos del Rocío, nos sugieran. Rocío [...]». 3 En la factura abonada a Gráficas del Sur, se hace esta descripción tipográfica, muy expresiva, del nivel de edición de la misma: «2 000 ejemplares de la revista Rocío, compuestos de cubierta en cartulina couché impresa a todo color y barnizada y 72 páginas interiores, a uno, dos y cuatro colores; tríptico impreso por ambas caras y pegado sobre cartulina negra impresa en plata al respaldo, y una lámina en cuatricomía pegada, con vista de la Romería, y una lámina en papel de hilo crema verjurado con grabado de Ntra. Sra. del Rocío en negro, encuadernadas por el procedimiento de adhesivo polimerizado». ASP. Es copia del original. 4 Entre estas colaboraciones debemos destacar, la de los hermanos José y Jesús de las Cuevas, Luis J. Pedregal, o Fray Ismael de Sta. Teresita, O.C.D., Dtor. de la revista carmelita Miriam. Así como, reproducciones de piezas literarias de poesías de los Hnos. ÁlvarezQuintero o letras de seguidillas de Muñoz y Pabón (INFANTE GALÁN, 1957) . 5 Las ayudas económicas a la revista fueron las siguientes: Gobernador Civil de Huelva, dieciocho (18 €); Ayuntamiento de Almonte, cuarenta y cinco euros (45 €). En concepto exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 261 Santiago Padilla Díaz de la Serna 50 años del último número..., pp. 257-278 blemente en la retirada de Juan Infante, obligó a la Hdad. Matriz a trastocar sus planes iniciales; y a posponer el proyecto inicial de tirada mensual de la revista Rocío. GRÁFICAS DEL SUR EL TEMPLO DEL ARTE TIPOGRÁFICO SEVILLANO, DONDE SE IMPRIMIÓ LA REVISTA ROCÍO Nacida hacia el año 1940, tras la adquisición de la imprenta Arte, por iniciativa del sevillano de ascendencia logroñesa, Joaquín Sáenz García, que por entonces contaba unos cuarenta años de edad, la empresa Gráficas del Sur, era la coronación de su propio empeño profesional, que lo había tenido profesionalmente ligado a este mundo desde su infancia6 y que tuvo siempre como norte, la regencia de una imprenta industrial, como nos atestigua su hijo, continuador del negocio. No en vano, litógrafo había sido su padre, Blas Sáenz, y su tío Pascual, extremeños, aunque oriundos de la Comarca de Cameros en la Rioja, propietarios de Litografía Sáenz y de un pequeño taller de imprenta, que contó con el amparo de la familia Luca de Tena7. Estaba localizada en un extremo de la calle San Eloy, en la collación de La Magdalena, en su número 55, en una vieja casona decimonónica, junto al histórico bar Arsenio, situado frente al Hotel Colón, antiguo Hotel Majestic. Su localización en la ciudad la hacía muy accesible, además, para aquellos que venían de la provincia de Huelva, bien por carretera o bien por el tren, que tenía su referencia en la antigua estación de Plaza de Armas. El bagaje profesional de su promotor la convirtió muy pronto en una referencia de los talleres tipográficos de la ciudad de Sevilla. Un logro que de publicidad, se recaudó en Almonte, treinta y dos euros (32 €); y fuera de Almonte, cincuenta y seis con treinta y cuatro euros (56,34 €) . Vid. ASP. Cuentas de la revista extraordinaria Rocío. Papel manuscrito de una página. A estos efectos, ni siquiera las dos operaciones extraordinarias que se cerraron; con la Caja de San Fernando de Sevilla, a la que se vendieron, de una tacada, cien ejemplares; y con la Dirección General de Información del Ministerio de Información y Turismo, a la que se vendieron quinientos ejemplares, pudieron reequilibrar, al menos en el tiempo deseado, el boquete que produjo en la tesorería de la Hdad. Matriz, la edición de la revista. Vid. AMA. Sección de Actas Capitulares. Acta de 27 de junio de 1957. Leg. 25.1. 6 Tras aprender en el taller familiar, y hacer un intento frustrado de abrir una industria litográfica a sus 18 años en Córdoba, fue representante en Sevilla de Industrias Gráficas Cantín, y más tarde, como consecuencia de la guerra, de Industrias Gráficas Alcalá. Vid. ORTIZ, F. y COLÓN, C.: La imprenta San Eloy. Pinturas y dibujos de Joaquín Sáenz. Diputación Provincial de Sevilla. Sevilla, 2006. Págs. 9 y 10. 7 Vid. Idídem. Págs. 14 y 15. 262 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Santiago Padilla Díaz de la Serna 50 años del último número..., pp. 257-278 hicieron posible, junto a él, un notable grupo de profesionales. Entre ellos, cabe mencionar los nombres de los maestros tipógrafos y cajistas Manuel Ruiz Román y Manuel Castillo; del dibujante Manuel Mumpao; o del regente del taller Sr. Pérez,... Incorporando como reseñable novedad a su gestión la contratación en plantilla de un dibujante-diseñador, proveniente del mundo de la cerámica, para cerrar el círculo de la producción gráfica, desde el principio hasta el final. Cuando el diseño gráfico se hacía todo a mano... En este sustancial y estratégico apartado iría tomando protagonismo, cada vez más, su propio hijo, como veremos seguidamente. E incorporando, así mismo, las modernas técnicas de fotograbado, que tuvieron en Sevilla como referencias pioneras del fotograbado en color, a Fotograbados Velasco y Gori, que sustituían a las técnicas de litografía y litografía-offset. De sus artes gráficas siguieron saliendo trabajos para la familia Luca de Tena, para sus industrias sevillanas; concretamente las envueltas de chocolates Benedictinos, las etiquetas de perfumes y de agua de azahar... o los almanaques de la importante sociedad cooperativa La Algodonera, que se repartían en toda Andalucía; y también carteles anunciadores de distintas fiestas y convocatorias festivas, y libros y revistas,... Aquí publicó sus laureados pregones del Rocío y de la Semana Santa de Sevilla, el poeta Antonio Rodríguez Buzón; y aquí publicó algunos de sus títulos, el poeta y escritor palaciego, director conservador del Real Alcázar de Sevilla, Joaquín Romero Murube, referencia de las letras sevillanas de los años 50. Y con él otros importantes escritores de su generación, que daban sus textos a los moldes en esta industria. Y dentro del importante género de las revistas institucionales y corporativas, cabe mencionarse, entre otras, las revistas: Macarena8, Calvario, que dirigía José Luis de Castro, Las fiestas de Sevilla, que anualmente editaba la Asociación de la Prensa de Sevilla. Revistas de auténtica referen8 La revista Macarena es una revista de carácter anual que, en la del año 1959, conocía su doceava edición. Se editaba por José Luis de la Rosa y por Juan García-Izquierdo, coincidiendo anualmente con las fechas previas a la Semana Santa de Sevilla. En ella, también había cabida para las otras fiestas de la primavera sevillana; la Feria y El Rocío, aunque en menor medida. Hojeando sus páginas hemos encontrado varias coincidencias con la revista Rocío, que obviamente no son casuales. Su impresión en la empresa Gráficas Sevillanas, con una tipografía y un diseño muy similares a los adoptados, más tarde, por la revista Rocío. Las empresas colaboradoras con la revista, entre ellas, la empresa Fotograbados Velasco, que igualmente lo hará más tarde con la revista Rocío. También, algunos de los colaboradores de esta revista, se incorporarán más tarde, a las páginas de la revista Rocío. En definitiva, las relaciones entre estas dos revistas, que tienen como nexo de unión a José Luis de la Rosa, son incontestables. Vid. ROSA DOMÍNGUEZ, J. L y GARCÍA-IZQUIERDO, J.: Revista Macarena. Nº 12 . Sevilla, primavera de 1959. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 263 Santiago Padilla Díaz de la Serna 50 años del último número..., pp. 257-278 9 cia en el ámbito cofrade ; cuando la revista era una tarjeta de presentación en el mundo social, equiparable a lo que hoy es la página web. Por tanto, hacia 1957 Gráficas del Sur contaba con un acreditado curriculum profesional. Para entonces se encontraba plenamente incorporado a su equipo profesional, la segunda generación de la familia Sáenz, Joaquín Sáenz Cembrano, formado como pintor en el estudio de Rafael Cantarero, en la Escuela de Artes y Oficios, y finalmente en la de Bellas Artes de Sevilla. Y quizás la mejor prueba de las capacidades profesionales de su industria, sea esta revista del Rocío, que acabamos de describir; un verdadero prodigio de las Artes Gráficas. Aquí se había tirado la convocatoria de cultos de la romería del Rocío del año 1946, o el primer programa de manos de la Hdad. Matriz del año 1950; y aquí empezaron a tirarse algunos de los carteles de la Romería de Pentecostés, a partir de 1956, hasta 1963, en el mismo período de tiempo, casi, en el que se imprimió la revista Rocío. Y aquí parece ser que imprimían por aquellas fechas, tanto Juan Infante Galán, primer director de la revista, como José Luis de la Rosa, su segundo y definitivo director10. En 1961, el promotor, Joaquín Sáenz García, recibía la autorización de la Dirección General de Industria del Gobierno de España para ampliar su imprenta11. Lo hacía en un local situado en la calle Pelay Correa de Triana, que venía a ampliar su capacidad de producción. Entonces su hijo Joaquín tenía treinta años recién cumplidos, y al negocio familiar se había incorporado también su hermano Emilio; un gran fotógrafo, que vino a complementar a partir de estas fechas, otra fundamental faceta de esta industria. El último trabajo salido de sus artes gráficas, de la calle San Eloy, del que conservamos uno de sus dos mil ejemplares, compuesto a mano por el maestro cajista, Rafael Pelegino, se imprimió el día 18 de abril de 1988. Era el pregón leído en los Jardines de Murillo el día 22 de mayo de 1987, por el librero de Sevilla, José Manuel Padilla Monge, con ocasión de la inauguración en el citado lugar, de la Feria del Libro. 9 También se imprimió en su taller por estas fechas, concretamente en 1956, el libro Semana Santa en Sevilla. Facetas cofradieras, del médico y poeta sevillano, Miguel García-Posada García. 10 También editaba en estos talleres, la revista Rota y el Rosario, que se editaba en Rota (Cádiz), lugar en donde veraneaba habitualmente, con carácter también anual, coincidiendo con las fiestas de la patrona en octubre. 11 Vid. BOE. núm. 190, 10 de agosto de 1961 III - Otras Disposiciones Ministerio de Industria. 264 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Santiago Padilla Díaz de la Serna 50 años del último número..., pp. 257-278 LAS NUEVAS COORDENADAS DEL PROYECTO DE LA REVISTA ROCÍO. JOSÉ LUIS DE LA ROSA DOMÍNGUEZ, SU NUEVO DIRECTOR El fracaso económico del número uno obligó a reconsiderar radicalmente el proyecto de la revista Rocío12, para ajustarlo a otras coordenadas editoriales que la hicieran viable. Entonces cobró fuerzas para dirigirla, la figura del sevillano, José Luis de la Rosa Domínguez, profesor de la Universidad de Sevilla, diputado provincial, con un valioso curriculum como promotor y director de este tipo de publicaciones, que además estaba muy vinculado a la Hdad. del Rocío de Triana, a raíz de su pregón del Rocío del año 1955, y por sus responsabilidades en dicha hermandad, en la que desde el año 1956 desempeñaba el cargo de diputado mayor de Culto. Contaba para ello con el beneplácito del Sr. obispo de Huelva, el gran impulsor de este proyecto, y el apoyo de la junta de gobierno de la Hdad. Matriz, que necesitaba para desarrollar su proyecto, de una imprenta con capacidades tecnológicas y de producción, como las que ofrecía Gráficas del Sur en Sevilla, por lo que no era descabellado, pensar que su director, residiera en esta ciudad. Aunque no deja de ser tampoco, en sí mismo, un logro y un signo de esta época. Todo ese cúmulo de credenciales y de circunstancias, decidieron a la junta a confiarle la dirección de la revista. Una decisión que el discurrir del tiempo, y los resultados de la misma demostraron lo acertado de esta elección. De tal modo, que José Luis de la Rosa asumió con todas sus consecuencias, la difícil responsabilidad de la dirección de la revista Rocío; pues debemos de tener presente, la distancia y los limitados medios técnicos de comunicación de entonces. Y justo es reconocer en este punto, que una parte importante de los excelentes resultados editoriales cosechados de la misma, se debieron a su trabajo diligente, esmerado y acertado. Entre otros logros personales, debemos destacar, que a pesar de su sólida y cualificada formación académica, José L. de la Rosa supo imprimir a la revista un perfil y particularmente un lenguaje sencillo y directo, más acorde con las exigencias de su público objetivo mayoritario. Y junto al fondo, una forma moderna, y no menos acertada, con el uso recurrente de documentos gráficos de gran calidad y resolución. Fue así, de este modo, como una vez transcurrida la Romería de Pentecostés del año 1958, la Hdad. Matriz puso en la calle, el día 15 de octubre de 1958, dieciséis meses después de lanzar la edición del número uno; más tarde rebautizado como extraordinario, el número 1 de la nueva etapa de la revista Rocío. En 12 Vid. PADILLA DÍAZ DE LA SERNA, S.: Op. cit. Córdoba, 2007. Págs. 181-196. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 265 Santiago Padilla Díaz de la Serna 50 años del último número..., pp. 257-278 este primer número se daba a conocer el nombre y las cualidades del nuevo director de la revista13. En su primer número de la segunda etapa, la revista Rocío, además de hacer una severa autocrítica de sus frustrados comienzos, dos años atrás; quedaba perfectamente reorientada hacia unas coordenadas, que ya se esbozaban en las presentaciones de su número extraordinario; pero que, por las circunstancias ya referidas, quedaron prácticamente anuladas ante el resultado fi nal de la obra impresa: Dos años ha, que nuestra revista veía la luz pública y, por cierto, con un lujo y una prestancia artística y literaria, dignos en lo humano de la excelsa Señora de nuestros amores, la Stma. Virgen del Rocío. La grata acogida, que tuvo la intención y el propósito, instigó a plumas selectas y devotos de la Virgen a alentar esta empresa, que movida por el amor y la devoción, puso la meta de las aspiraciones quizás demasiado altas, lo que obligó a dilatar y a aplazar los nobles propósitos, que fueron la causa de su creación. El tiempo, siempre fiel consejero, nos ha permitido un estudio sereno del problema, y el poder pulsar opiniones valiosas en todos los órdenes. Todos reconocen la necesidad de una publicación, que sirva de nexo de cuantos sienten a todas horas este amor a la Virgen [...].Una publicación, que sea, no un canto continuo y solemne de las bellezas del Rocío, escrito con espíritu cautivador y de propaganda, [...], sino un portavoz de afanes nobles, donde toda inquietud encuentre alas, donde todos los que aman a la Virgen Stma. del Rocío puedan dar riendas sueltas a su cariño, para ejemplo y ardor de los que en horas grises enfriaron su devoción. Más la caridad bien ordenada empieza por uno mismo, y es natural, que la primera inquietud, el primer afán, sean los numerosos problemas, que a cada hora se van presentando entorno a la Virgen, a sus fiestas, al Santuario, a los caminos penitenciales, que con prestancia de siglos, llevaron a los romeros, como a su tierra de promisión. Estos problemas, cada día más apremiantes, serán la médula de la revista Rocío, que hoy llega a tus manos, con carácter mensual, con 13 «El Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo de Huelva, se ha dignado nombrar Director de la revista Rocío, que hoy aparece con carácter mensual, al Ilmo. Sr. D. José Luis de la Rosa Domínguez, Profesor de la Universidad de Sevilla y Dtor. de la Escuela Provincial de Artes Gráficas de la Excma. Diputación de Sevilla (Había sido con anterioridad Secretario del Consejo de Hdades. y Cofradías de Sevilla. Licenciado en Filosofía y Letras y Secretario del Colegio de Doctores del Distrito Universitario de la capital de Andalucía), y muy amante de la Stma. Virgen del Rocío, como lo ha demostrado en numerosísimas ocasiones, como en el Pregón que pronunció en el Coliseo España, patrocinado por la Hdad. de Triana, en cuya Junta de Gobierno desempeña el cargo de Diputado Mayor de Cultos». Vid. Revista Rocío Nº 1 .Almonte, Octubre de 1958. 266 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Santiago Padilla Díaz de la Serna 50 años del último número..., pp. 257-278 carácter mensual, como mensaje de la Virgen a los que sienten por ella encendidos amores. Tú, lector y devoto, [...] también tienes tu puesto en estas páginas [...]. Este es pues, nuestro propósito. Que sea la revista de la Virgen del Rocío, el órgano oficial de todas las hermandades fi liales, el portavoz del Prelado, que considera a la devoción del Rocío, como una perla de su Diócesis [...]14. El perfi l de la revista había cambiado radicalmente; su presentación y diseño, su esquema, sus pretensiones y aspiraciones; todo estaba ahora más en armonía con las aspiraciones iniciales de sus promotores; y desde luego, reiteramos, con el perfi l de más del 90 % de su público objetivo. De este modo, desde el primer momento, el esquema reorientado de la revista, se concibió de una manera más sencillo y abierto, sin grandes pretensiones, para que sus secciones dieran oportunidad a escribir y colaborar a un universo mayor y más amplio de potenciales colaboradores, que enriquecieran de este modo sus páginas, con unas perspectivas y puntos de vista más amplios. Así, se manifestaba expresamente en una de sus páginas, con esta llamada de atención: «Rocío es la revista cuyas páginas están abiertas de par en par a todas las colaboraciones de los devotos». Entre las secciones que permanecieron a lo largo del tiempo, durante toda la vida de la revista, debemos destacar su «Editorial»; la sección fija que fue responsabilidad casi siempre del director José Luis de la Rosa, salvo en contadas excepciones en que le fue cedido al Sr. obispo,... Y así mismo, «Los Ecos de la devoción rociera»15 que, con el tiempo, pasó a denominarse «Ecos de nuestros fervores». Si el «Editorial» fue la mejor toma de pulso de la orientación pastoral y de las directrices que se iban marcando desde el palacio de Huelva; «Los Ecos del Santuario», como veremos más adelante, se convirtió en la sección continua que refleja más fielmente el Rocío de los 365 días del año de la época; un Rocío marcado todavía por la familiaridad y la distancia, en el que poco a poco se van dejando sentir los efectos de los cambios que, sin prisa pero sin pausa, se estaban produciendo en distintos aspectos fundamentales y estructurales de la devoción rociera. Y junto a estas dos secciones más estables, hubo otras, más o menos constantes en el tiempo. Entre ellas: «Problemas rocieros», «La copla ro14 15 Vid. Revista Rocío, nº 1. Almonte, octubre de 1958. En el primer número de esta segunda etapa se recoge: «Rogamos a las hermandades filiales comuniquen a esta dirección, la relación de sus cultos semanales y anuales; así como, las variaciones que sufran sus juntas de gobierno, a fín de divulgarlos entre nuestros lectores y para estimular el fervor de todos». Vid. revista Rocío, nº 1. Octubre de 1958. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 267 Santiago Padilla Díaz de la Serna 50 años del último número..., pp. 257-278 ciera, oración a la Virgen», «El arte al servicio del Rocío», «Prodigios»16, «Los que escribieron de nuestro amor»17, «El Rocío cantado por los poetas», o la sección «Oro de ley», en la que se recogen bellos e inspirados pensamientos de ilustres rocieros. A parte de estas secciones, hay otras múltiples colaboraciones libres de encuadramiento de devotos de la Virgen, que salpican todos sus números. Destacamos por su interés, entre las secciones reseñadas, la fugaz sección de «Problemas rocieros»; probablemente una de las más jugosas de la revista, que sólo tuvo siete números de vida. Una sección en la que se abordan abiertamente, algunos de los grandes problemas que tenía planteado el Rocío de entonces; casi siempre, en la fina y delicada pluma de José Luis de la Rosa. Entre otros destacan «Modos de llevar a la Virgen», «Las peregrinaciones», «La carretera», o «Rocieros... Turistas... Curiosos»18. Un inesperado contratiempo, la hizo desaparecer muy pronto de una forma, tan fulminante, como posiblemente apresurada; coincidiendo con el intento de José Luis de la Rosa, de publicar un artículo que llevaba por título «El Consejo General de hermandades del Rocío»; cuyo borrador está firmado por él en Sevilla, con fecha 29 de abril de 1959. Un texto que generó un malentendido que aconsejó su supresión para evitar más sobresaltos; y que sirvió también, para poner en sobre aviso al director, de los límites infranqueables que tenía su misión encomendada en la misma. Una mención aparte merece otra sección temporal que dio hermosísimos frutos. Nos referimos a la sección «La gran familia rociera»; bello concepto acuñado y propagado por estas fechas, en la que se recoge la historia de las hermandades rocieras de entonces. Más allá de su contenido informativo, lo verdaderamente importante de esta sección fue su metodología; es decir, la presencia de los miembros de la Hdad. Matriz y del Consejo de Administración de la revista Rocío, en distintos pueblos y ciudades de la geografía rociera, que propició por vez primera, el contacto personal de los 16 Así se presentaba esta sección en la revista: «En esta sección de la revista publicaremos todos aquellos hechos prodigiosos, que la Stma. Virgen del Rocío ha querido hacer a favor de sus hijos y devotos, y que nos sean remitidos en señal de gratitud a la Señora, y para estímulo y aliento de la devoción de los lectores...». Vid. Revista Rocío, nº 1. Almonte, octubre de 1958. 17 Igualmente así se presentaba esta otra sección en la revista: «Lector amigo, Tú, que quieres a la Virgen del Rocío y que tanto te preocupas por extender la autenticidad de nuestras devociones a la Virgen, ayúdanos en nuestra labor. Escríbenos, y reséñanos cuantos artículos, libros, folletos etc., conozcas sobre la Stma. Virgen del Rocío y sus fiestas. Tenemos que formar la gran biblioteca de la Virgen». Vid. Revista Rocío, nº 1. Almonte, octubre de 1958. 18 Vid. Revista Rocío, Núm 2, de noviembre de 1958; núm 3, de diciembre de 1958; núm 4, de enero de 1959 y núm 7. Almonte, abril de 1959. 268 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Santiago Padilla Díaz de la Serna 50 años del último número..., pp. 257-278 miembros de la Hdad. Matriz con los representantes de sus hermandades filiales, fuera de los días de la romería, en el marco en el que cotidianamente desenvolvían su labor, en sus pueblos y ciudades de origen. Así lo ponía de manifiesto José Luis de la Rosa a Santiago Padilla, en su escrito de 10 de diciembre de 1959, en el que se traslucen además los medios precarios con los que se desarrollaba esta notable labor: Santiago Padilla Espina. Estimado amigo: [...] El viaje a Benacazón lo hice el lunes día 7, como teníamos previsto y la visita fue como todas, de las de esta clase en que renace el espíritu de familia rociera. Verdaderamente es un gran acierto hacerlas, porque es la mejor propaganda, que se hace a la revista, aunque sea a nuestras expensas. Pero se compulsan opiniones y sobre todo se tiene un contacto estrecho, con los que sienten idénticos afanes... Fdo. José Luis de la Rosa19. Por su parte, la referida y jugosa sección de «Ecos de Nuestros Fervores», estuvo en manos del capellán, al principio, José Pichardo, hasta su cambio de destino en noviembre de 1960; fecha en la que le era encomendada a Santiago Padilla, recién designado administrador de recuerdos de la Hdad. Matriz y miembro del Consejo de Administración de la revista. Para hacer esta labor del día a día, centrada fundamentalmente en la actividad de los fines de semana, se valió de la colaboración del primer vendedor de recuerdos de la Hdad. Matriz en el Rocío, Diego Espina, que le facilitaba unas sencillas notas manuscritas, sobre la vida en el santuario de aquellas fechas, de comienzos de los años 60; para que este más tarde, elaborase las crónicas correspondientes para la referida sección de los «Ecos de Nuestros Fervores». Dichos relatos nos ilustran la vida en el Santuario un domingo cualquiera. Como el que, por ejemplo, transcribimos del mes de octubre del año 1962. Así dice una de estas notas: «Día 1. Un coche de San Juan del Puerto con una familia para visitar a la Virgen. Un taxi de Sevilla acompañándole el párroco de San Julián, que ofició la misa. Un coche de Lucena del Puerto con una familia, para ponerle velas y visitar a la Virgen»20. Cabe subrayarse que junto a la calidad e interés de los textos que exhibe la revista en sus distintos números, debemos destacar igualmente, el uso prolijo e intencionado de recursos gráficos, de un gran nivel profesional. En esta colección de fotografías, realizadas especialmente, durante estos años para la revista, debemos destacar los trabajos de profesionales y grandes 19 20 Vid. AHMA Sección de correspondencia. Año 1959. Escrito de 10 de diciembre de 1959. Vid. ASP. Hojas manuscritas por Diego Espina. Inédito. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 269 Santiago Padilla Díaz de la Serna 50 años del último número..., pp. 257-278 aficionados. Entre los primeros caben reseñarse; Serrano, Bellido, Cabrerizo, Publifoto o Rodri; y entre los segundos, José Miguel Millán, Cosme García-Alexandre, Juan Domínguez, el padre Federico Gutiérrez Serrano,... o el propio José Luis de la Rosa. Los recursos gráficos se convierten así, en otro elemento fundamental de comunicación de la revista, que atesoran un gran valor artístico y plástico; y también, con el tiempo ya transcurrido, un gran valor documental histórico. A la vista de este somero análisis de su contenido y a la vista de las presentaciones de la revista ya transcritas al principio; de su mentor, Pedro Cantero; de su primer director, Juan Infante; y de su segundo y definitivo director, José Luis de la Rosa; debemos subrayar, que el objetivo medular que se propuso y obtuvo cumplidamente la revista, fue el de crear un órgano de comunicación oficial, difusión y de propaganda, que coordinase y diese a conocer a todas las hdades. y a todos los devotos rocieros, el acontecer diario de las mismas; y por ende, todas las cuestiones y actividades relativas a la devoción rociera en general. Con esta iniciativa se pretendía de puertas adentro, acercar la vida de la Hdad Matriz a todas sus hdades. filiales y viceversa; y por extensión, de puertas afuera, contar con un eficaz vehículo para propagar la devoción a la Stma. Virgen del Rocío. Creemos, sin embargo, que es justo reconocer que la revista llegó a alcanzar metas más altas, al convertirse también en un vehículo de orientación; en una ventana de opinión, fiel espejo de la realidad cambiante del Rocío de la época. LAS CLAVES DEL COLAPSO ANUNCIADO DE LA REVISTA ROCÍO Lo describimos con detalle en Rocío, la explosión de la gran devoción del sur en el siglo xx. Desgraciadamente los aspectos de los contenidos de la revista, y particularmente, económicos, fueron el gran lastre de la misma, que a la postre pudieron, como en tantos otros casos, con ella, y en este caso además, a pesar de la experiencia vivida con el número extraordinario. Precisamente para dotar a la revista de un sistema de gestión económico y administrativo eficaz, que ayudase a disipar los fantasmas del fracaso económico del número extraordinario, la junta de gobierno de la Hdad. Matriz había tomado medidas, designando un Consejo de Administración, que quedó constituido, con fecha 3 de octubre de 1958, por los siguientes miembros: Presidente: Antonio Millán Pérez; director: José Luis de la Rosa Domínguez21; censor eclesiástico: José Pichardo Ojeda, Pbro; secretario: 21 Completaban el Consejo de Administración, como miembros honoríficos del mismo, el 270 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Santiago Padilla Díaz de la Serna 50 años del último número..., pp. 257-278 22 Manuel Escudero Robles ; administrador: Santiago Padilla Espina; vocales: José Mª Castrillo Moreno y Diego Ramírez Lagares23. Ya con ocasión de la publicación del nº 4, la junta directiva de la Hdad. Matriz hacía una primera valoración de la marcha de la misma, que notificaba al presidente del Consejo de Administración, Antonio Millán Pérez, en oficio de fecha 29 de enero de 1959; un día antes de aprobarse la nueva candidatura, en la que el mismo terminaba encabezándola. En dicho oficio, muy esclarecedor de las preocupaciones que en aquellos momentos suscitaba la publicación de la misma y del interés de la junta directiva por realizarle un estrecho seguimiento, se hacía un especial hincapié en todos aquellos aspectos que hacían con el control efectivo de la misma, por parte de la Hdad. Matriz. De este modo, tras trasladar a los miembros del Consejo de Administración y a su «director literario», los ecos favorables que esta había producido ya en muchos ambientes rocieros, se hacía una severa crítica a su contenido; manifestándose la necesidad de ampliar el círculo de colaboradores y colaboraciones; dado su carácter «eminentemente popular»; así como, en la necesidad de dar «sobresaliente preferencia y aumentar en lo posible, aquellos temas relacionados directamente con la Sagrada Imagen, Santuario y riquezas de la misma; aun cuando para ello hubiese que suprimir otros temas de referencia indirecta a todo lo expresado»; y evitando «demostrar preferencia por ninguna hermandad filial, procurándose, que en la publicación de fotografías y demás trabajos literarios presida un espíritu equitativo para todas las hdades por igual, como Organo Oficial de las mismas». Así mismo, se hacía constar en un tercer apartado, que siguiéndose las directrices y normas de «nuestro Excmo. y Rvdmo. Prelado», se centralizaba todo lo referente a la revista en Almonte; tanto su dirección, como administración; debido a lo cual los trabajos literarios de colaboración se recibirían en Almonte; de donde, y previa censura, serían remitidos sín demora al Sr. director literario. Por último se establecía, que el total de ejemplares que componían su edición, deberían remitirse integramente a propio Pedro Cantero, y Vicente Rodríguez Casado, director general de Información y rector de la Universidad de Verano de Sta. María de la Rábida, con el que en los últimos años se habían entablado unas buenas relaciones, que se tradujeron en una visita organizada varios veranos de los alumnos de esta Universidad, un día, hasta la aldea del Rocío. Vid. AHMA. Sección de correspondencia. Año 1958. Oficio de 30 de septiembre de 1958. 22 Manuel Escudero Robles presentó su dimisión al cargo de secretario del Consejo de Administración de la revista Rocío, el día 1 de octubre de 1959, al año de ponerse en marcha el proyecto, por, según recoge el oficio de comunicación al Sr. obispo: «no poder prestar al cargo la debida atención, por sus múltiples ocupaciones». Le sustituyó a propuesta del Consejo de Administración de la revista, José Galindo Peláez. 23 Vid. AHMA. Sección de correspondencia. Año 1958. Oficio de 3 de octubre de 1958. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 271 Santiago Padilla Díaz de la Serna 50 años del último número..., pp. 257-278 Almonte, desde donde se procedería a su más rápida y eficaz distribución para su perfecto control y en evitación de posibles errores24. Sin embargo, muy poco tiempo después, y a pesar de las diferentes precauciones adoptadas desde el principio de esta segunda etapa, empezó a dejarse sentir con toda su crudeza, la otra cara de la revista; la generalmente desconocida; la cara fría y desagradecida de los números; reviviéndose de algún modo, el fantasma del número extraordinario de la revista Rocío.25 «y se pagaban mal, a pesar de su módico precio de 0,36 € (60 Pta) anuales, y en consecuencia la tirada era corta...». En concreto 1 129 ejemplares. Todos estos factores unidos a otros, que a continuación veremos, fueron socavando los frágiles cimientos de la revista Rocío, y anunciando progresivamente su declive y anunciado final. Así lo anunciaba ya la reseña que con el encabezamiento «La Revista Rocío después de un año», se incluía en su nº 13: Cuando se ha cerrado balance de ingresos y gastos de nuestra revista ha arrojado un déficit aproximado de 180,30 € (30 000 Pta). Son hasta ahora los suscriptores 900 y no cubren, por tanto los gastos. Pero el Consejo de Administración trabaja con afán, y ha estudiado el modo de enjugarlo. Más necesitamos el esfuerzo de todos. Hay que aumentar las suscripciones. Que cada rociero propague la revista de la Virgen. Y que los anunciantes, que tanto nos han ayudado en este año, no nos falten con su aliento valioso. Sólo por eso ha sido posible mantener el mismo precio de suscripción, para el año, que ahora comienza26. En el punto 9º del acta de la S.O de fecha 17 de octubre de 1959 se aclara este déficit, al manifestar que el mismo se había provocado por la publicación del número extraordinario del Rocío Grande del año actual, “ya que fueron escasas las ventas de dicho nº”. Fue el último número extraordinario que se realizó, a pesar de que se trataba de un número extraordinario que nada tenía que ver con el número de 1957, salvo en el volumen de contenido con relación a los números ordinarios. Su nuevo fracaso, y su incidencia decisiva negativa en la marcha de la economía de la revista determinó esta decisión preventiva tan drástica. Un año más tarde, en la S.o. de fecha de 8 de octubre de 1960, la junta directiva de la Hdad. Matriz decidía asignar para el desenvolvimiento económico de la revista Rocío, 6 € (1 000 Pta) por número publicado. Era el 24 Vid. ASP. Escrito de 29 de enero de 1959. Calculamos, según la información que hemos podido analizar, que así 750 suscripciones; recordemos que la tirada no superó nunca los 1 129 ejemplares, estaban, al menos inicialmente, radicadas en Almonte. ASP. Listado de suscriptores de la revista Rocío. Ejemplar mecanografiado. 26 Vid. Revista Rocío, número 13. Almonte, octubre de 1960. 25 272 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Santiago Padilla Díaz de la Serna 50 años del último número..., pp. 257-278 segundo toque de atención, la segunda señal de alarma, cuando se cumplía el segundo año de la revista. Para entonces se habían descartado ya los posibles beneficios económicos, y el objetivo en esta materia era, a partir de entonces, cubrir, en la medida de lo posible, los gastos que ocasionaba. Y es que, tampoco con la publicidad se conseguía equilibrar el presupuesto de una revista, que entendemos consiguió una presentación tipográfica muy destacada, con una calidad de papel, de impresión y de diseño, que sólo se resintió al fi nal, en sus últimos números. Junto con las colaboraciones publicitarias más o menos fijas, del Excmo. Ayuntamiento de Almonte, la de la Caja de Ahorros Provincial de Sevilla, de la firma Ricardo Sanchis, Fotograbados Velasco, de las propias Gráficas Sevillanas, o de las firmas vinateras del marco de Jerez; Caballero, Domeq y González Byass; soporte sustancial financiero de la revista; al dedicarse los primeros números de la misma a cada una de las hermandades filiales, en la sección «La gran familia rociera»; y con este motivo, se conseguían nuevos apoyos publicitarios, vinculados a estas hermandades; al tiempo que se intentaba aumentar el número de suscripciones para la misma. Así se exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 273 Santiago Padilla Díaz de la Serna 50 años del último número..., pp. 257-278 anunciaba esta nueva iniciativa en el nº 19, en el que se ponía de manifiesto además, los efectos positivos de estas visitas: Una práctica nueva se ha establecido por el Consejo de Administración de la revista Rocío, a partir del segundo año de su publicación. nos referimos a las visitas que todos los meses hacían varios miembros del Consejo y Hdad. Matriz a los pueblos rocieros para compartir con las Juntas de Gobierno el regalo de unas horas, conocer sus problemas, brindarles colaboración entusiasta, y aumentar al propio tiempo el interés de todos por la Revista de la Virgen...27. Cuando la continuidad de esta sección se rompió, a partir del nº 30, en la que ya se habían incluido todas las hermandades filiales de entonces, a falta de las nuevas que se iban creando, y de alguna que se había quedado rezagada; la revista se resintió de una manera importante, tanto en el capítulo de ingresos por publicidad, como en el crecimiento del número de suscriptores. Al cumplirse el segundo año de la revista, la situación empezó a agravarse por números, como expresivamente certifica la correspondencia de entonces: D. José Luis de la Rosa. Mi querido amigo; correspondo a su atta. del 7, sintiendo decirte, que no hemos recibido nada de Bonares; ni colaboración, ni publicidad; ignorando si te lo han remitido a tí directamente. De Almonte en este número tampoco nos ha sido posible conseguir ningún anuncio, hay que tener en cuenta, que llevamos golpeando varios números, y claro aquí no abundan mucho las industrias, ni los negocios importantes. El compromiso del Ayto. termina precisamente con el número próximo, veremos si conseguimos que prorroguen el anuncio... Fdo. Santiago Padilla28. Y en la remitida una semana más tarde, Santiago Padilla le manifiesta: Mi querido amigo; Hasta hoy no se ha recibido la revista, y te escribo estas líneas para tener una reunión a la vista de los 24 números publicados, que creemos es muy conveniente de tratar diversos asuntos relacionados con la misma. El asunto económico sigue siendo precario, la publicidad cada vez más difícil y el número de suscriptores con tendencia hacia abajo...... Fdo. Santiago Padilla. Almonte, 20 de septiembre de 196029. 27 Vid. Revista Rocío. Núm 19. Almonte, abril de 1960. ASP. Sección de correspondencia general. Escrito de fecha 13 de septiembre de 1960. 29 ASP. Sección de correspondencia general. Escrito de fecha 20 de septiembre de 1960. 28 274 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Santiago Padilla Díaz de la Serna 50 años del último número..., pp. 257-278 Todo ello obligó a que en el nº 25 de la misma, al cumplirse el segundo año de su publicación; haciéndose eco de esta situación, se incluyese el siguiente artículo, muy ilustrativo de lo que narramos : Con el favor de la Virgen Santísima del Rocío hemos cumplido el segundo año de publicación mensual. Dos años de afanes en honor y gloria de la Blanca Paloma de nuestros amores y dos años de enormes sacrificios de una parte, y de tangibles generosidades de otra, que todo ello es suma y expresión de ese amor intenso y sín medida, que se anida en cada corazón y en cada alma rociera, y del favor enorme, que la Virgen nos dispensa y otorga a cada hora. Ya en el aniversario primero hicimos un pequeño balance y hablamos del déficit, que se venía produciendo en la publicación [...]. Yo sé que todos estaban extrañados de cómo se podía hacer esto por el precio de suscripción. Es verdad, es imposible. Pero Ella es omnipotencia suplicante y alcanza de Dios cuanto le pide. Para nosotros ha pedido mucho, hemos recibido mucho, y por ello damos todo. Tenga en cuenta el suscriptor, que por el precio de suscripción no ha pagado más que el papel, durante estos dos años; que Rocío es casi un regalo, que la propia Virgen le hace cada vez, con la delicadeza y caridad [...]. Pero la situación se hace cada día más difícil. Necesitamos colaboración de anuncios, que la sostenga con el mismo empaque y con el andaluz señorío, con que se viene presentando y un poco más de esfuerzo en los suscriptores. El Consejo de Administración ha acordado elevar la suscripción de este año, de 0,36 € (sesenta pesetas) a 0,45 € (setenta y cinco) [...]. Confiamos, que será bien acogida en el sentimiento de todos la medida adoptada [...].30 Por su parte, el Consejo de Administración, cuya cabeza nunca llegó a reemplazarse, una vez que Antonio Millán accedió a la presidencia de la Hdad. Matriz, incluía esta nota en el referido número 25 de la revista Rocío: Debido al déficit, que se viene produciendo en nuestra Revista, a partir de este número, que comienza el tercer año de publicación mensual, el Consejo de Administración comunica a los señores suscriptores y al público en general, que los nuevos precios serán: Suscripción anual, 0,45 € (75 Pta) . Y los números sueltos, 0,06 € (10 Pta). No deja de sorprender esta correspondencia, prácticamente semanal, que junto con el teléfono, y excepcionalmente el telegrama, eran los medios utilizados para poder coordinar los trabajos de la revista Rocío, que en ningún número dejó de salir puntual y mensualmente, durante los cuatro largos años de su existencia. 30 Vid. Revista Rocío nº 25 .Editorial. Almonte, octubre de 1960. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 275 Santiago Padilla Díaz de la Serna 50 años del último número..., pp. 257-278 En diciembre de 1961, tres años después, y en el comienzo de la cuenta atrás definitiva para su cierre, se daban instrucciones a la empresa Gráficas Sevillanas, para que se redujese la tirada en cien ejemplares al mes. Pero, no fueron las dificultades económicas, las únicas que se hubieron de combatir para dar continuidad al proyecto de la revista Rocío. Tan difícil y complicado como este contratiempo; y mucho más de lo previsto inicialmente, fue conseguir las necesarias colaboraciones literarias que diesen mensualmente contenido y atractivo a la revista. De este modo, cuando el proyecto estuvo algo más asentado, se nombraron colaboradores o corresponsales, en distintos puntos estratégicos de la geografía rociera, para que suministraran información, fotografías y también publicidad. En esta labor destacaron por sus incansables colaboraciones Cosme García Alexandre, secretario de la Hdad. de Ntra. Sra. del Rocío de Triana (Sevilla), Ángel López Junguito de la Hdad. de Huévar, Rafael Gastelu de la Hdad de Huelva. O desde el punto de vista de la aportación de contenido para la 276 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 Santiago Padilla Díaz de la Serna 50 años del último número..., pp. 257-278 misma, los asiduos colaboradores Fray Sebastián de Villaviciosa, Bonilla,... En el nº 40 de la revista, en el desesperado intento por aumentar las colaboraciones literarias, se dirigía Santiago Padilla en estos términos a los lectores de la revista Rocío, desde la sección de «Ecos de nuestros fervores»: ...El Consejo de Administración de la revista Rocío hace un ruego encarecido: ¡Hacen falta colaboraciones en nuestras páginas! En nuestros primeros números dijimos que la revista es de todos y para todos los rocieros, y es lástima, que habiendo tantos rocieros capaces de escribir sobre la devoción a la Señora y narrar en las páginas de Rocío sabrosos comentarios, anécdotas interesantes, sus plumas permanezcan ociosas y mudas. Hace falta, que los que puedan no regateen esa colaboración; no es preciso para asomarse a los espacios de Rocío, ser un escritor o poeta consagrado, sólo pedimos, que dentro del mínimo decoro literario se cante la grandeza de María Stma. del Rocío y la espléndida lozanía y vitalidad de su famosa romería. Esperamos, que este ruego sea atendido, y que los Sres. Secretarios de nuestras hdades. filiales, nos participen los proyectos y anhelos de sus hdades. respectivas; noticias, que Rocío recogerá y propagará con el mayor cariño y entusiasmo31. Y más adelante, lo volvía a hacer en el número 51: ...El Consejo y Dirección de la revista Rocío, repite una vez más el llamamiento a los numerosos rocieros para que envíen colaboraciones a Rocío. Esta revista se creo con el único fin de dar gloria y propagar el culto y devoción a la Blanca Paloma y es lástima, que tantas plumas como podrían contar en sus páginas aspectos y anécdotas de la sin par romería y de la singular devoción a la Reina de las Marismas permanezcan silenciosas.........Oímos lamentarse a algunos rocieros, de que la revista repite temas, a lo que nosotros respondemos, que siendo la temática del Rocío, tan riquísima, ¿no tendremos un poquito de culpa todos?...32 Pocos elogios más acompañaron la larga y penosa travesía por este mar de inmensas dificultades de la revista Rocío, tras las felicitaciones iniciales ya transcritas al principio de este epígrafe. En junio de 1962, en el ocaso de la revista, aparecía en el número extraordinario del Diario Odiel de Huelva, un artículo de Rocío Blanco Peláez, asidua colaboradora de la misma, con el título: «Gracias, Rocío»33. Era posiblemente, el último homenaje en vida, al gran proyecto editorial de la Hdad. Matriz, que tan magníficos frutos 31 Vid. Revista Rocío nº 40.Almonte, enero de 1961. Vid. Revista Rocío nº 51.Almonte, diciembre de 1962. 33 Vid. ACER. Fondo V. Díaz de la Serna. Sección de Hemeroteca. Nº Extraordinario del Diario Odiel. Huelva, 7 de junio de 1962. 32 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 277 Santiago Padilla Díaz de la Serna 50 años del último número..., pp. 257-278 había dado y estaba dando para la devoción rociera; y cuyo verdadero valor documental y testimonial ponemos nosotros de manifiesto en esta obra. Entre medio de tantas vicisitudes, y a partir del número 33 se hubo de modificar el nombre de la revista, que pasó a denominarse El Rocío, dado que Juan Infante Galán hizo valer la propiedad intelectual del nombre original Rocío; un hecho que por otra parte pasó desapercibido para casi todos. Pero más allá de todas las dificultades descritas, de los ímprobos sacrificios personales y colectivos desarrollados para sacarla puntualmente cada mes, durante 56 largos números; de todos estos entresijos; lo importante, reiteramos, fueron los resultados editoriales que creemos son dignos del mayor de los elogios. A la vista de estas peripecias vividas en su limitada existencia, creo que podemos afirmar, que en paralelo con lo que aconteciera con el número extraordinario de la revista Rocío, el éxito de la revista fue incuestionable desde el punto de vista de extender y de propagar la devoción a la Stma. Virgen del Rocío; de acercar las hermandades filiales a su Hdad. Matriz y viceversa, y de actuar como valioso instrumento orientador y de cauce de difusión y de orientación de la metamorfosis que estaba sufriendo la devoción rociera. Sin embargo, los resultados económicos, que no eran obviamente el objetivo de la revista, pero que si condicionaron su futuro; fueron como ya intuye el lector, malos. Nunca tan malos como los de la revista extraordinaria de 1957, pero al fin y al cabo malos. Ello obligaría lamentablemente a la Hdad. Matriz a suspenderla en junio de 1963, cuando se iniciaron las obras del nuevo Santuario. Lo mismo ocurrió con la cartelería anunciadora de la Romería; pues, como medida de precaución, se debían concentrar todos los recursos económicos disponibles de la hermandad en la gran obra que se iniciaba. BIBLIOGRAFÍA FLORES CALA, J.: El Rocío de los años 60. En colección Cuadernos de Almonte, Nº 73. Ayuntamiento de Almonte, 2003. GONZÁLEZ CAMAÑO, Fco.: Conversaciones con Joaquín Sáenz. En colección Palabra de pintor. Alcalá de Guadaira, 2010. MILLÁN PÉREZ, A.: Memorias de la construcción del nuevo Santuario de la Virgen del Rocío, 1963-1969. Coria del Río, 1995. ORTIZ, F. y COLÓN, C.: La imprenta San Eloy. Pinturas y dibujos de Joaquín Sáenz. Diputación Provincial de Sevilla. Sevilla, 2006. Págs. 9 y 10. PADILLA DÍAZ DE LA SERNA, S: Rocío de la explosión de la gran devoción del sur en el siglo xx. (Almuzara, 2007). RÍO, F. del: Carteles de Joaquín Saenz 1973-1990. Edit. Padilla Libros. Sevilla, 1991. 278 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 reproducciÓn del capÍtulo xlvii, el rocÍo, de platero y yo. versiÓn original, ediciones de la lectura, serie juventud, madrid, diciembre de 1914 exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 279 Libro estantería de Platero y yo, obsequio de Juan Infante Galán a Ángel Díaz de la Serna en 1951 Platero –le dije [a mi burrillo]– ; vamos a esperar las Carretas. Traen el rumor del lejano bosque de Doñana, el misterio del pinar de las Animas, la frescura de las Madres y de los dos Fresnos, el olor de la Rocina... Me lo llevé, guapo y lujoso, a que piropeara a las muchachas por la calle de la Fuente, en cuyos (bajos) aleros de cal se moría, en una alta (vaga) cinta rosa, el vacilante sol de la tarde. Luego nos pusimos en el vallado de los Hornos, desde donde se ve todo el camino de los Llanos. Venían ya, cuesta arriba, las Carretas. La suave llovizna de (todos) los Rocíos caía sobre las viñas verdes, de una pasajera nube malva. Pero la gente no levantaba siquiera los ojos al agua. Pasaron primero los burros, mulas y caballos ataviados a la moruna (y la crin trenzada), las alegres parejas de novios, ellos alegres, valientes ellas. El rico y vivo tropel iba, volvía, se alcanzaba incesantemente en una locura sin sentido. Seguía luego el carro de los borrachos, estrepitoso, agrio y trastornado(; d)etrás, las carretas, como lechos, colgadas de blanco, con las muchachas morenas, duras y floridas, sentadas bajo el dosel, repicando panderetas y chillando sevillanas. Mas caballos, mas burros... Y el mayordomo -¡Viva la Virgen del Rocío! ¡Vivaaaa! – can(lv)o, seco y rojo, el sombrero ancho a la espalda y la vara de oro descansada en el estribo. Al fin, mansamente tirado por dos grandes bueyes píos, que parecían obispos con sus frontales de colorines y espejos, (en los que chispeaba el trastorno del sol mojado, cabeceando con la desigual tirada de la yunta), el Sin Pecado, amatista y de plata en su carro blanco, todo en flor como un cargado jardín mustio. Se olía ya la música, ahogada entre el campaneo y los cohetes (negros) y el duro herir de los cascos herrados en las piedras... Platero, entonces, dobló sus manos y como una mujer, se arrodilló - ¡una habilidad suya! -, blando, humilde y consentido. Notas 1.- Entre paréntesis aparecen las ligeras diferencias entre las ediciones de 1914 y 1917. El texto en corchetes aparece en la edición de 1914, que desaparece, o varía, en la de 1917. Luego se añade, a partir de la edición de 1917. 2.- Las ediciones que han servido de referencia para realizar este estudio comparativo son las de editorial Juventud de 1914, y la edición de las Publicaciones de la Residencia de Estudiantes, editada en Madrid en el año 1932. exvoto • Año III • Número 2 • ISSN 2253-7120 281 REVISTA exvoto para el fomento y la difusión del conocimiento de la devoción popular a Santa María del Rocío ISSN 2253-7120 Año I Número 0 Artículos de Domingo Muñoz Bort Manuel Jesús López Robledo Antonio Mª Calero de los Ríos Julio Mayo Rodríguez Águeda A. Villa Díaz Antonio J. López Gutiérrez Santiago Padilla Díaz de la Serna Juan Miguel González Gómez Jesús Rojas-Marcos González REVISTA exvoto para el fomento y la difusión del conocimiento de la devoción popular a Santa María del Rocío ISSN 2253-7120 Año II Número 1 Artículos de Domingo Muñoz Bort María de Belén García López Julián Barrio Barrio Julio Mayo Rodríguez Santiago Padilla Díaz de la Serna Javier Coronel Cáceres Antonio J. López Gutiérrez Juan Carlos Rubio García Vicente de Jesús Fernández Mora Terminose de imprimir el día 31 de diciembre de 2013, festividad de San Silvestre, papa, en los talleres de la imprenta Pinelo • 155 × 215 SPINE: 17 FLAPS: 100 REVISTA para el fomento y la difusión del conocimiento de la devoción popular a Santa María del Rocío ISSN 2253-7120 Año III Número 2 Patrocina Artículos de P.V.P: 10€ Domingo Muñoz Bort Manuel Ángel López Taillefert Antonio Mª Calero Ignacio Gaztelu Michael D. Murphy J. Carlos González Faraco Manuel Galán Cruz Santiago Padilla Díaz de la Serna Juan de Dios Montoto Sarriá Antonio J. López Gutiérrez María Teresa Jiménez Vallejo María José Sánchez López Antonio Ramírez Almanza En cubierta: El Rocío en «Platero y yo», óleo sobre lienzo de Juan Manuel Nuñez Bañez. Madrid, 2010. Colección particular.