Tres personajes femeninos en la narrativa de Enrique Serna TESIS

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BAJA CALIFORNIA SUR
Área Interdisciplinaria de Ciencias Sociales y Humanidades
Departamento de Humanidades
Tres personajes femeninos en la narrativa de
Enrique Serna
TESIS
Que para optar por el título de:
LICENCIADO EN LENGUA
Y LITERATURA
Presenta:
LUIS ALFREDO MENDOZA CERVANTES
La Paz, B.C.S., marzo de 2013.
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BAJA CALIFORNIA SUR
Área Interdisciplinaria de Ciencias Sociales y Humanidades
Departamento de Humanidades
Tres personajes femeninos en la narrativa de
Enrique Serna
TESIS
Que para optar por el título de:
LICENCIADO EN LENGUA
Y LITERATURA
Presenta:
LUIS ALFREDO MENDOZA CERVANTES
Director:
Dr. Dante Arturo Salgado González
Revisores:
Dra. Marta Piña Zentella
Dr. Gabriel Rovira Vázquez
La Paz, B.C.S., marzo de 2013.
2
A mis padres y a mi hermanita.
“Al recibir la llamada del reportero pensó que después de 20 años de olvido, por uno de esos
caprichos del medio artístico, los reflectores de la fama la iluminaban de nuevo.”
3
ÍNDICE
Introducción. ……………………………………………………………………………….1
CAPÍTULO UNO
Señorita México.
1.1 Diégesis……………………………………………………………………...6
1.2 Estructura. …………………………………………………………………12
1.3 Perfil de Selene. …………………………………………………………...22
CAPÍTULO DOS
Ángeles del abismo.
2.1 Diégesis. ……...……………………………………………………………28
2.2 Estructura. ………………………………………………………………...37
2.3 Perfil de Crisanta. …………………………………………………………44
CAPÍTULO TRES
Fruta verde.
3.1 Diégesis. …………………………………………………………………...48
3.2 Estructura. …………………………………………………………………52
3.3 Perfil de Paula. …………………………………………………………….60
CAPÍTULO CUATRO
4.1 Comparación de los personajes femeninos. …………………………………...67
CAPÍTULO CINCO
5.1 Conclusiones. …………………………………………………………………74
Bibliografía. ………………………………………………………………………81
Recursos de Internet. ……………………………………………………………...83
4
Introducción
Enrique Serna (Ciudad de México, 1959) estudió Letras Hispánicas en la Universidad
Nacional Autónoma de México. Su obra está conformada por novelas como Uno soñaba
que era rey (1989), Señorita México (1991), El miedo a los animales (1995), El seductor de
la patria (1999), Ángeles del abismo (2003), Fruta Verde (2006) y La sangre erguida
(2010); es también autor de libros de cuentos como Amores de segunda mano (1993), El
orgasmógrafo (2001), en su obra se incluye también un libro de ensayos Las caricaturas
me hacen llorar (1996) y otro sobre crónica Giros negros (2008). Serna se ha hecho
acreedor a reconocimientos por su contribución a la narrativa contemporánea, entre ellos el
Premio Mazatlán de Literatura en 2000 por El seductor de la patria, Premio de Narrativa
Colima por Ángeles del abismo y Premio de Narrativa Antonin Artaud (2010, Francia) por
La sangre erguida.
El presente trabajo de tesis, tiene como propósito destacar los rasgos de empatía y
disimilitud entre los personajes femeninos centrales de tres de las obras antes mencionadas:
Señorita México, Ángeles del abismo y Fruta verde; mediante el uso del método
comparativo. Se analizará también, de manera general, el aspecto estructural de las obras
antes mencionadas teniendo como referencia principal el modelo propuesto por Luz Aurora
Pimentel en El relato en perspectiva, estudio de teoría narrativa.
Se eligen estas tres novelas debido a que están asociadas por el tratamiento del personaje
femenino en particular, aunque aparentemente tratan de temas distintos. Señorita México es
una parodia del sistema político mexicano; la protagonista es Selene Sepúlveda, una joven
ingenua y a la vez ambiciosa, que ante la inesperada muerte de su padre, contrae
5
matrimonio con un hombre elegido por su familia y a quien abandona un año después. En
su intento por mejorar su estatus económico y social es capaz de quebrantar su moral e
involucrarse con distintos hombres (un líder sindical, un policía corrupto y un senador,
entre otros) convirtiéndose así en un mero objeto sexual, logrando obtener mediante esta
condición fama y fortuna, que al poco tiempo le son arrebatadas por su segundo esposo, un
policía corrupto a quien conoce justo en el ambiente artístico al cual tanto había añorado
incursionar.
Ángeles del abismo es también una parodia, pero de la Colonia, periodo en el que
Crisanta Cruz, una joven castiza abandonada por su madre y abusada en su infancia por su
padre, que al ver frustrado su anhelo de convertirse en actriz, decide utilizar sus dotes
actorales para hacerse pasar por beata milagrosa y obtener el favor de la aristocracia, al
mismo tiempo, sostiene un romance con un indio que practica la idolatría hacia los dioses
aztecas; al ser descubiertos, se les instruye proceso ante el tribunal de la santa inquisición.
Fruta verde es el conflicto existencial de un joven que se debate entre valores
morales en coexistencia pero en pugna. El análisis de esta obra estará enfocado en Paula,
quien a pesar de ser un personaje secundario, guarda cierta similitud respecto a la
problemática enfrentada por las protagonistas antes mencionadas. Es madre de dos hijos en
plena adolescencia y divorciada a causa de una infidelidad de su ex esposo con una mujer
mucho menor que él, ante ésta situación, Paula decide consagrar su existencia al cuidado y
educación de sus hijos con estricto apego a los valores morales. Tiempo después, Paula se
encuentra ante la disyuntiva de conservar su actitud moral inquebrantable o aceptar las
proposiciones amorosas de Pavel, un joven de la edad de su hijo Germám. Muy tarde Paula
6
decide corresponder a su admirador sin haber siquiera una posibilidad de que la relación se
concrete, pues para entonces el muchacho tiene ya otra pareja.
La configuración de las tres novelas es similar en varios aspectos, uno de ellos es la
temática; la pobreza, la doble moral, la sexualidad y la corrupción son temas que dirigen el
desenvolvimiento que los personajes muestran durante la trama. Dichos temas son
abordados mediante manejo del humor negro, el cual constituye otro rasgo común entre las
obras mencionadas, sino en toda la narrativa de Enrique Serna. Al respecto, el propio autor
afirma: Cuando empecé a trabajar para ganarme la vida, cuando empecé a descubrir la
doble moral de la familia, la propensión de mucha gente a convertir el amor en una
dependencia neurótica, el esnobismo de raíces socioeconómicas, etcétera; todo esto me
llevó a tener una inclinación muy fuerte por los escritores satíricos, por los escritores que
han buscado el lado grotesco de la realidad. El humor negro te ayuda a sobrevivir ante
aspectos de la vida que te pueden destruir o derribar, pues ayuda a reírse de ellos. La misma
cultura mexicana está impregnada de ese humor que se ríe de las miserias más lamentables
de nosotros mismos como cultura o de lo más terrible a lo que uno se puede enfrentar, que
es la muerte.1
La tipología de los personajes de las tres novelas es diversa, sin embargo otro rasgo
común entre éstas es la marginalidad que caracteriza a las actantes, quienes resultan ser
marginales debido a situaciones económicas, familiares, sociales o sentimentales. El caso
de Crisanta, en Ángeles del abismo, es un claro ejemplo de marginalidad social, debido a
que durante La Colonia, época en la cual se sitúa la diégesis de la novela, era inaceptable la
1
http://www.escrutinio.com.mx/revista/entrevista/25/entrevista-con-enriue-serna.html por Edgar Alan Castro
Acosta, consultado el 22 de agosto de 2011.
7
relación entre una mestiza y un indio. Por otra parte, en Señorita México, las carencias
derivadas del bajo nivel socioeconómico al que la protagonista pertenece, generan en ella la
ambición de acceder a un mejor nivel de vida, transitando por distintos ámbitos de la
sociedad.
El perfil psicológico de las actantes es muy similar, pues además de la marginalidad
que éstas padecen, presentan también una tendencia a la dualidad, debido a que disputan
entre su verdadera personalidad y la pretensión de aparentar o encarnar una personalidad
opuesta. El personaje de Paula Recillas, en Fruta verde, ilustra claramente este aspecto,
debido a que a lo largo de su vida se forja una imagen digna ante la sociedad; sin embargo
se debate entre apegarse a su púdico estilo de vida o sucumbir a su atracción por un joven
de la edad de su hijo, aún a costa de escándalo social que esto implicaría.
En cuanto a la estructura, la alternancia es un recurso presente en las tres novelas, y
el cual contribuye a mantener la tensión narrativa. En Señorita México, resulta por demás
evidente el uso de dicho recurso, pues la narración oscila entre una voz omnisciente y el
metarelato autodiegético de la protagonista. Mediante la confrontación de ambas
narraciones, el lector descubre la versión real de los acontecimientos narrados.
La presente investigación se divide en cinco capítulos, de los cuales, los primeros
cuatro se componen de tres apartados, no así el capítulo cinco, el cual corresponde a las
conclusiones.
El primer capítulo corresponde a la novela Señorita México, en el primer apartado
se aborda el aspecto diegético, presentando una síntesis sobre la obra. En el segundo
apartado, se aborda el aspecto estructural, definiendo el tipo de narrador, la elección vocal,
8
el tiempo narrativo, así como otros recursos empleados por el autor. En el tercer apartado se
intenta definir el perfil psicológico de la protagonista, tomando en cuenta antecedentes
como su origen, entorno, nivel socioeconómico, ocupación, etc.
El segundo y tercer capítulo corresponden a las obras Ángeles del abismo y Fruta
verde respectivamente y al igual que el primer capítulo, constan de tres apartados
correspondientes a la diégesis, estructura y perfil del personaje femenino de la obra en
cuestión.
El cuarto capítulo corresponde a la comparación entre los personajes femeninos de
las tres obras antes mencionadas, mediante la cual se pretende establecer las similitudes y
diferencias que éstos guardan entre sí
En el capítulo cinco se establecen conclusiones que permiten demostrar la hipótesis
central de la tesis, de que se trata de personajes con conflictos interiores muy fuertes que, si
bien no son del todo marginales, sí resultan solitarios. Así mismo, se concluye sobre el
estilo del autor y los recursos narrativos presentes en las tres novelas.
9
CAPÍTULO UNO
Señorita México
1.1 Diégesis
El escritor mexicano Enrique Serna presenta de forma inversa, desde la muerte hasta el
nacimiento, la vida de Selene Sepúlveda, ganadora del certamen Señorita México en el año
de 1966 (en el plano extra textual, ese año no se realiza tal concurso), una joven ingenua
que durante su infancia y parte de su adolescencia padece junto a su familia una precaria
situación económica. Debido a su ambición por ascender a un mejor nivel de vida, la
protagonista es capaz de abandonar a su familia y corromper sus valores, logrando
conseguir una efímera fortuna que al serle arrebatada, la sumerge en una miseria aún mayor
a la que en un principio se había resistido a padecer.
Selene concede una entrevista a un reportero del semanario Farándula, que en cada
edición incluye un reportaje titulado ¿Qué fue de ella?, dedicado a las antiguas ganadoras
del certamen Señorita México. A pesar de su esfuerzo por aparentar una vida moral y
económicamente decorosa, el reportero advierte la decadencia
en que sobrevive la
protagonista, por lo que no duda en exponerla en toda su crudeza. Días después, al salir de
una clínica donde le revisaron la matriz, compró en un puesto de revistas el último número
de Farándula, para después abordar un taxi de regreso a su departamento de Calzada
Zaragoza. Al abrir la revista, Selene descubre que el reportero falseó todas sus
declaraciones en la entrevista, además de sustituir las fotografías de estudio que ella se
había tomado para el reportaje por otras que evidenciaban su obesa anatomía:
10
Quisiéramos tenerle menos respeto al público y ocultar la terrible decadencia física y
moral en la que hemos encontrado a la otrora soberana de nuestras féminas. Pero
nuestra ética profesional nos lo impide y habremos de presentar, en toda su crudeza,
el drama de una mujer que no pudo resistirse al torbellino de la disipación y se
entregó - a juzgar por su estado actual- a los más demoledores excesos. […] Como si
no bastara con las fotos de Farándula, el espejo retrovisor reflejaba su papada
colgante, confirmándole que la revista, quizá por primera vez, había dicho la verdad a
sus lectores. […] A bordo del taxi decidió que la entrevista fuera su epitafio.2
Alternando con la entrevista, una narración omnisciente presenta de forma
retrospectiva la verdadera historia de Selene, quien en realidad resulta ser hija de Casimiro
Sepúlveda, un difunto futbolista a quien siempre creyó su tío, debido a que éste era el
hermano menor de Sebastián, su supuesto padre, y amante de su madre Catalina.
Selene vive hasta su adolescencia en una vecindad de Tacubaya. Para celebrar su
cumpleaños número quince, su familia organizó una reunión en el patio del edificio. Sin
embargo, el festejo no cumplió con las expectativas de la protagonista, debido a que los
asistentes vieron el evento como un pretexto para alcoholizarse; situación que sumada al
hecho de que Everardo, su novio en aquel tiempo, vomitara sobre su vestido, provocó en
ella una ira incontenible, por lo que decide encerrarse a llorar en su cuarto, donde
momentos después, su primo Arturo Dávalos ingresa para consolarla de una forma
seductora, a lo ella que sede como un acto de rebeldía y venganza ante la actitud de su
familia y los asistentes a la fiesta.
Con una embestida montaraz Arturo abrió su botón de rosa, y aunque el dolor le
desfiguró la boca bendijo la ruptura que la vengaba de Everardo, de su padre, del
tocadiscos, de los hijos de la portera. Hizo el amor con Arturo, pero sobre todo contra
ellos […] la satisfacción de hacerles daño contribuyó tanto como el placer físico a que
su cuerpo ardiera como una luz de bengala.3
2
3
Enrique Serna, Señorita México, México, Booket, 2005, p. 15.
Ibíd., p. 168.
11
La relación incestuosa se prolonga hasta que Arturo embaraza a otra mujer y es
obligado a casarse con ella, lo cual representa una severa decepción para Selene, quien para
entonces ya se había enamorado de su primo.
Meses después, el padre de la protagonista es internado en un hospital del ISSSTE,
donde tres días después muere víctima de cirrosis hepática. La muerte de Sebastián,
produce un severo agravio a la economía familiar, debido a que él era el principal sustento.
Ante la eventual crisis y su renuencia a desperdiciar su juventud en el ambiente laboral,
Selene ve en el matrimonio la única alternativa para aligerar la situación y decide aceptar la
reiterada propuesta nupcial de Baltasar, quien además de ser el único muchacho con el que
su madre la dejaba salir, se desvivía por hacer méritos con su familia como el brindarles
apoyo moral durante el velorio de su padre. Sin embargo, a un año del sacramento, la
mediocridad de su esposo termina por asfixiarla y decide abandonarlo en el cine al que
acudieron a ver la película Perdóname mi vida, mientras él se ausentaba para ir al baño.
Se aproximaba el final de la película y pronto regresarían a casa de los padres de
Baltasar, donde ocupaban un mísero cuartucho en calidad de “arrimados”, a un año de
la boda el intrépido meón no había cumplido su promesa de alquilar un departamento
para ellos solos […] No había tomado ninguna decisión: se iba porque no podía
soportar el regreso de su marido […] Huir de Baltasar significaba también huir de una
cárcel moral, tirar los galones de la buena conducta, emputecerse ante los ojos de los
demás.4
La noche de su huida, Selene seduce a un taxista, de quien logra obtener dinero para
mantenerse por unos días. Después, valiéndose de su poder seductor, se relaciona con
Adalberto Villanueva, Tesorero del Sindicato Único de Transportistas de la República
Mexicana, quien después de tener amoríos con ella durante un tiempo, literalmente la cede
4
Ibíd. p. 152.
12
a su jefe, Ultiminio Santacruz, líder del mismo sindicato, con la intención de obtener algún
incentivo a cambio.
Ultiminio provee a la protagonista una vida de lujos y comodidades, además de
impulsarla a participar en el certamen Señorita México y de promover su triunfo.
Yo no sé ni me importa si hay transa en el concurso, pero aquí ante ustedes me
comprometo a que esta chamaca, que ocupa un lugar muy importante en mi vida, sea la
ganadora del año entrante. ¡Salud!5
Serna realiza una parodia de los concursos de belleza y retrata la corrupción con que
presuntamente se realizan este tipo de certámenes; situación que impide cualquier
posibilidad de que una joven decente y humilde logre triunfar. En principio Selene muestra
resistencia a participar por temor a que los organizadores investiguen sus antecedentes, sin
embargo, Ultiminio termina por convencerla asegurándole que ninguna de las aspirantes
tenía el expediente limpio y que él se encargaría de que no le investigaran nada.
Adivinaba la generosa mano de Ultiminio detrás de la excesiva publicidad que dieron a
su victoria. Los reporteros habían perdido su innata curiosidad: evitaban las preguntas
comprometedoras y actuaban como si fuera lo más natural del mundo que una joven
soltera que declaraba “estar dedicada al estudio” viviera sola en un costoso y llamativo
leonero.6
Al regreso de su fracasada participación en Miss Universo, Selene se entera de la
muerte de Ultiminio, ocurrida durante su ausencia. Su participación en el certamen le abre
las puertas para incursionar en el medio artístico, donde participa en algunas películas. Es
justo en un estudio de filmación donde conoce a Rodolfo, un policía corrupto que logra
5
6
Ibíd., p. 132.
Ibíd., p. 133.
13
conquistarla mediante atenciones, logrando convencerla de casarse con él sin que el estado
civil de Selene fuese un impedimento.
Selene ya se había casado por la iglesia y la muerte no la separaba todavía de Baltasar,
pero su prometido quería marcha nupcial, arroz, pajecillos, alfombra roja, y le
consiguió una falsa fe de bautizo para que Dios se hiciera de la vista gorda […]
remuneró generosamente a un juez que adecentó el borrascoso pasado de Selene
haciendo perdidiza el acta de su primer matrimonio.7
Rodolfo impide a su esposa continuar en el medio artístico. Al poco tiempo de
casados, él comienza a propiciar encuentros sexuales entre su esposa y un Senador de
apellido Escalante con el fin de obtener un ascenso y privilegios en la Procuraduría de
Justicia. Además de ejercer permanentemente una tortura física y psicológica sobre ella, le
ordena practicarse un aborto; a lo que ella se niega; sin embargo, ante la insistencia de su
esposo, intenta suicidarse ingiriendo ansiolíticos, lo cuál, finalmente, le produce la pérdida
del feto y la incapacidad de volver a procrear. Gracias al divorcio, valiéndose de sus
influencias, Rodolfo logra despojar a Selene de todos sus bienes, hundiéndola de nuevo en
la miseria.
El calvario vivido al lado de Rodolfo causa graves estragos en la apariencia de
Selene, situación que, después del divorcio, impide su regreso a la farándula. Cuando sus
ahorros se agotaron tuvo que vender sus joyas, consiguió trabajo como modelo de ropa en
supermercados y algunas participaciones como extra en comerciales. Marilú Dorantes,
organizadora del certamen Señorita México, le consigue citas con funcionarios de gobierno
y hombres adinerados, negocio con el cual logra atemperar su situación económica. Gracias
a las clases de danza hawaiana que entonces tomaba, logra ensamblar un bailable que
7
Ibíd., p. 88.
14
ofrece a los dueños de varios centros nocturnos, siendo el propietario de “El Faraón de
Nativitas” quien ofrece el mejor pago.
Habían pasado siete años desde que Rodolfo la obligó a retirarse de la farándula y
ahora no le quedaba más remedio que volver por la puerta de atrás.8
Mientras trabaja en ese cabaret, Selene conoce a Iris, una contorsionista que al igual
que ella, es también vedette del lugar; en principio existe cierta rivalidad entre ambas,
hasta la noche en que la protagonista es agredida verbalmente por un cliente que hace mofa
de su apariencia física; el incidente produce en ella una profunda tristeza, lo cual despierta
la compasión de Iris quien, en su intento por reconfortarla, descubre entre ellas una
conexión hasta ese entonces inimaginable.
La tomó entre sus brazos y con tiernas caricias en el pelo trató de levantarle la moral.
[…] Iris temió que en esas condiciones no pudiera dar el segundo show y tuvo que
recurrir a sus dotes de contorsionista. […] Selene se abanicaba con su propia blusa
cuando Iris, para poder estirar las piernas, recargó el pie derecho en su hombro. Del
hombro fue bajando discretamente hasta rozar con la punta del seno de Selene. Ella no
pudo o no quiso darse cuenta de lo que ocurría hasta que el pie de su amiga se internó
por el escote de la blusa para acariciarla por dentro.9
Meses después, Selene acepta mudarse junto con Iris a un departamento, donde ésta
se encarga de mantenerla siempre en buen estado de ánimo y no dejarla caer en la
melancolía para curarla de su propensión al suicidio.10 Sin embargo, durante la ausencia de
Iris, debido a una gira de trabajo con una compañía cirquera, Selene recibe la llamada
telefónica del reportero de Farándula solicitándole la entrevista que más tarde se
convertiría en su epitafio.
8
Ibíd., p. 54.
Ibíd., p. 37.
10
Ibíd., p. 32.
9
15
1.2 Estructura
La novela se divide en 15 capítulos, la voz narrativa oscila de un capítulo a otro entre la
tercera y primera persona sucesivamente. La perspectiva de la trama funge como un
principio de selección y restricción de la información narrativa, donde los acontecimientos
están configurados por un principio de selección orientada, de este modo, la historia ya está
ideológicamente dirigida por su composición misma y por la sola selección de sus
componentes.11 En términos de ésta perspectiva de la trama, el autor elige iniciar narrando
el final de la historia, el relato comienza con la frase “…así terminó el tiempo de Selene”,
precedida por puntos suspensivos e iniciando con letra minúscula, lo cual indica la ausencia
de la información precedente. Conforme avanza la narración, se percibe una estructura
temporal invertida, aparecen todos los antecedentes y la novela concluye narrando el inicio
de la historia.
El autor emplea la narración retrospectiva, en la cual, según Gerard Genette, el
narrador se sitúa en un tiempo posterior a los acontecimientos narrados y su elección
gramatical se ubica en los tiempos perfectos (pasado, imperfecto y pluscuamperfecto).12
Así terminó el tiempo de Selene […] quedó envuelta en una oscuridad espesa […]
alucinó que una boca inmensa llenaba la recámara de vaho y recordó que de niña
echaba el aliento en las ventanas para ver el mundo de otro modo.13
En los capítulos 1, 3, 5, 7, 9, 11, 13 y 15 la elección vocal es la tercera persona y
corresponden a un narrador heterodiegético, caracterizado por su no participación en el
mundo narrado y por dar una impresión de objetividad sobre la información brindada, ya
11
Luz Aurora Pimentel, El relato en perspectiva, México, Siglo XXI, 1998, p. 121.
Pimentel, op. cit., p. 157.
13
Serna, op. cit., p. 9.
12
16
que al no señalarse a sí mismo permite crear la ilusión de que los acontecimientos ahí
narrados ocurren frente a nuestros ojos y son verídicos, que nadie narra.14
Los capítulos narrados bajo esta elección vocal, se caracterizan también por tener
una perspectiva no focalizada,
focalización cero, donde se ofrecen todo tipo de
antecedentes; el narrador se desplaza en el tiempo con un mínimo de restricciones, además
de entrar y salir ad libitum de la mente de los personajes más diversos.15 En el siguiente
fragmento del capítulo cinco, el narrador heterodiegético gravita entre su discurso y la
conciencia de los técnicos de iluminación y la de Marilú Dorantes.
Cuando terminó el discurso se apagaron las luces del patio de la fábrica y dos
reflectores alumbraron una gigantesca lata de chícharos Dorel […] al levantarse la tapa
de los chícharos apareció una rutilante belleza lanzando besos a los empleados que la
ovacionaron de pie […] —Dicen que ésta fue Miss México, ¿tú crees? —dijo el
operario de los reflectores. Su compañero negó con la cabeza. —Chale, si está rete
fodonga. […] Marilú Dorantes le ofreció el trabajo como si le diera limosna: —Lo
tomas o lo dejas, manita, por que no hay otra cosa. De veras, te lo digo como amiga,
bajas seis kilos y te mando a Hollywood, pero así no se puede, yo soy la que se quema
si te recomiendo.16
En el resto de los capítulos, los sucesos son narrados en primera persona desde la
perspectiva de la protagonista, quien funge como narrador homodiegético o autodiegético;
su “yo” diegético es el centro de atención narrativa y es por ello el “héroe” de su propio
relato.17 Para ello, el recurso narrativo que el autor utiliza es la entrevista.
Supongo que usted quiere que empecemos desde el principio ¿verdad?, ¿le hablo de
cuando era niña? O si quiere comienzo más adelante, con lo del concurso y esas cosas
que le pueden interesar más al público, ¿no cree? […] Pues yo me crié en un hogar de
clase media ¿sabe? No le voy a decir que fui una niña consentida ni mucho menos, por
14
Pimentel, op. cit., p. 141.
Ibíd., p. 98.
16
Serna, op. cit., p. 52.
15
17
Pimentel, op. cit., p. 137.
17
que a mi papá no le faltaba dinero pero tampoco lo tenía de sobra como para
cumplirnos cualquier caprichito.18
El relato de Selene implica un cambio de nivel narrativo, ya que en un primer plano
ella funge como personaje que da origen a un segundo relato (metarelato) donde funge
entonces como narradora.
Un acto de narración constituye un marco narrativo dentro del cual se produce otro
acto de narración. El primero, a cargo de un narrador extradiegético, tiene como objeto
un universo diegético; el segundo acto de narración, a cargo de un narrador segundo o
intradiegético, tendrá como objeto un relato metadiegético, es decir un universo
diegético enmarcado, en segundo grado.19
Mediante el discurso figural directo, el personaje focal (Selene) nos informa con sus
propias palabras y sin intermediación alguna20sobre cuáles son sus antecedentes,
cumpliendo así con una función comunicativa, además de caracterizarse a sí misma y a los
personajes que ella menciona. Sin embargo, al estar el personaje inmerso dentro de la
trama, proporciona información desde un punto de vista subjetivo que carece de
veracidad.21 En el capítulo cuatro, durante la entrevista, Selene habla sobre su relación con
Baltasar, refiriéndose a él como un ingeniero industrial, con un importante cargo en una
compañía refresquera y con quien estuvo a punto de casarse.
Este Baltasar por poquito y me caso con él. Ya no fue novio de mentiritas, con él iba la
cosa muy en serio. Había estudiado Ingeniería Industrial y trabajaba en Refrescos
Pascual como jefe de máquinas o algo así.22
18
Serna, op. cit., p. 19.
Pimentel, op. cit., p. 149.
20
Ibíd., p. 86.
21
Ibíd., p. 139.
22
Serna, op. cit., p. 43.
19
18
En el capítulo trece, el narrador heterodiegético, confirma que Baltasar trabaja en
una compañía refresquera pero no como jefe de máquinas, si no como chofer repartidor,
pues en realidad él no es ingeniero industrial; también nos informa que dicho personaje no
fue sólo un pretendiente de Selene, sino su primer esposo.
Baltasar nunca progresaría. Su máximo logro, tras diez años de esclavitud en una
compañía refresquera, había sido ascender de garrotero a chofer de camión repartidor.
[…] Se aproximaba el final de la película y pronto regresarían a casa de los padres de
Baltasar, donde ocupaban un mísero cuartucho en calidad de arrimados (a un año de la
boda, el intrépido meón no había cumplido la promesa de alquilar un departamento
para ellos solos).23
El discurso de Selene es también un relato en focalización interna fija, ya que está
sistemáticamente focalizado en una mente figural (ella), es decir, el narrador restringe su
libertad con objeto de seleccionar únicamente la información narrativa que dejan entrever
las limitaciones cognoscitivas perceptuales y espaciotemporales de esa mente figural.24
Dichas restricciones se manifiestan en el capítulo dos, donde Selene, el foco de la
narración, se refiere a Casimiro como su tío, ignorando por completo que éste en realidad
es su padre.
Mi tío Casimiro, el futbolista, era del Atlante, no sé si usted haya llegado a verlo jugar.
[…] En esa foto me está cargando, mire. Guapo, ¿verdad? No me avisaron cuando se
murió. Lo quería tanto que mis papás tuvieron miedo de que me fuera a enfermar de
tristeza.25
Diversas situaciones en la novela están representadas de forma satírica,
particularmente mediante la ironía y el humor negro, siendo este último, como el propio
autor lo afirma, un recurso constante en su narrativa.
23
Ibíd., p. 150.
Pimentel, op. cit., p. 99.
25
Serna, op. cit., p. 20.
24
19
Sin duda alguna es la columna vertebral de toda mi obra. El humor negro te ayuda a
convertir el sufrimiento en placer y a neutralizar una serie de circunstancias que de lo
contrario serían muy destructivas. Por eso los mexicanos utilizamos tanto el humor
negro, probablemente somos el país donde más se ejerce en la vida cotidiana, está
presente en todas las manifestaciones de nuestra cultura popular y, si no fuera por él,
seríamos el país más lúgubre de la Tierra.26
El estilo lúdico del autor, prevalece durante toda la trama, en algunos pasajes,
adquiere un tono más bien mordaz, siendo un claro ejemplo el siguiente fragmento, ubicado
en el capítulo quince, donde el narrador revela al lector la relación extramarital entre
Catalina y su cuñado, lo cual explica las visitas que éste realizaba a la casa de su hermano
durante su ausencia y en las que, por orden de su madre, Selene no debía estar presente.
Estaba haciendo la tarea recostada en la cama de sus padres, le habían dejado dibujar
un toro. Con el crayón negro dibujó las patas, el lomo negro y ondulante […] le faltaba
dibujar los cuernos, que no podían ir del mismo color. Buscó el amarillo en el estuche
de crayones. ¿Dónde estaba? Debajo de la cama, no. Debajo de la almohada tampoco.
[…] Palpando la colcha descubrió que había algo entre las sábanas. Alzó la cobija, se
metió a explorar en las entrañas de la cama y encontró un objeto rectangular, liso,
agradable al tacto. Era el peine de su tío Casimiro. […] su madre se lo arrebató de un
zarpazo. […] Con el pulso tembloroso Catalina guardó el peine en el delantal […] y le
dio una paliza por haberse manchado con los crayones.27
Para otorgarle sentido a dicha revelación, el autor recurre previamente al uso del
esbozo en el primer capítulo. El esbozo en principio, en el lugar donde aparece en el texto,
no es más que una mera semilla insignificante, imperceptible ahí, cuyo valor seminal no se
reconocerá hasta más tarde y de manera retrospectiva.28
“Ven Catalina, perdóname por favor” le rogó, pero ella se quedó quieta en su
mecedora, apretando con las manos un peine de carey.29
26
http://sepiensa.org.mx/contenidos/2004/serna/serna_1.htm, consultado el 22 de agosto de 2011.
27
Serna, op. cit., p. 176.
Pimentel, op. cit., p. 47.
29
Serna, op. cit., p. 9.
28
20
Sin el empleo de dicho recurso, el lector difícilmente podría descubrir la relación
existente entre Catalina y Casimiro. Del mismo modo, sólo después de recibir esta
información, el lector advierte el tono mordaz con que el autor revela el verdadero
parentesco entre la protagonista y el futbolista en el final de la novela.
Casimiro y su hermano hojeaban revistas en la sala de espera. […] A Sebastián le tenía
sin cuidado que fuera niño o niña. Más que su nueva responsabilidad, le pesaba no
recordar cómo y en qué circunstancias había engendrado a la criatura. Procuraba no
tocar a Catalina los días de riesgo, pero solía descuidarse bajo los efectos del alcohol.
[…] Casimiro también estaba nervioso, a juzgar por la manera como relamía su
bigotito de adolescente. […] Momentos después vino hacia ellos una sonriente
enfermera que llevaba un bulto en los brazos. — ¿Quién es el papá? Ruborizado
Casimiro señaló a Sebastián que se levantó a conocer el fruto de su laguna mental.30
Mediante la parodia, el autor también presenta una crítica del sistema político
mexicano. En el siguiente fragmento, de manera sarcástica el autor hace alusión a la
autocracia, el totalitarismo y la corrupción dentro del sindicato de transportistas, dirigido
durante dos décadas por el personaje de Ultiminio.
El cumpleaños de Ultiminio se festejaba con una comida en el Salón Rivera. La fecha
de su nacimiento coincidía con el aniversario del Sindicato de Transportistas que
Ultiminio lideraba democráticamente desde 1945.31
En el siguiente fragmento se hace alusión a las malversaciones y el desvío de recursos,
prácticas que presuntamente se realizan dentro de ciertas instituciones.
Ultiminio había empezado a sentirse inválido sin la proximidad de Villanueva. Pensaba
heredarle la dirección del comité cuando creyera oportuno retirarse (allá por el año
2018). Así recompensaría su acuciosidad en el manejo de los fondos de los
transportistas y su discreción para mantener en la penumbra la otra cuenta, la personal,
30
31
Ibíd., p. 180.
Ibíd., p. 129.
21
nutrida con las “cooperaciones voluntarias” que los patrones entregaban al comité para
propiciar su actitud comprensiva y conciliadora en las revisiones de contratos.32
El estilo lúdico de Serna se hace evidente al retratar de forma irónica las
adversidades que atañen a la protagonista durante toda la novela.
Al recibir la llamada del reportero pensó que después de 20 años de olvido, por uno de
esos caprichos del medio artístico, los reflectores de la fama la iluminaban de nuevo.33
En el capítulo uno, se aborda el tema de la muerte humor negro que impera a lo largo dela
narración, lo cual, en un contexto convencional, implicaría el uso del discurso en un tono
más bien solemne.
Cuando Iris volviera de su gira tendría por lo menos una semana de muerta […] El
hedor sería insoportable no solo por el gas concentrado, sino por la descomposición del
cuerpazo que en otro tiempo había enriquecido el patrimonio erótico nacional […]
Esperaba que no fuera necesaria la autopsia, pues odiaba la idea de que la llevaran a la
plancha sin estar muerta del todo y al abrir los ojos encontrara sus vísceras al aire,
expuestas al dictamen estético del forense, que las observaría con el mismo criterio
exigente de los jueces que habían calificado sus piernas el día del certamen: de
páncreas está buenísima, pero el hígado se pasa de las medidas reglamentarias.34
La diégesis está ambientada en un periodo comprendido entre la década de los años
sesenta y mediados de los ochenta, debido a que se mencionan datos muy específicos como
la matanza de Tlatelolco en 1968, además de la inclusión de personajes referenciales, que
remiten a contenidos fijados por la cultura,35 tal es el caso del ex presidente de México
Gustavo Díaz Ordaz o personajes pertenecientes al ámbito artístico de aquella época como
Paco Malgesto, Gualberto Castro y Lucía Méndez.
32
Ibíd., p. 135.
Ibíd., p. 16.
34
Ibíd., p. 13.
35
Pimentel, op. cit., p. 64.
33
22
En 1968, la fortuna le sonrió de tal manera a Rodolfo que se compró un Mercedes
Benz. Decía que sus superiores le estaban muy agradecidos por su desempeño en la
represión del movimiento estudiantil. Selene apenas entendía de qué se trataba eso de
las manifestaciones […] al día siguiente de la matanza de Tlatelolco, se puso furiosa
cuando interrumpieron el programa de Los Polivoces para informar que la Secretaría
de la Defensa declaraba su lealtad a las instituciones y lamentaba el fallecimiento de
cuatro soldados.36
Otro aspecto que contribuye a la ubicación temporal del cosmos es la presencia de
la película Perdóname mi vida, (1965), a cuya función acuden los personajes de Selene y
Baltasar; o la transmisión televisiva de la final del certamen Señorita México 1965.
El espacio donde se desarrolla la historia, está logrado principalmente mediante la
ilusión referencial, lo cual consiste en dotar de atributos particularizantes a figuras ya
constituidas.37 De este modo, el autor menciona lugares verídicos que logran situar la
narración en la Ciudad de México. La vecindad ubicada en el barrio de Tacubaya en la
Delegación Miguel Hidalgo y el departamento en la Calzada Ignacio Zaragoza, lugares
donde la protagonista vivió, son claros ejemplos.
A las seis de la tarde, por la calzada Ignacio Zaragoza pasaba una larga fila de
camiones que se dirigían a Puebla o Veracruz, cargados de cemento, gallinas,
pasajeros, petróleo. […] Abrió la ventana para contemplar la parsimonia de los obreros
que cruzaban la calle despacio […] estuvo a punto de quebrarla, pero el espectáculo
abrumador del Distrito Federal en el crepúsculo, con las antenas de televisión
apuñalando el cielo y el horizonte cerrado por un telón de humo, la convenció de que
sería mejor detener el golpe y resignarse a la muerte.38
Al realizar la lectura del texto en cuestión, surge la necesidad de confrontar las dos
narraciones alternadas dentro del mismo, con el fin de conocer el verdadero perfil de la
protagonista. En ocasiones el autor incluye en la narración de Selene datos que
36
Serna, op. cit., p. 81.
Pimentel, op. cit., p. 30.
38
Serna, op. cit., p. 11.
37
23
aparentemente ella menciona de forma inconsciente, situación que denota la presencia de
información omitida y que conlleva a intuir la falsedad en la versión de la protagonista. En
el capítulo dos, Selene relata al reportero el momento en que, durante su fiesta de quince
años, Everardo, su primer novio, vomita sobre su vestido.
Me dio un asco espantoso, lo empujé y subí corriendo las escaleras. Everardo no pudo
ni pedirme perdón, dicen que se fue dando tumbos por la acera como teporocho, y yo
desde mi cuarto escuchando la discusión de papá que si los rusos nos querían invadir y
que México seguía después de Cuba porque en esa época estaba de moda Fidel Castro,
y yo no podía dormir por los gritos que daba y por lo triste que me sentía de tener un
novio tan alcohólico, pero en eso se abrió la puerta y … Bueno, yo no sé para qué le
cuento eso si usted viene a preguntarme lo del concurso ¿no?39
Posteriormente en el capítulo quince, el narrador omnisciente, amplía la versión
sobre lo ocurrido durante la fiesta de quince años; menciona que quien abrió la puerta fue
Arturo Dávalos, primo de Selene, con quien la protagonista sostiene su primera experiencia
sexual.
Otro ejemplo se presenta en el capítulo seis, en el cuál Selene relata al reportero el
momento en que, durante su participación el en certamen Señorita México, un cantante la
besa en la boca, provocando en ella nerviosismo ante una eventual molestia por parte de
Utiminio, lo cuál también menciona y desmiente inmediatamente después, dando la
impresión de haber mencionado algo que pretendía ocultar.
Gualberto me plantó un beso en la boca pero ni modo de protestar, así que me quedé
sonriendo roja roja de vergüenza y me acuerdo que pensaba híjole, qué va a decir
Ultiminio… este, perdón, cómo Ultiminio, qué va a decir mi hermana Águeda ha de
creer que ya me volví una arrabalera.40
39
40
Ibíd., p. 26.
Ibíd., p. 70.
24
En el capítulo nueve, se revela la identidad del personaje de Ultiminio Santacruz,
líder corrupto del Sindicato Único de Transportistas de la República Mexicana, quien fuera
el amante, protector y promotor del triunfo de Selene en el certamen de belleza.
De este modo, en el transcurso de la alternancia entre la voz omnisciente y el relato
autodiegético de la protagonista, el lector va configurando una imagen objetiva sobre ésta,
al descubrir mediante la confrontación de dicha información la verdadera historia sobre la
vida de Selene Sepúlveda.
25
1.3 Perfil de Selene Sepúlveda
Luz Aurora Pimentel, habla de una ambigüedad onomástica, la cual se refiere al “yo”
como un fenómeno múltiple y discontinuo, una incesante anulación y renovación de la
identidad.41 El personaje de Selene Sepúlveda, está configurado bajo éste esquema, ya que
al tratarse de un personaje antropomorfo, está sujeto a un desarrollo cíclico, semejante al de
la vida humana. El tránsito entre las distintas etapas de desarrollo del personaje conlleva a
una transformación del mismo, ya sea debido a diversas fuerzas actantes como la situación
familiar y económica o a las circunstancias mismas que genera el paso de la etapa de
infantil a la etapa adulta.
Selene Sepúlveda es la segunda hija de Catalina, a diferencia de su hermana
Águeda, Selene no es hija de Sebastián, el esposo de su madre, ya que nace producto de la
relación adultera entre ella y Casimiro, hermano de Sebastián.
La pérdida de la figura paterna, su tío Casimiro, a una edad temprana infunde en ella
un profundo sentimiento de tristeza, el cual produce una transformación en su carácter, lo
que a su vez le genera una propensión a la depresión e incluso al suicidio. Cabe recordar
que la narración se presenta de manera invertida, justo en el inicio, Selene aparece como
una mujer moralmente devastada, quien después de dos intentos inminentemente logra
suicidarse.
Desde su infancia, Selene carece de una figura paterna, Sebastián, su supuesto
padre, se ausenta de forma permanente ya sea debido a su empleo o a su alcoholismo, al
grado de dejar en la orfandad a sus hijas debido a su padecimiento. Casimiro, su padre
41
Pimentel, op. cit., pág. 66.
26
biológico, muere a una edad temprana en un accidente automovilístico si haberla
reconocido como su hija. La orfandad de Selene, no es solo paterna, sino también materna,
debido a que Catalina jamás le perdona que haya abandonado a Baltasar, su primer esposo;
por tal motivo, madre e hija jamás vuelven a verse.
Aunado a este sentimiento de orfandad, Selene padece la ausencia de una figura
masculina, de un compañero sentimental, su único amor, su primo Arturo Dávalos, termina
traicionándola y casándose con otra mujer.
Tras la pérdida de su padre, la principal preocupación de Selene es la difícil
situación económica por la que atraviesa su familia y debido a la cual, su vida de
adolescente estaba en riesgo; la sola idea de tener que trabajar le parece aterradora. Al
respecto, en entrevista, Serna habla de las cárceles mentales del ser humano.
Las cárceles imaginarias uno mismo se las va forjando, son las cárceles psicológicas en
las que la gente queda encerrada inconscientemente o por voluntad propia. La más
terrible es la cárcel de la soledad. Varios de mis personajes tienen ese cuadro
psicológico. Otra de las principales cárceles imaginarias del hombre contemporáneo es
la obsesión por el status, que yo describo en mi cuento “Vacaciones pagadas”, donde
un actor de Televisa contratado por no hacer nada, se va hundiendo poco a poco en las
aguas lechosas del confort.42
Precisamente el status es la principal obsesión de la protagonista, se niega
rotundamente a perder su juventud encerrada tras la ventanilla de un banco. Su ambición
está por encima de cualquier otro aspecto, incluso el sentimental; de este modo, es capaz de
suprimir cualquier posibilidad de redescubrir el amor y decide casarse con Baltasar solo
para huir de la miseria y la esclavitud laboral.
42
http://sepiensa.org.mx/contenidos/2004/serna/serna_1.htm, consultado el 22 de agosto de 2011.
27
Comprendió que la miseria significaba no tener juventud […] la realidad le exigía
envejecer antes de tiempo, aseñorarse, renunciar a cualquier amor que no estuviera
cubierto por una pátina gris. Primero que nada necesitaba seguridad. Baltasar había
demostrado quererla en las buenas y en las malas. El pobre se desvivía por hacer
méritos. No podía darse el lujo de cortarlo así como así. Casándose con él aligeraría la
carga que Águeda se había echado a cuestas. Era trabajador y ahorrativo, no tardaría en
juntar para un departamento.43
El bajo nivel socioeconómico de la protagonista, produce en ella esta obsesión por
el status de la que habla Serna, lo cual determina su estilo de vida. Un año después de
contraer matrimonio, Selene decide abandonar a su esposo hastiada de su monótona
mediocridad. A partir de este hecho, ella sufre una transformación en la que adquiere la
condición de personaje tipo, el cual correspondería al de la prostituta.
El tipo es un constructo que deposita en el personaje concreto la representación
simbólica de todo un grupo humano. Se representa siempre así como un arquetipo de
determinadas categorías o grupos reales de individuos y, por último, como una figura
muy vinculada a antiguas formas folclóricas intertextualizadas narrativamente.44
Siendo un personaje antropomorfo, Selene se enfrenta a conflictos similares a los de
todo ser humano. Al respecto, Enrique Serna afirma que los conflictos son la esencia de la
ficción literaria.
Sí, son la esencia; por eso me atraen tanto los personajes marginados, porque son los
que atraviesan más situaciones críticas. En distintos momentos de mi vida me he
sentido marginado por determinados aspectos de mi carácter que me dificultan el trato
social y, tal vez por eso, siento una gran simpatía por los antihéroes.45
43
Serna, op. cit., p. 159.
José R. Valles Calatrava, Teoría de la narrativa. Una perspectiva sistemática, Madrid, Iberoamericana,
2008, p. 173.
45
http://sepiensa.org.mx/contenidos/2004/serna/serna_1.htm, consultado el 22 de agosto de 2011.
44
28
Valiéndose de su poder seductor, logra relacionarse con el tesorero del Sindicatro de
Transportistas, quién a su vez, después de poseerla durante un tiempo, decide literalmente
cedérsela a su jefe, Ultiminio Santa Cruz, el líder del mismo sindicato.
Además de ser un fiel guardián de sus intereses, Villanueva, como buen escudero, lo
auxiliaba en lances de amor. Era el sabueso que siempre le traía carne fresca. Más que
su olfato infalible, la virtud de Villanueva era que tenía la gallardía de ceder sus presas.
Gracias a él había conocido a Selene.46
La ingenuidad está presente en la personalidad de Selene, y la lleva a convertirse en
una mujer utilizada debido a que mientras ella cree obtener provecho de su relación con los
distintos hombres con quienes se involucra, en realidad son ellos quienes la utilizan, ya sea
para obtener placer u otros beneficios como es el caso de Villanueva o de Rodolfo, su
segundo esposo, en quien creyó haber reencontrado el amor y, sin embargo, él se encarga
de propiciar encuentros sexuales entre ella y el senador Escalante, con el fin de obtener
mejores cargos en la Procuraduría de Justicia.
Su error había sido no abandonarlo tras haber descubierto que consentía y propiciaba
sus encuentros con el senador Escalante. La golpiza era la explicación final de sus
equivocaciones; el escarmiento que se merecía por haber entrado a ese negocio en que
terminó siendo explotada por los dos.47
Por lo anterior, Selene adquiere la condición de un simple objeto sexual. Más tarde,
después de su divorcio de Rodolfo, dicha condición se convertiría en su medio de
subsistencia, debido a que ante la imposibilidad que su aspecto físico implica para retornar
al medio artístico, opta por montar una coreografía erótica y ofrecerla a los dueños de
algunos burdeles de la ciudad, logrando ser contratada por el dueño del Faraón de Nativitas;
lugar donde además ejerce el oficio de sexo servidora.
46
47
Serna, op. cit., p. 135.
Ibíd., p. 60.
29
En este burdel, conoce a Iris, su compañera hasta sus últimos días. Después de todas
las decepciones amorosas que Selene padeció en el transcurso de la historia, ella misma
afirma haber descubierto quizá demasiado tarde una nueva posibilidad junto a la
contorsionista.
¿Cómo pudo Iris besarla sin interrumpir esa caricia? ¿Cómo, en fin, se metió por todo
su cuerpo como una enredadera hasta dejarla postrada lánguidamente sobre el sillón?
[…] Pero lo que más la inquietaba era la sospecha de haber descubierto demasiado
tarde los placeres prohibidos.48
Se puede definir al personaje de Selene como una mujer frustrada, debido a que
fracasa en diversos aspectos de su vida como la relación con su familia, el amor, el
matrimonio, en el aspecto maternal y en el ámbito laboral. El estilo de vida y las decisiones
que ella toma durante la novela están motivadas por la soledad que la aqueja desde muy
temprana edad. El incidente ocurrido a los tres años de edad, en el que Selene se empina
una botella de aguarrás, es producto de un descuido que denota la indiferencia de su familia
hacia ella. Sin embargo, ya desde entonces se anuncia un rasgo que más tarde definiría su
personalidad: su propensión al suicidio.
El fracaso de Selene es producto de su vulnerabilidad e ingenuidad, por lo que
tiende a tomar decisiones apresuradas. Fracasa por primera vez en el amor a la edad de
quince años cuando de forma deliberada decide involucrarse sentimentalmente con su
primo Arturo en un acto de rebeldía ante la indiferencia que su familia muestra hacia ella.
Generalmente la protagonista no reflexiona sobre la probabilidad de que las consecuencias
de sus decisiones resulten adversas; ella comete el error de enamorarse de Arturo, pues
finalmente él la traiciona y es obligado a casarse con otra mujer por haberla embarazado.
48
Ibíd., p. 37.
30
Otra decisión apresurada surge cuando Selene acepta casarse con Baltasar con el fin
de no verse obligada a trabajar para atemperar la situación económica de su familia. Sus
expectativas sobre el matrimonio distan mucho de la mediocridad de su marido, por lo que
decide abandonarlo al año de casados; este acto representa el primer peldaño hacia un
rápido ascenso al nivel socio económico que tanto anheló. Sin embargo, después de haber
obtenido en poco tiempo fama y fortuna bajo la condición de objeto sexual, Selene es
nuevamente víctima de su propia ingenuidad y contrae matrimonio con Rodolfo, quien
además de torturarla y privarla de la posibilidad de ser madre, valiéndose de sus influencias
logra arrebatarle todos sus bienes, provocando su rápido y doloroso retorno a la miseria.
31
CAPÍTULO DOS
Ángeles del abismo
2.1 Diégesis
Enrique Serna retrata de forma satírica distintos ámbitos de la sociedad mexicana en la
época colonial, dominada en ese entonces por la monarquía española y la iglesia católica.
En este contexto, el autor presenta la historia de Crisanta Cruz, una beata embaucadora, y el
indio Tlacotzin, idólatra clandestino de los dioses prehispánicos.
Crisanta vive con su padre Onésimo, un carpintero alcohólico, resentido por el
abandono de su esposa Dorotea, una actriz retirada que huye del maltrato de su esposo sin
que éste le permita llevar consigo a su pequeña hija, quien sufre desde entonces los embates
de ira de su padre producto del recuerdo de Dorotea que ella le produce, pues además de ser
idéntica a su madre, de ella heredó también el gusto por las artes escénicas.
Tlacotzin, por su parte, es un reflejo de la marginalidad padecida por la comunidad
indígena durante La Colonia, la cual vive un drástico cambio cultural producto de la
opresión y la imposición de una nueva religión por parte de los españoles. El niño se debate
entre apegarse a la fe cristiana; inculcada a él y su madre Ameyali por el padre Fray Gil de
Balmaceda, responsable de evangelizar a los indios nativos; y entre el culto a los dioses
aztecas infundido por su padre Axotecatl. En su afán por apartar al muchacho de su padre y
de los dioses que ella considera demonios, Ameyali le entrega su hijo a Fray Gil para que
sea educado de acuerdo a los principios de la iglesia católica. De este modo Tlacotzin es
condenado a vivir entre la sumisión y el pánico debido a las humillaciones propiciadas por
32
Fray Juan de Cárcamo, a quien años más tarde serviría como pilguanejo debido a la
reubicación de Fray Gil.
La atrocidad de los maltratos de Onésimo, llega al límite cuando, bajo los influjos
del alcohol, quebranta la inocencia de su pequeña hija al evocar el recuerdo de Dorotea en
el momento en que escucha a Crisanta recitar algunas líneas que ésta había memorizado al
presenciar clandestinamente uno de los ensayos de la compañía teatral.
—Has vuelto, puta —Onésimo la tomó de los hombros—. ¿Cómo te atreves a profanar
este santo hogar? —Soy yo, papá —intentó decir Crisanta, pero su padre la cayó de un
mandoble. Al verla sangrar del labio superior, la alquimia de las pasiones transformó
su cólera en lubricidad, y con la urgencia de un apetito largamente aplazado le plantó
un beso en la boca. Paralizada por la brutal embestida, por los dientes que le mordían
la lengua y, sobre todo, por la sorpresa de envejecer diez años en un parpadeo, Crisanta
se dejó desgarrar el vestido y estrujar los senos, dos pequeñas colinas en gestación,
sintiéndose víctima de su propia comedia.49
Arrepentido por el agravio causado a su hija, Onésimo muestra una actitud
benevolente hacia ella, se aleja de los vicios y comienza a vivir con apego a los principios
de la religión; además, por consejo del padre Justiniano, párroco de Santa Catarina de
Mártir, empleó sus dotes de carpintero para fabricar ataúdes, lo cual le retribuyó excelentes
ganancias que representaron un cambio de estatus social tanto para él como para Crisanta, a
quien inscribe como pupila en el colegio de niñas del convento de La Encarnación, en
donde obtiene su primera oportunidad para actuar representando el auto de la vida de Santa
Tecla, siendo ella la protagonista.
Pese a la apatía de su padre hacia las representaciones teatrales, Crisanta decide
ensayar en los momentos en que éste se ausenta, hasta que al ser descubierta por él, decide
49
Enrique Serna, Ángeles del abismo, México, Joaquín Mortíz, 2004, p. 27.
33
fingir que en verdad sufre un arrobo como los de Santa Tecla. Onésimo queda convencido
de que su hija es una elegida de Dios y la noticia no tarda en hacerse pública.
Ante la veneración de sus seguidores, Crisanta decide hacer pagar a su padre por el
agravio causado tiempo atrás y fingiendo estar nuevamente arrobada lo obliga a disculparse
públicamente frente a todos los miembros de la cofradía a la que Onésimo se había inscrito
desde su repunte económico, lo cual significó el repudio de la hermandad y el declive de su
estatus social.
Irónicamente, el castigo que la niña impone a su padre termina por afectarla a ella
también, pues al no soportar el rechazo de la sociedad, Onésimo recae en la bebida y
conoce en una taberna a Lorenza, una mulata dedicada a la vida galante, a quien lleva a
vivir a su casa. La mujer toma por sirvienta a la pequeña Crisanta.
Una tarde, tras una agotadora jornada, se concedió el respiro de salir al patio a saltar la
cuerda con dos amiguitas, y cuando a penas empezaba a tomar vuelo, la detuvo el
rauco grito de Lorenza: —¡Crisantita, ven por favor!— Subió a ver qué se le ofrecía y
la encontró repantigada en un diván, con chiqueadores en la cabeza para curarse la
cruda. —Sé buena, los mosquitos me tienen cocida a piquetes. ¿Me los espantas?50
Tiempo después, Onésimo habla con el párroco sobre su desdicha y descubre la
verdad sobre los arrobos de su hija, a lo que reacciona dándole una tremenda paliza.
Con su economía cada vez más agravada y ante la amenaza de un posible abandono
por parte de Lorenza, el carpintero cede ante la idea de su mujer por sacar provecho de la
habilidad de su hija para hacerse pasar por santa; situación que resulta en un fructífero
50
Serna, op. cit., pág. 75.
34
negocio tanto para ellos como para la pequeña actriz, a quien le consienten el más mínimo
capricho.
En uno de los viajes a México en los que Lorenza y Crisanta realizaban compras y
salían de la rutina, la joven acude a una representación teatral de la misma compañía a la
que años atrás observaba durante sus ensayos, sólo que en esta ocasión tiene un
acercamiento con el dueño de la compañía teatral, Don Luis de Sandoval, logrando
concretar una audición, a la que finalmente no logra acudir debido a que es descubierta por
Onésimo.
Al ver frustrado su anhelo por pertenecer a la compañía teatral, Crisanta se niega a
continuar con la farsa de los arrobos, lo cual produce nuevamente una inestabilidad
económica y finalmente el abandono de Lorenza. Ante tal situación, Onésimo decide
vender a su hija con uno de sus admiradores, al escuchar tal negociación, la joven decide
huir rumbo a México, logrando alcanzar a la compañía teatral antes de que ésta iniciara su
gira. Sin embargo, el papel al que aspiraba ya había sido otorgado a otra joven actriz. Aún
así, se esconde en la carreta entre el equipaje y al ser descubierta, gracias a la intervención
de Isabela, la actriz principal de la compañía, logra ser contratada para llevar el traspunte.
Las vidas de Crisanta y Tlacotzin convergen debido a un accidente producido
durante un viaje que la compañía emprende hacia Amecameca, en el cual Crisanta es
auxiliada por Tlacotzin, que casualmente caminaba por el lugar, y quien bautizado ante la
iglesia católica con el nombre de Diego, servía entonces como pilguanejo al prior del
convento de Amecameca, Fray Juan de Cárcamo. Al encontrar a la joven Crisanta desvalida
35
entre la hierba, se enamora repentinamente de ella y no duda en cargarla hasta la hacienda
de Panoaya para que fuera atendida.
Al recobrar la conciencia Crisanta se entera de lo acontecido e insiste en conocer a
su héroe, por lo que al día siguiente acuden a la misa dominical. Al verla entrar en la
iglesia, Tlacotzin siente un gran entusiasmo que deriva en una incontenible erección que
termina por aflojarle el maxtli dejándolo desnudo frente a todos los presentes. Crisanta le
entrega un papel donde le propone un encuentro a solas. Por la tarde, ambos se internan en
el bosque donde corresponden mutuamente a su instinto.
Con las miradas insistentes de Crisanta, Tlacotzin se puso a sudar frío y no pudo
contener una briosa erección, tenía el maxtli atado con doble nudo, para estrangularse
el miembro por si acaso le daba problemas. […] La solemne elevación del cáliz le
pareció una representación metafórica de su propio alzamiento. […] El empuje del
miembro levantisco, deshizo el doble nudo del maxtli sin que pudiera meter las manos
y la prenda cayó al suelo, dejándolo en cueros vivos delante de la grey.51
En las representaciones que, a pesar de la negativa de Cárcamo, Don Luis de
Sandoval consigue montar en el atrio de la iglesia de Santo Domingo, Tlacotzin sustituye
improvisadamente a uno de los actores. Días antes de la ultima representación, el indio
recibe la propuesta de partir junto a la compañía para continuar con la gira, por lo que
planea renunciar a la orden, aun por encima de la oposición de Cárcamo. Al concluir la
representación ocurre un altercado entre él y el dominico, donde finalmente, gracias a la
intervención de Sandoval, quien amenazó con no pagar al prior la parte acordada de las
ganancias de la representación, éste desiste de su intención de retener a Tlacotzin.
Más tarde, Cárcamo se cobraría este agravio denunciando a Sandoval ante el Santo
Oficio por un supuesto fomento a la idolatría en la representación de su obra El gentil
51
Ibíd., pág. 166.
36
hombre de Dios, situación que provocó la cancelación de la gira y por ende el quiebre de la
compañía.
Tres años después de la disolución de la compañía y ante la falta de sustento,
Crisanta en complicidad con Nicolasa, la mayor de las actrices de la extinta compañía,
decide representar nuevamente la comedia de sus falsos arrobos con la firme intención de
hacerse notar y obtener beneficio de la aristocracia. Pronto el rumor acerca de una beata
con visiones místicas llega a oídos de Doña Pura, esposa del marqués de Selva Nevada,
quien acude a visitar a Crisanta con la esperanza de que un milagro de la joven libere a su
esposo de una afección en los riñones, a lo que de inmediato accede aparentando no tener
ningún otro interés más que el de ayudar al enfermo.
Al ver con el rabillo del ojo la fina saya color malva de doña Pura, forrada en rica tela
de oro, y el cintillo de diamantes de su cuello, Crisanta se dio cuenta de que el
mandadero no había mentido. ¡Hosanna en las alturas, por fin se fijaba en ella la
aristocracia! […] Con una seña pidió permiso a doña Pura para acercarse al enfermo y
de rodillas ante su cama, sacudida por una intensa emoción, recitó con voz gemebunda
la alabanza de los dulcísimos nombres de Jesús, María, José, Joaquín y Ana, como
preámbulo al Credo y al Salve. Terminadas las oraciones, se acostó boca abajo y con la
lengua dibujó una cruz en el suelo. Por la rapidez de sus movimientos, cuando se puso
de pie tenía el sayal subido hasta el muslo y advirtió un destello de libertino en las
pupilas de don Manuel. […] Como daba por segura la muerte del carcamal, decidió
concederle una postrera alegría. Tomó su mano desfalleciente y se la llevó al pecho,
permitiéndole palpar a sus anchas la circunferencia del seno.52
So pretexto de su curación por obra de la supuesta santidad de Crisanta, el marqués
pide que la beata sea instalada en su casa de forma permanente, situación que otorga a la
protagonista la condición de personaje pícaro, ya que logra obtener un nivel de vida
favorable valiéndose del engaño y la simulación.
52
Ibíd., pág. 235.
37
Tlacotzin por su parte, sobrevive dedicándose a la cacería de patos y al comercio de
los mismos. En su afán por solucionar el problema de sus inoportunas erecciones, recurre a
la ayuda de un curandero, el ñor Chema, quien además se convierte en su nuevo guía
espiritual, infundiéndole el amor por los dioses aztecas. En medio de un ritual dirigido por
el hechicero, en nombre de Coatlicue, Tlacotzin es instado a perpetrar una serie de actos
sacrílegos en distintas iglesias de la ciudad.
Irás de noche a los templos donde reina la usurpadora y le arrancarás el fruto de su
vientre con un hacha de pedernal. Profanarás de noche cinco iglesias distintas y de
cada una saldrás con un Niño Dios. […] Irás en tu canoa hasta el remolino de
Pantitlán, donde hay una estatua mía debajo del agua, que los españoles arrojaron al
lago y me entregarás como ofrenda a los niños robados.53
La evangelización de los indios nativos no es prioridad para Fray Juan de Cárcamo,
por el contrario, él es un claro ejemplo de la doble moral de la iglesia católica durante La
Colonia, ante la aristocracia y la comunidad eclesiástica se presenta como un ministro
apegado a los principios de la iglesia, sin embargo, su principal interés es la lucha por el
poder interno y el enriquecimiento de su orden, además de su interés porque ésta figure en
el testamento del Marqués de Selva Nevada, principal benefactor de la orden dominica.
Esto sin mencionar que en la intimidad es incapaz de resistir ante la tentación de aplicarse
lavativas después de ingerir banquetes enteros.
Gracias a las constantes visitas de Cárcamo a casa de los marqueses, doña Leonor,
su hija, se enamora del fraile sin que éste lo perciba. Pese a incontables intentos por
acercarse a su amado, al grado de recurrir a conjuros, la doncella no logra consumar un
encuentro íntimo con él, por lo que decide introducirse clandestinamente en el convento de
Amecameca (Convento Dominico de la Asunción), para sorprender a Cárcamo en su
53
Ibíd., pág. 262.
38
habitación, lo cual no sucede pues, sin darse cuenta, ella entra a otra habitación, ocupada
por Don Luis de Sandoval, quien resignado al fracaso de su compañía ingresa al
monasterio. Ante la indiferencia de Cárcamo, Leonor se siente despechada e intenta
acribillarlo en el templo mayor cuando él oficiaba la misa de once. Al descubrir lo que
realmente sucedió en el convento, Leonor pierde la razón y es recluida en la Casa de
Mujeres Dementes del Divino Salvador.
El embauque de Crisanta es descubierto justo durante la ceremonia en que
profesaría como monja, pues un repentino desmayo evidencia ante todos los asistentes a la
ceremonia su hasta entonces ignorado estado de gravidez. Por este motivo, es apedreada en
el atrio de la iglesia y encarcelada junto a Nicolasa, quien por orden de Cárcamo, es
torturada con el fin de obtener el paradero de Tlacotzin.
Al llegar a la choza de Tlacotzin, Cárcamo descubre a su pilguanejo acompañado
del nahual del ñor Chema, quienes se disponían a concluir la encomienda de Coatlicue. Al
forcejear con los alguaciles cayeron al suelo los pedazos del niño Dios, el tecolote logra
huir llevándose la cabecita en el pico, en dirección al remolino de Pantitlán. Acto seguido,
Tlacotzin es llevado a prisión donde la Santa Inquisición le instruye proceso junto a
Crisanta, quien es acusada de ser su cómplice en la profanación de los templos.
Con el paso de los meses, Crisanta y Tlacotzin permanecen en prisión, aún después
del alumbramiento de la joven, a quien sólo le permiten ver a su hijo para amamantarlo. La
atrocidad de los procesos instruidos por la Santa Inquisición se manifiesta en la reclusión de
familias enteras, principalmente acaudaladas, acusadas por los hechos perpetrados por
Tlacotzin, y a quienes les son incautados todos sus bienes.
39
Sorpresivamente, Onésimo reaparece arrepentido y con la determinación de rescatar
a su hija aún a costa de su propia vida. Una vez fuera de la prisión, como parte del plan,
Crisanta se despide de su padre, a quien no volvería a ver y, por indicaciones de éste, se
dirige junto a Tlacotzin y su hijo rumbo a casa de Don Luis de Sandoval, quien vive ahora
junto a Leonor después de haberla rescatado del manicomio. Al día siguiente, huyen juntos
hacia el puerto de Veracruz, donde el poeta y su mujer zarparían rumbo a España, mientras
que Crisanta y su familia abordarían un barco a La Habana, donde finalmente ella buscaría
reencontrarse con su madre Dorotea.
Tiempo después Cárcamo muere a causa de una infección en el colon, producto de
las lavativas que, en ausencia de Tlacotzin, el mismo se aplicaba sin tener la precaución de
lavar el bitoque antes de la introducción.
Meses después, víctima de una enfermedad guardada en el mayor secreto por su regla
monástica, fray Juan de Cárcamo rindió el alma al señor sin haber cumplido el sueño
de ser electo provincial de la orden. […] Cientos de feligreses visitaron la suntuosa pira
funeraria instalada en el templo mayor de Santo Domingo. […] Alrededor del catafalco
se murmuraba con reverente sigilo que el difunto había dormido de pie sus últimos
meses de vida. […] Pasado el luto, el provincial Montufar envió un embajador al
Vaticano para promover la canonización de Cárcamo. […] Cinco años después, cuando
los despojos de Cárcamo fueron trasladados a la capilla del Rosario, los frailes
encargados de la exhumación hicieron constar que al destapar el ataúd, su cuerpo
incorrupto difundió un olor de azucenas.54
En general destaca la intención satírica de la narración al abordar temas como los
vicios y conflictos propios de la sociedad novohispana, así como la inclusión de personajes
referenciales como la poetisa Sor Juana Inés de la Cruz y el poeta Luis de Sandoval Zapata.
54
Ibíd., pág. 531.
40
2.2 Estructura
La novela está conformada por 41 capítulos, que a su vez se dividen en tres partes (Cruce
de caminos, Tres años después y El proceso). En la primera parte, se presentan dos
narraciones paralelas, organizadas mediante la alternancia, la cual consiste en contar las dos
historias simultáneamente, interrumpiendo ya una ya la otra para retomarla en la
interrupción siguiente.55 De este modo, las dos narraciones son alternadas entre un capítulo
y otro hasta que ambas se fusionan en una sola narración en el capítulo 12.
La tercera persona predomina como voz narrativa durante todo el relato, el cual está
a cargo de un narrador heterodiegético que, como se indicó anteriormente, no participa
dentro de la diégesis.
La aparición de Crisanta en traje de colegiala interrumpió sus bravatas. —Ya me voy a
la escuela, padre. —Que Dios te bendiga, hijita —la besó en la frente y los demás
bebedores aprovecharon la pausa para llenar sus vasos de vino. — ¿Me puedes dar para
la colegiatura? —Ahora no puedo, mi amor, estoy sin blanca. Crisanta iba a replicar
que ya debía tres meses y la instructora la trataba cada vez peor en represalia por sus
adeudos, pero se guardó el reproche para mejor ocasión.56
En este fragmento del capítulo uno, se evidencia la identidad del narrador debido a
la elección vocal, la tercera persona, y a la no focalización del relato, ya que la voz
narrativa gravita de un personaje a otro, específicamente entre el personaje de Crisanta y el
de Onésimo. El tiempo gramatical empleado es el pasado, por lo que la narración es
55
Roland Barthes, Análisis estructural del relato, México, Ediciones Coyoacán, 2008, pág. 179.
56
Serna, op. cit., pág. 17.
41
retrospectiva, debido a que el narrador se sitúa en un tiempo posterior a los acontecimientos
narrados.57
La mayoría de los personajes se encuentran definidos de manera directa mediante la
descripción tipo retrato, la cual tiene una filiación autorial debido a que el relato está a
cargo de un narrador heterodiegético, la principal fuente de información. En otro fragmento
del primer capítulo, se presenta al personaje de Crisanta bajo este esquema, iniciando con la
mención del nombre del personaje, seguido de una serie de atributos particularizantes.58
Al dar el último retoque a su peinado, Crisanta contempló con orgullo las guedejas de
pelo trigueño, casi rubio, que le bajaban por los hombros como un remolino de luz. Le
gustaba el contraste del cabello claro con su piel apiñonada y no entendía por qué las
madres de sus amigas se afanaban tanto en protegerlas del sol. ¿Qué tenía de malo el
color moreno, si era tan lindo?59
Del personaje de Tlacotzin, gracias a su nombre, se puede inferir su origen indígena
y las condiciones de vida que padece dado el contexto en que se inscribe la narración.
Además, tiene la particularidad de ser un personaje referencial, al igual que su homónimo
Juan Velázquez Tlacotzin, consejero de Moctezuma II y de Cuauhtémoc,60 es un indígena
desarraigado de sus costumbres y creencias religiosas.
Luz Aurora Pimentel, en El relato en perspectiva, afirma que el significado de un
personaje se constituye por repetición, por acumulación, por oposición en relación con
otros personajes y por transformación.61 El personaje de Tlacotzin, se define de forma
indirecta, adquiriendo un significado gracias a que existe una relación de oposición
57
Pimentel, op. cit., pág. 157.
Ibíd., pág. 71.
59
Serna, op. cit., pág. 15.
60
http://es.zettapedia.com/juan-vel%C3%A1zquez-tlacotzin.htm, consultado el 22 de diciembre de 2011.
61
Pimentel, op. cit., pág. 68.
58
42
respecto a él y al personaje de Crisanta, ya que hay un contraste entre la audacia de ésta al
huir de su padre antes que renunciar a su anhelo por ser actriz aun a costa de los riesgos que
su decisión implica, y entre la sumisión con que él decide vivir en el convento de
Amecameca tolerando las humillaciones de Cárcamo y profesando una religión ajena antes
que carecer de techo y comida.
Era oprobioso tener que solapar los vicios de un cerdo con sotana, pero a los quince
años conocía lo suficiente las condiciones de trabajo en las haciendas y en los obrajes
para darse cuenta de que pese a todo, trabajar para la iglesia era un privilegio.62
La obra presenta cierta similitud respecto a la novela picaresca, donde la
protagonista, en este caso Crisanta, encarna la figura del antihéroe, ya que sus valores son
contrarios a los convencionalmente aceptados, es una mujer ambiciosa, astuta y deshonesta,
descendiente de padres sin honra, además de pertenecer a un bajo nivel socioeconómico.
El pícaro suele hablar con una íntima dualidad: por un lado, es un carácter plebeyo y
desvergonzado, que se encuentra en casa entre la suciedad y la vileza del mundo; pero
al mismo tiempo, está dotado de una aguda consciencia de la moral y de la didignidad,
que, sin regir para nada su conducta, le hace juzgar sus actos humanos —incluidos los
propios—. Por eso el tema predilecto de este género es el desenmascaramiento de la
hipocresía y la falsa virtud: todos somos pecadores, parece decir el pícaro; pero, por lo
menos, algunos lo reconocemos, sin fariseísmos.63
Así mismo, en general la estructura es similar a la de la comedia de enredo, ya que
se percibe una intención satírica, al retratarse los distintos ámbitos sociales por los que la
protagonista transita. Se exhibe la doble moral de la iglesia católica, la aristocracia y de la
sociedad novohispana en general, además de los vicios de la comunidad artística e
intelectual de aquella época.
62
Serna, op. cit., pág. 130.
Martín de Riquer y José María Valverde, Historia de la Literatura Universal vol. 5, Editorial Planeta,
Barcelona, 1999.
63
43
En la comedia, las armas básicas del autor son el regocijo y la diversión. A partir de
estas armas se establece una corriente comunicativa con el espectador que va permitirle
hacer con él un discurso más o menos oculto a cerca de sus verdaderas intenciones que,
paradójicamente, aunque se realizan a través de la alegría, tienen que ver siempre con
sufrimiento. […]
La comedia es un modo de afrontar las dificultades que la lucha por la vida provoca en
sus protagonistas, en la escena y en el mundo. Y trata de enfrentarse a esas dificultades
con su mejor arma: riéndose de ellas. Es decir, enfrentándose a la realidad por los
caminos indirectos que el ingenio y la burla facilitan. Por ello los temas de la comedia
son, a menudo, el engaño, la burla, el robo y la estafa, como los temas de la tragedia
son casi siempre el crimen, la caída y la muerte. El general, esta burla o engaño de la
comedia va a restituir un equilibrio destruido previamente, que el protagonista —y con
él el autor y el espectador— desea ver restituido. 64
Específicamente en el caso de la iglesia católica, se expone la corrupción entre los
líderes monásticos. Un ejemplo que ilustra claramente esta intención satírica en la novela se
encuentra en el capítulo ocho, en la conversación que sostienen fray Juan de Cárcamo y el
subprior fray Gabriel de Villalpando sobre las próxima elección del Provincial mayor.
—Ya viene la elección del Provincial y tendré que ir a México a ver como están las
aguas —dijo Cárcamo, engullendo un trozo de lomo—. No quisiera quedar en el bando
perdedor por falta de previsión. […] —Yo en tu lugar le daría mi voto al viejo
Montúfar, que es asturiano y sabe agradecer los favores. […] Agasájalo con obsequios,
elogia su talento en la oratoria sagrada, dedícale algún panegírico de esos que tú sabes
componer. Así te irás ganando su voluntad, […] con suerte lograrás que te venda a bajo
precio un priorato más importante.65
Resulta destacable la actitud contradictoria de Crisanta; quien como ya se ha hecho
mención, representa el prototipo de personaje Pícaro. En principio el personaje muestra una
actitud desafiante hacia la iglesia católica, sin embargo al descubrir los atracos cometidos
64
José Luis Alonso de Santos, La comedia de enredo, el enredo de la comedia,
http://www.uclm.es/centro/ialmagro/publicaciones/pdf/CorralComedias/8_1997/3.pdf, consultado el 20 de
septiembre de 2012.
65
Serna, op. cit., pág. 110.
44
por Tlacotzin, su arraigada fe católica termina por aflorar al grado de hacerla desistir de sus
planes de huida al lado del indio.
La buena comedia no sólo va a condenar el mal social, la mentira impuesta, y las
limitaciones y desdichas que el individuo padece en la vida, si no que va a tratar de
adentrarse también en el propio individuo, y va a ridiculizar la falta de conocimiento
que los personajes y —y los espectadores reflejados en ellos— tienen de sí mismos.
Así, una de las grandes aportaciones de la comedia es que nos enseña a vernos a
nosotros mismos, a pesar de los prejuicios que sobre nosotros mismos tenemos.66
Otro aspecto propio de la novela picaresca presente en este relato es el realismo con
que se descubren los aspectos más desagradables de la sociedad, regularmente bajo un tono
jocoso. Esto se expresa en diversos pasajes de la narración, un ejemplo son las
indigestiones de Cárcamo, derivadas de su compulsión por ingerir enormes cantidades de
alimento, motivo por el cuál, con frecuencia Tlacotzin es obligado a aplicarle una lavativas
para aliviar su malestar.
— ¡Diego, ven por favor! ¡Ayúdame! […] —Tengo unos retortijones de padre y señor
mío […] —Lo que necesito es una lavativa. Pon a calentar agua. […] Preparado el
enjuagatorio, Cárcamo le ordenó sacar el clíster que tenía debajo de la cama. […] —
Llena la vejiga con la ayuda y tápala bien. […] —Apaga la vela, no está bien que me
veas así. Al quedarse a oscuras, Tlacotzin entregó el bitoque a su amo, creyendo que él
mismo se aplicaría el líquido. […] —Pónmela tú, que para eso eres mi criado. Como
un explorador en aguas pantanosas, Tlacotzin tentó las velludas nalgas del prior y trató
de encajar el tubo en el ano con la mayor suavidad. —Más fuerte —le ordenó el
enfermo—, tiene que entrar hasta el fondo.67
La diégesis está ambientada en la época colonial en la Nueva España, lo cual puede
constatarse gracias a la mención de personajes referenciales, tal es el caso de sor Juana Inés
de la Cruz, el poeta Luis de Sandoval y el Marqués de Selva Nevada. Sin embargo, un
66
José Luis Alonso de Santos, La comedia de enredo, el enredo de la comedia,
http://www.uclm.es/centro/ialmagro/publicaciones/pdf/CorralComedias/8_1997/3.pdf, consultado el 20 de
67
Serna, op. cit., pág. 113.
45
aspecto fundamental en la definición del contexto del mundo narrado es la inclusión de una
institución político-religiosa que rigió al territorio mexicano durante la época colonial, la
Santa Inquisición, la cual instruye el proceso en contra de Crisanta y Tlacotzin por los actos
sacrílegos en contra de distintos templos de la ciudad.
Nosotros los inquisidores mayores contra la herética pravedad y la apostasía, en esta
ciudad de México, estados y provincias de Nueva España, por autoridad apostólica
hacemos saber que habiendo terminado el proceso instruido a la falsa iluminada
Crisanta Cruz González y a su amante secreto, el mestizo Diego de San Pedro, los
hemos hallado culpables de los gravísimos atentados sacrílegos cometidos en distintos
templos de la ciudad contra la celestial princesa de todas las jerarquías y su divinísimo
hijo.68
Durante el transcurso de la narración, se mencionan lugares con referente extra
textual, que ayudan a situar la narración en la Ciudad de México, un ejemplo es la casa de
los Marqueses de Selva Nevada, la cual realmente existe, y se encuentra en la misma
ubicación que se menciona en el capítulo quince69, donde Cárcamo se dispone a hablar con
el marqués en su lecho de muerte para convencerlo de testar a favor de la orden dominica.
Después de cruzar la plaza mayor, el coche de Cárcamo dobló a la derecha en la calle
de la Cadena y en mitad de la cuadra se detuvo frente a la casa del marqués, una
imponente mansión de tezontle, con almenas, balcones de arcos lobulados y jambas
esculpidas con labor mudéjar de petatillo.70
Otro de los escenarios con referente extra textual es la hacienda de Panoaya, la cual,
efectivamente está ubicada en el municipio de Amecameca, como se menciona en la
novela, y actualmente es un destino turístico.
68
Ibíd., pág. 503.
“ En el número 9 de la antigua “Calle de la Cadena” (Venustiano Carranza 49), se encuentra El Palacio del
Marqués de Selva Nevada”, en http://www.ritosyretos.com.mx, Palacio del Marqués de Selva Nevada,
consultado el 23 de diciembre de 2011.
70
Serna, op. cit., pág. 204.
69
46
Finalmente, Dentro de la configuración de la novela se incluyen diversas relaciones
de intertextualidad, un ejemplo son algunas de las obras del poeta Luis de Sandoval Zapata,
las cuales se mencionan en el capítulo 18 y contribuyen a dar verosimilitud a la ubicación
temporal de la diégesis.
Ya tenía 42 años y sólo había conseguido publicar un opúsculo, el Panegírico a la
paciencia, escrito en su dorada juventud, cuando aspiraba a ser un tratadista moral
ampuloso y exquisito, a la manera de Félix Paravicino, el nuevo Demóstenes de la
oratoria sagrada.71
Respecto al aspecto estructural en general, cabe destacar, la simulitud respecto a Senorita
México en cuanto a la utilización de recursos como la ironía, el sarcasmo y el humor negro.
Aspecto sobre el cuál se profundizará en el cuarto capítulo, correspondiente a las
conclusiones sobre la presente investigación.
71
Ibíd., pág. 240.
47
2.3 Perfil de Crisanta Cruz
Crisanta es hija de Onésimo Cruz, carpintero de oficio, y Dorotea, una actriz retirada, quien
tras años de ser violentada por su esposo, decide abandonarlo aún cuando éste le impide
llevar consigo a su pequeña hija.
Un rasgo que distintivo del personaje de Crisanta, al igual que el personaje de
Selene Sepúlveda en Señorita México, es su condición de huérfana, es separada de su
madre siendo apenas una bebé, desde entonces padece la ausencia de una figura protectora,
debido a que aún viviendo con su padre, éste la mantiene casi al borde del desamparo
debido a su alcoholismo y al resentimiento que guarda hacia Dorotea, mismo que ella se
encarga de detonar debido a que es idéntica a su madre.
Su condición de huérfana, otorga al personaje de Crisanta la condición de marginal,
debido a la vulnerabilidad que ella padece debido a la ausencia de su madre y a la
indiferencia de su padre. Su aspecto físico refleja el nivel socioeconómico al que ella
pertenece; el tono moreno de su piel aunado al deterioro de su vestimenta, en una sociedad
de castas, la vuelve objeto de discriminación y desprecio.
Otro aspecto que evidencia la marginalidad de la protagonista; rasgo que también
define al personaje de Selene Sepúlveda, es su condición de víctima, ya que es objeto de
abuso por parte de su propio padre, pues a su corta edad, Crisanta es vejada por Onésimo,
razón por la que es forzada a madurar de forma prematura, volviéndose una niña aislada y
apática.
Le había perdido el gusto a los juegos infantiles, y ahora se pasaba las tardes cavilando
en la ventana, quieta como una gárgola. Ya ni aiquiera se colgaba dijes en el cuello,
temerosa de provocar al monstruo con cualquier señal de coquetería. Era una vieja con
48
cuerpo de niña, una viuda de su propia inocencia, que oía las risas infantiles como ecos
de un pasado remoto.72
Después de este trágico incidente Crisanta pierde el respeto a su padre, incluso se
burla de él cuando la descubre nuevamente mientras ella ensayaba el auto de Santa Tecla,
fingiendo estar arrobada.
Absorta en la oración, Crisanta no se percató de que Onésimo había vuelo a casa. […]
En una fracción de segundo desechó la idea de implorarle perdón de rodillas y tuvo un
chispazo de picardía: —Ven aquí adorado tormento —jadeó con los ojos cerrados,
como poseída por el Señor […] —Ilumíname amado, traspasa mi corazón con tus
lucientes rayos —se tapó los ojos como si la cegara un intenso fulgor […] Al llegar a
este punto fingió un vahído, y Onésimo que la contemplaba con la boca abierta, cayó
de rodillas y se persignó ante el Cristo. Crisanta despegó lentamente los párpados, y al
verlo postrado de hinojos creyó escuchar el aplauso del público imaginario. Había
descubierto que el teatro se podía burlar de sus enemigos.73
De manera textual, el narrador menciona un rasgo fundamental en la definición del
perfil de la protagonista; se trata de la “picardía”, la cuál sería su medio de subsistencia a lo
largo de todo el relato. Onésimo y Lorenza, convencen a Crisanta de lucrar con el montaje
de sus falsos arrobos, logrando obtener excelentes ganancias. Por tal motivo, se puede
catalogar a la protagonista como personaje tipo, en este caso el de pícaro, debido a que
cumple las características propias de dicho personaje como el bajo nivel socio económico al
que pertenece, además de ser descendiente de padres sin honra, pues proviene de una
familia desintegrada, cuya cabeza es Onésimo, un alcohólico y depravado sexual.
Como comúnmente ocurre en la novela picaresca, Crisanta aspira a mejorar su
condición económica, con el menor esfuerzo posible (en Señorita México Selene tiene la
misma convicción), mediante el engaño al que somete a la aristocracia novohispana. La
72
73
Ibíd., pág. 41.
Ibíd., pág. 52.
49
ambición motiva el estilo de vida de la protagonista, quien anhela ser una actriz reconocida
en el ámbito teatral y obtener fortuna además de fama, tiempo después, al descubrir el
paradero de su madre, se propone emprender un viaje hasta La Habana, acompañada de
Tlacotzin, para reencontrarse con ella.
—Crisanta me salvó, ella hizo el milagro —dijo con voz cavernosa—. Tráiganme a esa
bendita muchacha. […] Esta vez los regalos fueron espléndidos: una camándula de oro
con sortija, dos broqueles de diamantes con incrustaciones de granate y una cruz de
plata recubierta de cornalias. […] Una vez más rechazó los obsequios con aire digno,
pero aceptó a regañadientes que Nicolasa los recibiera con la excusa de socorrer a los
huérfanos de su barrio. […] Ahí estaba, por fin, su anhelada oportunidad de hacer
fortuna. Con un poco de talento y otro tanto de malicia, en pocos meses se largaría con
su amante a La Habana, quizá con suficiente caudal para comprar una casa a la orilla
del mar.74
El carácter antiheroico de Crisanta se manifiesta al contrariar a la Iglesia católica
engañando a la sociedad con su falsa beatitud, además de ocultar su relación con Tlacotzin.
Sin embargo, como generalmente ocurre en la novela picarezca, la protagonista se
arrepiente; en este caso, de haber lucrado con la fe; al descubrir la responsabilidad de
Tlacotzin en los atentados sacrílegos. Crisanta renuncia a los la fortuna obtenida a base del
engaño y decide tomar los hábitos como monja; sin embargo, fracasa al ser descubierto su
embarazo, razón por la que es sometida a proceso por el santo oficio.
La represión, propia de la época en que la historia se inscribe, se hace presente en la
vida de Crisanta durante toda la trama. Durante su infancia, la principal preocupación de su
padre es el hecho de que Dorotea haya heredado a su hija la afición por las representaciones
teatrales, por lo que trata de impedir a base de amenazas y golpes que la niña acuda a ver
las comedias. En el tiempo en que Onésimo y Lorenza lucran con los falsos arrobos de
Crisanta, ésta permanece privada de su libertad, sin poder vivir como cualquier joven de su
74
Ibíd., pág. 285.
50
edad. Por último, la protagonista se ve obligada a ocultar su relación con Tlacotzin, pues de
ser descubierta su falsa santidad sería sometida a los procesos instruidos por la Santa
Inquisición, hecho que finalmente ocurre.
La audacia de Crisanta se impone ante cualquier impedimento y, a excepción de su
afán por obtener fortuna, logra alcanzar sus objetivos, aunque en algunos casos sólo de
forma momentánea. Un ejemplo es su anhelo de ser actriz, el cuál en principio se ve
frustrado por el fracaso de la compañía de Luis de Sandoval, sin embargo, logra representar
su propia comedia, teniendo como público a la aristocracia de Nueva España, a quienes
logra engañar con sus falsos arrebatos místicos. Finalmente logra emprender su viaje hacia
la habana acompañada de su amado Tlacotzin con quien además forma una familia.
Se pueden apreciar ciertas semejanzas entre el personaje de Crisanta Cruz y la
protagonista de Señorita México, Selene Sepúlveda, tales como la orfandad, marginalidad,
ambición y obsesión por el estatus; las cuales serán abordadas de manera más específica en
el capítulo cuatro de la presente investigación, el cual corresponde justamente a la
comparación de los tres personajes femeninos de las obras ya precisadas.
51
CAPÍTULO TRES
Fruta verde
3.1 Diégesis
En esta entrega, Enrique Serna presenta tres historias paralelas, Germán es un aprendiz de
escritor objeto de seducción por parte de Mauro Llamas, un dramaturgo tabasqueño, quien
logra ganarse la voluntad del joven a pesar de la tajante oposición de Paula Resillas, madre
de Germán, una mujer divorciada y de moral intransigente, avocada al cuidado de sus tres
hijos.
La historia está situada en la Ciudad de México a finales de la década de los
setentas; Germán, el protagonista de la historia, es el mayor de los tres hijos del finado
matrimonio entre Paula Recillas y Luis Mario, quien por recomendación de su padre
ingresa como redactor a una agencia de publicidad donde conoce Mauro, con quien, bajo
ciertas reservas, surge una estrecha amistad, motivada principalmente por el interés del
joven hacia la literatura.
A partir de su divorcio de Luis Mario, Paula Recillas funge como jefe de la familia;
resentimiento hacia él, motiva el carácter y estilo de vida que ella adopta durante los
últimos años de su vida. Paula se presenta como una mujer resentida y acuartelada en la
moral y en la decencia extrema.
Al principio de la trama, destaca la estrecha relación entre Paula y su hijo Germán,
motivada en gran medida por el gusto que ambos comparten por la literatura. El universo
literario de Germán, hasta ese entonces, se limita a los títulos suministrados por su madre;
52
sin embargo, al ingresar a la universidad, y al mismo tiempo a la agencia de publicidad, su
perspectiva se amplía. Es en la compañía publicitaria donde conoce a Mauro Llamas, un
dramaturgo Tabasqueño quien pretende seducirlo, siendo el interés literario del joven el
pretexto que le permite acercarse a él.
La historia esta configurada, mediante la alternancia, desde distintas perspectivas. El
narrador heterodiegético gravita libremente entre la tercera persona, para dar a conocer los
antecedentes de los personajes, y la primera persona a través del discurso figural de los
mismos, como es el caso de los monólogos de Paula y las confesiones que Germán plasma
en su diario.
Paula reprueba tajantemente cualquier falta de moral, lo cuál no excluye la relación
hasta entonces amistosa entre Germán y Mauro. Sin embargo, ella por su parte, enfrenta
una lucha interior, pues aún cuando ante la sociedad se ufana de ser una ferviente defensora
de la decencia y el recato, no puede evitar sentirse atraída por Pável, el mejor amigo de
Germán. Cuando el joven le declara sus sentimientos, ella opta por rechazarlo.
Se menciona la novela La tía Julia y el escribidor, de Mario Vargas Llosa, la cuál
influye en el intercambio epistolar que Paula y Pável sostienen, debido a la similitud entre
la trama de dicha novela y la situación sentimental que ellos enfrentan.
Su ingreso a la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, aunado a las obras
literarias recomendadas Mauro, amplían la perspectiva de Germán sobre el mundo, lo cuál
produce un enfrentamiento con su madre, que a su vez, deriva en un distanciamiento,
agravado por la oposición de ésta ante la dudosa amistad de su hijo con el dramaturgo.
53
A Paula le aterra la sola idea se ser señalada por la sociedad por relacionarse con un
joven de la edad de su hijo Germán, se resiste a ser vista como una mujerzuela, a renunciar
a su honorabilidad, por lo que decide hablar con Pável para pedirle que se aleje de ella y su
familia por un tiempo. Por este motivo, el joven decide irse marcharse durante un año al
extranjero con el pretexto de mejorar su inglés.
Por otra parte, el autor retrata la corrupción dentro de la burocracia cultural de la
época, situación a que el personaje de mauro se enfrenta al intentar montar algunas de sus
obras. Respecto a esto, se mencionan nombres como el de Margarita López Portillo,
designada titular de la Dirección General de Radio, Televisión y Cinematografía de la
Secretaría de Gobernación, durante el sexenio del entonces presidente de México José
López Portillo. En este sentido, la novela adquiere cierto tono satírico, pues critica con
evidente humor negro no solo el ámbito cultural, sino también la moral de la sociedad de
clase media y a la comunidad gay.
Después de innumerables artimañas, Mauro logra seducir a Germán, quien a través
de su diario, confiesa no saber la razón por la cuál cedió ante la insistencia del dramaturgo;
duda silo hizo por curiosidad, por convicción propia, por ir en contra de la obediencia
moral o por ceder ante un impulso ajeno.
A través de sus monólogos, se aprecia el verdadero carácter de Paula, quien
reconoce haber estado equivocada durante mucho tiempo respecto al concepto del honor y,
hacia el final de la novela, decide otorgarse la posibilidad de ser feliz, dejar de preocuparse
por las vidas ajenas y vivir la suya. Con motivo del regreso de Pável a México, organiza
una fiesta de bienvenida, con el único objetivo de corresponderle en sus propuestas
54
amorosas, sin saber que él vendría acompañado de su novia, a quién conoció durante su
estancia en Minessota.
La relación entre Germán y Mauro termina por definirse más bien como una
amistad, después de haber sido amantes durante algún tiempo. Años después, Germán
recibe la noticia del fallecimiento del dramaturgo, lo cual, lo hace evocar el recuerdo de la
muerte de su madre, quince años antes, víctima de cáncer.
Poco antes de su partida, Mauro le había aconsejado a Germán plasmar sus
vivencias en una novela, destacando al personaje de su madre. Sin embargo, en principio,
por su recelo hacia las autografías, Germán duda en Escribir su historia, pero al final,
siguiendo el consejo de Mauro, decide escribir la historia aparentando que ésta es ficticia.
Finalmente, logra concluirla la víspera de un 2 de noviembre y decide colocar el manuscrito
en la ofrenda para su madre, junto a la vieja Máquina de escribir que, en vida, perteneciera
a la difunta.
55
3.2 Estructura
La novela consta de veinte capítulos, además de un anexo titulado Ofrenda. La tercera
persona predomina durante todo el relato, a excepción de los capítulos donde el personaje
de Paula realiza un monólogo al conversar con el retrato de su madre, Manuela, fallecida
años atrás, y en los capítulos narrados bajo la estructura de diario, por el personaje de
Germán; en ambos casos la narración corre a cargo de la primera persona y desde la
perspectiva del personaje.
Al igual que en Señorita México y Ángeles del Abismo, el autor recurre nuevamente
al narrador heterodiegético, ya que es notable la gravitación de éste entre diversas mentes
figurales durante todo el relato. En los primeros capítulos, la elección vocal es la tercera
persona; el narrador heterodiegético ofrece todo tipo de antecedentes sobre los personajes
de principales.
A las doce menos cuarto, Mauro Llamas se bajó de un minitaxi en la calle Francisco
Sosa, uno de los reductos más apacibles y exclusivos de Coyoacán, frente a una
mansión colonial de tezontle, con ángeles barrocos en las hornacinas de la fachada,
donde tenía su cede el Instituto Nacional de Teatro.75
Conforme la historia avanza, el narrador gravita hacia la primera persona, bajo la
forma de monólogo en el caso de Paula y de diario en el caso de Germán.
30 de abril de 1978
Curiosa paradoja: hoy, día del niño, he comenzado a ser hombre. Por la tarde trajeron
el escritorio que compré en el mercado de la Lagunilla, y a cambio de una lanita, los
cargadores llevaron mi cama al cuarto de la azotea.76
75
76
Enrique Serna, Fruta verde, México, Planeta, 2006, pág. 45.
Serna, op. cit., pág. 192.
56
La estructura temporal es retrospectiva, ya que al igual que en Señorita México y
Ángeles del abismo el narrador se sitúa en un tiempo posterior a los acontecimientos
narrados.
Terminado el sexenio removieron a los funcionarios de la Compañía Metropolitana y
cuando buscó patrocinio para su segunda obra, Cielo ínfimo, el nuevo jefe de la
dependencia, un dramaturgo mediocre, ni siquiera se dignó recibirlo.77
En ocasiones, el orden cronológico del tiempo narrativo y el tiempo del discurso es
alterado, recurriendo al relato analéptico, un claro ejemplo se presenta en el primer
capítulo, donde el personaje de Paula refiere los motivos por los que decide divorciarse de
Luis Mario.
De vuelta en la cocina, donde Lidia le había servido el café, Paula recapituló sin
desearlo, por un hábito masoquista del inconsciente, la cadena de circunstancias que la
llevaron a pedir el divorcio. […] Su primer y gravísimo error fue tolerar durante años
los sabaditos alegres de Luis Mario con los golfos de la palomilla. El cabrón se largaba
a las dos de la tarde, muy perfumado, con sus zapatones de plataforma y sus camisas
psicodélicas de cuello Mao […] y no volvía a casa hasta el domingo en la madrugada,
demasiado ebrio para murmurar excusas. […] Después de los sabaditos alegres
vinieron los cuernos mayores […]78
Otro ejemplo de estas rupturas temporales dentro del relato se presenta en el
capítulo seis, en el cuál, durante una conversación sostenida entre Mauro y Pedro Lucero en
un restaurante de mariscos, se narran los detalles de la iniciación sexual del dramaturgo,
ocurrida años atrás, durante su infancia, cuando éste vivía en Villahermosa, Tabasco.
— ¿Y tú cómo empezaste a mover el abanico? —Le preguntó pedro cuando llegó el
segundo plato.
— Desde chiquita, como tú, pero yo tuve un pervertidor.
77
78
Ibíd., pág. 49.
Ibíd., pág. 16.
57
Entre bocados de róbalo a la vizcaína y sorbos de vino blanco, Mauro le narró su
iniciación erótica en Villahermosa, cuando era un niño de diez años. A diferencia
de Pedro, él no había sentido atracción por su propio sexo antes de esa edad. Lo
había inducido a pecar un tal Silvio, mecánico de un taller que estaba enfrente de
su casa. Era un tipo guapo, con pectorales de bronce, que olía siempre a grasa
mezclada con lavanda, y bajo el pretexto de mostrarle siempre su espléndida
colección de historietas, lo llevaba al cuartito donde guardaba las herramientas
[…]79
El relato de Paula constituye a su vez una pausa narrativa, debido a que se
interrumpe el relato central, para dar paso a esta narración analéptica que informa al lector
de un acontecimiento ocurrido anteriormente, en este caso sobre el divorcio. Al concluir
dicha narración, se retoma el relato central:
Pues adelante, yo no te voy a estorbar, ponle un departamento a tu chica a gogo, y deja
de jodernos la vida.
Terminado el café, sus dos hijos varones vinieron a darle el beso de despedida para irse
al torneo de boliche, que jugaban todos los martes por la tarde, y Paula subió a peinar a
Daniela para la clase de ballet.80
El aspecto estructural está predominado por la alternancia, debido a que la novela
está compuesta por tres narraciones que son alternadas durante el transcurso del relato. Este
recurso cumple con la función de mantener la tensión narrativa; un ejemplo se presenta en
el capítulo 11, donde Mauro es torturado por tres jóvenes y justo en el momento en que
están a punto de calcinarlo, el capítulo concluye para dar paso al capítulo 12, donde Pula
acude al café Manhattan para hablar con Pável sobre la situación entre ambos.
El pelirrojo bajó de la cajuela un pesado botellón de plástico y se lo pasó al Tato, que
había dejado el volante para cobrarse la afrenta.
—Ahora sí escritorcito, ya chupaste faros, ni tu puta madre te va a reconocer —dijo, y
roció de gasolina a la víctima inerte.
79
80
Ibíd., pág. 91.
Ibíd., pág. 17.
58
El olor del combustible despertó por un momento a Mauro de su letargo. De modo que
aún le faltaba el plato fuerte de la noche: arder vivo como los sodomitas del
virreinato.81
En el capítulo trece, cuya narración focalizada corre a cargo del personaje de
Germán, bajo la forma de diario, se retoma el incidente de Mauro y se narra el imprevisto
que lo salva de morir calcinado:
Estaba encabronado por las calumnias de Mauro […] pero ni modo de reprocharle
nada, después de la madriza que le pusieron. Todo el coraje se me quitó esta mañana
cuando lo vi llegar a la oficina encogido y rengueante, los ojos eclipsados por un
antifaz de hematomas. ¿Qué te pasó?, le pregunté con asombro. […] Durante el relato
de su pesadilla, Mauro mantuvo un aplomo admirable, tal vez para evitar un derrumbe
emocional. La descripción de sus torturadores y de los tormentos que padeció en la
camioneta me crispó la piel. Cuando ya estaba inerte en el suelo, con el cuerpo rociado
de gasolina, un feliz contratiempo le había salvado la vida: el encendedor de sus
verdugos no funcionó. Furiosos, quisieron molerlo a patadas y lo habrían conseguido
en pocos minutos, si no los hubiese obligado a huir la sirena de una patrulla.82
La caracterización de los personajes se presenta de manera directa, aunque en
ocasiones dicha descripción varía en su origen, ya que esta puede tener una filiación ya sea
autorial o figural. En el capítulo uno, se ejemplifica la filiación autorial de dicha
información narrativa, debido a la descripción que se presenta sobre el personaje de Paula.
Mientras esperaba a la niña, revisó su peinado en el espejo del tocador, un rito
cotidiano que oficiaba por acto reflejo antes de salir a la calle. Satisfecha con la suave
ondulación de su pelo trigueño, sólo tuvo que darle algunos retoques aquí y allá para
dejarlo más presentable. A pesar de algunos síntomas de vejez, inevitables en cualquier
mujer de su edad, como las bolsas oculares, la piel colgante del cuello, y las arruguitas
en las comisuras de los labios, no era una mujer fea ni desagradable. Un poco narigona,
cierto, pero compensaba ese pequeño defecto con una cara de corte afilado, que
enmarcaba con donaire sus vivaces ojos de color tabaco.83
81
Ibíd., pág. 173.
Ibíd., pág. 184.
83
Ibíd., pág. 18.
82
59
En el capítulo en el capítulo VIII es el personaje de Germán quien caracteriza al
personaje de Paula desde su propia perspectiva. Aquí la descripción tiene una filiación
figural; lo cual significa que es el propio personaje u otros quienes lo caracterizan.84
—Se ve que tu mamá es una señora de armas tomar, ¿verdad? —preguntó Pedro a
Germán—. El otro día me dio la impresión de tener un carácter muy fuerte.
—Tiene dos personalidades —puntualizó Germán—. En las fiestas que hacemos en mi
casa baila sin parar hasta el amanecer. Es muy amiguera, se entrega mucho a los demás
y todo el mundo la quiere. Pero es una reina de carnaval con mentalidad de inquisidora.
Odia con toda el alma a las mujeres casquivanas, a los adúlteros, a cualquiera que
cometa un acto pecaminoso.85
Se presentan diversas relaciones de intertextualidad con diversas obras literarias
mediante la paráfrasis que “reconstruye” al otro texto, aunque no utilice las mismas
palabras, y la alusión directa, en la que el lector cuenta todavía con algunos fragmentos del
texto original (frases, motivos, nombres, referencia a situaciones clave en el otro texto).86Se
hace referencia a textos como el cuento La bóveda escrito por el propio Enrique Serna, el
cuál se encuentra incluido dentro del primer capítulo de la novela bajo el título de La
“cripta”.
—Dos puntos y se abre interrogación: ¿era un castigo por un mal pensamiento, era
una prueba de resistencia, o tal vez habían descendido al infierno sin darse cuenta?
[…] — Sintió la opresión de unas horribles tenazas, que lo jalaban hacia arriba con
una fuerza descomunal, coma, y al chocar con las paredes de la cripta cobró
conciencia de poseer una enorme cabeza. […]el relato lograba crear una atmósfera de
asfixia y mantenía el enigma hasta el último párrafo, cuando se descubría que los
prisioneros de la cripta eran cerillos encerrados en una caja de cartón, con los que un
niño pirómano había estado jugando hasta quemarse los dedos.87
84
Pimentel, op. cit., pág. 75.
Serna, op. cit., pág. 117.
86
Pimentel, op. cit., pág. 181.
87
Serna, op. cit., pág. 11.
85
60
También se hace referencia a la novela La tía Julia y el escribidor del escritor
peruano Mario Vargas Llosa, la cual funge como una analogía de la relación no consumada
entre los personajes de Paula Y Pavel, quienes en el intercambio epistolar que sostienen en
el décimo capítulo adoptan como pseudónimo los nombres de los personajes centrales de
dicha obra.
Respecto a lo anterior, hay un evidente uso del lenguaje alegórico; en el capítulo
XVII, el conejo que Pavel coloca en manos de Paula, podría tener una connotación sexual,
debido a la relación entre la propia naturaleza del animal y la situación entre ambos
personajes.
Milagros le preguntó cómo estaba Mingo, su conejito. —El pobre se me puso muy
enfermo […] resulta que se estaba muriendo de tristeza por estar solo. […] El maestro
me regaló una coneja para hacerle compañía y santo remedio: a los tres días ya corría
como loco. Es un poco vieja para él, por que le lleva dos años, que equivalen a diez de
vida humana, pero los animales no se fijan en esas cosas. —Sí claro, tampoco les
importa aparearse en público —gruñó Paula—. Es la ventaja de no tener vergüenza.88
Otro recurso utilizado por el autor es la subversión, en el capítulo XVI, el personaje
de Mauro expresa su desacuerdo al tener que guardar discreción respecto a su relación con
el personaje de Germán.
La felicidad, por lo visto, debía ocultarse bajo tierra, como una enfermedad venérea,
para no provocar salpullidos por todas partes.89
La novela presenta una sátira de la moral de la clase media, un claro ejemplo, se
presenta en el capítulo cuatro, al concluir la fiesta organizada por Paula en Tequesquitengo
para recibir a su prima extranjera Kimberly, ésta es sorprendida por su anfitriona justo en el
88
89
Serna, op. cit., pág. 155.
Ibíd., pág. 225.
61
momento en que sostiene relaciones sexuales con Raymundo, amigo de Germán, motivo
por el cual, Paula se encarga de juzgarla frente a todos los invitados cual proceso
inquisitorial.
Del mismo modo, se critican los distintos sectores
en que los personajes
se
desenvuelven, como es el caso del ámbito teatral e intelectual o incluso la comunidad gay
de la época; específicamente se exhibe el cinismo dentro de la relaciones entre
homosexuales; en el capítulo diecinueve, durante una fiesta en casa de su amigo Juliette
Miranda, Mauro habla sobre la actitud indefinida de Germán, a lo que Juliette responde
presentándole a un nuevo admirador.
Germán se atormenta por gusto […]. Pero esta noche tú saliste ganando. Al rato llega
Felipe, un amigo sobrecargo que está cuerísimo. Es fan tuyo y se muere por conocerte.
En efecto, Felipe resultó un espléndido premio de consolación. Alto, moreno, prodigo
en sonrisas, con la pelambre del pecho asomada por la camisa abierta y unas nalgas
beligerantes que pedían pellizcos. […] Cantaron, bailaron, se reconocieron con el tacto
al calor de la charla, y como a las tres de la mañana, cuando las actrices invitadas
empezaron a retirarse, un poco intimidadas por el ambiente de orgía gay que iba
tomando la fiesta, Mauro, que ya estaba muy caliente, pidió a Felipe que lo llevara a su
casa. […] En la cama, Felipe se puso en cuatro patas como una perra en celo. Tenía un
culo exigente y goloso que Mauro penetró hasta perder el resuello. Mauro despertó
como a las diez de la mañana con una cruda benigna. La cama estaba vacía, y pensó
que su pareja se había marchado al amanecer. Pero minutos después, Felipe entró en la
recámara silbando una tonadilla de moda. Llevaba una bandeja con dos platos
cubiertos, un jugo de naranja grande y un ramillete de crisantemos. […] Mauro hubiera
preferido despertar solo, pero tuvo que fingirse conmovido. Rota la magia de la noche
anterior, temía que la sobriedad arruinara los espejismos de la borrachera. […] Ya
estaba hasta la madre del trapecismo sexual de Germán, de su patológica indefinición,
y para consolarse de sus desaires le convenía tener un segundo frente. Después de
tomar una ducha juntos, hicieron el amor por segunda vez, y Mauro se convenció de
que por un buen palo bien valía soportar algunas frivolidades.90
90
Ibíd., pág. 272.
62
También critica la corrupción dentro de la burocracia cultural a la cual se enfrenta el
personaje de Mauro Llamas al tratar de conseguir el apoyo de los productores teatrales para
el montaje de sus obras.
Se incluyen diversos personajes con referente extratextual, lo cual contribuye a
ubicar temporalmente al universo diegético. Un claro ejemplo es el de Margarita López
Portillo, designada titular de la Dirección General de Radio, Televisión y Cinematografía
de la Secretaría de Gobernación, durante el gobierno de su hermano, el ex presidente de
México, José López Portillo; gracias a la mención de éste personaje, es posible ubicar la
diégesis durante el periodo comprendido entre 1976 y 1982.
63
3.3 Perfil de Paula Recillas
Paula Recillas, hija de refugiados españoles, es una mujer de cuarenta y dos años de edad,
divorciada y madre de tres hijos. Paula comparte con Selene Sepúlveda, Señorita México, y
Crisanta Cruz, Ángeles del abismo, un profundo sentimiento de orfandad. Ante la muerte de
su madre, varios años atrás, y la necesidad psicológica de desahogarse, Paula acude de
manera frecuente al retrato de Manuela, sosteniendo con ella largas conversaciones bajo la
forma de monólogo, donde aflora su verdadera personalidad.
Delante de las visitas derrocho alegría y calor humano, pero debo confesártelo mamá:
a veces tengo la sensación de estar representando un papel en un teatro, y en medio del
bullicio me pregunto: ¿estás feliz de verdad? ¿no crees que la vida te ha quedado a
deber algo muy importante? Sí madre, contigo no puedo fingir. Dios está en deuda
conmigo. Me debe un romance tierno en la cabaña de un bosque, una tarde de amor
con lluvia en los cristales y fuego en la chimenea. En vez de ser el alma de las fiestas
desearía que alguien fuera la fiesta de mi alma. Y de mi cuerpo también, ¿por qué
coños no? Ya no soy una joven exuberante, pero muchos hombres estarían encantados
de irse a la cama conmigo. Esa inquietud me hace pensar que tal vez mi necesidad de
agrandar el círculo de amigos, de tener una familia cada vez mayor, es una manera de
anularme como persona, un subterfugio para no pensar en lo que de veras me
importa.91
La obsesión por el status, es también un rasgo que Paula comparte con los
personajes mencionados. Frecuentemente se queja de tener que vivir al día con la mísera
pensión que su ex marido le da al mes, lamenta profundamente no tener casa propia y por
el contrario tener que pagar renta. Su vocación de mártir, su perpetuo sacrificio a favor de
los demás, pero sobre todo su orgullo y dignidad al negarse a pedirle un aumento de
pensión al padre de sus hijos, la lleva a reprimir su afición por la lectura o descuidar su
vestimenta.
91
Ibíd., pág. 282.
64
Para ti no tengo secretos, mamá. Bien sabes cómo sufro por llegar al fin de quincena
con la mezquina pensión que me pasa Luis Mario. […] Levo un año, no exagero, un
año sin comprarme ropa interior y sin poder cortarme el pelo en el salón de belleza.
Estoy harta de vestirme con la ropa usada de mis amigas. Cuando quiero darme un
pequeño gusto, como ir al teatro o comprarme un disco, se me hace un nudo en el
estómago solo de pensar que le puedo quitar el pan de la boca a mis hijos y siempre
acabo renunciando a mis pequeños placeres.92
Paula es una mujer masoquista, se tortura frecuentemente manteniendo vivo el
recuerdo de la traición de Luis Mario, y con ello el resentimiento hacia él y su amante. Las
privaciones que ella padece, surgen a consecuencia de su decisión por mantener una actitud
de dignidad inquebrantable ante su ex marido. En el capítulo diez, a Paula refiere la
discusión que sostiene con su hijo Félix cuando éste pretende pedirle dinero a su padre para
adquirir un material que su madre no pudo comprarle.
El pendejo no entiende y por lo visto no entenderá jamás el valor de la dignidad. Está
muy chico todavía para saber como sangra el corazón de una mujer humillada. Si su
padre quiere regalarnos algo, como el coche de Germán, bienvenido sea, pero
mendingarle nunca. Por eso voy a correr a la sirvienta, le guste o no al escuincle
respondón, pues en esta casa mando yo. Sí Manuela, fregaré pisos, cortaré mis propios
cabellos, ayunaré dos veces por semana, sin emitir jamás una queja, con tal de ver a mi
ex marido con la frente en alto.93
A pesar de ser una mujer culta y aparentemente liberal, Paula parece haber heredado
la mentalidad de su madre respecto a la moral. Su decencia llevada al extremo, motiva
diversas infidelidades por parte de su esposo Luis Mario, lo cual, inminentemente
desemboca en divorcio. A partir de este hecho, Paula decide avocarse al cuidado de sus
hijos, orgullosa de anteponer la decencia aún a costa de su felicidad. Pese a historia de
sufrimiento que su madre vivió en Piloña a causa del machismo y la opresión femenina, ella
conserva esos ideales. En el capítulo doce, durante la conversación que ella y Pável
92
93
Ibíd., pág. 145.
Ibíd., pág. 146.
65
sostienen en el café Manhattan, ella considera la posibilidad de renunciar a la honorabilidad
que la ha caracterizado siempre, sin embargo, se niega a desistir de la obsesión que durante
años le ha dado sentido a su vida.
Una inquietud surgida de lo más hondo de sus entrañas, o quizá de los cerros boscosos
de Pilona, la cuna medieval de sus escrúpulos, la paralizó cuando estaba a punto de
ceder. Después de toda una vida de rectitud […] caer en los brazos de Pável significaba
transigir con las bajas pasiones, renunciar a vivir en el lado soleado de la calle. Pero
había un peligro mayor: si ese amor subterráneo suavizara sus rencores de abandonada,
la resequedad de sus ternuras marchitas, ¿no se moriría también la devoción amarga
que para bien o para mal, le daba sentido a su vida? Hasta entonces el despecho le
había suministrado el aceite que mantenía encendido ese altar votivo. ¿Iba dejarlo
apagarse por un antojo pasajero, por un miserable capricho hormonal? Cuidado, un
paso en falso y una carcajada soez derrumbaría el monumento a la fidelidad que había
erigido con tanto esfuerzo.94
En el mismo capítulo, mientras espera la llegada de Pável, al observar la imagen de
la estatua de la libertad colocada frente a su mesa, Paula manifiesta su temor a la grandeza
y la inmensidad del mar, probablemente debido a que ésta contrasta con su estrecho
horizonte moral. Le desagrada la estatua de la libertad, por que para ella, más que libertad,
ésta simboliza el libertinaje femenino; incluso hace una analogía del monumento respecto a
ella misma, debido a su situación con Pável.
La atolondrada que perdió los estribos en una noche de copas, la loca intempestiva con
sed de abismos, la colosal ramera de bronce suspendida en el atlántico, era otra mujer
ajena a su verdadera naturaleza. Ella había venido al mundo a sufrir con decoro, a
sacrificar los íntimos anhelos en aras de un compromiso sagrado.95
La doble moral es parte de la personalidad de Paula, en el capítulo siete, un
involuntario contacto físico entre ella y Pavel, le produce sensaciones placenteras, al tiempo
que despierta su atracción hacia el joven. A partir de este hecho Paula se enfrenta a una
94
95
Ibíd., pág. 180.
Ibíd., pág. 181.
66
lucha interior, pues para ella, su atracción por Pavel es inaceptable y se empeña en
reprimirla con el fin de conservar la autoridad para cuestionar a Germán sobre su amistad
con Mauro. Paula pretende pedirle a su hijo mantener una mejor comunicación entre
ambos, desea que su hijo sea sincero con ella, sin embargo, a la par, ella se siente culpable
por ocultarle el incidente de Pavel. De este modo, el carácter de Paula resulta paradójico, ya
que se considera a sí misma como una persona liberal, sin embargo reprueba la amistad de
su hijo con sus compañeros homosexuales, además de reprimir su enamoramiento de Pavel
por considerarlo inmoral.
La intransigencia moral de paula responde en gran medida a la obsesión por el
estatus social que ya se ha mencionado anteriormente. Esta idea queda ilustrada en el libro
Notas sobre literatura mexicana queer, en el cual el escritor Dante Salgado, en su ensayo
titulado Fruta verde de Enrique Serna: ¿salir del closet o de la tradición?, se refiere a la
estratificación de las castas propia de la época colonial en México, situación que prevalece
hasta la actualidad.
¿Es Paula Recillas, la madre española, la heredera del Santo Oficio que cuida que su
hijo criollo no sea pervertido por un mestizo salido de la chusma que, además, es
homosexual? […] La Revolución produjo, entre otros fenómenos, el nacimiento de la
clase media, núcleo en el que se mueven los personajes de Fruta verde; es una clase
ilustrada que puede abstraerse, de vez en cuando, del peso cotidiano de la
sobrevivencia. Pero también se trata de un grupo que, como decía Octavio Paz con
ironía, mantiene una férrea lucha por la dudosa aspiración de ser alguien.96
Su orgullo y su vocación de mártir motivan su auto anulación como persona,
renunciando no solo a los pequeños placeres que ella menciona. Si no también a la
96
A. CALDERÓN, M. Calderón, Farfán, Olachea, Piña, Rovira, Salgado, Notas sobre literatura mexicana
queer, México, Praxis, 2012, pág. 38.
67
oportunidad de redescubrir el amor. En el capitulo de ofrenda, Germán recuerda el
momento en que su madre le confiesa haber tenido un pretendiente de su edad al cuál
decidió no corresponder para no dañar a sus hijos.
—Nunca te lo he contado —sollozó—, ni tus hermanos lo saben, pero hace años tuve
un pretendiente de tu edad.
[…] — ¿Y a ti te gustaba?
—Mucho —murmuró ruborizada—. Pero nunca tuve nada con él. No podía hacerle eso
a mis hijos.
—Pues yo te hubiera felicitado.
—Sí, claro, ya sé que tu moral es muy elástica, demasiado para mi gusto —me
reprochó con un dejo de sorna—. Pero tus hermanos son otra cosa. Imagínate cuánto
daño le hubiera hecho a la pobre Daniela.
—El amor casi siempre perjudica a terceros —insistí—, pero de todos modos hay que
vivirlo.
—Eso hizo tu padre, y tú heredaste su valemadrismo —suspiró fatigada—, pero yo sí
pienso en el prójimo. Delante de la familia me hubiera sentido sucia.
— ¿Por qué sucia? […]. No era ningún pecado enamorarte de una joven.
—Tengo mis pudores, qué le vamos a hacer: Hubiera sido ridículo que a mi edad y
después de tanto predicar la decencia, me hubiera pasado al bando de las arpías.97
De manera irónica, la tragedia se hace presente en la vida de éste personaje debido a
que, después de renunciar a su vocación de mártir con el fin de otorgarse la oportunidad de
ser feliz junto al Pável, descubre que el joven regresó de Minnesota acompañado de su
novia a quien conoció durante su viaje. En el capítulo veinte, al terminar la fiesta de
bienvenida celebrada en honor de Pável, Paula es sorprendida por un fuerte dolor al que
decide restar importancia, pues tras haber gastado sus ahorros en un nuevo conjunto para la
ocasión, se ve obligada a aplazar su atención médica al no contar con dinero para ello,
97
Ibíd., pág. 306.
68
situación que le impide ser diagnosticada oportunamente de un cáncer en la matriz que
finalmente produce su muerte a una edad no muy avanzada.
Al agacharse para recoger una colilla que había quemado la alfombra, sintió un
punzante dolor a la altura de los riñones. No era un dolor muscular, venía de más
hondo, y ya lo había padecido antes, sin darle demasiada importancia. […] Necesitaba
ver a un médico pronto, esto ya no podía esperar más. Pero con qué ojos, divina tuerta,
si se había gastado su único guardadito en el conjunto de Liverpool. Por fortuna, la
punzada estaba remitiendo ya, sólo era un achuchón pasajero. No era cuestión de
alarmarse tanto. En un mes o dos, cuando estuviera más holgada de dinero, acudiría a
un buen doctor, y mientras tanto, nada de asustar a los niños con sus lamentos.98
Otro aspecto que Paula comparte con las protagonistas de las obras anteriormente
mencionadas es la soledad; sin embargo, en este caso es ella quien elige este estilo de vida.
Al igual que sucedió con Luis Mario, ella decide nuevamente anteponer su honorabilidad
ante la posibilidad de reencontrar la felicidad al lado de Pavel; aún sabiendo que él le
corresponde decide anular su vida personal antes que dar de que hablar. Tiempo después,
decide brindarse la oportunidad de ser feliz correspondiendo a los sentimientos de su joven
pretendiente. Al percatarse de la imposibilidad de consumar su amor, reasume lo que ella
considera su verdadera vocación, la de espectadora y crítica de la vida ajena al igual que
sus amigas.
A las tres de la mañana, cuando la fiesta comenzó a declinar, las señoras mayores se
refugiaron en la cocina para cotillear sin testigos juveniles, como un grupo de sinodales
que se retiran a deliberar después de un examen. […] Su lugar estaba ahí, en la cocina,
entre las damas virtuosas, moderadas, irreprochables, que a falta de vida propia se
habían resignado a ser espectadoras de la ajena.99
Se puede considerar al personaje de Paula como una mujer fracasada por elección
propia. Ella decide renunciar a su propia felicidad con tal de mantener una imagen
98
99
Ibíd., pág. 292.
Ibíd., pág. 290.
69
respetable ante la sociedad; se rehúsa a perder el decoro incluso en la intimidad del lecho
matrimonial, motivo por el cual su matrimonio fracasa, y su situación económica se vuelve
desfavorable, causando entre otros estragos el descuido de su salud, lo cual le impide ser
diagnosticada oportunamente de un cáncer de matriz que acaba con su vida a una edad no
muy avanzada.
70
CAPÍTULO CUATRO
4.1 Comparación de los personajes femeninos
Las protagonistas de las tres novelas que motivan el desarrollo del presente análisis,
comparten entre sí ciertos rasgos en común, siendo el primero de ellos su filiación, los tres
personajes fueron creados por el mismo autor, Enrique Serna.
Crisanta y Paula son criollas, comparten entre sí un carácter temperamental y
autónomo, firme en la toma de decisiones y en la manera de ejercer su vida, con un orgullo
inquebrantable. Selene por el contrario, es una mujer sin convicciones, con un carácter
manipulable y desvalido, carente de autoestima.
Los tres personajes se definen de forma similar debido a que muestran una actitud
pretensiosa ante la vida, pretenden ejercer un estilo de vida de acuerdo a sus necesidades
afectivas y económicas; sin embargo, debido a circunstancias ajenas o en ocasiones
propiciadas por ellas mismas, ninguna de ellas logra materializar plenamente su proyecto
de vida.
En su libro titulado Fenomenología del relajo, el escritor Jorge Portilla define el
concepto de ironía como “la actitud de una conciencia que advierte la distancia entre la
posible plenitud de un valor y sus supuestas realizaciones por alguien que pretende
llevarlas a cabo.”100
Con base en dicha afirmación, se puede apreciar la configuración de estos
personajes mediante un sentido irónico, debido a que las tres protagonistas comparten entre
sí la pretensión por acceder a un mejor nivel de vida sin posibilidad de lograrlo; al fracasar
en su intento por lograr sus propósitos, adquieren el rol de mujeres frustradas.
100
Jorge Portilla, Fenomenología del relajo, F.C.E., México, D.F., 1984, pág. 65.
71
Selene fracasa en innumerables aspectos de su vida, fracasa en su primer
matrimonio al abandonar a su marido y como hija al deshonrar a su familia con su
comportamiento, del mismo modo, se deshonra a sí misma al involucrarse con hombres a
cambio de bienes materiales. En el aspecto laboral, fracasa al decidir retirarse del medio
artístico por contraer nupcias con Rodolfo, quien termina arrebatándole todos sus bienes.
Selene también fracasa en el aspecto maternal, al no tener el valor de defender la vida de su
hijo y al quedar imposibilitada para procrear a raíz de su aborto involuntario. Como ser
humano, Selene fracasa al ser incapaz de enfrentar la adversidad y opta por suicidarse.
Crisanta, fracasa en su intento de ser actriz debido al quiebre de la compañía teatral
y en su intención de obtener fortuna a costa de la fe de las personas. En última instancia
fracasa en su intención de profesar como religiosa ante el temor de ser sometida a proceso
por la Santa Inquisición, debido al descubrimiento de su embarazo seguido del
linchamiento público en la entrada del convento.
Paula fracasa en el aspecto sexual y afectivo al no satisfacer a su esposo en la
intimidad, lo cual deriva en el fracaso de su matrimonio; en el aspecto personal, ella decide
anteponer a su familia y su honorabilidad antes que optar por la posibilidad de ser feliz con
otro hombre. La anulación personal a la que ella misma se somete la lleva a descuidar su
salud, por lo que muere de cáncer en la matriz al no ser diagnosticada a tiempo.
La ironía atribuye un carácter trágico a la vida de las tres protagonistas. Como se
menciona anteriormente, el personaje de Selene toma la determinación de suicidarse ante la
incapacidad de asimilar la indolencia y la burla que el mundo ejerce sobre su desafortunada
72
existencia, esto aunado a la nula posibilidad de retornar al medio artístico, su único anhelo
durante la última etapa de su vida.
En el caso de Crisanta, al ver frustrado su intento por convertirse en actriz de teatro
a causa del la disolución de la compañía a la cual pertenecía, opta por lucrar con la fe de los
creyentes fingiendo ser una elegida de Jesucristo; inminentemente es descubierta, sometida
a proceso por el santo tribunal y condenada a morir en la hoguera junto a Tlacotzin.
Después de haber sido víctima de abuso por parte de su propio padre durante la infancia, al
final de la historia se reencuentra con él cuando, de forma trágica, buscando redimir el
agravio causado a su hija y aún a costa de su propia vida, Onésimo la rescata a ella junto a
Tlacotzin y su hijo, otorgándoles la posibilidad de construir una nueva vida.
Paula Recillas, después de vivir durante años acuartelada en la virtud y percatarse
de haber enfocado su existencia de manera equivocada, decide, tarde ya, corresponder a las
proposiciones amorosas de Pavel, siendo entonces imposible la consumación de su amor,
debido a que un año atrás, ella misma despreció al joven por considerar el hecho como algo
inmoral, de este modo desprecia su ultima oportunidad de ser amada, pues tiempo después
muere a causa de un cáncer diagnosticado en etapa avanzada debido a la economía precaria
que padece a raíz de su divorcio.
Las tres protagonistas comparten además un profundo sentimiento de orfandad.
Selene Sepúlveda, ignora la verdadera identidad de su progenitor, Casimiro Sepúlveda, a
quien siempre creyó su tío; al mismo tiempo padece la ausencia de Sebastián, su padre,
debido al alcoholismo que éste padece. La muerte de Casimiro, con quien siente gran
afinidad, produce una gran tristeza durante largo tiempo. Aunado a esta pérdida, su madre
73
Catalina jamás le perdona el haber abandonado a su esposo Baltasar, generándose un
distanciamiento entre ellas, que no culmina sino con la muerte de Selene.
Crisanta sufre la ausencia de su madre y la vejación por parte de su padre a una edad
muy temprana. Al descubrir la falsedad sobre la muerte de su madre, se propone buscarla
para reencontrarse con ella, aún cuando la posibilidad de que esto ocurra sea incierta.
Paula, se niega a cortar el vínculo con Manuela, su madre, aún varios años después
de que esta muere. Ella intenta reconfortarse a sí misma ante situaciones adversas
conversando de manera frecuentemente con el retrato de la difunta.
La soledad aqueja a estas mujeres en distintas etapas de sus respectivas vidas.
Selene y Crisanta padecen dicha situación durante su infancia ante la indiferencia de sus
padres hacia ellas, mientras que Paula experimenta esta sensación una edad madura,
después de la muerte de su madre y de su divorcio de Luis Mario, ante lo cual busca
refugiarse en el cuidado de sus hijos y el la vida social organizando semanalmente fiestas
para sus amistades.
La doble moral define en buena medida la personalidad de estas tres mujeres.
Selene, a raíz de su participación en el certamen Señorita México, aparenta ser una joven
decente y proveniente de buena familia, ocultando los verdaderos medios por los que
consigue entrar al concurso, lo cual trata de repetir incluso años después, durante la
entrevista realizada por el reportero de espectáculos, quien al final termina exhibiendo su
verdad en toda su crudeza.
Crisanta muestra indignación ante los actos sacrílegos perpetrados en distintos
templos de Amecameca, sin embargo, durante largo tiempo lucra con la fe de las personas,
74
a quienes engaña haciéndose pasar por santa. Paula, por su parte, recrimina cualquier
muestra de debilidad carnal, mientras que ella misma reprime su atracción por Pável, un
joven de la edad de su hijo.
Las tres protagonistas pertenecen a una bajo nivel socioeconómico, Selene vive con
su familia en un cuarto de vecindad, Crisanta vive bajo condiciones deplorables, careciendo
de alimento y calzado debido al alcoholismo de su padre, por lo cual es discriminada al
vivir en una sociedad de castas. Paula sobrevive con la pensión que su ex esposo le da cada
mes, vive con sus tres hijos en una casa de alquiler y la austeridad en la que vive le impide
incluso cubrir necesidades básicas como la de adquirir ropa interior nueva.
Las carencias que ellas padecen derivan en una ambición u obsesión por el status
que define la forma en que estas mujeres se desenvuelven. Ante la muerte de Sebastian, su
supuesto padre, a Selene le aterra la sola idea de formar parte de las filas de la clase obrera
para atemperar la crisis económica que su familia padece, por lo cual decide casarse con un
pretendiente al que no ama, con el único objetivo de escapar de la vida laboral. Tiempo
después al constatar el nulo progreso en la economía de su esposo, decide abandonarlo para
dedicarse a la vida galante.
Crisanta por su parte, ante el quiebre de la compañía teatral y al ver truncado su
sueño de convertirse en actriz principal, decide montar su propia comedia haciéndose pasar
por beata con el fin de obtener beneficios por parte de alguna familia de abolengo y así
reunir caudal suficiente para viajar junto a su amante hacia La Habana en busca de su
madre.
75
Paula anhela llegar algún día a pisar suelo propio, pues le pesa no tener casa propia
y por el contrario tener que pagar renta.
Las tres novelas presentan una radiografía social de las distintas épocas en que las
historias se desarrollan. Respecto a lo anterior, destaca en los tres personajes femeninos la
incapacidad de adaptarse
al sistema imperante en turno. En una sociedad de castas,
Crisanta, de origen humilde, logra burlar a la aristocracia novohispana obteniendo fortuna
al menos de manera momentánea, ante su inminente condena, su única alternativa es huir
fuera de Nueva España. Selene y Paula, por su parte, son víctimas del capitalismo, la
primera se resiste a formar parte de la clase obrera y opta por un estilo de vida galante que
no le garantiza estabilidad económica a largo plazo debido a sus malas deciciones. Paula,
tras su divorcio, ve mermado el nivel socioeconómico que antes disfrutaba, quedando
privada un patrimonio e incluso de la posibilidad de preservar su salud.
Los tres personajes comparten el anhelo por mejorar su existencia en diferentes
aspectos. En Señorita México, al final de la historia, Selene sueña con regresar al estrellato
y recobrar la fama y fortuna que alguna que alguna vez tuvo. Crisanta, después de librado
del tribunal del santo oficio, se dirige junto a su familia hacia La Habana persiguiendo la
ilusión de reencontrarse con su madre Dorotea. Por último, Paula, ante la anulación que ella
se autoimpone como persona, enfoca sus ilusiones en la vida de sus hijos y anhela ver a su
primogénito convertido en un reconocido escritor.
Se puede concluir que el factor predominante en el perfil de los tres personajes
analizados es la soledad, ya que viven una orfandad ya sea material o espiritual. En el caso
de Selene, dicha condición le es inherente desde su nacimiento al igual que Crisanta,
76
mientras que Paula por su parte se auto impone este modo de vida a consecuencia de su
fallido matrimonio. La manera en que los tres personajes se desenvuelven y las decisiones
que toman durante la trama están estrechamente relacionadas con su condición solitaria.
Las tres actantes en principio pueden ser percibidas como víctimas; sin embargo,
después, se son ellas quienes victimizan a otros personajes, creando así un círculo vicioso
en el que, inconscientemente, son el blanco perfecto para la vida imperfecta. Selene se
siente ignorada y pretende vengarse involucrándose con su primo, Crisanta, desde niña, se
refugia en el teatro ante la ausencia de sus padres y más tarde dicha actividad se convierte
en su modo de vida, al estafar a la aristocracia novohispana con su falsa beatitud. Paula,
tras anular su vida personal, decide refugiarse en la soledad y fungir como juez y
espectadora de la vida ajena.
Otro rasgo común entre las actantes, es que aparentemente padecen un sino superior
a ellas; lo cual las conduce inminentemente, al menos en el caso de Selene y Paula, hacia
una muerte trágica. Sin embargo, es el propio autor quien en entrevista desmiente esta
posible lectura.
Quizá algunos de mis cuentos parezcan fatalistas, porque la mayoría tienen un
desenlace trágico o tragicómico, pero yo no lo atribuyo a la fuerza del destino, sino a la
cárcel imaginaria donde cada personaje se encierra. Desde el momento de concebir los
cuentos no puedo imaginarme otro final para esos personajes, su manera de ser los
conduce al despeñadero.101
Una de las probables intenciones del autor al crear estos personajes es demostrar la
imperfección social; la falta de solidez moral de la sociedad, independientemente de épocas
y costumbres o nivel económico y cultural.
101
http://sepiensa.org.mx/contenidos/2004/serna/serna_1.htm, consultado el 22 de agosto de 2011.
77
CAPÍTULO CINCO
5.1 Conclusiones
La obra del escritor Enrique Serna está ubicada en la corriente posmoderna, la cual se
caracteriza principalmente por la apertura en el pensamiento y el conocimiento en general,
esto a consecuencia de la relativización de los paradigmas totalitarios. 102 Lo anterior se
encuentra implícito en la configuración diegética de las tres novelas analizadas mediante la
presente investigación, ya que en estas se percibe, mediante recursos como la ironía, el
humor negro y el sarcasmo, una clara aversión de los protagonistas hacia los sistemas
políticos y sociales, lo cual manifiesta la postura ideológica de su autor sobre todo al
abordar temas como la pobreza, la muerte, la religión, la corrupción, la infidelidad y la
decencia.
Señorita México presenta una parodia sobre el sistema político mexicano, al abordar
temas como el derroche de recursos públicos por parte de líderes sindicales y legisladores al
no escatimar en lujos para sus amantes. Así mismo, destaca la diferencia con que el autor
retrata el modo de vida entre distintos niveles socioeconómicos.
La protagonista, Selene Sepúlveda; una adolescente de bajo estrato social, huérfana
de padre, con una decepción amorosa a cuestas y pocas probabilidades de entrar a una vida
próspera por sus propios medios; se resiste a integrarse a la clase obrera por considerar que
esto menguaría su libertad y sobre todo su juventud, por lo que prefiere contraer nupcias
102
Enrique Serna y su obra, en es.scribd.com/doc/73796838/1/Enrique-Serna-y-su-obra, consultado el 20 de
septiembre de 2012.
78
con un hombre a quien no ama, con el fin de resolver sus apuros monetarios. Sin embargo,
la figura del matrimonio no resuelve del todo sus peripecias económicas, por lo que decide
abandonar a su esposo.
La ingenuidad que caracteriza a la protagonista,
aunada a la soledad y
vulnerabilidad que padece en diversos momentos, motivan una serie de decisiones que, de
manera irónica, lejos de resolver sus problemas, la conducen a una perpetua degradación
moral, además de económica, concluyendo en un desenlace fatal.
Al abandonar a su primer esposo, ella busca liberarse de la mediocridad de éste y de
las responsabilidades que su matrimonio implicaba, situación que produce una ruptura
irreconciliable entre ella y su madre. Así mismo, encuentra la manera de ganarse la vida
involucrándose con hombres, de quienes cree aprovecharse, sin embargo, es ella quien
adquiere la condición de objeto al ser utilizada por sus parejas para distintos fines. La
familia de Baltasar, delega a Selene las labores domésticas, Adalberto Villanueva, después
de sostener amoríos con la joven durante algún tiempo, la cede a su superior cual mercancía
a cambio de obtener beneficios dentro del Sindicato de Transportistas. Así mismo, Rodolfo,
su segundo esposo, propicia encuentros entre su mujer y un Senador, con el fin de obtener
privilegios dentro de la procuraduría, además de adjudicarse los bienes de ella mediante un
turbio proceso de divorcio.
Paradójicamente, la insignia de “Señorita México”, que supondría la llave de
entrada hacia su regreso al espectáculo, solo logra abrirle camino en el negocio del cabaret,
donde casualmente conoce a una contorsionista con quien, por casualidad, sostiene devaneo
sexual, gracias a lo cual; después de múltiples y desacertadas relaciones convencionales;
79
descubre una nueva alternativa para obtener satisfacción, surgiendo así una relación queer
ente ambas mujeres.
Las relaciones no convencionales constituyen un rasgo común entre los personajes
femeninos analizados mediante de la presente investigación, cuya configuración está
vinculada a los paradigmas sociales propios de la época en que se inscriben, ya sea en
concordancia o discordancia con los mismos. El desenvolvimiento que dichos personajes
muestran, está determinado en gran medida por la soledad que padecen.
En Ángeles del abismo, dos relaciones fuera de lo convencional dirigen la vida del
personaje de Crisanta Cruz, la primera a una edad temprana, debido al ultraje que su propio
padre comete contra ella bajo el influjo del alcohol. Huérfana de madre, la protagonista se
halla desprovista de una figura protectora, su único refugio ante la adversidad es el teatro,
actividad que la motiva a huir de su padre. La repulsión hacia la figura masculina, producto
de la vejación sufrida tiempo atrás, genera su atracción hacia un prototipo de masculinidad
opuesta a la de su agresor, pues se enamora del indio Tlacotzin, quien la rescata tras sufrir
un percance durante la gira de una compañía teatral a la que perteneció; rompiendo así con
los paradigmas sociales y religiosos de la época colonial. En esta novela, el autor satiriza a
la sociedad novohispana, abordando temas como el engaño y la doble moral (que tiene por
cómplice a la Santa Inquisición), la disputa por el poder entre las órdenes religiosas durante
la época colonial en México y las irregularidades en los procesos inquisitoriales.
En Fruta verde, Paula Recillas, una mujer divorciada, entrada en años y abocada al
cuidado de sus tres hijos, con ideales morales profundamente arraigados, de los cuales se
ufana a la menor oportunidad; se debate entre otorgarse la oportunidad de redescubrir el
80
amor junto a Pavel, sucumbiendo a su reciente atracción hacia el joven adolescente, quien
además es amigo de su hijo y en más de una ocasión le ha declarado su admiración; o
resistirse al deseo carnal con tal de preservar su imagen respetable ante la sociedad y
continuar viviendo con apego a la virtud.
La temática en esta novela es muy diversa; los vicios de la burocracia cultural
durante el sexenio de López Portillo son sagazmente evidenciados por el narrador en turno,
mientras que el personaje de German sostiene una firme oposición a la propiedad privada,
al capitalismo y a la esclavitud que dicho sistema ejerce sobre la clase obrera. Con evidente
humor negro Paula revela los detalles de la infidelidad de su ex marido, del mismo modo en
que se retratan las peripecias económicas que ella enfrenta a raíz de su divorcio y las
privaciones a las que ella misma se somete, las cuales le impiden ser diagnosticada
oportunamente del cáncer cervical que le produce la muerte.
El dilema que Paula enfrenta respecto a su situación sentimental, revela otro aspecto
que define la personalidad de los tres personajes femeninos, la dualidad, ya que se debaten
entre seguir asumiendo su personalidad real y la pretensión de ser distintas, viviendo bajo
una personalidad idealizada, en cuyo caso Paula encarnaría a una mujer sin prejuicios
morales y con una mentalidad más abierta en cuanto a la sexualidad. Otro ejemplo se
presenta en Señorita México, donde Selene, en su anhelo por reintegrarse al medio artístico,
veinte años después de haberse retirado, ve en la propuesta de entrevista de un reportero de
espectáculos la oportunidad de alcanzar su objetivo, por lo que ante él procura aparentar ser
una mujer plena con una vida en completa serenidad, aun cuando su aspecto físico y el
lugar donde vive denotan lo contrario.
81
En Ángeles del abismo, Crisanta Cruz, por su parte, ante la imposibilidad de
ejercerse como actriz y obtener fortuna mediante ello, intenta transgredir las normas de la
iglesia católica al lucrar fingiéndose beata; sin embargo, no puede negar su fe y temor hacia
la religión afloran al descubrir la responsabilidad de su pareja en los actos sacrílegos
perpetrados en diversos templos de la ciudad, motivo por el cual desiste de huir junto al
indio hacia La Habana, para profesar como monja y consagrarse a la religión, siendo
descubierto su engaño durante la ceremonia en el convento, por lo que es lapidada por los
asistentes, además de ser sometida a un proceso inquisitorial.
La marginalidad de los tres personajes radica principalmente en la desventaja que
implica el hecho de pertenecer al género femenino en una sociedad fundamentalmente
homocéntrica; el rol que la tradicionalmente la mujer asume, así como la dependencia
económica a la que esto genera, conducen el conducen el trayecto de dichos personajes
durante el desarrollo de las tres novelas.
Selene, se rehúsa a trabajar para obtener sustento económico, por lo que decide
atenerse a una figura proveedora. Aún después de su divorcio, ante la falta de preparación
(no concluyó sus estudios de preparatoria), continúa dependiendo económicamente de la
figura masculina, ya que consigue subsistir mediante el negocio de la prostitución.
Por lo anterior, se puede considerar al personaje de Selene como un ser marginal por
elección propia al igual que Paula, quien, de manera tradicional, asume el rol de ama de
casa avocada al cuidado y educación de sus hijos. Tras su divorcio decide ajustarse a la
pensión otorgada por su ex esposo y sin considerar siquiera la posibilidad de trabajar,
82
prefiere someterse a una serie de privaciones que terminan por mermar su expectativa de
vida.
Las decisiones de ambas mujeres, terminan por conducirlas a un desenlace fatal,
caracterizado principalmente por la soledad que éstas padecen.
En Ángeles del abismo, por el contrario, es precisamente la soledad que inicialmente
aqueja a la protagonista el factor que la motiva a independizarse de la figura masculina, en
este caso su padre, quien además funge como su verdugo. Su condición marginal radica en
la imposibilidad de ser aceptada en una sociedad de castas que condena su relación con un
indio nativo, además de su osadía al atentar contra la fe católica con el montaje de su falsa
beatitud.
Estructuralmente, destaca la relación de discordancia entre el tiempo narrativo y el
tiempo del discurso, rasgo común entre las tres novelas y el cuál se manifiesta mediante el
empleo del recurso de las narraciones alternadas. En Señorita México, la historia se narra
desde dos ángulos distintos, el del narrador omnisciente y el relato focalizado en la mente
figural de Selene. Lo mismo ocurre tanto en Ángeles del abismo como en Fruta verde,
donde la instancia narrativa transita entre el narrador omnisciente y la conciencia figural de
los personajes centrales.
La presencia de distintas fuerzas actantes, encausan el desarrollo de la trama en las
tres novelas. Existe la posibilidad de que ciertos actantes no encuentran su función en el
interior de la estructura del texto en un nivel anecdótico y deban ser estudiados en un nivel
de estructura simbólica.103 De este modo, la vulnerabilidad, rasgo que las tres mujeres
103
F. J. del Prado, Cómo se analiza una novela, Madrid, Alhambra Universidad, 1984, pág. 38.
83
comparten entre sí, es producida generalmente por rupturas familiares o amorosas como la
muerte de Sebastián, el supuesto padre de Selene, en Señorita México, el alcoholismo del
padre de Crisanta y el abandono por parte de su madre en Ángeles del abismo o el divorcio
de Paula y la muerte de su madre en Fruta verde. Esta condición de vulnerabilidad en
común genera a su vez en las actantes una ambición, la cual motiva en gran medida el
desenvolvimiento que muestra sobre todo el personaje de Selene y el de Crisanta, ya que en
general ambas convergen en cuanto la pretensión de acceder a un mejor nivel de vida,
motivadas por el infortunio que padecen y que al no lograr su objetivo, son proclives a la
fatalidad. Lo mismo sucede con el personaje de Paula, sin embargo, ella es motivada en
mayor medida por una percepción exacerbada de la moral.
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