Consecuencias De La Adversidad En El Lazo Social

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"Consecuencias De La Adversidad En El Lazo Social"
(*) I Congreso Argentino De Convergencia, Movimiento Lacaniano Por El Psicoanálisis Freudiano, 2002.
Liliana Lamovsky
La libertad es la dimensión histórica del hombre. // Se disipa si no se realiza en un acto. // No
le hacen falta alas sino raices. // Es una simple decisión. Si o no. // Pero ésta nunca es
solitaria. // Incluye siempre al otro, a los otros. (Octavio Paz)
Las formas que toma el malestar en la cultura así como las soluciones que se inventan para
mitigarlo son diferentes en cada época histórica, tanto en el orden de las estructuras
colectivas como para los sujetos considerados en su singularidad, de esto último puede dar
cuenta nuestra clínica actual.
El pasaje del capitalismo productivo, correlato de la modernidad hacia la posmodernidad,
caracterizada por el capitalismo financiero y la globalización, se asienta en estrategias
discursivas que entretejen los lazos sociales produciendo profundas modificaciones en la
lógica colectiva y en los modos de la subjetividad contemporanea. Tienden a disolverse los
lazos que sostienen la trama social con pérdida de los vínculos de solidaridad y reciprocidad.
En nuestra época, el modo del lazo social está degradado por el desprestigio de la función
pacificante del amor y de la palabra en tanto pacto, desembocando en un goce mortífero que
impone tanto la destrucción del otro como la propia. En tanto, la lógica del mercado y el
consumo aplana las diferencias en un proceso seguro y eficaz de asimilación, tendiente a
homogeneizar todo acontecimiento discursivo.
En un texto anterior, trabajé el tema de la banalidad del mal, articulado a los planes
económicos del sistema neoliberal que arrojan al hambre y a la marginalidad a grandes
sectores de la población del mundo. Este sistema metódico de exterminación planificada que
es implementado por las naciones mas "civilizadas" del planeta, tiene su precedente en la
Alemania del nazismo, punto de clivaje en lo que se refiere a la crueldad humana.
Justamente, en el siglo XX surgen las primeras expresiones de la crueldad tecnificada. Hanna
Arendt, en su libro Eichmann en Jerusalén se refirió a la banalidad del mal, hablando de los
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burócratas nazis que llevaban planillas con números que controlaban y tornaban cada vez
mas eficientes los planes de exterminio, racionalizaban recursos, decidían la mejor manera de
muerte masiva a partir de la medición de costos materiales y efectos buscados.
El genocidio, mas que culminación del desenfreno de pasiones indominables, resultó posible
por la prevalencia de un racionalismo extremo en la ciencia, resultado de lo Simbólico
desenlazado de sus límites lógicos, lo Imaginario y lo Real.
Lacán lo puso en estas palabras refiriendose a los campos de concentración : "... lo que vimos
emerger, para nuestro horror, representa la reacción de precursores en relación a lo que se irá
desarrollando como consecuencia del reordenamiento de las agrupaciones sociales por la
ciencia y principalmente, de la universalización que introduce en ellas. Nuestro porvenir de
mercados comunes será balanceado por la extensión cada vez mas dura de los procesos de
segregación."
La banalidad del mal encuentra actualidad en los modos en que el capitalismo salvaje, con
una indiferencia absoluta por el contenido ético de su acción, ejerce el despojo planificado
sobre millones de seres indefensos.
El discurso posmoderno impone un juego metonímico casi infinito sin punto de capitoné,
proliferación indefinida del significante que así se vuelve trivial y se torna inocuo.
De forma tal que la banalidad de la que venimos hablando no se agota en la lógica de los
dominadores sino que se expresa en todas las instancias sociales.
Quizás, en las poblaciones marginales, donde se anudan de un modo particularmente
siniestro el estado de desamparo y la violencia, es donde impacta mas el tema de la
banalidad. Con frecuencia nos enteramos que muchachos excluidos del mapa social, tiran a
matar para robar una bicicleta o algunos pesos. Son asesinos banales, padecen de una total
irreflexión respecto del acto de matar y sus consecuencias, no matan por celos ni por
venganza ni por voluntad de posesión ni siquiera por maldad. Transitan por la vida en estado
de trivialidad, sabiendo que para ellos no hay futuro.
Cuando un sujeto es aplanado a lo puramente autoconservativo en un proceso salvaje de
deshumanización, pierde el sentido de la vida al quedar eclipsado como sujeto deseante.
Además, el desapuntalamiento social genera la disolución de redes simbólicas e imaginarias
que amenazan la subjetividad.
Por otro lado y en forma paralela, desde que se desencadena la catástrofe socioeconómica
que estamos transitando, parte de la población sale a las calles en una actitud novedosa.
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Oponiendo resistencia a la desubjetivación, nacen nuevos espacios sociales, piqueteros,
asambleas barriales, escraches, organizaciones de ayuda solidaria, red de trueque, empresas
comunitarias administradas por sus obreros, etc. Grupos de pares, la mayor de las veces sin
intermediarios que recuperan el espacio público y asumen un rol protagónico.
Microacontecimientos de acción transformadora con futuro incierto, puede que se pierdan en
el intento o que crezcan a un estado de mayor complejidad.
Estos grupos que se conforman en un plano de igualdad con sus semejantes pueden hacer
marca en la subjetividad, antes arrasada de cada uno de sus participantes. Frente al
aplanamiento subjetivo vivido en nuestra población, estas islas de resistencia, resistencia al
goce mortífero, renuevan la apuesta por el sujeto.
Sabemos que los grupos tienen mala prensa en el psicoanálisis lacaniano. Quizás sea porque
la masa resalta lo igual, lo que se comparte entre muchos y el psicoanálisis privilegia la
diferencia. La lógica de lo colectivo no admite otra posibilidad que no sea el terreno de la
intersubjetividad?. Observamos en las estructuras colectivas no solamente el llamado efecto
masa, conocido por el exceso de soldadura imaginaria, exceso de sentido sino también la
posibilidad de una alianza productiva. De forma tal que algunos conjuntos sociales que
intenten recuperar la potencialidad subjetiva pueden propiciar el sostén y el reconocimiento
del sujeto.
Leamos a Freud en Psicología de las Masas : " La descripción y apreciación del alma de las
masas, tal como la formularan Le Bon y los otros, en manera alguna han quedado exentas de
objeción.....También es posible individualizar otras exteriorizaciones de la formación de masas
opuestas por completo a aquellas y de las cuales se deriva por fuerza una estimación mucho
mas alta del alma de las masas". Mas adelante, agrega ¨" es probable que bajo el nombre de
masas se hayan reunido formaciones muy diversas, que debieran separarse".
" Las indicaciones de Shigele, Le Bon y los otros se refieren a masas efímeras que se
aglomeran por la reunión de individuos de diversos tipos con miras a un interés pasajero".
En algunos casos lo que predomina es el pacto simbólico, el acuerdo de palabra... podemos
agregar, a condición de que la palabra siga conservando su pleno valor, lo cual podría ser
discutible en nuestros tiempos. Como sabemos, el valor de la palabra depende del lugar que
este valor ocupe en el conjunto del pacto social.
Por un lado, muerte a sangre fria, como si la fuerza real hubiese sustituido al pacto simbólico.
Por otro, la posibilidad de creación de nuevos ordenamientos simbólicos en grupos de pares
que posibilitaría el devenir sujeto del grupo como experiencia inédita que emana de esa
misma grupalidad. Estos grupos permiten la experiencia de fundar con otros, espacios que
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habiliten la producción de subjetividad. Acción transformadora de un sujeto arrasado en
alguien capaz de hacer lazo y oponerse a aquello que lo destrama y desubjetiviza. Capaz de
armar con otros, modos novedosos de habitar el lazo social
. La experiencia de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo nos demostró que estas
invenciones con carácter de acontecimiento son posibles.
La verdad nombrada por el acontecimiento podría traicionarse o banalizarse, siguiendo la
corriente actual pero también podría generar nuevas producciones simbólicas vinculantes.
No nos engañamos, sabemos que los lazos horizontales están hechos de solidaridad y de
rechazo. En el campo social, no hay otra posibilidad que la ambigüedad, la misma masa
capaz en un momento de gestos de solidaridad y renuncia, en otro momento es capaz de
discriminación y aplastamiento del otro.
Pensar el lazo social en la actualidad nos remite a dos temas. Por un lado, Totem y Tabu, mito
freudiano acerca del origen de la cultura. Por otro, a las distintas escenas que se juegan en la
relación del sujeto con el otro.
El asesinato del padre de la horda y el acontecimiento consecuente, la conformación de la
fratia, sella el pacto entre los hermanos de renunciar a ocupar el lugar del padre gozador y
violento. Por lo tanto, eliminar en cada uno de los miembros del clan, el anhelo de ser el que
detenta todo ese goce. Esta renuncia es la que da el verdadero carácter de padre muerto, ya
que es el pacto el que asegura la exclusión del goce total. La inscripción de este
acontecimiento liberaría de repetir el crimen en cada generación.
La marca de inscripción del asesinato del padre, marca de la muerte de la totalidad del goce
que él condensa, ubica este goce como imposible. La presión de los lazos en el clan fraterno
ejercido sobre cada uno de los miembros, dará lugar al goce posible, aquel sometido a las
leyes del intercambio organizadas alrededor de las dos prohibiciones fundamentales, la del
incesto y la del homicidio. Hasta aquí Freud.
Desde el siglo pasado, observamos el surgimiento de líderes políticos que aspiran a
condensar en ellos mismos todo el poder y todo el goce, actuando en forma arbitraria y
desmedida. Cómo dar cuenta, desde el psicoanálisis, de esta posición subjetiva totalitaria y
fundamentalista?. Si la letra es la marca que conmemora la supresión de un goce, es que
estamos ante una escritura fallida del asesinato del padre o quizás, un borramiento de la letra
y nefastas reescrituras?. O será un fenómeno de estructura que insiste?, ya que la referencia
al Otro gozador no sería un problema imaginario sino inherente a la estructura que nos habita.
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Retomando el tema del lazo del sujeto con el otro, en su último libro El Prójimo. Enlaces y
desenlaces del goce, I. Vegh define al prójimo como una forma del otro real, otro real que se
compone de los tres registros, Real, Simbólico, Imaginario, de igual forma que el Otro real.
El prójimo es el otro cuando se hace presente, siendo convocado por el discurso del sujeto. El
otro no responde siempre de la misma manera, ya que depende de la escena a la que se
sienta invitado por el sujeto. Además, cada escena requiere de determinados ropajes y en
cada escena se jugarán ciertos goces y otros quedarán excluidos.
En el Sem. De un Otro al otro, Lacan dice: "El prójimo es la inminencia intolerable del goce".
De qué goce se trata?. El que el otro puede ejercer respecto de mi y el que yo puedo ejercer
respecto de él, en un encuentro en donde no hay garantías de lo que pueda suceder. Pero por
qué intolerable, por qué inminencia intolerable del goce?. En el encuentro con el otro , el
sujeto lo invoca a ocupar determinada posición que podrá conducir a un destino fatal o a la
invención de algo inédito. Dos caminos opuestos, uno el de la tensión agresiva, el de Caín y
Abel , el otro, por el contrario, tiene una función propiciatoria para el surgimiento de un
acontecimiento "entre nos", la apertura a nuevos significantes y al efecto sujeto.
Pensamos que el prójimo es el otro que emerge en su alteridad, ligado a la castración y que
por lo tanto abre a la combinatoria deseante y se ofrece desde su diferencia, sin la cual sería
imposible generar algo nuevo. El territorio de encuentro entre el sujeto y el otro es el espacio
de la diversidad y de toda creatividad propia de lo humano
También engloba al semejante, efecto de la dimensión imaginaria pero es mucho mas que
eso. Incluye, además, al ajeno. El ajeno no es el otro ligado a la castración sino que es aquel
que se nos escapa, aquel que por su opacidad genera cierta inquietud propia del
desconocimiento radical, de lo irrepresentado e inasimilable del otro. Sobre todo, de lo
irreductible de los distintos modos de gozar de los hombres y de las mujeres que hace al
enigma de la diferencia sexual que no podemos dejar de percibir sin llegar jamás a
comprender y determina que no haya relación sexual.
El otro como ajeno me resulta amenazante, entre otras cosas, porque me hace presente la
opacidad que a mi mismo me habita. Condición extranjera que interroga al mismo tiempo lo
extranjero en el sujeto. La intempestiva irrupción de la presencia del otro en lo que tiene de
radicalmente inasimilable es lo que en el pasado se nombraba demoniaco. Por el contrario, lo
asimilable del otro es lo que me humaniza. Pero ambos transitan unidos.
El prójimo, entonces, es la insoportable otredad del otro aunque, al mismo tiempo, estamos
habitados por la misma estructura subjetiva.
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Las experiencias productivas en la numerosidad social pueden hacer marca en la singularidad
de cada sujeto cuando algo de la relación del sujeto con el otro propicia el buen anudamiento
de cada uno, en tanto se convoca al otro al mejor lugar.
Por eso mismo, los movimientos de oposición a la marginalización en tanto permiten cierta
recuperación del protagonismo, son espacios privilegiados de recomposición subjetiva.
A nivel de la cultura, la globalización como discurso único e identidad única promueve una
lógica segregativa que no da lugar a lo diferente en la constitución de lo propio. O somos
todos iguales o nos sumergimos en la ajenidad inabordable que transforma al prójimo en
ajeno y lo ajeno, por la vía de lo siniestro, en enemigo. De esta manera, se reduce el proceso
de identidad al mecanismo de identificación especular, fuente de toda la gama de reacciones
agresivas y mortíferas. Fracaso de la función estructurante del asesinato del padre expresado
en la constitución de identidades asesinas.
El enigma, el vacío, lo irreductible de la alteridad, la renuncia a la satisfacción total pone al
sujeto a salvo de sucumbir al anhelo de ser Uno, el Uno del totalitarismo.
Si hay una satisfacción inherente a la creación como forma de desprender de lo real, una
cuota de goce, podríamos propiciar estructuras colectivas a favor del deseo del sujeto. Freud
se preguntaba en Psicología de las Masas: " Si ese sustituto ( se refiere al sustituto del líder)
podría ser proporcionado por una tendencia compartida, un deseo del que una multitud
pudiera participar".
BIBLIOGRAFIA
Freud, S: Totem y Tabú. Vol XIII. Amorrortu Ed.
Psicología de las Masas y análisis del yo. Vol XVIII. Amorrortu Ed.
Lacan, J.: Seminario De un Otro al otro. Inédito.
Seminario El Reverso del Psicoanálisis. Ed. Paidós. 1996
Proposición del 9 de octubre. Ficha. EFBA
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Coriat, E. y otros: Hay relación social. 1998.
Lamovsky, L: El sujeto y el otro como semejante, prójimo, ajeno. Reunión Lacanoamericana
de Psicoanálisis. Recife. 2001.
La crueldad del sistema neoliberal. Jornadas EFBA, mayo del 2002
Ritvo J.: Política y subjetividad. Revista Imago Agenda. Ed. Letra Viva. 2002.
Vegh, I : El prójimo. Enlaces y desenlaces del goce. Ed. Paidós. 2001.
Palabras claves: malestar en la cultura, estructuras colectivas, el otro real, la banalidad del
mal, desubjetivación.
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