L James Gibson - Página de Eunice

Anuncio
© Recursos Escuela Sabática
ORÍGENES
L. James Gibson
© Recursos Escuela Sabática
Orígenes
L. James Gibson
Título del original: Origins, Pacific Press Publishing Association, Nampa, ID, E.U.A., 2012.
Dirección: Rolando Itín
Traducción: Rolando Itín
Diseño: Nelson Espinoza
Ilustración de la tapa: Lars Justinen
Libro de edición argentina
IMPRESO EN LA ARGENTINA - Printed in Argentina
Primera edición MMXII – 7,6 M
Es propiedad. Copyright de la edición en español © 2012 Pacific Press Publishing Association,
Nampa, Idaho, USA.
© 2012 Asociación Casa Editora Sudamericana.
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723.
ISBN 978-987-567-972-6
Gibson, L. James
Orígenes / L. James Gibson / Dirigido por Rolando Itín / Ilustrado por Lars Justinen – 1ª ed. - Florida:
Asociación Casa Editora Sudamericana, 2012.
120 p.; 20 x 14 cm.
ISBN 978-987-567-972-6
1. Creacionismo. 2. Fe. I. Rolando A. Itín, dir. II. Justinen, Lars, ilus. III. Rolando A. Itín, Trad., IV. Título.
CDD 231.765
Se terminó de imprimir el 20 de septiembre de 2012 en talleres propios (Av. San Martín 4555,
B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires).
© Recursos Escuela Sabática
CONTENIDO
Introducción .............................................................................................. 4
Capítulo 1: Dios y el Universo ................................................................. 6
Capítulo 2: Los primeros tres días .......................................................... 15
Capítulo 3: Los siguientes tres días ........................................................ 24
Capítulo 4: La Creación a través de la Biblia......................................... 32
Capítulo 5: El hombre moral ................................................................. 41
Capítulo 6: La pérdida de la inocencia .................................................. 50
Capítulo 7: El mal en la Creación .......................................................... 58
Capítulo 8: La Creación y la Providencia .............................................. 67
Capítulo 9: Creación y matrimonio ........................................................ 76
Capítulo 10: La Creación y el cuidado ambiental .................................. 85
Capítulo 11: La Creación y el sábado .................................................... 94
Capítulo 12: Las buenas noticias de la Creación .................................. 103
Capítulo 13: La Creación y nuestro concepto de la vida ...................... 111
© Recursos Escuela Sabática
INTRODUCCIÓN
L
os primeros tres capítulos del Génesis proporcionan el contexto
en el cual el resto de las Escrituras encuentran significado. Estos
capítulos nos muestran la identidad del único Dios verdadero, el
origen de nuestro mundo y de las diversas especies con las cuales compartimos el planeta. Revelan los privilegios y las responsabilidades con
las que fuimos creados, el significado de nuestra existencia, y cómo el
pecado y la muerte entraron en nuestro mundo. Exponen la batalla que
existe entre el bien y el mal, y proporcionan los primeros indicios del
plan de Dios de derrotar al maligno y de restaurarnos para él. Estos
tres capítulos del texto sagrado son vitales para nuestra comprensión
de Dios, de nosotros mismos y de nuestro mundo.
Uno de los propósitos de este libro es animar al lector a repasar la enseñanza bíblica acerca de los orígenes con todo cuidado. Aun cuando se lea
superficialmente, Génesis 1 al 3 es una historia fascinante de la Creación y la Caída. Aquí encontramos temas importantes: la creación de
un mundo sin defectos, sin violencia ni muerte; la creación, por mandatos verbales (fiat) en seis días; la creación especial de los seres humanos
a la imagen de Dios. Estos son hechos básicos de la enseñanza bíblica, y
negar su importancia expone al lector a un peligro espiritual. Pero, estos capítulos contienen mucho más.
Un segundo propósito es mostrar cómo la doctrina de la Creación afecta
todos los aspectos de nuestro concepto cristiano de la vida. En la historia de
la Creación, encontramos el significado del matrimonio y de la familia,
de la responsabilidad y del trabajo, y del descanso del sábado. En la
historia de la Caída descubrimos cómo nosotros y nuestro mundo llegamos a estar separados de Dios; una condición que ha traído sufrimientos y muerte, pero también la promesa de que la serpiente –la originadora del mal– finalmente sería aplastada. Lo que Génesis 3 nos
manifiesta acerca de la Caída es lo que nos permite comprender nuestra necesidad de un Salvador y la razón de nuestra dependencia de la
gracia de Dios. La historia del evangelio está cimentada en los eventos
© Recursos Escuela Sabática
de Génesis 1 al 3.
Un tercer propósito al escribirlo es advertir contra los efectos de diluir la
enseñanza bíblica de la Creación y la Caída. En algunos círculos, ha llegado
a estar de moda el negar la creación sin violencia ni muerte, la creación
en seis días, la creación especial de la humanidad y mucho más. Aun
dentro de la iglesia, oímos voces de incredulidad que nos invitan a
“madurar” y a avanzar más allá de la enseñanza bíblica. Esto no debería sorprendernos: se nos ha advertido que en el tiempo del fin se producirían grandes conflictos sobre la Creación y el evangelio. 1 En vista
de la importancia de estos temas, es vital que cada uno de nosotros esté
informado respecto de ellos y de sus implicaciones.
Muchas personas han colaborado en el desarrollo de las ideas en este libro. Ronny Nalin, Raúl Esperante, Tim Standish, Kathy Ching, Ariel Roth, Humberto Rasi, Richard Davidson, Gerhard Pfandl, y Nancy y
Gerald Vyhmeister. Cada uno de ellos repasó uno o más capítulos, y
muchos otros colegas, demasiado numerosos como para mencionarlos,
han contribuido a mi comprensión por medio de conferencias y conversaciones. Es poco probable que cualquiera de estas personas concuerde en un todo con lo que escribí aquí, pero sus comentarios y sugerencias fueron importantes, y los aprecio. Naturalmente, cualquier
error que permanezca es de mi propia responsabilidad.
Además, agradezco a mi esposa, Dottie, por su paciencia y comprensión mientras concentraba mi atención en esta obra. También,
agradezco a los dos y a los doce por todo lo que me enseñaron.
Referencias
Apocalipsis 14:6-12; ver, también, Elena de White, El evangelismo (Buenos Aires:
Asoc. Casa Editora Sudamericana, 1978), p. 431.
1
© Recursos Escuela Sabática
© Recursos Escuela Sabática
Material facilitado por RECURSOS ESCUELA SABATICA ©
http://ar.groups.yahoo.com/group/Comentarios_EscuelaSabatica
http://groups.google.com.ar/group/escuela-sabatica?hl=es
Suscríbase para recibir gratuitamente recursos para la Escuela Sabática
© Recursos Escuela Sabática
CAPÍTULO 1
Dios y el Universo
“E
n el principio creó Dios...” Estas, las primeras palabras en la
Biblia, declaran que Dios estuvo presente al comienzo de la
creación. Dios mismo no tiene un principio: él es eterno.
Aunque luchamos para comprender lo que eso significa, la conclusión
es ineludible (ver Romanos 1:20). Retrocediendo en la historia, encontramos un encadenamiento de causas y efectos, hasta que alcanzamos
el principio de todo. En ese punto, no hay causas físicas: si no existe un
universo, entonces no hay nada físico que pudiera ser la causa primera.
Debemos postular, entonces, que al principio de la existencia había una
causa eterna, no “causada”. Esa causa es Dios. 1
Alguien podría alegar que el universo es eterno y por ello no necesita de una causa; con lo que no tenemos necesidad de postular un Creador. Pero, el universo no puede ser eterno. 2 Si fuera eterno, todo lo que
hay en él que pudiera descomponerse se habría descompuesto por debajo del nivel de los átomos individuales, alcanzando el máximo desorden (la “muerte térmica”). Y la vida no podría subsistir en un universo en ese estado. Pero, el universo tiene un alto grado de orden y muestra evidencias de poseer un principio. De este modo, razonablemente
no se puede pretender que el universo sea eterno. En su lugar, debemos
concluir que hubo un principio, y que Dios existió antes de que el universo
llegara a ser. Dios estaba al principio. Esta conclusión se mantiene sin
tomar en cuenta cuándo el universo fue creado.
Dios creó
Bará, la palabra hebrea traducida como “creó”, se usa solo para las
acciones realizadas por Dios; aunque no siempre en el sentido de una
© Recursos Escuela Sabática
creación ex nihilo (de la nada). Además de usarse en Génesis 1:1 acerca
de toda la obra de la creación, se usa para designar la creación de las
grandes criaturas del mar (Génesis 1:21); de los seres humanos (Génesis
1:27; 5:1, 2); y de la creación en general que Dios obró durante la semana de la Creación (Génesis 2:3). Podemos entender este término en el
sentido de que se refiere a un evento más allá de la capacidad humana.
El universo no fue formado con materia preexistente; fue creado de
la nada (ex nihiló) por la Palabra de Dios. 3 Por supuesto, Dios tuvo, primero, que crear el universo de la nada, porque antes de crear el universo no existía nada con lo que pudiera haber formado el universo. Génesis 1:1 describe la absoluta soberanía de Dios. Él habla, y se hace (Salmo
33:9; Génesis 1:3 sigs.).
La Escritura también describe la creación de Dios como un proceso
pacífico: Dios no tuvo que luchar con materiales difíciles o con otros
dioses. Esto niega el concepto, de algunos eruditos críticos, que sostienen que el Génesis es meramente una versión hebrea de un antiguo mito de creación, como los de otras culturas del Cercano Oriente. No, la
historia de la creación en el Génesis es fundamentalmente diferente de
las historias de la creación de las culturas circundantes. 4 Además de la
falta de conflicto y violencia en la creación descrita en la Escritura, este
relato difiere de aquellas otras historias de la creación en que retrata a
Dios como preexistente y que tiene una soberanía absoluta; y lo describe como valorando altamente a los seres humanos.
Los cielos y la tierra
Hay diferentes opiniones con respecto a la amplitud de la creación
del Génesis; con respecto a cuánto abarca la frase “los cielos y la tierra”.
Se han propuesto tres conceptos principales: 5 que la frase se refiere al
universo entero; que se refiere a nuestro sistema solar; o que se refiere a
la ecosfera del planeta Tierra.
Quienes proponen el primer concepto señalan los merismos: una
construcción literaria en la que una frase usa algo y su opuesto, tal como “día y noche”, para indicar la totalidad (“todo el tiempo”). Si la frase los cielos y la tierra es un merismo, entonces Génesis 1:1 se refiere a la
creación del universo entero. Esto podría llamarse la interpretación de
la “creación universal”. Algunas personas han postulado una brecha en
el tiempo entre la creación del universo, en el versículo 1, y el comienzo
de la Creación en seis días en el versículo 3. 6 Se la conoce con el nombre de teoría “de la brecha pasiva”.
© Recursos Escuela Sabática
Una segunda idea es que “los cielos y la tierra” se refieren a nuestro
sistema solar, no al universo entero. Los antiguos no tenían idea de la
diferencia entre un sistema solar y el universo, y el idioma hebreo no
posee una palabra que exprese esa distinción. Así, ellos podrían haber
usado las palabras ordinarias para “cielos” (shamáyim) y “tierra” (‘éretz)
con la idea de describir la creación del sistema solar. Dios pudo haber
creado el resto del universo fuera de nuestro sistema solar antes de la
semana de la Creación, y luego crear nuestra Tierra y el sistema solar al
comienzo de esa semana, o durante ella; y luego preparar la Tierra para
los seres vivientes, y luego poblarla con esos seres vivos durante la semana de la Creación. Este concepto se llamaría la interpretación de “la
creación del sistema solar”. En este caso, no podríamos interpretar Génesis 1:1 como refiriéndose a la creación del universo de la nada; aunque señalando que otros textos afirman la creación del universo ex nihilo. 7
Una tercera interpretación es que la frase “los cielos y la tierra” se
refieren a la ecosfera de nuestra tierra. 8 Los que proponen esta idea dicen que nuestro planeta podría haber existido en un estado sin vida, tal
como aparecen Venus o Marte, por un tiempo no determinado antes de
la semana de la Creación. Luego, durante esta semana, Dios transformó
un planeta Tierra anteriormente inhabitable en un mundo organizado y
habitado. Podemos llamar a esta la interpretación de “la creación de la
ecosfera”.
Otras evidencias textuales pueden ayudarnos a determinar si el universo entero fue creado al mismo tiempo que nuestro mundo, o si otras
partes del universo podrían haber existido antes de la semana de la
Creación. Note, por ejemplo, Job 38:4 al 7. Habla de “hijos de Dios” que
se regocijaban cuando Dios creaba nuestro mundo. Obviamente, habían sido creados antes de la semana de la Creación. Y la presencia de
Satanás en el Jardín del Edén (bajo la forma de la serpiente) implica una
historia previa de rebelión y de caída (Isaías 14; Ezequiel 28), así como
la metanarrativa de la “gran controversia”, que ubica la existencia y la
caída de Lucifer antes de la creación de Adán y de Eva. 9 Además, no se
cuenta con registros acerca de cuándo se creó el agua. Ya está presente
cuando comienza la historia de la Creación (Génesis 1:2; 2 Pedro 3:5).
No importa cuál interpretación consideremos la mejor, la Biblia es
clara en cuanto a que Dios es el Creador del universo entero y de nuestro mundo y sus habitantes; y que él creó todo de la nada por el poder
de su Palabra.
© Recursos Escuela Sabática
Los cielos cuentan
Podemos decir algo acerca de los constructores por el diseño y la calidad de los edificios que construyen. Por supuesto, hay que conocer el
propósito proyectado para el edificio: no esperaríamos que un edificio
de oficinas se viera como una iglesia, o una casa pareciera una tienda
de comestibles. Diversos factores determinan el diseño de un edificio,
entre ellos: la forma en que se usará el edificio; nuestra estética y recursos; y otros factores, tales como el clima y la topografía. Podemos ser
capaces de inferir algunas de las limitaciones al examinar el diseño y
las funciones del edificio. En forma similar, podemos hacer inferencias
con respecto al Constructor del universo cuando examinamos su estructura y diseño. 10
Primero, vemos un universo que es inmenso. Desde nuestra perspectiva, parece infinito: se extiende más allá de nuestra capacidad de visualizarlo directamente o usando nuestra tecnología más sofisticada.
Tampoco podemos medir la tremenda cantidad de materia y energía
que hay en el universo. El tamaño del universo implica que el poder y
la capacidad del Creador son ilimitados.
Segundo, vemos orden en el universo. La materia está agrupada en
conjuntos interesantes, formando elementos tales como galaxias espirales y agujeros negros. La materia y la energía interactúan en esquemas
regulares, que se pueden describir usando ecuaciones matemáticas. Esto, en sí mismo, es realmente notable, y favorece la idea de una creación
con un propósito. No hay razón para que el universo tuviera esas propiedades matemáticas. El orden en el universo también nos dice algo
importante. Todos los sistemas físicos que observamos tienden a desordenarse con el tiempo. Se considera que esta es una de las leyes naturales. La presencia del orden en el universo muestra que fue creado con
orden, y que no es eterno. Si fuera eterno, ahora estaría completamente
desordenado.
La observación del universo también nos dice que tiene las propiedades necesarias para sostener la vida. Esto no puede atribuirse al azar;
debe ser el resultado de una planificación inteligente. Podemos demostrar esto con un experimento intelectual.
Imagínense que se les diera la tarea de diseñar un universo en el que
la vida pudiera existir y prosperar. Descríbanse frente aúna pared en la
que hay cincuenta diales que controlan las propiedades físicas del universo. El trabajo asignado es elegir el valor de cada propiedad física y
registrar ese valor en el dial. Por ejemplo, deben determinar cuán fuerte
© Recursos Escuela Sabática
debe ser la fuerza de la atracción gravitatoria entre objetos, y qué propiedades deben tener las partículas fundamentales que constituyen la
materia. Deben decidir cuánta masa y carga eléctrica debe tener cada
partícula, y cómo deberían mantenerse unidas las partículas a fin de
formar los átomos; y cuán fuertes deben ser las fuerzas nucleares. Encontrar la combinación correcta de los valores de los cincuenta diales
simultáneamente sería realmente una tarea abrumadora.
Sin embargo, el problema es mucho más difícil de lo que sugerirían
esos cincuenta diales. Los hombres de ciencia sostienen que el universo
está delicadamente sintonizado. Hallaron que, para que exista la vida,
los valores de las diversas propiedades físicas del universo deben tomar un conjunto de niveles muy precisos: el más pequeño error produciría un universo muy diferente del que habitamos. La posibilidad de
que todos estos diales estuvieran donde debieran de modo que la vida
exista, es demasiado pequeña para sostener la idea que pudo producirse por azar.
Dios estaba completamente libre para crear cualquier universo que
quisiera. Podría haber elegido cualquier cantidad de combinaciones de
valores diferentes para las diversas leyes y fuerzas físicas, dependiendo
del propósito asignado para el universo. La adecuación de nuestro universo para la vida no puede ser el resultado del azar: es el resultado de
una planificación inteligente. La sintonía fina de las constantes físicas
nos expresan que el Creador es infinitamente inteligente; y que él tuvo
la intención de que la vida existiera.
La vastedad y el orden del universo, junto con su conformación
exacta como para ser adecuado para la vida, es maravillosamente consistente con la revelación bíblica del Dios Creador. Él creó libremente,
con poder, sabiduría y recursos ilimitados. Es consistente, y gobierna
por medio de leyes que él mismo eligió; lo que significa que esperaríamos que el universo tuviera regularidades, que podemos descubrir por
medio de un estudio sistemático, y singularidades más allá del alcance
de nuestras mentes u otros recursos. Verdaderamente, los cielos declaran la gloria de Dios (Salmo 19:1).
La teoría del Big Bang
Los hombres de ciencia han tratado de explicar el origen y la estructura del universo estudiando sus características. Esto produce un dilema. Los científicos acostumbraban a incluir a Dios en sus explicaciones,
pero esto ya no se considera aceptable. Como se practica actualmente,
© Recursos Escuela Sabática
la ciencia es estrictamente naturalista, lo que significa que excluye
cualquier análisis de Dios o de causas sobrenaturales. Para que sea considerada científica, una explicación del origen del universo tiene que
referirse exclusivamente a procesos físicos. Esto significa que si el universo realmente fue creado por un acto sobrenatural, la ciencia nunca
podría conocerla: su filosofía la excluye del conocimiento de la verdad.
La teoría actual del origen del universo se conoce como la teoría del
Big Bang (la gran detonación). 11 Esta teoría reconoce que el universo
tuvo un comienzo, pero no explica qué produjo ese comienzo. Más
bien, supone un comienzo, y trata de usar las leyes físicas conocidas
con el fin de explicar la estructura presente del universo. Sin embargo,
la pregunta acerca del origen del universo continúa siendo importante.
La idea de que el universo tuvo un comienzo plantea interrogantes
que desafían a los científicos. Para las personas que niegan la existencia
de Dios, es filosóficamente preferible suponer que el universo es
eterno, porque no hay necesidad de explicar el origen de algo que sea
eterno. Debido a este prejuicio filosófico, los científicos naturalistas experimentaron una considerable incomodidad cuando se descubrieron
evidencias que sugieren que el universo tuvo un comienzo, y que no es
eterno. Esa evidencia provino de observaciones hechas por el astrónomo Edward Hubble en 1929.
Hubble notó que las estrellas en diferentes partes del universo producían luz de colores ligeramente diferentes, y que algo de esa luz parecía tener “un corrimiento hacia el rojo”; es decir, la longitud de onda
de esa luz era mayor, y cuanto más distante de la Tierra estuvieran,
mayor sería ese corrimiento en la longitud de onda. (La luz roja tiene
una longitud de onda mayor que la de los otros colores de la luz.) La
explicación de ese “corrimiento al rojo” parecía ser que las estrellas se
estaban alejando de la Tierra, con rapidez suficiente para que las ondas
de la luz de estrellas distantes demoraran más tiempo en alcanzar la
Tierra, haciéndolas más rojas. Y las galaxias más distantes parecían
moverse alejándose de la Tierra con más velocidad que las más cercanas. Todo esto condujo a la idea de que las estrellas deben estar alejándose, lo que implica que en el pasado estuvieron más cerca que ahora.
Si las estrellas solían estar más cerca de lo que ahora están, entonces,
si retrocedemos lo suficiente en el tiempo, deberíamos llegar al momento en el que todas las estrellas estaban amontonadas juntas. En realidad, los científicos llegaron a la conclusión de que debió haber habido
un tiempo cuando todas las estrellas estaban reunidas en un solo punto
© Recursos Escuela Sabática
de energía inimaginable. Creen que no solo las estrellas, sino también el
tiempo y el espacio, debieron haber estado contenidos en ese único
punto. El punto, entonces, se expandió rápidamente; hizo que el tiempo y el espacio comenzaran y, en un proceso que ha llevado unos trece
o catorce mil millones de años, se formaran las estrellas y las galaxias
como las vemos hoy. Si esta teoría es cierta, sería una evidencia adicional de que el universo tuvo un principio.
Al principio, los científicos con un punto de vista naturalista se opusieron a la idea de que el universo tuviera un principio. Uno de ellos, el
astrónomo británico Sir Fred Hoyle, burlonamente llamó a esta teoría el
“Big Bang”. El nombre quedó, y todavía la llamamos la “Teoría del Big
Bang”.
Esta teoría estimuló ideas nuevas, una de las cuales es que si el Big
Bang es cierto debería haber algo del calor de la gran detonación todavía presente en todo el universo; y debería estar uniformemente distribuido en todas partes del universo. En 1964, los científicos en realidad
descubrieron “la radiación de fondo de microondas”, que encaja bien
con las especificaciones de la teoría. Este descubrimiento condujo a que
los científicos aceptaran, en general, la teoría del Big Bang.
La teoría del Big Bang también explica la abundancia de los elementos en el universo: por ejemplo, explica por qué el hidrógeno y el helio
son muy abundantes, mientras que los elementos más pesados son relativamente raros. Aunque la teoría del Big Bang es considerada como
la mejor explicación que tienen los científicos para la historia del universo, no debería ser considerada más allá del debate. Algunos científicos no la aceptan.
La Biblia y el Big Bang
¿Contradice la teoría del Big Bang lo que defiende la Biblia, o es consistente, hasta cierto punto, con ella? 12
El punto de acuerdo más importante es que ambas creencias indican
que el universo tuvo un principio, que no es eterno. En algunos otros
puntos, los dos informes pueden ser tomados como complementarios.
La teoría del Big Bang no brinda ninguna explicación para el origen del
universo, mientras que la Biblia identifica a Dios como el Creador. La
teoría no explica por qué el universo está tan delicadamente diseñado
para la vida, mientras que la Biblia indica que Dios tenía la intención de
que sostuviera organismos vivientes.
Un punto importante donde puede haber conflicto entre la Biblia y
© Recursos Escuela Sabática
la teoría del Big Bang es la cantidad de tiempo involucrada. Los científicos no tienen una explicación acerca de qué fue lo que hizo que el universo comenzara, pero dado un punto de partida, han calculado que
los procesos realmente observados habrían tomado unos 13.700 millones de años para producir el universo como lo observamos hoy. La extensión del conflicto con Génesis 1:1 depende de cómo se interpreta el
texto. Sin embargo, cualquier propuesta que limite al Creador a los
procesos descritos en la teoría del Big Bang entrará en conflicto inevitable con la enseñanza bíblica de que Dios es soberano absoluto sobre la
Creación y sus “leyes”.
La idea de que Dios pudo haber creado el universo usando un proceso como el Big Bang podría ser consistente con algunas interpretaciones de Génesis 1:1. Sin embargo, algún conflicto es inevitable, debido a
que los partidarios de la teoría del Big Bang rechazan los eventos sobrenaturales de la semana de la Creación. Las interpretaciones de “la creación de la ecosfera” y “la creación del sistema solar” dejan lugar a pensar en la creación del universo antes de Génesis 1:1. La interpretación
de la “creación del universo” podría permitir sostener que la tierra existiera en un estado exento de vida por un período desconocido entre
Génesis 1:1 y Génesis 1:2. El modelo del Big Bang podría describir qué
sucedió en esa brecha de tiempo, pero todavía habría un conflicto sobre
los momentos de los eventos de la semana de la Creación. Probablemente, no hay manera de armonizar la teoría del Big Bang con la interpretación de que el universo entero fue creado al principio de la Creación en los seis días de Génesis 1. Pero, como notamos antes en este capítulo, la “creación del universo” tampoco se ajusta bien a los datos bíblicos. La posición que aquí se favorece es que, no importa qué interpretación de Génesis 1:1 se prefiera, el universo no fue creado durante
la semana de la Creación, sino en algún tiempo anterior.
Conclusiones
Génesis 1:1 es una de las declaraciones más profundas de la Escritura. Identifica a Dios como el Creador de todo, implicando su existencia
eterna (preexistencia), su omnipotencia y su sabiduría creativa. Explica
el orden y el propósito que se observan tan claramente en el universo.
Confirma nuestra intuición de que hay una razón para nuestra existencia. Y nos recuerda que nuestro alcance científico es limitado. Es el fundamento sobre el cual edificamos nuestro concepto de la realidad y
nuestro lugar en el universo.
© Recursos Escuela Sabática
Referencias
Este argumento fue hecho famoso por Tomás de Aquino en Summa Theologica, Primera Parte, Pregunta 2, Artículo 3.
1
Para un pensamiento reciente, ver L. Grossman. “Death of the Eternal Cosmos”, New
Scientist 213 (14 de enero de 2012), pp. 6, 7.
2
3
Por ejemplo, Salmo 33:6-9; Juan 1:1-13; Colosenses 1:16; Hebreos 11:3.
Shea, W. H. “A Comparison of Narrative Elements In Ancient Mesopotamian Creation-Flood Stories With Genesis 1-9”. Origins 11 (1984); pp. 9- 29; Copan P., y W. L.
Craig, Creation Out of Nothing (Grand Rapids, MI: Baker, 2004), pp. 29-36.
4
Andreasen, N. E. “The word ‘earth’ in Genesis 1:1”. Origins 8 (1981), pp. 13-19; Hasel,
G. F. “The Meaning of Genesis 1:1”. Ministry 49/1 (1976), pp. 21-24; Roth, A. A. Origins:
Linking Science and Scripture (Hagerstown, MD: Review and Herald®, 1998), 316; Regalado, F. O. “The Creation Account in Genesis 1: Our World Only or the Universe?”
Journal of the Adventist Theological Society 13/2 (2002), pp. 108-120.
5
Davidson sitúa la brecha entre los versículos 2 y 3; Davidson, R. M. “The Biblical Account of Origins”, The Journal of the Adventist Theological Society 14/1 (2003), pp. 4-43;
ver también Younker, R. W. God’s Creation. Exploring the Genesis Stor, (Nampa, ID: Pacific Press®, 1999), pp. 33-35.
6
7
Ver Copan, P. y W. L. Craig (2004).
8
“Ecosfera” se refiere a todos los organismos vivientes y su medioambiente físico.
9 Ver Elena de White, Patriarcas y profetas (Mountain View, CA: Publicaciones Interamericanas, 1955), capítulos 1 al 3.
10 Roth, A. A. Science Discovers God. Hagerstown, MD: Autumn House (2008); Heeren,
F. Show Me God. 2da. ed. (Wheeling, IL: Daystar Publications, 2000).
11
En Internet se pueden encontrar numerosas referencias.
12 Ver de Groot, M. “El modelo del Big Bang: Una evaluación”. Diálogo universitario
10/1 (1998), pp. 9-12.
Material facilitado por RECURSOS ESCUELA SABATICA ©
http://ar.groups.yahoo.com/group/Comentarios_EscuelaSabatica
http://groups.google.com.ar/group/escuela–sabatica?hl=es
Suscríbase para recibir gratuitamente recursos para la Escuela Sabática
© Recursos Escuela Sabática
CAPÍTULO 2
Los primeros tres días
C
uando recién fue creada, la Tierra no era adecuada para la vida.
Estaba “desordenada y vacía” (tohu wa bohu), oscura y cubierta
con agua (Génesis 1:2). 1 No se nos dice cuánto tiempo permaneció en esa condición; algunos lectores creen que fueron solo unos
momentos, mientras otros consideran un tiempo largo. Tampoco se nos
dice por qué Dios no habló para que la Tierra existiera completamente
formada, sino que eligió, en cambio, usar seis días para prepararla y
adecuarla para la vida. Tal vez, intencionalmente Dios trabajó y descansó como un ejemplo, un modelo, para los seres humanos, a quienes
planificaba poner a cargo de la tierra.
La idea de transformar un planeta sin vida de modo que pudiera
sostener la vida, un concepto llamado terraformación, ha sido un tema
de ciencia ficción durante décadas. Incluso la NASA ha estado interesada en la posibilidad de preparar Marte a fin de que fuera habitación
humana. La preocupación mayor es la de proveer de una atmósfera
adecuada, el calor necesario y el agua. Mucho antes de que los humanos alguna vez pensaran en la terraformación, Dios preparó nuestra
Tierra para la vida, mediante una serie de actos creativos.
El primer indicio de transformación sucede cuando el texto menciona que el espíritu de Dios “se movía” o “aleteaba” (BJ) (rajáf) sobre las
aguas. Este “aletear” se puede comparar con el revoloteo de un águila
sobre su nido, mientras cuida de sus pichones (ver Deuteronomio
32:11). La presencia del Espíritu de Dios es una indicación de que El
Señor está listo para actuar. La Creación no ocurre sin la presencia de
Dios.
© Recursos Escuela Sabática
Día 1: Sea la luz
El primer paso que Dios dio al preparar la Tierra para la vida fue la
de proveer de luz. Dios habló, y la tierra oscura se iluminó. Pablo se refiere a este evento diciendo que Dios hizo “que de las tinieblas resplandeciese la luz” (2 Corintios 4:6). No hay indicio de un proceso gradual:
Dios habla, y se hace (Salmo 33:6-9).
No necesitamos suponer que Dios inventó la luz en ese momento.
La luz es uno de los atributos de la presencia de Dios. Salmo 104:2 describe a Dios cubriéndose de luz como de vestidura. La luz debió haber
existido antes de la creación de este mundo, porque Dios existió antes
de la creación (ver Juan 1:1-5). Además, la Biblia parece sugerir que los
eventos de la semana de la Creación sucedieron después de la creación
del universo. Dios se refiere a la existencia de otros seres que vieron la
creación de nuestro mundo. 2 Y Lucifer ya había caído cuando Eva se
encontró con él en el jardín (Génesis 3:1-7; Ezequiel 28:11-14). El hecho
de que el universo ya existía implica que la luz también existía. La Tierra, y no el universo, era lo que estaba en tinieblas.
La Biblia no identifica la fuente de la luz, pero hay por lo menos dos
posibilidades. La luz pudo provenir de Dios mismo. Como notamos
más arriba, la luz está asociada con la presencia de Dios. En la creación
futura, la gloria de Dios iluminará tanto la Nueva Jerusalén que no habrá necesidad de sol o de luna (Apocalipsis 21:23). La presencia de Dios
puede producir ya sea luz u oscuridad. Por ejemplo, durante el Éxodo,
él era una luz por la noche y una nube durante el día (Éxodo 13:21). La
declaración de Jesús: “Yo soy la luz del mundo” (Juan 8:12) puede ser
más que una metáfora.
Otra fuente potencial de luz es el sol. Hablaremos de la relación de
la luz con el sol, junto con los eventos del cuarto día de la Creación, en
el capítulo siguiente.
Cualquiera que haya sido la fuente, Dios declaró que la luz era buena. Los organismos que Dios planificaba crear necesitaban tener luz. La
bondad de la luz -su adecuación para la vida- se puede ver en sus propiedades.
Considera algunas de las características de la luz que la hacen especialmente apropiada como fuente de energía para los organismos vivientes. Primero, la luz contiene la energía suficiente que es apropiada
para los organismos vivientes: su nivel de energía es lo suficientemente
bajo para no dañar las moléculas que constituyen los cuerpos de los organismos vivos y, no obstante, lo suficientemente alta para iniciar la fo© Recursos Escuela Sabática
tosíntesis, que es necesaria para la vida. Podemos observar nuestro
medioambiente sin ser “cocinados” en el proceso.
Una segunda característica que revela su diseño como sostén de la
vida es su capacidad de viajar a través del espacio vacío. Las formas
más familiares de la energía, tales como el sonido y la energía mecánica
y eléctrica, se trasmiten por medio de la materia, y no pueden viajar
por el espacio vacío. Pero la luz puede hacerlo, y eso posibilita tener
una fuente de energía suficientemente grande para suministrar al
mundo entero, pero lo suficientemente distante como para diluir esa
energía hasta un nivel que sea seguro para la vida.
No sabemos si la luz que brilló sobre la Tierra durante los primeros
tres días de la semana de la Creación provino de la presencia de Dios o
de alguna otra fuente; pero, ahora es el sol el que ilumina la Tierra. Y
en la luz que produce vemos evidencia de un diseño en la creación. La
luz es una forma de radiación electromagnética. Esta radiación puede
producirse en muchos diferentes niveles de energía, que varían desde
las ondas de radio de baja energía, pasando por la luz visible hasta los
rayos X y los rayos gamma de alta energía. Sin embargo, la mayor parte
de la producción de energía del sol se encuentra en el espectro visible,
haciéndola una buena fuente de energía para nuestro mundo. También
produce algo de radiación infrarroja, que provee de calor a la tierra, algo de rayos ultravioletas, que puede ser dañina para la vida pero que
es útil en pequeñas cantidades. Que la mayor parte de la luz que el sol
produce está en el rango visible es una evidencia de que está aquí por
designio.
Otra evidencia de que la luz del sol está diseñada para la vida está
en la relación con la temperatura a la que puede existir la vida. La temperatura de la Tierra depende de varios factores, entre los cuales está
su distancia del sol, su velocidad de rotación, la composición de su atmósfera, y la distribución de la tierra y el mar en su superficie. A fin de
que exista la vida, la intensidad de la energía suministrada por el sol
debe estar en equilibrio con todos los demás factores, de modo que la
temperatura resultante sea apropiada para la vida. Por causa de esta
combinación de factores, la Tierra posee este equilibrio. Ningún otro
planeta de nuestro sistema solar la tiene. 3
Día 2: Haya expansión
Dios habló otra vez, y las aguas de arriba se separaron de las de abajo. Esta fue la creación de la “expansión”, que sería la atmósfera, donde
© Recursos Escuela Sabática
el agua está suspendida en las nubes, donde vuelan las aves y donde
aparecen el sol y la luna.
La palabra hebrea raqia se usa para describir el medio por el cual
Dios separó las aguas de arriba de las aguas de abajo. Esta palabra, a
veces, puede asumir el significado de algo extendido o que forma una
delgada capa. Algunos críticos pretenden que los hebreos antiguos
veían el cosmos como una superficie plana cubierta con un domo sólido. 4 Y dicen que este concepto se refleja en el informe bíblico de la
Creación. Concluyen, entonces, que como los antiguos hebreos estaban
equivocados, no podemos confiar en el informe bíblico de la Creación,
así que deberíamos rechazar una interpretación literal del informe bíblico.
Sin embargo, lo que debe rechazarse es la pretensión de los críticos. 5
En primer lugar, esta lógica está fallada. Si los antiguos hebreos consideraban el cielo como un domo sólido o no, no tiene nada que ver con
el hecho de que Dios haya creado en seis días. Sin tomar en cuenta los
detalles, las aguas fueron separadas el segundo día de la semana de la
Creación, y la atmósfera todavía las mantiene aparte. Segundo, la premisa misma es dudosa. La erudición reciente ha mostrado que los hebreos no creían que el cielo era un domo sólido con ventanas: reconocían que las nubes eran la fuente de la lluvia. 6 Tercero, la suposición de
que las interpretaciones de los antiguos hebreos agotan el significado
del texto es fatal. La Biblia misma dice que los profetas, incluso los que
escribieron la Biblia, no siempre comprendían plenamente lo que se les
pidió que comunicaran (Daniel 12:8; 1 Pedro 1:10-12).
La atmósfera provee de uno de los requisitos más vitales para la vida: el suministro de oxígeno. También, actúa para distribuir el oxígeno,
otros gases y el agua a todas partes de la superficie de la Tierra. El ciclo
del agua depende de la distribución atmosférica del vapor de agua al
mundo entero.
Nuestra atmósfera muestra su diseño de diversas maneras. Primero,
contiene una proporción adecuada de oxígeno. Como es cierto de otros
elementos esenciales para la vida, la cantidad de oxígeno en nuestro
medioambiente es crítica. Debemos tener suficiente sustento para la vida, pero no tanto que llegue a ser tóxico. Niveles elevados de oxígeno
harían más difícil apagar el fuego. Nuestro planeta es el único conocido
que tiene niveles de oxígeno cercanos a los que los seres humanos y los
animales terrestres necesitan.
La cantidad de nitrógeno en nuestra atmósfera –cerca del ochenta
© Recursos Escuela Sabática
por ciento– también es beneficiosa para la vida. El nitrógeno no reacciona fácilmente, de modo que podemos respirarlo con seguridad. Esto lo
constituye en un buen medio en el cual se distribuyen los otros gases
que necesitan los organismos vivos. El nitrógeno también es un componente importante de las proteínas y los ácidos nucleicos, por lo que
proporciona nutrientes vitales para plantas y animales. Las bacterias
que fijan el nitrógeno y los rayos durante las tormentas convierten el
nitrógeno atmosférico en componentes útiles para las plantas. Es dudoso que la vida pudiera sobrevivir mucho tiempo si se eliminara el nitrógeno de nuestra atmósfera.
Otra característica beneficiosa para nuestra atmósfera es la rareza de
gases tóxicos. La mayor parte de la atmósfera está formada por gases
que, en los niveles en que existen, no dañan la vida. Algunos gases tóxicos entran en la atmósfera por las erupciones volcánicas y la descomposición de materiales orgánicos, pero estos gases son rápidamente
neutralizados, y la atmósfera vuelve a ser saludable. Algunas actividades humanas también producen gases tóxicos, pero no son el resultado
de las actividades creadoras de Dios. Afortunadamente, hay mecanismos naturales que ayudan a eliminar esos gases tóxicos de la atmósfera
cuando ya no se producen más.
Para ser apropiada para la vida, la Tierra debe tener una atmósfera.
Los niveles adecuados de oxígeno y nitrógeno en la atmósfera de la
Tierra, la escasez de los gases tóxicos y la interacción de la atmósfera
con otras características del ambiente físico, todos dan testimonio del
diseño divino.
Día 3: Descúbrase lo seco
Dios habló otra vez, y las aguas se apartaron y los continentes se
elevaron sobre el nivel del mar. Inferimos grandes movimientos de la
corteza terrestre cuando se formaron las cuencas oceánicas y se llenaron con agua, exponiéndose la tierra. Y Dios declaró que era bueno.
Son adecuados para las necesidades de las diversas criaturas vivientes
que Dios tenía el plan de crear.
El diseño puede verse tanto en la tierra como en el mar. La Tierra
tiene suficiente agua como para cubrir el planeta hasta una profundidad de 2 kilómetros (más de una milla). La tierra seca puede existir por
causa de las diferencias en la composición de las rocas que forman su
corteza. Los continentes están formados, principalmente, de granito,
areniscas y esquistos, que tienen una densidad menor que la de las ro© Recursos Escuela Sabática
cas que constituyen el fondo de los océanos. Este está formado, principalmente, de rocas de una densidad relativamente alta, tales como el
basalto. Ambos tipos de rocas “flotan” sobre un manto semi plástico,
de modo que las rocas más livianas se elevan más que las rocas más
densas, formando así los continentes y las cuencas oceánicas, respectivamente. No debemos considerar la presencia de la tierra seca en nuestro planeta como resultado del azar. La estructura de las rocas evidencia diseño; que también se ve en el hecho de que los elementos en la
corteza terrestre están presentes en aproximadamente la proporción de
las necesidades de los organismos vivos. 7
El agua es uno de los ejemplos más familiares de diseño. Entre sus
propiedades más notables está el hecho de que puede existir como un
sólido, un líquido o un gas, a las temperaturas dentro de las cuales
puede sobrevivir la vida. La alta capacidad calórica del agua ayuda a
impedir cambios frenéticos de temperatura, cuando existe en cantidades suficientes. Siendo que el hielo flota, la vida acuática puede sobrevivir en el agua líquida que hay debajo del hielo que flota en lagos y
mares. La trasparencia del agua permite que la luz alcance profundidades de hasta 100 metros (300 pies), aumentando la zona productiva
de los océanos. El agua de los océanos también ayuda a estabilizar los
niveles de anhídrido carbónico, al absorberlo y liberarlo. Y el agua es
un solvente excelente, lo que significa que puede trasportar materiales
de un lugar a otro.
La separación del mar y de la tierra seca era un paso importante al
hacer del planeta un hábitat adecuado para las criaturas vivientes. Podemos ver diseño en las rocas de la tierra y en las notables propiedades
del agua.
Día 3: Produzca la tierra hierba verde
La Biblia dice que Dios dio una segunda orden el tercer día de la semana de la Creación, la que resultó en la creación de la vegetación. En
la narración bíblica, las plantas están vinculadas con el suelo, tanto en
la descripción de su creación como también en el registro de las maldiciones causadas por el pecado. 8 A pesar de este estrecho vínculo, se
dan dos órdenes divinas separadas. La vida no brota espontáneamente
del suelo; lo hace solo a la orden de Dios. 9 Hay una enorme diferencia
entre lo que está vivo y lo que no.
La vegetación de la Tierra fue variada desde el principio: hierba que
da simiente y árboles que dan frutos. No hay indicio de que una o unas
© Recursos Escuela Sabática
pocas plantas ancestrales sencillas evolucionaran durante larguísimo
tiempo, para llegar a la diversidad que vemos hoy. Al final del tercer
día, las plantas estaban en su lugar. Tres días más tarde, Dios las dio
para comer a los humanos y los animales terrestres. Y, una vez más,
Dios quedó satisfecho con su creación y anunció que era buena.
Los animales no pueden sobrevivir sin plantas. Ambos desempeñan
un papel importante en el ciclo del oxígeno. En el proceso químico llamado fotosíntesis, las plantas producen el oxígeno que los animales necesitan. Los animales usan el oxígeno, produciendo dióxido de carbono
con él, que a su vez las plantas absorben y transforman en oxígeno otra
vez. Las plantas también proveen de nutrientes para los animales. Ellos
toman los nutrientes del suelo y del aire, y los convierten en productos
que los animales necesitan para el crecimiento, la energía y el mantenimiento. Y las plantas reciclan los nutrientes de los deshechos animales y de la materia en descomposición, produciendo con ellos los nutrientes que los animales necesitan pero no pueden producir por sí
mismos, evitando así que estos “desperdicios” se acumulen, se desperdicien, lo que limitaría los nutrientes disponibles para los animales.
Las plantas también son productoras valiosas de muchas clases diferentes de moléculas útiles para los seres humanos, a fin de mantenerlos
sanos y con resistencia a las enfermedades. Más de cien drogas que se
derivan de plantas se están usando ahora. Drogas tales como la aspirina, la quinina, la digitalis y la efedrina han sido importantes en el tratamiento de enfermedades. Muchos otros productos de los vegetales
también son beneficiosos para nuestra salud, incluyendo muchos que
todavía no se han identificado. Verdaderamente, las plantas fueron diseñadas para sostener la vida animal.
Comentarios sobre el texto
El lenguaje de la narración de la Creación parece ser fenomenológico 10
–el lenguaje de las apariencias–, en vez de ser técnico o analítico. La Escritura presenta los eventos de los días de la Creación como hechos
reales, descritos en el lenguaje de la cultura del escritor. Algunos eruditos intentan desacreditar la historia de la Creación sobre la base de que
no es científica, pero esto es una inferencia que no surge de las premisas. La Escritura describe el mundo real: es historia real, aun cuando el
lenguaje no sea técnico; podemos entender lo que quiere decir al inferir
qué clases de eventos se adecuarían al lenguaje usado aquí para describirlos.
© Recursos Escuela Sabática
“Y dijo Dios”. A lo largo de toda la narración de la Creación, Dios actúa por órdenes. Cuando él habla, sucede la creación. Por medio de
Isaías, Dios afirma que su palabra realizará lo que él quiere (Isaías
55:11). No hay conflicto en la historia bíblica de la Creación, sea con
otros dioses o con la luz, la oscuridad o la materia. Hay solo un Dios, y
la obra de la Creación está completamente bajo su control. No hay tan
siquiera el potencial de un conflicto, por cuanto todo existe y se sustenta por su poder (Colosenses 1:17; Hebreos 1:3).
“Y Dios vio”. Siete veces durante la semana de la Creación Dios declaró que lo que había hecho era bueno. La bondad de la Creación refleja la satisfacción de Dios para con ella. Dios miró lo que había creado, y
declaró que era adecuado al propósito divino, que era hacer de la tierra
un lugar para ser habitado (Isaías 45:18).
“Y Dios llamó”. Dios dio nombres a diversas partes del ambiente físico. Dar nombres es una prerrogativa de quienquiera que está a cargo
de algo. Dios, no un ser humano, nombró el día, la noche, los cielos, la
tierra y el mar. Al hacer esto, Dios indicó que él es el Dios del tiempo
(día y noche) y del espacio (los cielos, la tierra y el mar). 11 Podemos
afectarlos hasta cierto punto, pero no podemos manipularlos. Están bajo el control de Dios. Él es quien hace que el sol brille y que la lluvia
caiga sobre justos e injustos (Mateo 5:45). Él es quien puede cambiar la
posición del sol con respecto a la Tierra (Josué 10:13; 2 Reyes 20:11). Él
es el dueño de la Tierra (Salmo 24:1), y establece los límites del mar
(Salmo 104:9).
Conclusiones
Aunque nuestra atención es atraída a los eventos de la semana de la
Creación, no debemos pasar por alto lo que la Creación misma dice
acerca de Dios. Él es el Creador soberano. A su palabra, el mundo físico
es transformado como él quiere. No hay demoras, ni conflictos ni resistencia. Él crea en forma deliberada, con propósito, y por medio de una
secuencia organizada de mandatos. La obra de sus manos es buena, sin
fallas y completamente funcional. Los eventos de los primeros tres días
de la semana de la Creación revelan la sabiduría y el poder de Dios, al
transformar el mundo oscuro y húmedo en un mundo organizado y listo para ser habitado por criaturas vivientes. El diseño es evidente en
todo lo que hace, incluyendo la formación del ambiente físico en preparación para la vida.
© Recursos Escuela Sabática
Referencias
1
Cf. Job 38:9; 2 Pedro 3:5.
2 Job 38:4-7. Cf. Job 1:6; y 2:1, donde se menciona que “los hijos de Dios” se reunieron en
un concilio celestial, donde Satanás, aparentemente, pretende representar a este mundo. Ver también 1 Corintios 4:9.
Sabemos muy poco acerca de los planetas fuera de nuestro sistema solar, pero son objeto de un escrutinio intenso.
3
4
Bull, B. y F. Guy. God, Sky & Land (Roseville, CA: Adventist Forum, 2011).
Sailhammer, J. H. Genesis Unbound. Sisters, OR: Multnomah Books, (1996), 116; Collins, C. J. Genesis 1-4. A Linguistic, Literary and Theological Commentary (Phillipsburg, NJ:
P & R Publishing, 2006), p. 264; Younker, R. W. “Crucial Questions of Interpretation in
Genesis 1”. Bajado el 10 de febrero de 2012 desde
http://biblicalresearch.gc.adventist.org/documents.htm#science.
5
6 Younker, R. W. y R. M. Davidson. “The Myth of the Solid Heavenly Dome: Another
Look at the Hebrew (raqiá)”. Andrews University Seminary Studies 49/1 (2011), pp. 125147- La idea de un domo celestial sobre una tierra plana puede rastrearse a los autores
del siglo XIX, que estaban disputando la confiabilidad de la Biblia.
Denton, M. J. Nature’s Destiny: How the Laws of Biology Reveal Purpose in the Universe
(Nueva York: The Free Press, 1998), p. 78.
7
Génesis 3:17; 4:11,12. Generalmente, los hebreos no consideraban que las plantas estuvieran vivas, porque no tienen aliento ni sangre.
8
Lennox, J. C. Seven Days that Divide the World (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2011), p.
70.
9
10
Ver Collins (2006), pp. 260-265.
11
Turner, L. Back to the Present (Grantham, Inglaterra: Autumn House, 2004), pp. 18, 21.
Material facilitado por RECURSOS ESCUELA SABATICA ©
http://ar.groups.yahoo.com/group/Comentarios_EscuelaSabatica
http://groups.google.com.ar/group/escuela–sabatica?hl=es
Suscríbase para recibir gratuitamente recursos para la Escuela Sabática
© Recursos Escuela Sabática
CAPÍTULO 3
Los siguientes tres días
M
uchos eruditos notaron un esquema en la secuencia de los
eventos de la Creación. Los primeros tres días se dedicaron a
formar el mundo, y los segundos tres días a llenarlo. 1 Más todavía, hay un paralelismo en la secuencia de los temas. El primero y el
cuarto días se refieren a la luz; el segundo y el quinto días tratan con el
cielo y los mares; y el tercero y el sexto días se concentraron en la tierra.
Este esquema puede reflejar las palabras de Génesis 1:2, por las cuales
la tierra se describe como “desordenada y vacía”. Sin embargo, el esquema en la secuencia no es una estructura rígida a la cual los eventos
de la creación debieron seguir, sino más bien reflejan una secuencia
creadora que formó un esquema. Que el esquema no es rígido se ilustra
con el hecho de que el cielo fue formado en el día segundo, pero el sol y
la luna son mencionados en el día cuarto. También, los mares fueron
formados en el día tercero, pero llenados en el día quinto. No obstante,
podemos ver un esquema, un proyecto; y las excepciones al esquema
son una evidencia de que el esquema es real, y no fabricado.
Día 4: Haya lumbreras
En el cuarto día, Dios hizo el sol y la luna para ser señales para la
humanidad y para otros organismos vivos. Se ha producido mucho debate sobre el tema de si el sol y la luna llegaron a existir el cuarto día, o
si ya existían y fueron sometidos a algún cambio en ese día. No existe
una contradicción lógica aquí; se pueden proponer varias explicaciones. La dificultad es que no sabemos cuál de ellas, si alguna, es la correcta. El texto hebreo permite alguna amplitud en la interpretación. 2
Una idea es que el sol fue creado antes del día cuarto, 3 pero en este
día fue designado para su función de dividir la luz de la oscuridad. 4
© Recursos Escuela Sabática
Pudo haber provisto luz antes del día cuarto, o pudo haber estado oscuro anteriormente y apareció en su luz completa cuando la atmósfera
se limpió el cuarto día. Esta explicación puede ser incorporada en cualquiera de los modelos de la Creación, excepto en aquellos que dependen de que el sol llegara a existir el día cuarto de la Creación.
La otra idea principal es que el sol fue creado el día cuarto. Ya notamos 5 que la presencia de Dios es luz; y que la luz de su presencia puede ser expresada en un ciclo diurno de luz y oscuridad. No había necesidad de otra fuente de luz que actuara hasta que él creara el sol. Podemos estar inseguros acerca de cuál idea es la correcta, pero no hay
una contradicción lógica aquí.
Las estrellas se mencionan en la descripción del día cuarto, pero el
texto hebreo no indica si las estrellas fueron creadas durante ese día o
en algún momento anterior. El texto dice algo así como: “Dios hizo [...]
la luz menor para gobernar la noche, y las estrellas”. Esto podría interpretarse con el significado de que la luna gobernaría la noche, con las
estrellas. 6 La Biblia es clara en cuanto a que las estrellas fueron creadas
(Juan 1:1-3; Salmo 148:1, 5) y que no son dioses, sino que dependen del
Dios Creador.
El sol y la luna no se mencionan con esos nombres en Génesis 1, sino
que se las menciona como “la lumbrera mayor” y “la lumbrera menor”.
En el mundo antiguo, el sol y la luna tenían los nombres de dioses.
Siendo que es evidente que el informe del Génesis deliberadamente
evita nombrar el sol y la luna, muchos eruditos creen que Moisés intencionalmente eligió brindar el informe de esta manera, con el fin de
oponerse a la adoración del sol que realizaban las culturas circundantes. 7 Estos cuerpos celestes no son dioses; son los siervos del Dios
Creador, creados para hacer su voluntad, para dividir el día y la noche,
para marcar el tiempo y para proveer de señales a las criaturas vivientes.
Tanto el sol como la luna están diseñados para sostener la vida. La
contribución que hace la luz fue descrita en el estudio acerca del primer
día. 8 La luz del sol puede viajar a gran distancia en el espacio, proveyendo de energía y llevando señales a los habitantes de la distante tierra. La producción principal de energía del sol es lo suficientemente potente para abastecer la vida sobre la Tierra, pero sin dañarla.
A menudo, no se ha notado que la luna también está diseñada para
la vida. 9 La luna actúa como una señal de tiempo, dividiendo el año en
meses. También, produce las mareas oceánicas, que dan señales para
© Recursos Escuela Sabática
regular la conducta de muchos organismos. La conducta reproductiva
de las tortugas marinas, ciertos peces, ciertos gusanos y muchas otras
criaturas marinas está regulada por los cambios en la luna y sus efectos
sobre las mareas. Las mareas también ayudan a crear playas y a mover
materiales sobre las playas, alejándolos de ellas y limpiándolas, de este
modo.
Aunque los beneficios de la luna no son tan obvios como los del sol,
también dan evidencia de que fue diseñada para sostener la vida sobre
la Tierra.
Día 5: Las criaturas del mar y del cielo
Las criaturas del mar y del cielo fueron creadas el quinto día. Dios
habló, y las aguas se llenaron con muchas clases de organismos vivientes; habló otra vez, y los animales voladores llegaron a la existencia. El
texto habla de muchos géneros presentes desde el principio. No hay
apoyo para la idea de que solo se creó una especie, o género, al comienzo, y todas las demás especies evolucionaron de ella. La creación
original fue diversa, con una gran variedad de clases de vida.
El diseño, en las criaturas vivientes, es tan familiar y obvio que necesitamos decir poco aquí. Las aves muestran un diseño sorprendente
para volar. Los delfines poseen un maravilloso sistema de sonar, que
los capacita para encontrar su rumbo en la oscuridad del agua. Todas
las criaturas, grandes y pequeñas, fueron diseñadas para su lugar dentro de la ecología general. Además, aun en nuestro mundo caído, las interacciones ecológicas mismas aparecen diseñadas para sostener la vida.
Día 6: Produzca la tierra seres vivientes
En el sexto día, la palabra creadora de Dios se oyó una vez más. Esta
vez, se formaron seres vivientes del polvo de la tierra (Génesis 2:19), y
se les concedió el aliento de vida. 10 Nota que la diversidad se menciona
desde el comienzo. Había diferentes clases de bestias silvestres y diferentes clases de ganado y de animales que se arrastran. Cuando Dios
creó a los animales terrestres, los formó en diversidad y abundancia,
como había hecho con las criaturas del mar y del cielo.
Nos maravillamos por el diseño que se percibe en todas las criaturas
vivientes, incluyendo las que viven en la tierra seca. Aunque nuestro
mundo está manchado por los efectos del pecado, todavía podemos ver
el diseño en las criaturas terrestres, desde el elefante hasta el mono,
© Recursos Escuela Sabática
desde el murciélago hasta el caballo y del conejo al zorro. Advertimos
un diseño aun en el león y el oso. Y nos preguntamos cómo serían en
un mundo libre del pecado y la violencia. 11
Finalmente, Dios creó a los seres humanos a su propia imagen, a fin
de que lo representaran en el manejo de las demás criaturas. Hablaremos de la creación de la humanidad en el capítulo 5.
La frase según su género 12 o su equivalente, se aplica a las plantas, las
criaturas acuáticas, las criaturas voladoras y los animales terrestres. En
el contexto, había diversos “géneros” de plantas, cada una de las cuales
producía su propia clase de fruta y semilla. Los animales fueron creados en “géneros”. Nada se dice acerca de que las diversas clases cambiarían, o si continuarían siendo las mismas. El punto es que Dios creó
una diversidad de géneros vivientes durante el tercero, el quinto y el
sexto días de la Creación.
Muchos han cuestionado si los “géneros” del Génesis son el equivalente de nuestras “especies”. La respuesta es No. 13 En el campo de la
ciencia, una especie se define por la posibilidad de ser cruzada con otra
especie, o no. Los grupos de la misma “especie” que están aislados
unos de otros pueden perder la capacidad de cruzamiento entre sí y,
por lo tanto, se consideran como especies diferentes. La familia del perro proporciona un ejemplo familiar. Los perros silvestres de la India
no se cruzan naturalmente con los del Japón o de Sudamérica; cada
área tiene su propia especie. Las categorías taxonómicas, tales como especie, género y familia, fueron creadas por los biólogos, y no guardan
una relación consistente con el término bíblico “género”, o “especie”.
Dios no dejó, sencillamente, a sus criaturas para que se las arreglaran solas. Les proveyó con el alimento en la forma de plantas verdes.
Para los seres humanos, él mencionó específicamente que el alimento
incluiría toda planta que da semillas y todo árbol que da fruto. En forma más general, las plantas verdes fueron provistas para todas las bestias de la tierra y toda ave del cielo y todo lo que se mueve sobre la tierra. No hay indicio de depredación, violencia o muerte. Que la vida en
el mundo que Dios creó se caracterizó por la paz y la tranquilidad se
observa en la imagen de Dios hablando para que existiera la creación,
en la relación entre las criaturas y en la provisión de alimento vegetal
para todos ellos.
Día 7: Dios reposó
En el séptimo día, Dios descansó de la obra que había estado ha© Recursos Escuela Sabática
ciendo. La creación ahora estaba completada, y él podía encontrar satisfacción en lo que había hecho. En su tiempo, instituyó el descanso sabático. 14 El texto declara que Dios descansó de su obra de crear (Génesis
2:2, 3). Esto no significa que él se haya retirado del mundo; continuó su
obra en él guiando a su pueblo (Mateo 28:20), enviando la lluvia y el sol
(Juan 5:17), y sosteniendo la existencia del universo (Colosenses
1:16,17). Este texto elimina la filosofía del deísmo, que pretende que
Dios creó todo y luego dejó que el mundo funcionara por sí mismo. El
mundo no tiene nada, en sí mismo, por el cual funcionar. También,
desecha la filosofía evolucionista de la creación, que pretende que Dios
continúa creando ahora de la misma manera en que siempre actuó,
usando procesos graduales con el fin de producir nuevas clases de
plantas y de animales. Contrario a esta filosofía, las acciones de Dios al
sostener el universo, incluyendo a los seres vivos, difiere de las que usó
para traer a la existencia al universo y los seres vivientes. 15
Al final del sexto día, cuando todo estaba en su lugar, el Creador declaró que lo que había creado era muy bueno. Hay varias características
de su creación que consideraríamos buenas. Primero, Dios creó por
medios pacíficos: por mandatos divinos. El acto creador no involucró
violencia o lucha. Segundo, el mundo que Dios creó estaba bien diseñado para sostener la vida, con cantidades adecuadas de energía, de
oxígeno, de espacio vital, de diversidad y de alimentos. Tercero, Dios
designó un administrador responsable y capaz, Adán, para cuidar de
sus criaturas. Cuarto, el “reino” que Dios creó era pacífico; no había
violencia entre sus criaturas. Quinto, para mantener un plan regular
entre los organismos vivientes, Dios colocó en su lugar un sistema de
señales, como el sol y la luna, que demarcan los ciclos diarios, mensuales y anuales.
La bondad de la creación puede todavía verse en parte, pero los
efectos del pecado introdujeron el mal en la creación, y ya no se la puede llamar “muy buena”, como lo fuera originalmente. 16
En un sentido, toda la creación fue bendecida cuando Dios la declaró “buena en gran manera”, pero sobre tres días de la semana de la
Creación Dios dio una bendición especial. Primero, bendijo a las criaturas del mar y del aire. Esta fue una bendición para su reproducción y
expansión territorial. En el mundo antiguo, la fertilidad era considerada como una gran bendición. La bendición de Dios tenía la intención de
que aun después de que las criaturas de la Tierra quedaran sujetas a la
muerte, no dejarían de existir sino que, por el contrario, se multiplica© Recursos Escuela Sabática
rían y poblarían la Tierra.
Segundo, Dios bendijo a los seres humanos. Esta bendición incluía la
reproducción y la extensión territorial y, además, incluía el dominio
sobre las otras criaturas.
Tercero, Dios bendijo el día séptimo, otorgándole una condición especial, sagrada. Estas bendiciones indican la aprobación de Dios. Pero,
más que eso, revelan su expectativa de que mostraremos nuestro respeto hacia él por medio de la manera en que alternáramos con las demás
criaturas y la manera en que tratáramos el santo sábado.
Los días de la Creación tradicionalmente se han interpretado como
días literales. El texto hebreo reza, literalmente: la “tarde” y la “mañana”. Cada día sucesivo comienza con una nueva “tarde”, que representa el período de oscuridad, y una “mañana”, que representa un período
de luz; la misma clase de días que experimentamos hoy. 17
Los días de la Creación son consecutivos y abarcan una sola semana.
Están numerados consecutivamente, lo que en otras partes de la Biblia
siempre se refiere a días literales. El Mandamiento del sábado, que Dios
escribió con su propia mano (Éxodo 20:8-11; 31:12-18), nos dice que trabajemos seis días, y observemos el séptimo día como un día literal de
descanso, en conmemoración de la obra creadora de Dios en seis días y
de que descansó en el séptimo. Esto implica que los días de la Creación
fueron días literales. Parece sorprendente que algunos eruditos lo pongan en duda.
Los eruditos que desafían la idea de que debemos considerar los
días de la Creación como días literales sugieren varias interpretaciones
alternativas, pero todas ellas sufren conflicto con las evidencias físicas o
tienen fallas en su lógica, o ambas. 18 Por ejemplo, la secuencia de los
eventos de la creación no se adecúa a la secuencia del registro fósil, lo
que elimina la teoría de que los días representan una sucesión de extensas épocas. En la creación, los árboles frutales aparecieron antes que
ningún animal, mientras el registro fósil muestra que los animales fueron enterrados antes que los árboles frutales. La interpretación directa
de que los días de la Creación fueron días literales, que abarcaron una
semana en el tiempo, es la mejor lectura del texto. 19
A menudo pensamos que la semana de la Creación consistió en una
serie de acciones divinas, por las cuales Dios creó las diversas partes de
nuestro universo de la nada. La Biblia es clara en que Dios creó el universo a partir de la nada (Juan 1:1-3; Hebreos 11:3); pero las descripciones de su creación no siempre implican que él creó la materia en cada
© Recursos Escuela Sabática
caso. Previamente, notamos que parece improbable que Dios inventara
la luz en el primer día de la Creación. 20 La separación de la tierra seca
y los mares no necesariamente demandó materia nueva. La formación
de los animales terrestres y de los seres humanos del polvo de la tierra
parece indicar que fueron creados con materia que ya existía. Dios pudo haber creado materia nueva en algunos casos, mientras usó materia
que había creado anteriormente en otros. El texto parece permitir ambas posibilidades. Esto no significa que Dios haya dependido de materia no creada. Con respecto al Dios Creador, no hay tal cosa como materia que “existió previamente” antes de él. Todas las cosas fueron
creadas por él (Juan 1:1-3). Esto significa que él creó toda la materia en
el universo entero. Por lo tanto, él no tiene deuda, en absoluto, (ni pudo
tenerla) con materia preexistente alguna. 21
Conclusiones
Durante los días cuarto a sexto de esa primera semana, Dios completó su creación al establecer el sol y la luna como señales de ciclos de
tiempo y estaciones, y al formar las muchas diferentes clases de seres
vivientes con los cuales llenó el mar, el aire y la tierra. El diseño es evidente en cada una de las características de la creación. Los días de la
Creación fueron días literales, y constituyeron una semana literal de la
misma magnitud de las semanas que experimentamos hoy. La creación
original fue buena, ya que funcionaba de acuerdo con el plan de Dios;
era completa y estaba libre de violencia, sufrimiento y muerte. 22 Dios
acabó su obra de crear en el séptimo día, y puso aparte el sábado como
un recordativo continuo de lo que él había obrado en la Creación (Éxodo 20:8-11).
Referencias
1 Notado por muchos autores; por ejemplo, Davidson, R. M. “The biblical account of origins”. Journal of the Adventist Theological Society 14/1(2003), pp. 4-43; Doukhan, J. B.
“The Genesis Creation Story: Text, Issues, and Truth”. Origins 55(2004), pp. 12-33;
Turner, L. Back to the Present (Grantham, Inglaterra: Autumn House, 2004), pp. 12-14.
2 Davidson, R. M. “La luz del primer día de la creación”. Diálogo Universitario
14/3(2002), p. 24 sigs.; Collins, C. J. Genesis 1-4. A Linguistic, Literary and Theological
Commentary (Phillipsburg, NJ: P&R Publishing, 2006), pp. 56-58. Ver también el análisis
de “hecho” y “creado” más adelante, en este capítulo.
Esto podría ser en el día 1, o como parte de un universo más antiguo, dependiendo de
cómo se interpreta Génesis 1:1.
3
© Recursos Escuela Sabática
4 Davidson, R. M. “La luz del primer día de la creación”, Diálogo Universitario
14/3(2002), 24, 33; Doukhan, (2004), p. 27.
5
En el capítulo 2.
Ver Salmo 136:8-9; House, C. L. “Some Notes on Translating [and the Stars] in Genesis
Andrews University Seminary Studies 25/3(1987), pp. 241-248; Davidson, p. 38; Doukhan
(2004), p. 28.
6
7 Hasel, G. F. “The Polemic Nature of the Genesis Cosmology”. Evangelical Quarterly
46/2 (abril-junio de 1974), pp. 81-102.
8
Ver el capítulo 2 de este libro.
Ver Comins, N. F. What If the Moon Didn’t Exist? Voyages to Earths That Might Have
Been (Nueva York: Harper Perennial, 1995).
9
10 Génesis 7:21 y 22 atribuye la presencia del aliento de vida a las aves, los animales terrestres y las cosas que se arrastran.
11
Consideraremos el problema de la depredación y el mal natural en el capítulo 7.
12
min es la palabra hebrea que se traduce como “género” y “especie” en castellano.
Schafer, R. D. “The ‘Kinds’ of Genesis 1: What is the Meaning of Min?” Journal of the
Adventist Theological Society 14/1 (2003), pp. 86-100.
13
14
Ver el capítulo 11 de este libro.
Hebreos 4:3, 4; Juan 5:17; Copan, P. y W. L. Craig. Creation Out of Nothing (Grand
Rapids, MI: Baker Academic, 2004), capítulo 4.
15
16
Ver el capítulo 7 de este libro.
Hasel, G. F. “The ‘Days’ of Creation in Genesis 1: Literal ‘Days’ or Figurative ‘Periods/epochs’ of Time? Origins 21 (1994), pp. 5-38; Booth, W. M. “Days of Genesis 1: Literal or Non literal?”, Journal of the Adventist Theological Society 14 (2003), pp. 101-120.
17
18 Ver Gibson, L. J. “Issues in Intermediate Models of Origins”. Journal of the Adventist
Theological Society 15/1(2005), pp. 71-92 para un repaso breve; Kidner, D. Genesis. An Introduction and Commentary (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1967), pp. 54-58; Collins (2006), pp. 122-129.
19 J. H. Walton concede esto en The Lost World of Genesis One (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2009), p. 91; y por J. H. Sailhammer, Genesis Unbound, Sisters, OR:
Multnomah Books, (1996), p. 95.
20
Ver el análisis en el capítulo 2 de este libro.
“Dios no se valió de materia preexistente”. Elena de White, en Joyas de los testimonios
(Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1975), tomo 3, p. 258.
21
22
Ver los capítulos 6 y 7 de este libro, para un mayor análisis acerca de la muerte.
Material facilitado por RECURSOS ESCUELA SABATICA ©
http://ar.groups.yahoo.com/group/Comentarios_EscuelaSabatica
http://groups.google.com.ar/group/escuela–sabatica?hl=es
Suscríbase para recibir gratuitamente recursos para la Escuela Sabática
© Recursos Escuela Sabática
CAPÍTULO 4
La Creación a través de
la Biblia
G
énesis 1 al 3 es el fundamento del mensaje bíblico de salvación,
y el eco de estos capítulos forman un tema central a través de
todas las Escrituras. Brevemente repasaremos algunos de los
textos bíblicos que se refieren a la semana de la Creación. 1
La Creación es un tema importante en los escritos de Moisés, aun
aparte de Génesis 1 al 3. La imagen de Dios que poseen los seres humanos se menciona tres veces en el Génesis. 2 Las bendiciones y las
maldiciones de Génesis 1 al 3 también tienen su eco en otras partes del
Pentateuco. La bendición de la fertilidad, en la forma del mandato de
“fructificad y multiplicaos”, fue dada en primer término a las criaturas
del mar y del aire, y luego a Adán y a Eva. Esta bendición se repitió a
Noé y a sus hijos, cuando salieron del arca (Génesis 9:1). Y bendiciones
similares se le dieron a Abraham, a Isaac y a Jacob. 3 Vemos la maldición sobre el suelo nuevamente, cuando Caín mató a su hermano (Génesis 4:11, 12); y se repitió como un eco en el nombre dado a Noé. 4
Los Diez Mandamientos contienen una alusión dramática a la semana de la Creación. La razón para “guardar” el sábado en el séptimo día
está basada en la obra creadora de Dios. Así como él creó en seis días y
descansó en el séptimo, la humanidad ha de trabajar seis días y descansar en el séptimo (Éxodo 20:8-11). Dios mismo atestiguó respecto de la
semana de la Creación cuando pronunció el cuarto Mandamiento (junto con los otros nueve) desde el Monte Sinaí; y luego lo escribió dos
veces sobre piedra con su propio dedo (Éxodo 31:12-18; 34:28).
Cuando Moisés repitió los Diez Mandamientos en su discurso de
despedida, dio otra razón para la observancia del sábado: lo vinculó
© Recursos Escuela Sabática
con la liberación divina de los Israelitas de la esclavitud en Egipto, en
vez de hacerlo con su obra de creación (Deuteronomio 5:12-15. Pero,
note que Éxodo 20:1 y 2 también basa el llamado de Dios a su pueblo a
guardar toda la Ley en el hecho de haberlos libertado de la esclavitud
de Egipto). La Creación y la Redención están vinculadas no solo aquí,
sino también en otros contextos bíblicos. 5
La Creación en el Antiguo Testamento
La fuerza de la opinión de la comunidad científica ha convencido a
muchos eruditos en el sentido de que el registro de la Creación en el
Génesis no es confiable. Los eruditos bíblicos liberales han revisado
cuidadosamente la Biblia, buscando evidencias de que contenga historias de la Creación que se contradigan mutuamente. Probablemente, la
crítica más importante que esta investigación ha producido es la posición de que Génesis 1 y 2 se contradicen. Sin embargo, hay buenas razones para considerarlos como complementarios, en vez de contradictorios. Veámoslo.
Algunos críticos pretenden que la secuencia de los eventos en Génesis 2 contradice la secuencia de los eventos en Génesis 1. Un lector superficial podría pensar que Génesis 2 pone la creación de Adán antes
que la de las plantas y los animales, y la creación de Eva después de
todo lo demás (Génesis 2:5-22). Esta afirmación refleja una lectura superficial. El autor de estos dos capítulos difícilmente habría escrito material que él creyera contradictorio. En lugar que buscar maneras de
interpretar estos pasajes como contradictorios, deberíamos comenzar
con la suposición de que el autor sabía lo que hacía, y cooperar con él, 6
inclinándonos hacia las interpretaciones que armonicen entre sí.
Desde esta perspectiva, vemos que Génesis 1 se refiere a toda la semana de la Creación, y tiene marcadores cronológicos obvios en todo el
capítulo, mientras Génesis 2 se concentra en la historia de la creación
de Adán y de Eva, introduciendo otros elementos de la historia de la
Creación solo cuando fueron necesarios. En otras palabras: cuando
Moisés escribió Génesis 2, tenía otros objetivos en la mente que no eran
la secuencia cronológica de la Creación. Además, al hablar de las plantas “antes de que” aparecieran en Génesis 2, Moisés empleó términos
que indican que se estaba refiriendo a las malezas y las plantas cultivadas que se desarrollaron después de la caída de Adán. 7 Estas eran
plantas que habían sufrido las maldiciones pronunciadas sobre el suelo, y fue “antes de que” estuvieran en existencia al momento de la crea© Recursos Escuela Sabática
ción de Adán y de Eva, en el sexto día de la Creación. No hay en
desacuerdo aquí, de modo que la supuesta contradicción entre Génesis
1 y 2 no es sostenible.
La Creación es un tema importante en Job, los Salmos y los Proverbios. En Job 38, Dios pregunta a Job acerca de su conocimiento de la
creación. En los versículos 4 al 11, Dios describe las separación de la
tierra y el mar, un eco del tercer día de la creación; en los versículos 12
al 19, Dios se refiere a la oscuridad y la luz, que él estableció el primer
día de la creación; en Job 39, él describe algunas de las criaturas que
creó: las cabras monteses, los asnos monteses, los búfalos, los avestruces y gavilanes; en el capítulo 40, él describe al “behemot” (probablemente, el hipopótamo), 8 del que dice: “el cual hice, como a ti”; y en el
capítulo 41, él describe al “leviatán (probablemente el cocodrilo). 9
Los salmos se refieren con frecuencia a la Creación, alabando al
Creador por sus maravillosas obras, con Génesis 1 como su contexto
más amplio. No relatan la historia de la Creación: la dan por hecho. El
Salmo 104 es el más extenso de los salmos de alabanza al Creador, 10
pero muchos otros Salmos contienen resonancias de Génesis 1. Ellos
identifican al Señor que “hizo los cielos y la tierra” (Salmo 121:1, 2). Los
salmos explican cómo Dios creó, afirmando que lo hizo por medio de
mandatos: Dijo y fue hecho (Salmo 33:6-9; cf. 148:5). Dicen que Dios
creó el día y la noche (Salmo 74:16; 104:2), tal como se describe en el
registro de lo que ocurrió en el primer día. Dios “establece sus aposentos entre las aguas”, 11 y “pone las nubes por su carroza” (Salmo 104:3),
12 una referencia poética al día 2 de la Creación. Dios separó la tierra
del mar (Salmo 95:5; 104:5-9) el tercer día de la creación. Creó el sol, y
también el verano y el invierno (Salmo 74:16,17); y designó la luna y las
estrellas para que gobernaran la noche (Salmo 8:3; cf. 104:19; 136:7-9),
un recordatorio del día 4 de la Creación. Dios dio a los seres humanos
el dominio sobre las otras criaturas (Salmo 8:6), un eco del sexto día de
la creación. Y un salmista nos recuerda el vínculo entre la Creación y el
sábado, al citar las palabras de Éxodo 20:11: “El cual hizo los cielos y la
tierra, el mar y todo lo que en ellos hay” (Salmo 146:6).
Isaías habla del Dios “Creador de los cielos, y el que los despliega; el
que extiende la tierra y sus productos” (Isaías 42:5). Dios enuncia:
“Formo la luz y creo las tinieblas” (Isaías 45:7); y también: “Yo hice la
tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo, mis manos, extendieron los cielos, y a todo su ejército mandé” (Isaías 45:12). Dios “no la creó en
vano”, sino “para que fuese habitada” (Isaías 45:18). La idea de la Crea© Recursos Escuela Sabática
ción también es importante para la visión de Isaías del futuro, cuando
“morarán el lobo con el cordero” (Isaías 11:6) y Dios creará “nuevos
cielos y nueva tierra” (Isaías 65:17).
Los escritos de otros profetas se refieren también a la Creación. Jeremías habla del poder y la sabiduría de Dios al formar la tierra y extender los cielos (Jeremías 51:15). Amos se refiere a Dios como el Creador
de las Pléyades y el Orión (Amos 5:8); y el que “edificó en el cielo sus
cámaras” (Amos 9:6). Jonás se identificó como uno que adoraba al Dios
del cielo, “que hizo el mar y la tierra” (Jonás 1:9). Zacarías señala a Dios
como quien “extiende los cielos y funda la tierra” (Zacarías 12:1). Y
Nehemías hace una clara alusión al Mandamiento del sábado de Éxodo
20: “Tú hiciste los cielos [...] la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos” (Nehemías 9:6). De esta manera, la Creación está entretejida con todo el Antiguo Testamento.
La Creación en el Nuevo Testamento
Jesús claramente afirmó el informe de la creación del Génesis. Se refirió a la creación de los seres humanos: “El que los hizo al principio,
varón y hembra los hizo” (Mateo 19:4-6; Marcos 10:6-9). Jesús citó Génesis 1:27 y 2:24, mostrando así que los dos capítulos son complementarios. También, declaró que “el sábado fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del sábado” (Marcos 2:27, 28). El ejemplo
de Jesús mismo es suficiente afirmación de la veracidad de la historia
de la Creación del Génesis.
Lucas se refirió a Adán, el primer ser humano, como “hijo de Dios”
(Lucas 3:38). Y en su libro de Hechos, describe a Pedro y a Juan apelando a Dios como Creador cuando los amenazaron con la persecución:
“Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y
todo lo que en ellos hay” (Hechos 4:24). Esta es otra alusión al Mandamiento del sábado de Éxodo 20. Pablo y Bernabé usaron el mismo tema
cuando la gente de Listra quiso adorarlos (Hechos 14:15). Y Pablo apeló
al Dios Creador, en su sermón a los estoicos y los epicúreos sobre la
colina de Marte (Hechos 17:24-31). Es importante que Jesús y sus seguidores más íntimos hayan creído en la historia de la Creación como
está en el Génesis, y la afirmaron.
Juan comenzó su Evangelio con un eco de Génesis 1:1: “En el principio [...]” El Creador, el que “fue hecho carne, y habitó entre nosotros”,
era el Verbo [la Palabra] (Juan 1:1-3,14). Juan enfatizó el poder creador
de Jesús en las historias que escogió para consignar en su Evangelio. Se
© Recursos Escuela Sabática
advierte la virtud creadora cuando volvió el agua en vino, en el nuevo
nacimiento, en la oferta de agua viva, en las curaciones, en la alimentación de los cinco mil, al caminar sobre el mar y al resucitar a Lázaro. 13
Cada uno de estos actos tomados como ejemplos fue realizado por la
Palabra, literalmente por medio de las palabras de sus mandatos, que
nos recuerda la Creación por la Palabra, descrita en Génesis 1.
Pablo se refirió varias veces a las historias de la Creación y de la
Caída. Identificó a Adán como el primer hombre (1 Corintios 15:45), y
dijo que fue formado antes que Eva (1 Timoteo 2:3). Citó la declaración
de Génesis 2:24, de que el hombre y la mujer debían ser “una carne”
(Efesios 5:31). Mencionó que el pecado y la muerte entraron en el mundo por el pecado de Adán (Romanos 5:12; 1 Corintios 15:22), con el resultado de que toda la creación ahora está gimiendo bajo la maldición
(Romanos 8:20-22). Pablo también se refirió al tiempo en que Dios
“mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz” (2 Corintios 4:6). Su
afirmación de la historia de la Creación es realmente importante, al
ayudarnos a entender el problema del mal natural, el “gemir” de la
creación. 14
El autor de Hebreos 15 afirmó la historia de la Creación dada en Génesis. Se refirió al “principio”, cuando Dios “fund[ó] la tierra” (Hebreos
1:10). 16 Y hace una de las declaraciones más claras en las Escrituras
respecto de la creación ex nihilo (a partir de la nada): “Por fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo
que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía” (Hebreos 11:3). También, se refirió al dominio dado al hombre en la Creación: “[...] le pusiste sobre las obras de tus manos” (Hebreos 2:6-8). 17 Y al hablar del sábado, se refiere al descanso de Dios en el séptimo día (Hebreos 4:3, 4).
Esta es una referencia importante a Génesis 2:1 al 3, porque indica que
la obra de Dios durante la semana de la Creación es diferente de su
obra de sustentar al mundo. 18
Santiago se refirió a la creación de la humanidad a la imagen de
Dios (Santiago 3:9). Y Pedro escribió una fuerte declaración acerca del
escepticismo de los últimos días, prediciendo que la gente negaría que
Dios actuara en la historia: no creerán en la Segunda Venida porque no
creen en la Creación ni en el diluvio; pero “ignoran voluntariamente,
que en el tiempo antiguo fueron hechos los cielos, y también la tierra,
que proviene del agua [Creación] y por el agua subsiste, por lo cual el
mundo de entonces pereció anegado en agua [Diluvio]” (2 Pedro 3:5,
6). No obstante, Pedro esperaba la creación de “cielos nuevos y tierra
© Recursos Escuela Sabática
nueva” (versículo 13).
El Apocalipsis se refiere a la antigua creación y a la nueva creación.
Juan repite el lenguaje de Éxodo 20, al escribir que el que “creó el cielo
y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el
mar”, en una clara alusión al Mandamiento del sábado en Éxodo 20,
vinculando el sábado con la Creación. El libro concluye con una descripción de la nueva creación, en la cual ya no habrá muerte ni sufrimiento, y Dios mismo estará presente con su pueblo (Apocalipsis 21,
22).
La Biblia comienza con la Creación (Génesis 1-3) y termina con la
Creación (Apocalipsis 21, 22). Este acto de Dios no está confinado a una
porción específica de las Escritura, en forma aislada del resto de la Palabra de Dios; en cambio, es fundacional para todo lo que declara la
Escritura. Imaginen cuán difícil sería explicar el significado de todas las
alusiones a Génesis 1 al 3 y sus ecos, si nos faltaran esos capítulos. La
Creación no es una idea periférica en la Escritura sino central, tanto
para la adoración como para la salvación, los cuales son temas clave del
Libro.
La Creación y la ciencia
La creación, por definición, es un evento causado de forma
sobrenatural. La ciencia, según su definición corriente, es naturalista. Se
debería esperar tensión entre las ideas que están basadas sobre presuposiciones tan profundamente diferentes. Felizmente, la mayoría de las
preguntas científicas son de naturaleza experimental, y no producen
conflicto entre la Creación y el naturalismo científico. La tensión entre
estos dos sistemas de creencias está restringida a cuestiones históricas,
tales como explicar el origen de una característica física específica y
estimar cuándo ocurrió un evento.
El conflicto surge cuando las presuposiciones que difieren producen
interpretaciones conflictivas. Por ejemplo, cada organismo viviente
tiene un código genético que especifica la forma y la función de ese
organismo. Curiosamente, los códigos genéticos de todos los organismos vivientes, no importa cuán diferentes sean, son casi idénticos. Los
creacionistas consideran que este es el caso por el cual el código fue
diseñado con inteligencia, y es apropiado para todas las formas de vida. Los científicos naturalistas, por otro lado, mencionan que se debe a
que todos los organismos evolucionaron a partir de un antepasado que
todos tienen en común.
© Recursos Escuela Sabática
El conflicto se suscita cuando las observaciones parecen ser inconsistentes con las Escrituras. Por ejemplo, la datación de rocas con radioisótopos a menudo señala edades de centenares de millones de
años. Los creacionistas no tienen una explicación plenamente satisfactoria para las fechas consignadas por estas mediciones con radioisótopos; pero otras evidencias señalan que la tierra existió por un tiempo
mucho más corto. 19
Hay también otros desafíos a la teoría creacionista para los cuales no
tenemos todavía respuestas satisfactorias. Los creacionistas han respondido de diversas maneras. La respuesta que favorezco personalmente
es reconocer que, por definición, la creación sobrenatural yace fuera de los
límites de la ciencia naturalista. Dios tiene métodos de acción que no nos
son accesibles mediante la revelación ni el descubrimiento científico. La
Escritura contiene lo que Dios nos expresó por medio de sus acciones
en la historia. La ciencia nos ayuda a comprender cómo Dios gobierna
el mundo actualmente, y puede proporcionar indicios acerca del pasado; pero debería ser interpretada a la luz de las Escrituras.
Cuando encontramos tensión, deberíamos actuar con responsabilidad. 20 Primero, las declaraciones en conflicto deben examinarse cuidadosamente con las Escrituras. Algunas de estas declaraciones están
equivocadas. Segundo, debemos examinar la Escritura con cuidado, de
modo de comprobar lo que realmente dice acerca del punto en discusión, y determinar las implicaciones de los diferentes conceptos. Tercero, debemos reconocer la tensión donde existe. No sabemos todas las
cosas, y algunas veces tenemos que ejercer fe mientras esperamos más
información.
Adoptar una posición por causa de nuestra fe en las Escrituras es
consistente con la enseñanza cristiana. Pero, negar la tensión donde
realmente exista es ser irresponsables. Aunque no podemos responder
siempre a todas las preguntas, podemos esperar que el estudio continuado nos acerque a una comprensión de la Creación que armonice
con las Escrituras.
Conclusiones
La Creación es el contexto en el cual se brinda el mensaje de la Biblia. Es el
primer tema de Génesis, y el último del Apocalipsis. Los escritores bíblicos suponen la exactitud de la historia de la Creación en Génesis 1 y
2, y a menudo edifican sus enseñanzas sobre ella sin repetirla ni analizarla en detalle. Los puntos principales de la historia de la Creación se
© Recursos Escuela Sabática
repiten varias veces, y demandan una respuesta de quienes fueron
creados a imagen de Dios. No existe indicio en Génesis 1 para que no se
lo tome literalmente. Quienes niegan su naturaleza literal quedan con
el problema de explicar las muchas otras partes de la Escritura que se
refieren a ella como a una historia literal. En un sentido real, Génesis 1
al 3 es como un hilo de oro que une toda la historia bíblica en un todo
coherente. La historia de la Creación registrada en esos capítulos proporciona la respuesta a nuestras preguntas más profundas, y es la base
de nuestra esperanza más intensa.
Referencias
Ver también Shea, W. M. “Creación”, en el Tratado de Teología adventista, G. W. Reid,
ed. general (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2009), pp. 473-516.
2 Génesis 1:26, 27; 5:1, 2; 9:6.
3 Génesis 12:1-3; 26:4; y 35:11, respectivamente.
4 Génesis 5:29. El nombre de Noé significa “Descanso”, y su familia anhelaba el descanso del trabajo de labrar el suelo.
5 Por ejemplo, Salmo 146:6; Juan 1:1-14; Apocalipsis 14:6.
6 Collins, J. C. Genesis 1-4. A Linguistic, Literary and Theological Commentary (Phillipsburg, NJ: P & R Publications, 2004), p. 7.
7 Younker, R. “Genesis 2: A Second Creation Story?” en Baldwin, J. T. Creation, Catastrophe and Calvary: Why a Global Flood is Vital (Hagerstown, MD: Review and Herald®,
2000), pp. 69-78; Moskala, J. “A Fresh Look at Two Genesis Creation Accounts: Contradictions?”, Andrews University Seminary Studies 49/1 (2011), pp. 45-65.
8 No identificado con certeza, pero a menudo considerado el hipopótamo, que ahora
está extinto en Israel.
9 De identificación incierta, pero se sugiere el cocodrilo, que vivió en Israel hasta comienzos del siglo XX.
10 Davidson, R. “Creation in Psalm 104”, manuscrito no publicado presentado al Concilio sobre Fe y Ciencia, revisado en octubre de 2010.
11 La referencia parece ser a la morada de Dios por sobre las aguas del cielo atmosférico.
12 Proverbios 8:27 al 29 también se refiere a los eventos de los días segundo y tercero de
la Creación.
13 Respectivamente, Juan 2:6-11; 2:19; 3:3; 4:10; 4:50; 5:1-9; 9:1-7; 6:1-14; 6:15-21; 6:35, 51;
y Juan 11.
14 Este problema es virtualmente intratable para la teoría evolucionista. Ver Southgate,
C. The Groaning of Creation: God, Evolution and the Problem of Evil (Louisville, KY: Westminster John Knox Press, 2008).
15 La opinión está dividida sobre si se trató de Pablo o alguien cercano a él.
16 Citando Salmo 102:25 al 27.
1
© Recursos Escuela Sabática
Citando Salmo 8:4 al 6.
Juan 5:17; ver también Colosenses 1:16 y 17; Hebreos 1:3.
19 Roth, A. A. Origins: Linking Science and Scripture (Hagerstown, MD: Review and Herald ®, 1998), capítulos 12 al 15. Ver Brand, L. Faith, Reason, and Earth’s History. 2ª ed.
(Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 2009).
20 Ver Brand, L. Faith, Reason, and Earth’s History. 2ª ed. (Berrien Springs, MI: Andrews
University Press, 2009).
17
18
Material facilitado por RECURSOS ESCUELA SABATICA ©
http://ar.groups.yahoo.com/group/Comentarios_EscuelaSabatica
http://groups.google.com.ar/group/escuela–sabatica?hl=es
Suscríbase para recibir gratuitamente recursos para la Escuela Sabática
© Recursos Escuela Sabática
CAPÍTULO 5
El hombre moral
L
os seres humanos somos singulares. Mientras los animales a
menudo nos sorprenden por lo que pueden hacer, solo los
humanos tenemos un lenguaje complejo, podemos pensar en
abstracto y tenemos libre albedrío. Sin embargo, la diferencia más importante entre la humanidad y los animales es que solo los humanos
podemos adorar al Creador. La gente ha sugerido varias razones -que
varían desde el azar hasta el propósito divino- en cuanto a la singularidad que caracteriza a los humanos. Esto es un tema importante, porque
la forma en que nos vemos a nosotros mismos afecta la manera en que
nos conducimos; y esto afecta nuestro bienestar, tanto individualmente
como en cuanto sociedades.
El concepto bíblico de la naturaleza humana difiere radicalmente de
conceptos basados en el naturalismo de la teoría evolucionista y las religiones panteístas. La historia de la creación de Adán y de Eva en Génesis 1 y 2 está plena de propósito, y esto brinda a nuestras vidas una
riqueza de significado que no es inherente a los otros conceptos. Nos
proporciona información vital para comprender nuestro lugar en el
universo.
La historia de la Creación nos dice que Dios concibió a los humanos
intencionalmente. 1 No existimos por la suerte o por un accidente. La
forma en que Dios creó a los seres humanos revela el valor que él considera que tenemos: él creó a Adán y a Eva personal e individualmente,
primero a Adán y luego a Eva; formó a Adán del polvo de la tierra, y
luego “construyó” a Eva a partir de una de las costillas de Adán (Génesis 2:7, 21, 22). Una personalidad individual es un aspecto importante
de la naturaleza humana.
Dios formó a los seres humanos a su propia imagen, lo que significa
otro indicador de su consideración hacia nosotros. Luego, les otorgó el
© Recursos Escuela Sabática
“dominio” sobre las demás criaturas, confiándolas a su cuidado. Todos
estos aspectos de la narración bíblica son indicadores de la consideración especial de Dios por la humanidad que él creó. 2
Los humanos compartimos algunas semejanzas con los animales.
Ambos son descritos como “seres vivientes” (néfesh hayyáh > Génesis
1:24; 2:7); hechos del polvo (Génesis 2:7,19); y con “aliento de vida”
(Génesis 6:17; 7:22). Ambos tienen sangre, que representa la vida (Génesis 9:4, 5). Pero hay una enorme distinción entre los humanos y los
animales: solo la humanidad fue hecha a la imagen de Dios.
“A imagen de Dios lo creó”
Los miembros de la Deidad decidieron hacer al hombre “a nuestra
imagen”, 3 y “conforme a nuestra semejanza”. 4 A pesar de las enormes
diferencias entre el Creador y los creados, los seres humanos son, en
cierto sentido, “como” Dios. Muchas personas se han preguntado qué
significa esto, y se han esbozado muchas sugerencias. 5
Ser creados a la imagen de Dios es ser hechos para relacionarse. Dios
los creo varón y hembra. Los humanos son seres sociales, hechos para
estar en relación. Formamos familias, grupos sociales y sociedades. Tal
vez, esta sociabilidad refleja de algún modo las relaciones dentro de la
Trinidad. La riqueza de relaciones de la Deidad se demuestra mejor en
una relación social, no en un grupo de seres individualistas. 6
Los humanos también tenemos la imagen de Dios en el dominio que
Dios nos otorgó sobre las demás criaturas (Génesis 1:28). 7 Dios es el
Rey soberano del universo, con todas las cosas bajo su control; no obstante, confió a los humanos una autoridad delegada sobre las otras criaturas. Los humanos son los representantes de Dios sobre esta tierra. Este “dominio”, o “mayordomía”, les da a los humanos un atributo similar al de Dios; y es entendido correctamente como un aspecto de la
imagen de Dios.
Otro aspecto de la imagen de Dios que poseen los humanos es la
creatividad. Dios es el Creador original, y vemos en sus obras una rica
exhibición de belleza en forma y color. Esta capacidad creadora y amor
por lo bello se refleja, sin embargo, débilmente, en las obras del arte
humano y su creatividad. Seguramente, esta expresión es parte de la
imagen de Dios.
También podemos considerar el cumplimiento, por parte de la humanidad, del mandato de fructificad y multiplicaos; llenad la tierra”
como otro aspecto de la creatividad. Dios el Creador dotó a sus criatu© Recursos Escuela Sabática
ras con la capacidad de traer a la vida a personas individuales nuevas.
Dios ordenó a las criaturas del mar, del aire y de la tierra que se multiplicaran también, pero ellos no tienen la capacidad de traer a la existencia a personas nuevas; ellos solo pueden producir más animales, no hechos a la imagen de Dios.
El juicio moral es otra característica de la imagen de Dios que también poseen los seres humanos. El juicio moral incluye el libre albedrío.
Dios confirió a los humanos la capacidad de tomar decisiones para el
bien o para el mal; y les enseñó la diferencia. (Analizaremos la moralidad con mayor profundidad más adelante en este capítulo.)
El trabajo y el descanso constituyen otro aspecto de la imagen de Dios
que reflejan los humanos. Dios obra en su mundo, y otorgó a los humanos la responsabilidad de trabajar también (Génesis 2:15). Además,
así como Dios descansó de su obra el séptimo día, también los hombres
deben descansar de su trabajo el sábado, el séptimo día. Cuando los
humanos siguen el esquema de trabajar seis días de la semana y descansar en el séptimo, están reflejando la imagen de Dios. 8
Finalmente, así como una imagen es similar al original en su forma,
la forma humana debe compartir algunas semejanzas con las del Creador. No
quiero implicar que Dios tiene cinco dedos en sus manos y sus pies,
sino que, de algún modo, alguien que conozca tanto a Dios como a los
humanos sería capaz de identificar similitudes en su apariencia.
¿Qué nos dice la forma en que Dios creó a Adán? Dios creó a Adán
en dos pasos. Primero, lo formó del polvo de la tierra, y luego sopló en
sus narices el aliento de vida (Génesis 2:7). Adán no estuvo vivo hasta
que Dios sopló en él el “aliento de vida”. Entonces Adán llegó a ser un
alma viviente, un ser vivo. La creación de Adán no fue una conversión
de otra forma de vida en un ser humano. Fue una transformación de
materia no viva en un ser viviente.
La Escritura no enseña que los seres humanos están constituidos por
dos entidades diferentes: un cuerpo animal y un “alma” consciente. Los
antiguos griegos desarrollaron este concepto que, desafortunadamente,
muchos cristianos añadieron a su sistema de creencias. 9 Adán llegó a
ser un “alma viviente”, o un “ser vivo”, cuando Dios le insufló aliento.
10 Cuando Adán pecó, Dios explicó que moriría y volvería al polvo, y
que su “aliento”, 11 o vida, volvería entonces a Dios. Los humanos no
tienen almas: son almas. La muerte de una persona es la muerte de un
alma.
La naturaleza unificada, u holística, de la humanidad se observa,
© Recursos Escuela Sabática
además, en la promesa de la resurrección (Juan 5:28, 29). Las propias
palabras de Jesús indican que los muertos, que están “en los sepulcros”; saldrían de sus tumbas para recibir su recompensa. Los muertos
serán levantados con cuerpos espirituales nuevos (1 Corintios 15:42-49),
y serán arrebatados para encontrarse con el Señor (1 Tesalonicenses
4:16, 17). La resurrección no significa reunir un alma consciente con un
cuerpo terrenal que no tiene conciencia. No hay almas conscientes separadas del cuerpo material. La resurrección es una recreación de la
persona entera: tanto la dimensión física como la espiritual de esa persona. Esas dimensiones son inseparables.
La Creación y la unidad de la humanidad
Los humanos son variados. Diferimos en lo físico y, más importante
aún, en idioma y cultura. Dadas esas diferencias, tendemos a compararnos con otros y a clasificar a los demás como inferiores o superiores.
Esto es totalmente artificial. En realidad, todos somos descendientes de
los mismos padres: Adán y Eva. Adán le dio su nombre a Eva, que significa “Dadora de vida”, porque ella es la madre de todos los humanos
(Génesis 3:20).
Muchas personas se preguntan si las diferencias entre los humanos
modernos podrían haber surgido en el corto lapso entre nuestro tiempo
y la Creación. Durante cierto tiempo, los biólogos creyeron que los humanos y otras especies cambiaban muy lentamente. Más recientemente,
se ha descubierto que una especie puede cambiar muy rápidamente, en
el transcurso de unas pocas generaciones. 12
Varios agentes afectan la tasa del cambio. Un factor es el grado de
aislamiento. En los humanos, el aislamiento puede ser geográfico debido a la distancia- o puede ser conductual, debido al lenguaje o a diferencias culturales. Hasta no hace mucho tiempo, la mayoría de los
humanos permanecían cerca de donde habían nacido y se casaban dentro de su grupo cultural. Esta práctica tiende a la endogamia, y naturalmente resulta en la divergencia entre poblaciones aisladas, sean humanas o de cualquier otra especie. Con el tiempo, las diferencias se
acumulan y finalmente producen variedades distintas o razas. Los humanos están sujetos a estos procesos mientras permanezcan en grupos
que están asilados unos de otros por la distancia o el idioma. Así, aunque no tenemos registros históricos del desarrollo de las razas humanas, sabemos ahora que tales cambios no requieren de grandes períodos para desarrollarse; de hecho, las diferencias entre los humanos son
© Recursos Escuela Sabática
superficiales, comparadas con las de otras especies. Un 93 por ciento de
nuestra composición genética se encuentra en todas las razas; las diferencias que distinguen a las razas son menores, y comprenden solo un
7 por ciento de nuestros genes. 13
La unidad de la humanidad proporciona una base lógica para el reconocimiento de que todos los humanos llevan la imagen de Dios. Ver(laderamente somos todos “de una sangre” (Hechos 17:26). No hay base para que ningún grupo humano crea que es superior a cualquier
otro grupo. En el pasado distante, se decía que los hombres judíos daban gracias a Dios porque no eran gentiles, esclavos o mujeres. El apóstol Pablo criticó implícitamente esta oración, al señalar que ninguno
tiene un favor especial con Dios (Gálatas 3:28). La salvación está disponible sobre la misma base tanto para judíos como para gentiles, esclavos como libres, hombres o mujeres. La parábola de Jesús del Buen
Samaritano (Lucas 10:25-37) presenta el mismo punto: todos los seres
humanos son dignos de respeto y de bondad.
La Creación y la moralidad
La Creación proporciona la base para la moralidad. Como seres
creados, somos responsables ante nuestro Creador. Él ha provisto las
reglas de la conducta moral. Otorgó a Adán el dominio sobre las otras
criaturas con la instrucción de “sojuzgar” (kabásh), o gobernar, la Tierra.
Dios también asignó a Adán que “labrara” 14 el huerto y lo “guardara”.
15 Esto implica responsabilidad y rendición de cuentas que, combinados con el don de la libre elección, son prerrequisitos para la moralidad.
La moralidad comienza con nuestra responsabilidad frente a Dios el
Creador. Como criaturas, debemos nuestra existencia al Creador. Fuimos creados con un propósito: glorificar a Dios (Isaías 43:7)- Nuestra
responsabilidad ante Dios incluye el cuidado y la administración del
mundo creado. Dios es bueno, y creó un mundo bueno. Pero, debido a
nuestro fracaso moral, el pecado ha corrompido este mundo bueno. Se
nos llama a reducir y, tanto como sea posible, revertir los malos efectos
del pecado; a alimentar la bondad de la creación y oponernos al mal. Al
hacerlo, testificamos de la bondad del Creador.
Nuestra responsabilidad moral, también, se extiende a la manera en
que tratamos a los demás humanos, como lo ilustra la historia de Caín
y Abel (Génesis 4:2-12). La imagen de Dios está presente en todos los
humanos, aun cuando haya sido prácticamente borrada por el pecado.
© Recursos Escuela Sabática
Esto significa que la forma en que tratamos a nuestros semejantes revela cómo nos sentimos acerca de Dios. Siendo que todos tenemos los
mismos primeros padres y todos estamos dotados con la imagen de
Dios, deberíamos respetarnos unos a otros y tratarnos unos a otros como miembros de la misma familia. Dios nos instruyó para que demostremos ese amor a otros mediante actos de bondad, especialmente hacia los débiles: los huérfanos, las viudas y los que tienen desventajas
(Deuteronomio 15:7-18). 16 Al hacerlo, permitimos que Dios restaure su
imagen en nosotros.
Otro aspecto de la creación y la moralidad es el mandato de ser fructíferos y multiplicarnos (Génesis 1:28). 17 La familia tiene la función de
servir como un medio de mantener la imagen de Dios en las personas
nacidas en este mundo. Los niños que crecen en una familia fiel, temerosa de Dios, serán adiestrados en el desarrollo de su imagen, y tienen
la oportunidad de cumplir el propósito divino de dar gloria a él. Las
familias que no adiestran a sus hijos adecuadamente, son responsables
por la distorsión de la imagen de Dios, que lo deshonra.
Muchos pensadores han tratado de encontrar una base para un sistema de moralidad sin referencia a Dios. Aristóteles defendía los principios que contribuían a una vida feliz y realizada. 18 David Hume propuso que la moralidad podría estar basada en el instinto; que, de algún
modo, instintivamente preferíamos una conducta moral sobre una inmoral. 19 Emanuel Kant pensó que podíamos determinar los principios
morales por medio de la razón y del cumplimiento del deber. 20 Otros
han sugerido que la conducta moral está constituida por conductas que
resultan ser de gran beneficio para una mayor cantidad de personas. 21
Estas sugerencias recibieron diversos grados de aceptación, pero
ninguna de ellas ha tenido realmente éxito como base para la moralidad, por lo menos debido a tres razones:
Primera, la moralidad está basada en una obligación de cumplir alguna norma; pero sin un Dios Creador, no existe una norma perdurable. Cualquier sistema de moralidad basado en la razón, la preferencia
o la felicidad será inestable: lo que una vez fue moral puede llegar a ser
inmoral, y viceversa; y lo que contribuye a la felicidad de una persona
puede disminuir la felicidad de otra.
Segunda, los sistemas morales ateos fallaron porque no toman en
cuenta la naturaleza caída de los humanos. La felicidad humana, la razón y las preferencias no proporcionan una base confiable para la moralidad, porque los humanos son egoístas. Ningún sistema de morali© Recursos Escuela Sabática
dad que tenga el condimento del egoísmo puede ser estable.
Tercera, estos sistemas fallan porque someten a la minoría a la “tiranía de la mayoría”. 22 Ningún sistema moral puede durar mucho,
cuando una minoría importante se siente oprimida por la mayoría dominante. La única base objetiva para un código moral duradero es la
obligación que uno tiene para con el Creador.
La moralidad y el Creador
Muchas personas han propuesto la idea de que el evolucionismo, y
no el creacionismo, proporciona la verdadera historia de los orígenes.
Pero, esa evolución tuvo éxito porque Dios guiaba el proceso; no sucedió por azar. Las teorías de los orígenes que incluyen esta idea básica
son ampliamente conocidas como “la creación evolucionista, o la evolución teísta”. Algunas teorías de creación evolucionista proponen que
Dios creó gradualmente, a lo largo de períodos larguísimos, al guiar la
forma en que los organismos se reproducen, luchan por la existencia y
mueren. Estas teorías no consideran la muerte como el resultado del
pecado; en vez de ello, es el medio que el Creador eligió para traer a la
existencia a las criaturas que él quiere. Sugieren que la muerte y el sufrimiento siempre fueron parte de la naturaleza, y que la conducta humana no tiene relación con el mal natural.
Sin embargo, cualquier teoría que hace que Dios sea el arquitecto de
la evolución es incompatible con la vida y las enseñanzas de Jesús, así
como con el informe bíblico de la Creación. En primer lugar, tal teoría
implica que Dios tiene un carácter malvado. El proceso evolucionista, que se basa en la violencia, el sufrimiento y la muerte- es ampliamente
reconocido como malo, 23 de modo que acusar a Dios de guiar la evolución es acusarlo de ser malvado.
Segundo, tales teorías implican que Dios no era capaz de crear directamente lo que quería, sino que fue obligado a hacerlo en pasos graduales. Esto hace de él un debilucho, de quien no podemos depender
para ayudarnos en respuesta a las oraciones, ni para resucitar a los
muertos.
Tercero, la creación evolucionista implica que Dios nos exige una
norma moral más elevada de la que él mismo práctica. El dios de la
teoría evolucionista usa al fuerte para eliminar al débil, mientras que el
Dios de la Biblia espera que los humanos nutran a los débiles, y los
condena por oprimir a los que tienen desventajas. El dios del evolucionismo es inmoral, según la norma de moralidad demostrada por la vi© Recursos Escuela Sabática
da y las enseñanzas de Jesús, y nadie quedaría satisfecho con un código
moral basado en el carácter de tal dios.
En resumen, el dios de la teoría evolucionista no tiene las cualidades
del Dios de la Biblia: la omnipotencia, la omnisciencia, la bondad y el
amor. En contraste, Jesús demostró estas cualidades; incluyendo el poder de controlar la naturaleza, como lo evidenció cuando calmó la tormenta sobre el mar de Galilea (Marcos 4:35-40) y multiplicó los cinco
panes y los dos peces (Mateo 14:13-21). Jesús manifestó un carácter moral elevado, e identificó el mal como producto del maligno. 24 La teoría
de que Dios se valió de procesos evolucionistas para crear debe ser rechazada sobre una base moral, entre otras razones. Porque el malvado
mecanismo, impelido por la muerte, propugnado por el evolucionismo
es incompatible con el Dios de la Biblia, abnegado y dador de vida.
Conclusiones
Adán y Eva fueron creados individualmente, en el sexto día de la semana de la Creación. Fueron dotados con características que reflejan,
de un modo limitado, algunas de las características del Creador. Se les
otorgó el dominio sobre las demás criaturas, una relación sagrada entre
ellos, un tiempo especial para la comunión con el Creador y la tarea de
administrar el Jardín.
Los humanos son seres integrales, u holísticos, y sus almas consisten
en la combinación del aliento de vida dado por Dios y el cuerpo material. Todos los humanos son descendientes de Adán y de Eva; todos
llevan la imagen de Dios; y todos son dignos de respeto y bondad.
Dios nos creó con libre albedrío y nos dio responsabilidad, lo que
significa que somos seres morales y responsables frente a nuestro
Creador por la manera en que respondemos a él, por la manera en que
nos tratamos unos a otros y por la forma en que tratamos con el resto
de la creación. La vida y las enseñanzas de Jesucristo, junto con las enseñanzas de los profetas divinamente inspirados, proporcionan la única
base para un código moral estable y satisfactorio.
Referencias
Esto está implícito en la declaración “Hagamos al hombre [...]” (Génesis 1:26).
Jesús afirmó esto en Mateo 10:29 al 31; y Lucas 12:6 y 7.
3 En hebreo, tselem, refiriéndose al parecido exterior (Génesis 1:26).
4 En hebreo, demúth, refiriéndose al parecido interior (R. M. Davidson, comunicación
1
2
© Recursos Escuela Sabática
personal, 2012).
1
5 Por ejemplo, Clines, D. J. A. “The Image of God in Man,” Tyndale Bulletin
(1968), pp. 53-103; Feinberg, C. L. “The Image of God”, Bibliotheca Sacra 129 (1972), pp.
235-245; Moreland, J. P., The Recalcitrant Imago Dei (Londres: SCM Press, 2009).
6 Ver el capítulo 9 de este libro, para un mayor análisis sobre el matrimonio.
7 Ver el capítulo 10 de este libro.
8 Ver el capítulo 11 de este libro.
9 Agustín, City of God; Aquino, Summa Theologica;
http://michaelbrennen.com(wordpress/wp-content/uploads/2008/10/
augustine_aquinas.pdf descargado de la Web, el 12 de diciembre de 2011.
10 En hebreo, neishemáh, “aliento”. En Génesis 6:17 y en algunos otros textos, se usa la
palabra hebrea rúaj “viento”.
11 En hebreo rúaj, “viento”, “aliento”, o “espíritu . Esta presente tanto en los humanos
como en los animales (Génesis 7:15, 22).
12 Ver, por ejemplo, Hendry A. P. y M. T. Kinnison, “Perspective: The Pace of Modern
Life: Measuring Rates of Contemporary Microevolution” Evolution 53 (1999), pp. 1.6371-653.
13 Ver Cavalli-Sforza, L. L., Genes, Peoples and Languages (Nueva York: North Point
Press, 2000); citado en M. Ridley, Evolution, Malden, MA: Blackwell Science, Ltd. (2004),
p. 365.
14 En hebreo, abád, “servir”, “labrar”.
15 En hebreo, shamár, “guardar”, “observar”, “cuidar”, como en “guardar el pacto” (Génesis. 17:9).
16 Cf. Miqueas 6:8; Levítico 19:18.
17 Sobre la creación y el matrimonio, ver también el capítulo 9 de este libro.
18 Ver Ethics, de Aristóteles.
19 David Hume, An Enquiry Concerning the Principles of Morals (1751).
20 Emanuel Kant, Metaphysics of Morals (1797).
21 Ver “Utilitarianismo”, en Wikipedia o en otra enciclopedia.
22 Ver “Tyranny of the Majority”, en Wikipedia.
23 Ver T. H. Huxley, Evolution and Ethics, (1893).
24 Mateo 13:24-30; 13:36-43; 17:18-21; Marcos 1:23-27; Lucas 8:26-39; 13:16; Juan 8:44.
Material facilitado por RECURSOS ESCUELA SABATICA ©
http://ar.groups.yahoo.com/group/Comentarios_EscuelaSabatica
http://groups.google.com.ar/group/escuela–sabatica?hl=es
Suscríbase para recibir gratuitamente recursos para la Escuela Sabática
© Recursos Escuela Sabática
CAPÍTULO 6
La pérdida
de la inocencia
P
arece irónico que tantas personas nieguen la existencia de un
diablo personal mientras, al mismo tiempo, el interés en lo oculto y la adoración satánica parecen aumentar dramáticamente. La
Biblia revela que el diablo es real, inteligente y completamente dedicado a oponerse a los planes de Dios de salvar a los que confían en él.
Los esfuerzos de satanás por ocultarse comenzaron en el Jardín del
Edén y continúan hasta hoy. En algún momento del futuro no muy distante, él será desenmascarado, y muchos dirán con sorpresa: “¿Es este
aquel varón que hacía temblar la tierra?” (Isaías 14:16) En algún momento del futuro, Satanás será destruido, y el universo quedará limpio
(Isa. 28:18, 19). Pero, la brevedad del tiempo que le queda lo hace aún
más desesperado, y al tratar con sus estratagemas debemos ser sabios
(1 Pedro 5:8, 9; 2 Corintios 11:14,15). Con ese fin, es instructivo repasar
cómo él atrajo a nuestros primeros padres a su ruina.
Génesis 3 se abre con una declaración acerca de la serpiente (nájash),
que era más astuta (‘arum) que cualquiera de las otras bestias del campo. Esta es una declaración curiosa, si se toma el término “animales”
como haciendo referencia a los reptiles ordinarios: las serpientes no parecen ser especialmente inteligentes. El acertijo se aclara en otras partes
de la Escritura, donde se identifica claramente a satanás como la serpiente (Apocalipsis 20:2). 1 De esta manera, la serpiente representa a satanás, y no caben dudas de que Satanás es “más astuto” que cualquiera
de los animales. El siguiente versículo en Génesis 3 muestra cuán astuto era para captar la atención de Eva, que no estaba en guardia.
© Recursos Escuela Sabática
¿Ha dicho Dios, realmente…?
La serpiente le hizo una pregunta sencilla a Eva: “¿Les ha dicho Dios
que no coman del fruto de los árboles del huerto?” Satanás, poniendo
en duda si Dios realmente había hablado, condujo a muchos a la ruina.
Puede ser una pregunta legítima: Jesús nos advirtió fuertemente acerca
de falsos profetas y falsos Cristos (Mateo 24:5,11, 23-26), y es importante saber lo que Dios no ha dicho como también lo que sí ha dicho. Sin
embargo, tanto el diablo como Eva sabían lo que Dios había dicho, de
modo que la pregunta de Satanás no era sincera. En cambio, estaba diseñada para atraer a Eva a conversar, y darle a Satanás una oportunidad de distraerla y de convencerla de que, aunque Dios había hablado,
no había dicho la verdad. El primer error de Eva fue el conversar con
alguien que quería llevarla a dudar de la Palabra de Dios.
Interrogantes similares se formulan hoy, con la intención de suscitar
dudas acerca de la confiabilidad de la Palabra de Dios. Cuando la gente
desea insinuar dudas acerca de las verdades de la Biblia, a menudo
plantea preguntas como estas: “¿Ha hablado Dios, realmente? ¿Es la
Biblia realmente la Palabra de Dios, o es meramente una colección de literatura devocional hebrea, valorada y conservada por la comunidad,
pero de origen humano?” Seríamos sabios al evitar el error de Eva, de
ser arrastrados a debates sobre la confiabilidad de la Palabra de Dios.
Noten, también, que satanás forjó su pregunta de tal manera que
Eva, naturalmente, deseara responderla, para corregirla. Él preguntó:
“¿Con que Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” Eva
inmediatamente replicó: No, Dios no ha retenido el fruto de todos los
árboles. Solo un árbol fue prohibido. Pero, la insinuación era que Dios
había establecido reglas innecesarias. La serpiente implicó que Dios
quería mantener a Eva en servidumbre, no sea que ella llegara a ser
como él (Génesis 3:5).
Noten que esta es exactamente la tentación que produjo la caída de
Satanás mismo: él quería ser “semejante al Altísimo” (Isaías 14:14; ver
también los versículos 12, 13). En un aspecto, Eva ya era como Dios, en
que había sido creada a su imagen. Dios le había otorgado generosamente algunos de sus propios atributos, haciéndola parecerse a él de
maneras importantes. No obstante, ella llegó a la conclusión de que
podía ser más como él, por medio de sus propios esfuerzos.
Este es otro punto en el que muchos de nosotros tropezamos. Creemos que podemos, por nuestros propios esfuerzos, mejorar lo que Dios
nos ha dado. Un poco de reflexión debería ser suficiente para recordar© Recursos Escuela Sabática
nos que dependemos de Dios para todo. Así como no tenemos poder
para traernos a la existencia, no tenemos poder para hacernos más parecidos a Dios de como fuimos creados.
Satanás afirmó: “No moriréis”, la primera mentira directa registrada
en la Biblia. Es un apoyo para la declaración de Jesús de que Satanás es
el padre de la mentira (Juan 8:44). Es fácil imaginar la línea argumentativa que habrá usado la serpiente. Eva podía ver por sí misma que la
serpiente estaba comiendo del fruto y que no moría; en realidad, lejos
de morir, la serpiente podía conversar con ella. Si el fruto podía efectuar un cambio tan dramático en una humilde serpiente, ¡imagínate lo
que podría hacer por alguien hecho a la imagen de Dios! Tanta fue la
astucia del diablo que fue capaz de impulsar a Eva a hacer justamente
aquello que Dios le había dicho que no hiciera.
Aquí, Eva cometió su segundo error: escuchó cuando la serpiente
contradijo a Dios. Si hubiera pensado en ello, de inmediato habría sabido que la serpiente era una enemiga de Dios y, con ello, enemiga suya
también. Esta mentira fue una advertencia, para Eva, de que estaba en
peligro; pero pasó por alto este aviso. Desde aquí en adelante, el diablo
estuvo a cargo, conduciéndola más hacia su ruina.
La mentira de que la desobediencia no produce la muerte todavía se
enseña ampliamente; y muchos la creen. Muchas personas sostienen
que los humanos tienen un alma inmortal y consciente, que nunca
muere. El alma, afirman, vive después de que el cuerpo muere. Algunos creen que el alma va, ya sea al cielo o al infierno, para vivir por la
eternidad. Otros creen que el alma emigra a través de una serie de otras
criaturas, en un ciclo sin fin. Y todavía otros creen que el alma es el espíritu de una persona que ronda el área donde esta murió. Ninguna de
estas ideas es bíblica. Todas ellas se derivan de la primera mentira: “No
moriréis”. La Biblia enseña que solo Dios es inmortal (1 Timoteo 6:16).
La muerte es como un sueño, inconsciente, y la persona dormida resucita, en un acto de re creación, al final del tiempo (Juan 5:28, 29). 2
Conociendo el bien y el mal
El premio que el diablo prometió a Eva si comía del fruto prohibido
era el conocimiento del bien y del mal. La búsqueda del conocimiento
ha dado resultados mixtos. Un aumento del conocimiento ha producido una mejor comprensión de la Biblia y una norma de vida mucho
más elevada. Pero, también produjo problemas. La antigua ciudad de
Atenas fue así llamada en honor de Atenea, la diosa de la sabiduría y
© Recursos Escuela Sabática
de la filosofía. La influencia del paganismo griego sigue hasta hoy en
detrimento de la verdadera sabiduría. La iglesia cristiana primitiva tuvo que tratar con una filosofía conocida como Gnosticismo. Este nombre deriva de la palabra griega gnosis, que significa “conocimiento”. Siguiendo los pasos de los filósofos griegos en un movimiento conocido
como el Iluminismo, los filósofos y los pensadores del siglo XVIII consideraron la sabiduría humana como la solución de los problemas humanos. Mucho del conocimiento científico que se produjo por causa de
estos movimientos ha sido usado para aumentar la eficiencia con la que
los humanos manipulan o se matan unos a otros.
Todos estos intentos por resolver los problemas humanos por medio
de la razón aparte de Dios han fracasado. El conocimiento realmente ha
aumentado, pero su mal uso ha aumentado grandemente la maldad de
la raza. La decisión de Eva de buscar el conocimiento del bien y del mal
ha resultado en muchas angustias y tristezas.
Eva fue engañada por lo que vio. Y desafortunadamente, ella eligió
confiar en lo que vio más que en lo que había dicho. El texto identifica
tres cosas que vio, cada una de las cuales la condujo más abajo, en el
camino de un final fatal. Primero, Eva vio que el árbol era bueno para
comer; de hecho, pudo realmente haberle parecido mejor, en apariencia, que el fruto de los otros árboles del huerto.
Segundo, ella vio que el fruto era agradable a los ojos. La palabra
hebrea traducida “agradable” (ta ‘awafi) aparece también en la historia
de las codornices en el desierto (Números 11:31-34). En esa historia,
muchas personas murieron por comer las codornices. El lugar en que
sucedió esto se conoció, usando la misma palabra hebrea, como “tumbas de la codicia”. 3
Y tercero, Eva vio que el árbol era “codiciable para alcanzar la sabiduría”. Esta frase usa la misma palabra hebrea (jamád) que aparece en
Éxodo 20:17: “No codiciarás”. El problema mencionado en ambos pasajes es el descontento con lo que uno tiene y el deseo de lo que no está
legítimamente disponible.
La tentación que afrontó Eva no se basa en un rumor, sino en evidencias físicas reales y observadas. ¡Qué lástima! Los humanos son fácilmente engañados por las apariencias físicas. Como sucedió con Eva,
el deseo y la codicia a menudo desempeñan un rol clave en lo que
“pensamos que vemos”. La historia está repleta con relatos de engaños
en los que la gente fue desviada por las apariencias. Eva fue, meramente, la primera en experimentar esto.
© Recursos Escuela Sabática
La misma tentación que le sucedió a Eva ocurre a cada uno de nosotros. El apóstol Juan nos advierte contra estas mismas cosas: “No améis
al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo,
el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo,
los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida,
no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos;
pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan
2:15-17).
Las tres tentaciones contra las que advirtió Juan son las mismas tentaciones que afrontó Eva. El deseo del fruto que era bueno para comer
se corresponde con la codicia de la carne. El interés en el árbol, que era
agradable a los ojos, se corresponde con los deseos de los ojos. Y el deseo de ganar “sabiduría” al comer del fruto se corresponde con la vanagloria de la vida. Afrontamos tentaciones en estos mismos puntos.
Juan nos amonesta a no repetir los errores de Eva.
Cenando con el diablo
Eva escogió comer del fruto prohibido. Es cierto que ella fue engañada, pero ella fue engañada porque no creyó a Dios. Ella sabía lo que Dios
había dicho que no debían comer: la fruta. Hasta le dijo a la serpiente
que Dios lo había prohibido. Pero se convenció, por las apariencias y
los argumentos del diablo, de que Dios no estaba diciendo la verdad.
Ella aceptó la invitación de comer con él, y eligió comer del menú que
él le había preparado. Comer la fruta fue el cuarto error de Eva. Y produjo consecuencias irrevocables.
Eva le dio de la fruta a Adán, y él la comió. Cuando Eva llevó la fruta a Adán, él supo inmediatamente lo que había pasado. Adán no fue
engañado por las palabras de Satanás (1 Timoteo 2:14). Él desobedeció,
así como Eva; pero su desobediencia era peor, porque lo hizo conscientemente, en forma voluntaria e intencional. Adán fue culpable de
desobediencia y de presunción. Él desobedeció a sabiendas, pensando,
en su presunción, que Dios tendría que encontrar un camino para resolver el problema. Esta pudo haber sido la razón por la cual el pecado
de Adán es el que los escritores bíblicos mencionan cuando hablan de
la Caída (Romanos 5:14; 1 Corintios 15:22).
Jesús también nos invita a comer con él (Apocalipsis 3:20). Pero su
menú ofrece el pan de vida, en vez del conocimiento de la muerte, que
Satanás ofreció. Todo lo que necesitamos es aceptar su invitación.
Jesús fue victorioso sobre las mismas tentaciones que sobrevinieron
© Recursos Escuela Sabática
a Adán y a Eva (Mateo 4:1-11). Eva fue tentada por la codicia de la carne, por el apetito. Satanás presentó esta tentación a Cristo después de
que él hubo ayunado durante cuarenta días. Satanás lo tentó a usar su
poder divino a fin de proveer pan para satisfacer su hambre, pero Jesús
dijo: No.
Eva sucumbió a la tentación de la “codicia de los ojos” cuando cedió
a su deseo de la hermosa fruta prohibida. Satanás trajo esta tentación a
Jesús, mostrándole los reinos del mundo. Se los ofreció a Jesús, pidiendo en cambio que Jesús afirmara que Satanás tenía el derecho de darle
el reino; lo cual hubiera implicado, por supuesto, que pertenecían a Satanás.
Eva fue vencida por la tentación del orgullo, cuando codició la sabiduría falsamente prometida. En contraste, Jesús rehusó dar un salto espectacular y orgulloso desde el pináculo del Templo.
Adán comió presuntuosamente del fruto, y trató de desviar la responsabilidad por las consecuencias al Creador. Pero, Jesús rehusó poner a prueba a Dios. Jesús mostró una confianza perfecta en su Padre
celestial, mientras que Adán y Eva desconfiaron de él. En cada punto
en que Adán y Eva fallaron, Jesús venció. Por lo tanto, Dios puede ser
justo cuando justifica a los que creen en él (Romanos 3:26), de modo
que “como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” (1 Corintios 15:22).
De benditos a malditos
Durante la semana de la Creación, Dios pronunció bendiciones sobre sus obras. La entrada del pecado, en cambio, trajo maldiciones. El
“suelo”, que fue maldito, incluyó más que solo los minerales del suelo;
también incluía las plantas; y Adán y Eva también sintieron los efectos
ellos mismos. Se maldijo a la serpiente más que al resto de los animales;
esto implica que la maldición se aplicó a un grupo más amplio, es decir, no solamente a la serpiente. De hecho, parece que el mundo entero
fue afectado por las maldiciones (Romanos 8:20-22).
El pecado afectó a la creación entera, incluso a los seres humanos. La
imagen de Dios prácticamente fue eliminada, y nosotros, los humanos,
ya no tenemos la misma relación con el resto del mundo con la que
Dios nos dotara.
Un ejemplo de la supresión de la imagen de Dios en la humanidad
es el ejercicio del dominio. 4 A Adán se le había encargado el cuidado y
la atención del Jardín, y la administración de la tierra entera. Hoy ve© Recursos Escuela Sabática
mos que esta responsabilidad se ha abusado de muchas maneras. La
tierra cuenta con suficientes recursos para sostener la vida en forma indefinida. Pero, los humanos han sido descuidados y derrochadores en
el uso de la tierra, explotando sus recursos con avaricia insostenible. La
armonía de la creación original ha sido reemplazada por relaciones antagonistas, pestes abundantes y violentos depredadores. Las enfermedades virulentas invalidan a multitudes incontables de gente y de las
demás criaturas, y traen sufrimiento y muerte. Todas estas cosas son el
resultado del pecado, que ha dañado la forma en que los humanos ejercen su dominio sobre el resto de la creación, distorsionando la imagen
de Dios que los humanos debían exhibir.
La moralidad humana es otro aspecto de la imagen de Dios que el pecado ha diluido. Como lo ilustró Jesús en su vida, el servicio abnegado
a los demás es central para reflejar la imagen de Dios en los humanos.
Pero, esto no se ve muy a menudo hoy en día. En cambio, nuestras relaciones están dominadas por el interés propio. Los ricos y los pobres,
por igual, se aprovechan unos de otros, usando toda estrategia disponible a fin de usar coerción, falta de honestidad y engaño. La violencia
es algo común; los sistemas judiciales y políticos están corrompidos; las
prácticas comerciales son deshonestas; y el público tiene poca tolerancia por la verdad y la bondad. Los aspectos morales de la imagen de
Dios han llegado a estar tan corrompidos que muchos niegan que los
humanos alguna vez hayan sido creados a la imagen de Dios.
La sociabilidad es una tercera característica de la imagen de Dios que
muestra los efectos dañinos del pecado. El matrimonio debía ser una
gran bendición, el fundamento de familias felices y sociedades estables;
pero a menudo ha llegado a ser una maldición. Conflictos conyugales,
infidelidad matrimonial, niños no deseados y descuidados, y divorcios
ocasionales son casos demasiado frecuentes. No solo el matrimonio,
sino también han sufrido perjuicio todas las relaciones sociales. Los
humanos se separaron unos de otros por el tribalismo y el estatus social; y se separaron de Dios por la rebelión abierta. En muchas personas, la imagen de Dios apenas es discernible porque ha sido borrada
tan profundamente.
Una cuarta dimensión de la imagen de Dios que el pecado ha dañado es el ciclo de trabajo y descanso. Dios estableció un modelo de seis días
de labor y un día de descanso, y ha llamado a la humanidad a seguir su
ejemplo (Éxodo 20:8-11). 5 Pero, pocos lo hacen. La gente, generalmente, sufre de fatiga debido a exceso de trabajo. Y la mayoría de los que
© Recursos Escuela Sabática
reconocen un día de descanso lo respetan en otro día, que no es el elegido por Dios; pocos son los que dedican el día entero a adorar y a la
renovación espiritual. Aun los que observan el séptimo día de los
Mandamientos encuentran fácil olvidar su condición sagrada. Este aspecto de la imagen de Dios ha sido borrada por el pecado hasta el punto en que quienes observan el sábado en el séptimo día a menudo son
despreciados por otras personas.
Como resultado de su pecado, tanto Adán como Eva finalmente murieron. Satanás les aseguró que no morirían, pero mintió. Fueron hechos del polvo, y al polvo regresaron. La Biblia menciona: “Vivió Adán
novecientos treinta años; y murió” (Génesis 5:5). No se nos dice cuándo
murió Eva, pero sabemos que ambos sufrieron la muerte. Su hijo Caín
mató a su hermano Abel. Desde ese tiempo, con solo dos excepciones,
Enoc y Elías, toda persona que vivió sobre la tierra finalmente murió.
Pero, aunque la muerte es un enemigo temido e implacable, es preferible a una vida de pecado sin fin.
La muerte no es obra de Dios, sino de Satanás. La voluntad del
Creador es que sus criaturas tengan vida (Juan 10:10; cf. Apocalipsis
4:11). Pero, Satanás ha sido homicida desde el principio (Juan 8:4).
Cuando incito a pecar a Adán y a Eva, asumió algo de la responsabilidad por la muerte, que fue su resultado. Pero, Jesús vino con el propósito de destruir el poder de Satanás sobre la muerte (Hebreos 2:14), y lo
venció, proveyendo una vida nueva a todos los que lo aceptaran.
Conclusión
Dios creó a Adán y a Eva a su imagen, los colocó en un ambiente
privilegiado y les dio instrucciones sobre cómo preservar lo bueno de
la creación. A pesar de las ventajas que tuvieron, desconfiaron de Dios
y eligieron desobedecerlo. Eva fue engañada por Satanás; no obstante,
cuando comió del fruto prohibido, sabía que estaba desobedeciendo a
Dios. Adán no fue engañado; voluntariamente eligió desobedecer. Los
pecados de Adán y de Eva trajeron la influencia de Satanás sobre el
mundo. Y Satanás trajo la muerte, y casi eliminó la imagen de Dios en
los humanos. Pero, Cristo venció a Satanás en cada punto en el cual
Adán y Eva fracasaron, y ha provisto un camino para restaurar todo lo
que se perdió por causa del pecado.
© Recursos Escuela Sabática
Referencias
Ver también Juan 8:44, donde Jesús identifica al diablo como el padre de las mentiras
y un asesino “desde el principio”.
2
Cf. 1 Corintios 15:51-54; 1 Tesalonicenses 4:15-17.
3
Números 11:34: kibroth hatta’awah, “Sepulcros del deseo”.
4
Ver el capítulo 10 de este libro.
5
Cf. Éxodo 31:12-18; Marcos 2:27.
1
Material facilitado por RECURSOS ESCUELA SABATICA ©
http://ar.groups.yahoo.com/group/Comentarios_EscuelaSabatica
http://groups.google.com.ar/group/escuela–sabatica?hl=es
Suscríbase para recibir gratuitamente recursos para la Escuela Sabática
© Recursos Escuela Sabática
CAPÍTULO 7
El mal en la creación
D
urante la semana de la Creación, Dios pronunció bendiciones
sobre lo que había creado; y al final de la semana, dijo que todo
era “bueno en gran manera”. El cuadro era de un mundo sin
violencia depredadora, sufrimientos ni muerte. Pero, este no es el
mundo en el que vivimos hoy. La violencia, el dolor y el sufrimiento
son muy familiares para tantas personas, que encuentran difícil imaginar un mundo sin ellos. El mal arroja una sombra sobre la naturaleza,
reduciendo nuestra capacidad de comprenderla correctamente. No
vemos claramente, sino “vemos por espejo, oscuramente” (1 Corintios
13:12). ¿Cómo ocurrió un cambio tan dramático?
Las sentencias por el pecado
La sentencia sobre la serpiente. Después de la confesión de Adán y
de Eva (Génesis 3:12, 13), Dios pronunció sentencias sobre todos los
que estaban involucrados con los primeros pecados de la humanidad.
Dirigió la primera sentencia sobre la serpiente. Fue maldita “más que
toda bestia, y más que todo animal del campo” (Génesis 3:14). Esto parece indicar que, aunque la maldición aquejaría en mayor medida a la
serpiente, afectaría también a todo el ganado y las bestias del campo.
Pero, si el texto debía decir que la sentencia se aplicaba al mundo animal entero o no, es claro que los efectos del pecado se extendieron a todos los animales (Romanos 8:20).
Como resultado de la maldición, la serpiente andaría sobre su vientre y comería polvo. Esto puede tener un sentido doble. Primero, dictaminaría que habría cambios en la anatomía de la serpiente, de modo
que se arrastrara sobre su vientre; esto implica que previamente tenía
otro medio de locomoción, tal como piernas o alas. Los biólogos reco© Recursos Escuela Sabática
nocen que los antepasados de las serpientes que existen ahora tuvieron
miembros, y que los cambios que sufrieron las serpientes involucraban
modificaciones en los genes que controlan el desarrollo embriológico.
Segundo, la maldición también puede implicar que Satanás mismo, la
verdadera “serpiente” en la historia, “comería el polvo”; una metáfora
que señalaba a su destrucción final.
Es probable que la maldición incluyera la posibilidad de cambios
genéticos no solo en las serpientes, sino también en todos los demás
animales. Inferimos que los animales cambiaron; algunos de ellos desarrollaron la anatomía necesaria para sostener una existencia dependiente de la violencia y la depredación, y otros adaptándose a una vida de
parasitismo. Los cambios sustanciales requeridos significan que no podemos suponer que los animales que vemos ahora se parecen o actúan
del mismo modo que los animales que existieron antes del pecado.
Con el fin de evitar que Satanás tuviera un control completo sobre la
humanidad, Dios les ayudaría a resistir la tentación poniendo enemistad entre la serpiente y la mujer. A la humanidad no le agrada el mal. Y
aunque Satanás infligiría sufrimiento (la herida en el talón, o calcañar),
al final él sería derrotado: su cabeza sería aplastada (Génesis 3:15). El
pecado y el mal finalmente terminarán, pero demandaría un costo. 1
La sentencia sobre la mujer. La segunda sentencia fue pronunciada
sobre la mujer. Sus relaciones familiares se verían afectadas; y la acción
de dar a luz a los hijos sería doloroso. La frase “Tu deseo será para tu
marido” (Génesis 3:16) puede reflejar el hecho de que la armonía en la
pareja sería rota. 2 A fin de preservar la institución matrimonial, que
era muy importante para el bienestar de la raza, el esposo gobernaría 3
sobre ella. Desafortunadamente, en el mundo caído, el esposo y la esposa pueden tener ideas conflictivas sobre cómo debe ser ese liderazgo.
Cuando observamos las dificultades que experimentan quienes están
casados, debemos recordar que somos criaturas caídas, y deberíamos
esforzarnos por restaurar las relaciones matrimoniales armoniosas, que
el Creador tenía la intención de que existieran.
La sentencia sobre el hombre. La primera parte de la sentencia del
hombre era que su vida sería de trabajo y de dolor (Génesis 3:17-19). El
trabajo que tendría sería agotador; suficiente para producirle traspiración. El trabajo que debía hacer el hombre aumentaría, porque el suelo
había sido maldito y a partir de allí produciría espinas y cardos. Esto
implica que las espinas y los cardos no existían antes de este tiempo. 4
© Recursos Escuela Sabática
La maldición también produjo un cambio en la dieta. La humanidad
ahora comería plantas herbáceas, junto con las frutas y las semillas originalmente provistas. En Génesis 2, la creación de los humanos es descrita como si hubiese sucedido antes que ciertos tipos de plantas existieran. Dos tipos de plantas se mencionan en este contexto: la “plantas
del campo”1 y la hierba del campo. 5 Algunos eruditos del idioma hebreo sugieren que estas expresiones pueden referirse, respectivamente,
a los arbustos silvestres de las regiones áridas y a las hierbas cultivadas, y que ambas sufrieron las modificaciones que ocurrieron por causa
de las maldiciones. 6 Si esta interpretación es correcta, es otro ejemplo
de las clases de cambios que sucedieron en el reino vegetal desde la
Creación.
La sentencia de Adán incluía la muerte. Después de una vida de trabajo y de dolor, él moriría. Fue tomado del polvo, y volvería al polvo.
Esta parte de la sentencia no fue impuesta de inmediato, sino que sucedería a su debido tiempo. Por gracia, Adán tuvo la oportunidad de vivir una vida de prueba, demostrando por sus acciones y actitudes si
aceptaba el don que Dios le ofrecía en la promesa de la victoria de la
“Simiente”.
El oscurecimiento del espejo
Adán había recibido el dominio sobre las criaturas del mar, el aire y
la tierra, y se le había dado el trabajo de jardinería. Todo esto fue afectado por las maldiciones que produjo el pecado; de hecho, el mundo
entero fue afectado por las maldiciones (Romanos 8:20-22). No solo la
buena creación fue arruinada por el pecado y las maldiciones, sino
también la mente humana misma sufrió daños. Había sido oscurecida,
haciéndola resistente a la verdad que Dios reveló tanto en la naturaleza
como en su Palabra. Jeremías describió la mente humana como “engaños(a) [...] más que todas las cosas y perverso” (Jeremías 17:9). La gente
hasta se olvidó voluntariamente de que Dios fue quien creó la tierra y
todo lo que hay en ella (2 Pedro 3:5, 6). El pecado produjo una división
tan profunda entre nosotros -seres creados— y el Creador que sin la
iluminación divina leemos incorrectamente la naturaleza. 7
A pesar de que el poder destructivo del pecado produjo la distorsión
de la buena creación de Dios, siempre permanecen algunas personas
que pueden ver el diseño en la naturaleza, y probablemente algunos
que la niegan.
© Recursos Escuela Sabática
Los avances de la ciencia añadieron evidencias sobre este tema, y
continúa siendo asunto de activa discusión actualmente. 8
De hecho, la cuestión del diseño en la naturaleza es uno de los grandes problemas de todos los tiempos. Los antiguos filósofos griegos lo
analizaban. 9 Los teólogos y los filósofos de la era del siglo de las luces
alegaron acerca de él. 10 Y el debate entre los teístas, que afirman el diseño en la naturaleza, y los materialistas, que lo niegan, continúa en la
actualidad.
El concepto de que la naturaleza da evidencias de diseño tiene dos
ramas, que no son necesariamente excluyentes. Son el argumento para
el diseño, y el argumento del diseño. 11
El argumento para el diseño comienza con la premisa de que la naturaleza parece ser ordenada, y muestra rasgos que indican la existencia del diseño por parte de alguna inteligencia. Luego, concluye que la
naturaleza realmente tuvo que haber sido diseñada por alguna mente
inteligente. Este argumento se concentra en el diseño mismo, y no intenta identificar al diseñador. El grupo del “Diseño inteligente” usa este argumento. 12
El segundo argumento comienza donde el primero termina. Su
premisa es que la naturaleza está diseñada, y concluye que el diseñador
es el Dios de la Biblia. Estos dos argumentos están estrechamente relacionados, y a menudo -aunque no necesariamente siempre- están vinculados.
Mientras la mayoría de los cristianos y otros monoteístas reconocerían el diseño y lo atribuirían al Creador bíblico, otros no lo harán. Los
panteístas podrían aceptar la idea de que la naturaleza fue diseñada,
pero propondrían un diseñador diferente; tal vez un espíritu universal
presente en toda la materia, o una fuerza misteriosa que hace que aquella se organice a sí misma. Los materialistas niegan tanto el argumento
para el diseño como el argumento del diseño.
Stephen Weinberg, ganador del premio Nobel en Física de 1979, observa demasiado mal en la naturaleza como para creer que alguien haya diseñado el universo. Explica: “Es casi irresistible imaginar que toda
esta belleza de algún modo fue puesta para nuestro beneficio. Pero, el
Dios de las aves y de los árboles tendría que ser también el Dios de los
defectos de nacimiento y del cáncer”. 13
El argumento del diseño sería mucho más convincente si no fuera
por el problema del mal.
© Recursos Escuela Sabática
El problema del “mal natural”
El “mal natural” es el término usado para designar el sufrimiento
causado por las fuerzas en la naturaleza, que los seres humanos no
pueden controlar. La existencia del mal natural es la objeción principal
al argumento del diseño. El mal que los humanos provocan no causa
mucho problema: universalmente, la gente reconoce que es la responsabilidad de la humanidad la que lo causa. Pero ¿quién es el responsable por el sufrimiento causado por los desastres naturales como las
inundaciones, los tsunamis, los terremotos, los tornados, las sequías,
etc.? La gente responde a esta pregunta de diferentes maneras, dependiendo de cómo consideran la relación entre Dios y el mundo.
Para el materialista que niega la existencia de Dios, el mal natural es
simplemente natural; no hay nada que explicar. Los terremotos suceden y matan gente... junto con cucarachas y ratas.
Para el creyente en Dios, el mal natural es el resultado de una combinación de factores. Dios es ciertamente capaz de impedir el mal natural, pero él respeta las elecciones que los seres humanos hicieron de seguir a Satanás, de modo que limita su intervención. Entretanto, Satanás
está activamente trabajando para causar desastres naturales (Job 1, 2).
Sin duda, él haría más, si pudiera. Los creyentes reconocen que el pecado abrió el acceso a Satanás al mundo, y el mal natural es uno de los
resultados.
Algunas personas creen que Dios causa el mal porque está enojado
con los pecadores, y desea una venganza exacta sobre ellos, por su ingratitud. Pudo haber sido esta creencia la que explica por qué la gente
comúnmente llama a los desastres naturales “actos de Dios”.
Otros creen que Dios es indiferente al sufrimiento humano: sencillamente, no le interesa lo que sucede. Aquellos que niegan la existencia y
el poder de Satanás, a menudo luchan para creer que hay un Dios
bueno que se interesa en ellos. Pueden ver las evidencias de diseño, pero no pueden reconciliar la idea de un Diseñador divino con la presencia del mal natural. Esto los lleva a considerar el rol de agentes sobrenaturales que causan el mal natural.
Cuando Adán y Eva pecaron, permitieron que el mal entrara en el
mundo. Su desobediencia demandó una respuesta de Dios, que fue dada en la forma de maldiciones y la sentencia de muerte. 14 Dios respondió estableciendo límites a los efectos del pecado, recordándoles a los
seres humanos su dependencia de él y proveyéndoles de una esperan© Recursos Escuela Sabática
za para el futuro. La gente puede llegar a considerar esta respuesta como si involucrara una forma de mal, 15 pero la intención de Dios es redentora (Deuteronomio 8:5; Hebreos 12:5-7).
El pecado trajo el mal en una forma destructiva. Cuando Satanás
engañó a Adán y a Eva, el mal ganó un punto de entrada en el mundo.
Satanás no tenía la intención de que el mal que él produjo “redimiera”
a la humanidad; que los impulsara hacia una relación positiva con
Dios. Más bien, quiso separarlos de Dios para siempre. Así, hay dos corrientes de “mal” que fluyen por el mundo: una con la intención de llevarnos de regreso a Dios y otra con el propósito de separarnos de él para siempre. Esto complica nuestra comprensión del mal natural.
No es claro si las maldiciones que Dios pronunciara sobre la Tierra
fueron impuestas de inmediato o si fueron predictivas de lo que finalmente sucedería. También podemos preguntarnos si fueron impuestas
por Dios directamente, o si Dios dio libertad a Satanás para distorsionar la belleza de la creación original. Tal vez, ambas ideas sean verdaderas.
Un concepto es que Dios redujo la extensión de su cuidado protector, permitiéndonos comprobar por nosotros mismos cómo el pecado
afecta la creación. Esto podría ser lo que Pablo tenía en la mente cuando escribió: “Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza” (Romanos
8:20). Y Dios pudo haber empleado las maldiciones que pronunció con
el fin de modificar la creación de modo que pudiera arreglársela con los
efectos del pecado y de la muerte.
Por otro lado, la capacidad de Satanás de influenciar la naturaleza
no debe ser subestimada. Él es capaz de hacer descender fuego del cielo
y causar tornados (Job 1:16, 19). Puede producir enfermedades (Job 2:7;
Lucas 13:16) y aparecer bajo diversos disfraces (2 Corintios 11:14). 16Y la
parábola de la cizaña implica que también corrompe las plantas (Mateo
13:24-30). Él pretende ser el gobernante de este mundo; 17 pretensión
que aun Jesús reconoció (Juan 14:30). 18
Ambas posibilidades -que las maldiciones sobre la Tierra fueron
puestas en práctica por Dios o por Satanás- pueden ser ciertas. Tanto
Dios como Satanás están activos en el mundo, y ambos pueden producir experiencias que consideramos como malas.
© Recursos Escuela Sabática
Ver a Dios en la naturaleza
Muchos pasajes bíblicos afirman que Dios actúa en la naturaleza.
Los salmistas podían percibir el poder y la sabiduría de Dios en la naturaleza: en una tormenta de truenos (Sal. 29), en la furia del mar (Sal.
93) y en la estructura de la Creación (Salmo 104). Para el creyente, la
gloria y la sabiduría de Dios pueden verse en toda la Creación. David
escribió esta frase famosa: “Los cielos cuentan la gloria de Dios” (Salmo
19:1). Al mirar las estrellas, le recordaron a su Creador, cuya gloria se
manifestó en la consistencia con la cual mantiene el orden que se ve en
el espacio. El mismo punto se ve en el Salmo 8, donde David expresa su
asombro por el hecho de que el gran Dios que creó los cielos tomaría
tanto interés en los humanos.
Pero ¿qué sucede con el incrédulo?
Aun los que no conocen a Dios pueden ver evidencia de su existencia en las cosas que él creó. Cuando el apóstol Pablo, en sus viajes, disputó con los paganos, en ocasiones usó la evidencia en la naturaleza
con el fin de alegar por la existencia de Dios. Cuando habló a los paganos en Listra, por ejemplo, habló de las lluvias y de la estación de la cosecha, como evidencia del Dios Creador (Hechos 14:15-17). Cuando se
dirigió a los filósofos en la colina de Marte, señaló su reconocimiento
de la existencia de un “dios desconocido”, y les mostró que hay un
Dios Creador, desconocido para ellos (Hechos 17:22-34), y luego los invitó a adorarlo. Pablo escribió a los romanos que el testimonio de la
creación está disponible para todos; pero no era optimista acerca de
nuestra capacidad de ver a Dios en la naturaleza (Romanos 1:19, 20).
Específicamente, señaló que “lo que de Dios se conoce” son “su eterno
poder y deidad”. A partir de la naturaleza, cualquiera puede inferir
que existe un Dios Creador, que es poderoso y que es eterno. Esto es
suficiente para que cada persona sea responsable ante Dios.
Una evidencia de la bondad de Dios, que apela a todos, es un creyente fiel y generoso. Los que fielmente observan las leyes de Dios dan
un testimonio que alcanza a aquellos que no tienen conocimiento de la
Ley (Deuteronomio 4:5, 6). Jesús identificó los dos Mandamientos mayores: hemos de amar a Dios en forma suprema, y hemos de amar a
nuestro prójimo como a nosotros mismos (Mateo 22:34-40). Si el problema del mal es el mayor estorbo para creer en Dios, una vida de ser© Recursos Escuela Sabática
vicio amante puede muy bien ser la evidencia más poderosa acerca de
su existencia.
Conclusión
Los pecados de Adán y de Eva produjeron modificaciones en cada
parte del mundo. Dieron acceso a Satanás al mundo, lo cual resultó en
miseria y sufrimiento incontables. La bendición que Dios pronunciara
sobre la creación original ha sido reeditada por las maldiciones sobre
los animales, las plantas y la tierra misma. La imagen de Dios, que la
humanidad llevaba, ha sido eliminada o distorsionada, y la mente humana ha sido oscurecida de modo que ya no percibe claramente la presencia de Dios en la Creación.
No obstante, Dios no nos ha dejado sin evidencias de su existencia y
su poder. Podemos ver estos atributos claramente en las cosas que ha
formado. Pero, existe un testimonio mejor y más claro acerca de su bondad y amor: se observa en las vidas de quienes, siguiendo a Jesús, viven para servir a los demás. Jesús se denominó a sí mismo “la luz del
mundo” (Juan 8:12); y llamó a sus seguidores a ser lo mismo para los
demás (Mateo 5:14-16). Por sobre todo, esta es la luz que se necesita para dispersar las tinieblas de las mentes de la humanidad.
Referencias
Ver el capítulo 12 de este libro.
White, E. G. de, Patriarcas y profetas (Mountain View, CA: Publicaciones Interamericanas, 1955), p. 41; cf. Collins, C. J., Genesis 1-4. A Linguistic, Literary and Theological Commentary (Pillipsburg, NJ: P&R Publishing, 2006), pp. 159,160.
3 En hebreo, masál. Notamos que esto es diferente del “gobernar” (hebreo rada) sobre
los animales en Génesis 1:26 al 28; ver Davidson, R. Flame of Yahveh: Sexuality in the Old
Testament (Peabody, MA: Hendrickson, 2007), capítulo 2.
4 Los biólogos opinan que las espinas se producen por cambios genéticos que alteran el
desarrollo que debería producir hojas. El pecado ha causado que plantas y animales
experimenten cambios en la genética de su desarrollo.
5 Génesis 2:5; hebreo síaj hassadéh, “Planta del campo”.
6 Génesis 2:5; hebreo ‘essed hassadéh, “Hierba del campo”.
7 Younker, R. W. “Genesis 2: A second creation account?” en J. T. Baldwin, ed., Creation,
Catastrophe, and Calvary (Hagerstown, MD: Review and Herald®, 2000), pp. 69-78.
8 White. “La incapacidad del hombre para interpretar la naturaleza”, Testimonios para la
iglesia (Miami, FL: Asociación Publicadora Interamericana, 2004), tomo 8, p. 268; cf.
Romanos 1:21-23.
9 Por ejemplo, ver Behe, M. J., Dariwin’s Black Box (Nueva York: Free Press, 1996); Meyer, S. C., Signature in the Cell (Nueva York: Harper One, 2009).
1
2
© Recursos Escuela Sabática
El diseño fue afirmado por Platón, Cicerón y otros, pero fue negado por Leucipo, Lucrecio y otros.
11 Tomás de Aquino y William Paley afirmaron el diseño, mientras que David Hume
fue su más famoso adversario.
12 Los principales defensores del diseño incluyen a William Dembski y Michael Behe,
mientras que sus adversarios incluyen a Richard Dawkins y el fallecido Stephen Jay
Gould.
13 Por ejemplo, ver Dembski, W. A. y J. M. Kushiner, Signs of Intelligence (Grand Rapids,
MI: Brazos Press, 2001).
14 Weinberg, S. Dreams of a Final Theory (Nueva York: Vintage Books 1992), 250.
15 Bauer, S. “Dying You Shall Die: The Meaning of Genesis 2:17”, Ministry 83/12 (diciembre de 2011), pp. 6-9.
16 En hebreo, ra', “mal” o “malo”; Éxodo 7-12; Deuteronomio 28:15, 68; Isaías 45:7.
17 Implicado en Job 1:6, 7; 2:1, 2; Isaías 14:16, 17; explícito en Mateo 4:8 y 9.
18 Cf. Juan 12:31; Juan 16:11.
10
Material facilitado por RECURSOS ESCUELA SABATICA ©
http://ar.groups.yahoo.com/group/Comentarios_EscuelaSabatica
http://groups.google.com.ar/group/escuela–sabatica?hl=es
Suscríbase para recibir gratuitamente recursos para la Escuela Sabática
© Recursos Escuela Sabática
CAPÍTULO 8
La Creación
y la Providencia
M
uchas personas se preguntan cuánto está realmente haciendo
Dios en nuestro mundo. Algunos lo ven solo en las catástrofes,
tales como terremotos, tornados e inundaciones. Otros lo consideran como demasiado distante para estar involucrado, y dudan de la
realidad de los milagros, atribuyendo cada evento a las “fuerzas de la
naturaleza”.
El término “Providencia” se refiere a cómo Dios gobierna este mundo. Comúnmente pensamos en la providencia como un acto de Dios en
respuesta a la oración. Tiene que ver con las respuestas a las oraciones,
pero es más amplio que eso. La Biblia describe a Dios como activamente comprometido en proveer para sus criaturas. Dios actúa tanto por
medio de actos especiales de providencia, tales como las respuestas a
las oraciones, la providencia general, o el hecho de sostener los procesos de la naturaleza. En este capítulo, examinaremos algunos aspectos
del gobierno de Dios en el mundo, incluyendo la providencia general y la
especial.
La providencia general
Al finalizar la semana de la Creación, Dios descansó de su obra creativa (Génesis 2:2, 3). No descansaba porque estuviera cansado, sino
porque había completado la tarea. Dios ya no sigue creando como lo
hizo durante la semana de la Creación; pero esto no significa que Dios
está inactivo. Jesús aseguró: “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo” (Juan 5:17)- Dios no abandonó al mundo. Todavía trabaja en él.
© Recursos Escuela Sabática
La providencia general de Dios fue puesta en su lugar en la Creación. Mientras Dios creaba el universo, estableció los esquemas, las “leyes”, por las cuales lo gobernaría. Como parte de su obra de creación,
el Señor proveyó lo necesario para la vida. Con el fin de ser un lugar
adecuado para los organismos vivientes, su medioambiente debía tener
luz, oxígeno, agua dulce, tierra seca e indicios ambientales, 1 de modo
que los organismos pudieran desarrollar esquemas regulares de conducta. Dios formó todo esto durante la semana de la Creación, y él lo
mantiene mediante su providencia general.
La providencia general de Dios se ejerce por medio de lo que llamamos las “leyes de la naturaleza”. Estas “leyes” no son requisitos que
limitan la actividad de Dios; más bien, son herramientas que él eligió para realizar su voluntad. Nosotros las llamaríamos “las leyes de la providencia” porque no son propiedades inherentes al universo físico; en
cambio, son modelos del gobierno libremente escogido por el Creador
con el propósito de sustentar el universo que él creó.
Dios es la fuente de las leyes naturales. La estructura del universo
está basada sobre la materia y la energía, que son intercambiables. La
materia es mantenida en existencia por lo que llamamos las “fuerzas
fundamentales”. Estas incluyen la fuerza de la gravedad y las fuerzas
que mantienen unidos a los átomos. 2 Los científicos describen estas
fuerzas como “propiedades fundamentales de la materia”. Como creyentes, reconocemos que la materia no tiene propiedades propias: Dios
estableció las propiedades de la materia por su propia voluntad. Podemos considerar las fuerzas fundamentales como el poder que Dios
ejerce continuamente para mantener la existencia de la materia del universo. 3
Desde la Caída, Dios debió tratar con una creación dañada. Él eligió
arreglarla en vez de descartarla. Esto significa que él sigue sosteniéndola aun en su condición dañada. Hasta mantiene la existencia de los
átomos y las moléculas que constituyen los cuerpos de los que se oponen a su voluntad y que destruirían a Dios si pudieran.
La providencia general de Dios incluye el mantener las condiciones
necesarias para sostener la vida. Después del gran Diluvio, Dios prometió a Noé que los ciclos estacionales y diarios seguirían (Génesis
8:22). Dios trae el viento, la lluvia y el sol para sus criaturas, para todas
ellas, las buenas y las malas por igual (Salmo 135:7; 145:15,16; Mateo
5:45). En forma similar, provee de alimento al ganado y al león (Salmo
104:14, 21). Las espinas y los cardos se benefician de esta provisión tan
© Recursos Escuela Sabática
ciertamente como las vides y los árboles frutales. Pero, no debemos interpretar el hecho de que él suple a cada uno de ellos con lo que necesitan para la vida como su asentimiento de ellos en su situación caída; en
cambio, es un ejemplo de cómo Dios cuida aun de sus enemigos, así
como él nos invita a que lo hagamos (Mateo 5:43-48).
La providencia de Dios puede ser creativa. El salmista alaba la forma en que Dios formó sus partes internas mientras todavía estaba en el
vientre (Salmo 139:13). Esto se refiere al proceso del desarrollo: ese crecimiento maravilloso desde una sola célula hasta conformar una persona nueva que lleva la imagen de Dios. Consideramos que Dios nos
creó, aunque él no lo hizo del mismo modo que creó a Adán y a Eva.
Dios no está ejecutando todavía la obra que completó en la semana de
la Creación, sino que mantiene los procesos por los cuales se producen
nuevas personas. También, emplea las mismas leyes de la naturaleza a
fin de producir la salud y la curación, de modo que el salmista está en
lo correcto cuando declara que Dios “sana todas tus dolencias” (Salmo
103:3), aun cuando usa procesos que consideraríamos “naturales”.
La providencia general se refiere al gobierno divino del mundo por
medio de los procesos regulares, que llamamos “leyes naturales”. Estas
leyes permiten que las cosas salgan mal; por ello, en nuestro mundo de
pecado, tenemos inundaciones y sequías, enfermedades y muerte. Para
la persona que no conoce acerca del mundo por venir, el mal que la
gente experimenta en este mundo puede hacer que, a veces, la existencia parezca sin propósito. Pero, quienes conocen las promesas de Dios
esperan “cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (2
Pedro 3:13).
La providencia especial
Además de gobernar la naturaleza mediante “leyes naturales”, Dios
también actúa dentro del universo para causar eventos específicos. Podemos considerar estos eventos como milagros, porque no sabemos de
ninguna explicación potencial para ellos, en términos de las regularidades que solemos ver. Por definición, los milagros son escasos. Consideramos que los eventos que son predecibles son los fenómenos naturales, y no milagros. Si todos los muertos resucitaran cada luna llena,
probablemente llegaríamos a considerar que se trataría de alguna ley
de la naturaleza, aunque no pudiésemos explicarla.
© Recursos Escuela Sabática
La providencia especial puede ser realizada directamente, por un acto de Dios, o puede ser producida indirectamente. La resurrección de
Lázaro es un ejemplo de providencia especial mediante un acto directo
de Dios (Juan 11:38-44): el poder de Dios actuó directamente sobre el
cuerpo de Lázaro, dándole vida. La curación del hijo del noble de Capernaum fue otro acto de providencia especial por medio de la acción
directa (Juan 4:46-54). Aun cuando Jesús estaba en Caná, a varios kilómetros de distancia de la casa del noble de Capernaum, es clasificado
como un caso de acción directa de Dios porque el joven enfermo fue
sanado por la orden de Jesús. Dios actuó directamente para devolver la
salud al joven.
A menudo -tal vez la mayoría de las veces-, los milagros ocurren indirectamente, como cuando Dios usó un viento para traer codornices a
los israelitas (Números 11:31-34). Dios no las creó en ese momento, o
las hizo desaparecer de su hábitat y reaparecieron en el campamento
israelita; él usó el viento a fin de trasportar las codornices hasta allí. Sin
embargo, como en este caso, un milagro logrado por medios indirectos
todavía comprende un acto directo de Dios, que da inicio a la cadena
de eventos. ¿De qué otro modo explicaríamos la llegada de tantas codornices al interior de la península arábiga, poco después de que Dios
dijera a la gente que les daría carne? Dios debió haber actuado directamente a fin de producir el viento, que llegó en el momento justo para
reunir las codornices y llevarlas hasta el lugar que él eligió. Este evento
fue un acto de la providencia especial producido indirectamente, mediante una cadena de circunstancias iniciadas por un acto divino directo.
Muy a menudo, un acto de providencia especial está acompañado
por alguna actividad humana que, en sí misma, no lograría realizar el
efecto deseado, pero que satisfizo una condición que Dios indicó que
debía atenderse antes de que él pudiera actuar. Un ejemplo es la curación de Naamán de su lepra (2 Reyes 5:9-14). Por medio de Eliseo, Dios
instruyó a Naamán para que se lavara en el río Jordán siete veces.
Cuando lo hizo, fue sanado. Seguramente, no había nada en el agua de
ese río que sanara a Naamán; la curación fue un acto directo de Dios.
No obstante, el agua tomó una parte importante en el milagro, y si
Naamán se hubiese rehusado a seguir las instrucciones, no se habría
curado. Podríamos llamar a esto una providencia especial condicional:
un acto divino que sucede solo con la cooperación humana.
© Recursos Escuela Sabática
La Escritura contiene muchos otros ejemplos de providencias especiales condicionales; entre ellas, el endulzamiento de las aguas amargas
de Mara cuando Moisés, siguiendo la orden divina, derribó un árbol y
lo arrojó al agua (Éxodo 15:22-25); la curación de los que miraron con fe
la serpiente de bronce (Números 21:4-9); la lluvia que vino en respuesta
a la oración de Elías (1 Reyes 18:41-46); el aceite que continuó fluyendo
hasta que todos los vasos que la viuda había reunido estuvieron llenos
(2 Reyes 4:1-7); y el cambio del agua en vino, en las bodas de Caná,
cuando los jarrones se llenaron y fueron llevados al maestresala (Juan
2:1-10).
Dios, a veces, actúa de modo que no lo habría hecho en un mundo
no caído. Así, la Biblia a veces describe a Dios como produciendo
desastres que destruyen multitudes de personas con el fin de castigar
su rebelión. El Diluvio del Génesis es el primer ejemplo en las Escrituras, y el más dramático; pero hay muchos otros. Las plagas de Egipto
(Éxodo 7 al 12) fueron actos singulares de la providencia, que lograron
la liberación de los esclavos hebreos de Egipto, pero al costo de muchos
de los recursos de los egipcios. En forma similar, la destrucción de las
ciudades de Sodoma y de Gomorra (Génesis 19); la apertura del tierra
para tragar a Coré, Datán y Abiram (Números 16:28-33), la muerte de
Uza cuando tocó el arca (2 Samuel 6:6, 7); y la destrucción del ejército
asirio durante el sitio de Jerusalén (2 Reyes 19:35), tuvieron la intención
de preservar las agencias mediante las cuales Dios tenía la intención de
hacer disponible la salvación para toda la humanidad.
La providencia especial puede ser constructiva o destructiva, condicional o incondicional, directa o indirecta, pero siempre tiene la intención
de ser redentora, mientras conserva la libre elección. Finalmente, vino la
mayor providencia de todos los tiempos: la encarnación, la muerte y la
resurrección de Jesús, y estos eventos fueron claramente redentores.
La Creación, la providencia y el carácter del Creador
En toda la Biblia, Dios se presenta como omnipotente, misericordioso y bueno. Él provee a las necesidades de su pueblo; él los protege
contra daños; los guía y los bendice en sus planes; cuida de los necesitados así como de los ricos. Sin embargo, a veces surgen preguntas
acerca de qué clase de Dios es él. En la sociedad actual, muchos han
aceptado la teoría de que los seres humanos y los animales han evolucionado desde un antepasado común; no obstante, son escépticos de
© Recursos Escuela Sabática
que esto pudiera suceder puramente por el azar y las leyes naturales.
Un resultado de este modo de pensar es la teoría de que Dios es el
Creador, pero que se valió de la evolución como el método de creación.
Esta propuesta plantea algunos interrogantes muy serios acerca del carácter del Creador; y porque la teoría es bastante popular en algunas
partes de la cristiandad, vale la pena comentarla aquí.
La gente utiliza diferentes expresiones tales como “evolución teísta”,
“creación evolucionista” o “evolución providencial” a fin de identificar
la teoría de que Dios usó procesos evolucionistas para crear. No importa qué nombre se elija, tales teorías implican que Dios es maligno. Analizaré seis maneras en las que las teorías de la creación evolucionista
impugnan el carácter de Dios. Los lectores podrán encontrar un análisis
más amplio en otras fuentes. 4
Los procesos evolucionistas involucran tres pasos que son inconsistentes con el carácter de Dios como se revelan en la vida y las enseñanzas de Jesús. Estos pasos son: la competencia debido a recursos limitados; la eliminación de los débiles obrada por los fuertes; y la superación
gradual de las especies. Estos pasos plantean, por lo menos, seis objeciones a la teoría de la creación evolucionista.
1. La teoría de la creación evolucionista implica que Dios limita intencionalmente los recursos de modo que no haya suficiente para todos. El evolucionismo se basa en la competitividad, debido a los recursos limitados. Es cierto que la competencia es inevitable en nuestro
mundo caído, y que ocasiona sufrimiento. Pero, no hay límites para lo
que el Dios que describe la Biblia puede proveer, y él trabaja para aliviar el sufrimiento. Jesús mostró la generosidad de Dios al ministrar a
todos aquellos que tenían necesidades; y mostró los recursos ilimitados
de Dios cuando multiplicó los panes y los peces para alimentar a los
miles que se habían reunido para escuchar su enseñanza (Mateo 14:1321; 15:32-38).E1 elemento de los recursos limitados de la teoría de la
creación evolucionista imita la sugerencia de Satanás a Eva, de que
Dios había retenido algo de ella. Dios no produce escasez de recursos;
más bien, este es el resultado de las actividades de Satanás.
2. La teoría de la creación evolucionista implica que Dios aprueba la
destrucción de los individuos más débiles por los que son más fuertes.
Pero, el Dios de la Biblia es el Dios de los vivos (Mateo 22:32). Jesús
vino para traer vida (Juan 10:10), no muerte. El cuidado de los pobres
es uno de los requisitos básicos que deben cumplir quienes desean se© Recursos Escuela Sabática
guir a Dios; los que no proveen de este cuidado afrontan su condenación (Mateo 25:31-46). Satanás es el “dios” de la muerte (Hebreos 2:14).
3. La teoría de que Dios usó el evolucionismo como el proceso de la
creación también implica que él utilizó un proceso maligno para producir humanos a su propia imagen, que las Escrituras afirman que
eran buenos. Muchas personas preguntan por qué Dios usaría el mal
con el fin de crear formas de vida, en vez de crearlos directamente.
Una respuesta es que él no podía lograr lo que quería de una sola vez,
de modo que tuvo que hacerlo en etapas. Pero, esto no puede ser cierto
porque, según las Escrituras, Dios es omnipotente. Una explicación alternativa podría ser que él eligió crear por medio de procesos evolucionistas porque es indiferente al dolor. Pero, esto tampoco puede ser
verdad, porque él es un Dios de amor y de misericordia. De este modo,
la teoría de que Dios eligió emplear la evolución para crear, no puede
ser reconciliada con su carácter.
4. Otro problema con la teoría de la creación evolutiva es que implica que Dios establece una norma moral más elevada para sus criaturas
que la que él mismo práctica. Dios nos ha enseñado a ser bondadosos y
misericordiosos, a cuidar de los débiles y los pobres, a servir a otros
aun al costo de nosotros mismos. Pero, estas demandas son inconsistentes con los métodos de la creación evolucionista. Si hubiésemos de
seguir el ejemplo puesto por un Dios que opera en base a la creación
evolucionista (Mateo 5:48), entonces apoyaríamos los esfuerzos por
eliminar a quienes sean genéticamente inferiores, por el bien de la raza;
proceso que se llama eugenesia. El resultado de esta manera de pensar
puede verse en la historia del nazismo. 5
5. El sábado del séptimo día es otra víctima de las implicaciones de
la creación evolucionista. Si no hubo seis días de creación, no puede
haber un sábado en el séptimo día, porque el séptimo día se define como el día que sigue a los seis días de la creación. Los creacionistas evolucionistas pueden, todavía, guardar el sábado, por supuesto, y pueden
justificar su práctica de la manera que quieran, pero su elección sería
arbitraria. No existe conexión lógica entre el creacionismo evolucionista y la adoración en el séptimo día. Esto puede no importar a los que
guardan otro día de la semana, pero sí afecta a quienes eligen seguir el
cuarto Mandamiento (Éxodo 20:8-11). Algunas personas señalan Deuteronomio 5, donde la razón dada para guardar el sábado es la liberación de Israel de Egipto; pero esto se aplica solo a los judíos, y no da
© Recursos Escuela Sabática
ninguna base para determinar qué día es el séptimo. La creación evolucionista es muy compatible con guardar cualquier día como santo... o
no guardar ninguno.
6. Finalmente, el creacionismo evolucionista niega la relación que
existe entre el pecado y la muerte. En la interpretación evolucionista
del registro fósil, los animales estaban sufriendo y muriendo mucho
antes de que los humanos llegaran a la existencia. La teoría de la creación evolucionista también niega que el pecado tenga algún efecto sobre la naturaleza.
Los evolucionistas señalan que el registro fósil contiene evidencias
de sufrimiento y de muerte similares a las que vemos hoy en el mundo.
Este concepto implica que los escritores de la Biblia entendieron mal:
Jesús no murió por nuestros pecados, sino por alguna otra razón.
A fin de explicar la diferencia entre los seres humanos y los animales, muchos evolucionistas teístas postulan que Dios escogió a dos individuos y les dio almas inmortales, trasmitiendo estatus moral al
“Adán” y a la “Eva” que así creó. Pero, la Escritura niega que algún
humano tenga alma inmortal, afirmando que solo Dios tiene inmortalidad (1 Timoteo 6:15,16) y que los redimidos recibirán la inmortalidad
recién en la resurrección (1 Corintios 15:52-54).
Sea que la llamemos “creación evolucionista” o “evolución teísta”, la
teoría de que Dios eligió los procesos evolucionistas como su método
de creación es falsa. No es compatible con la historia bíblica de la Creación, la Caída y la salvación; socava el evangelio; y justifica los errores
de la adoración en domingo (Daniel 7:25) y de la inmortalidad del alma
(2 Corintios 11:14). 6 La Biblia narra la verdadera historia de la Creación; describe con precisión, en sus páginas, el carácter justo de Dios, la
naturaleza de los seres humanos y la historia del evangelio, que también se verifican en la vida y las enseñanzas de Jesús.
Conclusión
Jesús no es solo el Creador, sino también el que gobierna el mundo
por medio de su providencia. Ha hecho abundante provisión para las
necesidades de todas sus criaturas, al establecer las propiedades del
ambiente físico y las relaciones ecológicas entre los organismos vivientes. Y aunque Adán cedió acceso a Satanás a este mundo, y este ahora
procura destruir los sistemas que Dios estableció en la Creación y así
© Recursos Escuela Sabática
producir sufrimiento y muerte, Jesús sigue manteniendo estos sistemas
designados divinamente.
Además de las provisiones generales que Dios estableció en las leyes
de la naturaleza que él determinó en la creación, Dios también, de tanto
en tanto, actúa por medio de actos de la providencia especial a fin de
llevar adelante sus planes redentores. Estos actos a menudo nos parecen coincidencias, y a veces milagros, con frecuencia en respuesta a la
oración. Por medio de estos actos de providencia especial, Dios sigue
cuidando de la creación y dirigiendo los eventos hacia la culminación
predicha en la Escritura, cuando todas las cosas sean renovadas. Una
correcta comprensión de la providencia revela al Creador como omnipotente, misericordioso y bueno, así como él pide que seamos sus seguidores.
Referencias
Algunos microorganismos pueden sobrevivir sin algunas de estas características, pero
todos los organismos sensibles los requieren.
2 Estos incluyen la fuerza nuclear fuerte y la fuerza nuclear débil, junto con la fuerza
electromagnética.
3 Ver White, Elena G. de, “Las leyes de la naturaleza”, Testimonios para la iglesia, (2004),
t. 8, pp. 270-272.
4 Richards, J., ed., God and Evolution (Seattle: Discovery Institute Press, 2010); Hunter, C.
G., Darwin’s God (Grand Rapids, MI: Brazos Press, 2001); J. T. Baldwin, ed., Creation, Catastrophe, and Calvary (Hagerstown, MD: Review and Herald®, 2000).
5 Bergman, J. “Darwinism and the Nazi Race Holocaust”, Creation Ex Nihilo Technical
Journal 13/2, pp. 101-111 (1999); ver también Weikart, R. From Darwin to Hitler: Evolutionary Ethics, Eugenics and Racism in Germany (Nueva York: Palgrave Macmillan, 2006).
6 Ver también Ezequiel 18:4; Isaías 8:19, 20.
1
Material facilitado por RECURSOS ESCUELA SABATICA ©
http://ar.groups.yahoo.com/group/Comentarios_EscuelaSabatica
http://groups.google.com.ar/group/escuela–sabatica?hl=es
Suscríbase para recibir gratuitamente recursos para la Escuela Sabática
© Recursos Escuela Sabática
CAPÍTULO 9
Creación y matrimonio
L
a familia es la unidad fundamental de la sociedad, y el matrimonio es la base de la familia. Del modo en que es el matrimonio, así será la familia, y como es la familia, será la sociedad.
Cuando las relaciones familiares son respetadas y honradas como deberían serlo, la sociedad se caracterizará por el respeto mutuo y una
conducta honorable. Pocos temas de la vida práctica son tan importantes como las relaciones matrimoniales y familiares. Nuestro concepto
del matrimonio está indisolublemente vinculado con nuestro concepto
de los orígenes. 1
En la narración de la Creación de Génesis 1 y 2, toda la creación se
describe como “buena”, con excepción de una cosa: no era bueno que el
hombre estuviera solo (Génesis 2:18). La soledad es tan indeseable que
el sistema jurídico, a veces, lo emplea como el castigo máximo, fuera de
la ejecución. Millones de personas sufren de soledad; y tiene mucho
sentido que Dios declarara que la situación “no es buena”. La imagen
de Dios incluye un sólido componente de relación.
Adán se dio cuenta de su falta de compañía cuando Dios le llevó todos los animales para que les pusiera nombre. Al ver a los animales
que venían de a pares, él sintió la necesidad de una compañera para él.
Dios procedió a suplir esta necesidad. Dispuso el primer matrimonio y,
al hacerlo, estableció un modelo para todos los matrimonios que siguieron.
Cuando Adán se dio cuenta de su necesidad de compañía, Dios lo
hizo dormir profundamente, quitó una costilla de su costado y la usó
para “construir” 2 una mujer. Note que la mujer fue la idea de Dios;
Adán no tuvo parte en el diseño y la construcción de su compañera. Si
la hubiera tenido, podría razonablemente haberse considerado el due© Recursos Escuela Sabática
ño de la mujer. Pero Dios es el Creador y el Dueño de ambos, el hombre y la mujer, punto del cual no dejó dudas.
El método que Dios eligió para crear a la mujer tiene significado para la relación matrimonial. La mujer fue hecha de una costilla, un hueso
que cubre el corazón. Si hubiese sido creada de un hueso del pie, los
antiguos lo hubieran interpretado en el sentido de que la mujer debía
ser dominada por el hombre. Si hubiese sido formada de un hueso de
la cabeza, las mujeres podrían haberse considerado superiores a los
hombres. Pero ninguno de esos fue el caso. Eva debía ser una compañera para Adán, para trabajar con él, y para cubrir y proteger su corazón. Y, a su vez, él debía nutrirla y protegerla.
Note también que, como el hombre, la mujer fue creada en forma individual. Como individuo, ella era personalmente responsable ante
Dios, del mismo modo en que lo fue Adán. Ambos individuos fueron
dotados con la imagen de Dios, que incluía el libre albedrío. La relación
de Eva con Adán sería de igualdad, sin tomar en cuenta los roles que
cada uno tomara en el matrimonio.
Dios creó a la mujer para ser una “ayuda idónea” (‘ezer; Génesis
2:18) para Adán. Podríamos preguntarnos si este versículo significa que
la mujer debía trabajar para el hombre como su esclava, pero este no es
el significado de la palabra hebrea traducida “ayuda idónea”. Muchos
textos bíblicos usan la misma palabra con la intención de referirse a la
ayuda que Dios le brinda a su pueblo. Por ejemplo, Moisés invocó a
Dios para ayudarlos en contra de los enemigos de Israel. En su bendición de despedida de los israelitas, Moisés se refiere a Dios, “quien cabalga sobre los cielos para tu ayuda” y quien es “escudo de tu socorro”
(Deuteronomio 33:26, 29; la cursiva fue añadida). Y el salmista declara:
“Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra” (Salmo
121:2; la cursiva fue añadida). De estos, y de muchos otros ejemplos bíblicos, podemos inferir que Eva fue creada para participar con Adán en
las actividades de la vida. Ella no había de ser una esclava, sino alguien
de quien pudiera depender para ayuda y sostén; alguien que pudiera
compartir responsabilidades con él. Proverbios 31 es una hermosa descripción de tal mujer.
Dios tenía la intención de que el hombre y la mujer cumplieran juntos el mandato que su Creador les había dado. Esto incluía expresar la
imagen de Dios en tareas tales como la procreación de hijos, llenar y sojuzgar al mundo, y la administración de las otras criaturas (Génesis
1:27, 28). No solo Adán necesitaba de la ayuda de Eva para cumplir este
© Recursos Escuela Sabática
mandato, sino que también su compañerismo aumentaría el gozo que
él obtendría al realizar las tareas.
Después de crear a Eva, Dios la trajo a Adán. Él estaba tan dichoso
que expresó su gozo en poesía, el primer poema alguna vez compuesto
por un ser humano:
Esto ahora es hueso de mis huesos
Y carne de mi carne;
Esta será llamada Varona,
Porque del varón fue tomada (Génesis 2:23). 3
Este poema nos recuerda otro poema en el informe de la Creación;
esta vez acerca de la creación de Adán y de Eva.
Y creó Dios al hombre a su imagen,
A imagen de Dios lo creó;
Varón y hembra los creó (Génesis 1:27).
Estos son los únicos dos lugares, en la narración de la Creación,
donde se usa poesía. 4 Este hecho, seguramente, debe tener algún significado para la importancia de la creación del hombre y la mujer. Ciertamente expresa el gozo ante la creación de lo que recibieron como regalo: la imagen misma de Dios.
El pacto del matrimonio
El matrimonio es un pacto, un acuerdo entre dos partes (Proverbios
2:17; Malaquías 2:14). Podemos tomar la orden de Dios con respecto al
matrimonio (Marcos 10:6-9; citando a Génesis 1:27; 2:24) como expresando el contenido del pacto del matrimonio. Plantea por lo menos tres
cláusulas. La primera es que el hombre “dejará [...] a su padre y a su
madre”. Muchos hogares han naufragado por haber fallado en este
punto. Un hombre que no está preparado para vivir independientemente de su padre y de su madre no está listo para el casamiento. Solo
Dios ocupa un lugar más alto en los corazones de aquellos que se casan
que el que ocupa el cónyuge.
La segunda cláusula del pacto del matrimonio es que el hombre “se
unirá a su mujer” (Génesis 2:24). El verbo hebreo aquí, dabáq, significa
“adherirse, mantenerse”, “quedar cerca de”. Esta palabra también se
usa en otros contextos: por ejemplo, en la orden de Moisés con relación
a Dios: “A él seguirás” (Deuteronomio 10.20; “Aférrate a él” (NVI); cf.
© Recursos Escuela Sabática
11:22; 13:4; 30:20), y en la declaración de que Rut “se quedó” con ella
(Rut 1:14; “Se aferró a ella”, NVI). Cuando nos casamos, no solo debemos dejar a nuestros padres y madres, sino también debemos “aferramos” de nuestro cónyuge. El pacto del matrimonio se aplica “para lo
bueno, para lo malo, para la riqueza, para la pobreza, en enfermedad y
en salud”. En medio de la prosperidad y la adversidad, los dos socios,
se apoyan el uno al otro y comparten por igual los tiempos buenos y
los malos.
La tercera cláusula del voto matrimonial indica que los dos deben
llegar a ser “una sola carne” (basár, Génesis 2:24). Esto significa crecer
juntos. Como dos árboles plantados muy cerca uno de otro finalmente
se confunden, de modo que para todos los propósitos prácticos tienen
un solo tronco, así dos personas pueden, por medio de una larga asociación, encontrar que sus propósitos y sus valores se han unido en un
conjunto de metas compartidas. No obstante, así como las dos plantas
producirán cada una sus propias flores, así los miembros del matrimonio han de mantener sus individualidades. Cada persona es responsable ante Dios individualmente, no a través de otra persona; ni siquiera
a través de su cónyuge.
El unirse los socios en el matrimonio encuentra su expresión física
en sus hijos, el producto de su unión sexual. El plan de Dios para los
socios del matrimonio era: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra”,
y que produjeran “descendencia para Dios” (Génesis 1:28; Malaquías
2:15). Los hijos no solo son las expresiones físicas de sus padres, que
llegaron a ser una carne, sino también naturalmente dan a los padres
un interés y una responsabilidad en común. El pacto del matrimonio se
extiende al cuidado y la nutrición de los niños (Efesios 6:4), y a la trasmisión de la imagen de Dios a la siguiente generación.
En la Biblia, pacto es una palabra seria, y el pacto del matrimonio no
es una excepción. Los que violan el pacto del matrimonio son comparados con los traidores. 5 El adulterio es un crimen tan serio que la
prohibición contra él es uno de los Diez Mandamientos (Éxodo 20:14).
El Nuevo Testamento repite esta prohibición (Hechos 15:20), y advierte
que los adúlteros no arrepentidos serán excluidos del cielo (Gálatas
5:19-21; Apocalipsis 21:8). La seriedad de quebrantar el pacto del matrimonio es subrayada en la comparación bíblica del matrimonio con la
relación de Dios con su pueblo.
© Recursos Escuela Sabática
El significado espiritual del matrimonio
El impulso de formar relaciones sociales forma parte de la imagen
de Dios. Podemos verlo en la misteriosa unión de la Trinidad y cómo se
refleja tanto en el hombre como en la mujer. Así, la relación matrimonial es una metáfora que explica la relación de Dios con su pueblo. Dios
repetidamente compara su relación con su pueblo con un matrimonio
(Isaías 62:5; Jeremías 31; Oseas 2:19, 20; Mateo 9:15; 25:1-13). Dice: “Tu
marido es tu Hacedor” (Isaías 54:5); y con frecuencia compara la infidelidad en la adoración con la infidelidad en el matrimonio (Números
25:1; Ezequiel 20:30-32; Oseas 4:17-19).
Existe una correlación entre las tres cláusulas del pacto de casamiento y la relación entre Dios y su pueblo. Como los socios en el matrimonio han de dejar todo lo demás, así el pueblo de Dios debe dejar todas
las otras relaciones que amenazan con ocupar el lugar de su relación
con él (Éxodo 20:3-6). Esto incluye relaciones con “padre y madre” (Mateo 10:37), y mucho más. Dios nos llama a valorar nuestra relación con
él por encima de todo lo demás, sea trabajo, juego, aficiones, riqueza,
entretenimiento o intelecto. Cuando Jesús llamó a Mateo, “dejándolo
todo, se levantó y le siguió” (Lucas 5:28).
Observamos, también, la similitud de la relación entre Dios y el creyente con la del matrimonio en el “unirse”. Como el esposo y la esposa
han de aferrarse el uno al otro, así debemos aferramos de Dios. No es
suficiente con que nos abstengamos de pecar; debemos también practicar el bien: debemos procurar vivir de tal modo que seamos una bendición positiva para otros. Y debemos pasar tiempo en oración y en el estudio de la Biblia. Jesús dijo: “Permaneced en mí, y yo en vosotros”
(Juan 15:4). Este “permanecer” requiere un “aferrarse”, perseverante, a
Dios y un rehusar permitir que cualquier cosa nos separe de él. Cuando
el pueblo de Dios pasa tiempo con él, es transformado a su semejanza
(2 Corintios 3:18). Jesús dijo: Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el
que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.” (Juan 15:5). En la relación matrimonial, permanecer el uno con el otro trae crecimiento, así como el permanecer en Cristo trae crecimiento espiritual.
Por cuanto la relación entre el Dios Creador y su pueblo se asemeja
al matrimonio, la infidelidad a esa relación equivale al adulterio espiritual. El Dios Creador es el “esposo” de su pueblo (Isaías 54:5). Exaltar
una teoría que reemplace a él como Creador es aferrarse de alguien o
© Recursos Escuela Sabática
de algo que no es nuestro “esposo” espiritual: una forma de adulterio
espiritual. Justo antes del fin del mundo, los mensajes de los tres ángeles de Apocalipsis 14 llaman a toda la gente en todas partes a una adoración fiel (Apocalipsis 14:6-12). El primer ángel llama a todos los seres
humanos a adorar al Creador y a prepararse para el Juicio. Los que rechazan este mensaje reciben el segundo: la advertencia contra el adulterio espiritual; contra alejarse del esposo espiritual, el Creador, hacia
otro creador, el falso que presenta la teoría del evolucionismo. En vez
de adorar al Creador, quienes se vuelven al esposo sustituto adoran a
la criatura, creyendo que los poderes de la creación residen en la naturaleza misma (Romanos 1:22-25). Esto es adulterio espiritual, y terminará en la destrucción descrita en el mensaje del tercer ángel. Las vividas imágenes de los mensajes de los tres ángeles usan la infidelidad
matrimonial para enfatizar la seriedad con la que Dios, como Creador y
Juez, considera su relación con la iglesia.
La Creación y el matrimonio
La historia de la Creación proporciona la base para el pacto del matrimonio como fue divinamente instituido. La teoría evolucionista provee una norma totalmente diferente para la conducta sexual. Esto puede ilustrarse al considerar tres aspectos del matrimonio: la permanencia, la fidelidad sexual y el valor de los hijos. Las implicaciones de la
creación para cada una de estas posiciones están en fuerte contraste con
las implicaciones de la teoría evolucionista.
Permanencia. El compromiso hecho en un matrimonio bíblico es permanente, y dura mientras los dos socios permanezcan con vida. Jesús
presentó este punto al responder a la pregunta sobre el divorcio, declarando que ningún ser humano había de separar “lo que Dios juntó”
(Marcos 10:9). Mencionó que Dios permitió el divorcio solo por causa
de la dureza de los corazones humanos (versículo 5). Pablo también
afirmó el principio de que las parejas casadas debían permanecer juntas
(1 Corintios 7:10,11). Puede ser mejor separarse que mantenerse en una
relación en la que existe infidelidad (Mateo 19:9) o violencia (1 Corintios 7:15), pero este es un resultado de la pecaminosidad humana, no
una parte del plan original para el matrimonio.
En contraste, la teoría evolucionista no provee principios que exijan
la permanencia en el matrimonio. En la teoría evolucionista, la meta de
las relaciones que involucran relaciones sexuales es pasar el máximo
© Recursos Escuela Sabática
número de genes de uno a la siguiente generación. El socio sexual es
valorado, principalmente, por la ayuda que le puede proveer en pasar
adelante los genes de uno. Si un participante no puede ayudar con esto,
los principios sobre los cuales opera la evolución sostendrían que se
debe obtener otro socio. En algunas especies, las parejas permanecen
juntas mientras crían a sus pichones, pero no necesariamente es algo
permanente. En muchas especies, no hay vinculación de parejas, y el
apareamiento depende de la oportunidad.
La historia bíblica de la creación muestra que la permanencia en el
matrimonio es un problema moral. El evolucionismo describe el apareamiento meramente como un medio de pasar adelante los genes propios.
Fidelidad sexual. En el matrimonio, la fidelidad sexual al socio es un
principio bíblico importante y altamente valorado. El bienestar de toda
la familia es fortalecido por una relación estable y fiel; la Biblia condena
el adulterio en los términos más fuertes posibles (ver Éxodo 20:14; 1
Corintios 6:9, 10). En contraste, la teoría evolucionista sostiene que la
fidelidad sexual es, generalmente, desventajosa. Si los humanos evolucionaron de los animales, no podríamos esperar que valoren o practiquen la fidelidad sexual. Los animales varían en sus sistemas de apareamiento, y el evolucionismo espera que los humanos hagan lo mismo.
En los animales, se han encontrado tres sistemas principales de apareamiento. Algunos animales, tales como muchas especies de ciervos y
de antílopes, son polígamos. Un solo macho recoge un harén de hembras, y ese macho es el padre de casi todos los descendientes.
La monogamia aparente es otro sistema de apareamiento que se encuentra entre los animales. En este sistema, un solo macho se aparea
con una sola hembra. Muchas aves y mamíferos se aparean de esta manera; especialmente aquellos en los cuales ambos padres cuidan de los
descendientes. Sin embargo, el estudio de la genética de ellos ha revelado que algunos de los descendientes de estas criaturas han tenido
padres diferentes de los que formaron el par original; en otras palabras,
la hembra se ha apareado con más de un macho, y sus descendientes
tienen múltiples padres. Así que, no son realmente monógamos después de todo, solo parecen serlo.
El tercer tipo de apareamiento es la promiscuidad, en la que cualquier macho puede aparearse con cualquier hembra. Este sistema es
© Recursos Escuela Sabática
común entre los animales, especialmente en aquellas especies en las
que el macho no ayuda a cuidar de sus descendientes.
Si Dios hubiera elegido traer a la existencia al linaje humano por
medio de la creación evolucionista, esperaríamos que él aprobara el hecho de que los seres humanos siguieran uno o más de estos sistemas de
apareamiento. Pero Él no aprueba estos sistemas. Así, la Creación, y no
el evolucionismo, es la base para la moralidad sexual.
El valor de los descendientes. En la historia de la Creación, el primer
mandato dado a los humanos fue el de ser fructíferos y multiplicarse
(Génesis 1:28). Después de la Caída, Dios prometió que alguien destruiría a la serpiente, y este Salvador vendría de la “simiente”, o descendencia, de la mujer (Génesis 3:15). Jesús declaró que el Reino de los cielos estaría compuesto por personas que serían como niños (Mateo
19:14). Y los niños, como los humanos adultos, llevan la imagen de
Dios. Desde la perspectiva que establece la historia bíblica de la Creación, todos estos factores dan valor a los niños.
Sin embargo, vistos desde la perspectiva del evolucionismo, el valor
de los descendientes se basa en que estos llevan los genes de sus padres. Cuantos más descendientes sobrevivan para reproducirse, tanto
más exitosamente se transmiten los genes de los padres. Así, el evolucionismo considera que los descendientes inferiores son una carga, que
sería mejor eliminarla. La lógica del evolucionismo sugiere que si la selección natural no está actuando, deberíamos considerar usar la selección artificial, o eugenesia, a fin de mejorar la calidad de la especie. La
teoría evolucionista no provee ninguna base para oponerse a prácticas
tales como el infanticidio y la crianza selectiva.
Los humanos siempre han experimentado problemas en sus relaciones. La teoría evolucionista es parte de un trasfondo cultural, mayormente subconsciente, que actúa para reducir el respeto por el pacto matrimonial. Ninguno puede defender en forma convincente que la teoría
evolucionista haya fortalecido el fundamento del matrimonio. En cambio, es compatible, y aun apoya, la promiscuidad, la poligamia serial, la
infidelidad sexual y la eugenesia. Los argumentos de los evolucionistas
que objetan estas prácticas sobre una base moral descansan sobre el
fundamento de la creación, sea que lo reconozcan o no.
La moralidad en el matrimonio se basa en la creación. Es lógicamente inconsistente rechazar el informe bíblico de la creación especial de
Adán y de Eva y su unión en el matrimonio por disposiciones divinas,
© Recursos Escuela Sabática
mientras al mismo tiempo insisten en principios morales, que en última
instancia están fundados en la creación. Pero es poco usual comprobar
que esto ocurra. La práctica de elegir elementos filosóficos de cosmovisiones mutuamente contradictorias ha sido llamada apropiadamente
hacer trampas filosóficas”. 6
Conclusión
El matrimonio es un don que Dios dio a nuestros primeros padres
en el Edén; un don que es una gran bendición y una evidencia del amor
de Dios por la humanidad, a pesar del hecho de que el pecado lo ha
dañado. La historia de la Creación bíblica proporciona el fundamento
lógico para el matrimonio; y el rechazo de esa historia ha debilitado a la
institución La teoría evolucionista lógicamente conduce a un concepto
secular de la conducta sexual, que destruye los fundamentos morales
del matrimonio y también su significado en la relación de los seres humanos con su Creador. El matrimonio cristiano está edificado sobre los
valores de la permanencia, la fidelidad sexual y el valor de todos los
niños. Y, cuando se practica fielmente, contribuye al bienestar de la sociedad.
Referencias
1 Ver Davidson, R„ Flame of Yawheh: Sexuality in the Old Testament (Peabody, MA: Hendrickson, 2007), capítulos 1 y 2.
2 Ese es el significado de la palabra hebrea usada aquí, banáh (Génesis 2:22).
3 Note que la poesía hebrea comprende la “rima del pensamiento” o repetición de una
idea.
4 Posiblemente, con excepción de Génesis 2:2, 3; ver Moskala, J. “A Fresh Look at two
Genesis Creation Accounts: Contradictions?”, Andrews University Seminary Studies 49/1
(2011), p. 56.
5 Collins, C. J., (2006), 143; comentando sobre Proverbios 23:17 18- cf. Malaquías 2:14-16.
6 Pearcey, N. R., Total Truth: Liberating Christianity From its Cultural Captivity (Wheaton,
IL: Crossway Books, 2005), pp. 319-321.
Material facilitado por RECURSOS ESCUELA SABATICA ©
http://ar.groups.yahoo.com/group/Comentarios_EscuelaSabatica
http://groups.google.com.ar/group/escuela–sabatica?hl=es
Suscríbase para recibir gratuitamente recursos para la Escuela Sabática
© Recursos Escuela Sabática
CAPÍTULO 10
La Creación
y el cuidado ambiental
C
ada persona pensante reconoce la importancia de cuidar nuestro, ambiente. Dependemos de él para generar nuestro alimento, aire y agua, para los materiales que usamos para vestirnos,
y para la vivienda, el transporte y la comunicación. La Biblia identifica
a Dios como el proveedor máximo de todas estas cosas. Y la historia de
la creación registra el nombramiento del hombre como el mayordomo
encargado de cuidar de todo esto. Como mayordomos, somos cuidadores en nombre del Creador. Sería necio de nuestra parte ser descuidados en administrar nuestras responsabilidades; y sería igualmente necio considerar los regalos como mayores que el Dador. Los cristianos, a
veces, han sido culpables de ambos errores. Actualmente, la salud de
nuestro ambiente está amenazada, y es nuestro deber que desarrollemos respuestas basadas en la Biblia para las cosas que amenazan la salud de nuestro ambiente.
Las responsabilidades de la humanidad hacia el medioambiente se
identifican por primera vez en la historia de la Creación. Cuando Dios
creó a Adán y a Eva, les dio una triple tarea, con la forma de bendición
(Génesis 1:28). Cada una de las tres partes de esta tarea tiene implicaciones para el ambiente.
La primera, Dios les dijo a Adán y Eva que debían “llenar 1 la tierra”.
Dios repitió esta parte de la tarea a Noé después del Diluvio (Génesis
9:1), aun cuando la tierra había sido maldecida y su superficie arrasada.
Dios podría pedirnos que no hagamos lo mismo hoy: hay un límite en
cuanto al número de personas que la Tierra puede sostener. Y parecemos estar cerca de ese límite, aun cuando aparentemente haya buenos
© Recursos Escuela Sabática
recursos para sostener la población global; siempre que esos recursos
fueran distribuidos gratuita y equitativamente.
La segunda, Adán y Eva habían de “subyugar” (kabásh) la tierra. La
palabra hebrea significa literalmente “poner bajo control”, como cuando un rey “subyuga” sus dominios (cf. 1 Crónicas 22:18). Esto requiere
de una cuidadosa disposición de casas, granjas y tierras sin cultivar, y
una administración adecuada del suelo y del agua. Hecho de la manera
correcta, el resultado hubiera sido una tierra pacífica y productiva.
La tercera, la pareja humana recibió el dominio (radáh) sobre las otras
criaturas que vivían sobre la Tierra, sea en el mar, en el aire o en la tierra. La idea, aquí, es la de gobernar. Los buenos gobernantes piensan
siempre en los mejores intereses de aquellos a quienes gobiernan, mientras que los malos gobernantes, solo en sus propios beneficios. Dios gobierna para el beneficio de todas sus criaturas; nosotros, designados
como sus mayordomos, deberíamos hacer lo mismo.
Génesis 2 identifica algunos otros aspectos del rol que Dios asignó a
los seres humanos. En el principio, dio a Adán la tarea de dar nombres
a los animales. Adán llamó (qara’; Génesis 2:19) a los animales por sus
nombres. Esto es un paralelo de lo que Dios hizo al dar nombre al día y
a la noche, al cielo, la tierra, y el mar (Génesis 1:5, 8, 10). Esto indica que
Dios dio a Adán el dominio sobre los animales, pero no sobre el ambiente físico.
Cuando Dios puso a Adán en el Jardín del Edén, usó otros dos términos al indicarle sus tareas. Adán debía “labrar” (‘abad) el Huerto (Génesis 2:15). El servicio de Adán en el Huerto incluiría la tarea de cuidar
de las plantas y mantenerlas bajo control. A su vez, el Huerto le “serviría”, al proveerle la comida para él.
Dios también le indicó a Adán que debía “cuidar” o “guardar” (shamár) el Jardín. La misma palabra se usa para la tarea que Dios asignó
que realizara el querubín después de que Adán y Eva pecaron: el querubín debía “guardar” el camino al árbol de la vida (Génesis 3:24). Esto
implica que el mandato de Adán había de ser benevolente. Había de
guardar el Huerto y, por implicación, el mundo entero, contra la intrusión de cualquier cosa mala. Tristemente, Adán falló en esta tarea:
permitió que el diablo tuviera acceso al mundo; lo cual, como sabemos,
resultó en un gran daño tanto para el ambiente de la Tierra como para
las criaturas que viven allí.
Un mayordomo es alguien nombrado con el objeto de realizar una
responsabilidad en nombre del dueño de alguna propiedad. Para ser
© Recursos Escuela Sabática
un buen mayordomo, una persona necesita ser capaz de manejar la
propiedad de la manera que lo desea el dueño. Como Dueño de la Tierra, Dios designó a Adán y a sus descendientes para ser sus siervos; y
los equipó para esa tarea dotándolos con su imagen. Esto incluía las
capacidades necesarias para proveer un gobierno responsable y benévolo, cultivar relaciones sanas y ejercer un juicio moral apropiado. El
dominio de la humanidad requiere de una mente clara, un cuerpo sano
y una actitud benévola hacia los gobernados. Estos atributos eran parte
de la imagen de Dios, expresada en los seres humanos.
Un buen mayordomo procurará comprender la voluntad de su dueño y ejercerá todo esfuerzo a fin de satisfacer los deseos del dueño.
¿Cuál es la voluntad de Dios para la creación? Obviamente, Dios desea
que exista, porque él la creó (Apocalipsis 4:11). Como buenos mayordomos, cooperaremos en mantener la existencia de lo que Dios ha
creado.
Dios ha declarado la razón por la que él creó la tierra: “para que fuese habitada” (Isaías 45:18). Siendo que Dios intencionalmente creó la
Tierra con el propósito de que los seres humanos existan para su gloria
(Isaías 43:7), sus mayordomos estarían violando su voluntad si fuesen a
destruir la creación que él quiso para que proveyera las cosas que la
gente necesita. Los seres celestiales afirman esto, pidiendo a Dios que
acabe con el pecado y que destruya “a los que destruyen la tierra”
(Apocalipsis 11:18). Estos textos deberían guiarnos en nuestro pensamiento, mientras desarrollamos principios de buena mayordomía.
La mayordomía y el cuidado de las demás criaturas
Dios se preocupa por sus criaturas, y sus mayordomos también deberían hacerlo. Génesis describe la creación de diversos tipos de criaturas de tal manera que muestran que Dios deseaba que ellas llenaran la
tierra y el mar (Génesis 1:22, 28). Dios mostró su interés continuado en
el bienestar de los animales, al proveerles lo que necesitaban para poder sobrevivir (Salmo 104). Después de crear los animales del aire y del
agua, Dios los miró y declaró que eran “buenos”. Otra vez, después de
crear los animales de la tierra, Dios los llamó “buenos”. Porque Dios
considera bueno que la tierra esté llena de diversas criaturas, deberíamos considerar buena su existencia, aunque ahora vivan en un mundo
caído.
© Recursos Escuela Sabática
Dios se interesa por los animales aun en su condición caída. Cuando
ordenó a Noé que construyera un arca, le indicó que la edificara lo suficientemente grande para salvar a los animales así como a la gente, indicando que él quería que sobrevivieran la catástrofe (Génesis 6:19-7:3).
Y cuando terminó el Diluvio, Dios “se acordó” 2 no solo de Noé, sino
también de “todos los animales, y de todas las bestias que estaban con
él en el arca” (Génesis 8:1).
Note, también, que cuando Dios le dio a Israel el Mandamiento sobre el sábado, dijo que los animales domésticos habían de descansar en
ese día junto con la gente: indicó que la gente debía trabajar seis días y
descansar el séptimo, “para que descanse tu buey y tu asno” (Éxodo
23:12; ver también Éxodo 20:10): En las instrucciones de Dios con respecto al año sabático, vemos una preocupación similar por los animales. Los israelitas habían de dejar la tierra sin cultivar cada séptimo año,
y dejar que los pobres y las bestias de la tierra comieran lo que quisieran (Éxodo 23:11; Levítico 25:4-7).
El libro de Job revela que Dios se goza en las criaturas que él formó.
Desafió a Job al señalar su propio conocimiento y cuidado por sus criaturas, dándole ejemplos específicos (Job 38:29 a 39:30). Habló de la
fuerza del búfalo y del caballo, la velocidad del avestruz y el vuelo del
gavilán, y destacó la provisión de alimento para el león y el águila, y
del alimento y la libertad del asno montés.
Dios, luego, describe con más detalle a dos criaturas impresionantes:
el behemot y el leviatán. Dijo: “He aquí ahora behemot, el cual hice como
a ti” (Job 40:15; la cursiva fue añadida). Esto parece querer impresionar
a Job en cuanto a que, así como Dios valoró a Adán y a Eva, también
valora al behemot y a los otros animales que él creó; no significa que él
los valoró por igual, sino que aprecia a ambos. 3 La otra criatura que
Dios alegremente le describe a Job es el leviatán. Otra vez, su identidad
es incierta, pero en este caso el cocodrilo es el mejor candidato. 4
La mayordomía humana comprende el cuidado de los animales y la
preocupación por su bienestar. Esto se extiende aun a aquellas criaturas
que realmente tememos.
Probablemente, la amenaza más importante para la vida silvestre
hoy es la destrucción de su hábitat. Como buenos mayordomos, deberíamos buscar maneras de preservar la diversidad de las criaturas de
Dios resguardando los hábitats adecuados y asegurando que haya lo
necesario para que vivan los animales de esas regiones. Esto, a veces,
significará que tendremos que tomar decisiones difíciles: por ejemplo,
© Recursos Escuela Sabática
si destinar un área para uso de los seres humanos o preservarla para el
beneficio de los animales silvestres. Demasiado a menudo, tales decisiones se hacen solamente por razones financieras, en vez de tomarlas
sobre la base de las necesidades reales tanto de los humanos como de
los animales silvestres. Una buena mayordomía no está basada en la
codicia, sino que considera seriamente las necesidades de todas las partes afectadas.
Aunque debemos cuidar tanto de los animales domesticados como
de los silvestres, no deberíamos hacerlo a expensas de la vida humana.
Los animales que matan humanos han de ser muertos (Génesis 9:5, 6).
Al hacerlo, se reduce la amenaza hacia los humanos, impidiendo el
desarrollo de animales que coman hombres; y ayudando a reducir la
probabilidad de desarrollar animales con una tendencia genética hacia
tal conducta.
Algunas veces, podríamos vernos obligados a reducir el número de
los animales a fin de mantener la salud de la población o lograr un
equilibrio armonioso en la naturaleza. Cuando esto sea necesario, debería hacerse de la manera más misericordiosa posible.
La mayordomía y el cuidado del medioambiente físico
El Creador ha provisto el medioambiente físico necesario para sostener la vida, y está preocupado por la manera en que cuidamos de la
tierra, el aire y el agua. Él no nos ha dado el poder de controlar el mar,
la atmósfera o los continentes, pero somos capaces de corromper la superficie de la Tierra por medio de prácticas ambientales deficientes, de
modo que no debemos ignorar nuestra responsabilidad en cuanto a
mantener un medioambiente físico saludable.
Se han escrito centenares de libros y de artículos sobre el tema del
cuidado del medioambiente, y el lector interesado puede fácilmente
encontrar información adicional. Aquí, consideraremos brevemente solo dos aspectos de este tema: los efectos de la contaminación y el consumo excesivo de los recursos de la Tierra.
La contaminación del medioambiente ha alcanzado tal proporción
que está afectando la salud tanto de los seres humanos como de los
animales. El escape de los automóviles, los camiones, los aviones y las
emanaciones de las fábricas introducen productos químicos nocivos en
el aire. Estos irritantes y toxinas químicas pueden producir enfermedades en los animales que los respiren, pueden afectar el crecimiento de
© Recursos Escuela Sabática
las plantas, y aun pueden matar personas de salud débil. Las partículas
emitidas al aire finalmente se asentarán, pero entonces pueden causar
daños adicionales en forma de lluvias ácidas, y acidificar lagos, lo que
atrofia el crecimiento de peces y de otros organismos acuáticos.
Otra fuente importante de contaminación son los desperdicios sólidos de los hogares y las fábricas. Por ejemplo, las bolsas y las botellas
plásticas que resisten durante años la degradación y tienden a acumularse en el medio. Pueden ser llevadas a los ríos y finalmente a los
océanos, donde se acumulan. Este problema ha alcanzado proporciones
tales que alguien ha denominado a una parte del Océano Pacífico Norte
“El Gran Basural del Pacífico”. 5 Se estima que en la superficie de esa
región flotan cien millones de toneladas de basura: trozos de plástico,
barro químico y una variedad miscelánea de basura. Tanto los plásticos
como los productos químicos dañan la vida silvestre que los traga. Sin
dudas, los efectos llegarán a ser peores a medida que más basura alcanza el océano Pacífico.
Podemos ayudar a cuidar de nuestro ambiente limitando el consumo de recursos naturales, y con ello reduciendo nuestras exigencias sobre el medioambiente. Una manera sencilla de hacerlo es reciclando
materiales tales como plásticos, papel y metales. El reciclado produce
un beneficio adicional de reducción de la contaminación, especialmente, la acumulación de productos plásticos en el ambiente.
Otro buen hábito es vivir de forma sencilla. Si compramos solo las
cosas que realmente necesitamos, las guardamos y las utilizamos durante la mayor cantidad de tiempo posible, ayudaremos a limitar las
demandas sobre el ambiente físico. Consumir alimentos vegetales en
lugar de los alimentos de origen animal también ayuda. Se necesita
mucha más agua y energía para criar animales que para cultivar plantas. (Las dietas basadas en vegetales benefician no solo el ambiente,
sino también la salud humana.)
Cuidar del ambiente físico es parte de nuestra responsabilidad como
mayordomos. La salud y el bienestar de las generaciones futuras, tanto
de animales como de seres humanos, depende de la manera en que
ahora tratamos al medioambiente. Esto debería motivarnos a vivir en
forma sencilla y responsable, administrando cuidadosamente nuestro
consumo, nuestros desperdicios hogareños y otras fuentes potenciales
de contaminación.
© Recursos Escuela Sabática
La mayordomía y el cuidado del bienestar humano
La mayordomía también involucra el cuidado de la salud y el bienestar de las personas. El cuidado de Dios por la humanidad se expresa
de muchas maneras. Él provee lo que necesitamos para la vida (Mateo
6:33). 6 Da instrucciones acerca de cómo cuidar nuestros cuerpos a fin
de que sean fuertes y sanos (por ejemplo, Levítico 11-15; ver también
Génesis 1:29; Levítico 7:15-27; Números 19:11-22; Deuteronomio 23:1214; Hechos 15:20). Y provee informaciones que dan propósito a nuestras vidas y esperanza para el futuro (Juan 14:1-3; cf. Génesis 12:1-3;
Isaías 11; Daniel 2:44). Como mayordomos de Dios, tenemos responsabilidades, entre las que se encuentran cooperar con él en todas nuestras
actividades.
Se nos ha llamado a cooperar con Dios con el fin de proveer a las necesidades de la vida de los que están carenciados. El ministerio personal es la manera más efectiva de hacer esto. Hay personas necesitadas viudas ancianas, familias de padres o madres solos, presos, o personas
con limitaciones- dentro del alcance de cada uno de nosotros. Si mantenemos abiertos nuestros ojos, encontraremos muchas oportunidades
de ayudar. Podemos ayudar indirectamente, también, al contribuir con
dinero, tiempo y materiales a organizaciones que ministran a los necesitados. De este modo, los beneficios del ministerio pueden multiplicarse.
Los mayordomos de Dios cooperarán con el Señor en el cuidado de
sus propios cuerpos y en ayudar a otros a comprender las reglas de la
buena salud. Los ciudadanos del mundo occidental, donde gran parte
de la dieta consiste en “comidas rápidas”, ricas en azúcar y grasas, específicamente necesitan desarrollar buenos hábitos de alimentación.
Las comidas rápidas aumentan el problema de la diabetes, que en algunas áreas aflige ahora a la mayoría de la población. Cuidar de otros
también significa instruirlos acerca de los beneficios del ejercicio, el aire
puro, la luz del sol, el agua pura, el descanso apropiado, etc.; y en algunos casos significa ayudar a la gente a obtener ayuda médica.
La salud mental es otro aspecto vital del bienestar humano, y cae
dentro del ámbito de la buena mayordomía. Podemos cooperar con el
Creador al compartir la esperanza que nos dio en su Palabra. La vida
puede parecer sin sentido, y la muerte preferible, para personas que se
sienten aplastadas por las cargas que llevan y que no tienen esperanza
para el futuro. Dios nos hizo promesas para el futuro. Nos dio una ra© Recursos Escuela Sabática
zón para vivir y una base para la esperanza. El pecado dañó el hermoso
mundo que él creó, pero este mundo no quedará en su condición actual
para siempre. Dios ha prometido un futuro brillante para todos los que
confían en él. A muchos les gustaría oír esta buena noticia. Podemos
cooperar con el Creador, señalándoles las promesas de Dios y mostrándoles, por medio de nuestra propia vida, que nosotros mismos
creemos en ellas.
Contribuir a la salud y al bienestar de la humanidad es una parte
importante de la obra de aquellos que desean ser mayordomos del
Creador. Nos llama para ministrar a los enfermos, para aliviar el sufrimiento de los pobres y los que tienen desventajas, y para invitar a otros
a seguirlo a él (Isaías 58:6-12; Miqueas 6:8; Mateo 25:31-46; 28:18-20).
Conclusión
La doctrina bíblica de la Creación afecta la forma en que cumplimos
nuestro rol como mayordomos. Buscamos, por nuestra conducta, seguir el ejemplo de nuestro Creador, que asigna valor a todas sus criaturas, pero a los seres humanos más que a los demás (Lucas 12:7). La doctrina de la Creación nos ayuda a mantener un enfoque equilibrado de
la mayordomía. Ella nos dice que debemos evitar el extremo de mostrar
un descuido indiferente por el ambiente, de tratarlo nada más que como una fuente de ingresos para nuestra codicia y explotación; y debemos también evitar el otro extremo, de considerar a la naturaleza como
divina y digna de adoración, y pensar que los animales tienen el mismo
valor que la gente.
Este mundo físico tiene gran valor, porque fue hecho por el Dios que
nos creó a nosotros y que ama a su creación. Fue hecho para nuestro
beneficio, y nosotros hemos sido designados para cuidarlo. Eso es lo
que significa ser un buen mayordomo.
Referencias
1 En hebreo, malé’, llenar, satisfacer.
2 En hebreo, zakár. La misma palabra se usa en Génesis 19:29, que dice que “Dios se
acordó” de Abraham y salvó a Lot de la destrucción de Sodoma; y en Éxodo 2:24,
que dice que Dios “se acordó” de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob, y se preparó para liberar a los israelitas de la esclavitud de Egipto.
3 Qué animal era el behemot es incierto, pero el hipopótamo es un probable candidato. Tanto el behemot como el hipopótamo se alimentan de pasto, son grandes y
fuertes, viven cerca del agua y no se preocupan por la velocidad del río. Algunos
© Recursos Escuela Sabática
han objetado que el hipopótamo tiene una cola pequeña, no como un cedro, que es
un árbol. Pero el texto no dice que la cola sea como un cedro. Dice que el behemot
mueve su cola como un cedro (Job 40:17). No hay base para suponer que el behemot era una clase de dinosaurio. Se han encontrado hipopótamos fósiles en el valle
del Jordán. Tchernov, E. “The paleobiogeographical history of the southern Levant”, en Y. Yom-Tov y E. Tchernov, eds., The Zoogeography of Israel, Boston: Dr. W.
Junk Publishers (1988), p. 213.
4 Tanto el cocodrilo como el leviatán viven en el agua, tienen dientes y placas impresionantes, no tienen temor, y son demasiado fuertes y salvajes como para que
un ser humano pelee contra ellos (Job 41:1-34). Sin duda, debemos considerar la
declaración de que el fuego y el humo que salen de sus narices son metafóricos, y
otra vez, no hay base para pensar que esta descripción sea una referencia a un dinosaurio. Los cocodrilos son nativos de Israel, hasta que el último fue muerto a balazos en los primeros años del siglo XX. Ibid., p. 230.
5 Ver http://en.wikipedia.org/wiki/Great_Pacific_Ocean_Garbage_Patch. Otros
océanos también tienen “sectores de basura”.
6 Lo que se ve en las provisiones de la semana de la Creación.
Material facilitado por RECURSOS ESCUELA SABATICA ©
http://ar.groups.yahoo.com/group/Comentarios_EscuelaSabatica
http://groups.google.com.ar/group/escuela–sabatica?hl=es
Suscríbase para recibir gratuitamente recursos para la Escuela Sabática
© Recursos Escuela Sabática
CAPÍTULO 11
La Creación y el sábado
L
a riqueza de significado del séptimo día, el sábado, se aprecia
pocas veces como debería. La observancia del sábado es un testimonio de nuestra fe en el informe bíblico de una Creación en
seis días, y el descanso en el séptimo, y todo lo que esto significa. Y
significa mucho. La historia de la Creación revela mucho acerca de
Dios, acerca de nuestro mundo y acerca de nosotros; todo lo cual está
simbolizado por el sábado bíblico. En este capítulo, exploraremos algo
del significado inherente al sábado del séptimo día. Comenzaremos repasando dos pasajes bíblicos que tratan acerca del sábado.
Génesis 2:1 al 3 presenta la base para el sábado en el séptimo día. El
texto dice: “Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabo Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el
día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y
lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la
creación”.
Este pasaje presenta varios puntos importantes:
Una obra completada. Al final de los primeros seis días, la obra de la Creación estaba completa (kaláh; Génesis 2:1, 2). Dios había colmado los cielos y la tierra, y estaban funcionando como él quería. Nada más era necesario.
Lo que Dios sintió cuando concluyó su obra de creación debió haber
sido semejante a lo que sentimos cuando terminamos de construir un
edificio. La palabra hebrea traducida “completó” en este pasaje es la
misma que la que usó Salomón cuando expresó: “Fue acabada la casa
con todas sus dependencias y con todo lo necesario” (l Reyes 6:38; la
cursiva fue añadida).
© Recursos Escuela Sabática
El séptimo día. Dios descanso en el séptimo día de esa primera semana. Podemos inferir dos puntos, de esta declaración. Primero, tuvieron
que pasar seis días antes de que Dios descansara, a fin de que el día de
descanso fuera llamado el séptimo día. No podía haber séptimo día en
el cual observar el descanso sabático sin los seis precedentes de la semana de la Creación. La numeración de los días de la semana sigue el
modelo de los seis días de la Creación, y la identidad del séptimo día
está basada en la semana de la Creación.
Segundo, el séptimo día es un día literal. El sábado del séptimo día
siempre ha sido observado como un día literal de veinticuatro horas. 1
La descripción del séptimo día es la única representación de un día
de la semana de la Creación que no termina con la mención de “tarde”
y “mañana”. La actividad de Dios en el séptimo día fue diferente de su
actividad en los días precedentes. En cada uno de los seis días de la
Creación, Dios había completado la obra de esa jornada al final del día.
En contraste, el descanso de Dios de su acción creadora no terminó
cuando concluyó el séptimo día, sino que continúa hasta nuestros días,
y aun más allá. Al referirse a la Creación, el autor de Hebreos dice: Las
obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo” (Hebreos
4:3, 4). En algún momento futuro, Dios creará de nuevo (2 Pedro 3:13).
Actualmente, su obra en este mundo no es la de crear, sino la de sostener.
Dios descansó. Cuando completó la creación, Dios descansó de crear.
Literalmente, “sabatizó” (shabat) de su obra. La palabra lleva consigo el
significado de detener lo que estaba haciendo porque el proyecto estaba terminado, no porque estuviera cansado. Cuando los abogados “dejan reposar” su caso es que dejan de presentarlo, no porque estén cansados de hablar, sino porque completaron su presentación; dijeron todo
lo que querían decir. En forma similar, Dios descansó porque había
completado lo que deseaba hacer. “Reposó de toda la obra que había
hecho en la creación” (Génesis 2:3). 2 Esto no significa que Dios no tenía
nada más para hacer con lo que ya había creado; lejos de ello, Dios continua manteniendo y gobernando la creación. 3 Ha cesado de “crear” y
de “hacer”, porque había completado el proyecto.
Dios bendijo el séptimo día. Esta es la tercera bendición que Dios extendió durante la Creación. En los días quinto y sexto, bendijo a las
criaturas que había hecho. Dirigió la bendición del sábado a un período
de tiempo: el día sábado. Las dos primeras bendiciones fueron para la
© Recursos Escuela Sabática
fertilidad y el llenado de la tierra. ¿Puede la bendición del sábado significar menos? La bendición del sábado es una seguridad de que Dios
proveerá de todo lo que es necesario.
Dios lo santificó. La palabra santificar significa “dedicar como santo”.
El séptimo día fue lo primero que Dios identificó como santo. Más tarde, declaró lugares como santos: el suelo alrededor de la zarza ardiendo, el Lugar Santo en el Tabernáculo, la ciudad de Jerusalén, etc. Dios
también instruyó que otras cosas -y personas- debían ser santificadas, o
hechas santas; entre ellas, los sacrificios, los sacerdotes y el pueblo de
Dios. Todos estos tienen en común la intención de Dios de manifestar
su presencia. Cuando Dios santificó el sábado, significaba que debía ser
reservado para su presencia.
El Mandamiento del sábado
El segundo pasaje sabático es el Mandamiento del sábado registrado
en éxodo 20:8 al 11. Dios mismo pronunció este Mandamiento con sus
propias palabras, como lo hizo con los demás. Dijo: “Acuérdate del día
de reposo [sábado] para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda
tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en
él obra alguna [...] Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra,
el mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día;
por tanto, bendijo el día de reposo y lo santificó”.
Este texto usa un lenguaje notablemente similar al que se empleó en
la descripción del séptimo día de la semana de la Creación. Paralelos
importantes incluyen día, “santo”, “obra”, “cielos”, “tierra”, “reposó”,
“bendijo”, y “santificó”. El lenguaje apunta con énfasis a la semana de
la Creación descrita en el Génesis.
Acuérdate del sábado. El sábado no era algo nuevo, una adición a las
actividades de adoración del pueblo de Dios. No, existía desde la Creación, como lo revela el lenguaje del texto. El problema era que el pueblo
lo había olvidado durante su esclavitud. En los Diez Mandamientos
Dios se lo hizo recordar.
El sábado no fue creado en respuesta a la llegada del pecado. Llama
nuestra atención al séptimo día de la semana de la Creación, antes de
que el pecado entrara en el mundo. Tampoco fue una institución motivada políticamente, que tuviera la intención de identificar a una nación
nueva. Es una bendición que debía ser para toda la gente. Como todos
los seres humanos han descendido a partir de la pareja creada en el
© Recursos Escuela Sabática
Edén, así también toda la humanidad debía gozar de las bendiciones
del sábado que Dios dio en ese lugar y en ese momento. Esto es parte
de lo que significa acordarse del sábado.
Recordar el sábado, también, significa recordar su pasado y recordar
lo que Dios nos declaró acerca de lo que será en el futuro. La dimensión
pretérita del sábado es su rol de recordarnos que Dios creó nuestra raza, y que él nos invistió con individualidad y nos concedió el privilegio
de llevar su imagen. Incluye, además, la proximidad a Dios que experimentamos al recordar las bendiciones del sábado que hemos tenido.
En cuanto al futuro, cada semana hemos de recordar que debemos prepararnos tanto para la venida del sábado como para el reposo que queda para el pueblo de Dios”, el reposo que conoceremos en el Reino de
Dios (Hebreos 4:9; Isaías 65:22, 23).
Paralelos lingüísticos con Génesis 2:1 al 3. Como se notó arriba, varias
de las palabras clave en el Mandamiento del sábado también fueron
utilizadas en la descripción de Génesis 2:1 al 3 del descanso de Dios de
su obra creadora. La primera de estas es “Día” (yom). El día sábado,
tanto en el Mandamiento como en el informe de la Creación, es un día
específico, literal.
Otra palabra clave es “Santo” (qadesh), El sábado ha de ser guardado
“santo”, porque al finalizar la semana de la Creación Dios lo “santificó”. La misma palabra hebrea se usa en los tres casos.
La frase “Es día de reposo (shabbath) [sábado] para Jehová tu Dios”
(Éxodo 20:10) se refiere a Génesis 2:2 y 3, que menciona que Dios descansó (shabat) en el séptimo día. Las palabras hebreas son casi idénticas.
El sábado del séptimo día es un monumento al descanso de Dios después de su “obra” (mela’kah, Génesis 2:3), después de completar la creación de los cielos (shamáyini) y de la tierra (‘éretz) en seis días literales.
Del mismo modo, hemos de descansar de nuestro trabajo el séptimo
día. Esto no significa que debemos abstenernos de toda actividad. De la
misma manera en que Dios sigue sustentando la obra de la Creación
incluso el día sábado, así debemos continuar sustentando la vida en ese
día.
Una séptima palabra importante común a los dos pasajes es “Bendito” (barák). 4 Tanto en Génesis 2:2 y 3 como en Éxodo 20:11 se dice que
Dios bendijo el séptimo día. En ambos pasajes, la bendición está vinculada con que el día fue santificado (qadésh), el cual es otro paralelo muy
estrecho que contienen los pasajes. Las similitudes en el lenguaje de los
© Recursos Escuela Sabática
dos pasajes muestran el fuerte vínculo entre el sábado del séptimo día y
la semana de la Creación.
Por qué guardar el sábado
Hay dos aspectos en el asunto de por qué debemos guardar el sábado en el séptimo día. El primero es el más limitado, un asunto más específico del séptimo día: ¿por qué guardamos el sábado en el séptimo
día? La respuesta a esta pregunta es que seguimos, en lo que hacemos,
el modelo de lo que Dios realizó: y él trabajó seis días, y descansó el
séptimo. El segundo aspecto es un tema más amplio: el por qué observamos, a fin de cuentas, el sábado.
Una razón para guardar el sábado se da en Deuteronomio 5. En el
discurso de despedida de Moisés justo antes de su muerte, él repasa la
historia de los israelitas y expone delante de ellos cómo deberían conducir sus vidas. Entre sus otras instrucciones, él indica que deben observar “el séptimo día [que] es reposo [sábado] a Jehová tu Dios” (Deuteronomio 5:12-15). El reposo de Dios, obviamente, se refiere a su “reposo” después de los seis días de la Creación. Pero, Moisés alega otra
razón para guardar el Mandamiento del sábado: fue este Dios Creador
el que los libró de la esclavitud. Por causa de esto, ellos deben obedecerlo, en vez de obedecer a cualquier otro dios. En el versículo 6, el
mismo punto se aplica a todos los Diez Mandamientos, que aquí se repiten.
Una segunda razón para observar el sábado se da con mucho énfasis
en Éxodo 31:12 al 17. Aquí, Dios indica a los israelitas que debían
“guardar (shamár) el sábado, el reposo de Dios. La palabra traducida
como guardar aquí es la misma que se utilizó para describir el trabajo
de Adán –debía “guardar” el Huerto–; y también para la obra de los
ángeles ubicados en la entrada al Jardín: debían “guardarlo”, es decir,
cuidar el árbol de la vida (Génesis 3:24). De esta manera, “guardar” el
sábado es proteger, o resguardar, su santidad.
De acuerdo con este pasaje, el sábado es una señal de que Dios es
“Jehová que os santifico” (versículo 13; cf. Ezequiel 20:12). Así como
Dios apartó el séptimo día, y lo bendijo y santificó al final de la semana
de la Creación, así él nos santifica a nosotros -nos pone aparte- para
una bendición especial. La observancia del sábado en el séptimo día es
un reconocimiento público de que somos criaturas caídas. Fuimos
creados moralmente mejores de lo que somos ahora, y dependemos
© Recursos Escuela Sabática
completamente del poder creativo de Dios para nuestra salvación. El
sábado es una señal o un reconocimiento de la promesa divina del pacto de que él santificará a su pueblo.
El sábado simboliza todos estos puntos. Pero, solo la semana de la
Creación explica por qué el sábado es el séptimo día de la semana, en
vez de serlo algún otro día. Puede resultar tentador preguntarse si podemos ignorar la historia de la Creación y justificar la observancia del
sábado solamente sobre la base de la liberación hebrea de Egipto; pero
tal pensamiento aplica el sábado solo para los judíos. El vínculo entre el
sábado del séptimo día y los seis días de la Creación nos recuerda que
el sábado debía ser para toda la gente.
El significado simbólico del sábado
El sábado tiene una profundidad de significado que ofrece muchas
bendiciones para quienes lo estudian. Brevemente, repasaremos algunos de los significados que contiene. 5
El sábado y Dios. El sábado nos recuerda al Dios Creador y su deseo
de bendecir nuestras vidas con su presencia. El primer día completo de
existencia de los seres humanos ocurrió un sábado; fue un tiempo de
compañerismo entre Dios y los primeros seres humanos. Con la entrada del pecado, el sábado añadió significado, al ser un recordatorio del
plan de Dios de restaurarnos al compañerismo con él.
El sábado es una memoria de la generosidad de Dios. Al final de los
seis días de la Creación, el mundo estaba completo. Dios ya había provisto de todo lo que los seres que había creado pudieran necesitar. El
sábado es un símbolo de su generosidad, y nos recuerda que él ha provisto no solo lo necesario para nuestras necesidades físicas, sino también para nuestras necesidades espirituales. Es una promesa de que no
tenemos que ganar nuestra salvación: podemos descansar en lo que
Dios ha provisto.
El sábado y el mundo. El sábado es un recordativo del cuidado permanente de Dios por el mundo. Así como Dios obró durante la semana
de la Creación para originar el mundo, él ahora obra para sostenerlo.
Cuando estaba creando el mundo, estableció las estaciones (Génesis
1:14); ahora, él envía el sol y la lluvia. Cuando Dios estaba creando,
formó lo necesario para la vida; ahora, él sostiene la vida de día en día
(Salmo 103:2-5; Hechos 17.25).
© Recursos Escuela Sabática
El sábado, también, es un recordativo de la promesa de Dios de restaurar el mundo a su bondad original. El pecado derivó en una serie de
maldiciones sobre el mundo, que resultaron en degeneración, sufrimiento y muerte. Hasta cierto punto, el diluvio revirtió los eventos de
la Creación. 6 Al guardar el sábado, trabajamos con Dios a fin de apresurar el día de la restauración. El sábado es una promesa de restauración; una promesa de que Dios finalmente volverá el mundo a la armonía con él; que él producirá una nueva creación.
El sábado y la humanidad. El sábado es una rememoración de que
Dios nos hizo a su imagen. Así como Dios descansó en la primera semana, quienes fuimos hechos a su imagen hemos de descansar en el
séptimo día de cada semana. Podemos dudar a veces, pero el sábado
nos recuerda que Dios nos valora lo suficiente como para confiarnos su
imagen.
El sábado es un recordativo de la intención de Dios de llevarnos de
nuevo al compañerismo con él. Nos recuerda no solo nuestra condición
caída, sino también la promesa de Dios de restaurar su imagen en nosotros y regenerar relaciones pacíficas entre los seres humanos. El sábado nos recuerda, también, el poder creativo necesario para santificar
a los pecadores. Nuestra fe en su gracia salvadora no es mera presunción, sino que reposa sobre los hechos de la semana de la Creación, durante la cual la Palabra de Dios dio existencia y forma a todo lo que él
creó. La bondad original de la creación durante el primer sábado es una
seguridad de la bondad del carácter de Dios y de la confiabilidad de
sus promesas de salvación.
Jesús y el sábado
Jesús nos mostró la intención de Dios para con el sábado. Asistió a la
sinagoga el sábado: en ese día, se lo encontraba en la casa de adoración
(Lucas 4:16-20). El sábado es dedicado, o puesto aparte, para propósitos
santos. La adoración pública es uno de tales propósitos, y Jesús participó en la adoración pública. Pero, Jesús no realizó toda su enseñanza en
reuniones públicas; también enseñó mientras caminaba por los campos
(Lucas 6:1-5) y mientras comía en las casas (Lucas 14:1-6). La adoración
es una parte integral del sábado.
Jesús, también, nos dio un ejemplo de observancia del sábado al aliviar los sufrimientos (por ejemplo, Lucas 6:6-11). Cuando terminó la
obra de la Creación, comenzó la obra de sustentarla; y la curación de
© Recursos Escuela Sabática
los enfermos es parte de la obra de sustentar la creación. Esa obra comenzó el primer sábado, y sigue incluso hoy. Es apropiado que traigamos alivio a los que están sufriendo.
La adoración a Dios implica tanto el espíritu como la verdad (Juan
4:24). Ninguno de ellos puede ser ignorado. Jesús nos mostró cómo
adorar en verdad con sus enseñanzas y su participación en la adoración
pública. Nos mostró cómo adorar en espíritu con sus curaciones y su
ministerio hacia los sufrientes. Sus seguidores no pueden hacer nada
mejor que seguir su ejemplo.
La Creación y la observancia del sábado
La práctica de observar el sábado en el séptimo día está inevitablemente vinculada con una Creación en seis días literales. Primero, la
numeración de los días está basada en la semana de la Creación. El séptimo día, en el cual Dios descansó, está explícitamente identificado como el que sigue inmediatamente a los seis días de la Creación.
Segundo, la frase “el sábado de Dios” está basada en la semana de la
Creación. El “sábado” de Dios es el “reposo” de Dios; y la idea de que
Dios reposó no tiene significado aparte de la obra de la creación. Si
Dios no dedicó seis días a la obra de crear, ¿cuál sería el significado de
pasar el séptimo día descansando? La misma palabra “sábado” implica
un descanso de crear, y deriva su importancia de la historia de la Creación en el Génesis.
Una tercera manera en la que la Creación en seis días hace una diferencia para el sábado está en el panorama del sábado. La Biblia describe la creación de los antepasados de todos los seres humanos en el sexto día de la semana de la Creación. El Mandamiento que ordena la observancia del sábado en el séptimo día de la semana utiliza las mismas
palabras definidoras que se usan en el registro de las actividades en el
séptimo día de la semana de la Creación, mostrando que el sábado se
aplica a toda la humanidad. Si rechazáramos la teoría de la Creación en
seis días, estaríamos eliminando la base para la observancia universal
del sábado, dejando el sábado como una institución para los judíos, con
muy poca relevancia para los gentiles.
Conclusión
La observancia del sábado en el séptimo día es una expresión de fe
en el Dios Creador, quien creó un mundo terminado en seis días; quien
© Recursos Escuela Sabática
hizo muy buenas todas las cosas, aun brindando libertad de elección a
las personas que él creó, que usaron mal y corrompieron la creación, y
quien promete restaurar todo lo que se perdió.
Jesús, el Creador, vino y nos mostró cómo guardar el sábado en espíritu y en verdad. La universalidad de la Creación es la garantía de la
universalidad del sábado, el séptimo día, y de la promesa de restauración universal.
Referencias
Éxodo 16:23-26; cf. Lucas 4:16. En el contexto de la Creación, la palabra hebrea yom
(día) claramente significa un día literal, ya que estaba compuesto de tarde y de mañana;
está en una secuencia numerada de días; y se conmemora con la observancia de un día
literal.
2 La palabra hebrea bará (“crear”) y ‘asáh (“hacer”). Estas son las mismas dos palabras
que Dios usó en su actividad creadora durante los seis días de la Creación.
3 Ver el capítulo 8 de este libro.
4 La misma palabra se encuentra en Génesis 2:2, 3.
5 Para un excelente análisis en profundidad del significado del sábado, ver S. Tonstad,
The Lost Meaning of the Seventh Day (Berrien Springs, MI: Andrews University Press,
2009).
6 Ver Davidson, R. M., “Biblical Evidence For the Universality of the Genesis Flood , en
Baldwin, J. T., ed. Creation, Catastrophe, and Calvary (Hagerstown, MD: Review and
Herald®, 2000), pp. 79-92, y las referencias 17-25.
1
Material facilitado por RECURSOS ESCUELA SABATICA ©
http://ar.groups.yahoo.com/group/Comentarios_EscuelaSabatica
http://groups.google.com.ar/group/escuela–sabatica?hl=es
Suscríbase para recibir gratuitamente recursos para la Escuela Sabática
© Recursos Escuela Sabática
CAPÍTULO 12
Las buenas noticias de
la Creación
L
l pecado de Adán produjo separación de Dios. Pero hay buenas noticias: Dios ha provisto una manera en que seamos restaurados al compañerismo con él. Dios envió a su Hijo al mundo
para morir en nuestro lugar, a fin de que podamos compartir su vida.
Este mensaje sencillo del evangelio es un hilo de oro que une todas las
Escrituras en una promesa de esperanza y de restauración. La enseñanza bíblica de la Creación está íntimamente relacionada con el evangelio.
El primer indicio del evangelio lo dio el Creador mismo, en el Edén,
a las únicas dos personas que existían en ese tiempo. Adán y Eva, a sabiendas y voluntariamente, habían desobedecido las claras instrucciones de su Creador, y habían comido del fruto prohibido. Dios los llamó
a juicio, en el cual a regañadientes confesaron; luego, vendrían las sentencias. La serpiente, que había traído la tentación, fue sentenciada
primero. Es sorprendente, pero Dios eligió dar el primer indicio de las
buenas noticias en lo que dictaminara a la serpiente, incluso antes de
que la pareja caída hubiera escuchado su castigo. Dios dijo: Y pondré
enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar” (Génesis 3:15).
Tres elementos en esta declaración la colman de esperanza. Primero,
Dios pondrá enemistad (‘eybáh, odio) entre la serpiente y la mujer.
Aunque la serpiente había engañado a la mujer y la había hecho quebrar su relación con su Creador, Dios la protegería de una dominación
completa por el enemigo. Ella había caído en pecado, pero su libertad
de elección no se había perdido: ella retendría la capacidad de elegir si
seguiría a Dios o al engañador.
© Recursos Escuela Sabática
Segundo, la mujer tendría una “simiente” (zerá’); en otras palabras,
un niño. Esto significaba que no moriría de inmediato. Aunque su
muerte final era segura, ella tendría la oportunidad de criar una familia
y de arrepentirse de su pecado. También, significaba que habría un
conflicto continuo entre sus descendientes espirituales y los del enemigo, que culminaría en el combate personal entre Satanás y la Simiente
de la mujer, Jesús. 1
Tercero, su Descendiente heriría (shuf, también “aplastar”) la cabeza
del enemigo-serpiente, aunque al precio de herir su propio talón. La
serpiente finalmente será destruida, pero a un costo. Cuando Dios cubrió a Adán y a Eva con vestiduras hechas de pieles de animales (Génesis 3:21), comenzaron a entender que el costo de la salvación sería muy
alto. La historia de Adán y de Eva en el Jardín es una historia de gracia.
La salvación es un regalo, y viene por iniciativa de Dios, no nuestra.
Los sacrificios contrastantes de Abel y de Caín indican que, por lo
menos, algunos de los que vivían en ese tiempo entendían el profundo
significado del sacrificio. Abel trajo un cordero de su rebaño, implicando la aceptación de su necesidad de un salvador y su dependencia de
Dios. Caín, en contraste, ignoró la provisión de Dios y trajo un sacrificio que él había elegido, lo cual representó su intento de ganar la aprobación de Dios por medio de sus propios esfuerzos. La ofrenda de Caín
de su propio trabajo no podía reconciliarlo con Dios, ni tampoco lo hará por nosotros. La aceptación de Dios es un asunto enteramente de
gracia; y la tenemos o no la tenemos.
La Creación y el evangelio en la vida y la muerte de Jesús
La vida y el ministerio de Jesús revelan la relación entre la Creación
y el evangelio de muchas maneras. Primera, Cristo es llamado el segundo Adán; una clara referencia al informe de la Creación en Génesis.
Segunda, la victoria de Cristo sobre el diablo se menciona (o fue escrita)
en términos derivados del Génesis. Tercera, la resurrección es un asunto de creación comparable con la creación de Adán del polvo.
Cristo, el segundo Adán. La correspondencia entre Cristo y Adán es
una afirmación importante de la Creación en la historia del evangelio.
Adán fue el primer ser humano, cuyo pecado trajo la muerte sobre todos sus descendientes. Cristo vino como el segundo Adán (1 Corintios
15:45), para traer vida donde Adán había traído muerte. Jesús dijo: “Yo
he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”
© Recursos Escuela Sabática
(Juan 10:10). Aunque algunos pueden cuestionar la realidad de Adán y
de Eva, la vida y el sacrificio de Jesús dan validez a la historia del Génesis acerca de estos progenitores de toda la raza humana. Fueron personas reales, que realmente pecaron y que así trajeron la muerte física
real al mundo.
Sin embargo, Pablo escribe respecto de la esperanza que trajo Cristo:
“Mas ahora, Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que
durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entro por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así
como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados
(1 Corintios 15:20-22). La Creación y el evangelio están vinculados en la
correspondencia entre el primer Adán y Cristo, el segundo Adán.
La herida a la serpiente. El vínculo entre la Creación y el evangelio se
ve también en ciertas referencias al conflicto entre Cristo y Satanás. Estas referencias tienen sus raíces en la historia del Génesis de la Creación
y la Caída. Por ejemplo, Pablo se refiere a que Satanás sería “herido”, o
“aplastado”: “Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies” (Romanos 16:20). Este es un eco de la promesa dada a Adán y
a Eva de que la “Simiente” de la mujer derrotaría a la serpiente. En la
cruz, la cabeza de la serpiente fue “herida”; fue derrotada y finalmente
será destruida. 2 Sin embargo, el diablo está vivo ahora, y todavía es
una fuerza que hay que tomar en cuenta.
Isaías se refiere a una herida, en este caso, la herida de la Simiente:
“Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido [daká’] por nuestros
pecados” (Isaías 53:5). La palabra hebrea para “herido”, aquí, es diferente de la palabra traducida para “herir” en Génesis 3, pero los significados son equivalentes. Cristo fue literalmente herido: fue golpeado
repetidamente (Mateo 27:26-31; Lucas 22:63). Pero, aunque fue golpeado y herido, no fue aplastado ni derrotado. Ganó la victoria por medio
de sus sufrimientos; y él la ganó a nuestro favor, porque “por su llaga
fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5).
Hebreos 2:14 y 15 nos provee de otro eslabón con Génesis 3:15. Pablo escribe que “por medio de la muerte” Jesús destruiría al que tenía el
imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el
temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.
El pecado trajo la muerte (Génesis 3:19; Romanos 5:12 y siguientes),
y el diablo trajo el pecado. La relación entre el diablo y Cristo, la “Simiente” de la mujer, es de enemistad, u odio. Existe un conflicto continuo entre ellos, que resulta en que ambos serán “heridos”. Pero Cristo
© Recursos Escuela Sabática
es claramente el triunfador. Como resultado, tanto la muerte como el
diablo serán destruidos (1 Corintios 15:26; Apocalipsis 20:7-10). Así, en
el lugar del primer pecado, escuchamos la primera promesa del evangelio.
La resurrección. Un tercer enlace entre la Creación y el evangelio es el
poder creador obvio en la resurrección. Jesús resucitó de los muertos
por medio de su propio poder: “Por eso me ama el Padre, porque yo
pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo
de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para
volverla a tomar” (Juan 10:17, 18).
La vida proviene de Jesús, quien es el Dios Creador. Jesús hizo varias declaraciones que indican que él es la Fuente de la vida. Tal vez, la
más clara y más poderosa fue la que hizo frente a la tumba de Lázaro.
“Yo soy la resurrección y la vida” (Juan 11:25). En otras ocasiones también dijo: “Yo soy el camino, la verdad, y la vida” (Juan 14:6); “Yo soy
el pan de vida” (Juan 6:48); Y “yo he venido para que tengan vida”
(Juan 10:10).
La resurrección corporal de Jesús fue un verdadero evento en la historia. Al Señor resucitado lo vieron centenares de personas (Juan 20:2628; 1 Corintios 15:6). La realidad de la resurrección dio poder y osadía a
los apóstoles (Hechos 2:22-36). Jesús fue un ser humano real, con un
cuerpo real, que realmente murió y resucitó corporalmente. Más que
cualquier otro hecho único de la historia, la realidad de la resurrección
es la que da vida a la religión cristiana.
La resurrección de los muertos es un acto de creación similar a los
actos creadores que sucedieron durante la semana de la Creación; especialmente, al de la creación de Adán. Dios formó a Adán del polvo y le
dio vida por medio de su poder creador. De forma similar, mediante su
propio poder, el Creador resucitó el cuerpo inerte de Lázaro en lo que
fue un acto de creación. El mismo poder se ejercerá otra vez en la resurrección de los muertos al final del tiempo (1 Corintios 15:51, 52). 3 Así
como Adán fue formado del polvo, los muertos volverán a ser formados del polvo en la resurrección final. La creación de Adán del polvo
nos da confianza de que el mismo Dios Creador puede recrear a otros
que han muerto.
Las resurrecciones de Jesús y de Lázaro también nos brindan confianza de que las personas resucitadas al término del mundo serán las
mismas personas que anteriormente vivieron y murieron. Las conexiones neuronales en el cerebro son destruidas por la muerte, pero Dios no
© Recursos Escuela Sabática
las olvida. Los discípulos de Jesús lo reconocieron después de su resurrección (Juan 21:12); los amigos de Lázaro lo reconocieron después de
su resurrección, y quienes nos conozcan nos reconocerán después de
nuestra resurrección (Job 19:25-27; 1 Corintios 13:12). El Dios que creó
la mente de Adán es capaz de recrear las mentes del resto de los muertos.
La Creación y el evangelio en el tiempo del fin
La relación entre la Creación y el evangelio es un tema importante
en el libro del Apocalipsis. El punto más alto del libro puede ser los
mensajes de los tres ángeles descritos en Apocalipsis 14:6 al 12. 4 De interés especial aquí es el mensaje del primer ángel: “Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo
a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su
juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y
las fuentes de las aguas” (versículos 6, 7).
Note que el Apocalipsis menciona que este ángel tiene el evangelio.
¿Por qué, entonces, habla de juicio y de Creación? ¿Podría ser el evangelio el mensaje de juicio y de Creación? Exploraremos como estas
ideas están vinculadas.
El mensaje del primer ángel vincula el evangelio con el juicio y la
Creación en una especie de paralelismo:
A- Teme a Dios, por causa del juicio
A’- Adóralo, por causa de la Creación
Hay un paralelo claro entre temer a Dios y adorarlo. ¿Cuál es, entonces, la relación entre el juicio y el evangelio, y cómo se relacionan estos con la Creación?
El juicio y el evangelio. En la Escritura, el juicio es una parte integral
de las buenas noticias del evangelio. El juicio resulta en la vindicación y
la liberación del pueblo de Dios; también resulta en el castigo de los
impíos. El evangelio incluye ambos aspectos del juicio.
Primero, vemos esta vinculación en el Jardín del Edén. Después de
que Adán y Eva pecaron, Dios vino con juicio. El primer acto de juicio
de Dios fue castigar a la serpiente. El segundo fue liberar del control de
Satanás a aquellos que él había tomado cautivos. En el primer anuncio
del evangelio, Génesis 3:15, las dos fases del juicio están unidas.
© Recursos Escuela Sabática
El gran diluvio nos da otro ejemplo del vínculo entre el juicio y la
salvación. Dios envió una catástrofe masiva para destruir a los impíos y
remodelar la superficie de la Tierra. Pero “Noé halló gracia ante los ojos
de Jehová” (Génesis 6:8). Al final del diluvio, se pronunció una bendición especial sobre Noé y su familia: “Bendijo Dios a Noé y a sus hijos,
y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra” (Génesis 9:1).
Esta bendición es similar a la que se les diera a Adán y a Eva enseguida
después de que fueron creados (Génesis 1:28). Una vez que el mal había sido atendido, Noé recibió libertad y una bendición.
Un tercer ejemplo de combinación de castigo de los impíos y recompensa del pueblo de Dios se advierte en las profecías del tiempo del fin,
de liberación del pueblo de Dios. Daniel escribió: “Y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en
aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos
en el libro” (Daniel 12:1).
El Apocalipsis presenta el mismo tema. Primero, los culpables son
castigados, esta vez en las siete últimas plagas (Apocalipsis 16-18); y
luego los justos son rescatados (Apocalipsis 21,22). Y el juicio que trae
castigo a los impíos también trae salvación al pueblo de Dios.
La enseñanza de Jesús seguía el mismo modelo: “Os digo que en
aquella noche estarán dos en una cama; el uno será tomado, y el otro
será dejado. Dos mujeres estarán moliendo juntas; la una será tomada,
y la otra dejada [...] Y respondiendo, le dijeron: ¿Dónde, Señor? Él les
dijo: Donde estuviere el cuerpo, allí se juntarán también las águilas”
(Lucas 17:34-37).
Primero, algunos son tomados para la destrucción; entonces, los que
quedan serán reunidos en el Reino.
Esto está algo más explicado en la parábola de la cizaña: “Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo
diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos
para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero” (Mateo 13:30).
Estos ejemplos explican el vínculo entre el evangelio y el juicio como
se ve en el mensaje del primer ángel.
La Creación, el juicio y el evangelio. El evangelio está estrechamente ligado a la Creación. Solo alguien con poder absoluto sobre toda la creación podría realizar ambos aspectos del juicio: vencer al diablo y traer
liberación al pueblo de Dios.
Solo el Creador podría pronunciar una maldición sobre la serpiente
en el Edén y extender las vidas de Adán y de Eva.
© Recursos Escuela Sabática
Solo el Creador podía producir un diluvio global, que hizo pedazos
toda la corteza de la Tierra y destruyó a todos los animales terrestres
que estaban fuera del arca, mientras protegió a Noé y a su familia y al
arca durante esa terrible catástrofe.
Solo el Creador tiene el poder sobre la naturaleza que se ve en la vida y el ministerio de Jesucristo. Solo el Creador podía restaurar tejidos
enfermos y crear nuevas conexiones en el cerebro, permitiendo que el
cojo caminara y el ciego viera. Solo el Creador podía dejar su vida voluntariamente y tomarla de nuevo.
Solo el Creador tiene el poder de llevar la historia de la Tierra a una
culminación, en medio de trastornos de la naturaleza.
Solo el Creador tiene el poder de crear un cielo nuevo y una tierra
nueva.
Solo el Creador puede vencer los poderes del mal y traer salvación
al pueblo de Dios.
Sin la Creación y el Creador, no puede haber evangelio.
El paralelo entre la Creación y el juicio en el mensaje del primer ángel es claro. El poder y la bondad del Creador son la base de nuestra
confianza en el poder del Juez, tanto para acabar con el pecado como
para crear un nuevo mundo en justicia (2 Pedro 3:13).
La Creación establece una diferencia para el evangelio. La verdad de
la historia bíblica de la Creación instituye la lógica del evangelio y asegura su éxito final. Alternativamente, las historias hechas por el hombre que niegan la Creación en seis días del Génesis no proporcionan
apoyo ni para la lógica del evangelio ni brindan la seguridad de su
cumplimiento.
La historia de la Creación es el fundamento lógico para el evangelio,
porque las buenas noticias de la salvación por medio de Jesucristo están lógicamente predicadas sobre el hecho de que los seres humanos
fueron creados mejores de lo que son ahora. Hemos caído de nuestra
condición original, no hemos surgido de las bestias. De otro modo, ¿por
qué necesitaríamos ser salvados, y de qué?
La teoría evolucionista enseña que la muerte no es causada por el
pecado, sino que es una parte esencial de la naturaleza. El evolucionismo no puede actuar sin muerte; por otro lado, la meta final del cristianismo -el evangelio- es la victoria sobre la muerte, de modo que podamos vivir con Dios para siempre. ¿Dónde está la base para el evangelio
en el pensamiento evolucionista? No existe. Las historias bíblicas de la
© Recursos Escuela Sabática
Creación y de la Caída explican la necesidad y el propósito del evangelio.
La historia de la Creación es, también, la base para la seguridad de
la salvación. La salvación de la humanidad está basada en el estatus
especial que Dios les dio en la Creación. El poder del Creador de transformar el polvo en una persona viva provee de un precedente para la
transformación que tiene que ocurrir en la resurrección. El pensamiento
evolucionista no proporciona esa confianza. ¿Dónde está la base para
una resurrección sobrenatural, para una vida sin pecado ni muerte, si el
único precedente que tenemos es el desarrollo gradual, a lo largo de
eones de tiempo, vía la muerte de millones de formas intermedias? No
existe. La historia bíblica de la Creación en seis días es la que nos otorga la seguridad de que Dios nos recreará a la perfección “en un momento” (1 Corintios 15:52).
Conclusión
El evangelio de la salvación por medio de la vida, la muerte y la resurrección de Jesucristo está íntima y lógicamente vinculado con la historia bíblica de la Creación en seis días literales. Los humanos gozan de
una relación especial con Dios, porque solo ellos fueron creados a su
imagen. La muerte es un enemigo tanto de Dios como de las personas;
no es una parte esencial de la naturaleza. El resultado del evangelio es
la restauración de los humanos a su estatus especial, con el que fueron
originalmente creados. Ninguna otra teoría de los orígenes proporciona
la base lógica para el evangelio, explica nuestra necesidad de salvación
o nos da la seguridad de su éxito.
Referencias
Ver Ojewole, A. The Seed in Genesis 3:15: An Exegetical and Intertextual Study, ATS
Monograph Series (Berrien Springs, MI: Adventist Theological Society Publications,
2011).
2
Malaquias 4:1 indica que los impíos serán destruidos; raíz (Satanás) y ramas (sus seguidores); cf. Apocalipsis 20:9,10. En el versículo 10, la frase “por los siglos de los siglos” no necesariamente significa duración infinita, sino una duración indefinida, extendida.
3
Cf. 2 Tesalonicenses 4:16,17; Apocalipsis 20:4-6.
4 Paulien, J. Seven Keys: Unlocking the Secrets of Revelation (Nampa, ID: Pacific Press®,
2009).
1
© Recursos Escuela Sabática
CAPÍTULO 13
La Creación y nuestro
concepto de la vida
D
os personas pueden ver la misma cosa, pero obtener conclusiones diferentes acerca de ella. Por ejemplo, el salmista escribió:
“Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia
la obra de sus manos” (Salmo 19:1). En contraste, Steven Weinberg, ganador del premio Nobel en Física del año 1979, escribió: “Las estrellas
no nos dicen más ni menos acerca de la gloria de Dios que las piedras
del suelo alrededor de nosotros”. 1 ¿Cómo pueden dos personas llegar
a conclusiones tan contrastantes frente a las mismas observaciones?
La respuesta se encuentra en los diferentes puntos de vista de esas
personas, en lo que se conoce como una cosmovisión. 2 Cada uno de nosotros tiene una cosmovisión; aunque la mayoría nunca haya pensado
en ello. Al comprender la naturaleza de las cosmovisiones y de las formas en que difieren, podemos entender mejor por qué las personas tienen convicciones tan diferentes acerca de la vida y la verdad. En el proceso, descubriremos que la forma en que consideramos los orígenes
ejerce un fuerte efecto sobre la comprensión que tenemos acerca de la
realidad.
Una cosmovisión es un conjunto de suposiciones que aceptamos, a
menudo subconscientemente, acerca de la estructura y el significado
del mundo. 3 Incluye suposiciones que hacemos acerca de nosotros
mismos, del mundo y de Dios. Una cosmovisión se construye desde
nuestras creencias acerca de nosotros mismos y de nuestro mundo;
creencias que responden a las siguientes preguntas:
1. ¿Cuál es la base de la realidad? ¿Es Dios, la materia, o ambos?
© Recursos Escuela Sabática
2. ¿Cuál es mi lugar en el universo, tanto ahora como en el futuro?
Mi existencia, ¿tiene un propósito? ¿Qué sucederá cuando muera?
3. ¿Cómo debería conducirme, y por qué debería conducirme de ese
modo? ¿Hay una norma de moralidad? ¿Tiene importancia?
4. ¿Qué ha hecho que el mundo sea hoy cómo es? ¿Hay alguna verdad más allá de mi capacidad de sentir o de comprender?
Las respuestas que la gente da a estas cuestiones difieren; lo que explica por qué existen tantas cosmovisiones.
Tres categorías básicas
La mayoría de las cosmovisiones puede clasificarse como pertenecientes a tres categorías: teísmo, materialismo o panteísmo. 4
Teísmo bíblico. Las personas cuya cosmovisión es el teísmo bíblico
creen en la existencia de un único supremo Dios Creador, que se ha revelado a sí mismo a los seres humanos mediante la Biblia. Básica para
esta cosmovisión es la convicción de que Dios inspiró la escritura de la
Biblia, que es su revelación verdadera de sí mismo a los humanos.
Desde esta plataforma, el teísmo bíblico ofrece las siguientes respuestas
a las preguntas sobre la cosmovisión enumeradas más arriba.
1. ¿Cuál es la base de la realidad?
Dios es la fuente y la base de la realidad. Él es omnipotente, omnisciente, omnipresente, eterno, infinito, personal y bueno. El universo es
su creación. El universo está ordenado y es bueno, y Dios lo sostiene; lo
cual es consistente y, no obstante, está abierto a actos singulares: Dios
realiza milagros.
2. ¿Cuál es mi lugar en el universo?
Dios creó a los seres humanos a su imagen, pero ellos se rebelaron,
distorsionando esa imagen y llegando a ser malos. Dios diseñó un plan
por el cual los humanos pudieran ser restablecidos al compañerismo
con él, mediante la vida, la muerte y la resurrección de Jesucristo. La
muerte es un estado similar al sueño y temporario, que será interrumpido por la resurrección, y luego será seguido por la vida eterna o la extinción eterna. La existencia humana tiene significado porque Dios valora a los seres humanos; y ha provisto medios para restaurarlos a su
estado original por medio de la vida, la muerte y la resurrección de Jesucristo.
3. ¿Cómo debería conducirme, y por qué?
© Recursos Escuela Sabática
Los seres humanos deberían vivir en armonía con la Palabra de
Dios. Dios es bueno, y él nos ama, de modo que sus instrucciones son
sabias y son para nuestro mejor interés. Rechazar los principios de Dios
ocasiona el mal que, a su vez, produce resultados destructivos. Los
humanos están en un estado de rebelión, pero Dios ha provisto un medio de restauración y de eliminación final del mal, mientras conserva la
libertad de elección.
4. ¿Qué ha hecho del mundo lo que es hoy?
Originalmente, la creación era muy buena, porque fue hecha por un
Dios bueno. Era hermosa y armoniosa, y no había violencia, sufrimiento o muerte. Llegó a corromperse cuando la humanidad se rebeló contra Dios y dio a Satanás la oportunidad de introducir el mal en el mundo. Satanás es un ser personal, comprometido con la rebelión en contra
de Dios: él es la fuente original del mal.
5. ¿Cómo puedo saber qué es verdadero?
La verdad viene de Dios, él es quien la revela a los humanos, principalmente, por medio de la Biblia y la conducción del Espíritu Santo;
pero también por medio de la providencia, la experiencia y el diseño en
la naturaleza.
Materialismo. Los que sostienen esta cosmovisión creen que la materia es todo lo que existe, y que el universo está gobernado por el azar
y las leyes naturales. No creen que haya una esfera espiritual. La cosmovisión materialista provee las siguientes respuestas a las cinco preguntas sobre la cosmovisión.
1. ¿Cuál es la base de la realidad?
La materia es todo lo que existe; no hay dioses. El universo está gobernado solo por el azar y las propiedades inherentes, conocidas como
leyes naturales. No influye sobre ella nada que esté fuera del universo.
Los milagros no suceden.
2. ¿Cuál es mi lugar en el universo?
Los humanos son “biorobots” complejos, que consisten en propiedades físicas y reacciones químicas, sin propósitos ni valores intrínsecos. La libertad de elección es una ilusión. La muerte es el desmontaje
molecular y la extinción; no hay vida futura.
3. ¿Cómo debería conducirme, y por qué?
Las leyes gobiernan el universo físico, pero no hay una norma absoluta de moralidad. El bien y el mal son, sencillamente, etiquetas para
© Recursos Escuela Sabática
las conductas que nos gustan y las que no nos gustan. Y nuestros gustos y valores cambian con el tiempo.
4. ¿Qué ha hecho que el mundo esté como está hoy?
Las leyes de la naturaleza son tales que algunos eventos favorables
ocurren, y también algunos eventos desfavorables; todo es asunto del
azar y de las leyes naturales.
5. ¿Cómo puedo saber qué es verdadero?
El conocimiento viene por la experiencia, y es relativo. La verdad
absoluta es no cognoscible.
El panteísmo. La creencia fundamental de esta cosmovisión es que
Dios y la naturaleza son lo mismo. La visión de la realidad del panteísmo varía. Algunos sostienen que toda la realidad es materia; otros,
que todo es espíritu; y aun otros mezclan ambas ideas. El panteísmo es
sumamente plástico, y se observan las diferentes formas que asume en
el Taoísmo, el Budismo, el animismo, y otras religiones y filosofías. Esta
cosmovisión, típicamente, incluye un temor a la naturaleza, o una reverencia religiosa por ella. Aunque las diferentes formas del panteísmo
varían considerablemente, las siguientes respuestas a nuestras cinco
preguntas básicas son típicas de esta cosmovisión.
1. ¿Cuál es la base de la realidad?
El universo es espíritu. No existe un Dios personal; en cambio, hay
un espíritu universal e impersonal presente en toda la materia. Todas
las cosas comparten este espíritu universal, y procuran alcanzar la unidad con él.
2. ¿Cuál es mi lugar en el universo?
Los humanos están evolucionando hacia la divinidad y la unión con
el espíritu universal. La muerte concluye el hecho de que uno sea persona, pero no cambia su relación con el espíritu. Llegar a ser uno con el
universo es pasar más allá de la personalidad y del tiempo, y volver a
entrar en el ciclo de la historia.
3. ¿Cómo debería conducirme, y por qué?
No hay algo correcto ni algo equivocado. Aunque todos nosotros
caminemos por senderos diferentes, todos estamos evolucionando hacia la unidad. Deberíamos actuar en armonía con la naturaleza y apuntar a llegar a ser uno con el espíritu universal. La medida de cuán buena sea la vida que vivimos es cuán contentos estemos.
4. ¿Qué ha hecho que el mundo sea lo que es hoy?
© Recursos Escuela Sabática
El panteísmo no está preocupado con el tema del bien y el mal. Estas
ideas son meramente manifestaciones diferentes del espíritu universal,
expresadas de modos diferentes. Todas las cosas están luchando por la
unidad, mediante la evolución del espíritu.
5. ¿Cómo puedo saber qué es verdadero?
Si algo es verdadero o falso no tiene importancia. Llegar a ser uno
con el universo es pasar más allá del conocimiento, donde no hay tal
cosa como contradicciones.
Los orígenes y las cosmovisiones
El concepto de los orígenes que posea una persona influye directamente sobre su cosmovisión, y da forma a su relación con Dios, con
otros seres humanos y con el mundo en general. Ni el materialismo ni
el panteísmo proveen explicaciones satisfactorias para el origen del
universo o para la presencia del bien y del mal en el mundo. La creencia en el origen por una creación directa conduce directamente a la
creencia en un Dios activo y personal, que creó a los seres humanos a
su imagen, quien se preocupa por su creación y que ha provisto instrucción moral sobre cómo relacionarse con el resto de la creación. E
inversamente, el rechazo de la creación bíblica lleva a conceptos de
Dios, de la humanidad y de la naturaleza que son inconsistentes con el
teísmo bíblico. La creencia en el origen por evolución naturalista nos
lleva a creer que no hay Dios, no hay propósito para la naturaleza o para la vida humana, y no hay morales absolutos. Y la creencia en un origen evolucionista guiado por un espíritu nos inclina hacia la creencia
en el panteísmo, el progreso hacia arriba de la humanidad y el relativismo moral. Ninguna de estas cosmovisiones es consistente con la
idea de que los seres humanos fueron especialmente creados y necesitan de salvación.
La historia bíblica de la Creación incluye tres puntos vitales que tienen importantes implicaciones para comprender el carácter del Creador: Dios creó por su Palabra en seis días; la creación de las personas
fue diferente de la de las demás criaturas; originalmente, lo que Dios
creó era bueno, pero ha sido corrompido por el pecado. Estos tres puntos ayudan a dar forma a la cosmovisión adventista.
Primero, la creación por mandato divino en seis días implica que
Dios creó sin violencia, sufrimiento ni muerte. Él controla la creación, y
de ningún modo está limitado por las “leyes naturales”, el tiempo o los
© Recursos Escuela Sabática
procesos. Los días de la Creación establecen un modelo para la longitud de la semana; y así, para identificar el sábado en el séptimo día. La
negación de la Creación por mandato divino en seis días socava la base
lógica para cada una de estas partes de la cosmovisión adventista.
Segundo, la creación especial de los humanos implica que Dios, en
persona, los creó a su imagen, y que originalmente no tenían defectos.
Los seres humanos son holísticos y mortales. Ni son espíritus inmortales corporizados ni colecciones fortuitas de moléculas. Los humanos difieren cualitativamente de los animales comunes. La negación de la
creación especial de los humanos socava cada uno de esos puntos.
Tercero, la creencia en una creación que era buena y que el pecado
ha corrompido implica que el Creador fue bueno. La muerte, el sufrimiento y la violencia entraron en el mundo después de la Creación.
Fueron el resultado de la desobediencia de Adán, que le dio a Satanás
acceso pleno a este mundo. La condición actual de la creación no es
originaria ni normativa. La negación de una creación buena, corrompida por el pecado, socava cada uno de estos puntos. Note las contradicciones entre estos puntos y todas las teorías que proponen que los humanos evolucionaron hacia arriba, a partir de los animales.
La “Gran Controversia”. Los elementos principales del teísmo bíblico han sido agrupados en una historia explicativa, conocida como la
Gran Controversia. La historia es más o menos como sigue:
Un buen Dios creó seres inteligentes, con libertad de elección. Dios
designó a uno de estos seres, llamado Lucifer, en un cargo cercano a
Dios mismo. Lucifer llegó a estar orgulloso de su belleza e inteligencia,
y se rebeló, llegando a ser satanás, el enemigo de Dios.
Dios había planificado crear nuestro mundo y, a pesar de la complicación planteada por Lucifer, llevó adelante su designio. Este incluía la
creación de Adán y de Eva, los primeros seres humanos, a su propia
imagen, y dándoles la responsabilidad de gobernar el mundo.
Sin embargo, satanás engañó a Adán y a Eva, llevándolos a rebelarse
contra Dios; y con ello logró pleno acceso a este mundo. Pero, Dios
prometió a la primera pareja que Satanás sería finalmente derrotado.
Jesucristo logró esto viviendo sobre la Tierra, muriendo en nuestro lugar, de modo que pudiera salvarnos sin sacrificar la justicia (Romanos
3:21-26); y volviendo a vivir, con lo que derrotó al diablo. Finalmente,
Jesús resucitará a quienes hayan aceptado su gracia. Y destruirá a Sata-
© Recursos Escuela Sabática
nás y a sus seguidores, y luego dará a su pueblo una tierra nueva, recreada, sin mancha, en la cual vivirán con él eternamente.
Creación y recreación. La promesa bíblica de una nueva creación
(Apocalipsis 21:1) 5 está vinculada de varios modos importantes con la
primera creación. En ninguno de los dos casos es necesario un tabernáculo, santuario o templo. Todo el Jardín era un templo, y así será la
Nueva Jerusalén (Apocalipsis 22:3). En ambos ambientes, Dios y los seres humanos se comunican cara a cara (Génesis 2:15-19; Apocalipsis
22:4). El árbol de la vida, que una vez estuvo en Edén, estará presente
en la Tierra Nueva (Apocalipsis 22:2). Y, como en Edén, no habrá sufrimiento, violencia o depredación en la Tierra Nueva (Génesis 1:30;
Apocalipsis 21:4). Ese lugar está iluminado con la presencia de Dios,
como pudo haber sido durante los primeros tres días de la Creación,
después de que Dios dividiera la luz de las tinieblas, pero antes de que
señalara su tarea al sol (Génesis 1:14-16; Apocalipsis 21:23). La realidad
de la primera creación es la garantía de una nueva creación. Ambas son
partes integrales de la cosmovisión bíblica.
La Creación y la cosmovisión
La creación bíblica está vitalmente vinculada con los elementos básicos del cristianismo: la naturaleza moral de los seres humanos, el origen del mal, la naturaleza y el significado del matrimonio, nuestro rol
como mayordomos del mundo, el sábado, y lo que es más importante,
el evangelio. A pesar de estos vínculos, muchos cristianos están preocupados porque la ciencia no confirma la historia bíblica. Para algunos,
la idea de que Dios empleó un proceso evolucionista como el método
que eligió para la creación parece una manera de mantener tanto a Dios
como a la ciencia en el cuadro.
Sin embargo, sea que la llamemos evolucionismo teísta o creación
evolucionista, la idea de que Dios eligió el evolucionismo como su método para la creación no es ni buena ciencia ni buena teología. No es
buena ciencia porque supone fuerzas que, en principio, son indetectables, inestables, y solo para ese caso. Si deseáramos postular una fuerza
invisible e indetectable, marca científicamente poca diferencia si la llamamos Dios, un hada o un espíritu de la tierra. La ciencia no tiene lugar para tales ideas.
La idea de que Dios eligió procesos evolutivos como su método de
creación tampoco es buena teología. No hay base bíblica para esa idea.
© Recursos Escuela Sabática
Implica un “dios” de muerte y de mal, que era inestable o mal dispuesto a crear a los seres humanos de la manera en que los quería. Tenía
que valerse de un proceso basado en la muerte, a fin de desarrollar seres humanos como los que quería que fueran. La teoría también implica
que ese dios requería que los humanos fueran mejores que él mismo:
esperaba que ellos trataran a los débiles mejor de lo que él lo hacía en el
proceso evolucionista que usó para llenar la Tierra. Implica que los
humanos modernos tienen mejor capacidad para descubrir cómo es
Dios que aquellos a quienes Dios se reveló en lo pasado. Valora las
opiniones humanas corrientes más de lo que valora las enseñanzas bíblicas. La gente tiende a conformar su conducta según la de su dios o
dioses. Esto es desafortunado, porque sus dioses son ejemplos pobres,
y una religión compatible con el evolucionismo es impotente: no hace
nada para ayudar a la gente a tratar con el pecado.
Varias implicaciones prácticas importantes para la vida religiosa
pueden inferirse de la creación evolucionista. Primera: parece no tener
sentido orar a una deidad que fue incapaz (o no dispuesta) de realizar
directamente lo que deseaba. Segunda, es cuestionable si se puede confiar en una deidad que condena a quienes ha creado, por tratar a los
débiles del mismo modo que él los trató. Tercera, al rechazar la autoridad de la Escritura, elimina la base para cualquier norma objetiva de
moralidad, o para la esperanza de una resurrección milagrosa.
Otras tres implicaciones de la creación evolucionista deberían hacernos detener, y pensar con mucho cuidado. La primera es una que
hemos señalado anteriormente: su negación de la Creación en seis días
y el sábado en el séptimo día. Una segunda implicación sorprendente
de la creación evolucionista, o evolucionismo teísta, es su fracaso en
distinguir entre los seres humanos y otros animales. Si los humanos
descendieron de no humanos, ¿cómo se diferencian de otros animales?
La explicación más común es que Dios introdujo almas inmortales en
algunos animales, transformándolos en seres humanos responsables.
La adopción de la teoría de la creación evolucionista lleva, fácil y lógicamente, a los errores gemelos de la observancia del domingo y la inmortalidad del alma. Esta combinación tiene el potencial de apoyar la
formación de una religión falsa y, finalmente, de establecer la intolerancia y la persecución religiosa. 6
La implicación final de la creación evolucionista puede ser la más
seria: se opone al evangelio. Si los seres humanos son producto de una
progresión evolucionista, nunca han sido mejores de lo que son ac© Recursos Escuela Sabática
tualmente. Como lo escribió un autor, si hubo una caída, fue una “caída
hacia arriba”. 7 Pero no hay “caída” en la teoría evolucionista; no hay
maldiciones sobre la naturaleza, ni alguna relación entre el pecado y la
muerte. Más bien, la muerte es una parte integral de la naturaleza, el
sufrimiento siempre existió, y el estado de la naturaleza es el mismo
hoy como siempre lo fue. Si se concede estos puntos como verdaderos,
no hay Paraíso para restaurar, no hay árbol de vida o del conocimiento,
y no hay mal que superar. Así, hay que inventar un nuevo “evangelio”.
Exactamente cómo podría ser este evangelio dependerá de la persona
que lo invente; pero no puede ser, lógicamente, el evangelio de la restauración predicado por el apóstol Pablo (Romanos 8:20,21).
Conclusión
La cosmovisión bíblica comienza con la historia de la Creación literal en Génesis. Esta historia proporciona el telón de fondo contra el
cual los elementos de la cosmovisión bíblica adquieren su significado.
Las teorías que mezclan elementos de diferentes cosmovisiones sufren
de una falla lógica. Y las teorías que describen a los seres humanos como evolucionando desde los animales no encajan con la historia bíblica
del pecado y la salvación, y los cristianos deberían rechazarlas. De muchos modos –incluyendo nuestra comprensión del carácter de Dios, la
relación de la humanidad con el resto de la creación, y la naturaleza, el
significado y el destino de la vida humana– la creación bíblica establece
una diferencia importante.
Referencias
Weinberg, S. Dreams of a Final Theory (Nueva York: Vintage Books, 1992), p. 241.
El término se deriva del alemán Weltanschauung, que es equivalente a “Mirada al
mundo”, o “Cosmovisión”.
3
Una buena introducción a este tema desde una perspectiva cristiana es: Sire, J. W.,
The Universe Next Door (Downers Grove, IL: IVP Academic, 2009).
4
Ver H. Rasi, “Why do Different Scientists Interpret Reality Differently?”, en Gibson,
L. J. y H. R. Rasi, eds., Understanding Creation (Nampa, ID: Pacific Press®, 2011), pp. 1124.
5
Cf. 2 Pedro 3:13; Isaías 65:17.
6
White, E. G. de, El conflicto de los siglos (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1993), 645.
7
“Pareciera que estamos criando bestias, en vez de ángeles caídos”, Peacocke, A. “Biology and a Theology of Evolution”. Zygon 34 (4): pp. 695-712 (1999). Algunos mormones usan ese término para indicar que la caída de Adán trajo el bien, porque resultó en
la reproducción y el llenar la Tierra.
1
2
© Recursos Escuela Sabática
Descargar