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CfadeYnos monográficos de Tentudía
MESTO
número IIb
Centro de Desarrollo Comarca¡ de Tentudía
Rufino Acosta Naranjo (coordínador)
Antonio Luis Día; Agudas° y Santiago Aínaya Corchuelo
Memoria de la tierra,
campos de la memoria
Los agroecosisternas tradicionales de Tentudía
Volumen 2 : Olivar, viñas, huertas y otros
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Cuadernos fnonográficos de Tentudia
CENTRO DE DESARROLLO COMARCAL DE TENTUDÍA
CONSEJO EDITORIAL
Presidente : Juan Murillo Toro
Vicepresidente: Ceferino Muñoz Sayago
Secretario: Lourdes Melgarejo Viñals
Tesorero: Antonio Parra Atienza
Vocales: Manuel Vázquez Villanueva, ,
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Redacción : Antonio Morales Recio,
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(El Equipo de Redacción de Mesto es el propio Equipo Técnico del
Centro de Desarrollo Comarca) de Tentudía)
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TENTUDÍA - EXTREMADURA 2001
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MESTO Cuadernos monográficos de Tentudía
Memoria de la tierra,
campos de la memoria
Los agroecosistemas tradicionales de Tentudía
Volumen 2 : Olivar, viñas, huertas y otros
Rufino Acosta Naranjo (coordinador),
Antonio Luis Díaz Aguilar y Santiago Amaya Corchuelo
Centro de Desarrollo Comarcal de Tentudía
Tentudía, 2001
© Centro de Desarrollo Comarcal de Tentudía
Avda . de Portugal, 29
06260 Monesterio
(Badajoz)
Autores del texto : Rufino Acosta Naranjo (coordinador)
Antonio Luis Díaz Aguilar y Santiago Amaya Corchuelo
Fotografías : De los autores del texto
y del archivo gráfico CEDECO - Tentudía
(J . Enrique Capilla Nicolás)
I.S .N .N . :
(en trámite)
Depósito Legal :
BA-671-2001
Fotomecánica e impresión :
Imprenta RAYEGO, S .L .
C/. Santa Brígida, 1
06300 Zafra
(Badajoz)
[El Centro de Desarrollo Comarcal de Tentudía no comparte, necesariamente, las reflexiones y opiniones de los autores que aparecen en Mesto]
Memoria de la tierra, campos de la ineinoria (2)
ÍNDICE
(Volumen 2)
1.
EL OLIVAR
1 .1 . El olivar en la zona
1 .2. Las variedades de aceituna y el manejo del olivar
1 .3 . La recolección y el destino de los productos
7
9
19
45
2.
LA VIÑA
2.1 . Localización y caracterización
2.2 . El manejo de la viña
2.3 . Usos y destinos
61
63
73
92
3. LA HUERTA
3 .1 . Localización y tipos de explotaciones hortofrutícolas
3 .2 . El ciclo productivo de la huerta
3 .3 . Ciclo específico de las especies hortofrutícolas
3.4 . Uso, aprovechamiento y destino de hortalizas y frutas
105
108
114
129
141
4. EL CASTAÑAR
4.1 . El castañar en la zona
4.2. Características de los castaños de la comarca
4 .3. El manejo
151
153
157
160
MESTO Cuadernos monográficos de Tentudía II
4 .4. Recolección y destino de los productos
171
5.ELHIGUERAL
5.1 . El higueral en la zona
5 .2. El manejo
5 .3 . Recolección y destino de la producción
183
185
193
203
6. LAS FORMACIONES DE ÁRBOLES MADERABLES
217
7. LAS COLMENAS, LAS ABEJAS Y LA MIEL
7 .1 . Las colmenas en la zona
7.2. El manejo
7 .3. Los productos y su destino
233
235
240
250
CONCLUSIONES. A modo de análisis transversal
de los agroecosistemas tradicionales de Tentudía
Consideración previa
Agricultura y ecología
Estrategias de manejo campesinas
Economía
Las clases y las relaciones sociales
255
257
261
275
279
297
ANEXOS
Entrevista a Jenaro Becerra, piarero de Fuente de Cantos (11, agosto, 1998)
Entrevista a Antonio Pacheco, recovero de Monesterio (29, febrero, 1999)
309
297
Bibliografía
329
NOTA .
Para una comprensión cabal del contenido de este libro, reiteramos en parte la referencia a las
autorías que ya hiciéramos en el volumen anterior. En este segundo volumen, Rufino Acosta se ha
encargado de la síntesis final; Antonio Luis Díaz de los capítulos de viñas y huertas, y Santiago
Amaya del olivar, higueral, castañas, árboles maderables y colmenas.
Por otro lado, volvemos a advertir de que las abreviaturas situadas tras los testimonios de los
informantes hacen referencia al nombre de éstosy a la localidad de vecindad de cada uno: Bienvenida,
Bodonal de la Sierra, Cabeza la Vaca, Calera de León, Fuente de Cantos, Fuentes de León, Monesterio,
Montemolín, Pallares, Santa María de Nava y Segura de León .
1. El olivar
Memoria de la tierra, campos de la memoria (2)
1 .1 . El olivar en la zona
Antes de abordar directamente el análisis del agroecosistema de olivar en
este área geográfica queremos caracterizar y contextualizar al olivar en nuestra
cultura latina y cómo se fue extendiendo por el Mediterráneo al compás de las
oleadas que marcaban las culturas en expansión, tales como fenicios, griegos o
romanos .
El olivo y la vid se encuentran entre las plantas cultivadas que son citadas
en la literatura desde la antigüedad, así la ramita de olivo en el pico de aquella
paloma que envió Noé para observar el mundo después del Diluvio . Pero quizás
donde encuentra el olivo un contexto cultural propicio para resurgir como un referente
importante es en la cultura griega, y concretamente en su mitología. De este modo
es nombrado en la fundación de Atenas, un bello mito en que Neptuno y Minerva
competían por ofrecer el más importante don a la recién nacida ; Neptuno, golpeando
el suelo con un tridente, hizo surgir el caballo, pero Minerva lo superó haciendo
brotar el olivo, ganando con ello el derecho en disputa de dar nombre a la nueva
población . Al mismísimo Aristeo, hijo de Apolo, se le consideraba inventor del sistema
primitivo de extracción del aceite .
Continuando con la importancia y el significado que el olivo y el aceite
tuvieron en Grecia, sabemos que este árbol estaba consagrado a la diosa Minerva
o Atenea, y estuvo muy relacionado con las demostraciones atléticas, en especial
los antiguos juegos olímpicos, cuyos triunfadores eran coronados con ramas de
olivo silvestre, y los atletas, que actuaban completamente desnudos, untaban o
ungían sus cuerpos con aceite de oliva; o bien los luchadores añadían a su capa de
aceite otra de mugre y barro, con lo que conseguían una adecuada capa resbaladiza
y grasienta .
10
MESTO Cuadernos monográficos de Ten tudía II
El nombre latino, concretamente romano de olea, puede derivar del celta
olewo del griego elaia. En cualquier caso si la encina es el árbol silvestre mediterráneo
por excelencia, el olivo lo es entre los cultivados, hasta el punto que su identificación
con el Mare Nostrum es total y completa (Parra, 1988: 77 y ss) .
Algunos autores modernos restringen el lugar original del olivo a la zona
oriental mediterránea que va de Siria a Grecia, pese a que la forma silvestre llega
hasta la Península Ibérica y el norte de Africa . Por lo que se refiere a nuestro país,
se atribuye a los fenicios su propagación, con las primeras colonias ibéricas, en el
litoral mediterráneo . Lo cierto es que durante la dominación romana el olivo fue
extendiéndose más y más, hasta cubrir las necesidades de una población que en
tiempos de Trajano, en el siglo I de nuestra era, se estimaba en cuarenta millones
de habitantes en todo el Imperio . Las invasiones bárbaras trajeron aparejada la
merma de este cultivo íntimamente ligado a la Antigüedad clásica, no en vano las
grasas animales tenían mucha más importancia entre los hábitos alimenticios de
los centroeuropeos y no conocían el olivo . La dominación árabe volvió a propiciar su
surgimiento . El español se formó así en el culto romano al olivo, asentándose una
tradición española propia en las extensas regiones olivareras de Andalucía y
transformando radicalmente sus hábitos (Parra, 1988) .
Se supone, como hemos dicho, que el cultivo del olivo en España fue
introducido por los fenicios, se expandió durante la dominación romana, decayó
algo con la invasión de los godos, para recobrarse bajo la influencia árabe y retrocedió
nuevamente durante la Conquista, hasta que en el siglo XVI la exportación a América
-donde estuvo prohibido su cultivo durante los reinados de Felipe II y Felipe IIIaumentó de nuevo su superficie, especialmente en Andalucía . Pero fue en le siglo
XIX cuando se inició el auge sin precedentes impulsado por diversos factores, entre
los que se contaba la Desamortización -que en cambio, como se dice en el capítulo
del encinar, fue un factor de regresión de su arboleda- y la liberación de su comercio .
Durante los años veinte del pasado siglo, desmantelado nuestro principal competidor,
Italia, se produjo la verdadera "época de oro del olivar" (Parra,1988 :92) . Otra regresión
del olivar y del aceite se produjo debido a la crisis que provocó el descubrimiento de
aceites minerales para lubricación, aunque luego se recuperó el consumo y mejoró
la calidad del aceite para consumo humano (Garrabou y otros, 1986:455-498). De
este modo la superficie del olivar alcanza un máximo en el año 1967 con 2 .392.000
hectáreas, triplicándose las existentes un siglo antes e iniciándose, a partir de
entonces, un proceso acelerado de degradación que ha llegado casi hasta nuestros
días. Otra coyuntura importante para el olivar ha sido la última ampliación del cultivo
del olivo al amparo de las subvenciones de la Unión Europea.
Característico de nuestras regiones de clima más benigno, genuinamente
mediterráneo, su área geográfica se extiende entre las latitudes 18° y 45° del
hemisferio norte, aunque fuera de estos límites también puede vegetar
excepcionalmente de forma achaparrada o arbustiva. La faja olivarera que circunda
el Mare Nostrum aparece modificada por factores orográficos que aumentan o
disminuyen la profundidad de su penetración . En la península, desde la frontera
portuguesa llega a Salamanca y el antiguo reino de León, desciende por el río Tiétar
y la vertiente meridional de la Sierra de Gredos, y enlazando a Madrid con el Henares
Memoria de la tierra, campos de la memoria (2)
llega a Zaragoza, la cuenca del Ebro y la Rioja alavesa hasta unirse a Cataluña y
las primeras estribaciones de los Pirineos, la costa gerundense. El olivo conquista
todas las latitudes españolas por debajo de esa línea, sobre todo Andalucía,
alcanzando los máximos rendimientos en los olivares del valle del Guadalquivir. En
España el olivo, especie arbórea típica del Mediterráneo como ya se dijo, comprende
las grandes superficies de Andalucía, Valencia, Castellón, Tarragona y también
Extremadura, donde se adapta merced a su estructura xerofítica, a los secanos de
extremadas temperaturas estivales, siempre que disponga de suelos profundos . El
olivo vegeta en más de dos tercios de España, estando ausente en grandes
cantidades, aunque existan pies aislados en Galicia, Valladolid, Segovia, Palencia,
Oviedo, Burgos, Santander, Vizcaya, Guipúzcoa y Tenerife, y aparece escasamente
en León, Zamora y Gran Canaria (Parra, 1988) .
El olivo es rústico y duro, resistiendo mínimas de - 6°°-y hasta de-8°, siempre
que las heladas no sean prolongadas y el deshielo se produzca poco a poco, pues
aun muriendo el follaje, la vitalidad del árbol permite que rebrote la cepa. Aunque
habita valles, es característico de planicies, laderas y mesetas, donde no sufre tan
directamente el efecto pernicioso de las nieblas . Busca deshielo lento, sufre daños
considerables por el brusco tránsito térmico y la rápida fusión del hielo tras la salida
del sol . La costa también perjudica debido a la acción de la salinidad. No soporta
suelos compactos ni muy húmedos, adaptándose al resto.
El olivar, como la vid y en menor medida el algarrobo, se ha extendido por
suplantación del bosque mediterráneo original de encina, de modo que son antiguos
encinares la mayoría de los olivares que podemos contemplar en la España seca
como los de la cuenca del Ebro, Castilla la Nueva, Extremadura, Andalucía, Valencia
y Cataluña . En Extremadura, Badajoz incluye comarcas olivareras como la del sur,
de Llerena y Fuente de Cantos, la de la zona de Barros, con Almendralejo, Mérida
y Badajoz, y ya en el límite con Ciudad Real, la de Puebla de Alcocer, Monterrubio
y Talarrubias .
Pero una vez que hemos procedido a la contextualización histórica de este
árbol y de este cultivo, de su importancia en la cultura mediterránea y de su evolución
en la Península Ibérica, vamos a pasar al caso concreto que nos ocupa, el del
agroecosistema de olivar de la comarca de Tentudía . Para ello lo primero que haremos
será establecer la superficie de olivar que había en cada una de las poblaciones (ver
cuadro 1) .
Lo más destacable de este cuadro es el elevado número de hectáreas que
encontramos en Fuentes de León, equiparable a Bienvenida con un 12,2% respecto
al total de su término municipal . En este caso podemos decir que la cantidad dé
olivar en una población de campiña donde predomina el cultivo, la vid y el olivar, es
semejante a la de un pueblo serrano que suelen dedicarse a la explotación ganadera
en la dehesa. Pero sobre todo destaca Cabeza la Vaca, con un 18,6% de olivar del
total de su superficie . Sobresale también el caso de Monesterio por su escasez en
olivar, apenas el 1,4%, propio de un municipio con los mayores latifundios serranos
de la comarca como ya hemos dicho.
12
MESTO Cuadernos monográficos de Tentudía 11
CUADRO 1. SUPERFICIE DE OLIVAR POR MUNICIPIOS
Bienvenida
Bodonal de la Sierra
Cabeza la Vaca
Calera de León
Ha. olivar
%Total
1 .136
12,2
336
4,9
1 .191
18,6
144
2,08
Fuente de Cantos
1 .056
Fuentes de León
1 .370
12,5
480
1,4
605
2,8
Monesterio
Montemolín
Segura de León
752
4,2
7,06
Elaboración propia a partir del Plan General de Ordenación Económico-Social
de la Provincia de Badajoz ..
Los olivares que había en los años cincenta en esta comarca
mayoritariamente provenían de las siembras que se hicieron en los siglos XVIII y
XIX. Ello no quiere decir que no se sembraran nuevos olivos como así se hacía con
diferentes métodos, mediante estacas principalmente. Este olivar mantenía en parte
características y elementos del bosque mediterráneo, sobre todo en los árboles,
algunos de ellos centenarios como decimos y de gran porte, que brindaban cobijo a
multitud de especies animales, a las que también servían otros testigos de aquel
ecosistema en las lindes y caminos, como las retamas, coscojas, lentiscos,
chaparros y otros arbustos (Acosta, 1999) .
El olivar que hemos estudiado garantizaba la producción sostenida de
excedentes basándose fundamentalmente en recursos de la zona, valiéndose para
ello de la integración de la agricultura y la ganadería, que brindaba tracción y estiércol .
Algunos cultivos esporádicos en el olivar, como las leguminosas, aportaban también
fertilizante orgánico (Acosta, 1999) . Si la sostenibilidad del sistema procedía en
parte del aporte nutricional del estiércol, este era contrarrestado por la erosión,
principalmente en las zonas escarpadas de la sierra de la comarca .
En otras ocasiones la vocación fundamentalmente olivarera perdía
importancia en pos de cultivos herbáceos de manera constante, provocado esto por
la penuria y escasez de la época unas veces, otras por la poca posibilidad de
acceso y/o tenencia de tierras, y otras por los criterios y costumbres de poblaciones
determinadas que imprimían una lógica al olivar tendente a su producción de granos
a pesar de la merma de la cosecha de aceitunas . Incluso en casos específicos,
como pasó entre los pequeños propietarios de Fuentes de León, se combinó la
vocación olivarera con la ganadera.
Memoria de la tierra, campos de la inemoria (2)
13
La realización sistemática de las labores culturales mantenía un bajo nivel
de fitopatologías . El estiércol brindaba también calor al árbol y prevenía enfermedades .
Prácticas como el estercolado, la quema de las ramas caídas en la limpia, la misma
limpia periódica que despojaba los árboles de todas las ramas secas y sobrantes,
etc., favorecían la salud de los árboles (Acosta, 1999) . Precisamente, a raíz de la
constancia de estas prácticas, el nivel de enfermedades era tan bajo, y no es que
no conocieran las plagas o enfermedades que podían atacar a los olivos. El hecho
es que, tal como lo expresaron nuestros informantes, no había más enfermedades
de las que ellos conocían y se manifestaban en los árboles, fundamentalmente la
mosca y la palomilla.
Como ya dijimos, en la comarca de Tentudía no se llegó a dar un monocultivo
del olivar, sino que éste era uno de los espacios agrarios que integraban todo el
sistema agrario, existiendo entre los distintos espacios un alto grado de
complementariedad (Acosta, 1999) . Esto ha quedado de manifiesto cuando hemos
tratado los cultivos mixtos, entre los cuales quizás debimos considerar a los mismos
cultivos herbáceos, pero hemos preferido restringirnos a especies arbóreas que
como se verá eran fundamentalmente la vid y en segundo término la higuera, las
que acompañaban al olivo en el mismo espacio . No olvidemos también cómo
dependiendo de las poblaciones hemos encontrado incluso bruños, almendros, etc.,
entre olivos . Todo ello, y aunque la vocación primera fuese la olivarera, proporcionaba
una amplia variedad de recursos destinados tanto al consumo doméstico como
ganadero, con lo que los olivares fueron espacios determinantes para la subsistencia
de los grupos domésticos que disponían de suficiente cantidad durante la etapa de
posguerra .
En cuanto a ocupación de mano de obra se refiere, la posible simplificación
que suponía el olivar se vio contrarrestada con la presencia de estos cultivos asociados
como el caso de la viña y de la higuera lo que ofrecía mayor estabilidad, diversificación
biológica y productiva y sobre todo desde el punto de vista del trabajo, espaciamiento
de las labores y épocas de trabajo, así como una constante necesidad de mano de
obra . (Acosta, 1997 :130)
El olivar era un cultivo social en la medida en que facilitaba un buen número
de jornales a lo largo de todo el año, y a veces era la única fuente de peonadas en
ciertas épocas, especialmente en el caso de las mujeres . Si algunas labores exigían
de gran especialización como podía ser el caso de la limpia, otras como el apaño
permitían la incorporación de personas sin cualificar, y sobre todo, como hemos
visto, mujeres que temporada tras temporada engrosaban las cuadrillas que se
encargaban de apañar en las mismas fincas . Además, el trabajo de estas cuadrillas
era muy importante en la conformación de su cultura del trabajo, respecto al
conocimiento del territorio y de la toponimia, y a sus relaciones de grupo.
Dentro del agroecosistema de olivar en la comarca, destaca la importancia
que en él tiene la pequeña y mediana propiedad . El olivar es apropiado para este
tipo de explotaciones por la discrecionalidad y flexibilidad en la realización de las
labores que ofrece en su manejo, por la posibilidad de articularlo con otras actividades
y procesos de trabajo y por requerir bastante mano de obra como hemos dicho
antes (Acosta, 1997:132) .
14
MESTO Cuadernos monográficos de Tentudía 11
En cuanto al régimen de tenencia el olivar en el patrimonio familiar de los
grupos domésticos de la comarca era una parte muy importante de éste . Aunque
las propiedades fuesen de un tamaño reducido -en la estructura de la propiedad
abundaban las suertes y cercados-, siempre se intentaba disponer de algunos olivos
para que proporcionaran aceite, y por supuesto aceitunas, ambas para el
autoconsumo . Si la propiedad predominaba como el modo habitual de tenencia del
olivar, también hemos encontrado arriendo a muy pequeña escala, comparado con
otros agroecosistemas . Aunque había estas modalidades de tenencia la percepción
sobre la propiedad y los propietarios en el caso concreto de este agroecosistema
era un tanto contradictoria . Por un lado hemos encontrado campesinos con una
idea sobre el agroecosistema del olivar que ensalzan sus virtudes de sustentabilidad,
requerimiento de poca mano de obra o agradecidos ante las pocas labores que
exigía. Por otra parte estaban los que creían que el olivar suponía un cultivo delicado
del que había que estar pendiente y por ello asociado a la clase más pudiente que
podía ser prolija en atenciones con los olivos. No por ello se dejaba de reconocer
que olivos tenía to el mundo:
"El olivar más grande era el de D. Vito de unas 100 fanegas"
R. M., PI .
"Se traían arrendaos, otros como mi abuelo que tenía una fanega o dos, lo
mismo que ahora, qué más da, hombre, y los había los ricos que tenían fanegas
y fanegas de olivares"
L. J., Fc.
"Siempre se dijo que el olivo era una finca de señoritos . El olivo pa el agricultor
medio, que es la parte esta nuestra o minifundio, el olivo casi era una finca de
mimo, era donde se .. . donde se pasaba el día que no tenías otra cosa que
hacer te ibas al olivar y se tenía como una finca como casi que no productiva ."
O. M., Bv.
En los olivares llegó a haber una serie de viviendas . Encontramos desde
algunas zahurdas en la mayor parte de las poblaciones, casillas de apenas una
estancia donde vivía una familia, hasta cortijos en extensiones considerables de
olivar como el de La Viña del Comandante' en Monesterio, el de La Gordona en
Pallares o el de Doña Rosa en Bodonal . En muchas ocasiones las viviendas disponían
de estancias propias de otros agroecosistemas, tales como pajares, graneros,
doblados, zarzos, etc., ya que el olivar era uno de los agroecosistemas de la finca,
junto a huerta, higuera¡, o encinar, incluso con castañar en algunas propiedades de
Cabeza la Vaca principalmente .
En muchas ocasiones coincidían los propietarios de las grandes extensiones
de olivar con los detentadores de los molinos aceiteros, a excepción del caso de
Monesterio donde no se daba este fenómeno . Lógicamente estos grandes
(1)
Recibía este nombre porque estuvo sembrado en su mayor parte de olivos en combinación con vides.
Memoria de la tierra, campos de la memoria (2)
15
propietarios disponían de capital para establecer dichas infraestructuras, en las
cuales buena parte de la materia prima que se transformaba procedía de sus terrenos .
Además, ejercían mediante este monopolio un control sobre el resto de la población,
ya que no tenían otra posibilidad de transformar y/o vender su producción de
aceitunas, reforzando y ampliando así el sistema latifundista y el caciquismo.
En cuanto a la distribución, los olivares se daban tanto en la parte de llanura
o campiña como en las poblaciones de sierra de la comarca . Encontramos pueblos
como Calera que disponía de abundantes y productivos olivares en las zonas serranas
y eran, como decimos, olivos de los que sus propietarios hablan bien en cuanto a
su producción y calidad, llegando algunos a asegurar que la sierra es lo más propio
para el olivo. Pero debemos recalcar que se trataba sobre todo de pequeñas
propiedades, como ocurría en toda la comarca.
Otra población en la que se sitúa su agroecosistema de olivar sobre todo
en sierra es Santa María y concretamente la sierra en la que estaban la mayoría de
olivares era la que se conoce con el nombre de Cachonera, en la solana que parte
de la misma población . Un informante señala que contando toda esta parte de
sierra más otros trozos dispersos no llegaban a cien las fanegas de olivo en este
pueblo.
Generalmente, como suele pasar con las higueras o las viñas -muchas
veces plantadas en asociación con los olivos-, la mayor parte de los olivares los
encontramos situados alrededor de los pueblos, en las zonas más parceladas donde
domina el minifundio, las huertas, los cultivos, etc. Esta era la zona característica
del minifundio, de las suertes y cercados distribuidos como propiedades de una
parte de los grupos domésticos de cada población . A veces se asentaban en terrenos
que durante el siglo XIX se vendieron en la Desamortización, generalmente eran
propiedades de los Ayuntamientos, terreno de Propios, donde se fomentó la siembra
de olivar tras estas ventas. Es el caso por ejemplo de parajes conocidos como El
Monte o Las Viñas en Bodonal. Son zonas colindantes a la población de muy
pequeña extensión, predominando el minifundio y donde se alternaron hace décadas
los olivares con las viñas y los cultivos mixtos de ambas plantas, hasta que las
viñas desaparecieron dejando paso al más longevo olivo. A pesar de que en los
años cincuenta ya apenas quedaran viñas estos parajes se seguían denominando
como Las Viñas . Además de estos pagos minifundistas y parcelados, existían
algunos grandes propietarios de olivares cuyas dimensiones por lo general no
superaban la centena de fanegas como el caso de Las Contiendas de Cabeza la
Vaca, el olivar denominado de Doña Rosa en Bodonal, o el ya mencionado olivar de
Don Vito de Pallares .
Un asunto importante en el olivar era la asociación con otros cultivos . En
efecto, entre los olivos de los años cuarenta y cincuenta en la comarca de Tentudía
se podían encontrar higueras o viñas principalmente, aunque también se sembraron
asociados con bruñeros, almendros, castaños, membrilleros o perales . A pesar de
que la vocación productiva primera del terreno era la de olivar, estos árboles se
combinaban con otros como los señalados y la razón aducida por nuestros
informantes radicaba en el aprovechamiento más intensivo del terreno buscando
una diversificación de productos, propio de la agricultura tradicional y de una época
16
MESTO Cuadernos rnonográ icos de Tentudía 11
de autoabastecimiento . Por esta razón, y porque eran los que menos dañaban el
crecimiento del olivo, se sembraban junto a ellos árboles frutales, para que mientras
un olivo, árbol por excelencia de lento crecimiento y larga vida, comenzaba a producir,
la misma tierra ofreciese determinados productos frutícolas. Pero no sólo se
sembraban otros árboles en el olivar a la hora de plantar los olivos, sino que en la
mayoría de los casos que hemos encontrado cuando se trataba de árboles frutales,
estos se colocaban con independencia de la fase vital del olivar. No así con las
vides e higueras que se sembraron simultáneamente con los olivos .
En Calera era frecuente que los olivos estuviesen plantados, o que llegaran
a plantarse en la época de la que hablamos, con líneos de bruñeros (ciruelos), ya
que se consideraba un árbol de alta rentabilidad para consumo humano y sobre
todo para que los cerdos consumiesen los bruños y engordasen de esta manera. El
marco del olivo solía ser considerable según el criterio local, sobre los diez metros
o entre doce y catorce pasos, de manera que mientras el olivo llegaba a la veintena
de años que ya producía y alcanzaba cierto desarrollo, en el medio se colocaba el
bruñero que era un árbol que no le quitaba el creceral olivo, que no le perjudicaba
en su desarrollo . La importancia de los bruñeros era mucha, llegando a secar grandes
cantidades mediante el sistema de la escarda previa, ya que de ese modo pasaba
(secado) y se conservaba mucho mejor. Tal como se pasaban o secaban grandes
cantidades de higos en la comarca, bien para uso doméstico o para consumo
ganadero, como se describe en le tema del agroecosistema de higuera¡, del mismo
modo se hacía con los bruños.
Generalmente se sembraba el árbol que fuese asociado con el olivo en la
misma temporada que éste y, como hemos dicho, se preferían árboles frutales para
el abastecimiento casero, por su corta vida y porque en definitiva dejaban que el
olivo se desarrollase . Entre los árboles que se asociaban con los olivos, el que más
duraba y resistía era la higuera, la cual podía llegar a afectar el crecimiento de
aquellos . El estiércol que se le aportaba al olivo cada temporada o cada dos paliaba
la posible merma de nutrientes que se adjudicaban los árboles de alrededor, los
cuales a su vez se beneficiaban del estiércol . Este aporte orgánico, la estercada,
se intensificaba en la medida de la cantidad de árboles en un espacio determinado,
mientras más árboles más estiércol necesitaba la tierra .
El caso de claro perjuicio para el olivo, una excepción a lo que venimos
comentando, se encuentra en Cabeza la Vaca, donde llegó a combinarse -aunque
en pocas ocasiones- con el castaño, árbol fuerte, longevo y de gran desarrollo
adaptado a la serranía cabezalavaqueña.
En Bienvenida y Fuente de Cantos era donde mayor abundancia de olivos
combinados con viñas se encontraba. Concretamente en Bienvenida se ponían cuatro
y cinco líneos de viña por uno de olivo, y estos mantenían un marco de unos quince
metros . La higuera se plantaba en la falta del olivo o cuando se daban varias faltas
juntas de parras . También aquí hubo ocasiones en que se sembró la vid primero y
se dejó que creciese y produjera durante unos diez años para entonces plantar los
olivos . A partir de aquel momento el tiempo de vida de la viña era de entre quince y
veinte años, lo cual coincidía con el momento del principio de la madurez y la
producción del olivo, momento en que se arrancaban aquellas por lo que la posible
Memoria de la tierra, campos de la memoria (2)
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competencia se eliminaba. Aunque estas fueran por su vocación productiva las
poblaciones donde más olivo y viña en combinación había, esta forma de cultivar se
daba a lo largo y ancho de toda la comarca . Las dificultades principales de esta
combinación se producían a la hora de las labores de esa tierra tan poblada si se
utilizaban bestias . Generalmente sólo se metía una para arar y había que darle
varias pasadas para que el terreno quedara bien, lo cual era enormemente trabajoso
y lento, llegando a enredarse los cabestros de la bestia en las vides y desenterrarlas .
"Los olivos había fanegas de tierra que tenían sesenta y cuatro olivos y otras
fanegas de tierra tenían cuarenta y cuatro, según los quería poner el amo . Que
estaban a quince varas, que se llamaban entonces, pues a quince varas tenían
cuarenta y cuatro, que estaban a doce varas pues tenían sesenta. Una vara son
ochocientos y pico centímetros . Las parras se ponían a tres varas y luego
después si querías entrarle a cada tres líneos de parra un líneo de olivo y si no
lo entrabas a cinco ."
C . J., Fc.
En Santa María, Pallares y Montemolín se plantaron almendros entre algunos
sobre
todo en terrenos de mala calidad, en sierras y en las lindes . También
olivos y
se dio el caso, aunque muy puntual, de sembrar algunos perales soltizos .
En Bodonal (igual que en Pallares y otras poblaciones) ya hemos visto
antes cómo en una zona cercana a la población existe un pago de olivos denominado
La Viña o Las Viñas, señal inequívoca de que décadas atrás fue un terreno en que
abundó la combinación de olivos con viñas, tal como recuerdan y confirman nuestros
informantes .
Cultivo mixto de olivos con higueras
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MESTO Cuadernos monográficos de Tentudía 11
El significado y la importancia de la combinación de otros árboles con los
olivos, e incluso de cultivos herbáceos, eran enormes para las economías domésticas
en la época que estudiamos . También debemos hacer hincapié en el aspecto laboral,
en la mano de obra que proporcionaba y necesitaba esta orientación productiva en
cierto modo diversificada al combinar ciertos cultivos en el mismo terreno .
Concretamente nos referimos al escalonamiento de labores como la recolección,
poda y todas las demás, necesitadas por ello de una relativa cantidad de mano de
obra pero de manera continuada. Este policultivo redundaba en detrimento del olivar,
disminuyendo la producción de aceitunas, aunque al ser una de las claves de la
subsistencia de los grupos domésticos se solía encontrar por ello sobre todo en
propiedades pequeñas, no así en las de mayor tamaño que, si se llegaban a combinar
otras plantas con el olivo, era preferentemente con la viña y con miras comerciales .
En Monesterio, por ejemplo, estaba la finca Los Acepaos exclusivamente de olivos
y vid que aun conserva parte de la bodega con sus tremendas tinajas de cientos de
arrobas.
Dada la época en la que se centra este trabajo, caracterizada por una gran
importancia del autoconsumo, el racionamiento inicial y la escasez periódica de
productos básicos, es fácil entender hasta dónde era fundamental para las economías
domésticas y para la subsistencia de sus miembros la tenencia de olivar, de donde
obtenían aceite y aceitunas . Buena parte de la población, como hemos dicho, disponía
de algún olivar, el resto hacía lo posible por comprarlo o al menos arrendarlo, y los
más desfavorecidos se veían obligados a comprar el aceite por litros cuando podían
y racionarlo hasta el máximo posible, y la mayoría de las veces consumir o utilizar
manteca como sustituto del aceite . La importancia de estas grasas vegetales
tradicionales en la cultura mediterránea, su relativa escasez en la posguerra y la
pretensión de controlar toda la producción de aceite por parte del gobierno, generó
una amplia red de estraperlistas en torno a este producto . El estraperlo del aceite,
junto al del trigo que ya hemos visto, llegó a ser una constante en la mayor parte de
las casas de los campesinos de la comarca que los producían . A principios de la
década de los cincuenta el trigo se escondía en los lugares más insospechados, se
molía con molinos de mano y el pan se cocía en los hornos caseros, en el caso del
aceite se llegó a meter entre la paja, o incluso se tapiaba tras alguna pared en un
intento desesperado de que los de la fiscalía no entraran en las casas y lo
descubrieran .
Así expresaba un calereño lo que suponía para su familia la posesión de un
olivar y su consideración sobre el trabajar diariamente en él:
"Era mu importante el olivo y la bellota, y el poco ganao . Yo tengo cuatro hijos y
los crié con mis olivos porque con los bichos tuve mala suerte. Tenía algún
guarro también . El que tuviera cuatro o cinco hectáreas de olivo cogía ocho o
diez mil kilos de aceituna y tirabas casi el año, o por lo menos seis o siete
meses y con algo que le metías, algunos jornales, pues vivías."
J . P. y D., CI.
Además, en el caso mencionado nos encontramos con uno de los escasos
propietarios de olivar que vivía casi con exclusividad dedicado a él durante todo el
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