Villanova “Contribuciones a la psicología Clínica” -718

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Villanova “Contribuciones a la psicología Clínica” -718
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La personalidad y la motivación como temas centrales en Allport y Maslow.
Gordon Allport y la psicología personalista
Un rasgo de la psicología académica prevaleciente es el de la peyorizacion de los aspectos filosóficos, la
tendencia a desprestigiar todas las ideas que puedan tenerse sobre la naturaleza humana.
En cuanto a la investigación no existe consenso, hoy por hoy entre los psicólogos, en que toda investigación se
origina y se funda en supuestos filosóficos, independientemente de que se los explicite o no. Es una herencia
de las ciencias naturales la creencia en que los datos de la investigación empírica, por si mismos, ira tamizando
lo verdadero, separándolo de lo falso. En la psicología, la tendencia es olvidar que los modelos de hombre con
los que se comulgue dictaran los modos en como el psiquismo será estudiado, que se hallara en él. (El estudio
del psiquismo parte del modelo de hombre al cual el sujeto esta adherido, con el cual comulga, sin embargo se
suele afirmar que la investigación psicológica respetable carece de supuestos, los cuales evidentemente no es
así. Se parte de determinados supuestos implícitos, los cuales se pueden entender como parte el paradigma
bajo el cual se trabaja).
Allport sostuvo sin timidez que la psicología de la persona es inseparable de la filosofía de la persona; que tras
cualquier concepción del psiquismo pulsa una antropología filosófica. (El estudio filosófico del ser humano).
Allport debiera ser considerado uno de los principales embajadores de la psicología alemana en Estados
Unidos, y en un continuador cabal de Dilthey, Brentano y los psicólogos de la Gestalt.
Individuo y Ciencia
Afirma Allport que la característica especifica de la mente humana es su individualidad, y que la psicología
viene abordando muy mal esa cuestión. Una mente real, organiza, viviente, solo puede ser una mente
individual; pero el psicólogo vive obsesionado por la búsqueda de leyes generales que den cuenta de la
<<mente en general>>. Esto es entendible a la luz de los dos modelos copiados: el de la física y el de la
biología, ciencias de lo general. Pero este el dilema de la psicología: la mente en general es la mente de nadie,
y el poder y el saber del psicólogo son, en consecuencia, un poder y un saber míticos; pese a su profesión, este
no posee una capacidad superior para comprender la auténtica índole del psiquismo, que es rica y compleja
por qué es Única.
Surgieron movimientos que intentaron dar variadas respuestas: La psicología diferencial, la pictografía, el
psicoanálisis y la tipología. (Desarrolladas en el Power Point).
Allport cree ver corrientes que si se acercan a un verdadero abordaje de lo individual: La psicología de la
Gestalt, la psicología comprensiva, la psicología intencional y sobre todo el personalismo de Stern.
(Desarrollados en el Power point)
Podría suponerse que Allport, adscribiendo a una postura individualista extrema, intenta colocar el estudio
intensivo del caso individual –método clínico- allí donde antes había análisis de rasgos generales en muestras
de población. Afirma que la comprensión integral del comportamiento y la personalidad solo son posibles por
la fusión de ambos recursos. La propuesta Allportiana es la de una ampliación de objeto de la psicología,
aplicando sobre la persona total el entero arsenal de recursos. Allport esta seguro de haber descubierto esta
ley, a la cual denomina <<ley de autonomía funcional>>
Autonomía Funcional
Para las doctrinas del instinto o del impulso, como respectivamente lo son la teoría hormica de Mc Dougall o
el psicoanálisis de Freud, toda motivación madura tiene su base en necesidades, deseos, pulsiones o instintos
que además de ser el factor motor subyacente a toda conducta actual, constituyen elementos dinámicos
comunes a la especie. A lo largo de la vida las potencialidades germinales de la niñez se unen para conformar
sistemas emergentes radicalmente distintos a los que le dieron existencia.
Los motivos de un adulto maduro y normal no dependen de las experiencias de la niñez en que se presentaron
originalmente. La motivación de un adulto tiene un vínculo con los motivos que tenían de niño, pero ese
vínculo es solo histórico. Las decisiones que un adulto toma no están vinculadas de manera funcional a la
motivación infantil, esta son independientes de lo infantil.
Podemos ver una oposición al psicoanálisis en esto, el psicoanálisis depende mucho de la formación del niño
para explicar las elecciones del paciente adulto.
Esta ley intenta unir lo nomotético con lo ideográfico, “la motivación es siempre contemporánea, no importa
tanto el pasado o niñez en las acciones de un adulto, sino que lo que es importante es el futuro”
Allport atribuía escaza importancia al pasado del individuo para comprender su presente. Esta es una de las
razones por las que introduce el concepto de autonomía funcional, por medio de la cual quiere señalar que los
motivos –razones para actuar de una manera- que una persona posee tienen en un momento determinado
razón de independencia con respecto al pasado. Lo que antes pudo ser un motivo para actuar de una manera
determinada. En el presente puede que no exista o se haya transformado a otr4o tipo de motivación-La ley de
la autonomía funcional de los motivos deja por tanto bien sentado que una cosa es el origen histórico de los
motivos y otra su valor actual.
El hombre es un animal inteligente, activo y curioso, y su característica esencial es, posiblemente, adquirir
nuevos intereses a partir de aprendizajes incesantes. Los intereses adquiridos se transforman en focos
motivacionales siempre renovados y dan lugar a proyectos y planes de realización y acabamiento.
La fórmula gestáltica de <<tendencia al cierre>> opera sobre intereses, planes, proyectos y valores. Lo que
impulsa la conducta adulta lo hace ahora, y no es necesario rastrear, hasta sus napas carentes de significador,
la historia del empuje.
Rasgos, actitudes, hábitos y tipos
La teoría de la personalidad, lo importante es aquello que se mantiene relativamente estable constante y que
nos permite, con seguridad, afirmar que esa persona es la misma. Este factor es el Rasgo, unos pocos rasgos,
no más de cinco o seis, bastan para articular un a personalidad. Los rasgos existen realmente como estructuras
neuropsiquicas que capturan y organizan estímulos en unidades de sentido.
Los rasgos son adquiridos, tal como lo son los hábitos. ¿Cómo es posible que un elemento adquirido, y por lo
tanto periférico y común a cualquiera, sea la unidad de construcción con que se edifica una personalidad
única? La respuesta es la siguiente: un rasgo es una fusión de hábitos adquiridos y de tendencia innata, y no
una mera cadena de condicionamientos venidos de afuera. (Como lo plantean las posturas ambientalistas).
A la larga, el rasgo se autonomizara, y por si solo predispondrá a la adquisición de nuevos hábitos, útiles para
el rasgo: el rasgo va mucho más allá del mero condicionamiento, a pesar que el condicionamiento fue su foco
de origen. El rasgo se vuelve autónomo.
Allport señala una nítida división entre el concepto de habito, entendido como hijo de la situación estímulo y
de las repeticiones, y el rasgo, de carácter más endógeno, neuropsiquico, y capas de cobrar autonomía. Si no
existiesen las propensiones endógenas, ciertos hábitos no se consolidarían. Consolidados, pierden su piel de
hábito trocándose en rasgo.
Distingue el rasgo de la actitud. Ambas son categorías psicológicas que combinan lo heredado de lo aprendido,
pero la actitud es discriminarle del rasgo:
a. Tiene un objeto definido de referencia
b. Implica un juicio favorable o desfavorable sobre algo, en tanto que el rasgo es estilístico, una manera
general de comportarse. Una actitud demasiado extendida, de acuerdo con este criterio (como pudiese
ser una posición ante el mundo en general) constituye ya un rasgo: conservadurismo, indulgencia,
afabilidad generalizada.
Una pregunta que le han hecho a Allport es si los rasgos tienen fuerza impulsora sobre la conducta o si
simplemente lo dirigen. Desde un enfoque de <<reducción de tensión>>, este interrogante es crucial; pero la
idea de rasgo fuera de tal esquema. En la medida que el rasgo es, al igual que la actitud, una disposición para
reaccionar en cierto sentido, carecería de fuerza dinámica propia, dependería del estímulo interno o externo
-que lo haría pasar de un estado de potencia a otro acto-. El estímulo seria la fuerza moviente, venida de
afuera. Pero el pensamiento de Allport es también ajeno a este paradigma de reactividad, a este modelo
<<respondiente del psiquismo>>. (Contrario al modelo e-r)
Como síntesis de la teoría de los rasgos, conviene señalar el grado de individualidad concreta del que estos
dotan a la personalidad, su carácter móvil –a pesar de su anclaje en propensiones heredadas-. Mezcla de
habito con tendencia innata, capaz de pasar un segundo a un primer plano y viceversa, versátil y mutable, el
rasgo es la unidad mínima de la personalidad.
En el ámbito de la psicología, la teoría del rasgo es un modelo explicativo del comportamiento humano que
supone la existencia de características estables en la estructura de la personalidad de los individuos. Desde
este punto de vista, la personalidad está formada por una jerarquía de rasgos estables y consistentes que
determinan, explican y, hasta cierto punto, permiten predecir el comportamiento individual, en la medida en
que guían la forma en que cada individuo piensa e interpreta la realidad.
El psiquismo que Allport nos propone esquiva las generalizaciones que la biología o la sociología realizan, esa
por la que la psicología tradicional se desvive en buscar.
Naturaleza del Hombre
Durante mucho tiempo grandes pensadores postularon que el ser humano es por naturaleza, en esencia
egoísta, Allport nos propone la existencia innata de un impulso gregario (agruparse), mutualidad, amor y
adhesión como fuerza actuante desde un comienzo en el psiquismo.
Allport nos dirá <<El odio es una respuesta normal cuando existe arrasamiento o amenaza de destrucción de
valores positivos enérgicamente mantenidos. Los valores amenazados pueden ser amor propio, el deseo de
ser amado, o el amor altruista. No hay odio, hay amor convertido en odio. En realidad, la agresión y la
hostilidad desaparecen en la medida en que son satisfechas las necesidades de asociación del hombre>>. No
hay, por lo tanto, ningún instinto de odio, agresión o muerte que pueda afirmarse por derecho propio.
Allport, como se vio, no comparte, ni las doctrinas de los instintos ni las de los impulsos fijos, y condena su
carácter seudoexplicativo. Para el, postular un deseo de afiliación no significa otra cosa que señalar que la
naturaleza de la vida humana demanda constantes y vigorosos vínculos afectivos.
Pero no debe suponerse que el amor es la fuerza primaria que pone en marcha a la totalidad de los procesos
psíquicos. Mas atas aun del deseo de afiliación, de la tendencia a explorar, a desarrollar intereses, a crear
sistemas de valores, se encuentra el factótum compartido por todos los sistematizadores: la tendencia a la
actualización de potencialidades, al crecimiento y a la autorrealización. Tendemos a espontáneamente al
crecimiento y a la autoconstrucción.
Aprendizaje
El aprendizaje es, para Allport, una disposición a formar estructuras de complejidad creciente. Estas
estructuras incluyen tanteos elementales, hábitos simples y encadenamientos de hábitos; y luego otras
estructuras menos rígidas, tales como el autoconcepto, la conciencia moral, los rasgos e intereses dominantes
y hasta la concepción del mundo y la vida que cada sujeto se forja. La meta final parece ser la de una
pronunciada diferenciación y autonomía: la de niveles de libertad y conciencia virtualmente muy altos.
Psicología deseable
Goldstein había observado que los pacientes movidos tan solo por motivos de reducción de tensión –Hambre,
sueño, sed- eran patológicos, sus intereses no tenían nada de creador, no toleraban las demoras y se
manifestaban incapaces de establecer metas o proyectos. En cambio, en los sujetos normales observo una
clara tendencia a ampliar los márgenes de tensión. Para Allport, quien convalida estas conclusiones, el rasgo
típico del psiquismo humano es generar tensiones. Resulta desdichado, afirma Allport, que para evaluar el
comportamiento humano adulto la psicología aun maneje criterios de reducción de tensión, cuando este
modelo ineficiente solo es apto para dar cuenta de algunas reacciones animales o infantiles.
En relación a este enfoque, Allport sostiene que al psiquismo humano no se lo explicara nunca por la suma de
elementos discretos, de <<abajo hacia arriba>> ni se lo podrá componer artificialmente como hoy se
compone. El dogma mecanicista deja fuera la totalidad de lo propiamente humano: capacidad de dominar
activamente la naturaleza, de producir la novedad artística o científica.
El acento psicoanalítico y fatalista: el adulto es una marioneta del pasado; su conducta presente esta
funcionalmente movida desde algunos eventos míticos dl ayer, cuyo núcleo es el complejo de Edipo.
Conclusiones
En oposición a la menguante fe de los psicólogos contemporáneos en los aspectos conscientes del
comportamiento y de la personalidad, Allport asegura con vehemencia que se puede confiar en el individuo,
creer en sus dichos y en sus intenciones explicitas. Una persona normal sabe lo que hace y también porque lo
hace. Cuando esto no ocurre, cuando algún poder extraconsciente la impele, cuando alguna fuerza oscura
dicta sus aspiraciones y sus fines, estamos ante la patología. La discontinuidad entre hombre sano y hombre
enfermo es notoria: el primero esta movido por demandas del futuro, el segundo por reminiscencias del
pasado.
Sin negar los descubrimientos freudianos relativos a la organización mental infantil, a los procesos
inconscientes o a las defensas patológicas, Allport, instrumentando su <<pluralismo sistemático>>, los reubica
en una concepción motivacional más amplia y en donde los aspectos que la tradición analítica considera
<<superficiales>> se han hecho cargo del timón.
En síntesis: las creencias pueblan, agitan y mueven a las personas adultas y se han ido gestando en innúmeras
situaciones de aprendizaje, cada una emancipada de la anterior.
El resultado de esta pluralidad de creencias y de situaciones independiente de aprendizaje, es la forja de una
personalidad no comparable a otras. Esta rotunda afirmación de la individualidad y del proyecto individual,
vincula al hombre de Allport con esas sustantivas libertad y responsabilidad que tanto ocupan a los
existencialistas.
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