Tradicional “Fiesta Día de Muertos” ofrendas elevadas o

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Ganador del Reconocimiento al Mérito Estatal de Investigación 2014 en la Subcategoría de Divulgación y Vinculación
Tradicional “Fiesta Día de Muertos”
ofrendas elevadas o colgantes
Janeth Pineda Paredes
Proyecto: Etnografía de las Regiones Indígenas en el Nuevo Milenio.
Centro INAH Morelos
E
n el poniente del estado de Morelos, se ubica una comunidad
nahua con tradición cultural indígena, que se llama Coatetelco,
municipio de Miacatlán, lugar donde se realizó la investigació.
El objetivo de este escrito es presentar el registro etnográfico de “día de
muertos”, que contrasta con las de las ciudades. En especial presentamos
las ofrendas a los difuntos en Coatetelco. Aquói, se colocan ofrendas en
los hogares domésticos dedicados a los difuntos infantes o “chiquitos” el
31 de octubre y el 01 de noviembre la ofrenda está ofrecida a los difuntos grandes.
En realidad, los preparativos para el festejo de “día de muertos”, inicia
con la víspera de San Miguel, que se lleva a cabo el 28 de septiembre,
este día visitan al panteón a sus difuntos familiares y les ofrendan en sus
respectivas tumbas elotes hervidos, tamales de elote, acompañado con
frutas de temporada ciruelas, guayabas, entre otras, no puede faltar el
refresco, alcohol puro, cervezas y tabaco, también se colocan adornos
como una corona con flores artificiales, papel picado “pancitas”, flor de
pericón y tlapaneca ésta se cultiva en los solares de las casas del poblado.
Todo esto se realiza en víspera a San Miguel, cabe mencionar, en cada
uno de los hogares domésticos se coloca en las puertas principales una
cruz con flor de pericón adornada con papel picado y flores, esto es para
proteger las viviendas. Posteriormente, el primero de octubre se coloca
en el altar doméstico, espacio que poseen algunos santitos, se anuncia
al poblado con las campanadas de la iglesia aproximadamente a las 8 pm
que es hora de colocar una pequeña ofrenda consistente de pan, fruta,
agua, flores y lo principal una veladora. Esta ofrenda se realiza durante
todo el mes de octubre y el 31 del mes se coloca la ofrenda tradicional
dedicada a los difuntos “chiquitos”.
Organización para la ofrenda “colgante” o elevada
Previamente, se comienzan los preparativos para la ofrenda, aquí es donde se destinan los trabajos tanto de las mujeres y los hombres. Los jefes
de familia son los encargados de cortar acahual para hacer el armado de
la “camita” o cualapextle. Eligen los acahuales más derechos y compran
el laso más resistente, este material lo han sustituido por la cuestión de
que ya no se puede adquirir en el pueblo el lazo de ixtle. Por otro lado,
las mujeres son las encargadas de hacer las compras de utensilios y alimentos que serán ocupados para las ofrendas. Como es bien sabido, los
utensilios donde serán preparados los alimentos es como requisito indispensable que sean nuevos.
En el poblado existen dos tipos de ofrendas; una es la que se elabora
tradicionalmente con acahual y se le conoce como ofrenda “colgante” o
Ofrenda “colgante” o elevada, dedicada a los difuntos pequeños/ Coatetelco, Morelos /
octubre 2015/ Janeth Pineda Paredes.
Ofrenda “colgante” acompañando a sus difuntos con canciones y fumando/ Coatetelco,
Morelos /noviembre 2015/ Janeth Pineda Paredes.
Ofrenda “colgante” ofrecida a los difuntos “grandes”/ Coatetelco, Morelos /noviembre
2015/ Janeth Pineda Paredes.
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elevada, y la más común es la ofrenda que se coloca en una mesa.
La ofrenda “colgante” o elevada es poco común encontrarla en los hogares del poblado, porque advierten los lugareños que la mayoría de la
familia se emplean en trabajos que demanda la ciudad y por ello ya no
cuentan con tiempo suficiente para poder ir al campo y seleccionar los
acahuales para armar la “camita”. A pesar de esta situación encontramos
hogares que mantienen su autoabasto y se dedican a la agricultura, son
ellos los que se resisten dejar la tradición de la ofrenda “colgante” o elevada.
Preparativos
Las mujeres tuestan el cacao, dos días antes, para que realicen las tablillas de chocolate, algunas familias que mantienen su autoabasto, poseen
de “molinitos” manuales y con estos se hacía en forma tradicional era la
forma tradicional de moler el cacao, con azúcar, galletas y canela. Esté
procedimiento se ha modificado con el paso de los años, ahora optan
por llevar los ingredientes para molerlo en el molino de nixtamal. Cabe
mencionar que las familias, además aprovechan estos días para reunirse
porque si bien es cierto, se requieren de muchas manos para hacer las
tablillas de chocolate y también para la preparación de los alimentos.
La semilla de pipián también se tuesta y los hombres de la casa son los
encargados de machacarla para que se pueda cocinar el mole verde. En
este día el jefe de familia no trabaja porque es el que va a disponer de
la ofrenda además de colocar la “camita”, para que sean colocados los
alimentos y objetos ofrecidos a los fieles difuntos.
Ofrenda a los “difuntos chiquitos”.
A mediodía del 31 de octubre se instala la mesa o la “camita”. Sobre ella
se coloca hojas de plátano o “papacla”, un jarro con agua, una veladora,
una “torta” que es un pan pequeño de sal, fruta, cuatro floreros con flor
de cempasúchil y terciopelo y el sumerio. Más tarde se coloca una gallina
criolla, y esta se retira cuando ya está listo el mole y los tamales, el pollo
se sirve por piezas en doce platos nuevos y tres “montoncitos” de tamales
pequeños. Por la tarde noche se colocan ceras, tablillas de chocolate y
pan, todo los que se coloca en la ofrenda es en pequeño y si es reciente el
fallecido se le colocan alimentos que le gustaban es decir, dulces, yogurt,
yakult, entre otros.
Ofrenda a los difuntos “grandes”
El primero de Noviembre inician los preparativos desde muy temprano,
las familias lo primero es dar de desayunar a sus difuntos, es decir preparan chocolate lo sirven en tazas y prenden las ceras. Aproximadamente a
las 11:30 am. Todo lo que se ofrendó a los difuntos “chiquitos” se tiene
que retirar para poder colocar la ofrenda dedicada a los difuntos “grandes”.
Las labores para la ofrenda dedicada a los difuntos “grandes” es el mismo procedimiento; se colocan hojas nuevas de plátano conocidas como
“papacla” y en esta ofrenda los alimentos es de tamaño normal. Cabe
mencionar que el mole se hace un poco más picoso, porque es para los
difuntos grandes y aquí también se colocan objetos como ayates, morrales, canastas, zapatos, entre otros, también mazorcas seleccionadas y
matas de cacahuate.
Al día siguiente se les da de desayunar y se levanta la ofrenda a las 12 pm
domingo 15 de noviembre de 2015
En la ofrenda es indispensable colocar las apetencias de vivos/ Coatetelco, Morelos /
noviembre 2015/ Janeth Pineda Paredes.
y la camita la abandonan en el patio de la casa, una vez seco el cacahual
lo utilizan como leña, para el fogón. Por otro lado las flores son llevadas
a las respectivas tumbas de los familiares y los que no acuden al panteón
las dejan en los hogares para semilla, para que al siguiente año lo siembren y les ofrezcan a sus difuntos.
Reflexiones finales
Coatetelco es una comunidad nahua con gran tradición cultural indígena
y a pesar de los cambios que ha sufrido esta población siguen manteniendo sus costumbres y tradiciones con gran apego.
Los testimonios encontrados durante la investigación son muy valiosos
y nos dan cuenta de que las personas que mantienen su autoabasto son
las que resguardan sus tradiciones, porque tienen la idea de ofrecer a sus
difuntos sus mejores cosechas. Además viene a colación porque Coatetelco destina una gran parte de sus siembras para la semilla del cacahuate
y así aseguran que podrán cubrir los cuantiosos gastos que se requieren
para la ofrenda.
Cabe mencionar que existe mucha migración tanto local como extralocal, lo cual algunas familias se sienten seguras de que suministraran sus
recursos porque son cuantiosos, los gastos que se requieren para la elaboración de dos ofrendas.
Por tanto la comensalidad tiene una importancia central, en lo social, lo
simbólico y lo económico.
Ofrendas de muertos: Ayer y hoy
E
l origen de la tradicional ofrenda de muertos en la República
Mexicana se remonta a las poblaciones prehispánicas, época en
que la dualidad era el concepto básico de su filosofía religiosa.
Esta dualidad se manifestaba en todas sus actividades y era la perspectiva desde la cual se observaban y explicaban los fenómenos de la Naturaleza, por ejemplo noche-día, frío-caliente, sequia-lluvia, etc. El binomio vida-muerte estaba estrechamente relacionado con los períodos
de la agricultura en los que los sembradíos brotaban, crecían, morían y
nuevamente germinaban. Desde esta perspectiva la muerte no representaba el fin, sino sólo el inicio de un nuevo ciclo.
La muerte estaba implícita en todas sus manifestaciones culturales entre
las que se encontraban los ritos funerarios, ceremonias en las que se
depositaban las primeras ofrendas y cuya función consistía en facilitar
el tránsito de las ánimas hacía la vida ultraterrena. Se consideraba que
una parte vital del difunto permanecía en el lugar en el que descansaban
sus restos mortales y que desde este sitio protegía a sus deudos, por
ello la inhumación de la gente común se hacía en la casa del difunto y la
de los gobernantes en los templos. Como retribución a esta protección
“del más allá” colocaban periódicamente ofrendas sobre los sepulcros.
También existían fechas específicas para honrar a los difuntos. Al respecto, Fray Bernardino de Sahagún en su Historia General de las cosas
de Nueva España menciona que en la fiesta llamada Tepeíhuitl se rendía
tributo a los montes y a las personas que habían fallecido ahogadas, fulminadas por rayo, por enfermedades infecto-contagiosas o por exceso
de líquidos en el organismo. Como parte de las ceremonias se prepara-
Isabel Garza Gómez
ba una masa de amaranto para hacer las efigies de los muertos y éstas
se colocaban primero sobre una rosca de zacate y posteriormente en los
adoratorios, sitios en los que se les depositaba, entre otras cosas, copal, comida y bebida. Al concluir la festividad el pueblo consumía esta
ofrenda, pero sólo los señores principales ingerían pulque.
En la Historia de las Indias de nueva España e Islas de Tierra Firme,
Fray Diego Durán refiere que entre las celebraciones del noveno mes
del calendario solar mexica se encontraba la de Miccailhuitontli, vocablo que significa “fiesta de los muertecitos”, fecha que se representaba a través de un cadáver amortajado y sentado en una silla que se
encontraba entre las nubes. Al finalizar esta ceremonia se consumía la
ofrenda depositada a los difuntitos que consistía en cacao, ceras, aves,
frutas, alimentos, bebidas y una gran cantidad de semillas. También en
este día iban al monte a cortar un árbol frondoso y de gran tamaño al
que de manera solemne le quitaban la corteza, las ramas y lo raspaban
hasta dejarlo liso. Posteriormente lo llevaban a la entrada de la ciudad,
sitio en el que lo recibían, sacerdotes y pueblo, con gran júbilo, danzas,
cantos y ofrendas. A este tronco le llamaban Xócotl y durante cada uno
de los veinte días, tiempo que duraba el mes, permanecía recostado en
este lugar en el que era reverenciado con diversas ceremonias.
Al iniciar el décimo mes llamado Xócotl huetzi se celebraba, entre otras
ceremonias, la “gran fiesta de los muertos”. Al amanecer y de manera
suntuosa los sacerdotes trasladaban al patio del templo el tronco que
había permanecido en la entrada de la ciudad los veinte días anteriores
a esta festividad. El Xócotl era enterrado en posición vertical y se le
domingo 15 de noviembre de 2015
Fiesta de los muertecitos. Fray Diego Durán
adornaba con joyas, con plumería, con flores y en la parte más alta con
un pájaro hecho con masa de amaranto. Al terminar el ornato de este
tronco se daba inicio a la fiesta de los muertos, fecha representada por
un bulto funerario amarrado que simbolizaba las ataduras del hombre
con los conceptos cívicos y religiosos de los cuales sólo podía liberarse
al morir. Durante la celebración se bailaba alrededor del tronco y se le
colocaba, antes de que lo derribasen, una generosa ofrenda que posteriormente era consumida por el pueblo y los gobernantes.
Con la conquista española se introdujeron diferentes conceptos religiosos y se incorporaron nuevos elementos en las ofrendas entre los que
se pueden mencionar el pan de muertos y las calaveritas de azúcar,
alimentos que a través de los siglos forman ya parte importante de esta
tradición. En algunas ofrendas todavía se hace referencia a Mictlantecuhtli, considerado en época prehispánica el señor de los muertos, sin
embargo los elementos que las constituyen varían de acuerdo a cada
una de las regiones geográficas de la República Mexicana. Incluso se
observan ciertas particularidades entre los municipios de una misma
entidad federativa.
En general, en el estado de Morelos las ofrendas se colocan sobre un
petate o en una mesa cubierta con papel de china picado y durante el
tiempo que ésta permanece se quema copal y/o incienso. En las ofrendas dedicadas a los difuntitos, además, de los elementos antes mencionados, se ponen flores, chocolates, arroz con leche, juguetes, fruta,
pan de muertos, calaveritas de azúcar, agua, refrescos, artículos personales, mole verde y, en algunas ocasiones, la fotografía del occiso. En
las ofrendas para los adultos se agregan bebidas alcohólicas, cigarros,
mole rojo, sal y otros platillos favoritos del finado. En ambos casos, se
colocan mazorcas y/o plantas de maíz ya que desde una perspectiva
agrícola la ofrenda a los muertos simboliza una festividad de renovación
y transformación.
En algunos pueblos morelenses como es el caso de Ocotepec se acostumbra la ofrenda nueva es decir, la dedicada a los que fallecieron entre
el tiempo transcurrido desde la última festividad de muertos y la que se
celebra un año después. En este caso, todos los elementos de la ofrenda son nuevos y en la mayoría de éstas se simula el cuerpo del difunto
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Fiesta de los muertecitos. Fray Diego Durán
Ofrenda Nueva Centro INAH Morelos.
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con prendas de vestir y su rostro con una fotografía. La asistencia a la
ofrenda de personas ajenas a los deudos, generalmente es bien recibida
y por ello se les convida a comer y a beber. Esta hospitalidad sea agradece llevando flores, ceras, bebidas o alimentos para depositarlos en la
ofrenda.
Al igual que en época prehispánica hoy en día existen diferentes fechas
para honrar a los muertos. Se considera que las ánimas salen de ultratumba desde Octubre, ya que el 28 de este mes se conmemora a los que
fallecieron en circunstancias violentas, es decir, asesinados, suicidados
ahogados y accidentados. La ofrenda del 31 del mismo mes se dedica a
los muertos chiquitos y la del primero de Noviembre a los que dejaron
de existir en edad adulta. El dos de Noviembre se acostumbra llevar la
ofrenda a los panteones, sitio en el que además de despedir a las santas
ánimas, se adornan y se limpian los sepulcros.
Es tradición que al terminar cada celebración de muertos, los vivos
consuman los deliciosos platillos y las buenas bebidas que se colocan
en las ofrendas. Pero generalmente estos manjares, de acuerdo a la voz
popular, han perdido el aroma, el sabor y la esencia, particularidades
que se atribuyen al consumo previo que de ellos hicieron los difuntos.
El camino que conduce a las ánimas para llegar y disfrutar de este festejo con familiares y amigos está hecho con flores asociadas por tradición
a la muerte, debido a que es precisamente en estas festividades cuando
crecen de manera natural en los campos.
Existen numerosos relatos sobrenaturales para motivar y preservar la
costumbre de las ofrendas de muertos. Uno de ellos narra que Doña
Chonita obligada por la enfermedad del más pequeño de sus descendientes abandonó su pueblo para ir en busca del médico. Por este motivo, pidió a su hijo mayor que pusiera la ofrenda para su difunto padre,
sin embargo su solicitud fue desoída. Al anochecer, de regreso a su
casa, el hijo observó seres de extraña apariencia que se dirigían hacia
diferentes lugares, pero se percató que uno de ellos permanecía inmóvil sollozando bajo las ramas de un árbol. Presuroso se fue a colocar la
ofrenda y al terminarla una extraña sensación se apoderó de él al comprobar que aquel hombre del árbol era su padre y que ahora sentado en
una silla de la casa, tomando mezcal y comiendo mole, le sonreía.
A partir de esta información se puede concluir que desde época prehispánica existían fechas específicas para honrar a los muertos y que
esta tradición perdura en la actualidad. Sin embargo, es pertinente señalar que los ritos a los muertos están íntimamente relacionados con
las distintas filosofías religiosas y con diferentes prácticas culturales.
Por ello, cada uno de nosotros tiene una forma particular de recordar
a sus difuntos y es precisamente este recuerdo el que los mantiene en
el mundo terrenal. El día en que olvidemos a nuestros seres queridos
que nos antecedieron en este viaje sin retorno llamado muerte, ese día
estarán muertos.
domingo 15 de noviembre de 2015
Tumba José Alfredo Jiménez. León Guanajuato
Ubicado en un monumento histórico del siglo
XVIII, habitado durante la Independencia por
el caudillo José María Morelos y Pavón.
Callejon del Castigo Núm. 3
Col. Centro
Cuautla, Morelos
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Admisión general: $39.00
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