1 Actualizaciones 4/11/05 13:45 Página 1 Nuestra mente A.I. Romero-Hidalgo Psiquiatra Actualizaciones sobre la depresión La importancia de la depresión como patología descrita desde la antigüedad está cobrando en la actualidad un impulso tal que no es infrecuente asociar el término depresión a problema de salud pública. Los datos epidemiólogicos sobre la enfermedad ponen sobre el tapete cuestiones tan importantes como la alta prevalencia en las mujeres (20%) comparado con los varones (10%) o la relación entre su prevalencia y su diagnóstico que apunta al conocido fenómeno iceberg. odemos considerar la enfermedad depresiva como una de las manifestaciones del enfermar casi consustancial con el ser humano, en la medida en que es conocida, y los síntomas que la caracterizan forman parte de descripciones literarias o históricas desde la Antigüedad. En el terreno de la medicina, ya el Corpus Hippocraticum hace referencia a un tipus melancholicus predispuesto a padecer este trastorno de aparición en primavera y otoño, a causa del exceso o alteración de la bilis negra. Sin embargo, el modo de tratarla, su consideración y las teorías sobre su etiología han ido variando a lo largo del tiempo. Al español Andrés Piquer (1711-1790) debemos la aportación más importante del siglo XVIII, gracias a la minuciosa descripción de la enfermedad maníaco depresiva del rey Fernando VI. Según Berrios, durante el siglo XIX se produce una evolución respecto a la discriminación de las diferentes modalidades en la conceptualización clínica de la enfermedad depresiva; así, en este periodo el término depresión describe la situación emocional asociada a un estado de ánimo bajo. Los términos depresión y melancolía fueron usados de forma indistinta. Más tarde, la melancolía representó una forma endógena y grave de la depresión1. A finales del siglo XIX, Falret describe la locura circular, la folie circulaire, como una modalidad de la manía (término no específico que, como señala Berrios, significaba locura) o locura maniaco-depresiva, como antecedente del actual trastorno bipolar de la clasificación DSM-IV. En la actualidad el número de adjetivos que acompañan al término depresión y la multitud de situaciones a las que se P 26 JANO EXTRA NOVIEMBRE 2005. N.º 1.583 . www.doyma.es/jano aplica expresan tanto lo común de esta enfermedad como la familiaridad con que nuestra sociedad la percibe. Así, podemos ver o leer en los medios de comunicación sobre la depresión posvacacional, la depresión vacacional (depresión de la tumbona), la depresión postraumática o la depresión posparto, entre otras. Probablemente, este uso, o incluso abuso, del término se deba a su imprecisión; es necesario tener en cuenta que desde el punto de vista clínico no resulta fácil su conceptualización, y puede considerarse un síntoma, un síndrome o una enfermedad, sin descartar que se trate de una respuesta normal de un sujeto frente a un acontecimiento vital dado. El continuum de significados y consideraciones del término depresión a lo largo del tiempo, y su consolidación para entidades diversas —asunto que vendrá avalado por teorías etiológicas diferentes—, permiten considerar entidades clínicas diferenciadas y hablar de depresiones, es decir, trastornos, alteraciones, etc., de carácter depresivo, más que de depresión como ente nosológico único. Además la acepción del término depresión puede hacer alusión, al menos desde el punto de vista médico, a 3 niveles diferentes: como síntoma, como síndrome (agrupando los procesos en que aparece tristeza, inhibición, culpa, pérdida del impulso vital, etc.) y, por último, como enfermedad, pensada desde el modelo médico como de origen biológico con una etiología, una clínica, un curso, un pronóstico y un tratamiento específicos. 1 Actualizaciones 4/11/05 13:45 Página 2 El enfermo, de Roger de la Fresnaye. La depresión como un problema de salud pública La prevalencia de síntomas depresivos en la población general se estima que oscila entre el 9 y el 20%. Y de los pacientes psíquicos, el número de casos diagnosticados por esta afección representa más del 50% de los casos psiquiátricos totales. En cuanto a la diferencia de sexo el riesgo de sufrir un trastorno depresivo a lo largo de la vida se estima entre el 6 y 10% en el varón y el 12-20% en la mujer. En cuanto al efecto discapacitante, la depresión supone la primera causa de discapacidad dentro de los trastornos mentales. De modo global, en relación con la tasa de incidencia se estima que entre el 6 y el 8% de personas mayores de 15 años de la población general sufren depresiones. En cuanto a la tasa de prevalencia, la estimación apunta a que entre un 20 y un 25% de la población general sufrirá, al menos, un episodio depresivo a lo largo de su vida. Por lo que respecta a las previsiones, se estima que será la segunda causa de discapacidad en el año 2020. La relación entre la prevalencia y su diagnóstico se compara con el “fenómeno iceberg”, ya que una gran parte de los casos no se diagnostican. Varios estudios ponen de manifiesto que más del 50% de las depresiones clínicamente importantes no suelen diagnosticarse dentro del marco de la atención primaria. Se trata de un trastorno potencialmente letal; así, el riesgo de suicidio para los individuos con un trastorno efectivo pri- mario es de 15% y, también según Barklaje (1991), el 50% de las personas que se suicidan presentaba un diagnóstico primario de depresión. Existen pruebas de que la depresión comórbida aumenta la probabilidad de muerte por otras afecciones orgánicas, como las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. La discapacidad que generan los trastornos del estado de ánimo es de igual importancia que la de las enfermedades médicas crónicas, sólo superada por la que provocan las enfermedades cardiovasculares. Según el Medical Outcome Study, el impacto adverso global de la depresión para los individuos que la padecen es mayor que otras enfermedades orgánicas2, medido respecto a su funcionamiento social, familiar, baja laboral, etc. Desde el punto de vista económico, se trata de un impacto económico creciente que incluye tanto los costes directos (tratamientos) como los indirectos (pérdida de productividad, incapacidad, etc.). Las diferencias epidemiológicas entre las depresiones mayores y los trastornos bipolares se muestran en la tabla I. Características clínicas de la depresión La clínica de la depresión se caracteriza por la afección de varias áreas de funcionamiento del sujeto. La alteración de las diferentes funciones psicológicas (afectividad, cognición, conducta, psicomotricidad) se manifiesta por la aparición de los síntomas de tristeza, desvalorización, inhibición, hipoactividad, etc. JANO EXTRA NOVIEMBRE 2005. N.º 1.583 . www.doyma.es/jano 27 1 Actualizaciones 4/11/05 13:45 Página 3 frente a un 15% en los que aparece incremento de peso)5. Aquí, de nuevo, los patrones de comportamayores y trastornos bipolares miento alimentario se corresponden con la modalidad Depresión mayor Trastorno bipolar endógena, que mostraría una mayor intensidad de la Prevalencia 2-3% (varones) 0,6-0,9% (riesgo de morbilidad) sintomatología anorexígena frente a la depresión neu5-9% (mujeres) rótica, a la que corresponderían manifestaciones bulíExpectación de vida 8-12% (varones) < 1% micas, como en las depresiones atípicas y en los tras20-25% (mujeres) tornos afectivos estacionales. Sexo 2:1 (mujer:varón) 1:1 Los autorreproches y, en algunos casos, la autoaPosparto, perimenstruo gresividad directa, en su grado de intensidad máxima, Edad Jóvenes (18-44) 28-44 años desembocan en suicidio; en otros casos, existe un imDecrece tras los 50 años pulso autodestructivo indirecto, conductas autodesClase social Baja Alta tructivas encubiertas causantes de situaciones lesivas Estado civil Separados/divorciados Sin relación o peligrosas para el sujeto y quienes le rodean, como Conflictos de pareja Conflictos de pareja secundarios el alcoholismo, la exposición a situaciones peligrosas Acontecimientos adversos Datos inconclusos recientes y estresantes, el abandono de la medicación o de los Pérdidas autocuidados necesarios en enfermedades crónicas, Soporte social Bajo Indiferente etc. Personalidad Datos inconclusos Ciclotímica En algunos casos, las repercusiones somáticas que Pérdidas parentales Precoces Datos inconclusos acompañan al cortejo de alteraciones psicológicas se Historia familiar Positiva: aumenta el riesgo Positiva: aumenta el riesgo configuran como síntoma principal, lo que da lugar a Antecedentes familiares Depresión mayor. Distinta Depresión mayor la consideración de una depresión enmascarada, ya Personalidad depresiva Trastorno bipolar que la clínica depresiva (tristeza) no se manifiesta de Ciclotimia, esquizoafectiva manera directa. Modificado de Charney y Weissman. Las cefaleas, las palpitaciones, la sequedad de boca, la amenorrea, la astenia, la disregulación vegetativa, etc., pueden presentarse en la mayoría de los cuadros depresiEl eje nuclear, no obstante, es la tristeza vital profunda que vos, y la persistencia y la intensidad de los síntomas somáticos afecta al sujeto y que coexiste con los estados emocionales del pueden ocasionar una gran dificultad diagnóstica y de salud pútipo de la ansiedad o la irritabilidad. Se asocia, a su vez, la inblica, ya que pueden aparecer en la mitad de las depresiones6. capacidad para el placer (fracaso de los mecanismos generadores de placer). Como consecuencia, el paciente pierde la La consideración neurobiológica de la depresión en sus capacidad de ilusionarse, y el pesimismo invade los aspectos perspectivas morfofuncionales parece relacionar algunas áreas de su vida que, antes de la situación depresiva, eran fuente de con los trastornos depresivos, como el córtex prefrontal, el placer. El llanto o el deseo de hacerlo sin conseguirlo es la exnúcleo estriado, la amígdala y el hipotálamo. Asimismo, la presión de este estado emocional. Se trata de un llanto inmotineuroendocrinología revela las alteraciones del complejo hipovado que no proporciona alivio3. tálamo-hipofisario en algunas formas de cuadros depresivos. En la década de los setenta los estudios de los aspectos exSe produce una disminución progresiva del rendimiento, tracelulares de la transmisión sináptica, apoyados por la que en ocasiones llega a ocasionar una incapacidad para realicreencia de que dicho nivel era el sustrato principal de la fisiozar las tareas habituales. La atención y la concentración, así patología de los trastornos afectivos, generó la expectativa de como la memoria, disminuyen. Sin embargo, los trastornos comprensión del fenómeno depresivo. En esa línea, se descricognitivos son reversibles y desaparecen con el cuadro deprebieron alteraciones en los sistemas de neurotransmisión morasivo, salvo en las depresiones de inicio tardío, con signos neudrenérgico, serotoninérgicos y dopaminérgicos. rológicos menores, donde se ha visto que la disfunción cognitiSin embargo, aun propiciando el desarrollo de agentes terava se mantiene. Existe indecisión y la capacidad de pensar se péuticos que actúan en esta zona, la responsabilidad de los ve mermada, y el contenido del pensamiento es de desánimo e trastornos afectivos es mucho más compleja. incapacidad. Las ideas de culpa, de desastre y ruina en lo físiNos movemos en un panorama de hallazgos y evidencias a co y en lo psíquico, siendo percepciones irreales, constituyen valores muy diferentes: que hacen de los trastornos depresien los casos más graves núcleos deliroides. vos una encrucijada y un cuestionamiento de modelos; en este En cuanto a las alteraciones del pensamiento, pueden presentido es un paradigma del planteamiento más ecléctico e insentarse en forma de dudas obsesivas, sobre todo en sujetos tegrador de la psiquiatría. con personalidad previa obsesiva. Los frecuentes trastornos del sueño, las dificultades para conciliar el sueño y la aparición de pesadillas, o el despertar precoz, son síntomas que diferencian La cuestión de las clasificaciones las depresiones neuróticas o reactivas, de causa supuestamente exógena, de las endógenas. Para Kupler et al, en estas últimas En cuanto a la clasificación de los trastornos depresivos, su disel despertar es precoz y para su diagnóstico proponen 2 índices criminación y su tipificación clínica, la mayoría de los autores reespecíficos referidos al estudio del sueño: a) una mayor activiconocen dificultades que las clasificaciones no han resuelto; así, cuestiones como la estructura unitaria o binaria de las alteraciodad del sueño REM durante la primera mitad de la noche, y b) nes depresivas, la delimitación entre la depresión y la normaliun acortamiento de latencia REM. Este patrón de sueño es difedad o la constitución categorial o dimensional de fenómeno derente del que presentan otros tipos de depresión4. presivo, están pendientes de explicaciones más satisfactorias7. Respecto a otras áreas de la vida del sujeto, en general, la práctica mayoría de los autores coinciden en la presencia de En la tabla II, de modo ilustrativo, se exponen los tipos de alteraciones por disminución de la conducta sexual, y en una clasificaciones categoriales. La práctica impone toda una copérdida de apetito y peso (un 66% de los casos, según Paykel, rriente de clasificación por consenso más que por conceptos, a Tabla I. Epidemiología y factores de riesgo en depresiones 28 JANO EXTRA NOVIEMBRE 2005. N.º 1.583 . www.doyma.es/jano 1 Actualizaciones 4/11/05 13:45 Página 4 falta de una mayor claridad respecto a este último criterio; por esta razón, y desde un punto de vista práctico, se considera la clasificación del DSM-IV-TR8 (clasificación de la Asociación Americana de Psiquiatría) con la correspondiente de la CIE-10 (décima revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades, de la Organización Mundial de la Salud)9, de conocimiento obligado (tabla III), con las especificaciones correspondientes para establecer mayor grado de concordancia para la descripción de cada cuadro depresivo (tabla IV). Esta metodología clasificatoria se acompaña de unos criterios diagnósticos para homogeneizar los códigos empleados en la clasificación. Consideraciones etiológicas En la actualidad se desconocen las causas exactas de los trastornos depresivos; asimismo, no disponemos de explicaciones satisfactorias sobre la efectividad de los tratamientos. Sin embargo, se han llevado a cabo importantes esfuerzos que han Tabla III. Clasificación actual de los trastornos del estado de ánimo en DSM-IV-TR y su correspondencia en CIE-10 Trastornos depresivos F3x.x Trastorno depresivo mayor [296.xx] F34,1 Trastorno distímico [300,4] F32,9 Trastorno depresivo no especificado [311] Trastornos bipolares F3x.x Trastorno bipolar I [296.xx] F31,8 Trastorno bipolar II [296,89] F34,0 Trastorno ciclotímico [301,13] F31,9 Trastorno bipolar no especificado [296,80] Otros trastornos del estado de ánimo F06,3x Trastorno del estado de ánimo debido a... (indicar enfermedad médica) [293,83] F1x,8 Trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias [29x.xx] F39 Trastorno del estado de ánimo especificado [296,90] Tabla IV. Especificaciones para la clasificación Tabla II. Clasificación categorial de las depresiones Según etiología Primarias Endógenas Con factores hereditarios Sin factores hereditarios Reactivas (a desencadenantes psicosociales) diagnóstica Especificaciones que describen la clasificación clínica del episodio afectivo actual (o más reciente) Leve, moderado, grave sin síntomas psicóticos, grave con síntomas psicóticos, en remisión parcial, en remisión total (episodio depresivo mayor, episodio maníaco, episodio mixto) Especificaciones que describen rasgos del episodio actual (o el episodio más reciente si el actual se encuentra en remisión parcial o total) Sintomáticas o secundarias (a factores biológicos o enfermedades médicas) Crónico Según la presencia de factores específicos Con síntomas catatónicos Estacionales Con síntomas melancólicos Hormonales Con síntomas atípicos Catameniales De inicio en el posparto Postparto Especificaciones que describen el curso de los episodios recidivantes Posmenopáusica Según la presencia del síndrome melancólico Especificaciones de curso longitudinal (con y sin recuperación interepisódica total) Melancólicas Con patrón estacional No melancólicas Con ciclos rápidos Neuróticas Distímicas Atítpicas Según la clínica (depresiones melancólicas y/o endógenas, según Glatzel) Melancólica simple Depresión agitada (anagustiosa) Depresión inhibida (estuporosa) Depresión obsesiva Depresión vital confirmado aspectos parciales de las hipótesis explicativas de los modelos etiológicos de los que se ha dispuesto a lo largo del siglo XX. Las teorías explicativas se pueden organizar en torno a 2 modelos conceptuales del enfermar: biológicos y psicológicos. Los modelos biológicos han desarrollado hipótesis referidas a la genética, la bioquímica (neurotransmisores) y el sistema neuroendocrino (eje hipotalámico-hipofisario), fundamentalmente. Anérgica Vegetativa (depresión enmascarada) Factores genéticos Depresión con síntomas de despersonalización Depresión psicótica Según la evolución Trastorno depresivo recurrente (depresión monopolar) Depresión bipolar (trastorno ciclotímico, trastorno bipolar) Depresión crónica (trastorno distímico) Depresión resistente al tratamiento Según la intensidad del síndrome depresivo Leve Moderada Grave Sin síntomas psicóticos Desde el punto de vista genético10, los estudios en gemelos, adoptados y familiares reconocen una predisposición genética hacia el trastorno depresivo mayor y hacia el trastorno bipolar, y hay una mayor tasa de concordancia entre los gemelos idénticos (monocigóticos) que entre los fraternales (dicigóticos). Los pocos estudios sobre gemelos idénticos criados por separado confirman una base genética para los trastornos mayores del estado de ánimo. Hasta ahora no ha sido posible identificar el modo específico de transmisión genética de los trastornos del estado de ánimo11. Con síntomas psicóticos Según la edad de presentación Alteraciones de los neurotransmisores Infantiles Del adulto De la tercera edad Tomada de Peralta y Cuesta, 2002. En lo que se refiere a las hipótesis bioquímicas y su evolución, en algunos parientes se ha relacionado la reserpina y la dopamina con los síntomas depresivos, al mismo tiempo que se ha JANO EXTRA NOVIEMBRE 2005. N.º 1.583 . www.doyma.es/jano 29 1 Actualizaciones 4/11/05 13:45 Página 5 observado que ciertos fármacos que inhiben la captación neural y aumentan la disponibilidad sináptica de estos transmisores o que inhiben su metabolismo se muestran efectivos en la depresión. Grosso modo, estas teorías pretenden que una concentración baja de estos neurotransmisores produce depresión y una hiperconcentración produciría manía. Naturalmente los esfuerzos llevados a cabo en las décadas de los sesenta y los setenta, en el estudio de los aspectos extracelulares de la transmisión sináptica, han puesto de manifiesto la complejidad de los factores puestos en juego en las manifestaciones depresivas. En definitiva, la serotonina y la noradrenalina sólo son 2 de los muchos neuromoduladores y neurotransmisores que existen en nuestro cerebro12. Alteraciones neuroendocrinas En cuanto a la relación entre la depresión y el sistema neuroendocrino, es sabida la aparición de anomalías del eje hipotalámico-hipofisario-suprarrenal, anomalías consistentes en un aumento del tamaño, y un crecimiento en la hipófisis y en las glándulas suprarrenales de pacientes con depresión mayor, dato que orientó a la creencia de una hiperactividad de dichas glándula, más concretamente, una hiperactividad de factor liberador de corticotropina (CRF) en la patogenia de la depresión. También el eje hipotalámico-hipofisario-tiroideo, en su funcionamiento, se ha relacionado en las alteraciones de la función tiroide con los trastornos del estado de ánimo; es frecuente en el hipotiroidismo la presencia de un síndrome depresivo, mientras que el hipertiroidismo puede ser causa secundaria de una hipomanía. El trastorno bipolar de ciclo rápido se ha asociado con alteraciones tiroideas y se ha usado triyodotironina (T3) como potenciador de los antidepresivos, en depresiones resistentes al tratamiento. Consideraciones psicológicas Desde el punto de vista de las consideraciones psicológicas, hay que reconocer que el psicoanálisis es uno los primeros modelos psicológicos sobre la depresión13. A partir del trabajo de Sigmund Freud, Duelo y melancolía, donde se diferencia la reacción depresiva (melancolía) de la reacción depresiva debida a la pérdida de un ser querido (duelo), la escuela psicoanalítica tiende a considerar la depresión como una consecuencia de la “pérdida del objeto amado”, la imposibilidad de aceptarlo por la etapa evolutiva en la que se produce “fase oral”, produce la incorporación del objeto (introyección) y la incorporación de la ambivalencia amor-odio vinculada a la pérdida de objeto es la fuente del conflicto interno y responsable de la autoagresividad del depresivo por cuanto desarrolla su agresión contra un objeto internalizado de su propio Yo14. Matizaciones a estos constructos teóricos son las aportaciones de Bowlby, quien concreta la pérdida de objeto a toda una teoría vincular, sobre la organización del vínculo precoz madre-hijo (u otro de similar importancia) donde su ruptura o deficiente funcionamiento sería la causa de depresiones posteriores15. Para las teorías cognitivo-conductuales las conductas depresivas son una alteración de la cognición y el estado de ánimo depresivo es la consecuencia, y no la causa, de esa alteración cognitiva. La puesta en pie de este modelo se debe a Beck et al. “La triada cognitiva” del deprimido, de Beck et al, consiste en la percepción negativa de uno mismo, del entorno y del futuro16. El modelo cognitivo plantea que las experiencias adversas precoces establecen conceptos negativos que se convierten en 30 JANO EXTRA NOVIEMBRE 2005. N.º 1.583 . www.doyma.es/jano “esquemas” para el individuo y que con experiencias vitales adversas posteriores se reactivan, y se produce depresión. Otro modelo en la línea de las corrientes cognitivo-conductuales es el planteado por Seligman y su equipo (1981), que describen el fenómeno de learned helplessness y dan origen al modelo depresivo por indefensión aprendida, en el que se defiende que experiencias frustrantes de incapacidad real de evitación para el sujeto, que pierde la capacidad de control, suponen en el futuro la inseguridad y la incapacidad para afrontar y resolver situaciones no placenteras, por lo que el individuo responde con pasividad y aceptación depresiva17. De un modo u otro casi todas las teorías sobre la depresión incorporan la presencia de “sucesos vitales” de características estresantes como predisponentes, coadyudantes o desencadenantes, en sí mismas, de los cuadros depresivos y de ellos tanto los que se refieren a “sucesos vitales recientes”, citados con frecuencia en las historias clínicas de depresivos en su primer episodio depresivo, como la gama de los “sucesos vitales precoces”. En general, la relación más intensa con los cuadros depresivos se produce con una amplia gama de situaciones estresantes. La probabilidad de confluencia de modelos biológicos y psicológicos (puesto que todos explican aspectos parciales del trastorno depresivo o de las modalidades de las depresiones) existe y en esta dirección los modelos de vulnerabilidad de la depresión (p. ej., Perris, 1987) plantean que la coexistencia de determinadas características (genéticas, bioquímicas y cognitivas) supone una mayor vulnerabilidad para desarrollar una depresión, y la aparición de este episodio en el tiempo se relacionaría con la aparición de situaciones de estrés18. Tratamiento Los recursos disponibles para el tratamiento de los cuadros depresivos son básicamente los “psicofármacos antidepresivos” y los tratamientos “psicoterapéuticos”. En función de las características del paciente depresivo se prescribirán remedios de una u otra índole y en la práctica son los tratamientos mixtos o combinados los que gozan de un mayor número de avales. Existen recursos de uso más minoritario, también más específico y controvertido como las terapias lumínicas, los electroshock, etc. Tabla V. Medicaciones antidepresivas más frecuentes Tricíclicos y tetracíclicos Amitriptilina Clomipramina Imipramina Trimipramina Nortriptilina Inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina Citalopram Fluoxetina Fluvoxamina Paroxetina Sertralina Inhibidores de la recaptación de la dopamina-noradrenalina Bupropión Inhibidores de la recaptación de la serotonina-noradrenalina Venlafaxina Moduladores de la serotonina Netazodona Modulador de la noradrenalina-serotonina Mirtazapina Inhibidores de la monoaminooxidasa Fenelcina Inhibidor selectivo de la recaptación de la noraldrenalina Reboxetina Trazodona Tranilcipromina 1 Actualizaciones 4/11/05 13:45 Página 6 La Asociación Americana de Psiquiatría ofrece unas recomendaciones para la práctica clínica en el tratamiento de pacientes con trastornos depresivo mayor que aporta una sistematización útil para el manejo terapéutico de estos pacientes, organiza el tratamiento en cuanto al tiempo en varias fases: fase inicial para conseguir la remisión de los síntomas, fase de continuación para conservar la remisión y, por último, fase de mantenimiento, encaminada a la prevención de posteriores recaídas. El tratamiento del paciente depresivo de manera general se plantea como ambulatorio, y queda la posibilidad de ingreso psiquiátrico, limitada a los casos de riesgo suicida. Nos referiremos a los recursos en la actualidad más generalizados y disponibles. En este sentido, los antidepresivos constituyen un recurso medicamentoso formado por varias familias de sustancias, con probado efecto beneficioso. Citamos las más usadas en la tabla V. Las indicaciones de psicoterapia no se discuten. En cuanto a única indicación o combinada con psicofármacos antidepresivos, la tendencia es que, salvo en depresiones leves o rechazo de medicación por parte del paciente, el criterio suele ser combinar ambos recursos. Respecto a los tipos de psicoterapias, la bibliografía apunta a mejores resultados de las terapias cognitivas.J Bibliografía 1. Berrios G. Melancholia and depression during the 19th century: a conceptual history. Br J Psychiatry. 1998;153:298-304. 2. Wells KB, Stewart A, Hays RD, Burnam A, Rogers W, Daniels M, et al. The functioning and well-being of depressed patients. Results from the medical outcomes study. JAMA. 1989;262:914-9. 3. Alonso-Fernández F. La depresión y su diagnóstico. Barcelona: Labor; 1988. 4. Vallejo J, Ballús C. La depresión desde una perspectiva psicobiológica. En: Ballús C, editor. Psicobiología. Barcelona: Herder; 1983. 5. Paykel E, et al. Atypical depression: Nosology and response to antidepressants. En: Clayton P, Barrett J, editor. Treatment of depression. Old controversies and new approaches. New York: Raven Press; 1983. 6. Bridges K, Goldberg D. Somatic presentation of depressive illness in primary care. En: Freeling P, editor. The presentantion of depression: current approaches. London: Royal College of General Practitioners; 1987. p. 9-11. 7. Kendell R. The classification of depression: A review of contemporary confusion. En: Burrows G, editor. Handbook of studies on depression. Amsterdam: Excerpta Medica; 1977. 8. DSM-IV-TR. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Texto revisado. Barcelona: Masson; 2005. 9. Organización Mundial de la Salud. CIE 10. Décima revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades. Trastornos mentales y del comportamiento. Pautas diagnósticas y de actuación en atención primaria. Madrid: Mediator; 1996. 10. Sullivan TF, Neale MC, Kendler KS. Genetic epidemiology of major depression: review and meta-analysis. Am J Psychiatry. 2000;157:1552-62. 11. Kendler KS, Gardner CO, Neales MC, Prescott CA. Genetic risk factors for major depression in men and women: similar or different heritabilities and same or partly distinct genes? Psychol Med. 2001;31:605-16. 12. Charney D, et al. Presynaptic adrenergic receptor sensitivity in depression. Arch Gen Psychiatry. 1981;38:1334-9. 13. Bemporad J. Psychodynamic models of depression and mania. En: Georgotas A, Cancro R, editors. Depression and mania. New York: Elsevier; 1988. 14. Freud S. Duelo y melancolía. Buenos Aires: Ammorrortu Editores; 1984. p. 237-56. 15. Bowlby J. La separación afectiva. Buenos Aires: Paidós; 1976. 16. Beck A, Wynnendod P. Thinking and depression. Arch Gen Psychiatry. 1964;10:561-71. 17. Seligman M. Indefensión. Madrid: Debate; 1981. 18. Perris C. A Study of bipolar (manic-depressive) and unipolar recurrent depressive psychoses. Acta Psychiatr Scand. 1966;Suppl 21:194.