LA DISCRIMINACIÓN INSTITUCIONALIZADA, UNA VIOLENCIA SILENCIOSA Fuentes Valdivieso Rocío Dra. En Antropología. Profesora ESM IPN [email protected] La significación del empleo y el trabajo en el siglo XXI en diversos países, nos muestra la complejidad que prevalece en los espacios laborales donde interactúan hombres y mujeres de diversas edades, profesiones y culturas. Las competencias entre hombres y mujeres están mediadas por relaciones laborales aparentemente diplomáticas, pero que detrás de ellas, existen distintas formas de discriminación que se institucionaliza con el desprecio, la exclusión hacia los otros, los diferentes, los indígenas, los homosexuales, los que tienen alguna discapacidad física o con alguna otra enfermedad que daña la imagen físic a; mujeres atractivas (que sobresalen del común denominador), otras con obesidad, con cuerpos pequeños; pero que cualquiera de ellos y ellas son discriminados de diferentes formas. Los profesionistas egresados de escuelas públicas suelen ser más discriminados dependiendo del ambiente laboral donde se desempeñen. Los trabajadores y estudiantes con fenotipos y orígenes étnicos son marginados para el desempeño de algunos trabajos más que otros. La discriminación laboral se menciona, se discute, se nombra, pero no se evita. La discriminación se institucionaliza en tanto que es tácitamente aceptada en varios ambientes laborales, no sólo por los empresarios en todas sus variantes (micro, pequeño y grandes empresarios), sino también por académicos e investigadores, jefes, patrones, colegas y subordinados. La discriminación ha estado presente a lo largo de la historia del trabajo; en los últimos siglos probablemente sea de forma más sutil. Lo que se pretende mostrar en este trabajo es que la discriminación se institucionaliza de forma sutil, sostenida por los prejuicios sociales en el ejercicio de las políticas públicas y es uno de los desencadenantes del acoso laboral o mobbing. 1 A lo largo de las investigaciones que he venido realizando en los últimos años se han registrado varios testimonios y casos sostenidos por la discriminación que opera en las instituciones de manera permanente como una modalidad de política organizacional. Así se puede encontrar una gran variedad de casos de hombres y mujeres que dan cuenta de las vivencias discriminatorias, que no es sólo étnica y de género, si no que es parte de un todo, es decir, de un conjunto de estrategias coercitivas que se aplican por grupos a otros trabajadores o colegas en los espacios laborales institucionales y empresariales. A partir de lo investigado anteriormente, nos interesó resaltar en este trabajo, las distintas formas que componen la discriminación institucionalizada a partir de la definición de Rodolfo Estanvenhagen, en el texto elaborado en el marco del Proyecto sobre Actividades Preparatorias para la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial y la Xenofobia (2001). La metodología utilizada para este trabajo consistió en la revisión de datos sobre el acoso laboral y mobbing. Los datos obtenidos para este trabajo se sostienen de un estudio etnográfico que derivaron de un proyecto sobre el tema de Mobbing y Fibromialgia, en el que se aplicaron entrevistas de profundidad hechas a hombres y mujeres profesionistas y trabajadores mayores de edad. Es parte del resultado de una investigación interdisciplinaria que derivó del análisis de casos, entrevistas de profundidad y el seguimiento de historias de vida y trayectorias laborales de varias mujeres y hombres mayores de edad, profesionistas, estudiantes y trabajadores que desearon colaborar con esta investigación. Este estudio es una aproximación al problema del acoso laboral; cada uno de los casos que registramos son únicos, varios de ellos tienen similitudes y coincidencias. No se pretende hacer de este trabajo una generalización; sino más bien, se trata de la aproximación al estudio de fenómenos complejos que al juntarlos y tratar de explicarlos desde una aproximación antropológica, permite conocer las realidades que derivan del acoso laboral y que viven cotidianamente hombres y mujeres trabajadores con diversos grados académicos con serias repercusiones en la salud. 2 La discriminación institucionalizada Rodolfo Estavenhagen define a la discriminación institucional como “el trato diferenciado en el funcionamiento de instituciones públicas y privadas [hacia] los miembros de determinadas minorías y grupos sociales [sobre la base] de criterios étnicos y raciales. Por ejemplo en el caso de las instituciones de Educación superior, algunos tipos de empleos, la vivienda exclusiva, a los que nos se les permite la entrada a grupos distintos o inferiores a la norma hegemónica… aunque su manifestación sea sutil y no esté sancionada por ninguna norma escrita (por ejemplo los anuncios de empleos pueden pedir “buena presentación” lo cual se interpreta con frecuencia como una palabra codificada para desalentar a quienes no pertenecen a la norma “racial” considerada deseable)” (CEPAL; 2001:4). La discriminación institucionalizada interactúa con el acoso sutil, discrecional, y psicológico. Las agresiones no son necesariamente físicas, sino verbales y no verbales, la incitación al error, el desprecio con la mirada, con los escasos ascensos y reconocimientos de los logros de una persona o grupos de personas discriminadas. La discriminación institucionalizada está permeada por aspectos subjetivos, es la que tiene que ver con prejuicios sociales, preferencias de tipo individual o colectivo. Por ello consideramos que la discriminación institucional es una de las principales fuentes del acoso laboral. Las instituciones son administradas por hombres y mujeres que poseen una manera de mirar el mundo de acuerdo a su edad, género, etnia y grupo social. El acoso laboral es un problema derivado de la organización del trabajo, de una cultura laboral conformada por un proceso de ineficacia de los directivos, administradores de las organizaciones, así como de personal sostenido por ideas prejuiciosas como por ejemplo, la xenofobia, el racismo, la discriminación de género y una educación precaria. La carencia de autoridad con ética y los vacíos de legalidad, además de un sistema de creencias sostenida por la discriminación de género y prejuicios sociales como la edad, el desprecio hacia los homosexuales y cualquier hombre o mujer que sea indígena, con obesidad, joven o con edad avanzada; favorece en gran medida a que se desaten las violencias perversas en tales espacios. 3 A medida que se ha avanzado en las investigaciones sobre el acoso laboral en México y en el mundo, se ha visto que es mucho más dañino para la salud de lo que cualquie r ser humano se puede imaginar. (Fuentes, R., y Lara, E., 2001). El incremento de la violencia en los espacios laborales parece ser una realidad cotidiana, pero obviada. A menudo no se entiende, tampoco se reconoce, únicamente se percibe como un malestar indescriptible que no se puede definir porque no se le nombra, se opta por soluciones simples: apartando o estigmatizando a las personas en su espacio de trabajo. La estigmatización siempre va dirigida hacia el blanco del acoso; así los jefes o colegas hacen ver a estas personas como conflictivas, problemáticas y otras más, constantemente enfermas. Casi siempre las personas que padecen algún tipo de acoso se ausentan de sus labores para ver al médico; en otras más, no sienten deseos de ir a su centro de trabajo. Así varias mujeres y hombres arrastran una fatiga crónica acompañada de dolor musculo esquelético difuso y pocas veces comprendido. Se entiende por espacio laboral, el lugar donde se desempeñan actividades productivas por las que se percibe un ingreso económico. Para que se considere como propio un espacio laboral, la persona debe desarrollar un sentido de pertenencia, esto es porque se establecen relaciones laborales con otros hombres y mujeres, de tal manera que se construyen amistades y relaciones jerárquicas (relación jefe- subordinado, colega-colega), además, los trabajadores le impregnan aspectos personales como fotos, imágenes o cualquier otro rasgo que haga notar la pertenencia de alguien en ese lugar. Por ejemplo, un laboratorio es un espacio laboral, así mismo una oficina, una taquería, o la cocina de un restaurante; es el individuo quien define su espacio porque es el lugar donde interactúa por un determinado tiempo del día. Aunque los trabajadores no estén en un lugar, es necesario sentirse perteneciente a una institución o lugar de trabajo así sea un negocio virtual. Los términos mobbing y acoso laboral los utilizaremos como sinónimos en este trabajo. Existen diferentes tipos de acoso, como el sexual, en la pareja, en la escuela, o lo que se le llama bullying; éste último es un concepto utilizado para estudiar principalmente la agresión entre alumnos desde nivel preescolar hasta el nivel licenciatura y se asocia con la violencia física. En los países europeos como los norteamericanos utilizan más el término bullying que mobbing para designar al acoso psicológico. El mobbing tiene la característica de ser más sutil y puede 4 relacionarse con todos los tipos de acoso, es decir, un acoso sexual puede desencadenarse en un acoso laboral, un acoso en la pareja puede ser trasladado a los espacios laborales. El estudio del mobbing, nos permitió conocer la complejidad que adquieren las relaciones personales en tales espacios. Se observó que en algunas instituciones y empresas son más propicios que en otros para desarrollar la solidaridad entre colegas, jefes y subordinados, pero también, las competencias despiadadas de los jefes y colegas, así como entre iguales y en la relación subordinados y jefes. El estudio del acoso laboral es verdaderamente complejo. El problema requiere ser entendido desde la interacción y complejidad, es decir, mirar lo incierto, lo ambiguo y lo contradictorio (Morín, 1995). La complejidad es difícil de describir por ello se requiere de la interdisciplinariedad para entender cómo los seres humanos manifiestan de forma física lo que les enferma. Hablar de mobbing no corresponde con los finales siempre felices que quisiéramos escuchar, pero sí es importante reconocer que a medida que hombres y mujeres conocen más del tema del acoso y hostigamiento en su vida personal y sobre todo laboral, entienden el proceso y cómo participan de ella. La violencia silenciosa La violencia es intencionada, dirigida, pensada con el objeto de dañar o lastimar física, psicologíca, económica, simbólica o en cualquiera de sus formas. Es sutil, aparentemente inocua, e inconfesable. No es confesable porque los discriminadores no declaran lo que sienten por el otro u otra, se reiría o tal vez se aterraría de sus declaraciones, pero además porque se evidenciarían en su grupo de colegas sus intenciones y pensamientos que corresponden al orden de lo privado. Lo que se ha podido observar a medida que he venido estudiando el acoso laboral es que la violencia alcanza niveles discrecionales muy pensados en las instituciones que dañan la salud del acosado y exacerban la perversidad del acosador. El mobbing o acoso laboral produce traumatismo emocional debido a los grados de sufrimiento que provoca en los sujetos que han vivido situaciones de acoso y hostigamiento por largo tiempo en sus espacios laborales (Fuentes, 2009). 5 Por tanto, la violencia laboral es toda acción ejercida en el ámbito del trabajo que manifieste abuso de poder por parte del empleador, del personal jerárquico, de quien tenga la función de mando, de un tercero vinculado directa o indirectamente con él o quien tenga influencias de cualquier tipo sobre la superioridad. Esta acción es ejercida sobre el/la trabajador/a, atentando contra su dignidad, integridad física, sexual, psicológica o social, mediante amenazas, intimidación, maltrato, persecución, menosprecio, insultos, bromas sarcásticas reiteradas, discriminación negativa, desvalorización de la tarea realizada, imposición, inequidad salarial, excluirlo/a de propuestas de ascensos, traslados compulsivos, acoso psicológico y el acoso sexual. Todo ello genera sufrimiento que se convierte en el disparador de un conjunto de síntomas que se manifiestan a través del cuerpo. No todos los seres humanos manifiestan su sufrimiento de la misma manera y tampoco los mismos síntomas se registran de igual forma al vivir procesos prolongados de acoso. Mobbing significa el proceso de atormentar, hostigar, o aterrorizar psicológicamente a otros en el trabajo. Aunque el Mobbing es un fenómeno ancestral, no fue descrito ni investigado sistemáticamente sino hasta principios de la década de los 80. El mobbing se define como una situación en la que una persona o un grupo de personas ejercen violencia psicológica extrema, de forma sistemática y recurrente - como media una vez por semana- y durante un tiempo prolongado- unos seis meses como mínimo -, sobre otra persona o personas, en el lugar de trabajo con la finalidad de destruir las redes de comunicación, aislar a la víctima o víctimas, destruir su reputación, perturbar el ejercicio de su actividad y lograr que esa persona, antes o después, acaben por abandonar el puesto de trabajo (Leymann, 1996). Por acoso hay que entender cualquier manifestación de una conducta abusiva: comportamientos, palabras, actos, gestos, escritos y toda una gama de lenguaje que atenta contra la personalidad, la dignidad o la integridad física o psíquica del acosado; creando paralelamente un ambiente de trabajo tenso, desagradable y de baja productividad (Fuentes y Lara, 2007). Marina Parés, define al mobbing como el hostigamiento de un grupo contra una persona, cuyo trato vejatorio y ultrajante sobre la víctima tiene por objeto acabar con el equilibrio y la resistencia psicológica de ésta, minándola y desgastándola emoc ional y físicamente (Parés, 2007). 6 Existen varias definiciones de mobbing o acoso laboral, pero casi todas hacen re ferencia a una agresión dirigida a un individuo en el lugar de trabajo y que más tarde se convierte en grupal. Por tanto, nosotros también coincidimos que el mobbing es un tipo de acoso grupal que es dirigido hacia un individuo o grupo en el lugar de trabajo. Se manifiesta con agresiones constantes que no necesariamente son físicas sino, verbales, como las palabras altisonantes, burlas hacia el cuerpo y las no verbales, como los gestos, silencios y palabras acentuadas pronunciadas con ironía. Todo ello tiene que ver con actos intimidatorios. El acoso refiere a las acciones persistentes y reiteradas realizadas con el fin de incomodar con palabras o gestos, bromas o insultos al trabajador/as en razón de su sexo, nacionalidad, edad, color de piel, origen étnico, religión, capacidades diferentes, aspecto físico, preferencias o situación familiar, entre otros. La intención es provocar un malestar en la persona que no quieren o rechazan. La pregunta que surge en seguida es ¿porqué es rechazada? Casi siempre las personas que son acosadas suelen ser distintas al común denominador dentro de la empresa o institución. Las principales características es que pueden ser hombres o mujeres destacados, inteligentes, empáticos, pero también existen otros casos, como por ejemplo, parecer homosexuales, lesbianas, obesos, mujeres físicamente atractivas y en otros casos más, ser demasiado permisivos y pasivos en sus decisiones. El acoso se desata cuando existe una carencia de ética y legalidad en la institución o empresa, es decir, que existen grupos que abusan de su poder desarrollando prácticas de intimidación y corrupción pues se manejan con autonomía y se sienten propietarios de la organización aunque sean instituciones públicas pertenecientes al Estado. Este fenómeno ocurre con frecuencia en los países pobres en los que las relaciones laborales están sostenidas por actos clientelares y preferencias personales más que por méritos laborales y académicos. Hecho que corresponde a la carencia de legalidad en las instituciones. Por ello cuando los acosadores son descubiertos suelen hacerse las víctimas. El perverso narcisista suele reaccionar con habilidad cuando es desenmascarado e inmediatamente se coloca en la posición de víctima; denuncia rápidamente un complot contra él o ella. Revierte la situación para convencer a los demás de que es el juguete de una campaña de persecución, lo que obliga a las partes que intervienen a estar en guardia y detienen las sanciones hacia ellos. Si en la 7 organización prevalece la legalidad y la ética serán sancionados, pues, se deben buscar intermediarios o personal externo que revise el caso. Pero, como en la mayoría de ellos, esto no existe, entonces, permanecen en la organización, esperando una primera oportunidad para volver a posicionarse. Un acosador verdaderamente competente tiene amenazado o comprado a todo el personal, incluyendo a los representantes sindicales, y nadie se atreve a mostrar acercamientos o simpatías hacia el acosado. Por ello, el tema del acoso laboral requiere de un manejo cuidadoso para entender cuál ha sido el proceso y el mecanismo que utilizan los acosadores para ser considerado como tal. Al profundizar sobre el tema, observamos que lo que desea el acosador es que la persona acosada se vaya de la institución o empresa, en otras, cuando el acosador sabe que el acosado no se puede ir del lugar debido a que son trabajos permanentes como plazas, o basificaciones, desea acabarlo (la) con dañar su imagen y buscar por cualquier medio hacerle sentir mal. La intensión en el acoso laboral es lastimar y dañar a un hombre o mujer que represente una amenaza para lograr los objetivos personales o grupales dentro de la empresa o institución. El acosador no soporta que otra persona llegue a su espacio laboral que él o ella significó como suyo y si acaso llega, él o la acosadora busca la forma de utilizar su capacidad creadora para manejarla a su antojo. Cuando esto no sucede, pueden desatarse las agresiones más severas hacia aquella persona que es una amenaza para los acosadores. El acosador se siente satisfecho cuando ha logrado su cometido, constata que ha cumplido su objetivo esto es con la destrucción psicológica o la salida de la institución o empresa. A su vez, la otra persona se ve asediada y en diversas ocasiones no entiende porque está viviendo estas agresiones, sobre todo porque desconoce el origen de la agresión, otras veces lo intuye o lo sabe pero tampoco lo puede explicar, porque en el acoso psicológico no siempre se manifiesta el malestar con palabras sino con el lenguaje no verbal, es decir, con las miradas que recorren el cuerpo, la sonrisa irónica, el doble discurso, la indiferencia, la acentuación en las palabras cargadas de ironía, o con el silencio. La discriminación deriva en la violencia y el acoso laboral. 8 El te rmino mobbing El mobbing, término derivado de la palabra inglesa mob (plebe, acosar en masas) se caracteriza por la repetición de comportamientos hostiles, técnicas de desestabilización e intrigas contra un trabajador que desarrolla como consecuencia de ello, problemas graves de salud. No se ha encontrado una definición que traduzca con precisión el término a la lengua española. El mobbing se ha caracterizado por la agresión de un grupo a otro individuo sea hombre o mujer. El fenómeno de acoso en el trabajo ha existido a lo largo del tiempo, no estamos ante un problema nuevo, pero sí es nuevo en cuanto al tema de investigación. Para el estudio del mobbing nos hemos basado en Heinz Leymann quien proporcionó datos de acoso en el mundo laboral contemporáneo, en su artículo The Content and development of mobbing at work (El contenido y desarrollo del mobbing en el trabajo, 1996). Leyman describe un tipo de agresión difícil de identificar de manera inmediata. Considera que se trata de un fenómeno causante de los graves daños psicológicos en sus pacientes, a tal grado que le llamó a este problema psicoterror. El mobbing se ha estudiado desde diferentes disciplinas como por ejemplo, la etología, psicología y la psiquiatría, además desde las ciencias administrativas y los estudios de liderazgo en las organizaciones. En términos antropológicos estamos ante un problema que aqueja a los seres humanos y que deriva de las sociedades cada vez más complejas y competitivas en las que vivimos. En las sociedades complejas y competitivas se desata con mayor facilidad la envidia y rivalidad que no se manifiestan de manera abierta sino sutil y gradual, ante la competencia desleal desatada por la escasez de los recursos, como es el empleo. Los e mpleos no siempre son del agrado de los trabajadores, muchas veces no obedecen a su perfil profesional y técnico. El problema se complica más en aquellos ambientes laborales en los que existe un deseo generalizado de hablar continuamente de la vida personal de jefes, colegas, subordinados, así los ambientes laborales se tornan precarios aún con salarios altos. 9 Antecedentes de los estudios de mobbing o acoso psicológico laboral Los antecedentes del mobbing se remontan a los estudios etológicos que realizó Konrand Lorenz, quien utilizó el término para referirse al ataque de un grupo de animales pequeños gregarios acosando a un animal solitario mayor (Lorenz, 1991). Así mismo, Heineman, médico sueco, interesado en el comportamiento social infantil fuera del aula, utilizó el término para identificar un comportamiento altamente agresivo de pequeñas pandillas de niños que agredían a otro, observó que los niños agresores no lo parecían en contextos fuera de la escuela. Sin embargo notó que en algunos lugares eran más agresivos que en otros, sobre todo que atacaban a un solo niño. Leyman adoptó el término en la década de los ochenta al toparse con conductas similares en el mundo laboral y por supuesto en las relaciones entre adultos (Leyman, 1996). Éste psicólogo nos aproximó a estudiar un acoso que si bien es observable no es fácil de describir e identificar. El mobbing puede ocasionar un asesinato psicológico, porque varios seres humanos no se recuperan del traumatismo que provoca. A finales del siglo XX, la psiquiatra francesa Marie France Hirigoyen, avanza en las investigaciones sobre el acoso y da cuenta de la complejidad y de lo confuso que aparece este problema en contextos humanos, debido al conjunto de situaciones morales que intervienen en los acosos (Hirigoyen, 2001). El acoso muchas veces es justificado por los acosadores, pues creen que acosar es una manera de castigar; cuando esto sucede es porque en la institución o empresa existen vacíos de autoridad, es decir, prevalecen los grupos dominantes y dejan de lado la legalidad para dar paso a los aspectos subjetivos, como son los conflictos personales: las preferencias personales, rivalidades, los prejuicios, y el deseo desmedido de poder. El mobbing, es un tipo de agresión encubierta que no se había estudiado en México con mayor sistematización como ahora está ocurriendo. Hace apenas una década en nuestro país no se mencionaba de manera abierta el tema de la violencia en los espacios laborales y tampoco en las universidades. Actualmente, se están intensificado las investigaciones en torno al estudio del mobbing o acoso psicológico laboral (Peña, Ravelo y Sánchez; 2007). El mobbing se presenta indistintamente en espacios laborales como son los institucionales, empresariales, comerciales y educativos. También se puede observar el acoso laboral en los talleres mecánicos, de maquila de ropa o cualquier otro espacio que no necesariamente este registrado como un negocio, empresa o 10 institución, también se da en la llamada economía informal. El siguiente testimonio muestra que la discriminación está presente en diversos ámbitos laborales: “Cuando terminé mi estancia posdoctoral con honores y reconocimientos, me sentía muy contenta y satisfecha, porque en seguida conseguí un empleo donde dirigía varios proyectos de genoma, bueno, de mi área, soy genetista, de nacionalidad española. Al principio no me daba cuenta de que mi jefe me excluía de decisiones importantes, sólo quería aparecer él en todo… pensé que más adelante él cambiaría conmigo, pero no, cada vez en las juntas importantes de la empresa me descalificaba delante de todos, yo era en ese momento la única mujer investigadora … en esa área, todos me miraban con cierto desprecio. Así pasaron varios meses, hasta que me llegó un correo de una amiga africana donde me decía qué me pasaba, si me estaba volviendo loca, porque en la empresa eso se decía de mí. Mi jefe es de origen europeo y cada vez que podía me decía que no soportaba a la gente de mi país, hasta que me hizo llorar en una junta importante delante de todos y dijo que con ese hecho se confirmaba mi locura y por tanto no debía continuar en la empresa… No hay forma de probar que no estoy loca, traté de ser eficiente, pero nada, nada resultaba… Estoy mal… Pero me estoy defendiendo desde mi país en una Corte Internacional con abogados especializados en el tema…” (Información personal, Dra. En Ciencias Marcia, edad 50 años, México, julio, 2010). En Europa se han desarrollado instrumentos para medir e l acoso laboral, pero tales instrumentos no suelen ser operativos en México. La experiencia de vivir mobbing no es igual para los países desarrollados que los países pobres. La cuantificación sobre el mobbing en México todavía es incipiente, pues hasta el 2008 se creía que se concentraba más en el Distrito Federal; sin embargo, han salido a la luz datos que muestran que en otros Estados de la República, este fenómeno va en aumento, se estima que el acoso psicológico o mobbing afecta al 35% de los centros de trabajo en todo el país, tanto en empresas gubernamentales como privados. En el ranking de las entidades que concentran la mayoría de casos están Chihuahua, Tamaulipas, Sinaloa, Durango y la Ciudad de México, con seis de cada 10 prácticas detectadas, según un análisis de la empresa Grupo Multisistemas de Seguridad Industrial, (Publimetro,13/7/2010 ). En un país como México existen serias carencias de empleo y vacíos de legalidad en los espacios laborales, ello hace que las personas estén sujetas a mayor sufrimiento en el trabajo. La 11 carencia del mismo, favorece a que las competencias se eleven en los centros de trabajo. Las competencias no están orientadas hacia un mejor desempeño laboral, sino por el contrario, hemos observado que en varios espacios laborales, existen formas de agre sión y violencia dirigidas a denigrar a otros colegas o jefes que sí desean desempeñar sus funciones dentro de la legalidad o el cumplimiento de su trabajo. Se han conformado estándares informales de productividad, esto es que existe una media tácitamente aceptada de cuánto se debe trabajar. Cuando un hombre o mujer en el trabajo rebasa la media para elevar su desempeño debido a su dedicación y práctica ética, puede ser seriamente agredida hasta llevarla a un acoso laboral. La media a la que nos referimos se trata de una mediocridad aceptada por parte de los colegas o iguales, a este fenómeno se le ha llamado Síndrome de la Mediocridad Inoperante Activa (MIA) que prevalece en varios ambientes laborales. El MIA que tiene algún poder en puestos burocráticos tiende a generar grandes cantidades de trabajo innecesario, que activamente impone a los demás, destruyendo así su tiempo, o bien intenta introducir todo tipo de regulaciones y obstáculos destinados a dificultar las actividades realmente creativas. Por otra parte, el Mediocre Inoperante Activo es particularmente proclive a la envidia, y sufre ante el bien y el progreso ajenos. Mientras que las formas menores presentan simplemente incapacidad para valorar la excelencia, el MIA procura además destruirla por todos los medios a su alcance, desarrollando sofisticados sistemas de persecución y entorpecimiento. Nunca reconocerá, por ejemplo, los méritos que un individuo brillante realmente reúne para lograr un premio o posición, sino que atribuirá todo éxito ajeno a relaciones con personas influyentes o injusticias del sistema. De la misma manera, fácilmente callará cualquier información que permita valoraciones positivas sobre otros, mientras que amplificará y esparcirá todo rumor o dato equívoco que invite a la desvaloración y desprestigio de esas mismas personas. Dicho síndrome ha sido considerado por varios investigadores en el tema como una de las principales causas del acoso laboral debido a que en diversos espacios laborales no se quiere más que la permanencia en el puesto y mantener los niveles de seguridad y poder que tienen varios hombres y mujeres que en ellos laboran, cuando una persona eleva el rango de la mediocridad se ve severamente afectada. Por otra parte, la ausencia de la defensa en el trabajo por parte de las autoridades y sindicatos tampoco existe de manera contundente por ello casi siempre los acosados se encuentran en situaciones de desventaja frente a sus acosadores. 12 El acoso laboral es más complejo de lo que se pensaba, porque intervienen un conjunto de aspectos subjetivos y objetivos para que éste se desarrolle. Entre los subjetivos tenemos a las creencias en donde surgen los perjuicios como la clase social, el origen étnico, el género, las preferencias sexuales. Entre los objetivos se encuentra que en las instituciones se utilizan los reglamentos para imposibilitar a la persona acosada esto es negarle permisos para asistir a los congresos, ascensos, hacer publicaciones, imponerle más carga de trabajo hasta hacerlo que se equivoque, se busca su desgaste emocional y físico. Por ello decimos que la responsabilidad del acoso no debe recaer en el agredido sino en el agresor, en las instituciones y organizaciones por permitir la agresión y la complicidad. El siguiente caso nos muestra una de las diversas formas en que opera la discriminación institucionalizada: Mario, doctor en ciencias, investigador perteneciente al Sistema Nacional de Investigadores con nivel III, de una de una institución reconocida describe lo que hasta ahora ha vivido en su trayectoria laboral. Sí me han descalificado constantemente en mi trabajo, tal vez… bueno no sé, si tenga que ver mi físico, yo soy oaxaqueño, entonces, desde joven se burlaban de mí, por ser moreno con características indígenas. Sin embargo, aprendí a vivir con estas maneras de discriminarme, perece que en México eso no importa pero no es cierto… sí importa y mucho, siempre me ponían trabas para la aceptación de mis escritos y trabajos, los trámites me los hacían más complicados, todo es más difícil, no así para otras personas que no parecen indígenas… (Información Personal, Doctor en Ciencias, Mario, edad 58 años, México, junio 2010). Las agresiones en humanos corresponden en algún momento a aspectos personales, a la carencia de una de educación adecuada para interactuar en los ambientes laborales, a los deseos desmedidos de poder y control de otros seres humanos, de tal manera que el hostigador utiliza las políticas institucionales, para ejercer el acoso laboral, como por ejemplo, designar número de horas extra a los amigos o colegas que así lo desee, limitar las calificaciones a los alumnos de manera estratégica, otorgar plazas basados en aspectos clientelares. Los jefes, colegas y subordinados se hacen cómplices de estos comportamientos porque en cierta forma existe un goce del daño que le ocasionan a otro individuo, pero también tienen miedo a ser agredidos y 13 tener que abandonar el empleo, en otras ocasiones, les favorece que existan trabajadores perversos que sean utilizados estratégicamente para despedir a alguien y se evitan el pago de los despidos. A medida que han avanzado las investigaciones, se ha mostrado que el mobbing, no es un fenómeno aislado de los aspectos culturales, en varias sociedades la bur la y la mofa son parte de la vida cotidiana. Es muy probable, que entre amigos no sea mal vista, sin embargo, conducen a la agresión. La burla y la mofa se manifiestan para agredir y ocasionar daño o malestar a los hombres y mujeres a quienes se les quiere agredir. Las burlas casi siempre están cargadas de otras emociones como son la envidia y el odio, cuando se descalifica y se burlan de una persona es porque casi siempre algo les provoca y los que se burlan, casi nunca se atreverían a hablar las razones que tienen para burlarse porque se verían absurdos. Varios de estos comportamientos son aprendidos y transmitidos de generación en generación, por ello es que en las instituciones o empresas, existen conductas agresivas que se repiten y nadie se atreve a cuestionarlas y si acaso alguien lo llega a hacer, corre el riesgo de ser despedido o vivir el acoso laboral. Actualmente se viven momentos de cambios sociales en los que las prácticas laborales se están reconfigurando, debido a que cada vez se les exige a los trabajadores una mayor productividad (Rifkin, 2010). La productividad se recompensa con las metas logradas que se traducen en gratificaciones, estos últimos se dan a través de bonos o una cantidad mayor del salario, pero las premiaciones sólo son para algunos y no para todos, hecho que hace que los trabajadores vivan tensión y ansiedad en sus espacios laborales y fuera de ellos. Sobre todo porque se duda de la legalidad de la asignación de los premios. Los criterios de selección para otorgar premios están cargados de subjetividades como son las relaciones clientelares, las preferencias personales y grupales. Es muy probable que en algunas instituciones no predominen estos criterios, pero no es el caso de México en donde al parecer se ha hecho una norma conducirse de ésta manera. La productividad otorga reconocimiento social y nuevas posiciones o la permanencia dentro de la institución. Así las formas institucionales generan rivalidad e incomodidad entre los trabajadores que laboran en ellas; aunque los modelos de competencias parezcan menos agresivos y más humanos en un sentido más amplio, las consecuencias de estas políticas de gestión provocan violencias e insatisfacciones entre los trabajadores. 14 Los espacios laborales se convierten en campos de acció n para descargar los sentimientos más crueles como el odio, la envidia, la ira, pero también, otros como el amor y, las relaciones amistosas. Paradójicamente, la formalización de relaciones amorosas en tales espacios, pueden desencadenar actos violentos entre compañeros derivados de la celotipia (celos infundados). Se observó que la irresponsabilidad del manejo de los sentimientos y emociones desatan rivalidades entre profesores y alumnos, o bien con la pareja del profesor o la alumna, aunque las relaciones no sean del todo abiertas y reconocidas, se mediatizan y provocan agresiones, marginación y rivalidad como consecuencia de los celos y en otras la celotipia que se dirigen hacia una persona. Se pudo constatar con las entrevista que las relaciones de pareja en los espacios laborales sí generan violencias sutiles como por ejemplo, negar la información sobre asuntos laborales a algunas personas, burlarse de los cuerpos, ridiculizar a la persona hostigada, las tensiones generadas por estos comportamientos se trasladan a otras dimensiones de la vida laboral. Puede llegar a existir mobbing en la pareja o dentro de las relaciones familiares; ocurre cuando uno de los miembros de la pareja continuamente descalifica al otro, de tal forma que hace que los demás allegados como parientes y amigos de alguno de ellos lo rechacen y marginen. Las características principales son abuso de poder, en forma de chantaje emocional u amenaza de abandono, con ausencia de comunicación (indiferencia) o comunicación hostil dirigida de manera sistemática casi siempre de los hombres hacia las mujeres. La acosada es llevada a una posición de indefensión con el fin de ser maltratada y dominada al antojo del acosador. Este fenómeno obedece al modelo patriarcal que predomina en el mundo pero también en México. Es más evidente en los países pobres en donde los hombres a lo largo de la historia se han considerado triunfadores y con mayor poder, hecho que les confiere obediencia principalmente en la pareja. Algunas mujeres idealizan de tal forma a los hombres que sus opiniones y decisiones suelen ser obedecidas de manera incuestionable e incluso en situaciones extremas, se hace cómplice de sus abusos y agresiones no sólo a ella sino también hacia otras personas principalmente mujeres. Las mujeres maltratadas siguen dando oportunidades al maltratador como mecanismo de defensa producido por el miedo. Se ocultan las características negativas y se potencian las 15 positivas, para sobrevivir el miedo que esto provoca. Se llega a una situación extrema en la que se padece un desgaste inútil de energía, reacciones llevadas por la angustia y desesperación autodestructiva como es la dificultad para distinguir lo que ocurre y lo que se debe hacer. La acosada niega saber lo que le pasa, ni saber definir estrategias y acciones con conocimiento de causa. El sufrimiento y el estrés de la situación superan la capacidad de procesamiento, puede acabar incluso con suicidio. En otros casos aunque la pareja no llegue a matar, hace uso del desprecio y la humillación cotidianos para inducir a la pareja acosada a la depresión o al suicidio. Estos comportamientos son propios de nuestra cultura que no se deben seguir tolerando y solamente a través de la educación probablemente se pueda detener. Hablar de acoso laboral no es un fenómeno nuevo, ya que se puede observar que las violencias varían en cada momento histórico y ambientes laborales específicos. No en todos los lugares se desencadenan los mismos tipos de violencia, tampoco todas las violencias implican mobbing (Hirigoyen, 2001). El mobbing se conforma por procesos complejos que no tienen una explicación específica e inmediata. El acosador no reconoce sus sentimientos, prefiere encubrirlos, justificarlos, antes que aceptarlos y si acaso lo hace, lo guarda para él o ella mismo (a). De acuerdo con Aaron Beck, este es uno de los mecanismos más humanos de esconder la vergüenza de los actos, porque el que arremete sutil o abiertamente teme verse descubierto (Beck, 2003). Los acosadores casi siempre niegan sus actos, justifican sus comportamientos con aspectos laborales, como por ejemplo, “siempre pide permisos”, “no quiere trabajar”. Se busca por todos los medios legitimar su afirmación, por ello, aunque se trata de hablar con él o ella, casi siempre resulta infructuoso. En los ambientes laborales se requiere de establecer mecanismos de comunicación entre los jefes, colegas y subordinados para inhibir estas acciones agresivas, además de poner atención en las relaciones personales. No existe una personalidad definida que predisponga la aparición del acoso laboral en el trabajo, pero hay una serie de circunstancias que pueden estimular al acosador a comenzar el acoso, son las siguientes: 1. Personas con responsabilidades familiares, obligadas por ello a permanecer en el trabajo, aunque tenga que soportar agresiones de cualquier tipo. 16 2. Cuando el acosador se entera de la vida personal del jefe, amigo, colega o subordinado, puede ser motivo de acoso. 3. Las trabajadoras o alumnas madres solteras, divorciadas o abandonadas por su pareja se convierten en grupos vulnerables para los acosos. En estas circunstancias las mujeres pueden vivir acoso no sólo de los hombres sino algunas mujeres por considerarlas una posible amenaza, pues, temen que les arrebaten a su pareja sobre todo cuando se trabaja con la pareja en el mismo espacio laboral. 4. Las propuestas sexuales casi siempre son abiertas, en muchas ocasiones aludiendo a los cuerpos. Los acosadores utilizan las charlas de pasillo con otros colegas, de tal manera que los colegas o compañeros de trabajo, hombres y mujeres construyen ideas falsas, como por ejemplo, es una coqueta, es mentirosa, no le gusta trabajar, quiere que se le regale la calificación. 5. Trabajadores, docentes o alumnos con una vida personal desestructurada y sin el apoyo de una familia. Trabajadores, investigadores, docentes y alumnas (os) que presentan solvencia y un modo de vida envidiable entre compañeros y superiores. Personas altamente capacitadas por su inteligencia y aptitudes, que destacan por su brillantez profesional. 6. Hombres y mujeres independientes que no ceden a las humillaciones y propuestas sexuales de jefes, compañeros o subordinados. Las mujeres suelen ser las más susceptibles de vivir acoso laboral debido a las ideas sexistas que prevalecen en las sociedades patriarcales en donde se descalifica y se burlan continuamente del trabajo desempeñado por mujeres. 7. Hombres o mujeres diferentes como son los aspectos físicos: mujeres atractivas, o de cuerpos pequeños, otras con obesidad, o alguna enfermedad que le cause un deterioro físico como por ejemplo, enfermedades de la piel, cicatrices y cualquier otra deformación corporal. 8. Personas con elevada ética, honradez y rectitud, así como un alto sentido de la justicia. 17 9. Personas autónomas, independientes y con iniciativa, son capaces de formarse una opinión propia sin clonarla ni apropiarse de la de otros. Existe una gran diversidad de razones que hacen que un jefe o un compañero se convierta en acosador u hostigador, también existen ambientes propicios para que este fenómeno se dé con mayor facilidad y rapidez. Pocas veces los responsables del personal y la dirección de la institución y de las empresas tienen en cuenta las rivalidades que se entretejen en su interior y justifican las acciones como: “es un problema de chismes,” “son viejas y se pelean entre ellas”, “se ponen celosas”, o bien, aparecen otras justificaciones como “aguántalo (a) porque tiene una enfermedad que lo (a) altera, pero es buena gente,” “acéptalo porque es él o, la esposa de una eminencia,” “ten paciencia, te tratará mejor porque le gustan mucho las mujeres u hombres.” Los chismes por inocuos que parezcan sí generan tensión en los espacios laborales (Fuentes; 2009). El chisme o habilla es una forma de comunicación exagerada de la vida personal de un hombre o mujer cuyo objetivo es la descalificación. El acosador exagera pasajes de la vida de un jefe, colega o trabajador si le desea dañar. Vivimos en sociedades altamente prejuiciosas, que hace que muchas veces hombres o mujeres lleven a suponer comportamientos exagerados sobre el acosado, como por ejemplo, considerar que es una mujer u hombre que tiene comportamientos inadecuados dentro de la institución (Parés, 2007). Por otra parte se dan momentos en que los responsables del personal y la dirección de la institución o empresa deberían estar más en alerta ya que parecen ser un buen vehículo transmisor de tendencias acosadoras; estos momentos son: - Situaciones de crisis como un cambio de dirección - Elevada carga de trabajo - Reducción de la jornada o de las horas contratadas, sin bajar el nivel de producción - Crisis matrimoniales o de pareja entre las personas que trabajan en los mismos espacios, con puestos jerárquicos. - Ingreso de nuevo personal en una empresa o institución 18 En algunas instituciones o empresas es frecuente encontrar que en ella trabajan, parientes o allegados y esto hace posible que la vida laboral se traslade a los espacios domésticos y viceversa. Los problemas de pareja o matrimoniales suelen trasladarse a los espacios laborales. Los celos en la pareja se manifiestan en la oficina o en la institución. En México, encontramos ejemplos diversos que se relacionan con éste problema. Se observa co n mayor frecuencia en las instituciones donde trabaja una pareja de esposos, esto es que las riñas matrimoniales se llevan a los espacios laborales y hacen tensos los ambientes. Sobre todo cuando los trabajadores ocupan puestos jerárquicos. También, puede ser que cualquier otro trabajador sienta celos de algún o alguna de las trabajadoras y sean más maltratadas que otras. Esto es en diferentes grupos tanto de hombres como de mujeres trabajadores y profesionistas sin importar el grado académico. Existen estrategias que se desarrollan dentro de las mismas empresas e instituciones para escudar el acoso, son las siguientes: Algunos acosadores escudan sus hechos en una idea falsa de fidelidad hacia la institución, en algún momento argumentan frente a sus superiores que tienen que deshacerse de un trabajador, docente o alumno por cualquier excusa, se busca descalificar por cualquier medio a la otra persona. En diversas ocasiones la barrera infranqueable proviene de la entrada en el departamento o escuela, de alguna persona con estudios superiores, sobre todo si el jefe o mando intermedio no los ha cursado. Entonces, se inicia el menosprecio, la burla, la descalificación, se minimizan los años de estudio hasta llegar a rechazar cualquier propuesta. Si bien no existe una personalidad definida para el acosador, sí persisten algunos rasgos que los o las caracterizan como son: narcisismo, deseos de permanencia en el poder, una fuerte necesidad de reconocimiento social y una marcada negación del origen social. Celos profesionales, cuando una persona destaca por sus conocimientos y los colegas o jefes temen verse opacados. Esto resulta especialmente frecuente en organizaciones cuyos valores culturales y estilos de dirección son de corte autoritario, e incluso en organizaciones que se dicen «abiertas», «del aprendizaje», «planas», «descentralizadas», «excelentes», etc., pero cuya praxis concreta no se dista mucho de las anteriores. En general las personas susceptibles a vivir un acoso laboral, suelen destacar por poseer grandes conocimientos y conducirse con una elevada calidad profesional, rigor, rapidez y eficacia en el desempeño de su trabajo. Debido a ello, resultan insoportables a los ojos del 19 acosador, habitualmente abrumado por el sentimiento de inadecuación y el complejo de superioridad. El complejo de superioridad hace que la acosadora viva en la ficción de la posesión de valores, atributos y cualidades que en realidad no posee, negándolos en los demás de manera defensiva. Cuando surge en su entorno una persona (el acosado) que sí posee en verdad tales características, ello supone para el acosador un verdadero choque con la realidad. Su reacción ante esa dolorosa realidad suele consistir en negar, eliminándola, la fuente de la disonancia, desarrollando el psicoterror contra la víctima. El objetivo es hacer desaparecer a la víctima del horizonte psicológico del acosador, porque sus capacidades suponen para éste una desestabilización psicológica. Una vez que el proceso de acoso ya se ha establecido, es difíc il, efectivamente, que se detenga de otro modo que con la marcha de la persona acosada. Las víctimas suelen reaccionar cuando tienen la oportunidad de ver cómo su agresor ejerce la violencia sobre otra persona, o cuando encuentran un aliado o una ayuda exterior. Los acosadores, tal como se verá más adelante, son víctimas de sus propios complejos de superioridad pero en el fondo de sus sentimientos y emociones subyace la inferioridad, sentimientos de inadecuación, desvalor y falta de autoestima, no es extra ño que sean incapaces de evitar la comparación cuando ven a una persona con la madurez psicológica suficiente como para ser ella misma, tener independencia de criterio, autonomía y ser capaz de tomar la iniciativa. Resulta psicológicamente intolerable para el acosador contemplar la exuberancia de una personalidad madura y autorrealizada, que pone en entredicho su propia manera de existir, mísera y arrasada por el sufrimiento personal. La rivalidad en las mujeres se intensifica hacia una acosada, cuando alguna atravesó por un proceso de acoso sexual y cedió ante los deseos de un jefe, así la llegada de personal nuevo que no vivió el mismo proceso es agredida. Si el problema del acoso no se reconoce y tampoco se resuelve diez o veinte años más tarde, las víctimas pueden seguir teniendo una sensación de angustia ante determinadas imágenes de su agresor. Según Hirigoyen las víctimas del acoso no reclaman venganza casi nunca… lo que desean es que no las agredan más. Cuando las víctimas no consiguen desembarazarse del dominio, su vida puede quedar detenida en el trauma: su vitalidad se embota, su alegría de vivir desaparece y las iniciativas personales se vuelven imposibles. La pena de haber sido 20 abandonadas, engañadas y ridiculizadas las paraliza. Se vuelven agrias, susceptibles e irritables, y se encierran en un registro de retiro social y viven con sentimientos de frustración y amargura. Estos individuos son difícilmente tolerados entre sus colegas y familiares, quienes ya no quieren escuchar muchas veces las historias narradas. Ante todo, piden que se reconozca todo lo que han aguantado, aunque una injusticia no se pueda reparar nunca completamente. La reparación del daño por acoso laboral es muy difícil que se llegue a dar. En los países desarrollados la reparación supone una indemnización económica que, de todas formas, no alcanza a compensar el sufrimiento padecido. Es inútil esperar remordimientos o arrepentim iento de un agresor realmente perverso. El sufrimiento de los demás no tiene ninguna importancia para él o ella. Mientras que en los países pobres como México, se trata de encubrir el acoso laboral, los jefes, colegas y subordinados tratan de hacer ver que no pasa nada y más bien entre ellos hacen chistes y burlas de los episodios traumáticos del acosado. Cuentan las vivencias como hazañas de travesuras que generan risa pero casi nunca arrepentimiento o que se ofrezcan disculpas. Más bien las disculpas son entendidas como actos de sumisión y darle la razón al acosado, hecho que les hace sentirse perdedores de una batalla. Consecuencias del acoso laboral en la salud Desde la medicina el mobbing se relaciona con el estrés y la alteración del cuerpo humano. Sin embargo, no basta decir que una persona vive con estrés sino conocer el entorno de porqué se vive de ésta manera y no de otra. De acuerdo con los criterios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) recogidos por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), citado en Alamo y Poveda, señalan que se deben cumplir cinco aspectos para que sea considerado como un mobbing o acoso laboral: Que no sea puntual pero que dure por la menos seis meses; que sea frecuente o que ocurra por lo menos una o más veces a la semana; que exista una víctima definida (un blanco, o acosado/a). Que la conducta de la víctima sea irrelevante a la hora de recibir el castigo u hostigamie nto, que la víctima no muestre un trastorno afectivo o de personalidad previo con historial de conflictividad en diferentes ámbitos (familia, pareja, amistades otros trabajos, etc.). 21 La gran mayoría de las personas que viven estos procesos de acoso no son consientes del maltrato al que están sometidos; sin embargo, es importante hacer notar que el maltrato aunque no sea aceptado, sí tiene repercusiones en la salud, esto es, por la tensión que genera en el individuo que vive continuamente estos episodios de agresión. Este fenómeno se ha permitido y se considera por diversos trabajadores como parte del deber ser en los ambientes laborales. La tensión lleva a los seres humanos a producir sustancias químicas que generan dolor como la adrenalina, ante el miedo que provoca el acosador y todos los colegas allegados a ellos (Marina; 2006: 17). La enfermedad tiene consecuencias en la vida personal de los que la padecen, es aquí donde surge la incomprensión de la enfermedad, porque no siempre se observa el deterioro físico de los pacientes, por tanto no se les cree. Algunas mujeres refieren que ante los cuadros de dolor, se alejan sexualmente de su pareja y son abandonadas sentimentalmente, lo que les causa un mayor dolor emocional y físico. A lo largo de la investigación observamos que los hombres y mujeres entrevistados hablaron siempre de los estados de ánimo que presentaban durante y después del proceso doloroso del acoso laboral: cansancio que no desaparece con el reposo, fatiga, desgaste emocional, carencia de sentido de la vida, rigidez acompañada de dolor intenso en el cuello, dolor con ardor en la espalda, rodillas, temblor en las piernas e imposibilidad para caminar sobre todo cuando veían venir hacia ellos a su acosador, así como estreñimiento o diarreas repentinas. Consideraciones finales El acoso laboral es más común de lo que se cree, el mayor problema es que se denuncia poco, todavía son escasas las personas que reconocen que viven el acoso laboral debido a que están desinformadas, para otras, es común el maltrato sobre todo de jefe y colegas, este comportamiento se observa más en mujeres. La discriminación y el maltrato a las mujeres se han naturalizado en nuestra cultura, de tal forma que para muchas les es difícil identificar cuándo están siendo maltratadas y algunas se preguntan si es correcto o no protestar. Existen mujeres que han vivido con maltrato a lo largo de su vida, el maltrato no sólo es en el trabajo sino también en la familia, en los espacios públicos, en la escuela, en la pareja. Las dos razones más importantes por las que no se denuncia el acoso laboral es por miedo a perder el trabajo y además porque es difícil demostrar. 22 Todavía es un tema reciente de investigación en el mundo laboral. El acoso en el trabajo fue considerado como tal a principios de la década de los ochenta del siglo XX. Se ha estudiado con mayor amplitud en los países desarrollados. Consideramos que el acoso laboral es multicausal; sin embargo, se ha observado que en la mayoría de las veces, el acoso es suscitado por un conjunto de emociones y sentimientos que se activan en un momento determinado de la vida de un ser humano, como por ejemplo la envidia, el racismo, el desprecio por los orígenes étnicos. Pero también surge gracias a la competencia, se busca destacar a expe nsas de los demás. Es aquí en donde se manifiesta una hostilidad revestida de amabilidad, una venta de imagen amistosa que lleva implícito el deseo de eliminar al otro (Alberoni; 1999). No siempre para ocupar su lugar sino sólo para desaparecerlo y evitarse el malestar que le produce a un acosador en su ambiente laboral. Los acosadores son individuos (hombres y mujeres) perversos que tienden a reunir a su alrededor a otros más dóciles con la idea de seducirlos, de convencerlos acerca de sus ideas. Si alguien se niega a estar de acuerdo con él o ella, es rechazado. Cuando un individuo perverso consigue algo de poder, trata de mantenerse en él; utilizando cualquier medio, cuidando ocultar su lado negativo. Las conductas que tenga en su espacio laboral, así como sus acciones van a estar respaldadas bajo procedimientos, o formas supuestamente éticas. No se contenta con atacar a una persona frágil, sino que además crea un ambiente en el cual, el acosado no pueda defenderse, de esta manera se forma la fragilidad del acosado. Al principio, las personas acosadas no admiten sentirse ofendidas y tratan de no tomar en serio las indirectas y agresiones sufridas. Luego, los ataques se multiplican y se vuelven más hostiles. Los compañeros del acosado, prefieren mantenerse al margen. Sin embargo, el ambiente tenso y de agresión en el trabajo se va extendiendo progresivamente. Se supone, que este proceso puede terminar, si alguien con más poder que el acosador, interviene. A grandes rasgos la técnica del acosador, es casi siempre idéntica: busca y utiliza la debilidad del otro y lo conduce a dudar de sí mismo con el fin de anular sus defensas. Mediante este proceso de descalificación, el acosado pierde progresivamente la confianza en sí misma, hasta querer desaparecer de la vida. El daño es sutil y silencioso por ello podemos decir que corresponde a una violencia silenciosa. Entonces, el acosado comete errores cada vez más frecuentes. En el ámbito empresarial, en las universidades y en las instituciones, la violencia y el acoso nacen del ansia de poder y la 23 perversidad, estas emociones son proclives en espacios laborales donde existe una pobre organización del trabajo y prevalecen los vacíos de autoridad. Estas manifestaciones contra el acosado pueden tener diversas respuestas que van desde el ausentismo hasta la enfermedad, entre los más comunes. Bibliografía Álamo Alfredo y Poveda Alberto, 2005, Mobbing el acoso dentro de la empresa, en www. psicología-online.com/autoayuda/trabajo/mobbing.shtml Consultado el 17 de octubre de 2010. Alberoni 1999, Los envidiosos, Anagrama, Barcelona Beck, Aaron, 2003, prisioneros del odio las bases de la ira, la hostilidad y la violencia, Paidós, España. Bourdieu, Pierre 2000 La dominación masculina, Anagrama, Barcelona 2002 Razones prácticas, Anagrama, Barcelona. Burín, Mabel y Meler, Irene 2004 Varones género y subjetividad masculina, Paidós, Argentina. Castañeda, Marina 2002 El machismo invisible, Grijalbo. México. Davis, Flora 2005 La comunicación no verbal, Alianza Editorial, México. Del Zatarán, Francisco 2009, Contra el bullying, editorial Peacemarkers, México. Echeverría, Rafael 2007 Ontología del lenguaje, Granica, Argentina Fuentes V. 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