PDF - Anales de Pediatría

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MESA REDONDA. PATOLOGÍA RESPIRATORIA IMPORTADA
Patología respiratoria importada: parasitosis
M. Valle Velasco González
Médico Adjunto del Servicio de Pediatría. Hospital Universitario de Canarias. Tenerife. España.
INTRODUCCIÓN
Las enfermedades no respetan los límites internacionales. El incremento acelerado de la inmigración, de los
intercambios culturales y científicos, de los viajes de negocios, del turismo y del número de pacientes inmunodeprimidos ha influido, significativamente, en la forma
que hoy practicamos la medicina. Raras infecciones y
“exóticos” parásitos, considerados limitados a las áreas
TABLA 1. Principales parásitos (con posible repercusión
respiratoria) notificados al Sistema
de Información Microbiológica (SIM)
de la Red Nacional de Vigilancia
Epidemiológica durante 2002 y 2003
Parásitos
Total 2003
Total 2002
Ascaris lumbricoides
98
64
Echinococcus granulosus
22
30
Echinococcus sp.
Entamoeba histolytica
2
5
41
33
6
5
Entamoeba sp.
0
2
12
24
Leishmania donovani
Leishmania sp.
108
120
Plasmodium malariae
3
2
Plasmodium ovale
3
8
Plasmodium sp.
1
3
13
23
Schistosoma haematobium
4
2
Schistosoma mansoni
1
0
Taenia solium
1
1
Taenia sp.
24
37
Toxoplasma gondii
96
78
211
146
Plasmodium falciparum
Plasmodium vivax
Otros (no se especifican)
tropicales del planeta en vías de desarrollo, están aumentando en los servicios sanitarios europeos y americanos.
Determinadas características climáticas y deficientes medidas higiénico-sanitarias son los pilares fundamentales
que facilitan la supervivencia de los parásitos y perpetúan
su endemia en diferentes áreas geográficas del planeta.
España es un país receptor de inmigrantes. La mayor
parte provienen de Europa (países de la Unión Europea),
aunque con un incremento destacable de la Europa del
Este (Rumanía, Bulgaria y Rusia). En segundo lugar, África, especialmente, el área Norte (Marruecos, Argelia) y
subsahariana (Senegal, Gambia y Nigeria). Le sigue América, con los países iberoamericanos como República Dominicana, Ecuador, Cuba, Perú y Colombia y, por último,
Asia con la República Popular China y Filipinas 1. En las
tablas 1 y 2 se exponen, según datos de la Red Nacional
de Vigilancia Epidemiológica, los principales parásitos
(con posibilidad de manifestación respiratoria) notificados en los años 2002/2003 2 y las parasitosis de declaración obligatoria notificadas por comunidades autónomas
en el año 2003 3.
Los parásitos pueden producir sintomatología respiratoria por tres mecanismos. Mediante el desarrollo de reacciones de hipersensibilidad durante su ciclo vital 4 (tabla 3), mediante la invasión directa de la pleura o del
parénquima pulmonar y, secundariamente, tras la infección de otro órgano.
El grado de afectación respiratoria dependerá de las características del parásito y de la respuesta inmunológica
del huésped. Por ello, las parasitosis son una causa rara
de enfermedad pulmonar significativa en pacientes con
inmunidad conservada.
Si bien son numerosos los parásitos capaces de producir enfermedad respiratoria (tabla 4)4, tan sólo, nos referiremos a aquellos que realmente son “importados” o sus-
Correspondencia: Dr. M. Valle Velasco González.
José Antonio Zárate y Penichet, 7. Edificio Bejeque, 6.º P-38.
38001 Santa Cruz de Tenerife. España.
Correo electrónico: [email protected]
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citan gran interés por prevalencia o morbimortalidad. Excluimos a Ancylostoma braziliense y A. caninum por su
principal expresión cutánea (Larva migrans cutánea 5) y
pobre manifestación respiratoria (síndrome de Löffler); a
Taenia solium o tenia del cerdo responsable de la cisticercosis por su infrecuente repercusión respiratoria 6; a
Dirofilaria inmitis o gusano cardíaco canino, responsable
de la Dirofilariasis con rara expresión pulmonar a modo de embolia periférica (nódulo solitario) 7 y, a Gnasthostoma spinigerum (gnatostomiasis) de principal manifestación cutánea y, raramente, como neumonitis,
derrame pleural, hemoptisis o neumotórax 8.
Los protozoos Toxoplasma gondii y Pneumocystis carinii no serán desarrollados en esta ocasión por considerarlos “amigos habituales”.
TABLA 2. Parasitosis de declaración obligatoria. Casos
notificados a la Red Nacional de Vigilancia
Epidemiológica por Comunidades Autónomas
en el año 2003
Disentería
Andalucía
Ascariasis
Ascaris lumbricoides es uno de los parásitos más prevalentes en humanos, con especial afección en niños. La
infección se adquiere mediante la ingesta de huevos de
Ascaris presentes en otros humanos o en alimentos, agua
o tierra. Los huevos alcanzan el intestino delgado, liberando larvas que atraviesan la pared intestinal para, vía
hemática o linfática, alcanzar los pulmones. Una vez en el
interior de los alvéolos, migran de forma ascendente por
el árbol traqueobronquial hasta alcanzar la laringe y ser
deglutidas. En el tracto digestivo, completan su maduración a gusanos adultos, produciendo huevos que serán
eliminados con las heces 4,9.
Los síntomas respiratorios se desarrollan en la fase pulmonar del parásito, aproximadamente, entre los 9 y
12 días después de la ingestión de los huevos. Constituyen un síndrome caracterizado por infiltrados pulmonares
eosinofílicos transitorios, referido comúnmente, como
síndrome de Löffler (Ascaris L. continúa siendo la principal causa de este síndrome en el mundo). Los síntomas
consisten en tos irritativa, dolor retroesternal (“quemazón”), hipertermia leve y, en casos más graves, disnea y
expectoración hemoptoica. Hasta la mitad de los pacientes muestra crepitación y sibilancias y el 15 % de los mismos experimenta urticaria en los primeros 4-5 días de la
expresión respiratoria de la enfermedad. Es posible el desarrollo de hepatomegalia y las adenopatías no son visibles. Estos síntomas agudos suelen ser autolimitados y remiten, generalmente, en 5-10 días. La radiografía de tórax
puede mostrar pequeños infiltrados redondeados u ovales en ambos campos pulmonares. Estos infiltrados son
migratorios, pudiendo confluir en las áreas perihiliares,
desapareciendo, generalmente, después de varias semanas 10. La eosinofilia es el hallazgo de laboratorio más
común y el análisis del esputo revela eosinófilos y los
cristales de Charcot-Leyden, presentes en todas las infecciones pulmonares eosinofílicas producidas por parási-
Triquinosis
31
Aragón
0
26
0
Asturias
4
8
0
Baleares
0
0
0
Canarias
0
14
0
Cantabria
1
0
0
Castilla-La Mancha
2
7
5
Castilla y León
3
9
33
Cataluña
51
113
1
Comunidad Valenciana
13
62
1
0
1
2
Extremadura
HELMINTOS
Paludismo
16
0
Galicia
8
10
0
Madrid
13
125
0
Murcia
0
3
0
Navarra
7
7
0
País Vasco
15
33
5
La Rioja
1
4
1
Ceuta
0
3
0
Melilla
2
0
0
136
456
48
Total estatal
TABLA 3. Mecanismos inmunitarios en las parasitosis
pulmonares 4
Reacción de
hipersensibilidad
(Gell y Coombs)
Tipo I
Alérgica
Anafiláctica
Mecanismo
implicado
IgE, mastocitos,
basófilos
IgE, mastocitos
Ejemplos
Larvas de Ascaris
(migración pulmonar)
Eosinofilia pulmonar
tropical
Esquistosomiasis
(dermatitis pruriginosa)
Escape/rotura de quiste
hidatídico
Tipo II
IgG, complemento,
autoanticuerpos
Anemia de la malaria ¿?
Tipo III
Inmunocomplejos,
complemento,
neutrófilos
Eosinofilia pulmonar
tropical
Esquistosomiasis (fiebre
de Katayama)
Malaria (afectación renal)
Tipo IV
Células T, citocinas,
macrófagos
Esquistosomiasis (huevos)
Paragonimiasis
Filariasis linfática
¿?: controvertido.
tos11. Los niveles de IgE12 y de anticuerpos frente Ascaris,
también, están elevados. El estudio funcional respiratorio
muestra una disminución transitoria de la capacidad vital, o bien, una disfunción obstructiva. El diagnóstico de
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TABLA 4. Parásitos responsables de enfermedad
respiratoria 4
Parásitos
Helmintos
Nematodos (gusanos
cilíndricos)
Ascaris lumbricoides
Toxocara canis, T. catis
Necator americanus
Ancylostoma duodenale
Ancylostoma caninum
Necator brasiliense
Strongyloides stercolaris
Trichinella spiralis
Wuchereria bancrofti
Brugia malayi
Dirofilaria immitis
Gnathostoma spinigerum
Trematodos (gusanos
planos)
Schistosoma mansoni
S. haematobium
S. japonicum
S. intercalatum
Paragonimus westermani
P. africanus
P. caliensis
Cestodos (tenias)
Echinococcus granulosus
E. multilocularis
Taenia solium
Protozoos
Entamoeba histolytica
Plasmodium falciparum
Pneumocystis carinii
Toxoplasma gondii
Leishmania donovani
Distribución
Estrongiloidiasis
Universal
Universal (predominio áreas
templadas y tropicales)
SE Asia, C y O África, N y S América
Mediterráneo S Europa, N África,
India, China, Japón
S EE.UU., México, África, Asia,
S América
S América, Caribe
Universal (endémica áreas tropicales
y subtropicales)
Universal
Pacífico, Asia, África, China,
S y C América
SE Asia
SE Asia, América, S África, Australia
India, Filipinas, Thailandia
África, S Arabia, S América, Caribe
África, Este Medio, India
Asia (China, Filipinas, Tailandia,
Indonesia)
C y O África
India, China, Japón, Filipinas
África
S y C América
Universal (S y C América, Área
Mediterránea de Europa y África,
Este Medio, África, Rusia, China,
Australia)
Universal (Hemisferio N de América,
Europa, Asia, Rusia)
Endémico en México, C y S América,
África, Asia
Universal (endémico en México,
S América, S África, Egipto, India
y SE Asia)
África, S y C América, Asia
Universal
Universal
África, Este Medio, S América, Asia
certeza para la neumonitis por Ascaris se establece mediante el aislamiento de sus larvas en las secreciones respiratorias o en el aspirado gástrico. Ya que se precisan
de al menos 40 días para que las larvas intrapulmonares
(responsables del cuadro respiratorio) maduren como
para producir huevos en las heces, un examen negativo
de las mismas, durante o poco después de un episodio de neumonitis, no excluye al Ascaris como agente
etiológico. El tratamiento antihelmíntico (mebendazol o
albendazol) está indicado para erradicar la infección y
prevenir las inusuales, pero, potencialmente devastadoras
20
complicaciones digestivas (obstrucción intestinal, afectación biliar o pancreática) 13. El broncospasmo puede ser
manejado de forma convencional.
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La infección comienza cuando la piel humana (al andar
o trabajar descalzo) toma contacto con larvas infectivas
de Strongyloides stercoralis presentes en la tierra u otros
materiales contaminados por las heces humanas. Éstas
penetran a través de la piel sana y, vía hematógena, alcanzan los alvéolos desde donde ascienden por el árbol
traqueobronquial y son deglutidas. En el intestino delgado maduran a gusanos adultos y producen huevos, los
cuales, o bien, son eliminados por las heces, o bien, liberan larvas no infectantes que pueden transformarse en
infectantes dentro de la luz intestinal y atravesar la pared
intestinal o la piel perianal, para reiniciar un nuevo ciclo
pulmonar y conseguir la autoinfección endógena. Esta
particular capacidad de autoinfección producirá infección
crónica y recurrente. Cuando la inmunidad celular está
comprometida, la autoinfección sin freno producirá un
síndrome de hiperinfección con enfermedad diseminada
y elevada mortalidad 4,9.
En la mayoría de los casos, la infestación es asintomática o provoca molestias intestinales leves e inespecíficas
y reacciones cutáneas serpiginosas y pruriginosas características. La migración larvaria transpulmonar puede
producir accesos de tos seca, irritación faríngea, disnea,
sibilancias y hemoptisis, siendo también posible, un síndrome Löffler’s like. Algunos pacientes con estrongiloidiasis crónica experimentan episodios recurrentes de fiebre y neumonitis (asemejando neumonías bacterianas),
crisis asmáticas (las cuales empeoran, paradójicamente,
con el uso de corticoides) o disnea por enfermedad restrictiva pulmonar.
La diseminación masiva de larvas infectantes (síndrome
de hiperinfección), se asocia generalmente, con sobreinfección bacteriana por gérmenes gramnegativos y resultará en enfermedad diseminada con fiebre, diarrea, abdominalgia, broncospasmo grave, neumonía extensa,
hemorragia pulmonar e incluso, desarrollo de un síndrome de distrés respiratorio agudo (SDRA). La radiografía
de tórax revela consolidación de espacios aéreos, opacidades focales o patrones difusos retículo-nodulares o nodulares 7,14. La eosinofilia puede ser la única “pista” para
orientar el diagnóstico, si bien, se encontrará suprimida
o ausente en la enfermedad diseminada (infección bacteriana concomitante) o con el uso de corticoides. Los
niveles de IgE están generalmente elevados.
El diagnóstico definitivo de estrongiloidiasis pulmonar
se realiza mediante el hallazgo de larvas en esputo o en
el lavado broncoalveolar (LBA). El diagnóstico de presunción se basa en su detección en las heces (las larvas
aparecerán a las 3-4 semanas de la penetración dérmica
inicial), si bien, esta puede ser negativa hasta en el 25 %
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de los pacientes infectados 15. Por ello, la aspiración del
jugo duodeno-yeyunal o el uso de tests más específicos
(Enterotest) es requerido para la detección de las larvas
en estos pacientes 16. La serología mediante análisis de
inmunoabsorción ligado a enzimas (ELISA) es altamente
sensible y específica (> 90 %)17. El tratamiento de elección
es con tiabendazol, si bien, ivermectina es una alternativa
eficaz13.
Paragonimiasis
El hombre adquiere la infección con la ingesta de cangrejos crudos o poco cocinados que están parasitados por
las formas larvarias de, principalmente, Paragonimus
westermani. Una vez ingeridos, atraviesan la pared intestinal, migran dentro de la cavidad peritoneal, atraviesan el
diafragma, penetran en el espacio pleural y alcanzan los
pulmones (la localización pulmonar es el evento primario
y principal en la paragonimiasis) donde estimularán la
formación de una cápsula fibrosa alrededor de los gusanos en maduración 9,18,19. En torno a la 7-8 semana de infección, los gusanos ya maduros inician la producción
de huevos dentro de los pulmones. La fase precoz (desde
la infección inicial hasta la producción de los huevos)
puede manifestarse con dolor abdominal y dolor pleurítico, generalmente bilateral. La radiografía de tórax puede
mostrar neumotórax o derrame pleural de características
exudativas y rico en eosinófilos14.
A medida que las larvas migran dentro del parénquima
pulmonar puede aparecer tos irritativa, dolor torácico,
malestar general y esputo hemoptoico. La radiología
muestra infiltrados algodonosos migratorios y transitorios14. En este momento la leucocitosis y la eosinofilia periférica son muy llamativas, por lo que la presentación clínica-radiológica asemeja el síndrome de Löffler. En la fase
tardía de la infección (comprende el tiempo de vida de
los gusanos maduros dentro del pulmón) la sintomatología más común es la hemoptisis recurrente 9,18,19. El material expectorado tiene típicamente un color achocolatado
y está compuesto por sangre, células inflamatorias y huevos de Paragonimus. La fiebre está generalmente ausente y el paciente no parece enfermo. La eosinofilia sanguínea es mínima o está ausente. La radiografía de tórax
es normal hasta en el 20 % de los casos, sin embargo, las
anomalías más comunes (opacidades y lesiones quísticas,
de 0,5 a 5 cm de diámetro) tienden a localizarse en los
campos medios y extenderse hacia la periferia, de forma
única o múltiple, pudiéndose acompañar de derrame
pleural (uni o bilateral e incluso masivo) 7,14. Establecer
el diagnóstico en la fase inicial es difícil. En la fase tardía, el diagnóstico se confirma por la presencia de huevos en el esputo o en el LBA, en las heces (huevos deglutidos), en el aspirado de una lesión pulmonar con
aguja fina, en la biopsia transbronquial y gracias a los
tests serológicos disponibles (ELISA, fijación del complemento)18,19. El tratamiento de elección es praziquantel13.
Triquinosis
La infección se adquiere con la ingesta de carne cruda
o poco cocinada, generalmente de cerdo, que contiene
las larvas de Triquinella spiralis. Tras la fase intestinal
inicial (los primeros 2-7 días), acontece la fase muscular
típica, donde los gusanos ya maduros liberan nuevas larvas que alcanzan el flujo sanguíneo y se distribuyen en
el músculo estriado, donde serán enquistadas y viables
durante años 9. En esta fase se desarrollarán los hallazgos
clínico-analíticos principales de la triquinosis: edema periorbitario, miositis y eosinofilia periférica. La afectación
respiratoria en la Triquinosis es resultado del paso de las
larvas a través de la circulación pulmonar (manifestando,
raramente, tos irritativa y lesiones radiológicas autorresolutivas como infiltrados basales parcheados, micronodulares o derrame pleural) y de la miositis a nivel de los
músculos respiratorios como el diafragma (con alta densidad de larvas enquistadas) y los músculos laríngeos y
deglutorios, entre otros, produciendo dolor epigástrico o
torácico bajo, compromiso de la función respiratoria 20,
afonía y disfagia. En la radiografía de tórax pueden observarse los quistes intramusculares calcificados como
opacidades ovales de 0,8 a 1 mm de diámetro. También
producirán semiología respiratoria el desarrollo de una
neumonía bacteriana secundaria o el fallo cardíaco congestivo por miocarditis. El diagnóstico definitivo se realiza al objetivar las larvas en el músculo biopsiado (músculo sintomático, próximo a una inserción tendinosa). Los
test serológicos, incluyendo ELISA, están disponibles y
son útiles, si bien, no son de ayuda para el diagnóstico
precoz. Las especies de Triquinella pueden diferenciarse
por estudio genético 21. Corticoides con mebendazol o albendazol son útiles para la Triquinosis grave con afectación del sistema nervioso central, del miocardio o de los
músculos respiratorios13.
Larva migrans visceral o toxocariasis
Causada por la infección con larvas de Toxocara canis
y T. catis, afecta predominantemente a niños en contacto
con perros infectados o que ingieren tierra contaminada
con las heces de estos animales. Una vez las larvas alcanzan el intestino humano, migran a diferentes órganos
(hígado, pulmones, cerebro, ojos y corazón), donde quedan en estado latente o mueren, provocando la formación de granulomas eosinofílicos. Si bien la enfermedad
en los animales tiene una distribución universal, la prevalencia de perros infestados varía geográficamente, alcanzando cifras del 40 %10. Los cachorros, hijos de madres
infectadas, son especialmente vulnerables, puesto que el
77-100 % de los mismos adquirirán la infección, vía transplacentaria10,22. Los síntomas más comunes que produce
la toxocariasis son tos crónica, broncospasmo e insuficiencia respiratoria, pudiendo manifestarse como síndrome de Löffler o como episodios de sibilancias o asma.
Otras manifestaciones posibles son fiebre, mialgias, dia-
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Valle Velasco González M. Patología respiratoria importada: parasitosis
rrea, erupciones cutáneas y hepatoesplenomegalia. Los
principales hallazgos de laboratorio comprenden leucocitosis llamativa, marcada eosinofilia periférica y alveolar,
hipergammaglobulinemia, factor reumatoide positivo, elevación de isohemaglutininas anti-A y anti-B y positividad
de los estudios serológicos (ELISA, positiva en el 80 % de
los casos). Son visibles cambios radiográficos en el
30-50 % de los pacientes con toxocariasis, detectando
áreas de consolidación mal definidas, difusas o locales. El
examen de las heces es negativo, puesto que T. canis no
completa su ciclo vital en el hombre y el diagnóstico definitivo se establece con la identificación de las larvas en
la muestra de biopsia 10. Algunos niños afectados de
toxocariasis han mostrado defectos en la función del neutrófilo, probablemente secundarios a los elevados niveles de IgE 4. El tratamiento es con tiabendazol o albendazol, pudiendo ser útil el empleo de corticoides en la
enfermedad pulmonar grave13.
Eosinofilia pulmonar tropical (filariasis)
Causada principalmente por Wuchereria bancrofti o
Brugia malayi, produce un síndrome clínico caracterizado por una marcada eosinofilia sanguínea, tos irritativa,
paroxística y sibilancias 9,12,23. La picadura del mosquito
vector provoca la inoculación de las larvas que alcanzan
la vía linfática para localizarse en el sistema linfático. Desde allí liberarán microfilarias a la circulación periférica
que serán atrapadas, en gran medida, en los pulmones.
La clínica es de inicio gradual con tos seca, irritativa, paroxística y de predominio nocturno, disnea y sibilancias
con pérdida de peso, debilidad y fatiga. La presencia de
adenopatías y hepatoesplenomegalia es prominente en
niños 12. Los principales hallazgos en el laboratorio son
la marcada eosinofilia (generalmente > 3.000/␮l), la elevación en los niveles de IgE (generalmente > 1.000 U/ml),
la leucocitosis y la presencia de una intensa alveolitis eosinofílica en el LBA. Si bien los principales cambios en la
radiografía de tórax son difusos y simétricos con un patrón retículo-nodular, o nodular (2-5 mm de diámetro),
con predominio en campos medios e inferiores, puede
ser normal hasta en el 20-30 %. Son raras las adenopatías
hiliares y el derrame pleural. El estudio de la función pulmonar revela, en la mayoría de los pacientes, un patrón
mixto, predominantemente restrictivo 9,12,23. La confirmación diagnóstica se realiza mediante la positividad de los
estudios serológicos (anticuerpos antifilaria), la identificación de las microfilarias en muestras respiratorias o en
sangre (esta última, excepcional) y la respuesta terapéutica al tratamiento con dietilcarbamazina13. La demora en
el inicio del tratamiento puede ocasionar fibrosis intersticial progresiva y alteración pulmonar irreversible 9,12,23.
Anquilostomiasis o uncinariasis
Se produce por Ancylostoma duodenale y Necator
americanus. La infección se inicia con la penetración per-
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cutánea de las larvas presentes en el suelo contaminado
por excrementos humanos (una breve exposición es suficiente), donde pueden provocar una dermatitis pruriginosa maculopapular local. Las larvas acceden al torrente
sanguíneo y alcanzan los pulmones para ascender por el
árbol traqueobronquial y ser deglutidas. En el intestino
delgado maduran y se adhieren a la mucosa intestinal, alimentándose del torrente sanguíneo (sangre y proteínas
séricas) y produciendo los huevos que se eliminarán por
las heces. El mayor impacto de la infección por estos parásitos es nutricional, conduciendo al desarrollo de anemia y desnutrición 9,24,25. Los síntomas respiratorios pueden acontecer con el paso transpulmonar de las larvas
(días 8-21 después de la infección) y, básicamente, son
tos leve e irritación faríngea siendo rara la presencia de
infiltrados pulmonares eosinofílicos. Los hallazgos de laboratorio son anemia y eosinofilia (generalmente de leve
intensidad y variable en el curso de la enfermedad). El
diagnóstico se establece mediante la identificación de las
larvas en las secreciones respiratorias o gastroduodenales,
ya que el examen de las heces y las pruebas serológicas
no son de utilidad para el diagnóstico precoz (la excreción fecal de huevos no llegará a ser detectable hasta,
prácticamente, 2 meses después de la adquisición dérmica de N. americanus y hasta las 38 semanas para A. duodenale) 25. El tratamiento es con mebendazol, si bien, Albendazol o pamoato de pirantel son alternativas válidas13.
Esquistosomiasis
Considerada una de las parasitosis mundiales más importante, está causada, principalmente, por Schistosoma
haematobium, S. mansoni y S. japonicum. La infección
se limita a las zonas donde vive el huésped intermediario:
el caracol. El ser humano se infecta al ingerir agua contaminada, nadar o lavarse con agua dulce que contenga larvas infectantes (una breve exposición es suficiente). Estas
penetran en el organismo a través de la piel sana, o, con
menor frecuencia, por vía digestiva. Desde la circulación
venosa, atraviesan los capilares pulmonares y alcanzan
la circulación arterial para alojarse en el hígado donde
madurarán y, como gusanos adultos, migrarán (en contra
del flujo sanguíneo portal) hacia las venas mesentéricas
(S. mansoni y S. japonicum) o hacia las venas vesicales
(S. haematobium) 26,27. Allí depositarán los huevos, los
cuales, pueden embolizar distintos órganos o pueden eliminarse en las heces o en la orina. Las manifestaciones
respiratorias aparecen durante el tránsito inicial por los
capilares pulmonares o, posteriormente, durante la embolización de la circulación pulmonar por los huevos. Los
síntomas precoces (3-8 semanas tras la penetración del
Schistosoma) son disnea, sibilancias y tos seca. En algunos casos coincide con enfermedad febril denominada
fiebre de Katayama 4, expresión clínica característica de
las personas que visitan un área endémica. La leucocitosis y la eosinofilia son un hallazgo constante y la radio-
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grafía pulmonar puede evidenciar infiltrados transitorios.
Las complicaciones pulmonares a largo plazo son más
frecuentes en las áreas endémicas, especialmente en individuos con enfermedad hepatoesplénica desarrollada (hipertensión portal no cirrótica), la cual, favorece el desarrollo de una circulación colateral portosistémica que
permite a los huevos del Schistosoma embolizar en la
circulación pulmonar, ocasionando endarteritis pulmonar
granulomatosa y la aparición gradual de hipertensión pulmonar y cor pulmonale 28. La disnea es el principal síntoma y la radiografía de tórax, inicialmente, muestra nódulos miliares finos y, posteriormente, agrandamiento
cardíaco con dilatación de las arterias pulmonares hasta
dimensiones aneurismáticas, generalmente irreversibles.
El inicio del tratamiento antiparasitario puede resultar en
una reacción similar al síndrome de Jarisch-Herxheimer12,
produciendo tos y sibilancias junto con nuevos infiltrados
radiológicos. Estos cambios son autolimitados y no precisan del cese del tratamiento. El estudio de la función
respiratoria demuestra un patrón predominantemente restrictivo, acompañado de la disminución de la capacidad
de difusión. Las infecciones bacterianas recurrentes (tracto urinario y/o bacteriemias) son complicaciones clásicas
de la esquistosomiasis. El diagnóstico se establece por el
hallazgo de huevos en heces u orina (es raro hallar huevos en el esputo), o en la biopsia rectal o vesical. Los
tests serológicos son de utilidad para la forma aguda de la
enfermedad 26 y en los casos con afectación pulmonar
grave puede ser necesaria la realización de una biopsia.
La biopsia hepática puede ser suficiente dado que la afectación hepática siempre precede a la pulmonar 9. El tratamiento de elección es con praziquantel13.
Enfermedad hidatídica o equinococosis
Está causada principalmente por Echinococcus granulosus, el cual produce la hidatidosis quística. Con menor
frecuencia acontece la hidatidosis alveolar, producida por
E. multilocularis, asociada con animales salvajes (zorros).
Esta última se encuentra limitada, generalmente, al hígado (pudiendo extenderse al tejido pulmonar) y su gravedad se acompaña de una alta tasa de mortalidad sin tratamiento (90-100 %) 29,30.
Los perros constituyen los huéspedes definitivos de
E. granulosus y transmiten la infección al hombre por
contacto directo o por la ingesta de agua, comida o tierra
contaminadas. Desde el intestino delgado las larvas acceden hasta los órganos diana principales: hígado y pulmón, vía linfática o sanguínea, donde, en su interior, madurarán, formando el quiste hidatídico característico 29,30.
Si bien en adultos el hígado es el principal órgano diana
(75 %); en niños, los pulmones pueden ocupar este primer lugar 31,32.
La afectación pulmonar es resultado de la extensión hepática o de la diseminación hematógena. Los quistes pulmonares pueden permanecer asintomáticos durante años
(ocasionalmente un quiste intacto puede producir tos, hemoptisis o dolor torácico). Su radiología típica es a modo
de masa homogénea, bien definida, con un diámetro entre 1 y 20 cm, redondeada u oval, con predominio en el
hemitórax derecho (lóbulo inferior), con expresión múltiple hasta en el 30 % y bilateral, hasta en el 20 %. Su calcificación es extremadamente rara (0,7 %) 33. A medida que
el quiste crece (1-5 cm/año) produce erosiones en los
bronquiolos y el aire puede introducirse entre las membranas que posee (periquiste y exoquiste), manifestando
inicialmente una fina radiolucencia en su parte superior
conocida como “signo del menisco” o “de la semiluna” 14,34. Con la introducción de mayor cantidad de aire
pueden observarse niveles hidroaéreos. El colapso completo de la membrana parasitaria (endoquiste), flotando
en el interior del líquido del quiste, produce el “signo
del nenúfar” o “de Camelotte”14,34. La rotura del quiste a
la cavidad pleural puede ocasionar hidroneumotórax o
pioneumotórax. Los síntomas resultantes dependerán de
la localización y el tamaño del quiste, si bien, la enfermedad hidatídica sintomática es, generalmente, producto
de la rotura del quiste, de forma espontánea, tras traumatismo o tras infección. Esta rotura puede ocasionar la
aparición brusca de fiebre y tos, así como, de reacciones
inmunológicas secundarias al material antigénico liberado, expresándose como urticaria, sibilancias y hasta reacciones anafilácticas fatales 29,30.
La eosinofilia es un hallazgo infrecuente excepto cuando tiene lugar una reacción anafiláctica donde alcanza
elevados porcentajes. Los estudios serológicos utilizados
como cribado primario son la hemaglutinación indirecta y
el ELISA (50-60 % de sensibilidad para la forma pulmonar y 85-98 % para la forma hepática 29), si bien, presentan
abundantes falsos positivos por reacciones cruzadas con
otros parásitos. Esta sensibilidad puede incrementarse
con el uso de reacciones frente a antígenos parasitarios específicos, tales como, el antígeno 5 y el antígeno
8 kDa/12 kDa 35. El estudio de anticuerpos monoclonales
generados frente los antígenos parasitarios 5 y B han sido
propuestos de gran utilidad, especialmente, como marcadores precoces de la enfermedad hidatídica y como
seguimiento posquirúrgico 36.
El tratamiento de la hidatidosis quística es esencialmente quirúrgico, pudiendo utilizar la terapia farmacológica
como complemento para evitar recurrencias.
PROTOZOOS
Amebiasis
Causada por Entamoeba histolytica, constituye la tercera causa de muerte por enfermedad parasitaria en el
mundo, tras malaria y esquistosomiasis 37. Aunque el intestino es su órgano diana provocando la disentería amebiana, las formas extraintestinales implican, principalmente, al hígado y al tejido pulmonar. La amebiasis
An Pediatr (Barc) 2005;62(Supl 1):18-26
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Valle Velasco González M. Patología respiratoria importada: parasitosis
torácica puede afectar a la pleura, al parénquima pulmonar y al pericardio (raro), teniendo escasa presentación
en niños 38. La infección alcanza el tórax a través de la
extensión directa de un absceso hepático, o bien, vía hematógena o linfática, desde la lesión intestinal primaria,
sin afectación hepática. Los abscesos hepáticos pueden
extenderse al espacio subdiafragmático o romperse a la
cavidad pleural (empiema), al interior del pulmón (área
de consolidación o absceso pulmonar) o pueden desarrollar una fístula hepatobronquial (expectoración característica en “pasta de anchoa”) o biliopulmonar (presencia de bilis en el esputo) e, incluso, a través de la
embolización vascular, producir enfermedad tromboembólica pulmonar con el desarrollo de fallo cardíaco congestivo o cor pulmonale 39. El paciente con afectación respiratoria desarrollará fiebre, hemoptisis y dolor a nivel del
hombro derecho o interescapular, pudiendo acompañarse de tos seca, malestar general y pérdida de peso, con o
sin sintomatología gastrointestinal. Los hallazgos radiológicos tienen predilección por el hemitórax derecho, especialmente, lóbulo inferior derecho. Incluyen la elevación del hemidiafragma derecho (presente en el 50 % de
los pacientes con abscesos hepáticos), áreas de consolidación adyacentes al diafragma (con/sin cavitación), abscesos pulmonares próximos y distantes del hígado (diseminación hematógena) y derrame pleural derecho que
incluso puede ser masivo14. Para el diagnóstico es de limitado valor la presencia de E. histolytica en las heces
pero sí lo tiene en el esputo, exudado pleural o en la pus
aspirada. Los estudios serológicos son muy útiles, espe-
Síntomas respiratorios
inespecíficos
Residencia o lugar
de procedencia
Eosinofilia
Búsqueda
del parásito
Serología
Contacto directo
microbiólogo
Ciclo vital
Secreciones respiratorias
heces, orina, sangre, etc.
Figura 1. Esquema diagnóstico de las parasitosis pulmonares.
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An Pediatr (Barc) 2005;62(Supl 1):18-26
Paludismo o malaria
La malaria está causada por una o más de las cuatro
especies de Plasmodium, si bien, P. falciparum y P. vivax
son los principales responsables de malaria clínica en el
mundo 42. P. falciparum muestra una gran virulencia y
P. vivax, raramente causa morbilidad grave.
La clínica respiratoria oscila desde tos leve hasta insuficiencia respiratoria fulminante y muerte, generalmente resultado del desarrollo de edema pulmonar y síndrome
de distrés respiratorio agudo (afectación pulmonar más
importante en la malaria grave). Este edema pulmonar
ha sido bien descrito para P. falciparum, observándose
en el 2-5 % de los pacientes infectados por el mismo 43 y
se asocia con elevada parasitemia, malaria cerebral, insuficiencia renal aguda, acidosis metabólica, coagulación
vascular diseminada y sepsis bacteriana 42. Los clínicos deben conocer que no todos los signos respiratorios en malaria están siempre causados por la enfermedad, per se, y
considerar también la expresión respiratoria de la sobrecarga líquida iatrógena o el desarrollo de neumonía aspirativa (posconvulsión), nosocomial, o incluso, neumonitis
o bronconeumonía resultado de la inmunosupresión general por malaria. En niños afectados de malaria es frecuente la presencia de bronquitis clínica y sus complicaciones, por lo que la confusión diagnóstica entre malaria
y procesos infecciosos se incrementa 4. El diagnóstico se
basa en el análisis sanguíneo mediante gota gruesa (detecta la parasitemia) y gota fina (diferencia entre especies). El tratamiento antiparasitario debe contemplar la
amplia distribución geográfica de P. falciparum farmacorresistentes13.
Leishmaniasis
Aislamiento
directo
Estadio de
la enfermedad
cialmente, los que objetivan y cuantifican anticuerpos
antiameba (IgM) y antígenos amebianos, mediante ELISA
o mediante anticuerpos monoclonales 40. El estudio con
PCR en secreciones o en esputo es de gran utilidad. Las
enzimas hepáticas generalmente se hallan en niveles normales pudiendo detectar leucocitosis, c-ANCA 41 y elevación de los reactantes de fase aguda. La eosinofilia no es
un hallazgo constante, aunque puede estar presente, así
como, la anemia. El tratamiento consiste en metronidazol
y terapia de soporte13.
Leishmania donovani es responsable de la leishmaniasis visceral o Kala-azar. La transmisión ocurre por picadura de la mosca Phlebotomus o por transfusión de sangre infectada. El parásito se localiza, predominantemente,
dentro de los macrófagos de la médula ósea, hígado,
bazo, ganglios linfáticos, tracto gastrointestinal y piel,
desde donde produce su clínica principal. Si bien la enfermedad pulmonar sintomática con anormalidad radiográfica es rara, se ha descrito la posibilidad de bronconeumonía, bronquitis y neumonitis intersticial. El
diagnóstico es posible con estudios serológicos (anticuer-
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Valle Velasco González M. Patología respiratoria importada: parasitosis
pos monoclonales) 44, biopsia hepática, aspirado de médula ósea e incluso, identificando los cuerpos de Leishman-Donovan 45 o el microorganismo en los macrófagos
obtenidos por LBA.
CONCLUSIONES
Con la mejora en los medios de comunicación y las
migraciones poblacionales, las parasitosis pulmonares
deben estar presentes en el diagnóstico diferencial de
nuestros pacientes con enfermedades respiratorias. El
manejo diagnóstico de las mismas podría resumirse en
lo expuesto en la figura 1. Respecto al tratamiento debe
encaminarse, por una parte, hacia el tratamiento farmacológico de la infección y, por otra, a establecer medidas preventivas que eviten recaídas o extensión a convivientes.
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