Instituto de Estudios Nuestra guerra sin nombre

Anuncio
Instituto de Estudios
Políticos y Relaciones
Internacionales (IEPRI)
(j)
Nuestra guerra sin nombre
Ti'al'liforrnaciorzes del coriflícto en Colombia
r:RANCISCO GUTlÉRREZ,
Coordinador académico
MAHÍA EJ'-'lMA WILlS y
GONZALO SÁNCHEZ G6MEZ,
coordinadores editoriales
Grupo
Editori~1
Norma
IV/VIII. 11 OTII ,el. (0/11
Do~otJ B...cel(ln.. Buenos Aires C:lr;lC3S GlJalcm.'\la
lima México Panamá Quito San José San Juan
S30 Salvador Santiago de Chile Santo Domingo
• .,
• •' .
'
.?
'1
1
Estados Unidos
y la guerra en Colombia
DiaM Maree/a Rojas'
. Investigado"," del (ll~titUlo de Estudios Políticos y Relaciones Internacio­
nales (IEP1U), Ulúversidau Nacional de Colombia.
ReSlllnen
Uno de los cambios centrales en la dinámica de la guerra en
Colombia, c\11r.l11 te los llJti1ll0S diez aríos, h" sido Ja fllSióll entre la
guerra contrJinsurgelltc y la guerra allti narcóticos. En este cambio,
Estados U nido~ b.l dese Illpe jhdo UIl papel fu nd~lmCl1tal a través del
diagnóstico del conRicto, de las políticas implementadas para hacerle
frente y de los resultados previstos e illlprevistos de wles l'0tític;¡s.
De este lJ1odo, este país se 11~1 constituido en uno de Jos actores
celltrales de la guerra y en factor sustancial de l;J 'g.lobaliZ<1ción' del
conflicto cololllbiano.
Palabras claves: re~aciones Colombia-Estados Unidos, narcotrá­
fico, gl.lerrílla, PI;ll1 Colombia, ayuda l1lilirJr.
Dura n te tlltl cho ti em po, el con f1.icto armado en ColollJ bia fu e
percibido y caracteriz,,1do como uno de carktcr fundamentalmellte
'endógeno'. puesto que se desarrollaba en territorio colombiano y
con actores armados internos que no contaban COIl ayuda financjerJ
ni política proveniente del exterior y que, por el contraxio, te,úall
agendas e intereses l1luy locales. Sin embargo, la tipificación dd caso
c:oJombi;l1lo como c,,,!fI.ícto armado inlenw () Xl.lerra civil, teniendo como
niterie el territorio en el que se ha des<lTrolhdo y la identidad de
los actores involucrados, hizo que se dejaran de hiJo otros aspectos
esenciales de la naturaleza misma del conAicto, "sí como Sil conexión
cO;ll~rocesos originados en el desarrollo de la glebaliz..aciÓn. Hoy en
dfa sabemos que muchos de los f.1.nores que pO$ibilit:m bs gucrr;¡s y
las dinanllzall 110 son exdusiv~1ll1ente internos o, por lo menos, no
sq'n tiJa claramente distillglliblcs de los factores externos.
. , 'Lo anterior es eS}letialmcnte patente en la consideración de los
actores involucrados en la guerra. En el C1S0 colombiano, na sólo
'1 "
I
intervienen los grupos anHJdos ilegales illtemos frente al gobierno
~ad¿J;al. sino que otros actores están presentes desde sus propias
'.: lógicas e intereses, Entre ellos, Estados Unidos puede cOllsider:lrse
(. ~1~tÓ~'1 directo en la guerra. hoy. y no sólo nlera 'influencia' exterm.
, .. ,
,1
,jI'''''''.· •
, Éil "el momento en que el gobierno estadounidense declara que
¡ \(.
i'l
I
. .
.
U "
11
ill conflicto armado colombIano afecta su segundad mClOIlaJ , se
~d "
cÓ,llvierte en un actor directo. Este progresivo illvolucramiento de
!l:»'i"
'
,ese p'aís se ha hecho más pa tente y decísi va en la últirna déca da.
',J,"" t.. ,
"ir 11
l39J
.fIA
:f.~i
Dia,," Maceel" Roj.s
En efecto, desde mediados de los años novenL.l es posible identi­
ficar un cal ubio suswllciaJ en la dinállljc~ de la gucrra en Colombia.
Desde entonces, el enfrclJtamiento armado no sólo se iutcnsiftcó
y adquirió una notoriedad internacional $in precedentes, sino que,
además, en relación con Jas motivJciones, las estrategias, los actores
en contienda y los efectos, la guena ha adquirido otras cnacteTÍs­
tlCas que pennjten diferencwrh de 1:Is dinámicas dd conflicto de
las dos décadas an te r io rcs.
Durante los :nios od1Cl1ta y hasta prillcipios de los alios noven­
ta, para Eswdos Unidos el conAicto armado en Colombia estaba
inscrito en h lógica de la lucha contra el comuniSlllo. Se trat;¡ba
de grupos guerriUeros que reivindicaball una ideologb comunista
cn contra de un ESL.ldo democrático; sin embargo, los gobiernos
cstadounidenses de h époc:l no consideraron que las guerrillas re­
present;lr~n un~ ~l11cnaZJ SllSt:lllCi,ll a Sil propia seguridad nacional
ni a b esubilidad e.conómica y política de Colombia, pese a las
cifi-as sobre las víetil1J~s del cOl1flicto. En general, Colombia apare­
cÍ;¡ resaltada en el conjunto continental COIllO b "democracia más
estab1e de A mé rica Iati na" , por no h~ be r su (rido las i Ilter flI pciones
Es/mIos Unidos)' /" guarn
eH
Colo/l/[,ia
visión de la realidad; aqllí interesa seíialar que par;¡ Estados Unidos
,-o
b guerra contra las drogas y la lucha conttJinsurgente del Estado
colombi:Jno contra las guerrilbs eran percibidas como dos ~)foble­
mas distintos y con tan sólo algunos nexos.
Esta percepción del conflicto en Colombia cambió sustancial­
mente en un proce~o iniciado J mediados de los alias noventJ y
que se extiende hasta nuestros días. Nuestn hjpótesis fundament;1!
sostiene que Estados Unidos ha descmpeliado un papel central en el
cambio de b dillJmica del confucto armado colombiano a través de
la confusión de la gtlerra antin;¡rcóticos y la lucha contrainsurgente
.en tina sola estrategia, a hor;¡ identificada como lucha antiterroris­
tao Esto implica, a sU vez, un ,-cambio en la naturaleza misma de la
guerr;l en Colombia, en la que Esr,¡dos Unidos se convierte en un
actor directo por medio tanto de los resultados esperados COIllO cie
los efectos derivados.
El objetivo ele este trabajo es tralar de d2r cuenta de ese proceso.
En una primera parte, por medio de la caracterlz;lCión del diagnós­
tico que hace Estados Unidos acerca de la situación en Colombia
y de los factores que contribuyeron a la conformación de dicha
visión. En un;l segullda parte se busca establecer cuál ha sido la
estrategia eles;¡nolbdJ ell concordJTlcía con dicho diagnóstico, así
como identificar bs políticas adoptadas en este O1;¡rco, haciendo la
distinción de tres etapas. Finalmente, en la tercera p~rte, se intenta
avanzar con respecto a LJs consecuencias que tal estrategia ha tenido
en la dinámica misma dd conflicto armado.
institucionales ni los golpes milit:nes que caracteriz.lron a la mayoría
de los países en los alias sesent¡1 y setenta.
El país también m05trabJ UIlOS índices de crecimiento econó­
mico y de confiabiliJad para los jllversionist<l~ intern¡iCionales
que p<lra l1~da reflejaban un país en guerra. Por otra parte, desde
finales de los años setenta, Est.'\dos Unidos concentró su relación
bilatera 1 en el tema de la lu ch a con tra las drogas ilícitas, Juego de
que Colombia comenzó a aparecer como unos de los países más
activos en términos de dicho comercio ilícito. Así, para Washington,
el conflicto con los gf\l pos guerrilleros era un aSllnto distinto (y
distante) del problema del tráfico de drogas.
Si bien a mediados de la década de los OChenc,l se planteó IJ
hipótesis de la 'narcoguerrilb', esta interpretación no prosperó,
entre otras cos~s porque en ese momento no se podía eswblecer
tllU partícíp:lción directa de 13s gtlerriUas en el negocio ilícito. Se
afirmaba que el víncuJo era más ciccu\Jst.1IJcial e indireclO, a través
dd cobro del impuesto de gramaje, la vígilanci;¡ de los cultivos y
laboratorios, o del illll'uesto del uso de pistas clandestinas en las
zonas controladas por algunos de Jos frentes guernUeros. No es éste
el lugar para eswblecer qué tan cercana o alejada se encolltrJba esta
Diagn6stíco
El diagnóstico q\le tiene Estados Unidos sobre el conflicto
arllJado en Colombia no es contundente ni unívoco. Pese a que
en los (¡himos tres aitos, sobre todo a r;¡lz de los atentados del II
, de septiembre (u -s), se ha ido depurando, aún está lleno de :ullbi­
. güedades y d~ lu~ar ~ controversias tanto en el escen;>.rjo político
.
'
.' est;¡dolllljele llse como en Colombia. En ese diagnóstico, el ele me lltO
central es el progresivo desdibluamiento de la tajante distinción
f;,-entre luchJ antinarcóticos y lucha contrainsurgente.· La v:lJiedac!
\ v ,­
"
1: 'Hr'~­
,! Pese al papel cada vez más central que
105
paramilit;lrcs desempeñan en
~n;onfucro ;ltlll:ldo colombiano. por tollOneS de extensión y porque
UI\
pítulo de este libro está dedicado al tema, el presente ttolbajo se centl'll
[4 0 J
[4 1 J
)1,.
-.'
·--Pll~"¡;'.
Diana Morecla R.oja,
de ~pebtivos a los que se recurre en divenos reportes, documentos
ofici~les y artículos académicos así lo revdJn: la colombiana se ha
calificado persistentemente COIllO "guena alllbigua", "guerrJ. tri­
paI,tit;¡","guetta asimétrica", "gil e r ra narcotenorista" (M;'In waring,
Ej/ddos Unidos y
I,.. "¡
I~
g,"rra el, Colombid
En el diagnóstico estadounidense, el Esudo coJo¡nbi~no apa­
rece como un "Estado e1l riesgo de colapsar" ,3 tanto por la falta
de control sobre el territorio naóonal, la incap3cidad de brindar
seguridad y garant;z;¡r la presencía de la fuerZ<l públíca en todos los
municipios del país y Jos índices alarmantes de impunid~d, como
por la cort"upción rJmp,lIlte de lIna clase política que entró en
contubernio con los carteles de la droga.
2003)-
O esde esta visión, se sostiene q ue el co nflicto armado se ha
nlantenjdo en buena medida gracias a los recursos provenientes del
narcotráfico, y que los grupos guerrilleros, particularmente bs Fuer­
Z,;IS Armadas Revolucionarias de Colombi;c (FARC), han ido apro­
piándose de tales recursos ya no sólo de manera indirecta, a través
de 'impuestos' a los cullivadores y a los carteles, síno directamente,
involucrándose en todas las et,;lpas de esLl actividad económíca, al
punto de ser calificados como c1/el'ca umcl al lado de los gr;ll1des
carteles de Medelllll y de Calí,
De hecho, en la últÍIl\;l década, los grll pos a nll~dos incre menta­
ron su presencia en casi todas las áreas de Cllltivo de coca en el país,
al 11IoJ]opoli7~1.r el comercío de h pasta de coca en los tenitorios
b;tjo su control ([nternational Crisis Group, 2005).2 Est;¡ 'n;¡rcotiza­
ción' cle 1<1 estrategia de los grupos guerrilleros les habrÍJ permitido
allegar los recursos necesarios para exp;lndir~e, aumentar el número
de frentes y de efectivos, modernizar Sil arm;l1nento y mejoT<\r sus
condiciones logísticas. La ofensiva militar desarrollada por las FARC
entre 1995 y 1997 habría demostrado dicha hipótesis e i llc1inado la
balan7.-<l a f:wor de la guerrilla y en cOlltra de las Fuerzas Armadas
colombianas,
El corola rio de este razonallliel] to consiste en afirmar que,
(la do que la S gue r ül1as está II tan fll erte Il,e IHe involucradas eu la
economía de las drogas, sólo elinüllando el lrHico ilícito se Illlnará
la principal fuente de recursos p~ra b guerra; hecho que las hará
más vulnera bIes a l\ Ila derrota mil it;¡ r y las p rcsio n:111 a negociar
con el Estado colombiano.
Factores para /'1 crL<is
El cambio en la percepción yen la política de Estados Unidos
hacía Colombia es el resultado de la convergencia de varios factores
que se cOI~ugall a lo largo de la décad3 de los noventa. Es preciso
aclarar que respecto a los factores aquí consideGldos, lllJS que de
'causalidades', habl;IIHos de resonancias, esto es, de runánúcas gue
se van traslapando y cuya interacción genera un cambio sustancial,
como el que intentamos analizu en relación con el conflicto ;nma­
do cololllbiano. C3be señala.r umbiéll q\le en varios de e~tos f.1ctores
es dificil hacer una distiuóón cbra enrre lo propiamente interno
y lo externo. De :lhí que referirse :l una 'internacionalización' de
la guerra es ulla caracterización en la qlle se pierde el cambio de
sentido que implica la globaliZJci6n. Los factores que consideramos
son los siguientes:
• El c:lmbio en el coJltexto internacional y la Inodific:lci ón de la
política exterior de Estados Unidos después del (in de la Guerra
Fría, Este hecho implica unJ trJllsforlH<lción en las temáticas y las
prioridades de la agenda de seguridad estadounidense, donde el
narcotráfico adquiere un ~ugat preponderante. Muchos cOl1llictos
anmdos se desactivan y otros, que como el colombiano permane­
cen, empiezan a consideJ:ar>e 110 e 11 relación con el eIIfrelItanuen to
este-oeste, sino
ell
vi rtud de sus propias lógic;ls.
• El efecto que tuvo la crisis del gobierno de Erntsto SaJllper en
todas las esferas de la vida nacional, a.sí COIIIO ell la percepción
',fl
!lit 1', -
~'Y\
en 1<1 lucha contrainsurgente en relación con los grupos gtlerriUeros y
se Ilace eseas,1 mención de la perccpción y la poJitica de Estados Unidos
haci~ los grll pos paramilitares.
> Se oJeuh que 65 de las 110 IlIli<bdcs operativas de las fAJK est;ín direcu~
mente involucradas tallto ell el cultivo como en el comercio de dtOg:ts.
ínternJciord sobre el conflicto armado colombiano, Dicha crisis
permitió vislumbrar hasta qué punto el narcotráfico había per­
meado la vida nacíonal y CIlCCIlt\iÓ las alarmas en Washington ame
;i'!i - la
l' i (i!
<­
posibilidad de tener un Estado controlado por la criminahdad
~
"
?fa,1d ulIa le etu ra de Colombia corno Ull Estado"en riesgo de colapsar",
véase
-;
, Demarest (2003).
, J
[4 2 )
[43]
i •
~t-'t~ .•
Diana Muecl. Rojas
en el hemisferio. b crisis Ilusma gennó, a su vez,
UlI
r:...<lddos
proceso de
Unid"s )' {"
)!'Iam eH
Co/"",bia
presentaron disput:ls entre las
guerriJ)~s
y los grupos
p~t;lUlilitares
desillsritLIciona.iización y de deslegitilllacián qoe pmo en pe! ¡gro
por el control del las zonas de cultivo, lo cual hizo que las rAlle
la est:lbiüdad democrática del país.
tOJllaran el control total de la ecollornía ilegaJ para eVJtar las infol­
• L:i trans(ornJKión del papel de Colombia en la cconon'Ú:l de la
traciones Da l<llllili ta res, primero e 11 Putu mayo y lllego en Caquetá
cocaína: cn el lapso dc unos pocos úíos, el pús pasó (k ser procesa­
(lnte rila t\Oml Crisis
dor y cOlllcociallzador ~ convenirse en el mayor productor de base
• La presióll rjercida por el gobierJIo estadounidclJse deterioró
de coc~: Emre (938 y 1993 se prochlJo lIn boom de los cultivos de
las relaciones bilatc",lcs y presionó una ,lplic:lción a fondo de la
e rou p, 2005).
coca en los departalllt'.,tos del su r del pa ís, espeóal 1] lente Caqll et~,
estra regia antinarcóti cos_ Ello tuvo efectos
GLI;¡vi~re
y Putllll1ayo.5 Se calcula que hoy en db el país produce
Jllwcjo del cOllflicto atll.ado, al restarle margen de 'maniobra al
el 74% de la base de coca en el mundo. la clIal t1tiliz:l P¡Il"J procesar
gobierno en la Implementación de lIna política de negociación
la cocaína qll e exporta. Asir nismo, se pmdl~ o \lila trallSforlllació n
con los grupos atlllados;
6
t~lllbiéll
110
calculados en el
exacerbó la:; contradicciones
e n el ti po de org;lIúz;lOóll, el tallla'-1O y el modo de operar de los
CO'l
llarcotr:Jfocantes. 7 De los gr:JnJes'carteles', como los de McdeUin y
anti narcóticos, no sólo los propi os
Cm,:;1:: ha pasado a una nueva genct"ción de nucroemprcsas más
blaciOlles afectadas por las funugaciones (Vargas Meza, 1999), y
dificiles de detectar (Rojas y AtdlOrtua, ¡OO(). Estos cambios se
Je restó credibilid'lf! y ~poyo político internaCIonal" la propuesta
gCllcr~roll tanto por
la alteración de las condIcIones del Illerc"do
como por la aplicación de las poHtlCas atltill3tcóticos en la región
colol11bÍJl1a de "correspollsabilidad interJ1Jciona)" para enfrentar
el tri(,co ilícito.?
a"dina.
• POt últi1l1 o, la presi ón de los países vecinos ante d agravamic 11­
los sectores soei a1es,di rectamente afectaJo:; por las medidas
lIa fCotraficantes,
sino las po­
• La ilJtellsif.c~cióll de la participación de los grupos arm:ldos
to de los efcctos del cOll.Ricto es \1" [actor que se debe tener en
ilegJ..ics en la ecollomía de la drog;¡.~ Adclll¡ís. entre 1!J96 y 1998 se
cucllta. La sitU~('iÓll de ColoJllbi" generó una crisis de seguridad
pa", los países vecillos, los cllaJes presionaron de manera contra­
En marzo de 1997. el Departamento de Estado reportó que los cultivos
de coc~ en Colombia se habían incrementado de 44.700 hectáreas a 67.200, ,
esto es, cerca del 50%, entre 1994 y 199Ó- Este aum eI1to Se atrilJu ye pa rcial­
mente al éxito de Ia.polítlca ,mtinatcóticos en Perú, donde del número dc
cultivos de- COC;\ disnunuyó en un 18%. (eNl N$I,\J)-98-óo Drug Control).
Se debe también a la capacidad de ~daptacióll de los mreotrafic:mtes para
contra r restar las rnedld,lS a/lt] llJrcóti cos y el desarrollo de econOJnías de
cscah. (Vbsc Anexo 1)
l P"l<l 199ó se calcula que en Colombia \¡::JY un tata] de 69.200 hectárcas
de coca cultivada. La rll~ yor pnte conce ntrada en los departamentos de
Guaviare, Caqllctá y PutllJ11ayo.Vbse también Rocha (2000) y Anexo 2.
~ http://w\Vw.usdoj.gov/dea/pubs/llltd/02oo(./index.html.
7 Pese a] dcsmmtclamíellto de Jos gr,mJes carteles. 010 se prescl1tó tina
reducción si gni fic~ti va de bs actj vid"des de los m rcotr~ti.c~llte-s. En ju njo
de 1996 la U. S. L1W Enforcemellt Agellcy reportó que lIn:l lllleva gene­
ración de j óve nes na rcotr.1.ficantes había Illrgido en la costa narre. e Il el
norte ddV"lk y en el centro del país. Enjulio de J997 tambléll se reportó
la ap'lric:ión de cicntos de nUeV,I\ org;].uz"doncs crilllil1~les. (GIIO!NS]AIJ­
98-60 Drllg Control). Consúltese al respecto Rojas y Atehortú;¡ (200)).
, Ya desde 1993, el gobi emo estadou I1jdense reportó CJlI e ta mo I~s fARC
COIllO el ElN est"I>aJl involucr.ldos en activitbdes de t¿fico de drogas y que
dictotia
4
[44.]
Ulla
respucsta tmto de Colombia como del propio Estados
U nidos. Además, u 11 a exp;mS¡óll del conflicto colombiano y sus
conscClleJlcia~
en h región cuestiollab'l el hdcrngo estadollllidcllSe
en la arquitectur:'l hemisférica de seguridad.
11'1' .
I/U·l .'
.
,,t»t if ' r
.
:L.-a ~trategia ante la guerra ambigua
,
.
!_~a:]ja;;estrategi~ de Estados U nidos an te b gllerr;¡ ambigua es
jgtl1tlm:ente ambigua y se ha ido COIl[ormalldo en medio de
COJl­
tr6vefSi;as 2 lo brgo de los últimos diez afios. FlII\dJIlJellto del Plan
~?",J; .
¡.
',~
.. r.J1H,::
-.~
­
cóhttóhban o te.úan influenció' el] vast~s rcgionc'\ del país, p"HiclIbrmcllte
C~l?s'tetTitoriosdel sur. efllc Dn1¿; War. GN1!NStAD-93-J58, Ago. /0. r~N3).
J\s'iíhismo,:l partir de cst~ 'llism" época se scñala de IJlJlJer" reiterdda Cn
19s1ri[ifínes ofimlcs la p~rt¡cijJacióll creciente de los grupos p~r.\lliiIJtares
l· . -1"
el\ e1",;)\
negoc.o
• lCJtO.
9 'l'l~l'{ti'í~ anáJisi \ de t:ll bdo dc la política estaciou n.ide Ilse haci a Cololll­ ~d7.~Atc la presidenCia de S::ullper y sus c[ectos véase Russdl (2000
y 2°0. 2),.
[451
Diall' M a,cela Rojos
Colombia y de la polí(ic~ de Seguridad DcmocrJ¡ica del pre$1dente
Álv;¡ro Uribe,dicha estrategia se basa en la idea de que "el fm de las
drogas significarJ el fin del conflicto afinado, y el fiu del conflicto
conducirá al fm del negocio de bs drogas"
(PNUD, 200): 306).
Ello
Es/aJo.' Unidos y la guara m CoIombi(/
U IlJ última
et~p;¡ em pieza
con lo~ ¡¡tenlados del
'1-5
Y Se
prolonga hasta nuestros día~, En esta fase, b luchJ a ntinarcóticos
y la guerra contraillSurgellte qllcd~\ll completamente fusionadas y
s\\bsu midas e n la "1 \lC h" globa lean tr;¡ el terrorismo".
implica dos p resu puestos fu Ilda llJ en t.l1cs: el pri mero sosti e ne q 11 e
Estas tres et;¡p~~ seibJan el progresivo involucranúellto de E~ta­
atacar la fuente del tráfico ilícito es la forma mÁs eficaz de detener
el flujo de drogas hacia Estados Uniclos; de ;¡hí la necesidad de
dos Unidos en la gllet"t<l colombiana, el cambio en las percepciones
aérea. 10 El segundo presupuesto parte de la ideJ que, dado que los
y los imperatIvos del gobierno estadounidense, así como un intento
por fijar lln~ il1terpretJóón de la naturalczJ l11.Ísma del cOllflícto y su
tr.ltam ien too A co n tinuJGÍón veremos los clementos gl 1e ca r¡¡cterizan
grupos armados ilegales est.án tan fuertemente involuct""ados con el
cada uno de estos momentos:
acab:lr COl) Jos cultivos ilícitos y el relieve puesto en 1:1 erpdicJción
tráfico de drogas, luchar)' eventualmente reducir el tdfico ilícito
golpearía sus fuentes de financiación y facilitaría \lna denota m¡]it;¡l·
o una negociación en condiciones de debilidad de tales grupos. En
el proceso de conforlllacíón y consolidación de la ;¡ctllaJ estr;Jte­
gia estadounidense hacia el conRicto afll1;¡do en el país podemos
disfinguir tres etapas:
Una primera, desarrollada entre 1995 y 1 9y8, que se cJr.lcteriza
por tllla prolongación y profu ndiz.1CiÓn de la lucha antillafcóticos
con un apéndice luás bien subsidiario, en el que se planean ope­
raciones COI1 tra la guerrilla. EstJdos U nidos hJ observa do, desde
lejos, la negociación con algunos grupos guerrilleros y parece más
preocupado por la extradición y la lucha contra el narcotr.ífico, que
/la asocia WreCk1.lllellte con los aparatos guerriUeros. En el fondo,
prevalece b apucación de la estrategia antimrcóticos de los aíios
a meriores.
Un segullJo momento, entre 1999 y 200). en el que Estados
Unidos adopta una posición pl1blica y abierta frente al conAicto
armado, al respaldar el diálogo con las guerrillas, al tiempo que se
ptepJra tl tlJ estrategia de ca r5c ter mili tar fren te al conflic too Algu II os
sectores del Congreso estadounidense parecen alimentar esperanz;¡s
claras frente :l la negociación y la erl-:ldicación manml por los mis­
mos actores de la guerra. No obst.lnte, la ilusión dura poco. Se sigue
oper;11100 formalmente desde b política J.ntinarcóticos, J través de
la cual se constwye y consolida el Plan Colombia.
Primera elapa. 1995-.1998: evitar que CollJmvia
'l1,;rwd,,/1Io(fada'
Al principio de la primera adm.inistración de Bill Clinton se
planteó una reducción en la asistencia ;mtinarcóticos p;¡ra los paí~es
se wnvierfa en una
andinos a partir de una evaluación de los programas de interdicción
y errJdicación de la~ drogas, los cuaJes mostr;¡baJ1 ser poco efectivos.
Sin embargo, estJ revisión de la política antinarcóticos dpidamell.te
se' vio frenada cuando, en las elecciones legisbtivas de 1994, los
republicanos se convirtieron en mayoría en ambas cámaras del Con­
gteso. El tema ele la 1u(;l1" contra las drog<Js se convirtió en campo
de disputas polític<1s entre el gobierno y el sector mayoritario del
Legislativo. !riAuyentes legisladores COIllO Dellnis I-hstert (R-ILl.),
Bel~amill Gilman
(R-NV) y Dan Burton (R-INO.) emprendieron
tiha campafiJ de reforzamiento de las políticas antinarcóticos, al
t;l1if¡car la posición del gobierlJo de Clinton en el tcma como
demasiado 'bLinda'.
Los republicanos demalJ(!Jban un ;\l1mento en la asistencia otor­
gada al gobietllo colombiano; pero debido a la situación precaria
en la que se encontraba el
nuevo gobierno de Colombia a raíz
" dd' esCándalo por la fmanciación de la campaña presidencial con
dinero~ provenientes de los carteles de las drogas, un incremento en
,.' 1'o'J esfuerzos antidrugas signifICaba un apoyo directo al Cllestionado
presidente. Para soslayar este inconveniente, el Congreso de Estados
~I~~OS prefirió entenderse de [orm~ directa con la Policía Nacional
.0 Bureau for lnternationaJ N;ll·cotics and LlW Enforcemelll Aifairs, U.
S. Oepattment o[ Statc. marzo de 2004. 2003 [mern;¡tional NncotJ(5
Con trol StrJ tegy Repon, W;lsl U"gtoll, htlp:11 www.state,gov/g/in.l!rlsl
nrcrpt/2003/ volI IhtmI/29832. hlJII.
[4,~J
r~~ombianJ, la
•
~,-
I
ctl,ll era percibida como un aliado conflJble en la
Jl'FP,J, ~ntinJrcóticos. Este endurecimiento de 13 política antinar­
~¿6ti.cos no sólo afectó la presidencia de Salllper, silla también a la
[47J
Dj"l)~
M,1rccb Rojas
noministtación de Clinton. ll P,lra mediados de los ailOs noventa,
Washington considcmba que los principales obstáculos para la apli­
cación de la política antinarcóticos en Colombia eran:
.,. la i llea pacidad de algunas agcncias colombianas par.l planear
e illlplemellt:l runa estratcgia amillarcóticos eficaz, el increllle lI­
to de hs actividades de la insurgencia y el llarcocerrorisrno que
I in Jitan la capacidad de! Estado pa ra hacer presencia en las zonas
de cultivo y procesamiento de Jrog<!s en el país. La expansión de
las ope raciones de los carteles en la produ cóón y distribución de
heraí na, y la expandida conupción en el gobi eTIlO colombiano_
(RusselJ, 2002: .w)
Para ese momento se percibe que la amenaza de las clrogas
proveniente de Colombia no sólo permanece, sino que incluso se
ha increment:ldo.Washington considera que el gobierno de Samper
no ha hecho lo suficiente P;U-;l at:lClr a los carteles ele la droga y
comba ti r la cort\l pción. Se registra, ade m;Ís, que en tre 1994 y 1996
se ha present;:ldo Ull aumento del 50% en lo~ cultivos de coca, y ya se
luenciona el progresivo involucramiento de 10\ grupos insurgentes
en las actividades del trHico ilícito (CI\.O, 1998: 3).
En consecuencia, Samper se vio constantemente presionado por
el gobierno estadounidense para aplicar a fondo las politicas anti­
narcóticos y demostrar su compromiso en la lucha contra el n:lrCO­
táfico. Durante ese periodo, la guerra coutr;l las drog.l.s se convirtió
en la prioridad número uuo para EstJJos Unidos. La certificación
por interés nacionaJ de 1995 y las descertificaciones de 1996 y 1997,
así como el retiro de la ViS,1 estadounidense al presidente Samper
1ll0str:UOIJ hasta dónde el gobierno de ese país había endurecido
su posición y era illtoler<!.n te COIl un gobierno que consideraba
corrupto y favorable a los intereses de Jos narcotraficantes.
La ayuda otorg.lda a Colombia en este período est:í comple­
tamente inscrita en la política de lucha contr-a hs drogas, la cual
apunta a tres objetivos principales: uno, destruir bs rrincipales
lO
El temor de la auministración de Clinton era que los "halcones dI:: bs
drog;¡s" aprovecIJar.l1l el tema de la guerra contra las drog,ls p'lra afectar
políticamente 5\1 ~dminj,tracíón, lo cllaJ es tambi¿n tina f,lróll importante
que explica por qué el presidente Chnlon decidió ellvin UJl paquete de
a,jstcncia antidrog;1 masiva a Colombia en el arlO 2000.
[4 8J
Eslndos UtlÍdo-, y la guerra
Cll
Colombin
organizaciolles de lIarcotraficantes; dos, reducir la disponibilidad
de drogas a tnlVés de Ja erradicaci6n de Jos cultivos ilícitos y los
esfilerzos de interdicción,12 y, tres, fortalecer las instituciones co­
lombianas capaces de brindar ap9Yo a las medidas antinarcóticos
(CAO, 1998: 14). La Policía Nacional de Colombia se convierte en
la principal organización responsable de las operaciones de erra­
dicación c interdicción, mientra's las Fuerzas Armad:'!s se limitan a
brindarle apoyo en las labores ;¡ntinarcótíc?s.
Posteriormente, los fu nciana ríos est;ldOllllidenses encargados de
la politica antinarcóticm para COIOlllbi" comienzan a h3cer hincapié
en la dificultad representad;! por el fortalecimiento de Jos grupos
insurgentes. En octubre de.--1.997, un amílisis del Oepart:lmcnto de
Defensa concluye q";c los grupos armados han llegado a ser rruís
sofisticados y que plantean el mayor desafío 3 Jos nUlitares colOln­
bianos (CAO, t998: 60). De este moclo, en los ailos que consideramos
de transformación de la política estadounidense hacia Colombia
se ca nj ligan los el em el1 tos de la disputa política interna en Estados
Unidos con la crisis política del gobierno de Samper y el accionar
intrépido de una guerrilla que propinJ fuertes golpes al Ejército
nacional (Rojas, 2000). A partir de ese momento, si bien la agenda
bilateral sigue gravitando en torno al problema de las drogas, se verá
cada vez más atravesada por el conflicto armado interno.
Segunda etapll. 1999-200/'­
"Una paz ne)!t>ciada o u/la .J(llcrra abierta"
Al ilúciarse el proceso de negoci aejón con las
FARC, liderado
por
el presidente de ese entollce~,' Andrés Pastralla, Estados Unidos se
mostró proclive a apoyar dicha alternativa, aunque con ciert;l discre­
ción. EJ Departalllcn to de Estado pensabJ gue er<1 posible aplicar en
Colombia el enfoque estratégico utiliZ<1do en El Salvador a finales
de los aiios ochenta. 13 En este enfoque se evitaba la intervención
" A fin;ucs de 199!Í, el J3ureJu oflnternational Narcotics and bw En[or­
cement AlJairs del Dcpart<lmento de Estado decide alllphar el programa
de err.ldicaciÓn aérea de los cultivos. PJf;l cUo incrementa el número
I de aviones y la ca ntiJad de persoll;u estadou n.ídense involu cr.ldos en e!
: progr.lI11 a. Dicho persollal va a participar directarnentc en la planeación
,,' y conducci ón de las ope r.>.ciones aéreas.
!J Es significativo que el grupo de funcionarios del Deparumento de
:-, Estado. asi como la embajadora de Estados U nidos en Colombia, Anne
[49J
Di,,,a Matcda Roja>
esl~d".<
Unidos y la gucrra
C/l
Colombia
mj'libr directa y se favorecía una asistencia escalae!a en forma de
territorios donde se h;l!bba la rnil<... d del total de los cultivos de
egu ipos, entrenamiento y tecnología de inteligencia, con miras a
en el país. En una segunda Clse se planeó extender las operaciones
antidrogas a las regiones del suroccidente y (;cntro del país, y final­
mente al resto del territorio. Para ello se entrenarían y equiparían
debilitar los grupos guerrilleros y a crear bs condiciones para \Ina
salida negociad;\. El limitado apoyo inicial a bs negoci::lciones fue
;)Úll 1)l<ÍS precario luego del asesinato de tres ciudadanos de Estados
U ni dos a llI<lnos del as
PARC,
en
1113 rzo
de ]999, Y Jnte b presió II
política internJ contr;¡ el proceso,
Aún en los primeros meses del proceso de paz, Estados Uni­
dos aumentó los progr;¡rnas de ayuda militar para Colombia. En
diciembre de 1998 se hizo llll cambio importante de política, al
comenzar a apoyar a los militares colombianos. En una reunión de
los m.inistros de Defensa de Latinoamérica, el secretario de Defensa,
Willmn Cohen, y el nl.Ínistro de Defensa de Colombia, Rodrigo
Lloreda, ;¡cordaroll la creación del primer batallón antinarcóticos
del Ejército de Colombia. 14 Para 1999, Colombia se !J;lbia conver­
tido en el tercer pJÍs del mundo en recibir m~s ayuda JHilibr de
Estados Unidos.
El Plan Colombia cristaliza esta nueva orien(:;.lciÓn. [nicialmen­
te, el plan fue presentado en 1998 por el recién electo presidente
Pastra)]J, como un 'Plan MarshalJ' para d desarrollo económico y
social, orientado a la reconstrucción dd país en
Ull
escenario de
posconfhcto. Sin embargo, r5pidameme quedó conveHido en b
piedra de toque de la política estadounidense en el pJJs.
En efecro, Washington ha considerado el Plan Colombia el
programa clave en su estrategia antinarcóticos para la región an­
diua. En éste se combillJll las medid;}s antillarcóticos precedentes
-[umig,lCión de cultivos ilícitos, control de prec\lfsores químicos,
destrucción de laboratorios, incautación de cargamentos- con un
plan para retomar el control de las zonas donde se produce la droga.
El sur es el escenario piloto para la aplicación de est.'l estrategia.
COG1
nuevos batallones antinan:óticos (Rabasa y Chalk, 2002).
En adelante, la futllÍgación de cultivos ilicitos ya no ser;' sólo b
column~ vertebral ele la estr<ltcgia antioaIcóticos, ésta implicar~ un
despliegue nulitar de envergadura que busca gar-.mti~r la aplicación
de t~les medidas a trJvés de la conformación de batallones antinar­
cóticos y la gJf;¡otia de seguridad de los üpe<.ltivos, las aeronaves
y el personal dedicados a
l~s
labores antillarcóticos. Ese dispositivo
rnilita,r se despliega ahora como parte de la est<.ltegü colltrain­
surgen te. Combatir el narcotráfico y combatir a las guerrillas se
convierte en 1I na y la misma cosa. A su vez, cada u no de los ac tores
redefine el conflicto en términos de sus propios intereses y hace
hincapié en lino l\ otro aspecto.
El Pbn implica, a su vez, 111) cambio sustancial en la estrategia
militar colombiana frente a I conflicto armado. Ante las derrotas
militares sufri&ls por el Ejército colombiano :1. manos de las fMC,
en 1997 y 1998, fortalecer y modernizar a las Fuerzas Armadas
colombianas se convierte en una prioridad. Como lo señalaba tJn
informe de la llANO Corporatiol1, la movilidad y la reacción rápida
eran la dave de es;) transformación: "sólo siendo capaces de hacer
llegar dpidamente reftl erws, los militares colombiallos podrán
neutralizar bs ventajas tácticas y ope<.lcionaies oe las guerriUas"
(Rabasa 'i Chalr, 2002:65)· Con este objetivo se diseñó un programa
que buscJba mejorar la recole~cióll y el procesamiento de la infor­
mación, así como el desarrollo de un sistema de comunicaciones
integrado. Se crearon, entonces, brigadas de despliegue rápido y se
• buscó una mejor integración entre las luerz3s de tierra y aire para
Asi, la prime<.l fase del Plan se desarrolla en los departamentos de
conducir operaciones Iloetlltms. La entrega de
Putllmayo y Caguetá, bajo control de las
B1ack Haw k y 3O UH -ll-l H uey para el transporte de tropas, así
como la creación de otros dos batallones antimrcóticos, buscaban
FMe, y
asumidos
C0\110
los
P~tterson. hayan ten.ido experiencia previa directa en el proceso de ne­ gociKiones con bs guerrilbs en El Salv;ldor.
" 931 sol,boos colombj~nos del Primer Bat,lllón Antinarcóticos reóbieron
entrCJ)am.iento de nliem bros de las fuerzas Especiales de Estados Unidos,
desde abril has!.... diciembre de 1999, en Tolemald,l y Tres Esquinas.Vbse
http://usemba5sy.statcgov!colombia!wwwsbao1..shmu.
[So]
16
helicópteros
UH­
60
1,
'.!
El Segu ndo Batallón Antin;orcóticos conformado por Ól4 soldado,
1\1 e entrenado po r Illlembros de las fuerzas EspeCÍ;lles de
~. ~olom b ia nos
EMados Unidos, desde agosto h~sta diciembre de :lOOQ. El Tercer B~t"Uón
AntilJarcócjcos recibió entrenamIento entre enero y mayo ele 2001, ambos
¿Ji I.aralldia (Caqu('t~).
[SIJ
Día". M.",da Rojos
qtle las Fuerzas Annac1:ls colombianas pudieran utilizar sus ventJjas
en número y en poder de combate, y de esta forma estuvieran en
condiciones de C)uit<1rles a las guerrillas la iniciativa t~ctica y o»e­
racioaaL 19t,ahnente, se indllYó un programa ¡>;na proporcionar J.
la Armada la c:lpacidad suficiente p:lra controbr el tráfico a lo largo
de los 18.000 kilómetros de ríos naveg.!bles CQn los que cuenta el
país, lo cual incluye una brigada con cinco batallones, así como
eCJ ui pos de navega cí ón y de cOnJllllÍcaóóu. Todos estos el ementos
han tenido como objetivo (lltituo mejorar la capacidad del Estado
colombiano para hacer presencia y lograr el control dd territorio
naciona!.
Aunque oficialrne nte los recursos entregados con el Plan
Cololllbia estaban restringidos a las operaciones :mtinarcóticos, su
uso rápidamente se extendió a operaciones contrainsurgelJtes. As),
por ejemplo, después del at;¡que de bs PARe al puesto de Policía
en Arholeda, en julio de 2000, la Emb<1jada de Estados Unidos en
Bogotá se vjo oblig3da ;1 defender el llSO de los helicópteros pro­
porcionados por el gobierno estadounidense rJI~ J.1egar Ú lugn del
ataque, argumentando que estos podían ser usados para defender
las fuerz:IS gubernamentaJes bjo atJque en un ~re;J donde hubiera
operaciones antin,1rcóticos (New tí,rk Time:>, 3 ¡ de julio, 2000), hecho
que potencialmente podia cobijar todo el territorio nacíonal.
El fracaso del proceso de paz inclinó la babllza a favor dd
des¡¡noUo de tlna estrategia militar ante el conAieto. Para Estados
Unidos y los n1Ílitares cololllbianos, la zona de despeje les sirvió a
las MRC para consolidar su poder en b región y ampliar sus redes
de su mi nistro y COJl1U lJ.ica ciones: En adela nte, cu alq uíer forma de
negociación quedaba descartada y se legitimaba la opóóu de una
lucha abierta con los grupos armados.
Tercerll e/apll. 2002 hasta hv)':
la
Ir~cha
colltra el
'11(/T(otcrr(lrLwltJ'
Para principios de 2001 era da ro que b vjsión de Estados
Unidos con respecto al conA.icto artnaJo habia cambiado sustan­
cialmente, según se refleja en el incremento y la orientación de la
ayuda otorgada a tr::wés del Plan Colombi:t. Sin embargo, persistía
en los círculos de decisión estadounidenses el debate acerca de las
implicKiones de un nJ;'!yor involucra miento en el confl..icto cololH­
biano y la derivación hacia ulIa situación similar a la de Vietnam o a
(52)
E..<I~¡{oS
Unid"s y ¡" g"C'rtt
fII
Colombia
Ill~S reciente de El Salv:tdor. En este contexto se habló
de "guerra ambigua" o de "dos guenas", b primera ele las cl1;ues,
la guerra contra bs drog;ls, era ampliamente aceptada; llúentr:lS la
se.gl.lIlda, la guerra contr;lirlsurgente, generJba teticencías e incluso
tenía impedimentos legales (Lcogrande y Sharpe, 2001).
R.(¡pida mente, las disquisiciones en tor11o a est;'! distillción
mostr:non ser met<lS entelequias. Por una parte, Jos atentados del
1 J -$ reJe fi ni e ron la agencia de segu ri clad y 1as priorida des esta do­
unidenses; por otra, la ruptl11"J definitiva del proceso de pn con las
g\lerriUas, a principios de 2002, fortaleció la tesis dd gobierno de
'. Pastralla de que combatir el narcotl~fjco implicaba derrotar a los
gOl pos gl1 en illeras <] ue se alimenta ban de éste y lo pa troe inaha n.
El presidente Pastr;lIla, a su vez, solicitó al gobierno estadounidense
que l;¡ ayuda alltinarcóricos elel Plan Colombia pudiera ser lltiliz::tda
tamb ié 11 en la bores contraÍnsu rg<: 11 tes.
Los ataques del ll-S permitieron superar los obstáculos, y las
1:1 experiencia
ctÍticas existentes implicaron un reforL11JlíeJlto del diagnóstico de
b actual estrategia estadounidense y la cOl1S01idación de la fusión
entre lucha alltill:\rcóticüs y guerra contrainsurgente. La inscrip­
ción del conflicto armado colombiano en la lucha global contra
el terrorismo permitió al gobierno de George W. Bush extender
de maner;¡ formal y explícita la gtlcrra contra las drogas hacia los
grupos armados, envueltos en el tr<Ífico ilegal, b~o b. denominación
de combate al terrorismo. De hecho, al inicio de su mandato, el
iJfeside nte Bush ha bia ma II iresta do la vol untad de con ti ni13 r con l<l
política de ;lIJOyO hacia Colombia a través del pJa n Colombia. Sólo
que, ante las protestas de Jos países vecinos por la extensión de las
conscCllcncin de la campaña antinarcóticos a sus fromeras, el plan
se hizo extensible a la región :lJ\din;¡. con el nombre de lnicillliva
Regional Andintl.
Después del [J -s, Washington no encontró oposición significa­
tiva para reconocer abiert;¡llJente el vínculo enn-e drogas y guerrilla,
, ahora bajo l;¡ denominación comú n de combate <11 terro,.isl/w. En agosto
de 2002, el presidente B\1Sh autorizó el empleo de la aYl1da y Jos
équipos entregados a través del Plan Colombia para combatir no sólo
él;tráflco ilícito de drogas, sino también para adelantar operaciones
antiterroristas o contraínsllrgentt:s (U. S. House o[ Rcpresentati­
" ,~es, 2002). Tanto el gobierno colombiano como los funcionarios
. estadounidenses encargados del tema colombiano se apresuraron
[53)
Ji­
Diana M.rce!;t Rojas
Esl~<f"s Uf/idos
'.
a 'inscribir el conflicto del pús en la amenaza terrorista global. Las
fARC,
á Jumentar la presencia de la PoLcía en todo el país, el incremento
en la ayuda a la5 unidades antisecuestro, así como un esfuerzo para
y posteriormente el Ejército de Libel<lción Nacional (UN) y
las Autodefensas Ullidas de Colombia (AUC), fueron incluidos en
la lista de grupos terroristas del Depart,1menro de Estado, y citados
mejorar los servicios de inteligencia (Gómez, 200]).
La política de seguridad democrática del presidente Uribe no
sólo se basa en estas premisas, sino que las refuerza y continúa COll la
permanentemente por el secretario de Est<ldo, CoJin Powell, como
ejemplo de que h camp:1I1a antiterrorista no se concentraba sola­
mente en los grupos terroristas musulmanes (Semple, 2002).
Oc este modo, por um extraila JlquimÍJ, el Plan Colombia
pasó de ser UIl pIJn anLÍnarcóticos, en su concepción, J IIn plJn
contrainsurgente, en la. pr;Íctica, y de allí J un plan antiterrorista, \
en su denominación. Aunque la ayuda aprobada para Colombia
contenía restriccione5, en la realidad el Plan h;lbía sido concebido
desde la idea de hacer frente al desafio de lo~ grupos guerrilleros. La
ambigüedad entre guerra antinarcóticos y guerra contraínsurgente
quedó resuelta (y disuelta) en la guerra contra el terrorismo.
Varios elementos reafirman esta nueva orientaóÓn. La preocu­
pación estadounidense ante el forwecill'l..ielltO de los movimientos
guerrilleros no sólo tiene que ver (:Oll la creciellte partiópación
ell el negocio de las drops, sino también, en el caso cid ELN, con
y In gllerra en C"lombin
política adoptada por el presidenoc PasITana a través del Plan Colom­
,:' bía. Esto es, la combinación de la política Jntjllarcóticos, cimentada
:!. én la fumigación de cultivos y la moclerniución y fortalecimiento
,j.
de las Fuerus Arllladas colombianas con la ayuda y la orienución
dada por Estados Unidos. La política del actual gobierno eolom­
Diano ha lI1sistido de forma permanente en Ulla reínterpret.2cióll
( d~l conflicto armado en términos de una amen.aza terrorista y no
de un enfrentJtTlÍcnto político, au nql1e, en los hechos, la prolonga­
ción del Plan Colombü revele el Illal)tenimiento de una estrategia
fU'nchllllent.1Imen te de gller ra y no sólo antite r rorista .
• j'
·Efectos de la fusión entre lucha antinarcóticos
y luclJ3 contrainsllrgcntc
./;'!' L.a.intervención
de Estados Unidos frente al conflicto colol11­
los permanentes atentados a los oleoductos y h~ consecuentes '
pérdidas para las empresas estadounidenses que tienen inversiones
en este sector. 16 En 2002, el gobierno de Estados Uludos soüntó
. bia110 no representa simplelJlente una contiJ1l1idad en la presencia
a su Congreso un suplemento adicional de cerca de
"q~e ha
100
núllolJes
de dólares para la seguúdad del oleoducto Caño LimÓll-Coveiia5
(Estados Unidos, Departamento de Estado, 2002). Igualmente, ha "
contribuído en la conforll1JCión de varias tlniebdes militares y de
policía no direc ta me me re!aci om das co 11 la 1\le h:l a n tina rcóticos: la
creación de un comando de fUerz.1S especiales, cuyos objetivos 50n la
Capllll'a de los principales líderes de la5 guerrillas y los grupos p;na­
m..iJúJ res, la fotllución de tlIudades móviles de Ca r;¡ bi lleras desti naJas
1~ Se calcilla que el 43,75% del petróleQ gue se tramporta por el oleo­
ducto Calio Lllllóll-Coveñas pertenece <1 la el1lpresa estadounidense,
OCCldenta.! PcHolcum (Estados Unidos, Dep;ntamellto de Estado, 2002).
El tema resulta sensible en las relaciones bilaterales, dado que el petróleo, .
ha teernplnado ,¡l caCé como el principal rubro de exportaciones del país: '
(;uyos ingresos anuales se C;l.klllall e 11 3.700 lrollones de dólares. Jgllalme nte: .
Estados Unidos considtTl a Colombia lI!la de bs rcservas esttHégjcas~
para incrementar la exploración petrolen; de allí la atellción creciente de'
W~shjngtoll freme a este grupo guerrillero y sus acciones.
I
(54]
~'inje{encia
de ese país en b vida nacional. Se trata de un ínvo­
jJI1~rarrúento cargado de profundas consecuencias para Colombia,
cOJltribuido a cambiar la naturaleza de la guerra, tanto en
~tl diagnóstico como en su tratamiento. Como quiera que dichas
e6n'secuencias apenas empiezan a ser vislumbrada5, nos limitaremos
a~;~ñaJar sólo algu nas.
En primer lugar, la fllsión entre lucha antinarcóticos y lucha
cdfítrainsurgente ha consolidado la inscripción del conJiícto colom­
b~~10 en las di ná micas de la globalización y la adope ión de varjas
de:las :características de las lb macias nuevas guerras (Kaldor, 2001;
M~'rChal y Mcssiant, 2003, y Münkler, 2004), p<1rticularmente en
rel~~ió¡l con la dc~idcologización del conflicto después de la caída
'!~l
?el~omul1ismo, así C01110 en su identificación como una guerra
ponrecursos económicos generados en los flujos transnaciona1es,
Ello ha hecho que la guerra se desnacionalice y se recontextuaJicc
·en·un
ámbito
"
global, lo cual a su vez modifu;a las condiciones
.Joca es de su desarrollo.
·'.!~J?t'Í· adelante, el conflicto se hace más visible y más complejo, en
Il1JS
I(r,),
'f;J,;' •
la !!¡fdida e II que otros Jetores, j n ter~ses
y lógicas entrJ n en juego
[ss]
Est~dos
Di.". Marcela R-oja<
Unido.' y lo s"c.-ro
COl CO/Ol1l/¡i'i
programas de desarrollo alternativo y de erradicación manual (CAO,
se corre el riesgo de mayor des1cgirj)J)ación del gobierno y
del fortalecimiento del apoyo :1 las fARe en estas regiones.
En cuarto lug;¡r, el diagnóstico y la estrategia de E'itados Unidos
-actores esmules, como Estados Unidos, los púses europeos y Jos
países vecinos, y actores 110 cstat;¡)es, como organizaciones sociales,
2004),
instituciones intergubernamentales, grupos políticO$, etC.- Sin elll­
bargo, el cambio se ha dado no sólo en rclación con otros actores
y lógicas' externas', smo que este diagnóstico ha generado llna
fragmentación interna en el quc Jetares sociales de diversa índole
tienen sus propias visiones y posiciones frente al conAicto y su
s;Jida, las Cll ales en lllllC has ocasi ones e tl tran en cOlltl';ldicción co 1)
sil11pJ¡ficJn b visión de la lucha. Si bien la relación entre las FARC
y el tráflco ilegal de c\rogJs es profunda y data de tiempo atrás, no
es tan simple como para reducirla a meros carteles de la droga o a
grupos criminales llJrcoterroristas. Es preciso también distinguir
entre la participación de los grupos guerrilleros y los paramilitares
(internacional Crísis Group. 200;». No se trata de justiflcar;¡ unos y
la política del gobierno colombiJno.
En segundo lugar, han cambiJdo también la fonna y los me­
clios de la intervención de Estados Unidos en este conflicto. Se ha
convertido en la 'uJción indis})ensablc', lo cual ha hecho que, en
adelante, cualquier forma de tratamiento al conflicto, así como su
solución, deba tener eu cuenta los intereses y las políticas en Was­
hington. Baste señalar que Colombia se ha situado en los últimos
afías entre los prime ros países receptores de la ayuda cstadou nidel1se.
Es, además, el país que en el mundo recibe más entrenamiento de
descali6car a otros, sino de tener un panorama realista de Jos actores
armados. Lo que está en discj,lsión nuevamente es el carácter político
del confliclO armado, y la estrategia estJdounidense contribuye a
desdibujarlo. Un desconocimiento de las motivaciones de carácter
ideológico y político de estos grupos puede conducir a errores en
la estrategia y a procesos fa Hidos de negocÍ;¡ción.
En quintO lugar, es necesario establecer si bs POlítiCdS adopta­
7
carácter militar por parte de Estados Unidos.1
En tercer luwu', se consolida el ahneanuento casi incondicional
das han dJdo hasta ;¡hora los resultados esperados de acuerdo con
el diagnóstico hecho. Frellte JI primero de los presupuestos de la
del país con la esfera estadouniJense. El gobierno colombi;lIlo ha
estrategia ;¡plicada (atacar las fuentes disminuye la disponibilidad de
asumido y, en parte, promovido el diagnóstico y la estrategia de
Estados Unidos frente al cOrülicto armado. Asimismo, ha vincubdo
drogas en Estados U nidos), es preciso seíi.alar que si bíen ha habido
una considerable reducción en los cultivos de coca, por la call1palia
los otros temas de la agenda bihtcral al tellla de la seguridad. Se
trata de una espada de doble fdo, en la medida cn que si bien el
iJJtensi va de fu llJj gKión, 1~ eUo ha traído efectos can trap roducentes.
respaldo de un aliado como Estados Unidos no es para nada des­
deíiable, el Estado colombiano corre el riesgo de perder margen
cultivos de droga se han dispers<ldo a través del país y han rever­
tido la tendencia de mediados de los años noventa.'? Aunque han
de maniobra y autonomía, t.1nto en el mancjo de los asuntos bi­
latcrales como en relación con otros actores intanacionales. Esto
podda tener efectos t;ullbién en el margen de nlall iobra interno
del gobierno colombiano. pues es sCIJCllIo prever la aparición de
contradicciones en la política antinan:óticos y los objetivos socia­
les y políticos en el tra tamiento del conAieto. Por ejemplo, en el
casO de las poblaciones directa mente afectadas por b campaiia de
fumigación de cultivos, y ante las dificultades para implementar los
17 Estados Unidos entrena Il1;lS personal milit:\r y de policía en Colombia
qlle en cll~lql1ler otra parte del lllundo. Se cakltb que el] ).002, cerca de
6.4 00 efectivos coJombi~nos recibieron entrenamiento est:ldollnidetlsc.
V é~se lsacsoll (:1.004: 24Ó).
[56]
UllO de ellos ha sido el Uamado efecto globo, en virtud del cual los
. 1{
.~\ _ . _ - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - ­
'o El éxito del Plan CoJolllbi~ p~ra 105 funciollarios en Washington se ve
;. reflejado, sobre todo, en b notable dlSlninución de los cultivos de eoc~
'~1r: como
resultado de 1" intensiva camp~ña de fumigación. No obst~nte,
•
;~lse presentan discrcpallcías en las cifras. Entre 2000)' 2001, los informes
c~ (le. las agencias est~dounjdenses calculan una disminución de [(\9.800 a
~. 144·400 hectáreas cultiv~das; Jl-,jentr~$ el informe de b ONU proyectaba
'1: la"reducción de 145.000 a 102.000 hectáreas. Para 2002 el gobierno
estadounidense calcilla que los cultivos disminuyeron en UIl 15,1%; en­
u:e t;tnto, para 200), la reducción fue de un 21%: de 144.450 a ll). 850
'hectá re~s de coo. V éa1l5e datos en Est~dos U nidos, De partame nto de
"E,stado (2003).
f-.EI sJtéllte de observJción de b UNüDC-SIMCl muestr;t que c1nÍll1lero
~I~~C depart:llllentos afectados pasó de 21, e Il ZOOl. a 23, en 200). Los
'~ulüvos ¡lícitos disminuyeron en l'utul1layo, pero se illCrelllelltnon en
1.
[57J
Oi~\Ia
B.clado.' UNido., y la gllcrra
Marceb Rojas
disminuido los cultivos Ilícitos en la región anJina 2il , hasta volver
COC<l
a la~ cifras de J 989:
... si1l embargo, bs 15.J. lOQ heccireas de cultivos 'lue permanecen
CM
C"IOlllbi"
pueden ser oesanolhclas pron.to_ En estas circuJlStancias, atacar bs
áreas de producción de droga podria tener el efecto Je incrementar
el apoyo de h.s g\lcrri.llas entre aquellos que pierJen la fuente de su
sustento. (Rabasa y Chalk, 200Z: s. p.)
en la región están aú 11 lejos de los JÚ veles que permitínan illternllll­
pir la disponibilldad de b drog;t cn Estados Unjdos y Europa. Un
incremento eu las 3reas de cultivo ha sido detectJdo en Bolivia (de
En este caso, aunque las operaciones antillarcóticos logren
l4.600 hectáreas en el año 2000 a aproxim.Jdamente 25.000 para
reduór sustallci;Jlmcnte la producción y afectar los ingresos de los
fmales de
~004).
Contt~riando
(Intermtiollal Crisis Grollp, ;1005: 1-2).
grupos armados a cono plazo, las FARC siguen teniendo un margen
de maniobra considerable en el llIedi;JJ1o plazo.
Por (¡ltimo, es preciso consider;n la sostellibilidad de tal es­
las expectativ:ls de la estrategia, en informes re­
cientes se seiiab que el precio de la cocaína <11 detal en las ciudades
··trategía en el tiempo. Estados Unidos es prácticamente el único
de Estados Unidos disminuyó en vez de aUlllentar, cOlno se espera
prove edor de asistencia mil i tal" con q u e Cllen ta el pais. La ac tual
clIando hay escasez (ONDCP, 2004). En un principio, en el Plan
estrategia requiere
COlolllbia estaba previsto que los cultjvos estadan completamente
las Fuerzas Armadas, así
erradicados para
pem la tendencia actual esr:.í lejos de tales
programas ele de,arroJlo alternativo y de asistencia social. Dadas las
En este ~ll)bito, se trata de establecer si b reducción sígnific:ltiva
país no está ell capacidad de Illantene¡-un esfuerzo de t=llmagniwd
2005,
UII
g;'an esfuerzo fiscal para la modernización de
COlUO
el fortalecimiento institucional y los
cOIlJi ciones actu;lles y b.s qt1 e se vislumbra n en el fu tu ro próxilno, el
p rev lSlones.
aún sin l~ ayuda de ESt.1dos Unidos en
de los cultivos ilícitos ea los últimos tres ailos, como resultado de la
por largo tiempo, y
fillnig<lcióll, ha ¡¡fecudo seriamente bs fiu:mz::\s de Jo~ grupos arma­
la fonu:I como se ha venido tbndo. Por otra parte, el pa nOrJllU in­
dos ilegales. El gobierno de Uribe ha insistido en gue bs
lllt:110$
están
ternacional tambiénjl1eg;l cont«l CoJombj;1. Pese al m:lntenimiento
sufriendo un;¡ derrot;¡ estratégica; otros analistas prefieren hJblar de
de la ayuda estadOllllidellse par:! el próximo ario, la ilJtervención
un "repliegue estratégico" > y mencionan, incluso, el rendimiento
nJilir:lr de este p:lís en otras partes del mundo concentra gran parte
del interés y de los recursos disponibles.
de nuevos procesos de cristaliZ;lcíón COIl
Ulla
FARC
reducida cantidad de
hojas de coca (Fundación Seguridad y Democracia, 2004; Atehortúa,
ParJdójicdlllellte, la ayuda militar al país ha colltillllado crecien­
2004, y Leal, 2004).
dO,21
Por otra parte, en
UI1
estuclio prcsent:ldo por la Unidad de In­
formación y An5lisis del Ministerio de HKienda de Colombia se
asegura gue las
FAllC
controbn el 30'X, dclnegocio de las drogas en
Colombia (Sel1/l1l1a, 2004). Asimismo, los grupos armados han de­
mostrado que son capaces de diversificar sus frentes ele ingresos. .En
Ul\
estudio realizado por la
Las guerriUas tienen
j]c gal
MNI)
Corpol.Jtion se sostiene gue:
otl~,s [tIentes
de dicha política, dehido al compromiso de Estados Unidos en
Afganistán, [rae¡ y otros países. Ello puede encontrar explicación
!lO
sólo en la difIcultad del gobierno de Estados Unidos de 'dcsen­
ue
g~nchar~e'
la guerra en Colombi:!, sino, más recientemente,
por la creciente preocupacÍón en Washington del avance de los
\ gobiertl os de izg u ierda en la regió 11, Y sobre todo el pa pe! de
1111
de financiación diferentes al tr:ífjeo
el e drugas y ha 1\ de III ostrod O la C:1 pacicbd para "dapta rse y aj\ I$­
tarse a Ids estrategias wúnarcóticos.Tampoco, basados en experiencias
históriC<lS, las fuClltes alternativas de ingresos para los
cllltiv:ldor~s
de
N~rjl¡O y Meta, e incluso en regiones donde antes 1\0 había cultivos
hicieron su aparición, como en Chocó.
.0 Véase Anexo 3.
[58}
¡
incluso con la pérdieb ele importancia de Colombia dentro
" Para el alio fISC~112000, E,tados Unidos increJJlcmó de Imnera sustancial
ía asistcncia antinarcótÍcos para Colombja. Entre ~os alios 2000 y 2004,
Escados Unidos otorgó UIl t0[;11 de "prOl0mdd~n¡ente de 3-300 millones
,de dólares y convirtió a Colombia en el quinto mayor receptor de ayuda
'lt1llndi;¡J desd e 2002. L1 Ill:lyor parte de estos fo ndos han sido entre15ddos
3 través de la AndeJn Coullterdrug lnitiative. Para el ~ño fiscal 2005, la
~,d.milIiSltación de Bush ha propuesto 571 millones de dóbres. (Véase
Anexo 4.)
[59J
Oi,n. Moree'. Rojas
eslados Unidos
r
la SI/ara w Colombia
rágimen que como el ele Chávez. se dec!a(a opositor a su heg~Il1Olú3
Lm grupos arm;¡dos sigtlen teniendo motivaciones políticas, por
en la región.
muy polémicas e i ncol1lprensibJes que a veces resulten. Adelllás,
la economía de la droga
Conclusiones
110
es J;¡ única que sustenta el conflicto
temprano se ver5n frustradas.
En general, si bien las guerras necesitan recursos, y:t sean legales
o ilega1cs, éstas no existen porque haya (ecursos para hacerlas. Ése
es un error en el que incurren aquellos trabJjos que caracteriZ<lIl a
bs llamadas nuev.lS guerr;¡s simplemente como guerras de depre­
dación. Al menos, con respecto al caso colombiano, no estnj;¡mos
ar maclo, como se señ aló.
En se¡:~llndo lugar, el razQnall1iellto contr;¡rio resllha también
igua] de noc ivo. Asulrur que el m rcotrá[¡co e),:iste en raz6n del con­
flicto armado, confunde el orden de las causas. Aunqlle el conflicto
annado ha potencíado todavb más la economía jJeg;tl, los factores
que explican la aparíción y la permanencia dd narcotóflco en
Colombia son múltiples, como lo han señalado diversos alltores
(Thoumi,2002).
Así, el diagnóstico <)ue,sirve de base a la est(ategia de Est;¡dos
Un.idos frente al conflicto ;¡mlado en Colombia 110 sólo es circular
(acabar con las drog;¡s significa acabar con la guerra, la cual J Sil
vez implica poner fill ;11 n;¡rcotráflCO), sino que, además, distorsiona
la extrema complejidad de la guerra que vive el p3.ís. Esta simpli­
ficación se ha hecho aún más extrema con la superposición del
terrorismo a b conjll llción entre drogas e imurgencia, lo que hace
m~s rernota una solución real y de brgo plazo. Tr;:¡tar a los grupos
armados ileg;¡lcs como carteles, como org;mizaciolJes de trafiCJl1tes
y, ahora, como grupos narcolerroristas es una poslción peligrosa,
y no hay nada peor para fOtnlldar una estrategi;;c coherente que
tener una imagen distorsionada del enemigo. La comprensión de
la naturaleza del conflicto colombiano, en toda Sll complejidad y
sus contradicciones, es un illlperativo para el país y para el )Jwpio
Estados Unidos.
No se trala de negar b relación existente entre el tráfico de
drogas y el conAicto armado. Esto es obvio y profundo. Pero e~
necesario esclarecer de qué tipo de relación se trata y salir de la
confusión en la que est;¡mos. La apelación al cilifLcativo de terrorismo
confunde aún más bs cosas. Se trata del nusmo tipo de ~i1l1plifi­
cación que sucedió durante al GUetld Fría, al interpret.3r todos los
conffictos bajo la lógica de la confrolHaóón este-oeste.
Esta nueva estrategia de Estados Unidos recoge y prolonga los
,_ supuestos y limitaciones de la lucha antinarcóticos aplicada desde
hace treinta años, cuya efectividad debe ser revlsada. La política de
,·'.Estados Unidos hacia Colombia sigue condicionada a considcra­
.<-'iones de su propia política interna y no a una respuesta acorde al
hablando de una guerra sólo por el control de recmsos econótrÚcos.
(conflicto colombiano. Es preciso considerar el costo que h;¡ tenido
La percepción y la estrategia de Estados Unidos frente al
confficto armado en Colombia han estado atraveqdas de arriba a
abajo por el tema de bs drog2s. Sin emba,go, esa percepción no ha
sido estáticJ. De Ulla visión diferenciada entre el problema de las
gueniJhs y el de las drogas en la década de los ochenta, paS2mos a
la gl.1en--a ambigua y la narcoguerrilh de fmales de los años noventa,
y de allí al narco(errorismo, 11.1 ego de Jos ate litados del TJ -s. Esta
lransfonnación está catg<!da de profundas consecuencias, sobre todo
en relación con el futuro de la guerra en CoiolllbiJ.
Por ello todavía queda por establecer h coherencia y la efica­
cia pr;Ícüca del presupuesto que es(5 a la base de 1<1 estrategia de
Estados Unidos frente al conflicto armado colombiano. Falta por
demostrar que las políticas antínarcóticos sou efectivas pat"d ditrúllar
el problema del narcotráfico en ColOlllbia y si ello va a conduci(
al fm del conflicto armado.
Hay razones pata pensar que ésta no es la panacea para la so­
lución de los problemas del país. En primer lugar, porque si bien
hoy en día hq un estrecho vínculo entre el conAicto armado yel
tráfico de urogas, este último sólo puede ser visto COIllO la "e;tusa
eftdente'· y m5s inlHediata del conAicto. La eCOllonúa de las drogas,
aunque puede explicar la prolongación en el tiempo y la agudiza­
ción del conflicto, no puede se vista como la "causa inmanente'·,
es decir, no por la existencia del narcotf5flco nacieron las guerrillas
cn Colombia: la exclusión política, la desigualdad social, la pobreza,
etc., sigucn siendo {actores que se deben considerar.Y aun CU;Il1UO
esas causas profundas son todavía motivo de controversia, reducir
el conflicto annado al problema del narcotráftco no hace más que
generar mayor confusión e ilusiones ~~n la población, que tarde o
[60]
[61]
Diana Mort:ela Rojo,
f.llados U"idos )' la gl/erra
p,ara Colombia la luch~ COllt,;¡ las drogas, llQ sólo en términos de
vj'd~s huma nas y reCll rsos, si no también e II téIllúnos de est;lbiLdad
p'olitica y democrKiJ.
Col"mbia
Bi blj ogri\fia
AtehortÍ13,AdoJfo. 2004. "La seguridad dellJoer:ítica del gobjerno
Uribe", en Consejo Nacional de Plane:lción, El wmino (JI Estado
(OImmital'io. 00'< a¡io,\ de gobierno, Bogotá.
BlIreau for illternatioml Narcotics and Law En fot(eIllent A ffa irs ,
U. S. Department ofState. 2004_.200] In(emalúmal NarCOlics Con­
trol Sll'ale!a Reporl, Washington. Disponible en http://www.state.
gov I g/in}! rJs/nrcrpt/200) Ivoll /htmJlz98)2.htm.
Demarcst, Geoffrey. 2003. "Mapping Colombia: The Correlation
between Lall.d Data al1d Strategy", en Slrategic Sludics Instill¡(e,
El narcotráfico ha sido sumaHlCll te nocivo para el pús, tal
COIllO
fIl
Jo den1Ueslra la situación en la que nos ellcontr~IllOS hoy;
sin embargo, también esta guerra contra las drog<l5 ha traído con­
secuencias nefastas que no podemos ocultar. En efecto, es preciso
resolver el problema del trábea ilícito de drogas, pero no lJuede ser
de cllalqllÍer manera ni a cualquier costo. La imposición de políti­
cas antinarcóticos "no negociables", por parte de Estados Unidos,
implica la pérdida de margen de maniobra par:l que el gobierno
de Colombia pueda fijar su propia ;¡gcnJa política, i IJclllida la
negociación de reformas dllrante los diálogos de paz. En este sen­
tido, Jos colol1lbi311oS todavía no hemos vislumbrado ¡Ji somos 10
U. S. Ar my Wa r CoUege. ,
Downes, Richard. 1999." Landpower and Ambiguous Warf;¡re:Tlte
Challenge of Colombia in the 21St Cenwry", en COl'iference
Report. D iS1'ol1 ible en 11 ttp: / / www.carlisle.artny.mil/ssi/pdffi­
Ies/ruB33.pdf. Consultado el LO de marzo dc 1999.
Estados Unidos, Departamento de Estado. 2003. Intemaliona/ Nar­
colies Control StmleNY Rcporl, Washington, Dep;utment ofState.
su fteJen temen te consc ie IJ tes de los costos de mantener esta gll c r r;¡
narcoterrorista.
Disponible en http://w,"vw.state.gov/g/inllrls/nrcrpt/2003/,
consulk1do en marzo de 2003.
- . 2002. Reporl lo Corwress. Disponible en http://ciponline.org/
eolombi::l!o21200ol.htm, consult..1.do en diciembr.e de2002.
Estados Unidos, I-Iouse ofRepresent..1.t1ves. 2002. Making S,.¡pp{emefl­
.. tal Appmpriati(lrl.s j>,¡¡mlrer Rew¡Jery.fr0ftl ,md Response lo 1errorísl
AUacks 0/1 the U S¡or Ihe Fiscal Year Ellding SeptemlJcr ]0, 2002,
'and ¡IX olhe/' purposcs, Washington, I-lR 4775.
Estados U rudos, Gen eraJ AccülJ llting Office (CAO). 2004. Nonmililary
'Ji AssistallCC fa Colombia is Begillnillg lo S¡'OUJ Inl.ended Resulls, but
PrQgral1ls are not Rendíly Suslaínab/e. Report to the honorable
Charles E. GrassJey, Chairman, Caucns
O))
Internacional
NaT­
'. cotíes Control, U.S. Senate.
~ 1998. Rcporl lo Con,liressi<1nal Requesles. Dnlg COl1lrvl. U. S .
..'\(; Counlernarwtics
~.~\! WashiJlgton.
~lJorts in
Colombia Face
c<mtimúng
Challenges,
...
'Fundación Seguridad y Democracia. 2004. El repliegue de las "ARe:
dernlla o e.llralc.¿.:ia, Bogot.'Í..
GAO/NSLI\D-93-158. 1993. Y/u: Drug r1lar, agosto 10.
G6tnez, Sergio. 2003. "Congreso de E. U. aprobó 532 millones de
dólares para Colombia". en EfYienrpo, Bogotá, 14 de febrero.
[62J
[63]
Di:U1;.'\ M:uccb Ro';",s
~rados U"idO$
I~ternationJI Crisis Group. 200S. VlI,II' (111(1 Dmxs il1 Colombia, btin
America Repore 11.
IsaCSOII, Adam. 2004. "Optimislll, Pessimism, alld Terrorism: The
United ~tates ane! Colombia in 2003", en 13rowII jouwa/ ofJM.lr/d
A[filir.~, Winter/Spring, vol. x, p. 246.
K..l1dor, Mary. lOOr. Las {"U.lel/as gllcmu. Violencia orgallizada CII 1.1 era
global, Barcelona, Tusguets.
Leal, Francisco. 2004. "Un balance de la poHtica de seguridad del
gobierno de ÁJVJro Uóbe Vélez.", en Consejo Nacional de
Planeación, El Cl!lnil1O <JI Ej/n<!o COI/m llila rit}. Dos <lAos de Xobiemo,
Bogot:i.
Lcogrande, William M. y Sharpe, Kenneth.
200r. HA Pbn but \10
Clear Objective General PoweU to Secretar),. We Necd to Talk
Cololllbia", en T71e Wa.</¡inglotl Post, abril.
Manwaring, Max G. (comp.) 2003. "Colombia's Al1Ibigtlolls W;¡rs
in Global ¡¡nd Regional Context. [nsnrgency, TrallSllatiollal
Crime, and Terror Compiled", en Slr<!le~i( SII/dies lnslilulc, U. S.
Army War College.
Ma rcella , Ga briel y Schulz, Donald. 199'). Colol1lbi(l:' Tlnee [,j,{m. U S.
Slra/egy al The Crossroads, Monograph. Str;¡tegic Studies 1nsti tll te,
U. S, Anny War College. Disponible eu: http://www.carlislc.
;!nny.millssi!pdfflles!ruB34.pdf. Consultado el 5 de m;lrzo.
Marcha], Roblld y Messiant, Christine. 2003. "Las guerras civiles
en la era de la globa h:wóón. Nuevos cOllflictos y nuevos pa­
radigmas", en Análisis Polítíco, No. )O, septiembre-diciembre.
M iillk1er, HeCried. 2004. "Las guerras del siglo XXI", en Análisís
Po/flíw, No. SI, mayo-agosto.
New York Times. 2000, .. Cololllbian Rebels Besiege Town", 31 de
julio.
Prograllla de Naóones Unjdas para el Desarrollo (rNuo). 2003. El
wr!fiiao. Callejón Wll S(llida. Informe Naciol1al de Dcsill'l'ollo I-Illlllm1O
2003, Bogotá.
Rabasa,Angd y Chalk, Peter. 2002. Ci,I"fJlbitlll L,byrilltll. 'DIe SYf"le¡;¡:y
<1 Dmss dnd ImlOxcnc}' (md il!; lmpliwli"rls Jor ResJo/1al Stabífily,
Rand Cmporation, Capítulo 6, PJ). 65-66. Disponible en http://
www.rand.org/publications/MR/MRI 339.
Rocha, Ricardo. 2000. La ecollo/l¡{a colombiana tms 25 al1o_< de /1'111"(0­
Ir/ifiw, Bogotá,
[64)
UNDcr
y la g"erra
CH
Colombia
Rojas, D jan a. 2000... La j nte rnacionali zación de la potitica dom éstica
en Colombia", en COl1lr<1Versia, Bogot~, CINliP, No. 176.
- Y Atehortúa, Adolfo. 2001. "Ecos del proceso de paz y el Plan
Colombia en la prensa norteamericana", en El Plan Cu{()mbia. y
!el i/l(cflJací'lI1alÍ;zacfón del (l¡!fiic/(J¡ Bogotá, IEPRI-PlaneLl.
-.2003· "Les org;¡nisatiollS du t(aflc de drogues en Colombje", en
, C<1!úers dH Cre."!!, Université de Grennoble, No. 3.
RllsselJ, CranJaJ1. 2002. Driven by Dn'gs. U. S Policy loward Colombía,
~ 13oulder, Lynne Rienller Publisher,
Eagle and file StlOWman. Uniled Slale.< flvfiey ("ward
'.'; ~ Colombia durinl{ lite Prc5idr:fltia/ A dl1l i,li-,lraÚOfl of Erl"les(o Sa.mpa
(1994-1998), Baltímorc,Johns Hopk.ins Ulliversity.
'Semana, 2004. "Las cue'ntas de las FARC", No. 1187, diciembre.
Semple, J(irk. 2002. "Powell caUs Colombia all A1Jy vs. Terror us
RefoclIses Aid to Combat Rebels", en G/abe Correspondent, 12
., de mayo.
;--.2000. TIre
The Office oC NatlonaJ Drug Control Palicy (oNDcr 19SJ - 200 3).
200 4. AI'e we Ihae Yet? l\;Jeasl-Jrí/lj( Progre.<s (01' 11(1) in the U. S. VI-'ár
.~.
í' "::'.
1.".:
on Drugs in LaIÍfI.Alllaica. Disponible en http://www. wota.
o rg/ ddhrlddh r_da ta_l11easu reS2, htm.
~~: Thol1lni, Francisco. 2002. El imperio de la droga. Narcolrá.fiClJ) eCOnomía
, .;'. y sociedad en Los Andes. Bogotá, IEPRl-Pbnet..1.
1
'united NatjoJls Office on Drugs ano Críme (UNODC). 2003. Ca.
lombia e(lea Swwy jor 2002) Viena.
-',:t
{',;Yúg~s Meza, Ricardo. 1999. Dro}!(1s, máSCaras y jHc.l!V~. Narw~ráfiw y
~ co/1.f1.iclo ¡¡rmodo CI1 Colombia, Bogotá, Tercer Mundo.
.c.
i .y,ww. Ilsdoj. gov Idea I pu bs/intdl 02006/ indexo html.
FJ ~
~"'i:i
f.c·
v
;'r
.,i!:
-@.
y SIglo del Hombre Editores.
[65]
Oi,"~ M"rccl~
Roj<ls
Anexo 2
Cultívos de coca calculados entre 1999 y 2003
por departamentos (hectáreas)
Oepto.
E
.C::
"E'"
~
·u
l.D
~~
,
g
~
u
N
'"
.E
o
~
v;
~
I
""';2
M
<=>
<=>
';1
Guavlare
O
u
'"'"
,.,..,
23.718
26.603
14.516
8.412
7.230
·14%
<3'"
Norte de
'"~
N
O>
~
'"
'"
1-1
I
¡
I
¡
o
o
o
o
o
o
000000
~
q C! ~ ci ~
000000
C()
lO
"d"
N
c:o
....
se¡:U!i!paH
[66]
de Santander
I
O
O
O
Ó
<o
O
O
O
O
O
O
~ ""
Ó
8.041
4.471
·44%
4.824
2.735
4.470
63%
Antíoquía
3.644
2.547
].171
3.030
4273
41%
...
4.935
9.166
4.910
38\8
·22%
·32%
f--- ..
(auca
6.29\
4576
3.139
2.120
1.4H
Vilupés
\.0\4
1493
1.918
1485
1.157
-22%
Córdoba
1.920
117
652
385
838
118%
"
!
Guaia!a
santander
i·
.ª
-¡¡;
O
_•. Amazonas
I .
90yac~
~ Ar3uca
l'
M3gdalena
, ..chocó
ro
'"
~
..,'"
{'S
Se
::>
I
9.145
5960
Vichada
2­
~
'"
E
~
a.
O'"
6.280
5.897
1----_.-
.
:i'í
15.039
Bollvar
'"
.2
O
·41%
4Quetá
"~
~
'"
"'"
16.163
:5
v
O
O
'2
'<t
27.381
39%
III
~
25.553
-45%
8­
o
17.619
7.559
..;
>
.¡:;;
17%
28.HS
12.814
el!
::>
17.628
9,222
]:
'"a:
'"
..,.
15.131
13.7 25
1(l
..,<>
7494
11.425
4'
el!
"'C
9.343
47.120
e
u
o
u
3959
11.123
.5
~u
variadón
66.0n
'll
<:: <::
~
%
2003
11.384
......
E
o
00
Dic.
2002
58.297
e.
:o
Dic.
2002
PUlumayo
.."
al
al
t~ov.
2000
Meta
,g
-;;¡.
......
Agosto
1999
2002·2003
Nariño
3\
v:::;:
Marzo
8
VI
'c: •
~
e
O
~ : ~_Guaiir3
, , (undinamMca
!--C~I.das
I Valle
1'­ ~.
¡del Cauca
...
...
...
...
853
1318
749
716
-3%
2.826
415
463
632
37%
...
532
784
625
-20%
322
245
118
594
403%
·76%
...
978
2.749
2.214
'>39
521
200
480
644
484
...
250
354
...
453
...
...
...
...
m
385
354
275
-22%
...
56
22
57
57
...
...
...
54
76
~
'"c:
;;;
O
'"
~
c:
o
...
184
111
l7
160.119
163.289 144.807
102.071
86.340
·15%
l. TRIa Iaprox.
160.000
163.000
145.000
102.000
86.000
·16%
80%
90%
')0%
91%
89%
<ti
E
_.
-25%
,"'Total
'0
Z
-
I
¡
Precisión
,
-67%
--"--.­
L,
~
Fué'rite: UNODC. 2004. Colombia Coca (ultiva(ion Survey 10( 2003 .
...
4'
::>
[67J
Diana Mnrcela Rojas
j1
Esrados Un Mos y la J!llCrra eH Colombia
Anexo 3
Cultivo de coca en la región Andina 1994-2003
"
Tabla
Montos de la asistencia entregada a Colombia
en los años fiscales 2000-2004 (millones de dólares)
Mil., de hectárea!
225
2000'
2001
2002
2003 1
2004
Total
State-'
774,9
48,0
275,4
516,6
495,8
2.110,7
U. 5. AID'
123,5
O
104j
122.2
122,2
472.4
Defeose
128.5
190,2
1\9,\
16S,O
1n.0
724,8
1.026,9
238,2
499.0
803,8
740,0
3.307,9
175
150
125
100
Total
75
.Fuente: Departamento de Estado y Departamento de Justicia, USAIO y el (on9,esslonal Re·
~aJcll Service. (GAO 004726).
SO
2S
UJ 1.':1,1
0.11
"1,1
1,1
1,1
U
1,1
U I,H,I
1,1
U" 1,
1990 1991 1991 \993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2001 2(1))
Gl Bolivia
[J
Colombia
O Pe,,)
I I nduye los fondos asignados para el Phll Colombia a tr;lVés del
EIllergency Supplelllelltal AppropiariollS Act, 2000 (Division B o[ PubJ¡c
l.aw
Fuente: UNODC, 2004. Colombia Coca Cultivation Survey lar 2003.
101)0
Plan Colombia _
900
~ 800
~
{! 700
'¡:
t:..
600
e 500
.!l!
-o
~ 400
."
~
,g
lOO
~
200
10(i-Z'¡'Ó).
, Incluye Y3 millones de dólares de fondos del Foreigll Military Financing
provenientes dd Foreign Operati,olls Export Finandng, and Related
Appropíations Act, 2003 (Division E, title 1lI oC P.L.; 34 millones de dó­
lares prove nientes del Departamento de Estado y 34 Illillolles de dóla res
provenientes del Ocpart:.1JI1Cllto de Defensa e1l el Emergency Wartime
Supplememal Appropiatiom Act (P.L lO8-u); y 37.1 millones de dólares
del Foreign Military Financing provenientes de las apropiKiolles suple­
melHarias dd úio flscal 2003.
l Incluye 88 uúllones de dólares de fondos transferidos del Departalllento
de Estado al de Justicia pata la illlplementación. ele los programas de (or­
t:decim..iellto de la justicia.
• Entre los años fiscales 200 y 2003. el Departamento de Estado lraus(ltió
375 núUones de dólares a USAlD para desarrollo alternativo, democracia
y fort.1..Iecimiento de la justicia, y para los progralllas de desplaz~n¡je1\to
interno. Para el allO 2004, el COllgteso asignó directantellte los fondos
necesarios para los progrJlnas de U5AID .
Anexo 4
la ayuda estadounidense a Colombia desde 1997
.g"
Años FiS(ales
Agencia
200
100
o
1997
•
1998
1999
2000
1001
Ayud. ",onómica y sodal
2002
2003
2004
100S
Ayuda milll.' y pollclac.
Fuente: www.ciponlll1e.org/colombia/ai<llable.htm.
[68]
[69]
Descargar