Orígenes cristianos (Mons. Carmelo Giaquinta)

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Paz y Bien
ORÍGENES
CRISTIANOS
1
Se agradece el
tiempo, trabajo y dedicación
empleados por la Sra. Norma Cid
en la transcripción de este documento
de Mons. Carmelo Giaquinta,
que de otra manera se hubiese
perdido indefectiblemente.
2
ORÍGENES CRISTIANOS
Ciclo
Profesor
Básico - I Semestre 1972
Carmelo Giaquinta
PROGRAMA
Iª PARTE: LA IGLESIA DE LOS APÓSTOLES
1. Difusión del Evangelio durante el siglo I
a) Opinión de los historiadores romanos y griegos.
b) Opinión según los Hechos de los Apóstoles y las Cartas apostólicas.
2. La Iglesia Madre de Jerusalén
a)
b)
c)
d)
e)
“Los Doce”, Cefas, “Los hermanos”.
El “testimonio” de los Apóstoles.
La vida de “comunión”.
Los “hebreos”, Santiago. Los parientes de Jesús.
Los “helenistas”, Esteban, la diáspora y el Evangelio.
3. Crisis: ¿Iglesia o secta?
a)
b)
c)
d)
e)
f)
Circuncisión y gentilidad.
Tesis encontradas: ¿Justificación por la Ley o por la fe en Cristo?
El Concilio de Jerusalén.
Destino del judeocristianismo.
Cristianos y judíos.
El judaísmo post-bíblico.
4. Las Iglesias de los Doce
a)
b)
c)
d)
Tradiciones sobre la dispersión de los Doce.
La misión en el mundo arameo.
El cristianismo en Asia.
El apostolado de Pedro.
5. Las Iglesias de Pablo
a)
b)
c)
d)
e)
Las misiones apostólicas y los escritos.
Personalidad del Apóstol de los gentiles.
Cristo el Señor.
La Iglesia Cuerpo de Cristo.
El cristiano o el hombre nuevo.
6. La vida de las Iglesias apostólicas
a)
b)
c)
d)
e)
f)
g)
La iniciación cristiana.
La Cena del Señor.
“Los dichos del Señor” y “los recuerdos de los Apóstoles”.
Carismas y ministerios.
La vida de caridad.
Excomunión y perdón del pecador.
Profesión de una única fe.
7. La sucesión de los Apóstoles
a) El papel apostólico.
b) Conciencia de tradición.
c) La sucesión.
3
IIª PARTE: JESÚS DE NAZARET
8. Formación de los Evangelios
a)
b)
c)
d)
Prehistoria evangélica.
Personalidad y teología de los evangelistas.
La comunidad pentecostal y la compilación de las tradiciones evangélicas.
La santa tradición de Jesús y la comunidad pre-pascual.
9. Galilea
a)
b)
c)
d)
e)
La buena nueva del Reino.
Los discursos de Jesús.
Las parábolas del Reino.
Los milagros.
Las controversias con los fariseos.
10. Jerusalén
a)
b)
c)
d)
La subida a Jerusalén.
Los hechos de Jesús en Jerusalén.
La Pasión.
La Resurrección.
11. Tradiciones complementarias
a) Evangelios de la infancia.
b) La tradición de los “discípulos”.
c) Los “logia” del Señor.
12. Jesús de Nazaret y Cristo el Señor
a) El secreto mesiánico y la revelación a los pequeños.
b) El Hijo del Hombre.
c) Cristo el Señor.
IIIª PARTE: EL MUNDO DEL NUEVO TESTAMENTO
13. El mundo judío
a) Judaísmo y helenismo, diáspora, versión de los LXX, Filón de Alejandría.
b) Judaísmo palestinense: grupos, creencias, mesianismo, culto, literatura extra
bíblica, exégesis rabínica.
c) Final del reino de Judea: la guerra del 70, judaísmo post-bíblico, literatura
talmúdica.
14. El mundo greco-romano
(Ver programa de Historia de la Iglesia – Edad Patrística).
4
CUADERNO Nº 1
LA DIFUSIÓN DEL EVANGELIO EN EL SIGLO I
(Según las fuentes bíblicas y de la edad apostólica)
Coleccionó C. Giaquinta
“El Reino de Dios es como un hombre
que echa el grano en la tierra;
duerma o se levante,
de noche o de día,
el grano brota y crece,
sin que él sepa cómo”.
(Mc. 4, 26-27)
I – “Y SERÉIS MIS TESTIGOS EN JERUSALÉN…”. (Hch. 1, 8)
Hech.
II – “…EN TODA JUDEA…”. (Hech. 1, 8)
1 Ts.
Gal.
Hech.
– Azoto
– Lidda
– Joppe
2, 14
1, 22
8, 1.4
9, 31
11, 1
11, 29
15, 1
21, 10
26, 20
15, 31
1, 16
8, 40
9, 32.35
9, 36-38.42-43; 10, 24
Rom.
2 Cor.
Hech.
III – “…Y SAMARIA…” (Hech. 1, 8)
Hech.
8, 1.4
8, 5.14
8, 25
9, 31
15, 3
9, 35
8, 40
(9, 30)
10, 1.24
12, 19
18, 22
21, 8.16
Hech.
– Sarón
– Cesarea
Hech.
Hech.
IV – “…Y HASTA LOS CONFINES DEL MUNDO” (Hech. 1, 8)
01 – Galilea
Hech.
02 – Fenicia
9, 31
11,19
15, 3
9, 2.10.19-22.27
11, 32
1, 17
21, 3-4
- Damasco
- Tiro
2, 41
2, 47
4, 4
5, 14.16
6, 7
21, 20
2 Co.
Ga.
Hech.
5
- Tolemaida
- Sidón
- Paneas
- Trípoli
03 – Arabia
- Perea
04 – Celesiria
- Antioquia
21, 7
27, 3
(Eusebio, Hist. VII, 18-19)
Const. Ap.
(Hech.
Gal.
Cristianos después del 70
Ga.
Hech.
(Hech.
Hech.
1, 21
15, 23.41
6, 5)
11, 19-27
13, 1-3; 14, 26
15, 22-35
18, 22-23
2, 11
Ga.
05 – Chipre
- Salamina
2, 11)
1, 17-18
(Hech.
4, 36)
11, 19-20
13, 4-5
- Pafos
06 – Cilicia
- Tarso
07 – Panfilia
- (Licia e Isauria)
- Perge
08 – Pisidia
- Antioquia
09 – Licaonia
- Iconio
13, 6
Ga.
Hech.
Hech.
1, 21
15, 23.41
9, 30
11, 25
(21, 39)
(Hech.
Hech.
2, 10)
13, 13-14
14, 24-25
Hech.
Hech.
2 Tm.
13, 49
13, 14-50
3, 11
Hech.
13, 51
14, 1-4
14, 21
16, 2
3, 11
14, 6-19
14, 21
16, 1-2
3, 11
14, 6-7
14, 24
16, 1
14, 25
- Listra
2 Tm.
Hech.
- Derbe
2 Tm.
Hech.
- Atalía
- Filomeno
Hech.
Martirio de San Policarpo
10 – Galacia
Ga.
(Hech.
4, 13-15
16, 6)
18, 23
16, 1
4, 10
1, 1
1 Co.
2 Tm.
1 Pe.
11 – Frigia
(Hech.
2, 10)
6
(
- Colosas
- Laodicea
- Hierapolis
16, 6)
18, 23
Col.
1, 3-8; 4, 12-13
Col.
2, 1
4, 13
4, 15-16
Ap.
1, 11; 3, 14-22
Col.
4, 13
Felipe el evangelista
(Eusebio III, 31, 3-4)
Papias
(Eusebio Hist. III, 36, 2; 39)
12 – Capadocia
(Hech.
1 Ped.
2, 9)
1, 1
13 – Ponto
(Hech.
(Hech.
1 Pe.
2, 9)
18, 2)
1, 1
14 – Bitinia
(Hech.
1 Pe.
Plinio el joven
16, 7)
1, 1
15 – Macedonia - Tesalia Hech.
- (Tracia-Dardania)
Rom.
1 Col.
2 Col.
Flp.
1 Ts.
- Filipos
- Apolonia
- Tesalónica
1 Tm.
Hech.
1 Ts.
A los Filipenses
San Policarpo
Hech.
Hech.
1ª y 2ª a los Tesalónicos
Flp.
Hech.
16 – Acaya (Grecia)
1 Ts.
2 Co.
- Corinto
17, 1
17, 1-9
20, 4
4, 16
17, 10-15
20, 4
1, 7-8
1, 1
9, 2
11, 10
15, 26
16, 15
18, 27
20, 2
17, 15-34
3, 1
18, 1-18
19, 1
Rm.
1 Co.
Hech.
- Atenas
16, 9
18, 5
19, 22
20, 1-2
15, 26
16, 5
1, 16
2, 13
7, 5
8, 1
11, 9
4, 15
1, 7-8
4, 10
1, 3
16, 12-40
2, 2
Hech.
1 Ts.
Hech.
1ª y 2ª a los Corintios
2 Tm.
Clemente de Roma
7
4, 20
- Cencreas
- Patras
- Egina
17 – Epiro
- Nicopolis
(Hech.
Rm.
San Andrés?
Const. Ap.
18, 18)
16, 1
Tit.
18 – Dalmacia - Iliria
2 Tm.
Rm.
19 – Creta
(Hech.
Tit.
3, 12
4, 10
15, 19-21
2, 11)
1, 5
20 – Asia
(Hech.
- (Lidia, Misia, Helesponto, Caria)
(Hech.
Hech.
- Éfeso
2, 9)
16, 6-8)
19, 10.22.26
20, 4
20, 18
(21, 27; 24, 19)
16, 5
16, 19
1, 8
1, 15
1, 1
1, 4
18, 19-21
18, 24-27
19-20, 1
15, 32
16, 8
20, 17
21, 20
Rm.
1 Co.
2 Co.
2 Tm.
1 Pe.
Ap.
Hech.
1 Co.
Hech.
A los Efesios
1 Tm.
2 Tm.
- Troade
- Mileto
- Esmirna
- Pérgamo
- Tiatira
- Sardes
- Filadelfia
- Patmos
- Magnesia
- Trallas
Ap.
San Ignacio de Antioquia
Hech.
2 Co.
2 Tm.
Hech.
2 Tm.
Ap.
San Ignacio
San Policarpo, carta y martirio
Ap.
Ap.
Ap.
Ap.
San Ignacio
Ap.
San Ignacio
San Ignacio
21 – Italia
Hech.
Hb.
- Malta
Hech.
- Siracusa
Hech.
- Reggio Calabria
(Hech.
- Pozzuoli (Nápoles) Hech.
- Tres Tabernas
Hech.
1, 3
1, 16-18
4, 12
1, 11; 2,1-7
20, 5-12
2, 12-13
4, 13
20, 15-38
4, 20
2, 1-7
2, 12-17
2, 18-29
3, 1-6
3, 7-14
1, 9
18, 2
13, 24
28, 1-11
28, 12
28, 13)
28, 13-14
28, 15?
8
- Roma
(Hech.
(Hech.
Hech.
Suetonio, De Vita Claudii
A los Romanos
Hech.
2 Tm.
1 Pe.
Clemente Romano
Tacito, Annales
San Ignacio
2, 10)
13, 7)
18, 2
1, 7-15
19, 21
23, 11
1, 17
5, 13
22 – Galias
2 Tm.
San Irineo
4, 10?
23 – España
Rom.
Clemente
15, 24-28
5, 7?
24 – Egipto – Libia
- Alejandría
- Cirene
(Hech.
(Hech.
(Hech.
(Hech.
(Hech.
(Hech.
(Mc.
2, 10)
18, 24-25)
2, 10)
6, 9)
11, 20)
13, 1)
15, 21)
25 – Etiopía
26 – Osroene
27 – Adiabene
28 – India
9
CUADERNO Nº 2
LA IGLESIA DE PENTECOSTÉS
LOS DOCE, CEFAS Y LOS HERMANOS
Coleccionó C. Giaquinta
I – LOS DOCE
“La muralla de la ciudad de la ciudad se asienta sobre doce piedras, que llevan los
nombres de los Doce Apóstoles del Cordero” (Ap. 21, 14)
1. Con este nombre se los designa en la primera tradición eclesiástica: 1 Cor. 15, 5.
- Que veía a este grupo como distinto, de algún modo, del resto de la comunidad: Hech.
6, 2.
-
Y lo tenía como fundamento de la Iglesia toda: Ap. 21, 14.
-
La ausencia de uno (los once) hace sentir una anomalía: Lc. 24, 9-33. Mt. 28, 16.
-
La elección de Matías y su agregación al cuerpo de “Los Doce” indica la conciencia
de hallarse ante el grupo constitutivo original de la Iglesia: Hech. 1, 15-20.
2. En los Evangelios se explicita mejor esta conciencia de la Iglesia con respecto a “Los
Doce”.
- Si pocas veces los designan como:
•
“los doce discípulos”: Mt. 10,1; 11, 1
•
“los doce apóstoles”: Mt. 10, 2
Las más de las veces lo hacen diciendo a secas, “los Doce”.
- Es un número perfecto y cerrado: Lc. 22, 3.
- Se distingue claramente entre los restantes discípulos, que son “los que están
alrededor de Jesús junto con los Doce”: Mc. 4, 10; Lc. 24, 9. 33, y los integrantes del
grupo, cada uno de los cuales es “uno de los Doce”; p.ej.:
•
Tomás: Jn. 20, 24.
•
Judas Iscariote:
Mc. 14, 10. 20. 43
Mt. 26, 14
Lc. 22, 47
Jn. 6, 71
- La integración de ellos al grupo es debido a la iniciativa de Jesús, que los elige y
llama.
Mc. 3, 13-14
Mt. 10, 1-2
Lc. 6, 13
Jn. 6, 70
Pero supone de parte de ellos, libertad de opción: Jn. 6, 67.
-
“Los Doce” son aquellos discípulos que están con Jesús: Mc. 3, 14. Y lo acompañan.
•
En la misión: Lc. 8, 1.
•
En la vida cotidiana: Lc. 9, 12.
•
En su ingreso mesiánico: Mc. 11, 11.
•
En sus pruebas: Lc. 22, 30.
•
En la cena del N.T.: Mc. 14, 17
Mc. 26, 20
Y para ello abandonan todo: Mt. 19, 28.
10
- A “los Doce” Cristo los instruye sobre:
•
La misión: Mt. 16, 5; 11, 1.
•
La primacía del servicio: Mc. 9, 35.
•
La Pasión y Resurrección: Mc. 10, 32
Mt. 10, 5s
Lc. 9, 2
- Y los envía a predicar:Mc. 3, 14; 6, 7-12
Mt. 10, 5 s
Lc. 9, 2
- Revistiéndolos de autoridad: Mc. 3, 15
Mt. 10, 1
Lc. 9, 1
3. En la literatura cristiana arcaica, la iglesia es designada como “la plantación que
plantaron los Doce Apóstoles del muy Amado” (Ascensión de Isaías IV, 3; Cfr. III, 17. 21; XI,
22).
II – CEFAS
“Tú te llamarás Cefas” (Jn. 1,42).
“…y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Mt. 16, 18).
1. En las Iglesias griegas, Simón Bar Jonas (Mt. 16, 17) es designado con el apodo
arameo “Kefas”.
•
Corinto: 1 Co. 1,12; 3, 22; 9, 2; 15, 5.
• Galacia: Ga. 1, 18; 2, 9. 11. 14.
• Asia: Jn. 1, 42.
Que se lo heleniza pronto por “Pétros”.
Jn. 1, 42
Mt. 4, 18
Hech. 10, 5
Ga. 2, 7-8
- El apodo fue iniciativa del mismo Jesús:
Mc. 3, 16
Mt. 16, 17-18
Lc. 6,14
Jn. 1, 42
- Su nombre encabeza las listas completas de los Doce:
Hech. 1, 13-14
Lc. 6, 13-16
Mc. 3, 16-19
Mt. 10, 2-4
O las listas parciales de los apóstoles:
• Pedro y Juan:
Lc. 22, 8
Jn. 20, 2. 3. 4
21, 20
Hech. 3, 1. 4. 11
4, 13. 19
8, 14
• Pedro, Juan y Santiago: Lc. 8, 51
9, 28
• Pedro, Santiago y Juan: Mc. 5, 37
9, 2
14, 33
Mt. 17, 1
Lc. 5, 8-10
• Pedro y los Zebedeo: Mt. 26, 37.
11
• Pedro, Santiago, Juan y Andrés: Mc. 13, 3.
- Se lo destaca del restante cuerpo de los Doce:
• “Cefas y los Doce”
1 Cor. 15, 5
• “Pedro y los Once”
Hch. 2, 14
• “Pedro y los demás Apóstoles” Hch. 2, 37
• “Pedro y los Apóstoles”
Hch. 5, 29
• “Simón y los compañeros”
Mc. 1, 36
• “Los discípulos y Pedro”
Mc. 16, 7
- Si bien es uno de ellos y está en comunión con ellos: Hch. 8, 14.
2. Es un testigo privilegiado de la resurrección:
•
1 Co. 15, 5
•
Mc. 16, 7
•
Lc. 24, 34
•
Jn. 20, 2-7
- Que tiene la iniciativa en la acción apostólica:
•
Elección de Matías:
•
Sermón de Pentecostés:
•
Sermón al Sanedrín.
•
Sermón al Sanedrín (2º vez):
Hch. 5, 29
•
Confirmación de la fe en Samaría:
Hch. 8, 20
•
Visita apostólica:
Hch. 8, 20
•
Aceptación de los gentiles en la Iglesia: Hch. 10, 9-11. 17
Hch. 1, 15s
Hch. 2, 14. 37-38
Hch. 4, 8. 13
- La cual es confirmada con signos:
•
Cojo en el Templo:
•
Muerte de Ananías y Safira: Hch. 5, 1-11.
•
Numerosas curaciones:
Hch. 5, 15-16.
•
Eneas el paralítico:
Hch. 9, 33-35.
•
Resurrección de Tabitá:
Hch. 9, 36-43.
Hch. 3, 4-25.
3. En la comunidad se recuerda sus limitaciones y pecados durante la vida de Jesús:
•
Duda en el mar: Mt. 14, 28-31.
•
Disuasión de la Cruz:
•
Presunción:
Mc. 14, 29
•
Sueño en el Huerto:
Mc. 14, 37
•
Amago de homicidio:
Jn. 18, 10-11
•
Triple negación:
Mc. 14, 66-72
Mt. 26, 69-75
Lc. 22, 55-62
Jn. 18, 15-18
25, 27
Mc. 8, 32-33
- Pero a la vez:
•
Su empeño en entender la Palabra de Jesús:
Mt. 15, 15
18, 21
Mc. 11, 21
Lc. 12-41
12
•
Su confesión de fe:
Mt. 16, 16-18
Lc. 5, 8
Jn. 6, 67-69
•
Su triple profesión de amor: Jn. 21, 15-17.
4. Se recuerda, también, que era:
•
El representante de Jesús para el pago de los impuestos a la autoridad civil:
Mt. 17, 24-27.
•
El que hablaba en nombre de los compañeros:
Mt. 16, 15-16
19, 27
Lc. 8, 45
•
El creyente en la palabra de Cristo:
Lc. 5, 5
Jn. 6, 68
•
La piedra basal de la Iglesia: Mt. 17, 18.
•
El depositario de las llaves de Reino: Mt. 16, 19.
•
El fortalecedor de la fe de los hermanos: Lc. 22, 31-32.
•
El que más ama a Cristo: Jn. 21. 15.
•
El pastor de los corderos y de las ovejas: Jn. 21, 15-17.
5. La gente lo tiene en gran estima: Hch. 5, 15.
Y la gente se estremece con su prisión: Hch. 12, 5.
- Si bien se sabe que no es más que un hombre: Hch. 10, 25-26.
•
Que sufre perplejidades con respecto a la misión que cristo le confió: Hch. 10, 917.
• E incluso, asume actitudes equívocas: Ga. 2, 11-14.
- Se siente que es preciso estar en comunión con Él: Ga. 1, 18. 2, 2.
III – LOS HERMANOS
“Vosotros sois todos hermanos” (Mt. 23, 8).
Los miembros que rodean a los Doce son “los hermanos” (Hch. 1, 15).
1. Estos se sienten formando parte activa de la comunidad de Jerusalén:
•
Salvan a Pablo: Hch. 9, 30.
•
Acompañan a Pedro: Hch. 11, 12.
•
Piden explicación de su trato con los gentiles: Hch. 11, 1-3.
•
Reciben a Pablo después de su misión: Hch. 21, 27.
•
Reciben informes de Pedro: Hch. 12, 17.
•
Con ellos se sienten unidos los creyentes de fuera de Palestina: Hch. 11, 29.
•
Están presididos por Santiago: Hch. 12, 17.
2. De la misma manera se designan los creyentes fuera de Jerusalén:
Hch. 14, 2; 15, 1. 3 – hermanos de la gentilidad –
Hch. 15, 36; 18, 18; 21, 7; 28, 14-15.
Y tienen la misma conciencia de pertenencia activa a la Iglesia:
•
Impulsan la misión de Pablo: Hch. 15, 40.
•
Testimonian sobre Timoteo: Hch. 16, 2.
•
Testimonian la fe ante el tribunal: Hch. 17, 6—7.
•
Patrocinan a Apolo: Hch. 18, 27.
•
Tienen por dirigentes a Judas y Silas: Hch. 15, 22. 32-33.
13
3. Es una designación que goza de prestigio, porque:
•
Jesús dio su nombre a los discípulos: “Vosotros sois todos hermanos” Mt. 23, 8.
•
Además Él se identificó con el prójimo, en especial el pobre, e hizo de él un
hermano suyo: Mt. 25, 40.
•
Particularmente si éste realiza la voluntad del Padre: Mt. 2, 48-50.
•
Así se los designa después de la Resurrección: “mis hermanos” Mt. 28, 10. Jn. 20,
17.
4. Las cartas apostólicas generalizan el uso de este término: (Ver cartas de San Pablo,
Santiago y Juan).
Y luego adquieren la forma colectiva de “fraternidad” para designar:
•
La comunidad local: 1 Ped. 2, 17.
•
La comunidad universal: 1 Ped. 5, 9.
14
CUADERNO Nº 3
LOS TESTIGOS DE JESÚS
Coleccionó C. Giaquinta
1. Los Doce son testigos cualificados de Cristo, escogidos por Dios de antemano Hch.
10,41.
- Lo son por disposición de Cristo: Hch. 1, 8
Lc. 24, 48
- Están capacitados para ello por:
•
La vida en común con Jesús desde su bautismo:
•
Las apariciones de Jesús después de su resurrección: Hch. 10, 40-41
13, 31
Hch. 1, 21-22
10, 39-41
Jn. 15, 27
2. El objetivo del testimonio es:
•
La vida terrena de Jesús desde el Bautismo:
•
La misión apostólica de él:
•
La pasión, muerte, resurrección y exaltación:
Hch. 1, 22
2, 23-36
3, 13-15
5, 30-32
10, 39-40
13, 27-31
4, 33
Lc. 24, 44-48
1 Pe. 5, 1
•
La conversión y el perdón de los pecados:
Lc. 24, 47-48
Hch. 2, 31.38
3, 15. 19
5, 31-32
10, 40.43
13, 3. 38-39
•
Las promesas del Espíritu Santo:
Hch. 1, 8
2, 32-33
Lc. 24, 48-49
•
El juicio y señorío universal de Cristo:
Hch. 1, 21
2, 22.32
13, 24-25.31
Hch. 10, 37-39
2, 22.32
13, 24-25. 31
Hch. 3, 15. 20-21
10, 41-42
3. Pablo, sin ser de los Doce, se sentirá asociado a la tarea del testimonio: (Hch. 22, 15.
18; 26, 16; 23, 11), porque se le apareció el Señor (1 Cor. 15, 8), lo vio 1 Co. 9, 1) y fue
elegido por Él (Ga. 1, 15).
4. “Testigo” o “martyr”: esta palabra, destinada originariamente al que habla solamente
ante el juicio de una audiencia, vendrá a aplicarse a aquel que ya no habla más con los
labios, porque vio con tanta claridad que no pudo desmentirse y en prueba de lo visto,
vertió su sangre. Así:
•
Esteban: Hch. 22, 20.
Antipas: Ap. 2,13.
• Jesús: Ap. 1, 15; 3,14.
•
El “mártir” silenciado sigue hablando por medio de su sangre. “que es más elocuente
que la de Abel” Hb. 12, 24
15
CUADERNO Nº 4
SANTIAGO Y LOS PARIENTES DE JESÚS
Coleccionó C. Giaquinta
“… ¿Quiénes son mis hermanos?”
“…Todo el que cumpla la voluntad de mi Padre Celestial.
(Mt. 12, 48-50)
I - LOS HERMANOS DE JESÚS EN LAS TRADICIONES DEL NUEVO TESTAMENTO
1. Los hermanos de Jesús
•
Mc. 6,3: “… ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago,
Joset, Judas y Simón?” (Ver: Mt. 13, 55; Mc. 3, 31-32).
•
Jn. 7, 3-5: “Y le dijeron sus hermanos: …si haces estas cosas, muéstrate al
mundo”. “Es que ni siquiera sus hermanos creían en él” (ver: Mc. 3,21).
•
Hch. 1, 14: “Todos ellos perseveraban en la oración con un mismo espíritu en
compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos”.
•
1 Co. 9, 5: “No tenemos derecho a llevar con nosotros una mujer creyente, como
los demás apóstoles y los hermanos del Señor y Cefas?”.
•
Ga. 1, 19: “Y no vi a ningún otro apóstol (fuera de Cefas), y sí a Santiago, el
hermano del Señor”.
2. Santiago
•
1 Co. 15, 7: “Luego (el Señor) se apareció a Santiago; más tarde a todos los
apóstoles”.
•
Hch. 12, 17: “Comunicad esto a Santiago y a los hermanos”.
•
Ga. 2, 9: “Santiago, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas…”
•
Ga. 2, 12: “Antes que llegaran algunos del grupo de Santiago, (Cefas) comía en
compañía de los gentiles”.
•
Hch. 15, 13-21: Discurso de Santiago en el Concilio de Jerusalén.
•
Hch. 21, 16: Sigue presidiendo la comunidad de Jerusalén en la década del 50 al
60 d.C.
•
Epístola de Santiago ¿?
3. Joset
•
Mc. 15, 40. 47.
4. Judas
•
Judas 1?
5. Cleofás
•
Lc. 24, 18.
•
Jn. 19, 25.
II - SANTIAGO, EN LAS FUENTES ARCAICAS POST-BÍBLICAS
1. Josefo (c. 37-95); noticias de un judío contemporáneo
…Siendo Anán de este carácter, aprovechándose de la oportunidad, pues Festo había
fallecido Albino todavía estaba en camino, reunió el sanedrín. Llamó a juicio al hermano
de Jesús que se llamó Cristo; su nombre era Jacob, y con él hizo comparecer a varios
otros. Los acusó de ser infractores a la ley y los condenó a ser apedreados.
Pero los habitantes de la ciudad, más moderados y afectos a la ley, se indignaron. A
escondidas enviaron mensajeros al rey, pidiéndole que por carta exhortara a Anán a
que, en adelante, no hiciera tales cosas, pues lo realizado no estaba bien. Algunos de
ellos fueron a encontrar a Albino, que venía de Alejandría; le pidieron que no permitiera
16
que Anán, sin su consentimiento, convocara al sanedrín. Albino, convenido envió una
carta a Anán, en la cual lleno de indignación le anunciaba que tomaría venganza con él.
Luego el rey Agripa, habiéndole quitado el pontificado, que ejerció durante tres meses,
puso en su lugar a Jesús hijo de Damneo”.
(Antigüedades Judías: Libro XX, 9, 1; Obras completas de Flavio Josefo, Acerbo cultural, Bs.
As. 1961, t III, página 342).
2. Hegesipo (c 100-180): memorias de un judío cristiano
3…”Hegesipo, que vivió cerca de los tiempos de los apóstoles, habla más
detalladamente que ninguno otro a cerca de Santiago en el libro V de Commentaria con
las siguientes palabras: 4 “Recibió el gobierno de la Iglesia, juntamente con los
apóstoles, Santiago hermano del Señor quien ya desde los tiempos de Cristo hasta
nuestra edad ha sido llamado el Justo. Pues ciertamente han existido muchos que se
llamaban con el nombre de Santiago. 5 Pero éste fue santo desde el vientre de su
madre. Nunca bebió ni vino ni zumo de dátiles; se abstuvo totalmente de las carnes de
animales. Nunca ser cortó la cabellera; ni se acostumbraba a ungir ni a bañar su
cuerpo. 6 Era el único entre todos que tenía el derecho y la facultad de entrar en el
santuario íntimo del templo. No usaba vestidura de lana sino de lino. Acostumbraba a
entrar solo en el templo u orar allí intercediendo ante Dios de rodillas por los pecados
del pueblo, hasta el punto de que sus rodillas hubiesen encallecido como las del
camello, cuando venerando a Dios asiduamente se postraba en el suelo haciendo votos
por la salvación del pueblo. 7 A causa de su singular justicia, era llamado Justo y
Oblías, que significa – baluarte del pueblo – y – justicia -, como predijeron los profetas
acerca de él. 8 Algunos pertenecientes a las siete sectas que existían entre los judíos y
de las cuales recordamos haber escrito en los libros anteriores, le preguntaron cuál
fuese la puerta de Jesús. 9 A los cuales respondió que Jesús era Salvador. Oídas estas
palabras, creyeron algunos en ellos que Jesús era verdaderamente el Cristo. Las
sectas mencionadas no creían ni en la resurrección ni en la futura venida de Cristo para
retribuir a cada uno según sus merecimientos. Cuantos, pues, de ellos, creyeron,
creyeron ciertamente por obra y ministerio de Santiago. 10 Como pues creyesen
muchos de los primates, comenzaron a alborotarse los judíos, los escribas y los
fariseos; clamando que ya se había llegado hasta el extremo de que casi todo el pueblo
esperase a Jesús como a Cristo. Por consiguiente, reuniéndose todos se dirigieron a
Santiago, y lo estrecharon con estas palabras: “Te rogamos que reprimas el error del
pueblo, que ha concebido una opinión falsa acerca de Jesús, como si éste fuese el
Cristo. Persuade por lo tanto a todos los que se reúnen aquí en la fiesta de la Pascua a
que piensen rectamente acerca de Jesús. Pues todos tenemos confianza en ti y con
todo el pueblo te testimoniamos que eres un varón justísimo y que en ti no hay acepción
de personas. 11 Por consiguiente, persuade a la plebe que en adelante no yerre acerca
de Jesús. Todo el pueblo y nosotros te obedecemos. Sube, pues, a lo alto del templo,
para que colocado en lugar elevado puedas ser fácilmente visto y escuchado por
todos”. Porque con motivo de la solemnidad de la Pascua se han congregado aquí
todas las tribus de los judíos y no pocos gentiles. 12 Luego, habiendo los escribas y
fariseos mencionados, colocado a Santiago en lo alto del templo, v comenzaron a
hablarle con voz suplicante: “Oh, Justo, a quien prestar fe todos nosotros es razonable;
todo el pueblo yerra, siguiendo a Jesús crucificado, enséñanos cuál sea la puerta de
Jesús clavado en la cruz”.
13 Entonces, Santiago, dejando oír su voz les respondió: “¿Por qué me preguntáis
acerca de Jesús Hijo del hombre? Él está sentado a la diestra de la suma virtud y ha de
venir en las nubes del cielo”.
14 Como muchos, confirmados por ese testimonio de Santiago, glorificasen a Jesús
diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David!; entonces los mismos escribas y fariseos,
hablando entre sí, dijeron: “Malamente hemos procedido, honrando a Jesús con tan
valioso testimonio. Pero subamos y arrojémoslo abajo, para que, aterrados los demás,
dejen de prestarle fe”.
15 Luego comenzaron a exclamar y a decir: Oh, oh, también el Justo ha errado. Y se
cumplieron las cosas que están escritas en el profeta Isaías: “Quitemos de en medio al
justo, porque nos es molesto. Por lo cual comerán el fruto de sus obras” (Is. III). Luego
subieron y lo precipitaron. 16 y porque el precipitado no murió al instante sino que
puesto de rodillas oraba diciendo: “Señor y Dios Padre, te ruego los perdones, pues no
saben lo que hacen”, ellos se dijeron entre sí: “Apedreemos a Santiago el Justo”. Así
pues, comenzaron a arrojarle piedras. 17 Y mientras cubrían de piedras al hombre, uno
de los sacerdotes, de los hijos de Rechab, hijo de Rechabim que había sido alabado
17
por Jeremías, con voz suplicante dijo: “Perdonad ¿qué hacéis? El Justo ora por
vosotros”.
18 Entretanto uno de los bataneros de ellos, tomado el bastón con que solía batanear
los vestidos, hirió la cabeza del Justo. Y de esta manera acabó la vida con un feliz
martirio. Fue sepultado en el mismo lugar y todavía subsiste su sepulcro junto al templo.
Este Santiago fue elocuente testigo, tanto para los judíos como para los griegos, de que
Jesús fue verdaderamente Cristo. No mucho después acaecieron el asedio de
Vespasiano y la cautividad de los judíos”.
19 Coincidiendo Egesipo por completo con Clemente, refiere los hechos con alguna
mayor extensión. En efecto, fue tan célebre y admirable para todos Santiago por su
singular justicia, que llegasen a estimar los más prudentes de los judíos que esa fue la
causa del asedio de Jerusalén que siguió luego.
(Eusebio, Historia Eclesiástica II, 23, 3-19; trad. Aznar Luis, Ed. Nova, Bs. As., págs. 88-91; Eusebio
trae a continuación el testimonio de Josefo II, 23, 20-24. Cuando no se haga otra advertencia, la
traducción de la Historia Eclesiástica es esta de Aznar. La edición del texto griego que se maneja es la
de Sources Chretiennes ts. 31, 41, 55, y 73).
3. Clemente de Alejandría (c 150-215): “Hypotiposis” o Borradores de un griego a la caza
de tradiciones
2 “…Refieren que Santiago, llamado hermano de Jesús porque era hijo de José; pues
efectivamente de Cristo fue padre (putativo) José, con quien desposada todavía la
Virgen María, quedó encinta antes de que se casaran, por obra del Espíritu Santo,
como narra la historia sacrosanta de los Evangelios; Santiago, repito, llamado Justo por
los antiguos a causa de su eximia virtud, fue el primero en desempeñar el episcopado
de la Iglesia de Jerusalén. 3 Así lo afirma Clemente en el libro sexto de sus
Instituciones (Hipotiposis): “Después de la ascensión del Salvador, aun cuando el Señor
había distinguido entre todos los demás a Pedro, Santiago y Juan, no por ello
contendieron entre sí acerca del primer grado de honor, sino que eligieron obispo de
Jerusalén a Santiago, apellidado el Justo”. 4 El mismo autor hace idéntica afirmación en
el libro séptimo de dicha obra: “A Santiago el Justo, a Pedro y a Juan concedió el Señor
la gnosis después de la resurrección.
Este don lo entregaron ellos a los demás apóstoles, y éstos a los setenta discípulos,
uno de los cuales fue Bernabé. 5 Existieron también dos Santiagos: uno llamado el
Justo, que pereció arrojado desde lo alto del templo y herido por un batanero con un
trozo de madera; el otro fue degollado”.
(Eusebio, Historia Eclesiástica II, 1, 2-5¸Aznar, págs. 51-53).
III - SIMÓN CLEOFÁS, Y LOS PARIENTES DE JESÚS, SEGÚN LAS MEMORIAS DE
HEGESIPO
1. Sucede a Santiago un pariente de Jesús
4 “(Hegesipo expone) “Después que Santiago, por sobrenombre el Justo, que lo mismo
que el Señor sufrió el martirio a causa de la predicación de la misma doctrina,
nuevamente un primo hermano del Señor, Simón, hijo de Cleopas, es constituido
obispo, por ser pariente del Señor. Y todavía llamaban virgen a la Iglesia porque aún no
había sido corrompida con vanos discurso”
(Eusebio, Historia Eclesiástica IV, 22, 4; Aznar págs. 197).
“Se cuenta que, después del martirio de Santiago y de la destrucción de Jerusalén
acaecida entonces, los apóstoles y los discípulos del Señor, que todavía vivían, se
reunieron de todas partes junto a los parientes carnales del Señor – en efecto muchos
de estos vivían todavía -, y tuvieron una asamblea en común para examinar quien sería
digno de la sucesión de Santiago. Todos de común acuerdo, decidieron que Simón
Cleofás, recordado en los escritos del Evangelio (Lc 24, 18; Jn 19, 25), era digno de
ocupar la sede de esa Iglesia (paroikía). Según se dice era primo del Salvador.
Hegesipo cuenta que Cleofás era hermano de José”.
(La fuente de toda esta noticia puede ser el mismo Hegesipo. Ver: Eusebio, Historia Eca. III, II; trad. C.
G.; Aznar, pág. 119).
2 - Martirio de Simón Cleofás y testimonio de los nietos de Judas:
1”…Sabemos que, después de las persecuciones de Nerón y Domiciano, se suscitó
una persecución particular en algunas ciudades bajo el imperio de Trajano, cuyos
tiempos recordamos ahora, a causa de cierta conmoción popular. Se recuerda que en
18
ella acabó su vida en el martirio Simón, hijo de Cleofás, que había sido creado obispo
segundo de la Iglesia de Jerusalén. 2 Testigo de este asunto es aquel Egesipo, cuyas
palabras tantas veces hemos transcripto. Hablando Egesipo acerca de algunos herejes,
añade que Simón fue acusado por ellos cerca de estos tiempos, y que atormentado
durante muchos días con varios géneros de tormentos por el hecho de ser cristiano, fue
objeto de admiración para el juez y para sus satélites y ministros; y que por último cerró
su vida con el mismo género de suplicio que sufrió el Señor. 3 Mejor será escuchar las
mismas palabras del escritor mencionado que narra el hecho de la manera siguiente:
“Del número de esos herejes, algunos denunciaron a Simón, hijo de Cleofás, porque
era oriundo de la estirpe de David y cristiano además. Y así Simón que tenía ciento
veinte años de edad, sufrió el martirio en el principado de Trajano, siendo gobernador
de Siria el consular Attico”.
4 Escribe por otra parte el mismo autor que los mismos acusadores de Simón,
habiéndose investigado solícitamente entonces que todos ellos eran oriundos de la
estirpe real de los judíos, quedaron convictos de que traían origen de dicha estirpe.
Alguien ha dicho no absurdamente que Simón fue discípulo y espectador del Señor; ya
que parece afirmarlo la larga duración de su vida y la autoridad de los evangelios, en
los cuales se habla de una María de Cleopas, de la cual hemos dicho más arriba fue
hijo Simón. 5 Asimismo refiere el escritor indicado que otro de los nietos de uno de los
hermanos del Señor, de nombre Judas, alargó su vida hasta el imperio de Trajano,
después de haber confesado constantemente la fe bajo Domiciano, como hemos
referido en otro lugar. Dice así: 6 “Existen, presiden toda la Iglesia, como mártires y
parientes de Cristo. Y por fin, concedida paz profunda a la Iglesia han sobrevivido hasta
los tiempos de Trajano. Hasta que el mencionado Simón, hijo de aquel Cleopas que fue
tío del Señor, acusado de la misma manera por los herejes y por la misma causa fue
citado a juicio ante el consular Attico; y atormentado durante muchos días con
acerbísimos suplicios, profesó constantísimamente la fe de Cristo; de tal modo que el
mismo consular y todos los que estaban presentes se admirasen sobremanera de que
un varón de ciento veinte años de edad pudiese soportar tantos tormentos. Por último,
por sentencia del juez fue crucificado”.
(Eusebio, Historia Eca. III, 32, 1-6; Aznar, págs. 141-142).
3. Persecución a los parientes de Jesús
XIX El mismo Domiciano ordenó liquidar a los descendientes de David. Una antigua
tradición cuenta que ciertos herejes denunciaron a los descendientes de Juda, el primo
carnal del Salvador, como pertenecientes al a estirpe de David, y a la parentela del
mismo Salvador. Esto lo demuestra Hegesipo en un lugar con estas palabras:
XX 1 De los parientes del Señor existían todavía los nietos de Juda, primos según la
carne (Mt. 13, 55; Mc. 6, 3). Los delataron por pertenecer a la estirpe de David. El fiscal
los condujo delante del Cesar Domiciano; este temía la parusía de Cristo, lo mismo que
Herodes. Les preguntó si eran descendientes de David; confesaron que sí. 2 Entonces
les preguntó cuántas propiedades tenían y de que posesiones eran dueños. Dijeron que
entre los dos tenían 9.000 denarios (1 denario = 1 jornal obrero) y que cada uno tenía
una mitad; agregaron que esto no lo tenían en moneda, sino que era la evaluación de
un terreno de 39 plethras (1 = 100 pies), por los cuales pagaban impuestos, y que los
cultivaban ellos mismos para alimentarse”.
3 Después ellos mostraron sus manos, prueba de su propio trabajo; alegaron la rudeza
de sus cuerpos y presentaron los callos incrustados en sus manos a causa del trabajo
continuo.
4 Interrogados sobre Cristo y su reino, qué es, dónde y cuándo se manifestará le dieron
esta respuesta: “Este reino no es de este mundo ni de esta tierra, sino celeste y
angélico; llegará al final de los tiempos, cuando (Cristo) vendrá en gloria a juzgar a los
vivos y a los muertos y dará a cada uno según sus obras”.
5 Domiciano por eso no los condenó a nada, sino que los despreció como hombres
simples, y los dejó libres e hizo cesar por un edicto la persecución contra la Iglesia.
6 Cuando fueron liberados, dirigieron las Iglesias, a la vez como mártires y parientes del
Salvador; restablecida la paz, vivieron hasta el tiempo de Trajano”.
(Eusebio, Historia Eca., III 19-20; trad. C.G.; Aznar, págs. 123-124).
19
IV - LOS “DESPOSYNOI” O PARIENTES DEL SEÑOR, SEGÚN MEMORIAS DE UN
JEROSOLIMITANO
Sexto Julio el Africano (c + 240)
“…Algunas personas cuidadosas conservaron sus propias genealogías, sea
recordándose de los nombres o bien sacando copias, y se gloriaban de haber salvado
el recuerdo de su nobleza.
Entre éstas se contaban los que ya citamos los llamados “despósynoi” por su relación
con la parentela del Salvador; eran oriundos de los pueblos judíos de Nazaret y de
Kochaba y se habían diseminado por el resto de la región.
Ellos redactaron, como pudieron la genealogía mencionada, según el Libro de los Días”.
(Carta a Arístides, en Eusebio, Historia Eca. I, 7, 14; trad. C.G.; Aznar, págs. 29-30).
20
CUADERNO Nº 5
LA COMUNIÓN – KOINONÍA
VIVIDA EN LA IGLESIA APOSTÓLICA
C. Giaquinta
“Perseveraban…en la comunión”
(Hch. 2,24)
I - LA “COMUNIÓN” O “KOINONÍA” ES UN CONCEPTO QUE INTENTA EXPLICAR
LA VITALIDAD DE LA IGLESIA EN TODOS SUS NIVELES, INTERIORES Y
SOCIALES: HCH. 2, 42
1. En su nivel social y perceptible está relacionada con el gesto de poner los propios
bienes materiales “en común”:
Hch. 2, 44: “y tenían todo en común”, fruto de una disposición interior y voluntaria.
Hch. 4, 32: “un solo corazón, una sola alma…nada propio…todo en común”. Eran
capaces de poner los bienes en común aquellos que habían puesto el corazón en
común.
2. La colecta, hecha por Pablo a favor de los pobres de Jerusalén, fue la ocasión que
ayudó a explicitar la riqueza del concepto de “koinonía”:
Rom. 15, 26-27: “Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una comunión (colecta) a
favor de los pobres de entre los santos de Jerusalén. Lo tuvieron a bien y debían
hacérselo; pues si los gentiles comulgaran con los bienes espirituales de aquellos, ellos
a su vez debían servirlos (leitourgein) con sus bienes materiales”.
2 Co. 8, 2-6. 14: “…Porque atestiguo que (las Iglesias de Macedonia) según sus
posibilidades y aún sobre sus posibilidades, espontáneamente, nos pedían con mucha
insistencia el favor de la comunión en el servicio a los santos.
Y superando nuestras esperanzas, se entregaran a sí mismos primero al Señor, y luego
a nosotros…
Al presente, vuestra abundancia (material) remedia su necesidad (material), para que la
abundancia (espiritual) de ellos pueda remediar vuestra necesidad (espiritual) y reine
igualdad”.
2 Co. 9, 11-14: “Sois ricos en todo para toda largueza, la cual provocará por vuestro
medio acciones de gracias a Dios.
Porque el servicio de esta acción sagrada no solo provee a las necesidades de los
santos sino que redundará en abundantes acciones de gracias a Dios.
Experimentando este servicio, glorifican a Dios por vuestra obediencia en la profesión
del Evangelio de Cristo, y por la generosidad de vuestra comunión con ellos y con
todos. Y con su ración por vosotros, manifiestan su gran afecto hacia vosotros a causa
de la gracia sobrehumana que en vosotros ha derramado Dios”.
3. “Comulgar” supone de una parte una actitud interior de amor al hermano, que se
materializa en una obra exterior de donación de los bienes propios:
Hb. 13, 16: “No os olvidéis de la buena acción y de la comunión; estos son los
sacrificios que agradan a Dios”.
Rom. 12,13: “Comulgad con las necesidades de los santos”.
- De la otra parte se supone, como se ve en Rom. 15, 26-27 y 2 Co. 8-9, la donación
de la fe o la elevación de una plegaria de acción de gracias.
4. La reciprocidad en el gozo de los bienes (espirituales y materiales), que se observa
entre las Iglesias, Madre e hijas, la contestamos también entre el apóstol y la
comunidad:
Flp. 4, 14-15: “Hicisteis bien en comulgar conmigo en mi tribulación, y sabéis también
vosotros, filipenses, que en el comienzo de la evangelización, cuando salí de
Macedonia, ninguna Iglesia comulgaba conmigo en la cuenta de dar y recibir, sino
vosotros solos”.
21
Ga. 6, 6: “El catecúmeno comulgue todos los bienes con el catequista”.
5. La “comunión” puede tener otras expresiones sociales:
a) Los apóstoles se estrecharán las manos Ga. 2, 9 en señal de comunión en:
•
un único Evangelio: (Ga. 1, 7).
•
una única misión de los Doce y de Pablo: (2, 3).
•
una única Iglesia de judíos y de gentiles: (2, 8).
El tender la mano de Santiago, Cefas y Juan “para la comunión”, tiene la
contrapartida en el recuerdo que Pablo debe tener por los pobres (v. 10).
b) Los fieles son exhortados a “tener comunión”.
•
con el apóstol, por la identidad de fe: 1 Jn. 1, 3.
•
recíproca con los hermanos: 1 Jn. 1, 7, por la vida de caridad, y por la
coherencia de vida con la fe que todos comulgamos: Flm. 6.
II - LAS RAÍCES DE ESTA COMUNIÓN SON MUY HONDAS
1. Cristo Jesús:
- El llamado que Dios Padre nos hace es para entrar en comunión con él: 1 Jn.1, 3.6.
- Y con su Hijo Jesucristo: 1 Co. 1, 9; 1 Jn. 1, 3.
- la cual se realiza en la Cena con su Cuerpo y con su Sangre: 1 Co. 10, 16.
- y a lo largo de toda nuestra vida terrena por la participación (comunión) en sus
padecimientos:
Flp. 3,10
1 Pe. 4, 13
2 Co. 1, 7
Hb. 10, 33
2. Espíritu Santo:
- Es también “comunión” en el Espíritu Santo: 2 Co. 13, 13
Flp. 2, 1
3. Evangelio:
- De esta manera, apóstol y fieles:
•
comulgan con el evangelio: 1 Co. 9, 23.
•
y se dan a la tarea de que todos comulguen con él: Flp. 1, 5.
•
pues son comulgantes de la misma gracia: Flp. 1, 7.
III - “LOS COMULGANTES”: NO ES EXTRAÑO, ENTONCES, QUE LOS CRISTIANOS
SEAN, POR DEFINICIÓN, “LOS COMULGANTES”:
•
en el plano social y visible del trabajo apostólico: 2 Co. 8, 23.
•
“
“
“
social y en el místico de la vida cristiana: Flm. 17.
•
“
“
“
místico de la participación (comunión) de la vida divina: 2 Pe.1, 4.
•
“
“
“
místico de la gloria futura: 1 Pe. 5, 1.
Nota: Nuevos aportes para la comprensión de la noción apostólica de comunión, puede
darlo el estudio de “la comunión en el mal”: 1 Co. 10, 20; 2 Co. 6, 14; Ef. 5, 11; 1 Tm. 5,
22; 2 Jn. 11; Ap. 18, 4.
IV - LA TRADICIÓN POST-APOSTÓLICA:
Los ecos de esta vivencia de comunión los hallamos casi colocados en el escrito
arcaico de la Didajé de los Doce Apóstoles:
IV, 8: “No rechazarás al necesitado, sino que comulgarás todo con tu hermano, y no
dirás que es tuyo propio. Porque si sois comulgantes en lo inmortal, cuanto más
en las cosas materiales” (Comparar con Rom. 15, 27).
22
CUADERNO Nº 6
CIRCUNCISIÓN Y GENTILIDAD
“Textos Rabínicos de los dos primeros
siglos cristianos para servir a la intelección
del Nuevo Testamento”
J. Bonsirven
(Opus homónimo, en francés, Roma, 1955, trad. C. G.)
Nota: Los textos siguientes sirven para ambientar las cuestiones desde la óptica judía
contemporánea al Nuevo Testamento; pero dan sólo una visión parcial. Una visión más
completa puede obtenerse recurriendo: 1º) a todos los textos sobre las materias en cuestión.
(Ver Índice de la obra citada: Circuncisión, pág. 717-718; Natrons (goym), pág. 750); 2º)
Bonsirven J., Le Judaisme Palestinien au temps de Jesús-Christ, París, 1935, 2 vols.
1. La Circuncisión:
“Si no os circuncidáis conforme a la costumbre mosaica, no podéis salvaros” (Hch.15, 1)
11 “…Qonam que yo no sacaré beneficio de los incircuncisos”, está prohibido a los
idólatras circuncisos, pero no a los israelitas incircuncisos.
“Qonam que yo no me aprovecharé de los circuncisos”, está prohibido a los israelitas
incircuncisos, no a los idólatras circuncisos, porque la incircuncisión les concierne
únicamente según lo que está dicho (Jer. 9, 26): “Todas las naciones son incircuncisas,
pero toda la familia de Israel es incircuncisa de corazón”; y también 1 Sam. 17, 33 y 2
Sam. 1, 20 (sobre los filisteos incircuncisos).
Rabí Eleazar Azaris (dijo): “la incircuncisión es repugnante, porque se les reprocha a los
idólatras, según Jer. 9,26”.
Rabí Ismael (dijo): “grande es la circuncisión porque es sobre su fundamento que se han
pactado trece alianzas”.
Rabí José (dijo): “grande es la circuncisión porque permite violar el sábado, obligación
grave”.
Rabí Josué b. Qorha (dijo): “grande es la circuncisión porque no fue suspendida ni siquiera
una hora, para Moisés el Justo”.
Rabí Nehemia (dijo): “grande es la circuncisión porque ella suspende la prohibición de
hacer heridas (en sábado)”.
Rabbi: “grande es la circuncisión, porque nuestro padre Abraham, después de observar
todos los mandamientos, no fue llamado perfecto sino una vez circuncidado, según lo
dicho en Gn. 17, 1”.
Otra explicación: “grande es la circuncisión, porque si no existiese, el Santo b.s! no habría
creado su mundo, según lo dicho (Jer. 33, 25) “Así Yahveh: si mi alianza no existiese día y
noche, yo no habría establecido las leyes del cielo y de la tierra” (Nedarim; Bonsirven o.c.
Nº 1342, pág. 346).
2. Los Gentiles (los Goym):
“De ninguna manera Señor;
jamás ha comido nada profano e impuro”
(Hch. 10, 14)
“ … La mayoría de los bastardos son listos;
la mayoría de los esclavos son bellos:
la mayoría de los hijos de familia son modestos;
la mayoría de los hijos semeja al hermano de su madre…
Se enseña: R. Simeón b. Johay decía:
el mejor de los goym (gentiles) debe ser muerto;
a la mejor de las serpientes, rómpele el espinazo;
la mejor de las mujeres practica la idolatría.
Dichoso quien haga la voluntad del Qugar!...”
(Qiddusin, Bonsirven, o.c. Nº 1590, pág. 419).
23
“4 Los noáquidas (paganos prosélitos) recibieron siete mandamientos: sobre el juicio,
la idolatría, la profanación del Nombre, el incesto, el homicidio, el robo. Ellos deben
establecer tribunales…están advertidos de todos los impedimentos matrimoniales por
los cuales los tribunales israelitas condenan a muerte. Así según R. Meïr; los doctores
afirman que sus tribunales también los juzgan, excepto a la novia.
5 Un goy es culpable si mata a un goy o a un israelita; no así un israelita que mata a un
goy. El robo o la apropiación de las cosas encontradas les están prohibidas al goy en
relación a los israelitas, pero le está permitido al israelita con respecto al goy”.
(Aboda Zara; Bonsirven, o.c. Nº 2035, pág. 560).
8 (5), 1. Un patio (habitación en torno a un patio) perteneciente a un goy es como la
cucha de una bestia; se puede entrar algo (en sábado) o sacarlo del patio a las piezas e
inversamente. Se puede acomodar en el patio los objetos que se pusieron allí en
sábado; pero si un israelita es uno de los habitantes, no se puede porque este patio es
como si fuese de él”.
(Erubim, Bonsirven, o.c. Nº 805, pág. 199).
“Se cuenta que el Imperio (romano) envió dos soldados a estudiar la Tora con el
Rabino Gamaliel. Él les enseñó la Escritura, la Misna, las leyes y la Haga; al final le
dijeron: vuestra ley es hermosa y digna de alabanza, salvo en dos cosas: 1º) que una
israelita no puede asistir al parto de una extranjera, mientras que ésta puede asistir a
una israelita; que una israelita no puede amamantar al hijo de una extranjera, mientras
que ésta puede amamantar al hijo de una israelita, con permiso de ésta. 2º) que se
puede guardar lo robado a un extranjero, pero no lo robado a un israelita.
Entonces el R. Gamaliel prohibió esta última usanza que era causa de que el Nombre
fuese profanado”.
24
CUADERNO Nº 7
LA DIÁSPORA DE ISRAEL EN TIEMPOS DEL N.T.
TESTIMONIOS BÍBLICOS
G. Giaquinta
“Desde tiempos antiguos Moisés tiene
en cada ciudad sus predicadores, y
es leído cada sábado en las sinagogas”
(Hch. 15, 21)
1. La Diáspora:
- Desde antes de Cristo conocemos la presencia de los judíos fuera de su tierra, sin
contar los países de su deportación: 1 Mac. 15, 16-23.
- Los datos del N. T. muestran una verdadera red de juderías en Occidente, desde
Fenicia hasta Italia:
Damasco (Hch. 9, 20), Salamina (13, 5; 11, 20), Antioquia de Pisidia (13, 14-15), Iconio
(14, 1), Listra (16, 1), Filipos (16, 13), Tesalónica (17, 1), Berea (17, 10), Atenas (17,
17), Corinto (18, 4), Éfeso (19, 8), Esmirna (Ap. 2, 9), Filadelfia (Ap. 3, 9), Roma (18, 2;
28, 17), Alejandría (18, 24), Cirene (11, 20), ver además: Hch. 2, 9-11.
- Casi todas ellas poseen su sinagoga, al menos una, algunas tienen varias,
pertenecientes a judíos de diversas proveniencia: Hch. 6, 9.
2. La Sinagoga:
- Algunos párrafos de los Hechos nos permiten apreciar:
•
La reunión sabatina:
•
La organización comunitaria:
•
La educación familiar: 2 Tm. 1, 4-5; 3, 14-15.
•
La influencia de la vida civil: Hch. 13, 6; 13, 50; 14, 2; 17, 5.13; 18, 12-16; 19, 13.
Hch. 13, 14s (Antioquia de P.)
16, 13s (Filipos)
Hch. 13, 15
18, 7-8
3. Los Prosélitos:
- En las reuniones de la comunidad, se advierte, la presencia de los gentiles
simpatizantes o prosélitos de la puerta, llamados los “cultores” o “los Temerosos de
Dios”: Hch. 13, 16. 26; 13, 43. 50; 16, 14; 17, 4; 17, 17; 18, 7. (Ver 10, 2.22; Lc. 7, 5; Jn.
12,20).
- Existen también otros, pocos, que admiten totalmente la Ley, incluida la circuncisión,
llamados prosélitos de la justicia, simplemente los prosélitos Hch. 2, 11; 6, 5.
- La adhesión de los mismos era fruto de un gran esfuerzo misionero Mt. 23, 13.
25
CUADERNO Nº 8
LA IGLESIA, MADRE DE JERUSALÉN
HEBREOS Y HELENISTAS
C Giaquinta
“Hubo quejas de los helenistas
contra los hebreos…”
(Hch. 6, 1)
I - LOS HEBREOS:
1. En la Iglesia de Jerusalén, junto a las figuras de Santiago y de los parientes de Jesús
(ver cuaderno nº 4), se advierte el grupo de “los hebreos”: Hch. 6, 1.
Son los creyentes que hablan arameo, la lengua materna del Evangelio de Jesús.
2. Al grupo pertenecen:
•
fariseos creyentes: Hch. 15, 1. 5.
•
sacerdotes creyentes: Hch. 6, 7.
Está dirigido por un Colegio de Presbíteros a las órdenes de Santiago: Hch. 11, 30.
Hch.
Stg.
15, 2. 4
15, 22-23
21, 18
5, 14
3. La venta de los propios bienes y puesta en común fue una característica del grupo:
Hch.
2, 44
4, 32. 34-35
5, 1-4
6, 1
Lo cual trajo como consecuencia un grave empobrecimiento, que hubo de ser
remediado por la comunión de las comunidades de la gentilidad: Hch. 11, 27-30. (Ver
cuaderno nº 5, I).
- De allí el nombre de “pobres”, con que se los llama: Ga. 2, 10; Rom. 15, 26.
Que cristaliza, después del 70, en la palabra aramea “Ebionim” o “Ebionitas” (los
pobres). Así, en efecto, son llamados en la antigüedad los judeocristianos de esta
proveniencia, sean heterodoxos u ortodoxos.
4. La frecuentación del Templo es otra de las características del grupo:
Hch.
2, 46
5, 12
21, 26-30
24, 6. 12. 18
25, 8
26, 21
“todos los días”
Sabemos por la leyenda de Hegesipo, que los judeocristianos, imaginaban al Justo
Santiago en el Templo, a modo de Sumo Sacerdote (ver cuaderno nº 4, nº 2, 6).
- Es cierto, sin embargo, también otros frecuentaban el Templo:
•
Pedro y Juan: Hch. 3, 1-11ss “a la hora nona”.
•
los apóstoles:
Hch. 5, 20-25.
5, 42 “cada día”.
•
Pablo:
Cfr. Supra
Hch. 22, 17.
26
5. A pesar de esta asiduidad al Templo, y gracias a las reuniones eucarísticas por las
casas:
Hch.
2, 46
5, 42
12, 12
4, 23-31
Van adquiriendo un color peculiar, que los ayudará a afianzar su identidad frente a los
restantes judíos, los cuales dudan al comienzo entre:
•
la persecución: Hch.
•
y el asombro: Hch.
4, 18
5, 17-18
5, 40-41
12, 1-6
5, 13. 15-16
5, 34ss
6. A pesar de lo afirmado por Hch. 8, 1, este grupo no fue blanco directo de la primera
persecución, como lo muestra la secuencia del libro de los Hechos.
7. La influencia que tienen en la conducción de la primera Iglesia es fuerte y posee mano
larga. Llegan a:
•
Antioquia: Hch. 15, 1ss.
•
Galacia: Ga. 2,12.
- Despliegan un celo digno de mejor causa. Así piden cuentas a:
•
Pedro: “Has entrado en casa de incircuncisos y has comido con ellos”:
Hch. 11, 1.
•
Pablo: “Han oído decir de ti que enseñas a todos los judíos que viven entre los
gentiles que se aparten de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos no
observen las tradiciones” Hch. 21, 21.
- Tienen tanto prestigio que se suele ceder a la presión de los mismos:
•
Cefas: Ga. 2, 12.
•
Bernabé: Ga. 2, 13.
•
Gálatas: Ga. 4, 17.
- Pablo nunca les inspiró demasiada confianza: Hch. 9, 26.
Ni lo hospedaron largo tiempo: Ga. 1, 18-23.
8. Pero no tratan sólo de imponer un enfoque práctico-pastoral, sino un punto de vista
fundamental por la constitución de la Iglesia:
•
Hch. 15, 1: “Si no os circuncidáis conforme a la costumbre mosaica, no podéis
salvaros”.
II - LOS HELENISTAS:
1. Constituyen el segundo grupo los cristianos judíos helenistas: Hch. 6, 1; es decir, los
provenientes de la Diáspora (Ver cuaderno nº 7), y de lengua griega (Hch. 21, 37).
2. Están presentes a la constitución de la Iglesia desde sus comienzos en Pentecostés:
Hch. 2, 5ss.
E incluso, podríamos encontrar sus raíces en la prehistoria de la comunidad apostólica,
o sea en los tiempos de Jesús; pues en torno a él se movían también judíos helenistas.
3. Conocemos algunos de sus miembros conspicuos:
•
Bernabé: Hech.
4, 36
9, 27
11, 22-26
11, 30
12, 25
13, 1.-2. 7.43.46.50
27
1 Co.
Ga.
•
9, 6
2, 9.1
15, 2.12.22.25.35
Marcos: Hch.
Col.
Flm.
2 Tm.
1 Ped.
12,12
12, 25
15, 37.39
4, 10
24
4, 11
5, 13
4. Las relaciones con los cristianos judíos-hebreos eran normalmente cordiales, y ellos se
fundían en una misma comunidad, como lo muestra la relación de Santiago con la casa
de María, la madre de Marcos: Hch. 12,12.17.
5. Pero el crecimiento de la comunidad, trajo consigo la afloración de tensiones, que
existirían de antemano entre los judíos “hebreos” y los judíos “helenistas”.
Estos, en efecto, hacían sentir su personalidad en la ciudad de Jerusalén: Hch. 9, 29; 6,
9; 21,27.
La tentación hizo crisis en el signo de la comunión: “el cuidado de los pobres”; Hch. 6,
1; máxime que habían sido algunos de ellos los que más habían contribuido a la
formación de la caja común: Hch. 4, 36.
6. La elección de los “siete varones”, para enfrentar dicha crisis; es el primer paso, que
conocemos, dado por los apóstoles para desdoblar el ministerio que Jesús les había
encomendado a ellos: Hch. 1, 17.
Esto fue decisivo para la pastoral de este sector de la comunidad y consecuentemente,
para toda la Iglesia.
Si bien, de primera impresión, esta elección parece mostrar la creación de un ministerio
simple y rudimentario (“servir las mesas”) Hch. 6, 2-4, constatamos que se trata de algo
de mayor responsabilidad. En efecto:
•
un ministerio complementario del de los Doce.
•
que requiere en el sujeto grandes cualidades.
•
y deliberación por parte de la comunidad,
•
amén de la designación apostólica,
•
la cual es conferida con oración e imposición de manos: Hch. 6, 2.6.
El ministerio de la palabra ejercida por Esteban: Hch. 6, 8; 7, 1-60, confirma esta
sospecha; y particularmente el ministerio de Felipe en Samaría: Hch. 8, 5-8, en la costa:
8, 26-40 y, sobre todo, en Cesarea, donde residía, en cuya casa se reunía la Iglesia:
Hch. 8.14.
7. Hay actitudes que permiten adivinar la originalidad de este grupo:
a) El Templo: se atisba una polémica sobre su razón de ser:
Hch. 7, 47-50 (ver proyección de esta polémica en el S. II; Carta de Bernabé 16).
b) la gentilidad: tratan con ellos: Hch. 11, 20.
c) el espíritu misionero: Hch.
8, 4
11, 19
13, 1-3
8. No es de extrañar, entonces, que los seguidores de este “camino”: Hch. 9, 2; 22, 4; 24,
14. 22; 19, 9. 20.
•
Los cuales van a aceptar para sí la designación de “cristianos”: Hch. 11, 26; 26, 28; 1
Pe 4, 16.
•
sean vistos como la “secta de los nazarenos”: Hch. 24, 5. 11.
•
y suscite el fervoroso furor de los fariseos, en especial el de Saulo de Tarso (Hch. 23,
6; 25, 5; Flp. 3, 5), para su supresión: Hch. 7, 58; 8, 1; 9, 1-2.
28
CUADERNO Nº 9
¿IGLESIA O SECTA?
OPCIÓN VITAL EN LA IGLESIA PRIMITIVA
C. Giaquinta
I – CUESTIÓN PLANTEADA
“Si no os circuncidáis…
no podéis salvaros”: Hch. 15, 1
1. El encuentro con el mundo gentil será el test que permitirá medir la capacidad de “la
secta de los nazarenos” (Hch. 24, 5) para calificarse como una sinagoga, o una secta
más de las tantas que existían, saduceos, fariseos, esenios, o como la Iglesia de Dios
(Hch. 20, 28).
El encuentro con la gentilidad fue casi de golpe y frontal.
El acostumbramiento que tenían los judíos cristianos a tratar con judíos que vivían entre
los gentiles y con gentiles prosélitos (ver cuaderno nº 7), no fue suficiente para
amortiguar el sacudón del primer encontronazo con los gentiles cristianos:
•
Hch. 10, 45: “Los fieles circuncisos que habían venido con Pedro quedaron atónitos
al ver que el don Del Espíritu Santo había sido derramado también
entre los gentiles”.
•
Hch. 11, 2-3: “Cuando Pedro subió a Jerusalén los de la circuncisión se lo
reprochaban, diciéndole: “has entrado en casa de incircuncisos y has
comido con ellos”.
•
Hch. 11, 18: “Al oír esto se tranquilizaron y glorificaron a Dios diciendo: “Así pues,
también a los gentiles les ha dado Dios la conversión que lleva a la
vida”.
Todo este aspaviento fue ocasionado porque Cefas había entrado en casa de un oficial
romano semi-prosélito: Hch. 10, 1-2.
2. A partir de entonces comienza a cundir la alarma.
La culpa la tienen unos judíos cristianos forasteros, “chipriotas y cirenenses que,
venidos a Antioquia, hablaban también a los griegos y les anunciaban la Buena Nueva
del Señor Jesús”: Hch. 11, 20.
3. El colmo va a ser cuando Saulo, el fariseo, antes “insuperable en el celo por las
tradiciones paternas” (Ga. 1, 14), regrese de su primer viaje misionero y se ponga “a
contar todo cuanto Dios había hecho juntamente con ellos y cómo había abierto a los
gentiles la puerta de la fe”: Hch. 14, 27.
Les indigestará este apóstol que siempre hablará de los gentiles que creen en Cristo:
•
Hch. 15, 3.12
21, 19
26, 20
• 2 Tm.
4, 17
Ni habrán de perdonarle fácilmente su arrogancia de romper con los judíos cuando no
aceptan el evangelio para irse a predicarles a los gentiles:
•
Hch.
13, 46
18, 6
28, 25-28
•
1 Ts.
2, 16
(Prisidia)
(Corinto)
(Roma)
¿Cómo les caería el apodo que, prácticamente él se dio: “Apóstol de los gentiles”?: Ga.
2, 8-9. (Ver Hch. 9, 15; Biblia de Jerusalén, la nota correspondiente a este versículo).
No por nada intentarán hacerle sentir que es un advenedizo en el apostolado, un
apóstol no auténtico (2 Co. 11, 5; 12, 11-12; 1 Co. 9, 1; Ga. 1, 1. 11. 17); y cuando
puedan lo fastidiarán (Flp. 1, 17).
29
II – LA DISCUSIÓN:
“Se armó una agitación y cuestión
no pequeña”: Hch. 15, 2.
- A través de los textos de las cartas a los gálatas y a los romanos se puede adivinar
toda la dialéctica de un lado y de otro.
Lucas nos advierte que en Antioquía “se armó una agitación y cuestión no pequeña”:
Hch. 15, 2, lo mismo que en Jerusalén: Hch. 15, 7.
Los fariseos cristianos serían temibles discutiendo; Pablo no lo será menos. Sutil y
profundo, no siempre fácil de captar (2 Pe. 3, 15-16); y sobre todo, terco: “ni por un
instante cedimos”: Gal. 2, 5; capaz de llegar a enfrentamientos abiertos: “me enfrenté
con él (Cefas) cara a cara, porque era digno de reprensión”: Ga. 2, 11.
Estas, poco más o menos, serían las tesis encontradas, la fariseo-cristiana o
“hebrea” y la paulina o “helenista”:
1ª. “Si no os circuncidáis…no podéis salvaros”: Hch. 15, 1;
2ª. “Si os dejáis circuncidar, Cristo no os aprovechará nada”: Ga. 5, 2.
1ª. “Es necesario…mandarles guardar la Ley de Moisés”: Hch. 15, 5.
2ª. “Por las obras de la Ley nadie será justificado”: Ga. 2, 16.
1ª. “Nosotros somos raza de Abraham”: Jn. 8, 33:
2ª. “No por ser descendientes de Abraham, son todos hijos”: Rm. 9, 1. Ga. 3, 7.
1ª. Abraham “recibió la señal de la circuncisión: Rm. 4, 11; Ga. 17,11.
2ª. La recibió “como sello de la justicia que poseía siendo incircunciso”: Rm. 4, 11.
1ª. Los gentiles sólo se pueden salvar a través de Abraham, pues a Abraham se le
ha dicho: “Te he constituido padre de muchas naciones”: Rm. 4, 17-18; Gn. 17, 5.
2ª. Es exacta la afirmación, con tal que se entienda que Abraham fue constituido
padre de las naciones:
•
no por la generación, pues tuvo que echar al primogénito Ismael: Ga. 4, 22.
•
no por la circuncisión, pues la promesa le fue hecha antes de que se
circuncidara: Rm. 4, 10-12; Gn. 17, 5-14.
•
sino por la fe en la promesa de Dios hecha cuando todavía era incircunciso y
ya estéril: Rm. 4, 3. 9-10; Gn. 15, 6.
III – LA SOLUCIÓN CONCILIAR:
“Ya no hay judío ni griego…
todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”: (Ga. 3, 28).
1. La solución conciliar no se dejó esperar.
En el plano dogmático hubo total coincidencia, y la solución fue redonda:
- Pedro proclamó:
•
la igualdad de los creyentes que recibieron el Espíritu Santo: Hch. 15, 8-9.
•
la libertad cristiana frente a la Ley mosaica; v. 10;
•
la salvación por Cristo: v. 11.
- Pablo y Bernabé hablaron: v. 12, y esgrimieron la tesis de las cartas a los gálatas y a
los romanos (escritas después).
- Santiago se refirió a:
•
la vocación de los gentiles: v. 14-18.
•
la libertad frente a la Ley de Moisés: v. 19.
2. Quedaba así salvado el foso que amenazaba crear dos Iglesias; los judíos habían dado
un salto enorme hacia los gentiles. ¿No deberían dar éstos un pasito hacia los judíos?
Santiago propone la observancia de las normas noáquicas: Hch. 15, 20; 21, 25; y todos
asienten: Hch. 15, 28.
30
- El objeto primero de estas normas es: la sangre, o sea la vida que debe ser
respetada, y, por lo mismos no se la puede comer: Hch. 15, 20. 29; 21, 25; Gn. 9, 14;
Lv. 1, 5 (Biblia de Jlén., ver la nota).
Otras dos normas alimenticias se añaden a ésta:
•
la carne de animal estrangulado.
•
la carne sacrificada a los ídolos.
Y se da una cuarta sobre la “fornicación”.
- Las normas, en cuestión, que se imponen a los cristianos de la gentilidad, eran
normas codificadas también en la Ley mosaica: Lv. 17, 10-14, pero su existencia y
cumplimiento eran amplios en todos los pueblos gentiles del mundo semita.
Se atribuía un origen anterior a la constitución del pueblo de Israel, se ubicaba éste,
precisamente, en el momento de la alianza entre Dios y Noé, el padre de la nueva
humanidad, Gn. 9, 4; eran válidos, por lo tanto, también para los gentiles.
- Los textos rabínicos de la época nos dejan entrever la mentalidad a este respecto:
“…Nuestros maestros enseñan: siete mandamientos fueron prescriptos a los
Noáquidas: sobre establecer tribunales, la bendición del Nombre, la idolatría, los
matrimonios prohibidos, el homicidio, el robo y comer un trozo animal que tiene
todavía vida.
J. R. Hanania b. Gamaliel añade: la prohibición (de comer) la sangre que proviene de
un animal todavía vivo.
R. Simeon y R. José añaden: los sortilegios.
(Sanedrín 56a-b; Bonsirven; Textos Rabbiniques…Nº 1890, pág. 511).
3. ¿Cuál fue el resultado? La decisión dogmática aseguró el futuro a una Iglesia única de
judíos y gentiles.
•
Rm.
9, 24
15, 8-12
•
Ga.
3, 27-29
•
Col.
3, 11
1, 27
•
Ef.
2, 11-13
3, 6.8
4. ¿Y cuál el éxito de las normas prácticas? No es evidente a primera vista, el derrotero
seguido en la comunidad primitiva por las cuatro normas noáquicas. Lucas afirma que
Pablo y Timoteo, “conforme iban pasando por las ciudades, les iban entregando, para
que las observasen, las decisiones tomadas por los apóstoles y presbíteros en
Jerusalén” Hch. 16, 4.
Pero a su vez, los Hechos 21, 25 parecen indicar que Pablo se entera de tales normas
recién en su último viaje a Jerusalén. Por su parte, además, él afirma que “los notables
nada nuevo me impusieron”: Ga. 2, 6.
Ensayemos, no obstante, un examen. Dejamos de lado aquí la cuestión de “la
fornicación” y su significado preciso en el decreto conciliar (ver Biblia de Jerusalén,
Hch.- 15, 20, nota b); lo mismo que “la sangre”, y los “animales estrangulados” (ver
Biblia J. Hch. 15, 20, nota c).
La cuestión de las carnes inmoladas a los ídolos (idolotitos, hierotitos, teotitos) era
agudísima, por su multiuso en la vida cotidiana y doméstica.
Cincuenta años después del Concilio de Jerusalén, las comunidades de Juan serán
terminantes al respecto: Ap. 2, 1 4. 20.
Pero bastaba siempre una posición terminante para iluminar la complejidad de la vida
práctica de los cristianos?
En las comunidades griegas de Pablo, la compleja realidad impuso una reconsideración
“in Situ” del problema y una adecuación de esta norma pastoral, pues la obstinación lisa
y llana de comer carne sacrificada corría peligro de convertirse, paradójicamente, en
una profesión de idolatría. De allí una serie de razonamientos teóricos y de aplicación
práctica:
31
•
“El ídolo no es nada en el mundo,
y no hay más que un único Dios.
Pues aun cuando se les dé (a los ídolos) el nombre de dioses…, para nosotros no hay
más que un solo Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas y para el cual
somos…” 1 Co. 8, 4-6.
Consecuencias: “Todos tenemos ciencia” (v. 1. 7) que, siendo el ídolo nada, y
perteneciendo todo a Dios, ninguna carne sacrificada en un templo puede quedar
manchada por un ídolo inexistente.
Por lo tanto se puede:
+ comer cualquier carne, “pues del Señor es la tierra y todo cuanto contiene”: 1 Co. 10,
26;
+ comprar en el mercado cualquier carne “sin plantearse cuestiones de conciencia”: 1
Co. 10, 26.
+ aceptar la invitación a comer en casa de un gentil, sin estar obligado a preguntar
sobre la proveniencia del menú: v. 27.
•
Pero aunque los ídolos no son algo, no se apropian de nada, no es lícito participar
de un banquete sagrado, porque “lo que inmolan los gentiles, lo inmolan en su
conciencia a los demonios y no a Dios”: 1 Co. 10, 19-21.
•
El cristiano no ilustrado en su fe, “acostumbrado hasta ahora al ídolo”, que le
atribuye cierta realidad, si come la carne como sacrificada a él – o sea, como si
hubiese pasado a la propiedad del ídolo–peca porque obra con mala conciencia,
“su conciencia, que es débil, se mancha”: 1 Co. 8, 7.
•
Cristo murió por tu hermano: 1 Co. 8, 11; Rm. 14,15, debes por lo mismo, ser
paciente con su debilidad e ignorancia, incluso hasta sacrificar tus legítimos de
comer carne: “Si un alimento causa escándalo a mi hermano, no comeré carne
para no dar escándalo a mi hermano”: 1 Co. 8, 9-13; Rm 14, 13. 15.
Lo mismo vale con respecto al gentil que te advierte que tal plato de carne está
hecho con carne inmolada: 1 Co. 10, 28-30.
IV – EPÍLOGO DEL PROBLEMA
“Desearía ser yo mismo anatema
…por mis hermanos de raza”: Rm. 9, 3.
- No hemos de pensar que el Concilio de Jerusalén solucionó mágicamente toda la
cuestión; ni tampoco que se planteó sólo a nivel de enfrentamiento entre
jerosolimitanos y helenitas de la diáspora ¿Era unánime la actitud de estos o
polivalente?
Vimos ya como las circunstancias concretas de las Iglesias griegas exigió una
relectura del decreto conciliar sobre “los idólatras”: (ver supra III, 4).
- Si hemos de ubicar el incidente de Antioquia: Ga. 2, 11-14, después del Concilio,
como piensan algunos autores, el decreto conciliar fue apenas una lucecita que vino
a iluminar una cuestión que, en la práctica, por mucho tiempo aún, permanecería
oscura.
La actitud práctica de Cefas, de separarse de la mesa de los gentiles cristianos
(también de la celebración eucarística?): Ga. 2, 12-13, no ayudó para nada a una
exégesis auténtica de sus claras palabras conciliares: Hch. 15, 7-11, y de las
anteriores: Hch. 11, 5-17.
- Por lo que hace a las Iglesias de Pablo, el problema se mantuvo de actualidad:
•
Corintios: Cap. 7.
•
Galacia: toda la carta a los gálatas es una denuncia del apostolado judaizante
entre los gálatas gentiles: cc. 3-6-2.
•
Roma: la carta a los romanos, a la vez que plantea el destino misterioso de los
gentiles y de Israel: cc. 9-11, y el valor de la Ley: c. 7.
Plantea razonamientos que pueden aludir a tensiones en Roma entre cristianos
gentiles y judíos: cc. 1, 16-4; ídem las discusiones sobre comidas: cc. 14-15.
32
•
Acaya: La primea carta a los Corintios habla de tensiones entre Pablo y Apolo, el
gran maestro judío alejandrino: 1 Co. 1, 12; 3, 4s; 4, 6; 16, 12. ¿Tiene algún
significado en este orden?
La segunda carta a los corintios denuncia la campaña de socavamiento que le
hacen predicadores probablemente judaizantes: 2 Co. 11, 5; 12, 11-13.
•
Macedonia: La carta a los filipenses hace referencia a la actitud anterior: Flp. 1,
17; a la vez, un grado de tensión similar al de Galacia, esos predicadores
amenazaban crear: Flp. 3, 2-19.
•
Asia: La carta a los colosenses, que habla de la circuncisión espiritual: 2, 11, y
denuncia la prédica de tradiciones humanas: 2, 8, y de cuestiones de
observancias: 2, 16-23, a la vez que afirma la igualdad entre gentiles y judíos: 3,
11, denotaría el mismo fenómeno; lo mismo que la carta a los efesios: 2, 11; 3, 8.
- las cartas pastorales indican la misma situación en el ocaso de la vida del apóstol:
•
1 Timoteo:
1, 3-9
4, 3-5
•
2 Timoteo:
2, 14-18
•
Tito:
1, 10-14
- Pablo, el último de los Apóstoles, que no merecía ni el nombre porque había
perseguido a la Iglesia (1 Co. 15, 9; Ga. 1, 13; Flp. 3, 6), no cedió ni un instante: Ga.
2, 5, ni un ápice en lo que podía significar la pérdida de la libertad con que Cristo nos
liberó: Ga. 5, 1; 2, 4.
Pero, por lo mismo que era libre, sin dejarlo de serlo jamás, supo hacerse esclavo:
Ga. 5, 13, también de los judíos, cristianos o no. Así lo vemos:
•
hacerse judío con los judíos: 1 Co. 9, 19-23,
•
circuncidar a Timoteo: Hch. 16, 1-3.
•
cumplir votos a la usanza judaica: Hch. 18, 18; 21, 26.
•
predicar primero a los judíos: cfr. supra I, 3.
•
hacer colectas para los santos de Jerusalén: ver cuaderno nº 5.
•
jactarse de su herencia judaico-farisea: Flp. 3, 5-6.
•
sufrir por la no conversión de sus hermanos de raza: Rm. 9, 1-5.
Furioso defensor de la libertad, a la vez que humilde servidor del hermano más débil
e ignorante de esa libertad. Por lo mismo, fue él quien supo ver claro el misterioso
vínculo que une a gentiles y judíos, y mueve la historia hacia su consumación: Rm.
11, 1-32.
33
CUADERNO Nº 10
DESTINO DEL JUDEOCRISTIANISMO
(O la Iglesia que no pudo ser)
C. Giaquinta
“En adelante ya no conocemos a nadie
según la carne; y si conocimos a Cristo
según la carne, ya no le conocemos así.
Por tanto, el que está en Cristo, en una
nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo”
(2 Co. 5, 16-17)
I – LA AGONÍA DE UNA IGLESIA
1. Santiago: (Ver cuaderno nº 4).
2. Carta a los hebreos: ¿Una Iglesia que se descorazona?
3. Abandono de la Ciudad Santa en el 70 d.C.:
“…3. como todo el pueblo de los fieles de la Iglesia jerosolimitana, en virtud de un
oráculo que habíase manifestado por intervención divina a algunos varones santísimos,
hubiesen emigrado de la ciudad antes del comienzo de la guerra, y se les hubiese
ordenado habitar en cierto lugar situado al otro lado del Jordán, llamado Pella; y ya
todos los que habían creído en Cristo, abandonando a Jerusalén se hubiesen
establecido en Pella; entonces cabalmente, desprovista la regia ciudad, que es cabeza
de todo el pueblo, y privada también toda la Judea de varones santos, entonces, repito,
la venganza divina los castigó por todos los crímenes que habían cometido contra
Cristo y contra sus apóstoles y destruyó de raíz a todo aquel linaje de impíos”.
(Eusebio, Historia Eca. III, 5º, 3; Aznar, o, c. págs. 106-107).
4. La Iglesia Madre entre las dos catástrofes:
a) Simón: (ver cuaderno nº 4).
b) Obispos circuncisos gobiernan Jerusalén hasta la última revuelta judía:
(Eusebio, Historia Eca. IV, 5º; Aznar, o.c. págs. 160-161).
c) Destrucción de Jerusalén en 138:
(Eusebio, Historia Eca. IV, 6º; Aznar, o.c. págs. 161-163).
d) Cristianos y judíos se maltratan mutuamente por “traidores a la patria” y “deicidas”.
Testimonio de un palestino contemporáneo.
“…6. en la guerra de los judíos ahora acabada, Barkokebas, el cabecilla de la
rebelión, sólo a los cristianos mandaba someter a terribles tormentos, si no negaban
y blasfemaban de Jesucristo”.
(San Justino, c.+165. Apología I, 31, 6; en Padres Apologistas Griegos, B.A.C.,
Madrid, 1º ed., 1954, pág. 214).
“…2. Porque la circuncisión, que tuvo principio en Abraham, fue dada para señal, a
fin de que se os distinga de los demás hombres y también de nosotros, y así sufráis
vosotros solos lo que ahora con justicia sufrís, y vuestras tierras queden yermas y
sean abrasadas vuestras ciudades, y los extranjeros se coman vuestros frutos
delante de vosotros y nadie de vosotros pueda poner el pie en Jerusalén.
3. Porque por ninguna otra señal os distinguís del resto de los hombres, sino por la
circuncisión de vuestra carne. Y nadie de vosotros – creo yo – osará decir que Dios
no previó o no prevé ahora lo por venir y que no da a cada uno lo que merece. Y con
razón y justicia os ha venido todo eso a vosotros, 4. que matasteis al Justo y antes
de Él a sus profetas. Y ahora desecháis a los que esperan en Él y en el Dios
omnipotente y Hacedor de todas las cosas, que le envió, y, en cuanto es de vuestra
parte, lo deshonráis, maldiciendo en vuestras sinagogas a los que creen en Cristo.
No tenéis poder para poner vuestras manos sobre nosotros por impedírselo los que
ahora mandan; pero siempre que lo pudisteis, lo hicisteis.
(San Justino, c.+165. Diálogo con Trifón, 16, 2-4; o.c. págs. 328-329).
34
5. Los hijos gentiles crueles con la Iglesia Madre:
a) San Epifanio (+403):
“…7. Estos herejes, de quienes estamos hablando, omitiendo el nombre de Jesús,
no se han llamado Jeseos, ni se quedaron con el nombre de judíos, ni se nominaron
cristianos, sino Nazarenos; nombre que les viene del lugar de Nazaret. Pero son
judíos y no otra cosa.
Usan no sólo el Nuevo Testamento, sino también el Antiguo, lo mismo que los judíos.
No están prohibidos entre ellos la Ley, los Profetas ni las Escrituras que los judíos
llaman Biblia.
Estos no piensan diversamente de los judíos, sino que profesan la Ley
ortodoxamente, lo mismo que ellos.
La única diferencia es que creen en Cristo. Profesan la resurrección de los muertos y
que todas las cosas fueron hechas por Dios. Predican un único Dios y su Hijo
Jesucristo.
Conocen profundamente la lengua hebrea.
Se diferencian de los judíos y de los cristianos por esto sólo:
- no concuerdan con los judíos porque creen en Cristo.
- no coinciden con los cristianos porque todavía observan la Ley, la circuncisión, el
sábado y las otras observancias.
No sé decir si ellos piensan en Cristo que es un simple hombre, siguiendo el engaño
de Cerinto y Merinto; o si afirman, de acuerdo a la verdad, que fue engendrado de
María por el Espíritu Santo.
Esta secta de los Nazarenos existe en Berca de Celesiria y en la Decápolis, en la
región de Pella, y en Basanítides, llamada vulgarmente Cocabé y en hebreo
Cochabé.
Se iniciaron allí después del abandono de Jerusalén, cuando todos los discípulos se
fueron a vivir a Pella, porque Jesús les dijo que abandonasen Jerusalén y se fuesen
al desierto, pues estaba a punto de ser sitiada…
“...9. Se los puede refutar fácilmente, son judíos y no otra cosa. Sin embargo son
enemigos de los judíos.
Los judíos no sólo les tiene odio, sino que, tres veces por día cuando se levantan, al
mediodía y a la tarde, al reunirse en las sinagogas para la oración los maldicen y
anatematizan, diciendo: “Dios maldiga a las Nazarenos”.
Les tienen especialísima inquina a estos, porque siendo judíos predican que Jesús
es el Cristo, lo cual es contrario a los que son todavía judíos que no aceptaron a
Cristo.
Tienen el evangelio de Mateo, completo y escrito en hebreo. Ciertamente se
conserva todavía entre ellos, como fue escrito al principio, en hebreo”.
(Panarion 29ª, 7 y 9; Patrología graeca 41, 401-405. Epifanio trae otros detalles sobre grupos
judíos precristianos: o.c.224-279; y grupos judeocristianos heterodoxos. Conviene destacar:
nazarenos: o.c. 257-260; Cerinto, o.c. 377-388; Ebionitas: o.c.405-473; es evidente que Epifanio
advierte que hay diferencia entre los nazarenos descriptos y los ebionitas: 30 a, 2, o.c. 408 c in
fine).
b) San Jerónimo (c.+420):
“…13. ¿Qué diré a los ebionitas, que simulaban ser cristianos? Hasta el día de hoy,
por todas las sinagogas de Oriente hay una herejía que se llama de los “mineos” y
hasta ahora ha sido condenada por los fariseos. Vulgarmente se los llama
nazarenos; creen en Cristo, hijo de Dios, nacido de la Virgen María, que sufrió y
resucitó bajo Poncio Pilato, el mismo en quien nosotros creemos; pero, queriendo ser
a par judíos y cristianos, no son ni judíos ni cristianos”.
(Carta de San Jerónimo; Carta a San Agustín, cfr. 112, 13; B.A.C., Madrid, 1962, vol. 2º, pág. 336).
35
II - INFECUNDIDAD DE LOS ANTAGONISMOS
1. Pertinacia de los judaizantes en Antioquia:
a) recordar:
Hch. 15, 1-2
Ga. 2, 11-14
b) San Ignacio de Antioquia (+c. 110):
“…VIII. 1. No os dejéis engañar por doctrinas extrañas no por esos cuentos viejos
que no sirven para nada. Porque si hasta el presente vivimos a estilo de judíos,
confesamos no haber recibido la gracia.
…IX. 1. Ahora bien, si los que se habían criado en el antiguo orden de cosas vinieron
a la novedad de esperanza, no guardando ya el sábado, sino viviendo según el
domingo, día en que también amaneció nuestra vida por gracia del Señor y mérito de
su muerte – misterio que algunos niegan, siendo así que por él sufrimos y por él
recibimos la gracia de creer, a fin de ser hallados discípulos de Jesucristo, nuestro
solo Maestro.
…X. 1. No nos endurezcamos, pues, para con su bondad; pues si Dios nos imitara a
nosotros, según lo que obramos, ya pudiéramos darnos por no existentes. Por eso,
pues nos hemos hecho discípulos suyos, aprendamos a vivir conforme al
cristianismo. Porque todo el que otro nombre lleva, fuera del de cristiano, no es de
Dios.
…X. 3. Absurda cosa es llevar a Jesucristo en la boca y vivir judaicamente: Porque
no fue el cristianismo el que creyó en el judaísmo, sino el judaísmo en el cristianismo,
en el que se ha congregado toda lengua que cree en Dios”.
(A los Magnesios; Padre Apostólicos, B.A.C., Madrid, ed. 1, 1950; págs. 463-465).
2. La antítesis de los gentiles romanos:
“Si nos circuncidáis no podéis salvaros”.
47…1. Y Trifón, a su vez:
- Y si uno – me preguntó – quiere guardar la ley mosaica, a sabiendas de ser cierto lo
que tú dices, si bien, claro está, reconociendo que Jesús es el Cristo, creyéndole y
obedeciéndole, ¿ese se salvará?
Y yo:
- Según a mí me parece, ¡oh Trifón! – le respondí -, afirma que ese tal se salvará, a
condición de que no pretenda que los demás hombres, quiero decir, los que
procedentes de las naciones están circuncidados del error de Jesucristo, hayan a todo
trance de guardar los mismo que él guarda, afirmando que, de no guardarlo, no puede
salvarse; que es lo que tú hiciste al comienzo de nuestros razonamientos, afirmando
que yo no me salvaría si no observaba vuestra ley.
2. Y él:
- ¿Por qué dijiste, pues – me replicó -, “según a mí me parece”, sino porque hay
quienes dicen que los tales no se salvarán?
- Los hay, Trifón – respondí yo -, y hay quienes no se atreven a dirigir la palabra ni
ofrecer su hogar a los tales; pero yo no convengo con ellos; que si por la flaqueza de su
inteligencia siguen aún ahora guardando lo que les es posible de la ley de Moisés,
aquello que sabemos fue ordenado por la dureza del corazón del pueblo, como
juntamente con ello esperen en Cristo y quieren guardar lo que eterna y naturalmente
es justo y piadoso y se deciden a convivir con los cristianos y creyentes y no intentan,
como dijo, persuadir a los demás a circuncidarse como ellos, a guardar los sábados y
demás prescripciones de la ley, estoy con los que afirman que se les debe recibir y
tener con ellos comunión en todo, como hombres de nuestro mismo sentir y hermanos
en la fe.
3. Aquellos, en cambio ¡oh Trifón! – proseguí -, de vuestra raza que dicen creer en
Cristo, pero pretenden obligar a todo trance a los demás que han creído en Él de todas
las naciones a vivir conforme a la ley de Moisés, o que no se deciden a convivir con
éstos; a esos, digo, tampoco yo los acepto como cristianos.
4. Sin embargo, a los que éstos persuaden a que vivan conforme a la ley, supongo que
tal vez se salven, con tal que conserven la fe en el Cristo de Dios.
36
Los que sí afirmo que no pueden absolutamente salvarse son los que, después de
confesar y reconocer que Jesús es el Cristo, se pasan por cualquier causa a la vida de
la ley negando a Cristo, y no arrepintiéndose antes de la muerte. Y de modo igual
afirmo que no han de salvarse, por más que sean descendencia de Abraham, los que
viven según la ley, pero no creen antes de su muerte en Cristo, y sobre todo aquellos
que en las sinagogas han anatematizado y anatematizan a los que creen en este
mismo Cristo, para alcanzar la salvación y librarse del castigo del fuego.
(San Justino, Diálogo con Trifón, 47; o.c. págs. 379-380).
III - POLÉMICA ENTRE CRISTIANOS Y JUDÍOS
1. Maldición de los judíos por los cristianos circuncisos:
“Yahaveh, Tú abrirás mis labios y mi boca anunciará tu alabanza”.
Comparar: (Aperi Domine labia mea et os meum amentiabit laudem tuam. Gloria Patri).
1. Bendito seas, Yahaveh, Dios de Abraham…etc. (sigue una oración preciosa) 12. Que
para los apostatas no haya esperanza, y arranca el reino del orgullo pronto, ahora en
nuestros días. Los nazarenos y herejes perezcan en un instante, sean borrados del libro
de los vivientes y no sean escritos con los justos. Bendito seas Yahaveh, que hundes a
los orgullosos”.
(Semone Esré; Bonsirven, o.c. nº 5, pág. 2).
2. Los cristianos se alejan de Israel:
a) cambio de los días de ayuno: Didajé 8, 1.
b) Abandono del Sábado por el Domingo: Didajé 14.
3. La carta de Bernabé:
• alegorización de las realidades de Israel;
• endurecimiento de la polémica. (Padres Apostólicos, o.c. págs. 771s).
37
CUADERNO Nº 11
JUDAÍSMO Y HELENISMO
TESTIMONIOS JUDÍOS
Coleccionó L. H. Rivas
I – LA DIÁSPORA
1. “Estrabón refiere que…nuestros compatriotas llenaban el mundo.
Dice así: “En la ciudad de Cirene existían cuatro clases: ciudadanos, agricultores,
metecos y judíos. Éstos últimos han invadido todas las ciudades y no es fácil hallar
algún lugar en el cual no se encuentre esta clase de gente y del que no se hayan
convertido en dueños. Ha acontecido que Cirene, que está sometida al mismo dominio
de Egipto, ha seguido su ejemplo en muchas cosas y sobre todo en el trato favorable
otorgado a las colonias judías, que son numerosas y observan las costumbres de sus
antepasados. Se les ha autorizado habitar en Egipto, asignándole por separado gran
parte de la ciudad de Alejandría; tienen su propio etnarca, que administra los problemas
de su gente, hace justicia y vigila los contratos y las leyes, como si se tratase de un
príncipe de gobierno bajo las leyes de su país. Este pueblo es importante en Egipto,
porque los judíos son de origen egipcio; cuando salieron de allí se instalaron en lugares
vecinos”.
(Antigüedades judías: Libro XIV, 7, 2; Obras completas de Flavio Josefo, Acervo cultural, Bs. As.
1961, t. III, página 21-22).
2. “Tú también abandonarás tu amado templo y huirás,
porque tu destino es que deberás abandonar tu tierra santa.
Serás llevado a Asiria,
y verás a tus hijos vendidos como esclavos a tus enemigos,
mientras que tus mujeres y tu riqueza perecerán.
Llenarás todos los países y todos los mares
…toda la tierra estará llena de ti”.
(Oráculo Sibyllina, III, 266-272. Charles, Apocrypha and Pseudepigrapha of the Old Testament, Vol. II,
pág. 383).
3. “Aman dijo al Rey Asuero: Hay un pueblo, disperso y diseminado entre los pueblos de
todas las provincias de tu reino, con sus leyes, distintas de las de todos los pueblos, y
que no cumplen las leyes reales. No conviene al rey dejarlos en paz”.
(Ester 3, 8).
II – LOS PROSÉLITOS
1. “El Santísimo ama mucho a los prosélitos. ¿A qué se parece esto?
A un rey que tiene un gran número de ovejas y cabras que salen cada mañana a
pastorear y vuelven por la tarde al establo. Un día vino un ciervo, estuvo todo el día con
las ovejas y volvió con ellas al establo.” El rey amó mucho al ciervo, y le dio esta orden
al pastor:
“Cuida a este ciervo para que nadie lo vaya a golpear”. Y cuando el rebaño volvió por la
tarde, el rey había ordenado que hubiera comida y bebida para el ciervo.
Entonces los pastores le dijeron: “Señor, tú tienes muchas ovejas, cabras y cabritos.
Nunca nos das órdenes acerca de éstos y sin embargo cada día nos da órdenes
referente al ciervo”.
Y el rey les respondió: “Es costumbre del rebaño comer en los pastizales, mientras que
los ciervos viven en el desierto y no acostumbran venir a vivir entre los hombres en las
tierras cultivadas ¿No tendríamos que estar agradecidos para con este ciervo, que ha
dejado el desierto, donde se alimentan los ciervos y las gacelas, para venir a vivir con
nosotros? Tenemos que estar agradecidos”. Así dijo el Santísimo: “Yo estoy muy
agradecido con el extranjero que deja su familia y su casa paterna para venir a vivir con
nosotros. Por eso yo ordeno en la Ley: “Ama al extranjero” (Dt. 10, 19).
(Midrash Bemidbar Raba. 8, 3).
38
2. Catequesis y ritos iniciales al judaísmo:
“Cuando alguien viene para hacerse prosélito en el momento presente, se le debe
preguntar: ¿Por qué vienes a hacerte prosélito? ¿No sabes que en el momento
presente Israel es afligido, abofeteado, humillado, saqueado, y que sobre él caen juicios
y sufrimientos?”. Si él responde: “Ya lo sé, y estoy preparado”. Entonces se lo debe
aceptar inmediatamente.
Se lo debe instruir acerca de los mandamientos leves y graves, se lo debe informar
sobre los pecados referentes a las esquinas del campo, a las gavillas olvidadas, a la
rebusca, y a los derechos del pobre. Se le enseñarán las penalidades que merecen las
trasgresiones: “Debes saber que hasta ahora tú has comido la grasa del animal que
está prohibida, sin caer en excomunión; que tú has profanado el sábado sin incurrir en
la pena de lapidación. Pero desde ahora en adelante, si tú comes la grasa prohibida,
serás excomulgado; si profanas el sábado serás lapidado”. De la misma forma que se lo
instruye acerca de las penas, se lo debe instruir acerca de la observancia de los
mandamientos. Se le dirá: “Debes saber que el mundo futuro ha sido hecho solamente
para los justos, pero actualmente Israel no debe experimentar ni grandes bienes ni
grandes males o aflicciones”. No se debe hablar mucho ni descender a los detalles.
Si él acepta, debe ser circuncidado y recibido inmediatamente. Si se descubre un
defecto (por ejemplo una circuncisión previa), debe ser circuncidado nuevamente.
Cuando cure, será bautizado inmediatamente. Dos hombres instruidos en la Ley
estarán junto a él para instruirlo en los mandamientos leves y graves. Él debe
sumergirse, y cuando sale es ya un israelita”.
(Talmud de Babilonia, Yebamot, 47 a).
- “El prosélito, al salir del baño, es como un niño que acaba de nacer. Si los prosélitos
sufren aflicciones, es porque son castigados por no cumplir los preceptos como los
israelitas; o tal vez porque no obran por amor sino por temor”.
(Ibíd., 48 b).
3. Doble posición respecto a ellos:
a) “Los Temerosos de Dios” han servido de tropiezo en Israel. Por eso decía Simeón
ben Yojay: El mejor de entre los goyim debe ser muerto: a la mejor de las serpientes
hay que romperle el espinazo!”.
(Mekhilta de Rabbi Ismael. Ex. 14, 7).
b) “Rabi Meir acostumbraba decir: ¿De dónde se saca que el goy que cumple la Torah
es como el Sumo Sacerdote? De este texto: “Guarden mis preceptos y mis normas.
El hombre que las cumple vivirá” (Lv. 18, 5). El hacía notar que no dice: “Es la ley de
los sacerdotes, de los levitas o de los israelitas”, sino “El hombre…” De ahí que el
goy que cumple la Torah es como el Sumo Sacerdote”.
(Sifra – Lev. 18, 5).
III – LA LITERATURA JUDEO HELENÍSTICA
Un ejemplo de Filón de Alejandría:
“El Señor dijo a Abraham: sal de tu tierra de tu familia, de tu casa paterna…”. Dios que
ha querido purificar el alma humana, le da en primer lugar los medios de salvación
completa en el abandono de los tres dominios: el cuerpo, el conocimiento sensitivo y la
palabra proferida. “La tierra” simboliza, el cuerpo, “La familia” es el conocimiento
sensitivo, y la “casa paterna” es la palabra proferida...Porque el cuerpo ha recibido su
composición de la tierra, y nuevamente se disuelve en la tierra. El conocimiento
sensitivo es pariente y hermano del pensamiento: la palabra proferida es la casa
paterna porque el intelecto es nuestro padre…y la morada dónde él habita es el Verbo.
Así como el lugar de un hombre es su hogar, así el intelecto está en el Verbo”.
(De migratione Abraham, I, 1-3. Colec. Sources Chretiennes 47; París; Du Cerf).
39
IV – LA BIBLIA GRIEGA – VERSIÓN DEL LOS LXX.
1 – Amos 9, 11-12.
Texto Hebreo
LXX
“En aquel día
yo levantaré
la ruinosa cabaña de David:
repararé sus brechas
restauraré sus ruinas,
la reconstruiré como
en los días de antaño
para que herede
lo que queda de Edom
y de todas las naciones
sobre las que se ha invocado mi nombre.
Oráculo de Yahweh, que así lo hará”.
“En aquel día
yo levantaré
la ruinosa cabaña de David:
reconstruiré lo que está caído,
levantaré sus ruinas,
la reconstruiré como
en los días de antaño
para que busquen (al Señor)
los que quedan de los hombres
y todas las naciones
sobre las que se ha invocado mi nombre
Dice el Señor Dios, que lo hace”.
2 – Isaías 25, 1-5.
“Yahweh, tú eres mi Dios
te glorifico y canto tu nombre
porque has hecho cosas admirables:
tu fiel designio desde antiguo,
siempre se realiza!
Porque has convertido las ciudades
en un montón de piedras.
Las ciudades fortificadas
en una ruina.
La fortaleza de los orgullosos
ya no es ciudad
y no será reconstruida jamás.
Por eso te glorificará un pueblo humilde,
y la ciudad de los déspotas
te temerá.
Porque fuiste ayuda para el débil
ayuda para el pobre en aprieto,
parapeto contra el temporal,
sombra contra el calor,
porque el alimento de los déspotas
es como lluvia de invierno,
como calor en la sequía.
Humillarás el ruido de los poderosos.
Como el calor a la sombra de una nube,
se apagará el himno de los malvados”.
“Señor, mi Dios
te glorificaré, cantaré tu nombre,
porque has hecho cosas admirables:
tu fiel voluntad desde antiguo!
Que se haga, Señor!
Porque has convertido las ciudades
en un montón de piedras.
Las ciudades fortificadas:
cayeron sus cimientos.
La ciudad de los impíos:
no será reconstruida jamás.
Por eso te bendecirá el pueblo humilde,
y la ciudad de los hombres injuriados
te bendecirá.
Que haya auxilio para toda ciudad
humilde
y defensa para los desanimados por
necesidad.
Líbranos de los hombres malvados,
defensa de los sedientos
y aliento de los hombres injuriados.
Te bendecirán como hombres sin aliento
sedientos en Sion,
por causa de los hombres malvados
a los que nos has entregado”
40
CUADERNO Nº 12
LAS IGLESIAS DE LOS DOCE APÓSTOLES
Coleccionó C. Giaquinta
I – LA DISPERSIÓN DE “LOS DOCE”
“Cuando hayáis hecho todo lo
que os fue mandado, decid:
“Somos siervos inútiles; hemos
hecho lo que debíamos hacer”
(Lc. 17, 10)
1. Datos del N. T.:
- Permanecen todavía en Jerusalén después del martirio de Esteban:
• Hch. 8, 1
•
8, 14
•
11, 1
• Ga. 1, 17
- No están todos o no se los nombra ya, cuando:
• Pablo visita Jerusalén por primera vez: Ga. 1, 19, comparar con Hch. 9, 27;
• la colecta antioqueña: Hch. 11, 30;
• después del martirio de Santiago Zebedeo y la liberación de Pedro: Hch. 12, 25;
• ¿el Concilio de Jerusalén?: Ga. 2, 1. 9 comparar con Hch. 15, 2. 4. 6. 22. 23; 16,
4;
• Pablo visita Jerusalén por última vez: Hch. 21, 18.
- Se los nombra a todos juntos (ver cuaderno nº 2, I. “Los Doce”), pero, salva rara
excepción, el nombre de cada uno de ellos pasa pronto al olvido.
- Sin embargo, se los siente presentes en algunas referencias bíblicas:
• 1 Co. 9, 5.
• Ga. 1, 17.
Amén de las que traen los Evangelios, compilados entonces, referentes a la actividad
pre-pascual.
- Pero en muchas otras citas de Los Hechos de los Apóstoles y de las cartas
apostólicas, no se sabe a ciencia cierta si se trata de ellos, pues, el vocablo “apóstol”
adquirió pronto un significado considerablemente más amplio que el de “los Doce”
(ver Biblia de Jerusalén, nota Rm. 1, 1). El enviado.
- Se percibe:
• una distribución del trabajo, por la cual un apóstol no opera en terreno trabajado
por otro: Rm. 15, 20; 2 Co. 10, 16;
• una amplia difusión de “Los Doce”:
(Ver epílogos a los Evangelios sinópticos).
Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.
2- Recuerdos generales durante el siglo II:
No aportan mayor luz sobre la forma concreta de dispersión, ni son siempre coherentes
entre sí:
• que se marcharon doce años después de la Ascensión (Kerigma Petron, en
Clemente de Alej., Stromata VI, 5, 43);
• que no se marcharon hasta el sitio de Jerusalén (Eusebio, Hist. Eca., III, 7, 8);
• que se reunieron para elegir a Simeón Cleofás (ver cuaderno nº 4, pág. 3, III).
41
En todos, el dato más interesante es éste de Orígenes (+c. 253), hijo de Leónidas (+c.
201) un catequista: (+Entre).
Con respecto a los santos apóstoles y discípulos de nuestro Salvador, estos se
dispersaron por toda la ecúmene.
Como refiere la tradición: Tomás obtuvo la Partia, Andrés la Escitia, Juan el Asia, donde
vivió y murió en Éfeso.
Parece que Pedro predicó a los judíos de la diáspora en el Ponto, Galacia, Bitinia,
Capadocia y Asia; al final, estando en Roma, fue crucificado cabeza abajo, habiendo
pedido el mismo padecer así.
¿Qué decir de Pablo? Desde Jerusalén hasta la Iliria, llenó (todo) con el Evangelio de
Cristo, y, finalmente, en Roma dio testimonio (martirio) bajo Nerón”.
(Comentario al Génesis; Eusebio, Hist. Eca. III, 1; Aznar, o.c. Págs. 99-100)
3. Como se verá al estudiar la sucesión de los Apóstoles (Programa 1972, Nº7), los
Padres y escritos del siglo II trasmiten la impresión de una vivencia reciente y fresca
con los Apóstoles y sus discípulos.
4. Se trata, modernamente, de encontrar pistas de las andanzas de los apóstoles a partir
del estudio de los datos ciertos que puedan haber conservado los escritos apócrifos u
heréticos. (Danielou J, Nueva Historia de la Iglesia).
II – TOMÁS, O LA MISIÓN EN EL MUNDO ARAMEO Y EN LA INDIA
“Partos, medos, elamitas, habitantes
de la Mesopotamia…”
(Hch. 1, 9)
1. La Diáspora judía en el mundo arameo:
(Los judíos cristianos seguramente han ido a predicar allí – nada sabemos -).
- El fenómeno de la Diáspora en el marco grecorromano (cuaderno nº 7), no debe
hacer olvidar la realidad de la existencia de judíos extra-palestinos en los países de
su origen histórico y racial, que vivían allí en número muy superior.
- Los testimonios contemporáneos son elocuentes:
• el rey de Adiabene, Izates, prosélito judío en tiempo de Claudio, enterrado en
Jerusalén junto con su madre Elena;
• Josefo:
+ “Las diez tribus /excepto Benjamín y Judá) están allende el Éufrates hasta el día
de hoy; son miríadas infinitas cuyo número es imposible conocer”
(Antigüedades XI, 5, 2);
+ “En Babilonia…también allí está la multitud de los judíos” (ib. XV, 2, 2);
+ “No son pocas las miríadas de este pueblo que se establecieron junto a
Babilonia” (ib. XV, 3, 1).
2. Recordar:
• Cuaderno nº 1: Jerusalén, Judea, Samaría, Galilea, Fenicia, Arabia;
• Cuaderno nº 4: III, págs. 3-4;
• Cuaderno nº 10: I, págs. 1-3.
3. Evangelización de Edesa (Osroene y Adiabene – Éufrates y Tigres).
- Datos del siglo IV afirman la convicción de poseer en Edesa:
• las reliquias del apóstol Tomás trasladadas el 22 de agosto de 394;
• la tumba: (Eteria, Diario de viaje 17).
- En el siglo III hay memoria pública de documentos intercambiados entre el rey Abgar,
de Edesa, y Jesús (Eusebio, Hist. Eca. I, 13, II, 1, 6-7; Aznar, o. c., págs. 42-47, 53).
Son, evidentemente, fraguadas pero denotan.
42
• una cristiandad de masas allí existente a fines del siglo III, con su rey a la cabeza;
• un inicio de evangelización bastante anterior a esa situación de cristiandad;
• influencia de Tomas.
- Noticias del siglo II indican el influjo que sufren estas zonas de parte de las
cristiandades judías.
• un judío es quien recibe al mensajero de Tomás: (Eusebio, Hist. Eca. I, 13, 11s).
• la Pascua se celebra allí en Palestina: (Eusebio, Hist. Eca. V, 2, 3, 4);
Los obispos del lugar tienen nombres hebreos (crónica de Arbela; Harnack, Die
Missien etc. T. 11, 1924, págs. 683s).
- Muchos apócrifos que circulan en esta zona, destacan:
• la figura de Tomás;
• el ambiente judeocristiano.
(Danielou, o. c.)
4. Evangelización de la India:
“…1. Se refiere que por el tiempo de que hablamos floreció entre todos el mencionado
Panteno, como que primeramente había sido nutrido en los preceptos y doctrinas de la
filosofía estoica.
2. Se cuenta que dicho varón demostró tal ardor de ánimo hacia la palabra de Dios que
fuese predicador del Evangelio de Cristo en las naciones de Oriente y hubiese llegado
hasta la India. Pues eran muchos a la sazón los evangelistas de la palabra de Dios, los
cuales, encendidos en cierta emulación divina, se apresuraban, a ejemplo de los
apóstoles, a contribuir con su estudio a la edificación de la fe y a la incrementación de la
palabra de Dios.
3. Del número de éstos fue Panteno que se dice llegó a penetrar entre los indios, y allí
encontró el evangelio de Mateo, que había prevenido su llegada, en manos de algunos
imbuidos en el conocimiento de Cristo. Pues efectivamente, Bartolomé, uno de los
doce, había predicado allí en otro tiempo, con esa fama, y les había dejado el evangelio
de Mateo, escrito en lengua hebrea. Se refiere que ese Evangelio se conservó en aquel
país hasta los tiempos mencionados”.
(Eusebio, Hist. Eca., V, 10, 1-3; Aznar, o. c. pág. 244)
III – JUAN, EL DISCÍPULO AMADO, EVANGELIZÓ ASIA
“Corrió entre los hermanos la voz
de que este discípulo no moriría”
(Jn. 21, 23)
1. El retrato que nos dejó el N. T.:
- Advertir:
• su ubicación en el trío preferido: “Pedro, Santiago y Juan”;
• su papel junto a Pedro, especialmente después de Pentecostés.
(Ver cuaderno nº 2, pág. 3).
- Pablo reconoce en él a una de las columnas, junto a Santiago el hermano de Jesús y
a Cefas: Ga. 2, 9.
- En su Evangelio, él se eclipsa bajo la designación:
• “el otro discípulo”: Jn. 18, 15. 16; 20, 3.
• “el discípulo que Jesús amaba”: Jn. 13, 23
19, 26
20, 2
21, 7. 20
• que recibe de Cristo, en testamento, a su madre: Jn. 19, 27;
• constata con Pedro la tumba vacía: Jn. 20, 4. 8;
43
• y se proclama “testigo”: Jn. 21, 24;
• de quien corre en la comunidad primitiva, la voz que “no morirá”: Jn. 21, 23.
- Se recuerda además:
•
la vocación de él y de su hermano Santiago: Mc. 1, 19-20.
• la personalidad fogosa de los dos, demostrada en:
+ el sobrenombre “Boanerges”: Mc. 3, 17.
+ la escena de Samaría: Lc. 9, 54;
• la promesa de Cristo de sufrir por él: Mc. 10, 35-41.
- El Apocalipsis nos habla de:
• su testimonio en Patmos: Ap. 1, 9.
• su relación y ascendiente con las Iglesias de Asia: Ap. 1, 4.
2. Las “tradiciones” de los ancianos de Asia:
- “El Señor se dedicó a enseñar cuando ya tenía una edad madura, como lo atestiguan
los Evangelios y todos los presbíteros que vivieron en Asia junto a Juan el discípulo
del Señor; así se lo trasmitió Juan. Este vivió con ellos hasta los tiempos de Trajano.
Algunos, además, vieron no sólo a Juan, sino también a otros apóstoles, y
escucharon lo mismo de ellos y testifican esto”.
(Adversus Haereses II, 22, 5; Patrología Graeca 7, 785; ver también III, 4, 1)
- Vivió en Éfeso y escribió allí el evangelio (ib. III, 1, 1; Sources Chr. 34, 97).
- Escribió el Apocalipsis en tiempo de Domiciano (v, 30, 3; PG 7, 1207).
3. Policarpo (+c. 156), discípulo directo de Juan:
- San Ireneo de Lyon recuerda personalmente sus charlas sobre Juan:
“…5. Yo te vi cuando eras todavía niño junto a Policarpo en el Asia inferior;
descollabas en la corte imperial, y te esforzabas de tener buen predicamento delante
de él. Porque yo me acuerdo mejor de las cosas de entonces que de las recientes. 6.
En realidad, los conocimientos adquiridos en la infancia crecen con el alma y se unen
a ella, de modo que podría decirte el lugar donde se sentaba el bienaventurado
Policarpo para hablar, su régimen de vida, su aspecto físico, las conversaciones que
hacía a la gente, los recuerdos de su trato con Juan y con los otros que habían visto
al Señor, las palabras y los hechos que él les había escuchado sobre el Señor, sobre
sus milagros y enseñanza; todo lo que él había escuchado de los testigos oculares
del Verbo de Vida, lo trasmitió todo conforme a las Escrituras.
(Carta de S. Ireneo (+c. 202) a Florino; en Eusebio, Hist. Eca. V, 20, 5-6-; trad. C.G.; Aznar, o.c.
pág. 263; texto íntegro de la Historia de la Iglesia en documentos, Serie I, cuaderno Nº 13, pág.).
- Ireneo conoce gente que lo oyó hablar sobre Juan:
“Viven algunos que lo escucharon contar (a Policarpo) que, una vez, Juan el
discípulo del Señor, en Éfeso, fue a bañarse; pero viendo que dentro estaba Cerinto,
se escapó de la Terma sin bañarse, exclamando: “Huyamos, no sea que la terma se
desplome, porque está adentro Cerinto, el enemigo de la verdad”.
(San Ireneo, Adversus Haereses III, 3,4; trad. C. G.; Sources Chretiennes 34, págs. 110-112).
- Policarpo sigue la observancia pascual de Juan:
(San Ireneo a Papa Víctor; Eusebio, Hist. Eca. V, 24, 16; Aznar, o.c. pág. 270. San Policarpo,
“compañero de los apóstoles”, ver referencia ibídem, III, 36, 1)
44
4. Papías (c. 130) de Hierápolis, recoge las enseñanzas de Juan:
- “Papías, oyente de Juan y compañero de Policarpo, hombre antiguo, ha testificado
esto por escrito en el cuarto de sus libros. En efecto, existen cinco libros escritos por
él”.
(San Ireneo, Adv. Haer. V, 33, 4; PG 7, 1214)
- (Prólogo de la obra de Papías).
“….3. Por ti, no dudaré en añadir a mis explicaciones lo que aprendí en otro tiempo
de los presbíteros, de lo cual guardo bien el recuerdo y fortificar con ello la verdad.
Yo no tenía gusto en los que hablan mucho, como le pasa a la mayoría, sino en los
que enseñan la verdad; ni en los que recuerdan mandamientos extraños, sino en
aquellos (que recuerdan los mandamientos) dados a la fe por el Señor y nacidos de
la verdad misma.
4. Donde quiera venía uno que había estado con los presbíteros, investigaba las
palabras de los presbíteros: Qué (dijo) Andrés, o Pedro, o Felipe, o Tomás, o Jacobo,
o Juan, o Mateo; u otro de los discípulos del Señor; que dice Aristón y el presbítero
Juan, discípulos del Señor.
Yo no pensaba que las cosas que traen los libros fuesen tan útiles como las que
provienen de una voz viva y permanente”.
(Eusebio, Hist. Eca. III, 39, 3-4; trad. C.G., Aznar, o.c. págs. 151. 152. Sobre la identidad o no de
“Juan el discípulo” y “Juan el Presbítero”, ver Eusebio, His, Eca. III, 39, 5-7; Aznar, o.c. pág. 152)
5. Otras tradiciones antiguas (s II) sobre Juan:
- Un muerto resucitado por Juan:
(Apolonio (c. 196); Eusebio, Hist. Eca. V, 18, 14)
- Un ladrón convertido por Juan:
(Clemente de Alejandría (+ c215), Quisdives salveutur; Eusebio, Hist. Eca. III, 23, 5-19; Aznar, o.c.
págs. 126-129)
- El sepulcro de Juan en Éfeso:
(Carta de Policrates (c. 190) a Papa Víctor; Eusebio, Hist. Eca. V, 24,3; Aznar, o.c. pág. 267)
IV – FELIPE EN FRIGIA, JUNTO A JUAN
“Felipe se encuentra con Natanael y le dice:
Hemos encontrado a aquel de quien escribieron
Moisés en la Ley, y los profetas”
(Jn. 1, 45)
1. Importancia de Felipe en el Evangelio de S. Juan: 1, 43-46. 48; 6, 5.7; 12,21. 22; 14, 8.
9.
2. Carta de Polícrates (c. 190) a Papa Víctor:
• Felipe “uno de los doce apóstoles”
• descansa en Hierápolis con dos de sus hijas que vivieron vírgenes;
• otra, que vivió en el Espíritu Santo, descansa en Éfeso.
(Eusebio, Hist. Eca. V, 24, 2; ver la misma noticia de Proclo: ib. III, 31, 4)
• Observa la Pascua, como Juan el 14 de Nisán (v, 24, 5).
V – PEDRO (Ver notas ad hoc)
Sólo tenemos su tumba como testimonio de su estadía en Roma.
45
CUADERNO Nº 13
CUESTIONARIO Y GUÍA PRÁCTICA PARA LA REFLEXIÓN
DE LOS PUNTOS I – III DEL PROGRAMA DE 1972
NOTA BENE!
Muchas preguntas tienen una connotación eclesiológica (Por eclesiología entendemos
aquí tanto la reflexión teológica sobre la Iglesia, como la labor pastoral para su edificación).
La respuesta debe ser generalmente, acompañada de su justificación correspondiente.
Cuando se pide un texto bíblico, debe ser significativo de lo que quiere expresar.
El trabajo se hará de esta manera:
• las Comisiones de trabajo se reunirán el miércoles 17, o en otro día si se cuenta con
la unanimidad de sus miembros.
• previamente, durante la semana, cada uno de sus miembros, debe haber estudiado
una parte del cuestionario, pero de modo que entre todos los miembros sean
estudiadas todas las preguntas.
• La Comisión estudiará cada una de las respuestas y optará por la que crea mejor.
• cada miembro puede optar por una respuesta distinta.
• con ocasión del primer parcial, cada uno presentará las respuestas al Cuestionario.
I – DIFUSIÓN DEL EVANGELIO DURANTE EL SIGLO I:
A. 1º ¿Qué te sugiere – en orden a la Eclesiología – la difusión del Evangelio, vista
desde los testimonios bíblicos?
2º ¿Sabes decirlo con un texto bíblico significativo?
II – LA IGLESIA MADRE DE JERUSALÉN:
B - 3º ¿La designación de los apóstoles como “los Doce” es anterior o posterior al 70
d.C.?
4º ¿Qué importancia tiene en el orden de la Eclesiología?
5º ¿Sabes expresar lo mismo con un texto bíblico?
6º ¿Sabes expresar lo mismo con el Concilio Vaticano II?
C - 7º “Cefas”: ¿Qué significa la palabra?
8º ¿Se puede descubrir su significado sin recurrir a Mateo 16, 17-20?
9º ¿Tiene algún papel entre los Doce?
10º ¿Tiene algún papel en la Iglesia?
11º ¿Sabes decirlo con un texto bíblico?
12º ¿Encuentras alguna correspondencia en el Vaticano II?
D - 13º ¿Te sugiere algo en orden a la Eclesiología “los hermanos” de la comunidad
primitiva?
14º ¿Y algunos de los otros nombres sugeridos en clase, te dicen algo?
E - 15º ¿Los Doce son testigos de qué?
16º ¿Sabes decirlo con un texto bíblico?
17º ¿Qué significado derivado tiene la palabra testimonio en el Nuevo Testamento?
18º ¿El testimonio o testigo bíblico y el testimonio según el lenguaje pastoral moderno:
se corresponden totalmente, se complementan?
F - 19º ¿Qué significa etimológicamente “koinonía”?
20º ¿Qué significado tiene en los Hechos 2, 42; y a la luz de todo el libro y de las
cartas apostólicas?
46
21º ¿Qué otras expresiones concretas de “Koinonía” encuentras en Los Hechos,
aunque no dichas con este concepto?
22º ¿Tiene empleo en la teología actual?
G - 23º La pervivencia de los parientes de Jesús: ¿te dice algo con respecto a la
mentalidad o sentimiento de la Iglesia jerosolimitana?
24º ¿Puede tener algún interés para el estudio de la historia de Jesús?
H - 25º ¿Quiénes son “los hebreos” de Jerusalén?
26º ¿Cuáles son sus características?
27º ¿Cuáles son sus relaciones con los judíos?
28º ¿Quiénes son “los helenistas” de Jerusalén?
30º ¿Cuál es el significado de la aparición de “los siete varones” en la economía
apostólica?
31º ¿Se te ocurre algún texto bíblico que caracterice a cada uno de los dos grupos?
32º ¿Encuentras alguna correspondencia de estos dos grupos en otras épocas de la
Iglesia y/o en la actual?
III – CRISIS: ¿IGLESIA O SECTA?
I - 33º ¿Qué significa la palabra “Diáspora”?
34º ¿Qué es y dónde existe?
35º ¿Tiene alguna relación con la difusión del Evangelio?
36º ¿Qué son los prosélitos?
37º ¿Tienen alguna significación con el cristianismo?
38º ¿La catequesis y ritos para los prosélitos te sugieren alguna comparación?
39º Esta comparación: ¿qué significación cultural tiene?
40º ¿Conoces al menos un filósofo judío-heleno?
41º ¿Recuerdas algún texto bíblico del Nuevo Testamento donde se emplea el método
alegórico como en la literatura judeo-helenística?
42º ¿Qué son “los Setenta”?
43º ¿Cumplen algún papel en la época del Nuevo Testamento?
J - 44º ¿Cuál es el significado de la circuncisión en la Ley mosaica?
45º ¿Los profetas le dan algún otro significado?
46º ¿Los diversos significados (real y alegórico) se advierten en las reflexiones de la
comunidad primitiva?
47º ¿Recuerdas algún texto bíblico para cada uno de los significados?
K - 48º ¿El problema que se plantea en la evangelización de los helenistas a los gentiles,
como lo formularías teológicamente?
49º ¿Se te ocurre formularlo bajo otro aspecto?
50º ¿En cuál (es) tratado (s) ubicarías ese o esos problema (s)?
51º ¿Cómo resumirías la discusión entre judíos-hebreos y helenistas?
52º ¿Cuál fue la decisión conciliar en el orden doctrinal?
53º Los principios doctrinales: sabrías reencontrarlos en las cartas de Santiago, Pedro
y Juan.
54º ¿Cuál fue la decisión pastoral?
55º ¿La aplicación de esta norma fue siempre la misma?
56º ¿Con la celebración del Concilio de Jerusalén: se concluyeron, se complicaron, se
encaminaron las discusiones?
L - 57º ¿Cuál fue la presencia de los judaizantes en la vida de Pablo?
47
M - 58º ¿Tiene noticias de revueltas de los judíos contra Roma: cuándo?
N - 59º ¿A dónde emigran los “hebreos” en el 70 d.C.?
60º ¿Hasta cuándo tenemos noticias de ellos?
61º ¿Se te ocurre alguna relación (vg. una comparación) entre las actitudes de Hechos
15,1 y los dichos de San Epifanio, de San Justino o de San Jerónimo?
62º ¿Las actitudes de San Epifanio o de San Jerónimo con respecto a la salvación por
la circuncisión y la de San Pablo: concuerdan, difieren?
63º ¿Conoce algún signo que exprese la originalidad del cristianismo respecto del
judaísmo?
48
CUADERNO Nº 14
CEFAS EN ROMA
(Testimonio literarios y arqueológicos)
Coleccionó C. Giaquinta
“Cuando eras joven, tú mismo te ceñías,
e ibas donde querías;
pero cuando llegues a viejo,
extenderás tus manos
y otro te ceñirá
y te llevará adonde tú no quieras”
(Jn. 21, 18)
I – NOTICIAS BÍBLICAS SOBRE LA ACTIVIDAD APOSTÓLICA DE PEDRO:
• ver Cuaderno nº 2, págs. 3-5.
• en Antioquía: Ga. 2, 11.
• ¿en Corinto?: 1 Co. 2, 12.
Dionisio de Corinto: cfr. infra.
• en Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia: 1 Pe. 1, 1.
• en Roma (Babilonia): 1 Pe. 5, 13.
II – LOS “PRESBÍTEROS” DE LA EDAD POST-APOSTÓLICA TRASMITEN
ININTERRUMPIDAMENTE EL RECUERDO DE LA PRESENCIA Y/O MARTIRIO
DEL APÓSTOL PEDRO EN ROMA:
1. Cayo, presbítero romano (198-217) arguye sobre el origen apostólico de Roma, por la
existencia de los sepulcros apostólicos:
…5. Nerón, príncipe y capitán de todos los enemigos de la Divinidad, ejerció su
crueldad también contra los mismos apóstoles. Se refiere que durante su reinado murió
Pablo en Roma degollado, y Pedro clavado en una cruz. Confirman abundantemente
esta narración los monumentos que llevan escritos los nombres Pedro y Pablo y que
todavía se ven al presente en los cementerios de la ciudad de Roma.
6. Y un tal Cayo, varón católico, que floreció en los tiempos de Ceferino, obispo de la
ciudad de Roma, en un libro que escribió “Adversus Proculum”, jefe de la secta de los
catafrigios, habla del modo siguiente acerca del lugar en que fueron depositados los
sagrados cuerpo de los mencionados apóstoles:
7. “Yo puedo mostrar, dice, los sepulcros de los apóstoles. Porque si te place dirigirte
hacia la Vía Vaticana o hacia la Vía Ostiense, te saldrá al encuentro los sepulcros de
los que fundaron aquella Iglesia”.
(Diálogo contra el montanista Proclo; en Eusebio, Hist. Eca. II, 25, 5-7; Aznar o.c. págs. 94-95)
2. San Irineo de Lión (+ c 202):
…”Como sería muy largo, en este volumen, enumerar las sucesiones de todas las
Iglesias, (nos basta) indicar la tradición de la Iglesia fundada y constituida en Roma por
los dos gloriosos apóstoles Pedro y Pablo – Iglesia en verdad grande y muy antigua,
conocida por todos -, esta tradición que ella tiene de los apóstoles y la fe anunciada a
los hombres a través de la sucesión de sus obispos ha llegado hasta nosotros.
De esta manera hacemos callar a todos aquellos que, de diversas maneras, por
autocomplacencia, vanagloria, ceguera o error, constituyen grupos ilegítimos. Pues es
preciso que todas las Iglesias – o sea los fieles de todo el mundo – convengan con esta
iglesia, a causa de su “principalidad más importante” (propter potentiorem
principalitatem); pues en ella los fieles de todo el mundo han podido conservar la
tradición de los apóstoles.
Una vez que fundaron y edificaron la Iglesia, los bienaventurados apóstoles entregaron
a Lino la carga del episcopado”.
(Adversus Haereses III, 3, 2-3; trad. C.G.; Sources Chrétiennes 34, 102-104)
49
…”Mateo editó entre los hebreos el texto del evangelio, en el dialecto propio de ellos,
cuando Pedro y Pablo evangelizaban en Roma y echaban los fundamentos de esa
Iglesia”.
(ib. III, 1, 1; o.c. pág. 96)
3. Dionisio de Corinto (166-174):
…8. “Que los dos padecieron el martirio al mismo tiempo lo atestigua con las siguientes
palabras Dionisio, obispo de los corintios, escribiendo a los romanos: “Así también
vosotros, con vuestra importante exhortación, habéis mezclado al mismo tiempo la
simiente que había brotado de la siembra de Pedro y Pablo, a saber, los romanos y los
corintios. Pues habiendo entrado los dos en nuestra ciudad Corinto, nos formaron
esparciendo la semilla de la doctrina evangélica; y habiendo marchado al mismo tiempo
los dos a Italia, después de haberos formado de la misma manera, sufrieron al mismo
tiempo el martirio”: He referido estas cosas para que se afirme más y más la memoria
del hecho”.
(Eusebio, Hist. Eca. II, 25, 8; Aznar o.c. pág. 95)
4. Papías (c. 130):
…1. Habiendo, pues, ilustrado la doctrina de Dios a los romanos con su llegada (de
Pedro), fue en breve extinguida la fuerza y el poder de simón juntamente con el mismo
autor.
Tan grande fue el fulgor de la verdad que brilló en las mentes de los que habían
escuchado a Pedro, que consideraban poca cosa haberle escuchado una sola vez, y no
estaban contentos con escuchar de viva voz la doctrina de la palabra celestial; sino que
rogaron empeñosamente a Marcos, cuyo evangelio existe todavía hoy, discípulo de
Pedro, les dejase algún documento escrito que contuviese las doctrinas de aquel, las
cuales habían recibido por el oído. No desistieron antes de haberlo convencido, y de
encontrar algunos amanuenses que escribiesen el llamado “Evangelio según Marcos”.
2. Habiendo conocido lo cual Pedro por revelación del Espíritu Santo, deleitado por el
ardiente deseo de los hombres, se dice que aprobó el libro con su autoridad, para que
en adelante se leyese en las iglesias. Esto lo refiere Clemente en el libro sexto de las
Hipotiposis.
A este testigo se suma Papías, obispo de la Iglesia de Hierápolis. Dicen que Pedro
hace mención de Marcos en su primera “Epístola”, la que defienden fue escrita en
Roma, y que eso lo da a entender Pedro, quien figuradamente llama Babilonia a la
ciudad de Roma con estas palabras: “La Iglesia que, escogida como vosotros, mora en
Babilonia, os saluda, y mi hijo Marcos” (1 Pe. 5, 13).
(Eusebio, Hist. Eca. II, 15; Aznar, o.c. pág. 73-74)
5. San Ignacio de Antioquia (+c. 110):
…3. “No os doy yo mandatos como Pedro y Pablo. Ellos fueron apóstoles; yo no soy
más que un condenado a muerte; ellos fueron libres; yo, hasta el presente, soy
esclavo”.
(Carta a los Romanos, IV, 3; Ruíz- Bueno D., Padres Apostólicos, B.A.C. Madrid, 1º ed. Pág. 477)
6. San Clemente de Roma (c. 96):
…V. “Mas dejemos los ejemplos antiguos y vengamos a los luchadores que han vivido
más próximos a nosotros: tomemos los nobles ejemplos de nuestra generación.
2. Por emulación y envidia fueron perseguidos los que eran máximas y justísimas
columnas de la Iglesia y sostuvieron combate hasta la muerte. 3. pongamos ante
nuestros ojos a los santos Apóstoles. 4. A Pedro, quien, por inicua emulación, hubo de
soportar no uno ni dos, sino muchos más trabajos. Y después de dar así su testimonio,
marchó al lugar de la gloria que le era debido. 5. Por la envidia mostró Pablo el
galardón de la paciencia. 6. Por seis veces fue cargado de cadenas; fue desterrado,
apedreado; hecho heraldo de Cristo en Oriente y Occidente, alcanzó la noble fama de
su fe; 7. Y después de haber enseñado a todo el mundo la justicia y de haber llegado
hasta el límite del Occidente y dado su testimonio ante los príncipes, salió así de este
mundo y marchó al lugar santo, dejándonos el más alto dechado de paciencia.
VI. A estos hombres que llevaron una conducta de santidad vino agregarse una gran
muchedumbre de escogidos, los cuales, después de sufrir por envidia muchos ultrajes y
tomentos, se convirtieron entre nosotros en el más hermoso ejemplo”.
(Carta a los Corintios, 5, 6, 1; Ruíz B. o.c. pág. 182)
50
7. La Ascensión de Isaías (apócrifo) (IV, 3; Tisserant E. pág. 117).
III – LAS RECIENTES EXCAVACIONES DE LA TUMBA DE SAN PEDRO EN EL
VATICANO:
• Kisrchbaum y otros, La tumba de San Pedro y las catacumbas romanas; B.A.C.,
Madrid, 1954; ver pags.5-56.
• Mejía J., La tumba de San Pedro, en Criterio, 1955, págs. 206-211).
51
CUADERNO Nº 15
PABLO, EL ÚLTIMO DE LOS APÓSTOLES
Coleccionó C. Giaquinta
I – JUVENTUD Y FORMACIÓN
“Lo que era para mí ganancia, lo he
juzgado una pérdida a causa de Cristo…
por quien perdí todas las cosas
y las tengo por basura para ganar a Cristo”
(Flp. 3, 7-8)
Cuestiones:
1ª. El recuerdo de la juventud de Pablo –tal como surge de sus memorias–, ¿tiene algún
interés para comprender su vocación? Se gloría no en todo lo que él es, sino en
Cristo.
2ª. ¿Se te ocurre alguna comparación entre estos recuerdos y la vocación en los
Evangelios sinópticos? Pedro: lo hemos dejado todo.
II – EL PERSEGUIDOR DE LA IGLESIA
“Antes fui un blasfemo y un
perseguidor insolente”
(1 Tm. 1, 13)
Cuestiones:
1ª. La experiencia del pecado que tuvo Pablo, ¿tiene alguna resonancia en su teología? –
Donde abunda el pecado sobreabunda la gracia. Es más perfecto lo nuevo en Cristo
que el estado de inocencia sin Cristo.
2ª. ¿Y en sus actitudes pastorales?
NB. Para los puntos I y II, ver los respectivos anexos I y II.
52
Anexo I
HECHOS
“Yo soy Judío
Ga.
2 Co. 11, 22
“Son hebreos? También
yo lo soy
Son israelitas? También
yo
Son descendencia de
Abraham? También yo”
Rom. 11, 1
“También yo soy israelita
del linaje de Abraham,
de la tribu de Benjamín”
Flp. 3, 56
“Circuncidado al octavo día,
del linaje de Israel
de la tribu de Benjamín
hebreo e hijo de hebreos
(3, 5)
de tarso, ciudadano de una
ciudad no desconocida de
Cilicia” (21, 39; 22, 3)
instruido a los pies de
Gamaliel
“Todos los judíos conocen
mi vida desde mi juventud
desde cuando estuve en el
seno de mi nación en
Jerusalén.
Ellos me conocen desde
mucho tiempo atrás y si
quieren pueden testificar
en cuanto a la exacta
observancia de la Ley de
nuestro padres;
estaba lleno de celo por
Dios” (22, 3)
“Yo soy fariseo, hijo
de fariseos” (23, 6)
“Sobrepasaba en el judaísmo a muchos de mis compatriotas
contemporáneos, superándoles
“en cuanto a la justicia
de la Ley, intachable”
(3, 6)
en el celo por las tradiciones de mis padres” (1, 14)
“en cuanto a la Ley,
fariseo” (3, 5)
Que yo he vivido como
fariseo conforme a la secta
más estricta de nuestra
religión” (26, 4-5)
• “Pero, sabes griego?” (21, 37)
• “Yo la tengo (esta ciudadanía romana) por nacimiento” (22, 28)
• “Saulo, también llamado Pablo” (Hch. 13, 9)
•
•
•
•
“El hijo de la hermana de Pablo se enteró de la celada” (Hch. 23, 16)
“Saludad a Andrónico y Junia, mis parientes” (Rm. 16, 7)
“Saludad a mi pariente Herodian” (Rom. 16, 11)
“Saludad a Rufo y a su madre, que lo es también mía” (Rom. 16, 17)
53
Hechos de los Apóstoles
Anexo II
“Los testigos pusieron sus vestidos a los
pies de un joven llamado
Saulo” (7, 58)
“Cuando se derramó la sangre de tu
testigo Esteban
yo también me hallaba presente con los
que le mataban y guardaban sus
vestidos” (22, 20)
“Saulo aprobaba su muerte” (8, 1)
“Saulo hacía estragos en la Iglesia,
entraba por las casas; se llevaba
hombres y mujeres y los metía en la
cárcel” (8, 3)
“Señor, ellos saben que yo andaba por
las sinagogas,
encarcelando y azotando a los que
creían en Ti” (22, 19)
“Yo perseguía a muerte este camino,
encadenando y arrojando a la cárcel a
hombres y mujeres” (22, 4)
“como puede atestiguarlo el Sumo
Sacerdote y todo el Consejo de
Ancianos” (22, 5)
“Saulo, respirando todavía amenazas
de muerte contra los discípulos
del Señor,
se presentó al Sumo Sacerdote, y
le pidió cartas para las sinagogas
de Damasco, para que si encontraba
algunos seguidores del Camino,
hombres y mujeres, los pudiera llevar a
todos a Jerusalén” (9, 1-2; ver también 9,
21.26)
Ga
“Perseguía encarnizadamente a la
Iglesia de Dios y la devastaba”
“Y con poderes recibidos de los sumos
sacerdotes, yo mismo encerré a muchos
santos en las cárceles” (29, 9-10)
“Frecuentemente recorría todas las
sinagogas y a fuerza de castigos les
obligaba a blasfemar y,
rebosando furor contra ellos los
perseguía hasta en las unidades
extrajeras” (26, 11)
“En este empeño iba hacia Damasco con
pleno poderes y comisión de los sumos
sacerdotes” (26, 12)
“De ellos recibí también cartas
para los hermanos de Damasco,
y me puse en camino con intención
de traer también encadenados a
Jerusalén a todos los que allí
había, para que fueran castigados”
(22, 5)
1 Co
“Por haber perseguido a la Iglesia
de Dios… yo soy el último de
(1, 13) los apóstoles”
(15, 9)
Flp
1 Tm
“ En cuanto al celo perseguidor de
la Iglesia”
“Antes fui un blasfemo y un
perseguidor insolente”
(3, 6)
54
“Cuando se les condenaba a muerte,
yo contribuía con mi voto” (26, 20)
“Yo me creía obligado a combatir con
todos los medios el nombre de Jesús,
Nazareno. Así lo hice en Jerusalén”
(1, 13)
CUADERNO Nº 16
PABLO, LLAMADO AL APOSTOLADO,
SEGREGADO PARA EL EVANGELIO
Coleccionó C. Giaquinta
“Continúo mi carrera por si consigo
alcanzarlo, habiendo sido yo mismo
alcanzado por Cristo Jesús”.
(Flp. 3, 12)
I – EL LLAMAMIENTO AL APOSTOLADO
(Ver anexo)
II – LA EXPERIENCIA SIEMPRE PRESENTE DEL LLAMAMIENTO DE CRISTO
Pablo se autodefine “Apóstol” por:
• Llamamiento:
(Vocación divina)
Rm.
1 Co.
1, 1
1, 1
• voluntad de Dios:
1 Co.
2 Co.
Ef.
Col.
2 Tm.
1, 1
1, 1
1, 1
1, 1
1, 1
• Mandato de Dios:
1 Tm.
1, 1
(comparar: 1 Co. 9, 10-17)
• Que “segrega” (aphorizein) como a los profetas, para la tarea del Evangelio:
Ga.
1, 15
Rm.
1, 1
III – CUESTIONES
1ª. Compara este llamamiento de Saulo con el de los Doce. Ambos tienen conciencia de
que es Cristo el que los llama.
2ª. Compáralo con el de los Profetas del Antiguo Testamento.
3ª. Se pueden distinguir aspectos con este llamamiento, p.ej.:
- Cristo que llama (aspecto objetivo)
- El hombre que responde (aspecto subjetivo)?
4ª. ¿Cuál de los dos aspectos tiene la primacía?
Respuesta: ver Mc. 3, 13; Jn. 15, 16; 6, 70; 13; 18.
5ª. ¿Cuál fue la respuesta de Pablo al llamamiento de Cristo?
Respuesta: 1 Co. 15, 10.
6ª. La experiencia del llamamiento divino, ¿se trasluce en el conocimiento que Pablo tiene
de Cristo?
7ª. Dilo con un párrafo paulino significativo.
55
Ga.
Hch. 9, 5-17
Hch. 22, 8-16
“El Evangelio anunciado por mí, no
es cosa de hombres, pues yo no lo
recibí de hombre alguno, sino por
revelación de Jesucristo” (1, 11-12)
“Cuando Aquél que me separó desde
el seno de mi madre
y me llamó por su gracia
“Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?
“Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?
tuvo a bien revelar en mí a su Hijo
Él respondió:
¿Quién eres, Señor?
Y Él:
Yo soy Jesús, a quién tú persigues
Yo respondí:
¿Quién eres, Señor?
Y el Señor me respondió:
Yo soy Jesús Nazareno, a quien
tu persigues
Yo dije: ¿Qué he de hacer, Señor?
Y el Señor me respondió:
Levántate
y vete a Damasco; allí se te dirá todo lo
que está establecido que hagas” (22, 10)
Pero levántate
entra en la ciudad y se te dirá lo que
debas hacer” (9, 5-6)
(Cristo a Ananías)
“Este me es un instrumento de elección
que lleve mi nombre” (9, 15-16)
(Ananías a Saúl)
“Saúl, hermano,
me ha enviado a ti el Señor Jesús,
el que se te apareció en el camino
por donde venías,
para que recobres la vista
y seas lleno del Espíritu Santo” (9, 17)
para que le anunciase entre los
gentiles” (1, 15-16)
Hch. 26, 14-18
“Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?
Te es duro dar coces contra el aguijón.
Yo respondí:
¿Quién eres, Señor?
Y el Señor me respondió:
Yo soy Jesús, a quién tú persigues
Pero levántate
y ponte en pie pues me he aparecido
a ti
(Ananías a Saúl)
“Saúl, hermano,
recobra la vista…
El Dios de nuestros padres te ha
destinado para que conozcas su
voluntad, veas al Justo y escuches la
voz de sus labios,
pues le has de ser testigo ante
todos los hombres de los que
has visto y oído” (22, 13-16)
56
para constituirte servidor y testigo
tanto de las cosas que
has visto
como de las que te manifestaré.
Yo te libraré de tu pueblo
y de los gentiles,
a los cuales yo te envío,
para que les abras los ojos;
para que se conviertan de las tinieblas
a la luz, y del poder de Satanás a Dios;
y para que reciban el perdón de los
pecados
y una parte en la herencia entre los
santificados,
mediante la fe en mí."
(26, 17-18)
57
CUADERNO Nº 17
PABLO Y LOS DOCE
C. Giaquinta
“Subí movido por una revelación,
y les expuse el Evangelio que
predico entre los gentiles – tomando
aparte a los notables – para saber
si corría o había corrido en vano”.
(Ga. 2, 2)
1. Pablo es llamado directa y personalmente por Dios:
• (ver Cuaderno nº 3).
• Ga 1, 16-17.
Cuestión:
¿Fueron llamados así cada uno de los Doce?
2. Este llamamiento no lo exime de estar en comunión con los Doce, por el contrario la
supone:
• es presentado a ellos:
Ga. 1, 18.
Hch. 9, 27-28.
• se presenta a ellos “movido por una revelación”, y les expone el Evangelio que
proclama entre los gentiles “para saber si corría o había corrido en vano”: Ga. 2,2.
• y de ellos recibe la señal de la comunión: el apretón de manos: Ga. 2, 9.
• a lo que él responde, en contraparte, por la colecta universal (ver Cuaderno nº 5).
3. El Evangelio de Pablo: La Iglesia corre por los rieles de los apóstoles 1 Co. 15.
- coincide fielmente con el de los Doce: 1 Co. 15,11.
• cuyos contenidos él ha recibido y a su vez trasmite: 1 Co. 15, 3-8.
- de modo que no hay sino un Evangelio: Ga. 1, 2.
• una sola fe: Ef. 4, 5.
• un solo Cuerpo: Ef. 4, 5, que es la Iglesia fundada sobre los apóstoles y profetas: Ef.
2, 20.
• si bien ésta no está exenta de la malicia de predicadores que imaginan otros
Evangelios: 2 Co. 11, 4. 13-15; Ga. 1, 6. 7.
• u otras Iglesias: 1 Co. 1, 12-13.
4. La Eucaristía o anuncio sacramental de la Muerte de Cristo en las Iglesias de Pablo se
realiza conforme a la tradición recibida: 1 Co. 11, 23. Fórmula arcaica- Jerosolimitana.
-
lo mismo que la catequesis:
-
y otros usos: 1 Co. 11, 16.
1 Co. 11, 2
1 Ts. 4, 1
2 Ts. 2,13
5. Pablo se conecta así:
• a los Doce,
• a la comunidad jerosolimitana,
• y al mismo Jesús de Nazaret.
6. Discierne sobre la virginidad pero distingue lo mandado por el Señor y lo propio de Pablo.
58
CUADERNO Nº 18
PABLO, EL APÓSTOL DE LOS GENTILES
Coleccionó C. Giaquinta
“Desde Jerusalén y en todas direcciones
hasta el Ilírico…”
(Rm. 15, 19)
I – DE DAMASCO A ANTIOQUÍA
“Personalmente no me conocían
las Iglesias de Judea que están en Cristo…”
(Ga. 1, 22)
Regiones y ciudades
•
DAMASCO
•
Arabia
•
Damasco
Cartas Ap.
Ga. 1, 17
JERUSALÉN
+
Regreso
Ib.
Huye perseguido
2 Co. 11, 32-33
9, 23-25
(a los tres años)
Presentación a los
apóstoles
Cefas y Santiago
apostolado
Ga. 1, 17
9, 23
15 días
Visión en el Templo
atentado
Ga. 1, 18
9, 26-27
Ga. 1, 18-19
9, 28-29
22, 17-21
9, 29-30
9, 30
Cesarea
+
Hechos Ap.
9, 19-22; 26, 20
Primer apostolado
+
•
Memorabilia
•
Cilicia – Tarso
Ga. 1, 21
•
Siria
Ib.
ANTIOQUÍA
¿Jerusalén?
¿Antioquía?
un año con Bernabé
¿colecta antioqueña?
no lo conocen
Marcos - Juan
59
9, 30
11, 25-26
¿11, 27-30?
Ga. 1, 22-23
12, 25
II – PRIMER VIAJE MISIONERO
Lo importante es que en este viaje funda iglesias:
“Reunieron a la Iglesia y se pusieron
a contar… cómo (Dios) había abierto a los
gentiles la puerta de la fe”
(Hch. 14, 27)
Regiones y ciudades
•
ANTIOQUÍA
Memorabilia
Cartas Ap.
Profetas y maestros
misión
13, 1
13, 2-4
Ib.
sinagoga
Marcos Juan
13, 5
Ib.
13, 6
Procónsul Sergio Pablo
13, 7-12
13, 13
Ib.
Seleucia
•
Hechos Ap.
CHIPRE
Salamina
Pafos
+
Panfilia
Perge
Marcos Juan
Pisidia
ANTIOQUÍA
sinagoga
1º sábado
2º sábado
atentado
+
2 Tm. 3, 11
ICONIO
sinagoga
contradicciones
+
“bastante tiempo”
atentado
2 Tm. 3, 11
Licaonia
LISTRA
Timoteo: familia
tullido
“somos hombres”
lapidación
Pisidia
Derbe
Listra
Iconio
Antioquía
presbíteros
presbíteros
presbíteros
2 Co. 11, 25
2 Tm. 3, 11
14, 3
14, 4-6
14, 6
14, 6-19
(16, 1-3)
14, 8-10
14, 11-18
14, 19
14, 20-21
14, 21-23
14, 23
Perge
Atalia
14, 24
14, 25
Ib.
Antioquía
14, 26-28
Panfilia
Siria
2 Tm. 1, 5; 3, 15
13, 14-50
13, 14
13, 15-43
13, 44-49
13, 50-51
13, 51; 14, 1
14, 1
14, 2
60
III – SEGUNDA (¿3ª?) IDA A JERUSALÉN
Conciencia de tradición. Maduración de la visión de la Iglesia.
“Ni por un instante cedimos”
(Ga. 2, 5)
Regiones y ciudades
+
ANTIOQUÍA
Memorabilia
“no poco tiempo”
judaizantes
¿Cefas
+
Cartas Ap.
14, 28
15, 1; ¿11, 27?
¿Ga. 2, 11-14?
hambre bajo Claudio 46-48
¿colecta antioqueña?
49-50
+
catorce años
revelación
cotejar el evangelio
con los apóstoles
delegación conciliar
Tito
11, 27-28
¿11, 29-30?
Ga. 2, 1
Ga. 2, 2
Ib.
15, 2; ¿11, 30?
Ga. 2, 1-3
Fenicia
Samaría
JERUSALÉN
Apóstoles:
• Notables columnas Ga. 2, 2.6.9
• Cefas y Juan
Ga. 2, 9
Presbíteros
Santiago
Discusión conciliar
Solución dogmática
• Pedro
• Pablo
• Santiago
Solución pastoral
• “Noáquicos”
• Pobres
• Carta apostólica
Ga. 2, 9.12
Ga. 2, 4-5
Ga. 2, 6-9
Ga. 2, 4-5
61
15, 3
15, 5-29
15, 6.22.23
15, 6.22.23;
¿11, 30?
15, 5-6
15, 7-19.28
15, 7-12
15, 12
15, 13-21
15, 20.29
Ga. 2, 10
15, 22-29
15, 30-35
15, 27.32
ANTIOQUÍA
Judas
Silas
¿Cefas?
¿Marcos Juan?
Hechos Ap.
(ver infra)
¿Ga. 2, 11-14?
¿12, 25?
IV – SEGUNDO VIAJE MISIONERO
En este período escribe a los tesalonicenses. Eclosión de la personalidad de Pablo.
“Como uno que cuida con cariño
a sus hijos…
como un padre…”
(1Ts. 2, 8.11) - Maduración afectiva
Regiones y ciudades
Memorabilia
Proyectos de viaje
Pablo y Silas (Silvano)
ANTIOQUÍA
Cartas Ap.
15, 36-39
(Biblia Jer.
Hch. 15, 22)
• Siria
Cilicia
Derbe
LISTRA
Hechos Ap.
15, 40
15, 41
16, 1
Timoteo y familia
2Tm. 1, 5; 3, 15
16, 1-3
+
Iconio
16, 6
• Frigia
Galacia
enfermedad
Evangelización
catequistas
colecta
judaizantes
Ga. 4, 13-15
Ga. 6, 6
1Co. 16, 1
Ga. passim
Asia
Bitinia
Misia ----------- Tróada
16, 6-7
16, 8-11
Samotracia
Neápolis
Macedonia
FILIPOS
• Lugar de oración
• Lidia y familia
• Evodia y Síntiquie
• Recuerdos varios
Es la
primera vez
que se habla
de éstos en el
N.T.
• Timoteo
• Sícigo
• Clemente y colabora.
• Epafrodito
FILIPOS
• Epíscopos y diáconos
• Judaizantes
16, 12-40
16, 13-16
16, 14-15
Flp. 4, 2
Flp. 1, 7.8;
4, 10-18
Flp. 3, 19-23
Flp. 4, 3
Flp. 4, 3
Flp. 2, 25-30;
4, 18
Flp. 1, 1
Flp. 1, 15-18;
3, 1-2, 18-19
• Endemoniada
• Flagelación, cárcel y
cepo
16, 16-19
1Ts. 2, 2
• Carcelero y familia
16, 22-24
16, 25-34
Anfípolis
Apolonia
TESALÓNICA
SINAGOGA
recuerdos varios
Presidentes
Aristarco y Segundo
Jasón
Timoteo
17, 1-9
17, 2-4
1Ts. 1, 3-10
1Ts. 2, 3-14.17.20
2Ts. 3, 6-12
1Ts. 5, 12-13
Col. 4, 10
Rm. 16, 21
1Ts. 1, 1; 3, 1-10
2Ts. 1, 1
62
19, 29; 20, 4;
27, 2
17, 5-9
• Suerte de los muertos
• Parusía del Señor
1Ts. 4, 13; 5, 11
2Ts. 1, 6; 2, 12
17, 10-13
Berea
Sinagoga
Sópatros
Atentados
Silas (Timoteo)
20, 4
17, 10
17, 13-14; 18, 5
17, 14-34
17, 16-34
ATENAS
Apostolado
Timoteo a Tesalónica
52
Es una
iglesia en
gestación,
dolorosa
18, 1-18
Claudio expulsa judíos
de Roma
sinagoga
Aquila y Priscila
Silas y Timoteo regresan
◊ 1º a los Tesalónicos
◊ 2º a los Tesalónicos
Evangelización
Miembros y ministros
de la Comunidad:
• Justo
• Crispo y familia
• Gayo
• Estéfanas
• Fortunato y Acaico
• Sóstenes
• Otros
• Tito: ver infra
• Apolo: ver infra
Ministerios y carismas
recuerdos varios
A Pablo le
cuesta, esta
comunidad,
dolores de
parto
+
52
1Ts. 3, 1-5
CORINTO
CORINTO
Dato claro
para ubicar a
Pablo
+
Cuestiones:
Cena del Señor
Colecta
Iglesia y Mundo
Matrimonio y virginidad
Resurrección
18, 2
18, 4
18, 2-4
18, 5
1Ts. 3, 6
2Ts. 2, 1-2.5;
3, 11
18, 5-6
1Co. 1, 14
1Co. 1, 14; Rm.
16, 23
1Co. 1, 16;
16, 15-18
1Co. 16, 17-18
1Co. 1, 1
Rm. 16, 21, 24
1Co. 11, 17-30
1Co. 16, 1-4
1Co. 6/8/10
1Co. 7
1Co. 15
“un año y seis meses”
Procónsul Galión
18, 11
18, 12-17
“bastantes días”
18, 18
18, 18
Febe diaconiza
voto
Rm. 16, 1
Éfeso
sinagoga
Priscila y Aquila
“volveré”
¿Jerusalén?
Antioquía
18, 17
1Co. 12, 14
1ª y 2ª Co.
Passim
Cencreas
Cesarea
18, 7
18, 8
Matrimonio
ejemplar
(ver infra)
18, 18
18, 19
18, 19-21
18, 18-19
18, 21
18, 22
18, 22
63
V – TERCER VIAJE MISIONERO
“Mi responsabilidad diaria:
la preocupación por todas las iglesias”
(2Co. 11, 28)
Regiones y ciudades
Memorabilia
Cartas Ap.
ANTIOQUÍA
+
“algún tiempo”
1Co. 16, 1
Galacia
18, 24; 20, 1
ÉFESO
Apolo:
Centro de
irradiación
• Éfeso
• Corinto
• Éfeso
Aquila y Priscila
Juan Bautista: discípulos
sinagoga
“tres meses”
escuela de Tirano
“dos años”
“tres años”
Onesíforo y familia
+
+
+
Tíquico
+
Corinto
Éfeso
Trófimo
¿Otros miembros?
Himeneo y Fileto
milagros
◊ A los Gálatas
◊ A los Corintios:
perdida
◊ 1ª a los Corintios
“hasta Pentecostés”
proyectos de viaje
(Macedonia-Jerusalén)
breve estadía
◊ A los Corintios:
2ª perdida
Tito a Corinto
motín
“A los leones”
Timoteo a Macedonia
¿Timoteo en Éfeso?
Tróade
Carpo y familia
Macedonia
Tito: reencuentro
◊ 2ª a los Corintios
Autobiografía
Visión “hace 14 años”
Colecta (5ª y 6ª Co.?)
+
Iliria
Acaya
(Grecia)
+
18, 22-23
18, 23
Ib.
Ib.
Frigia
Asia
Hechos Ap.
1Co. 3, 6; 16, 12
1Co. 1, 12; 3, 4
-5.22
1Co. 16, 19
2Tm. 4, 19
“tres meses”
64
18, 26
19, 1-7
19, 8
19, 8
19, 9
19, 10
20, 31
2Tm. 1, 16-18;
4, 19
Ef. 6, 21
Col. 4, 7
2Tm. 4, 12
Tt. 3, 12
2Tm. 4, 20
¿Rm. 16, 5-15?
2Tm. 2, 17-18
20, 4
20, 4; 21, 29
19, 11-20
Ga. 1, 6
1Co. 5, 9-13
1Co. 16, 19
1Co. 16, 8
1Co. 16, 5-7
2Co. 1, 15-16
2Co. 1, 15; 12, 21
13, 1-2; 12, 3
19, 21-22
2Co. 2, 3.4.9;
7, 8.12
2Co. 7, 6.13.14;
12, 18
19, 23; 20, 1
1Co. 15, 32
2Co. 1, 8-10
19, 22
¿1Tm. 1, 3?
2Co. 2, 12.13
2Tm. 4, 13
2Co. 2, 13
2Co. 2, 13; 7, 6
2Co. 1, 8
2Co. 11, 23; 12, 15
20, 1.2
2Co. 12, 2
2Co. 8, 9-10
Rm. 15, 19-21
Rm. 15, 26
CORINTO
18, 24-28; 19, 1
20, 2
20, 2
Colecta
◊ A los Romanos
• Gayo
• Erasto
(Cencreas)
• Febe
conjuración
Rm. 15, 25-27
Rm. 16, 23
1Co. 1, 14
Rm. 16, 23
2Tm. 4, 20
Rm. 16, 1
20, 3
20, 3
Macedonia
+
“Azimos”
20, 6
20, 6
“cinco días”
20, 6
20, 5.6
“siete días”
Reunión dominical
(ver supra)
20, 6
Filipos
+
Tróada
+
20, 7-11
20, 13
20, 14
20, 15
20, 15
20, 15
Asso
Mitilene
Quíos
Samos
Trogilión
Mileto
(Éfeso)
Presbíteros
Peligros de herejías
Cos
Rodas
Pátara
Chipre
Tiro
comunidad
“siete días”
+
Tolemaida
comunidad “un día”
Cesarea
Felipe, el Evangelista
“bastantes días”
Agabo
+
19, 22
JERUSALÉN
65
1Tm. 1, 3-7; 4, 7
6, 4-5.20
2Tm. 2, 14-18.23;
4, 4
20, 15-38
20, 17.28.31
20, 29
21, 1-2
21, 1-2
21, 1-2
21, 3
21, 4
21, 4-6
21, 4
21, 7
21, 7
21, 8-14
21, 8-9
21, 10
21, 11
21, 15-26
VI – PRISIONERO DE CRISTO: JERUSALÉN – ROMA
“Pero la Palabra de Dios,
no está encadenada”
(2Tm. 2, 9)
Regiones y ciudades
Memorabilia
Cartas Ap.
JERUSALÉN
atentado
arresto
apología al pueblo
ciudadano romano
Sanhedrín
confabulación
21, 15; 23, 22
21, 27-31
21, 32-36
21, 37; 22, 21
22, 22-29
22, 30;23, 11
23, 12-22
23, 31
traslado
Félix
“cinco días después”
Proceso ante Félix
• Fiscal
• Autodefensa
Félix simpatiza
“dos años”
Porcio Festo
2º proceso
Apelación
Agripa
23, 23; 26, 32
23, 23-35
23, 24
24, 1
24, 1-21
24, 1-9
24, 10-21
24, 22-28
24, 27
24, 27
25, 1-12
25, 10-12
25, 13; 26, 32
27, 3
“quince días”
Traslado
27, 5
27, 6
Antipátrida
CESAREA
52-60
+
+
+
+
+
Sidón
Chipre
Mira
Creta
Puertos
Buenos
27, 8-11
27, 9
27, 9
27, 12-13
27, 13-44
“bastante tiempo”
“ayuno” (expiación)
Fénica
tempestad
+
Cauda
“14 días”
27, 27.33
28, 1-10
28, 3-6
28, 7-8
28, 9-10
28, 11-12
Ib.
Malta
picadura
Publio
curaciones
+
+
Hechos Ap.
Siracusa
“tres días”
Reggio
Calabria
28, 13
“dos días”
28, 13
28, 13
28, 14
28, 14
28, 15
Pozzuoli
comunidad
“siete días”
+
Foro Apio
Tres Tabernas
ROMA
+
“tres días”
1ª reunión con los
judíos.
2ª reunión con los
judíos.
“dos años”
◊ A los Filipenses
◊ A los Colosenses
Miembros de la
66
28, 16
28, 17
28, 17-22
28, 23-28
28, 30
Flp. 1, 13; 1, 22
Col. 4, 10
comunidad y Ministros:
• Epafras
• Arquipo
◊ A Filemón y Apfia
• Onésimo
Compañeros de prisión
• Aristarco
• Marcos
• Lucas
• Demas
◊ A los Efesios
◊ ¿A los Laodecenses?
¿¡Libertad!?
67
Col. 1,17; 4,12-13
Flm. 23
Col. 4, 17; Flm. 2
Flm. 1, 1-2
Flm. Passim
Ver supra
Col. 4,10; Flm. 23
Col. 4,14; Flm. 24
Col. 4,14; Flm. 24
2Tm. 4, 10
Col. 2, 1; 4, 13-16
CUADERNO Nº 19
EL JUDAÍSMO
EN LA ÉPOCA DEL NUEVO TESTAMENTO
Coleccionó L. H. Rivas
I – LAS SECTAS O “FILOSOFÍAS” JUDÍAS
1. Esenios, Fariseos, Saduceos, según Fl. Josefo:
“Los judíos tiene tres escuelas filosóficas; los sectarios de la primera son los fariseos,
los de la segunda, los saduceos y los de la tercera, que ejercen la santidad, han tomado
el nombre de esenios.
Esenios: Estos últimos, judíos de nacimiento, pero más estrechamente ligados por el
afecto que los otros, son hombres que repudian los placeres como pecados y
consideran virtud la temperancia y la resistencia a las pasiones. Desdeñan el
matrimonio para ellos, pero adoptan a los hijos de los otros, a la edad en la que el
espíritu, tierno aún, se empapa fácilmente con las enseñanzas, los tratan como si
fueran hijos de ellos y les imprimen sus propias costumbres. No condenan en principio
el matrimonio y la procreación, pero temen el libertinaje de las mujeres y están
convencidos de que ninguna mujer es fiel a un solo hombre.
Desprecian la riqueza y practican entre ellos un maravilloso espíritu de comunidad.
Ninguno de ellos es más rico que otro; porque su ley prescribe que los adherentes a su
secta deben entregar todos sus bienes a la corporación, de modo que no hay entre
ellos ni las estrecheces de la pobreza ni la vanidad de la riqueza.
Su piedad religiosa asume características particulares: nunca pronuncian una sola
palabra profana antes de salir el sol; dirigen al sol oraciones tradicionales como si le
suplicaran que aparezca. Luego los encargados envían a cada uno a trabajar en su
oficio, lo que hacen con gran empeño hasta el mediodía. Luego se reúnen de nuevo en
un mismo sitio, se envuelven la cintura con una faja de lino y se lavan todo el cuerpo
con agua fría. Después de esta purificación se congregan en una sala particular donde
no pueden entrar ninguna persona profana; ni ellos mismo pueden entrar en ese
comedor sin estar puros, como si fuera un recinto sagrado. Se sientan sin hacer ruido y
el panadero sirve a cada uno un pan y el cocinero un plato con una sola comida. El
sacerdote pronuncia una oración antes de comer, y nadie puede probar bocado antes
de que haya concluido la oración. Después de la comida el sacerdote repite el rezo,
Luego se quitan la ropa de la comida como si fueran vestiduras sagradas, y vuelven al
trabajo hasta la noche.
Los que desean ingresar en la secta no son admitidos inmediatamente. El aspirante
tiene que pasar por un período externo de un año, durante el cual se adapta al género
de vida de los esenios; le dan una pala, el cinturón ya mencionado y el ropaje blanco. Si
en el tiempo prescripto comprueba su temperancia, lo asocian más estrechamente al
régimen de la cofradía: participa del baño de la purificación, pero no lo reciben aún en la
comida común.
Hay otra clase de esenios que concuerdan con los anteriores en el régimen, las
costumbres y las leyes, pero difieren en lo concerniente al matrimonio: creen que
renunciar al matrimonio es realmente excluir la parte más importante de la vida, o sea la
propagación de la especie.
Fariseos: De las dos sectas más antiguas, los fariseos están considerados como los
intérpretes más fieles de la ley y los creadores de la primera escuela. Atribuyen todo al
destino y a Dios y creen que la facultad de actuar bien o mal depende en gran parte del
hombre mismo, pero que el destino debe colaborar en cada acto particular. Piensan que
el alma es imperecedera, que las almas de los buenos pasan de un cuerpo a otro y la
de los malos sufren castigos eternos.
Saduceos: Los saduceos, la tercera secta, excluyen completamente el destino y
sostienen que Dios no puede ni hacer ni prevenir el mal; afirman que el hombre elige
libremente el bien o el mal y que cada cual actúa de una u otra manera de acuerdo con
su voluntad. Niegan la persistencia del alma después de la muerte, los castigos y las
recompensas del otro mundo.
Los fariseos se aman los unos a los otros y quieren mantener la unión de todo el
68
pueblo. Los saduceos, por el contrario, son pocos atentos, aún entre ellos, y tan rudos
en sus relaciones con sus compatriotas como con los extranjeros”.
(Flavio Josefo, Guerra de los Judíos, extracto del Libreo II, cap. 8).
2. Zelotes:
“(En el año 6 d.C.)Quirino pasó a Judea, que había sido anexada a Siria, para llevar a
cabo el censo de los bienes y liquidar los de Arquéalo…Judas, con la adhesión del
fariseo Saduco, incitó al pueblo a que se opusiera. El censo, decían, era una
servidumbre manifiesta, y exhortaban a la multitud a luchar por la libertad. Si tenían
éxito, se aseguraban sus bienes; y en el caso de que no lo tuvieran, conseguirían gloria
y alabanza por la grandeza de su alma.
Judas y Saduco, que introdujeron entre nosotros la cuarta secta filosófica y contaron
con muchos seguidores, no sólo perturbaron al país con esta sedición, sino que
pusieron las raíces de futuros males con un sistema filosófico antes desconocido.
Además de estas tres sectas, el galileo Judas, introdujo una cuarta. Sus seguidores
imitan a los fariseos, pero aman de tal manera la libertad que la defienden
violentamente, considerando que sólo Dios es su gobernante y Señor. No les importa
que se produzcan muertes o suplicios de parientes y amigos, con tal de no admitir a
ningún hombre como amo. Puesto que se trata de hechos que muchos han
comprobado, he considerado no agregar nada más sobre su inquebrantable firmeza
frente a la adversidad; no temo que mis explicaciones fueran puestas en duda, sino que
al contrario temo que mis expresiones den una idea demasiado débil de su gran
resistencia y su menosprecio del dolor. Esta locura empezó a manifestarse en nuestro
pueblo bajo el gobierno de Gesio Floro durante el cual, por los excesos de su voluntad y
violencia, determinaron rebelarse contra los romanos”.
(N. B. Gesio Floro fue Gobernador romano de Judea entre los años 64-66 d.C.).
(Flavio Josefo, Antigüedades, extracto del libro XVIII, 1 y 6).
3. Los Fariseos: actitudes y opiniones:
a) Los fariseos y el “Pueblo de la tierra”:
-
“Quién asume el compromiso de ser fiel (en el pago de los impuestos y diezmos)
tiene el deber de diezmar todo lo que come, lo que vende y lo que compra; y no
puede ser huésped de ninguno de los del “pueblo de la tierra”.
Dijo Rabí Iehudá: También puede ser fiel siendo huésped del pueblo de la tierra.
Los sabios les respondieron: Si no es observante consigo mismo, mucho menos
lo será con los demás.
Quién se compromete a ser “Compañero” no debe ni vender ni comprar a los del
pueblo de la tierra. Tampoco puede ser huésped de ellos ni invitarlos a su casa”
(Talmud B., Demái, II, 2-3; 9b).
- “Se deben decir diariamente tres bendiciones: Bendito sea Aquél que no me ha
hecho “Goy”, ni mujer, ni ignorante”. Porque los “Goyim” son como la nada
delante de Ti (Is. 60, 17); los ignorantes no temen el pecado…”.
(Tosephta Berakoth 6, 18).
-
“El ignorante no teme el pecado, y el pueblo de la tierra no conoce la piedad”.
(Rabí Hillel, en Aboth 2, 6).
- “Enseñaron los rabinos: hay seis cosas que son impropias de un erudito: No
debe salir a la calle perfumado; No debe salir solo de noche; No debe salir
calzado con sandalias remendadas; No debe conversar en la calle con una
mujer; No debe comer con el pueblo de la tierra; No debe llegar el último a la
casa de estudio. Otros agregan: Tampoco debe andar a trancos largos ni
caminar enhiesto”.
(Talmud B., Berakoth, VI, 4; 43b).
- “Rabí Dosa hijo de Harkinas decía: “dormir por la mañana, beber vino a
mediodía, charlar con los niños y sentarse en reuniones de la gente de la tierra,
producen la muerte del hombre”.
(Aboth, 3, 10).
- “Está prohibido a la gente de la tierra comer carne de vaca, porque dice Lev. 11,
46…En cambio está permitido aquél que estudie la Torah”.
“Rabí Aquiba decía: cuando era de la gente de la tierra, yo decía: ¡Quién me
69
diera un rabino, para morderlo como un asno!
Sus discípulos le corrigieron: ¡Para morderlo como un perro!
Y él replicó: ¡No, porque el asno muerde y rompe el hueso, mientras que el perro
muerde sin romperlo!”.
“Nuestros maestros enseñan: se han dicho seis cosas referentes a la gente de la
tierra: no se da testimonio sobre ellos, ni se les recibe su testimonio, no se les
revela un secreto, no se les nombra tutores de huérfanos, no administradores de
bienes, no se les acompaña en sus viajes, ni se los acepta como compañeros de
viaje. Algunos agregan: Tampoco se publica la noticia cuando han perdido algo”.
(Talmud B., Pesajim, 49b).
b) Especies de fariseos:
“Hay siete especies de fariseos:
El fariseo “espalda cargada”: (agobiado por los mandamientos);
El fariseo “préstame”: (préstame un momento para que pueda cumplir un
mandamiento);
El fariseo “calculador”: (cumple un mandamiento y lo equilibra con una falta);
El fariseo “no tengo nada que perder”: (si cumplo un mandamiento);
El fariseo “¿Cuál es mi obligación?”: (para violar un mandamiento de igual valor);
El fariseo “por temor”: (como Job);
El fariseo “por amor”: (como Abraham). (Talmud Y., Berakoth 14b).
4. Los Esenios o la Comunidad de la Alianza:
- “Ninguno que se resista a entrar en la Alianza de Dios por seguir los deseos de su
corazón, entrará en la Comunidad de su Verdad. Porque su alma despreció la
corrección de la ciencia, los juicios rectos, y no fue perseverante con Aquél que
recrea su vida. No será contado ente los rectos, y su ciencia, su fuerza y sus bienes
no vendrán a integrarse en el Consejo de la Comunidad, porque su proceder es
impío, y su descanso es impuro. No será justificado cuando deje en libertad los
deseos de su corazón y contemple la oscuridad en lugar de la luz. No será tenido
en cuenta en presencia de los perfectos.
No se limpiará con sacrificios, ni se purificará con el agua de la lustración, ni se
santificará con las aguas del mar ni de los ríos. Ningún agua lo purificará, ¡Inmundo!
Inmundo serán todos los días mientras desprecie los juicios de Dios, no permitiendo
que lo corrijan en la Comunidad de su Consejo.
Pero por el espíritu del consejo de la verdad en el proceder humano, serán
expiadas todas las iniquidades del hombre para que pueda contemplar la luz de la
vida. Por el espíritu santo de la comunidad en su verdad, se purificará de todas sus
iniquidades. Por el espíritu de rectitud y de humildad se expiarán todos sus
pecados. Su carne se purificará por la sumisión de su alma a todos los
mandamientos de Dios, bañándose con agua lustral y santificándose con aguas
corrientes. Y así dirigirá sus pasos para caminar perfectamente en todos los
caminos de Dios, como ha mandado para sus tiempos establecidos, y para no
apartarse ni a la derecha ni a la izquierda, ni violar una sola de sus palabras.
Entonces agradará a Dios con expiación de suave olor”.
(Comunidad de Qumram, Regla de la Comunidad, II, 25-III, 11).
- “Si se encuentra entre ellos un hombre que miente intencionalmente acerca de sus
riquezas, lo excluirán del lugar de la comunidad por un año, y será privado de la
cuarta parte de la comida. Aquél que conteste a su prójimo con testarudez, o hable
con tono irritado…será castigado por un año. Si ha blasfemado, o por terror o por
cualquier otra razón…será separado y no volverá a ser admitido en la Comunidad.
Si ha hablado con enojo contra uno de los sacerdotes registrados en el libro, será
castigado por un año y puesto aparte solo. Pero si ha hablado sin intención, será
castigados por seis meses…El que sin justificación tenga inquina a su prójimo, será
castigado seis meses o un año. …El que pronuncie una palabra obscena será
castigado tres meses. El que interrumpa la palabra de su compañero, diez días. El
que se acueste y duerma en una sesión de la Comunidad, treinta días….El que se
ría tontamente, de modo que se oiga su voz, será castigado treinta días”.
(Regla de la Comunidad de Qumram, VI, 23-VII, 16).
70
II – CREENCIAS DEL JUDAÍSMO:
1. Dios:
a) La fe en el monoteísmo es fundamental: Se expresa en la creación diaria: “Shmá”
(Dt. 6, 4-9; 11, 13-21; Nm. 15, 36-41).
b) Recitación del “Shmá”: “Se ha enseñado que dijo Symacus: Al que recite el Shmá
prolongando la palabra “UNO”, se le prolongarán los días y los años”.
(Talmud B., Berakoth, II, 1; 13b).
c) Nombres de Dios: “¡Dichosos ustedes, israelitas! ¿Saben por quién son purificados?
¡El Padre de ustedes que está en los cielos! Él los purifica a los que están sucios,
Así el Santo, bendito sea, purifica a Israel”.
(Talmud Yoma, M. 8,9).
d) Espiritualización del Nombre de Dios y su proceso: “Una vez vino a verme un
hombre del sud (para hacer el voto del nazareato). Yo me fijé en su cabellera rubia,
sus hermosos ojos, su bella apariencia, sus largos cabellos que caían en bucles
bien ordenados, y le dije: “¿Hijo mío, por qué quieres cortarte esta hermosa
cabellera?”
Me respondió: “Rabí, yo soy pastor, un día fue a beber y vi mi imagen en el agua.
Entonces me indigné contra mí mismo y quise suicidarme diciendo: ¡Tú eres un
impío enorgulleciéndote de lo que no es tuyo! ¡Debes consagrarlo al Cielo!”
Yo me incliné sobre su cabeza y le repliqué: “¡Que sean muchos los que, como tú,
hacen la voluntad del Lugar que está en Israel!”.
(Talmud Y., Nedarim, 36d).
Texto Hebreo
(Ex. 24, 20)
“Y vieron
al Dios de Israel”.
Tárgum
“Y vieron
la gloria
del Dios de Israel”.
LXX
“Y vieron
el lugar donde estaba
el Dios de Israel”.
2. La fe y las obras:
a) Abraham es alabado más por su fidelidad a la Ley que por su fe:
- “El lugar bendijo y engrandeció a Abraham en su vejez más que en su juventud,
porque observó toda la Torah antes que fuera entregado, así como dice Gn. 26,
5.
Por ese texto sabemos que a Abraham le fueron reveladas todas las palabras de
la Torah y todas las palabras de los Escribas”.
(Tosephta Qiddusin, 5, 21).
- “Abraham, padre insigne de una multitud de naciones,
no se halló quien lo igualara en gloria.
Él guardó la Ley del Altísimo,
En su carne grabó la Alianza,
y en la prueba fue hallado fiel.
Por eso Dios prometió con juramento
bendecir por su linaje a las naciones…” (Ecclo. 44, 19-21; trad. B. de J.).
- “Ahora, hijos, mostrad vuestro celo por la Ley; dad vuestra vida por la Alianza de
nuestros padres: Recordad las gestas que en su tiempo realizaron nuestros
padres. Alcanzaréis inmensa gloria, inmortal nombre. ¿No fue hallado Abraham
fiel en la prueba y se le reputó por justicia?” (1 Mac. 2, 50-52).
- Después que se congregaron todos los reinos de la tierra y organizaron la guerra
contra Abraham cayeron delante de él y mató cuatro reyes y devolvió nueve
campamentos, Abraham pensó en su corazón diciendo: “¡Ay de mí ahora! Quizás
he recibido la recompensa de los mandamientos en este mundo y no tenga yo
parte en el mundo venidero…!”.
Por este motivo fue una palabra profética de delante de Yahweh sobre el justo
Abraham diciendo: “No temas, Abraham, pues aunque se junten muchas
legiones y vengan contra ti para matarte, mi Palabra será un escudo para ti, pues
71
será para ti un escudo en este mundo; y aunque haya entregado a tus enemigos
delante de ti en este mundo, las recompensas de tus buenas obras están
preparadas para ti delante de mí para el mundo venidero” (Tárgum del Génesis,
15, 1).
- “Dijo Rabí Eleazar hijo de Azaría: nuestros padres salieron de Egipto gracias a
los méritos de Abraham, según el Ps. 105, 42-43”.
(Mekhilta sobre el Éxodo 13, 4).
b) Sin embargo, la fe de Abraham también es celebrada:
- “Los israelitas creyeron sin haber visto: creyeron a Moisés y a Dios. Esto es para
enseñarte que cualquiera que cree al pastor fiel, es como si creyera a Aquél que
“dijo y el mundo existió”. “Ellos creyeron”: grande fue la fe con la que creyeron en
Aquél que “dijo y el mundo existió”, porque en recompensa de esta fe, el Espíritu
Santo residió sobre ellos y pudieron cantar el Cántico.
También Abraham recibió la posesión de este mundo y el mundo futuro
únicamente por el mérito de la fe por la que creyó en Dios, según Gn. 15, 6”.
(Mekhilta sobre Éxodo 14, 31).
3. Escritura y Tradición:
- “¿Cómo sabemos que Moisés en el Monte Sinaí no se quedó dormido ni sintió
sueño?
Esto se parece a un Rey que amaba a su administrador y le dijo: “Todos los
denarios de oro que puedas contar serán para ti”. Con tanta alegría, el
administrador no quería comer ni beber. Cuando comenzó a sentir sueño, dijo: “Si
me duermo, perderé todos aquellos denarios que no pueda contar”.
De la misma manera Moisés, recibiendo la Ley, se olvidó de comer y de beber.
Cuando sintió sueño, dijo: “Si me duermo perderé mucho porque Dios me hablará
solamente cuarenta días”. Entonces el Santísimo lo bendijo diciendo: “Estás
angustiado, pero te juro que no perderás nada. En la primera tabla estaban
solamente los diez mandamientos, pero en vista de que te has angustiado, Yo te
daré la Halakah, el Midrash y la Haggadah, como está escrito…”Escribe estas
palabras…” (Ex. 34, 27).
- Lo que el Santo, Bendito sea, quiere decir, es esto: “Escribe estas palabras”
significa que la Ley, los Profetas y los demás Escritos están en la Escritura, pero la
Halakah, el Midrash, la Haggadah y el Talmud son orales” (Midrash Shemot R., 47,
7).
72
CUADERNO Nº 20
PABLO
APUNTES PARA SU BIOGRAFÍA
C. Giaquinta
“Muy gustosamente gastaré y me
desgastaré totalmente por vuestras almas”.
(2 Co. 12, 15)
N.B.: Ver cuadernos nº 14-18.
En la vida apostólica de Pablo podemos distinguir dos grandes períodos: según sea:
a) un colaborador en la misión;
b) se encuentra directamente al frente de la misión:
1er. Período: “Bernabé y Saulo”, que incluye:
1º - De Damasco a Antioquía.
2º - Primer Viaje Misionero.
3º - Segunda ida a Jerusalén (Cuaderno nº 18, págs. 1-3).
2do. Período: “Pablo, Silvano y Timoteo”, que incluye:
4º - Segundo Viaje Misionero.
5º - Tercer Viaje Misionero.
6º - Prisionero de Cristo: Jerusalén – Roma.
7º - Últimos trabajos y martirio (Cuad. Nº 13, págs. 3-9).
I – PRIMER PERÍODO. “BERNABÉ Y SAULO”.
1. Bernabé:
- En este tiempo, Pablo vive y trabaja bajo la estrella de Bernabé (ver cuaderno nº 8,
pág. 3, II, 3).
- Este, que se llamaba José. Fue apodado “Bernabé” por los Apóstoles:
Hch. 4, 36; gozaba de gran prestigio, por la venta de sus bienes a favor de la
comunidad: Hch. 4, 37 (1 Co. 9, 6). Nombrado delegado apostólico en Antioquia:
Hch. 11, 22; 11, 30; 12, 25; 13, 1; cumplió como lo había hecho Pedro y Juan en
Samaría: Hch. 8, 14, la tarea de confirmar la fe de los nuevos creyentes.
- Buen conocedor de la gente, entendió que Saulo, el perseguidor, a quien conoció
antes en Damasco, era ahora un cristiano de buena ley. Lo apadrinó ante los
apóstoles: Hch. 9, 27, y lo nombró después su Vicario General en Antioquia: Hch. 11,
25-26. Él fue el director de la primera misión: Hch. 13, 2. 7; 14, 12, en la que le
acompañó Pablo como Secretario Ejecutivo.
- Así mediante Bernabé, Saulo, quien no había conocido a Jesús – según la carne – ni
había tratado con los Doce, se conectó íntimamente a los Orígenes del Evangelio
(Ver cuaderno nº 17).
- La figura de Bernabé se eclipsa paulatinamente ante el resplandor creciente de
Pablo (Hch. 26, 18). El alumno, llevado de la mano del pedagogo, había crecido has
ser, a su vez, maestro. Los mismos paganos lo advirtieron en Listra; Bernabé fue
tomado por Zeus (Júpiter); pero a Pablo los confundieron con Hermes (Mercurio),
“porque era quien dirigía la palabra” Hch. 14, 12.
- Más a Pablo no le bastaba con dirigir la palabra. Había demasiada personalidad en él
para sentirse cómodo junto al gran Bernabé. Y, quizás no había aprendido vitalmente
aquellos de “soportarse uno a otro por amor”: Ef. 4, 2; Col. 3, 13.
- Un pequeño incidente le dio piedra libre para separase de su maestro: Bernabé era
un tío contemporizador con la flojera de su sobrino Marcos: Hch. 15, 37-39; 13, 3. 13.
73
Amén, no era lo suficientemente firme frente a las intrigas del círculo de Santiago:
Ga. 2, 13.
- Años después lo recordará con admiración: 1 Co. 9, 6; pero, entre tanto, resolvió
separase de él: Hch. 15, 39.
2. De Damasco a Antioquia (Cuaderno nº 18, pág. 1, I):
- Esta etapa, de los comienzos paulinos, es larga y oculta, a pesar de algunas
referencias a cierto ejercicio de apostolado en Damasco: Hch. 9, 20. 22, y en
Jerusalén: Hch. 9, 28-29.
- Pablo simplifica este período con fórmulas como éstas:
• Ga. 1, 22:
Cristo”,
“Personalmente no me conocían las Iglesias de Judea que están en
• Ga. 2, 1:
“Luego, al cabo de catorce años, subí nuevamente a Jerusalén”.
- Pablo todavía se está haciendo. No siente necesidad de “pedir consejo ni a la carne
ni a la sangre”: Ga. 1, 16, pero aún no ha llegado “al estado de hombre perfecto, a la
madurez de la plenitud de Cristo”: Ef. 4, 13.
• No tiene muchos recuerdos de entonces: sus grandes memorias personales datan
del segundo viaje misionero: Flp. 4, 15.
• Pero es de entonces una experiencia inefable, que acabó de transformar a Saulo
en Pablo: 2 Co. 12, 2.
- Para diagramar cronológicamente este período, tenemos en cuenta datos:
• Rey Aretas: 2 Co. 11, 32, (9 a. C. -39 d. C).
• “De allí a tres años” de la aparición de Cristo: Ga. 1, 18.
• “Al cabo de catorce años”: Ga. 2, 1. ¿Éstos catorce años se cuentan a partir de la
aparición de Cristo? ¿O de la ida a Jerusalén? Se suele hacer la opción por la
primera hipótesis.
• “Hace catorce años”: 2 Co. 12, 2. La segunda carta a los Corintios fue escrita
alrededor del año 56-57. Con el éxtasis de San Pablo nos retrotraemos, por tanto,
al año 43, aproximadamente, época en que concluye este largo noviciado.
3. Primer Viaje Misionero (Cuaderno nº 18, pág. 1-2, II).
- De esta primera misión Pablo, anciano, recuerda aún sus andanzas y tribulaciones
por tierras de Listra, Iconio y Antioquia: 2 Tm. 3, 11, acompañado de Timoteo.
- Podemos ubicar aquí la sabrosa descripción de la familia de Timoteo, su infancia y
formación: (ver citas 1 c. p. 2).
- Es evidente que el objetivo de la misión no es sólo predicar un mensaje para la
salvación del individuo, sino la formación de Iglesias, como lo muestra la ordenación
de Presbíteros: Hch. 14, 23. Al hacer esto, Bernabé y Pablo seguían la praxis
jerosolimitana: Hch. 6, 6; 8, 14; 11, 22. 30.
4. Segunda (3ra?) ida a Jerusalén (Cuaderno nº 18, III, pág. 2-3).
- Es verosímil que la ida, de la que habla Ga. 2, 1 se haya realizado después del
Primer Viaje Misionero, pues es durante este viaje que la cuestión del ingreso del
gentil a la Iglesia se presentará en toda su crudeza. Nada mejor para empezar la
discusión que la actitud de Pablo, de preferir a un gentil creyente que no a un
israelita incrédulo: Hch. 14, 6.
- Este viaje fue muy útil para la maduración de la visión eclesial:
• Pastoralmente había dos pastores: circuncisos e incircuncisos: Ga. 2, 7-8.
• Teológicamente había una sola Iglesia: “porque Él es nuestra paz. Él que de los
dos pueblos (judíos y griegos) hizo uno”: Ef. 2, 14s-22.
- Pablo sigue afirmando su coherencia con los Doce y su sentido de la tradición: Ga. 2,
2. 9. Si se enfrenta con Cefas, lo hace no a título de una concepción de Iglesia
carismático.-individualista, sino de la “tradición”, no suficientemente resguardada por
actitudes equívocas: Ga. 2, 11-14.
- Esta tradición le impone la tarea de formar apóstoles. Así, desde temprana hora,
junto a Timoteo (ver supra 3), aparece Tito: Ga. 2, 1. 3.
74
- La separación de Bernabé no lo distanciará de los Orígenes de la Iglesia madre,
pues en lugar del gran chipriota, tendrá por socio a un varón apostólico, “dirigente de
los hermanos” (heegouménos): Hch. 15, 22. 27; Silas: Hch. 15, 40.
- Para diagramar cronológicamente este período, tener en cuenta:
• supra nº 2;
• Claudio emperador (41-54 d. C.): el hambre durante su reinado: Hch. 11, 28;
comparar con Fl. Josefo: Antigüedades 20, 26, quien anota una carestía sentida
bajo el procurador Tiberio Alejandro (44-48 d. C.).
- Algunas cuestiones para la crítica histórica:
1ra.
¿Coinciden la ida a Jerusalén de Ga. 2, 1 con
la ida a Jerusalén de Hch. 11, 27-30?
2da.
¿Coinciden la ida a Jerusalén de Hch. 11, 27-30 con
la ida a Jerusalén de Hch. 15, 2?
3ra.
¿Coinciden la visión de Ga. 2, 2 con
la visión de Hch. 11, 27-28?
4ta.
¿Coinciden los “catorce años”:
• “después” de la conversión: Ga. 2, 1 con
• “antes” de la 2 da. Carta a los Co.: 2 Co. 12, 2?
5ta.
¿Coinciden la visión de Ga. 2, 2 con
la visión de 2 Co. 12, 2?
II – SEGUNDO PERÍODO: “PABLO, SILVANO Y TIMOTEO”
1. En este Segundo período hallamos a un Pablo idéntico al del Primer Período: (ver
cuaderno nº 17; ver supra II, 1), a la vez que distinto.
Es Saulo, pero ya convertido en Pablo (Hch. 13, 9).
Hará una carrera completa, no sólo en la geografía (Rm. 15, 19), sino en su
personalidad, como hombre, pastor y teólogo.
- Lo hallaremos, con frecuencia, acompañando a nuevos apóstoles:
• “Pablo, Silvano y Timoteo”: 1 Ts. 1,1; 2 Ts. 1, 1;
• “Pablo y Timoteo”: 2 Co. 1, 1; Flp. 1,1; Col. 1, 1; Flm. 1;
• “Pablo y Sóstenes”: 1 Co. 1, 1.
Estos son sus “verdaderos hijos en la fe”: 1 To. 1, 2; Tit. 1, 4; con quienes se propone
perfeccionar la construcción de “la Iglesia de Dios vivo, columna y fundamento de la
verdad”: 1 Tm. 3, 15.
- Amén de las fatigas y dolores “hasta ver a Cristo formado” en sus fieles: Ga. 4, 15,
Pablo se fatigará por realizar un gesto de comunión que convenza a los hermanos de
Jerusalén (ver infra: 3, i).
2. Segundo Viaje Misionero (Cuaderno nº 18, IV, pág. 3).
a) Los grandes centros misioneros son: Galacia, Filipos, Tesalónica y Corinto.
b) Gracias al trabajo apostólico, aflora y madura toda la personalidad del apóstol,
como podemos observar en las cartas que escribirá después a estas comunidades,
p.ej.:
• 1 Ts. 2, 2-12,
• Flp. 1, 7-8. 23,
• Flp. 4, 1-3. 10-19,
• Ga. 4, 12-20,
• 1 Co. 4/9,
• 2 Co. 3, 1-3,
• 2 Co. 10/12.
75
c) - Por la cantidad de nombres conocidos, nos es fácil imaginar el trabajo apostólico
realizado de “tú a tú”. El apóstol, en efecto, quiere fundar Iglesias de hermanos.
- Pero no son Iglesias de “superiniciados”. Junto a la Iglesia de los Filipenses,
capaces de moverse en todo por los sentimientos de Cristo: Flp. 2, está la Iglesia
de los Corintios, que se mueve a palos: 1 Co. 4, 21. Unos proviene del núcleo de
prosélitos fervorosos: Hch. 16, 13-15; Flp. 1, 5; otros de los estratos más bajos
del paganismo: 1 Co. 6, 9-11; 1, 26-28.
- Todos, sin embargo, son hijos para el Apóstol:
• 1 Ts. 2, 7-11.
• Flp. 4, 1,
• Ga. 4, 19,
• 1 Co. 4, 14-15,
• 2 Co. 6, 13.
d) - Por amor a ellos, el apóstol no urge el derecho apostólico de la congrua
remuneración y trabaja con sus manos:
• 1 Ts. 2, 9 (4, 11),
2 Ts. 3, 7-12,
• 1 Co. 9, 6-18.
2 Co. 11, 7-12,
2 Co. 12, 13-18,
• Hch. 18, 3-5.
- Los motivos de esta actitud son varios:
• ejemplo de los cristianos atolondrados y holgazanes (Tesalónicos);
• evitar obstáculos al Evangelio por parte de los cristianos hipercríticos
(Corintios).
- Cuando es necesario y conveniente el apóstol se exime de su actitud:
• Flp. 4, 11-18,
• 2 Co. 11, 8-9,
Para “dedicarse enteramente a la Palabra”: Hch. 18, 5.
e) - En este viaje lo acompaña un gran apóstol: Silas o Silvano, antes citado (ver I,
párrafo 5º), mano larga del apóstol Pedro, para que todos los gentiles sintiesen el
célebre apretón para la comunión (Ga. 2, 9; Hch. 15, 22. 27. 32), aparece
totalmente identificado con Pablo:
• en la cárcel de Filipos: Hch. 16, 19. 25.29,
• en la evangelización de Tesalónica: Hch. 17, 4,
• en el atentado sufrido en Tesalónica: Hch. 17, 5-9.
• en la evangelización de Berea: 17, 10,
• en la designación para confirmar la fe de los Macedonios: Hch. 17, 14-15.
• en la necesidad que Pablo tiene de volver a tenerlo junto a él: Hch. 17, 15; 18,
5.
• en las cartas escritas a los Tesalónicos: 1 Ts. 1,1; 2 Ts. 1, 1.
• en la predicación a los Corintios: 2 Co. 1, 19.
- Después de su estancia en Corinto, la figura de Silas se esfuma de junto a Pablo,
y vuelve a reaparecer más tarde al lado de Pedro: 1 Pe. 5, 12, quien lo llama
“hermano fiel”, por quien “os he escrito brevemente”. El acento paulino de la
carta de Pedro (ver: 1 Pe. 1, 3s y Rm. 1, 4; Ef. 1, 3), ¿no será más bien acento
“Silvano”? ¡Un gran secretario a las órdenes de los dos grandes Apóstoles!
f)
- No obstante, desde este segundo viaje, otro será el gran compañero de Pablo:
Timoteo. Silas había sido, por cierto, un gran amigo; pero, a la postre era
también un veedor apostólico.
76
A Pablo se le ocurrirá que era una especie de segundo Bernabé, un tutor a su
lado, para que los de Jerusalén no se alborotasen: Hch. 15, 22. A Timoteo, en
cambio, él lo llamará “verdadero hijo mío en la fe”:1 Tm. 1, 2. Fue amigo de su
familia: 2 Tm. 1, 5; 3, 15; lo perfeccionó en el judaísmo por la circuncisión: Hch.
16, 3; lo evangelizó a Jesucristo; lo eligió para que viniera con él: Hch. 16, 3; le
impuso las manos junto con los demás presbíteros de Listra: 1 Tm. 4, 14; 1, 18; 2
Tm. 1, 6; Hch. 14, 23.
Ya en el primer viaje misionero, le había permitido hacer junto a él sus primeras
armas apostólicas: 2 Tm. 3, 11. De ahora en adelante estará siempre junto a
Pablo. El elogio que hará de él: Flp. 2, 19-23, sólo es superado por el que Cristo
hizo de Juan Bautista.
- Pero, en este período, mientras Silas esté con Pablo, Timoteo no desarrollará
todavía su personalidad, aunque ya se la adivina. Y Pablo aprovechó esa
circunstancia para que Timoteo asimilase la rica experiencia de un hombre como
Silas.
Por ello lo dejó junto a él en Berea: Hch. 17, 14-15; y junto con él le hizo firmar
las dos cartas a los Tesalónicos: 1, 1, a donde le había enviado antes: 1 Ts. 3, 26.
Es un verdadero hermano, y técnicamente (si de técnica se puede hablar) lo
designa como “colaborador” de Dios en el Evangelio: 1 Ts. 3, 2 (“diácono de Dios
en el Evangelio de Cristo”).
g) Otra gran amistad de este Segundo Viaje será el matrimonio Aquila y Priscila. Pablo
los encontró en Corinto, poco después que Claudio hubiese echado a los judíos de
Roma: Hch. 18, 2. ¿Habrán sido ellos, sin quererlo, con su fe en Cristo, la causa del
tumulto “capitaneado por Crespo” que irritó a Claudio? (ver Suetonio, Vita Claudio
25, 3-4: “Judeos impulsore Chresto assidue tumultuantes Roma expulit”).
Ellos fueron los primeros de esa interminable serie de familias cristianas, muy
cristianas, de muy buena formación teológica, con cierta holgura económica fruto de
su habilidad técnica, que saben ponerse al servicio del Evangelio.
Pablo fue aceptado como socio en el taller que abrieron para hacer carpas: Hch. 18,
2-3.
Cuando Pablo rumbeó para Siria, se embarcaron con él: Hch. 18, 18; pero se
quedaron en Éfeso: v. 19, donde le esperaron que volviese. Entre tanto, cuando
llegó Apolo, hombre elocuente, que dominaba las Escrituras: Hch. 18, 24, le dieron
un curso superior de catequesis: v. 26, porque si bien había sido instruido en el
Camino del Señor, sólo conocía el bautismo de Juan: v. 25.
En Éfeso los volvió a encontrar Pablo durante su Tercer Viaje, como lo indica 1 Co.
16, 19, y tal vez se quedaron allí para siempre, haciendo de animadores de una
comunidad: 2 Tm. 4, 19.
Un día, que pudo ser trágico para el Apóstol y también para nosotros los gentiles,
pues nos habríamos quedado sin la mayoría de sus cartas, le salvaron el pellejo:
Rm. 16, 3-5; Hch. 19, 23-40.
h) En su tarea por plantar la Iglesia, Pablo fue dejando por todas partes:
• catequistas: Ga. 6, 6 (kateejountos)
• colaboradores: Flp. 4, 3 (synergós)
• epíscopos y diáconos: Flp. 1, 1;
• presidentes (proistaménos) que trabajan y exhortan: 1 Ts. 5, 12, a quienes hay
que tener gran estima: v. 13;
• apóstoles, profetas, maestros, taumaturgos, diáconos, pastores, carismáticos: 1
Co. 12, 28;
• diaconisas: Rm. 16, 1.
- La lista de los conocidos que desempeñaban algún cargo es grande:
• Epafrodito es de esos hombres a quienes hay que tener en estima, “ya que
por la obra de Cristo ha estado a punto de morir”: Flp. 2, 29-30;
• Sícigo, el responsable de la Iglesia de Filipos, es un compañero de pura ley:
Flp. 4, 3;
77
• Clemente y los otros colaboradores, ya sudaron tanto que “sus nombres están
en el libro de la vida” Flp. 4, 3;
• Tal vez Crispo, que era archisinagogo, fue ordenado presbítero de Corinto: 1
Co. 1, 14; Hch. 18, 8:
• Así parece que lo hizo con Sóstenes, jefe de otra sinagoga en Corinto: Hch.
18, 17; 1 Co. 1,1;
• Estéfanas, de los pocos a quienes Pablo bautizó: 1 Co. 1, 16, y sus familiares,
son servidores de los santos. Hay que “mostrase sumisos a ellos y a todo
aquel que con ellos trabaja y se afana”: 1 Co. 16, 15-16;
• Hay además, diaconisas, en Filipos, como Evodia y Sintique: Flp. 4, 2; y
también en Corinto, como Febe: Rm. 16, 1-2. Se las debe ayudar porque
luchan por el Evangelio: Flp. 4, 3, y “recibir en el Señor, de una manera digna
de los santos y asistirlas en cualquier cosa que necesiten”: Rm. 16, 2; pues si
una vez otras posibilitaron el ministerio del mismo Cristo: Lc. 8, 2, éstas son
hoy luchadoras al lado de Pablo: Flp. 4, 2, y protectoras de él: Rm. 16, 2.
i)
En este período Pablo inicia su actitud epistolar. Las dos primeras cartas a los
Tesalónicos hemos de ubicarlas aquí, al poco de llegar a Corinto.
j)
Para la cronología de este período tenemos datos importantes, decisivos para toda
la biografía paulina:
• la expulsión de los judíos de Roma bajo Claudio: Hch. 18, 2; que concuerda con
la noticia de Suetonio (ver supra g). Claudio imperó hasta el 54 d. C.
• el procónsul Galión: Hch. 18, 12; inscripción de Delfos (enero – julio 52 d. C.).
• el año y medio pasado en Corinto: Hch. 18, 11.
3. Tercer Viaje Misionero (Cuaderno nº 18, V, págs. 5—7).
a) El gran centro misionero de Éfeso. Y desde allí el Apóstol hizo vistas a las Iglesias
misionadas durante el Segundo Viaje, particularmente Corinto.
b) El éxito y el fracaso adobaron su pan cotidiano.
- Éxito sin precedentes en Éfeso: Hch. 19, 11-20; 1 Co. 16, 8-9, donde los
paganos conversos quemaron libros de brujerías y horóscopos por valor de
50.000 dólares: vv. 18-19; y, además, la industria de las santerías de Artemisa se
fue a la quiebra: Hch. 19, 23-27. El futuro dirá hasta donde llegó la raíz de este
éxito: 2 Tm. 1, 15, Flp. 4, 10-20.
- Fracaso en Corinto, donde las divisiones y la sugestión de la idolatría ambiental
tenían amarrados todavía a los fieles: 1 Co. Pero, en especial el fracaso de ser
discutido en su autoridad apostólica: 2 Co. 3, e incluso vituperado: 2 Co. 2, 5; 1012, nada menos que por aquellos a quienes había predicado sin pedirles un
centavo.
c) Las problemáticas prácticas, que exigen una respuesta teórica, comienzan a urgir
en este período de reflexión teológica del Apóstol. Prácticamente aguda se hace la
crisis judaizante, que amenaza arrasar el trabajo de sus viajes anteriores por
Galacia. ¿En virtud de qué el hombre se salva? Más apasionado en la carta a los
gálatas, más doctoral en la carta a los romanos, esa es la problemática alrededor
de la cual comienza a tejer su genial teología: Rm. 1-11.
- Los disgustos que le ocasionarán los Corintios, serán ocasiones para ensayar
nuevos esbozos de síntesis en las cartas a los corintios:
• la Iglesia Cuerpo de Cristo: 1 Co. 12;
• el ministerio de la Nueva Alianza: 2 Co. 3.
d) No cabe duda que el ambiente típicamente pagano de Éfeso y de Corinto hubo de
acuciar el pensamiento del Apóstol, procurando siempre de “no callar por
vergüenza, de no proceder por astucia y de no falsear la Palabra de Dios”: 2 Co. 4,
2; 1 Ts. 2, 4-5, pero, a la vez, ansioso de hacerse griego con los griegos: 1 Co. 9,
21, y cumplir su deber de dar a todos el Evangelio de Dios: 1 Co. 9, 16-17; Rom. 1,
14-16.
78
e) Éfeso ofrece dos ejemplos curiosos de un “cristianismo incompleto”:
• Apolo: Hch. 18, 24;
• Discípulos de Juan Bautista: Hch. 19, 2-7;
Ambos, que no conocen sino el bautismo de Juan Bautista: Hch. 18, 25; 19, 13, no
son rechazados, sino completados o perfeccionados: Hch. 18, 25; Hch. 19, 4-6.
f)
Será también la ciudad preferida por los que intentan vender cualquier ocurrencia
personal con el rótulo de teología. Los pocos herejes conocidos en la edad
apostólica por el nombre y apellido son de allí:
• Himeneo y Fileto: 2 Tm. 2, 17-18;
• Himeneo y Alejandro: 1 Tm. 1,20.
El saludo de despedida: Hch. 20, 29-30 y luego las recomendaciones a Timoteo,
que está en Éfeso, se refieren a esta realidad (Cuaderno nº 18, V, pág. 6, in fine).
g) Entre los apóstoles que van y vienen entre Éfeso, Macedonia y Acaya, encontramos
a:
- Timoteo:
• en Macedonia: Hch. 19, 22, donde mantiene relaciones desde el viaje anterior:
1 Ts. 3, 2-6; y 2 Ts. 1, 1, y las mantendrá en el futuro: Flp. 1,1; 2, 19-23; Col.
1,1; desde allí escribirá con Pablo 1ª 2ª a los Corintios: 2 Co, 1, 1.
• en Acaya: 1 Co. 4, 17; 16, 10-11, a donde va de visitador apostólico de Pablo.
Cuando vuelva allí con Pablo: 2 Co. 1, 19, firmará con él los saludos a los
Romanos: 16, 21.
• en viaje a Jerusalén: 2 Co. 2, 13.
- Tito: Ver Biblia de Jerusalén: 2 Co. 2, 13.
- Tíquico: Hch. 20, 41, “fiel ministro y consiervo en el Señor”: Col. 4, 7; Ef. 6, 21,
que lo vemos, más tarde, ir: 2 Tm. 4, 12, y venir: Tit. 3, 12 con recados del
Apóstol.
h) De estas idas y venidas. Muchas fueron para organizar la gran colecta de
comunión:
• en Galacia: 1 Co. 16, 1; Ga. 2, 10;
• en Macedonia: 2 Co. 8, 1-6; 9, 2; Rm. 15, 26-27;
• en Acaya: 1 Co. 16, 2-4.
2 Co. 8
2 Co.9 (parecen dos cartitas distintas de recomendación sobre este tema);
Rm. 15, 26-27.
• rumbo a Jerusalén: Hch. 20, 4, irán los delegados de las Iglesias: 1 Co. 16, 3-4;
Hch. 21, 29; 24, 17.
i)
Otras lo fueron para amortiguar la ponzoñosa propaganda de los judaizantes; que
se revisten de ángeles, pero son satanases:
• en Galacia: Ga. 1, 8;
• en Acalla: 2 Co. 11, 13-15.
j)
Un célebre pasaje: 2 Co. 11, 16/12, 10, sirve para cerrar este período, a modo de
nota autobiográfica, pues resume toda su vida hasta entonces.
k) En el renglón de la crítica histórico-literaria surgen algunas cuestiones:
1ª - ¿Cuántas fueron las cartas a los Corintios?
Respuesta:
• una anterior a la 1ª actual: 1 Co. 5, 9, sobre comportamiento cristiano: v. 11;
• la primera actual;
• una tercera, anterior a la segunda actual: 2 Co. 2, 3-4 (Ver Biblia de
Jerusalén); el tema no fue el del hermano incestuoso: 1 Co. 5, sino una
ofensa personal: 2 Co. 7, 12 ¿Quedan restos de ella en los cc. 10-12?;
79
• la segunda actual;
• los cc. 8 y 9, que son dos billetes para incentivar la colecta.
2ª - ¿Cuántos son los viajes de Pablo a Corinto?
Respuesta:
• el primero, al final del 2º Viaje misionero (Ver supra 2)
• proyectos de viaje estando en Éfeso: 1 Co. 16, 5-7;
• segundo viaje relámpago, con ocasión de un conflicto personal: 2 Co. 2, 1;
13, 2;
• nuevos proyectos de viaje: 2 Co. 13, 1, para cumplir la visita burlada, no por
la falta de palabra de Pablo: 2 Co. 1, 15-23, sino por el insulto al Apóstol: 2
Co. 2, 5-11.
• tercer viaje: 1 Co. 13, 1; Hch. 20, 2-3.
3ª - ¿Hubo una prisión de Pablo en Éfeso?
Respuesta: Dos hipótesis:
1ª. - Que sí, y desde allí escribió la carta a los Filipenses.
2ª. - Que no, sino que estuvo a punto de sufrir la pena capital.
• Hch. 19, 23-40.
• Co. 15, 32;
• Co. 1, 8-10.
4ª - La lista de nombres de Rm. 15 verosímilmente pertenecen a la Iglesia de Éfeso.
4. Prisionero de Cristo: Jerusalén-Roma (Cuaderno nº 18, págs. 7-8).
a) Pablo, que día a día había ido creciendo en la comprensión vivencial del misterio de
Cristo crucificado:
• 1 Ts. 2, 2; 3, 3-4;
• Ga. 2, 19; 3, 1;
6, 14. 17;
• 1 Co. 1, 13. 17-25; 2, 2;
4, 9-13;
8, 11-12;
• 2 Co. 1, 4-10;
• Rm. 5, 6-11ss;
6, 3-11;
8, 18. 31-39;
14, 15; 15, 1-7s.
Siente necesidad de subir a Jerusalén, allí donde Cristo mismo, y luego su testigo
Esteban vertieron su sangre. Hay en él una angustia de muerte, o mejor de vida:
Hch. 20, 22-24; tal que no se deja detener por nadie: Hch. 21, 10-14. La comunión
de las Iglesias exigía otro precio que el simple monto de una gran suma, fruto de
una colecta.
b) Pero él es el Apóstol de los Gentiles. No es en Jerusalén donde debe dar su
testimonio; allí no se lo recibiría: Hch. 22, 18. Lo espera el tribunal de César: Hch.
25, 10-12; 25, 25-27; 26, 32. Su prisión fue providencial, pues “se ha hecho público
en todo el Pretorio y entre todos los demás, que me hallo en cadenas por Cristo”:
Flp. 1, 13.
c) Sus compañeros de prisión fueron:
- Marcos: ver Cuaderno nº 8, pág. 3, II, 3.
- Lucas:
• Col. 4, 14.
• Flm. 24.
1ra. Prisión de Pablo.
80
• 2 Tm. 4, 11:
2da. Prisión de Pablo.
¿Es éste el que escribe en primera persona en el libro de Los Hechos?
Ver:
• (11, 27: en Antioquia, según la versión occidental);
• 16, 10-17: en Filipos;
• 20, 5/21, 18: en Éfeso rumbo a Jerusalén hasta la ciudad santa;
• 27, 1/28, 16: rumbo a Roma y en la ciudad eterna.
- Otros:
• Aristarco y Justo: “son los únicos de la circuncisión – con Marcos – que
colaboran conmigo por el Reino de Dios y han sido para mí de consuelo”: Col.
4, 11;
• Demas: un apóstol apóstata.
d) La vida de prisión en Roma la podemos imaginar en parte:
• Hch. 28, 16-31: trato con la comunidad judía.
• Flp. 1, 13; 4, 22: nuevos hermanos entre los empleados imperiales;
• Col. 1, 17; 4, 12-13: visitas de Epapas, visitador apostólico de Colosa, Loadicea y
Hierápolis;
• Col. 4, 7; Ef. 6, 21: Tíquico que lleva cartas del Apóstol;
• Flm.: el caso de Enésimo, esclavo de Filemón que se refugia en Roma;
• Las cartas que escribe: Filipenses.
Colosenses.
Filemón.
Efesios.
La carta a los Filipenses muestra aún cierta incertidumbre, mezclado de optimismo,
sobre su futuro:
Flp. 1, 23-25
2, 17
El corte brusco y optimista con que se cierra el Libro de los Hechos, autoriza la tesis
de que el Apóstol fue liberado antes de la persecución de Nerón, máxime si se tiene
en cuenta el parecer favorable con que fue presentado por el Procurador Félix: Hch.
25, 26. 27; 26, 30-32.
5. Últimos trabajos y martirio:
- Lo dicho arriba (II, 4c, pág. 9) sobre la prisión de Pablo y la existencia de las cartas
pastorales, mas los datos allí consignados, obligan prudentemente a abrir una última
etapa en la vida del apóstol. ¿Podemos adivinarla?
a) - Éfeso:
Le dolía todavía las lágrimas de despedida antes de su viaje a
Jerusalén-Roma: Hch. 20, 37-38. Le preocupaba, además, el bullir
de opiniones caprichosas que, en esa Iglesia, pretendían hacerse
pasar por Evangelio. (ver supra, pág. 7, f). Y como haría tiempo no
veía a Timoteo su “hijo verdadero”: 1 Tm. 1, 2, pues le había
enviado de Roma a Filipos: Flp. 2, 19; allá fue.
Le daba mucha pena que, siendo él tan joven, tuviese que
enfrentar tanta responsabilidad: 1 Tm. 4, 12.
Lo confirmó a Timoteo en su tarea de Vicario Apostólico, con sede
en Éfeso: 1 Tm. 1, 3, y continuó viaje hacia Macedonia.
En algún alto del camino le escribió la primera carta. Tal vez, en
algún momento, desde Éfeso hizo su viaje a Creta, pasando por
Mileto.
- Mileto:
Puerto ideal para el encuentro de muchas comunidades (Hch. 20,
16-17), estuvo nuevamente allí, y allí dejó a Trófimo, que se
enfermó: 2 Tm. 4, 20.
- Creta:
No sabemos si antes había estado en Creta. Desde el Asia o
Acaya no era difícil llegar. Allí encontramos una Iglesia, en la que
los judaizantes saben urdir bien su palabrería: Tit. 1, 12-16. Tito es
81
el hombre indicado para gobernarla: Tit. 1, 5, y podrá contar para
ello con la ayuda de Zenas y Apolo: Tit. 3, 13.
- Troáda:
Ya había estado allí, de paso hacia Macedonia y Corinto, durante
su Tercera Misión. Rehaciendo ahora esa ruta, en casa de Carpo
volvió a encontrar nuevamente buena acogida. Se olvidó allí el
sobretodo y los libros: 2 Tm. 4, 13. Alejandro, el herrero le hizo un
despecho: v. 14 (1 Tm. 1, 20).
- Macedonia:
Sus filipenses, “queridos y añorados” Flp. 4, 1, habían recibido una
promesa de visita, desde la cárcel romana: Flp. 1, 25-26. Con ellos
había meditado sobre su posible martirio: Flp. 2, 17. Ya antes los
había consolado enviándoles a Timoteo: 2, 19. No puede faltar de
ir ahora él mismo en persona, y allí fue: 1. Tm. 1, 3.
- Corinto:
El rumbo de Pablo ya es conocido. Siempre de Macedonia a
Acaya y viceversa. En Corinto se quedó Erasto: 2 Tm. 4, 20. Éste
conocía el terreno desde la última misión, y se entendía muy bien
con Timoteo: Hch. 19, 22. Desde aquí bien, pudo enviar la carta a
Tito y proyecta la misión del suplente: Artemas o Tíquico, de modo
que Tito pudiese viajar al Epiro.
- Epiro:
a Nicópolis: Tit. 3, 12. Desde aquí, Tito siguió su gira pastoral a:
- Dalmacia:
2 Tm. 4, 10. ¿Y Pablo?
b) - España:
Hizo Pablo su proyectado viaje a España: Rm. 15, 23-24?
Clemente romano (+c. 96) se hace eco de una tradición afirmativa
va: “Hasta el límite de Occidente” (Cuaderno nº 14, II, 6). Pero no
quedan huellas de ese trabajo. Ninguna Iglesia lo reclama.
c) - Roma:
- La segunda carta a Timoteo lo muestra definitivamente en
Roma. Nada del optimismo expectante de la vez primera
(supra, II, 4, d, pág. 9), si bien refleja una serenidad interior
asombrosa. Aquí el martirio es inminente: 2 Tm. 4, 6-8. Si
Timoteo no se apresura, ya no lo podrá abrazar: 4, 9. 21.
- ¿Pero qué pasó entre tanto en Roma antes tan cálida para el
Apóstol, a pesar de la prisión? LA PERSECUCIÓN DE NERÓN
Clemente dirá que “una gran muchedumbre de escogidos,
después de sufrir por envidia…” (ver supra) ¿Envidia de
quiénes? Clemente está hablando a los corintios del mal que
causa la envidia entre hermanos. ¿Fue, quizás, la envidia de los
judaizantes la que azuzó la persecución?
- Lo cierto es que, esta vez, en Roma, un ambiente gélido recibió
al apóstol: 2 Tm. 1, 15. Excepto Onésiforo de Éfeso, todos los
demás “si te he visto no me acuerdo”. Demas apostató: 4, 10.
Los pocos que quedaban se marcharon a otras tareas:
• Crescente a Galacia;
• Síquico a Éfeso;
Sólo los acompaña Lucas: v. 11
- Ansía volver a ver a Marcos: v. 11.
- La primera audiencia en tribunal fue tristísimo: “en mi primera
defensa nadie asistió, antes bien todos me desampararon. Que
no se les tome en cuenta”: 4, 16. Estas palabras suenan
aquellas otras: “Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mt.
27, 26; Lc. 23, 34).
Por un pelito se salvó de los leones del circo: 4, 17.
- Martirio
¿Cuándo murió Pablo?
Una tradición firme ubica su ajusticiamiento en tiempos de
Nerón: Por tanto, antes del 68. Además hemos ubicado este
período postrero de su misión: después de la primera prisión y
antes del 64, en que comenzó la persecución.
Consecuentemente, su martirio se sitúa alrededor del 67.
82
d) En el interim:
• Santiago era muerto en Jerusalén de un modo atroz: (Cuaderno nº 4 II).
• Pedro era crucificado en Roma (Cuaderno nº 14).
• “Una ingente multitud” masacrada ¿a causa de envidias fraternas?
• La guerrilla se afirmaba en Palestina, y los regimientos romanos esperaban la
orden de comenzar a marchar sobre la ciudad santa.
e) - En este clima no es extraño ver al apóstol prepara el cambio de guardia. ¿No
había hecho eso mismo Jesús? La organización de las Iglesias es su
preocupación clave en esta última etapa.
- Los críticos literarios defenderán o atacarán la tesis si las Cartas Pastorales han
sufrido o no retoques posteriores; pero la organización de las Iglesias que allí
observamos, si bien enfrentan un estadio nuevo, es muy coherente con el
anterior. Entre: Pablo y su carta a los Corintios (c. 56-57) y Clemente y su carta a
los corintios (c. 96) no hay un salto al vacío.
N.B.: Bibliografía general para el estudio de San Pablo:
- Holzner J., San Pablo, heraldo de Cristo; ed. Herder, Barcelona;
- Aniot F., Introducción a San Pablo, ed. Paulinas, caracas, 1966;
- Ídem., Ideas maestras de San Pablo, ed. Sígueme, (col. Hinneni 23), Salamanca, 1963;
- Cerfaux L., Itinerario espiritual de San Pablo, ed. Herder, Barcelona, 1968;
- Ídem., Jesucristo en San Pablo; ed. Desclée, Bilbao, 1967;
- Ídem., La Iglesia en San Pablo; ed. Desclée, Bilbao,
- Ídem., El cristiano en San Pablo; ed. Desclée, Bilbao, 1965.
83
CUADERNO Nº 21
LA INICIACIÓN CRISTIANA
Coleccionó C. Giaquinta
“Como niños recién nacidos,
Desead la leche espiritual…”
(1 Pe. 2, 2)
I - LA PRAXIS APOSTÓLICA
1. Los Apóstoles ejercen el ministerio bautismal:
• Hch. 2, 38. 41: Pentecostés;
• Hch. 8, 12-13: Samaría;
• Hch. 8, 36. 38: bautismo del etiópico;
• Hch. 9, 18; 22, 16: bautismo de Pablo;
• Hch. 10, 47: bautismo de Cornelio y familia.
Cuestión: ¿Por el contexto de estas escenas, cuál era el contenido de la catequesis
pre-bautismal?
2. Pablo ejerce el ministerio bautismal:
• Hch. 16, 15: Lidia y flia. En Filipos;
• Hch. 16, 33: el carcelero de Filipos y flia.;
• 1 Co. 1, 13-16:
Hch. 18, 8:
Crispo y flia., Estéfanas y flia., en Corinto;
• Hch. 19, 5: discípulos de Juan Bautista, en Éfeso.
3. El bautismo es uno de los puntos de la catequesis elemental apostólica:
• Hb. 6,2.
• Rm. 6, 3. 6. 9.
4. Ritos y ministros del bautismo:
- Se bautiza “en el nombre de Jesucristo”:
• Hch. 2, 38
• Hch. 10, 48
• Hch. 19, 5;
- confesando la fe en Cristo: Hch. 22, 16;
- utilizando la invocación trinitaria:
• Mt. 28, 10
• 1 Co. 6, 11.
- Existen bautizadores distintos de los catequistas:
• Hch. 10, 48
• Hch. 19, 5
• 1 Co. 1, 17.
- La inexplicada praxis de bautizarse por los muertos: 1 Co. 15, 29.
5. Los apóstoles imponen las manos a los bautizados:
• Pedro y Juan: Hch. 8, 15-17.
• Pablo: Hch. 19, 6,
Lo cual es también objeto de la catequesis elemental: Hb. 6, 2.
II – LA HERENCIA JUDÍA
1. Catequesis y ritos de iniciación al judaísmo:
(Ver cuaderno nº 11, pág. 2, 2)
84
2. Comparación entre el bautismo de los prosélitos judíos y el de los catecúmenos
cristianos:
Judaísmo
Cristianismo
(Jabamot: Gérim)
(Didajé de los XII Apóstoles)
Catequesis preparatoria
1º
Ayuno preparatorio
2º
3º
Preguntas y respuestas
Rol de los testigos
4º
“Todo lo que te hemos dicho”
“Habiendo dicho todas estas cosas”
Inmersión
5º
Una, por el candidato
Triple, por el bautizador
Agua viva
Posibilidad de usar agua caliente,
y posibilidad de reducir la cantidad de agua.
6º
Fórmula en algunos casos
Fórmula en todos los casos
7º
Bautizador, en algunos casos
Bautizador en todos los casos
8º
Testigos
9º
Participación a la comida sagrada
A la Pascua
10º
A la Eucaristía
Bendición final
(Tomado de Benoit, A., Le Bapteme Chrétien
au second siecle. La Theologie des Peres;
Presses Universitaires, París, 1953. pág. 20).
III – EL BAUTISMO EN LA EDAD APOSTÓLICA
1. La teología bautismal en el Nuevo Testamento:
(Ver el correspondiente tratado de Sacramentos).
2. La Didajé de los Doce Apóstoles (c. 70-150)
cc. 1-6; 7; 9-10, 6; 10, 7.
3. San Justino, de Roma (+c. 165)
(Ver Curso de Historia de la Iglesia – Edad Patrística).
85
CUADERNO Nº 22
LA CENA DEL SEÑOR
Coleccionó C. Giaquinta
“Eso ya no es comer la Cena del Señor…
yo recibí del Señor lo que os he trasmitido:
que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado,
tomó pan,
después de dar gracias,
lo partió y dijo:
este es mi cuerpo que se da por vosotros;
haced esto en recuerdo mío”
(1 Co. 11, 20.23-24)
I – LA PRÁCTICA Y TRADICIÓN APOSTÓLICA DE LA “FRACCIÓN DEL PAN”
1. Praxis jerosolimitana: Hch. 2, 42. 46.
(Fórmula arcaica)
2. Praxis paulina: 1 Co. 10, 16-17
(1 Co. 16, 2)
Hch. 20, 7. 11
(Hch. 27, 35?)
3. Tradición de “la Cena del Señor”: 1 Co. 11, 17-34.
4. “La Mesa del Señor”: 1 Co. 10, 21.
II - LA HERENCIA JUDÍA DE LA CENA PASCUAL
1. Esquema de cena pascual en tiempo de Cristo:
a) Aperitivo:
• Fórmula de bendición – por la fiesta y por la copa- dicha por el padre de familia
sobre la copa;
• Aperitivo, que consiste en ensaladas, mermeladas, pickles;
• Se trae la comida, pero todavía no se la come; se mezcla y pone delante la
segunda copa, pero todavía no se la bebe.
b) Liturgia Pascual:
• Haggada pascual del padre de familia (en arameo);
• Primera parte del hallel pascual (en hebreo);
• Se bebe la segunda copa (el cáliz del a haggada).
c) Comida:
• Oración del padre de familia sobre el pan ázimo;
• Comida, consistente en: cordero pascual, hierbas amargas, mermelada y vino;
• Oración (birkath hammacon) sobre la tercera copa (cáliz de bendición).
d) Conclusión:
• Segunda parte del Hallel pascual (en hebreo);
• Alabanza sobre la cuarta copa (cáliz del hallel).
(Tomado de Jeremías, J., Die Abendmahlsworte Jesu (Las palabras de la Cena de Jesús), Göttingen,
1960, págs. 79-80).
86
2. Fórmulas de “bendición” (bekaroth – eucharistía) empleadas en una cena imaginada en
tiempo de Cristo:
a) (Al aperitivo o primera copa).
• Cada comensal dice:
“Bendito seas, Señor, Dios nuestro, rey de los siglos, que nos das este
fruto de la vid”.
(En los días de fiesta se varía la fórmula).
b) (A la liturgia pascual y comida).
• El que preside dice:
“Bendito seas, Señor, Dios nuestro, rey de los siglos, que haces producir
pan a la tierra”.
• Se sirve la comida
• recitación de la haggadah
• lámpara
• segundo lavatorio.
c) (A la segunda copa).
• El que preside dice:
“Demos gracias a nuestro Dios, que nos ha alimentado de su abundancia”.
• Comensales responden:
“Bendito sea aquel cuya abundancia nos ha alimentado y cuya bondad
nos hace vivir”.
• Presidente recita la “bekaroth” (eucaristía):
1ª
“Bendito seas, Señor, Dios nuestro, rey del universo, que alimentas al
mundo en (tu) bondad, (tu) gracia y (tu) misericordia, que das el alimento a
toda carne, porque alimentas y sostienes a todos los seres y procuras su
alimento a todas tus criaturas, Bendito seas, Señor, que das a todos (su)
alimento”.
2ª
“Te damos gracias, Señor, Dios nuestro, por este país deseable, bueno y
vasto, que te plugo dar a nuestros padres, y por la alianza con que
marcaste nuestra carne, la torah que nos diste, la vida, la gracia, la
misericordia y el alimento que nos has otorgado en toda sazón. Y por esto,
Señor, Dios nuestro, te damos gracias y bendecimos tu nombre. Bendito
sea tu nombre sobre nosotros continuamente y para siempre. Bendito
seas, Señor, por el país y por el alimento.
3ª
“Ten piedad, Señor, Dios nuestro, de tu pueblo, Israel, de tu ciudad,
Jerusalén”.
3ª bis. “Dios nuestro y Dios de nuestros padre, levántese y venga el memorial de
nosotros mismos y de nuestros padres, el memorial de Jerusalén, tu
ciudad, el memorial del Mesías, hijo de David, tu siervo, y el memorial de
tu pueblo, de toda la casa de Israel, levántese y venga, llegue, sea visto,
aceptado, oído, recordado y mencionado delante de ti, para la liberación,
el bien, la gracia, la compasión y la misericordia en este día (aquí se
precisa la fiesta). Acuérdate de nosotros, Señor, Dios nuestro, con esta
ocasión, para hacernos bien, visítanos por causa de él y sálvanos por él,
vivificándonos con una palabra de salvación y de misericordia: sé
indulgente con nosotros, concédenos gracia y muéstranos tu misericordia,
porque tú eres un Dios y un rey grandioso y misericordioso”.
(Textos tomados de Bouyer L., Eucaristía-Teología y espiritualidad de la oración eucarística; Herder,
Barcelona, 1969, págs. 90-96; pueden verso los cc. II-V, págs. 29-144. Para el estudio de la tradición
judía de la cena, puede verse además: Maldonado L., La plegaria eucarística – Estudio de teología
bíblica y litúrgica sobre la misa; B.A.C. 273, Madrid, 1967, Libro II, págs. 161-173; Thurian Max, los
textos judíos ver: Ligier L., Textus selecti de magna oratione eucharística addita Haggadah Paschae et
nonnullis Judeorum benedictionibus; 2ª. Romae, 1965, págs. 103-138.
III - LA LITURGIA EUCARÍSTICA EN LAS IGLESIAS APOSTÓLICAS
1. Didajé de los Doce Apóstoles (C. 70-150): cc. 9-107; 14.
87
2. Clemente de Roma (+c. 96): Carta a los Corintios: 59-61.
3. San Justino de Roma (+165):
• Apología I, 13; 65-67;
• Diálogo con Trifón, 41; 70, 4; 117; 118, 2.
88
CUADERNO Nº 24
BIBLIOGRAFÍA GENERAL
(En castellano)
Extractada de Caba J.,
“De los Evangelios al Jesús histórico”;
actualizada por Bouzada H.
I – INSTRUMENTOS DE TRABAJO PARA EL ESTUDIO DE LOS EVANGELIOS.
1. - Sinopsis de los Evangelios:
- Alonso Díaz, J. Sánchez Ferrero, A., Evangelio y evangelistas, Ed. Taurus, Madrid,
1966;
- Leal, J., Sinopsis de los cuatro Evangelios, B.A.C., Madrid, 1961;
- Diccionarios, Gramáticas, Vocabularios:
- Allmen, J. J., Vocabulario Bíblico, Ed. Moraba, Madrid, 1968;
- Bauer, J. B., Diccionario de Teología Bíblica, Ed. Herder, Barcelona, 1967;
- Enciclopedia de la Biblia t. I-VI, Ed. Garriga, Barcelona 1963;
- Haag, H.-Born, A. van de Ausejo, S. de, Diccionario de la Biblia, Ed. Herder,
Barcelona, 1966;
- León-Dufour X., Vocabulario de Teología Bíblica, Ed. Herder, Barcelona, 1965.
II – EVANGELIOS EN GENERAL.
- Bea, A., La historicidad de los evangelios, Ed. Razón y Fe, Madrid, 1965;
- Blinzler, J., Juan y los sinópticos, Ed. Sígueme, Salamanca 1968;
- Bouttier, M., Del Cristo de la Historia al Jesús de los evangelios, Ed. Studium,
Madrid, 1971;
- Cava, J., De los Evangelios al Jesús histórico – Introducción a la Cristología, B.A.C.
316, Madrid, 1971;
- Cerfaux, L., Jesús en los orígenes de la tradición, Ed. Desclée, Bilbao, 1970:
- Cerfaux, L., La voz viva del evangelio al comienzo de la Iglesia, Ed. Dinor, San
Sebastián, 1958;
- Devresse, R., Los Evangelios y el Evangelio, Ed. Paulinas, 1964;
- Dumont, E., El problema del Jesús histórico en la nueva teología (Bultman), Rev.
Bíblica, Villa Calzada, Bs. As., 30, 1968,
- Fannon, P., Los cuatro Evangelios. Breve introducción a su estructura y mensaje, Ed.
Herder, Barcelona 1970:
- Harrington, W.J., Iniciación a la Biblia t. 2, La plenitud de la promesa. Nuevo
Testamento, Ed. Sal Térrae, Santander, 1967;
- Huby, J., El Evangelio y los evangelios, Poblet, Bs. As., 1949;
- Jeremías, J., Las palabras de Jesús, Fax, Madrid;
- Leal, J., Valor histórico de los Evangelios, Granada, 1956.
- Leal, J., Nuestra confianza en los Evangelios, Ed. Apostolado de la Prensa, Madrid,
1965.
- León-Dufour, X., Los Evangelios y la historia de Jesús, Ed. Estela, Barcelona, 1966.
- León-Dufour, X., Estudios de Evangelio, Ed. Estela, Barcelona, 1969.
- López Melus, F.M., Exégesis moderna y espiritualidad evangélica, Ed. Apostolado de
la Prensa, Madrid, 1966.
- Moraldi, L.-Lyonnet. S., Introducción a la Biblia t. 4, Los Evangelios, Ed. El Mensajero
del Corazón de Jesús, Bilbao, 1967.Mussner, F., Los Milagros de Jesús, Ed. Verbo
Divino, Estella, 1969.
89
- Robert, A.-Feuillet, A., Introducción a la Biblia t.2 Nuevo Testamento, Ed. Herder,
Barcelona, 1967.
- Scheifler, J.R., Así nacieron los Evangelios, Ed. El Mensajero del Corazón de Jesús,
Bilbao, 1967;
- Scheifler, J.R., Los Evangelios, en: Concilio Vaticano II, Comentarios de la
Constitución Dei Verbum, sobre la Divina Revelación, B.A.C. 284, Madrid, 1969, pág.
579-643;
- Trilling, W., Jesús y los problemas de su historicidad, Ed. Herder, Barcelona, 1970.
- Tuya de, M., Evangelios: Biblia comentada t. 5, B.A.C., Madrid, 1964.
- Tuya de m., Selecciones de Teología n. 33: Número extraordinario sobre Evangelios
Sinópticos 9, 1970;
- Vanter, b., Los cuatro Evangelios: una introducción, Ed. Sal terrae, Santander, 1969;
- Wikenhauser, A., Introducción al Nuevo Testamento, Ed. Herder, Barcelona, 1960;
- Yubero Galindo, D., La formación de los Evangelios, Ed. Paulinas, Madrid, 1966;
- Zedda, S., Los Evangelios y la crítica hoy, Ed. Paulinas, Buenos Aires, 1967;
- Zimmermann, H., Los métodos históricos-críticos en el Nuevo Testamento, B.A.C.,
Madrid, 1969;
III - EVANGELIOS EN PARTICULAR
1. Evangelio de Mateo:
- Gomá civil, I., El Evangelio según San Mateo c. 1-13, Ed. Morava, Madrid, 1966;
- Lohr, C.H., Técnicas orales en el Evangelio de Mateo,
- Páramo del, S., Evangelio de Mateo: La Sagrada Escritura, Texto y comentario.
Nuevo Testamento t. 1: Evangelios, B.A.C., Madrid, 1964;
- Rigaux, B., Para una historia de Jesús. II Testamento de Mateo, Ed. Desclée, Bilbao,
1969;
- Schmid, J., Evangelio según san Mateo, Ed. Herder, Barcelona, 1967;
- Trilling, W., Evangelio según san Mateo, Ed. Herder, Barcelona, 1970;
2. Evangelio de Marcos:
- Alonso, J., Evangelio de marcos: La Sagrada Escritura, texto y comentario. Nuevo
Testamento t. l: Evangelios, B.A.C., Madrid, 1964;
- Rigaux, B., Para una historia de Jesús. I: Testimonio de Marcos, Ed. Desclée, Bilbao,
1967;
- Schmid, J., Evangelio según San Marcos; Ed. Herder, Barcelona, 1967;
3. Evangelio de Lucas:
- Leal, J., Evangelio de San Lucas: La Sagrada Escritura, texto y comentario. Nuevo
Testamento t, 1: Evangelios, B.A.C., Madrid, 1964;
- Schmid, J., Evangelio según San Lucas, Ed. Herder, Barcelona, 1968;
- Stöger, A., El Evangelio según San Lucas, Ed. Herder, Barcelona, 1970;
4. Evangelio de Juan:
- Bouyer, L., El cuarto Evangelio, Ed. Estela, Barcelona, 1967; Croix, R.M. de la,
Testimonio Espiritual de San Juan, Ed. Rialp, 1966;
- Grossouw, W., Introducción a la Teología de San Juan, Ed. de La Fac. de Teología
de la P.U.C.A., Buenos Aires, 1969;
- Leal, J., Evangelio de San Juan: La Sagrada Escritura, texto y comentario. Nuevo
Testamento t. 1: Evangelios, B.A.C., Madrid, 1964;
- Mollat, D., Iniciación espiritual de San Juan, Ed. Sígueme, Salamanca, 1965;
- Naveillán, C., Luz y vida. El Evangelio de San Juan, Ed. Paulinas, Buenos Aires,
1966;
- Wikenhauser, A., Evangelio según San Juan, Ed. Herder, Barcelona, 1967;
90
IV – EVANGELIOS DE LA INFANCIA
- Daniélou, J., Los evangelios de la infancia, Ed. Herder, Barcelona, 1969;
- Ibáñez Arana, A. Sobre los evangelios de la infancia, Ed. Lumen, Vittoria, 17, 1968,
págs. 128-140.
91
CUADERNO Nº 25
EL NUEVO TESTAMENTO
SU GÉNESIS VISTO DESDE EL N.T.
C. Giaquinta
“Si alguno añade algo sobre esto,
Dios echará sobre él las plagas que se
describen en este libro.
Y si alguno quita algo a las palabras
de este libro profético, Dios le quitará
su parte en el árbol de la vida”.
(Ap. 22, 18-19)
1. ¿Palabra o escrito?
- En todo el N.T. se advierte la primacía práctica de la palabra hablada sobre la letra
escrita. Basta, para ello, asomarse a la realidad encerrada bajo algunos conceptos del
N.T., tales como; predicación (Kerygma), evangelio (evangélion), testimonio (martyrion),
doctrina (didaché), palabra (lógos, rhéma).
- De Jesús no tenemos ningún escrito. Y si una orden dio fue la de predicar, no la de
escribir.
- A Pablo, que teologiza ampliamente sobre la necesidad de la predicación (Rom. 10, 1415), no le caben dudas sobre la primacía entre una carta escrita con papel y tinta y una
palabra hablada directamente para ser creída por el corazón: e Co 3, 2-3.
Sus cartas son importantes. Alguno, quizás, puede dudar de su valor; ya probará,
entonces, la fuerza de su palabra viva: 2 Co. 10, 9-11.
- Juan, por su parte, no duda ante el dilema:
“Aunque tengo mucho que escribiros,
prefiero no hacerlo con papel y tinta,
sino que espero ir a vosotros y hablaros de viva voz,
para que vuestro gozo sea completo”: 2 Jn. 12; 3 Jn. 13-14.
2. Palabra y escrito.
- El dilema anterior, no obstante, es falso, y el N. T. no lo conoce.
- Podrá haber una contraposición práctica (¿hablo o escribo?), pero no teórica porque la
palabra, hablada o escrita, es siempre la misma. Y esto es así porque una misma es la
boca del que la pronuncia (Dios) y uno mismo es el fin que pretende (la fe).
- En efecto: la palabra:
• sea que salga de la boca del predicador o de la pluma del escritor, es siempre Dios
quien la pronuncia;
• sea “silabeada” o “escrita”, es siempre en orden a suscitar la fe del escucha o del
lector. En el caso de la palabra silabeada no caben dudas. Pero tampoco las hay en
el caso de la palabra escrita:
“Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no
están escritas en este libro.
Estas lo han sido para que creáis que Jesús es el Cristo y para que creyendo
tengáis vida en su nombre: Jn. 20, 30-31.
- Son tan iguales estas dos palabras, que coinciden en todo, hasta en sus limitaciones:
• porque es hablada, puede ser escrita;
• porque es escrita, habla (“la Escritura dice”);
• ni una ni otra pueden expresar toda la infalibilidad de la Palabra de Dios:
“Hay además otras muchas cosas que hizo Jesús.
Si se contaran una por una (=es imposible contarlas todas),
pienso que ni todo el mundo bastaría para contener los libros
que se escribieran (=es imposible escribirlas todas)”: Jn. 21, 25.
92
3. La palabra escrita es palabra de Dios:
- La carta apostólica del Concilio de Jerusalén, que aparece en el N.T. como el primer
escrito conocido lleva el acento de una palabra humana por el estilo y los destinatarios,
pero sobrehumana por su autoridad: “Hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros”:
Hch. 15, 23-29. Con esa conciencia fue redactada, y con esa conciencia, también, fue
trasmitida y recibida: Hch. 16, 4.
- En las cartas de Pablo esa conciencia es muy clara desde la primera hora de su
apostolado. Lo que dice de “la Palabra de Dios que os predicamos, (y) la acogisteis, no
como palabra de hombre, sino cual es en verdad, como la Palabra de Dios”: 1 Ts. 2, 13,
vale de sus cartas:
• 1 Tesalónicos:
los conjura por el Señor a que sea leída a todos los hermanos: 5,
27, porque a través de ella sigue dando “instrucciones de parte del
Señor Jesús” (ib. 4, 2).
• 2 Tesalónicos:
“Si alguno no obedece a lo que os decimos en esta carta a ese
señaladle y no tratéis con él, para que se avergüence” 3, 14.
Puede parecer exceso de celo jurídico, ¿Qué más da observar o
no una letra escrita? Pero el Apóstol, quien mejor que nadie
entendió aquello de “la letra mata, más el Espíritu da la vida” (2
Co. 3, 6), sabía muy bien lo que quería cuando afirmaba:
“Manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis
aprendido de nosotros, sea de viva voz o por carta”: 2, 15. Las
tradiciones no eran para él restos románticos de un pasado o más
o menos próximo y glorioso, sino el mismo Señor Jesús.
Desde que el Señor ascendió, hasta su vuelta, lo que se
“tradiciona”, en la Iglesia, es decir: lo que se entrega
(tradere=entregar), de edad en edad, sea de palabra, sea por
escrito, es: Cristo mismo (Ga. 2, 20, Rm. 4, 25; 8, 32; Ef. 5, 2. 25).
Por lo mismo a los Tesalónicos nos le cabía duda sobre la
autoridad de las cartas de Pablo. De allí que el Apóstol deba vigilar
la autentificación de las mismas, para que sus fieles no sean
sorprendidos por falsificaciones: 2, 2; 3, 17.
• 1 Corintios:
Su carta no es para achicar el ánimo: “No os escribo estas cosas
para avergonzaros, sino para exhortaros como a hijos míos muy
queridos”: 4, 14.
La autoridad con que las rubrica es la de ser “padre en Cristo”,
contra quien no pueden competir diez mil maestros particulares
(ib. 15).
No es fácil competir con Pablo: “Si alguien se cree profeta o
inspirado por el Espíritu, reconozca en lo que os escribo un
mandato del Señor”: 14, 37.
Es cierto que el Apóstol, en la realización de su tarea pastoral,
distingue “normas” a diversos niveles:
- las que provienen invariablemente de la voluntad del Señor
(indisolubilidad matrimonial: 1 Co. 7, 10; celebración de la
Cena: 11, 23s);
- las que provienen de la Iglesia Madre (el velo para la oración y
profecía de las mujeres: 1 Co. 11, 16; el papel de ellas en la
asamblea: 14, 33b-36);
- las que establece con su autoridad apostólica (consejos sobre:
la abstinencia marital: 1 Co. 7, 6; la permanencia en la viudez:
ib. V. 8 39-40; el matrimonio mixto: ib. v. 12-16; la virginidad y el
celibato: ib. V. 25-28, 32-40; el ordenamiento de la Cena y de la
comunidad: 11, 33-34; 14, 26-32.
Pero en todo lo que escribe se ha de reconocer “un mandato del
Señor”: 14, 37; porque si bien es distinto el valor de las normas
pastorales, una sola es la autoridad apostólica que les prescribe.
• 2 Corintios:
El mismo poder entregado por el Señor para edificar la Iglesia, que
emplea cuando habla (2 Co. 5, 20), lo emplea también cuando
escribe: 2 Co. 13, 10.
93
No tiene ínfulas autoritativas (1 Ts. 2, 7-12; Ga. 4, 19-20; 1 Co. 9;
2 Co. 2, 2-3; 6, 11-13), pero tampoco complejos paternalistas. Por
ello, cuando una carta debe ser majestática y hasta severa, la
despacha sin más: 2 Co. 10, 9-11. La sumisión de los fieles, aún
díscolos, no tarda en llegar: 2 Co. 7, 8-13.
• Gálatas:
Tamañas letras impulsan al Apóstol a firmar esta carta: 6, 11; a
nadie, por tanto, le quepa duda que haya otro Evangelio (1, 6-9).
• Romanos:
Esta carta dirigida a una Iglesia no conocida personalmente por él,
que “en algunos pasajes os he escrito con cierto atrevimiento”,
está redactada “en virtud de la gracia que me ha sido otorgada por
Dios” 16, 15.
• Filipenses:
No hace falta con esta comunidad enfatizar la autoridad de sus
escritos: “Volver a escribiros las mismas cosas, a mí no me es
molestia, y a vosotros os de seguridad”: 3, 1.
• Colosenses:
Sus cartas no son para el archivo, sino para ser leídas por los
destinatarios directos e indirectos: “una vez que hayáis leído esta
carta entre vosotros, procurad que sea también leída en la Iglesia
de Laodicea. Y por vuestra parte leed vosotros los que os venga
de Laodicea”: 4, 16.
• Filemón:
“Te escribo – le dice a su correspondiente – confiado en tu
docilidad, seguro de que harás más de lo que te pido”: 21.
• Efesios:
Pablo aquí es muy consciente del valor de su escrito: “leyéndolo
podéis entender mi conocimiento del Misterio de Cristo”: 3, 4.
Aun siendo “el menor de todos los santos” (v. 8), él, que esto
escribe, pertenece al círculo de los apóstoles y profetas por
quienes Dios revela este misterio (v. 5) a toda la creación (v. 11).
- Juan por su parte, no aprecia menos el valor de sus escritos:
• Evangelio:
es para ser creído y obtener la vida eterna: Jn. 20, 30 (ver supra:
2).
• 1ª Carta:
está escrita en orden de suscitar la conciencia de esa fe
salvadora: 5, 13, y nutrir mediante el Apóstol, la comunión con el
Padre y con su Hijo Jesucristo: 1, 3.
• Apocalipsis:
lo que en él está escrito fruto de un mandato (14, 13; 10, 4), pero
sobre todo de una revelación de Dios: 1, 11. 19. Son estas, por
tanto, “palabras verdaderas de Dios” 19, 9; 21, 5. Guay! Que
alguien se atreva a añadir o sacar una palabra: “Si alguno añade
algo sobre esto, Dios echará sobre él las plagas que se describen
en este libro. Y si alguno quita algo a las palabras de este libro
profético, Dios le quitará su parte en el árbol de la Vida y en la
Ciudad Santa, que se descubren en este libro”: 22, 18-19.
“Dichoso – en cambio – el que lee y los que escuchan las palabras
de esta profecía y guarden lo escrito en ella”: 1, 3.
4. Escribir para animar la vida:
Muy a diferencia de quien pudiese pensar en una cosificación de la palabra hablada, la
cual no debe anunciar otra que aquella “Palabra que es Espíritu y Vida” (Jn. 6, 63).
Se escribe para y/o sobre:
• el amor: 1 Ts. 4, 9
• amonestar: 1 Co. 4, 14
• reavivar: Rm. 15, 15
• conducta del ministro en la Iglesia: 1 Tm. 3, 14-15.
• perfeccionar la alegría: 1 Jn. 1, 4
• no pecar: 2, 1
• mandamiento nuevo: 2, 7-8; 2 Jn. 5
• perdón de los pecados: 1 Jn. 2, 12-14
• ortodoxia: 2, 21
94
• heterodoxia: 2, 25; Jud. 3
• salvación: Jud. 3.
5. La formación del Nuevo Testamento:
- Advertimos en el N. T. la existencia de documentos previos destinados a la lectura
“edificante” de la comunidad, p.ej.:
• la carta apostólica de Jerusalén: Hch. 15, 23s;
• las cartas a las siete Iglesias de Asia: Ap. 2, 1. 8. 12. 18; 3, 1. 7. 14.
Estos no deben considerarse necesariamente literarias de los respectivos autores de
los Hechos y del Apocalipsis, sino más bien escritos previamente e insertados luego por
el redactor en la obra final. No difieren, en su materialidad, de otros cuya existencia
conocemos, pero que no han llegado a nosotros:
• cartas de recomendación al estilo de:
1 Co. 16, 3
Hch. 18, 27
3 Jn. 9.
- Las cartas iban y venían, como hemos advertido en el caso de Corinto (Ver cuaderno nº
20, pág. 8, K)
- En el caso de Pablo, sabemos que sus cartas circulaban entre las Iglesias vecinas: Col.
4, 16, y eran leídas a la comunidad: 1 Ts. 5, 27. De allí la alabanza posterior del
Apocalipsis: “Dichoso el que lee y los que escuchan” (Ap. 1, 3).
Algunas cartas se perdieron, al menos en parte. Incluso hubo intento de falsificación: 2
Ts. 2, 2-3 y para que ello no sucediese, pronto se coleccionaron: 2 Pe. 3, 15-16.
Su estilo y contenido resultaban difíciles para muchos. En consecuencia, algunos
deformaron su sentido (v. 16), lo mismo que había sucedido antes con su palabra
hablada (2 Ts. 3, 6-12; 1 Co. 6, 12; 10, 23; Rm. 6, 1-2).
- Lucas nos deja entrever en el libro de los Hechos la existencia de una cantidad notable
de documentos previos, a los que hay que agregar sus notas personales (Cuaderno nº
20, pág. 9 c).
- Con ocasión de la composición del Evangelio, lo dice explícitamente: “Muchos han
intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros, tal
como no las han trasmitido los que fueron desde el principio testigos oculares y
servidores de la Palabra”: Lc. 1, 1-2.
- El estudio comparativo de los evangelios pueden darnos una idea más clara de la
existencia de documentos previos. (Ver Cuaderno ad hoc: A la búsqueda de las
tradiciones cristianas pre-evangélicas”).
95
CUADERNO Nº 26
A LA BÚSQUEDA DE LAS TRADICIONES
CRISTIANAS PRE-EVANGÉLICAS
Caba J.: extracto de su libro de
los Evangelios al Jesús Histórico:
(B.A.C. 316), Madrid, 1971, p. 165-170
AD USSUM SCHOLE TANTUM.
Muchos han intentado narrar ordenadamente
las cosas que se han verificado entre nosotros,
tal como las han trasmitido los que desde el principio
fueron testigos oculares y servidores de la Palabra”
(Lc. 1, 1-2)
+ En orden a la comprensión de la historicidad de los Evangelios y de la persona misma de
Jesús de Nazaret, vale la pena una constatación primera de las coincidencias de los cuatro
evangelios:
Primero entre los diferentes evangelios sinópticos: segundo entre estos y Juan. Estas
coincidencias las llamamos aquí con el nombre genérico y cómodo de “tradiciones cristianas
pre-evangélicas”, dejando de lado, por el momento el estudio de la dependencia recíproca
y/o de otras fuentes. (nota del profesor C. G.).
I – COINCIDENCIA ENTRE LOS EVANGELIOS SINÓPTICOS
El material sinóptico, común en varios evangelios, se puede catalogar en material de triple
o doble tradición según se encuentre en los tres sinópticos o sólo en dos.
1. Material de triple tradición:
Este material, común a Mateo, Marcos y Lucas, oscila alrededor de unos 350 v. Su
contenido fundamental es elemento narrativo, aunque no faltan elementos doctrinales.
Todo él gira en torno a una presentación inicial del Bautista y su predicación, actividad
de Jesús en Galilea, un viaje a Jerusalén y el relato de la pasión.
A) Presentación inicial
Mt
Persona de Juan Bautista........................................... 3, 1-6
Juan anuncia al Mesías .............................................. 3, 11-12
El bautismo de Jesús ................................................. 3, 13-17
Las tentaciones de Jesús ........................................... 4, 1-11
Mc
Lc
1, 1-6
1, 7-8
1, 9-11
1, 12-13
3, 1-6
3, 15-18
3, 21-22
4, 1-13
B) Ministerio por Galilea
Vuelta a Galilea .......................................................... 4, 12
Resumen de la predicación ........................................ 4, 17
Vocación de los primeros discípulos .......................... 4, 20-22
Predicación por Galilea .............................................. 4, 23
Curación de un leproso .............................................. 8, 1-4
Curación de la suegra de Pedro ................................. 8, 14-15
Curaciones de la tarde ............................................... 8, 16
La tempestad calmada ............................................... 8, 18. 23-27
Los endemoniados de Gerasa.................................... 8, 28-34
El paralítico ................................................................. 9, 1-8
Vocación de Mateo ..................................................... 9, 9-13
Cuestión sobre el ayuno ............................................. 9, 14-17
La hija de Jairo y la hemorroisa .................................. 9, 18-26
Elección de los apóstoles ........................................... 10, 1a. 2-4
Misión de los apóstoles .............................................. 10, 5-16
Cuestiones sobre el sábado:
96
1, 14
1, 15
1, 18-20
1, 39
1, 40-45
1, 29-31
1, 32-34
4, 35-41
5, 1-20
2, 1-12
2, 13-17
2, 18-22
5, 21-43
4,14
4, 15
5, 11
4, 44
5, 12-66
4, 38-39
4, 40-41
8, 22-25
8, 26-39
5, 17-26
5, 27-32
5, 33-39
8, 40-56
3,13-14.16-19 6, 12-16
6, 7b-11
9, 1-5
Las espigas ........................................................ 12, 1-4.8
2, 23-28
6, 1-5
La mano seca..................................................... 12, 9-10.12b-14 3, 1-6
6, 611
Curaciones ................................................................. 12, 15-16
3, 7.8.10-12 6, 17-19
Autodefensa ............................................................... 12, 24-26.29 3,22-30
11,15-18.2122; 12,10
Los verdaderos parientes de Jesús ............................ 12, 46-50
3, 31-35
8, 19-21
Parábola del sembrador ............................................. 13, 1-9
4, 1-9
8, 4-8
Fin de las parábolas ................................................... 13, 10.11.13 4, 10-12
8, 11-15
El grano de mostaza ................................................... 13, 31-32
4, 30-32
13, 18-19
Jesús de Nazareth...................................................... 13, 53-58
6, 1-6a
4, 16-30
Opiniones de Herodes y otros sobre Jesús ................ 14, 1.2
6, 14-16
9, 7-9
Primera multiplicación de los panes ........................... 14, 13-21
6, 32-34
9, 10b-17
La señal del cielo ........................................................ 16, 1-2a. 4 8, 11-13
11, 16.29.30
La levadura de los fariseos ......................................... 16, 5-6
8, 15
12, 1
Confesión de Pedro y primera predicación de pasión 16, 13.16.20 8, 27-31
9, 18-22
Seguir con la cruz ....................................................... 16, 24-28
8, 34-9, 1
9, 23-27
Transfiguración ........................................................... 17, 1-8
9, 2-8
9, 28-36
Curación del lunático .................................................. 17, 14-21
9, 14-29
9, 37-43a
Segunda predicción de la pasión................................ 17, 22-23
9, 30-32
9, 43b-45
Disputa de los discípulos ............................................ 8, 1-5
9, 33-37
9, 46-48
Sobre el escándalo ..................................................... 18, 6-7
9, 42
17, 1. 2
De Galilea hacia Jerusalén ......................................... 19, 1. 2
10, 1
9, 51
Sobre el divorcio ......................................................... 19, 3-12
10, 2-12
16, 18
Jesús bendice a los niños........................................... 19, 13-15
10, 13-16
18, 15-17
El joven rico ................................................................ 19, 16-26
10, 17-27
18, 18-27
El premio de los apóstoles.......................................... 19, 27-30
10, 28-31
18, 28-30
Tercera predicción de la pasión.................................. 20, 17-19
10, 32-34
18, 31-34
El que quiera ser el primero........................................ 20, 24-28
10, 41-45
22, 24-27
El ciego Bartimeo ....................................................... 20, 29-34
10, 46-52
18, 35-43
C) Ministerio en Jerusalén
Entrada triunfal en Jerusalén ...................................... 21,1-3.6-11a 11, 1-11
Purificación del templo ............................................... 21, 12-17
11, 13-19
Muestra del poder de Jesús ....................................... 21, 23-27
11, 27-33
Los viñadores homicidas ............................................ 21, 33-46
12, 1-12
El tributo al Cesar ....................................................... 22, 15-22
12, 13-17
Preguntas sobre la resurrección ................................. 22, 23-33
12, 18-27
El Mesías, hijo y señor de David ................................ 22, 41-46
12, 35-37a
Maldiciones sobre los escribas y fariseos................... 27, 1-7.14 12, 35-37a
Discurso escatológico ................................................. 24, 1-25
13, 1-23
Señales de la parusía ................................................. 24, 29-31
13, 24-37
Tiempo de la parusía .................................................. 24, 32-35
13, 28-31
Los siervos vigilantes ................................................. 24, 45-47
13, 33-37
19, 28-38
19, 45-48
20, 1-8
20, 9-19
20, 20-26
20, 27-40
20, 41-44
20, 45-47
21, 5-24
21, 25.28
21, 29-33
12, 41-44
D) Relato de la pasión
Traición de Judas ....................................................... 26, 1-5.14-16 14,1.2.10.11 22, 1-6
Preparación de la pascua ........................................... 26, 17-20
14, 12-17
22, 7-14
Anuncio del traidor...................................................... 26, 21-24
14, 18-29
22, 21-23
Institución de la Eucaristía .......................................... 26, 26-29
14, 22-25
22,19.20.18
Salida del Huerto ........................................................ 26, 30
14, 26
22, 39
Predicción de las negaciones de Pedro ..................... 26, 31-35
14, 27-31
32, 31-34
Oración y agonía en el Huerto .................................... 26, 36-46
14, 32-42
22,40-42.45.46
Prendimiento de Jesús ............................................... 26,47-52.55.56 14, 43-50
22,47-50.52-53
Jesús ante el Sanedrín ............................................... 26, 57-58
14, 53-65
22,54.55.63-71
97
Negaciones de Pedro ................................................. 26, 69-75
14, 66-72
Llevado a Pilato .......................................................... 27, 1. 2
15, 1
Ante Pilato .................................................................. 27, 11-14
15, 2-5
Jesús y Barrabás ........................................................ 27, 15-23
15, 6-14
Jesús condenado por Pilato ....................................... 27, 26
15, 15
Camino del Calvario ................................................... 27, 31b-32 15, 20-21
Crucifixión ................................................................... 27, 33-38
15, 22-28
Burlas ......................................................................... 27, 41-44
15, 31-32
Muerte de Jesús ......................................................... 27,45-51.54-56 15, 33-41
Sepultura .................................................................... 27, 57-61
15, 42-47
22, 56-62
23, 1
23, 2-5
23, 17-23
23, 24-25
23, 26
23,33-35a.38
23, 35b. 39
23, 44-49
23, 50-56
E) Resurrección………………………………………… 28, 1-8
24, 1-11
16, 1-8
2. Material de doble tradición
a) Mateo – Marcos:
El material común a estos dos evangelistas oscila entre 170-180V. Este material se
encuentra especialmente en los capítulos de Marcos a partir de la primera
multiplicación de panes hasta casi la confesión de Pedro en Cesárea de Filipo (Mc. 6,
45-8, 21, y paralelos de Mt. 14, 22-16, 12).
Mt.
Descripción del Precursor........................................... 3, 4
Jesús en el desierto: lo sirven los ángeles ................. 4, 11b
Jesús predica penitencia ............................................ 4, 17
Vocación de los primeros discípulos .......................... 4, 18-22
Vaso de agua ............................................................. 10, 42
El porqué de las parábolas ......................................... 13, 34. 35
El Bautista es matado por Herodes ............................ 14, 3-12
Jesús anda por las aguas ........................................... 14,22-27.32-33
Vuelta de Perea, curaciones....................................... 14, 34-36
Sobre las tradiciones .................................................. 15, 1-11.15-20
La mujer cananea ....................................................... 15, 21-28
El sordomudo ............................................................. 15, 29-31
Segunda multiplicación de los panes ......................... 15, 32-39
Levadura de los fariseos ............................................ 16, 5-12
Pedro disuade la pasión ............................................. 16, 22-23
Elías vendrá................................................................ 17, 9-13
Indisolubilidad matrimonial ......................................... 19, 3-9
Petición de los hijos de Zebedeo ................................ 20, 20-28
La higuera maldita ...................................................... 22, 34-40
El primer mandamiento .............................................. 22, 34-40
La cena de Betania..................................................... 26, 6-13
Segunda y Tercera oración en el Huerto .................... 26, 42-46
Falsos testimonios ante el Sanedrín ........................... 26, 60-63a
Flagelación y coronación de espinas.......................... 27, 26b-31a
Ofrecimiento del vino ante la Crucifixión .................... 27, 39-40
Blasfemias de los transeúntes .................................... 27, 46-47
¡Elí, Elí! ....................................................................... 27, 46-47
Mc.
1, 6
1, 13c
1, 14b. 15
1, 16-20
9, 14
4, 33. 34
6, 17-29
6, 45-51
6, 53-56
7, 1-23
7, 24-30
7, 31-37
8, 1- 10
8, 14-21
8, 32b.33
9, 9-13
10, 2-12
10, 35-45
11,12-14.20-25
12, 28-34
14, 3-9
14, 39-42
14, 56-61a
15, 15b-20a
15, 34-35
15, 34-35
15, 34-35
b) Lucas- Marcos:
El material común a estos dos evangelistas es muy reducido, sólo unos 50v.
Mc.
El endemoniado de la sinagoga ................................. 1, 23-28
Los demonios reconocen a Jesús .............................. 1, 34; 3, 11
Jesús ora de mañana en lugar solitario ...................... 1, 35-38
98
Lc.
4, 33-37
4, 41bc
4, 42-43
Nada está oculto......................................................... 4, 21-25
El geraseno quiere seguir a Jesús ............................. 5, 18-20
Actividad de los discípulos en la misión ..................... 6, 12-13
Vuelta de los discípulos de la misión .......................... 6, 30
El exorcista que no seguía a Jesús ............................ 9, 38-40
El óvolo de la viuda .................................................... 12, 41-44
8, 16-18
8, 38-39
9, 6
9, 10ª
9, 49-50
21, 1-4
c) Mateo- Lucas:
Así como las perícopas de triple tradición suele ser de tipo narrativo, las perícopas de
doble tradición, comunes a Mateo y Lucas, suelen de ser de tipo doctrinal,
comprendiendo lo referente al sermón del monte, ausente en el evangelio de Marcos,
y algunos otros dichos del Señor. Algún material narrativo se encuentra también en
estos dos evangelios, ausente del evangelio de Marcos.
Mt.
En la predicación del Bautista .................................... 3, 7-10. 12
Tentaciones ................................................................ 4, 3-11ª
Sermón de la montaña: bienaventuranzas ................. 5,1-3.6.11.12
Discípulos, sal y luz del mundo .......................... 5, 13. 15
El cielo y la tierra pasarán .................................. 5, 18
Reconciliación con el adversario ........................ 5, 25-26
Resistencia al mal .............................................. 5, 38-42
Amor a los enemigos ......................................... 5, 43-48
Padre nuestro..................................................... 6, 9-10a.11-13a
No queráis atesorar............................................ 6, 19-21
La luz del cuerpo ................................................ 6, 22-23
Dios y el dinero .................................................. 6, 24
No os preocupéis........................................................ 6, 25-34
No queráis juzgar ....................................................... 7, 1-5
Pedid y se os dará ...................................................... 7, 7-11
Amor al prójimo .................................................. 7, 12
La puerta estrecha ............................................. 7, 13.14
El árbol bueno y malo ........................................ 7, 15-20
Decid y haced .................................................... 7, 21-23
Conclusión ......................................................... 7, 24.27
El centurión................................................................. 8, 5-10. 13
Muchos se recostarán con Abrahán ........................... 8, 11-12
Legación del Bautista ................................................. 11, 2-6
Jesús alaba al Bautista ............................................... 11, 7-19
Curación de un endemoniado (ciego y mudo ............. 12, 22-23
Autodefensa: vuestros hijos ¿en nombre de quién
arrojan los demonios? ........................................
El que no está conmigo ...................................... 12, 27-28. 30
El tesoro del hombre bueno ............................... 12, 35
El espíritu inmundo ............................................ 12, 43-45
Dichosos vuestros ojos ............................................... 13, 16-17
Parábola de la levadura .............................................. 13, 33
Te seguiré................................................................... 8, 19-22
Constancia de las persecuciones ............................... 10, 23-33
No vine a traer la paz, sino la espada ........................ 10, 34-39
El que os recibe, a mí me recibe ................................ 10, 40
¡Ay de ti, Corazaín! ..................................................... 11, 20-24
Te bendigo, Padre ...................................................... 11, 25-27
Ciego, guía de ciego ................................................... 15, 12-13
99
Lc.
3, 7-9. 17
4, 3-13
6, 20-23
14,34-35; 11, 33
16, 17
12, 57-59
6, 29-30
6,27-28.32-36
11, 2-4
12, 33-34
11, 34-36
16, 13
12,22-32
6, 37-38. 41-42
11, 9-13
6, 31
13, 23-24
6, 43-44
6, 46; 13, 26-27
6, 47-49
7, 1-10
13, 28-29
7, 18-19. 22-23
7, 24-28. 31-35
11, 14
11, 19-20. 23
6, 45
11, 24-26
10, 23-24
13, 20-21
9, 57-60
6, 40; 12, 2-9
12, 51-53
14, 25-27
17, 33
10, 16
10, 13-15
10, 21-22
6, 39
La oveja perdida ......................................................... 18, 10-14
15, 1-7
Si tu hermano pecase ................................................. 18, 15. 21-22
17, 3-4
Las nupcias del hijo del rey (la gran cena) (¿?) .......... 22, 1-0
14, 15-34
Contra los escribas y fariseos:
Atan cargas pesadas ......................................... 23, 4
11, 45
Cierran el reino de los cielos .............................. 23, 13
11, 52
Dan el diezmo del anís y el comino.................... 23, 23-24
11, 42
Limpian por fuera la copa ................................... 23, 25-36
11,39-41.44.47-50.53.54
Jerusalén, Jerusalén .................................................. 23, 37-39
13, 34-35
El discurso escatológico:
He aquí que está en el desierto ......................... 24, 26-28
17, 22-25.37
Descuido de los hombres ante la parusía .......... 24, 37-42
17,26-32.34.35
Si supiese el padre de la casa ........................... 24, 43-44
12, 39-40
El siervo fiel y prudente .............................................. 24, 45-51
12, 41-48
La parábola de los talentos y de las minas (¿?) ......... 25, 14-30
19, 11-27
II – COINCIDENCIAS ENTRE LOS EVANGELIOS SINÓPTICOS Y JUAN
Al establecer ahora el material común en Juan y los sinópticos no se pretende ver las
posibles relaciones entre el cuarto evangelio y los otros tres, sino sencillamente constatar
elementos comunes entre ellos. El relato de la pasión es el que particularmente se cuenta
entre la materia común de los cuatro evangelios.
Mt.
Juan anuncia al Mesías… ..................... 1, 11-2
Bautismo de Jesús ................................ 3, 13-17
Expulsión de los mercaderes................. 21, 12-13
Vuelta a Judea....................................... 4, 12
Primera multiplicación de los panes ...... 14, 13-21
Jesús anda sobre las aguas .................. 14, 22-23
Unción en Betania ................................. 21, 1-9
Entrada en Jerusalén ............................ 21, 1-9
Anuncio de la traición ............................ 26, 21-25
Anuncio de la negación ......................... 26, 30-35
El prendimiento...................................... 26, 47-56
Proceso de los sacerdotes .................... 26, 57-58
Negación de Pedro ................................ 26, 69-75
Llevado ante Pilato ................................ 27, 1-2
Juicio ante Pilato ................................... 27, 11-14
Jesús o Barrabas................................... 27, 15-23
Burlas de los soldados .......................... 27, 28-31a
Condenación de Jesús .......................... 27, 24-26
Camino del Calvario .............................. 27, 31b-32
Crucifixión .............................................. 27, 33-37
Al pie de la cruz ..................................... 27, 55-56
Muerte de Jesús .................................... 27, 45-54
Sepultura ............................................... 27, 57-61
Aparición en Jerusalén ..........................
100
Mc.
Lc.
Jn.
1, 7-8
1, 9-11
11, 15-17
1, 14
6, 32-34
6, 45-52
11, 1-10
11, 1-10
14, 18-21
14, 26-31
14, 43-52
14, 53-65
14, 66-72
15, 1
15, 2-15
15, 6-14
15, 17-20a
15, 15
15, 20b-21
15, 22-26
15, 40-41
15 33-39
15, 42-47
3, 15-18
3, 21-22
19, 45-46
4, 14
9, 10-17
1, 25-28
1, 32-34
2, 13-17
4, 1-3
6, 1-15
6, 16-21
12, 12-19
12, 12-19
13, 21-26
13, 36-38
18, 2-11
18, 13-24
18, 25-27
18,28
18, 29-38
18, 39-40
19, 2-3
19, 16ª
19, 16b-17a
19, 17b-19
19, 25
19, 28-30
19, 38-42
20, 19-23
19, 21-40
19, 21-40
22, 21-23
22, 31-34
22, 47-53
22, 54-55
22, 56-62
23, 1
23, 2-5
23, 17-23
23, 24-25
23, 26-32
23, 33-34
23, 49
23, 44-48
23, 50-56
24, 36-43
CUADERNO Nº 27
DEL CRISTO DE LA FE
AL JESÚS DE NAZARET
“Toda lengua confiese
que Cristo Jesús es Señor”.
(Flp. 2, 11)
I - PLANTEO DE LA CUESTIÓN
1. Al estudiar “La Iglesia de los Apóstoles”, no nos hemos ocultado las tensiones en la
Iglesia primitiva (no menores que la que hubo entre los discípulos de Cristo mientas Él
vivió en la tierra); pero, por ello dejó de aparecer menos formidable la unidad de la
misma (no menor, por cierto, que la que hubo entre los Doce).
A cualquier nivel que detuvimos nuestra atención, pudimos verificar, sin esfuerzo, ni
artificio, Unidad y Coherencia: p.ej.:
1º - entre edad post-apostólica y apostólica;
2º - entre Iglesia e Israel;
3º - entre Pablo y Pedro;
4º - entre Pablo anciano y Pablo joven;
5º - entre “helenistas” y “hebreos”;
6º - entre los parientes de Cristo según la carne y los que no lo vieron jamás, etc.
No es difícil apreciar el interés de este enfoque en el estudio de la Iglesia Apostólica,
para verificar la originalidad e identidad del Cristianismo, y, por lo mismo, del Evangelio
que se predica hoy.
2. Aquí viene una pregunta: ¿Esta profunda unidad y coherencia de aspectos que forman
la trama de la Iglesia Apostólica, tiene su fundamento directo en Jesús de Nazaret?
Esta pregunta se la puede formular en otros términos:
• ¿El Cristo creído y predicado por la Iglesia Apostólica en todo el mundo es coherente
con el Jesús de Nazaret que predicó en Galilea y Judea?
• ¿El Cristo de la fe es coherente con el Cristo histórico?
• ¿El Cristianismo (o la fe de Pentecostés) fue intentado por Jesús?
3. Estas preguntas, y muchas otras que pueden hacerse, son urgidas hoy por los
descubrimientos que la exégesis bíblica ha hecho sobre el género literario de los
evangelios.
Dichos descubrimientos se los puede resumir así:
Los Evangelios son “Evangelios de Cristo”· y no “Biografías de Jesús”.
4. Las aplicaciones y consecuencias de este descubrimiento son múltiples y actualísimas:
a) Positivas:
- Comprensión de la Historia como Historia de Salvación; ésta no es sólo
coherencia de etapas cronológicas, sino de dimensiones del ser, a partir del
arquetipo que es Jesucristo.
Sin esta fraseología erudita nuestra, la Iglesia Apostólica supo decir lo mismo
estupendamente, con fórmulas insuperables. Por ejemplo:
• “Jesús es Señor”: Rm. 10, 9;
• “Se humilló a sí mismo obedeciendo hasta la muerte y muerte de Cruz. Por lo
cual Dios le exaltó… Para que…toda lengua confiese que Cristo Jesús es
Señor”: Flp. 2, 8-11.
• “Jesu-Cristo” (Ver concordancia Bíblica).
Todas estas fórmulas engarzan indisolublemente a Jesús con Cristo, a la Historia
con el Misterio (ver Cristología);
101
- consecuentemente, comprensión del misterio de la persona de Cristo Jesús; y por
ende, de la Iglesia;
- en un orden más directamente pastoral., comprensión de los Evangelios desde
una perspectiva inmediatamente kerigmática; o sea, la lectura de los mismos lleva
espontáneamente al anuncio de Jesucristo;
- este tipo de lectura de los Evangelios, tiene un dinamismo propio en orden al
crecimiento en la fe del lector y del oyente, pues se los lee desde la perspectiva
intentada por el Evangelista, que es, sin duda, querida por el Espíritu Santo; etc.
b) Negativas:
- Muchos confunden el concepto de “no biográfico” con el de “no histórico”; y esto
hace que no pocos se lañen con este descubrimiento. Una serie de errores
contradictorios tiene hoy aquí, de algún modo, su origen; p.ej.;
- dudas o negaciones del misterio de Cristo. (Desde los que niegan la concepción
virginal de Jesús hasta los que discuten sin saber nada sobre la doctrina de los
cuatro primeros Concilios);
- consecuentemente, dudas y negaciones obre el misterio y vida de la Iglesia;
- incapacidad para entender como “evangélica” la figura histórica de Jesús (Jesús
con su mismo existir entre nosotros nos evangeliza);
- “ideologización” o sea instrumentalización de los Evangelios; que puede llegar al
menosprecio total y suplantación de los mismos;
- “gnostificación”, o sea reducción a la comprensión de un significado arcaico oculto
en los mismos.
5. Vale la pena advertir que la actual confusión tiene un antecedente contradictorio, que no
fue menos dañoso para el pensamiento cristiano y la vida de la Iglesia: “histórico”=
“biográfico”. Pero no vamos a historial aquí la esterilidad que esta concepción introdujo
en la Teología y en la vida de la Iglesia, ni como ésta sea la raíz próxima responsable
de muchas confusiones modernas.
6. Supuesto todo lo anterior, repetimos la pregunta: ¿Desde los Evangelios compuestos en
la Iglesia de los Apóstoles podemos alcanzar a Jesús de Nazaret?
O sea: ¿La fe de la Iglesia de los Apóstoles, que nosotros hemos recibido, está
realmente fundada en Jesús de Nazaret?
La pregunta tiene su dramatismo, porque los cristianos no queremos ser “los más
desgraciados de todos los hombres” 1 Co. 15, 19.
Tiene, sin embargo, su límite: supone - como en toda la Filosofía y ciencia moderna –
que el hombre conoce con certeza sólo aquello que comprueba reflejamente ¡Triste
concepción de la capacidad humana de conocer!
Pero, en homenaje al hombre moderno, tenemos que plantearnos la pregunta.
7. La respuesta se perfilará más completamente a través de diversos tratados:
• Introducción al Nuevo Testamento;
• Exégesis del Nuevo Testamento: Evangelios Sinópticos;
2 Cor.:
Historia - Sepultura
Metahistoria Resurrección
Pablo no hace distinción
• Cristología
Pero aquí hemos de pergeñar una primera. Lo hacemos a través de varios pasos;
algunos apenas bosquejados ahora, y otros ya tratados:
1º - De la letra al espíritu de los evangelistas;
2º - Las tradiciones que ellos utilizaron;
3º - La comunidad apostólica y las tradiciones;
4º - ¡Jesús!
Como se advertirá, el punto 3º ha sido ya tratado, en gran parte y con amplitud. Al
situarnos de entrada en él, o sea en la Comunidad Apostólica, hemos desbordado un
102
enfoque muy específico, cual es el de la Historicidad de los Evangelios, y ahora nos
hallamos equipados para su comprensión cabal.
II - ABORDAJE DEL PROBLEMA
1. De la letra al espíritu de los Evangelistas:
A - Mateo:
a) La letra: en cada uno de los otros evangelistas, es evidente el estilo propio en
organizar las diversas fuentes y, consecuentemente, la redacción de su escrito.
Sobre la estructuración simétrica y concéntrica de los dos elementos: narrativo y
discursivo, ver Caba J., De los Evangelios al Jesús Histórico, B.A.C. 316, Madrid,
1971, pág. 176:
P
A
R
T
E
S
N
A
R
R
A
T
I
V
A
S
1) Narración: c.1-4: Nacimiento y comienzo de la actividad de Jesús.
2) Discurso: c.5-7: Bienaventuranzas - promulgación del reino.
3) Narración: c.8-9: Autoridad del Mesías e invitación al reino.
4) Discurso: c.10: Discurso de la misión.
5) Narración: c. 11-12: Repulsa de Cristo por esta generación.
6) Discurso: c.13: Parábolas del reino.
5) Narración: c.14-17: Reconocimiento de Cristo por los Apóstoles.
4) Discurso: c. 18: Discurso eclesial.
3) Narración: c. 19-22: Autoridad del Hijo del hombre e invitación Reino.
2) Discurso: c. 23-35: Maldiciones - consecución del reino.
1) Narración: c. 26-28: Muerte, resurrección y nuevo comienzo.
P
A
R
T
E
S
D
I
S
C
U
R
S
I
V
A
S
b) El espíritu: Varias hipótesis se tejen para entender el sentido teológico de este
Evangelio.
1º Cinco libros (Pentateuco de la Ley Nueva)
Prólogo: c. 1-2
Libro I:
a) 3, 1-4, 25: Parte narrativa
b) 5, 1-7, 27: Parte discursiva: sermón del monte.
Fórmula final: 7, 28-29: “y sucedió, cuando acabó Jesús estos
discursos…”
Libro II:
a) 8, 1-9, 35: Parte narrativa.
b) 9, 36-10, 42: Parte discursiva: sermón de la misión.
Fórmula final: 11, 1: “y sucedió, cuando acabó Jesús de dar instrucciones
a los doce…”
Libro III:
a) 11, 2-12, 50: Parte narrativa.
b) 13, 1-52: Parte discursiva: sermón de las parábolas.
Fórmula final: 13, 53: “y sucedió, cuando Jesús acabó estas parábolas…”
Libro IV:
a) 13, 54-17, 21: Parte narrativa,
b) 17, 22-18, 35: Parte discursiva: sermón eclesial.
Fórmula final: 19, 1: “y sucedió, cuando acabó Jesús estos discursos…”
Libro V:
a) 19, 2-22, 46: parte narrativa.
103
b) 23, 1-25, 46: Parte discursiva: sermón escatológico.
Fórmula final: 26, 1-2: “y sucedió, cuando acabó Jesús todos estos
discursos…”
Epílogo: c. 26, 3-28, 20.
2º Drama de la revelación de Cristo
Prólogo (c. 1-2)
1. Presentación de Jesús, hijo de David, hijo de Abrahán: Emanuel, Salvador
del pueblo (1, 1-25).
2. Adorado por los magos, rechazado por los judíos (2, 1-23).
Primera parte: El pueblo judío no quiere creer en Jesús (c. 3-13)
Introducción: Un tríptico: Juan Bautista predicando, bautismo de Jesús y su
victoria sobre el diablo (3, 1-4, 11).
1ª Sección: Jesús, poderoso en palabras y obras (4, 12-9, 34).
a) Introducción (4, 12-4, 25):
- Encarcelado Juan, Jesús se retira a Galilea (4, 12-16).
- Jesús comienza a predicar (4, 17), reúne discípulos (4, 18-22).
- Sumario introductorio (4, 23-25).
b) Jesús, poderoso en obras: colección de milagros (8, 1-9, 34).
2ª Sección: Los discípulos enviados por el Maestro (9. 35-10, 42).
a) Introducción (9, 35-10, 11).
- Un sumario (9, 35; cf. 4, 23).
- Circunstancias del discurso (9, 36-10, 4).
b) El discurso de la misión (10, 5-42).
3ª Sección: Una opción: con Jesús o contra Jesús (11, 1-13, 52).
a) Un sumario (11, 1; cf. 4, 23; 9, 34).
b) Discriminación por la obras de Jesús (11,2-12, 50):
- Los hechos de Jesús, manifestadores del mesianismo (11, 2-19), y
sin embargo no aceptado (11, 20-24). Manifestación de los designios
a los humildes (11, 25-30).
- Disposiciones adversas contra Jesús con ocasión de dos escenas en
sábado (12, -14, 22, 45). Algunos lo siguen (12, 15-21) y sus
parientes verdaderos (12, 46-50).
c) Discriminación por la enseñanza en parábolas (13,1-52), unos que
entienden y otros no (cf. 13, 11. 51).
d) Conclusión: vuelve a Nazaret (cf. 4, 12) y es objeto de escándalo (13,
53-58).
Segunda parte: Pasión y gloria (c. 14-28).
1º. Sección: hacia Jerusalén (c. 14-20).
a) Jesús se retira y va a fundar su Iglesia (14, 1-16, 20).
Primer movimiento de retirada: Primera multiplicación de los panes (14,
1-36).
- Decapitación del Bautista (anuncia la muerte de Jesús) (14, 1-12).
- Se retira Jesús: dos milagros (14,13-21.22.32) confirman la fe de los
discípulo (14,33).
- Un sumario (14, 24-36).
Segundo movimiento de retirada: segunda multiplicación (15, 1-39):
- Controversia con los fariseos (15, 1-11).
- Ocasión de instrucción a los discípulos y nueva retirada fuera de
Israel (15, 1-21), dos milagros (15, 22-28. 32-39) separados por
- Un sumario (15, 29-31).
104
Tercer movimiento de retirada: lección sobre los panes (16, 1-12):
- Controversia con los fariseos (16, 1-14a).
- Se retira (16, 4b). Introducción a los discípulos (16, 5-8).
- Recapitulando el sentido de los hechos pasados (16, 9- 12).
Estadio final: Confesión de Pedro y anuncio de la Iglesia (16, 13-20).
b) Jesús sube a Jerusalén e instruye a su Iglesia (16, 21-20, 28).
Primer ciclo de enseñanza (16, 21-17, 21):
- Primer anuncio de la pasión y resurrección (16, 21: cf. 4, 17).
- Incomprensión de Pedro (16, 22-23) y enseñanza de seguir a Jesús
con la cruz para participar en la gloria (16, 24-28).
- La transfiguración (17, 1-8) y muerte del Hijo del hombre (17, 9-13)
confirman sus enseñanzas.
- La curación del epiléptico alienta a la fe (17, 14-21).
Segundo ciclo de enseñanzas (17, 22-20, 6):
- Segundo anuncio de la pasión y resurrección (17, 22-23).
- Intervención de Pedro sobre el tributo (17, 24-27).
- Enseñanza a los apóstoles: Discurso eclesial (18, 1-35) y una
especie de discurso sobre la inversión de valores: matrimonio y
virginidad, infancia, abandono de riquezas, últimos que serán los
primeros (19, 1-20, 16).
Tercer ciclo de enseñanzas (20, 17-28):
- Tercer anuncio de la pasión y resurrección (20, 17-19).
- Intervención de los hijos de Zebedeo (20, 20-23).
- Enseñanzas sobre el servicio y el sacrificio (20, 24-28).
Conclusión-transición: los ciegos de Jericó lo reconocen como hijo de
David y le siguen (20, 29-34).
2º Sección: En Jerusalén: pasión y gloria (c. 21-28).
Introducción: Entrada de Jesús en Jerusalén (21, 1-22).
1. Encuentro de Jesús y sus enemigos (21, 23-23, 39).
2. Juicio:
- El mundo es juzgado por Jesús en el discurso escatológico (24,125, 46).
- Jesús es juzgado por los hombres: su pasión (c. 26-27).
Epílogo: Juicio de Dios en la gloria de la resurrección.
Misión de los apóstoles de predicar al mundo entero (28, 1-20).
(Tomado de Caba J., c.c. págs. 258-259).
B. Marcos:
a) La letra: ver Caba c.c. págs. 193-211.
b) El espíritu: o.c., págs. 281-306.
C. Lucas:
a) La letra: o.c. págs. 211-224.
b) El espíritu: o.c. págs. 281-306.
D. Juan:
a) La letra: o.c. págs. 224-251.
b) El espíritu: o.c. págs. 306-322.
2. Las tradiciones que utilizaron los evangelistas:
Sobre la cuestión sinóptica: ver Introducción al Nuevo Testamento, y Exégesis del
Nuevo Testamento: Sinópticos; ítem Caba, o.c., págs. 323-353.
105
La Iglesia apostólica tenía plena conciencia de que el Cristo glorioso que predicaban es
el mismo que el Jesús histórico.
3. La Comunidad apostólica y las tradiciones evangélicas:
A. Existencia de dicha comunidad:
Su existencia y actuación las hemos constatado ampliamente en la primera parte del
programa (Ver cuadernos 1 – 23; compárese con la breve referencia a este punto
que hace Caba, o.c. págs. 355-358).
B. El mensaje trasmitido (“tradicionado”) en la comunidad:
1º)
El contenido del mensaje: recibido y trasmitido por la primitiva comunidad ya fue
aludido al hablar del “Testimonio de los Apóstoles” (Ver cuaderno nº 3).
Conviene agregar lo siguiente: tanto en Pablo como en los Hechos se anuncia
un Cristo concreto, que no es otro que Jesús de Nazaret.
a)
En las cartas de Pablo la cosa es más evidente de lo que se supone a veces.
No predica una pura interpretación teológica existencial, válida para su
momento, del hecho Jesús, sino al mismo Jesús de Nazaret. El bien concreto,
en carne y huesos; ese es el hecho salvador que anuncia.
- Si parece relativizar el conocimiento histórico de Jesús (=obtenido por el
contacto directo con Jesús, cual el que tuvieron los Doce y otros antes de su
sepultura), no relativiza para nada al Jesús histórico, ni crea un foso insalvable
entre el Jesús que existió y el Cristo que él predica.
Relativiza el conocimiento histórico, porque algunos, queriendo mermar su
autoridad apostólica, lo absolutizan como condición sine qua non para que
alguien sea reconocido en la Iglesia como Apóstol (cuestión subyacente en la 2º
Corintios).
- Pero lo relativiza en un contexto en el cual reafirma el hecho histórico de Jesús
como un absoluto de la fe. ¿Qué cosa más histórica que su muerte?:
“Y murió por todos,
para que ya no vivían para sí los que viven,
sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
Así que, en adelante, ya no conocemos a nadie según la carne.
Y si conocimos a Cristo según la carne, ya no le conocemos así”: 2
Co. 5, 15-16.
- Por lo demás, en cuanto a él atañe, la falta de conocimiento histórico acerca de
Jesús, no es falta de conocimiento “real” de Jesús; porque él, antes perseguidor
de la Iglesia, vio al mismo Jesús resucitado: 1 Co. 9, 1.
(N.B.: Para entender el lenguaje que empleamos aquí acerca del conocimiento
sobre Jesús, advertir las instancias diversas de este conocimiento que constata
el Nuevo Testamento:
• Los Doce y otros (“histórico”): “todo el tiempo que el Señor Jesús convivió
con nosotros”: Hch. 1, 21;
• Los Doce, Pablo y todos aquellos que vieron a Jesús resucitado (“real”): 1
Co. 15, 1-8;
• nosotros, que conocemos sólo por la fe, sin ver a Jesús, aceptando el
testimonio histórico de los Apóstoles: 1 Ts. 2, 13;
Sobre la credibilidad del testimonio apostólico, ver “Revelación y Teología”; ítem
“Tratado sobre la Fe”).
- El Cristo de las Cartas paulinas no es un Jesús biográfico, pero sí es un Jesús
que tiene biografía como todo hombre histórico:
.
• nació bajo la Ley:
Ga. 4, 4
• nació de mujer:
Ib.
• nació de la estirpe de David:
Rom. 1, 3
2 Tm. 2, 8
• llamado Jesús
1 Ts. 4, 14
Ga. 6, 17
1 Co. 12, 3
106
2 Co. 4, 5.10.14
2 Co. 11, 14
Rm. 8, 11
Ef. 4, 21
• “tuvo hermanos”
1 Co. 9, 5
• fue humilde y pobre
2 Co. 8, 9
Flp. 2, 6-7
• sus mandatos son recordados 1 Co. 7, 10
• celebró la cena
1 Co. 11, 23
• fue traicionado
Ib.
• testimonio ante Pilato
1 Tm. 6, 13
• fue crucificado
Ga. 3,1
1 Co. 1, 23
1 Co. 2, 2. 8
2 Co. 13, 4
Acerca de la cruz de Cristo ver también:
Ga. 5, 11
Ga. 6, 12-14
1 Co. 1, 17-18
Flp. 2, 8
Flp. 3, 18
Col. 1, 20
Col. 2, 14
Ef. 2, 16
• murió
1 Ts. 4, 14
1 Ts. 5, 10
Ga. 2, 21
1 Co. 8, 11
1 Co. 15, 3
2 Co. 5, 14-15
Rm. 5, 6. 8. 10
(Rm. 6, 3.5.8)
Rm. 8, 34
Rm. 14, 9. 15
Acerca de la muerte de Cristo ver también:
1 Co. 11, 26
Flp. 2, 8
Flp. 3, 10
Col. 1, 22
• lo mataron
1 Ts. 2, 15
• fue sepultado
1 Co. 15, 4
• ver también:
Rm 6, 4
Col. 2, 12
• desde el tercer día
1 Co. 15, 4
• existen testigos que lo han visto resucitado:
1 Co. 15, 5-8
1 Co. 9, 1
• muchos de los cuales viven todavía:
1 Co. 15, 6
- Este mismo Jesús histórico, y no otro, es el que Pablo anuncia en sus cartas
como Cristo y Señor de todo: Rm. 14, 9. Por eso no teme anunciar su
Evangelio, sea refiriéndose directamente al hecho histórico de la crucifixión,
mandando a segundo plano la resurrección: Ga. 3, 1; 6, 14; Co. 1, 23; 2,2; sea
refiriéndose directamente al hecho metahistórico de su resurrección de entre los
muertos (ver infra sobre esta noción), presuponiendo en segundo plano su
crucifixión, muerte y sepultura:
107
• 1 Ts. 1, 10
• Ga 1, 1
• 1 Co. 15, 12-13. 20-21
• Rm 1, 4
Rm. 4, 24
Rm. 6, 4.9
Rm. 7, 4
Rm. 8, 11
Rm. 10, 9
• Ef. 1, 20
• Col. 2, 12
• 2 Tm. 2, 8
- En todos estos textos Pablo habla expresamente de la “resurrección de entre
los muertos”. O sea que aquel mismo que durante tres días estuvo muerto,
ahora está vivo. Se lo podrá llamar “hecho metahistórico” en cuanto que Jesús
resucitado no es ya, sujeto de la historia; pero para Pablo es también un hecho
histórico, pues acontece con el cadáver – bien histórico – de Jesús, en un
tiempo también histórico - al tercer día -, y testimoniado por hombres históricos
– los apóstoles -, a hombres históricos – nosotros-.
- Pablo insiste sobre la resurrección de Jesús:
• 1 Co. 6, 14
Co. 15, 4. 15-17
2 Co. 4, 14
2 Co. 5, 15
Rm. 6, 5
Rm. 8, 34
Flp. 3, 10
Lo hace no para vaciar de su realidad propia la existencia histórica de Jesús,
sino porque por ella encuentra realizado plenamente lo que en esta era sólo
germinal: 1 Co. 15, 35. 49.
Gracias a la resurrección la biografía de Jesús se ha tornado Evangelio, o sea
verdadera historia que, más que narrada, merece ser proclamada.
Gracias a ella también Pablo sabe que sus sudores históricos no son en vano: 1
Co. 15, 14-15, como no lo serán los del más humilde cristiano: Rm. 8, 17
Flp. 3, 21
2 Tm. 2, 11
b)
En los hechos, el Cristo predicado por Pablo, es fundamentalmente idéntico al
predicado en las Cartas; es decir, un Jesús que transitó nuestra historia hasta
morir, a quien Dios resucitó de entre los muertos: 17, 18. 38. Basta observar su
esquema de sermón en Antioquía de Pisidia: Hch. 13, 22-37, y compáreselo
con el análisis de sus cartas hecho recién, o con el resumen que nos hace del
Jesús histórico que él predica: 1 Co. 15, 3-8.
Los Hechos, además, nos hacen ver a un Pablo que:
• explica el bautismo de Juan como preparatorio a Jesús: 19, 4;
• recuerda dichos personales de Jesús, que ningún evangelista consignará:
20, 35.
c)
Igualmente aleccionador es el análisis de los discursos de Pedro:
Se pueden distinguir cuatro pasos:
1º Cristo, de la estirpe davídica, cuyo Evangelio fue preparado por Juan el
Bautista, pasó haciendo el bien, acreditado con muchos milagros;
2º Traicionado por uno de sus discípulos, vosotros lo entregasteis a los
paganos, a Pilato, quien no vio causa alguna para matarlo, pero lo
preferisteis a un asesino, y así fue crucificado, muerto y sepultado;
3º Dios lo resucitó de entre los muertos y Él se apareció a nosotros;
4º Y nosotros somos testigos de ello.
108
Son cuatro pasos que corresponden a la:
• Vida
• Muerte
de Cristo
• Resurrección
• Iglesia
que testimonia esos hechos salvíficos.
109
Pablo en Pisidia
Hch. 13, 22-37
JESÚS
VIDA
De la estirpe de David:
22-23
Jesús: 23
tuvo por precursor a
Juan Bautista: 24-25
Los de Jerusalén y sus
jefes: 27
Pedro en Pentecostés
Hch. 2, 22-36
De la descendencia de
David: 30
Jesús Nazareno: 22,
acreditado con milagros,
prodigios y señales: 22
fue traicionado: 23
Vosotros
pidieron su muerte
a Pilato: 28,
por mano de los impíos:
23,
MUERTE
RESURRECCIÓN
Pedro ante el Sanedrín
(1º) – Hch. 4, 10-12
Jesús Nazareno: 10
Jesús: 13
Pedro en el Sanedrín
(2º) – Hch. 5, 30-32
Jesús: 30
Pedro en casa de Cornelio
Hch. 10, 36-42
Jesús de Nazaret: 38
en Galilea y Judea: 37.39
después de Juan: 37,
con Espíritu y poder: 38
pasó haciendo el bien: 38
Vosotros
Vosotros
Vosotros
Los judíos los de
Jerusalén: 39,
lo crucificasteis
colgándolo de un madero
colgándole de un madreo:
39
Resucitó: 10
de entre los muertos
Resucitó: 30
por ignorancia: 17
le entregasteis y
renegasteis: 13
ante Pilato: 13,
quién quería soltarlo: 13,
pero preferisteis a un
asesino: 14,
sin causa: 28
CRISTO
Pedro en el Templo
Hch. 3, 13-18
clavándolo: 23
Fue bajado del madero: 29
y sepultado: 29
Resucitó: 30.33-37
de entre los muertos
Se apareció: 30
durante muchos días: 31
a los discípulos de Galilea
y Judea
y ahora son testigos suyos:
31
Resucitó: 24-32
Resucitó: 15
de entre los muertos
Al tercer día: 40
Resucitó: 40
Se apareció: 40
no a todo el pueblo: 41
sino a nosotros: 41-43
Somos testigos: 15
Daban testimonio: 33
110
Somos testigos: 32
los testigos predestinados:
41
d)
Adviértase también en los Hechos la hermosa manera de designar el tema de la
Evangelización: “Evangelizaban a Jesús, el Cristo”:
• Hch. 5, 42
Hch. 8, 35
Hch. 11, 20
Hch. 17, 18
e)
A esto podemos agregar otros documentos neotestamentarios, que ofrecen
sintéticamente el mismo esquema, en el que Jesús y Cristo están unidos
indivorsablemente:
• Hch 2, 9:
2, 14-18:
participó de la carne y de la sangre
para aniquilar la muerte
y liberar a los hombres esclavizados;
4, 14-16:
tenemos un sumo Sacerdote probado en todo igual que
nosotros, excepto el pecado,
que penetró los cielos;
5, 5-10:
en su vida mortal ofreció ruegos y suplicas con
poderoso clamor y lágrimas, padeció y
experimentó la obediencia,
llegó a la perfección y se convirtió en causa de
salvación para todos;
9, 11-14:
Cristo, por su sangre,
penetró en el Santuario;
9, 24-28:
Cristo, ofreciendo una sola vez (vida mortal),
penetró en el Santuario para siempre, y ahora
vendrá por segunda vez;
10, 5-14:
Cristo entró en este mundo con un existir humano,
hizo la voluntad de Dios
ofreciendo su cuerpo una vez para siempre,
y ahora está a la diestra de Dios;
12, 2-3:
Jesús soportó la cruz en medio de la ignominia,
y se sentó a la diestra de Dios;
13, 12:
Jesús padeció fuera de la puerta,
para santificar al pueblo con su sangre.
• 1 Pe. 1, 19-21:
2º)
hecho hombre (menos que los ángeles),
Gustó la muerte,
y ahora está coronado de gloria:
Cristo os rescató con su sangre preciosa, como de
Cordero sin tacha,
y resucitó de entre los muertos (v. 3);
2, 21-25:
Cristo sufrió por vosotros sin responder a los que
lo maltrataban,
llevando al madero nuestros pecados, cuyas heridas
nos han curado;
3, 18/4, 1:
Cristo padeció y murió por los injustos,
fue a predicar al limbo (sepultura),
resucitó y está a la diestra de Dios.
El contenido del mensaje recibido y trasmitido en la primitiva comunidad, tal
cual surge de Pablo, los Hechos y la Carta a los hebreos, tiene dos momentos:
a) Jesús – su vida mortal;
b) Cristo – su resurrección y glorificación.
- Si bien se distingue entre Jesús y Cristo, no se los separa como dos hipótesis,
cual luego harán los gnósticos en el siglo II (Ver Historia de la Iglesia – Edad
Patrística); cual ya comenzaron a hacer los herejes en la edad apostólica:
“¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el
Cristo? ¡Ese es el Anticristo!”: 1 Jn. 2, 22, cual hacen hoy algunos católicos – si
se puede ser tan benigno como para llamarlos por un tiempo todavía así -, que
leen cosas creyendo mágicamente en las letras de molde, se indigestan y luego
111
las vomitan, creyendo que hablan sapientemente, muy preocupados – te dicen
– de hacer accesible la fe al hombre moderno, ¡Pobres! o ¿Infames? Confunden
la fe en el Evangelio con la comprensibilidad de la propia estupidez (Ver
cuaderno nº 28).
a)
b)
El primer momento, o “Jesús – su vida mortal”:
• no consiste:
en cosas que saben sobre Jesús,
en una biografía de Él;
• sí consiste:
en Jesús
de quien se saben cosas,
que tiene una biografía,
pletóricas de un sentido que se manifiesta en Él
crucificado, muerto, sepultado y resucitado.
El segundo momento, o “Cristo – su resurrección gloriosa”: Nunca fue algo fácil
de creer y aceptar en la Iglesia primitiva. ¿Qué es fácil para el hombre en el
orden del Evangelio, hoy como ayer?
Dejemos de lado, por ahora, las dificultades para aceptar la resurrección de
Cristo, de que hablan las tradiciones evangélicas.
+ Miremos primeramente, a las Iglesias paulinas:
• 1 Co.
15, 12: negación lisa y llana de la resurrección, de todos y de cada
uno de los hombres, como también de Cristo;
15, 35: la necesidad psicológica de imaginar o de comprender
racionalmente la Resurrección y la imposibilidad de
satisfacerla, son la razón de esta negación; ¡El fenómeno de
siempre en toda herejía! Confusión entre la fe a Dios que se
revela (la persona de su Hijo, su Palabra): y la posibilidad de
imaginarlo con nuestra fantasía, especialmente en las
culturas populares; o la correspondencia de la misma con
nuestros conceptos y raciocinios, especialmente en la cultura
libresca. Lamentablemente, el esfuerzo de no pocos que hoy
dicen preocuparse por la accesibilidad de la fe al hombre del
futuro, parte de esta confusión. No puede llevar sino al
fracaso.
• 2 Tm. 2, 18:
alegorización completa de la resurrección: “ya sucedió”.
+ Los Hechos nos hablan de la misma dificultad para entender la resurrección:
• Hch. 4, 2:
los saduceos, sacerdotes y guardias se sienten molestos;
• Hch. 23, 6;24, 21: los saduceos se escandalizaban;
• Hch. 17,32:
los cultos atenienses se burlan;
• Hch. 26,8:
el rey Agripa y otros la tienen por increíble.
+ Es cierto, que en el Nuevo Testamento, la Resurrección aparece también
alegóricamente, referida a la resurrección actual del creyente; ver
• himno cristiano:
Ef. 5, 14;
• catequesis bautismal:
Rm. 6, 3-11
Col. 2, 12
Col. 3, 1-3.
Pero no es esta una alegoría pura, o sea, un puro sentido espiritual, como
podemos hallar en la filosofía alejandrina (Ver también Carta a Bernabé), en el
que tiende a desvanecerse toda la concreción de la realidad, sino la proyección
social y misteriosa de la realidad siempre actuante de la Resurrección real de
Cristo.
+ Por lo que toca a la Resurrección de Cristo, no fue la predicación de su
resurrección en sentido alegórico la que molestaba a los judíos, o suscitaba la
burla de los griegos. Ni por una pura alegoría Pablo pensó soportar penurias y
llevar cadenas concretas: 1 Co. 15, 30-33.
Ni a nadie jamás en su sano juicio, se le ocurrió llamar “Evangelio” al hecho de
afirmar que los muertos, aunque estén muertos, son vivientes.
112
Los indígenas de nuestra América Latina supieron eso desde siempre.
Ni para eso nadie organizó nunca misiones y emprendió viajes:
• Rm. 1, 14-15 + 1, 1-4.
c)
El “Evangélion” que la primitiva comunidad pretende proclamar es una noticia
que:
• al hombre sabio, que ama su raciocinio, le causa risa;
• al hombre religioso, que ama su seguridad, lo escandaliza;
• al hombre sencillo, que ama la verdad, lo asombra y salva: 1 Co. 1, 18-25.
El “evangélion” no es otro que este:
- ¡Por el cadáver de Jesús, Dios destruyó la muerte!
(Risas griegas y escándalos judíos);
- ¡Por el cuerpo resucitado de Cristo, Dios creó una humanidad nueva, de la cual
es primicia y prenda segura!
(Nuevas risas y escándalos).
- ¡Por Jesús el Cristo, muerto de verdad y resucitado de verdad, el mundo
histórico, que de verdad muere a cada instante en el dolor de todo hombre, se
transhistoriza en una resurrección que ahora y aquí apenas comienza!
(Algunos seudo teólogos comienzan a levantarse de sus sillas).
- Nos acordamos continuamente de Jesucristo, descendiente de David,
resucitado de entre los muertos, y deseamos sufrir por Él hasta llevar cadenas
como malhechores: 2 Tm. 2, 8-9 este recuerdo vivo de Él, nos acicatea a amar
realmente a nuestros hermanos, particularmente al más débil, pues por él,
Cristo murió: 1 Co. 8, 11; Rm. 14, 15.
(Los seudo teólogos, que aman las palabras y el cobro de regalías pero temen
el laburo, rajan de la escena).
(Una voz con acento paulino, profiere algunas mala palabras:
• ¡¿¡ Ga. 5, 12 ¡?!
• ¡¿¡ Flp. 3, 2 !?!
(----------------------------------)
(Lágrimas de arrepentimiento, voces de alegría, y como los ecos de una gran
fiesta).
(----------------------------------)
(Un ruido metálico desconocido. Alguien comenta aterrado: “¡Es la Palabra! ¡La
espada envainada en la boca de Jesucristo!”: 2 Ts. 2, 7; Hb. 4, 12; Ap. 1, 16).
(Siguen las voces y melodías de fiesta. Un canto dice: “¡Eres Tú! ¡El primero y
el último! ¡El que vive! ¡El que estuvo muerto y ahora vive por los siglos de los
siglos!”: Ap. 1, 17-18).
d)
Situaciones ambientales de la comunidad en la formación de las tradiciones
evangélicas:
Ver Caba, o.c., págs. 361-371; eventualmente habrá algún cuaderno ad hoc.
4. Acceso al Jesús Histórico:
Ver Caba, o.c., págs. 372-405; eventualmente habrá al cuaderno ad hoc.
113
CUADERNO Nº 28
LA RESURRECCIÓN DE JESÚS DE NAZARET
SEGÚN EL TESTIMONIO DE LA IGLESIA APOSTÓLICA
Ejercicio práctico a propósito de un libro de Louis Evely:
“El Evangelio sin Mitos”. (Soc. de Educación Atenas, Madrid, 1972).
Extractó C. Gil quinta
“Himeneo y Fileteo…se han desviado de la verdad;
afirman que la resurrección ya ha sucedido,
y pervierten la fe de muchos”
(2 Tm. 2, 17-18)
“La puerca lavada vuelve a revolcarse en el cieno”
(2 Pe. 2, 22)
I – TEXTO EXTRACTADO:
En un mundo profundamente transformado es necesario que se renueve la obra
característica del Espíritu Santo: que cada cual oiga a la Iglesia católica hablarle en su propia
lengua, que nuestro tiempo experimente la sorpresa de escuchar una gozosa nueva
proclamada en su lenguaje, en su mentalidad, con sus aspiraciones. (p. 123).
…………………………..
Representar la resurrección de Cristo como la imagen de un cadáver que sale de una
tumba es evidentemente la tentación inevitable de una catequesis primitiva, pero tropieza con
tan graves objeciones históricas, filosóficas y teológicas que nos vemos obligados a
expresarla de otro modo si queremos que las gentes avisadas nos escuchen.
¿Por qué ha de ser necesaria la fe para constatar la identidad de un cadáver
reanimado? La resurrección no es un “retorno a la vida” – sería poco deseable y no
prepararía más que un retorno a la muerte -; es la entrada en una vida distinta, expresa la
glorificación de Cristo, su ascensión a la esfera de la existencia divina. Pero entonces, ¿Qué
prueba histórica, que experiencia podría concebirse para atestiguar un hecho así? Si un
cuerpo espiritual se presenta como tal no puede ser constatado ni reconocido; si se presenta
como un cuerpo ordinario, pierde precisamente lo que quería hacer constatar, es un
fantasma que no tiene realidad ni en un orden ni en el otro.
Pero vamos a ir mostrando todo esto más despacio.
Comencemos por distinguir, como en otros lugares, una interiorización de la
resurrección y una exteriorización. (Págs. 123-124).
………………………………..
¿Cuál es para vosotros, la interiorización de la resurrección? Que Cristo es viviente y
vivificante, que ha adquirido tal intensidad de vida que es capaz de unir a sí un cuerpo hecho
de miembros innumerables animados por la misma vida.
¿Y cuál es la exteriorización que deseáis? ¿Ángeles? ¿Un temblor de tierra? ¿Una
aparición? ¿Cuáles son vuestras exigencias? Tomás reclamó huellas dactilares; se entregó a
una verificación judicial de identidad.
2 Co. Relativiza al conocimiento del Jesús histórico.
¿Es eso lo que os convencerá de la resurrección de Cristo? Y aun cuando su cadáver
hubiese sido reanimado durante algunos meses o años, ¿qué interés tendría eso para
nosotros, a veinte siglos de distancia? (p. 124-125).
……………………………
El Padre Benoit, profesor de la Escuela Bíblica de Jerusalén, escribe:
…Y así las manifestaciones con las que solamente Mateo acompaña la resurrección
presentan, por su relación con las descripciones del Día de Yahvé, una enseñanza más
teológica que propiamente histórica (Exégèse et théologie, 108).
¡Más teológica que histórica! ¿Conocéis acontecimientos que sean un poco menos
históricos que teológicos? ¿No valdría más decir que tal cosa no es histórica en absoluto? (Si
114
por una vez, los exégetas católicos tuvieran el valor de decir claramente lo que piensan…
¡Sería asombroso, pero a fin de cuentas muy saludable!).
La exteriorización de la resurrección, para un hombre moderno, es haber
experimentado que Cristo actúa en su vida, haber sido interpelado por esa palabra que habla
como jamás ha hablado hombre alguno, haberle visto hacerse vivo y aparecer en el último de
los suyos (p. 125-126).
………………………..
Verdaderamente, si nada hubiese ocurrido en el pasado, nada habría que experimentar
en el presente. Pero si algo se ha producido únicamente en el pasado, eso ya no nos
interesa hoy. Hay que llegar a demostrar que la misma realidad se no ofrece hoy, como se
propuso a los apóstoles en otro tiempo.
La cuestión fundamental, para nosotros, es la siguiente: ¿creéis que los apóstoles
tuvieron de la resurrección de Cristo otras pruebas que nosotros?
La mayor parte así lo cree; creen que los apóstoles gozaron de encuentros, de
presencia, de apariciones, de palabras, de comidas comunes, de evidencias palpables. Y
nosotros que no hemos sido favorecidos con los mismos privilegios, no tenemos más que
fiarnos de ellos.
Pero si fuese así, significaría que nosotros creemos en su testimonio más que en Cristo
resucitado, dependeríamos de otros hombres, no tendríamos comunicación directa con Dios;
nuestra fe sería humana y no divina.
Confesémoslo: la primera vez que se oye decir esto: “los apóstoles no tuvieron otras
pruebas de la resurrección de Cristo que aquella de que nosotros disponemos”, se
experimenta un sentimiento de ansiedad… (p. 126-127).
…………………………………..
Pero después de este momento penoso, uno capta el otro lado de la cuestión: si
disponemos de las mismas pruebas que los apóstoles, sólo depende de nosotros el
fortificarlas y el multiplicarlas. Si tuviésemos que fiarnos de su testimonio, estaríamos
colgados del pasado y de un testimonio lejano. Pero si depende de nosotros convencernos
de la resurrección Cristo, se abre ante nosotros un porvenir ilimitado. Y esta búsqueda de
certeza no es ya una ardua y estudiosa encuesta histórica; coincide con nuestra tarea
cotidiana, con nuestro deber apostólico: ser testigo y hacer a los otros testigos de la
resurrección. “Los apóstoles daban poderosamente testimonio de la resurrección de
Jesucristo…No había pobres entre ellos”, relatan orgullosamente los Hechos de los
apóstoles. (p. 127).
……………………………………
Es demasiado fácil dejar el encargo de demostrar la resurrección solamente a los
apóstoles, y entonces descansáis sobre ellos como se hace, demasiado a menudo, sobre el
cumplimiento de un rito: puede parecer humildad o piedad, pero es una abdicación.
Solamente a partir del momento en que os sentís responsables, depositarios de la energía
resucitante de Cristo, habéis entrado en la verdad de este misterio y arrastráis a él a los
demás. Es empleándolo como os convenceréis de ello. No se trata de memorizar los
acontecimientos del pasado, de verificar los atestados, de experimentar emociones
religiosas. Hay que construir una comunidad que irradie nueva vida. Cuando se entra en esa
realidad es cuando realmente se comienza a entrar en la resurrección de Cristo.
¿Qué es la resurrección?
Para la mayor parte de los cristianos, parece una noción simple: un alma que reasume
su cuerpo.
Esta idea es mucho más filosófica que cristiana – se ha llamado al catolicismo “el
platonismo de los pobres” -. Y sin embargo no es para revelar la inmortalidad del alma para
lo que el Verbo de Dios se encarnó, y lo que nos promete es algo muy distinto de la
resurrección del cuerpo.
La resurrección de la “carne” de que habla la Escritura es la resurrección del hombre
completo. No la confundamos con la resurrección…de un poco de carne. El sentido bíblico
de “carne” es el hombre considerado en su debilidad natural, y en este sentido el alma es tan
“carne” como el cuerpo. Cuando decís que el Verbo se hizo carne, afirmáis que se hizo
hombre; seríais herejes suponiendo que solamente asumió un cuerpo.
Lamentable estado el del cristiano, que por una parte admite filosóficamente la
inmortalidad del alma, y por otra parte piensa que toda la obra de Cristo, todo el beneficio de
115
la redención es asegurar, siglos después, la resurrección de su cuerpo. Recuperaremos
nuestro cuerpo después de haber prescindido tranquilamente de él y de haber vivido
numerosos siglos como “almas separadas”, como un recuerdo, un apéndice, un colgante
superfluo, pero decorativo.
La existencia de un alma separada (entre la muerte individual y la resurrección
supuesta futura) es una monstruosidad filosófica, pues el alma no es el hombre (p. 127-129).
…………………………………..
En el fondo, el error ha estado en considerar como futuros los acontecimientos
permanentes. El “juicio” por ejemplo, no es “final”, es perpetuo. El juicio ha tenido lugar ya
(Jn. 3, 18), resulta continuamente del hecho de que la luz luce en las tinieblas y las tinieblas
no quieren recibirla. Nosotros somos juzgados constantemente por nuestra reacción a la
palabra de Dios.
Lo mismo la resurrección: no es final, es inmediata.
Verdad en que en ciertos pasajes del nuevo testamento parece que se trató de una
resurrección futura; pero en muchos otros la resurrección ha tenido lugar ya y se produce en
cada instante.
Vosotros, ¿Creéis que resucitaréis o creéis que habéis resucitado ya? “Puesto que
habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba…Pues estabais muertos…” (Col. 3,
1-3), decía san Pablo.
Creer en la resurrección futura es descorazonador; es la fe ciega de los tres apóstoles
que prometen guardar el secreto “hasta la resurrección de los muertos” y luego se preguntan
qué significa eso, “una resurrección de los muertos”; es una fe falsa como la de Marta, que
fue reprendida y corregida por Cristo.
Muchos cristianos creen en la resurrección de la carne de la manera desprendida y
lejana como creía Marta. Jesús le dice: “Tu hermano resucitará”. “Sí – responde Marta -, sé
que resucitará en la resurrección, en el último día”. No le interesa en absoluto, está
demasiado lejos para suscitar una esperanza, Ese es exactamente el entusiasmo de los
católicos, que proclaman: “Esperamos la resurrección de los muertos”.
Pero Cristo quería hablar de otra resurrección, de una resurrección inmediata. Iba a
transformar la fe triste de Marta en la resurrección, convirtiéndola en una experiencia.
“Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque hubiere muerto vivirá; y
todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?
¿Cómo entendéis estas palabras? ¿Crees que tú no morirás jamás? ¿Crees que has
resucitado? ¿Crees que estás en la vida eterna? ¿O dejas todo esto para más tarde?
Toda la vida cristiana es una continuación, un aprendizaje de muertes y resurrecciones.
Comienza en el bautismo: habéis sido sumergidos en el agua bautismal, habéis muerto allí
con Cristo (Rom. 6, 4) y de ella habéis resurgido transformados, vivificados, inmortalizados.
Todos los sacramentos son participación en la muerte y resurrección de Cristo. Pero, ¿los
habéis interiorizado para hacer la experiencia de semejante transformación?
La resurrección esencial, capital, es aquella de la que hacéis la experiencia.
Comprendo la avidez de la gente por las exteriorizaciones fantásticas de la resurrección de
Cristo cuando no han hecho la experiencia de una verdadera resurrección personal (p. 130132).
…………………………………….
La vida a la que Cristo nos resucita es una vida de amor, es la suya. Jesús es el
hombre que ha encontrado de qué morir y de qué vivir para siempre.
No proyectéis vuestra religión en el pasado ni en el porvenir: poco importa que Cristo
haya resucitado; lo que cuenta es que está resucitado: Poco importa que resucitéis en el
último día; lo que importa es que estáis resucitados, que estáis en la vida eterna. “La vida
eterna es conocerte, a ti, único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo” (Jn. 17,
3).
El que no ha experimentado la resurrección y la vida eterna ya desde aquí, ¿cómo
podrá creer en ello verdaderamente para más tarde? Y lo que es peor, creer en la
resurrección dispensa a muchos cristianos de experimentarla. Creen en ella para más tarde,
por la fe de su cura, de los apóstoles, de las Escritura, guardan cuidadosamente la envoltura
sin gustar jamás el fruto.
“Sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida – dice San Juan – que hemos
resucitado, porque amamos a nuestros hermanos”.
116
¿Conocéis algún ambiente en el que se resucite de tanto ser amado? ¿Habéis creado
semejante medio de resurrección? ¿Nuestros medios ambientes son medios en los que se
producen resurrecciones? ¿Habéis visto gentes que resucitaban? ¿Habéis resucitado a
alguien?
Por favor, no os envanezcáis de vuestra fe en la resurrección de Cristo, ni de vuestra
esperanza en la resurrección final para dispensaron de vivirla: La resurrección no es
solamente el objeto principal de la fe; es también su fuente. La fe se apoya en la experiencia:
“Nadie me habló como este hombre. Solamente Dios puede perdonar así los pecados. Nadie
ha vuelto la vista como él a los ciegos de nacimiento que somos nosotros, sólo Dio puede
resucitar a los muertos como él me ha resucitado” (p. 134-135).
…………………………………
Para un judío de la época de Cristo la resurrección no es en manera alguna la reasunción de un cuerpo por “su” alma, sino el hecho de que el hombre, en su totalidad,
conocería un más allá de esta vida, que lo esencial del hombre sería eternizado. Pero para él
lo esencial del hombre no es su alma, es ser un cuerpo animado, un ser indivisiblemente
corporal y espiritual. Y Cristo no pensaba de otro modo.
Para los teólogos actuales, la resurrección de Cristo no es ya el retorno de un cadáver a
la vida terrestre; es un acontecimiento real, pero trascendente, y que excluye toda
verificación experimental, un acontecimiento del mismo orden que la glorificación de Cristo,
su exaltación a los cielos o su estar sentado a la derecha del Padre.
Un cuerpo glorioso no es un cadáver reanimado; se trata de un estado inimaginable,
irrepresentable y con el cual no tenemos contacto más que por la fe. (p. 135).
……………………………..
El sepulcro vacío (p. 136).
……………………………….
Los exégetas modernos admiten que si se hubiese colocado ante el santo sepulcro
cuando la resurrección un aparato fotográfico, no hubiese registrado nada (p. 136).
………………………………
Para mí, si el cuerpo de Cristo hubiese quedado en el sepulcro, yo tendría exactamente
la misma fe en su resurrección.
Pues el cuerpo de los seres que hemos perdido no han abandonado el sepulcro, y sin
embargo los creemos vivos.
Si como dice en Nuevo Testamento, la resurrección de Cristo, es la nuestra, ¿para qué
pretender que la suya haya tenido lugar de manera completamente distinta?
Las apariciones.
Los exégetas admiten cada vez más que las apariciones no son hechos históricos; no
había presencia corporal de Cristo como hubiera podido constatarla cualquier testigo.
Pero se ha mantenido un combate de retaguardia para sostener que no fueron puras
visiones o simples impresiones espirituales. Pero entonces, ¿qué era, si no era un fenómeno
físico ni una visión? (p. 136-137).
…………………………………..
Parece que los apóstoles y sus fieles no podían representarse la resurrección más que
por la constatación de un cuerpo tan semejante como fuese posible al antiguo cuerpo de
Jesús. Nosotros ya no tenemos necesidad de esta representación para admitir la realidad del
hecho. (p. 137-138).
……………………………………
Para nosotros la característica de las apariciones de Jesús es que al pronto nadie lo
reconoció (p. 138).
…………………………………….
No lo reconocieron ni por la vista, ni por la voz, ni por el tacto. ¿Esto no debilita
decididamente la tesis de una aparición física, puesto que sería inútil, siendo él
irreconocible?
Fue necesario que se despertase su fe: “Oh hombres sin inteligencia, de corazón lento
en creer…”. Así eran ellos al principio, eran como nosotros somos y mientras permaneciesen
lentos en creer y sin inteligencia espiritual no podrían reconocerle.
117
¿Cómo, gracias a qué, le reconocieron?
Ahí está todo: ¿pensáis que fue Cristo quien cambió? Después de enmascararse se
desenmascaró. Sería demasiado infantil.
Los únicos que debieron cambiar, fueron evidentemente los apóstoles. Si Cristo
hubiese cambiado ellos hubieran podido seguir estando sin inteligencia y lentos en creer. Si
Cristo se hubiese bajado hasta ellos, hubieran quedado eximidos de levantarse hacia él,
hubieran podido conservar su estado de pesantez e incredulidad.
Pero la verdad es lo contrario: él les habló, les habló como él sólo habla, en la oración,
en la meditación de las Escrituras releídas día tras día hasta que brotase su sentido (“No era
necesario…?” y en su primer discurso de los Hechos Pedro resume su descubrimiento: “No
era posible que la muerte le retuviese en su poder; pues David dice…”). Les habló tan justo y
tan exacto que su corazón se puso ardiente como cuando les hablaba en otro tiempo. Vieron
entre ellos a alguien tan tierno, tan servicial, reconfortante, lleno de certeza y de fe, que se
dijeron: “Es él… No puede ser más que él…Solamente con él hemos sido interpelados,
alimentados, servidos, alegrados como lo volvemos a estar ahora”.
Poco a poco fueron aprendiendo que Jesús podía surgir en cualquier momento, en
cualquier sitio, de cualquier persona. Y entonces comprendieron y reconocieron lo que él
había querido decirles cuando les advertía: “Yo estaré siempre con vosotros” (p. 138-1239).
…………………………………
¿Qué es lo que pasó?
A la muerte de Cristo sus discípulos pasaron una crisis terrible: desesperación,
vergüenza, duda, abatimiento.
Pero habían sido demasiado bien formados, se les había hablado demasiado
profundamente, las palabras se habían grabado, habían experimentado una clase de vida
demasiado fuerte como para poder resignarse a la muerte de él y a la suya.
A fuerza de orar, de meditar las Escrituras, en una vida de intercambios y servicios
fraternales, comenzaron poco a poco a revivir; las palabras resonaron, los gestos le subieron
del corazón, les vino una seguridad extraordinaria. Se sorprendieron diciendo palabras
(sabían bien que no eran ellos quienes las decían), haciendo gestos (sabían que no eran
ellos quienes los hacían), descubrieron en sí mismos un valor, una certeza, una penetración
maravillosa. Se sabían inválidos, habitados. Nunca les había resultado Cristo tan vivo. Nunca
añoraron su presencia física. Vivían de ella, les desbordaba, se les contagiaba. Cristo había
dicho: es mejor para vosotros que yo me vaya. Pablo confirmaba: “Si conocía a Cristo según
la carne, ahora ya no lo conozco según la carne”. E Ignacio de Antioquía: “Las cosas
espirituales son muchos más evidentes que las cosas terrestres; incluso el Señor Jesús se
manifiesta mucho mejor desde que está junto al Padre”.
Sus apariciones de Cristo son las que vosotros mismos podéis tener; encontraron
hombres, hermanos, pero sus relaciones con ellos ya no eran las mismas que antes;
sobrevenían recuerdos, se interponían imágenes; escuchaban mejor, buscaban más
profundo, comprobaban que del ser más desapercibido (un jardinero), del más humilde (un
cocinero), del más despistado (“Eres tú el único que no sabe…”) podía surgir la presencia si
se lo escuchaba, si se lo consideraba, si se lo invitaba a la mesa, si se le trataba con
suficiente respeto y amor.
Renovó su vocación; les devolvió el gusto, el sentido de su misión; volvieron a aprender
a servirse de sus poderes de compartir el pan, de perdonar los pecados, de apaciguar
tempestades, de transfigurar los rostros.
Y no tuvieron necesidad de más (p. 140-141).
…………………………………
Si fuésemos lo bastante atentos, lo bastante espirituales, lo bastante interiorizados,
descubriríamos sin cesar signos de resurrección. Veríamos alrededor de nosotros el mundo
en trance, en trabajo de resurrección. Hombres que se alzan frente a la injusticia y a la
opresión.
He aquí los tres mayores conformismos de nuestra época:
La Rusia soviética criticaba y desconcertaba por sus jóvenes escritores, poetas,
intelectuales que se rebelan, que afrontan los tribunales y lo campos, que se manifiestan,
que intentan despertar la conciencia de su pueblo. No se puede encadenar al hombre, no se
puede encerrar al hombre en esos sepulcros.
118
El conformismo americano, el way of life más hábil para condicionar al hombre.
¡Cuántos estudiantes, pastores, negros, sacerdotes y religiosos se levantan, disertan,
denuncian los crímenes en su propio país!
El conformismo romano, la terrible opresión de la “piedra” católica que hace la ley más
que forma y respeta la conciencia, la rigidez de las tradiciones, de las jerarquías, todo eso es
elevado, trabajado por la fuerza del Espíritu de la resurrección.
Y toda la juventud del mundo que reclama el respeto de su dignidad y el acceso a las
responsabilidades. Qué resurrección cuando se ha conocido la atonía, la pasividad, la
indiferencia y el infantilismo a los que se la había reducido.
“Si los hombres no resucitan – dice San Pablo – Cristo tampoco ha resucitado”. Pero
los hombres resucitan y su inmensa aspiración de mayor dignidad, de fraternidad, y de
libertad revela toda la amplitud de la energía resucitante de Cristo.
Y cuando vosotros mismo hayáis hecho personalmente la experiencia de este
prodigioso poder de resurrección esparcido por el universo, cuando hayáis participado en él,
cuando lo hayáis ejercido, entonces tendréis verdadera fe en la resurrección de Cristo (p.
142-143).
II – CUESTIONARIO
Hacemos unas pocas cuestiones fáciles, ciñéndolas al objeto específico del Cuaderno:
“La Resurrección de Jesús de Nazareth”:
Tradición y Escritura:
1ª
¿Podemos prescindir del testimonio de los Apóstoles sobre Jesús?
2ª
¿Si nuestra fe se apoya en el testimonio de los Apóstoles, es humana o divina?
¿Entiendes que significa eso?
Época de la Revelación:
3ª
¿Los apóstoles dispusieron de las mismas pruebas que nosotros?
4ª
¿Los apóstoles concebían la resurrección de Cristo como el retorno de un cadáver a la
vida terrestre? (Jesús – Kirios – Resurrección).
5ª
¿El testimonio que dan los apóstoles es el de que Cristo muerto es creído vivo?
6ª
¿La resurrección de Cristo en Pablo y los Hechos y la de L. Evely: se corresponden?
7ª
¿Conoces que literatura teológica puede estar a la base de este escrito?
8ª
¿Sabes discernir las corrientes filosóficas que lo condicionan?
9ª
Lee primeramente a Ignacio de Antioquia: Esmirnenses 2-4, Trallanos 9. Lee ahora al
autor en p. 140.
¿Qué calificación científica le darías?
10ª
Otra cuestión que te interese.
119
CUADERNO Nº 29
CUESTIONARIO Y GUÍA PRÁCTICA PARA LA REFLEXIÓN
DE LOS PUNTOS IV – VII Y XIII DEL PROGRAMA 1972
“Investigad las Escrituras…;
ellas son las que dan testimonio de mi”.
(Jn. 5, 39)
NOTA BENE: El cuestionario tiene la misma intención del Cuaderno nº 13, o sea, ayudar a
descubrir el sentido eclesiológico de las fuentes y temas estudiados.
IV – LAS IGLESIAS DE LOS DOCE
(Cuaderno Nº 12)
1º
¿Qué sabes por en N.T. sobre la actividad de los Doce después de Pentecostés?
2º
¿Conoces alguna tradición fidedigna sobre la dispersión misionera de los Doce?
3º
¿Podemos acceder al apóstol Juan a través de testimonios directos del siglo II?
(Uno importante).
4º
La actividad de los Doce ¿qué resonancia histórica encuentra en los documentos
que nos llegaron? ¿Qué resonancia eclesiológica tiene para nosotros?
(Cuaderno Nº 14)
5º
¿Qué afirma el testimonio de Clemente Romano sobre Pedro? ¿Y qué el de
Cayo? (Fechas de ambos).
6º
La estancia de Pedro en Roma ¿tiene alguna resonancia teológica sobre esa
sede? (Dilo teológicamente).
V – LAS IGLESIAS DE PABLO
(Cuaderno Nº 15)
7º
¿Qué sabemos de la juventud y educación de Pablo?
8º
¿Esos recuerdos tienen algún interés para comprender su vocación? (Dilo con un
texto paulino).
9º
¿La experiencia del pecado que tuvo Pablo tiene alguna resonancia en su
teología? (Ídem).
10º
¿La misericordia de Cristo para con él, resuena en sus actitudes pastorales?
(Algún caso o circunstancia).
(Cuaderno nº 16)
11º
¿Su llamamiento al apostolado de quién proviene? (Algún texto paulino).
12º
¿Cómo lo expresa en la carta a los Romanos?
(Cuaderno Nº 17)
13º
¿El llamamiento de Pablo lo liga a los Doce? ¿Sí? ¿No? ¿De qué manera?
(Cuaderno Nº 18).
14º
Comparando las fuentes paulinas (sus cartas y Los Hechos): ¿qué opinión te
merece el Libro de los Hechos concerniente a la historicidad de sus relatos?
15º
¿Sabes aportar al menos dos datos históricos y sus fechas respectivas, desde
los cuales poder diagramar toda la vida apostólica de Pablo?
(Cuaderno Nº 20)
16º
¿Cuántas y cuáles etapas distinguirías en la vida apostólica de Pablo?
17º
¿Qué significó Bernabé para Pablo?
18º
Qué fue en la vida de Pablo, el hecho de (2 Co. 12, 2) ¿Cuándo lo ubicarías?
120
19º
Del primer viaje misionero de Pablo, ¿qué retendrías para la evangelización?
(Observar sus sermones).
20º
¿Qué retendrías para la eclesiología?
21º
¿El viaje a Jerusalén qué aportó a su visión pastoral?
22º
¿Qué a su visión de la Iglesia y de la tradición?
23º
¿Encuentras coherencia entre el Pablo que termina bajando a Jerusalén con
Bernabé y el Pablo que reinicia la misión con Silas? (Hay un gesto que une esas
dos etapas).
24º
¿Cuáles son los grandes centros misionados durante su segundo viaje?
25º
Cita dos textos paulinos significativos de su personalidad por ese entonces.
26º
¿Qué tipo de fieles formaban las comunidades de Pablo?
27º
¿Qué pastoral se adivina: de élite? ¿de masas? ¿Mixta? ¿Otra palabra que te
parezca más exacta?
28º
¿Por qué el apóstol trabaja con sus manos?
29º
¿Descubres algún trazo significativo de la personalidad de Silas?
30º
¿Quién es Timoteo y qué significó para Pablo?
31º
¿Quiénes son Aquila y Priscila?
32º
¿Quién Apolo?
33º
En orden a plantar la Iglesia en cada lugar ¿qué ministerio instituyó Pablo?
34º
¿Sabes establecer una comparación entre lo que Pablo hace en este viaje y las
orientaciones conciliares del decreto Ad Gentes ns. 10-18?
35º
¿Qué cartas escribe Pablo en este período?
36º
¿Durante el tercer viaje, cuál es el centro misionado más importante?
37º
¿Qué éxito y/o fracaso tuvo su tarea pastoral?
38º
¿Qué imagen te haces de la Iglesia de los corintios y de sus problemas?
39º
¿Cuál fue la impasse entre Pablo y los Corintios? (2 Co).
40º
¿La situación de los corintios condiciona, de algún modo, la reflexión teológica de
Pablo? (Un ejemplo, al menos).
41º
¿Qué cartas (y cuántas) escribe en este período?
42º
¿A qué problemática teológica y/o situación tratan de responder?
43º
¿Qué herejías y cómo las afronta Pablo en Éfeso?
44º
¿Sabes establecer alguna relación entre estas herejías y la de los judaizantes?
(Primero constátate de qué tipo de herejía se trata en cada caso y luego
establece la relación).
45º
¿Te sugiere algo la actitud pastoral de los efesios respecto de los cristianos que
no conocen el Espíritu Santo?
46º
¿Quién es Tito y qué significó para Pablo?
47º
¿Sabes resumir con un pasaje paulino toda su vida apostólica hasta este
momento?
48º
¿Qué destacarías del último viaje de Pablo a Jerusalén, incluida su prisión?
49º
¿Puedes imaginar la primera prisión romana de Pablo?
50º
¿Quién es Lucas y qué significó para Pablo?
51º
¿Sabes nombrar a sus compañeros de prisión? (Dos al menos).
52º
¿Qué cartas escribe?
53º
¿Fue liberado o ejecutado?
54º
¿Realizó Pablo su viaje a España?
55º
¿Cuándo y dónde ubicarías la redacción de las cartas pastorales?
56º
¿Qué relación existe entre la organización de las Iglesias que allí se muestra y la
actividad paulina anterior?
121
57º
¿Qué sabes de su última prisión?
58º
¿Cuándo habría muerto Pablo?
59º
¿Qué acontecimientos históricos y eclesiásticos ubicas entre el 60-70?
VI – LA VIDA DE LAS IGLESIAS APOSTÓLICAS
(Cuaderno Nº 21)
60º
¿Cuál es el contenido de la catequesis pre-bautismal en los Hechos?
61º
¿Qué ritos de iniciación concluyes de Hch. 8?
(Cuaderno Nº 22)
62º
¿Con qué palabra (s) se designa la Eucaristía en el N. T.?
63º
¿Conoces alguna celebración en la Iglesia Apostólica?
64º
¿Conoces en ella alguna teología de la Eucaristía?
(Cuaderno Nº 25)
65º
¿Sabes seguir las pistas de formación del N. T.?
66º
¿Qué autoridad reconoce la Iglesia apostólica a los escritos neotestamentarios?
(Cuaderno Nº 20 passim)
67º
¿Cómo se designan los ministerios eclesiásticos en las Iglesias Apostólicas?
68º
¿Qué concluyes de 2 Co. 3 sobre el papel y la autoridad del ministro del
Evangelio?
69º
¿En qué marco prescribe Pablo que se hagan las colectas para los pobres?
70º
¿Se lo designa, en 2 Co. 8-9, con algún nombre litúrgico?
VII – LA SUCESIÓN DE LOS APÓSTOLES
(Cuaderno Nº 23)
71º
¿Los apóstoles iniciaron su propia sucesión? (Algún ejemplo).
72º
¿Del testimonio de Clemente o del de Irineo, qué concluyes?
XIII – EL MUNDO JUDÍO
(Cuaderno Nº 19)
73º
Podrías describir el judaísmo de la dispersión a partir de los testimonio conocidos
del tiempo de Jesucristo:
a) ¿número de judíos, aproximadamente?
b) ¿Modo de vida?
c) ¿Actitud del gobierno romano hacia ellos?
d) ¿Integración con los paganos?
74º
¿Qué es una sinagoga? ¿Qué clase de culto hay en ella?
75º
¿Cómo se hacen las lecturas bíblicas en las sinagogas del tiempo de JC?
76º
Explique qué es un Targum y qué es un Midrash ¿Qué es la Biblia?
77º
¿Qué se puede decir del fenómeno del proselitismo? ¿El judaísmo podía ejercer
alguna atracción sobre los paganos?
78º
¿Qué se entiende por “Helenismo”?
79º
¿Cuál es la actitud del judaísmo palestinense y la del judaísmo de la dispersión
ante este fenómeno? ¿Por qué hay diferencia?
80º
¿Conoce el nombre de algunos judíos de la dispersión que hayan intentado
tender el puente hacia los paganos utilizando las ideas helenistas?
122
81º
¿Estas ideas influyeron también en la traducción de la Biblia al griego (LXX)?
¿Podría citar algún ejemplo?
82º
¿Cuáles son los grupos religiosos sobresalientes en tiempos de JC?
83º
¿Qué es lo que caracteriza a cada uno de ellos?
84º
¿Qué es el Sanhedrin? ¿Cómo está compuesto? ¿Qué atribuciones tenía?
85º
¿Quiénes eran los Escribas? ¿De qué se ocupaban? ¿Conoce algunos
nombres?
86º
¿Qué es más importante en el judaísmo, la fe o las tradiciones?
87º
¿Cuál es elemento fundamental de la fe? ¿Dónde se expresa?
88º
¿Qué puede decir sobre la posibilidad de representar y nombrar a Dios?
89º
¿Conoce algunos sustitutos del nombre de Dios? ¿Cómo se llama a Dios en la
creación?
90º
¿Qué creencias tenían sobre los ángeles y los demonios? ¿Todos los judíos
estaban de acuerdo?
91º
¿Qué es la Torah? ¿Qué representa en la vida del judío? ¿Es una creatura
común?
92º
Junto a la Torah están las tradiciones (Torah oral). ¿Qué autoridad tiene?
93º
¿Con qué nombre se conoce a quienes no estudian la Torah? ¿Que se piensa se
ellos?
94º
¿Cuáles son los métodos de la exégesis?
95º
¿Qué creencias hay sobre supervivencia y resurrección? ¿Todos comparten
estas ideas?
96º
¿Cuáles son las ideas más generalizadas sobre el Mesías?
a) ¿Qué piensa Filón?
b) ¿Qué piensa Flavio Josefo?
c) ¿Los saduceos están de acuerdo?
d) ¿Qué esperan los rabinos fariseos?
e) ¿En Qumram se espera al Mesías?
f)
¿Quién es “El Profeta”?
g) ¿Conoce alguna tradición sobre un Mesías no-glorioso?
97º
Al hablar del merecimiento de los bienes prometidos por Dios, ¿en dónde se
pone el acento, en la fidelidad (observancia), o en la fe? ¿Todos piensan así?
98º
¿Qué es el Talmud? ¿Cómo está compuesto? ¿Qué contiene?
99º
¿Quién hizo la recopilación de la Mishna?
100º ¿Qué diferencia hay entre Mishna y Midrash?
123
CUADERNO Nº 30
ACCESO AL CRISTO DE LA HISTORIA
II
(Continuación del Cuaderno Nº 27)
C. Giaquinta
“Vosotros sabéis los sucedido en toda Judea,
comenzando por Galilea,
después que Juan predicó el bautismo;
cómo Dios a Jesús de Nazaret le ungió…
y como él pasó haciendo el bien y curando…
y nosotros somos testigos…”
(Hch. 10, 37-39)
I – LA COMUNIDAD PASCUAL ESCRIBE SUS “TRADICIONES”.
1. La Comunidad pascual:
- Por los Hechos, en especial por Pablo, hemos comprobado la convicción que las
Iglesias Apostólicas tenían de que uno mismo era el “Cristo Señor ahora predicado” y
el “Jesús de Nazaret ayer mortal” (Ver cuaderno nº 27, II).
- Vivían un clima pascual. O sea, de alegría después del dolor. O, con más exactitud,
de alegría en medio del dolor. “Después” del dolor de Cristo, pero “en medio” del
dolor de ellos. Después del dolor de “ayer” (Jesús muerto), en medio del dolor de
“hoy” (el sufrimiento del cristiano, la persecución del apóstol).
2. “El recuerdo del Viernes Santo”:
- La Resurrección les dio la clave del Viernes Santo, del de Jesús, y del de ellos
mismos. (No olvidemos que toda la vida mortal de Jesús fue Viernes Santo: Flp. 2, 58; Hb. 5, 7; 2 Co. 5, 21; Rm. 8, 3).
Por eso, más que olvidar, todo los obligaba a recordar continuamente, a revivir.
Recordaban en todo momento, en medio de cualquier tarea. Porque para ellos (como
también para nosotros) la Pascua se había vuelto una tarea múltiple. Tarea que no
era otra cosa que “recordar”.
- Recordaban reviviendo. Recordaban todo, aun lo que a primera vista podía parecer
definitivamente pasado. Cada palabra, cada gesto de Jesús.
- Sus palabras dichas al oído, en arameo, y en algún rincón dela Galilea. Había sido el
instrumento empleado por Él, para susurrar algo de esa Palabra, única e inefable que
es Él mismo. Por eso, si bien, eran palabras circunstanciales, eran también
definitivas. Palabras para ser proclamadas desde las azoteas a toda la gente que
pasa por la calle.
Susa gestos lo mismo. E incluso sus silencios. Porque Él, todo entero es elocuente
(no “locuaz”), y aun cuando calla nos habla.
3. Digresión pastoral:
- Importante esta visión de las palabras y gestos históricos de Cristo en orden a la
predicación del Evangelio a nuestro pueblo.
• No se lo puede absolutizar. ¿En qué sentido? En el sentido de que se pudiese
prescindir de su Resurrección para entenderlos plenamente. Dicho a la inversa: se
los puede absolutizar a la luz de su Resurrección. Por eso lo recordamos cada
Domingo (la Pascua semanal) en la lectura solemne del Evangelio ¡Sus palabras y
hechos pasado son Evangelio 1972!
• Tampoco se los puede relativizar. ¿En qué sentido? En el sentido que estos
fuesen solo palabras o gestos puramente circunstanciales, provenientes tan sólo y
en cuanto tal de la boca humana de Jesús, la cual no nos diría nada del Verbo
eterno que Él es. Dicho a la inversa: se las puede y debe relativizar, o sea
“relacionar”, en orden a las circunstancias históricas concretas en que El habló.
• ¡Se las debe absolutizar!
124
• ¡Se las debe relativizar!
- Estas cuatro fórmulas, aparentemente contrarias y contradictorias, no son un
ingenioso juego de palabras, bajo el cual camuflar el escepticismo sobre la
posibilidad de conocer hoy de verdad a Jesús mismo y de oír que Jesús mismo dice
la verdad hoy. Ni es una fórmula irenista con cual promover una panortodoxia, en la
cual cada disparate encuentre cómoda ubicación.
- Son fórmulas con las cuales expresamos la complejidad de los actos históricos de
Jesús, que son siempre los actos del Dios-Hombre.
Según veamos esos actos desde:
• su naturaleza humana histórica (mortal):
+ no se los debe absolutizar (1a.)
+ se los debe relativizar (4a.).
• su persona divina, transhistórica, si bien “historizada” por su naturaleza humana:
+ se los debe absolutizar (3a.).
+ no se los debe relativizar (2a.).
• su naturaleza humana metahistórica, o sea: ya gloriosa por la Resurrección (en la
que la inserción en la persona divina produjo todo su fruto):
+ se los puede interpretar convenientemente;
+ sin alegorizarlos completamente, vaciándolos de su realidad histórica;
+ sin tomarlos sólo a la letra, vaciándolos de sentido espiritual y de alcance
evangélico.
- Cuanta verbosidad – verba inutilia – en nuestro hablar eclesiástico, sin nunca llegar a
entendernos, por pretender predicar desde teologías supuestamente modernas, o
por pretender defender la ortodoxia desde teologías supuestamente clásicas! Una
confusión enorme porque no partimos en el análisis de las cosas desde el misterio
total del Verbo-Encarnado (Jn. 1, 14) ¡Dame, Señor, tu Verbo; purifícame de mi
verba!
4. Los momentos de recordación:
- Las comunidades apostólicas recordaban al Señor Jesús:
- para celebrarlo presente entre ellos:
• “acudían asiduamente…a la fracción del pan”: Hch. 2, 42;
• “cada vez que coméis de este pan…anunciáis la muerte del Señor hasta que Él
vuelva”: 1 Co. 11, 26;
- para penetrar sus enseñanzas:
• “acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles”: Hch. 2, 42;
• “os di a beber leche y no alimento sólido”: 1 Co. 3, 2; “dejando aparte la
enseñanza elemental de Cristo, elevémonos a lo perfecto”: Hb. 6, 1;
- para darlo a conocer:
• “evangelizaban a Jesús”: Hch. 5, 42;
• “me envió….a evangelizar”: 1 Co. 1, 17.
- Tres tareas, o momentos de recordación de la comunidad apostólica, se las llama:
• liturgia,
• catequesis,
• misión.
5. Los recuerdos se tiñen del color del momento de recordación:
- El “recuerdo vivo”, ¡y vaya si lo es! ¡El recordado está para siempre vivo! Motivaba
los momentos de recordación, o las tres tareas.
Una pregunta ahora: ¿esos momentos de recordación no condicionarían, de algún
modo, a su vez, el recuerdo? ¿Sería de extrañar, que en ese caso, que los recuerdos
125
recordados en la liturgia se tiñesen de acentos litúrgicos? ¿O en la catequesis, de
sus respectivos acentos?
a) El ambiente litúrgico:
Ver Caba, o.c. págs. 362-363;
Cullman O., y su interpretación sacramental del Evangelio de San Juan.
b) El ambiente misionero:
Ver Caba, o.c. págs. 368-371.
c) El ambiente catequístico:
Ver Caba, o.c. págs. 363-368.
- La existencia de la catequesis apostólica es un hecho. Podemos vislumbrar
perfectamente;
• Los distintos niveles de la catequesis: de iniciación, de perseverancia y
profundización: 1 Co. 3, 2; Hb. 6, 1;
• sus métodos de enseñanza; partiendo de:
+ la Escritura, iluminándola con el hecho Jesús:
Lc. 24, 25-27 (4, 17-21)
Hch. 8, 26-40
(“se cumplió la Escritura”);
+ del hecho, iluminándolo con la Escritura: Hch. 2, 16-21ss
(“se inició el Reino de Dios”).
- en este cuadro apostólico hallamos, con frecuencia, un mismo hecho o palabra de
Jesús recordado, en forma distinta, en un Evangelio con connotación directamente
histórica, en otro con acento abiertamente catequístico (no significa “no histórico”!).
- Por ejemplo:
Mc. 4, 35-41
Concepto
Hecho
Texto
Mt. 8,16-27
La tempestad calmada
Enseñanza en parábolas
(cc. 4, 1-34)
ministerio en Tiberíades
(c. 5, 1-43)
Narración de diez milagros
(cc. 8, 1/9, 38)
“Ese día, al atardecer,
“Al atardecer…
viéndose Jesús rodeado de la
muchedumbre,
mandó pasar a la otra orilla.
Entonces se acercó un escriba y le dijo:
Maestro, te seguiré a donde quiera que
vayas.
Dícele Jesús…
Otro de sus discípulos le dijo:
Señor, déjame ir primero a enterrar a mi
padre,
Dícele Jesús: sígueme…
les dice: Pasemos a la otra orilla
Despiden a la gente
y le llevan en la barca, como estaba;
e iban otras barcas con él.
En esto, se levantó una fuerte borrasca y
las olas irrumpían en la barca, de suerte
que ya se anegaba la barca.
Él estaba en popa, durmiendo
sobre un cabezal.
Le despiertan y le dicen:
126
Subió a la barca
y sus discípulos le siguieron.
De pronto se levantó en el mar una
tempestad tan grande que las olas
cubrían la barca.
Pero él estaba dormido.
Acercándose, pues, le despertaron
diciendo:
Maestro.
¿no te importa que perezcamos?
Él, habiéndose despertado,
increpó al viento
y dijo al mar:
¡”Calla, enmudece”!
El viento se calmó
y sobrevino una gran bonanza.
Y les dijo:
¿”Por qué estáis con tanto miedo?
¿Cómo no tenéis fe?
Ellos se llenaron de gran temor,
y se decían unos a otros:
¿Pues, quién es éste,
que hasta el viento y el mar le
obedecen?
¡Señor!
¡Sálvanos que perecemos!
Díceles:
¿Por qué estáis con miedo, hombres de
poca fe?
Entonces se levantó,
increpó a los vientos
y al mar,
y sobrevino una gran bonanza
y aquellos hombres maravillados,
decías:
¿Quién es este,
que hasta los vientos y el mar le
obedecen?
- A todos es evidente el empleo de este milagro de Jesús, según la narración de
Mateo. Los discípulos, que se postulan para a su seguimiento, deben seguirlo sin
condiciones, cálculos o dudas. La misma escena de embarque es descripta en Mateo
con la palabra “seguimiento”.
Hay un paralelismo entre los discípulos que lo siguieron en la barca y durante la
tempestad, temen, y los otros que le hablaron antes haciendo cálculos o poniendo
reparos.
El nombre corriente de “Maestro”, de Marcos, con el cual los discípulos llamaban a
Jesús, se transforma, en Mateo, en ¡”Señor”! (Kyrios); el reproche “no te importa”, en
un grito esperanzado “Sálvanos”.
6. Bibliografía:
Sobre toda esta cuestión, se recomienda ver: Leon Dufour J., Los Evangelios y la
Historia de Jesús.
II – CRITERIOS PARA ACCEDER AL JESÚS HISTÓRICO
1. Tradición Oral o las “Ipsissima Verba Jesu”:
¿Además de la “tradición sobre” Jesús, que nos trasmite la comunidad apostólica,
podemos asir la “tradición de” Jesús, la que nos vendría desde su misma boca?
¿Podríamos conocer sus mismas palabras?
a) Ritmo oral;
b) Ambiente de tradición oral;
c) Métodos rabínicos de memorización y “tradición”.
Ver Caba, o.c., págs. 374-380.
2. Situación típica de la comunidad de Jesús:
Porque los modernos desconfiamos de todo, también de la memoria, (todo ello no habla
mucho a favor nuestro), insistimos:
¿Podemos conocer la situación de la comunidad en que Jesús hablaba mientras vivía?
Por qué si las palabras que creemos que son suyas están acordes con ese marco
comunitario, entonces ¡Bendita manía empirista! Si vos no me traes tus papeles, ¿cómo
se yo que vos existís? Los Evangelios deben traernos su partida de nacimiento,
legalizado y todo, para que los reconozcamos.
Pero no importa. Por más que le pongamos diques de contención para que no nos
invadan y molesten a nuestra vida, los Evangelios son incontenibles. ¿Acaso pueden
los miles de células fotoeléctricas distribuidas en la selva vietnamita negar la presencia
de alguien que se querría que no existiese o contener su paso? ¡Ingenuos!
127
La existencia de esa comunidad pre-pascual es unánimemente admitida. A pesar de la
ruptura o discontinuidad “teológica”, en razón de la originalidad del acontecimiento de
Pascua, se da una continuidad sociológica ¿Podemos distinguir en los Evangelios
rasgos característicos de esta comunidad?
a) situación interna del grupo:
Se constituye por una cierta fe en Jesús. De allí:
• el valor de su palabra
• el valor de sus palabras aún incomprensibles
b) situación externa del grupo:
• actividad misional pre-pascual: los apóstoles necesitaron retener las palabras de
Jesús: “Reino y Penitencia”
• necesidades varias del grupo, de crecer y fortalecerse.
Ver Caba, o.c. págs. 380-385.
3. Situaciones concretas de la actividad de Jesús:
a) las Parábolas
• conflictos,
• ideas claves
b) las Bienaventuranzas
Ver Caba, o.c. págs. 385-391
4. Criterios de historicidad:
a) testimonio múltiple;
b) discontinuidad:
• con la comunidad cristiana,
• con el ambiente judío;
c) continuidad:
• con el mundo palestinense (geografía, historia),
• con lo fundamental del mensaje de Cristo,
• con las características generales de sus palabras y acciones.
Ver Caba, o.c. págs. 391-403.
III – LAS SANTAS TRADICIONES DE JESÚS
1. La tradición de Galilea:
a) La Buena Nueva del Reino:
• Juan
• Juicios de Jesús
• eficacia de la palabra
b) Discursos de Jesús:
• panegírico de Juan
• sermón del Monte
• discurso de Misión
• labor en las ciudades incrédulas
c) Parábolas del Reino:
• (las fuentes)
• la “revelación” por las parábolas
• originalidad de las parábolas del Reino
• crecimiento del Reino
128
• (trasmisión de las parábolas)
• acción de gracias
d) Los Milagros:
• el medio
• declaraciones de Jesús
• (los relatos en la tradición)
e) Las controversias:
• conflictos
• acusación de posesión diabólica
• (fidelidad de la tradición)
2. La tradición de Jerusalén:
a) La subida a Jerusalén:
• carácter del relato
• análisis
b) Hechos de Jerusalén:
• controversias
• parábolas de rompimiento
• anuncio de la venida apocalíptica
• el testamento nuevo
c) La Pasión:
• el relato arcaico
• “según las Escrituras”
• relato e historia
d) La Resurrección:
• la tradición de 1 Co.
• testimonio de Pablo
• el mensaje apostólico en los Hechos
• los relatos evangélicos
+ sepultura y mujeres en el sepulcro
+ apariciones
3. Tradiciones complementarias.
a) los “discípulos”
b) Los “logia” del Señor
Nota Bene: Este índice transcribe casi textualmente el esquema de Cerfaux L., Jesús en
los orígenes de la tradición; ed. Desclée. Bilbao, 1970. Ponemos entre paréntesis los
puntos ya aludidos arriba en los puntos I y II.
129
ANEXO AL CUADERNO Nº 30
METODOLOGÍA PARA ACCEDER AL JESÚS HISTÓRICO
A TRAVÉS DE LOS EVANGELIOS
Resumen
1 – La simple observación de los Evangelios nos hace entrever la existencia de tradiciones
escritas previas a la composición de los mismos.
2 – El estudio de cada Evangelio no hace ver que los evangelistas no se contentaron con
aceptar material, sino que lo “compusieron”, según:
a) un estilo (composición literaria- “la letra”)
b) un argumento teológico propio (composición teológica o evangélica – “el espíritu”)
3 – La comunidad (en la que se componían los Evangelios y para la que se los componía),
tenía conciencia clara de conocer al mismo Jesús, que había vivido en la tierra, y ahora
era predicado “Señor”
4 – Se recordaba sus dichos y hechos y se los comprendía en la nueva luz de la
Resurrección,
5 – obligados por sus reuniones, vida y tarea misionera.
6 – Se componían memorias escritas,
7 – y/o se trasmitían las palabras y recuerdos de Jesús que llegaban a ellos:
a) según los métodos rabínicos
b) o por la impresión producida por esas palabras y hechos en el grupo de los
discípulos.
130
CUADERNO Nº 31
LA HISTORICIDAD DE LOS EVANGELIOS
EN EL VATICANO II
C. Gil quinta
1. CONSTITUCIÓN DEL VERBUM (18-11-65)
a) Nº 18: El Evangelio cuadriforme:
• testimonio principal sobre la vida y doctrina del Verbo encarnado;
• cuadriforme;
• de origen apostólico.
b) Nº 19: Historicidad de los Evangelios:
• históricos;
• narran fielmente los dichos y hechos de Jesús;
• comunicados por los apóstoles,
• a la luz de la Resurrección.
• Los autores compusieron seleccionando datos de la tradición oral y escrita,
• sintetizándolos,
• adaptándolos a la situación de las Iglesias,
• conservando la forma de “Evangelio” o anuncio.
• Trasmitieron datos auténticos,
• de su memoria,
• o del testimonio de testigos oculares,
• con la intención de que conociéramos la Verdad.
2. INSTRUCCIÓN “SANCTA MATER ECCLESIA”, DE LA COMISIÓN BÍBLICA (2-4-64)
Ver especialmente Parte II; en
• Zedda S., Los Evangelios y la crítica hoy; ed. Paulinas, Bs. As. 1966, págs. 209s;
• Caba J., o.c., págs. 80s.
Distingue tres pasos en la formación de las tradiciones:
• Cristo
• los apóstoles
• los autores.
“2. El exégeta, para afirmar el fundamento de cuanto los Evangelios nos refieren, atienda
con diligencia a los tres momentos que atravesaron la vida y las doctrinas de Cristo antes
de llegar hasta nosotros.
Cristo escogió a sus discípulos, que lo siguieron desde el comienzo, vieron sus
obras, oyeron sus palabras y pudieron así ser testigos de su vida y de su enseñanza. El
Señor, al exponer de viva voz su doctrina, siguió las formas del pensamiento y expresión
entonces en uso, adaptándose a la mentalidad de sus oyentes, haciendo que cuanto les
enseñaba se grabara firmemente en su mente, pudiera ser retenido con facilidad por sus
discípulos.
Los cuales comprendieron bien los milagros y los demás acontecimientos de la vida
de Cristo como hechos realizados y dispuestos con el fin de mover a la fe en Cristo y
hacer abrazar con la fe el mensaje de salvación.
Los apóstoles anunciaron ante todo la muerte y la resurrección del Señor; dando
testimonio de Cristo, exponían fielmente su vida, repetían sus palabras, teniendo presente
en su predicación las exigencias de los diversos oyentes. Después que Cristo resucitó de
entre los muertos y su divinidad se manifestó de forma clara, la fe no sólo no les hizo
olvidar el recuerdo de los acontecimientos; antes los consolidó, pues esa fe se fundaba en
131
lo que Cristo les había realizado y enseñado. Por el culto con que luego los discípulos
honraron a Cristo, como Señor e Hijo de Dios, no se verificó una transformación suya en
persona “mítica”, ni una deformación de su enseñanza. No se puede negar, sin embargo,
que los apóstoles presentaron a sus oyentes los auténticos dichos de Cristo y los
acontecimientos de su vida con aquella más plena inteligencia que gozaron a continuación
de los acontecimientos gloriosos de Cristo y por la iluminación del Espíritu de Verdad. De
aquí se deduce que, como el mismo Cristo después de su resurrección les interpretaba
tanto las palabras del Antiguo Testamento como las suyas propias, de esta forma ellos
explicaron sus hechos y palabras de acuerdo con las exigencias de sus oyentes. “Asiduos
en el ministerio de la palabra” (Hch. 6, 4), predicando con formas de expresión adaptadas
a su fin específico y a la mentalidad de sus oyentes, pues eran “deudores de griegos y
bárbaros, sabios e ignorantes” (Rm. 1, 14). Se pueden pues distinguir en la predicación
que tenían por tema a Cristo: catequesis, narraciones, testimonios, himnos, doxologías,
oraciones y otras formas literarias semejantes que aparecen en la Sagrada Escritura y que
estaba en uso entre los hombres de aquel tiempo.
La transcripción a los evangelios.
Esta instrucción primitiva, hecha primero oralmente y luego puesta por escrito -de
hecho, muchos se dedicaron a “ordenar la narración de los hechos” (Lc. 1, 1) que se
referían a Jesús -, los autores sagrados la consignaron en los cuatro evangelios para el
bien de la Iglesia, con un método correspondiente al fin que cada uno se proponía.
Escogieron algunas cosas; otras las sintetizaron; desarrollaron algunos elementos mirando
la situación de cada una de las Iglesias, buscando por todos los medios que los lectores
conocieran el fundamento de cuanto se les enseñaba. Verdaderamente, de todo el
material que disponían los hagiógrafos escogieron particularmente lo que era adaptado a
las diversas condiciones de los fieles y al fin que se proponían narrándolo para salir al
paso de aquellas condiciones y de aquel fin. Pero, dependiendo el sentido de un
enunciado del contexto, cuando los evangelistas al referir los dichos y hechos del Salvador
presentan contextos diversos, hay que pensar que lo hicieron por utilidad de sus lectores.
Por ello el exégeta debe investigar cuál fue la intención del evangelista al exponer un
dicho o un hecho en una forma determinada y en un determinado contexto.
Verdaderamente no va contra la verdad de la narración el hecho de que los evangelistas
refieran los dichos y hechos del Señor en orden diverso y expresen sus dichos no a la
letra, sino con una cierta diversidad, conservando su sentido.
132
CUADERNO Nº 32
CUESTIONARIO Y GUÍA PRÁCTICA PARA LA REFLEXIÓN
DE LOS PUNTOS VIII - XII DEL PROGRAMA 1972
G. Gil quinta
“Yo, por mi parte, sé muy bien sabido,
y en ello pongo mi fe,
que, después de su resurrección,
permaneció el Señor en su carne.
Y así, cuando se presentó a Pedro y
sus compañeros,
les dijo: Tocadme, palpadme y ved,
Yo no soy un espíritu incorpóreo”
(San Ignacio, a los Rom. 3)
VIII – FORMACIÓN DE LOS EVANGELIOS.
(Cuaderno nº 26).
1º
La observación que haces en los evangelios sinópticos sobre la coincidencia de
datos (de triple tradición, de doble tradición) ¿qué te sugiere en orden a la
composición de los cuatro Evangelios?
2º
¿Sabes decirlo con un texto evangélico?
(Cuaderno nº 27).
3º
¿Desde los Evangelios podemos acceder al Jesús de Nazaret? ¿Sabrías
establecer los pasos metodológicos necesarios para ese logro?
4º
¿Qué entendemos por la “letra” y el “espíritu” de cada Evangelio?
5º
Las comunidades cristianas. ¿Dónde se escriben los Evangelios, qué idea tiene de
la identidad entre Cristo y Jesús?
i.
¿Pablo?
ii.
¿Los Hechos?
iii. ¿Otros escritos del N. T.?
6º
¿En esas comunidades cristianas se enseña especialmente una biografía, una
historia, un Evangelio de Jesús?
7º
¿El Jesús, que es evangelizado, tiene biografía? ¿Es histórico?
8º
¿La resurrección de Cristo era un hecho naturalmente comprensible a judíos y
griegos? (con textos bíblicos).
9º
¿Es predicada en relación directa o indirecta con el Jesús histórico?
10º ¿Sabes citar algún texto del N.T. (Los Hechos o Pablo) dónde se vea claramente
la respuesta?
11º La observación de los esquemas de sermones de Pablo y Pedro, (Pág. 9), ¿qué te
sugiere sobre la identidad entre el Cristo de la fe y el Jesús de la historia?
(Cuaderno nº 28)
12º Si los has leído ¿qué opinión darías sobre este escrito de Luis Evely?
(Cuaderno nº 30)
13º El ambiente comunitario, en el cual se compusieron y leyeron los Evangelios,
¿influyó en su misma composición?
14º ¿Podemos dar algunos pasos más hacia el Jesús histórico, o sea: desde el Jesús
predicado como histórico al Jesús que existió históricamente?
15º ¿Qué documentos actuales del magisterio eclesiástico hablan sobre la historicidad
de los Evangelios?
133
NOTA BENE
1) Se suprime el segundo trabajo práctico sobre “El Evangelio de Jesucristo” como
condición para aprobar “por evaluaciones parciales.
2) Para el segundo coloquio:
a) De los dos cuestionarios (Cuadernos nº 29 y nº 32), prestar especial atención a los
grupos siguientes de preguntas:
(Cuaderno nº 29)
V. Las Iglesias de Pablo: 7º-59º
VII. La sucesión de los Apóstoles: 71º-72º.
(Cuaderno nº 30)
VIII. La formación de los Evangelios: 1º-15º.
b) La materia aquí especialmente indicada se halla en los Cuadernos nº 15-18, 20, 23,
27 y 30.
c) Se ruega, no obstante, saber discernir y prestar atención a todas las preguntas
importantes de los dos cuestionarios.
d) Es suficiente traer redactadas todas las preguntas que se juzguen importantes.
e) En este coloquio la iniciativa estará de parte del alumno.
134
CUADERNO Nº 33
EL TESTIMONIO DE LOS PRIMEROS CRISTIANOS
SOBRE LA RESURRECCIÓN DE JESÚS
Por Carlos M. Martini S.I.
Trad.: Luis H. Rivas.
Se habla y se escribe mucho sobre la resurrección de Jesús. En Francia, el libro de X.
León-Dufour (1) ha tenido dos ediciones en pocos meses, con más de 10.000 ejemplares
vendidos. En Alemania se ha publicado en lo últimos años varios trabajos importantes sobre
el mismo tema. Se trata de estudios complejos que no se pueden resumir en pocas páginas.
Por eso mismo prefiero hacer una exposición positiva del problema, señalando algunos
puntos que me parece importante tener presente para no quedar confundidos en medio de
las arduas discusiones sobre este problema. Dada la amplitud de la materia, me limitaré a las
afirmaciones de la predicación primitiva, porque éstas han constituido la principal materia de
polémica en los últimos años.
Comenzaré con un resumen de las investigaciones, así como se encontraban en la
época de la iniciación del Concilio Vaticano II hace diez años. Esa época se caracterizaba
porque los autores de diversas escuelas habían llegado gradualmente, en los años de
postguerra, a establecer un consenso exegético sobre algunos puntos fundamentales (2).
Estos puntos se pueden resumir así:
1) Anterioridad de la fórmula de fe de la predicación primitiva sobre los relatos
evangélicos.
2) La predicación primitiva no se refería a la resurrección como a un acontecimiento
puramente celestial (contra la teoría de M. Goguel (3), muy difundida en la década
del 30 y que quería explicar el origen de la fe en el resucitado por una certeza
puramente interior en la glorificación de Jesús);
3) descubrimiento de la tumba vacía y apariciones, como dos momentos de la toma de
conciencia del acontecimiento de la resurrección por parte de los primeros
discípulos;
4) formación gradual de los relatos evangélicos a través de la fusión y adaptación de
varias tradiciones. Ordinariamente se reconocían tres etapas en esta formación:
predicación oral; primeros ensayos escritos (fuentes); redacción final a cargo de
cada uno de los evangelistas.
Se trataba de puntos en parte nuevos para los estudios católicos, especialmente el
primero y el cuarto. En realidad, los vestigios más antiguos de la predicación primitiva
presentes en varios escritos del Nuevo Testamento no habían sido valorizados antes del
estudio de C.H. Dodd de 1936 (4). Tampoco era aceptada comúnmente la formación gradual
de los relatos evangélicos antes de la década del 40 (5).
En la década siguiente al comienzo del Concilio, este frente unitario de consenso se
rompió. Asistimos a un replanteamiento variado y a veces un poco tumultuoso de los
elementos del problema, especialmente en el campo de la crítica no católica, con algunas
afirmaciones algo sorprendentes también en el campo católico. Se creó una situación
compleja y no carente de incertidumbre que se podría resumir esquemáticamente en algunos
dilemas o cuestiones que hoy se oyen proponer desde distintos sectores.
¿La resurrección es histórica o no es histórica?
Muchos dicen que es histórica porque interviene para modificar los acontecimientos de
este mundo y ha sido percibida en sus efectos por algunos testigos. Otros rebaten diciendo
que no se puede decir estrictamente histórica, porque tratándose de un hecho que pertenece
al misterio de Dios, no puede ser percibida directamente por algún testigo humano. A lo más,
hoy se la podría llamar “metahistórica”, esto es que trasciende la historia tocándola de algún
modo.
¿La resurrección se refiere sólo a nosotros, o también a Jesús?
El primer miembro del dilema se expresa en la frase de Goethe: “Estos hombres
festejan la resurrección del Señor porque ellos mismos han resucitado de entre los muertos”.
Algunas posiciones de la escuela de Bultmann parecen acercarse a esta forma de exponer el
mensaje de la resurrección: este expresaría principalmente lo que sucede en nosotros al
prestar atención al mensaje de Cristo resucitado.
135
¿La resurrección se refiere sólo a la obra de Jesús, o también a su persona?
Algún crítico radical definiría la resurrección de esta forma: “La obra de Jesús continúa”.
Se trataría de una supervivencia de Jesús en el alma de los que creen en él y obran según
su mandamiento de caridad.
¿La resurrección se refiere solamente al ser de Jesús, o también a su cuerpo
depositado en la tumba?
Este dilema se propuso recientemente con relación al descubrimiento de los huesos de
un condenado crucificado en las cercanías de Jerusalén hace unos dos mil años (6). Algunos
se han preguntado: ¿Si por un absurdo se encontraran los restos de Jesús, quedaría intacta
nuestra fe? A lo que otros responden que lo acaecido en Jesús resucitado afecta a su ser
glorioso, y no a su cadáver, cuya reanimación no tiene nada que ver con la resurrección del
Señor.
¿De qué forma ha tocado la resurrección a los Apóstoles: a través de una intuición
interior, o de una manifestación exterior real de Cristo? Dicho de esta forma: ¿A través de
una luz espiritual que los ha iluminado sobre la gloria de Cristo, o también a través de un
contacto real con alguien que se imponía a sus ojos mediante apariciones sensibles?
Frente a tales interrogantes, propuestos en libros y artículos recientes, incluso a veces
por católicos, no me propongo examinarlos a cada uno en particular, sino más bien exponer
de manera positiva aquellos puntos que me parecen ser datos seguros adquiridos por la
moderna investigación crítica y exegética, y que se deben retener como tales para una recta
comprensión y predicación del mensaje del Resucitado. Los expondré en orden sucesivo, a
fin de que se iluminen mutuamente.
I – EL MENSAJE DE LA RESURRECCIÓN, UN MENSAJE CENTRAL
Comenzaremos por un punto que absolutamente claro y aceptado por todos los críticos
de cualquier tendencia. En la predicación primitiva el anuncio de la resurrección tenía un
lugar central. Estudiando los orígenes del cristianismo, y retrocediendo en el tiempo, se llega
a un momento en el cual se pueden recoger las fórmulas primitivas del mensaje, así como se
predicaba desde los primeros años después de la muerte de Jesús. Este mensaje es
esencialmente el mensaje de Cristo resucitado. Vale para toda la predicación primitiva la
afirmación de Pablo: “Si Cristo no resucitó, nuestra predicación es vana, nuestra fe es vana”
(1 Co. 15, 14). No es posible hacer una hipótesis de un cristianismo primitivo en el cual el
anuncio fundamental no fuera: “Jesús ha resucitado verdaderamente”.
¿Qué vocabulario se usaba para este anuncio? Es un mérito del libro ya citado del P.
León Dufour, el haber llamado la atención sobre la variedad del lenguaje que se usaba.
Tenemos dos términos principales para indicar que Cristo ha resucitado: uno relacionado con
la idea de “despertarse, levantarse”, el otro con la fe “ponerse de pie” (7). Los dos verbos se
usan en formas y tiempos diversos: “se levantó de entre los muertos” (Mt. 28,7), “se levantó
el tercer día” (1 Co. 115, 4), “Dios lo levantó de entre los muertos” (Rm. 10, 9), “Dios lo
resucitó” (Hch. 2, 24), “debía…ser resucitado (o resucitar) al tercer día” (Lc. 24. 7), etc.
Es difícil decir cuál es la fórmula más antigua. Según León Dufour, que en esto está de
acuerdo con otros exégetas, la fórmula más simple es la más antigua, y es la fórmula en la
cual Dios es el sujeto de la frase, como: “Dios levantó de entre los muertos a Jesús” (Cfr. 1
Tes. 1, 10; Rm. 10, 9). De este tipo es también la fórmula antitética que se encuentra en los
primeros capítulos de los Hechos, ciertamente antiquísima porque tiene su situación vital en
la predicación a los judíos de Jerusalén: “Ustedes lo mataron, pero Dios lo resucitó” (Hch. 2,
23-24; 3, 15; 4, 10; 5, 30-31; 10, 39-40; 13, 28-30).
Por otra parte se puede notar que el primer anuncio difundido entre los discípulos debía
tener más bien como sujeto al Jesús que había sido crucificado, por eso otros prefieren
señalar el carácter primitivo de la fórmula más simple: “Jesús resucitó”.
Con todo, aun cuando fuera posible establecer con argumentos válidos una cierta
prioridad lógica de una fórmula con respecto a la otra, desde el punto de vista cronológico no
se ha requerido mucho tiempo para pasar de una a otra. En realidad, la multiplicidad de
situaciones en que se hacía el anuncio, la rapidez con que se trasmitió de un discípulo a otro,
de un grupo de simpatizantes a otros, hasta convertirse muy pronto en objeto de un anuncio
público, favoreció la multiplicidad de las fórmulas.
Pero la gloria del Señor resucitado se ha proclamado también con fórmulas de tipo
diverso. León Dufour analiza algunos fragmentos de himnos del Nuevo Testamento en los
cuales se encuentran las expresiones: “Dios lo ha exaltado” (Fil. 2, 9), “Justificado en el
espíritu, presentado a los ángeles…elevado a la gloria” (1 Tm. 3, 16); “Ha ascendido sobre
todos los cielos” (Ef. 4, 10) (8).
136
No es fácil poner fecha a estos himnos, aun cuando aparezcan en escritos del Nuevo
Testamento posteriores a Romanos o a 1 Corintios. No es evidente que se trate de fórmulas
de fe retomadas sin ningún cambio de la liturgia primitiva.
¿Estos modos de hablar de la gloria de Cristo son equivalentes a los anteriores, de
modo que presentan dos modos distintos de expresar la misma realidad? La pregunta es
sutil, y no es fácil seguir las reflexiones que León-Dufour dedica a este problema (9). Pero del
examen de los datos del Nuevo Testamento, me parece que consta que en no pocos lugares,
ciertamente antiguos, los dos “lenguajes” (como los llama el autor), designado a uno con la
sigla R(esurrección) y el otro con E(xaltación) están yuxtapuestos para expresar el
cumplimiento gradual del misterio de la gloria de Cristo.
Véase por ejemplo Rm. 8, 34: Cristo es “aquel que murió…resucitó, está a la derecha
del Padre”. Véase también Col. 3, 1. Con estos textos se puede confrontar Hch. 2, 32-33:
“Dios lo ha resucitado, todos nosotros somos testigos. Exaltado por lo tanto a la derecha de
Dios (o por la derecha de Dios) ha derramado la promesa del Espíritu recibido del Padre”
(10).
Al valorizar las muchas formas con las cuales se expresa la gloria del Resucitado en el
Nuevo Testamento, es necesario tener en cuenta el hecho de que pueden referirse a
diversos aspectos del misterio, distintos entre sí, pero de tal manera ligados en la realidad,
que se incluyen mutuamente y la mención de uno incluye implícitamente al otro. De todos
modos, estas discusiones sacan a la luz el punto esencial ya mencionado. Esto es que no
podemos tener ninguna duda de que la predicación cristiana consistía desde su comienzo,
en el anuncio del Señor Resucitado. Con esto, dicho de muchas y variadas formas (la
multiplicidad denota la riqueza del misterio), es que se expresa inicialmente y se propaga la
fe cristiana. El historiador llega a tocar aquí la primera fuente del mensaje.
II – TESTIGOS DE LA RESURRECCIÓN
El acto de la resurrección de Cristo no ha tenido testigos humanos, y el Nuevo
Testamento no ha intentado describir las circunstancias de este acontecimiento. Por eso las
representaciones que a veces se encuentran en el arte sagrado occidental (y que no
aparecen en la tradición oriental), no se entienden como reconstrucciones históricas de algo
que escapa a la descripción humana (11).
Con todo el Señor después de su resurrección se ha manifestado a sus discípulos de
muchas maneras, y la predicación primitiva ha conservado el recuerdo de estos
acontecimientos, de estos diversos encuentros.
Ordinariamente, el anuncio de la resurrección se ampliaba con alguna alusión al modo
de la toma de conciencia de la realidad del Resucitado por parte del testigo. El texto más
cercano al mensaje primitivo es probablemente 1 Co. 15, 3s. Particularmente los versículos
3-5 parecen constituir el núcleo más antiguo, ya recibido por Pablo en el tiempo de su
catequesis en Damasco, o sean hacia el año 36:
“Yo les trasmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí:
- Que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras;
- que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras;
- que se apareció a Cefas y luego a los Doce;
- después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los
cuales todavía vive, otros murieron.
Luego se apareció a Santiago; más tarde a todos los Apóstoles. Y en último término se
me apareció también a mí, como a un abortivo” (12).
La predicación del Resucitado va acompañada por la mención de aquellos a quienes se
apareció. Lo mismo tenemos en todas las fórmulas con las cuales se proclama el mensaje de
la resurrección, en el libro de los Hechos: “Es este Jesús a quien Dios resucitó, y todos
nosotros somos testigos” (Hch. 2, 32) “Dios lo resucitó de entre los muertos, y nosotros
somos testigos de ello” (Hch. 3, 15). “Dios…lo exaltó…y de esto somos testigos” (Hch. 5, 3132). “Dios lo resucitó al tercer día y quiso que se manifestara… a testigos elegidos de
antemano” (Hch. 10, 40-41). Y como miembro del colegio de los Doce, para ocupar el puesto
de Judas se busca a uno que haya estado con Jesús durante su vida “hasta el día en que fue
recibido en el cielo y nos dejó”, para que sea, junto con los otros Apóstoles, “testigo de su
resurrección” (Hch. 1, 22).
El examen de los rastros de la predicación primitiva contenida en el Nuevo Testamento
nos hace ver que desde el principio el anuncio de que Jesucristo había resucitado era
137
acompañado por indicaciones del modo en el cual este acontecimiento había sido conocido
por los discípulos. Dar testimonio de la resurrección no significaba proclamar simplemente
que estaba vivo y en la gloria, sino que se había manifestado a los discípulos después de su
muerte.
III – LAS APARICIONES DEL RESUCITADO
¿Qué tipo de toma de conciencia de la realidad del resucitado se ilustra en la
predicación primitiva?
Ante todo se trata de una toma de conciencia visual. Los testimonios primitivos se
refieren de manera uniforme a apariciones. Jesús “se hizo ver”, “se apareció”. El verbo griego
que designa esta manifestación de Jesús y que toma sentido técnico es ofthe. Se encuentra
en 1 Co. 15, 5. 6. 7.8: Hch. 13, 31; Lc. 24, 34. Se debe subrayar esta insistencia sobre la
percepción visual. La toma de conciencia fundamental según los documentos es aquella que
llega a través de los ojos, o sea aquella que se tiene con una realidad distinta de nosotros,
que se impone como desde afuera.
Entre las apariciones mencionadas en 1 Co. 15, aquella a Pablo tiene un interés
particular porque es la única de la que tenemos recuerdos autobiográficos inmediatos. Pablo
la menciona en sus cartas: Ga. 1, 15-16; 1 Co. 9, 1; 15, 8; Fil. 3, 12. Además lo dice el autor
de los Hechos en los tres relatos de la conversión y vocación de Pablo (Hch. 9, 3-9; 22, 6-11;
26, 12-18). El Apóstol afirma “haber visto” al Señor (1 Co. 9, 1), que él “se le apareció” (1 Co.
14, 8: es el mismo verbo usado para las otras apariciones en 1 Co. 15, 5-7, que Dios “ha
revelado a su Hijo en él, (o a él)” (Ga. 1, 15-16). Es claro en 1 Co. 15 que Pablo considera la
aparición a él tan auténtica y real como la aparición a Pedro y a los Doce. ¿Por lo tanto será
necesario considerar que la modalidad externa de estas apariciones es idéntica? Puesto que
en la aparición a Pablo, Jesús no parece presentarse claramente con aspecto humano, sino
más bien como un ser celeste que se revela ¿no se debería deducir que las otras apariciones
de Jesús narradas en el Nuevo Testamento tienen las mismas características? Algunos
datos se oponen a esta asimilación.
Lucas, que sin dudas está interesado en mostrar la continuidad entre las apariciones de
Jesús a los Doce y la aparición a Pablo, describe los dos acontecimientos de modo muy
diverso. La aparición a Pablo es una “visión celestial” (Hch. 26, 19). Se describe con
características que encontramos en el relato de la transfiguración (Lc. 9, 29-32) y que están
ausentes del relato de la cristofanía pascual.
Pablo mismo, aun teniendo conciencia de que la aparición con la cual ha sido
favorecido le ha dado una auténtica misión de apóstol (1 Co. 9, 1; Ga. 1, 1. 15. 16), sabe que
hay algo en su caso que no permite identificar totalmente su experiencia con la de los
primeros testigos: “último de todos, como un abortivo, se me apareció a mí” (1 Co. 15, 8).
Aquellos que tuvieron apariciones de Jesús eran, con excepción de Pablo, personas
que habían estado con él durante su vida pública y habían vivido de cerca el drama de su
condena (Hch 10, 39). Correspondía anunciar que aquel mismo Jesús que habían conocido
antes de su muerte, se les había presentado vivo (Hch. 1, 2. 21-22). No hay que admirarse
entonces de que el Señor se les presente de tal modo que puedan percibir la identidad entre
el crucificado y el resucitado.
Se concluye que no es posible deducir de la sola experiencia de Pablo la modalidad con
que se realizaron las apariciones a Pedro, a los Doce, etc. mencionados en 1 Co. 15.5-7.
Las apariciones de las cuales hablan los documentos más antiguos fueron hechas de
diversas personas y en diversos momentos. Los documentos concuerdan en esta
multiplicidad. Los recientes intentos de algún exégeta de mostrar que las apariciones se
reducen a una sola no encuentran ningún apoyo en el texto (13). Más aún, la diversidad y
multiplicidad de apariciones está en la base de la dificultad de ordenarlas en un cuadro
cronológico preciso. En esta multiplicidad se refleja la complejidad de las circunstancias y el
ritmo apremiante de los sucesos pascuales.
IV – OTROS MODOS DE EXPERIENCIA DE LA REALIDAD DEL RESUCITADO
¿Además de insistir en las apariciones, la predicación primitiva insistía en otros hechos
exteriores, en particular el descubrimiento de la tumba vacía? El relato de la visita de las
mujeres a la tumba la mañana después del sábado, que se encuentra en los cuatro
evangelios (Mc. 16, 1-8 y paralelos), es muy antiguo y se basa en recuerdos de los testigos.
¿Pero era parte integrante de la predicación primitiva sobre el Resucitado? Los pocos
fragmentos que poseemos de esta predicación no hablan expresamente. Sin embargo hay
una mención de la tumba vacía que se supone en la mención de la sepultura (1 Co. 15, 4; ver
138
Hch. 13, 29). Si la predicación primitiva hablaba expresamente de la sepultura de Jesús, al
anunciar la resurrección debía decir algo de lo que había sucedido en el sepulcro.
Esta mención se supone por el hecho de que en la predicación de Pedro en Jerusalén
(Hch. 2, 25-32), se habla del sepulcro de David en conexión con la muerte de Jesús. Se
afirma que el sepulcro de David contiene todavía sus restos y que es posible verlo hasta ese
día. Jesús, por el contrario, ha resucitado.
Esto hace suponer que era posible mostrar el sepulcro vacío. Otro argumento para la
mención del descubrimiento de la tumba vacía en la predicación primitiva se origina en la
fórmula “Jesús resucitó al tercer día” (14). Esta fórmula no se puede explicar por un recurso
al Antiguo Testamento ni con otras deducciones de carácter general. Su constante presencia
en las antiguas proclamaciones de la resurrección hace pensar que se halla ligada con un
hecho preciso, o sea el descubrimiento del sepulcro vacío sucedido en el tercer día.
Con todo, es necesario no olvidar que los dos hechos enunciados precedentemente, las
apariciones y el descubrimiento de la tumba vacía, no son los únicos modos por medio de los
cuales la comunidad primitiva fue puesta frente a la realidad del Señor resucitado. Todavía
hay que tener en cuenta otros elementos.
La experiencia del Espíritu: Los fenómenos carismáticos de la primitiva comunidad le
daban la certeza de que el Señor Jesús, llevado a la gloria junto a Dios, les enviaba su
Espíritu. Esto es el sentido de Hch. 2, 32-33. “Es este Jesús que Dios ha
resucitado…exaltado a la diestra de Dios, después de haber recibido del Padre el Espíritu
Santo prometido, ha derramado este Espíritu que ustedes ven y oyen”. Se alude a los
fenómenos carismáticos del día de Pentecostés. La experiencia del Espíritu no era
considerada al margen de la palabra de los testigos de la resurrección, sino que el testimonio
de quienes habían visto al Señor se confirmaba por signos del Espíritu, y así se reforzaba la
fe de la primera comunidad.
También el conocimiento y la penetración de las Escrituras tuvieron un papel importante
en la toma de conciencia de la realidad del Señor resucitado. La reflexión sobre el sentido de
los sucesos pascuales vistos a la luz de las palabras proféticas iniciaba a la fe (15).
Este es el sentido de Lc. 24, 25: “Oh insensatos y duros de corazón para entender todo
lo que dijeron los profetas!”; y de Lc. 24, 45: “Entonces les abrió la inteligencia para que
comprendieran las Escrituras”. De Jn. 20, 9 se concluye que si los Apóstoles hubieran
entendido las Escrituras, no hubieran tenido necesidad de ver el sepulcro vacío de Jesús
para creer en la resurrección.
Por último es conveniente recordar que en una comunidad vivificada por el Espíritu y
atenta a los signos de la presencia de Jesús como viviente en medio de los suyos se hacía
sentir de muchas otras maneras que no suplían al testimonio fundamental de los Apóstoles y
de la Escritura, pero que lo confirmaban en el corazón de los fieles.
Efectivamente, Jesús había dicho durante su vida: “Allí donde haya dos o tres reunidos
en mi nombre, yo estaré en medio de ellos” (Mt. 18, 20); “Yo estaré con todos ustedes hasta
el fin del mundo” (Mt. 28, 20). Esta presencia se experimenta de manera muy singular en
ocasión de las apariciones pascuales: “Jesús se acercó y los acompañó” (Lc. 24, 15); “Se
presentó en medio de ellos” (Jn. 20, 19). Pero esta presencia se experimenta de algún modo
también en aquellas realidades de la vida cristiana que reciben su sentido y su eficacia de la
acción de Cristo resucitado en medio de los suyos mediante su Espíritu. Esto sucede
principalmente en la Eucaristía. Mediante el cáliz y el pan entramos en comunión con el
cuerpo y la sangre de Cristo resucitado, y estamos todos en el único cuerpo viviente (1 Co.
10, 16). Hay otros aspectos de la vida de los creyentes en los cuales se manifiesta Cristo
resucitado: en la fuerza de la gracia mediante la cual podemos “conocer a Cristo y la
potencia de su resurrección” (Fil. 3, 10). En la certeza de superar la muerte: “como Dios ha
resucitado al Señor, así también nos resucitará con su poder” (1 Co. 6, 14). En la espera del
Cristo que viene: la exclamación de los primeros cristianos Maranatha (1 Co. 16, 22), “Ven
Señor Jesús” (Ap. 22, 20), mientras proclama la fe en el retorno del Señor, profesa la
resurrección.
Concluyendo, debemos decir que la resurrección de Jesús es un misterio de la fe, y que
se conoce por la fe, por lo tanto por gracia de Dios (16). Por eso no se puede hablar de
pruebas de la resurrección en sentido estricto, o sea de argumentos rigurosamente
demostrativos para la razón humana, que no se apoyen en la fe (17). Pero la resurrección de
Jesús fue manifestada a los Apóstoles y a los primeros cristianos con signos evidentes (y en
este sentido se puede hablar de pruebas), con las cuales el Señor mostró que había
resucitado verdaderamente. Estos signos son principalmente sus apariciones, mediante las
cuales los corazones se dispusieron para creer en las palabras de la Escritura y en los
testimonios del mismo Jesús. Con esta disposición ellos pudieron percibir el significado
139
sobrenatural de otros muchos signos con los cuales Jesús manifestó que estaba vivo y
glorioso junto a Dios y que obraba mediante el Espíritu en su Iglesia y en la vida diaria de los
creyentes.
Estos últimos signos son importantes para nosotros, porque se encuentran también en
la experiencia cristiana de hoy, y actualizan el testimonio apostólico que nos llega mediante
la tradición viva de la Iglesia. En las multiformes manifestaciones del Espíritu en nuestro
tiempo, recibimos la actualidad del mensaje de que Cristo ha resucitado, vive y obra para
nuestra salvación.
(La Civiltá Cattolica CXXIII,
(1972) 2930, págs. 125-135).
N.B.: Sobre el tema presente, véase Orígenes Cristianos, Cuaderno nº 27, págs. 6-12. Con
este cuaderno nº 33 y el nº 27, intentar una crítica al cuaderno nº 28, donde se exponen las
heterodoxas teorías de L. Evely.
C. G.
140
NOTAS
(1)
Xavier León – Dufour, Resurrection de Jésus et Message Pascal (Coll. Parole de Dieu).
París, Ed. Du Seuil, 1971; reimpresión con correcciones, 1972. Entre las modificaciones
se deben notar especialmente las de las páginas 14 y 302-304.
(2)
Véase mi estudio: II Problema storico della Risurrezione negli studi recenti, Roma 1959.
(3)
M. Goguel, la foi á la resurrection de Jésus dans le christianisme primitif. Etude
d‘histoire et de psychologie religieuses, París 1933.
(4)
C. H. Dodd, The Apostolic Preaching and Its Developments, London 1936. Los
fragmentos más importantes de la predicación primitiva referentes a la resurrección se
encuentran principalmente en 1 Co. 15, 3-7; Rm. 1, 3-4; 10, 9; Hch. 2, 36; etc.
(5)
Esta afirmación ha encontrado su expresión oficial en Documentos del Magisterio: En la
Constitución Dogmática “Dei Verbum” del Concilio Vaticano II (Cap. V, nº 19), y en la
Instrucción de la Pontificia Comisión Bíblica “Sancta Mater Ecclesia” (AAS 56, 1964,
pág. 715).
(6)
El hallazgo está descripto en el artículo: I resti dell‘uomo crocifisso scoperti a Giv‘at haMivtar, Civ.Catt. 1971, III. 492-498.
(7)
Véase la descripción del despertar y levantarse de Pedro que dormía atado con
cadenas en Hch. 12, 7. En la práctica los dos verbos se usaban indiferentemente con el
sentido de “levantarse” y “ponerse de pie” (Ver Hch. 9, 6. 8).
(8)
Con estas fórmulas se puede relacionar Lc. 24, 26 “entrar en su gloria”, pero que no
autoriza a decir que el término “resurrección” se puede traducir simplemente por
“glorificación” (Ver 1 Pe. 1, 21). A la humillación del crucificado se opone la gloria del
resucitado sin especificar a través de qué fases se realiza esta glorificación, que se
completará solo en la escatología, cuando Cristo vendrá “en su gloria” (Lc. 9, 26; Lc. 21,
27).
(9)
Obra citada, págs. 65-79.
(10) El vocabulario de estos textos es distinto del que usa Lc. Para describir la ascensión
(Lc. 24, 52 y Hch. 1, 1.2.9.11). En otras palabras, la sucesión “resurrección-ascensión”
o “resurrección-exaltación” aparece también allí donde no se hace mención expresa del
relato de Lc. de la ascensión. Esto muestra que en el Nuevo Testamento los términos
de “resurrección”, “exaltación a la derecha de Dios”, “ascensión” connotan más bien
diversos aspectos del proceso de glorificación de Cristo después de su muerte y no son
simplemente sinónimos.
(11) Santo Tomás de Aquino da una razón teológica del hecho que los discípulos no hayan
asistido a la resurrección de Cristo: “La resurrección de Cristo trasciende el común
conocimiento, tanto considerada en su punto de partida, cuanto el alma volvió de los
infiernos y el cuerpo salió del sepulcro cerrado, cuanto al punto de llegada, en que
alcanzó la vida gloriosa. Por esto, no debió realizarse de suerte que fuese vista de los
hombres” (S. Th., III, q.55, art.2, ad 2).
(12) 1 Co. 15, 3-8.
(13) Ver Ph. Seidensticker, Die Auferstehung Jesu in der Botschaft der Evangelisten,
Stuttgart, 1967.
(14) La expresión aparece en 1 Co. 15, 4; Hch. 10, 40; Lc. 24, 7.21.46. Además en los
anuncios de la pasión y resurrección en Mt. 16, 21; Lc. 18,22, etc. Véase también la
expresión “después de tres días” en Mc. 8, 31, etc. En este contexto se debe tener en
cuenta también la expresión: “el primer día de la semana” (Mc. 16, 9; Hch. 20, 7) y “el
día del Señor” (Ap. 1, 10). Estas expresiones no se pueden explicar adecuadamente si
no se conectan a un hecho que ha permitido distinguir tales días entre todos los otros y
las fuentes antiguas están de acuerdo al indicar este hecho como el anuncio de la
resurrección junto a la tumba vacía del Señor. No son convincentes las tentativas
recientes de explicar esta expresión en un sentido teológico y no cronológico, como las
de K. Lehmann, (Auferweckt am dritten Tage nach der Schrift, Freiburg 1968).
(15) Es interesante notar la importancia atribuida por Santo Tomás de Aquino a las
Escrituras en orden a la fe en la resurrección: “Para manifestar su resurrección a los
discípulos, Cristo, recurrió a dos testimonios que era imposible refutar. El primero fue el
de los Ángeles…El segundo fue el de la Escritura, aducida por Él para mostrar la propia
resurrección, como dice San Lucas” (S. Th. III, q.55, a.6, c.).En la respuesta a la
primera dificultad insiste en que “tomados en conjunto, los argumentos dan una
141
manifestación perfecta de la resurrección, sobre todo el testimonio de la Escritura, la
palabra de los Ángeles, y las afirmaciones de Cristo confirmadas por milagros”.
(16) Téngase presente la enseñanza de Santo Tomás de Aquino, que distingue entre
milagros “ocultos” (que requieren la fe) y distingue entre los milagros “notorios” (que
suscitan la fe). “En cuanto a los milagros divinos, debemos advertir que algunos son
objeto de la fe: por ejemplo el milagro del parto virginal, la resurrección del Señor y el
sacramento del Altar. A estos el Señor los ha ocultado para que la fe sea más meritoria.
En cambio otros milagros son prueba de la fe, y por eso deben ser notorios” (S. Th. III,
q.29, art. 1, ad. 2).
(17) Es útil citar la doctrina de Santo Tomás de Aquino: “El término “prueba” (argumentum)
puede tener dos significados. A veces significa cualquier razón que hace fe en materia
dudosa. Otras veces significa algún signo sensible aducido para mostrar la verdad de
algo (ad alicuius veritatis manifestationem)…Según el primer significado, Cristo no
probó su resurrección a sus discípulos: Pero si se toma en el segundo significado,
entonces se puede decir que Cristo manifestó (declarasse) su resurrección con
pruebas, en cuanto mostró con signos evidentísimos que efectivamente había
resucitado” (S.Th., III, q.55 a. 5, c.).
Facultad de Teología
11 de Octubre de 1972, U. C. A.
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