ANTOLOGÍA DE POESÍA ESPAÑOLA DE LOS SIGLOS DE ORO Departamento de Lengua castellana y Literatura IES Carlos Bousoño Majadahonda ANTOLOGÍA DE POESÍA DE LOS SIGLOS DE ORO. Departamento de Lengua castellana y Literatura. IES Carlos Bousoño OJOS CLAROS, SERENOS Gutierre de Cetina (1514-1547) Ojos claros, serenos, si de un dulce mirar sois alabados, ¿por qué si me miráis, miráis airados? Si cuanto más piadosos más bellos parecéis a aquel que os mira, no me miréis con ira porque no parezcáis menos hermosos. ¡Ay, tormentos rabiosos! Ojos claros, serenos, ya que así me miráis, miradme al menos. (dijo Venus), ¿qué pretende quien las dice sus querellas en lenguaje que no entiende él, ni yo, ni vos, ni ellas? Sentencio al que tal hiciere que la dama por quien muere lo tenga por cascabel, y que haga burla dél y de cuanto le escribiere.» 3. A FRANCISCO DE SALINAS Fray Luis de León (1527-1591) 2. VISITA DE AMOR (Contra Boscán y Garcilaso) Cristóbal de Castillejo (1490?-1550) Unas coplas muy cansadas, con muchos pies arrastrando, a lo toscano imitadas, entró un amador cantando, enojosas y pesadas. Cada pie con dos corcovas, y de peso doce arrobas, trovadas al tiempo viejo. Dios perdone a Castillejo, que bien habló de estas trovas. Dijo Amor: «¿Dónde se aprende este metro tan prolijo, que las orejas ofende? «Algarabía de allende»: el sujeto frío y duro, y el estilo, tan escuro, que la dama en quien se emplea duda, por sabia que sea, si es requiebro o es conjuro.» «Ved si la invención es basta, pues Garcilaso y Boscán, las plumas puestas por asta cada uno es un Roldán, y, con todo, no le basta; yo no alcanzo cuál engaño te hizo para tu daño, con locura y desvarío, meter en mi señorío moneda de reino extraño.» «Con dueñas y con doncellas El aire se serena y viste de hermosura y luz no usada, Salinas, cuando suena la música extremada, por vuestra sabia mano gobernada. A cuyo son divino el alma, que en olvido está sumida, torna a cobrar el tino y memoria perdida de su origen primera esclarecida. Y, como se conoce, en suerte y pensamiento se mejora; el oro desconoce que el vulgo vil adora, la belleza caduca engañadora. Traspasa el aire todo hasta llegar a la más alta esfera y oye allí otro modo de no perecedera música, que es la fuente y la primera, Ve cómo el gran Maestro, aquesta inmensa cítara aplicado, con movimiento diestro produce el son sagrado, con que este eterno templo es sustentado Y, como está compuesta de números concordes, luego envía consonante respuesta; y entre ambos a porfía se mezcla una dulcísima armonía. 2 ANTOLOGÍA DE POESÍA DE LOS SIGLOS DE ORO. Departamento de Lengua castellana y Literatura. IES Carlos Bousoño Aquí la alma navega por un mar de dulzura y finalmente en él ansí se anega, que ningún accidente estraño y peregrino oye y siente. ¡Oh desmayo dichoso! ¡oh muerte que das vida! ¡oh dulce olvido! ¡durase en tu reposo sin ser restituido jamás aqueste bajo y vil sentido! A este bien os llamo, gloria del apolíneo sacro coro, amigos (a quien amo sobre todo tesoro), que todo lo visible es triste lloro. ¡Oh, suene de continuo, Salinas, vuestro son en mis oídos, por quien al bien divino despiertan los sentidos, quedando a lo demás adormecidos! 4. A LA SALIDA DE LA CÁRCEL Fray Luis de León (1527-1591) Aquí la envidia y mentira me tuvieron encerrado. Dichoso el humilde estado del sabio que se retira de aqueste mundo malvado, y con pobre mesa y casa en el campo deleitoso con sólo Dios se compasa y a solas su vida pasa, ni envidiado ni envidioso. 5. EN TANTO QUE DE ROSA... Garcilaso de la Vega (1501-1536) Y en tanto que el cabello, que en la vena del oro se escogió, con vuelo presto, por el hermoso cuello blanco, enhiesto, el viento mueve, esparce y desordena: Coged de vuestra alegre primavera el dulce fruto, antes que el tiempo airado cubra de nieve la hermosa cumbre. Marchitará la rosa el viento helado, todo lo mudará la edad ligera por no hacer mudanza en su costumbre. 6. CANCIONES DEL ALMA San Juan de la Cruz (1542-1591) En una noche oscura, con ansias en amores inflamada, ¡oh, dichosa ventura!, salí sin ser notada, estando ya mi casa sosegada. A escuras y segura por la secreta escala, disfrazada, ¡oh, dichosa ventura!, a escuras y en celada, estando ya mi casa sosegada. En la noche dichosa en secreto, que nadie me veía, ni yo miraba cosa, sin otra luz y guía sino la que en el corazón ardía. Aquesta me guiaba más cierto que la luz del mediodía, adonde me esperaba quien yo bien me sabía, en parte donde nadie parecía. ¡Oh noche, que guiaste! ¡Oh noche amable más que el alborada! ¡Oh noche que juntaste Amado con amada, amada en el Amado transformada! En tanto que de rosa y azucena se muestra la color en vuestro gesto, y que vuestro mirar ardiente, honesto, con clara luz la tempestad serena; 3 ANTOLOGÍA DE POESÍA DE LOS SIGLOS DE ORO. Departamento de Lengua castellana y Literatura. IES Carlos Bousoño 7. A CRISTO CRUCIFICADO Anónimo No me mueve, mi Dios, para quererte el cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte. Tú me mueves, Señor, muéveme el verte clavado en una cruz y escarnecido, muéveme ver tu cuerpo tan herido, muévenme tus afrentas y tu muerte. Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera que aunque no hubiera cielo yo te amara y aunque no hubiera infierno te temiera. No me tienes que dar porque te quiera, pues si aunque lo que espero no esperara lo mismo que te quiero te quisiera. 8. CÓMO LAS COSAS AVISAN DE LA MUERTE. Francisco de Quevedo (1580-1645) Miré los muros de la patria mía, si un tiempo fuertes, ya desmoronados, de la carrera de la edad cansados, por quien caduca ya su valentía. Salíme al campo: vi que el sol bebía los arroyos del yelo desatados, y del monte quejosos los ganados, que con sombras hurtó su luz al día. Entré en mi casa; vi que amancillada, de anciana habitación era despojos; mi báculo, más corvo y menos fuerte; Vencida de la edad sentí mi espada. y no hallé cosa en que poner los ojos que no fuese recuerdo de la muerte. 9. AMOR CONSTANTE MÁS ALLÁ DE LA MUERTE Francisco de Quevedo (1580-1645) Cerrar podrá mis ojos la postrera sombra que me llevare el blanco día, y podrá desatar esta alma mía hora a su afán ansioso lisonjera; Mas no de esotra parte, en la ribera, dejará la memoria en donde ardía: nadar sabe mi llama el agua fría, y perder el respeto a ley severa. Alma a quien todo un dios prisión ha sido, venas que humor a tanto fuego han dado, medulas que han gloriosamente ardido, Su cuerpo dejará, no su cuidado; serán ceniza, mas tendrá sentido; polvo será, mas polvo enamorado. 10. DEFINICIÓN DE LA MUJER Juan de Tassis, conde de Villamediana Es la mujer un mar todo fortuna, una mudable vela a todo viento; es cometa de fácil movimiento, sol en el rostro y en el alma luna. Fe de enemigo sin lealtad ninguna, breve descanso e inmortal tormento, ligera más que el mismo pensamiento, y de sufrir pesada e importuna. Es más que un áspid arrogante y fiera; a su gusto, de cera derretida, y al ajeno, más dura que la palma; es cobre dentro y oro por de fuera, y es un dulce veneno de la vida que nos mata sangrándonos el alma. 4 ANTOLOGÍA DE POESÍA DE LOS SIGLOS DE ORO. Departamento de Lengua castellana y Literatura. IES Carlos Bousoño 11. A CÓRDOBA Luis de Góngora (1561-1627) ¡Oh excelso muro, oh torres coronadas de honor, de majestad, de gallardía! ¡Oh gran río, gran rey de Andalucía, de arenas nobles, ya que no doradas! ¡Oh fértil llano, oh sierras levantadas, que privilegia el cielo y dora el día! ¡Oh siempre glorïosa patria mía, tanto por plumas cuanto por espadas! Si entre aquellas ruïnas y despojos que enriquece Genil y Dauro baña tu memoria no fue alimento mía, nunca merezcan mis ausentes ojos ver tu muro, tus torres y tu río, tu llano y sierra, ¡oh patria, oh flor de España! 12. EL FORZADO Luis de Góngora (1561-1627) Amarrado al duro banco de una galera turquesca, ambas manos en el remo y ambos ojos en la tierra, un forzado de Dragut en las playas de Marbella se quejaba al ronco son del remo y de la cadena: «¡Oh sagrado mar de España; famosa playa y serena, teatro donde se han hecho cien mil navales tragedias! Pues eres tú el mismo mar que con sus crecientes besa las murallas de mi patria, coronadas y soberbias, tráeme nuevas de mi esposa, y dime si han sido ciertas las lágrimas y suspiros que me dice por sus letras; porque si es verdad que llora mi cautiverio en su arena, bien puedes al mar del Sur vencer en lucientes perlas. Dame ya, sagrado mar, a mis demandas respuesta; que bien puedes, si es verdad, que las aguas tienen lengua; pero, pues no me respondes, sin duda alguna que es muerta, aunque no lo debe ser, pues que yo vivo en su ausencia; pues he vivido diez años sin libertad y sin ella, siempre al remo condenado a nadie matarán penas.» En esto se descubrieron de la religión seis velas y el cómitre mandó usar al forzado de su fuerza. 12.bis MIENTRAS POR COMPETIR Luis de Góngora Mientras por competir con tu cabello, oro bruñido al sol relumbra en vano; mientras con menosprecio en medio el llano mira tu blanca frente el lilio bello; mientras a cada labio, por cogello. siguen más ojos que al clavel temprano; y mientras triunfa con desdén lozano del luciente cristal tu gentil cuello: goza cuello, cabello, labio y frente, antes que lo que fue en tu edad dorada oro, lilio, clavel, cristal luciente, no sólo en plata o vïola troncada se vuelva, mas tú y ello juntamente en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada. 13. UN SONETO ME MANDA HACER VIOLANTE Lope de Vega (1562-1635) Un soneto me manda hacer Violante, en mi vida me he visto en tanto aprieto; catorce versos dicen que es soneto; burla burlando van los tres delante. Yo pensé que no hallara consonante, y estoy a la mitad de otro cuarteto; mas si me veo en el primer terceto, no hay cosa en los cuartetos que me espante. 5 ANTOLOGÍA DE POESÍA DE LOS SIGLOS DE ORO. Departamento de Lengua castellana y Literatura. IES Carlos Bousoño Por el primer terceto voy entrando, y parece que entré con pie derecho, pues fin con este verso le voy dando. Ya estoy en el segundo, y aun sospecho que voy los trece versos acabando; contad si son catorce, y está hecho. 14. A FRANCISCO P. GRANVELA Lope de Vega (1562-1635) Suelta mi manso, mayoral extraño, pues otro tienes de tu igual decoro; deja la prenda que en el alma adoro, perdida por tu bien y por mi daño. Ponle la esquila de labrado estaño, y no le engañen tus collares de oro; toma en albricias este blanco toro, que a las primeras hierbas cumple un año. Si pides señas, tiene el vellocino pardo encrespado, y los ojuelos tiene como durmiendo en regalado sueño. Si piensas que no soy su dueño, Alcino, suelta, y verásle si a mi choza viene: que aún tienen sal las manos de su dueño. 16. ¡DUERME, MI NIÑO! Lope de Vega (1562-1635) Pues andáis en las palmas, Ángeles santos, que se duerme mi niño, ¡tened los ramos! Palmas de Belén que mueven airados los furiosos vientos que suenan tanto, no le hagáis ruido, corred más paso, que se duerme mi niño, ¡tened los ramos! El niño divino que está cansado de llorar en la tierra por su descanso, sosegar quiere un poco del tierno llanto, que se duerme mi niño, ¡tened los ramos! Rigurosos hielos le están cercando, ya veis que no tengo con qué guardarlo: Ángeles divinos que vais volando, que se duerme mi niño, ¡tened los ramos! 15. DEFINICIÓN DEL AMOR Lope de Vega Desmayarse, atreverse, estar furioso, áspero, tierno, liberal, esquivo, alentado, mortal, difunto, vivo, leal, traidor, cobarde y animoso; no hallar fuera del bien centro y reposo, mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, enojado, valiente, fugitivo, satisfecho, ofendido, receloso; huir el rostro al claro desengaño, beber veneno por licor suave, olvidar el provecho, amar el daño; creer que un cielo en un infierno cabe, dar la vida y el alma a un desengaño: esto es amor: quien lo probó lo sabe. 17. A LA ROSA Francisco de Rioja (1583-1659) Pura, encendida rosa, émula de la llama que sale con el día, ¿cómo naces tan llena de alegría si sabes que la edad que te da el cielo es apenas un breve y veloz vuelo, y ni valdrán las puntas de tu rama, ni púrpura hermosa a detener un punto la ejecución del hado presurosa? El mismo cerco alado que estoy viendo rïente, ya temo amortiguado, presto despojo de la llama ardiente. Para las hojas de tu crespo seno 6 ANTOLOGÍA DE POESÍA DE LOS SIGLOS DE ORO. Departamento de Lengua castellana y Literatura. IES Carlos Bousoño te dio Amor de sus alas blandas plumas, y oro de su cabello dio a tu frente. ¡Oh fiel imagen suya peregrina! Báñote en su color sangre divina de la deidad que dieron las espumas; y esto, purpúrea flor, esto ¿no pudo hacer menos violento el rayo agudo? Róbate en una hora, róbate licencioso su ardimiento el color y el aliento. Tiendes aún no las alas abrasadas ya vuelan al suelo desmayadas. Tan cerca, tan unida está al morir tu vida, que dudo si en sus lágrimas la Aurora mustia, tu nacimiento o muerte llora. 18. LA VIDA ES SUEÑO (fragmento) Calderón de la Barca (1600-1681) ¡Ay mísero de mí! ¡Ay infelice! Apurar, cielos, pretendo, ya que me tratáis así, qué delito cometí contra vosotros naciendo; aunque si nací, ya entiendo qué delito he cometido. Bastante causa ha tenido vuestra justicia y rigor; pues el delito mayor del hombre es haber nacido. Sólo quisiera saber, para apurar mis desvelos (dejando a una parte, cielos, el delito de nacer), qué más os pude ofender, para castigarme más. ¿No nacieron los demás? Pues si los demás nacieron, ¿qué privilegios tuvieron que yo no gocé jamás? Nace el ave y con las galas que le dan belleza suma, apenas es flor de pluma o ramillete con alas, cuando las etéreas salas corta con velocidad, negándose a la piedad del nido que deja en calma: ¿y teniendo yo más alma, tengo menos libertad? Nace el bruto y con la piel que dibujan manchas bellas, apenas signo es de estrellas, gracias al docto pincel, cuando, atrevido y cruel, la humana necesidad le enseña a tener crueldad, monstruo de su laberinto: ¿y yo, con mejor instinto, tengo menos libertad? Nace el pez, que no respira, aborto de ovas y lamas, y apenas, bajel de escamas, sobre las ondas se mira, cuando a todas partes gira, midiendo la inmensidad de tanta capacidad como le da el centro frío: ¿y yo, con más albedrío, tengo menos libertad? Nace el arroyo, culebra que entre flores se desata, y apenas, sierpe de plata, entre las flores se quiebra, cuando músico celebra de los cielos la piedad que le dan la majestad, el campo abierto a su ida; ¿y teniendo yo más vida, tengo menos libertad? En llegando a esta pasión, un volcán, un Etna hecho, quisiera sacar del pecho pedazos del corazón. ¿Qué ley, justicia o razón negar a los hombres sabe privilegio tan suave, excepción tan principal, que Dios le ha dado a un cristal, a un pez, a un bruto y a un ave? 7 ANTOLOGÍA DE POESÍA DE LOS SIGLOS DE ORO. Departamento de Lengua castellana y Literatura. IES Carlos Bousoño 19. LA VIDA ES SUEÑO (fragmento) Calderón de la Barca (1600-1681) Cuentan de un sabio que un día tan pobre y mísero estaba, que sólo se sustentaba de unas hierbas que cogía. «¿Habrá otro», entre sí decía, «más pobre y triste que yo?» Y cuando el rostro volvió, halló la respuesta, viendo que iba otro sabio cogiendo las hojas que él arrojó. 20. REDONDILLAS Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1691) Fragmento Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis. Si con ansia sin igual solicitáis su desdén, ¿por qué queréis que obren bien si las incitáis al mal? Combatís su resistencia, y, luego, con gravedad, decís que fue liviandad lo que hizo la diligencia. Parecer quiere el denuedo de vuestro proceder loco al niño que pone el coco y luego le tiene miedo. 8