Atlas de interpretación radiológica en pequeños

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LA EDITORIAL DE LOS VETERINARIOS
Esta obra, estructurada según las zonas anatómicas habituales
en el diagnóstico por imagen radiológico: abdomen, cuello, tórax,
extremidades, columna y cabeza, ofrece tanto las bases de la
interpretación radiográfica como del diagnóstico de patologías,
así como un capítulo especial con los errores diagnósticos más
M. ISABEL GARCÍA REAL
ANIMALES DE COMPAÑÍA
Incluye los errores diagnósticos más
frecuentes. Sus más de 500 imágenes de alta resolución se
acompañan del texto preciso para incrementar su valor descriptivo.
M. ISABEL GARCÍA REAL
texto. De esta forma el lector podrá acceder a diferentes esquemas
de anatomía radiográfica normal, con y sin los detalles anatómicos
identificados. Todos estos elementos convierten esta obra en un
referente en el campo de la radiología clínica.
ATLAS DE INTERPRETACIÓN RADIOLÓGICA EN PEQUEÑOS ANIMALES
Además, el libro se complementa con material multimedia al cual
se podrá acceder a través de códigos QR dispuestos a lo largo del
ATLAS DE
INTERPRETACIÓN RADIOLÓGICA
EN PEQUEÑOS ANIMALES
frecuentes
Atlas de interpretación
radiológica en
pequeños animales
CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS
Con
códigos QR
online
para el acceso
adas
a imágenes detall
de la anatomía
radiográfica
normal
Autora: Isabel García Real
Formato: 22 x 28 cm.
Número de páginas: 260.
Número de imágenes: 585.
Encuadernación: tapa dura.
Año: 2013
ISBN: 978-84-941014-3-4
PVP: 70 E
Esta obra, estructurada según las zonas anatómicas habituales
en el diagnóstico por imagen radiológico: abdomen, cuello, tórax,
extremidades, columna y cabeza, ofrece tanto las bases de la interpretación radiográfica como del diagnóstico de patologías, así
como un capítulo especial con los errores diagnósticos más frecuentes. Sus más de 500 imágenes de alta resolución se acompañan del texto preciso para incrementar su valor descriptivo.
Además, el libro se complementa con material multimedia al cual
se podrá acceder a través de códigos QR dispuestos a lo largo
del texto. De esta forma el lector podrá acceder a diferentes esquemas de anatomía radiográfica normal, con y sin los detalles
anatómicos identificados. Todos estos elementos convierten esta
obra en un referente en el campo de la radiología clínica.
Dirigido a veterinarios, estudiantes, profesores y profesionales del sector.
Centro Empresarial El Trovador, planta 8, oficina I - Plaza Antonio Beltrán Martínez, 1 • 50002 Zaragoza - España
Tel.: 976 461 480 • Fax: 976 423 000 • [email protected] • www.grupoasis.com • Grupo Asís Biomedia, S.L.
LA EDITORIAL DE LOS VETERINARIOS
Isabel García Real
Curriculum vitae
Doctora en Veterinaria por la Universidad Complutense de Madrid. Obtuvo el grado de
Licenciada en 1993 y de Doctora en el año 2000. Se incorporó al Departamento de
Medicina y Cirugía Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de
Madrid en 1993, donde trabaja como profesora de Radiología.
Jefa del Servicio de Diagnóstico por Imagen del Hospital Clínico Veterinario Complutense
desde el año 2005 y responsable de la Unidad de Resonancia Magnética de dicho hospital
desde su inauguración en diciembre de 2008. Centra su labor docente e investigadora en
la radiología, ecografía abdominal, tomografía computarizada y resonancia magnética de
pequeños animales.
Ha realizado estancias en las Universidades de California (Davis, Estados Unidos) y
Cambridge (Reino Unido), así como en el Animal Medical Center de Nueva York y el Animal
Health Trust (Newmarket, Reino Unido).
Es autora de diversas publicaciones nacionales e internacionales, y ha participado como
ponente en diversos cursos y congresos nacionales e internacionales.
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LA EDITORIAL DE LOS VETERINARIOS
Atlas de interpretación radiológica
en pequeños animales
ÍNDICE DE CONTENIDOS
CAPÍTULO 1. ABDOMEN
Principios de interpretación
Pared abdominal
Cavidad peritoneal y espacio retroperitoneal
Hígado, bazo y ganglios linfáticos
Aparato urinario
Aparato genital
Estómago
Intestino delgado
Intestino grueso
CAPÍTULO 2. CUELLO Y TÓRAX
Principios de interpretación
Pared torácica
Faringe, laringe y tráquea
Esófago
Espacio pleural
Mediastino
Corazón
Pulmón
CAPÍTULO 3. ESQUELETO APENDICULAR
Principios de interpretación
Alteraciones congénitas, hereditarias y del desarrollo
Fracturas
Deformaciones por alteración de la placa de crecimiento
Tumores óseos y osteomielitis
Alteraciones nutricionales y metabólicas
Patología articula
Otras alteraciones del esqueleto apendicular
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LA EDITORIAL DE LOS VETERINARIOS
CAPÍTULO 4. COLUMNA
Principios de interpretación
Mielografía
Alteraciones congénitas
Síndromes de inestabilidad
Enfermedad degenerativa del disco intervertebral
Otras alteraciones de la columna
CAPÍTULO 5. CABEZA
Principios de interpretación
Bóveda craneal
Cavidad nasal y senos
Mandíbula, maxilar y articulación temporomandibular
Dientes
Aparato auditivo
CAPÍTULO. ERRORES DIAGNÓSTICOS MÁS FRECUENTES
Abdomen
Cuello y tórax
Esqueleto apendicular
Columna
Cabeza
Imagen digital
LECTURAS RECOMENDADAS
ÍNDICE DE FIGURAS
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4
Columna
Columna
Principios de interpretación
Tanto los perros como los gatos presentan 7 vértebras cervicales, 13 vértebras torácicas, 7 vértebras
lumbares, 3 vértebras sacras y un número variable
de vértebras coccígeas. Cada región anatómica de la
columna tiene características distintivas que es necesario conocer para realizar una correcta interpretación
de la imagen radiográfica. Éstas se describen en los
siguientes cuadros.
La calidad de las imágenes es esencial para realizar
una evaluación exhaustiva de la columna vertebral. Por
ello se recomienda realizar las radiografías de columna
bajo sedación, empleando accesorios de posicionamiento adecuados (almohadillas radiotransparentes,
cintas y sacos de arena).
En la proyección lateral, el eje longitudinal de la
columna ha de quedar paralelo al chasis, lo que se
Columna torácica
Columna cervical
■■ La T11 es la vértebra anticlinal (su apófisis
■■ La C1 posee una gran apófisis transversa
espinosa es vertical en lugar de estar
inclinada craneal o caudalmente).
■■ T10-T11 es el espacio intervertebral
anticlinal, que es el espacio intervertebral
más estrecho.
■■ Las cabezas de las costillas aparecen
craneales a su vértebra correspondiente.
(alas del atlas).
■■ C2 es la vértebra más grande y presenta una
apófisis en la zona craneoventral del cuerpo,
denominada apófisis odontoides.
■■ Los espacios intervertebrales C2-C3 y C7-T1
suelen ser más estrechos que los restantes.
■■ C6 presenta una gran lámina ventral
característica.
■■ La apófisis espinosa de la C2 debe ser adya-
cente o superponerse con el arco de la C1.
Columna lumbar
■■ Las vértebras lumbares del gato son más
alargadas que las del perro.
■■ El borde ventral de la L3 y de la L4 puede
aparecer ligeramente borroso en perros,
sobre todo en razas grandes, lo que se
debe a la superposición de los pilares
del diafragma (no se debe confundir
esta imagen con una lesión).
Sacro y vértebras coccígeas
■■ Las tres vértebras que componen el sacro
suelen estar fusionadas.
■■ Las vértebras coccígeas tienen procesos
hemales, que no se deben confundir
con espondilosis deformante.
167
ATLAS DE INTERPRETACIÓN RADIOLÓGICA
Columna
en pequeños animales
Anatomía radiográfica
normal de la
columna cervical
http://goo.gl/ht7EE
consigue colocando una almohadilla radiotransparente
bajo la zona cervical y otra bajo la zona lumbar (fig. 4.1).
Para conseguir que el plano sagital de las vértebras
quede paralelo al chasis se deben colocar almohadillas
que eleven ligeramente la posición de las extremidades.
Si la columna se encuentra rotada al realizar la radiografía lateral, las apófisis trasversas de cada vértebra
aparecerán separadas en la imagen (fig. 4.2).
Al realizar la radiografía en la proyección ventrodorsal se debe evitar la rotación de la columna hacia
los lados. Si la posición del paciente es correcta, las
apófisis espinosas aparecerán alineadas y centradas
con los cuerpos vertebrales en la imagen (fig. 4.3).
Un estudio completo de la columna debe incluir
dos radiografías cervicales (una centrada en C3-C4
y otra en C6-C7), una torácica (centrada en T6-T7),
una toracolumbar (centrada en T13-L1) y una lumbar
(centrada en L3-L4). Habitualmente la evaluación clínica previa del paciente permite localizar la región o
regiones de la columna que podrían estar lesionadas,
lo que limita el estudio radiográfico a la zona afectada.
Las radiografías de columna realizadas en flexión o
extensión forzada pueden ser útiles para el diagnóstico de determinadas patologías, como la inestabilidad
atlantoaxial, cervical o lumbosacra. No obstante, deben ir siempre precedidas de radiografías estándar
en posición neutra, ya que si éstas muestran ya una
posición anómala de las vértebras las radiografías forzadas estarán desaconsejadas, puesto que pueden
provocar lesiones compresivas graves de la médula
espinal. También debemos manejar al paciente con
sumo cuidado cuando se sospeche de la existencia de
una fractura o luxación de la columna, ya que podríamos provocar un empeoramiento del cuadro clínico.
a
a
b
b
Mielografía
La mielografía es la técnica de contraste que se utiliza
con mayor frecuencia para la evaluación de la columna (fig. 4.4). Se basa en la introducción de un medio
de contraste en el espacio subaracnoideo. Debido a
que implica ciertos riesgos, se debe realizar sólo cuando se considera estrictamente necesaria, generalmente cuando la elección de un tratamiento quirúrgico
posterior depende de los resultados de este examen.
La resonancia magnética es una alternativa excelente.
La mielografía se debe llevar a cabo bajo anestesia
general. Antes de administrar el medio de contraste se
deben obtener radiografías simples correctamente posicionadas. Los medios de contraste de elección son
los yodados no iónicos de baja osmolaridad, como el
iohexol o el iopamidol, ya que presentan menor neurotoxicidad y permanecen más tiempo en concentraciones diagnósticas en el espacio subaracnoideo que
otros agentes hidrosolubles. Se emplean en concentraciones de 200 a 350 mg I/ml (a mayor concentración
de yodo, mejor definición de las columnas de contraste
en las imágenes) y a dosis de 0,3 ml/kg o 50 mg I/kg. El
volumen administrado depende del tamaño del animal
y de la región que vaya a examinarse:
■■ Perros pequeños y gatos (1-5 kg): 1,5-2 ml.
■■ Perros medianos (5-15 kg): 1,5-3 ml.
■■ Perros grandes (15-35 kg): 3-5 ml.
■■ Perros de razas gigantes (+35 kg): 8-9 ml
máximo.
El contraste se puede introducir en la cisterna
magna o en la zona lumbar. Se emplean agujas espinales (de 25 mm para gatos y perros pequeños, de
a
c
b
FIGURA 4.4. Patrón mielográfico normal de la región cervical en proyección lateral (a), región toracolumbar en
proyección lateral (b) y región lumbar en proyección ventrodorsal (c).
FIGURA 4.1. Proyección lateral de la columna cervical de un perro mal posicionada (a) y
FIGURA 4.2. Imágenes ampliadas de la región lumbar de un
proyección lateral de la misma región correctamente posicionada (b), tras colocar una
almohadilla radiotransparente debajo del cuello para conseguir que el eje longitudinal
de la columna se sitúe paralelo al chasis. En la primera radiografía no es posible evaluar
adecuadamente los espacios intervertebrales, ya que el haz de rayos X penetra de forma
oblicua a través de ellos.
perro obtenidas en proyección lateral, antes (a) y después (b) de
colocar almohadillas que eleven ligeramente la posición de las
extremidades para conseguir que el plano sagital de las vértebras
quede paralelo al chasis. La perfecta superposición de las apófisis
transversas de cada vértebra (flecha) indica que la radiografía se
ha realizado correctamente.
168
FIGURA 4.3. Proyección ventrodorsal de la columna lumbar de un perro. La posición centrada de las apófisis
espinosas respecto a los cuerpos vertebrales indica que la radiografía se ha realizado correctamente.
169
4
ATLAS DE INTERPRETACIÓN RADIOLÓGICA
4
Columna
en pequeños animales
Anatomía radiográfica
normal de la
40 mm para perros de tamaño mediano, y de 7590 mm para perros de tamaño grande) y se deben
mantener las máximas condiciones de asepsia al realizar la inyección.
Para realizar la inyección cisternal (mielografía
cisternal) se debe colocar al paciente en decúbito
lateral y flexionar la cabeza 90° respecto al cuello.
Es importante comprobar que este movimiento no
provoca una obstrucción de la vía aérea. Si la mesa
tiene capacidad de inclinación, se debe angular 15°
aproximadamente; en su defecto, se pueden emplear
almohadillas radiotransparentes para elevar la cabeza
y el cuello del paciente. La técnica se describe en el
cuadro inferior.
Es recomendable dejar que salga una cantidad
de LCR similar al volumen de contraste que se va a
inyectar y analizar una muestra del mismo. La inyección del medio de contraste se realiza de forma lenta,
aproximadamente en 2 o 3 minutos. Si no se había
elevado la cabeza previamente, en este momento es
imprescindible hacerlo para que el contraste se dirija
caudalmente y no pase a los ventrículos cerebrales. Si
se nota resistencia al administrar el contraste se debe
interrumpir la inyección y retirar la aguja.
Si existe un punto o zona de compresión la columna
de contraste se puede parar en situación craneal a la
Técnica de punción para
la mielografía cisternal
Para realizar la punción se palpa la depresión
entre la protuberancia occipital externa y la lámina dorsal del atlas. La aguja se inserta en la línea
media de esta depresión, a nivel del borde craneal de las alas del atlas, ligeramente angulada
en sentido craneal y avanzando lentamente. El
bisel debe estar dirigido caudalmente. Se puede
sentir un cierto grado de resistencia al atravesar
el ligamento de la nuca. Si la colocación de la
aguja es correcta, saldrá líquido cefalorraquídeo
(LCR). Si sale sangre mezclada con LCR se suele
continuar con el procedimiento, pero si sólo sale
sangre se debe retirar la aguja y volver a intentar
la inyección cambiando de aguja. Si se pincha
en el hueso se debe redirigir la aguja.
170
lesión, en cuyo caso no es posible determinar la extensión real del área de compresión.
En la mielografía lumbar se inyecta el contraste en
el espacio subaracnoideo en la zona lumbar. Es más
difícil de realizar y resulta más traumática, ya que se
atraviesa la médula con la aguja. Como ventajas, se
rellenan adecuadamente las zonas lumbar y torácica,
y en muchos casos la columna de contraste puede alcanzar puntos craneales a una zona de compresión.
La técnica se describe en el cuadro inferior.
La inyección de contraste en la médula puede ser
fatal (paresia severa o parálisis en inyecciones lumbares craneales a L4-L5 o muerte del animal en inyecciones cisternales). Si se inyecta el contraste en el espacio epidural las columnas de contraste presentan una
imagen muy irregular, difícil de analizar.
Aunque sería recomendable que la inyección de
contraste se realizara lo más cerca posible de la zona
donde se sospecha que se encuentra la lesión, la
Técnica de punción para
la mielografía lumbar
Para realizar la mielografía lumbar se coloca al animal en decúbito esternal, con la columna arqueada, lo que se consigue extendiendo las extremidades posteriores hacia delante. La aguja espinal
se inserta en el espacio L5-L6 en perros y L6-L7
en gatos. Se avanza con la aguja, atravesando la
médula, hasta alcanzar el suelo del canal. El bisel
de la aguja debe estar dirigido cranealmente. Al
alcanzar el suelo del canal se retira ligeramente la
aguja y se extrae el fiador. La salida de LCR confirma que la aguja se ha colocado correctamente. Si
no sale LCR se puede comprobar la posición de la
aguja realizando una radiografía o con fluoroscopia. Se puede realizar una comprobación adicional
introduciendo una pequeña cantidad de contraste
y examinando su posición radiográficamente.
Se puede intentar entrar en el espacio subaracnoideo dorsal sin tener que atravesar la médula,
retirando frecuentemente el fiador de la aguja
para comprobar si se produce salida de LCR,
pero no resulta fácil.
técnica más sencilla y segura es la mielografía cisternal, que permite delimitar la mayoría de las lesiones.
La mielografía lumbar se suele reservar para definir el
margen caudal de lesiones que se han delimitado cranealmente con la cisternal.
El espacio subaracnoideo es mayor a nivel de la cisterna magna. La médula presenta mayor diámetro en la
región cervicotorácica y en la zona central de la región
lumbar. En muchos casos la columna ventral aparece
ligeramente elevada a nivel de los espacios intervertebrales, lo que no se debe confundir con compresión
medular.
Se debe tener en cuenta que el medio de contraste
se va absorbiendo progresivamente, por lo que dejará de ser evidente en la imagen en aproximadamente
50 minutos.
Una lesión extradural provoca elevación o desviación de la columna de contraste en el punto de compresión, acompañada de un estrechamiento de la
columna torácica
http://goo.gl/1GAaG
columna opuesta (fig. 4.5). Entre este tipo de lesiones
se incluyen las hernias de disco, el aumento de grosor
del ligamento longitudinal dorsal, el aumento de grosor
del ligamento amarillo, los hematomas, los depósitos
de grasa extradurales, las deformaciones del cuerpo
vertebral, luxaciones, subluxaciones y fracturas vertebrales, la espondilopatía cervical o lumbosacra y los
abscesos, granulomas y tumores extradurales.
Una lesión intradural-extramedular provoca un ensanchamiento focal del espacio subaracnoideo (fig. 4.6).
Entre este tipo de lesiones se incluyen los tumores intradurales (p. ej.: neurofibroma, meningioma), así como
hemorragias, edemas o granulomas intradurales.
Una lesión intramedular provoca divergencia de las
columnas de contraste en el lugar donde se encuentra
FIGURA 4.5. Patrón
mielográfico de
lesión extradural.
FIGURA 4.6. Patrón
mielográfico de lesión
intradural-extramedular.
El medio de contraste
rodea la lesión
localizada en el espacio
subaracnoideo.
171
ATLAS DE INTERPRETACIÓN RADIOLÓGICA
Columna
en pequeños animales
4
Anatomía radiográfica
normal de la
la lesión (fig. 4.7). Se puede producir una parada de la
columna de contraste en el punto donde se encuentra
la lesión, craneal a la lesión en la mielografía cisternal,
o caudal a la lesión en la mielografía lumbar. Entre este
tipo de lesiones se incluyen los tumores intramedulares (p. ej.: ependimoma, astrocitoma), hemorragia o
edema intramedular, hidromielia, siringomielia y la meningoencefalitis granulomatosa.
Se pueden emplear otras técnicas de contraste para
examinar la columna en lugar de la mielografía, pero
su aplicación es mucho más limitada. La epidurografía consiste en la introducción del medio de contraste
(de forma intencionada, no por error) en el espacio
epidural, generalmente en la unión sacrococcígea.
Se ha recomendado para la detección de lesiones en
la cauda equina. La interpretación de esta técnica es
difícil en muchos casos. La discografía consiste en la
introducción de contraste en el disco intervertebral,
pero apenas se usa en perros y gatos.
La tomografía computarizada ofrece imágenes excelentes de las estructuras óseas que componen la
columna, pero es inferior a la resonancia magnética
en la definición de los tejidos blandos de la misma.
Las hemivértebras generalmente aparecen en la columna torácica y suelen asociarse con cifosis (desviación dorsal de la columna). Sólo ocasionalmente presentan significación clínica por compresión medular,
que se puede evaluar mediante mielografía o técnicas
avanzadas (resonancia magnética –fig. 4.10– o mielografía por tomografía computarizada).
Alteraciones congénitas
Vértebra en bloque
Dos o más cuerpos vertebrales adyacentes aparecen
total o parcialmente fusionados, con ausencia de disco
intervertebral (fig. 4.11). Generalmente no tiene significación clínica.
Hemivértebra
Se debe a un desarrollo incompleto del cuerpo vertebral.
Puede afectar a una o varias vértebras. La hemivértebra
puede presentar forma de “mariposa” en la proyección
ventrodorsal (fig 4.8) o de “cuña” en las proyecciones
lateral o ventrodorsal (fig. 4.9). Las vértebras adyacentes
suelen presentar cambios morfológicos compensatorios.
FIGURA 4.7. Patrón mielográfico de lesión intramedular. Las columnas de contraste disminuyen de anchura al
rodear la lesión medular. Se observa un ensanchamiento de la columna dorsal de contraste craneal al punto
donde se localiza la lesión.
Vértebras de transición
Ocurre cuando las vértebras de la unión atlantoaxial, cervicotorácica, toracolumbar, lumbosacra o sacrococcígea
FIGURA 4.9. Proyección lateral de la columna cervical de un perro con varias hemivértebras en “cuña” (flechas).
172
adoptan características morfológicas de las vértebras de
ambas regiones (tienen total o parcialmente la forma de
una vértebra de la zona que la sigue o la precede):
■■ Lumbarización: la S1 aparece separada del resto
del sacro, pudiendo presentar una o dos apófisis
transversas similares a las de las vértebras lumbares (fig. 4.12).
■■ Sacralización: la apófisis transversa de la L7 se fusiona con el ala del sacro y puede articular con el
ilion. Esta alteración puede provocar inestabilidad
lumbosacra y degeneración del disco intervertebral
(fig. 4.13), conduciendo a la aparición de un síndrome de cauda equina. También puede dificultar
FIGURA 4.11. Proyección lateral de la columna cervical de un perro
con múltiples deformaciones vertebrales que causan angulación del canal vertebral y
compresión medular (flecha).
con fusión de los cuerpos de la C3 y la C4 (vértebra en bloque).
b
S1
la columna torácica de un perro de raza
Bulldog con varias hemivértebras en
“mariposa” (flechas).
http://goo.gl/KC640
FIGURA 4.10. Imagen de resonancia magnética de la columna toracolumbar de un perro
a
FIGURA 4.8. Proyección ventrodorsal de
columna lumbosacra
FIGURA 4.12. Proyección
lateral (a) y ventrodorsal (b)
de la zona lumbosacra de
la columna de un perro con
lumbarización del sacro. En la
proyección lateral se visualiza
una línea radiotransparente
(flecha blanca) que separa
la S1 del resto del sacro. En
la proyección ventrodorsal
se identifica una apófisis
transversa (flecha negra) en
la S1. En ambas proyecciones
se observa espondilosis en
L7-S1.
173
ATLAS DE INTERPRETACIÓN RADIOLÓGICA
Columna
en pequeños animales
Anatomía radiográfica
normal de la
columna cervical
http://goo.gl/ht7EE
■■
■■
■■
■■
■■
la correcta colocación del animal al realizar la radiografía ventrodorsal de la cadera.
Fusión parcial o completa de la S3 con la Cc1.
Una vértebra T13 transicional puede presentar una
apófisis transversa en lugar de la costilla (fig. 4.14).
Se pueden observar vestigios de costilla, que aparecen como estructuras de densidad mineral en
los tejidos blandos. Esta variación es relativamente frecuente por lo que, al planificar una cirugía de
columna, se recomienda realizar siempre las dos
proyecciones, ya que la imagen de la lateral podría
conducir a error a la hora de localizar exactamente
una vértebra o un espacio intervertebral concretos.
Una vértebra L1 transicional puede presentar una
costilla en lugar de una apófisis transversa.
Una vértebra C7 transicional puede presentar una
costilla en lugar de una apófisis transversa.
Occipitalización del atlas.
Los cambios morfológicos pueden ser unilaterales o
bilaterales y, a excepción de las que afectan a la unión
lumbosacra, el resto no suelen presentar significación
clínica.
Espina bífida
Es una anomalía muy poco frecuente. Se debe a un
fallo en el cierre del arco neural y puede afectar a una
o más vértebras. Se puede asociar a una protrusión
de las meninges a través del defecto. Se visualiza mejor en la proyección ventrodorsal. Si hay un fallo en la
fusión de las apófisis espinosas se observará una imagen de doble apófisis espinosa en las vértebras afectadas. En casos leves el paciente puede no presentar
signos clínicos.
Síndromes de inestabilidad
Se asocian a anomalías congénitas que pueden empeorar con el crecimiento, o a lesiones adquiridas secundarias a una inestabilidad. Afectan a tres regiones
anatómicas: atlantoaxial, cervical y lumbosacra.
174
Inestabilidad atlantoaxial
La inestabilidad o subluxación atlantoaxial suele aparecer como una anomalía congénita en razas pequeñas
y miniatura, como Yorkshire Terrier, Chihuahua, Pomerania o Caniche. Se puede deber a una agenesia o hipoplasia de la apófisis odontoides, a una falta de fusión
de esta apófisis con el axis, o a un estiramiento o rotura
del ligamento que la sujeta.
También puede aparecer en otras razas, generalmente asociada a un traumatismo que provoque una
fractura en la apófisis o una lesión en el ligamento.
En la radiografía lateral se observa un aumento de
la distancia entre el arco dorsal del atlas y la apófisis
espinosa del axis, acompañado de una angulación del
suelo del canal vertebral a nivel de la unión atlantoaxial
(fig. 4.15). Flexionar ligeramente el cuello del animal
puede ayudar a identificar estos hallazgos, aunque se
corre el riesgo de agravar el cuadro clínico del paciente.
Inestabilidad cervical
a
b
L7
FIGURA 4.13. Proyección lateral (a) y ventrodorsal (b) de la zona lumbosacra de la columna de un perro con sacralización de la L7. En la proyección lateral la L7 aparece
acortada. En la proyección ventrodorsal se observa una fusión del margen izquierdo de la L7 con el sacro (flechas blancas), mientras que en el lado derecho la L7
mantiene una apófisis transversa (flecha negra).
a
También recibe los nombres de síndrome de Wobbler,
espondilopatía cervical, espondilomielopatía cervical
caudal o malarticulación vertebral cervical. Afecta a
razas de tamaño grande o gigante, especialmente
Gran Danés y Doberman, y también se ha descrito en
el Basset Hound. Los animales afectados presentan
incoordinación progresiva en las extremidades posteriores y, en ocasiones, de las anteriores. El cuadro generalmente aparece entre los 3 y 10 meses de edad,
aunque también puede aparecer a una edad más
avanzada, especialmente en la raza Doberman.
Se han descrito diversas alteraciones vertebrales
asociadas con este síndrome. Las vértebras que aparecen afectadas con mayor frecuencia son C5, C6 y
C7, aunque también puede aparecer en C2, C3 y C4.
Los signos radiológicos que se pueden observar son:
■■ Alteración en la forma de la vértebra o vértebras
afectadas.
■■ Estrechamiento de la parte craneal de la vértebra o
vértebras afectadas, lo que le confiere al canal vertebral un aspecto de “embudo” o triangular.
■■ Las apófisis articulares craneales pueden aparecer
deformadas o estar ausentes.
■■ Si hay subluxación (fig. 4.16), las imágenes laterales obtenidas con el cuello flexionado muestran el
b
FIGURA 4.14. Proyección ventrodorsal de la columna toracolumbar de un perro con T13
transicional. Esta vértebra presenta una apófisis transversa derecha alargada (flecha
blanca) y se observa un vestigio de costilla en abdomen craneal izquierdo (flecha negra).
FIGURA 4.15. Imagen ampliada de la columna cervical en proyección lateral de un perro
de raza Yorkshire Terrier sin anomalías vertebrales (a) y de un perro de la misma raza
con subluxación atlantoaxial (b).
175
4
ATLAS DE INTERPRETACIÓN RADIOLÓGICA
Columna
en pequeños animales
Anatomía radiográfica
normal de la
columna lumbosacra
http://goo.gl/KC640
■■
■■
■■
■■
extremo craneal de la vértebra afectada protruyendo dorsalmente hacia el canal vertebral. Se ha de
tener en cuenta que al flexionar el cuello siempre se
produce un cierto grado de elevación del extremo
craneal de las vértebras, que no se debe confundir
con una subluxación patológica.
El espacio intervertebral craneal a la vértebra afectada puede estar ensanchado y los discos afectados
pueden estar mineralizados.
Puede haber formación de crecimientos óseos y esclerosis de los extremos de los cuerpos vertebrales.
La mielografía puede mostrar una compresión medular. No se debe confundir con la imagen normal
obtenida con el cuello flexionado, en la que se observa un cierto grado de elevación de la columna de
contraste en las zonas situadas sobre los espacios
intervertebrales.
Una compresión ventral indica prolapso del disco o
hipertrofia del ligamento longitudinal dorsal, mientras que una compresión dorsal indica hipertrofia
del ligamento amarillo.
En ocasiones la realización de radiografías en
flexión, en extensión o con tracción del cuello permite evidenciar subluxaciones no detectadas en una
posición neutra. A estas lesiones se las denomina
dinámicas. Las lesiones adinámicas no presentan diferencias respecto a la imagen obtenida en posición
neutra. Los movimientos del cuello se deben realizar
con cuidado para no empeorar el estado clínico del
animal.
Inestabilidad lumbosacra
También recibe los nombres de estenosis lumbosacra, malarticulación lumbosacra o síndrome de cauda
equina. Se caracteriza por la existencia de un estrechamiento del canal vertebral o de los agujeros intervertebrales que causa compresión de los nervios que
componen la cauda equina. Puede tener un origen
congénito o adquirido, y generalmente afecta a perros
de razas grandes, especialmente al Pastor Alemán.
También puede aparecer en gatos.
176
Anatomía radiográfica
normal de la
columna coccígea
http://goo.gl/QgZy9
Los hallazgos radiográficos que se observan con
mayor frecuencia asociados a esta anomalía son de
tipo degenerativo: espondilosis deformante y esclerosis del extremo caudal de la L7 y craneal del sacro
(fig. 4.17). En ocasiones se puede observar disminución del espacio intervertebral L7-S1, disminución del
diámetro dorsoventral del canal vertebral a nivel de la
L7 o del sacro y/o desplazamiento ventral del sacro en
relación a la posición de la L7 (fig. 4.18). Este último
hallazgo puede ser fijo o inconstante, pudiendo aparecer solo, o acentuarse al realizar la radiografía en hiperflexión o hiperextensión.
No existe una correlación directa entre los signos
clínicos y los hallazgos radiológicos. De hecho, algunos
pacientes con sintomatología presentan una imagen
normal de la unión lumbosacra en las radiografías simples, mientras que muchos pacientes con evidencia
radiográfica de espondilosis L7-S1 no presentan signos
clínicos. La mielografía o la epidurografía pueden contribuir al diagnóstico, aunque la resonancia magnética
es la técnica más adecuada para la evaluación de esta
enfermedad (fig. 4.19).
Enfermedad degenerativa
del disco intervertebral
Cada disco está compuesto por un anillo fibroso y un
núcleo pulposo. Este último está compuesto por material gelatinoso homogéneo. El anillo fibroso es mucho
más grueso en su parte ventral que en la dorsal (por
ello las protrusiones ventrales son raras, y en cualquier
caso no afectarían a la médula). Los discos se encuentran cubiertos por el ligamento longitudinal dorsal, que
recorre el suelo del canal medular. Este ligamento aparece reforzado por otros ligamentos en la zona comprendida entre la T1 y la T10, por lo que es raro que se
produzca una hernia de disco en esta zona.
La proyección más adecuada para examinar los espacios intervertebrales (EIV) es la lateral. Se deben colocar almohadillas radiotransparentes bajo la columna
cervical y la columna lumbar, para intentar así que la
FIGURA 4.16.
C6
Proyección lateral
de la columna
cervical de un perro
de raza Gran Danés
con síndrome
de Wobbler.
La vértebra C6
aparece subluxada,
lo que provoca
un marcado
estrechamiento del
canal vertebral a
ese nivel.
FIGURA 4.17. Proyección lateral de la zona lumbosacra de la columna de un perro con
FIGURA 4.18. Proyección lateral de la zona lumbosacra de la columna
espondilosis deformante L7-S1 y esclerosis del extremo caudal de la L7 y craneal del
sacro. Estos hallazgos de tipo degenerativo son indicativos de inestabilidad lumbosacra.
de un perro con desplazamiento ventral del sacro respecto a la L7,
disminución del espacio intervertebral L7-S1 y espondilosis deformante
L7-S1. Estos hallazgos son indicativos de inestabilidad lumbosacra.
FIGURA 4.19. Imagen de resonancia
magnética en plano sagital y transversal
del disco L7-S1 en un perro con
inestabilidad lumbosacra. Las imágenes
muestran cambios degenerativos
y protrusión del disco, que causa
compresión de la cauda equina.
177
4
ATLAS DE INTERPRETACIÓN RADIOLÓGICA
Columna
en pequeños animales
columna presente un recorrido paralelo (y no curvado)
respecto al chasis. La oblicuidad de los rayos X periféricos del haz hace necesario centrar adecuadamente
los EIV en los que se sospecha que puede aparecer
la lesión (fig. 4.20). Sólo se podrán evaluar adecuadamente en cada radiografía el EIV centrado y los espacios inmediatamente craneal y caudal a él. Si la zona
que vamos a examinar es más amplia, se deben realizar varias radiografías cambiando el punto donde se
centra la imagen.
Los EIV en la unión cervicotorácica y en la unión
lumbosacra son ligeramente más estrechos que los
restantes. El EIV situado entre T10 y T11 también puede ser un poco más estrecho en condiciones normales. Si no se colocan almohadillas radiotransparentes
bajo la columna cervical o la lumbar, la anchura de los
EIV puede aparecer falsamente disminuida, debido a
la curvatura de la columna.
La degeneración del disco es un fenómeno relacionado con la edad. Los problemas se producen cuando el
proceso de degeneración tiene lugar más rápido de lo
normal. Se distinguen dos tipos de degeneración:
■■ Hansen tipo I: se observa generalmente en razas
condrodistróficas, en las que es frecuente que se
produzca una degeneración del núcleo pulposo a
edades tempranas (muchos animales presentan
discos mineralizados, sin significación clínica). Con
el tiempo se degenera también el anillo fibroso, lo
que puede provocar la rotura del mismo y posterior
salida del núcleo hacia el canal vertebral, lo que se
denomina extrusión de material discal.
■■ Hansen tipo II: más común en razas no condrodistróficas, en las que los cambios degenerativos se
producen más lentamente, y raramente provocan
mineralización. Se suele producir una protrusión
del disco (sin rotura del anillo), que se desplaza en
mayor o menor medida hacia el canal vertebral, pudiendo provocar diferentes grados de compresión
medular.
En los casos de extrusión tipo I los signos clínicos
aparecen de forma aguda, con dolor, déficit neurológico y parálisis. En los casos de protrusión tipo II el
cuadro clínico es menos dramático, y suele cursar con
un cuadro progresivo de ataxia y déficit neurológico.
Los signos radiológicos que pueden aparecer en la enfermedad degenerativa del disco intervetebral son:
■■ Mineralización del disco (más frecuente en razas
condrodistróficas). Este hallazgo en sí no es diagnóstico de prolapso del disco, pero sí indica degeneración del mismo (fig. 4.21).
■■ Estrechamiento del EIV afectado (fig. 4.22).
■■ Visualización de material discal mineralizado en el canal vertebral (fig. 4.23). En ocasiones también es posible identificar material discal no mineralizado cuando
éste se sitúa en la zona del agujero intervertebral.
■■ Aparición de un patrón de lesión extradural ventral
o ventrolateral en la mielografía.
Los signos radiológicos se deben correlacionar
siempre con la sintomatología clínica, aunque el hallazgo de compresión medular en la mielografía es siempre significativo. Una protrusión aguda del disco puede
acompañarse de una imagen normal en radiografías
simples. Las lesiones antiguas pueden no tener significación clínica, pudiendo acompañarse de esclerosis
en los extremos de los cuerpos vertebrales adyacentes
y espondilosis deformante (fig. 4.24).
Otras alteraciones
de la columna
Escoliosis, cifosis y lordosis
La escoliosis se define como una curvatura anormal de
la columna vertebral en sentido lateral, por lo que se visualiza mejor en la proyección ventrodorsal (fig. 4.25).
La cifosis se define como una curvatura anormal de la
columna en sentido dorsal (fig. 4.26), mientras que la
lordosis se produce en sentido ventral (fig. 4.27), por lo
que se visualizan mejor en la proyección lateral.
Estas alteraciones pueden ser congénitas, idiopáticas o
pueden aparecer asociadas a otras alteraciones que afecten a la columna. No suelen tener significación clínica.
Espondilosis deformante
Se trata de una alteración de tipo degenerativo, que se
caracteriza por el desarrollo de crecimientos óseos en
la zona ventral de los extremos craneal y/o caudal de
los cuerpos vertebrales (fig. 4.28). Estas formaciones
tienden a aumentar de tamaño e incluso a unirse con
las de las vértebras adyacentes, formando verdaderos
puentes óseos (fig. 4.29). También pueden crecer en
FIGURA 4.21. Proyección
lateral de la columna
cervical de un perro
con mineralización del
disco intervertebral
C5-C6 (flecha). La
mineralización es un
hallazgo indicativo de
degeneración discal.
FIGURA 4.20. Representación de la
dirección de entrada de los rayos X a
través de los espacios intervertebrales.
Puesto que el haz de rayos X es
divergente, sólo los rayos centrales del
haz entran alineados con el espacio
intervertebral centrado en la radiografía.
La dirección de entrada de los rayos X en
otros espacios intervertebrales será tanto
más oblicua cuanto más alejados estén
los espacios del centro del haz.
178
FIGURA 4.22.
Proyección lateral de
la columna lumbar
de un perro con
estrechamiento del
espacio intervertebral
L5-L6 (flecha)
indicativo de
enfermedad discal.
179
4
ATLAS DE INTERPRETACIÓN RADIOLÓGICA
el aspecto lateral de los extremos de las vértebras, pero
es menos frecuente (fig. 4.30).
No suele producir signos clínicos, aunque de forma
excepcional los sobrecrecimientos laterales pueden
llegar a comprimir raíces nerviosas en su salida a través del agujero intervertebral.
Puede llegar a afectar a segmentos amplios de la
columna, especialmente en el Boxer. En esta raza se
pueden observar sobrecrecimientos de gran tamaño
incluso a edades muy tempranas (fig. 4.31).
Osificación dural
Se caracteriza por la formación de placas calcificadas
en la duramadre, que pueden ser visibles o no en la radiografía simple. Cuando se visualizan, aparecen como
finas líneas de densidad mineral que discurren paralelas al suelo del canal medular (fig. 4.32). No suele
presentar significación clínica.
Espondiloartrosis
(enfermedad articular
degenerativa)
Tiene lugar a nivel de las articulaciones intervertebrales.
Generalmente se observa deformación de las carillas
4
Columna
en pequeños animales
articulares por formación de osteofitos (fig. 4.33). Se
observa con mayor frecuencia en la región lumbar y,
ocasionalmente, en la cervical.
Inflamación e infección
La inflamación de las vértebras se denomina espondilitis, que puede ir acompañada o no de infección. Generalmente provoca la aparición de sobrecrecimiento
óseo en la zona ventral del cuerpo de la vértebra o
vértebras afectadas (fig. 4.34). Es importante recordar
que el margen ventral de la L3 y la L4 puede aparecer
escasamente definido por superposición de los pilares diafragmáticos, lo que no se debe confundir con
espondilitis.
La infección de la vértebra recibe los nombres de
osteomielitis vertebral o espondilopiosis. Se caracteriza
por la aparición de una lesión agresiva que puede afectar a una o a varias vértebras, con componente osteolítico y osteoproliferativo (fig. 4.35). La infección se puede
extender al canal medular causando meningitis y mielitis. En muchos casos se relaciona con la penetración
de cuerpos extraños (p. ej.: espigas), aunque también
se puede asociar a heridas penetrantes o a infecciones
por vía hematógena.
FIGURA 4.24. Imagen ampliada de la columna lumbar en proyección lateral de un perro con estrechamiento
del espacio intervertebral L2-L3, esclerosis del margen caudal de L2 y craneal de L3 y espondilosis deformante
L2-L3. La esclerosis y la espondilosis sugieren una posible lesión discal antigua.
FIGURA 4.25. Proyección ventrodorsal
FIGURA 4.26. Proyección lateral de la columna torácica de un perro con cifosis (desviación de la columna en
sentido dorsal). Es habitual que aparezca asociada a deformaciones vertebrales múltiples.
de la columna torácica de un perro con
escoliosis (desviación de la columna en
sentido lateral). Es habitual que aparezca
asociada a deformaciones vertebrales
múltiples.
FIGURA 4.27. Proyección lateral de la
FIGURA 4.23. Imagen ampliada de la columna lumbar de un perro en proyección lateral en la que se observa material discal mineralizado inmediatamente dorsal
al espacio intervertebral L2-L3 (flecha blanca), así como en las zonas ventrales de los espacios L2-L3 y L3-L4 (flechas negras).
180
columna torácica de un perro con
lordosis (desviación de la columna en
sentido ventral). Es habitual que aparezca
asociada a deformaciones vertebrales
múltiples.
181
ATLAS DE INTERPRETACIÓN RADIOLÓGICA
Columna
en pequeños animales
FIGURA 4.31. Proyección
lateral de la columna
lumbar de un perro
Boxer con marcada
espondilosis deformante
en todas las vértebras
lumbares.
FIGURA 4.28. Proyección lateral de la columna toracolumbar de un perro con espondilosis deformante leve en T13-L1, L1-L2 y L2-L3.
FIGURA 4.32. Imagen ampliada de la columna cervical en proyección lateral
FIGURA 4.33. Imagen ampliada de la columna lumbar en proyección lateral de
de un perro con osificación dural (flechas).
un perro con espondiloartrosis. Las carillas articulares aparecen deformadas,
con presencia de osteofitos de gran tamaño en L2-L3 y L5-L6 (flechas blancas).
Los cuerpos vertebrales presentan espondilosis deformante (flechas negras).
FIGURA 4.34. Imagen ampliada de la columna lumbar en proyección lateral
FIGURA 4.35. Imagen ampliada de la columna torácica de un perro con
de un perro con espondilitis en L2 y L3. El sobrecrecimiento regular del
margen ventral de ambas vértebras (flechas) es indicativo de inflamación
de los cuerpos vertebrales. Además, el espacio intervertebral L2-L3 aparece
disminuido y con signos iniciales de osteólisis del margen caudal de la L2 y
craneal de la L3, lo que sugiere una infección discal en fase inicial.
espondilopiosis (osteomielitis vertebral). El sobrecrecimiento irregular del
margen ventral de las vértebras afectadas (flechas) es indicativo de infección
vertebral.
FIGURA 4.29. Proyección lateral de la columna toracolumbar de un perro con marcada espondilosis deformante en todas las vértebras torácicas y lumbares.
Anatomía radiográfica
normal de la
columna toracolumbar
http://goo.gl/GzDeC
Anatomía radiográfica
normal de la
columna lumbar
http://goo.gl/zX66d
FIGURA 4.30. Imagen ampliada de la columna lumbar en
proyección ventrodorsal de un perro con espondilosis deformante
lateral en L5-L6, L6-L7 y L7-S1 (flechas).
182
183
4
ATLAS DE INTERPRETACIÓN RADIOLÓGICA
Columna
en pequeños animales
Anatomía radiográfica
normal de la
columna lumbosacra
http://goo.gl/KC640
Se emplea el término discoespondilitis cuando un proceso infeccioso afecta al disco intervertebral y a los
extremos de los cuerpos vertebrales adyacentes. La
infección puede llegar a extenderse a las meninges y a
la médula. La imagen radiológica varía en función del
momento en el que se realiza el diagnóstico (fig. 4.36):
■■ En fases iniciales se observa osteólisis e irregularidad en los extremos de los cuerpos vertebrales
adyacentes al disco o discos afectados, causando un ensanchamiento del espacio intervertebral
(fig. 4.37).
■■ Se forman crecimientos óseos en el aspecto ventral
y lateral de las vértebras afectadas, lo que se asemeja a una espondilosis deformante, pero si son secundarios a una discoespondilitis suelen presentar
mayor extensión y un aspecto más agresivo.
■■ Con el tiempo se produce hueso en las zonas
donde se había destruido, con el consecuente estrechamiento del espacio intervertebral, e incluso
se puede llegar a producir fusión de los cuerpos
vertebrales (fig. 4.38). Se observa esclerosis en
los extremos de los cuerpos vertebrales afectados y los crecimientos ventrales adquieren una
imagen más definida y regular (similar a la de la
espondilosis).
Fracturas y luxaciones
Generalmente se producen por traumatismos, aunque
también pueden aparecer de forma secundaria a otras
lesiones (fracturas patológicas). La facilidad de identificación radiográfica de una fractura de vértebra/s depende del grado de desplazamiento de los fragmentos
(fig. 4.39). Las fracturas por compresión producen una
imagen de aparente acortamiento del cuerpo vertebral.
Se deben obtener radiografías en dos proyecciones (lateral y ventrodorsal), manejando al paciente con sumo
cuidado para evitar agravar un posible daño medular.
Se ha de tener en cuenta que, durante el periodo de
recuperación, el callo óseo puede llegar a producir una
compresión medular.
Las fracturas de las apófisis espinosas o transversas
no suelen tener significación clínica (fig. 4.40).
184
Las luxaciones completas son fácilmente identificables en las radiografías simples. La facilidad para
identificar una subluxación de vértebras dependerá
del grado de desplazamiento de las vértebras afectadas (fig. 4.41). En condiciones normales, el cuerpo de
la L4 puede presentar una posición ligeramente ventral
al de la L3, lo que no se debe confundir con una subluxación patológica.
Tanto en las fracturas como en las luxaciones de
columna, un desplazamiento vertebral de más de 2/3
del diámetro del canal vertebral se considera un signo
indicativo de sección medular (fig. 4.42).
Neoplasia
La aparición de neoplasias en las vértebras es relativamente poco frecuente. Los tumores que habitualmente
afectan a las vértebras son los osteosarcomas, los condrosarcomas y las metástasis de tumores primarios de
otro origen. Las neoplasias que se localizan en las vértebras suelen ser más destructivas que proliferativas
(fig. 4.43). Se pueden producir fracturas patológicas
asociadas.
La columna es un lugar de predilección para los
mielomas, cuyo patrón radiológico se caracteriza por
la aparición de numerosas áreas osteolíticas circulares
de pequeño tamaño en huesos largos y columna. El
linfoma óseo puede presentar también un patrón multicéntrico, con lesiones predominantemente osteolíticas.
Las metástasis suelen aparecer como lesiones óseas
agresivas localizadas en la columna y en otros huesos.
Las metástasis óseas de algunos tumores pelvianos,
especialmente del carcinoma de próstata, presentan
una imagen particular, ya que afectan a los huesos circundantes (últimas vértebras lumbares, sacro y pelvis)
produciendo lesiones fundamentalmente proliferativas
(fig. 4.44). En ocasiones se detectan antes estas lesiones que el tumor primario.
a
b
c
FIGURA 4.36. Imágenes de la zona lumbosacra de la columna en proyección lateral de un perro joven con discoespondilitis en fase inicial (a), intermedia (b) y
avanzada o crónica (c).
FIGURA 4.37. Imagen ampliada de la columna lumbar en
proyección lateral de un perro con discoespondilitis en
L2-L3 en fase inicial.
FIGURA 4.38. Imagen ampliada de la columna torácica en
proyección lateral de un perro con discoespondilitis en fase
avanzada o crónica, al que se le ha realizado una mielografía
cisternal. Las vértebras afectadas aparecen fusionadas, con
sobrecrecimientos ventrales de márgenes regulares. La lesión
provoca una parada de las columnas de contraste (flecha) en
situación craneal a la lesión.
Hipervitaminosis A
Suele afectar a gatos de 2 a 4 años de edad que ingieren
cantidades excesivas de hígado. Su aparición es mucho
menos frecuente en perros. El exceso de vitamina A produce crecimiento de hueso subperióstico. En animales
jóvenes se produce un crecimiento longitudinal asimétrico de los huesos largos. En los adultos se desarrollan
exóstosis óseas, fundamentalmente en la columna
185
4
ATLAS DE INTERPRETACIÓN RADIOLÓGICA
Columna
en pequeños animales
FIGURA 4.41. Imagen ampliada de la columna lumbar en proyección lateral de
FIGURA 4.42. Imagen ampliada de la columna lumbar en proyección lateral de un
un perro con subluxación L1-L2.
perro con fractura conminuta de la L6. El desplazamiento de la L6 supera 2/3 del
diámetro del canal vertebral, lo que se considera indicativo de sección medular.
a
b
FIGURA 4.43. Imagen ampliada de la columna lumbar en proyección lateral de un perro con un osteosarcoma en la L2. El tumor aparece como una lesión
osteolítica geográfica en la radiografía simple (a). En la mielografía (b) presenta un patrón extradural.
FIGURA 4.39. Imágenes de diversas fracturas de vértebras.
P
FIGURA 4.44. Proyección lateral
FIGURA 4.40. Imagen
ampliada de la
columna cervical en
proyección lateral de
un perro con fractura
de una apófisis
transversa del axis
(flecha).
186
del abdomen de un perro con
carcinoma de próstata (P). La L6
presenta un sobrecrecimiento
irregular de su margen ventral
que se corresponde con
metástasis del tumor prostático.
También se observa espondilosis
en L6-L7 y L7-S1.
187
4
ATLAS DE INTERPRETACIÓN RADIOLÓGICA
en pequeños animales
Casos de
autoevaluación
http://goo.gl/Wd7pA
cervical y torácica, en las costillas y alrededor de las
articulaciones de las extremidades, llegando a producir
anquilosis de estas articulaciones y de las vértebras.
La mucopolisacaridosis puede producir lesiones
similares en las vértebras. Se debe a una alteración
en el catabolismo de los mucopolisacáridos asociada
a la deficiencia de una enzima. Se ha descrito en gato
Siamés y perros de raza Teckel.
Exóstosis cartilaginosas múltiples
Se trata de una anomalía poco frecuente, que se caracteriza por la aparición de lesiones osteoproliferativas
benignas en las metáfisis de huesos largos, costillas y
vértebras de perros jóvenes (fig. 4.45). El crecimiento
de las lesiones generalmente cesa cuando se completa la madurez esquelética del animal. No suele tener
significación clínica, a no ser que las lesiones lleguen a
invadir el canal vertebral o los agujeros intervertebrales
provocando compresión medular o de raíces nerviosas.
Excepcionalmente se ha descrito una evolución tardía
de las lesiones hacia osteosarcoma o condrosarcoma.
FIGURA 4.45. Imágenes ampliadas
de la columna lumbar en proyección
lateral de un perro joven con exóstosis
cartilaginosas múltiples, que aparecen
como lesiones osteoproliferativas benignas
en las vértebras (flechas).
188
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